FRIA NAS PARANA AAA ERAN A pon CS Ad CACA OO Y Sí AA y 4 A ni AA O Loli: Nas AE AAA MONO NINA EA Y A AA AAN ARA Ae A OTAN Mea A AJOS AROS AGS CY y + A Mn SA A xy O MITA Caca Se Ms UNI E AGS REN EN NS o EA al en PA A PENA re! AE E Pis Ad di REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS UNIVERSIDAD DE LA HABANA REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS VOLUMEN II AS: LIBRARY NEW YORK DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN. REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITE DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VALDES RODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN- DRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS y FRANCISCO HENARES, 1 A ME Sip IMPRENTA "AVISADOR COMERCIAL? 30, AMARGURA 30 1906 INDICE DE LAS MATERIAS DEL TERCER VOLUMEN NUMEROS 17 JUETO. Páginas Curso de Psicología. (Lección 13%) .....ooooocconncoomo.. Dr. Enrique J. Varona. 1 AMQUIeChura callan co onacncccenociacano cananoeiacno caian Dr. Antonio Espinal. 13 La enseñanza de la agricultura en las Escuelas Públi- ) Prajenor Jusé Cadenda. 18 cas (con seis grabados)........ cooooosooo.. A OE Estática gráfica. Lecciones elementales (con treinta ) POR HO Sandooót 94 CINCO STADAdOS) citant escaneo sa rra aces ICO DIOR TALA cose osease asco caes DY a Borrero Echeverría. 59 ARI RATA ocio cotarro A dla casaca res 183 12 1. Discurso en la distribución de premios del Colegio? «María Luisa Dolz» (1905).—Visita á la Escuela A E Correccional «La do París, é Instituto de pos ia de Reforma «Am Urbam», Berlín (1906) ................. 2. Guide practique de l'expert-chimiste en denteés alimentaires; por M.G. Pellerin, + Dr. Gerardo Fernández Abren. 78 Mielze ye O nas eos ) 3. Abregée de Grammaire Comparée des langues> DA Pa Ms Dihigo: 80 indo-européennes; par K. Brugmann, París, 1905: f MECA A ea seacoaacaao aos OPA a E apUSEaÓs 84 Unyersidadde Barraca aasiocaeas oie seo dico Naron do iodo ets 84 LO A A AA A A A A 84 INSUCatoOCcanOSTAÍCO rr scond conto Sanos ceca de ana esa 85 Museo de MMuniCH dsd l acond ds eones vo aio caos ress aitor iaasa 85 FAA o E IS AO 85 PO SA A A SI 85 Los hombres pigMeos.... .c.cooos.ooronoos+ss EA ACC SOS EA OTE LOocongde 86 E A A A 87 Conterencias'en la Escuela ¡de Ver ADO. imnaodotasaescdisn cacao tease 87 EA A E Md NUMERO 2, . SEPTIEMBRE. A IS l Srita. María de los Angeles Landa. 89 tudio de la moralidad........ Sbododiosándd Reparos etimológicos al Diccionario pe la a) Española. Voces derivadas del griego (conti- + Dr. Juan M. Dihigo. 108 A O ES e Psiquiatría y Pedagogía. Las inteligencias anómalas y dra Melia 184 y el problema de su educación.. .... coomcocorooonnnoss ) La telegrafía sin hilcs (con tres grabados).........oo.... Sr. José María Cuervo. 149 VI INDICE Páginas Determinación de plantas cubanas (Fanerógamas)..Dr. Manuel Gómez dela Maza IBLIOGRAF ÍA 0000000 sorvanios enero eos Introductiona41'éutde comparative deslangues indo-européennes, por A. Meillet, París, y Dr. Juan Francisco de Albear MISQEDA NDA einen a caoees ados pee lolas een nasa eee el Meios Frase laudatorlia....ooococorcocoronconanconcor soncon ono reo rec ca rca ccoo DOGUnd De la Universidad de Atenas. ...ococccnocncocoonnnrononocacnonacnnannos CU ObODOGOndaS Décimo cuarto Congreso Internacional de OrientalistaS mooocccononooo oorroonmonenos La educación en el antiguo OritMbO..cccono oo ooomcoo eoreroo emmanan no enemer cnn El estudio de la BiologÍa.....occooornoocononnnencnononarancnnonennnns monnnno aonnnano encon NOTICIAS OFICIALES ...o.... ooccorocccoracccnncconanronanncncnnnno carroceria Toma de posesión y ClSB.cocccnoconnnnnoncoconononanennorenonenos anonoo corenes Lobo qCon (al Sobre premios Ordinarios -... coccoocenenoconenonononronannnnanrencnncnnennnnn errcorenennnes Miulos Sin electos iodo cepo eilas enanitos alesana slats ale oleo et OP adoneO sq buodado Prórroga de un requisito de ingresO...ococcconcnnoneniononeconnonnonsnnconnoncnnnns Jo5oc Los títulos de AgrimensoT....coocccnenoneccnóninn 0 rennrrcnnnnnccnnnenoncnanancannncnns Plaza de Ayudante....oocoocencnonrononnccnoncconoronncnncnrenacannananns oossonnarccnacanannnns Incompatibilidad de asignaburas.....oooomcrenenncconcarenanananss NOTO OU ceo Rnc coda Necesidad. del Bachillerato...o. c.oroceccno cos Denseoccinocaos acens ae a oleadas esa ielaeles Ley sobre CatedráticoS ....cooomoonoccnnconenenno connenonas men mennnnar onpenorannnonancnnos Grados de la Facultad de Letras y Ciencias ....oomoommmmm»”o.... Po... roanosasassssooo.o NUMERO 3, NOVIEMBRE. Consideraciones histórico-críticas sobre la e E E ¡Dr. Manuel Valdés Rodríguez enseñanza superior en Cuba... -...-- A propósito de la nueva intervención americaMa....oo.o o... Sr. William Taft. La declinatoria y sus aplicaciones (con diez y ' Dr. Alejandro Ru, . OTADA LOS) haecsiosóos ion iaa AS a Up. Cadalso. Cinca IO O O A A Dr. Carlos Theye Reparos etimológicos al Diccionario de la Academia Es- A o : : E Dr. Juan M. Dihigo. pañola. Vocesderivadas del griego (continuación). El Idolo de la «Gran Tierra de Maya» (con dos grabados)..Dr. Luis Montané. Curso de resistencia de materlales.......ooconoccioncnonin... Prof. Aurelio Sandoval La moral positivista y la moral evolucionista Alocución en una Asamblea de médicos. ...... Dr. Esteban Borrero Echeverría BIBLTOGRARLA taa aa aa 1. Encyklopádisches Handbuch der Pedagogik (Manual enciclopédico de Pedagogía); publi- cado por W. Rein. Langenzalza, 2? edición A A (Hermann Berger « Sóhne), 1903-1906 pas Dr. Enrique José Varona. rn .orss 159 173 173 Liz! DW 177 da, 178 178 181 181 151 181 181 181 181 181 181 182 183 INDICE VII Páginas 2. Biografías americanas; por Enrique Piñeyro, Pa- de E 8 ;P 1 die irá , Dr. Juan M. Dihigo. 355 A A O APO a 7d Os, 1006, Ha ocacion, JE: José Cadenas. 350 4. Leslimites de la Biologie; por J. Grasset, París, 1906.. Dr. Arístides Mestre. 357 MIA tooo rre ves todas dina (avs seo nea auodareio osos sedas 361 AER EE Ea acts pode adn dos daono ear Sado poyoca loo ac ono bae 361 Conferencias diversas.........omom.o.oo .ooooo O Rotados MESPa RE aea 361 Canje de la Revista........ AO Tela ao a ES Uso aaa No does 363 INOMICTASORICLADES oran adn o opos caen enano oa e asis 364 Macaudadanta cubana y la Universidad: ..o. cuederonacno coraornardo cen tenaera nión) apar 364 Regreso al puesto -........... O ASEO oO oE aos eee sono elas reales oo 364 Vot. 11. UNIVERSIDAD DE LA HABANA. Num. 1. REVISTA DESEA FACULTAD DE LETRAS y CIENCIAS DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN. REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITE DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VALDES RODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN- DRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS y FRANCISCO HENARES, JUBIO: DE 1900 SUMARIO: Curso De PsicoLocía. Lección 137 +... . +. Dr. Enrique José Varona. — ARQUITECTURA ITALIANA ¿0 DO Antonio Espinal. —La ENSEÑANZA DE LA AGRICULTURA EN LAS ESCUELAS PÚBLICAS (con seis grabados) ==... - 0.22. 2 to... - — ESTÁTICA GRÁFICA. LECCIONES ELEMENTALES (con treinta y cinco grabados) .. - fia lr Se AO TOBLOGRAFIA Ns rs e e a ER ies E —BIBLIOGRAFÍA.—Discurso en la distribución de premios del Colegio «María Luisa Dolz» (1905).—Visita á la Escuela Correccional «La Roquette », Paris, é Instituto de Reforma «Am Urbam», Berlín (1906) - - +... +... . o... —Guide pratique de l'expert-chimiste en denrées alimentaires; par M. G. Pellerin, Melzeville, 1906... . . .. +... - + —Abregée de Grammaire Comparée des langues indo-euro- péennes; par K. Brugmann, París, 1905... +. 20. 2. 1. —MiISCELÁNEA.—Universidad de París. —Congreso de Socio- logía. — Instituto Oceanográfico. — Museo de Munich. — Geología del Africa. — El entomólogo Saussure. — Los hombres pigmeos. —Norticras OrICIALESs.—Conferencias en la Escuela de Vera- no.—Tribunales de Exámenes. Profesor José Cadenas. Profesor Aurelio Sandoval. Dr. Esteban Borrero Echeverria. Dr. Ramón Meza. Dr. Gerardo Fernández Abreu. Dr. Juan M. Dihigo. a Y -——— IMPRENTA ”AVISADOR COMERCIAL?” 30, AMARGURA 30 HABANA ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS. Decano: Dr. Evelio Rodríguez Lendián, Secretario: Dr. Juan Miguel Díhigo. 1. ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA. Lengua y Literatura Latinas (3 cursos)... ... Profesor Dr. Adolfo Aragón. Lengua y Literatura Griegas (3 cursos). +. +. - dA Dr. Juan F. de Albear. Lingúística (1 CULSO) +++ +... .ommmo+scos md z DE qUia US ADicO Filología (1 curso ).. Sta, : oria de la Vfobatora Es Añela T CUrso) , a qna E a 7 Dr. Guillermo Domínguez Historia de las literaturas modernas ida mibras 3 Roldán. (2 cursos) - A Historia de Ambñda G curso) ne da Dr. Evelio Rodríguez Len- Historia moderna del resto del O] 2 cursos) / dián. Esicolooía MIGUES O) e Filosofía Moral (1 curso). mn da Dr. Enrique José Varona. Sociología (1 curso). Las conferencias semanales sobre Historia de la Filosofía y Literatura están á cargo de los Profesores Auxiliares Dres. Sergio Cuevas Zequeira y Ezequiel García Enseñat, respectivamente. 2. ESCUELA DE CIENCIAS. Análisis matemático (2 cursos)... ... ... . Profesor Sr. José R. Villalón. Tneonometra (Buren ii as Geometría superior y analítica (1 curso). $ Dr. Claudio Mimó. Geometría descriptiva (1 curso). Mecánica racional (1 curso)... Astronomía (1 curso) A Sr. Juan Orús. Cosmología (1 curso) OS Física: Termología y Acústica (1 curso). E Dr. Nicasio Silverio (Auxiliar) Física: Optica y Electrología (1 curso). Mecánica (1 curso) Química inorgánica (1 curso). Química orgánica (1 curso). Análisis químico (1 curso), E Dr. Plácido Biosca. ii Dr. Antonio Rosell. * ss Dr. G. Fernández Abreu. * — — ¡NTUTrOpologÍa (ECU) o A AS os Dr, Luis Montané. JOA BESO) arta oa o E ON Al , Zoología de invertebrados (1 curso) ES Dr. Carlos de la Torre. Zoología de vertebrados (1 curso) po ARA IOTANICA (SRUESOS) po op NS 5 Dr. Manuel Gómez de la Maza Mineralogía y Cristalografía (1 curso)... ¿ Geología (1 curso). Ml Ss Dr. Santiago d= la Huerta. Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Conservador del Museo de Zoología); Dr. Victorino Trelles (Jefe del Gabinete de Astronomía); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu (Jefe del Laboratorio de Química); y Dr. Jorge Hortsmann (Director del Jardin Botá- nico). Estos diversos servicios tienen sus respectivos ayudanfes.—El “Museo Antro- pológico Montané” tiene por Jefe al Profesor titular de la asignatura. ! * Ambos Profesores Auxiliares interinos sustituyen actualmente al ie Sr, Carlos Theye en uso de licencia. NOV 28 1906 Vol. IIl. ¡UETONDE: 906 Núm. 1 REVISTA aci q 51 44 DE-EÉA > FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS CURSO DE PSICOLOGIA POR EL DR. ENRIQUE JOSÉ VARONA Profesor de Psicología, Filosofía Moral y Sociología. LECCIÓN 13% SENSACIONES CUTÁNEAS Su ÓRGANO. —Llegamos ya á esos sentidos á que se ha dado más especialmente el nombre de intelectuales, porque son los que sumi- nistran un número más crecido de datos representativos á la inteli- gencia, y establecen, de esa manera, un campo mucho más vasto de relaciones entre el objeto y el sujeto, y por consiguiente entre los estados internos del sujeto. Es el primero de todos, en el orden evolutivo, el sentido de la piel, el cual posee un órgano tan importante como el que designa su uombre, y distingue sensaciones primordiales de las más efica- ces, ya para la conservación inmediata del individuo por medio de la sensibilidad, ya para la conservación mediata por medio de la inteligencia. La piel está compuesta de tres capas. La más profunda, que se llama dermis, se extiende sobre el elemento celular y se compone de un tejido bastante compacto. La dermis presenta en la superficie una cantidad mayor ó menor, según los lugares, de pequeñas protube- rancias cilíndricas Ó cónicas que son las papilas sensitivas. Sobre la dermis se extiende la capa mucosa, compuesta de gran número de celdillas miscroscópicas, que llenan exactamente los huecos que de- w ENRIQUE JOSE VARONA jan las papilas sensitivas. La capa más superficial, capa córnea Ó epidermis, está formada por una membrana continua y densa com- puesta también de células soldadas y llenas de una sustancia cór- nea sólida. Los vasos sanguíneos no penetran más que hasta la superficie de la dermis y sus papilas; y de aquí arrancan los nervios centrí- petros que sirven para las sensaciones de la piel. Estos nervios son unos cranianos y otros espinales. Las fibrillas sensitivas que entran en su formación salen aisladas de la dermis y parten unas de las células dermáticas, otras de las papilas. Un gran número de éstas contiene un corpúsculo ovoide ó esférico rodeado en espiral por las fibrillas nerviosas. Estos corpúsculos forman una de las porcio- nes más importantes del aparato receptor de las sensaciones de la, piel, y cambian tanto por su forma, como por su disposición en la superficie del cuerpo. En efecto, los corpúsculos de Pacini difieren de los de Krause, tanto como de los de Meissner y Wagner. No se les encuentra en número igual en todas las regiones de la piel, sino que son mucho más numerosos en los lugares donde su sensibilidad es más delicada, y están más diseminados donde las sensaciones son más obtusas. En la extremidad de los dedos exis- ten en gran abundancia. Meissner ha contado ciento ocho corpúscu- los por línea cuadrada en la yema del índice. CLASIFICACIÓN DE LAS SENSACIONES. —Teniendo en cuenta las co- nexiones del sentido muscular con este de la piel, importa distinguir sus sensaciones especiales de aquellas en que entran á la par ambos sentidos. Aunque la tarea es difícil, puede llegarse á conclusiones bastante ciertas. Las sensaciones cutáneas propiamente dichas son las químicas, las térmicas y las de contacto. Esa sensibilidad especial para las acciones químicas destructi- vas de los tejidos, que encontramos ya en la extremidad de la len- gua, existe en toda la piel, y ciertamente no podemos atribuir aquí ningún papel al elemento muscular. Es una función preventiva de la mayor importancia, y que está confiada exclusivamente al tegu- mento. Afineá ésta, aunque totalmente distinta, esá la sensibilidad á la temperatura. Basta aproximar un cuerpo á la piel, para que distingamos si está caliente, frío ó en un estado intermedio. Esta es otra sensación especial al sentido que ahora estudiamos. Hay casos clínicos que demuestran que se puede perder la sensibilidad CURSO DE PSICOLOGIA 3 térmica, conservándose las otras sensaciones cutáneas. Nos queda una última forma de éstas: las de mero contacto. Cuando un cuer- po toca la piel Ó vice versa, pero sin presión, hay una sensación es- pecial que nos revela dos cosas, el contacto con algo objetivo, y el lugar de nuestra piel en que se verifica. Mucho tiempo he dudado si en esta sensación de contacto, por te- nue que se suponga, no se podría discernir la presencia de alguna li- gera contracción muscular; pero ha venido á inclinarme poderosa- mente á la conclusión de que es una sensación pura, el estudio de los casos anormales que muestran separadas las sensaciones muscn- lares y de contacto. Landry refiere el caso, citado por M. Ribot, de un obrero «cuyos dedos y manos eran insensibles á toda impresión de contacto, de do- lor y de temperatura y había conservado indemne en todas sus par- tes el sentido de la actividad muscular». «Si, haciéndole cerrar los ojos, dice, le colocaba un objeto bastante voluminoso en la mano, se sorprendía de no poderla cerrar; pero sin formarse otra idea que la de un estorbo al movimiento de los dedos. Sin prevenirlo, le até al puño, por medio de un lazo, un peso de un kilógramo; y supuso que le tiraban del brazo.» El único estado de conciencia subsistente, añade M. Ribot, era por tanto el de un esfuerzo en forma de resis- tencia y de tracción. Aunque es mucho menos frecuente encontrar casos de abolición del sentido muscular, con persistencia del de contacto, el mismo Landry cita individuos que habían perdido las sensaciones de peso, de resistencia y de las diversas acciones musculares, pero conser- vaban la sensibilidad cutánea. Estos individuos sienten perfecta- mente el ligero contacto de las barbas de una pluma sobre su piel. Esta experiencia me parece decisiva. Más adelante enumeraré las sensaciones compuestas en que se refuerzan mutuamente los dos sentidos; veamos ahora estas recono- cidas como simples. SENSACIONES QUÍMICAS. —Poco hay que añadir á lo dicho al tratar de la lengua, acerca de las sensaciones químicas; y esto se refiere es- pecialmente á su tono afectivo. Su carácter es siempre doloroso; con mayor intensidad, cuando es mayor la parte periférica afectada. Este caso es notable, porque en él la sensación voluminosa con- tribuye á aumentar la intensidad del dolor, sin distinguirse de un modo especial como tal sensación extensa, 1 ENRIQUE JOSE VARONA SENSACIONES TÉRMICAS. —Cuando tocamos un cuerpo, advertimos su grado de calor. Pero debemos notar que esta apreciación es pu- ramente subjetiva, es decir, independiente de las indicaciones ter- mométricas. Llamamos frío todo objeto que sustrae calor á la piel, y caliente todo objeto que se lo comunica, y como Ja temperatura de nuestra piel fluctúa entre los 30? y los 36? C., resulta que el cero de nuestra sensibilidad para la temperatura está algo elevado. Su TONO AFECTIVO.—Las sensaciones de calor y frío poseen un tono afectivo muy marcado. El frío agudo produce el efecto de una cortadura sobre la parte afectada y causa un dolor parecido al que ocasionaría una violenta lesión local. Pero la sensación general de frío en tado el cuerpo ó en la mayor parte de él es de la clase de las voluminosas. El escalofrío es un buen ejemplo de esa sensación, particularmente desagradable. Debajo de estos grados el frío mo- derado, en un ambiente seco, estimula de un modo agradable la piel y todas las funciones dependientes. Del calor puede decirse lo mismo: en grado intenso llega á ser excesivamente doloroso, sin que se distinga bien de la sensación de frío intenso. Un niño de dos ó tres años dice de un pedazo de hielo que le quema. Pero eonviene notar que, en la sensación de calor, hay casos en que distinguimos la intensidad, del volumen, y casos en que no. Si tomamos un sorbo de una bebida caliente, la sensación es muy intensa, y la distinguimos sin confusión posible de la sensación voluminosa que nos produce la inmersión en un ba- ño caliente. En cambio, si en la misma agua, á la misma tempe- ratura Ó á una temperatura algo menor, introducimos primero un dedo, y luego la mano entera, la segunda vez nos parece el agua más caliente. La sensación voluminosa se ha confundido con la intensa. Pronto se nos presentará ocasión de aplicar estos hechos interesantes. Es claro que sensaciones que tan poderosamente nos afectan, nos han de mover poderosamente, lo mismo en la presentación que en la representación, así que la memoria de ellas influye mucho en nuestras determinaciones. Su PODER DISCRIMINATIVO.—La relatividad de las sensaciones térmicas queda patente en estas observaciones del profesor Berns- tein: «La sensación de calor dura en tanto que el calor es irradiado CURSO DE PSICOLOGIA 5 sobre nuestra piel; pero desde que ésta entra en equilibrio de tem- peratura con el objeto que la toca, la sensación desaparece. Cuando introducimos la mano, cuya piel está de ordinario algo fresca, en un baño á 36? C., experimentamos una sensación de calor en tanto que éste se comunica á la mano; pero mientras más caliente se pone la mano, más disminuye también la sensación de calor. Si intro- ducimos entonces la misma mano en un baño á 30 C. este ba- ño nos parecerá frío al principio, aunque en realidad posee cier- to grado de calor; porque en este caso el calor sigue una mar- cha inversa, pues pasa de la mano al agua. Todavía si nos he- mos refrescado la mano al contacto del aire, el agua á 30? le parece- rá agradablemente tibia. Nuestra piel no puede, por tanto, apreciar el calor sino de una manera relativa. » El eminente iniciador de estos estudios, Ernesto Enrique Weber, ha sometido á exacta medida la capacidad de nuestra piel para dis- tinguir entre sí las diversas temperaturas. Su modo de operar era el siguiente. Se introduce el dedo ó la mano en agua á distintas tem- peraturas y se anota cuáles son las diferencias que somos capaces de apreciar. De esta manera ha hallado Weber que se puede apre- ciar, por medio del dedo, una diferencia de temperatura de 3 de grado Reaumur; sensibilidad mayor que la de los termómetros or- dinarios. En cambio nuestra apreciación de los grados absolutos de temperatura es muy vaga. Sitocamos agua á 19? lo más que podre- mos es fijar una aproximación, y diremos que está entre los 16? y los 209. Nuestra exquisita sensibilidad para apreciar las diferencias suce- sivas de temperatura es casi la misma para todas las que no excedan de la ordinaria de nuestra sangre; pero no existe en el mismo gra- do en todas las regiones de la piel. En aquellas en que el tegu- mento es más delicado la sensibilidad es mayor; por eso la palma de la mano es más sensible que el reverso y los labios y la lengua más que todo el resto del cuerpo. En general la línea media del cuerpo es menos sensible á la temperatura que las partes colocadas á derecha é izquierda. La exploración de estas regiones ha conducido recientemente á fijar ciertas áreas de frío (cold spots) y otras de calor (heat spots) en la piel. Si el punto de contacto de un cuerpo no cae sobre esas regiones no hay sensación térmica. Pero esas áreas se multi- plican y están muy próximas en los lugares de gran sensibilidad térmica. 6 ENRIQUE JOSE VAROÑA Esto parece probar la existencia de aparatos terminales y de fi- brillas nerviosas, especiales para las sensaciones de esta clase. Es fácil demostrar la persistencia de las sensaciones de tempera- tura por lo que se llama generalmente imágenes consecutivas. Apli- quemos un metal frío á la frente 6 á la palma de la mano durante medio minuto, retirémoslo, y la sensación de frío persiste, á pesar de que la temperatura de la piel crece en realidad. La misma expe- riencia puede realizarse con un cuerpo caliente. Esta persistencia de la sensación, en ausencia del estímulo objetivo, nos hace com- prender la gran aptitud de estas sensaciones para ser rememoradas; tanto es así que solamente por su temperatura habitual, podemos distinguir diversos cuerpos, como una piedra de un trozo de madera. SENSACIONES TÁCTILES.—Llegamos á las sensaciones de contacto ó al sentido localizador de la piel como lo han llamado algunos fi- siólogos. ? Desde luego podemos observar que el contacto del aire ambiente, no produce sensación alguna consciente, sino cuando un pequeño desequilibrio le imprime algún ligero movimiento, en cuyo caso sen- timos una impresión agradable. Si el aire se agita con exceso, ya no produce un efecto de contacto, sino un verdadero efecto de presión; por eso en nuestra lengua decimos con propiedad un golpe de aire. En cambio, si á pesar de la inmovilidad del ambiente, cortamos la epidermis, el contacto inmediato del aire con los corpúsculos tácti- les produce una sensación parecida á la de una quemadura, que pue- de ser muy dolorosa. Es muy probable que en esta sensación inter- vengan las áreas de calor afectadas. El contacto ligero y rápido, sobre todo cuando es imprevisto, y se verifica con cuerpos suaves como las barbas de una pluma, telas de seda ó terciopelo ó las yemas de los dedos, ocasiona la sensación especialísima del cosquilleo. Desde luego vemos que pertenece á la clase de sensaciones estimulantes que ya hemos estudiado al tratar del olfato; pero ésta puede adquirir un grado de intensidad á que no llega ninguna otra, y transformarse fácilmente en una sensación intolerable, que provoca acciones reflejas muy enérgicas. El contacto con superficies blandas produce una sensación grata 1 Max Dessoir ha propuesto el término hápticas para las sensaciones táctiles en general, en correspondencias con el de ópticas y acústicas; pero no ha prevale- cido hasta ahora. En Du Bois Reymond's Archiv., 1892. CURSO DE PSICOLOGIA 7 muy característica y de las más solicitadas. Lo contrario ocurre cuando tocamos superficies duras. El contacto con cuerpos viscosos es muy desagradable. Estas sensaciones son bastante puras. En las de presión intervienen manifiestamente sensaciones mus- culares. LocaLIizacióN.—Desde el punto de vista intelectual, el sentido táctil comienza por presentarnos un hecho revestido de un carácter enteramente nuevo. Una sensación gustativa nos afecta de un modo tan indeterminado, tan vago, que si prescindimos de la sensación de contacto de los alimentos, su objetivación más intensa no llega á localizar el punto preciso de la lengua donde se produce. Si en- tramos en una habitación, cuyo ambiente contenga partículas odo- ríferas, sentimos el olor, pero tampoco localizamos niaun aproxi- madamente la región olfatoria verdaderamente estimulada. Por el contrario, lo más característico de la sensación de contacto, es que nos «la á conocer el lugar de la piel en que se verifica, y apenas se auxilia de la presión, lo que es decir, siempre en realidad, fuera de los casos anómalos, nos indica de un modo indubitable la presen- cia de un objeto distinto del organismo. A esta capacidad de referir á las distintas partes de la periferia el contacto recibido, debemos el conocimiento de nuestro propio cuerpo, punto de partida para el conocimiento de todo lo exterior. Desde el punto de vista fisiológico esta facultad se explica sin grandes dificultades, recordando la disposición inicial de las fibri- llas de los nervios sensitivos, y recordando que la irritación comu- nicada á un cilindro eje discurre aislada por él, á pesar de entrela- zarse á los otros en el haz común, hasta la célula que recibe la co- rriente en el ganglio. De modo que.servida cada parte de la perife- ria por su célula y su fibrilla especial, esta última comunica su im- presión con desigual intensidad, puesto que es desigual el trayecto que recorre, al centro receptor. Este recibe la impresión, é instan- táneamente la refiere, la proyecta al lugar mismo del organo termi- nal periférico á que se aplicó el estímulo. Esta es la ley de las sen- saciones excéntricas que el fisiólogo acepta en virtud de la indepen- cia del hilo transmisor. Para el psicólogo surge aquí una gran difi- cultad, como veremos dentro de poco. Weber ha demostrado que también para la pura sensibilidad táctil hay considerables diferencias en las diversas regiones de la S ENRIQUE JOSÉ VARONAÁ piel. Para esto tocaba las diferentes partes de la piel de un mismó individuo, en direcciones distintas, con un compás con las puntas romas (compás estesiómetrico 6 compás de Weber), y más ó menos distantes unas de otras. Ha descubierto así que la distancia más pequeña á que se per- cibe el doble contacto de las puntas varía en las diversas partes de la periferia desde un treinta y seis avos de pulgada hasta cerca de tres pulgadas. En las partes muy sensibles de la piel percibimos una impresión doble, aunque las puntas estén muy aproximadas; en las partes de sensibilidad menor no sentimos sino un solo con- tacto aunque las dos puntas estén muy apartadas. —El punto más sensible, descubierto por este método, ha sido la punta de la lengua, la cual experimenta la doble sensación, aun cuando la separación de las puntas del compás sea de un solo milímetro. Después viene la yema de los dedos, que distingue una distancia de dos milíme- tros (2.2. mm.). En la mano el sentido local disminuye gradual- mente hacia la articulación carpiana y es mucho más delicada en la palma que en el reverso, el cual á una distancia menor de treinta milímetros no experimenta la sensación doble. En la región facial los labios son los que presentan la sensación local más delicada, cinco milímetros en su mucosa. En términos generales, 4 medida que las puntas en el rostro se alejan de la bo- ca son menos sentidas como distintas. En los brazos y las piernas la sensibilidad táctil aumenta en razón á la distancia del tronco, y en proporción á la mayor movilidad. La piel de la espalda es la que posee esta sensibilidad en el grado más obtuso, de sesenta y seis á sesenta y ocho milímetros. ' Repitiendo estas experiencias en toda la periferia se han llegado á fijar determinadas áreas de figura aproximadamente circular, dentro de las cuales las dos puntas producen una sola sensación. Esta figura pasa en algunas regiones, como en el brazo, al óvalo y aun toma otras formas; pero las áreas así determinadas se han llamado círculos de sensación, y es claro que irán siendo cada vez más pequeños según nos aproximemos á los lugares de mayor discriminación y viceversa. Si dentro de uno de estos círcuios se coloca un cuerpo de figura trian- gular ó cuadrado, ó más complicada aún, como los caractéres de imprenta, no distinguimos su figura porque la sensación de contacto 1 Puede consultarse una lista más minuciosa en SERGI: La psychologie physio- logique, p. 81, y en W. JaMEs: Psychology, p. 62. CURSO DE PSICOLOGÍA y es única. Es necesario llevarlo á esas regiones en que los círculos sean mucho menores que su superficie, para que se aprecie su figura tal cual es. Se había creído poder explicar esta notable propiedad, suponiendo que cada círeulo de sensación estaba servido por una sola fibrilla nerviosa; pero esta hipótesis aparece contradicha por hechos de suma gravedad, por ejemplo la gran distancia que, en regiones como la espalda, quedaría desamparada de fibrillas táctiles. Weber es el que ha dado una explicación satisfactoria, suponiendo que dentro de cada círculo de sensación nacen muchas fibrillas, siendo nece- sario para percibir la sensación doble, que, entre una y otra de las puntas sentidas, quede cierto número de fibrillas sin excitar. De este modo la falta de excitación determinaría la apreciación de un espacio inocupado entre las dos puntas, por consiguiente la distinción de los dos puntos de contacto. SENSACIONES DE PRESIÓN Y PESO. — Hasta aquí he procurado aislar las sensaciones meramente táctiles, de las musculares que casi siempre las acompañan. En realidad estas últimas vienen en todos los casos normales á dotar de mayor agudeza cada impresión de contacto, y unas y otras concurren á formar las importantes sensaciones á que voy á refe- rirme. Es la primera la de presión. No se trata del simple contacto. El sujeto actúa sobre el objeto como fuerza y éste reacciona como resis- tencia; Ó el objeto actúa sobre el organismo, que pone en juego la - tensión muscular y resiste. En ambos casos la sensación de contacto se complica y afina con el ejercicio muscular. La una no puede pres- cindir del otro. La primera de estas dos formas, que es la del es- fuerzo, ha sido ya estudiada al tratar del sentido muscular. La segunda constituye la sensación de peso en que nos detendremos un poco más. En esta sensación la mayor parte toca al sentido muscular, en que se comprenden aquí, además, las sensaciones de los tendones y articulaciones; pero la presión, es decir el sentido de contacto, reclama también la suya. Cuando, con el brazo extendido perpendicularmente, elevamos un peso por medio de un anillo, este peso obrará por tracción sobre los músculos que entran en juego, y por presión sobre los puntos de la piel en contacto con el anillo. 10 ENRIQUE JOSÉ VARONA Ahora bien, la tracción será igual para un mismo peso, mas la presión puede variar según la forma del anillo. Si éste es ancho, como la presión se reparte en una superficie cutánea más extensa, la impresión total será más moderada, si es estrecho, toda la presión se concentrará en una pequeña área de la piel y experimentaremos alí una sensación de presión mucho más fuerte, y que puede lle- gar á ser dolorosa. Por un procedimiento análogo al de Weber para determinar los círculos de sensación, Goldscheider, von Frey y otros han reconocido la existencia de áreas de presión (llamadas también puntas de presión de von Frey), que caracterizan la mayor ó menor sensibi- lidad de la piel á la presión y al peso. Donde éstas son más redu- cidas y abundan más, la delicadeza del sentido llega 4 su máximun. Así, en la frente, lassienes y la parte dorsal del antebrazo podemos sentir un peso de dos milígramos que ocupe una superficie de nueve milímetros cuadrados. Weber ha demostrado que, cuando se suprime la sensación mus- cular activa, y quedamos reducidos á la mera presión, subsiste la sensación de peso, pero considerablemente menos aguda para la dis- tinción. Sopesando con los músculos libres, se llega á percibir hasta onza y media de diferencia entre dos pesos. Pero si apoyamos el brazo y la mano sobre una mesa, necesitamos aumentar ó disminuir con- siderablemente el peso para sentir la diferencia. Si suponemos un peso primitivo de 32 onzas, nos será preciso aumentar ó disminuir de ocho á doce para establecer la distinción. recientemente Merkel, oprimiendo con el dedo el ástil de una balanza contrapesado por la carga del otro platillo, ha podido notar diferencias de peso de ?/¡¿ si el dedo está inmóvil y de */¡j9 cuando el dedo se mueve. Otros hechos interesantes, con respecto á este sentido de la pre- sión han sido puestos en claro por las experiencias tantas veces citadas de Weber. Para estudiar la distinción entre dos pesos, la mejor manera consiste en colocar rápidamente las dos pesas, la una después de la otra, sobre la misma región cutánea. Si colocamos si- multáneamente las pesas sobre partes distintas, como sobre las ex- tremidades de los dedos, la distinción se dificulta más. Esto parece indicar que es difícil dirigir la atención al mismo tiempo sobre dos regiones de la piel. Escogiendo una sola región, el juicio se modifi- ca según el tiempo que separa las dos sensaciones. Weber observó que podía distinguir, poniendo mucha atención, 14) onzas de 15 cuan- CURSO DE PSICOLOGÍA 11 do entre las dos experiencias no habían transcurrido diez segundos. Pero si el intervalo va siendo más largo, la estimación va siendo menos segura, y no se llegan á distinguir sino aumento mucho ma- yores de peso. Después de medio minuto, ya el experimentador no podrá apreciar sino diferencias de dos y media á tres onzas, es decir, no podrá distinguir sino un peso de quince de uno de doce. Aquí entra en juego el poder de retentividad que hemos encontrado ya en los centros sensoriales; y lo vemos decrecer á medida que pasa el tiempo. Estas experiencias nos dan así, en pequeño y de nn modo per- fectamente apreciable, la demostración de una ley que rige todos los actos de rememoración. PEso DE LOS CUERPOS, SEGUN SU TEMPERATURA.—La estrecha relación que guardan entre sí las diversas sensaciones cutáneas, se nos revelan por las que descubrimos entre las de temperatura y peso. Un cuerpo frío y un cuerpo caliente de un peso determinado pa- recen más pesados que los mismos cuerpos del mismo peso á la temperatura normal. OTRAS SENSACIONES COMPUESTAS. —Todas las otras cualidades del objeto á que ya aludimos, al tratar del sentido muscular, la dureza, la elasticidad y sus contrarias, dependen de estas sensaciones com- puestas que acabamos de estudiar. El contacto que nos sirve para distinguir diversos puntos se opone al contacto sobre una superficie del todo igual; esto nos da las dos sensaciones contrarias de rugo- sidad y pulimento, grandemente favorecida por el movimiento de la parte en que se ejerza el contacto sobre el cuerpo explorado, es decir, por el ejercicio de los músculos. SENSACIONES DE PENA.—Las experiencias hechas para apreciar la diversa sensibilidad de las regiones diversas de la piel ha condu- cido á la hipótesis de Órganos terminales diversos para las sensa- ciones de pena. Blise y Goldscheider han creído descubrir áreas de pena, es decir, lugares de la piel donde el contacto resulta siempre doloroso, como han descubierto áreas de calor y frío. La prueba que aducen es que en los casos de analgesia espontánea ó provocada, persiste la sensación de contacto y ha desaparecido la de pena ó dolor. Pero esta anomalía, que puede depender de la modificación introducida por el estado analgésico en los nervios táctiles, no debe ENRIQUE JOSE VARONA wo en ningún caso interpretarse en el sentido de negar á las sensacio- nes su tono afectivo propio, que depende del estado del órgano y de la suma de energía gastada. Por eso James ha podido decir que la fisiología del dolor es todavía un enigma. BIBLIOGRAFÍA WunDbr.—Op. cit., chap. vIL, VII, IX. G. Serc1I.—La Psychologie Physiologique, Livre 1, chap. v, $ un. W. James. —Psychology, chap. v, New-York, 1904. SANFORD. —Cours de Psychologie experimentale, chap. 1, Paris, 1900. BEAUNIS.—Op. Cif. XUL Á XXD. BERNSTEIN.—Op. cif.. Livre 1. VARONA.—Op. cit., Lec. x. ARQUITECTURA ITALIANA POR EL DR. ANTONIO ESPINAL Profesor de Arquitectura Dos veces en la historia señálase á la contemplación y el estudio de los amantes del arte la arquitectura del pueblo italiano: en los dos primeros siglos de nuestra era y en los siglos xv y XVI, Co- mienzo de la edad moderna. Pero ni la magnificencia de los edifi- cios del primer período, ni la brillantez de los del segundo son cualidades bastantes para que reconozcamos en la gente que los produjo el genio arquitectónico que nadie osa disputarles á los egipcios y helenos de la antigiedad, á los franceses de los tiem- pos medios. Desde el siglo de Augusto ofrece el imperio romano un com- puesto de elementos tan diversos que en vano buscaríamos el espí- ritu de un pueblo; menos aun de una raza, en lo que sólo era una vasta Organización política y administrativa, más propia para reprimir las tendencias particulares de las poblaciones que para desarrollarlas. De hecho, desde Nerón fueron los bárbaros quienes conservaron la carcomida armazón del Imperio, ora por el esfuerzo de sus bra- zos, Ora por el continuo acopio de elementos vivificantes llevados al cuerpo purulento, cuyo centro estaba en Roma. Puede en puri- dad decirse que de todo había en el Imperio, menos romanos: las legiones, los generales, los senadores, los mismos emperadores lle- garon á ser extraños á Roma y hasta á la Italia; todo lo cual sirve á explicarnos por qué la señora del mundo no poseyó realmente un arte arquitectónico, sino fórmulas y procedimientos de arte, á fatal decadencia condenados tan luego cambiasen los medios materiales de ejecución. Formada Roma de un agregado confuso de razas, no pudo dar á las artes toda la consagración y esmerado cultivo que demandan, habiendo de contentarse con recoger é imitar, como se lo permitían sus empeños de dominación universal, las artes de los etruscos, de los griegos y de los semitas del occidente asiático. De esta mez- 14 ANTONIO ESPINAL cla supo extraer para la composición de edificios de utilidad públi- ca, íinicos genuinamente romanos, ciertas fórmulas aplicables en todas ocasiones y que, por lo tanto, no podían poseer en lo que atañe á la forma ninguna de las delicadezas de expresión, que se admiran en los monumentos de Egipto, Asia Menor, Grecia y Etruria. Los mismos pueblos germánicos, bárbaros y todo, con sólo el contingente de sangre pura que daban al Imperio, imprimieron al arte la peculiar fisonomía, que más tarde lo caracterizará al otro lado de los Al]pes. Si los teutones, lombardos, francos, borgoñones y godos nada de artistas tenían cuando se lanzaron sobre las Galias, la Italia y la España, no puede desconocerse que echaron fermento estético muy activo con la inoculación de fuertes dosis de sangre aria en el depauperado organismo romano. Esos ario-germanos, ario-francos, ario-escandinavos son los progenitores de las artes medioevales de la mejor porción del terri- torio europeo, como en sus confines sud-crientales lo fueron los ario-helenos de aquellas artes superiores á cuanto el mundo ha visto y verá jamás. Se puede ser gran admirador de la grandeza y poderío de los romanos, de su sabia legislación, y no cometerse irreverencia al- guna, si en el terreno de las artes y particularmente de la arquitec- tura, se clasifica la romana muy por debajo de esas bellas civiliza- ciones, bellas desde el punto de vista artístico, de la India, del Egipto, del Asia Menor y sobre todo de Grecia. Quizá faltóles á los Romanos elementos étnicos para engendrar un arte arquitectó- nico de forma original y distinguida; pues aunque fueron asombrosos constructores, excelentes ingenieros, en su arquitectura, esto es, en las obras esencialmente romanas, lo que no es estructural, puramente constructivo, es griego ú etrusco Ó asiático, nunca ro- mano. Vamos ahora á la arquitectura del Renacimiento en Italia; pe- ro antes recordemos ligeramente el período comprendido entre los siglos xr y xv, el del esplendor del estilo ojival en el resto de la Europa; y, desde luego, hemos de advertir en él una gran indeci- sión, un arte, Ó mejor artes que, por efecto de influencias muy di- versas, proceden por tanteos; escasa Ó ninguna relación entre la estructura y la forma decorativa; propensión al fausto, á la apa- riencia lujosa y ejecución bárbara; escultura ornamental, que ni se ARQUITECTURA ITALIANA 15 inspira en lo antiguo, ni imita francamente como en Francia la flora local. Son ejemplos de ese estilo, ni nacional, ni del todo exótico, entre otros muchos monumentos, Nuestra Señora de las Flores de Florencia, el domo de Orvieto y la Catedral de Milán, aunque esta última sea el tipo más completo de iglesia ultramon- tana en Italia. En dichos dos siglos no ve el suelo itálico el nacimiento de una arquitectura, si no de pintores ó escultores más 6 menos arquitec- tos, siquiera sean de la talla artística de un Giotto ó de un Orcag- na. Parece como que al desprenderse la Italia del seno del Impe- rio, destruido el férreo lazo central, debía mostrar la imagen del más acabado fraccionamiento; y así, mientras las ciudades rivales se agitan divididas en bandos encarnizados, en las producciones del arte, si se hallan artistas, no se descubren principios; por lo que el estudio de la arquitectura medioeval italiana no nos da en realidad una historia, sino biografías y, por ende, bien poca en- señanza. Incapaces los italianos de entonces de alcanzar la unidad del arte, como no pudieron tampoco constituir la unidad política, de- bían naturalmente antes que ningún otro pueblo de la Europa, re- currir á la imitación de las artes romanas, de cuyos despojos estaba sembrado el territorio patrio. Ya á fines del siglo x111 entrevé la ciudad de Pisa el arte de la antigúedad en las arcadas de la Cate- dral y del Campo Santo; y toca á Florencia en el siglo xv el lauro de haber originado el primer impulso serio de renacimiento con la elevación de la cúpula de su catedral por Brunelleschi. Y antes de que terminara esa misma centuria había llegado á su apogeo en Italia el estilo neo-clásico: Alberti, Bramante, Peruzzi, los dos San Gallo diseñan monumentos que rivalizan con los que en el Siglo de Oro trazaron Palladio, Sansovino, Scamozzi y Viñola. Aunque siempre apasionado y rara vez exento de grandeza, el movimiento regenerador de la arquitectura en Italia se nos presen- ta á un tiempo bajo las formas más contradictorias: arte religioso que no quiere apartarse de la tradición medioeval y arte realista y pagano, que pretende reanimar las viejas inspiraciones del clasi- cismo. Las obras de los grandes maestros desde Brunelleschi á Bernin son producciones individuales, que no guardan unas con otras esa, filiación que nos encanta en la labor artística de un país cuando marca toda una época con el sello de un gran estilo. Es que los 16 ANTONIO ESPINAL italianos no han sido nunca un pueblo dotado del genio arquitectó- nico, en su más alto sentido. Ninguna grande arquitectura se ha dado en su tierra, nada que pueda compararse con la griega, la bizantina ó la gótica: que no por ser artística una raza tiene que ser necesariamente grande su arquitectura, ni son, por otra parte, necesariamente buenos arquitectos los buenos constructores, como observa atinadamente Russell Sturgis. Fueron los ingenieros romanos del Imperio insignes en la técnica constructiva, y fueron los italianos de los siglos xv y xvI un pueblo artístico de excelso vuelo, cuya producción en pinturas, desde los frescos murales hasta las viñetas de los manuscritos; en escultura, desde las estatuas colosales hasta las guarniciones de espadas, no ha sido igualada por otra alguna, á contar de la gran época del arte en Grecia. Pero á ninguno de los portentosos pintores ú escultores y arquitectos por accidente, Brunelleschi, Leonardo de Vinci, Ra- fael, Miguel Angel, Sansovino, Bernin, fuéle dado el contribuir á la formación de un estilo de arquitectura, digno del arte italiano en sus Otras no menos nobles manifestaciones. Todo lo más que en tal dirección alcanza el género itálico queda circunscripto á la refinada labor de los artistas que en Venecia y otras ciudades de la porción septentrional de la península saben aliar á estructuras y disposiciones medioevales, perfectamente aco- modadas á exigencias de localidad detalles clásicos impregnados de exquisito gusto gótico Ó gusto oriental; escuela de arte que en su tipo más sencillo puede ser representada por la iglesia de San Zaca- rías de Venecia, y en su más rico al par que pintoresco, por la fa- chada de la Certosa, Ó convento de Cartujos, cerca de Pavia. Hubieran los hijos de Lombardo-Véneto poseído en el siglo xv el espíritu arquitectónico que en el x111 animara á la Francia del Norte, y lo que no pasó de arquitectura veneciana, de estilo de transición, habríase tornado en la arquitectura italiana, en el estilo europeo de la Edad Moderna. Las postrimerías del siglo xv y los albores del xvI, marcaron para el Papado el punto culminante de su poder y riqueza, cuyo ex- ponente en arquitectura es la erección de la basílica de San Pedro, la más grandiosa obra de su clase en el mundo cristiano; no el úni- co ejemplar, en Italia, y en pleno siglo xv1, de edificaciones religio- sas de importancia, pues así Roma como Venecia, Florencia como Génova y Milán se enriquecen con iglesias que en pomposa osten- tación, ya que no en gusto, rivalizan con las de la Edad Media. ARQUITECTURA ITALIANA 17 Pero aspirando los arquitectos italianos á la composición de exte- riores de iglesias tan ornamentales como las fachadas góticas y no acertando, desechada la senda apenas iniciada por venecianos y lombardos, con un estilo espontáneo, propio, no hallaron nada más en armonía con el sentimiento nacional que revivir para el edificio civil la superposición de órdenes del anfiteatro romano, para la igle- sia católica, el peristilo pagano, limitada por de pronto la copia á un pórtico, generalmente de columnas medio empotradas, para el imafronte, y para los costados al empleo de pilastras, quees uno de los modos de decoración más pueriles y menos constructivos que pueden adoptarse. De lo que hasta ahora ha dado de sí la arquitectura contempo- 'ánea en Italia mucho puede decirse y de ello trataremos en otro nú- mero de esta REVISTA. LA ENSEÑANZA DE LA AGRICULTURA EN LAS ESCUELAS PUBLICAS 1 POR JOSÉ CADENAS Profesor de Agronomía Señoras y señores: Por un acuerdo de la Facultad, á la que me honro en pertenecer, me veo obligado á molestar vuestra atención esta tarde. Y me ha parecido que dentro de mis conocimientos especiales, debía escoger por tema de mi conferencia algo que pudiera interesarnos á todos. Propóngome demostrar que es necesario empezar por el niño campesino, despertando en él deseos de investigación y experiencia, y alcanzar en nuestro país una buena educación agrícola, si queremos sean útiles las instituciones agronómicas superiores; y que puede el maestro, en la escuela pública, realizar experiencias nada difíciles que logren el deseo que nos proponemos. Es mi firme convicción que el guajiro actual es poco menos que irreformable. Los que hemos estudiado Agronomía, lo más alto de la ciencia de la Agricultura, nos hemos encontrado, en el terreno de la práctica, contrariados muchas veces, imposibilitados la mayor parte de ellas, por la falta de obreros campesinos capaces de com- prender las ventajas de un cultivo perfeccionado, sin fe en los pro- cedimientos científicos y apegados, como ningún obrero, á sus tradi- ciones y rutinas. Y no hay en mi concepto otro medio de atacar este castillo inexpugnable que forman unidos esa rutina y el natural abandono, que apoderarnos de la inteligencia del niño y abrirla á los progresos de los procedimientos culturales. Puede argúírseme que estos conocimientos de Agricultura deben darse en escuelas especiales creadas al efecto; pero yo creo que en el estado actual de nuestra educación agrícola no irían á estos esta- blecimientos, á menos que no se crearan bajo reglas especiales y con grandes costos para el Estado, los hijos de los verdaderos campesi- 1 Extracto de la conferencia, con experimentos, pronunciada en la Universi- dad el día 17 de Febrero de 1906. NADOR. GERMI Iig. 1. Mr ps e 437 ye Fig. 2.—CULTIVO LA ENSEÑANZA DE LA AGRICULTURA 19 nos que, ignorantes y refractarios á todo conocimiento, no han de privarse de los beneficios del trabajo de sus hijos para que aprendan lo que ellos consideran inútil para ellos mismos. Habría también, en mi concepto, los inconvenientes de los titulados de esas escuelas, especie de bachilleres que no querrían descender al ejercicio del tra- bajo manual; y lo que nos hace falta, más que todo, y sin lo cual es imposible emprender ninguna reforma agrícola, son obreros hábiles, educados, progresistas, capaces de desenvolver en la práctica los dictados que la ciencia aconseja. Que así como las obras de arqui- tectos é ingenieros no pueden realizarse Ó se realizan mal, sin car- pinteros, albañiles y mecánicos que conozcan sus artes, tampoco es posible hacer nada de provecho en el campo de la Agronomía, sin el concurso de buenos auxiliares. Despertando el interés en el niño, él mismo ampliará más tarde sus conocimientos y sentirá los estímulos que hoy su padre desco- noce. Acudirá á la escuela especial con fe en la ciencia y en la uti- lidad de sus procedimientos y entonces, y sólo entonces, podrá seguir paso á paso los trabajos realizados por los centros superiores de in- vestigación agrícola, que hoy, para el campesino actual, son estable- cimientos enigmáticos que no entiende ni se le alcanzan sus ventajas. Natural es que se me oponga como poderoso argumento que par: realizar el movimiento educativo que propongo, es necesario dispon- gamos de buenos maestros y que los que mandemos á las escuelas del campo sean especiales y mejor remunerados; pero no se me po- drá convencer que en esas escuelas sostenidas por el Estado sea más útil enseñarle á los niños que existen países que no ha de cono- cer, que darle nociones de cómo están organizadas las plantas que cultiva y cómo está formada la tierra que trabaja. Que si educar es formar al hombre conforme al medio en que ha de vivir, cuán útil y agradable ha de ser al niño del campo conocer al vegetal, compa- ñero de su vida y fuente de sus utilidades, y el terreno donde vive y se desarrolla. Y sin tratar de desenvolver, en esta conferencia, un curso de es- tudios, veamos cómo el maestro, con toscos aparatos y con medios fáciles de conseguir, puede llamar la atención de sus alumnos sobre los principales problemas de la vida vegetal y la constitución de la tierra de labor. Puede hacerse uso de un aparato semejante á la fig. n? 1, tosco germinador compuesto de un recipiente de hojalata dentro del cual se coloca una maceta de barro. El recipiente exterior contiene has- 20 JOSE CADENAS ta su mitad de agua y la maceta está llena de aserrín, arena, vidrio machacado ú otra materia inerte. Colocando en la maceta algunos granos, leguminosas en el ejemplo, puede seguirse paso á paso, los fenómenos de la germinación; la gran imbibición ó hinchazón de los granos, la aparición de la primera raíz ó radícula, la del tallo ó gé- mula; y observar en la vegetación sucesiva el desarrollo de las raíces de absorción, la de los cotiledones y del tallo manifiesto del vegetal. La germinación en la arena del recipiente interior, sirve para demostrar el papel secundario de la tierra en esta importante fun- ción; siendo sólo necesario, como se ve, la buena calidad del grano y la humedad y temperatura proporcionadas artificialmente. Puede el maestro, también por esta experiencia, hacer notar la tendencia geotrópica de raíces y tallos, ya haciendo variar de posición los gra- nos durante la germinación, ya inclinando la vasija donde ésta se lleva á cabo: en todos los casos persiste la ley 6 tendencia de la raíz de dirigirse al centro de la tierra, y del tallo á alejarse de él. Una luz lateral, como la disfrutada en las plantas del ejemplo, bastará para hacer patente el heliotropismo ó tendencia del tallo á buscar la luz. El cultivo en el agua en una forma parecida á la que se ofrece en la fig. 2, da otro medio al alcance de la escuela para instruir á los niños en algunas nociones de organografía y fisiología vegetales. Por este medio podrá hacerse patente el color, forma y organización de las raíces, fijando la atención, principalmente, en la zona de ab- sorción, que no es precisamente la extremidad de este órgano, pro- tegida por la llamada cofia, para vencer la resistencia que á su paso le ofrece el terreno. Cultivando plantas en macetas, prestándose mucho para estas experiencias las legumbres (frijoles), puede el maestro sujetar á uno de estos ejemplares á una luz insuficiente, por medio de una panta- lla parecida á las indicadas en la fig. 3 y hacer ver á los niños la influencia que tiene la luz en la vegetación; haciéndose patente có- mo las plantas á la oscuridad no se desarrollan normalmente, no ofrecen el color verde, presentándose cloróticas Ó aisladas, como se ve en la fig. 4, una vez descubiertas las sujetas á la experiencia in- dicada por la anterior. Fijada la atención sobre la materia verde y lo ligada que está á los fenómenos luminosos, puede el maestro demostrar á sus alumnos que la coloración de las plantas es debida á dos pigmentos: uno SON de A í 2 AN La A A O E NE 0 mz E * ] 1 ES Ñ Y ñ ' Ñ l 4 í SES OA Sa 5 y EN ' e m E E ' G E 1 ñ 1 5 y AA y 2 ' “ Í' - + Y 0 1 $ Ñ p Ñ : Ñ Ñ 4 4 Y -= . ña y ; A A y ñ i ñ p A ; 4 ¡PF 4 ' i a mo A im LA ENSEÑANZA DE LA AGRICULTURA 21 amarillo que se ha notado en los vegetales que crecen á la obscuridad y en las hojas muertas, y otro azul verdoso. Para esto se toma un pedazo de hoja perfectamente verde y después de haberla estrujado, se echa en una vasija de cristal. Se vierte alcohol y agitando, pron- to el líquido toma la coloración verde intensa de la clorofila disuel- ta en alcohol. Si se vierte entonces una igual cantidad de bencina y se agita fuertemente, se obtiene la separación de las dos materias colorantes que unidas dan el color de las plantas. Una disolución alcohólica de clorofila, puesta á la luz, se enne- grece y se descompone; por este medio puede hacerse ver á los niños la gran sensibilidad de la materia verde á los fenómenos luminosos, que la hacen comparable á las placas fotográficas. Respecto al terreno, pueden darse nociones de su constitución principalmente, llamando la atención sobre los tres elementos mi- neralógicos: sílice, arcilla y caliza, que por sus distintas proporcio- nes dan las propiedades físicas de las tierras y á las cuales está tan unida su fertilidad. El examen atento de una porción de tierra puede servirnos mu- cho para explicar su composición y propiedades. Un poco de tierra, esparcida sobre un papel blanco, por ejemplo, permite mostrar á los niños los hechos siguientes: una porción de restos vegetales, peda- citos de madera no descompuesta, y los granos propios de la tierra; las substancias vegetales son las que, al descomponerse, forman el humus ó mantillo, materia nutritiva de las plantas; los granos de tierra están formados por las substancias minerales, partículas su- mamente pequeñas, y envueltas á su vez por las sales nutritivas, alimento directo del vegetal. Los tres elementos minerales que forman las partículas del suelo son fáciles de reconocer. Si oprimidos estos granos se aplastan á la presión y se adhieren á los dedos y humedecidos despiden el olor característico de la tierra mojada, están constituidos por el barro ú la arcilla, tan abundante en las tierras de labor. Silos granos re- sisten la presión, rayan la uña y no se adhieren á los dedos, están formados por la arena ó sílice, otro elemento también abundante en las tierras. Y si estos granos son resistentes y se acercan en sus caracteres á los anteriores, pero resalta su color blanco y dan pe- queñas burbujas al añadirles un ácido como el limón ó vinagre, es- tán formados por la caliza ó piedra de cal. El medio sencillo y práctico para separar la arcilla ó barro de silice Ó arena y apreciar las cantidades que de cada una posee la 22 JOSE CADENAS tierra, consiste en verter una pequeña porción de la misma en un tubo de ensayo, y adicionar una porción de agua; si agitamos el tu- bo, el agua se ensucia ó tiñe por la arcilla. Si vertemos esta agua sucia en un recipiente, fig. 6, añadimos nueva cantidad de agua, agitamos y separamos el líquido como anteriormente, conseguiremos, al cabo de varios lavados, tener en el tubo la arena perfectamente limpia; y las aguas de los lavados, recogidas y dejadas asentar, de- jan en el fondo de la vasija la cantidad del barro contenida en la tierra que se quería ensayar. La decantación de los líquidos y la desecación de los asientos, permite apreciar las cantidades de arena y barro contenidas en la tierra. Y este conocimiento, tan fácil de obtener, permitirá al maes- tro llamar la atención de sus alumnos de lo ligadas que están las propiedades del suelo al predominio de uno de estos elementos mi- nerales. Por ejemplo, es la arcilla ó barro el que domina, pues la tierra será húmeda, cenagosa en tiempo de lluvias; fresca y fácil- mente agrietable en el invierno; muy resistente y difícil de trabajar y mny adherente á los instrumentos de cultivo. Esla arena el ele- mento que domina, el terreno será seco en todo tiempo y con exceso en el invierno; dejará pasar, sin retener, el agua tan necesaria para la nutrición vegetal; se calentará mucho por el sol, pero perderá esta calor fácilmente durante la noche, sometiendo á la planta á grandes cambios de temperatura; no será tenaz y no tendrá adherencia á los instrumentos de cultivo. La caliza, el otro elemento abundante en el terreno, no es tan fácil de aislar; pero su presencia se demuestra adicionando á la tie- rra, una vez colocada en el tubo de ensayo, pequeñas cantidades de ácidos, que pueden ser el vinagre ó el limón. La mayor ú menor intensidad en el desprendimiento de burbujas formadas por el gas carbónico, pueden dar una idea de la cantidad de caliza existente en la tierra que se ensaya. La tierra es una mezcla de estos tres elementos minerales: sílice, arcilla y caliza, en que cada uno conserva sus propiedades, dándo- selas á la tierra si en ella predominan. Ninguno puede pasar de cierto límite, sin que haga el terreno inaplicable para el cultivo: si es el barro, la tierra encontrará aplicaciones para la alfarería; si es la arena, el terreno tendrá los caracteres de las playas, y si es la caliza, podrá explotarse para la obtención de cal como material de construcción. En ninguno de estos casos es una tierra de labor, en la cual deben encontrarse estos tres elementos en relaciones armónicas. Fig. 5>.—LAVADO DE LA TIERRA. 4 ' ' ' ys “2 NS E * l w 1 be AS . NA , : 1] Le 7 E ' E 1 e y Es dd . Ñ + j F Az ET eins A A Fig. 6.—SEPARACIÓN DE LA ARENA DE LA ARCILLA. LA ENSEÑANZA DE LA AGRICULTURA 23 Y con esto termino habiéndome propuesto llamar la atención de los maestros sobre lo fácil que es dar en las escuelas estas nociones de agricultura, que preparen mejor el desenvolvimiento de la ense- ñanza superior, y en mi convicción profunda que la escuela pública es nuestro centro principal de cultura y de que entre nosotros todo se reduce á un problema de educación. ESTÁTICA GRÁFICA 1 LECCIONES ELEMENTALES POR EL INGENIERO AURELIO SANDOVAL Profesor de Resistencia de Materiales y Estática Gráfica ADVERTENCIA Convencido de la necesidad de divulgar todos los conocimientos, por complicados que parezcan, exponiéndolos de una manera práeti- ca, y por lo tanto desprovistos de todas las experiencias y complica- dos cálculos á que da lugar una exposición razonada, especialmente cuando se trata de la ciencia del ingeniero, emprendo por primera vez la publicación de cursos prácticos de las asignaturas que me están encomendadas en la Escuela de Ingenieros y Arquitectos de la Universidad de la Habana. Una de las muchas razones que me ha hecho pensar en la utili- dad del trabajo que hoy comienzo, es lo que pasa con la Aritmética elemental. Todos sabemos perfectamente que un grandísimo número de las personas que conocen las cuatro primeras reglas de la Aritmética, tanto en enteros como en quebrados y decimales, y las sencillas re- glas de proporción, las aprendieron de una manera práctica, sin conocer las razones por que se efectuán dichas operaciones, y sin embargo las practican constantemente con gran rapidez y provecho para su industria Ó comercio; como sucede, por ejemplo, con los banqueros, comerciantes, cambistas, etc. Pues bien, á semejanza de los textos de Aritmética elemental, se pueden publicar textos de las distintas asignaturas que comprende el estudio de la Ingeniería y de la Arquitectura, que resultarán de gran utilidad no sólo á las personas estudiosas, sino particularmen- te á los profesionales, ingenieros y arquitectos, y á los estudiantes de dichas carreras. 1 Estas lecciones forman parte del Curso elemental de Resistencia de materiales v Está- tica Gráfica que me propongo publicar en esta REVISTA. ESTATICA GRAFICA 25 PRELIMINARES Un cuerpo está en movimiento cuando ocupa sucesivamente dife- rentes posiciones en el espacio, y se dice que está en reposo cuando todos sus puntos permanecen en una misma posición invariable. Se llama fuerza toda causa que produce Ó modifica un movi- miento. En una fuerza que obra sobre un cuerpo deben considerarse tres datos: 19 El punto de aplicación, punto material sobre el cual actúa directamente la fuerza. 22 La dirección, que es la recta que describiría el punto de apli- cación, si partiendo del reposo, obedeciera sólo á la acción de la fuerza. 32 La intensidad, que es la magnitud de la fuerza. Se dice que varias fuerzas están en equilibrio cuando el estado de reposo Ó de movimiento del cuerpo en que actúan no se modifica. Si dos fuerzas que actúan simultáneamente sobre un mismo pun- to material se destruyen mutuamente, están en equilibrio. La Estática trata del equilibrio de las fuerzas. Dos fuerzas son iguales cuando producen efectos idénticos en condiciones idénticas. Por tanto, dos fuerzas son de igual intensidad si se hacen equilibrio actuando sobre un punto material en la misma dirección, pero en opuestos sentidos. Una fuerza es doble, triple..... de otra fuerza, cuando la pri- mera es susceptible de reemplazar la acción de dos, tres...... fuerzas iguales á la segunda, actuando en la misma dirección y en el mismo sentido sobre un punto libre. La intensidad de las fuerzas se mide comparándolas con una unidad de peso, y esta unidad es generalmente el kilogramo. REPRESENTACIÓN GRÁFICA DE UNA FUERZA.—Por una línea recta a 6 Pp «_-__ » Pm. qu q ROQSP $ Fig. 1 representamos la dirección de una fuerza, por una flecha su sentido y por una magnitud su intensidad. Un punto de la recta que indica 26 AURELIO SANDOVAL la dirección de una fuerza, puede tomarse por el de aplicación de la misma, con tal que esté en el cuerpo sobre que ella actúa. Para expresar gráficamente por una magnitud «a b (fig. 1) la in- tensidad de una fuerza P, de n unidades de peso, hay que elegir una unidad lineal que representa la unidad de peso. AXIOMAS Y TEOREMAS FUNDAMENTALES Cinco son los axiomas indispensables en Estática: Axioma 1I.—Dos fuerzas iguales aplicadas en los extremos de una barra rígida, en la dirección de la barra en sentidos opuestos, están en equilibrio (fig. 2), Fig. 2 AxIoMA II.—Si un cuerpo invariable tiene un punto fijo, y se halla solicitado por una sola fuerza, es necesario y suficiente para el equilibrio, que la dirección de la fuerza pase por el punto fijo, a (fig. 3). Fig. 3 Axioma II1.—Si un cuerpo invariable tiene un eje fijo y se halla solicitado por una fuerza única, es necesario y suficiente para el ESTATICA GRAFICA 21 equilibrio, que la fuerza y el eje (ab, fig. 4) estén en un mismo plano. Fig. 4 Axioma IV.—No se altera el estado de equilibrio de un cuerpo invariable, en el que actúa un sistema de fuerzas, fijando uno ó va- rios puntos del cuerpo. Axioma V.—El estado de un cuerpo invariable no se altera por- que se destruyan las fuerzas que estén en equilibrio sobre el cuerpo, ni tampoco porque se haga actuar sobre él fuerzas que se equilibren. Los teoremas fundamentales, que son consecuencia inmediata de los axiomas enunciados, son también cinco: TEOREMA 1.—No se altera la acción de una fuerza sobre un cuer- po, trasladando su punto de aplicación a 4 un punto cualquiera bh del cuerpo situado en la dirección de la fuerza (fig. 5). Óó XA OS Fig. 5 TEOREMA 11.—Cuando dos fuerzas se equilibren sobre un cuerpo libre, son iguales y directamente opuestas. 28 AURELIO SANDOVAL Teorema 111.—Para que tres fuerzas se equilibren sobre un cuerpo, tienen que estar en un mismo plano (fig. 6). Fig. 6 Una fuerza capaz de producir sobre un cuerpo el mismo efecto que un sistema de fuerzas que actúen sobre él, se llama resultante del sistema. TeorREMA 1V.—Si varias fuerzas se equilibran sobre un cuerpo libre cada una de ellas (la P,, por ejemplo) es igual y directamente opuesta á la resultante (P,”) de todas las demás. (fig. 7) p? FU Fig. 7 TroreMA 1V.—Dos fuerzas que no están en un mismo plano no tienen resultante. ESTATICA GRAFICA 29 COMPOSICIÓN DE FUERZAS QUE ACTUAN EN UN PLANO Fuerzas concurrentes. —Cuando las fuerzas de un sistema se las Fig. 8ab e reemplaza por su resultante, se dice que se componen, y las fuerzas del sistema reciben el nombre de componentes. 30 AURELIO SANDOVAL Dos fuerzas que actúen sobre un mismo punto material admiten siempre una resultante. COMPOSICIÓN DE FUERZAS QUE OBRAN EN LA MISMA DIRECCIÓN, APLICADAS Á UN PUNTO MATERIAL 12 Dos fuerzas que actúan en la misma dirección y en el mismo sentido, tienen por resultante una fuerza igual á susuma y es de la misma dirección y sentido que las componentes. 22 Un número cualquiera de fuerzas que actúan en la misma dirección y en el mismo sentido, tienen por resultante una fuerza que tiene por intensidad la suma de las intensidades de las compo- nentes y es de la misma dirección é igual sentido que éstas. 32 Dos fuerzas que actúan en la misma dirección pero en senti- do inverso, tienen por resultante una fuerza que obra en la misma dirección y en el sentido de la mayor, y que tiene por intensidad la diferencia de las intensidades de las componentes. 4 Un número cualquiera de fuerzas que actúan en la misma dirección pero en distintos sentidos, tienen por resultante una fuer- za de intensidad igual á la suma de las que van en un sentido, menos la suma de las que van en sentido opuesto, y es de la misma dirección y de sentido de las de mayor suma. En resumen: designando por el signo | (más) á las fuerzas que ran en un sentido y por el signo — (menos) á las que van en el opuesto, la resultante de un sistema cualquiera de fuerzas aplicadas á un punto material y que actúan en la misma dirección, estará representada en magnitud y signo por la suma algebraica de las componentes. DerrIxicióN.—« La Estática Gráfica estadia la composición y des- composición de las fuerzas por medios geométricos, é investiga de igual modo las condiciones necesarias para que las fuerzas que actúan sobre un cuerpo estén en equilibrio. Transforma también otros problemas, como son: la determinación de los centros de gra- vedad, de los momentos estáticos y de los momentos de inercia, en problemas relativos á fuerzas. » COMPOSICIÓN DE FUERZAS CONCURRENTES.—La resultante de dos fuerzas que obran sobre un punto material está situada en el plano de estas fuerzas y dentro del ángulo de las componentes. PARALELÓGRAMO DE LAS FUERZAS.—La resultante de dos fuerzas ESTATICA GRAFICA 31 concurrentes, es en dirección é intensidad, la diagonal del paralelógramo construido sobre las direcciones é intensidades de las componentes. Las fuerzas P, y P, (fig. S a) representadas gráficamente por las direcciones y magnitudes de las rectas «a bh y a d, tienen por re” sultante la fuerza R, de dirección é intensidad a c, diagonal del pa- ralelógramo construido sobre las rectas dadas. Puede también obtenerse la resultante R trasladando una á con- 'tinuación de otra las fuerzas P, y P, (fig. 8 b) y uniendo el punto de origen a con el final c, la recta a e será la resultante. Es indiferente empezar por la fuerza P, (fig. 8 b) ó por la fuerza Ea (Le: S c). El triángulo 4 bceó el a d e, se llama triángulo de las fuerzas. COMPOSICIÓN DE UN NUMERO CUALQUIERA DE FUERZAS. —La com- posición de n fuerzas que actúan en un punto se efectúa componien- do dos de ellas, después se compone la resultante de éstas con otre de las fuerzas, y así se continúa, hasta componer la resultante de las n — 1 con la última, que será la resultante de todas. La construcción anterior conduce á la construcción del poligono de las fuerzas que consiste en trazar una línea poligonal que tenga cada, uno de sus lados respectivamente paralelo é igual á cada una de las fuerzas, y la recta que une los puntos extremos de esta línea poligonal será igual y paralela á la resultante del sistema. Las fuerzas P,, P,, Pz y P, (fig. 9 a) aplicadas al punto O, tienen por resultante una fuerza igual y paralela á la recta a e que cierra el polígono de las fuerzas abc de (fig. 9 b). El sentido de la resultante, indicado por la flecha, es contrario al de circulación que dan las componentes en el polígono. La resultante estará representada en el sistema por una recta que pase por O y que sea igual y paralela á a e. Cuando las fuerzas están en equilibrio es el mismo el sentido de circulación, indicado por las flechas, en el polígono. ComPOsICIÓN DE FUERZAS CONCURRENTES QUE NO ACTUAN EN UN PUNTO.—Para componer las fuerzas P,, P,, Pz y P, (fig. 10 a), obtendremos por medio del paralelógramo, en el punto de intersec- ción de las dos primeras, su resultante R,-,; hallaremos después en el punto de intersección de esta última con la P;, su resultante R,-—¿, y seguiremos de igual modo hasta componer la última fuerza con la resultante de todas las demás, y esta última será la resultan- te (R) del sistema. SO ta AURELIO SANDOVAL Fig. 9 a,b Aquí también, la recta a b (fig. 10 bh) que cierra el polígono for- mado con las fuerzas, « 'S paralela é igual á la resultante R. ESTATICA GRAFICA Fig, 10, 4,0 34 AURELIO SANDOVAL PoLíGONO DE LAS RESULTANTES. — La composición de las fuerzas que no actúan sobre un mismo punto, puede también hacerse como sigue: Fórmese aparte el polígono de las fuerzas a b cd e f (fig. 11). Se traza por el punto A de intersección de P, y P, una paralela á ac, que cortará á P, en B; por éste una paralela 4 «a d, hasta cortar en O á P,; después por C la paralela á a e que dará el punto D de intersección con la P,, y por último se trazará por D la DE paralela 4 af. La posición de cada resultante queda ahora fijada, por AB la R,-—,, por BC la R,-¿, por CD la R,—,¿, y por DE lá R,-;,-—R. La línea poligonal A B C D E, se llama polígono de las re- sultantes. PoLíGoNO FUNICULAR.—Cuando las fuerzas no se encuentran en el plano en que están dibujadas, se dificulta el obtener las resultan- tes por los métodos explicados anteriormente, que resultan imprac- ticables cuando las fuerzas son paralelas. El método general por la composición de las fuerzas, se deduce de la resolución del siguiente problema: Se desea obtener una fuerza R (fig. 12 a) que equilibre á un grupo de fuerzas P,, Pa, Pz y Pa. Trazando el polígono de las fuerzas a bh e d e, tendremos en la línea que cierra el polígono la fuerza R, en magnitud y dirección. Hasta aquí el problema se resuelve de igual modo que en los casos anteriores, quedando solamente por determinar en el sistema de fuerzas, la posición de R. Para esto en la fig. 12 a, se equilibrará la fuerza P,, en un punto A de su dirección, por dos fuerzas I y 11 trazadas en cualesquiera direcciones, que tendrán por magnitudes las de las paralelas respectivas a O y b O (fig. 12 b), y por senti- do el que resulte de poner flechas en el triángulo a b O, de manera que el sentido de circulación sea el mismo de la fuerza P,. La fuer- za YT encuentra en B á la P,, donde se introducirá otra igual y con- traria para equilibrar á la primera, y al mismo tiempo se establece- rá el equilibrio en el punto B por una fuerza TIT, dada su dirección, intensidad y sentido, por su paralela e O. Igualmente, después de destruir en el punto C la acción de la III, se establece el equilibrio en dicho punto aplicando la fuerza IV = d O; y en D, destruida la IV, se equilibran las dos con la V =e O. Por último, en el punto E de intersección de I y V se anulan con dos iguales y contrarias, y se establece el equilibrio en dicho punto aplicando la fuerza == 6. 35 ESTATICA GRAFICA Fig. 11 36 AURELIO SANDOVAL Como en cada uno de los puntos A, B, C, D y E, actúan tres fuerzas que se equilibran, y las I, 11, !I, IV y V se anulan de dos en dos, resultará que las fuerzas R y las P,, P,, Pz y P,, están en equilibrio. Estas cinco fuerzas pueden considerarse aplicadas á los vértices de una línea articulada A BO D E A, que se llama polígono funicu- lar 6 poligono articulado. En este polígono se desarrollarán tensiones ó compresiones, según sea el sentido de las fuerzas. La representación gráfica de las fuerzas aplicadas á un cuerpo se llama diagrama de fuerzas. Las líneas Oa, Ob,...... del diagrama se denominan radios polares; el punto O se llama polo, y la perpendicu- lar trazada desde el polo á una cualquiera de las fuerzas, distancia polar de dicha fuerza. 12 OrservacióN.—Todo radio polar pasa por la intersección de dos fuerzas en el polígono y tiene un lado correspondiente paralelo del funicular. 22% OrseERVACIÓN.—El polígono de las resultantes A BC D E de la fig. 11, puede considerarse como un funicular cuyo polo coincide con el punto inicial a del polígono de las fuerzas abedef. 3% OBSERVACIÓN.—La teoría del polígono funicular es la base de toda la estática gráfica. 4% OBSERVACIÓN. —Para evitar equivocaciones al trazar el fu- nicular téngase presente la siguiente regla: A todo radio polar que termina en la intersección de dos fuerzas, corresponde, en el polígono funicular, el lado que une dichas dos fuerzas. RESULTANTE DE UN SISTEMA DE FUERZAS.—Como aplicación de lo que antecede, se procederá como sigue: Construiremos el polígono de fuerzas a b e d e (fig. 13) y la recta a e será la resultante R. Se eligirá un polo arbitrario O, por el que se trazarán los radios polares I, 11, IIT,...... Trazaremos una para- lela cualquiera al lado I hasta encontrar la fuerza P,, en un punto A, por dicho punto se trazará una paralela al radio siguiente IT, hasta encontrar la fuerza P,, punto B; y continuaremos así hasta tirar por D la paralela al último radio V, y la resultante buscada pasará por el punto E de intersección del primero y último lado del funicular, ESTATICA GRAFICA AURELIO SANDOVAL Fig. 13 ESTATICA GRAFICA 39 RESULTANTES PARCIALES. —La resultante de las fuerzas P, y P, (fig. 13) es igual y paralela á a ec, y pasa por el punto de intersec- ción de los lados I y III del funicular. La resultante de P,, P, y P,. es igual á a d y pasa por el punto común á los lados I y IV. COMPOSICIÓN DE FUERZAS PARALELAS.—Cuando las fuerzas son paralelas, el polígono de las mismas es una recta, y el problema se resuelve de igual manera (fig. 14) que en el caso de fuerzas concu- rrentes. A > — So Y SS a 0 a == O A O NT NY, y _ pd 2% r = zz Fig. 14 4 ) Á URE LI (0) SÁ NDO VA E Puede seguirse el trazado leyendo la explicación anterior relati- va á la figura 13. PROPIEDAD DE LOS POLÍGONOS FUNICULARES TRAZADOS CON DIFE- RENTES POLOS CORRESPONDIENTES Á UN MISMO GRUPO DE FUERZAS.— Los dos polos son O y O” (fig. 15, y respectivamente los radios po- lares trazados por dichos polos son I, 11, JIT,...... y TI, 11, TELA Si prolongamos los lados correspondientes de los dos funiculares, [y 1, II y 11, III y TIT, etc., todos los puntos de intersección AS se encontrarán en una recta / hb paralela á la recta OO' que une los dos polos. CA ES , =Y 1 NO by ON e A Je —Y 7 2 / = A / * , / Fig. J5 ESTATICA GRAFICA 41 APLICACIÓN Á UN SISTEMA DE FUERZAS PARALELAS EN EQUILIBRIO. 10 E Y MR 31 AO s es un funicular correspondiente al sistema de fuerzas paralelas en equilibrio representado en la fig. 16, y quere- mos sustituir dicho funicular por otro en que el lado s', es perpen- dicular á la dirección de las fuerzas, y pase por el punto A, obser- varemos que según la propiedad señalada anteriormente, los lados del primer funicular encontrarán á los correspondientes del segundo en la línea AA”, paralela 4 las fuerzas del sistema; por lo que se prolongarán los lados del primero hasta encontrar la recta AA”, en * i, a y b, y con estos puntos se obtendrá el funicular Y”, 11, TIT...... 8”, equivalente al anterior. CENTROS DE GRAVEDAD DE LAS FIGURAS PLANAS.—Sea, por ejem- plo, la escuadra de la fig. 17. Descomponiendo la figura en dos rectángulos, se consideran aplicadas á los centros de gravedad de estos rectángulos fuerzas respectivamente proporcionales á sus áreas, que compuestas darán la resultante R; variando la dirección Fig. 16 42 AURELIO SANDOVAL las fuerzas se obtendrá otra dirección R” de la resultante, que cor- tará á la primera en g, que será el centro de gravedad. Si la figura tiene un eje de simetría se determinará una sola dirección de la resultante (fig. 18) y la intersección de ésta con el eje de simetría es el centro de gravedad. En el caso de una figura cualquiera, se divide en superficies elementales por medio de rectas paralelas equidistantes, se conside- ran las longitudes de las líneas medias como fuerzas paralelas, aplicadas al centro de gravedad de cada elemento y obtendremos su A resultante. Si se repite la división en elementos de otro sentido se obtiene la segunda resultante y el punto de intersección de las dos resultantes es el centro de gravedad de la figura. DESCOMPOSICIÓN DE FUERZAS QUE ACTUAN EN UN PLANO DescoMPOSICIÓN DE UNA FUERZA.—La descomposición de una fuerza en dos componentes aplicados 4 un punto, se efectúa por medio del paralelógramo de las fuerzas. ESTATICA GRAFICA 43 ProBLemMma 1.—Descomponer una fuerza en dos componentes cuyas direcciones sean dadas. Si la fuerza dada es P, de intensidad A B, (fig. 19) yA X y A Y son las direcciones de las componentes, se trazarán por B las parale- las á las direcciones dadas, y se tendrá en A Cy A D las intensi- dades de las componentes. ' El problema puede resolverse también, trazando el triángulo de fuerzas a b c. Fig. 19 PROBLEMA II.— Descomponer una fuerza en dos, de las cuales se da una en magnitud y en dirección. Si la fuerza que se quiere descomponer es P, de intensidad A B (fig. 20), y una de las dos fuerzas en que se ha de descomponer es 14 AURELIO SANDOVAL A C, se trazarán A D y BD paralelas 4 B C y A C, y la compo- nente que se busca estará representada por A D. El triángulo de fuerzas se construiría en este caso uniendo bcon e. PROBLEMA III. —Descomponer una fuerza en dos, siendo cono- Cc Fig. 20 cida la intensidad de una de las componentes, y la dirección de la otra. Si la fuerza dada es P, de intensidad A B (fig. 21) se quiere Fig. 2] descomponer en una de dirección A X y otra de intensidad n, se trazará la recta BN paralela 4 A X, y después haciendo centro en ESTATICA GRAFICA 45 A, con un radio n, se traza un arco que cortará á BN en € y €”, uniendo con una recta A y € y tirando B D paralela 4 A €, esta última recta y la A D serán las componentes buscadas. Si el punto C' es el que se hubiera unido con A, se obtendría otra solución en las componentes A C! y A DP”. Si la magnitud n fuera la A E distancia entre las paralelas B C y AD, el problema no admitiría más que una solución, y el para- lelógramo de las fuerzas sería un rectángulo. Si n es mayor que A B una de las soluciones dará para la com- ponentes A X el sentido X A, (fig. 22). No será posible la resolu- Fig. 22 ción del problema en el caso que la intensidad n fuera menor que la distancia A E del punto A á la paralela 4 A X trazada por B. El triángulo de fuerzas se trazará tomando la magnitud bd 6 A = nm (tie. 21 5). ProBLEMA IV. —Descomponer una fuerza en dos de intensidades dadas. 46 AURELIO SANDOVAL Si la fuerza dada P, de magnitud A B, sela quiere descomponer en dos de intensidades m y n, construiremos el triángulo A BC (fig. 23) que tenga por lados las magnitudes A B. my n. En este Fig. 23 caso se obtienen dos soluciones: ABC y ABC'; resultando para la primera solución las componentes AC y AD, y para la segunda AC' y AD. Para que el problema tenga solución es preciso que pueda cons- truirse el triángulo de fuerzas, para lo cual sabemos por la Geome- tría, que uno cualquiera de los lados debe ser menor que la suma de los otros dos, esto es: AB< m->mn, m< AB n, n. Para hallar el momento de un orden cualquiera de una fuerza P se empezará por el de primero ó el de segundo orden, y sa obtendrán los siguientes multiplicando sucesivamente por x. Así, para deter- minar el momento de tercer orden A A y esta última será el de tercer orden. 58 AURELÍO SANDOVAL DETERMINACIÓN DEL MOMENTO DE INERCIA POR EL MÉTODO DE CunmanN.—Trácese de F á N el polígono de las fuerzas (fig. 35), y con un polo cualquiera O, se trazará el funicular A, B, C...... que cortará al eje XX en a, b, e, d, e. Supongamos ahora las magnitudes ab, be, ed,...... como fuerzas que actúen en las direcciones de las P,, Y AAA , y con el polo arbitrario O' se trazará el funicular 1”, 11”, 11T”,......... y mídase, en dirección paralela á las la primera distancia polar H y también la segunda h, y designando por u la porción de XX que interceptan los lados extremos del segundo funicular, se tendrá DEA AE: DETERMINACIÓN DEL MOMENTO DE INERCIA POR EL MÉTODO DE Monr.—Si llamamos T el área de la figura a A BC Dea (fig. 35), limitada por el primer polígono funicular, sus lados extremos (1 y V) y el eje XX, Morh ha dado la siguiente fórmula: (A Ele RELACIÓN QUE EXISTE ENTRE DOS MOMENTOS DE INERCIA TOMADOS CON RELACIÓN Á EJES PARALELOS. —Si el eje X¿X, coincide con la resultante del sistema de fuerzas P y á I le llamamos L,, será E y su momento estático con respecto al mismo eje A 0% Designando por e, medida en dirección de la x, la distancia del eje XX al XX: LR MS eE Propiedad importante que se enuncia diciendo que, el momento de inercia de un sistema de fuerzas paralelas, contenidas en un pla- no, con relación á un eje que esté en este plano y sea paralelo á las fuerzas, es igual al momento de inercia de estas fuerzas con relación á la resultante del sistema, más la suma de las fuerzas multiplica- das por el cuadrado de la distancia del primer eje á la resultante. MOMENTOS DE INERCIA DE LAS FIGURAS PLANAS.—Para hallar el momento de inercia de una figura plana cualquiera, se la descom- pone en fajas estrechas paralelas al eje y de igual anchura; se con- sideran las áreas de estas fajas como fuerzas, y se aplica uno de los métodos explicados anteriormente. El momento de inercia de una figura conocida geométricamente se determina de una manera exacta por medio del cálculo. AUTOBIOGRAFIA 1 POR EL DR. ESTEBAN BORRERO ECHEVERRIA Nací en Puerto Príncipe, el 26 de Junio de 1849. Fueron mis padres doña Ana M* de Echeverría y Rodríguez y don Esteban de Je- sús Borrero y Betancourt; pertenecía éste á una de las familias más antiguas y distinguidas del lugar (como que tenía su cepa en un sobrino de Pizarro que con él vino á América) y su solar en Cuba se estableció en Oriente, donde ya desde los principios de su establecimiento en Cuba se distinguió el Sargento Mayor don Miguel Borrero de Trujillo por más de una hazaña de que dan cuen- ta las crónicas de aquel tiempo; una sobre todo lo hizo notable: fué él quien con un puñado de colonos cubanos atacó y derrotó en Man- zanillo á los piratas holandeses que se llevaban en rehenes al Obispo y que se habían apoderado de un gran botín; rescatándolo todo de sus manos, y quemándoles además una de las naves en que arri- baron á la Isla. De aquel lugar pasó un caballero de la rama de los Borrero á establecerse en el Camagúey, en donde entroncó con los Miranda y los Varona, manteniéndose allí en el mismo nivel social que tuvo de abolengo. Era y fué mi padre hombre de letras, poeta, de la familia literaria que pudiera llamarse arrulladora en Cuba; por el estilo de Palma. Mi madre pertenecía á una familia menos dis- tinguida, pero noble también y tan antigua en el país como la otra; recuerdo muy bien haber visto su casa, de niño, con el escudo de la casa de mis abuelos maternos un gran legajo de papeles en que la familia de la madre de mi madre puso en claro la pureza de su al- curnia, comprobando diez y nueve abolengos legítimos con motivo del enlace de una prima hermana de mi abuela (D*? Juana de Dios Rodríguez Medrano y de la Nuez) con D. Ramón de Zayas Bazán, cuya familia presumía de tener más alto origen, y fué en el cotejo de filiaciones eclipsada, así, en orden á las rancias preeminencias 1 A una deferencia, que en mucho estimamos, de nuestro compañero el Dr. L. Montané debe la REvIsTA la satisfacción de publicar este documento inédito escrito de puño y letra de su autor el Dr. Borrero Echeverría, perteneciente al año de 1900; después de esta fecha continuó trabajando infatigablemente el que fué ilustre Profesor de la Escuela de Pedagogía hasta su fallecimiento en Marzo último, tan inesperado como sentido.—N, de la Re. 60 ESTEBAN BORRERO ECHEVERRÍA que reclamaba para los suyos; toda la familia de mi madre era gente afincada y de dinero, y profundamente moral. D* Juana de D. Ro- dríguez, mi abuela materna, fué mujer cristiana, matrona de singu- lar discreción é inteligencia clarísima, de quien sé bajo el punto de vista étnico que tenía (por D* Inés de Labrandero) sangre de in- dios en las venas; pues esta D* Inés, abuela suya, era hija de un cacique del Camagúey, con la cual casó un conquistador de los Ro- dríguez. Eso mismo había hecho Vasco Porcayo de Figueroa (de quien descienden los Varona) y con los cuales tenemos estrecho pa- rentesco, con una noble autóctona de aquella región; por manera que nuestra sangre se mezcló por dos distintas canales con la san- gre mejor de los aborígenes. Los Echeverría se establecieron en Oriente y allí se distinguie- ron; bien conocido es el Obispo cubano de ese apellido que fué con- temporáneo y amigo de Martínez de la Rosa, y hombre notabilísimo por su virtud y doctrina. Mi abuelo materno, D. José Antonio Eche- verría, ejercía, de niño yo, el cargo de comandante de Marina en el puerto de la Guanaja, entonces habilitado; y recuerdo en el Prínci- pe á su hermano D. Miguel, Notario público.......oo.cooo.o.oo sonooononos y La Revolución del 51, en la que estaba comprometido, sacó á mi padre de la Isla, de la cual vivió ausente muchos años; me criaron en aquellos años tristes mi abuela y mi madre, y á estas dos muje- res debo mi educación moral y lo debo todo. Mi abuela me trans- fundió su alma, por donde persiste en la mía un sedimento religioso que me acompañará hasta la tumba: mi madre fué mi maestra; y aprendí á leer sobre sus rodillas. Había puesto mi madre, que era mujer inteligente, poetisa también, una escuela, en la cual crecí yo; siendo capaz de ayudarla en sus tareas pedagógicas ya desde los once años: desde esa edad empecé á acostumbrarme á ser el hombre de la casa; y 4 los trece tenía clases á domicilio y contribuía naturalmente al sostenimiento de las obligaciones de la casa de la cual ¡ay! faltó el padre muchos años. De tarde en tarde llegaban á casa con alguna carta suya, del Norte, un barril de manzanas, una cartilla americana de Appleton (que por cierto despedía de entre las satinadas hojas un olor suave de ciruelas pasas que no olvidaré nunca) y tal vez un gran cartel de anuncios del tamaño de una sá- bana, impreso con letras enormes, rojas y azules. Me crié mirando «al Norte siempre, en donde vivía mi padre y de donde no acertaba á volver el jefe de la familia. Los restos de la fortuna de mi abuela AUTOBIOGRAFIA 61 (arruinada por la revolución), y el trabajo de mi madre, sostenían la casa y la familia; me acompañaba un hermano (Manuel) muy poco menor que yo, el cual fué siempre un muchacho turbulento, y ante el cual, por no sé qué milagro de razón prematura en mí ope- rado, ejercía yo las funciones de tutor y maestro: me dió mi her- mano él solo más desazones que habían de darme en lo futuro todos mis hijos, pero lo eduqué y llegó á ser persona distinguida, con ta- lento poético y una personalidad popularísima en el Camagúey. He dicho que en mi casa había una escuela de niñas: me incli- nó mi madre desde temprano á los trabajos escolares, y la auxilia- ba con placer en ellos, acostumbrándome así al ejercicio de una pro- fesión de la cual había de vivir exclusivamente más tarde y á la cual debo lo que soy. Como á los nueve años de mi edad, me pu- sieron en el colegio de D. José Colilles, viejo profesor que visitaba mi familia diariamente y que quiso llevarme consigo; mas no por eso (lesatendía mis obligaciones de ayudante de la escuela que ha- bía en casa. Como á los once, me llevó mi misma madre á la Pri- mera Escuela Municipal de Varones del Camaguey, instituto diri- gido por D. Gabriel Romas y Cermeño, peninsular, el mejor maes- tro del Príncipe, quien me tomó gran cariño y completó mi educa- ción primaria superior: me hizo aprender este excelente hombre to- da la pequeña enciclopedia de Rueda, lo cual no le fué difícil por- que mi madre me había preparado suficientemente en cuanto era elemental, y me enseñó la Teneduría de Libros. A los doce años tenía ya clases á domicilio, y antes de los catorce estaba acredita- do como profesor de instrucción primaria en Puerto Príncipe. Yo crecí en la idea del trabajo y no me fué dura nunca la obligación que me impuse de sostener con él mi casa. Por esa edad había leído ya.más de dos veces el Quajote, los clásicos españoles y todas las no- velas de la época, sin descuidar los poetas cubanos. Despertó así mi afición á las letras y empecé á escribir versos y articulitos líricos y aun científicos: conservo algunas muestras de aquella primera pro- ducción literaria. Mis clases habían aumentado y mantenía casi por entero á mi familia, que se componía de mi abuela, mi madre y de Manue] mi hermano y yo. Salí al cumplir los catorce, de casa de don Gabriel, y me coloqué como ayudante delineador en la Comandancia de Ingenieros de Puerto Príncipe, ganando un sueldo de 50 pesos: esa fué para mí la época de la lectura y del estudio: tenía por ello tal pasión que desde muy de madrugada y á las altas horas de la noche leía siempre, ya que por el día trabajaba: las obligadas Ruinas de 62 ESTEBAN BORRERO ECHEVERRIA Palmira, el Sistema de la Naturaleza del Barón de Holbach, la En- ciclopedia Francesa, Voltaire (todo Voltaire), Diderot, Rousseau (todo entero), Plutarco, Marco Aurelio, Delavigne, Víctor Hugo, 3eranger, Musset; con el Arcipreste d' Hita y Calderón y Meléndez; Guthe, Moore, Shakespeare, Calderón, Racine, Corneille, Lafon- taine, péle méle, sin que dejase nunca de la mano 4 Cervantes, mi favorito, ni á Modesto de la Fuente tampoco, ni á Solís, niá Irving, ni á Prescotó...... Aquello fué una orgía de lectura; y todo esto sin más método ni guía que mi afición. Sentía yo que todo eso flotaba en mí si no cuajaba en cualquier sentido, dentro de mis gustos, mi personalidad, consintiéndome fijar mi estado civil; y vi el cielo abierto con poder aspirar por oposi- ción á una plaza de alumno pensionado por el Ayuntamiento de Santiago de Cuba para estudiar ingeniatura en Madrid. Reuní el di- nero necesario para el viaje, dejé á mi familia lo indispensable para pasar un mes, y me embarqué para Santiago, en donde tuve la suerte de llevarme, no sin serias oposiciones, la codiciada plaza. Ya esta- ba seguro mi porvenir: de un día á otro debía embarcarme para Madrid, cuando caí enfermo gravemente con difteria. Convalecí tarde y mal; y tan débil quedé, que mi madre no consintió que me expusiese así á los rigores de un clima tan duro como el de la ca- pital de España. Este fué un golpe terrible para mi anhelo de sa- ber; mas como por aquel entonces se abriese en el Príncipe el Ins- tituto de Aplicación, que más tarde fué de Segunda Enseñanza, in- gresé en él, obteniendo gratis por las notas que alcancé, el ingreso. Entonces, y mientras estudiaba con devoción mi primer año, fundé una academia nocturna para adultos y tuve desde el principio más de sesenta alumnos en ella: allí ensayé en grande mi capacidad do- cente; y aquellos fueron los días de mi gloria. Las enseñanzas que di allí tenían todas el corte filosófico que habían alcanzado mis es- tudios, y mis discípulos aprendieron no sólo Gramática por Salvá y Bello, sino Lógica por Condillac y todos manejaban como yo al padre Varela y á Locke. He olvidado decir que la Lógica de Con- dillac era desde el principio de mis estudios mi Biblia: mis discípu- los y yo la comentamos y anotamos en aquel instituto singular, en donde la política radical cubana nos apasionaba á todos también. A punto ya de ser bachiller, tres ó cuatro años más tarde, esta- 11ó la insurrección del 68, y me fuí con casi todos mis discípulos al campo de la Revolución. No dejé de tener discípulos notables co- mo Manuel Roblejo (poeta, mulato), José de Jesús Agramonte, pu- AUTOBIOGRAFIA 63 blicista serio; Eduardo Romaní, y muchos más que se distinguie- ron por su aplicación: José Antonio Frías, negro, poeta, Busojonio, pardo; gramático de gran fuerza lógica «€? * Serví en la Revolución, primero, en Najasa, á las ordenes de Antonio Aguilar: fuí jefe del servicio de avanzadas: serví á las ór- denes del comandante Pedro Celestino García, en Najasa también, y me incorporé más tarde á las fuerzas de Pedro Recio Agramonte, del cual fuí Ayudante Secretario; y alcancé el grado de capitán en el primer Regimiento de Infantería de Línea de que fué jefe nota- ble Pedro Recio. Fundé en la manigua dos escuelas, una en el Ecuador de Najasa y Otra en las Guásimas de Luis Díaz. Las visitaba de tarde en tarde, y se vieron colmadas siempre: de una de ellas fué directora mi santa madre que me había acompañado al campo. Serví á las órdenes de Manuel Valdés Urra (Chicho Valdés) y fuí ayudante del General Mateo Casanovas; con éste salvé una expedición: ya entonces tenía el grado de comandante. Por no citar combates en aquella vida militar activa, estuve en todas las acciones y escara- muzas que sostuvieron los cuerpos á que fuí incorporado, y repre- senté algún papel en el combate de las Tunas; dos veces fuí herido: una en la cabeza por un soldado de caballería, en Contramaestre; otra, de bala, en una pierna, en San Antonio del Corojo. Cuando dí parte al General Casanova de estar ya en salvo la expedición que desembarcó por Sabana la Mar, me saludó llamándome Coronel; pero nunca me ocupé de grados, ni tuve en realidad de verdad la vocación militar, que era común en los hombres de mi familia: fuí soldado por devoción patriótica, no por capacidad técnica ni moral. Unos cinco meses después de la presentación de Cornelio Porro, caí en Cubitas prisionero del Comandante español don Camilo Del- gado: andaba yo enfermo, sin asistente y sin armas (en la Revolu- ción por el occidente del Camagiey donde yo estaba no había y: un cartucho). Los españoles me trataron con bondad y los llevé al rancho donde estaba, en la Sierra, muriendo de hambre, mi familia. A pie nos llevaron hasta los alrededores del Príncipe, donde el Co- mandante Delgado, en el campamento del otro mundo me llevó aparte, me habló como á un hijo, y dolido de mi suerte, me ofreció su protección: me dió un salvoconducto para que nadie me moles- tase, y de allí, con mimadre, mi abuela, y mis hermanos, salí á pie, no hay para qué decirlo, para la ciudad, en donde á duras penas ha- 11é albergue. Por mucho que aquel hombre generoso hubiera que- 64 ESTEBAN BORRERO ECHEVERRIA rido protegerme, no dejé de estar un solo momento bajo la acción de la policía, que me obligaba á pasar diariamente á cierta hora, ma- ñana y tarde, por la Jefatura del Cuerpo. Cinco meses pasé así en la ciudad, viviendo con los míos, de mi trabajo personal: había aprendido en la manigua á zapatero, y como tal trabajé durante to- do ese tiempo: instalé un taller en mi casa y ayudado de mi madre hacía al día la obra de dos oficiales, con lo cual lo pasábamos bien. Pero como la Revolución comenzase á convalecer de nuevo, el Go- bierno se hizo más suspicaz, y un día recibí la orden de embarcarme para la Habana con un grupo de patriotas, destinado, como ellos, al presidio de Isla de Pinos. Me dieron una cédula de vigilado especial, por peligroso, y con ese documento desembarqué en la capital. Aquí, en la Habana, encontré un amigo que se interesó por mí y obtuvo del Gobernador de la ciudad la gracia de que permaneciese yo en ella, siempre vigilado; pero ya era mucho no iral lugar de mi pri- mer destino. Sin un peso de capital (pues desembarqué con 30 cen- tavos), sin relaciones, no puedo decir cuánta hambre y miseria pasé por espacio de quince ó veinte días: nadie me quería para nada: me colocaban en un establecimiento y á las dos horas me echaban á la calle: mi vigilado era mi condenación. Al cabo, por influencia de una bella joven camagúeyana, Emelina Sariol, me dieron coloca- ción formal en el colegio de Salazar, que estaba situado en la calle de Concordia entre Galiano y Aguila: allí trabajé, como profesor de la tercera clase, sin que me pagasen nunca, cinco meses; y salí de ese colegio para entrar con una onza de sueldo en otro colegio, «El Pilar de Zaragoza», situado en la calle de San Rafael n? 33. Para aumentar mis entradas trabajé durante muchos meses como librero encuadernador en las horas que mi función de pedagogo me dejaba libres; pero no ganaba bastante para mantener á mi familia que ha- bía quedado en el Príncipe y que sólo de mí había de subsistir. Carecía de recursos para seguir los estudios de medicina á que pen- saba dedicarme, y viendo más seguro porvenir en otra carrera, em- prendí la de pericial de aduanas que había creado la República en España: obtuve á título de suficiencia mi diploma; debí ser vista de la Aduana de la Habana, pero me destinaron con injusticia manifies- ta á la de Manzanillo, y, disgustado, resolví entonces hacerme á todo trance médico. Era ya vicedirector del colegio, había traído mi familia á la capital y tenía la Dirección de la Escuela nocturna del «Recreo Español», sociedad de Instrucción, situada en la Calzada de la Reina: allí trabajé durante las noches algunos años: á las cinco AUTOBIOGRAFIA 65 de la tarde dejaba mis clases en «El Pilar de Zaragoza», y á las seis es- taba en clase en «El Recreo»; de once á dos de la madrugada estu- diaba. Así fuí ganando años de medicina. Perdí la Escuela del Re- creo, y me llevé por concurso la dirección de la Escuela nocturna de «El Pilar», situada en el barrio del Horcón, en donde trabajé mucho tiempo también; por manera, que durante cerca de seis años tuve de diez y seis á diez y ocho horas de trabajo diario constante en la Haba- na, sin que por eso descuidase el cultivo de las letras. Estaba ya casado, y tenía una hija (Dolores, mi primogénita) cuando tomé el grado de Licenciado en Medicina y Cirugía: cursé el doctorado, pero no tomé el título de doctor por ser muy costoso. A poco de ser médi- co, hice oposición con otros muchos á una plaza de médico municipal, que me llevé á despecho de las influencias que en contra de ello pu- sieron en juego mis coopositores: la plaza era una, los aspirantes siete. Me veía, pues, con tres carreras hechas y con tres oposiciones gana- das, y bajo tales auspicios comencé á ejercer la medicina. Había fundado yo con el Dr. Gallardo, en la Habana, la Sociedad de Estu- dios Clínicos: había fundado con el Dr. Delmás la Sociedad Antro- pológica, de la cual fuí Secretario dos años: mis estudios tenían un corte literario á que daban relieve mis aficiones más arraigadas: me aficionaba poderosamenteá las ciencias también, y había escrito mu- chos trabajos de esta índole; pero todo eso era poco productivo: guardé, pues, mis gustos para mi recreo espiritual, y resolví hacer- me un práctico. Así, rompiendo con mis costumbres, me confiné en Puentes Grandes, en donde fuí por espacio de diez y seisaños única y exclusivamente médico; y me hice, en la medida de mi modesta ca- pacidad, un clínico. Esa fué la época de mi producción literaria profesional: no pasó durante ella una semana, sin que escribiera un trabajo de medicina, y los puedo contar por centenares. La Cró- nica Médica de la Habana, la Gaceta Médica de la Habana, la En- ciclopedia Médica, la Revista de Ciencias Médicas, me tuvieron por su principal colaborador: colaboré en una Revista de Medicina del Brasil y en la Revista de Medicina y Farmacia de París para la cual dí algunos trabajos en francés. Al fundarse en la Ciénaga la Escuela de Agricultura fuí nombrado su catedrático de Biología y de Agrimensura, y fuí en ella también sustituto de cate- drático de Física y Química y catedrático de lengua francesa: esto era en la época de mi mayor actividad clínica. Había sido colaborador activo de la Revista Cubana, de Cortina, y seguí sién- dolo bajo la dirección de Varona, con el cual compartí la dirección 66 ESTEBAN BORRERO ECHEVERRIA del periódico. Aunque mi familia se había aumentado mucho, pues tenía diez hijos, y vivía conmigo mi madre, junté un capital de 15,000 pesos, que perdí cuando quebró la Caja de Ahorros, donde lo tenía depositado. Viví en las Puentes, retirado, sin tener contacto con la sociedad de la Habana (aunque dándole mis trabajos á la prensa) por espacio de unos diez y seis años ó más, hasta que estalló la última revolución: cultivaba en mi casa el estudio y educaba á mis hijos: no aspiraba á más. No acepté la Dirección de un Instituto que me ofreció Jo- sé Ramón Betancourt, ni una cátedra en la Universidad que por recomendación espontánea de éste me ofreció el General Salaman- ca: vniacepté tampoco (en lo político) la representación á Cortes con que me convidaba la gente autonomista del Camagúey. Pensiona- da por la Diputación Provincial, en vísperas de la última revolu- ción, mi malograda hija Juana con 85 pesos oro mensuales para per- feccionar sus estudios de pintura en España, no aceptamos la gra- cia; y, comenzada la guerra nos expatriamos todos voluntariamente para correr en el extranjero la suerte de la Revolución, cuya causa era la nuestra. Todo quedó aquí abandonado: dejé mi casa puesta y todo fué pasto de la rapacidad enconada de los españoles: ni mue- bles, ni cuadros, ni libros, ni papeles dejaron en casa: el edificio ruinoso, de mi propiedad, fué desmantelado. No hacía dos meses que me encontraba en Key West con mi familia, cuando caímos to- dos enfermos de fiebres: uno entre todos había de morir y fué Juana, el amor de mis amores. Fué tan violento para mí el choque, que aún no me he repuesto de sus estragos. Fluctuando en tierra extraña entre la razón y la locura, trabajé por sostener á mi familia y la sos- tuve decorosamente: me incorporé dos veces como médico en los Estados Unidos y tuve clientela: hice oposición como maestro de Escuela á la Dirección de las Escuelas de San Carlos, y me llevé la plaza. Esas Escuelas tenían sobre trescientos alumnos y estaban incorporadas al Estado, bajo la acción de los Superintendentes de Instrucción del Gobierno: fuí su Director por espacio de un año. Nombrado por D. Tomás Estrada Palma Delegado General por el Partido Revolucionario Cubano en Costa Rica y el Salvador y Mi- nistro Enviado Especial del Gobierno de nuestra República ante los de aquellas dos, salí para Centro América, en donde llené mi doble misión hasta la terminación de la guerra. En Costa Rica fuí nom- brado por el Gobierno del país catedrático de Fisiología é Higiene y de Física y Química del Liceo de San José: no acepté el nombra- AUTOBIOGRAFIA 67 miento; propusiéronme la Dirección del mismo Liceo y no acepté tampoco; nombráronme médico del Circuito de Tarrazá y decliné el honor; nombráronme médico del Circuito del Puriscal y no lo acepté, y últimamente me ofrecieron la dirección del Instituto de 2% Ense- ñanza de Alazuela, aumentándole cien pesos al sueldo que tenía el Director, y lo rechacé también: en mi calidad de ministro de Cuba en un país hostil no podía aceptar empleo de aquel Gobierno. Volví á la patria con el carácter de representante del 3er. Cuerpo de Ejér- cito en la Asamblea, y ya aquí, y en frente de la realidad, renuncié el cargo porque vi á la Asamblea desposeída de toda representación ofi- cial y prestigio de esa índole ante el Gobierno extraño, con el cual no podía (por duro que nos fuese) subsistir aquí poder político algu- no. Esa era la amarga verdad, y preferí deglutir en el retiro mi sin- sabor, lo cual me pareció más cuerdo y más hermoso que prostituir- lo en la Asamblea entre alardes vanos de un poder político imposi- ble y raptos de descontento impotente y suicida. Me concreté, pues, á trabajar para rehacer mi posición perdida: llegué á Cuba sin recursos económicos y con catorce personas de familia; y á los cinco meses tenía una entrada de 400 pesos. La Comisión reorganizadora de la Universidad me nombró Catedrático de Anatomía comparada. Tomé posesión de mi cátedra, y de ella salí para entrar como subsecretario de Instrucción Pública con el Dr. Hernández Barreiro. He sido al tiempo mismo superintenden- te asociado del Board de Superintendentes, Superintendente de la Isla en ausencia de Mr. Frye, y actualmente soy, además, Comisio- nado de Escuelas de la Isla, que es como ser Ministro de Instruc- ción Primaria. PRODUCCIÓN LITERARIA. POESÍAS A 1% Un tomo de versos: Poesías de Esteban Borrero Echeverría, agotado. —1878, agotado. 22 Arpas Amigas, otro tomo de versos en colaboración con Varona, Sellén y Tejera. 32 Otro tomo de versos: Grupo de Familia, en colaboración con mi hermano Manuel y mi hija Juana. Tenía inéditas unas cien composiciones de las cuales algunas voy publicando, y ha- brá visto V. en los periódicos. 62 ESTEBAN BORRERO ECHEVERRIA PROSA B 12 El Café, monografía, editado por los años de 1879, por La Propaganda Literaria (agotada). 22 Un tratado elemental de Aritmética inductiva (mo pu- blicado). 32 Un tratado de Historia Natural (no publicado). 409 La Vieja Ortodoxia y la Ciencia Moderna, opúsculo, impreso en 1879. 52 Instrucciones Antropológicas de Broca, traducción, regala- da á la Sociedad Antropológica. 6% La colección del Boletín de la Sociedad Antropológica, de cuyo periódico fuí director y en algunos de cuyos números hay artículos míos. CONFERENCIAS EN CUBA En la Caridad del Cerro, Las Plantas Carnívoras; publiqué des- pués un trabajo sobre ese asunto. En el Ateneo: Una conferencia sobre el carácter de los Estudios Antropológicos; publiqué luego un trabajo sobre el mismo asunto. En el Ateneo: Una conferencia sobre las anomalías de la Denti- ción; fué seguida de un trabajo sobre el mismo asunto. En la Sociedad El Pilar. Cuatro conferencias sobre Pedagogía. En San Carlos (Key West), una conferencia sobre las Estrellas Errantes. Otra sobre el Arte de la Lectura. Otra sobre la Cuestión Política Cubana, bajo el punto de vista Etnico. Tres sobre asuntos pedagógicos. En New York (Sociedad Literaria Hispano Americana), una conferencia sobre la Nutrición de los Vegetales. En las veladas de la Revista de Cuba: una conferencia sobre Lu Psicología y los Fisiólogos (seguida de un estudio sobre el mismo asunto que publicó la Revista). En los Círculos Pedagógicos de la Habana: dos conferencias. Una: El niño. Otra: Carácter moral y político de la pedagogía Cubana (D. Pepe). TRABAJOS POLÍTICOS PUBLICADOS 1% En la Intimidad (carta á D. V. Tejera) Key West. 22 El 27 de Noviembre (Discurso pronunciado en «San Carlos» en uno de los aniversarios del fusilamiento de los Estudiantes). AUTOBIOGRATFIA 69 32 En las Exequias de Maceo, discurso pronunciado en la Playa del Sur (Key West) en el primer aniversario de la muerte del Lugar Teniente General del Ejército Libertador. 49 El 27 de Noviembre, otro discurso, en «San Carlos», en el aniversario del fusilamiento de los Estudiantes. —_—_—_—— PERIÓDICOS 1% Fundé y dirigí El Colibrí, periódico literario (en Puerto Príncipe, siendo yo estudiante). 22 Fundé y dirigí en la Habana, el Boletín de la Sociedad An- tropológica de la Isla de Cuba. 32 Fundé con los Dres. Montané y V. B. Valdés la Gaceta Mé- dica de la Habana. 4? Colaboré constantemente en la Crónica Médico Quirúrgica de la Isla de Cuba (Director, Santos Fernández). 5? Fuí redactor de fondo de El Triunfo, con Ricardo del Monte. 6? Redactor de El Oriente, de Puerto Príncipe (1865). 72 Fuí primer redactor de la Revista de Ciencias Médicas de la Habana (Director, Dr. Jacobsen). 8? He colaborado en todos los periódicos científicos y literarios de la Isla. TRADUCCIONES CIENTÍFICAS 1% Las Instrucciones antropológicas de Broca. 22 Los trabajos sobre Fiebre amarilla, hechos por la comisión americana (jefe, Stenberg) anotados por mí además. 32 El Tratado de Aritmética de Wentworth (hoy sirve de texto en las Escuelas de Cuba). ARTICULOS Y OBRAS DE CARÁCTER LITERARIO 12 La Poesía en Cuba (1894). 22 D'aprés nature (Fígaro). 32 Muerte y Vida: carta 4 Manuel de la Cruz (folleto 1887). 40 Lectura de Pascuas (1 volumen, tres cuentos), 1899. 59 Tres tomos de versos (solo, y en colaboración; ya mencio- nados). 69 Las Artes bellas y su influencia social (Imprenta Avisador Comercial), 1899. 792 Una carta intima (folletico), Avisador Comercial, 1900. 70 ESTEBAN BORRERO ECHEVERRÍA 89 Sociedades protectoras de Animales y plantas (en el Boletín de la Sociedad). 92 Cacófilo, cuento filosófico publicado en la Revista de Cuba. 10 Aventuras de las Hormigas, cuento filosófico publicado en la misma Revista y más de cien trabajos de esta índole, pero de menor importancia, publicados en periódicos de Cuba y de la América Latina. TRABAJOS CIENTIFICOS PUBLICADOS EN FOLLETOS La Vieja Ortodoxia y la Ciencia Moderna. 22 La Psicología y los Fisiólogos. Carácter actual de los Estudios antropológicos. 4% Estudio crítico sobre el Dr. Lebredo. TRABAJOS DE MEDICINA 12 Obstáculos á la fecundación en la especie humana (Exposición y crítica de Pajot) (1885). 22 El muermo en Cuba (seis artículos). 32 La Escoliosis y el mal de Pot (Exposición crítica de los proce- dimientos de Sayre para el tratamiento de estas enfermedades). 40 Ingertos epidérmicos (fuí yo el primero que intentó con éxito en Cuba el ingerto de la piel de un negro en un blanco). 52 Sobre un caso de Ascaridiasis precoz (artículo). 62 Sobre un síntoma poco conocido de las neuralgias del tronco (folleto). 72 Litiasis pilosa (folleto). 82 Anomalías vaccinades. 92 La Medicina en Cuba. 10 Siflis y farcino. 11 Sociedades de socorros de médicos. 12 Estudio de los hospitales cubanos. 13 Anomalías del tétanos infantil. 14 Estudio antropológico sobre el cráneo de los asesinos. 15 Estudio sobre la Prostitución desde los tiempos más remotos hasta nuestros días. Y un gran número más de producciones menos importantes de esta clase. TRABAJOS LITERARIOS Y FILOSÓFICOS INÉDITOS 1% Eloisa (páginas de la infancia: mi primer encuentro con la Muerte). AUTOBIOGRAFIA 71 90 Perizánatos (De ultra tumba) (Aventura nocturna en un cementerio). 39 Inmortalidad (cuento filosófico). EN PREPARACIÓN 19 Breves nociones de pedagogía trascendente. 22 Sobre la malaria continua. (Me propongo imprimir dentro de poco en un volumen todos mis versos, y en otro, toda mi prosa puramente literaria. ) He de publicar ilustrada mi Aventuras de las Hormigas; tiene unas 200 páginas en 4% mayor. RESUMEN Títulos científicos: Maestro de Escuela, Médico (Doctor en Medicina). Pericial de Aduanas. Tengo hechos los estudios de Agrimensor y casi todos los de la Licenciatura en Ciencias. He sido facultado, previo examen en los Estados Unidos, pa- ra ejercer la farmacia, y la he ejercido allí y en la América Central. Me he incorporado como médico en los Estados Unidos y en Costa Rica á las facultades de los países. Obras poéticas: Tres tomos de versos y unas cien composiciones sueltas. Discursos literarios, científicos y políticos: unos veinte. Trabajos pedagógicos de alguna importancia; obras didácticas, originales y traducidas: unas veinte. Conferencias: doce ó quince. Trabajos de Medicina: treinta y cinco ó cuarenta. Artículos científicos y literarios: unos cien. Críticos que me han juzgado. En España: M. de la Revilla. En Cuba: Varona, Calcaño, M. de la Cruz, Julián del Casal, Val- divia, Curros Enríquez, «€% De mis trabajos sobre medicina ha hecho un juicio el Dr. Esco- bar en su obra Nuestros médicos, que lleva un prólogo de José de Armas y Cárdenas. BIBLIOGRAFIA TL. Díscutso en la distribución de premios del Colegio “María Luisa Dolz”, pronunciado por su Directora (Habana, Imp. «Avisador Comercial», 1905). TI. Visita á la Escuela Correccional “La Roquette” París, é Instí- tución de reforma “Am Urban” Berlín (Habana, Imp. «Avi- sador Comercial», 1906). il En su oportunidad recogió la prensa, con los elogios que merecía, el hecho de haber celebrado la Srita. Doctora de esta Universi- dad de la Habana, María Luisa Dolz y Arango, el 25% aniversario de la fundación de su colegio de niñas, con lucida fiesta escolar y voluminosa Memoria, bien ilustrada y mejor nutrida, de datos esta- dísticos que demuestran la magna labor realizada, en el seno de esta sociedad, por la Srita. Dolz. En nuestro magisterio público y también al frente de planteles de enseñanza para niñas, de carácter privado, se hallan hoy alumnas de ese colegio modelo, atendido por tanto tiempo con una fe, una constancia y una asiduidad cuyo secreto está en la sincera vocación que inspira y alienta, en esta noble tarea, á su infatigable directora. Los discursos que, alternando con fiestas de índole amena ó recreativa, desempeñadas por las alumnas al finalizar log cursos, ha pronunciado en su establecimiento de enseñanza la Doctora Ma- ría Luisa Dolz, forman por sí solos la más firme ejecutoria de su fecunda labor. Recientemente, en la conmemoración del vigésimo séptimo ani- versario de la fundación del colegio, pronunció un discurso en el que da cuenta de sus impresiones recogidas en un viaje en 1905 á Alemania. Noqueremos dejar pasar la ocasión de ocuparnos, si- quiera con la poca extensión que permiten estas notas, de dicho trabajo en el cual hay observaciones muy importantes tomadas di- rectamente, por persona competente y perita, en el seno de una nación modelo en lo que se refiere á la organización de escuelas públicas. BIBLIOGRAFIA 73 Vienen á confirmar esas observaciones que en el discurso de la Srita. Dolz constan, algunas de las expuestas por nosotros en nú- meros anteriores de esta RevisTa DE La FacuLTaD DE Lerras y CreNcras. Nos referimos, primero, á la consideración social que merece el maestro; el apoyo que debe darle el Estado: y segundo, la atención dedicada al trabajo manual. Respecto del primer asunto anota la autora del discurso estas observaciones: «Aquilatando su importancia, Alemania rodea al maestro de una aureola de prestigio moral, de consideración; con- cede valor inmenso á su labor, no olvidando nunca, á la hora de adjudicar el premio, al repartir los lauros, en todos sus triunfos, en todas sus conquistas, al lado del sabio, del general ú del héroe, co- locar al maestro, como el primer inspirador de sus éxitos, y con él compartir la palma de la victoria. No se limita á esto la solicitud del Estado por sus maestros, deseando la previsión alemana que ninguna preocupación pueda coartar la dedicación serena á su amplia labor, y garantir su tranquilidad y su bienestar en las crue- les horas de la enfermedad ó en los desolados momentos de la ve- jez, les asigna para su retiro dos tercios de la pensión que disfru- tan, además de todas las facilidades, ventajas y conforts que el gran espíritu de asociación que reina en ese país les ofrece á ellos y á los familiares en el seguro, cajas de viudas, asociación de institutores y otras muchas en las que, necesariamente, ha de ins- cribirse. En esa preparación intelectual, en ese prestigio moral, en esa solicitud de que son objeto, estriba la base, está el secreto del éxito del maestro alemán.» En cuanto al segundo punto ó sea la atención dedicada al trabajo manual en las escuelas, hace constar la ilustrada viajera: «Noté la gran importancia que dan al trabajo manual y el espíritu de su método que procura aprovechar á la vez la inteligencia y los senti- dos, que la noción vaya unida á la expresión, y sea confirmada por el ejercicio manual; procedimiento que inician en la escuela guar- diana, desarrollan en la primaria y completan en la de adultos. » En la gran institución Lette Vereín, escuela de madres, instalada en hermoso edificio en Augusta Platz, pudo observar que dicha ins- titución: «es exponente de la severidad de la educación de la mujer alemana, que no exime á ninguna, cualquiera que sea su posición, del aprendizaje indispensable en los quehaceres domésticos. Com- prende cursos teóricos y prácticos de higiene, economía doméstica, cuidado de enfermos, puericultura, corte, costura, transformación 74 BIBLIOGRAFIA y reparación de trajes, confección de sombreros, peinado, cocina, lavado, jardinería, contabilidad, derecho usual, administración y eobierno de la casa, educación social; en una palabra, todo lo nece- sario para que la mujer saque el mayor partido posible de sus recursos por una dirección económica inteligente, y pueda llenar sus deberes en la familia y en la Sociedad. No sóio les enseñan las faenas domésticas, sino que también se las hacen amar, procuran habituarlas á ellas, que adquieran destreza y gusto y que las des- empeñen con placer.» En el departamento pedagógico de la mejor escuela oficial de Berlín, que es la institución llamada Augusta Victoria, anotó la distribución de sus cursos y asignaturas. Comprende un período de estudio de tres años, y su programa lo forman quince asignatu- ras: alemán, inglés, francés, que comprenden gramática y literatura Ó sea preceptiva é histórica; matemáticas, geografía, historia, cien- cias naturales, psicología, pedagogía, lehrprobe, ensayos sobre ense- ñanza, lehrpraxis, práctica de enseñanza; y dibujo, música y gimna- sio que no faltan en la más modesta escuela alemana. Desde el punto de vista pedagógico, el viaje de observación rea- lizado por la Srita. Dolz, al cabo de 27 años de labor diaria al frente de su acreditado plantel, resulta de interés general; para nosotros, que anteriormente tratamos en las páginas de esta RevisTa de aná- logos asuntos, es motivo de particular satisfacción, pues nos con- firman en la opinión que respecto de ellos hemos sustentado. Ca- sualmente llega 4á nuestras manos en el canje del periódico, un nuevo documento que añade una nota más'á las anteriormen- te consignadas: el Prospecto del Instituto Nacional de Enseñanza de Lima.—Imp. Belén 1039. Lima. Perú, 1905. Em él se consagra lugar preeminente al trabajo manual, dibujo libre á mano y dibujo mecánico, inspirándose en un documento ya citado por nosotros en la página 145, tomo I de la Revista Ó sea What distinguished men think of manual training, distribuido profusamente por Mr. Calvino M. Woodward, director del Manual Training School, de Saint Louis, en la Exposición últimamente celebrada, en 1904, en dicha ciudad. Recojamos la opinión de este célebre profesor: «He conocido muchos que han sufrido por falta de educación y de experiencia y nunca por poseerlas. Nadie se ha perjudicado jamás por su habi- lidad en dibujar un plano, construir un modelo, templar un taladro, afilar un escoplo, ó reunir y encolar dos pedazos de madera, como no lo ha sido tampoco por tener la habilidad de escribir correcta- BIBLIOGRAFÍA + Uv mente, traducir una página del francés ó explicar lo que es un dinamo. » Debemos estar con la vista puesta en los movimientos de avance que en el mundo culto hacen la instrucción y la educación, estudiar su espíritu y sus tendencias y tratar de aplicarlos en nuestra joven república, que obedeciendo á la ley general del progreso no puede ni debe sustraerse á estos fecundos impulsos. Anota la autora del trabajo, de que, principalmente, nos ocu- pamos, el discurso de la Srita. Doctora María Luisa Dolz, sus observaciones sobre las escuelas de Bélgica, en su citado viaje al pasar por esta próspera y floreciente nación. Tomamos, para cerrar estas líneas, estas otras que en el discur- so figuran y que sintetizan el propósito sincero que en su examen se vé flotar por todo él: «Los belgas, pensé, no olvidan el aforismo de Jules Simon: Los pueblos que tengan las mejores escuelas serán siem- pre los primeros pueblos. » LE Posteriormente hemos recibido otro folleto esmeradamente im- preso é ilustrado con grabados, en que la Srita. Dolz, como trabajo presentado en la 5% Conferencia Nacional de Beneficencia y Corrección celebrada este año en la ciudad de Santiago de Cuba, se ocupa de otros muy interesantes institutos de educación. Trata dicho trabajo de la Visita á la escuela correccional La Roquette, Paris, y al reforma- torio intitulado Am Urban, de Zehlendortf, Berlin. Siendo el problema de la educación nacional, asunto á que se dedica actualmente toda la atención que por su importancia mere- ce, y siendo á la vez un problema tan complejo, estas observaciones tomadas directamente ante dos instituciones notables, en países que con justicia se citan como modelos de organización de la enseñan- za popular en todas sus fases, encierran para nosotros verdadero interés. La fisonomía de las dos instituciones estudiadas en el folleto, nos revelan dos muy distintos sistemas: el uno de represión severa, áspera, de aislamiento, una penitenciaría ingerta en un trozo de Bastilla; el otro, un asilo humanitario, donde el árbol, la luz, la claridad, el sol y el jardín contribuyen acaso á hacer huir de la conciencia las sombras que por un instante la perturbaron. El sistema adoptado en la Institución de Reforma Am Urban, Alemania, nos parece mejor acomodado á los fines de la pedagogía 76 BIBLIOGRAFIA moderna. No es con murallas, con guardias, con fosos, ni con rejas; no es en celdas donde trabajan en completo aislamiento, como se han de cultivar los sentimientos de los jóvenes que han faltado 4 los deberes sociales, impelidos por tantas ocultas concau- sas de las cuales no son ellos, seguramente, en primer término, los responsables, como se les ha de reformar, para que resulten indivi- duos aptos y útiles al agregado humano en que han nacido y donde tienen que ejercer su actividad. Niel régimen, ni la indumenta- ria, ni la disciplina de la escuela La Roquette, son recomendables para establecidos en ninguno de nuestros correccionales. Los datos que arrojan las estadísticas sobre los resultados obtenidos con tal sistema de severidad y castigo no pueden ser, á la vez que deplora- bles, más convincentes. : La fisonomía de la institución Am Urban es otra: casi basta la comparación de los grabados que ilustran las páginas del folleto para comprenderlo así á primera ojeada: La Roquette es el baluarte ma- cizo, con puertas de celda á manera de troneras, fuerte, de sombría piedra gris, duro granito, con pronunciadas reminiscencias de pri- sión medioeval; Am Urban, es un edificio amplio, de bella arqui- tectura, con grandes ventanas cubiertas de cristales y con árboles que lo rodean ornando sus francas avenidas, bordeadas de césped. El régimen correccional es más humano, más benéfico, más lleno de caridad. Las sociedades de corrección alemanas han deducido de sus observaciones prácticas que la causa de la perversión de me- nores tiene doble origen: subjetivo y objetivo, y que la participa- ción de las causas externas ó ajenas, esto es, las circunstancias sociales en la perversión de los niños siempre resulta mayor y más duradera que la participación peculiar ó propia, Ó sean las malas inclinaciones subjetivas, como hace notar la viajera observadora. El personal de enseñanza del instituto de Zehlenford, además de estar completamente dedicado á las labores educativas del esta- blecimiento, con independencia de otras ocupaciones que pudieran distraer sus energías y atención, es seleccionado entre los más re- putados pedagogos. El castigo no pesa enervante á todas horas sobre el asilado; tiéndese á hacerle olvidar su situación. En cuat- tos de familia pasan los niños las horas de descanso, después de ejecutadas las tareas escolares y el trabajo del taller. Sientan algunos pedagogos que el régimen de severidad era con- veniente en el siglo xv1r para refrenar los instintos desatados de una sociedad libertina. A pesar de su humanitarismo, institucio- =t “j BIBLIOGRAFIA nes tan filantrópicas como las de las Escuelas Cristianas fundadas por el insigne Juan Bautista La Salle, resentíanse de este régimen austero y de severidad. En el siglo xx la pedagogía está informa- da por otro espíritu, que la sustenta y mantiene dando frutos muy favorables desde los comienzos del x1x. No es el castigo depri- mente que rebaja la dignidad, é irritando, despierta las rebeldías y el afán de represalias, sino el ejemplo de virtudes, de orden, de constancia y de fe en el empleo de las energías individuales hacia obras de utilidad y de bien. El modelo de un hogar de paz, de una familia laboriosa y económica, libre de vicios y de pasiones engen- dradas por la incultura ó una falsa é incompleta educación, es el mejor y más eficaz medio de corrección para esos espíritus infanti- les prematuramente viciados al influjo de un medio ambiente per- vertido. El Instituto reformatorio de Am Urban, se inspira en estas teorías filantrópicas, aceptadas en los países que ostentan el mayor grado de avance en la obra de la educación; por eso «presenta, se- gún observa oportunamente la autora del trabajo, Srta. Dolz, el aspecto de una institución industrial, por la instalación de sus ta- lleres, la competencia de los maestros encargados de su dirección, la cantidad y calidad de las obras que realizan, las condiciones eco- nómicas en que está colocado el establecimiento, pues sólo se costea la materia prima, fabricando los asilados, con notable grado de per- fección, lo que el establecimiento consume». Los juegos están combinados con el trabajo de los talleres para levantar los ánimos. La habitación interior, que no obscura celda, de cada asilado, es prueba de la educación de su gusto y de las cos- tumbres de orden y de aseo que se les inculca. Su ropa, los retra- tos de amigos y familiares y las estampas y adornos fijados en las paredes, todo revela que allí se tiende á fortalecer y hacer cómoda, permanente y grata la vida en el seno de la familia y del hogar, base la más firme y duradera de toda la organizacion social. Si no fueran otras enseñanzas las que se desprenden de tan inte- resantes y útiles observaciones, esta sola bastaría para reconocer el mérito y la oportunidad de la visita girada á instituciones extran- jeras de tan merecido renombre. Nunca se insistirá bastante sobre la conveniencia de imitar en lo posible, dentro de los asilos, una perfecta vida en el seno del hogar. Así como, económicamente, la suma del bienestar y comodidades de cada individuo y su riqueza, constituyen el grado de bienestar y de riqueza de las nacionalida- ES 0 BIBLIOGRAFIA des, la moral y la felicidad de los hogares, el grado de cultura y perfeccionamiento de cada familia, dan por resultado el conjunto moral que hacen á las sociedades gratas y respetables. Si el objeto primordial de la educación, es, según de antiguo vie- ne recomendándose, pues de Séneca es este precepto: non schole, sed, vite discimus; de nuestro Luz y Caballero este otro: «educar no es sólo dar carrera para vivir, sino templar el alma para la vida »; y del filósofo inglés Herbert Spencer este otro: «la educación es la preparación para la vida completa »; todos convienen en que la edu- cación es necesaria para cumplir debidamente los fines todos de la vida, y no es completa la vida si no es útil al grupo social donde existe: siendo ese grupo la reunión de todas las familias, la organi- zación y perfeccionamiento de éstas, es la base más sólida del bie- nestar y de la posible felicidad nacional. Contribuyamos todos á la perfección de las familias para que los individuos que nacen indispensablemente en este medio, respiren una pura atmósfera moral. Y donde falte ese elemento suplámosle imitando sus afectos, procurando su calor, en la escuela, en el asilo, en el hospicio, en el reformatorio correccional, y entonces será cuan- do se aplicarán los preceptos en que se inspira la pedagogía moderna, y sobre todo, entonces será cuando realizaremos sus útiles prácticas. Dr. R. Meza. TI. Guide prátique de Pexpert-chímiste en denrées alimentaítes, par M. G. PELLERIN. Melzéville, 1906. Una de las ramas más importantes del Análisis Químico, es in- dudablemente aquella que tiene por objeto la investigación de las adulteraciones que se hacen en los artículos alimenticios. Si se tiene en cuenta que, desgraciadamente, el adelanto actual de la ciencia se pone en algunos casos al servicio de las falsificaciones, fácilmente se comprenderá que no es del todo sencilla la tarea de comprobar el fraude; se establece un duelo singular entre el defrau- dador y el químico, que con las mismas armas combaten y que para decidir la victoria á favor del último, necesita éste una gran dosis de habilidad que le permita aprovecharse de las estrechas articula- ciones que presenta la armadura que protege á su contrario. Los gobiernos de todos los países civilizados dedican en el día - [e] BIBLIOGRAFIA preferente atención á este asunto, persiguiendo y castigando seve- ramente á los industriales que con desmedida ambición de lucro atentan contra la salud del consumidor, vendiéndole substancias artificiales ó semiartificiales, que en el caso de no ser nocivas, son por lo menos de poco valor alimenticio. Para esa investigación gu- bernativa es necesario el concurso de la química, que con métodos analíticos precisos ponga de manifiesto el fraude. Y como es natu- ral, puesto que el asunto lo exige constantemente, hay una consi- derable labor química en ese sentido repartida en la bibliografía de esta ciencia. El libro que con el título que encabeza estas líneas ha publica- do M. G. Pellerin, es el resultado de una labor meritísima, es un nuevo elemento de combate contra la falsificación. En él se encuen- tra expuesto minuciosa y claramente el modo operatorio que en vada caso la experiencia del autor le ha demostrado ser el mejor y más práctico; es decir, que no presenta un conjunto de métodos entre los cuales el lector se quede dudoso en la elección, sino señala aquel que ha sido consagrado por la práctica del autor como el que con más seguridad y rapidez puede conducirle al fin propuesto, dan- do así al químico práctico la indicación de una ruta cierta y fácil, con lo cual le presta un valioso servicio. La obra comprende: un capítulo dedicado al agua potable, pues el autor—muy acertadamente á mi juicio—entiende, que aunque no es un artículo alimenticio propiamente hablando, dado el impor- tante papel que desempeña en la alimentación, no puede pasar des- apercibido en una obra de este género. Siguen después y por el orden de exposición los capítulos siguientes: Bebidas destiladas, Bebidas fermentadas, Sacarimetría y materias azucaradas, Materias grasas, Materias feculentas y sus derivados, Especies y condimen- tos, Alimentos estimulantes, Carne y sus derivados, Investigación de los agentes conservadores y los antisépticos. En capítulo aparte se ocupa de los envases y envolturas en que generalmente se pre- sentan los artículos alimenticios, cuyos envases y envolturas están sujetos á reglamento, y que en algunos casos, por razones de econo- mía, son sustituidos por otros capaces de ocasionar, con los produc- tos que forman con el contenido, graves trastornos en la salud del consumidor. Termina la obra refiriéndose á los «Documentos Físico-químicos », en el cual el autor ha reunido aquellos elementos de que el químico necesita diariamente, presentando una multitud de datos sobre las operaciones analíticas de este género, las cuales 80 BIBLIOGRAFIA son descritas con sencillez, explicando los fundamentos de las mismas, describiendo los aparatos empleados y donde aparecen in- sertos tablas de corrección de densidades según la temperatura, ete. ete., todo ello de gran utilidad para el laboratorio. En suma, la obra de M. G. Pellerin está llamada á prestar exce- lentes servicios al químico práctico, justificándose los términos en que el profesor E. Jacquemin la presenta á los farmacéuticos y químicos: «Este es un libro que debe formar parte de vuestra biblioteca, porque él encierra documentos preciosos, sobre todo los artículos alimenticios y no recomienda sino métodos probados y consagrados por el uso.» Dr. G. FERNÁNDEZ ABREU. TIT. Abrégé de Grammaíre comparée des langues indo-européennes, par K. BRUGMANN. Traduit par J. Bloch, A. Cuny et A. Ernout, sous la direction de A. Meillet et R. Gauthiot. Paris. Librairie C. Klincksieck, 1905. El Profesor Carlos Brugmann, de la Universidad de Leipzig, no- table lingúista y corifeo de la escuela de los neogramáticos, ha reali- zado una obra verdaderamente meritoria al publicar sus Elementos de gramática comparada de las lenguas indoeuropeas, poniendo así en manos de los estudiantes, en forma sintética, cuanto ha consigna- do como derroche de erudición y de saber profundo en su maravi- lloso Grundriss. Y á fe que tal libro ha venido á llenar una nece- sidad sentida desde hace tiempo, pues la extensión de obras como la citada hacía dificultosa su lectura impidiendo apreciar debidamente los grandes progresos efectuados en este campo de la ciencia desde Bopp, que con su obra monumental puso los cimientos de la filología comparada, hasta Leskien dando nuevo impulso á los principios sus- tentados por la Junggrammatische Schule. Modificado el método que los lingúistas anteriores adoptasen y rebatidos los fundamentos en que se apoyó la escuela á que pertenecía Curtius, necesario era dar á conocer las bases de los neogramáticos, exponer los nuevos moldes en que se forjaban las leyes orgánicas que presiden el mecanismo del lenguaje y constituir sobre bases científicas de carácter definiti- vo, como afirma Willems, profesor de la Universidad de Bruselas, el sistema vocálico en esta familia. No podía concretarse el siste- BIBLIOGRAFIA 81 ma fonético de esta agrupación á la mera exposición de todo lo concerniente á sus vocales y consonantes, determinando la equiva- lencia de esos elementos sonoros y de esos ruidos al través de los idiomas, como no era posible que se siguiese prestando al sánscrito la preferente atención que recibiera de los paleogramáticos, puesto que merced á las alteraciones de su sistema fonético dejaba de ser el prototipo de los idiomas indoeuropeos; era necesario tratar de re- construir á semejanza de lo hecho por Chavée, Pictet, Pott, Schleicher, Fick, etc. por conjetura, el verdadero sistema fonético ario á fin de comprender bien la razón de determinadas formas observadas en las lenguas, restituir formas simples que diesen cuenta de todos los cambios de un mismo tipo explicándonos la causa de un elemento vocálico oscuro en unas cuando en otras aparece el claro ó el inter- medio, según la escala á que hace referencia Papillon en su Manual of Comparative Philology, cerciorándonos también merced á ellas de la debilidad y decaimiento de los sonidos vocálicos en latín que conser- va pocas trazas del sistema de intensificación vocálica, así como su constante tendencia á la degradación progresiva del sonido. Consta la obra que analizamos de tres partes: trátase en una de la fonética, de la morfología en la otra y de la frase en la última. Ocúpase en la primera del estudio del vocalismo, del consonantismo, exponiéndose cuanto corrresponde á la investigación científica desde que el avance en este orden de cosas determinó el completo atraso del libro de Schleicher; y mientras se analizan las vocales simples en función silábica de acuerdo con su cantidad, se estudian las oclu- sivas principalmente según el lugar de su articulación y la forma de articularlas, se pone de manifiesto el resultado del contacto de las vocales, los efectos en el timbre de las mismas, la influencia de las consonantes en las vocales en contacto, así como la vocalización sin originar nuevas sílabas, se hacen todas cuantas indicaciones resultan oportunas sobre la asimilación regresiva y progresiva, sin olvidar el idéntico movimiento de las vocales y consonantes. Pasan por alto la generalidad de los lingúistas cuanto concierne á la fonética sintáctica; Brugmann ha creído necesario la exposición metódica y clara de este punto y partiendo de la época indoeuropea examina el final de la palabra en la frase, así como el comienzo del vocablo en la misma, señalando en la primera parte la caída de una nasal y r después de vocal laríngea bajo determinadas condiciones en el trán- sito de la entonación fuerte á la suave, como indica en la segunda el aligeramiento de ciertos grupos de consonantes por efecto de la 82 BIBLIOGRAFIA desaparición de una consonante inicial. Partiendo de esta base, hace análogos estudios en sánscrito y en el indo-iranio, explica la elisión en griego en forma como h? ávhp (ávhp) ($), ra 5'¿Aa (Sé), así como la con- tracción de las vocales (crasis) rárra de rá ¿lba, la alteración de una vocal larga final ante vocal inicial rhayx0% érel, como igual caída en la lengua latina, sin olvidar la asimilación de consonantes finales con iniciales en ¿imminuo de * en-m, irrumpo de * en-r, etc. Igual criterio y los mismos casos resultan analizados en las formas germánicas y eslavas para que pueda el estudiante apreciar con exactitud cómo los mismos fenómenos realízanse al través de esta gran familia indoeuropea, dónde aparece la igualdad y dónde se manifiestan las diferencias esenciales. Elestudio de las formas y de su empleo cons- tituye el capítulo de la morfología de tanto interés para el linguista, cuyo profundo conocimiento da la clave para determinar el estrecho parentesco de las lenguas; pero como no todas las voces resultan constituidas de igual manera de ahí el que Brugmann, deseoso de que su exposición científica descanse en base sólida, investigue los prin- cipales motivos y los principales modas de formación de las diecio- nes en las lenguas indoeuropeas, haciéndonos comprender ora la importancia de la reduplicación tan advertida en el rurrito, yo pio del griego, en el pip (1) are, pipilare latino y en el sánscrito pippik-as, ora en el dáme-dame sánscrito, en cada casa, en el quis-quis, cada vez el que, del latín y en el griego rpo-rpó (mporpoxvivSóuevos ), avanzando siempre, para comprender bien que la repetición tiene lugar cuando necesa- rio se hace explicar en determinado caso la existencia múltiple de un objeto. Esas repeticiones advertidas en los idiomas indicados reflejo de la que presenta el indoeuropeo, tienen también la simple indicación de la reduplicación apreciada bien en el de-dorke, echa una mirada á algo, que se emplea tanto en el sánscrito dadárca como en el griego Sésopxe. Y la composición conteniendo la unión de las palabras y la combinación de voces en una sola, la transfigu- ración gramatical, así como la derivación retrógrada, son con otros interesantes puntos motivo de serio estudio que consigna en su obra el autor como observaciones preliminares indispensables antes de penetrar en el importante análisis de los temas nominales que den- tro de la clasificación que presenta carecen en unos casos de morfe. mas temáticos, como resultan con los nombres raíces para ir anali- zando con el detenimiento que la materia exige cuanto hace relación primero á los casos, luego á la significación de los mismos á fin de entrar de lleno en lo relativo á la materia verbal, La competencia BIBLIOGRAFIA 83 que revela Brugmann fácilmente se comprueba leyendo cualquiera página de sus obras; ya no es el estudio de esta materia la simple exposición que se advierte tanto en Eichoff como en otros; no es el conocimiento de la flexión nominal la simple indicación del tema y de la desinencia, como en la verbal la determinación precisa de los elementos que constituyen las personas. El estudio comparado de las lenguas nos hace ver la estructura de los idiomas, los mayores Ó menores parecidos de las formas permitiendo señalar con precisión las semejanzas que se observen al colocar frente á frente una forma de otra, así como apreciar el papel que desempeñan esos elementos que se fusionan entre sí para la constitución de la flexión. Los profesores que con gran devoción como interés han querido po- ner al alcance de los que no conocen el alemán, el soberbio manual en que Brugmann reúne y consigna todo el avance de la ciencia lingúística sin sacrificar las nociones generales, exhibiendo con claridad la estructura indoeuropea de tanto valor en el campo de las investigaciones de la ciencia del lenguaje, han hecho indudablemen- te un gran bien, porque ese esfuerzo proporciona á los estudiantes un medio de tener reunido en un solo volumen las maravillas que á cada paso brinda el análisis de la familia indoeuropea, facilitando el conocimiento de una obra cuya materia supera, por el hecho de ser posterior, á todo lo consignado en su famoso Grundriss. Llegue al eminente adalid de los neogramáticos, junto con la expresión más sincera de nuestra simpatía, nuestra más cordial enhorabuena. Dr. J. M. DinuiGo0. MISCELANEA En un trabajo reciente de M. Tannery, Subdirector de la Es- cuela Normal Superior, sobre la situación de los diversos esta- : blecimientos que forman la Universidad de París, se encuentran los datos estadísticos siguientes: La Facultad de Derecho tiene 6,086 estudiantes inscriptos, de los cuales 325 son extranjeros. El aumento sobre el año anterior de 1903 á 1904 es de 1,289, realmente considerable. El mayor número de extranjeros son rumanos (81), los egipcios 68 y los rusos 58: de éstos mitad hombres y mitad mujeres. Han disminuido en número de 93 los estudiantes de la Facultad de Medicina, si se comparan con Jos del pasado año. Existen en la estadística de Tannery 3,482, Entre los 109 extranjeros hay 98 rusos. En la Facultad de Ciencias la cantidad de estudiantes ha quedado estacionaria: 1,610. En la Facultad de Letras, la cifra es de 2,100 (un aumento de 33 ins- criptos). En la Escuela de Farmacia el número es de 1,318. En conjunto, la Universidad de París en el último año académico (1904 á 1905), contaba 14,462 estudiantes, de los que 1,368 eran extranjeros. Las mujeres son en número de 968: de éstas 513 extranjeras. La enseñanza la suministran 281 profesores, agregados ó maestros de conferen- cias; y el presupuesto de la Universidad, próximamente, alcanza á la cifra de dos millones de francos. Respecto del Jardín Botánico de París, varios miembros del Consejo Municipal de la gran ciudad han formulado esta proposición para su correspondiente estudio: 12 Establecimiento en Bagatelle de un parque botánico, de una estación de estu- dio botánico y de cultivo; 2% Organización de cultivos botánicos aplicados al arte, así como la de un Museo y Exposición de las artes de la planta en uno de los pabellones del Parque; 3? Envío de una delegación del Consejo á los jardines de Kew, tomados como tipo aunque sin copiarlos servilmente; y 4? Designación de una Comisión especial, que ha de ocuparse de todos los detalles de organización de lo proyectado en Bagatelle. UNIVERSIDAD DE Paris En los primeros días del mes actual de Julio se ha verificado, según lo anuncia la prensa científica europea, la apertura del Congreso que en Londres celebra este año el «Instituto Inter- nacional de Sociología». Dicha reunión se efectúa con el concurso de la Sociologi- cal Society, que preside Lord Avebury, de la Societé de Sociologie y de la Ameri- can Sociological Association. Se han nombrado miembros asociados del Congreso: á P. Grimanelli, Director del Ministerio interior; A. Levi, Profesor libre de la Universidad de Padua; R. Bianchi, de Nápoles; K. V. Hammer, Secretario del Ministerio de Negocios de Noruega; y J. K. Kochanowski, Director de la Revue Historique de Varsovia. CONGRESO DE SoOciOLOGIA MISCELANEA 85 En los terrenos que ha adquirido la Universidad de París (entre las calles Ulm y de Saint-Jacques) no tardará en eri- girse un centro que aportará grande enseñanza y de carácter nuevo: es el «Instituto Oceanográfico» que funda el ilustre Príncipe de Mónaco. Este dona, además de un capital de cuatro millones de francos destinados á asegu- rar el funcionamiento y la vida del Instituto, su «Museo Oceanográfico de Mónaco », con todas sus colecciones, acuarios, laboratorios, etc. El nuevo Instituto será regido por un Comité internacional formado por los más comp+tentes oceanó- grafos del mundo. InstiTUTO OCEANOGRAFICO En nombre de la familia del difunto profesor Manelli (de Modene), el Sr. T. Waitzfelder ha presentado al Museo de Munich Munich una interesantísima, valiosa colección de objetos, en- tre los que se encuentran los aparatos originales empleados por el eminente Gal- vani y otros físicos italianos, así como algunos instrumentos pertenecientes á los antiguos alquimistas. Museo De Por iniciativa del Gobierno del Africa occidental francesa se trata, con interés marcado, de reunir en Dakar el mayor nú- AFRICA mero posible de documentos que ayuden á establecer la geolo- gía y la mineralogía de esos extensos territorios; llamándose la atención sobre la existencia, en la fauna actual, de ciertas conchas que revisten analogía con fósiles cretáceos y eocenos del Norte de Europa y del Africa, cuya semejanza ha sido indi- cada por algunos naturalistas. De Dakar, previas indicaciones convenientes sobre el modo de hacer la recolección, se remitirán los ejemplares á los laboratorios de Francia para sus respectivos estudios. GEOLOGIA DEL El profesor Malcolm Burr ha traducido al castellano la «Nota necrológica» que publicó sobre Henri de Saussure en SAussurE The Entomologist's Record; la traducción aparece en uno de los últimos números del Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural (Madrid, Mayo de 1906). El sabio Saussure, que falleció el año pasado en su casa de Gine- bra, había nacido en esa misma ciudad el 27 de Noviembre de 1829, recibiendo su primera enseñanza en Briquet; era hijo de una familia distinguida, que descendía de Mongin de Saussure (1469 á 1541), Señor de Dompmartin, el cual ocupó puesto elevado en la corte de Lorena durante el siglo décimo sexto. Sus estudios académicos, expone Burr en su «Nota », los empezó Saussure bajo la dirección de Pictet de la Rive, el mismo que ejerció poderoso influjo en la edu- cación científica de Eduardo Claparede, Herman Fol y Alois Humbert. Y Pictet fué quien inclinó la atención de Saussure hacia el estudio de los insectos: en esa época comenzó su obra, calificada tan justamente de magistral, sobre las avispas solitarias. En 1854 emprendió sus primeros viajes con Enrique Peyrot, visitando las indias occidentales; estudió entonces la hermosa naturaleza de México. Durante su permanencia en América estuvo en los Estados Unidos, relacionándose con Luis Agassiz y otros sabios americanos. La dedicación científica de Saussure, posterior á esa fecha, fué variada y extensa, como lo revelan sus numerosos trabajos publicados referentes á la ciencia pura y á sus útiles aplicaciones. «La cuestión EL ENTOMOLOGO 86 MISCELANEA del origen del hombre interesaba también á este naturalista tan versátil en sus aficiones; formó una colección etnológica y antropológica muy rica, que regaló, con su generosidad acostumbrada, al Museo de Ginebra; en el año de 1868 exploró la cueva de Scé, cerca de Villeneuve, en donde con el mayor cuidado, descubrió reliquias de vida humana, indudablemente contemporáneas del rengífero». Fundó Saussure varias Corporaciones y las instituciones científicas de mayor prestigio en el mundo lo colmaron de honores y dignidades. La muerte del ilustre entomó- logo Saussure no fué sólo una gran pérdida para la ciencia: fué también, como dice Malcolm Burr en la «Nota» á que aludimos, «un doloroso quebranto para sus mu- chos amigos.» ¡Qué incansable para el trabajo en el campo de las investiga- ciones naturales! En el estudio siempre interesante de esos hombres-enanos que se encuentran particularmente, no sólo entre los negros de Africa, sino también en los pueblos de la India y de la Améri- ca, fijan frecuentemente su atención los antropólogos y se han hecho estas preguntas: ¿Son los «pigmeos» productos más ó menos avanzados de la degeneración de las razas humanas? ¿Son eslabones de la evolución humana, formas primitivas, toda- vía organizaciones próximas de las especies simianas? Todo esto se plantea y se discute á propósito de ese problema de etnografía y de filosofía zoológica. Los fenómenos que determinan las variaciones patológicas accidentales, no explican seguramente Ja existencia de grupos humanos definidos como son los pigmeos. Así lo afirma, con gran cúmulo de datos, el profesor Richard Weinberg, de Dorpat, en reciente trabajo antropológico. En efecto, aparte del modo como esos pueblos se encuentran en determinados lugares del globo, el profesor Sergi ha encontrado trazas de cráneos (nanocéfalos), que parecen implicar la existencia en época remota, en Sicilia, en el sur de Europa, de razas de pigmeos; lo mismo ha visto Schweinfurth en Egipto. Desde el punto de vista psicológico, esos enanos parecen tener más desenvueltas sus facultades intelectuales que los negros de mayor talla. Mr. Kollmann ha publicado un cuadro genealógico del hombre, que precisamente descansa en la diferenciación de los pigmeos. «Después de los antropoides de cráneo bien deseu- vuelto del fin de la época terciaria, y por generación en línea directa aparecieron los pigmeos, cuya descendencia habrá comprendido tres sub-especies; éstas son las que se han perpetuado idénticas hasta hoy, y que constituyen los pigmeos zimotricos (Weddas de la India), los ulotricos (negritos africanos) y lisotricos (de la América), que se distinguen por sus cabellos, color de la piel y forma del cráneo... Pero, al lado de esta fuente primitiva, cada una de estas sub-especies producirán una variedad que, en lugar de 130 á 150 centímetros de los tipos, alcanzará 160 centímetros. Y estas variedades de mayor talla, acentuándose el carácter, darán razas que tengan, próximamente, 1 metro 70, de donde, para Kollmann, se han diferenciado los tipos humanos actualmente conocidos.» Esa última hipótesis no tiene en paleontología base firme: Schmidt, con sus observaciones, prueba que el enanismo puede considerarse como una variedad antropológica que en ciertos individuos se ha hallado en todos los tiempos. El enanismo, al igual que el gigantismo, son referidos y estimados como hechos Los HOMBRES PIGMEOS NOTICIAS OFICIALES 87 atávicos, y también guardan relación con procesos patológicos definidos. Además, las variaciones individuales de la talla, á veces notables, influyen hereditariamente. «¿Los pigmeos no han podido constituirse, análogamente, y formar variedades, razas que se consideren como hermanas de razas de mayor talla, sin representar necesariamente, bien formas primitivas de transición en la evolución humana, ó, por el contrario, estados de decadencia terminal en una más Ó menos rápida, precoz degeneración?» El profesor Weinberg analiza esos diversos aspectos del problema, estudia las teorías emitidas, á las que se refieren brevemente estas líneas, pero no resuelve nada: la cuestión queda como antes, bajo el examen de los investigadores. NOTICIAS OFICIALES CONFERENCIAS EN LA ESCUELA DE VERANO.—En la Escuela de Verano, que funciona actualmente en la Habana, la Facultad de Letras y Ciencias ha tomado participación con esta serie de ocho conferencias, á cargo de los profesores que se iudican: Dr. Antonio Kosell: Consideraciones sobre el carbono; con experimentos (Julio 28). / Profesor José Cadenas: La Agricultura, su historia y desenvolvimiento (Julio 28). Dr. Enrique Hernández Cartaya (Profesor de la Facultad de Derecho): Relacio- nes entre el ciudadano y el poder público. Garantías jurisdiccionales y constitucionales de la libertad. El derecho como regulador de la vida política y social (Agosto 4). Dr. Santiago de la Huerta: Las épocas geológicas; con proyecciones (Agosto 4). Dr. Adolfo Aragón: Filosofía antesocrática. Sócrates y la nueva educación ate- niense (Agosto 11). Dr. Nicasio Silverio: Unidades y métodos de medida; con experimentos (Agos- to 11). Dr. Guillermo Domínguez Roldán: Los estudios literarios. Necesidad é impor- tancia de los mismos (Agosto 18). Dr. Arístides Mestre: Las inteligencias anómalas y el problema de su educación. (Agosto 18;. TRIBUNALES DE EXÁMENES.—Para los exámenes correspondientes al curso académico de 1905 á 1906, la Facultad de Letras y Ciencias acordó en su oportu- nidad constituir los tribunales del modo siguiente: Escuela de Letras y Filosofía. Lengua y Literatura Latinas, Lengua y Litera- tura Griegas. Lingúistica y Filología: Dres. Albear, Dihigo y Aragón; Historia de la Literatura española é Historia de las Literaturas Modernas Extranjeras: Docto- res Aragón, Domínguez y García; Historia de América é Historia Moderna del resto del mundo (1? y 2? cursos): Dres. Rodríguez Lendián, Aragón y Cuevas Zequeira; Psicología, Filosofía Moral y Sociología; Dres. Varona, Domínguez y Cuevas Zequeira, 88 NOTICIAS OFICIALES Escuela de Ciencias. Geometría Superior y Analítica, Geometría Descriptiva y Trigonometría: Dres. Mimó, Villalón y Trelles; Astronomía y Cosmología: Doc- tores Orús, Villalón y Trelles; Análisis Matemático (1? y 2? cursos) y Mecánica Racional: Dres. Orús, Mimó y Villalón; Mecánica y Física: Dres. Biosca, O. Gi- berga y Silverio; Química Inorgánica: Dres. Huerta, Henares y Rosell; Química Orgáuica y Análisis Química: Dres. Biosca, Henares y Fernández Abreu; Biología, Antropología y Zoología (1? y 2? cursos): Dres. La Torre, Cadenas y Mestre; Mi- neralogía y Cristalografía, Geología: Dres. Huerta, Gómez de la Maza y Horts- mann; Botánica (1? y 2? cursos): Dres. Cadenas, Gómez de la Maza y Hortsmann. Escuela de Pedagogía. Psicología Pedagógica, Historia de la Pedagogía, Meto- dología Pedagógica é Higiene Escolar: Dres. Dihigo, Valdés Rodríguez y Meza; Dibujo Lineal y Natural: Dres. Córdova, Rayneri y Cuervo. Escuela de Ingenieros. Dibujo Topográfico, Estructural y Arquitectónico (1? y 2” cursos): Dres. Espinal, Rayneri y Martínez; Geodesia y Topografía: Dres. Orús, Cadalso y Castellá; Agrimensura: Dres. Cadalso, Sandoval y Castellá: Materiales de Construcción: Dres. Cadalso, Sandoval y Castellá; Resistencia de Materiales y Estática Gráfica, Construcciones Civiles: Arozarena, Sandoval y Castellá; Hidrome- cánica: Dres. Cadalso, E. Giberga y Castellá; Maquinaria: Dres. Sandoval, E. Giberga y Castellá; Calles y Carreteras: Dres. Arozarena, Cadalso y Castellá; Fe- rrocarriles y Puentes: Dres. Arozarena, Sandoval y Castellá; Arquitectura é His- toria de la Arquitectura: Dres. Espinal, Rayneri y Martínez; Enseñanza Especial de la Electricidad (1%, 2? y 3er. cursos): Dres. Cadalso, O. Giberga y Cuervo; Este- reotomía (sombras, perspectiva, corte de piedra): Dres. Espinal, Rayneri y Martí- nez; Dibujo aplicado á la Maquinaria: Dres. Espinal, Rayneri y Cuervo. Escuela de Agronomía. Química Industrial, Fabricación de Azúcar y Agrono- mía: Dres. Biosca, Cadenas y Henares; Zootecnia: Dres. La Torre, Cadenas y Mestre; Fitotecnia: Dres. Cadenas, Gómez de la Maza y Hortsmann. Para el ingreso en la Escuela de Pedagogía: Dres. Valdés Rodríguez, Meza y Mestre; y para el ingreso en la Escuela de Ingenieros: Dres. Ruiz Cadalso, Sando- val y Trelles. 3, ESCUELA DE PEDAGOGIA, Psicología Pedagógica (1 curso) . Historia de la Pedagogía (1 CUrs0). . . - .-. Profesor Dr. Ramón Meza. Fiviene Escolar (1 Cursor a A Metología Pedagógica (2 Cursos) . . . . . +. + 5 Dr. Manuel Valdés Rodrí- guez. Dibujo Lineal y Natural (2 cursos). . . . - . d Dr. Pedro Córdova. El Profesor Auxiliar está encargado de las Conferencias de esta Escuela. Agru- pada la carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas que se estudian en otras Escuelas de la misma Facultad. 4. ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS, Dibujo topográfico, estructural y arquitectónico MA AS MOS A A IA DA IE A A PS Sr. Eugenio Rayneri. Estereotomía (1 curso) . . . Geodesia y Topografía (1 curso) . AORIMenasura (IECUISO) al Rs Materiales de Construcción (1 curso) . Resistencia de Materiales. Estática Gráfica Me sa Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. (RÉQUESO Daz do qa pd 3 A de ) Sa S Sr. Aurelio Sandoval. eoleciónes civiles y Smiths E curso) Hidromecánica (1 curso) Maquinaria (1 curso) RN Ingeniería de Caminos (3 cursos: pndliSo fe-7 : Sr. Eduardo Giberga. Lrotartilesy callestyscabreteras). (leo a) Ey e o Enseñanza especial de la Electricidad (3 cursos) NS Sr. Ovidio Giberga. Arquitectura é Higiene de los Edificios (1 curso) | Historia de la Arquitectura (1 Curso). ....... a Dr: Antonio Espinal. Contratos, Presupuestos y Legislación especial | á la Ingeniería y Arquitectura (1 curso) . . ) Esta Escuela comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y Arquitecto; y son sus profesores Auxiliares: Dr. Andrés Castellá, Sr. J. M. Cuervo (Jefe del Laboratorio y Taller Eléctricos) y Sr. A. Fernández de Castro (Jefe del Labo- ratorio y Taller Mecánicos ); con sus correspondientes ayudantes. En dicha Escuela se estudia la carrera de Maestro de Obras. 5. ESCUELA DE AGRONOMIA. Química industrial con Análisis (1 curso) - Fabricación del azúcar (1 curso) . Agronomía (1 curso) RON ect A: CUFS O). A e e | AS Sr. José Cadenas. Fitotecnia (1 curso)... ) Profesor Dr. Francisco Henares. Para los grados de Perito químico azrónomo y de Ingeniero Aerónomo, se exigen 5 5 S ES ) 5 estudios que se cursan en otras Escuelas. En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 12 Á 5 de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diferentes Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, grados dis- posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc. CASVEESO La REvISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS será bimestral. Se solicita de las publicaciones literarias ó científicas que reciban la Revista, el canje co- rrespondiente; y de los Centros de instrucción ó Corporaciones á quienes se la remitamos, el envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestra sección bibliográfica. Para todo lo concerniente á la ReEvisTA (administración, canje, remisión de obras, etc.) dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re- pública de Cuba. AA) FESTES The REvISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every other month. We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction and Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. A detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section. Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed matter, etc. to the Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. “AN LESS La REVISTA DE La FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, paraitra chague deux mois. On demande l'échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait un compte rendu dans notre partie bibliographique. Pour tout ce qui concerne la Revue tels que: administration, échanges, envoi d'ouvrages, etc., on est prié de s'adresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. VoL. 1Il. UNIVERSIDAD DE LA HABANA. Num. 2. REVISTA : DE? EA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN. REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITE DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VALDES BODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN- DRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS y FRANCISCO HENARES SEPTIEMBRE SDE? 7906: SUMARIO: —CÓMO AFECTA EL CONCEPTO DE EVOLUCIÓN EL ESTUDIO DE LA MORALIDAD . . Srta. María de los Angeles Landa. —REPAROS ETIMOLÓGICOS AL DICCIONARIO DE LA ACADEMIA EsPAÑñoLa.— Voces derivadas del griego. (Continuación) Dr. Juan M. Dihizo. —-PSIQUIATRÍA Y PEDAGOGÍA. —Las inteligencias anómalas y el problema de su educación . . . ia DDR AVASI DES + IMESEIE. —LA TELEGRAFÍA SIN HILOS (con tres grabados) SE JOSE VIV CREFO. LES ERMINACIÓN DE PLANTAS CUBANAS (Fanerógamas)... . Dr. Manuel Gómez de la Maza. IBLIOGRAFÍA.—Introduction á l'étude comparative des lan- gues indo-européennes, par A. Meillet, París. 1903. . + Dr. Juan Francisco de Albear. —MISCELÁNEA.—Frase. laudatoria.—De la Universidad de Atenas. —Décimo-cuarto Congreso Internacional de Orien- : talistas. —La educación en el Antiguo Oriente.—El estudio de la Biología. -—NOTICIAS OFICIALES.—Toma de posesión y cese.—Sobre premios ordinarios.— Títulos sin efectos. —Prórroga d- un requisito de ingreso.—Los titulos de Agrimensor.—Plaza de Ayudante.—Incompatibilidad de asignaturas. —Necesi- dad del Bachillerato Ley sobre Catedráticos.—Grados de la Facultad de Letras y Ciencias. IMPRENTA "AVISADOR COMERCIAL?” 30, AMARGURA 30 HABANA ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, Decano: Dr. Evelio Rodríguez Lendián. Secretarío: Dr. Juan Miguel Dihigo. 1. ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA, Lengua y Literatura Latinas (3 cursos). . . . Profesor Dr. Adolfo Aragón. Lengua y Literatura Griegas (3 Cursos). . . - > Dr. Juan F. de Albear. ingúísti rso ) . : : ars ia ES e So Se Dr. Juan Miguel Dihigo. ilología (1 Curso Dr. Guillermo Domínguez Historia de las literaturas modernas extranjeras Y Roldí o oldán. (2 cursos) . A Historia de América (1 curso) Historia moderna del resto del udol 2 cursos) Psicolosfa-(1 Curso) 2 =l Historia de la Literatura Española G Ns jes) A Dr. Evelio Rodríguez Len- $ dián. Filosofía Moral (1 curso). Sociología (1 curso). E Dr. Enrique José Varon: Las conferencias semanales sobre Historia de la Filosofía y Literatura están á cargo de los Profesores Auxiliares Dres. Sergio Cuevas Zequeira y Ezequiel García *Enseñat, respectivamente. 2. ESCUELA DE CIENCIAS. Análisis matentítico (2 cursos)... . . . Profesor Sr. José R. Villalón. Trigonometría (1 Curso)... .-. Geometría superior y analítica (1 curso) E Jr. Claudio Mimó. A Geometría descriptiva (1 Curso). . Mecánica racional (1 curso). - Astronomía (1 curso) - de Sr. Juan Orús. Cosmolovía (1 curso) . Física: Termología y Acústica (1 curso). . . A Dr. Nicasio Silverio (Auxiliar) Física: Optica y Electrología (1 curso). Mecánica (1 curso) Química inorgánica (1 curso). . Química orgánica (1 curso). . Análisis químico (1 curso). Antropología (1 curso) . Biología (1 curso) . ETE Zoología de itenebrados 0 ah: Zoología de vertebrados (1 curso) . $ Dr. Plácido Biosca. . Carlos Theye. eS Dr. Luis Montané. $ Dr. Carlos de la Torre. A ll UN a) Bofanican(2iCUESOS) pde on el ia ino 4 Dr. Manuel Gómez de la Maza Mineralogía y Cristalografía (1 Sono ss : Geología (1 curso) , 5 Dr. Santiago de la Huerta. Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Conservador del Museo de Zoología); Dr. Victorino Trelles (Jefe del Gabinete de Astronomía); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu (Jefe del Laboratorio de Química); y Dr. Jorge Hortsmann (Director del Jardin Botá- nico). Estos diversos servicios tienen sus respectivos ayudanfes. —El “Museo Antro- pológico Montané” tiene por Jefe al Profesor titular de la asignatura. NOV 19 1906 Vol. III. SEPTIEMBRE DE 1906 Núm. 2 REVISTA DEMEÉA B FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS COMO AFECTA EL CONCEPTO DE EVOLUCION EL ESTUDIO DE LA MORALIDAD ! POR LA SRITA. MARÍA DE LOS ÁNGELES LANDA Directora de la Escuela Pública n? 8 de este Distrito. Sembremos fe y brotarán á raudales la esperanza y la caridad. Luz Y CABALLERO. Llamada por la necesidad, en la lucha por la vida, á ocupar un puesto en nuestro magisterio público, al establecerse el nuevo régi- men que al emancipar la colonia rompía los viejos moldes y abría amplios horizontes en todos los órdenes, asumí la dirección de una escuela, besando agradecida la mano que tal dignidad me concedía, pero con clara evidencia de la responsabilidad y obligación que contraía. Tan hondamente sentí el concepto de obligación, que la fibra afectiva, estimulada, tuvo fuerza suficiente para iluminar in- 1 Tesis para el grado de Doctoren Pedagogía, leída y sostenida en la Universidad el 3 de Septiembre de 1906. La Redacción de esta REvIsTA, de acuerdo con las respectivas escuelas, ha resuelto publicar aquellas tesis de grado que resulten merecedoras de esta distinción, á juicio especialmente de los profesores interesados. En esa virtud, da á la estampa en este número al presente trabajo de la Srita. María de los Angeles Landa y González, que se distingue no sólo por la abundancia y solidez de la informa- ción doctrinal, sino en particular por el espíritu de aplicación á la práctica, que tanto conviene á los alumnos de la Escuela de Pedagogía. El objeto de la Redacción es doble: estimular á los graduandos para que sus pesquisas reco- rran un campo cada vez más vasto, y se apliquen con ahinco á presentar trabajos que tengan valor intrínseco, y poner de manifiesto ante el público que nos lee la orientación y los resulta- dos de la enseñanza en las Facultades de la Universidad, 90 MARIA DE LOS ANGELES LANDA tuitivamente mi razón, planteándome el problema; sus datos, com- plejos siempre, resultaron para mí tan pavorosos en dicho momen- to que, sin la facultad de establecer las relaciones precisas y nece- sarias por falta de preparación y cultura profesional, hubiera renun- ciado de inmediato no obstante el aguijón siempre impulsivo de la necesidad, si la vibración de esa fibra sensitiva que iluminó mi conciencia no hubiese reforzado al culminar la onda, dejándome en- trever la incógnita con el concepto, empírico entonces, de mi propia evolución y la de la sociedad infantil que me rodeaba; dicha revela- ción calentó mi corazón sembrando en él la fe de que hablaba nues- tro sabio maestro para la aplicación volitiva indispensable en el recorrido del circuito. Emprendida la obra en condiciones tales, sentí sed abrasadora de estudiar, investigar y observar como medio único de llegar á des- empeñar con dignidad la misión que mi necesidad me imponía. Las primeras obras estudiadas, entre ellas la de Spencer, me hicieron conocer lo indispensable que resultaba dentro del concepto filosófi- co moderno la educación gradual y armónica de la triple naturale- za humana; naturaleza que era necesario estudiar en esa trinidad que la integra para la científica aplicación de los métodos. De las investigaciones y datos que pude obtener acerca de los métodos y sistemas empleados en los pueblos modernos, adquirí el conoci- miento de la precisa adaptación al medio social dentro de sus idea- les y aspiraciones, concepto que ilustró el estudio del gran aforis- mo de Luz y Caballero «Todos los sistemas y ningún sistema: he ahí el sistema». De la observación directa de la inmensa mayoría de las niñas que por entonces acudían á nuestra escuela, inferí que el problema de las tendencias hereditarias resultaba pavoroso pa- ra el educador. Iniciada así en los puntos cardinales que deben orientar á todo maestro, conocida la coexistencia de las tres entidades-bases: sujeto, sociedad y progreso, llevando en mi credo educativo como primer ar- tículo la necesidad de hacer á los niños buenos y morales para que más tarde se hagan hombres fuertes y prácticos, y convencida en fin que si bien es cierto que antes del precepto que explique el ideal de la edu- cación se necesita un alma que lo sienta—no es menos evidente que ese precepto es indispensable para el perfecto acuerdo de esta obra arte y ciencia que en último término resulta, como dice Bunge, la sín- tesis más pura de nuestras aspiraciones más altas, —busqué en este centro universitario los conocimientos generales necesarios y los es- EL CONCEPTO DE EVOLUCION Y LA MORALIDAD 91 peciales indispensables para mi iniciación en esta ciencia que, no obstante su complejidad—siendo así que la informan todos los co- nocimientos humanos—resulta concreta, con bases, principios y fundamentos propios. Bajo la dirección de todos y cada uno de mis maestros he adquirido un cúmulo de ideas tales, que no por im- perfectamente asimiladas, han dejado de influir menos en el ejerci- cio aproximadamente acertado de mi profesión; pero como dentro de las lecciones recibidas del Dr. Enrique José Varona encontré las notas que respondían á ese acorde que intuitivamente percibí y que indudablemente dan la clave y el porqué científico, aunque relativo, de cómo es únicamente eficaz y posible la obra del educador, he aquí por que al escoger tema para la realización de este ejercicio de prueba elijo el presente, que ilumina de lleno como la luz meridia- na el punto de apoyo soñado por Arquímedes; punto que resulta vario y complejo, por la relatividad señalada, pero que dentro de este concepto levantaría, sin duda, el mundo moral. «La moral es una rama de la sociología; el principio que la infor- ma, el de la solidaridad, arranca de las entrañas mismas del hecho de la asociación; los sentimientos morales, pues, contribuyen podero- samente á mantener la existencia social, es decir, la asociación estática ú organización; á su vez estos sentimientos siguen el impulso comu- nicado á la masa social por las acciones y reacciones que se produ- cen en su seno y en su contacto con el medio, y están, por tanto, sometidos á las condiciones de la asociación dinámica, esto es, de la evolución.» Dentro de este corto número de palabras y en hermosa síntesis, engloba nuestro maestro el desarrollo total del tema que me ocupa; dentro de su enseñanza, valiosa para mí, buscaré el hilo que miste- riosamente ata las tres entidades: sujeto, medio y objeto, segura de hallar también dentro de los principios casi inmutables por él en- señados, base sólida para el cometido de mi empresa, huyendo así de las landas vacilantes, de doctrinas vagas. Para la mejor orientación del trabajo que me impongo, y de acuerdo siempre con el móvil que la impulsa, el ejercicio de mi pro- Jesión, se impone dejar señalado que todas las definiciones que de la educación nos han legado los grandes hombres, concuerdan en la relación íntima y recíproca existente entre el educando y la socie- dad educante, considerando aquí el término en toda su extensión; acto Ó mejor dicho suma de actos que solamente pueden tener efec- 92 MARIA DE LOS ANGELES LANDA to dentro del hecho de la asociación que al señalarnos dos entida- des bases, sujeto y medio social, indispensables para su organiza- ción, nos permite la explicación de la resultante ó finalidad que dentro del concepto progreso por efecto de las acciones y reacciones producidas con el movimiento realizado, nos dan su sinónimo la evo- lución, como único medio posible de alcanzar el perfeccionamiento, venciendo Ó modificando las tendencias poderosas legadas por la herencia. Cómo se verifica esa evolución es cuanto necesito demostrar pa- ra la aplicación, no ya del estudio de la moralidad, sino para el científico desenvolvimiento de todas las ramas del saber y de las otras facultades humanas. Sin entrar en discusiones acerca de la génesis física de nuestra especie, porque no incumbe á mi propósito, se impone el estudio de la metamorfosis en general como único medio de establecer las cau- sas á que obedece esa ley de evolución, constituyendo así, como di- ce Spencer, el conocimiento, si no completo, por lo menos relativa- mente unificado. Este gran filósofo antes de entrar de lleno en la explicación del asunto, se detiene en un punto base, que casi pudié- ramos decir informa el proceso: la transformación y equivalencia de las fuerzas. Partiendo del hecho axiomático ya, de que nada se pierde que no se compense, y basándose en la forma de fuerza que llamamos calor, considerada como movimiento interno y vibratorio de las unidades invisibles que componen la masa y que se hace visible en las máquinas de vapor, estudia su transformación en electricidad y otros modos de fuerza, considera la participación que toma la luz en las metamorfosis y descomposiciones que sufren los cuerpos, como la comunicación de una placa daguerreotípica expuesta á la luz con un galvanómetro que da por resultado una acción química en la placa, electricidad dinámica en los hilos, magnetismo en el interior del circuito, calor en la hélice y movimiento en las agujas, para ver cómo todas las acciones químicas engendran una ó varias for- mas de fuerza: calor, luz, movimiento, electricidad, etc. Demos- trado el cambio ó transformación, es punto capital de su estudio las equivalencias entre las fuerzas físicas que al sufrir en cada fenóme- no metamorfosis, dejan ver sus mubuas correlaciones cuantitativas y cualitativas, propiedades que no por la dificultad de ser demostra- das en todos los casos, por efecto de la complejidad que determi- nan las circunstancias, resultan menos ciertas; en las máquinas de vapor podremos apreciar perfectamente la relación constante que EL CONCEPTO DE EVOLUCION Y LA MORALIDAD 93 existe entre las unidades térmicas empleadas, y la cantidad de va- por producida. Estos principios de transformación y equivalencia los persigue Spencer para la unificación filosófica desde el Cosmos en la forma- ción de nuestro sistema por la hipótesis nebular, y concretándose á nuestro planeta llega, después de estudiar los cambios geológicos y los ciclos recorridos por la materia inorgánica, á reconocer los mis- mos principios en los cuerpos organizados: animales y plantas, cu- yas fuerzas se derivan también del calor y de la luz solar, conside- rando así á estos dos agentes monopolizadores, por así decirlo, de todas las formas, modificaciones y cambios de la materia. En frente ya de los cuerpos vivos, establece la correlación que existe entre los vegetales y los animales, al extremo de depender la vida de los segundos mediata Ó inmediatamente de la existencia de los primeros, no obstante las diferencias que bajo el punto de vista químico presenta generalmente el proceso vital en ambos reinos, diferencias necesarias para la explicación de la evolución inmedia- ta, pues mientras la planta por la reducción ó desoxidación deja libre el oxígeno mediante la descomposición del ácido carbó- nico y del agua producida á expensas de las fuerzas solares y retiene el carbono y el hidrógeno para constituir en su unión con otros elementos sus distintos órganos, el animal fitófago, consumiendo las hojas, semillas, etc., y absorbiendo oxígeno en su respiración, recompone después el ácido carbónico y el agua para asimilárselos combinados con otros compuestos azoados; recompo- sición y oxidación debida á los movimientos externos é internos del animal que vienen á ser, en último término, el reintegro de la fuerza solar absorbida por la planta, del mismo modo que la fuerza empleada en la evaporación se reintegra en la caída de la lluvia. Explicada á grandes rasgos, por su difícil demostración, la corre- lación cuantitativa entre las fuerzas físicas y las vitales, somete Spencer las fuerzas psíquicas á la misma generalización, punto que ya cae de lleno en el desarrollo de mi tesis. Que nuestra vida mental depende en parte de las impresiones externas, no cabe dudarlo con sólo considerar que las impresiones que nuestros sentidos reciben están en íntima relación con las fuer- zas exteriores, y de tal modo, que la naturaleza de las sensaciones, nuevas formas de las fuerzas, dependen en cantidad y calidad de su antecedente; dígalo si no la diferencia que existe á igualdad de circunstancias entre las impresiones que nos producen cuerdas vi- 94 MARIA DE LOS ANGELES LANDA brantes, instrumentos de viento, campanas, ruidos, etc. (Que exis- te también correlación y equivalencia entre las fuerzas psíquicas, engendradas por la sensación y las fuerzas físicas, se demuestra fá- cilmente con sólo considerar, no ya los movimientos voluntarios ó involuntarios que determinan, sino la aceleración de la respira- ción cuando recibimos impresiones gratas Ó penosas de cierta in- tensidad. Cómo pueden incluirse en la ley de correlación los pensamientos y sentimientos espontáneos, sería cosa imposible si quisiéramos bus- car su conexión inmediata en las fuerzas externas, siendo así que están en las internas, es decir, en el aparato nervioso, que según las dimensiones de sus centros, la cantidad de fósforo que contenga y la calidad de la sangre que lo irrigue decide de la naturaleza ínti- ma en cantidad y calidad de esos pensamientos y sentimientos. Ya en este punto, y dependiendo los actos morales de la socia- bilidad, se impone ver si las fuerzas sociales están sometidas á las le- yes de transformación y equivalencia como único medio de estudiar científicamente los cambios ú% evoluciones á que está sometida la moralidad, ver cómo puede actuar nuestra enseñanza y cuáles se- rán aproximadamente las equivalencias de las energías Ó esfuerzos que empleemos. Que existe correlación entre los fenómenos sociales y los vitales y que cuantos cambios se verifiquen en la organización social proce- den directa ó indirectamente de fuerzas físicas, y que éstas se trans- forman á su vez en fuerzas sociales es cuanto me resta señalar para concretarme al desarrollo evolutivo de la moralidad dentro de las leyes generales que informan el fenómeno. Es cosa muy sabida y suficientemente probada en los tiempos modernos, que las sociedades poco numerosas, cualquiera sea la superioridad de carácter de los individuos que la forman, no pue- den desplegar la misma suma de energías sociales que una grande, y á tal punto resulta axiomático el principio, que los pueblos cultos se preocupan grandemente de su aumento de población; pero no re- sulta menos sabido é informa mejor el principio que tratamos de demostrar—la correlación de las fuerzas sociales con las físicas por ntermedio de las vitales—la diferencia que existe también entre la actividad desplegada por una sociedad, según que sus individuos dispongan de mayor ó menor cantidad de fuerza ofrecida por el mundo exterior: una cosecha abundante de la industria ó indus- trias agrícolas y una producción pecuaria excesiva, deciden necesa- EL CONCEPTO DE EVOLUCION Y LA MORALIDAD 95 riamente del aumento de movimiento en las vías de transporte, del número de transacciones comerciales, y por ende, del aumento de la población flotante que deja siempre nuevas energías en un país; dígalo si no el resultado de la gran cosecha y de los precios obteni- dos en la producción azucarera de 1905, y la desesperante situación económica que necesariamente presagia la disminución de la pro- ducción este año por efecto de las inundaciones. Se comprueba, pues, que los cambios operados en las socieda- des tienen el mismo origen que los que actúan en las transforma- ciones físicas y vitales, y cómo se transforman éstas en fuerzas so- ciales, queda demostrado con sólo observar la actividad que el carbón de piedra en su combustión comunica á las sociedades in- dustriales, fuerza que recibió y gastó el vegetal directamente del sol en épocas remotas y reintegra en forma de vapor. Estas transformaciones y equivalencias que determinan como queda demostrado la organización social, influyen necesariamente en las otras múltiples formas de nuestras actividades, muy es- pecialmente como se ve, en las morales que me ocupan, y que resul- tan sus correlativas. Explicado así, salvo los puntos primarios que como tales resul- tan irreductibles—según el sentir de los filósofos y en los cuales des- cansa mi fe religiosa—la ley del ciclo á que obedecen los cambios que experimenta todo sér y, dado por explicado que esos cambios obedecen á la disipación Ó absorción de movimiento que determi- na la concentración ó difusión de la materia, veamos si las leyes que rigen á la evolución en general son aplicables al estudio de la moralidad. Si la evolución en su forma generalizada y sencilla es la integra- ción de la materia acompañada de disipación de movimiento en oposición á la disolución que resulta de la absorción de movimiento con desintegración simultánea de materia; si la materia tiene dos estados sólidos, el cristaloide y el coloide, y si los cuerpos organi- zados afectan el último estado, es claro que, estando el hombre incluído en ellos, estuvo, está y estará desde luego sujeto á la ins- tabilidad que caracteriza dicha forma y por ello sometido en sus distintas actividades á las leyes generales de la evolución que po- dríamos enunciar así: 12 Paso de lo incoherente y difuso á lo sólido y coherente por el proceso de integración simultánea en cada todo y en cada una de sus partes que nos dan la evolución simple. 96 MARTA DE LOS ANGELES LANDA 22 Paso de lo uniforme á lo multiforme por la división de cada todo en partes, y que nos presenta la evolución compuesta ó diferen- ciación progresiva que en los seres vivos va de lo homogéneo á lo heterogéneo, según la fórmula de Baer. 32 Paso de lo indefinido á lo definido, carácter esencial de la evolución. 4% Redistribución, como dice Spencer, del movimiento conserva- do ó no disipado proporcional al grado de composición y al tiempo que duran las redistribuciones secundarias de materia en la evolución compuesta, por efecto del propio movimiento interior no desaparecido. La fórmula siguiente responde en síntesis á dichas leyes: «La evolución es una integración de materia acompañada de una disi- pación de movimiento durante las cuales, tanto la materia como el movimiento aún no disipado, pasan de una homogeneidad indefini- da é incoherente á una heterogeneidad definida y coherente.» En efecto, el estudio comparado de los seres inorgánicos y orga- nizados, como consideraremos á la ligera, ha comprobado esas leyes en el mundo físico, y si la evolución sociológica, tan bien comparada por Darwin y Spencer con el proceso de un organismo animal, no resulta absoluto y por ello carecemos y probablemente se carecerá siempre de su fórmula, no por eso dejamos de encontrar en el para- lelismo y similitud señalados, puntos de apoyo que necesariamente son utilísimos á las especulaciones pedagógicas. Concretándonos ya al conjunto de la ley enunciada y dando por hecho su comprobación aproximada en el sistema solar, en las evo- luciones geológicas y en las del mundo orgánico en cuanto á la es- tructura física se refiere, observaremos que los actos individuales y sociales de los animales, si no cristalizados en un mismo molde, obe- decen al mismo principio. Recorriendo, pues, la escala zoológica, se ha comprobado que la adaptación de actos á fines particulares como los que obedecen á la necesidad de la alimentación, se ajusta en su evolución al proceso de esta ley; los infusorios nadan al azar impelidos por fuerzas externas; un paso más adelantado provee á los rotíferos de pestañas que agitan por movimiento voluntario pa- ra la atraccción de la presa; los moluscos superiores ejecutan mo- vimientos más coherentes y, entre ellos, el calamar se cubre de un licor negro que segrega para librarse de sus enemigos; entre los ver- tebrados. los peces, como inferiores, resultan más incoherentes en sus movimientos y adaptaciones que los reptiles; éstos, á su vez, in- feriores á las aves, y, por último, los mamíferos, dotados de organi- EL CONCEPTO DE EVOLUCION Y LA MORALIDAD 97 zación más perfecta y coherente, regulan mejor sus movimientos, y como más previsores, se adaptan mejor. Llegando al hombre, los conocimientos antropológicos demuestran la diferencia colosal que existe entre las adaptaciones verificadas no ya por los individuos de las razas prehistóricas en su movimiento evolutivo, sino las que existen entre un bosquimano y el hombre que mayor grado de civili- zación haya alcanzado, y como lo que importa á nuestro propósito es la consideración del fenómeno en el hecho social del cual depende la moralidad, observaremos recorriendo el mismo ciclo, que la evo- lución de la conducta en lo que se refiere á la vida de la especie y á las relaciones de los seres que no forman la descendencia recorre un proceso análogo; qué diferencia tan notable no existe, por ejem- plo, entre los peces inferiores que abandonan sus huevos y las aves que los incuban y no dejan á sus hijuelos hasta que sean aptos, y cuál el abismo entre éstas y no ya los salvajes de nuestra especie, sino las parejas moralmente civilizadas que no se emancipan nunca del cuidado é interés que les inspira su prole! En el último plano que completa la conducta de los animales y que se manifiesta en la lucha por la vida, veamos la distancia que existe entre el buitre que devora los pájaros débiles, los caníbales en nuestra especie que se apoderan de los menos fuertes y la adaptación humana que no sola- mente consiente la adaptación de los demás, sino que cooperan recí- procamente para completar la vida de todos; y como últimas prue- bas que confirman el aserto, basta señalar el proceso evolutivo que ha sufrido el lenguaje á través de los tiempos, y cuál el ciclo reco- rrido en las investigaciones científicas. Bosquejado así á grandes rasgos el proceso en la escala animal, y concretándonos ya á la organización social de nuestra especie, dentro de cuya evolución hemos de ver nacer y ascender la mora- lidad, se impone dejar sentado como premisa que los actos que de- terminan la conducta de los hombres que viven en sociedad y á los cuales se contrae el estudio de la moral dependen de procesos na- turales necesarios á la adaptación, y que solamente podrán ser con- siderados como buenos, dentro de cada medio y según sus aprecia- ciones, aquellos que favorezcan la vida del individuo en relación con sus semejantes y la de éstos necesariamente, produciendo por ende placer más Ó menos próximo, en oposición á los malos que tienden directa Ó indirectamente á la muerte de aquel que los eje- cute, dentro de las mismas relaciones, Ó á la de cualquier otro semejante, y cuyo eco cierto es el dolor. 98 MARIA DE LOS ANGELES LANDA Partiendo del hecho de la asociación, dice Darwin, que para que los hombres se hayan hecho sociales es necesario que hayan adqui- rido los mismos instintos que impelen á los otros animales á vivir en sociedad y que, manifestando las mismas disposiciones genera- les debían sentirse apenados de separarse de sus camaradas; por otra parte, el estudio comparado de los pueblos antiguos y las ob- servaciones directas en tribus salvajes modernas, nos hacen llegar á la conclusión que las unidades sociales no fueron en los comien- zos los individuos, sino los grupos, existiendo entre ellos tal confu- sión que las diferencias se establecían únicamente en beneficio de los que estando mejor dotados proporcionaban mayor suma de bie- nes, y al monopolizar por ello el poder social establecían en este sentido una selección natural, base inicial, desde luego, de las dis- tintas castas, y más tarde de las diferencias sociales que han ido evo- lucionando hasta llegar á la famosa declaración de los derechos del hombre, que si no nivelan ni nivelarán nunca el ejercicio de las uni- dades dentro de cada asociación, permite por lo menos el placer de la aspiración dentro de los límites posibles, sentimiento que moral- mente reconcilia al sér con sus semejantes mimados de la fortuna, permitiendo con la igualdad legal que establecen, si se sabe encau- zar, el disfrute de las actividades individuales dentro de las cate- gorías sociales y el común beneficio como resultado de la libre eoo- peración de las partes al todo. Que la organización social en sus comienzos resulta informe, ho- mogénea, difusa é indefinida, nos lo prueba el hecho de la responsa- bilidad colectiva que las distinguía, y de la cual quedan huellas la- tentes y efectivas; dígalo si no el anatema que aún hacemos caer sobre tal ó cual individuo, únicamente por el hecho de formar parte de una familia en la cual alguien ha quebrantado una costumbre establecida en la sociedad, ley moral vigente. Este sentimiento de responsabilidad colectiva ha resultado por manera tal base ini- cial de la moralidad, que las virtudes en esas sociedades rudimen- tarias sólo han podido ser las colectivas, y como éstas nacían nece- sariamente de las consecuencias naturales, he aquí por qué entre las tribus nómadas ú de reciente asiento solamente se estimaban como tales las que dependían de las luchas internas Ó externas pa- ra la defensa de la vida ú de las propiedades del grupo, y cuyo ejer- cicio Ó defecto proporcionaba á todos respectivamente el bien ó la responsabilidad de la acción realizada por algún miembro. En el proceso de la organización social se observan de continuo EL CONCEPTO DE EVOLUCION Y LA MORALIDAD 99 cambios integrativos, tales como la unión de familias errantes en tribus numerosas, como sucede entre los bosquimanos, la sujeción de las tribus más débiles por las más fuertes y la subordinación respectiva de los jefes al vencedor; en ese proceso lento, pero efec- tivo, se van verificando no ya únicamente las uniones de grupos con grupos, sino las de un mismo grupo entre sí, comenzando á bosque- jarse la silueta de la individuación á medida que se elevan á supe- rior organización, hasta que la selección natural en fases sucesivas produce en esas uniones operativas las uniones regulativas que ya suponen civilización. Esa diferenciación que señalé y que se hace en beneficio de los más fuertes, resultaba al principio también incoherente, el poder se repartía entre varios individuos y éstos en nada se diferenciaban bajo el punto de vista económico de los demás individuos de la tri- bu; en la evolución iniciada se iba haciendo más marcada la perso- nalidad del jefe, que rodeábase al fin de una aureola tal, que á su muerte su poder tornábase hereditario, su culto hacía nacer otra forma de gobierno, la religiosa, y el sucesor que resultaba una di- vinidad subordinada acaparaba ambos poderes y ya poseía doble fuerza en apoyo de su poder; en un principio las formas sociales que hoy denominamos cumplimientos, fueron tan homogéneas que solamente se tributaban como homenaje al Rey-Dios; un paso de avance dividió esos cultos, más tarde llegaron á prodigarse á perso- nas de alto rango, hasta que, por último, han llegado á ser cambios mutuos de hombre á hombre; se ve pues, que la primera división fué de gobernantes y gobernados, subdividiéndose los primeros en sacerdotes y seglares, y mientras éstos hacían su organización cada vez más compleja y coherente, iba evolucionando en heterogenei- dad siempre creciente, como dice Spencer, la masa total de las sociedades, subdividiéndose en clases ú ordenes de trabajadores hasta llegar en los tiempos modernos á la compleja y minuciosa di- visión del trabajo. Es claro que todo ese proceso de evolución sociológica, la más vasta y compleja de todas, ha debido ir verificándose lentamente en obsequio de las tribus que poseían mayor número de individuos me- jor dotados, y que al suplantar á las débiles por los movimientos disipados, integrábanse simultáneamente por el movimiento conser- vado, produciéndose así la disminución del movimiento relativo en las partes y el incremento del movimiento también relativo en los todos que, ya más complejos, pero también más coherentes y de- 100 MARIA DE LOS ANGELES LANDA finidos, permitían la vida sedentaria; el empleo y desarrollo de las actividades psíquicas al servicio de las necesidades sociales hicieron nacer gradualmente las virtudes morales que, sujetas también á la ley de instabilidad señalada, han estado sometidas en su proceso á fuerzas distintas, ya por intensidad, ya por especie, modificándose, retrogradándose 6 evolucionando de acuerdo con las múltiples cir- cunstancias que intervienen, tales como las ambientes ó externas. Con el establecimiento, pues, de sociedades mejor defendidas y de grupos más numerosos, las virtudes que señalé y que Bagehot llama preliminares como el valor para arrostrar los peligros y la subordi- nación al jefe, dan paso á las domésticas é individuales que nacen naturalmente de la nueva organización social, y del mismo modo que aquéllas fueron la consecuencia del ejercicio en tal lucha por la vida, y tomando incremento á la sombra del sentimiento de la glo- ria, se perpetuaron monopolizadas por la herencia hasta dar reglas de combate; éstas, hijas del nuevo género de vida, tuvieron en los comienzos por sanción el gran principio de «No hacer á los demás lo que no quieras que hagan contigo », principio que, no obstante la evolución alcanzada, informará siempre el mejor código de moral porque ha resultado la base de las más exquisitas reglas de amistad alcanzadas; bien pronto, como dice Darwin, aumentando el razona- miento y con él la facultad de previsión, los miembros de cada tri- bu aprenderían por experiencia propia que para obtener ayuda de sus semejantes necesitaban cooperar á su vez, y como consecuencia, un sentimiento nacido del grosero egoísmo; pero practicado forzosa- mente por el aguijón de la necesidad fomentaría por la ley del há- bito actos benévolos y desarrollados éstos por el sentimiento de sim- patía cada vez más definido por las trasmisiones hereditarias, no tardaron en obedecer á la alabanza Ó vituperio de los coasociados, apareciendo en escena el factor opinión, tan importante en nuestro estudio por el dualismo que entraña su poder, pues mientras re- sulta el más propicio al mantenimiento del mejoramiento alcanza- do, se muestra roca inconmovible si se pretende por grandes saltos contrarrestar las leyes naturales de la evolución con el estableci- miento de costumbres diametralmente opuestas. Ya en este punto, y suponiendo extinguido el estado de guerra crónico, y con él los impulsos agresivos que desgraciadamente ve- mos reaparecer por atavismo, consecuentes á análogas circunstan- cias que confirman nuestra doctrina, se impone la consideración somera de las causas á que han obedecido las distintas apreciaciones EL CONCEPTO DE EVOLUCION Y LA MORALIDAD 101 morales y la evolución que estos sentimientos necesariamente han alcanzado como medio, si no seguro, por lo menos relativamente aproximado, de ajustar científicamente nuestra tarea á la conforma- ción moral ampliamente desarrollada de los individuos confiados á nuestra dirección. No pretendo desde luego señalar principios axiomáticos, leyes absolutas, cuando ya he dejado sentado que estamos muy distantes de poseer la fórmula de la evolución social, pero sí considerar pun- tos de orientación importantísimos que nos permitan, según el her- moso símil del profesor H. Maudsley, ser agentes-conectores-cons- cientes de las fuerzas antagónicas que necesariamente ejercen su acción en la órbita que recorre el desenvolvimiento humano, es de- cir, dar impulso á la fuerza centrífuga y revolucionaria que espar- ce nuevas ideas y sentimientos dentro de la fuerza centrípeta que, con el freno del hábito y de la herencia que opone, provoca accio- nes y reacciones que nos dan por resultante la vía donde se cumple la evolución del espíritu en sus dobles actividades intelectuales y morales, y hacia donde deben converger nuestros mejores esfuerzos. Logrado, pues, el asiento de una tribu y teniendo en cuenta, como dice nuestro maestro el Dr. Varona, la presencia de ciertos hechos constantes, ya que es imposible una generalización absoluta en todos sentidos, las agresiones sangrientas fueron sustituídas por el robo sancionado por los jefes supremos cuando de enemigos y extranjeros se trataba, y de tal manera ha ido influyendo la educa- ción inconsciente con arreglo á las necesidades de la adaptación, que si nos llama la atención oir que un comanche no figura en la lista de los guerreros sino después de reiteradas hazañas de pillaje, debía sorprendernos más los actos de fraude que en pleno siglo xx se realizan en sociedades que ya han alcanzado un grado relativa- mente avanzado en el ciclo de la moralidad, supervivencia que de- muestra cómo pocas sociedades, y en ellas pocos individuos, ade- lantan absolutamente en esta vía, sencillamente porque el respeto en general y especial á la propiedad no puede equilibrarse mientras la cooperación más perfecta no atienda á los grandes problemas eco- nómicos que degeneran á las clases menesterosas, mal dotadas de las aptitudes necesarias para las luchas de la vida. El sentimien- to de venganza que simultáneamente ha nacido á la sombra de las agresiones guerreras, que supervive, inmoralmente sancionado en el hecho del duelo como adaptación necesaria en medios sociales que ofrecen pocas garantías, se sustituyó en época de paz por el perdón, 102 MARIA DE LOS ANGELES LANDA demostrando cómo el establecimiento de la vida sedentaria, la cons- titución de la familia y con ella la necesidad del trabajo, al fin re- gulado, liberta al hombre de pasiones que sólo medran cuando se quebrantan las leyes naturales, y tal es así, que el germen de la Justicia rudimentaria se encuentra en ese sentimiento de venganza que tiende á equilibrar la agresión por medio de esas mal entendidas compensaciones. La generosidad en sus dos raíces, la estrecha y personal, que de- pende del sentimiento egoísta de la paternidad, y la amplia é im- personal, que nos da con el altruismo el sentimiento de la más pura simpatía, tuvieron origen allí, donde, como dice Darwin, hubo mo- rada fija para muchas familias unidas por sus bienes á la autoridad de un jefe, la obediencia filial se ligó á las leyes de la vida y la obe- diencia política integró á la sociedad, de cuyo seno, si bien es cierto que nació la mentira por temor á los jefes déspotas, también surgió la temperancia para ofrendar á los dioses; y por último, entre otras grandes virtudes, la colosal y suprema del trabajo que, como queda dicho, puso los cimientos de toda civilización y lanzó á la humani- dad en las vías de su perfeccionamiento hasta que, con la distribu- ción minuciosa de las ocupaciones, hijas del proceso de la selección natural, ha alcanzado uno de los grados más altos de cooperación. Estos sentimientos que como se ve obedecieron á leyes naturales de la vida, confusos en sus comienzos, pero asegurados por la he- rencia y por la fuerza de la costumbre, que obra como educadora inconsciente, fueron recorriendo el ciclo que impone la misma ley dentro del concepto de evolución, se hicieron más coherentes por la adaptación á fines más elevados, y como consecuencia, la con- ciencia individual, incoherente y difusa, sometida al influjo de una solidaridad rudimentaria, fué distinguiéndose con más claridad, los reflejos adquiridos en pugna siempre con la disolución que estable- cen los reflejos hereditarios han logrado una evolución superior, que yendo de lo insensible á lo racional, ha dotado á los individuos mejor conformados de verdadera personalidad, la responsabilidad colectiva se ha tornado individual y la solidaridad consciente y ra- cionalmente entendida sostiene las más heterogéneas y definidas organizaciones sociales, dándonos, como dice el Dr. Varona, los puntos de partida y el de arribada, cuyo apogeo estará en la cumbre ideal, pero no imposible, donde acudirán los pueblos á ver patente el secreto de su común solidaridad. La ciencia nos demuestra, pues, que el hombre en su triple na- EL CONCEPTO DE EVOLUCION Y LA MORALIDAD 103 turaleza es un producto relativo de la herencia y del medio, del pa- sado y del presente; la herencia tiene desde luego, gran capitalidad, pero no lo es todo y si ella, como gráficamente dice Bunge, 4 imi- tación de los viejos escritos orientales, escribe las consonantes, nos- otros, á la manera que lo hacen los filólogos modernos, porque conocen las leyes de evolución, escribiremos en la conciencia de nuestros discípulos las vocales precisas y necesarias á la mejor y más amplia adaptación moral, cuyo triángulo fonético, que respon- derá á la debida tonalidad, será la educación de la voluntad de un modo tal, que se repriman lo impulsos mal dirigidos por la repre- sentación de fines más elevados. Desarrolladas así dentro del concepto filosófico moderno las doc- trinas científicas que ilustran esta tesis; explicado también el acuer- do perfecto entre las inspiraciones de mi espíritu y los principios fundamentales que informan el código pedagógico, de acuerdo con Bunge, acerca de la personalidad del maestro, que debe resultar el alma-mater de la educación, cumple á mi deber apuntar, siquiera sea someramente y sin pretensión alguna, los resultados obtenidos en mi práctica como aplicación empírico-científica de ese concepto de evolución que estudio y sin el cual no hubiera hallado la caridad, centro motor redentor que por impulso reflejo recíproco me permi- te acariciar la esperanza de días hermosos para la Patria, dentro de los cuales con ausencia casi completa de daltonismo moral, la degeneración, ese factor de decadencia sea rara avis entre nosotros y probemos al mundo entero que, dueños de nuestros destinos, he- mos sabido amoldar nuestra enseñanza á esas tres fuerzas que en reciprocidad simultánea envuelven todos los procesos de la educa- ción, llegando en último término á contrarrestar los males de las tendencias hereditarias con el desarrollo y perfeccionamiento de las mismas en su lado bueno, y, con lo que está por encima de todo ello, á inculcar sanos principios de moral, reflejos adquiridos, capa- ces de contrarrestar la disociación que impone lo hereditario, sien- do así que en último término resultan metamorfosis, evoluciones de lo congénito. Teniendo, pues, presente dentro de ese concepto de evolución que fortificó mi espíritu, que la entidad, base de la educación, ó sea la sociedad, es un organismo como resultante de un doble fenómeno 'asi axiomático, como lo determinaron Darwin y Spencer, producto, 104 MARIA DE LOS ANGELES LANDA más que suma de sus factores-hombres en cuya composición, como resulta en la operación de multiplicar, cada factor ó individuo es modelado por su sociedad medio, por efecto, como lo determina Bun- ge, de un evidente fenómeno recíproco de psicología colectiva que permite á los hombres formar el alma de la sociedad, y á ésta for- mar el alma de sus hombres, me propuse, respetando siempre la per- sonalidad incipiente de todas y cada una de mis discípulas, ser la corriente llamada, no ya únicamente á desarrollar ó á desgastar mo- delando el terreno entregado á mi labor, sino á depositar en esos aluviones formados por la herencia, gérmenes capaces de florecer en cada individuo y, cual tendencias larvadas, llegar á dar frutos en las nuevas generaciones encargadas de cristalizar el tipo racional dentro del perfeccionamiento ideal de las sociedades progresistas. Debiendo proceder por tanto, en nombre y á beneficio de la so- ciedad, como agente de ese órgano que se llama instrucción pública, y pensando que en la esfera modesta de mi individualidad como maestra, estaba llamada, más que á formar mujeres, á formar patria, y que del perfeccionamiento de aquéllas como esposas y madres de- pende la prosperidad de ésta, fué una de mis primeras tareas en los pasos vacilantes de mi ejercicio, llevar al corazón de mis jóvenes educandas la idea del cumplimiento del deber; este concepto, que debía resultar vago y casi vacío para seres que empezaban á vivir, fué fácilmente comprendido y sucesivamente practicado en evolu- ción progresiva con el empleo de una disciplina liberal, que fortale- cida por el amor y simpatía que me inspiraba la obra, inició en sus jóvenes espíritus un proceso reflexivo, que haciéndolas responsables de sus actos, las impulsaba á obrar de acuerdo con el ambiente so- cial establecido, cuya armonía les interesa vivamente por cuanto redunda en beneficio de cada una de las unidades dentro de ese todo —la escuela—que no tardaron en llamar amorosamente Alma- Mater. Confieso que tuve no pocos escollos en los primeros ensayos; nuestras niñas, herederas de los defectos inherentes al pasado ré- gimen colonial, escalaron las gradas de la escuela cubana con un espíritu levantisco, reflejo fiel del momento histórico, y, como con- secuencia, confundiendo la bondad que les ofrecía como único me- dio de encauzar cautivando la realización de sus actos á los fines que debe perseguir la educación, trataban de quebrantar las reglas establecidas, que deben ser cumplidas, según el ideal que persigo en la educación, no por temor al poder coercitivo, sino en gracia á ser lo conveniente al común acuerdo, Un distinguido maestro que por EL CONCEPTO DE EVOLUCION Y LA MORALIDAD 105 entonces me visitaba frecuentemente en la escuela, y á quien debí un buen número de útiles consejos, quiso siempre desviarme del sistema emprendido, tratando de llevar á mi espíritu la convicción de ser en lo práctico quimérico mi deseo y sólo posible de ser aca- riciado por una novata en materias pedagógicas; sus reflexiones no tuvieron en mí eco alguno, y es acaso la única vez que no me haya arrepentido de desatender la experiencia ajena. Continuando, pues, el plan que me tracé, la organización de nuestra escuela ha dado amplia esfera de acción á la actividad indi- vidual dentro de la más exquisita subordinación de maestras y dis- cípulas al ideal colectivo—el buen deseo de querer hacer lo que debamos hacer—las maestras tratando de trabajar, ilustrándonos al efecto, en bien de nuestras niñas; ellas, adaptándose dócilmente y coope- rando todas á la medida de nuestras fuerzas en ese taller que va lenta, pero seguramente, haciendo evolucionar recíprocamente nues- tras actividades al servicio de tan buena causa. Comprendiendo que es la escuela pública la llamada á unificar los sentimientos de respeto al gobierno y el recíproco que á éste fortalece, empezamos mis compañeras y yo por respetar á nuestras discípulas, y exigiéndoles también el respeto mubuo entre ellas, las hacemos comprender que nos deben, no una obediencia servil, pe- ro sí la necesaria y racional por cuanto nuestra experiencia al ser- vicio de su mejor adaptación las hará, desde luego, más felices; el establecimiento de la ciudad escolar por el sistema modificado de Mr. Gill ha contribuído grandemente á hacer que los preceptos pre- conizados sean practicados por nuestras discípulas; la elección de las autoridades por el sufragio de las educandas las obliga 4 una cooperación tanto más hermosa cuanto que las hace ejercitar el vo- to, no en beneficio de la compañerita más querida, sino en obsequio de aquella que tenga mejores aptitudes, porque iniciadas en la edu- cación de la voluntad, van determinándose por las ideas que les an- ticipan la necesidad de respetar lo hecho, haciéndoles á la vez com- prender que en el bien colectivo va incluído el individual; es cla- ro que indirectamente son siempre guiadas por nosotras y que no faltan en nuestra sociedad escolar individuos que con sagacidad casi increíble á la edad, tratan de hacer presión en obsequio propio ó de la candidatura que más les interese, resultando verdaderamen- te curioso observar sus discusiones que dejan ver latentes en esos electores embrionarios los gérmenes del más refinado egoísmo, pe- ro la plasticidad de la edad y la opinión ya hecha en los cursos an- 106 MARIA DE LOS ANGELES LANDA teriores las educa insensiblemente, va iniciándose el ejercicio de la personalidad dentro de la discriminación intelectual posible, y siem- pre es fácil restablecer el equilibrio en el sentido de lo que deba ser. Las reuniones generales y bimensuales que nos obligan á unas y á otras 4 dar cuenta de nuestros actos en cuanto se refieran 4 nues- tras mutuas relaciones, sostienen bastante bien la disciplina, y es in- teresante y consolador oir 4 un pequeño policía que renuncia á su cargo porque no- puede exigir lo que no sabe cumplir, 4 un ciuda- dano confesar noblemente una falta que pasó desapercibida, á la comunidad conmoverse con esos rasgos de refinada moralidad y á todos prometerse redoblar la vigilancia moderando los impulsos no- civos para ser más felices en la reunión próxima. Casos se han dado de discípulas que han llegado 4 tomar para sí conscientemen- te lo que no les pertenecía; esos conflictos se han resuelto siempre en público con tal benevolencia que, restablecida la dignidad de la culpable, ha confesado ó no la falta á su maestra, pero agradecida se ha enmendado en casi todas las ocasiones. Con las niñas confiadas directamente á mi enseñanza he pros- eripto los castigos y también los premios: los primeros, porque en mi sentir deprimen y no pueden actuar propicios á su perfecciona- miento seres que se sienten infelices; los segundos, porque el cum- plimiento del deber no merece otra recompensa que la natural y moral de haberlo realizado; evitadas así, la depresión de las unas y la natural soberbia de las otras, dejan de fomentarse rivalidades harto seguras en la vida para que la escuela las aliente. Las notas trimestrales de conducta que envío á los padres de familia son da- das por mí, pero sometidas antes á la consideración de las discípu- las, pasmando ver con la justicia que procede la inmensa mayoría. Si algo hay que dar, y no resultan iguales los objetos, se somete siempre á rifa la repartición, habiéndose dado el caso más de una vez de ser adjudicados espontáneamente los objetos mejores á las niñas que por su comportamiento ó aplicación los merezcan más. Queriendo llegar á la forma más hermosa de cooperación, fun- damos una sociedad de beneficencia que funcionaba muy bien, y que despertando en las niñas los mejores sentimientos, las preparaba con las virtudes que entraña á las más grandes aspiraciones de la moralidad; la oposición hecha por un buen número de padres de fa- milia nos hicieron comprender que habíamos querido avanzar mu- cho en la evolución moral iniciada, y suspendimos la obra con la esperanza de reanudarla en no lejano día, EL CONCEPTO DE EVOLUCION Y LA MORALIDAD 107 No he de terminar sin antes decir que conducidas las niñas de un modo tal, concurren felices á su escuela; las mayores trabajan con ahinco, porque ven en esos esfuerzos la preparación que necesi- tan para las luchas de la vida, é iniciadas en el hermoso sentimiento de la cooperación, eligen ocupaciones en armonía con la posición social y sus aptitudes para cumplir con ese deber, hoy como hijas, mañana como esposas. Si estas ideas iniciadas no retrogradan y con esa fuerza centrífu- ga á que antes aludí, llegamos las maestras en pasos sucesivos á vencer la fuerza centrípeta que actúa conservando, llevaremos á la mujer cubana á esa vía de evolución, subordinada siempre como de” be ser á la potestad del padre y del esposo, pero en la cual con per- sonalidad moral altamente definida, será más considerada y habrá libertado, cooperando con su trabajo, al jefe de familia de una car- ga que es siempre factor negativo en la vida de nuestros hogares. BIBLIOGRAFÍA E. J. Varona. —Conferencias sobre el fundamento de la moral. Nueva York, 1903. H. SPENCER.—Primeros principios. —Madrid, 1887. H. SPENCER. —Pundamentos de la moral.—Madrid, 1891. CH. DarwIN.—ZLa descendance de l' homme. —París, 1874. OC. BuxGe.—La educación, etc.—Madrid, 1903. REPAROS ETIMOLOGICOS AL DICCIONARIO DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA.—VOCES DERIVADAS DEL GRIEGO POR EL DR. JUAN M. DIHIGO Profesor de Lingúistica y Filología La connaissance des mots conduit á la connaissance des choses. PLATON. C Caballo.—Aunque la Academia dice que viene de la voz griega xoBúdAns, ha debido ampliar más la explicación, pues como manifies- tan Bréal y Bailly en su Diccionario etimológico latino, esa palabra kaBálAys corresponde al ¿pyárns irros. Meunier, en uno de los nú- meros de las Memorias de la Sociedad Langúística de París, expresa que viene el kaBármys de karafádro, cheval bas sur pieds. Esta voz produjo el cheval, francés que ha puesto fuera del uso popular el antiguo nombre latino equus, como el alemán tomó el Pferd, de la forma del bajo latino paraveredus. Cacofónico.—¿ Por qué no indica la Corporación que el radical de donde procede el adjetivo cacofónico es cacofonia ? Cacografía.—La Academia Española manifiesta que esta voz proviene de la griega kaxoypagía, compuesta de kaxós, malo, vicioso, y ypadh, escritura. El examen de los diccionarios etimológicos, salvo unos cuantos, demuestra que no está en lo cierto la Corporación, porque para que cacografía se origine de la griega kakoypagía, es me- nester que en dicha lengua exista la palabra indicada, y como no es así, lo cual puede comprobarse examinando á Chassang, Bailly y Alexandre, resulta que no obstante el parecer de Littré, Roque Bar- cia y el Hispano Americano, la Academia ha debido al analizar etimo- lógicamente esta voz concretarse á decir que resulta compuesta de los vocablos kaxós, malo, y ypápo, escribir, como dice Monlau ó como expresa Whitney, de kaxós, malo, más ypapía, derivado de ypápo, es- REPAROS ETIMOLOGICOS 109 cribir. Larousse y Carré están conformes con este modo de presen- tar el análisis del término. Cacoquimia.—Las indicaciones hechas por la Corporación no merecen en el presente caso censura; muy oportuno hubiera sido que al decirse que kaxoxvpía procede de kaxós, malo, y de xupós, hu- mor, se hubiese manifestado cómo kaxós es un adjetivo de tres termi- naciones, dado que hay un sustantivo, xkaxóv, mal vicio, falta, crimen, desgracia, el cual se forma de la raíz KAK y de xvpla, procedente de xvpós, jugo, sabor, humor, derivado á su vez de la raíz XY, que da la idea de derramar. De esta manera el estudio del vocablo hubiera sido más acabado. Cacoquímico.—No se indica en el Diccionario el origen de esta voz. Procede del radical cacoquimia. Cadmia.—Su origen, como indica la Academia, es de la voz griega kaSpela, que significa cadmia, y cuya traducción silencia; aho- ra bien, como este término proviene del griego káSkos, parece natu- ral que se hubiese indicado también que la palabra que se estudia aparece con la forma kaSuta, significando lo mismo que kaspeía. La necesidad de conocer la doble forma no es tanto para aquellos que dan á los signos gráficos griegos la debida pronunciación, sino muy principalmente para los que no pronuncian el diptongo e como 2 y forman la contracción conocida con el nombre sinicesis. Whitney y Alexandre presentan la dicción de las dos maneras. Caduceo.—La etimología es correcta. El kmpúxecos procede de «ipvé, heraldo, derivado de knpúsce, proclamar, anunciar. Calamento.—La Academia al indicar que esta palabra procede de la griega kakdapívón, no expresa su significación, calamento; además ha debido hacer lo que el Century, Larousse y Littré, descomponer el vocablo griego en sus elementos y manifestar que la voz puede aparecer kadápuwdos, especie de menta. Origínase la forma griega de kada por kado y ésta por kadós, bello, más plvda, menta. Calimete.—La Academia al decir que esta palabra se deriva de la griega kadautrns, el que habita entre cañas, ha debido expresar cómo esa voz procede de kádapos, caña, y ésta de la raíz KAA, indicando idea de pedazo de madera. Además aquí, como se ve, es un adjetivo, si en griego existen nombres masculinos de la flexión vocalaria con igual terminación, ¿no hubiera sido conveniente indicar que es un adjetivo para evitar dudas? CaJandria.——Hubiera sido oportuno no concretarse tan sólo á la vOz griega kédavspa, que no traduce la Academia, especie de alondra, 110 JUAN M. DIHIGO porque en dicha lengua hay las formas kádav8pos, también xádavópos y en el griego moderno xádav8pa. Alexandre da preferencia á la forma masculina. Roque Barcia señala la etimología en kálxAvvrpov, y tam- bién Echegaray, sin que se pueda comprender el fundamento de tal designación, porque teniendo la voz castellana la griega que en sen- tir de los lingúistas origina á calandria, parece peregrino suponer la influencia de kákivvrpov, derivado de koaAkdúve, adornar, embellecer, limpiar, €, en la construcción del vocablo que se analiza. Calandria.—La Academia del griego kvmvspos, cilindro. La for- ma castellana en el sentir de los más afamados lingúistas, procede de la voz latina cylindrus, de modo que aun cuando ésta se derive de la griega, calandria resulta de la latina. Calcográfico.-—No se dice que esta voz se forma del radical cal- cografía, es decir de xadxós, cobre, y del adjetivo de tres terminacio- nes ypapixós-f-óv, que sirve para escribir ó para pintar. Calcógrafo.—También la Corporación silencia el origen de esta voz, pudiendo haber dicho que se forma del radical calcografía. Caler.—La Academia de la Lengua indica en su Diccionario que este vocablo se deriva del catalán cal, procediendo todo del adver- bio griego kodás, bien, adecuadamente. El verdadero origen de este término es latino, de calere, estar caliente, abrasarse, y traslaticiamen- te, como dice Monlau, darse prisa Ó diligencia. Si este término caler usado solo en su tercera persona significa conventr, importar, ¿por qué la Corporación afirma que procede de la forma adverbial grie- ga kadós, que significa bien, convenientemente, con habilidad, á propó- sito, de, lo cual no expresa relación alguna con el verbo? Bréal, en su Diccionario etimológico latino, al estudiar la significación de cáléo, se refiere á calor, oris, calor; á cúlidus, a-um, caliente; á calefacio, calen- tar; á incalesco, calentarse, sin manifestar cómo otras veces hace la derivación griega de la voz latina. Calidoscopio.—Esta voz sufre una modificación en su escritura, en la forma presentada por la Academia. Teniendo en cuenta los elementos que intervienen en la constitución de este término, hay el sustantivo griego elóos, imagen, que hasta ahora la docta Corpo- ración transcribía á nuestro idioma sin alteración alguna en sus elementos gráficos; sin embargo, la sílaba ez, se ha cambiado en 2, no obstante el criterio sustentado por los lingúistas más afamados como Monlau, Larousse, Littré, Whitney, R. Barcia y varios más. El cambio en nada perjudica á la pronunciación del mismo si se recuerdan las teorías de los gramáticos griegos respecto de aquellos REPAROS ETIMOLOGICOS 111 diptongos en que una de sus vocales es indiferente, pero parece que la escritura ha debido ser más fiel con relación al origen, como se nota en inglés, francés, etc., porque, como dice Rodríguez-Navas en su obra Análisis etimológico de raíces, afijos y desinencias de la lengua española, de caleídos es de donde procede esta palabra. Caligrafía.—Del griego kaAMuypagía, sin traducir, y significa ta- lento para escribir bien, para pintar bien. Con esto termina la Acade- mia la explicación etimológica de la voz, cuando ha podido decir que kaldAiypagía se deriva de kaAMypágos, que escribe bien, derivado á su vez de kaAhu, kadós, bello, y ypápo, escribir. Algunos diccionarios, como el de R. Barcia y Echegaray, escriben la palabra griega koAMypageta contra lo que opinan Whitney, Chassang, Bailly y Ale- xandre, en cuyos libros no aparece escrita en esta forma. Caligráfico.—Nada se dice acerca del origen de esta dicción; procede del adjetivo griego de tres terminaciones kaluypagirós-h-ov, significando caligráfico, de buen escritor, de caligrafo. Esta palabra se deriva del kaAAiypágos, que escribe bien, escritor. Camal.—La Academia resuelve que la etimología de esta voz es griega, originándose de kápnAos, que entre sus varias acepciones tie- ne la de cuerda gruesa. Si se estudia á Monlau se observará las opiniones diversas entre Covarrubias y Diez, haciéndola venir uno del hebreo gamal y el otro relacionándola con el camail francés, cama- glio italiano y capmalh provenzal, cuyos componentes son cap (cabeza) y malha (malla), mientras Monlau se inclina á considerarla como un derivado del latín camus. Aun cuando Alexandre después de indi- car los varios significados de esta palabra manifiesta que á veces se emplea por cable, cuerda gruesa, no lo afirma con absoluta seguridad, puesto que le pone un punto de interrogación revelando la duda, lo cual es suficiente para suponer que la derivación griega no es correc- ta, al extremo de que Chassang no consigna esta acepción en su diccionario. La procedencia latina que defiende Monlau parece ser la más cierta. Camedrio.— Dice la Academia que procede de la voz griega xapaígpus, sin traducir, y es camedrio, compuesta de xapat, en tierra, y 8p%s, encina. Lo único que le ha faltado es señalarle el significa- do de xapalópus. Camelote.—La Academia deriva este vocablo del griego kaynkAorr, que no traduce y es camelote, procedente de kásmkos, camello. Monlau no indica el origen del término, pero Carré, estudiando las voces francesas derivadas del griego y del latín se inclina al origen latino 112 JUAN M. DIHIGO de camelus, camello, como Littré y Whitney, al extremo de que este último ni siquiera menciona la dicción griega. Canonizar.—Aun cuando la Academia señala el origen de este verbo en el griego kavovíto, que no traduce y es regular, establecer en regla, canonizar, la voz se ha formado de la latina canonizare. Cantárida.—Falta la traducción de la palabra griega kavdapís, cantárida. Como quiera qne la voz griega kavdapís, mosca que produ- ce ampolla, tiene su origen, la Academia ha debido decir que provie- ne de kávdapos, especie de escarabajo derivado de la raíz KANA, que expresa ¿dea de blancura, de brillo. Carácter.—Falta la traducción de xapaxrip, huella, impresión, carácter. Carámbano.—La Academia no ha debido indicar que esta pala- bra pudiera proceder de las voces griegas xpúos, hielo, y «¿avós, trans- parente, si no tenía completa seguridad; en casos como éste lo mejor es hacer lo que Monlau, indicar los diversos criterios sin aceptar uno de ellos, porque así fácilmente se induce á error. La mayor parte de los etimologistas, entre ellos Monlau, R. Barcia y el Diccio- nario de la Academia denominado de Autoridades, inclínanse al origen semítico de la voz que sostienen Covarrubia y fray Pedro de Palencia, del verbo hebreo carar, enfriar, Ó del nombre querahh, que significa el hielo. Carcoma.—Señálase su origen en la voz griega xapkivopa, tumor canceroso, pero lo cierto es que el origen de este término es bien obs- curo, así lo cree el notable lingúista Cuervo y con razón. Al hablar del verbo carcomer, refiérese á esta voz manifestando que algunos, tomando por base el sustantivo, acuden al griego kapkivopa, cáncer, pero tienen por fuerza que confesar que esa transformación no es tan natural, porque dada la acentuación griega la ¿ota no hubiera desaparecido; suponiendo que se hubiera pronunciado á la latina, añade, se tendría carcinoma, carsnoma y no carcoma. Covarrubias considera al verbo compuesto de carne y comer, formación extraña que aceptan Diez y Schuchardt. Cardamomo.—La docta Corporación se conforma con indicar que esta voz se origina de la griega kapSápopov, no traduciéndola; significa cardamomo. La procedencia del vocablo castellano es lati- na, pues en este idioma hay la palabra cardamomum, que ha forma- do la española. Whitney y Monlau así lo afirman, expresando también que la voz latina surge de la correspondiente griega, pero la Academia no ha debido conformarse con señalar la voz que pro-. REPAROS ETIMOLOGICOS 113 duce el término cardamomo, sino que ha debido analizar la dicción griega, diciendo que se forma de kápSapov, mastuerzo, Y úpopov, amomo. Cardíaco.—Dice el Diccionario de la Lengua Castellana del griego kapSuaxós, de kapóla, corazón. Verdaderamente que la genera- lidad de los diccionarios consultados adolecen del defecto de no precisar el vocablo kapStaxós, que la Academia no traduce y signifi- ca relativo al corazón, cardíaco. Se trata de un adjetivo de tres ter- minaciones kapduaxós-4-óv, derivado de kapóía, corazón, que está como indica Campos Leyza, por kpasía, de kpasáw, sacudir, agitar. Este vocablo kapsía proviene de la raíz KAPA, que expresa ¿dea de corazón en conexion con KPAA, : Cardialgia.—De kapSuadyía, de kapóta, corazón, y ¿dyto, sufrir, pade- cer. En este análisis etimológico se nota que kapóualyía no está tradu- cido y significa mal de estómago, que ádyía no es de ádyéo sino de úhdyos, dolor, como indican Monlau, Chassang, Echegaray, Whitney, Roque Barcia, etc. La palabra kapóaAyía está formada de kapSuaAyñs-és, ad- jetivo, que sufre del estómago, de donde resulta que el verdadero análisis de esta voz debió haber sido así: kapSualyia, derivado de kapSuadyñs, derivado á su vez de xapóía, corazón (el Standard indica que la significación de corazón es impropia usándose así sólo en composición), y ádyos, pena. De todo lo cual se deduce que car- dialgia significa más que dolor de corazón, dolor de estómago. Cardiálgico.—Sólo se dice que procede de kapSadyiós, sin dar la traducción, relativo á los males de estómago, y sin expresar que es un adjetivo de tres terminaciones: kapdakyiós-%-óv, derivado del radi- cal kapSuaAyía. Cariátide.—La Academia sólo indica que procede de la forma griega kapvárises, sin traducir, y Cariátide. Bien pudo la honorable Corporación haber profundizado algo más, diciendo que el término kapváriSes á su vez se formó de Kapúas, Caria, lugar en Laconia, Gre- cia, donde se halla el famoso templo de Artemis. La razón de por qué esta voz se refiere siempre á mujer, lo dice Vitruvio al referir que en la toma de Caria, en el Peloponeso, los habitantes varones fueron pasados á cuchillo y las mujeres sirvieron de trofeo para figurar en el triunfo de los vencedores. Con el fin de que este he- cho militar se perpetuase, se le ocurrió á un arquitecto reemplazar las columnas de un edificio por estatuas de mujcr. Véase á Mon- lau sobre esto. A excepción del Century y del Standard, los demás diccionarios se conforman con indicar 4 kapvárides contribuyendo á formar la voz castellana. 114 JUAN M. DIHIGO Carientismo.—Del griego xapuwvmiopós, sin traducir, carientismo, buena palabra, chanza, de xapuevritopas, chancear, bromear. Es todo lo que dice la Academia. Este análisis ha debido hacerse partiendo de xapievriopós para referirse á xaples, gracioso, que se deriva de xápis, gracia, y no refiriéndose inmediatamente al verbo xapuevritopas, Lo mismo Littré, que Larousse, que R. Barcia y Echegaray, están conformes en ello. Carisma.—La Academia de xápiopa, sin traducir, don de gra- cia, acto gracioso; de xapltopas, agradar, hacer favores. Si se tiene en cuenta el estudio etimológico hecho por la mayor parte de los lingúistas, se observará que la docta Corporación no presenta en su análisis el lujo de detalles que el vocablo requiere al indicarse su origen. Esta voz proviene de la griega xápiurpa, don, de xoapltopar, favorecer, complacer, dar, de xápus, favor, gracia, de xaplew, rego- cijar, estar contento. Consúltense Whitney, Bailly, Standard, Monlau y se comprenderá por qué razón el estudio debió haberse hecho así. El Hispano-Americano trae equivocado el verbo xapifopa:, que escri- be xapítpas, suprimiéndole la ómicron. Carótida.—La honorable Corporación dice que esta voz procede de la griega kaporíses, sin traducir, las arterias carótidas, de kapóv, adormecer, amodorrar. Sin entrar en discusión sobre si la Academia debió escribirla en plural como lo hacen Monlau, Echegaray, R. Barcia y el Diccionario de Autoridades, en consideración á que de este modo se escribe en griego, es lo cierto que la distinguida Cor- poración debió indicar que el nombre kapuwriSes está en plural, porque la lengua griega posee nombres adjetivos que en su forma neutra tienen la misma terminación. Dicho esto, se tendrá que carótida se deriva de kaporís, generalmente en forma plural kaporíses, de , caer en letargo, procedente á su vez de kápos, estupor. También Chassang refiere el vocablo kaporíses Ó koporixós-h-óv, QUe adormece. Carpo.—Del griego kaprós, dice la Academia. La traducción de esta voz griega es muñeca. La generalidad de los autores se con- forman con señalar el término griego del cual se forma el castella- no, pero nunca está de más decir que ese vocablo kaprós se deriva de la raíz KAPIT en su primera acepción, que expresa idea de brutali- dad, de violencia. Roque Barcia y Echegaray adolecen del mismo defecto de la Academia de no traducir el término griego. Carvi.—Del griego kápov dice la Corporación. Sesilencia la sig- nificación castellana de kápov, que es carvi. Respecto de la etimo- kapóelv, kapovv REPAROS ETIMOLOGICOS 115 logía de esta palabra, aun cuando la mayor parte de los lingúistas entienden que deriva de la griega kápov, sin embargo Monlau afirma que su etimología es la misma de alcaravea, suprimido el artículo. Los que así opinan parecen aproximarse más á la verdad, pues aunque el Standard y Whitney, Roque Barcia y Echegaray dan co- mo primer origen de esta voz á kápov, no puede mirarse con indife- rencia la indicación que la mayor parte de los etimologístas hacen de la influencia del término arabe karwia en el castellano. Si se atiende á la estructura de la voz y como consecuencia de ella al sonido, aun cuando esto no es lo fundamental, hay más analogía en la dicción castellana con la arábiga que con la griega. Engelmann en su Glosario de palabras españolas y portuguesas derivadas del árabe, se refiere á carvi cuando estudia la palabra alcaravea de al-carawoya. Casiopea.—Sólo dice la Corporación que se deriva de la palabra griega koooióreca y no señala su traducción. Hubiera sido conve- niente indicar las formas diversas de este vocablo en griego porque además de kacouóreva hay kacoiérea, karciómo. Chassang da más importancia á la forma kacoiéresa, Cataclismo.—¿ Por qué la Academia se conforma con indi- car que procede de la griega karaxkvopós, inundación? Conoci- do el término karakAvouós, se ha debido indicar que se forma de xará, hacia abajo, y kkvopós, ov, inundación, diluvio, formado este sustantivo de kAúto, rociar, inundar, de la raíz KAY, que expresa idea de correr, manar, fluir. Catacresis. —Del griego karáxpnous, le kará, contra, y de XPñTIOS, uso. La traducción castellana de karáxprous, que es uso, abuso, cata- cresis, no se indica. Esta palabra proviene de karáxpno:s, abuso de una palabra, derivado de karaxpúcopas, abusar, derivado de kará, contra y xpúopal, Usar. Catacumbas.—Aun cuando, como advierte Monlau, aún resulta muy discutida la verdadera etimología de esta palabra, la generali- dad de los etimologistas convienen en que están más en lo cierto los que indican, como la Academia, que los elementos que la forman son las voces griegas kará, debajo, y el sustantivo femenino kúsBn, que traduce erróneamente la Corporación por excavación, cuando Alexan- dre, Bailly y Chassang indican que vale por vaso hueco, copa, taza, de. La palabra excavación en griego es koldopa, aros, y también ópvéis. También se advierte alguna pequeña diferencia entre los etimolo- gistas respecto de la terminación griega del segundo vocablo, pues Larousse, Echegaray y Carré emplean la forma kúpBos, mientras el 116 JUAN M. DIHIGO Century y el Standard usan la kó“Bn, y Littré y Bailly aceptan cual- quiera de las dos. Ante esta diversidad de pareceres, lo más natural es inclinarse á la forma indicada por la Academia, puesto que en los diccionarios griegos examinados, aunque se registra la forma en os, indican que se busque en la n, lo que demuestra la mayor impor- tancia de ésta, Bueno es indicar también el error en que incurre Roque Barcia refiriéndose al vocablo kósBa, que no se halla en los diccionarios de lengua griega. Olvidó la Corporación que kúlBn viene de la raíz KYII, que expresa idea de cosa encorvada. Catafalco.—Mejor que tratar de indicar el origen griego de esta voz, la honorable Corporación ha debido señalar su proceden- cia latina expresando el parecer no sólo de Du Cange sino el muy valioso de Diez, porque la significación de sobre que tiene la prepo- sición griega kará no es aplicable en la forma en que lo hace la Academia. Aquí sobre, a, en se usa expresando la caída ó bajada á un lugar, Ó la colocación de una cosa sobre otra; así se concibe que Aristófanes diga ¿sep Sudóvar kará xepóv: derramar agua sobre las manos; Platón kara Tis kepadás Ti karoxiw: derramo algo sobre la cabeza; Ho- mero kará x0ovós ¿uuara mátas: temiendo los ojos fijos en la tierra; Biblia ka" ¿Ans Tis Iov8atas: en toda la Judea. Cataléctico=ca.—Aun cuando la etimología que se indica en el Diccionario de la Academia es correcta. adolece del defecto de no señalarse que el karaAnkricós-f-óv es un adjetivo de tres terminacio- nes de la forma vocalaria. También hubiera sido conveniente ma- nifestar cómo karaAfyw se compone de kará, en, y Ahyo, cesar. Catalepsia.—No se indica la significación de la voz karálmyos, acción de coger, sorprender, obtener, catalepsia. La traducción de Mávas, acción de agarrar, es correcta; pero ¿por qué tanta pobreza en el estudio analítico de este término? Catalepsia se origina de karáAqyis, derivada de karadapBávo, apoderarse, coger, agarrar, deriva- do de kará, abajo, y MapBávo, agarrar, tomar, que á su vez procede de la raíz AAB, que expresa idea de coger, agarrar, recibir. Cataléptico.—No se dice lo que significa karaAnrrixós, capaz de coger, agarrar, atacado de catalepsia, ni tampoco se indica que sea un adjetivo parisílabo de tres terminaciones. Catalicón.—¿Puede darse nada más inexacto que el decir que procede del verbo griego karadúv», disolver, destruir? Examí- nese el Century y en él se verá cómo opina, y con razón, Whit- ney que catalicón está por católicón, derivado del griego kadokóv (súplase tapa, remedio) terminación neutra de kadodxós-%-óv, univer- REPAROS ETIMOLOGICOS 117 sal, derivado del adverbio kadókdov, en todo, en general, formado de kará, por y de $kos-n-ov, todo. Concuerdan con la anterior opinión Monlau, Littré y Larousse. El Hispano-Americano sigue á la Aca” demia como Roque Barcia, en parte, puesto que supone que la pa- labra castellana proviene de karálvois. El Diccionario de Autoridades dice respecto de esta voz: «llaman los vulgares al Diacatalicón del latin Diacatholicon », lo cual prueba no ser la etimología de la Acade- mia la propia. Catálogo.—No dice la honorable Corporación qué significa karádoyos: lista, nómina, empadronamiento, pero sí que se compone de de kará, sobre, y Aóyos, inscripción. Esta palabra castellana se ha for- mado de la griega karádoyos, lista, registro, derivada del verbo karadéyo, contar, mumerar, derivada de kará, bajo, expresión de ¿dea de orden, sucesión, y Myo, decir. Aun cuando Littré, R. Barcia, Echegaray y la Academia afirman que Aóyos tiene también la significa- ción de inscripción, ni Chassang, ni Alexandre, ni Bailly ni el mismo Leopold indican que dicha voz griega signifique también ¿inseripción, como la raíz AETr, de donde procede Atyo, que da Aóyos, no expresa más ideas que las de reunir, hablar, reunir ideas. Carré es de opi- nión igualmente que en este caso Aóyos vale tanto como razón, orden. Cataplasma.—No se traduce la voz griega karármiaopa, de donde viene cataplasma: significa cataplasma, emplasto. ¿Por qué no se ha analizado más este término? La forma katámidacpa se deriva de xaramiároo, cubrir ó untar con, derivado de kará, abajo, y mhAúrco, for- mar, modelar, formar masa blanda, formado de la raíz TIAA, que expre- sa idea de abundancia, de plenitud. Catarata.—Dice la Academia que se origina de karapáxrms, sin traducir, que cae, que se estrella contra la tierra, de katapúcco, caer con fuerza, despeñarse. Como quiera que la voz griega tiene dos formas, como se ve en los diccionarios de Chassang, de Bailly y Alexandre, así como también en Echegaray, Littré y R. Barcia, la Corporación ha debido señalar la forma karappáxras, dado que es precisamente la más importante de las dos, al extremo de que los etimologistas sólo registran la forma kartapáxrns sin señalar las diversas acepciones que tenga. Otro defecto que se nota es el que se ha silenciado que la voz es un adjetivo masculino, del cual se forma por la anteposición del artículo el sustantivo ó karapáxras, la caída del agua, la catarata; karappáxres se deriva de karappñyvopa, romper, abrir por fuerza, de kará, abajo, y phyvupa romper y xkarapáxres de karapácoo, lanzar hacia abajo, romper en pedazos, derivado de ápócco, golpear fuertemente. 118 JUAN M. DIHIGO Catarro.—Indica la Corporación que la voz castellana se ha formado de la griega korágpos, cuya traducción silencia, siendo lo que cae, lo que mana hacia abajo, derivada, como dice, del verbo xarappéo, afluir. La simple lectura de la etimología presentada por la Academia pone de manifiesto la equivocación en que ha incurrido suprimiendo una de las ómicron de la sílaba final; el vocablo griego debe escribirse karáppoos, además se ha debido decir que es un adje- tivo puro contraíble de los de dos terminaciones, el cual con la ante- posición del artículo masculino ó se ha sustantivado, 6 karáppoos-ovs, significando catarro, constipado. Nose indica en el Diccionario de la Lengua más análisis etimológico, pudiendo haberse agregado que karappéo está compuesto de kara, abajo, y pto, fluir, manar, cons- tituído este verbo de la raíz “PY, que expresa la ¿dea de fur. Catártico.—¿Por qué razón sólo se dice que catártico viene de kaBaprixós, de xabaipo, purificar, purgar? Ha debido manifestarse que kaBaprixós-4-óv es un adjetivo de tres terminaciones, cuya signi- ficación omitida es propia para purificar, expiatorio, purgativo, deriva- do de kadaipw, limpiar, purificar, derivado de kadapós-á-óv, puro, limpio, procedente de la raíz KAA, ¿dea de cuidado. Monlau, al es- tudiar este término después de haber señalado el verbo kabaípo, expresa que se compone de kará, hacia abajo, y alpuw, excitar, ex- peler. Catástrofe.—Del griego karaorpop%, sin traducción. Esta pala- bra griega significa derribo, catástrofe, ruina, muerte. Acerca de esta voz no se dice más en el Diccionario de la Academia; pero con sólo examinar el término se comprende que kaeracrpopr, se deriva de kararrpépo, volver, girar, volver hacia arriba, hacia abajo, torturar, cesar, acabar, destruir, derivado de kará, hacia abajo, y orpépo, girar, dar vueltas, formándose este verbo de la raíz ETPE9, que expresa idea de girar, dar vueltas. Conviene advertir que tanto Echegaray como Roque Barcia y hasta el Hispano-Americano no dan á la preposición karé su verdadero significado, porque esta partícula en composición indica movimiento de arriba hacia abajo. Además el verbo «arpopéw" no es la forma más correcta del vocablo sino crpépo. Catecismo.—La etimología está bien indicada, pero no se dice karnxuouós significa catecismo. Catecúmeno.—¿ Por qué no se manifiesta que karnxoúnevos es un participio pasado de karnxéu, enseñar, instruir de viva voz, compuesto de la preposición kará y de ixtw, producir un sonido, resonar, formado del sustantivo %xos, sonido, y éste de la raíz 'HX, idea de sonido. En REPAROS ETIMOLOGICOS 119 griego el participio se sustantiva con la anteposición del artículo y de ahí oi karnxóvpevos, los catecúmenos. Cátedra.—No se traduce la palabra kadéSpa, silla, asiento; además la mayor parte de los etimologistas dan á la preposición kará la sig- nificación de abajo, no de sobre Ó en lo alto, que se advierte en el Diccionario de la Academia y en el Análisis Etimológico de Rodríguez- Navas. El sustantivo tópa, silla, se ha formado de la raíz “EA2, idea de silla, de estar sentado. Categoría.—Por lo pronto la Academia nada dice sobre lo que significa la voz griega karnyopíla, acusación, cargo, categoría, predica- mento; karnyopía se deriva de karnyopéw, de acusar, kará, contra, y ¿yopevo, declamar, dirigir la palabra á una asamblea, de áyopá, asamblea. Así debió haberse estudiado este vocablo y no indicando después del término karnyopla los elementos componentes. Categórico.—¿Por qué no se dice que xarnyopucós significa propio pa- ra ser empleado como atributo, categórico, y que es un adjetivo parisilabo de tres terminaciones? ¿Por qué se omite que se forma del radical categoría ? Catequista. —Bien pobre es el análisis de esta voz, pues la Aca- demia no sólo omite la traducción de karnxirrís, catequista, sino que pasa por alto que karnxuerás se deriva de karnxíío, catequizar. El ra- dical principal, como indican Larousse y Monlanu, es catecismo. Caterético.—Sólo se consigna en el Diccionario de la Lengua el vocablo kadarperinós, que destruye. Pero en realidad algo más ha de- bido decirse puesto que kabaiperikós es adjetivo de tres terminaciones, derivado de kadarpéo, destruir, derivado de kará, abajo, y aipéw, coger, agarrar. Cateter.—Consigna la Corporación que procede de kaderáp, sin traducir: sonda de cirugía, cateter de kaBinua, introducir. Con sólo pa- sar la vista por el Standard ó por el Century se advierte la gran diferencia en la forma en que ha sido estudiada esta voz por la Aca- demia y por los otros etimologistas; kaderfp se deriva de káberos, adjetivo de dos terminaciones, significando que cae verticalmente, derivado de kadiqus, lanzar de arriba abajo, derivado de kará, abajo, y tnpu, tirar, enviar. Cateterismo.—Se indica que se forma de kaderepierpós, sin tradu- cirse, acción de sondear, pero no se dice que se forma del radical kaderip. Cateto.—Aquí se nota que aun cuando la palabra griega que forma la castellana es la adecuada, se ha debido decir que káberos-ow 120 JUAN M. DIHIGO es un adjetivo de dos terminaciones y que la idea de lnea perpendi- cular no se expresa únicamente con ráderos, Sino con káderos ypáppn Ó con la voz kaérn. Católico.—De ka8oduxós, universal, de kará, en sentido de compre- sión, y $kos, todo. Hasta aquí la Academia. Del examen de la mayor parte de los diccionarios etimológicos se aprecia la coinci- dencia con lo dicho por la Academia, pero estudiando aquellos diccionarios griegos como el de Chassang y el de Alexandre, pronto se convence uno de que hay alguna deficiencia en la exposición eti- mológica y no se comprende por qué el Standard incurre en la falta. Principiando porque la docta Corporación ha debido manifestar que kadoduós-%-óv es un adjetivo parisílabo de tres terminaciones, se dirá que la palabra castellana se deriva de dicho adjetivo, derivado éste á su vez del adverbio xafókov, en general; compuesta esta palabra de ka0” ¿ov, estando xa8” por kar” y por kará, que se ha modificado, su- primiendo la vocal alpha para evitar el hiato y se ha transformado la fuerte ” en 6 en cumplimiento de la ley que dice que después de la elisión, si las fuertes p. h. t. se encuentran ante el espíritu fuerte, se cambian en sus aspiradas correspondientes; en cuanto á ¿kov se dirá que es el genitivo de ¿kos, todo; que es adjetivo de tres termina- ciones ¿kos-9-ov, particular que se silencia por la Academia. Cauterio.—Limítase la Academia á decir que procede de la for- ma griega kavrípiov, sin expresar que significa hierro rojo, cauteriza- ción, cauterio; lo mismo hacen Echegaray y Roque Barcia, olvidando sin duda que kavrípiov es un diminutivo que viene de kavríp, que que- ma, que consume, del cual se ha formado el sustantivo ó kavráp, hierro rojo, estigma, derivado de xkaíw, encender, quemar, de la raíz KA+$, que expresa idea de quemar. Cazo.—Aun cuando Monlau, refutando la etimología de la Aca- demia, afirma que hoy se prefiere la derivación de esta voz del anti- guo-alto-alemán chezi, hesi: vasija para cocer ó guisar, tanto Bréal como Bailly, en su Diccionario etimológico latino, al tratar de cadus, cruche, jarre, manifiestan que está tomada de la griega kádos. Cefalalgia.—Concrétase la Corporación á decir que se deriva de kepadadyía, sin traducir, dolor de cabeza, de keparí, cabeza y únyos, do- lor. No basta. Esta voz castellana, como muy bien indica Whit- ney, viene de kepadadyía, también kepadapyía, dolor de cabeza, derivada de kepadadyís, que tiene dolor de cabeza, de kepadí, cabeza, y únyos, do- lor, pena. Cefálea. Del griego kepadh, cabeza, “Viene este término del REPAROS ETIMOLOGIOOS 121 griego kepañaía, dolor de cabeza persistente, que es en realidad una for- ma femenina de kepódaxos, de la cabeza, de xeparí, cabeza. Cefálico.—No se traduce kepaduxós, relativo á la cabeza, y es un adjetivo de tres terminaciones kepadirós-1-óv. Céfiro. —Tampoco la Academia traduce tépupos, cófiro. La eti- mología es buena. Celiaca.—Del griego ko.Maxós, sin traducir, que tiene diarrea, de kowAla, vientre. Aquí se puede decir que ko.A.axós-h-óv es adjetivo de tres terminaciones y que kowkía se deriva de koídos, que es también un adjetivo de tres terminaciones koidos--ov, hueco, cóncavo, del que se forma el sustantivo tó xoídov, cavidad, hueco. Celo.—Unicamente se hace referencia 4 la voz griega fñkos, sin traducirla, y significa deseo, amor, pasión, celo. Mejor hubiera que- dado el análisis etimológico diciéndose que tákos viene de féo, hervir, hormiguear, derivado de la raíz ZE, idea de agitar, de hervir. Celotipia. de £ñkos, celos, y túrrto, herir, golpear. Otros, como la Academia y el Del griego tmkoruría, sin traducir, pasión de los celos, Hispano Americano, prefieren túros, marca, señal, pero el Standard, R. Barcia y Echegaray aceptan el verbo rúrre, en vez del sustanti- VO TtúTros. Cementerio.—Para la Academia basta con indicar que este tér- mino se forma del griego koywnripiov, lugar de reposo, de kowuáw, dor- mir. En realidad el verbo kouáw lo que propiamente significa es poner en el lecho, hacer dormir, adormecer, amodorrar; por eso Chassang dice que koww»nripiov vale por lugar para dormir, cementerio. Tan es lo cierto que Whitney traduce la voz por sleeping-room, derivada la dicción griega de kopóvw, poner á dormir, derivada de keipas, acos- tarse, reposar, yacer en el sepulero; todo formado como muy bien dice Bailly, de la raíz KI, que expresa la ¿dea de estar extendido, estar se- dentario. Cenobio.—La explicación etimológica es correcta pero muy con- creta, ha debido ampliarse más diciendo que xowóBiov es sustantivo neutro, comunidad, convento, formado del adjetivo de dos terminacio- nes kowófBros-ov, que vive en comunidad, compuesto de kowós-4-óv, adje- tivo de tres terminaciones, conún, y Bios, vida, existencia, de la raíz Bl, ¿idea de vida, de fuerza. Cenotafio.—La Academia no dice que kevorádiov signifique ceno- tafio, añadiendo que ésta se forma de kevós, vacio, y tápos, túmulo, sepulero. Hay que hacer la misma observación anterior, kevós-q-óv es adjetivo de tres terminaciones, significa vacio, privado de, deriva- 122 JUAN M. DIHIGO do de la raíz KEN, expresando ¿idea de vacío, y tápos, sepulcro, formado de la raíz TAS, indicando ¿dea de fosa, de tumba. Centauro.—La Academia sólo indica que procede de kévravpos, sin traducir, y significa centauro, hombre grosero, brutal; añadiendo que puede haberse formado la voz griega de la sánscrita, gandharvas, caballo. El Profesor Whitney, uno de los orientalistas más nota- bles de América, considera el origen de esta palabra incierto, no obstante coincidir la Academia con el criterio de Littré en lo que hace relación al nombre sánscrito, no á la traducción, que gandharvas para Littré vale tanto como genio con cabeza de caballo y no caballo solo, como afirman la Academia y el Hispano Americano. Capeller en su Diecionario Sánscrito-Inglés, refiriéndose á este término, dice: «name of a genius, connected with Soma and the Sun» «later mostly pl. the heavenly singers». No hace ninguna referencia á caballo. En el Hispano Americano aparece mal escrita la dicción griega xévravps; pe- ro no se comprende por qué la honorable Corporación ha dejado de estudiar los elementos que componen la palabra kévravpos y los cuales son el verbo xevréw, picar, aguijonear, que procede de kivéw, mo- ver, agitar, de la raíz KlI, ¿dea de mover, de empujar, y taúpos, toro, de la raíz TAYPO, idea de toro. Centro. —¿Por qué no se dice que kévrpov significa punta aguda, aguijón, pincho, clavija, la punta fija de un par de compases y de aquí el centro de un círculo, derivado de xevréw, pinchar ? Cerámica.—¿ Por qué la Academia indica que viene de kepaparñ, de képapos, arcilla? Si se aceptase este criterio resultaría en griego un sustantivo femenino kepapixi, que no existe. Lo que sí hay es un adjetivo parisílabo de tres terminaciones kepapiós-q-ov, de barro, relativo al arte de la alfarería, derivado este adjetivo de képajos-ov, ar- cilla y vasija de arcilla, derivado de képavvvps, mezclar, de la raíz KEP, idea de mezclar. Monlau, sin referirse á kepajiós, deriva cerámica de képapos. Cerasta. Al estudiar esta palabra se silencia lo que significa kepúoras, cornudo, como el que képas se derive de la raíz KEP, expre- sando la ¿dea de cuerno. Ceromancia.—Puesto que la voz cera, latina, como indican Bréal y Bailly, está tomada de la griega knpós, cera, se ha debido señalar para que se comprenda mejor el origen griego, añadiéndose después el término pavrela, adivinación; knpós proviene de la raíz KAF, idea de quemar y pavreía, de pavrevopas, predecir, presagiar, de pávris, profeta, adivino, de la raíz MAN y MNA, idea de pensar, sentir, uni REPAROS ETIMOLOGICOS 123 Ceroto.—Al determinar la Academia el vocablo griego que ha formado el castellano refiérese á knporóv, sin decir que es cerato; aho- ra bien esta voz sale del adjetivo de tres terminaciones parisílabo «nporós-%-óv, cubierto de cera, mezclado con cera, y tiene no sólo la for- ma dicha sino la de knpori, derivándose ambas de knpów, untar de cera, modelar con cera, verbo procedente de knpós, cera, y éste de la raíz KAF, que expresa la ¿dea de quemar. Cetro.—No se dice que ckirrpov significa bastón, cetro, como tam- poco que se forme de axirre, apoyarse, formado de la raíz 2KATI, que expresa la idea de golpear, de apoyarse. Cianosis.—¿ Dónde ha encontrado la Academia la forma verbal kvavów? Ni Chassang, ni Alexandre, ni Leopold registran esta pa- labra en sus Diccionarios, como lo hacen Roque Barcia y Echega- ray. En ninguna de las palabras compuestas de kvavós se lee al pie de ellas referencia al verbo kvavéwo. (Garnier y Delamare, en su Diccionario de términos técnicos de medicina, refieren cianodermia y cia- notapía al kvavós, azul. Cíclico.— Del griego kvkxdMxós, sin traducir, dice la honorable Corporación que se ha formado la voz castellana. Fácilmente pue- de apreciarse la deficiencia de este estudio, pues no sólo se ha de- bido decir que significa circular, redondo, que habla, que recita 6 canta en los círculos, en las asambleas, cíclico, sino que resulta un adjetivo parisílabo de tres terminaciones, derivado de xúxkos, círculo, redondo, circunferencia, y este término á su vez de la raíz KYP, expresando la idea de alguna cosa redonda, encorvada. Cico.—El único reparo que puede hacerse en el presente “aso es el que la Academia no ha indicado la raíz de donde procede el kúxkos, círculo, redondo, que es KYP señalada en el párrafo anterior. Cicloide.—Del griego kukAoeS4s-es, sin traducir, y significa circu- lar. Lo demás está bien. Ciclón.—Sólo dice la Academia que procede de xúxhos, círculo. Examinando otros diccionarios, entre ellos el Century y el Standard, se ve la pobreza de la exposición etimológica de la docta Corpora- ción, porque la palabra ciclón se deriva de kvxAúóv, dando vueltas, que es un participio de presente en su caso nominativo, en su número singular y género masculino de kexkoúv, kuxkóew, girar, remolinar bien el aire, Ó en el agua, moverse en círculo, derivado de kúxkos, círculo, y este término de la raíz KYP, dando idea de algo redondo, encorvado. PSIQUIATRIA Y PEDAGOGIA LAS INTELIGENCIAS ANOMALAS Y EL PROBLEMA DE SU EDUCACION 1 POR EL DR. ARÍSTIDES MESTRE Profesor Auxiliar de Biología, Zoología y Antropología Médico Alienista. L'etude des anomalies mentales, chez les écoliers, intérese á la fois, quoique a différents títres, le medecin, lVéducateur et le criminaliste. J. PHILIPPE ET G. PAUL-BONCOUR. The true meaning of the word educate may be found in its utmost clarity in the training of defectives. M. W. BARR. El notable desarrollo que ha adquirido la instrucción primaria en Cuba de pocos años á esta parte es una verdad evidentísima, y los esfuerzos constantes del Gobierno de la República son bien ma- nifiestos en ese sentido; pero esa labor tan digna de señalarse se refiere, pudiéramos decir, exclusivamente á un solo aspecto de la instrucción educativa; aquel desenvolvimiento tiene única aplica- ción al grupo de niños normales, á aquellos escolares sanos de sus facultades intelectuales, que, buenos de espíritu, reciben fácilmen- te el bendito pan de la enseñanza por medio de los sistemas ordina- rios de educación. Ahora bien, frente á ese grupo existe otro á quien importa sobremanera atender y educar, y son los niños que presentan en la edad escolar deficiencias más ó menos profundas en su intelectualidad y modo de ser afectivo. El estudio de esas inte- ligencias anómalas, así como el problema de su educación, constitu- yen el objeto de estas líneas. La edad escolar—pueritia—comprendida entre la infancia y la pubertad, es la edad en que el temperamento y el carácter se esbo- zan, influyendo en este delineamiento de la personalidad la educa- ción que se reciba, bien sea ésta familiar ó de la escuela. Precisamen- 1 El presente trabajo es una ampliación de la conferencia pronunciada en la Escuela Normal de Verano el 18 de Agosto del año actual, día de su clausura; el acto lo presidió el Sr. Secretario de Instrucción Pública. Circunstancias del momento nos obligaron á condensar la lección dentro de límites bien reducidos; y ahora, por el interés del asunto, lo tratamos con mayor extensión en este artículo, PSIQUIATRIA Y PEDAGOGIA 12: Oi te en este momento de la vida la psicología del niño manifiesta bas- tante sus tendencias dentro de una actividad normal, equilibrada, ú con síntomas que demuestran defectos de organización mental y moral. En otra época—y los que luchan sin descanso en la noble tarea del magisterio en las escuelas públicas, lo saben mejor que nadie—el número de escolares mentalmente anómalos era mucho me- nor que hoy: la enseñanza primaria obligatoria ha aumentado la canti- dad de los que por su defectuosa condición psíquica, resultan, al fin y al cabo, opuestos al régimen escolar común. Cuando la ins- trucción no se imponía, esos refractarios Ó incapaces—como dicen con sobra de razón los profesores Philippe y Paul-Boncour en su bello opúsculo sobre las anomalías mentales de los escolares, fuente de donde frecuentemente hemos de tomar muchos datos importan- tes para nuestro estudio—pasaban á menudo desapercibidos; á los niños indisciplinados se les expulsaba de las escuelas, retirándose también á los atrasados; en cuanto á los niños vagabundos, ellos se ignoraban. Mas, ahora, por consecuencia de la causa mencio- nada, el niño, cualquiera que sea su organización cerebral, como ésta no pase de ciertos límites en el orden de la patología mental, es conducido detodos modos á la escuela; y en ésta él se encuentra mal, cosa que se comprende perfectamente: la escuela ordinaria, en efecto, no se ha hecho para escolares de su categoría sino para niños cuyo sistema nervioso funcione á satisfacción. El examen del grupo que forman los niños anómalos presenta desde luego múltiples dificultades, escollos que aumentan al tratar- se de su solución práctica. Reflexionemos siquiera por un momento sobre lo que pudiera hacer el educador, el maestro de un aula en una escuela ordinaria respecto de aquel grupo, y preguntémonos: ¿acaso está en él distinguir al niño perezoso por enfermo, y á quien es pre- ciso cuidar, del que es perezoso por mala voluntad y al cual deben castigar? El pedagogo no resolverá por sí solo este problema; y no le dará solución porque esa categoría de niños exige, como lo de- muestran la ciencia y la experiencia, la intervención del médico. El educador y el médico tienen que actuar unidos en la educación de esos escolares. De esta acción armónica hemos de tratar más adelante, pues ahora se estudiará en su conjunto á ese grupo bas- tante heterogéneo, cuya clasificación es conveniente conocer. ¿Qué lugar ocupan los escolares mentalmente anómalos en la larga serie de anomalías mentales? ¿Hay diversas clases de escola- 126 ARISTIDES MESTRE res mentalmente anómalos? ¿Dónde empiezan ó terminan las ano- malías mentales que distinguen á esos niños? Contestemos clara y brevemente 4 estas interrogantes, todas de indiscutible trascen- dencia. Respecto de las categorías establecidas, dicen Demoor y De Croly que «cada país y cada escuela tienen su clasificación particular, y no es posible establecer una sinonimia algo seria entre tanta termi- nología adoptada...» En la décima conferencia alemana de las es- cuelas dedicadas á los niños débiles de espíritu, el profesor Kolle propuso dividirlos en dos grandes grupos: idiotez primitiva é idio- tez secundaria, comprendiendo, uno y otro, grados donde existen ó no anomalías físicas, complicaciones psíquicas y anomalías morales. En Inglaterra se distinguen á los niños débiles de la mente ( feeble minded children) de los atacados de imbecilidad y de idiotez, después del trabajo de J. Warner. En Bélgica con frecuencia se compren- de en el grupo de niños anormales á los niños que sufren de tras- tornos de la palabra, á los sordo-mudos, los ciegos y los detenidos; éstos, los atrasados, se dividen á su vez en atrasados pedagógicos y atrasados médicos, que comprende los imbéciles; dicha terminología se acepta bastante en Holanda. En Italia los niños débiles de es- píritu constituyen el grupo de los frenasténicos, entre los que están los imbéciles, deficientes, y tardíos (¿mbecilli, deficienti, tardivi). Por último, en los Estados Unidos de Norte América, el profesor Mar- tin W. Barr, médico jefe del Pennsylvania Training School for Feeble Children (Elwyn, Pa.), los clasifica así: 1% idiota (apático, excita- ble): incapaz de mejora, propio de asilo; 2% idiota imbécil: mejora- ble en grado ligero; 3% imbécil (grados superior, medio é inferior): educable de varias maneras; y 4? imbécil moral: amoral, ausencia completa del sentido moral, educable únicamente bajo custodia. Bastará recorrer en su conjunto esas diversas agrupaciones á que acabamos de referirnos para comprender que no ha de ser lógico aplicar á los niños que forman la verdadera categoría de los llama- dos mentalmente anómalos, las investigaciones que se hayan reali- zado sobre los niños idiotas, tan distintos intelectualmente de aquéllos; entre los idiotas, los atrasados y los simples nerviosos, existe una interrumpida cadena de casos intermediarios, hecho que demuestra con exceso de pruebas el recomendable estudio del Dr. Paul Sollier sobre la psicología del idiota y del imbécil. El «niño mentalmente anormal» no es el «niño anormal». Al- gunos autores confunden ambos términos, pero son dos casos dife- PSIQUIATRIA Y PEDAGOGIA 127 rentes: el primero es una variedad del segundo. El niño anormal comprende, en general, toda suerte de anomalías; y el Director del «Instituto privado de enseñanza especial» de Bruselas, M. De Cro- ly, llama anormales á «todos los niños que por una razón cualquiera, se encuentran en estado de inferioridad y no pueden adaptarse al medio social en que están destinados á vivir». Descansando en es- ta apreciación los clasifica de la siguiente manera: 12 Por deficiencia física (mancos, etc. ). 22 Por deficiencia sensorial (ciegos, etc. ). 32 Por deficiencia intelectual (idiotas, atra- sados, etc. ). | 4% Por deficiencia de las facultades afecti- vas (locos morales, etc. ). | 52 Anormales convulsivos (epilépticos, etc. ). 62 Deformados por el medio. NIÑOS ANORMALES../ | Ú Si la anterior enumeración parece comprender á toda clase de anomalías infantiles ¿cuales de esas categorías abarcan los escolares mentalmente anómalos? Los Dres. Philippe y Paul-Boncour ex- presan que aquéllos pertenecen «al tercero y cuarto grupos, á veces al quinto». Los deformados por el medio son, para el Dr. De Croly, aquellos «que han sido sometidos á influencias diversas, pero igual- mente perniciosas; á un régimen demasiado dulce, desigual, ilógico, Ó por el contrario, demasiado severo, brutal, torpe». De ellos vol- veremos á hablar más adelante. Mas, es preciso no olvidar que los escolares mentalmente anó- malos son niños enfermos del sistema nervioso. «Una parte de éste es el órgano de la mentalidad; el niño mentalmente anor- mal está enfermo de este sistema nervioso. Esverdad que al propio tiempo el mismo niño puede padecer del sistema muscular, del sistema circulatorio, etc.; pero estas últimas anomalías no son las que le producen su anomalía mental. Ellas la agravan á veces, mas no la constituyen esencialmente: por muy alterado que sea el organismo de un niño, si estas alteraciones no son nerviosas, este niño no es mentalmente anormal.» Por esto no debemos estudiar más que las anomalías propias del sistema nervioso superior. ¿Todos los niños mentalmente anómalos constituyen los escola- res mentalmente anómalos, ya que éstos son los que nos interesan más especialmente? Para responder á ello es preciso que conozcamos á los primeros: sólo así veremos que los segundos no forman sino un 128 ARISTIDES MESTRE grupo dentro de los mentalmente anómalos. «El idiotismo altera—- decíamos en un trabajo nuestro—más 6 menos hondamente, la vida física, intelectual y moral del niño, existiendo una serie de tipos muy distintos. Revélase el mal en el cráneo, en la fisonomía, en el andar, en la palabra, en la atención, en las pasiones, en la mora- lidad. Las causas son múltiples, pero la herencia ocupa lugar pre- ferente. De la debilidad mental á la idiotez completa, profunda, congénita, ¡qué cantidad de grados sin límites fijos ! » El ilustre profesor Bourneville, de excepcional competencia en tan difíciles materias, enumera los grados de la idiotez de este modo: 12 Idiotez absoluta. 22 Idiotez profunda. 32 Imbecilidad propiamente dicha. 4% Atraso intelectual (6 imbecilidad ligera). 52 Instabilidad mental. Esta graduación nos recuerda, en cierto modo, la formulada por el Dr. Martin W. Barr y á que aludimos anteriormente. ¿Cuáles son los fenómenos Ó síntomas que caracterizan á las categorías de anomalías intelectuales y morales enumeradas por Bourneville? Helos á continuación con las mismas palabras del sabio francés. «12 IDIOTEZ ABSOLUTA.—Marcha, prehensión, palabra, y aten- ción nulas. Incapacidad para ayudarse en cualquier cosa. Incon- ciencia de la necesidad de alimentarse, Ó glotonería con ausencia del sentimiento de la saciedad. Derrame permanente de la saliva (baba) y de las mucosas nasales. Excreciones involuntarias. Ae- cesos de gritos, tics múltiples (balanceo, muecas, agitación de las manos, ete). Aunque los órganos de los sentidos puedan estar in- tactos desde el punto de vista anatómico, el oído, la vista, el olfa- to, el gusto y el tacto parecen ausentes. Sensibilidad general muy obtusa, de donde indiferencia al dolor, al frío y al calor. Ningún conocimiento de sus padres, ni de las personas que los cuidan. Sin idea, sin palabra, sin movimiento; los idiotas de esta categoría son seres, pudiera decirse, vegetativos. «22 IDIOTEZ PROFUNDA.—La motilidad no está tan atacada como en el grado absoluto. La marcha es posible, á veces exuberante. La prehensión de los objetos tiene lugar, pero de una manera defec- tuosa; el pulgar no se opone Ó se opone mal á los otros dedos. El apetito es exagerado; el sentimiento de la saciedad falta; el gusto es nulo ú obtuso, de donde la salobredad. La digestión se complica á veces de rumiación. Las excreciones son involuntarias. La palabra PSIQUIATRIA Y PEDAGOGIA 129 es nula ó limitada á algunos monosílabos ó sílabas repetidas. Las necesidades, las determinaciones instintivas se traducen más bien por un lenguaje de acción (gritos de alegría ó de dolor). Estos idiotas (pro- fundos, pero menos alterados—tarés—que los precedentes) recono- cen con bastante frecuencia á sus padres, á los enfermeros que los cuidan. Ellos demuestran preferencias por ciertas personas. Tie- nen á menudo aptitudes musicales, retienen en su conjunto los aires que oyen y los cantan incesantemente, lo que prueba una memoria al menos parcial. La atención es fugitiva: miran sin ver, escuchan lo que les agrada, y parecen absolutamente sordos para los ruidos ú las incitaciones que no les interesan. El olfato, el tacto están amino- rados Ó son indiferentes. Estos niños no tienen ninguna conciencia del peligro, y, como los idiotas absolutos, presentan tics muy varia- dos, son destructores, roen sus uñas, se desgarran, se muerden ó muerden á los otros, etc. En resumen, vida vegetativa sobre todo y vida de relación muy limitada... Lo que distingue á este segundo grupo del anterior es la existencia del movimiento, la marcha y la prehensión, que los hace peligrosos para ellos y para los otros, pues- to que el movimiento los expone á accidentes, debidos á la incon- ciencia del peligro, y también á los demás á sufrir los efectos de sus impulsos. «(32 IMBECILIDAD PROPIAMENTE DICHA.—Las facultades intelectua- les existen, pero en un grado muy incompleto. La atención es fu- gaz, la memoria poco activa, poco segura, la voluntad sin energía: ellos quieren y no quieren. Pueden comparar, combinar; á veces se elevan difícilmente á las nociones generales y abstractas. Tienen ideas, pero en corto número; no piensan ni actúan más que por otros, por más que sean capaces de algunos razonamientos. Pre- sentan determinaciones instintivas, como los idiotas profundos, y á ellas obedecen sin freno. En estos enfermos, es en los que la im- becilidad se complica de una perversión de los instintos. Son menti- rosos, querellosos, perezosos, cobardes, caprichosos, móviles, inca- paces de un esfuerzo sostenido. Ceden, sin recato, á sus deseos se- xuales. Poseen vaga noción de lo tuyo y de lo mío, y tienen impul- sos de robar, destruir, incendiar, etc. La palabra existe, pero la pronunciación es frecuentemente defectuosa. Su lenguaje es limita- do, sus frases imperfectas, á veces el verbo es ausente; hablan de sí mismos en tercera persona. No pueden emplearse más que en ocupa- ciones simples, uniformes, siempre las mismas. Tienen sentimientos afectivos, á menudo superficiales. La sensibilidad general está de or- 130 ARISTIDES MESTRE dinario embotada. Los sentidos frecuentemente intactos, pero poco delicados. «40 ATRASO INTELECTUAL (Ó ¿mbecilidad ligera).—Las facultades intelectuales, consideradas en su conjunto, existen, pero están re- tardadas notablemente por debajo de las facultades de los niños de la misma edad. La atención deja mucho que desear; Á veces es posible fijarla, al menos durante algún tiempo, el que aumenta si se varían las ocupaciones intelectuales. Los atrasados (arriérés) tienen inclinaciones particulares, aptitudes especiales. Su inteli- gencia se manifiesta principalmente en todo lo que es relativo á sus tendencias. «52 INSTABILIDAD MENTAL.—Los instables tienen una movilidad física exuberante. No están tranquilos en ninguna parte, cambian de lugar á cada momento sin motivo. Si juegan, pasan con rapidez de un juego á otro... Su movilidad intelectual no es menor.» ¿En cuál ó cuáles de esos grupos están los liamados escolares mentalmente anómalos? Desde luego que los dos primeros—idiocia absoluta é idiocia profunda—deben descartarse bajo ese respecto: hállanse demasiado alterados en sus facultades intelectuales y mo- rales, presentan vicios muy marcados en su funcionamiento cere- bral para que esos niños puedan asistir y encontrárseles en las es- cuelas ordinarias, aunque esto no quiera decir que no se les someta también á especial educación, como lo veremos después. Los esco- lares mentalmente anómalos son, por el contrario, capaces de fre- cuentar aquellos establecimientos públicos destinados á la primera enseñanza; sucediendo lo mismo con el tercer grupo de Bourneville —imbecilidad propiamente dicha—cuyos niños, aunque sea raro, pueden verse en las escuelas. Vemos que entre las dos últimas ca- - tegorías ha poco citadas, se hallan principalmente aquellos escolares cuyo estudio nos interesa sobre todo. Desde el punto de vista social y práctico, la distinción y cono- cimiento de los caracteres que definen al escolar mentalmente anó- malo y lo separan de los otros niños cuyas alteraciones psíquicas son más intensas, es problema de alta, indiscutible importancia. «Se puede prácticamente—escriben á este propósito Philippe y Paul- Boncour en el opúsculo tantas veces mencionado y que no nos cansaremos de recomendar por su contenido lleno de ciencia y de experiencia psicopática y pedagógica—dividir en dos grupos las anomalías mentales: de un lado colocar las anomalías incurables ó ditícilmente curables y que hacen imposible la vida social sin PSIQUIATRIA Y PEDAGOGÍA 131 tutela; y, del otro, las que son curables y permiten la vida social en libertad, siempre que la educación física y moral sea diri- sida de manera á compensar ó paliar las defectuosidades, á resta- blecer un equilibrio comprometido, pero no imposible »: las primeras, son anomalías mentales radicales é irremediables; las segundas, me- jorables ó curables. Los límites correspondientes á los escolares mentalmente anó- malos, son el niño normal y los grandes anormales, los irremedia- bles: entre ambos extremos está aquel tipo de intelectualidad alte- rada, ya congénita 6 adquirida. El escolar á que aludimos tiene una enfermedad cerebral más ligera y una mentalidad superior á la del anormal que ha de vivir internado en el asilo, en el hospital, bajo la dirección del médico especialista. Aquél necesita al mismo tiempo del médico y del pedagogo; y el tratamiento médico-peda- gógico—para decirlo de una vez—lo vuelve apto para recibir la edu- cación normal, borra aquella ineptitud á adaptarse al régimen escolar, cosa que, por otra parte, representa un factor de aprecia- ción no desechable; la escuela, además, es un poderoso reactivo, revelador de anomalías intelectuales. Nos hemos referido y en su conjunto álos niños anormales, cla- sificándolos con Mr. De Croly; de entre ellos sacamos el grupo de niños mentalmente anómalos, conociendo las categorías enunciadas por Bourneville; en éstas se han descartado aquellas que no com- prenden al escolar mentalmente anómalo, «capaz de asistirá la escuela, pero incapaz (por su anomalía mental) de adaptarse al ré- gimen escolar organizado para la mayoría de los niños de su misma edad». Réstanos, pues, enumerar á ese último grupo y describir los tipos que se aceptan, por lo menos en sus líneas generales, en sus caracteres principales, para luego examinar el problema de la edu- cación de los niños mentalmente anómalos, desde sus grados mayo- res hasta los más sencillos. Educadores y médicos han realizado muy laudables esfuerzos á fin de establecer una división de los escolares con anomalías mentales, pero colocándose unos y otros en su personal exclusivo punto de vista. Los primeros han analizado la moralidad é intelectuali- dad de los escolares, prescindiendo en absoluto de los médicos; y éstos, en sus trabajos ó escritos sobre esos escolares se han fijado, como era natural, en el estado de su sistema nervioso, bajo el as- pecto neuropatológico y psiquiátrico. Ya en 1894, en su comuni- 132 ARISTIDES MESTRE cación al Congreso Internacional de Asistencia pública, de Lyon, el Dr. Bourneville hubo de llamar la atención sobre este particular, indicando entonces cómo junto á los niños idiotas, €, existen buen número de ellos «que son atrasados y que no pueden estar en las escuelas porque son incapaces de seguir los ejercicios de los otros niños, y que sus tics, su insuficiencia mental, provocan la risa de sus compañeros, que á menudo los tratan ásperamente; ó bien—agrega Bourneville—aquéllos trastornan la clase por su instabilidad, su necesidad de movimiento, sus contorsiones, sus crisis convulsivas. Se les castiga, se les pone en un patio; ellos van á la escuela con disgusto, se vuelven irritables, y los maestros se ven obligados á despedirios definitivamente. Muchos vagabundean ó se escapan, sin motivo, de la casa paterna, y sirven de instrumento á otros más hábiles... Después, vienen los niños más Ó menos débiles desde el punto de vista intelectual; á veces bien dotados bajo este aspecto, pero atacados de perversión de los instintos: ladrones, mentiro- sos..., incendiarios, destructores, homicidas, envenenadores, etc.... En fin, continúa Bourneville, nosotros citaremos los niños afecta- dos de enfermedades convulsivas, la histeria y la epilepsia. Cuan- do las crisis son raras, los institutores conservan los niños; pero, la mayor parte, y con razón, los rechazan ». Pero, estos tipos á que alude Bourneville, ¿completan la serie que forman los escolares men- talmente anómalos ? A juicio de Philippe y Paul-Boncour hay que agregar otros más, como los asténicos; y por esto analizan aquellos profesores, al tratar á esa clase de niños psicópatas, las diversas formas que á continuación se expresan y de cuya descripción nos ocuparemos también, limitándonos á señalar sus rasgos de mayor importancia. Ellas son: 1% atrasados intelectuales; 2% instables; 32 asténicos; 40 escolares mentalmente anómalos por diferentes neurosis (epilep- sia, histeria); 5% los subnormales (escolares intermediarios entre los precedentes anormales y los escolares ordinarios); 6% los atrasa- dos pedagógicos; y 7? escolares atacados de anomalías morales. 19 ATRASADOS INTELECTUALES. —La serie de niños mentalmente anómalos que se encuentran en las escuelas la abre el atrasado intelec- tual (écolier arriéré), tipo de anormal bien definido y caracterizado. Los hay con manifestaciones dobles, complejas, que los hacen ser á la vez atrasados é instables; y una ú otra condición puede existir se- paradamente. «La atención del atrasado deja mucho que desear; PSIQUIATRIA Y PEDAGOGIA 133 se le puede fijar sólo durante corto tiempo; éste aumenta variando las ocupaciones intelectuales. La concepción es lenta, la memoria perezosa; la reflexión, la previsión no existe más que en débil grado. Son niños que no aprenden más que por períodos». Presentan in. clinaciones particulares, en cuyo sentido la inteligencia tiende á desenvolverse. Algunos son irritables, violentos, morosos, descon- fiados, turbulentos y apáticos. Ahora bien, estos niños ¿por qué llaman la atención en la escue- la? Ellos sobre todo se distinguen «por el poco provecho que sacarán de la enseñanza y del régimen escolar normal; asistirán á la escuela como cualquier otro niño, pero tendrán una impenetrabilidad mental notable: entran ignorantes en la clase y salen ignorantes». Ante su inercia mental siéntese desarmado el educador; por más que ese atraso intelectual, con relativa facilidad, sea en sus principios cu- rable. Con frecuencia, las ilusiones que se forja la familia sobre la intelectualidad del niño, es la causa de que se pierda el tiempo y no pueda después mejorarse el estado psíquico. Los padres, equi- vocadamente, «se inclinan siempre á tomar por la reflexión cierta lentitud al pensar, y á la inercia mental por sabiduría». Hay también otras formas de detenidos; entre ellos el tipo descrito por Thulié con el nombre de disminuido, y el que presenta aparente- mente brillantes facultades, como la memoria de las cifras: «es una memoria mecánica que produce como la máquina de calcular, pero que, como ella, es puramente automática». No debemos olvidar que, en ocasiones, el atraso intelectual está asociado á perversiones morales contraídas en un medio más Ó menos escolar. 22 INsSTABLES.-—Son niños que no pueden «fijar su atención bien para escuchar, ya para responder, Ó para comprender». No dominan sus reacciones y ciertos sentimientos toman una exajera- ción morbosa: no hay, pues, proporción entre sus actos y las causas objetivas que los determinan. El escolar instable manifiesta una nerviosidad exagerada (irritables, susceptibles sin razón, capricho- sos). Los padres de esos niños sólo dicen que son nerviosos; el médico, en cambio, descubre trastornos mentales evidentes. Se les califica de indisciplinados en la escuela; su movilidad física, ya lo hemos dicho con Bourneville, corre parejas con su mo- vilidad intelectual: muestran los instables, en una palabra, una «desconcertante desarmonía...» «Tanto es una sobreactividad in- explicable; tanto, por el contrario, nada puede fijar su movilidad. En el fondo, no hay en ellos más que simulacros de actividad práe- 134 ARISTIDES MESTRE tica: no actúan sino superficialmente y ninguna regla preside á las variaciones de su actividad.» En cuanto á los sentimientos, no son menos desequilibrados ni menos instables. Van á la clase á todo, menos á escuchar. «Sólo la habilidad de un educador acostumbra- do á proporcionar sus lecciones á la capacidad mental de sus discí- pulos y á dosificarlas metódicamente, logra mantener durante cierto tiempo esta atención fugitiva.» Muchos escolares instables son particularmente impulsivos, presentando extrema irascibilidad; en- tre aquéllos, á pesar de sus alteraciones intelectuales, algunos niños causan verdaderas sorpresas por lo diverso de sus aptitudes; brillan, como afirma Thulié, en las materias que no exigen «juicio y rectitud de espíritu »: no son, en la escuela, considerados ininteligentes como los simples atrasados. Los trastornos morales no faltan en el es- colar instable: á veces son crueles, mentirosos, piromanos y klepto- manos. Son indisciplinados, pero á causa del estado patológico del sistema nervioso: no tienen la indisciplina del escolar fuerte, sano, que es puramente voluntaria. ¡Ah! ¡cuánto importa dife- renciarlos! Los primeros deben tratarse porlos procederes médico- pedagógicos: la corrección de los últimos corresponde al educador de un modo exclusivo. 37 AsrÉnicos.—Están estos escolares caracterizados por una disminución de la actividad, por la depresión, por la apatía mor- bosa, por la astenia, en una palabra. Los asténicos son considerados en la escuela como perezosos; y aquí se impone también la necesi- dad de distinguir fundadamente el perezoso patológico, por causa de enfermedad, del perezoso voluntario, es decir, sin alteración fun- cional de sus centros cerebrales. El escolar asténico presenta «una inercia mental casi completa, frecuentemente asociada 4 una no menos completa atonía orgánica». Lo que en aquél domina «es la inactividad profunda de todas las funciones psíquicas; su atención no puede actuar, ni concentrarse, ni sobre todo mantenerse concen- trada. Y no porque ella cambie constantemente de sitio y de objeto como en el instable, sino porque es incapaz de mantenerse largo tiempo fijada; toda fijeza trae con rapidez la fatiga por gasto inme- diato y durable.....» «Regula todos sus actos la ley del menor es- fuerzo ;..... En recreo, la actitud general es la misma..... Al ver la lentitud de sus movimentos, la indiferencia á los castigos, á los reproches y á las incitaciones, se comprende qué fatiga tan intensa les causa cualquier esfuerzo, aun para el placer». El estudio de esta categoría de niños mentalmente anómalos conduce, casi se PSIQUIATRIA Y PEDAGOGIA 135 confunde, pudiéramos decir, con la nombrada neurastenia infantil, que tiene sus caracteres diferenciales con la del adulto, y sobre la que ha formulado opinión Mr. Maurice de Fleury en su libro inte- resante titulado Le Corps et "ame de P'enfant. Entre los niños que presentan la fatiga mental hay unos que la tienen por exceso de trabajo, y, en otros—precisamente los asténicos—cuya causa es an- terior á todo esfuerzo, es hasta congénita: éstos son verdaderos anormales desde el punto de vista mental. 49 EprLÉPricOs É HIisréricos.—Las manifestaciones mentales de la epilepsia en el escolar—dicen Philippe y Paul-Boncour—se presentan bajo dos formas. «Unos tienen verdadera crisis paroxís- ticas, pero es un paroxismo tan breve y tan confuso que pasa des- apercibido para los que observan el niño: tales son esas formas lar- vadas y esos equivalentes psíquicos que reemplazan el ataque clá- sico.....» Las otras manifestaciones no aparecen, por el contrario, sino fuera del paroxismo, del que ellas son la consecuencia; pero como él ha sido desconocido, tarda el médico á veces largo tiempo en descu- brir el verdadero origen de esos trastornos, y su tratamiento resulta, entre tanto, ineficaz. De ambas formas pueden referirse varios ejemplos, en cuya descripción no podemos entrar por no hacer más extensa esta parte de nuestro artículo, que corresponde muy espe- cialmente á la psiquiatria y cuyo análisis nos llevaría muy lejos del propósito que nos ha inspirado al escribir este trabajo. De todos modos, diremos que el educador debe contar con el médico en pre- sencia de esos niños sospechosos de padecer la terrible neurosis. «A veces, el acto realizado por el niño no parece más que una simple gracia, pero su repetición ó la presencia de otros caracteres deben, sin embargo, llamar la atención del educador: la observa- ción atenta, frecuente, demostrará así que existe una mentalidad . anormal y que es necesario someterla á un examen médico.» La histeria es como la epilepsia del niño, bien polimorfa en sus manifestaciones; y el profesor Kaler merece ser citado como uno de los pocos autores que han estudiado la histeria desde el punto de vista escolar. «Se hacen notar—los niños histéricos—por la in- constancia de su humor, su irritabilidad y su versatilidad. Ríen y lloran sin motivo apreciable y en pocos segundos de intervalo. Sus deseos son violentos, se encolerizan, golpean con el pie y á veces se tiran en el piso cuando no se les satisface pronto. El amor propio histérico los distingue de sus camaradas, y también por otras particularidades, Las niñas son de una coquetería extra- 136 ARISTIDES MESTRE ordinaria para su corta edad; los varones presentan tendencia mar- cada al feminismo: diviértense con las muñecas y no manifiestan más que un disgusto casi insuperable por los juegos más ruido- sos de sus compañeros.» De la mentira á la disimulación va el niño histérico, debido, escribe Bernheim, á su gran sugestibilidad y á otras causas también. Extravagante, fantástico, lanza las ideas más inverosímiles; excesivo en sus afectos y antipatías, colé- rico á veces. Dejando á un lado todo lo que significa el diagnóstico de la his- teria en los escolares, indiquemos que el educador debe fijarse en estos dos caracteres preponderantes: amor propio y exageración de los reflejos psíquicos. Es indudable que de la verificación de las manifestaciones por el médico depende el porvenir mental del niño, por lo mismo que no es tan fácil resolver si es Ó no conveniente continuar, en todos los casos, la educación de los niños histéricos en las escuelas ordinarias. 50 Los SUBNORMALEs.—Entre los escolares mentalmente anó- malos, ya descritos en sus rasgos principales, y los ordinarios, tene- mos numerosos tipos de transición. «Existe toda una serie de anomalías intermediarias, que demuestra bien la imposibilidad ma- terial de decir estrictamente dónde comienza y dónde termina la anomalía neta é indiscutible: los casos límites son siempre difíciles de caracterizar y, por consiguiente, de clasificar.» Dicen Philippe y Paul-Boncour que para analizar esos casos límites, é interpretar- los en la práctica, es bueno no olvidar este principio: «la anomalía mental comienza desde que existe una sensible enfermedad del sistema cerebral y una falta de adaptación consecutiva á esta en- fermedad ». Forman los escolares subnormales un grupo intermediario entre los niños de mentalidad normal y los anómalos psíquicamente con- siderados. «El grupo de subnormales comprende primeramente di- minutivos muy atenuados de la mayor parte de los tipos que hemos ya descrito. El educador y el médico deben por consiguiente cla- sificar en esta categoría á los escolares cuya instabilidad ó deten- ción mental son ligeras, aunque indudables; en ellos, la epilepsia es apenas visible, la astenia es más bien superficial, etc.» En efec- to, el instable no es un instable definido: «es un impresionable, irregular, sensitivo, etc., y, sin embargo, no se puede decir que manifieste el ruidoso desequilibrio del instable». La anomalía in- decisa del subnormal llega á caracterizarse, acentuándose, á virtud PSIQUIATRIA Y PEDAGOGIA 137 de cualquier agente provocador, el enervamiento constante, por ejemplo. Entre los subnormales se halla el tipo de excéntricos ú originales de Thulié, que ha estudiado Manheimer en sus diferentes catego- rías de degeneración mental. Todo es extravagante en estos esco- lares. Son niños que parecen «inteligentes y, sin embargo, emiten los juicios más desacertados; en la escuela se les ve sin cesar en lucha con sus educadores...» Otros subnormales se aproximan á los atrasados y también á los asténicos; puede, asimismo, ser un niño más joven que lo correspondiente á su edad. «Este estado de infantilismo—que todos los pedagogos han tenido ocasión de obser- var—se continúa más tarde, en la existencia de estos niños que alcanzan la edad adulta sin ser adultos; son actualmente escolares menos adelantados que sus compañeros de la misma edad, y son más tarde—esos subnormales infantiles—-hombres cuya inteligencia será la de un niño, pero de un niño inteligente.» Diciendo que el sistema cerebral del subnormal ha permanecido en estado de equilibrio instable, se trata, por algunos autores, de definir á esa categoría de escolares en los que importa formular pronto el diagnóstico para aplicar el conveniente tratamiento, im- pidiéndose el desarrollo de las deficiencias mentales. Por otra parte, los médicos alienistas saben que ciertos estados patológicos contribuyen á agravar las anomalías psíquicas: entre aquéllos cíta- se particularmente el adenoidismo de la infancia. «El niño sub- normal es el tipo de escolar propio á salvarse de la ruina intelectual y moral »; pero esto sólo se obtiene tratándolos debidamente: de lo contrario caerán, por desgracia, del lado de la anomalía. Los edu- cadores y los médicos han de tener presente que muchos escolares calificados mentalmente como anormales Ó subnormales presentan transitoriamente los síntomas, hecho que reviste notoria importancia en el examen de estas cuestiones. 62 ATRASADOS PEDAGÓGICOS. —Al exponer la clasificación de M. de Croly sobre el conjunto de los niños anormales, se citaron á los deformados por el medio: ¿los atrasados pedagógicos de Philippe y Paul-Boncour no pueden considerarse comprendidos entre aqué- llos, Ó séase la sexta categoría de la agrupación general del sabio educador belga? Pero, en realidad, el atrasado pedagógico no es un escolar mentalmente anómalo; y de no serlo, ¿por qué se les estu- dia entre los tipos de anomalías intelectuales? Es que se trata, so- bre todo, de evitar grandes confusiones á este propósito, apreciacio- 5 138 ARISTIDES MESTRE nes bien diferentes: así, en Alemania se fija de 143 el tanto por ciento de niños anormales, mientras que en Bruselas es de 12 á 18. Del desacuerdo en el término anormal depende la desproporción en- tre las dos cultas naciones; Alemania admite, en las escuelas espe- ciales únicamente, á los atrasados médicos, en tanto que en las de Bruselas se reciben también á los atrasados pedagógicos. Declara el Dr. J. Demoor que no deben aceptarse en las escue- las ordinarias estas cuatro clases de niños: «1% Los niños que no entran en clase más que muy tarde, bien por negligencia Ó á causa de enfermedades; 2% Los niños atacados de trastornos morbosos del espíritu, haciéndose su presencia en la escuela imposible ó noci- va; 3 Una serie de niños pertenecientes á familias de alcohóli- cos Ó degenerados; en éstos existe una manera de ser psíquica especial, caracterizada por crisis periódicas de cólera morbosa: di- chos niños son peligrosos desde el punto de vista de la disciplina en general, y de tal modo, que su exclusión de la escuela debe imponerse; y 4% Los indisciplinados permanentes, que provienen con frecuen- cia de rama degenerada y cuyo estado se acentúa por el abandono moral y la influencia del medio nefasto en el cual viven esos niños.» Y agrega el mismo Demoor estas palabras: «Entre los otros alum- nos, unos son atrasados pedagógicos puros que no han frecuentado hasta el presente ninguna escuela, Ó han seguido muy irregular- mente los cursos de muchos y diferentes establecimientos. Estos niños de nueve, diez, once y doce años son aún, en absoluto, igno- rantes. Su cerebro es, por tanto, normal y capaz de un trabajo regular, pero hasta aquí no se les ha puesto en actividad. En las escuelas ordinarias estos niños no deberán ponerse junto á los niños de seis años, cuya evolución cerebral no es en manera alguna se- mejante á la de aquéllos, porque es malo y antipedagógico. » A más del Dr. Demoor, se ha ocupado de este asunto de los atra- sados pedagógicos M. T. Jonckheere (Archives de Psychologie de la Suisse Romande). Después de describir á los atrasados por causa morbosa, expresa esto: «Si el estado particular del niño es atribuí- ble á la acción irregular de los factores de desarrollo ó al retardo de desenvolvimiento intelectual provocado por una larga enferme- dad, una asistencia irregular, cambios continuos de escuela, por ejemplo, el niño será llamado con el nombre de atrasado pedagógico. Los factores de la detención son, en efecto, de orden pedagógico...» «El desarrollo intelectual de los atrasados pedagógicos puede, para Jonckheere, haber sido retardado por cierto grado de debilidad de PSIQUIATRIA Y PEDAGOGIA 139 espíritu»: unos y otros, los de causa morbosa Ó causa pedagógica, son atrasados, anormales. En los segundos el medio exterior ha actuado sobre el desarrollo del individuo. Y, cuando el atrasado pedagógico es un niño de cerebro normal, el tratamiento debe ser pedagógico y nada más: educación de la voluntad, disciplina, asis- tencia frecuente á la escuela. Con ese nada tiene el médico que ver; el número de anormales es bien grande para aumentarlo con otros que no lo son verdaderamente: el perezoso y el ignorante no sufre sino de su pereza y de su desconocimiento, de su falta de saber; no es un anormal el detenido pedagógico, es un iletrado. 79 EscoLARESs CON ANOMALÍAS MORALES. —«Los escolares que hay costumbre de considerar como viciosos Ó amorales, forman un grupo bastante numeroso compuesto de elementos muy diversos: pequeños vagabundos, mentirosos, kleptomanos, incendiarios y aun asesinos.» Entre ellos, unos presentan manifestaciones morbosas muy marcadas y otros no; «se puede ser atrasado moral y mental- mente ú sólo en el orden moral, lo mismo para la instabilidad y las demás taras mentales en relación con las morales». De todos los tipos posibles interesa conocer á los «escolares amorales por el solo hecho de sus taras morbosas, y á los escolares amorales por combinaciones de sus taras morbosas ligeras con influencias sociales nocivas». Las dos categorías mencionadas son bien distintas; mas, en la imposibilidad de describir las variedades múltiples del escolar vicioso 6 amoral—lo que resultaría un verdadero estudio de crimi- nalogía infantil—los profesores Philippe y Paul-Boncour estudian un tipo bien definido, el mentiroso: la descripción que del mismo hacen, les sirve para explicarse, por analogía, la mentalidad de otros niños moralmente anómalos. Al lado de formas sencillas é imperfectas de la mentira, están otras hábilmente preparadas, con un fin particular, propias de algu- nos degenerados y de escolares histéricos, cuyos ejemplos abundan en las literaturas médica y criminalista. La génesis de la mentira descansa en una insuficiencia mental ó moral: en la primera'infancia hay que buscar los orígenes de esa anomalía perniciosa. «La faci- lidad para mentir de los escolares mentalmente anómalos, con fre- - cuencia no es otra cosa que la supervivencia de un infantilismo mental; es una detención del desarrollo psíquico, como la hay en la evolución física; es una deformación mental, como hay deforma- ciones corporales...» «Algunos niños son muy lentos en volverse veraces Ó capaces de decir la verdad, como otros lo son para ser 110 ARISTIDES MESTRE limpios, Ó aprender ciertas pronunciaciones, etc. Asimismo, en- tre estos niños hay algunos que nunca pueden ser verídicos; y son éstos en los que es preciso buscar metódicamente el atraso en el desarrollo mental y moral. En presencia de un escolar que miente tan de buena gana como habla, sin utilidad, sin fin, y por el juego natural de su organismo mental, es también necesario el exa- minar si podrá comprobar su visión, si deforma á menudo las lí- neas copiadas, Ó si en su percepción de los colores reemplaza siempre, por daltonismo, el rojo por el verde.» El análisis del fenómeno de la mentira de los escolares suministra la manera de conocer el estado de su espíritu, el grado de desarrollo intelectual y el modo de presentarse sus taras mentales: en sus mentiras se traducen sus concepciones, sus ideas asociadas, sus costumbres, toda su activi- dad psíquica. ¡Qué suma de hechos de valor inapreciable para el educador y el médico especialista! El libro de Duprat, donde se es- tudia normalmente la mentira y también en su triple aspecto psí- quico, social y patológico, ofrece abundancia de datos para los que se interesen en esa clase de elucubraciones tan fructíferas en la práctica de la medicina pedagógica. Nosotros ahora no haremos más que citarlo. Al dar cuenta—en esta rápida descripción hecha de los escola- res mentalmente anómalos—de los atrasados intelectuales, dijimos que algunos llamaban la atención por las brillantes facultades que presentan aparentemente; pues bien, esos casos—que también exis- ten entre los del grupo de los instables—nos llevan como de la ma- no á mencionar á los niños precoces y á considerarlos formando in- teresante categoría, en realidad bien especial, al lado de los otros ya estudiados en este artículo. Nolos tratan Philippe y Paul- Boncour en su libro tan repetidamente citado, pero entendemos pertinente referirnos á ellos; y esta opinión nuestra la encon- tramos robustecida después que tuvimos la oportunidad de leer la tesis de P. Carriére, sobre la precocidad física é intelectual del hombre, sostenida en 1901 ante la Facultad de Medicina de París. En dicho trabajo se examinan cuatro grupos de precoces: los pinto- res, los músicos, los matemáticos y caleuladores, y los enciclopedis- tas; se les estiman sus antecedentes hereditarios, así como las ano- malías que suelen acompañar á su respectiva precocidad; y se relatan, con bastantes detalles, las observaciones recogidas por Regis, Stumpf y Richet, que tanto valor tienen en los anales de la pi PSIQUIATRIA Y PEDAGOGIA 141 ciencia mental. Sin entrar en pormenores—porque si lo hiciéramos, nos saldríamos de nuestro propósito—sólo expresaremos que hay en la precocidad psíquica un fondo de desequilibrio cuya corrección mé- dico-pedagógica se impone desde los primeros años de la vida, y que únicamente así se evitan en esos individuos fatales resultados. El fenómeno de la precocidad ofrece al atento observador una serie de hechos de sumo interés, máxime si, como sucede, en un mismo medio social, con métodos de educación idénticos, aparece en el seno de una misma familia y de repente, un niño con una rapidez asombrosa en el desarrollo parcial ó total de su inteligencia. La profilaxia de los síntomas que vienen á veces con la precocidad, es asunto que también ha de preocupar sin duda alguna á médicos y educadores. E Tiempo es ya de fijarnos en la segunda parte de este trabajo, en el problema de la educación de esos niños mentalmente anómalos, de esos que podrán volverse normales si se les educa conveniente- mente. Mas, hasta estos últimos años prescindían de dichos essola- res tanto los médicos como los educadores. Y ¿porqué? Esque «no se puede con utilidad estudiar, comprender y conocer á los escola- res mentalmente anómalos, sino después de haberlos examinado á la vez el educador y el médico...» «Elexamen y la dirección de estos niños no debe realizarse alternativa y separadamente por el médico y el pedagogo, al azar de las circunstancias; esos exámenes serán á la vez de conjunto, médicos y pedagógicos, es decir, médico- pedagógicos...» «Esta colaboración continua é íntima es la única que permitirá solucionar las numerosas cuestiones que han de re- solverse para ayudar prácticamente á la elevación, al perfecciona- miento de esos niños.» Esa era principalmente la causa: el criterio exclusivo, aislado, que por desgracia predominó entre los dos facto- res que habían de intervenir en la realización de una obra humani- taria por excelencia. Y la historia de la educación de los niños defectuosos en el or- den psíquico es ciertamente curiosa: empezó nada menos que por los últimos grados de las anomalías mentales, por los imbéciles y los idiotas; y—¡hecho admirable! —«los resultados obtenidos por la educación especial de los idiotas é imbéciles decidieron simultánea- mente á los médicos y educadores á interesarse en esa otra catego- ría—la de los escolares mentalmente anómalos—mucho más próxi- 142 ARISTIDES MESTRE mos de los normales y también más fáciles de educar». Al relatar brevemente las dos fases de esta pedagogía especial sin separarnos de su evolución cronológica, manifestaremos que de la primera parte de esa historia nos hemos ocupado anteriormente: en 1901, en el Institu- to Pedagógico de la Habana; y, después, al año siguiente, en la Con- ferencia Nacional de Beneficencia y Corrección de la Isla de Cuba ce- lebrada en la capital, donde tratamos sobre la creación de un depar- tamento para la educación médica de los niños defectuosos en el orden intelectual y moral; pero, en ninguno de esos estudios nos referíamos á los escolares mentalmente anómalos, agrupados en el curso de este trabajo. Cuenta Bourneville en varios de sus trabajos sobre niños idiotas y degenerados, que hacia fines del año de 1807 tres cazadores co- gieron á un niño, como de doce años de edad, que se encontraba en el bosque de la Caure (Aveyron, Francia), al cual le echaron mano en los momentos en que saltó sobre un árbol para evitar la persecu- cución. Este niño fué llevado á París donde se le conoció con el nombre de el salvaje de Aveyron; allí lo examinaron Pinel é Itard. El primero de estos dos médicos declaró terminantemente que estaba aquel niño atacado de «idiotismo incurable »; el otro, Itard, creyó en la perfectibilidad del niño y se encargó de mejorar su triste suer- te, sugestionado por las ideas filosóficas, optimistas, de Locke y de Condillac. Ah! el erróneo diagnóstico del gran Pinel abrió en me- dicina mental la era de la educación de los idiotas! Triunfó Itard en su noble empeño: el idiota de Aveyron adelantó considerable- mente. En 1824, Belhomme, piensa que «era posible mejorar la desgraciada situación de los idiotas y que una educación espe- cial puede dárseles »; y, clasificándolos, concluye que «los idio- tas son educables según su grado de idiotismo». Posteriormen- te, en Francia, Ferrus y Voisin se ocupan de ese problema con gran interés; pero, á Eduardo Seguin es á quien se debe el ver- dadero método de tratamiento médico-pedagógico de la idiotez. «El procedimiento del Dr. Seguin—escribe el Dr. W. E. Fernald— consiste en la exacta adaptación de los principios de fisiología, por los medios y los instrumentos fisiológicos, al desarrollo de las fun- ciones dinámicas, perceptivas, reflejas y espontáneas de la infancia. Esta educación fisiológica de los cerebros defectuosos, resulta de la educación sistemática de los sentidos especiales, de las funciones y del sentido muscular»; y la obra de Seguin titulada Tratamiento PSIQUIATRIA Y PEDAGOGIA 143 moral, higiene y educación de los idiotas y otros niños atrasados (1846) es para el mismo crítico Fernald «un manual modelo que conduce al niño, como de la mano, de la educación del sistema muscular á la del nervioso y de los sentidos; de la educación de los sentidos á las nociones, de las nociones á las ideas, de las ideas á la moralidad ». La experimentación científica, la psicología fisiológica, han confir- mado la doctrina educadora juzgada de visionaria por muchos con- temporáneos. La labor de Seguin repercutió en otras naciones del viejo mundo —Berlín, Suiza, Inglaterra—y también en la América del Norte, don- de se estableció el sabio francés; allí estuvo organizando asilos, gra- duándose en la University College de New York, y obteniendo el éxito desu método. «Medio siglo de paciencia y de investigación—afirma el Dr. A. M. Miller—-ha desarrollado y definido una ciencia especial á propósito de los niños idiotas y atrasados. Esta ciencia abarca la medicina, la fisiología, la psicología, la filantropía, un conocimien- to de las artes industriales que se ponen á contribución en los asi- los-escuelas, en fin, un conocimiento de los detalles de la adminis- tración de un vasto instituto, como los que se consagran al trata- miento de los niños defectuosos. El Dr. Seguin, de París (Francia), fué el primero de los primeros en esta obra y en su desenvolvimiento, y si los nombres de los otros que lo siguieron deben ser escritos con letras de oro, las del suyo deberán ser engastadas de diamantes.» ¡Modelo fué, en efecto, Seguin, y modelo incomparable! El eco de su esfuerzo, ya lo dijimos, se propagó por Europa y América, y ac- tualmente son numerosísimos los establecimientos destinados á la práctica difícil, tan llena de tropiezos, de la ortofrenia. En el año de 1899 visitamos en París el « Instituto Médico-Peda- gógico » de Vitry y la «Sección de niños idiotas y epilépticos» del viejo Hospicio de Bicétre, amablemente invitados por el sabio doctor Bourneville. Pudimos entonces ver cómo educaban al niño defec- tuoso respecto de la marcha, el uso de la mano, el tacto, la vista, la atención, la enseñanza primaria, etc. ¡Qué hermosa manera de verter su ciencia y sus bondades sobre esos enfermitos! La organi- zación de aquellos dos establecimientos era en realidad digna de aplauso y hecha con todas las exigencias científicas, puesto que hasta la autopsia se verificaba, completándose así, por el examen necrópsi- co, la hoja clínica. El «Instituto Médico-Pedagógico» está desti- nado: 19 á los niños que presentan instabilidad mental y son sujetos á impulsiones morbosas que les impiden, aunque posean cierto grado 144 ARISTIDES MESTRE de desarrollo intelectual, someterse á las reglas de los liceos ú de las pensiones, y que por consiguiente necesitan á la vez de un método de educación especial y de una disciplina particular; 2? á los niños atrasados, débiles de espíritu en todos sus grados; y 3% á los niños atacados de afecciones nerviosas complicadas Ó no de accidentes convulsivos... Y todavía—cuando evocamos los recuerdos de aque- llos días—no olvidamos la agradable impresión que nos hiciera en- tonces aquel Instituto situado en Vitry-sur-Seine. Próximo á su primer parque existía un jardín inglés donde se respiraba el aroma de muchos árboles; más lejos, un bosque de olmos y abetos antiguos, seculares, ante el cual majestuosamente se alzaba un enorme cedro... ¡El niño pobre de espíritu, salvaba allí su mente de un naufragio seguro, rodeado de esos encantos naturales! Viene después el período de la pedagogía correspondiente á los escolares mentalmente anómalos: el problema de esta educación es- pecial se planteó de pocos años á esta parte. Se trata de transfor- mar, por ese medio, á dichos escolares en adolescentes normales, para que sean adultos sanos, en una palabra, hombres útiles. Y esta importante labor regeneradora es hoy seguramente más fruc- tífera que en aquella época en que el inmortal Seguin formulaba sus procedimientos para educar idiotas: entonces la clínica médica y la psicología infantil no eran lo que ahora; y, por otra parte, la embriogenia del sistema nervioso, los nuevos métodos de diagnóstico, etc., son en estos tiempos recursos de primer orden en la averiguación de las anomalías mentales. «Ciertamente, la psicología de la infancia y la historia de su desenvolvimiento no se han terminado; pero comenzamos á conocer las principales etapas de ese desarrollo y los más importantes grados de crecimiento por los cuales deba pasar, para desenvolverse regularmente, la mentalidad infantil; comenza- mos también á saber cuál es la evolución de una mentalidad normal entre la primera infancia y la edad adulta; y es, pués, posible, con frecuencia, ante una evolución anormal, decir en qué y por qué ella se ha trastornado, cuál deficiencia ella presenta, y sobre todo qué ventajas puede aportar un método especial de educación, auxiliado del tratamiento médico necesario para sostenerlo.» Pero, al poner en práctica los modos de educación particular, es cuando brotan, desde luego, las dificultades, es en el momento en que apa- recen más grandes los escollos. ¿De qué manera agrupar los niños en series y en clases homogéneas? ¿cómo, con toda seguridad, re- PSIQUIATRIA Y PEDAGOGÍA 145 conocerlos? ¿qué procederes aplicarles? «No se hará obra prove- chosa—dicen á este respecto Philippe y Paul-Boncour—más que á condición de operar metódicamente y sobre grupos homogéneos, racionalmente constituídos»... «Lo que ha de dominar toda la pe- dagogía de estos escolares (colocados Ó no en clases especiales) es que se debe proporcionar y adaptar la enseñanza al estado especial de sus facultades. Si son detenidos, el educador debe emplear los procederes capaces de despertar su atención y de mantenerla fija una vez despierta; si son instables, es necesario dedicarse sobre todo á fijar esta atención, y conservarla el tiempo preciso para grabar las nociones en el espíritu. Si se trata de un irritable Ó de un neuró- pata, insistir en los hábitos sociales de orden, de regularidad, de buena disciplina, de moralidad inteligente, etc... He aquí algu- nos consejos generales; mas, bien se sabe que se impone ¿ndi- vidualizar, en esos casos de anomalía mental, la educación, por- que cada categoría de niños reclama su pedagogía particular. Y, ¿dónde deben educarse los escolares mentalmente anómalos? ¿asistirán á las clases ordinarias? ¿irán á clases especiales anexas á las ordinarias? ¿vivirán en familia Ó en institutos medico-pe- dagógicos? Todo esto exige una resolución fundada, máxime si se trata de los subnormales, donde sin tardanza se aplicará el más con- veniente tratamiento. Pero, ese tratamiento médico-pedagógico, descansa precisamente en el mejor conocimiento de la psicología del escolar: sin este requi- sito previo, nada se efectuará con fruto. Y no se obtendrá ese conocimiento de la intelectualidad del niño á menos que no se es- tudie debidamente, por médicos y educadores, el caso de anomalía que pretenda mejorarse. Es, por lo tanto, de notoria importancia tener siempre presente esta regla: todo escolar á quien se suponga padecer de anomalía mental debe sometérsele á una observación competente, es decir, á un examen biológico y mental practicado cuidadosamente (Philippe y Paul-Boncour); estudio que es condición sine qua non para poner en práctica el procedimiento médico-pedagógico adecuado. Entre nosotros, el apreciable compañero profesor de la Escuela de Pedogogía, Dr. Manuel Valdés Rodríguez, ha llevado á efecto hace algunos años un trabajo digno de mencionarse en nuestra lite- ratura pedagógica: se refiere ese laudable esfuerzo al estudio de la psicología de los escolares, precisamente. En el tomo segundo de sus Ensayos sobre educación, etc., hay un capítulo (nos parece ser el áltimo) que llama Psicología experimental. «Comprendo—dice— 146 ARISTIDES MESTRE bajo este título, ciertas observaciones, provocadas y recogidas en el momento de examinar á los niños. Son harto modestas para pen- sar que formen un departamento especial en mi esfera de maestro; pero pueden ser estímulo para pensamientos de mayor considera- ción...» «La psicología experimental es hoy un estudio que se lleva á cabo con verdadero ahinco en las universidades america- nas...» «No he pretendido, agrega el laborioso catedrático, reali- zar ni siquiera un recuerdo, por ligerísimo que fuera, de esta acción coordinada, mayormente, cuando no podía contar con ningún ins- trumento de precisión, de los que son indispensables para montar un laboratorio de esa clase. Por eso llamo á estas notas observa- ciones, que son experimentales en su más escasa y humilde pro- porción.» Esas observaciones alcanzan el número de cuarenta y ocho, y van seguidas de una bien interesante redactada por Mr. Walrren Colburns con el membrete de «El muchacho sin talento », en la cual revela su habilidad pedagógica Mr. J. Wiseman. Las observaciones del Dr. Valdés Rodríguez—por modestas que ellas sean—prueban lo que hemos venido defendiendo constante- mente: que deben llevarse á cabo de común acuerdo entre educado- res y médicos. ¿Cuántos casos de escolares mentalmente anó- malos se dejan ver en aquéllas, en medio de sus naturales y justifi- cadas deficiencias? Con gusto consignamos este hecho, ya que parece ser—por lo menos que sepamos—el primer estudio publicado aquí sobre el examen psicológico de los escolares, la investigación de su estado mental, para señalar sus defectos y particulares inclina- ciones. Desde la época en que aparecieron los citados Ensayos, ¡qué adelantos los de la psicología experimental y qué compleja su rea- lización! Ahí está, por ejemplo, la técnica reciente (1904), de Toulouse, Varchide y Pieron, para demostrar ese progreso y la complicada investigación que la distingue. Y es que este capital asunto de la curación Ó mejoramiento de las anomalías mentales de los escolares, es problema que no sólo ha de importarle al médico y al educador, sino también al crimina- lista. «Desde el principio de nuestro siglo—expresa el Dr. E. Ca- badé en su bello libro De la responsabilité criminelle, 18934 medida que la civilización progresa y se acentúa, tres cosas, Ó más bien, tres órdenes de hechos progresan y se acentúan con ella: 1? el nú- mero de locos; 2? el número de criminales y de delincuentes; y 3% el consumo del alcohol.» ¡Cómo lo prueban las estadísticas! Mas, PSIQUIATRIA Y PEDAGOGIA 147 concretándonos á los niños, tengamos presente que el tanto por ciento de jóvenes criminales crece de año en año y que «en su ma- yor parte presentan aquéllos taras físicas ó mentales, dificultándo- se por ello la observancia de las leyes sociales, Ó disminuyendo su resistencia á las provocaciones de un ambiente malsano». Por otra parte, «la criminalidad infantil poco se parece á la del adulto...» «La verdad es que la criminalidad infantil obedece á otros móviles distintos á los del adulto; y justo es buscarlos si no se quiere con- denar á esos pequeños delincuentes al azar y sin averiguar si son viciosos Ó enfermos.» El examen mental se impone también en estos casos donde á menudo se esbozan las relaciones—cada vez más estrechas á medida que corren en el individuo los años de la vida— entre el crimen y la locura, que tanto han tratado de conocer Mauds- ley primeramente, y Feré después, en nuestra época. Por eso desde los primeros momentos hay que borrar el defecto é inclinar la mentalidad hacia lo normal, orientarla en ese sentido; es preciso hacerlo, sin pérdida de tiempo, desde que la anomalía se inicia, se bosqueja, comienza á manifestarse. Así nos lo expresaba el erudito Bourneville; así nos lo dijo también—cuando sobre ello leinterrogábamos en la Conferencia de Beneficencia y Corrección—- el Dr. A. B. Richardson, notable alienista norte-americano. Sí, el tratamiento médico-pedagógico no sólo mejora y cura al escolar mentalmente anómalo, sino lo que encierra mayor trascendencia, constituye la verdadera profilaxia, pudiéramos decir, del crimen en un sinnúmero de circunstancias. ¡La herencia y propagación de esas anomalías es amenaza terrible, 4 no dudarlo, para la sociedad y la raza ! Reflexionando sobre todo esto es que insistimos una vez más en la conveniencia de que los poderes públicos—los departamentos de Beneficencia y Hospitales y de Instrucción Pública muy especial- mente—se ocupen de los niños mentalmente anómalos que existen en los hospitales y asilos, en nuestras escuelas, en la actualidad des- provistos de asistencia, de tratamiento, de la particular educación que sus condiciones exigen. Muchos de esos niños están regados en las escuelas ordinarias, donde con frecuencia provocan conflictos; otros se hallan en sus casas; y, como nada de lo conveniente se hace por ellos, claro es que los subnormales se vuelven anormales—bajo el aspecto psíquico se entiende—y estos últimos agravan sus anomalías en la fatal pendiente de sus defectos y malas inclinaciones. La obra de la educación en Cuba no será completa mientras á la 148 ARISTIDES MESTRE labor de las escuelas ordinarias no se agregue la de la enseñanza especial para los cerebros deficientes. Sólo de este modo ascenderá la mentalidad de este pueblo, formándose el carácter, ese verdadero carácter del cual nos dice Alfredo Fouillée que es obra de la inteli- gencia y de la voluntad. Diríjase siempre la vista, encamínese constantemente el esfuerzo, personal ó colectivo, en pos del equili- brio de las facultades y de la salud del espíritu, fuente inagotable de las mayores dichas. La ciencia y la filantropía deben aunarse, eb ese hermoso empeño, para nunca resultar estériles. BIBLIOGRAFIA BOURNEVILLE.—Asistance, traitement et éducation des enfants idiots et dégénérés, 1895. H. pu FouGerRaY Er L. Coueroux. —Manuel pratique des méthodes d'enseignement spéciales aux enfants anormales, 1896. J. PHILIPPE Er G. Paur-Boncour.—Les anomalies mentáles chez les écoliers. Etude médico-pédagogique, 1905. G. L. DruPar.—Le Mensonge. Etude de psycho-sociologic patologique et normal, 1903. M. MayHEIMER.—Les troubles mentaux de l'enfance, 1899. M. W. Barr.—Mental defectives: their classification and train- ing, 1902. P. Moreau.—La folie chez les enfants, 1888. C. O. Bunce.—Educacion de los degenerados, 1903. A. MEsTRE.—Sobre la creación de un departamento para la edu- cación médica de los niños defectuosos en sus facultades intelec- - tuales y morales, 1902. P. CARRIERE.—De la précocité physique et intellectuelle chez homme, 1901. | E. CabaDÉ£.—De la responsabilité criminelle, 1893. TouLouseE.—Technique de psychologie expérimentale (examen des sujets), 1904. H. MaunsLeY.—Le crime et la folie, 1874. M. VaLpÉs RoDríGuEz. —Ensayos sobre educación teórica, prác- tica y experimental (tomo segundo), 1898. M. W. Barr.—Mental defectives and the social welfare, 1904. CH. FérE. —Dégénérescence et criminalité, 1888. LA TELEGRAFIA SIN HILOS 1! POR EL SR. JOSÉ MARÍA CUERVO Jefe del Laboratorio y Taller eléctricos de la Escuela de Ingenieros. Señor Rector, Señor Decano, Señoras y Señores: Hace próximamente dos años, cuando en una de las sesiones celebradas por los Profesores de la Facultad de Letras y Ciencias, y debido á la valiosa iniciativa de su activo Secretario el Dr. Juan Miguel Dihigo, se tomó el acuerdo unánime de establecer estas conferencias, me hallaba yo presente y voté de conformidad con los demás compañeros. Al hacerlo así, 0s aseguro que me animaba un verdadero entusiasmo; creí, como los demás, que con ese acuerdo la Facultad había de llenar una verdadera necesidad; la Universi- dad, pensábamos todos, va á extender su radio de acción: no, por más tiempo, va á limitarse á trasmitir conocimientos literarios y científicos á esa juventud alegre y estudiosa que aquí diariamente se congrega; no, per más tiempo, va la voz de las Letras y de las Ciencias á dirigirse exclusivamente á los estudiantes. Era preciso algo más; y con ese acuerdo la Facultad exteriorizaba sus buenos deseos, y daba generosa bienvenida en este recinto, templo sagrado, á todos aquellos que de alguna manera se interesasen en las confe- rencias. Y comenzaron éstas, que desde entonces acá han conti- nuado sin interrupción, y que han obtenido, justo es confesarlo, el éxito que todos nos prometíamos. Debido tal vez al entusiasmo que me animaba en aquella sesión de que hablé, no pensé que, favoreciéndome mi buena estrella con la alta é inmerecida distinción de contarme en el número de esos Profesores, tarde ó temprano había de llegar mi turno y ser yo de- signado para conferencista. Si tal hubiese pensado, seguramente que mi voto habría roto la unanimidad del acuerdo, y esa, tal vez, hubiese sido la prueba más convincente de mis buenos propósitos y de mis buenos deseos con respecto al éxito de las conferencias. No lo pensé, repito; y como no hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague, cábeme hoy el placer inmenso de hacer un esfuer- 1 Extracto de la conferencia, con experimentos, pronunciada en la Universidad el día 27 de Enero de 1906, 150 JOSE MARIA CUERVO ZO para saldar esa deuda que con la Facultad tengo contraída, y el honor, demasiado grande, para que yo me hubiese atrevido á solici- tarlo, más grande aún para que, una vez. que se otorga, pueda yo atreverme á rehusarlo, de levantar mi voz, humilde y desautoriza- da, en este lugar en donde voces prestigiosas lo han hecho en diferentes ocasiones. Al hacerlo así, cuento desde luego con vues- tra benevolencia; y dispuesto como me hallo á poner de mi parte todos los medios para hacerme acreedor á ella, prometo antes que nada y desde luego, ser breve, recordándoos al mismo tiempo que careciendo, como indudablemente carezco, de dotes oratorias, no es posible ni debéis esperar de mí un discurso; tengo necesariamente que limitarme á dar una conferencia, á explicar una lección. Hechas las anteriores aclaraciones, que considero necesarias, pues que ellas tienden 4 explicar mi presencia en esta tribuna, me permitiréis que pase 4 la exposición del tema exigido. Estando á mi cargo la cátedra auxiliar de Electricidad, la ense- ñanza práctica de la misma, me sentí naturalmente inclinado á la elección de un tema sobre electricidad. No desconozco, sin em- bargo, que la electricidad no es una materia que se presta á una conferencia experimental de esta índole: si se trata de la electrici- dad dinámica, se ve el conferencista obligado á hacer frecuente uso de fórmulas matemáticas y términos técnicos para mejor explicar los resultados de los experimentos que ejecuta; estos términos y estas fórmulas son, en la gran mayoría de los casos, instrumentos de verdadero martirio y verdadera tortura para todos los que no se dediquen especialmente á estudios de matemáticas y de electricidad. La electricidad estática ofrece, por su parte, el inconveniente de hacer depender el éxito de los experimentos de las condiciones at- mosféricas: un día de humedad, por ejemplo, no se prestaría para la ejecución de los experimentos, si no se toman precauciones espe- cialísimas, que pueden, después de todo, no dar resultado en el momento oportuno. Teniendo todo esto en cuenta, y conocedor de los peligros á que me exponía, me decidí, sin embargo, por la.elección de un tema relativamente nuevo, y que á la novedad une ese irresistible atractivo que sobre nosotros ejerce todo lo que tiene apariencias de misterioso. Me refiero á la telegrafía sin hilos. ¿Quién de noso- tros no ha oído hablar de la telegrafía sin alambres? ¿No es cierto que parece misterioso el hecho de trasmitirse señales á través de los espacios sin aparentes medios de comunicación? Y ciertamente, LA TELEGRAFIA SIN HILOS 151 es uno de los misterios arrancados á la ciencia y que, como otros muchos imposibles de enumerar, son monumentos imperecederos á cuanto pueden la inteligencia y la labor humanas. Las verdades y los principios que establece la ciencia, hábilmente llevados al te- rreno de la práctica, dan origen á descubrimientos é invenciones asombrosas que revolucionan el mundo entero, y atraen la atención de todos los puntos de la tierra. Grandes y admirables son las obras del Ingeniero civil en la construcción de caminos, puentes y túneles, vías artificiales que el ingenio del hombre, desafiando á la naturaleza, coloca allí donde aquélla no creyó oportuno colocarlos; grandes y admirables son las obras del Ingeniero de minas, que arranca de las entrañas de la tierra el rico filón que ésta guarda con el egoísmo insaciable de un miserable avaro; grandes y admira- bles son las obras del Ingeniero mecánico, á cuya voz y voluntad se mueve y obedece potente maquinaria, y que construye ese caba- llo de acero, la locomotora, que nos arrastra eon rapidez vertiginosa á través de las distancias; grandes y admirables son las obras del Ingeniero militar, que provee los medios para que los pueblos, es- clavos una vez, surjan libres y soberanos y en condiciones de poder mantener esa libertad y esa soberanía; grandes y admirables son, finalmente, las obras del Ingeniero electricista, que maneja con habilidad pasmosa ese agente desconocido y sutil, la electricidad, lo domina, lo subyuga y lo pone sumiso al servicio de la civilización moderna. Y es, señores, que las grandes causas producen natu- ralmente grandes efectos; y esas obras, grandes y admirables, que á diario se llevan á cabo en las diferentes ramas de Ingeniería mo- derna, son, como ya dije antes, simples corolarios, consecuencias inmediatas de las verdades y de los principios que establece la ciencia, la que es, señores, siempre grande, siempre admirable, siem- pre noble y generosa. Para asegurar una fácil y clara comprensión de los fenómenos que permiten que la telegrafía sin hilos sea hoy un hecho, es indis- pensable que nos detengamos, siquiera sea por breves instantes, en la consideración de los que hacen posible la telegrafía con alambres. Es difícil en el corto espacio de tiempo de que se dispone en una conferencia de esta índole, el detenernos en el estudio deta- llado de la corriente eléctrica y sus propiedades importantísimas. Os supongo familiarizados con los fenómenos más notables de las corrientes alternativas, con la diferencia entre imanes naturales y 152 JOSE MARIA CUERVO los artificiales, como también con el aparato conocido con el nom- bre de «Carrete de Ruhmkorft», productor de corrientes alternati- vas de elevadísimo potencial y de alta frecuencia. Si entre dos puntos, distantes entre sí, A y B por ejemplo, se 1 Fig 1. y establece un circuito que puede ser todo metálico, Ó con retorno por tierra, y si en el punto A intercalamos una pila P y un interruptor T que nos permita á voluntad establecer la corriente Ó interrumpir- la, y si en el punto E intercalamos un «electro-imán temporal », es evidente que á cada establecimiento de la corriente en el circuito, ésta activará el electro-imán y lo hará atraer una armadura M con- venientemente colocada; y cuando se interrumpe la corriente en el circuito, desaparecerá con ella la actividad del electro-imán, que permitirá que un pequeño resorte, convenientemente dispuesto, separe nuevamente la armadura. Es evidente que estos movimien- tos de la armadura pueden utilizarse para representar señales con- venidas de antemano, que darán lugar á una inteligencia entre los puntos A y B. No es posible tampoco detenernos en un estudio detallado de lo que constituye un aparato moderno de telegrafía, con todas sus partes accesorias. Bástenos, pues, haber recordado la teoría de su funcionamiento, ya que de esos aparatos hemos de hacer uso en los experimentos sobre la telegrafía sin hilos. Si los puntos A y B no están distantes entre sí, sino que forman parte de una misma estación, y conectados por un circuito metáli- co; y si en lugar del interruptor de palanca intercalamos en el circuito un tubito T de vidrio ó de ebonita que contenga, entre dos LA TELEGRAFIA SIN HILOS 153 electrodos, limadura metálica no comprimida, la resistencia es tan grande que la corriente en el circuito es prácticamente nula, como puede comprobarse fácilmente intercalando también en el circuito un galvanómetro; pero si se produce una perturbación, por pequeña Fig. 2. que sea, á distancia, haciendo, por ejemplo, estallar una pequeña chispa entre los dos polos de una máquina eléctrica 6 de un carrete de Ruhmkorff, se comprueba inmediatamente, por una desviación del galvanómetro, que la resistencia del tubo que contiene los polvos metálicos desciende considerablemente, haciendo posible el estable- cimiento de la corriente en el circuito, y la actividad del electro- imán. Un pequeño golpe dado al tubito ú á su sostén, restablece la resistencia primitiva de las limaduras, que origina la interrup- ción de la corriente en el circuito, hasta que una nueva perturba- ción viene á dar lugar á la repetición de los mismos fenómenos. Nuestro interruptor de la figura primera ha sido, por consiguiente, substituído por un tubito de limaduras de metal, y el estableci- miento é interrupción de la corriente en el circuito se debe á la disminución ó al aumento de la resistencia de las limaduras, según que éstas estén Ó no influenciadas por la perturbación. Y ¿qué agentes son los que de esa manera influyen, á distancia, sobre la resistencia de las limaduras? Son las «ondas eléctricas »: así las llaman los físicos; y lo apropiado del nombre se justificará cuando estudiemos sus efectos. No es posible, señores, hablar, ni aun siquiera mencionar, las «ondas eléctricas », sin asociar íntimamente á su existencia el nom- bre de Maxwell, eminente físico inglés, célebre Profesor de Física que fué de la Universidad de Cambridge. Él demostró, valiéndose de investigaciones teóricas, que toda perturbación eléctrica en un conductor se extiende á cierta distancia en todos sentidos, porque 154 JOSE MARIA CUERVO causa vibraciones en el «éter» que lo rodea; no admitió, como tam- poco lo hizo su maestro Faraday, la idea de las «acciones á distan- cia »; en los fenómenos eléctricos y magnéticos, no veía otra cosa que perturbaciones del «éter» interpuesto entre los cuerpos, y de esa manera portentosa sentó los cimientos de la admirable teoría que engloba todos los fenómenos de la electricidad, el magnetismo y la luz. De él es la gloria de haber sido el primero en demostrar de una manera científica la existencia de las ondas eléctricas, bases de la actual telegrafía sin hilos; y valiéndose de consideraciones matemáticas, demostró que estas vibraciones úá ondulaciones «eté- reas» son análogas á las que produce la luz, se propagan con la misma velocidad, y de ellas se diferencian tan sólo en su mayor longitud y duración. De suerte que, rechazada la idea de las ac- ciones á distancia, se admite la existencia del éter como un medio necesario para trasmitir, no sólo la electricidad, sino todas las fuerzas de la naturaleza. Este medio, invisible é impalpable, fluído material, y por consiguiente inerte, pero enrarecido hasta en grado extremo y dotado de grandísima elasticidad, debe llenar el Univer- so entero, lo mismo los espacios inmensos que separan á los astros, que los diminutos huecos intermoleculares de los cuerpos. Para formarnos una idea, siquiera sea aproximada, del movi- miento ondulatorio del éter, tal como hoy lo entendemos, imagine- mos que en un punto cualquiera del espacio tiene lugar una pertur- bación eléctrica, y escojamos una de las infinitas direcciones en que se propaga. El fenómeno es análogo al que tiene lugar en una superficie de agua tranquila, si sobre ella se lanza una piedra que cae en un punto dado. El choque producirá una serie de subidas y bajadas del líquido que ondularán la superficie, formando círculos concéntricos; es decir, la perturbación será, á partir del punto en que ella tuvo lugar, igual en todos sentidos del plano horizontal. Análogo movimiento produciría en las partículas del éter la per- turbación eléctrica; pero la ondulación no sería en un plano único, sino en todos sentidos. La existencia de las ondas eléctricas ha sido comprobada expe- rimentalmente por el malogrado Profesor Enrique Hertz, catedrático de Física en la Universidad de Bonn, Alemania, y suyo es el honor de que se haya dado su nombre al nuevo sistema de telegrafía sin alambres. A esas ondas eléctricas se les conoce con el nombre de «Ondas hertzianas ». Hemos indicado que la estructura de las ondas eléctricas es LA TELEGRAFIA SIN HILOS 15: Qi igual á la de las luminosas, y la velocidad de propagación es exac- tamente la misma. La única diferencia entre unas y otras consiste en la de su longitud y duración; pero esta diferencia es enorme: la longitud de las ondas eléctricas puede variar entre los límites am- plísimos de un milímetro Ó menos, hasta millares de kilómetros, mientras que las luminosas alcanzan longitudes representadas por ínfimas fracciones de millonésimas de milímetro. De suerte que las ondas eléctricas se propagan con la frecuencia relativamente pequeña de cien mil á un millón por segundo, mientras que las lu- minosas ocurren de cuatro á siete mil billones en igual intervalo. Y debido á estas grandes diferencias que caracterizan á ambos sis- temas vibratorios, las ondas eléctricas no pueden impresionar nues- tra retina y somos, por consiguiente, ciegos á ellas. Estas ondas eléctricas, con las cuales logró Hertz reproducir todos los fenómenos característicos de las ondas luminosas, es decir, reflexión, refracción, interferencia, etc., tienen una propiedad in- teresantísima, y es que ellas atraviesan las substancias no conduc- toras que encuentran en su camino, no haciéndolo así con las buenas conductoras de la electricidad. De suerte que los cuerpos no conductores son transparentes, y los conductores son opacos á la radiación «hertziana». Siguiendo también la semejanza con las radiaciones luminosas, á pesar de la propagación rectilínea de las ondas hertzianas, un fenómeno análogo al de la difracción per- mite á los rayos eléctricos contornear los cuerpos opacos (conduc- tores) y llegar más allá de ellos. Esta propiedad, que para los rayos luminosos sólo se verifica en los contornos de cuerpos muy pequeños, debido á la ínfima longitud de las ondas, tiene lugar, para la radiación eléctrica, ante obstáculos considerables. Y la difracción se acentúa tanto más, cuanto mayor es la longitud de la onda. No es extraño, pues, el hecho de que las elevaciones del terreno y aun la misma convexidad de la superficie terrestre á lar- gas distancias, sea contorneada por los rayos formados de ondas que alcanzan muchos kilómetros de longitud. Admitida, pues, la existencia de las ondas eléctricas, nos queda por considerar el aparato que las recibe y el que las produce. Del primero nos hemos ocupado ya al principio de la conferencia. Muchos han sido los experimentos que se han llevado á cabo con objeto de obtener un aparato sensible á las ondas eléctricas, y no es posible detenernos en la consideración detallada de ninguno de ellos. Sólo nos limitaremos á decir que el tubo de limaduras me- 156 JOSE MARIA CUERVO tálicas (níquel y plata), llamada «tubo de Branly», por ser Mr. Branly su introductor, es uno de los más sencillos y sensibles á la acción de las ondas eléctricas. De su funcionamiento ya nos he- mos ocupado en la primera parte de esta conferencia. El aparato productor de las ondas eléctricas será en nuestro experimento un carrete de Rubmkorff. La aplicación del cálculo matemático á la descarga de un condensador, da por resultado que si éste se liga á un circuito de corrientes alternativas, y la self- inducción, la capacidad y la resistencia, guardan entre sí una rela- ción determinada, la descarga oscila periódicamente entre dos va- lores positivos y negativos, decreciendo rápidamente. Para explicar estos fenómenos, basta recordar que el «dieléctrico» Ó materia ais- lante entre las armaduras de un condensador cargado, está sometido á una tensión comparable con la de un resorte. Si la causa que produce la tensión desaparece bruscamente, el dieléctrico vuelve á su posición de equilibrio después de haber efectuado oscilaciones comparables con las que describe un resorte súbitamente libre. Las descargas así producidas se llaman «oscilantes» y dan origen á las ondas eléctricas, de cuyas propiedades ya hemos tratado. Estamos, pues, en posesión ya de un aparato generador de ondas eléctricas y de un aparato receptor de las mismas, y estamos, por consiguiente, en condiciones de resumir todo lo que hasta ahora hemos dicho. Cuando se produce la perturbación eléctrica por la descarga oscilante, en la estación transmisora, nacen las ondas eléctricas, que, extendiéndose en todas direcciones, van á herir el tubo de limallas en la estación receptora. Estas limallas, que forman parte de un circuito eléctrico local, y que en condiciones ordinarias tienen una resistencia eléctrica considerable, al extremo de no dar paso á la corriente, pierden esa resistencia cuando son heridas por las ondas eléctricas, circula la corriente en el circuito local y ésta puede utilizarse para hacer funcionar un aparato ordi- nario de telegrafía. Esta corriente local puede también utilizarse para hacer que un martillito dé un ligero golpe al tubo, volviendo entonces las limallas á adquirir su resistencia primitiva y á inte- rrumpir la corriente en el circuito local, estando entonces el apara- to preparado para recibir una nueva impresión de las ondas. De suerte que la onda hertziana no es en rigor la señal telegráfica, ni llegaría al receptor con fuerza suficiente para mover un aparato, ni pudiera tenerla después de haber recorrido miles de kilómetros y LA TELEGRAFIA SIN HILOS 157 de haber decrecido en intensidad. Más que una señal, es una causa determinante que hace entrar en juego la energía de una pila local, la que á su vez puede hacer entrar en juego otra de mayor potencia. El tubo de Branly ó «tubo cohesor », es como una llaye cerrada que CARRETE Fig. 3. interrumpe el paso de la corriente eléctrica de la pila local; la onda hertziana es la encargada de abrir esta llave, de la misma manera que un niño puede abrir una llave de vapor y hacer entrar en ac- ción centenares de caballos de fuerza. 158 JOSE MARIA CUERVO No es posible detenernos en la consideración de los esfuerzos realizados por los hombres de ciencias para lograr la comunicación sin alambres. Bástenos indicar el hecho de que el inventor italia- no Marconi realizó los primeros trabajos que han obligado á dar al nuevo sistema de telegrafía el paso que le faltaba para tomar un carácter práctico y comercial. No es posible tampoco detenernos en el estudio detallado de un aparato moderno de telegrafía sin hi- los con todos sus accesorios. Bástenos con haber indicado rápida- mente el porqué de su funcionamiento. El descubrimiento de la propagación de las acciones electro- magnéticas bajo la forma de ondas semejantes á las de la luz, tiene una importancia capital. Se establece así una relación íntima entre la electricidad, la luz y el calor, y nos ha de conducir, sin duda alguna, á progresos considerables en el conocimiento de las leyes que gobiernan á estos agentes físicos. Y, sin embargo, tan sólo una punta se ha levantado del tupido velo que oculta el mecanismo de la transmisión de la energía eléc- brica. Se sabe que ésta se propaga sin pérdida en los « dieléctricos perfectos », mientras que los conductores son el asiento de efectos caloríficos que absorben la energía disponible, en todo ó en parte; pero el fenómeno de la corriente eléctrica permanece aún inexpli- cado, hasta en su forma más simple, la del régimen permanente. El asiento de la propagación de la energía eléctrica reside tal vez en los torbellinos electro-magnéticos que rodean á los conductores; pero en cuanto al mecanismo íntimo de esta transmisión, permane- ce tan misterioso como el mecanismo de la gravitación. Con los experimentos que habéis presenciado, cumplo la misión que la Facultad me encomendó. Si he logrado exponer claramente el problema de la telegrafía sin hilos, me felicito y quedo satisfecho. No debo concluir esta conferencia sin expresar públicamente mi agradecimiento, en primer lugar, al Dr. Alamilla, catedrático de Física del Instituto, por habernos generosamente cedido el mag- nífico aparato que ha servido para nuestro experimento; al Dr. Biosca después, á cuya exquisita manipulación se debe en mu- cho el éxito de la parte experimental. Finalmente, y no por ser última es mi gratitud menos sincera, doy las gracias á este bonda- doso auditorio por el honor que me ha dispensado con su atención. DETERMINACION DE PLANTAS CUBANAS (FANERÓGAMAS) POR EL DR. MANUEL GÓMEZ DE LA MAZA Profesor de Botánica I Este trabajo comprende sólo la tabla analítica de muchas fami- lias de fanerógamas, diferenciadas conforme á los caracteres de todos ó de algunos de sus géneros cubanos; de manera que, como no se expresan los caracteres diferenciales absolutos de cada famllia, sino los relativos á su posición respecto á las demás familias de la tabla, y ésta no es completa para la flora cubana, sólo puede em- plearse, en la generalidad de los casos, para los géneros conforme á los cuales ha sido redactada. Seguramente, á veces, plantas de familias Ó de géneros prescin- didos en este trabajo, tendrán caracteres comunes con los que en él se incluyen, exponiendo á errores de determinación, que se evitan comprobando ésta con una descripción extensa de cualquier libro. Este peligro no podrá evitarse hasta que se redacte una clave analí- tica completa de la flora de Cuba. Los géneros con los cuales se han fijado los caracteres de las fa- milias, serán indicados en la segunda parte de este trabajo. SINOPSIS DE LA TABLA ANALÍTICA DE LAS FAMILIAS ( perió epigila. ..cococconcn..... 6 gamopétala< 2-andras........ 18 hipogina. 2-dínamas..... 21 diclamídeas. Flores| no diandras Corola [mi 2-dínamas 34 peri-6 epigina.........oomoooccmoo 62 = dicotiledóneas. dialipétala «hipocins Ea de 10...... 7 E 5 Flores aa E AO me A MN E 139 (e) 58 desnudas 1) j -sexuales. Ovario pois ES 146 ev Ju 2Plantas ó6apétalas o RIDAD. nas centers 149 Z 8 . ) (nermairoditas na ginaNdIAS. ..cmecoconcnnoo» 150 > 5 nulo Ó escamOSO..enco coocoremoos OOO Eo da 171 O j/?2 2 monocotiledóneas. IMONOICAS 2000 dnconeaanonenas Cae 179 “ Periantio | desarrollado. Flores < dióicas .......ccoommomcoccrercnnenionccnos 180 hermafroditas ó poligamas... 182 sin estigma. Floressiempre l1-sexuales. (GiMMOSpéTMEAS)..corononooocnccnnnnnnnnnnnoconononnnenanonos 195 160 MANUEL GOMEZ DE LA MAZA TABLA ANALÍTICA DE LAS FAMILIAS FANERÓGAMAS (Espermatofitas ó Antofitas.) Plantas con flores 1 Ovulo encerrado en un ovario completo, provisto de es- tigma. Flores hermafroditas ó 1-sexuales. (Angios- PEN Ce acc iolega cocoa DS 2 Ovulo desnudo; ovario incompleto, sin estigma. Flores l-sexuales. (Gimnospérmeas. )...ooococormmmm.... IET 195 2 Plantas dicotiledóneas (embrión casi siempre con 2 coti- ledones; tallo de haces fibro-vasculares formando un cilindro alrededor de una médula central, creciendo por capas concéntricas; hojas generalmente con ner- viación ramificada y reticulada; flores por lo común D-MEraS tn ato das er OS osa 3 Plantas monocotiledóneas (embrión con un solo cotile- dón; tallo de haces fibro-vasculares esparcidos en la masa del tejido celular, no formando un círculo regu- lar; hojas generalmente con nerviación no ramificada y reticulada; flores por lo común 3=mMeras)....ommommo.... 170 3 Flor diclamídea (con periantio doble: compuesto de CAlIZay COLO). cocos tie potato agas O e ad. + Flor desnuda ó apétala (monoclamídea)...ocoococccccnccoces 137 4 Corola gamopétala (de pétalos entresoldados).. ............ 5 Corola dialipétala (de pétalos libres).......... 0.0ooooooco... 61 5 Corola perigina (inserta en el cáliz, alrededor db ova- rio) Ó epigina (inserta sobre el ovario, que es inferior ó “adherente alicaliz): Ll as ideado dale 6 Corola hipogina (inserta en el receptáculo, debajo del ovario, que es superior ó libre del cáliz)........ ......... 17 6 O A o A A 7 RO resHormalrodIaS ani da Saul elsiealeacmle yla SR 8 7 Flores dispuestas en capítulo...........ooocooono.m... Compas Flores no dispuestas en capítulo, ............ Cucurbitáceas. ! 8 (6) Estípulas manifiestas Ó glanduliformes.............. A 9 stipulasimilas once to oct aaa odon seda OS 10 9 O es Rubiáceas. OJaAsiCOMpUEStaS an ancenaco a reaanecocsne doses Caprifoliáceas. 1 Momordica, Citrullus, Cucurbita, Sechium, Feuillea, Coccinia, Perianthopodus. DETERMINACION DE PLANTAS CUBANAS 161 10'(3) Fruto más Ó Menos CALDOBO.:...ocoococoososorcaciónonoananionas 11 TARO II dd Meno dead ida added aidaiona erasmo o 12 11 A AA AA A rasa Caprifoliáceas. AAA AMA Cactáceas. CO A 13 Flores no dispuestas en capítulo .......occoooonccccocccccocoooo.. 14 13 COIE SOpalOdCO ota i oran o recinalcamanadas Dipsacáceas. Cáliz nulo ó transformado en vilano............... Compuestas. OA A LADO, Ovarios 4. Plantas Crasas...... ciconcooioncaros Crasuláceas. ? A AAA Campanuláceas. Corola tubulosa. Ovario inferior Ó más Ó menos su- A O CO e E A A 16 16 Betambres did TMARnlOS: La L biin catenonan iio danes láceas. Estambres 5D..........o..... A A A Lobeliáceas. E di AO A RA A 18 E E AA A A 24 Flores no diandras ni didínamaS.....oooooccoccocccccocro 0omooo 34 18 A E AA SN 19 AN 0 AA II A 20 19 E A AAA Jasmináceas. Corola de 4 pétalos, sublibres ..... ...oo.ooocccoro.o.m... Oleáceas. 20 Canectivo muy largo, con sólo una celda de la antera... (Salvia) Labiadas. Conectivo corto, raramente desarrollado........oo.oo....... NE 21 Flores engastadas en una espiga...... (Abena) Verbenáceas. Flores no engastadas en uNa espiga ....oooccoocccocconconcconos 22 22 Estambres estériles rudimentarios 2 Ó niNnguno............ 23 PStrabres esberlles Dividido doticdndodenearpzn nt Martiniáceas. 23 O AAA Acantáceas. ? A AN A Lentibulariáceas. 24 (17) Tetraquenio .....ocoooccccoicoo oo ETA PESA Labiadas. ? Fruto no formado por 4 AQUEDIOS 1d ronda y 20 25 A A Bignoniáceas. * Semillas ápteras................. A e CE AN 26 1 Bryophyllum, Kalanchoe. 2 Adhatoda, Daedalacanthus, Dianthera, Dicliptera, Eranthemum, Graptophyllum, Jaco- binia, Justicia, Sanchezia, Thyrsacanthus. 3 Coleus, Leonotis, Leonurus, Mentha, Mesosphaerum, Nepeta, Ocymum, Origanuxm, Sole- nostemon. 4 Neomacfadya, Pithecoctenium, Tabebuia, Tecoma. 162 MANUEL GOMEZ DE LA MAZA 26 Fruto jugoso, carnoso exterior Ó interiormente, ó dru- O A o A SOS 27 INS e IN A ot AOS 30 27 Hojas opuestas ó verticiladas .. ....... ........ Verbenáceas. ? Hojas.alternas:/0 amanojadas mono nissan IR 28 28 Corola con un pliegue transversal.. (Crescentia) Bignoniáceas. Corola' no plegada/al través: ccmaoinso coso nt mena e 29 29 Tubo de la corola muy largo............ (Brunfelsia) Solanáceas. Tubo de la corola muy corto...... ....... red: Selagináceas. 30 (26) Cápsula partible en 2-4 COCaS ......o .o.omoo... Verbenáceas. ? Cápsula mo partible< nati aaesnscion Ielrtiodos o US 31 31 Senuillas icon repnacolo bonos posos Acantáceas. * Semillas sin retináculo e iaciocconcosocono: A A o. 32 32 Ovario 1-locular. Plantas parásitas............ Orobancáceas. Oyario de dos celdas pertectas t.cccooooe adecco ca ines 33 Ovario de 4 celdas incompletas .........oooooioo.... Pedaliáceas. 33 Cáliz 4-5-fido Ó 4-5-partidO.... comomocccco.. Escrofulariáceas. Cáliz truncado ó multilobado...... (Thunbergia) Acantáceas. SAL) Bores bermatroditas' 0. este aricqnda dio aleai dede 35 Flores” ISsexuales co a creta iie Saa 59 35 Estambres bres espesos peso econo ei 36 Estambres entresoldados.:. ¿odian nos coo suas e see 56 36 Estilo único, al menos aparentemente.....ooooocconcoccrocccos 37 Estilos 2-3, libres Óó más ó menos entresoldados........... 53 37 Exuto MMdehiscente odiosos ee ceninela das coco cop siaa 38 Frutordehiscente ana s i N 47 38 Ovarios loca tata sm Uva Y aaa o dao nio De oro 39 Ovanio2,multilochlar mae pn las olores is de e 41 39 AO aloe toas da 40 ESA MO ca ios pierna ccese Teofrastáceas. 40 Drupa 4-pirena. Flores 4-meras. (Callicarpa) Verbenáceas. Ie e A Aia Mirsináceas. SO Letra queno. entes ocaso sele tao (Borrago) Borragináceas. Cápsula seca, indehiscente, 4-locular.. ..... Convolvuláceas. DAS A A A 42 1 E A o. 45 1 Duranta, Lantana, Clerodendron, Vitex. 2 Verbena, Lippia, Aloysia. Y) Barleria, Aphelandra, Ruellia, Blechum. 4 Excepto en muchas Asclepiadáceas, en las que se sueldan en tubo que incluye al pistilo (ginostegio). DETERMINACION DE PLANTAS CUBANAS 163 42 Estambres menos que los lóbulos de la corola............. Verbenáceas. ? Estambres tantos como lóbulos de la corola................. 43 43 Plantas lactescentes......... ES (Thevetia) Apocináceas. A e A A AER Aa 44 44 Ovano O OCHÍ AS. corner racasnonsen caidas (Duranta) Verbenáceas. ONacia nos IOCIÍar vo qoancadosozscroscanio a: Borragináceas. * 45 (41) Plantas lactesCcentes....ocooomocococconoccaonecnconaracrnancnnano oo 46 A A O Solanáceas. + 46 SA A (Arduina) Apocináceas. co A Sapotáceas. IA A A Plantagináceas. Cápsula partible en cocas 2-valvas...(Spigelia) Loganiáceas. Cápsula no partible en cocas, dehiscente por valvas, rara- mente por opérculo ó por rotura irregular. .........o..... 48 Legumbre........... EEE E (Mimosa) Leguminosas. 48 O O OS 49 A 50 ELOTAS TAadicalen idcaacods sudo pongas? tte ae Primuláceas. 49 TESTAMDbEEOS Alas dos ccdo ación ones (Buddleia) Loganiáceas. IPSTamDEES Divo ccccandccaros desooaos toas adidas as 20 Gencianáceas. 50 Plantas volubles ú postradas....... (Ipomaea) Convolvuláceas. Biatasiercuidasi.: odiosa adas sientas See 51 51 INSISTE ICO ana aspas ae eee dle e Reis a E 52 IMSS aio dora cisnes liiadoa a Polemoniáceas. O oro RO OS DESEES Plumbagináceas. 52 BrULO OMSOSPermo a.iasccieiosooioas (Ipomaea) Convolvuláceas. NEO DOLISPERMO 7.20. css od Solanáceas. * A A A A Hidrofiláceas. A e iS. 54 54 O o ¿o 55 EOleny COBMPuUESto. ostra coronor rro rre Asclepiadáceas. ? 55 Anteras aglutinadas entre sí y con el estigma...... ES (Cryptostegia) Asclepiadáceas. Anteras no aglutinadas........oooooooomorconcnoos- Apocináceas. * 1 Citharexylum, Petrea. 2 Bourreria, Cordia, Ehretia, Heliotropium, Tournefortia. 3 Capsicum, Cestrum, Lycopersicon, Physalis, Solandra, Solanum. 4 Datura, Nicotiana, Petunia. 5 Asclepias, Calotropis, Hoya, Marsdenia, Stephanotis, Vincetoxicum. 6 Cameraria, Echites, Haplophyton, Nerium, Plumeria, Rauwolíia, Tabernaemontana, Vinca. 164 MANUEL GOMEZ DE LA MAZA Do (55) Fruto mo lennon eto ico e Ea 57 Deum tacos Ds A SE Leguminosas. ! 57 Estambrestinden nidos ate dado escritas o AO 5S EStAMPbTES TO Ein cidos O Asclepiadáceas. 58 Columna estaminal entera.............. IRE . Malváceas. Columna estaminal ramificada.......ooom.mm.m..... Bombacáceas ? 09(34) Flores "MOndICaS cours Joe dona 09 (Jatropha) Euforbiáceas. ElOLES:OLOICAS:. abran aretes ricaiaoe lor dance O 60 60 Plantas lactescentes. Corola femenina dialipétala....... Caricáceas. Látex nulo. Corola femenina con un solo pétalo........ Menispermáceas. 61 (4) Corola perigina Ó epigina......... ....o.. O A 62 Corola hiponIDA. race oem ona ed 78 62 Peron aloe dadas Leguminosas. * Fruto mo Jeguminoso; 00 aro tocos cv tecaat o ana 63 63 Plantas cirríferas. Ovario inferior........... Cucurbitáceas. * Cirros (zarcillos) nulos: rodados coto cinco ie ISE 64 64 Estambres entresoldados. Fruto coriáceo-leñoso, indehis- cente, con muchas semillas anidadas en una pulpa. Lecitidáceas. Estambres libres ...... O A OR E LEAR 65 65 Bala coach nca lea mc o annie daras e Punicáceas. Fruto no constituído por balausta.........oooocccrnccnanccnnrns 66 66 Hojas Simples tooo ci aaa polola asli ou 67 EoJasCOMPpuestas: celos torbrasenesna Pee eccacasa ES 17 67 St a o scaneida cea AS 68 Estilos:2.. Flores:en Umbela mom secirosaalonesednas Umbelíferas. Estilos 3 6 más, más Ó menos ó del todo libres.............. 74 68 PO tareas O EE (Portulaca) Portulacáceas. Cápsula no dehiscente transversalmente......oooomococoom.o. 69 NFULOMO Capsular o asa donado dodo dee cancele 71 69 Oyatio breast ccoo edo cdreaaas estes e TAE ENASE 70 Oyamoladherente: cdo tocivestos dones E Onagráceas. 70 Anteras dehiscentes por poroS......coocm.... Melastomatáceas. * Anteras dehiscentes por hendiduras......... e Litráceas. 1 Acacia, Albizzia, Enterolobium, Pithecolobium. 2 Ceiba, Pachira. 3 Papilionáceas y Cesalpínieas. 4 Cucumis, Lagenaria, Luffa. Acisanthera, Chaetolepis. y DETERMINACION DE PLANTAS CUBANAS 165 A Ramnáceas. A o E AAA A a IR 72 72 Anteras dehiscentes por poroS ..0omommmoooo.. Melastomatáceas. ? Anteras dehiscentes por hendiduras.....oooococoncccconocoonro. 713 73 a a A Combretáceas. ? Estambres fértiles unos 20. Estilo basilar. O A (Chrysobalanus) Rosáceas. Estambres indefinidos. Baya......coocmcccnomomm.o. Mirtáceas. * Aa latas LOrtestresto. duos dado cab monsonose scotland do camr ina 75 PIAntas ACUÁTICAS o qaoriniiadnan ade dabas (Castalia) Ninfeáceas. 15 Carpelos 5-4, libres. Hojas carnosas... (Sedum) Crasuláceas. Carpelos muchos, sobre un receptáculo carnoso... (Fragaria) Rosáceas. A AA (Eriobotrya) Rosáceas. A A A A 76 76 IA A A A Turneráceas. Estambres nUMmerosoS............ (Philadelphus) Saxifragáceas. AD A O Araliáceas. Estambres 10, sólo D fértileB:..... deoodeorccoracao Moringáceas. Estambres indefinidos...........oooooooomocooos. (Rosa) Rosáceas. Ie O A AAA 79 O e A O A A cr 100 79 iemaentos LDTOS. odas pi no SO Ellamentos: entresoldados: aia dedos apta 90 S0 SO AMICS a to Os 81 IN O EA (Curatella) Dileniáceas. O A A A 88 81 Uixano ld locular on > 82 fyaro 2d SS S6 82 A O AR 83 A A A A ER E O 84 ¿Diga POS ad des (Calophyllum) Clusiáceas. 83 Flor espolonada. ....omocomoooo..o. (Delphinium) Ranunculáceas. RIOR mo espolonada... oo coriorcoisnesións (Davilla) Dileniáceas. Sd Plantas espinosas........oooooommmos.. (Argemone) Papaveráceas. a A A POD 85 Semillas envueltas en una pulpa TOjA....ooococonooooso Bixáceas. 1 Clidemia, Conostegia, Henriettella, Miconia, Mouriri, Ossaea, Pachyanthus, Tetrazygia, 2 Horau, Quisqualis. 3 Eugenia, Myrtus, Pimenta, Psidium, 166 MANUEL GOMEZ DE LA MAZA Semillas sin envoltura pulposa..... (Talinum) Portulacáceas. S6 (81) Arboles: TESIDOSOS o onitincadnditidniss (Rheedia) Clusiáceas. * Plantas MO rESIOSAS codo tin ccoo dal css ia TA ca 87 87 Hojas estipuladas. oia conoca nado. ins craneca tada odds Tiliáceas. Hojastanestipuladas. cocaina divs Sádos arado castas Ericáceas. So(30)EherbasacuabiCas. o icmeandna maven (Velumbo) Ninfeáceas. Arboles O ArDUStOS. cosmos .breoto A ooo 88 89 Carpelos dehiscentes Ó separándose por la base del eje Sem ira dee dealer a Magnoliáceas. Carpelos indehiscentes, siempre persistentes...... Anonáceas. JO(1INANMATOCEO MORALOMO cocoa so cuate oa A 9 Amar oceo pomada lolo: tac o Mp 98 91 lores tiSexua lea adsl lesa Euforbiáceas. ? Flores hermafroditas Ó pollgaMas.......cocooescocccianes coros 92 22 Arboles resinosos Ó aromáticos. Hojas coriáeeas ........ 93 Plantas nO TesInOsSaS ota ode 94 93 '¡Amberas llo cUlares: hocico do dd O Caneláceas. Anteras 2—multiloculares........ .. 20 cooormoric..:. Clusiáceas. * 94 (92) Columna estaminal ramificada...... AENA Bombacáceas. * Columna estaminal no ramificada.........ooooooocconconcrcn. +... 95 95 LA o A A 96 Anteras 2-loculares........o..o...... (Guazuma) Esterculiáceas. 96 Ramas estulares Datura one ca ene Malváceas. ¡Estilo 1ACIVISOcroicntl ca acta a o 97 97 Hojas Cast enteras: estos tocioncoosicns (Thespesia) Malváceas. Elojas lObAdas:.. ¿nidos (Ochroma) Bombacáceas. 98 (90) Hojas 1—folioladas. Hesperidio...... (Citrus) Auranciáceas. Hojas Simples terior cobre oct eat dcan IDO Ped 99 99 DIU e Sto (Calophylum) Clusiáceas. E A A ÓN Hipericáceas. OA MS A 101 Eilamentos entresoldadoS: cc 00rcciooiticcn res copan aos 128 LOU *FEFUGO INAEHISCONte conmnecacccionoss O A sao 102 EU escanea cial nda dra UD INN 104 OA O jas Pela BryiaS Le detona ricota Tropeoláceas. UA ns e 103 1 Estambres numerosos, pero sólo 6 en el R. aristata ? 2 Aleurites, Jatropha. 3 Clusia, Mammea. 4 Ceiba, Pachira. DETERMINACION DE PLANTAS CUBANAS 167 103 Carpelos 5-10 (-12), duros Ó ArupáceoS....coccccoccorenmmn.»*.. 105 Dirupa; DAYA O BARATA oda dotando ina naaaidaná danos 119 CO A A Leguminosas. | SUICUa O ECU capota ocenircccanacda) acasainciana dede Crucíferas. A A 107 105 (103) Hojas compuestas. .....oooocomommmmoo- (Tribulus) Zigofiláceas. capo E A A 106 106 Hojas carnosas, enervias............ (Suriana) Simarubáceas. Elojas cOriaceas, con DErvios: .uciroconeiancencasaaiaseso Ocnáceas. IAE lOres IFregHlareSo cia iicncacdcan cos tccias das del anales TER 108 RO E TON NEL 108 Cápsula carnosa, de valvas os ti Balsamináceas. Cápsula de valvas no elásticas..........oooccoocooco conmorconoos 109 0 Hojas simples c.ioooccóccóóciós AE O E Violáceas. Hojas Compuestas............... E A 110 MINA Cápsula silicuiforme....vlionomeooro=20600 (Cleome) Caparidáceas. a A A AAA Sapindáceas. ? A O e A A A 112 IA A A RA ER 117 MZ EFOJAS. esSCamilOrMes: .cvesicnoccioneoseza socercoanhs Tamaricáceas. loja desarrolladas... Is ttaidos anne cti roda 113 a SN AA 114 ETA BL pies ooo LI dt IA 115 114 Cápsula 5-locular, 5—valva................ (Cedrela) Meliáceas. Cápsula silicuiforme, 2-valva.................. Caparidáceas. * Cápsula de 1-5 cocas, 2-valvas............ (Fagara) Rutáceas. 115 (113) Hojas opuestas, anestipuladas ........ (Lawsonia) Litráceas. EROS AMCFOAS tando dde dede So LAA A: 116 A A A A Ciriláceas. Estípulas manifiestas...........o.ooo ..... (Croton) Euforbiáceas. 117 (111) Hojas lineales............ A (Dianthus) Cariofiláceas. rojas no.imneales:cccioconbicitas cinc ae a an secos 118 ES vEROJaS Simples. dodo rra (Galphimia) Malpiguiáceas. EJOJAS. COMPUESIIS. chida is (Ruta) Rutáceas. 119 (103) Estambres fértiles 1-2........... (Mangifera) Anacardiáceas. Estambres fórtiles más de LD .vocio.coooemeovercovcanemaninass 120 E MELABCAS TOSIDONAS as o ta aereo pande 121 1 Adenanthera, Lens, Leucaena. 2 Blighia, Cardiospermum, Cupania, Paullinia, 3 Cleome, Pedicellaria, 168 MANUEL GOMEZ DE LA MAZA Plantas no resinosas. Fruto carnoso ó alado .............. 124 A A DA A E a E o bocos oo 122 a aa Auranciáceas. 122 Celdas ováricas 1-ovuladas........ (Spondias) Anacardiáceas. Celdas:ováricas 2=0VUladas....o..oo eovoreroorotor anna aaa 123 AN OO A A OA Burseráceas. Oyartio lo clar neos aees (Elemifera) Rutáceas. 124 (120) Hojas simples........ ... A AS: 126 ELoJasS:COMpuestas. come. oouniicdaido Somo taa ¡128 125 Plantas muy AMAargas.....omocoommmm.».—... (Tariri) Simarubáceas. Plantas mona ano tanos oa san ooo Sapindáceas. ? TA A A O O coco 127 SOS roca coe es eo (Stigmaphyllon) Malpiguiáceas. Eshomas desa intcqaa lnea olle iacaRe Celastráceas. 191 O yario sentado cotas oia osas Vitáceas. 3 Ovario largamente estipitado....... (Capparis) Caparidáceas. 128 (100) Cáliz con una de sus lacinias prolongada en la base en tubo nectarífero ......oo.ooooo... (Pelargonium) Geraniáceas. Cáliz sin ninguna lacinia prolongada en tubo nectarífero. 129 129 Celdas ováricas 1-ovuladas .......oooomm....o... SEO . 130 Celdas (ó celda) ováricas 2-multiovuladasS.......oomo...o... 133 13 Fruto seco, inserto sobre un pseudocarpio (Anacardium) Anacardiáceas. Fruto no inserto sobre un pseudocarpio........ooconooosm..o. 131 AA Bn A o (Triopterys) Malpiguiáceas. DUDA ed oia duende Sótano Des dea el so odiosa Su 152 Cápsula 2-locular, calada. o ooiiascico noia osas Poligaláceas. Cápsula 3 COC. loa roetece ie bles dl (Jatropha) Euforbiáceas. 132 Drupa 1-locular y l1-sperma por aborto. Hojas alternas Eritroxiláceas. Drupa 3—pirena. Hojas opuestas (Malpighia) Malpiguiáceas. Sid) PEOR pe taaan ptaacos das ete . 134 ElOJasS COMPuestas ace qeasccuen spas a at en iones nena e desen 136 ISA Blantas aCITeraS.. usaron tasa Pasifloráceas. * CiREOS AMOS neos sera veladas Pal 135 So E roo) ocular. dv cnosaian te dba Esterculiáceas. * Glycosmis, Murraya, Triphasia. Melicocca, Sapindus, Serjania, Cissus, Vitis. Familia incluída también entre las dicotiledóneas apétalas, hermafroditas (Passiflora). Melochia, Theobroma, Waltheria, A OS DETERMINACION DE PLANTAS CUBANAS 169 a Ad O E A AO Lináceas. A A E E AA Meliáceas. ? IA AI IE LAO Oxalidáceas. o) Flores Í=Sexuales..... cconincorooroccnn no o 138 o a A 149 co O o AAA A 139 Orarno 2 mpltilocolar ii dear te abba A e 146 139 Plantas parásitas sobre los árboles................. Lorantáceas. Ao AA A A 140 IN ETAntaS UELICADÓES a lali ro datos Urticáceas. ? Arboles lactescentes, no urticantes................ Moráceas. * Plantas no urticantes, ni lactescentes.............oooommmm.... 14] Cl A A 142 Arbustos espinososS........ooommocommm.»o (Pisonia) Nictagináceas. 'INEDOLES:O APDUSLOS,: DO; CSPIDOBOS! cooocccccdoscenon acopio sima 145 Plantas ACUÁÁICAS: ....ooccncn odon ana io carnrazize Ceratofiláceas. A en CR A A 143 143 — Estípulas 0. Embrión curvo..... AS piro AE 144 Estípulas manifiestas. Embrión derecho...... Urticáceas. * A A A A E Amarantáceas ? Flores 2-morfas.......... SOS (Atriplex) Quenopodiáceas. 145 (141) Estróbilo leñoso. Hojas nulaS.......oooommo.... Casuarináceas. DA E A O E Miricáceas. Cápsula 2-valva. Hojas desarrolladas.............. Salicáceas. 146 (138) Cápsula con 3 alas membranosasS ....ocococcooooo Begoniáceas. A A A A A A A e 147 IN lando O DetlOba looacctoncinesiiniotenddocó noc ciica Fagáceas. 10 AS LO A A A ES 148 LONA RIO dlOGUÍA LD: ciocovc ion cines tocaosnsrenaicicisn cobos Batidáceas. Ovario no 4-locular......... ... a Euforbiáceas * Es) Blores SINAndTAS deso cocosadonadunrorroicdas Aristoloquiáceas. Orea pinar labs o ataca Nos d cdo 150 150 o toro A A AA MIE AaO 151 RU DO PEI IA A ID eto dy das 152 1 Melia, Trichilia, Swietenia. 2 Urera, Fleurya. 3 Ficus, Artocarpus, Chlorophora, Coilotapalus. 4 Boehmeria, Adicea. 5 Amaranthus, Tresine. 6 Acalypha, Dalechampia, Euphorbia, Hippomane, Hura, Manihot, Pedilanthus, Phyllan- thus, Phyllaurea, Platygyne, Ricinella, Ricinus, Synadenium, Tragia, 170 MANUEL GOMEZ DE LA MAZA 151 Hierbas de hojas opuestas........ ad Yi Aizoáceas. Hierbas Ó matas, de hojas alternas (Celosia) Amarantáceas. 152 (150) 'Ovario Inferior. ....oomoooo.s. AS (Terminalia) Combretáceas. Ovario superior Ó casi superior, úú ovarios superiores..... 153 153 Drupaó baya, ó cápsula carnosa ............. A ooo . 154 EOS esto ia Dl od st Pell de PR O 5) lt? lores desnudas cs sti osa Piperáceas. Flores: COn periantlo... ono oaseso tescacictaa ao 155 15D Rlantas CIEPMeraS de ulvaniol cuece: E E Pasifloráceas * Ciuros. (zarcillos) mulos Ec ete eadebidtas psoe E son DO 156. Periantio.ensun verticilo.. oe Loca adoro dai potes EAN 157 Periantio (cáliz) en dos verticilos ....l..ooococomm»... Lauráceas. 157 — Fruto capsular, abayado, dehiscente........ ..... Samidáceas. Eruto Indehisconte.. assscisodes: ES do 158 1581 Estilo dl. esa ie o Fitolacáceas ? Estilos 2. Flores polígamo-monoicas... (Trema) Ulmáceas. 159 (153) Hojas alternas Ó Mulas... noositotesotisn esoo. OUR 160 Hojas opuestas...... rad A on cocosTe 168 160 Ocrea nula...... Dana cameras e laca oen deco pared cl 161 Ocrea escamiforme ó desarrollada .......o......... Poligonáceas. 161 — Hierbasó matas...... A OE A VASO Loca E 162 Arbustillos, arbustos ó árboles......... a e EA 165 1627: ¿Hstambres 2001) adoos do .. (Salicormia) Quenopodiáceas. stambres oro e coco reas sore caR 163 Estambres 10-81 nunca oceano pianos NON 164 163 Hierbas aromáticas.. ........ (Chenopodium) Quenopodiáceas. Hierbas volubles............. o o IRIS Baseláceas. 164 Matas de látex amarillo............ (Bocconia) Papaveráceas. Matas erguidas, fétidas................. (Petiveria) Fitolacáceas. 165 (161) Arbustos trepadores. Brácteas grandes, violadas ó ro- JAS ión TE iia (Bougainvillea) Nictagináceas. Arbustillos carnositos. Estambres 4D. ...ooconccncccccccoccss 166 e A A A dr o 167 166 Embrión (anular... cociditc.s.. (Cryptocarpus) Nictagináceas. ENDrRon espiral aca cocaninsccoancena (Dondia) Quenopodiáceas. 167 Hojas 2-pennadopartidas...... ...... E Proteáceas. Hojas 5-3-lobadas......o.oomoomm.oo... . (Sterculia) Esterculiáceas. 1 Familia incluída también entre las dialipétalas hipoginas, 2 Rivina, Villamilla, DETERMINACION DE PLANTAS CUBANAS 171 168 (159) Frutos con una cola barbado-plumosa en el ápice...... (Clematis) Ranunculáceas. RUS dE SpDrOVIStOS. de Col ceccoaden aanop cercos apenenen ea 169 169 Periantio de limbo más ó menos entero...... Nictagináceas. ? Periantio 4-5-partido ú 4-5-filo ..... ........ Amarantáceas. ? 170 (2) Periantio nulo ó reducido á escaMaS .....ooomoocccno coooocooo 171 Periantio más Ó menos desarrollado, no escamoso......... 179 Mores: Sex ualeB soc. oi roo voanciado oras costo cponinacninnecnenas 172 aa AA A “7 172. Hierbas diminutas, flobtantes.........oomoo..ooo.oommoso Lemnáceas. A a RA A A A 173 MEE IOTes:en eSpIZAS:... corran ro dnecnadorans A . 174 E O o A A A 175 174 Hojas con vaina hendida................... ed Gramíneas. A CM Ciperáceas. * E BOTES: ENQUOICAS: <>. ocaso sino des cesos Vaina as on oda 176 A E O A O Pandanáceas. NIE 0 AA Aráceas. * Hojas Hneales. Hruto debisStente.....cinooocsoocotosos Tifáceas. IN ATIONÍLDICOS sacra dare rasa tareas 178 Ovarios 4. Estambres 4, con el conectivo provisto de un apéndice sepaloideo..................... Potamogetonáceas. 178 Hojas de vaina hendida longitudinalmente. Tallo nu- OO tadas: AO de e AN Gramíneas. Hojas de vaina no hendida. Tallo continuo...... Ciperáceas. AE lOTes MONOÍCAS. e cocooioococrnecnaricn ias lay aras . Palmas. ? ARO E A A A PE A SR 180 Flores hermafroditas Ó polígaMaS....omommmmccoo....-- E e 182 SO SUSO 1 A IA 181 Ovario inferior....... A coo Dioscoreáceas. 181 Hierbas acuáticas sumergidas............... ....... Nayadáceas. ARIAS Terrestres iio is aspas so lepas Liliáceas. * A (Ma) Estambre fértilcuno SOLO... onooocinasoccosiaossiomcao dias 183 Sta mbres cresta onda lei iia: 186 Estambres fértiles 5. Hierbas gigantes............ Musáceas. 1 Boerhaavia, Mirabilis. 2 Achyranthes, Alternanthera, Gomphrena, Lithophila. 3 Carex, Scleria. 4 Caladium, Dieffenbachia, Pistia, Syngonium. Xanthosoma, 5 Cocos, Roystonea. 6 Asparagus, Smilax, 172 MANUEL GOMEZ DE LA MAZA HStarmbres Stertiles ID ccaoroncn ae oode cats io ne e do O 189 Estambres fértiles 9........oocococoronos..o.» a Alismáceas. Estambres fértiles NUMerosoS......oocoroonrscononoss Butomáceas. 830 Amtera: 2 =loCuUlaT.. anar ines ts 135 Atera local: a aint tas oso 134 18 Ovario de celdas l-ovuladas........ ...oooooooooo.o.. Marantáceas. Ovario de celdas multiovuladas .............oooo.oo.o Cannáceas. 1809 ARLOTeS: CIDADUTAS pee cicoaeve acabo laica ae Orquidáceas. FloOres:nO gINAandras: oso nte agent case Zingiberáceas. IS6182)"Elores ¡en espadice. coo socoaesccaccaccotass (Anthurium) Aráceas. Flores:no en: espádice.. ionecdinms sesos sosdeas craneo aldo co 187 TSE lOresiaca Dezueladas oro suso ee ooo Xiridáceas. Flores mo acabezuela da ccoo ssl casada nal Se ea O 188 SS O Vamo interiores ode an ooo e Hemodoráceas. (vario SUperiO rc o.acos arman (Commelina) Commelináceas. 189 (182) Flores en espádice. Tallo leñoso. Hojas en abanico... (Livistona) Palmas. Flores hO 60 ESPÁÑICO.. 00 omo: geeopoceccaniao teen cion 190 190. Celdasovaricas"l=0vuladas....icocionnossarogoenen oo aso 191 Celdas ováricas 2-multiovuladas............oooeomo.oo. .o o... 192 191 Flores umbelado-aglomeradas, incluídas entre las brác- A an o (Rhoeo) Commelináceas. Flores en panojas grandes ó en racimos. Tallo general- mente JEnoso, 0 TIZOMA aia roce Liliáceas. 1 19219) O vario SUPerioT. 2.0 cotasneneoccca aotearoa IA 193 OVAaTIo InferiOL dlnccicnnos oslecuenito seceman ase sao co REN 194 193 Periantio irregular. Hierbas acuáticas ó palustres...... Pontederiáceas. Periantio regular. Plantas epifitas. (Tillandsia) Bromeliáceas. Periantio regular ó casi regular. Plantas terrestres..... Liliáceas. ? MEA A A AS Bromeliáceas. 3 E A Amarilidáceas. 195 (1) Tallo simple. Hojas pennadas........oococccncoo... Cicadáceas. Tallo'ramificado. Hojas simpléS.....oocosooscomoccoss cosas 196 196 Ovulo1 porcarpelo. Plantas nada ó poco resinosas.. Taxáceas. Ovulos 2 ó más por carpelo. Plantas resinosas.... Pináceas. 1 Dracaena, Sansevieria. 2 Asparagus, Hemerocallis, Aloe, Cordyline, Anthericum, Chlorophytum, Lilium, Glo- riosa, Yucca. 3 Tribu Bromélicas, BIBLIOGRAFIA I. Introduction á Pétude comparative des Langues Indo-européennes, par A. MerLLeT. París, 1903. Librairie de Hachette et Cie. Entre las obras dedicadas á presentar á los estudiantes, fácil y metódicamente, los arduos é importantes conocimientos de la gra- mática comparada indo-europea, iniciándolos y preparándolos para el estudio de esta ciencia, aparece la muy notable que encabeza es- tas líneas, en la que el eminente lingúista M. A. Meillet, compilan- do las más adelantadas teorías en esta materia, ha presentado, con el mayor acierto, el mecanismo gramatical indo-europeo, trazando un buen método para su.estudio y ha expuesto los puntos de vista y los derroteros que informan y guían actualmente estos conoci- mientos. Desde el inmortal Bopp hasta Leskien, Delbrúck y Brugmann, desde la época en que el sánscrito fué el arquetipo de las lenguas arias hasta hoy, en que, rechazados el empirismo boppiano y los princi- pios de la escuela de Curtius, los neo-gramáticos han sentado las bases científicas de la gramática comparada, es tan notable y radi- cal el cambio en la orientación y en los métodos seguidos en estos estudios, que se hizo necesaria una preparación, una guía previa que pusiera á los estudiantes en condiciones de adquirir con fru- to dichos conocimientos. La obra de Meillet se propone esto y, como dice en su avant-propos, hace en ella «una exposición inteligi- ble para todo lector que haya estudiado griego ». El objeto de la obra es presentar una noción de la estructura de las lenguas indo-europeas tal y como nos la revela la gramática comparada, valiéndose á ese efecto de las concordancias que se ob- servan entre las diversas lenguas que constituyen la familia y que han sido científicamente comprobadas y, prescindiendo de puntos que estima que no corresponden realmente á la gramática compa- rada, fundándose sólo en las señales y elementos caract-rísticos que ya están comprobados en las diversas ramas de esta familia lingúís- tica, sienta conclusiones fundamentales de su mecanismo gramatical 174 BIBLIOGRAFIA y precisa, como última conclusión, que «la gramática comparada indo-europea no tiene por objeto reconstruir el indo-europeo, sino demostrar, mediante las concordancias científicamente comprobadas que se observan entre las lenguas de esta familia, lo que en ellas es continuación de una forma primitiva y lo que es propio y original en el desenvolvimiento de cada grupo ó individuo ». Comienza Meillet su obra con una ligera noción de las lenguas indo-europeas, sentando primero como principios fundamentales la singularidad de los fenómenos lingúísticos, la continuidad lingúís- tica y la regularidad en el desenvolvimiento de cada sistema parcial de lenguas, y después define y describe sucintamente los principales grupos de que se compone la familia de lenguas objeto de su obra. Con brevedad, pero con claridad y precisión sumas, estudia el fonetismo ario, señalando la riqueza de su consonantismo y la mo- notonía é importancia del sistema vocálico, fundado principalmente en los timbres guturo-palatal y guturo-labial (e-o), señala el tono y su importancia en la frase y la cantidad en el ritmo, como ele- mentos característicos, y concluye afirmando que «el aspecto fónico del indo-europeo era seguramente distinto del de sus representan- tes actuales ». La morfología comprende dos partes ó capítulos importantes de la obra. En la primera estudia la formación y la flexión del verbo y del nombre en los diversos grupos de la familia indo-europea. Los elementos morfológicos característicos de esta familia son la raíz, el sufijo y la desinencia, que se unen pura y simplemente entre sí y á los que acompañan, también como signos característicos, dos elementos gramaticales: el tono y la alteración vocálica. Esta es la más empleada en el mecanismo morfológico indo-europeo, pues en estas lenguas, lo mismo que en las semíticas, las consonantes dan lugar al sistema figurativo Ó significativo, expresándose el for- mativo con las vocales. Así lo estudia Meillet, partiendo de la fór- mula e-o-cero, cuyas permutaciones se ven típicamente expresadas en los temas verbales griegos TréT-o-paL, ror-áopaL, ¿érrr-opar. Estima nuestro autor en cuanto á la conjugación, que la indo-europea varía mucho de la del latín y otras y sólo tiene semejanzas con las conju- gaciones védica y homérica, é igualmente que los temas tempo- rales no expresaron precisamente el grado de tiempo sino la especie. Fijándose los paleo-gramáticos solamente en las relaciones lógi- :as y psicológicas de la frase, estudiaron ésta dentro de los tratados de sintaxis. No tuvieron presente que, así como los elementos que BIBLIOGRAFIA 175 integran una palabra obedecen en su asociación á leyes fónicas y mo: fológicas, del mismo modo la asociación de los elementos que forman una frase debe ser regida y lo es por esas mismas leyes. Fundado en esto, hace Meillet un: precioso estudio sobre la frase indo-europea lingúísticamente vista, y dice de ella que es «un con- junto de articulaciones unidas por ciertas relaciones gramaticales ». El elemento esencial de la frase es el verbo, al que acompaña el elemento nominal sujeto y al que pueden también acompañar una serie de determinaciones expresadas por los nombres en diversos casos. El orden de las palabras no expresa relación entre ellas, puesto que los elementos de flexión son los que la señalan, así es que el orden en la frase indo-europea tenía un valor retórico y no sintáctico, gramatical. El tono es otro elemento importante en la frase que, aunque puede variar de colocación, es necesario siempre que esté colocado sobre la primera voz, es decir, que la primera palabra de cada frase ha de ser necesariamente tónica; después de ésta viene una voz átona y en lo adelante estas voces para señalar la unión de los grupos tónicos. Tales son las señales característi- cas de la frase. El vocabulario es objeto de un capítulo en la obra de Meillet, quien da acertados preceptos para conocer y clasificar las palabras que verdaderamente pertenecen á la familia indo-europea. De los principios expuestos, concluye el sabio profesor del Cole- gio de Francia, sentando que cada uno de los dialectos indo-europeos forma un sistema propio y original, resultado de la evolución de cada grupo; mas, no obstante este individualismo, la unidad de ori- gen se manifiesta en el paralelismo de esa evolución. En detalle, cada lengua tiene su historia propia, pero en conjunto su desenvol- vimiento ha sido paralelo y se presentan muchas más señales de co- munidad que las que podrían presumirse de su perfecta indepen- dencia. Las variantes habidas, la simplificación del mecanismo indo- europeo y el de su rica flexión, se explican perfectamente por varias concausas, pero dejan patente un fenómeno notable: toda esa alte- ración ha producido sistemas lingúísticos exactamente paralelos; ejemplo de ello, la conjugación basada en dos temas verbales. -—— Elinterés, pues, de la gramática comparada indo-europea está en que hace posible el estudio de los desenvolvimientos indepen- dientes y paralelos de las lenguas de esta familia, pudiendo se- fialarse así la unidad de origen de éstas, vislumbrar el período 176 BIBLIOGRAFIA comprendido entre el de unidad y los más antiguos monumentos de cada grupo y seguirse por ella la evolución de éstos. Tal es la síntesis de la hermosa obra de M. A. Meillet, que re- comendamos á nuestros alumnos como una preparación para los importantes estudios lingúisticos. Dr. J. F. DE ALBEAR. " MISCELANEA Al acusársenos recibo desde Bretagne del número 3 del tomo Faase taubatoria 1Í de la REVISTA, después de darnos las gracias más expresivas por su remisión, nos dicen: «El artículo del distinguido filósofo Dr. José Manuel Mestre, me causó tanto placer como la lectura de las obras de Paul Janet y del filósofo de aquí Ernesto Renán.» Esta frase espontánea de Mr. Grunrogel produce en nosotros—que nos interesamos por el buen nombre de la cultura cubana—honda y legítima satisfacción. Tuvimos, en efecto, una felizidea al reproducir el trabajo del Dr. Mestre sobre el placer y el dolor, el cual señala—como en su oportunidad lo escribimos—un aspecto de la evolución de sus ideas, y es documento de valer indiscutible en la historia de nnestra enseñanza filosófica universitaria. El Rector de la Universidad de la Habana ha recibido una curio- sa comunicación del Sr. Presidente de la Universidad de Atenas, Grecia, excitando el interés de nuestro superior centro docente con motivo de los atropellos cometidos por la turba de los búl- garos asesinando mujeres y niños, profanando los templos, incendiando las ciudades y devastando las bibliotecas. Dicha comunicación es como sigue: DE LA UNIVERSIDAD DE ATENAS TEOPTIOZ N. XATZIAAKIZ UPYTANIZ TOY AOQOHNHXI TANEIMIZ2THMIOY TQ IUPYTANEI, TOIZ2 KAOHTHTAIZ KAI YPHTHTAIZ TOY EN HABANA TANENIZTHMIOY EY IPATTEIN. Ex Tis Tódeos TÍOSE Y TAV TE TÓV TroAiTÓvV ¿hdevdeplay kal Tnv Tod trveúparos épuoe kal ém airis Tnv Téxvnv, Tiv émorápnv kal Tiv hpépooiv Tóv ávdpórrov tSpure, To EdmAnvixov Ilavemiorápiov émucadeiras Try bperépav bidavdporlav, órros pos TÁS Tpuepóceos Taúrns kal mpos TÓv ávbporivov Sikalwv pñhinte kpavyyv Siapapruplas Úrreo rxodov kal Biflhio0nxov Enovyévov, Úrreo yuvaikóv kal ralSwv kTeuvopévov, Úrep vaov rod Xpirrod Befrnkovpévov, úrrep tródewv Truptrodovpévov kal épnuovuévov btro rod SxAov róv BovAyúpov, € 59 mávra TeAeirar od Troképov vópo GAN é¿v elpivn, ovieuias alrías aúrais émayopuévns Y Ori elolv “Edinvises, Aadovoi Tnv ylóroav rod Velov Tlhárovos kal ávayivóokovoi ro Evayyékiov ¿v y TO TpOToV ¿ypábn yAóooy. "Eml raís ávnkovoro.s Taúrass BapBapiais rpóteoo Ecópeda Y póv Srapaprópa- ada, iva ravrevral te kal ph tuxodcas kal údAdaxod puuñocos róv Blov róv ávdpórov els Aarorrpuyóvov Blov perarpéywoiv. "Ev *A0yvais TÍ 3 Aúyoúcrov 1906. "Eppwade.—TENO XATZIAAKIZ. El Profesor Maurice Bloomfieid de la Universidad de Johns Hopkins en Baltimore, asistió, en representación de dicho centro superior, al décimo cuarto Congreso Internacional de Orientalistas. Presentó en él un trabajo referente á cuatro estudios védicos sobre diversas voces. Ocúpase en primer Jugar de la raíz verbal Krp que resulta igual 4 Klp en el Veda; en segundo, de vtren- DECIMO CUARTO CONGRESO INTERNACIONAL DE ORIENTALISTAS 178 MISCELANEA yah estimando que la confusión que ha habido dependió de la constante sino- nimia de varenya é idenya Ó mejor de las raíces var € 41; en tercero, de dárum termi- nando con el análisis de! instrumental védico padbhíh que considera el instrumen- tal plural del tema pad, pie. Señala las alteraciones de esta voz en parlbhir que se advierten en muchos manuscritos como: yat paqur máyum akrtoro vá pudbhir 6 pad- bhár; en otros TS. 3.1.4.3; KC. 25.9.12; MC. 1.8.3.34;8MB.2.2, 11 se emplea padbhír. Refiriéndose á un E que previamente hubo de publicar, manifiesta que padbháh sólo en algunos casos significa con los pres. así como que las expresiones padbhíg catúr- bhih, literalmente con cuatro pies es un modo de expresar la idea de prontamente, lige- ramente aprisa. El uso del plural padbhíh designando pares, ha motivado la vacila- ción de uno ú otro investigador; así Pischel comentando el padbhih ex el sentido de con los ojos observa que de vez en cuando se atribuyen dos ojos á Agni; cree Bloomfield que tal explicación no es necesaria, dado que en el lenguaje hierático, incluyendo el ritual se emplea el plural frecuentemente en vez del dual indicando pares, como que el uso cuidadoso del dual expresando pares es una espec alidad del lenguaje popular. En las partes hieráticas del Rig-Veda si se lee hástebhih, padbláh, aksabhíh también se encuentran las formas hástayoh y báhúbhyam. Deduce el Pro- fesor Bloomfield, como consecuencia del estudio hecho, que el uso del plural por el dual natural es un claro fenómeno de la dicción hierática, y que el uso de los dua- les es una señal de la dicción popular védica. Con razón sobrada dice el Pro- fesor Bloomfield que el punto merece una seria investigación. El Profesor A. H. Sayce de la Universidad de Oxford ha pu- blicado en el número de Septiembre de este año del periódi- co titulado The University Review de Londres, el discurso que ANTIGUO ORIENTE pronunció en el «University College of North Wales, Ban- gor», con motivo de la ceremonia de clausura de su sesión de 1905 á 1906. En dicho discurso afirma el culto Profesor de asiriología que no es en Grecia ni en Ro- ma donde debe buscarse la cuna de la cultura literaria, porque no son á la postre más que herederas de una civilización que se desarrolló antes de que hubiese grie- gos en Grecia ó romanos en Roma. Para demostrar su opinión estudia primero lo que era el mundo oriental, dándonos á conocer su civilización con el adelanto de su escultura y de su estatuaria, con el desenvolvimiento progresivo de la escritura je- roglífica hasta la formación de un albafeto, y con el avance de la educación multi- plicándose los libros, creándose colegios y bibliotecas; pasando después á la extre- midad oriental para comprobar que fué Babilonia desde la más remota antigúedad una tierra de libros, al extremo de poseer una biblioteca en cada ciudad y á su lado una escuela. LA EDUCACION EN EL En uno de los últimos números—recibido en canje—del órgano de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima (Perú), pu- blica un interesante artículo sobre «la enseñanza de la Bivlogía en la Universidad », debido á la pluma del Dr. Manuel O. Tamayo. Después de examinar detenidamente el valor é importancia que tienen hoy los conocimientos biológicos con relación á otros más Ó menos directamente ligados con ellos — filosofía, historia, sociología, medicina, ciencia política, filología y lingiística— traza el cuadro de la manera cómo debía de explicarse el curso de Biología en la EL ESTUDIO DE LA BIOLOGIA MISCELANEA 179 educación universitaria. «Habría que dar á estecurso común á las Facultades de Ciencias y de Letras, el carácter propio de los grandes estudios universitarios, sin descender á detalles sólo interesantes para quien se dedique exclusivamente á las ciencias médicas ó á la fisiología, que deberán adquirir en las escuelas especiales á estos ramos. El estudio general de la sustancia viviente, y de sus actividades físi- co-químicas, la energética, biológica, la unidad morfológica y química de los seres animados, su diferenciación de los inertes, el conocimiento de la célula y los prin- cipales fenómenos de la dinámica celular; la biogenia, las diversas formas de la vida y las teorías respecto de la naturaleza de los fenómenos vitales, formarían un primer capítulo, desarrollado en tantas lecciones como basten para abarcar esos diversos temas de un modo amplio pero general. «Los problemas de la evolución constituyen quizás el más importante de los capítulos de las ciencias biológicas modernas y aquel que más aplicaciones ofrece á las ciencias sociales. Deben ser estudiados no tanto en su fino detalle, sino más bien en su sentido filosófico y en su significación general. En su dominio com- prende el estudio de la reproducción que es la vida misma de la especie, y consti- tuye la base de los estudios filogénicos (diversas formas de la reproducción propia- mente dicha, la sexualidad y los problemas de la fecundación, que gracias á las experiencias de Loeb y los biólogos modernos, eomienzan á salir del misterio en que nuestra ignorancia los encerraba), el proceso ontogénico y la filogenia, es decir, el estudio de la formación del individuo, de las especies (variabilidad de los organismos vivientes; selección; adaptación al medio; diferenciación histológica y filogénica; leyes de la herencia). El estudio de la senescencia y la muerte, de las acciones dañosas que entrañan la destrucción del sér vivo, el parasitismo; las defensas celulares contra las causas destructoras, la inmunidad, son otros tantos temas de gran interés general, que cautivan el espíritu por su grandiosidad y nos dan la clave de numerosos fenómenos biclógicos y sociales. Desde los primeros pasos, el estudio de estas ciencias ofrece amplio campo á la especulación filosófica. No hemos terminado de difundir la célula cuando ya nos sentimos atraídos al terre- no de las generalizaciones y ascendemos rápidamente á los altos niveles de la filo- sofía científica. «El estudio de las acciones y reacciones celulares, de los reflejos nerviosos, de la fisiología de las neuronas, de la inmunidad, de la herencia, de la evolución, lleva á nuestro espíritn luz amplia, disipan las tendencias á dogmatizar sin funda- mento, y, orientando inflexiblemente nuestro raciocinio en la vía del determinis- mo, nos habitúa á observar, á meditar lo observado y á ver en los actos de la vida individual, en la marcha de las sociedades y en los grandes hechos históricos, el resultado necesario de la acción de factores determinados y nosimples accidentes provocados por una influencia momentánea. «Pero, lo repetimos, para que tal estudio sea útil y práctico, es menester sa- berle comunicar el carácter de generalización, de síntesis, propio de los estudios universitarios, sin insistir demasiado en el detalle prolijo propio de escuelas pro- fesionales especialistas. La Biología que se enseña en la Facultad de Ciencias ha de estar empapada en el espíritu filosófico moderno, recorrer los grandes fenómenos vitales, deducir sus consecuencias y encaminar al espíritu por el conocimiento de la dinámica del sér vivo, al perfeccionamiento de sus facultades lógicas. Así com- prendida la Biología, es la más hermosa de las ciencias, Es la ciencia de los seres animados, de nosotros mismos; la que nos permite apreciar las palpitaciones de 180 MISCELANEA nuestra actividad, desde la contracción del protoplasma más humilde hasta la vi- bración suprema de la neurona ideógena.» Así entendida la enseñanza de la Biología, ostenta un vasto dominio al mismo tiempo que significa—ese modo de comprenderla y explicarla en la cátedra univer- sitaria—una elevación en los estudios, propia de superior cultura. Por ese camino se estimula al espíritu del estudiante en el deseo de las investigaciones personales; se le llama profundamente la atención sobre los grandes misterios del mundo or- gánico apreciado en su conjunto, cuyo conocimiento derrama luz intensa, á no du- darlo, en esa otra forma de la vida, más compleja en sus manifestaciones, la vida social, proceso llamado por Heriberto Spencer evolución super-orgánica. Mas, esa amplitud ó intensidad del aprendizaje de las ciencias biológicas no sólo bajo el aspecto teórico—como ciencia pura y también como ciencia aplicada— sino en el práctico, no puede realizarse en todas las circunstancias. Se necesita, en efecto, la existencia de un laboratorio organizado debidamente de manera que puedan llevarse á cabo los experimentos, desde lo que atañe á la biología de los protozoarios hasta aquellos delicadísimos, correspondientes al funcionamiento ce- rebral, á la oscura psicofisiología humana. ¡Sin esos recursos de experimentación que suministra en tan vasta escala el laboratorio—que representa para el gran Huxley el vestíbulo del templo de la sabiduría—todo aquel hermoso programa cae por su base más sólida y no pasaría, sin él, de ser un simple proyecto. ¿Cómo, pues, estudiar, por ejemplo, en el Stentor coerruleus el curiosísimo fenómeno de la regeneración de la forma específica de relación innegable con la composición quí- mica, y comparar entonces el proceso de la morfología de las plastidas al no menos admirable de la formación de los cristales? ¡Qué interesante el estudio de la vida elemental, de la protobiología! Bien hubo de exclamarse por un ilustre natura- lista así: qui noctes insomnes et jacundas transitare amat, vorticellas observat. Y re- firiéndonos á la psicofisiología, ¿puede ser apreciada eficazmente la memoria visual de las distancias y de la velocidad ó el influjo de los centros nerviosos superiores sobre los nervios vaso-motores, para no hablar de otras cosas, sin aparatos ó instru- mentos adecuados á ese género de investigaciones biológicas ? Aceptando desde luego en principio como una verdad definida la importancia y conveniencia de los conocimientos de biología para los estudios de psicología y so- ciología—y de ello se ocupa Féliz Le Dantec en el Apéndice á su tratado de 1903 (Psicología y Sociología. Paralelismo de la psicología y de la fisiología. La liber- tad y la igualdad delosanimales. Laaplicación de la biología á la sociología, etc.) — estando de acuerdo con aquella fundada premisa, no es posible hacer de un modo intenso la explicación de esos problemas sin que el curso de biología sea completo, es decir, se dé diariamente, se le dedique todo el tiempo que ese amplio desarrollo exija; y, por otra parte, hay que tener presente la preparación que traen los alum- nos que asisten ó vienen asistiendo Ó matriculándose en esa asignatura, por lo ge- neral desconocedores de los rudimentos de las ciencias biológicas, de las más sencillas nociones de la historia natural de los reinos orgánicos; y también ellos están llenos de ocupaciones y en la obligación de ir á otros cursos en el mismo año académico. En una palabra, la enseñanza intensa de la biología—considerada desde el triple punto de vista teórico, experimental y de aplicación—no es reali- zable sin tener en cuenta esas condiciones brevemente indicadas.—DR. A. M. NOTICIAS OFICIALES ToMA DE POSESIÓN Y CESE.—Habiéndose terminado el año de licencia que venía disfrutando, conforme á Reglamento, el Dr. Carlos Theye, se ha encargado nuevamente el 6 del actual Septiembre de la Cátedra de Química (inorgánica y or- gánica) y Análisis Químico, de la que es profesor titular; cesando con tal motivo en el desempeño de la misma el Dr. Antonio Rosell, profesor auxiliar interino. SOBRE PREMIOS ORDINARIOS. —Por resolución del Rectorado, los diplomas de premios ordinarios obtenidos por alunimos de la Carrera de Maestros de Obras, de- berán firmarse por el Decano y Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, re- mitiéndose á la Secretaría General con el objeto de que se le entregue al intere- sado en la solemne apertura del curso académico inmediato. TÍTULOS SIN EFECTO.—La Secretaría de Instrucción Públida ha resuelto que no surtan efectos académicos en los establecimicntos oficiales de Segunda Enseñan- za de la República de Cuba los títulos de Bachiller expedidos por la Universidad Occidental de Chicago. PRÓRROGA DE UN REQUISITO DE INGRESO.—El 3 del presente mes de Sep- tiembre la Secretaría de Instrucción Pública resolvió prorrogar hasta el 30 de Sep- tiembre de 1907 la disposición de dicha Secretaría de 3 de Agosto de 1904 eximien- do del requisito de la edad de 18 años á los bachilleres procedentes de los Institutos de Segunda Enseñanza de la República que deseen ingresar en la Universidad de la Habana. Los TÍTULOS DE AGRIMENSOR.—La Secretaría de Instrucción Pública (Sep- tiembre 3 de 1906) resolvió también prorrogar hasta el 30 de Septiembre de 1907 la disposición de la misma de 23 de Agosto de 1904 por la cual los títulos de Agri- mensor expedidos por la extinguida Escuela Profesional de la Habana, ó los que se hayan expedido ó expidan en lo sucesivo por los Institutos de 2? Enseñanza que tienen anexas Escuelas de Agronomía, dan derecho al ingreso en la Escuela de Ingenieros Electricistas y Arquitectos de esta Universidad, PLAZA DE AYUDANTE.—El Rectorado resolvió (Septiembre 21 de 1906) adscri- bir la plaza de Ayudante vacante á la Cátedra D. de la Escuela de Ciencias. INCOMPATIBILIDAD DE ASIGNATURAS.— La Facultad de Letras y Ciencias acordó, en su sesión de 22 de Septiembre de 1906, ser incompatibles las asignaturas de Hidráulica y Maquinaria con la de Mecánica Racional. ¡ NECESIDAD DEL BACHILLERATO.—En la misma junta resolvió la Facultad que fuese necesario el título de Bachiller para los alumnos que han ingresado en la Escuela de Ingenieros y pretendan matricularse en la carrera anexa de Maestro de Obras, 182 NOTICIAS OFICIALES LEY SOBRE CATEDRÁTICOS.—En la Gaceta Oficial del 11 de Julio próximo pasado se publicó la siguiente Ley votada por el Congreso y sancionada por el Pre- sidente de la República. Artículo 1*—Los Catedráticos por oposición de Establecimientos Oficiales que fueren elegidos Senadores 6 Representantes, podrán hacer uso de licencia durante el tiempo que esté abierto el Congreso, bastándole para ese efecto poner en conoci- miento del Sr. Jefe del establecimiento en que presten sus servicios que van á usar del derecho que les concede este artículo. Art. 2—Los Catedráticos por oposición de Establecimientos Oficiales que fueren nombrados para cualquier destino público, podrán desempeñar ambos car- gos si así lo desean y se ejercen en la misma ciudad; y en su defecto serán conside- rados en uso de licencia como Catedráticos durante el término improrrogable de un año, transcurrido el cual serán provistas sus cátedras con arreglo á la Ley; pero al cesar en sus destinos tendrán el derecho de volver á sus respectivas Cátedras, ú otras análogas, si estuvieren vacantes y siempre que no hayan transcurrido más de cinco, á contar desde la extinción del año de licencia que les concede este artículo. Art. 3”—Serán considerados en uso de licencia durante el término improrroga- ble de un año, los Catedráticos de Establecimientos Oficiales de Enseñanza que por nombramiento del Gobierno ocupen cualquier otro destino público remunera- do, pero deberán entrar de nuevo en el desempeño de sus Cátedras antes de finali- zar el referido año, y si no lo hicieren, se entenderá que renuncian á las mismas. Art. 4”—Las precedentes disposiciones no comprenden los cargos judiciales. Cualquier Catedrático, por oposición ó sin ella, que acepte destino en la carrerra judicial, se entenderá que renuncia á su cargo de Catedrático. Art. 5”—Las asignaciones consignadas en las Ordenes Militares números dos- cientos sesenta y seis y doscientos sesenta y siete, de treinta de Julio de mil nove- cientos, se modificarán únicamente en los siguientes extremos: Los Catedráticos titulares de la Universidad, tendrán la dotación de dos mil cuatrocientos pesos al año, y los de Institutos mil seiscientos pesos, sin perjuicio de las gratificaciones que disponen las Ordenes doscientos sesenta y seis y doscien- tos sesenta y siete, cuando desempeñen más de un curso. Los Catedráticos auxiliares de la Universidad é Institutos que no tengan fun- ciones anexas disfrutarán de un sueldo anual de mil doscientos pesos. Cuando entren á suplir á un titular tendrán además la gratificación que en dichas Ordenes se les señala. Los auxiliares jefes de Laboratorio ó Clínica, el Conservador del Museo, el Di- rector del Jardín Botánico, el Jefe del anfiteatro y el Bibliotecario tendrán el sueldo de mil ochocientos pesos al año. Cuando los auxiliares, con ó sin funciones anexas, sustituyan permanentemente á un titular que por desempeñar destino de mayor dotación que la asignada á su Cátedra, no percibirá la de ésta, tendrán además de sus sueldos como auxiliares las gratificaciones inherentes á la Cátedra del titular sustituído. Los ayudantes de Laboratorio 6 Clínicas recibirán una dotación de mil pesos anuales. Cuando el primer ayudante sustituya al Jefe se le aumentará la grati- ficación en doscientos cincuenta pesos más al año. Los Catedráticos Supernumerarios de Institutos recibirán una gratificación anual de setecientos cincuenta pesos. NOTICIAS OFICIALES 183 Art. 62—Los Estacionarios de las Bibliotecas de la Universidad y del Instituto de la Habana, ganarán mil pesos al año. - Disposición adicional—Los Catedráticos Auxiliares de Instituto devengarán los sueldos que les señala esta Ley, como los titulares, durante las vacaciones. Los demás cargos electivos que por ley fueran compatibles con el de catedráticos por oposición, estarán comprendidos en el artículo primero de la presente Ley. Posteriormente, en este mes de Septiembre y por el Gobierno Provisional de los Estados Unidos en la Isla de Cuba, se ha hecho extensivo el aumento de sueldo de la Ley al auxiliar Jefe del Gabinete de Astronomía y también á los demás ayudantes facultativos de las Escuelas que no fueron comprendidos en aquélla por deficiencia de redacción. GRADOS EN LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS.—Terminado el curso de 1905 á 1906, publicamos la relación de las tesis y trabajos presentadoy y sostenidos durante dicho año académico por alumnos aspirantes á los grados y títulos de las distintas escuelas que comprende la Facultad de Letras y Ciencias de esta Univer- sidad. 1. Grados de Doctor en la Escuela de Letras y Filosofía.—« La escuela romántica española »; por el Sr. Miguel A. Lavastida (Noviembre 15 de 1905). «El protestan- tismo y el catolicismo como ideales religiosos de los pueblos modernos»; por el Sr. Claudio Andrew Nichols (Diciembre 4 de 1905). «La cuestión de Oriente en sus relaciones con los Estados de Europa »; por el Sr. Luis Febles y Miranda (Junio 23 de 1906). 2. Grados de Doctor en la Escuela de Ciencias.—« Bosquejo histórico de los estu- dios mineralógicos y geológicos relativos á la Isla de Cuba. Causa del evidente atraso de los mismos»; por el Sr. Domingo F. Ramos (Marzo 9 de 1906). «Expo- sición sintética de la riqueza mineral de Cuba»; por el Sr. José Antonio Ortiz (Julio 9 de 1906). 3. Grados de Doctor en la Escuela de Pedagogín.—« Doctrina de la apercepción con las principales interpretaciones y su aplicación á la doctrina del método»; por el Sr. Alfredo M. Aguayo (Abril 24 de 1906). «Fundamento psicológico de la en- señanza objetiva. ¿De cuántos modos puede ser objetiva la enseñanza ?»; por el Sr. Manuel C. Valdés Rodríguez (Mayo 19 de 1906). «Del pietismo. Francke y sus colegas. Rousseau. Delos filántropos. Escuela popular en el siglo XVII»; por la Srta. Araceli Du-Breuil (Junio 15 de 1906). «Concepto vulgar y concepto científico del arte de enseñar y de sus métodos: nobleza y elevación de la carrera del magisterio»; por el Sr. Ismael Clark (Julio 2 de 1906). «Ordenes de Arqui- tectura»; por el Sr. Ramón A. Mendoza (Agosto 17 de 1906). «Aparato circula- torio; su funcionamiento y ejercicios que favorecen esta función y contribuyen á robustecerla»; por el Sr. Diego J. Torres (Agosto 28 de 1906). «Cómo afecta el concepto de evolución el estudio le la moralidad »; por la Srta. María de los Ange- les Landa (Septiembre 8 de 1906). «Orígenes é importancia del teatro español »; por la Srta. Pilar Romero Bertrán (Septiembre 22 de 1906). 4. Grados de la Escuela de Ingenieros, Electricistas y Arquitectos.—(a) Ingeniero Civil. —« Canalización del río Almendares»; por el Sr. Juan A. Cosculluela (Ene- ro 17 de 1906. «Proyecto de muelles y almacenes»; por el Sr. Gustavo A. Roig (Mayo 1? de 1906). «Proyecto de ramal de ferrocarril de veinte kilómetros de largo, pasando por un valle donde corre un río de ochenta metros de ancho y atra- 184 NOTICIAS OFICIALES vesando una cordillera por medio de un túnel ó buscando las gargantas más favora- bles. Diferencia de nivel de cien metros de pueblo á pueblo »; por el Sr. Maruel Guerra (Junio 25 de 1906). (b) Ingeniero Electricista. —« Proyecto de alumbrado público para una pobla- ción de 300,000 habitantes»; por el Sr. José R. Martínez (Enero 20 de 1906). (c) Arquitecto.—« Proyecto de Palacio de Justicia»; por el Sr. José I. Alamo (Abril 5 de 1906). «Proyecto de Aula Magna», por el Sr. Enrique Gil (Junio 5 de 1906). «Proyecto de Lonja de Víveres y de Cámara de Comercio para una po- blación de 150,000 habitantes»; por el Sr. José R. Martínez (Junio 5 de 1906). «Proyecto de una gran fábrica de tabacos»; por el Sr. Pedro P. Cartañá (Julio 11 de 1906). «Proyecto de Museo»; por el Sr. Carlos Segrera (Julio 19 de 1906). o 3, ESCUELA DE PEDAGOGIA. Psicología Pedagógica (1 curso) . rt Historia de la Pedagogía (1 curso). . . . +. - | Protesor Dr. Ramón Meza. Higiene Escolar (1 curso) . pee Metología Pedagógica (2 CUrSOS) . . . » +» +» + e Dr. Manuel Valdés Rodrí- guez. Dibujo Lineal y Natural (2 cursos). . . . . +. . Dr. Pedro Córdova. El Profesor Auxiliar está encargado de las Conferencias de esta Escuela. Agru- pada la carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas que se estudian en otras Escuelas de la misma Facultad. 4, ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS. Dibujo topográfico, estructural y arquitectónico (12: CUESOSIA c ¡Profesor Sr. Eugenio Rayneri. Estereotomía (1 curso) Geodesia y Topografía (1 curso) . Arrimensura (E Curso); +...» Materiales de Construcción (1 curso) . Resistencia de Materiales. Estática Gráfica A A Construeciones civiles y Sanitarias (1 eso) - ; e Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. | | El ) Hidromecánica (1 curso) . . . .. y Sy Sr. Aurelto Sandoval. Maquinaria (1 curso) 5 Sr. Eduardo Giberga. Ingemería de Caminos (3 cursos: OS Sas : rrocarriles, calles y cerreteras) . » Dr. Luis de Arozarena. Enseñanza especial de la Electricidad (3 a) 5 Sr. Ovidio Giberga. Arquitectura é Higiene de los Edificios (1 curso) | Historia de la Arquitectura (1 curso). . Ñ DEA Mon orESsOmal os Presupuestos y Lexislación ecc x d : ss á la Ingeniería y Arquitectura (1 curso) . . Esta Escuela comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y Arquitecto; y son sus profesores Auxiliares: Dr. Andrés Castellá, Sr. J. M. Cuervo (Jefe dl Laboratorio y Taller Eléctricos) y Sr. A Fernández de Castro ( Jefe del Labo- ratorio y Taller Mecánicos); con sus correspondientes ayudantes. En dicha Escuela se estudia la carrera de Maestro de Obras. 5. ESCUELA DE AGRONOMIA, Química industrial con Análisis (1 curso) Fabricación del azúcar (1 curso) . ASránomia(T:CUrsol. A a a A ADOPEeniar (mM CUISO) A. o ns e al ot ad ib E Sr. José Cadenas. Fitotecnia (1 curso) . ) Profesor Dr. Francisco Henares. Para los grados de Perito químico agrónomo y de Ingeniero Agrónomo, se exigen estudios que se cursan en otras Escuelas. En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 12 á 5 de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diferentes Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, grados dis- posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc. PÁEZ) La REvISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS será bimestral. Se solicita de las publicaciones literarias Ó científicas que reciban la Revista, el canje co- rrespondiente; y de los Centros de instrucción ó Corporaciones á quienes se la remitamos, el envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestra sección bibliográfica. Para todo lo concerniente á la REvIsTA (administración, canje, remisión de obras, etc.) dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re- pública de Cuba. IFOTLCE The REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every other month. We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction and Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. A detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section. Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed matter, etc. to the Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana República de Cuba. LEONES La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, paraítra chaque deux mois. On demande l'échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait un compte rendu dans notre partie bibliographique. Pour tout ce qui concerne la Revue tels que: administration, échanges, envoi d'ouvrages, etc., on est prié de s'adresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. vb Voz. II. UNIVERSIDAD DE LA HABANA. RESÍSTA ERECUETAD:DELETRAS Dr. REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. COMITE DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL Num. 3. Y CIENCIAS EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. VALDES RODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN- DRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS y FRANCISCO HENARES NOVIEMBRE DE SUMARIO: —CONSIDERACIONES HISTÓRICO-CRÍTICAS SOBRE LA ENSE- NÑANZA SUPERIOR EN CUBA . ES -—A PROPÓSITO DE LA NUEVA INTERVE NCIÓN. AMERICANA —LA DECLINATORIA Y SUS APLICACIONES neos diez grabados). —CIENCIA INTERNACIONAL... —REPAROS ETIMOLÓGICOS AL DICCIONARIO | DE LA ACADEMIA EsPAÑoLa.—Voces derivadas del griego. (Continuación). —EL ÍDOLO DE LA «GRAN TIERRA DE MAYA» (con dos gra- bados) - ADE IR RS. —CURSO DE RESISTENCIA DE M ATERIALES Le — LA MORAL POSITIVISTA Y LA MORAL EVOLU CIONISTA - —ALOCUCIÓN EN UNA ASAMBLEA DE MÉDICOS . . —BIBLIOGRAFÍA.— Encyklopádisches Handbuch der a gik (Manual enciclopédico de Pedagogía); publicado por W. Rein. Langenzalza, 2% edición (Hermann Bey A Sóhne), 1903-1906 . . + ; É —Biografías Americanas, por Enrique Piñeyro, Paris, 1906 . —Primer informe anual de la Estación Central Agronómica de Cuba. 1906, Habana : PELAS —Les limites de la Biologie, por ] ,. Grasset, Paris, 1906 . —MISCELÁNEA.—Apertura de curso. —Conferencias diversas. —Canje de la Revista. —NOTICIAS OFICIALES.—La ciudadanía cubana y la Universi- dad.—Regreso al puesto.— a — ——e IMPRENTA ”AVISADOR COMERCIAL” 30, AMARGURA 30 1906 4906: Dr. Manuel Valdés Rodriguez. Sr. William Taft. Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. Dr. Carlos Theye. Dr. Juan M. Dihigo. Dr. Luis Montané. Profesor Aurelio Sandoval. Dr. Enrique José Varona. _ 5 Dr. Esteban Borrero Echeve- rria. Dr. Alfredo M. Aguayo. Dr. Juan M. Dihizo. Profesor José Cadenas. Dr. Aristides Mestre. ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS. Decano: Dr. Evelio Rodríguez Lendián. Secretario: Dr. Juan Miguel Dihigo. 1. ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA, Lengua y Literatura Latinas (3 cursos). . . - Profesor Dr. Adolfo Aragón. Lengua y Literatura Griegas (3 Cursos). . - - ee Dr. Juan F. de Albear. Lingúística .(-ECurso).. “ies te A z DEJA Min DI Filología (1 curso). He ¿ Historia de la raton Española ( dico] 5) Dr. Guillermo Domínguez Historia de las literaturas modernas E | J Roldán. Dr. Evelio Rodríguez Len dián. (2 cursos) - Ese Historia de iónica (1 O Historia moderna del resto del mundo (2 cur 56 | Psicología (1 curso) - -) EilosofialMoral (E:CUTSO): er ES Dr. Enrique José Varon 1 Sociología (1 curso). j Las conferencias semanales sobre Historia de la Filosofía y Literatura están á cargo de los Profesores Auxiliares Dres. Sergio Cuevas Zequeira y Ezequiel García Enseñat, respectivamente. 2. ESCUELA DE CIENCIAS. Análisis matemático (2 cursos)... . . . . . Profesor Sr. José R. Villalón. Trigonometría (1 Curso)... . . +. o) Geometría superior y analítica (1.CUrsO). . . - P ,, Dr. Claudio Mimó. Geometría descriptiva (1 CUrsO). . -... .-- ) Mecánica acionali (a CUESO) A e Astronomía (1 curso) - ss Sr. Juan Orús. Cosmología, (EEUEO el caos a ah Física: Termología y Acústica (1 curso). . + ; Dr. Nicasio Silverio (Auxiliar) Física: Optica y Electrología (1 curso). . . . y NS É WNecmicas( ECUÉSa) => 0 e ES Dr. Plácido Biosca. Química inorgánica (1 Curso). -. .......-= Química orgánica (1 curso). . | Sr. Carlos Theye. Análisis químico (1 curso). ) 'Amtropolosta (USCUTSO) LR Sa Dr. Luis Montané. Biología (1 curso) . LT TO de Zoología de invertebrados (TI Curso) . . . . . de Dr. Carlos de la Torre. Zoología de vertebrados (1 curso) . $ Botánica (2 cursos) . . . e ED Si Dr. Manuel Gómez de la Maza Mineralogía y oia G at). Y : Geplosia (1-EUISO)L EA a o e de O Dr. Santiago de la Huerta. Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Conservador del Museo de Zoología); Dr. Victorino Trelles (Jefe del Gabinete de Astronomía); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu (Jefe del Laboratorio de Química); y Dr. Jorge Hortsmann (Director del Jardin Botá- nico). Estos diversos servicios tienen sus respectivos ayudantes.—El “Museo Antro- pológico Montané” y el Laboratorio de Antropología tienen por Jefe al Profesor titular de la asignatura. ol: 111. NOVIEMBRE DE 1906 Núm. 3 REVISTA DE EA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS CONSIDERACIONES HISTORICO CRITICAS SOBRE LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 1 POR EL DR. MANUEL VALDÉS RODRÍGUEZ Profesor de Metodología Pedagógica. Señores: El hecho que realizan nuestros periódicos, políticos unos, de in- tereses generales ó profesionales otros, dedicando sus columnas con frecuencia á señalar la importancia de nuestra educación nacional, rectificando ideas, abriendo nuevos horizontes ó estimulando la ac- ción de los poderes públicos, es un suceso que data de los últimos años y casi podría estimarse comprendido en este último ciclo de la historia de Cuba, felizmente inaugurado con nuestra emancipación política. En este hecho, esperanza en realidad la más noble de la República, hay una circunstancia que me importa poner de mani- fiesto, para el fin á que se dirigen las presentes líneas; porque una porción, la más considerable de esa labor de la prensa, se encamina á discutir, sobre todo, el problema de educación primaria, caudal fecundo de la libertad política y la más firme garantía del orden so- cial y de la riqueza pública. No duele á la Universidad este empeño generoso de la prensa, que se inspira en los móviles más ennoblecidos; antes bien, hija su- ya muy cariñosa la instrucción primaria, jamás el estímulo del sa- 1 Oración inaugural leída en la apertura del curso académico de 1906 á 1907, verificada en la Universidad el día 12 de Octubre de 1906, 186 MANUEL VALDES RODRIGUEZ ber habría dejado sentirse en beneficio del pueblo, á no haber la cul- tura superior encauzado el pensamiento del país, afanosa de abrir los surcos en la conciencia popular y arrojar en ella la semilla de la libertad y de la justicia. Nada más grato podría ser para mí, que buscar el asiento de es- ta opinión en los hombres esclarecidos de mi país. Permitidme, pues, que empiece por corroborar mi afirmación, citando las pala- bras del que fué, por excelencia, nuestro mentor, apóstol y maestro. «Lejos, dice Luz y Caballero, de coartar la educación secunda- ria los progresos de la primaria, es por el contrario, el móvil prin- cipal que más la auxilia, la fertiliza y fomenta. «Donde no hay hombres que se dediquen á las ciencias, tampo- co hay muchos que sientan las ventajas de la educación primaria. El eultivo de las ciencias y de las artes liberales vuelve al hombre más humano y benévolo con sus semejantes desgraciados. «¿Quiénes más, sin salir de nuestra propia patria, quiénes fue- ron los que dieron el primer impulso á las escuelas de la Habana? ¿Fué por ventura la reunión de algunos honrados pero ignorantes labradores, ó la flor y nata de la ilustración habanera? ¿No fué la Sociedad Patriótica? ¿Y quién fundó la Sociedad Patriótica? Un hombre que estaba animado por las vastas miras que sólo las cien- cias saben inspirar.» De esta instrucción superior, cerebro del país, que en los mo. mentos difíciles armó el brazo de la libertad, me prometo ofreceros un bosquejo, que resultará al fin incompleto aun dentro de sus lí- neas generales. ¡ Feliz yo, si fiando en todo caso el éxito á mis buenos deseos y á mi mejor voluntad, por lo menos en la parte que aquéllos y ésta pueden suplir á la riqueza de la erudición, á los recursos del inge- nio y á la virtud maravillosa de la palabra, logro conseguir el obje- to que me propongo! Vasto como ha de ser el asunto por sus límites y por su alcance, no es mi intención hacer un estudio completo de la materia, ni aun siquiera componer una monografía. Ni el tiempo de que he podido disponer, ni las circunstancias del momento, me permiten otra cosa que determinar ciertos hechos, más Ó menos culminantes y decisivos, en mayor Ó menor propor- ción, para el desarrollo de la enseñanza superior en nuestra patria. No podría yo reducirme á cansar vuestra atención con una lista ó enunciado de hechos sin relaciones de analogía, influjo y causali- LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 187 dad; por más que, en este mismo caso, sería provechoso precisar acontecimientos y circunstancias, tanto más cuanto que los estu- dios históricos harto descuidados están entre nosotros. Antes bien; hasta donde me alcanzaren las fuerzas he de procu- rar que este estudio, que tengo el honor de presentaros, esté presi- dido constantemente de un espíritu crítico, con vista en el mayor provecho de su explanación. Para la utilidad posible de estas líneas generales, dividiré los hechos y las instituciones mismas de la Enseñanza Superior en dos grandes ramas: una, la que incumbe á la iniciativa y acción de los particulares; relativa la otra á la gestión de los poderes públicos. Esto solo no podrá satisfacerme: y porque creo que aquí, en el seno de esta respetable Universidad que os ayuda á preparar el porvenir de la República, no cuadra otro lenguaje ni pensamiento distinto que el de la ciencia, procuraré elevar el asunto al más alto grado posible de generalización, para estudiarlo desde su punto de vista, político, y confirmar, una vez y otra vez más, el convencimiento que harto habéis adquirido, de lo que puede la acción de los hombres en el curso de los sucesos; ni ha de ser tampoco menos grato para mi espíritu, invitaros á dedicar un recuerdo de gratitud y altísimo respeto para los hombres que en el curso, relativamente estrecho de un solo siglo, dedicaron sus afanes á la causa del saber en la Isla de Cuba. El grado superior que llegaba á alcanzar la riqueza del país en la última mitad del siglo xvrrr; el influjo que el movimiento de las ideas en el extranjero, y de una manera más significada en los veci- nos Estados Unidos por razón de su proximidad, ejercía en nuestra patria; los emigrados franceses, que escapados al tumulto de la Re- volución en Francia, se acogían á la dulzura y hospitalidad de nues- tras familias más distinguidas; los emigrados españoles, que des- pués de asistir al brote de las ideas liberales en España, habían adquirido una cultura mental, únicamente explicada por el progre- so de las ideas de la época, esbozadas con firmeza en los planes de estudios de las grandes figuras de Jovellanos y de Quintana; el es- tablecimiento de la Sociedad Económica y del Real Consulado y aun de la misma Real Junta de Fomento, que marchaban al uníso- no en la empresa magna de promover los intereses de toda especie, sin otra diferencia que el Cuerpo Patriótico representaba directa- mente la personalidad del país y la Real Junta no podía divorciar- 188 MANUEL VALDES RODRIGUEZ se de la política del gobierno; la acción del Real Colegio Seminario de San Carlos, en que la religión, asociada al patriotismo, y el culto de la ciencia con los altos ideales que más enaltecen al hombre, abrieron el período más brillante de nuestra historia literaria, har- to fugaz, harto breve, pero que al fenecer había esparcido ya á los cuatro vientos de la publicidad semillas muy fecundas; las ideas no- tabilísimas de Luz y Caballero en su informe del Instituto Cubano, muy similares á las de Jovellanos en el Instituto Asturiano de Gi- jón y que obedecían al mismo espíritu reformador, manifestado por Luz en repetidas ocasiones y por el estadista español en su inmor- tal monumento de la Ley Agraria; los trabajos de Arango y Parre- ño, progresivamente acumulados á fuerza de perseverancia y de virtud patriótica, nunca con exceso enaltecida, hasta culminar en su proyecto de plan de estudios; y, por último, una serie de perso- nalidades animadas de un alto sentido de patriotismo; todas estas circunstancias estaban llamadas á influir, é influyeron efectivamen- te, en el desarrollo de los intereses intelecuales de la Isla de Cuba. En la última década del siglo xv, la prosperidad del país se preparaba á tomar las grandes proporciones que llegó á alcanzar con admiración del mundo y que justificaba la afirmación de Rai- nald que Cuba sola valdría más que un reino. En el año 1778, 12 de Octubre, dictóse el reglamento de Comer- cio, quedando concedida la autorización para traficar con todos los puertos habilitados de la Península y de la América española. Por el año de 1790, se introdujeron, libre de derechos, las herra- mientas, utensilios y artefactos para la elaboración del azúcar, aun en el caso de proceder del extranjero; extremo que venía á consti- tuir la regla general, pues bien sabido es que la vida agrícola del país no podía provenir de su metrópoli. Una Real Cédula, la de 22 de Noviembre de 1792, eximía de to- do derecho de alcabala y diezmo á los ingenios de elaborar azúcar, beneficio que alcanzó al algodón, al añil y al café. Más tarde, en 23 de Febrero de 1793, la influencia de Jovellanos fué parte á acoger el pensamiento del inoividable general Las Casas, autorizando la entrada en Cuba, bajo la bandera americana, de ar- tículos de ropa, vestuario y posteriormente para introducir víveres. Y antes, por el año de 1791, la emancipación de los hombres de co- lor en Haití, decretada en Francia, paralizó el comercio de esta re- sión, tan por completo, que súbitamente desaparecieron log merca- LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 189 dos de aquella Antilla, de cuyos puertos salían cada año repetidos y frecuentes cargamentos, para proveer de azúcar y café á la mayor parte de Europa. Lo que fué desolación y ruina para unos, favoreció en propor- ción enorme á la Isla de Cuba, que resultó llamada á abastecer, por sí sola, los almacenes del extranjero. No era de extrañar, por tanto, que el azúcar llegara á tan alto precio por aquella época, que la caja se vendiera á sesenta pesos, lo que arrojaba un promedio de tres por cada arroba. El barón de Humboldt, con aquella autoridad y prestigio que le da- ba su talento, uno de los mayores de la época, sintetiza admirablemen- te el engrandecimiento de la Isla de Cuba y sus causas generadoras. «Un acontecimiento, dice, muy desgraciado en la apariencia, que fué la toma de la Habana por los ingleses, despertó los ánimos. El 6 de Julio de 1764, fue evacuada la ciudad y, desde aquella épo- ca, datan los primeros impulsos de una industria naciente. La construcción de nuevas fortificaciones, según un plan gigantesco, hizo que circulase de repente mucho dinero, y posteriormente, ha- biéndose hecho libre el tráfico de negros, aumentaron los brazos de los ingenios. La libertad de comercio con todos los puertos de Es- paña y con los neutros por intervalos; la sabia administración de don Luis de Las Casas; la creación del Consulado y de la Sociedad Patriótica; la destrucción de la colonia francesa de Santo Domingo y la subida del precio del azúcar, que fué su consecuencia necesa- ria; la perfección de las máquinas y de los hornillos, debido en gran parte á los refugiados del Cabo Francés; la unión más íntima entre los propietarios de los ingenios y los comerciantes de la Habana; los grandes capitales de éstos, empleados en establecimientos agrí- colas (cañaverales y cafetales); todas éstas han sido las causas que han influído sucesivamente en la prosperidad, siempre en aumento, de la Isla de Cuba, á pesar de la competencia de las autoridades, que embaraza la marcha de los negocios.» Tal era el cuadro de que podía felicitarse la causa de la civiliza- ción, si no contrastara tristemente con el de la miseria moral de aquellos días, en que el grito de la codicia más desenfrenada parecía desafiar la indignación de la justicia, desatendida y coneulcada. Era evidente que aquella barbarie del Africa traída 4 América, para levantar los cimientos de una sociedad moderna, había de im- poner las supersticiones más groseras, contribuyendo, con mezqui- no contingente, al tono de la sociedad en que respiraba y vivía. 190 MANUEL VALDES RODRIGUEZ Sólo por la fuerza de un terror que no consideramos hoy sin es- panto, podían contenerse aquellos millares de hombres que, sujetos á la condición odiosa que execraban, gemían en la esclavitud. No es mi objeto al trazar estas líneas, débiles al fin y al cabo en- frente de la realidad, suscitar recuerdos de ira ó de una compasión que, acaso, no resultaría completamente estéril para vosotros. Pero la Historia es la maestra de la vida y la Historia enseña que si el refinamiento de las artes y de las letras se desentiende de la ley moral, aunque por diverso camino, puede llegar al mismo grado de barbarie que la superstición y la ignorancia más crasa. Fácilmente comprenderéis que la instrucción del pueblo tenía que ser, en aquellos momentos, un concepto alejado de toda realidad. Por largo tiempo ha sido un hecho en la Isla de Cuba, la existen- cia de dos grupos en sus habitantes: entregados unos, con total ex- elusivismo, al empeño de fomentar ó conquistar con vertiginoso mo- vimiento un capital ó una fortuna, y otros, que se sentían dispuestos y convocados por otros estímulos, para el cultivo de las ciencias y de las letras. Desdeñados los unos de los otros, creo que no pueda ser sospe- chosa para los primeros la cita de un escritor español que, en el año de 1859, explicaba con discreta habilidad este fenómeno. «De los muchos inconvenientes, dice el escritor aludido, que ofrece en los pueblos modernos este exclusivismo injusto en favor de las riquezas que ahoga el desarrollo de las demás categorías, es uno muy trascendental, la penuria que, al fin, engendra de capaci- dades para la enseñanza, para la administración y hasta para la misma dirección de las empresas lucrativas, que prestan empleo á los capitales; pa que obliga á buscar en el extranjero los hom- bres inteligentes é instruídos que el simple estímulo del aprecio pú- blico hubiera creado en el país, al paso que los talentos indígenas, desatendidos y como desdeñados, pierden su vitalidad y energía na- tural en esfuerzos efímeros y estériles, que dan á las manifestacio- nes de su inteligencia ahogada, un carácter vago, ligero é incons- tante, que forzosamente tomaron por haberse visto desdeñados en sus más nobles, elevadas y útiles aspiraciones. » Y que esta ley se confirmó entre nosotros, lo prueba con eviden- cia el censo de población de la Isla de Cuba, practicado en el año 1827 por una comisión de jefes y oficiales del ejército y que dedica- ba á la instrucción pública estas líneas descarnadas: LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 191 «Hay en la capital dos colegios, uno de varones y otro de hem- bras; además dos casas de educación general.» Por lo que respecta á escuelas de primeras letras, sólo había ochenta y cinco en todo el territorio y gozaban de este beneficio na- da más que siete ciudades y tres villas. Entre tanto, el mismo documento detallaba, con minuciosa re- lación, el ganado caballar, mular, bovino y vacuno de las poblacio- nes y sus partidos rurales, sin que apareciera una sola vez qué nú- mero de personas supieran ó no leer ó escribir. Tal parece que el hecho de la instrucción para nada entraba en el conjunto moral y social de la colonia. Pero al mismo tiempo, un grupo de hombres escogidos, una cla- se social entera, merced á las facilidades que para todo empeño da la riqueza, sentían los estímulos del saber y participaban de aque- llas ventajas inherentes á la fortuna y á los medios pecuniarios, comprobando las hermosas consideraciones que hace á este respecto el insigne Jovellanos. De este modo se explica el desarrollo que empezó á adquirir la instrucción superior y cómo ésta, su evidente progenitora, debió por necesidad anticiparse á la primaria. Pero, como aquellas clases, ávidas de cultura, no encontraran en su país las instituciones necesarias para educar á sus hijos, hu- bo pronto de iniciarse una corriente de inmigración á Europa y en particular álos Estados Unidos, que llevaba á los jóvenes á los cole- gios extranjeros, para alcanzar en ellos lo que no era posible en el suelo nativo. Ya en el año de 1620, según afirma Pezuela, el obispo que ha- bía sido de Cuba, don Alonso Enríquez de Almendariz, al fundar en México un colegio de estudios mayores, destinó seis becas á los na- turales de su antigua diócesis y entre los más distinguidos que las ocuparon, con el tiempo, cita al que fué luego obispo auxiliar de Cuba, don Dionisio Recino, y á los cronistas habaneros don José Martín de Arrate y don Ignacio de Urrutia. ? A su vez el mismo Arrate, en su obra Llave del Nuevo Mundo, Antemural de las Indias Occidentales, cuando en su capítulo 27 trata de la fundación de la Real y Pontificia Universidad de San Jeróni- mo, menciona «las costosas y dilatadas peregrinaciones á que se veían obligados los floridos ingenios de este país, para conseguir en las célebres academias de Salamanca, Alcalá y México, los estudios y 1 Diccionario de Pezuela, tomo 3%, pág. 432, 192 MANUEL VALDES RODRIGUEZ grados correspondientes á su habilidad y aplicación », y más ade- lante menciona numerosos y distinguidos hijos de Cuba, educados en colegios nacionales unos y otros en los extranjeros. Nuestro insigne Saco, en su Colección Póstuma de Papeles sobre la Isla de Cuba, se preguntaba, en su época, si no podría y debería promoverse y establecerse en la Habana una casa de educación, con todas las ventajas de las que se van á buscar á distancias ultrama- rinas, y cita, con tal motivo, el colegio de Zoreze en el mediodía de Francia, que bajo la dirección de los religiosos benedictinos, goza- ba entonces de gran fama, en la segunda mitad del siglo xvI11, y adonde «por efecto del gran abandono en que las letras yacían en Cuba », algunas familias enviaban á educar sus hijos. *! Entre estos jóvenes, emigrados de su país en alas de su ansia de saber, dejó el habanero don Gonzalo O” Farrill y Herrera, nacido en la Habana el 22 de Enero de 1754, un recuerdo muy honroso en Zoreze, en donde cuatro años le bastaron para aprender perfecta- mente las matemáticas, las lenguas francesa, latina y griega y otros conocimientos que, al primer examen, le abrieron las puertas de la Academia Militar de Avila. Mientras que así se preparaba un núcleo de hombres cultos y distinguidos, la metrópoli miraba con ojos gobernados por el recelo la emigración de los jóvenes cubanos á los países extranjeros y, so- bre todo y muy especialmente, advertía el influjo de los vecinos Js. tados del Norte. Un episodio muy interesante y característico de aquella época, fué el de los emigrados franceses llegados á la Habana en un ber- gantín americano, el año de 1798, acompañando al Duque de Or- leans y sus hermanos el de Montpensier y Conde de Beaujolais, hos- pedados en la casa de los Condes de Jibacoa, punto que dió á conocer en las columnas del periódico El País nuestro compatriota el Sr. José Gabriel del Castillo, con aquella exactitud en los datos tan propia de un testigo, á veces presencial y otras de oídas por los más autori- zados conductos, y que el Sr. Alfredo Zayas, poseedor también de crónicas íntimas de la época, contribuyó á esclarecer. No pudieron los sacerdotes que les seguían, establecer un cole- gio en la Habana, acaso por no ser este precioso pensamiento com- patible con las prescripciones legales de la época, y nació entonces la idea, felizmente realizada en 20 de Agosto de 1799, de fundarlo 1 Papeles Póstuwmos, pág. 22. LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 193 en Baltimore, bajo el nombre de Academia de Santa María, con jóve- nes de familias habaneras que aquellos emigrados llevaron consigo para tal objeto. Subsiste aún el colegio, que en el año de 1891 celebró su primer centenario y que en la extensa lista de sus discípulos ofrece los nombres de un gran número de cubanos. Esta ojeriza á la influencia de la educación americana, siguió muy viva en todos los gobiernos que se sucedían en Cuba, y el Ca- pitán General don José Gutiérrez de la Concha se expresa, en el año de 1852, con un lenguaje tan apasionado y vivo, como pudo hacerse en la segunda mitad del siglo xvii y principios del x1x y como lo hizo don Ramón M* de Araiztegui, en aquel año de 1871, en su reforma tan funesta que no quiso reconocer el mismo gobier- no supremo de la metrópoli. En el año de 1854, publicóse un folleto de muy pocas páginas, á raíz de los sucesos del General López, en que se inserta la Real Orden prohibitiva de enviar los jóvenes al extranjero. La ReaL UNIVERSIDAD PONTIFICIA. —Atribuye el Sr. Pezuela á la necesidad de impedir que los hijos de familias pudientes fueran á seguir su carrera literaria á las distintas universidades de Méxi- co, Santo Domingo y aun de la Península, el apoyo que el Capitán General don Gregorio Guazo Calderón y el Obispo Diocesano don Jerónimo Valdés, dieron al proyecto de los PP. Dominicos de crear una Universidad en su misma casa conventual (pág. 259, tomo 22, Diccionario Geográfico de Pezuela). La Real Cédula de 27 de Julio de 1734, aprobó y confirmó los Estatutos formados para la Univer- sidad erigida en el convento de San Juan de Letrán de la Orden de Predicadores de la Habana; pero no fué posible llegar 4 este resul- tado sin una serie accidentada de sucesos, rivalidades y disputas, en que la rudeza del lenguaje empleado corrió parejas, más de una vez, con la exaltación de los ánimos en las partes contendientes. Del texto de la expresada Real Cédula, aparece que la Santidad de Inocencio XIII, por bula de 12 de Septiembre de 1721, concedió ¿los aludidos religiosos, la facultad de poder erigir Universidad y conferir grados, en las ciencias y facultades que en él se leían y se enseñaban, según y en la misma forma que se hacía en la Univer- sidad de Santo Domingo, de la Isla Española. No tardó el Real Consejo de Indias en conceder el paso á aquella disposición pontifi- cia y en su virtud, no sólo se erigió, fundó y estableció la Univer- 194 MANUEL VALDES RODRIGUEZ sidad, en 5 de Enero de 1728, sino que, por Real Despacho de 23 de Septiembre del mismo año, fué confirmada y aprobada en todo y por todo. Hubo de acontecer, empero, que no apareciera el ejemplar de las Constituciones de la Universidad de Santo Domingo, por motivo de «las repetidas invasiones y tempestades que se habían experi- mentado en aquel país », y entonces se redactaron las de la nuestra, sin la solemnidad y requisitos que debían preceder, para su apro- bación, firmeza y validez. Violentas fueron las discusiones suscitadas por este incidente, hasta llegar el caso de verse desacatada por los mismos PP. la autoridad del Capitán General, Vice Real Patrono. No fué extraño, pues, que no obtuvieran los estatutos la san- ción real y que, por Cédula de 14 de Marzo de 1732, dispusiera el Rey que de nuevo se formaran en los términos que estaba preveni- do, según y conforme á lo dispuesto para la de Santo Domingo, por S. S. Paulo TIT, en su Bula de 28 de Octubre de 1538. El día 12 de Enero de 1733, á las cuatro de la tarde, presentes el Gobernador y Capitán General, don Dionisio Martínez de la Ve- ga, se leyeron y publicaron las nuevas constituciones, en junta y claustro pleno, que se hizo en esta Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo, vistos y confirmados por la autoridad del Capitán General, por auto del 10 del mismo mes y año, y sacada una copia del original en papel común, por no haberlo sellado, fué entregada al M. R. P. Fr. Melchor de Sotolongo, Rector entonces de la Ins- titución, recayendo, al fin y al cabo, la Real Cédula al principio citada, con fecha en San Ildefonso á 27 de Julio de 1734. El Sr. Bachiller y Morales, en su Historia de las Letras en Cubc. (primer tomo, pág. 197) afirma, con justicia, que la primera ley referente á las universidades de América honra á nuestros primoge- nitores. El Dr. Rafael Cowley, en su Historia de la Medicina, se expresa en parecidos términos de gratitud para los PP. fundadores de nues- tra Universidad Pontificia, y estoy seguro de que vosotros, en este momento, asociaréis vuestro aplauso á los dados en estas y otras distintas Ocasiones. Puerilidad y cierto desenfado acusaría, juzgar de entonces por el espíritu de estos últimos momentos á que tenemos el honor de asistir. La crítica no podría alcanzar á los religiosos Dominicos y el LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 195 error estaba en la exclusión sistemática de los progresos por la mis- ma época; pero, en este mismo y último supuesto, no podía quejarse la colonia de que la sanción real le negara lo que, con tenaz porfía, motivaba la lucha encarnizada de las ideas, en la última mitad del siglo XVIII. El limeño Pedro P. Olavide, que estuvo en relación con los per- sonajes más elevados de su tiempo en España, ha dejado observa- ciones muy curiosas acerca de la cultura de las universidades de la nación; y, al presentar el proyecto de reformas para la de Sevilla, consignó pensamientos tan nobles como el siguiente: «Por nuestra desgracia, no ha entrado todavía á las universi- dades de España ni un rayo de esta luz: y, mientras las naciones cultas, ocupadas en las ciencias prácticas, determinan la figura del murdo, ó descubren en el cielo nuevos luminares para asegurar la navegación, nosotros consumimos nuestro tiempo en vocear las cualidades del ente Ó el principium quod de la generación del verbo.» Se esforzaron los PP. más de una vez en sus conatos de reforma; pero la Universidad de la Habana, por muchos años, arrastró una vida de verdadera y extrema languidez. Las cátedras estuvieron con frecuencia desiertas de discípulos y, lo que es más, de maestros; y por lo que respecta á aquella parte, núcleo más poderoso de la Institución, la filosofía, Ó mejor dicho, el peripato, la falta del texto aristotélico, forzó al Claustro á adop- tar el acuerdo de hacerlo venir de la Madre Patria, como si el pen- samiento pudiera vincularse en la obra de ningún reformador, ni de ningún sabio, por grande que hubiera sido. No consistía la única deficiencia de aquella Universidad en la composición interna de sus enseñanzas, ni en la escasez de sus cá- tedras, sino en que no realizaba la verdadera preparación de la ju- ventud. La cultura de los RR. PP. Dominicos, que la regían, se reflejaba en el carácter de la enseñanza que dispensaban. No era aquélla científica, sino filosófica, y en esta misma parte, muy limitada por la estrechez del método, que esclavizaba los espí- ritus. El dogma de Aristóteles reinaba absoluto en las escuelzs, resis- tiendo al criterio de la experiencia y de la observación, sustituídas en lo absoluto, por el predominio mezquino del libro, lo que valía tanto como asentar la autoridad no discutida del maestro. Y á tal punto llegaba la pobreza de la época, que aquel libro mismo de la 196 MANUEL VALDES RODRIGUEZ doctrina inconcusa, faltaba en la Universidad, siendo necesario traerlo de la Península, Para más ahogar con fuerte lazo el espíritu, largo tiempo man- tuvo secuestrado aquella escuela el dogma religioso, considerando como un ataque á este último cualquier motivo de disentimiento filosófico. Resueltamente proclamó Varela la independencia de la razón, apareciendo entonces en el horizonte intelectual de la colonia, los primeros presagios de la cultura científica. En cuanto al aspecto literario, es por demás sabido que el estu- dio de la Retórica se reducía á las mismas varias fórmulas de la lógica y que mal podría cultivarse el buen gusto en la literatura, cuando el idioma patrio estaba condenado al destierro absoluto de las aulas. Si la cátedra de Matemáticas, con todo de quedar reducida á las nociones más indispensables de Aritmética, estuvo desierta por lar- gos años; si el esfuerzo de la Real Sociedad se dirigía á establecer la enseñanza de la lengua patria, porque en la Universidad no se daba, las carreras de Medicina y Jurisprudencia estaban totalmen- te privadas de aquella base común á que responde el bachillerato de nuestros días. Se explicaba, por tal motivo, que los alumnos mismos recibidos de la Universidad no pudieran ejercer la abogacía sin una práctica de seis años en el bufete abierto de un abogado, y tampoco profe- sar la medicina sin el examen, ante el Real Protomedicato primero, Ó ante la Real Junta de Medicina y Farmacia en tiempos poste- riores. Aquella base científica que consistía en la enseñanza de las Ciencias Naturales, de las Matemáticas, Anatomía, etc., fué la as- piración más constante de los espíritus desde el establecimiento de la Real Sociedad hasta que, en el año 1842, pasó á ser Literaria la Universidad Pontificia. Con rigor, excesivo en ocasiones, fué juzgada la Universidad de aquellos días, lo que sería injusto si se hiciera á la luz de los últi- MOS Progresos. Madden, viajero inglés, en su obra Cuba y los Cubanos la trata con el mayor desdén, porque, aparentando que no se daba cuenta de sus enseñanzas, la silencia por completo, sin que ni una vez siquie- ra la mencione. El viajero español Salas y Quiroga, en la relación de su viaje, LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 197 impresa en Madrid en 1840 (pág. 15), se expresa de la Universi- dad en estos términos: «Estableciéronse diferentes cátedras de Teología, pocas y malas de Derecho civil y real, de Medicina y Cirugía, Filosoría y Gra- mática. «AMí el Derecho natural y de Gentes, la Economía política y el Derecho público, son ramos excluídos de la enseñanza. «Y es lo más maravilloso, que el Gobierno, ni siquiera tolere el establecimiento de cátedras particulares de tales ramos. » Y en otro lugar (pág. 92) agrega: «La regia Universidad está en un atraso incomprensible. «Es sorprendente, maravillosamente sorprendente, que en la última década, tan útil al progreso de las luces, que en el año de 1840, siga el sistema mismo de educación de 1729.» Antes que Salas y Quiroga, en el número 5 de El Porvenir, 12 de Marzo de 1823, describe Enrique Wilston la Universidad Pontifi- cia en estos términos: «El establecimiento está en el segundo piso del Convento, en uno de cuyos lados se hallan las celdas Ó pequeños aposentos de los religiosos de la Orden; en el otro, existe una biblioteca pública que, por estar cerrada, tuve el dolor de no visitarla, y tres pequeños cuar- tos, á los que mi compañero dió el nombre de aulas; entré en una de ellas, cuyas puertas se hallaban entreabiertas y comprendí, por el rechinar de sus goznes, que hacía mucho no se movían.» Y haciendo un paralelo entre el Colegio de San Carlos y la Uni- versidad, dice: «AMí la filosofía ecléctica enseña á pensar á los jóvenes; aquí, la autoridad de Aristóteles Ó la de Santo ""omás aprisiona el espíritu y le hace vagar en los sofismas: los principios de Derecho práctico, los de Derecho público y Economía política, son las bases del estu- dio de la Jurisprudencia en el Colegio; y esta ciencia se reduce aquí, al conocimiento de las sutilezas del Derecho romano.» Y agrega al describir los grados: «Se reducen á muy pocas preguntas, de las más triviales del Derecho romano y á una arenga en mal latín... Su falta de construcción y de coordinación hace que se forme un idioma greco-bárbaro-latino.» En el primer tomo de la Revista de Cuba, que las Letras deben al inolvidable y malogrado Cortina, uno de los jóvenes más animosos, entusiastas y llenos de fe de nuestros últimos días, publicó, por la primera vez, el erudito bibliófilo Sr. Eusebio Valdés Domínguez, 198 MANUEL VALDES RODRIGUEZ las cartas de don Buenaventura Ferrer, bajo el nombre de Cuba en 1798. La autoridad indiscutible del escritor y las notas muy inte- resantes y precisas con que el primero ilustró tan precioso docu- mento, constituyen una lectura nunca recomendada con exagera- ción á los amantes de nuestra literatura. Al hablar del género de educación que las familias cubanas da- ban á sus hijos por la época citada de 1798, se expresa así: «Luego que los jóvenes han aprendido las primeras letras, los ponen á los estudios de gramática, filosofía, aritmética, determinan- do después ellos la carrera que han de seguir. «En la Gramática, que se enseña por el arte de La Cerda, lla- mado impropiamente de Nebrija, pierden tres ó cuatro años, con el mayor dolor, ocupados en el desenredo de sus reglas y en la inteli- gencia de sus versos latinos. «Lo mismo digo de la Filosofía que aquí se enseña, que es la pe- ripatética. Las absurdidades y cuestiones de voces ocupan otros tres años á los jóvenes y, al cabo, no saben más que los predica- mentos predicables, materia prima y otras infinitas de este tenor.» Se ocupa además el crítico, de las conclusiones ó tesis de filoso- fía, sostenidas por los alumnos, que describe con estas palabras: « Yo asistí á uno de estos actos, que se efectuaban en medio de la iglesia. El lector se sentó en la cátedra; el sustentante abajo y los que le argiían enfrente, con un gran concurso de personas de todas clases. «Después de haber tocado varios instrumentos los músicos, €. actuante recitó una arenga latina, no corta, y comenzaron los argu- mentos: cada arguyente parecía un energúmeno, por los gritos y patadas que daba; la gente del pueblo demostraba, llena de alboro- zo, su descompostura, tan impropia del santuario, y lo más gracioso era que juzgaban más sabio al argumentante que era más terco y que tenía más robustez de pulmones para hacer resonar la bóveda con Sus ecos.» Para completar la fisonomía de aquella Universidad que en 1842 dejó de ser Pontificia, sería muy á propósito dar una idea de la ceremonia conocida con el nombre de vejamen, en que los graduados doctores eran objeto de las chanzas más grotescas y de una verda- dera befa, mal avenida con la seriedad de personas cultas. El Sr. Bachiller y Morales insertó en su Historia de las Letras en Cuba, algunos versos de Fr. José Rodríguez Ucares (alias Capacho), autor de uno de esos vejámenes, LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 199 He aquí, por último, el juicio que, acerca de la Universidad Pontificia, dejó formulado el historiador Pezuela: «El número de las cátedras establecidas en la Universidad, en casi todo el curso del pasado siglo, fué considerable. «Con el mayor desinterés de los Dominicos, pudo seguir allí la juventud sus cursos y producir abogados como González, Urrutia, Hidalgo Gato y Filomeno; excelentes matemáticos, médicos y ci- rujanos; y, de aquellas aulas gratuitas, salieron algunos magistrados de renombre en su época, como Sotillo, Verde, Calvo de la Puerta y Ponce de Carrasco; y allí recibió su cargo de doctor el virtuoso y correcto Obispo Diocesano, don Pedro Morell de Santa Cruz. La Orden de Santo Domingo suministraba á la Universidad más de se- senta doctores y maestros de todas facultades y costeaba, á sus ex- pensas, con gran ostentación, recepciones de abogados y doctores. «Aunque por repetidas RR. Cédulas se intentase deslindar las facultades del Rector y de los demás funcionarios y asimilar la en- señanza á los planes de estudios que en la Península se sucedieron, contribuyó no poco á aflojar la de nuestra Universidad, el decai- miento á que dieron desde 1820 en la metrópoli las Ordenes con- ventuales, sin excepción de los Dominicos. Muchos de los de la Habana se trasladaron al continente americano á ejercer su minis- terio, previendo la extinción de la Orden de España y sus domi- nios, que tuvo lugar poco después. Las cátedras, ya entonces poco concurridas de estudiantes por el atraso de los textos que se daban ú otras causas, pronto quedaron huérfanas de maestros, y en 1840 una gran parte se cerraron.» Fué para la antigua Universidad el último golpe de gracia, la ocupación por la Real Hacienda de todas las temporalidades de las comunidades conventuales, lo que tuvo lugar poco después. Pa a completar la síntesis histórica de la Universidad Pontifi- cia, pueden consultarse las siguientes disposiciones: Real Cédula, de 23 de Septiembre de 1728, aprobando y confir- mando la erección y establecimiento de la Universidad. Real Cédula, de 14 de Marzo de 1752, desestimando los estatutos formados con arreglo á los de la Universidad de Alcalá, y no de Santo Domingo, como estaba dispuesto que se formasen con arreglo á lo prevenido. Real Despacho, de 22 de Octubre de 1738, para que los recursos contra la Universidad se dirijan á la Re.l Audiencia del Distrito. Real Despacho, de 3 de Noviembre de 1741, para que el Rector 200 MANUEL VALDES RODRIGUEZ de la Universidad ejerza igual jurisdicción que los de Lima y México. Real Cédula, de 23 de Octubre de 1748, sobre asistencia á cá- tedras. Real Cédula, de 21 de Octubre de 1765, remitiendo copia de la representación de Fray Juan Chacón, en que propuso el estableci- miento de tres cátedras más en la Universidad. Real Cédula, de 10 de Mayo de 1766, al Prior del Convento de Santo Domingo, advirtiéndole el exceso de haber recibido al Conde de Ricla en la Universidad, en acto público, con sitial y dosel. Real Cédula, de 13 de Octubre de 1767, sobre aumento y dota- ción de cátedras. Real Cédula, de 25 de Enero de 1774, sobre casos en que los estudiantes de la Universidad están exentos del alistamiento er las milicias. Real Cédula, de 12 de Junio de 1774, admitiendo todos los cur- sos ganados en el seminario de Cuba. El texto de estos documentos y otros que, en gracia á la breve- dad, hemos omitido, se encuentran en un folleto propiedad del se- ñor Alfredo Zayas y que está en la biblioteca de la Sociedad Económica. La Socriepap PATRIÓTICA Y EL REAL CONSULADO.—Muy próxima á fenecer la centuria, en los años de 1792 y 94, dos instituciones, llamadas á tener una gran influencia en el desarrollo material, científico y literario, se establecieron en la Isla de Cuba. Fueron ellas las dos grandes columnas que presidieron el moyvi- miento enérgico de progreso que no tardó en iniciarse, y abrieron una época de la mayor resonancia para los intereses de la civiliza- ción en nuestra patria. Una, el Cuerpo Patriótico, de origen popular, y fruto de la mu- nificencia regia el Real Consulado, con tal proximidad se avecina- ron las dos, para promover los intereses de todo género en el país, que parecían disputarse el privilegio de la eficacia y de la acción. Pero, con motivo de este trabajo, he tenido oportunidad para ob- servar, en las relaciones amigas de ambas instituciones, una cir- cunstancia que, hasta el día, no he visto consignada en ninguna parte, y es que fué tal la reciprocidad de uno y otro cuerpo, que en la concepción de la empresa, casi siempre correspondió la ini- ciativa al Cuerpo Patriótico, tocando al Real Consulado recoger LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 201 con beneplácito y entusiasmo el pensamiento para ayudar á su fe- liz realización y desenvolvimiento. Fué, pudiera decir, la Real Sociedad, el cerebro para crear, y la mano libre de la acción el Real Consulado. Entraba en la formación del fenómeno, la circunstancia de que muchos hombres importantes, representando el poder en el seno del Real Consulado, eran miembros eminentes de la Real Sociedad, encontrándose, por tanto, en condiciones muy propicias, para in- terpretar los planes de la Económica, entender sus ideas y medir el alcance de sus empresas. No sabría yo explicar con toda precisión este interesante fe- nómeno. No sé si por el lazo de los intereses, tan fuerte para atar á los hombres como la carne para unir los espíritus y la materia para servir á las artes, Ó más bien, una serie de circunstancias que, más Ó menos misteriosamente, se congregan y conciertan, fuera del al- cance de la conciencia y por encima de la libertad personal de los hombres, el hecho palpable es, que la Real Sociedad y el Real Con- sulado fueron, por algunos años, los que prepararon la simiente y labraron la tierra para que aquélla germinara, hasta convertirse en hermoso y sazonado fruto. El nombre de Vizcaya tiene derecho á la gratitud y recuerdo de los cubanos: el Obispo Espada y Las Casas, vascongados ilustres, amaron á aquella isla de la colonia con tal intensidad, que muy bien puede la República de hoy guardar sus nombres con el mismo respeto con que ayer los había saludado. El padre -Marañón y el padre Vélez, imitaron el ejemplo de aquellos eminentes compatrio- tas suyos. En el momento mismo que las dos corporaciones se entendían, en el noble pacto de trabajar para provecho del país, empezó á arraigarse en la conciencia cubana un sentimiento de tan fuerte y enérgica personalidad, que, á despecho de la intolerancia de los tiempos y de las suspicacias del poder, los patriotas de Cuba realizaban el pensamiento de una autonomía, vigorosa en sus primeros alientos, accidentada después, negada sistemática y torpemente en los últi- mos días y en las horas últimas del dominio español en América. El Real Consulado de la Habana, erecto por Real Cédula de 4 de Abril de 1794, obedeció al proyecto de Arango y Parreño, apo- derado de la ciudad de la Habana, é intérprete en la Corte, de las ideas del Ayuntamiento y del comercio de aquella época, 202 MANUEL VALDES RODRIGUEZ Componía su estructura interna, un prior, dos cónsules, nueve conciliarios, un síndico, un secretario, un contador y un Tesorero. Parecía ser un simple Tribunal de Justicia, y de Comercio; pe- ro á la larga, toda su mayor acción se concentró en el artículo vein- tiuno de sus constituciones, que creaba una Junta económica y de gobierno, «que deberá promover, por todos los medios posibles, el adelanto de la Agricultura y del Comercio». Imprimieron direc- ción inicial á este Cuerpo, el mismo Arango y el Conde de Casa Montalvo, á quienes se autorizó para viajar por el extranjero, «con obligación de presentar á la Real Junta sus noticias y experiencias, para que, en vista de ellas, puedan hacer sus miembros sus prime- ros ensayos ». No bien se establece la Real Sociedad, cuando el Censor, en- tonces don Nicolás Calvo O'Farrill, en junta ordinaria de 31 de Octubre de 1793, pronunció la notable peroración que puede leerse en la página 26 de las Memorias correspondientes al citado año, y cuyos resultados no tardaron en traducirse en hechos prácticos. «Paréceme, dijo, que los principios fundamentales de todas las ciencias y todas las artes, se comprenden en los elementos de las siguientes: Matemáticas, Dibujo, Física, Química, Historia Natu- ral, Botánica y Anatomía. «Sea, pues, nuestra noble empresa, poner á los jóvenes en nues- tra patria en este feliz estado de poseer los principios de estas ciencias. «Para ello, es preciso fundar una escuela en que se estudien las Matemáticas, otra de Física experimental, con su sala de opera- ciones, otra de Química con su Laboratorio, formar un gabinete de Historia Natural, que corra bajo la dirección de un hombre que sepa notar los más sencillos caracteres con que unos cuerpos se distinguen de los otros; plantar un Jardín Botánico, al cuidado de un maestro perfectamente enterado de todos los métodos, y abrir una escuela de Anatomía, donde se estudie esta muy precisa y be- néfica ciencia, no por estampas sin vida, sino por cadáveres vivos, que enseñen en media hora lo que por otra suerte no alcanzaría una explicación de todos los siglos. » Nunca fué el intento de la Real Sociedad promover reformas aisladas, sino antes bien, dirigir sus esfuerzos al conjunto de la ciencia. «Un invento, una mejora parcial, son un bien que sóio es ceñi- LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 203 do al ramo particular que promueven; mas un orden de verdades analizadas, resumidas en un solo cuerpo, adelanta los progresos del arte é influye en la suerte de todos.» Impresionada la Real Sociedad por el alto grado de perfección á que había llegado en la vecina colonia francesa de Santo Domin- go el cultivo del azúcar, encargó á dos de sus amigos, don Antonio Robredo y D. Pablo Boloix, que procuraran y tradujeran dos obras que en aquella isla habían corrido con particular aprecio, y, que- riendo que el estudio fuese más provechoso, quiso además cimentar su empresa, acompañando la traducción de una exposición sucinta del método que se observaba en Cuba. Para el logro de este último deseo comisionó al Sr. José Ricardo O'Farrill, é inducida por las razones que en orden á estas materias le expuso el aludido censor, resolvió, en junta ordinaria de, 31 de Octubre de 1793, promover la instrucción de las personas que estuvieran empleadas en enltivar la Agricultura, fundar, al efecto, una escuela pública y gratuita de Química y Botánica, crear un Laboratorio y sostener un profe- sor encargado de estas enseñanzas, recolectando en breve tiempo el dinero necesario para los gastos durante cinco años, dándose el caso de que, en una sola noche, se suscribieran veinticinco mil pesos próximamente. En 1795, 2 del mes de Diciembre, la Real Sociedad acogió el proyecto de enviar con el profesor Sr. Martin Saissé, entonces de Botávica, empleado por S. M. en esta Isla, un joven natural de Cuba que aprendiera aquella ciencia, y así lo comunicó, en igual fecha el inolvidable Secretario del Real Consulado, Sr. Valle Her- nández, al de la Real Sociedad, Sr. Alonso Benigno Muñoz. Fué parte principal en tal pensamiento, el mismo Sr. Nicolás Calvo, y queriendo la Sociedad que recayera una designación ilus- trada, confirió el encargo de la elección á los Sres. Joaquín de He- rrera y Tomás Romay, quienes propusieron una terna, compuesta de los Sres. José Estévez, José de Lezama y Francisco de Veranes. La presencia de Romay en el seno de esta comisión explica que el pensamiento no se redujera á favorecer la botánica y la agricuitura, protegiendo la producción del azúcar, sino también, y con especia- lidad, la Medicina, por si fuera posible «sustituir 4 los vegetales exóticos y encerrados, de que hacemos uso en nuestras dolencias, por otros indígenas recientes y proporcionados á nuestra condición ». El Real Consulado, que estaba autorizado por S. M. para enviar jóvenes á viajar, con propósito de educarse, á las colonias extran- 204 MANUEL VALDES RODRIGUEZ jeras, acabó por aceptar al candidato propuesto, y en su Junta de Gobierno de 13 de Enero de 1796, señaló la suma de dos mil pesos para sostenimiento de la beca, mil para cada año. Correspondió Estévez á la confianza de ambas corporaciones, y con tal aplicación, que cuando el Sr. Conde de Mopox y de Jaruco, que había recibido la comisión de proponer los medios oportunos para el fomento de la Isla, entendió que era útil realizar una expe- dición de Botánica, púsola á cargo del profesor don Manuel Balta- sar Baldo, y en calidad de agregado á Estévez, con la pensión de sesenta pesos mensuales, que satisfacían por partes iguales la Real Junta y el propio Conde de Mopox. Obligóse Estévez á componer un curso de Botánica, adaptado á las plantas del país y á formar, al efecto, herbarios, muestrarios, clasificaciones, etc., y, para que no le faltara la asistencia y el concurso que habían de serle necesa- rios, se le facilitó la franca correspondencia con los catedráticos del Jardín Botánico de Madrid y de Méjico. Remató Estévez su empresa con buen éxito, hasta el punto de que, ocurrida la muerte de su jefe, á propuesta del Conde de Mopox, sucedió á aquél en su cometido, haciéndose cargo de todo lo concerniente á la expedición científica. Vióse Estévez llamado á mayores empresas, porque abrigando el Real Consulado el propósito de establecer á la primera oportunidad que le viniese á mano, escuelas para enseñar ciencias naturales, «de que no había la menor idea en Cuba», resolvió pensionar á Estévez por tres años con la cantidad de cincuenta pesos mensuales para aprender la Química en la capital de la monarquía. Con religioso escrúpulo llenó Estévez el compromiso adquirido, y desde 1% de Octubre de 1803 hasta Mayo de 1808, cursó, en el Real Estudio de Mineralogía de Madrid, las Matemáticas, la Mine- ralogía, la Química y otros ramos, con singular aprovechamiento. Volvió Estévez á su patria muy bien preparado para cualquier empeño científico, lo que no tardó en conocer la Real Sociedad, y en comunicación dirigida en 31 de Agosto de 1812 al Real Consu- lado, le propuso formar una Flora cubana, mereciendo Estévez el honor de que se le confiriese el encargo, y porque conocía sus dificultades, pidió un plazo de cinco ó seis años por lo menos. En los tres primeros, quedarían clasificadas y descriptas la ma- yor parte de las plantas que hay en la Isia, con sólo examinar de- tenidamente los terrenos comprendidos en una zona de veinte Ó treinta leguas, por cada lado de la ciudad, dejando para un segun- LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 20 Or do período el rebusco de las que pudieran quedar; parte la más es- cabrosa, por la dificultad de viajar treinta leguas más allá de la capital, y manifestando que si en aquel periódo necesitó de una cantidad mensual de ciento cincuenta pesos, no podía realizar el segundo con un gasto menor de doscientos pesos. Grandes amarguras aguardaban al joven Estévez, y por la inter- vención que tuvo después en varios episodios, puede colegirse que el silencio del Gabinete y el retiro de la Biblioteca influyeron en su carácter para alejarlo de la artificiosa condición de las contiendas del mundo. La creación de un Jardín Botánico, capaz de estimular los pro- gresos de la Agricultura, la Medicina y Farmacia, fué una de las primeras preocupaciones de la Real Sociedad. Eran ya los últimos días del año 1795 cuando los socios don Joaquín de Herrera y don Tomás Romay recibieron el encargo de examinar un terreno, contiguo á la casa de Beneficencia, que ofre- ciera las condiciones necesarias para establecer en él un Jardín Bo- tánico; juicio, el de la comisión, que á la postre, hubo de resultar negativo, no ya sólo por las malas condiciones del suelo, «expuesto á los vientos del Norte, capaces de maltratar los árboles más ro- bustos, sino por la distancia, también excesiva, que dificultaría las más animosas tentativas ». En tales cireunstancias, fué cuando nació el pensamiento de proponer un joven, que al lado del profesor de Botánica Sr. Saissé, se instruyera en la ciencia de la Botánica. Al Sr. Alejandro Ramírez, que promovido por S. M. de la Intendencia de Puerto Rico á General Sub-delegado de Ejército de la Isla de Cuba, llegó á ésta el 16 de Julio de 1816, corres- ponde la iniciativa para realizar los deseos aquellos de la Real Sociedad. En 1817 se inscribió Ramírez como socio de la corporación, sin que tardara en proponer la división en secciones, antes llamadas clases, entre ellas la de Educación, en que promovió la creación dle una cátedra de Física vegetal y Botánica, pensamiento que infor- mó, en términos favorables, el Sr. José Estévez. Pronto, por sus merecimientos, llegó á ser Ramírez Director de la Real Sociedad y ya en este caso, no satisfaciendo sus propósitos la quinta ó jardín fronterizo al cementerio, que había ofrecido el Obispo Espada, no obstante que la casa podría servir para las lec- 206 MANUEL VALDES RODRIGUEZ ciones y el terreno para el cultivo, obtuvo del Capitán General per- miso para establecer el Instituto en la orilla Norte de la Zanja Real, puesta en comunicación con el Campo de Marte, mediante la cons- trucción de un puente, en un terreno tan yermo que era general- mente conocido con el nombre de « Basurero ». Gobernaba entonces la Isla el Capitán General don José de Cien- fuegos, y habiéndole presentado Ramírez un plano del edificio y sus anexos que levantó el Mariscal de Campo don Francisco Lemaur, ya en Mayo de 1818 se construía el edificio y puesto el Jardín bajo la dirección del Sr. José Antonio de la Osa, oficial honorario de la Real Armada. Propicio para la organización y crecimiento del Jardín y sus enseñanzas, se acercaba el año de 1824, en que se reglamentó, con- forme con las bases propuestas por los socios don Juan Montalvo y don Francisco Javier Troncoso. Fué entonces cuando el Sr. Ramón de La Sagra, nombrado por S. M. catedrático de Ciencias Natura- les de la Habana, por disposición Soberana de 16 de Noviembre de 1822, se hizo cargo de la dirección del Jardín y su enseñanza de Botánica, con un sueldo anual de $1,500, de los que había de satis- facer la mitad la Real Sociedad. Andando el tiempo, La Sagra, que contaba con el favor del Go- bierno, había de tener en los destinos del Jardín Botánico la misma influencia que Casaseca y, al amparo de igual circunstancia, ejer- ció en la cátedra de Química. En 1829, la Real Orden de 22 de Abril vino á facilitar los pla- nes de La Sagra. Señalaba esta disposición, la necesidad de ensan- char con nuevos cultivos la Agricultura de la Isla de Cuba, para hacer de ésta «un centro de aclimataciones recíprocas entre ambos hemisferios y un vivero que cubra nuestros campos de los ricos ve- getales de América, Indias y Nueva Holanda». Para este objeto, había de establecerse un Instituto Agrario, «capaz de ser una es- cuela de Agricultura, en que la Botánica y demás ciencias naturales tengan el lugar, amplitud y aplicación que les corresponde ». El sitio destinado para la nueva escuela estaba enclavado en la falda del Castillo del Príncipe, hoy Quinta de los Molinos, y en Agosto de 1831, se trasladó La Sagra para cumplimentar la Real Orden que de tal modo le favorecía. En tales términos, no tuvo para la Real Sociedad aliciente ni objeto digno de su entusiasmo la permanencia del Jardín en el te- rreno en que se había establecido; pero debió volver la vista atrás LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 207 para contemplar los enormes sacrificios que había realizado en el sostenimiento del Jardín. El minucioso informe del socio José Agustín Govantes, puso de manifiesto que, en el espacio de quince años, había invertido la Real Sociedad la suma de 134,000 pesos, y establecido el Ferrocarril de la Habana á Guúines, en el local que hoy ocupa y que era el mismo en donde estaba emplazado el Jardín; no sé si fué por entonces cuan- do el Gobierno concedió á la Real Sociedad ciertas compensacio- nes que la resarcieran algún tanto de sus cuantiosos sacrificios. El hecho es que, pcco después, la Real Sociedad se trasladó á la casa que en la calle de Dragones número 62 ocupa en la actualidad. En 2 de Abril de 1797, el Sr. Cayetano Reyna se dirigió al Real Consulado, para manifestarle que, por disposición del señor Visi- tador, Intendente General del Ejército de esta Isla, por considerar que la Junta Económica y su gobierno promovían con todo esmero la prosperidad de la Isla, había resuelto abrir, bajo la dirección del comunicante, una cátedra de Cirugía y Anatomía teórico-práctica en el Real Hospital de San Ambrosio, debiendo verificarse la aper- tura el 6 de Abril del precitado año. Fué así, en efecto, teniendo á su cargo la oración inaugural en aquel acto, el Ldo. Francisco Javier de Córdoba, médico jubilado de la Real Armada. El lenguaje de esta oración es ciertamente muy peculiar. «Se llaman en el arte de curar, dice, cosas no naturales, las que sin formar nuestro cuerpo son precisas absolutamente para conser- var su vida, y son seis: el arte; los alimentos, en que se comprenden las bebidas; el movimiento y quietud; el sueño y la vigilia; las excretas y retentas, y las pasiones de ánimo, y estas mismas, son causas frecuentísimas de nuestra muerte y enfermedades. » Combate la idea, tan nociva á la Humanidad, que dice sostenida por desgracia en España, «pretendiendo que para poseer la cirugía únicamente bastara la agilidad de las manos ». Las ideas científicas de la época, si hubiera de juzgarse por las manifestadas en esta ocasión, se reducían á nociones muy rudimen- tarias de Anatomía y Fisiología, comunes hoy en nuestras escuelas elementales. Bien es verdad que en semejante condición, se en- contraban por las cercanías de igual momento la enseñanza de las matemáticas y las demás. Véase si no, en comprobación de aquel primer aserto, el siguiente párrafo: 208 MANUEL VALDES RODRIGUEZ «El corazón y las arterias, que son los órganos destinados para esta función, impelen y llevan la sangre á todo el cuerpo y á cada una de sus partes, y las venas la devuelven al corazón; por lo que, antes de explicar el modo de hacerse esta circulación, es preciso exponer, aunque sucintamente, la estructura del corazón, arterias y venas de todas estas partes. » En el año de 1817, la Real Sociedad utilizó el informe de don Tomás Romay, don Marcos Sánchez Rubio y don Juan Pérez Cas- tillo, ofreciendo nuevas bases para formar la cátedra de Anatomía, establecida en el Hospital de San Ambrosio. El Dr. José de Tasso fué nombrado profesor de Anatomía práctica y Fisiología, é inau- gurada la clase en Enero 8 de 1819, llegaron á matricularse treinta y cinco alumnos, pertenecientes, veinticinco al Real Hospital, y once á la Universidad Pontificia. Don Próspero Amador García, inspector de los hospitales mili- tares de la Isla desde 1818, encargado de las preparaciones para la enseñanza de la Anatomía, puso en conocimiento del Real Consu- lado, en 17 de Octubre de 1823, que había colocado en el salón alto del convento de San Agustín, á virtud de haberlo facilitado para ese objeto el Jefe Superior Político y Capitán General, una venus de cuerpo entero, al natural, seis piezas del cuerpo humano, un es- queleto mayor y otro menor, hecho todo en Florencia, y una ins- trumentación completa de cirugía, trabajada en París y costeada casi toda por la Real Hacienda y en parte por el comunicante, me- reciendo los plácemes más laudatorios de una comisión, compuesta de los señores don Martín Aróstegui y don José Pizarro. En 23 de Julio de 1818, y cuando estaba en la presidencia de la Real Sociedad, comunicó el Intendente Ramírez al Real Consulado la oferta del socio Sr. Pedro Diago, de contribuir con la cantidad de 500 pesos mensuales para establecer una cátedra de Economía política, 4 condición que el Real Consulado contribuyera con otro tanto. Se amparaba Ramírez de la Real Orden de 1? de Enero de 1818, publicada en el Diario de Gobierno de la Habana, de 12 de Mayo de igual año, disponiendo que, no obstante haber sido suprimida en la Universidad la enseñanza de la Economía política por haberse plan- teado el sistema de estudios del año 1771, subsistieran las cátedras establecidas ó que se establecieran después. Desgracias de familia y habérsele quemado el magnífico alam- LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 209 bique que había instalado, impidieron al Sr. Diago cumplir su oferta; pero el Real Consulado, en 2 de Septiembre de 1818, acudió á remediar esta imprevisión del tiempo, acordando contribuir con 500 pesos más. Elegido el P. Vélez, arreglóse la instalación para las once de la mañana del día 14 de Octubre de 1818, en festejo del cumpleaños de S. M. el Rey. Quebrantos de salud obligaron á Vélez á solicitar autorización de S. M., en Junio de 1822, para ausentarse de la Isla, ofreciéndose para cualquier comisión de que se le creyere capaz y presentando como sustituto en sus funciones, á su discípulo aventajadísimo José Agustín Govantes. Con mal augurio para la cátedra llegó el año de 1824, pues fal- taron ya los fondos para su sostenimiento, y sólo el interés del Real Consulado y la protección que dispensaba á las ciencias, pudieron prolongar su existencia por un año más, y e! 14 de Enero de 1825 se suspendió definitivamente la consignación. La generosidad de Bachiller y Morales, socio de mérito de la Real Sociedad, vino en su auxilio, y llegado el año 1840, cuando estaba próxima á implantarse la nueva ley del 42, el Sr. Ramón de Armas y Carmona propuso hacerse cargo de la asignatura. Vióse entonces el caso de que la Universidad Pontificia acep- tara, por su parte, la oferta del Sr. Armas, y la Real Sociedad la de Bachiller, y reanudaron, cada uno por su parte, la clase en este y aquel Instituto. Los esfuerzos de la Real Sociedad para implantar la enseñanza de la Química, habían sido al cabo de veinticinco años de tentati- vas, absolutamente estériles é infructuosos. En el año de 1819, el Sr. José Ricardo O”Farrill, por recomen- dación del cónsul francés de New Orleans, propuso á la Institución aceptar los servicios de Mr. Saint André, para instalar la clase. No se mostró remisa, confirmando esta iniciativa, en aceptarlo así la Real Sociedad, imponiendo á aquél, por condiciones, que trajera toda la instalación necesaria, por el precio de 2,500 pesos, excepción hecha de los gastos de flete; abrir todos los años un curso de Quí- mica, por el espacio de cinco y fijarle un sueldo de dos mil pesos y con una remuneración de mil doscientos, por una sola vez, en con- cepto de gastos de viaje. Parecía, ultimado el proyecto, entrar en camino de franca rea- 210 MANUEL VALDES RODRIGUEZ lización con la venida de Saint André; pero acompañó á éste suerte tan poco propicia, que sucumbió en los primeros días, víctima de la fiebre amarilla. Dióse el caso de que los aparatos y útiles del Laboratorio co- rrieran, por la acción del tiempo, el riesgo de inutilizarse, cuando, custodiados por el Dr. don José Tasso, fueron trasladados á una sala del Hospital Real de San Ambrosio, mientras que el Sr. Ama- dor García practicaba las obras necesarias para funcionar, invir- tiendo la cantidad de seis mil pesos próximamente. A cerca de 40,000 tocaba la inversión de la Real Sociedad, y ésta tenía sobrados derechos para ver realizados sus empeños en una matrícula de cuarenta alumnos; pero por más que sea triste consig- narlo, todo resultó estéril para la Real Sociedad y para la ciencia. Era el año de 1820. En 1828, de grandes esperanzas para los amantes del saber, la Real Junta de Fomento, en sesión del 30 de Julio del mismo año, que presidió el inolvidable procurador don Andrés de Jáuregui, acordó pedir á S. M. el establecimiento de una cátedra de Química en el Seminario de San Carlos; pensamiento que mereció la confor- midad y apoyo del obispo Espada y del mismo Arango y Parreño. Era la Química, bien lo habéis advertido, la ciencia que más lisonjeros estímulos despertaba por su relación necesaria con la producción del azúcar, tan importante para el país que parecía ser la finalidad de toda su vida económica y de su riqueza toda; y sl nada pudo conseguirse por entonces, lo pudo á poco la protección del Rey, ejercida en la persona del profesor don José Luis de Ca- saseca. Viéronse entonces agitarse tres intereses distintos, respe- tables todos ellos, sin el menor distingo, representados por Luz y Caballero, Arango y Parreño y el expresado Sr. Casaseca. Este, por un motivo muy justificado de posición y legítimo lucro, que merece la mayor consideración, mucho más cuando se acogía á la bienhechora sombra del saber; Arango y Parreño, por el plan de estudios que meditaba, dentro del cual, la cátedra de Química ha- bía de resultar un incidente, y Luz y Caballero, que, preocupado por el amor á la juventud y al país, meditaba la creación de su Ins- tituto Cubano. Si en el propósito de los dos últimos eníraba diferir el estable- cimiento de la cátedra hasta la realización plena de sus pensamien- tos, no se hallaba Casaseca en este caso, y valido de su infiuencia en la Corte vino á producir en el seno de la Corporación, en que se LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 211 movían Arango y Parreño y Luz mismo, por efecto de su influencia, una lucha de resistencia pasiva, que alcanzó hasta á las mismas disposiciones de la metrópoli. En Junta de Gobierno del Real Consulado, de 7 de Julio de 1830, que presidió el Prior Conde de Buena Vista, dióse cuenta de la Real Cédula en que S. M. disponía el establecimiento de la cáte- dra de Química y confería á la Real Junta el nombramiento del profesor. No tardó Arango en manifestar que nada podía resolverse en tal sentido, hasta no recibir cierta contestación, pendiente del Excmo. Sr. Capitán General. Consúltase al Sr. Regente, asesor general, quien, en 28 de Julio de 1830, manifiesta que corresponde dictar especial decreto de obediencia y cumplimiento de la Cédula. Pide entretanto Casaseca al Capitán General, Presidente del Real Consulado, en 23 de Julio de 1830, ser nombrado catedrático de Química, y, visto no alcanzar resultado esta gestión, se arma de la Real Orden del Ministerio de Hacienda de Indias, de Sep- tiembre 8 de 1830, en que por mandato del Rey Nuestro Señor, en- terado de la aptitud de Casaseca, lo recomienda con eficacia al Prior y Cónsul del Real Consulado, «en concepto de que, difíci!- mente podían quedar satisfechas las miras que esa corporación se propone, con otro que no iguale 4 Casaseca en capacidad é ins- trucción ». La corporación, con un laconismo tan expresivo como el texto de la disposición soberana, manda tenerla en cuenta, en 12 de Di- ciembre de 1830. Era la época en que la Superintendencia General de Hacienda sozaba de las prerrogativas de una evidente independencia de los Capitanes Generales, y el Excmo. Sr. Consejero, hombre de Estado, Superintendente Delegado de la Real Hacienda, no tuvo empacho en manifestar que las Reales Cédulas de 6 de Febrero y 8 de Marzo de 1830, no obstante disponer que por ningún efecto imprevisto dejaran de llevar á efecto lo mandado, sin embargo, no habían sido expedidas por su respectivo Ministerio de Hacienda y Marina. Fué necesario que llegara el año 1836 y que el Capitán General don Miguel Tacón, en 12 de Septiembre, pidiera á la Real Junta el cumplimiento de los mandatos del Rey, y entonces Casaseca se de- cidió á venir á la Habana, en el año 1837, y ya en ella, solicita de la corporación sus auxilios con la generosidad aquella que en semejan- tes momentos había acostumbrado. No se los negó la Real Junta, y 212 MANUEL VALDES RODRIGUEZ una comisión de su seno, compuesta de los señores don José Estévez y don Evaristo Carrillo, designó, para establecer la cátedra, la casa número 12 de la calle de Luz, de donde se trasladó después á la de Prado número 93, y acordó un presupuesto de seis mil setecientos ocho pesos, de los que corresponderían doscientos cincuenta, y ochenta y tres mensuales, respectivamente, para el titular Sr. Casa- seca y su auxiliar. Fué ayudante preparador Mr. Chaveaux, que murió de fiebre amarilla el 4 de Septiembre de 1839, sucediéndole en el puesto el Sr. Juan Miguel Asbert, con un sueldo de seiscientos pesos. Acostumbró la Real Sociedad, desde los comienzos de su vida, volver los ojos al extranjero para buscar con anhelo lo que pudiera ser un motivo de progreso para Cuba. Concluía el siglo xvi1r con un movimiento absolutamente trans- formista en materias de educación, que representaba el apóstol de aquellos días Enrique Pestalozzi. No podía menos el Cuerpo Patriótico de advertir aquellas ten- dencias que habían de dar una nueva y propia fisonomía á la cien- cia pedagógica, y muy poco después de haber don Juan Bernardo de O'Gaban, en 28 de Septiembre de 1808, inscripto su nombre en- tre los miembros de la corporación, de que fué Secretario y Presi- dente, recibió el encargo de estudiar aquel sistema de educación. Cumplió O'Gaban con inteligente empeño aquel encargo que tanto le enaltecía y redactó la Memoria, que aprobó é hizo suya el Cuerpo Patriótico, imprimiéndola y dándola á la publicidad. Ningún reparo, crítica ni recelo despertó la Memoria; pero en 1808, la Inquisición de Nueva España la condenó al expurgo, man- dando suprimir en ella conceptos que juzgó sospechosos ó alar- mantes. Sirve el párrafo suprimido, admirablemente, para dar una idea exacta del movimiento en Cuba de las ideas filosóficas de la época, que constituían el campo donde libraba sus últimas batallas el esco- lasticismo; por esta razón no es posible que dejemos de citarlo. He aquí el texto: «Locke y Condillac, estos dos sabios ideólo- gos, abrieron el camino á Pestalozzi y vimos al cabo, por primeras pruebas sensibles, por un sistema práctico de enseñanza, los felices resultados que prepararon las especulaciones de aquellos dos genios inmortales; aunque nadie podrá atacar el plan de Pestalozzi, sin declarar al mismo tiempo la guerra á las preciosas verdades que LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 213 nos han dejado consignadas en sus escritos, el profundo Locke y el admirable Condillac.» Este incidente, no es sólo la clave del movimiento que consti- tuía la causa de las ideas filosóficas en la Isla de Cuba, sino que da á conocer el carácter de O'Gaban, que años después habría perdido su entereza, cuando, en otro incidente de que fué víctima Saco, estuvo lejos de demostrar el firme tono de sus convicciones. REAL SEMINARIO DE SAN CARLOS Y SAN AmBROsIO.—Los estatu- tos del Real Seminario de San Carlos, que la opinión ilustrada llamó después « Colegio Nacional », aparecen formados, en el año de 1769, por «el Ilustrísimo Sr. Dr. don Santiago José de Hechevarría Yel- guezua, dignísimo obispo de Cuba, Jamaica y provincias de la Florida, con la aprobación de S. M., bajo su regio patronato y fun- dado en el colegio vacante de los regulares expatriados de la Com- pañía del nombre de Jesús en la ciudad de la Habana ». Se dividen en dos partes; relativa una, á los colegiales, y la otra á los superiores maestros y oficiales del Instituto, subdivididas, una y Otra, en diez secciones. Si no tiene la primera parte mayor importancia para nuestro propósito, lo que más interesa de la segunda es el análisis de los estudios. Eran éstos, de Gramática y de Retórica, de Filosofía y de Teo- logía, Derecho y Matemáticas. Para los fines de la enseñanza de la Gramática, se señalaban dos clases, asignadas á otros tantos profesores. Tenía á su cargo el primero, los tres libros del arte común de Nebrija; la Retórica correspondía al segundo. Cuatro años habían de invertir los jóvenes en el estudio de estas materias, reservándose los últimos seis meses del final á la Retórica y sin que estuviera permitido á la conclusión de este curso ni den- tro ni fuera de la clase, hablar otra lengua que la latina. No nos interesa gran cosa la parte que se refiere á los colegiales, á no ser por curiosidad histórica Ó para apreciar el carácter de la época, las reglas dictadas para la provisión de las becas, de las que habían de quedar absolutamente excluídos «los hijos ilegítimos; los no descendientes de cristianos viejos, limpios de toda mala raza de judíos, moros ú recién convertidos; los procedentes de negros, mu- iatos mestizos, aunque su defecto se halle escondido tras de mu- chos ascendientes; los descendientes de penitenciados por el Santo 214 MANUEL VALDES RODRIGUEZ Oficio Ó reconciliados por los delitos de herejía y apostasía hasta la segunda generación de la línea masculina y hasta la primera de la femenina; los que traen su origen de personas infamadas con algún otro castigo 6 ministerio vil, y aquellos que producen afrenta y mancilla en el linaje, y por último, los hijos de oficiales mecánicos ». Despierta también alguna curiosidad, la parte relativa á premios y castigos. «No se echaría mano del azote sin haber puesto en obra todos los arbitrios que dictan la humanidad y la dulzura; pero en caso de no alcanzar resultado otros remedios menores, se aplicaría, por úl- timo, la pena de los azotes, que tantas veces ordena el Espíritu Santo en los Proverbios con expresiones muy fuertes y vehementes. » El estudio de la Filosofía se completaba en un curso de tres años, empezando por la Lógica, y siguiendo por la Metafísica, durante seis meses para cada parte. El segundo año y seis meses del ter- cero, se emplearían en la Física experimental, reducida á conocer los principios de los cuerpos, sus generaciones y corrupciones, fenó- menos y portentos de la Naturaleza; á todo lo que había de seguir un pequeño tratado de Esfera y otro de Etica. Al fenecer los cursos de Filosotía, el colegial podía deliberar sobre el estudio de algunas de las tres facultades mayores, de Teo- logía, Derecho Ó Matemáticas; pero puede asegurarse que sólo la primera era la efectiva, y por esa razón aparece minuciosamente reglamentada, pues las dos últimas, por no haberse erigido las cáte- dras, se estudiaban en la Universidad. Esta composición de estudios en el Real Seminario era una ver- dadera amalgama, muy propia del carácter rudimentario de las ciencias en aquella época. En estos nuestros últimos días, las líneas generales que separan la escuela, el colegio, instituto ó universidad, son más ó menos cla- ras y distintas; pero, en aquéllos, el concepto de la enseñanza se presentaba confusa, sin los naturales límites de separación de la Universidad y en ella se refugiaban todas las ciencias, para sepa- rarse con el correr de los tiempos. Por un momento, en verdad muy breve, el Seminario hizo una competencia viva á la Universidad Pontificia, de la que resultó triunfante con una brillantez que no han apagado los años. Gran equivocación soportaría quien al estudiar este fenómeno atribuyera el éxito á las excelencias del plan de estudios, LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 21; 0] Olvidamos con frecuencia los hombres de hoy un dato de mayor interés en el desarrollo de toda empresa, y es la parte relativa á la gestión personal de los hombres. Los planes de estudios y las organizaciones escolares son máqui- nas y resortes, de mayor ó menor perfección y delicadeza; pero, á la postre y al fin, todo brazo está subordinado á un cerebro que medi- ta y regula, modera Ó apresura el movimienso, da dirección á las fuerzas y lleva la vista al punto distante del horizonte mental. Vino á la vida el Real Seminario con gérmenes provechosos que desenvolver en posteriores momentos. «No existían en aquella irradiación de entonces más institutos públicos que el Seminario Conciliar de San Basilio el Magno, en San- tiago de Cuba, la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo, en el Convento de Predicadores Dominicos, y algunos otros estable- cimientos de distintos órdenes. » Había, en toda la Isla, una necesidad absoluta de estudios bien regidos, sin que pudieran ser más nobles las aspiraciones del Pre- lado, cuyo designio principal fué «formar un taller en que se labren hombres verdaderamente útiles 4 la Iglesia y al Estado, capaces por su probidad y literatura en cualquier ministerio sagrado ó pro- fano, de hacer el servicio de ambas Majestades y contribuir á la felicidad de los pueblos, trazando al efecto unos estatutos de crianza, común á los diversos destinos de que se compone la sociedad civil, limitándose á aquellos que son de suyo indiferentes para el Santua- rio y el siglo ». No sé si por una rara coincidencia ó por aquel efecto contagioso del saber, del talento y del patriotismo, se manifestaron con singu- lar brillo en este colegio, los que fueron, para gloria de su país y honor de las letras, el P. José Agustín Cabailero, el P. Varela, Ni- colás Manuel de Escobedo, José Antonio Saco, José de la Luz y Caballero y otros. No serían bastante la brevedad ni otra razón alguna para justi- ficar nuestro silencio, si al hablar del Seminario calláramos el nom- bre del obispo Espada. La simple relación de sus hechos, de sus mejoras, beneficios y pensamientos útiles, basta por sí sola, para colocar su nombre entre los civilizadores de la Humanidad. Amigo y admirador de Varela, le prodigó sus consejos y con acuerdo suyo y de Vélez imprimió una dirección tan sabia como entusiasta al Seminario, que le permitió entrar en competencia, á poco triunfante, con la Universidad Ponvificia. 216 MANUEL VALDES RODRIGUEZ Bajo el influjo de sus ideas magnánimas, el presbítero Vélez promovía el estudio de las Ciencias naturales y en un papel leído ante la Real Sociedad, el 21 de Febrero de 1817, ponía de manifiesto las ventajas que resultarían á la Sociedad, si el clero de este obis- pado se dedicara á aquel estudio. La nota más característica de aquella institución, eclesiástica por su origen pero profundamente liberal, sin daño de la religión y del pensamiento cristiano, fué que el culto á la Filosofía, á las Ciencias naturales muy especialmente y á lo que podría decirse el amor á la Sabiduría, en alianza con el espíritu de una educación racional, se refugiaron en el recinto de aquel colegio, para desarro- llar poderosas corrientes de ilustración y de progreso. Fué del P. Caballero el consejo: no le faltó á Varela, y aunque pronto vióse en el trance de abandonar el retiro del maestro para ser soldado de la libertad y de la patria, fué por un período relati- vamente corto. A Saco y á Luz y Caballero estaba reservada la dureza del combate político, sin piedad y sin tregua; á éste, en el ambiente mismo de la colonia; á aquél, en los países extranjeros sobre todo y en climas diversos por su condición y apartamiento. Las de Luz y Caballero fueron las horas de mayor tristeza, porque estaba solo en la contienda, cubierto por la insidia, el peli- gro del momento, las tentaciones de cada día. A cambio del cerco de estrechez que amenazaba envolver á Luz, Saco tenía horizontes más amplios y protegían sus movimientos la imparcialidad, los prestigios del talento y su propia condición de refugiado y extranjero. Vino á resultar así, por designio extrañio, que el triunfo de las ideas les corresponda á partes iguales. Luz y Caballero combatió por la república de la Libertad y de las Letras; Saco preparó su reconocimiento en el tribunal del siglo y de la Historia. Fué el Padre Caballero virtuoso sacerdote, ejemplar cristiano y hombre de profundos conocimientos. Orador, teólogo y filósofo, publicista, crítico, reformador de las costumbres y de los estudios, y consejero leal de su época. En el primer concepto, nunca podrían mis palabras hablar de sus merecimientos con la autoridad de nuestro Luz y Caballero en el elogio publicado en el Diario de la Habana el 20 de Abril de 1835: «Yo no sé si después de Bossuet ha resonado por las bóvedas del templo santo, una voz más elocuente que la del orador sagraGo de la Habana cuando se trasladaron al seno de la patria las reli- LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 217 quias del Gran Descubridor. Este sermón le aseguró para siempre la palma de la elocuencia sagrada, no sólo en términos de nuestra isla, sino por todos los ámbitos de la monarquía castellana. Caba- llero fué entre nosotros el que descargó los primeros golpes sobre el coloso del escolasticismo, que después acabó de derrotar y pulveri- zar en la misma arena el Hércules de sus discípulos con su robusta maza. El primero que hizo razonar en nuestras aulas las doctrinas de los Locke y de los Condillac, de los Veruliano y de los Newton, y el primero que habla 4 sus alumnos de experimentos y física experimental. » Interesada la clase de Ciencias y Artes, que así se llamaba en- tonces nuestra sección de Educación de hoy, en promover el mejo- ramiento de los estudios, aceptó de buen grado la memoria que le había presentado su Presidente, el P. Agustín Caballero, encami- nada á reformar el método que comúnmente dominaba la enseñanza por aquellos días. En el número 2 de El Observador Habanero, bajo el rubro de Ciencias y Artes, se encuentra el discurso que pronunció con tal oca- sión nuestro sacerdote; más adelante discute el carácter que debía tener el documento que se presentara á S. M. con ese fin y, por último, la misma representación, por unanimidad aprobada. El se- gundo de los documentos que se cita, contenía el siguiente párrafo: «que esta reforma debe comenzar por la Universidad, es otro de los puntos de nuestra solicitud. Para ameritarlo, convendría repre- sentar que de otra suerte la reforma no podría ser extensiva á las otras casas de pública enseñanza, porque estas todas, guardan dependencia de aquélla en el tiempo, orden y materia de los cursos; que, tanto las unas como las otras, siguen todavía el método anti- quísimo de las escuelas, se mantienen tributarias escrupulosas del peripato y no enseñan ni un solo conocimiento matemático, ni una lección de química, ni un ensayo de anatomía práctica; que la ilus- tre Universidad, al cabo de cincuenta y siete años, no ha querido reconocer la necesaria vicisitud de los establecimientos humanos y ha carecido de energía para desembarazarse de antiguas preocupa- ciones, desterradas, mucho tiempo há, de las academias más respe- tables de Europa, de quien es y debe ser émula la de América.» Profesó también el P. Caballero la filosofía y el magisterio, y aunque son pocas las páginas suyas que he podido consultar, me bastan las que publicó en la Cartera Cubana el malogrado José Z. González del Valle (tomo 32, pág. 31). 218 MANUEL VALDES RODRIGUEZ No es raro que de los hombres fenecidos se hagan, para su ho- nor, afirmaciones que se perpetúan, de labio en labio, sin tener la confirmación que en justicia les corresponda; pero en este caso de que venimos hablando, se puede comprobar por el trozo de latín que califica Valle de correcto y elegante, con cuánta razón afirmaba el polaco Pomaroly que el P. Caballero y Luz eran los dos únicos á quienes podía temer en el conocimiento del idioma. Cuando el obispo Hechevarría formaba las constituciones del Seminario, ya la acción del tiempo había debilitado la fuerza de la escolástica, según Bacon condenada á alimentarse como la araña, de su sustancia, y que en Gramática, Retórica y Filosofía minaba el entendimiento con cavilaciones vacías. «Frioleras», llamaba el reformador del Seminario á aquellas cuestiones «ridículas y reflejas, levantadas á la sombra de la mala costumbre ». No fué, por tanto, ajeno el P. Caballero al espíritu de novedad que preparaban el criterio de la experimentación y el estudio de las ciencias naturales, cuyo asombroso vuelo personificó al siglo xIx, y en tal sentido, nadie como él ni con mayor dureza trató el silo- gismo; tanto, que su expositor y crítico Valle estima injusto el juicio que había pronunciado y con el que no se mostró del todo conforme el mismo Luz y Caballero. «Nosiendo preciso para argúir bien (hablaba el P. Caballero de las figuras y modos de silogismo ) y estando sus reglas fabricadas ad libitum por sus autores, que in- ventaron al efecto voces confusas y bárbaras, con mejor acuerdo las hemos dejado á un lado.» Era visto que el maestro Caballero procedía con un rigor exce- sivo, que está explicado por el influjo natural de la reacción, á que en los límites del buen juicio se conservó ajeno el mismo Bain en nuestros días. En la Revista de Cuba (año de 1877, tomo 1%, página 230) se pu- blicaron las cartas del sacerdote habanero acerca del Teatro Histórico de Urrutia, en las que hace observaciones de distintas clases, pica- das, á mi juicio, de una viveza mayor de la que podía corresponder al asunto y que toca en ocasiones los límites de una burla no im- puesta por la necesidad. No menos compleja ni menos variada fué la vida del presbítero Félix Varela, descrita en la obra que escribió al efecto el Sr. José Ignacio Rodríguez con verdadera abundancia de documentación. Profesor y maestro, enseña Filosofía é introduce el estudio de las ciencias físicas y naturales en el Seminario; predicador, pro- LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 219 nunció memorables sermones, homilías y elogios fánebres; dió á luz magistrales obras, que hacen su nombre imperecedero: los elencos, los apuntes filosóficos, las lecciones de Filosofía; se asocia al movi- miento de su época, explicando la cátedra de Constitución; jura el cargo de Diputado y presenta en las Cortes un plan de gobierno autonómico para Cuba; vuelto á los Estados Unidos, y fiel á los compromisos con su religión y con su Iglesia, defiende públicamen- te la integridad del dogma, y por último, sacerdote modelo, se con- sagra á las tareas más nobles de una caridad excelsa y amable; y cuando lejos sentía la nostalgia de la patria, muere el 18 de Febre- ro de 1853, con la serenidad evangélica aquella que á su fe y á la mansedumbre de su ministerio convenía. Es digno de notarse esta condición, con que los hombres privi- legiados se manifiestan, bajo aspectos múltiples, con talentos varia- dos, con aptitudes al parecer contrapuestos y en que, no obstante la diversidad de los hechos y de las circunstancias, en medio de una vida accidentada, responden á las exigencias del ideal con una unidad de miras, de medios, de pensamiento y de acción. Fué en esto, ejemplar modelo nuestro sacerdote y maestro, y á fe que tuvo en Saco un imitador no menos digno y notable. De los tres, Varela, Saco y Luz, fué éste el que menos compli- cación ofrece en su existencia, ya sea por las condiciones de carácter que tanto influjo dejan en la vida y acaso con mayor probabilidad, porque aquel hondo pensamiento del maestro no le dejaba ocasión más que para enseñar y amar á la juventud de su país y de su tiempo. Si en los últimos años de su vida el P. Varela se dedicó, con de- vota exclusión al ministerio del sacerdocio, sus años primeros se se- ñalaron por los empeños más entusiastas de escolar y de maestro. En el Real Seminario y en el Cuerpo Patriótico dejó, para honor de su país y gloria de la Ciencia, las pruebas evidentes de su saber; en el primero, enseñando la Filosofía y las ciencias naturales y en este mismo Instituto, pero por acuerdo de la Real Sociedad y con la iniciativa del señor Alejandro Ramírez y el apoyo entusiasta del obispo Espada, explicando la cátedra de Constitución, que ganó en público certamen con Saco, Escobedo y Hechevarría. En El Revisor Habanero, cuyo ejemplar he visto en la biblioteca de la Sociedad Económica, podrá leerse el discurso pronunciado en la apertura de la clase, el día 18 de Enero de 1821, con 195 alumnos, de los que sólo 41 no habían sido sus discípulos. 220 MANUEL VALDES RODRIGUEZ El ánimo algún tanto exaltado del jóven sacerdote puede apre- ciarse por la viveza de su dicción. «Yo llamaría, dijo, á ésta, la cátedra de la libertad, de los dere- chos del hombre, de las garantías nacionales, de la regeneración de la ilustre España, la fuente de las virtudes cívicas », etc. Más adelante explica el método que se propone seguir en las ex- plicaciones de su cátedra: «Expondremos con exactitud lo que se entiende por constitución política y su diferencia del Código Civil y de la política general; sus fundamentos, el origen y constitutivo de la soberanía; sus diversas formas en el pacto social; la división y equilibrio de los poderes; la naturaleza del gobierno representativo y los diversos sistemas de elecciones; la verdadera naturaleza de la libertad nacional é indivi- dual; la distinción entre derechos y garantías, así como entre dere- chos civiles y políticos y la harmonía entre la fuerza física, protec- tora de la ley y de la fuerza moral. » Fueron dos las épocas en que enseñó Varela filosofía en el Se- minario; distintas, porque en la primera era el latín la lengua ofi- cial y obligatoria para la enseñanza, hasta que en el año académico de 1813 al 14 se adoptó la lengua nativa como medio de comunica- ción en las aulas. Nada diré del primer período, pues observaciones muy atinadas han hecho á este propósito los señores Bachiller y Morales, José Ig- nacio Rodríguez y otros. El advenimiento del segundo, explica cómo habiendo redactado Varela en latín los dos primeros tomos de su obra para uso de sus alumnos, la completara con un tercero en castellano. Dos ediciones distintas tengo á la vista de las lecciones de filo- sofía: una, la cuarta, del año 1832 y otra, la quinta, de 1841. Aunque no me sea posible un examen, con el detenimiento que quisiera, debo decir unas palabras sobre su contenido general al menos. Empiezan las lecciones por un tratado sobre la dirección del en- tendimiento humano, del cual se publicaron unos ligeros apuntes, impresos en el año 1818, corregidos y adicionados en el de 1820 pa- ra servir á sus discípulos como de recordatorio de las doctrinas ideológicas del primer volumen. Concluye el primer tomo con un tratado del Hombre, pertene- ciente en su mayor parte á la Psicología y, en algunos capítulos, á la Filosofía moral. El segundo y tercero abrazan el tratado de los LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 221 Cuerpos ó estudio del Universo, comprendiendo en aquél, las pro- piedades que se observan con más frecuencia en los Cuerpos, de los principios que sirven para clasificarlos y el último los que se en- cuentran en las diversas especies de cuerpos. Es evidente que la división adoptada era muy arbitraria y que en el transcurso de las cuestiones suscitadas se observa, al menos con la mirada del día, una confusión que no podría sostenerse. Estaba también incluído en aquellas lecciones el estudio de los fenómenos de la Naturaleza, conforme con la designación, todavía usada en Inglaterra y en los Estados Unidos, de Filosofía natural, esto es, la disciplina científica y el criterio de la observación y expe- rimentación, dirigidos á explicar los hechos de la Naturaleza. Resultaba así indicado, desde luego, que Varela introdujera en el Seminario el estudio de las Ciencias naturales, por que abo- gó también el P. Vélez en su discurso en otro lugar citado, y en efecto, las enseñó en el Real Seminario, haciéndolo con tal frescura en las ideas, y en conformidad tal con los adelantos de la época, que sus elencos despertaban verdadero interés entonces, y en tiempos posteriores admiración, pues anticipándose á adelantos ulteriores, parecía que adivinaba la unidad de las fuerzas físicas, en el seno de la Naturaleza. A pesar nuestro, no podremos detenernos más en estas líneas; pero no dejaremos de mencionar la influencia extraordinaria de Va- rela, hasta el punto de haber afirmado Luz y Caballero que « mien- tras se piense en la Isla de Cuba, se pensará en quien primero nos enseñó á pensar ». No fué la menor gloria de Varela haber sido maestro del Sr. José Antonio Saco, que recibió de él el tesoro de sus enseñanzas pa- ra que, á su turno, lo entregara poco después en manos de Luz y Caballero. En el primer tomo de sus Papeles sobre Cuba (página 20) consig- na Saco que la doctrina enseñada en el Colegio de San Carlos, en los años de 1823 y 24, «era la misma que en las naciones más adelan- tadas de Europa y que tan brillante progreso debíase, no á él, sino á la gran revolución literaria que desde 1812 hizo el venerable sacer- dote, el esclarecido cubano, de quien tuve yo primero el honor de ser su discípulo y después el de sucederle en la cátedra ». En el mismo tomo se consignan los experimentos hechos y pro- posiciones explicadas por treinta y tres alumnos de San Carlos, en los días 9, 10, 11 y 12 de Julio de 1823, y los exámenes públicos en 222 MANUEL VALDES RODRIGUEZ Marzo de 1824, sobre Astronomía, Cronología, Geografía física, Me- teorología y Electricidad, bajo la dirección, unos y otros, de José Antonio Saco. Actos eran éstos, los del Real Colegio, que habían de ser memo- rables para Saco, porque presente el 17 de Julio de 1834 á las con- clusiones que el padre Ruiz daba aquel día á sus alumnos, recibió de manos de un ayudante el pasaporte de destierro que contra él ha- bía expedido la Secretaría Militar del General Tacón. A. los nombres esclarecidos de Varela y Saco, unió Luz y Caba- llero el esplendor del suyo, como maestro de Ciencias Naturales en el Colegio Seminario de San Carlos, y, aunque su ministerio brilló siempre con excepcional fulgor, muy pronto sus merecimientos, su estudio profundo del hombre, el amor á su país y el espíritu del Apóstol, de aquel San Pablo que vivía en perpetua comunión con el cielo, le habían de llevar á erigir el propio tabernáculo de su sacer- docio en que vivió y murió amando á sus semejantes, en aquel co- legio El Salvador, que todos conocemos. Juan Justo Vélez, natural de Alava, asoció también su nombre y su vida, á los memorables trabajos de Las Casas y del obispo Espada. Enseñó en el Real Colegio y según una carta que publicó la me- morable Revista Bimestre Cubana, en 18 de Mayo de 1832, tuvo oca- sión de encargarle á Luz y Caballero, á la sazón de encontrarse éste en el extranjero, la compra de un gabinete de física y química. En 4 de Mayo de 1832, dió cuenta Luz y Caballero de haber cumplido este encargo, en un documento muy curioso, y no de los más cita- dos, en que nuestro sabio explicó el criterio que le había guiado en la adquisición de los instrumentos. «Para desempeñar una comisión como la presente, decía Luz y Caballero, se hace necesario acudir á las fábricas de diferentes nas ciones. «¿Quién creyera que en todo París no se encuentra en los talle- res de los instrumentarios ni siquiera un modelo, ni bueno ni malo, de la máquina de vapor ? «Pero al mismo tiempo, ni en Francia, ni en Inglaterra, ni en Alemania, se podía haber dado con un surtido tan completo de apa- ratos eléctricos como el que adquirí en Italia.» Constan los aparatos en la página 111 de dicho tomo 2%, bajo la clasificación de mecánicos, neumáticos, hidrostáticos, calóricos, eléctricos, galvánicos, magnéticos, meteorológicos, ópticos, astronó- micos, sin contar con otros para enseñanza de la química. LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA y Q (95) Considero esta prueba documental, como una de las más acaba- das para testimoniar el profundo y variado saber de Luz y Caballe- ro y no puedo resistir al deseo de reproducir sus últimas líneas: «La legislación y la política, dijo el Maestro, van ya comenzan- do á mirarse como ciencias experimentales y hasta la historia, con- siderándose gradualmente como un archivo de tentativas felices y malogradas, que se acumulan para la solución del más importante de los problemas, para el género humano: alcanzar la mayor felici- dad para el mayor número.» Lo digno de advertirse en este Colegio Seminario Nacional de San Carlos, es que en él se refugiaron el espíritu de las letras y el amor á la libertad, sucediendo, por otra parte, que aquellos eximios maestros del pensamiento cubano, Caballero, Varela, Luz, Saco y Escobedo, fueron la mejor prueba de lo que un espíritu sano, bien equilibrado y harmónico, en el más completo sentido de la palabra, puede hacer para consagrar una vida entera en beneficio del pueblo natal y en honor de la humanidad. El concepto público de que gozaba el Seminario y cómo las ideas más generosas de saber y patriotismo parecían haberse hospedado en su recinto, estaba revelado, con elocuencia, en la siguiente dedi- catoria que le consagraba El Americano Libre, en su número del 15 de Noviembre de 18253: «Asilo respetable de las ciencias: mansión de las luces: corpora- ción ilustre, cuyo nombre eterniza la fama y grabará en el bronce la agradecida Habana: permite que El Americano Libre inserte en sus primeras páginas esta corta expresión que tus esfuerzos inspiran á los amantes del bien público. » No eran menos significativas la viveza con que, en frases enér- gicas, se dirigían al Congreso de la metrópoli, los alumnos de Cons- titución que dirigía el insigne Escobedo y que tomada de El Revisor Político y Literario de 14 de Abril de 1823, concluía con estas pa- labras: «Legisladores inmortales: recibid en medio de la gratitud y del amor más encendido, la sincera expresión de unos ciudadanos, que aunque apartados dolorosamente de la escena de tan notables acon- tecimientos políticos, sus corazones no anhelan otra cosa que la fe- licidad de la nación, su independencia y libertad.» Nombres tan significados como Javier de la Cruz, Mojarrieta, Del Monte, Luz y Caballero, Anacleto Bermúdez y otros de ilustre nombradía, firmaban este documento. 224 MANUEL VALDES RODRIGUEZ ANTECEDENTES AL PLAN DE 1842.— FACTORES PEDAGÓGICOS DE ORDEN EXTERIOR. — A. Planes de estudio de Jovellanos y (Juinta- na.—El espíritu progresivo en favor de las ciencias y las artes, di- rectamente encaminado á mejorar la acción de la enseñanza, y aquí brillantemente representado por el P. Caballero, Varela, Saco, Luz y Caballero y otros muchos, se comunicaba, al través del Atlánti- co, con las ideas que generosamente sustentaban el profundo pen- samiento de Jovellanos y de Quintana. En la proposición que hacía el primero (tomo 2? de sus obras, página 389) de una escuela de Mineralogía para la villa de Gijón, en un informe dirigido á S. M. en 9 de Abril de 1799, por mano del Excmo. Sr. Bailío Fray don Antonio Valdés, expuso sus ideas, co amplitud bastante, para comprender desde luego, que aquel inten- to, lejos de ser un propósito aislado, obedecía á las miras de un sis- tema sabiamente meditado, cuyo alcance habría de afectar al orga- nismo de la educación pública en el territorio todo de la monarquia. «Entonces (creada una vez la Escuela) no habría ramos de cuantos pueden influir en el bien de aquella provincia, que no se adelantase y prosperase á la luz de estas ciencias: la mecánica para animar las artes y oficios, la navegación para crear buenos pilotos; la química para mejorar los tintes y los blanqueos; la mineralogía para extraer los minerales; la metalurgia para perfeccionar el cono- cimiento y uso de los metales. » Lo que pudiera decirse el plan de la enseñanza del Instituto, di- vidíase en dos partes: estudios principales la 1*, y la 2% estudios auxiliares. Comprendía aquélla: 12 Matemáticas, es decir: Aritmética, Geo- metría, Algebra, Mecánica, Hidromecánica, que durarían dos años. 922 Náutica, Cosmografía, Astronomía, Navegación y Manio- bra, un año. 30 Mineralogía, que comprendía: Física, Química y Mineralo- gía teórico-prácticas. Y la última parte de las ciencias auxiliares que se completaba en tres: 1% Principios del diseño natural y rudimentos de lengua ingle- sa y francesa. 22% Dibujo científico y buena versión de los idiomas inglés y francés. : 32 Arte de levantar y dibujar cartas y planos con el profesor de náutica. Por el enlace de estas ideas con las bases que Jovellanos, al Pe LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 225 tiempo de ser individuo de la Junta Central, presentó á la Comi- sión de Instrucción, con tal éxito obtenido que estuvo á punto de ser llevado á la práctica, expondré, con absoluta brevedad, algunos de los puntos más culminantes y decisivos de este documento his- tórico. El curso avanzado de las ideas por aquellos años, permitía ya hablar de los aspectos distintos de la educación, que podía ser física, intelectual y moral. Por lo que respecta á la intelectual, que más nos interesa, la de- signó Jovellanos con el nombre de educación literaria, que dividió después en dos ramas: la que se debe á todos los ciudadanos, y con- viene generalizarla cuanto sea posible, y relativa la segunda á los que se destinan particularmente á algunas de las ciencias. La ambigiedad ó escasa precisión de los términos empleados, estaba advirtiendo que las ideas de Jovellanos respondían á aquel momento embrionario á que, por necesidad, obedece el pensamien- to humano, cuando, algún tanto sazonada su concepción, pugna por tomar encarnación en el lenguaje. La educación científica podía ser para Jovellanos: La Filosotía especulativa y la Filosofía práctica; para dar la pri- mera en un corto número de universidades y la segunda en institu- tos públicos, aumentados al mayor grado posible. La Filosofía práctica abrazaría: 12 Las matemáticas puras. 22 Las físico-matemáticas. 32 Las experimentales. El punto más interesante y más fecundo en la práctica, era el propósito de Jovellanos de adoptar la lengua patria en los estudios generales y en todo instituto de educación, como único instrumento para comunicar la enseñanza de las ciencias, así como para todos los ejercicios de discusión, argumentación, disertación ó conferen- cia; pensamiento que apoyaba el profundo estadista en las siguien- tes razones: 1% Por ser la lengua nativa el instrumento natural para comu- nicar las ideas y perfeccionarlas. 2% Porque la experiencia ha demostrado que la enseñanza de las ciencias abstractas y naturales se comunica sin inconveniente por medio de la lengua castellana. 32 Que enseñadas y tratadas todas las ciencias en nuestra len- gua, irán desapareciendo poco á poco un gran número de cuestiones 226 MANUEL VALDES RODRIGUEZ frívolas y se abrirá una puerta más franca para entrar á la partici- pación de los conocimientos científicos. El breve espacio de tiempo que corrió desde el 16 de Noviembre de 1809, en que Jovellanos presentó esta labor, hasta el año 1815, fué, con todo, bastante para precisar más los términos del problema. El 18 de Junio de 1813 el ministro de Gobernación en la metró- poli, encargó á una comisión, bajo la ponencia del egregio pensador y poeta, José Manuel Quintana, «meditar y proponer los medios que le pareciesen más sencillos y acertados de proceder, á arreglar todos los diversos ramos de instrucción pública », y el 9 de Septiem- bre del mismo año, la comisión presentó su informe, que contenía los medios de proceder á la ejecución. Después de un breve exordio, alusivo á la importancia y oportu- nidad de la empresa, pasa á establecerse y justificarse, con muy oportunas consideraciones, los caracteres de la Instrucción pública que debía ser: universal (lo que hoy llamamos educación común), uniforme en todos los estudios, una en la doctrina y una en los mé- todos de enseñanza, pública, gratuita y por último libre. Insistió el ponente en que había de ser una la lengua en que se enseñara, y ésta la castellana precisamente. Los partidarios del statu quo en la última posición se habían abroquelado, con tenaz in- sistencia, es decir, en que la lengua de las escuelas fuera la latina. También entre nosotros daba por aquellos momentos la batalla el espíritu liberal, á cuya cabeza estuvo Varela, decididamente apoya- do por Espada y Landa. «Sería faltar á la gravedad del asunto y al decoro debido á V. A., decía Quintana, ponerse á calificar del modo que se merece ese guirigay bárbaro, llamado latín de las escuelas. Oprobio del en- tendimiento es suponer que la ciencia de Dios y de la justicia hayan de ser mejor tratadas en este ridículo lenguaje, que en la alta, grave y majestuosa lengua española. Esta coincidencia de los dos eximios pensadores, Jovellanos y Quintana, se ofrece desde luego con la única diferencia que el pri- mero se detuvo en consideraciones, una por una, con tal maestría y destreza establecidas, que jamás, mientras exista el habla caste- llana podrán olvidar los amantes del saber y de las letras. Poco después el informe pasa á dividir la enseñanza, pues una es la instrucción que corresponde á los niños, á los jóvenes, y en fin, á los adultos, dejándola por fin establecida en primera, segunda y tercera. LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 227 Si la ligereza del momento no me engaña, era esta la vez pri- mera que se designaba con el nombre de segunda, la enseñanza de los colegios y de los institutos. No era tampoco conocido este último nombre, y Quintana pensó que, en su concepto de públicos, podían denominarse universidades de provincia. Era que el talento del informante se anticipaba, con verdadera intuición, á la doctrina que prevalece en estos días; pues la aspira- ción de la ciencia pedagógica consiste en que, sea cualquiera el mo- mento en que se interrumpa la labor de la enseñanza, basten los conocimientos adquiridos para los fines de la vida del hombre y del ciudadano, conforme con el último punto de vista del profesor Lau- ry, de la Universidad de Edimburgo. Las ideas de Quintana en el contenido de la segunda enseñanza, es decir, en la determinación de los ramos que la debían integrar, eran similares á las que habían adoptado los escritores franceses, de los últimos días de la reforma escolar, y en este concepto agrupó los conocimientos, en ciencias matemáticas y físicas, ciencias naturales, políticas y literarias ó artes; Ólo que eslo mismo, estudio de la natu- raleza 6 de las propiedades de los cuerpos, guiado por el cálculo y la observación; estudio de los principios de buena lógica y buen gusto, y, estudio en fin de las reglas que deben dirigir la voluntad pública y privada. Muy á pesar nuestro, pasamos por alto las consideraciones con que el informe justifica cada una de las ciencias que debían estu- diarse en la segunda enseñanza; pero invito cortésmente á mi res- petable auditorio para recordarlas. No menos notables eran las ideas expuestas en la tercera ense- ñanza, y es la más digna de mención á nuestro objeto, la de separar de los estudios universitarios la enseñanza de la medicina, para co- locarla en escuelas especiales. Este último concepto estuvo á punto de ser atendido por la co- misión nombrada por el Capitán General Sv. Jeróuimo Valdés, en los momentos de convertir en Real y Literaria, la Universidad Pon- tificia, en el año de 1842. B.—Los emigrados españoles.—Los hombres cultos de la nación española, que tenían en gran aprecio las ideas de Jovellanos y Quin- tana, en estas materias de educación, fueron víctimas al fin de la reacción entronizada. Arrojados un número de ellos de su país, vinieron á Cuba y, como los emigrados franceses, establecieron co- 228 MANUEL VALDES RODRIGUEZ rrientes de simpatía é inteligencia, que fraternizaban en perfecto acomodamiento con la intensa vida mental que se empezaba á des- arrollar por aquella época en nuestra patria. No tardaron estos emigrados en establecer en Cuba colegios, que llegaron á ser magníficos, preparando una serie de inteligencias y de corazones jóvenes, falanges, poco después, de la causa del pen- samiento y de la libertad. Del adelanto envidiable que alcanzaron algunos de éstos, puede juzgarse por un artículo que, en tono de vivo elogio, publicó la Revista Bimestre Cubana, tomo 2%, núm. 4, pág. 108, cuyo prestigio y autoridad eran reconocidos dentro y fuera de Cuba. Pero, de aquellos hombres que con acierto establecieron nota- bles centros de educación, ninguno tuvo el intento, por fugaz que fuera, de disputar el lauro del saber á aquel maestro, que había robado el fuego del cielo, para colocarlo en el hogar de la concien- cia cubana, que quiso fuera alumbrado perennemente por el sol de la Justicia: José de la Luz y Caballero. Por cierto que el Sr. Bachiller y Morales atribuye el trabajo de la Revista al Sr. Saco (Historia de las Letras, tomo 1%, pág. 28), en tanto que en el ejemplar de la Revista existente en la Biblioteca de la Sociedad Económica y en la Nacional aparece al pie del artículo el nombre de José de la Luz y Caballero, escrito de puño y letra del Sr. Vidal Morales y Morales. Está el último en lo cierto, porque así consta de las actas de la Sociedad (1832 á 33, página 31). El colegio tan aplaudido por Luz, era el de Buena Vista, á cargo de don Mariano Cubí y don Juan Olivella, á cuyos exámenes asistió, como Presidente de la Sección de Educación, junto con los amigos don Juan Agustín de Ferreti y el Dr. Cirilo Ponce de León. Por la influencia que algunos de esos centros de educación tuvie- ron en nuestra cultura, mencionaremos algunos de los más distin- guidos. Juan Olivella y Salas, del principado de Cataluña, obtuvo del Ge- neral Vives, en Marzo de 1828, autorización para enseñar taquigra- fía y francés, y en 10 de Junio de 1838 para fundar una escuela de primeras letras, que en realidad era también de segunda enseñanza. Más tarde, fué director del magnífico colegio Buena Vista, de enseñanza secundaria superior. Buena Vista, poco después refundido en el San Fernando, fué es- LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 229 tablecido especialmente por la iniciativa de Mariano Cubí y Soler, el primero que enseñó Frenología en esta Isla. Hombre Cubí de extremada cultura, debióle Cuba, en 1831, la fundación de la Revista Bimestre Cubana, de que se hizo cargo en el 32 la Sección de Educación; y, puesto al frente de la Dirección José Antonio Saco, hizo del Repertorio, publicación de tanta brillantez y tal brío, que no dudó Quintana en señalarla como la primera de su género en los dominios hispano-americanos. Don Antonio de Las Casas, profesor de Humanidades del Colegio de Santiago, de Vizcaya, obtuvo, en Diciembre 4 de 1826, permiso para abrir una casa de educación. Era Las Casas nacido en Ara- gón, no en Bilbao—como equivocadamente dice Calcagno, guiado acaso por el hecho de haber profesado las humanidades en esta úl- tima—y muy pronto se hizo cargo de la Academia Calasancia, que fundó el escolapio Pbro. Ramón Otero, donde comenzó sus estudios el inolvidable José Silverio Jorrín. Fundó y dirigió el Colegio San Cristóbal, que generalmente de- signó la opinión con el nombre de Carraguao, en que enseñó Filo- sofía, y del que más tarde fué Director Luz y Caballero. Llegó la enseñanza á tal elevación en este instituto, que en la proximidad de la Universidad Literaria, obtuvo autorización Las Casas, para abrir una cátedra de Derecho Civil, invocando, al efecto, el precedente de los Colegios Reales de la Península, á los que era dado establecer cursos de Filosofía agregados á las universidades, por disposición del Rey Fernando VIT; «colegios, dice Las Casas, que á no ser por las medidas que adoptó luego el obscurantismo, la sana instrucción y la morigeración de la juventud, habrían ga- nado mucho en toda la Nación ». Tal solicitud fué denegada, por considerarse la enseñanza del Derecho obra exclusiva de la Universidad, según R. O. de 13 de Abril de 1839. Narciso Piñeyro, nacido en el Puerto de Orotava, padre de nuestro literato Piñeyro y Barbí, que tan brillantemente representa la cultura y las letras cubanas, trabajó también por la causa de la enseñanza, estableciendo el colegio San Fernando, donde se educó buena parte de la juventud cubana. Por efecto de la legislación de entonces, la enseñanza de estos institutos era muy variada y compleja, llegando á dispensar un contingente de cultura superior, que caía dentro de los ámbitos de la Universidad. (5) (9) [an] MANUEL VALDES RODRIGUEZ Nuestro insigne compatriota Sr. José Silverio Jorrín, hombre de vasta ilustración, difícilmente superado por nadie en el encanto de su conversación y de su frase, ha dejado algunas líneas de ver- dadero perfume, como recuerdo de aquellos colegios. «Dos eran, dice, los principios pedagógicos de la época: la letra con sangre entra, y el otro, que conviene no interrumpir en los niños el sueño de la razón para el mejor desarrollo de sus facultades mne- MONICAS. » Muy desacertado andaba el sentir de aquellos tiempos, en cuanto á lo primero, que aquí en Cuba se ha mirado siempre con repulsión justificada; pero en cuanto á lo segundo, si bien no es cierto en un sentido absoluto, los progresos de los últimos días le van corce- diendo alguna razón, y en un pensamiento admirablemente expre- sado, se la dió también el mismo Jorrín, cuando, hablando de los méritos de don Antonio Las Casas, fundador del San Cristóbal, decía de la excelencia de sus métodos: «acertó á entretejer el cultivo de la memoria con el gradual del entendimiento ». Supo Las Casas rodearse de un profesorado de primer orden, es- cogido por él en España, Francia, Alemania é Italia, y coronó, por último, su obra, eligiendo con sin igual tino y perspicacia, coadjutor intelectual en la grande empresa de transformar en nuestra tierra la instrucción primaria y superior, al evangélico y sabio don José de la Luz y Caballero, á quien podría aplicarse el elogio que del estoico Sthrascas hizo el historiador Tácito: Animam qualem neque candidiorem terra tulit. Para juzgar del alto grado de instrucción que dispensaba el San Cristóbal, basta advertir que, en matemáticas por ejemplo, se desarrollaban programas muy nutridos, de Algebra elemental y superior, Geometría, Trigonometría y Geodesia, Sec- ciones cónicas, Aplicación del Algebra á la Geometría y Cálculos diferencial é integral. Y porque á nuestro empeño patriótico cumple aprovechar cual- quier ocasión, que ceda en mérito y alabanza de nuestros antepa- sados ilustres, os pido me permitáis relatar un episodio de la vida de colegio de Jorrín, de aquellos que difícilmente se borran de la memoria. «Ocupábame, dice, con los alumnos de la clase de Geodesia, en 1835, en levantar un plano. «Cruzó en su coche por donde estábamos el Capitán General don Mariano Ricafort, escoltado por cinco batidores á caballo, y al ver piquetes, banderolas y un teodolito, detávose; preguntó por la per- LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 231 sona que dirigía la operación, y sorprendido, al presentársele un joyen imberbe y de mayor edad que la mayoría de sus discípulos, me pidió que le hiciese el plano de la calzada de San Luis Gonzaga y del Campo de Marte, donde estaba la plaza de toros, porque se proponía pasar revista en aquel sitio á las tropas que guarnecían la plaza. » Y en efecto, no tardó Jorrín en satisfacer aquellos deseos. Por aquel período ejercía también su apostolado nuestro Luz y Caballero. En el Archivo Nacional he podido ver las solicitudes originales, de la misma letra, suelta, firme y elegante, del maestro. Hacia el año de 1838, pidió permiso para establecer, «en el pró- ximo 14 de Septiembre », una Escuela de Filosofía. Acude al Vice- Real Patrono para que, previo el informe de la Real y Pontificia Universidad, se le autorice para que sus alumnos puedan matricu- lar interinamente sus certificaciones, dando cuenta á S. M. «según acaba V. E. de verificarlo con el Colegio El Tiempo ». Remitió el Capitán General (Ezpeleta) la petición al Sr. Te- niente Asesor General en consulta y pasó de nuevo á la Univer- sidad. El pensamiento de Luz al establecer este colegio era muy vasto, comprendiendo entre sus enseñanzas, una Escuela Normal. Le fué concedida la autorización, con dependencia de la Universidad y obligación de obtener la aprobación de S. M. en el preciso término de un año. Satisfizo esta condicional la R. O. del Ministerio de Marina, Comercio y Navegación de S. M. la Reina Gobernadora, en 31 de Enero de 1839. El texto de la disposición denunciaba, con segu- ridad, el espíritu prevenido de la misma, pues, de una parte de- vuelve la instancia al Capitán General para que informe en cuanto á lo que al Instituto Normal se refiere, y además advierte que en manos del gobierno local de la colonia, quedaría clausurar el cole- gio cuando así lo entendiere conveniente, «sin dar explicaciones ni razón de ningún género ». Hay en la solicitud original datos muy curiosos por su valor personal en la historia de Luz y Caballero. Alude en sus trabajos de enseñanza á las dos épocas, de 1824 á 27 y de 1832 á 36, en los colegios Seminario y San Cristóbal, en que fué profesor público de ciencias. Más tarde estableció Luz El Salvador, del que no voy á hablaros 232 MANUEL VALDES RODRIGUEZ en este momento porque ese nombre constituye un símbolo suficien- temente de todos conocido: pero no puedo sustraerme al vehemente deseo de recordar la pintura aquella, tan fresca como lacónica, tan sencilla como amable, y cuyo perfume sólo pudo dar un discípulo de aquella casa. «Allí, dice el Sr. Sanguily, se realizó una hermandad sincera y fecunda; allí hubo religiosidad, ideal, patria, en medio al mercan- tilismo de nuestro siglo, á la materialidad de nuestra vida colonial; parecía haberse trasladado allí un pedazo de la risueña Galilea del siglo 1.» C.—El Instituto Cubano de Luz y Caballero.—Los trabajos de Arango y Parreño, el pensamiento mismo de Luz y Caballero, re- presentaban una serie de no interrumpidos esfuerzos, encerrados en escaso número de años y dudo mucho que en otra parte del mundo se haya sucedido con mayor rapidez el triunfo de las ideas. El intendente Ramírez, en sus deseos de «domiciliar en este suelo todos los bienes públicos y privados que puede dar una ilus- trada educación », concibió el magnífico proyecto de establecer en el edificio de la extinguida Factoría de Tabacos, una Escuela Cen- tral ó Instituto, para reunir en ella la enseñanza de todos los ramos (año de 1817 de las Memorias, página 427). El proyecto de creación del Instituto Cubano, estaba íntima- mente relacionado con la Escuela Náutica, organizada en el vecino pueblo de Regla. Puesta bajo la dirección y gobierno del Real Consnlado, en 23 de Febrero de 1826, no pasó mucho sin advertirse que no respondía al objeto de su sostenimiento. Junto con ella funcionaban dos escuelas lancasterianas, de niños y niñas respectivamente, que, en definitiva, venían á ser provecho- sas para la educación popular. Estaba, pues, indicado que éstas hubieran de seguir en aquella localidad; pero en cuanto al Instituto técnico, el Comandante General de Marina, Sr. Angel Laborde, en 16 de Noviembre de 1832, puso de relieve el abandono de sus cla- ses, á que sólo concurrían veinticinco alumnos, diez y seis de la Habana y nueve de Regla; todo lo que le movió, no sólo 4 proponer su traslación, sino á aconsejar que se alterara en la misma forma que la dada en la Península á la Náutica de Gijón, transmutándola en el acreditado Instituto Asturiano. La Real Junta de Fomento, en 26 de Noviembre de aquel año, (qe) YI [o] LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA á tiempo de ser su Presidente Prior el Conde de Villanueva y Secre- tario el Sr. Wenceslao de Villaurrutia, pasó este informe á la comi- sión encargada de la Escuela, para su conocimiento y demás efectos; y sucediendo que Luz y Caballero era uno de los inspectores, nece- sariamente aprovechó la oportunidad para presentar sus ideas. Es- taba Laborde de acuerdo con ellas y su participación fué muy pro- vechosa por su significación elevada en la administración y gobierno del país. El pensamiento de Luz recibió de la Real Junta la más completa conformidad y fué acordada la impresión del informe en 11 de Diciembre de 1833. Tales ocupaciones embargaban á Luz, que apremiado por el cumplimiento de su cometido, presentó en 25 de Octubre de 1834 sus excusas, en un documento muy caracterís- tico que, por ser del Maestro, quiero transcribir en su parte más sustancial. «Con tanta justicia como delicadeza, dice, se sirve la Junta pre- guntarnos el estado en que se halla la impresión del informe rela- tivo á la nueva planta de la Escuela Náutica.» Ofrece después sus descargos personales, fundados en que, «si bien es verdad que, á mediados de Marzo último (1834), estaba impresa más de la terce- ra parte, crecieron desde entonces mis atenciones, con el estableci- miento de la cátedra de Filosofía en el colegio de San Cristóbal y una nueva de inglés, sobre otras tres de diversos ramos, desempeñadas todas ellas juntamente con su dirección ». Por fin, el Conde de Villanueva, en 10 de Junio de 1835, apro- bado é impreso el informe, le remitió seis ejemplares al Sr. Arango y Parreño, que á su notorio saber y talento reunía el más fervoroso celo en favor de la patria, y si éste se sintió contrariado es cosa que así se revela en su comunicación de 16 de Septiembre de 1835, es- quivando con resolución contestar, en su oficio de 10 de Junio, á la Real Junta. : La contienda que en esta ocasión se suscitó fué muy accidenta- da, dando lugar á incidentes de vivo interés. La Secretaría de don Antonio María de Escobedo, en un infor- me dado á la Real Junta en 18 de Marzo de 1840, mostró con deci- sión y firmeza el estado de este verdadero pleito entre el elemento culto del país y su administración. «El proyecto, decía, del Insti- tuto, consiste en establecer aquellas enseñanzas á que puede y debe aspirar la Isla, por su población, por su riqueza, más que todo por el abandono en que está la educación, totalmente descuidada en nnos ramos, y en otros lánguida y sin efecto. El costo anual para 234 MANUEL VALDES RODRIGUEZ el sostenimiento del Instituto, se calcula en $30,000, y aunque el informe, favorable á la creación, fué aprobado desde el mes de Diciembre de 1833, no se ha puesto en práctica hasta la fecha (Marzo de 1840). «Hubo para esto una causa insuperable que á la Secretaría se le permitirá no se refiriera. «Pone de manifiesto que la cátedra de Química (bajo la direc- ción de Casaseca), con un gasto anual de $7,000, 4 más de los even- tuales, «no ha producido, ni en las artes ni en la elaboración del azúcar, el más mínimo adelanto ». «Débese esto, á que las enseñanzas no están reunidas, bajo la dirección de un hombre de aquellos pocos que se encuentran con luces superiores y de virtudes comprobadas, que no por especula- ción, sino por amor á las ciencias, esté poseído del entusiasmo de infundirlas á sus semejantes, que conozca los métodos, y que tenga índole á propósito y la habilidad (en el texto está corregida esta palabra y puesta en su lugar civilidad ) necesaria para ejercer el raro don de dirigir el entendimiento humano.» Esta última alusión tiene la transparencia bastante para comprender que se- ñalaba á Luz y Caballero, quien gozaba de gran consideración y respeto. En 8 de Abril se nombró una comisión, compuesta de los Sres. don Francisco Lemaur, don Angel Laborde, don José María Pe- ñalver, don Antonio Escobedo y los inspectores de la Escuela Náu- tica, Cárdenas y Luz, para instalar el Instituto, elegir profesorado, buscar edificio adecuado para el objeto, ete. En una comunicación de igual corte que la aludida arriba, acepta el encargo Luz «con tanta satisfacción como desconfianza », prometiendo que tendrá «el celo que debe desplegarse en obra tan patriótica de quien oye la voz de esta madre, antes que todas ». No menos decidido fué el tono en que el mismo Escobedo res- ponde á los informes que pedía el Capitán General, en 15 de Abril de 1840, pues más que una noticia para ilustrar, era una defensa viva del proyecto. Empieza por hablar del atraso científico del país en términos de verdadera valentía. «Los procederes de la fabricación del azúcar eran causa bastan- te, y por desgracia lo son todavía, para confesarnos inferiores á to- dos al presentar nuestra azúcar en los mercados consumidores. «En la purga no más, la que se ejecuta por el sistema con que w Da gl LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA principiaron los ingenios de la Isla, desaparece el 60% del azúcar logrado. «Se ignoran absolutamente los métodos de abonar y servir las tierras cansadas. «No hay en la Agricultura ni un instrumento de los perfeccio- nados en Europa ni los Estados Unidos; ni un español que sepa el manejo de las máquinas de vapor, de que tanto uso se hace en los ingenios. Tales razones y otras, relacionadas con las vías de comu- nicación, en que no se ha dado ni un solo paso, aconsejaron aprove- char las rentas con que se sostenía la Escuela Náutica, para crear un Instituto en que se dieran esas enseñanzas y otras útiles al país. » Encontró calor el proyecto en el General de la Real Marina, de honrosa memoria en la Sección de Educación, y en el Excmo. Sr. Francisco Arango, y con mayor empeño se dedicó la Junta á la obra, sobre todo desde que, por Real Orden de 12 de Febrero de 1832, se mandó establecer en las capitales de la monarquía, las enseñanzas de Aritmética, Geometría, Mecánica, Química y Delineación, esti- mulando su establecimiento bajo el pie del Conservatorio de Artes de Madrid. Era el 25 de Abril de 1840, y en 30 del mismo el Capitán Gene- ral, Príncipe de Anglona, en una comunicación, tan lacónica como seca, dice á la Junta «que dará cuenta á S. M. para su soberana resolución ». No satisfecha la corporación, pidió el convento de San Agustín para establecer el Instituto, á lo que el Gobierno respondió negati- vamente. Seriamente disgustada entonces, reclamó el expediente de la cátedra de Química, en 11 de Mayo de 1840. Hízolo así, bajo inventario y recibo de la Intendencia General de Ejército, en 13 de igual mes, sin que fuera posible avanzar un solo paso, hasta que el Gobierno Político Militar, en 15 de Febrero de 1842, exigió los antecedentes de la creación proyectada del Ins- tituto, para dar cumplimiento á la Real Orden de 29 de Diciembre de 1841, sobre la reforma de la enseñanza y nueva planta para la Instrucción Pública. Cumplimentó el mandato la Junta en 17 de Febrero de 1842, remitiendo el expediente, principiado en 1826, á consecuencia de la Real Orden de 23 de Febrero del mismo. Habían transcurrido diez y seis años. En ellos se condensa una buena parte de la vida entera del Maes- tro, condenado con ansia mortal y con fatiga sin tregua, á mover y 236 MANUEL VALDES RODRIGUEZ remover, sin que aparentemente pudiera lograrlo, la pesada piedra de la ignorancia, con que estaba cerrado en la colonia el paso de la libertad y de las ciencias. Al rendir la comisión su informe acerca del Instituto Cubano, empieza por invocar el acuerdo Soberano, de 12 de Febrero de 1832, mandando establecer S. M. en las capitales de la monaquía, las en- señanzas de Aritmética, Geometría, Mecánica, Química y Delinea- ción, aplicadas á las artes y la industria. Era esta disposición una prueba inequívoca del atraso en que se encontraba la instrucción pública en la metrópoli por aquellos días en que las ciencias naturales apenas si se manifestaban en la vida mental de la nación; pero no es tampoco dudoso que bastaba su con- tenido para ofrecerun punto de apoyo á las ideas del profundo educador cubano que supo desenvolver sus planes con decisión y firmeza. No sería posible formarse una idea exacta del plan del Instituto, sin hacerse cargo de los principios que asistían á su concepción, y con tal propósito no podrán mis palabras poner de manifiesto esta circunstancia tan bien como las mismas de su autor. Las conclusiones del informe eran: 12 Establecer un Instituto con el nombre de «Cubano ». 22 Abrir sus puertas á cuantos deseen frecuentarlo, ora como alumnos matriculados, bien como simples oyentes, con tal de ser blancos y mayores de doce años. 32 El Instituto habrá de ser externo; y 4% Sus enseñanzas las siguientes: 1% (a) Matemáticas, que comprenderían: Aritmética con ejerci- cios mercantiles y Teneduría de libros. (b) Algebra, hasta ecuaciones del 2% grado. (c) Geometría especulativa. (d) Trigonometría rectilínea y esférica. (e) Geometría práctica y Geodesia, con ejercicios sobre el te- rreno y levantamiento de planos. (t) Geometría descriptiva. 22 Dibujo lineal, cuyo estudio abrazaba seis secciones, en que se incluían los principios del dibujo natural, los elementos de pers- pectiva, estudios de adorno y aplicaciones á la Arquitectura. 32 Náutica, que comprendía: Un curso de Geografía matemática, física y política, incluyendo desde luego la Cosmografía 6 Astronomía práctica 6 de observación, LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 237 encaminando todas estas enseñanzas al propósito de establecer un Observatorio, para contribuir algún día con humilde cuota al tesoro de una ciencia á cuyo cultivo nos invitan el mar, el cielo y el suelo. 4% Física, que abrazaba en su 1* parte: Nociones de Cristalo- grafía, propiedades generales de los cuerpos, leyes y consecuencias de la pesantez, leyes del movimiento y mecánica, en seguida la acús- tica, terminando la física general con la hidrostática, hidráulica y neumática; y en la segunda: el estudio de la óptica, calórico, electri- cidad, galvanismo, magnetismo, electro- magnetismo y meteorología. 52 La Química, precedida de la Mineralogía si es posible, ó por lo menos de un curso de Cristalografía, con aplicaciones continuas á la Agricultura, procedimientos empleados en la elaboración del jugo de la caña, y cuanto diga relación con el cultivo, análisis de los terrenos, teoría y práctica de los abonos. 6% Lenguas vivas, comprendiendo el inglés, alemán y francés, por ser vastísimas nuestras relaciones con los anglo-americanos, bien considerables con la Gran Bretafa y no de poca monta con las ciudades anseáticas y porque ocupando el francés en todo el orbe civilizado un lugar que ninguna otra lengua le puede disputar, es de absoluta necesidad para toda clase de persona. Tal era la parte más sustancial y el núcleo de este luminoso documento. Duéleme que no sea posible exponer todos sus principios, sus en- señanzas, sus observaciones, sus reglas de conducta para los profe- sores, sus consejos para la práctica del método, los anhelos patrió- ticos de su autor y las generosas perspectivas de un altruismo que visiblemente flaquea en nuestros tiempos. No olvidó Luz y Caballero el reglamento, ni el número y clasi- ficación de las cátedras, ni la cuantía de los sueldos, ni los textos, ni el material de enseñanza, las medidas generales para la estabi!i- dad del Instituto, las cualidades de los profesores y medios de lograr los más idóneos. Era, como hemos dicho, el año de 1833. D.—Plan de Estudios de Arango y Parreño.—Al propio tiempo que se desarrollaba esta corriente de opinión, personalizada en Luz y Caballero, con quien se identificaban eminentes compatriotas, distin- guidos todos ellos por su patriotismo y posición social, ganaba terreno en el ánimo del gobierno la idea de reformar la Instrucción Pública en la Isla de Cuba, no solamente por iniciativa de la Madre 23 MANUEL VALDES RODRIGUEZ Patria, sino por resultas de la acción poderosa que en un breve pe- ríodo de tiempo había realizado la Sociedad Patriótica de acuerdo con el Real Consulado. Creer que la dirección de esta empresa del gobierno había de confiarse en aquellos momentos á otra persona que á don Francisco Arango y Parreño, sería desconocer lo que tal hombre de Estado significaba dentro de la historia del pensamiento colonial de España. De lealtad acrisolada, de vastas y profundas miras, de una alti- vez no reñida con la prudencia, el papel de Arango y Parreño no ha podido ser apreciado en toda su magnitud por la absoluta carencia de vida política, carácter necesario de nuestra condición colonial. La historia de la educación señala á la gratitud y á la memoria de los cubanos, en aquellos precisos momentos de nuestra acciden- tada historia política, los nombres de Luz y Caballero y de don Francisco Arango y Parreño, sin olvidar los eminentes servicios de Saco, publicista infatigable que con una inteligencia igualada al amor por la libertad del país, aquí mismo, en España y en el extran- jero, castigaba los errores del gobierno y ponía de manifiesto la in- sensatez de un sistema condenado á la perdición. No había de pro- ducirse un antagonismo pernicioso entre aquellos dos primeros, pero la posición de uno y otro era en verdad bien distinta, originándose de aquí una diferencia sustancial en sus relaciones con el gobierno de la colonia. Era Luz y Caballero maestro: Arango y Parreño un representan- te de la administración; un filósofo aquél: éste un hombre de Estado. El primero dirigía sus intentos á ilustrar la conciencia de sus pai- sanos, abstracción hecha de los intereses de la nación, de la cual se encontraba divorciado: Arango y Parreño no podía ser infiel á la confianza que le dispensaba su rey y su nación. No obstante que se movían á la sombra de aquel Real Consula- do, donde los hombres más notables de la época echaban los cimien- tos de la riqueza y de la prosperidad de la colonia, alentados y sos- tenidos por un patriotismo ilustrado, los procedimientos de uno y de otro debían ser muy diversos. Luz y Caballero desenvolvía un pensamiento que era pensamiento del país: Arango y Parreño tra- bajaba por el progreso de su patria, sin dejar de mirar un momento del lado de la metrópoli. : Luz y Caballero no era un factor de la política de partido; pero quería libertar las conciencias, y para que germinara después en ellas la Justicia, sembraba sus ideas más puras y levantadas. LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 239 Trabajaba Arango y Parreño desde el año 1826 por encargo del rey, en un plan de estudios para la Isla y logró dar cima á su obra, con la cual se manifestó conforme el Soberano en la Real Cédula de 6 de Febrero de 1830, y si no podía aspirar, como Luz y Caballero, á dirigir un Instituto de educación, érale posible estar al frente de la enseñanza y proveer á sus necesidades públicas. En una palabra: Luz y Caballero concebía un Instituto; Arango y Parreño trabajaba por un plan de estudios. Y como una empresa y la otra se mani- festaran al mismo tiempo, pudo llegar un instante en que aquél y éste se encontraron en el camino de sus aspiraciones, rígido, abso- luto y negado á toda dependencia Luz y Caballero: Arango y Pa- rreño oportuno y, sin llegar á acomodaticio, prudente y reservado por lo menos. En tales circunstancias no es de extrañar que Luz y Caballero se sintiera en determinado momento desconfiado y cauteloso, como lo dejó entrever cuando en una comunicación de su propio puño y letra, acepta el encargo de organizar el Instituto Cubano «con tanta gratitud como desconfianza ». Arango y Parreño, por su lado, en carta al Ministro de su nación, con lacónica frase, le hace conocer su extrañeza por el pensamiento de un Instituto que, á semejanza del Asturiano, tenía el proyecto de realizar la Real Junta de Fo- mento. Dividió Arango y Parreño su plan en 34 títulos, comprensivos de 325 artículos. ¡Sea por las condiciones del tiempo ó porque los antecedentes que se venían hasta entonces desenvolviendo así lo exigieran, el hecho es que la concepción de Arango y Parreño res- pondía á distintos factores, íntimos unos al organismo de la Univer- sidad y otros con relación directa, pero no esencial ni necesaria. Las Universidades correspondieron siempre á un concepto ó tendencia de unidad que parecía apetecer la generalización de los conocimientos humanos. Por tal motivo, al tiempo que el artículo 12 instituye la nueva corporación docente, el 2? señala los conoci- mientos que habían de producir su acción, en estos términos: «Artículo 22 En la nueva Universidad se enseñarán Gramática latina y castellana, Dibujo, Instituciones filosóficas, Física experi- mental, Química, elementos de Historia Natural, principios de Matemáticas, de Náutica, de Agrimensura y Geometría aplicada á las artes, Teología, Leyes, Cánones, Medicina y Cirugía, Historia, Geografía y Cronología. Habrá también, academias para cada ciencia, y dos especiales de Oratoria y Práctica Forense. » 240 MANUEL VALDES RODRIGUEZ Los pasos de la reforma que se intentaba, fueron, no pocas veces, vacilantes é infantiles. En el título 2% de las lenguas, el artículo 6% exigía, para el ingreso en las clases de Latinidad de la Univer- sidad, acreditar por examen, saber doctrina cristiana, leer y escri- bir correctamente, junto con las cuatro reglas de contar por núme- ros enteros. Y el 7% agregaba: «En las escuelas de Latinidad se enseñará: 19, la Gramática de la Lengua Latina, en toda exten- sión; 2%, paralela y comparativamente la castellana; 37, á traducir correctamente del latín al español y de éste al latín; 4%, un trata- dito de antigúedades romanas, otro de Mitología y otro de las acep- ciones figuradas de las voces, ó como suele decirse, de los tropos ó figuras de significación.» Los libros de texto, los métodos de enseñanza y las que podrían llamarse costumbres escolares, estaban tan minuciosamente deta- llados, que no se comprende cómo podía ejercitarse la acción indi- vidual del maestro. Los artículos 17, 18 y 19 mandaban dividir las clases en bandos para disputar los premios semanales y subdi- vidirlos en dos Ó más decurias, representadas por los más aventa- jados. Los decuriones habían de tomar la lección de memoria á los alumnos, quienes estarían con silencio y compostura; se repetirían las lecciones del maestro y avisarían á éste de las faltas cometidas, así en la parte literaria como en la de disciplina. Esta minuciosidad tan escrupulosa que no permitía un átomo de mudanza, hubo de reflejarse, como era natural, en el plan del mismo 1842, circunstancia perfectamente comprobada por muchos de sus preceptos, y que de una manera muy particular se manifestó en el claustro de profesores, en que nuestro inolvidable sabio y maestro don Felipe Poey, obligado á enseñar el libro De (Generatio- ne, al consultar á sus compañeros en qué tiempo había de explicar aquella parte de la asignatura, resolvió, á propuesta del Rector Presidente, canónigo Villaescusa, que sería preferible no enseñar esa materia, atendida la corta edad de los jóvenes estudiantes de la Universidad, y que, en todo caso, había de hacerse con la mayor prudencia. El estudio de la Filosofía era, por el artículo 41, un preliminar de las facultades dichas mayores; se hacía en tres años académicos, indispensables para recibir el grado de Bachiller Ó comenzar la ca- rrera de Teología, Leyes, Cánones y Medicina. Se debía enseñar en estos cursos Lógica, elementos de Matemá- LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 241 ticas, Metafísica, Filosofía Moral, Física y Química. Tres cate- dráticos darían esta enseñanza en el Colegio Seminario de San Carlos, en los términos precisados en el artículo 44. El título 4? abrazaba, bajo el nombre de Filosofía, las cátedras á que acabo de aludir, Historia Natural, Matemáticas, Agrimensu- ra y Geometría aplicada á las artes. Así como la. primera era de explicarse en el Colegio Seminario de San Carlos, y también la de Matemáticas, la comprendida con el nombre de Historia Natural debía efectuarse en las salas del con- vento de Santo Domingo, incluyendo en ella los principios de Bo- tánica, Zoología, Geología y Mineralogía. El pensamiento de Arango y Parreño, tendía á establecer las enseñanzas propias, en mayor Ó menor número, del Instituto Cuba- no de Luz y Caballero, correspondiente á nuestra 2* enseñanza, en combinación con otras técnicas de escuelas de aplicación, como las normales y la Escuela Náutica. En los títulos 62, 792, 8% y 9? se reglamentaban las carreras de Teología, que exigía cinco años, las de Leyes, Cánones y Medicina, que debían cursarse en siete años, respectivamente. Los tres primeros años de Leyes se enseñarían en el Real Cole- gio de San Carlos. En el 4? año, explicaría otro catedrático, en el convento de Predicadores, hora y media por la mañana y una por la tarde, las Instituciones canónicas, y pasados estos cuatro cursos, eran admi- tidos los profesores al grado de Bachiller en Leyes. En el 52, asistirían los alumnos á la cátedra de Instituciones ca- nónicas, los del 6% á la de Religión, junto con los demás de 5? año, y los del 792, á la de Historia y Disciplina eclesiástica. El artículo 97 exigía para el estudio de la Medicina las asigna- turas siguientes: Anatomía, Fisiología, Patología, Higiene privada y pública, Materia médica, Medicina legal, Arte de formular, Afectos internos, Clínica médica, Bibliografía médica, Vendajes, grandes y pequeñas operaciones, enfermedades de los huesos, Obs- tetricia, introducción á la práctica de la Medicina, deberes del mé- dico y Clínica externa. Según el artículo 114 y conforme á lo prevenido en el 50, los Bachilleres de Medicina asistían en el 5% año, con los de las otras facultades, á la cátedra de Religión, una hora por la tarde. Entre otros detalles curiosos, podemos citar el artículo 191, consignado en estas palabras: «Al juramento previsto por los Es- 243 MANUEL VALDES RODRIGUEZ tatutos de la antigua Universidad, prometiendo, antes de recibir grados ú posesionarse de las cátedras, enseñar y sostener la doctri- na del Concilio de Constanza contra el regicidio y defender la In- maculada Concepción de María Santísima, se añadirán los dos siguientes: 1% Enseñar y defender la soberanía del Rey nuestro Señor y los derechos de su Corona. 2% No haber pertenecido ni pertenecer jamás á las sociedades secretas reprobadas por las Leyes, €, €.» Da también una idea del espíritu del plan, el si- guiente artículo: «En cada aula habrá una imagen ó estampa de Nuestro Señor Jesucristo, de la Virgen Santísima ó de algún santo, ante la cual, arrodillados todos los discípulos, antes de comenzar los ejercicios literarios, dirán una devota oración, en que imploren la asistencia del Espíritu Santo. Del mismo modo recitarán otra antes de salir de la clase, por mañana y tarde.» Sin que nos permita la brevedad extendernos á otras citas, no es posible que terminemos sin recomendar la lectura de este docu- mento, porque en él se aprecia perfectamente el carácter de la época y, sobre todo, porque sirve de lazo y eslabón para comprender cómo las disposiciones de entonces se unen á las posteriores, de donde resulta la unidad histórica de un pueblo ó de una sociedad. ANTECEDENTES POLÍTICOS. —Ácademia Cubana de Literatura.—La gestión de la Sociedad Económica estuvo siempre caracterizada en todos los instantes de su vida mental, por un estado de conciencia reflexivo y serio. Es ella la institución que más culto ha rendido á las ideas. Pero hacia el año de 1834, se realizó en su seno un aconteci- miento de los más notables en la enseñanza de las Letras en Cuba, por las causas sencillas que lo originaron y por el lejano alcance de sus consecuencias. En el tercer tomo de los papeles de Saco aparece una relación minuciosa de este hecho, cuyo interés objetivo es tal que se hace muy difícil apartar los ojos al lector, hasta concluir sus últimas páginas. Tuvo inicio el incidente en la autorización concedida por el Cuerpo Patriótico para establecer una comisión permanente de Li- teratura, cuyo objeto debía ser el ameno y agradable estudio de ella, «ya que se presenta ocasión para incorporar á las tareas de la Sociedad este ramo de Instrucción Pública tan importante como útil y agradable». LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 243 Establecida la comisión en 13 de Febrero de 1830, pronunció la oración inaugural el Sr. Blas Osés, hombre que no podía inspirar recelos al gobierno de la colonia. Llegado Saco á la Habana en 1832 y cuando había fallecido el Rey Fernando VII, la comisión de Literatura consiguió, por Real Orden de 25 de Diciembre de 1833, licencia para constituirse en corporación independiente de la Real Sociedad, y así quedó en 6 de Marzo de 1834 definitiva y solemnemente inaugurada, con el nom- bre de Academia Cubana de Literatura. No fué del agrado del Sr. Juan Bernardo O'Gaban, Deán de la Santa Iglesia Catedral y Director de la Real Sociedad, este suceso, tomando entonces la Junta de Gobierno de la corporación una acti- tud que dividió á los socios en dos bandos opuestos, amigos unos y enemigos otros del pensamiento que se había realizado, revistiendo pronto el asunto un carácter serio, no oculto en las propias palabras del Director del Cuerpo Patriótico, cuyas reflexiones se extendían hasta «pesar y calcular la influencia que pudiera tener este negocio, directa Ó indirectamente, en el orden político ». Gobernaba la Isla el Capitán General don Mariano Ricafort, á quien se ofreció esta disputa en términos tales, que dió la orden á todos los periódicos para no publicar nada con relación directa á la Academia. Por más que esto acontecía el año de 1834, ya desde 1829 pre- cedía al nombre de Saco una atmósfera de enemistad política que había de servir para su daño. En todos tiempos, cuando siguiendo el ejemplo de los Gracos, levanta un hombre la bandera de una idea, mirada como un peligro para los intereses establecidos, muy luego se prepara y se concita su desgracia. Necesita el hombre de la tierra y de los medios materiales para vivir, y al sospechar siquiera que alguien condena la legitimidad de su posesión, despierta en él la bestia humana para poner al paso el odio, los recelos y la sangre, torpemente confundidos, y castigar con la muerte aquella osadía. La causa única, la que condenaba á Saco al ostracismo y le hu- biera amenazado con la muerte, era la firmeza con que atacaba la esclavitud, tan necesaria para la vida colonial que parecía elevada al rango de institución. Pero en aquella interposición de los hombres y de las ideas, son aquéllos los que vienen á decidir de la contienda. Cita Saco á 244 MANUEL VALDES RODRIGUEZ O'Gaban, á Pinillos, á La Sagra, como partes causantes del suceso. Acaso influyó en ellos, más que la inquina, el consejo peligroso de la vanidad, que, como dijo Cicerón del César, sólo pueden vencer los dioses. Sostuvo La Sagra acalorada discusión con Saco, con motivo de la crítica de las poesías de Heredia. Nadie que haya advertido el carácter de nuestra poesía patriótica, podrá desconocer que esta polémica ahondaba el divorcio, hecho ya, de peninsulares y cubanos, desde tiempos anteriores al gobierno del General Tacón. He leído muy atentamente la crítica de La Sagra, sin advertir nada que in- dique en el ánimo ni insidia ni malevolencia. Pero lo que artificiosamente estaba escondido, salió á la super- ficie en una carta que dirigió La Sagra á los editores de El Mensajero, de New-York, el 20 de Agosto de 1829, publicada en los Anales y firmada por El Ermitaño del Campo de Marte. «Ustedes en esta parte, decía un párrafo, fueron extremadamente cautos, pues, aun cuando les tocaba, como á periodistas españoles y compatriotas y camaráas del poeta, decir algo de su mérito, se atuvieron más bien á la opinión de Lista y de los editores de los Ocios. No ha ocurrido á sus autores venir á la Habana, á criticar producciones indígenas: delito atroz que espiará suficientemente el redactor de los Anales.» En cuanto á esta última parte, no resultó exacta la profecía, pues la verdadera víctima, seis años después, vino á ser el estadista cubano que en 17 de Julio de 1834 recibió su pasaporte de extraña- miento despachado por el General Tacón. Perdió Saco su libertad, pero ganó un inmenso prestigio político; la causa de la educación se asió entonces á la bandera de la libertad. Los que se dieron á su defensa, se creyeron tam- bién obligados á la de las letras, y cada vez que se levantara la voz para quejarse del atraso del país, había de ser por boca del patrio- ta, colocado en situación de rebeldía enfrente de la metrópoli. La vida mental del país era muy intensa por esta época y para que fuera más poderoso este pacto de la libertad con la ciencia, Luz y Caballero, con su ejemplo y con su doctrina, dilataba los horizon- tes de la conciencia y aumentaba, con evidentes creces, los afiliados á la milicia de sus ideas. PLAN DE 1842.—Al establecerse el plan de 1842, quedaron su- primidas todas las enseñanzas de Jurisprudencia, establecidas en las LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 245 ciudades de Cuba y Puerto Príncipe, y la cátedra del Seminario Conciliar de San Carlos, de la Habana. Las Juntas Superiores de Medicina, Cirugía y Farmacia, se re- fundieron en la Inspección de Estudios y en el claustro de las Fa- cultades respectivas. Desapareció, asimismo, la antigua Facultad de Cirujanos Roman- cistas y la de Cirujanos Latinos, sin daño de los derechos adquiri- dos para el ejercicio de la profesión. Con motivo de estas disposiciones, “contenidas en un título adi- cional al plan, la alta inspección de estudios que se estableció, tuvo que abrir y formar numerosos expedientes, á personas intrusas en el ejercicio de la profesión, acusadas muchas de ellas de groseras supersticiones, que explotaban la ignorancia del pueblo con la venta de remedios secretos que inventaba la superchería. Aparte de que tales manifestaciones eran un residuo que dejaba á su paso la esclavitud, probaban también la deficiencia de la an- tigua Universidad Pontificia. La enseñanza del nuevo plan comprendía la secundaria, ele- mental y superior y las facultades mayores de Jurisprudencia, Medicina, Cirugía y Farmacia. Para matricularse en la de Jurisprudencia, era requisito indis- pensable el grado de Bachiller en Artes y el de Bachiller en Cien- cias para las tres últimas. No constituía, por tanto, el grado de Bachiller, una base común para cualquier estudio mayor, puesto que su estructura interna de- pendía de la facultad que eligiera el alumno, decidiendo esta cir- cunstancia el carácter literario ó científico del grado de Bachiller. Las Ciencias y las Artes eran también susceptibles del grado de Licenciado, que, para las últimas, se dividía en Ciencias matemá- ticas y naturales. Estableció también el plan, una sala de disección y otra de pre- paraciones, y dos de enfermos en el Hospital General, para la ense- fianza de las Ciencias médicas y quirúrgicas. Los sangradores ó flebotomianos, habían de asistir, durante un curso, á las lecciones de Anatomía, Fisiología y Vendajes en la Universidad, y las matronas Ú parteras, ganar dos años de estudios y Otros dos de práctica. Estas últimas disposiciones no tuvieron, sin embargo, completa consagración, pues á la severidad del precepto respondió una tole- rancia que podía calificarse de abusiva, 246 MANUEL VALDES RODRIGUEZ La característica de este plan de estudios, Ó al menos un rasgo muy especial de su fisonomía, estaba en la organización de la se- gunda enseñanza, que podía ser elemental y superior, y ambas pú- blica y privada. Para los efectos de la primera de estas dos últimas, se constituía un Colegio, llamado de la Universidad, en forma de un verdadero internado. Tanto el colegio como su organización era un reconocimiento y un verdadero triunfo de las ideas que sostenía Luz y Caballero; pe- ro es evidente que su virtualidad hubiera sido muy distinta bajo la dirección del sabio maestro, dado que la ingerencia administrativa nunca hubiera podido sostener la competencia, en igualdad de con- diciones, con el ministerio libre del primero. Esta segunda enseñanza invadía la esfera de los estudios supe- riores, comprendiendo asignaturas señaladas después y que algunas perduran hoy en las Escuelas de Letras y de Ciencias de nuestra actual Facultad universitaria. Eran tal organización y tales estudios la bandera de la reforma literaria y científica, que brillantemente mantuvo enhiesta el ele- mento culto del país. Apartado el vulgo de los estudios históricos y de la crítica, se finge á Luz y Caballero como un sabio y filósofo embebido en la contemplación de su saber y sus ideas, retirado allá en el fondo de su gabinete, sin contacto con el mundo ni con los hombres y ajeno á toda influencia en el mundo de la realidad. Aunque no admitiera más transacción que la de la patria, las ideas de Luz y Caballero eran tan fundadas, y tal cimiento tenían en la verdad, que el Gobierno, á la concepción y necesidad del Ins- tituto Cubano, respondió con la creación del Colegio de la Univer- sidad. Basta leer las palabras del General Valdés, cuando buscaba afa- noso un edificio en que implantar el Colegio, para comprender el empeño que tenía de satisfacer el clamor de la opinión ilustrada que dirigía Luz. El Colegio, sin embargo, no llegó á establecerse y el Gobierno tuvo que pasar, al decir del General Concha, por el descrédito de no realizar el compromiso aceptado. Todos los hombres educados en aquella Universidad del 42, ma- nifestaron siempre un entusiasmo vivo por la obra de educación que realizaba, LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 247 Es innegable que en ella se formó una legión de hombres, nota- bilísimos por su saber, su patriotismo y sus virtudes. Las pruebas de los exámenes eran severas; triunfaba el saber, pero no se desconocían los méritos de la aplicación y de la conduc- ta correcta y caballerosa. Los maestros más distinguidos que, al inaugurarse el año esco- lar, levantaban su voz en el recinto del templo, pocas veces dejaron de hacer un llamamiento á los estímulos más nobles de la virtud y del patriotismo. Tuvo parte en este fenómeno el medio ambiente de aquellos ins- tantes, propicios todavía para tal empresa; pero pronto habría de extinguirse el vestigio de aquella época, resplandeciente en la his- toria del país. El siguiente juicio que emitió el autor de Cuba, 1850 á 1873, pá- gina 227, acerca del plan del 42, dará una idea exacta del pensa- miento del Gobierno en posteriores días. «El gobierno más de una vez llegó á creer que las doctrinas que en la Universidad de la Habana se enseñaban, debían infundir te- morées para la futura seguridad de la Isla, pues se tenía á aquellos maestros y á aquellos discípulos, como hijos de las escuelas de Va- rela y de don José de la Luz, de ideas liberales y de aspiraciones separatistas de España, por lo que continuamente hubo de propen- derse á limitar estos estudios literarios. » El General Concha comprendió que debía dictarse una nueva Ley de Instrucción Pública, más general, más liberal y más amplia que la que había desde 1842. Publicada entouces la ley de 9 de Septiembre de 1857 de la Península, encargó su estudio y aplica- ción para Cuba á personas que conocían la materia, y formulóse un plan, que remitió en 1858 á la aprobación del Gobierno Supremo, donde durmió hasta la creación del Ministerio de Ultramar, cabién- dole al Marqués de la Habana, como primer Ministro que fué de este Departamento, el presentarlo á la aprobación de S. M., que lo hizo en R. D. de 15 de Julio de 1863. PLAN DE ESTUDIOS DE 1863.— Antecedentes políticos. —Si no reco- nocido como un derecho por la metrópoli, el sentimiento de la per- sonalidad surgió en la conciencia del país merced á ciertas circuns- tancias no por pasajeras menos efectivas en sus resultados. No sorprende la crítica histórica ese sentimiento sólo en los in- dividuos, ni germinaba sólo tampoco en la conjunción de persona- 248 MANUEL VALDES RODRIGUEZ lidades llamadas á influir en los intereses de la colonia; porque con más Ó menos conciencia, afectó también al gobierno mismo. Los Capitanes Generales, tal vez por efecto de sus grandes y po- derosas facultades, hubieron, las más de las veces, de vivir divor- ciados de la sociedad que regían; pero, en otras, bien por razón de su carácter, por los estímulos del talento ó de la previsión política, reconocían el imperio de la época y se daban cuenta de las necesi- dades y de los sucesos públicos, cuya lógica, tan enérgica como las de las mismas ideas, desenvolviendo sus gérmenes, los fuerza á al- canzar sus consecuencias últimas. En la serie prolongada de los acontecimientos, dióse el caso, en ocasiones por los accidentes de una difícil y dilatada comunicación, Ú por los sucesos de la Península misma en otros, de quedar sus- pendidas largo tiempo las relaciones de la colonia con la madre pa- tria, sin ser difícil entonces que los Capitanes Generales concluye- ran por entenderse con el país en el que, al fin y al cabo, vivían. Cuando el Conde de Santa Clara fué relevado de su cargo de Go- bernador General, acaso porque así lo exigiera el gobierno de la Re- pública francesa, tuvo que permanecer más de dos años en el terri- torio de su antigua jurisdicción. Le sucedió Someruelos y basta conocer las crónicas y noticias de aquella época para advertir las corrientes de simpatía y acuerdo que estableció con los hombres importantes de la época. Ni nada más hermoso tampoco, ni para los amantes de la jus- ticia más consolador, que aquel rasgo del Capitán General don Ni- colás Mahy, y aquellas palabras suyas en ocasión de establecerse nuevos aranceles, que comprometían la prosperidad de la Isla: «Nada poseo en este país; pero no por eso me interesa menos su bien y prosperidad, y pues la nueva ley de aranceles se opone á lo uno y á lo otro, cortando el progreso á la riqueza pública, suspén- dase su cumplimiento y dése cuenta á S. M., que yo tomo sobre mí y mi destino la responsabilidad que por esta resolución pueda so- brevenirme.» No era de extrañar tal nobleza ni serenidad de espíritu tal, si se recuerdan los elevados conceptos de la carta que el General Mahy, en 4 de Julio de 1822, dirigía al Ministro de la Guerra; carta que da la clave para explicarse la situación moral y política de la socie- dad cubana por aquellos días. Señalaba Mahy «la honda pertur- bación que producía en el país, la presencia de los emigrados de las provincias disidentes y la indisciplina de las tropas penin- LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 249 sulares procedentes de Veracruz, La Guaira, Cartagena y otros puntos ». Y concluía con estos conceptos, que dictaran la más noble sin- ceridad y la sabiduría más alta de un gobernante: «Ojalá no hubiera sino cubanos! En tal caso, bien se podría responder con la vida de la incontrastable adhesión al gobierno es- pañol de esta Isla.» Y refiriéndose, por último, á la conveniencia de reunir los man- dos militar y político, exclama: «Digan lo que quieran los que no conocen los elementos de que se compone la población y han creído que las reglas establecidas para la Península son aplicables, absolutamente, á los dominios ul- tramarinos.» j Era aquella la época en que brillaba en su esplendor máximo el insigne Arango y Parreño, quien, con otros hijos ilustres de Cuba, daba tono de verdadera homogeneidad y cohesión á la sociedad aquella de sus días, de que hablaba el General Mahy. Y porque aludo en estas líneas á un hecho de carácter histórico, cumple perfectamente á mi propósito, reproducir é invocar, cuantas veces fuere necesario, el testimonio valioso é inexcusable de los es- critores más cercanos de la época. En el elogio histórico de Parreño, que escribió Anastasio Carrillo y Arango y que publicó más tarde el Sr. Andrés Aran- go, se hace una pintura que concuerda con la que dió el General Maby, con una correspondencia que sólo de la verdad pudiera de- rivarse. Escribía Mahy al gobierno en 1822 y, con referencia al de 1820, decía el Sr. Carrillo y Arango: «Ya por entouces se sentía ampliamente en la Isla de Cuba la provechosa influencia de lo que, bajo otros aspectos, era una cala- midad para la Monarquía española: la pérdida del continente ame- ricano. Esa revolución, por una parte, y la destreza con que la habían aprovechado, por otra, el buen sentido del pueblo habanero y la alta razón de sus autoridades militares, económicas y civiles, todo ello junto, había impreso en aquel país un movimiento de me- jora, de creación, de estímulo, de producción y riqueza general, como difícilmente se ha visto ningún otro en las vírgenes regiones de aquel nuevo mundo.» Yo os invito con respeto á leer una vez más la descripción bellí- sima de Domingo Del Monte, y más tarde la de José Gabriel del 250 MANUEL VALDES RODRIGUEZ Castillo, pintando, con delicada frescura, la sociedad aquella de aquel momento. Jamás se reveló con mayor cohesión, ni tuvo en ningún otro tiempo fuerza más eficaz el pueblo de Cuba, porque la resolución de su problema político no estaba en oposición ni pugna con su metró- poli, que no supo aprovechar tan propicias circunstancias. Pocos días habían de restar á ese período, completamente hun- dido en el más absoluto desastre, después del Teniente General don Miguel Tacón, Duque de la Unión de Cuba, «hombre de condición altiva, índole recia, carácter resuelto y obstinado y más versado en armas que en política» (Biografía de Saco, por el Sr. P. de Agúe- ro, pág. 35). Al implantarse la normalidad académica, en 24 de Abril de 1842, aprobada por Real Orden del mismo año, la acción equivocada de la metrópoli había extinguido el espíritu de iniciativa de la Socie- dad Patriótica y del Real Consulado, y puestos unos enfrente de otros los elementos de esta Sociedad, fió el gobierno su éxito y sus triunfos al sistema político de la asimilación. La ley de Instrucción Pública, que veinte años más tarde pre- sentaba á la aprobación de S. M. la Reina, en 13 de Julio de 1863, el Ministro de Ultramar Sr. José de la Concha, se inspiraba en es- te sistema tan ruinoso para el decoro político de la nación española y que había de contar ya por muy pocos los últimos días de su rei- nado en América. Lo que significó el General don José de la Concha para la Ins- trucción Pública en la Isla, desde el año 1850 hasta el de 1863 y años posteriores, en ningún documento puede estudiarse mejor, ni con mayor acopio de datos, que en la colección de informes, memo- rias, proyectos y antecedentes sobre el Gobierno de la Isla de Cuba, que, por comisión expresa del Gobierno Supremo, publicó en 1873 el Sr. Carlos de Sedano y Cruzat. Es de la mayor importancia el estudio de este período, por co- rrer muy válida la afirmación de que al citado gobernante corres- pondió un brillantísimo papel en el fomento de la Instrucción Pú- blica en la Isla de Cuba, organizando los servicios, abriendo escuelas y, por último, con la normalidad del plan de estudios de 1863. «El General Concha ha alcanzado como protector de la Instrue- ción Pública, un título de imperecedera gloria» (Cuba desde 1850 á 1873, pág. 57). Nombrado el General Concha Gobernador Capitán General de LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 251 la Isla de Cuba y Presidente de sus Reales Audiencias, llegado á esta capital el día 10 de Noviembre del propio año, muy pronto se diri- gió al Ministro de la Gobernación, en la Metrópoli, en 21 de Di- ciembre de 1850, remitiendo una memoria que, como las demás, ca- lificó de «malhadada » el Sr. Alcalá Galiano (Cuba en 1858, pág. 7), y en las que presentó el cuadro político y administrativo del país, con el evidente propósito de sugerir las medidas que se implantaron después, imprimiendo carácter á su gestión política y económica. Ni por un momento debe olvidarse que una de las preocupacio- nes del General Concha fué el desarrollo de la riqueza material de la colonia; pero, como si corrientes opuestas y contradictorias hu- bieran de trabajar su ánimo, se apresuró á denunciar «la apertura de los puertos de la Isla atribuyéndole todas las dificultades que con ella se observaban para la gobernación del país ». Muy pronto el General Concha dejó ver su inquina contra la Au- diencia, la Real Junta de Fomento, la Contaduría de Propios y Ar- bitrios y la Superintendencia General de Hacienda; organismos y corporaciones que en sentirsuyo, «tenían bajo su tutela el Gobierno General, imposibilitando su acción de esta manera ». Pero ninguna de estas corporaciones mereció del General Con- cha tanta ojeriza como aquel Real Consulado, émulo de la Real So- ciedad, convertido después en Junta de Fomento, que tanto germen de progreso material y moral había sembrado. A los planes de Arango y Parreño respondía el General Concha con el siguiente pensamiento: «La Junta de Fomento, revestida de monstruosas atribuciones que jamás se ha atrevido á pretender el espíritu más exagerado de descentralización, malgasta cada año la enorme suma de $500,000, mientras el Capitán General se ve privado de dispo- ner de mil» (pág. 118, obra citada). Y explicando la razón de su sentir, agregaba: «La creación de la Junta de Agricultura y Comercio, en la for- ma y con las atribuciones que se halla constituída, es otro ejemplo palpitante que confirma amargamente la antecedente aserción. Con la facultad de emplear las cuantiosas sumas que el Gobierno pone generosamente á su disposición, lejos de emplearse en los caminos y obras más convenientes y en las que son absolutamente indispensa- bles para la defensa del país, ha llevado á cabo Ó fomentado cami- nos de hierro y obras ostentosas, que le hacen aparecer sobrepuesto á la Península, en los adelantos que proporcionan tan costosas em- presas. Así, los beneficios mismos del gobierno han contribuído á 252 MANUEL VALDES RODRIGUEZ que estos naturales se consideren más adelantados en civilización y con mayores elementos de riqueza que la madre patria, llegando el desvarío de las ideas en algunos, al extremo de mirar como una mengua y descrédito propio, la dependencia de su metrópoli.» Ni se ocultó tampoco para declararse contrario á la Universidad, que tachó de inútil y costosa, en los términos siguientes: «Pero como si no hubiesen sido bastante al extravío de esas mis- mas ideas, los sucesos á que me he referido y el cambio completo que en la situación política de la Isla produjo la apertura de sus puertos al comercio extranjero, todavía vino otra medida notable del gobierno á agravarla y empeorarla. Me contraigo á la Univer- sidad, creada en la capital de la Isla. Este establecimiento litera- rio, donde se reciben los últimos grados de varias ciencias, produce anualmente un crecido número de abogados y médicos más ó menos ilustrados, pero todos con ambiciones y pretensiones exageradas; y como se observa el sistema de no colocar en el país en las carreras públicas sino á muy pocos de sus hijos, son otros tantos desconten- tos que, por lo menos, llevan la propaganda á sus propias familias. Así se ha extendido admirablemente el espíritu de desafección, has- ta echar raíces profundas en los corazones. » Para alcanzar sin sentirla, una transformación que había de ro- dear de facultades omnímodas y absolutas al Capitán General y lle- varla á cabo sin violar los reglamentos, convirtiéronse las Juntas en cuerpos consultivos que, en Instrucción Pública, como en los de- más servicios, más que satisfacer los intereses del país, se curarían de complacer y robustecer los planes y las ideas de su gobierno. Respondieron á ese propósito, el Real Decreto de 21 de Octubre de 1853, que declaró á los Capitanes Generales, Superintendentes de Hacienda, y los de 16 y 17 de Agosto de 1854, completando por primera vez. en el Gobernador Capitán General, un poder idéntico al que habían ejercido los virreyes del Perú y Nueva España. La acción de estas disposiciones nada tuvo de pasajera, porque cuando en 26 de Noviembre de 1867, un año antes de estallar el mo- vimiento de Yara, el Ministro de Ultramar, Carlos Marfori, presen- taba á S. M. el Real Decreto de 25 de Noviembre de 1867, hacía constar, en la exposición de motivos, que el Real Decreto de 28 de Marzo de 1867 había confirmado los principios orgánicos reconoci- dos desde 17 de Agosto de 1854 y 31 de Mayo de 1856. En el cuadro de las facultades y atribuciones del Gobierno Su- perior Civil de la Isla de Cuba y de las dependencias generales de LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 2 ($1 (ul la administración civil y económica, estaban determinadas las rela- tivas á la Instrucción Pública, resultando las siguientes: 12 Personal de Instrucción Pública. 22 Universidad. 32 Instituto de 2* Enseñanza. 4% Instrucción Primaria. 52 Reglamentos generales de la Enseñanza. Consideremos ahora, con ligero examen, las medidas que el Ge- neral Concha aconsejaba adoptar, en su comunicación de 2 de Julio de 1851 al Ministro de la Guerra. «Reanimar el harto amortiguado sentimiento religioso, y para conseguirlo, será preciso que el clero se eduque é instruya, al me- nos por ahora, en la Península. «Suprimir también por ahora, los estudios universitarios, crean- do en su lugar un colegio para las carreras especiales. «Promover la educación peuinsular, facilitando las comunica- ciones, proporcionando salida ventajosa á los que hagan sus estu- dios en la Península, al paso que se excluya de los destinos, cargos y distinciones honoríficas, á los que recibieren su educación en el extranjero.» Declaróse partidario el General Concha del establecimiento de una Escuela de Maquinaria, y la principal razón que hubo de asis- tirle en este pensamiento, fué que anualmente venían á Cuba, para hacer las zafras, un número de maquinistas norteamericanos, que no bajaba de 400 y que regresaban á su país, llevándose, como precio de su trabajo, de 800 á 1,500 pesos, sin haber pagado contribución de ninguna clase por su trabajo. Lo que embargaba la atención «del General era, más que todo, el temor de que esos extranjeros pudieran ser el mejor instrumento de propaganda para las ideas anexionistas, peligro grande que, á su juicio, era preciso evitar á todo trance. Así lo da á conocer el siguiente párrafo: «El trato frecuente que estos naturales tuvieron, desde luego, con el crecido número de extranjeros que vinieron á domiciliarse en Cuba, así como el que les proporcionan sus repetidos viajes á Euro- pa y los Estados Unidos, en donde no pocos reciben su educación, necesariamente había de producir un cambio en sus costumbres, hoy enteramente asimiladas á las de las grandes poblaciones de Europa. Con ese cambio, vino necesariamente el de las ideas, y ya en contacto con la parte más democrática y enemiga de España, 254 MANUEL VALDES RODRIGUEZ debió ser éste naturalmente en sentido desfavorable á los intereses peninsulares. » Con estos antecedente no cabía duda que las ideas del General Concha habían de basarse en un pensamiento profundamente po- lítico. «Si la instrucción primaria, dijo, estaba desatendida, hasta el punto que la cantidad destinada á su sostenimiento era la muy exi- gua de $40,499, incluyendo partidas, por necesidad eventuales, con peligro de que se redujeran en la próspera vida de Cuba, á la mise- rable consignación de $8,478, * lo que sucedía con respecto á la secundaria era más lastimoso todavía. «El gobierno, ni antes del plan de 1842, ni después de este mis- mo, ha creado ningún establecimiento de esa clase, pasando por el descrédito de haber publicado, como parte de aquel plan, las bases de organización y reglamento del Colegio universitario, sin que hu- biese llegado á plantearlo. ? «Esta consideración fué, en el plan de estudios de 1863, el ori- gen de los Institutos, llamados á contener los extravíos de la edu- cación extranjera, sobre todo en la vecina Unión Americana, de cuyos colegios regresaban los jóvenes con sentimientos opuestos á la nacionalidad y á la familia, y con no menos del país, á donde llegan con nuevos hábitos, ideas y afecciones peligrosas. » Nadie podría sostener, con fundamento serio, que aquella crea- ción de los colegios públicos de enseñanza secundaria, habría de considerarse como un mal que debiera combatir la crítica. Es bien cierto que el concepto que habían de satisfacer, no sólo desde el punto de vista pedagógico, sino administrativo y aun tam- bién social, era bien amplio y generoso. Pero no es menos cierto que los hechos, por sí solos, no valen todo, ni todo lo significan. Hay que estudiar y considerar el espíritu que los rige y los sus- tenta, en proporción semejante que los principios en las acciones humanas. Los institutos de 2* enseñanza vinieron á la vida, al influjo de un sentimiento de desconfianza y con el acuerdo previo de que habían de vivir á expensas de la voluntad y de los procedimientos guberna- mentales; y fué por esto que, no bien se establecieron, cuando empe- zaron á arrastrar uba vida lánguida y mezquina los institutos priva- dos, hasta morir asfixiados, por falta de aire en que respirar y vivir. 1 Página 38 de la obra citada. 2 Página 47 de la obra ya citada. LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 255 No faltó quien, con protesta fundada, denunciara el nuevo sis- tema, tan poco propicio á la natural libertad del profesorado. Fué el primero el Sr. José María Zayas, colaborador de Luz y Caballe- ro, de quien no podía objetarse que desconociera la acción del or- ganismo docente. Pasó el tiempo sin escucharse la razón de aquella queja, hasta que el último en formularla á veces, y á veces devorarla en el silen- cio, fué uno de nuestros educadores, verdaderamente honorable por su valer, virtud y merecimientos: Joaquín Andrés de Dueñas. Tal fué el mal á que puso término la orden 366, de 30 de Ju- nio de 1900. Las ideas del General Concha fueron llevadas á la práctica á tiempo de ser Ministro de Ultramar, por Real Decreto dado en San Ildefonso á 15 de Julio de 1863. Redujo el plan, el cuadro de estudios de la 2? enseñanza y fijó la edad de nueve años para el ingreso, circunstancia esta que, con el tiempo, había de influir desventajosamente en la constitución mental de la juventud y en la estructura de la enseñanza científica, con evidente daño y atraso de las letras. Este solo precepto fué, en el camino de los estudios, un paso atrás que posteriores planes exageraron más todavía. El capítulo 1? del título 3% determinó las facultades, que fueron seis: Filosofía y Letras; Ciencias exactas, físicas y naturales; Far- macia; Medicina; Derecho y Filosofía. Con la templanza que debe exigirse en estas circunstancias, en este lugar y ante tal auditorio, no habrá de pasar inadvertido, que á la modestia y sinceridad del plan del 42, respondía el del 63 con un exterior pomposo, nuncio de promesas que no se habían de cum- plir en la práctica. El artículo 84 señalaba como enseñanzas supe- riores para la Isla de Cuba, las siguientes: Ingenieros de caminos, canales y puertos, de minas, de montes, agrónomos, industriales, Bellas Artes, Diplomática y Notariado. Con toda minuciosidad quedó determinada la composición orgá- nica de los estudios necesarios para coronar estas carreras, y el ar- tículo 202 preceptuó que los establecimientos públicos, de Enseñan- za Superior y Profesional, serían costeados por el Estado. Con tales premisas, no puede el lector atento reprimir su desagra- do cuando se entera por el artículo 203, que todas esas enseñanzas lu- josamente descritas en un plan de Estudios para la Isla, se recibi- rían en los establecimientos al efecto creados en la Península, 256 MANUEL VALDES RODRIGUEZ No menos engañoso y falaz resulta el capítulo 3% de las enseñan- zas profesionales, que habían de ser las siguientes: Veterinaria; Pro- fesores mercantiles; Náutica; Maestros de obras; Aparejadores y Agrimensores, y Maestros de 1* enseñanza. El título 32 proveyó también con largueza, que resultaba nomi- nal, en el plan al establecimiento de academias, bibliotecas, archi- VOS y MUS€os. En 1868, cinco años después, el país, los elementos de mayor cultura y arraigo, se lanzaron á la lucha armada que sin tregua con- tinuó hasta el año 1873. Sin parar mientes en la mal llamada reforma de Aráiztegui, que el Gobierno Supremo de la metrópoli, con buen sentido de pre- visión no quiso prohijar, ni aceptar tampoco su responsabilidad, y que no debe aparecer como un capítulo en la historia de las letras, sino como un episodio sangriento de guerra, llegó el año 1880, en que el ministro de Ultramar presentó un nuevo plan de estudios, complementando con última mano el sistema de asimilación polí- tica, que había herido de muerte la causa de la educación en Cuba. Transcurrió también este período, hasta culminar en la última guerra de nuestra Independencia, sin que ocurriera ningún hecho ni circunstancia notable, dignos de apreciar, en el ligero bosquejo de la Enseñanza Superior que he de rematar en breve. En el lapso de tiempo transcurrido desde 1842 á 1863, estable- ció el General Concha, por decreto de 5 de Febrero de 1855, dos es- cuelas generales preparatorias de enseñanzas especiales, en la Ha- bana y Santiago de Cuba, en que se cursaban, durante tres años, los estudios siguientes: Matemáticas elementales; Mecánica elemen- tal, bajo el punto de vista de sus aplicaciones prácticas, principios de Topografia, de Geometría, descriptiva y de perspectiva; elemen- tos generales de Geografía é Historia; Idiomas francés é inglés; Partida doble y práctica de Teneduría de libros ó Dibujo lineal y de adorno, aplicado á la fabricación y modelado. El Decreto del Gobierno General de 5 de Febrero de 1855, fun- dando estas escuelas, anticipaba el pensamiento que inspiró la re- forma del plan de estudios de 1863. «Secundando, decía el preámbulo de la disposición, los deseos del Gobierno de S. M., he procurado siempre, con especial solicitud, el fomento de la Instrucción Pública, sobre todo en aquellos ramos LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 251 del saber humano susceptibles de aplicaciones inmediatas al des- arrollo de la general riqueza. » Mezquina era en verdad esta concepción y la experiencia se ha encargado de comprobar que el progreso y adelantamiento de las artes y conocimientos útiles, en tal dependencia están de las con- quistas del saber, que sin ellas vegetan los primeros, condenados al estancamiento y la esterilidad. Resultaron las escuelas preparatorias muy provechosas para la ju- ventud, que utilizó para el estudio aquellos últimos años anteriores al de1863. Discípulos aventajados pasaron después á maestros con- cienzudos y expertos que prestaron sus talentos á las escuelas pro- fesionales, venidas después, y aun á la carrera de Ingenieros de nuestra actual Facultad de Letras y Ciencias. Merece asimismo consignarse como creada en el intermedio del 42 al 63, la Escuela Normal de los RR. PP. Escolapios de Guanabacoa. La forma de internado de su organización, logró despertar en los jóvenes estudiantes un verdadero deseo de saber y de estudio y formó los hábitos inherentes al ejercicio del magisterio de la niñez. La disciplina escolar era suave, no obstante la seriedad del régimen implantado. Añadíase á todo esto, un espíritu de afecto y simpatía á cuyo des- arrollo contribuyó el profesorado de sacerdotes ilustrados y bon- dadosos, de que hablaban con respeto y casi veneración los discípu- los del Instituto. Los normalistas formados en el Instituto fueron después coope- radores solícitos, desinteresados y activos en el gobierno y dirección de las escuelas que les encomendaban, y aun hoy, pueden citarse los nombres de maestros muy competentes, merecedores de la mayor estimación. No dejaremos de advertir que esta institución gozó de una ver- dadera autonomía en sus métodos, no alcanzándole el espíritu ex- clusivo, gubernamental y arbitrario del plan de 1865. En el año de 1852, la Real Cédula de 26 de Noviembre autorizó á los RR. PP. Jesuitas para establecer un colegio de segunda ense- ñanza, elemental y superior. Colocábase, al efecto, la primera piedra del edificio, en el paseo de Carlos ITI, sitio del llamado Cuartel de Maderas, cuando se sus- pendieron las obras de repente y el gobierno, que tenía la obsesión de crear un colegio de Segunda Enseñanza, pretendió aprovechar la Real Orden de 26 de Marzo de 1853, que así lo disponía, para ofre- 258 MANUEL VALDES RODRIGUEZ cer á los PP. el convento de la Merced. No hubo de agradarles ni convenirles esta oferta, hasta que el Capitán General Sr. Pezuela, señaló, para el objeto expresado, el convento de Belén, donde esta- ba de guarnición un batallón de Infantería y del que, en 16 de Enero de 1854, tomó posesión, en la parte disponible, el P. Munar y bajo su rectorado se inauguró el Colegio, en 2 de Marzo del propio año. Constaba el plan de estudios, aprobado por el gobierno de la me- trópoli, de cuatro partes: Instrucción religiosa, Estudios clásicos que constituían la Segunda Enseñanza, Estudios preparatorios y accesorios y de adorno. La Ley de 1842, favorable para conceder mayor amplitud á los estudios de Seguuda Enseñanza, permitió á los PP. presentar y sos- tener nutridos programas, en que tuvieron representación todos los intereses pedagógicos; el grupo de Literatura y estudios históricos; las Ciencias naturales; las filosóficas y morales y las Matemáticas. Abrazaba la Segunda Enseñanza un período de siete años; tres para la Elemental y cuatro para la Superior. El 42 año de la Segunda Enseñanza, Ó sea el primero de la Su- perior, correspondía al 19 de Filosofía de la Real Universidad, de modo que en los últimos cuatro años de estudios en el colegio, las asignaturas eran comunes con las de la Universidad. El diploma expedido por el Instituto capacitaba para el ingreso en facultades mayores, sin ningún requisito ulterior, en la Univer- sidad, en donde era cangeado por el título de Bachiller, expedido por el Rector de esta última; privilegio que cesó por Real Decreto de 3 de Noviembre de 1871. Era evidente que para ejecutar el plan de enseñanza, necesitó el colegio de profesores muy aventajados y competentes, que llevaron á un gran nivel la vida intelectual del mismo. Uniéronse á este profesorado, oradores que alcanzaron un pues- to eminente en elocuencia del púlpito, pacientes investigadores de las ciencias en el Observatorio Meteorológico, cuyo renombre fué universal, y sacerdotes distinguidos por su piedad y virtudes. PErí0oDO DE LA INTERVENCIÓN.—Al fenecer en Cuba la domina- ción española, necesariamente tuvo el gobierno interventor que dar solución al destino de un pueblo que había encontrado en estado permanente de lucha sangrienta por su libertad, pero dotado de todas las instituciones que dictaba la civilización. Conforme con las tradiciones de su historia, el gobierno inter- LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 259 ventor, se dedicó, desde el primer momento, á estudiar el estado de nuestra Instrucción Pública. El censo formado al efecto, le permitió aportar valiosos datos, junto con los repetidos informes de los oficiales americanos y buen número de documentos publicados en el país. Sin pérdida de tiempo manifestóse el gobierno militar en tales términos, que mientras no ocultó su preferencia por la escuela y por la enseñanza primaria, parecía que daba de la mano ó que ha- cía dejación de la 2* enseñanza de los Institutos y de la superior de la Universidad. Se acentuó más tal tendencia con la llegada del General Wood, cuya política era más profundamente innovadora y radical. Aparentemente la razón que abonaba al gobierno militar en es- ta segunda época, para dedicar su preferencia al interés de la ense- ñanza primaria, era que en los Estados Unidos, las Universidades se sostienen con sus fondos propios y no constituyen una carga para el Estado. Sin ser la alegación del todo cierta, la verdadera expli- cación estaba en la fuerza irresistible y enérgica que tiene la escue- la, como factor modificativo ó resolutivo, en un país y en una socie- dad cualquiera. El hecho es que, mientras funcionaba una Secretaría de Instrue- ción Pública, ésta no se ocupaba más que de la Segunda Enseñanza y de la Universitaria, dejando expedita y franca la acción del go- bierno militar en el asunto de las escuelas. Acaso el Sr. Varona, Secretario entonces, tuvo que vencer algu- nas resistencias para que los gastos de la Universidad y de la Se- gunda Enseñanza corrieran por cuenta del Estado, en tanto que el gobierno, con generosa largueza, adquiría en gran escala pupitres y materiales de enseñanza para montar las escuelas, invirtiendo cuan- tiosas cantidades al efecto, dado el absoluto abandono en que las había encontrado. En dos épocas puede dividirse este período, tan fecundo, liberal y halagúeño para las escuelas cubanas. El primero, el del Sr. Alexis Everett Frye, el segundo el del teniente Sr. Mateo Hanna. Hombre profesional y técnico el primero, tuvo en breves días una participación enorme en el movimiento á favor de la instruc- ción primaria, merced á un entusiasmo no superado por nadie, la in- fluencia sugestiva que ejercía en el ánimo de los maestros, junto con una pericia extraordinaria en el pensamiento pedagógico, dejando una memoria que enaltecerá toda la vida la historia de sus servicios. 260 MANÑUEL VALDES RODRIGUEZ No llegué á comprender nunca el choque ocurrido entre el peda- gogo Mr. Frye y el General Wood; sólo pude entrever en sus con- versaciones, que mientras el primero quería introducir un régimen completamente civil, por razón de personas, métodos y organismos, el segundo se empeñaba en conceder gran participación en la admi- nistración de las escuelas á los oficiales militares. Los hechos no confirmaron esta impresión. Sucedió al Sr. Frye, el teniente de Ejército Mr. Hanna. Noera éste un pedagogo ni un profesional; pero dentro del molde de la edu- cación americana, estaba perfecta y hábilmente preparado para la función que se le había encomendado. Fué en tales términos un modelo de corrección y de respeto para los maestros y para todos los elementos del país, y 4 las circunstancias en que pudo moverse, débesele el haber organizado las escuelas, desde el punto de vista administrativo, imprimiendo firmeza á su gestión con gran habili- dad, tacto y honradez. El desarrollo que tuvo en aquellos momentos la instrucción pri- maria, puede calificarse de prodigioso, y dudo yo que se haya reali- zado mayor en ninguna época, ni en ninguna otra parte del mundo. En los momentos actuales de crítica y controversia, puede aventu- rarse una afirmación á este respecto, y es que cuantas veces, de una manera autorizada, se ha combatido la ley actual de primera ense- ñanza, se ha empezado por manifestar que la organización es buena, pero que debe modificarse la ley: este es el problema; pero estas mo- dificaciones de todo orden dependen de nuestra propia discreción y de la sabiduría de nuestros legisladores. No tan profunda fué la innovación en la Segunda Enseñanza; pero el nuevo régimen que se establecía introdujo notables y muy fecundas innovaciones. El Sr. Varona consultó con tino el espíritu de libertad y expan- sión, propio de los colegios americanos de Segunda Enseñanza, y sobre este concepto calcó la ley que rige en la materia. Entre las varias modificaciones, en este movimiento, fué una de ellas la supresión del latín del cuadro de enseñanza, con lo cual pa- recía responder al exceso de educación retórica y formalista de otros días, robusteciendo el factor científico en la preparación de la juven- tud y acaso porque entendía que, en la renovación radical de nues- tros organismos docentes, el ejemplo y la experiencia de otros pue- blos aconsejaban la supresión aludida. No sé que esta controversia de las lenguas muertas, esté tratada LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 261 con mayor maestría que por Bain, en su obra La Ciencia de la Edu- cación, y bien pueden servir sus hondas consideraciones para alimen- to de los espíritus reflexivos. Fijó el Sr. Varona la edad de catorce años para el ingreso en la Segunda Enseñanza, con lo que no hizo otra cosa que volver á prác- ticas anteriores, que una larga experiencia había sancionado con aplauso. Las arduas materias que estudia la Segunda Enseñanza en todos los países, reclaman hábitos y condiciones que vienen con la edad y el ejercicio adecuado; y si falta la proporción entre la dificultad que ha de vencerse y el poder mental escaso en los primeros años, lejos de ser provechoso el trabajo, debilita, empobrece y enferma la inte- ligencia. No tiene valor ninguno la consideración alegada de la precocidad de nuestros niños, porque este factor, lejos de facilitar, constituye la dificultad del problema, agravado éste, cuanto más favorecida aquélla. Era tanto más evidente esta circunstancia, cuanto que la nueva ley obedecía, si es dable expresarse así, á un plan de cultivo de ca- rácter intensivo. Manifestóse también el propósito de que los actuales colegios de segunda enseñanza, lenta y naturalmente se convirtieran en escue- las superiores. Muy beneficioso había de ser este problema para la cultura pú- blica; pero, por desgracia, está intacta su resolución, sin que aparez- ca en nuestro horizonte intelectual indicio alguno de que pueda su- ceder así. Al lado de los Institutos, costeados con largueza por el Estado, deben levantarse centros de educación, progresivos é inteligente- mente gobernados. La cultura general de los elementos de la po- blación no ha de venir solamente de los Institutos: que á tal punto no llega nunca la acción oficial; ese hecho ha de resultar del ma- yor número de centros dle educación, levantados por la acción indi- vidual, con evidente provecho para sí misma. Distintas son las causas que responden á la producción de este fenómeno: distintas, pero entre ellas, está en su relativa proporción la repugnancia con que, por lo general, el padre de familia contri- buye á los cuantiosos gastos que origina el sostenimiento de una buena casa de educación. En cuanto á la enseñanza superior de nuestra Universidad, una yez que el nuevo plan proclamaba la necesidad de un criterio cien- 262 MANUEL VALDES RODRIGUEZ tífico y experimental que llevara á la observación directa de la na- turaleza, fué preciso que favoreciera la instalación de museos, gabi- netes, laboratorios, etc., empezando por elevar la consignación, para material científico de 8,900 pesos á 19,000. Como profesor perteneciente á la Facultad de Letras y Ciencias, me importa recoger en este momento, una afirmación, hecha den- tro de la nueva ley, cual es, la de haber conservado en ella el nú- cleo de los altos estudios especulativos, para dirigirlos al fin de preparar los profesores de segunda enseñanza. Por otra parte, y en no menor analogía con este último pensa- miento, el nuevo plan abrió las puertas de la Universidad á los es- tudios pedagógicos, en acuerdo completo con el progreso de la ma- yor parte de las universidades americanas. Con aquel fin que deben perseguir la Escuela de Letras y Filoso- fía y la de Ciencias, de formar el profesorado de la segunda ense- ñanza, debe coincidir la Escuela de Pedagogía, formando maestros hábiles y experimentados, para el mejor desempeño de las escuelas, de los Institutos normales y demás organismos docentes; porque, de esta manera, en colaboración directa que multiplica la acción privativa de cada elemento, las Letras, las Ciencias y la Pedagogía darán la orientación adecuada al pensamiento pedagógico y á la ac- ción educadora de la República. La nota más digna de aplauso, en el empeño realizado, fué que el plan sirviera para una modesta Universidad, que tomaría mayo- res proporciones «cuando tengamos más población, más riqueza y más sosiego ». Merced á vuestra benevolencia, he llegado al fin que me propu- se, en estas precipitadas y mal compuestas líneas. Bien sé, que he callado hechos dignos de particular mención y que nombres muy respetables no han llegado en estos momentos hasta vosotros. No un olvido que sería culpable, ni un desconocimiento de mé- ritos, que reconocidos de todos están en la conciencia del país, han podido tener la menor parte en esta omisión. Os he dicho, aunque con harta palidez, lo que ha sido en sus lí- neas generales la enseñanza superior en nuestro país y la parte que en ella corresponde á nuestra Universidad. Lo que en adelante deberá ser nuestro primer centro científico, lo han proclamado desde esta tribuna ingenios muy distinguidos. LA ENSEÑANZA SUPERIOR EN CUBA 263 Pero, como en estos anhelos de engrandecimiento moral, me complazco en seguir á los que, en pasadas solemnidades, con más autoridad que la mía, muy escasa, elevaron su voz en este lugar, permitidme reproducir sus votos, para que esta Alma Mater que amorosa nos cobija y nos alimenta con la savia de la vida mental, se aproxime, con pujante esfuerzo, al ideal de la Universidad en la edad moderna. Con el empeño de la Facultad de Letras y Ciencias, hemos ini- ciado la expansión universitaria, brillantemente manifestada en las conferencias públicas, y en la cooperación ofrecida á amigos y com- pañeros nuestros, los maestros de instrucción primaria, que con pa- triotismo é inteligencia conducen las escuelas de la República. Próxima á realizar el empeño de una educación harmónica, nues- tra juventud adquiere hábitos provechosos de cultura cívica. Fáltanos, empero, fomentar lazos de saludable afecto entre nues- tros discípulos, sin olvidar que debemos establecerlo entre nosotros mismos, por medio de asociaciones que todas las universidades mul- tiplican. Institución superior la Universidad, no puede ser la representa- ción exclusiva de los elementos más cultos, pues influyendo sobre todas las distintas actividades de una sociedad, tiende á realizar en toda la nación la comunidad de la vida mental. Empresa noble y generosa es, sin duda, enaltecer la obra del en- tendimiento, con tal de asociarla á la cultura de la voluntad y del carácter, para que con posibilidad mayor se haga sentir en los pro- blemas de la vida nacional en todos sus órdenes el saber de la Uni- versidad. Debe la Universidad formar la obra de la más escogida persona- lidad, la más robusta y duradera, la más completa y harmónica, y según con vastas miras, con hondo pensamiento y con frases de ver- dadera nitidez, ha dicho el Presidente del Colegio Aldebert, Mr. Char- les Thwing: la Universidad, en relación con el individuo, debe lle- nar una triple finalidad: formar el hombre de estudio, el pensador y el caballero y la dama, para asociar estos conceptos, con tal suerte y con tal arte, que culminen en el carácter, creación la más noble de la vida. Permitidme, por último, ya que á ello nos obligan la solidaridad de nuestra propia milicia, una costumbre piadosa y la necesidad misma de una lección moral, dedicar algunas frases inspiradas en el mejor de los afectos á tres compañeros muy estimados por su ta- 264 MANUEL VALDES RODRIGUEZ lento, por su valer moral, por el relieve de su significación y de su alteza, caídos, durante el año académico, al rudo golpe de la contienda de la vida: Cecilio Reol y Ferrera, Esteban Borrero y Echeverría, y Manuel G. Lavín y Chappotin. Los doctores Reol y Lavín, ofrecen cierto contraste dentro de la comunidad de su mo- destia, tan patente como amable: el Dr. Reol, con recursos muy es- casos, á fuerza de trabajo y perseverancia, que nunca desmintió, sin desfallecimiento ni vacilación, coronó la obra de su cultura cien- tífica, sin haber salido jamás de su país: le fué posible al Dr. Lavín, trasladarse al extranjero, utilizar el concurso de los viajes, presen- ciar el brillo y la irradiación de los grandes luminares del saber en el mundo; pero, aquél, á la luz de su sol, éste, en regiones aparta- das, uno y otro, alcanzaron al fin el más alto galardón de sus es- Fuerzos, llamados con justicia y merecimientos á la función que más podía halagarles y enaltecerles: el magisterio de la juventud, en su propio país. Cayeron los dos en el camino áspero y pedregoso; pe- ro en tan duro trance no les fué negada la mano piadosa, dulce y bienhechora de la familia. ¡Cuántos rostros queridos, pudieron re- flejarse para siempre en su pupila trémula, próxima á palidecer, para despertar en la eternidad ! ¡ Pero el Dr. Borrero! Conturba el ánimo de sus amigos y ad- miradores, pensar en la última hora sombría de una existencia ra- diante de esplendor y de vida. Porque fué nuestro llorado amigo una cultura vasta que honra- ba á su país, una inteligencia robusta y excepcional, una personali- dad distinguida en el campo de la ciencia y del arte, capaz de ma- nifestaciones antitéticas, y sobre todo, fué Borrero, un carácter fraguado en el duro yunque de la necesidad y del trabajo y que en lucha desigual, cuya aspereza llegó hasta la crueldad en ocasiones, supo y logró formarse con elementos bastantes para ser útil á sus conciudadanos, á su familia y á su patria. Algo que oprime el es- píritu envuelve la memoria de nuestro distinguido compañero y querido amigo en los postreros días de su afanosa existencia. Y ¿cómo concluir mejor este acto solemne, que uniendo nuestra pena, al pesar hondo de los familiares y amigos de nuestros compa- ñeros desaparecidos? ¿Y, qué acto más meritorio que recoger las enseñanzas que se desprenden de sus vidas para entregarlas á esta juventud generosa, que es la esperanza más bella de la República ? 5: He dicho. A PROPOSITO DE LA NUEVA INTERVENCION AMERICANA 1 POR EL SR. WILLIAM TAFT Gobernador Provisional de Cuba Señoras, señores y miembros de la Universidad de la Habana: Singular honor es para mí, en momentos en que represento tem- poralmente al Ejecutivo de esta Isla, tomar parte en la ceremonia de la apertura del curso académico de esta gran Universidad. A la vez que un honor, tiene este acto especial interés para mí, porque, cuando ejercía las funciones ejecutivas—allá en los antípodas—en las islas Filipinas, me cupo la suerte de tomar parte en igual cere- monia en una Universidad fundada por la misma Orden, y en idén- ticas condiciones, más de cien años antes que ésta. Me refiero á la Universidad de Santo Tomás de Manila, fundada también por la Orden de los Dominicos, y que aún continúa bajo su dirección. Los de la raza latina—no sin razón—acostumbran caracterizar- nos á nosotros—los de la raza sajona—de bruscos y de engreídos en la opinión que tenemos de nuestro poder para hacer avanzar la ci- vilización; pero la verdad es que, los que hemos tenido ocasión de ponernos en contacto con la civilización de la raza española y de sus descendientes, no hemos podido menos de «advertir que la raza anglo-sajona tiene mucho que aprender del refinamiento intelectual, de la capacidad de raciocinio, del temperamento artístico, de la imaginación poética, de los grandes ideales y de la cortesía de las razas latino-españolas. Es preciso conocer la historia de estas colonias para darse cuen- ta de la enorme suma de energías empleadas por España en la obra de la civilización. Las grandes obras públicas realizadas por ella en todas partes dan testimonio de su perseverancia y de su espíritu 1 La Redacción de la REVISTA inserta en las columnas de la misma el oportuno discurso que con motivo de la apertura del actual año académico pronunció en dicho acto Mr. William Taft, Gobernador Provisional de la República de Cuba. La Universidad, interesada tanto como cualquiera otra institución de la Isla en su beneficio, ha sabido agradecer la distinción dispen- sada por tan conspicuo funcionario, que tanto empeño tuvo en dirigirse al pueblo de Cuba por medio de su superior Centro de cultura, dando á conocer la alteza de miras de los Estados Uni- dos al intervenir nuevamente en la vida política de nuestra patria, 266 WILLIAM TAFTI emprendedor en siglos en que nosotros los del mundo anglo-sajón estábamos empeñados en empresas más modestas. La historia de los primeros navegantes y de las primeras colo- nias españolas se agranda á medida que se la estudia. Pero la ci- vilización de España, su vida civil y sus instituciones, tenían por base la idea del predominio en el estado de un hombre ó de unos pocos hombres, y esa idea ha cesado de imperar en el mundo. Entre los anglo-sajones, desde tiempos muy remotos, prevaleció el princi- pio de que á todos los del pueblo, capaces de conocer sus propios intereses, correspondía determinar cómo habían de protegerse esos intereses, y esa función podía confiársele en la seguridad de que la desempeñaran con mayor acierto que un solo hombre Ó unos pocos hombres, por grande que fuese el altruismo de éstos. Y porque en los países anglo-sajones se empezó antes, porque en ese respecto y en el desenvolvimiento de esa idea tenemos la ventaja que nos da la experiencia de doscientos años de educación en el gobierno propio, indebidamente nos jactamos de una superioridad en materia de go- bierno que sólo debemos á las circunstancias. Ahora hemos llegado á una etapa en que la atención del mundo se fija en los trópicos, y surge á la vez un movimiento á favor del gobierno popular. Recientemente le ha tocado en suerte al pueblo de los Estados Unidos—que ha ido luchando por la senda del gobierno popular, que á veces ha caído pero ha logrado levantarse—ayudar áalgunos paí- ses á los cuales les ha faltado esa experiencia al llegar á disfrutar de los beneficios de esa forma de gobierno. La Isla de Cuba, constituída en República hace cuatro años, hizo tan rápidos progresos en ese tiempo, que casi llegó á embria- garnos de entusiasmo á los que tenemos fe en el gobierno popular. Fué como el crecimiento de una planta tropical, la cual, acaso, era preciso podar á fin de que el tallo ó tronco obtuviese mayor fuerza y resistencia. Era quizás necesario que este pueblo recibiera la advertencia de que las bases del gobierno propio popular deben ser, antes que elevadas y vistosas, anchas y sólidas. Es penoso para mí, y más penoso aún para mi jefe, el Presidente Roosevelt, que tan identificado está con la independencia de esta Isla, haber sido llamado y encontrarme aquí en momentos en que este pueblo ha dado un traspié en la senda del gobierno popular. Pero, como quiera que ello sea, me ha proporcionado la oportunidad, que con gusto aprovecho, de aseguraros, en nombre del Presidente Roose- LA INTERVENCION AMERICANA 267 velt y del pueblo americano, que estamos aquí para ayudaros. Con nuestro brazo bajo el vuestro, levantándoos de nuevo sobre la sen- da de asombrosos progresos que habéis recorrido, podemos—tengo confianza que así ha de ser—volver 4 señalar con orgullo el hecho de que los Estados Unidos no son una nación explotadora, y que, sólo por simpatizar profundamente con el progreso del gobierno po- pular, están dispuestos á contribuir con su tesoro y con la sangre de sus hijos á extender y á asegurar el buen éxito de esa forma de gobierno en el mundo. Y ahora, siguiendo el procedimiento usual de la raza anglo-sa- jona, á la cual ya me he referido como algo engreída y brusca, acaso me perdonaréis, si llamo la atención de este auditorio educado 6 in- teligente sobre algunas de las dificultades con que ha tropezado vues- tro pueblo y de los medios que acaso deban emplearse para hacerles frente. Fué vuestra dificultad la siguiente: se os ha criado bajo la influencia de las ideas de gobierno de los siglos xv y xvi—gobierno de un solo hombre ó de pocos hombres—y se os ha enseñado á atri- buir á otros la responsabilidad del gobierno, Habéis ejercitado solamente las funciones de la crítica (en tiempos pasados la crítica tenía que refrenarse ante el gobierno) y la mayoría de vuestra gen- te, y especialmente las clases acaudaladas y educadas, se prepara- ron á ocupar una posición, no de indiferencia, pero sí de apatía respecto de los asuntos políticos y gubernamentales. Aquí me pa- rece que encuentro una reliquia de ese estado de cosas, aunque las razones para ello hayan desaparecido; encuentro que el Derecho es- tá encomendado á una clase, y á otra la Medicina; que los intereses comerciales se hallan vinculados en una tercera clase y los políticos en una cuarta clase; y las tres primeras, aunque observan con inten- so interés, temo que no ejercen mayor influencia en lo que se hace por el gobierno. Ahora bien: si los tres primeros grupos no toman parte activa é insisten en ejercer su influencia en la política, no veo qué necesidad hubo de cambiar vuestra forma de gobierno. La teoría del gobierno popular tiene por base la participación de todas las clases en la vida política para ejercer en ella su influencia. He descubierto (luego se figura uno que ha aprendido mucho en pocos días, y es característico de la raza anglo-sajona que os hable como lo estoy haciendo, puesto que os he de hablar) he descubierto, me parece, que vuestros ideales son demasiado elevados. Voy á ex- plicarme. Cuando un ideal es tan elevado que se halla fuera del alcance 268 WILLIAM TAFIT de la realidad, ese ideal no es de gran utilidad. Remontarse á las regiones etéreas sin previo conocimiento del terreno que luego ha- brá de pisarse, es siempre peligroso, pues antes de terminar el viaje puede sobrevenir una caída y ésta será tanto más desastrosa cuanto mayor sea la altura. Ha dicho el distinguido orador al concluir sus observaciones (si es que mis limitados conocimientos del caste- llano me han permitido entenderle bien) que las esperanzas de este país se cifran en la generosa y educada juventud que obtenga sus grados en esta y otras instituciones. Ahora bien: yo no quiero decir nada que pueda herir ó desagradar á los jóvenes que salen á la vida para ser útiles, pero no debo ocultar la verdad. Hay una 6 dos tradiciones que aún predominan en esta civilización. Una de ellas es que las carreras facultativas son la única ocupación digna de los que obtienen grados universitarios y de las personas edu- cadas. Ese es un grave error. Una educación universitaria no es obs- táculo para el buen éxito en la vida industrial y comercial. Es, si se la emplea bien, una ayuda; pero temo que á los jóvenes cubanos que ahora emprenden el camino de la vida no se les haya inculcado suficientemente el espíritu mercantil que acaso predomina demasia- do en los Estados Unidos. Lo que hace falta aquí, entre los cuba- nos, es sentir el deseo de ganar dinero, de establecer grandes em- presas, de desenvolver la prosperidad de esta hermosa isla. La mayoría de vuestros jóvenes debería dedicarse á los negocios. Todo el mundo reconoce vuestra capacidad y vuestra habilidad, y en la próxima generación no tendréis dificultad en colocaros en primera línea á fin de que los bancos y las casas de comercio y navieras de este país estén en manos de cubanos y no de extranjeros. Es muy cierto que para el desarrollo de Cuba se necesita capital extranjero, y la profunda deuda de gratitud que este país tiene para con ese grande hombre, Tomás Estrada Palma, consiste en que él se dió cuenta, mejor que ningún otro cubano, de la necesidad de - traer aquí capital y de convencer al mundo del carácter conserva- dor de vuestro gobierno, á fin de que los capitalistas extranjeros tuvieran confianza, pues sin ésta no había de venir el capital. Pero la entrada del capital extranjero no se opone á la adquisición gra- dual de él por medio de la laboriosidad y del espíritu de empresa inspirado por un patriotismo inteligente y enérgico por parte de los cubanos. El derecho de propiedad y los: motivos de su acumula- ción, después del derecho de libertad, es la base de toda civilización LA INTERVENCION AMERICANA 269 moderna próspera; y mientras aquí no exista la comunidad de in- fluencias y de dirección políticas, capaz de ser afectada por las influencias conservadoras de la propiedad y de sus poseedores, no es posible que tenga buen éxito el gobierno popular. Por lo tanto, recomiendo á los jóvenes que hoy salen á la vida pública, y que han alcanzado en los estudios la excelencia que atestiguan sus diplomas, que dediquen toda su atención, los que tengan propiedades en la Isla, al mejoramiento de ellas, y los que no poseen bienes de fortu- na, á buscar colocación en casas mercantiles y dedicarse al comer- cio, á fin de que dentro de veinticinco años, cuando los visite un extranjero simpatizador, no encuentre, como ahora, la clase gober- nante ó política, la comercial y la que representa las ciencias y las letras, separadas y divididas, sino que ya estéis gozando de los be- neficios de la combinación de todas esas clases sin la cual es absolu- tamente imposible una república próspera, una opinión pública segura, conservadora y patriótica, pronta á hacer cualquier sacrifi- cio que exijan las circunstancias. Doy las gracias al Rector de la Universidad y á la Facultad por haberme proporcionado la oportunidad y el gran placer, señoras y señores, de saludaros, y el honor de deciros lo que os he expuesto. Ahora sólo me falta agregar: «No os descorazonéis». Nadie ha llegado jamás á realizar un ideal sin haber antes fracasado dos ú tres veces; y el único medio de transformar Jos fracasos en buen éxito es hacerlos servir de vehículos que conduzcan á la victoria, aprovechando la lección que cada uno de ellos entraña para evitar los peligros y caminar hacia el triunfo. Nada digno de poseerse fué jamás intentado sin lucha, sin trabajo, sin decepciones y sin fracasos. El momento más peligroso es aquel en que todo parece marchar suavemente, y el viento es favorable y cree uno dirigirse al buen éxito por una senda recta, desembarazada y franca. La humildad que produce el desengaño es el mejor estado de ánimo para asegurar el buen éxito. Os doy las gracias. ¡ Viva la República de Cuba ! LA DECLINATORIA Y SUS APLICACIONES POR EL DR. A. RUIZ CADALSO Profesor de Geodesia y Topografía (Lección del curso de Agrimensura) La declinatoría es una brújula, generalmente de forma especial, que se aplica á los goniógrafos y goniómetros con el objeto de orien- tarlos con relación á la meridiana magnética, ó á la verdadera; se dice entonces que tales instrumentos están declinados. PLANCHETA DECLINADA Al ejecutar una poligonación con la plancheta, su orientación en cada nueva estación se verifica, como sabemos, poniendo en coincidencia la línea de fe de la alidada con la recta trazada ya so- bre el papel y que une la estación actual con la anterior, y hacien- do girar entonces el tablero hasta que la alidada quede apuntando á la estación anterior. Conocemos también el error á que puede dar lugar una pequeña falta de coincidencia con la recta en la pri- mera parte de esta operación, y el peligro de que un pequeño golpe ó empuje que sufra accidentalmente la plancheta la desoriente y equivoque los trazados ulteriores, lo cual obliga á dejar siempre un peón con una banderola en la estación anterior á fin de pod+r com- probar en cualquier instante la orientación actual; y sabemos, por último, que el error resultante de las pequeñas desorientaciones que son inevitables ejerce una influencia sobre el resto de la poli- gonación que va siendo cada vez mayor, pues crece con la distancia que se recorre á partir del punto de error, lo mismo que sucede con los goniómetros, y por las mismas razones que para éstos. Tales inconvenientes han hecho pensar en aplicar la brájula á la plancheta para orientarla, disfrutando así de las ventajas corres- pondientes á toda orientación magnética, principalmente de que entonces son independientes las orientaciones de estaciones sucesi- vas, de modo que el error no aumenta con la distancia, y de que en muchos casos se puede prescindir de comprobar con la estación anterior, y por lo tanto de dedicar un peón exclusivamente á ese trabajo. LA DECLINATORIA Y SUS APLICACIONES 2711 La declinatoría que para ello se emplea es generalmente una pe- queña brájula, encerrada en una caja rectangular (figs. 1 y 2) 6 cuadrada (fig. 3); en el primer caso la graduación se limita á la línea de fe (fig. 1), Ó se reduce á algunos grados á derecha é iz- quierda de dicha línea (fig. 2); cuando la caja es cuadrada, la gra- duación es completa alrededor del limbo (fig. 3); otras veces la declinatoria se fija á la alidada, como se ve en la fig. 4, que repre- senta uno de los modelos de alidada de anteojo empleados por el Servicio Topográfico prusiano. De todos modos la línea de fe de la brújula se hace paralela á la de la alidada (borde de la regla), ú al canto de la caja, de suerte que moviendo la declinatoria sobre el tablero de la plancheta puesta en estación, hasta que la aguja libre apunte á su línea de fe, y trazando con el lápiz una recta so- Fig. 3. bre el papel según aquel borde ó canto, esta recta indicará la posi- ción de la meridiana magnética en esa estación, y en lo sucesivo, para orientar magnéticamente la plancheta en cada nueva estación, bastará poner el canto de la declinatoria en coincidencia con la meridiana ya trazada y hacer girar el tablero hasta que la aguja apunte á su línea de fe. Se prefiere muchas veces fijar invariable- mente la declinatoria al tablero por medio de los tornillos que se ven en las fig. 2 y 3, ó inerustándola en el borde del tablero, como en la plancheta de Gannett (fig. 5), porque entonces para orientar la plan-heta basta, así en la primera estación como en las sucesi- vas, hic-r girar el tablero hasta obtener la coincideucia de la aguja con su línea de fe, y porque a fija la declinatoria está menos ex- puesta á caídas y no hay que ocuparse tanto de ella, - 272 A. RUIZ CADALSO La plancheta declinada es especialmente aplicable á los levanta- mientos topográficos en pequeña escala, como 1 : 10,000 ó menos, pues entonces, combinándose las ventajas debidas á la orientación magnética y que ya hemos explicado, con la mayor tolerancia que corresponde á esas escalas, demuestra la experiencia que se pueden hacer con este aparato rodeos ó poligonaciones de varios kilóme- tros de longitud, obteniendo errores de cierre aceptables y que fá- LA DECLINATORIA Y SUS APLICACIONES 213 cilmente se compensan si tales operaciones se basan en otras de mayor precisión, como se hace para levantamientos topográficos muy extensos, de modo que el instrumento en cuestión se presta mucho para el relleno de los detalles en la formación de mapas, siendo frecuentemente suficientes para el caso planchetas pequeñas, como la de Gannett. En semejantes trabajos se puede aplicar muchas veces el méto- do de estaciones alternadas, con el consiguiente aumento de rapi- dez. Haciendo estación en el punto 1 (fig. 6), se orienta magué- ticamente la plancheta según la línea N $, y dirigiendo la visual al punto 2 y midiendo la distancia correspondiente, podremos trazar sobre el papel la línea 1-2; transportando el instrumento al punto 3, orientando nuevamente, apuntando otra vez al 2, con la alidada le] .) od ¡3 3! lis A a | A Pa Se | K SÁ e 8] N AS Fig. 6. en coincidencia con 2”, y midiendo la distancia 2-3, se traza la recta 2-3', y así sucesivamente. La plancheta declinada permite también simplificar, en esta clase de levantamientos, el problema de determinar la posición del punto en que se está haciendo estación, sin medir distancia alguna, valiéndose de puntos determinados anteriormente en el levanta- miento, Ó que vienen dados por triangulación, pues bastan al efecto dos de estos puntos. Sean ellos A, B (fig. 7), indicados en a, b sobre la plancheta; coloquemos ésta en el punto que se desea para estación y orientémosla con la declinatoria; ocupará entonces una posición paralela á la que tenía en las estaciones anteriores, y las líneas del papel serán paralelas á sus homólogas del terreno, por ejemplo, a b y A B; tales líneas formarán, pues, un sistema homo- tético cuyo centro de homotecia se obtendrá sencillamente trazando 274 A. RUIZ CADALSO con la alidada las visuales A a, Bb, hasta su intersección S, que representará sobre el papel el punto de estación sobre el terreno. TEODOLITO DECLINADO La aplicación de la declinatoria á los goniómetros nos permite determinar el azimut magnético de una línea, con el grado de apre- ciación angular correspondiente al nonio del instrumento, por ejem- A A / Ñ / N / / TOO Ue plo, 1 minuto; de suerte que tal combinación nos suministra las ventajas de la brújula, que son la claridad propia del sistema de azimutes para determinar la dirección de las líneas, y la indepen- dencia de las orientaciones en estaciones sucesivas, al mismo tiem- po que nos da en gran parte la ventaja del teodolito, que es su ma- yor precisión en la medida de valores angulares. La declinatoria que generalmente tienen los teodolitos y taquí- metros europeos, consiste (fig. 8) en una aguja imantada suspen- dida dentro de un tubo que está adherido al limbo del instrumento por su cara inferior. El extremo Norte del tubo está cerrado por un vidrio esmerilado, en el que se han grabado un trazo central, que es el Norte y unido con el centro de la aguja da la línea de fe de la declinatoria, y varios otros á derecha é izquierda que repre- sentan grados. El otro extremo, que hace de ocular, está provisto de una lente que puede enfocarse sobre el vidrio graduado para verlo con entera claridad. De este modo, mirando por dicho ocu- lar, y dejando libre la aguja, se perciben los movimientos de la ex- tremidad Norte de ésta con relación á la graluación, y si está ó no en coincidencia con el trazo central, lo cual se facilita además en algunas declinatorias por hallarse encorvada hacia arriba esa ex- LA DECLINATORIA Y £US APLICACIONES 275 tremidad de la aguja. En ciertos taquímetros ingleses, la declina- toria se parece más á la de las planchetas, pues es una caja rectan- gular que puede entrar y salir como una gaveta en una corredera adherida inferiormente al limbo (fig. 9). La declinatoria debe es- tar colocada de manera que cuando el cero del nonio coincida con el cero del limbo, la línea de fe de la declinatoria sea paralela al plano de colimación del anteojo; á este fin están provistas las me- jores de tornillos de corrección que permiten cambiar ligeramente la posición de su línea de fe con respecto á la del limbo, y aun en algunas se puede hacer que el valor angular de este desplazamiento sea igual al de la declinación magnética, de modo que el teodolito determine entonces azimutes verdaderos. Esto dicho, se comprende fácilmente cómo se realiza la orien- tación del teodolito declinado y su empleo. Haciendo girar el lim- bo hasta que la aguja libre señale el trazo que indica el Norte, se fija el limbo con su tornillo de presión, y se afina dicha coinciden- cia por medio del tornillo de este nombre correspondiente al mismo limbo; como hemos visto, dada la construcción del instrumento, si 276 A. RUIZ CADALSO en este estado se apuntara el anteojo al Norte, la lectura del nonio sobre el limbo sería cero; pues de la misma manera, al apuntar á cualquier señal, la lectura será el azimut de ésta, y claro es que vendrá dado con el grado de aproximación que corresponda al nonio. Orientado pues, el instrumento como se acaba de ma- nifestar, se dejará fijo el limbo para todo el resto de las operacio- nes que se verifiquen en esta estación, y moviendo solamente la alidada se irá apuntando á los diversos objetos y leyendo sus res- pectivos azimutes. Se podrá hacer así un levantamiento por cual- WIN e: 53 LONDON E E a le quiera de los métodos que se utilizan con la brújula, con las mismas ventajas de ésta, y con mayor precisión, puesto que se leen los azimutes mediante un nonio. No hay que olvidar, sin embargo, que la precisión de un azimut cualquiera no será tanta como indica el nonio, pues toda la operación descansa en la coincidencia de la LA DECLINATORIA Y SUS APLICACIONES 217 aguja con el trazo Norte de la declinatoria, la cual se aprecia á ojo y está sometida á un pequeño error. La exactitud del conjunto de operaciones realizadas con este instrumento adolecerá de las mismas deficiencias que sabemos para la brújula, y principalmente la procedente de la falta de paralelis- mo que puede haber entre las meridianas de estaciones distintas; y su remedio será también el mismo, por ejemplo, dirigir una visual á la estación anterior, lo cual nos dará el azimut inverso de la línea entre ella y la actual, y si hay diferencia con el directo medido desde aquélla, aplicar la correspondiente corrección á todos los azimutes observados en la actual, repitiendo este procedimiento de estación en estación. En los levantamientos goniométricos, en que se miden los ángu- los absolutos de la poligonación, es conveniente deducir de éstos los azimutes de los lados, aunque sea con respecto á una meridiana arbitraria, que puede ser uno de estos mismos lados. Si por ejem- plo, hemos medido (fig. 10) los ángulos ABC=102*23', BCD 1489 Fig. 10. 58', y tomamos por meridiana la dirección AB, el azimut de este lado será 09%; el de BC será NBOC=180%—102* 23'=77% 37'; el de CD será N'CD=77* 37'—(1802—148% 58') =46* 35'; y así sucesi- vamente. El levantamiento quedará entonces en las mismas con- diciones que si hubiera sido realizado con un teodolito declinado, para los efectos que á continuación se expresan. La construcción de las poligonales de importancia en los levan- tamientos topográficos, y de los linderos de la finca en los de agri- mensura, cuando el plano se ha levantado con teodolito declinado, debe hacerse por longitudes y latitudes, calculando éstas en función de los azimutes observados. Sabemos, en efecto, que así se obtie- ne mayor precisión en el dibujo que por métodos puramente gráfi- 278 A. RUIZ CADALSO cos, 6 sea haciendo uso del transportador y trazando cada punto á partir del anterior; y procede, por lo tanto, corresponder de este modo á la mayor precisión que da el empleo del teodolito. Análo- gamente, puesto que este instrumento da los azimutes con aproxi- mación de un minuto, convendría emplear para dicho cálculo las tablas de Boileau, ó tablas de líneas trigonométricas naturales, ó de sus logaritmos, calculadas de minuto en minuto, pues si se usaran las tablas que vulgarmente sirven para los trabajos hechos con la brájula y que parten de los azimutes expresados de cuarto en cuar- to de grado, se perdería al calcular las coordenadas la superior precisión que permite el haber determinado los azimutes al minuto. CIENCIA INTERNACIONAL POR EL SR. VCARTOS THEYRK. Profesor de Química. Los hombres dedicados á investigaciones científicas han trata- do en todas épocas de corresponder unos con otros, no sólo por efec- to de la natural simpatía que en todos los órdenes de la vida se despierta entre personas de iguales gustos y dedicaciones, sino por- que tales relaciones y cambios de impresiones resultan necesaria- mente en el desarrollo de la ciencia por ellos cultivada. Metodizar y extender esas relaciones de modo tal que de ellas se derive el ma- yor y más rápido beneficio para el progreso ordenado de la ciencia, es el objeto que se propone la organización formada en Inglaterra por la Sociedad Real de Londres, la que desde el año 1900 lleva á cabo con éxito creciente la publicación de un Catálogo Internacio- nal de la Literatura Científica. El objeto y la naturaleza del Catálogo fueron definidos por me- dio de las siguientes resoluciones adoptadas por la Conferencia in- ternacional celebrada en Londres en el año de 1896. 12—Que es deseable compilar y publicar por medio de alguna organización internacional un catálogo completo de Literatura Científica, ordenado por materias y nombres de autores; 22—Que en la preparación de dicho Catálogo se tendrán en cuenta ante todo las necesidades de los investigadores científicos, de modo que éstos puedan, con el auxilio del Catálogo, encontrar con facilidad lo que se haya publicado relativo á las investigaciones que les interesen; : 32—Que en la ordenación del Catálogo por orden de materias se tomará en cuenta, no sólo el encabezamiento del libro ó artículo, sino también la naturaleza de su contenido; 4%—(Que el Catálogo comprenderá todas las contribuciones ori- ginales á las diferentes ramas de la Ciencia que se publiquen en revistas Ó en publicaciones de Sociedades, Ó como folletos indepen- dientes, memorias ó libros; 52—Deberán entrar en el Catálogo todas las contribuciones á las ciencias matemáticas, físicas y naturales; por ejemplo: matemáti- 280 CARLOS THEYE cas, astronomía, física, química, mineralogía, geología, geografía matemática y física, botánica, zoología, anatomía, patología gene- ral y experimental, psicología experimental, fisiología y antropolo- gía, con exclusión de lo que suele llamarse ciencias aplicadas. La administración del Catálogo está confiada á un cuerpo repre- sentativo llamado Consejo Internacional, que tiene bajo su dirección al Bureau Central Internacional directamente encargado de la prepa- ración y publicación. Los países deseosos de participar á la obra han de coleccionar, clasificar y remitir al Bureau Central todos los materiales necesarios para la bibliografía de la literatura científica de dichos países, y las organizaciones en ellos creadas con ese objeto llevan el nombre de Bureaus Regionales. En 1910, y después de esa fecha cada diez años, se reunirá en Londres, en el mes de Julio, una Convención Internacional que confirmará ó revisará las reglas establecidas por la Convención In- ternacional de 1898. Esa Convención constará de delegados nom- brados por los respectivos gobiernos, siendo tres el número máximo correspondiente á cada uno. También en el Consejo Internacional tiene su representación cada Bureau Regional con un delegado, y di- cho Consejo, que, como hemos dicho, tiene á su cargo la adminis- tración del Catálogo, se reunirá por lo menos una vez cada tres años. Actualmente existen treinta y dos Bureaus Regionales, es decir, treinta y dos países de mayor Ó menor importancia que trabajan en completa armonía con el Bureau Central, lo que constituye, como decía el profesor Armstrong, Presidente de la Convención Internacio- nal de 1905, un ejemplo notable de lo que puede realizarse por per- sonas deseosas de llevar á cabo una obra común. En esa lista de países cooperadores á la publicación del Catálogo se encuentran además de Alemania, Francia, Inglaterra, Estados Unidos, etc., paí- ses de menor importancia como Finlandia, India, Australia, Méjico, Nueva Zelandia. El Bureau Central, para hacer más completo el Catálogo, utiliza otros esfuerzos que se realizan en otras direcciones, como por ejem- plo el Repertoire Bibliographique Universel, creado en Bruselas, y el Zoological Record de Zurich, limitándose, sin embargo, el Catálogo al dominio de las ciencias puras, con exclusión de las morales, políti- cas y sociales. El Dr. Henry Foster Morley, con un personal administrativo activo y un Comité de expertos científicos, dirige en el Bureau Cen- CIENCIA INTERNACIONAL 281 tral la clasificación de los datos que le remiten los treinta y dos Bu- reaus Regionales suscritos á la obra, cifrándose en más de setecientas mil el número de informaciones remitidas en el pasado año, y las cuales figuran en el Catálogo publicado en el corriente; valiosa es- tadística que constituye importante testimonio de la actividad cien- tífica de esos países, y asimismo poderoso auxiliar para el investi- gador científico, no tanto en el inicio de sus trabajos como en el momento de redactarlos y publicarlos, por ser entonces de suma importancia el conocimiento de lo que sobre la materia objeto de sus estudios se haya publicado. En apoyo de la importancia que para robustecer la utilidad de la ciencia ofrece su internacionalización, y de cómo los esfuerzos individuales resultan más provechosos para el procomán, el profe- sor A. Schuster, de la Universidad de Manchester, emitía en 1902 la opinión de que la Meteorología probablemente progresaría con más rapidez y sobre base más firme que hasta ahora, si por espacio de cinco años dejasen de hacerse las observaciones más Ó menos ru- tinarias que se acostumbran, y dedicasen ese tiempo los observado- res á coordinar los resultados anteriormente obtenidos y llegar á conclusiones provechosas para el presente y de utilidad para nue- vas conquistas. Sin llegar á ese extremo, con el cual no han estado conforme los meteorologistas, puede asegurarse que el éxito cre- ciente alcanzado por la publicación del Catálogo Internacional de Li- teratura Científica es un testimonio de la necesidad que ella satisface. El año pasado la Convención Internacional que se reunió en Londres, resolvió que en vista de ese éxito debía continuarse su publicación, por lo menos hasta 1910 en que ella nuevamente ha de reunirse. El Dr. Foster Morley, Director del Bureau Central, ha tenido la amabilidad de donarnos todos los documentos necesarios para que pudiésemos dar á conocer la utilidad y modo de funcionar de esa organización, y creemos con él que Cuba puede figurar dignamente en el número de los suscritores y cooperadores, habida cuenta de la actividad científica que á pesar de nuestros trastornos políticos se manifiesta en el país, y así lo pensó también hace más de un año nuestro Ministro en Londres el Sr. Rafael Montoro, cuando en co- municación dirigida á la Secretaría de Estado apoyó los propósitos del Dr. Morley. Nuestro Gobierno no creyó interesante prestar atención al asunto y quedó la Isla de Cuba fuera de ese concierto de naciones interesadas en el desarrollo de la ciencia. Con buen criterio opina el Dr, Morley que nuestro Bureau He- 282 CARLOS THEYE Pon se encargarían de esa información en los grupos siguientes: 19—Matemáticas y Física. 22—Química y Geología. 32—Botánica y Zoología. 4% —Fisiología y Bacteriología. 52—Antropología y Geografía. Como todo el mundo civilizado, nos decía el Dr. Morley, toma parte en la preparación del Catálogo, yo no puedo creer que Cuba quedará fuera. Debemos sin duda hacer un esfuerzo pata que es- trechando nuestras relaciones con el mundo científico y en ellas encontrando nuevos estímulos contribuyaimos 4 modificar aquella opinión no contradicha del sabio Dr. Grancher, de que en el terre- no científico constituimos unos excelentes consumidores, pero pobres productores. gional lo podrían constituir cinco profesores de la Universidad que REPAROS ETIMOLOGICOS AL DICCIONARIO DE La LENGUA CASTELLANA.—VOCES DERIVADAS DEL GRIEGO POR EL DR. JUAN M. DIHIGO Profesor de Lingúística y de Filología La counaissance des mots conduit á la connaissance des choses. PLATÓN. € Cíclope. —Respecto de esta voz sólo se dirá que, si bien la etimo- logía aparece correcta, ha debido indicarse que kúxkoy significa el que ó la que tiene el ojo redondo, de modo que en su primer aspecto es un adjetivo del cual se ha formado el sustantivo ó kúxkoy, el Cíclope Polifemo, que tenía un solo ojo colocado en medio de la frente. Además la forma oros del genitivo varía, puesto que puede ser oros úl wros. Ciclorama.—Le ha faltado á la Academia decir que el elemento ópapa, segundo de esta voz, se deriva de ópúv, ver. Cigofileo, Cigomático.—Respecto de estas dos voces se dirá que si bien es cierto que la etimología que indica el Diccionario de la Academia es correcta, en cuanto á la segunda no aparece en los dic- cionarios griegos de Alexandre y Chassang que fúyopa signifique pómulo, sino objeto que sirve para unir, todo cuerpo transversal que une ú otros dos, ete., en medicina cigoma. Hubiera sido oportuno que al “analizar la voz cigomático se hubiera dicho que se derivaba de fóyopa, "y éste de tuyóv, yugo, de teúyvvps, unir, de la raíz ZYT, que expresa la idea de unir. Monlau nada dice acerca de esta voz y Roque Barcia, cuando señala el término, se refiere á zigomático, lo que significa que no es partidario de la escritura con e sino con z, puesto que refiriéndose á cigoma, zygoma, dice: «la forma ecigoma que se halla en algunos diccionarios es bárbara». Las lenguas francesa é inglesa han sido más respetuosas en la transcripción de los signos que la castellana, porque no han querido desfigurar el verdadero sonido de la letra ni su representación, Tiene razón Roque Barcia. 284 JUAN M. DIHIGO Cilíndrico.—Sólo se halla en el Diccionario de la Academia la voz griega kvukv8pixós, sin indicarse su significación, que es cilíndrico. Importa, pues, saber que es un adjetivo griego de tres terminaciones kvAwSpixós-9-óv, cilíndrico, derivado de kúdvSpos, cilindro, y á su vez del verbo kvkto, rodar, hacer rodar, pasar de mano en mano, proceden- te de la raíz KYP, que expresa la idea de algo redondo, encorvado. No hay que hacer gran esfuerzo para tener una idea exacta de la eti- mología de cilindro, del griego kúmvspos, que la Corporación no tra- duce y significa cilindro, cualquier objeto rodado y cilíndrico, formado del mismo verbo kvkío, antes indicado, forma usual y más correcta, á juicio de Chassang, que la kviuwvséw que trae la Academia é indica el mismo Monlau, porque, como opina Whitney, no es la última forma verbal kvAlvéeuv sino kvkiew, que origina la primera. Cima.—¿Por qué la Honorable Corporación no da la traducción del vocablo griego kóga para saber si hay relación entre su signifi- cado y el de la voz castellana? Precisamente porque kóa es renue- wo, brote, luego parte más alta de la planta y por último sinónimo de altura, como expresa Monlau, es por lo que hubiera convenido la clara explicación del concepto del término. También pudo haber dicho que kópa se deriva de la raíz KY, ¿dea de hinchar. Cíimbalo.—¿Por qué no se dice que kúpBadov significa cimbalo y que xóúsBn, mejor que kúsBos, como dice Monlau, significando vaso hueco, copa, taza, pequeña barca, saco, cabeza, cráneo, procede de la raíz KYTI, que expresa idea de algo encorvado, torcido ? Cimófana.—No es como dice la Academia de kúpa, ola, y dalvo, resplandecer, sino de kópa y avr, ilustración, demostración, tea, esplen- dor, luz, resplandor, claridad, derivado de gaívo. Cinegética.—No se indica la traducción de la voz griega kuvnyeruñ y es tanto más sensible cuanto que en la forma en que aparece este análisis del vocablo castellano, fácilmente se induce á error al que acude al Diccionario para aprender; pues pudiera ser ó un sustanti- vo Ó un adjetivo de tres terminaciones; pero observando con dete- nimiento la opinión de los etimologistas, veremos que la forma cine- gética viene de la griega neutra kuvnyeriká, Tú kuvnyerikó, las cosas pertenecientes á la caza, el arte de cazar con perros, todo del adjetivo de tres terminaciones kuvnyerixós-4-óv, compuesto de las voces kúvv, perro, y úyo, conducir. Cinegético.—Tampoco dice la Academia lo que significa la voz griega kuvnyerixós, que debió indicar en los tres géneros para que se comprendiese la clase de adjetivo que es: significa lo que hace relación REPAROS ETIMOLOGICOS 285 á la caza. En cuanto á la derivación fácilmente se advierte que el kvynyerikós Se deriva de kuvnyérns, cazador, derivado de kv0v, Perro, y iytopas, conducir, de áyo de la raíz AT, denotando idea de conducir. Cinemática.—El origen señalado por la docta Corporación es correcto de ktvnya, movimiento. A fin de que el análisis fuera más completo hubiera sido oportuno haber indicado que kivnpa viene del verbo kivéw, mover, agitar, de la raíz KI, expresando ¿dea de mover, de de empujar. ¡Sorprende no poco al estudiar esta voz el que se la refiera á una forma de adjetivo de tres terminaciones, kivnparikós-h-óv, como hacen Carré, Larousse, Littré, Echegaray y Roque Barcia, cuando ni Chassang ni Alexandre ni Bailly registran en sus respec- tivos diccionarios griegos el adjetivo kiwvnuarixós-4-óv. Ni Whitney ni el Standard hacen la menor referencia acerca de esta voz, como tampoco Monlau. Cínico.—¿ Por qué no se traduce la voz griega kuvixós-h-óv, del pe- rro, cínico, indicándose que es un adjetivo ? Cinife.—¿ Por qué no se traduce á kviyp, mosca, mosquito, dicién- dose que procede de la raíz KNA, ¿dea de rascar, raspar ? Cínico.—En esta voz se nota por una parte no estar expresada la significación castellana del vocablo griego kuviapós, filosofía, cínica, vida de cínico, y por la otra que su origen es de kúev, perro. Cinocéfalo.—Aun cuando la etimología está bien indicada, la Academia no traduce la voz griega kuvoxépados, ni tampoco la ex- plica, lo que es no poco lamentable, porque á primera vista podría tomarse la voz por un sustantivo solo, siendo así que es un adjetivo también de dos terminaciones kuvokxébados-ov, que tiene una cabeza de perro, y de ahí el sustantivo kuvoxépados, cinocéfalo, compuesto de kvov, perro, y xepadí, cabeza. Cinosura.—La significación del término griego kuvócovpa se si- lencia, 0sa menor, pequeña osa. Hay además otro punto que debió haber dejado bien explicado la Academia y es la diversa significa- ción del vocablo según el género á que pertenezca; cuando es feme- nino se trata de la constelación, cuando es neutro su significación es de huevos sin germen. Cirugía.—No basta que se diga que cirugía procede de xepovpyla, significando trabajo manual, operación de cirugía, derivado de xelp, mano, y ¿pyov, obra, operación, porque para llegar á la descomposi- ción final del vocablo es preciso indicar cómo xepovpyla se deriva de xeupovpyós, trabajando con la mano, y como nombre con la significa- ción de cirujano, para señalar después los componentes xeíp y ¿pyov, 286 JUAN M. DIHIGO Cisma.—Para la más clara y completa explicación de esta pala- bra hubiera sido muy conveniente que la Academia no se hubiese conformado con decir que se deriva del término griego cxícya, corte, división, separación, escisión, ete., sino que agregase cómo el sustan- tivo se ha formado del verbo exite, cortar, separar, rasgar, dividir, que á su vez se deriva de la raíz EXIA, expresando ¿dea de dividir. Breal, en su Diccionario etimológico latino, afirma que en viejo latín existía un perfecto redoblado sei-scid-¿ y que á la misma familia pertenece tal vez caedo (por secaedo), como no olvida de indicar la forma sáns- crita chid, hender, que está por una antigua skid. La razón de la x en griego se debe á la influencia de la s. Cismático.—Tanto la Academia como el Hispano- Americano, Co- mo Echegaray, dejan sin traducir este adjetivo, cismático. Siempre, como varias veces se ha indicado, ha debido señalarse el adjetivo en sus tres géneros dxicparixós--óv. para evitar dudas, pero nunca el silencio por parte de la docta Corporación, al extremo de ni siguie- ra expresarse que es un derivado de cisma. Con sólo examinar el Standard, Century, Alexandre, etc., se advierte la deficiencia de la exposición etimológica. Cisne.—¿Por qué al indicarse la etimología de esta voz kúxvos, nO se dice que significa cisne? ¿Por qué no se ha indicado igualmente que se deriva de la raíz KAN en su segunda acepción, denotando idea de canto, de sonido melodioso ? Cistitis.—Aun cuando la Academia, y con ella la generalidad de los etimologistas se conforman con manifestar que esta palabra está formada de la griega kúveris, vejiga, y del sufijo itis, significando punta, cosa que lastima, que irrita, y en el concepto de desinencia ú pseudo-desinencia connotando trritación, inflamación del objeto ú ór- gano expresado por la base radical, como dice Monlau, hubiera sido oportuno como ilustración que se hubiese indicado que kúsris se de- riva de la raíz KY en su primera acepción, dando idea de hinchar. Cistotomía.—Conocida la significación de kúcris, vejiga, y su origen, el análisis etimológico deberá concretarse al segundo ex- tremo, no conformándose con decir, como lo hace la Academia, que procede tomia de roy, incisión, cortadura, sino agregando que el Top se origina de tépvo, cortar, y este verbo de la raíz TEM, que ex- presa la ¿idea de cortar. Cizaña.—En esta palabra se nota ausencia de traducción de la voz griega fuavía, que es cizaña; grano, como dice R. Navas, que nace en los trigos y cebadas. Alexandre indica que la raíz debe ser semí- REPAROS ETIMOLOGICOS 287 tica; sin embargo, recorriendo las páginas de la obra de Campos Leyza, Análisis etimológico de las raíces griegas, nada se indica acerca de esto, diciendo tan sólo al analizar esta voz que fifaviov está por aufáviov, de cito, silbar, fermentar, Ó de téo, hervir. Clase.—El origen etimológico que da á esta voz la Academia, resulta equivocado; porque el término kkáúcis, no expresa la idea que encierra el vocablo castellano clase; kdúois significa acción de romper, derivado del verbo kkáv, romper, formado de la raíz KAA, idea de romper. La palabra griega que debió haber señalado la ho- norable Corporación es kAñous, llamamiento, citación, nombre, denomi- nación, derivado de kakéw, llamar, proclamar, de la raíz KAA en su segunda acepción, indicando idea de llamar. Roque Barcia, pen- sando equivocadamente en este caso que lo que abunda no daña, registra las dos formas kkúcis y kAñois; en cambio el Diccionario His- pano-Americano coincide como casi siempre con la Academia, mien- tras Littré, Monlau y Larousse sólo se concretan á la procedencia latina como el Standard; Bailly en su Manual de raíces griegas y latinas apunta sólo á kAfows, en lo cual están de acuerdo Curtius y Meyer. Clemátide.—A dos palabras griegas se refiere la Academia al indicar el origen de la nuestra; á kAnpariris, que no se traduce y es clemátide, y á kAmparís, que no tiene por única significación la de sarmiento de viña, sino la de clemátide; ahora bien, la Corporación hu- biera estado oportuna señalando kAnparís, así llamada, como dice Whitney, por sus largas y flexibles ramas, que es un diminutivo de xAñpa, viña, rama, derivado de kkAúvw, romper, desmochar, podar. Roque Barcia no ha debido usar la forma plural kAqparíses, sino las del sin- gular. La forma griega kAnuarís se ha formado de kAñua, sarmiento, cepa de viña, y ésta de kkúw, romper, de la raíz KAA, idea de romper. Clepsidra.—El único reparo que puede presentarse es el que no se ha traducido la palabra griega kkAepúspa, que significa clépsidra, re- loj de agua. Clérigo.—El Diccionario de la Lengua Castellana trae como eti- mologías á clericus y á kAmpixós, cuyas palabras quedan sin tradu- cir, lo que tiene relación con el clero, clérigo. La palabra castellana procede de una forma de adjetivo griego de tres terminaciones, kAnprxós-4-óv, que ha debido señalar la Academia, y de la forma mas- culina con la anteposición del artículo ha resultado una sustantiva- da que ha producido el vocablo nuestro. Tal como aparece en el Diccionario no es posible que se pueda dar uno cuenta del origen de este término; pero aún hay más, kAnmpixós es un derivado de 288 JUAN M. DIHIGO «Añpos, clero, clerecía, lo que se reparte, distribuye, asigna, señalar. Clé- rigo es un derivado de clero. Clero.—Con lo dicho anteriormente no hay necesidad de insistir más acerca de la etimología, pues la Academia lo señala en el latín clericus, griego xkAñpos, suerte, porción, herencia. La Corporación si- lencia, como casi siempre, la traducción de la dicción griega. Cleuasmo.—Dice la Academia que procede de la voz griega xMevacós, sarcasmo; en efecto tal origen está bien indicado, pero no la traducción, porque sarcasmo en griego es capracpós, lerivada de capxóto, arrancar la carne como hacen los perros cuando comen, formada de cápé, carne; mientras que xAevarkós, que también aparece bajo la forma de xAevacía, significa zumba, burla; derívase xdvacuós del verbo xdevato, zumbar, burlar, procedente de xAcún, burla. Clima.—La Corporación refiere esta palabra á la griega kMpa, que no traduce, y significa inclinación, pendiente. Para comprender mejor la razón de la significación de una voz es menester descom- ponerla en sus elementos; por eso con razón dice Monlau que se deriva de xkkivo, ¿nclinar, formada de la raíz KAI, expresando idea de inclinación. —Ourtius, en su maravillosa obra Principios de Etimología Griega, estudia la raíz en diversas lenguas y señala la admirable analogía que se advierte entre la raíz sánscrita cri (crájami), latín cli-vus, antiguo alto alemán hliné-m, gótico hlain-s, anglo-sajón h/áder, lituanio szle-ju, y el antiguo irlandés clóm, clóens. Así debió haber- se estudiado este vocablo, lo que no hubiera sido difícil consultando 4 Pott, Grimm, Fick y John Schmidt. Climatérico.—A simple vista se nota que la Academia se ha equivocado al escribir el vocablo griego, pues en vez de kMpakrnpuós ha puesto kMparnpixós. No hay que hacer más observación. Climatología.—En vez de descomponer la Corporación este vo- cablo para indicar que su segundo elemento deriva de Aóyos, como afirman Monlau, Echegaray, Roque Barcia, Littré, Larousse y otros, debió haber indicado como hace Whitney que logía se deriva de koyía, derivado de Myo, hablar. Clínico=a y clínica.—¿ Por qué no se evitan confusiones como las que indudablemente surgen si no se aclara el concepto que en la frase tiene la voz griega kdwvixós? ¿No comprende la honorable Corporación que este término puede ser un adjetivo ó un sustantivo y cuando se usa en la primera forma lo es de tres terminaciones y cuando se emplea en la segunda se hace siempre sobrentendiéndose el nombre tarpós, médico? El análisis etimológico debió ser así, clí- REPAROS ETIMOLOGICOS 289 nico, derivado de kdivixós, perteneciente á una cama, que se hace al lado de la cama; 6 kdmwvixós, el médico, y kMwvxñ, sobrentendido réxvn, arte médico, derivado «mw, cama, derivado de kAlvo, recostar, inclinar, to- do formado de la raíz KAI, que lleva en sí la idea de inclinar. La Academia no traduce la palabra kdwvixós. Clínico, como nombre sus- tantivo, es un derivado de clínica. Clister.—¿ Por qué no se ha traducido á kAveráp, clister, jeringa ? Y ¿por qué al indicarse el verbo kkAúto, rociar, inundar, bañar, no se ha dicho que se ha formado de la raíz KAY, en su segunda acepción, que expresa idea de manar, fluir? Tan importante es esto que el conocimiento de la raíz KAY permite á uno darse cuenta de la razón de ser de su presencia en la forma verbal del antiguo latín clu-ere, purgar, clo-aca, en el gótico hlu-t-r-s y antiguo alto alemán hlútar. Jurmann y Fick, al exponer sus opiniones sobre esta raíz, afirman que KAY es primaria y KAYA secundaria. Clorita.—Cuando la palabra que se analiza no existe en el idio- ma del que procede sino que se ha constituído por la unión de pa- labras, se comprende las debidas indicaciones de esas voces, pero cuando la hay no existe motivo alguno para condenarla al silencio: así acontece con el término que se analiza; la Academia dice «del griego xkopós, verde», en cambio no hay más que abrir el Dicciona- rio de Alexandre y se verá xkopírns-ov, —Al0os, clorita, especie de piedra verde. La forma xAopós, que da xAopírns, se deriva de xAón, verdura, yerba, follaje, formada de la raíz XAO, idea de verde. Cloro.—Sobre esta palabra, cuya etimología indica bien la Aca- demia, no hay que presentar más reparo sino que debió decirse que xAopós-á-óv es un adjetivo de tres terminaciones, pues tal como se señala por la Corporación puede dar lugar á duda, aun cuando lo traduzca por amarillento ó verdoso, teniendo en cuenta que la termi- nación griega os lo mismo afecta al sustantivo que al adjetivo. Clorosis.—El mismo defecto señalado anteriormente se vuelve á notar al hacer la Academia el estudio etimológico de esta voz, porque en vez de indicar que clorosis se ha formado del griego xkopós, amarillo, ha debido decir que procede, como indica muy bien el Century, de xhopórns, color verde, color amarillo, palidez, y no como Monlau, que dice que viene de elórósis, que no se encuentra en los diccionarios griegos. Clorótico.—¿ Por qué se silencia el origen de esta voz? Ella es un derivado de elórósis, y por tanto se forma del xAopórns indicado. Cóccix.—La etimología está bien indicada, sólo se nota la falta 296 JUAN M. DIHIGO de traducción de la palabra xóxkvé, e? cóccix. Esta traducción es ne- cesaria no sólo porque así se da una mejor idea de la razón del ori- gen de la voz castellana, sino también porque el término griego tiene varias significaciones, entre ellas las de cucú, grondino, el fruto de la higuera silvestre. La palabra griega se deriva de kóxkv, y ésta de la raíz KOK, que expresa la idea de un grito lastimero. Cóciea.—Muy pobre es la exposición etimológica que hace la Academia de esta voz, pues sólo se limita á referirla primero á la latina cochlea y después á la griega koxMías, sin traducir, y significa caracol, escalera en caracol, tornillo, rosca, espiral. Tampoco resulta mucho mejor el estudio hecho por Monlau, pues sólo se diferencia del anterior en decir que koxAías es una máquina para elevar agua. El término koxAlas se deriva de xóxAos, concha, derivado á su vez de la raíz KOX, idea de alguna cosa redonda. Whitney, en el Century, indica que esta voz es probable que pertenezca á la misma familia de xóyxm, concha, y Curtius, siguiendo á Bopp, Pott y Forstemann, supone que tanto kóxkos, COMO koxAlov y koxAtas, caracol, deben ser considerados como formas derivadas por kóyxAos. Coco.—La Academia estudia las diversas acepciones de este vo- 'ablo señalando la etimología que entiende le correspondía; pero al hablar del árbol de América de la familia de las palmas, sólo dice que coco viene de coca, cabeza; algunos etimologistas entienden que coco en este sentido se deriva de la palabra griega kodxu, el coco, espe- cie de palmera, pudiendo señalarse entre otros á Whitney, Century y Echegaray. Si alguna duda hubiese acerca de esto, ya que aun cuando el Standard afirma que probablemente procede de koóxi, no habría más que abrir el Diccionario de Alexandre y se vería como, refiriéndose á xoóxs, dice cuet, fruit du palmier, sorte de palmier. En las demás acepciones no hay que hacer reparo alguno. Campos Leyza registra la palabra xói Ó kóis, palmera de Egipto; entiende que la palabra es egipcia, abreviatura de qouvixóeis, kóeis, kois, parecida á la palmera. Coleóptero.--La etimología de la Academia es exacta; no ha debido dejar de traducir la voz kokeórrepos, coleóptero, ni tampoco de indicar la verdadera forma del término en griego, pues no tiene la de sustantivo sino la de adjetivo y por eso su denominación es kokeórrepos-ov, porque tal como aparece en el Diccionario puede fá- cilmente suponerse que sea un nominativo masculino ó feme- nino. Cólera y Colérico=ca.—¿ Por qué la Corporación no traduce el REPAROS ETIMOLOGICOS 291 término griego xoAképa, cólera, diabetis, y el xokepuxós, que es un adje- tivo de tres terminaciones derivado de cólera? Coliseo.—Al indicar la docta Corporación la etimología de esta palabra señala tan sólo la forma kokorcáxos, colosal. Como se ve, la escritura griega es defectuosa puesto que no es kokorcátos sino kokorauatos; acllemás bien pudo haber indicado las otras dos termina- ciones puesto que se trata de un adjetivo, la femenina « y la neu- tra ov, como también que se deriva de kokoraós, coloso, formada de la raíz KOA, en su segundo sentido, el de idea de elevación. Eche- garay incurre en la misma equivocación que la Academia y Roque Barcia y Monlau ni siquiera hacen indicación alguna respecto del origen griego de esta voz. Colocasia.—Falta la traduceión de kokokacía, haba de Egipto, co- locasia; falta también el indicar que hay dos formas en griego con la misma significación kokokáciov-ov (ró) y el que esta voz se compone de kókos-ov, tronchado, de la raíz KOA, idea de restringir, y kacía, cane- lero (árbol). Colodión.—La explicación que de este término da la Academia no es bastante; concrétase á decir que procede de koAAó8ns, pegajoso. Para dejar bien comprendida la etimología de esta voz, preciso se hace indi- car que se deriva colodión del término griego koA1ó8ns, como cola, gluten, derivado á su vez de kókha, cola, gluten, y elos, semejanza, apariencia. Bueno hubiera sido también advertir que koA1ó65ns es un adjetivo de dos terminaciones koAdó5ns-es, derivado del sustantivo kólia, ya in- dicado. Algunos diccionarios como los de Roque Barcia, Echega- ray y otros ni siquiera registran la voz de que se trata. Colofón.—No puede ser más pobre la exposición etimológica que de esta voz hace la Academia, pues se conforma con decir que viene de kokopóv, que no traduce. Lo mismo hacen Roque Barcia y Echegaray, pues Monlau y el Diccionario de Autoridades ni siquiera se ocupan de esta palabra. La significación de esta dicción es cima, cumbre, pináculo, copa. Según indica Curtius, por cambio de la len 7 podría verse las relaciones con xopup%, cabeza, punto más alto, deriva- do de xopús, cabeza. El kokopóv se ha formado de la raíz KOA en su segunda acepción, que indica idea de elevación. Coloquíntida.—La etimología es correcta de kokokuvéls, coloquín- tida, cohombro, calabaza, pero no hubiera estado de más, para evitar confusiones como las que se originan sin duda de la lectura de Echegaray y de Roque Barcia, porque afirma que viene de koAóxvvda, siendo así que kokokvv0ís se deriva de kokoxúvdn, kokokúvrn, calabaza, ca- 292 JUAN M. DIHIGO labacera. Hehn estudia kokdoxúvtn, calabaza, y afirma que así se la llama por su gran tamaño. Coloso.—La etimología de la Academia está bien señalada, pero debió decir que kokooaós significa coloso, Ó como dice Curtius, una es- tatua de gran magnitud. La Academia no ha debido separarse de la verdadera significación de kokdoroós para decir estatura; kokoraés es estatua, forma usada, como añade Curtius, por koAok-jo-s y todo sa- liendo de la raíz KOA en su segundo significado, que expresa la idea de elevación. Cólquico.—Nótese cómo la Corporación no traduce la voz grie- ga koAxuxóv, cólquico. Como la forma primera de esta voz es el adje- tivo de tres terminaciones xoAxuxós-4-óv, se debió haber indicado para manifestar después cómo de ese adjetivo surgió la del sustantivo neutro koAxixóv-owv, derivado de koAxot, habitantes de la Cólquide. Coma.—En su primera acepción como signo ortográfico viene, como dice la Academia, de kóppo, pedazo, inciso de un período, coma. El estudio debió estar completo diciendo que kóppa viene de kórro, golpear, forjar, trabajar con el martillo, de la raíz KOII, idea de cortar, tronchar. Coma en su segundo significado se deriva, como dice la Academia, de kópa, sueño “profundo, derivado de kowpáv, hacer dormir, derivado de ketpas, estar acostado, colocado, extendido sobre la tierra, de la raíz KI, como dice Bailly, expresando ¿dea de estar extendido, re- posar, estar sedentario. Comedia.—La Academia señala bien el origen de esta voz; muy conveniente hubiera sido haber ampliado más la explicación para que el conocimiento fuese más perfecto; así lo entienden los etimologistas y entre ellos Whitney, cuando al ocuparse de la pa- labra en el Century dice que comedia viene de kopudía, comedia, de- rivada de kopeSós, cuya forma beocia es kopaFudós, un actor cómico, un escritor cómico, de kópos, un festival, procesión, de kópm, aldea, de la misma familia de kópos y áou5ós, contraído, en «Sós, beocio ¿Fusós, can- tar, 40.8%, contracto eS%, canción. Cometa.—La forma griega kop4rys, cometa, no procede de kópn, cabello, sino de kopúo, llevar un cabello largo. Cómico.—¿ Por qué la Academia no dice lo que significa koperós, cómico? ¿Por qué no indica que es un adjetivo de tres terminacio- nes de la forma parisílaba del cual surge el sustantivo ó kopuuós, autor cómico? ¿Por qué no se expresa que de kejuxós sale kópos, fes- tán, orgía, danzas, canciones, día de fiesta, y esta palabra de keipas, estar acostado, echado, de la raíz KI, dando idea de estar uno extendido ? REPAROS ETIMOLOGICOS 295 Cóndilo.—La honorable Corporación silencia lo que xóvóvios sig- nifica, articulación, hinchazón formada por las articulaciones, nudo, jun- tura. Campos Leyza supone que kóvóvlos esté por kúvsados, clavija, en anatomía cheville du pied, tobillo. También se supone pueda estar por eróvivios, clavo, cabeza, boton, lo que no puede sorprender si se recuerda que la r se cambia frecuentemente en k. Condrila.—Al examinar esta voz en su aspecto etimológico se nota que xóvépilMAy no está traducido y es cóndrila; además como esta no es la única forma que existe en griego sino xov8pian, ha debido indicarse. En la escritura de xó6vSp.Mq incurre la Academia en un error haciendo proparoxítona la voz, porque la sílaba final que es larga no permite que el acento esté en la antepenáltima, sino que baja, haciendo el vocablo paroxítono kovSpidin se de deriva de xóvbpos, grumo, grano. En sánscrito hay la forma khandsra, especie de haba silvestre, que demuestra la estrecha relación con la palabra que se estudia. Condrografía. —¿Por qué la Academia se concreta á decir que pro- cede de xóvSpos, cartílago, y ypágo, describir? Pudo después de haber indicado el primer elemento haber consignado que el vocablo se for- ma además de ypagía, derivado de ypágo, escribir. Esta manera de llevar á efecto el análisis coincide con Littré, Larousse, Roque Bar- cia, el Hispano-Americano y Monlau; sin embargo, con perdón de todas estas autoridades, ha debido señalarse la derivación de ypapía. Condrográfico.—Con lo manifestado en el análisis anterior se comprende la etimología del adjetivo condrográfico, puesto que lo único nuevo es el sufijo ico; la Academia nada dice sobre su origen y bien pudo consignar que es un verivado de condrografía. Véase á Littré, Monlau y otros autores. Condrología.—¿ Por qué no se ha consignado que logía procede de koyía y no de hóyos, derivándose de Atyo, decir, hablar, puesto que lo demás que expresa la Academia está bien ? Cónico-ca.—Le ha faltado á la Academia traducir á kovikós, Có- nico, y manifestar sus tres formas como adjetivo, que es kovixós-A-óv. Cono.—Está bien indicada la etimología de la voz griega kóvos, cono, objeto cónico. La traducción de la palabra kóvos huelga para la Academia, como también el que kóvos se derive de la raíz KQN, que: expresa inea de cono. Conopial.—Aunque ni Littré ni Larousse ni Roque Barcia ni Monlau registran la palabra conopial, es lo cierto que ella existe en francés bajo la forma de conopeum ú conopium. Rich, en su Die- 294 JUAN M. DIHIGO tionatre des antiguités romaines et grecques, estudia la significación de esta voz refiriendo el uso del mosquitero al Egipto. La Academia debió decir que kovoreiov se forma de kóvewy, mosquito y el sufijo no- minal cov y kóvoy de kóvos, ya explicado, y óy, ojo, mirada. Conquiliología.—No hay que hacer más reparo al estudio hecho por la Corporación que el referente al segundo término, pues, como se ha dicho, logia no viene de Aéyos sino de koyía y esta desinencia de Méyo, decir, hablar. Copto.—¿ No resulta en extremo deficiente que se diga que copto procede del griego Al-yurros, Egipto, sin que se dé una explicación de ello? Pues bien, aun cuando Littré, R. Barcia y R. Navas indi- can que parece ser una contracción por aféresis de la sílaba inicial de At-yurros, hay mucha duda acerca del origen de esta palabra, pues, como dice el Century, mientras unos defienden la anterior de- rivación otros indican que procede del griego korrós, golpeado, xórroe, golpear, batir, forjar, trabajar con el martillo, y otros la refieren á la voz "Iakwfirys. Monlau nada dice en su Diccionario acerca de es- ta voz. Coracoides.—La Academia no debió decir del griego kópat, kópaxos, cuervo, y el8os, forma; esta palabra, como muy bien indican Whitney, Littré, el Standard, R. Barcia y otros, proviene de kopaxocí8ns, —nó- tese que Littré ha equivocado el acento convirtiendo la palabra de oxítona en baritona—y kopaxoe5%s, derivado de kópag, (kopak), Cuervo, y elos, forma. Coral.—¿ Por qué nose traduce la palabra griega kopúldiiov, coral ? Coreo.— Aquí se nota como deficiencia el que se indique á xopetos, sin decirse que es un adjetivo de tres terminaciones xopeios-a-ov, Ó xopetos-ov, relativo á los coros, á las danzas, del cual adjetivo mediante la anteposición del artículo masculino ó se lesustantiva sobrentendién- dose roús, coreo. El adjetivo xopeios se deriva de xopós, coro, de la raíz XOP, que expresa la idea de extensión. Coriambo.—¿ Por qué no se traduce á xopíap Bos, cortambo y se ex- plica que es una palabra formada de xopetos, coreo, y tapBos, yambo, in- dicándose que xopeios se deriva de xopós, coro, de la raíz XOP, que indica idea de extensión, y tapBos de lárro, lanzar, golpear, de la raíz "I, idea de ir ? Coriandro.—¿Por qué la Academia se concreta á decir que corian- dro viene sólo de kopíavvov? ¿Y por qué no ha dicho que hay otra forma, képiov, que significa lo mismo, derivándose todo de xópis, chin- che, aludiendo, como dice Whitney, al olor de las hojas? A ss AAA EY hd O a O AE A EA SAA AAA REPAROS ETIMOLOGICOS 29: Qi Coribante.—A la indicación etimológica falta el significado de kopúBas: coribante. La voz deriva de xopúrrre, mover la cabeza, deriva- da kópvs, casco, cabeza, derivada de kápa, cabeza. Corifeo.—Lo mismo pasa con kopupatos, que no se traduce, y es corifeo. Para que el lector pueda darse exacta cuenta de lo deficien- te que es el análisis, no se necesita hacer más indicación sino que se silencia que kopupaios-a-ov es adjetivo de tres terminaciones, sig- nificando que está elevado, que está en la cima, derivado de kopupñ, ex- tremo, vértice, derivado de xopús, casco, cabeza. El eminente Curtins, en su Etimologías Griegas, señala la voz kápa como fundamento de la que se analiza, la cual tiene grandes analogías con la sánserita giras por karas y con la zenda cara. Fick- y Brugmamn, que ven en la dicción cerebrum un término formado de kápa, entienden que la forma latina está por ceres-ru-m. Las indicaciones de Curtius confirman lo dicho por Chassang sobre la influencia de kápa en el kópavos, cabeza, gober- nante, en el kapavów de Esquilo, yo completo, y en el kopupr, cima. Coriza.—Véase lo que se dice de esta palabra. La Academia indica que viene de kópuvta, sin decir que significa coriza, pituita, catarro del cerebro. Pues bien kóputa se deriva de xopéo, fluir, purgar, limpiar, de kópos, escoba, de la raíz KAP, idea de cráneo, y no KEP, como indi- ca equivocadamente Chassang. Corma.—¿ Por qué no manifestó la Academia que kopuós, tronco, pedazo de madera, se ha formado de la raíz KEP, que expresa ¡dea de cortar ? Corografía.—De esta palabra sólo se dice que se deriva de la griega xoepoypagía, sin expresarse que significa descripción detallada, topografía de un país. La Corporación ha debido ser un poco más explícita indicando que corografía procede de xopoypapía, derivado de xopoypágos, autor que da la topografía de un país, y formada esta voz xupoypágos de xápos, lugar, región, país, y de ypágo, escribir. Coregráfico=-ca.—¿ Por qué no se indican las tres formas de este adjetivo xepoypagixós-4-óv que no traduce la Academia y es topográfico ÚÓ geográfico? ¿Por qué no se dice que se deriva de corografía ? Cosmético.—Del griego KO 1NTLKÓS, de koc eo, adornar, componer. La voz griega kospnrixós es el cosmético castellano. Se ha formado nuestro término del adjetivo de tres terminaciones kospnrikós-f-óv, hábil en decorar, derivado de korunrós, adjetivo verbal de kocpév, adornar, decorar, derivado de kócpos, orden, ornamento. Del adjetivo koounrixós-4-óv, se ha formado el sustantivo korenrix%, sobrentendién- | dose téxvn, adorno, compostura. 256 JUAN M. DIHIGO Cósmico.—¿ Por qué no se ha traducido á korpixós? ¿Por qué no se ha dicho que es un adjetivo de tres terminaciones kocpikós-h-óv, significando del mundo, mundano? ¿Por qué no se ha dicho que se deriva de kócpos ? Cosmogonía.—Aun cuando la indicación etimológica es buena, la Academia no ha debido olvidar que en griego hay dos formas, una kocpoyéveva y Otra korpoyovía, significando ambas cosmogonía, for- mación del mundo. La mayor parte de los etimologistas, entre ellos Whitney, R. Barcia, Littré y Larousse, están conformes en que yovía se ha formado de yóvos, raza, origen, posteridad, de la raíz TEN, que indica idea de generación, de nacimiento. La voz que se analiza deri- va de la griega korpoyovía, creación ú origen del mundo, formada de kocoyóvos, el que forma el mundo, de kécpos, el mundo, y yóvos. Cosmogónico.—¿Por qué se silencia que este adjetivo se ha formado del radical cosmogonía? Consúltese á Monlau y á Littré, así como al Century y al Standard y se verá la afirmación de esto. Cosmografía. ¿Por qué no se dice que la voz xorpoypapía signi- fica cosmografía, descripción del mundo? ¿Porqué se pasa por alto el indicar que tanto cosmográfico como cosmógrafo son derivados de cos- mografía? Larousse siempre acostumbra á hacer esta manifestación cuando ha analizado anteriormente el radical. Cosmología.—En esta palabra se ha dejado de indicar su tra- ducción; korpokoyía, cosmología, tratado acerca de lus leyes de la natura- leza. El hoya se deriva de Ayo, hablar. Cosmólogo es un derivado cosmología, Cosmológico. En esta palabra olvidó la Academia señalar que el korpokoyixós es un adjetivo de tres terminaciones que significa que trata de las leyes de la naturaleza, formándose, como dice La- rrousse, del mismo radical de cosmología. Cosmorama.—Aun cuando la etimología está bien indicada, le faltó 4 la Corporación el indicar que épapa, vista, espectáculo, se de- riva de ópúv, ver. Cosmos.—La Academia dice que viene de la voz griega kócpos, sin traducir. Muchos autores, entre ellos Echegaray, R. Barcia, Littré, ete, traducen el kórpos por mundo y en efecto esa es una de sus acepciones, pero la principal es la de orden, buen orden, forma, ornamento y universo Ó mundo. Esta palabra, como dice Campos Leyza, no es más que kowpós, ordenado, adornado, bello, kowpós, y por una metátesis eufónica se hizo kórpos. La verdadera raíz es KOM, REPAROS ETIMOLOGICOS 297 que expresa la ¿dea de arreglar, de peinar, no de KOII, como entieude Campos Leyza, que indica la de golpear, cortar, trinchar. Costo. —Sólo una de las formas de la voz griega indica la Cor- poración: kócros, y sin decir que significa costo. También se encuen- tra empleada la forma neutra kósrov, con igual significación. Cotiledón.—¿ Por qué no se traduce korvAnsúv, que es el hueco de la articulación de un hueso? ¿Por qué no se indica que korúAn, pe- queña cavidad, procede de koíkdos, adjetivo de tres terminaciones, koídos-9-ov, hueco, concavo, derivado de la raíz KY, que expresa idea de hinchar ? Cráneo.—Le ha faltado á la Corporación ampliar un poco más la explicación etimológica para darse uno mejor cuenta de la rela- ción entre la palabra derivada y la primitiva y hasta de la exacta designación de la raíz. Cráneo viene de la griega kpaviov, el cráneo, la cabeza, este kpaviov de kpás, que sirve para los tres géneros y se usa en nominativo (xkpás ó, y, tó), cabeza, de la raíz KAP, ¿dea de crá- neo. También ha debido indicarse que el vocablo cambia su acento y á ello se debe la forma kpáviov y hasta xpávevov, á que hace referen- cia Echegaray. Craneología.—En esta palabra sólo se indicará que el logía cas- tellano viene del Aoyía griego, derivado de Aéyo, hablar. Crápula.—La Academia ha equivocado la escritura de la pala- bra griega, porque no es kpaipádn, sino kpaurádn, y significa embria- guez, orgía. Enel Diccionario de la Academia nada se indica sobre su significado. Larousse entiende que la voz kpauráAy se compone de kpás, cabeza, y ráxio, agitar; de igual opinión son Roque Barcia y Littré. Otros, como Alexandre, entienden que deriva kpawráAn del adjetivo kpaurvós-4-óv, pronto, rápido, de la raíz KAPIT, que indica idea de brutalidad, de violencia. Cráter.—¿Por qué tanta pobreza en la exposición etimológica de cráter al extremo de no decirse que es kparáp? La voz griega kparáp significa en sentido recto una copa en que se mezcla el vino con el agua. Esta voz procede del verbo kepávvvus, mezclar, derramar, de la raíz KEP, idea de mezclar. Monlau dice que se ha formado de kepáv, Mezclar. Crematística.—La etimología está bien indicada, lo que le ha faltado á la Academia es decir que xenpariorixh (sobrenten- diéndose réxvn,) se ha formado del adjetivo de tres terminacio- nes xenporiorixós--óv, relativo, propio para los negocios, formado de xenquariorás, hombre que se ocupa de negocios; de xpenporito, tratar, nego- 298 JUAN M. DIHIGO ciar; de xpapa, cosa, objeto, bienes, riquezas; de xpóopas, servirse, pedir prestado, de la raíz XPA, que expresa idea de utilidad, de uso. Crestomatía.—La Corporación ha olvidado decir qué significa xproropáleia, crestomatía. Esta palabra griega, empleada ánicamen- te en plural, xpnoropadeíar-ov (ai), se ha formado de xproropábeio, es- tudio de lo que es bueno saber, instrucción buena y sólida, de xpnoropabís, adjetivo de dos terminaciones, el que se entrega á estudios serios, com- puesta de xprorós-4-óv, propio para el uso, útil, y padev, infinitivo de aoristo segundo de pav8ávo, aprender, de la raíz MAO, que expre- sa la idea de aprender. Cripta.—La etimología está bien, sólo que ni se traduce á kpúrrry, ni se amplía todo lo necesario la explicación. La voz grie- ga lleva el acento unas veces en la penúltima y otras en la última sílaba; de aquí que las formas k«púrry y kpurTá, bóveda, cripta, forma femenina de xpurrós, oculto, secreto, adjetivo verbal de kpúrre, ocultar, guardar el secreto, de la raíz KPY8, ocultar, según indica Bailly. Alexandre, al referirse á la raíz de la palabra que se examina la refiere á KPYB y KPYII, indicando que se vea la raíz KAEI, ¿dea de cosa hecha á hurtadillas y por tanto, de robo. Entre la serie de voca- blos que proceden de esta raíz se encuentran kpúrro, kpurrós, kpúrTO. Criptógama.—Todos los diccionarios consultados adolecen del mismo defecto al analizar etimológicamente este vocablo, pues refi- riéndose á su primera parte indican que cripto procede de kpurrós, oculto, debiendo indicarse su nominativo completo kpurrós-4-óv, que está ó puede estar oculto, secreto, clandestino, derivándose este adjetivo , cubrir, ocultar, de la raíz KPY9, idea de ocultar. Otros seña- lan la raíz KPYB. Crisálida.—La Academia ha olvidado de indicar la significación de xpucadhis, crisálida. Crisantemo.—Dice la Corporación de xpusós, 0r0, y úvdepov, flor, flor de oro. La palabra que se analiza procede primero de xpurávdcuov, que significa flor dorada, también tiene, como dice Chassang, la for- ma xpuravdépov y este vocablo compuesto de las dos palabras á que hace referencia la Academia, siendo la segunda ávdepov, proparoxíto- na, y no átona como aparece en el Diccionario. Carré, en su Vo- cabulaire Francais, hace referencia á la forma griega ávdena, for. Crisis.—Confórmase la Academia con decir que procede del la- tín crisis y esta voz de la griega kpio:s, expresando ¿dea de separación, juicio, proceso, sentencia, derivada de kpivo, juzgar, separar, combatir, kpúrTO REPAROS ETIMOLOGICOS 299 como dice Monlau, y las dos á sn vez formadas de la raíz KPI en su primera acepción, expresando ¿dea de distinguir, de elegir. Crisma.—De xpicpa y de xplw, ungir, dice la Academia. Por su- puesto xpicpa se ha quedado sin traducir y significa ungiento, aceite, de- rivado del verbo xpío, ungir, el cual á su vez procede de la raíz XPI, que indica idea de frotar. De esta opinión es Curtius y así lo con- signa en su Principles of Greek Etymology. Crisoberilo.—La Academia en este caso, como en otros muchos apuntados, prescinde por completo de la palabra griega, como si no existiera, para discurrir sobre su etimología; pues bien, en griego hay el vocablo xpuvrofípviAdos, que significa berilo con reflejos dorados, y esta torma está compuesta, como dice la Corporación, de xpucós, 070, y Bipvidos, berilo. Crisólito.—Al estudiar la Academia esta voz, que es la griega xpurókidos, no se ha atrevido á traducirla, siendo así que no sólo significa crisólito sino tópacio, según Chassang y Bailly, y según Whitney en el Century, es un bright-yellow stone, perhaps a topaze, no afirma tan categóricamente como Chassang, pero participa de su Opinión. Crisopeya.—Las palabras xpuvrorovía, que trae el Diccionario de la Academia, y xeuvsóroeia, de Monlau y el Hispano-Americano, no apa- recen en Chassang ni en Bailly, ni hace referencia á ella Monlau al analizar el vocablo, por lo tanto no ha debido presentarse como una forma griega. Crisoprasa.—La etimología está en parte bien indicada, pero no dice que xpurómpacos signifique crisoprasa, ni que rpácios, que es de un verde claro, sea un adjetivo de dos terminaciones mpácios-ov, COMO tampoco que derive de rpácov, puerro. Larousse indica á rpácivos-ov, semejante al puerro, que es de un verde claro. Cristal. —El análisis etimológico de esta voz es deficiente, pues no sólo se omite que kpúrraldAos significa hielo claro, hielo, cristal de roca, sino que tam poco se consigna que kpúrralAos deriva de kpueralvo, congelar, derivado á su vez de kpúos, frio, helado, procedente todo de la raíz KPY, que expresa idea de algo sólido. Cristalografía.—Adviértese en el estudio de esta voz que la Academia sólo se refiere á ypápo como origen de grafña, cuando hay la forma ypagía derivada del antedicho verbo. Cristianismo.—La voz griega está bien indicada, pero falta la traducción Y además que xploriavicuós Se deriva de xproriaviio, profe- sar el cristianismo, derivada de xpurrtiavós, cristiano, ésta de Xpuorrós, 300 JUAN M. DIHIGO Cristo, Xpuwrrós, de xplw, ungir, de la raíz XPI. que expresa idea de frotar Cristianizar, Cristiano.—La única observación que corresponde hacer respecto de las etimologías de estas palabras, es que la Acade- mia no ha traducido lo que significa xpurriavito, profesar el cristianis- mo, y xpuoriavós, cristiano. La primera deriva de xpueriavés y la se- gunda de Xpuorós. Cristo.—En cuanto á esta voz la explicación etimológica debió ser diciéndose que procede de ó Xpierrós, forma sustantivada de xpurrós-$-óv, que es un adjetivo verbal, de xpío, frotar, ungir, forma Xpuerós, quese representa perfectamente con la raíz sánscrita GHAR, borrar, frotar. Criterio.—Con esta palabra pasa exactamente lo mismo que con las demás, aparece el término kpurápiov, sin traducir, significando lo que sirve para juzgar, criterio, juicio, derivada no de kplvo, Juzgar, sino de kpurís, Juez, derivada de kpivo, juzgar. Crítico.—No se indica la significación de kpurixós, además esta for- ma de exposición se presta á duda, pues á primera vista parece como que se trata de un sustantivo delos de tema vocalario en o y sin em- bargo es un adjetivo de tres terminaciones kpurixós-h-óv, apto para juz- gar, crítico. Tampoco se dice que deriva de kpurás. juez, y esta voz de «plvo, separar, juzgar. Littré, Larousse, Echegaray, Roque Barcia, Monlau y el Hispano-Americano silencian completamente la clase de categoría á que pertenece la forma griega kpurixós; sólo el Century precisa, pues hasta el mismo Standard adolece del mismo defecto señalado anteriormente. Croco.—¿ Por qué se calla qne kpóxos significa azafrán? Su indi- cación era conveniente para comprender si hay relación entre el vocablo croco y la idea que representa. Cromático.—Sólo se indica que esta voz deriva de xpeparicós, sin señalarse su significado. Como es fácil comprender, tal exposición es pobre, puesto que parecía natural se dijese que se trata de un adjetivo de tres terminaciones xpoparicós-%-óv, cromático, que procede por medios tonos, derivado de xpópa, color, derivado de xpóto, xpotfo, teñir, colurear, derivado de xpowá, xpóa, piel, superficie del cuerpo. Cromatismo. — ¿Por qué se ha callado la significación de xpoparioós, acción de colorear, así como su derivación de xpoparlífo y de xpópa, color ? Crónica.—La Academia indica que esta voz procede de la griega xpovixá, sucesos historiados por orden de tiempo, pero calla que este sus- is ii . > ' REPAROS ETIMOLOGICOS 301 tantivo está formado del adjetivo xpovixós-%-óv, del tiempo, relativo á los tiempos, redactado por orden de tiempo, adjetivo que deriva de xpóvos, tiempo, y esta voz de la raíz XPO, que indica ¿dea de tiempo. Cronografía.—Bien poco dice el Diccionario de esta voz, pues si la refiere á la griega xpovoypapía no dice que significa cuadro por orden de tiempo, cronología. Monlau, como Littré, no prestan aten- ción al vocablo más que para indicar que es un mero derivado, mientras el Hispano-Americano acepta como Echegaray el mismo ori- gen con la simple diferencia, por parte de este último, de que la forma ypagía la hace ypageía, incurriendo en completa equivocación pues Chassang nos muestra el vocablo xpovoypabla. La exposición de la Academia es deficiente porque ha debido indicar que xpovoypapía deriva de xpovoypágos, historiador que sigue el orden del tiempo, cronó- grafo, y xpovoypágos, de xpóvos, tiempo, y ypágo, escribir, Cronología. Derivado de xpovokoyía, dice el Diccionario, y ésta de xpóvos, tiempo, y Xóyos, tratado. Para comprender bien el origen de este vocablo es menester estudiarlo así: derivado de xpovokoyla, cronología; derivado de xpovókoyos, autor que trata de la ciencia de los tiempos, cronologista; derivado de xpóvos, tiempo, y Xoyla, derivada esta última forma de Méyo, hablar, decir. Cronológico. —Aquí olvida la Academia cuando se refiere á xpovokoyixós, que no traduce, señalar las formas de este adjetivo xpovokoyikós-f-óv, cronológico, que procede de xpovokoyía. Cronólogo. —Conviene indicar que se silencia la significación de xpovókoyos, derivado, como dice Chassang, de xpóvos, tiempo, y Móyos, tratado. Crótal. — Falta al indicarse la voz griega kpóralov decir que sig- nifica castañuela, matraca, y que procede de kporéw, golpear con ruido, hacer resonar, derivado de kpóros, choque, ruido que se hace al go'pear bien con los pies ó con las manos, derivado de la raíz KPEK, que ex- presa idea de ruido. Campos Leyza, en su libro Analyse étymologique des racines greeques, refiriéndose á kpóros lo deriva de ¿xk $pw por kopros, es decir, lo elevado, lo excitado. Cubo.—Falta la significación de la voz griega kúfos, cubo, deri- vado de la raíz KYII, que expresa ¿idea de combar. La casi totalidad los diccionarios examinados no llegan á indicar el elemento primi- tivo de donde deriva esta palabra. Campos Leyza afirma que per- tenece á la familia kv8n, kúpBn, kárro, okórmro, caput, capio, capacitas, y hasta la relaciona con las hebreas que indican medida, capacidad, espacio. 302 JUAN M. DIHIGO Cuerda.—La indicación etimológica es correcta, pero siempre adolece del mismo mal, que es no decir lo que xop5% significa, tripa, intestino, cuerda de un instrumento de música Ó de arco, derivada de la raíz XOP en su primera acepción, que expresa ¿dea de intestino. Campos Leyza y la generalidad de los autores convienen con lo an- tes dicho. Cuévano.—En este caso se señala que si Monlau al estudiar la etimología de esta voz la refiere al bajo latín cophanus, forma del latín correcto cophinus, cesta, canasta, en cambio Rodríguez Navas en su libro Análisis Etimológico de Raíces, Afijos y Desinencias, dice que se ha formado del latín cavea, caverna, cueva, de cavus, hueco, cóncavo. La primera opinión lleva más fácilmente á la etimología griega kópivos que la segunda. Cuscuta.—La Academia le da un origen griego á esta voz, no obstante que el Standard, Littré, Larousse y el mismo Roque Barcia indican la voz arábiga de que procede, pues si este último señala el término kacúbn, apresúrase á indicar que es Teofrasto quien lo em- plea, en tanto que Chassang ni en la edición grande ni en la chica la registra, como tampoco la forma kacúras, lo que casi hace pensar su procedencia semítica. —Bailly sólo presenta la forma xaSóras. EL IDOLO DE LA «GRAN TIERRA DE MAYA » POR EL DR. LUIS MONTANÉ Profesor de Antropología. Un cubano muy estimable, vecino de Baracoa, y cuyo nombre es bien conocido de todos los que se dedican aquí á las ciencias an- tropológicas—el Sr. Casiano Lores—entregó á principios del co- rriente año de 1906 al Sr. Tomás Estrada Palma, Presidente enton- ces de la República de Cuba, un ídolo que puede considerarse como el objeto indio precolombino más importante de todos los hallados hasta hoy en nuestra Isla. El respetable patricio Sr. Estrada Pal- ma, obedeciendo á indicaciones mías—lo que mucho siempre he de agradecerle—donó generosamente dicho ídolo al Museo de Antro- pología que poseemos en la Universidad (Museo Antropológico «Montané »). A reserva de publicar más adelante un detenido estudio del mencionado objeto, daremos siquiera hoy—con los dos grabados que acompañan á este breve artículo—una ligera idea de la pieza original. El ídolo encontrado en las selvas vírgenes de la Eran Tierra de Maya (Baracoa, provincia de Oriente), ha sido extraído de una ca- verna rodeada de mesas de piedra—dientes de perro-—que tendrán aproximadamente una media legua cuadrada. El objeto es de madera, esculpido en un tronco ó pedazo de guayacán; y representa á un personaje del sexo masculino, en cuclillas (posición favorita del indio americano). Los pies unidos, juntos, forman la base inferior estrecha, mientras la parte superior está hueca en una extensión de cincuenta y cinco centímetros. Dicho ídolo, que mide ochenta y dos centímetros de longitud, tiene estas otras dimensiones: Diámetro. Circunferencia Anchura inferior..........o.».o..» ; 12 c. 38 c. » NIE AS 23 c. 29 o. » SUperlOl somos soconcoo 15 c. 5l c. A primera vista, ostenta una semejanza notable con ciertas figuras ó grabados esculpidos en las ruinas de Yucatán; y esto cons- 304 LUIS MONTANE , tituye un dato más, que viene indudablemente á apoyar al sumi- nistrado por el hallazgo de El Hombre de Sancti Spíritus, sobre el cual leí un trabajo en el último Congreso Antropológico de Mónaco; es- tudio próximo á publicarse en las páginas de la ReEvIsTA. Al lado del citado ídolo, y alrededor de él pudiera decirse, se han encontrado varias osamentas humanas (huesos largos, cráneos), cuya importancia bajo el aspecto étnico salta á la vista. De todos ellos haré en otra ocasión el correspondiente examen, pues ahora sólo me limito á señalar su existencia. ÍDOLO DE LA «GRAN TIERRA DE MAYA» (BARACOA) (Visto de frente.) (BARACOA) MAYA » («GRAN TIERRA DE ÍDOLO DE LA .) izquierdo lado (Visto de perfil, Ml Nan q / pe me ' ; 07 OY A IA CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES POR EL INGENIERO AURELIO SANDOVAL Profesor de Resistencia de Materiales y Estática Gráfica ADVERTENCIA El no existir en nuestro idioma un curso elemental de Resis- tencia de Materiales, así como el deseo de facilitar el estudio de dicha asignatura á los alumnos de la extinguida Escuela Profesio- nal de la Habana. fué el motivo de la publicación en esta ciudad, en el año de 1896, del curso de Mecánica Aplicada á las Construcciones, que entonces titulamos así, por ser el nombre que le correspondía en el plan de estudios de dicha Escuela al curso que explicábamos en la misma. Decíamos entonces en la advertencia que pusimos al libro, que deseando que fuera éste útil no sólo al estudiante, sino también al constructor, se habían escogido los métodos de más fácil y rápida aplicación en la práctica, y también se incluían en él datos relati- vos á la resistencia de los materiales empleados generalmente y con especialidad de los empleados en Cuba. Para la redacción de la primera edición consultamos y extracta- mos obras «le reconocido mérito, y decíamos que en esto consistía su única garantía. La obra fué aprobada por decreto del Sr. Rector del Distrito Universitario, en Octubre 15 de 1896, para la enseñanza respectiva en el grado correspondiente, y estuvo de texto -desde entonces hasta la clausura de la Escuela Profesional. También queremos consignar aquí nuestro mayor reconocimien- to por las frases laudatorias dedicadas á nuestro tan insignificante trabajo por algunos compañeros de profesión en España, en la América latina y en nuestro país, y á las publicaciones periódicas profesionales, entre las que recordamos en este momento, la Gace- ta de Obras Públicas de Madrid, El Arte y la Ciencia de México y la Revista Técnica de Buenos Aires. Al publicar esta nueva edición lo hacemos con el objeto de com- 306 AURELIO SANDOVAL placer á las personas que, tanto de fuera del país como del mismo, nos piden la obra, hoy agotada. Hemos conservado en esta segunda edición la forma elemental con el propósito de que sólo sea necesario al lector los conocimientos de Matemáticas elementales, para poder estudiar con provecho ó aplicar las teorías contenidas en el libro; pero con el objeto de que también pueda ser útil á los alumnos del curso de Resistencia de Ma- teriales y Estática Gráfica, de la Universidad, insluiremos al pie de las páginas la demostración empleando las Matemáticas supe- riores, únicamente cuando no sea posible dar una demostración elemental y sencilla de la cuestión que se trate. DrrIixicióN.—La Resistencia de materiales tiene por objeto de- terminar las fuerzas moleculares y las deformaciones que se produ- cen en los cuerpos sólidos sometidos á la acción de fuerzas exte- riores. I. NATURALEZA DE LAS FUERZAS Y DE LOS CUERPOS Las fuerzas se dividen en aisladas y repartidas; pudiendo ser las segundas uniformemente repartidas, variables de modo uniforme Ó re- partidas de modo cualquiera. FUERZAS AISLADAS. —Tratándose de los cuerpos naturales, toda fuerza está repartida en una superficie finita, que es siempre apre- ciable. Un ejemplo de esto, es una esfera que repose sobre una mesa: entre ambos cuerpos habrá siempre un círculo de contacto, en cuya área circular se repartirá la acción del peso de la esfera; en la práctica se denominan fuerzas aisladas las que tienen un área de aplicación muy pequeña. FUERZAS REPARTIDAS. —Se denominan así las fuerzas que tienen una gran superficie de aplicación; como la carga que actúa sobre una viga de techo. Si queremos medir las fuerzas repartidas, hay que conocer la fuerza total P y el área w de la superficie en que actúa. Si designamos por p, p”, p”...... las fuerzas que por unidad de superficie obran respectivamente en las áreas elementales s, s', s'?..., en cada uno de estos elementos actuarán las fuerzas ps, p's”, p”s'”..., y tendremos: ; P=ps+p Hp 8 cnn lo que, para simplificar, escribiremos del siguiente modo: P=2p8. CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES 307 La fuerza repartida se llama fuerza uniformemente repartida, cuan- do la fuerza local p es constante; y en la ecuación general anterior puede sacarse fuera del signo de suma el valor de p y tendremos: F=p28 pero como 2s=w, se tiene P=pw (E) E , PS (2) Cuando las fuerzas están uniformemente repartidas sobre una - superficie, v, su resultante P, pasa por el centro de gravedad de ésta; y recíprocamente toda fuerza que actúa en el centro de grave- dad de una superficie si se reparte en ella lo hace de modo unifor- me. Esta propiedad es consecuencia inmediata de la teoría de los centros de gravedad de las superficies. Una fuerza repartida es variable de modo uniforme, cuando la intensidad correspondiente á un punto cualquiera de la superficie de aplicación es proporcional á la distancia de este punto á un eje, contenido en dicha superficie. CLASIFICACIÓN DE LOS ESFUERZOS Á QUE PUEDE ESTAR SOMETIDO UN sóLIDO.—Un sólido está sometido á un esfuerzo de tracción cuando la fuerza tiende á estirarlo en el sentido á su línea de acción. El esfuerzo es de compresión cuando tiende á acortar el cuerpo en el sentido de su línea de acción. Un esfuerzo es cortante, si obrando en una sección transversal del cuerpo, tiende á cortarlo por dicha sección. El esfuerzo es de flexión cuando actuando normalmente á la lon- gitud de un sólido tiende á doblarlo. Es de torsión el esfuerzo cuando tiende á torcer el cuerpo alrede- dor de un eje contenido en el mismo. FUERZAS QUE ACTÚAN SOBRE LAS CONSTRUCCIONES. —Estas son: El peso propio de los materiales. Sobre cargas permanentes Ó accidentales. Reacciones de los apoyos. ELasricipaD.—Bajo la acción de las fuerzas más pequeñas, los cuerpos se deforman, para volver á su forma primitiva cuando las fuerzas cesan de actuar; siempre bajo el supuesto de que estas fuer- zas no pasan de ciertos límites deducidos de la práctica. Si se pasan los límites asignados á la elasticidad, los cuerpos sufren de- formaciones permanentes, y se produce la rotura. COEFICIENTE DE ELASTICIDAD.—A la relación constante que, 308 AURELIO SANDOVAL mientras no se llegue al límite de elasticidad de los cuerpos, existe entre la carga por unidad de superficie, y el alargamiento ó acorta- miento por unidad de longitud, es á lo que se llama coeficiente de elasticidad, relativo á la tracción 6 á la compresión, de la materia que se considere. Si llamamos: L, la longitud de una barra; P, la intensidad de la fuerza; l, lo que la barra se alarga Ó acorta en virtud de esta fuerza; ¿, el alargamiento ó acortamiento por unidad de longitud; Tendremos: =>. (3) Y si suponemos que la barra tenga de sección la unidad de su- a Le : e z perficie, —será el coeficiente de elasticidad, que designaremos por 1 E, de donde E=-==. (4) % Dentro de los límites de la elasticidad, las fuerzas son propor- cionales á los alargamientos Ó acortamientos que producen; por lo que el valor de E es constante para cada cuerpo. También se admite para casi todos los cuerpos, que el alarga- miento producido por una fuerza, cuando tiende á estirar el sólido, es igual al acortamiento del mismo cuerpo cuando la fuerza obra comprimiéndolo. COEFICIENTE DE FRACTURA Y DE SEGURIDAD.—La fuerza total P que origina, por tracción, compresión, etc., la rotura de un cuerpo, se llama carga de fractura, ó carga de rotura. Si u es la sección en que actúa la fuerza P que produce la rotu- ra, el coeficiente de fractura es el cociente de la fuerza por el área de aplicación, esto es: ip 10) Ejemplo. Un listón de pino de 4 centímetros cuadrados de sec- ción, se rompe por una fuerza de tracción de 3,200 kilogramos. La carga de fractura P, es iguai á 3,200 kilogramos. | El coeficiente de fractura será: 3200 a 00 kilogramos por cm?. CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES 309 COEFICIENTE DE SEGURIDAD. —Se adopta siempre en la práctica como coeficiente de seguridad una fracción del coeficiente de frac- trura. ; El valor del coeficiente de seguridad es por lo general: 1 del coeficiente de fractura para los metales, y para las piedras y obras de sillería ejecutadas con esmero. + 4 7, del coeficiente de fractura para las maderas y para las fábricas de ladrillos Ó piedras regulares. 2, 4 7, del coeficiente de fractura para las mamposterías ordi- narias. Con relación al límite de elasticidad no conviene pasar de la mitad de dicho límite en construcciones fijas y de un cuarto en construcciones movibles. DISTINTAS UNIDADES DE MEDIDA. —Una libra por pulgada inglesa cuadrada=0'0703 kilogramos por centímetro cuadrado. Un kilogramo por centímetro cuadrado=14'2232 libras por pul- gada inglesa cuadrada. Una tonelada por pie cuadrado inglés=1'094 kgs. por centí- metro cuadrado. Una libra por pie cuadrado inglés—=4'8825 kgs. por metro cua- drado. Una atmósfera=1'033 kgs. por centímetro cuadrado=14'6926 libras por pulgada inglesa cuadrada. II. TRACCIÓN Se supone en los cuerpos que son de materia homogénea y que su elasticidad es constante. Supongamos una barra fuertemente sostenida por un extremo, y sometida á la acción de los pesos P,, P,, P3..... que coinciden con el eje de la pieza. Si se van aumentando los pesos gradual- mente se producen los fenómenos siguientes: 12 Período de elasticidad perfecta. No hay deformaciones per- manentes, y siendo las fuerzas proporcionales á los alargamientos, el coeficiente de elasticidad á la tracción E, es constante. 22 Período de ductilidad. Las deformaciones permanentes em- piezan á notarse y entonces es cuando se ha excedido el límite de elasticidad de la materia. Los alargamientos crecen ahora más rápidamente que las cargas; estos alargamientos tardan en produ- cirse espacios de tiempos más ó menos largos, según la naturaleza 310 AURELIO SANDOVAL de la pieza, hasta que al fin la barra no se estira más bajo la acción de aquel peso. 32 A partir de un momento, que varía con la naturaleza del cuerpo que se observa, la pieza experimenta, en una región peque- ña, un alargamiento notable, mientras que el resto conserva el alargamiento adquirido anteriormente, acompañado de un estrecha- miento de sección en la región antedicha. La materia se estira, se desagrega en una cierta longitud, la deformación sigue siendo lo- cal, el alargamiento continúa aunque no se aumenten las cargas, y aun con cargas menores, y al cabo de algún tiempo la barra se rompe. p FÓRMULAS RELATIVAS Á LA TRACCIÓN. —Se supone en todas estas fórmulas que la carga se reparte de modo uniforme en toda la see- ción transversal de la pieza. Llamando como anteriormente: P, fuerza de tracción. w, área de la sección de la barra. L, á la longitud total. 1, el alargamiento total producido por la fuerza P. i, alargamiento por unidad de longitud. p, fuerza de tracción por unidad de sección transversal. La fuerza de tracción por unidad superficial es R. Luego según, lo expuesto anteriormente el prisma tendrá suficiente resistencia si se verifica: B) AS (5) 10) Ó P=Ru (6) Por tratarse de fuerzas uniformente repartidas y por la elastici- dad será: y como EÉ=*, 12 PL NS, La fórmula anterior puede también expresarse así: R iI=qL an AAA CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES 311 "TRACCIÓN DE UN PRISMA TENIENDO EN CUENTA SU PROPIO PESO.— Si p es el peso de la unidad cúbica de prisma será: P=— Lup=Ro, de donde WEE, -— R—Lp Si la carga exterior no existe, el cuerpo estará solamente some- tido á su propio peso y por consiguiente Rip y == Py 5 E P=w (R—Ip) y w Obsérvese que en estas dos últimas fórmulas no entra w, lo que nos indica que la resistencia de un prisma sometido únicamente á su propio peso es independiente de la magnitud de su sección recta. Dicha resistencia es proporcional á la longitud del prisma. ALARGAMIENTO DEL PRISMA. —Si dividimos el prisma en elemen- tos de longitud e, el peso del elemento será ewp, y sustituyendo va- lores en la fórmula (7) se obtendrá para el alargamiento de este elemento 1 res evpe PE En para el alargamiento total Sm Zevwpe, 10) y como la suma indicada es el momento del peso del prisma con re- lación á una de sus bases, que vale LupX3L, se obtiene: po pe a Si además de su propio peso soporta el sólido prismático un peso P en uno de sus extremos, el alargamiento total será: EP COEFICIENTES DE ROTURA Á LA TRACCIÓN En kilogramos por centímetro cuadrado Metales: Hierro forjado en chapa y en barras, en sentido del A A A 3500 Hierro forjado en sentido normal al laminado ........ 3000 A AA 6000 312 AURELIO SANDOVAL Acero dulce para CONStrUCCIONES -..ononsaitameleel dee 'AGero moldeado y Tecocido. e rocio ende Hierro fundido de segunda fusióN......o.oo.ococcccno 0... Cobre laminado. ttona oder ayas Da e UEOER TAO AUN IO e e o a Adan dela io inca a iaa AMINO lamina dO: ta aro panes o Ue eodsial LMETAMIMDA O O a Eo asa Castaño ...... ADA E SE A A OO AR ES ea Pucon ll pri os do Preso sa a A O NN tol Sn IBOEN Jonas Jos Ian dansa ad: A A A a E A A e O Maderas de España: Castaño dec ordoDa ee daa lloran oia: Pino dede ea E Viso Meliana o ASS Pimode Vallanesa, Dat su ccootonsas esclusas SS Pio de Zaragoza tonces A O. Pinoide Sierra de Cameros e ciraaunana danes dame decae Haya de er e ol dios aro eee aso Roble de Idem e coste: E la et OS Maderas de la Argentina: Quebracho Colorado ao a ii AA CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES CUA ChoO DIEDCO: quclbrl dat rod rd 630 O 1130 A RA DS A E IN A DA. NE 1180 A A A 1350 EN A AS E A 470 Maderas de los Estados Unidos: EAT A 1100 Elo, de tea, con muchos nudos. ....ocooonociocodcncnaroo as A 0/0, AS A 800 Maderas de Cuba: AA AS A 800 DA e AE EN 800 Cedro ni: sd. SR A O? 700 E AS A 1600 A A 800 VA o AN A A 1000 ELE Le rt A 2000 A 2000 IO LOU cias casceame aci casicarers robe A A 1000 AAA SA A 1400 Piedras, cales y cementos. A 80 CENA A a 60 E 30 AMA 20 A 15 | Arenisca de Guadalupe (Guipúzcoa) ....ooococconoo o... 12 | Ladrillo duro muy bien cocido, de Provenza........... 19 y A A A A Mortero de cal grasa, situado en partes elevadas so- , brerel suelo y A CODICEÑO...coomoncrocoonesncones eosgoisao 1 : Id. id. álos 14 años de fabricado.......... ARA 4 MA E e 12 ; Td. id. CIA VE A o e 5 . Yeso «Diamond Brand » de New York, amasado con abpua de cal GAS 24 OLAS bold ii o ride 15 k ideada 1d? cOn agua PUTA dro eciaea orton i El 314 AURELIO SANDOVAL Yeso « Diamond Brand » de New York, amasado con apua de ¡Ale lc cod de al Ed 1d. 1d com agua de cola 0d. cocos rencociad dass 5 Id. id. id. con agua pura, después de 7 días al A A A O Y ado Obb Dee SORA: o 24 Resistencia minima que debe tener el cemento Portland, según ha acordado recientemente la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles. Pasta de cemento puro, después de estar al aire 24 MOLA o e ao sa oa Soo dolo Pala DO 175 Id. id. después de 24 horas al aire y 6 días en el AU anio cccrias AO E US ade Se 315 1d. id. después de 24 horas al aire y 27 días en el E o E A e 385 Mortero de una parte de cemento y dos de cuarzo triturado normal, después de 24 horas al aire y 6 A A E A A : 14 Id. id. id. después de 24 horas al aire y 27 días O A A O E eS 23 Otras materias: DA o ae Ios 400 Ballena ear. saeta naco cda 500 Cuerdas de caña mos foco coa dada nadaa da 800 Correas ale ¡CUerO, eliana Dania decos meriaa loco sa 30 Pegamento de cola en maderas de pino, encina, no- gal, haya y arce, unidos por testa..........oooocoo.m.o. S0 Td 41d. 4d. + +uanidos sega das MDTAS. conos sien Suns 40 Puntillas de 24 4 milímetros de diámetro y claros de sección cuadrada 6 milímetros, clavados en madera de pino. Fuerza adherente por centíme- tro cuadrado de superficie de contacto con la ma- dera, que se necesita, para que tirando en el sen- tido de la longitud del clavo, sacarlo de la madera. Introducido el clavo paralelo á las fibras...... cd de 11 Id. id. id. Introducido normal á las fibras...... 22 En las maderas sumergidas en el agua disminuye la resistencia, y suele llegar hasta la mitad de la resistencia de la misma madera seca. ds CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES 315 COEFICIENTES DE ELASTICIDAD En kilogramos por centímetro cuadrado Hierro forjado en sentido de laminado......... 2,000,000 Acero dulce para construcciones......... ....... 2,200,000 Hierro fundido de segunda fusión ............... 1.000,000 obre laa mado. taa oral debdia 1,200,000 Maderas de pino blanco, cedro y nogal......... 80,000 Maderaside pro de ye. mqeaoreseldasodalraniaz dra 130,000 Msderas duraside GUDA cotos cuca doiagenaca a 150,000 Como límite de elasticidad de las maderas y de los metales, puede tomarse aproximadamente de 4 á 1 del coeficiente de rotura. Ejemplos: 1%—Sección que debe tener un prisma de hierro para que resista con seguridad una carga de 4600 kilogramos ? El coeficiente de seguridad que adoptamos es de 6 kilogramos por mm, Y aplicando la fórmula correspondiente, tendremos: E A milímetros cuadrados. R 6 Eligiremos entre los hierros del comercio el de sección más próxima á la hallada. Así, si las dimensiones de los hierros varían de 2 en 2 mm., aceptaremos: Una cabilla de 32 mm. de diámetro, en la que v=804,2 mm?. O un cuadradillo de 28 mm. de lado, en el que v=784 mm?. 22—Suponiendo que el prisma del ejemplo anterior tiene una longitud de dos y medio metros. Se desea conocer el alargamiento producido por la carga de 4600 kg. que sobre él actúa ? P=4600 kilogr=:"98. L=2500 mm. =20000 por mm?. w="766 mm?. Y aplicando la fórmula (7). e O A —0 10/10) Ew 20000X"766 , Por este ejemplo se ve lo pequeño que son los alargamientos, tratándose de piezas sometidas á cargas de seguridad. 32—A veriguar la carga que puede sostener en la práctica una pieza de caoba de cuatro centímetros cuadrados de sección ? WiS= 316 AURELIO SANDOVAL Haciendo uso de la fórmula (6) será: P=Rw=60X4—240 kilogramos. 42—Una fuerza de 160 kilogramos obra por tracción en un alam- bre de hierro galvanizado de 5 milímetros de diámetro. Se quiere averiguar el coeficiente de trabajo? Area de la sección en milímetros=19,63 mm?, y PAGO o 19,63 =8,15 kilogramos por mm?. 52—Un cilindro de vapor está sometido á una presión interior efectiva de 8 atmósferas; se desea conocer el número de pernos que se necesitan para sostener la tapa, siendo el diámetro del cilindro de 50 centímetros. La superficie de la tapa es de 1963 cm?, y la presión total sobre la tapa del cilindro será: P=—1'033X8Xx1963=16222 kgs. El problema puede resolverse de dos maneras, á saber: Primero. Dado el número de pernos, calcular su diámetro. Segundo. Dado el diámetro de los pernos, calcular su númers. En este segundo caso si fijamos en 2 cm. el diámetro, cada per- no tendrá 3.14 cm. cuadrados de sección, el esfuerzo que cada uno puede resistir es, 3.14 X<500=1570 kgs. 16222 É S ; 22 kgs. ==> Y como el esfuerzo total es de 16222 kgs 1570 nos representa- rá el número buscado. Siendo pues necesario poner 10 pernos, ú 11 con un exceso de resistencia. 6“—Calcular la carga que puede suspenderse de una barra de hierro de 20 metros de longitud y de una sección circular de 10 centímetros de diámetro. v=78'5 cm?, R=500 kgs. por cm?, y el peso del cm? de hierro p=0'00779 kos. Por tanto P=w (R—Lp)=78'5 (500 —2000 <0'00779) de donde P=—38026'97 kgs. 7%—Sección que debe darse á una pieza de hierro de 15 metros de largo de la que se quiere suspender un peso de 40000 kilogramos. 40000 Será 2 B00—1500x0'00779 Y *— SiO Ene: CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES 317 Por lo que puede utilizarse una cabilla de 102 em. de diámetro, ó un cuadrado de 9'05 em. de lado. 82—Carga por centímetro cuadrado de una barra de hierro de 650 metros de largo, que sólo soporta su propio peso. R=LX p=65000X<0'00779 kgs. por cm?. CuERDAs.—La resistencia de las cuerdas varía según el mate- rial, su mayor ó menor humedad, la clase de torcido, y el embreado. La resistencia de una cuerda mojada es 3 á Y de la que tiene cuando está seca. La resistencia de las cuerdas embreadas es de 4 4 ¿ de la resis- tencia de las no embreadas de igual clase. El coeficiente de fractura para un mismo material disminuye á medida que aumenta el diámetro de la cuerda con él fabricada. El alargamiento que experimentan las cuerdas nuevas, es de + de la longitud primitiva, para la carga de rotura, y 2; para la mi- tad de esta carga. Las cargas que por milímetro cuadrado pueden soportar las cuerdas de cáñamo sin embrear es: 1 kilogramo para cargas per- manentes y 2 á 3 kilogramos para cargas accidentales, disminuyen- do estos valores cuando las cuerdas sean muy usadas. La carga de —seguridad no debe pasar nunca de 3 de la carga de rotura. Llamando P á la carga que soporta una cuerda, d al diámetro de la cuerda y R al coeficiente de fractura, la sección resistente de la cuerda será 4 7 d?; y aplicando las fórmulas de la resistencia á la tracción, obtendremos las expresiones siguientes, que resuelven los problemas que pueden presentarse: P—=0,785 d27 0,785 R 0,785 d” CADENAS. —Las cadenas empleadas en las construcciones, están formadas por eslabones oblongos fabricados con hierros de sección circular. Los hierros que forman las cadenas trabajan por tracción en las ramas de los eslabones, y por flexión en la superficie de contacto de unos eslabones con otros. Para facilitar el cálculo de resistencia de las cadenas, se prescinde de la flexión y se considera sólo la car- ga de tracción P, en las dos ramas, y para compensar el pequeño error que pudiera cometerse, se toma como coeficiente de trabajo los ¿ de R. 318 AURELIO SANDOVAL Llamando d el diámetro de la cabilla que forma los eslabones, se tendrá 1 PI RIOR 4 5 de pase deL DEN de donde: d= SDE y K IN E Si adoptamos un coeficiente R=7 kilogramos por milímetro cuadrado tendremos como fórmulas suficientemente exactas y có- modas: 9d y po / P 3 Hay cadenas más resistentes que las ordinarias, como sucede en las de eslabones afianzados; consiste este refuerzo en una barra de hierro que ocupa el eje menor de la elipse que próximamente for- ma cada eslabón. Este travesaño se opone á la deformación por fle- xión, por lo que trabajan las cadenas afianzadas sólo por extensión y para su cálculo se hace uso de la fórmula P=Ro, en la que R es el coeficiente total de seguridad. Ejemplos: 12—Averiguar la carga que con seguridad puede sos- tener una cadena de eslabones oblongos de 5 milímetros de diá- metro ? ; P=9Xx25=225 kilogramos. 22 —Diámetro que debe tener una cadena de la que se va á sus- pender un peso de 2500 kilogramos ? ad 3 Y CABLES DE ALAMRRES.—Si llamamos d al diámetro de un alam- bre, n el número de alambres que forman el cable, P la carga total y R el coeficiente, empleando la fórmula (6) tendremos: a d? Rn—=0,785 Rnd ? a Rn0'785 y si se adopta para R 9 kilogramos por milímetro cuadrado B=UWIS PrerwNos. —Es conveniente que los pernos resistan 4 esfuerzos de tracción y no á esfuerzos cortantes. Lo primero que hay que determinar en un perno es a sección para que resista á la tracción. milímetros. CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES 319 Todo perno tiene una parte cilíndrica terrajada y otra que no lo está; si llamamos d, al diámetro de la primera, y d al diámetro de la segunda, d,, es igual por lo general á 0'8 d; el paso de la rosca se hace casi siempre igual á 4 d. La parte del perno más expuesta á romperse por tracción, por ser siempre d > d,, es la parte que lleva la rosca; la sección resis- Trad? tente es —”?. 4 Llamando P á la fuerza de tensión y R al coeficiente de trabajo será: P=Rr22 0,5026 Rd 2 / Pp VR La cabeza, la tuerca y la arandela del perno debe tener también resistencia suficiente. La cabeza del perno ó los filetes de rosca pueden romperse por esfuerzo cortante. Para los pernos de cabeza y tuerca exagonal, sometidos á es- fuerzos de tracción, pueden adoptarse las dimensiones siguientes: de donde d=1,41 Diámetro de la buerca....ococonacosccnosso 2 di Altura de la misma....... bas d. Espesor de la arandela. .................. 01d. Diámetro de la cabeza .........o.ooooocoomo 18 d. ¿AM HULa deta ISTMO > oi arcos carece 06 d. Cuando el perno sólo esté sometido á un esfuerzo cortante, se le puede dar menos altura á la cabeza y á la tuerca. Tubos DELGADOS SOMETIDOS Á PRESIÓN INTERIOR.—En un tubo sometido interiormente á una presión uniforme como la que produ- ce un fluído ó la que se produce en los tubos y calderas de vapor, si llamamos p la presión uniforme interior por unidad de superfi- cie, el esfuerzo total que tiende á romper por tracción el tubo, según un diámetro, será para la unidad de longitud de tubo P=dp y el área resistente á este esfuerzo para un tubo de espesor e será dp 2 e, y aplicando la fórmula (6) dp=2eR y => - á Ejemplos: 1%—Espesor que debe tener un tubo de hierro de 10 centímetros de diámetro sometido á una presión interior de diez 220 AURELIO SANDOVAL atmósferas (1033 kgs. por cm?.) adoptando para R 300 kilogra- mos por em?. - 10X10.383 IAE A ningún tubo de vapor de hierro ó de acero se le da menos de 3 milímetros de espesor, para prevenir los efectos de la oxidación. 20—Espesor que debe darse á una caldera de vapor de 5 pies ingleses de diámetro, de chapa de acero, que ha de estar sometida á una presión máxima de 140 libras por pulgada ingiesa cuadrada, siendo el coeficiente de resistencia á la tracción del metal empleado de 15000 libras por pulgada cuadrada, y teniendo en cuenta que en la roblonadura longitudinal el espacio ocupado por los roblones (re- pd 140x60. e 2x3 R 2X9000 de pulgada, Ó en números redondos media pulgada. ESFERAS HUECAS. —En una esfera hueca de espesor e, pequeño relativamente á su diámetro interior d, sometida á una presión interior uniforme, p, la presión normal á un plano diametral es =0'17 centímetros. maches) es los 2 de la longitud total. e= P=¿1 d?*p y el área de la sección que produce dicho plano diametral, vale, con la suficiente aproximación, de y según la fórmula (6), tendremos de donde yA Para un casquete esférico, se comprueba fácilmente que es apli- cable la fórmula anterior. : DerósrroOS CILÍNDRICOS.—Los depósitos de líquidos construídos con chapas metálicas, tienen generalmente la forma de un cilindro vertical formado por anillos. El depósito estará en las peores condiciones de resistencia cuan- do esté lleno completamente, y las presiones irán disminuyendo proporcionalmente á la altura, desde el nivel del líquido, en que es nula, hasta la base inferior del cilindro, en donde tiene un valor p=d h, siendo d el diámetro p, el peso de la unidad cúbica del lí- quido y h la altura del cilindro. A AI CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES 321 El espesor de cada anillo es uniforme, y se calcula por la fór- mula deducida para los tubos delgados, teniendo en cuenta la altu- ra h' del líquido, contada desde el nivel superior al borde inferior del anillo, en que la presión p es igual á ph' así que _ .pdh? 2R si todos los anillos se hacen de chapas de igual espesor será h'=h. Para los depósitos de agua, p es igual á 1000 kilogramos por metro cúbico y para los depósitos de mieles, como los que se usan en los ingenios, p vale 1350 kilogramos por metro cúbico. HIT. COMPRESIÓN Los fenómenos de la compresión son análogos á los de la trac- ción. El coeficiente de elasticidad E es generalmente el mismo de la compresión que á la tracción. Consideremos un prisma recto comprimido por fuerzas de diree- ción paralelas á sus aristas laterales. Si hacemos aumentar gra- dualmente la longitud de estas aristas, Ó lo que es lo mismo, la altura del prisma, permaneciendo constante la sección recta, llegará un momento en que el prisma se flexará, y si ese crecimiento conti- núa, la flexión producirá la rotura de la pieza. En atención á esto, consideraremos los sólidos sometidos solamente á esfuerzos de com- presión, cuando la relación de su longitud á la menor dimensión de la sección producida por un plano normal á la dirección del esfuer- zO, no pasa de ciertos límites, deducidos por la experiencia. Rondelet admite que las piezas de madera resisten solamente por compresión, siempre que la relación de que hemos hablado no pase de 7 á 8. La compresión produce la rotura de una manera indirecta por las dilataciones transversales de las caras laterales. La humedad disminuye la resistencia de la madera y de las pie- dras blandas. Esta resistencia varía también con la dirección de las fibras, para la madera, ó del lecho de cantera, para las piedras. Perpendicularmente á las fibras, la madera no soporta más que el 80 por 100 de lo que puede soportar en el sentido de las fibras. Cuando una piedra soporta cargas perpendiculares á su lecho de cantera, su resistencia es mayor que cuando este lecho es paralelo á la dirección del esfuerzo. FÓRMULAS DE LA COMPRESIÓN.—Las fórmulas de la compresión son las mismas que las de tracción. e. Ue 159) AURELIO SANDOVAL COEFICIENTES DE -ROTURA Á LA COMPRESION En kilogramos por centímetro cuadrado Metales: ELerro donado ocios bee baso os acetato rai 3500 Acero dulce para Construcciones.......o.o o.oocooroocmor=aso 4500 Necro moldeado trios soles dar boiscaaes lle Mes ye lieplE TS 9500 Hierro fundido de 25 AUsSION: me scos dono cados ta 8000 Cobresbatido reas copeesdeniae je des ae cdo 4000 BTODTO e arar mece paa coat pe odio 8000 POMO ao acetato A RO ANSIA Lo 500 Maderas (comprimidas en el sentido de sus fibras). O era ciesco a ati Sea suolds dera ooo N AE a 340 es a a do LA 450 Encarta do coa eletdes ale a ICO er Scion ASS: 400 PTESO ton na en aa Une aso adds La aa oLo me ale se 500 A OO css OS: 480 DA A E A A A e 500 LO o E OA AO O oooO poso sccos ció s 400 Robledo Inolaterta arsenal ser esoo aaS 5 OO Tecawelda India o esa o eel ele o 840 Maderas de Puerto Rico: ¡Asu bocosd. avale poleo celo De da dao deca ds 550 e IR A O 520 Maderas de México: IO sao daras pasado SOS | deso 450 Maderas de España: Castaño de Cordoba. elas e cuate Reale oe 500 A 500 Pino de Villanesa (Jaca) ......o.ooomomoo. A a 480 Pino de Zaragoza Lo.otecenscoos porras eo SES 440 Pino de Sierra de Cameros ....... A AOS 400 Haya de dem ecos oc opnonaces sus es den o qeda e ojalas 560 Robledo Aden. dida dalla da copan A la aeleioade 320 Maderas de la Argentina: Quebracho icolorado..o.soercciods dose pecado cats de us hs 1200 CIUBBracho DIaneD cano: sustos co tldescór Eat Ed 540 id CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES O A A O APA PO 920 A A A E e 950 A A A II A o A 1000 a AR IA da CE PE E 460 Maderas de los Estados Unidos: E ER Rs E o 700 AC A a io ad A AA 450 TENA IRA A A A O 500 Maderas de Cuba: A ASS O A A EA 600 O E A AN O 510 ENE A ES ES IR A E AN 480 AI A A PA . 650 A A A II E 750 Buenas tdo Binar del BÍO) oocmoccccnitó, onranosoraradanes 600 A A A 800 RN A A 800 A A A 600 DA A A A A 500 SI ti A ado a dep 700 Piedras, cales y cementos: A e AA A E A O 2300 LE A e A A 2200 Granito de Normandía (Francia) .....oommocococco 0.0... 710 Granito verde de los VosgosS ......ooococoinn oomcenononcnar> 620 A A AO A 420 Arenisca dura de Foulainebeau........ooooooccococcorcccono. S90 Arenisca de Florencia......... .... E 420 Arenisca hullera de Westfalia (Alemania)............. 2060 E AS A AI 310 Misrapl blanco de Ia. coins es tonada 680 Mármol negro de Flandes ........ooooooococcoccoco ooo ES 790 Caliza oolítica de Jaumont, de Francia.....oooomoooo.... 150 Caliza arcillosa de Metz, de idem.......o.ooooo .ooooo co... 300 Caliza conchifera de Rudesdorf, de Alemania.......... 500 Caliza hullera de Elberfeld, de idem.......... .. e 600 Galiza dolomitica, de Idem ...c..coooiniccinerroncin mamario 730 Silícea de Dundee, Inglaterra ........ A Y E 140 323 AURELIO SANDOVAL 'Eoba de Guadalupe osito dao o Me S0 ao Brecha de VANSONO, EAlpnas io ooo aa PACTA OM elas Mita llas A Dava blanda derNapoles toi foods ee arica Lava dura del Vesubio d.caseon Ea aaa hacete Noe ade o eRE Piedras de México: Chiltca Arenisca eros to ola uncciaiodas VESO EE TezoOnbS OJO acto oso aaa Seoane ae die eds TM o aos ds ahl helada Tepetate (conglomerado de sustancias arcillosas, ca- lizas y arenosas, proviniendo generalmente de los sedimentos de los lagos) de Tequisquiápam ......... Depetabe COMÚN ..ocia incas ppaeeso Pta ieioas eee lena Morteros y Hormigones: Cemento Portland puro, á los 7 días de fabricado..... Tdem. idem 4 los 2891demadem. +. csecsooo cacaos: Mortero de 1 de cemento Portland y 3 de arena nor- malta dos dias astas saljisoss A a ANOS Tdemademadem, 4 Los 28 dÍaS.> 0 seco ep cas loro ionse Hormigón de un volumen de cemento Portland, dos de arena y cuatro de piedra ó grava, según los Re- glamentos para construcciones de cemento arma- do no debe su resistencia á los 28 días ser menor O oi dob uo dido Sans : Piedras de España: Granito del Berrocal Madrid. rios coo sodio Granito de Guadarrama, piedra berroqueña, Madrid... Mármol rojo de Rentería, GUIiplZCOA...ocoommconcoononcos Tdem:idorado de Cabra, ¿COrdODa tecccnds sanas ccoo vasos Caliza blanca de Colmenar, Madrid........ooooooocoo..... Idem de Baides, Guadalajara... .ooconsaamsnsaso assnias Idem de Hontoria, BULZOS7....s sopuennnsao: o AS Idem blanca de Arcos, CUENCA ...oooconococnnranaposanonos dem blanca de Luna, Zaragoza ...omccrouelos toos nens Tdem amarilla:de Uclés, CUEnca ....ho.eoe reosssiscar ses ; Idem blanca do Segovia a cioinicecso crarcaizaso nds Sagna, Areniscas de Villena y de Sax, Alicante......oommomo..... 150 489 350 400 317 319 329 90 dl 1919) 57 64 220 ARA e A. a di CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES Piedras de Cuba: Silicea de San Miguel, Habana ..........oocooooon”o emencoso Sienita del Luyanó, Habana... .... ada EN Caliza (mármol) de Camoa, del kilómetro 26 de la carretera de la Habana á GÚines.........o.ooo.o oococo.. Caliza de Martín Mesa, á unos 700 metros del kiló- metro 6 de la carretera de Guanajay al Mariel...... Del ingenio San Cayetano, MatanzaS.......o cocooommommooo Caliza de La Tropical, Las Puentes, Habana (de la A A A o idas cardenas la atenas Caliza de Dubrocq, ciudad de Matanzas. ...oocomc.o..... Calizas de Durán, de Jaimanitas, de la Playa, La Criolla y T. Pérez, en Las Puentes y Marianao, A A Balzyadel Vedado (DUEna) cmoooccoccconncnccononianomos «des A AA Caliza de Bermeja, Matanzas.........ooocoococoo cooooscoooo CalivradebGalabazar: ELADaDAa. ...ocormcocsiccccnsinno restos Caliza arcillosa de Bejucal, Habana ...........oomoom.m.... Caliza arcillosa de San José de las Lajas, Habana ... Caliza de San Lázaro Ó de la Cueva, ciudad de la AAA O colado cazar ed lddoconte adonde oa pas Caliza (muy débil) empleada para hacer cal, de La Méndez, Las Puentes, Habana ....... ...oooccooccosco... Caliza arcillosa de San Antonio de los Baños, Ha- Ladrillo rojo de Capdevila, Vento, Habana, lo mis- mo en seco que después de 30 días en agUa....o.o..... Ladrillo amarillo rosado claro de La Ciénaga, ciudad EA Ladrillo rojo de la ciudad de Pinar del Río............ El mismo material después de 24 horas en agua ...... Ladrillo color achocolatado, de Los Palacios, pro- vacia de Elnar dello. oientonccrao enema ir El mismo material después de 24 horas en agua ...... Hormigón de 1 volumen de cemento Volcán, de la Habana, 2 de arena caliza y 3 de piedra caliza, despues AL ALTO iaedaon cacubsrecidcco cagadas El mismo material después de 47 días al aire.......... 45 "150 170 103 125 ww Ol 326 AURELIO SANDOVAL Bloques de cemento y arena usados en el Laborato- rio de Química de la Universidad, á los 30 días de recibidos en la obra........ de A ls NU 46 Bloques fabricados en la ciudad de la Habana por la Compañía constructora Purdy y Henderson, con 1 volumen de cemento Portland, 23 de arena de la playa de Cojímar y 23 de piedra silícea de San Mi- guel, después de 55 días de fabricados .......... ..... =] Dicha Compañía es la que ha fabricado los bloques para muchos edificios de esta capital, entre otros, el Banco del Canadá, en la calle de Obrapía, el Hotel Miramar, en el Malecón, el Banco Nacional, en Obispoiy Quba, ElC» tul, ente aos Dadas doi Mezcla de 1 volumen de cal ordinaria y 1 de arena, arnlos:9 meses al aire ata lla Aa 3 Ejemplo. —Sección que debe tener el pedestal de una columna, de piedra calcárea de la cantera de Durán, de la Habana, sometida á una presión de 51,000 kilogramos. Segán la fórmula (5) P 51000 (1 == ="1500 centímetros cuadrados R 6,8 IV. TRACCIONES Y COMPRESIONES QUE PUEDEN PRODUCIR LAS VARIACIONES DE TEMPERATURA Llámase coeficiente de dilatación lineal de un cuerpo, el alarga- miento que experimenta la unidad de longitud para un incremento de un grado en su temperatura. La experiencia ha demostrado que los coeficientes de la dilatación lineal pueden considerarse como constantes entre cero y 1009 del ter- mómetro centígrado; esto es, que dentro de los límites indicados las dilataciones son proporcionales á los incrementos de temperatura. La fuerza que desarrollan los sólidos, y en especial los metales, cuando se dilatan, es enorme, é igual á la que sería necesaria para comprimirlos en igual proporción. Si una barra está fuertemente sujeta por sus extremos, de modo que no pueda verificarse el acortamiento, que originaría en ella es- tando libre, un descenso de t grados de temperatura, y d es el coefi- CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES 327 ciente de dilatación: el acortamiento no verificado por metro li- neal es ¿=td; pero como Y 0 RE 1 di Si se tratase de una dilatación no efectuada al aumentar en ( grados la temperatura de la barra, resultarían compresiones R, da- das por la fórmula anterior. La máxima diferencia de temperatura se estima en el mediodía de Europa en 60” centígrados á la intemperie, y en 30? á la sombra. Para Cuba pueden disminuirse algo esos valores. Coeficientes de dilatación lineal, debidos á un aumento de un grado centígrado de temperatura. A 0,0000120 ONE E 0,0000183 A SR AA 0,0000295 ICONS dois buno a oa aaa 0,000010 AM A 0,000005 A A A 0,000010 A E ias po anales faenas 0,000014 EI Vo AS A ATEO 0,000015 En el sentido p-rpendicular | En el sentido paralelo 4 [Relación entre los dos MADERAS á las fibras las fibras coeficientes Boj E A : 0,0000614 0,00000257 25 AA MaStanO dad 0,0000325 0,00000649 5 A 1 e IRA 0,0000544 0,00000492 LD Haya e 0,0000484 0,00000638 Sl á 1 AO A: 0,0000584 0,00000371 16 Ejemplos.—1% Coeficiente á que estará sometida una barra de hierro fuertemente sostenida por sus extremos, cuando varía su temperatura 60? centígrados. Según lo expuesto, R=Et d, y como conocemos los valores de E y d, tendremos. R=20000 < 60 <0,000012=14,40 kilogramos por milímetro cuadrado. La dilatación no verificada en este caso sería por unidad lineal igual 4 t X d=60 <0,000012=0,00072. 328 AURELIO SANDOVAL 27? Suponiendo que en el ejemplo anterior la barra de hierro tenga 25 milímetros de diámetro ¿qué fuerzas habrá que aplicar en los extremos de la misma para impedir la contracción que en ella produciría el descenso de 609 ? No habrá más que multiplicar el valor de R hallado antes, por el área de la sección, y llamando F á la fuerza que deseamos cono- cer, será: F=14, 4 X<490'87—7068,53 kilogramos. Obsérvese que también puede hallarse directamente el esfuerzo total, pues Y DA y teniendo en cuenta los valores de £ y d para el hierro y el acero, podemos obtener las siguientes fórmulas, muy sencillas de recordar y de aplicar: 1 La 0, y? SEA En las que P estará expresado en kilogramos, « en milímetros y ten grados del termómetro centígrado. V. INFLUENCIA DE LA TEMPERATURA EN LA RESISTENCIA DE LOS HIERROS EXPERIENCIAS DE WEBSTER. —Este señor practicó el año 1880, en Inglaterra, pruebas á las temperaturas de 10% y de —21” centí- grados, y observó que á esta última temperatura la resistencia á la rotura por el choque disminuía con respecto á la obtenida á =-10%, para el hierro en el 3 por 100; para el acero fundido, en 3,5 por 100; para la fundición maleable, en 45 por 100, y para la fundición or- dinaria, en 24 por 100. La disminución de la elasticidad fué res- pectivamente en un 18, 17 y 15 por 100; y en cuanto á la resistencia á la rotura por tracción no se encontró diferencia sensible. EXPERIENCIAS DE FAIRBAIRN.—Con el principal objeto de estu- diar la influencia del calor en las chapas y roblones de las calderas de vapor, practicó Mr. Fairbairn más de doscientas pruebas, que LD a - e s CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES 329 permiten obtener los promedios que se consignan en las tres rela- ciones siguientes: RESISTENCIA DE LOS PALASTROS Á LA TRACCIÓN EN SENTIDO DEL LAMINADO Temperaturas Rotura en kgs. por em.? 0 3350 16 3420 444 2880 48'9 2760 100 2730 133 3000 dd. 3400 200 3140 RESISTENCIA DE LOS PALASTROS Á LA TRACCIÓN EN EL SENTIDO PERPENDICULAR AL LAMINADO Temperaturas Rotura en kgs, por em. 16 2850 433 3020 100 3100 KT 3380 rojo claro 2590 rojo obscuro 2080 RESISTENCIA DE LOS HIERROS DE LOS ROBLONES Á LA TRACCIÓN ) Temperaturas rotura en kgs. por cm z —35 300 +16 4290 46 4840 100 9100 121 5600 132 5850 154 5500 163 5950 215 9480 rojo obscuro 2450 Se nota que en todos los ensayos la resistencia aumentó con una temperatura comprendida entre 163 y 171 grados, para disminuir después. 330 AURELIO SANDOVAL También se nota que la resistencia de los palastros es mayor en el sentido del laminado que en el sentido transversal. EXPERIENCIAS DE Le CHATELIER. —Según los ensayos efectuados por M. Le Chatelier con barras de hierro y de acero dulces, el coe- ficiente de fractura disminuye cuando aumenta la temperatura desde la ordinaria hasta los 60 6 100 grados, según que el metal sea más ó menos duro, y después de llegar 4 este mínimo, el coeficiente de fractura aumenta, aumentando la temperatura hasta llegar á un má- ximo comprendido entre 250 á 300 grados, para empezar desde aquí á disminuir rápidamente. INFLUENCIA DEL RECOCIDO.—Cuando el hierro Ó el acero se ca- lienta hasta la incandescencia y se deja enfriar lentamente, se dice que se ha recocido. Las barras de hierro ó de acero que hayan soportado un trabajo mecánico en caliente ó en frío, aumentarán su resistencia á la trac- ción y disminuirán su alargamiento por 100; pero si estas barras sufren un recocido, vuelven á su valor primitivo la resistencia y el alargamiento, y aun á veces á valores todavía menores. Las siguientes experiencias de M. Thurston, efectuadas con hie- rro laminado, comprueban las propiedades del NE Límite de elasticidad Fractura portracción Alargamiento kgs. por em.? kgs. por em.2 por 100 Antes del laminado en A 2190 3690 246 Después del laminado CUARTO. edo noemi 4140 4850 104 Después del recocido aplicadoenseguidaá las piezas laminadas 2320 3760 250 INFLUENCIA DEL TEMPLE.—Calentando el acero y enfriándolo bruscamente en un líquido, se templa, aumentando por esta opera- ción el coeficiente de fractura y el límite de elasticidad y disminu- yendo el alargamiento por 100, como lo comprueban no sólo la práctica, sino también, entre otras, las siguientes experiencias: Fractura por tracción Alargamiento kgs. por em.? por 100 Acero dulce, sin templar ..... A 4084 13 El mismo, templado con agua.......... 5024 8 Palastros Bessemer, sin templar....... 3475 138 El mismo, templado con agua. ........ 5785 6'1 a o e CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES 5 --. — El enfriamiento brusco produce el mismo fenómeno en el hierro, como puede verse por la siguiente experiencia, llevada á cabo con un hierro que tenía 0'07 por 100 de carbono. Fractura por tracción Alargamiento kgs. por cm. por 100 Amtbes del enfriamiento ................... 3290 22 Después del enfriamiento brusco, en AA A A 4430 S AN VI. SÓLIDOS SOMETIDOS Á ESFUERZOS REPETIDOS VARIABLES Hará próximamente medio siglo que Braithwaite atribuyó la ruptura de una viga que sostenía un gran tonel de una cervecería, á la circunstancia de que éste se llenaba y se vaciaba alternativa- mente, y si bien posteriormente fué estudiado por algunos la influen- cia de la repetición de los esfuerzos en la resistencia de los sólidos, fué Wóhler el primero que efectuó (de 1866 á 1870) experiencias metódicas que permitió condensarlas en la siguiente ley, que lleva su nombre: «La ruptura de una pieza metálica puede tener lugar, no solamente por la aplicación de un esfuerzo permanente, igual ó mayor que la carga de ruptura, sino también por la aplicación repetida de distintos esfuerzos menores que ésta. Cuando la diferencia entre las tensiones extremas crece, el esfuerzo mínimo que es suficiente para producir la ruptura disminuye.» Se llama resistencia de trabajo á la tensión específica bajo la cual se rompe un cuerpo por aplicaciones sucesivas de esta tensión y de otra menor, y la designamos por «. FÓRMULAS DEDUCIDAS DE LA LEY DE WÓHLER Fórmula de Launhardt.—Aplicable á sólidos sometidos sólo á tracción Ó compresión: ( e mín P a=U —_ u máx. P a«— resistencia de trabajo. u= resistencia originaria, Ó sea la que aplicada un número infini- to de veces produce la ruptura. t= esfuerzo específico con el cual se rompe el material. Hierro Acero t=3390 kg. por cm.? t=7340 kg. por em.” ME=2195 » » » u=3510 » » » 332 AURELIO SANDOVAL , ; ) igual á = para el hierro, éigual á = para el acero; y por tanto: aia e a=2195 — ——_——— ). Ñ ler : a=2195 ( 1+ A = para el hierro; IA o Y E a— 30M L_— _— va "0. 310 (+ 6 as =l para el acero Para el coeficiente de seguridad R, se tomará un tercio de z. Fórmula de Weyrauch.—Aplicable á sólidos que trabajan á la oscilación. o=resistencia á la oscilación, para esfuerzos en el material iguales ME) in Je a=u4 N 1— ——— ——__—= u máx. P «=1170 para el hierro, w—=2050 para el acero, y contrarios. UL , 1 ; E NES] igual =77 Para el hierro, é igual á —— para el acero, u el: : 1 y haciendo 7 0, tendremos como fórmulas que darán el coeficiente de seguridad: Va e ; R="130 (— 0 E). hierro; Do aia? R=1170 (— 1 >) acero. Fórmula de Winkler.—Las fórmulas de Launhardt y Weyrauch, han sido deducidas tomando una parábola como curva de interpo- lación de los resultados experimentales de Wohler; pero Winkler estableció que dado el grado de exactitud de los experimentos, era suficiente adoptar como línea de interpolación una recta, y dedujo, por consiguiente, su fórmula, muy cómoda en las aplicaciones: PEE Pa > dE RO w = sección. P = esfuerzo permanente en el prisma, A CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES 333 P, = una carga accidental que, agregada á la fuerza permanen- te, da la fuerza predominante. P,= una fuerza de sentido opuesto á la P,. Winkler asigna á E los siguientes valores, en kg. por cm.?: Puentes de ferrocarril: 19 Hierro. Para tracción predominante: R=1400 .R,=590 .R,=1300 Para compresión predominante: R=122% R,=630 R,=1200 22 Acero: Para tracción predominante: R=1800 R,=610 - R,=1090 Para compresión predominante: R=2250 R,=640 R,= 800 Puentes de carretera: 12. Hierro: Para tracción predominante: R=1400 R,=640 R,=—1400 Para compresión predominante: 1200 E,=690 RR, =1300 22 Acero: Para tracción predominante: R=1800- -E,=600:. R,¿=1180 Para compresión predominante: 22D 0901 Ry 960 Fórmula de Seefehlner: 2 P mín. t rs (+ => mn Las fuerzas entran en esta fórmula con su propio signo, de ma- 2 2 P máx. fuerzas sean ó no del mismo signo, y el coeficiente n de seguridad varía entre 25 y 4. nera que el término , €s positivo ó negativo, según que las 334 AURELIO SANDOVAL OTRAS FÓRMULAS MÁS SENCILLAS Fórmula francesa. —Los coeficientes R en kilogramos por milíme- tro cuadrado, que deben adoptarse en la práctica para los cálculos de los puentes metálicos, según las Leyes y Decretos del Ministerio de Trabajos Públicos de Francia, del año 1891, son: 19 Cuando los esfuerzos son siempre en el mismo sentido (trac- ción ó compresión). para el hierro; R=8+4 <= para el acero; representando A el menor de los esfuerzos y B el mayor. 20 Cuando los esfuerzos son de distintos sentidos (tracción y compresión alternativa). R=6—: == para el hierro; C R=8—4 > Para el acero; representando Cel mayor de los valores absolutos en un sentido, y B el mayor de los valores absolutos en sentido contrario, poniendo en el numerador el menor de los valores absolutos. VII. COEFICIENTES QUE DEBEN ADOPTARSE EN LOS PUENTES METÁLICOS Coeficiente de calidad. —Uno de los medios de examinar la calidad del hierro, y mucho más del acero, consiste en medir su resistencia á la tracción y el alargamiento, y al producto de este último por la carga de rotura se llama coeficiente de calidad. De la nueva Ley española para la redacción de proyectos de puentes metálicos, de 25 de Mayo de 1902, tomamos lo que sigue: Fundición ó hierro colado. —Los coeficientes prácticos de resisten- cia ú cargas límites á que se han de someter las piezas de fundición, no excederán de las cifras siguientes: 19 En las piezas que experimentan tracción directa, 1'50 kgs. 20 En las que sufren esfuerzo de flexión, 250 kgs. 32 En las expuestas á compresión simple, 6 kgs. 409 En las piezas sometidas á compresión, que pueden experi- mentar flexión á causa de su longitud grande relativamente á sus CURSO DE RESISTENCIA DE MATERIALES 335 dimensiones transversales, se rebajará el coeficiente prescrito en el párrafo anterior, empleando para este objeto las fórmulas prácticas aceptadas generalmente. Aceros (Aceros dulces, hierros fundidos).—Los coeficientes de re- sistencia por milímetro cuadrado para los metales denominados aceros dulces ó hierros fundidos, no deberán exceder de los siguien- tes límites: 1? En los cuchillos principales, cuando se considere sólo la acción de las cargas, variarán según las luces. De 8'50 á 9 kgs., para luces inferiores á 20 metros. De 9 á 10 kgs., para luces comprendidas en 20 y 50 metros. De 10411 kgs., para luces comprendidas entre 50 y 100 ó más. 27? En las viguetas, largueros y demás piezas del piso, se adop- tará como límite 75 kgs. en todos los casos. 37 Cuando se supongan acumuladas las acciones del viento y de las sobrecargas, se aumentará en + el coeficiente de resistencia definido en el párrafo primero del presente artículo. 4% Para las piezas sometidas alternativamente á los esfuerzos de tracción y de compresión, se rebajarán los coeficientes definidos en los párrafos precedentes en Y. 52 En las piezas sometidas á compresión, que puedan experi- mentar flexión á causa de su longitud grande, relativamente á sus dimensiones transversales, se rebajarán los coeficientes prescritos en los párrafos anteriores, empleando para este objeto las fórmulas prácticas aceptadas generalmente. 62 Se entenderá que los coeficientes definidos en los anteriores párrafos se refieren siempre á la sección mínima efectiva de cada pieza, después de haber sido descontados los agujeros de los roblones. 72 Para los roblones, y en general para toda pieza sometida á esfuerzos cortantes 6 de tronchadura, los coeficientes no excederán de 7 kgs. por milímetro cuadrado cuando la dirección del esfuerzo sea constante, y de 5'50 cuando sea variable. El esfuerzo de arranque de las cabezas de los roblones no exce- derá en más de 3 kilogramos respecto al producido por la contrac- ción debida al descenso de temperatura después de la operación del roblado. 82 Se evitará siempre que el coeficiente de resistencia exceda de la mitad del límite aparente de elasticidad. 92 En las piezas que constituyen los elementos esenciales de la resistencia de la construcción metálica, como son las vigas princi- 336 AURELIO SANDOVAL pales, las viguetas, los largueros y las piezas de arriostramiento, nunca se emplearán cbapas cuyo espesor sea inferior á 7 milímetros. Podrán admitirse únicamente en ciertos elementos accesorios, como las diversas piezas que entran en la composición de las aceras y barandillas. Hierros ordinarios ó soldados. —Cuando el material que se adopte sea el hierro soldado ordinario, los coeficientes de resistencia se de- ducirán de los definidos en el artículo anterior para los diversos casos, aplicándoles una reducción de $ cuando sólo trabajen en el sentido del laminado. Si trabajan en el sentido normal al lamina- do, se someterán á una nueva reducción de 3. Calidad de los hierros y aceros.—Los hierros y aceros que se em- plean en la construcción de puentes deberán llenar las condiciones que se fijan en el siguiente cuadro: TRACCION e Valor mínimo | lA de la Alargamiento [Límite mínimo| Valor mínimo | COMPRESIÓN: DURA arca derotara mínimo propor-| aparente del r PS se En cional después de elasticidad coeficiente | Carga de | Carga de Kilogramos por E Kilogramos por de rotura —Mínimarotura mínima 2 2 idad 11, : mm: la A me E Kilogramos por Kilogramos por Ex: A L (9) RI mm.2 | min.2 Hierro colado......... 12 » » » 50 » En el senti- do del la- minado.. .. 30 008 16 » » » Hierro or-] En el senti- dinario ..] do perpen- dicular al laminado . 26 035 14 » » » En roblones 32 025 18 » » 20 Aceros | ces Ó hie-] Laminado.. 40 022 22 95 » » did Es roblones 38 026 22 11 » 26 idos .... Nora.—Los alargamientos se suponen medidos entre señales - cuya distancia inicial es de 200 milímetros. Las probetas de ensayo, en general, deben tener una sección de más de 100 milímetros cuadrados. 1 Eimínimum valor aceptable para el coeficiente de calidad es superior al producto de os valores mínimos señalados para la carga de rotura por tracción y alargamiento correspondien- te, 4 fin de que en ningún caso se admita un metal que presente al mismo tiempo la resistencia y €l alargamiento mínimos tolerables. LA MORAL POSITIVISTA Y LA MORAL EVOLUCIONISTA 1 POR EL DR. ENRIQUE JOSÉ VARONA Profesor de Psicología, Filosofía moral y Sociología. Si consideramos en conjunto la historia del pensamiento hu- mano, tal como aparece en la sucesión y enlace de los sistemas filosóficos, se echa de ver que la especulación ha seguido siempre dos vías principales, dos métodos de investigación, para aproximar- se, hasta donde le ha sido hacedero, al desenlace de los tentadores problemas que la han solicitado. O ha comenzado por la colección y estudio minucioso de los hechos, de los fenómenos, para elevarse inductivamente á las leyes generales, que vienen á ser su fórmula explicativa. O ha partido de postulados, más Ó menos hipotéticos, á que ha dado el valor de leyes últimas; y ha querido llegar con ellos á los hechos concretos y explicarlos como la conclusión de un pro- ceso rigurosamente deductivo. Los fenómenos que regulan la conducta humana entran, como _los demás, en esta generalización. Desde que el espíritu se ha aplicado á su estudio, para descubrir su característica, lo que los di- ferencia de los demás del orden social, se pueden marcar esas dos tendencias opuestas en las teorías que ha elaborado. Los moralis- tas han querido llegar á la explicación del sentimiento moral y de los juicios morales, recogiendo cuidadosamente todos los datos que les ofrece la experiencia, cotejando los actos realizados por el hom- bre en las circunstancias más diversas, analizando los elementos psíquicos contenidos en la llamada conciencia moral; ó bien seña- lando un principio metempírico, del cual han pretendido ver nacer, como de manantial fecundo, las virtudes excelsas que ennoblecen nuestra especie. De esta suerte se dividen el campo de la moral dos grandes grupos de escuelas, los que han pretendido, según la excelente expresión de Fouillée, establecer la fisica de las costumbres, 1 Tesis para el grado de Doctor en Filosofía y Letras, leída y sostenida en la Universidad el 22 de Junio de 1893. 338 ENRIQUE JOSE VARONA y los que han intentado construir lo que Kant ha denominado la metafísica de las costumbres. La tesis que trato de exponer y desarrollar marca en el dominio de las primeras las dos formas que han tomado de preferencia en nuestros tiempos; pues con excepción de la que se ha titulado mo- ral independiente, la moral ha sido ó positivista Ó evolucionista en la pluma de los filósofos que han prescindido de una base metafísi- ca para sus construcciones. La moral positivista ha precedido en el tiempo á la evolucionis- ta, y es una de sus raíces. Augusto Comte había reconocido que los fenómenos mentales guardan una relación de dependencia cun los biológicos, y demostraba que el hombre aislado es una simple abstracción, con lo que indicaba que la moral no puede estudiarse, sino á la luz de la sociología. «El hombre es un animal perfeccio- nado por cuarenta siglos, al menos, de civilización.» Para él los sentimientos egoístas coexisten, desde la aparición del hombre, con los altruistas; y les son inferiores, porque son antagonistas entre sí y sus tendencias se contrarían, mientras que log sentimientos sim- páticos se coordinan espontáneamente y constituyen la unidad mo- ral del sér humano. La inclinación á nuestro semejante (atta- chement), la veneración, la bondad, son para él propiedades de nuestra organización, funciones cerebrales; y éstos son los elemen- tos que descubre su análisis en el altruismo. Como son funciones, están sometidas á las leyes de la vida; por tanto, se fortifican con el uso, se debilitan con el desuso. Y como son funciones que tienden á la coordinación armónica de los individuos, en el estado social es donde pueden tener ese continuado ejercicio que ha de fortalecerlas y perfeccionarlas. De estas bases se eleva Comte á la construcción del arte moral, es decir, á formular las reglas de la conducta y las que ayudan á desarrollar los sentimientos sociales. Como rigurosa consecuencia de sus teorías coloca la abnegación en la cima de las virtudes, y en- cierra en esta fórmula extrema la esencia de la moral positiva: «Vivir para otro ». El más eminente de los sucesores de Comte, el jefe de la disi- dencia que ha dividido en dos campos sus discípulos, Littré, acep- ta el principio capital de la transformación de las tendencias esen- ciales á los seres orgánicos en los sentimientos egoístas y altruistas. Para hallar los orígenes biológicos de los fenómenos morales, dice, «es preciso llegar hasta la trama de la sustancia viviente, en cuan- LA MORAL POSITIVISTA Y LA MORAL EVOLUCIONISTA 339 to se mantiene por la nutrición y se perpetúa por la generación... Esta sustancia viviente tiene necesidades; si no se satisfacen, pere- ce, sea como individuo, sea como especie.» De dos órdenes son esas necesidades imperiosas. La sustancia viviente ha de conservarse (el gran principio formulado por Spinoza vuelve á la ciencia positi- va). Para conservarse ha de tomar al medio los elementos de re- novación, ha de nutrirse. He aquí el origen del egoísmo, transfor- mación mental del instinto de conservación; raíz del amor propio, del interés, de la ambición, de la codicia. De la nutrición se deri- va el crecimiento, y una manera de crecimiento es la reproducción, que va más allá de la conservación del individuo y asegura la per- manencia de la especie. Aquí tenemos un nuevo instinto, cuyo fon- do íntimo es una necesidad orgánica primordial, y cuyas variadas formas son todas las manifestaciones del sentimiento altruista. «La necesidad de amar, continúa diciendo Littré, está impuesta funda- mentalmente por la unión de los sexos, para que la sustancia vivien- te subsista como especie... A medida que el infante se desarrolla, su organización, tanto visceral como cerebral, dispuesta conforme á la sexualidad, lo prepara poco á poco para la vida altruista. » El tránsito de este aspecto, todavía eminentemente fisiológico, al que dará á estas necesidades su carácter moral, es indicado por Littré en estas palabras: «El procedimiento que produce los fenó- menos morales es análogo al que produce los fenómenos intelectua- les; en unos y otros hay un suministro de materiales, sobre los que trabaja el cerebro. Este suministro es obra de los hechos externos en los fenómenos intelectuales Ó ideas; y es obra de las sensaciones internas, en los fenómenos morales Ó sentimientos. En los dos casos el cerebro es órgano elaborador, no creador.» Esto significa que cuanto más rico es el contenido de nuestra vida interior, más varios y complejos son esos productos mentales que llamamos afec- tos, emociones, sentimientos; y lo que empezó por ser necesidad de satisfacer los apetitos primarios, acaba por ser necesidad de ejercitar las facultades intelectuales, las morales, la actividad humana en todos sus aspectos. Queremos poseer, desplegar nuestras virtuali- dades, nuestras fuerzas. Necesitamos amar, ver reflejadas y repro- ducidas nuestras personas, nuestras ideas, nuestros afectos; nos hacemos propagandistas, apóstoles. Entre estos dos órdenes de necesidades y sentimientos se establece una lucha, y ésta consti- tuye la vida moral. El positivismo, ya lo hemos visto en su fun- dador, asigna al cabo la victoria á los sentimientos altruistas. El 340 ENRIQUE JOSE VARONA progreso para estas doctrinas, puede sintetizarse en el triunfo suce- sivo de un altruismo, cada vez más inteligente y amplio, sobre el individualismo imprevisor y restringido. «La noción de humani- dad, al precisarse, restringe el egoísmo y dilata el altruismo. » De estos principios y de la interpretación utilitaria de la con- ducta moral, que es como la médula de las teorías inglesas, ha na- cido la vasta concepción que aplica el concepto moderno de evolu- ción á estudiar y explicar los sentimientos y juicios morales. Esta teoría, que despunta con los naturalistas de la escuela, Darwin, Wallace, Haeckel, toma forma sistemática en la gran construcción spenceriana, como parte principal y remate de su Filosofía Sinté- tica. “Y continúa extendiéndose, rectificándose y completándose con la magna labor de los filósofos que, en Inglaterra, Alemania, Dinamarca, Rusia, Francia, Italia y los Estados Unidos, siguen el fecundo impulso comunicado por Spencer al pensamiento contem- poráneo. Una revista, por somera que fuese, de las teorías del fundador de la escuela y sus continuadores, Fiske, Rolph, Barrat, Stephen, Carneri, Hoóffding, Gisyeki, Alexander, Ree, Williams, por no citar sino maestros, embarazaría por los detalles, y nos ex- pondría á perder de vista la unidad fundamental de la concepción genérica. Por esto me parece preferible bosquejar la teoría de la evolución moral, tal como me la he formulado, sin referirme de un modo especial á ninguno de sus fundadores y expositores. Si consideramos la especie humana en el largo curso de su exis- tencia sobre la tierra, Ó en los diversos grados de civilización en que se muestra, según los distintos países del globo, encontramos una lenta y gradual manifestación de fenómenos conscientes, inte- lectivos y morales, que se elevan de un estado de simplicidad rudi- mentaria á la complicación y complexidad de los estados aními- cos del hombre contemporáneo, perteneciente á la raza superior; manifestación acompañada de un simultáneo desarrollo morfológico del órgano del pensamiento, desarrollo que permite inferir una su- cesiva multiplicación y encadenamiento de funciones fisiológicas. Entre el cráneo de Neander, de configuración tan vecina á la par de los cráneos simianos y de los australianos, y el cráneo de un sediciente aria europeo Ó americano, hay que recorrer toda una escala de tipos que van ofreciendo mayor amplitud de la cavidad frontal, desenvuelta á expensas de la occipital. La masa encefálica de un hotentote y la de un francés ó alemán presentan, no sólo di- ferencias de peso hasta cerca de un treinta por ciento de menos en LA MORAL POSITIVISTA Y LA MORAL EVOLUCIONISTA 341 el encéfalo del salvaje, sino divergencias de forma á favor de la masa del hombre civilizado, cuyos hemisferios más surcados por las cireunvoluciones son más abundantes en materia gris. Y si nos representamos al poseedor de aquel cráneo, al hombre contemporáneo del oso de las cavernas, del mammuth y del rino- ceronte lanígero, modulando escasos y balbucientes sonidos articu- lados, refugiado en el fondo de las cavernas ú viviendo sobre los ár- boles, construyendo cuando más informes barracas en medio de cié- nagás y pantanos, armado para el trabajo y la defensa de pedazos de sílice en bruto, esclavizada su inteligencia á la noción de lo concreto, concluyendo siempre de lo particular á lo particular, poco ejercita- das las aptitudes representativas, la invención girando eternamente alrededor del apetito del momento, sin previsión de lo futuro, sin idealidad posible; si recordamos á los negrillos de la Milanesia, ó cualquiera otra raza tan inferior, con sus lenguas monosilábicas, divididas en innumerables dialectos, distinguiendo apenas la plu- ralidad de la unidad, habitando entre las ramas de los árboles, como los bedjas de las costas del Mar Rojo, armados de maza y saetas, pintándose de abigarrados colores, entregados del todo á la necesidad del día; y volvemos después la vista á nuestra civilización, tan rica en todas las artes que hacen segura, cómoda y refinada la vida, con lenguas literarias de variada flexión, con una representa- ción complicadísima del universo, con la difusión de las más am- plias ideas generalizadoras; descubrimos un inmenso trayecto, reco- rrido de perfeccionamiento en perfeccionamiento, y que podemos estudiar gracias á los monumentos en que el hombre ha estereoti- pado su memoria. Pero hay más, al estado aquel de concomitancia del hombre con la bestia, á esa situación de salvaje cazador, corresponden senti- mientos morales en consonancia con ellos. El homo primigenius roía indistintamente los huesos del animal que traspasaba con su azaga- ya y los de su semejante que aterraba bajo su maza; sus sociedades no conocían otro vínculo que la necesidad de la defensa; el amor á la prole y la simpatía debían permanecer en estado rudimentario, porque la naturaleza cireunstante, feroz y desconocida, obligaba á los instintos egoístas á que preponderasen. Hoy los habitantes de la isla de Rosell y los de las islas Fidji son antropófagos; entre los chichimecas y otras tribus americanas, se conserva en vigor el uso de las mutilaciones impuestas y voluntarias; no pocos pueblos de las islas del Pacífico viven en la promiscuidad de sexos; el infanti- 342 ENRIQUE JOSE VARONA cidio, el abandono de los inválidos y ancianos se practica entre los rezagos de los autóctonos de Australia; la simpatía apenas extiende su influencia en los límites de la horda, y aun dentro de ella el sen- timiento de la venganza reina sin más freno, que el temor de la cólera del jefe accidental ó permanente; en la lengua de las tribus australianas no existen voces significativas de las ideas de justicia, pecado ó crimen. En cambio en el otro extremo de la serie vemos las naciones cul- tas de nuestros días, en que el hombre muestra los más acendrados sentimientos morales, como la bella florescencia de su constitución psíquica. El antagonismo originario de la sociedad y la familia no sólo ha desaparecido, sino que ésta es el más sólido cimiento de aquélla; los sentimientos altruistas franquean el círculo de la comu- nidad, el de la nación y el de la raza, para extenderse á los últimos límites de la especie y aun mas allá. La lucha por la existencia se traslada del terreno de la fuerza bruta al de la inteligencia; no sólo se proseribe el duelo, la lucha de hombre á hombre, sino que se abomina la guerra, la lucha de pueblo á pueblo; y ya más de una vez se ha visto que dos grandes naciones han suspendido formida- bles aprestos militares, para someter sus diferencias á una asam- blea de hombres probos y sabios, cuya decisión ha sido acatada por las partes litigantes. La paridad entre los fenómenos del orden intelectual y los del moral es completa. En todos hallamos un proceso constante de las formas inferiores á las superiores. Y no podría ser de otro modo, pues ¿qué viene á ser en suma cualquier sentimiento moral, sino un conjunto de representaciones, ideas, raciocinios, movimientos apa- sionados y determinaciones volicionales, que lo constituyen en el más complejo de los estados anímicos? Ahora bien, si hay una gé- nesis de las manifestaciones conscientes, si la sensibilidad y la in- teligencia tienen un desarrollo capaz de ser observado y clasificado, lo tienen también los sentimientos morales; la teoría de la evolu- ción puede explicarse, la física de las costumbres resulta posible. Sean cuales sean los elementos de los sentimientos morales, es indudable que son fenómenos subjetivos, fenómenos de conciencia; y como tales entran, por lo menos, en la más amplia de las genera- lizaciones á que se pueden referir los estados psíquicos: la ley de transformación perpetua, cuyas dos fases son la herencia y la varia- ción; la una el elemento permanente, la otra el instable. En los fe- nómenos sociales, la preordinación orgánica (que es la herencia), LA MORAL POSITIVISTA Y LA MORAL EVOLUCIONISTA 343 manifestada al exterior por un fondo común de principios (la tra- dición), y el incesante cambio por el cual las ideas heredadas se van poniendo en relación con el medio, que igualmente evoluciona. Sin la transmisión hereditaria no cabe comprender la existencia de los sentimientos morales; ni podría explicarse gu lenta y gradual manifestación, no ya desde el niño hasta el adulto, desde el salvaje, pasando por el bárbaro, hasta el hombre civilizado, sino desde gra- dos muy bajos de la escala zoológica, donde comienzan á despun- tar los fenómenos sociales, inseparables compañeros de aquéllos. Por incompletos que sean, los análisis intentados hasta ahora parecen resolver los sentimientos afectuosos en el instinto de conser- vación. Esteinstinto tiene una faz fisiológica altamente sugestiva, señalada por Burdach, la tendencia de los tejidos á reconstruirse en caso de lesión. Como sin esto no hubiera organismo, no es po- sible llevar más lejos el análisis. Desde que la diferenciación de los tejidos orgánicos llega hasta la constitución de un tejido nervio- so, aparece para reforzar aquel instinto, un fenómeno que lo acom- pañará en lo sucesivo, el de la sensibilidad; el placer y el dolor, por medio de los cuales la materia organizada tienen conciencia de que vive y de que persevera en la vida, ó de que sufre alteración ó menoscabo en ella. Desde este momento es ya posible la evolu- ción, que del instinto en grado extremo egoísta de la conservación, sacará los sentimientos altruistas; los cuales cuando obedecen al impulso más ó menos consciente de la solidaridad, forman la trama complexa de la vida moral. No cabe seguir aquí este proceso en sus fases primeras, cuando el amor á la prole es apenas algo más que una extensión de la afi- nidad de las moléculas orgánicas entre sí; pero debo hacer notar que, desde el momento en que la inteligencia llega á tal punto de desenvolvimiento que hace posible la representación perfecta de un sér semejante, los instintos altruistas han aparecido. Por no des- cender mucho, es indudable que en los himenópteros esta facultad (Mlamémosla así) de representación existe en grado eminente; de otro modo serían inexplicables sus costumbres é industrias mejor aseveradas. En los casos, observados por M. Forel, de hormigas heridas auxiliadas por sus enemigas después de encarnizada pelea, vemos que la representación de un sér semejante despierta movi- mientos, que dan por resultado actos que nos costaría poco calificar de morales. En el vasto orden de las aves, cualquiera ha podido ser testigo de los socorros prestados por bandadas de una especie á 344 ENRIQUE JOSE VARONA individuos de otras afines. En nuestras costas hay frecuente oca- sión de comprobar la cooperación sistematizada por aves de aspecto tan poco inteligente como el pelecanus fuscus (alcatraz), y elevada á la organización en varios géneros de zancudas. En los mamíferos la coexistencia y complicación de sentimientos sociales y morales es mayor. La familia completamente organizada en clases inferio- res, se relaja en cierto modo aquí, para permitir el nacimiento de agrupaciones cuya base es la simpatía. Estas agrupaciones desen- vuelven la cooperación, afirman la separación de funciones hasta llegar á la división del trabajo, y terminan por el reconocimiento de un jefe. Todo esto implica, de un modo tan confuso é incom- pleto como se quiera, movimientos que suponen numerosos senti- mientos altruistas; comunicación y cambio constantes de servicios; la dependencia consentida, en que hay tanto de temor como de res- peto; la vigilancia para la seguridad de todos; la previsión de sus necesidades, con los caracteres manifiestos del celo, etc. Campo in- menso de observaciones presentan bajo todos estos aspectos las hordas de rumiantes, paquidermos y, muy en especial, de simios. Pero elevémonos hasta el hombre. En él encontraremos el he- redero de todos los instintos, de todas las necesidades orgánicas, fí- sicas y psíquicas, que han hecho del animal un ente sociable y casi un ente moral. También vive en hordas, forma familia, coopera á la defensa común, ensaya industrias útiles á sus compañeros, reco- noce la autoridad de un guía; ¿es esto todo? No ciertamente. En él comienza á despuntar, merced á un cerebro más complejamente organizado, una propiedad de que aún no hemos podido descubrir huellas en los animales menos bien dotados, la reflexión, que alum- bra los campos de la memoria y principia á influir en las resolucio- nes; aparece netamente el lenguaje para dar mayor relieve á las percepciones y un símbolo distinto á los afectos; surge sin nubes la generalización, y con ella el hombre deja de verse individualmente repetido en sus semejantes, adquiere el concepto de especie; ya se anticipa las sensaciones; ya siente el aguijón de los motivos; ya de- libera; ya podemos decir que se ha enriquecido su subjetividad consciente con un sentido más, el del deber. Pero no nos es lícito perder de vista que en el fondo yacen, como substratum necesario, aquellos instintos rudimentarios que descubrimos en la bestia; que el hombre moral es el heredero del animal sociable. Este viejo caudal va á engrosarse ahora con muy diversas y co- piosas corrientes. En el animal apenas conocemos otro medio de LA MORAL POSITIVISTA Y LA MORAL EVOLUCIONISTA 345 comunicación de los actos favorables, que la imitación. El acto ejecutado por un individuo pone en conmoción á los circunstantes, que lo repiten. Pero el hombre fija en todas partes su sello, de to- do hace un símbolo, á todo da una significación, y trasmite á su más remota descendencia la clave eterna de todos sus jeroglíficos, el lenguaje. La horda trashumante que mostró más cohesión, más simpatía entre sus miembros, más subordinación á sus jefes; que hizo mejor uso de sus instrumentos; que los perfeccionó con una feliz innova- ción; que eligió un lugar más abundante de caza Ó pesca; que cons- truyó barracas más sólidas, mejor defendidas de las invasiones de la intemperie y de las invasiones de las fieras y de las hordas ene- migas, recibió la sanción concedida á sus actos por la ley inmuta- ble de la selección, triunfando más fácilmente de los obstáculos pa- ra la vida, y legó á sus descendientes, por la tradición, todas las ventajas alcanzadas. Por lentas acumulaciones ha ido el hombre adquiriendo sus actuales sentimientos morales, que son á.no dudar- lo, los medios más poderosos que posee para dominar cada vez más las fuerzas que se le oponen, así físicas como psíquicas; y estas acumulaciones han sido cada vez más favorecidas por la facultad de comunicarse unas á otras las generaciones los triunfos obtenidos, valiéndose de la narración, del monumento, de la inscripción, de la escritura. Hé aquí la obra de la tradición. No es sino otra forma de la herencia, pero que modifica su persistencia inflexible á tenor de la ley de variación. La tradición es la educación; y si es cierto que nuestra preordenación cerebral nos hace más y más morales por la educación sacamos todos los frutos que nos brinda esa preor- ganización, y somos más y más aptos para trasmitirla perfeccionada á nuestros descendientes. Por este maravilloso proceso, que se repite en todos los órdenes de fenómenos, vemos salir de lo simple, de lo homogéneo, lo com- plejo, lo heterogéneo; y si no paso á paso, que aún está muy distan- te de ello la ciencia, podemos reconstruir á grandes rasgos la serie recorrida. El individuo subsiste por el egoísmo; el concurso, tipo el más simple de la sociedad, por el altruismo. La sociedad se for- ma por una especie de desdoblamiento del individuo, que se ve repe- tido en su semejante, y siente acrecentadas en él sus fuerzas; el al- truismo nace así del egoísmo por una evolución natural, necesaria; y la moral aparece desde los albores de la sociedad. Hay más: en la escala zoológica los instintos morales van de consuno con los ins- 346 ENRIQUE JOSE VARONA tintos sociales; en el hombre se diferencian, sin romper sus primiti- vo3 vínculos; el hombre no tiene sólo deberes sociales, los tiene in- dividuales; si bien hasta los deberes que se han llamado del hombre para consigo mismo carecen de significación, como el individuo no mire á su propia conservación, desarrollo y perfeccionamiento en vista de la especie. Este es el gran fin de la ciencia moral; á él ha de tender el cul- tivo de los sentimientos altruistas. Puesto que la moral es una he- rencia, puesto que la moral está sometida á la ley de evolución, también lo está, como toda trasmisión hereditaria, á los casos de atavismo, como todo proceso en ascenso á una regresión. En lo más íntimo del hombre civilizado está oculto el germen que evolu- cionó en el salvaje, debajo del más noble y puro impulso simpático palpita un fermento egoísta. Estos gérmenes y sentimientos tienen súbitas conflagraciones, y suelen producir espantosos incendios. A esto debe acudir con su remedio la moral, en su forma de recuerdo de lo pasado, de tradición, á esto debe acudir la educación; no á su- primir, que no podrían, los impulsos egoístas, sino 4 subordinarlos en cierto modo á los altruistas, hacierdo que el hombre sepa y com- prenda que no vive en sí mismo, sino en todos sus semejantes, en lo presente y en lo futuro. Fomentando así las virtudes que tienen sus raíces en nuestra constitución moral, lograremos que el nivel de las costumbres se eleve, que las relaciones sociales se dulcifiquen en el hogar y se ennoblezcan en la plaza pública, que las instituciones se cimenten en la justicia y la libertad, que los pueblos se respeten y que la tierra, ya que no se convierta en una ciudad de Dios, lle- gue á ser la morada hermosa y pacífica de un sér armónicamente sensible, inteligente y bueno. Mn dl oc A SAA ds A o ALOCUCION EN UNA ASAMBLEA MEDICA 1 POR EL DR. ESTEBAN BORRERO ECHEVERRIA Hay en el proceso de la vida social de ciertos himenópteros, como los antófilos de Latreille (porque hablo de las abejas), un fe- nómeno curioso, el de la producción y dispersión de los enjambres, con el cual tiene no pocas analogías esa suerte de expansión de las sociedades humanas que se llama colonización. De la exuberancia de la vida en una y otra especie nace el hecho: los individuos en exceso se agrupan, y poseídos del apetito original del trabajo van á fundar, lejos del núcleo de que proceden, una colmena ó una socie- dad nueva: así se propagan sobre la tierra las sociedades sanas y prolíficas y vigorosas: así colonizó Roma, por ejemplo, en lo anti- guo, y así coloniza Inglaterra en la hora presente. Pero este pro- ceso de expansión y de propagación de energía, no restringe en lo humano su acción al campo de nuestras actividades sociales y polí- ticas: se extiende también al de nuestras actividades mentales, que, cuando han llegado, en el orden artístico Ó científico á su plenitud y madurez, se desbordan y ávidas de más vasto campo de acción van á buscarlo en otros medios, en otras sociedades y en la inteli- gencia de los individuos que las constituyen. Así está colonizando desde época remota el intelecto humano: el arte y la ciencia se han propagado así, felizmente, siempre; y hoy sobre todo, merced á la facilidad de comunicación que entre los pueblos la industria esta- blece, no tarda en difundirse por el mundo culto y se hace así de universal dominio la nueva noción ó la nueva doctrina científica que germinó en uno cualquiera de los grandes centros de actividad del pensamiento. Las universidades mismas dentro de los países en que existen tienden á extenderse; franquean su recinto y dilatan su campo de acción, popularizando los conocimientos de que son depositarias y que en época no muy remota, restringían 4 un grupo de privilegiados entre ciertas clases sociales su influencia. Mas no viajan para ello, hoy, sólo, el libro y la revista: viajan los profe- sores, viajan los maestros, establecen en cualquier lugar su cátedra y los sigue y envuelve la atmósfera científica del centro de donde 1 Mayo 19 de 1905. 348 ESTEBAN BORRERO ECHEVERRIA temporalmente se desprenden, y dejan así establecido una suerte de parentesco mental entre la inteligencia de esos grupos sociales y la inteligencia de aquellos focos de estudio y de investigación que vie- nen á cumplir así una misión realmente civilizadora. Mas si este hecho, notable y en sí tiene una gran significación en cuanto toca á la difusión del espíritu general científico universi- tario, la alcanza mayor y sube de punto y se hace más trascendente cuando no es ya una universidad la que actúa así por su espíritu y doctrinas sobre un país, sino muchas universidades de diversos países las que se asocian por sus profesores más doctos para influir sobre el mundo en el campo universal del saber humano, constitu- yendo para ello congresos, que imprimen por la selección y varie- dad de la colaboración un carácter más amplio y definitivo al co- mercio de las ideas, y fijan por un momento el credo científico de la humanidad. Ocioso sería aquí insistir sobre el alcance de este hecho: los ra- yos de luz antes dispersos se enfocan en la lente, suman su calor y adquieren una potencia de acción singular, que si no es ni puede ser bajo todos respectos definitiva, nos muestra actuando en plena solidaridad intelectual y en plena solidaridad social también, en el campo más vasto de las energías más nobles y desinteresadas de la mente y esto es realmente consolador y edificante para la concien- cia humana, que parece condenada como Sísifo á una labor sin tér- mino, sin descanso, y lo que es ¡ay! realmente desolador, á vivir, en pleno trabajo inconforme casi siempre; si no, en algún momento como el momento actual de la historia del hombre desesperada en un rapto de desmayo excéptico mortal, que no nace por cierto de la gran legión que vive preocupada en plena labor fructuosa siempre, ni es imputable á la ciencia misma, sino que tiene origen en no se sabe qué región de la conciencia social de los pueblos eternamente atormentada por el ansia secreta de un bien mayor que el que posee y goza. Bien sabéis, vosotros los que vivís en plena actividad men” tal dentro de la grande y heroica milicia de las ciencias médicas, que en estos instantes se acusa de falibilidad al saber que se inculpa á la ciencia, y se le echa en cara una soñada bancarrota porque es incapaz de realizar la felicidad plena del género humano; y que no son las ciencias médicas, á este respecto, las menos inculpadas: que así á la ciencia en cuanto abarca su majestuosa totalidad piden hoy los descontentadizos el equilibrio definitivo de las pasiones, la ataraxia, el nirvana ú la beatitud perfecta, exigen de la medicina ALOCUCION EN UNA ASAMBLEA MEDICA 319 (¡nada menos!) la salud perfecta y la inmortalidad individual, ¡como si alguna vez la ciencia hubiera hecho á la mísera prole de Adán promesas semejantes! Parece ser, señores, que las síntesis religiosas, políticas, artísticas ó científicas por las cuales en los di- versos campos de su actividad moral é intelectual se rige el hombre agotan en un momento dado contenido y tras una crisis más Ó me- nos dolorosa evolucionan creando por metamorfosis síntesis nuevas; y el mundo se halla actualmente en uno de esos instantes en esta época tan semejante á la época alejandrina y está la conciencia hu- mana aquejada del malestar de una nueva gestación moral elabo- rando un nuevo credo de aquella índole: pero este fenómeno se Opera en campo aparte del alma humana, no en el de la inteligen- cia, sino en el de la sensibilidad, y la ciencia sigue su camino aportando en la medida de sus eficiencias específicas un progreso, un beneficio, un dón real á la suma de bienes de que disfrutan las sociedades humanas. En campo distinto se plantea el problema de la religión y de la moral para el hombre; y en virtud de sus ten- dencias y capacidades de esta índole intenta y realizará una óÓ mu- chas rectificaciones; pero nuestras disciplinas están ya aseguradas y en cualquier momento de la vida religiosa de los pueblos concu- rrirá á robustecer la vida total de las sociedades humanas. No confundamos las atribuciones de las disciplinas religiosas con las de las disciplinas científicas. Que surja mañana una nueva más comprensiva, luminosa y consoladora síntesis de aquel carácter en el campo trascendente en que elabora el alma las teodiceas y las ciencias médicas, lo aplaudirán regocijadas; pero no se intente es- cribir en el pórtico del templo en que laboran iucansables el lasciate ngni speranza que ha grabado en el suyo la fe moribunda de esta edad de tránsito. Que si las ciencias experimentales han invadido alguna vez, desatinadas, aquel plano, han restringido y restringirán aleccionadas su acción al único campo en que les es dado actuar. Cualquiera que haya de triunfar de las hipótesis que para ex- plicar el proceso de la civilización humana han defendido sucesiva Ó simultáneamente los hombres, la ciencia se estableció desde el principio pari pasu con ella, en los pueblos, y aseguró en cuanto es dable en lo humano sus nociones. Aúnse leen con fruto los libros de Hipócrates: hoy ponemos todavía á contribución el saber médico egipcio y no han muerto ni Sydenham, ni Bichat ni Broussais, que prepararon el advenimiento de Pasteur: con la noción de la Divi- vidad, con la noción del libre albedrío ó con la noción de la 350 ESTEBAN BORRERO ECHEVERRÍA Naturaleza para explicar filosóficamente el desarrollo de la hu- manidad, ha colaborado eficazmente siempre la ciencia en el bien- estar individual y colectivo del hombre. Ni fué posible antes ni es posible pedírselo todo á ella: allí está el arte en plena creación fecunda y benéfica, en campo aparte; allí estará siempre evolucio- nando el sentimiento religioso, como evoluciona arrancando de un núcleo fundamental todo en la vida moral é intelectual del hombre; hecha esta descriminación no hay derecho para poner el grito en el cielo acusando de nulidad á las ciencias que en su proceso tienen la propia falibilidad relativa que tiene todo, absolutamente todo, en lo humano. Mas si fuera preciso en esta hora crítica que las ciencias médi- cas hiciesen el inventario de sus adquisiciones, no quedarían en e] concurso de todas las actividades de la mente desairada. Hasta hace poco los críticos asignaban al médico un carácter casi sacer- dotal; y realmente lo tiene y conservará siempre en su aspecto clínico; esto sin contar con las grandes funciones generales del saber científico facultativo que de un golpe por el descubrimiento de una profilaxia cualquiera, ó en el campo de la seroterapia res- tringe la acción de las enfermedades y la de la muerte, Ó va más allá y asegura al hombre la salud y la vida de sus ganados ó la salud y la vida de sus viñedos que son salud y vida del hombre también. No quiero hablar para nada de los prodigivsos adelantos de la cirugía para la cual parece no haber nada imposible, vigorizada como está en sus terribles funciones por la inmunidad que le con- fiere la antisepsia, y por la tranquilidad que le presta la anestesia. Si las síntesis religiosas y filosóficas han resultado en algún mo- mento vulneradas por las ciencias, ya se reintegrarán como ésta misma se reintegra á cada instante: no hay por qué desesperar del progreso humano; ni Rousseau tuvo razón para ello, ni la tienen hoy Tolstoi y Brunetiére, el primero de los cuales entre estos dos últimos, ha llegado á renegar del arte mismo, siendo como es un artista insuperable; que en cuanto á la ruidosa deserción de Brune- tiére ha sido tan prematura que más que una conversión parece una apostasía. También Schopenhauer maldice en sentido más univer- sal y totalmente del mundo y de la vida. Y el mundo con todas sus desarmonías, entre las cuales puede contarse la del hermoso in- telecto del filósofo pesimista, subsiste y está cubierto de vegetación, fertilizado por las aguas, vivificado por la luz solar y poblado de ALOCUCION EN UNA ASAMBLEA MEDICA 351 millones de hombres que aspiran sólo á vivir, que pugnan por vi- vir, y que en algún momento saben sentirse felices. No he de entrar en la enumeración á todos nosotros familiar de los progresos reales numerosísimos de nuestra ciencia: y con los cuales por sólo mencionar dos de sus aplicaciones la mortífera fiebre puerperal agota su letal energía y queda refrenado y cohibido el azote de la peste. Í En cuanto á Cuba, que os hospeda y os recibe regocijada, no ha sido nunca en su exigúidad de población extraña á las grandes de- vociones médicas del mundo: á principios del siglo pasado fueron solicitados y llamados por el país del extranjero profesores médicos que trajeron á nuestra Universidad la ciencia de la Universidad de Montpellier para incorporarla al núcleo nacional que aquí existía, y si nuestros médicos casi todos han sabido frecuentar las universida- des todas del mundo culto, no han dejado de estudiar con ardor los mejores maestros de ese mundo, á tal punto que por las influencias constantes de uno de esos países en ese orden de ideas sobre el nuestro, puede muy-bien decirse que la Universidad de la Habana ha sido una prolongación de la Escuela Médica de París; sin contar con que no ha habido progreso alguno en el campo de las ciencias médicas realizado que aquí no se aclimate, aun á costa de heroicos esfuerzos, como los que realizó arriesgando la vida de sus propios hijos para propagar entre nosotros la vacuna en época ya remota el sabio y filántropo Romay. Consentidme hoy que al evocar su memoria envuelva en la mis- ma consagración amorosa y reconocida el recuerdo de nuestros mé- dicos ilustres desaparecidos, de los creadores de nuestra doctrina y de nuestra clínica, que no carecen de originalidad y que han cum- plido una alta misión en un pueblo que fué casi desde el primer momento de su vida colonial, un pueblo culto en el cual con el es- píritu de las ciencias médicas cundió desde el principio el gran con- tagio científico y filosófico que regeneró en el siglo xv el pensa- miento y las disciplinas mentales de toda Europa. Si fuimos hasta ayer (y eso era honroso siempre) grandes con- sumidores y productores pobres en el mundo del saber médico, hemos concurrido con una noción sabia trascendente por nosotros originada y entre nosotros comprobada á la profilaxis de la fie- bre amarilla, fantasma aterrador de la inmigración europea, que ya puede merced á ello trabajar aquí y vivir tranquila en nues- tro suelo siempre hospitalario; y esto es algo ya, y pudiera ser 352 ESTEBAN BORRERO ECHEVERRÍA mucho si se atiende á que de este modo el mundo, donde aún lo padezca, puede librarse de ese terrible mal, que no restringía su acción aquí ni la restringe á la constitución física del hombre ex- traño, sino que hería y hiereal propio hijo del país. Nacimos hace apenas un lustro á la vida amplia de las naciones; y sin renegar de nuestros mayores, entre los cuales los hubo muy ilustres, el Obispo Espada como peninsular, el P. Varela como hijo del país (aparte nuestros buenos médicos de entonces y de siempre), nos disponemos á continuar estudiando y á ensanchar cada día el círculo de nuestros conocimientos médicos y el de la ciencia y ben- decimos las ocasiones en que la suerte nos pone en contacto con el buen saber universal. Y, volviendo para terminar, al símil de que me valí al princi- pio: sois como abejas que enjambran sobre Cuba para labrar en ella un panal de exquisita miel, tan exquisita que contendrá la esencia de floras muy diversas y el gusto de las mejores flores de tanto di- verso campo de labor mental. Sed bien venidos: esta sociedad como toda Cuba os abre con los brazos el corazón para recibiros: sabremos gustar la miel que aquí, como un dón de nuestra generosa capacidad, nos brindáis y de que estamos ávidos. ¡Lástima decimos (para no quedar del todo satis- fechos), lástima que el enjambre no se fije de una vez para siempre á la sombra rumorosa de nuestras palmas y bajo nuestto cielo siem- pre azul ! BIBLIOGRAFIA I. Encyklopadísches Handbuch der Pidagogík (Munual enciclo- pédico de Pedagogía), publicado por W. Rein. Langensalza, 2* edición (Hermann Beyer de Súhne), 1903-1906. El 4? volumen de este soberbio diccionario, que con tanto acier” to dirige el eminente Rector del Seminario Pedagógico de Jena, aca- ba de ver la luz, para solaz y recreo de los aficionados á los estu- dios didácticos. Abarca el tomo las materias correspondientes á las letras H-K; y por la importancia de sus artícnlos y la compe- tencia y reputación de los autores que los firman, ni un punto des- merece los elogios que se han tributado á los precedentes volúmenes. Es, lo mismo que éstos, una admirable colección de monografías magistrales, escritas por los pedagogos más notables de Alemania, Suiza y el Imperio Austriaco: psicólogos como Fligel, Zichen y Carlos Lange, moralistas y filósofos como Paulsen, Jodl y el mismo Fligel; higienistas como Janle, metodologistas como Sallwiúrk, Rein, Just, Heerwart y Lay, artistas como Conrado Lange, historiadores de la educación como Rausch, etc. Unicamente en Alemania, donde tan- to abundan los hombres de ciencia dedicados á los estudios peda- gógicos, pudiera intentarse con probabilidades de éxito una labor tan gigantesca, sólida y profunda como la que lleva á cabo el jefe reconocido de la izquierda herbartiana. No es, sin embargo, la Enciclopedia de Rein la primera obra de ese género y aliento que en el mundo se publica. La gran Enciclo- pedia de Educación y de Enseñanza, en once volúmenes, que en Gotha dirigió, de 1858 á 1871, el profesor Carlos Schmid, y (con valor más reducido) el Diccionario de pedagogía y de instrucción primaria (4 vo- lúmenes) de M. Ferdinand Buisson, son obras verdaderamente clá- sicas, que siempre se consultarán con interés y provecho. Pero el Manual Enciclopédico de Rein, como escrito en una era en que la pe- dagogía empieza á construirse sobre bases experimentales, tiene sobre los ensayos de Schmid y de Buisson la ventaja inmensa de apoyarse en el caudal de conocimientos exactos de que ya dispone la ciencia de nuestros días. Todo esto quiere decir que la Enciclopedia de Rein tiene en 354 BIBLIOGRAFIA grado sumo un carácter científico. La filiación herbartiana de su director no le ha impedido distinguir el mérito donde éste se ha- llaba; y así, no son escasos los artículos cuya redacción se ha con- fiado á enemigos irreconciliables de la escuela de Herbart. Este solo hecho da la medida de la honradez y la imparcialidad que ca- racterizan á Rein. Entre las innumerables monografías de valor extraordinario que se encuentran en ¡os cuatro volúmenes ya publicados pueden ci- tarse las siguientes: Caracteres psíquicos de las diferentes fases del desarrollo infantil, por B. Hartmann. Escuelas americanas, por W. Bagley. Carácter intuitivo de la instrucción, por Rodolfo Menge. Pedagogía de los encielopedistas, por Paulsen. Construeción de la casa-escuela, por Janke. Observación pedagógica, Schubert. Los libros ilustrados, por Conrado Lange. Educación del carácter, por W. Rein. Didáctica experimental, por el doctor Lay. La escuela no graduada, por Hollkamm. Las narraciones hechas por el maestro, por Menge. La fatiga, por Max Dessoir. Breve historia de la ética, por Jodl. El experimento en la escuela, por Scheller. La especialidad en la instrucción, por Keferstein. Colonias escolares, por Grrosse. Los pasos formales, por Just. Las escuelas complementarias, por Rein. Los juegos y las ocupaciones del Kindergarten, por Leonor Heerwart. La expresión oral del pensamiento, por Seyfert. Trastornos de la sensibilidad, por Ziehen. Enseñanza del canto en la escuela popular, por Helm. Enseñanza de la higiene en la escuela popular, por Janke. La pedagogía de la segunda enseñanza, por Weissenfels. El trabajo manual para los niños, por Beyer. Las escuelas comerciales, por Zieger y Dietze. La pedagogía de la casa, por E. Ackermann. La pedagogía histórica, por Willmann. Las escuelas de idiotas, por H. Piper. La pedagogía de los jesuitas, por Fleischmann. BIBLIOGRAFIA 355 Las escuelas normales de maestras de Kindergarten, por Leonor Heerwart. Las comedias infantiles, por Knabe. El Manual enciclopédico de pedagogía constará de 8 medios volúme- nes en 4%. Su publicación terminará probablemente en 1910. Dr. A. M. AGUAyo. II. Biografías amerícanas, por Enrique Piñeyro. Garnier Her- manos. Paris, 1906. A nuestras manos llega, dedicado por el autor y cual eco simpá- tico que responde siempre á la necesidad de exteriorizar desde el extranjero sus sentimientos, el hermoso libro Biografías Americanas. En todas y en cada una de las biografías late entusiasta el espí- ritu patriótico del querido amigo, que en magistral urdimbre ha sabido sintetizar la historia colonial de España, la gloria de las figuras americanas que estudia y las consecuencias fatales que han sacudido y hecho vacilar, pero no vencido, la causa de la libertad en las Repúblicas hermanas. En ese trabajo altamente sociológico, de juicio sereno y de in- discutible valer histórico y literario, patentiza Piñeyro científica- mente las ineludibles leyes históricas, así como el proceso natural de reacción por que pasan los pueblos y los hombres que en ciertos períodos de su historia los personifican. Junto á la avasalladora figura del libertador de Colombia, que todo io sacrificó á la consolidación de esa unión, cuya gloria y am- biciones llegadas al zenit se eclipsaba como todo lo humano, coloca Piñeyro la no menos brillante, acaso superior en varias eminentes cua- lidades, como textualmente dice de José de San Martín, modelo vivo de virtudes cívicas, carácter excepcional y grande, que culminará siempre al lado de las más bellas figuras históricas. La vida de Morales Lemus sirve al distinguido compatriota, no ya únicamente para trazar en sus líneas generales nuestras desven- turas durante el régimen colonial, las ridículas y mentidas reformas prometidas por España á esta Isla y la heroicidad de los revolucio- narios del 68, sino para eslabonar nuestras relaciones políticas con la gran República del Norte, hasta explicar sucinta y claramente lo que significa la enmienda Platt, apéndice que al ser aplicado al presente por las desgracias Ó errores políticos de nuestros conciuda- 356 BIBLIOGRAFIA danos, ha puesto de relieve una vez más la alteza de miras de los hijos de Washington, burlado la esperanza de los anexionistas y tranquilizado á los hijos amantes de esta hermosa Isla, que en ejer- cicio de uno de sus más grandes derechos, conquistado á costa de indescriptibles sacrificios, aceptan agradecidos los buenos servicios del gobierno de Roosevelt, pero que solamente aspiran á la contem- plación y posesión de una República independiente, estable y respetada. Y para que nada falte al trabajo político americano de Piñeyro, ha sabido colocar entre los genios militares á paladines literarios, que ya desde la tribuna, como el ilustre Daniel Webster, ya en sus memorias, como José Francisco Heredia, regente de la Audiencia de Caracas, y ya, por último, en versos inmortales como los de Francisco Olmedo, el hijo insigne de Guayaquil, émulo de Quinta- na, Óó como los de nuestro Plácido, menos brillantes pero siempre inspirados y sentidos, han sabido legar á la posteridad la historia viva de los trabajos, hazañas y glorias de los hijos de América. Dr. J. M. DrinIco. TIT. Primer informe anual de la Estación Central Agronómica de Cuba (1904-1905). Habana, 1906. Comprende este interesante libro el resumen de los trabajos rea- lizados por la Estación de Enero de 1904 á Junio de 1905. Se explica, primeramente, la manera cómo se ha hecho la insta- lación y los Departamentos en que se encuentra dividido el Esta- blecimiento. El primer Departamento, de Industria animal, da cuenta de su organización y la importancia del ganado selecto, vacuno y de cet- da, como tipos en sus distintas funciones económicas; se anuncian estudios sobre la fiebre tejana del ganado vacuno y sobre la viruela y el higadillo en las aves de corral, refiriéndose á otros trabajos del Departamento, publicados en boletines especiales, dándose una lis- ta de los insectos y parásitos que atacan á los animales domésticos. El Departamento de Agricultura da cuenta de la organización del mismo con plano del terreno ocupado por sus experiencias y descripción de las tierras sujetas á cultivo. También se describe el mobiliario mecánico empleado en los trabajos y se consignan las experiencias y ensayos realizados en la caña de azúcar, tabaco, BIBLIOGRAFIA 357 maíz, arroz en distintas variedades, leguminosas comestibles, plan- tas pratenses y textiles, principalmente el algodón, en sus varieda- des africanas y de los Estados Unidos. El Departamento de Horticultura informa en sus secciones de Frutas y Hortalizas. En la primera se consignan las especies cul- tivadas en la Estación: plátanos, naranjos y otras auranciaceas, nísperos, higueras, vides, piñas, etc., y ensayos sobre fertilizantes. Consígnase un tratamiento económico para las bibijaguas por me- dio del cloruro de calcio y el ácido sulfúrico. En la división de Horticultura se consignan estudios hechos sobre hortalizas extranjeras y cubanas; también comprende esta división la horticultura ornamental. El informe del Departamento de Botánica comprende el origen del mismo, el reconocimiento botánico, el herbario, el trabajo de laboratorio y el canje de semillas. Resulta muy interesante el informe del Departamento de Pato- logía vegetal. Se refiere á4 otros trabajos publicados en boletines especiales sobre los insectos y enfermedades del tabaco, del cafeto y del naranjo, dando recetas para el tratamiento de las plagas de esta última planta. Igualmente se trata, de un modo notable, sobre los insectos y enfermedades del maíz, del algodón, de la caña de azúcar, de las frutas y de las hortalizas y plantas ornamentales. Forman una gran parte de este informe los trabajos realizados por el personal de la Estación sobre algunos hongos cubanos, sobre teratología del maíz y de la piña, sobre las abejas silvestres, sobre algunos himenópteros, cocinélidas y comejenes; trabajos, cada uno de ellos, dignos de la reputación de los individuos que los suscriben. Toda esta parte del informe se encuentra ilustrada con grabados que hacen todavía más interesante la lectura de la obra de que damos cuenta, tan recomendable por muchos motivos. J. CADENAS. IV. Les límites de la Biologíe, por J. Grasser, París, 1906. La tercera edición del opúsculo del profesor Grasset, notable neuropatologista de la Universidad de Montpellier, nos proporciona la oportunidad de ocuparnos una vez más—aunque sea brevemente —del dominio señalado á la Biología y de sus relaciones con otras 358 BIBLIOGRAFIA ciencias; y decimos que una vez más, porque ya tratamos el asunto en la lección de apertura del curso de Biología de 1905 á 1906, !* y, recientemente, en una nota también publicada en la Revista en el número de Septiembre último, 4 propósito de cierto interesante ar- tículo de un profesor de la Universidad de Lima (Perú). Esta edición del estudio de Grasset trae un sugestivo prefacio del ilustre escritor Paul Bourget, de la Academia francesa. En ese pequeño libro—desarrollo de una conferencia hecha en Marsella en 1901, en una reunión de médicos—trata Grasset de demostrar «que la Biología—son sus palabras—no es la ciencia uni- versal y única; que la concepción y el punto de vista biológicos no constituyen el único modo de pensar y de saber; que la Biología tiene límites que la separan de otras ciencias y de otras formas del conocimiento». Aspira el sabio maestro, en una palabra, á «com- batir el monismo biológico, encarnación seductora del monismo postti- vista », como lo llama Grasset. Y agrega: «Nose encontrará, pues, aquí más que viejas ideas sobre viejas cuestiones...» «Es en los viejos cuadros trabajados y esculpidos por todas las generaciones pasadas donde se deben colocar los he- chos nuevos descubiertos por la generación actual. Preciso es que nunca olvidemos la pirámide de los siglos extinguidos, á cuya cima hemos sido izados y desde su altura vemos mejor y más lejos que nuestros antecesores. Muchos pretenden que las ideas se demuelen y cambian como los sombreros ó los trajes de las mujeres; esto no es cierto sino respecto de las grandes ideas que constituyen la base de nuestros conocimientos. Y,en ocasiones, es bueno recordarlas. » El opúsculo—ciertamente lleno de erudición, aunque no siempre compartamos con las ideas de Grasset, en aquél expuestas —consta de nueve capítulos, aparte de las «Conclusiones generales » y de un «Apéndice» donde se propone contestar á algunas objeciones. En el primero de sus capítulos estudia «el monismo biológico y la plu- ralidad de las ciencias independientes »; y sostieue, descansando en gran acopio de datos, que fuera de la Biología, existen «otras cien- cias, otros modos del conocimiento, tan ciertos como la Biología»... «Es bueno, añade Grasset, que cada ciencia fije y conozca exacta- mente sus límites. Es la condición de su éxito y de su desarrollo», sobre los que Alfredo Fouillée ha trazado de mano maestra un cua- dro indicando la importancia de señalar el verdadero dominio de 1] REVISTA DE La FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, vol. I, 1905, pág. 341. BIBLIOGRAFIA 359 cada ciencia, limitando sus fronteras. Hay cosas, en efecto, que no son de la competencia de la Biología, que el hombre trata de conocer por otros métodos. ¿Qué conocimientos están para Gras- set fuera de sus límites y cómo los agrupa? Son los siguientes, reu- nidos de esta manera. 12 Límites inferiores de la Biología: es el límite que la separa de las ciencias físico-químicas. «Creo firmemente que la Biología es y será una ciencia separada, distinta, irreductible á la ciencia físico- química»; y á renglón seguido escribe el mismo Grasset: «Sin em- bargo, debo añadir que el límite que separa estas dos ciencias no es tan radical, absoluto y definitivo como los siguientes. No puede decirse que sea contra lo racional suponer que un día se encontrará el medio de pasar de un cuerpo bruto á un cuerpo vivo y por con- secuencia, de unificar estas dos ciencias ». 22 Límites laterales de la Biología: (a) la «ciencia del bien», la Moral; (b) la Psicología; (ce) la Literatura y las Artes (Estética); (d) la Historia, la Sociología y el Derecho (ciencias sociales). 32 Límites superiores de la Biología: (a) las Matemáticas, la Geo- metría y la Lógica (ciencias del espíritu); (b) la Metafísica; (c) la Teología y la Religión (ciencias reveladas). En sus Conclusiones generales (Biología y Vitalismo) Grasset se pregunta cuál es la utilidad de este largo y laborioso análisis de los límites naturales de la Biología en sus diversos sentidos. «La conclusión, dice, es que todas estas ciencias no son capítulos di- versos de una sola ciencia, la Biología; que no se pueden referir unas á las otras; que ellas son independientes, pueden desenvolver- se indefinidamente, cada una en su dominio propio sin jamás fun- dirse mutuamente, contrariarse Ó contradecirse». Y esto lo había dicho Augusto Comte al escribir que la física debe defenderse de la usurpación de las matemáticas, así como la química de la física y la sociología de la Biología. De esa amplia discusión sobre domi- nios y linderos á que somete Grasset á esos diversos conocimientos, sale—á sn juicio—la Biología «más grande, más fuerte, más preci- sa, con un porvenir de progreso indefinido para continuar y com- pletar los grandes descubrimientos anteriores». Así la contempla radiante en sus próximos y mejores días, el insigne autor de Les Centres nerveux, el clínico á quien sólo conocíamos en el terreno de la medicina nerviosa, de la neuropatología, y que ahora, en su exa- men referente á la ciencia de la vida, de la Biología, se nos revela como pensador profundo, con una erudición abrumadora, escribien- 360 BIBLIOGRAFIA do un opúsculo donde al apreciar las relaciones entre un grupo de conocimientos más ó menos sistematizados teórica y prácticamente, y que ya hemos mencionado, reprocha—como dice Paul Bourget— á los matemáticos de dejar absorber la geometría Ó la mecánica por el cálculo; lamenta la usurpación de la física por el conjunto de las matemáticas, Ó de la química por la física, Ó de la biología por la química muy especialmente; y también indica «la disposición cons- tante de los biólogos á concebir la ciencia social como un simple corolario ú apéndice de ella». ¡Cuánto demuestra todo esto la rela- tividad del conocimiento y los lazos más Ó menos íntimos, inme- diatos Ó mediatos, de las ciencias, ya en la jerarquía que formuló Comte óÓ en las agrupaciones establecidas después por Spencer y otros pensadores eminentes ! El que Grasset pertenezca á la escuela vitalista de Montpellier —justamente célebre en nuestra época por sus ideas y tendencias — el que en cierto modo tremole con juvenil entusiasmo la bandera de la filosofía biológica de Barthez, ello no atenúa la importancia del opúsculo que damos á conocer en estas líneas. Susténtase en él la doctrina del liberalismo filosófico, proclamándose que la Biología no debe salir de sus límites naturales para que así se respete su domi- nio y esté cada uno en lo suyo. Son esas ciencias—biología, química, sociología, psicología, —líneas paralelas que no tropiezan, que se completan en su desarrollo inapreciable; todas ellas labrando es- erupulosa, infatigablemente, en pos de lo desconocido, en pos de la eterna verdad! Antelos grandes problemas de la vida, las severas consideraciones de Grasset nos han hecho recordar otro nombre y otro opúsculo, nutrido de una experiencia personalísima: el nom- bre del Profesor M. Benedikt, de Viena, y su librito sobre el Bro- mecanismo Ó neovitalismo en Medicina y en Biología. Nunca él abando- nó—por una serie de altas razones filosófico-científicas—la doctrina vitalista, á pesar de la fascinación que sobre Benedikt ejercieron los trabajos de los grandes maestros de estos tiempos, del entusias- mo que ellos despertaron en su espíritu dispuesto siempre á aceptar el adelanto de las ciencias bien definidas gracias al constante y poderoso esfuerzo de los investigadores. Dr. A. MEsTRE. MISCELANEA El día 1? del pasado mes de Octubre, y á las nueve de la ma- ñana, verificóse en el «Salón de Conferencias» la solemne aper- tura del curso académico de 1906 á 1907. Además de la nume- rosa y selecta concurrencia de siempre, dió significación especial al acto la presencia del Sr. William Taft, Secretario de Guerra de los Estados Unidos, que lo presidía por encontrarse en Cuba debido á la nueva intervención norte-americana. La ora- ción inaugural estuvo á cargo del Dr. Manuel Valdés Rodríguez, Catedrático de Metodología Pedagógica; y el Sr. Taft pronunció un discurso, después de entregar los premios á los alumnos que por oposición los obtuvieron en el curso anterior. La oración inaugural y el mencionado discurso aparecen publicados en este número de la RevisTa. El acto de la apertura revistió, en el presente año, una excepcional importancia merced á los sucesos políticos que últimamente, por desgracia, se han desarrollado en Cuba. APERTURA DE CURSO La cuarta serie—correspondientes al curso de 1906 á 1907—de las conferencias que todos los años viene celebrando la Facul- tad de Letras y Ciencias comenzarán en el mes de Enero próxi- mo, á cargo de los Sres. Profesores que á continuación se expresan. 1% Dr. Manuel Valdés Rodríguez.—Enero 12 de 1907. 2% Dr. Carlos de la Torre.—-Enero 26 de 1907. 32% Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. —Febrero 9 de 1907. 4* Dr. Ezequiel García. —Febrero 23 de 1907. ¿2% Dr. Alfredo Aguayo.—Marzo 9 de 1907. 6% Dr. Luis Montané.--Marzo 23 de 1907. 7% Sr. Antonio Fernández de Castro.—Abril 6 de 1907. * Dr. Enrique José Varona.— Abril 20 de 1907. 9% Dr. Carlos Theye.—Mayo 4 de 1907. 10 Dr. Ramón Meza.—Mayo 18 de 1907. Además durante el curso actual se darán estas otras conferencias: El Dr. Ezequiel García, Profesor Auxiliar de la Escuela de Letras, sobre Lite- ratura (los sábados de 10á 11 a. m.). El Dr. Sergio Cuevas Zequeira, Profesor Auxiliar de la Escuela de Letras, sobre Historia de la Filosofía: 1. Punto de partida y dirección de la filosofía en los pue- blos de la más remota antigúedad. 2. La filosofía en Grecia desde Tales hasta la época de los sofistas. 3. La filosofía en Grecia, desde Sócrates hasta Aristóteles. 4. Filosofía greco-oriental; escuela neoplatónica desde Plotius hasta Proclo. 5. La filosofía cristiana hasta San Agustín. 6. La filosofía de la Edad Media: los árabes y los judíos. 7. La escolástica: Santo Tomás. 8. El Renacimiento: Genisto Pla- ton; Marcilio Ficino; Luis Vives. 9. Los panteístas místicos, Giordano Bruno; Campanella; Los Materialistas; Janini. 10. Período Crítico, Descartes, Bacon. 11. Spinoza; Malebranche, Leibnitz. 12. El sensualismo, Locke. 13. El excepti- cismo inglés, Berkely y Hume. 14. La escuela escocesa: Reid; Hamilton. 15. El sensualismo en Francia: Condillac. 16. La Enciclopedia: Voltaire; Diderot. CONFERENCIAS DIVERSAS 362 MISCELANEA 17. Condorcet, Rousseau. 18. El idealismo alemán: Kant. La crítica de la razón pura. 19. La filosofía alemana desde Fitch hasta Hartman. 20. El eclecticismo francés: Víctor Cousin. 21. El Positivismo: Comte. 22. El asociacionismo: Mill; Spencer; Bain. 23. La filosofía en Cuba: el Padre Varela; Luz Caballero; Varona. Ei Dr. Juan Miguel Dikigo, Profesor de Lingúística y de Filología, explicará un curso de Gramática comparada de las lenguas romanas como ampliación de la enseñan- za que explica en la cátedra de que es titular. En dicho curso propónese el Dr. Di- higo dar una idea tanto de la fonética como de la morfología de ese grupo que tan excepcional interés tiene para los pueblos hispano-americanos, demostrando en sus lecciones las estrechas relaciones de las lenguas que lo componen, así como las dife- rencias que se advierten. El vocalismo con sus múltiples cambios, el consonantis- mo con sus varias combinaciones, así como la flexión tanto nominal como verbal y cuanto atañe á la formación de los vocablos, constituirán los diversos asuntos que habrá de tratar. El Dr. Alfredo M. Aguayo, Profesor Auxiliar de la Escuela de Pedagogía se ocu- pará en sus conferencias sobre educación en general de estos asuntos: 1% Tendencias que hoy dominan en la educación. Escuela empírica. Escuela metafísica. Escuela experimental.—22 Concepto de la educación. Investigación á la luz del método inductivo.—3? Instrumentos de la educación: cuidado ó higiene pedagógica, ejer- cicio, instrucción y disciplina.—4? Concepto de la instrucción. La abreviación de la experiencia. —5? Selección de las materias que han de enseñarse (teoría del plan de estudios). — 62 Enlace de las asignaturas (teoría de la coordinación).—7? Modo de abreviar la experiencia (teoría del método).—8? Metodología del lenguaje, la aritmética, las ciencias naturales, la historia, el dibujo y modelado. Experimentos didácticos.—9? Concepto de la higiene pedagógica. —10? La disciplina. Psicología colectiva de los niños. Su aplicación á la disciplina de la escuela. El Dr. Arístides Mestre, Profesor Auxiliar de la Escuela de Ciencias ( Biología, Zoología y Antropología), dará sus conferencias sobre el sistema nervioso central en la serie zoológica; su morfología y funciones, estudiando sucesivamente: 1? La biología del sistema nervioso en sus aplicaciones á la antropología, á la psicología y á la psi- cología pedagógica.—2? La célula nerviosa y la teoría del neurona.—37 El sistema nervioso en los invertebrados.—4? El sistema nervioso en los vertebrados. Filoge- nia y Ontogenia.—5? Agrupación de las neuronas en el sistema nervioso del hombre. Funciones de la médula espinal y partes inferiores del encéfalo.—6? El cerebro humano y los centros nerviosos superiores.—7? Fisiología cerebral y psicología. Psicología experimental y comparada. Las conferencias del Dr. Andrés Castellá, Catedrático Auxiliar de la Escuela de Ingenieros y Arquitectos, tienen el carácter de práctica profesional, pues se refieren al estudio de los diversos proyectos de Ingeniería y Arquitectura que se puedan presen- tar á los graduados de esta Universidad en el ejercicio de su profesión. En ellas se explica la manera de redactar todos los proyectos, no sólo en lo que se relaciona con los planos y requisitos técnicos de cada obra, sino también las con- diciones económicas y preceptos legales que han de tenerse en cuenta en las mis- mas: constituyendo por tanto estas conferencias una asignatura que con el nombre de Estudio de Proyectos existe en varias escuelas de Ingenieros y Arquitectos del extranjero. Enel presente curso versan sobre los siguientes: (a) Proyectos de In- geniería.—1. Carretera de primer orden en terreno accidentado.—2. Ferrocarril de ancho normal para servicio particular.—3. Puente de sillería para carretera.— MISCELANEA 363 4. Viaducto de acero para ferrocarril sobre pilas del mismo material.—5. Faros y túneles más notables.—6. Mejoras para el puerto de la Habana.—7. Canales de desagúe y navegación.—8. Acueductos y cloacas para diversas poblaciones de esta Isla. (b) Proyectos de Arquitectura. —1. Edificios públicos de carácter monamen- tal.—2. Edificio á prueba de fuego para usos industriales ó mercantiles. —3. Cons- trucciones de cemento armado para vivienda de obreros.—4. Casa para centro esco- lar en esta ciudad.—5. Chalet para barrios exteriores de la Habana.—6. Vivienda para familia acomodada dentro de la ciudad.—7. Edificio para asociaciones nume- rosas. 8. Estación central para ferrocarriles elevados en la Habana. Damos aquí cuenta de los impresos últimamente recibidos, in- cluyendo las publicaciones de orden diverso que constituyen el canje de la REVISTA y que en la actualidad llegan á nuestra CANJE DE LA REVISTA mesa de redacción. Archivo Bibliographico da! Biblioteca da Universidade de Coimbra, Portugal; — Pro- grama de francés, primer curso; Ley reglamentaria de Instrucción primaria y secunda- ria; Programas de Dibujo; Programas de Gramática general y Literatura preceptiva; Programas de Geografía de la América Central; Programas de Algebra; Programas de Historia Natural, 1? y 2? cursos; Programa de Fisica, 1er. curso; Programa de (Quí- máca; Programa de Aritmética Razonada; Ley orgánica de las Escuelas de Ingenieros Topógrafos; Programa de Geometría y Trigonometría; Programa de Inglés, ler. curso; Ley fundamental de Instrucción Pública; Reglamento de Enseñanza particular ú priva- da de la República de Nicaragua;—Neue Heidelberger Jahrbúcher, Heidelberg; Anna- les de Est et du Nord, Nancy; Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid; Revista Médica Cubana, Habana; La Política Hispano-Americana, por Labra, Madrid; El Maestro Cubano, Habana; El Fígaro, Habana; Derecho y Sociología, No. 7, Año I; Boletín Qúincenal de la Secretaría de Fomento, México; Revista del Jardín Zoológico de Buenos Aires, No. 6, Año II; Bulletin of The John Hopkins Hospital, Baltimore; Los Archivos del Hospital Rosales; Bulletin of the New York Public Library, New York; La Instrucción Primaria, Habana; Cuba Agrícola, Habana; Industria é Inven- ciones, Barcelona; Estudios de Deusto, España; Skrifter utgifna af Kungl Humanistika Vetenskaps, Sawmfundet, Uppsala; American Chemical, Baltimore; Razón y Fe, Ma- drid; Revista Universitaria, Lima; Arquitectura y Construcción, España; Boletín del Consejo Superior de Salubridad, San Salvador; Revista de la Real Academia de Cien. cias, Madrid; Boletim da Sociedade de Geographia de Lisboa, Portugal; O Instituto de Coimbra (Revista) Portug 1; Manual para el cultivo del maíz en Cubo, por Balma- seda; Anales de Ingeniería, República de Colombia; Derechos políticos de la mujer (Tesis por J. C. Serrano) República de Nicaragua; Ateneo (Revista); Boletin del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Lima; Estudio sobre el establecimiento del sistema constitucional de España, Guatemala; Curso de Derecho Constitucional Nicaragúense, por J. Hernández Somosa; Lecciones de Jardinería, por J. M. Huete; Boletín del Ins- tituto Científico y Literario «Pofirio Díaz», Toluca; Archivos de la Policlínica, Habana; Boletín de la Sociedad de Ingenieros, Lima; Derecho Internacional Privado, por R. Vera, República de Chile; Botánica por David Guzmán, Managua, República de Nicaragua; Ley Fundamental de Instrucción Pública de 1904, Managua, República de Nicaragua; Cosmopolita (Revista) Managua, República de Nicaragua; Cuerpo Diplo- mático Consular, República de Nicaragua; En Centro de América, por D. Mantellini; Bulletin of The University of Texas, Austin, Texas; Construcción Moderna, Madrid; 364 MISCELANEA Revista Municipal y de Intereses Económicos, Habana; La Ingenieria, República Ar- gentina; El Observador, Guanajuato, México; Psicología Moderna, por E. Gómez y Planas, Santiago de Cuba; The John Hopkins Univ. Circular. Medical Department, Baltimore; Cuba y América, Habana; Cuba Pedagógica, Habana; El Estudio, Ha- bana; La Escuela Moderna, Habana; Transactions of the Geological Society of South Africa, Johannesbourg; Revista de Instrucción Primaria, Santiago de Chile; Anales del Instituto de Ingenieros de Chile, Santiago de Chile; Revista Positiva, Méxi- co; Memorias de la Real Academia de Ciencias de Madrid; Letras, (Revista), Habana; Bulletin du Museum d' Histoire Naturelle, Paris; El Estímulo, (Revista), Habana; Un nuevo caso de clonus cireunscripto de los dedos del pie, por J. A. Valdés Anciano, Ha- bana; Tricolor, (Revista); Anales de la Universidad Nacional, Asunción, República de Paraguay; Preliminary Report of the State Earthquake, California; Flores Nuevas, (Revista), Leon, Nicaragua; Once de Julio, (Revista), Managua, República de Ni- caragua; Boletim do Museu Goeldi, Perú, Brasil; Relacao des Publicacoes scientificas feitas pelo Museu Goeldi; Anales de la Academia de Ciencias Médicas €, Habana; Georgetown University, General Catalogue, Washington; The University Chronicle, Berkeley; The University Review, London; Primer informe anual de la Estación Cen- tral Agronómica, Habana; La Verdadera Culpable, por E. Blanchet, Matanzas; Ga- ceta de Tribunales, Guatemala; Revista de la Sociedad Científica «Antonio Alzate», México; Revista del Vedado, Habana; Recherches experimentales sur les contacts laqui- des, por A. M. Chanoz; Bulletin de la Société Archéologique d' Alexandrie; El Ateneo, por Labra; Las Sociedades Económicas, por Labra; La Cultura Latina, (Revista); Cuba y Canarias, (Revista); Rizolucioni et Voti di Congresso Internacionale di Quimica; Bollettino quotidiano del 6? Congresso Internacionale de (Juimica; Revista de Ciencias; Anales de la Universidad Central, Quito, República del Ecuador; Boletín de la Estación Central Agronómica, Habana; Journal de la Société des Americanistes, París; Crónica de los Cervantistas; Trabajo histórico de los empréstitos fiscales de Nicaragua, 1906. NOTICIAS OFICIALES LA CIUDADANÍA CUBANA Y LA UNIVERSIDAD.—AÁ consecuencia de una con- sulta hecha á la Universidad por el Sr. Gobernador Provisional del Gobierno de los Estados Unidos en Cuba, á causa de una solicitud del Dr. Carlos E. Finlay, opositor á la cátedra especial de enfermedades de los ojos, respecto de que se le eximiera de la ciudadanía cubana como condición para presentarse á las oposiciones próximas á convocarse para aquel puesto, la Universidad acordó resolver la consulta favorablemente, es decir, que la ciudadanía cubana no debe exigirse para ingresar en el Claustro, pues sólo hay que atender á la capacidad y circunstancias persona- les, de cualquiera naturalidad que fuere el aspirante. Así piensa la Universidad. REGRESO AL PUESTO.—Por haber vuelto á su puesto de Profesor Auxiliar Jefe del Laboratorio de Mecánica el Sr. Antonio Fernández de Castro, ha cesado el au- xiliar interino Sr. José R, Martínez y Prieto que lo desempeñaba. AYUDANTE DE FísiCA.—El Sr. Rector, á propuesta de la Facultad de Letras y Ciencias, ha nombrado al alumno Sr. Adolfo Betancourt y Martínez, Ayudante de Física (Escuela de Ciencias). 3, ESCUELA DE PEDAGOGIA, Psicología Pedagógica (1 Curso). . ,.. +. +. ) Historia de la Pedagogía (1 curso). Profesor Dr. Ramón Meza. Higiene Escolar (1 curso) . : / Metología Pedagógica (2 cursos)... . . . + d, Dr. Manuel Valdés Rodrí- guez. Dibujo Lineal y Natural (2 cursos). . . -. . me Dr. Pedro Córdova. El Profesor Auxiliar está encargado de las Conferencias de esta Escuela. Agru- ¡pada la carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas que se estudian en otras Escuelas de la misma Facultad. 4, ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS. (2 cursos). Profesor Sr. Eugenio Rayneri. Dibujo topográfico, estructural y rial Estereotomía (1 curso) «Geodesia y Topografía (1 curso) - ) , A E OPOS E ( Ñ Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. Agrimensura (1 curso) Materiales de Construcción (1 curso) . | Resistencia de Materiales. Estática Gráfica | 1 ALA ens). y Sr. Aurelio Sandoval. e isttucciohes civiles y as ( curso) . ) EMO canica CT CUESO ) o o ro a] E A Maquinaria (1 Curso). + of 11 BE. Eduardo Giberga. Ingemiería de Caminos (3 cursos: eS MES 1 rrocarriles, calles y carreteras) . +... 0... $. >” Dr. Luis de Arozarena. Enseñanza especial de la Electricidad (3 cursos) as Sr. Ovidio Giberga. Arquitectura é Higiene de los Edificios (1 curso) | Historia de la Arquitectura (1 curso). . . +... | Dr Anionió Essigal «Contratos, Presupuestos y Legislación especial |” Y O á la Ingeniería y Arquitectura (1 curso) . . ) Esta Escuela comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y Arquitecto; y son sus profesores Auxiliares: Dr. Andrés Castellá, Sr. J. M. Cuervo (Jefe del Laboratorio y Taller Eléctricos) y Sr. A. Fernández de Castro (Jefe del Labo- ratorio y Taller Mecánicos); con sus correspondientes ayudantes. En dicha Escuela se estudia la carrera de Maestro de Obras. 5. ESCUELA DE AGRONOMIA, Química industrial con Análisis (1 curso) Fabricación del azúcar (1 curso) . . . . Agronomía (1 curso) ROUTER CUESO elites em A Va | 13 Sr. José Cadenas. Fitotecnia (1 curso) . ) Profesor Dr. Francisco Henares. Para los grados de Perito químico agrónomo y de Ingeniero Agrónomo, se exigen «estudios que se cursan en otras Escuelas. En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 12 á 5 «de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la orgauización de sus diferentes Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, grados, dis- posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc. AVTISO La REvISsTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS será bimestral. Se solicita de las publicaciones literarias ó científicas que reciban la Revista, el canje co- rrespondiente; y de los Centros de instrucción ó Corporaciones á quienes se la remitamos, el envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestra sección bibliográfica. Para todo lo concerniente á la REvISTA (administración, canje, remisión de obras, etc.) dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re- pública de Cuba. IFOFPTOGBS The ReEvisTa DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every other month. We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction and: Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. A detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section. Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed matter, etc. to the Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana República de Cuba. LANE La REVISTA DE La FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, paraítra chaque deux mois. On demande l'échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait un compte rendu dans notre partie bibliographique. Pour tout ce qui concerne la Revue tels que: administration, échanges, envoi d'ouvrages, etc., On est prié de s'adresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. pS E pi e e AS A New York Botanical Garden Li ETE 5185 00280 3896