Natural History Museum Library 000273123 ó REVISTA LOS PROGRESOS DE LAS CIENCIAS exactas, tísicas v naturales. REVISTA DE LOS PMÍKB III m tutus EXACTAS, FISICAS Y NATURALES. T O AVE O 3TV1I. POR AGUADO» IMPRESOR DE CAMARA DE S. M. Y DE SU REAL CASA. 1867, Indice DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTE TOMO. CIENCIAS EXACTAS. Página . Geometría superior. Introducción á la Geometría superior; per el Sr. D. José Echegaray, individuo de la Real Aca- demia de Ciencias.. 1, 65, 129, 193, 257, 321, 385, 449 y 513 Astronomía. Real Observatorio de Madrid. Observación del eclipse de sol de 6 de marzo de 1867 139 El Observatorio de París y sus astrónomos. (Continua- ción) 394 y 461 Júpiter y sus satélites en la noche del 21 de agosto. ...... 404 Mecánica. Sobre la influencia de la rotación de la tierra en la derivación de los proyectiles lanzados por los cañones rayados; por Mr. Martin de Rrettes 521 CIENCIAS FISICAS Química. Combustión de algunos gases. 25 Sobre la aplicación de la nitroglicerina en las canteras de arenisca de los Yosgos, cerca de Saverne; por Mr. E. Kopp — 28 Acción del ácido permangánico sobre diversas sustancias; por D. Manuel Saenz Diez. 90 II Nuevos colores producidos por la acción del ácido bórico sobre la cúrcuma 101 Sobre el indio. Noticia de Mr. Th. Prichter 269 Química aplicada. Preparación del algodon-pólvora granu- lado; por Mr. Federico Abel 32 Sobre el vidrio; por Mr. J. Pelouze 209 Nuevo método de dorar y platear por medio de amalgamas sin peligro para los obreros. Nota de Mr. H. Dufresne.. . 334 Química analítica. Sobre un método de valuación del cobre por medio del cianuro de potásio. Noticia de Mr. de Lafollye 106 Química industrial. Procedimiento de Mr. Gale para que la pólvora pierda su propiedad explosiva, según se desee. . . 244 Nuevo procedimiento para blanquear las hebras, hilos y te- jidos de algodón, cáñamo, lino y sedas. 4 1 0 Grabado mate en cristal y vidrio 527 Química fisiológica. Sobre la leche artificial; por Mr. Liebig. 337 Análisis química. Noticia del aerolito que cayó en las inme- diaciones de la ciudad de Oviedo el dia 5 de agosto de 1865, seguida de su análisis cualitativa y cuantitativa, por, D. José Ramón de Luanco 159 Fotografía. Procedimiento para obtener fotografías traspa- rentes de objetos opacos; por Sir David Rrewster 265 Fototipia 341 Economía industrial. Ensayos de la aplicación del petróleo como combustible, que han dado favorables resultados. . . 471 Artes químicas. Sobre el ácido fénico y sus propiedades; por el Dr. Mr. Crace-Calvert de Manchesler 538 Meteorología. Resúmen de las observaciones meteorológicas hechas en el Real Observatorio de Madrid en el mes de noviembre de 1866 36 Id. en el año de 1866 226 Id. en el mes de diciembre de 1866 414 Id. en el mes de enero de 1867 418 Id. en el mes de febrero 476 Id. en el mes de marzo 530 Id. en el mes de abril 534 : III CIENCIAS NATURALES. Botánica. Enumeración de las Criptógamas de España y Portugal; por D. Miguel Colmeiro, Catedrático del Jardin Botánico de Madrid (Continuación).. 45, 109, 181, 247, 422, 480 y.. 548 Apuntes para una Flora de las islas Baleares; por el Licen- ciado D. Francisco Barceló y Combis, Catedrático de física del Instituto Balear. 294 y 345 Economía rural. Sobre los huevos de los gusanos de seda de la morera que no nacen en nuestro hemisferio hasta el segundo año después de verificarse la postura; por Mr. F. E. Guerin-Meneville 370 Anatomía comparada. Sobre la estructura del corazón de los peces del género gadus, trabajo de Mr. Jourdain, presen- tado por Mr. Milne Edwards 373 Fisiología vegetal. La descomposición del ácido carbónico por las hojas rio se halla en relación directa con los esto- mas; por Mr. Duchartre. 375 VARIEDADES. Real Academia de Ciencias. Resultado de los premios de 1866 ... 126 Nombramientos de señores académicos 125 y 591 Programa para la adjudicación de premios en el año de 1869 139 Memorias para los premios de 1867 318 Elección de cargos 591 Negrura de los olivos. 60 Enfermedades de los naranjos. 50 La criptomeria japónica 60 Preparación del café por el procedimiento de Liebig 60 IV Nota de Mr. Fremy, de la Academia de Ciencias de París, sobre la organización de las carreras científicas en Francia 61 Dos cartas del Emperador Carlos V á Rabelais sobre la cuadratura del círculo 63 Coke de escorias . . 63 Gusanos de seda 125 Fotografía tomada del cuerpo de un hombre ^cuatro meses después de muerto. 126 Origen del perro doméstico 126 Fabricación del azúcar. 127 Minas de marfil de la Nueva-Siberia 192 Vértebras cervicales de los perezosos 253 Peces vivíparos. 253 Fuerza muscular de los insectos. 253 Yacimiento del trípol en Chile 254 Lluvia negra 255 Goma elástica sin olor 256 Criptógamas de España y Portugal. 256 Modo de utilizar los productos de los mataderos. .... 319 Carne de caballo 319 Espuma de mar y cuerno de ciervo artificial 378 Particularidades de algunos peces. 379 Arbol del sebo de la China 380 Enfermedad de los gusanos de seda 380 Fabricación en grande del ozono. 381 Esqueletos de hojas. 381 Virtudes del bórax 381 Aleación del magnesio . 382 Eter fórmico 382 Modo de alumbrar las galerías de las minas 382 Antigüedad del hombre 383 Aplicación de la esencia de petróleo para limpiar los gra- bados en madera y clichés de imprenta 445 Cultivo del trigo y del centeno en Italia para la fabricación de los sombreros de paja 445 Goma elástica sin olor 446 Iluminación instantánea 446 Marfil artificial 446 Las minas de Australia 447 Nuevo método de taladrar el vidrio.. 447 V Medios adecuados para desarrollar la industria de la cria de ostras 448 Correcciones 448 Nuevo procedimiento para la extracción del almidón 510 Paleontología 511 Diamantes en California 512 Gas del alumbrado 512 Petróleo y plantas , 512 Medio de preservar de incrustaciones las calderas del vapor . 591 El petróleo como combustible en las máquinas de vapor. . 591 N.° l.° — REVISTA DE CIENCIAS.— Enero de 1867. CIENCIAS EXACTAS. GEOMETRIA SUPERIOR. Introducción á la Geometría superior; por el Sr. D. José Echegaray, individuo de la Real Academia de Ciencias. (' Continuación .) VI.- — Haces homográficos . Núm . 52. Definición. Consideremos dos haces O ABC.., Q'A'B'C... ( fig . 25), formados, ya de un número finito de rectas, ya de un número infinito, pero mediando de una á otra ángulos finitos, ya por último de un número infinito y distri- buidas de una manera continua. Admitamos además que á cada recta del l.° corresponde, sin ambigüedad de ningún género, otra del 2.°; por ejemplo á O A, O' A1; á OB, O’ B* ; etc. Dos haces de esta clase se dice que son homográficos, cuan- do las relaciones anarmónicas de todos los grupos de cuatro TOMO XVII. 1 2 recias que pueden formarse en el primer haz, son iguales respectivamente á las de los grupos correspondientes del segundo. Por ejemplo R;x [ OMNPQ ] — Ra [O'M* N'P'Q'] sean cuales fueren las rectas OM, ON, OP, OQ . Niím. 53. Aquí, como en el número 40, pueden ocurrir dudas sobre la exactitud de esta definición; pero estas dudas fácilmente se desvanecen, ya por un procedimiento sencillo y directo, ya refiriendo la teoría de los haces homográficos á la de los sistemas homográficos en línea recta. Siguiendo este último procedimiento, fácilmente se de- muestra la existencia de los haces homográficos. En efecto, sean a, b, c... a\ b\ c' ... dos sistemas homo- gráficos distribuidos sobre las rectas XX, X' X’ : tomemos dos puntos cualesquiera O y 0\ y unamos el punto O á los a, b, c..., y el punto Or á los a , b\ c' ... Los haces OABCD... O’ A! R’ Cf Df ... así formados, serán homográ- ficos. Sean OM, ON, OP, OQ cuatro rectas cualesquiera del primer haz; Or M\ O’ N', O' P\ O ’ Q’ las correspondientes del segundo; y m, n, p, q; m , rí , pT , q , los puntos en que cortan, las cuatro primeras á la secante XX, las cuatro se- gundas á la Xr Xr . Puesto que los sistemas a, b, c... a b' c ... son homográficos, tendremos Rá ( m,n , p, q) = Ri{ (m , rí, p , q) pero se sabe {Núm. 13) que R (m, n, p, q) — R (O M N P Q) y rt [m , rí , p\ q') = Ra ( Or 3P N' P Qr) luego Ra [ O M N P Q] — R, [ Or M' Nr P' Q’]. 3 Las condiciones de la definición son por lo tanto posibles, aunque dichas condiciones no esten reducidas á su menor nú- mero, y algunas de ellas sean consecuencia de las otras. Niím. 34. Si trasladamos el haz O’ A' B' ... (ftg. 25), de suerte que su centro O' coincida con el O del haz homográfi- co O ABC..., tendremos alrededor del punto O un sistema de rectas constituyendo dos grupos ó haces cuyas rectas se cor- responderán dos á dos: es decir, la recta O A con la O A f; la OB con la O B'; la O C con la O C\ etc. Si además las rectas O A, O B ... O A\ O B\.. están dis- tribuidas de una manera continua, de suerte, por decirlo así, que se superpongan, una línea cualquiera O A (fig 26), será doble, y estará formada por la superposición de dos rectas O A, OB': una correspondiente al primer sistema, otra al se- gundo. Considerada como perteneciendo al primer grupo, su conjugada será una cierta línea O Af del segundo; considerada por el contrario, como formando parte del segundo grupo, su conjugada será, por ejemplo, la línea OB, distinta en general de la O A'. Solo en casos particulares coinciden las conjugadas OB , O A1 de dos rectas coincidentes O A, O B\ Si esto se verifica en todo el sistema y para todos los pares de rectas correspon- dientes, entonces se dice que el sistema está en involución. Núm. 55. Puesto que la relación anarmónica de la proyec- ción de un haz es igual á la del haz mismo (Núm. 31), resulta de aquí que las proyecciones cónicas ó cilindricas de dos haces homográficos situados en un mismo plano, y que tienen un cen- tro común, son también haces homográficos. Este teorema se generaliza sin dificultad para el caso en que los haces ocupan posiciones cualesquiera. Núm. 56. Teorema. Si en dos haces homográficos, O, O r (fig. 27), coinciden dos rectas conjugadas O A, O’ A’ , los puntos de intersección b, c, d,... de las rectas conjugadas OB, O' B’; OC, O' C ; OD, O’ D\ ... están en línea recta. Dem. Sea XX la recta que pasa por dos de estos puntos de intersección, — b y c, por ejemplo, — es fácil probar que otro punto cualquiera, tal como e, se halla sobre la misma recta. 4 En efecto, los haces OABCE y O' A' Bf C E tienen la misma relación anarmónica y los lados correspondientes coin- ciden, luego (. Núm . 32) los puntos b, c ye están en línea recta. Del mismo modo se probaría que otro punto cualquiera, intersección de rectas conjugadas, se halla sobre la recta XX . Observación. De lo dicho resulta, que si á partir de la po- sición O A, O1 A' giran dos rectas alrededor de los puntos O y O' , de tal modo que engendran haces homográñcos, su punto de intersección engendrará la recta XX. Núm. 57. Expresión analítica de la homografía de dos haces. Al tratar de la homografía de dos sistemas situados sobre una recta, hemos visto que refiriendo á un origen común los puntos correspondientes, la relación entre las abscisas va- riables de estos puntos era de la forma A -\-Bx-\- Cx + Dx x — o. (1) De este modo teníamos definida analíticamente la homografía de dos sistemas, y podíamos deducir muchas de sus propieda- des con suma facilidad. Veamos si existe alguna relación análoga para los haces homográficos cuyos vértices coinciden; pero ante todo precise- mos las ideas. Sea S el vértice común de los dos haces, y SO una recta fija que consideraremos como origen de los ángulos. Si repre» sentamos por a el que forma una recta cualquiera de! primer haz con el eje SO, y por ar el que forma la conjuga- da S A' en el segundo haz, es evidente que determinado el ángulo a, y por lo tanto la recta S A , quedará determinada la S A' y peí* consecuencia el ángulo a': es decir, que a' es función de a , ó de otro modo, que a y a' deben estar enla- zados por una relación /{a, a') = o . Esta relación es precisamente la que nos proponemos de- terminar. 5 Para ello corlemos los dos haces por una secante XX, que determinará dos sistemas de puntos, a el primero, a! el segundo, en relación homográfica. Tomemos el punto o por origen, y representemos las variables o a, o a' por x y x' . Entre x y x' existirá la relación A + B x + Cx -f D xx — o (1). Pero en los triángulos Soa y S o a tenemos sen o Sa o a’ senoSa So sen S a o 5 S o sen Sao ó bien, haciendo So = L, ángulo Soa = /, y observando que Sao — u — a — /, y Saozzzjz — cl — L x sen a x sen cl L sen (a -|~ /) L ~~ sen (cl /) ’ de donde se deduce x = L sen a sen a eos l + eos cl sen l 7 x'^L sen a sen cl costéeos cl sen l ’ y finalmente x tg cl ; x tg cl eos l tga -\-tg l 7 eos i tg cl' -\-tgl Sustituyendo por x y xf en la relación (1) los valores pre- cedentes, hallaremos 6 A + B jj ./ :! eos 2 / tg a tg ol -J- tg l {tg a tg ol) tg2 1 L 2 tg a tg ar tg a tg af que es la relación buscada enlre a y a. Pero esta relación puede simplificarse y reducirse á la forma A tg 2 1 -j-' tg l tg a! tg a tg o, ó sustituyendo los coeficientes por 1/, iV, P, Q, M -j- N tg a -j- P tg ar -}- Q tg a tg a! = o (2) , relación en un todo semejante á la que expresa la homografía de dos sistemas de puntos. Núm. 58. Fácilmente podríamos deducir de la ecua- ción (2), resultados análogos á los que hemos consignado en los números 46, 47, 48, 49, 50; pero no nos detendremos más sobre este punto, por no esceder los límites puramente ele- mentales en que deseamos encerrar este trabajo. VH. — Sistemas homográficos de planos concurrentes . Núm. 59. Los desarrollos que hemos dado á los párrafos anteriores, y los teoremas establecidos en el párrafo IV, nos 7 permiten consignar desde luego, sin más ámplios detalles y sin demostración, los siguientes resultados. 1. ° Dos sistemas de planos concurrentes son homográficos, cuando la relación anarmónica de cuatro planos cualesquiera del primer sistema es igual á la de los correspondientes del segundo. 2. ° Si los dos sistemas de planos concurrentes tienen una arista común, la intersección de este sistema complejo por una secante, determina sobre esta última dos sistemas homográficos de puntos. 3. ° En la misma hipótesis, la intersección de ambos siste- mas por un plano, dá origen á dos haces homográficos. 4. ° La expresión analítica de la homografía de dos siste- mas de planos concurrentes cuyas aristas coinciden es la siguiente: M + N tg a + P tg af Q tg a tg a' = o, en la que aya son los ángulos diedros que con un plano fijo forman dos planos conjugados, y M, N, P, Q las constan- tes que caracterizan cada sistema homográfico. S.° De la relación precedente se deduce la determinación de los planos dobles, y por ella se resuelven problemas aná- logos á los ya expuestos en los sistemas homográficos de pun- tos, y en los haces. VIII .-—Relación armónica . Núm. 60. La relación armónica , ya estudiada en la Geo- metría elemental, es un caso particular de la relación anar- mónica. Supongamos en efecto cuatro puntos a, b, c, d ( figu- ra 29), tales que se verifique entre ellos 8 es decir, que la relación de las distancias del punto c á los a y b sea igual á la de las distancias del punto d á los mismos puntos a y h: esta es la condición que expresa que la rec- ta a b queda dividida por los puntos c y d en relación ar- mónica; advirtiendo que en dicha ecuación se consideran las cuatro distancias ca, cb , da, db , como siendo esencialmente positivas. Si, por el contrario, damos signos á estos segmentos, según el sentido en que se cuenten, y consideramos como positiva la dirección que indica la flecha f, a c, ad y b d serán positivas, y be negativa; de suerte, que para que la ecuación anterior se verifique en toda su generalidad algebraica, es decir, en cuan- to á signos y valores numéricos, deberemos poner esplícita- mente el signo menos á uno de los miembros. Resultará pues a c b c a d , . . -■-r o bien o d a c a d b c ° b d Así pues, la relación armónica es un caso particular de la relación anarmónica, á saber, aquel en que dicha relación anarmónica tiene el valor — 1. Núm. 61. Todos los teoremas demostrados para la relación anarmónica subsisten para la relación armónica. Citemos al- gunos de ellos. l.° Uniendo un punto O ( fig . 36) á los cuatro puntos a, b , c, d de un sistema armónico, tendremos sen. AOC sen. A O D ac ad sen. BOC sen. BOD be bd ~ 2.° Una secante cualquiera a d’ cortará al haz OABCB en cuatro puntos a\ br , c\ df en relación armónica, y por lo tanto 9 3.° Las proyecciones cónicas ó cilindricas de cuatro pun- tos en relación armónica, son cuatro puntos armónicamente distribuidos. 4/ La proyección de todo haz armónico es otro haz tam- bién armónico. 5.° Las tres relaciones principales a c a d c b c d a b a c : — m ; — - : — r = n ; : — - — = p, be b d ab ad d b de tienen, en el caso particular de la relación armónica, los valo- res siguientes: a c a d , c b c d 1 . be b d ab ad 1 — ( — 1) 2 ’ ab a c __ j í _ 9 d b de — 1 Las tres inversas serán respectivamente iguales á Núm. 62. Conviene recordar aquí un teorema de la geo- metría elemental que tiene gran importancia en la teoría de las relaciones armónicas. Teorema. Dado un triángulo aOb (fig. 31), si se trazan las bisectrices O c, O d de los ángulos suplementarios aOb,bOa\ los segmentos ca, cb, da, db, considerados como esencial- mente positivos , están en proporción , de suerte que ten- dremos " 10 Expresión que Irasformada, y dando signo á los segmentos, se convierte en a c . a d _ _ ^ be b d Los cuatro puntos a, b, c, d, están, pues, en relación ar- mónica. Núm. 63. De la proporción ordinaria de la Geometría ele- mental c a da c b db ’ se deduce la siguiente be a c b d ad ’ considerando en una y en otra á los cuatro segmentos como cantidades esencialmente positivas. La segunda nos prueba que el segmento c d queda dividi- do armónicamente por los puntos a y ó, del mismo modo que a b quedaba dividido armónicamente por los puntos c y d. Dando signos á los segmentos de la segunda relación, re- sulta c_±.±t— i da ' d b Los puntos ay b, así como los c y d, se dice que son con- jugados dos á dos: es decir, a conjugado de b, y recíproca- mente; c conjugado de d, y este del anterior. Núm. 64. Si el punto d se aleja indefinidamente hacia la derecha, de suerte que las magnitudes da y db crezcan sin límites, la relación sencilla — tenderá hácia la unidad , y la bd i i relación armónica a c a d be b d hácia el límite de donde se deduce ac — — bc. Así pues, á medida que el punto d se aleja, el c se apro- xima al punto medio o del segmento a b; ó de otro modo, el punto conjugado del que está situado en el infinito , es el punto medio o del segmento ab. Los puntos a, b, o y el situado en el infinito , forman un grupo armónico. Núm. 65. Veamos ahora cómo varían los puntos c y d (fi- gura 32), y el punto medio a del segmento c d, cuando se mueven dichos puntos c y d sobre la recta" XfX, de tal modo que dividen constantemente en relación armónica al segmento invariable a b. Para ello trasformemos la relación armónica a c a d b c * b d de suerte que no entren mas que las tres distancias a c = x ; ab .= y ; a d = % : resultará x x — y ó despejando x en función de % X = 2 12 • — y z (1). En la ecuación precedente y es una constante, y tenemos por lo tanto espresada x en función de z: todo queda reducido á hacer variar de posición el punto d , con lo cual variará la abscisa z, y á determinar los valores sucesivos que resulten para x , y por consiguiente para el punto c. La abscisa del punto a, medio del segmento cd, — abscisa que representaremos por la misma letra a, — será ó sustituyendo por x el valor precedente Esta ecuación nos expresa por lo tanto la abscisa a en fun- ción de z. Discusión. l.° Si suponemos que el punto d coincide coo el punto fijo b , tendremos a d = z = y, y las ecuaciones (1) y (2) dan Luego cuando el punto d coincide con b , el conjugado c y el punto medio a coinciden también con dicho punto b . 2.° Si d camina hácia la derecha, ad=z será positiva y v y ' mayor que y; luego — será una fracción propia; — 2 sera z z negativa; x y a positivas; y por lo tanto los puntos c ya es- 13 taran á la derecha del origen a. Pero de la fórmula (1) se de- , , y , duce que x estara comprendido entre ~ e y, y que por con- siguiente el punto c tomará todas las posiciones imaginables, c, c, etc., enlre ó y o. Por el contrario, la fórmula (2) de- muestra que a es constantemente mayor que y. En efecto, la desigualdad en la que se supone z>y, conduce á la série de desigual» da des: y puesto que — — 2 es negativo ; z — 2 2 < ?/ 2 2 1 y z; o < y2 — 2 y z -f- £2 ; y por último o<(y—zy desigualdad evidente. Recíprocamente, de esta última se deduce z 3. Si a d z las fórmulas (1) y (2) se eonvier- ten en 14 así el punto medio o de a b, es el conjugado del infinito, y el punto a se traslada al infinito al mismo tiempo que d. En re- súmen, mientras el punto c va de b á o , los puntos d y o> van de b al infinito. 4. ° Si z es negativa, en cuyo caso el punto d pasará á la izquierda de a, el valor de x será positivo y menor que lo que demuestra que el punto c estará entre a y o; el valor de a será por el contrario negativo. 5. ° Por último, cuando z — o, resultará x = o, a = o; luego si el punto d llega á a, el centro a y el conjugado c llegan al mismo punto a. En resúmen, mientras el punto d recorre el segmento infi- nito X' a, el centro a recorre el mismo segmento, y el punto conjugado c va de o á a. Puede decirse que los segmentos ob y b oo ; oa y — o© a son conjugados dos á dos, porque son los que contienen á la vez cada par de puntos conjugados. Niim. 66. Resulta de lo dicho, que los segmentos a b y c d en parle se superponen (cb)\ en parte, por decirlo así, rebo- san [b d y a c] . Niim. 67. Nota. La relación armónica es conocida desde la mas remota antigüedad: Apolonio de Pergeo hace frecuente uso de ella en su tratado sobre las cónicas; pero en esta obra no aparece la denominación de armónica: esta se emplea por primera vez en los libros de Pappus. Es digno de notarse que las longitudes de las tres cuerdas que dan el acorde do , mi, sol , son entre sí como los nú- meros 15 los que satisfacen á la relación m — n m n — p p como se ve desde luego haciendo m = \; »= - - ; p— y Esta última expresa en el fondo la relación armónica tal como la hemos definido: en efecto, de la relación b d ad ad — ab cid — = — se deduce — 7 = — . be cic a o — a c a c IX.— Puntos en involución . Núm. 67. Definición. Imaginemos sobre una recta XX un sistema de puntos a , b, c..... a, b\ c..... ya en número finito y par , pero cuando ménos igual á 6; ya en número infi- nito, y distribuidos de una manera discontinua; ya, por último, variando por la ley de continuidad. Supongamos además que dichos puntos se corresponden dos á dos recíprocamente: es decir, al punto a el a ; y recíprocamente al a’ el punto a, al punto b el b' y al 6r el b, etc.: el sistema queda de este modo dividido en pares ó grupos binarios de puntos recíprocamente conjugados. En sistema de esta clase se dice que está en involución, cuando cuatro puntos cualesquiera de la serie a , h , c..... c tienen la misma relación anarmónica que los cua- tro puntos conjugados. 16 Por ejemplo: 1. ° R a (d, e , a, /*) == /^a (d\ e\a\ /*') 2. ° Ra(d,e,a,n = Ra(d',e',a, f) 3. ° 5a (d, e\a\f ) = /2a (dr, e, a, /) 4. ° J3a (a, a, 6, d') = Ra {a, a , ó\ rf) TVwm. 68. Veamos ante lodo si este sistema es posible. Varios métodos podemos seguir para ello: escojeremos el que conceptuamos más sencillo. Imaginemos (fig. 22) sobre la recta XX dos sistemas homo- gráficos, compuestos, ya de un número finito de puntos, ya de puntos discontinuos y en número infinito, ya finalmente distri- buidos por la ley de continuidad. * Supongamos que coinciden dos puntos a y b' de ambos sistemas, advirtiendo que esta coincidencia, que es hipoté- tica si los puntos se hallan distribuidos de una manera discon- tinua, se verificará forzosamente si los sistemas son continuos, porque en este último caso lodo punto es necesariamente doble (. Núm . 43.) Ahora bien, si determinando: l.° el punto a del segundo sistema conjugado del a que pertenece al primero; 2.° el pun- to b del primero conjugado del b’ perteneciente al segundo; ambos puntos a y b coinciden, los dos puntos únicos que re- sulten (a ¥), (a b) ( fig . 22 bis) serán conjugados recíprocos. Y si de este modo se agrupan dos á dos todos los puntos de ambos sistemas homográficos, el sistema que resulte cumplirá con las condiciones de la involución, puesto que la relación anarmónica de cuatro puntos cualesquiera, deberá ser igual á la de sus conjugados. Además quedará demostrado de esta manera, que todo sistema en involución no es otra cosa que la exacta superposición de dos sistemas homográficos. Resta probar que pueden existir sobre la recta XX siste- mas homográficos del género que indica la fig. 22 bis ; y para ello, que si x=za, x’ = a (fig. 33) satisfacen á la condición 17 de la homog rafia, A -)- B x + Cx -f D xx = o , x=za\x=a satisfarán también á dicha ecuación, sean cuales fueren a y a\ En efecto, las ecuaciones x = a, x =a determinan los puntos a y a , como perteneciendo a al primer sistema y a al segundo; y por el contrario, x — a\ x — a determinan, a' como punto del primer sistema, y a como punto del segundo; es decir, que en a coinciden dos puntos, uno de cada sistema, y en a los conjugados de dichos dos puntos. Tendremos pues A -f - B a Ca + D aá — o; A -j~' B a 4“ C Q 4" D ® o » y restando B (a — ü ) 4- C (a — (i) = o ó bien {B ■— c) ( a — a) = o. Para que esta condición se verifique independientemente de a y a , es necesario que se tenga B = C. (1) Recíprocamente, si se verifica la condición (1), cada dos puntos de un sistema coincidirán en orden inverso con el par de puntos conjugados del otro; ó de otra manera, x — a, x1 — a; y x — a x' — a satisfarán á la ecuación general de la bomografía. TOMO XVlí . a 18 En efecto, esta ecuación se convierte en A + B (x + ¿O + D % ® = o t ecuación simétrica en x y x ; y ya se suponga x =a, x'*=a\ ya x = a', o;' == a, siempre tendremos A-| a1) + Da a = o. En resúmen: 1. ° Siempre pueden concebirse sobre una recta XX, dos sistemas homográficos tales que, dividiendo uno de ellos en grupos dobles de puntos, grupos que no son arbitrarios, cada dos de estos coincidan recíprocamente con los conjugados del otro sistema. 2. ° Los sistemas en involución son siempre posibles. 3. ° La expresión general de la involución es A 4- B (x-\~x) + D xx r = o . Núm. 69. Observación . Los valores C B 1 = j- , f = j.- (Núm. k .8), que determinan el punto i del primer sistema conjugado con el infinito en el segundo, y el punto /' del segundo sistema conjugado con el infinito en el primero, son en la hipótesis C= B iguales entre sí, y determinan un solo punto doble, que considerado como perteneciendo al primer sistema, es conju- gado con el infinito del segundo, y recíprocamente. En resúmen, los puntos i y j coinciden en la involución. Núm. 70. Veamos si puede simplificarse la ecuación A + x) O xx' = o por un cambio de origen. 19 Sustituyamos á este fin x = Xi -f- a ; x = x\ -¡- a, siendo x{ y x\ las nuevas abscisas de los puntos conjugados, y a una indeterminada, abscisa del nuevo origen. Resultará A + B (x( + x\ + 2 a) + D (a Xi + a x\ -j- a2 + ¿tq x\) = o, ó bien A -f- B. 2 a + D a2 + (B + D a) (x{ + x\) + D x'i = o» Puesto que a es una cantidad indeterminada, podremos es- cribir B -j- D a = o i \ de donde resulta B a=~~D- Lá ecuación general, sustituyendo para simplificar At = A + ZBa + Da* se convierte en A . -j- I) x{ x\ — o, ó suprimiendo subacentos A + D xx' — o. Re aquí resulta, que trasladando el origen a! punto doble conjugado con el infinito, tanto del segundo como del primer sistema, la ecuación general se reduce á la forma sencilla A + D x x' = o. Núm. 71. Fácil es probar directamente que los puntos de- terminados por la relación anterior satisfacen á las condicio- nes que nos han servido para definir la involución. En efecto: I. A cada valor x = a, — valor que determina sobre la recta XX (fig. 33) un punto a, — corresponde otro valor á que determina á su vez un punto a sobre dicha recta XX; pero recíprocamente, cuando x tome el valor a, el valor de x será á luego al punto a ' corresponde el punto a , y por lo tanto los puntos a y a1 son recíprocamente conjugados. II. La relación anarmónica de cuatro puntos cualesquiera es igual á la de sus conjugados. Examinemos como ejercicio, y aunque en rigor es inútil, algunos de los casos que pueden presentarse. l.° Que formen el primer grupo cuatro puntos del primer sistema, correspondientes á cuatro valores de x x = a ; x = b ; x = c ; x = d. y el segundo los cuatro puntos conjugados que corresponderán á los valores A A A , A TTc ’ x Dd X 21 La relación anarmónica del primer grupo será (Núm. 3) c — a d — a c — b d — b y la del segundo + !l^ 1 Dd + Da A A ’ A A ~ Dc + Db ~~D~d + 1Tb c — a d — a c a da c — a d — a c — b * d — b c — b d — b cb db luego la relación anarmónica del segundo grupo será igual a la del primero. 2.° Que formen el primer grupo tres puntos del primer sistema correspondientes á ios valores x = a, x = b, x = c, y otro del segundo correspondiente al valor x = d': e\ segundo grupo estará formado por los puntos conjugados determinados por las abscisas x A_ , ___ A_ Da' X Db' , A x = — q-c> ypor* = — A Di’’ Las relaciones anarmónicas de ambos grupos serán c — a d’ — a T^b : T^b ’ y A A A A De Da Dd'~^~ Da c — a d' — a : , ± = ~b:d^b Dc~ Db Dd’ ' Db evidentemente iguales. 3.# Primer grupo: x = a; x—b; x — c ; x — d ; segundo grupo: A. v Db ’ A A relación anarmónica del primer grupo c — a < ¿T — a ¿ — b' d'—b' relación anarmónica del segundo grupo _A+A _A, A Dd r Da c — a dr— a _A 7 A ' _ A . A _ ~b ' d'~b De Db Dd' ‘ D b que es igual á la anterior. 4." Primer grupo: x = a; x== a! ; x = c; x = d; segundo grupo: A A A A^ Dd relación anarmónica del primer grupo c — a d — a 23 relación anarmónica del segundo grupo _A_ D a A Da üd ' Va c — a d — a c — a d — a y dei mismo modo comprobaríamos lodos los demás casos que pudieran presentarse. Núm. 72. Observación importante . Nótese que hay una diferencia radical entre el caso de la homografía y el de la involución. En aquel , los puntos distribuidos sobre la recta XX forman dos series: 1 S a,b,c... 2.a a,b\c...\ y cada grupo cuya relación anarmónica se determine para igualarla á la del gru- po formado por los puntos conjugados, deberá estar compuesto de puntos pertenecientes a una misma série, por ejemplo, a, b, c, d; ó d , e, f, a, etc.; asi como en el grupo conjugado solo deberán entrar puntos de la segunda série, por ejemplo, a , b’,c, df; d\e , f\ a, etc. Nunca según esto podrán compa- rarse dos grupos como los siguientes. Ra (a, b, e\ c) == R& (a, b', e, c). En la involución sucede lo contrario: la limitación desapa- rece, y en cada grupo pueden entrar á la vez puntos de uno y otro sistema, por ejemplo, Rd (a, e , c, d') — Ra {a , e, c, d). La razón de esta diferencia se comprende sin dificultad, aun considerando á la involución como caso particular de la homografía: las dos séries, 1.a a, b, c ... 2.a a, bf, c ... no indi- can en la involución puntos de uno ó otro sistema homográfi- co, sino de ambos á la vez. Cada punto es doble; en él están al mismo tiempo un punto del primer sistema y otro del se- gundo, y así, por ejemplo, las cuatro letras a, e, c, d’ de un 24 grupo, indican puntos de un mismo sistema, á pesar de tener unas letras acento y otras no. En una palabra, la notación que hemos adoptado en la involución, es esencialmente distinta de la que hemos estable- cido para la homografía. En esta, los acentos sirven para dis- tinguir los puntos de un sistema de los del otro; en la involu- ción, dos letras iguales, una con acento, otra sin él, sirven para agrupar dos puntos conjugados dentro de cada sistema. Núm. 73. En adelante, demostrada ya la posibilidad de los sistemas en involución, nos atendremos únicamente á la definición del Núm. 67 (Se continuará.) \ * CIENCIAS FÍSICAS. QUIMICA. Combustión de algunos gases . (Presse scie.ntifiqiie, 28 octubre 1866.) Entre las novedades científicas publicadas en estos últimos años, se debe hacer una mención enteramente especial de la que tiene por objeto la combustión del oxígeno, bien puro o mezclado con el nitrógeno formando el aire atmosférico. Mr. Boillot, redactor cienlííico del Monitor universal, la habia obtenido, según decía en su nota, con el concurso del colega Sophronius, profesor de química en el establecimiento de Passy, á cuya habilidad rendía justo tributo. Ver quemarse el oxígeno, examinar las diversas partes de su llama, y demostrar los mismos fenómenos respecto del aire atmosférico, son expe- rimentos llenos de interés, y que tenemos la satisfacción de ha- berlos visto hacer á uno de sus autores. Por lo demás, estos experimentos son tan sencillos, que lodos los químicos pueden, como nosotros, ejecutarlos desde luego. He aquí los principales resultados obtenidos. Combustión del oxígeno. Se llena de hidrógeno puro una probeta de bastante capacidad, y después levantándola verti- calmente con la boca hacia abajo se prende fuego al gas. In- mediatamente se introduce en la probeta un tubo de vidrio que termine en un surtidor de platino, del cual salga una corriente de oxígeno, y se apaga el hidrógeno sumerjiendo la probeta en el agua de un vaso colocado debajo. La llama del oxígeno se manifiesta entonces en toda su pureza, y es fácil distinguir en ella sus diversas partes haciendo el experimento en la oscuri- dad, como aconsejo hacerlo. Aunque blanca ó muy poco roji- za por su interior, ofrece después una especie de gloria de color azul magnífico. A medida que se verifica la combustión se ve al agua elevarse progresivamente en la probeta hasta que se apague la llama. En tales circunstancias se desarrolla una alta temperatura, las paredes de la probeta se calientan cada vez mas, y llega un momento en que debe suspenderse el experimento para evitar que aquella se rompa. Con un carrete común de Ruhmkorff puede repetirse el ex- perimento y hacerle muy evidente. Un poco mas abajo del surtidor de platino, se hacen llegar los extremos de dos hilos metálicos de cobre ó de platino convenientemente aislados, y lijos al tubo de vidrio: los extremos se ponen uno enfrente de otro y á la distancia de 1 á 5 milímetros, y el todo se introdu- ce en la probeta de hidrógeno, que se apoya en el agua. Se introduce entonces de una manera continua la chispa de induc- ción, y formando en seguida la corriente de oxígeno, se quema el gas inmediatamente. Se da vuelta en seguida al conmutador para hacer cesar la chispa, y el experimento se sigue como antes queda dicho. Combustión del aire. Siguiendo una marcha operatoria idéntica, pero sustituyendo al oxígeno una corriente de aire atmosférico, se ve que este se quema en el hidrógeno. Su llama tiene el mismo aspecto que la precedente, pero es menos in- tensa y cada vez va debilitándose mas, lo cual se explica por- ta desaparición progresiva del hidrógeno, reemplazado por el nitrógeno. Se han intentado otros experimentos. La atmósfera de hi- drógeno ha sido reemplazada por óxido de carbono perfecta- mente privado de ácido carbónico. El oxígeno y el aire se han quemado, y la llama, enteramente azul, apenas se diferenciaba de la que da el óxido de carbono en condiciones comunes. El cianógeno, gas compuesto de carbono y nitrógeno, se presta también perfectamente para el experimento. Se prepa- ra con cianuro de mercurio enteramente puro y seco con cu i- 27 dado: á causa de su solubilidad en el agua, este gas se recoje sobre la cubeta de mercurio. Además, es útil que el oxígeno destinado á la combustión atraviese un tubo que contenga, bien cloruro de calcio desecado, ú otra cualquiera sustancia á propósito para absorber su humedad. Tomadas estas pre- cauciones, el oxígeno arde sin dificultad en el cianógeno, y los caracteres que presenta su llama son los siguientes; primero es de un color rojo de púrpura, y se vuelve bien pronto ama- rilla; se la ve en seguida debilitarse y pasar por gradaciones de tintas sucesivas, que la reducirían al calor blanco si el ácido carbónico que se forma, y el nitrógeno desprendido de su combinación, no la extinguiesen prontamente. El oxígeno puede también quemarse en el vapor de alco- hol común. Basta hervir un poco de este líquido contenido en un matraz, inflamar el vapor alcohólico en la boca del vaso, y dirigir la corriente gaseosa á lo interior del matraz. La llama obtenida es casi idéntica á la del mismo alcohol. Todos estos experimentos demuestran que es posible cambiar la álmósfera en el seno de la cual se verifica la combustión, ó sea el gas comburente; ¿pero puede hacerse igualmente variar el gas combustible? En otros términos, el oxígeno puro ó mezclado con el nitrógeno, ¿es él solo capaz de arder? Mr. Boillot y el hermano Sophronius han ensayado el pro- tóxido de nitrógeno, combinación estable perfectamente defi- nida. Preparado con el nitrato de amoniaco puro y fundido, se ha inyectado en una atmósfera de hidrógeno, disponiendo todo como se ha dicho para el primer experimento. En seguida el gas ha hecho llamaradas á la punta del surtidor de platino. La llama producida se diferencia completamente de todas las estudiadas basta ahora: su parte central, sumamente blanca, está limitada por una hermosa gloria roja. Los dos sábios cuyos trabajos analizamos, hacen observar que la corriente gaseosa combustible debe llegar en la atmós- fera comburente bajo una presión conveniente. Concíbese per- fectamente que una gran fuerza de proyección podría apagar la llama, mientras que una cantidad demasiado pequeña ño podría sostener la combustión. Después de algunos tanteos se puede llegar á arreglar el gasto del gas combustible. 28 En vista de estos hechos, ¿qué debe pensarse de la com- bustión? Nada mejor podremos hacer que trascribir las líneas con las cuales Mr. Boillot terminaba su primera noticia á la Academia sobre el asunto que nos ocupa. «Combustible y comburente son palabras que no tienen sentido en la teoría dinámica del calor. La combustión no es en realidad más que la combinación con un movimiento vibratorio tan rápido, que se produce un calor intenso. El oxígeno se une como el hidró- geno tan bien como el hidrógeno con el oxígeno; ni el uno ni el otro arde, ó mas bien, los dos arden. Sobre la aplicación de la nitroglicerina en las canteras de arenisca de los Vosgos , cerca de Sáceme; por Mr. E. Kopp. (Bulletin de la Société d’encouragement, setiembre 1866.) Las propiedades fulminantes de la nitroglicerina C6 Hs (NO4)3 O6, y la relación de los experimentos hechos con esta sustancia en diversas localidades de Suecia, de Alemania y de Suiza (1), han movido á MM. Schmill y Dietsch, propietarios de las grandes canteras de arenisca en el valle de Zorn (Bajo libio) a ensayarla igualmente en sus explotaciones. El resultado que han obtenido ha sido completo, tanto res- pecto á la economía como á la facilidad y rapidez del trabajo, por cuya razón se ha abandonado, al menos por algún tiempo, el uso de la pólvora, y desde hace seis semanas no se explotan las canteras más que con la nitroglicerina. (1) Bulietin de 1866, cuadernos de mayo, p. 311 y de junio, p. 384. 29 Desde el principio creimos que era preciso preparar esta sustancia en el mismo sitio en que debiera usarse, pues nos parece que no debe hacerse el trasporte por buques ó por ca- minos de hierro de un compuesto tan fulminante y de una fuerza tan espantosa; y en efecto, los desastres ocurridos en Aspinwall y en S. Francisco demuestran que estos temores son fundados, y que debe prohibirse por completo trasportar la nitroglicerina. Después de haber estudiado en mi laboratorio, con auxilio de Mr. Keller, los diversos procedimientos de preparación de la nitroglicerina (mezclas de glicerina con ácido sulfúrico concentrado y nitrato de potasa, y de sosa con los ácidos ní- tricos de diversas concentraciones), nos hemos fijado en el método siguiente de fabricación, que se ha puesto en planta en una cabaña de madera construida en una de las canteras. l.° Preparación de la nitroglicerina. Se empieza por mezclar en una botella de barro, colocada en agua fría, ácido nítrico fumante a 49 ó 50 grados de Beaumé, con el doble de su peso de ácido sulfúrico lo mas concentrado posible. (Estos ácidos se preparan espresamente en Dieuse, y se remiten á Saverne). Por separado se evapora en una marmita la glice- rina del comercio, que debe estar privada de cal y de plomo hasta que marque 30 ó 31° Beaumé. La glicerina concentrada debe tener consistencia de jarabe cuando esté completamente fria. En seguida echa el obrero 3.300 gramos de la mezcla de los ácidos sulfúrico y nítrico bien frió en un balón de vidrio (también puede emplearse un recipiente de barro, ó una cap- sula de porcelana ó de barro), puesta en un barreño de agua fria, y se echan poco á poco, agitándolo constantemente, 500 gramos de glicerina. Lo importante es evitar que se caliente mucho la mezcla, y se produzca una oxidación tumultuosa de la glicerina, originándose ácido oxálico. Por esta razón el vaso en que se opera la trasformacion de la glicerina en nitroglice- rina, debe estar constantemente enfriado por la parte esterior, poniéndole en agua. Verificada la mezcla muy íntimamente, se abandona todo por espacio de cinco á diez minutos, y después se echa la 30 mezcla en un volumen de agua fria cinco ó seis veces mayor que el suyo, al cual se da primeramente un movimiento de rotación. La nitroglicerina se precipita con mucha rapidez en forma de un aceite pardo, que se recoje por decantación en un vaso mas alto que ancho, se la lava con un poco de agua, que se decanta á su vez, y en seguida se echa la nitroglicerina en botellas, hallándose ya en disposición de servir. En tal estado, la nitroglicerina es todavía un poco ácida y acuosa; pero esto no ofrece inconvenientes, pues se emplea poco después de su preparación, y las impurezas no la impiden detonar. 2.° Propiedades de la nitroglicerina. La nitroglicerina constituye un aceite amarillo ó pardusco, mas pesado que el agua, en la cual es insoluble, y soluble en alcohol, éter, etc. Expuesta á un frió, aunque sea poco intenso, pero prolon- gado, cristaliza en agujas largas. Para hacerla detonar, el mejor medio que puede emplearse es un choque muy vio- lento. Vertiéndola en el suelo, se inflama con dificultad por medio de un cuerpo en combustión, y solo arde parcialmente; puede romperse contra una piedra un frasco que contenga gli- cerina, sin que detone, y también volatilizarse sin descompo- nerse por la acción de un calor moderado; pero si la ebulli- ción se hace muy viva, es inminente la detonación. Echando una gota de nitroglicerina sobre una placa de fundición medianamente calentada, se volatiliza tranquilamen- te: si la placa está roja, la gola se inflama inmediatamente, y arde sin ruido como un grano de pólvora; pero si la placa, sin estar roja, se halla sin embargo bastante caliente para que la nitroglicerina entre inmediatamente en ebullición, se descom- pone al momento la gota, detonando violentamente. La nitroglicerina, sobre todo cuando está impura y ácida, puede descomponerse espontáneamente al cabo de cierto tiem- po, desprendiéndose gas, y produciéndose ácidos oxálico y gli- cérico. Es probable que á la referida causa sean debidas las ex- plosiones espontáneas de nitroglicerina cuyos desastrosos efec- tos nos han referido los periódicos. Si la nitroglicerina se guarda en botellas bien tapadas, no pueden desprenderse los 31 gases producidos por su descomposición espontánea; ejercen por consiguiente una presión muy fuerte sobre la nitrogliceri- na, y en tales condiciones, el menor choque ó el mas leve sa- cudimiento pueden producir la explosión. La nitroglicerina tiene un sabor ala vez azucarado, pican- te y aromático: es una sustancia tóxica, y en muy pequeñas dosis produce dolores de cabeza. Su vapor causa efectos aná- logos, cuya circunstancia puede ser un obstáculo para em- plear la nitroglicerina en las galerías profundas de las minas, en las cuales no puede el vapor disiparse con tanta facilidad como en las canteras á cielo descubierto. La nitroglicerina no es un compuesto nitrado propiamente dicho, análogo á la nitro ó binitrobenzina, óálos ácidos mono, bi y trinitrofenísico. En efecto, por la influencia de los cuerpos reductores, como por ejemplo el hidrógeno naciente, el hidrógeno sulfurado, etc., queda la giicerina en libertad, y los álcalis cáusticos descom- ponen la nitroglicerina en nitratos y giicerina. 3.° Manera de usar la nitroglicerina. Supongamos que se trate de desprender una hilada de rocas. A 2m,50 ó 3 metros de distancia del reborde esterior, se practica un agujero de mina ele unos 0m,06 á 0m,09 de diámetro, y de 2 á 3 metros de profundidad. Después de haberle limpiado sin mucho esmero del barro, agua y arena, se echan en él, por medio de un embudo, de 1500 á 2000 gramos de nitroglicerina. En seguida se coloca en él un pequeño tubo de madera, de cartón ó de hojalata de unos 0m,04 de diámetro y 0 m , 0 5 á 0m,06 de altura, lleno de pólvora común. El cilindro se fija á una mecha ó cohete de mina común, que penetra en él hasta cierta profundidad para asegurar la inflamación de la pólvora. Se hace descender el cilindro por medio de la mecha ó cohete, y el tacto permite apreciar fácilmente el momento en que el cilindro llega á la superficie de la nitroglicerina. Después se mantiene la mecha inmóvil, y se llena enteramente con arena fina el agujero de la mina. Es inútil comprimir ó atacar la arena. Se corta la mecha á algunos centímetros del orificio del agujero, y se prende fuego. Al cabo de ocho ó diez minutos, y cuando llega ya la combustión de la mecha al cilindro, se in- 32 llama la pólvora, resultando un choque violento, que hace de - tonar instantáneamente la nitroglicerina. La explosión es tan repentina, que nunca da lugar á que sea proyectada la arena. Toda la masa de la roca se levanta, se desprende y vuelve á quedar en su sitio sin proyección alguna, oyéndose solamente una detonación sorda. Solo estando en el mismo parage en que se verifica la ex- plosión, puede darse cuenta de la fuerza que la misma desar- rolla. Se separan masas formidables de roca, que quedan hen- didas en todos sentidos y en disposición de poderse trabajar mecánicamente. La principal ventaja consiste en que la piedra queda poco destruida y hay muy poco desperdicio. Con las cargas de ni- troglicerina indicadas, pueden desprenderse de este modo de 40 a 80 metros cúbicos de roca bastante resistente. Esperamos haber demostrado por medio de esta noticia la posibilidad de conciliar el uso de la nitroglicerina con todas las garantías de seguridad pública apetecibles. QUIMICA APLICADA Preparación del algo don-pólvora granulado ; por Mr. Fede- rico Abel. Hasta ahora se ha empleado siempre el algodon-pólvora en estado fibroso, flojo ó lanoso, en forma de hilos que se po- nían en cartuchos, ó en forma de tejidos, trenzas, cuerdas, etc. La invención de Mr. Abel tiene por objeto darle el estado físico que le aproxima en lo posible al de la pólvora de cañón, trasformándole mecánicamente en una aglomeración sólida, y comunicándole una forma granular ú otra conveniente, que 33 presente la superficie necesaria y bastante compacta para producir una combustión rápida é intensa. La manera de tratar el algodón que el sabio inventor pre- fiere en la práctica, es la siguiente. Trasforma primero el algo- don bruto en algodon-pólvora por uno de los procedimientos conocidos, prefiriendo más para ello emplear el algodón en forma de una lana floja. Cuando ya se ha quitado el ácido al algodón lavándole en una corriente de agua y en ácido muy dilatado, le trasporta á una cubeta semejante á las que se emplean en las fábricas de papel, en las cuales se reduce á una pulpa que en seguida se trasforma en masas sólidas, como por ejemplo, hojas» discos, cilindros y otras formas perforadas ó nó, por medio dedos procedimientos que generalmente se emplean para hacer esto mismo con la pulpa de papel. Puede mezclarse con la pulpa una pequeña cantidad de goma ó cual- quiera otra sustancia aglutinante soluble en agua. Para obte- ner el algodon-pólvora solidificado ála densidad que se desee, somete la masa cuando todavía está húmeda á la acción de una prensa hidráulica, ó de cualquier otro aparato mecánico que ejerza sobre la masa la presión que se quiera. Para que resulte en forma de granos, el inventor del pro- cedimiento corta las hojas, discos ó cualesquiera otras formas endurecidas en pequeños pedazos, de las dimensiones que se deseen, ó bien introduce la pulpa que contenga una pequeña cantidad de sustancia glutinosa en un vaso, al cual comunica un movimiento vibratorio, lo cual hace adquirir á la pulpa la forma de granulos de diferentes volúmenes, que si es necesa- rio, se cortan en seguida. En las precedentes manipulaciones se puede, en vez de agua, emplear otros fluidos, como el es- píritu de madera, el de vino, el éter, ó mezclas de estos líqui- dos con sustancia glutinosa ó sin ella, soluble en el líquido. En vez de reducir ¿ pulpa la masa total del algodon-pól- vora, como se ha descrito, puede dejarse una parte en su primer estado, y mezclarla con la pulpa en tales proporciones que cuando se la someta á la presión que se desee, se forme una masa aglomerada, sólida, de una densidad dada. Este algodon-pólvora endurecido, bien se halle formado solamente de pulpa, ó de pulpa mezclada con fibra, puede también cu- tomo xvii, 3 34 brirse de algodon-pólvora soluble, ó mezclado con la misma especie de algodon-pólvora conocida con el nombre de colo- dión, y aplicado en forma de disolución. El algodon-pólvora solidificado puede también formarse con mezclas de algodon-pólvora compuestas de diferentes ma- neras, cuyas propiedades son bien conocidas, es decir, de algodon-pólvora soluble en mezclas de espíritu de vino y de éter, y en el espíritu de madera solo ó mezclado con el espí- ritu de vino y algodon-pólvora insoluble en estos líquidos. Estas mezclas pueden formarse, bien reduciendo á pulpa las dos variedades de algodon-pólvora ó una sola, dejando la otra en estado fibroso, ó bien combinándolas cuando ambas se ha- llan en estado fibroso. Pueden también trasformarse en masas sólidas, bien por medio de la presión únicamente (es decir, cuando una de las variedades ó ambas se hallen en forma de pulpa), ó bien empleando el algodon-pólvora que se halla en la mezcla como sustancia á propósito para unirlos por el tra- tamiento con los líquidos antes designados, que obran como disolventes, en cuyo caso las mezclas pueden solidificarse con la presión ó sin ella. El inventor hace en su patente las siguientes reservas. 1. ° Reduce al algodon-pólvora á pulpa, y la solidifica por medio de la presión ó sin ella, reduciéndola á hojas, discos, granulos, cilindros ú otras formas sólidas, con mezcla ó sin ella de sustancias glutinosas. 2. ° Combina el algodon-pólvora en estado fibroso con el reducido á pulpa, y endurece esta mezcla en forma de hojas, discos, gránulos, cilindros ú otras formas sólidas con mezcla ó sin ella de sustancias glutinosas. 3. ° Combina el algodon-pólvora soluble ó insoluble, bien cuando ambos se hallen en estado de pulpa ó cuando uno esté en forma de pulpa y otro en estado fibroso, y solidifica estas mezclas en forma de cilindros, hojas, discos, gránulos ú otras formas sólidas, con mezcla ó sin ella de sustancias glutinosas. 4. ° Somete á la acción de los disolventes algodon-pól- vora soluble, bien solo ó con auxilio de la presión, de modo que solidifiquen las mezclas de algodon-pólvora soluble é insoíuble, bien cuando ambos se hallen en estado fibroso. 35 ó cuando uno esté en forma de pulpa y otro en estado fibroso. 5.° Aplica á la superficie del algodon-pólvora solidificado una disolución de la variedad soluble de algodon-pólvora, de goma laca ó de otras gomas ó resinas convenientes. Sería difícil exajerar el valor de este descubrimiento. Al emplearle, el inventor ha llegado á moderar cuanto ha queri- do la violencia de su combustión, y así ha llegado á evitar el principal, si no el único origen del peligro que puede haber en usar este agente para el ejército ó la caza. Sabemos que MM. Prentice y C. de Stowmarkel fabrican algodon-pólvora por medio de los procedimientos de un privi- legio que les pertenece, combinados con los del anterior, y que su producto corresponde á todas las exijencias de los hombres teóricos y prácticos que han tratado de esta sustancia. Con los nuevos privilegios se fabrica de tal manera el algodon- pólvora, que encierra en sí todos los principios de seguridad y sencillez. Al propio tiempo que esta fabricación no exije el auxilio de medios mecánicos, y que puede perfectamente vigi- larse, da la garantía de una gran fuerza de impulsión. Los cariuchos de algodon-pólvora fabricados por los procedimien- tos que hemos dicho, tienen una poderosa fuerza, y sin exa- geración puede decirse que con esceso. No ofrecen peligro; dan una gran penetración con poca tensión contra el canon; no producen humo; tienen una fuerza uniforme; ocasionan poco retroceso y poco ruido, y no engrasan ni estropean el canon. 30 METEOROLOGIA. Resumen de las observaciones meteorológicas hechas en el Real Observatorio de Madrid en el mes de noviembre de 1866. OBSERVACIONES GENERALES. Dia 1.— Despejado y tranquilo, como otros muchos de este mes; de rocío y ligera escarcha. Dia 2.— Parecido al anterior, aunque un poco más ven- toso. Dia 3.— De abundantes y ténues celajes. Dia 4.— Variable, nuboso, algo ventoso y más fresco ó menos templado que los dias precedentes. Del S. 0. y O. pasa el viento al N. y N. E. Dia 5.— Ménos nuboso y más apacible que el anterior. Dia 6.— Casi cubierto, húmedo y tranquilo. Inclínase la veleta hácia el S. E. Dia 7.— De lluvia tranquila, antes de amanecer; lluvioso también, por la mañana; encapotado, húmedo y apacible, por tarde y noche. Dia 8. — Disminuyen las nubes, pero continúa siendo el temporal húmedo, templado y apacible. El viento, muy débil siempre, vuelve á soplar del S. O. y N. O. Dia 9. — De rocío abundantísimo, neblina baja y celajes, al principiar la mañana; despejado por la tarde, y muy nu- boso por la noche. Dia 10. — Disminuye el rocío. Nuboso por mañana y tarde, y despejado y tranquilo por la noche. Dias 11 al 15.— De rocío y neblina baja, por la mañana, todos ellos. Despejados por tarde y noche. Viento muy débil 37 del N. O. en los tres primeros, y del E. en los otros dos, Magnifica aparición de estrellas fugaces en la noche del 13 al 14, ó madrugada del último. Dia 16.— De rocío y alguna escarcha, poco nuboso y va- riable. Dia 17.— Nebuloso hasta cerca de medio dia; despejado y un poco ventoso en adelante. Dias 18, 19 y 20.— Despejados y muy tranquilos. De rocío los dos primeros, y de escarcha además el último. Brisa en algunos momentos del E. y S. E. Dias 21, 22 y 23.— Por la presión, temperatura y calma de la atmósfera, parecidos á los tres anteriores; distintos por el número y la variabilidad de los celajes que empañaron el cielo. Dia 24.— Más despejado que los tres últimos. Dia 25.— Nebuloso y muy húmedo por la mañana; nuboso y variable luego. Dia 26. — Poco nuboso y bastante ventoso, por la mañana. Al ¡principio de la tarde adquiere el mismo carácter de bo- nanza y tranquilidad de los dias precedentes. Días 27, 28 y 29. — De escarcha abundante y consiguientes neblinas matinales. Despejados y tranquilos. Dia 30.— Aumenta la escarcha, y la neblina se resuelve en celajes numerosos. Cúbrese el cielo por completo al cerrar la noche. 1 2 3 i 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 .aci 2.a 3.a BAROMETRO. TERMOMETRO. A. máx. A. mín. Oscilación. T 1 m T. máx. | T. mín. 709,85 705,86 3,99 0 9,1 0 17,3 0 1,8 705,92 704,16 1,76 8,2 15,4 1,0 708,00 705,70 2,30 9,8 17,2 3,8 709,39 707,88 1,51 10,2 13,0 4,8 710,55 708,98 1,57 11,3 16,4 6,0 711,97 710,15 1,82 12,4 16,3 7,3 711,60 710,28 1,32 14,0 18,0 10,3 710,76 709,71 1,05 13,2 19,1 9,4 711,89 709,93 1,46 11,9 18,5 5,2 711,94 710,40 1,54 12,2 18,0 6,8 713,89 712,38 1,51 11,4 18,5 5,9 714,36 712,59 1,77 11,4 20,2 4,3 713,62 711,62 2,00 10,8 20,0 4,7 712,97 711,97 1,00 9,7 17,9 2,8 713,08 709,59 3,49 8,2 16,0 2,4 711,14 709,77 1,37 9,2 16,4 1,2 712,81 710,97 1,84 8,6 16,3 2,3 713,78 711,20 2,18 6,6 14,3 1,3 710,45 706,95 3,50 7,4 15,5 0,2 706,82 705,41 1,41 7,4 15,1 0,5 709,14 707,32 1,82 6,5 13,7 1,4 710,31 709,56 0,75 8,3 13,5 0,8 710,91 709,76 1,15 9,3 16,7 3,4 711,44 710,03 1,41 9,2 16,4 3,4 710,20 709,59 0,61 7,4 12,2 2,3 712,95 708,99 3,96 10,3 16,1 4,9 713,06 710,06 3,00 5,6 12,6 —2,0 710,08 708,51 1,57 6,8 15,4 —1,2 707,54 703,58 3,96 5,8 13,9 —0,6 701,91 099,12 2,79 5,2 10,9 —1,6 711,97 704,16 7,81 11,2 19,1 1,0 714,36 705,41 8,95 9,1 20,2 0,2 713,06 699,12 13,94 7,4 16,7 —2,0 714,36 699,12 15,24 9,2 20,2 -2,0 PSICROMETRO. ATMOHETRO. PLUVIOMETRO. ANEMOMETRO NUBES. FECHAS. Hm T 1 m Evaporación. Lluvia. Dias. Dirección. Durac- 65 5.5 1,6 )) » S.S.O.-N.O. » 1 1 68 5,4 1,8 » » s.s.o. » 0 2 67 6,0 1,5 » » 0. » 3 3 68 6,4 1,8 » » N. » 9 4 69 6,9 1,6 )) » N.E. » 2 5 75 8,1 1,2 » » E.S.E. » 9 6 83 10,0 0,9 3,2 » E.N.E. » 10 7 83 9,5 1,5 » » S.E.-S.O. » 5 8 86 9,0 0,6 » » O.N.O. » 4 9 80 8,4 0,7 » » N.N.O. » 6 10 76 7,6 0,9 » » N.-S.O. » 2 11 73 7,4 0,9 » » N.O. » 0 12 73 7,0 1,2 • » » 0. » 0 13 71 6,3 0,9 » » E.S.E. » 0 14 72 5,5 1,2 » » E. 0 15 73 6,4 1,2 » » E.S.E.-N.O. » 2 16 75 6,1 1,4 » » N.N.E. » 3 17 72 5,2 0,5 » » N.E. » 0 18 67 5,0 1,0 » » E. » 0 19 69 5,2 0,9 » » S.E. » 0 20 76 5,5 1,0 » » E. » 2 21 75 6,2 0,8 » » E.S.E. » 7 22 74 6,5 0,8 » » S. » 3 23 75 6,5 0,9 » » S..S.E. » 1 24 87 6,9 0,2 0,5 » s. » 6 25 59 5,5 1,7 )) » (Variable.) » 1 26 72 4,9 1,5 » » N.E. 1 27 68 4,9 1,6 » » N.E.-O. » 0 28 74 5,1 0,9 » » N.O. » 0 29 77 5,1 0,6 » » N.N.O.-S.O. » 5 30 74 7,5 1,3 3,2 1 51° N.O. 42h 5 i a a 72 6,2 1,0 » )) 59° N.E. 68 1 1 . 0, <•) a 74 5,7 1,0 0,5 1 81° S.E. 40 3 z. 3.a 74 6,5 1,1 3,7 2 51° N.E. 1 112 3 Mes.. CUADRO SEGUNDO, Observaciones barométricas. FECHAS. HORAS. 3 ra 6 9 12 3 t 6 9 n 12 ' 1 >» 709,85 709,72 707,64 706,85 706,30 705,89 705,86 2 705,21 705,92 705,32 704,16 704,51 704,05 705,22 3 » 705,70 706,69 706,66 706,29 706,96 707,99 708,00 4 » 707,99 709,05 708,80 707,88 708,42 709,39 709,39 5 » 709,48 710,39 709,91 708,98 709,33 710,49 710,55 6 » 710,94 711,97 711,44 710,15 710,91 711,42 710,98 7 » 711,29 711,60 710,61 710,28 710,49 710,89 710.78 8 „ 710,33 710,76 710,34 710,66 709,71 710,45 710,57 9 » 710,66 711,39 710,55 709,93 710,19 710,63 710,11 10 » 710,40 711,30 710,65 710,41 711,09 711,57 711,94 11 » 712,38 713,49 713,01 712,51 713,13 713,89 713,77 12 » 713,72 714,36 713,67 712,59 712,71 713,27 713,36 13 » 712,71 713,62 712,60 711,62 711,96 712,22; 712,10 14 » 712,16 712,96 712,49 711,97 712,40 712,97 712,72 15 » 712,27 713,08 712,31 710,91 710,78 710,35 709,59 16 » 709,96 710,37 710,03 709,77 710,39 711,07 711,14 17 » 710,97 712,04 711,79 711,33 711,94 712,79 712,81 18 » 712,87 713,38 712,35 711,31 711,53 711,84 711,20 19 » 710,35 710,45 710,05 707,63 707,34 707,43 706,95 20 » 706,36 706,82 710,00 705,41 705,72 706,57 706,73 21 » 707,32 708,26 707,95 707,46 708,21 708,85 709,14 22 » 709,82 710,18 709,99 709,56 709,90 710,31 710,19 23 » 710,38 710,91 710,57 709,76 710,16 710,60 710,66 24 » 710,87 711,44 710,95 710,07 710,03 710,24 710,20 25 » 709,70 710,16 709,86 709,59 709,75 710,20 709,73 26 » 708,99 709,46 709,60 710,10 711,49 712,30 712,95 27 » 712,50 713,06 711,92 710,59 710,63 710,38 710,06 28 » 709,75 710,08 709,53 708,70 708,87 708,69 708,51 29 » 707,48 707,54 706,30 705,06 704,70 704,48 703,58 30 » 701,85 701,91 700,50 699,68 699,92 699,89 699,12 1.a (1.a 708,88 709,18 709,88 709,19 708,56 708,79 709,28 709,34 9 a 710,72 711,38 712,06 711,33 710,50 710,79 711,24 711,04 3.a 708,27 708,87 709,30 708,72 708,06 708,37 708,59 708,41 Mes. 709,30 709,81 710,41 709,75 709,04 709,32 709,70 709,60 CUADRO TERCERO, Observaciones termomélricas. FECHAS. HORAS. 3 ni 6 9 12 3 t 6 9 n 12 1 » 2,8 7,2 14,8 16,2 11,8 8,8 5,5 2 a 2,4 5,1 13,4 15,1 10,5 8,0 6,6 3 » 4,8 8,2 14,7 15,2 11,4 9,1 8,4 4 » 3,9 9,9 13,2 13,7 11,7 10,8 10,0 5 » 7,4 12,4 14,6 16,4 11,9 10,6 9,4 6 » 8,7 11,6 14,8 16,3 13,8 12,9 12,4 7 » 11,3 12,2 18,0 17,9 14,8 13,9 13,1 8 » 12,7 14,3 16,7 17,3 14,1 11,2 9,4 9 » 7,4 11,2 16,2 17,7 13,6 11,7 8,9 10 » 7,4 11,6 17,3 17,4 13,7 11,8 9,5 11 )) 7,8 10,7 15,8 18,3 13,8 10,9 7,3 12 » 5,0 6,9 16,7 19,8 14,3 11,7 9,3 13 » 6,1 8,8 16,2 19,6 14,1 8,5 6,7 14 » 4,3 6,6 15,2 17,8 13,1 8,9 6,4 15 » 3,9 6,2 12,7 15,8 11,3 6,8 4,7 10 » 1,8 5,1 15,4 15,5 12,3 10,7 7,6 17 » 2,9 4,3 13,2 15,4 11,2 9,5 7,6 18 » 2,2 4,7 11,1 13,4 9,1 6,1 3,7 19 » 0,7 3,7 12,6 15,2 10,1 7,8 5,6 20 » 1,8 3,8 12,7 14,7 10,6 7,4 5,2 21 » 2,3 5,6 10,1 13,5 8,4 6,2 2,8 22 » 1,4 5,6 12,2 12,7 10,3 9,4 9,7 23 » 5,1 7,1 14,0 15,9 12,0 8,5 6,2 24 » 3,4 7,0 13,4 16,0 11,8 9,4 6,6 25 » 3,6 5,1 7,5 9,8 10,8 10,8 7,6 26 » 11,1 13,2 15,4 15,2 8,9 6,8 4,9 27 » 0,4 2,2 9,8 12,4 7,8 5,1 5,0 28 » —0,8 3,3 12,5 14,7 9,8 7,5 4 2 29 » 0,7 3,2 10,1 13,6 8,3 5,6 2A 30 » -0,6 2,6 9,6 10,2 6,0 5,6 6,3 1.a d.a 7,7 7,1 10,4 15,4 16,3 12,7 10,9 9,3 2. 3 5,0 3,6 6,1 14,2 16,6 12,0 8,8 6,4 3.a 4,0 2,7 5,5 11,4 13,4 9,5 7,5 5,6 Mes. 5,5 4,5 7,3 13,6 15,4 11,4 9,1 7,1 'm i 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 .a > 91 80 66 57 70 » 90 90 98 89 81 » 75 66 45 45 61 » 84 83 60 57 74 » 90 84 50 46 63 » 93 81 66 49 73 » 88 83 74 66 76 82 85 78 66 61 70 82 86 82 63 53 62 79 86 81 66 59 72 81 86 81 65 58 68 CUADRO QUINTO. Psicrómetro. — Tensión del vapor. Drrmc HORAS. HlnAí. 3 m 6 9 12 ,3 t 6 9 n 12 1 » 4,6 5,0 6,9 6,3 5,6 5.6 4.9 2 » 4,3 5,1 6,6 6,0 5,8 5,5 5,5 3 » 5,3 6,3 7,3 6,8 5,7 5,7 5,8 4 » 5,5 6,6 7,0 6,8 6,7 6,6 6,4 5 » 5,8 5,8 7,1 8,5 7,6 7,1 7,0 6 » 6,9 8,1 8,4 8,9 8,9 8,3 7,9 7 » 8,9 9,8 11,2 10,4 10,1 10,0 10,0 8 » 9,7 10,3 11,2 10,4 9,5 8,3 8,1 9 » 7,2 8,9 10,8 10,6 9,6 9,0 7,6 10 » 7,2 9,0 10,1 10,2 9,0 7,7 6,6 11 » 6,5 7,9 8,7 9,0 7,8 7,2 7,4 12 » 6,0 6,4 9,0 9,3 7,6 7,8 6,8 13 » 6,1 7,2 9,3 7,2 8,1 6,6 5,7 14 » 5,1 6,2 7,1 7,8 6,4 6,4 6,3 lo » 5,1 6,0 6,1 7,0 5,2 5,4 5,2 16 » 4,6 5,1 7,8 7,9 7,5 7,2 6,2 17 » 5,5 6,0 8,5 7,4 6,2 5,4 5,3 18 » 4,5 5,3 6,6 5,9 5,5 5,1 4,6 19 » 4,0 4,5 6,2 6,6 5,5 5.3 4,6 20 » 4,3 4,7 6,3 6,6 5,7 5,0 5,0 21 » 4,2 5,4 6,5 7,2 6,2 5,5 4,9 22 » 4,5 5,4 7,1 7,4 6,9 6,7 6,6 23 » 5,6 6,5 8,1 7,2 7,4 6,4 5,7 24 » 5,3 6,0 7,5 7,8 7,3 6,8 6,0 23 » 5,3 5,9 7,7 8,1 7,9 7,7 6,8 26 » 7,4 7,5 5,9 5,9 5,1 4,4 4,0 27 » 4,0 4,4 5,5 6,1 5,8 5,1 4,5 28 » 4,0 4,9 5,3 5,8 5,7 5,4 4,6 29 » 4,5 4,7 6,1 5,8 5,9 5,7 4 2 30 » 3,9 4,5 6,3 6,2 5,7 5,6 5,1 1.a d.a 6.4 6,5 7,5 8,7 8,5 7,9 7,4 7,0 2.a 5,3 5,2 5,9 7,6 7,5 6,5 6,1 5,7 3.a 4,7 4,9 5,5 6,6 6,7 6,4 5,9 5,2 Mes. 5,5 5,5 6,3 7,6 6,9 6,5 6,0 CUADRO SEXTO & #o O o s-. «o *C> O «o O s-, <5 en w íOecoeio^M!^ pq U> WrHCOCOMrH^ri Z N Q *< Q •^opoooooao^q© c- r^* r< o o i^> t- O a Z O gOOOOOOPOCO^l'-OS 35 a a ÍÍ5 O C O O i©" z Ed H •<3 a o H C5 fO OO a OO ©Ü Ci o ■< Ctf CíOOOiOOO'-nCi E4 a. T-l rH ^ a Ed H ¡¿ O fiíO^acsíO OOsíCS en ^c^thoxo r- es 05 Ed O^H-rHOOOOO i a PU r- r- r-« r- r- t"« r- r- en O H .w .eá .o .o Z ¡z; . w . c/5 . o > ¿ c/2 c/¿ sz Ed Z O r- r-< ^ oí a (©i ^ o -sj CO CO ©1 ^rH ©1 r-^ CO > a id en pq CIENCIAS NATURALES. BOTANICA. Enumeración de las Criptógamas de España y Portugal; por D. Miguel Colmeiro, Catedrático del Jardín Botánico de Madrid. ( Continuación .) B. chloronotos Brid» Bryol. eur. fase. 18-15, t. 4. Tortula chloronotos Brid. Hah. España en Aragón (Pardo, Loscos) y principalmente en los Pirineos (Brid.) Fr. primav. (n. v.) B. tortuosa Web. et Mohr. Bryum tortuosum. L . Dill. Muse. t. 4&, f. 40. Tortula tortuosa Schrad. Hah. España (Asso, Clem.) sobre la tierra, entre las pie- dras y al pie de los árboles en algunas provincias. Fr. May. (v. s.) Aragón (Asso): monte de Guara (Asso). Prov. Vascongadas (Lge.): Bilbao (Lge.) Valencia (Clem., ’Wk.): Titáguas (Clem.) Var. p brevicaulis Schwagr. Entre la Albufera de Valen cia y el mar (Wk.) B. squarrosa Brid. Bryol. eur. Supp. t. 1. Hab. España en las cercanías de Granada (Lge.) sobre las rocas. Fr (v. s.) 46 B. Northíana Grev. fíarbula cirrhata Br. et Sch. Bryol. eur. fase. 13-15, t. 11. Tortula cirrliata W. Arn. Hab. España en los pinares del Puerto de Santa María (Lge.) Fr. Febr. (n. v.) B. anómala Br. et Sch. Bryol eur. fase. 13-15, t. 29. Hab. España (Lge.) sobre la tierra en las provincias me- ridionales. Fr. Marz. (n. v.) Andalucía (Lge.): Sierra-Morena en las cercanías de Cór- doba (Lge.) B. gracilis Schwagr. Bryol. eur. fase. 13-15, t. 8. Tortula gracilis Hook et Grev. Hab. España en San Juan de Aznalfarache, cerca de Sevi- lla (Lge.) sobre la tierra. Fr. Marz. (n. v.) B. unguiculata Hedw. Bryum unguiculatum L . Bill. Muse. t. 48, f. 47. Tortula unguiculata Lag. Garc. Clem. Anal. Hab. España (Lag., Clem.) en sitios húmedos sobre la tierra y en los muros de muchas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 900-6.900' (Clem.) Fr. Febr. (v. s.) Cataluña (Brid.) Castilla la Nueva (Lag., etc.): Madrid en la casa de Campo (Lag., etc.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Arroyo de Baza, Albuñol , Sierra-Ne- vada en el Camarate y otras partes (Clem.) Baleares (Hern., Camb., Oleo). Var. 8 brachypus C. Müll. Tortula acuminata Brid. Cata- luña en el Monserrat (Brid.) B. conYoluta Hedw. Tortula convoluta Sw. Bryum convolutum Dicks . Mnium setaceum Ehrh. Bryum setaceum Vill. Bill. Muse. t. 48, f. 44. Hab . España en el Monserrat (E. Bout.), Portugal (Vand.) é Islas Baleares (Hern., Camb., Oleo). B. subulata Hedw. Bryum subulatum L. Bill. Muse . /. 45, f. 10. Tortula subulata Hedw. 47 Hab. España (Asso, Xarne) y Portugal (Vand., Brot.) en los campos, caminos, sobre los muros y al pie de los árboles en muchas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 8.000' (Wk.) y más arriba (Clem.) Fr. Febr., Jul. (v. v.) Cataluña (E. Bout.) Monserrat (E. Bout.) Aragón (Asso, Xarne): Orihuela de Albarracin, Tronchon (Asso), Villarluengo (Xarne), Zaragoza (Echeandía). Santander (Salcedo). Castilla la Vieja (Rodr.): San Ildefonso (Rodr.) Castilla la Nueva (Lag., etc.): Madrid, principalmente hácia el Manzanares (Lag., etc.). Casa de Campo, Guadarrama (Clem.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Sierra-Nevada, abajo del Puerto del Rejón, La Sagra, Conil (Clem.), Sierra-Nevada en el barranco de San Juan (Wk.) Portugal (V and., Brot.): Coimbra (Brot.) B. inermis Montagn. B. subuiata y inermis Bryol. eur. fase. 13-15, t. 22. Syntrichia subuiata y inermis Brid. Hab. España en el monte del Castillo cerca de Jerez de la Frontera, y en la Sierra de Alfacar cerca de Granada (Lge.) sobre la tierra. Fr. Marz. (n. v.) B. muralis Hedw. Bryum múrale L. Dill. Muse, t. 45, /. 15. Torlula muralis Hedw. Hab. España (Asso, Xarne, Lag., etc., Lge.) y Portugal (Vand., Brot.) sobre tierras arenosas, los muros, piedras y tejados en todas las provincias. Fr. En. Febr. (v. y.) Cataluña (Pourr., E. Bout.): Monserrat (Pourr., E. Bout.), Gerona (Texid.) Aragón (Asso, Xarne): Villarluengo (Xarne), Zaragoza (Echeandía). Santander (Salcedo). Galicia (L. Alonso): Ferrol (L, Alonso). Castilla la Nueva (P. de Escob., Lag.): Madrid (P. de Escob., Lag.), Ribas (Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) 48 Andalucía (Clera.): Jaén, Conil , Sierra-Nevada , Puerto del Rejón (Clera.), Cádiz (Wk., Colm.) Portugal (Vand., Brot.): Coimbra (D. Bapt.) Baleares: Menorca (Hern., Camb., Oleo). B. cuneifolia Hook et Taylor. Bryum cuneifo - lium Dicks. Dill. Muse. t. 45, f. 15. Tortilla cuneifolia Roth. T. acuminata et T. mutica Brid. Hab. España (Clera., Lge.) en los Pirineos y otras mon- tañas de varias provincias, sobre la tierra, bailándose en las meridionales á la altura de 9.000' (Clera.) Fr. May. Jun. (n. v.) Castilla la Nueva (Lge.): Cuelgamuros sobre el Escorial (Lge-) Andalucía (Clem.): barranco de Trevelez en lo allo(Clem.) B. princeps De Not. B. Mülleri Br. et Sch. Bryol. eur. fase. 13-16, t. 28. Hab. España (W. P. Sch., Lge.) sobre las rocas en las sierras de las provincias centrales y meridionales. Fr. Jun. (n. y.) Castilla la Nueva (Lge.): más arriba del Escorial (Lge.) Andalucía (W. P. Sch.): Sierra-Nevada en Guejar (W, P. Sch.) B. ruralis Hedw. Muscus XI Quer. Bryum rurale L . DHL Muse. t. 45, f. 12. Tortula ruralis Sw. Hab. España (Quer, Asso) y Portugal (Vand., Brot.) en los campos, sobre los árboles, rocas, muros y tejados en todas las provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 5.000-6.000' (Clera., Boiss.) Fr. Febr., Set. (v. v.) Aragón (Asso): San Cosme de Guara (Asso), Zaragoza (Echeand.) Castilla la Vieja (Wk.): San Ildefonso (Wk.) Castilla la Nueva (Lag., etc.): Madrid, en el Retiro y Casa de Campo (Lag., etc.), Ribas (Lag., Colm.), Guadarrama (Clem., Graells), El Paular (Wk.) Andalucía (Lag., Clem.): Jaén (Lag.), La Sagra, Sierra de María '(Clem.), Sierra de Tolox, Sierra-Nevada (Boiss.) Portugal (Vand., Brot.): Coimbra (Brot.) Baleares (Weyl.) 49 Ceratodon. C. purpureas Brid. Mnium purpureum L. Bill. Muse. t. 49, f. 50. Dicranum purpureum, Hedió. Bidymodon purpureas Hook. et Tayl. Hab . España (Cav., Lag., etc.) y Portugal (Brot.) sobre la tierra, los muros y piedras en diversas provincias. Fr. pri- mavera. (v. v.) Aragón (Lag.) Asturias (Pastor).. Castilla la Nueva (Lag., etc.): Madrid, en las inmediacio- nes del Manzanares (Cav., Lag., etc.). Escorial (Graells, Colm.) Andalucía (Clem., Boiss.): Sierra-Nevada (Boiss.) Portugal (Brot.): cercanías de Lisboa (Brot.) Weisia. W. viridula Brid. Bryum viridulum L. Bill. Muse, t. 48, f. 43. Weisia contr oversa Hedió . Hab. España (?) y Portugal (Brot.) sobre la tierra, las rocas y muros, é igualmente en las selvas y praderas de al- gunas provincias. Fr. Jul. (n. v.) Portugal (Brot.): inmediaciones de Coimbra (Brot.) W. compacta Brid. Bryol. eur. fase. 33-36, t. 5. Hab. España en el Puerto de Benasque (Lge.), y en otras partes de los Pirineos. Fr. Ag. (n. v.) W. verticillata Brid. Bryum verticillatum Bicks. Bill. Muse. t. 47, f. 35. B arbula atlántica Brid. Hab. España (Villers, E. Bout.) en las fuentes y sobre las rocas yesosas y calizas de varias provincias. Fr. Abr. (v. s.J Cataluña (Villers, E. Bout.): valle de Aran (Villers), Mon- serrat (E. Bout.) Andalucía (Boiss., Wk.): Sierra-Nevada (Boiss.), acue- ducto que va del Generalife á la Alhambra (Wk.), fuentes abajo de la Alhambra (Lge.) TOMO XVII. 4 50 W. rupestris C. MulL Gymnostomum rupestre Schw . Bryol. eur. fase. 33-36, t. 5, 6. Hab. España en los Borreguiles de la Sierra -Nevada, á la altura de 7.006-8.000r (Boiss.) Fr. verán, (n. v.) W. eurvirostra O. MulL Gymnostomum curviros- trum Hedw. Bryol. eur. fase . 33-36, f. 7, 8. Ilab. España en San Ildefonso? (Herb. Madr.) W. calcarea O. MulL Gymnostomum calcar eum Nees. et Hsch. Bryol. rnr. fase . 33-36, /. 4. Hab. España en la Sierra-Morena cerca de Valdehuerlas (Ige.), sobre las rocas. Fr. Marz. (n. v.) Orthotrichum. O. anomalum Hedw. Bryol. eur. fase. 2-3, t. 3. O. sax atile Brid. Hab, España (Yillers, Clem.) sobre las rocas, muros y tejados en algunas provincias. Fr. May. (v. s.) Cataluña (Yillers): valle de Aran (Yillers). Prov. Vascogadas (Wk.): Peña Gorveya en Vizcaya (Wk.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) O. diaplianum Bchrad. Bryol. eur. fase. 2-3, t. 14. O. ulmicola Lag. Garc. Clem. Anal. Hab. España (Lag., etc.) sobre los troncos de los olmos y álamos. Fr. Febr., May. (v. v.) Aragón (Pardo, Loscos). Castilla la Nueva (Lag., etc.): Madrid (Lag., etc., Colm.), Retiro é inmediaciones del Manzanares (Cut., Amo). Valencia (Lag., etc.) Andalucía (Lge.): monte del Castillo cerca de Jaén (Lge.) O. eupulatum Hoffm. Bryol. eur. fase. 2-3, t. 2. O. urceolatum Schieich. Hab. España (Clem., Boiss.) sobre ¡as piedras, muros, rocas y troncos de los árboles en varias provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 6.000-7.506' (Boiss.) y más abajo (Clem.) Fr. Jun. (n. v.) Castilla la Nueva (Wk., Lge.): Sierra de Guadarrama (Wk., Lge.), El Paular (Wk,.) ol Valencia (Clem.): Tilágiias (Clem.) Andalucía (Clem., Boiss.): Sierra de María (Clem.), Sierra-Nevada en las rocas de Vacares, Sierra de la Nieve (Boiss.) O. patens Bruch. Bryol. eur. fase. 2-3, t. 7. Hab. España en la Sierra-Nevada en Quejar (Lge.) Fr. Abr. (n. v.) O. aíñne Schrad. Bryol. eur. fase. 2-3, t. 7. Bryum affine Brot. DHL Muse. /„ 3o, f. 10? Hab. Portugal en la Serra de Gerez (Link, Brot.) sobre los troncos de los árboles. Fr. Jun. Jul. (v. v.) O. rupestre Schleich. Bryol. eur. fase . 2-3, t. 9. Hab. España (Dur., Boiss.) sobre las rocas en las provin- cias septentrionales y en los montes elevados de las meridio- nales á la altura de G.oOO' (Boiss.) Fr. Jul., Ag. (u. v.) Asturias (Dur.): monte situado al oriente del Naviego (Dur.) Andalucía (Boiss.): Sierra-Nevada en la dehesa de San Gerónimo cerca del Prado de la Yegua (Boiss.) O. striatum Hedw. Bryum striatum L. Bill. Muse, t. oo, f. 8. Grimmia striata Hedw. Hab. España (Asso, Cav.) y Portugal (Vand., Brot.) sobre los troncos, rocas y muros en varias provincias. Fr. Febr., Marz. (v. s.) Cataluña (Villers)* valle de Aran (Villers). Aragón (Asso): T ronchón (Asso). Navarra (Née): Ronces va lies (Née, Cav.) Castilla la Vieja (Cav.): laguna de Cameros, tierra de Soria (Cav.) Castilla la Nueva (Lag., etc.): Sierra de Guadarrama (Lag., etc.), Madrid, Becerril (Lag.), cercanías del Manzana- res (Rodr.) Andalucía ? (Clem.) Portugal (Vana., Brot.) O. Lyellii Hook. et Tayl. Muse. brit. t. 22. Hab. España en la Sierra de la Nieve de Andalucía á la altura dé o. 000-6. 000' (Boiss.) sobre los árboles, Fr. Jul., Ag. (n. v.) 52 O. crispum Hedw. Bryum siriatum 8 L B. cris- pum Hoffm. Brol. DHL Muse. t. 55, f. 11. Hab. España (Villers, Lag., Clem.) y Poríugal (Brot.) so- bre los árboles en varias provincias. Fr. Ag. (v. s.) Cataluña (Villers): valle de Aran (Villers). Aragón (Lag.) Asturias (Lag.): Valgrande (Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Portugal (Brol.) Brachysteleum, B. polyphyllum Hsch. Bryum polyphyllum Dicks. DHL Muse. t. 48, f. 41. Trichostomum polyphyllum Schw . Hab . España (Lge.): sobre los muros y rocas en las pro- vincias septentrionales. Fr. Jul. (n. v.) Galicia (Lge.): Lugo (Lge.) Gumbelia. G. ovalis C. Mull. Grimmia commutata Hüb. Bnyol. eur. fase. 25-28, t. 19. Dicranum durum Lag. Garc. Clem . Anal. Hab. España (Lag., etc.) sobre las rocas en los monles de las provincias centrales y otras. Fr. Marz. (v. s.) Castilla la Vieja (Rodr.): San Ildefonso (Rodr.) Castilla la ¡Sueva (Lag., etc.) : Sierra de Guadarrama, Colmenar Viejo (Lag., etc.), Becerri 1 (Clem.) G. lamellosa C. Mull. Bot. Zeit. 1854. Hab . Pirineos sobre las rocas más arriba del lago Espingo (Lge.) Fr. Ag. (n. v.) G. orbicularis Hmp. Grimmia orbicularis BryoL eur. fase. 25-28, l. 5. Dicranum saxatile Lag. Garc. Clem.? Anal. Hab. España en la Sierra de Guadarrama (Lag., etc.) y en la Sierra de Alfacar de Granada (Lge.) sobre las rocas. Fr. Marz., Abr. (n. v.) 53 G. riparia C. Mull. Cinclidotus riparius W. Arnolt. Brqol. eur. fase. 16, t, 2. Racomitrium riparium fírid. Hab. España (Lag., Clem.) en los arroyos y sus inmedia- ciones en las monlañas de algunas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 9.000' (Wk.) Fr. Ag. (v. s.) Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Andalucía (Clem., Boiss.): antiguo reino de Granada en 1.a parle oriental (Clem., Boiss.), Sierra-Nevada en el Borreguii de San Gerónimo (Wk.) G. fontinaloides C. Mull. Fontinalis minor L. Bill. Muse . /. 32, /'. 2. Hijpnum fontinaloides Mam. Cinclidotus fontinaloides P. de Beauv. Hab. España (Asso, Lag.) y Portugal (Brot.) en los rios pedregosos y en los riachuelos de los montes de diversas provincias. Fr. verán., otoñ. (v. s.) Aragón (Asso): San Cosme de Guara (Asso), Zaragoza (Echeand.) Prov. Vascongadas iLge.) cercanías de Bilbao (Lge.) Portugal (Brot.): Serra de Gerez (Brot.) G. aquatica C. Mull. Hypnum aquaticum Jacq . Flor, austr. t. 290. Hedwigia aquatica Hedw. Gymnostomum fontanum Clem.? Cinclidotus aquaticus Bryol. eur. fase . 16, t. 1. Hab. España en Andalucía cerca de Castril (Clem.) en ¡os riachuelos, y cerca de Yunquera hacia el nacimiento del Rio Grande (Haens., Boiss). Fr. verán, (n. v.) Grimmia. G. apocarpa Hedw. Bryum apocarpon L. Bill. Muse, t. 32, f. i. G. alpicola Sw. Lag. Garc. Clem. Anal, Hab. España (Yillers, Lag., etc.) y Portugal (?) sobre ¡os muros, tejados, rocas y troncos de los árboles en los montes de muchas provincias á la altura de 3.000-7.000' (Clem., Wk.) Fr. Sel. (v. s.) Cataluña QViliers): valle de Aran (Yillers). Aragón (Lag.) 54 Asturias (Lag.): Arvas, Yalgrande (Lag.) Castilla la Vieja (Cav., Wk.): San Ildefonso (Cav.}, Peña- lara (Wk.) Castilla la Nueva (Cav., Lag., ele.): Sierra de Guadar- rama en el Collado mediano (Cav., Lag., ele.), Becerril (Clem.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.): cercanías de Granada en los cerros del Darro, monte Javalco!, Sierra-Nevada (Clem.J G. conforta Eek. G. glacialis Bryol. germ. Schisti- dium conferlum Bryol. eur. fase. 25-28, t. 1. Hab. España en la Sierra de Junquera de Andalucía en la Plazoleta y Peñón de Alcazaba, á la altura de 7.000-8.000' (Wk.) sobre las rocas. Fr. Ab. (n. v.) G. Hoffmanni G. Mull. Gymnostomum pulvinatum Hoffm. Schistidium pulvinatum Brid. Bryol . eur . fase. 25-28, t. 1. Hab. España (Cav., Lag.) sobre las rocas de los montes en las provincias centrales, orientales y meridionales. Fr. pri- mavera (v. s.) Castilla la Vieja (Cav., Lag.): San Ildefonso (Cav., Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Murcia (Cav., Lag.): Hellin (Cav., Lag.) Andalucía (Clem.): Sierra de Gador, Trevelez (Clem.) G. pulvinata Hook. et Tayl. Bryum pulvinatum L . DHL Muse. t. 50, f. 65. Dicranum pulvinatum Schw . Fissidens pulvinatus Hedw. Hab. España (Echeand., E. Bout., Lag., etc.) y Por- tugal (Brot.) sobre los muros y piedras húmedas en muchas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 6.000-7.000r (Boiss.) y más abajo (Clem.) Fr. Marz., Abr. (v. v.) Cataluña (Pourr., E. Bout.): Monserrat (Pourr., E. Bout.) Aragón (Echeand.): Zaragoza (Echeand.), Panticosa y Piri- neos (Wk.) Asturias (Dui\): monte situado ai oriente del Naviego (Dur.) Castilla la Vieja (Wk.): San Ildefonso (Wk.) Castilla la Nueva (Lag., etc.): Madrid y sus cercanías. Ribas, etc. (Lag., etc.), Becerril (Clem.), Escorial, El Paular (Wk.) Y alenda - (Lag., ele.): Bocairent (Lag. etc.), Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Lag.): Jaén (Clem., Lag., Blanco), Lu- brin, Sierra de Baza, monte Javalcol, Sierra de Gador, Sierra-Nevada en el barranco de Trevelez (Clem.), Sierra de Tolox, Sierra de Tejeda (Boiss.) Portugal (Brot.) Vai\ p alpestris Brid. Asturias en el monte situado al orienle del Naviego (Dur.) G. decipiens Lindberg. G. SchuUzii Wils. Hab. España en la Sierra de Guadarrama encima del Es- corial (W. P. Sch., Lge.) y en las cercanías de Granada (W. P. Sch.) sobre las rocas. Fr. May., Jun. (n. v.) G. patens Br. et Sch. Bryol. eur. fase. 25-28, "í. X bis. Trichostomum patens Schw. Hab. España sobre las rocas de los montes de Arvas en Asturias (Lag.) y en los Pirineos. Fr. primav. (y. s.) G. funalis Br. et Sch. Bryol. eur. fase. 25-28, /. 11. Trichostomum fúñale Schw. Hab. España (Boiss., Lge.) sobre las rocas en los montes de algunas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 6.000' (Boiss.) Castilla la Nueva (Lge.): Escorial y Guadarrama (Lge.) Andalucía (Boiss.): Sierra de la Nieve (Boiss.) G. acicularis C. Mull. Bryum acicalare L. Bill. Muse. t. 46, f. 25. Dicranum acicalare Hedw. Trichostomum aciculare Schw. Hab. España (Lag., etc.) en los sitios húmedos y sobre las piedras de los riachuelos en los montes de varias pro- vincias. Fr. Marz., Ag. (v. s.) Asturias (Lag.): Valgrande (Lag.) Galicia (Lge.): La Castellana (Lge.) Castilla la Nueva (Lag., etc.): Sierra de Guadarrama (Lag., etc.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Sí) Andalucía (Olera.): monte Javaleol, Sierra-Nevada (Olera.) G. lanuginosa C. Mull. Bryum hypnoides L. Uill. Muse. t. 47, /*. 32. Trichostomun lanuginosum Hediv. Bryum lanuginosum Brol. Hab. Portugal en la Sena de Gerez (Brot.) sobre la tierra y las rocas húmedas. Fr. verán, (n. v.) G. canescens C. Mull. Bryum hypnoides Schreb. DHL Muse. L 47, f. 27. Trichostomum canescens Hedw . Bryum canescens Brot . ¡lab. España (Villers, Lag.) y Portugal (Brot.) sobre la tierra y las piedras en los montes de varias provincias. Fr. otoñ., priraav. (v. s.) Cataluña (Villers): valle de Aran (Villers), Monserrat (E. Bout.) Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Castilla la Nueva (Lag.): Guadarrama (Lag.) Portugal (Brot.): Serra de Gerez (Brot.) G. heterosticha C. Mull. Bryum heter ostichum Hoffm. B. secundum Gmel. DHL Muse. t. 47, f. 27. A. F. G. Bacomitrium heter ostichum Hedw. Hab. España (Wk., Lge.) y Portugal (Brot.) sobre las ro- cas en los montes de las provincias septentrionales y centra- les. Fr. Jun., Jul. (n. v.) Aragón (Pardo, Loscos). Galicia (Lge.): cercanías de Lugo (Lge.) Castilla la Nueva (Wk., Graells): Sierra de Guadarrama (Wk., Graells.) Portugal (Brot.): Serra de Gerez (Brot.) DIFISCI ACEAS. Diphyscium. D. foliosum Mohr. Bu.vbaumia f oliosa L. DHL Muse, t. 32, f. 13. Phascum monlanum Iíuds. Hab. España (?) y Portugal (Brot.) en sitios sombríos y húmedos de los montes en las provincias septentrionales'. Fr (n. v.) HIPNOIDEAS. Pabronia. P. pusilla Kaddi. Schw. Suppí. t. 99. Grimmia in- conspicua Bertol. Hab. España cerca de Madrid en el Pardo (Reut., Colm.) principalmente sobre los troncos de los árboles. Fr. Marzo (v. v.) Feckera. N. complanata Hub. Hypnum complamtum L . DilL Muse. I. 34, f. 7. Hab. España (Lag., E. Bout.) y Portugal (Link, Brot.) en los troncos de los árboles y arbustos, ó con ménos frecuencia sobre las rocas y muros en las provincias septentrionales. Fr. primav. (v. s.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Aragón (Asso): San Cosme de Guara (Asso). Asturias (Lag.): Valgrande (Lag.) Galicia (Lge.): Pico Sagro (Lge.) Portugal (Link, Brot.) N. pennata Hedw. Fontinalis pennata L. DHL Muse . t. 32, f. 9. Daltonia pennata Arn. Hab. España (Cut., Amo) sobre los troncos de las encinas. Fr. primav. (n. v.) N. crispa Hedw. Hypnum crispum L. DHL Muse, t. 36, f. 12. A. Hab. España (Née, Clem., Lag.) y Portugal (Vand., Brot.) sobre las piedras, tierra y troncos de los árboles en varias provincias. Fr. primav. (n. v.) 58 7 Cataluña (Lag.): Monserrat (Lag.) Prov. Vascongadas (Née, Lge.): Bilbao (Lge.) Navarra (Née): Roncesvalles (Née). Castilla la Vieja (Lge.): Encinillas (Lge.) Valencia (Clem.): Tiláguas (Clero.) Andalucía (Clem.): Córdoba (Clem.) Portugal (Vand., Link): Serra de Gerez (Link, Brot.) Var. p falcata C. Müll. Bilbao (Lge.) N. filiformis C. Mull. Pterogonium cespilosum Engl. bol. t. 2526. Didymodon filiforme Clem.? üab . España en Titáguas de Valencia (Clem.) y en Val- grande de Asturias (Lag.) Fr. primav. (n. v.) N. gracilis C. Mull. Hypnum gracile L. Dill. Muse, t. 41, f. 55. Pteriginandrum gracile Hedw. Hypnum cincinna- tum Brot. Hab. España en el valle de Aran (Villers) y Portugal en Coimbra (Brot.) sobre las rocas y troncos de los árboles. Fr. Febr. (v. s.) N. sciuroides C. Mull. Hypnum sciuroides L. Dill. Muse. t. 41, f. 54. Fissidens sciuroides Hediv. Dicranum sciu- roides Sw. Hab. España (Asso, Xarne) y Portugal (Vand.) sobre los arboles viejos y rocas en algunas provincias. Fr. xMarz. (n. v.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Aragón (Asso): Villarluengo (Xarne). Andalucía (Lge.): cercanías de Córdoba (Lge.) Portugal (Vand.) Var. p morensis C. Müll. Cercanías de Córdoba (Lge.) N. curtipeudula Hedw. Hypnum curtipendulum L. Dill . Muse. t. 48, f. 69. Hab. España (Salcedo, Lag.) y Portugal (Brot.) sobre los troncos de los árboles y ias rocas húmedas en las provincias septentrionales principalmente y en algunas de las meridio- nales. Fr. primav. (v. s.) Aragón (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo, Lag.): inmediaciones del rio de Ca« dagua (Salcedo). 59 Castilla la Nueva (W. P. Sch.) Andalucía (Lge.) Portugal (BroL): Cintra, montes de Gerez (Brot.) Var. |3 hispánica C. Midi. Antilrichia cur ti péndula var. hispánica Schimp . Escorial, Sierra-Morena (W. P. Sch.) Cór- doba (Lge.) N. Smithii C. Mull. Hypnum Smithii Dicks. II. cin- cinnatum Sancti. Leptodon Smithii Mohr. Bryol. eur. fase. 44-45. Hab. España (Lge.) sobre las rocas y los troncos de los árboles en algunas provincias. Fr. primav. (n. v.) Aragón (Pardo, Loscos). Córdoba (Lge.): La Rizafa (Lge.) N. dendroides Brid. Hypnum dendroides L. DHL Muse. t. 40, f. 48. Hab. España en las selvas y praderas húmedas de Ara- gón (Lag.) y Santander (Salcedo). Fr. primav. (v. s.) (Se continuará.) VARIEDADES Negrura de los olivos. Entre las enfermedades que sufren ios olivos se cuenta la negrura, mangla ó tizne, contra la cual no se ha encon- trado hasta ahora remedio dicaz. Mr. Guerin Menevilie ha demostrado, después de una consumada experiencia, que debía atribuirse á la pre- sencia de un honguillo parásito muy próximo al Demalhium monophyllum, el cual aparece casi siempre en el olivo cuando este árbol es” atacado por el kermes ó galinsecto. Tal era el estado de las investigaciones em- prendidas para llegar á combatir la negrura en su principio, cuando Mr. Gornu, habitante de Salón (Bocas del Ródano) , ha hallado el medio, si no de hacer desaparecer la enfermedad, al menos de preservar de ella á los árboles con seguridad, espolvoreando los olivos enfermos con flor de azufre desde el 15 de junio hasta el l.° de julio. Enfermedad de los naranjos. Habiendo ensayado Mr. Rou- baud, con constancia, el azufrar algunos naranjos enfermos por espacio de veinte dias, practicando la operación antes de salir el sol, ha visto que insensiblemente recobraban su verdor. Por consiguiente, dice haber ad- quirido una íntima convicción de que el azufrado, cuyos efectos son tan buenos en la vid, debe también darlos excelentes en el olivo y naranjo. Unicamente conviene observar, que debe practicarse por la mañana y por la tarde: y también es preciso tener en cuenta el momento, es decir, la época en que el insecto ataca al árbol. He hecho adoptar este sis- tema, añade Mr. Roubaud, á varios propietarios inteligentes, y conven- dría que los demás siguiesen su ejemplo. La eryptomeria japónica. Habita este árbol en la China en la isla de Tschousan, y constituye extensos bosques en las montañas del Ja- pon, entre 200 y 400 metros de elevación. Su madera es blanca y compacta y el tronco tiene de 20 á 30 metros de altura y de 1 á 2 metros de diámetro. Las ramas están abiertas y por lo común inclinadas, y las flores, que se desarrollan poco en nuestros climas al principio de la pri- mavera, no tardan en producir piñas ó estróbilos casi esféricos. Las se- millas, que maduran perfectamente en Francia , han facilitado pronta- mente su propagación; y las siembras hechas hasta ahora han producido ya variedades muy curiosas, como son las eryptomeria lobii, nana y dacry- dioides. Preparación del café por el procedimiento de Liebig. Propone Mr. Liebig el método siguiente, como el más á propósito para la preparación del café; método que participa á la vez de infusión y coci- miento. Se toman las proporciones de agua y de café que se acostum- 61 bran á emplear, y que varían según el gusto del consumidor; pero puede calcularse que un vaso lleno de café tostado en que quepan 15 gr. del mismo café en bruto, da dos tazas de café medianamente cargado. Con- viene no moler las semillas hasta el momento de emplearlas, y es pre* ferible el polvo grueso al demasiado fino; importando poco la manera de pulverizar el café. Se añade el agua á las tres cuartas partes del café que se quiere emplear; se hierve la mezcla por espacio de diez minutos, y al cabo de ellos se echa la otra cuarta parte de café, apartándolo inme- diatamente del fuego. En seguida se tapa y se deja en reposo por es- pacio de cinco á seis minutos ; quedando ya el café en disposición de servirse. Si se le quiere quitar la pequeña cantidad de polvo que queda en suspensión, se cuela ó pasa rápidamente el líquido por un lienzo; pero generalmente no hay necesidad de ello. Nota de M. Fremy, de la Academia de Ciencias de París, sobre la organización de las carreras científicas en Francia. En una época en que se van introduciendo modificaciones tan importantes en diversos ramos de la instrucción pública, creo que se me permitirá pre- sentar algunas ideas que interesan igualmente á la ciencia y á ia alta ense- ñanza. Se han organizado en Francia muchas carreras libres, que ofrecen un porvenir regular; al paso que las carreras científicas no presentan á los que las siguen mas que un porvenir incierto. El joven que se deja llevar por su afición á la ciencia, encuentra casi siempre desde el principio dificultades de toda clase: los progresos en su carrera son de los mas lentos. Se citan en efecto sabios que valían mu- cho, y han permanecido hasta los cincuenta años ocupando una modesta plaza de preparadores; y la cooperación útil de la Sociedad de los Ami- gos de las Ciencias, demuestra bastantes veces que el autor de grandes descubrimientos muere dejando á su familia en u,na profunda miseria. Se vacila por consiguiente al emprender una carrera tan difícil, y la ciencia pierde todos los años inteligencias de primer orden. La industria arrebata también á la ciencia Ljos hombres mas distingui- dos, y la haca en el día una especie de concurrencia temible. Con fre- cuencia he visto jóvenes que, apremiados por las necesidades de la vida, abandonan sus trabajos científicos empezados, y corren prematuramente los azares de la industria, sin haber adquirido los conocimientos teóricos que conducen á las aplicaciones útiles. Verdad es que el profesorado ofrece cierto recurso á los sábios; pero las lecciones ó los repasos demasiado frecuentes les roban horas preciosas, que podrían dedicar con mas utilidad á investigaciones orijinales: además, no todos tienen las cualidades especiales que convienen para la ense- ñanza. Para atraer al culto de la ciencia los que de ella se separan, y para producir los grandes descubrimientos industriales, que no son nunca mas que las consecuencias de los trabajos de ciencia pura y abstracta, es ne- cesario constituir una carrera científica regular que sea independiente de los huecos demasiado escasos que deja el profesorado. Con este fin pido la creación de sesenta plazas, que debían darse á las personas que cultivan con mas preferencia las ciencias matemáticas, físicas y naturales. Los sábios que obtengan tales posiciones, deberán hacer adelantar la ciencia por medio desús trabajos, y pertenecerán á tres clases diferentes; los de la tercera clase recibirán una retribución anual de 2000 francos; los de la segunda 4000 francos; los de la primera 6000. La enseñanza elevada, las colecciones, los laboratorios del Museo de historia natural, del Colegio de Francia y de las facultades, tendrán par- ticularmente por objeto formar los alumnos que se destinan á la carrera científica. Las presentaciones de los candidatos para las nuevas plazas de sabios, deben hacerse por los profesores de los establecimientos que acabo de citar, y por el Instituto. Solo la importancia de los trabajos dará derecho á adelantar en la carrera, y para ello principalmente se tendrán en cuenta los informes de la Academia de Ciencias. Las retribuciones anuales y regulares que pido tendrán una gran ven- taja sobre los premios eventuales que se conceden á los sábios, y les ase- guran un adelantamiento progresivo, ofreciendo á la ciencia todos los que un porvenir incierto alejaba de ella. Para que los nuevos funcionarios tengan un estímulo constante, sería quizá necesario nombrarlos temporalmente, imitando así el ejemplo de la Escuela Politécnica, que procede todos los años á la elección de sus repe- tidores, y cada tres á la de sus examinadores de admisión. Para contestar con anticipación á todos los que puedan censurarme por desear aumentar el número de empleos, que ya es muy considerable en Francia, diré que estas nuevas plazas no deben recargar < 1 presupuesto mas que con una suma de 240 000 francos, y que este gasto reportarla, en gloria para el pais y en utilidad para todos, un interés cuya importancia es incalculable. Si con razón se critican las plazas inútiles, se deben tam- bién defender con energía las creaciones que tienen por objeto sostener á los sábios pobres y facilitar sus trabajos. Propongo por consiguiente, como se ve, instituir fuera del profesorado, que no conviene á todos los sábios y que los mas dignos no obtienen siempre, un cierto número de plazas, que se destinarán á aquellos cuyos trabajos científicos ofrezcan un verdadero interés. El Estado forma en escuelas especiales sus soldados, sus ingenieros, sus arquitectos, sus profesores, sus bibliotecarios, sus artistas, etc., ios coloca, y les somete en seguida á regulares ascensos; por consiguiente yo pido que conceda el mismo favor á aquellos cuyos descubrimientos, casi siempre desinteresados, puedan enriquecer el pais y engrandecer el do- minio de la ciencia. Las ideas que acabo de desarrollar se han aplicado en el Museo de his- toria natural. Merced á la ilustrada protección de S. E. el Sr. Ministro de instrucción pública, he fundado hace tres años, con la cooperación de mi ilustrado maestro y colega Mr. Chevreul, un laboratorio, al cual han ve- nido el año pasado mas de cinco jóvenes distinguidos para practicar gra- tuitamente varias manipulaciones químicas, y dedicarse á investigaciones originales, hallándose muchos en disposición de hacer concurso á las nue- vas plazas si llegaran á crearse. Trátase, pues, de extender á todos los ramos de la eieneia una organiza- ción que ya se aplica á la química, y que da excelentes resultados.* Guando en el espacio de algunos meses, los extrangeros, atraídos por nuestra exposición vengan á hablarnos de sus magníficos laboratorios, que 03 como los de Alemania han solido costar muchos millones, podremos decir- les: la Francia tiene una cosa todavía mejor; tiene una admirable institu- ción, cuyo íin es asegurar un porvenir á todos los que siguen con éxito la carrera científica. Dos cartas del Emperador Carlos V á Rabelais sobre la cuadratura del círculo. Con motivo de la publicación de la Historia de las Ciencias matemáticas y físicas entre los belgas, obra de Mr. Que- telet, sábio-y celoso secretario perpétuo de la Academia Real de Ciencias de Bélgica, le ha comunicado Mr. Chasles dos cartas muy curiosas, dirijidas por Carlos Y á Rabelais sobre la cuadratura del círculo. Estas cartas de muestran que el gran Emperador de Alemania tenia un grarr interés por las ciencias matemáticas. La primera tiene la fecha de 10 de setiembre de 1542, y la segunda debió remitirse poco después. Pero dice Mr. Quete- let que la obra de nuestro compatriota Gregorio de San Vicente sobre la cuadratura del círculo, que tenia ya una gran reputación, no apareció sin embargo hasta 1647, y el objeto de estas cartas se refiere á una dificultad que todavía no estaba resuelta, como puede verse por los diversos escri- tos de Christian Huygens, Mersenna, Leotand, etc., que hicieron después la crítica de la obra de Gregorio de San Vicente. Las dos cartas del Emperador Carlos V son las siguientes. «Maese Rabelais, vos, que teneis un ingenio fino y sutil, ¿podréis contes- tarme? Me prometido 1000 escudos al que encuentre la cuadratura del círculo, y ningún matemático ha podido resolver este problema. He creído que vos, que sois ingenioso en todo, podríais satisfacerme, y si así lo ha- céis, recibiréis una gran recompensa. Dios os auxilie en ello. 10 de se- tiembre de 1542. = Carlos. = A Maese Francisco Rabelais, Doctor en todas ciencias y buenas letras.* «Maese Rabelais; mucho me ha sorprendido que aún no me hayais con- testado á la pregunta que os hice relativa á la cuadratura del círculo. ¿Realmente es una cosa imposible de resolver? Pero aunque así sea, os ruego que me deis una contestación cualquiera que fuere, pues no igno- ráis que siempre será bien recibida por mí. La espero por consiguiente por medio del portador de esta, y me daréis mucho placer en ello. A Dios.=Cados.=A Maese Francisco Rabelais.* Al enviar estas dos cartas á Mr. Quetelet, Mr. Chasles dice que efecti- vamente, á los ojos de sus contemporáneos mas célebres de todos los paí- ses, Rabelais era el hombre mas sábio y de más ingenio en todas materias. Se hallaba en correspondencia íntima con Copérnico, Cardan, Tartulia, Nonius, Oroncé Finé, Ramus, J. C. Scaliger, Erasmo, y también Cristóbal Colon en los últimos años de este gran navegante (sin contar con Lutero y Calvino, de los cuales se separó). El hallazgo de documentos antiguos res- pecto á la historia ó las ciencias ofrece siempre un gran interés, y nos feli- citamos de ver seguir á muchos sabios, como MM. Quetelet y Chasles, esta senda tan fecunda en enseñanzas. Coke de escorias. Por espacio de mucho tiempo se han considera- do las escorias de forja como residuos que carecían completamente de utilidad. Unos han tratado de aprovechar en la agricultura los elemenios fertilizadores que en ellas se encuentran contenidos; otros han querido preparar per medio de estas escorias un combustible artificial, el coke es- coria, que solo puede emplearse en los altos hornos sin perjudicar á la cali- 64 dad de la fundición. La sociedad de ingenieros civiles, que se ha apoderado de la cuestión, por medio de M. Minary ha estudiado y discutido las ven- tajas que ofrece el nuevo procedimiento en la fabricación de la fundición, y un informe de Mr. Picard deduce, según los hechos y los experimentos: l.° que la presencia del hierro diseminado en la hulla aumenta la cantidad de carbono fijo ó de coke producido por la carbonización, hecho nuevo que podrá aplicarse con utilidad; 2.° que los silicatos de hierro con un equi- valente ó varios de base, son todos reductibles por el carbón á una tem- peratura inferior á la de su fusión; 3.° que los productos deja reducción de los óxidos de hierro, en vez de componerse exclusivamente de óxido de carbono, se hallan compuestos de una mezcla variable en proporción de este gas con el ácido carbónico, según las condiciones de la reacción y el estado de agregación del carbón; 4.° que según los experimentos de la- boratorio consignados en el trabajo de Mr. Minary y los resultados de los ensayos hechos en grande, debe considerarse que la introducción de la es- coria pulverizada en la hulla que hay que carbonizar para hacer con ella un coke metalífero, es un tratamiento económico y racional. Los experimentos hechos en casa de MM. Petin y Gandet han dado una economía de seis francos por tonelada de fundición, en malas condiciones de experimen- tación. La fabricación del coke escoria se hace del modo siguiente. Se emplean 40 gr. de escoria y 60 de hulla medianamente gruesa, y se calienta todo, con lo cual se obtiene un coke que contiene sílice libre y hierro carbu- rado enteramente dividido en la masa. Este combustible se conduce en el horno como el coke común. No experimenta modificación mas que cuando llega cerca de las toberas, en las cuales el ácido carbónico for- mado le quita carbono para trasformarse en óxido de carbono. Bajo la in- fluencia de la temperatura se completa la carburación, entra en fusión la fundición, y siendo la sílice mas refractaria, pasa en las escorias. Además, con el coke puede hacerse una economía bastante importante, mas de 100 kilogramos de coke para 100 de fundición producida. Además, la fundición obtenida es de mejor calidad. Editor responsable, Bicaudo Kuiz N.° 2.° — REVISTA DE CIENCIAS.— Febrero de 1807. CIENCIAS EXACTAS. GEOMETRIA SUPERIOR. Introducción á la Geometría superior; por el Sr. D. José Echegaray, individuo de la Real Academia de Ciencias . [Continuación.) Núm. 74. Hemos demostrado ya: l.° Queta expresión analítica mas sencilla de la involu- ción es en la que — — es una constante: representándola por m tendremos xx' ~ m. 2.° Que el origen de abscisas en este caso es un punto conjugado con el infinito: y en efecto, si hacemos X = =±z 00 TOMO XVII. O tendremos 66 r _ m __ oc y del mismo modo, si sustituimos Xf = oc tendremos dt o© Este punto recibe el nombre de cmlro ¿fe /a involución . iVz/m. 75. De la ecuación xx' = m se deduce el si-» guíente Teorema . El producto de las distancias del centro de la involución á dos puntos conjugados cualesquiera es constante. En efecto, x y son estas distancias, y su producto es igual á la constante m. Es decir, que si I ( fig . 34) es el centro de la involución, y [a, a ] ; [ b , 6'] ; [c, c'J . pares de puntos conjugados, tendremos 1 a X 1 el = / b X 1 b' = / cX 7 c = / í/X 1 d' = ... = m. iVwm. 76. Esta propiedad es característica de los sistemas en involución: es decir, que siempre que tengamos un sistema de puntos a, 6, c d, b\ d en número par, y forman- do pares ó grupos conjugados a, d ; b, bT; c, c en que los productos de las distancias de un punto fijo 1 á cada dos cor- respondientes sean iguales á una constante m, el sistema esta- rá en involución. En efecto, la traducción analítica de la propiedad prece- dente es. la ecuación xx' = m, que, como hemos visto, expíe- 67 sa la involución de los puntos determinados por las variables x y x . Niím. 77. Discusión de la ecuación xx =m. Dos hipóte- sis podemos hacer respecto á la constante m. Primera hipótesis. m>o. Sea XXi (fig. 35) el eje, é / el centro de la involución. Para el valor, a? = o obtendremos , M X = — = + oo ; O luego el punto / y el X (situado en el infinito) son conjugados entre sí, como ya hemos demostrado. Si x crece positivamente tomando los valores la, Ib, le ..... x tomará los valores también positivos tanto menores cuanto mayores sean los de x . Es decir, que á medida que el punto a se aleja de I ca- minando hacia la derecha, el punto conjugado a' viene desde el infinito aproximándose á L De aquí se deduce ya: 1. ° Que los segmentos a a', bb\ cc formados por cada dos puntos conjugados, están unos comprendidos comple- tamente en los otros. 2. ° Que cada par de puntos conjugados está á la derecha del polo 1. Creciendo x llegará un caso en que el valor de x sea igual al de xt los dos puntos se reunirán en uno solo D , que será un punto doble. El valor ID se obtendrá poniendo x^x' en la ecuación general; y tendremos 68 Si la variable x continúa creciendo, pasará por todos los valores / c\ Ib', la' IX por donde pasó x , y á cada va- lor de estos corresponderán los m 77 = Ic m TV =zlb m la ? m la’Tx O. / Esto comprueba la correspondencia recíproca de los puntos a, a ; b , b' ; c, c ; etc. En resúmen: si imaginamos que parten dos móviles, uno de 1 caminando hacia la derecha, otro del infinito caminando hácia la izquierda, y determinando siempre posiciones conju- gadas, ambos móviles se aproximarán constantemente, llegarán á confundirse en D, en cuyo punto se cruzarán, siguiendo el que viene del infinito hasta 1, y el que partió de 1 hasta el in- finito. Si hacemos variar x desde cero hasta — o© obtendremos del mismo modo que á la derecha del centro 1: l.° Pares de puntos conjugados 1 , — oc ; a { , a i ; b{ , b { ; Ci , c i 2.° Z), sera otro punto doble, determinado por el valor 1 Dt =. — v/ m. B.° A medida que x determine c'i , , a', a?' obten- drá los valores correspondientes á c{, bu Vemos pues que la involución es idéntica á un lado y otro del centro /, es decir, que 1 es un verdadero centro de figura. Segunda hipótesis . mo) los móviles corrían uno al en- cuentro del otro; en este caso (m.o, puesto que en dicha hipótesis cada par de puntos con- jugados están á un mismo lado del centro. Finalmente, si hacemos x — x, tendremos x — \¡ — n 2 valor imaginario. 70 No hay pues puntos dobles. Núm . 78. Resulta de lo expuesto en el numero anterior, que los sistemas en involución, que consideramos, solo pueden afectar una de las dos formas que indican las figs. 3o y 36. Núm. 79. Ejemplos. Presentaremos, para aclarar lo que precede, dos ejemplos de sistemas en involución, correspon- dientes á cada una de las dos formas de dichos sistemas geométricos. Primer ejemplo. Consideremos una série de circuios en número indeterminado, aABa\ bABb\ cABc (fg. 37), que pasen por dos puntos fijos A, B; y cortemos este sistema por una recta XX Es fácil probar: 1. ° Que los puntos a, a; b,b c, c constituyen un sistema en involución. 2. ° Que cada dos puntos conjugados resultan de la inter- sección de un mismo círculo con la recta XX. 3. d Que prolongando la cuerda AB hasta que corte á XX, el punto de intersección 1 será el centro de la involución. 4. ° Que trazando dos círculos ABD , ABDX que pasen por los puntos fijos A, B, y sean tangentes á la secante XX, los puntos de contacto D y Du serán los puntos dobles. En efecto, por una propiedad de geometría se sabe que, laXla' ^IAXÍB; IbX Ib' = 1 A X 1 B ; IcX 1c -fAx IB ; luego laxld — lbxlb'^lcxlc = —IAxJB= constante. Lo cual prueba {Núm. 74) que el sistema a, b, c c\b\d está en involución; que a, a’; b,b'; c, c son pares de puntos conjugados; y finalmente, que / es el centro de la involución. Cuando el círculo variable llegue á una de las dos posi- ciones ABD, AB D{, los puntos conjugados se habrán reu- 71 nido en uno solo, D ó D{, y serán por lo tanto los puntos dobles del sistema. Esta involución es la espresada por la fig. Í35, y corres- ponde al caso m> o. Segundo ejemplo. Imaginemos una série de circunferen- cias A a Ba , AbBb', AcBc, AdBd' pasando por dos puntos A, B, y sea XX la línea de los centros. Puesto que la ordenada de una circunferencia es media proporcional entre los dos segmentos del diámetro, resultará IA' = IaXla; I A* = lbXlb'; IA2 = IcXfc de donde laxla' = lbxlb'-=lcxlc'= ..... i A2 = constante. De aquí se deduce que los puntos d, c, b, a — d' , c\ b' , a forman un sistema en involución del género de la fig. 36, y que / es el centro de dicha involución. Núm. 80. Si observamos que los ángulos a A a', b Ab\ cAc son rectos, podremos deducir que cuando un ángulo recto gira alrededor de su vértice, sus lados cortan á una recta fija en puntos que forman una involución . Núm. 81. Observación importante. Como en los dos ejemplos anteriores el producto I A X IB (fig. 37) y el cuadrado /A2 (fig. 38) pueden tomar valores arbitrarios, se deduce: 1 . Que toda involución de la primera clase (m>o) puede resultar de una figura análoga á la fig. 37; ó dicho de otro modo, que dada cualquier involución de este género, siempre podrán trazarse una série de círculos tales, que cortados con- venientemente den dicha involución. Basta para ello, — si los puntos A y B están dados, — tomar un punto I tal que IAxIB sea igual á m, y por dicho punto 1 trazar la secante. 2. ° Del mismo modo, toda involución de la segunda clase (meo) puede ser el resultado de una figura análoga á la 38. Será suficiente para ello lomar /A = 75 = N/n2 v 72 y hacer pasar por los puntos A y B una série de circunfe- rencias. Núm. 82. La relación xx — m muestra claramente, — como hemos dicho ya varias veces, — la reciprocidad de los puntos conjugados. Til Si damos á x el valor a , el correspondiente de x será — ; a y recíprocamente, al valor — de x corresponde —= a para a m a x : podemos pues formar el siguiente cuadro. Primero. Segundo. Valores de x. a m a Valores correspondientes de x . ...... . m a a Los puntos que corresponden á estas abscisas van pues unidos por pares recíprocos: luego cuando un sistema de pun- tos dobles situado sobre una recta sea tal, que á cada punto a del primer sistema corresponde otro a ' en el segundo, y á este último como punto del primer sistema, corresponde a como formando parte del segundo; si además la relación que liga las abscisas es algebráica, podrá decirse desde luego que el sistema de puntos está en involución. Propiedad im- portante, que á veces permite demostrar á priori la involución de un sistema. Núm. 83. Hemos dicho anteriormente, que un sistema en involución puede considerarse como el resultado de superponer dos sistemas homográficos; pero es aún fácil demostrar que, recíprocamente, dados dos sistemas homográficos y continuos, 73 cualesquiera que estos sean, podrán siempre superponerse en una recta, de tal modo que resulte un sistema en involución. Sean a , b, c y a , b\ c (fig. 39), dos sistemas homográficos distribuidos sobre las rectas XX, Xf X'. Elija- mos en cada recta un origen de coordenadas, y refiramos á dichos dos orígenes, por medio de abscisas, todos los puntos de ambos sistemas: supongamos que x y x representan las abscisas de uno y otro. Es evidente que si superponemos las rectas XX, X' Xr de modo que coincidan los puntos O y 0\ las abscisas x y x sa- tisfarán á la relación general A -j- Ex + Cx + Dí xx = o ; pero si en vez de los dos orígenes anteriores tomamos otros distintos, y efectuamos una nueva superposición, las nuevas abscisas satisfarán á cierta ecuación A' -f- B' x- f- C’ x D' xx' = o, de la misma forma que la anterior (puesto que aún los sis- temas serán homográficos), pero cuyos coeficientes serán dis- tintos de aquellos. Resulta de aquí que la posición de los orígenes determina: 1. ° La posición relativa de los sistemas, es decir, la forma particular del sistema homográfico resultante. 2. ° El valor de los coeficientes. T ocurre preguntar ¿podrémos escojer O y 0\ de tal modo que al superponer ambos sistemas XX, Xr X\ el sistema final resulte en involución? Evidentemente será esto posible, si hay modo de hacer que los coeficientes B y C sean nulos al mismo tiempo, ó mas en general que sean iguales; porque en la primera de estas hipó- tesis resultará A + D x x = o, ó bien x x = 74 y en la segunda r ; A + B (x + x) -J- l) x x — o, y ambas ecuaciones espresan la involución ( Núms . 08 y 70). Resolvamos el problema de las dos maneras. 1.a Partamos de dos orígenes cualesquiera O y Of ( fig . 39), y cambiemos uno y otro, el primero sobre la recta XX, el segundo sobre la Xr X: sean aya' las dos constantes inde- terminadas que espresan las abscisas de los nuevos orígenes Oí, O' i i y xlf x\ las nuevas abscisas generales. Tendremos x = a -|- Xi , x — a' -(- x i , y sustituyendo en A + B x C x Dx x' = o , obtendremos entre y a?\ la relación general A + a i Z? + a' I (7 + a a' -f- a?, I -f- x\ I -f- ^ Xi + *x\ + Xi X i D = o; ú ordenando A + B xt+ C -f“ Z? a +a /) -\- ol D C a + ZW +■ Z)a?! x\ = o. Ahora bien, puesto que aya son indeterminadas, pode- mos sujetarlas á las condiciones B -f- a' D = o ; C 4* a Z> — o ; de donde 75 L ___ÍL a “ D ’ a “ D y ambos valores serán finitos, á menos que l) no sea igual á cero. Esceptuando este caso, la ecuación queda reducida á la forma M + O x i = o, representando por M la constante A -f- B a C 'a ' -j- /) a a ' = A — . De aquí se deduce que superponiendo ambos sistemas ho- laográficos de modo que coincidan los nuevos orígenes, ten- dremos un sistema en involución, puesto que la forma M es la propia y característica de tales sistemas. 2.* Podríamos también demostrar este teorema trasladando uno de los dos orígenes, — O por ejemplo, — de Eianera que los coeficientes de x y x' fuesen iguales. Sustituyendo á este fin x = xl-\-a en la ecuación gene- ral, tendremos A -p- B (xi + a) -{- 6 xr -j- D ( Xi -j- ¿c) x — - o, ú ordenando A -j- B Xi + C + Ba + D a x + D x{ x = o Fácil es ahora determinar a de modo que se tenga B = C+ Da; 76 y el valor B — C D indicará cuál debe ser el punto O* de la recta XX que debe coincidir con O ' para que el sistema resultante esté en invo- lución. La diferencia entre este método y el precedente estriba únicamente en que, en el primero, según indican los valores de aya' ( Núm . 69), el origen común es el centro de ia in- volución, y en este es un punto arbitrario. Núm. 84. Hemos exceptuado el caso particular D = o; pero debe observarse que esta hipótesis no tiene importancia alguna para nuestro objeto, pues corresponde á un caso sen- cillísimo, estudiado ya en la geometría elemental. En efecto, si D=o tendremos A + Bx + Cxr = o; y «determinando un nuevo origen 0{ sobre la recta XX , de suerte que en la ecuación A + B {xy + a) -j- Cx' — o, ó bien en esta otra AJrBa-\-Bxy-\-Cx=o, desaparezca el término A-\-Ba, — para lo cual bastará es- cribir A_ B ' 77 la ecuación general tomará la forma B Xi -j- C x o, de donde ®i C — r — — — rr— = constante. x D Es decir, que ambos sistemas constituyen dos figuras seme- jantes, en que el origen O ' y el nuevo origen 0{ son puntos C homólogos, y la relación de semejanza Es evidente por lo demás, que siempre podrá determinarse A un punto Oí que sea homólogo de 0\ puesto que — no puede ser infinita á menos que no se tenga B = o, en cuya hipótesis desaparece x de la ecuación AA'Bx + Cx =o, y no existe el doble sistema de puntos. Observación . En la hipótesis I) = o, las abscisas B_ D D \ de los puntos /, f de ambos sistemas, conjugados dichos pun- tos con el infinito, son infinitas; luego dos sistemas semejantes , es decir, dos sistemas de puntos que dividen proporcionalmen- te á dos rectas dadas, son sistemas homográficos particulares, en los que los puntos situados en el infinito son conjugados. En resúmen» 1. ° En la involución, 1 y T coinciden. 2. ° En las figuras semejantes, / y /' están en el infinito. Núm. 85. Teorema. Dado un segmento a a ( fig . 40), si lo dividimos armónicamente por los puntos c, c' ; d, df; .... la 78 serie de dichos puntos, finita ó infinita, continua ó disconti- nua, formará un sistema en involución del primer género (m>o), los extremos aya' del segmento serán los puntos dobles, y el punto medio o el centro de involución* Dern. Consideremos los cuatro puntos a, a , c, c\ — y en tiéndase que cuanto digamos de este grupo, podemos repetirlo de otro cualquiera a, a , d, d ; a, a , e, e' ; a, a , f, f ; Puesto que dichos puntos forman un sistema armónico, tendremos a c . ac' _ j de d c y tomando el centro o como origen , y expresando las dis- tancias ac, de, ac ; de en función de las abscisas a, a, c, c de los cuatro puntos, resultará 4 , , . c — a 1 ; o bien r c — a advirtiendo que las abscisas a, d, c, c\ llevan implícitamente el signo que les corresponde: así, por ejemplo, a es negativa* De aquí se deduce ce — d c— a c -\-ad = ac — cc — ad-\-d c. ó bien 2 c c = — 2 a a + a c -f- d c 4- a c' -j- d c; pero a — — a 7 luego ce = a2: 79 y como demostraríamos análogamente, d d' = a2; ee = a2; f (' — a2 tendremos en general, para las abscisas a?, de los puntos que dividen al segmento a a armónicamente, la relación xx — a2. El sistema pues está en involución, y a , a son los puntos dobles. Núm. 86. Reciprocamente . Dado un sistema en involu- ción (primer género, m>o), los puntos dobles y cada par de puntos conjugados forman un sistema armónico. En efecto, sean / ( fiy . 41) el centro de involución, D, D' los dos puntos dobles, y a, a' dos puntos conjugados; tendre- mos, I D2 =/ a x / a’; ó bien ID = la la ID' de donde se deduce lD-\- 1 a / a + I D la — 1 D~ í D — la y como //) = //)' ó finalmente ID’+Ia la'+ID' la — ID l D — laf ’ a U a Df aD a D que es precisamente lo que nos proponíamos demostrar 80 Núm. 81. Dedúcese del teorema anterior, que definida una involución por el centro y sus puntos dobles, todo par de puntos que forme con aquellos un sistema armónico, pertenece á la involución. En efecto, de la ecuación a V a D' aD a D se puede, retrocediendo paso á paso en los cálculos preceden- tes, llegar á la primera ecuación 1 D* =1 aX Ja . X. — Problemas sobre la involución. Núm. 88. Problema I. Dada una involución por dos pa- res de puntos conjugados, determinar el centro. Resolución. Primer caso. Sean la, a'] y [ó, b'] ( fig . 42) los dos pares de puntos conjugados, y supongamos que un seg- mento [a, a] envuelve al otro [6, 6']: es claro que en este supuesto, la involución será del primer género. Para resolver el problema efectuaremos las siguientes construcciones. Primero. Tracemos dos circunferencias a A Ar a , bAA’b' que pasen respectivamente por los puntos a, a, b, b': sean A, A' sus puntos de intersección. Segundo. Tracemos la secante A A' hasta que corte á la recta XX: el punto de intersección I será el centro. En efecto, por la propiedad conocida de las secantes, ten- dremos I axla' = I Ax l A', y además lbxlb' =1 AXIA' luego 81 la x / a1 = 1 b X Ib'. Segundo caso. Que los segmentos aa, bbr (fig. 42 bis) no lengan ninguna parle comuu, en cuya hipótesis aún la involu- ción será del primer género. La construcción en este caso es idéntica á la del anterior, y está indicada en la fig. 42 bis. Este caso solo difiere del primero, en que allí los cuatro puntos estaban á un mismo lado del centro, y en este último, cada par se halla á distinto lado. Tercer caso. Si los segmentos aa, bbr que determinan cada par de puntos conjugados, en parte se superponen y en parte no (fig. 43), la involución corresponderá al segundo gé- nero (m < o), y la construcción para determinar el centro será la siguiente. Tracemos sobre a a1 y bb 1 como diámetros dos semicircun- ferencias aAa, bAb', y desde A, punto en que se cortan, ba- jemos A I perpendicular sobre XX: el punto / será el polo ó centro de involución. En efecto AP — alXal, y A/2 — blXoI, luego a 1 xa' I==b I Xb' I . De suerte que el punto 1 satisfará á la propiedad carac- terística del centro de involución. Núm. 89. Problema II. Definida una involución, ya por dos pares de puntos, ya por el centro y un par de puntos con- jugados, hallar otro par cualquiera de puntos también conju- gados. Resolución. Primer caso. (m> o) ( figs . 42 ij 42 bis). Tra- zando una circunferencia arbitraria cAArc, que pase por los puntos A, A1 , los de intersección c, c con la recta XX serán puntos conjugados. En efecto, tendremos evidentemente TOMO XVII. Icxl c=/Ax/A: 6 82 pero I A X I A1 = IciXla , luego leX le — I aX I d ■ Segundo caso. (m o m< o del (Núm. 77) (1). En el primero los ángulos AOA r, B O B\ etc., ó son completa- (1) Entiéndase siempre, que en estas Nociones de Geometría superior nos limitamos á exponer la parte mas elemental de la ciencia. 84 mente exteriores, ó están anos contenidos en ios oíros. En el segundo, en parte se superponen y en parte rebosan. 6.° Cuando el sistema de puntos situado sobre ia recta XX tiene puntos dobles , el haz correspondiente presenta rectas do- bles, que son las que pasan por dichos puntos dobles. 7. 8 Si se corta un haz en involución por una recta, resul- tará evidentemente un sistema de puntos en involución. 8.° La ecuación (2) del Núm. 57, que expresa la homo- grafía de dos haces, expresará la involución si suponemos N — P; tendremos pues M + N ( tg a + tg a) 4" Q 19 a 19 a- = o para condición analítica de la involución. Y en efecto, tga. y tg a entran simétricamente en la fórmula, por lo tanto pueden cambiarse una por otra. Núm. 93. Esta última relación puede simplificarse, eli- giendo de cierto modo la recta á que se refieren los ángulos. En efecto, representando por / el ángulo de la nueva recta, á partir de la cual se cuentan las variables a, ai, con la ante- rior, y por a*, a\, dichos nuevos ángulos variables, tendremos a.=l-\-a.{, al = /-¡- cl\; y sustituyendo en la ecuación del número precedente M+N[tg (l + oQ + tgil+a'jJ + Qtg(l+ at) tg (/ + a\) = 0; desarrollando ,, , v ¡“ tgl+iga i tgl+tga?, 1 tgl + tga i lgl + tg*\ __ " 1 — tgltg a4 ’ 1 — tg ltga\ °’ y ordenando [1/ + 2 Ntgl+Qtgr¿l] + [—Mtgl+ N—Ntg2l+ Qtgl] X [tgai-\-tga.\] -f- [4/ tg2l — 2/V////+ Q] lg == o. 85 Ahora bien, en el coeficiente de tg a, i entra la inde- terminada /; luego sujetando dicha indeterminada á la con- dición -Ntg'l + (Q-M)tgl+N=ot obtendremos una recta tal que refiriendo á ella los ángulos, la expresión analítica de la involución será de la forma [M-\-(iiytgl-\-Qtg'1 l]-\-[MtgH— %N tgl-jrQ]lg*ltgaL\z=o. (lr) ó representando por Mf y Q ' los coeficientes M' + Q ' tg di tg oli = o. (1) Esta expresión es análoga á la de la involución rectilínea referida al centro. Niim. 94. La ecuación de condición tgH- l\ Mtg 2 l’ -ZNtgl' + Q’ y si la referimos al segundo, definido por resultará _31+ZNtgl" + Qtg2 1" ‘ ~ MtgH" — ZNtgT+Q Mih+iN^+Q M tg* l* — 2 N tg l’ + (?__ 1 — 31 + 2 Ntg T + QtgH'~ A ' De aquí se deduce, que la involución de un haz está expre- sada por una de las ecuaciones 1 tg a tg ol' — A, Ó tg a tg a ±= — según que se refiera á uno ú otro eje central: varían pues las constantes que son recíprocas, pero subsiste el género de la 81 involución, pueslo que el signo de A es el mismo que el Núm. 96. La condición general tg a tg a' = constante para la involución de un haz puede deducirse inmediatamente. Imaginemos sobre una recta XX ( fig . 45) un sistema de puntos a, a ; b, b'; c, c en involución, que para fijar las ideas supondremos es de primer género (m > o). Por el centro 1 levantemos una perpendicular á II de longitud arbitraria 10, y unamos el punto O á los a, b, c a\ b’, c'..... por medio de rectas; el haz O ABC A’ B' C será, según la definición del Núm. 91, un haz en invo- lución. Ahora bien, la ecuación de la involución la, b, c.. .. a', b\ c ] es xx — m, representando por x y x las abscisas de los puntos a, b, c...., a , b\ c....; pero si representamos en general por a y a los ángulos variables Y O A, Y O A’, tendremos evidentemente / a— 0 1 tg a; / a' = O I tg a ; ó bien X — Oltg a; x = 0 I tg a ; ecuaciones que se verificarán, no solo en cuanto á los valores numéricos de las cantidades que contienen, sino en cuanto á los signos también, siempre que contemos los ángulos positi- vos en el sentido de la flecha, puesto que al mismo tiempo cambiarán de signo a y x, a y x . Sustituyendo los valores de x y x’ en la ecuación xx = m, tendremos m O Y tg oitg ol —m, ó bien tg a tg a' = = constante. 88 Observación. A igual resultado llegaríamos en la fig. 45 bis , con la única diferencia de que el signo para la constante sería negativo. Núm. 97. En la involución de primer género (fig. 45), las rectas están simétricamente distribuidas á un lado y otro de la recta O I: es decir, que al par de rectas conjugadas Oa , Oa situadas á la derecha del eje OI, corresponde otro par de rectas Oc, Oc conjugadas también, y formando con 01 ángu- los iguales á los que forman las primeras. En resumen, O 1 es un eje de figura del haz. En la involución de segundo género (fig. 45 bis), al par de rectas conjugadas O a, Oa, situadas á distinto lado de 01, corresponde otro par O c, Oc, simétricamente colocado por relación al primero; es decir, que OI es también un eje de figura. En la involución del primer género , cada dos rectas conju- gadas están de un laclo del eje; en la del segundo, siempre de distinto lado. Todas estas proposiciones se demuestran con suma facili- dad por la ecuación tg a tg a' == constante. Núm. 98. Si por el punto O trazamos la recta O/, per- pendicular sobre O I, y además medimos los ángulos en el sentido de la flecha f tendremos: tgh Oct = — tg IOc tg a tg lx Oc' i = — 1 ig 10 c 1 ty * ’ y sustituyendo por tang a y tang ar sus valores en resultará, tg a tg a = m, 1 1 X tg I{ O ci tg 74 O c\ m ; tg /, X tg /4 Oc\ m de donde 89 pero las rectas Oc y Oc son arbitrarias, de suerte que los ángulos h Ocl é It Oc\ son dos ángulos variables, que fijan la posición de un par de rectas conjugadas: representándolos por p y tendremos luego la Oh es otro eje central de involución. Vemos aquí comprobadas las consecuencias á que llega- mos en los Núms. 94 y 65, á saber: 1. ° En lodo haz en involución existen dos ejes centrales perpendiculares entre sí: contando los ángulos desde dichos ejes, la condición analítica es de la forma tg a tg a = cons- tante . 2. ° Las dos constantes son inversas, pero la involución es del mismo género, ya se considere uno u otro eje. Núm. 99. Ocurre sin embargo una duda respecto á la generalidad de las conclusiones á que hemos llegado. En efecto, hemos supuesto que el punto O ( figs . 45 y 45 bis) se halla sobre una recta 10 perpendicular á la X Xx y ocurre preguntar: ¿se verificará, para el caso en que la recta 01 sea oblicua respecto á la XX, lo que se verifica en la hipótesis anterior de perpendicularidad? (Se continuará .) CIENCIAS FISICAS. QUIMICA. Acción del ácido permangánico sobre diversas sustancias ; por D. Manuel Saenz Diez, Catedrático de Química de la Fa- cultad de Ciencias de la Universidad Central. Teniendo conocimiento (1) de los nuevos experimentos hechos por Mr. Sophronius, relativos á la acción que tiene el ácido permangánico libre sobre algunas sustancias, hemos re- pelido estas experiencias para conocerlas prácticamente, ha- ciéndolas extensivas á otras, tanto de origen orgánico como mineral, ya reductoras ó de difícil reducción. En estas reacciones se supone como causa la poca estabi- lidad del ácido permangánico cuando está libre, pudiéndose descomponer lentamente á la temperatura ordinaria, separán- dose oxígeno al estado de ozono, el que en presencia de cuer- pos reductores se combina con ellos, presentando lodos los fe- nómenos de las combinaciones enérjicas. Para hacer esta clase de experiencias se recomienda poner en una cápsula de porcelana 4 gramos de permanganato po- tásico, y añadir 6 gramos de ácido sulfúrico de 1,85 de den- sidad, hacer la mezcla lo mas íntima posible por medio de un (l) Revista de los progresos de las Ciencias, t. 16, núm. 9. 91 agitador, vertiendo después su contenido sobre la sustancia que se desea estudiar. Los compuestos que Mr. Sophronius ha sometido á examen han sido varios. Uno de estos, la trementina rectificada, colo- cada en copa de vidrio, cuando se añade la mezcla produce una fuerte explosión, rompiéndose generalmente la vasija, pol- lo que el autor la coloca en un cilindro de zinc de los de la pila de Bunsen. El alcohol metílico en las mismas circunstancias detona con mas fuerza, bastando para esto algunos gramos de sus- tancia. Si sobre esencia de clavo se vierte la mezcla, se observa ebullición y después llama, desprendiéndose copos pardos de sesquióxido de manganeso, que se elevan y caen al poco tiem- po en forma de filamentos. El papel, lienzo, algodón, madera y pólvora se inflaman en presencia de esta mezcla. El licopodio solo, ó bien mezclado con azufre, al ponerle con la mezcla desarrolla una llama tan viva que no puede soportar la vista. La cera decrepita: la naftalina arde con facilidad; el ja- bón raspado produce llama; las esencias, el alcohol y el sul- furo de carbono dan llamas diversas. Por último, poniendo en diferentes copas algunas golas de esencias, é introduciendo un agitador impregnado de una de ellas en la mezcla, para después hacerlo sucesivamentex en cada copa, se ve que todas arden, produciendo llamas de va - riados colores. Mr. Regnault, testigo ocular de estas experiencias y quien las da á conocer, cree que estos hechos deben causar sor- presa, y que con el tiempo se multiplicarán. En vista de lo que antecede hemos repetido estos experi- mentos y hecho extensivos á otras sustancias, lo que nos atre- vemos á publicar, no por el valor que en sí tengan al presente estas observaciones; sino para llamar la atención acerca de los inconvenientes que presenta esta clase de experiencias, y evi- tar que personas poco acostumbradas al manejo de estas sus- tancias, lo efectúen sin tener en cuenta los resultados. 92 Hemos empezado por hacer la mezcla en las proporciones dichas, si bien empleando ácido sulfúrico del comercio, que pesado separadamente se añadió al permanganato potásico colocado en cápsula de porcelana, notándose elevación de temperatura, formación de vapores violados debidos al ácido permangánico, adquiriendo la masa un color verde de cama- león, espesándose en términos que se hace muy difícil la tras- vasacion; solo por agitación adquiere algo mas fluidez, pero abandonada se solidifica de nuevo, por lo que hay que agitar bastante antes de verterla, y aun así queda gran parte en la vasija. Hecha la mezcla, se ha vertido en una copa que estaba colocada en la estremidad de un palo de 1 metro de longitud. Por separado se han puesto en otra unos 3 gramos de esencia de trementina del comercio , y se ha colocado dentro de un fuerte aro de hierro de la misma altura. Vertiendo después la mezcla sobre la esencia se notó una fuerte explosión, mayor que la de un fusil, mucha llama y pocos humos, habiendo desaparecido la copa, encontrándola hecha pequeños fragmentos, incluso la parte maciza del pié, proyectando algunos pedazos hasta el techo de la habitación; lo que desde luego nos indicó que debe operarse con precau- ción y efectuarlo desde distancia, siendo por lo tanto muy ex- puesto hacerlo con la cápsula como recomienda el autor. Hecha nueva mezcla y operando lo mismo, se ha notado también la detonación é inflamación del alcohol metílico. El licopodio, mezclado con su volumen de azufre en polvo, ha producido una llama de gran poder iluminante, que perma- nece por bastante tiempo; pero poca detonación. El jabón se ha inflamado con facilidad, produciendo bas- tante llama. El papel ó lienzo con que se limpian los agitadores arde con facilidad; las partículas que se proyectan sobre madera ó estera, en seguida producen chasquidos y después llama, por lo que hay que tener cuidado para sofocarla al momento. Los tejidos de seda arden fácilmente. Observando la dificultad que ofrece verter un líquido de tanta consistencia perdiendo gran parte en cada operación, 93 hemos ensayado y obtenido los mismos resultados poniendo 7 gramos de ácido sulfúrico quedando la masa mas fluida, re- pitiéndolo así para los demás experimentos. El sulfuro de carbono se inflama sin detonación, dejando una cantidad considerable de azufre. E! alcanfor groseramente pulverizado, por no adicionar alcohol, hace explosión, produciendo llama muy iluminante hasta la total extinción de la masa. La piroxilina se inflama con solo aproximar una varilla con un poco de mezcla. Estos hechos nos han conducido á otro bastante curioso, cual es el aproximar una varilla de vidrio con un poco de mezcla á una lámpara de alcohol, viendo que instantáneamente se enciende como si se hiciese con un fósforo; no se produce detonación ni explosión, y con la misma mezcla se pueden en- cender sucesivamente distintas lámparas. Se ha visto que su- cede igual con los quinqués -de aceite, de esquisto, ó con los de aceite de olivas, lo mismo con una bujía, idénticamente con acercarla á una cerilla fosfórica ó á un cigarro. Tratando de repetir el último experimento que cita Mr. Reg- nault, se han lomado cuatro gotas de esencias de limón, ca- nela y espliego, que se han colocado en copas diferentes, y después introducido sucesivamente en cada una el agitador con un poco de mezcla; no pediendo observar las tres llamas á la vez porque su producción es instantánea, con explosión fuerte, detonando la esencia de canela con más violencia que las demás. Lo mismo sucede cou la esencia de trementina en tan corla cantidad, indicándonos que estos experimentos deben hacerse en pequeña dosis para evitar accidentes que. pudieran ocurrir. Viendo la rápida combustión de las sustancias citadas al ponerlas en contacto de la mezcla, era de esperar que su acción desorganizadora se extendiera á los tejidos animales, y la experiencia nos lo ha venido á comprobar. Para ello hemos tomado un pedazo de carne, y aña- diendo después mezcla ha producido llama, el olor de las sustancias animales cuando se queman y carbonización de la misma. Este hecho nos manifiesta el cuidado que debemos tener 94 con la mezcla para evitar proyecciones sobre la piel, que cau- sarían quemaduras que solo el agua puede detener en parte su acción. En casi lodos los experimentos citados se ha observado una nube de color violado, desprendimiento de copos rojizos de sesquióxido de manganeso, que cita Mr. Sophronius haber observado con la esencia de clavo; pero que la mayor parte de los cuerpos hacen lo mismo. Nosotros hemos visto repetido este fenómeno sin necesidad de sustancia orgánica. Es suficiente poner el permanganalo en una cápsula y añadir gota á gota el ácido sulfúrico, re- partido por la superficie de la masa, en cuyo caso se des- prenden vapores al principio y después llama espontánea sin explosión, y tal cantidad de copos rojizos que se forma una nube bastante densa, y al caer loman la forma de filamentos, como tas flores de zinc. Esto da á conocer que se debe hacer la mezcla con rapidez para evitar que se inflame por sí sola y verter de una vez el ácido sulfúrico sobre el permanganalo. Sin embargo no olvidaremos consignar que en una oca- sión, al trasladarla de la cápsula á la copa se inflamó con gran explosión, estando por lo tanto espueslos á los accidentes de recibir parte de la llama, que si bien por ser tan rápida no da tiempo á producir quemadura, puede muy bien suceder con las partículas que se proyectan, por lo que es conveniente lo- mar precauciones. En otra ocasión también ha detonado espontáneamente, estando ya en la copa dispuesta para vaciarla sobre la sus- tancia, rompiéndose la vasija con violencia. Esto desde luego en uno y otro caso ha sido debido á alguna pequeña impureza que debía acompañar al permanganalo cristalizado, bastando sea una partícula imperceptible para ocasionar la descom- posición ; pero que desde luego indica que debe hacerse la mezcla á cierta distancia del cuerpo y tomar el agitador con tenazas para evitar estos inconvenientes. Como los efectos son tan manifiestos, hemos creído con- veniente no emplear tanta mezcla como indica Mr. Sophro- nius, y ios resultados han sido idénticos, en términos que se 95 puede obtener en pequeña cantidad y sin necesidad de hacer pesadas. Para conseguirlo se toma una pequeña cápsula, se coloca en ella el permanganato pulverizado y se añade ácido sulfúrico en cantidad suficiente para hacer una papilla, que es la consistencia con que queda la masa hecha con í gramos de permanganato y los 7 de ácido sulfúrico. Con esta mezcla se puede operar, bien poniéndola sobre las sustancias, ó a la inversa estas sobre la mezcla, ó lomando con un agitador ó el cuchillo de platino una parle de la mezcla, para ponerla en contado de las sustancias. De todos modos, el hacerla en cantidad pequeña, sobre la ventaja de no estar expues- tos á una detonación, tiene la de no solidificarse con tanta facilidad como lo efectúa preparándola en mayor proporción. Hay no obstante que tener presente que no se debe emplear el agitador sino una sola vez, ó al menos lavarle bien ó limpiarle por si lleva alguna parte de sustancia orgánica, la que descompondría á la mezcla si en ella se introdujera des- pués de haber hecho un experimento. Operando en variadas circunstancias y repitiendo dife- rentes veces para diversos cuerpos , hemos observado los fenómenos que daremos á conocer, con las sustancias si- guientes. Vertiendo azufre en polvo sobre la mezcla se produce una llama muy blanca é iluminante, con explosión, siendo tan rápida la oxidación y tan completa cuando la mezcla está en exceso, que no se nota olor á gas sulfuroso. El ijodo no ha originado llama, solo una densa nube de vapores violados. El yoduro de azufre se descompone dando vapores viola- dos y muchos chasquidos, pero sin llama ni detonación. El óxido mercúrico no experimenta alteración. El cianuro mercúrico solo da vapores muy densos, por estar cristalizado. El cianuro amarillo (ferrocianuro potásico) da llama in- tensa, y detona. El cianuro potásico (fundido) detona bastante y arde fácil- mente. El nitrato potásico no se altera. 96 El acetato sódico cristalizado no se altera, debido á la gran cantidad de agua que contiene. El acetato sódico desecado arde con llama y detonación. El oxalato potásico produce llama y fuertes chasquidos. El formialo bórico arde fácilmente y produce chasquidos. El biiartrato potásico da una llama rojiza bastante viva y pequeñas detonaciones. El átrato sódico ocasiona una llama instantánea bastante A viva. La urea deflagra con muy poca llama, debida en parte al agua de cristalización. El almidón arde perfectamente; pero sin chasquidos. El azúcar origina pequeñas detonaciones y llama tran- quila. La quinina produce una violenta detonación y llama instantánea. La narcolina detona fuertemente, con llama y aureolas como las que forma el hidrógeno fosforado. Este carácter es común á otras varias sustancias, entre ellas algunas esencias. La brucina da llama muy brillante y fuerte detonación. El aceite mineral (ó de esquisto) ocasiona una llama muy blanca, intensa, sin humos y con pequeña detonación. El petróleo da también llama intensa y chasquidos. La nafta produce fenómenos idénticos al petróleo. La naftalina arde con llama viva y detonación. La benzina arde con llama intensa y detona un poco. La parafna ocasiona pequeñas detonaciones y arde fácil- mente. Las resinas , de cualquier naturaleza que sean, arden muy fácilmente. Las grasas , ya sólidas ó líquidas, se inflaman produciendo chasquidos ó pequeñas detonaciones. La gelatina se quema también, aunque con mas dificultad. Pudiéramos haber examinado muchas mas sustancias, tanto minerales como orgánicas, pero por lo hecho se deducen los resultados que se obtendrían, siendo como vemos tanto mas fácilmente quemadas, cuanto la sustancia es mas reductora; no dejando de llamar la atención que si bien los hidrógenos 97 carbonados, sólidos y líquidos, así como las esencias detonan con facilidad, los alcaloides lo hacen con gran fuerza , no obstante de haberlos empleado en estado sólido, que siempre hay menos contacto con la mezcla que cuando los cuerpos son líquidos como las esencias, y de aquí que sean suficientes unas golas de estas para producir una fuerte detonación. Estudiadas ya las sustancias citadas, unas líquidas y otras sólidas, solo nos restaba saber cómo se comportaba la mezcla en presencia de los gases, especialmente de los reductores. La dificultad estaba en la manera de operar para no exponerse á algún accidente, habiéndolo llevado á cabo con facilidad sin mas que hacer la mezcla en tubos de reactivos bien secos, preparar los gases y desecarlos con cloruro cálcico ó pómez sulfúrica y hacerlos llegar al fondo del tubo, el cual estaba rodeado de una toalla en su parle media é inferior. Operando de este modo se ha visto bien la reacción que presentaban los gases siguientes. Gas sulfhídrico . Sabido es que este cuerpo está considerado como excelente reductor por los dos elementos de que consta para formar agua separándose el azufre, ó bien si hay oxígeno en exceso combinarse con él. Al llegar la corriente de este gas á la mezcla produce una violenta explosión, se inflama dando llama blanca, ilumi- nante, continua durante el tiempo que se desprende el gas y bastante alta, en nada parecida á la que produce cuando se le enciende en las circunstancias ordinarias. Al mismo tiempo salen del tubo grandes copos de sesquióxido de manganeso, que en gran parte se adhieren al tubo conductor del gas en toda la parte que está dentro del tubo de reactivo, en la por- ción superior á la mezcla, que solo tenia una altura de un centímetro. Quitando el tubo que contiene la mezcla se ñola olor marcado á gas sulfuroso, dejando residuo de color pardo. En las paredes del tubo se ve azufre, y tratando por agua y filtrando el líquido pasa completamente incoloro, dejando en el filtro un precipitado pardo de sesquióxido de manganeso. En el tubo conductor del gas y por la parte exterior en que hemos dicho que se habían condensado copos de sesqui- óxido, se han observado á la simple vista y mucho mejor con TOMO XVII. 7 98 leutes, punios blancos, brillantes, metálicos que deben su ori- jen á la reducción de parle del ácido mangánico á metal man- ganeso, estando muy repartidos en la superficie y teniendo distintas dimensiones. Continuando la salida del gas aun después de haber sepa- rado el tubo que tenia la mezcla, se ven inflamarse las bur- bujas con pequeñas detonaciones, como hace el hidrógeno fosforado al llegar á la atmósfera; durando tanto mas, cuanta mayor cantidad de mezcla haya quedado en la extremidad del tubo, y si ésta está limpia, solo se nota la combustión al aproximar una varilla con un poco de mezcla, verificándose lo mismo que al acercarla á una lámpara de alcohol, etc., según queda indicado. Gas hidrógeno. Haciendo llegar este gas seco, al fondo de un tubo en que se coloca la mezcla como en el experimento anterior y en la misma cantidad de 1 centímetro de altura, se nota explosión y llama en el momento que empieza á pasar el gas, después deja de arder, se desprenden copos abundantes quedando muchos de estos en la parle exterior del tubo conduc- tor como anteriormente, observándose también los glóbulos metálicos repartidos en gran número, muy brillantes, pero difíciles de reunir por su estrema pequenez. Gas deatóxido de nitrógeno. Operando de la misma ma- nera y no haciéndole pasar hasta que el interior del aparato donde se desprendía estaba incoloro, se ha notado pequeña detonación sin llama, muchos copos de sesquióxido de man- ganeso que salen mezclados con abundantes vapores rojos de ácido hiponí trico. No se ha observado reducción de metal como en los casos anteriores. Gas óxido de carbono. Este gas al atravesar la mezcla solo ocasiona pequeños chasquidos, pero sin llama ni fenómenos aparentes de descomposición; de manera que aproximando una cerilla en la extremidad del tubo, arde pero con dificul- tad, lo que se explica por la formación de ácido carbónico; la masa queda parda y por la adición de agua no loma color, lo que indica que la descomposición se ha efectuado tranqui- lamente. Gas del alumbrado. Se ha hecho pasar por la mezcla, y no 99 se advirtió sino pequeños chasquidos, sin detonación ni llama alguna, á no aproximar una cerilla á la extremidad del tubo, en cuyo caso arde con llama verdosa, como sucede si se le inflama al salir del tubo conductor que tiene algo de mezcla en su extremidad. La masa queda parda sin dar coloración al agua; lo que demuestra que la reducción se ha efectuado como en el experimento anterior, y el no inflamarse por el contacto de la mezcla debe tener por causa la formación instantánea del ácido carbónico y el agua á expensas de los elementos del hidrógeno carbonado. Si se acerca un agitador con un poco de mezcla á la ex- tremidad de un mechero de gas, se ve un movimiento en las partículas de la masa, lomando un color pardo oscuro, pero sin advertir detonación ni chasquido. Gas hidrógeno pr oto-carbonado. Haciéndole pasar en cor- riente no se nota fenómeno de detonación ni luz; solo aproxi- mando una cerilla á la extremidad del tubo arde con llama verdosa, como lo ha efectuado el gas del alumbrado; pero hay reducción completa del ácido mangánico, porque la masa que- da con color pardo, sin dar nada de color morado cuando se añade agua. Gas cloro. Este cuerpo no hace variar ni el color de la mezcla ni se nota indicio de reacción, saliendo con sus carac- teres después de pasar por el líquido. Gas ácido clorhídrico. Este compuesto no da llama ni de- tona, pero desprende muchos vapores violados, hay decolo- ración del ácido mangánico, queda un residuo de sesquióxido y se eleva bastante la temperatura de la mezcla. Gas sulfuroso. Con solo aproximar el tubo que contiene la mezcla hay detonación, que es mayor cuando llega al fondo, desarrolla vapores blancos muy densos, picantes, que deben su origen á la formación de ácido sulfúrico anhidro; después aparecen los violados. Gas protóxido de nitrógeno. Obra como reductor, pero sin detonación ni llama; desprende abundantes vapores viola- dos y la mezcla se decolora al momento, quedando sesqui- óxido de manganeso. Gas hidrógeno arsénica l. En el instante de estar en con- 100 tacto de la mezcla hay detonación muy fuerte, arde con luz muy viva y se decolora el contenido del tubo. Gas hidrógeno antimonial. Al pasar este gas no detona ni arde, solo decolora; pero separando el tubo que tiene la mez- cla, se ve que al aproximar una cerilla á la extremidad del tubo conductor que tiene parte de mezcla, arde con una llama muy iluminante, no pareciéndose en nada á la que produce cuando arde solo. Pudiéramos haber ensayado algunos otros gases, pero nos han parecido suficientes los experimentos efectuados para de- ducir la acción que sobre la mezcla ejercen los gases mas ó menos reductores y la poca acción que tienen los llamados oxidantes. Siendo nuestro objeto el dar á conocer los hechos y la ma- nera de conseguirlo, no entraremos en la causa que los da lugar; solo diremos que fenómenos de esta naturaleza no son nuevos, si bien no en tan gran escala. En efecto, es bien sa- bido que el ácido nítrico es un poderoso oxidante, obrando con tanta mas energía cuanto mayor sea su estado de concen- tración, en términos que puede en este último estado, ó adi- cionándole ácido sulfúrico, oxidar con tal rapidez que se de- sarrolle llama, como sucede con la esencia de trementina y otras varias sustancias. Del mismo modo, cuando sobre un poco de ácido crómico se ponen algunas gotas de alcohol ó de éter, hay pequeñas detonaciones y producción de llama; bastando aproximar un papel al ácido crómico para que se note la oxidación rápida y la formación de sesquióxido de cromo. La descomposición del clorato potásico en presencia de sustancias orgánicas, también nos suministra otro ejemplo. En todos estos casos se ha supuesto que era la causa, por una parte la poca estabilidad de los compuestos muy oxige- nados y por otra el poder reductor de muchas sustancias or- gánicas, como alcoholes, éteres, esencias, etc. Esta doble causa es suficiente para que el oxígeno en estado naciente, como otros cuerpos, produjera los fenómenos que caracterizan á las combinaciones enérgicas, no habiéndose considerado debidas al ozono, como se admite para la descomposición del ácido 101 mangánico cuando se le ha separado por el ácido sulfúrico; pero es indudable que lodos estos hechos son análogos, perte- necen á la misma categoría, y por lo tanto sea de una ó de otra manera, no hay razón para separarlos, debiéndolos atri- buir á una causa única, ya sea el oxígeno naciente, ó bien este. cuerpo ozonizado. No siendo nuestro ánimo entrar en esla discusión no nos detendremos en cuestión tan importante, objeto de algunas controversias entre sábios eminentes. De todo lo que antecede se deduce que el permanganaio potásico, cuya importancia era ya conocida para la determina- ción de los nitros, de los minerales de hierro y de la materia orgánica, ha venido á ocupar un nuevo lugar por su acción instantánea sobre las sustancias reductoras; y lo que hoy es objeto de curiosidad, será fácil que muy pronto desempeñe un papel muy importante en la química aplicado en pequeñas dosis relativamente á las sustancias orgánicas, para obtener por oxidación nuevas especies, sobre todo variando la experi- mentación poniendo en libertad el ácido mangánico en el seno de un líquido para que actué con mas lentitud, y entonces, aplicado de este modo, creemos que podrá prestar grandes ventajas, siendo como es un poderoso agente de metamor- fosis. Madrid y febrero 22 de 1867 .—Manuel Saenz Diez. Nuevos colores producidos por la acción del ácido bórico sobre la cúrcuma . (Presse scientifique, 14 octubre 1866.) La propiedad notable que tiene el ácido bórico de enroje- cer el papel de cúrcuma en presencia de un ácido enérgico, hace tiempo que se utiliza por los químicos como una de las reacciones más sensibles y características del mismo ácido, tanto más preciosa cuanto que el ácido de que se trata es uno de los más difíciles de caracterizar claramente. 102 Un papel de cúrcuma mezclado con una disolución de ácido bórico puro, pasa rápidamente á un color anaranjado vivo sin reflejo rojizo, cuya coloración subsiste sin modifi- carse aunque se lave la mancha con agua fria. Pero si se hace intervenir un ácido enérgico al mismo tiempo que el ácido bórico, la reacción se hace todavía más sensible; asi es que operando con una disolución de ácido bórico á la cual se haya añadido ácido sulfúrico ó clorhídrico, el papel adquiere un color mucho más rojizo, que no tarda en convertirse en pur- purino, perdiendo todo viso amarillo, especialmente si se hace secar el papel impregnado de este modo con la disolución acida. Si en seguida se lava el papel y se trata con una diso- lución alcalina de amoniaco ó de sosa, por ejemplo, se ve, cuando la acción del ácido bórico ha sido completa, que se desarrolla un hermoso color azul, que Mr. Gerhardt ha indi- cado en su obra. Este color es muy fugaz, y no tarda en pasar al color gris sucio. Mr. E. Schlumberger ha estudiado con todo el interés que merecían las reacciones que parece revelar esta série bas- tante curiosa de colores. Sus investigaciones le han conducido al descubrimiento de una nueva sustancia, derivada del prin- cipio amarillo de la cúrcuma por la reacción del ácido bórico, y cuyo carácter más marcado es su hermoso color de rosa, como también el color azul de sus combinaciones metálicas. Para recordar esta propiedad característica de poder pasar con la mayor facilidad, y sin ninguna transición, del color de rosa al azul y recíprocamente, ha llamado Mr. Schlumberger á este derivado rosocianina. La sustancia colorante de la cúrcuma es, como todos saben, una de las más fugaces, lo cual limita sus aplicaciones en la tintorería aun corto número de casos, y hace que se deseche para todos los colores en gran cantidad ; sobre lodo se modi- fica y destruye rápidamente por la influencia del aíre y de la luz solar. La misma alterabilidad se observa, y la misma ins- tabilidad molecular, en su manera de conducirse respecto de los reactivos, y particularmente del ácido bórico. La curcu- mina parece tener una afinidad particular respecto del ácido. Guando se hierve una disolución alcohólica de curcumina con 103 ácido bórico, hay combinación de dos sustancias: el color pasa al anaranjado, y si se añade agua fria á la disolución en- friada, se separa la combinación en forma de un precipitado de color rojo de bermellón, insoluble en agua, éter y bencina, pero muy soluble en alcohol con un hermoso color anaran- jado. Siendo excesivamente instable esta combinación , es difícil de obtenerla pura: la simple permanencia en el agua fria separa de ella el ácido bórico, é hirviéndola con este lí- quido es instantánea la descomposición, se disuelve el ácido bórico y se separa una resina amarilla. Pero es de observar que esta sustancia resinosa amarilla no es curcumina regene- rada, ni tiene sus propiedades, pues no se enrojece por el áci- do bórico, y se resuelve en gris verdoso y no rojo en los álcalis. De modo que la simple ebullición de la curcumina con un cuerpo dolado de afinidades tan poco enérgicas como el ácido bórico, y cuya afinidad respecto de la misma curcumina no es suficiente para arrastrarle á una combinación estable, ha bas- tado para modificar profundamente las propiedades de esta sustancia colorante. Mr. Schlumberger, á quien se debe el descubrimiento de estos interesantes hechos, llama á esta sustancia resinosa pseudo-curcumina. Obtenida por la evaporación en seco de sus disoluciones, la pseudo-curcumina se presenta en forma de placas vitreas, trasparentes y quebradizas, de color amarillo oscuro. Sus caracteres principales son la solubilidad en el éter y la benzina, que no disuelven la curcumina; por lo de- más no contiene ningún vestigio de boro. Para ver si la combinación de ácido bórico y de benzina se verifica en pro- porciones definidas, Mr. Schlumberger ha calentado en vaso cerrado á 140°, por espacio de una hora, 63 gramos de extracto alcohólico seco de cúrcuma con 206 de alcohol y 30 de ácido bórico cristalizado. Después de frió, el tubo se halló tapizado por su parle interior de una cristalización mamelonada de •color amarillo-anaranjado, y perfectamente definida. Esta com- binación se trasforma en un hermoso color de violeta purpu- rino en los álcalis, cuyo color pasa rápidamente al gris sucio, probablemente á consecuencia de la trasformacion de la sus- tancia en pseudo-curcumina. Sin duda dicho hermoso color 104 violado purpurino es debido á una producción parcial de ro- socianina. La reacción más nolable de la combinación de ácido bórico y de curcumina, es la descomposición que experimenta su disolución alcohólica bajo la influencia de ácidos enérgicos. Cuando se hierve su disolución alcohólica después de haberla añadido un ácido mineral enérgico, como por ejemplo los ácidos sulfúrico, clorhídrico y fosfórico, sube rápidamente de color, hasta convertirse en rojo de sangre intenso, desde el anaranjado que antes tenia. Por el enfriamiento se forma, si la disolución está bastante concentrada , un depósito granu- jiento muy oscuro, que parece negro, y constituye la rosocia- nina, mientras que todo el ácido bórico se halla en el líquido. Se verifica por consiguiente una descomposición, solo que por la influencia simultánea del ácido bórico y del sulfúrico expe- rimenta una nueva modificación la curcumina. La marcha seguida por Mr. Schlumberger para preparar esta sustancia es la siguiente. Se empieza por apurar 2 kilo- gramos de cúrcuma en polvo por medio del alcohol en un aparato á propósito, y se concentran los líquidos alcohólicos hasta 1800 gramos. Los 1800 gramos representan cerca de 340 gramos de extracto alcohólico seco, dando la cúrcuma cerca de 17 por 100. Se ponen estos 1800 gramos de extracto alcohólico en un gran balón que se calienta en baño de maría, y se añaden 150 gramos de ácido bórico cristalizado y 600 de ácido sulfúrico concentrado. Se calienta hasta que hierva, y desde que empieza á calentarse se ven producirse los fenóme- nos antes descritos; el líquido se vuelve rojo oscuro ó casi negro, y bien pronto empieza á depositarse ya en caliente la rosocianina. Puede calcularse que la acción está terminada cuando sobresaturando una gota del líquido con el amoniaco, se produce un color azul marcado,. sin ningún viso violáceo. Se deja entonces enfriar el producto; la mayor parte de la rosocianina se deposita por enfriamiento, y en este estado se mezcla siempre con la materia resinosa amarilla. El depósito se recoje sobre un filtro, se lava primero con agua alcoholi- zada, después con agua pura, y por último se seca á la tem- peratura ordinaria. De este modo se obtiene la rosocianina en bruto. Para purificarla, se disuelve rápidamente en una mez- 105 cía de dos partes de alcohol y una de ácido acético, se filtra hirviendo, y se deja enfriar. Siendo menos soluble la rosocia- nina que la pseudo-curcumina, se separa en parte por enfria- miento, arrastrando una cantidad menor de esta última sus- tancia. Se separa por filtración, se seca á la temperatura or- dinaria, y se trata en frió por el éter, que disuelve la pseudo- curcumina sin tocar ,á la rosocianina. Cuando el éter pasa incoloro ó ligeramente sonrosado queda terminada la opera- ción, y el residuo seco constituye la rosocianina pura. De este modo se obtienen cerca de 120 gramos con las proporciones indicadas. La rosocianina parece desempeñar el papel de un acido y combinarse con las bases, y forma con los álcalis y las bases alcalino-lérreas, combinaciones teñidas de un magnífico color azul. Añadiendo una gota de sosa ó de amoniaco á una diso- lución alcohólica de rosocianina, recobra instantáneamente el líquido, y sin ninguna transición, un color azul perfectamente puro y marcado, tan hermoso como el de la disolución cupro- amoniacal. Por la saturación del álcali reaparece de nuevo el color sonrosado. Esta rica coloración no es estable: al contado del aire pasa rápidamente al color gris sucio; y probablemente a una trasformacion en pseudo-curcumina debe atribuirse esta rápida alteración. El agua de cal y la de barita dan en la disolución de rosocianina hermosos precipitados azules, que parecen mas estables que las combinaciones alcalinas. Sería de desear que el sábio químico de la Alsacia continuase sus inte- resantes estudios sobre este asunto. La aplicación de estas nuevas sustancias para teñir los tejidos debe ser una esce- lente conquista para la industria, y escilar la emulación de los químicos. Cualquiera que sea el éxito que en lo sucesivo pueda concederse á los derivados de la curcumina, resulta del excelente trabajo de M. B. Schlumberger, presentado á la sociedad química de París y que acabamos de analizar sucin- tamente, un hecho digno de fijar un momento la atención, y es el papel singular que aquí desempeña el ácido bórico. ¿No es cosa digna de observarse, por ejemplo, ver un cuerpo en apa» riencia indiferente, completamente desprovisto de afinidades químicas enérgicas, producir solo por su presencia, por decirlo 106 así, modificaciones tan radicales en las propiedades de una sustancia orgánica; modificaciones tales, que hacen pasar su color, de amarillo que era, al color de rosa y aun al azul, y perder todas sus propiedades distintivas, hasta el punto que no es posible volver al grupo primitivo? Indudablemente es este uno de los ejemplos mas marcados de la instabilidad de las agrupaciones moleculares en las combinaciones orgánicas; y al ver esta sustancia colorante presentar sucesivamente los tres colores elementales en toda su pureza, y pasar de uno á otro con tanta facilidad, ¿no se liega involuntariamente, como hace el sábio químico que citamos, á referir todos estos singu- lares fenómenos de coloración, á aquellos no menos numerosos que ofrece el reino vegetal en la época de la florescencia? Si una sustancia colorante puede en manos del químico, y por la influencia de agentes tan poco enérgicos y medios tan sencillos, esperimentar trasformaciones tan completas, ¿con cuánta mayor razón deben ser fáciles de realizar estas trasforma- ciones por la influencia del agente tan poderoso que se llama fuerza vital? QUIMICA ANALITICA Sobre un método de valuación del cobre por medio del cianuro de potasio . Noticia de Mr. de Lafollye. Encargado por el Sr. Director general de las líneas tele- gráficas de los trabajos de preparación de los árboles resinosos según el procedimiento conservador de Mr. de Boucherie, he llegado á estudiar el método de repartición del cobre en los tejidos de la madera penetrada. Para estas investigaciones ne- cesitaba un método muy delicado de valuación del metal, supuesto que se trataba de calcular en cerca de un diezmilí- gramo, numerosas y pequeñísimas cantidades. 107 Concíbese fácilmente que he debido prescindir de los métodos por pesadas, y preferir el de Mr. Pelouze, que se halla fundado en el uso del sulfuro de sodio en licor graduado; pero he visto que su uso ofrecía cierta dificultad, procedente de la alteración que mi disolución de sulfuro ha esperimen- tado en las circunstancias en que he debido emplearla. To- maba color pardo con mucha facilidad; y como el procedi- miento consiste en determinar el punto en que el amoniuro de cobre se ha decolorado, concíbese que el color del reactivo encubría el momento preciso en que su acción acababa de verificarse. Sin tratar de vencer esta dificultad he ideado otro medio, y he llegado, por las consideraciones que rápidamente voy á indicar, á valerme de otro licor graduado, que se halla comple- tamente libre del inconveniente que acabo de indicar. Cuando se echa en una disolución de una sal de cobre, otra de cianuro de potasio, se forma un precipitado que se redisuelve en un exceso de cianuro alcalino. Claro es que en esta operación, existen dos puntos en que el cianuro empleado se halla en proporción constante con el cobre precipitado y redisuelto. Mi primera idea fue la de valerme en este sentido del cianuro de potasio como de licor graduado; pero si es bastante fácil de apreciar el punto en que el precipitado se halla disuelto, no sucede lo mismo al fin de su formación, sobre todo cuando es abundante. Desde luego no puede contarse con la comprobación de la operación por sí misma; me ha pare- cido necesario modificarla para obtener un resultado mas exacto: pero si sobre el cianuro de cobre en suspensión en el cianuro alcalino se echa amoniaco en vez de cianuro, el precipitado se redisuelve como anteriormente, y el líquido ad- quiere un color azul mas ó menos intenso; mientras que si el precipitado se ha redisuello préviamente con cantidad sufi- ciente de cianuro alcalino, el que se añada amoniaco no altera de modo alguno la disolución de cianuro de cobre. De este experimento resulta, que el cianuro de potasio pa- raliza la acción colorante del amoniaco, de modo que si se repite en sentido contrario, es decir, empezando por el amo- niaco, la disolución cúprica, enérgicamente teñida de color 108 azul, debe decolorarse completamente por medio del cianuro de potasio. En efecto, esto es lo que sucede, y el resultado es tan claro, que al fin de la operación, una gota de una disolución muy dilatada de cianuro hace pasar el líquido ensayado, de un color todavía visible, al estado de quedar completamente incoloro. Puede por consiguiente emplearse una disolución de cia- nuro blanco de potasio como licor graduado, para valuar con mucha exactitud el cobre decolorando su amoniuro. En resumen, el procedimiento que propongo consiste en reemplazar simplemente en ciertos casos, por medio del cianuro de potasio, el sulfuro de sodio, de que se vale M. Pelouze, lo cual no es mas que una modificación del excelente método de este eminente químico. CIENCIAS NATURALES BOTANICA. Enumeración de las Criptógamas de España y Portugal; por D. Miguel Colmeiro, Catedrático del Jardín Botánico de Madrid. (Continuación.) Pilotricñum. P, antipyreticum C. Mull. Muscas VI Quer. Fon - tinalis antipyretica L. DilL Muse. t. 33, f. 1. Hypnum anti- pyreticum Neck . Hab . España (Quer, Née) y Portugal (Brot.) en las aguas estancadas ó corrientes, sobre las raíces de los árboles, rocas, piedras y leños sumerjidos, en todas las provincias, llegando en las meridionales á la altura de 8.300' (Boiss). Fr. primav. (v. v.) Cataluña (Colm.) Aragón (Pardo, Loscos). Navarra (Née): Irati (Née). Santander (Salcedo). Asturias (Quer, Pastor). Galicia (Quer, L. Alonso): Ferrol (L. Alonso). León (Quer). 110 Castilla la Vieja (Quer): montes de Burgos (Quer). Castilla la Nueva (Quer): Escorial (Quer), El Paular (Colm.) Valencia (Cav.) Andalucía { Clem., Boiss.): Cogollos, Sierra-Nevada (Clera.), nacimiento del Dilar (Bory), Sierra-Bermeja (Haens.), Sierra- Nevada en los Borreguiles de Dilar y de San Gerónimo (Boiss.), Granada en el acueducto morisco (Lge.) Portugal (Brot.): Coimbra (Brot.) P. squamosum C. Mull. Fontinalis squamosa L. DHL Muse. t. 33, f. 3. Hypnum squamosum Neck. Ihb . España cerca de Madrid, camino del Pardo, dentro del pilón de la fuente de la Reina (Colm.) Fr. prirnav., verán, (v. v.) P. ciliatum C. Mull. Bryum apocarpon p L. DHL Muse . t. 32, f. 5. Bryum ciliatum Dicks. Gymnostomum cilia- tum Sw. Lag. Garc . Clem. Anal. Hedwigia ciliata Ehrh. Hedw. Bryum Hedwigia Brot. Hab. España (Lag,, etc.) y Portugal (Brot.) sobre las rocas de los montes en varias provincias. Fr. Marz. (v. s.) Aragón (Lag.) Castilla la Nueva (Lag., etc.): Sierra de Guadarrama (Lag., etc.) Andalucía (Clem.): Alcalá de los Gazules, barranco de Trevelez, Portugos (Clem.) Portugal (Brot.): Serra de Gerez (B.rot.) P. heteromallum P. de Beauv. Sphagnum arbo- reum L. DilL Muse. t. 32, f. 6. Neckera heter omalla Hedw. Fontinalis heter omalla Brot. Hab. España (?) y Portugal cerca de Coimbra y en otras partes de Beira (Brot.) sobre los troncos de los árboles. Fr. JuL, Ag. (n. v.) P. ? Anceclangium macrostomum Pardo , Loscos. Hab. España en Aragón cerca de Castelseras (Pardo, Loscos). Fr..... (n. v.) 111 Hookeria. H. lucens Sm. Hypnum lucens L. DHL Muse. f. 34, f, 10. Leskea lucens DC. Ilab . España en sitios sombríos y húmedos de Aragón (Lag.) y Portugal en la Serra de Gerez (Brot.) Fr. primav. (v. s.) Hypnum. H. denticulatum L. Dill. Muse. t. 34, f. 5. H . syl- vaticum L. DHL Muse. t. 34, f. 6. Muscus 11 Quer. Hab. España (Quer, Asso), sobre la tierra, las rocas y troncos de los árboles, principalmente en las provincias sep- tentrionales. Fr. Ag. (v. s.) Cataluña (Villers, E. Bout.): valle de Aran (Villers), Mon- ! serrat (E. Bout.) Aragón (Asso, Xarne): Guara (Asso), Villarluengo (Xarne). Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso), Pico Sagro (Lge.) Castilla la Vieja (Rodr.): San Ildefonso (Rodr.) H. undulatum L. DHL Muse. t. 36, f. 11. Hab. España (Asso, Clem.) en sitios sombríos y húmedos sobre los árboles y rocas en algunas provincias y principal- mente en la septentrionales y orientales. Fr. Ag. (v. s.) Aragón (Asso): San Cosme de Guara (Asso). Galicia (Lge.): Coruña (Lge.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) H. cupressiforme L. Dill. Muse. t. 37, /'. 23. Muscus II 1 Quer. Hab. España (Quer, Asso) y Portugal (Brot.) sobre la tierra, rocas y al pie de los árboles en muchas provincias, Fr. Febr. (v. s.) Cataluña (Lag.): Monserrat (Lag.) Aragón (Asso, Xarne, Lag.): Guara (Asso), Villarluengo (Xarne). Santander (Salcedo): montes de Pas (Salcedo). Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso.) 112 Castilla la Vieja (Née): San Ildefonso (Née), valle de Mena (Salcedo). Castilla la Nueva (Lag., etc.): Madrid en la Casa de Campo (Lag., etc.), Trillo (Conde). Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Cabr.): Sierra del Algibe, Alcalá de los Gazules (Colm., Cabr.), Sierra de Alfacar (Lge.) Portugal (Brot.) Var. p compressum Hook. et Tayl. Hypnum compressum L. Bill. Muse. t. 36, f. 22. Cataluña en el Monserrat (E. Bout.), Portugal en Almada y Caparica (Brot.) H. crista castrensis L. Hediv. Muse. t. 76, f. 1, 4. [lab. España (Asso, Lag., etc.) en las selvas sombrías y húmedas de algunas provincias. Fr. verán., oloñ. (v. s.) Cataluña (Lag.): Monserrat (Lag.) Aragón (Asso): Tronchon (Asso). Asturias (Lag.): Peñafurada (Lag.) Castilla la Vieja (Bodr.): San Ildefonso (Rodr.) Valencia (Lag., etc.): camino de Biar á Bocairent (Lag., etc.) H. molluscum Hedw. Dill. Muse. t. 36, f. 20. A.? Hab. España (Lag., Clem.) sobre las rocas y la tierra en las praderas pantanosas desecadas, principalmente en las provincias septentrionales y orientales. Fr. otoñ., primav. (v. s.) Prov. Vascongadas (Lge.) Galicia (Lge.) Valencia (Lag. Clem.): Titáguas (Clem.) H. riparium L. Bill Muse. t. 40, f. 44, B. C. D. Hab. España (Pourr., Lag., etc.) y Portugal (Brot.) en las aguas corrientes y sobre las piedras ó leños inmediatos en muchas provincias. Fr. primav. (v. s.) Cataluña (Pourr.): Montagut (Pourr.), San Miguel del Fay, Bañólas (Texid.) Santander (Salcedo): Valle de Pas (Salcedo). Castilla la Nueva (Cav., Lag., etc.): Madrid en el Retiro sobre las norias (Cav., Lag., etc.) 113 Valencia (Lag., ele.): Chiva (Lag., ele.), Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Sanlúcar de Barraraeda en las norias (Clem.) Portugal (Brot.): Serra de Gerez (Brol.) H. uncinatum Hedw. Muse. t. 25. fíab. España en Asturias en los monles de Valgrande (Lag.) Fr. todo el año. (v. s.) H. fluitans L. DHL Muse. t. 38. Fontinalis fluitans Lam. Hab. España en la Sierra-Nevada á la altura de 10.900= 11.100 (Clem.) Fr. verán, (n. v.) H. aduncum L. DHL Muse. t. 37. f. 26. Neckera adunca W. Hab. España en sitios pantanosos y húmedos de la Sierra de Guadarrama hacia San Ildefonso (Rodr.) Fr. verán, (n. v.) H. polyanthum Schreb. E. filifolium L. DHL Muse, i. 42, f. 62. H. filiforme Huds. Leskea polyantha Huds. Hab. España (Villers, Née) sobre los árboles, y con menos frecuencia sobre* las piedras en los montes de varias provin- cias. Fr. inv., primav. (v. s.) Cataluña (Villers): Valle de Aran (Villers). Navarra (Née, Rodr.) Santander (Salcedo). Castilla la Vieja (Salcedo): Valle de Mena (Salcedo). Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Golm.): Chiclana (Colm.) H. confertum Dicks. Schw. SuppL, t. 90. H. clavel - lalum Hedw . H. serrulatum Turn. Hab. España en Galicia cerca de Doñinos en sitios húme- dos. Fr. primav., otoñ. (n. v.) H. múrale Neck. Hedw. Muse., t. 30, II clavellatum L., DHL Muse. t. 41, f. 52. Hab. España (Lag., Pastor) y Portugal (Vand.) en los muros, piedras y campos de las provincias septentrionales principalmente. Fr. primav. (v. s.) Aragón (Lag., Pardo, Loscos). Asturias (Pastor). Castilla la Vieja (Rodr.): San Ildefonso (Rodr.) TOMO XVII, 8 114 Castilla la Nueva (Cut. , Amo). Portugal (Vand.) H. megapolitamim Bland. Hab. España en las cercanías de Sevilla y del Puerto de Santa María (Lge.) en sitios húmedos. Fr. Febr. (n. v.) H. sericeum L. Dill. Muse. t. 42, f. 59. Leskea sericea Iledw. Hab. España (Asso, Xarne) y Portugal (Brol.) sobre los muros, tierra, piedras y troncos de los árboles en muchas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 0.000 = 7.000' (Boiss.) y más abajo (Clem.) Fr. inv., primav. (v. s.) Cataluña (E. Boul.): Monserrat (E. Bout.) Aragón (Asso, Xarne, Lag.): Villarluengo (Xarne). Castilla la Vieja (Saracha): Santo Domingo de Silos (Sa racha), laguna de Cameros, tierra de Soria (Cav.) Castilla la Nueva (Cav., Lag.): Madrid en la Casa de Campo (Cav., Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Boiss.): Capileira, y otras partes en la Sierra-Nevada, Sierra de María, La Sagra (Clem.), Sierra-Ne- vada en las rocas de Vacares, Sierra de Tolox (Boiss.), Caza- ba (Colm.), Córdoba (Lge.) Portugal (Brol.): Coimbra (Brol.) Baleares: Menorca (Hern., Camb., Oleo). H. plumosum L. DHL Muse. t. 35, f. 16? Hab. España en Santander (Salcedo) y Portugal en Aien tejo (Brot.) sobre las piedras, tierra de las praderas y árbo- les. Fr. primav. (n. v.) H. albicans Neck. H. rivulare Brid. DHL Muse . /. 42, f. 63. Hab . España en el Agua agrilla de Porlugos (Clem.) Fr. primav. (n. v.) H. populeum Hedw. Muse. t. 70. H. viride Lam Hab. España en la Sierra de Tolox y en la Sierra-Nevada á la altura de 6.000' (Boiss.) Fr. oloñ., primav. (n. v.) H. rutabiilum L. DHL Muse. t. 38, f. 29. A. Hab. España (Xarne, Lag., etc.) sobre la tierra, las rocas y al pie de los árboles en muchas provincias, hallándose en 115 las meridionales á la altura de 7.500-8.100' (Colm.) Fr. Febr. (v. s.) Cataluña (E. BouL): Monserrat (E. Boul.) Aragón (Xarne): Villarluengo (Xarne). Santander (Salcedo): monte de Ordunte (Salcedo). Castilla la Vieja (Rodr.): San Ildefonso (Rodr.) Castilla la Nueva (Lag., etc.): Casa de Campo (Lag., etc.), Sierra de Guadarrama (Reut.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.), Sierra-Nevada (Clem.) H. piliferum Schreb. Hedw. Muse. t. 14. Hah. España en Galicia (L. Seoane). Fr. primav. (v. s.) H. lutescens Huds, Bill Muse . I. 42, f. 60. Nec- kera lutescens W. Hab. España (Lag., Clem.) sobre tierras arcillosas y cali- zas al pie de los árboles y sobre ellos en varias provincias. Fr. Marz. (v. v.) Asturias (Lag.): Valgrande (Lag.) Castilla la Nueva (Lag., Colm.): Madrid en la Casa de Campo (Lag.) y en el Pardo (Colm.) Andalucía (Lge.): cercanías de Córdoba (Lge.) Baleares (Weyler). H aurescens C. Mull. H . aureum Lag . Garc. Clem. Anal. Hab. España (Lag., etc.) sobre la tierra arenisca en las provincias centrales y meridionales, hallándose en estas á la altura de 1.500-11.100' (Clem.) Fr. En., Marz. (v. v.) Aragón (Pardo, Loscos). Castilla la Nueva (Lag., etc.): Madrid en el Retiro y la Casa de Campo (Lag., etc.), Pardo (Colm.) Andalucía (Clem.): Adra, Turón, Sierra-Nevada (Clem.), Sierra-Morena (W. P. Schimper), Sierra de Alfacar (Lge.) Extremadura (Lag.) H. illecebrum L. Bill. 31usc. t. 40, f. 46. A. JE Hab. España (Asso, Lge.) y Portugal (Brol.) sobre los troncos de los árboles y en las selvas y praderas de varias provincias. Fr. verán, (n. v.) Aragón (Asso): Guara (Asso), 116 Andalucía (Lge.): Córdoba en la Albaida, Sevilla en Sao Juan de Aznalfarache (Lge.) Portugal (Brot.) : Gerez y oirás parles septentrionales (Brot.) H. stramineum Dicks. fíab. España en San Ildefonso y otras partes de Castilla la Vieja (Rodr.) Fr. verán, (n. v.) H. purum L. DiU. Muse. t. 40, f. 45. H. elegans Ehrh. Hab . España en el valle de Aran (Villers), en la Murta de Valencia (Lag. , etc.) y en el Pico Sagro de Galicia cerca de Santiago (Lge.) sobre las rocas sombrías. Fr. primav. (v. s.) H. nitens Schreb. DHL Muse. t. 39, f. 87. H. cuspi - datum Hedió, non L. Hab. España (Clem.) y Portugal (Brot.) en las praderas pantanosas y sitios húmedos de los montes de algunas pro- vincias. Fr. verán, (v. s.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Portugal (Brot.): Serra de Gerez (Brot.) H. cuspidatum L, DHL Muse. L 39, f. 34. Hab . España (Lag., Bory) en los arroyos y sitios agua- nosos de algunas provincias, hallándose en las meridionales en los montes elevados. Fr. primav., verán, (v. s.) Aragón (Lag.) Andalucía (Bory, Clem.): Sierra-Nevada en los Borregui- les y abajo de las cascadas del Dilar (Bory, Clem.) H. Sclireberi W. DHL Muse . t. 40, f. 47. II. com- pre ssurn Schreb. non L. Hab. España (Lag., Clem.) en las praderas húmedas de los montes de varias provincias. Fr. inv., primav. (v. s.) Asturias (Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) H. irroratnm O. Mull. Hab. España en los altos de los Pirineos (Lge.) Fr. pri- mavera. (n. v.) H. velutinum L. DHL Muse. t. 42, f. 61. Leskea velutina Schrank. Hab. España (Asso, Lag., etc.) y Portugal (Vand.) en las 117 selvas y praderas, é igualmente sobre los árboles en muchas provincias. Fr. Febr., etc. (v. s.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout., Lag.) Aragón (Asso). Santander (Salcedo). Asturias (Pastor). Castilla la Vieja (Pozo): Logroño (Pozo). Castilla la Nueva (Lag., etc.): Madrid en el Retiro, Casa de Campo, inmediaciones del Manzanares (Lag., etc.) Valencia (Cav., Clem.): Biar (Cav.), Tiláguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Agua agrilla de Portugos, barranco de Trevélez, nacimiento del rio Antequera (Clem.) Portugal (Vand.) Var. ¡3 intricatum C. Midi. Hypnum intricalum Schreb. Valencia en Tiláguas (Clem.) y otras parles. Var. y sericeum C. Müll. Hypnum sericeum Fk. Sierra* Nevada cerca de Guejar (W. P. Sch.) H. serpens L. DHL Muse. t. 42, f. 64. Necker a ser- peas W. Hab. España (Salcedo, Lag:, etc.) en los sitios sombríos y húmedos, sobre la tierra, los troncos y piedras en muchas pro- vincias, hallándose en las meridionales á la altura de 4.800- 9. 000f (Clem.) Fr. Febr., Marz. (v. s.) Santander (Salcedo). Asturias (Salcedo): Valgrande (Salcedo). Castilla la Nueva (Lag. etc.): Madrid en la Casa de Campo (Lag., etc.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Agua agrilla de Porlugos, Sierra del Algibe, Barranco de Trevélez, Puerto del Rejón, y toda la Sierra-Nevada (Clem.) Portugal (Brot.): Coimbra y otras parles enBeira (Brot.) H. scorpioides L. Dill. Muse., t. 37, f. 25. Hab. España en Aragón (Lag.) en sitios pantanosos. Fr. verán, (n, v.) H. filicinum L. DHL Muse., t . 36, f. 21, Muscus XIX, Quer ex G. Ort . non ex Dill. syn. II. compressum Brid. non L. 118 Hab. España (Quer, Asso) en las selvas y praderas hú- medas de muchas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 5.400-10.300' (Glem.) Fr. primav., verán, (v. s.) Cataluña (Villers): Valle de Aran (Villers, Cav.), Mon- serrat (E. Bout) Aragón (Asso, Xarne): Palomita (Asso), Villarluengo (Xarne.) Asturias (Lag.): Peñafurada (Lag.) Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso). Valencia (Lag., etc.): Alcoy (Lag., etc.), Titáguas (Clem.) Andalucía (Glem.): Sierra-Morena, Sierra-Nevada en el barranco de Trevélez (Clem.) H. fluviatile Sw. Iíedw., Muse. t. 81. H . fallax Brid . Hab. España en los riachuelos de Sierra-Morena, cerca de Córdoba (Lge.) Fr. verán, (v. s.) H. commutatum Hedw. Bill. Muse., t. 36, f. 19. H. glaucum Lam. Hab. España (Quer, Lag., Boiss.) en las fuentes, panta- nos y riachuelos de varias provincias, hallándose en las meri- dionales á la altura de 7.000-9.000 (Boiss.) Fr. Jul. (v. s.) Aragón (Pardo, Loscos). Asturias (Lag.) Andalucía ( Lag., Boiss.): Jaén (Lag.), Sierra-Nevada (Boiss.), Granada en las fuentes (Lge.) Var. p falcatum C. Müll. Hgpnum falcatum Brid , Sierra- Nevada (Wk.) Var. p prolixum Hampe. Sierra- Nevada (Wk.) H. rugosum Ehrh. H. rugulosum Web. et Mohr. Muse . Brit. t. 26. Dill. Muse., t. 37, f. 24. A. B . Hab. España (Pourr.): en terrenos arenoso-calizos de los montes de varias provincias. Fr. primav. (v. s.) Cataluña (Pourr.): Monserrat (Pourr.) Castilla la Vieja (Lge.): Cerros de Encinillas (Lge.) H. rusciforme Weis. H. ruscifolium Neck . H . ripa- rioides Hedw. Bill. Muse., t. 38, f. 31. H. atlanticum Desf '. Hab. España (Boiss., Lge.) en las selvas húmedas y cerca de los arroyos en las provincias septentrionales principal- 119 mente, y en los mas elevados montes de las meridionales. Fr. Oct. (n. v.) Prov . Vascongadas (Lge.): Bilbao (Lge.) Andalucía (Boiss.): Sierra-Nevada en el Borreguil de San Gerónimo (Boiss.) H. molle Dicks. Hedió, t. 70. II. alpestre Sio. Hah. España en la Sierra-Nevada (Clem.) Fr. verán, (n. v.) H. Halleri L. Hedió. Muse., t. 21. Hab. España en los Pirineos (Lge.) y en la Sierra-Neva- da (Clem.) sobre los muros y rocas. Fr. Ag. (n. v.) H. loreum L. DHL Muse., h 39, f. 40. II. fletero- phyllum Hoffrñ. Ilab. España en el Monserrat de Cataluña (E. Bout.) y otros montes en sitios sombríos y secos. Fr. inv., primav. (V. s.) H. squarrosum L. Bill. Muse., t. 39, f. 38. Hab. España (Asso, Née) y Portugal (Brot.) en las selvas y prados húmedos, é igualmente sobre los troncos medio po- dridos en muchas provincias. Fr. inv., primav. (v. s.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Aragón (Asso): San Cosme de Guara (Asso). Navarra (Née): Roncesvalles, Irali (Née). Santander (Salcedo). Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Bory, Clem.): Lagunillas de la Sierra-Nevada (Bory, Clem.) Portugal (Brot.) H. triquetrum L. Bill. Muse t. 38, f . 38. Muscus 1 Quer. H. sagitlcefolium Volt. Hab. España (Quer, Née) en las praderas y matorrales, algunas veces sobre los troncos en las provincias septentriona les y centrales. Fr. otoñ., inv. (v. s.) Navarra ( Née)- Roncesvalles, Irati, Articusa (Née). Asturias (Pastor). Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso). León (Lge.): Villa franca del Vierzo(Lge.) Castilla la Nueva (CuL, Amo). 120 Nombr. vulg. Casi . Musgo terrestre vulgar (Quer.): PorL Musgo verde (Brot.) H. prsDlongnm L. Bill. Muse., t. 35, f. 15. A. C . H. atro-virens Siv . Hab. España (Xarue, Clem.) y Portugal (Brot.) sobre la tierra en sitios sombríos, los leños y piedras en algunas pro- vincias. Fr. primav. (v. s.) Aragón (Xarne): Villa rluengo (Xarne). Andalucía (Clem.): Chorreras de Portugos (Clem.) Portugal (Brot.): Extremadura portuguesa, Beira y otras partes. (Brot.) H. splendens Hedw. DHL Muse i. 35, f. 13. Mus- cus XV III Quer . II. proliferum L. Maní. II. parte tinum L , Sysl. Hab . España (Quer, Asso) y Portugal (Brot.) en las sel- vas y sobre los árboles en las provincias septentrionales prin- cipalmente. Fr. primav. (v. s.) Cataluña (Pourr., E. Bout.): Monserrat (Pourr., E. BouL) Aragón (Asso, Lag.): Monte Guara (Asso). Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso). Portugal (Brot.) H. striatum Sclireb. Bill. Muse., t. 38, f. 30. B . II. longirostrum Ehrh . Hab. España (Clem.) y Portugal (Brot.) en las selvas sobre la tierra y al pié de ios árboles en algunas provincias. Fr. primav. (v. s.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Antequera (Clem.) Portugal (Brot.): Alentejo (Brot.) H. filescens Brid. H. meridionale Schimp. II. siria- tum var. Burieui Mont. Hab. España (Req.) en los montes de Asturias (Dur.) y en los Pirineos. Fr. otoñ. (n. v.) H. viticulosum L. Bill. Muse., t. 39, f. 43. Neckera viticulosa Hedic. Hab. España en Valencia cerca de Titáguas (Clem.), sobre las piedras y los troncos de los árboles. Fr. primav. (n. v.) H. filamentosum BertoL II . atro-virens Sm . 121 Hab. España en la Sierra-Nevada (Boiss.) Fr. primav. (n. v.) H. circinnatum Brid. //. mediten aneum Sendln. II Salzmannianum Hmp. Hab. España en los Pirineos (Arn.) y en oíros montes sobre la lierra, los muros y piedras. (n. v.) Galicia (Lge.): cercanías de Redondela (Lge.) Andalucía (Lge.): inmediaciones de Sevilla en Caslilleja, cercanías de Málaga en San Antón (Lge.) H. abietinum L. Hedw. Muse. , t. 32. Muscus IV Quer. Hab. España (Quer, Ásso) en los montes y bosques de diversas provincias. Fr. Febr. (n. v.) Cataluña (Quer): Pirineos (Quer). Aragón (Asso, Xarne): Tronchon (Asso), Villarluengo (Xarne). Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso). Castilla la Nueva (Lag., etc.): Sierra de Guadarrama (Lag., etc.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Monte del Algibe, Alcalá de los Gazu- !es, Trevélez, Porlugos (Clem.) H. tamariscinum Hedw. Muscus XVII Quer. H . proliferum L. ex parte . H. parietinum Murr. in L. Syst. Bill. Muse., t. 35, f. 14. H. delicatum Ehrh. H. recognitum Hedió. Hab. España (Quer., E. Bout.) y Portugal (?) en las selvas y sobre los árboles en las provincias septentrionales princi- palmente. Fr. oloñ., primav. (v. s.) Cataluña (Quer, E. Bout.): Monserrat (Quer, E. Bout.) Aragón (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo). Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso). Castilla la Vieja (Salcedo): Valle de Mena (Salcedo). Andalucía (Prolongo): Málaga? (Prolongo). H. myurum Poli. H. myosuroides Hedw. Muse. t. 8, Bill. Muse., t. 41, /*. 50. II . curvatura Sw. Hab. España (Clem., Cut., Amo) sobre la lierra, las rocas m y raíces de los árboles en varias provincias. Fr. primav., ve- rán. (v. s.) Galicia (Lge.): Pico Sagro (Lge.) Castilla la Nueva (Cut., Amo). Andalucía (Clem.): Sierra de Abrucema (Clem.) H. myosuroides L. Bill. Muse., I- 41, f. 51. //. te- nuius Vill. Hab. España (Talbot, Lag., etc.) y Portugal (?) en sitios sombríos y húmedos, sobre la tierra, las piedras y raíces de los arboles. Fr. Febr. (v. v.) Cataluña { E. Bout.): Monserral (E. Bout.) Santander (Salcedo). Galicia (Lge.): Coruña (Lge.) León (Talbot): Olmedo (Talbot). Castilla la Vieja (Talbot, Née): San Ildefonso (Talbot, Née). Santo Domingo de Silos, Logroño (Née), Valle de Mena (Sal- cedo). Castilla la Nueva (Lag., etc.): Madrid en la Casa de Campo (Lag. etc.) Nombr. vulg. Cast. Cosquilla (Talbot). H. alopecurum L. Bill. Muse. t. 41, f. 49, //. ar- búsculo Brid. non Hooker. Hab. España (Salcedo, Lge.) en las selvas húmedas de las provincias septentrionales. Fr. otoñ., primav. (n. v.) Aragón (Pardo, Loscos). Prov. Vascongadas (Lge.): Bilbao (Lge.) Santander (Lge.) Galicia (Lge.): Lugo (Lge.) VI. HEPÁTICAS. JUNGEIIMAISNIEAS. Sarcoscyphus. S. Ehrharti Cord. Neos. Jungermannia emarginala Ehrh. Engl. bot. t . 1022. Hab. España (Lge.) y Portugal (Link , ttrot.) sobre la tierra y las piedras en lo alto de la Serra de Gerez (Link.) Fr. Prim. (n. v.) Var. p uslulata Lge . Galicia en la Castellana (Lge.)Fr. Ag. Alicataría. A. scalaris Cord. Nees. Jungermannia scalaris Schrad . Hook. t. 61. J. lanceolata Sm. non L. Engl. bot . t. 605. Hab. España en Asturias, en el Pico de Arvas y la Sierra del Peral (Dur.) sobre la tierra ó las rocas, y en Galicia cerca de la Castellana y de la Coruña (Lge.) sobre las rocas marítimas. Fr. Ag. (n. v.) (Se continuará.) VARIEDADES Real Academia de Ciencias. Premios de 1866.— En el concurso público abierto por esta Real Academia y publicado en la Gaceta de \.° de mayo de 1865, para adjudicar los premios á los autores de las Memorias que desempeñasen satisfactoriamente, á juicio de la misma Academia, los tres temas que en el programa se espusieron, se presen- taron tres Memorias, cuyo número, orden de presentación y lemas fueron publicados en la Gaceta de 4 de mayo de 1866. Y habiendo procedido la Academia al examen y calificación de estas Memorias, ha acordado, después del detenido análisis de las mismas, resolver lo siguiente. PRIMER TEMA. Determinar el trabajo que puedan desarrollar diariamente , y sin alterar sus condiciones de salud y fuerza , los motores animados que se emplean en una ó mas provincias de España, ya sea arrastrando pesos, ya llevándolos á lomo, ya actuando en las máquinas ; estableciendo la teoria que mas satisfactoriamente explique los efectos observados. En el caso del arrastre, discutir, fundándose en experimentos directos, la in- fluencia de los diferentes modos de ejercer el tiro. Para optar á este premio se presentó una Memoria señalada con e! núm. 1, y con el lema siguiente: Los motores animados son la base del trabajo: el trabajo es la fuente de la prosperidad pública. La Academia ha resuelto no haber lugar á adjudicar premio ni accessit á la Memoria referida. SEGUNDO TEMA. Descripción de los insectos que en España perjudican al olivo, vid, algarrobo y frutales de pepita y hueso , con la historia de su metamor- fosis, épocas de su aparición, daños que en sus diversos estados producen , y medios fáciles y seguros de evitarlos ó remediarlos ■, aplicables al cul- tivo en grande. La única Memoria, núm. 1, presentada aspirando á este premio estaba señalada con el lema: El saber es un poder; la ciencia un valor; la enseñanza una gloria (Eug. Gayot); No se ha considerado por la Academia digna de premio ni de accessit. TERCER TEMA. Describir las rocas de una provincia de España y la marcha progre- siva de su descomposición, determinando las causas que la producen, presentando la análisis cuantitativa de la tierra vegetal formada de sus detritus , y cuando en todo ó en parte hubiese sedimentos cristalinos se analizarán mecánicamente, para conocer las diferentes especies minerales de que se compone el suelo, asi como la naturaleza y circunstancias del subsuelo ó segunda capa del terreno; deduciendo de estos conocimientos y demás circunstancias locales, las aplicaciones á la agricultura en general y con especialidad al cultivo de los arboles. Se presentó igualmente una sola Memoria relativa á este tema, seña- lada con el núm. 1, sin lema, y referente á la descripción física y natural de la provincia de Lérida, cuya Memoria empieza con las si- guientes palabras: «Orden que se debe observar en la presente descripción.» La Academia ha acordado no haber lugar tampoco á adjudicar pre- mio ni accessit al autor de dicha Memoria. En consecuencia del referido resultado, se procedió, en sesión general de la Academia de 25 del actual, á quemar los pliegos que contenían los nombres de los autores de las Memorias referidas. Lo que por acuerdo de la Academia se anuncia al público para su debido conocimiento. Madrid 26 de febrero de 1867. =E1 Secretario perpétuo, Antonio Aguilar. Real Academia de Ciencias. Para cubrir la vacante ocurrida por fallecimiento del Excmo. Sr. D. Joaquín Blake, ha sido nombrado Académico numerario en la sección de ciencias físicas el Sr. D. Luis de la Escosura, Ingeniero de minas, y Catedrático de química que fué de la Escuela especial de minas. Gusanos de seda. Noticias suministradas por Mr. Maistre de Villeneuvelle. Hace mucho que se habla bastante de la enfermedad de los gusanos de seda, sin haber averiguado las causas que la producen. No me propongo ahora estudiarlas, sino dar á conocer algunos medios que, en mi opinión, pueden conducir á buenos resultados respecto de la semilla que se emplea en el dia. La cria de los gusanos de seda debe hacerse con las siguientes pre- cauciones: 1.a disponer departamentos en que quepan dos ó tres onzas de semilla á lo mas, y sobre todo colocarla en locales nuevos; 2.a con- servar el suticiente calor para que los gusanos queden preservados de las variaciones que experimente la temperatura exterior, é impedir de este modo que la cria se prolongue inútilmente; 3.a por último, propor- 126 donar la ventilación que baste para evitar los miasmas ó gérmenes contagiosos. A los medios que acabo de enumerar podria agregarse el que pone en práctica Mr. Journet, sericultor de Yigan, consiguiendo hace quince años que salgan bien todas las crias, y que consiste tan solo en colocar los gusanos procedentes de la mejor semilla del pais en los locales ó piezas donde todos los años se deposita la lana sucia del esquileo. Por lo que á mí toca, antes de creer en la eficacia de este procedimiento he tratado de obtener datos, y de cerciorarme de si el mismo hecho lo habían observado otras personas dedicadas á la cria de los gusanos de seda; y en efecto, en 8 de noviembre de 1866 me dice Mr. Emilio Orlus, de Bagnols, lo siguiente acerca de este particular. Según las noticias que he podido adquirir de Mr. Louis Abeille, de Ucés, Mr. Richard, de Bagnols, y otros que crian gusanos de seda, se obtiene infaliblemente una cosecha buena, colocando los gusanos en los corrales de ovejas ó locales en que haya lana sucia. El mismo dia en que recibí estos datos, supe también por una per- sona que tenia cria de gusanos en Brignac (Herault), que le producían muy buenos resultados las crias hechas al lado de un corral, mientras que, por el contrario, se perdían las que estaban en un establecimiento modelo. Debe creerse por lo tanto, que el olor de la lana sucia influye favorablemente en los gusanos, preservándolos de la enfermedad que es endémica en ellos. Fotografía tomada del cuerpo de un hombre cuatro meses después de muerto. Hace tiempo, dicen Les Mondes, que hemos dado á conocer los maravillosos procedimientos por medio de los cuales preserva de la putrefacción el Dr. Marini las sustancias orgánicas mas expuestas á descomponerse. Por medio de su procedi- miento da á un cadáver la consistencia de piedra sin quitarle nada de sus formas, y además le hace recobrar toda la flexibilidad de un cuerpo vivo. Tenemos á la vista la fotografía de un cuerpo humano cuatro meses después de haber fallecido el individuo, cuyo cadáver se habia conservado por el procedimiento del Dr. Marini; y la fotografía á que aludimos es el retrato de Pedro Martini, autor de una historia de Cerdeña, que murió el 17 de febrero de 1866. El 17 de junio siguiente se sacó el cuerpo del difunto de la capilla en donde estaba depositado á un terrado que domina el cementerio : allí el Doctor Marini le dió una gran flexibilidad, que permitía colocarle y vestirle como se quisiera, y el fotógrafo Agustín Lay pudo con facilidad repro- ducir sus facciones con sus aparatos en presencia de muchos amigos del difunto. La ilusión es completa, y parece que se está viendo á un hombre vivo. Origen del perro doméstico. Mr. F. Fitzinger ha presentado á la Academia de Ciencias de Viena, una Memoria acerca del origen del perro doméstico. El autor ha consultado, con el fin de resolver la cues- tión que se ha propuesto, todos los documentos escritos, gráficos y plás- ticos de la antigüedad griega, romana y egipcia, así como también las leyes, ordenanzas y reglamentos de la edad media relativas á la caza y montería. Los monumentos del Egipto demuestran que, al principio de los tiempos históricos, se conocían solamente algunas formas de la es- pecie canina, que no podrían derivarse de otras preexistentes, y que por esta razón deben admitirse como especies originarias y distintas. Las formas bastardas, muy raras por otra parte, indican, á no dudarlo, un cruzamiento de algunas de estas especies con otras que todavía viven en nuestros dias en estado salvage. Lo mismo sucede con las formas conocidas por los Griegos y los Romanos, y aun también con las que se mencionan en los documentos ó se hallan representadas en los monu- mentos de la edad media. La multiplicación de las formas bastardas solo data de una época comparativamente reciente; y los tipos principales co- nocidos desde las épocas más remotas, y en los cuales no pueden desco- nocerse especies distintas, han quedado intactos siempre que se ha que- rido conservarlos en su pureza. Bajo el punto de vista zoológico, las cues- tiones que hay que resolver son estas. ¿Es posible hallar el tipo primor- dial del perro doméstico en una de las especies congéneres que actual- mente viven en estado salvage? Los tipos principales del perro doméstico (aparte de las razas evidentemente bastardas), tan diferentes entre sí, ¿son derivaciones de una sola y única especie, ó tienen el valor de especies distintas? Estos tipos principales, aunque por su cruzamiento den regu- larmente formas bastardas, aptas para reproducirse, ¿pueden admitirse como especies distintas? El examen crítico de todos los hechos conocidos y debidamente comprobados, ha conducido al autor á las conclusiones siguientes. 1.a El lobo, el chacal, la zorra, el kolsun (dhole) y el buansu son todos especies distintas, enteramente diversas de los tipos variados del perro doméstico, con los cuales pueden formar y realmente han forma- do uniones fecundas, de las que han procedido ciertas razas del perro doméstico, sin que, no obstante, pueda deducirse de estos hechos que estas especies ó algunas de ellas sean el origen común del perro do- méstico. 2.a Las formas tan variadas del perro doméstico pueden redu- cirse á siete tipos fundamentales , que no se derivan de ninguna de las es- pecies del género perro actualmente existentes en estado salvage, y por consecuencia deben considerarse como otras tantas especies distintas, que han existido originariamente en el mismo estado salvage ó medio salvage, y se han domesticado completamente con el trascurso de los siglos. 3.a Estas especies tipos son el perro doméstico ( canis domesticas), el de pelo sedoso ( C . extravias), el pachón (C. vertagus), el de caza {C. sagax), el dogo (C. molossus), el galgo (C. leporarius) y el perro de piel lampiña (C. caraibceus). 4.° Todas las demás formas no son más que variedades producidas por la acción del clima, las condiciones de existencia y la influencia del hombre, ó bien mestizos que provienen del cruzamiento de las especies tipos. Fabricación del azúcar. En su última obra titulada Cuba y las Antillas, expresa Mr. Duvergier de Hauranne del siguiente modo la sor- presa que le causó su visita á una de las fábricas de azúcar del país. Fuimos á visitar la fábrica de azúcar, y quise seguir la fabricación en todos sus detalles, observando desde la caña molida entre los cilindros hasta el polvo fino que se seca en los graneros. El zumo extraido del molino se recoje en un depósito, y las bombas de vapor lo elevan ince- santemente á calderas gigantescas, en las cuales se concentra hirviéndolo en el vacío. El aparato se compone de tres inmensas cubas de paredes 128 gruesas, rodeadas de balcones de hierro y de escaleras. Por medio de unos tragaluces con cristales que hay en la armadura puede verse cómo se levanta el líquido y se agita interiormente, desprendiéndose el vapor en forma de torbellino. Uno de los tres cilindros se calienta únicamente por el vapor que sale de los demás; los motores son de fábrica inglesa y sumamente perfectos. Hay otra máquina de recambio, siempre llena de vapor, y preparada para poder utilizarla, si la primera se inutilizase. «Es cosa singular ver que estos mecanismos complicados son dirijidos por colies de piel amarilla, que únicamente llevan por traje un pañuelo atado al vientre.» Mr. Duvergier de Hauranne dice después: «Mi admiración y asombro crecían á cada momento. Esperaba encontrar una de esas industrias atrasadas ó bárbaras, en que la multitud de brazos suple á la invención del hombre, y me hallé por el contrario con una maravilla de la industria moderna. El material de la fábrica vale muchos millones: ningún trabajo se hace á brazo , y por todas partes se ven vias férreas, carros que van de un punto á otro, cábrias movidas por el vapor que suben y bajan pesos sin cesar, observándose una gran inteligencia hasta en los meno- res detalles. Así es que el fuego de las calderas se alimenta con la paja que produce la caña estrujada, habiéndola secado préviamente al sol: y esto economiza el gasto tan grande que se ocasionaría si hubiese que traer carbón de piedra de Europa ó de los Estados-Unidos. También se economiza el agua por medio de un procedimiento muy ingenioso, en razón á que teniendo que emplear cantidades muy grandes de ella, no serian suficientes para suministrarla los pozos de la plantación. Para suplirla ¿qué es lo que se ha imaginado? Se recojen en refrigerantes, las aguas calentadas, y por medio de una máquina se elevan á un depósito, desde el cual se esparcen en innumerables canalitos sobre un gran ta- blado de nopal, desde el cual van cayendo gota á gota. Enfriada por la evaporación que acompaña á la caída, cada gota de agua vuelve fresca al depósito de donde ha salido. Editor responsable, Ricardo Rdiz. N.° 3.°— REVISTA DE CIENCIAS. — Marzo de 1867. GEOMETRIA SUPERIOR. Introducción á la Geometría superior; por el Sr. D. José Echegaray, individuo de la Real Academia de Ciencias . (i Continuación .) ¿Son diversos los haces en que la recia O / es perpendicu- lar á la X X, de aquellos en que dicha recia es oblicua? O mas claro: lodos los haces en involución, ¿pertenecen al género de los de las figuras 45 y 45 bis? Estas dudas se desvanecen demostrando que en un haz en involución Oaa ( fig . 47), oblicuo respecto á XX [es decir, en el que el ángulo O I X no es recto], siempre pueden ha- llarse dos rectas conjugadas Ob , Ob' , y perpendiculares entre sí, como veremos en el párrafo próximo. Por ahora podemos mirar como plenamente demostradas para lodos los haces en involución las proposiciones que pre- ceden, porque si respecto al último método caben dudas, [que en breve desaparecerán], no sucede lo propio en cuanto á las demostraciones de los Núms. 94 y 95, que son abso- lutamente rigorosas. TOMO XVII. 9 130 XII. — Propiedades proyeclivas de los sistemas y haces en involución. Núm. 100. Puesto que las propiedades y relaciones de los sistemas rectilíneos y de los haces en involución, dependen únicamente de la igualdad de relaciones anarmónicas, y que estas no cambian en las proyecciones cónicas ó cilindricas, dedúcese de aqui inmediatamente, que la proyección cónica ó cilindrica de lodo sistema ó haz en involución, será otro sis- tema ú otro haz en involución también. Sin embargo, como las propiedades proyeclivas son en ex- tremo interesantes, conviene que nos detengamos á expla- narlas. Núm. 101. Proyección cónica de un sistema rectilíneo en involución . Sea xx ( fig . 46) un sistema rectilíneo en involu- ción; PP el plano de proyección; O el polo ó punto de vista, y XX la proyección de xx. Si a, a; btb'; c,c son pares de puntos conjugados de la involución xx , sus proyecciones A, A’; B , B’; C,C serán puntos conjugados de la involución XX; y es fácil pro - bar que la relación anarmónica de cuatro cualesquiera, — A, B, C\ D' por ejemplo, es igual á la de sus conjugados, — A', B\ C, D — . En efecto: puesto que el sistema xx está en involución, tendremos, R, (a, ó, c\ df)=zBd (a, b' , c, d); pero Ra ( haz OABC’D’)=Ra {a,b,c\d’)t y RJhaz OAr B' CD) = Rd(a',b' c,d), luego Ra{haz O A BC D') = Ra(haz O A’ B’ CD) : 131 por último R,(haz O AB C D') = Ra (A, Bt C\ D ) , y Ra(haz OA'B'CD) = Ra ( A’,B\C,D ), y por lo tanto Ra (A, B , Cr, ZT) = (Ar, Z?\ C, Z)). Dedúcese de aquí, que la proyección de una involución es una nueva involución , y que las proyecciones de los puntos conjugados son los puntos conjugados de la proyección. Núm. 102. Observación importante. Nótese sin embargo, que la relación analítica xx=m no es proyecliva. En efecto, si Y es la proyección del centro 1 de la invo- lución xx} y representamos por I y I' las proyecciones de las variables x, x\ es fácil probar que no se verifica X . XT = m ni aun X . X' constante; pero es inútil dete- nernos en este punto, porque indirectamente queda demostrado por lo que sigue. Y no debe extrañarse que así sea: el punto 1 no está de- finido por relaciones anarmónicas, luego en general no debe ser proyectivo conservando su carácter de centro de involu- ción; ó de otro modo, la proyección del centro no puede ser el centro de la proyección sino en casos particulares. Pongamos más en claro todavía este punto. Hemos dicho que los puntos conjugados de la proyección son las proyecciones de los puntos conjugados; luego si tra- zamos 01 y O Y' paralela á xx , estas dos rectas pasarán por el punto I y por el punto del infinito sobre xx conjugado con el centro; luego sus intersecciones Y, Y' con el plano PP serán dos puntos conjugados. Ahora bien, el punto Y tiene su conjugado Y' en el espacio finito, por lo tanto no puede ser el centro de la involución XX. En resúmen: Toda involución es proyectiva; Y son proyectivos los puntos conjugados, y por lo tanto los puntos dobles; pero no es proyectivo el centro. Gomo este punto es el único para el cual se verifica 132 xx = constante, he aquí por qué, contando desde Y las dis- tancias X y X\ no puede verificarse dicha condición. Nótese sin embargo, que para la proyección A, i?, C A' , B' , C' ..... tendremos una ecuación X . X' = constante, análoga á la xx'=m; pero las variables X y X' no se con- tarán desde Y sino desde el centro propio de la nueva invo- lución XX. Sin embargo, en la proyección cilindrica es evidente que serán proyectivos: 1. ° La involución. 2. ° Los puntos conjugados. 3. ° El centro. í.° La relación analítica xx — constante, salvo que la constante será distinta. Núm. 103. Nada más fácil que determinar el centro de involución del sistema XX. Cada dos puntos conjugados del sistema xx dan por sus proyecciones puntos conjugados del sistema XX; pero el centro es conjugado del infinito, luego para buscar dicho cen- tro basta determinar sobre xx dos puntos conjugados, tales que uno de ellos se proyecte en el infinito de XX. La pro- yección del otro será el centro de la involución XX. De aquí se deduce la siguiente construcción. 1. * Trácese por O una paralela Oi' kXX, y prolongúese hasta que encuentre á la recta xx: sea i este punto. Por ser Oí paralela á XX, la proyección de dicho punto i ' estará en el infinito de XX. 2. ° Determínese por la relación xx'~m el punto i so- bre xx conjugado con i'. 3. ° Hállese la proyección K de i, y este punto será el centro de la involución XX. En efecto: por ser i ' é i conjugados, lo son sus proyec- ciones; pero la de i ' está en el infinito, luego K es el punto de XX conjugado con el infinito, es decir, el centro. En resúmen, 1 y el infinito de xx se proyectan en el es- pacio finito, —en Y é Y' — sobre XX. Y recíprocamente, K y el infinito de XX corresponden á dos puntos i é if situados en el espacio finito de xx . 133 JSúm. 104. Es evidente que podemos considerar al sis- tema A,B,C A\B',C’ como proyección sobre la recta XX de la involución xx, prescindiendo del plano P P; ó bien como el resultado de cortar un haz en involución O por una «secante XX: de este modo tendremos nuevos teo- remas relativos a la proyección de una involución rectilínea sobre otra recta, ó á los haces en involución y las trasver- sales. Núm. 105. En el Núm. 99 dijimos que, dado un haz O en involución (fig. 47) y una secante XX, tal que la recta 01, que une el vértice O al centro 1 de la involución sobre dicha secante, sea oblicua con respecto á ella, siempre podre- mos hallar dos puntos conjugados b, b’ , que determinen líneas conjugadas Ob, Ob' formando un ángulo recto. El problema se reduce en último análisis á este otro de geometría: Sobre una recta XX buscar dos 'puntos b, b' , tales que 7áX/ár = m2— siendo I un punto fijo y m2 una constante — y que las rectas Ob, Ob’ formen un ángulo recto. Resolución. Primer caso: que los puntos b , b' estén á un mismo lado de 7. Sean b y b' los puntos buscados; Ob, Obf las recias per- pendiculares entre sí; y bOb' la circunferencia trazada sobre bb' como diámetro, que contendrá evidentemente al punto O. Si desde 7 trazamos It tangente á dicha semicircunfe- rencia, tendremos ll* = Jbxlb' , luego It — m. Así, describiendo con m por radio y desde 7 como cen- tro una circunferencia tt\ esta y la bOb' se cortarán nor- malmente. Ahora bien, como la circunferencia tí ' es conocida, re- sulta que el problema propuesto puede enunciarse de este modo: Buscar una circunferencia b Ob' cuyo centro esté en XX, que pase por O y que corte normalmente á la tt' . El centro de dicha circunferencia es evidentemente el 134 punto de intersección s del eje radical de la circunferencia tt’ y del punto O, con la recta XX (1). En resúmen: 1. * Trácese con m por radio y desde /como centro la cir- cunferencia tt' . 2. ° Determínese, como se indica en la nota, el eje radical de esta circunferencia tt ' y del punto O. 3. ° Haciendo centro en el punto s, intersección de XX y del eje radical que acabamos de hallar, y con s O por radio, descríbase la semicircunferencia bOb'. (1) El eje radical de una circunferencia O (fig. íl ter) y de un punto A, es un caso particular del eje radical de dos circun- ferencias: basta suponer nulo uno de los radios. Puede definirse también de otro modo, considerándolo como lugar geométrico de puntos, tales que la distancia de cada uno de ellos — C por ejem- plo— ai punto dado A, sea igual á la tangente trazada desde el primero á la circunferencia 0: es decir CB = CA. Que el lugar geométrico en cuestión es una línea recta, se demuestra fácilmente. Del triángulo COB se deduce CO* 2 * * * 6 == CB>-\-OB ■; pero CB= CA , luego C O7 = CAZ + OB\ 6 bien COz~~CA2—OBz =RZ. Además COz = Cj)^JrODz; CA* = CD7-\-AD\ y restando OD2— AD'=zC07 C A2 — R2, 135 Los puntos b, b’ serán los punios buscados: Y Ob, Ob’ dos rectas conjugadas y perpendiculares. Segundo caso: que los puntos b y b' (fig . 40 bis) hayan de estar de distinto lado del centro /, lo cual sucederá cuando la constante — m 2 de la involución sobre xx sea negativa. En esta hipótesis, la solución del problema es aún más sencilla. Levantando una perpendicular le á XX; tomando en ella lc = m (si la constante es — m2); y por último, tra- zando ds perpendicular sobre cO en su punto medio, el de de donde resulta {OD — AD) (OD-\-AD)=: R2 y OD-AD=^ = ^ representando OA por d. Las dos ecuaciones OD — A D = y OD + AD = d, d determinan un solo punto D sobre la recta XX para proyección del punto C, sea este cual fuere; luego todos los puntos C del lu- gar geométrico están en la recta DC, perpendicular á XX y levantada en el punto D. Recíprocamente, todo punto C de la recta DC goza de di- cha propiedad. Para determinar el eje DC puede seguirse el siguiente mé- todo: 1. ° Por un punto B de la circunferencia O trácese una tan- gente BC. 2. ° Por el punto E, medio de la recta AB, levántese EC per- pendicular sobre AB: el de intersección C de esta perpendicu- lar y de la tangente será un punto del lugar geométrico buscado. 3. ° La recta DC perpendicular sobre XX será dicho lugar geométrico. La circunferencia cuyo centro es C, y CA— CB el radio, pasará por A y cortará normalmente á la O. 136 intersección s de las rectas ds y XX será el centro de una semicircunferencia de radio s O, que determinará los puntos buscados b, b’. Y en efecto, por una parte se tiene sc = sO; luego la semicircunferencia pasa por O: por otra cí2=lbXlb\ ó bien m2 = lbxlb\ Las rectas Ob , Ob’ pasarán pues por puntos conjugados b, b' de la involución XX, y serán perpendiculares entre sí. Núm. 106. Resulta de lo demostrado en el número ante- rior, que determinando en un haz en involución O ( fig . 48) dos rectas conjugadas 01, Ooc, perpendiculares, y una tras- versal XX paralela á O o© ó perpendicular á 01, el punto 1 será conjugado del infinito, y por lo tanto el centro de la involución XX: Luego en un haz en involución es siempre posible escojer una trasversal, de tal modo que la recta que une el vértice al centro de involución sea perpendicular á dicha trasversal. La hipótesis del Núm. 96 era pues legítima, y las consecuencias á que llegamos completamente generales. Núm . 107. Hemos dividido los haces en* involución en dos géneros, según que la constante es positiva ó negativa. En el primer caso, dos ángulos menores que 180°, forma- dos por dos pares de rectas conjugadas, son ó estertores uno á otro y sin ninguna parte común; ó, por el contrario, uno está comprendido por completo en el otro. Ejemplos: AON y COCr (fig. 45). AON y BOB\ En el segundo caso, ambos ángulos en parle se superpone11 y en parte rebosan. Ejemplo: AON, BOBf (fig. 45 bis}. Otro tanto podemos decir respecto á los segmentos en las 137 involuciones rectilíneas que resultan de corlar un haz por una secante: es decir, que sea cual fuere la trasversal que se considere, si la involución del haz es de primer género, la in- volución rectilínea será también de primer género; y si la involución del haz es de segundo género, del mismo será la de una trasversal cualquiera. Basta para convencerse de ello examinar con alguna de- tención las figuras 49 y 49 bis. La figura 49 representa una involución del primer gé- nero: O es el vértice; OI el eje; XX' una secante perpendicular á dicho eje; xx una trasversal cualquiera; O A y O A’ dos rectas conjugadas, de las que la segunda O A' es paralela á la secante. a es el centro de la nueva involución. Todos los ángulos comprendidos en a dan puntos conju- gados á la derecha del centro a , y los que corresponden al ángulo ¡3, á la izquierda de dicho centro; y en la figura se ve claramente cómo y por qué razón los segmentos a o©, bb\ ce están por decirlo unos dentro de los otros, al paso que los a ( — oo), dd\ ee situados á la izquierda, son exteriores á los primeros, pero también abarcados por completo los me- nores por los mayores. La figura 49 bis , representa una involución del segundo género. Las notaciones son las mismas que las de la figura ante- rior, y se ve fácilmente cómo los segmentos en parte se su- perponen y en parte rebosan. Núm. 108. Proyección cónica ó cilindrica de un haz en involución. Sean ( fig . 50): O el punto de vista ó centro de la proyección cónica; P P el plano del cuadro; oab a b' un haz en invo- lución; y o ab a' b' su proyección sobre PP. Puesto que el haz oab ab' está en involución, e* sistema rectilíneo ab ab' también lo estará, y por lo tanto (Núm. 104), el haz o' ab a'b’. 138 De aquí se deduce, que la proyección de un haz en invo- lución es otro haz en involución: Las proyecciones de dos rectas conjugadas serán las rec- tas conjugadas de la proyección: Y las de las rectas dobles (si las hay), serán las rectas dobles de la nueva involución, pero no serán proyectivos ni los ejes y las relaciones analíticas. Núm. 109. Para hallar los ejes o'I, oF de la proyec- ción basta determinar dos rectas conjugadas oí, of , tales que sus proyecciones cónicas o'I , oí' formen ángulo recto. Ahora bien, como los puntos 1 é F son puntos conjuga- dos de la involución rectilínea XX, resulta desde luego que para hallar los ejes deberemos determinar dos puntos conju- gados de dicha involución, y tales que, uniéndolos al centro o’, el ángulo lo I' sea recto. (Núm. 10o.) Núm, 110. Observación general sobre la teoría de la invo- lución. Hemos supuesto en la mayor parle de las teorías anteriores, que se trataba ya de involución de puntos ya de haces, pero unos y otros continuos, y comprendidos en las fórmulas xx =. constante, ó bien tgu-tg a== constante: sin embargo, es evidente que dichas teorías son aplicables al caso de un número / mito de puntos ó de rectas, y que aún son aplicables las fórmulas precedentes con esta única restric- ción: que la variable x en la primera y la a en la segunda solo podrán lomar un número finito de valores, á los que cor- responderá igual número para x y a\ Por ejemplo, si se trata de la involución de 6 puntos ó de 6 rectas, x' y a\ podrán recibir 6 valores, pero no más. XIII.— Figuras homográficas. Definición. Núm. 111. Dos figuras A y A’ ( fig . 51) se dicen que son homográficas, cuando cumplen con las siguientes con- diciones: 139 1. a Que á puntos y rectas de la una A, correspondan punios y rectas en la otra A', y recíprocamente. 2. a Que la relación anarmónica de cada cuatro puntos en línea recta de la figura A , sea igual á la relación anarmó- nica de los conjugados de la A'. 3. a Que la relación anarmónica de cada cuatro rectas con- currentes de la primera, sea asimismo igual á la de las cor- respondientes de la segunda. Que estas condiciones son más que suficientes para deter- minar una de las figuras A' conociendo la otra A, y cier- tos punios de la primera, es cosa evidente, y por lo tanto parece natural que, siguiendo aquí el mismo método que he- mos seguido en los sistemas rectilíneos homogr áticos, en los haces del mismo nombre, y en la involución, demostremos que las condiciones anteriores no son incompatibles. Sin embargo, en el caso presente la demostración es fácil, y desde luego se ve que tales sistemas homográficos son posi- bles. En efecto, dos figuras planas, de las que una ha sido formada proyectando cónica ó cilindricamente la otra, son ho- mográficas, puesto que cumplen con todas las condiciones de la definición. (Se continuará.) ASTRONOMIA. Real Observatorio de Madrid . — Observación del eclipse de Sol del 6 de marzo de 1867. Este eclipse ha sido uno de los más notables que, como parciales, pueden observarse desde un lugar cualquiera de la tierra. Al principiar el mes, presentábase el cielo en Madrid anubarrado y revuelto, y había motivo para recelar que el fe- 140 nómeno astronómico que se esperaba pasara desapercibido, ó se efectuara en malas condiciones de observación; y en la larde del mismo dia 6 entoldóse poco á poco y por completo casi la atmósfera, y comenzó un temporal de lluvias y vientos, de larga duración y propio de la actual época del año; pero, mientras el Sol permaneció eclipsado, ni una nube siquiera se descubrió sobre el horizonte , ni el viento se dejó sentir apenas. Principió el eclipse á las 7h 37m 308 de la mañana, y co- menzó la oscuridad á ser notada, hasta por las personas más desprevenidas é ignorantes de lo que en la bóveda del cielo sucedía, poco antes de que el borde de la Luna ocultara el centro del Sol, hácia las 8h 13m. Desde aquel momento fué aumentando la oscuridad con suma rapidez, y los objetos dis- tantes, esparcidos por el campo y perdidos á lo lejos en el ho- rizonte, comenzaron á teñirse de un color anaranjado y triste, completamente distinto del que suelen adquirir al despuntar la aurora ó concluir el crepúsculo de la larde, y algo parecido al que, en circunstancias ordinarias, presentarían, vistos á través de un vidrio un poco ennegrecido por el humo. Llegada la maxima fase del eclipse, las fachadas, torres y techumbres de la capital, contempladas desde lo alto del Observatorio, forma- ban un conjunto vago y extraño, de tinte lívido y como sinies- tro, imposible de calificar con exactitud y acierto. Los pajari- llos que bulliciosamente revoloteaban por el campo, se mani- festaron como sorprendidos y alarmados de aquella tan próxi- ma é inesperada noche, y comenzaron á piar tristemente y á trasladarse de un lugar para otro, con incierto y no muy segu- ro vuelo. Numerosas bandadas de palomas regresaron, al pare- cer en busca de refugio, de los campos cercanos á los edificios donde anidan, cerca ó en el interior de la capital, durante el rato de oscuridad mayor, y verdaderamente notable, desde las 8h 45m hasta las 9h 5m de la mañana. La niebla, de poco espesor y adherida al suelo, que al asomar el Sol se eslendia por el 0. y N. 0., engrosó y llegó á formar, hacia el medio del eclipse, á modo de una cordillera de montañas, de color pardo muy intenso. Por el S., y siguien- do el curso del rio Manzanares, también se formó al propio 141 tiempo una ligera capa de neblina, que se desvaneció poco á poco, mucho antes de concluir por completo el eclípse, á las 10h 17ra 45s. La escarcha de que amaneció cubierto el suelo, subsistió sin fundirse y evaporarse hasta las diez de la mañana en los sitios descubiertos, y hasta cerca de las doce en los sombríos. Mirado á través de un buen anteojo, el contorno del disco lunar que se proyectaba sobre el área brillante del Sol, ofre- cía el aspecto de una sierra de dientes desiguales é irregular- mente distribuidos. No obstante, los extremos ó cuernos de la fase sin cesar variable del eclipse, se conservaron siempre muy agudos, y sin presentar particularidad alguna digna de men- cionarse. El Sol tenia una sola mancha, pero tan pequeña que costa- ba trabajo descubrirla; mancha que se eclipsó y reapareció, sin que nada de particular se notara tampoco en su aspecto y tinte ó entonación peculiar. En ningún momento del eclipse se consiguió descubrir por completo el borde de la Luna, ni ménos se percibió vestigio alguno de corona luminosa ó de protuberancias coloreadas, semejantes á las descritas en los últimos eclipses totales ocur- ridos. Sin el auxilio de un vidrio ahumado ó cristal de color oscuro y bastante intenso, era, por lo demás, imposible fijar la vista, sin quedar deslumbrado el observador en el acto, en la región del cielo ó borde externo del disco lunar donde tales apariencias debieran haberse descubierto; y el cristal colo- reado apagaba por completo los varios y ténues resplandores de muy dudosa existencia en el caso actual, á que se acaba de hacer alusión. Los contactos extremos del Sol y de la Luna, ó principio y fin del eclipse, fueron determinados por cuatro observado- res, separados unos de otros por la conveniente distancia, y provistos de los instrumentos necesarios para el objeto: por D. Cayetano Aguilar y D. Eulogio Jiménez, con auxilio de dos ecuatoriales de Stenheil, iguales, y cuyo objetivo mide 12 centímetros de diámetro; por D. Vicente Ventosa, que se sir- vió del anteojo de un instrumento astronómico de Repsold, de 6| centímetros de objetivo; y por el que estas líneas suscribe, 142 usando la ecuatorial de Merz de 27 centímetros de objetivo y un ocular de mediana fuerza. Los cuatro cronómetros de que también estos observadores necesitaron servirse, fueron com- parados con el péndulo sidéreo normal tres veces: antes de principiar el eclipse, y á continuación de los dos contactos ex- tremos del Sol y de la Luna; y el estado del péndulo referido fue determinado por D. Cayetano Aguilar, por la observación á su paso por el meridiano de un grupo de estrellas en las noches del 4, 5 y 6 del mismo mes de marzo (1). Véanse á continuación los cuatro valores obtenidos para el principio, fin y duración total del eclipse, expresados en tiempo medio astro- nómico del meridiano de este Observatorio. (1) Los resultados de estas observaciones fueron los siguientes. 4 DE MARZO. ESTRELLAS OBSERVADAS. TIEMPO SIDÉREO de la observación. ESTADOS del péndulo. p Tauri ... gh {gm — 22°, 70 s Orionis 29 22 ,78 a Orionis 48 22 ,80 « Canis majoris. . . 6 39 22 ,80 Y Canis majoris 58 22 ,82 § Geminorum 7 12 22 ,72 Promedio 6 7 -22 ,77 143 Dia 5 de marzo. PRINCIPIO. FIN. DURACION. OBSERVADORES. 19h37m27s,4 22b 17m428,7 2b40m 15s,3 A. Aguilar. 29 ,4 44 ,4 13 ,0 C. Aguilar. 33 ,9 47 ,2 13 ,3 E. Jiménez. 30 ,3 42 ,7 12 ,4 V. Ventosa. Aunque, sin fundamento científico conocido, se haya atri- buido por algunas personas el temporal húmedo y borrascoso 5 DE MARZO. £ Leporis 5h 0m —24°, 09 p Orionis 8 23 ,84 Y Geminorum. . . ....... 6 30 23 ,68 « Canis majoris 39 23 ,71 £ Canis majoris 53 23 ,96 Y Canis majoris 58 23 ,97 ® Geminorum 7 12 23 ,62 a Canis minoris 32 23 ,84 p Geminorum 37 23 ,78 Promedio 6 36 -23 ,83 144 del mes de marzo á una influencia, no sabemos si favorable ó funesta, del eclipse, mientras este fenómeno se verificó es lo cierto que ningún accidente meteorológico sobrevino, inespe- rado ó notable por ningún concepto. Como durante otros eclipses sucedió también, en éste el barómetro no esperiraentó en su movimiento sacudida alguna, interrupción ó cambio extraordinario de ningún género: á descender había comenzado en la madrugada del dia o, y des- cendiendo continuó en todo el 6* y hasta muy adelantado el 7. La ondulación habitual y ascendente, de las 8 á las 9 de la mañana, se reveló también, aunque poquísimo, en el segundo de estos dias, más por un retardo ó alto en el descenso, que por una verdadera ascensión de la columna de mercurio. Para completa satisfacción de nuestros lectores, agregamos á estas líneas las indicaciones del aparato mencionado, durante la ma- ñana del dia 6 y tiempo principalmente del eclipse. 6 DE MARZO. a Canis majoris 6h 39m —24°, 68 £ Canis majoris 53 24 ,90 Y Canis majoris 58 24 ,86 § Geminorum. 7 12 24 ,60 a Canis minoris 32 24 ,81 ¡3 Geminorum 37 24 ,81 Promedio 7 8 —24 ,78 El movimiento del péndulo entre los dias 4 y 5 ascendió á ls,06, y entre los 5 y 6, á 0S,95. Para reducir las observaciones del eclipse, el movimiento adoptado fué de 1 s, 00. 145 Presión barométrica en la mañana del 6 de marzo. HORAS. PRESION. HORAS. PRESION. 7h 0m 696,46 9h 0m 696,12 15 6,46 15 5,92 30 6,40 30 » 45 6,40 45 5,73 8 0 6,44 10 0 5,72 15 6,38 15 5,74 30 6,28 50 5,67 45 6,30 12 0 5,42 El viento, que en los dias 1, 2 y 3 de marzo sopló del N. E. con ímpetu violentísimo y una velocidad hasla de 1000 kilómetros en cada 24 horas, se aplacó en la larde del 4, y continuó adormecido ó encalmado hasla la madrugada del 8. En la mañana del dia 6, sobre todo, era tan débil la brisa del E., que con dificultad se percibía durante algunos ratos. En el estado adjunto se hallan inscritos los espacios recorridos por el viento en cada cuarto de hora, desde las 7 á las 10 de aquella mañana, espresados en metros, y deducidos de la ob- servación de un anemómetro muy sensible. TOMO XVII. 10 Velocidad del viento en metros. 7b 0m á las 7h 15m 1800 7 15 7 30 000 7 30 7 45 580 7 45 8 0 120 8 0 8 15 200 8 15 8 30 20 8 30 8 45 490 8 45 9 0 320 9 0 9 15 0 9 15 9 30 400 9 30 9 45 200 9 45 10 0 0 A las O de la mañana la temperatura del aire ambiente era de — 2o, 8, y de — 2°,2 á las 7. Desde esta hora hasta mediar el eclipse fue aumentando de continuo, aunque poco y con mu- cha lentitud, como si la merma de calor trasmitido hacia la tierra, ocasionada por la interposición parcial de la Luna entre nuestro globo y el Sol, fuese inferior al incremento debido á la oblicuidad cada vez menor con que los rayos solares caían sobre el suelo, después de atravesar una capa de aire y de vapor acuoso, también á cada momento menos espesa. Duran- te 20 minutos, sin embargo, desde las 8h 50m á las 9híüin, disminuyó sensiblemente la temperatura del aire, coincidien- do este decremento con el aumento de oscuridad, formación de la niebla de que antes se habló, y precipitación de algún rocío. Desde la última hora citada volvió á subir la tempe- ratura sin interrupción alguna, pero siempre con lentitud , hasta las 10; todo ello conforme demuestra el estado de núme- ros a d j unto, deducido, como los dos anteriores, de las repeli- das observaciones efectuadas por el Auxiliar D. Eduardo Sán - chez Pardo. 147 Temperatura del aire , á la sombra, durante la mañana del 6 de marzo. HORAS. TEMPERATURA. HORAS. TEMPERATURA. 7h 0m —2°, 2 ()h 5m — 1°,6 15 1 ,4 10 1 ,3 30 \ ,3 15 1 ,0 45 1 ,4 20 0 ,7 50 1 ,1 25 0 ,6 55 1 ,1 30 0,4 8 0 1 A 35 0 ,2 5 1 ,1 40 —0 ,2 10 1 ,0 45 +0 ,2 15 0 ,9 50 0 ,3 20 0 ,6 55 1 ,4 30 0 ,9 10 0 1 ,7 35 1 ,1 5 2 ,0 40 0 ,9 10 2 ,5 45 0 ,9 20 3 ,1 50 0 ,8 35 4 ,1 55 1 ,5 50 5 ,0 9 0 -1 ,4 12 0 +9 ,5 148 Bajo la acción directa de los rayos solares, y al abrigo de las corrientes de aire que hubieren podido formarse en torno suyo y falsear ó complicar por lo menos sus indicaciones, se colocaron en el templete superior del Observatorio dos termó - metros muy sensibles, construidos por el fabricante de Londres Sr. Casella, y parecidos uno á otro, aunque no de forma y dimensiones idénticas; ambos de bola ennegrecida , y encerrada dentro de una esferita hueca de cristal, de bastante mayor diámetro, y desprovista de cualquier otra materia ponderable, ó llena á lo sumo de aire muy enrarecido. Los resultados obte- nidos con estos dos termómetros figuran en el siguiente cuadro, juntamente con otros dalos numéricos, necesarios para com- prender bien y apreciar en su justo valor las indicaciones de los referidos instrumentos. la ot vacioi h50 55 O 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 O 5 149 Variaciones de la temperatura al Sol. Allura del Sol. Fracción del disco so- lar no eclip- sada. Termómetro núm. 1. Termómetro núm. 2. Promedio. Variaciones de la tempe- ratura. 15° » 21», 5 21», 5 21°, 50 » » 0,88 21 ,1 21 ,1 21 ,10 —0o, 40 » » 21 ,1 21 ,1 21 ,10 0 ,00 » 0,78 20 ,7 20 ,1 20 ,40 0 ,70 19 » 20 ,0 19 ,4 19 ,70 0 ,70 » 0,67 17 ,5 17 ,0 17 ,25 2 ,45 » » 16 ,0 18 ,8 15 ,90 1 ,35 » 0,55 14 ,5 14 ,9 14 ,70 1 ,20 22 » 13 ,8 14 ,0 13 ,90 0 ,80 » j 0,42 12 ,9 13 ,0 12 ,95 0 ,95 » » 11 ,7 12 ,0 11 ,85 1 ,10 » 0,29 10 ,4 10 ,8 10 ,45 1 ,40 25 » 9 ,0 9 ,2 9 ,10 1 ,35 » 0,15 7 ,8 7 ,9 7 ,85 1 ,25 » » 7 ,5 7,6 7 ,55 0 ,30 » 0,29 7 ,5 7,6 7 ,55 0 ,00 150 Variación de la temperatura al Sol. Hora de la ob- servación. Altura del Sol. Fracción del disco so- lar no eclip- sada. Termómetro núm. 1. # Termo'metro núm. 2. 5 Promedio. Variaciones de la tempe- ratura. 9h10ni 28 » 8o, 4 8°, 3 8o, 35 +0°,80 15 » 0,42 9 ,5 9 ,4 9 ,45 1 ,10 20 » » 10 ,2 10 ,5 10 ,35 0 ,90 25 - » 0,55 11 ,0 11 ,8 11 ,40 1 ,05 30 31 » 12 ,7 13 ,6 13 ,15 1 ,75 35 » 0,67 14 ,5 14 ,5 14 ,50 1 ,35 40 » » 16 ,0 16 ,0 16 ,00 1 ,50 45 » 0,78 17 .8 17 ,8 17 ,80 1 ,80 50 34 » 19 ,7 19 ,7 19 ,70 1 ,90 55 » 0,88 22 ,0 22 ,0 22 ,00 2 ,30 10 0 )) » 23 ,7 23 ,7 23 ,70 1 ,70 5 » 0,96 25 ,0 25 ,0 25 ,00 1 ,30 10 37 » 26 ,0 26 ,0 26 .00 1 ,00 15 » 1,00 26 ,4 26 ,4 26 ,40 0 ,40 20 » » 26 ,5 26 ,5 1 26 ,50 0 ,10 151 Del examen de este cuadro resulta, como del que le pre- cede, y como era también de esperar, que el valor mínimo de la temperatura no coincidió con el momento de la máxima oscuridad, sino que se observó algunos minutos mas tarde; y que en la segunda mitad del eclipse, y por efecto sin duda de la altura del Sol, tan distinta en ambos casos, la oscilación termomélrica fue mas amplia, y de sentido inverso natural- mente que durante la primera. Prescindiendo ahora de los signos de las variaciones, y tomando en absoluto la semi-suma de los números de la última columna, equidistantes del cen- tro, 0,00, hallaremos lo que en cada cinco minutos osciló la columna termomélrica, sea desde el momento de la fase má- xima del eclipse hasta que el Sol se desveló por completo casi, sea en orden inverso; y habremos en mucha parte eliminado la influencia desigual ó variable en el curso del fenómeno, ejercida por la atmósfera terrestre sobre el haz de rayos so- lares que le atravesaba. El resultado de esta operación arit- mética es el siguiente. Variación en ia temperatura en cada cinco minutos de tiempo , desde el momento de la máxima oscuridad hasta la conclusión del eclipse. 0°,55 1 ,17 1 ,12 2 22 1 ,42 1,15 1 ,15 1 ,50 1 ,62 2 ,37 1 ,20 1 ,00 0 ,50 0 ,40 152 No son bajo de ningún aspecto inmediatamente compara- bles entre sí los números de esta columna, prescindiendo de algunos otros, por estos dos motivos: l.° porque las variacio- nes de temperatura que representan se refieren á estados térmicos muy distintos, de 7o, 5 al principio, y de 20 á 25° al final; y además, porque aquellas variaciones proceden de la influencia calorífica de muy diversas regiones del disco solar; de un borde de aquel disco primero, del borde y región cen- tral después, y, por último, de la totalidad casi del área apa- rente del Sol. Pero si volvemos á combinar por via de semi- suma los números de la columna anterior equidistantes del lugar medio, se evitará considerablemente la primera causa de complicación ú oscuridad en el asunto; y aunque no se consiga aislar la irradiación solar ó potencia calorífica de los bordes, de la correspondiente á la región media ó central del astro eclipsado, habremos reducido el intervalo de tiempo á que se refieren aquellos números, y hallaremos, siquiera sea aproximadamente nada mas, la variación de temperatura des- de el momento de la máxima fase del eclipse, hasta poco después de reaparecer el centro del sol. Efectuando esta nueva operación, encuéntrase el siguiente resultado. Variación de la temperatura en cada 5 minutos de tiempo , desde el momento de la máxima oscuridad hasta la reaparición del centro del Sol. 0,47 0,83 1,03 1,21 1,90 1,38 1,32 Y, aunque este resultado provenga de una combinación algo violenta ó complicada de los primitivos datos suministra- dos por la observación, parécenos que pudiera alegarse como 153 una nueva prueba de la desigualdad de la fuerza calorífica del Sol al pasar de los bordes al centro;, y por lo tanto , como un indicio de la existencia en torno de aquel astro de una atmósfera mas ó menos densa, y dotada de una cierta propie- dad absorbente de los rayos caloríficos que á través suyo deben pasar antes de dispersarse por el espacio. Una consecuencia análoga á esta se deduce de las observa- ciones efectuadas con el pirheliómelro simple de Mr. Pouillet, en el mismo lugar en que se hicieron las anteriores termomé- tricas, adoptando las mismas precauciones, y por el propio ob- servador, Auxiliar D. José Bonet. Como es bien sabido, consta el aparato acabado de ci- tar de un termómetro muy sensible, cuyo depósito penetra en el interior de un vaso ó caja cilindrica de hoja de plata, llena de agua destilada y cuidadosamente ennegrecida por una de sus bases, sobre la cual deben caer normalmente los rayos del Sol en el curso de la experiencia. La caja del pirheliómelro del Observatorio es de un decímetro de diámetro y de centí- metro y medio de altura, y puede contener 100 gramos de agua, y la bola del termómetro, con suficiente holgura para que el líquido se revuelva y mezcle bien, agitando con suavidad el aparato. La observación con este instrumento se reduce á de- terminar la variación de temperatura que el termómetro in- dica en 5 minutos, hallándose en sombra, pero muy cerca, y en análogas circunstancias de lugar y orientación en que ha de recibir acto continuo los rayos solares; en determinar la varia- ción durante otros 5 minutos en la segunda situación que se acaba de indicar; y en volver á repetir la primera prueba á la sombra. La variación térmica experimentada bajo la acción directa de los rayos solares, más la semisuma de las variacio- nes en la sombra, expresa el valor de la irradiación solar, si no absoluta ó referida á la unidad de superficie y unidad ó gramo de agua, á la base ennegrecida de la caja y peso total del agua en esta contenida, como sucede en el ejemplo que sigue á continuación, compuesto con los números obtenidos en la espresada mañana del 6 de marzo. Las iniciales s y S, denotan cuál era alternativamente la situación del aparato, á la sombra ó al sol. / ¡ora la ol) 'ación 1 50 55 O 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 O 5 154 solar . —Observaciones pirheliométricas. indicaciones Fracción Irradiación del Diferencias Irradiación. no eclipsada referida al termómetro. del disco so- disco cora - lar. pleto. 10°, 0 +0°,2 9 ,8 2,8 2o, 90 0,881 1 ¡ 3°, 29 12 ,6 -1-0 ,0 ! 12 ,6 2 ,0 2 ,35 0,784 3 ,00 14 ,6 +0 ,7 13 ,9 1 ,0 2 ,15 0,074 3 ,19 14 ,9 + 1 ,6 13 ,3 0 ,7 1 ,85 0,553 3 ,35 14 ,0 +0 ,7 13 ,3 0 ,2 1 ,00 0,424 2 ,30 13 ,5 +0 ,9 i I 12 ,6 —0 ,3 0 ,55 0,290 1 ,90 12 ,3 +0 ,8 ¡ * 11 ,5 —0 ,3 0 ,15 | 0,134 0 ,98 11 ,0 +0 ,3 | 10 ,5 i ' 155 Irradiación solar. — Observaciones pirheliométricas. llora Situación Indicaciones Fracción Irradiación de la ob- del del Diferencias. Irradiación. no eclipsada referida al servado» . aparalo. termo'melro. del disco so- lar. disco com- pleto. 9h 5m S 10», s 0o, 3 0o, 85 0,290 2o, 93 10 s 10 ,8 +0 ,6 15 s 10 ,2 0 ,3 1 ,10 0,424 2 ,59 20 s 10 ,5 +1 ,o 25 s 9 ,5 1 ,3 1 ,90 0,553 3 ,44 80 S 10 ,8 +0 ,2 35 s 10 ,6 1 ,4 1 ,75 0,074 2 ,00 40 S 12 ,0 +0 ,3 1 45 s 11 ,5 1 ,3 1 ,90 0,784 2 ,42 50 S 13 ,0 +0 .3 55 s 12 ,7 2 ,8 í 3 ,95 0,881 4 ,48 ÍO 0 S 15 ,5 +2 ,0 5 s 13 ,5 1 i 4 ,2 5 ,00 ! 0,957 5 ,22 10 S 17 ,7 1 —0 ,4 i 15 s i 18,1 i 156 Si la irradiación solar fuese uniforme ó común para lodos los puntos del disco, los números de la séptima y última co- lumna del cuadro anterior, obtenidos por la división de los que figuran en la 5.a, por los comprendidos en la 6.a, hubie- ran debido resultar aproximadamente iguales, ó crecientes desde el principio al final, por efecto de la altura cada vez mayor del Sol sobre el horizonte; lo cual dista mucho de su- ceder en realidad. Al comenzar la série, los resultados con- cuerdan, sí, con aquel supuesto teórico; pero tan pronto como el disco de la Luna cubrió el centro del Sol, nótase un decre- mento en la irradiación demasiado considerable para atribuirle á un error de lectura, ó á un accidente atmosférico perturbador de ningún género, y más refiriéndose las observaciones á una mañana sin nubes ni corrientes de aire casi perceptibles. La segunda mitad de la série no es tan regular y significativa como la primera, por más que el número 3°, 44, correspon- diente á las 9 horas 25 minutos, momento en que el centro del Sol volvió á despedir calor hácia la Tierra sin obstáculo ó pantalla intermedia, acuse también un notable incremento en la irradiación. Para eliminar el efecto desigual producido por la atmós- fera terrestre, á consecuencia de su poder absorbente y refle- xivo con respecto al calor, y de la altura variable del astro eclipsado, combinaremos ahora, á ejemplo de lo que antes hicimos, por via de semi-suma, los números extremos cor- respondientes á la misma área radiante del Sol, contenidos en la última columna del precedente cuadro; y de este modo deduciremos el nuevo estado que sigue: 157 Irradiación solar durante el eclipse , referida al disco completo del Sol . FRACCION DEL DISCO NO ECLIPSADA. IRRADIACION. 0,96 5°, 22 0,88 3 ,88 0,78 2 ,71 0,67 2 ,90 0,55 3 ,39 0,42 2 ,47 0,29 2 ,41 0,15 0 ,98 De estos ocho valores de la irradiación, los cuatro primeros corresponden á la época del eclipse durante la cual permane- ció descubierto el centro del Sol, y los otros cuatro al intér- nalo de tiempo contrario. Hallemos los promedios de ambos grupos, cuidando, por razones fáciles de comprender, de no dar álos números extremos 5o, 22 y 0o, 98, más importancia ó peso que la mitad del que cualquiera de los otros tiene, y llegare- mos á este resultado final. Irradiación, estando el centro del Sol descubierto 3o, 46 Id., en el caso contrario 2 ,51 158 La diferencia es demasiado grande á nuestro juicio, para que pueda calificarse de fortuita é independiente de una causa natural, agente en ambos casos con intensidad ó grado de fuerza distinto. Como, sin embargo, las observaciones que discutimos son poco numerosas, no creemos que de ellas pueda ni deba deducirse más que una presunción en favor de la realidad de una idea que, por otros medios y muy diverso género de estudios y consideraciones, se ha procurado también sostener. —Antonio Águilar. Nota. También en la ciudad de Barcelona fue observado el eclipse por el ilustrado Director de aquella Escuela náutica el Sr. D. José Bonet, que ha tenido la bondad de remitirnos las observaciones que damos á continuación. Tiempo medio de Barcelona. PRINCIPIO. FIN. DURACION. 2Ch 7™ 17,3 22h 33m 4!>s,3 2b 46ni 28s,0 Mínima distancia de los limbos, tomando por unidad el semidiámetro solar, 0,102. La estación ú observatorio fue la azotea de la casa núm. 1, plaza de Palacio, cuyas coordena- das geográficas son: Latitud. .. 41° 22r 54”, 9 Longitud. . 5o 51r 52", 0 al E. del Meridiano de Madrid. ANALISIS QUIMICA. Noticia del aerolito que cayó en las inmediaciones de la ciudad de Oviedo el dia 5 de agosto de 1856, seguida de su análisis cualitativa y cuantitativa; por D. José Ramón de Luanco. Autenticidad del aerolito, y circunstancias meteorológicas que acompañaron su calda . Entre las cinco y media y las seis de la tarde del dia 5 de agosto de 1856, y estando el cielo cu- bierto de nubes que no eran tempestuosas, oyóse en toda la ciudad de Oviedo, y en un radio de mas de cuatro leguas, un ruido terrible y para lodos eslraño, que proviniendo de la atmósfera en nada se parecía al de los truenos ordinarios. Estando tan accidentado el suelo de Asturias, natural era que dicho ruido se percibiese de diferente modo desde los distintos puntos; así que algunos le comparan á una série de descargas de fusilería, otros á las pruebas de canon que se hacen en Trübia, y los menos, al ruido de un ferro-carril. Pero las per- sonas mas próximas al punto donde cayó el aerolito, de que luego haremos mención, y entre las cuales debe contarse la mayor parle de los individuos de esta Universidad, incluso el Sr. Rector, aseguran que oyeron como cuatro ó cinco des- cargas de canon de grueso calibre, á las que sucedió un ruido semejante al de los truenos ordinarios, aunque algo mas intenso. 160 Así se espresa D. Luis Perez Minguez, distinguido Cate- drático de Historia natural de la suprimida Facultad de Ciencias de la Universidad de Oviedo, en una interesante reseña escrita á los pocos dias de haber caído este aerolito, y de la cual tendré que valerme al referir los hechos que prueban el origen atmosférico de los fragmentos lapídeos recojidos. Mas con el fin de que puedan apreciarse de una vez las circunstancias meteorológicas que acompañaron su caída, me parece lo mejor presentarlas en el siguiente cuadro. ESTACION METEOROLÓGICA DE OVIEDO (1). DIA 5 DE AGOSTO DE 1866. HORAS. TEMPERAD PRESION. ESTADO higrométrico. VIENTOS. ESTADO del cielo. MAÑANA. 9 25°, 4 745mm,2 80°, 0 Algo nubl. 12 27 ,7 745 ,3 78 ,5 N. Id. TARDE. 3 27 ,8 745 ,1 79 ,0 Id. NOCHE. 9 23 ,4 745 ,4 83 ,4 Id. (1) Debo estas noticias ai Sr. D. León Salmean, Decano entonces y Catedrático de Física en aquella Universidad, que en todas ocasiones me ha escitado, ya de palabra ya por escrito, á proseguir el trabajo que hoy presento á la Academia. 161 Al dia siguiente desde muy temprano, continua el Sr. Pé- rez Minguez, empezaron á correrse voces de que habían caído piedras, y el vulgo no tardó en aumentar el número y el de los lugares en que esto habia sucedido, llegando algunos hasta asegurar que habían llovido piedras rojas. No podían perma- necer impasibles los catedráticos de Ciencias naturales ante un hecho que por lo extraño llamaba en gran manera la atención del público; así que, acompañados del celoso Sr. Rector, trataron de averiguar |lo que habia de cierto en este aconteci- miento, quede tan distintas maneras se referia y que á tantos comentarios se prestaba. Estas investigaciones fueron bien pronto coronadas con el resultado apetecido, y muy pocas ho- ras después ya estaban colocados en el gabinete de Historia natural, y á la vista del público, tres fragmentos de un aeroli- to, y en manos de los profesores, los datos que necesitaban para escribir su historia. Tales son los detalles recojidos, y otros que se omiten, al dia siguiente déla caida de este meteorito, resultando cierta la opinión que ya entonces abrigaba el Sr. Perez Minguez, de haber sido varias las piedras meleóricas que cayeron aquel dia, porque además de los dos fragmentos que atravesaron el tejado, y se recojieron en una de las habitaciones de la casa de Benigno Mori, vecino de Fozanelde, lugar situado al Orien- te de la ciudad de Oviedo y distante de ella como 400 me- tros, y de otro pedazo que se halló en un prado contiguo á dicha casa, posteriormente adquirió el catedrático Sr. Sal- mean un nuevo ejemplar hallado en el mismo Fozanelde, que está semi-vitrificado en su superficie y tiene la forma de cuña, como si hubiese pertenecido á una masa de mayores dimen- siones que se resquebrajase y partiese en trozos por efecto de un calor repentino é intenso (1). Con esto adquiere cierto grado de certeza el dicho de al- gunos vecinos de las aldeas de Cadrana y Cadellada, que ase- (1) Sabido es que algunos aerolitos que llegaron candentes á la superficie de nuestro planeta y se quebrantaron por el choque, tenían en su interior una temperatura sumamente baja. 11 TOMO XVII. 162 guraban haber visto caer piedras en Venlanilles y Hevia, lu- gares distantes de Fozanelde mas de media legua; y si á estos testimonios se añade el de otros aldeanos del Barco de Solo, situado una legua al Sur de Oviedo, de haber oido en toda la larde del dia 5 algunos truenos extraños, hay razones muy fundadas para creer que el aerolito, caminando de Sur á Nor- te y pasando por los puntos indicados, recorrió gran parte de una curva elíptica, rompiéndose luego antes de su descenso. Lo que sí parece indudable es que los pedazos recojidos no tenían una temperatura muy elevada en el momento de su caida, porque los dos que penetraron en la habitación de Be- nigno Mori, y se hallaron cerca de su cama, no produjeron ninguna señal de combustión, obrando solamente á impulso de la velocidad adquirida al atravesar el tejado (1). Magnitud, peso y forma de los pedazos recogidos. Además de los pormenores que dejo trascritos, todavía me parece opor- tuno completarlos añadiendo algunos otros detalles que el Sr. Perez Minguez refiere en su Memoria, consignando al mis- mo tiempo la opinión de este ilustrado profesor sobre la pri- mitiva forma del meteorito. Dice así. Los tres fragmentos del aerolito indicado tienen un volu- men, el mayor como de un huevo de gallina, y el menor como el de una paloma, y su peso es de 105 gramos el primero y 50 gramos el segundo. La forma de cada uno de ellos es irre- gular, y la mas ligera observación basta para dar á conocer que formaron parte de un cuerpo poliédrico cuyo volumen y peso es difícil determinar. Debió ser el aerolito un poliedro, pues dos de los dichos pedazos tienen, por la que sería par- te externa, ángulos sólidos triplos con las aristas bien deter- minadas, y el tercero presenta también tres aristas; pero el vértice del ángulo triedro que debieron formar se 'encuentra sustituido por una faceta en forma de triángulo equilátero. Es (i) El aerolito caído en Brannean (Bohemia) el 14 de julio de 1847 atravesó un tabique de paja y barro de la casa de un la- brador, y tampoco dejó señales de carbonización en la paja. ( Comples rendus, 1847.) 163 muy difícil determinar la forma y volumen del aerolito com- pleto, pues dichos fragmentos, que tan parecidos son en todos sus caractéres, menos en la forma, no encajan de manera al- guna los unos con los otros, lo cual hace sospechar que el todo debió tener un volumen considerable. ¿Serán estos frag- mentos trozos de uno solo, ó de distintos aerolitos que cayeron aquella misma larde? Me inclino á sospechar esto último, puesto que uno de ellos, el que se cogió en el prado inme- diato á la casa del citado Morí, sin dejar de presentar carac- téres que no dan lugar á la mas ligera duda de que debió te- ner el mismo origen que los otros, tiene sin embargo el ángulo sólido y las aristas tan perfectamente marcadas, que no puede creerse sean la continuación de las de los otros fragmentos que no se presentaron en manera ninguna tan manifiestas. Des- pués de esta relación hecha por persona tan competente en los dias que siguieron al de la caida del aerolito, es llegado el caso de completar su estudio físico para terminar con la aná- lisis química, principal objeto de este trabajo. Caractéres físicos del aerolito . La capa exterior es de color negruzco: parece haber estado fundida, y tiene muy poco es- pesor. Interiormente presenta este meteorito el aspecto de un agregado de diversas sustancias heterogéneas, ligadas unas á otras con escasa adherencia, de suerte que se disgregan algu- nas partículas al simple roce de los dedos, mientras que en la parte superficial ofrece una cohesión bastante fuerte. El color de la parte interna es el blanco tirante al gris, con puntos me- tálicos brillantes, parecidos unos á la pirita de hierro, y otros, mas oscuros y acerados, al hierro meteórico ó al óxido férri- co (hierro especular y hierro oligisto). Cuando se rompe un pedazo del aerolito, se observa que la fractura va oscureciéndose con el tiempo, y adquiere en algu- nas partes el color del ocre;- fenómeno que se repite en el pol- vo, que siendo gris claro en el momento de la pulverización, se vuelve mas oscuro al cabo de algunas semanas (1). La es- (1) Igual observación hicieron los Sres. Filhol y Leymeric al pulverizar el aerolito de Montrejean. ( Comptes rendus, 1859, to- mo 48.) 1 64 tructura es granujienta, y cuando se le reduce á polvo en un mortero de ágata, se tropieza con ciertas porciones duras, re- dondeadas, y tan coherentes que de ningún modo se consigue disgregarlas, apíaslándose mas bien y dejando en el fondo del mortero un rastro metálico. Martillando una de estas masas sobre la plancha de acero del estuche de Platlner, se extendió en una laminita resquebrajada por sus bordes, y lo mismo sucedió con otra que aplasté en el mortero de Abich. Al pulverizar una vez cerca de dos gramos de aereolito, pude separar masas cúbicas algo semejantes á la pirita de hierro, que destiné á un estudio especial, como se verá en las adiciones de esta Memoria. Resulta de lo dicho que el aerolito está formado por la aglomeración de diversas sustancias; no debiendo considerár- sele como un todo uniforme, y proviniendo de aquí las nota- bles diferencias que se observan en alguna de las propieda- des físicas de sus distintas parles, y mas especialmente en su composición química. Peso especifico. Ros veces se determinó el de este aerolito con el frasco de densidades , disponiendo de una balanza que apreciaba décimas de miligramo con una carga de 100 gra- mos. Aunque las temperaturas eran algo distintas al pesar di- ferentes veces el frasco, el agua destilada y el aerolito, no he creído qué estaría más en lo cierto corrigiendo los resultados, atendida la escasa dilatación que el agua experimenta por 6o, 5, que es la mayor diferencia entre las temperaturas á que se hicieron las pesadas; habiendo puesto el principal cuidado en que el cuerpo estuviese dentro del agua todo el tiempo nece sario para que saliesen las burbujas de aire, que no sin trabajo se lograba expulsar en su interior y desprender del vidrio del frasco, al que se adherían tenazmente. Los datos siguientes servirán para establecer el peso espe- cífico del aerolito. 165 PRIMERA. ✓\/\/-vr\ Temperatura , 13°. Peso del cuerpo 08r,3844 Peso del cuerpo con el frasco lleno de agua destilada 19 ,6154 Temperatura 11°, 5 Peso del frasco con el cuerpo dentro del agua, después de 26 horas de inmer- sión 19 ,5108 Pérdida de peso del cuerpo 0 ,1046 Peso específico del aerolito, determinado con estos datos 3 ,6749 SEGUNDA. Temperatura, 6o, 5. Peso del cuerpo 0 ,449 Peso del cuerpo con el frasco lleno de agua destilada 19 ,6900 Temperatura, 9o. Peso del frasco con el cuerpo dentro del agua, después de tres dias de inmer- sión 19 ,5624 Pérdida de peso del cuerpo 0 ,1276 Peso específico del aerolito determina- do con estos datos 3 ,5188 Promedio de las dos cantidades halladas. 3 ,59685 106 Magnetismo . Acercando un trozo de aerolito á la aguja magnética la desvió muchos grados, ya se presentase el aero- lito por la parte exterior, ya por la parte interna correspon- pondienle á la fractura; y reducida una parle de él á polvo grueso ó arenilla fue atraído por las barras magnéticas en cantidad considerable. En cambio, las masas cúbicas de as- pecto piritoso puestas á la acción de la aguja por uno y otro polo, no ocasionaron el menor desvío. ANALISIS. Cualitativa. Prolijo sería referir las conocidas operaciones que se practican en las análisis, y ocioso dar aquí una noti- cia de ellas, bastándome decir que la marcha seguida en este caso ha sido la que recomienda el Dr. Enrique Will, de cuya Clave me sirvo hace algunos años; y solamente en casos espe- ciales he buscado por medios mas eficaces y sencillos, el cuer- po que la marcha analítica general me permitía vislumbrar. De estos trabajos se deduce que la composición elemental del aerolito es la siguiente: Oxígeno. Hierro. Azufre. Manganeso. Cloro. Níquel. Fósforo. Magnesio. Arsénico. Calcio. Silicio. Sodio. Aluminio. Potasio. Cuantitativa. Bajo dos aspectos debe considerarse la com- posición de este meteorito: el primero atendiendo á la totali- dad de los cuerpos que contiene, según lo demuestra su análisis cualitativo; y el segundo, por lo que se infiere de los resultados cuantitativos que voy á consignar, porque notorio es á cuantos se ocupan en trabajos semejantes, que hay á veces cantidades tan exiguas de algunas sustancias en los cuerpos que 167 se analizan, que es imposible fijarlas á no disponer de grandes porciones, que permitan estimar su proporción respectiva. Semejante caso ocurre con el aerolito asturiano; pues el arsé- nico, el fósforo y el manganeso se hallan en él tan escasos, que apenas bastaría la totalidad del trozo que poseía para apreciar la cantidad de cualquiera de estos tres cuerpos. Sin embargo, su existencia es indudable. El arsénico se manifiesta claramente recojido el precipitado que forma la corriente de sulíido-hídrico en la disolución ácida, donde se ven ya unos ligerísimos co- pos amarillos interpuestos con el azufre que se separa del hidrógeno por la acción de la sal férrica, tratando el precipi- tado por el sulfuro de amoniaco; descomponiendo esta disolu- ción por el ácido sulfúrico diluido, poniendo en digestión el precipitado que se forma en el sesqu icarbonato amónico, filtrando y descomponiendo el líquido filtrado por el clo- rido-hídrico. diluido, que forma un precipitado que luego se disuelve en el clorido-hídrico concentrado, añadiendo uno á dos crislalitos de clorato potásico, y ensayando esta diso- lución en el aparato de Mariis, con zinc y ácido sulfúrico purificados, se produjeron manchas especulares y solubles en el hipoclorito sódico, que confirmaron la presencia del arsénico (1). Mas fácilmente se demuestra la existencia del manganeso. Una corta porción del aerolito, pulverizada y hervida en tubo de ensayo con los ácidos nítrico y plúmbico, da al líquido un hermoso color de amatista , característico de los com- puestos mangánicos. (1) Entre las muchas análisis de aerolitos que he revisado, solamente en la que hizo el Sr. Balcells, y publicó en su obra titu- lada IJthología meteorológica J hallé indicada la presencia del arsé- nico en los meteoritos. Esta circunstancia me obligó á repetir mis operaciones analíticas, y en todas se han presentado las manchas especulares con los caracteres del arsénico. Sé que en estos últi- mos tiempos se han ocupado muchos químicos distinguidos en analizar aerolitos, descubriendo en ellos sustancias que antes no se habían encontrado; tales como el plomo en la masa de hierro 168 La disolución del aerolito en el ácido nítrico había mos- trado indicios de ácido fosfórico, empleando como reactivo el nitrato ácido de bismuto (procedimiento de Chancel); pero no quedaría persuadido de su existencia á no desvanecer toda duda la esquisita sensibilidad del molibdato amónico, con el cual se producía en la citada disolución, después de hervida un poco y conservándola bien ácida, el precipitado verdoso peculiar del ácido fosfórico. Hechas estas indicaciones relativas á los cuerpos que exis- ten en el aerolito, y son inapreciables cuantitativamente, voy á exponer con brevedad los datos recojidos, que han de servir para establecer la composición del meteorito. Agua. La cantidad de agua que podia tener el aerolito era lo primero que se debía conocer, distinguiendo la que se des- prende á 100° de calor, de la que exije mayor temperatura. Diferentes porciones de aerolito pulverizado, colocadas en la estufa de Gay-Lussac, no perdieron nada de su peso, al cabo de dos horas de estar en ella, y solamente una vez se notó la disminución de una milésima en mas de grano y medio de sustancia, lo cual debe atribuirse á la humedad higros- cópica de los vidrios y pinzas que servían para contenerla y pesarla. Resultado distinto dió la permanencia del aerolito en el baño de aire á las temperaturas comprendidas entre 125 y 130 grados, hasta que no disminuía su peso; y los datos si- guientes demuestran la cantidad de agua desprendida en estas condiciones: meteórico hallada en Tarapaca (Chile) en 1810, y cuyo análisis hizo el Dr. Heddle; el estaño en el aerolito de Ducatah, analizado por Jackson, y en el de Tourinnes-la-Grosse, que analizó Pisani; el amoniaco, que Cloez descubrió en el meteorito de Orgueil; y al- gunos otros cuerpos cuya presencia en los aerolitos no está tan bien probada como la de los anteriores: pero fiado en los cons- tantes resultados de mis análisis, me atrevo á llamar la atención de los químicos sobre la existencia del arsénico en las piedras meteóricas. 16!) Peso del aerolito 0sr ,401 2 Id. después de permanecer en el baño de aire hasta que su peso era cons- tante 0 ,3971 Pérdida de peso 0 ,0041 De cuyos datos, referidos á la pérdida que experimentarían 100 partes de aerolito, se deduce que el agua conte- nida en él, y que solamente se consi- gue desprender á las temperaturas indicadas, es de. . , 1 ,0219 (1). Residuo silíceo no atacable por los ácidos nitrico y clorhí- drico, ni por el agua regia. Cinco veces he determinado cuantitativamente este residuo, en cuyas operaciones he visto confirmada la composición heterogénea del meteorito; y con esta dificultad he tropezado siempre que, movido del deseo de conservar alguna parte del pequeño ejemplar que poseía, para emplearla en ulteriores ó imprevistas investigaciones, tuve que recurrir á ella con este fin. He aquí el resultado de cuatro operaciones comparables, lomados los promedios dos á dos. l.° Peso del aerolito. 0sr,1886 Id. del residuo silíceo 0 ,1211 Corresponde á 100 partes de aerolito.. 64 ,2099 (1) Esta cantidad de agua no debe parecer excesiva en aten- ción á la composición de este aerolito; y sabido es que los mine- rales retienen el agua, aunque sea la higroscópica, de tal manera que no la pierden á 100°, y sí á temperatura mas elevada. 170 Peso del aerolito id. del residuo silíceo Corresponde á 100 parles de aerolito... Primer promedio Segundo promedio Promedio entre los promedios 0ór,3715 0 ,2408 64, 8183 64 ,2099 64 ,8183 64 ,5141 Queda, pues, establecida la composición centesimal del aerolito en sus dos partes, soluble é insoluble en los ácidos nítrico, clorhídrico y agua régia. Parte insoluble Parte soluble. . 64sr,5141 35 ,4859 100 ,0000 Análisis de la parte soluble. Evaporados hasta sequedad los líquidos ácidos que contenían las parles solubles, calen- tado el residuo á una temperatura moderada, pero suficiente para hacer que la sílice soluble pasase á insoluble, y trata- do por el clorido-hídrico, dejó una arenilla muy blanca des- pués de bien lavada, cuyo peso, calculado por el promedio, como anteriormente, representa 0,9855 por 100 de aerolito, que contiene 0,4599 de silicio, adoptando para la sílice la fórmula SiO2. Varias fueron también las veces que determiné la canti- dad de azufre contenido en los sulfuros, que á la simple vista se distinguen en la masa meteórica; y por diversos procedi- mientos intenté hallar este resultado con la mayor exactitud posible, ora añadiendo poco á poco el cuerpo pulverizado al nitro puro y fundido, ora atacándole por pequeñas porciones en el agua régia ó en el ácido clorhídrico, con adición suce- siva de cristales de clorato potásico. Deducido el azufre del 171 sulfato de barita formado, dió la cantidad 2,4973 por 100 de aerolito. Cloro. Este elemento, que existe en el meteorito, según lo había hecho patente la análisis cuantitativa, fue determinado cuantitativamente al estado de cloruro argéntico, resultando que 100 parles de aerolito contienen de cloro 0,1561. Aluminio. También el aluminio entra en la composición de esta piedra meteórica, aunque en muy corta cantidad, se gun se infiere de los dalos que siguen: Peso del aerolito l&r,8819 Id. déla alúmina 0 ,0044 Aluminio contenido en 100 partes de aerolito 0 ,1249 Hierro. Es tan notorio que ei hierro es uno de los cuer- pos que mas abundan en los meteoritos, que se ha recurrido algunas veces á una especie de análisis mecánica para sepa- rarlo, con las barras magnéticas, de las partes silíceas, terrosas y de otras sustancias no atraibles por el imán. Sin censurar esta manera de proceder, porque en las ciencias todo es útil ó curioso, he preferido apreciarlo al estado de óxido férrico, no obstante que en el aerolito se encuentra formando varias com- binaciones, para deducir luego la cantidad de hierro conte- nido en aquel óxido. Así resulta que 100 parles de aerolito contienen 15,0229 de hierro, según se infiere de los datos siguientes: Peso del aerolito Id. del óxido férrico Hierro contenido en 100 partes Níquel. La cantidad de níquel que la análisis cualitativa ponía de manifiesto era harto escasa, y su determinación cuantitativa reclamaba un trabajo especial, que se encaminase á este solo objeto. Llevado á cabo con toda escrupulosidad y esmero, proporcionó los resultados que siguen: 172 Peso del aerolito * 1,8586 Id. del óxido del níquel (1) 0,0190 Níquel contenido en 100 de aerolito 0,7506 Magnesio. Notable es la cantidad de magnesio que entra en la composición de este aerolito, al paso que escasean en él otros metales alcalino-térreos y térreos. Con los datos que pongo á continuación se calcula la cantidad respectiva de aquel elemento. Peso del aerolito 1,2431 Id. del pirofosfato magnésico 0,3671 Magnesio contenido en 100 partes 6,3850 Calcio . Poco abundante la cal de la parte soluble, era ne- cesario, sin embargo, apreciarla de un modo seguro, y por esta razón lo trice siguiendo dos métodos, el primero convir- tiendo la cal en carbonato, y el segando, trasformándola en sulfato; cuyos resultados fueron los siguientes: Cantidad de cal contenida en 100 partes de aerolito, deducida de su determinación cuantitativa al estado de carbonato 0,7578 ídem al estado de sulfato 0,7622 Promedio 0,7600 Calcio contenido en 100 partes de aerolito. 0,5428 Sodio y potasio. La determinación cuantitativa de estos dos metales era la última operación que restaba por hacer, y entre los varios métodos que podían seguirse con este fin, he preferido trasformar dichos metales en cloruros, y deducir del peso de las dos sales y del cloruro que entraba en su compo- (1) Doy al óxido de níquel que resulta de la calcinación del precipitado que produce la potasa, la fórmula NiO. (Chancel, Analyse quantitative.) 173 sicion, las cantidades correspondientes de sodio y de potasio. Una ecuación sencilla, y hoy muy usada en el cálculo de las análisis indirectas, dió los resultados que siguen: Peso de los cloruros sódico y potásico, re- feridos á 100 partes de aerolito 1,7179 Peso del cloro que contienen, deducido de la composición del cloruro argéntico formado 0,8864 Peso del sodio 0,2047 Id. del potasio 0,6268 No he omitido buscar el amoniaco, que Cloez halló en el aerolito de Orgueil, y representa en él 0,098 por ciento (1), ni tampoco la materia húmica ó carbonosa, que en este mismo aerolito entra por un 6 ó 7 por 100, y que Fischer, Wohler y otros químicos habian encontrado ya en varias análisis de otras piedras meleóricas (2): el primero de aquellos cuerpos no se descubre en el aerolito asturiano por ninguno de los medios conocidos, ni del segundo hay indicios sometiendo á una combustión, por el procedimiento de Liebig, el residuo que deja el tratamiento por el clorido- hídrico solamente. En suma, la composición definitiva del aerolito, tal como resulta de la análisis que dejo referida, es la siguiente: Parte no atacable por los ácidos nítrico y clorhídrico, ni por el agua régia. . . 64,5141 Agua desprendida á 130° 1,0219 Azufre 2,4973 Cloro 0,1561 (1) Bulletin de la Société chimique de París, 1864. (2) En el aerolito de Kaba (Hungría) encontró Wohler una materia bituminosa, soluble en el alcohol, á la cual atribuye este célebre químico el origen del carbono que se halla en algunas piedras meteóricas. ( Comptes rendas, t. 48, año 1859.) 174 Silicio de la silice soluble 0,4599 Hierro 15,0256 Níquel 0,7506 Aluminio 0,1249 Magnesio 6,3850 Calcio , . . . 0,5428 Sodio 0,2047 Potasio 0,6268 Oxígeno, cuerpos no determinados cuan- titativamente y pérdidas... 7,6903 100,0000 ADICIONES. Trabajos analíticos especiales. La composición heterogénea del aerolito, de que ya lie dado razón, excitaba de tal modo la curiosidad y despertaba tanto interés, que ocurría con frecuencia tener que consagrar algún tiempo el estudio de las diversas sustancias que en él se encontraban con cierta magnitud, y como partes separadas, aunque constitutivas de la masa meteórica. Uno de los granos duros y resistentes á la pulverización lo traté por el clorido-hídrico concentrado, que reaccionó ya en frió, y con mayor actividad en caliente; pero dejando una pequeña porción, que permaneció inatacable. Otro grano, de igual aspecto y dureza que el primero, puesto en un tubo con ácido nítrico, se disolvió en breves instantes, y añadida esta disolución á la anterior, que conservaba en su fondo la parte no atacada, desapareció esta en seguida. En la disolución se precipitaba el óxido férrico muy abundante por medio del amoniaco; pero las sales solubles de barita no causaban ninguna 175 alteración; prueba evidente de que los granos no contenían azufre. Aplastando un tercer grano en el mortero de Abich y poniéndolo con ácido nítrico puro y concentrado, se despren- dieron vapores rojos de ácido hiponítrico, lo cual mueve á creer que en estas masas existe hierro al estado metálico. Añadiendo á esta disolución el molibdato amónico, no se pro- dujo ningún precipitado. Los tres granos cuyas reacciones acabo de referir tenían el brillo acerado, y eran atraídos con fuerza por la aguja magnética. Otro grano, algo mayor que los anteriores, lo martillé en el mismo mortero sin lograr que se extendiese en lámina, y notando en él solamente cierto aplastamiento. Tenia lustre gris metálico; pero en su interior, que una grieta permitía ver por uno de sus lados, mostraba el color amarillento, sobre lodo cuando se le miraba bajo cierto ángulo de luz. El ácido nítrico concentrado reaccionaba en frió con des- prendimiento de vapores nitrosos. Al cabo de una hora se había disuelto la mayor parle, no quedando mas que un pol- villo negro en el fondo del tubo. Una parle de este polvillo, tratada por el ácido nítrico hirviendo, dejó una masa esponjosa y flotante que presentaba el mismo aspecto que el azufre ne- gativo que se separa de los metales al atacar los sulfuros en condiciones idénticas. Para afirmarme en esta conjetura decanté el ácido nítrico, haciendo de modo que llevase con- sigo el cuerpo que se parecía ai azufre, y proseguí el hervor del ácido echándole de cuando en cuando algunas gotas de agua régia, con lo cual logré que disminuyese mucho la masa flotante. Ensayé este líquido en porciones, primero con el molibdato amónico, y no dió señales de precipitación, y des- pués con el nitrato bárico, que formó un precipitado en polvo blanco de sulfato bárico. Babia, pues, algo de azufre en la materia analizada. Lavé en seguida la parte de polvillo que quedaba en el fondo del tubo por efecto de la decantación, y cojiendo un granito negro con la punta del cuchillo de platino, lo expuse á la llama de oxidación de una lámpara de alcohol. Se enrojeció, contrayéndose un poco, pero sin desprender gas alguno perceptible por su olor. No era por tanto un sulfuro, 176 ni tampoco carbono que procediese de un carburo metálico, ó de la materia húmica hallada en algunos aerolitos. La por- cioncita así caldeada la traté por el ácido nítrico, que ape- nas daba señales de reacción, al paso que añadiendo el clo- rido-hídrico se disolvió fácil y prontamente, lomando esta disolución el color rojo sanguíneo cuando le añadí una gola de sulfocianuro potásico. Todos estos ensáyos mueven á creer que el residuo inata- cable por el acido nítrico estaba formado de azufre contenido en los sulfuros metálicos, y de óxido férrico endurecido y mo- dificado por la elevada temperatura á que estuvo expuesta la masa meteórica. Otros granos amarillos y con brillo algo bronceado, que se encuentran esparcidos en el aerolito, exijian un estudio particular, que no vacilé en acometer desde que, pulverizan- do una porción del meteorito, tuve la suerte de hallar uno de estos granos de tal magnitud, como no lo había encontrado hasta entonces, y que examinado con el lente se distinguía en él uno de los ángulos sólidos del cubo. ¿Bastaría la indicación cristalográfica para decidir sobre la naturaleza de lo que por la apariencia pudiera tomarse como pirita de hierro? No fui de este parecer, juzgando mas seguro acudir á la análisis, para que ella revelase la composición de este sulfuro; mas quise antes saber si tenia acción sobre la aguja magnética, presen- tándolo, cojido con unas pinzas de marfil, á entrambos polos, que no experimentaron ningún desvío aproximando el peque- ño cubo hasta la mínima distancia posible. Tampoco daba la menor señal de adherencia cuando se le tocaba con los polos de una barra magnética bastante fuerte. Puesta la masa cú- bica en el mortero de Abich se disgregó al primer golpe, sin señal niguna de aplastamiento, y se completó su pulverización en el mortero de ágala. El peso de este polvo fue 0sr, 0789, y el ataque por el clorido-hídrico, con adición de clorato potá- sico, duró más de cuatro horas, hasta acidificar el azufre, que al estado negativo flotaba sobre la disolución férrica. Precipi- tado el óxido férrico por el amoniaco, lavado bien el precipi- tado, seco, incinerado el filtro y pesado todo, resultó ser el peso del óxido férrico 0,0711, que contiene 0,0498 de hierro; 177 y deduciendo por diferencia de azufre la composición de este sulfuro, será: Azufre * 0,jQ291 Hierro 0,0498 0,0789 Cuyos dalos conducen á la fórmula del proto-sulfuro de hierro ó sulfuro ferroso, sin otro error que el natural y admi- tido en esta clase de trabajos. Composición del sulfuro de hierro no magnético disemina- do en el aerolito. Azufre 0,0291 0,0287 Hierro.. 0,0498 0,0502 0,0789 0,0789 Un problema de difícil resolución se presenta al investigar el orijen de este proto-sulfuro. ¿Habrá resultado de la unión directa del azufre con el hierro, suponiendo que estos elemen- tos se hallasen libres en la materia cósmica, y que hubiese de- terminado su combinación el calor desarrollado al entrar en la atmósfera terrestre? ¿O será el residuo de la descomposi- ción parcial que el bisulfuro de hierro puede experimentar á temperaturas elevadas, conservando en el proto-sulfuro la forma cúbica de la pirita? (1) Aventurado sería decidirse poi- una ú otra de las dos hipótesis, en tanto que no tomen en cuenta los resultados que dejo espuestos las personas consagra- das preferentemente á estos estudios. También era importante (1) El Sr. Domeyko, que analizó el aerolito de Atacama, dice se encuentra en él mas de un 10 por 100 de sulfuro ferroso. ( Comptes rendus, tom. 55, año de 1862; y tom. 58, ano 1864.) TOMO XVII. 12 178 saber si entre los cloruros y fosfatos que contenia el aerolito habia alguno que fuese soluble; y para asegurarme, eché un poco de polvo fino en el agua destilada, y la herví por espa- cio de un cuarto de hora. Al cabo de este tiempo filtré el lí- quido, le añadí unas gotas de ácido nítrico y después* otras de nitrato argéntico, observando entonces que perdía su traspa- rencia, v la recobraba añadiéndole amoniaco. En otra parte del mismo líquido, de antemano acidulada, vertí el molibdato amónico, que no mostró al principio reac- ción ninguna, pero dejó ver el precipitado característico tan pronto como hirvió algunos instantes. De sospechar es que así los cloruros como los fosfatos, cuya solubilidad en el agua queda demostrada, sean unos y otros alcalinos, ó tal vez los primeros alcalino-lérreos, que, como es sabido, pueden disol- verse en el agua, y hasta son delicuescentes en alto grado. Fallaba, para que la análisis no dejase nada que desear en su conjunto, someter á nuevas operaciones el residuo insoluble, cuya proporción en el aerolito es considerable; mas el aspec- to de sílice pura ó de silicatos tórreos y alcalino-térreos no atacables por los ácidos, que presentaba en todas ocasiones, y el deseo de poner fin á este trabajo en la parle que podida ofrecer mayor interés, me decidieron á suspender por ahora toda investigación ulterior que lo retardase, no sin abrigar el propósito de proseguirlo el dia que,- disponiendo de los medios materiales que se requieren, pueda consagrarme á completar el estudio de este meteorito. Madrid 20 de octubre 1865 .—José Ramón de Luanco. Nota. He citado la obra del Sr. Balcells, profesor de ciencias naturales de la Escuela de Barcelona, impresa en la misma ciudad el año 1854, marca apaisada á tres columnas, con el testo en francés, español é inglés, y que lleva por título: Li- thologia meteorológica , compuesta para acompañar á la des- cripción y análisis de los aerolitos caídos en la larde de 5 de noviembre de 1851 en Nuiles y Yillabelia, provincia de Tarra- gona. En esta obra se reproduce el catálogo de piedras meteó- ricas en los Anales de Chimie et de Physique, vol. 81, pag. 253. Pocas son las piedras caídas en España que allí se citan, y aun esas, presentadas como dudosas con esta señal (?), 179 puesta por el mismo Chladny para conocimiento de los colec- tores de los Anales , y refiriéndose casi siempre á D. Luis Proust. Tal sucede con la lluvia de piedras de Roa, acaecida en 1438, que el bachiller Fernán Gómez de Cibdareal, que se encontraba en aquella villa, refiere en la Epístola 74 al doto varón Juan de Aleña , Cronista del Rey D. Juan nuestro Señor , en estos términos (1). «Estando el Rey é todos los de la corte cazando al pié de la cuesta de esta villa de Roa, desque el sol se metió en unas nubes blancas, se veian baxar unos cuerpos á manera de peñas pardas é mas oscuras, é tanto espesas é grandes, que todos ovieron gran maravilla. E después de colar una hora paró lodo, é el sol se tornó á descobrir, é fueron unos buitre- ros en sus rocines á do cayera aquella cosa, que á media legua escasa sería, é volvieron á decir que todo el campo cu- bierto era de peñas grandes é chicas, que la dehesa no se veia. El Rey tobo voluntad de ir á lo ver é mandó ir á saber lo cierto al bachiller Gómez Rravo, su adalid, é fué, é tornó traxo cuatro de aquellas peñas, é yo era presente á ello E son de los prodigios mayores que leemos en ningún filósofo ó físico que escrito haya, que son algunas como morteros re- dondos, é otras como medias almohadas de lecho, é otras como medidas de medias fanegas, tanto leves é sotiles de le- vantar, que las mas grandes media libra no pesan; é tan mo- les é blandas, que á las espumas del mar espesadas semejan.» Y una vez que acabo de recordar al Br. Cibdareal, voy á poner aquí la descripción que hace en la Epístola 55, al doto varón Pedro López de Miranda, Capellán mayor del Rey , de un fenómeno meteorológico que presenció yendo con la corle hacia Cibdá-Rodrigo el año de 1433. Dice así. «Caminando miércoles á 5 de este mes de enero, vimos de repente andar pegada al cielo de una parte para otra una (1) Entre las varias ediciones que se hicieron del Centón epistolario del Br. Cibdareal, me he servido para copiar este pa- saje de la de 1775, en la Imprenta Real, conservando su misma ortografía. 180 gran flama de fuego amarillo, que dentro tenia como raiz negra, é los cabos de toda ella eran mas blanqueados que en la mitad; é despidióse con gran tronido, que los rocines é las muías corrieran de pavor Ovo sobre esto grandes dis- putaciones de los que se facen dolos con los que no tienen letras, é sin haber visto letra de Aristolil, decian cómo era allariba esta luminaria, como podieran decir cómo está en- cendido su trasoguero (1). El Dean de Burgos diz que cree ser materia de la mas primera región viscosa é condensa que el sol la encendió é su peso no la dejó desfacerse así luego, é la natura del fuego la trahia de acá para allá, mientra que se gastó lo viscoso, é su fin fué el tronido.» No me entretengo en mas aclaraciones, porque las consi- dero ajenas de este trabajo. (1) Trashoguero , el leño grueso ó tronco seco que en algunas partes se pone arrimado á la pared en el hogar para conservar la lumbre. ( Diccionario de la Academia .) CIENCIAS NATURALES. BOTANICA. Enumeración de las Criptógamas de España y Portugal; por D. Miguel Colmeiro, Catedrático del Jar din Botánico de Madrid. ( Continuación .) PlagiocMla. P. asplenioides Nees. Jungermania asplenioides L. Bill. Muse. t. 69, f. 5-6. Engl. bot. t. 1788. Hab. España (Lag., E. Bout.) y Portugal (Vand.) en sitios sombríos y húmedos de los montes de algunas provincias. May. (n. v.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Asturias (Lag.): Valgrande (Lag.) Portugal (Vand.) Scapania. S. nemorosa Nees. Jungermannia nemorosa L. DHL Muse. t. 71, f. 18. Engl. bot. t. 607. Mnium Jungermannia Clem.f non L. 182 Hab. España (E. Bout.) y Portugal (Brot.) en sitios som- bríos y húmedos de varias provincias y principalmente de las septentrionales. Primav. (n. v.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Andalucía (Clem.): barranco de Trevélez y Chorreras de Portugos á la altura de 7200' (Clem.) Portugal (Brot.): Beira septentrional (Brot.) S. curta Nees. Jungermannia curta Mari. Erlang. t. 4, f. 24. J. nemorosa 8 denúdala Hook , t. 21, f. 17, 18, 19. Hab. España en la Coruña (Lge.) sobre las rocas maríti- mas. Ag. (n. v.) S. compacta Lindbg. Jungermannia compacta Rolh. J. resupinata Hook. t . 23. Engl. bot . t. 2498. Hab. España en la Coruña (Lge.) sobre las rocas maríti- mas. Ag. (n. v.) S. undulata Montag et Nees. Jungermannia undu- lata Nees. Var. p minor Lge. Galicia en el Pico Sagro y en la Coru- ña (Lge.) sobre las rocas marítimas, y Portugal cerca de Coimbra? (D. Bapt.) y en otras partes, (n. v.) Jungermannia. J. julacea Lghtf. Nees. Dill. Muse. t. 73, f. 38. Engl. bot. t> 1024. Yar. p nivalis Hampe. Sierra-Nevada en las orillas de la laguna del Peñón Negro, en la vertiente oriental del Mulaha- cen, á la altura de 10.000' (Wk.) Set. (tí. y.) J. alpestris Schleicli. Hab. España (?) en los montes elevados, (n. v.) J. lanceolata. L . Nees, Michel. t. 5, f. 6-7. Hab. España (?) y Portugal (Vand., Brot.) en sitios som- bríos y húmedos cerca de Coimbra. (Brot.) Inv., primav. (n. v.) J. cordifolia Hook. t. 32 Nees. Engl. bot. t. 2590. Hab. España (Wk.) y Portugal cerca de Coimbra (Brot.) en sitios sombríos y húmedos. ínv. (n. v.) Yar. p laxa Hampe. Sierra-Nevada en el valle del rio 183 Monachil y en el Borreguil de San Gerónimo, á la altura de 6.000-8.000' (Wk.) J. crenulata Sm. Engl. bot . t. 1463. Hab. España en Asturias cerca de Castro (Dur.) sobre la tierra. Fr. May., Qct. (n. v.) J. bicuspidata L. Nees. BUL Muse. t. 70, /'. 13. Engl. bot. t. 2239. Eab. España (Colm.) sobre la tierra, los troncos de los árboles y al pie de los mismos en los montes de varias pro- vincias. Fr. inv., primav. (v. v.) Aragón (Pardo, Loscos). Castilla la Vieja (Colm.): San Ildefonso (Colm.) J. albicans L. Nees. Bill. t. 71, f. 20. Engl. bot. t. 1023, /'. sinistra. Hab. España en Galicia cerca de Lugo y Cobas, en las inmediaciones del Ferrol (Lge.) en sitios sombríos y húmedos. Primav. (n. v.) J. quinquedentata L. Huds. Bill. Muse. t. 71, f. 22, 23. Engl. bot. t. 2517. J. barbota Schreb. ex Lindbg. Hab . Pirineos (Poiret, etc.) en sitios sombríos y húmedos. May. (n. v.) Lophocolea. L. bidentata Hees. Jungermannia bidentata L. Bill. Muse. t. 70, f. 11. Engl. bot. t. 606. Hab. España (E. Bout., Wk.) y Portugal (Brot., Link,) sobre la tierra entre los musgos, principalmente en las pro- vincias septentrionales. Set., May. (n. v.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Prov. Vascongadas (Wk.): Irun (Wk.) Galicia (Lge.): cercanías de Doñinos (Lge.) Portugal (Brot., Link.): inmediaciones de Coimbra y otras partes en Beira (Brot.) CMloscy piras. Oh. polyantlms Cord. Nees. Jungermannia polyan - thos L. Bill. Muse. t. 70, f. 9. Engl. bot. t. 2479. 184 Hab. España (Villers, Wk.) en los Pirineos y otras mon- tañas elevadas de las provincias centrales y meridionales, hallándose en las unas á la altura de 5.000-6.000r (Wk.), y en las otras á la de 8.000-9.000' (Wk.) Ag., Set. (n. v.) Cata luna (Villers): valle de Aran (Villers). Aragón (Villers): montañas de Benasque y Castanesa (Vi- llers). Castilla la Nueva (Wk.): Sierra de Guadarrama (Wk.) Var. p rivuiaris Hampe. Sierra-Nevada en el Borreguil de San Gerónimo (Wk.) Saecogyna. S. viticulosa Burnort. Jungermannia viticulosa L . Engl. bot. ¿. 2513. Var. p minor Lge. Coruña en las rocas marítimas (Lge.) Ag. (n. v.) Calypogeia. C. Triefoomanis Corel. Nees. Mnium Trichomanis et fissum L. Bill. Muse . t. 31, f. 5, 0. Jungermannia Tricho- manis Dicks. J. fissa Scop . J. splicerocephala Wilher. Hab. Portugal en la Beira septentrional cerca de Coimbra, en la falda del monte Brejo (Brot.) sobre la tierra húmeda en sitios sombríos. Fr. primav. (n. v.) Tricliocolea. T. Tomentella Elees. Jungermannia Tomentella Ehrh. J. ciliaris Weis non L. Bill. Muse. t. 73, f. 35. Engl. bot. t, 2242. Hab. España en Galicia cerca de Doncos (Lge.) en sitios sombríos y húmedos. Jul. (n. v.) Ptilidium. P. eiliare Nees. Jungermannia ciliaris L. DHL Muse . t . 69, /’. 3. Engl. bot. I. 2241. 185 ¡lab. España en el Monserrat de Cataluña (E. Boul.) sobre la tierra y al pie de los árboles. Abr. (n. v.) Hadiila, R. complanata Dumort. Nees . Jungermannia com- plánala L. DHL Mase. t. 72, f. 26. Engl. bot. t. 2499. Hab. España (Cav., Lag.) y Portugal (Brot.) sobre los troncos de los árboles en varias provincias. Fr. inv., primav. (v. s.) Cataluña (Graells): Monserrat (Graells). Aragón (Lag.) Santander (Salcedo). Castilla la Vieja (Salcedo): valle de Mena (Salcedo). Valencia (Cav.): montes de Murviedro, Játiva, Sueca, Yaldigna, Enguera, valle de Barig (Cav.) Portugal (Brot.): Beira (Brot.) Baleares (Pourr.): Mahon (Pourr.) Madotheca. M. platyphylla Dumort. Nees. Jungermannia platy- phylla L. DHL Muse . t . 72, f. 32. Engl. bot. t. 798. Antoiria vulgaris Radd. ¡lab. España (Salcedo, Clem.) y Portugal (Brot.) sobre las piedras y troncos de los árboles en varias provincias, hallán- dose en las orientales á la altura de 5.500r fWk.) y en las meridionales á la de 6.000-7.500' (Clem.) Jun. (v. s.) Aragón (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) León (Lag.): Busdongo (Lag.) Valencia (Clem.): Tiláguas (Clem.), Sierra de Chiva en el monte de Santa María (Wk.) Andalucía (Clem.): Alcalá de los Gazules, Sierra del Ai- gibe , cercanías de Jerez de la Frontera, Sierra-Nevada (Clem.) Portugal (Brot.): Coimbra y otras partes en Beira (Brot.) 186 Lejeunia. L. serpyllifolia Libert. Jungermannia ser pylli folia Dicks. Bill. Muse. t. 72, f. 30. Engl. bol. I. 2537. Hab. España sobre las rocas en Bilbao y en el Pico Sagro de Galicia (Lge.) Ag. (n. v.) Frullania. F. Tamarisci Nees. Jungermannia Tamarisci L. Bill. Muse. I. 72, f. 31. Engl. bot. t. 2487. J. dilatala Web. el Mohr. Hab. España (Villers) y Portugal (Brot.) sobre la tierra, las piedras y los troncos de los árboles en diversas provincias. Ag. (v. s.) Cataluña (Villers): valle de Aran (Villers). Aragón (Villers, Pardo, Loscos): montañas de Benasque y Castanesa (Villers). Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Valgrande (Lag.) Galicia (Lge.): Lugo (Lge.) León (Lge.): Villafranca del Vierzo (Lge.) Castilla la Vieja (Salcedo):' montes de Anzo en Mena (Salcedo). Castilla la Nueva (Cut., Amo). Andalucía (Clem.) Portugal (Brot.): Beira (Brot.) Var. y hispánica Gottsch et Lindbg . Frullania hispánica Nees. Asturias en Gijon (Dur.), Galicia en la Coruña (Lge.), Aragón (Pardo, Loscos). F. dilatata Nees. Jungermannia dilatata L. Asso. Bill. Muse. t. 72, f . 27. J. tamarisci folia Schreb. Engl. bot. t. 1086. Hab. España (Asso, Lag.) y Portugal (Brot.) sobre las piedras y troncos de los árboles en diversas provincias. Inv. (v. s.) Aragón (Asso): T ronchón (Asso). 187 Prov. Vascongadas ( Lag.): Oyarzun (Lag.) Santander (Salcedo): montes de Pas (Salcedo). Castilla la Vieja (Salcedo): valle de Mena (Salcedo). Andalucía (Cabrera): Sierra del Algibe, Alcalá de los Ga- zules (Cabrera). Portugal (Brot.): cercanías de Coimbra (Brot.) Fossombronia. r- F. pusilla Mees. Jungermannia pusilla L. Engl. bol. t. 1775. G. crispida Brot. DHL Muse. t. 74, f. 40. Mich. t. 5, f. 10. Ilab. Portugal en las cercanías de Coimbra y Lisboa (Brot.) sobre la tierra húmeda en sitios sombríos. Otoñ., Inv. (n. v.) Pellia. P. epiphylla Mees. Jungermannia epiphylla L. DHL Muse. t. 74, f. 41. Engl. bot. t. 771. Ilab. España (Clem., Boiss., Wk.) y Portugal (Brot.) sobre la tierra húmeda en diversas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 5.500' (Wk.) Fr. May., Jul.(v. s.) Cataluña (Graells): cercanías de Barcelona (Graells). Aragón (Pardo, Loscos). Prov. Vascongadas (Wk.): Bilbao (Wk.) Galicia (Camina): Santiago (Camina). Valencia (Wk.): Sierra de Chiva en el monte de Santa María (Wk.) Andalucía (Clem., Boiss., Wk.): Sierra-Nevada en los Borreguiles (Boiss.), Sierra-Nevada en el Dornajo cerca de San Gerónimo, inmediaciones de Granada en el acueducto de la Alhambra, camino de la fuente de los Avellanos y la Grilla (Wk.) Portugal (Brot.). Bibeira de Coselhas cerca de Coimbra y otras partes en Beira (Brot.) 188 Aneara. A. pinguis Dumort. Nees. Jungermannia pinguis L . Bill. Muse. t. 74, f. 42. Engl. bot. t. 185. Hab. España (Asso) y Portugal (Link, Brot.) sobre la tierra húmeda. Set. (n. y.) Aragón (Asso): San Cosme de Guara (Asso). Asturias (L. P. Ming.) Portugal (Link, Brot.) Var. p fascialis Hampe. Sierra-Nevada en el barranco de Trevélez y hacia el rio Monachil abajo de San Gerónimo (Wk.) Metzgeria. M. furcata Nees. Jungermannia fur cata L. Bill. Muse, t. 74, f. 45. Engl. bot. t. 1632. Hab. España (Wk.) y Portugal (Brot.) sobre los troncos viejos. Fr. Marz., May. (n. v.) Aragón (Pardo, Loscos). Prov. Vascongadas (Wk.): Irun (Wk.) Portugal (Brot.): Coimbra (Brot.) (Se concluirá.) 189 VARIEDADES. Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales. Cumpliendo esta Academia con uno de los objetos de su instituto, ha publicado el siguiente programa para la adjudicación de premios en el año de 1869. Artículo l.° La Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales abre concurso público para adjudicar tres premios á los autores de las Me- morias que desempeñen satisfactoriamente , á juicio de la misma Acade- mia, los temas siguientes.- I. « Escribir una obra sobre la Teoría de los números, en la que se »presenle bajo forma didáctica el estado actual de esta rama importantí- sima de las ciencias matemáticas, y que pueda servir de preparación »para el estudio de las Memorias especiales que acerca de esta materia »se han escrito .» El Tema precedente exije algunas aclaraciones. Todos aquellos que se han dedicado al estudio de las ciencias matemáticas , conocen la gran impor- tancia de la Teoria de los números; teoría de la que más ó menos directa- mente dependen muchos de los más elevados problemas del análisis. Y sin embargo, no existe una obra que partiendo de las nociones primeras que en la Aritmética y en el Algebra se consignan, y suponiendo estas conocidas, exponga y desarrolle, en forma propia para el estudio, las varias partes y los diversos problemas que se comprenden bajo la deno- minación genérica de Teoria de los números. Las únicas que hasta cierto punto pudieran llenar este objeto, ó están ha mucho tiempo agotadas, ó no representan hoy, á pesar de su indis- putable mérito, el estado actual de la ciencia. Tales son el segundo tomo del Algebra de Euler sobre el análisis indeterminado, la Teoría de los números de Legendre, y las investigaciones aritméticas de Gauss. Desde que estas obras se publicaron, la teoria de los números ha recibido grandes desarrollos y perfeccionamientos, gracias á los profun- dos trabajos de Lejeune Dirichlet, Cauchy, Jacobi, Kummer, Eisenstein, Lagrange, Liouville, Lebesgue, Lamé, Poinsot, Kronecker, Hermite y tantos otros eminentes matemáticos, cuya lista sería sobradamente ex- tensa. Hoy la teoría de los números comprende muchas teorías parciales, como son, entre otras, el análisis indeterminado de primero y segundo y 190 aun el de ecuaciones de grado superior en ciertos casos particulares; la teoría general de las congruencias , que es por decirlo así otro aspecto del problema precedente; la importantísima teoría de las formas; las propie- dades generales de los números 'primos; y la de los números complejos, que tan fecunda parece ser. Aún existen relaciones importantísimas entre la teoría de los números y el análisis infinitesimal, punto tratado con no- table superioridad por Lejeune Dirichlel; así como entre dicha teoría y las fracciones continuas, las séries, las imaginarias y las determinantes; materias todas que han dado ocasión á trabajos de gran mérito. Pues bien, el íin que la Academia se propone es contribuir á que se escriba una obra en la cual, con el posible enlace y con los desarrollos convenientes, se presenten los principios fundamentales de todas estas teorías, ó bien de otras que puedan tener con estas íntima relación, de tal manera que dicha obra dé idea exacta del estado actual de la ciencia por lo que se refiere á la teoría de los números; que haga conocer las varias direcciones en que tiende á desarrollarse; y que sea preparación suficiente para todo el que desee estudiar las Memorias especiales que hasta hoy se han publicado ó que puedan publicarse en lo sucesivo. No se oculta á esta Academia que no ha llegado la teoría de los nú- meros á tal punto de perfección, que sea posible condensar todas las teo- rías parciales que abarca, como en su unidad superior, en una teoría general; pero no conceptúa difícil exponerla dividida en varios grupos ó partes, en cada uno de los que se proceda con rigoroso orden sistemático, haciendo por lo demás resaltar las íntimas relaciones que entre unos y otros de estos grupos existen. Precisamente por estas razones no conceptúa necesario, y hasta cree- ría inconveniente, fijar un programa detallado para la redacción de la obra. Comprendiendo que han de hallarse dificultades, quiere dejar libertad completa á todos aquellos que acudan á su llamamiento, ya en la elec- ción de las teorías, siempre que no se omita ninguna que sea funda- mental, ya en el orden de materias, ya en la extensión de cada una de las partes, ya finalmente en el método que haya de seguirse. La Academia considera que las obras que opten al premio deben reu- nir las condiciones siguientes. 1. * Deben suponerse conocidas todas las varias partes de las Mate- máticas, hasta el cálculo diferencial é integral inclusive. 2. a La exposición deberá ser clara, precisa, y eminentemente didác- tica: todas las proposiciones deberán ir acompañadas de sus demostra- ciones correspondientes, aunque estas por la índole del asunto hayan de ser á veces largas y complicadas; exceptuándose, como es natural, tan solo ciertos postulados cuya exactitud es muy probable, pero que no han podido demostrarse hasta el dia de una manera rigorosa. 8.* Será circunstancia recomendable, aunque la Academia no fija esta condición como necesaria, que á la exposición de la teoría acompañen las tablas correspondientes; pero sí que se dé idea de ellas y de la ma- nera como están dispuestas. 4.a La Academia no fija límite superior á la extensión de la obra, y considerará tanto más digna de premio, á igualdad de las demás condi- ciones, á aquella que comprenda mayor número de teorías, y que las exponga de una manera más completa. 191 II. « Descripción de las sustancias del reino mineral de una provincia de » España, indicando sus condiciones de yacimiento y explotación , sus » aplicaciones á la industria, si hay causas que se opongan al mayor » desarrollo de esta, y los medios de alcanzarle .» III. « Describir las rocas de una provincia de España y la marcha pro - agresiva de su descomposición, determinando las causas que la producen , » presentando la análisis cuantitativa de la tierra vegetal formada de sus » detritus ; y cuando en todo ó en parte hubiere sedimentos cristalinos se » analizarán mecánicamente, para conocer las diferentes especies mine- erales de que se compone el suelo, asi como la naturaleza y circunstancias vdel subsuelo ó segunda capa del terreno; deduciendo de estos conoci- mientos y demás circunstancias locales , las aplicaciones á la agricultura »en general, y con especialidad al cultivo de los árboles .» Se esceptúan de esla descripción las provincias que forman los terri- torios de Asturias, Pontevedra, Vizcaya y Castellón de la Plana, por ha- ber sido ya premiadas las Memorias respectivas en los años 1853, 1855, 1856 y 1857. Proponiéndose la Academia, por medio de este concurso, contribuir á que se forme una colección de descripciones científicas de todas ó la mayor parte de las provincias de España, ha determinado repetir este tema en lo sucesivo todas cuantas veces le sea posible. 2. ° Se adjudicará también un accessit para cada uno de los objetos pro- puestos, al autor de la Memoria cuyo mérito se acerque más al de las premiadas. 3. ° El premio, que será igual para cada tema, consistirá en seis mil reales de vellón y una medalla de oro. 4. ° El accessit consistirá en una medalla de oro enteramente igual á la del premio. 5. ° El concurso quedará abierto desde el dia de la publicación de este programa en la Gaceta de Madrid, y cerrado en l.° de mayo de 1869, hasta cuyo dia se recibirán en la Secretaría de la Academia todas las Memorias que se presenten. 6. ° Podrán optar á los premios y á los accessits todos los que presenten Memorias según las condiciones aquí establecidas, sean nacionales ó ex- tranjeros, excepto los individuos numerarios de esta corporación. 7. ° Las Memorias habrán de estar escritas en castellano , latín ó francés. 8. ° Estas Memorias se presentarán en pliego cerrado, sin firma ni indicación del nombre del autor, llevando por encabezamiento el lema que juzgue conveniente adoptar; y á este pliego acompañará otro tam- bién cerrado, en cuyo sobre esté escrito el mismo lema de la Memoria, y dentro el nombre del autor y lugar de su residencia. 192 0.° Ambos pliegos se pondrán en manos del Secretario de la Acade- mia, quien dará recibo expresando el lema que los distingue. 10. Designadas las Memorias merecedoras de los premios y accessits, se abrirán acto continuo los pliegos que tengan los mismos lemas que ellas, para conocer el nombre de sus autores. El Presidente los procla- mará, quemándose en seguida los pliegos que encierren los demás nom- bres. 11. En sesión pública se leerá el acuerdo de la Academia por el cual se adjudiquen los premios y los accessits, que recibirán los agraciados de mano del Presidente. Si no se hallasen en Madrid, podrán delegar per- sona que los reciba en su nombre. 12. No se devolverán las Memorias originales; sin embargo, podrán sacar una copia de ellas, en la Secretaría de la Academia, los que pre- senten el recibo dado por el Secretario. Y habiendo acordado la Academia que se comunique este Programa á sus corresponsales y á las corporaciones cientííicas, tengo la honra de ponerlo en conocimiento de Y. S. Dios guarde á Y. S. muchos años. Madrid 26 de febrero de 1867.= El Secretario perpétuo, Antonio Aguilar y Vela. Minas de marñl de la Nueva - Siberia. Uno de nuestros ilustrados colegas llama la atención acerca de las minas de marfil de la Nueva-Siberia y de la isla Lakon, partes del globo que no son absolu- tamente más que una masa de arena, de hielo y de dientes de elefante. En cada tempestad, las olas arrojan sobre la costa grandes cantidades de dientes de mammouths y de sus defensas, algunas de las cuales pesan 75 á 100 kilogramos. Los habitantes hacen un comercio de gran utilidad para ellos, 'viniendo desde largas distancias sobre la nieve en trineos arras- ados por perros, y el marfil fósil se importa á China y á Europa. Hace quinientos años que se sostiene este comercio con China, y solo unos ciento que el mismo marfil fósil se ha traído á Europa; y sin embargo, no parece que haya disminuido la cantidad de marfil, pudiendo decirse que las minas son ahora tan ricas como antes. Editor responsable, Ricardo Ruiz. N.° 4.°— REVISTA DE CIENCIAS. — Abril de 1867. GEOMETRIA SUPERIOR. Introducción á la Geometría superior; por el Sr. D. José Echegaray, individuo de la Real Academia de Ciencias. [Continuación.) De aquí se deduce, que dichas condiciones no son incom- patibles; pero ocurre la siguiente duda: ya que por la pers- pectiva se obtienen figuras homográficas, ¿será cierta la recí- proca? Es decir, dadas dos figuras homográficas, ¿podrá siem- pre considerarse una de ellas como el resultado de proyectar cónica ó cilindricamente la otra? Más adelante resolveremos por completo esta cuestión: por ahora, y demostrada la posibili- dad de las figuras homográficas, estudiemos algunas de sus principales propiedades. Núm. 112. Refiramos la primera, figura A, á un sistema de ejes coordenados Ox, O y [fig. 51); y asimismo refiramos la segunda Af á otro sistema O' x , O' y . Cada punto a, de la primera A, está determinado por sus coordenadas [ x , y]\ pero fijo ya dicho punto a , el cor- respondiente a\ de la figura A\ queda determinado tam- bién; luego sus coordenadas x\ y\ serán funciones perfecta- mente definidas de x é y. Es decir: TOMO XVII. 13 194 x'=f(x, y); y'=. ~1 ; 7j~t ¡ 1 “4“ C — O, “«+P2/ + T a* + P«/+T 195 para la ecuación del lugar geométrico de la figura (A) que corresponde á la recta Ax' + By' -j- Cz=zq - ■ i de la figura (Ar); y como dicho lugar geométrico debe ser una . recta , la ecuación precedente deberá resultar de primer grado, lo cual exije que los denominadores a£ + p«/ + y, a 'x + fi’y + y' sean iguales. En resúmen, las relaciones analíticas que enlazan las coor- denadas x , ij, x\ y ' serán de la forma r ax + by -j- c f a! x-\-b'y + c x + y* ^ + y Núm. 113. Hasta aquí hemos seguido en nuestra análisis un método rápido, pero poco preciso. Demos exaclilud á los resultados obtenidos acudiendo al método sintético. Teorema. Si las coordenadas de dos sistemas de puntos están enlazadas por las relaciones analíticas siguientes , av + h + c _ , a'x+b’y + c a#+P.y+ y’ ^ aa? + P.v + y ^ los dos sistemas (x, y) (x , y), ó abreviadamente (A) y (Ar), serán homográficos, es decir, cumplirán con las tres condi- ciones del número 111. Demostración . Nótese ante lodo, que de las ecuaciones (1) se deducen estas otras dos quitando denominadores y ordenando: x[cl x — a) + y[$x’ — b) = — (y#r — c) , x{ay — a) + y {{iy —b')= —(y y'—c') , y de ellas se deduce (c p — 6y )y -1- (Jbf y — c' P)aj' + (W — b’ c) (a¡3 — a6r) ácf + (a.ú — a $)yf + ( ab ' — «ó) x 196 {a y — ca)y + (c'<* — a y) x'+ ( de — ac) y— (a'$ — a.b')x + («.b — a&y'+{ab' - a b) 1 } cuya forma es idéntica á la de las ecuaciones (1). I. Puesto que á cada sistema de valores de x , y solo corresponde un sistema de valores para x\ ij , y recíproca- mente, (1) (I'), resulta que á los puntos de la figura A cor- responden puntos en la figura A', y del mismo modo, á los de esta última, puntos también en la figura A. Queda pues sa- tisfecha la primera condición. II. La sustitución de los valores de x\y en la ecuación Ax' + By+C = o, ( Núm . 112) demuestra que á las rectas de la figura (A) corresponden rectas en la figura A\ y recíprocamente. III. Sea í/— mx + n la ecuación de una recta del sis- tema (A) (fig. 51) sobre la cual hay situados cuatro puntos p\ p ", p"\ p"" cuyas coordenadas designaremos por (xit yf)\ (a?i, yt); (xZt yt); (xit yf). Los cuatro valores de y no son arbitrarios, sino que de ben deducirse de la ecuación y = mx-\-n] así pues, ten- dremos: VALONES DE X y Coordenadas de p Xi m Xi + n Id. de p" x2 mx2 ~\-n Id. de p’" X3 mxz-\-n Id. de p"" Xi rriXi-\- n 197 Si representamos por q\ q\ q"\ q”\ los cuatro puntos del sistema (Af) correspondientes á los p\ p\ pf”,p”n del A _ puntos que según lo demostrado estarán en línea recta, — tendremos: Abscisa del punto q aXi-\-b {mXi -f- «) + c a Xi + p (m xt + n) + y (a + ám) + c Ax{-\- B (a + ¡3m)#i + prc + Y Cxí-\-D Id. del punto flff2 -\-b(mx2 c a#2 + fi(mx2 +n) + y (a + b m) x2 -f b n + c A x<¡-\- B (a -J- ^ x<¡, -J- y C x 2-}- D Id. del punto q'" . axz-\-b(mx3 + n)-\-c a ^3 + P (m #3 + ») + c (a + óm) #3 + 6 w + c A a?3+ # (a ”f“ P M) <2/3 U ”}“ Y ^ &a~\~ B Id. del punto q'". . axi-\-b(mxi + ri)-\-c a¿r4 + P(má?4 + n)+Y [g -j- b un) Xí~\- bu c A ¿F4 — | — B (a -f $m) xA + p w + T £ #4+ ^ ’ representando para abreviar por A, B , C y D los cuatro coeficientes a + ów + c; a-J-pm; ^w-fY- En resúmen, los cuatro puntos P' , F\ F”, F,,r están determinados por las abscisas x{ , ¿r2 , x¿ , x4 ; y las de (?', 0”, (T\ Q"" por la fórmula 198 Ax+B Cx-\-D sustituyendo en vez de x los valores x{ , x2,xiyxA: de aquí se deduce que los sistemas de puntos F, F\ P”\ P"” y Q' , Q1 > Q"\ CT" tienen la misma relación anarmónica (Núm. 45). Es decir R ( F , F\ P”\ P "' ) = Ra (Q\ Q", Q"\ Q""). Ahora bien Ra (P\ F\ F'\ />"") = Ra (p\p\ p"\p"")> (Núm. 30) y Ra ( Q\ Q"> Q"\ Q"'f) ^ Ra («', q'\ q",q""l (Núm. 30) luego finalmente, Ra(p,p ,p >p ) = (q ,q ,q >q )• IV. Sean ( fig . 52) sabed y s a' b' c d' dos haces cor- respondientes. Decimos haces correspondientes , porque según hemos de- mostrado, á las rectas del primer sistema corresponden rectas en el segundo, y por lo tanto si á sa, sb, se, sd correspon- den s a , s'b’ , s’c, sfd', puede decirse con verdad que los ha- ces sabed y s bf a' c d! son correspondientes. Además, los puntos s y s> intersecciones de rectas que se corresponden, se corresponderán también. Cortemos uno de los haces por la secante tt, y el se- gundo por su recta conjugada /Y: es evidente que los pun- tos a, b , c , d, y los a, b\ c , d ' serán conjugados, y según lo que acabamos de probar R& [a, b,c,d) = #a (Y, b\ c, dr) ; pero R^haz s)= Ra(a, b, c, d ), y Ra(haz s’)= RA(a , 6' , c' , d'); 199 luego R* ( haz s ) = i?a ( haz s'). Queda pues demostrado el teorema. Observación. Lo espuesto en el Núm. 112 demuestra en rigor la recíproca de dicho teorema. Núm. 114. Las fórmulas generales de la homografía f ax-^by-^c , ax-\-b'y-\-c X ~ zx + $y + y ’ V ~~ *x + Py + y' encierran nueve constantes a, bt c , a , b\ c\ a, ¡3, y; pero dividiendo los dos términos de cada quebrado por uno de di- chos coeficientes, y por ejemplo, quedan reducidas las cons- tantes á ocho. Podremos pues dar á las ecuaciones anteriores esta nueva forma: , ax-\-by-\-C' r a'x + b'y + c X — «8 + Py+í ’ 11 ~~ *x + Jy + 1 ’ Núm. 115. Supongamos que se da una figura A, y cua- tro puntos a\ b\ c, d' de la segunda A\ correspondientes á otros cuatro a , b , c, d de la primera. Es evidente que si A’ ha de ser homográfica con A , bas- tará el conocimiento de estos cuatro puntos para determinar completamente dicha segunda figura. En efecto, las ecuaciones que enlazan las coordenadas de uno y otro sistema serán de la misma forma que las del Núm. 114, y solo resta determinar las ocho constantes a,b, c , a , b\ c \ a, (3. Pero las coordenadas de los puntos aya, b y b’, c y c , d y d' (1) deben satisfacer á dichas ecuaciones; luego repre- sentando por (1) No se confundan las constantes a, b, c, a\ b', c', con los puntos a, b, c, d, a', b', c', d'. Para evitar toda duda, especifi- caremos siempre si se trata de los puntos ó de las constantes. m «i. Vi X2, y 2 xz, y* %i> y i x'u y’«. x„y r f I x 4, y 4 las coordenadas de los puntos x i, y \ [ ] a c y ó: tendremos las ocho ecuaciones de condición » üXí'\~ by¡ c * f ci Xi~\- b c X i — — v— — : — — I y i a^i-j-pí/i + 1 v~Xi + fiyi + 1 ’ x\ Qx2-\~ by2-\~ c , oü x2-\- b'y2-\- c a#2+P?/2+l ’ CLX2 + ^2 +1’ ax 3+ by3 + c , ax3-\- ófy3+ c # a^3+¡3?/3 + l ’ 3~ a¿p3 + ^3 + l ’ f 0 ^ .V4 ”4“ ^ t ci Xí~\-b c &Xi-\~ fiyi-\-l y clxí-\- fiy^ -{- 1 de las cuales deduciremos los valores de las constantes a, b, cy a\ b\ c , a, P; y sustituidas estas en las fórmulas gene- rales r a x + b y + c , a x + b'y + c X~ *x + Py + l’ y ~ cLX + Py + i’ tendremos determinada la figura A\ puesto que para cada punto [xa , y „] del sistema A podremos deducir el corres- 201 pondíenle [xD, yn] del sistema A' por las fórmulas: a%n+byD+ c m a®n+ítyn + l ’ r _ áx n+ b'yn+ c &Xn -f- 1 Núm. 116. Método gráfico para determinar figuras homo- gráficas. Sean A, B. C, m (fig. 53) cuatro puntos de un sis- tema (A), y A\ B\ C, m los conjugados de otra figura ho- mográfica (A'). Supongamos que se trazan las rectas A B , A C, BC , Am, Cm; AF B\ A'C, Br C , A'm, Cm ; que se determinan las relaciones aBf cB_m ojff' c' B' aC ^ c A ’ a C ^ c A’ ’ y por último, que se forman las relaciones compuestas aB a'B' cB cB r a C ‘ a'6n ^ cA cAr ’ Representando por X y p. los valores de dichas relacio- nes, tendremos aB t a B' ^ cB . cr£f _ «C ; cA : c’A'- ^ y debe notarse que todos los segmentos aB, aC, se consideran con el signo que les corresponde según el sentido en que se cuenten las distancias positivas sobre los lados AB, CB, A B\ C'B'. Dado un punto cualquiera n de la primera figura, deter- minaremos el correspondiente n en la segunda de tal modo que las relaciones análogas á las X y p. tengan el mismo valor que estas últimas; es decir, de modo que se verifique m y es fácil probar que el conjunto de puntos Af , B\ C , m\ rí formará un sistema homográfico con el A, B, Cf m, Demostración: I. A cada punto n de la primera figura, corresponde evidentemente un punto único n' de la se- gunda. Eir efecto, determinado el punto d , por ejemplo, y la relación 44 deberemos buscar sobre B'c un punto d\ di tal que la relación sencilla 4~ !r tenga por valor pero d 6 d L este punto es único , y otro tanto podemos decir de e\ luego el punto »\ intersección de Af d' y Ce, también lo será. II. A cada recta fh del primer sistema, corresponde otra recta f ¡i en el segundo. Sean f, g , h los puntos en que la recta dada corla á los tres lados del triángulo ABC. Los correspondientes á los dos primeros en el segundo sis- tema se obtendrán por las igualdades l^xí8' g’B' fC~ re" gA-* g'A'- Ahora bien, lomemos un punto cualquiera n sobre fh, y tracemos Ce y Ad: los haces Cfgn h y Afgn h son homográficos, puesto que la relación anarmónica de am- bos haces es la de los puntos ft g, n h; luego R.a {haz Cfgn li) = i2a {haz Afgnh) (1 ) Pero la secante A B corta al primer en haz en cuatro puntos B , g , e , A, cuya relación anarmónica es igual á la del haz: es decir R& {haz Cfgnh) = Ra {B, g, e, A); (2) m y del mismo modo la secante CB corla el haz Afgnh en cuatro puntos f, B , d , C , cuya relación anarmónica es idén- tica á la del haz, por lo tanto B.d ( haz Afgnh ) = Ba (/*, B , d, C). (3) De las ecuaciones (1), (2) y (3) se deduce Ba (B, g, e, A) = (/, B, d, C). (4) Determinemos d' y e r en el sistema A' por el método general, tracemos C' e\ Afd\ y según dicho método resul- tará g B __ g'B' eB ___ e B' ~g~A ^ g' A' ’ eA eA” de donde se deduce gJB_ _ 9 A ' eA y' A' e’ A' ' fJL , Uí ■ dB .££ fC f'C" dC de- án donde /•g . rfg _rB\dB' fC dC f'Cd'C De aquí se deduce que los dos grupos g, g, e, A, y g\ g\ é. A\ lienen la misma relación anarmónica, es decir, *AB.g. e. A) = ga ifi'.g', e\ A') y del mismo modo ga (/, g, d, C.) — ga (f, g'.d’.O 204 luego según la ecuación (4) R* (B\ g\ e\ A') = Ra [f\ B\ d\ c). Por último, de esta ecuación se deduce que los haces C' B'g'e'A y A! f' B' d' C' ó bien C'f'g'ríh' y A'f'g'ríh' tienen la misma relación anarmónica; pero además dos rectas homologas C K y A’ h' coinciden; luego (Núm. 56) los pun- tos rí,g\f están en línea recta, es decir, que rí está sobre hr ff; y como otro tanto podríamos demostrar de los puntos m resulta que á la recta fg corresponde en la segunda figura otra recta f g\ III. La demostración anterior prueba además, que la re- lación anarmónica de cuatro puntos en línea recta de la se- gunda figura, es igual á la de los correspondientes de la primera. En efecto, en el haz Amnpq ( fig . 54), cortado por la secante B C, tendremos R, (m, n, p , q) = Ra (r, t, u). En el haz A'm’ríp'q, cortado por la secante B’ c Ra (m\ rí, p , q) = Ra (rí, s’, t\ rí) pero los sistemas CrstuB y Cf rí s t’ rí B' son homográ- ficos; luego Rd (r, s, t , u) — Ra ( rí, s, l\ rí) de donde se deduce Ra (m, n, p , q) = Ra (m , rí, p, q ). 205 Núm. 117. Hemos dicho que los sistemas C , r, s, t, u.... B, y Cf , r', s\ t', u' Bf , son homográficos, y en rigor esta proposición queda ya demostrada por las ecuaciones [Núm. 116), pero insistiremos aún sobre este punto para ale- jar toda duda. Basta para ello probar que cada dos puntos del sistema r s t' u — por ejemplo, r' , s' — unidos á los B\ C for- man un grupo cuya relación anarmónica es igual á la de sus homólogos r, s , B, C. Los puntos r\ s están determinados por las condiciones rB^ r B' SB , s’ B' rC r' C s C s B’ ; luego rB s B r' B' s'B' rC 1 s C r’ Cr : s C ó bien Ra ( B,C, r,s)=Ra ( B\C\r\s ). Del mismo modo demostraríamos Ra (B, C, r, t) = Ra ( B\c\ r\ () Ra ( BtC , r, u) = RA(B\C\ r\u) combinando todos los puntos del sistema con los tres B, C, r . De aquí se deduce inmediatamente (Núm. 40), que am- bos sistemas son homográficos. Núm. 118. Hemos supuesto dadas las constantes X y p.; supongamos ahora que son desconocidas, pero que en cambio se conocen cuatro puntos del segundo sistema, á saber: A\ B\ C\ y además m (/ig. 53), correspondientes á los A, B, C, m del primero: es evidente que trazando las rectas Am, Cm , A'm\ C m! se obtendrán los segmentos Ba , Ca; Ac , Be; B’a\ C' a'; A'c, B'c; y las relaciones 206 Ba IT¿ Be B'c Ca ‘ 6” a' Y Ac '' A’ c' serán los valores de las constantes 1 y Conocidas estas se hallarán sin dificultad lodos los puntos del sistema. Núm. 119. Si en las ecuaciones generales . ax4-by-\~c , a x 4- 1/ y 4- cr *=.ii+pr+ 1 5 y = ™-+ji+i hacemos a¿p + P.ty + l = o, lodo sistema de valores de x é y que satisfaga á dicha ecuación, y no reduzca á cero los numeradores de x é y\ reducirá estas últimas á o© , es decir, x'=30\ y =oo ; luego á los puntos de la recta «M-Py+i = o en el primer sistema, corresponden puntos situados en el infi- nito para el segundo. Designaremos á fin de abreviar por II esta reda. Núm. 120. Ocurren, sin embargo, varias dudas que conviene resolver. I. ¿Podrían todos los valores de x é y, deducidos de a# ++«/ + 1 = 0 satisfacer á la ecuación ax + by + c = o ó á la a* x b' y -\-c —o? 207 En tal caso ax-\-by-\-c , ó a' x + bf y + c solo diferirían de a#-f- [3í/ -}- 1 por una constante, y ten- dríamos x — constante, ó bien yr — constante; de suerte que en esta hipótesis no existen sistemas homográ- ficos. II. ¿Qué valor tomará xr, por ejemplo, cuando en vez de x é y sustituyamos los valores x = Xi, y = y^, que satisfacen á las dos ecuaciones ax + by + c = o; ax-\- $y + 1 =o ? El valor de x para dicho sistema de valores es indeter- minado, y depende del límite hacia el cual tienda la relación A iii r , a medida que A y{ y l±Xi se aproximan á cero. En efecto, sustituyendo en el valor general de x en vez de xk y, Xi+kxi, yi + byt tendremos, puesto que a Xí -j- b yi -j- c, y &Xi-\- 1 son nulos, axi-\-by i + c + b \y{ a kxl-\- bkyt OLX 1+ ^iyi + 1 +aA¿Ci + aA#,-f- A «/, «4* b kxt a-f p 208 Es decir, que el valor correspondiente de x no es único: depende, por el contrario, de la manera ó ley según la cual lleguen, x á xlt é y á yt. Pero sea cual fuere x\ el valor y 1 es siempre infinito; luego los puntos x\ y correspondientes á xl,yl siempre estarán en el infinito, y el principio que estamos disculiendo no sufre escepcion. III. Supongamos, por último, que un mismo sistema de valores, xlt yt reduce á cero á las tres espresiones ax-\-by-\-c; a' x +6' y + c ; a# + 1 . En esta hipótesis los valores de x', y ' se presentan bajo forma indeterminada; y en efecto, son esencialmente indeter- minados, como se ve claramente introduciendo ^x^ y A y{ en dichos valores. (Se continuará.) w\A/9CA/\aa CIENCIAS FISICAS. QUIMICA APLICADA. Sobre el vidrio; por Mr. J. Pelouze. (Annales de chimie et de physique, febrero 1867.) El vidrio de que va á tratarse en la primera parle de esta nota, se compone de sílice, de sosa y de cal; pero tal como se obtiene en los crisoles de arcilla, contiene algo de alúmina y óxido de hierro, cuya última base proviene también de la arena, la piedra caliza y del fundente (carbonato V sulfato de sosa). Por último, se encuentra en él también, como he dicho en otra parte, una pequeña cantidad de sulfato de sosa. La sosa que sirve de fundente para la arena y la cal, es producida unas veces por el carbonato y otras por el sulfato de sosa. En el primer caso, la composición es generalmente la siguiente: Arena blanca ,. . . 290 Carbonato de sosa 100 Id. de cal 50 lo cual da un vidrio compuesto de: Sílice 77,04 Sosa 15,51 Cal... 7,41 TOMO XVII. 14 210 En el segundo caso, la composición se forma con: Arena blanca 720 Sulfato de sosa 100 Carbonato de cal 100 Carbón vegetal . . 6 á 8 que da un vidrio compuesto de: Sílice - 73,05 Sosa 11,79 Cal 15,16 Estos dos vidrios son los que se fabrican en Saint-Gobain. Desde luego se comprende que ofrecía interés, tanto bajo el punto de vista industrial como teórico, averiguar cuánta era la cantidad de arena que se podría introducir en el vidrio. Las cualidades extraordinariamente refractarias de los crisoles, y la temperatura excesivamente elevada de los hornos que he tenido á mi disposición, me han permitido intentar estos experimentos, cuyo resultado, cualquiera que fuese, de- bía ser muy interesante. No entraré aquí en los detalles de los ensayos que he intentado , limitándome á decir que sucesivamente he elevado la proporción de arena hasta 400 partes, en vez de 270 y 290. El vidrio hecho con 400 partes de arena, 100 de carbo- nato de sosa y 50 de cal, se compone de Sílice 82,24 Sosa 12,01 Cal 5,75 100,00 211 El que se fabrica con 400 ele arena, 100 de sulfato de sosa y 100 de carbonato de cal se halla compuesto de: Sílice 80,07 Sosa. . .. 8,73 Cal.. 100,00 Si en vez de 400 se emplean únicamente 350 de arena para 100 de sulfato de sosa y 100 de carbonato de cal ofrece el vidrio la composición siguiente: Sílice , 77,80 Sosa 9,70 Cal 12,50 Se ha hecho un plano de 12 metros de superficie y de 11 á 12 milímetros de grueso, con las condiciones del trabajo diario de un horno de gas, con la composición siguiente, que es la misma que la anterior. Arena de Chamerv. 350 kilog. Sulfato de sosa ............. 100 Carbonato de cal. . . 100 Arsénico 1 Cal 0 Carbón. ......... 6,5 Se puso la mezcla en una vasija bien colocada en el hor- no. La primera fundición duró cerca de hora y media más que en las vasijas inmediatas, y cuando concluyó la segunda había un retraso de cerca de una hora. No se hizo tercera hornada. Cuando se vació el vidrio no era fino, y contenia muchas piedras de arena. El crisol se dejó en el fuego, y pudo soportar el calor del trabajo siguiente. Cuando se metieron por tercera vez en el horno los demás cristales, era el vidrio fino, y la vasija recibió algo de composición. m Con este vidrio se hizo el primer plano; era de una du- reza notablemente mayor que el de los crisoles inmediatos, muy trasparente, pero contenia algunas arenillas. Se volvió á poner el crisol en el horno, y después se apartó para vaciarle. El vidrio 'adherente á las paredes era después de frió ente- ramente lechoso, y un pedazo de él que se encontró sobre la carretilla, era ligeramente opalino. El plano fabricado con este vidrio se sacó del molde á los cuatro dias, y el recocido se hizo en las mismas condiciones que el de los demás planos. Las parles que descansaban en los puntos más calentados del molde habían experimentado un principio de devitrifica- cion que demostraba un viso opalino, las demás habian con- servado su trasparencia. Un pedazo de este vidrio á la temperatura en que em- pieza á ablandarse, se devilrifica rápidamente y por com- pleto. En cuanto al vidrio de carbonato, en cuya composición se habian introducido 400 parles de arena, se habia reco- cido en un aparato cuya temperatura era más elevada que la del molde, y se habia visto que era enteramente opaco y devi- trificado, pareciéndose al bizcocho de porcelana. He compro- bado que no tenia más que de 3 á 4 milésimas de sulfato de sosa, en vez de 2 por 100 que contiene en general el vidrio de composición común; resultado que debía esperarse. Mr. Baille se ha prestado á instancias mias á examinar, en cuanto á la refracción, el vidrio en cuya composición entran 3o0 parles de sílice pura. Este vidrio es muy hermoso, aun- que posee un ligero viso opalino. Da un espectro muy limpio, y las rayas son bien visibles; pero á falta del sol, no han podido determinarse más que los índices de refracción de tres rayas: una roja producida por una chispa eléctrica, que atra- viese un tubo de hidrógeno, y coincidiendo casi con la ra- ya C de Fraunhofer; la segunda amarilla, dada por la llama de alcohol salado y correspondiente á la raya D; la tercera azul, producida por la chispa eléctrica á través del tubo de hidrógeno, y que coincide con F. M. Baille ha obtenido de este modo los números siguientes: 213 Raya roja . . 1,31500 Id. amarilla . . 1,517543 Id. azul . . 1,523399 Indice medio. . . 1,520571 Coeficiente de dispersión. . . . . 0,00166 Dicho vidrio es por consiguiente un croivn-glass de escasa potencia refringente, y por lo tanto muy conveniente para los lentes de microscopio. El vidrio común de Saint-Gobain da los números: Raya roja .. 1,524815 Id. amarilla ... . . 1,527430 Id. azul . . 1,533746 Indice medio. . . . 1,530588 Coeficiente de dispersión .. 0,00169 Los dos vidrios han dado poco más ó ménos la misma dis- persión; pero el vidrio cargado de sílice es ménos refringente que el crown común de Saint-Gobain. Los experimentos sobre el recocido del vidrio muy silí- ceo se han hecho un gran número de veces, y siempre se han obtenido materias notables por la facilidad con que se devi- trifican; de donde resulta para el fabricante la imposibilidad de aumentar la proporción de arena que se emplea hace mu- cho tiempo en la composición del vidrio de base de sosa ó de cal. Si pasase de ella, aunque solo fuera de algunas centési- mas, se correría el riesgo de ver que el vidrio se volvía le- choso, ó por lo ménos opalino, durante el trabajo á que se le sometiera. Si, por el contrario, se pusiese ménos arena en su com- posición, se obtendría, como es sabido, un vidrio que se de- vitrificaria ménos, y sería más fusible, ménos duro y más alterable. Una doble consecuencia puede sacarse de estas observa- ciones, y es que por una parte los fabricantes de vidrio hace mucho que han fijado con gran habilidad las proporciones de 214 arena que dan los mejores vidrios, y que por otra las sustan- cias vilrificables pierden con tanta mayor facilidad su tras- parencia, cuanto más cargadas se hallen de sílice. Vidrio de base de alúmina. Se encuentra la alúmina en todos los vidrios, porque en todas las fábricas se emplean esclusivamente crisoles de ar- cilla, que son atacados por las composiciones. Los vidrios comunes, contienen en general más alúmina que los blancos. Mr. Berthier ha hallado en ellos 10,5 por 100 en el vidrio de S. Esteban, y Mr. Dumas hasta 14 por 100 en otro vidrio del comercio. Generalmente se atribuye á la alúmina la propiedad que tiene el vidrio de botellas de de- vitrificarse con más facilidad que el de una composición más sencilla, como por ejemplo los cristales para espejos y vi- drieras. Pero además de que no se ha demostrado que este defecto exista en el mismo grado en el vidrio de botellas, se va á ver que el experimento directo parece conducir más bien á una conclusión contraria, y confirmar la aserción que he emitido, esto es, que los fenómenos de devitrificacion son sobre lodo debidos, en igualdad de circunstancias, á grandes proporciones de sílice. He fabricado un vidrio de alúmina de la composición más sencilla posible, fundiendo una mezcla de esta base y de sí- lice por medio del carbonato de sosa. He operado sobre 250 partes de arena, 100 de carbonato de sosa y 25 de alúmina pura y seca. Pero es imposible ob- tener un completo afinado, aun después de haber tenido el crisol por espacio de veinte horas en un horno de gas puesto á la temperatura más elevada. El vidrio aluminoso es blanco, muy trasparente, y de la densidad de 2,380; es pues mucho más ligero que el cristal de espejos. Su composición es la siguiente: Sílice. . . Sosa. . . . ilumina 215 75,00 17,40 7,60 108,00 Por oirá parle he hecho vidrios de un trabajo más fácil, añadiendo carbonato de cal á mezclas de arena, de carbonato de sosa y alúmina. A la composición siguiente: Arena. . . 250 Carbonato de sosa 100 Id, de cal 50 he añadido sucesivamente: 1. ° Alúmina pura y seca 30 partes. 2. ° Id. id 40 3. ° Id. id.., 50 4. ° Id. id 60 5. ° Id. id 80 6. ° Id. id 90 7. ° Id. id 100 El número l.° se dejó en el horno por espacio de veinti- cuatro horas, y dió un vidrio sumamente fusible, pero que lardó bastante en afinarse, lo cual indudablemente procede, de que á una temperatura elevada queda mucho más pastoso que el vidrio no aluminoso. Esperaba que la alúmina se conducida como el óxido de cromo, con el cual es isomorfa, y que se separaría de la masa vitrea en forma de cristales; pero no sucede así. El vidrio queda homogéneo y trasparente. Habiendo expuesto los peda- zos de este vidrio á una temperatura suficiente para ablan- darse, de modo que estuvieran en las mejores condiciones de 216 devitrificacion, solo se observaron al cabo de cuarenta y ocho horas indicios ciertos de devitrificacion, cuando la masa inte- rior permanecía clara. Los números 2 y 3 se condujeron en la fundición y reco- cido como el número 1. El número 4 filé algo más pastoso y más fácil de devitrificar. El número 5 no se distinguió del vidrio no aluminoso, y parecía devitrificarse con ménos facilidad que el número 4. A las 240 horas de exposición en una arca calentada hasta ablandarle, el número 5 estaba muy lejos de de vitrificarse, mientras que el de espejos hacia mucho tiempo que lo estaba completamente. El número 6 contiene vestigios de alúmina sin fundir, y puede considerársele como el más aluminoso que se puede obtener con las materias primeras, y en las condiciones que he indicado. Según estos ensayos, y contra la opinión generalmente admitida, no parece que la alúmina produce la devitrificacion; y en lodo caso, es seguro que el vidrio con base de sosa ó de cal, y que contiene una gran proporción de alúmina, es mu- cho más difícil de de vitrificar que el vidrio de espejos. Algunos fragmentos de este último vidrio (de sulfato ó de carbonato) se han calentado comparativamente en arcas al lado de los ejemplares de silicatos aluminosos de que se acaba de tratar. El vidrio aluminoso que contiene cal, tiene sensiblemente más color que aquel en que no se halla, lo cual consiste en que el vidrio calizo ataca mucho más á la materia de los crisoles que el vidrio alcalino-aluminoso. Debería esperarse este resultado, pues añadiendo cierta cantidad de cal, puede hacerse entrar en el vidrio mayor proporción de alúmina. Mr. Baille ha examinado también los vidrios aluminosos citados en esta nota en los números 2, 3, 4 y 5; pero desgra- ciadamente los ejemplares que le remití, y los que habían es- tado expuestos mucho tiempo al calor rojo sombrío con objeto de demostrar su facultad de devitrificacion, se hallaban car- gados de burbujas y de estilas. Esperando vidrios aluminosos más hermosos, Mr, Baille 217 lia determinado con el mayor cuidado posible los índices de refracción de los tres colores tomados cerca de las rayas del espectro C, D y F, obteniendo los uúmeros siguientes: NUJ1. 2. NU». 3. HUI. L NUIL 3. Luz roja 1,5113 1,5120 1,5143 1,5153 Id. amarilla 1,5133 1,5137 1,5159 1,5167 Id. azul 1,5210 1,5211 1,5224 1,5232 Indice medio 1,5172 1,5174 1,5192 1,5200 Coeficiente de dis- persión 0,00185 0,00177 0,00154 0,00153 Estos vidrios son crowns de escasa potencia refringenle, y los dos primeros, como también los dos últimos, son casi idénticos. De estas observaciones parece resultar el hecho curioso siguiente: que á medida que las proporciones de alúmina conlenidas en el vidrio van aumentando, aumenta también el índice de refracción y disminuye la dispersión. En el cristal, por el contrario, aumenta al mismo tiempo la potencia re- fringente y dispersiva con la cantidad de plomo que con- liene. Sin embargo, no puede considerarse demostrado el he- cho por estos únicos experimentos, pues la poca pureza de los vidrios estudiados no permite tomar ninguna medida rigurosa. Vidrio magnesiano. La magnesia forma con la sílice y la sosa un vidrio blanco parecido al vidrio común. Se ha obtenido un producto de hermosa fabricación fun- diendo ¡untos 218 Arena Carbonato de sosa. . . . 100 Magnesia que corresponde á la composición siguiente: Sílice ... 08,9 Sosa 16,2 Magnesia 14 9 100,0 Este vidrio tiene una densidad de 2,47. Es algo ménos fusible que el cristal de espejos, con suma facilidad. y más pastoso. Se devitrifica Se ha preparado otro vidrio con la mezcla siguiente: Arena . , Carbonato de sosa. . . . 100 id. de cal 60 Magnesia 50 que da un vidrio compuesto de: Sílice . . . 65,7 Sosa , . ........ 15,0 Cal. ... 7,3 Magnesia. ... ....... ........ 12,0 100,00 Se sacó el crisol que contenia este vidrio durante el en- friamienlo, es decir, cuando el horno estaba relativamente frió, v se obtuvo de este modo una masa vitrea cubierta de una capa de cristales muy claros. Recociendo rápidamente este vidrio tomó el aspecto de una porcelana refinada. 219 Para obtener un vidrio que sea enteramente trasparente, debe vaciarse cuando se está en completo período de afina- ción; y si ya está bastante fluido, recocerle á la temperatura más baja posible. Su densidad á +15° es 2,54. De lo expuesto resulta, que los vidrios magnesianos son sumamente fáciles de devitrificar, y que en cuanto sea posible no deben entrar las calizas magnesianas en la composición de los vidrios cuyo trabajo necesita recocidos más ó ménos fre- cuentes. Los diversos experimentos que sucintamente he descrito, confirman y multiplican los hechos hace ya mucho tiempo conocidos, y demuestran que la sílice se une en proporciones excesivamente variadas con las bases, y que pueden hacerse entrar en un vidrio los óxidos más diversos sin que cese de ser homogéneo después que se enfrie. De aquí resulta que las fórmulas que algunos químicos han creído poder dar á ciertos vidrios del comercio no tienen ningún valor, y son mnemóni- cas más bien que realmente científicas. Debo observar por otra parte, que el equivalente del sili- cio de que se ha hecho uso hasta 1845 para calcular las fór- mulas de los silicatos se había determinado mal, y por con- secuencia sería necesario revisarlos de nuevo. La manera más racional de explicar la innumerable variedad de los vidrios de que se trata, consiste en admitir que resultan de una sim- ple mezcla de combinaciones definidas. Nada hay en ello que sea contrario á las leyes de las pro- porciones químicas; y no son raros los ejemplares de la clase de los que acabamos de citar. El óxido de antimonio puede fundirse en todas proporciones con el ácido anlimónico y aun con el sulfuro de antimonio; el protóxido de hierro con el ses- quióxido; el de cobre con el bióxido; los sulfatos neutros con los bisulfatos alcalinos, etc. Berlhollet, en su discusión tan memorable con Fróust, admitía que entre el máximum y el mínimum de oxidación ó de sulfuración de un metal, podia haber un número infinito de grados. Por el contrario, Proust trataba de demostrar que estas 220 ideas eran inexactas, y que los metales no formaban con el azufre ó el oxígeno más que un cortísimo número de combina- ciones de proporciones invariables, y que, por ejemplo, todos los grados intermedios que se habian creído obtener entre un protóxido MO y un bióxido MO\ no eran más que mez- clas de ambas combinaciones. Aplicando las ideas tan claras que tenia Proust, cuya exactitud no han hecho más que confirmar los progresos de la química, los vidrios deben estar formados, como he dicho, por la mezcla de un corto número de silicatos de proporciones bastante fijas y tan sencillas como las de los sulfuros, los óxidos, cloruros, sulfaios, etc. No debe haber entre ellos más diferencia, sino la de que los silicatos de que se componen los vidrios son ménos conocidos y más difíciles de preparar que los compuestos á los que se acaban de comparar. Sobre algunos fenómenos de coloración del vidrio. El vidrio hecho en un crisol de platino con carbonato de sosa puro, arena blanca de Fontainebleau lavada con ácido clorhídrico y mármol blanco, ofrece un tinte verdoso suma- mente débil, pero siempre sensible en un grueso de algunos centímetros. Ignoro si este tinte es natural, ó se debe á vestigios im- ponderables, pero ciertos, de óxido de hierro que todavía con- tenga. Expuesto al sol por espacio de varios meses en el verano, no ha experimentado ningún cambio aparente. El vidrio fabricado industrialmente en crisoles de arcilla con sustancias de primera elección, sulfato de sosa puro ó carbonato de sosa á 85°, presenta un viso de color verde amarillento, ó bien un ligero tinte verde de agua, debido al óxido de hierro, cuya presencia es imposible evitar. El vidrio de vidriera, más ferruginoso que el de espejos, tiene un color mucho más verde, y tendrá tanto ménos color cuanto ménos hierro contenga y se aproxime más al vidrio de espejos. m Todos estos vidrios, expuestos al sol, loman color amarillo más ó ménos intenso, y de un viso siempre más marcado que lo era el viso verdoso del mismo vidrio antes de su insola- ción. Basta una insolación de algunas horas, cuando el sol es muy ardiente, para que el fenómeno de que he hablado se manifieste, y en algunas semanas los pedazos de vidrio más gruesos se tiñen de color amarillo en toda su masa. La fractura de ciertos pedazos de cristal de vidriera, exa- minados en un grueso de algunos centímetros, parece, cuando han experimentado la insolación, casi tan amarilla como un pedazo de azufre. Los vidrios que han sufrido la acción de la luz se vuelven amarillos, y si no se nota siempre es porque su grueso es muy pequeño, puesto que en general no escede de IV2 milímetros. Los vidrios de vidriera, cuyo color muy oscuro descubre una gran proporción de hierro, experimentan á la luz solar lina alteración; pero el color verde persiste, aunque modifi- cado, aun después de muchos años de exposición al sol. La calidad de los vidrios de vidriera se ha mejorado mucho des- de principios de este siglo, y principalmente desde hace algu- nos años; y puede afirmarse sin temor de equivocación, que todos los fabricados hasta el dia, á lo ménos en Francia, se ponen amarillos á la luz solar directa (1). Por mi parle debo decir, que no creo que exista en el co- mercio una sola especie de vidrio que no cambie de color cuando esté expuesto al sol. El vidrio de vidrieras llamado vidrio doble (que es dos (1) Debo á mi respetable colega Mr. Peligot los datos si- guientes. «En todos los almacenes de vidrio de Bohemia que he visitado en Praga y en Yiena, los comerciantes conservan todo el vidrio blanco envuelto en papel grueso, y guardado en armarios con puertecillas de madera, para que no tome color. El vidrio de Bohemia adquiere siempre con el tiempo y la luz un tinte ama- rillo pronunciado.» 222 veces más grueso) toma color de una manera más visible, y puesto sobre una hoja de papel ó un tejido blanco, se reconoce distintamente en él un viso amarillo. Expuestos al calor rojo oscuro los vidrios que amarillean, se decoloran, ó para hablar con más exactitud, adquieren e] ligero viso verdoso que tenían antes de la insolación. Puestos á la luz por segunda vez se produce otra colora- ción semejante á la primera, que desaparece por la acción del calor rojo, cuyos fenómenos se reproducen indefinidamente. El vidrio conserva su trasparencia, y no da lugar á ninguna estría ni formación de burbujas. El calor de 300 á 350°, insuficiente para recocer el vidrio, pues pueden resistirlo las lágrimas balávicas, no es bastante elevado para reducir á su color primitivo al que le ha tomado amarillo por su exposición al sol. A la luz difusa, en una habitación, no parece tomar co- lor amarillo, ó si lo toma solo es al cabo de muchos años. Hace 15 ó 20 que tengo ejemplares de vidrio cuyo tinte no ha variado sensiblemente. La posibilidad de reproducir sucesivamente y sin limita- ción alguna estos singulares fenómenos de coloración y deco- loración del vidrio, constituye seguramente uno de los puntos más curiosos é interesantes de su historia. Antes de tratar de la interpretación de estos hechos creo útil recordar: 1. ° Que el vidrio puro, es decir, privado de sulfato alca- lino y óxido de hierro, no toma color por su exposición al sol. 2. ° Que con un peso igual de metal, el sesquióxido de hierro tiñe ménos el vidrio que el protóxido; y que el color amarillo que se manifiesta en el vidrio, es infinitamente más intenso que el que podría producirse por el hierro contenido en el mismo vidrio, suponiéndole enteramente peroxidado. 3. ° Que es suficiente un vestigio, por decirlo así, impon- derable de sulfuro, para teñir el vidrio de color amarillo. Dicho esto, llego desde luego á la explicación. Hay en el vidrio que toma color amarillo por su exposi- ción al sol, protóxido de hierro y sulfato de sosa. La luz m produce entre estas sustancias una reacción, de la cual resul- ta peróxido de hierro y sulfuro de sodio. El calor opera una reacción inversa, y reproduce sulfato de sosa y prolóxidor de hierro, de lo cual resulta que el vidrio recobra su color pri mili vo. La análisis confirma esta teoría, demostrando en el vidrio que amarillea por su exposición al sol, la presencia de una proporción sumamente pequeña, aunque sin embargo muy sensible, de un sulfuro, mientras que los reactivos no indican el menor vestigio de él en los vidrios antes de su insolación. En una Memoria anterior he demostrado que dos meta- loides, el carbón, el silicio, el boro, el fósforo y el mismo hidrógeno tiñen el vidrio de color amarillo , reduciendo al estado de sulfuro el sulfato alcalino que contiene siempre; y desde luego se explica por qué estos mismos cuerpos desoxi- dantes no tienen acción sobre el vidrio puro, es decir, privado de hierro y especialmente de sulfato. También puede preguntarse por qué razón los vidrios te- ñidos por la reducción del sulfato ó por la introducción di- recta de un sulfuro en su masa, resisten á un calor igual ó superior al que produce la decoloración del vidrio que se vuelve amarillo cuando está expuesto al sol. A esto se con- testa que en el vidrio que amarillea á una alta temperatura por la reducción de los sulfatos, se encuentra el hierro en estado de protóxido, que de ninguna manera puede reaccionar sobre los sulfuros, y por esta razón el vidrio queda coloreado. En el vidrio que amarillea cuando está expuesto al sol, el hierro queda peroxidado, y propio por consiguiente para con- vertir el sulfuro en sulfato cuando se expone á la acción del calor. Faraday ha indicado, en 1824, otra coloración del vidrio no ménos curiosa que la de que acabamos de tratar. Las observaciones que con este motivo ha hecho se han consig- nado en el tomo XXV de los Anuales de Chimie el de Physi - que, y las reproducimos textualmente. Ciertos vidrios emplea- dos en Inglaterra adquieren por grados, como todos saben, un color purpurino que á la larga se hace muy intenso. Este cambio es lento, pero no lo bastante para que no pueda ob- servarse al cabo de dos ó tres años. La mayor parte de los vidrios que se colocaron hace pocos años en las casas de Bridge-Slreet y Black Friars, eran en su origen incoloros; sin embargo, adquirieron un color violáceo ó purpurino. Con in- tención de descubrir si los rayos solares tenían alguna in- fluencia sobre estos cambios, hice el experimento siguiente. Elegí tres vidrios que me pareció debían experimentar cam- bios de color: uno de ellos tenia un viso ligeramente violáceo, los otros purpurino, pero tan sumamente débil que no se des- cubría este color más que en el corte. Se partió cada uno de estos vidrios en dos partes, y tres de estos seis fragmentos envueltos en papel se pusieron en un sitio oscuro, dejando los otros tres expuestos al aire y al sol. El experimento empezó en enero, y los vidrios no se exami- naron hasta el mes de setiembre siguiente. Los pedazos resguardados de la acción del sol no experi- mentaron cambio alguno. Por el contrario, los colores de los demás se oscurecieron bastante, hasta tal punto que difícil- mente hubiera podido admitirse, no conociendo los detalles del experimento, que estos vidrios fuesen de la misma natu- raleza que los que se habían dejado en la oscuridad. De modo que parece que los rayos del sol ejercen una acción química aun sobre un compuesto tan compacto y permanente como el vidrio. La coloración indicada por Faradav no es desconocida de los fabricantes franceses de vidrio, así es que se aplica á vi- drios que contienen á la vez óxido de hierro y de manganeso. Cuando una composición suministra un vidrio de viso muy oscuro y puede ser rechazado en el comercio, se le añade jabón de vidrieros, es decir, bióxido de manganeso, en cantidad calculada de tal manera que todo el hierro pasa al máximum y todo el manganeso al mínimum de oxidación. De esta ma- nera se blanquea el vidrio, porque el protóxido de manganeso no le da color, y el peróxido de hierro le tiñe mucho ménos que el protóxido. Tengo algunos ejemplares de vidrios que han tomado co- lor violáceo cuando han estado expuestos al sol, y todos ofre- cen la propiedad de decolorarse por la acción del calor. No m basta una temperatura de 350°, sino que es necesario la que se emplea para el recocido del vidrio en general, muy próxi- ma al rojo oscuro. El vidrio decolorado por el calor adquiere por su expo- sición al sol el viso amatista que la primera vez tenia, y le pierde de nuevo cuando se calienta, sin que dejen de poder reproducirse estos curiosos fenómenos. La coloración parece debida á que el peróxido de hierro cede una parte de su oxígeno al protóxido de manganeso, que se convertiría en MnO 2 ó MrfO* según una de las ecua- ciones siguientes: Fe'2 O3 -}- Mn O = 2 (Fe O) + Mn O2 ó bien Fe 2 O3 + 2 (Mn O) = 2 (Fe O) + Mn 2 O 3. El recocido del vidrio, es decir, la acción de una tempera- tura del rojo oscuro, produce una reacción inversa, que puede explicar la decoloración. Se tendrá 2 (Fe O) Mn 2 O3 -= Fe 3 O3 2 (Mn O). Sin embargo, esta teoría, por sencilla que sea, deja sin ex- plicación el hecho siguiente. El vidrio de manganeso, que toma color violado á la luz directa del sol y que se decolora por el recocido, tomado en un crisol con el tubo de vidriero, ofrece un color de amatista si se templa enfriándole repentinamente ó lo que poco más ó ménos quiere decir, si no se recuece. ¿Existirá entre el término de la fusión del vidrio y el de su recocido una temperatura intermedia, que produzca sobre el vidrio el mismo efecto que la luz solar? De cualquier modo que sea, lo cierto es que el vidrio de manganeso que ha experimentado el temple, ofrece un color rosado como el que se ha expuesto á la insolación. TOMO XVII. 15 226 co CO 00 «Si * ^ O Si <5i «O -O o ■~*i « «Si ?tSÍO© OI co OI ^ 30 05 9-1 «oo^r'OíOL''© CO CO^r- OI 05 05 CO — c •ajquiawofci ssooosssflí os ©5" os" ^ Os" so" ■r-T co" G©" >0 0®9-90®C©<©>® SO »— 05 rH 1- 1^1^ 1- 1- 1- ) - 1- ) - t" co IT" lo J " 1^ 1^ CQ ' «#ÍCI>CSCC>SOfCíO co SO 30 CO JO s r 0©30COIr'»®00®S© Sj© Oí^OO^ o 30_CO 30 •oaqaiaiia^ C© co" ] " CO SÍ5 se ®" co" CO ^—"so co OI 30 0 °5«t<0 • ^ ®®®®®®®® o r9©r9 ^ c t"" t" r- 1^ L^> l - r» t" t— CO c ©3ÍCOXOXOOO CO *■*« OI 30 30 9— s .**"* ooei^oooooocs 30^ vísoos^ CO SO 9— •oisoSy CoV)>l>0 SO CO 50 CO- — 1 r-T 05" OÍ SO 9-’ ®í 'o «t M (M ©©ooooo© ó T— 1 O (S( lr~* 1-1^ t" 1^ 1" i- 1 - L''» — ■ ©®©X©X®?H 05 05 COCO 30 r- s SCOf-SOt^OOíM^ CO SO CO 05^ ©i 0 ao •°nnr 1" C'" 3©" lo ®" co lo t'í 1 " co"oTo" ©í 93Í 0 ®®®®®®®<=> o O T—( ©■f ) - io i - i - io i - i - ) "> 1 ^ I" 1- 1 ©©«©x©t^rt <— IT- co so g ^o c© c? so os 00 io qo so o, coco 9— 05 oiunf co" ®" i " co" so so so co co co"t^>"so 9VO© 05 mío «O í© O Os ®i ¡O1 c© o o Í—H 05 «— - 1 © 1" lo lolo io lo lo !"■ L - co ■’■ -- — X — , 05 OI !>. so 0 ^ g lo 05 r— IO ® r- O O 05 *^so co so •oÁeit »!# >^ ¡í »?i v" •« :í O^CO OI O 05 ^00 (N o ‘O 05 05 ©© ©i Os O T-On *5t I . lo lo lo lo ) "9 lo 1 "« 1- L'' t'" CO i — ««XÍO^VTO wdH t-H r-H 05 OI 30 *«# i a 1 ! ^oo^o* soroco so so *a# CO SO r-( r-« co os üjqv «aT KdT so" *a# C© CO *s# r^co oíco"o" O1 ®' ®> ® ®> CO ® ® o *— 05 OI w 1 .. 1 1- lo r-* lo IO lo lo lo J - co “ ! 301000®e©^©l30 OI 30 c «O — lo CO CO C© 1 - IO co SO 05 co 9— »a# C© ' OZJB J\[ «— — r-* _ — r0 ,_T v¡# co r-" co"io«%“ 0: 0C« •f 00 co 30 CO ’ 00 CO 30 os i WOMt^XrH ) - l" so so so Or«CC5 CÍOO :-rH Oí — ^ “ — — r— l — r ^-T ©o «iT*^ co" 05 9-í ■ ■ ■ *■■ ^ — — • — ■ 05 OI t; I '' 1- I - 1- ] ^ í ^ 1 ^ ^ l> ¡ ~- co 1 CO © os GO OI CO SO OI _ ^OSCN OI 0 CO li r- OI CO vs^ o oí so C?1 co ©5 ©© 30_Cí 05 •ojqaiatoiQ <0 rH oí' — ' — ' — ' r-i" — r 00" co"so 01" 30" O *■ , CO JO T T- 1 <-1 05 OI li 1" 1^ 1^ J " 1- ) ^ t'' t'' CO W-OOSS-l^ •03 s„ CC3S(N -a « £ «5 ^ SES tn ©> oj X) 2 o-g a ^ o o .‘sn S*S a) « « 2fl2 síÉn* CUADRO II. Barómetro en milímetros y á 0o de temperatura. Id. Id. Id. Id. Id. Id. Id. 3 m. 6... 9.. . 12... 3 l.. 6.. . 9 n. 12... 709,61 710,07 710,69 710,21 709,40 709,65 710,12 710,01 703,40 703,64 704,06 703.57 702,80 702,93 703,76 703,79 706,96 707,27 707,61 707.1 1 706,25 706,05 706,93 707,07 706,88 707,23 707,72 707,21 706,41 706,50 707.19 707.20 707,54 707,94 708,53 707,97 707,21 707,39 707,94 707,91 709,97 703,49 706,91 707,80 707,04 A. máx. observadas (1) A. mín. observadas (2) Qscilacion extrema 719,52 686,17 33,35 717,61 686.91 30,70 713,59 697,64 15,95 714.36 695,86 18,50 719,52 686,17 33,35 Om diurna ... O. máxima diaria (3) 0. mín. diaria (4). 2,90 9,68 0,96 2,75 7,47 0,74 (O Fecha de la observación. (2) Id (3) Id Febr. 4 Abril 15 Febr. 27 jlVJarz. 18 Ene. 10 Marz.18 (4) Id Dic. 15^1ayo 28 2,25 2,29 5,58 8,63 0,51 0,61 Julio 9 |Nov. 12 Junio 2 Set. 23 Agos. 23 | Set. 24 Julio 5 'Nov. 2a 2,55 9,68 0,51 Febr. 4 Febr. 27 Ene. 10 Julio 5 CUADRO III. Dias en que la presión barométrica media se halló comprendida entre cada dos números de milímetros consecutivos de la linea superior. m 716 ©le© e© R s » R R R R R R 00 R « R oo 714 00 05©! R rH = R R R R R R OS rH 55 55 rH o ©1 ©i ©5 v#e© 2©rH « R ©í R RCOW cocote 00 ri ©I e© o TH IT" SO rH * C© *s# rH «o^©i O ©100©I rH ©M ©i T08 ©1 v# C© (NCOW 0©t- «O ^a©co 05 O rH a© rH ©1 rH a© a© 706 (Nf0 1> ©la© a© a© «o 05 IT" ©i o Hrr©l©l oo <50 704 rH©l©l X(M05 a© o© ©i í© O 05 O© GÍ©lH 67 o v# C© ©1 *s$l r— 1 rH raí R r H 05 «O 30 ©1 1 700 ©1 R ©1 R *«H a© R R R rH ©1 rH v# 05 R rH 698 - R R C© *H ©1 R R R R R HOO©» . R £ | 696 « HH * «¿5 CB .2 o ai ai ^2 oí a a a ®-Q OÍ 2^ fec © o o c/rOK o oí C ¡> C5 is £ = .2 >•£ 5 ^ o o CUADRO IV. Dias en que las oscilaciones barométricas se hallaron comprendidas entre cada dos números de milímetros de la linea superior. 229 HH ©O CO 1 ©* “ ©1 rn T-“< r—i 1 O a a a a ** O o £ rH £ " ~ s ~ ~ ~ a a a rH a a a rH c© 1 00 Hri * a a a a a a rH a a OI a a rn co 00 1 r- H ^ ^ a a a rH h a rH co i «o (N ©IrH a a a a • I ” 1 * vico a a 90 1 so í HH rfrl S rH a r- l rH £ £ OI ©1 ©1 rH tH so> ©IHH so (Meo HH 2 OI a a vi ® ©l ©| rH o© 3-4 CO C© CO r^c© so ©i so so rx'so «o 20 00(5100 nnnH co c© CO <©1 00 H rH 20 rH 00 rH o OCO 00©^ CO vico ©1 CO ©1 CO ©1 ©1 ©* co ir- rH ©> F- «sW CO vi OI 00 SO OO t— 1 «H l rH HH rH 05 H ©ICO CO vi oo co Hl T-H ■ o H ? ~ - a a- — D © ü O ! cfiO^: Invierno Primavera Verano Otoño Año Fórmulas barométricas. 230 co 80 ©í ce ce 95 «-i ©1 ©1 ©1 XXX ©l ©1 ©l CO O — < ©i *** ©o OO ÍO ©O SO !C t' -H+ + + + H + -1 t jr x X X (M 81 9J «5 © 81 » ao ©a ao >¡í ‘Cí 05 «?n o o sT o" 4" + + 4" t 4- t 4' + 4-4-4- -4" 4-4-4- 4- X !Í5 95 1> O ©I i— ©I ©O O ^ ao ^ 9C a r>. ~M" + + + + + T + XXX XXX X X \X ©o © o o W H 1> co o ao ©i i— i T ]- "f" XXX ++++ + X ><4 X X ao ©i a« w © a “ ‘ * a a a 02 a ©> 02 x en ©o ©i ©o i©* zo a a a 02 © © 02 02 02 «i— • *-• e© a a a a © © 02 e 02 02 02 en ©o ©o ao o ©» c© ao c© _ _ _> ® ® ooo o ._ ._ + + + -i f -¡ + + + +++ H-¡ ¡- i -i ^ ©i — a H , ^ ~ i f« ao ©o^ oo ao ©J J> r-H *5X CO h s© zo ©a ©a c© ©o t" ■(—i *•* ®> ® ® O O ® ® ® ® ® L" t-" r^ir^r^ t'* o> o ® -I. I ©s i— i ©a ©5 00 ©a CO í©T t-T ® ® ® ® L- L— t- t- ja S .2 'o S o • • • ! t- ja © *2 o o t-l •— 02 s i • o ® O 02 S fe c ja a» a ■ ~ a #© o> a W ja o> (AH í- ^ >* « a a S ^ S a ‘-a ° 5 3 be ■“9 »-S *«*5 O) C/3 o o o ^r¡ *> ja *E ® o- >■ 231 CUADRO VI Presión media de la atmósfera en el curso del dia. ( Números deducidos de las cinco últimas fórmulas del cuadro anterior.) Horas. Invierno. Primavera. 1 Verano. Otoño. Año. ■ 1*2 m. 710,21 703,58 707,12 708,02 • 707,23 1 t. 709,90 703,26 706,79 707,71 706,92 2 709,62 702,96 706,46 707,42 706,62 3 709,43 70*2,76 706,19 707,22 706,41 4 709,36 i 702,68 i 706,04 ¡ 707,15 706,32 3 709,43 ¡ 702,75 706,03 i 707,21 706,37 6 709,60 702,95 706,15 707,37 706,52 7 n. 709,82 703,22 706,36 707,59 706,75 8 710,04 703,51 706,61 707,81 706,99 9 710,18 703,74 706,85 707,97 707,18 10 710,2*2 703,87 707,03 708,03 707,28 11 710,14 703,89 707,12 707,98 707,27 12 709,99 703,80 707,12 707,86 707,19 1 709,82 703,66 707,07 707,71 707,06 2 709,66 703,50 707,00 707,58 706,94 3 709,61 k 70340 706,97 707,52 706,87 4 m. 709,66 703,38 707,00 707,57 706,90 5 709,83 703,47 707,09 707,73 707,03 6 710,08 703,63 707.25 707,95 707,22 7 ' 710,34 703,82 707,42 708,19 707,43 8 710,56 703,99 707,57 708,39 707,61 9 710,66 704,06 707,63 708,49 707,70 10 710,64 704,03 707,57 708,45 707,66 11 710^8 703,85 707,40 i 708,28 707,49 CUADRO VII. Presión media del aire seco en el curso del dia. ( Diferencias de 4a presión total y de la tensión del vapor de agua.) Horas. Invierno. Primavera. Verano. Otoño. Año. 12 m. 704,51 695,85 696,03 698,87 698,81 1 t. 704,06 695,57 695,76 698,51 698,48 2 703,72 695,37 695,54 698,28 698,24 3 703,56 695,31 695,40 698,23 698,14 4 703,56 695,38 695,38 698,36 698,19 5 703,77 695,58 695,50 698,65 698,38 6 704,07 695,87 695,73 699,02 698,67 7 n. 704,43 696,21 696,06 699,42 699,02 8 704,76 696,54 696,42 699,78 699,37 9 705,00 696,82 696,81 700,05 699,66 10 705,13 697,01 697,15 700,20 699,86 11 705,12 697,02 697,41 700,26 699,97 12 705,07 697,15 697,57 700,25 700,01 1 705,00 697,13 697,64 700,23 700,00 2 704,96 697,09 697,64 700,22 699,98 3 705,02 697,05 697,58 700,25 699,96 4 m. 705,16 697,02 697,50 700,34 699,99 5 705,37 697,02 697,38 700,43 700,04 6 705,59 697,01 697,27 700,50 700,07 7 705,75 696,97 697,14 700,48 700,06 8 705,80 696,88 697,00 700,36 699,97 9 705,66 696,70 696,81 700,11 699,80 10 705,39 696,47 696,57 699,74 699,52 11 704,98 696,16 696,31 699,30 699,17 CUADRO YIII. Termómetro centígrado. 233 OTONO. W W ÍC COv#»!# r-1 r-i ©1 ©J ® ©1 ® SO t'" ab*^r^c©í0^05t^ ®T <® ©j ©i cocote r^rxr-l ©1 |©I *— < r-t 00 |> OI (N f *8iqnioo ©©©HO»X(?I C© SOOOOO ©lOC1^ ÍhOíOOOS5ÍOM©1 *sH I"* O SO rHl^W r-« r-r rH r— i r— i rH r— i r^ th ©? ©1 r— i rn iO O 05 co CO •9jqra9¡ias 0030(^l>05 00íi5 O SOaOrH 00 051© cocot^-^aos^ooco Ó5 ffocor^ woi'' n^rt(M(?I^nn rH í© ©I r-r ©1 «t >C "<• O H ©* co VERANO. •oisoSy «eosíWflsoeJH so ©*©©s© bi>e©o©ooco© c© oo r— *©> r- *— o rH rH ©I ©I O© ©1 ©1 ©| ©1 C©rH©l H®1H CO 50 Ci TO CN >,(N 50 \ ’°!lnf SO O© O©*©*©*® O© 03 00 00 lo f'' ^ 00 O OO O© 05 O© OOOt'. SO th ® f-irt(M©líO(M(5l^ ©í C©rH©l ^©1^ C5 00 05 co CI (51 ■r *5t O (51 ■r 05^ ^lr^££© l> ©^H© CH® c© «c-*i os ©? o© ©i t©- a© oo o©sos© *5#®ih “i rH rH ©1 ©s ©1 rH rH «h O© ©1 rH ©J PRIMAVERA. •OíCbj^ 05 ©isoossovjir'' a© a© ® O5o©s© 05 © a© oo oo so o© rH *3* oo o© a© ©i®a© r— rH tH rr rH rH rH rH ©1 | ©1 rH H 05 CO 50 — CO *i!jqv 03^00 O©^ SO O© O aí© s# rH OOO 0^00 SO F- 1^ ©1 ® l> ¡O rr 05 ©1 fflHO C©05S© i-iHHHH t— ©1 j O© HH 00 ao 50 o ■*■ co ozjbj\[ a© ^ooos soso ©í oo ao^os^ i> a© e© c© c© so 05 o oo so a© so (Mhc© osr^c© rH ©I j ©1 rH — «t 05 JO CS r (N <©>’ 1 es j < \ •O.I9iq8^ sooooooooosoa© ©i or^-r^ t^os^ 2:# o© a© o r-H oo t"* a© i©> oo ©i ® ©®a« r— 1 rH rr j ©J H H l> 10 SO 00 íes -r T (N (N Tm á las 3 m. Tm mensual T. máxima (1) T. mínima (2) Oscilación extrema Om diurnas 0. máximas (3) 0. mínimas (4) . . . (1) Días de la observación (2) Idem (3) Idem (4) Idem. 234 CUADRO IX. Termómetro centígrado. T,n á las 3 m. Icl 6... Id 9. . Id 12... Id 3 t. . Id 6... Id 9 n.. Id 12... T,„ T. máxima (1) T. mínima (2) Oscilación extrema Om diurnas O. máxima diaria (3) O. mínima diaria (4) (1) Fecha de la observación. (2) Id (3) Id (*) Id... Invierno. j Primavera. Verano. I' Otoño. © )S 0 0 O 0 0 2,7 6,9 15,6 10,0 8,8 1,8 7,3 16,2 9,5 8,7 3,5 11,4 22,5 13,0 12,6 7,7 15,0 26,7 18,7 19,0 9,6 15,6 28,4 20,0 18,4 6,5 13,4 26,1 16,4 15,6 4,8 10,5 21,3 13,9 12,6 3,4 8,8 18,5 11,9 10,7 5,0 11,1 21,9 14,2 13,1 18,0 29,0 38,4 33,6 38,4 -4,6 -1.4 6,1 —2,0 -4,6 22,6 30,4 32,3 35,8 43,0 9,7 11,9 15,8 13,3 12,7 16,9 19,8 21,8 20,9 21,8 3,8 3,3 7,6 5,4 3,3 Febr. 7 Abril 18 Julio 29 Set. 14 Julio 29 Dic. 23 ■ Marz. 14 Junio 4 iNov. 27 | Dic. 23 Febr. 6 Abril 16 Julio 29 Set. 11 Julio 29 Ener. 5 Marz. 5 Junio 2 Oct. 9 .Marz 5 CUADRO X. Dias en que la temperatura media se halló comprendida entre cada dos números de grados de la linea superior. 235 c© 1 oo ©J - s 2 a a a a ©i t— i a a a a a j© a co oo - - £ a a a a c© co a a a a a ©i a o© a© ©1 ~ c© - £ - <3 r- i a a rH«#e© ~ CO f— * oo ©I rH ©» rH <^I ** a a lO <-Ct©í© ©1 a a ©l ©1 L - O O rH rn co r- O rH 1 rH ©1 H a a a ft ^ O o© a «üt( 00 rH CO 3© -sH ’■£> r- ^ a a a a a a a í© ^ * co t" c© ©I «o 1 COr-^aO zo z )) )) )) a a -© cío ^ co rH rH rn 1 ©1 íOH a ^ ^ ^ ^ ^ ^ OC© a a c© ©* ©1 ©1 1 1 COCI© a • ~ ^ a ~ ~ «© t-h a a r- ° 1 r“l rH ! o 1™ 1 ©1 1 a a a z z z zzz ZZZ a a, a a - o |o£ a> s_i *3 ®ja ■g£s = -Q a> O ® • O.. O -fl H F > © N— 1 O *s..S o -r £ £ o © owfe s-ís $o¡2¡ ££{>0 -i CUADRO XI. Dias en que las oscilaciones termométricas se hallaron comprendidas entre cada dos números de grados de la linea superior. 236 t> . a O 1 ©I o© T—l oo 7 » « ©i ^**5*00 OOCtCi 1>HH (MíO®© O 1 <-i©i SO 7 « C© *5fiSO aaü ato o i® CO ^ v-I t> es oe so 1 r-H ^ so *5* 7 esr^ ©i r" es ©j o V# 1 Hrlr-, w SO ©I (51 r-« 1 fHOOCO *5Ü L- «® ©IrH ^HCO ©i oe ®s o© tr- rH r— i Slr-l ^-í c® O O 7 s® es so ©1 = a r-: *aj( 0©^©l©I «® i *S3< 30 0© 1 ** si *— 1 o a HÍOH SG ^ ÍO c® 1 rH rH es O «o 1 W81W Hr*.rt a ©l a OW * 1 1 « fflH ! •■ es ©i . • • P • • •’ • ’. 6 • 2 • . . • • ^5 . -3 ; o • • . • * O Si • — f 2 £ ó S ! i G > O • 1 £ £ 0 . • N¡— O Ó¿m i-g.® ^ C3 G O .2 G ^5 iG •5 •- c ® Q Wfe Si r^‘ a ca •5^ 0 3-= bo 0 0 0 ’|-£ 0 2 Ano Fórmulas lermométricas. 237 c c c i _l T i X X ©I ©I W W M !"■ 3C + + T xxx ©( ©1 ©2 *•« - — s - — , > V N - N — V N iS r- o r- «^ OI T"* ©2 ^ L4 w ©5 r© ©i SO o c o «ai se « 3C aa o se c; X ZO 20 ^ 1 V'' X ;© 20 + + 1 1 i TTT T 1 T T + + X X X XXX X X X X ©1 ©2 ©I ©3 ©2 ©^ ©i ©2 ©2^ ©2^ o r: (M «ai ;a ^ © © © © ® ® cc a¡ ?© o C© ^ , 23,4 33,5 10,1 8,3 4,9 3,4 1 l 3/ 21,9 31,1 9,2 9,6 7,6 2,0 1 r i/ 19,0 26,4 7,4 7,9 6,0 1,9 Mavo 2.a 26,1 35,7 9,6 9,0 6,6 2,4 [ 3.a 20,0 26,7 6,7 9,4 7,5 1,9 i 1.' 24,4 32,8 8,4 9,9 7,3 2.6 Junio 2.a 27,7 36,8 9,1 12,3 9,7 2,6 ( 3.a 25,3 33,4 8,1 13,3 11,4 1,9 i l*a 28,2 36,8 8,6 12,6 9,7 2,9 Julio 32,5 42 2 9.7 16,4 13,7 2,3 ( 3> 33,8 4 Ü 7,6 16,5 13,0 3,5 ( la 33,8 42,7 8,9 16,0 13,0 3,0 Agosto 33,2 41,5 8,3 14,9 12,6 2,3 ( 3.a 31,0 37,9 6,9 14,3 11,1 3,2 í 29,2 35,4 6,2 13,8 11,0 2,8 Setiembre . . . 2.a 30,0 39,6 9,6 10,9 7,4 3,5 l 3.a 23,1 29,8 6,7 10,3 7,7 2,6 ( |a 22,8 31,7 8.9 11,7 9.6 2,1 Octubre 2.a 20,7 28,4 7,7 11,3 8,6 2,7 ( 3.a 20,1 31,5 11,4 7,0 3,9 3,1 ( 1.a 17,0 26,6 9,6 5,6 2,9 2 7 Noviembre. . 2.a 17,0 29,4 12,4 2,6 -1,3 3> ( 3.a 14,1 24,1 10,0 1,1 -1,7 2,8 240 CUADRO XV. Irradiación solar y terrestre. EPOCAS. T. máx. á la sombra. T. máx. al sol. Diferencias. T. mín. or- dinaria. T. mín. por irradiación. Diferencias. Diciembre 8,0 16,9 8,9 -0,4 — 3/2 0 2,8 Enero 10,1 19,5 9,4 0,1 — 2,3 2,4 Febrero. ...... 12,6 19,5 6,9 1,9 0,0 1,9 Marzo . . 12,3 18,9 6,6 2,5 0,2 •2,3 Abril 19,5 28,2 8,7 6,5 4,1 2,4 Mayo 21,6 29,5 7,9 8,8 6,7 2,1 Junio 25,8 34,3 8,5 11,8 9,5 2,3 Julio 31,6 40,2 8,6 15,2 12,2 3,0 Agosto 32,6 40,6 8,0 154 12,2 2,9 Setiembre 27,4 34,9 7,5 11,7 8,7 | 3,0 Octubre 21,2 30,6 9,4 9,9 7,1 2,8 Noviembre. .... 16,0 26,7 10,7 3,1 0,0 3,1 Invierno 10,2 18,6 8,4 0,5 -1,8 2,3 Primavera ..... 17,8 25,5 7,7 5,9 3,7 2,2 Verano 30,0 38,4 8,4 14,0 11,3 2,7 Otoño 21,5 30,7 9,2 8,2 5,3 2,0 Año i 19,9 28,3 i 8,4 7,1 4,6 2,5 CUADRO XVI. Temperatura de la tierra. MESES. Décadas. Temper media del aire. TERMÓMETROS ENTERRADOS PROFUNDIDAD DE A LA 0n\6 lm,2 lm,8 3m,0 3m,7 í 1: 6o, 8 8°,1 10°, 1 11°, 5 13°, 4 14°, 0 Diciembre 2.a 2 ,2 4,4 8 ,6 10 ,5 12 ,5 13 ,2 3 a 1 ,6 2,1 5 ,8 8,4 11 ,6 12 J> 1.a 3 ,0 2 ,9 5 ,2 7 ,2 10 ,7 11 ,7 Enero 2.a 3,5 2 ,9 5 ,0 6 ,8 9 ,9 11 ,1 3.a 6 ,5 4,7 5,4 6 ,6 9 ,4 10 ,6 1.a 8 ,5 6 ,7 6 ,7 7 ,3 9 ,2 10 ,2 Febrero 2.a 8 ,2 7,3 7 ,2 7 ,7 9 ,2 10 ,1 3.a 4 ,2 5 ,1 7 ,0 7 ,8 9,3 9 ,9 1.a 4,8 5 ,0 6 ,2 7 ,3 9 ,1 9 ,8 Marzo 2.a 4 ,3 4 ,4 5 ,9 7 ,1 8 ,8 9 ,5 ( 3.* 11 ,0 8,4 7,2 7 ,4 8 ,7 9 ,5 ( 1.a 6 ,4 7 ,2 8,7 8 ,6 8 ,9 9 ,4 Abril 2.a 15 ,4 11 ,8 9 ,8 9 ,2 9 ,3 9 ,7 ( 3.a 14 ,7 14 ,8 12 ,7 11 ,2 9 ,9 10 ,1 ( 1.a 12 ,8 12 ,8 12 ,5 12 ,0 10 ,9 10 ,6 Mayo — { 2.a 16 ,7 15 ,7 13 ,8 12 ,6 11 ,2 11 ,1 ( 3.a 13 ,7 14 J> 14 ,5 13 ,6 11 ,8 11 ,6 ( ' 1.a 17 ,1 15 ,3 14 ,1 13 ,5 12 ,3 12 ,0 Junio < 2.a 20 ,2 ¡9 ,0 16 ,8 15 ,0 12 ,7 12 ,4 ( . 3.a 18 ,8 18 ,2 17 ,7 16 ,2 13 ,6 13,1 ( 1.a' 20 ,8 19,5 18 ,0 16 ,6 14 ,1 13 ,4 Julio? 2.a 24 ,3 23 ,3 20 ,4 17 ,6 15 ,4 14 ,1 1 3.a 25 ,1 ¿3 ,3 21 ,4 19 ,3 15 ,8 14 ,9 ( 1.a 24 ,8 23*, 8 22 ,3 20 ,3 16 ,6 15 ,6 Agosto < 2.a 23 ,9 23 ,2 22 ,3 20 ,6 17 ,1 16 ,1 ( 3.a 22 ,3 22,3 22 ,0 20 ,7 17 ,6 16 ,6 ( 1.a 21 ,3 21 ,9 21 ,7 20 ,6 17 ,8 17 ,0 Setiembre { 2.a 20 ,0 20 ,3 20 ,9 20 ,1 17 ,8 17 ,1 ( 3.a 15 ?5 17 ,9 19 ,6 19 ,4 17 ,7 17 ,0 ( 1.a 16 ,3 16 ,4 17 ,5 17 .9 17 ,3 16 ,8 Octubre ! 2.a 15 ,3 15 ,3 16 ,5 17 ,0 16 ,7 16 .5 ( 3.a 11 ,8 12 ,9 14 ,4 15 ,1 15 ,2 16 ,1 ( 1.a 11 ,2 10 ,8 12 ,7 14 ,2 15 ,4 15,5 Noviembre 1 2.a 9 ,1 9 ,5 12 ,1 13 ,4 14 ,6 15 ,1 i 3.a 7,4 7,4 10 ,0 11 ,3 13 ,8 14 ,3 Promedios generales 13 ,1 12 ,8 13 ,2 13 ,1 12 ,9 13 ,0 Diferencias extremas 23 ,5 21 ,7 17 ,3 14,1 9 ,1 7 ,7 (Se continuará.) TOMO XVII. 16 242 QUIMICA ANALITICA. Sobre un nuevo método de valuación del cobre por medio del cianuro de potasio . Noticia de Mr. de Lafollye. (Comptes rendus, 14 enero 1867.) Encargado por el Sr. Director general de las líneas telegráficas de los trabajos de preparación de los árboles resinosos según el procedimiento conservador de Mr. de Boucherie, he tratado de estudiar el modo con que se halla repartido el cobre en los tejidos de la madera penetrada. Para estas investigaciones necesitaba un método muy delicado de valuación de este metal, pues se trataba de calcular en un diezmiligramo numerosas y pequeñísimas cantidades. Se concibe que he debido desechar los métodos por pesa- das, y preferir el de Mr. Pelouze, que se halla fundado en el empleo del sulfuro de sodio en licor graduado; pero en su uso he hallado cierta dificultad, que proviene de la alteración que mi disolución de sulfuro ha experimentado en las circuns- tancias en que la he debido emplear. Toma color pardo con mucha facilidad; y como el procedimiento consiste en deter- minar el punto en que el amoniuro de cobre se decolora, concíbese que la coloración del reactivo debe encubrir el mo- mento preciso en que su acción acabará de verificarse. Sin tratar de vencer esta dificultad, he buscado otro medio, siendo conducido, por las consideraciones que rápidamente voy á indicar, á valerme de un licor graduado que está com- pletamente libre del inconveniente que acabo de indicar. Cuando se echa en una disolución de una sal de cobre otra de cianuro de potasio, se forma un precipitado que se redisuelve en un exceso de cianuro alcalino. Claro es que en esta operación existen dos puntos en que el cianuro em- 243 pleado se halla en proporción constante con el cobre preci- pitado y redisuello. Mi primer pensamiento fué valerme en este sentido del cianuro de potasio como de licor graduado; pero si el punto en que el precipitado se ha disuelto es bas- tante fácil de apreciar, no sucede lo mismo al fin de su for- mación, sobre lodo cuando es abundante. Desde luego no se puede contar con la comprobación de la operación por sí misma, y me ha parecido necesario modificarla para obtener un resultado más preciso: pero si sobre el cianuro de cobre en suspensión en el cianuro alcalino se echa amoniaco en vez de cianuro, el precipitado se redisuelve como anteriormente, y el líquido adquiere un color azul más ó ménos intenso; mientras que si el precipitado se ha redisuello previamente por una cantidad suficiente de cianuro alcalino, la adición de amoniaco no tiñe de modo alguno la disolución de cianuro de cobre. De este experimento resulta, que el cianuro de potasio paraliza la acción colorante del amoniaco, de modo que si se la repite en sentido contrario, es decir, empezando por el amoniaco, la disolución cúprica enérgicamente teñida de co- lor azul, debe decolorarse por completo por medio del cia- nuro de potasio, lo que en efecto sucede; y el resultado es tan claro que ai fin de la operación, una gota de una disolución muy dilatada de cianuro hace pasar el líquido ensayado, de un color todavía perceptible, á una disolución completa. Puede por consiguiente emplearse una disolución de cia- nuro blanco de potasio como licor graduado, para valuar con mucha exactitud el cobre decolorando su amoniuro. En resúmen, el procedimiento que propongo consiste en reemplazar simplemente en ciertos casos, por el cianuro de potasio, el sulfuro de sodio de que se vale Mr. Pelouze, lo cual no es más que una modificación del excelente método de este eminente químico. QUIMICA INDUSTRIAL. Procedimiento de Mr. Gale para que la pólvora pierda su propiedad explosiva , según se desee. En el mes de agosto de 1865 se anunció en Inglaterra un procedimiento de Mr. Gale, que tenia por objeto precaver las explosiones de la pólvora, y los periódicos que dieron cuenta de él, hicieron observar la seguridad que podría resultar de emplear este medio en todas las localidades en que so halla- sen almacenes de este peligroso producto, bastando mezclarle con 2, 3 ó 4 veces su peso de vidrio en polvo fino para que detone ó se queme. Se hicieron experimentos bastante concluyentes en esta época, y especialmente se ha tratado de quemar la pólvora así preparada , poniéndola en contacto con mechas encendi- das, pastillas de combustión y barras de hierro enrojecidas, sin obtener otro resultado que la ignición aislada y no pro- pagada de algunas pequeñas partículas, que verdaderamente no se hallaban bien envueltas por el vidrio pulverizado. Lord Bury ha hecho también tapar en un vaso plano una capa de pólvora común con otra de pólvora mezclada con vidrio, y encendiendo la primera, no la ha visto experimentar otro efecto más que ser lanzada á un lado, sin producirse ninguna infla- mación. Después de estos experimentos se separó por medio de un tamiz la pólvora, del vidrio pulverizado, haciéndola reco- brar así toda su propiedad explosiva. Se ha observado tam- bién, que el aumento de peso que resulta de la mezcla no aumentará sensiblemente los gastos de trasporte, que respecto de la pólvora explosiva son en cada tonelada de peso más que triples de lo que lo serían respecto de la inexplosiva. Pueden explicarse las propiedades de la pólvora mezclada con vidrio muy dividido, diciendo que cada partícula se halla 245 de este modo completamente aislada de las demás, y arde sola por el contacto de un cuerpo combustible. El nuevo procedimiento se ejecuta del modo siguiente. Se calienta á la temperatura rojo blanco vidrio común, y se echa en agua tria, con lo cual, como es sabido, se reduce á polvo con suma facilidad remoliéndolo con un pilón ó moleta. Se seca este polvo, y se mezcla en la proporción de 2, 3 ó 4 con una parte de pólvora común, según que se quiera hacer esta última inexplosiva ó sensiblemente incombustible. Pre- parada de este modo puede esta pólvora sin el menor peligro ser conservada, trasportada y aun echada en el fuego. Para que sea explosiva de nuevo basta colocarla sobre un tamiz de cobre, de mallas suficientemente finas, que deja pasar sola- mente el vidrio pulverizado. Mr. Dy, capitán de Estado mayor, ha recordado con este motivo en el diario politécnico aleman de Dingler, que ya un francés, el general Piobert, y dos rusos, MM.Facedeff y Hear- der, intentaron ensayos análogos. Los de Mr. Piobert datan de 1835, y consistían en privar á la pólvora común de su facul- tad explosiva por una mezcla de diversas sustancias, y entre otras de arena ó de salitre. Mr. Facedeff ha recurrido con preferencia á la hulla y al grafito pulverizados. Por último, Mr. Hearder ha anunciado que todo polvo bien seco, como el yeso, la tierra ¡de pipa ó la creta, puede hacer inexplosiva la pólvora común. Pero como lo ha hecho observar Mr. Dy, los experimentos no parecen haber demostrado todavía prácticamente si la hu- medad higroscópica no puede impedir con frecuencia la sepa- ración del vidrio molido de la pólvora, cuando se quiere ha- cer adquirir á esta todas sus propiedades, y si esta restaura- ción puede ser muy fácil y pronta. No obstante la importancia de estas investigaciones bajo el punto de vista de la seguridad de los almacenes de pólvora y su inmediación, ha parecido bastante á la administración de la artillería inglesa para que se haya sometido, en junio últi- mo esta cuestión á experimentos muy formales. Para hacer los experimentos en una escala suficientemente grande, se dedicó á ellos una torre situada en la costa, cerca 246 de Hastings, y unos 5.000 kilogramos de pólvora, que se mezclaron con 20.000 de vidrio pulverizado. Se ensayaron en seguida, aunque sin éxito ninguno, varios medios de encen- der esta mezcla. Toda la masa se puso en 338 barriles, de los cuales 100 se colocaron en la tcrre, y los otros, excepto dos, en la parte superior, construida de madera, ensayando comu- nicar el fuego por medio de la electricidad, pero fracasó com- pletamente. Por último se encendió la armazón, y entonces viéronse desprender por la puerta y las ventanas inmensos torbellinos de humo, cuyo color indicaba claramente que la pólvora se quemaba con lentitud, sin que nada manifestase la menor apariencia de explosión. Para precaver cualquier accidente se habían puesto á alguna distancia varios agentes de policía, que impedían primero acercarse á los curiosos, pero que después, por orden del director de los experimentos, abrieron sus filas, y dejaron enteramente libre el acceso hasta la torre. Después se pu- sieron los dos barriles que se habían reservado, sobre un monton de yerbas y maleza, á los cuales se prendió fuego, produciéndose en seguida una viva llama. La madera de los dos barriles se consumió prontamente y dejó que la pól- vora se esparciese sobre el fuego, no solo sin causar ninguna explosión sino también apagando la llama. CIENCIAS NATURALES. BOTANICA. Enumeración de las Criptógamas de España y Portugal ; por D. Miguel Colmeiro, Catedrático del Jardín Botánico de Madrid. ( Conclusión de la Primera Parte.) MARCHANTIEAS. Lunularia. L. vulgaris Michel. t. 4. Marchantía cruciata L. Dill. Muse. t. 75, f. 5. Staurophora pulchella W. Hab. España (Lag., Salcedo) y Portugal (Brol.) en sitios húmedos y sombríos de todas las provincias. Fr. Ocl. (v. s.) Santander (Salcedo). Asturias (L. P. Ming.) Galicia (Pourr.J: Orense (Pourr.) Castilla la Vieja (Lag.): Rioja (Lag.) Castilla la Nueva (Lag.): cercanías de Madrid (Lag.) Valencia (Lag.) Andalucía (Lag., Clem.): Jaén (Lag., Clem.), Granada (Wk.), Gibrallar (Kel.), Córdoba en la Albaida (Lge.) m Portugal (Brot.): inmediaciones de Lisboa y Coimbra (Brot.) Plagiochasma. P. Roussellianum Montag. Hab. España en Galicia cerca de Lugo (Lge.) sobre las pizarras. Jul. (n. v.) P. Aitonia Lindbg et Nees. Hab. España en las cercanías de Murcia hacia la fortaleza de Monleagudo (Lge.) sobre la tierra. Nov. (n. v.) Marchantía. M. polymorpha L. Bill. Muse. t. 76 et 77, f . 7. Hepática sive Lidien Grisl. Marchanlia stellata el umbellala Scop . Hab. España (Lagun., Sarm., Lag.) y Portugal (Grisl., Vand.) en sitios húmedos y sombríos sobre la tierra y las piedras en todas las provincias. Inv. (v. v.) Cataluña (E. Bout.): Monserral (E. Bout.) Aragón (Jubera, Pardo, Loscos): Tarazona (Jubera). Prov. Vascongadas (Wk.). Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Galicia (Sarm.): Orense (Pourr.) Castilla la Nueva (Pourr.): San Pablo de los Montes (Pourr.) Andalucía ( Clem., Prol., Boiss.) : Granada, Castril, Conil (Clem.), Málaga (Clem., Prol.), Sierra de Tejeda, Sierra-Ne- vada (Boiss.), Gibraltar (Kel.) Portugal (Grisl., Vand.): Coimbra (D. Bapt.) Baleares: Mallorca (Ser ra, Wevl.), Menorca (Ramis). Nombr. vulg. Cast. Empeine ó Liquen (Lagun.), Hepática (S. de Rib.), Hepática de las fuentes (Bassag.) Port. Hepática das fontes ou Marxanda (Brot.) Gall. Escamenta (Sarm.) Balear. Marxanda (Ramis). M. paleacea Bertol. Hab. España en las cercanías de Granada , particular- 249 mente hacia el acueducto de la Alhambra (Wk.) sobre la tierra al pie de los muros y en los ribazos húmedos. Oct. (n. v.) Fegatella. F. officinalis Radd. F. cónica Cord. Nees. Marchan- tía cónica L. Dill. Muse . t. 75, f. 1. M. androgyna Web. non L. Hab. España (Palau, Perojo) y Portugal (Brot.) en sitios sombríos y húmedos de diversas provincias. Inv. (n. v.) Santander (Perojo): cercanías de Bargas (Perojo). Castilla la Vieja (Palau): Pazuengos (Palau ex Cav.) Portugal (Brot.): Beira septentrional, cercanías de Coim- bra en Ribeira de Corelhas, Fonte do Gato y otras partes (Brot.) Nombr. vulg. Cast . Hepática fontana, Liquen estrellado (Farmac.) Rebouillia. R. hemisphaerica Radd. Nees. Marchantía hemis- phcerica L . DilL Muse. t. 75, f. 2. Grimaldia hemisphwrica Lindbg. Hab. España (Lag.) y Portugal (Vand., Brot.) en sitios sombríos y húmedos de diversas provincias. Inv. (v. s.) Asturias (Lag.): Peñafurada, Arvas (Lag.) Andalucía (Kel.): Gibraltar (Kel.) Portugal (Vand., Brot.): Coimbra (Vand., Brot.) Fimbriaria. F. fragrans Nees. Marchantía fragrans Balb. Wall- roth. Ann. bot. 120, /. 6, f. 9. Grimaldia fragrans Cord. Hab. España en Aragón (Pardo, Loscos) y otras provin- cias en sitios sombríos y húmedos. Inv. (n. v.) F. tenella Nees. Marchantía tenella L. Dill. f. 75, f. 4. Engl. bot. t. 2545. M. androgyna Brot.? non L . 250 Hab. Portugal en las cercanías de Coimbra y Lisboa (Brol.) en sitios sombríos y húmedos. Inv. (n. v.) TARGIONEAS. Targionia. T. hypophylla L. DHL Muse . t. 78, f. 9. Engl. bol . t. 227. Hab. España (Lag., Clem.) y Portugal (Loeffl., Brot.) so- bre la tierra y las piedras húmedas en diferentes provincias. Fr. Oct. (v. s.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Aragón (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo). Galicia (Lge.): Lugo (Lge.) Valencia (Clem. , Wk.) : Titáguas (Clem.) , Murviedro (Wk.) Andalucía (Lag., Rodr., Clem.) : Jaén (Lag., Clem.), Sevilla (Rodr.), Con il , Grazalema, cerro de San Cristóbal, Medina-Sidonia (Clem.), Málaga (Boiss.), Granada en las in- mediaciones de la Alhambra (Wk.), Gibraltar (Kel.), Córdoba (Lge.) Portugal (Loeffl., Brot.): Setubal (Loeffl.) Coimbra, Lis- boa (Brot.) ANTOCEROTEAS. Anthoceros. A. lsevis L. Dill. Muse. t. 68, f. 2. Engl. bol. t. 1538. Hab. España en Galicia cerca de Lugo (Lge.) y Portugal cerca de Coimbra V otras parles en Beira, é igualmente hacia Caparica (Brot.), sobre las rocas v tierras húmedas. Fr. Jul. (n. v.) 251 A. bulbiculosus Brot. Hab. Portugal cerca de Coimbra (Brot.) sobre la tierra húmeda de los campos. Fr. Marz. (n. v.) — Acaso sea mera variedad del A. Icevis L. RICCIEAS. Sphserocarpus. S. terrestris Mich. t. 3. DHL Muse . /. 78, /'. 17. Engl. bot. t. 299. S. Michelii Bell. Targionia sphcerocarpos Dicks. Brot. Hab. España en Gibraltar (Kel.) y Portugal en Coimbra (Brot.) Oloñ. Inv. (n. v.) Corsinia. C. marchantioides Radd. Opuse, t. 15, f. 1. Riccia reticularis Gmel. non Sw. B. coriandrina Spreng. Hab. Portugal (Lindbg.) en sitios húmedos y montuosos (n. v.) Oxymitra. O. pyramidata Bischoff. Var. a paleacea Goltsch et Lindbg. Oxymitra paleacea Bisch. España? (n. v.) Var. ¡3 Linkii Gottseli. et Lindbg . Riccia Linkii Lindbg . Portugal (Link.) y España? (n. v). Var. y poly carpa Gottsch. et Lindbg. Oxymitra polycarpa Bisch. Portugal en las cercanías de Coimbra (Brot.) Fr. inv. (n. v.) Biecia. R. glauca L. Mich . t. 57, f. 8. Radd. Opuse. 1. 16, f. 4. Hab. Portugal cerca de Coimbra (Brot.) en sitios húmedos sobre la tierra y las piedras. Oloñ. Inv., (n. v.) m R. ciliata Hoffm. Radd. Opuse, t. 16, f. 3. Var. ¡3 Fronde profunde incisa, laciniis linearibus, ciliis rarioribus, Lindbg. Portugal (Lindbg.) en las praderas y sitios montuosos, (n. v.) R. ciliifera Link. Hab. Portugal (Link.) sobre la tierra arenisca, (n. v.) R. lamellosa Radd. Opuse, t. 15, f. 2. Mich. t. 57, f. 4. . Hab. España (Lge.) en sitios húmedos y sombríos, par» ticularmente en las provincias meridionales. Oloñ.? (v. v.) Murcia (Lge.): Monteagudo (Lge.) Andalucía (Lge.): Sierra-Morena cerca de Córdoba, inme- diaciones de Cádiz en la Corladura (Lge.), Cádiz en la Puerta de Tierra (Colm.) R. Dufourii Nees. R. latifolia Duf. Hab. España en Aragón cerca de Zaragoza, á las orillas del Huerva (Duf.) y en las inmediaciones de Caslellote, Tor- recilla, Castelseras (Pardo, Loscos), en sitios arenoso-calizos. (n. v.) R. natans L. Hab. España? (n. v.) R. crystallina L. Mich. t. 57, f. 3. Radd. Opuse, t. 16, f. 6. Hab. España cerca del Escorial (Lge.) y Portugal cerca de Coimbra (Brot.) en los pantanos y sitios húmedos. Oloñ., Inv. (n. v.) R. hullosa Link. R. crassa Nees. Hab. Portugal (Link.) en sitios arenosos y húmedos, (n. v.) R. fluitans L. Bill. Muse. t. 71, f. 47. Engl. bot. t. 251. Ricciella fluitans Braun. Hab. España en Aragón (Asso) cerca de Zaragoza (Echeand.) en las aguas y sitios pantanosos, (n. v.) Var. p canaliculata Nees. Riccia canaliculala Hoffm. Ara- gón (Pardo, Loscos). 283 VARIEDADES. Vértebras cervicales de los perezosos. Mr. Peters acaba de indicar una anomalía que ha observado en el número de las vértebras cervicales de un nuevo perezoso de dos dedos, propio de Costa-Rica, el Cholmpus Uoffmanni. En esta especie no hay en el estado normal mas que seis vértebras cervicales, y sabido es que todos los mamíferos poseen siete, con dos solas excepciones, una la de los perezosos, que presentan nueve, y otra la de los lamantinos, que tienen seis. La especie designada ofrece por consiguiente la particularidad de poseer dos vértebras menos que sus congéneres; resultando que en el grupo de los perezosos hay excepciones tanto de más como de ménos respecto de la regla general, que por lo demás es constante. Mr. Darwin había hecho ya la observa- ción, de que cuando un órgano que presenta caracteres numéricos cons- tantes en una clase, ofrece por excepción algún desvío del número típico en un género ó en una familia, este mismo desvio es muy variable, según las especies. Peces vivíparos. El mismo Mr. Peters se ha cerciorado también de la exactitud de la observación hecha por Mr. Jagor, respecto de cier- tos peces de las islas de la Sonda que son vivíparos. Generalmente los peces son ovíparos, exceptuando los plagióstomos, pues todos los géneros de este grupo, ménos los Scillia y Raja , engendran pequeños séres vivien- tes. Hasta ahora no se conocían más excepciones á la regla de oviparidad que una entre los catafractos, otra entre los blennioideos, los géneros Anableps y Psecilia entre los ciprinodonleos, y por último, la familia de los embiotocideos. Es por tanto muy interesante saber que existe tam- bién la viviparidad entre ciertos hemiranfos, peces que corresponden á la familia de los escomberesoceos, en la cual ha observado Mr. Haeckel que existen fibras muy singulares entre el vitelo y la membrana vitelina. Fuerza muscular de los insectos. En el mes de noviembre del año último, dio Mr. Félix Plateau una primera noticia, que contenia algunos resultados de experimentos hechos acerca de la fuerza muscular de los insectos; y habiendo presentado este año otro trabajo, continua- ción del primero, Mr. Poelmann ha emitido sobre él su juicio en la forma siguiente. Continuando el curso de sus estudios, el autor, á consecuencia de nuevas investigaciones hechas sobre un número mayor de individuos, establece, como anteriormente lo había hecho, que por lo general la fuerza muscular relativa de los insectos, se halla en razón inversa del peso y del tamaño 254 del animal, y que comparativamente con los animales vertebrados, esta fuerza es enorme. En su primera memoria había estudiado el autor la fuerza desarrollada por los insectos, arrastrando, empujando ó volando. Habiéndole impedido lo adelantado de la estación hacer una determinación análoga respecto del sallo, ha sometido después á observaciones, ciertamente poco nume- rosas, dos especies de acridios de tamaño diferente; proponiéndose hallar para cada una de ellas el peso medio que pueden levantar en virtud del salto. La conclusión á que ha llegado es que la ley anteriormente expre- sada, respecto á la acción de tirar y al vuelo, se veriíica también respecto del salto. En resúmen, Mr. Félix Plateau, fundándose en una nueva série de experimentos ingeniosos, deduce que respecto de la acción de tirar y del vuelo, la fuerza muscular de los insectos es tanto mas considerable, cuanto menores sean su tamaño y peso. Sus afirmaciones son menos terminantes respecto del empuje y salto; pero cree que si las especies ensayadas hubiesen sido mas numerosas, la ley se hubiera manifestado de una mane- ra general tanto en las expresadas acciones como en la de tirar y del vuelo. Yacimiento de trípol en Chile. En una carta dirijida á Mr. Elie de Beaumont, indica Mr. Pissis varios depósitos de tripol en Chile, que, como el de Bilin, se hallan casi enteramente compuestos de infusorios. Tales depósitos, de origen reciente, dice, no tienen ninguna conexión con los terrenos estratificados que indistintamente descansan en las capas cuaternarias ó productos volcánicos. El mas digno de observarse es el que hay á orillas del lago de Maulé, en el cual forma una pequeña capa de 15 á 40 centímetros de espesor, intercalada entre arenas de pómez, y que ocupa una superficie de unos 2 kilómetros cuadrados. Hállanse otros de- pósitos menos extensos en las provincias de Valparaíso y de Atacama, bien á inmediaciones de la costa, donde descansan en el terreno cuater- nario, bien en los altos valles de los Andes, pero siempre á poca distan- cia de las fuentes termales. Hace mucho tiempo que trataba de averiguar su oríjen, hasta que la casualidad ha venido á explicarme su formación. Examinando un frasco de agua termal que había traido hace tres años de las cordilleras de Coquimbo, hallé un lijero depósito de color blanco amarillento, que observado al microscopio presentólas mismas especies de infusorios que se hallan en los trípolis, que pasan como estos al estado silíceo. El agua sale con fuerza del fondo de una pequeña cavidad abierta en una roca traquítica.- su temperatura es de 62 grados, y se habia cuidado de tapar el frasco debajo del agua después de llenarlo, de modo que se pudiese evitar toda comunicación con el aire, sujetando el tapón con una fuerte cubierta de goma elástica, y así los infusorios no podían provenir mas que del agua termal. Esta preliminar observación me condujo á exami- nar diversos ejemplares que yo habia tomado en la misma fuente: primero una sustancia gelatinosa casi incolora, que tapiza las paredes de la cavi- dad; y después una sustancia verde que nada en la superficie de un peque- ño lago formado por la reunión de varios manantiales, y por último una especie de turba que constituye el fondo y orillas de dicho lago. La sus- tancia gelatinosa ofreció una gran cantidad de infusorios parecidos á los 255 del depósito, y la sustancia verde contenia también los mismos infusorios asociados con confervas, que formaban la parte predominante. No habién- dome permitido distinguir nada la turba á causa de su opacidad, he recur- rido á la incineración en una pequeña cápsula de platino, y dejó cerca de 8 por 100 de su peso de una sustancia parda, en la cual se distinguían perfectamente los infusorios, y algunos filamentos parecidos á las confer- vas. Tratada por el ácido clorhídrico abandonó un poco de óxido de hierro y de manganeso, y después de seca era enteramente semejante á los trípolis de las demás localidades. Era evidente, por lo tanto, que si por una causa cualquiera desapareciese la parte carbonosa de dicha turba, como también el hierro y el manganeso, se tendría un depósito semejante al de las demás localidades. ¿La desaparición del humus es debida á una com- bustión rápida, ó á una acción lenta que lo haga pasar al estado de ácido carbónico? Este último caso me parece el mas probable, pues los trípolis de Chile son casi enteramente solubles en la potasa cáustica, lo cual no sucede con la sílice calcinada. También he ensayado estas sustancias con la cal sodada, y todas han dado amoniaco; lo cual me hace creer que la sustancia hallada en otras aguas termales, y conocida con el nombre de baregina, pudiera no ser mas que infusorios, los cuales, como lo indican dichas observaciones, son capaces de vivir y desarrollarse á una tempera- tura superior á 60 grados. Creo que sería interesante estudiar bajo este punto de vista los yacimientos del tripol de Europa, á íin de cerciorarse si son igualmente productos de aguas termales. Lluvia negra. Hace algún tiempo que ha caído en las inmedia- ciones de Aberdeen una gran lluvia negra. El diario de la misma ciu- dad dice á este propósito lo siguiente. Las lluvias negras, que en la ac- tualidad se conocen muy bien en Escocia, y no causan á los habitantes del condado de Aberdeen más sorpresa que otra lluvia cualquiera, se han observado también en Inglaterra. Desde principios de enero de 1862 hasta mediados del de 1866, ha habido lo ménos ocho lluvias negras bien comprobadas en Escocia. Siete se han observado en Slaiss y en el extenso distrito inmediato, y en dos de ellas han caído piedras pómez, algunas de 8 á 10 pulgadas de diá- metro, y que pesaban más de una libra. Las cuatro primeras, compren- diendo entre ellas el chubasco de Cazluke, y la última, se verificaron al mismo tiempo que las erupciones del Yesúbio, y las tres intermedias si- multáneamente con las erupciones del Etna. En la actualidad, merced al reverendo Mr. Rust, de Slains, que ha sido el primero que ha llamado la atención sobre las lluvias negras de Escocia, se ha descubierto haberlas también en Inglaterra. El 3 de mayo del presente año 1866, á las once de la mañana y aun á las cuatro de la tarde, la ciudad de Birmingham y el campo inme- diato se vieron envueltos por espacio de tres cuartos de hora en nubes negras, que producían una oscuridad como la de la niebla. En las calles ocurrieron varios accidentes, volcaron algunos carruajes, y hubo que encender el gas en algunos puentes y en casi todos los sitios más con- curridos. De las investigaciones que practicó Mr. Rust, resultó que cayó una gran cantidad de lluvia negra semejante á la de Escocia, ennegre- ciendo el agua de lluvia en los depósitos y la ropa blanca tendida en las praderas, no solamente en el mismo Birmingham sino en el campo, en 256 localidades distantes muchas millas, y á las que no podía llegar el hollín ni el humo de la población. Hasta ahora no se ha sabido que haya ha- bido ninguna erupción volcánica, aunque á juzgar por lo que ha suce- dido en Escocia, es de creer con toda probabilidad que exista algún vol- can en estado de actividad. Goma elástica sin olor. Mr. Bourse ha llegado á quitar á la goma elástica el olor tan desagradable, operando de la manera siguiente. Se ponen los objetos de goma elástica en un reducido espacio; se rodean de polvo de carbón vegetal; se les somete á una temperatura de 60 á 70° por espacio de algunas horas; se separan y se les priva del carbón adhe- rido. Los objetos tratados de este modo no se deforman nada, ni aun en los detalles más delicados, y el mal olor desaparece completamente, de tal modo que podría ponerse la goma elástica tratada de este modo con las sustancias comestibles, sin temor de comunicarles un olor desa- gradable. Para calentarlo se puede emplear, bien agua caliente, bien el vapor, bien el calor mismo de la vulcanización ; de modo que los objetos salen completamente inodoros del aparato para vulcanizar. Criptógamas de España y Portugal. Termina en este núme- ro de la Revista la enumeración de las Acrogenas, que comprenden Heléchos , Equisetáceas, Rizocárpeas, Licopodiáceas, Musgos y Hepáticas. Seguirán á ellas dentro de poco las Talogenas , que abrazan Hongos, Liqúenes, Collemaceas y Algas, resultando así dividido todo el trabajo en dos partes. Editor responsable, Ricaudo Rdiz. N.” 5.”— REVISTA DE CIENCIAS. — Mayo de 1867. CIENCIAS EXACTAS. GEOMETRIA SUPERIOR. Introducción á la Geometría superior; por el Sr. D. José Echegaray, individuo de la Real Academia de Ciencias. ( Continuación .) Resulta efectuando esta trasformacion lím. x'~ lím. lím. y’ = lím. a +b’ a + (3 Mi\’ ktti J Dependen pues x' é y del límite hacia el cual tiende — ; ó dicho de otro modo, de la dirección con que se llegue kxl al punto (Xi i/i); ó por último, de la ley de variaciones de x é y. Si representamos por m, tendremos ¿A X \ a-\-bm a + fim ’ lím . b'm 17 TOMO XVII. 258 Al punto (%if ?/,) del primer sistema corresponden in- finitos puntos ( x\ y\) del segundo sistema, y aquí cae en defecto el principio general de la homografía. Esto nos debe hacer sospechar que las fórmulas particulares que estudiamos no corresponden á sistemas homográficos. En efecto, cambiemos de origen las x, y, tomando el punto (xit y i) por nuevo origen: lo que antes eran Aa?, y serán ahora las nuevas variables x é y. De este modo tendremos f ax + by , a'x-\-b'y X — ~ — * y — • ' — ax + $y «* + £2/ ó bien a + b r y_ X x- ; y Resulta de aquí que, mientras la relación ~ conserve un valor constante, los valores de x\ y} serán invariables, sean v cuales fueren x é y; luego á cada recta — = constante del x primer sistema corresponde un punto en el segundo. Falla pues la ley general de la homografía: á saber, cor- responderse los dos sistemas punto á punto y recta á recta; por lo tanto las ecuaciones en este caso no expresan sistemas homográficos. El primer sistema se reduce á infinitas rectas que pasan por el origen; el segundo á una série de puntos situados sobre la recta (a b — afi)y'-\- (ar(3 — a b')x' -\-(ab' — ab) 259 y cuya ecuación resulta de eliminar — entre los valores prece- de dentes de x\ y. Núm. 121. Prescindamos en lo sucesivo de estos casos particulares, y atengámonos á los sistemas verdaderamente homográficos comprendidos en las ecuaciones generales f ax -\-by + c , a x -\-b’y + c X OLX + ??/+ 1 ’ ^ a¿C+P^/+l' De estas ecuaciones se deducen ios valores de x é y en función de x , y , y resulta: _ (c?> — b)y' + (b' — c'?>) x'+Qc’ — b'c) # X (cub — <*$)y' +(«r3 — cf.b')x -\-{ab' — ah) ’ la — ca)i/r4- [c a — af) x + [d o — ac) y (a6 — (arp — a.bf)x-{- (ab’—ab) ’ expresiones que tienen la misma forma que las precedentes de x\ y . A valores finitos de x\ y corresponden valores finitos en general para x é y, esceptuando los que satisfacen á la ecuación (a b — a¡3) y (a $ — *b')x +(«6' — d b ) — o. Representemos por J’ J1 la recta definida por esta ecua- ción. Todo sistema de valores y\ xr que la satisfaga dará va- lores infinitos para x} y; luego á dicha recta fJ\ del segundo sistema, corresponden puntos en el infinito del primero. En resúmen, á la recta II *x + fiy + 1 = o o . . . . del l.er sistema corresponde el o© del segundo; y á la recta J7r (a'P — a&')#r + (a¿> — a$)y -\-{ab' — a'b) = o, del segundo corresponde el o© del primero. 260 Núm . 122. Imaginemos que se superpongan los ejes ox, oy ; o' x , o'y\ así como los planos de las dos figuras homográficas: es evidente que cada punto del plano será doble, y pertenecerá ya á la primera , ya á la segunda figura: en el primer caso su homólogo será un cierto punto a , así como en el segundo tendrá por correspondiente otro punto a, dis- tinto por regla general del punto a. Cuando, por el contrario, coincidieran a y a , y esta coincidencia fuera general para todos los puntos del sis- lema dos á dos, tendríamos sistemas homográficos particu- lares, á los que podríamos dar el nombre de sistemas en in- volución Núm . 123. Sean 77, J’J' {fig. 55) las dos rectas de am- bos sistemas que corresponden al infinito. De su definición se deducen inmediatamente las siguientes propiedades. 1. Dos rectas ac, be del primer sistema, que pasen por un punto c de 7, tendrán por homologas en el segundo sis- tema dos rectas paralelas a' c' , b' c\ En efecto, el punto de intersección c de ambas rectas ac , be, está sobre la recta 1; luego su homólogo c está en el infinito, y por consiguiente las rectas a!c\ bfc se cortan en el espacio infinito; es decir, son paralelas. I!. Análogamente, á dos rectas d'e, fe, que se cortan sobre J\ corresponden en el primer sistema dos rectas para- lelas de, fe. 111. Toda recia ae {fig. 56) del primer sistema, paralela á 7, tiene por homologa otra recta a! er paralela á J1. En efecto, las rectas a é 7 se encuentran en el infinito; pero designando por oo este punto de intersección y por oo' el homólogo, tendremos: l.° que por pertenecer o© á a, oo' debe estar sobre a ; 2.° que por hallarse oo en 7, c©f debe hallarse en el infinito de la segunda figura; 3.° que por pertenecer oo al infiniio de la primera, oo' debe estar sobre /': es decir, que oo' debe hallarse sobre a\ sobre J\ y en el infinito; luego el punto de intersección de a! y J} está en el infinito, y ambas rectas son paralelas. Dedúcese de aquí esta importantísima consecuencia: agru- 261 pando los puntos de la primera figura por paralelas á I, sus homólogos de la segunda se hallarán sobre paralelas á J\ IV. Sean ae y a' é (/ ¡g . 56) rectas paralelas respectiva- mente á i y y además conjugadas; y representemos por a, a; b, b'; c, cf pares de puntos conjugados situados sobre ambas rectas. Puesto que dichos puntos son conjugados , la relación anarmónica de cuatro puntos cualesquiera de un sistema, es igual á la de los correspondientes del otro, y por consiguiente ambos sistemas son homográficos; pero los puntos del infinito en ae y a' e son conjugados, luego los sistemas son seme- jantes ( Núm . 84), y tendremos ab : be : cd : de :: a b’ : b' c’ : c d’ : d’e ..... V. Sean (fig. 57): / y f las rectas de dos sistemas homográficos conjugadas con el infinito; ad, y a d' ; eh , y eh'; Ip , y r p, rectas conjugadas dos á dos, y paralelas, las del primer sistema á /, las del segundo á J sl, sm , sn, sp rectas del primer sistema concur- rentes sobre I; al\ , b1 m , en, d'p las conjugadas del segundo, que serán (1! propiedad) paralelas entre sí. Entre todas las rectas ad, eh, lp busquemos una / tal que lm ~a b' — l' m; tendremos, según lo demostrado anteriormente, y puesto que l y l'; m y m ; n y n; p y son puntos conjugados, Im : l’m : : mn : inri : : np : np ..... 262 pero lm = a'b' = lm\ luego mn ~m' n ; np~ríp'.. ... De aquí se deduce, que entre las rectas homologas para- lelas á / y y siempre hay dos en las que los puntos cor- respondientes determinan segmentos iguales. Designaremos en adelante, para abreviar, por L y L di- chas rectas. Núm. 124. Sean i a y j' a' (fig. 58) dos rectas homolo- gas: el punto i en que la primera corta á I será conjugado del infinito de j ’ a; y reciprocamente, el punto j' en que la segunda recta corta á será conjugado con el infinito de la recta i a. Sean además aya, b y b' dos pares de puntos conju- gados: fácilmente podremos demostrar el siguiente Teorema. El producto iaxj’a' es constante, sean cua- les fueren los puntos a y a: es decir, i a X/ a'= i b X f b' = constante . Demostración. Consideremos sobre i a los cuatro puntos i, b , a , y el infinito ; y sobre j’ a los conjugados, á saber.. ... el infinito , b\ a , y j ' . Designando, para abreviar, por i y j los puntos del infi- nito del segundo y del primer sistema, tendremos, según la definición de la homografía, bi bj bf t ' bf f m ai aj ai' * a j' ’ pero *4=t <*] 263 puesto que j está en el infinito; y por la misma razón luego b i a j ai b' j’ ó bien bi . b’f — a / .ai — constante. Observación. En rigor este teorema es evidente, porque los sistemas i, b, a f , b’ , a que son homográficos, superpuestos de manera que i y f coincidan, constituyen (Num. 84) un sistema en involución, y por lo tanto i a X f a — ib Xf b' — constante . Niim. 125. Teorema. Dos figuras homográficas cuales- quiera pueden siempre considerarse como perteneciendo, ó habiendo pertenecido, á un sistema de proyecciones cónicas: es decir, que una de ellas podrá colocarse de modo que sea la perspectiva de la otra. Demostración. Coloquemos las dos figuras de manera que cumplan con las siguientes condiciones: 1. a Que coincidan las líneas Z, L ( figs . 57 y 59), y en estas los puntos homólogos a , a; b, b’: c , c ( fig . 59). 2. a Que el ángulo de los dos planos sea tal que, trazando por II {fig. 59) un plano paralelo al de la segunda figura, y por J J’ otro paralelo al de la primera, la recta intersección TT se halle en el plano de dos rectas conjugadas cuales- quiera MM, M' M\ paralelas á LL. Si representamos por Sa , Sb , Se. ... un sistema de rectas de la primera figura concurrentes en S , y por am\ b'rí, c'p'... . sus conjugadas, que serán paralelas entre sí, trazando por S una recta SO paralela á estas últimas, el ♦ 264 punto O en que corte á H1 será el punto de vista, y en esta posición una de las figuras será la proyección cónica de la otra. Demostremos ante todo que dicha posición es posible. Cortemos á este fin la fig. 59 por un plano perpendicular á la recta LL , y sean (fig. 59 bis) (1): LM' la intersección con el plano de la segunda figura ho- mográfica; LI la intersección con el de la primera figura; M, M\ I y /' los puntos en que dicho plano corta á las rectas MM, 31' 31', 11, J' J' (fig. 59). La cuestión queda reducida á lo siguiente: dar una incli- nación tal á la recta LI sobre la LJ' (fig. 59 bis), que el punto a en que 31' 31 corta á ¿/(paralela á LJ'),- coincida con el b, intersección de bly J'b (paralela á LI); porque entonces la recta en que el plano 31 M ¿W 31' (fig. 59) corta al 11 TT coincidirá con la recta T T, intersección de los planos que pasan por II y J' J' paralelamente á los de la 1.a y 2.a figuras homográficas. (1) Llamamos la atención del lector sobre la siguiente errata: la figura 60 de la lámina 8.a es figura 59 bis. CIENCIAS FISICAS FOTOGRAFIA. Procedimiento para obtener fotografías trasparentes de objetos opacos; por Sm David Brewster. (Les Mondes, 24 enero 1867.) En 1844, un dia en que MM. Hill y Adanson, de Edim- burgo, tomaban una fotografía del monasterio de York, se sentó un niño en una de las gradas de la puerta principal mientras se verificaba la operación. Al observar una copia de esta fotografía, vi con sorpresa que el retrato del niño era trasparente , pues habiéndose marcado las líneas de las pie- dras que estaban detrás de él antes de que se sentase, se veian á través de su retrato, que por lo tanto parecia traspa- rente. Por el pronto no me fijé en las consecuencias de este .he- cho y en la aplicación que de él podia hacerse; pero cuando imaginé el estereóscopo lenticular, vi que podían emplearse en diferentes casos tales imágenes trasparentes, por ejemplo, cuando quisieran representarse fantasmas, ó en las fotografías binoculares de la naturaleza esterior, ó de escenas domésti- cas, según indiqué á Mr. Nottage, hábil director de la com- pañía estereoscópica de Londres, el cual ha hecho diferentes pruebas de esta especie, que han escitado un gran interés, siendo imitadas y admiradas en todas partes donde se conoce el estereóscopo. m El procedimiento para obtener tales efectos es muy sen- cillo, y se comprende con facilidad. El fotógrafo prepara los objetos que debe representar, y señala el sitio en que debe apa- recer la fantasma ó ángel. Los personages fijan sus miradas en dicho sitio, espresando con sus actitudes la alegría ó temor según lo que se vaya á representar con la aparición indicada. Guando la imagen de la habitación ó del paisage está casi terminada, se coloca rápidamente la persona que debe re- presentar el ángel ó fantasma en el sitio en que se hallen fijas todas las miradas, y de este modo se obtiene una imágen que cubre las paredes, los árboles ó los demás objetos colo- cados directamente detras ó más lejos que ella. Terminada la fotografía, se ve que el ángel ó fantasma es trasparente, por- que la pared ó los demás objetos han quedado ya figurados sobre la prueba, y por consiguiente se ven á través del cuerpo de la aparición. El profesor Masch propone aplicar este procedimiento á las preparaciones anatómicas, como ya se ha explicado, y en prueba de ello me ha enviado una imágen estereoscópica de un cráneo humano, en el cual la cavidad del órgano del oido, sacada en fotografía de un dibujo, se ve á través del hueso temporal, que queda trasparente por el procedimiento ante- rior. Estudiando las imperfecciones de las imágenes de los ob- jetos sólidos en la cámara oscura , cuando se han tomado con grandes lentes, imperfecciones que, aunque reconocidas por nuestros más hábiles fotógrafos, no han hecho fijar bastante en ellas su atención, he llegado á pensar en otro medio de hacer trasparentes los objetos opacos en las fotografías mo- noculares ó binoculares. El procedimiento se halla descrito en mi Tratado sobre el estereóscopo; pero no ha llamado la atención, y creo que no lo ha ensayado ningún fotógrafo. Si la superficie del cuerpo opaco es tan inferior á la de la lente de la cámara oscura, que su sombra, formada por los rayos que diverjen del sitio en que se halla la escena que se va á foto- grafiar, no cubre toda la lente, la imágen del cuerpo opaco se hallará formada por rayos que caigan sobre la lente, mientras que la de la escena ó de los objetos situados hasta cierto punto 267 detrás, se hallará formada por los rayos que caen sobre la parte ó partes de la lente no cubierta por la sombra de dicho objeto. Esta manera de hacer trasparentes los objetos opacos, pue- de demostrarse por medio de un experimento muy sencillo. Diríjase un telescopio ó un anteojo de teatro sobre un objeto cualquiera, de modo que se vea con claridad, y en seguida póngase un dedo en el objetivo. El objeto se verá con la mis- ma claridad que antes, pero con ménos brillo, porque en el primer caso la imágen se hallará formada por los rayos que caigan sobre todo el objetivo, mientras que cuando se coloca el dedo delante, se hallará formada únicamente por los rayos que caigan sobre las partes del objetivo no cubiertas por el dedo. OPTICA. Sobre un método que debe emplearse para elegir anteojos . Nota de Mr. Colombi. (Comptes rendus, 27 agosto 1866.) Ningún método preciso se ha indicado todavía para deter- minar de una manera segura los números de los vidrios que son convenientes para tal grado de miopia ó presbicia, y los ópticos se han concretado en este punto á hacer tanteos vagos, que no dan más que resultados aproximados, y son causa por consecuencia de que se usen anteojos de un número muy fuerte ó muy débil, lo cual á veces produce accidentes gra- ves, y enfermedades que pueden ocasionar la ceguera. Habiéndome llamado la atención tales inconvenientes, he procurado hace mucho tiempo hallar un medio práctico de determinar con exactitud el foco de la lente que conviene emplear, y he llegado á establecer un método cuya exactitud parece demostrar la esperiencia como también el razona- miento. 268 Por medio de un instrumento muy sencillo y de un uso cómodo, que llamo indicador de la vista , determino de una ma- nera segura la fuerza visual ó la distancia de la visión. El instrumento se dispone de la manera siguiente. En una placa que tiene una abertura por la cual pueden pasar los rayos del sol, se fija una cinta con divisiones; una segunda placa, sobre la cual se hallan grabados caracteres de imprenta de un milímetro próximamente, se coloca delante de la pri- mera de modo que se deslice sobre la cinta. Para medir la distancia de la visión, basta tener cerca del ojo la abertura de la placa , y mirar á qué distancia mínima ó máxima pueden verse claramente los caracteres grabados sobre la segunda placa. Las divisiones escritas en la cinta indicarán las distancias máxima y mínima que se trata de conocer; la me- dia será la distancia de visión distinta, es decir, á la cual es posible leer ó trabajar cierto tiempo sin fatigarse, pues que- dará bastante fuerza reservada para poder aproximar ó sepa- rar el objeto ó el libro, según las dimensiones ó intensidad de la luz. Empleando el indicador de la vista, se reconoce lo que por otra parte es conforme con la experiencia, esto es, que para una vista normal en toda su fuerza, la distancia mínima varía de 10 á 15 centímetros y la máxima de 50 á 55 centí- metros. Obsérvese también que cuanto más se adelanta en edad, más se separa el punto mínimo; y cuando llega á 35 centímetros, la vista es de présbita. Por el contrario, en el caso de miopía, las distancias mí- nima y máxima están más próximas, lo cual explica la facili- dad que tienen los miopes de distinguir los menores detalles, y la dificultad que experimentan para ver los objetos distantes. Determinada la distancia de la visión, el grado de miopía será el foco ó el número del vidrio que deba reducir la vista al foco normal. Este número se indica por medio de una ta- bla, calculada para las distancias de 5 á 30 centímetros por d v) la fórmula f= en la cual f es la incógnita ó el nú- p — d 1 mero que hay que halla?; d es la distancia de visión de la 269 vista miope; /? = 1 0 pulgadas, distancia de visión de la vista normal. Así, supongamos una miopia cuya distancia de visión mí- nima es 9 centímetros y la máxima 19; la visión distinta será de 14 centímetros ó 5 7* pulgadas. El foco de la lente indi- cado por la tabla para reducir la vista á un foco normal será de 9 pulgadas. La miopia será por consiguiente de 9 grados. Una vista présbita algo avanzada no puede distinguir los caracteres medianos, y con dificultad los pequeños; y de aquí resulta que no puede emplearse ninguna fórmula para calcu- lar el número de los vidrios propios para reducir la vista présbita á un foco normal. Para suplirlo, he reunido en una misma hoja una série de caracteres de diferentes dimensiones, por medio de los cuales puede determinarse el grado de debilidad de la vista, y por consiguiente, el foco de los vidrios que conviene emplear. QUIMICA. Sobre el indio. Nota de Mr. Th. Prichter. (Comptes rendus, 22 abril 1867.) El indio se encuentra especialmente en las blendas de Freyberg, y también en tas de otras procedencias. Al destilar la blenda pasa el indio con el zinc, conteniendo cada 100 kilogramos de blenda de Freyberg, de 25 á 40 gr. de indio. Para extraer el indio se disuelve el zinc en ácido sulfúrico ó clorhídrico, y en el residuo, que todavía contiene zinc, exis- ten también indio y otros diferentes metales (hierro, manga- neso, cobre, estaño, plomo). Este residuo se disuelve en ácido nítrico, se evapora la disolución mezclándola con ácido sul fúrico, y en seguida se hace pasar por ella, cuando esta dila- tada y débilmente ácida, una corriente de hidrógeno sulfurado, 270 que precipita casi completamente el indio con el cadmio y el cobre. Se disuelve el precipitado en ácido clorhídrico, se preci- pita la disolución por el amoniaco, y se repite este tratamiento hasta que todo el cadmio y el zinc queden separados del in- dio. Por último, se separan las pequeñas cantidades de hierro que todavía están mezcladas con el indio, por medio de una precipitación parcial por el amoniaco y el carbonato de sosa. Se reduce por el hidrógeno ó por el gas del alumbrado el óxido de indio desecado en un crisol de porcelana, y se funde el metal en una capa de cianuro de potasio. El metal queda blanco; su viso es parecido al del platino; es sumamente blando y dúctil; su densidad á 20 grados centígrados es igual á 7,15, y su equivalente referido al hidrógeno 35,9. El óxido hidratado se precipita completamente de sus disoluciones por el amoniaco y por la potasa, oponiéndose la presencia del ácido tártrico á esta precipitación. El óxido caliente es pardo oscuro, y cuando se enfria toma color amarillo de paja. El hidrógeno sulfurado precipita muy corta cantidad de indio de una disolución de este metal en los ácidos concentrados; se precipita en gran parte de sus disolu- ciones muy dilatadas y poco ácidas, y es completa la precipi- tacion en la disolución acética. El sulfuro de indio es de un hermoso color amarillo como el de cadmio. Las sales de indio son incoloras; el cloruro que se obtiene haciendo pasar una corriente de cloro sobre el óxido calentado, es sumamente volátil; da placas cristalinas incoloras, y la sal es extraordinariamente higroscópica. El espectro del indio, que ha conducido al descubrimiento del metal, ofrece dos rayas, una intensa de color azul oscuro, y otra más débil en la región de color violado. 271 co o 00 O «te <3 5> S*. 05 «5 sse -=c < ea Cs 3 > oimr 1 ooooosoo^ir^t^so o so ^ 00 VD <0 O 1 \ 1 •oiunj* ! ©i^^saos^^?© SO ©a ©i XXCOÍO«íXWCOÍ> 5© ©5©J ss qí «c e -«s o SD ->«£ «c <5 .«o *Ss ¡5 o s* o Sü «o Sí o ' 5* o c 5> «© *C> O <© e •9iqraa[A0^ tHíOHÍÍSOOOO^OO ^ I>.SO 30 OO OO SO SO SO t" t- IT" ©5^ <05 ) ÍB5 / í©> < •ajqnjoo «5Í©3C«!ÍI©©©n OOOOt-íOCOt^t^OO so t^> r- ©i ©5 C© S J \ ‘8jqai9iios ©ío^WHsoeio t'' t"* C© *3Í< 50 c© s© :©:© 05 ©1 •r' l '' ©5 c© ca &a « ' §5 ' líJqv ff©0©O5í©C©r'«®í© OOXOMMWI^I^ 68 f-oo 05 ©1 ' ! •OZIBJt j 1 i e© s© :© F'* F" ©i !>« í© F" ©1 j OOOOt^«í©í©í©t-C^ 1- 05 e© •0J9Jq8a 1 0«M©Í©M350 F" *asH SO oo oo oo F'- «© r- t"- oo F" 05 *5H •oaaua ©MSI'SÍCOMOO© IT" *5*í© t^OCOOr-COr-r-OC L- ©5 •aiqraaioiQ ff© í© í© ©1 05 SO ©3 05 b©F" oooooor^s©r^oooo 05 tejí 95 ® 05 ©1 O? © 05 ©í tsSSSS co m © _ a S O a -gis a s s . . EX2 KK el número anterior. CUADRO XVIII. Psicrómetro. — Humedad relativa. 1 ! C3 © a © > © . .© V J © t. © «ea © © e £ > O »m 4 laS 81 84 72 78 79 ...... 6... 84 84 72 81 80 Id. ............. . 9... 88 71 55 73 71 Id. 12... 72 61 42 58 58 Id 66 56 39 53 53 Id. .... 6... 74 62 43 61 60 Id........... ...... 9 n.. 80 72 54 68 69 Id. ............. . ..... 12... 82 77 61 73 73 »m 78 71 55 68 68 Id. máxima.. . . . . 95 99 96 97 99 Id. mínima. . . . — 45 28 18 22 18 Fórmulas psicrométricas. — Humedad relativa. 273 X X X © © © SO © co SO ^ © © © co *** so so ^ o o o L" OO © «O O l> ©I ©i ©I í" ©1 SO ©I ¡OX^O © ©I M rH ©( CO ©I -|- -|- -f -f -f -f -f -f + -f XXX © © © X X ©I ©I X X X © © © X X XI X ©I ©I ©I ©1 g c a O) © Q) «2 te te *5* *5* *■# H (fl © © — Ti ©I ©1 ©I CSC © © .© íl M3 tfi ©^ O © ©r ©~ ©í CCS © ® © te te ce 03 © © ce x co CO O IT'* c c a c © © © © «i co co co (M © X ©ICO©! ©O^^K ^ (N CO + + + 'f + +. + + + + + + + T + + CO n !©■ tH ©í ©J © ©i ©1 SO © t-» tH CO O O o *?W SO © <— i © © © © X SO SO © o o o CO CO <© © H © © © *5+1 OO » . r r OO + + + S > T + + i •+ + + +Íi + XXX XXX XXX X x OO tH Ti © © © © T X X X X c c a © © 03 te ce co os ©o co t'- »■ i> C G C © © © te te te ® 1+ so C C C © © 03 te te te CSC © © © te co te co oo c C~" ©o C~ oo oo so ^ co" so i> c C C G © © 03 © to te je to "I *+ oo t-" co" <íO co" +++ +++ +++ -f + + + . T +■ + O X © H O *ajT OO F" t'' SO «5 .© S-, ¡Z, 0 © JO • — c © Q fe! fe o . ^ N C ° © Sh +> co ¿3 es • o © CS s © ¡> ° _ «3 C O Seo IG S-h © ■“ © QJ W W í_, W 1 c/2 O 55 3 fe >■ O TOMO XVII. 18 Año 67,9+12,7 sen. (x+2170J>7')+2,8 sen. (2x+232°19') 274 CUADRO XX. Humedad relativa media del aire en el curso del dia. {¡Súmeros deducidos de las cinco últimas fórmulas del cuadro precedente.) Horas. Invierno. Primavera. Verano. Otoño. Año. 12 m. 72,0 59,8 41,7 57,9 57,9 1 t. 68,7 57,2 39,4 54,5 55,0 2 66,7 56,1 38,5 52,8 53,5 3 66,3 56,3 38,9 52,9 53,6 4 67,5 57,7 40,3 54,5 54,9 5 70,0 59,9 42,3 57,1 57,3 6 73,2 62,5 44,5 60,4 60,1 7 n. 76,5 65,4 47,1 63,3 63,0 8 79,3 68,1 49,5 66,1 65,7 9 81,0 70,7 52,2 68,1 68,0 10 81,7 73,1 55,3 69,7 70,1 11 81,5 75,4 58,7 71,1 71,6 12 80,8 77,8 62,5 72,5 73,5 1 80,1 80,0 66,4 74,3 75,2 2 79,9 82,1 69,7 76,2 77,1 3 80,5 83,7 72,3 78,5 78,8 4 81,5 84,5 73,5 80,5 80,1 5 m. 83,0 84,5 73,1 81,7 80,7 6 84,4 83,1 70,9 81,7 80,1 7 85,1 80,6 66,7 80,3 78,4 8 84,5 76,9 61,9 77,3 75,3 9 82,6 72,5 56,2 72,9 71,2 10 79,7 67,9 50,5 67,7 66,5 11 75,9 63,4 45,5 62,5 62,0 Psicrómetro. — Tensión del vapor , expresada en milímetros. 275 i •ajqmauo^ SO OÍ^OCíW» so* so* co* tr? r-* ío" «5 «o* so CD* Cí 05 rn 00* «> / JSB / =dd> \ cd \ •aaqnpo ^««005 «a# Oí 00 OC OO* 05* O 05 05 05 oo Oí 05* SOOO co*co* rH V •aiquiaijas 05 01^30 » «D ©í rH oo os oT oT oo oo oo 8,7 r- Oí co so / ‘OisoSv Oí CD Od SO ffO E'' r- OO OíCírtrlwOOCl 10,4 Oí CD BO*W VERANO. ’°!Inf «DO 05 05 Oí t" CD osVoo O O c5*oT niMfHrln Oí 0* rH 0050 SO CD hH ^ *ojunf WOOOOWsíOtó os" 0000 ®* 0 05 «*H tH t— 1 *— * t— tH rH CD 05 *a#' *5fl rH / 1 •oXbj\[ t^rHCííOOO SO ¡"* oo' 00" 05" 00 00 00" oo- 8,5 eo cd OíW os 1 Sa2 1 ^ \ fifiS I , •mqv I>fOC00 0'^t>I>l>WcD 7,2 COCO* •OZJBJVI 05 rH OO 0 OO SO OO Oí SlO SlO SO 50 50 50 SlO *¡sW SO J - so 05* ©í •oiaiqaj ^h Oí 00 0 SO 50 SO SO CfiTcO «O CD SO 5,9 ©í 05 oToí* INVIERNO, •OJ9U3 Oí *h so cd «0 eo 05 co *3# so* so* so* *^r **#* 4,8 0005^ r"*oí •ajqragioia •^SOCOGí^OCt^CD so so'vjjT»^^ 00 ^* 00* Oí* S • • • H> • H * C©CD05Gí«©CD050í C'O I.V <.v (.w -cd -cd -ed -cd -sd -cd 276 CUADRO XXII. Psicrómetro. —Tensión del vapor. Invierno. Primavera. Verano. Otoño. 1 o te < Tn á las ra ...... 3 m. 4,6 6,3 9,4 7,3 6,9 Id. ...... 6... 4,5 6,6 9,9 7,4 7,1 Id... . ..... 9... 5,0 7,3 11,0 8,4 7,9 Id 12... 5,7 7,7 10,9 9,1 8,4 Id. ...... 3 t. . 5,9 7,4 10,9 9,0 8,3 Id 6... 5,5 7,1 10,4 8,3 7,8 Id.... 5,2 6,9 10,0 7,9 7,5 Id ...... 12... 4,9 6,6 9,6 7,6 7,2 rpn tn* ' 5,2 7,0 10,3 8,1 7,6 Id. máxima 9,2 13,3 15,8 13,7 15,8 Id. mínima. ...... 2,4 2,5 4,6 3,9 2/i Fórmulas psicrométricas. — Tensión del vapor. eo jo ©* * X GO ©0 ©0 ©0 ® «sN 7 T ¡*! * SO ©0 GO GO ©0 JO 05 CO t> X X X ©I ©I so T X X! ¡*t SO SO ©O S Oí H w 2© I C© ©O 2© ® GO 50 ©I CO C5 T I f +T+ + + + + + T + + + + X X X X so ©O ©O ©1 oo op © te * * OO w r- T- ©0 o" o o oo 2© ^ SO co © © o O C© «o c© co X X * s a © Oí O <30 m a ® © G G o © » WJ 5/3 '5/3 «5H 50 ©i c©^ o o o" + + + T -I -¡ + +.+ + + + 2© e© c© C© ©o O so 5© 5© L' * X c© r- 2© L> OO o +++ +++ +ÍÍ XXX OO £© 2© t" 2© »®# "f -f + xxx CSC© O C C ü 5/3 w m m rH OO ^ ©j ,re GO o o o o ++ + ©o c© ©© ©o 2© 2© 50 a «Jí o c© «© i+ 2© X X X X © 5/3 5/3 5/3 2© C© »üí 1> l> „c© c© es Si> oo o© 2 njj» 2© s a 00 O w> í© w * w> + + + + + + + + + + + i- + + + + C© r- «g 2©~ L" 0© C© c©> SO i-, j=¡ . o o3 © « '5 ® ©2 c 03 o W h a •’S ° re ,© re § S .© 03 're O s-l © © © jr s r3 > ó 5/3 O bC .£ 3 » Ü o S '£ re C5 re £ < c/2 O ^ c > Año ...._ 7,65+0,71 sen. (x+60°33')+0,16 sen. (2x+lll°48' 278 - CUADRO XX1Y. Presión media 4el vapor de agua atmosférico en el curso del dia. ( Núme- ros deducidos de las cinco últimas fórmulas del cuadro precedente .) Horas. Invierno. Primavera. Verano. Otoño. Año. 12 m. 5,70 7,73 11,09 9,15 I 8,42 1 t. 5,84 7,69 11,03 9,20 8,44 2 5,90 7,59 10,92 9,14 8,38 3 5,87 7,45 10,79 8,99 8,27 4 5,80 7,30 10,66 8,79 8,13 5 5,66 7,17 10,53 8,56 7,99 6 5,53 7,08 10,42 8,35 7,85 7 n. 5,39 7,01 10,30 8,17 7,73 8 5,28 6,97 10,19 8,03 7,62 9 5,18 6,92 10,04 7,92 7,52 10 5,09 6,86 9,88 7,83 7,42 11 5,02 6,77 9,71 7,72 7,30 12 4,92 ! 6,65 9,55 7,61 7,18 1 4,82 | 6,53 9,43 7,48 7,06 2 4,70 6,41 9,36 7,36 6,96 3 4,59 6,35 9,39 7,27 6,91 4 m. 4,50 6,36 9,50 7,23 6,91 0 4,46 í 6,45 9,71 7,30 6,99 6 4,49 1 6,62 9,28 7,45 7,15 7 í 4,59 i 6,85 10,28 7,71 7,37 8 4,76 7,11 10,57 8,03 7,64 • 9 5,00 ! 7,36 10,82 8,38 7,90 10 5,25 7,56 11,00 8,71 8,14 ii 5,50 1 7,69 11,09 8,98 8,32 CUADttO XXV. Evaporación. — Lluvia. — Estado de la atmósfera. 279 ai.ianj oiuai v ap -pi 1 rH*aH05 r— l rH rH rH OI OI SO rr 0> •Bsuq ap pi C060C© *5*6001 OOS© t- tíO H C© 05 rtri HrH rr rH rH r- ■ ©1 SO SO *5* SO •euqBa ap pi L— 30 OI <3SI «O t— i «© OO D>05000 «sH rr rn rt(ÍI O SOI -jaiqna *pj I>OrH O L'' r-i OOnO SO 05 SO ©5 05 60 t- rn rn OI OI rr t- sosoqnu pi ©5 t— OI «stl t— r-l HXOW rH rH r— 1 rH rH rH r— 1 r- i r-l rr rH r—i SO '3J< C© . sopef -adsap sbiq «aH rH O SO «OSO 00 OO £— SO 60 i© 60 60 SO r- rH rH rH rH H rH rH SO r— i *ai* SO OI rH •cip o[os un aa-pi g o ©5 ©5 oso^ r-060 co&o©* 05t—c—60 r— B 6© oo oo so'os'r— o rn" ^ so" so" oo" t— o" so" i - r-i rH rH oaoi rn
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S- *5 ©^5 a © •_ «X! s •|.2S 5"s ■S3> © © o 03 2 s »s >.S r- o % tm 03 — o QUíb c/jQZ < CUADRO XXIX. Anemómetro. — Velocidad del viento, en kilómetros. 283 -i 20 05 05 2© 30 2© O rH ©1 •< p p p ©4 02 ©4 CiWrH 500W í ^<»fO p Eh OO O rH ir- 05 3© ■ve rH rH O 05 02 O 1 oo©»^ r— 05 ©4 r- 30 L " 20l>^ ¡H iirtH rH «! 20 OO OO <53 O? rH ( O p p p <5-1 C© rH 20 05 R 05 ® r— £ O CO»!ÍrH 05 rr ©4 ©4 30 02 ©2 05 z 30 20 2© 20 2© 2© 20^05 ©2 r^. 05 eé 5 s a Á r- 02 ©1 ©4 ® 20 2© 02 ® 2© L " rH ©1 rH 2© E- 02 02 k-H <30 2© 2© 2© 2© O t" 20 20 rH 30 05 2© 05 05 30 02 rr R 2© 20 ©4 rH ® 2© 20305 ©4©1h * ©4 1 £ en = r r^ 2736 1569 1954 ^W5H02 2© ©1 20 20 20 55 HhH ©4 H J- t'» r— vH rsHOOE- H 02 t- 05 ©4 ® 2© 05 R s en O 30 OO 02 20 05 30 2© 02 2© iHi 05 I P P O 2© nH rH 05 20 Í0!©0 R rH O 05 P 1 ©4 ©1 2© 05 05 05 H 00 30 rH O 30 £ 81HH — HH rH 20*^94 «o £ 2© OOI ©1 20 05 !>■ ©4 30 30 2©20Irr 1 ; p p 20 O 05 05 02 -H H C24 30 R OOrJH ©4 P 1 02 05 20 05 ©4 — © 30 t"- 2© 2© £ t— i rH r- 1 H rH ri H H# «H 05 05 £ 05 30 -H t- 20 ©4 20 20 02 2© H 02 I ; P P 02 05 20 05 rr ©4 20 ©4 02 SXí>l> P 1 OO 05 05 20 20 ©4 H 02 2© 05 05 O (54 n H rH n H H rH rH 05 rH c ©4 02 02 L-r O O 05 84Hr 20 05 1 p p ^ C© 05 ■«H 02 20 r- ©4 ® R 20 30 02 p 1 en ©a 20 ©4 «>■ 20 05 O O 30 20 05 a ©1HH rn rH rn HhH *3# *5jl 05 02 _ oS 05 ©4 ©1 *** ^H20 2©>^WO 05 O i ! - P -P O 30 ©4 rH 2© ©4 r- 00 20 R 2© ® rH p 1 ^JOO 30 2© «^OOJ 2© 02 20 _ü_! ©4 rH rH rH rH rH rH rH 20 05 2© I>OW 05 «—r-. t- O rH 20 1 P P 02 05 2© 05 1^ l~- 02 H 20 R 02 30 2© p !"■ OO ©1 h002 OO O 30 oot>t> 05 ©4 rH ©I r— ©4 rn rH rH 2© 20 05 4-3 co I ©4 fr 2© rH OI"«r5H 05 rH 1 P P 02 ^ O 20 2© O 05 02 O R ©4 05 p í-H ^©r- 30 02 © 02 O 02 30 30 02 w 91 rH©4 rH r- ©4 rH rH 2© 20 05 .a g O) o • s_ o a? Q W Sh p • 2 ■ co J© 02 ■£ • «H • • O Oí • • O © *h a C O • Marzo Abril. Mayo. Junio. Julio. Agost - -Q O) •S 3 ► V2O á ^ « c 2 . £ a «5 *a jS’E © h¿ .So-kQ Año CUADRO XXX. Anemómetro.— Giros parciales y completos del viento. m ce o JOs v©r OCHHHOOIMOOSJH rHl>05?-. 05 CO r-l 05 CO F'- CO OI e© t cor^iocor-ir^oo^-iso^ooaft *“■1 *■■ 1 »©^l> TH 1 ^©*i>i>*!!HíO©o©i<-Mir'"í©oo t-i *h fOJOHiH *"H rH CO ©1 t-H 00 t «©05 0500 05©31>.043*t^r''l^. rtrHíMWrH ^ 05 ~4 »— «a «© 1 co<3 t— 1 ^ r— ( *sn a» co oo -HCOSÍOI 100 t &©®c©COC©r'>r''>CO®©5©JOO r— Ir— Iwrlrtrtr- iGNt— m SJO «© ® ©i ©í^2£5CO ® 5© r— I 1 05 *3* ® 5© ®ín©l 77 5=3 t COOeoe3,5COíCI>ÍO©©f01> rH r”> r—t i t“I t— ( 05 lO <5© <50 r- CO *3# CO 136 ce i ^oocor^íOíoooEOcoo^ío 0© Q© iC Í7S t-H t-H r°H c© ea t ®'*^HE''«®^-'COí©CO:k©®®® IT- O *50 H ©1 ©1 i C02O2C®^C0©;JC0,«!Í<®C?:l©'1 ÍOWO^ 05 CO C¿3 t W(NI>MOMOHI>05‘!#‘í# *— 1 HHHrtrt *3# OO 00 t'' <Ñ ©1 CO as i C60«OOHOO(N(N^COH ® 05 *3* í© SCi ©I t t— < t-H t-H OOSJO ©31 CO OI oo oo zs i n0C5h®10C‘?P^^0‘üi *^05í©^ co co - • * • • * «... © -3 © • o © ’ ° • tí © o t-c t- a-» cü — © .2 a©^-©^ 33 t>JD©© © © © a >■ © ,£ g « ►•c © 1 L, W+J »¡= 285 s H o O < es o 25 a s » %- 50 50 Cfi ta > a. 3 H -O o 25 ao«oo^i> 50 <-h co ^ ÍO 05 « W h O co" CSCOOOOOr-HOlOeO ocoooor^ 8*5# so oso *^8 *«8 oo ® ao *«# ^ *^T so «o «o *58 t> fH *j-8 SO SO t" SO *58 eo' *ajT 5o t^T c-T ao 0í0or05lr^*58ff0<— i g-^H 50 ©J *58 O «O *58 go r-í oí oí tí *jÍ oí r-H <— ! *-H o 50 O O c c O H . . W . W . O . 6 Z 25 . W . C/2 . O W 25 C/2 C/2 z > or-^>0J*5805asas ^XOJOSOt^^ío 286 » oí si » ei tó ss »í « ‘jí i> ,r^ m g oo e© O ® •«# S :a ío i^>" oo" i> r-" F"" «© r- oc co os fo o oc "o? ©f e© «aeT — ' ' o o o O ^ ^ O ^ iffl » ^ 2® 1> » O L" t" w . H . O . O W C/2 O 25 iñ cc 25 o ©i ©i c© ® zo © © « O O C íC> — T r-^ 05" !Í5 **jT oí ©í' r— ' C < u s s W » ^ !Í5 » ^ W W — «o >— r^é^cooo g« 50 W 0_ 00 o o t' i” i> t" r-* t'« t"* r-* . w Csí . d . O 25 . W c/i O . <25 C/2 c/á 25 OOíCCiO^ w 50 vjl a sn 00 ec oo co 288 i© ® rH ® ©J «— ( ® i© *a# ©í ,**¡T ccT ío eo *wr ©r 00 t" ©5 t-> 00 t" ® ® t- ® a© e© s© «© «o 1 ! g ©i *** ^ 00 1:0 ^ g t"> zo F-*' es" os*' oo' oo t" oo w ® oí ® ge© OO^ OS ® ©j a 00“ os oT oo" «O 50 wOOOOO®® oo o W . o . O H Z . w C/2 # O cd > 525 C/5 ui ao i> ^ ae c© ® a© o* s© ©i 289 o »¡zí ◄ W ©51 |> O C^OCOC© co eo co so so so •=£ ©í soir'>cs ¡z; ai GT2 íOCOOOOOv- iconos 00 705,59 709,61 702,66 25,1 38,4 14,0 ( 1.a 706,30 709,86 703,62 24,8 36,2 13,8 Agosto ...... 1 2.a 706,81 711,43 701,51 23,9 38,4 11,0 { 3.a 707,28 709,87 702,65 22,3 35,5 11,0 707,10 709,85 703,79 21,3 33,1 10,7 o • Setiembre. .... . 2.a 708,51 711,91 703,73 20,0 33,6 7,1 I 1 3.a 704,00 710,86 695,86 15,5 31,7 6,5 _ t 1 a 707,84 713,56 702,47 16,3 27,6 9,4 Octubre. ....... 2.a 705,49 709,52 700,20 15,2 22 J 9,1 ( . 3.a 708,33 713,82 702, 11,8 22,6 0,8 T • ( 1.a 709,14 711,97 704,16 11,2 19,1 1,0 Noviembre... ... 2.a 711,13 714,36 705,41 9,1 20,2 0,2 ( 3.a 708,57 713,06 699,12 7,4 16,7 -2,0 as ior JA í. cadas. 291 •sica rao. ATMÓMETRO. PLUVIÓMETRO. ANEMÓMETRO. - — - — — VIENTOS. NUBES. H ni | Tn ra Em Lluvia. Dirección. Intensidad. mra DUO mm R 6,4 1,3 38,6 26° N.O. 55 h. 8 1.a) . 7H ¡ 4,0 1,1 1,2 60 N.E. 189 1 2.a > Diciembre. 7 8 ¡ 4,0 0,8 0,8 83 N.E. 168 3 3.“) 80 4,5 0,7 6,7 80 S. E. 91 6 1.’) 76 4,5 0,8 8,9 75 N.E. 117 2 2.a Enero. i.74 ! 5,4 1,0 1,9 E. 157 5 3.») '75 i 6,8 1,3 f> 41 S.O. 89 3 1.') 81 6,7 1,2 24,9 72 s.o. 105 7 2.a [Febrero. 1 3 4,4 1,9 17,0 55 N.E. 50 6 3." j US 7 5,0 1,5 31,3 50 S.O. 92 7 1.-) :79 4,9 1,5 42,0 21 S. 0. 83 i 8 2.a [Marzo. '.65 6,2 3,1 1) 5 N.E. 83 3 3.a) 102 5,0 2,4 15,4 53 S.O. 118 5 1.a) m i 7,6 8,5 0,7 25 N.O. 45 4 2.a [Abril. m i 8,9 3,3 21,3 2 S.E. 142 i ! 7 3.a) d ■4 i 8,1 3,0 48,6 11 S.O. 46 6 1.a) is 58 8,1 5,4 4,2 E. 94 ¡ 3 2.a Mayo. ..79 : 9,2 2,4 53,5 46 S.O. 182 i 8 i 3.a) A >6 ! 9,8 5,0 11,8 77 s.o. 131 4 i*a) . i >7 ! 9,6 6,4 20,7 73 N.O. 58 1 2 2.a Jumo. Á Í3 11,6 3,3 33,3 12 S. E. 82 7 3.a) 55 ! 9,6 6,4 )> 74 S.O. 71 1 1.a) 311 '10,8 6,9 )> 19 s.o. 34 3 2.a [Julio. 3i| to 10,2 9,0 )) 89 s.o. 126 2 3.*j 3S| t6 ¡10,4 8,3 )) 51 N.O. 49 1 1.') 311 ¿9 10,5 7,7 1,5 27 N.E. 45 2 2.a [Agosto. ti )4 10,4 6,4 0,5 O. 116 3 3.a) 52 ¡ 9,5 6,7 » 71 S.O. 148 2 1.a) 3!¡ w ! 8,0 6,6 )) 16 N.O. 75 1 2.a Setiembre. Hj 58 | 8,7 3,8 42,4 55 S. 0. 137 6 3.a) Sil 7o ¡10,3 2,0 25,9 24 S.E. 74 6 i.a ) S!j i2 10,5 1,3 38,8 13 S. E. 100 7 2.a [Octubre. i 38 7,1 2,1 1,1 10 N.O. 81 3 3.a) 1! 74 7,5 1,3 3,2 15 N.O. 42 5 1.a) II: 72 6,2 1,0 „ 59 N.E. 68 1 2.a Noviembre. 1 74 5,7 1,0 0,5 81 S.E. 40 3 3.a) m CU¿RO BARÓMETRO. TERMÓMETR 0. Am A máx. A mín. Tm T máx. Ti„ mm mm mm 0 o Diciembre 711,31 718,71 693,69 3,5 12,6 -6 Enero 711,58 718,58 694,50 4,4 14,2 -6 Febrero 707,02 719,52 686,17 7,2 18,0 -7 Marzo.. . . 701,32 714,52 686,91 6,8 22,5 ~í Abril 704,44 717,61 693,51 12,1 29,0 -0 Mayo 704,71 710,99 694,42 14,4 28,5 5 Junio 706,57 713,01 697,64 18,7 33,0 1 Julio 1 707,39 713,59 702,66 23,4 38,4 17 Agosto 706,81 71L43 701,51 23,6 38,4 10 Setiembre 706,54 711,91 695,86 19,0 33,6 ,5 Octubre 707,26 713,82 700,20 14,3 27,6 ,8 Noviembre. . . . 709,62 714,36 699,12 9,2 20,2 so Invierno 709,97 719,52 686,17 5,0 18,0 -,6 Primavera 703,49 717,61 686,91 11,1 29,0 -,4 Verano. . ..... 706,91 713,59 697,64 21,9 38,4 ,1 Otoño 707,80 713,82 695,86 14,2 33,6 -j,0 Año. j 707,04 719,52 686,17 13,1 38,4 -!,0 . 1 rj k - H, HÓHETRO. ATBÓMETRO. Em PLUVIÓMETRO, Lluvia. . ANEMÓMETRO. Viento. NUBES. í rom rom rom Diciembre. 7S 4,8 1,0 47,2 63° N.E. 4 '¡7 ' 7lj 4,8 0,8 17,5 87 N.E. 4 Enero. 5,9 1,4 41,9 59 S.O. 5 Febrero. j % 5,4 2,1 73,3 64 S.O. 6 Marzo. 7,2 3,1 37,4 32 S.O. 5 Abril. 71 8,5 3,6 106,3 10 S.O. i 6 Mayo. 6s! , 10,2 4,9 65,8 60 S.O. 4 Junio. ‘ Sfl , | 10,2 7,5 » 75 S.O. 2 Julio. !‘ 50 10,4 7,4 2,0 62 N.O. 2 Agosto, ¡ 56 8,7 5,7 42,4 79 S.O. 3 Setiembre. ! 75 , i 9,2 1,8 65,8 24 S.E. 6 Octubre. '• 71: 6,5 1,1 3,7 51 N.E. 2 Noviembre. " 78 5,2 1,1 106,6 79 N.E. 4 Invierno. 71 7,0 2,9 217,0 32 S.O. 6 Primavera, 1 5o 10,3 6,6 67,8 81 S.O. 3 Verano. 1 68 8,1 2,9 111,9 65 S.O. 4 Otoño. 68 _ 7,6 i 3,4 503,3 38 S.O. 4 Año. CIENCIAS NATURALES. BOTANICA, Apuntes para una Flora de las Islas Baleares , ó Catálogo me- tódico de las plantas observadas en esta región , que no se hallan mencionadas en la Enumeratio plantarum quas in insulis Balearibus collegit F. Cambessedes ; por el Licenciado D. Francisco Barceló y Combis, Catedrático de Física del Instituto Balear. ADVERTENCIAS Y NOTICIAS PRELIMINARES. I. Este opúsculo, como indica su título, no es más que un simple Suplemento á la Enumeratio plantarum in insulis Ba- learibus crescentium, que publicó en el año 1827 el distin- guido naturalista francés F. Cambessedes, á consecuencia de una excursión por estas islas realizada en 1824, cuya obra fué recibida con general aceptación de los Botánicos contem- poráneos, lisonjeándose su autor, según se desprende del prólogo, de haber presentado el cuadro fitoslático casi com- pleto de esta provincia, á pesar de que solamente comprende 695 especies de plantas entre espontáneas y cultivadas. Al hacer mención del catálogo de las plantas de las Baleares for- 295 niado por Linneo en virtud de la colección que supone había recibido de A. Richard (ya se verá más adelante que Richard no le remitió semejante colección), añade: «Este manuscrito contiene, al lado de especies que pertenecen evidentemente á las Baleares otras muchas especies que viviendo única- mente en los montes más elevados, no pueden por consi- guiente existir en dichas Islas Esta consideración me ha impedido hacer uso alguno del catálogo de Linneo; inclinán- dome á creer que al regresar de las Baleares Richard atra- vesó los Pirineos, y reunió juntamente el fruto de todo su viaje. Por la misma razón, prosigue, no he debido mencionar las plantas de las Baleares descritas en la Mantissa de Linneo y en la Synopsis de Persoon, que se han ocultado á mis in- vestigaciones.» Recientemente el Dr. Pablo Marés, que ha explorado tam- bién la vegetación de las Baleares, en un artículo titulado Ape) gu general sur le groupe des líes Baléares et leur végéta- tion (1), se ha hecho eco de las dudas suscitadas por Cam- bessedes, afirmando á su vez que «las plantas de las Baleares indicadas por Linneo en su Mantissa y por Persoon en su Synopsis , no ofrecen bastantes garantías para que se haga mención de ellas.» Sin embargo, me apresuro á declarar con alguna satisfacción de mi parle, que semejantes aseveraciones no se hallan completamente justificadas, pues en mis fre- cuentes herborizaciones he podido comprobar que se crian en estas islas todas las plantas de Persoon á que se alude en las anteriores líneas (esceptuando el Lotus subbiflorus Lng., que todavía no he visto), como también algunas de las citadas en la Mantissa de Linneo; y aún conservo la esperanza de en- contrar con el tiempo las restantes. Además, las aserciones de Cambessedes interpretadas con demasiada latitud, han dado lugar á que sea opinión gene- ralmente admitida que la Flora Balear no cuenta más allá de unas 700 especies; y lo que es más trascendental todavía, á que se haya puesto en duda la existencia de algunas plantas (1) Bulletin de la Société boianique de France, 21 abril 1865. 296 verdaderamente baleáricas, tales como el Thymus Richardi Pers. y el Teucrium subspinosum Pourr., cuyas especies me lisonjeo haber recobrado ó reinvidicado, designando al mismo tiempo las localidades donde cualquiera puede encontrarlas. Hallándose vacante la cátedra de Historia Natural de este Instituto, ordenó la Dirección general de Instrucion pública, en setiembre de 1850, que me hiciera cargo de su enseñanza; cuya asignatura seguí regentando, juntamente con la de Fí- sica, que desempeñaba ya desde el año 1847, hasta junio de 1855; y algunos años después volví á regentarla por orden de la misma Dirección, desde setiembre de 1862 hasta junio de 1864. Al encargarme por primera vez de la mencionada enseñanza, hube de dedicarme naturalmente al estudio de la vegetación Balear, sirviéndome de guia la obra de Cambes- sedes; y ya desde los primeros pasos que di al efecto encon- tré algunas plantas bastante comunes no mencionadas en dicha obra, cuya circunstancia me sirvió de poderoso estimulo para perseverar en tan árdua tarea, abrigando la esperanza de que por medio de asiduas investigaciones, lograría con el tiempo recoger abundante cosecha de materiales, que sirvieran de base para una nueva publicación sobre la interesante Flora de estas islas. No se me ocultaban desde luego las muchísimas dificultades con que necesariamente debía tropezar para llevar adelante mi atrevido proyecto, dimanadas de la escasez de libros con que contaba al principio, y de la falta de personas hábiles en la ciencia con quienes consultar mis dudas; pero perseverante en mi propósito, y aprovechando las diversas épocas de vacaciones académicas para emprender fatigosas excursiones, he logrado formar un regular herbario, que con- tiene unas 1000 especies de plantas que nacen espontáneas en estas islas, y cuyo número espero confiadamente ir aumen- tando. El expresado herbario comprende cerca de 400 especies no mencionadas por Carabessedes, las cuales constituyen la base del presente catálogo; absteniéndome de incluir en él las restantes por no darle sobrada extensión, y por considerar que la Enumeratio de Cambessedes, á la cual sirve de suple- mento, se halla en manos de los botánicos de profesión. Sin 297 embargo, como la Flora de Mallorca, por sus condiciones es- peciales, tiene mayor importancia que las de sus hermanas Menorca é lbiza, he juzgado conveniente repetir todas aque- llas especies cuya localidad refiere Cambessedes á cualquiera de las dos últimas islas, á fin de demostrar que se crian tam- bién en el suelo de Mallorca. Otro tanto he hecho respecto de ciertas plantas peculiares á esta isla, con el objeto de indicar mayor número de localidades, donde puedan más fácilmente encontrarlas las personas que se propongan explorar nueva- mente la vegetación de este país. Todas las especies á que me refiero ahora carecen de número, y sus nombres van precedi- dos de un asterisco. Incluyo además algunas plantas que no he tenido ocasión de observar, indicando siempre entre parén- tesis el autor á que me refiero. Para la metódica distribución de las especies he adoptado el orden establecido en la Flora de Francia de los Sres Grenier y Godron, interpolando en su lugar respectivo las familias y géneros de que no trata dicha obra, en conformidad al Manual de botánica descriptiva de los Sres. Cutanda y del Amo. 11 Me habia propuesto trazar brevemente en este lugar la historia de la botánica en las islas Baleares; pero precisado á entrar en detenidos detalles para desvanecer algunos errores en que han incurrido los escritores contemporáneos que se han ocupado de esta materia, al emitir sus juicios sobre cier- tas obras inéditas de botánicos mallorquines, me reservo dilu- cidar estas interesantes cuestiones en una Memoria especial, que más adelante publicaré, con el título de Introducción á la Flora de las Baleares; limitándome por ahora á determinar con toda precisión la época en que el célebre botánico Anto- nio Richard exploró la vegetación de estas islas; valiéndome al efecto de los datos consignados por el cronista Mallorquín D. Buenaventura Serra, en los tomos 10 y 11 de sus Recrea- ciones eruditas (manuscritas); pero anticipadamente creo opor- tuno indicar, como dato histórico de algún interés, que siete 298 años antes que Richard había visitado ya estas islas otro bo- tánico francés, según se desprende de la siguiente nota del mencionado cronista. «El médico botanisla de Mompeller, que vino estos años pasados (1758 y 1754) á buscar plantas en Mallorca, comi- sionado por Mr. Jussieu, se llama Mr. Pierre Cusson, Halló tres plantas que no las hay sino en Mallorca, una de ellas en Suñer, la cual cogió el dia de San Juan por la mañana» (Recr. Erud., tomo 10, pág. 29.) Con respecto á Richard dice lo siguiente. «Dia 30 de ju- lio de 1761 vino con Mr. Des-Prost á hacerme una visita Mr. Richard, botanista (sic), comisionado por la Academia de Francia para la observación de las plantas de Mallorca, y me dió noticia de los siguientes libros El mismo Richard me dijo que las plantas más raras y más particulares y privativas de Mallorca, eran las siguientes De estas me ha prometido un catálogo Dia 3 de agosto empezó su viaje por la isla El dia 24 por la tarde, habiendo ya estado á buscar plantas en la isla, volvió á casa á hacerme visita el mismo Mr. Richard, y me dijo había encontrado en las montañas de Mallorca las plantas siguientes Las plantas de que me dió noticia el dia 3, las he notado en pliego aparte en este lomo 11 de Recreación.» El catálogo de plantas á que se refiere este último párrafo ocupaba 14 páginas de dicho tomo, del cual fueron arranca- das hace años por una mano indiscreta, pero afortunada- mente se conserva hoy dia por una casualidad, juntamente con otros manuscritos del referido cronista, en la biblioteca del Sr. D. ¡Nicolás de Broudo. Este catálogo, del cual conservo una copia, lleva por título Index Balearicum (sic): nomina plantarum . Hcec esse nomina debent genérica, ficecque certa ac vera et fundata , non autem lubrica nec vaga , nec varié applica- bilia (ait Linnceus), si vaga vacillant et nomina. Per litterarum ordinem redacta anno 1761, par Mr. Antoine Richard, bola- niste pour Roí (sic) dans les lies Baléares. Contiene una lista de 350 nombres genéricos, seguidos algunos de una frase que designa claramente la especie. En dicho catálogo se leen las siguientes palabras. Cratcegus; inveni 1760, sed invenire non 299 potui 1761; cuya frase revela indudablemente que Richard había estado ya en esta isla en 1760; y á mi parecer lo con- firma la siguiente nota de D. B. Serra. «Dia 2 de junio de 1760 vino un botánico francés á mi casa, con Mr. Des-Prost, y me dijo que el árbol que tengo en mi jardín es el Abros Mgyptiacum .» (Recr. erud., tomo 10.) Desde estas islas se dirigió A. Richard al Africa, pasó luego al Asia Menor, regresando á Francia en 1764. Algunos años después remitió al insigne Linneo un catálogo detallado de las plantas que había recogido en las islas Baleares (y no una colección de plantas, como supuso equivocadamente Cam- bessedes), según se desprende de una carta dirijida por el mismo Linneo á A. Richard, desde Upsal, en 16 de febrero de 1770, de la cual trascribo los siguientes párrafos. Floram tuam majoricam s. Balear icam, quam mecum com- municavit D. Hemquist , legi et relegi et muUoties cum summo oblectamento , et audeo dubitare nunc alias ullus eam legat rriajori cum fruclu et utilitate: quoeso eam typis mandes quam primum fieri queat , ut omnes Botanici satientur iisdem quas ego deliciis. Prmteritam noctem transegi insomnem, adeoque totam in perlegendo tuam Floram impendí , et praelerlabebatur ante- quam eam absolveram. Bone Deus, felices isti incolee habent in suis pratis omnes islas plantas, quee exornant nostros hortos etiam académicos He aquí otro párrafo de una carta de Linneo al padre de Richard. «Upsal 23 de diciembre de 1764 Habeo et ego hortum hodie ultra 4000 plantis florentem, sed in climate geli- dissimo sub novercante flora Baleárica semina certe mihi fuere omni thesauro chariora , cum rarius et vix unquam contingat ejusmodi obtinere. Gratulor tibi de dileclissimo filio , qui labo- rioso itinere potui t tot gazas colligere, et iis Europceos hortos ornare, cui plurimum salutes oro. Exopto videre gratissimam ceslatem quee ad harum plantarum adspectum quotidie mihi in memoriam revocabit tuum favor em (1).» (1) Correspondence inédite de Linnée avec Glande Richard et Antoine Richard (1764—1774), traduite et annotée par A. Landrin (Ver- sailles, 1863.) 300 III. Alturas sobre el nivel del mar . /\^\/\/\ - /\ MALLORCA. NOMBRES. Metros. Puig de Tornella 1.474 Puig Major 1.2116 Puig de Galatzó . . .... 989 Monte S’Escrop 966 Puig Gros de Teruellas 1.000 Monte Teix 800 San Salvador (Felanitx) 743 Puig de Randa , . . 672 Coll de Soller 562 Colegiata de Lluch. 459 4 Bech de Ferrutx. 599 Isla Dragonera 353 Puig de Formentor. 159 Bell ver 112 MENORCA. Monte Toro 368 Santa Agueda 299 La Enclassa 266f5 San Juan de la Cruz. 260 Los Bechs 254 301 Puig Julia 240 Puig de Binicrexent 200 Falconera de Furinet 234 IBIZA. Puig d’en Serra 430 Camp-Vey 396 La Mola (isla de Formentera) 183 Temperatura media del año y de las estaciones. # o Invierno. ! 1 1 Primavera. o s= es c— OJ O (O la o Palma, 4 años de ob- 1 j servación (estación meteorológica) 18!o 11°3 16°2 254 1 9°6 Mahon , 7 años de observación (Jorge Cleghorn) 18,2 12,4 16,9 25,1 18,3 Cantidad media de lluvia en milímetros. Palma , 7 años de ob» servacion 497 2 1337 1181 54'6 190r8 m IV. Noticia de las obras que tratan de la Flora de las islas Baleares , 'publicadas posteriormente á la Enumeratio de Cambessedes. Weyler y Laviña (D. Fernando). Topografía Físico- Mé- dica de las islas Baleares . (Palma, 1854.) Al reproducir el autor de esta interesante obra el Catálogo de Cambessedes, le añadió 60 especies fanerógamas, pero sin indicación de las localidades, ni época de florescencia, ni nombres vulgares. Oleo y Cuadrado (D. Rafael). Catálogo por familias de las plantas recogidas en la isla de Menorca. Reseña topográfica y climatológica de la isla de Menorca. (Valladolid, 1859.) Carece también de indicaciones sobre las localidades, épocas de florescencia y nombres vulgares. Numerosos errores tipo- gráficos deslucen este importante trabajo. Bodriguez (D. Juan). Catálogo razonado de plantas vascu- lares de Menorca. Se publica actualmente en Mahon, y ex- presa las localidades, épocas de florescencia y nombres vul- gares de las especies. Como la impresión de este notable tra- bajo marcha con suma lentitud, su joven y estudioso autor se ha dignado comunicarme todas las especies de plantas reco- gidas por él en dicha isla, y no mencionadas por Cambesse- des, entre las cuales se cuentan algunas que hasta el presente no he visto en Mallorca ni en lbiza, y que dejo consignadas en su respectivo lugar, aprovechando esta ocasión para dar al autor público testimonio de mi sincero agradecimiento. Palma de Mallorca, abril de 1866. 303 APUNTES PARA UNA FLORA DE LAS ISLAS BALEARES. Bone Deusy felices isti incola; habeni in suis pralis omnes istas plantas, quce exornant nostros hortos etiam académicos. (C.Lin- naeus in littera I). Antonio Richardo, Upsaliae, 1770, die 16 febr.) DICOTILEDONES. Ranunculáceas. 1. Clematis fiammula L. Malí. Vidriella, Jasami lord. Común en los selos. Jun. 2. Anemone coronaria L. Malí. Castañola, Némona. Común en los campos. Palma, Felanilx, Puigpuñent. Feb. 3. Ranunculus acris L. Fosos de la muralla de Pal- ma. Abr. 4. R. sylvaticus Thuill. Manacor, Gorch-Blau, fo- sos de Palma. Abr. 5. R. monspeliacus L. Andraitx, Feíanitx. Marz. 6. R. chcerophyllos L. Orillas del Torren! -Gros, en Palma. Marz. 7. R. arvensis L. Lluch; raro cerca de Palma. Abr. 8. R. parviflorus L. Andraitx , Sierra de Alfabia. Abr. 304 9. Delpliiníum cardiopetalum DC. íbiza: Ra- neta. En los campos y colinas inmediatas á la ciudad de Ibiza. Jun. 10. D. Requienii DC. Sierra de Alfabia. May. 11. D. pictum Willd. Mallorca (P. Marés). 12. D. Ajacis L. Malí. Palometa. Rara entre las mie- ses. Cultivadas sus variedades. Abr. Papaveráceas. 13. Papaver somniferum L. Malí. Cascaij. Culti- vado y subespontáneo. Abr. 14. P. setigerum DC. Men. Cascay bord. Campos de Algendar, Binibnoti. Abr. (Rodr.) 13. P. Miceas L. Malí. Roella. Común entre las mie- ses. Marz. 16. P. hybridum L. Malí. Roella. Común entre las mieses. Marz. * Roemeria hybrida DC, Rara entre las mieses. Palma. Abr. 17. Glaucium corniculatum Curt. Alrededores de Palma, cerca del puente de Yesea. Marz. 18. Chelidonimn majus L. Malí. Celidonia, Sele - dronia . Cercanías de Soller, Barranco de Algendar (Rodr.) Marz. 19. Hypeeoum procumbens L. Malí. Pampline. Común en los campos, Palma. Marz. 20. H. grandiflorum Eenth. Malí. Pampline . En los campos. Palma. Abr. Cruciferas. Raphanus Raphanistrum L. Malí. Ravenissa. Comunísima en los campos. En. * Sinapis arvensis L. Malí. Ravenissa groga. Co- mún entre las mieses. Feb. 21. S. orientalís L. Entre las mieses. Palma, An~ draitx. Marz. 305 22. S. alba L. Malí. Mostassa. Rara entre las mieses, Palma. Marz. 23. S. dissecta La g. En los campos de lino, An- drailx. Marz. * Brassica Baleárica Pers. Malí. Col borda, col silvestre. Hendiduras de los peñascos, Puig de Torrella, Sier- ra de Alfabia, Teix, Planicie, S’Escrop, Grau de Soller, Puig Major. Abr. 24. B. asperifolia Lam. Men. Mostassa. Natura- lizado en el barranco de Algendar. Marz., May. (Rodr.) 25. Eruca vesicaria Cav. Muros, orillas de los campos. Palma. Marz. 26. Diplotaxis viminea DC. Campos y caminos. Palma, Soller, Andraitx. Abr., Juh, Oct. 27. Moricandia arvensis DG. Rara cerca de Pal- ma. Abr. 28. Malcomia marítima R. Br. Malí. Gasó la cultivada. Espontánea en las playas de Menorca. Feb. 29. Matthiola sinuata R. Br. Rara cerca de la Torre d’en Pau, Arenal de Tiran (Rodr.) Mayo. 30. Erysimum perfoliatum Crantz. En los cam- pos cerca de Palma. Abr. 31. Sisymbrium polyeeratium L. Raro cerca de Palma. Marz. 32. S. obtusangulum Schlecb. Caminos, muros, Palma, Andraitx, Puigpuñent, Manacor. En. 33. S. Sophia, L. Rara cerca de Palma. Abr. 34. Cardamine pratensis L. Menorca (Cursach.) 35. Camelina sylvestris Wall. Rara en los cam- pos de Palma. Marz. 36. Carriclitera Vellse DC. Común en la Bona- Nova, Santa Sousa, Andraitx, cerca de la ciudad de Ibiza. Feb. 37. Succowia Baleárica Medik. Parajes sombríos, Andraitx, S’Escrop. Marz. 38. Iberis pinnata L. Paredes é inmediaciones de los molinos del 0. de Palma. Abr. 39. Thlaspi arvense L.P Menorca (Cursach.) TOMO XVII. 20 i 306 40. Hutehinsia procumbens Desv. En algunas calles de Palma. Marz. 41. Lepidium ruderale L.P Menorca. (Ramis, Rodr.) 42. L. graminifolium L. Orilla de los caminos. Jun. 43. L. latifolüim L. Alrededores de Lluch, Riera de Inca. May. 44. Senebiera Coronopus Poir. Malí. Cervellina. Palma, Manacor, Felanitx, cerca de la ciudad de Ibiza. Abr. 45. Cakile marítima Scop. Orillas del mar, Palma, Andraitx, Ibiza. May., Oct- 46. Rapistrum rugosum A1L En iré las mieses, Palma. Abr. 47. R. Linnseamim Roiss. Mieses, Palma , An- draitx, Soller, Capdellá. Abr. Cistíneas. 48. Helianthemum halimifolium Willd. Abun- da en el arenal de Noseras. May. 49. H. umbellatiim Mili. Colinas arenosas de Cala- Pudenta en Palma. Marz. 50. H. Capnt felis Roiss. (P. Marés.) 51. H. salicifolium Pers. Entre la Torre d’en Pau y la Torre Redona. Abr. 52. H. rosenm DC. Puig de Torrella, Puig Mayor. Jun. 53. H. gnttatnm Mili. Bellver, Cala- Pudenta. Abr. 54. H. Tnberaria Mili. Marina de Sou-Gurnes, Biniaixa, monte de el Bech. May. (Rodr.) Violáceas. >'v' ■ 55. Viola arborescens L. Común en Genova, An- draitx, Deyá, Soller. Fl. casi todo el año. Droseráceas. 56. Parnassia palustris L. (Richard.) Poligaleas. 57. Polygala monspeliaca L. Bellver, Son Espa- ñol. Abr. 58. P. vulgaris L. (Wefíer.) Sileneas. 59. Silene lusitanica L. Rara cerca de Palma. May. 60. S. tubifiora Duf. Palma, Lluch. Jun. 61. S. nicaeensis All. Arenales marítimos de Palma. Marz. 62. B. Musoipnla L. Rara cerca de Palma, Fela- nitx. May. 63. Agrostemma Githago L. Malí. Niella, Ne- \ greyó. Entre las mieses, Palma, Soller. May. 64. Saponaria ofñcinalis L. Malí. Sabonera. Ra- rísima en Mallorca (Weyler). 65. S. Vaccaria L. Entre las mieses, Palma, Esla- bliments, San Jorge en lbiza. May. N. B. Al trazar Alf. Becandolle en su Geografía Botánica \ el límite meridional de esta especie, afirma equivocadamente s que no existe espontánea en estas islas, por no haberla visto I mencionada en la obra de Cambessedes. 66. Bianthus prolifer L.? Subervell en Menorca. ¡ May. (Rodr.) Aisineas. 67. Sagina apétala L. Murallas é inmediaciones de | Palma. Marz. 68. Arenaria grandiflora All. Puig-Major, Puig (le Torrella, Single-verd, Planicie. Jun. 308 69. Cerastium glutinosum. Pr. Puig-Major, Mon te Teix. May. Lineas. 70. Linum tenuifolium L. (Weyler.) 71. L. angustifolium Huds. Barranco de Soller. Mayo. Malváceas. 72. Lavatera marítima Gonan. Hendiduras de las peñas, Santa Pousa, Andraitx, S’Escrop. Abr. 73. L. punctata All. En los campos, Palma, Soller, Lluch. Jun. 74. Althaea officinalis L. Malí. Mauvi. Almarja- les de la Puebla. Jul. 75. Abutilón Avicenneo Presl. Soller y Esporlas. Ag. Espontánea? Geranieas. 76. Geranium columbinum L. Valle de Lluch. May. 77. G. lucidum L. Puig de Torrella, Sierra de AT- fabia. Abr. 78. Erodium chamaedryoides L’Herit. Puig- Major, S’Escrop, Torrente de Pareys. May. 79. E. cieoninum Willd. Puig de Torrella. Marz. i Hipericineas. 80. Elodes palustris Spach. Borguñá de Arta. May. Meliáceas. 81. Melia azederach L. Cultivado y sub-esponlá- neo en los paseos de Palma. May. 309 Oxalideas. 82. Oxalis cernua Thunb. Naturalizada en las in mediaciones de Palma y de Porlopi. Feb. (1) Zigofileas. 83. Tribulus terrestris L. Mal!. Cadells. Común en los campos de Mallorca. May., Oct. Ilicineas. 84. Ilex baleárica Desf. Malí. Abre de visch , Abre de mal fruit. Puig de Torrella, Puig Major, Sierra de Alfabia, Teix, monte Guix, torrente de Pareys. Feb., Marz. 85. I. Aquifolium L. Muy raro en el Evench de las Sel-bocas del Puig de Torrella. Ramneas. 86. Zizyphus vulgaris Lam, 'Malí. Ginjoler. Cul- tivado y subespontáneo. May. Terebintáceas. 87. Pistaria vera L. Men. Pistacher. Cultivado en Menorca. Abr. 88. Ailanthus glandulosa Desf. Malí. Arce (2). Cultivado y subespontáneo en los paseos de Palma y en al- gunos pueblos de Mallorca. Jun. (1) Lo está igualmente en los paseos de Sevilla. (C.) (2) Este nombre se da en castellano á las especies del género Acer. (C.) 310 Papilionáceas. 89. Spartium junceum L. Malí. Ginestra. En el estret de Yalldemosa, lecho del Torrent Gros. Abr. 90. Lupinus albns L. Malí. Lupi. Cultivado. Abr. 91. Ononis ramosissima Desf. Arenales marítimos de Palma. May. 92. O. breviflora DO. Malí. Llentía borda. Bellver, Andraitx, Felanitx, Caymari. Abr. O. reclinata L. (v. gemina Gr. et God.) Bellver, Torre d’en Pau, Yalldemosa. May. 93. O. procurrens Wallr. Malí. Ugons ó Augons. Común en los campos de Mallorca. Abr. 94. Medicago sativa L. Malí. Aufaus. Cultivada y 4 subespontánea. May. 9o. M. Gerardii W. Malí. Trébol d’esturmia, Trébol de llapassa, como otras especies. Común entre las mieses y sitios herbosos. Marz. 96. M. prsBCOx DO. En los campos, Felanitx. Abr. 97. Meliloíus officinalis Lam. Malí. Trébol d! olor, Yalldemosa, Deyá, Artá. May. 98. Trifolinm scabrum L. Orillas del mar y coli- nas áridas. Palma, Andraitx. Abr. 99. T\ subterraneum L. Menorca. Abr. (Rodr.) 100. T. resupinaíum L. Parages herbosos, Palma, Felanitx. Abr. 101. T. diffusum Elir. Sitios herbosos, Palma, Yuca. Abr. 102. T. repens Lt Orillas de las acequias, Palma, Soller, Artá. Abr. * T. angustifolium L. Palma, Andraitx, Soller, De- yá, Benisalen, Felanitx. May. * T. fragiferum, L. Parages herbosos, Palma, Ma- nacor, Felanitx. May. 103. Dorycnium subbifíorum Ser. En las Balea- res. (Pers. Svn. II, p. 354.) 311 * Lotus rectus L. Sitios húmedos, Palma , Soller, Arlé, Yalldemosa, Deyá. May. 104. Robinia Pseudo-acacia L. Malí. Cassia. Cul- tivada y subespontánea. May. 10o. Piiaseolus vulgaris L. Malí. Fasolera, Monge - lera. Cultivadas muchas variedades. 106. Vicia angustifoiia Roth. Rara en Bellver. 107. V. amphicarpa Dorth. En los campos de Palma. Abr. 108. V. peregrina L. Orillas de los campos de Palma. 109. V. lútea L. Rara en los alrededores de Palma. May. 110. V. hybrida L. Sitios herbosos, Palma. Marz. 111. Gracca calcarata God. et Gren. En los cam- pos de Palma, rara. Abr. 112. Ervum tetraspermum L. Yalldemosa. Lluch. Abr. 113. E. Ervilia L. Malí. Xixaros. Cultivada. Abr. 11 i. E. Leus L. Malí. Llentia. Cultivada. May. lio. Latliyrus alatus Ten. Raro en Bellver. Abr. 116. L. articulatus L. En el monte Teix. May. * L. Ochrus L. Malí. Tapissot, Guixot. Común entre las mieses en Mallorca. Marz., Abr. 117. L. annuus L. Entre las mieses cerca de El Real. Abr. 118. Coronilla glauca L. Malí. Coronilla , Canaris . Espontánea en la Mola de Felanitx y cultivada en los jardi- nes. Feb. 119. O. júncea L. Colinas de Génova, Andraitx. May. 120. Grnithopus compressus L. Malí. Ungías del Diable. Parages arenosos, Palma, Felanitx, Andraitx. Marz. 121. EEedysarum coronarium, L. Malí, y Men. Coronada. Cultivada en Menorca para pastos desde el último tercio del siglo pasado. Marz. 122. Onobrycliis Caput-galli Lam. Men. Cali bu glés. Menorca (Ramis, Oleo). 312 Cesalpineas. 123. Gercis Siliquastrum L. Malí. Abre del Amor . Cultivado y subespontáneo. Marz. Amigdaleas. 124. Prunas avium L. Malí. Cirer negri. En los setos, Esporlas, Deyá. Marz. 125. P. Mahaleb L. Planicie. Marz. Rosáceas. 126. Potentilla canescens L. Puig de Torrella, S’Escrop. May. 127. Rosa arvensis Huds. (V. bracteala , Gren, God.) En los setos, Palma, Deyá, Yuca. May. * R. sempervirens L. Malí. Regina. Común en los setos. May. Pomáceas. 128. Mespilus germánica L. Malí. Nesplera. Cul- tivada. May. 129. Cratsegus Azarólas L. Malí. Aczarolera. Cul- tivado y subespontáneo. Abr. 130. Sorfeus Aria Crantz. Malí. Pomera borda , Pomera silvestre . Común en Planicie, S’Escrop, Teix, Puig de Torrella, Puig Major. May. 131. Ameiancliier vulgaris Moench. Coma den Árbona, Puig de S’Arracay. Marz. 132. Cotoneaster vulgaris Lindl. (Richard.) Onagrarieas. 133. Rpilobium tetragonum L. Sitios húmedos, Deyá, Soller, Lluch, Manacor, Arbá. Jun. 313 134. E. parviflorum Schr. Acequia d’en Baster, Deyá. Juu. 135. E. hirsutum L. Malí. Mata jaya. Manacor, Arla, La Puebla, Andraitx. Jul. Halorageas. 136. Myriophyllum verticillatum L. Lagunas de la Puebla. May. 137. M. spicatum L. Acequias y Lagunas de la Puebla. 138. Trapa natans L. Malí. Cayrells. Lagunas de la Puebla. Litrarieas. 139. Lythrum Salicaria L. Menorca. (Cursach, Ra- mis, Weyler.) Cucurbitáceas. 140. Bryonia dioica L. (Weyler.) Menorca. (Cur- sacb.) Paroniquieas. 141. Paronichya echinata Lam.P Menorca. (Rodr.) 142. P. polygonifolia DC. En las Baleares. (DC. Prodr. t. 2, p. 371.) 143. Hemiaria annua Lag. (H. cinérea DC.) Malí. Pixosa, Tr encap edr as. Común en los caminos. 144. H. hirsuta L. Como la especie anterior. 145. H. incana Lam. (Weyler.) 146. H. macrocarpa Sibt. En las Baleares (Smilh in Rees cycl. Y, 17.) 147. H. glabra L. Menorca. (Cursach.) 314 Crasuláceas. 148. Sedum stellatum L. Montes de Valldemosa y de Cay mari. May. 149. L. rubens L. Común, Valldemosa, Deyá, Soller, Lluch, Andraitx, Felanilx, Lluchmayor. May. 150. S, corsicum Duby. Muros y peñascos, Vall- demosa, Deyá, Soller, Binisalen, Puig-puñent, Lluch. May. 151. S. acre L. Malí. Herba de cremad. Muros, rocas. Esporlas, Jim. Ficoideas. Mesembryanthenum nodiflorum L. Orillas del mar, Palma, Campos, Ibiza cerca de las Salinas. May. 152. M. crystallinnm L. Espontáneo en Menorca. (Rodr.) Umbelíferas, 153. Baucus mauritanicus L. Hendiduras de las peñas, Génova, Andraitx, murallas de la ciudad de Ibiza. May. 154. (Maya- marítima Koch. Arenales marítimos, Palma, San Juan de Campos. Abr. 155. Turgenia latifolia Hoffm. Malí. Llapasió. Bara cerca de Palma. 156. Toriiis helvética Gmel. Comen en los campos de Mallorca. May. * Bífera testiculata DC. Portopi, Torre den Pau. Maíz. 157. B. radians Bieb. Campos cultivados, Andraitx, Felanilx. Abr. 158. Selinum carvifolia L. Puig de Torrella. Jul. 159. Pastinaca sativa L. Malí. Xerovia. Cultivada, 160. Bupleurum petrseum L. Malí. Claveller de penal. Montes de Fornalutx, S’Escrop. Jul. 315 16Í. B. glaucum Rob. et Cast. Bellver, Prat. cerca de la Casa Blanca. May. 162. Pimpinella Anisum L. Malí. Anis. Cultivado. Jun. 163. Ammi Visnaga L. Malí. Visnaga, Escuradenls. En los campos: Montuiri, Manacor, La Puebla, Santa Marga- rila. Jul. A. majus L. Malí. Fonoyassa blanca. Común en los campos. Jun. 164. Helosciadum nodiflorum Kocli. Malí. Ga- lassa. Acequias, Palma, Andraitx, La Puebla, May. 165. Antliriscus vulgaris Pers. Sierra de Alfabia. May. 166. Smyrnium perfoliatum L. En las Baleares. (1)C. Prod. 1Y.) Caprifoliáceas. 167. Sambucus nigra L. Malí. Saaguer, Saüch . Se- tos y caseríos. May. 168. Lonicera pyrenaica L. Puig de Torrella, Puig Mayor. Puig de S’Arvacay. May. 169. L. Periclymenum L. Menorca. (Cursach.) Rubiáceas. 170. Galium verum L. Menorca. (Cursach, Ra- mis.) 171. G. decolorans Gren. et God. Montes de Llueh, S’Escrop. Jun. 172. G. Mollugo L. ( v . arislatum.) Génova, Esporlas, Deyá. May. 173. G. palustre L. Lagunas de la Puebla y de Al- cudia. May. 174. G. Aparine L. Malí. Rébola de Horlolá. Setos, orillas de los campos, Palma, Andraitx. Marz. G. múrale All. Palma, Valldemosa, Deyá, Lluch. Abr. 316 175. Asperula laevigata L. Parages húmedos, Esta- bliraents, Felanitx, Lluch, Soller. May. * A. arvensis L. En los campos, Palma, Felanitx, An- draitx. Abr. * A. cynanchica L. Bellver, Lluch, Llosela, Soller. Abr. 176. Crucianella marítima L. Arenales marítimos, Palma, Arenal de Noseras. May. 177. C. latifolia L. (o. monspeliaca .) Terrenos secos, Andraitx, Esporlas, Deyá, Valldemosa. May. Valerianeas. 178. Centranthus orbicularis Dufr. Colinas de Arta. Marz., Abr. 179. C. ruber DC. Malí. Valeriana. Paredes próximas á los sitios donde se cultiva. Abr. Dipsáceas. 180. Dipsacus sylvestris Mili. Malí. Pinta de Mo- ro. Sitios húmedos, Palma, Esporlas, Dayá, Lluch, Arlá. Abr. 181. Cephalaria Syriaca Schrad. (v. pedunculata.) Sierra del Teix, montes de Fornalutx, S’Escrop, Single-Yerd. Ag. 182. Scabiosa stellata L. Bellver, Font-Santa. Abr. 183. S. succissa L. ( V. S. in herb. Trias.) * S. crética L. Hendiduras de las peñas, Andraitx, Valldemosa, Deyá, Caymari, Lluch, S’Escrop, Bañalbufar. May. Synantereas. i - , . 184. Lynosiris vulgaris DC. (Richard.) 185. Srigeron canadense L, Comunísima en el llano de Mallorca y de lbiza. 317 186. Aster Tripolium L. Albufera de Alcudia en Menorca (Rod.) May. 187. Senecio viscosus L. Menorca. (Rodr.) 188. Artemisia arborescens L. Malí. Donsell. Hendiduras de las peñas, Puig de San Miguel, en Montiuri y Menorca (Rodr.) May. 189. A. Absinthium L. Malí. Donsell. Común en los caseríos. May. 190. Leueanthemum montanum DO. (Weyler.) 191. L. Parthenium God. et Gren. Malí. Confits, Bolons de plata. Subesponlánea y cultivada. May. (Se continuará.) B18 VARIEDADES, Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales. Terminado en el dia de ayer el plazo para presentar Memorias optando á los premios propuestos por esta Real Academia para el presente año de 1867, según el programa que se publicó en la Gaceta de 8 de abril de 1866, se anuncia al público el número de Memorias presentadas, con los lemas que las distinguen y fecha 'de presentación, en la forma si- guiente. PRIMER TEMA. « Describir detalladamente todos los métodos que pueden emplearse para calentar y ventilar grandes edificios ó habitaciones en que deban reunirse muchas personas: comparar los diferentes métodos , dando la preferencia á uno de ellos en general ó en cada caso particular; presentar todos los cálculos necesarios, y acompañar un estudio para la aplicación de este adelanto en algunos edificios de España , con los dibujos necesarios y todo lo que se crea conveniente para que el trabajo pueda contribuir á generalizar en nuestro pais una mejora tan importante .» Se han presentado dos Memorias sobre dicho tema. Núm. 1. Entregada en Secretaría en 25 de abril de 1867, con el lema: «Nadie desconoce la importancia de la higiene de la alimentación, y ¿no es el aire uno de los eleínentos esenciales para la vida? Núm. 2. Entregada en 29 de abril de 1867 con el lema: «La ventilación de las habitaciones es siempre necesaria para su salu- bridad; su calefacción, solo lo es en algunos casos.» SEGUNDO TEMA. a Determinación de los coeficientes de resistencia elástica y rotura de las principales maderas de construcción en las diferentes provincias de España , teniendo en consideración el estado de mayor ó menor humedad, la edad de los árboles de que se han sacado las piezas experimentadas, la parle del árbol á que pertenecen, y las demás circunstancias que puedan influir en las citadas resistencias .» 819 TERCER TEMA. « Describir las rocas de una provincia de España y la marcha pro- gresiva de su descomposición, determinando las causas que la producen , presentando la análisis cuantitativa de la tierra vegetal formada de sus detritus; y cuando en todo ó en parte hubiere sedimentos cristalinos se analizarán mecánicamente, para conocer las diferentes especies mine- rales de que se compone el suelo, asi como la naturaleza y circunstancias del subsuelo ó segunda capa de terreno; deduciendo de estos conoci- mientos y demás circunstancias locales , las aplicaciones á la agricultura en general , y con especialidad al cultivo de los árboles.» No se han presentado Memorias optando á los premios relativos á estos dos temas. Madrid 2 de mayo de 1867.— El Secretario perpetuo, Antonio Aguilar. Modo de utilizar los productos de los mataderos. Hace algún tiempo que se ha introducido un nuevo género de comercio en la provincia de Limbourg, especialmente en las cercanías de Saint-Trond. En una granja de considerable extensión, que dista una media legua de la villa, ha construido el propietario un gran corral, en el que ha echado 2.000 gallinas. El alimento que se da á estas aves es la carne de caballo. El propietario Mr. C., compra cada semana dos ó tres caballos que se des- pedazan y se cuecen para hacer caldo. Este se da á un ciento de puercos, que parecen muy satisfechos con esta especie de potage, y que engordan perfectamente con el uso del tal alimento. La carne de caballo cortada en pedazos se da á las gallinas. Por último, los huesos se venden á las fá- bricas de azúcar de las cercanías para fabricar negro animal. Los huevos que ponen éstas gallinas se venden allí á 6 céntimos, y se remiten á Inglaterra. Las gallinas que no ponen se venden también á mucho precio. Por nuestra parte deberemos decir, que hay distritos en Francia que no quieren comer la carne de caballo, ni los huevos ni gallinas de que hemos hablado; y la simpleza de tan pobres ignorantes es tal, que aun- que se alimentan con carne de puercos que comen excrementos huma- nos, no quieren usar legumbres que se hayan cultivado en un terreno abonado con caldos 6 con carne de caballo. Carne de caballo. Nunca puede decirse que se haya revelado mejor la variabilidad del carácter francés, que con motivo de la intro- ducción de la carne de caballo en la alimentación pública. Es realmente imposible formarse una idea de la rapidez con que se ha modificado la opinión pública respecto de este punto. Lejos de ex- perimentar, como podría suponerse á primera vista, repulsión respecto de un alimento nuevo, cuyo uso habían proscrito hasta ahora nuestros hábitos y costumbres, se ha familiarizado el público desde los primeros dias con aquel, hasta tal punto que, á pesar de su abundancia, la carni- cería hipogáfica no puede satisfacer á todos los consumidores. 320 En el dia la afición es general, y se ha desarrollado tanto entre todas las clases de la sociedad, que ha sido preciso adoptar algunas medidas para que el servicio de la carnicería se haga con el debido orden; y gracias á los agentes de la autoridad, que contienen á la multitud, el pueblo de París puede satisfacer su gusto por la carne de caballo, que por espacio de tanto tiempo ha permanecido ignorado. El consumo de salchichón á 60 céntimos cada medio kilogramo, es enorme. Lo que sobre todo puede dar confianza al comprador, es saber que ningún cuadrúpedo se mata sin que se haya examinado bien antes, y se haya declarado á propósito para la alimentación por el veterinario ins- pector nombrado al efecto por la Administración. Editor responsable, Ricardo Roiz. N.” 6.“— REVISTA DE CIENCIAS. — Junio de 1867. CIENCIAS GEOMETRIA SUPERIOR. Introducción á la Geometría superior; por el Sr. D. José Eghegaray, individuo de la Real Academia de Ciencias. [Continuación.) Pero el problema no solo es posible , sino indeterminado; es decir, que sea cual fuere la posición de las recias LJ\ LI ( fig . 59 bis), siempre las bl, M M\ y J’ b concurrirán en un punto. En efecto, el punto 1 y el infinito de LM' son conjugados; también lo son 31 y 3f; L lo es consigo mismo; y el infinito de LI con /; luego la relación anarmónica de I, 31, L, oo, será igual á la de o©, M' , L y Jr: pero los dos puntos L coinciden, por lo tanto [Num. 29), las rectas bl o©, MM\ bL, bf o©, que los unen dos á dos, concurrirán tam- bién, sea cual fuere la inclinación de LI, L f . Demostrado ya que es posible dar á las dos figuras ho- mográficas la posición que se indica en la figura 59, solo resta probar que cada dos puntos homólogos r, r ’ (por ejemplo), están en línea recta con el punto O. Tracémosla recta Src, y su homologa c'p': puesto que SO e s paralela al sistema armr, b’ n será paralela á 21 TOMO XVII. 322 cp': luego las tres rectas So, Se y c' p están en un plano, y en el mismo se halla la rr : falta probar que pasa esta última por O. Sea p el punto de intersección de Se con MM, y p’ su homólogo, que estará sobre c p y Mr M\ Los cuatro puntos c . r, p, S, son conjugados de c, r' , p\ y el infinito, y sus relaciones anarmónicas son por lo tanto iguales: además c y cr coinciden, luego ( Núm . 29) las rec- tas rr, p,p y oSoc concurrirán también en un punto, es decir, que rr pasa por el punto O, intersección de las otras dos. Observaciones. En la fig . 59 se ve claramente: 1. ° Cómo la recta 11 del primer sistema es conjugada con el infinito de la segunda figura. 2. ° Cómo del mismo modo T T es conjugada con el infi- nito de la primera. 3. ° Cómo las rectas MM, M' ftí son paralelas á 11 y rr. Y 4.° Cómo á las rectas concurrentes Sa, Sb , Se corresponden las paralelas a m , b'rí, c p La demostración precedente da además el medio de colo- car dos figuras homográficas de modo que una de ellas sea perspectiva de la otra. El problema admite iníinitas solu- ciones. Núm. 126. Resulta del teorema precedente, que la trans- formación homográfica no es en el fondo otra cosa que la transformación cónica. Resulta además que la línea homográfica de una recta, es otra recta; la de una cónica , otra cónica; y en general, que dicha transformación no altera el grado de las líneas: consecuen- cia á que también conducen las fórmulas de transformación. Núm. 127. Puesto que para establecer la homografía de dos sistemas, basta fijar correspondencia entre cuatro puntos a, b, c, d del primero y otros cuatro a, b', c\ d' del segundo, dedúcese que dos cuadriláteros arbitrarios abed, a b’ c d' siempre pueden considerarse como dos figuras homográficas, y siempre por lo tanto podrá uno de ellos ser la perspectiva del otro . 323 Núm. 128. El teorema anterior aún puede presentarse bajo forma de problema en los siguientes términos: Colocar dos cuadriláteros abcd , ab'cd\ de modo que sean secciones de un mismo ángulo sólido. Las consideraciones de los ( Núms . 116 y 123) resuelven este problema por completo. XIV. — Casos particulares de figuras homo gráficas. Núm. 129. I. Sistemas homográficos en que hay dos rec- tas homologas situadas en el infinito. Si suponemos que en la fig. 39 se aleja el punto O del espacio finito en una direc- ción cualquiera, oblicua respecto á los planos coordenados, las rectas 77, T T se alejarán indefinidamente de ZZ, y cuando el punto O llegue al infinito (perdónesenos este modo de espresarnos en gracia á la brevedad), la recta II conjugada con el infinito de la segunda figura, se hallará en el infinito también; así como la recta / f de la segunda figura conju- ; gada con el infinito de la primera, se habrá trasladado al infi- nito de dicha segunda figura. En resumen, todo punto del infinito en cada figura tiene | su conjugado en el infinito, como puede comprobarse directa- 1 mente. Cuando esta hipótesis se verifique, las rectas proyectantes | serán paralelas, y la proyección cónica se habrá transformado ! en proyección cilindrica. Así pues, las proyecciones cilindricas son casos particulares | de las figuras homográficas. Núm. 130. Las ecuaciones generales de la homografía se simplifican en este caso notablemente En efecto, la ecuación de la recta 77 es ' 1 ~o, y para que dicha recta se traslade al infinito, es necesario 324 que sus coordenadas al origen JL _ J_ a ’ ¡í sean infinitas: es decir, ol = o , = Los valores de x\ y' se convertirán en x' = ax + by + c ; y' =a' x + 6' y + cf . Pero en esta misma hipótesis la ecuación de la recta J' J' (a.b — a$)y +(arp — a b')x + (ab' — a ó) — o se traslada al infinito, puesto que a b — a (3 y a'P — a 6r se reducen á cero para a=:o, p = (esceptuando el caso par- licular aó' — ab — o), luego los valores de x, y serán de la forma x = aix’ ’\~biy' + c, ; y = a\x + b\y + c\. Núm. 131. Hemos escepluado el caso particular ab' — a! b = o; y en efecto, cuando se verifica esta relación es imposible des- pejar x é y en función de y de las ecuaciones x = ax-\- by-\-c; y =ax + b' y + c\ y no existen por lo tanto dos sistemas de puntos conjugados dos á dos. Mm. 132. Fácil es comprobar las relaciones analíticas precedentes, deduciéndolas de la proyección cilindrica. Sean A y A' (fig. 60) dos figuras planas, deducidas una de otra por proyecciones cilindricas, y oS la dirección de las líneas proyectantes. Tracemos en el plano A A dos ejes coordenados ox , oy; y sean o x\ o’ y sus proyecciones sobre el plano A’ A’: es- cojamos dichas líneas o x , o y como ejes coordenados de la figura A'Ar. 325 Las ordenadas ap y a p tendrán una relación constante, independiente de la posición del punto ar y dependiente tan solo de la dirección del eje oy, ó del eje o y\ En efecto, si corlamos el plano ap a1 p' por un plano A" A" perpen- dicular á la dirección oS, tendremos a" p" — a'p tang. [y, A"); anp" = ap tang. (y, A,f); de donde ap tang . (y\Aff) a' p ~ ' tang. ( y , A") constante (dependiente de las direcciones oy, oy), ó en general, y despejando y = -y- Análogamente tendremos ®'=— s. Si ahora cambiamos de ejes en el plano AA, por ejem- plo, resultará y — mXi + ny{-\-p ; x—m'xi + + p, y sustituyendo en y ,x , r 1,1 , « \ r t n i a , Vi .v + x; * -7*, + 7*,+7 que es la forma general del número 130. 326 Niím. 133. En este caso particular de la homografía es claro: 1. ° Que á rectas paralelas corresponden rectas paralelas también. 2. ° Que las rectas homologas quedan divididas en partes proporcionales por los puntos homólogos. Y 3.° Que la relación de las áreas homologas es constante, é inversa de la de las tangentes de los ángulos [A, A"], [A\A”J. Núm . 134. II. Caso particular. Cuando coinciden las rectas II, I' I' , asi como los puntos de ambos sistemas dos á dos , pero recíprocamente. Precisemos ante todo la naturaleza de los sistemas homo- gráficos que nos proponemos estudiar. Ambos sistemas se hallan situados en un mismo plano; se superponen exactamente, de tal modo que cada punto A es doble; y por último, si consideramos á dicho punto A ó [a, ¿r], ya como perteneciendo al primer sistema, y determinamos su conjugado a en el segundo; ya como formando parte del segundo sistema, y determinamos su conjugado b en el pri- mero, los puntos a' y b coinciden en uno solo A'. Esto mismo se verifica para lodos los puntos del plano. La definición precedente es análoga á la de la involución , y puede presentarse bajo esta otra forma: Dados en un plano tantos pares de puntos como se quiera, A, Ar; B, B' ; C,C la relación anarmónica de cuatro puntos cualesquiera en línea recta es igual á la de sus con- jugados: y en general, la figura formada por varios de estos puntos será homográfica de la formada por los correspon- dientes. Demostremos ante todo la posibilidad de tal sistema. Imaginemos dos planos LL II, LLJ'J' (¡ig. 61), que se cortan según LL, y un punto O , como punto de vista, en el plano bisector OLL del ángulo diedro formado por dichos planos. Sea a un punto del plano LLII: para determinar su homólogo en el plano de la segunda figura, tracemos la recta O a hasta que corte en a al plano /' J' LL, Si imaginamos la 327 recta Ob' b, simétrica con Oaa 1 por relación al plano bi- sector, esta recta determinará dos puntos conjugados b\ b . Ahora bien, haciendo girar al plano LL1I alrededor de LL hasta que se confunda con el plano LLJ'J es evi- dente: 1. ° Que se confundirán las rectas 11, J1 J\ 2. ° Que se confundirán asimismo a y b' ; a ' y b. Y como otro tanto puede decirse de los demás puntos del sistema, queda plenamente comprobada la definición. Observación. Del mismo modo que en las involuciones rectilíneas tenemos aquí dos sistemas geométricamente igua- les, y que por lo tanto pueden superponerse; pero que, por estar agrupados los puntos según ciertas reglas de orden y correspondencia, son esencialmente distintos, si bien gozan de todas las propiedades que hemos demostrado para la homo- grafía. Aquí como allí, todo punto es doble, y los acentos no de- terminan cada sistema en particular, sino el orden de agru- pación ó correspondencia. Asimismo, los puntos conjugados con el infinito en uno y otro sistema, — que son los que forman las rectas 11, //— coinciden, como en la involución recti- línea coincidían los / é 1 formando el centro; por último, así como en dichos sistemas rectilíneos había puntos dobles reales ó imaginarios, hallaremos aquí también rectas dobles. Núm. 135. Sea (fig. 62) un sistema en involución, y con servemos las denominaciones de la (fig. 61). Hemos puesto en o dos letras o y o', para indicar que este punto es el resultado de la superposición de o y o' (fig. 61), pero gene raímente solo lo designaremos por o. Una observación análoga debemos hacer respecto á la rec- ta 11 ó fJf (fig. 62). Si representamos por a un punto del sistema, fácilmente se hallará su conjugado a’. Observando que a está en la línea orna, y en la perpendicular la á LL, deduciremos la siguiente construcción. 1. ° Trácese o a hasta que corte á LL en 1. 2. ° Bájese am perpendicular á LL. 3. ° Levántese la! perpendicular á dicha recta LL, 328 Y 4.° Búsquese el punto de intersección de las rectas om y la: este punto a será el conjugado de a. Observación. Considerando á ZZ como la línea de tierra, la construcción precedente es la misma que para hallar las trazas de una recta cuyas proyecciones se conocen. Núm. 136. Si aplicamos la construcción precedente á puntos situados sobre la recta LL, hallaremos los mismos puntos: la recta LL es doble, y cada uno de sus puntos es doble también, es decir, que se confunde con su conjugado. Si aplicamos la misma construcción á puntos de la recta oy , obtendremos para conjugados puntos distintos, pero situa- dos en la misma recta. Es decir, que dicha recta es doble, pero no lo son sus pun- tos (1). Por último, trazando la recta L’ L paralela kilo f J\ y á igual distancia de esta que Ja ZZ, todo punto de dicha recta L L tendrá su punto conjugado sobre la misma recta. La línea ZrZ' es pues doble , pero no lo son sus puntos. En efecto, sea b el punto propuesto: para hallar su con- jugado deberemos, aplicando la construcción general, bajar bn perpendicular á ZZ, prolongar ob hasta kt y por este punto levantar hb' perpendicular también á ZZ: el punto b\ intersección de on y kb\ será el correspondiente de b. La recta ZZ' no es otra cosa que la superposición de las dos rectas según las cuales corta á los planos coordenados de la fig. 61 un plano trazado por o, perpendicularmente al plano bisector y paralelo á ZZ. Núm . 137. Deduzcamos de aquí las ecuaciones de la in- volución. Tomemos á este fin por ejes coordenados las rectas ox Y oy. (1) Al decir que los puntos de o y no son dobles, nos referi- mos á Ja involución, y queremos significar que dado un punto, su conjugado no se confunde con él: por lo demás, si al sistema en involución le consideramos como el resultado de super- poner dos sistemas homográficos, claro es que todo punto del plano es doble. 329 Tendremos, adoptando las notaciones, op—x, pa=y , op’—x, p’a=y', p l— constante— d, ap _ 0>' . OJO o jor ó bien jl = A- X x' I de donde se deduce r _ dx r dx d2 x ~ y y ~~ a ~~ y En resúmen, las fórmulas fundamentales serán i r dx , d2 X~T’ y~T que están comprendidas ambas en las generales de la homo- grafia. Núm. 138. De las fórmulas generales , ax-\-by-\-C' , ax + b’y 4- c' x O.X + $y + 1 ’ ^ a¿í?-["p2/ + l podemos deducir las precedentes con suma sencillez. Puesto que los infinitos de ambos sistemas coinciden siem- pre, es claro que deben coincidir las rectas II, J'J’: lome- mos dicha recia por eje de las x, en cuyo caso en vez de mp p a op op y\ x x olx + y + 1, 330 que representa el primer miembro de la ecuación de //, de- beremos escribir solamente y. Resultará pues ax-^-bif^c r a x + b' y + c' x = — ~ ; y = 1 (1) y 9 y Para que los dos sistemas homográficos superpuestos se hallen en involución, es necesario y suficiente que al deter- minar x , y en función de x , y , las fórmulas que obtenga- mos sean idénticas á las (1), porque de este modo, cuando consideremos al punto (x, y) como formando parle del pri- mer sistema, hallaremos para las coordenadas ( x\ y) del cor- respondiente en el segundo f ax-{-by-\-c , ax -\-b'y-\-c x — ~ 1 <, y — i y y y cuando, por el contrario, consideremos á (x, y) como punto del segundo sistema, su correspondiente xu y{ en el primero vendrá dado por las mismas fórmulas ax+by-\-c\ ax + b'y- \-c' r ? y i — (I y) y con lo cual (xit y 4), y (x\ y) coincidirán. Debemos pues despejar x é y de dichas ecuaciones (1 , con lo cual obtendremos c’x — cy' — c'b + cb' ay' — a x — abfJ[-ab ac — a c ay' — a x — ab' -\-a b (2) é identificar después los sistemas (!') y (2), 331 Tendremos, efectuando estas operaciones, a ab — a b c c — o ; — o ; a == — ; b — , a a a a cb' — c'b \ — o ; b’ — o; c a c — a c ó bien a=o; b' — o; a2 = c ; ab — — c. Las fórmulas (1) quedan reducidas á la forma x ax + b y + c ÍJ (t"> Si conservando para eje de las x la recta II cambia- mos la posición y la dirección del eje de las yt deberemos sustituir en (1") por x é y sus valores dados por las fór- mulas de transformación y = nyt ; y resultará , aoiz+zaxi + am #i + bny{ -\-c , a 2 ny , ^ ny{ y determinando las indeterminadas a, rn, n por las condi- ciones aa. -f- c = o am-\-bn = o 332 resulta finalmente a a2 n * ; , u y* ' y * formas idénticas á las del iVwm. 137 si se hace w=1. iVwm. 139. Sea cual fuere la inclinación de los planos LL11, LLJ' J' ( fig . 61), las rectas a’ a que unen pun- tos homólogos, siempre concurrirán en un punto O variable de posición, luego en el límite concurrirán también; por lo tanto todas las rectas a a (fig. 62) son concurrentes. La posición del punto de concurso se determinará fácil- mente, porque es la posición límite del vértice O en el rombo NoOo (fig. 61), cuando No y No r coinciden: basta para ello tomar oS=oN ( figs . 61 y 62). Veremos en breve que esta circunstancia corresponde á las figuras homológicas, y que por consiguiente la involución de los sistemas es un caso particular de la homología. Num. 140. Puesto que entre las ordenadas y é y de dos puntos correspondientes se verifica la relación yy’—d\ ó bien oAxoA'=: constante, resulta que los puntos A, A'..... forman sobre el eje de las y una involución cuyo centro es o, S y N los puntos dobles. Por otra parte toda involución es proyectiva, y cuando las líneas proyectantes son paralelas la proyección del centro es el centro de la proyección; luego si sobre la recta Saa , por ejemplo, determinamos los puntos homólogos a, a ; c , podremos considerar al sistema rectilíneo S , s, c, a, a\ c\ oo como la intersección del haz paralelo SoCAA'Co o por una secante Sc\ y por consecuencia dicho sistema estará en involución: su centro será s, y sus puntos dobles S, r. Núm. 141. Resulta de lo dicho, que podremos consi- derar engendrado al sistema de la fig. 62 por la rotación de la recta S C alrededor de S y por el cambio de forma de la involución situada sobre dicha secante, de suerte que cada punto describa una perpendicular á la posición primi- tiva SC’. 333 Nótese que los puntos homólogos pueden agruparse de dos maneras: 1. ° Sobre rectas concurrentes en S. 2. ° Sobre paralelas homologas A, A'; C, C Núm. 142. Las consideraciones que preceden, dan un nuevo método para determinar el punto homólogo a de un punto dado a. Basta trazar: 1. ° La secante Sa. 2. ° La recta a A paralela á 11. 3. ° Determinar el punto A' homólogo A y la recta AV paralela k A a. La inlerseccion de las rectas Sa y A’ a determinará el punto buscado. (Se concluirá.) CIENCIAS FISICAS. QUIMICA APLICADA. Nuevo método de dorar y platear por medio de amalgamas , sin peligro para los obreros. Nota de Mr. H. Dufresne. (Comptes rendus, 2 abril 1867.) Los procedimientos comunes para dorar por medio del mercurio producen, como es sabido, desastrosos efectos para la salud de los obreros. Los métodos galvánicos suprimen estos accidentes; y como permiten extender sobre el cobre ca- pas muy delgadas de oro ó de plata, han llegado á ser de uso tanto más general, cuanto que con poco gasto producen un buen efecto. El dorado hecho de este modo es de bastante duración en la mayor parte de los casos; no obstante, cuando se trata de piezas que se destinan á un uso frecuente, ó cuyo valor se realza por la mano del artista ó del cincelador, es necesario volver al uso del mercurio, á fin de cubrirlas de capas de oro ó de plata bastante gruesas y adherentes para que la solidez pueda desafiar al tiempo. Con este objeto he sometido hace algunos años al juicio de la Academia, procedimientos de dorado y adamascado para los cuales pedi privilegio de in- vención, únicamente por conservar estos procedimientos pa- 335 ra el arte, é impedir que se vulgarizasen en provecho de una ornamentación mercantil y sin gusto. El nuevo método de dorado y plateado que someto hoy á la apreciación del Instituto, pone la salud de los obreros fuera de todo peligro, aunque el mercurio sea su elemento esencial y asegura su solidez. Por esta vez no quiero* hacer reserva alguna en favor de propiedad personal, y me consi- deraré por muy feliz si el uso de mi procedimiento puede preservar en todos los países, á los obreros que trabajan las sustancias de oro y piata. Los antiguos métodos, á pesar del gran progreso que en ellos introdujo Mr. Darcet, que fué el primero que indicó el uso de forjas de gran tiro y bastidores con vidrios, dejaban todavía subsistente un gran peligro, cual es el que proviene de la absorción de las sales mercuriales por la piel. Los obreros que doran el cobre ó el bronce se ven obli- gados á amalgamar las piezas antes de cargarlas de la pasta de mercurio y oro, y para ello las cubren por medio del útil apropiado con un nitrato de mercurio muy ácido, que se llama gas en términos de taller. Este trabajo largo y difícil hace penetrar en las manos y sobre todo debajo de las uñas, can- tidades notables de la sal venenosa, la cual con el tiempo produce las más funestas perturbaciones, el temblor nefrítico, la alteración de la vista y la debilidad de las facultades inte- lectuales. Cuando operan sobre la plata, los doradores al mercurio, lo mismo que los de pila, no pueden usar el nitrato de mercurio, que llevaría consigo la alteración de las piezas por la forma- ción del nitrato de plata; pero el procedimiento á que han recurrido causa á su salud perjuicios muy graves aunque de otra naturaleza. Operan del modo siguiente. Ponen un bra- sero muy encendido, y el obrero con el brazo desnudo para no quemar sus vestidos, y las manos con guantes, que gene- ralmente se hallan saturados de productos mercuriales, tiene la pieza que se va á dorar en la mano izquierda, calentándola lo más que puede, y al mismo tiempo con la mano derecha estiende la pasta de mercurio y oro, frotando fuertemente á veces por espacio de dias enteros. 336 La mayor parte de las veces hay que quitar la cubierta de vidrio de la forja para que el dorador pueda fácilmente dis- tinguir las partes rebeldes á la amalgama; y con frecuencia se necesita más de una hora para hacer tomar el mercurio aun- que sea á un objeto de pequeñas dimensiones. Sin embargo, el obrero, cuyos poros se hallan abiertos por la traspiración, se expone á los vapores de mercurio si la forja lira mal, ó á un enfriamiento repentino si tira bien. Generalmente sucum- ben á semejante trabajo aun los hombres de constitución más robusta, y casi todos son atacados de temblor nefrítico. El dorador en cobre puede resistir mucho tiempo, pero el dora- dor en plata es rápidamente víctima de su profesión. Para remediar estos inconvenientes, aun conservando al dorado en metal la solidez que solo el uso del mercurio puede darle, he aquí el método que propongo, tanto para el cobre como para la plata, rechazando el uso del nitrato de mercurio ácido, llamado gas por los doradores. Tomo las piezas en cuanto están bien limpias, y ponién- dolas en el polo positivo de la pila, las sumerjo en un baño de sal mercurial que se hace completamente básico. Para formar este baño, neutralizo el nitrato de mercurio ácido con el fos- fato y carbonato de sosa, y después añado cianuro de potasio, como si se tratase de un baño de oro. La pieza se cubre de una capa espesa de mercurio. La sumerjo entonces en un baño de oro ó de plata lo más rico posible, sin desprenderla del conductor. Cuando la capa gal- vánica es suficientemente gruesa, la sumerjo por segunda vez en la disolución mercurial bajo la influencia de la corriente galvánica, y se cubre de mercurio. Se lava en seguida la pieza y se pone en la forja, en la cual se abandona después de ha- ber cerrado la cubierta de vidrio hasta abajo. El obrero pue- de entonces retirarse, y efectuarse la evaporación del mer- curio sin que sea necesaria su presencia. No se necesita en toda esta operación, ni tocar la pieza ni limpiarla, y de este modo se obtienen objetos dorados ó plateados que es imposi- ble distinguir, tanto por la solidez como por el aspecto, de los que se han tratado por los antiguos métodos, pues es un ver- dadero dorado al mercurio el que se ha verificado, y la opera- 337 cioti se ba hecbo sin peligro para el obrero. Se obtiene, se- gún se quiera, el mate, el bruñido, el color verde y el rosado; lodos los efectos del dorado al mercurio y los del dorado á la pila. Pueden obtenerse en una misma pieza partes en que haya bronceado, plateado ó dorado, puesto que es muy fácil sus- traer á la acción del dorado las porciones que se quiera con el método eléctrico, mientras que con ios antiguos métodos, para sustraer de la amalgama las partes que se desea dejar libres, es necesario protegerlas por espesas capas sucesivas de cola y de albayalde, lo que hace imposible la producción de detalles muy delicados. Por último, en el caso en que se quiera recurrir á los an- tiguos métodos, se tendría un gran progreso y se realizaría una economía de tiempo y dinero, haciendo la amalgama por medio de la pila y los baños básicos. QUIMICA FISIOLOGICA. Sobre la leche artificial; por Mr. Liebig. La gran mortalidad de los niños en el primer año de su edad, especialmente en las grandes ciudades, ha llamado se- riamente en estos últimos años la atención de los médicos franceses. Análogas observaciones se han hecho en Alemania, y los cuadros estadísticos del gran ducado de Badén, publicados por Mr. Dietz, suministran dalos irrecusables acerca del he- cho, de que la mortalidad de los niños es relativamente mayor en los parages en que la madre se ve obligada á contribuir con su trabajo al sostenimiento material de la familia. Así es que en la llanura comprendida entre la Selva-Negra, el Oderwald y el Rhin, cuya región es muy fértil, la mortalidad TOMO XVII. 22 338 es de 15 á 18 por 100, y en los parages montañosos de la misma Selva-Negra, en que los medios de subsistencia se ad- quieren con más dificultad, aumenta hasta 42 por 100 en el primer año. La misma progresión se observa en Baviera. Muchos médicos alemanes consideran la alimentación de los niños por medio de la papilla común hecha con leche y harina, como una de las causas que producen tales resul- tados. La composición química de la harina de trigo es en efecto tal, que explica de una manera evidente su acción perjudicial sobre la higiene de los niños; tiene una reacción acida, y deja, después de la incineración, fosfatos ácidos, que no pueden producir en la digestión la cantidad de álcali ne- cesario para la formación de la sangre. Habiendo tenido que pensar hace dos años y medio en buscar un alimento á propósito para dos nietos mios, á los cuales no podían criar sus madres, he emprendido una série de experimentos para buscar un alimento más adecuado que la papilla á las necesidades del niño. Se comprende muy bien cuántas dificultades ofrece la ali- mentación de los niños, privados de la leche materna ó de una buena nodriza, cuya elección es además difícil, y ofrece por lo común otros peligros para la alimentación. En efecto, los alimentos que se dan á dichos niños no ofrecen nunca el valor nutritivo de la leche de mujer. La composición de la leche no es constante; las propor- ciones del cáseo, del azúcar de leche y ele la manteca, varían, como es sabido, según los alimentos empleados por la ma- dre. He tomado como base de mi preparación la composición de una leche normal de mujer, analizada en Guissen por Mr. Haidlen, y de la que 1000 partes contenían 31 de cáseo, 43 de azúcar de leche y 31 de manteca. Las sustancias plás- ticas y las que producen el cálor se hallan en esta leche en la proporción de 10 á 38; en la leche de vacas con crema, como de 10 á 30; y en la leche sin crema, como 10 á 25. En la preparación en que me he fijado empleo leche sin crema, harina de trigo, cebada germinada y bicarbonato de potasa. No puede decirse que el almidón en la papilla común sea poco á propósito para alimentar al niño, pero de seguro, 339 por su transformación en azúcar en el estómago, impone al organismo de la criatura un trabajo inútil, que puede evi- tarse, por el contrario, trasformando previamente el almidón en azúcar y dextrina soluble. Esta consideración explica el uso de la cebada germinada ó malta en la preparación de la leche artificial que propongo; y es también importante que la consistencia del alimento sea tal que pueda administrársele al niño por medio de un biberón. Para la preparación de la leche artificial se hierven 1G gramos de harina de trigo con 1G0 de leche sin crema, hasta que la mezcla se trasforme en una papilla homogénea; se separa en seguida del fuego y se añaden inmediatamente des- pués 16 gramos de cebada germinada, que deberá primero molerse en un molino de café, y mezclarse con 32 gramos de agua fria y 3 de una disolución de bicarbonato de potasa, he- cha con 11 partes de agua y 2 de bicarbonato. Después de añadir la cebada germinada se pone la vasija en agua caliente, y se coloca en un parage también caliente, hasta que la papilla haya perdido su consistencia espesa, y (¡uede suave y líquida como la crema. A los quince ó veinte minutos se pone todo otra vez al fuego, se hierve algunos momentos, y se hace después pasar la leche por un tamiz es- peso de seda ó cerdas, que retenga las sustancias fibrosas de la cebada. Antes de dar dicha leche al niño es bueno dejarla en reposo, para que deposite las sustancias fibrosas y finas que quedan en suspensión. La leche artificial preparada de este modo contiene los elementos plásticos y respiratorios, poco más ó ménos en la proporción de 10 á 38 como la leche de mujer, y hervida se conserva en el verano por espacio de veinticuatro horas, teniendo una concentración doble de la que tiene la leche de mujer. Los padres de mis dos nietos son médicos, y por consi- guiente se hallan en aptitud de apreciar perfectamente los efectos de la leche artificial que propongo; y contando con su asentimiento, después de haber adquirido por una experien- cia de seis meses la convicción de que dicha leche constituye un medio perfecto de alimentación, he publicado la descrip- 340 cion de su preparación y los principios en que se funda en mis Amales de Chimié, l. CXXXIII, sin haberlo dado por el pronto gran importancia; pero después de esta época me ha llamado la atención la necesidad que había de buscar un ali- mento de esta clase, cuando he visto nacer en Alemania, en Inglaterra y en los Estados-Unidos de América, unos cin- cuenta establecimientos que venden una mezcla de cebada germinada y de bicarbonato de potasa ó de harina, y la mis- ma cebada y bicarbonato preparados según mis prescripcio- nes. Esta preparación se introduce en el comercio con el nombre de sopa ó alimento para los niños. Para dar una idea de lo mucho que se ha generalizado la preparación de la referida leche artificial , bastará mencio- nar el prospecto de una sociedad que se formó en Londres bajo la protección del marqués de Townshend, y en la que el comité comprende como miembros ocho de los más eminen- tes médicos de los hospitales de Londres. Esta sociedad hace preparar en grande el alimento, y le distribuye á un precio muy módico á las familias pobres. Según los informes del Dr. Wallher y del Director de la casa de maternidad de Munich, el Dr. Hecker, la leche arti- ficial de que se trata se administra con gran resultado en muchos casos de dispepsia y de enfermedades del estómago en los adultos. El Dr. Vogel de Munich, que se ha ocupado particular- mente en el tratamiento de las enfermedades de los niños, ha encontrado al principio muchas dificultades para introducir la leche artificial en las familias pobres; porque la papilla espesa pierde, añadiéndola cebada germinada, su consistencia, y se vuelve líquida. Creíase en efecto, en estas familias, que las propiedades nutritivas de dicho alimento se hallaban en relación con su consistencia, y se debilitaban por añadirse la cebada germinada. Un hecho fisiológico digno de observación es que la le- che artificial, cuando se hace con bicarbonato de sosa en vez de sal de potasa, pierde muchas de sus propiedades útiles; mientras que la leche artificial hecha con la potasa da una regularidad perfecta á todas las funciones animales, como 341 por ejemplo el sueño y la digestión , la preparada con el bicarbonato de sosa produce en seguida diversas indisposi- ciones; circunstancias que hacen comprender el papel impor- tante que la potasa desempeña en la leche, porque esta, como es sabido, no contiene sales de sosa, sino cierta cantidad de cloruro de sodio. FOTOTIPIA. Los inventores que hasta ahora han tratado de resolver el problema de la impresión de fotografías por medio de tintas grasas, se han valido para imprimir las imágenes de piedras iitográficas ó de metales, y por esta razón han tropezado aon dos dificultades muy graves, ó no han obtenido el éxito que esperaban: Efectivamente. 1 . ° Como la piedra y el metal deben llevar ante todo una capa de sustancia sensible é impresionable, sucede que, por delgada que sea dicha capa, produce necesariamente desvío de los rayos luminosos, y por lo tanto hay una deformación de la imagen, que se trasmitirá al papel por intermedio de las tintas grasas. 2. ° Los metales y las piedras no pueden tomar las tintas grasas sino bien pulimentados, química ó mecánicamente. Pero el pulimento, por bueno que sea, deja en descubierto las par- tes cristalinas del metal ó de la piedra, cuyas dimensiones esceden en mucho las de los puntos de que están formadas las fotografías de sal de plata, y cambian por consiguiente en imagen discontinua, mal trazada y confusa, la que tan perfec- tamente queda señalada por la acción de la luz. Es necesario, pues, á toda costa, descubrir sustancias de diferente natura- leza que los metales y las piedras, que permitan, en razón de la delicadeza y de la continuidad de sus poros, una impresión por medio de las tintas grasas sin granos naturales ni artificia- 342 les. De todos los vehículos ensayados hasta el dia, podemos decir que una mezcla de cola de pescado, de gelatina y goma clara estendida en capas uniformes sobre una placa metálica bien pulimentada, y á cuya mezcla se haya añadido una de las sales ácidas de cromo, que son tan fácilmente atacadas por la luz, es la que mejor toma los cuerpos grasos en proporción á las intensidades del blanco al negro que forman la imagen impresa por la luz. Entre dichas sales no son las mejores los cromatos ni los bicromatos, pues empleados en capas espe- sas nos han dado imágenes incompletas ó aisladas. Los mis- mos tricromatos alcalinos empleados solos, aunque den imá- genes mejor reducidas no bastan para resolver el problema, sino que es preciso añadirlos ácidos ó sales ávidas de oxígeno, como por ejemplo los ácidos fórmico, gálico, pirogálico, etc., los hiposulfilos, sulfitos, bisulfitos, hipofosfitos y fosfitos, etc. El tricromato de potasa, el bicloruro de mercurio y otras sales cromo -mercúricas han dado también buenos resulta- dos, pero las imágenes que producen, toman la tinta en senti- do negativo, de modo que para obtener positivas que puedan tomar tinta, debe operarse con clichés positivos. Los cromatos de potasa, unidos con cuerpos ávidos de oxígeno, como por ejemplo las sales cromo-mercúricas, tie- nen además la propiedad esencial de obrar sobre la mezcla de cola de pescado, de gelatina y de goma, en contacto del cobre barnizado con la capa impermeable, de modo que se haga inmediatamente insoluble en la parte que se halle en contacto con el metal. Esta insolubilidad se obtiene mucho mejor si la capa está á una temperatura superior á la del am- biente; por lo tanto, lo mejor es calentar por espacio de una ó varias horas las placas metálicas cubiertas con su vehículo en una estufa, cuya temperatura se mantiene á unos 50°. Sin esta operación indispensable, las capas de cola de pescado, de gelatina y de goma, no sufren la acción del rodillo de im- presión de los cuerpos grasos, y las prensas biográficas pro- ducen en ellas señales. Cuando las planchas metálicas cubiertas de capas sensi- bles se han espuesto por un tiempo suficiente á la temperatu- ra de ó0°, se someten á la acción de la luz bajo un cliché ne- 343 gativo. El tiempo de exposición varia con el estado del dia y de la estación ; y siendo las mismas las circunstancias, el tiempo de reducción de las imágenes es sensiblemente igual al de las imágenes producidas con el cloruro de plata. Cuan- do las placas se han impresionado, se lavan primero por es- pacio de mucho tiempo, y después se secan al aire libre ó en la estufa. Preparadas de esta manera son á propósito para re- cibir la impresión de las tintas grasas con tampon ó rodillo. En tal estado la plancha que sirve para recibir la impre- sión se parece á un molde de superficie undulada, y podría compararse con una plancha grabada á la agua tinta, aunque sin grano, como esta especie de planchas. Los huecos se im- pregnan de tinta y los blancos quedan al descubierto; pero para reemplazar el grano que falta, el agua contenida en los poros de la capa que no se haya expuesto al sol será la que separará los cuerpos grasos de los blancos que quedan al des- cubierto, mientras que las partes que hayan quedado insolu- bles, es decir, los huecos de la plancha, retendrán las tintas grasas, con tanta mayor fuerza cuanto menos permeables al agua los haya hecho la luz. Las planchas participan por consiguiente á la vez de las propiedades del grabado y de la litografía, y se hallan pro- ducidas por la síntesis de dos fenómenos, uno físico y otro químico, cuya invención es debida al doble genio de Senefel- der y M. de Portevin. Preparadas de este modo las planchas pueden servir por término medio para tirar 75 pruebas; pero escediendo de este número se va borrando el relieve, y las pruebas tiradas sobre el papel salen menos vigorosas y perfectas. La limitación de la tirada á tan corlo número de ejempla- res sería evidentemente la parte defectuosa del procedimien- lo, si además de ser tan insignificante el coste de una capa poco gruesa compuesta de cola de pescado, gelatina, goma y algunos miligramos de sales de cromo, no pudiera suplirse esta tirada haciendo con mucha rapidez varios clichés , que sirviesen para multiplicar indefinidamente las planchas desti- nadas á la impresión. La operación se verifica del modo siguiente. m Se estiende sobre vidrio, papel ó cualquiera otra sustan- cia á propósito una capa de colodión con tanino, cuya fórmula daremos en otra ocasión, y se sensibiliza poniéndola sobre un cliché negativo ó positivo. La sensibilización es instantánea á la luz solar, y puede durar un segundo ó varios á la luz ar- tificial. La imagen se revela, desarrolla y fija por medio de los agentes reveladores y fijadores conocidos en el dia. Se toma una hoja y se adhiere con cuidado al colodion sobre el cual se ha reproducido la imagen del cliché. La gelatina se pega al colodion, y queda bastante adhesiva para poder quitar al vidrio ó al papel el colodion, que forma cuerpo con la gela- tina desecada. El cliché sobre gelatina producido de esta ma- nera sirve á la vez de imagen positiva ó negativa para repro- ducir nuevos clichés, sin intermedio del vidrio ó de cualquiera otro subnegalivo trasparente. Por este método pueden obtener- se en un dia, bien á la luz natural ó á la artificial, varios cien- tos de clichés que son sumamente delicados, y esperamos que puedan utilizarse para la multiplicación indefinida, no solo de las planchas fototípicas, sino también de las pruebas obtenidas por los demás métodos fotográficos. Los procedimientos de impresión por las tintas grasas hace mas de un año que se han puesto en práctica en Metz, en los talleres de Mr. Maré- chal, y ya se han llevado á cabo con ellos varias ediciones de importancia. CIENCIAS NATURALES. BOTANICA. Apuntes para una Flora de las Islas Baleares , ó Catálogo me- tódico de las plantas observadas en esta región, que no se hallan mencionadas en la Enumeratio plantarum quas in insulis Balearibus collegit F. Cambessedes ; por el Licenciado D. Francisco Barceló y Combis, Catedrático de Física del Instituto Balear. ( Conclusión .) * Chrysanthemum segetum L. Malí. Moxos. En 1 los campos, poco común, Palma, Llosela, Felanitx. Marz. 192. Anthemis Cotula L. Malí. Camamitla pudenta. Manacor, San Juan, Son Cervera, Lluch. May. 193. Anacyclus clavatus Pers. Común en las in- mediaciones de Palma. Abr. 194. Diotis candidissima Desf. Malí. Herba de Renegat, Herba de Bona. Arenales marílimos de Llumayor, | San Juan de Campos, Ibiza. Jun. * Asteriscus aquatieus Moench. Marralxi, Torre I d’en Pau, isla Dragonera. May., Sel. 195. Inula Conyza DC. Montes de Esporlas. Jul. * Pulicaria odora Rchb. Génova, Andraitx, So- ller, Arta, Santa María. May. * P. dysenterica Gaertn. Acequias, Palma, Manacor, Arta, La Puebla. Jun. 346 196. P. sicula Morís. En los campos, Palma, An- draitx, Soller. Jul., Nov. * Cupularia graveolens Godr. et Gr. Común en los campos de Mallorca y de Ibiza. Ag. * C. viscosa Godr. et Gr. Malí. Olivarda. Comu- nísima en Mallorca. Set. 197. Jasonia glutinosa DC. Hendiduras de las ro- cas, Grau de Soller. Jul. 198. Helichrysum angustifolium DC. Menorca. (Rodr.) H. Lamarckii Camb. Común en las hendiduras de las rocas, Grau de Soller, Valldemosa, Esporlas, S’Escrop, Caymarí, sierra del Teix, Barranco de Soller, Lluch, Monte Toro en Menorca (Salvador). May. 199. Gnaphalium luteo-album L. Acequia den Baster, en el Prat. May. * Filago germánica L. Común en los campos de Mallorca. Abr. 200. Caléndula offieinalis L. Malí. Lleva-mans . Cultivada y subespontánea. Nov. 201. Cynara humilis L. Malí. Cart-coler , Cari d’herba. Ibiza, Cart-formatjer . Común á orillas de los cami- nos en ambas islas. May. 202. Notobasis syriaca Cass. Caminos, Palma, Esporlas, Caymarí, Manacor, Lluchmayor. May. 203. Tyrimnus leucographus Cass. Malí. Cart- calapoter. Común en el llano de Mallorca y de Ibiza. 204. Cirsium italicum DC.? Común en sitios hú- medos, en Mallorca é Ibiza. Jun. 205. C. crinitum Boiss. Sitios húmedos, Prat, cerca de la Casa Blanca, Arta, Son Cervera. Ag. 206. C. arvense Scop. Malí. Calsigues. Infesta los campos, huertas y viñedos. May. 207. Carduus tenuiflorus Curt. Malí. Cari. Es- combros, parajes incultos. Abr. 208. C. nigrescens Vill. Malí. Cart del Dimoni. Común en el llano de Mallorca. Jun. 209. Centaurea intybacea Lamk. Hendiduras de 347 las peñas, Andraitx, Esporlas, S’Escrop, Grau de Soller. Jun. * C. aspera L. Malí. Brassera. Comunísima en los campos. Abr., Ocl. 210. C. melitensis L. Menorca (Rodr.) 211. C. spinosa L. Menorca (Rodr.) 212. Microlonchus salmanticus DC. Cercanías de Palma y de El-Real, Jun. 213. Kentrophyllum boeticum Boiss. Cerca de Bell ver. Jun. 214. Stsehelina dubia L. Miramar, Barranco de Soller, Puig-Major, Puig de Torrella. Jun. * Carlina lanata L. Caminos y campos del llano en Mallorca. May. 215. C. racemosa L. Menorca (DC. Prod. t. 6, p. 547.) 216. Lappa tomentosa Lamk. Malí. Bardana. En los setos, Andraitx, Lluch. Jul. Ligulifloras. 217. Catananche coerulea L. Rara en el glasis del Ornabeque, en Palma. Jun. 218. Tolpis barbata Willd. Menorca (Rodr.) 219. Hedypnois péndula DC. Colinas áridas, Pal- ma. Abr. 220. Rhagadiolus stellatus DC. Malí. Ungías del Diable. Sembrados, Palma, Felanitx, Andraitx. Abr. 221. Helmintliia echioides Gaertn. Malí. Arpellot. Campos y huertas, Andraitx, Lloseta, Devá, Soller, acequias del Prat. Jun. 222. Podospermum octangularis Roth. Orillas de los campos y caminos, Palma, Valldemosa, Andraitx. Marz., Abr. 223. Tragopogón crocifolium L. Raro en S’Escrop. Jun. 224. Geropogon glabrum L. Malí. Cutxas de Buy- 348 bera. Campos, viñedos, Andraitx, Santa Margarita, Felanitx. May. 225. Scorzonera hispánica L. Planicie, montes de Pollensa. May. 226. Condrilla júncea L. Malí. Camarotjes espino- sas. Común en los campos. Jun. 227. Taraxacum officinale Wigg. Galatzó, Puig de Torella. Fl. casi todo el año. 228. T. obovatum DC. Puig de Torrella, S’Escrop. May. 229. Lactuca viminea Link. Desde el litoral de Palma y de Andraitx hasta el Coll de Soller y montes de Lluch. Jun. 230. L. Scariola L. Malí. Basca- Nuvis . Caminos, An- draitx, Montuiri, Manacor, Allá. Jul. 231. L. tenerrima Pourr. Montes de Valldemosa, Deyá, Soller, Esporlas, Lluch. Jun. 232. Sonchus maritimus L. Sitios húmedos, Palma, Andraitx, Alcudia, Manacor, Artá. Jun. 233. Barkausia baleárica. Costa Ind. Sem. H. Barc. 1861. Crepis calalhiis 2-3 in ápice ramorum, squa- mis tomentosis 2 seriatis exterioribus patentibus; corollis sulphureis v. aureis, akeniis rostratis, sterilibus albidis, maturis nigrescentibus 10 strialis, foliis obovato-oblongis re- mote dentatis, oblusis, apiculatis, plus minusve piloso-scabris, in petiolum altenuatis, mediis sessilibus, summis bractei- formibus.— Cl. F. Barceló in monlibus Valldemosa jun. 1860 legit. N. B. Cl. Trias filius bañe speciem c. Esporlas lectam (sub nomine Hieracii Triasii Cambess.) ann. 1852 mihi dedit. Hieracii laudati á me frustra quaesiti in rupibus pr. Esporlas, ubi cl. Cambessedes eum detexerat, semina á cl. Barceló et cl. Trias leda sub eodem nomine accepi, sed iterum nostram redderunt plantam. Si á esto se añade que la descripción de Cambessedes con- viene en gran parte á nuestra Crepis , que el Sr. Trias, hijo, dice no conocer otro Hieracium Triasii, ni en su herbario ni en aquella localidad, se hace ya muy interesante examinar 349 dicho Hieracium en el herbario de Cambessedes; lo que por mi parte no ha sido posible verificar. En el Prodromus de Mr. De Candolle veo que figura entre las species non satis noten. (A. C. Costa, Flora de Cataluña, p. 153.) Posteriormente al año 1869, he hallado la planta á que se refiere la nota que antecede, muy abundante en Andraitx, en el monte S’Escrop y en los montes de Lluch. Si por otra parte se atiende á que M. P. Marés, al men- cionar en su Apergu sur le groupe des lies Baléares la planta descrita por Cambessedes, dice Hieracium ( Crepis ) Triasii , podremos deducir que el Hieracium Triasii Cambess. y la Crepis Baleárica Costa se refieren á una misma especie, de cuya existencia ya no cabe dudar. 234. Crepis bellidifolia Lois. Colinas de Génova. May. 235. C. foDtida L. Rara en las colinas de Génova. May. * C. bulbosa Cass. Común á orillas de las acequias y en los setos, Palma, Andraitx. Marz. 236. Hieracium amplexicaule L. Puig de Torre- lia. Jun. 237. Bcolymus maculatus L. Malí. Catalinoya. En los campos, Palma, Manacor, Lluch Mayor. Jun. Ambrosiáceas. 238. Xanthium strumarium L. Huerta de Pal- ma, Puerto de Andraitx. Jul. 239. X. spinosum L. Malí. Riayas. Caminos y es- combros, terrenos incultos del llano de Mallorca. Jun. Campanuláceas. 240. Specularia hybrida Alph. DC. Entre las mieses, Palma, Deyá, Lluch. Abr. 241. S. falcata Alph. DC. Entre las mieses, Palma, Andraitx. Abr. 350 242. Campánula pyrenaica Alph. DC. En las Baleares (DC. Prod. t. 7, p. 480.) Ericáceas. 243. Arctostaphyllos officinalis Wimm. (Wey- ler.) 244. Calluna vulgaris Salisb. (Weyler.) 245. Erica scoparia L. Men. Bruch. Menorca (Ramis, Oleo, Rodr.) Primuláceas. 246. Primula grandiflora Lamk. Malí. Primavera blanca . Puig de Torrella, Puig-Major, Planicie. Abr. 247. Glaux maritima L. Portopí , Fonl-Sanla, Sania Ponsa, Lluch Mayor. Abr. 248. Asterolinum stellatum Link. et Hoffm. Raro en Rellver. Abr. 249. Anagallis tenella L. Bañalbufar. Asclepiadeas. 250. Vincetoxicum officinale Moench. Puig de Torrella, Coma d’en Arbona. Jul. Gencianáceas. * Erythrea pulchella Horn. Bell ver. Abr. 251. E. Centaurium Pers. Malí. Centaura. Común en las praderas y sitios húmedos del litoral. Jun. * E. spicata Pers. En los mismos lugares que la es- pecie anterior, aunque no tan abundante. Jun. 252. E. maritima Pers. Praderas de la Puebla y de Alcudia. May. 253. Cicendia filiformis Delart. Menorca. (Rodr.) * Chlora perfoliata L. Común en Mallorca desde el litoral á la región montuosa. Abr. 351 Convolvuláceas. 254. Convolvulus Cantábrica L. Borguña de Arta, Jun. 255. C. siculus L. Colinas áridas, Génova, Devá, An- draitx, Menorca (Rodr.) May. 256. Batatas edulis Chois. Malí, y Men. Moniatos. Cultivada en estas islas, particularmente en Menorca, donde los tubérculos constituyen un importante ramo de espor- ¡ tacion. 257. Cuscuta europsea L. Malí. Cabeys. En 1863 la vi parásita sobre el Capsicum annuum en los huertos de Andraitx. 258. C. epithymum L. Malí. Cabeys. Parásita sobre el Thymus capitatus. Jun. Borragíneas. 259. Anchusa undulata L. En los campos, Palma. Marz. * A. itálica ítetz. Malí. Llengua bovina, Llengua de bou. Común en los campos de Mallorca. Abr. 260. A. arvensis BAeb. Rara cerca de Malma, Randa. May. 261. Echium maritimum Willd. Arenales marí- timos, San Juan de Campos, Andraitx. May. 262. E. arenarium Guss. Orillas de los caminos, Palma, Soller. Marz., Abr. 263. Myosotis hispida Schlecht. Menorca (Rodr.) 264. E chino sp ermum Lappula Lehm. En Lio» seta. May. 265. Asperugo procumbens L. Palma, campos in- | mediatos á Santa Catalina. Marz. I 266. Heliotropium curassavicum L. Menorca i (Rodr.) Solaneas. 267. Lycium mediterraneum Dunal. Malí. Arser , Baladre abusivamente en Andrailx, Moncayre. Marz., Nov. 268. Solanum villosum Lamk. Malí. Morella vera. Campos cultivados, Palma. Jun., Set. 269. S. Dulcamara L. Malí. Dulcamara. Parages húmedos, La Puebla. Jun. 270. Datura Stramonium L. Malí. Estramonio Herba pudenta. Campos, huertas, Palma, Andrailx, ele. J un. 271. D. Metel L. Rara en algunos baluartes de Palma, Andrailx. Jun. 272. Hyosciamus major Mili. Malí. Capseta. Ibiza. Caramellera , Herba de Santa María . Común en los montes, campos, etc. Marz., Nov. H. albus L. Como el anterior, aunque no tan común. Marz. Verbasceas. 273. Verbascum Thapsus L. Malí. Tripó ó Trepó , como á las demás especies. Valldemosa, Lluch. Jun. 274. V. Boherhaavi L. Coll de Soller, Lluch. Jun. 275. V. virgatum With. Alrededores de Lluch. Jun. Escrofulariáceas. 276. Scrophularia aquatica L. Malí. Setjé . Sitios húmedos, Palma, Andraitx, Soller, Valldemosa, Arta, Deyá. May. 277. Anthirrinum majus L. Malí. Bocas de Lleó. Muros viejos, Gorch-Blau. Cultivado. Abr., Oct. 278. Linaria Cymbalaria Mili. Penales húmedos, muros, etc. en Mallorca. Marz., Oct. * L. Elatine Desf. En los campos, Palma, Andraitx, Manacor, Arlá, y en Ibiza. Jun., Set. 353 279. L. greeca Chav.P Menorca (Rodr.) 280. L. cirrhosa Willd. Baleares (DC. Prod. t. 10, p. 269.) 281. L. pelisseriana DC. Menorca (Rodr.) 282. L. chalepensis Mili. Rara entre las raieses, , Palma, Andrailx, Menorca (Rodr.) Abr. 283. L. striata DC. Puig de Torrella, Teix. May. 284. L. rubrifolia DC. Sierra del Teix. May. 285. L. origanifolia DC. Mallorca (P. Marés.) 286. Verónica anagalloides Guss. Menorca (Rodr.) 287. V. arvensis L. En los campos, Palma, Inca. Abr. 288. V. verna L. Fosos de la muralla de Palma. Abr. 289. V. acinifolia L. Fosos de Palma, campos cerca- nos á la Bona*Nova. Abr. 290. V. didyma Ten. Menorca (Rodr.) 291. Erinus alpinus L. Puig-Major. May. Trixago apula Benth. Malí. Papólas Aubericoch. Común entre las mieses, colinas áridas del litoral, etc. Abr. 292. Eufragia viscosa Benth. Campos y sitios hú- medos, Establimens, Selva, Inca, Lluch. May. 293. E. latifolia Griseb. Fosos de Palma y gíasis del Ornabeque, Portapi y glasis de San Carlos. Feb. Orobanqueas. 294. Phelipsea ramosa C. A. Mey. Malí. Marga - lida borda. Parásita sobre el cáñamo en La Puebla. Verano. Labiadas. * Mentha rotundifolia L. Malí. Herba sana borda. Comunísima en parajes húmedos. Jun. 295. M. sylvestris L. Malí. Herba sana, como otras especies. Espontánea y cultivada. Jun. 296. M. viridis L. En el torrente d’en Salas, cerca de Poller, y cultivada. Jun. 297. M. aquatica L. En las corrientes, Andrailx, Ma- nacor, la Puebla. Ag. TOMO XVII. 23 354 298. M. citrata Ehrh. Malí. Panpeley ; Hería de La vanda. Abunda en el torrente de Coma-Calenla, cerca de Andraitx, y en el torrente d’en Salas, cerca de Soller. * M. Pulegium L. Malí. Poliol. Común en parages húmedos. May. 299. Lycopus europseus L. (Richard.) 300. Thymus capitatus Hoffm. Malí. Senorida. Colinas áridas, Palma, Algaida, Montuiri, Andraitx, etc., é Ibiza. Jun. 301. T. Richardii Pers. Syn . 2, p. 130, floribus capitatis , bracteis ovatis calycibusque rigidis, foliis late ovatis subtus nervasis.In Insul. Balearibus , Ant. Richard.] Capitula ovata mullí flora Pediceli erecti. Cálices nutantes , ovati, tubo campanulato 10 -striato, piloso , labio superiore 3 -dentato subreflexo, dentibus ovalo-triangidaribus acutis , in - ferioris laciniis subulatis , ciliatis. Faux intus pilis numerosis clausa. Cor olla albida calycem superans. Caulis lignosas pro- cumbens, tortuosus , ramosissimus , ramis patentibus, junioribus rubris pubescenlibus. Folia breviter petiolata , rígida basi cu- néala, facie viridiy nítida . Fl. julio. In fissuris rupium montis dicto Coma d'en Árbona : noviter á nobis detectas prcedicto mense 1863. Bentham, en el De Candolle Prodromus , t. XII, p. 206, coloca á esta planta entre las Species dubice vel non satis nolce , y después de copiar la frase de Persoon que dejo transcrita, añade: ¿Án Origanum Majoricurn Cambess.f Pero como se deduce de los caracteres que mas arriba llevo apun- tados, es imposible confundir, ni asimilar siquiera, dos espe- cies tan notoriamente distintas. 302. Hyssopus officinalis L. Malí, Hissop. En Pla- nicie. Jun. 303. Micromeria approximata Reichb. Coli- nas áridas cerca de la ciudad de Ibiza, Cala-Rotja, cerca de las Salinas de dicha isla, Palma, cerca de Son Español. Dic. M. nervosa Benth. Colinas áridas, caminos, muros. Comunísima en Mallorca. Abr. 304. Calamintlia menthaefolia Host. Menorca. (Rodr.) 355 ! ¡ 305. C. glandulosa Benth. Paig de Torrella, Coma d'en Arbona. Jun. 306. Melissa offieinalis L. Malí. Tarongina. Men. Arangí. Abunda en los setos cerca de Lon Moner en Andraitx, y cultivada. May. 307. Salvia offieinalis L. Malí. Sauvia. Puig de Torella, Teix, Planicie, Mossa. May. 308. S. Sclarea L. Esporlas, Lluch, Felanitx. Jun. 309. Nepeta nepetella L. Montes de Lluch. Jun. 310. Glechoma hederacea L. Planicie. Marz. 311. Larnium purpurenm L. (Weyler.) 312. Leonurus Cardiaca L. (Richard.) 313. Molucella spinosa L. En el Col! de Esporlas. Jun. 314. Betónica offieinalis L. Y. S. in herb. Trias. 315. Bailóla hispánica Benth. Común en las col i ñas y caminos cerca de la ciudad de Ibiza, rara cerca de Es- porlas. Jun. * B. nigra L. Malí. Melrubi pelut. Comunísima en Ma- llorca. May., Otoño, v . alba , rara cerca de Palma. 316. Brunella vulgaris Moench, v. germina. God. valle de Lluch, Borguña de Arta. Jun. 317. B. alba Pall. Yalle de Lluch. Jun. 318. Ajnga psendo-iva. Malí. Fel de la térra. Coli- nas, caminos, Palma, Andraitx, Manacor, Felanitx. Jun. * Teucrium lusitanicum Lam. Puig de Torrella, Torrente de Paseys, Puig-Major. Jun. 319. Teucrium subspinosum Pourret. (Ex Willd. Enum. Hort. Berol. p. 595.) T. foliis integerrimis, ovatis, acutis, petiolatis, margine revolutis , pubescentibus , subtus tomentosis, floribus racemosis, ramis spinescentibus. Perenne . Simile T. Maro sec. Willd. loco citato. Ramos espinosos en el ápice, flores purpurinas. Fl. Jun. Malí. Áxorba Ratas. Abun- da al pie del Estrecho de Valldemosa, donde la encontré por primera vez en mayo de 1848. Molino de Deyá, monte Teix, cerca de Caymari, montes de Fornalutx, Puig-Major; Me- norca hacia Santa Eulalia, Monte-Toro. (Salvador.) El abate Pourret comunicó la descripción de esta especie 356 á Willdenow, y este autor la insertó en la obra mencionada. Dicha planta pasó desapercibida, como tantas otras, para Cambessedes, cuando su provechosa excursión á estas islas, asi es que no hizo mención de ella en su Enumeratio plan- tarum , cuya circunstancia probablemente ha dado lugar á que Bentham, por no haber tenido ocasión de estudiar esta especie, y no viéndola citada por Cambessedes, se haya limitado á indicar su nombre como sinónimo del T. Marum simplemente y sin comentario alguno en el DC. Prodr., t. XII, p. 589. * T. capitatum L. Malí. Herba de San Pons, Lledá- nias. Común en las colinas áridas. 320. T. aureum Schr. (Weyler.) 321. T. Majorana Pers. En junio de 1862 cojí cerca de Palma de Mallorca, junto al castillo de Bellver, uno que yo crei la var. capitalum rubriflorum, y que al Sr. Willkomm le pareció de todo punto el T. Majorana Pers. (A. Costa, Flora de Cataluña, p. 205.) Verbenáceas. * Verbena officinalis L. Malí. Herba Barbera . Co- mún en los caminos, paredes, escombros, etc., de Mallorca y de Ibiza. Abr., Set. Plantagíneas. 322. Plantago major L. Malí. Plantaje. Común en parages húmedos y orillas de los caminos en toda la isla. 323. P. monspeliensis WillcL P. victorialis Pers. Puig de Torrella. Abr. Plumbagineas. 324. Statice densiñora Gus. Cerca del puerto de Mahon (Salvador). 325. S. duriuscula Ger. Común á orillas del mar en estas islas. Jul. 357 326. S. rupicola Badar. Orillas del mar en estas islas. Jul. 327. S. bellidifolia Gouan. Puerto de Mahon y falda del Atalaya (Salvador). 328. S. echioides L. Puerto de Andraitx, Salinas de Ibiza. May. 329. S. minutiflora Gus. Orillas del mar, Palma. 330. S. delicatula Gir. Menorca (Salvador, Fau- ché). Globularieas. ‘ Globularia spinosa L. v. Cambes. Común en las hendiduras de las peñas, Monte S’Escrop, Deyá, Grau de Soller, Caymari, Esporlas, Teix, montes de Fornalutx, Lluch* May. * Amarantáceas. 1 Ámaranthus deflexus L. Orillas de los caminos, Palma, Manacor, Algaida, Arlé, Andraitx, Ibiza. May. 331. A. sylvestris Desf. Malí. Blet. Común en los campos y huertas. May. 332. A. retroñexus L. Huertas y campos cultivados. Jun. 333. A. albus L. En los campos, Palma, Andraitx. Jul. 334. A. cruentus L. Frecuente en las huertas y cam- pos cultivados. Ag. Salsoláceas. 335. Atriplex crassifolia G. A. Aley. Arenales marítimos de Palma. Jun. A. rosea L. Común á orillas del mar, Palma. Jul. A. Halimus L. Orillas del mar, Palma, Ibiza. Jul. 336. A. hastata L. Malí. Herba molla. Sitios húme- 358 dos y orillas de los campos, Palma, Manacor, Andraitx, Ibiza. May. 337. A. patula L. En los campos, Andraitx, Esporlas. Jun., Oct. 338. Chenopodium Vulvaria L. Escombros, cami- nos, etc. Común en Mallorca é Ibiza. Jun. 330. Kochia Scoparia Sclir. Mal!. Bellveurer. Sub- espontánea en los sitios donde se cultiva. Ag. * Bnaeda fruticosa Forsk. Orillas del &ar, Palma, Andraitx. May. 340. S. maritima Forsk. Orillas del mar, Palma, campos, Salinas de Ibiza. Jul. * Salsola Kali L. Malí. Barrella. Común á orillas del mar, Palma, Andraitx. 341. S. Soda L. Rara en el puerto de Andraitx. Jul. Poligoneas. * Emex spinosa Campd. Malí. Xufletas. Común en los alrededores de Palma y del Molinar. Marz. 342. Rumex pulcher L. Malí. Paradella . Común en sitios húmedos, caminos, etc. Abr. 343. R. conglomeratus Murr. Común en sitios hú- medos. Abr. 344. R. crispus L. Como la especie anterior. Abr. 343. R. thyrsoides Gren. et God. non Desf. v. jissus Koch. Parages sombríos y montuosos, Deyá, Fela- nitx, monte Teix, Single Verd. May. 346. R. Acetosella L. Andraitx en el Puig de S’a Pont. May. 347. Polygonum lapatlüpholmm L. Terrenos pan- tanosos de la Puebla y de Alcudia. Jul. 348. P. Persicaria L., v. elatum Gr. el God. Parajes húmedos, Biniaraix, cerca de Son-Ripoll en Palma. Jul. 349. P. maritimnm L. Arenales marítimos, Palma. Abr. 350. P. flagellare Spreng. En los campos, Soller, Andraitx. Jul. 359 351. P. Convolvulus L. Huertas, campos cultivados, Palma, Soller. May. Santaláceas. 352. Thesium divaricatnm Jan. Comunísimo en los alrededores de Palma. Eleagneas. 353. Eleagnus angnstifolia L. Abre del Pciradís. Cultivado y subespontáneo. May. Aristoloquieas, 354. Aristolochia Clematitis L. Rara cerca de Son-Bibiloni en Palma. May. 355. A. longa L. En los campos, Palma, Andraitx, Eslabliments. May. 356. A. rotunda L. Menorca (Cursach). Euforbiáceas. 357. Euphorbia Peplis L. Malí. Llatrera , como las demás especies. Arenales marítimos de Palma. Jun. 358. E. plafcyphylla L. Abunda en parajes húmedos. Abr. 359. E. pubescens Desf., v. germina God. En el puerto de Andraitx y en el de Soller. Abr. 360. E. Myrsinites L. Sierra de Alfabia, Puig-Pu~ iíent. May. 361. E. baleárica Willd.> E. avenia Pers. En las Ba- leares. (DC. Prod. t. XV, p. 149.) 362. E. Cyparisias L. En los campos. Marz 363. E. exigua L. Rara en campos pedregosos cerca de Palma. Abr. Menorca (Rodr.) 364. E. falcata L. Campos incultos. Abr. 360 365. E. pinea L. Común en los campos. Abr. 366. Crozophora tinctoria Juss. Común en los campos. Jun. Moreas. 367. Morus alba L. Malí. Morera. Se cultiva el tipo y algunas de sus variedades, particularmente la multi- caulis. 368. Broussonetia papyrifera Vent. Cultivada y subespontánea en los paseos de Palma y en los alrededores de Manacor. Marz. Celtideas. * Oeltis australis L. Malí. Lladcner. Cultivado y subespontáneo. Marz. Cupulíferas. 369. Quercus pubescens Willd. Malí. Retir er . Montes de Puig-puñent, aunque poco estendido. 370. Q. coccifera L. Malí. Coscoy. Andraitx, Puig- puñent, Esporlas, etc. 371. Corylus Avellana L. Malí. Vellaner. Cultivado y subespontáneo. Nov. Salicíneas. 372. Salix pentandra L. Lluch y Pollensa (Ri- chard). 373. S. alba L. Cultivado en Mallorca desde hace al- gunos años. Abr. 374. S. fragilis L. Malí. Vimanera. En los torrentes de Andraitx. Abr. 375. Populus alba L. Malí, é lbiza, Auba. Orillas de los torrentes. Primavera. 361 376. P. pyramidalis Rosier. Paseos de Palma y avenidas de Alfabia. Primavera. Platáneas. 377. Platanus orientalis L. Malí. Plátano. Paseos de Palma. Abr. 378. P. occidentalis L. Como el anterior. Coniferas. * Pinus pinea L. Malí. Pi ver. Poco común en Ma- llorca. 379. Taxus baccata L. Malí. Teix. En Planicie exis- ten algunos pies crecidos y corpulentos; en el monte Teix, Puig de Torrella, Puig-Major, se encuentran algunos, aunque achaparrados. Primavera. MONOCOTILEDONES. Alismáceas. Alisma Plantago L. Malí. Plantatje d'aygo; Oreya de Hebra . Común en parajes húmedos. May. Liliáceas. 380. Lilium candidum L. Malí. Assusena. Común en los campos de Valldemosa, de Lluch-alcari y de Felanitx. May. Ornithogalum narbonense L. Malí. Pipius 362 blanchs. En los campos, Palma, Inca, Deyá, Felanilx, Santa Margarita. May. 381. O. umbellatum L. Raro en los campos de Pal- ma. May. 382. O. arabicum L. Malí. Vicaris. Orillas de los campos, Palma, Andraitx, y Menorca (Rodr.) Abr. 383. Gagea Soleirolii Schult. Rarísima en Bellver. Primavera. 384. Allium nigrum L. En los campos , Palma, Son Sardina. Abr. 385. A. polyanthum Roem. et Schult. Malí. Porraguell. Orillas de los campos, viñedos, Palma, Vallde- mosa, Felanitx, Inca, Santa Margarita. May. 386. A. pallens L. Orillas de los campos, Andraitx, Palma, Deyá, Inca, Montuiri, Manacor, Son-Servera. Jun. 387. Aloe vulgaris (flava) Lamk. Malí. Aczabara , Etzabara. Abunda en la Mola [de Andraitx y en el Puig de Santa Catalina de Soller. May. 388. Muscari neglectum Guss. Malí. Cap blau, Pipin. Campos arcillosos, Palma, Manacor. Marz. Esmiláceas. 389. Asparagus albus L. Malí. Esparraguera de Gat. Colinas áridas, caminos. Esta especie es la que más abunda en Mallorca. Ag. 390. Smilax mauritanica Desf. Malí. Aritja. En los setos, Soller, Andraitx. Set. Irideas. 391. Crocus versicolor Gawl. Muy común en Mallorca, se extiende desde el litoral de Palma y de Andraitx hasta los montes S’Escrop, Puig de Galatzó, monte Teix, Puig de Torrella, etc. Oct. 392. Iris germánica L. Malí. Lliriblau, Lliri Guijol. Colinas áridas, Andraitx, Lluch, Alavó, Llosela, Felanitx, Establimenls, etc. Marz. 363 393. I. florentina L. Malí. Lliri de Florencia. En el Valí d’en March, entre Pollensa y Lluch. Abr. 394. I. Pseudacorus L. Menorca (Gursach.) 395. I. foetidisima L. Menorca (Cursach.) 396. I. gramínea L. (Weyler.) 397. Gladiolus segetum Gawl. Malí. Espadella , Coltell , Maitxos. Común entre las mieses. Abr. Amarilideas. 398. Sternbergia lútea Gawl. Parajes sombríos, Devá, Puig-puñent, Aubarea de Bordils, Planicie. Set. 399. Narcissus serotinus L. Bellver, isla Dragonera y Menorca (Rodr.) Sel. Orquídeas. 400. Spiranthes autumnalis Rich. Menorca (Rodr.) 40L Gephalanthera rubra Rich. Menorca (Ri- chard). 402. Limodorum abortivum Swartz. Menorca (Rodr.) 403. Serapias cordigera L. Menorca (Rodr.) 404. L. occultata Gay. Menorca (Rodr.) 405. Aceras longibracteata Rchb. En Puig-pu ñent. Marz. 406. A. pyramidalis Rchb. Bellver, Espol ias, Lluch* S’Escrop, Felanitx. Febr. 407. Orchis rubra Jacq. Portopí. Marz. 408. O. coriophora L. Portopí, Andrailx. Marz. 409. O. bifolia L. Portopí. Febr. 410. O. maculata L. Esporlas. Abr. 411. O. militaris L. Mallorca (Weyler.) 412. O. phrys Bertoloni Moret. Mallorca (Wey- ler). 413. O. arachnites Beich. Portopí, Génova, Teix. Feb. 364 414. O. apifera Huds. Malí. Beyera, como otras es- pecies. Colinas estériles de Son Rapiña. Abr. 415. O. lútea Cav. Menorca (Rodr.) Musáceas. 416. Musa paradissica L. Malí. Plátano. Cultivado en Mallorca desde el año 1757, en que lo introdujo el cronista D. Buenaventura Serra, quien remitió dos pies á D. José Quer en 22 de febrero de 1762 para el Real Jardin Botánico. Fl. en otoño y el fr. madura en verano. Juncagineas. 417. Triglochin Barrelieri Lois. Sitios húmedos cerca de Palma. Abr. 418. T. laxiflorum Gus.P Menorca (Rodr.) 419. T. maritimum L. Praderas de la Puebla, Pial. Abr, Potameas, 420. Potamogetón lucens L. Acequia d en Baster en Palma. 421. Zannichellia dentata Willd. Lagunas de la Puebla y de Alcudia. Primavera. Zosteráceas. 422. Xtuppia marítima L. Costas de Mallorca. 423. Zostera marina L. Cosías cenagosas de la ba hía de Palma. Lemnáceas 1 424. Lemna minor L. Malí. Llentia d'aygo. En la superficie de las aguas estancadas del litoral. Primavera, 365 Aroideas. * Arum mnscivorum L. Malí. Rapa pudenta. Men. ñapa mosquera. Malí, y Men. Escandalosa. Montes de Soller y de Puig-puñent, isla de Cabrera y Menorca. Abr. 425. A. maculatura L. Orillas de los tórrenles, An- draitx. Marz. 426. A. picfcum L. Litoral de Palma y de Manacor, Llorito, montes de Fornalutx, y Menorca (Rodr.) Oct. Tifáceas. 427. Thypha latifolia L. Malí. Bova. Común en las lagunas de la Puebla y de Alcudia. Jun. 428. T. angustifolia L. Como la especie anterior. 429. Sparganium ramosum Huds. Lagunas de la Puebla Ciperáceas. Cyperus badius Desf. Malí. Juma. Parajes hú- medos. May. 430. C. fuscas L. Malí. Juma. Huertas, campos. Jul. 431. Carex acuta Fries. Balsas y corrientes, An~ drailx, Arla. Mayo (var. con las brácteas femeninas colo- radas.) 432. C. extensa Good. Torrente de Coma Calenta» Andraitx. Jun. Scirpus maritimus L. Puerto de Andraitx. Abr. S. Holosciisenus L. Parajes húmedos, Palma, An- draitx. May. S. lacustris L. Puerto de Andraitx. Abr. 366 Gramíneas. 433. Tragus racemosus Hall. Terrenos arenosos del litoral de Palma. May. * Setaria glauca P. B. Campos húmedos en Palma. May. 434. S. viridis P. B. Malí. Xarrell , Xares . Común en los campos y huertas. May. 435. S. ambigua Gus. Huertas de Palma. Jun., Set. S. verticillata P. B. Malí. Xarrell , Xares. Cam- pos y huertas. Jun. 436. Panicum miliaceum L. Malí. Mili. Cultivado. Verano. * P. sanguinale L. Malí. Pata de Gall. Terrenos cul- tivados. May. * P. Crus-galli L. Campos húmedos, Palma, Soller, Andraitx. Jun. 437. Cynodon dactilon Pers. Malí. Gram. Común en los campos y caminos. May. 438. Sorglium halepense Pers. Malí. Cañot. En los campos del puerto de Andraitx y de Soller. Jul. 439. Phragmites communis Trin. Malí. Cañot. Terrenos húmedos, Palma en el Prat, Manacor, Andraitx. Ag. 440. P. gigantea Gay. Malí. Caña borda , Cañota. Común en la Albufera de Alcudia , cerca del Pont-Gros, Palma. Ag. 441. Sporolobus pungens Kunth. Arenales marí- timos del Molinar en Palma. Jun. 442. Polypogon maritimum Willd. Parajes hú- medos, Andraitx, Montuiri, Ibiza. May. 443. Avena bromoides Gouan. Colinas áridas cerca de Palma. May. 444. Arrhenatherum elatius Mert. (Weyler.) 445. Holcus lanatus L. Palma, acequia d’en Basler. Jun. * Poa annua L. Común en Mallorca. Abr. 367 * P. trivialis L. Frecuente en parajes húmedos. May. * Eragrostis megastachya Link. Palma, Andrailx. Jul. 446. Briza media L. (Weyler.) * B. minor L. Alrededores de Palma. Abr. 447. Mélica Magnolii God. et Gr. Orillas de los caminos desde Palma á Manacor y á Lluchmayor. May. 448. Dactylis hispánica Roth. Común en Mallorca. May. 449. Cynosnrus echinatus L. Sierra de Alfabia, Lluch, S’Escrop, Barranco de Soller. May. 450. C. polybracteatus Poir. (Weyler.) * Bromus madritensis L. Orillas de los campos y caminos, Palma. Abr. 451. B. rubens L. Orillas délos campos y caminos, Palma. Abr. 452. Serrafalcus squarrosus Bab. Raro en el llano ele Palma. May. * Hordeum murinum L. Malí. Flelxas. Común en toda la isla. Abl. 453. iEgilops squarrosa L. (Weyler.) 454. Brachypodium sylvaticum B. et Sch. En los setos, Andraitx, Soller. Jun. 455. B. pinnatum P. B. Común en Mallorca. May. 456. Lolinm temulentum L. Malí. Juy. Frecuente entre las mieses. Abr. 457. L. tenue L. Malí. Mergay, como el L. perenne. Sitios herbosos, Palma. May. 368 AGOTILEDONES VASCULARES. Filicíneas. 458. Aspidium acnleatum jDoell. v. anguiare. Puig de Torrella. Ag. 459. Scolopendrium officinale L. Puig de Torre- lla. Abr. 460. Blechnum Spicant Roth. Deyá, fuente del Molino, raro. Ag. Equisetáceas. 461. Equisetum Telmateya Ehr. Malí. Coila de Rossi, Andraitx, Puig-puñent, Lluch. May. * E. limosum L. Común en Mallorca, en sitios panta- nosos y acequias. Addenda. Banunculus Weyleri P. Marés. Dedicada á Don Fernando Wevler. * Helleborus lividus Ait. Monte de Esporlas, Puig- puñent, Fornalutx, Planicie. Feb. Eapistrum oriéntale All. Entre las mieses, Palma. Abr. Chrysanthemum Myconis L. Inmediaciones de Palma. Abr. Melilotus parviflora Desf. ¡Malí, é llbiza. Trébol d'olor. Común en los campos de regadío, Palma, Prat de las Monjas, Ibiza. May. 369 Micromeria graeca Bth. Común en las murallas de Palma, Bellver, orillas de los caminos, mezclada á veces con la M. nervosa. Abr. Juncus conglomeratus L. Malí. Jonch. Sitios hú- medos. May. Carex divulsa Good. Orillas de las acequias, Palma. Abr. Cyperus longus L. Malí. Junsa, como á las demás especies. Orillas de las acequias, Palma. May. Cyperus olivaris Targ. Infesta los campos cultiva- dos de Palma y otros puntos. Jun. Lygeurn Spartum L. Malí. Espart. Torrente de Pareys. Erianthus Ravennse P. B. Malí. Cesquera. Albufera de Alcudia. Set. Imperata cylindrica P. B. Albufera de Alcudia, May. Macrochloa tenacissima Kth. Se cosecha en la isla Espartera adyacente á la de Ibiza. 870 ECONOMIA RURAL. Sobre los huevos de los gusanos de seda de la morera que no nacen en nuestro hemisferio hasta el segundo año después de verificarse la postura; por Mr. F. E. Guerin-Meneville. (Comptes rendus, 25 marzo 1867.) Sábese que diversas razas de gusanos de seda de la mo- rera, llamadas trivoltinas y polivoltinas, tienen la facultad do reproducirse tres y más veces en el espacio de un año; pero que generalmente estos insectos domésticos no efectúan más de una generación en el mismo período, y constituyen razas llamadas anuales . Ahora tengo el honor de ofrecer á la Academia huevos de gusanos de seda que pertenecen á una raza no menos sin- gular que las primeras, pues en vez de reproducirse varias veces en el espacio de un año, no presenta más que una ge- neración en dos años, por lo cual puede llamarse bisanual . La incubación en esta raza, en vez de realizarse en algu- nas semanas como en las razas polivoltinas, ó en ocho ó diez meses como en las que son anuales, no se verifica sino al cabo de diez y ocho meses. Los huevos que ofrecen tan notable anomalía provienen de crias hechas en la América meridional con semillas envia- das de Europa hace algunos años, en las que no se ha advertido ningún vestigio de enfermedades. Importadas en nuestro hemisferio estas semillas no nacen al principiar la primavera; pasan un año, como lo hacen algunos trigos ex- tranjeros sembrados en nuestro pais, y solo producen larvas en la primavera siguiente. Las que tengo el honor de presentar á la Academia se han producido á fines de 1866 en Quito (Ecuador) y en Chile. 871 Salvo algunas raras escepciones, han preferido permanecer inertes en el año 1867, y probablemente no se desarrollarán hasta la primavera de 1868 (1). Estos hechos singulares se han observado en Italia, y creo que por la primera vez. MM. Malegari de Meldola y Franzoni de Guidizola, personas dedicadas á la cria de los gusanos de seda, recibieron en 1864 semillas procedentes de Chile, y las sometieron en abril á los procedimientos comunes de incuba- ción; pero viendo que no nacian las desecharon por malas. Sin embargo, al año siguiente esta singular semilla empezó á nacer á principios de mayo, y dio excelentes gusanos y una buena cosecha. En 186o se recibió en Lion y se vendió á diversos cria- dores cierta cantidad de huevos procedentes de Quito; pero como no se habían desarrollado en mayo, se creyó que eran malos y se desecharon. A pesar de esto Mr. Barre, pro- pietario en Besayes, aldea de Charpey (Dróme), guardó los huevos de 1864 recibidos en 1865, y se encontró sorprendido cuando en 1866 los vió desenvolverse perfectamente. Criados como generalmente se hace, no manifestaron dichos gusanos ninguna señal de estar enfermos, y dieron una excelente cose- cha en aquellas regiones infestadas por la epidemia. Aunque considero la investigación de los corpúsculos vi- brantes (los hematozoides que he descubierto en 1849) como estudio enteramente científico, y que no podría generalizarse en la práctica extensa, he examinado de siete á ocho de los huevos referidos por medio del microscopio, y he podido ob- servar que no manifestaban ningún vestigio de estos cor- púsculos. Mr. Balbiani, cuyos trabajos micrográficos tengo en mu- cho aprecio, aun disintiendo de su opinión sobre algunas de- (1) Habiendo producido gusanos por excepción á fines de 1866 algunos de estos huevos, que fueron criados por Mlle. Da- gnicourt, de Saint-Amand (Cher), no manifestaron ningún vestigio de mal y dieron capullos muy hermosos amarillos de raza mila- nesa, que pueden verse en la exposición del Campo de Marte. m duccíones sacadas de los hechos que tan perfectamente ob- serva, se ha dignado también examinar el contenido de algu- nos de estos huevos, y no ha encontrado corpúsculos en ellos. Tales observaciones, muy delicadas y difíciles, exijen bas- tante tiempo, y no he podido repetirlas en un gran número de huevos. Espero por consiguiente que otras personas podrán operar sobre centenares de huevos y en diversas épocas, y si al fin encuentran corpúsculos, nos demostrarán en qué pro- porción se hallan y en qué momento se han manifestado. Como apénas hace cuatro meses que han sido puestos di- chos huevos, no pueden estar aún en trabajo bien manifiesto de incubación, ni presentar corpúsculos hasta el momento en que se halle más adelantado dicho trabajo. Por lo demás esto importa poco, pues se ha demostrado que ciertos huevos cor- pusculosos han dado buenas cosechas, mientras que otros sin corpúsculos no han producido resultado. Por de pronto, la mejor garantía que pueden ofrecer estas semillas es su misma procedencia, y la seguridad de que se han obtenido en regio- nes donde se asegura que no se ha manifestado la epidemia reinante. Para terminar debo decir, que estas semillas me las ha remitido Mr. F. Rodaba, Cónsul general de Chile, y Mr. A. Gelot, delegado de comercio de las repúblicas argentinas y del Paraguay (1), los cuales se han dignado enviar ejemplares de estas semillas á diversos cultivadores que les he designado, y que van á experimentarlas prácticamente en el año próximo. Por mi parte las estudiaré con el mayor cuidado, y procuraré tener á la Academia al corriente de unos estudios que intere- san tanto á la economía rural como á la fisiología. (1) Mr. Gelot ha publicado una carta muy interesante sobre la primer remesa de semillas de Quito, en el Moniteur des soies del 8 de diciembre de 1866. 373 ANATOMIA COMPARADA. Sobre la estructura del corazón de los peces del género gadus; trabajo de Mr. Jourdain, presentado por Mr. Mil- ne Edwards. En 1858 un profesor de Viena, Mr. Hyrll, publicó una interesante Memoria acerca de la falla de vasos sanguíneos en el corazón de ciertos vertebrados, anunciando entonces que el corazón de los batracios se halla completamente pri- vado de vasos, particularidad hasta entonces ignorada, y que hemos tenido ocasión de observar en los batracios de nuestro pais. El bulbo aórtico tiene solo ramas vasculares muy finas, que pueden compararse con los vasa vasorum , cuyo origen, trayecto y terminación indicó Mr. Hyrll con la rigurosa exactitud que caracteriza á este anatómico, gran maestro en el arte de inyecciones. El corazón de los peces óseos ofrece un estado intermedio entre el corazón sin vasos de los batracios y el corazón vascu- lar de los mamíferos y de las aves: es decir, que solo una mitad del grueso de la pared ventricular, la capa externa, recibe ramas del sistema arterial, y la otra mitad está com- pletamente desprovista de ellas. Podria por consiguiente cali- ficarse el corazón de los peces óseos de corazón semi-vascu- lar. El órgano central de la circulación se halla constituido según este plan en los peces de nuestras costas; las inyeccio- nes finas y más penetrantes no interesan nunca más que la capa externa del ventrículo, cuya extructura compacta se parece á la que acostumbramos á encontrar en el corazón de los mamíferos y de las aves. La capa interna, en la cual repeti- mos que el más minucioso exámen no puede hacer descubrir el menor vestigio de vascularidad, ofrece por el contrario T 374 una textura blanda y esponjosa, y se desprende fácilmente de la capa externa de tejido denso, particularidad descubierta por Cuvier, Dcellinger y Rathke, que sin embargo no com- prendieron su significación. Los gadus ofrecen una excepción digna de observarse en el sistema de circulación de los peces: su corazón, como el de los batracios, carece del elemento vascular. Las inyeccio- nes finas empujadas por las arterias haciendo que vuelvan por las venas, no penetran nunca en las paredes del ventrículo ni en las de la aurícula. Solo el bulbo aórtico tiene hacecillos muy finos, que no pasan nunca de la abertura que separa esta última cámara cardiaca de la precedente. Las arleriolas son producidas por la arteria hyoidiana, dependiente de las dos primeras epibranquiales, y las venillas terminan en las venas hyoidianas, tributarias á su vez del seno venoso co- mun. A esta falta de vasos corresponde una estructura par- ticular de las paredes ventriculares, muy análoga á la que se observa en los batracios. Las fibras musculares, en vez de constituir por su oposición un tejido denso y compacto, for- man hacecillos y trabéculas, que van dividiéndose y entrela- zándose de modo que componen una masa areolar y esponjosa. En los meatos irregulares y las lagunas producidas de este modo, y tapizadas por un epitelio muy delgado, se esparce la sangre venosa en el momento de la diástole ventricular. En tal momento, el fluido sanguíneo empapa las paredes del ven- trículo como una esponja, manifestándose por el movimiento de sístole que sucede. Siendo el corazón de los gadus , como el de los peces óseos en general, un corazón venoso, y hallándose por otra parte desprovistos el ventrículo y la aurícula de vasos de sangre roja, se deduce necesariamente que la sangre negra solo sirve para la nutrición de la fibra muscular, y sostiene la contractilidad de esta ultima. Por la concurrencia repetida de la sangre negra y de la fibra muscular, se produce el do- ble movimiento de asimilación y de descomposición que cons- tituye la nutrición. Estamos convencidos de que la sangre venosa que sale del corazón, da al análisis una proporción de ácido carbónico algo mayor que la que entra en la au- 375 rícula, supuesto que la sangre lanzada en la arteria branquial, debe contener además el ácido formado por los músculos de la aurícula y del ventrículo por efecto de su contracción. FISIOLOGIA VEGETAL. La descomposición del ácido carbónico por las hojas no se halla en relación directa con los estomas ; por Mr. Dij- CHARTRE, (Comptes rendus, 19 noviembre 1866.) Permítame la Academia que llame un momento su aten- ción acerca de una coincidencia que sin dificultad compren- derá desde luego, ser para mí de sumo interés. En las sesiones del 19 de octubre y 5 de noviembre últi- mos, se ha leido una Memoria de Mr. Boussingault acerca de las funciones de las hojas, que como todos los trabajos de tan eminente químico, se distingue á la vez por la originalidad de los enunciados y la precisión de los datos que los apoyan. El hecho capital de que esta Memoria da la prueba'experimental, es que la cara superior de las hojas concurre á la descom- posición del ácido carbónico, bajo la influencia de la luz solar, con más energía que la cara inferior de dichos órganos. La diferencia entre las acciones de una y de otra cara ha sido siempre muy considerable en los experimentos de Mr. Bous- singault, elevándose casi hasta la proporción de 4 á 1 en uno hecho con la adelfa ó Nerium Oleander L. Pero en este arbusto, como en el castaño de Indias (JEsculus), el alamo blanco, el melocotonero, el laurel cerezo ( Cerasus Lauro - cerasus Lois), que igualmente se han sometido á las observa- ciones de nuestro eminente colega, y también en la generaü- 876 dad de los vegetales leñosos, como igualmente en muchas especies herbáceas, (por ejemplo, mercurial ánua, parietaria, Teucrium Chamwdrys y Scorodonia , fresa, Polygonatum, etc.), la cara superior, que tiene una participación tan enérgica en la realización del fenómeno respiratorio, se halla completamente privada de estomas, de lo cual se deduce por una evidente consecuencia, que, en contra de lo que creen los fisiólogos, es- tos pequeños aparatos, que constituyen otras tantas aberturas practicadas en la membrana epidérmica, no desempeñan un papel necesario y esencial en la respiración, y que el gran hecho de la vida vegetal se verifica al ménos parcialmente, en virtud de la .permeabilidad de las mismas celdillas de la epidermis. Esta importante proposición, que sin embargo se halla en oposición con las ideas que corren en la ciencia, hace más de diez años que la había anunciado yo categóricamente. El 14 de enero de 1856 tuve el honor de leer á la Academia una Memoria titulada: «Investigaciones experimentales sobre la respiración de las plantas,» que no he publicado porque me proponía referirla á un conjunto de estudios, pero de la cual se ha insertado un extracto, expresando las conclusiones, en las Comptes rendas (t. XLII, p. 87). Dicho trabajo era el resul- tado de los experimentos que habían recaído sobre más de cuarenta especies distintas, y en los cuales me había fundado, aunque no en análisis ejecutadas con el cuidado y rigor que permite y aun exije la ciencia de nuestros dias, sí en ensayos que, por groseros que fuesen, bastaban para hacer reconocer en el gas desprendido por las hojas al sol, la presencia de una gran proporción de oxígeno. Sobre este punto abordé cuatro cuestiones, de las cuales la una es relativa á fo propor- ción entre la cantidad de gas desprendido durante el dia , y el número y tamaño de los estomas: las conclusiones que deduje de esta parte de mis estudios, se formularon en los términos que voy á referir. l.° »No existe relación fija entre el número y tamaño de los estomas y las cantidades de gas desprendidas al sol por las plantas de diversas clases (primero, herbáceas anuales, bisa- nuales y vivaces de hojas delgadas; segundo, herbáceas de ho- 377 jas carnosas; tercero, herbáceas acuáticas; cuarto, leñosas fo- liosas; quinto, coniferas). 2.° En ciertos casos, como también en los árboles cuyas hojas tienen un tejido apretado y coriáceo, hay relación inversa entre el número considerable de los esto- mas y la cantidad de gas desprendido. 3.° Desde luego, ade- más de los estomas, debe considerarse que intervienen en la realización de los fenómenos respiratorios las celdillas de la epidermis. Esta última conclusión se halla directamente apo- yada por el hecho de que se ve salir de estas celdillas, de- bajo del agua, una cantidad muy apreciable y por lo común considerable de gas, de la superficie superior de las hojas que no se hallan provistas de estomas más que en su cara infe- rior.» (Comptes rendus, loe. cit.) Me atrevo á esperar que la Academia perdonará el que haya recordado estas proposiciones, á las cuales nada tengo que añadir después de diez años, y al apoyo de las cuales creo poder invocar en el dia una autoridad tan importante como la de nuestro ilustre colega. Después de esta comunicación dijo Mr. Boussingault: Me felicito por la coincidencia que Mr. Duchartre acaba de señalar entre sus observaciones y las mias. Sin embargo, haré observar á la Academia que en mis últimas investiga- ciones me he ocupado poco en examinar el papel de los esto- mas en el fenómeno que he estudiado, por la razón de que desde hace mucho tiempo se ha reconocido que las partes verdes de las plantas acuáticas no revestidas de una cutícula, así como los frutos verdes y carnosos que no tienen estomas, descomponen no obstante el gas ácido carbónico bajo la in- fluencia de la luz. 318 VARIEDADES. Espuma de mar y cuerno de ciervo artificial. ¿Quién po- dría pensar nunca en tan curiosa aplicación de las patatas, nabos y zanahorias? En la exposición de París pueden verse objetos tallados con una especie de espuma de mar artificial é imitación del cuerno, fabricada con los vegetales que acabamos de citar. Para hacer la espuma de mar artificial se toman patatas sanas, se pelan, y se ponen en maceracion con agua acidulada con 8 por 100 de ácido sulfúrico. La maceracion se continúa por espacio de veinticuatro ó treinta y seis horas. Se quita entonces el ácido y se agitan varias veces las patatas en agua fresca, en la cual se deben dejar en maceracion por espacio de 6 horas, renovándola hasta que, cortada la patata, no se enrojezca su centro por la acción del papel de tornasol. Se ve entonces que se opera una desorganización considerable, y las patatas son más blancas y más blandas. En seguida se envuelven en papel de estraza y se secan con cuidado en arena caliente, ó sobre placas de creta ó de yeso de París. Guando las patatas están secas, se halla que su volúmen primitivo se reduce á poco mas de la mitad, y que por su parte exterior se parecen exactamente á la espuma de mar. Algunas veces, aunque se hayan lavado y secado con gran cuidado, hay sitios que quedan esponjosos á consecuencia de una contracción desigual: se acaban de secar poniéndolos entre dos capas gruesas de yeso de París, que se re- nuevan por espacio de varios dias, comprimiéndolas. Como la estructura de esta espuma de mar artificial es mucho mas apretada que la del mineral natural, y además de origen vegetal, no conviene para las pipas; pero se puede tallar con tanta delicadeza como la espuma de mar verdadera, porque la fibra vegetal tiene una gran afinidad para con los colores, y se puede teñir y pulimentar muy bien. Si en vez del ácido sulfúrico se emplean 3 por 100 de sosa cáustica, las patatas se ponen más duras; se hinchan, y cuando se han lavado con cuidado para separar el álcali, son más elásticas, aunque menos blancas que las que se han tratado por un ácido. Cuando se hierven con 19 por 100 de sosa patatas que se han puesto en maceracion por espacio de venticuatro horas en una disolución de 3 por 100 de sosa, el almidón y el tejido celular se unen, [formando de este modo una sustancia gomosa, que se parece exactamente al cuerno, y que se puede trabajar como esta materia. En este caso, el álcali cáus- tico da á la sustancia un color pardo oscuro. Debe continuarse el lavado hasta que el papel de cúrcuma nó se tiña de color rojo. Los nabos tratados por el ácido sulfúrico de la misma manera que 379 las patatas, se ponen más blandos y tiernos, y cuando están secos se parecen al cuerno de ciervo, son muy buenos para hacer mangos de cuchillo ó puños de bastón. Es preciso primero pelarlos, después hacer un agujero en su extremo cónico, y dejar poco más ó ménos una pulgada sin agujero. En seguida se ponen en maceracion en ácido dilatado, y se lavan; se introduce una varilla en el agujero, y se cuelgan en el horno para secarlos. Para darles peso se llena después el agujero en parte con mástic antes de introducir en él el bastón, del cual forman la cabeza. El color del cuerno artificial no es semejante al del natural del ciervo; pero puede hacerse con un poco de tierra de Siena y pulimento fran- cés. Puede emplearse en láminas delgadas para embutidos, y agitándole en la glicerina y el agua, se hace tan flexible como el cuero. Las zanahorias tratadas de la misma manera se parecen al coral en el aspecto, el color y la forma, y sirven para hacer buenos mangos de cuchillo, puños de sombrillas ó látigos. El inventor ha dado á esta sus- tancia el nombre de coral leñoso , y puede emplearse para hacer bonitos embutidos rojos en cajas de tabaco ú otros objetos análogos. Particularidades de algunos peces. Sábese que el cuerpo de ciertos peces (escopelinideos) se halla cubierto de muchas manchas pig- mentarias, agrupadas con mayor ó menor regularidad. Estas manchas, que hasta ahora no se habían estudiado con cuidado, las ha sometido Mr. Lenckart á un exámen anatómico detallado, particularmente respecto de una especie ( Chauliodus Sloani ), cuyo estudio le ha conducido á con- siderar tales manchas como verdaderos órganos de la visión. Ha obser- vado que tienen la forma de pequeños cilindros, cuya mitad anterior se halla ocupada por un cuerpo esférico muy parecido á un cristalino, mientras que por la parte de atrás existe algo comparable á un cuerpo vitreo; además dicha especie de bulbo ofrece un brillo argentino, y una estructura idéntica á la de la membrana del ojo de los plagiostomos. Sin embargo, como no ha sido posible reconocer el nervio del órgano membranoso que desempeñaria el papel de retina, conviene acojer con reserva las consecuencias que por esta analogía de forma ha deducido el sabio fisiólogo respecto de la función de estos órganos. El Ditrema argenteum es un pez de California y de la isla de Vancouver, que acaba de describir Mr. Lord, y cuya fisiología y costumbres ofrecen singularidades que no pueden ménos de llamar la atención. En primer lugar es vivíparo: los pececillos desde el momento de su nacimiento se hallan en tan completo desarrollo que pueden nadar y proveer á su subsistencia. La anatomía del embrión no se halla todavía bien cono- cida, pero parece que el agua del mar llega á la bolsa placentaria, de modo que permite á las branquias adquirir su manera particular de acción. El desarrollo fetal de los pececillos es muy considerable: se ha visto en efecto que una hembra de doce pulgadas inglesas de longitud, podía contener hasta trece ó catorce hijuelos que llegaban por lo ménos á 3 pulgadas. Cuando el Ditrema corre algún riesgo, trata de evitarlo, saltando fuera del agua. Los Indios de dichos parages utilizan esto en su provecho, pues embarcados en piraguas muy chatas, sacuden con ramas y dando muchos gritos las aguas en que presumen encontrar Ditremas , los cuales asustados saltan á las mismas embarcaciones, ofreciendo de este modo á sus enemigos una presa fácil de lograr. 380 Arbol del sebo de la China. El árbol del sebo de la China, origen de un gran comercio en la parte norte del imperio, ha sido intro- ducido en las indias. Crece con gran exuberancia en las provincias del Noroeste y en el Punjab, donde se cuentan ya más de 10.000 árboles de esta especie en las plantaciones del Gobierno, que dan toneladas de se- millas propias para introducirse en el comercio. El doctor Jameson ha preparado 100 libras de sebo con estas semillas, y ha enviado unas 50 del mismo al camino de hierro de Punjab, á fin de ensayarlo en las máqui- nas empleadas en el camino de hierro. Dicho sebo es excelente para arder, y da una llama clara, brillante, inodora y sin humo. Enfermedad de los gusanos de seda. Mr. Pasteur ha leido á la Academia de Ciencias los resultados de nuevos experimentos sobre la enfermedad de los gusanos de seda. Sábese que este Académico pretende que una de las causas de la . enfermedad actual de los gusanos de seda, existe en el polvillo proce- dente de dos gusanos corpusculosos que se hallan en las hojas de la morera destinadas al alimento de los gusanos. Para comprobar esta opinión ha aconsejado á un cultivador de Alais dividir en tres porciones, sin hacer elección alguna, cierta cantidad de semillas, y alimentar com- parativamente los gusanos que proviniesen de hojas secas, de hojas mez- cladas con agua pura, y de hojas mojadas con agua cargada del polvillo de mariposas corpusculosas. Las mariposas procedentes de las tres secciones eran todas corpus- culosas, aunque en grados diferentes ; las de la tercera lo eran mucho más que las otras; pero la primera dio 31 mariposas de 42 huevos, la segunda solo 29 de 40, y la tercera solo 21 también de 40. Todos los demás insectos aparecieron muertos en estado de gusanos ó de crisálidas. Parece por consiguiente resultar de aquí que las hojas mojadas son inferiores á las hojas secas y que el polvo corpusculoso ejerce una in- fluencia funesta; pero el experimento no es muy concluyente, porque todas las mariposas de las tres secciones han llegado á ser corpusculosas, lo que sin duda consistió en la calidad imperfecta de la semilla empleada. Por eso Mr. Pasteur, habiendo sabido que Mr. Gernez tenia en Yalen- ciennes semilla excelente que procedía de un regalo hecho por el Taicun al Emperador de los franceses, le rogó que por su parte renovase el experimento, como asi lo verificó. Mr. Gernez dividió su semilla (pro- cedente de la segunda generación) en cuatro partes. La primera se alimentó con hojas comunes; la segunda recibió después de la tercera muda hojas mojadas con agua pura; la tercera, hojas mojadas con agua corpusculosa; y la cuarta, solo después de su cuarta muda hojas mojadas también con agua corpusculosa. Los productos de la primera porción estaban tan buenos como per- mitía esperarlo el estado adelantado de la estación en Valenciennes: 40 semillas suministraron 27 mariposas no corpusculosas. La segunda por- ción, compuesta del mismo número de semillas, dió 19 mariposas sanas. La tercera no produjo más que 4 capullos, de los cuales no salió más que una sola mariposa, que se vió ser corpusculosa. La cuarta, por último, dió 6 mariposas todas corpusculosas. Las consecuencias de estos experi- mentos son todas muy patentes. 381 Fabricación en grande del ozono. Muchos químicos han di- fundido la idea de que el ozono podría obtenerse en gran escala y servir para las necesidades artísticas. La misma idea ha ocurrido también á Mr. Godwin, redactor del periódico The Builder , donde decía hace tiempo que el ozono, si llegaba á producirse en cantidad suficiente, podría ser muy útil para desinfestar los parages infestados por un gran número de personas, los hospitales, etc. Actualmente una compañía, que tiene por objeto retinar el azúcar en Whitechapel (Londres), acaba de encargar el nuevo aparato de Mr. Wilde de Manchester para aplicarlo á la pro- ducción del ozono en gran escala, y blanquear los zumos azucarados. Dicha máquina, que probablemente podrá verse en la Exposición de Pa- rís, es un aparato electro-magnético, que se pone en actividad por medio de una máquina de vapor de 15 caballos, y por consiguiente su potencia es muy considerable. Los carretes tienen 4 pies de altura y 10 pulgadas de grueso, y hay en ellos cerca de 6 kilogramos de hilo de cobre. La armadura hace lo ménos 15.000 evoluciones en un minuto. La luz eléctrica producida por este aparato es sumamente intensa, y no puede soportarse con la simple vista. Si se concentra con una lente, enciende los cuerpos combustibles, como el papel, etc., de la misma manera que lo verifica la luz solar, y su calor se hace sentir á cerca de 50 metros de distancia. Funde el platino como si fuese plomo. La luz producida de este modo puede costar de 60 á 80 céntimos por hora, comprendiendo en esto los gastos de la máquina de vapor. En Manchester se ha empleado ya en fotografía con mucho éxito. Esqueletos de hojas. Se prepara una disolución de sosa cáustica, disolviendo 93 gramos de cenizas de sosa en 1 litro de agua hirviendo, y añadiendo 47 gramos de cal viva, préviamente pulverizada: se hierve todo por espacio de diez minutos, se decanta la disolución clara, y se vuelve á hervir. Durante la ebullición se echan las hojas, se hierve nue- vamente todo por espacio de algún tiempo (cerca de una hora), aumen- tando si fuese preciso el agua caliente para reemplazar la que se pierde por evaporación. Se toma una hoja, que se echa en un vaso de agua, y se frota entre los dedos debajo de la misma. Si la epidermis y el parénquima se separan con facilidad, se pueden sacar de la disolución las demás hojas y tratarlas del mismo modo, y en caso contrario se dejan todavía hervir por espacio de algún tiempo. Para blanquear los esqueletos se mezclan unos 3,5 gramos de aquella con l litro de agua, y se añade suficiente cantidad de ácido acético para que pueda desprenderse cloro. Las hojas se ponen en infusión hasta que blanqueen (cerca de diez mi- nutos) teniendo cuidado de que no permanezcan en ella mucho tiempo, en cuyo caso se harían quebradizas. En seguida se meten en agua clara, y se secan sobre pliegos de papel; y antes de que queden completa- mente secas, se ponen entre las hojas de un libro ó en una prensa botánica. Virtudes del bórax. Las lavanderas tan nombradas de Holanda y Bélgica, que dan á la ropa una perfecta blancura, emplean en sus legias bórax refinado en polvo, en vez de sosa, en la proporción de un buen puñado para cada 45 litros, con lo cual gastan casi la mitad del jabón. Todos los grandes establecimientos de lavado han adoptado el mismo 382 método para los encajes, la batista, etc., y la cantidad excepcional de este polvo debe ser todavía mayor para las crinolinas. El bórax, que es sal neutra, no daña nada los tejidos de lino ó algodón. Su efecto consiste en suavizar el agua más dura, y por consiguiente debería hacerse uso de él para el tocador; también puede usarse para limpiar el pelo, y es un excelente dentífrico. En los países cálidos entra, en combinación con el ácido tártrico y el bicarbonato de sosa, en la preparación de una bebida refrescante. El agua que sirve para hacer el té deberia también suavi- zarse, añadiéndola una cucharada pequeña de polvo de bórax, por cada litro de agua hirviendo, con lo cual se economizaría por lo ménos una quinta parte de la cantidad de té empleado. Aleaciones del magnesio. Muchos químicos y metalúrgicos espe- raban que el magnesio, metal que por sí propio es de tan poca utilidad á no ser para el alumbrado y la pirotécnia, debia formar con otros metales alea- ciones que podrían utilizarse. Tal esperanza puede desaparecer en vista de los experimentos de Mr. Parkinson, de la Escuela de minas, los cua- les demuestran que las aleaciones del magnesio son muy quebradizas y fácilmente atacables por el aire: la ménos instable es la que forma con el zinc; pero parece que no pueden hacerse aplicaciones de ella. Mr. Par- kinson ha tratado de combinar el magnesio con algunos metaloides. Eí más interesante de estos compuestos es el siliciuro de magnesio, que se prepara quemando fuertemente una mezcla de limaduras de magnesio y de arena íina. El compuesto formado de esta manera desprende hidró- geno siliciado, espontáneamente inflamable cuando se echa en agua ó en un ácido dilatado. Operando en tubos de vidrio, ha visto Mr. Parkinson que en ciertos casos el magnesio se combinaba con la sílice del vidrio, y que los fragmentos de este siliciuro, echados en ácido clorhídrico dila- tado, desprendían el mismo gas espontáneamente inflamable. Eter fórmico. El eler fórmico es un artículo muy apreciado por su olor de almendra de albérchigo. M. J. Stinde indica un medio fácil de prepararlo. Se mezclan catorce partes y media de bióxido de manganeso con cuatro y media de almidón (el autor emplea el arrow-root averiado); se pone todo junto en un alambique, y se echa encima una mezcla fria de catorce partes de ácido sulfúrico, dos y media de agua y siete y me- dia de alcohol, ajilándolo todo junto: se tapa rápidamente el alambique. En general la destilación empieza inmediatamente, pero se calienta, si es necesario. El primer producto es alcohol, y en seguida sale el eter fór- mico casi puro. El último producto de la destilación es el ácido libre, que puede emplearse en preparar formiatos. Dice el autor que en un solo dia y con un solo aparato, pueden destilarse de 40 á 50 kilogramos de eter fórmico. Modo de alumbrar las galerías de las minas por medio de la lámpara eléctrica de Mr. Gaiffe. Hace mucho tiempo que ha sido propuesto en Francia por un gran número de sábios é ingenieros, el uso del carrete Rukmkorff y de los tubos de Geissler como método de alum- brado. MM. Foussagrives y du Moncel lo han empleado para la explora- ción de las cavidades profundas del cuerpo humano; Mr. Gervais lo ha aplicado para el alumbrado del mar ó de los rios y la pesca; Mr. Mallet para examinar las averías producidas en la carenas de los navios. Después esa MM. Bardonnant, Dumas y Benoit han ideado reemplazar la lámpara de Davy por la luz eléctrica. Su aparato consistia en una pila, un carrete de Ruhmkorff y un tubo en el que se hacia el vacío sobre ácido car- bónico, con cuyas condiciones se obtenía una hermosa luz blanca, pero que ofrecía el grave inconveniente de extinguirse muy pronto, alterada por la causa misma de su existencia, que era la chispa eléctrica. No se podía por consiguiente utilizar en el alumbrado de las galerías de minas el ácido carbónico, que se descompone bajo la influencia de la cor- riente, y se necesitaba recurrir á un gas inalterable que diese una luz del mismo color. Mr. Gaiffe, ingenioso constructor de instrumentos de física, ha resuelto muy acertadamente el problema, combinando los efectos extraordinarios producidos por el vidrio de urano y el ázoe. Este último y el urano dan origen á luces de color de rosá y verdes complementarias que se neu- tralizan, y cuya sobreposicion constituye una luz sensiblemente blanca, duradera, y algo más intensa que la que se obtine con el ácido carbónico. El aparato de Mr. Gaiffe, tal como se ha construido para el alumbrado de las galerías en que trabajan los mineros, que se valen de ellos como de una lámpara que evita todos los peligros inherentes á las lámparas co- munes, se compone de un pequeño carrete, de una pila y un tubo de Geissler que contiene unas espirales de vidrio de urano, en las cuales se ha introducido ázoe puro y perfectamente seco. Estas espirales están encerradas en un tubo de vidrio común, en cuyo interior se hace el vacío. En los dos extremos del tubo se colocan los reóforos, y todo el sistema se halla encerrado en una probeta de cristal muy grueso, que sirve para amortiguar los choques que puedan romper el tubo luminoso. Esta probeta se cierra por medio de una casquete de goma elástica, que da paso á los reóforos, cuyas prolongaciones están cubiertas de guta- percha. Los mineros, cuando están trabajando llevan sujeta con correas sobre la espalda una caja que contiene la pila y el carrete ; dos conduc- tores aislados conducen la corriente á la linterna suspendida al vestido del minero y delante del pecho. La pila está cerrada de manera que permite al mismo tomar todas las posiciones que exige el trabajo, y no se vierte el líquido, pudiendo funcionar de ocho á diez horas sin inter- rupción. Su Volumen se ha reducido considerablemente, y su peso, unido á los del carrete y el tubo, no pasa de 3 kilogramos 500, en vez de 5 á 6 kilogramos que pesaban los antiguos aparatos. Dispuesta de este modo la lámpara eléctrica, la vende Mr. Gaiffe, en París, al precio de 70 francos. El mismo instrumento puede servir también para pescar en los ríos y las balsas. En este caso la linterna se construye del mismo modo, solo que va provista de largos conductores aislados, y equilibrada, á fin de impedir una caída demasiado rápida en el agua. Antigüedad del hombre. Se ha hablado hace poco en dife- rentes países, y principalmente en América, del descubrimiento de un cráneo humano en los depósitos volcánicos de California, ó debajo de ellos, y se ha discutido sobre la edad que puede atribuírsele. Los hechos relativos á tal descubrimiento, que parecen proceder de fuentes autén- ticas, son los siguientes. El cráneo de que se trata pasa por haber sido descubierto á la profundidad de 153 pies ingleses, en un pozo abierto en la ceniza volcánica solidificada, conocida en la localidad con el nom* 384 bre de lava, cerca del Campo de los Angeles, en el Condado de Calava- ras y fué necesario atravesar cinco capas de dicha ceniza solidificada, y separada por bancos de arena. Ha descubierto el referido cráneo un minero, y poco después se ha remitido al profesor J. D. Whitney, geó- logo del Estado, que ha visitado la localidad, tomando en ella todos los datos posibles; pero por haberse inundado, y por la suspensión de los trabajos en el pozo, no ha podido hacer un exámen enteramente satis- factorio. Con este motivo ha dado un informe á la Academia de Ciencias naturales de California, anunciando que dará una descripción detallada de este descubrimiento, tan pronto como se haga un exámen más com- pleto y exacto de él. Cree que el cráneo ha sido hallado en el parage indicado, y se promete examinar el hecho cuando se haya sacado el agua y vuelto á emprender los trabajos, como en breve se verificará. La época exacta de las capas de gue se trata es todavía incierta. Mr. Whitney calcula, según lo que se sabe de la geología californiana, que la erupción de las principales masas volcánicas en la falda occiden- tal de Sierra-Nevada ha empezado durante la época pliocena, y ha con- tinuado en la post-pliocena, y según todas las probabilidades en los tiem- pos modernos. La posición atribuida al cráneo es inferior á la en que se han hallado los restos de Mastodonte, y por consiguiente adquiere una gran importancia la cuestión de su autenticidad. Cuando se haya practicado el exámen que se anuncia, esperamos que puedan conocerse los resultados con más detalles. Editor responsable, Ricardo Roiz. N.* 7.“— REVISTA DE CIENCIAS. — Octubre de 1867. CIENCIAS EXACTAS. GEOMETRIA SUPERIOR. Introducción á la Geometría superior; por el Se. D. José Echegaray, individuo de la Real Academia de Ciencias . ( Continuación ,) La índole especial de este escrito nos impide estudiar mas detenidamente las figuras en involución. Núm. 143. III. Figuras homológicas .= Imaginemos una figura cualquiera en el plano LLT J' {fig. 61), y determi- nemos su perspectiva sobre el plano II LL, tomando un punto de vista arbitrario. Ambas figuras serán homográficas, y cumplirán con todas las condiciones ya expuestas, pero si hacemos girar el plano IILL alrededor de LL, como en el caso precedente, hasta que coincida con el plano T J1 LL , dichas figuras estarán situadas en un mismo plano, la línea LL será común á las dos, y por la posición particular que ocupan una respecto á la otra, gozan de ciertas propiedades, y constituyen un grupo especial de la homografía, que recibe el nombre de homología, designándose ambos sistemas con la denominación de liomológicos . Núm. 144. Cada dos puntos homólogos a,af;b,h' están constantemente en línea recta con el punto de vista O en todas las posiciones del plano LUI; luego de la misma TOMO XVII. 25 386 propiedad gozarán en eí límite. De aquí se deduce que en las figuras homológicas cada dos puntos conjugados a, a' ( fig . 63) están en línea recta con un cierto punto O. La recta LL recibe el nombre de eje de homología , y el punto O se designa con el de centro . La primera es eviden- temente la línea de tierra de la fig . 61; el segundo el límite del punto de vista O . Todo punto (o, c) de la recta LL es doble, y pertenece á ambos sistemas; de suerte que la recta homologa de una cualquiera ca del primer sistema pasará por dicho punto (c,c ), y será ca’; ó dicho de otro modo: cada dos rectas homologas ca, c a se cortan sobre el eje LL, que también se designa por esta razón con el nombre de eje de concurso. Finalmente, el punto O es conjugado de sí mismo, y es pol- lo tanto doble. Núm . 143. Conociendo el centro O, el eje LL y dos puntos correspondientes a, a’— que deben eslar en una recta Oa , — nada mas fácil que determinar el punto b' de la se- gunda figura ó sistema, correspondiente á uno arbitrario b de la primera. En efecto, el punto conjugado de b deberá estar en la recia Ob; por ¡o tanto ya conocemos una línea en la cual deberá hallarse dicho punto. Por otra parte, si trazamos la recta ab, su conjugada se determinará fácilmente, puesto que conocemos el punto a1 conjugado con a y el conjugado de c, que es él mismo. De aquí resulta que dicha recta será ca; pero en ella debe hallarse el punto b’; luego la intersección b' de las rectas Ob y c a será el punto buscado. Núm. 146.- Supongamos que una de las figuras sea el triángulo abe {fig. 64), y que se nos da el punto a, conju- gado de a: determinando por el método precedente los b' y c ' tendremos el triángulo a'b’c, homológico con abe. La posición respectiva de ambos triángulos será la si- guiente: los vértices se hallarán dos á dos sobre tres rectas concurrentes oa', ob’, oc ; los lados concurrirán dos á dos sobre el eje LL. Núm. 147. Be aquí se deduce el siguiente teorema. 387 Cuando los vértices de dos triángulos se hallan sobre rec- tas concurrentes, los lados se cortan dos á dos sobre una recta, y recíprocamente. Niím. 148. El teorema anterior puede generalizarse para dos polígonos cualesquiera. Núm. 149. Las relaciones analíticas de la homología están comprendidas en las generales de los sistemas homográficos f a x + b y + c , ax-\- b'y c X ~ a « + P ?/ + 1 1 V = “®+T?/ + 1 Supongamos que en estas fórmulas x é y, x é ij estén referidas á los mismos ejes ox, o y, que supondremos sean el eje de concurso L L, y una recta cualquiera O o que pase por el centro O. Deberán cumplir dichas fórmulas con las siguientes condi- ciones.^ 1. a Que cada punto de la recta LL sea conjugado de sí mismo, y por lo tanto L L conjugada con LL. 2. a Que el punto O sea conjugado de sí propio. Basta con estas condiciones para que cada dos puntos cor- respondientes aya estén en línea recta con O, puesto que las rectas conjugadas O a O a tendrán dos puntos comunes, uno sobre LL, y otro el punto O. l.° Para que L L sea una recta doble, basta que á y — o corresponda y' — o: la segunda de las fórmulas anteriores to- mará la forma . b'y y a¡r-(- fiy + 1 En efecto sustituyendo y’ = y = o en el valor de y' , resultará a X1 -j- c ° OL x + ¡3 § 4r 1 ? ó bien 388 a' x + C — O ; y como esta condición debe verificarse para todos los valores de x , obtendremos a =o, c == o . 2.° Puesto que para y — o, sea cual fuere el valor m de x, debe verificarse x — m , x =m, resultará ó bien de donde m — am + c a m2 4“ (1 ~a)m — c = o ; & — o; 1 — a = o; c—o El valor de queda reducido á la forma P»+i ' 3.° Representando por d la distancia O o, debemos tener para x — o, y — d , los valores x' = o, y =d. Espresando estas condiciones en las dos fórmulas simplificadas , J) y , x + b y y ~~ $y + 1 ’ x ~ P/y+i tendremos , b'd M+l ’ O — M de donde 389 b' = f- í ; ó — o. Resultará por fin * , (M+i)y p»+i a) iVwm. 150. Fácilmente se comprueban en las dos últimas fórmulas las condiciones de la homología. En primer lugar dos puntos conjugados están en línea recta con el punto O. Basta para ello que se verifique pero sustituyendo en vez de ij y x sus' valores, obtendremos (M + I)y d y — Py+i X X Pi+Í ó simplificando En segundo lugar, si en la ecuación x = m y' + n (2) del segundo sistema, sustituimos los valores de x é y\ obtendre- mos para la ecuación de la recta conjugada + 1 m (P<<+i)y Py+.i + w, ó simplificando « = [ P ( n )-f m ] y -f n (3). 390 Fácii mente se ve que las rectas (2) y (3) cortan al eje de las x á la misma distancia n del origen; es decir, en un mis- mo puolo. Núm. 151. De la fórmula (1) se deducen inmediatamente las correspondientes á la involución (Núm. 137). En efecto, para que la homología se convierta en involu- ción, basta que las rectas II, f f ( fig . 61) se confundan. Ahora bien, la ecuación de la recta II se obtiene igualan- do á cero el denominador de los valores de x' , y', de suerte que tendremos Py + i=o ó bien 1 Por otra parte, la ecuación de Jr J' se deducirá despejan- do x é y de dichas ecuaciones generales, é igualando á cero el denominador, con lo cual resulta y' = d + 1 Para que esta ecuación y la precedente, ó mejor dicho, las rectas que representan, coincidan, es indispensable que tengamos ó bien Recordemos ahora que las ecuaciones del (Núm. 137) están referidas á un eje o, x{ (fig. 64), que pasa por el punto me™ 391 dio Oí de O o y tendremos, cambiando de origen y desig- nando por Xi ifi las nuevas coordenadas, d Xl = x; y{=y -~ . Sustituyendo en (N+Dy p» + r 9 Py + i ’ los valores - ■ - ■ , d , d x =x,;y=y,+— ;x = ifi;y = yi+j; tendremos d \ x Xi d _(¡Prf+l) («/.+ g ) „ M „ P y* + ■g' + 1 - »*+ r p»*+t+1 Simplificando y teniendo presente la condición X dj 2 d ~h ~ñ~ — 0 ó + 1 — 0 . resultará por último, d Y1 ^ ** y * formas idénticas á las del (Núm. 137), si se tiene en cuenta que en las figuras 62 y 64 es inversa la dirección del eje de las y y además se recuerda lo que en una y otra repre- senta d. m XV. — Figuras correlativas. Núrn. 152. Imaginemos dos figuras A, A', enlazadas de modo que á cada punto de la primera, — a, por ejemplo, — corresponda sin ambigüedad una recta a' a en la segunda. Para que esto se verifique, es claro que los coeficientes X, Y, U de la ecuación de la recta a a\ que representaremos por Xx’ Y y’-\- U = o , deberán ser funciones de las coordenadas x, y del punto a; pero entre todas las funciones, que dan un solo valor de X, Y, U para cada sistema de valores de x, y, escojamos y con- sideremos únicamente las funciones lineales: tendremos en esta hipótesis X = ü\ x -|- a<¿ y -|- üa ; Y = bi x -j~ b 2 y -{- bs ¡ U=clx + c3y +c9 ; y la ecuación de la recta será ( üí x -j- Ü2 y Hh ^3 ) F "j” ( bl x -f- 62 y bs ) y + (cxX -f- c2y + cs) = o. La recta a1 o’ recibe el nombre de polar , y el punto a el de polo. Núm. 153. Supongamos para simplificar, que ambos sis- temas se hallan en un mismo plano y se refieren á un mismo sistema de ejes, — x, y, ó bien x\ y' . Al punto a , ( fig . 65), cuyas coordenadas son x , y en el sis- tema A, corresponde en el sistema A’ la polar a a , cuyas coordenadas variables hemos designado por x , y\ y cuya ecuación en x y' es la dada en el número precedente. Cada punto del primer sistema tiene pues una polar en el segundo. 393 Observemos ahora, que si fijamos sobre la polar a a1 un punto m\ sus coordenadas x'm y'm deberán satisfacer á la ecua- ción de la recta, y tendremos ( ü\ x -{- ü 2 y -f- üz ) x m -{- ( bi x -j“ b2 y 4“ b% ) y m ó bien + {c{ x + c2 y + c8) = o, [cii x m-\- bi y'm -j- Ci ) x 4" {di x m -j- b2 y m -f- c2 ) y “h (da X m 4“ 63 y m -f- Cq) = o; y podrá formularse esta cuestión: ¿Cuál será el lugar geométrico de los puntos del primer sistema, cuyas polares pasen en el segundo por el punto m ? La ecuación precedente espresa esta condición, siempre que consideremos á x é y como variables; y puesto que dicha ecuación es de primer grado, resulta que el lugar geométrico buscado es una línea recta mm que pasa por a. Núm. 154. Ocurre todavía preguntar: Si en vez de considerar el punto m como perteneciendo á la recta a ' a, suponemos que pertenece á otra b' b' cuyo polo sea b, ¿hubiéramos obtenido la misma recta m m ? Si representamos por xh yb las coordenadas de b , es claro que la ecuación de su polar será (fliX b + a2 yb + «3) x + (bi Xb + b2yh + b*) y 4- [Ci Xb 4" c2 yb -j“ £3) ^ o. Ahora bien, puesto que xmy m son las coordenadas del punto rrí deberán satisfacer á la ecuación precedente, y ten- dremos {di x'm 4“ bi y'm 4“ Ci) Xb 4- {d2 x'm 4“ ^2 y'm 4" Cz) t/b 4" (dz x'm 4" bz y'm 4" Cs) = O. {Se continuará.) 394 ASTRONOMIA. El Observatorio de París y sus Astrónomos (1). XI. Escuela de Cassini . — Maraldi /, Maraldi 11 y Mar Mi III.— Los satélites de Júpiter y la velocidad de la luz . — Conti- nuación de las controversias.— Nueva aplicación de las leyes de Keplero.—Los inquilinos del Observatorio. — El Acadé- mico Couplet , conserje.— Pasos de Mercurio y Venus por el disco del Sol. Mientras que Roemer y la Hire proseguían en el Obser- vatorio los trabajos prácticos inaugurados por Picard, los hijos y parientes de Cassini, seguían las teorías y observa- ciones cuya marcha habia trazado el primer Director del Observatorio de París. Cassini I forma escuela entre los as- trónomos, y sus discípulos parecen haberse adherido á sus principios, tanto por sentimientos de familia como por razo- nes científicas. Maraldi I (Santiago Felipe) era sobrino de Juan Domingo Cassini. Su madre, Angela Cassini, hermana del célebre astró- nomo, habitaba también en el condado de Niza. A la edad de 22 años, en 1687, el joven Felipe fué llamado á París por su tio, á quien auxilió desde este año en los trabajos de la pro- longación de la meridiana hasta Bourges. En 1718 prolongó el meridiano desde Amiens á Dunkerque. Maraldi trató principalmente de las estrellas variables, de las que antes se registraron en los catálogos y después (1) Y. el núm. 9 del tomo XV de la Revista. 395 han desaparecido; en cuyo número se cuentan las estrellas del Navio. Volvió á encontrar una estrella de la Hidra que anteriormente había desaparecido, y pudo, observando sus fases sucesivas de brillo, clasificarla en el número de las es- trellas variables. Nos parece, sin embargo, que dando el nom- bre de astros que han desaparecido á ciertas estrellas invisi- bles, Maraldi creía que se trataba simplemente de astros variables, que en ciertas fases de su periodicidad desaparecen momentáneamente á nuestra vista. Los eclipses de los satélites de Júpiter inquietaron al sobrino de Cassini, y debieron ocupar particularmente á sus sucesores que llevaban el mismo nombre. Trató de averiguar, como Roemer, si debía introducirse la ecuación de la luz en la teoría, y se adhirió al parecer de su lio. En su opinión, la desigualdad del período de los eclipses no justifica de modo alguno la idea de la trasmisión de la luz, y le parece preferi- ble la opinión cartesiana, de modo que sería echar á perder las tablas, introducir en ellas dicha ecuación. Hablando de él el autor de los Elogios de los Académicos, partidario del sistema de Descartes, esclama: ¿En qué consiste que incurrimos en tan graves errores? Si Júpiter no tuviese más que un satélite, y su excentricidad respecto del sol fuese menor (dos cosas que son muy posibles), podríamos estar seguros de que la luz atravesaría en catorce minutos la órbita anual de la tierra. Por nuestra parte podríamos repetir: «¿En qué consiste que incurrimos en grandes errores? Si las opiniones anteriores hubiesen prevalecido, nos hallaríamos privados de una de las mas gloriosas conquistas de la física moderna.» Maraldi no profundizó más la cuestión por miramientos á su tio. Un dia del año 1707, en que se hallaba observando el mundo de Júpiter, advirtió en él una mancha que fijó su atención , observando que caminaba rápidamente sobre el disco, y vió con admiración que salía fuera de él. El hecho curioso consistía en que dicha mancha no pertenecía al pla- neta, sino al cuarto satélite, y que esta blanca luna joviana, confundiendo su blancura con la del disco planetario, no ha- bía podido distinguirse, de modo que la mancha gris parecía 896 pertenecer á Júpiter. Sabido es en efecto, que es muy raro poder distinguir los satélites sobre el disco, porque su luz se confunde con la del planeta. Maraldi vio renovarse el mismo hecho con el tercer satélite. Cítase también un paso de Marte por la nebulosa de Cáncer, que duró dos dias, y permitió de- terminar algunos lugares de este planeta respecto á muchas estrellas pequeñas, una de las cuales es la 40 de Flamsteed. Ocho revoluciones anteriores de Marte se habia observado una conjunción semejante, y el intervalo comprendido entre las dos era de 15 años, 10 dias y 2072 horas. Maraldi fué más bien auxiliar de Cassini y de sus trabajos que no verdadero astrónomo. Sobre todo, con motivo de la teoría de la luz, se pudo ver en él, mejor al defensor de su tio que no á un filósofo independiente que desee buscar la verdad. Murió el l.° de diciembre de 1729 en el momento en que terminaba un nuevo catálogo de estrellas que habia empezado al entrar en el observatorio, y cuando acababa de colocar un cuarto de círculo sobre el terrado, para observar algunas es- trellas que le faltaban hácia el zenit y el polo. En dicho año 1729 vimos en los registros de la Acade- mia de Ciencias que los pensionados para la astronomía eran: Maraldi I, geógrafo del Rey; Cassini II, contador (del cual pronto hablaremos); y el caballero de Louville; el tesorero Couplet, profesor real de matemáticas de los pages de las caballerizas reales, agregado; y Godin, maestro de matemá- ticas de los pages de la reina de España. Todos estos Aca- démicos vivían en el Observatorio, donde también se hallaba el abate Camus, que en 1732 dejó la habitación que allí tenia, para ir al viejo Louvre, y abandonó la suya á Maraldi íí. El académico Couplet era al mismo tiempo conserje del Obser- vatorio. Dos años antes, es decir, en 1727, habia hecho Maraldi venir á París á su sobrino Juan Domingo, á quien se llamó Maraldi II, y el cual ingresó en la Academia en 1731. La principal ocupación á que se dedicó siempre, fué á la obser- vación de los satélites de Júpiter. Puede decirse que á él se debe el primer paso para reducir los movimientos de estos 397 astros a las leyes generales de nuestro sistema, y á las fórmu- las de Keplero. Di cese que Bradlev había descubierto desde 1717 la ecuación del cuarto de ellos; pero no la publicó basta 1769. Hasta entonces, las órbitas de los satélites de Jú- piter habian sido consideradas como circulares; sin embargo, la analogía inducía á mirar el sistema de Júpiter como un micróscomo del sistema planetario; y en él debía ejercerse la atracción en el mismo grado, y representarse los mismos fe- nómenos, debiendo ser las órbitas, no circunferencias sino elipses, sus ábsides y nodos estar dotados de un movimiento «directo para los ábsides» y retrógrado para los nodos ; y sus planos, diferentemente inclinados, experimentar algunas variaciones como el de la Luna, etc. Tal es, en efecto, el estado de cosas existente. Verdad es que Delambre declara que el primer satélite no tiene desigualdad propia; y á pesar de todas sus investigacio- nes, no ha podido descubrir en él el menor vestigio de elipti- cidad, de modo que su órbita debe ser circular; lo cual, añade el astrónomo, es quizá una cosa única en el sistema del mun- do. Pero nos inclinamos á creer, con Bailly, que la órbita del primer satélite de Júpiter es matemáticamente elíptica como todas las órbitas planetarias, y que si esto no es sensible para nosotros, consiste en que las desigualdades desaparecen en las pequeñas órbitas tan aproximadas al gran planeta. Al mismo tiempo reconocieron Maraldis y Wargentin que los planos de estas órbitas varían de una manera distinta del de la órbita de la Luna, el cual se baja y se levanta sobre la eclíptica á cada revolución. Las inclinaciones de las órbitas del segundo y tercer satélite no corresponden á su revolución; la del se- gundo, por ejemplo, lo aumenta cada lo años y disminuye en otros 15, lo cual da un período de 36 años para volver al mis- mo punto; la del tercero disminuye durante 66 años, y au- menta en otra duración igual (1697-1763), dando por consi- guiente un período de 132 años. Estas singularidades hacen el sistema lunar de Júpiter, y por consecuencia sus eclipses, mucho mas complejos que los de nuestro planeta. Maraldi II calculó la diferencia del meridiano entre París y Greenwich por los eclipses de estos satélites, y vió que 398 era de 9' 23", por término medio, entre las inmersiones y emersiones, número particular que se aproxima singular- mente á la verdad. Fué uno de los primeros que calcularon las órbitas de los cometas según el verdadero sistema, y estudió el octavo paso observado de Mercurio sobre el Sol. El disco radiante estaba sembrado de manchas mayores que Mercurio, pero ninguna pareció negra ni tan perfectamente redonda. Refiere también el paso de Venus de 1761, en el cual creyó ver al planeta rodeado de una luz que terminaba insensible- mente por ser amarilla; pero según el mismo observa, este aspecto pudo parecerle así por razón del cansancio de su vista. Juan Domingo Maraldi nos parece, como astrónomo, igual por lo ménos á su tio, aunque de carácter más independiente y laborioso. Al final de su memoria de 1740 sobre la dura- ción de los eclipses del segundo y tercer satélite de Júpiter, parece admitir la propagación sucesiva de la luz, contra la que hacia 60 años que se habian declarado todos los de su familia. Cuando Godin partió para el Perú, Maraldi le sucedió en el cálculo del conocimiento de los tiempos, y publicó estas efemérides por espacio de 25 años. A su vez fué reemplazado por Lalande. Hácia 1770 Maraldi se retiró á Perinaldo, lugar de su nacimiento. Lalande heredó su pensión de la Academia, pero se dijo que la habia dejado sus productos. Murió en no- viembre de 1788, después de haber tomado parte en las ope- raciones fundamentales de la carta de Francia, y de haber continuado observando en su retiro sus predilectos satélites de Júpiter. Los fastos de la astronomía mencionan también un tercer Maraldi (Santiago Felipe); pero no es conocido más que por haber dado algunas observaciones de los mismos satélites, hechas en Perinaldo. X1L Cassini II. Santiago Cassini, hijo, discípulo, colaborador y sucesor de Juan Domingo, nació en París en 1677, y entró en la Acá- 399 demía en 1694. ó lo que es lo mismo a la edad de 17 años. No era quizá uno de los pequeños prodigios de que habla Yoltaire, pero sí digno hijo de tal padre. Sus principales obras fueron sus Elementos de astronomía , y su Tratado sobre la magnitud y figura de la tierra . Las observaciones hechas en Uraniburgo, de que hemos hablado en el capítulo acerca de Picard, sobre las variacio- nes anuales, habían llamado la atención de los astrónomos. Flamsteed se ocupaba en ellas desde 1689, á fin de compro- bar el movimiento anual de la tierra, determinando para ello la paralage anual. Había anunciado variaciones más conside- rables y ménos exactas que las de Picard, deduciendo una paralage de 40" ó quiza de 45"; pero es cosa curiosa que en los 7 años que Flamsteed se ocupó en esta cuestión, no la so- metiera á un riguroso cálculo. En 1700 Cassini comparó algunas observaciones de re- fracciones en el aire, según los datos traidos de Inglaterra, con clras hechas por su padre en Suecia é Italia, y obtuvo como resultado, que la potencia de refracción del aire en es- tos tres sitios aumentaba en la proporción de los números 1.000.284, 1.000.360, 1.000.450; por lo tanto, según sus conclusiones, cuanto más nos aproximamos al polo, más con- siderables son las refracciones. El viaje al círculo polar de 1736, demostró que había allí muy poca diferencia con la refracción de París. J. Cassini observó algunas manchas del Sol desde 1701 á 1703, deduciendo de ellas el lugar del polo y la revolución, que halló ser de 27 dias, 12 horas, 21 minutos, y la inclina- ción 7%°. El término medio gráfico que empleó para estas determinaciones no puede dar mas que medios grados. A favor de un eclipse de luna, observó una montaña cuya altura era de mas de tres leguas. Después repitió el experi- mento de Pascal sobre el Puy-de-Dome, á fin de medir su altura; problema cuya ejecución ha sido posteriormente más fácil y precisa. Cuando trató de las mareas observadas en va- rios puertos, vió que Brest hacia más de un año se arreglaba por un cuadrante solar que adelantaba diez y siete minutos. Una cuestión acerca de la cual insistió varias veces el 400 astrónomo, fué la objeción hecha contra el sistema de los torbellinos, ocasionado por el movimiento retrógrado de los cometas. Parecia difícil suponer cómo arrastraba un torbe- llino de occidente á oriente á Marte y Venus, y al propio tiempo á un cometa con un movimiento contrario. Cassini trató de resolver tal dificultad. Tomando dos observaciones extremas del curso del cometa, tira desde la tierra á dicho astro rayos visuales que se cruzan , cualquiera que sea el sentido en que parece moverse el cometa; y si se traza la ruta encima ó debajo del punto de intersección, será siempre posible darle un movimiento directo alrededor del centro. Entonces el movimiento real y el observado se harán en el mismo sentido ó en sentidos contrarios. En general, la escuela de Cassini calcula muy poco; re- duce todo á medios gráficos; y á ella debemos referirnos cuando decimos que la revolución del primer satélite es de 1 dia, 21 horas, 18 minutos y 27 segundos; la del segundo 2 dias, 17 horas, 41 minutos y 12 segundos; la tercera 4 dias, 12 horas, 25 minutos y 12 segundos; y la del cuarto 15 dias, 22 horas, 41 minutos y 12 segundos. En el eclipse total de Sol de 1724, se vió á Venus, Mer- curio, la Cabra y algunas otras estrellas, y al rededor del Sol se descubrió una corona de luz algo prolongada hacia el occidente, fenómeno que después estudiaron algunos astró- nomos. J. Cassini propuso un medio para decidir si la tierra es esférica ó aplastada. «Escójase una montaña elevada, desde la cual pueda descubrirse el horizonte del mar, al norte yfal sur por una parte y por otra en el primer vertical. Tómese la distancia zenital de ambos horizontes, y la tierra será un es- feroide aplastado por el polo si el descenso en el plano del meridiano es mayor que en el vertical, y prolongado encaso contrario. Se hace á sí propio una objeción muy razonable; la refracción terrestre puede elevar desigualmente ambos ho- rizontes, y sería menester repetir con frecuencia las observa- ciones, antes de decidir tal cuestión. En cuanto á la cantidad precisa, es probable que fuera siempre inexacta. En 1732 estableció Cassini un gnomon en la gran sala 401 del Observatorio, el cual quedó abandonado desde hace mu- cho tiempo. En este instrumento, que tenia en mucho apre- cio, halló el cambio de oblicuidad aparente de 27" en 60 años, ó sean 45" por siglo; pero como la nutación había variado 9" en el intervalo, no quedan de ella más que 18 por cada 60 años, ó 30" por siglo. En una memoria publicada en 1732, hizo Cassini investi- gaciones curiosas, cuyos resultados se han confirmado poste- riormente. Trátase de la rotación de Venus, y empieza por el detalle circunstanciado de las observaciones que Domingo hizo en 1667. Una parte brillante, siguiendo muy cerca el borde del planeta, había avanzado hácia el norte casi un quinto de diámetro, desde que salía el sol hasta que estaba á la altura de 7o. No tomó ninguna medida angular, y todo lo apreció á la simple vista como en los cuatro dias siguientes. Domingo no trató de decidir nada sobre los fenómenos de muy corta duración para poder comprobarlos. Sin embargo, dice que en ménos de un dia la mancha acaba su movimiento, de manera que en 23 horas, poco más ó ménos, vuelve á la misma situación sobre el disco de Venus, «lo cual no puede ménos de hacerse con algunas irregularidades.» No se atreve á asegurar si este movimiento se hace por una revolución entera, ó simplemente por una libración. J. Cassini repitió sus investigaciones, y halló para dos observaciones, que desde el 20 al 21 de abril de 1667, la mancha había empleado algo más de 24 horas en hacer una revolución completa. En una tercera observación halló que era de 237* horas. Su padre deducía que no era de un dia completo. No volvió á ver después ninguna mancha bastante apa- rente para determinar la rotación con más exactitud. Observando Bianchini á Venus en 1726, descubrió man- chas cuyo movimiento trató de determinar, y halló una revo- lución de 24 dias y 8 horas del septentrión hácia el mediodía. Schroeter en 1788 fué del parecer de Cassini, habiendo variado sus resultados entre 23 y 24 horas. Prosiguiendo sus investigaciones al año siguiente con un telescopio de Hers- chel, de siete pies, que podia aumentar hasta 970 veces, ob- TOMO XVII. 26 402 servó que los dos cuernos del creciente variaban desigual- mente; y después descubrió en la parte del borde del disco un pequeño punto luminoso, que tomó por una montaña ele- vada 16.021 toesas según su cálculo. Por otras observaciones dedujo también que Venus, como la Luna, tenia montañas mucho más considerables que la tierra. La reaparición de la montaña observada en intervalos muy diversos, desde 35 re- voluciones hasta 747, le dió por resultados 23 horas, 20 mi- nutos y 59 segundos, como tiempo de rotación de Venus sobre su eje. Esta cantidad, dijo Delambre, debe ser suficien- temente conocida, mucho mejor de lo que sería necesario, pues esta revolución no es mas que uná cosa curiosa, de la cual no hará nunca uso la astronomía práctica. No participamos de la indiferencia de Delambre respecto de las cuestiones de la astronomía física. Schroeter nos ha dado por medios análogos la rotación de Mercurio, que es de 24 horas, 5 minutos y 30 segundos. El ángulo del eje con la eclíptica, de 15°, es poco más ó ménos como el de Venus, y también la atmósfera. Respecto de Marte, Gassini halló 24 horas y 40 minutos, Maraldi 24 horas y 39 minutos, Herschel 29 horas, 39 mi- nutos y 217.3 segundos; siendo la inclinación del eje á la eclíptica de 59° 42', y por consiguiente la del ecuador de 30° 18'. Cassini y Maraldi han hallado que la rotación de Júpiter era de 9 horas, 51 ó 56 minutos; Herschel 9 horas, 51 minu- tos y 46 segundos; Schroeter 9 horas 55 minutos y 33 se- gundos. Suponen la inclinación del ecuador de 2 á 3o. Res- pecto de los eclipses de los satélites, hallaron 3o 12' 24". Saturno emplea 10 horas y algunos minutos para hacer su completa revolución. Laplace ha demostrado por medio de la mecánica celeste, que el anillo invertia casi el mismo tiempo. Schroeter estudió también los crepúsculos de Venus, que no dejan de ofrecer interés para nosotros, y halló en este planeta una atmósfera mucho más sensible que la de la Luna, y casi tan grande como la de la tierra. La refracción hori- zontal le pareció ser de 30r 34". Las raras ocultaciones de las 403 estrellas por Venus podrían hacerla sensible, pues algunos astrónomos han creído descubrirla en su paso por el sol, y Messier ha creído ver la de Mercurio. En una historia de la astronomía espone Cassini los tres sistemas, sin decidirse por ninguno de ellos, y solo confiesa las ventajas del de Copérnico, mejorado por Keplero (1). Da dos métodos para las refracciones, la tabla de 108; y los mé- todos que ofrece para construirla constituyen , según Delam- bre, uno de los principales títulos de su gloria. Según las observaciones que se han seguido por espacio de 66 años en el observatorio, asegura J. Cassini que la dis- minución de la oblicuidad ha parecido ser de 30”; lo que da 45” por cada cien años, y no está lejos de la verdad. Para estas observaciones comparadas con las de Eratóstenes, se han hallado 70”. El diámetro solar se deduce de la altura meridiana de ambos bordes, de la duración del paso por el hilo horario, ó bien se mide con el micrómelro filar. En 1732 se colocó un cuarto de círculo de seis pies en el gabinete de la torre orien- tal del Observatorio, donde todavía se veia á principios del siglo. J. Cassini da una larga série de equinoccios observados en el Observatorio de París, y trata en seguida de corregir el que se observó en Alejandría, atribuido á Hiparco, y en el cual dos veces en el mismo dia, y con 5 horas de diferencia, habia aparecido el Sol en el ecuador. Pero supone que la esfera estaba bien colocada, aun cuando Ptolomeo y sus pre- decesores se hayan equivocado en 15f sobre la altura del polo. Halla en seguida para la magnitud media del año solar en los equinoccios: De Hiparco y los (le París 365 dias, 5 horas 48' 49'' Ptolomeo x; 47 48 Albategnio 48 49 Waltherus 48 51 (t) Elementos de astronomía.— París, 1740. m Copérnico * 48' 43" Landgrave 48 49 Tycho 48 47 Riccioli — • 48 35 Domingo Cassini 48 53 J. Cassini se fijaba en 48 47 Mejor hubiera sido referirse á Hiparco , Albategnio y Landgrave, ó bien elegir 48' 50. Delambre cree que aun en el dia no tenemos otra cosa mas segura. REAL OBSERVATORIO ASTRONOMICO DE MADRID. Júpiter y sus satélites en la noche del 21 de agosto. El mundo de Júpiter, miniatura ó compendio del mundo ó sistema solar, compuesto de un globo 1400 veces nías voluminoso que el terráqueo, y de cuatro lunas ó satélites, cuya masa individual escede también por término medio á la de nuestra luna, ha presentado en la noche citada un fenó- meno interesante y curioso, aunque no tan excesivamente extraño que nunca hubiera sido observado hasta la época presente: la desaparición accidental y pasajera de aquellos cuatro satélites, por eclipse natural del uno y pase de los demás por delante del disco del planeta. Et 12 de noviembre de 1681 aconteció, en efecto, una cosa análoga, según el as- trono Molineux refiere; y el 23 de mayo de 1802, el 15 de abril de 1826 y el 27 de setiembre de 1843 se reprodujo también el mismo suceso. Mas aunque el fenómeno se repitie- i 05 se mucho mas á menudo de lo que en realidad acontece, no por eso dejaría de ser digno de exámen y de razonable admi- ración. En la noche última, las condiciones atmosféricas no han sido muy favorables para la buena observación del fenómeno, ó de la série de fenómenos y trasformaciones que en torno de Júpiter debían verificarse. Desde la postura del sol hasta las 9 horas de la noche conservóse el horizonte encapotado y fosco, y por la región oriental, anubarrado y amenazador de próxima tempestad. Los relámpagos que por el E. y S. E. se descubrían, no se amortiguaron y cesaron por completo hasta muy adelanta- da la noche; y el resto del cielo experimentó también fre- cuentes cambios de aspecto, presentándose unas veces sur- cado por gruesas nubes, otras velado por vapores ténues, yá ratos completamente despejado. Por este conjunto de circuns- tancias, hasta las 9 horas de la noche no pudo con algún fruto darse principio á las observaciones, que después se con- tinuaron con interrupciones inevitables hasta la 1 hora y 40 minutos de la madrugada, conforme indican las notas adjun- tas, ordenadas por los observadores D. Miguel Merino y Don Vicente Ventosa. El instrumento empleado en esta operación fue la ecuatorial de Merz, único de que para el objeto, y en una noche como la descrita, podía disponerse con esperanza de obtener algún resultado satisfactorio. (A) Al comenzar la noche hallábase el horizonte anubar- rado y fosco, por la región oriental principalmente, que re- lámpagos muy extensos y difusos iluminaban de continuo. Por este motivo, ni pudo observarse el orto del planeta, ni deter- minarse el momento en que la sombra del tercer satélite principió á penetrar en el disco; fenómeno el último anunciado para las 7 horas, 30 minutos. (B) Poco antes de las 8 horas se desveló parcialmente y por breves momentos el cielo. A las 7 horas, 58 minutos, 24 segundos, el tercer satélite se hallaba como pegado al límite del planeta, y parecía muy próximo á penetrar por completo en el disco; pero de repente se nubló todo, y la observación quedó interrumpida. 406 ( C ) Hasta las 9 horas no volvió á despejarse la región del cielo donde estaba el planeta; y trascurrieron sin que pudieran ser determinados los momentos de la entrada en el disco de la sombra del cuarto satélite, 8 horas 2 minutos (?), y de la inmersión del segundo á la sombra proyectada por Júpiter, 8 horas 55 minutos (?). (D) Se despejó á las 9, y sobre el disco del planeta se vieron entonces las sombras de los satélites tercero y cuarto, y en medio de ambas la imagen del tercero como un punto redondeado y también oscuro, aunque menos que las sombras propiamente dichas. (E) A las 9 horas, 9 minutos, 12 segundos, el cuarto satélite se veia pegado exteriormente al limbo del planeta. A las 9 horas, 15 minutos, 7 segundos, todavía se colum- braba un puntito saliente. A las 9 horas, 15 minutos, 37 segundos, el disco del pla- neta estaba perfectamente redondeado. (F) La sombra del primer satélite penetró en el disco, sin que por el mal estado de la atmósfera, y por su pequeña se- paración del mismo satélite, pudiera determinarse el momento con mediana aproximación á la verdad siquiera. (G) A las 9 horas, 47 minutos, 17 segundos, el primer satélite se veia separado aún por una simple línea negra del limbo del planeta. A las 9 horas, 50 minutos, 7 segundos, había ya dicho satélite penetrado en el disco casi por completo. A las 9 horas, 50 minutos, 42 segundos, el disco estaba redondeado, y el satélite se descubría en el interior y sobre una de las bandas del planeta, como un punto brillante y bien definido. (H) A las 10 horas el aspecto de Júpiter y de sus satéli- tes era el siguiente, referido todo á la visión inversa ó propia del anteojo. A un lado y á otro del Ecuador del planeta se descubrían dos bandas coloreadas, mas ancha y accidentada la inferior que la superior. Sobre esta se destacaban otras dos bandas paralelas y mucho mas estrechas, y como diluidas por los bor- des; y por bajo de la otra se percibía una quinta banda ó línea 407 coloreada y ténue. Y el segmento inferior presentaba una tin- ta parda ó algo verdosa, uniforme, tan intensa como las ban- das centrales, y mucho mas que la coloración análoga del segmento ó borde superior. Al E. (visión inversa), y como á un tercio del centro del planeta, en el borde inferior de la banda brillante septentrio- nal,se descubría la sombra del tercer satélite; á continuación, y un poco mas elevada, en el borde de la misma banda, la imagen oscura, aunque menos que la sombra del mismo cuer- po; á continuación, y mas elevada todavía, la sombra del cuarto; cerca del borde occidental, por cima de la banda ci- tada y debajo de la inmediata superior, paralela y mas ténue, la imagen también oscura de este cuarto satélite; y bajo la banda principal á que se ha hecho referencia, y cerca todavía del borde occidental ó de ingreso, el primer satélite, brillante, y su sombra bien definida. La traslación de estas dos imáge- nes del 0. aparente hácia el E., era sensible por momentos. (K) A las 10 horas 50 minutos, el aspecto del planeta era análogo al descrito, pero muy distinto el de los satélites. Todas las imágenes habían avanzado hácia el E., y la del pri- mero, brillante ó clara en un principio, se atenuó, y antes de llegar al medio de la cuerda que describía sobre el disco, desapareció ó se apagó por completo. (L) A las 11 horas 26 minutos, el tercer satélite se per- cibía dentro del disco; pero no bajo el aspecto de un punto ó manchita oscura, sino claro ó brillante. A las 11 horas, 27 minutos, 47 segundos, parecía tocar en el limbo. A las 11 horas, 28 minutos, 22 segundos, apuntaba por el E. como un granito brillante. A las 11 horas, 29 minutos, 7 segundos, continuaba aso- mando. A las 11 horas, 30 minutos, 7 segundos, parecía despren- dido casi. A las 11 horas, 31 minutos, 42 segundos, hallábase ya separado del planeta. (M) A las 11 horas, 55 minutos, la sombra del primer satélite distaba ya poquísimo del limbo. 408 (N) A las 11 horas, 57 minutos, 7 segundos, reaparece el segundo satélite súbitamente por la región occidental, y como pegado á la banda meridional, mas intensa y brillante de todas. (P) A las 11 horas, 58 minutos, 7 segundos, la sombra del primer satélite toca en el borde del planeta, y el mismo satélite vuelve á verse como un punto brillante. (O) A las 12 horas, 1 minuto, 7 segundos, descúbrese el primer satélite junto al mismo borde, pero dentro del disco todavía. A las 12 horas, 1 minuto, 47 segundos, ya parece que está fuera. A las 12 horas, 2 minutos, 87 segundos, no queda duda de su emersión total. (R) A las 12 horas, 34 minutos, 7 segundos, la sombra del cuarto se hallaba pegada al borde del disco. A las 12 horas 37 minutos, todavía se percibe un poco. A las 12 horas 39 minutos, es muy dudoso si se descu- bre algún vestigio de aquella sombra. A las 12 horas, 40 minutos, 30 segundos, no se descubre nada. (, S ) A las 13 horas 7 minutos, obsérvase que el satélite cuarto palidece á medida que se aproxima al limbo oriental aparente, como si propendiera á convertirse de oscuro en claro, á semejanza, aunque en grado menor, que los satélites tercero y primero. A las 12 horas, 17 minutos, 7 segundos, se percibe este cuarto satélite con mucha dificultad, á causa de su cambio de tinte ó trasformacion indudable y bastante rápida de oscuro en claro. (T) Empeora el estado de la atmósfera. La imagen de Jú- piter aparece borrosa ó fosca y ondulante. A las 13 horas 22 minutos, ni vestigios del cuarto satélite se descubren den- tro del disco del planeta. (U) A las 13 horas, 33 minutos, 22 segundos, se duda ó sospecha si empieza ó no la reaparición del cuarto satélite. A las 13 horas, 34 minutos, 47 segundos, se descubre ya en el limbo un puntito saliente. 409 A las 13 horas, 38 minutos, 7 segundos, está ya casi des prendido el satélite. A las 13 horas, 38 minutos, 37 segundos, la separación es indudable. Resumen. Desde las 9 horas 50 minutos, hasta las 11 ho- ras 27 minutos, Júpiter, habilualmente acompañado de cuatro satélites, parecía por completo abandonado ó solo en medio del espacio. El segundo satélite estaba eclipsado por la som- bra del planeta, como la luna suele de vez en cuando estarlo cuando penetra en la de la tierra; y los otros tres se proyec- taban sobre el disco ó cara brillante del mismo astro, como la luna se proyecta sobre la tierra cuando hay eclipse de sol. Pero aquellos tres satélites, situados delante de Júpiter, arro- jaban tres sombras sobre el disco, y en vez de cuatro satélites brillantes como de ordinario, parecía que el planeta tenia seis oscuros, aunque de oscuridad muy desigual. La imagen del cuarto satélite, oscura en la región central del planeta, lo era cada vez menos á medida que se acercaba al borde oriental, hasta llegar á desvanecerse por completo minutos antes de su reaparición ó separación del disco. La del tercero, oscura también hácia el centro, presentó cerca del borde la misma fase que la anterior; y antes de abandonar el disco se convirtió en imagen clara ó brillante. Y la del primero, imperceptible casi cerca del centro, era á distancia muy considerable todavía de los bordes, y junto á los mismos bordes del planeta, de un brillo superior á las de los dos satélites precedentes. De lo cual parece deducirse: primero, que la intensidad luminosa del primer satélite es mayor que la del tercero, y la de este mayor también que la del cuarto; y segundo, que el brillo de Júpiter no es uniforme sobre todo el disco, sino que disminuye muy sensiblemente desde el centro hácia los bor- des, como disminuiría el de un globo rodeado de una capa de gases, ó atmósfera absorbente análoga á la de la tierra. Madrid 22 de agosto de 1867.=El Director, Antonio Aguilar. FISICAS. QUIMICA INDUSTRIAL. Nuevo procedimiento para blanquear las hebras , hilos y tejidos de algodón , cáñamo , lino y sedas. (Les Mondes, 16 mayo 1867.) ' Las hebras, hilos y tejidos de origen vegetal, contienen dos especies de sustancias colorantes; unas solubles después de la oxidación en las legías alcalinas, otras inherentes á la celulosa, y que deben blanquearse por el oxígeno del aire y de la luz, ó por compuestos químicos capaces de desprender oxí- geno en estado naciente. Los métodos que hasta ahora se han empleado para decolorar las sustancias textiles, se fundan to- dos en el uso alternativo de las dos especies de agentes: 1 .° los agentes oxidantes; 2." los agentes disolventes. Por perfectos que sean estos métodos, tienen sin embargo dos defectos. l.° El agente de oxidación opera unas veces con suma lentitud, cuando se toma de la atmósfera; otras repentinamente y con peligro de destrucción de las fibras, cuando es el cloro ó una combinación clorada, tal como, por ejemplo, los hipoclorilos. 2. 9 El agente disolvente que á su vez es generalmente un ál- cali, disuelve con mucha lentitud la cantidad de sustancia co- lorante modificada por los agentes de oxidación. El método nuevo de blanqueo se funda: 1.* en el uso de sustancias que 411 pueden suministrar oxígeno activo en cantidad mayor que el aire atmosférico, sin tener para ello acción deletérea sobre las fibras y los tejidos; 2.° en el uso de disolventes que tengan la propiedad de oxidar y disolver á la vez la sustancia colo- rante de las textiles. Los agentes de oxidación que se reconocen como mas efi- caces y mas á propósito para reemplazar la acción combinada del aire y de la luz, del cloro y de los hipoclorilos, son: l.°El ácido permangánico producido por la descomposición de los permanganatos, por medio del ácido hidrofluosilícico. 2.° Los permanganalos alcalinos á los cuales se hayan añadido cloru- ros, sulfatos, fluosilicatos alcalino-térreos, capaces de formar sales con la base del ácido permangánico, “en el momento mis- mo en que este ácido descompuesto por las fibras pase al esta- do básico. Consideremos, por ejemplo, un baño de permanganalo de sosa, al cual se haya añadido sulfato de magnesia; si en él se sumerjen hebras, hilos ó tejidos, estos descompondrán el áci- do permangánico del permanganato, apoderándose de una parte de su oxígeno desprendido en su estado naciente, que los blanqueará, al mismo tiempo que se cubrirán de una mez- cla de sesquióxido y de peróxido de manganeso, y quedando á descubierto la sosa, que obra sobre el sulfato de magnesia, se trasformará en sulfato de sosa, y precipitará una cantidad de magnesia equivalente. MM. Tessié du Motay y Maréchal, han adoptado definitiva- mente, como agente de disolución ú oxidación, una mezcla de lejías alcalinas y de una débil cantidad de manganato de pota- sa ó de sosa, ó mas sencillamente todavía los óxidos de man- ganeso precipitados sobre las fibras, hilos ó tejidos, disolvién- dose y pasando al estado del mínimum de oxidación, en líqui- dos calentados y que contengan una corta cantidad de potasa ó de sosa causticas. Para ello se opera de la manera siguiente. I. Blanqueo de estopas, hilos ó tejidos de algodón, cáñamo ó lino. Se lavan primero en agua caliente y después se des- engrasan en una lejía alcalina. En seguida se sumerjen en un baño que contenga en disolución, bien ácido permangánico ó m permanganalo de sosa, al cual se haya añadido sulfato de mag- nesia. Después de esta inmersión, que debe prolongarse por espacio de unos quince minutos, se apartan las sustancias que hay que blanquear, y se ponen, ya en lejías alcalinas ó en baños que contengan, bien ácido sulfuroso ó ácido nitrosulfú- rico ó peróxido de hidrógeno. En el primer caso las libras, hilos ó tejidos se calientan á 100° en lejías por espacio de muchas horas, hasta que los óxidos de manganeso que las cu- bren se hallen disueltos en parte ó en totalidad. En el segundo caso, las sustancias que se blanquean se dejan en baños que contengan ácido sulfuroso ó nitrosulfúrico, ó agua oxigenada, hasta el momento en que la laca del óxido de manganeso que las cubre se disuelva completamente, después de lo cual se lavan muchas veces: -1.° en una disolución de ácido perman- gánico ó de permanganato; 2. 3 en las lejías alcalinas ó en los disolventes de los óxidos de manganeso antes citados, conti- nuando así hasta su completa decoloración. Un baño de blanqueo que contenga, según la naturaleza de las fibras, hilos ó tejidos que haya que decolorar, de 2 á 6 kilogramos de permanganato de sosa, basta para blanquear completamente 100 kilogramos de algodón, de cáñamo ó de lino hilados ó tejidos. II. Blanqueo de las lanas ó sedas. El procedimiento es el mismo, con la diferencia de que la lejía alcalina es una diso- lución débil de jabón, y de que se emplea ácido solo sulfuro- so. La aplicación industrial de estos procedimientos hecha en las fábricas de Mr. Yerlav, en Comines (Norte), ha puesto en claro los siguientes resultados. 1. ° Los hilos de cáñamo y de lino se blanquean comple- tamente en un dia. 2. a Las telas de cáñamo ó de lino, tampoco tienen altera- ción blanqueándose en el término de 3 dias. 3. u El coste del blanqueo completo es por término medio, para los hilos, de 35 céntimos el kilogramo, y para las telas de 6 francos cada 100 metros. Por los métodos de blanqueo mas rápidos y económicos que actualmente se practican, los hilos y las lelas de cáñamo y lino exijen para adquirir una completa blancura, según el estado del cielo y de las eslacio- 413 nes, los primeros, quince dias el mínimum y treinta el máxi- mum, y por otra parte, el coste del lavado completo sube en tal caso, en los hilos á 45 céntimos el kilogramo, y en las lelas á 9 francos cada 100 metros. Para llegar al resultado práctico de que acabamos de ha- blar, se necesitan hallar procedimientos económicos: l.°para producir el manganato de sosa; 2.° para trasformar dicho man- ganato en permanganato. Diremos por último, que el precio de fabricación del manganato de sosa, por medio de los pro- cedimientos de MM. Tessié du Motay y Maréchal, es tal que se puede dar á los lavadores á 1 franco el kilogramo. Su trasformacion en permanganato es fácil, y se verifica á bajo precio, bien por medio del sulfato de magnesia, del cloruro de magnesia ó del cloruro de calcio. La ecuación siguiente esplica esta trasformacion. 3 ( KO , Mn O 3 ) + 2 ( MgOS, 0 3) = KOMn*CT + Mn*+ 2 ( KO.SO*)+Z{MgOKO ) 414 METEOROLOGIA. Resumen de las observaciones meteorológicas hechas en el Real Observatorio de Madrid en el mes de diciembre de 1866. OBSERVACIONES GENERALES. Dia 1.— Encapotado y lluvioso, de temple agradable y viento moderado. Dia 2. — Lluvioso también y muy nuboso. De las dos á las cuatro horas de la larde descúbrese por el S. E. un nimbus tempestuoso y se oyen algunos truenos lejanos. Dia 3. —Variable y cada vez ménos nuboso. Dia 4. — De roclo y neblina, por la mañana; despejado, apacible y tibio, como un hermoso dia de primavera, en adelante. Dia 5. — Apacible y templado asimismo; pero muy húme- do y nuboso, y lluvioso desde las cinco á las nueve horas de la noche. Dia 6.— Muy nuboso, húmedo, tranquilo y templado. Dia 7. — Nuboso, por la mañana; parecido al anterior, por tarde y noche. Dia 8.— Variable y cada vez ménos nuboso; apacible también y templado. Dia 9.— De rocío, por la mañana; nebuloso, á medio día; y encapotado, por tarde y noche. Continúa la atmósfera en calma. Dias 10 y 11 .—Nebulosos y tranquilos. Dias 12 y 13.— Más nebulosos y húmedos todavía. Dia 14. — Levanta la niebla, por la tarde; y queda la no« che encapotada y húmeda. Arrecia un poco el viento. 415 Dia 15. — Muy ventoso, por la mañana y al empezar la tarde; tranquilo otra vez y muy húmedo el ambiente, por la noche. Dia 16. — De niebla densa y continua. Dia 17. — Levanta la niebla á media mañana y queda con esto un hermoso dia. Dia 18.— Completamente despejado y parecido al an tenor. Dia 19. — Nebuloso al amanecer, y variable luego. Dias 20, 21 y 22. — De rocío y ligera escarcha ; neblina por la mañana; algunos celajes, cada dia más abundantes, por la tarde; y despejados, por la noche. Hermosos dias, pro- pios de la estación. Dias 23 al 26.— De escarcha y cirri por la mañana; algo nubosos por la tarde y un poco ventosos. En la noche del 24 concluye por nublarse casi en totalidad el cielo; y en la del 25 abundaron también los celajes y se formó un hermoso halo lunar. Dias 27, 28 y 29.— Continúa la escarcha. Dias apaci- bles, despejados y frios.— Luz zodiacal muy perceptible en las tres noches. Dia 30. — Escarcha muy abundante, pero que se funde con rapidez en las primeras horas de la mañana. Nebuloso, á medio dia. Cubierto y muy desapacible por la tarde. Cede un poco la destemplanza, por la noche. Dia 31. — Cubierto de continuo el cielo y con aspecto de nevar. Viento del S. y S. 0. muy frió. Llovizna, y se eleva un poco la temperatura, por la noche. 416 FECHAS. BAROMETRO. TERMOMETRO. in A. máx. A. mín. Oscilación. T 1 m T. ni áx. T. mín. Oscilacio 1 m m 698,24 ni m 699,39 rom 697,38 2,01 0 8,2 0 9,5 0 4,3 0 4,7 2 703,20 706,68 700,24 6,44 12,1 16,1 8,2 7,9 3 710,30 712,20 708,34 3,86 10,8 15,2 7,5 7,7 4 712,25 713,60 711,65 1,95 10,7 14,8 6,2 8,0 5 711,12 711,71 710,30 1,41 9,5 11,6 6,5 5,1 6 711,27 711,92 710,90 1,02 10,1 12,4 8,9 3,S 7 711,14 712,07 710,54 1,53 9,3 11,2 6,4 4,8 8 714,04 715,28 712,90 2,38 9,8 13,4 8,3 5,1 9 716,57 717,74 714,68 3,06 7,7 11,1 3,2 7,í 10 716,90 717,64 716,39 1,25 6,0 8,2 4,9 3,c 11 715,40 716,03 714,67 1,36 4,6 7,0 3,8 3,í 12 715,19 715,85 714,65 1,20 3,3 7,1 -1,4 8,1 13 713,06 714,35 712,34 2,01 4,1 7,2 1,3 5,í 14 710,74 711,72 710,16 1,56 5,9 10,2 1,3 8,í 15 711,41 712,72 710,59 2,13 11,0 15,1 5,6 9,1 16 714,90 715,79 713,92 1,87 5,9 8,0 4,3 3,' 17 715,37 716,69 714,73 1,96 8,2 15,2 1,0 14,5 18 713,70 714,88 713,02 1,86 9,4 16,6 1,0 15,1 19 714,55 715,69 714,23 1,46 5,0 8,6 2,2 6, 20 713,61 714,74 712,87 1,87 6,7 12,6 1,4 11, 1 21 713,25 713,94 712,73 1,21 7,8 13,9 2,1 11,! 22 713,03 714,21 712,39 1,82 7,2 13,7 2,0 11,' 23 713,90 714,61 713,64 1,17 4,2 9,5 —0,2 9; 24 715,22 716,39 714,57 1,82 4,8 9,1 0,0 9, 25 713,55 714,89 712,60 2,29 5,6 9,9 1,6 8,: 26 711,71 712,47 710,82 1,65 3,5 9,0 -1,4 10, 27 713,35 714,01 712,40 1,61 4,0 10,5 -1,0 11 ¡ 28 713,22 714,29 712,63 1,66 3,5 10,4 —2,0 12, 29 710,28 711,96 709,00 2,96 2,3 9,3 —2,0 11, 30 706,30 708,00 704,56 3,44 0,5 2,4 —3,2 5, 31 700,74 703,56 697,69 5,87 2,9 5,6 0,6 5, 1.a d.a 710,50 717,74 697,38 20,36 9,4 16,1 3,2 12, 2.a 713,79 716,69 710,16 6,53 6,4 16,6 -1,4 18, 3.a 711,32 716,39 697,69 18,70 4,2 13,9 —3,2 17, Mes. 711,85 717,74 697,38 20,36 6,6 16,6 3,2 19, 417 PSICROMET ' r. h,„ RO. Tn 1 m ATMOHETRO. Evaporación. PLÜYIOM Lluvia. ETRO. Dias. ANEMOMETR Dirección. 0. Veloc. NUBES. FECHAS, 95 n mm 7,6 mm 0,0 mm 19,3 » N.E. kils. 453 10,0 1 ,1 88 9,3 0,3 6,5 » E.S.E. 315 9,4 2 3 8S 8,3 0,6 » » N.N.E. 328 2,7 3 ,6 83 7,9 1,2 » » N.N.E. 359 2,3 4 1 92 8,2 0,5 5,2 )) E.N.E. 249 9,3 5 5 94 8.7 1.0 » » N.E. 160 8,4 6 4 95 8,5 0,4 0,2 » S. 169 10,0 7 3 85 7,8 0,6 » » N. (var.) 109 5,0 8 7 91 7,2 0,2 » » N.E. 160 8,7 9 4 93 6,8 0,3 » » E.S.E. 125 10,0 10 13 95 6,1 0,1 » » S.E.-O. 153 10,0 11 3 96 5,7 0,5 » » O.N.O. 84 10,0 12 2 97 6,0 0,4 0,6 )) S.N.O. 126 8,6 13 0 89 6,3 0,9 » ,) S. 265 9,1 14 2 76 7,5 1,9 » » 0. 549 6,7 15 'i 96 6,7 0,8 )) » NO. 108 10,0 16 ' 5 83 6,9 0,4 » » N.O. 196 2,1 17 1 71 6,3 0,8 » » N. 304 0,0 18 U 94 6,2 0,5 » » N.E. 209 6,0 19 í 83 6,2 1,2 » » N.E. 224 0,0 20 1 ! 63 5,0 1,1 » » N.E. 339 2,1 21 15 1 64 4,7 1,2 » » N.E. 171 3 7 22 1 78 4,9 0,6 ,, » E. 325 0.6 23 77 5,0 1,4 » » E. 493 4.1 24 i 11 80 5,2 1,3 » » N.E. 353 6,0 25 |l 1: 82 4,7 0,8 » » N.E. 195 5,0 26 1 1 1 1 80 5,0 1,1 » » N.E. 151 0,9 27 |1|1' 79 4,8 0,6 » » E.N.E. 121 0,1 28 |M 84 4,7 0,7 » » S.S.E. 137 0,6 29 i 0 4,4 0,3 » » S. 102 8,9 30 '( « 5,1 0,3 1,7 »> s.o. 466 10,0 31 ) o 8,0 0,51 31,2 4 E.N.E. 243 7,6 1.a d. '¡1 1 88 6,4 0,73 0,6 1 N.O. 222 6,2 2 a íji 1 '9 4,8 0,87 1,7 1 E.N.E. 267 3,8 3.a ¡,)l 86 6,4 0,71 33,5 G N.E. 245 5,8 Mes. tOMO XVII, 27 418 Resúmen de las observaciones meteorológicas hechas en el Real Observatorio de Madrid en el mes de enero de 1867. OBSERVACIONES GENERALES. Dia 1. — Nuboso y variable. A las tres horas de la larde graniza por breves momentos. Desde las tres á las cinco ob- sérvase cerca del horizonte, por el S., y del 0. al E., un banco de enormes cumuli , de bordes interiormente desgarra- dos, de figura muy variable, y aspecto tempestuoso. Dias 2 y 3. — De escarcha y neblina, por la mañana; despejados por tarde y noche.— Descúbrese alguna nieve en Guadarrama.— Luz zodiacal intensa. Dia 4. — Continúa la escarcha. Neblina y celajes, por la mañana; nuboso y variable, por la tarde y noche. Dia 5.— Escarcha muy ténue. Cubierto de celajes, por la mañana, y de slrati cada vez más densos, por la tarde; lluvia continua y tranquila, desde el oscurecer hasta la madrugada siguiente. Dias 6 al 10. — Muy ventosos y anubarrados, templados y húmedos, y con mucha frecuencia, lluviosos. Dias 11 al 13. — Parecidos á los cinco anteriores. El viento sigue soplando con fuerza, del S. al 0., la atmósfera se conserva encapotada y muy húmeda, y elevada la tem- peratura. En el último dia, sin embargo, el termómetro des- ciende ya sensiblemente; el barómetro, que desde el dia 9 venia descendiendo, comienza á subir, por el contrario; y el viento propende hacia el N. 0. y N., arreciando cada vez más. Dia 14. — Amanece cubierto el suelo de una ténue capa de nieve congelada, viento del N., fuerte y muy frió, por la mañana ; tarde nubosa y más apacible; noche despejada y bastante tranquila. —Aumenta la nieve en Guadarrama. 419 Dia 15. — De intenso frió, por la mañana; despejado y ventoso, por la larde; cubierto desde las nueve de la noche. Nieva un poco á esta hora. Dia 16.— Parecido al anterior; nuboso y de intenso frió. Dia 17. — Cubierto. Desde las diez y media horas de la mañana hasta las dos de la tarde cae una regular nevada, compuesta de copos ó granos menudos, sueltos y angulosos, con viento fuerte del N. E. y arremolinado á veces, y tempe- ratura muy baja. Ceden el viento y el frió, por la tarde. Vuelve á nevar un poco por la noche. Dia 18. — Nebuloso. Fúndese mucha parte de la nieve caída en el dia anterior. Dias 19 y 20. — Vuelven á soplar los vientos del S. E., S. y S. 0.; aumenta la temperatura; y llueve con frecuencia. Dias 21 y 22. — Parecidos á los anteriores, aunque ménos húmedos. Dia 23.— Apacible, nuboso y muy templado. Dia 24. — Semejante al anterior, hasta las tres horas de la tarde. A las tres y media desálase como un huracán, del S. al S. O., que arrastra hácia el rumbo opuesto grandes nubes, de bordes desgarrados y colgantes, y aspecto tempestuoso, de las cuales se desprende alguna lluvia. A las cinco, des- pués de haber soplado algunos ratos, á razón de 25 y 30 me- tros de velocidad por segundo, se apacigua el viento. Noche despejada y húmeda. Dia 25.— Variable; nuboso y ventoso. Dias 26 al 31. — De rocío, neblina y algunos celajes, por la mañana; despejados y calurosos, luego; despejados también y tranquilos, por la noche.— Hermosos dias de primavera. m FECHAS. BAROMETRO. TERMOMETRO. ^ m A. máx. A. mín. Oscilación. T 1 m T. máx. T. mín. Oscilación, mra DIID mm mra o 0 0 0 1 696,90 698,48 695,63 2,85 3,4 7,1 0,5 6,6 2 698,78 699,33 698,08 1,25 0,8 6,2 -3,3 9,5 3 700,46 702,28 699,31 2,97 0,7 6,3 ¡-4,2 10,5 4 704,85 705,92 703,23 2,69 3,0 8,7 ¡-3,8 12,5 5 705,56 706,90 704,40 2,50 3,8 6,5 —0,4 6,9 6 706,71 708,28 704,69 3,59 10,3 14,1 3,8 10,3 7 705,45 707,87 703,99 3,88 11,2 14,5 8,8 5,7 8 702,60 704,76 701,15 3,61 7,8 9,4 5,7 3,7 9 703,83 705,53 702,76 2,77 9,0 10,9 4,7 6,2 10 700,08 702,77 695,89 6,88 9,4 10,9 8,2 2,7 11 697,52 698,02 696,67 1,35 9,6 11,2 8,0 3,2 12 693,70 695,71 691,34 4,37 8,6 11,6 7,1 4,5 13 688,32 690,75 686,23 4,52 4,6 10,5 -1,2 11,7 14 695,41 697,28 693,45 3,83 -1,4 0,5 —3,4 3,9 15 700,58 701,84 698,13 3,71 —2,2 2,1 —5,5 7,6 16 701,29 702,34 700,44 1,90 —0,6 3,8 -4,5 8,3 17 692,13 696,43 688,46 7,97 —2,0 —0,6 —5,0 4,4 18 696,35 698,71 694,24 4,47 0,6 2 2 —1,8 4,0 19 696,43 697,66 695,48 2,17 5,0 Ú 2,0 4,4 20 696,21 696,77 695,46 1,31 6,3 11,0 3,4 7,6 21 704,12 707,92 699,81 8,11 6,8 9,7 4,2 5,5 22 710,80 711,64 709,31 2,35 7,6 9,7 4,0 5,7 23 710,56¡7 11,54 709,88 1,66 10,0 14,5 6,7 7,8 24 705,88 708,64 702,74 5,90 9,2 15,5 6,2 9,3 23 710,25 712,52 708,12 4,40 7,7 12,9 4,8 8,1 26 714,87 715,92 713,67 2,25 7,0 13,9 0,4 13,5 27 715,14 715,98 714,65 1,33 9,2 15,3 1,3 14,0 28 712,06 713,58 711,10 2,48 9,5 15,9 2,2 13,7 29 713,58 714,18 712,85 1,33 7,8 13,1 3,6 9,5 30 714,38 714,78 713,76 1,02 6,4 13,4 0,2 13,2 31 715,98 716,53 715,37 1,16 7,8 14,9 1,6 13,3 1.a d.a 702,52 708,28 695,63 12,65 5,9 14,5 —4,2 18,7 2.a 695,79 702,34 686,23 16,11 2,9 11,6 —5,5 17,1 3.a 711,60 716,53 699,81 16,72 8,1 15,9 0,2 15,7 Mes. 703,58 716,53 686,23 30,30 5,7 15,9 -5,5 21,4 i* 421 PSICROMETRO. ATMOMETRO. j PLUVIOMETRO. ANEMOMETRO. NUBES. FECHAS. T-T'm Tn Am Evaporación. Lluvia. Dias. Dirección. Veloc. 0 2,1 70 mm 4,0 mm 1,5 mm 2,8 » O.N.O. kils. 301 6,1 1 1,7 73 3,4 0,8 » » O.N.O. 164 0,0 2 ' 1,6 76 3,7 0,6 » » N.O. 218 2,6 3 1,2 84 4,8 i,i » » s.o. 231 7,4 4 0,8 88 5,3 0,4 8,4 » s.o. 207 10,0 5 1,0 89 8.5 1,0 4,8 » s.s.o. 535 6,7 6 u 88 8,8 1,0 5,1 » S.S.E. 662 9,3 7 0,9 89 7,0 0,7 4,1 » S.S.O. 719 8,6 8 1,0 88 7,7 1,2 » » s.o. 887 9,6 9 0,4 95 8,5 0,5 15,8 » s.s.o. 703 10,0 10 0,9 90 8,0 0,3 0,7 » s.o. 861 9,7 11 0,7 91 7,7 0,4 3,9 » s.s.o. 317 8,9 12 1,2 83 5,3 0,5 3,7 » S. (var.) 634 9,9 13 1,2 80 3,3 0,8 » » N.N.E. 907 5,9 14 1,1 83 3,1 0,8 » » N.-S. 356 3,3 15 U 83 3,7 0,8 » » O.N.O. 391 2,0 16 ! 0,3 95 3,8 0,8 6,8 » N.N.E. 610 9,6 17 ! 0,3 94 4,6 0,8 » » S.E. i(var.) 319 10,0 18 0,4 95 6,2 0,8 15,4 » E.S.E. 401 9,9 19 0,7 91 6,5 1,5 6,7 » S.S.O. 651 8,4 20 1,2 86 6,3 1,6 1,3 » O.S.O. 684 7,1 21 0,9 90 7,0 1,8 » » S. (var.) 267 10,0 22 1,8 81 7,4 1,2 » » E. 356 6,1 23 1,9 81 7,0 2,1 1,1 » S. 614 5,3 24 2,1 75 5.8 1,6 » » O.S.O. 720 5,6 25 1,9 78 5,8 1,6 » » N.-S. 175 1,6 26 1,9 79 6,9 1,2 » » S.S.O. 198 0,6 27 2,1 77 6,9 1,2 » » O.N.O. 255 0,0 28 3,0 66 5,0 1,8 » » E.N.E. 291 0,0 29 2,0 76 5,5 1,5 » » S. 164 0,6 30 2,3 73 5,7 1,5 » )) N.E. 196 2,3 31 1,2 84 6,2 0,88 41,0 6 S.O. 463 7,0 1.a d.a 0,8 88 5,2 0,75 37,2 6 S.O. 545 7,8 2.a 1,9 78 6,3 1,56 2,5 2 s.o. 367 3,6 3.a 1,3 83 5,9 1,08 80,7 14 s.o. 451 6,0 Mes. CIENCIAS NATURALES BOTANICA. Enumeración de las Criptógamas de España y Portugal; por D. Miguel Colmeiro, Catedrático del Jar din Botánico de Madrid . (Continuación.) VIL HONGOS. AGARICACEAS. AAAAAA AGARICINEAS. Agaricus. A. radiatus Bolt., t. 39, f. c . A. stercorarius Bull, t. 68, 542, f. 2. Hab. España (Colm.) en los estercoleros, May., Oct. (v. y..) Castilla la Nueva (Colm.) Aragón (Pardo, Loscos): Castelserás (Pardo, Loscos). Baleares : Menorca (Oleo). A. ephemerus Bull., t. 542, f. 1. Fr. A. momen- táneas Bull., t. 128. A. stercorarius Scop . 423 Hab. España (Colm., Texid.) y Portugal (Brot.) en los es- tercoleros. May., Oct. (v.v.) Cataluña (Colm., Texid.) Aragón (Pardo, Loscos). Galicia (Colm.) Castilla la Nueva (Colm.) Portugal (Brot.) Baleares (Oleo). Nomb. vulg. Catal. Bolet de femer (Texid.) A. ephemeroid.es Bull., t. 582, f. 1. Hab. España en Aragón (Pardo, Loscos) en los estercole- ros. Set., Oct. (n. v.) A. niveus Pers., Flor, dan., t. 1671. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Los- cos) sobre el estiércol de caballo. Ag., Nov. (n. v.) A. cinereus Bull., t. 88. Fungus venenatus Vil Quer . A. fimetarius L. Schceff., t. 100. Hab. España (Quer., Lag.) y Portugal (Vand.), sobre el estiércol, la tierra y los troncos de ios árboles en varias pro- vincias. Jul., Oct. (v. v.) Aragón (Xarne): Villarluengo (Xarne), Tarazona (Jubera.) Castilla la Nueva (Lag.): Madrid dentro del Jardin Botá- nico (Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) (*) (*) Los hongos de Titáguas descritos por Clemente ascienden á unas 140 especies, que consideró como nuevas en su mayor parte, denominándolas en concepto de tales, y que no son fáciles de reconocer por las descripciones originales mas ó menos com- pletas actualmente depositadas en la Biblioteca de la Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales de Madrid. Pocos son los agáricos que Clemente refirió á las especies conocidas, y llegan á 77 los que tuvo por nuevos; hizo otro tanto respecto de dife- rentes géneros, siendo 27 las especies presentadas por el mismo como descritas por primera vez. Resulta por tanto ser 36 sola- mente los hongos indicados en Titáguas, que puedan admitirse sin un comparativo examen, bastante largo y penoso, cuyo re- sultado seria quizá disminuir considerablemente el número de las especies nuevas aun en la época del descriptor de ellas. 424 Andalucía (Prol.): Málaga (Prol.) Portugal (Yand.) Baleares (Ramis, Weyler): Menorca (Ramis.) Nomb. vulg. Casi . Hongo délos estercoleros (G. Ort.) Ca- tad. Rolet de femer (Palau), Pixacá (Oliver.) Val. Fongo de corral (?): Balear. Pixacá (Ramis.) A. pseudo-extinctorius D. C. A. extinctorius Bull. , t. 437, f. 1, non L. Hab. España (Lag.) en los estercoleros y cerca de ios ár- boles. Set., Nov. (v. v.) Aragón (Jabera): Tarazona (Jubera.) Castilla la Nueva (Lag.): Madrid entre el Puente de Sego- via y el Soto de Migas-Calientes, y dentro del Jardin Botánico (Lag.) Nomb, vulg. Cast. Hongo matacandelas (G. Ort.?) A. micaceus Bull., t. 246, 565. A. lignorum Scop.y Schceff ., t. 66. A. truncorum Scop. Schceff., t. 6. A Cloacee Clem. Hab. España en los prados y huertas cerca de Titáguas, pueblo de Valencia (Clem.) Set., Nov. (n. v.) A. deliquescens Bull., t. 437, f. 2, t. 558, f. 1. A. fuscescens Schceff ., t. 17. A. aqueus Brot. Hab. España (Colm.) y Portugal (Brot.), en los prados y huertas. Ag., Oct. (v. v.) Aragón (Pardo, Loscos.): Castelserás (Pardo, ,Loscos). Castilla la Nueva (Colm.) Portugal (Brot.): cercanías de Coimbra (Brot.) Baleares: Menorca (Oleo.) A. atramentarius Bull., t. 164. A. luridus Bolt.f t. 54. A. fimelarius Sow ., t. 188. A. deliquescens Flor, dan., t. 1370. A. fugax Schceff ., t. 67, 68. Amanita cinérea Lam. Agaricus ovatus. Curt . Hab. España en Cataluña (Colm.) y Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Loscos), al pié de los árboles y en los sitios húmedos. En., Dic. (v. v.) A. sterquilinus Fr. Mich. , t. 80, f. 3. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Los- cos) sobre la boñiga. Set., Oct. (n. v.) 425 A. comatus Mull. Flor, dan., t. 834. A. fimetarius Bolt., t. 44. Clem. A . porcellaneus Schwff., /. 46-47, Brot. Hab. España (Asso, Clem.) y Portugal (Brot.), en las huertas y entre los escombros en varias provincias. Set., Oct. (v. v.) Aragón (Asso). Castilla la Nueva (Colm.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Portugal (Brot.): cercanías de Coimbra (I). Bapt.), Ex- tremadura (Brot.) Var. p ovalas Fr. Agaiicus ovatus Schwff ., t. 7. Brot. Portugal (Brot.) A. cylindricus Fr. Schwff., t. 8. Brot. Hab . Portugal cerca de Coimbra (Brot.), en sitios areno- sos y húmedos. Oct., Nov. (n. v.) A. digitaliformis Bull., t. 22, 225, f. 1. A . congre- gaos Bull. , t. 94? A. pallescens Schwff . Brot. Hab. España en Cataluña cerca de Barcelona y Gerona (Texid.), y Portugal cerca de Coimbra (Brot.), sobre los tron- cos y raíces de los sauces y álamos. Set., Marz. (n. v.) Nombr. vulg. Catal. Pitjol? Bolet de pila (?). A. striatus Bull., t. 552, f. 2. A. plicatus Schwff., t. 31. Hab. España en Aragón? (Pardo, Loscos), sobre la tierra en los bosques y prados. Oct.? (n. v.) A. fimicola Fr. Buxb. cent. IV, t. 28, f. 4. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Los- cos) en las huertas y praderas. Oct. (n. v.) A. fimiputris Bull., t. 66. A. clypeatus Bott., t. 57. Hab . España en Cataluña (Texid.) y Aragón (Xarne) so- bre la boñiga y el estiércol de caballo. Set., Oct. (n. y.) A. separatus L. A. nitens Bull., t. 84. A. semiovatus Sow., t. 131. Hab . España en Santander (Salcedo) y Portugal (Vand.) sobre la boñiga en los prados y bosques. Ag. (n. v.) 426 A. stercorarius Fr. A. adnatus ffuds. Hab. España en Cataluña (Texid.) y Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Loscos), sobre el estiércol y la boñiga en los sitios húmedos y selvosos. Ag., Oct. (n. v.) Nombr. vulg. Cat. Bolet de femer (Texid.) A. praecox Pers. A. wstivus Auct. A. candicans Schceff. t. 217. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Los- cos), en los campos. May., Jul. (n. v.) A. campestris L. Flor, dan., t. 704. Schceff. t. 33. Fungas esculentus 1 Quer. A. edulis Bull., t. 134, 514. A. arvensis Schceff. Brot. Clem. Hab. España (Lagun., Quer.) y Portugal (D. Bapt.), en los campos y bosques de todas las provincias. Ag., Oct. (v. v.) Cataluña (Quer.) Aragón (Asso, Jubera): Tarazona (Jubera.) Santander (Salcedo.) Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso), Tuy (R. Bust.) Castilla la Vieja (Larruga): Avila (Larruga.) Castilla la Nueva (Lag.): Madrid dentro del Jardin Botáni- co y cerca del Manzanares (Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.), Villafranca del Cid' (S. Bened.) Andalucía (Prol.): cercanías de Málaga (Prol.) Extremadura (Yillaescusa): Alange (Villaescusa.) Portugal (D. Bapt., Brot.): Coimbra (D. Bapt.) Baleares (Weyler): Menorca (Ramis, Oleo.) Nombr. vulg. Cast. Xeta (Lob. de Av.), Hongo (Lagun., Cienf.), Ceta (Huerta), Seta (Cienf., Sarm.), Lobito? Seta de arenales y tierras enjutas? Seta de Cañaherla? (Cienf.), Hongo común ó vulgar (Ouer.), Hongo, Hongo de comer ó bueno, Hongo negro, el adulto (Clem.), Hongo comestible (Prol.), Hongo campesino, Seta campesina (G. Ort.). Porl. Cogumelo, Cugumelo(A. Lus., Lagun., Mont., Brot.), Cocumelo, Cogumelo do campo, Agárico dos campos, Cogumelo das ignarias (Brot.) Gall. Pan de Lobo (Sobr.) Catal. Bolet (Lagun.), Bolet de 427 camp., Bolet comú (Bassag.), Camparol (Texid.) Val. Fongo (S. Bened.) Balear. Bolet (Ramis), Girgola blanca (Barceló). Vasc. Zuzac, Cizac, Susac (Larram.) Var. y flavescens Kicks. Agaricus Georg. Gmel. España en varias partes (Palau): Aragón en Val de Linares (Asso), y en Villarluengo (Xarne). Cast. Cagarrias según algunos (Asso, Palau.) ?A. Loscosii Rabenh. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás al pie del hinojo (Pardo, Loscos.) Oct.? (n. y.) A. bombycinus Schssff., t. 98. A. incarnatus Batsch. Amanita incar nata Pers. Hab. España en Galicia cerca deTuy (R. Bust,), sobre los troncos de los árboles. Ag., Set. (n. v.) A. variabilis Pers. Obs. 2, t. 5, f. 12 . A. sessiüs Bull., t. 152, 581, f. 3. A. niveus Jacq. Flor, austr t. 288. Hab. España (?) é Islas Baleares, en Menorca (Oleo), sobre los troncos podridos y la tierra. Oct. (n. v.) A. olearius DC. Fungas venenatus V Quer. Hab. España (Quer.), en Aragón (Pardo, Loscos), sobre las raices de los olivos y otros árboles. Oct., Marz. (n. v.) A. involutus Batsch. A. contiguas Bull, t. 240, 576, f. 2. Soto., t. 98. Hab. España (?) é Islas Baleares, en Mallorca (Trias, Camb.) y Menorca (Oleo), sóbrela tierra en los bosques. Ag., Noy. (n. v.) A. tenelius Lag. Stipite albo-fusco, gracili; pileo te- nuissimo, superne concaviusculo, margine undulato-crispo, lamellis undulatis. Lag. Ms. 428 Hab. España en Madrid, dentro del Retiro, entre los es- combros (Lag.) Nov., Dic. (n. y.) A. flavidus Scliseff., t. 35. A. lignatilis Bull. , t. 554, f. 1. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Lós- eos), sóbrelos troncos podridos. Set., Nov. (n. v.) A. mutabilis Schseff., t. 9. Fungus esculentus Vlll Quer. Hab. España (Quer.), sobre los troncos de los árboles. May., Nov. (v. v.) Var. a caudicinus Fr. Agaricus caudicinus Pers. A. xy- lophilus Bull., t. 530, f. 2. Nombr. vulg. Calad. Gua tendre? Bolet d’arbre 6 de soca, Pollancró, Pollaten (?) A. togularis Bull., t. 595, f. 2. Hab. España en Aragón cerca de Torrecilla y Castelserás (Pardo, Loscos), sobre la tierra. Ag., Set. (n. v.) A. mammosus L. A . decipiens Pers. non W. Hab. España en Galicia cerca del Ferrol (L. Alonso), en los prados. Ag., Nov. (n. v.) A. cinnamomeus L. Bolt., t. 150. Sow., t. 205. A. croceus Schoeff ., /. 3, non Bull. A. ileopodius Bull., t. 586, f. inf. Hab. España en los bosques de Aragón (Xarne), Santan- der (Salcedo) y en las Islas Baleares (Weyler), particular- mente en Monorca (Ramis, Oleo). Jul., Dic. (n. v.) Nombr. vulg. Balear. Esclatasanch (Ramis.) A. violaceus L. A. araneosus violaceus Bull., t. 250, 598, f. 2, A. 429 Hab. España en Aragón cerca de Villarluengo (Xarne), y hacia Tarazona (Jubera), en sitios sombríos. Set., Oct. (n. v.) Nombr. vulg. Cast. Seta de pié azul? (Cienf.) A. umbrinus Pers. A. araneosus Bull. , t. 600. Hab. España cerca de Madrid, en la Casa de Campo (Lag.) en sitios sombríos. Ag., Oct. (n. y.) A. Prunulus Pers. Fungus esculentus 111 Quer. A. albellus Schwff., t. 78. A. Mousseron Bull ., t. 142. A. pal - lidus Sow., t. 143. Hab. España en los Pirineos de Cataluña, cerca de Olot, Berga, Bagá (Quer, Lavedan), y en Aragón (Xarne) sobre la tierra, en los bosques. Abr., May. (v. v.) Nombr. vulg. Cast. Moserñon (Quer, Palau), Muceron (Barn. padre), Mojardon, Hongo moscado (Bassag.) Catal. Mu- xernun (Quer), Muxarnun (Lavedan), Moxernon, Moxarnon, Moxarnó (Bassag.) A. perpusillus Lumm. A. applicatus Flor, dan., t. 1295, f. 1. A. cucullatus Brot. Hab. España (?) y Portugal (Brot.), sobre los árboles, en las cercanías de Coimbra (Brot.) Set., Dic. (n. v.) A. stypticus Bull., t. 140, 507, f. 1. A. betulinus Boíl., t. 72, f. 1. A. flavelli forráis Sow., t. 109. Hab. Portugal en la Beira boreal (Brot.), sobre los troncos secos en los bosques. Oct., Dic. (n. v.) A. ulmarius Bull,, t. 510. Fungus venenatus VI Quer. Hab. España (Quer.) sobre los troncos de los olmos, ála- mos y otros árboles, en Asturias cerca de Oviedo (Pastor, L. P. Ming.) y en otras provincias. Oct., Dic. (n. v.) Nombr. Vulg. Cast . Hongo de olmo (Cienf.) A. petaloides BulL, t. 226, 557, f. 2. 430 Hab. España (?) é Islas Baleares en Menorca (Oleo), sobre los troncos de los árboles. Set., Oct. (n. y.) A. salignus Pers. Tratt. cest. Schw ., t. 4, f. 8. Hab. España (Clem.) sobre los troncos de los sauces y otros árboles en diversas provincias. Oct., En. (n. v.) Aragón (Pardo, Loscos): Castelserás (Pardo, Loscos). Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) A. ostreatus Jacq. Flor, austr ., t. 288. A. dimidia - tus Bull., t. 508. Hab. España en Cataluña, cerca de San Juan de las Aba- desas, sobre los maderos (Texid.) Ag., Oct. (n. v.) Nomb. mlg. Calal. Bolet d’orella (?) A. suffrutescens Brot. Hab. Portugal sobre los leños húmedos de las despensas, en Coimbra. Oct., Dic. (n. v.) A. eorticalis BuIL, t . 519, f. 1, A . corlicola Pers . . Hab. España en Madrid sobre los árboles del Prado. (Lag.) Oct., Febr. (v. v.) A. lacteus Pers. A nanus Bull. 563 exclus. B. S. T . A. papillatus Hoffm. Nom.t t. 3, f. 2. Hab. España (?) é Islas Baleares, en Menorca (Oleo),’ sobre la tierra, en los brezales, é igualmente sobre los ramillos y hojas délos pinos. Ag., Nov. (n. v.) A. galericulatus Schaeff., t. 52, A. fislulosus Bull.y t. 518 excl. H. P. A. campanulalus L. A. griseus Lag. Ms.? Slipite cylindrico, fistuloso, basi radicante, hirsuto; piteo orbiculari, subplano, villoso, crenulato, lamellis griseis tri- plicis seriei. Lag. Ms. Hab. España, en Madrid, dentro del Retiro (Lag.), entre los despojos de los árboles. Dic. (n. v.) Var. p afjinis Lag. Ms. Stipite albo, fistuloso, basi fie- xuoso, superne striato; pileo campanulato, lamellis griseis, 431 triplicis ordinis. Lag. Ms. Jardín Botánico de Madrid, entre los rosales, y pegado á trocitos de leña (Lag.) Dic. (n. v.) A. Hudsoni Pers. A. pilosus Iluds. Soiv., t. 164. Hab. España en Aragón? cerca de Chiprana y Castelserás? (Pardo, Loscos) al pie de algunas plantas. Set., Oct. (n. v.) A. caulicinalis Bull., t. 522, f. 2. A. stipitarius $Fr. Hab. España en Madrid cerca del rio Manzanares (Lag.) y en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Loscos) junto á los estípites de los equisetos muertos. Oct.? (n. v.) A. Morí Lev. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Loscos) y Yalencia en Tiláguas? (Clem.) Oct.? (n. v.) A. Rotula Scop. A. androsaceus Bull., t. 64, 569, f. 3, non L. A. nigripes Schrad. Flor, dan., t. 1134, f. 1. Hab. España en Madrid dentro del Jardín Botánico (Lag.) y en Aragón (Xarne) sobre los troncos de los árboles y sus hojas. En., Dic. (v. y.) A. Vaillantii Fr. A. nilidus Gunn. Vaill. , t. 11, f. 21—24. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Loscos) sobre los ramos y hojas caídas. Ag., Set. (n. v.) A. r ame alis Bull,, t. 336. A. candidas Bolt., t. 39, f. D. A. candidus Lag. Ms.? Stipite capillari , incurvo, albido, basi hirto; píleo albo, convexo, margine crenulato, lamellis candidissimis, triplicis seriei. Lag. Ms. Hab. España en Madrid dentro del Jardín Botánico y Retiro (Lag.), en las grietas de las cortezas de los olmos. Dic. (n. v.) A. Clavus Bull., t. 148. Ilab. España en Galicia, cerca del Ferrol (L. Alonso), sobre los ramos, hojas y troncos podridos. Ag., Oct. (n. v.) A. esculentus Wulf. Jacq. Coll. 2, t. 14, f. 4. A. perpendicalaris Bull., t. 422, /*. 2. A. Clavus Schceff., I. 59. Hab. España en Madrid dentro del Jardín Botánico (Lag.) sobre la tierra. En., Marz. (v. v.) 432 A. oreades Bolt., t. 151. A tortilis DC. A. pseu- do-mousseron Bull., t . 144, 528, f. 2. A. pratensis Sow ., /. 247. Hab. España en Cataluña (Colm.), principalmente en los Pirineos orientales (Texid). May., Nov. (v. v.) Nomb. vulg. Cat. Camaseca (Texid.), Correóla (?) A. pyxidatus Bull., t. 568, f. 2. A. subhepaticus Batsch., f. 211. Ilab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo» Loscos) é Islas Baleares en Menorca (Oleo), sobre la tierra. May., Nov. (n. v.) A. umbelliferus L. A. pseudo-androsaceus Bull. , t. 276. A. niveus Flor, dan., t. 1015, f. 1. A. ericelorum Pers. Hab. España en Galicia cerca del Ferrol (L. Alonso), y en Aragón (Xarne, Pardo, Loscos), sobre la tierra en los ma- torrales. May., Nov. (n. v.) A. cespitosus Bolt., t. 41, (. C. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Los- cos), sobre la tierra, entre los musgos, y en los troncos vie- jos. Oct., Dic. (n. v.) A. giganteus Sow., t. 244? Fungus venenatus 11 1 Quer . Hab . España (Quer). Oct. (n. v.) A. contortus Bull., t. 36. Hab . España en Cataluña (Colm., Texid.) en los bosques al pie de los árboles. Oct. (v. v.) Nombr. vulg. Catal. Alsinellas (Texid.), Alsinens (?) A. velutipes Curt. Lond. 4, t. 70. A nigripes Bull., t. 344, 519, f. 2. Hab . España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Los- cos), sobre la tierra y los troncos de los árboles. Oct., Dic. (n. v.) A. arcuatus Bull., t. 443, 589, f. 1. 433 Hab. España en las cercanías de Madrid (Lag.), sóbrela tierra. Oct., Nov, (n. v.) A. laccatus Schseff., t. 13. A. amethysteiis Bull. , t. 570, f. 1. Hab. España en Extremadura, cerca de Alange (Villaes- cusa), é Islas Baleares (Barceló), sobre la tierra. Jun., Nov. (n. v.) Var. a sub carneas Dub. Agaricus farinaceus Bolt., t. 64. Sow. t. 208. A. coccineus Wulf. A. scarlalinus Bull., t. 570, f. 2\ A. kermesinus Flor, dan., t. 715. Funqus venenalus VIH Quer ? Hab. España en los Pirineos de Cataluña y en los de Ara- gón cerca de Jaca? (Quer.) Set., Oct. (n. v.) A. dentatus L. A. conicus Schwff t. 2, f. 9. A. croceus Bull., t. 50, 524, f. 3, et Brol.f A. auranti acus Sow., t. 381. Hab. España en Madrid denlro del Retiro (Lag.), en Ga- licia, cerca del Ferrol (L. Alonso), en Andalucía cerca de Osuna (Maldonado), y Portugal en Beira? (Brot.) sobre la tierra en las praderas. Set., Oct. (n. v.) A. Eryngii DC. Fungus esculentus II Quer. A. vio - laceus G. Orí. non L. Hab. España sobre el cuello del Cardo corredor en el circuito de Madrid (Quer., Colm.), en Aragón (Pardo, Coseos), y en Valencia cerca de Titaguas (Clem.) Set., Oct. (v. v.) Nomb. vulg. Casi. Seta de cardo (Cienf., Quer, Palau), Seta de cardo corredor (Barn. padre), Chirgolas (Pardo, Lós- eos). Val. Bresquilles (?), Presquillas (S. Bened.) Balear. Gir- gola de cart (Barceló). A piperatus Scop. Bolt., t. 21. A. acris Bull., t. 200 non Bolt. A. amarus Schceff., t. 83. Hab. España (Xarne) y Portugal (?) en los bosques. Oct., Nov. (v. y.) Cataluña (Colm.): Gerona (Texid.) TOMO XVII. 434 Aragón (Xarne): Villarluengo (Xarne.) Santander (Salcedo.) Valencia (S. Bened.j: Villafranca del Cid (S. Bened.), Pe- ñagolosa (?). Baleares (Weyler): Menorca (Ramis, Oleo.) Nombr. vulg. Cast. Hongo pimentero (Barn. padre.) Catal. Pebrás, Pebrazo, Pebrot (?), Farinera? Escaldabechs, Tarran- dós, Terrandós (Texid.) Val. Pebrasa, Girgola (S. Bened.) Balear. Girgol (Ram.), Esclatasanch de llet (Barceló). A. zonarius Bull., t. 104. A. flexuosus Pers. A. flexuosus p Fr. Hab. España en Cataluña (Colm.), sobre la tierra en los bosques. Jul., Oct. (v. v.) Nombr. vulg. Catal. Cabras, Bolet de cabra? (Texid.) A. subdulcis Pers. A. dulcís Bull., t. 224. A. B. A. lactifluus Bolt., t. 3. Hab. España en Cataluña (Colm.) y Santander (Salcedo) sobre la tierra en los bosques. Agost., Oct. (v. v.) Nomb. vulg. Catal. Llaterolas? (Texid.), Llelerolas blancas y vermellas (?). A. deliciosus L. Fungas escalentas VII Quer. A. zonarius Boíl., t. 141. A carneas Clem.? Hab. España (Huerta , Quer.) y Portugal (Yand.) so- bre la tierra en los pinares de varias provincias. Jul., Nov. (v. v.) Cataluña (Colm., Texid.) Aragón (Xarne, Pardo, Loscos): Villarluengo (Xarne.) Castilla la Nueva (Huerta): Escalona (Huerta), Alcarria (Clem.) Valencia (Clem.): Titaguas (Clem.), Peñagolosa (?), Villa- franca del Cid (S. Bened.) Var. p albidus Clem. Titaguas (Clem.) Var. y crocatus Clem. Titaguas (Clem.) Nomb. vulg. Cast. Mizcalo (Huerta), Níscalo (Lavedan), Misclo (Clem.). Fort. Mizcarro? (Lagun.), Miscaros? (Mont.), Catal. Rovellon (Lavedan), Rovelló (Texid.), Rovellonina ó Vinalell, el avinado, Rovellon groch ó Vinalell groch, el ama- rillo. Val. Revelló, Rovelló, Revellon, Rovellon (Clem.), Re- m bollon blanco (Clem.), la var. albida, Rebollón del rodeno ó Rodenal, Misclo de Aragón (Clem.), la var. crocata. A. acris Bolt., t. 60, non Bull. Fungus venenatus 11 Quer. A. deliciosus var. Batsch. Cont. 1, f. 68. Hab. España en Extremadura cerca de Alange (Villaes- cusa), sobre la tierra en los bosques y sitios sombríos. Ag., Nov. (n. v.) A. necator Bull., t. 14. Fungus venenatus I Quer. Hab. España (Quer.), en los bosques y sitios sombríos. Ag., Oct. (n. y.) A. torminosus Schaeff., I. 12. A. piperatus Z. A. necator Bull., t. 529, /'. 1. Hab. España (?) é Islas Baleares en Mallorca (Trias, Camb.) y Menorca (Oleo). Jul . , Oct. (n. v.) Á. furcatus Pers. A. bifídus Bull., t. 26. Var. p heterophyllus Fr. A. pectinaceus a Bull., i. 509, f. L. M. N. A. lacteus , virescens et lividus Pers. Cataluña (Colm.) Nomb. vulg. Catal. Verderol (?) k A. ruber DC. A. sanguineus Bull., t. 42. Amanita rubra Lam. Hab . España en Aragón cerca de Villarluengo (Xarne), y Portugal (Vand.), en Alentejo y Beira (Brot.), en los bosques. Jul., Set. (n. v.) Nomb. vulg. Catal. Bolel vermell (?) A. pectinaceus DC. excl var. a A. integer Bolt., t. 1. A emeticus Fr. Hab. España en Aragón (Xarne) é Islas Baleares en Me- norca (Oleo), sobre la tierra en los bosques. Ag., Oct. (n. y.) A. alutaceus Pers. A. campanulatus, griseus, cceru - leus, olivaceus, ochraceus Pers. Hab . España en Cataluña (Colm.) sobre la tierra en los bosques sombríos. Ag., Oct. (v. v.) Nomb. vulg. Catal. Cualbras blancas, negras y vermellas? (Texid.); Cuagras blancas, negras y vermellas? Puagras blan- cas, negras y vermellas? Lloras blancas, negras y vermellas? Llorell? Palomins, las blancas (?), Criambres blancas, pardas 436 y coloradas? (Martorel). Crueldas ó Cruellas blancas, roseas y de color sanguíneo? (Pardo, Loscos). A. nudus Bull., t. 439. Hab. España en Madrid dentro del Retiro (Lag.) sobre la tierra. Oct., Nov. (n. v.) A. bulbosus Huds. non Soto. Pers. nec Bull . A. vio - laceus Y til. Flor, dan., t. 1133. A personalus Fr. A. bicolor Pers. Hab. España en Asturias cerca de Oviedo (Pastor, L. P. Ming.) sobre la tierra en las huertas y sitios sombríos. Oct., Nov. (n. v.) A. leucocephalus Bull., t. 428, /. 1. A. albus Pers . A. Columbelta Fr. Hab. España en Cataluña y las cercanías de Madrid (Colm.) é Islas Baleares en Menorca (Oleo) en los bosques. Oct., Nov. (v. v.) Nomb . vulg. Cal al. Cul gros? Cogoma? (?) A. equestris L. A. luteus Balsch. A. aureus Schwff., t. 41. A. flavo-virens Pers. Hab. España (Xarne) sobre la tierra en los bosques de varias provincias. Set., Dic. (n. v.) Aragón (Xarne): Villarluengo (Xarue). Santander (Salcedo.) Baleares: Menorca (Ramis, Oleo.) Nomb. vulg. Balear. Camaseca (Ramis.) A. pustulatus Pers. Hab. España (La vedan, Xarne) sobre la tierra en los bosques. Oct., Nov. (n. v.) Nomb. vulg. Casi . Tetas (Laved.) A. pilulseformis Bull., t. 112. Fungus venenatus 1 X Quer. Hab. España (Quer.) y Portugal (Brot.) al pie de los árbo- 437 les entre los musgos en los campos, selvas y huertas. Oct., Nov. (n. v.) A. cristatus Bolt., t. 7. A. subantiqualus Basich. A. colubrinus y Pers. Mich., t. 78, f. 7, 8. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Lós- eos), sobre la tierra en los montes. Set., Nov. (n. v.) A. proceras Scop. Brot. Schceff t. 22, 23. A. co- lubrinus Bull., t. 78, 583. A. extinctorius L. Fr. Hab. España en Cataluña (Colm.) y Portugal (A. Lus., Brot.), sobre la tierra en los bosques y huertas. Set., Nov. (v. v.) Nomb. vulg. Cast. Hongo matacandelas (G. OrL), Agárico apagador (Palau), Parasol, Cogumelo, Cogomelo (Roques), Port. Tortulho, Turtulho (A. Lus., Brot.), Capáo dos pobres, (Brot.) Catal. Camaseca de algunos? Cugumellas (Texid.) A. muscarias L. Schceff t. 27, 28. A. pseudo-auran - tiacus Bull., t. 122. Amonita muscaria Pers . Hab . España (Salcedo, Colm.) y Portugal (Vand.) sobre la tierra en los bosques. Ag., Oct. (v. v.) Cataluña (Colm.) Aragón (Lletget, Pardo, Loscos.) Santander (Salcedo.) Portugal (Yand.) A. caesareus Schseff., t. 258. A. aurantiacus Bull., t. 120. Amanita aurantiaca Pers. Hab . España (Lag., Colm.), sobre la tierra en los bosques de varias provincias. Jul., Oct. (v. v.) Cataluña (Colm.): Vallés (Colm.), Gerona (Texid.) Castilla la Nueva? (Lag.) Nomb. vulg. Catal. Auriola, Reits (Texid,), Reig (?) Ous de Reig, antes de su salida de la volca, ó Rovell d’ou (Texid.) A. vaginatus Bull. t . 98, 512. Amanita vaginata el involuta Lam. Hab. España en Cataluña (Colm., Texid.) sóbrela tierra en las márgenes de los pinares. Oloñ., Primav. (v. v.) Nomb. vulg. Catal. Pantinella? Pimpinella (Texid.) 438 A. phalloides Bull., t. 2, 577. A. bulbosus et verru- cosus DC. A. vernalis Bolt., t. 48. Ámanita venenata Pers . Amanita venenosa Clem. Hab. España (Clem.) en los bosques y sitios sombríos sobre la tierra en diversas provincias. Jul., Oct. (n. v.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Extremadura (Yillaescusa): cercanías de Alange (Villaes- cusa). Baleares : Mallorca (Barceló). A. vernus Bull., t. 108. Amanita verna Pers. Fun~ gus venenatus IV Quer. Hab. España (Quer) en Aragón, entre los pinos de Mon- royo y Peñaroya (Pardo, Loscos), é Islas Baleares (Barceló) sobre la tierra en los bosques. Prim., Verán, (n. v.) Nomb . vulg. Cast. Cogomasa (Pardo, Loscos). Cantharellus. C. laevis Fr. Telephora muscigena Pers. T. vulgar is Pers., t. 7, f. 6. Hab. España en Valencia cerca de Titáguas (Clem.) entre los musgos. Set., Nov. (n. v.) G. cibarius Fr. Fungus esculenlus V et VI Quer. Agaricus cantharellus L. Schceff. t. 82. Bull. t. 62, 505, f. 1. Merulius cantharellus Pers . Hab. España (Quer, Xarne) é Islas Baleares (Barceló) so- bre la tierra en los bosques de varias provincias. Ag., Nov. (v. v.) Cataluña (Colm., Texid.) Aragón (Xarne): Yillarluengo (Xarne). Nomb. vulg.Catal. Rosiñol, Rusiñol (Texid.), Pa y carn (?), Cresta de galí (?) Cabrillo (Roques), Cabrid ó Cabrito? (Mar- torel). Balear. Oreyanes, Oreya de Hebra (Barceló). C. aurantiacus Fr. Agaricus aurantiacus Wulf. in Jacq. Mise. 2, t. 14, f. 3. Merulius aurantiacus Pers. Hab. España en Madrid dentro del Retiro sobre la madera de las norias (Lag.), si no es otro parecido. Dic. (n. v.) Nomb. vulg. Balear . Pixacá (Barceló). 439 Schizophyllum. S. commune Fr. Agaricus alneus L. Schwff. t. 246, f. 1. Bull. t. 346, 581, /’. 1. A. multifidus Batsch. Hab. España (Cav., Lag.) y Portugal (Brot.) sobre los troncos de los árboles en diversas provincias. Inv., Prim. (v. v.) Cataluña (Cav., Pourr.): Barcelona (Cav.), Montagut (Pourr.) Aragón (Pardo, Loscos): Caslelserás, Torrecilla (Pardo, Loscos). Castilla la Nueva (Lag.): Madrid dentro del Jardín Botá- nico (Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Murcia (Herb. Madr.) Andalucía (Clem.): cercanías de Córdoba, Sierra del Valle cerca de Jerez de la Frontera (Clem.) Portugal (Brot.) Baleares: Mallorca (Trias, Camb.), Menorca (Oleo). POLIPOREAS, Boletus. B. luteus L. Schceff. t. 114. B. annularis Bull. t. 332. Hab. España (Xarne, Pastor) sobre la tierra en los bos- ques de varias provincias. Oct., Nov. (n. v.) Aragón (Xarne): Villarluengo (Xarne), Torrecilla, Castel- serás (Pardo, Loscos). Asturias (Pastor). Portugal (Brot.) Baleares: Menorca (Oleo). Nomb. vulg. Catal. Estaperol (?), Bolet de bestia (Pardo, Loscos), 440 B. luridus Schaeff., t. 107. B. rubeolarius Bnll. t. 100, 490. B. tuberosas Schrad. Hab. España en Cataluña (Colm.) sobre la tierra en los bosques. Ag., Nov. (n. v.) Nomb. vulg. Catal. Mata-parens (?).— -Este nombre, ó sea el de Mata-parientes, aplicable á los boletos venenosos, se da en Tiláguas, pueblo de Valencia, á los agáricos fugaces, y principalmente á los Coprinos, según Clemente. B. edulis Bull., t. 60, 494. B. bovinus Gmel. non L. B. es cuten tus Pers . Hab. España (Asso) y Portugal (D. Bapt.) sobre la tierra en los bosques de varias provincias. Ag., Nov. (v. v.) Aragón (Asso): cercanías de Linares (Asso). Cataluña (Colm.) Asturias (Pastor): Oviedo (L. P. Ming.) Galicia (L. Alonso): cercanías del Ferrol (L. Alonso), Tuy (R. Bust.) Portugal (D. Bapt.): Coimbra (D. Bapt.) Nomb. vulg. Catal. Cigró, Raurich (?) B. sereus Bnll., t. 385. Hab. España en Cataluña cerca de Mataré (Colm., Texid.) sobre la tierra en los bosques. Set., Nov. (v. v.) Nomb. vulg. Catal. Cigró? Pinatell, Mullaró, Mullarich (?), Ubarell (Texid.) B. cyanescens Bull., t. 363. B. conslrictus Pers . Hab. España en Cataluña (Colm., Texid.) sobre la tierra en los bosques. Ag., Nov. (v. v.) Nomb . vulg. Catal. Mata-parens (Texid.) B. capricida Clem. Hab. España en Tiláguas, pueblo de Valencia (Clem.) Otoño? (n. v.) Nomb. vulg. Cast . Matacabras amarillo, Matacabras (Clem.) Polyporus. P. perennis Pr. Boletas perennis L. Flor. Dan. t. 1075, f. 1. B. coriáceas Schceff. t. 125. Bull. t. 28, 449, A 2. 441 Hab. España (L. Alonso, Pastor) sobre la tierra y los troncos viejos en diversas provincias. Oct., Nov. (v. v.) Aragón (Pardo, Loscos). Asturias (Pastor). Galicia (L. Alonso, Coira.) Portugal (Vand.) Nomb . vulg. Port. Cucamello, Cucumellus (Yand.) Catal . Esca falsa. Esca do soca moría (Texid.), nombres aplicables á diversas especies. P. rufesceus Fr. Sistotrema rufescens Pers. le. pict. t. 6. Var. p biennis Dub. Boletus biennis Bull. t. 449, f. 1. España y Portugal (?) sobre la tierra. Oct., Nov. (n. v.) P. lucidas Pr. Boletas lucidus Leyss. Sow. t. 134. B. laccatus Timm. Polyporus laccatus Pers . Boletus obliquatus Bull. t. 459. Boletus verniceus Brot. Hab. España sobre los troncos de los árboles en los Piri- neos orientales (Texid.) y Portugal en Tras-os-Montes (Brot.) é islas Baleares en Mallorca (Trias, Camb.) Verán, (n. v.) Nomb. vulg. Port. Miscaro rabudo (Brot.) P. frondosus Pers. Boletus frondosus Schranck. Flor. dan. t. 952. Barr. t. 1272. Hab. España en Cataluña (Texid.) sobre las encinas. Otoñ. (n. v.) P. imbricatus Pr. Boletus imbricatus Bull . t. 366. Hab. España sobre los troncos viejos en Guadalajara (Colee. Madr.) Oct., Nov. (v. s.) P. hispidus Pr. Boletus hispidus Bull. t. 210 , 493. B . velutinus Sow. t. 345. Hab. España sobre los troncos de los árboles, entre ellos la morera, en Moixent (Duf.) y Tiláguas (Clem.), pueblos de Valencia. Verán, (n. v.) P. croceus Pr. Boletus croceus Pers. Hab. España en Cataluña (Texid.) sobre los troncos cario- sos de las encinas. Otoñ. (n. v.) P. suaveolens Pr. Boletus suaveolens L. Sow . t. 228, non Bull. Polyporus suberosas Bolt. t. 162. Hab. España sobre los troncos de los sauces y álamos, en 442 Galicia cerca de Tuy (R. Busl.), y en Aragón cerca de Torre- cilla y Castelserás (Pardo, Loscos). Otoñ., ínv. (v. v.) P. populinus Pr. Hab. España en Cataluña y Galicia cerca de Santiago (Texid.) Otoñ. (n. v.) P. versicolor Fr. Boletus versicolor L. Bull. t. 86. B. atro-rufus Schceff. t. 268. Hab. España (Asso, Xarne) y Portugal (Brot.) sobre los troncos de los árboles en diversas provincias. Verán., Otoñ. (v. s.) Aragón (Asso, Xarne): cercanías de Epila (Asso), Villar- luengo (Xarne), Castelserás (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo). Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso). Valencia (Clem.): Tiláguas (Clem.) Andalucía (Clem., Lag.): Granada (Clem.) Portugal (Brot.) Var. p olearum Pers. Cataluña en Gerona (Texid.) P. Sabinee. Boletus Sabinoe Clem. Hab. España en Valencia cerca de Titáguas, sobre los ra- mos del Juniperus phcenicea (Clem.) Otoñ.? (n. v.) P. abietinus Fr. Boletus abietinus Dicks , t. 9, f. 9. B. incarnatus Schum. Flor. dan. t. 1298. Hydnum parasiticum Timm. Willd. H. decipiens Schrad. Hab. España en Santander (Salcedo), y en Andalucía cerca de Córdoba (Clem.) sobre los troncos caídos. Otoñ. (n. v.) P. cinnabarinus Fr. Boletus cinnabarinus Jacq. Fl. austr. t. 304. B. coccineus Bull. t. 501, f. 1. Hab. España en Valgrande de Asturias (Lag.) sobre los troncos y ramos de diferentes árboles. Otoñ. (n. v.) P. pinícola Fr. Agaricus I Quer, tab. XXlll? Boletus pinicola Sw. B. igniarius Fl. dan. t. 953. Pers. non L. Hab. España sobre los abetos en Cataluña, particular- mente en los Pirineos, monte de San Juan del Herm, bosque próximo á Fornols y bosque del Coll ele Barata, camino de Barcelona á Manresa (Quer). Perenne (n. v.) P. fraxineus Fr. Boletus fraxineus Bull. t. 433, /'. 2. 413 Hab. España en Asturias cerca de Oviedo (Pastor, L. P. Ming.) sobre los fresnos. Perenne (n. v.) P. piniperda. Boletus piniperda Hoffm. et Link, voy. Dcedalea? Hab. Portugal sobre los abetos en el bosque de Leiria (Link, Voy.) Perenne? (n. v.) P. fomentarius Fr. Agaricus 111 Quer. Boletus fo- mentarius L. Palau, Sow. t. 133. B. ungulatus Bull. t. 491. Tourn. ínsl. t. 330. Boletus igniarius Brot. non L. Hab. España (Quer) y Portugal (Brot.) sobre las encinas, hayas y otros árboles en diversas provincias. Perenne (v. v.) Cataluña (Colm., Salvañá): Mataró (Salvañá). Aragón (Xarne, Pardo, Loscos): Villarluengo (Xarne). Castilla la Nueva (Quer): Pardo y dehesa de la Alcudia en la Mancha (Quer). Valencia (Clem.) Andalucía (Clem.) Portugal (Brot.) Baleares (Weyler): Menorca (Oleo). Var. p applanatus Pers. Boletus applanatus Pers. Galicia (Texid.) Nomb. vulg. Cast . Hongo de que se hace yesca (Lagun.), Yesca (Palau), Agárico de encina, Agárico yesquero (M. Jimen.) Port. Boleto da isca de coiro (Brot.), Boleto da isca de couro, Agárico dos carvalhos (Figueir.) Catal. Bolet desea (Bassag.), Esca (Texid.) Val. Esca de carrasca (S. Bened.) Balear. Esclalasanch? (Serra). P. nigricans Fr. Hab. España en Cataluña cerca de Gerona (Texid.) Pe» renne. (n. v.) P. igniarius Fr. Boletus igniarius L. Bull. l. 454. Sow. t. 132. B. obtusus Pers. Hab. España (Lag., Clem.) sobre los fresnos, sauces y otros árboles en varias provincias. Perenne (v. v.) Aragón (Xarne): Villarluengo (Xarne), Castelserás (Pardo, Loscos). Castilla la Nueva (Lag.): Madrid dentro del Jardin botá- nico (Lag., Colm.) 444 Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Juscar, Alcalá de los Gazules (Clem.) Nomb. vulg. Cast. Geta, Seta en Granada (Clem.), Hongo del Negral en Valencia (Clem.) P. torulosus Pers. Boletus igniarius C. Bullí. 454. Hab. España sobre el pino carrasco en Titáguas, pueblo de Valencia (Clem.), y en Aragón entre Castelserás y Torre- cilla, sobre los troncos de los olivos (Pardo, Loscos). Perenne (n. v.) P. Medulla-panis Pr. Boletus Medulla-panis Jacq. Mise. 1, /. 11. Bolt. t. 166, f. 1. Hab. España en las cercanías de Barcelona (Cav.) y en Titáguas, pueblo de Valencia (Clem.) sobre los morales. Primav.? (n. v.) P. vulgaris Pr. Agaricus IV Quer. Boletus papyraceus Schranck. B. inversus Vill. B. cellulosus Flor, dan . t. 716. f. 1. B. proleus Bolt. t. 166. Hab. España sobre los sauces y el espino de majuelas en las inmediaciones del rio Manzanares, camino del Pardo (Quer). Todo el año (n. v.) P. Cerasi Pr. Agaricus V Quer , Sistotrema Cerasi Pers. Hydnum Cerasi 1)C. Hab. España en los cerezos y otros árboles de las huertas de Aranjuez (Quer). Verán., Otoñ. (n. v.) P. gallicus Pr. Boletus Favus Bull t. 421. Nees non L. Hab. España sobre los troncos de los árboles en las mon- tañas de Santander (Salcedo). Raro (n. v.) P. rhombiporus Pers. Hab. España en Aragón cerca de Torrecilla, Castelserás y Chiprana (Pardo , Loscos) sobre diversas matas. Verán, (n. v.) (Se continuará.) VARIEDADES Aplicación de la esencia de petróleo para limpiar los grabados en madera y clichés de imprenta. Hace mucho liempo que para ¿limpiar los caracteres tipográficos se emplea la esencia de trementina y las disoluciones de potasa cáustica, lavándolos después con agua; pero tal procedimiento ofrece graves inconvenientes, pues la trementina engoma las letras y perjudica á su limpieza tipográfica, y las disoluciones potásicas, penetrando en los poros de la madera, la deterio- ran y deforman á la vez por la acción del lavado Habiendo hablado Mr. Le Blanch-Hardel, impresor librero en Caen, con Mr. Guerard Deslauriers acerca de estos inconvenientes, este le aconsejó que emplease la esencia de petróleo, formada por la reunión de hidro- carburos ligeros, que son los primeros que se destilan y condensan du- rante la rectificación de los aceites de petróleo. Hace diez y ocho meses que Mr. Le Blanch se vale de este medio para limpiar los caractéres tipográficos, y especialmente los grabados en ma- dera y clichés, que sirven para adornar los libros que imprime, y mer- ced á sus bien entendidos cuidados, la eficacia y éxito de este procedi- miento lo ha hecho admisible en el dominio de la prácticá. El uso de la esencia de petróleo ofrece las ventajas siguientes: 1. ° Como se volatiliza rápidamente, no engoma, mientras que lo hace la trementina; y solo queda sobre las letras un poco de polvo, que con facilidad se quita con un cepillo seco. 2. ° No arquea la madera de los grabados, ni dilata sus poros, como las disoluciones de potasa cáustica, sino que, por el contrario, endurece su superficie, la alisa completamente, y conserva así toda la delicadeza que tienen los contornos de los dibujos del grabado. 3. ° Por último, es mas barata que la esencia de trementina. De modo que en resúmen, la acción rápida de la esencia de petróleo sobre las tintas de imprenta, y su volatilización instantánea, permite de cuando en cuando, al hacer largas tiradas, limpiar perfectamente en la misma prensa las formas y los grabados, sin interrumpir para ello el trabajo. Generalizándose esta nueva aplicación de los petróleos ligeros, pueden adquirir un valor que permita á los destiladores vender á precio mas ventajoso el aceite de petróleo para el alumbrado, que en el dia desem- peña en el campo el mismo papel que el gas en las ciudades. Cultivo del trigo y del centeno en Italia para la fabrica- ción de los sombreros de paja. La mejor paja es la del trigo; la de centeno, aunque sumamente fina, es algo quebradiza, y por esta razón sirve solamente para hacer sombreros de gran valor; es decir, de 1000 á 3000 francos. El trigo, cuya paja generalmente se emplea, pertenece á la variedad llamada trigo de Toscana , y es temprano; pero no puede culti- varse en Francia mas que en la región meridional, por ser muy delicado y sensible á los últimos frios de invierno. Ocupa anualmente grandes estensiones en el valle del Arno, desde Prato hasta Pistoya, Siena y Pisa, regiones en que las tierras arables son fértiles y de mediana consisten- cia. Las sementeras se hacen por febrero en terrenos bien preparados, á razón de 10 hectolitros de grano por hectárea: procede este de la mon- taña, y su valor es dos veces mayor que el del trigo común. Se siembra el trigo ó el centeno muy espeso para obtener tallos poco altos, muy finos, ó por mejor decir endebles, porque si se sembrase mas espacia- do, las plantas echarían tallos mas gruesos y menos regulares. Después de la recolección se ocupan en el blanqueo de los tallos, cuya operación tiene por objeto hacerle perder su viso verdoso para que tome un color blanco amarillento, lo cual se consigue colocando los haces en un terre- no cubierto de césped segado lo mas bajo posible, ó estendiéndolos sobre los guijarros ó cascajo que hay en el fondo de los torrentes, después de haber separado y dispuesto los haces en forma de abanico. Goma elástica sin olor. Mr. Bourse ha conseguido quitar á la goma elástica su olor tan desagradable, operando del siguiente modo. Se ponen los objetos en un reducido espacio, se sumerjen bien en polvo de carbón vegetal, y se someten á una temperatura de 60 á 70 grados por espacio de algunas horas, apartándolos en seguida y quitándolos el car- bón adherenle. Los objetos tratados de este modo no se deforman en nada, ni aun en sus mas delicados detalles, y el mal olor desaparece completamente, hasta tal punto que pueden ponerse en ellos comestibles sin que tomen sabor desagradable. Para calentarlos puede emplearse agua hirviendo, vapor, ó el calor mismo de la vulcanización, de modo que los objetos salgan completamente inodoros del aparato de vulca- nizar. Iluminación instantánea. En el Real Palacio de Berlin se en- cendieron 40.000 bujías instantáneamente con un solo fósforo. El proce- dimiento, por otra parte, es muy sencillo, pues consiste en poner en comunicación las mechas de todas las bujías por medio de un hilo de algodon-pólvora, de modo que basta encender una de ellas para pro- ducir instantáneamente una brillante iluminación en mas de 700 habita- ciones ó salas de diversos órdenes. Tal es el secreto de la varilla má- gica, y es de estrañar que no se haga de ello un uso mas frecuente. Así se encienden en Rusia las velas de las iglesias en las grandes solemnidades. Marfil artificial. En un privilegio concedido á Mr. Franck Mar* quard, de Mueva Jersey en los Estados-Unidos, vemos que para hacer el marfil artificial, importado hace poco de América, debe disolverse la goma elástica en el cloroformo, blanquearla, haciendo pasar gas amo- niaco por la disolución formada de este modo, y destilar el cloroformo, que después se recoje para usarlo de nuevo. Se lava bien el residuo con agua caliente paaa separar todos los vestigios del agente que ha ser- vido para blanquear, y en seguida se disuelve de nuevo en el clorofor- 447 mo, empleando una proporción del disolvente de modo que la solución forme una pasta espesa; se incorpora después perfectamente la pasta con fosfato de cal ó con carbonato de zinc en polvo muy lino, toma- do en tales proporciones, que el producto se parezca á la flor de harina ligeramente humedecida. En seguida se somete esta mezcla, he- cha con la disolución de goma elástica en el cloroformo y una sal térrea finamente pulverizada, á una presión suficiente en moldes ca- lentados para estraer todo el cloroformo y dar á la masa el grado necesario de coherencia: entonces es fácil ya trabajarla á torno ó de cualquier otro modo. El inventor dice, que en vez de goma elástica pueden emplearse otras gomas parecidas; y que mezclando una sustancia colorante seca con el fosfato de cal ó carbonato de zinc empleados, puede imitarse perfectamente el coral, las perlas, los esmaltes, y otras diversas sustancias que sirven para adornos. Las minas de Australia. Según las estadísticas de las regiones auríferas de Victoria, el producto de oro en esta colonia ha dado en 1865 el guarismo de esportacion de 1.543.149 onzas, inferior en 2249 onzas al de 1864. La cantidad total del oro de Australia que ha pasado por la Aduana desde el descubrimiento de los criaderos asciende á 32.272.739 onzas, que valen 129.091.172 libras esterlinas. Se calculan ade- más en 2.863.000 onzas de oro las que se han traído de Australia sin hacerse declaración alguna en la Aduana, lo que hace subir el total de la producción hasta fines de 1865 á 36.286.000 onzas ó 141.144.000 libras esterlinas (tres millares y medio), á razón de 4 libras esterlinas por onza. La esportacion ha disminuido desde 1853, en cuya época llegaba á 3.150.020 onzas, y sucesivamente ha sido de 2.985.695 en 1856, de 2.280.678 en 1859, y de 1.658.241 en 1862. A fines de 1855 se computa que el número de mineros era 79.547, y de ellos 62.151 trabajaban en los terrenos de aluvión, mientras que otros esplotaban el cuarzo; lo cual constituye una disminución de 2.290 del número total de los mi- neros de 1861. Para la estraccion del oro en 1865 se empleaban 6.337 máquinas, que representan un valor aproximado de 1.773.271 libras es- terlinas, y este número comprendía 364 máquinas de vapor, de las cuales 473 se empleaban en los terrenos de aluvión, y 491 en el trabajo del cuarzo. Nuevo método de taladrar el vidrio. Mr. J. B. Spencer pro- pone el método siguiente, económico y fácil, para taladrar un espejo ó cualquiera otra pieza de vidrio. Tómese una pequeña lima triangular de punta bien afilada , que sin embargo no esté muy adelgazada hácia ella, porque en este caso sería muy frágil, y untando la misma punta con trementina, apliqúese fuertemente sobre el vidrio, dando al mango de la lima un movimiento circular. El vidrio se descantilla muy pronto de esta manera, y el trabajo adelanta rápidamente si se tiene cui- dado de ir poniendo trementina en la cavidad á medida que va formán- dose. Cuando se ha profundizado ya hasta la mitad del grueso del vidrio, es conveniente volverlo para trabajar sobre la cara opuesta, porque en este caso, la perforación es más uniforme en su diámetro. Por último, cuando se ha atravesado el vidrio, puede emplearse una lima de forma cónica para ensanchar la abertura ó hacer desaparecer las desigual- dades. 448 Medios adecuados para desarrollar la industria de la cria de ostras. En una memoria acerca de este asunto establece Mr. Sauvé las siguientes conclusiones: l.° Poblar de nuevo los bancos sub- marinos, y vijilarlos cuidadosamente para impedir la pesca. 2.° Establecer un sindicato de los poseedores de los criaderos, que reunidos en sociedad podrían lomar medidas generales y útiles para el interés común, como por ejemplo la vijilancia de los criaderos, el acceso fácil de cada uno de ellos, etc. 3.° Que se impusiesen á los poseedores de los criaderos obliga- ciones determinadas, como por ejemplo: l.° proveerlos convenientemente; 2.° dejar en ellos una cantidad de ostras adultas proporcionada á su esten- sion, y destruir todos los enemigos de las ostras, ú oponerles los medios mas convenientes para hacer cesar sus estragos; 3.° el derecho de que cada poseedor pudiese arrendar ó vender sus criaderos, imponiendo al arrendatario ó comprador las mismas obligaciones que el actual dueño ha contraido con la Administración. (Bulletin de la Société d'acclimalation.) Correcciones. Algunas deben hacerse en los Apuntes para una Flora de las Islas Baleares , según lo advierte su autor; las principales son las si- guientes. Pág. 298, en Suñer— en Son Suñer; 300, Tornella— Torreila; id., Teruellas-Ternellas; 303, Jasami— Jarami; 304, de Yesca— de Inca; 312, canescens— caulescens ; 314, L. rubens— S. rubens; 331, Malma— Palma, 332, los montes— los escombros; 333, Aubericoch— Aubercoch ; 354, Pan- peley— Paupeley; 357, Alcy— Mey; 358, Campos— San Juan de Campos; 362, Lliri Guijol — Lliri Ginjol; 363, L. occultata— S. occultata. Donde dice Acequia d’en Baster, léase siempre Acequia de la ciudad. Editor responsable, Ricardo Rüiz. N," 8."— REVISTA DE CIENCIAS. — Noviembre de 1867. CIENCIAS EXACTAS, GEOMETRIA SUPERIOR. Introducción á la Geometría superior ; por el Sr. D. José Echegaray, individuo de la Real Academia de Ciencias. ( Continuación .) Esta ecuación demuestra que el punto b está sobre la recta mm. Es decir, que siempre al punto mf del segundo sistema corresponde la misma recta mm en el primero. La ecuación es de la forma («i x -¡- bi y + x x' + b2 y + ca) y (a $ x +á3í/ -L C3) == o, y sus coeficientes son funciones de primer grado de las coor- denadas del segundo sistema. Hay por lo tanto cierta reciprocidad de forma en ambos sistemas: á cada punto del primero, corresponde una recta en el segundo, y á cada punto del segundo, una recta en el primero. Los coeficientes de aquella son funciones de primer grado de x, y; los de esta son también funciones de primer grado de x\ y . TOMO XVII. 29 450 La reciprocidad no es sin embargo completa, porque los coeficientes de las funciones de primer grado, no son en ge- neral los mismos para las polares de ambos sistemas. Núm. 155. De la figura 65 se deduce, que cuando dos rec- tas a a, b’b ' de un sistema pasan por un punto m\ sus polos a, b están en la polar mm de dicho punto m . O más en general: si una recta a a gira en uno de los sistemas alrededor de un punto m’, su polo a se mueve sobre la polar de dicho punto. Núm. 156. Hemos dicho ya como, dado un polo en uno de los sistemas, se determina la polar en el otro: basta para ello sustituir sus coordenadas, x é y por ejemplo, en los coeficientes X, Y, U de la polar, que de este modo se con- vertirán en coeficientes numéricos. El problema inverso es también en estremo fácil. Supongamos que se da la polar px-\-q y -\-r — o del primer sistema, y que se trata de hallar su polo en el se- gundo. Será suficiente identificar la ecuación precedente con la general (axx' + biy +cl)x-Y (a%xr + M/' +c*)y Hf- ¿3?/ -j- Cz ~==- O de las polares del primer sistema. Tendremos pues las dos ecuaciones de condición P_ a\X -Ybiy'-Y Cj < q a^x -\-b<¿y c2 m r a%x ~\~bzy -J-Cg r a$x -{- b^y -j- Cs de las que deduciremos las coordenadas x , y del polo. Núm. 157. Para que la relación de dos sistemas quede perfectamente determinada, es decir, para que dada una figu- ra cualquiera en el uno se determine sin ambigüedad ni duda la figura correspondiente en el otro, basta y es necesa- rio que se conozcan las ocho constantes 451 a i a2 üz k k k Cí c2 Cz ’ Cz Cz c3 ’ Cz ’ Cz ’ Cz * Cz de la ecuación general {ai x + a2 y + fl3) x' + (bi x + b2 y + bz)y i-{ciX+c2y + Cz)==o. De aqui resulta que dadas cuatro polares AB, BC, CD, DA (fig. 66) del primer sistema, y sus polos a, b , c, d en el se- gundo, la relación de ambos sistemas queda perfectamente definida. En efecto, representemos por px-\-qy -{-r = o \ f A B p' x-\- q1 y + r'=o I \ B C > las ecuaciones de las polares { pnx + q"y+rn=o i i CD p",x+q"'y+r"f=o) \DA. Designemos asimismo por 0a\ Xb yb i Uas coordenadas de los cuatro polos a, b , c, d. Xc ye i xd y¿ j Para que a sea el polo de AB, deben verificárselas condiciones ( núm . 156) P_ __ ajXn-)rbi y,+ d m q __ a2x.á + b2 ya + c2 r «3 Xa -f- 63 í/a Ar £3 r a2xa -f- b3y.d -f- c3 452 y del mismo modo, para que b, c y ¿í sean los polos de BC, CD y DA deberán verificarse las seis ecuaciones de condición: ¿_ _ ffi + ái yb + Ci r “ a3 xb + 63 yh + c3 //' _ (liXc + biijc-^ Cj r” — a3xc + b3yc + c3 q_ __ 02 xh + b2yhAr c, t a3 xb -f- b3yb ”1“ c3 (¡ G2 xc -}- b<¡¡ yv “I- C2 r" a3 xc + b3 yc + c3 p’" __ aiX¿ + blyd + ci m jT __ a2 xt] + b2 ?/,, -f c2 r’" a3xd + b3yd + c3 ’ *,m «3 #d + á3 yd + c3 ' De estas ocho ecuaciones de condición se deducirán fácil- mente las ocho constantes buscadas. Núm. 158. Teorema. La relación anarmónica de cuatro rectas concurrentes de un sistema, es igual á la relación anar- mónica de los cuatro puntos conjugados, que evidentemente se hallarán en línea recta. Demostración. Sean a, b,c, d ( ¡ig . 67) los cuatro puntos, y Sa\ Sb\ Se, Sd' las cuatro polares. Tomemos la recta abed por eje de las x; y supongamos que corta en a , b\ c,d’ á las cuatro polares. Para los cuatro puntos a, b, c , d la ordenada y es nula; luego las ecuaciones de las cuatro polares estarán compren- didas en la forma (aiX +blyl + Ct) x+ a3x + b3y’ c3=o, y bastará para obtener dichas ecuaciones sustituir por x los valores x — oa, x~oby x — oc , x = od. 453 Por otra parte, las abscisas oa, ob't oc , od! de los pun- tos en que las cuatro polares cortan al eje de las x, se ob- tienen igualando y á cero; por lo tanto la ecuación que las determine quedará reducida á la forma («!&' + Ci)# + «3#r+ c3 = o, de donde (l$X -|- Cz X — V— — . aiX + Ct Esta ecuación dará para x—oat x = oa, para x=ob\ x=^ob; para x~og\ x=oc; y por último, para x—od\ x = od. Para esta es precisamente la relación homográíica del {Núm. 44); luego Ra (a, b , c, d) = Ra ( a\ b\ c\ d’) = Ra(haz S ). Núm. 159. Del teorema anterior se deduce un método gráfico para determinar en uno de los sistemas una recta ó un punto correspondiente á un punto ó á una recta del otro, dándose cuatro polares A, B, C, D de uno de dichos siste- mas, y sus polos respectivos a, b, c, d. Sean A, B, C. D cuatro polares del primer sistema, y a, b, c , d sus polos (fig. 68). 1/ Dado un punto Q en el primer sistema, determinar su polar en el segundo. Imaginemos el haz SMNPQ, que se obtiene uniendo uno de los vértices del cuadrilátero formado por las cuatro polares, á los otros tres puntos de intersección y al punto dado Q. El polo de SM es a; el de SN es n, intersección de ad polar de S y de be polar de N ( Núm . 155); y el de SP es d; luego determinando sobre la recta nad un punto q de tal suerte que RJhaz SMN P Q) = Ra(a, n, d , q) el punto q será el polo de S Q. Escogiendo otro punto cualquiera, N por ejemplo, para vértice del cuadrilátero, hallaremos q i polar de NQ, y la recta q qt será la polar buscada. 2.° Dada una polar QR, hallar su polo. Buscando las polares qq i y rr, de dos de sus puntos Q y Ry el punto de intersección t de dichas polares será el punto buscado. Pueden simplificarse los métodos anteriores , pero el prin- cipio y la marcha general son siempre los que acabamos de exponer. Núm. 160. Las figuras que gozan de las propiedades ex- puestas, á saber: 1. a Que á cada recta de la primera corresponde un punto en la segunda, y recíprocamente; 2. a Que las relaciones anarmónicas de cuatro polares con- currentes son iguales á las de los cuatro polos; reciben el nombre de Figuras correlativas. XVí. — Figuras homográ/icas en involución , etc., situadas en el espacio. Núm. 161. Las teorías de los párrafos anteriores pueden generalizarse sin dificultad para las figuras situadas en el es- 455 pació; pero, por una parte los límites en que debemos encer- rar este trabajo nos impiden extendernos más sobre este punto, y por otra, la perfecta analogía que entre aquellas y estas teorías existe, hacen innecesarios nuevos desarrollos y más amplias explicaciones. SEGUNDA PARTE . Aplicaciones . L Núm. 152. El objeto de esta segunda parte es presentar algunos ejemplos que hagan comprender la importancia de las teorías precedentes, y su gran fecundidad como métodos de investigación. II. — Polos y polares de las cónicas . Primer lema. Dado en un plano pp' (fig. 69) un sistema de rectas concurrentes Ab, Abf, Ab” , si proyectamos dicho sistema sobre otro plano PP’, escogiendo el centro de proyección O sobre una paralela A O á dicho plano PP\ es evidente que las proyecciones bB, b'B’, b” B” .... de las rectas dadas Ab, Ab’ , Ab” serán parólelas entre sí y á la recta O A, Y en efecto, un sistema de planos AbB, A b'B’, Ab” B" que pasan por una recta O A son cortados por otro paralelo á dicha recta, según un sistema de paralelas á ella. Este teorema nos da medio de transformar por la perspec- 456 tiva un sistema de rectas concurrentes en otro de recias paralelas. Reciprocamente , si consideramos á Bb, B' b\ B"b" como un sistema de rectas paralelas, y á pp' como un plano de proyección, las proyecciones de Bb, B'b' , B”b" serán rectas concurrentes en un punto A que se obtendrá tra- zando por el punto de vista O una paralela O A á las rectas dadas, y determinando su intersección con el plano pp' . Aplicando este teorema podremos transformar un sistema de rectas paralelas en otro de rectas concurrentes. Observación. Si en vez de un sistema de rectas concur- rentes tenemos dos (/ ig . 70), y representamos por a y ar los dos puntos de concurso, haciendo pasar por un punto de vista arbitrario O y por la recta a a un plano, y tomando el del cuadro PP paralelo á este, es claro que las rectas O a, O a' serán paralelas á dicho plano del cuadro, y le encontrarán en el infinito: así pues, tanto las proyecciones de las rectas que concurren en a como las de las que concurren en a! , serán paralelas. Hay pues siempre medio de transformar dos sistemas con- currentes en dos sistemas paralelos, y recíprocamente. Núm. 163. Segundo lema . Dado un sistema rectilíneo abcd ( fig . 71), de cuatro puntos en relación armónica, si se proyectan cónicamente sobre un plano PP', pero de tal modo que una de las rectas proyectantes, — Od por ejemplo, — sea paralela al plano, el punto D , proyección del d, estará en el infinito de la recta ABC; y puesto que la relación armó- nica es proyectante, los puntos ABCD formarán un sis- tema armónico. De aquí se deduce que el punto B conjugado de D, es decir del infinito, es el punto medio de la recta AC. Recíprocamente, si proyectamos sobre un plano pp cua- tro puntos A, B , C, D, en los cuales B es el punto medio de A C y D se halla en el infinito, los cuatro puntos a,b, c , d formarán un sistema armónico. Núm. 164. Consecuencia. Por medio de este principio podremos transformar cuatro puntos en relación armónica en 457 oíros cuatro, tres de ellos formando segmentos iguales, y el cuarto en el infinito. Recíprocamente, dados cuatro puntos en estas últimas condiciones, siempre podremos transformarlos en un sistema armónico. Núm. 165. Teorema. Dada una cónica C ( fig . 72), y un punto O en su plano, si por dicho punto trazamos una série de secantes Oa,Oa, Oár que corten á la cónica; y en cada una de ellas — O a por ejemplo — buscamos el punto p conjugado armónico del O por relación á los puntos a , b, intersecciones de la secante y la cónica, el lugar geométrico de tales puntos p, p\ pn será una recta QQ' . Demostración . Proyectemos el sistema completo (fig. 73), formado por la cónica c, las secantes O a, O a ..... y el punto O sobre un plano R R, eligiendo el punto de vista V sobre una recta OV, paralela á dicho plano RR. La cónica c se proyectará según otra cónica C: las secantes concurrentes O a, Oaf según rectas para- lelas A B, A'B' ; el punto O en el infinito del plano RR; y los puntos p, p ..... en los puntos medios P, P 1 de las cuerdas A B, Á’B' Pero sabemos que el lugar geométrico de los puntos me- dios de un sistema de cuerdas paralelas de una cónica es un diámetro conjugado con dichas cuerdas f luego los puntos p} p ... . estarán también en línea recta. Núm. 166. Definición. La recta qq’ así formada se dice que es la polar del punto O; y recíprocamente, el punto O se dice que es el polo de la recta q q . Núm. 167. Determinación de la polar dado el polo. Pues- to que se trata de determinar una línea recta, basta en rigor trazar dos secantes, determinar sobre ellas los puntós corres- pondientes p, p\ y unir ambos puntos por una recta; pero es fácil simplificar esta construcción por alguno de los méto- dos siguientes. Examinaremos á este fin dos casos. Núm. 168. Primer caso: cuando el polo es esterior á la curva (fig. 74). Si desde el polo P trazamos dos tangentes Pt, Pt 1 a la cónica, es evidente que cada una de ellas puede 458 ser considerada como el límite de la secante Pa" al conver- tirse esta en tangente. Ahora bien, cuando los puntos a'b " se confunden en uno t , el punto p" se confunde también con t; luego tanto el punto t como el t' son puntos de la polar. Basta según lo dicho para determinar esta , dado el polo exteriormente, trazar desde P dos tangentes Pt, Pt' á la cónica, y unir los puntos t y t' : la recta XX1 será la polar. Núm. 169. Dedúcese de aquí el siguiente Teorema . Si en una cónica tenemos una cuerda tt\ el diámetro conjugado AB y las tangentes tP , t’ P\ los cuatro puntos A, Q, B \ P> forman un sistema armónico. Núm. 170. Otro método . Se sabe por Analítica, que la cuerda ttf es paralela al diámetro CD conjugado con OP, y también á la tangente B T; luego basta obtener un punto de la polar y por este punto trazar XX' paralela á CD ó á BT. El punto que escojamos puede ser el correspondiente al diámetro OP, paralo cual deberemos buscar sobre OP un punto Q conjugado armónico de P por relación á AB. Núm . 171. De aquí se deduce también el siguiente Teorema. Cuando el polo en una cónica es exterior (luego veremos que la proposición es general), la dirección de la polar es la del diámetro conjugado con la recta que une el centro al polo. Núm. 172. Segundo caso: cuando el polo es exterior. En esta hipótesis el método anterior cae en defecto, porque no pueden trazarse las dos tangentes, pero puede sustituirse por el siguiente. Sea (fig. 75) P el polo: trazemos por él el diámetro AB y la cuerda conjugada aa , y busquemos sobre esta secante el punto correspondiente de la polar, para lo que deberemos determinar un punto conjugado armónico de P por relación á aa. Ahora bien, P es el punto medio de aa, luego el conjugado se halla en el infinito de aa. De aquí resulta que la polar buscada corta á la cuerda a a en el infinito, ó es paralela á ella. Basta pues determinar un punto de la polar y por él hacer pasar una paralela á aa. 459 Escojamos para secante el diámetro OP, y busquemos el punto Q conjugado de P por relación á AB. A este fin bastará (Núm. 169) trazar a Q tangente á la cónica. El punto Q pertenecerá á la polar. Núm. 173. Las consideraciones precedentes prueban la generalidad del teorema del Núm. 171. Núm. 174. Observación importante. Cuando el polo P (fi- gura 76) es interior á la cónica, toda secante P a la corta, y á toda secante corresponde pues un punfo Q de la polar. Dedúcese de aquí, que si consideramos un punto cualquiera Q de dicha línea, por él pasará una recta que corlará á la cóni- ca, y por consiguiente dicho punto estará comprendido en la definición general. La polar se obtendrá en toda su extensión haciendo variar la secante, desde P X paralela á Q Q' hasta PX' prolongación de PX. No sucede lo mismo cuando el punto P ( fig . 77) es exte- rior, porque entonces solo las secantes comprendidas entre Pa y Pa cortan á la curva, y solo los puntos de la polar comprendidos entre a y a cumplen con las condiciones de ía definición. • No obstante , si generalizamos ciertas definiciones , si tenemos en cuenta los puntos imaginarios de intersección de la curva y de las secantes Pa" y además admitimos relaciones armónicas de segmentos imaginarios, veremos fá- cilmente que todos los puntos a" de la recta acó cum- plen con la definición de la polar. Núm. 175. Determinación del polo dada la polar: primer caso. Cuando la polar corte á la curva, bastará, según el teorema Núm. 169, trazar por los puntos de intersección t, f (fig. 74) las tangentes tP, t'P. El punto de intersección P será el polo. Segundo caso . Cuando la polar sea exterior á la cónica, se trazará el diámetro OQ (fig. 75), conjugado con la polar XX': desde el punto de intersección de ambas líneas se tirarán las tangentes Qa, Qa, y el punto en que la cuerda aa corta al diámetro OQ será evidentemente el polo buscado. Núm. 176. Si en una cónica se hace variar el polo, re- sulta de lo que precede, que la polar variará también, y recí- 460 procamente. Así pues, el polo y la polar son dos elementos enlazados por cierta ley geométrica, de tal suerte que el uno determina al otro, como en una ecuación que enlaza dos va- riables x, y, á cada valor de la primera corresponde un va- lor de la segunda, y recíprocamente. Basta fijar el polo para fijar la polar: basta que varié aquel para que varié esta; y podemos decir, — continuando nuestra comparación, — que así como en una ecuación con dos varia- bles entran parámetros, y que al cambiar estos de valor, no se altera la naturaleza de la ley que enlaza ambas variables, pero que sin embargo se alteran sus valores absolutos, así en el caso presente, la cónica es una especie de sistema-parámetro, que al variar no modifica ni altera la ley de dependencia que existe entre el polo y la polar, pero que modifica la posición de ambos elementos geométricos. Las leyes que enlazan la polar y el polo son las mismas para todas las cónicas; pero en cada caso, la polar y el polo toman posiciones diversas. Núm. 177. Estudiemos, siquiera sea rápidamente, esta % de variabilidad. {Se continuará.) ASTRONOMIA. El Observatorio de París y sus Astrónomos. (i Continuación .) XIII.. Cassini IL En 1719 era invisible todavía el anillo de Saturno; pero con un anteojo de 114 pies se descubrieron tres fajas oscuras y paralelas entre sí. La del medio, que era la más débil, era la sombra producida por el anillo; la del Sur era más ancha que la del Norte. Se las comparó á nubes, y se conjeturó que el anillo podría ser una masa de satélites dispuestos en un mismo plano, y observando la ley de Keplero en sus revo- luciones. Puede también suponerse que dichos satélites encerrados en la atmósfera de Saturno, son arrastrados en su movimiento sobre sí mismos, sin hallarse sujetos á la ley de Keplero, que no debe estenderse más que á los cuerpos situados más allá de la atmósfera de un planeta. En ¡a teoría del Sol y la Luna, dice Cassini, hemos consi- derado á dichos planetas haciendo sus revoluciones alrededor de la tierra. Se manifiesta aún más ortodoxo que Descartes en dicha frase; pero más adelante confiesa que los demás plane- tas deben girar alrededor del Sol, y sigue en sus explica- ciones el sistema de Copérnico, por ser el más sencillo. Cassini lamentaba que su padre no hubiese participado inmediatamente de la idea de Roemer acerca de la propaga- ción de la luz. Trató de ocuparse en este asunto con motivo de la desigualdad observada en el satélite. m El historiador dice sencillamente: «Hacia el 22 de noviem- bre, Roemer leyó una disertación acerca de la propagación de la luz, que no es instantánea, y lo demostró por las inmer- siones y emersiones del primer satélite cuyos tiempos no son iguales; lo que dió lugar á grandes investigaciones. Más ade- lante se agitó de nuevo esta cuestión. D. Cassini y Roemer no eran de un mismo parecer acerca de la causa del fenómeno, y cada uno de ellos aducía diversas pruebas y razonamientos en apoyo de su idea. Debemos estar seguros de que Roemer se decidía por la propagación sucesiva de la luz, y que Do- mingo Cassini no quería admitirla. Después fué bien patente su sentimiento por no haber admitido, sino rechazado tan bri- llantes descubrimientos. J. Cassini, dice Celambre, era un astrónomo laborioso y asiduo, que no dejaba escapar ningún fenómeno sin hacerle asunto de una Memoria: hizo largas é importantes investiga- ciones sobre la teoría de los planetas, para perfeccionar las tablas que hacia tanto tiempo que había prometido su padre. Es difícil señalar la parte que realmente tomó en este trabajo, que aún no se había publicado á su tiempo. Si dichas tablas hubiesen aparecido antes, hubieran podido obtener la prefe- rencia sobre todas las que entonces se poseían , tenido más duración, y no se habrían abandonado después de perfec- cionadas. J. Cassini tuvo la ventaja de recibir bien desde corta edad las lecciones y ejemplos de un hombre célebre que le allanó las primeras dificultades de la ciencia, y le inspiró la afición á ella. Sin embargo, esta ventaja ofreció también algunos inconvenientes. A ménos de ser un gran genio llamado á cam- biar la faz de una ciencia, el que es hijo y discípulo está muy expuesto á abrazar las doctrinas de su padre como un bien patrimonial; así es que J. Cassini ha desarrollado y sostenido las falsas teorías de Domingo acerca de los movimientos de los cometas, adoptando sus prevenciones en favor de la pro longacion de la tierra en sentido de los polos, y dejándose do- minar, quizá sin apercibirse de ello, por esta idea, cuya con- firmación creyó encontrar en todas partes. Es satisfactorio que la comprobación de tal medida fuese confiada en 1739 á 468 un astrónomo estraño á la familia, y que Cassini de Tliurv, cuyo nombre lleva, no haya realmente tomado en ello ninguna parte, habiéndose visto distraído por los trabajos que debían servir de fundamento para la carta de Francia. La idea de la prolongación hácia el polo fué desechada, por razón de las medidas hechas en el círculo polar y en el Perú, y produjo la comprobación de los grados que La Caille hizo en Francia. Los falsos sistemas acerca de los cometas en nada perjudicaron á la verdad. Desde que Le Monnier, Ma- raldi II y especialmente La Caille expusieron el nuevo sistema, fué abrazado en Francia inmediatamente que se conoció. J. Cassini terminó su larga y laboriosa vida por un acci- dente desgraciado. En ocasión de dirigirse con su familia al castillo de Thury, y casi á punto de llegar, volcó tan desas- trosamente, que en el mismo momento quedó paralítico desde la cintura hasta los pies, y murió al dia siguiente á los 79 años. Desde la fundación del Observatorio y de la Academia, se había emprendido ya la cuestión de la medición de la tierra, tomando en ella Cassini una parte (aunque en verdad poco útil). Richer, que había sido elegido en 1666, murió en 1696, y partió en 1671 para Cayena, donde se dedicó á estudios sé- rios. Halló que la gravedad es mayor en el ecuador que en el polo, porque el péndulo oscila con más lentitud. Huyghens demostró la importancia de tal descubrimiento para la teoría de la gravitación, y todos los geómetras se apoderaron de ella para comprobar bien los hechos debatidos. Iba por fin á de- terminarse la verdadera figura de la tierra. Mr. Maury ha trazado á grandes rasgos su historia. En vano, dice, en 1700 D. Cassini creyó trastornar la nueva teoría del achatamienlo hácia los polos por medio de sus medidas geodésicas: en vano su hijo J. Cassini ofreció algunos números en apoyo de la hipótesis de su padre: en honor de la verdad, los partidarios del achatamiento de la Tierra no se declararon nunca ven- cidos. En 1720 se hallaba en toda su fuerza la cuestión que sin cesar se agitaba en el seno de la Academia, cuando Dor- tons de Mairan trató de conciliar ambos partidos. Los discí- pulos de Huyghens solo obtuvieron la victoria después de los m viajes de la Condamine al rio de las Amazonas, de los de Maupertuis en el Norte de Europa, y cuando el ilustre Clairaut esclareció el problema con su Teoría sobre la figura de la Tierra. El alto aprecio en que llegó á tenerse la Astronomía era la causa del gran interés que la Academia daba á estas cues- tiones, como juiciosamente observa el autor de la Antigua Academia de ciencias ; y había alcanzado en esta época el cetro de nuestros conocimientos, en razón á no haber producido todavía las ciencias físicas y matemáticas, en los siglos XVf y XVII, el conjunto de los descubrimientos que les han mere- cido el aprecio general. Los aparatos imperfectos de la física, la falta de procedimientos de análisis en la química, los pro- blemas de la organización y de la vida, poco conocidos y mal planteados, y que hacían del conocimiento de los seres una ciencia enteramente en la infancia, la geometría reducida á la regla y al compás, daban á la astronomía el primer lugar: esta ciencia sublime, en posesión de los telescopios nueva- mente inventados, exploraba lo infinito, enseñaba la con- figuración de los astros, y predecía su vuelta. El método de observación y . de experimento se hallaba enteramente des- prendido del espíritu de especulación y de hipótesis. Este aprecio de la ciencia de los cielos, nos explica por qué un gran número de Académicos se habían ocupado en investi- gaciones astronómicas en la primera época de la Academia. Instituidos por el rey la Academia y el Observatorio, se hallaban expuestos á fluctuaciones curiosas, según los cam- bios de los ministerios. Cuidadoso de los trabajos científicos, Colbert evitaba entretener á sus individuos con cuestiones indiscretas ú ociosas; pero después de su muerte no sucedió lo mismo, y Louvois, que no comprendía la importancia de las investigaciones científicas, miraba á los Académicos como gentes pagadas por el rey para satisfacer su curiosidad, pre- decirle la lluvia ó el buen tiempo y auxiliar á sus operarios y arquitectos: los trabajos de la carta y de la meridiana ce- saron definitivamente desde que se decidió que se harian en Versalles prodigios hidráulicos, y no se pensó más que en los acueductos, cañerías y trazado de las fuentes. 465 Los cortesanos pidieron á los matemáticos un método para ganar en todos los juegos. Sauveur llegó á ser un gran mate- mático de la corte, escribiendo un tratado sobre el juego de la benette, con el cual se conformaron el rey y la reina por medio de las probabilidades matemáticas y los secretos, pues les contrariaba mucho verse víctimas del azar como sus cor- tesanos. En seguida le pidieron un estudio sobre el juego de dados, de la oca y del sacanete. La guerra contribuía también por su parte á perjudicar al estudio de la ciencia pura, pues el gran rey cuidaba más de ver perfeccionar sus métodos de destrucción, que de las teorías del álgebra y la física. Perrault, Roémer, Mariotte y Blondel recibieron orden de medir la altura y alcance del tiro de las bombas. Sin embargo, Cassini no fué interrumpido en sus obser- vaciones astronómicas, porque la astronomía era necesaria para la marina, cuya importancia quería aumentar el rey. La Academia de ciencias se veia amenazada á sucumbir en una especie de abatimiento, cuando merced á Pontchar- train, protector más ilustrado y sincero de las ciencias, salió de él y entró con el siglo XY1II en la via que debía hacer de ella una de las más ilustres asambleas científicas de Europa. La antigua escuela algebráica y los cartesianos dieron al principio del siglo XYIH sus últimas armas á los principios que Newton y Leibnitz habian descubierto recientemente; principios que habian sido favorecidos por nuevos individuos, entre los cuales se contaban varios jóvenes: la análisis dife- rencial había salido victoriosa, al cabo de cinco años de deba- tes, de una prueba que no había dado más que fuerza á su verdadero valor. Como la Francia era la patria de Descartes, halló la física newtoniana resistencia por espacio de más de medio siglo, aunque muchos sabios tenían por honor no abandonar la doc- trina cartesiana. Clairaut se había anunciado como geómetra desde su más tierna edad: había aprendido las letras del alfabeto sobre las figuras de los Elementos de Euclides , y era académico á los diez y ocho años. Dió á conocer la dirección y velocidad de 30 TOMO XVII. 466 los cometas, y construyó tablas lunares enteramente fundadas en las leyes de la gravitación. El estudio de la astronomía iba siendo cada vez más po- pular; y aunque no se trataba de averiguar por ella el por- venir, como lo hadan todavía los astrólogos del siglo prece- dente, cada cual queria observar por sus propios ojos los fe- nómenos, de los cuales se anunciaba con exactitud la hora y duración. El 12 de mayo de 1706, un eclipse total anunciado por Domingo Cassini llamó la atención de toda la Europa. Luis XIV le observó con toda su corte en Marlv, y Cassini le explicó el fenómeno, que asustaba quizá á su imaginación. Desde entonces los astrónomos mas nombrados acudían al lado del rey cuando debía ocurrir un eclipse importante, y en el eclipse del 26 de julio de 1748, Cassini de Thury y La Condamine fueron á Compiegne para hacer asistir á Luis XV á sus observaciones. XIV. Algunos tipos raros de sábios del gran siglo. — Explica- ción de la caida de los cuerpos . — Varignon . — Ifartsceker y su dióptrica. — Hipótesis sobre los animalillos de la vida. — La refracción. — La constitución general del Universo. Fácil nos ha sido observar que si la protección directa del rey era favorable al esplendor aparente del Observatorio y á la comodidad de los astrónomos, perjudicaba sin contradic- ción á la independencia de la ciencia y á la polémica funda- mental. Ejemplo bien manifiesto nos ofrece el cambio de mi- nisterio. Louvois, incapaz de ser sucesor del génio de Colbert, convirtió los astrónomos en profetas del tiempo ó en agrimen- sores. Mientras que algunos de ellos se habian plegado fácilmente á las exigencias de la corte, otros se encerraban en lo interior del Observatorio y servían de tipo para los caricaturistas de la 461 época. Remontémonos á ella y veremos que el rey dirigia la sociedad. La Hire no tenia mas que dos inclinaciones, la Academia y el Observatorio; fuera de los libros y de los anteojos, era para él el mundo enteramente indiferente. Bour- delin era el perfecto modelo de Diaforio. Luis Morin, cachazudo botánico, vivia hecho un anacoreta comiendo arroz cocido con agua. París era para él otra Te- baida, y solo deseaba una completa soledad. «Guando se me viene á ver, decia, se me hace un honor, pero cuando no vienen, lo agradezco más.» Después hallaremos un observador modelo que llevó constantemente una venda sobre el ojo iz- quierdo para no quitársela más que en las horas de observa- ciones astronómicas; con lo cual de hecho no fatigó dicho ojo, mientras que el derecho estaba bastante cansado á su vejez. Littré (muy conocido por su curiosa operación quirúrjica de la extracción por el recto de un feto que habia caído en la cavidad del vientre), es también un tipo del aislamiento que muchos hombres buscan, y en vez de ensanchar su esfera ó hacer entrar en ella todo lo que pudiera haber de estraño, habia reducido la suya á no tener ninguna compañía. Varignon, cuya constitución era robusta al ménos en su juventud, pasaba dias enteros dedicado al trabajo, sin dis- tracción alguna; y lo más que se permitia era dar algunos paseos cuando el tiempo estaba muy bueno. Acostumbraba á trabajar después de comer, y le entusiasmaba poder decir que no era necesario acostarse para levantarse á las cuatro- De tal manera se preocupaba, que á veces en un acceso de liebre se creia en medio de un bosque y veia todas las hojas de los árboles cubiertas de fórmulas algebráicas. Ninguna condición tan envidiable como la suya, pues se hallaba en perpétua posesión de lo que esclusivamente amaba. Sin em- bargo, para buscar una persona verdaderamente afortunada, hubiera habido que mirar más lejos y más alto que él. En 1690 publicó sus Nuevas conjeturas acerca cíela grave- dad, y al arrojar una piedra al aire, se preguntó por qué caia hácia el centro de la tierra. Pero véase la curiosa explicación que dió de esto. El aire es un líquido, dijo, cuyas diferentes partes se mueven en todos sentidos, y determinada una direc- 468 cion cualquiera, no es posible que haya un gran número de ellas que convengan en seguirla. Puede imaginarse que todas caminan en una misma dirección, no formando más que una columna. La piedra es por consiguiente impulsada por colum- nas que la llevan de Oriente á Occidente, de Occidente á Oriente , de abajo arriba y de arriba abajo. Las que la impulsan lateralmente de Oriente á Occidente, ó al contra- rio, son iguales en longitud, y por consecuencia en fuerza, y no ejercen ninguna impresión sobre la piedra. Pero las que la obligan de alto á abajo son mucho más largas que las que la impulsan de abajo á arriba, y esto á alguna distancia de la tierra, donde no puede nunca llegar la piedra. Será por consiguiente lanzada con más fuerza de alto á abajo y caerá hácia el centro, es decir, perpendicularmente á su su- perficie, impidiéndola las columnas laterales desviarse á de- recha ni izquierda. Si la piedra se hallase á igual distancia de la tierra y de la última superficie del aire, permanecería en reposo, y á mayor distancia subiría. Lo que se dice del aire puede entenderse igualmente de cualquiera otra materia sutil, y de cualquier otro líquido en que se hallen colocados los cuerpos. Tal es la idea que Varignon forma acerca de la gravedad; y puede decirse que si muchos grandes hombres han demos- trado con sus inútiles esfuerzos nuestra ignorancia sobre la causa esencial de la caída de los cuerpos, él lo ha demostrado mejor que ninguno. Hartsaeker, que fué el primero que descubrió los anima- Hilos espermáticos del hombre y las especies animales (y que por timidez los hizo pasar por habitantes de la saliva , lo cual casi llegó á creer al principio Leuvenhock), trabó relacio- nes en la Haya con Huyghens, cuya protección le permitió, al llegar á París, entrar en relaciones con el Observatorio y la Academia. Es tan curiosa su teoría acerca de este primer objeto de sus estudios, que nos permitimos referirla aquí, aunque sea completamente extraña á nuestro asunto. Imaginó que todos los referidos animalillos debian ha- llarse esparcidos en el aire, en el cual revoloteaban y eran absorbidos por todos los animales, bien por la respiración ó 469 por los alimentos; que entre ellos, los que correspondían á cada especie se dirigían á los órganos masculinos propios para contenerlos ó nutrirlos, pasando en seguida á las hem- bras, en las cuales encontraban huevos de que se apoderaban para desarrollarse. Según tal explicación, el número de ani- malillos debía ser prodigioso, pues los contendría todo lo que se respira ó sirve de alimento; pero parece que al fin vendría á disminuir , y que las especies no siempre serian igualmente fecundas. Quizá esta dificultad haya contribuido á hacer creer á Leibnitz que estas mónadas primitivas no perecían, y que después de haberse despojado de su gro- sera cubierta, de la especie de máscara que á veces hacia de ellas hombres, subsistían vivas en su primera forma y revo- loteaban en el aire, hasta que circunstancias favorables vol- vían á hacer hombres de ellas. Se deben á Varignon escelentes cristales de telescopio, entre ellos uno de 600 pies de foco, que por espacio de mu- cho tiempo ocuparon un lugar en el Observatorio al lado de los de Campani. Su ensayo de Dióptrica, publicado en 1694, nos ofrece un curioso conjunto de paradojas. En alguna parte de él emite la idea de que el ángulo de refracción no depende únicamente de la diferencia de densidad de ambos medios, sino también de la velocidad de los rayos de diversos colores. Cuanta más velocidad tiene el rayo, dice que ménos se rompe. El Ensayo de dióplrica escede sus límites, y se convierte en un tratado bastante original de física general. El autor en- seña en él los primeros principios según los concibe, que son dos únicos elementos. El uno es fluido, siempre en movi- miento, y ninguna parte se desprende nunca enteramente del todo. El otro, lo forman pequeños cuerpos diferentes en mag- nitud y forma, duros é inalterables, que sobrenadan confusa- mente en este gran fluido, se encuentran en él, se reúnen, y llegan á ser los diversos cuerpos sensibles. Con ambos ele- mentos forma un todo, y saca de ellos hasta el peso y la du- reza de los cuerpos compuestos. Muchos fenómenos de física general le condujeron á tratar de la formación del Sol, de los planetas y aun de los cometas. 470 Según él, los cómelas deben ser manchas del Sol, bastante vo- luminosas para poder ser lanzadas impetuosamente fuera de él, y que al caer serian absorbidas ó rechazadas de nuevo si no quedasen disueltas. ’ La historia de los descubrimientos celestes por medio de los telescopios está expuesta en su Dióplrica, con sus reflexio- nes sobre tantas singularidades nuevas é imprevistas. Acaba por las observaciones del microscopio; y es fácil adivinar que los pequeños animales que se trasforman, no han sido olvi- dados por el astrónomo micrógrafo. (Se continuará.) - - CIENCIAS FISICAS. ECONOMIA INDUSTRIAL. Ensayos de la aplicación del petróleo como combustible , que han dado favorables resultados. (Boston commercial Bulletin.) El desarrollo que la navegación por medio del vapor ha alcanzado hace unos veinte años, y la importancia cada vez mayor que adquiere en la marina de los Estados, tratando de absorber completamente el comercio de cabotage, así como absorbe ya el trasporte de los viajeros en las líneas europeas y en muchas fuera de Europa, no han dejado de llamar con frecuencia la atención de los inventores acerca de la gran cuestión de economía en el combustible, y de producir en esta via las mas activas investigaciones. Particularmente bajo el punto de vista de la economía de combustible, se han apre- ciado las diversas ventajas de los sistemas de propulsores sustituidos á los de ruedas, y discutido el mérito de una infi- nidad de especies de calderas de vapor. Bajo este punto de vista, el mundo marítimo deberá mucho al talento, á la pers- picacia y al celo infatigable de Mr. Ischerwood , superinten- dente de los ingenieros de los buques de vapor en los Esta- dos-Unidos. Ninguna idea de importancia se ha expuesto so- bre este asunto, que no haya sido inmediatamente apreciada por él y examinada á fondo, sometiéndola, cuando ha sido ne- 472 cesario, á las pruebas más decisivas de la experiencia. En esta clase de aplicaciones científicas al mismo tiempo que indus- triales, lia esclarecido más hechos y realizado más progresos que ninguno de sus contemporáneos. Sin embargo, hasta el día los esfuerzos de la ciencia y de la industria han sido impotentes para reducir suficiente - mente la cantidad de combustible necesaria en los buques que hacen larga travesía: el perfeccionamiento de las máquinas no ha podido librar á los mayores buques de vapor de la ne- cesidad de renovar sus provisiones de carbón, en escalas más ó ménos próximas, á las cuales se transporta á veces este com- bustible previamente por medio de barcos de vela. Dos itine- rarios importantes quedan por consecuencia cerrados al va- por, el del Cabo de Hornos y el de Buena-Esperanza. La dificultad, por otra parte, no proviene únicamente de la con- sideración del gasto, á pesar de los recelos que pudieran nacer del precio cada vez mayor del carbón de piedra, y la posibi- lidad de que se agoten las minas; resulta todavía más del vo-~ lumen de este combustible y del enorme espacio que ocupa; espacio que viene á ser muy cerca de la mitad de las tonela- das que mide el navio en las líneas europeas, y mucho más de la mitad en las líneas del Atlántico. Los aceites vegetales y animales tendrían todas las condiciones apetecibles, si su elevado precio no les hiciera desechar completamente. Pero el descubrimiento de manantiales y lagos subterráneos de petróleo que han adquirido tanta celebridad, modificando uno de los términos del problema, le han hecho adquirir un nuevo aspecto. La atención se ha fijado en la gran potencia calorífica de esta sustancia inflamable; se han multiplicado los experi- mentos acerca del calor que desprende, y las tentativas para aplicarle á las máquinas motoras de los buques. Se ha reco- nocido en el dia que el petróleo da por su combustión cuatro veces más calor que un peso igual de carbón de antracita; y por otra parte, que los gases del humo y el cenicero absorben la mitad del calor desprendido por el carbón en las condicio- nes comunes; de modo que si llega á cortarse toda pérdida de calor en la combustión del petróleo, un kilogramo de petróleo podrá reemplazar ocho de carbón. 473 En vista de esto se han emprendido varias investigaciones, y todavía se continúan con afan en Francia y en Inglaterra, como también en Nueva-York. Las hemos seguido con inte- rés, aunque reservando nuestra opinión porque los resultados no eran satisfactorios; ofreciendo entre otros inconvenientes, el de que la llama era fuliginosa, la combustión difícil de di- rijir, y por lo coman peligrosa. Sin embargo, creemos poder salir de nuestra reserva, y anunciar que los obstáculos están casi superados; que el éxito es por lo menos probable, y se refiere á un hecho que parece todavía mas positivo y de una importancia considerable, el descubrimiento de un procedi- miento para calentar las calderas, que nos ha maravillado pol- la sencillez y facilidad de su acción, al mismo tiempo que pol- las inmensas ventajas que ofrece en sus aplicaciones á las calderas de los buques y á las locomotoras. En el otoño último, el coronel Henry Foole de Tennesee pidió privilegio como autor de un método de combustión del petróleo en las máquinas de vapor, que habia estado experi- mentando por espacio de dos años, y le sometió al examen de los hombres mas capaces de apreciarlo en la marina de la república americana. Mr. Ischerwood encargó el exámen á tres ingenieros gefes, y con su informe, que fue favorable, dió orden para hacer el experimento del nuevo método á bordo del buque del Gobierno el Palos, hermoso navio de hierro de cuarta clase. Quiso que la prueba fuese completa, y para ello nombró una comisión compuesta de Mr. Henderson, presidente, Moore, Baker y Kellog, hombres todos eminentes, acompañados de ocho ingenieros de orden menos elevado. Sus experimentos definitivos no se hallan todavía terminados, pero como se referian maravillas de los primeros resultados, tuvi- mos el deseo de comprobarlos: hemos sido admitidos hace dos dias á bordo del Palos , y hemos visto el nuevo sistema en plena actividad. El aparato es muy sencillo y poco costoso. Comprende en primer lugar una especie de retorta de hierro de muy peque- ñas dimensiones, que hace veces de hogar, y tiene en su super- ficie una multitud de orificios en forma de mecheros, que se calientan por debajo con chorros de gas. El aceite se intro- 474 duce por medio de una canal de hierro, y se reduce á vapor en cuanto entra. Se hace penetrar vapor de agua por un tubo de hierro que contiene limaduras del mismo metal, y se calienta fuertemente con surtidores de gas, con lo cual este vapor, descomponiéndose, hace entrar el hidrógeno en la retorta, la que también recibe aire de una máquina soplante. Todo ello dá oríjen á los gases, que salen en estado de llamas por los novecientos surtidores. Las llamas son azuladas, inundan el hogar, envuelven la caldera y se esparcen en los espacios adyacentes; no se ve ningún humo; la intensidad del calor, que es muy grande, puede aumentarse ó disminuirse confor- me se quiera, y se enciende ó se apaga el fuego sin mas que dar vuelta á un boton. No hay aparato mas fácil de manejar que este; la maniobra que necesita no exije ni una hora de aprendizaje, y puede adaptarse á las calderas actuales de todas las diversas formas. Cualquier accidente que se produz- ca en él por una causa cualquiera, puede repararlo un obrero cualquiera. No se necesitan personas que lleven el carbón, ni tampoco fogonero, pues un solo hombre cuida sin mucho trabajo varios fuegos al mismo tiempo. No hay necesidad de abrir conti- nuamente las puertas de un hogar para introducir el combus- tible, esponiéndose á bocanadas de calor abrasador; no hay peligro de mancharse ni de asfixiarse con las nubes de polvo carbonoso; y no conteniendo el aceite azufre, como el carbón de piedra, no ataca las piezas metálicas del hogar. Estas son sin duda alguna ventajas muy considerables, pero casi pasan desapercibidas ante otra que constituye el valor inmenso é incalculable de la invención: el espacio que se gana en tone- ladas. Según los experimentos que se han hecho, la provisión de petróleo debe ocupar únicamente un séptimo del espacio que ocupa el almacén de carbón de antracita; y hay razón para esperar que, perfeccionándose el aparato, se reducirá esta proporción á un décimo. Si esta importante innovación reali- za sus promesas, lo cual nos parece desde luego asegurado, los barcos de vapor podrán visitar todos los puertos de los cuales han sido escluidos hasta ahora, y esto nada menos significa que una revolución en el comercio del mundo. 475 No es esta la única ventaja, sino que el nuevo manantial de calor podrá ejercer una influencia muy favorable en la marcha del navio. Empleando la antracita acribada y de pri- mera calidad, el propulsor del Palos apenas daba cuarenta vueltas por minuto, y por la combustión del petróleo se obtie- nen fácilmente mas de cincuenta revoluciones de marcha sos- tenida, resultando un aumento de velocidad de tres á cuatro nodos, que hace ganar dos dias en una travesía de Europa á América. Una cuestión final se ofrece, la de seguridad; y nos hemos convencido, por un estudio profundo de todos los elementos del nuevo sistema, físicos, químicos y mecánicos, que no es- pone á mas peligros que el sistema común de calefacción por la hulla, mediante las siguientes precauciones. El aceite se halla contenido en dobles cajas de hierro; la caja interior llena de aceite, y la que le cubre, se hallan separadas por un intervalo de dos á tres centímetros, que se llena de agua. Los gases que pueden desarrollarse en las cajas se conducen di- rectamente fuera del buque por medio de pequeños tubos, mientras que otros tubos de quince milímetros de diámetro, llevan el aceite, cuando se necesita, á su destino. Con tales condiciones, solo por un imperdonable descuido podrian es- plicarse accidentes graves. La invención de Mr. Foote es el objeto del exámen más minucioso y de las pruebas mas severas, por hombres cuya competencia no puede negarse, tan sábios teóricos como ex- perimentados prácticos. El aparato tiene por lo menos el mé- rito de una gran sencillez en su marcha, y su aspecto es ver- daderamente estraordinario: cuando por primera vez se tiene ocasión de observar este vasto hogar en cierto modo automá- tico, siempre ardiendo y alimentándose por sí mismo, é impri- miendo su movimiento regular á todas las ruedas de una po- derosa máquina de vapor bajo la vijilancia única de dos empleados, de dos hombres tranquilamente sentados en sus sitios respectivos, que no tienen que hacer mas trabajo que dar vueltas á un manubrio cuando hay que moderar ó activar el calor, en una habitación sumamente limpia ó verdadera sala de recepción, se estraña y admira un espectáculo tan nuevo; 476 y al preguntarse por qué medio ha podido trasformarse de esta manera un trabajo tan penoso y tan repugnante, cual es el de la limpieza de las calderas de los buques, responde una voz interior, que ha debido darse un gran paso en las vias del pro- greso en este sentido. METEOROLOGIA. Resúmen de las observaciones meteorológicas hechas en el Real Observatorio de Madrid en el mes de febrero de 1867. OBSERVACIONES GENERALES. Dias 1, 2 y 3.— Parecidos á los cinco últimos de Enero: de rocío, neblina y algunos celajes, por la mañana; apacibles y calurosos, por la tarde; y despejados, por la noche. — Comienzan á florecer los almendros.— Luz zodiacal cada no- che más brillante. Dia 4. — Nebuloso, por la mañana; ventoso, por la tarde; y revuelto y encapotado, por la noche. De las nueve á las diez horas de este periodo el viento, del 0. al S. O., sopla á razón de 15 metros por segundo, y de 20, desde las diez á las diez y media A las diez y cuarto nótanse ráfagas de 25 á 30 metros de velocidad. Dia 5. — Muy nuboso, variable y revuelto, por la mañana principalmente. Dia 6. — Encapotado y como nebuloso, en su primera mi- tad; simplemente nuboso y un poco revuelto, luego. Dia 7. — Muy ventoso, por la mañana; ménos, por la tar- de; apacible y despejado, por la noche. 477 Dias 8, 9 y 10. — De ligera escarcha, abundante rocío, neblina y celajes, por la mañana; despejados y tranquilos, en el resto del dia. — Cúbrense de flor los almendros. Dias 11, 12 y 13. — Parecidos á los tres anteriores, aun- que no tan despejados y bonancibles. Brisa muy débil, del Ñ. E. generalmente, y del S. O. por excepción. Dias 14, 15, 16 y 17. — Húmedos, anubarrados y llu- viosos.— Del 13 al 14 desciende el barómetro 10mm. El viento, de mediana fuerza siempre, sopla con indecisión del E. al S. 0. y vice-versa. En la tarde del 16 se destacan las nubes en grandes cumuli , de aspecto tempestuoso, y se oye á lo lejos alguno que otro trueno sordo. Y en la mañana del 17 pasa el viento al N. O. y cesa de llover; rasgándose las nubes por la tarde, y quedando despejado el cielo por la noche. Dias 18 al 28.— Muy parecidos unos á otros. Despejados ó muy poco nubosos; apacibles, aunque de viento con fre- cuencia variable en dirección, de presión atmosférica ele- vada y constante; calurosos á la sombra, hácia la mitad del dia, y de calor insoportable al sol; y frescos por la noche, hasta el punto de escarchar, aunque poco, en casi todos ellos. En el último arreció sensiblemente el viento y comenzó á entoldarse la atmósfera. ! 478 FECHAS. BAROMETRO. TERMOMETRO. i , y A. máx. A. mín. lOscilacion. T 1 m T. máx. T. mín. Osci:ion k rara mm mm mm o o o i 1 717,20 717,89 716,59 1,30 8,6 16,1 1,8 13 r 2 718,89 719,67 718,42 1,25 9,9 17,9 2,9 10 1 3 716,19 718,08 714,58 3,50 8,8 16,3 2,8 1¡5 ¡! 4 712,38 713,89 711,47 2,42 7,1 12,1 1,2 H9 fe 5 710,30 710,96 709,86 1,10 8,5 11,5 4,6 (9 !íí 6 709,53 710,51 708,42 2,09 9,1 13,5 3,8 1 r 7 712,10 713,84 710,49 3,35 9,2 14,0 3,5 8 k 8 713,96 714,69 713,35 1,84 8,0 15,2 1,0 1« í 9 713,32 714,13 712,60 1,54 9,6 17,1 2,2 149 SI] 10 714,20 715,57 713,18 2,39 10,3 17,5 3,0 14» i 11 716,19 717,45 715,33 2,15 9,7 18,5 2,2 lfl u 12 713,26 715,08 711,93 8,15 6,9 13,3 1,5 111 1 13 709,00 711,92 705,99 5,93 6,4 12,9 —0,2 13; lij 14 702,71 703,88 701,88 2,00 3,0 6,8 2,0 41 ' 15 703,42 704,33 702,95 1,38 8,4 14,5 2,8 11? p 16 704,67 706,58 703,04 3,54 7,9 13,5 5,4 8 1 17 709,41 713,08 705,93 7,15 6,9 13,5 2,9 10 SI T8 714,73 715,59 713,77 1,82 6,8 141 0,2 13 p 19 717,53 718,25 716,36 1,89 8,3 15,4 0,8 14 i 20 718,39 719,36 717,74 1,62 9,5 16,3 2,4 13 1 21 716,78 718,42 715,83 2,59 8,7 15,5 2,0 13 1 22 719,07 719,83 718,20 1,63 7,9 13,5 3,5 10 1 23 717,85 719,37 716,90 2,47 8,8 17,1 0,8 16 |;C 24 715,76 717,05 715,00 2,05 11,0 20,0 2,8 17 25 713,64 715,17 712,66 2,51 10,6 19,2 2,1 17,; h 26 710,15 712,07 708,49 3,58 10,3 18,2 1,9 16, i¡: 27 708,85 710,43 707,80 2,63 9,3 17,3 3,0 14, h 28 710,62 712,00 709,66 2,34 10,5 18,2 2,4 15, ti 1.a d.a 713,81 719,67 708,42 11,25 8,9 17,9 1,0 16, [i! 2.a 710,93 719,36 701,88 17,48 7,6 18,5 —0,2 18, 3.a 714,09 719,83 707,80 12,03 9,6 20,0 0,8 19. |p Mes. 712,86 719,83 701,88 17,95 8,6 20,0 —0,2 20, - - I! i 479 ICROHETRO. ^ , ATMOMETRO. PLUVIOMETRO. ANEMOMETRO. NUBES. FECHAS. ' 2 H,u Tn ra Evaporación. Lluvia. Dias. Dirección. Veloc. mm mm mm kils. 77 6,5 1,6 » )) N.E. S.S.O. 137 0,1 1 74 6,6 2,0 ,» . » N.N.E.-S.O. 198 1,0 2 78 6,6 1,7 » » N.N.E-S.O. 206 2,1 3 82 6,1 2,0 » » O.N.O. 335 6,4 4 71 5,9 2,3 )) » O. 696 7,0 5 85 7,2 1.7 » » o.s.o. 550 4,6 6 67 5,8 3,1 » » N.O. 650 0,4 7 71 6,6 1,7 v )) N.E.-S.S.O. 177 0,0 8 67 6,9 2,1 » » E. 168 1,3 9 70 6,5 2,4 » » N.E.-S.O. 202 0,3 10 67 5,9 2,0 » » N.E.-S.O. 267 2,4 11 56 3,9 3,0 » )) N.E. 478 1,1 12 63 4,5 1,5 )) » N.E.-S.O. 220 2,3 13 85 6,6 0,5 6,4 j) S.S.E. 327 10,0 14 79 6,6 1,2 0,8 » E.S.E. 298 7,1 15 t: 89 7,2 1,4 6,3 )) S. 451 8,7 16 80 5,9 1,1 7,0 » (Variable.) 273 6,0 17 76 5,6 1,6 » » i N.N.E.-S.O. 149 0,0 18 i 76 6,2 1,7 » » N.-S. • 153 0,9 19 66 5,8 2,2 » )) E.N.E. 301 4,3 20 61 6,1 2,2 „ )) N.E. * 362 0,0 21 68 6,4 1,9 » » N.N.E. 378 0,3 22 74 6,1 2,0 » )) S.S.E. 179 0,0 23 60 5,8 2,1 » » O.N.O. 183 0,0 24 j 52 4,8 3,1 » )> N.N.E. 183 0,0 25 * 66 5,8 2,3 » )) N. -O.S.O. 236 0,7 26 70 6,1 2,3 >, )) O.N.O. 257 2,9 27 69 6,4 2,2 » » N.N.O. 455 3,4 28 74 6,3 2,06 » )) O. 332 2,2 1 .a d.a . 74 6,7 1,62 20,5 4 E. 292 4,2 2 a ■i 65 6,7 2,26 » » N. 279 0,9 3.a ¡ 71 6,9 1,96 20,5 4 N. 302 2,6 Mes. CIENCIAS BOTANICA. Enumeración de las Criptó gamas de España y Portugal; por D. Miguel Golmeiro, Catedrático del Jar din Botánico de Madrid. (i Continuación .) Dsedalea. B. maxima Fr. Boletus maximus Brot. Hab. Portugal en las cercanías de Coimbra sobre la tierra en el pinar de Marrocos (Brot.) Otoü., Inv. (n. v.) D. unicolor Fr. Boletus unicolor Bull. t. 408, 501, f. 3. Bolt. ¿.163. Sow. t. 325. Var. ¡3 cinérea Pers. Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Loscos) sobre los troncos. Otofi. (n. y.) D. Pini Pr. Boletus pini Brot . Hab . Portugal sobre los pinos viejos (Brot.) Perenne? (n. v.) D. sepiaria Sw. Agaricus sepiarius Wulf. in Jacqe Cotí. A. hirsutas Schceff. t. 76. A. betulinus Alt. Var. p tricolor Fr. Agaricus tricolor Bull. t. 541, /*. 2. Jaén? (Lag.) sobre los pinos podridos, y Aragón en los huer- tos de Codoñera (Pardo, Loscos). Perenne, (n. v.) 481 D. betulina Refoent. Agaricus betulinus L. Sow. t. 182. A. coriaceus Bull. t. 537, f. A. F. Bolt. i . 158. Pers. Dcedalea coriácea Clem. Hab. España sobre los troncos secos en Santiago de Ga- licia (Camina), Santander (Salcedo), Pardo cerca de Madrid (Cav.), y Titáguas, pueblo de Valencia (Clem.) Perenne, (n. v.) D. quercina Pers. Agaricus quercinus L. Bolt . t. 73. Sow. t. 181. A. labyrinthiformis Bull. t. 352, 442, /. 1. A. dubius Schceff. t. 331. Hab. España sobre los robles, encinas y otros árboles en Valgrande de Asturias (Lag.), Santander (Salcedo), Galicia (Texid.) y Portugal (Vand.) é islas Baleares en Menorca (Oleo). Perenne, (v. s.) HIDNEAS. Hydnum. H. repandum L. H. flavidum , rufescens et squamosum Schceff . t. 318, 141, 278. H. carnosum et clandestinum Batsch. f. 136, 44. Hab. España en los bosques sobre la tierra en Aragón cerca de San Juan de la Peña (Asso), en Cataluña (Colm.) y en Mallorca (Trias, Camb.) Otoñ. (v. v.) Nomb. vulg. Catal. Llenguas de bou, Llemanas (?). Balear. Picornell (Barceló). H. pelleum Clem. H. repandum L. var.f Hab. España en Valencia cerca de Titáguas (Clem.) Otoñ. (n. v.) H. cyatiforme Bull., t. 156. H. concrescens Pers . Hab. España (?) é Islas Baleares (Barceló) sobre la tierra en los bosques, (n. v.) H. pusillum Brot. H. gelatinosum Schceff. var.f Hab. Portugal en los bosques cerca de Coimbra (Brot.) Otoñ. (n. v.) H. fraceolens Brot. H. eleosma Pers. Hab. Portugal sobre la tierra en el pinar de Marrocos cer- ca de Coimbra (Brot.) Otoñ., Inv. (n. v.) TOMO XVII. 31 m Irpex. I. fusco- violacens Pr. Agaricus decipiens W. Hyd - num fusco-violaceum Fr. Dwdalea fusco -violácea Ficin. Hab. España en Andalucía cerca de San Roque (Wk.) so- bre los pinos piñoneros. Abr. (n. v.) AURICULARINEAS. Thelephora. T. laciniata Pers. Fr. Helvella pineti L. H. caryo- phyllea Bolt. t. 173. Auricularia caryophyllea Soiv. t. 213. Hab . Portugal (Vand., Brot.) sobre los pinos y otros árbo- les. Otoñ. (n. y.) T. hirsuta W. Helvella acaulis Huds. H. vi llosa Relh. Auricularia reflexa Bull. t. 274, 483, f. 3, 4. Sow. t. 27. Stereum hirsutum Pers. Link. Hab. España (Lag.) y Portugal (Brot.) sobre los troncos de los árboles y los maderos en muchas provincias. Persistente, (v. y.) Aragón (Pardo, Loscos): Castelserás, Peñarroya (Pardo, Loscos). Asturias (Lag.): Valgrande (Lag.) Castilla la Nueva (Lag.): Madrid (Lag.) Andalucía (Clern., Wk.): montes del reino de Sevilla (Clem.), Medina-Sidonia, Arcos (Wk.), Alosno (Colm.) Portugal (Brot.) Baleares: Mallorca (Trias, Camb.) T. rugosa Pr. Stereum rugosum Pers. Hab . España en Andalucía en la Sierra de Palma (Wk.) sobre los troncos podridos de los alcornoques. Marz. (n. v.) T. rubiginosa Schrad. Flor. dan. t. 1619, f. 2. T. ferruginea DC. Sow. t. 26. Auricularia ferruginea Bull. t. 378. 483 Hab. Portugal (Brot.) sobre los troncos viejos y secos. Persistente, (n. y.) T. purpurea Pers. Auricularia reflexa Bull. t . 483, f. 1-5. A. persistens Sow. t. 383, f. 1. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Lós- eos) sobre los troncos de los álamos. Otoñ. (n. v.) T. corticalis DC. Auricularia corticalis Bull . t. 436, f. 1 . Telephora carnea Brot. Hab, Portugal en la Sorra de Estrella y en la de Gerez (Brot.) sobre las cortezas de los árboles. Primav., Otoñ: (n. v,} . . T. coerulea DO. T. fímbriata Both. Byssus phosphorea L. Auricularia phosphorea Sow. t. 383. Hab. España (Colm.) y Portugal (Vand., Brot.) sobre las cortezas podridas de los olivos y otros árboles en las cerca- nías de Coimbra (Brot.) Inv. (v. v.) (.'?■ ..o) :.g9upkod Bol no ( b \ rf P í[ N- ■ > t p • -• p } v nCj. <• \ i."’* > 4 X’i \ ;¿£ ? £ t O y \ Auricularia. A. mesenterica Pers. A. tremelloides Bull. L 290. Telephora mesenterica Pers. I. tremelloides DC. Phlebia tre- melloides Fr. Midi. t. 66, f. 4. Hab. España sobre los troncos de los árboles (Lág.j y sobre las latas de los emparrados en Granada (Glem.) Inv.? ín. v.) CLAVAMEAS. Clavaria. O. pistillaris L. Schceff. t. 169, 170. Bull. t. 244. Sow. t. 277. Hab. España sobre la tierra en Aragón (Xarne, Pardo, Loscos) ep las cercanías de Yillarluengo (Xarne). Ag., Nov. (n. v.) 484 C. rugosa BuU. eh 448 , f. 2. C. coralloides Sow. t. 278, f. inf. C. laciniata Schceff. t . 291 .-Yaití. Bot. t . 8, f. 2. Q.'deformis Brot. non Lam. Rab. Portugal sobre la tierra en los bosques cerca de Coimbra (BroU) Otofi . , Inv. (n. v.) C. pratensis Pers. C. fastigiada BuU. t. 358. f. D. E, An. Linn.? C, muscoides Flor. Dan. t. 836, f. 2. Boíl, t. 114 non Linn. nec Bull. Rab. España (Xarne) entre los musgos y la yerba de los prados en varias provincias. Set., Nov. (n. v.) Aragón (Xarne): Yillarluengo (Xarne), Gastelserás (Pardo, Loscos). Santander (Sal cedo) ¿ Asturias (Pastor). G:. einerea Vil!. Bull.t t , 354. C. grísea Pers. Rab. España (?) é Islas Baleares (Barceló) sobre la tierra en los bosques, (n. v.) Nomb. vulg. Balear. Peus de Pata (Barceló). C. coralloides L. C. alba Pers. C. Holmskoldiana Fr. Sow. t. 278, f. sup. Rab. España (Sal v., Xarne) y Portugal (S. Brand.) sobre la tierra ñn los bosques de muchas provincias. Otoñ. (v. v.) Cataluña (Salv., Golm.) : montes de» San Gerónimo del valle dé Hebron (Salv.) Araron (Xarne): Yillarluengo (Xarne). Santander (Salcedo.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Portugal (S. Brand.): Caldas da Rainha (S. Brand.) Nomb. vulg. Cast. Manecillas (Barnad. padre, Palau), Colflor (Clem.), Pie de ratón (Martorel), Patitas de rata (S. Bened.) Catad. Potas ó Dits de rata (Barnad. padre), Manetas, Gratapeus, Peus de rata (Bassag.), Dens de rata, Cuxabarbas (Texid.) G. flava Pers. C. coralloides lútea Bull . U 222, 496, f. L. Schceff. t . 175, 285, 287. Tourn. ínst. t. 332. Barr. ic. 1260. ido- Rab. España en Yalencia (Clem.) y Cataluña (Golm.» Texid.) sobre la tierra en los bosques. Otoñ. (y. v.) 485 Nombr. vulg. Catal. Cagarrias; Colmenicas (Clem.)¿ nom- bres aplicables más bien á la Morchella escalenta Pers. Los de la Clavaria coralloides L. convienen igualmente a. la; C. flava Pers. C. Lauri Brot. Calo cera Lauri Fr. Hab. Portugal sobre los laureles cerca de Coimbra v en Caldas da Rainha (Brot.) May., Jul. (n. v/) - (.JO'lS) 80g x bvÁl , >v .tOC aádtetoéls M. TREMELINEAS. .1 — / f \ Tremella. T. mesenterica Beta. Engl. bol . t. 709. T . chryso- coma Bull. ts 174. T. auriformis Hoffm. t . 6, f. 4. T. expan- sa Chevall.-Vaill. Bot.t. 14, f. 4, T. mesenteriformis Brot. Hab. España en Castilla (Colm.), y Portugal en Extrema- dura y Beira (Brot.), sobre las ramas de los árboles. ínv., Primar, (v. v.) T. albida Huds. Engl. bol. t. 2117. T. candida Pers. T. cerebrina a alba DC. Bull. t. 386. A . Hab. España en Castilla la Nueva (Colm.) y Asturias (Pastor) sobre las ramas de los fresnos y otros árboles. Inv.3 Primav. (v. v.) ms Sxidia. aurí oj iú\t ¡mí ííeiO) sfmqgH aanpgód orí r r Ao'A 09 ‘101 E. Aurícula Judas Fr. Agaricus ¡I Quer. Peki&a Aurícula L. Bull. t. 427, f. 2. Engl. bol. t. 2447. Aurícula - ria Sambuci Pers. Hab. España (F. Navl, Quer) y Portugal (Vand() ei chas provincias, sobre los troncos de los saúcos priñcipal- mente. Otoñ., Inv. (v. v.) Aragón (Jubera): Tarazona (Jubera). Asturias (H. de Greg., Pastor). Galicia (R. Bust): Tuy (R. Bust.) Castilla la Vieja (Quer): monte llamado Arroyo de la Ye dra, jurisdicción del Tiemblo, en el partido de Avila (Quer). en mu- 'Úc '*■ (.Ibiíí)' 486 Castilla la Nueva (Quer): Aranjuez (Quer, Colm.) Andalucía (F. Nav.): Cartuja de Granada (F. Nav.), Gibral- tar (Talbot.) Portugal (Yand.) Nomb. vulg. Catal. Oreja de Judas (F. Nav., Barnad. pa- dre, Palau), Oreja de judía (Quer), Oreja judaica, Hongo de Saúco (Mártras). Port. Orelha de Judas, Cogumelo dos sabu- gos (Brot.) E. glandulosa Fr. Tremella glandulosa Bull. t. 420, f. 1. I. spiculosa Pers. T. arbórea Huds. Bill. Muse. t. 10, f. 15. Hab. España en Castilla la Nueva (Colm.) sobre los tron- cos y ramos de los árboles. Otoñ., Inv. (v. v.) LICOPERDACEAS. FALOIDEAS. PHallus. Ph. impudicus L. Schceff. t. 196-198. Bull. t. 182. Bolt. t. 92. Phallus foetidus Sow ., t. 329. Hab . España (Cienf., Clem.) y Portugal (Brot.) sobre la tierra en los bosques de varias provincias. Verán., Otoñ. (n. v.) Cataluña (Graells). Castilla la Nueva (Cienf.): Talavera (Cienf.)/ Y alenda (Clem.): Titáguas (Clem.) Extremadura (Cienf.) Portugal (Brot.): cercanías de Coimbra y en Alentejo (Brot.) Baleares (Weyler). 487 Chlathrus. Ch. cancellatus L. Boletus 111 et IV Quer. BulL i, 441. Barr. ic. 1263, 1265. Hab. España (Quer, Clem.) y Portugal (Yand., Brot.) so- bre la tierra en los setos y bosques de varias provincias. Primav., Otoñ. (v. v.) Cataluña (Quer): Gerona (Quer), inmediaciones del rio Noya bácia Gélida (Texid.) Aragón (Pardo, Loscos). Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso), Rubianes (Colm.) Valencia (Clem.): Tiláguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Puerto de Santa María (Clem.) Portugal (Yand., Brot.): cercanías de Coimbra (Brot.) Baleares: Mallorca (Trias, Camb.) TRICOGASTREAS. Tulostoma. T. brumale Pers. Lycoperdon 111 Quer. Licoperdon pedunculatum L. Bull. t. 294, 271, f. 2. Hab. España (Quer) en sitios arenosos de diversas pro- vincias. Inv., Primav. (v. s.) Aragón (Xarne, Pardo, Loscos). Castilla la Nueva (Quer): Aranjuez (Quer), inmediaciones de Madrid en la pradera del Manzanares (Cav.) Valencia (Clem.): Ti taguas (Clem.) T. squamosnm Pers. Lycoperdon squamosum Gmel. Mich. t, 97, /. 7. Hab. Portugal en las cercanías de Coimbra (Brot.) sobre la tierra arenisca. Primav., Otoñ. (n. v.) 488 Lycoperdon. L. exeipuliforme Bcop. Schceff., t. 187, 292. L, proteus X Bull., t. 450, f. 2. Hab. España cerca ele Madrid en el Solo de Migas-calien- tes (Graells) sobre la tierra. Oct., Nov. (n. y.) L. pyriforme Bull. t. 32, Schceff ., t. 189. L. pro- leus p, y DC. Flor . franc. Bull., t. 435, f. 3, 475,./*. N. Hab. España en Valencia cerca de Tiláguas (Clera.) sobre la tierra arenisca y en los troncos podridos. Otoñ. (n. v. ) L. hirtum Bull. t. 340, 475. L . Bovista 2. Asso. Mich. t. 97. f. 1. Hab. España en Aragón cerca de Tronchon (Asso) é Islas Baleares en Mallorca (Trias, Camb.), sobre la tierra en los bosques. Otoñ. (n. v.) L. pratense Pers. Lycoperdon 1 Quer. L. Bovista G. Ort. Palau non Linn. L. proteus a Bull., t. 435, f. 2. Hab. España (F. Nav., Quer) y Portugal (Brot.) sobre la tierra en las praderas de muchas provincias. Otoñ. (v. y.) Cataluña (Colm., Texid.): Olot (Texid.) Castilla la Vieja (F. Nav.): San Ildefonso (F. Nav.), Rioseco (Molina). Castilla la Nueva (Quer): Madrid en la Casa de Campo, Pardo, Dehesa de la Villa (Quer), praderas del Manzanares (Colm.) Portugal (Brot.) Nombr. vulg. Cast. Pedo de lobo (Cienf., Sarm., Palau), Cuesco de lobo, Vejin (G. Ort., Palau), Bejín (S. de Riv.), Huevo de la luna (F. Nav.), Pedo pequeño ó Cuesco pequeño de lobo (Bassag.) Gall. Pea de lobo (Sarm.) Catal. Pet de llop (Bassag., Texid.) Balear. Esclata-sanch? (Serra), Bufas del dimoni (Barceló). L. coelatum Bull. t. 430. L. Bovista Pers. L. gemí - natura et areolatum Schceff ., t. 189, 190. Hab. España (Clem., R. Bust.) sobre la tierra en algunos cerros de varias provincias. Otoñ. (n. v.) 189 Aragón (Pardo, Loscos): Chiprana (Pardo, Loscos). Galicia (R. Bust.): inmediaciones de Tuy (R. Bust.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Nombr. vulg. Casi. Pedo de lobo, Turma en algunas partea (Clem.) L. tinctorium Brot. Hab. Portugal en Extremadura y otras partes en los ma- torrales (Brot.) Otoñ.? (n. v.) Nombr. vulg. Port. Fungáo (Brot.) L. graniluteum Brot. Hab. Portugal en las cercanías de Coimbra y otras partes en Beira, sobre la tierra estéril y en los matorrales (Brot.) Otoñ., Primav. (n. v.) Geastrum. G. hygrometricum Pers. Lycoperdon stellatum Bull. , t. 238, 171, f. M. N. Schmid. ic. t. 26, f. 27. Hab. España (Quer, Asso) sobre la tierra arenisca en los bosques de varias provincias. Otoñ. (v. v.) Cataluña (Salv.): cercanías de Sarria y selvas de Begás (Salv.), Olot (Texid.) Aragón (Asso): Orihuela de Albarracin (Asso), Villar- luengo (Xarne), Belmonte (Pardo, Loscos). Castilla la Nueva (Colm.): cercanías de Madrid en el Pardo (Colm.) Valencia (Clem.)- Titáguas (Clem.) Nombr. vulg. Catal. Pet de llop. (Texid.) Var. p multifidum Colm. Geastrum multifidum W. Lyco- perdon multifidum Brot. Mich. t. 100, f. 5. Portugal en los bosques de Beira y Extremadura (Brot.) Otoño. G. rufescens Pers. Schceff. t. 182. Lycoperdon stel- latum p Bull., t. 471, f. L. Schmid. ic. 43, 50, f. 1-3. Hab. España sobre la tierra arenisca en Valencia (Clem.) é islas Baleares en Mallorca (Trias, Camb.) Otoñ. (n. v.) Nomb. vulg. Balear. Bufas del dimoni (Barceló). G. mammosum Chev. Lycoperdon coroliinum Balsch Brot. Mich. 100, f. 3. 490 Hab. Portugal en los bosques de Beira y Extremadura (Brot.) Oloñ. (n. v.) Bovista. B. gigantea Mees. Lycoperdon II Quer. Lycoperdon giganteum Batsch. t. 20, f. 165. L. Bovisla Bull. t. 447, L. protcus Sow., t. 332. Brot.? Hab. España (Salv., Quer) y Portugal (Yand.) sobre la tierra en las praderas y bosques de todas las provincias. Otoñ. (v. v.) Cataluña (Salv.): Pirineos (Texid.) Aragón (Asso): Pago de Pesasens, Tronchon (Asso), Vi llarluengo (Xarne), Tarazona (Jubera). Santander (Salcedo): valle de Toranzo (S. Ruiz). Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso), Tuy (R. deBust.) Castilla la Vieja (M. Jimen.): San Ildefonso (M. Jimen.) Castilla la Nueva (H. de Greg.); Madrid en las praderas del Manzanares (H. de Greg.), Navalcarnero (Negro). Valencia (Clem.): Titaguas (Clem.), Peñagolosa (?), Por- tell, Villafranca del Cid (S. Bened). Andalucía (H. de Greg., Clem.) Córdoba (H. de Greg.), Grazalema, cerro de San Cristóbal (Clem.), Lanjaron (Me- dina). Extremadura (Guijo). Baleares (Serra, Weyler): Mallorca (Serra). Portugal (Vand.): Coimbra (D. Bapt.) Nombr. vulg. Cast. Pedo de lobo (Asso, Palau), Cuesco de lobo, Yegin (Palau), Vejiño (Guijo), Pedo grande ó Cuesco grande de lobo (Bassag. ) Port. Fungáo (Yand.), Fungam (Moni.), Buffa de lobo, Licoperdo bovino (Brot.) Gall. Pea de lobo (Sarm.) CataL Pet gros de llop (Texid., Bassag.) Val. Pet de llop, gt*an (S. Bened.) Balear. Esclala-sanch (?), Bufas del dimoni (Barceló). — Llaman también Vegines ó Begines en Cuenca, según Clemente, á los agáricos fugaces, y principal- mente á los coprinos. B. plúmbea Pers. Lycoperdon ardosiaceum Bull t. 192. m Hab. España (Lag., Clem.) sobre la tierra en los campos y praderas de diversas provincias. Oloñ. (v. v.) Aragón (Pardo, Lóseos): Chiprana (Pardo, Loscos). Castilla la Nueva (Lag.): cercanías de Madrid (Lag.), Al- calá de Henares (Texid.) Valencia (Clem.): Titáguas (Glem.) Andalucía (Clem ): Sierra de Baza (Clem.) Nombr. vulg. Cast. Pedo de lobo (Clem.) B. nigrescens Pers. Lyco perdón Bovista Sow. t. 331. Hab. España en Andalucía cerca de San Roque? (Wk.) Oloñ. (n. v.) Scleroderma. S. verrueosum Pers. Lycoperdon verrucosum Bull. , i. 24. Hab. España (?) sobre la tierra en los bosques de algunas provincias. Otoñ. (n. v.) S. peduneiilatum Link. Hab. Portugal (Lint) sobre la tierra. Otoñ. (n. v.) MIXOGASTREAS. Spumaria. S. alba DC. S. Mucilago Pers. Reticularia alba Bull., t. 326. Mich. t. 96, /'. 2. Hab. España en Castilla la Nueva sobre los tallos, ramos y hojas. Yeran. (v. v.) Stemenites. S. fasciculata Pers. S. typhina W. non Pers. Tri~ chia axifera Bull., t. 477, f. 1. Chlathrus nudus L. Sow., t. 50. m Hab. España en Andalucía cerca de Conil y Tarifa (Clem.) sobre los troncos muertos. Otoñ. (n. v.) S. typhina Pers. Schceff ., t. 297. S. typhoides DC. Trichia typhoides Bull. , t. 477, f. 2. Embolus pertusus Batsch. t. 30, /*. *176. Hab. España (?) sobre los troncos de los árboles. Verán., Otoñ. (n. v.) S. leucopodia DC. S. leucostyla Pers. Trichia leuco- podia Bull., t. 502, f. 2. Hab. España en Aragón (Pardo, Loscos) sobre los ramos y hojas. Otoñ. (n. y.) S. ovata Pers. Mucor Embolus L. Hab. España en Málaga (G. de la Leña) y Portugal (Vand.) sobre los ramos descortezados y podridos. Todo el año. (v. v.) Cribraria. C. candida Rabenh. Hab. España en Aragón sobre las hojas de los álamos negros (Pardo, Loscos). Otoñ. (n. v.) Trichia. T. clavata Pers. Hab. España (?) sobre los troncos podridos en los mon- tes de las provincias septentrionales. Verán., Otoñ. (n. v.) NIDULARIEAS. Cyathus. C. striatns Hoffm. NidulariastriataBull.,t, 40,/. 1. Peziza lentífera (3 L. P. hirsuta Schrank. Schceff., t. 178. Cyathella striata Brot. Nidularia plúmbea Clem.? Hab. España en Valencia cerca de Titáguas (Clem.) y Portugal en las cercanías de Coimbra (Broí.) é Islas Baleares (Barceló), sobre la tierra y leños podridos. Ag.,Nov. (v. v.) 493 C. vernicosus DC. C. Olla Pers. C. Iwvis Hoffm., t. 8, f. 2, non DC. Nidularia vernicosa Bull. , t. 40, f. 2, t. 488, f. 1. Peziza lentífera L. Cyathella Iwvis Brot. Hab. España (Lag.) y Portugal (Brot.) sobre la leña en las huertas y sobre la tierra arenisca en varias provincias. Verán., Otoñ. (v. v.) Cataluña (Colm.): Pirineos orientales (Texid.) Aragón (Pardo, Loscos): Torrecilla, Castelserás (Pardo, Loscos). Castilla la Nueva (Lag.): Madrid dentro del Jardín botá- nico (Lag., Colm.) Portugal (Vand.): cercanías de Coimbra (D. Bapt., Brot.) C. crucibulum Hoffm. C . Iwvis DC. non Hoffm . \ Nidularia Iwvis Bull., t. 40, f. 8, t. 488, f. 2. Schwff, t. 179. Hab. España en los Pirineos orientales (Texid.) sobre los leños y cortezas muertas. Verán., Otoñ. (n. v.) O. catiniformis. Cyathella catiniformis Brot. Cyathus crucibulum Hoffm. var.? Hab. Portugal en las cercanías de Coimbra, no lejos de la Quinta das sette fontes (Brot.) sobre las ramas medio po- dridas en los setos. Otoñ., ínv. (n. v.) UREDINACEAS. ESFERONEMEAS. Phoma. Ph. exigua Desm. Hab . España en Aragón cerca de Peñarroya, Castelserás, Torrecilla (Pardo, Loscos), sobre los tallos secos del Asteris - cus spinosus. (n. v.) 494 Cryptosporium. C. hypodermium Awd. Hab. España en Aragón cerca de Jaca (Wk.) sobre los ramos muertos de la Dulcamara. Jun. (ni v.) Sphasronema. B. conicum Fr. Sphceria cónica Tod ., f. 116. Hab. España cerca de Madrid en el Soto de Migas-calien- tes (Lag.) sobre los álamos. Abr. (n. v.) Sphseropsis. S. EphedrsB Awd. Hab, España en Valencia (Wk.) sobre los tallos muertos del Belcho ó Uva de mar. Ag. (n, v.) MELANCONIEAS. Stilbospora. B. pyriformis Hoffm.? t. 13, f. 4. Hab. España cerca de Madrid en el Soto de Migas-calien- tes (Lag.) sobre las cortezas de los arces. Abr. (n. v.) FR AGMOTRICACEAS . Excipula. E. graminum Corda, Hab. España en los Pirineos (Wk.) sobre las hojas de la Festuca Eskia. Jun. (n. v.) 495 TORULEAS. Torula. T. Oleae Cas tagne. Hab. España en Cataluña y otras provincias (Colm.) so» bre los olivos. Otoñ., Primav. (v. v.) Nombr. vulg. Cast. Mangla, Tizne, Negrura del Olivo (Agriculí.), Negra del Olivo (Pardo, Loscos). Catal. Malura de la Olivera (Bassag.), Ilovell (?), Socarrell, Sucarrell (Texid.) PUCCINIEAS. Phragmidium. P. Ulrni Dub. Puccinia Ulmi DC. Mucor articulatus Pulí , t. 504, f. 14. Hab. España en Aranjuez (Lag.) sobre las hojas de los olmos. Verán, (n. v.) P. incrassatum Linck. Var. a mucronatum linck. Puccinia Rosee Schum. Grev ., t. 15. Cercanías de Madrid en San Fernando y Ribas (Lag.) Jul. (v. v.) Var. p bulbosum Linck. Puccinia Rubi Schum. Castilla la Nueva sobre las hojas de las zarzas. Verán, (v. v.) P. asperum Wallr. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Loscos) sobre las hojas de las zarzas. Verán.? (n. v.) Cystopus. C. candidus Lev. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Lós- eos) y las Castillas (Colm.) sobre las cruciferas. Primav. (V. V.) 496 Puccinia. P. Mentíase Pers. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Lós- eos) sobre la Menta silvestre y otras. Otoñ. (n. v.) P. Graminis Pers. Hab. España (Colm.) sobre las cereales y otras gramíneas. Primav. (v. v.) Nombr. vuig. Cast . Niebla, Anublo (Agricult.), Lodon, Botico (Soc. econ. de Liébana). Vasc. Añon, Erdoya, Gorriña (Larram.) P. arundinacea Hedw. fil„ t. 7. P. Graminis p DC. Hab. España en Cataluña cerca de Barcelona (Texid.) so- bre los carrizos. Aeran., Otoñ. (n. v.) P. compositarum Schlecht. Hab. España en el Pardo cerca de Madrid (Graells) y en la serranía de Cuenca (Wk.), sobre las hojas de varias com- puestas. Ag. (v. v.) P. syngenesiarum Corda. Hab. España cerca de Madrid, en el Pardo, Sierra de Gua- darrama y Molina de Aragón (Wk.) sobre algunas compuestas cinareas. Verán., Otoñ. (n. v.) P. Eryngii DC. Hab. España en Cataluña cerca de Figueras y Olot (Texid.), sóbrelas hojas del Cardo corredor. Verán., Otoñ. (v. v.) P. umbelliferarum DC. Hab. España (Colm.) sobre las hojas de varias umbelífe- ras. Verán., Otoñ. (v. v.) P. Aspiiodeli Dub. Hab. España en Galicia cerca de Santiago (Texid.) sobre los gamones. Verán., Otoñ. (n. v.) P. Trifolii Pers. Lag. Hab. España cerca de Madrid en la Casa de Campo (Lag.) sobre los árboles. Verán., Otoñ. (n. v.) 497 Gymnosporangium G. Juniperi Linck. G. conicum DC. Tremella juni- perina L. Hoffm t. 6, f. 4. Hab. España en Aragón cerca de Villarluengo (Xarne) sobre los enebros y sabinas. Primav. (n. v.) CEOMEAS. Uredo. U. candida Pers. Hab. España en Cataluña, Galicia, Castilla la Vieja, Cas- lilla la Nueva (Texid.), sobre las hojas, tallos y frutos de las cruciferas y otras plantas pertenecientes á diversas familias. Verán., Otoñ. (v. v.) U. Alliorum DC. Hab. España en Cataluña cerca de Barcelona (Texid.), sobre varios ajos. Verán, (n. v.) U. Rhododendri DC. Hab. España en los Pirineos (Wk.) sobre las hojas del Rododendro ferrugíneo. Verán, (n. y.) U. linearis Pers. Hab. España en Cataluña (Texid.), Castilla la Nueva (Colm.), Aragón (Pardo, Loscos), Galicia cerca de Tuy (R. Bust.), sobre las hojas de las cereales y otras gramíneas. Primav. (v. v.) Nomb. vulg. Cast. Roya, Herrumbre, Argeña, Sarro (Agricult.) U. Jasoniae Awd. Ilab. España en la Serranía de Cuenca (Wk.) sobre las hojas de la Jasonia tuberosa . Ag. (n. v.) U. Quercus Brondean. Hab. España en Aragón cerca de Peñarroya sobre las hojas de las carrascas (Pardo, Loscos). (n. v.) TOMO XVII. 32 498 XJ. Senecionis DC. Hab. España en Aragón (Wk.) y Galicia (Texid.) sobre algunos senecios. Primav., Yeran. (n. v.) ü. Rossb Pers. Bab. España en Aragón cerca de Peñarroya (Pardo, Lós- eos), Cataluña y Galicia en los nogales (Texid.) y sobre los rosales. Yeran., Otón. (v. v.) ü. Ruborum DC. Hab. España en las Prov. Vascongadas cerca de Irun (Wk.) y en Cataluña cerca de Gerona (Texid.), sobre las hojas de las zarzas. lun. (n. y.) II. Potentillarum DC. Cceoma Potentillarum Linck. Hab. España en Aragón cerca de Peñarroya (Pardo, Loscos) debajo de las hojas de la Potentilla verna. Yeran. n. v.) U. punctata DC. Hab. España en Cataluña (Texid.) sobre diversas leche- treznas. Primav., Verán, (n. v.) U. Campanillee Pers. Hab. España en Galicia (Texid.) sobre algunas campánu- las. Verán., Otoñ. (n. v.) ü. Eupliorbiee Rebent. Hab. España en Aragón (Pardo, Loscos) y en Galicia (Texid.) sobre las hojas y frutos de varias lechetreznas. Primav., Yeran. (n. v.) U. Lini DC. Hab. España en Navarra junto á Liédena (Wk.) sobre las hojas del Lino narbonense. Yeran. (n. v.) U. scutellata Pers. Hab. España en Aragón (Pardo, Loscos) y Castilla la Nue- va, entre Chesa y Seíiles (Wk.), sobre las hojas de algunas lechetreznas. Ag. (n. v.) U. ehicoracearum DC. Hab. España en Cataluña (Texid.) sobre diferentes cen- taureas y chicoráceas. Yeran., Otoñ. (n. v.) TJ. leguminosarum Rabil. Hab. España en las Prov. Vascongadas en el valle del Bidasoa (Wk.) sobre la Vicia bitinica. Jun. (n. v.) 499 Var . p 5/?om rotundis non pedicellatis Wk. Navarra sobre las hojas del Látiro palustre (Wk.) U. Eafose Pers. Coeoma rubiginosum Bouvré. Hab. España en Cataluña (Texid.) y Aragón cerca de Cas- telserás (Pardo, Loscos), sobre las habas y otras leguminosas. Primav. XJ. Iridis Bufo. Hab. España en Cataluña entre Figueras y Castellón de Ampurias (Texid.), sobre el Lirio fetidísimo. Primav., Verán, (n. v.) XJ. Bufoigovera BC. Hab. España en Castilla, etc. (Lag., Clem.) y Cataluña (Colra., Texid.) sobre las cereales y otras gramíneas. Primav. (v. v.) Nomb . mlg. Cast. Roya, Herrumbre, Argeña, Sarro, (Agricult.) Vasc. Añon, Erdoya, Gorriña (Larram.) XJ. Polygonorum BC. Hab. España en Cataluña (Texid.) sobre varios polígonos. Verán., Otoñ. (n. v.) XJ. Rumioum BC. Hab. España en Cataluña, Galicia (Texid.) y Castilla la Nueva, cerca de Madrid (Rodr.), sobre diferentes rumices. Verán., Otoñ. (n. v.) XJ. Beíee Pers. Hab. España en Cataluña cerca de Olot (Texid.) sobre las acelgas. Verán., Otoñ. (v. v.) XJ. Terefointlii BC. Hab. España en Aragón cerca de Peñarroya (Pardo, Lós- eos) sobre las hojas del Terebinto, (v. s.) XJ. Gladioli Bequien. Hab. España en Cataluña cerca de Tortellá (Texid.) sobre los gladiolos. Primav., Verán, (n. v.) XJ. Bistortarum BC. Hab. España en Cataluña en los montes de Nuria (Texid.) sobre la Bistoria y el Polígono vivíparo. Verán, (n. v.) XJ. Carfoo BC. U. segetum Pers. Reticular ia segelum Bull.} t. 472, /*. 1. Relicularia Ustilago Brot. Ustilago sege- lum Dittm. 500 Hab. España (Lag., Glem.) y Portugal (Brot.) sobre las glumas y ovarios de las cereales y otras gramíneas. Primav. (v. v.) Nomb « vulg. Cast. Carbón, Carboncillo (Agricult.) CataL Carbó (Texid.) Port. Carváo das searas (Brot.) U. Mayáis DG. Hab . España sobre los maíces en Castilla y Andalucía (Lag., Clem.), Galicia (Colm.), Asturias (L. P. Ming.), Cata- luña (Texid.) Yeran. (v. v.) Nomb. vulg. Cast. Tizón del maiz (Clem.), Carboncillo del maiz, Congorcio (L. P. Ming.), Bolsas del maiz (Pardo, Lós- eos). Catal. Carbó (Texid.) U. Caries DO. Hab. España (Lag., Clem.) en los trigos dentro de los granos, Primav. (v. v.) Nombr. vulg. Cast. Tizoncillo (Cienf.), Tizón del trigo Clem.), Caries (Agricult.) Uromyces. U. phseospora Rabenh. Uredo scutellata Pers. et Auct. pro parte. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás, (Pardo, Loscos), Primav. (n. v.) Cronarcium. C. Vincetoxici Pie. et Selmb. Hab. España en Aragón cerca de Peñarroya (Pardo, Los- cos) sobre las hojas del Yincetoxicum nigrum. (n. v.) iEcidium. M. cancellatum Pers. Lycoperdon cancellatum L. Jacq. Flor, austr. t. 17. Hab. España en Cataluña (Texid.) y Aragón cerca de Pe- ñarroya (Pardo, Loscos) sobre las hojas de los perales. Yeran., Otoñ. (n. v.) 501 JE. laceratum Sow. Fung ., t. 318. Hab. España en Aragón (Pardo, Loscos) sobre el Cratw gus brevispina. (n. v.) JE. cornutum Pers. Sow., t. 319. Hab. España en Asturias [(Dur.) sobre las hojas del Ser- val de cazadores. Yeran., Otoñ. (n. v.) M. Erytbronii DC. Hab. España en Asturias hacia el Pico de Arvas (Dur.) y en Galicia cerca de Santiago (Texid.) sobre el Diente de per- ro. Verán, (n. y.) JE. Urticse DC. Hab. España en Cataluña cerca de Besalú (Texid.) sobre la Ortiga dioica. Yeran. (n. v.) JE. Allii Pers. Hab. España en Cataluña • (Texid.) sobre algunos ajos Primav., Yeran. (n. v.) JE. Convallarise Sclram. Flor. dan. t. 1435. Hab. España eu Cataluña cerca de Olot (Texid.) sobre las convallarias. Primav., Yeran. (n. v.) JE. Clematitis DC. Hab. España en Cataluña cerca de Gerona y Olot (Texid.) y en Aragón cerca de Castellote y Peñarroya (Pardo, Loscos) sobre las hojas, pedúnculos y. frutos de la Vid alba. Yeran., Otoñ. (n. v.) JE. Sciioberiee Awd. Hab. España en el Bajo Aragón entre Alagon y Borja (Wk.) sobre las hojas de la Schoberia fruticosa. Jul. (n. y.) JE. euphorbiarum DC. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás y Peñarroya (Pardo, Loscos), é igualmente en Aranda (Calavia) sobre dife- rentes lechelreznas. Yeran., Otoñ. (n. v.) JE. cMcoracearum. DC. Sow. Fung. t. 397, f. 2. Hab. España en Aragón alrededor de Calaceite (Pardo, Loscos) sobre varias chicoráceas. (n. v.) JE. AristolochiaB Rabenli. Hab. España en Aragón (Pardo, Loscos) sobre las aristolo- quias. Yeran., Otoñ. (n. v.) 502 ESCLEROCIEAS. Soler otium. S. Clavus DC. Spermoedia Clavus Fr. Bull. t. 3. Hab. España dentro de las glumas de las gramíneas y del centeno en particular, ocupando el lugar del grano. Primav., Verán, (v. v.) Cataluña (Colm.): Mataré (Salvañá), Gerona (Exp. de Agr.), Olot (Texid.) Asturias (L. P. Ming.) Galicia (R. Bust.): Tuy (R. Bust.), Lugo (Exp. de Agr.), Santiago (Texid.) Castilla la Vieja (Graells): Navas del Marqués (Graells.) Extremadura (Guijo). Nomb. vulg. Cast. Cornezuelo, Espolón, Espuela, Semilla espoleada (Seman. Agrie, de Londres), Cornezuelo, El Moro (L. P. Ming.), Cornezuelo del Centeno (Bassag.), Breva del centeno (Guijo). Catal. Segol cornut ó banyut. (Bassag.) S. Tulipas Lib. Corda. Var . p Euphorbice Awd. Pirineos sobre los tallos muertos de la Euphorbia Cyparissias (Wk.) Jun. (n. v.) BOTRITACEAS. ISARIEAS. Isaria. 1. epiphylla Fers. Hab . España en Aragón (Pardo, Loscos) sobre las hojas de los álamos y hayas, é igualmente de las gramíneas. Verán., Otoñ. (n. v.) 303 ESTILB ACEAS. Tubercularia. T, vulgaris Tode. T remella purpurea L. Sphwria miniata Bolt. t. 127. f. 1. Hab. Portugal (Yand.) sobre los troncos jóvenes y los ra- mos muertos de los árboles y arbustos. ínv. (n. v.) DEMAC1EAS. Exosporium. E. Mspidulum Linck. Conoplea hispidula Linck, non Pers. Hab. España en el Moncayo de Aragón (Wk.) sobre las hojas muertas de la Avena asurcada. Jul. (n. v.) E. Rubí Mees. Hab. España en Galicia cerca de los Nogales (Texid.) so- bre las hojas de las zarzas. Verán., Otoñ. (n. v.) Septosporium. S. atrum Corda. Var. p foliicolum Corda , t. 3, f. 175. Segorbe en Valencia (Wk.) sobre el envés de las hojas de la Adelfa. Ag. (n. v.) Dematium. D. arachnoideum Clem. Flor. bcet. ined. Fila te- nuísima, incano-subcoerulescenlia, intertexta, effusa, muscum quasi tela aranea exilissima, pellucida, cooperientia. Clem. loe. cit. 504 Hab. España en la Sierra-Nevada de Andalucía (Clem ) sobre los musgos vivos y muertos, (n. v.) Cladosporium C. herbarum Linck. Nees. f. 64. B. Demaiium her- barum Pers. Byssus herbarum DC. Hab. España en Galicia cerca de Tuy (R. Bust.) sobre las plantas secas y los maderos viejos expuestos á la lluvia. Primav. (n. v.) C. Fumago Linck. T orula Fuma g o Chevall. Hab. España en el Moncayo de Aragón (Wk.) sobre las hojas del Rododendro ferrugíneo y de la Jara con hoja de laurel. Jun., Jul. (v. v.) MUCEDINEAS. Aspergillus. A. glaucus Linck. Mucor Aspergillus Bull. , t. 504, f. 10. Mucor glaucus L. Asso, Brot. Hab . España (Asso y Portugal (Brot.) sobre las frutas y otros objetos podridos. Todo el año. (v. v.) Nomb. vulg. Casi. Moho de la fruta. Port. Bolor da fruta (Brot.) Botrytis. B. Polyactis Linck. Polgactisvulgaris Linck. Monilia vulgaris Pers. Penicillium racemosum Pers. Midi., t. 91, f. 4. Hab. España (Colm.) sobre los tallos herbáceos en putre- facción. Todo el año. (v. v.) B. racemosa DC. Mucor racemosus Bull., 504, f. 7. Hab. España (Colm.) sobre las patatas, zanahorias y otras hortalizas en putrefacción. Todo el año. (v. v.) 505 B. cinérea Pers. Hab. España en Galicia (R. Bust.) sobre los hongos y tallos podridos. Todo el año. (v. y.) Penieillium. P. glaucum Linck. P. expansum Linck. Mucor peni- cillatus BulL, t. 504, f. XI, 11. Monilia digitata Pers. Mucor cccspitosus a L. Hab . España (Colm.) y Portugal (Yand.) sobre las sustan- cias blandas en putrefacción. Todo el año (v. v.) Sporotriclium. S. virescens Linck. Cladosporium virescens Pers. Hab. España (Colm.) y Portugal (?) sobre las maderas húmedas y las cortezas de los árboles en putrefacción. Inv. (v. V.) Sporendonema. S, casei Desmaz. Mucor crustaceus BulL, t. 504, f. 2. Oidium rubens Linck. Hab. España (Colm.) y Portugal (Yand.) sobre los quesos viejos. Todo el año. (v. v.) Oidium. O. Tuckeri Berk. Hab „ España sobre la Vid. Yeran. (v. v.) Nomb. vulg. Cast. Cenizo, Polvillo de la uva (Agricult, Catal. Malura de las viñas (Bassag.) 506 HELVELACEAS. HELVELEAS. Morchella. M. escalenta Pers. Phallus esculentus L. Schceff., t. 199. Bull., t. 218. Boíl., t. 95. Chlalhrus cancellatus Asso, Maní, non Linn. Hab . España (F. Nav., Sarm., Quer) y Portugal (?) sobre la tierra en muchas provincias. Primav. (v. v.) Cataluña (Quer, Palau): Gerona (Quer), Caldas de Mom- buy (Graells). Aragón (Asso, Palau): Linares, San Juan de la Peña (Asso), Villarluengo (Xarne), Tarazona (Jubera), Maestrazgo (Pardo, Loscos). Galicia (Sarm.): Vivero (Sarm.), Ferrol (L. Alonso). León (Nipho): Torrelobaton (Nipho). Castilla la Vieja (Roques): cercanías de Burgos (Roques). Castilla la Nueva (F. Nav.): cercanías de Madrid (F. Nav.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clero.), Peñagolosa (Barreda). Andalucía (F. Nav.): inmediaciones de Ronda (Clem.) Baleares (Barceló): Mallorca (Barceló). Var. cl rotunda Fr. Boletus II Quer. Mich., t. 85, f. 1. Var. ¡3 vulgar is Pers. Boletus I Quer. Mich., t. 85, f. 2. Nomb. vulg . Cast . Oreja, Crespilla, Cagarria (Cienf.), Hongo arrugado, Crespilla, Cagarria (F. Nav.), Colmenilla, Cagarria, Múrgula (Barnad, padre), Cagarria (Quer), Colme- nilla, Crespilla (Palau), Murúgula (Asso), Morogulles (Mar- torel), Colmenica, Cagarria (Clem.) Port. Morilha (Brot.) Gall. Cagarria (Sarm.) Catal. Múrgura (Palau) , Múrgula (Texid., Bassag.), Múrbula, Rabassola (Lab. Dice.), Crespi- nella (?) Val. Fongo esvarador? (?) Balear. Gitat de bruxa (Barceló). 507 M. deliciosa Fr. Hab. España en Aragón entre Peñarroyay Beceite (Pardo, Loscos). Primav. (v. s.) Helvella. H. lacunosa Afzel. Hab. España (Clem.) y Portugal (Vand., Brot.) sobre la tierra y los troncos enmohecidos en diversas provincias. Primav., Otoñ. (v. v.) Var. a major Fr. Helvella mitra Schceff t. 154. Cataluña (Colm.) Aragón (Pardo, Loscos). Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Gutierr.): Coto del Puerto de Santa María (Gutierr.) Portugal (Vand., Brot.): Alentejo (Brot.) Baleares: Mallorca (Trias, Camb.) Nomb . vulg. Cast . Bonetes, Orejetas (Pardo, Loscos), Ca- garria (Clem.), nombre aplicable mas bien á la Morchella escalenta Pers. Verpa. i V. agaricoides Pers., t. 7, f. 4, 5. V. morchellula Fr. Morchella agaricoides DC. Hab. España cerca de Madrid en la Casa de Campo (Graells) sobre la tierra. Abr. (n. v.) Geoglossum. G. glabrum Pers. Clavaria ophioglosioides L. Bull. . t. 372. Hab. Portugal en las selvas cerca de Tabeiro, inmedia' ciones de Coimbra y en otras partes de Beira (Brot.) sobre la tierra. Otoñ., Inv. (n. v.) 508 Spathularia. S. flavida Pers. Elvella clavata Scliceff '., t. 149. Cla- varia spathulat a Flor, dan., t. 658. Hab. España en las Provincias Vascongadas cerca de Irun (Wk.) sobre las hojas podridas de los castaños, y en otras par tes sobre las hojas caidas de los pinos. Abr. (n. v.) Peziza. P. Acetabulum L. Bull. , t. 485, f. 4. Soiv.t t. 59. Hab. España cerca de Madrid en el Pardo (Graells), y en Aragón (Pardo, Loscos), sobre la tierra en sitios sombríos. Primav. (n. v.) Nomb. vulg. Cast. Cabacitos (Pardo, Loscos). Val. Caba- sets (Pardo, Loscos). P. lycoperdoides DC. P. vesiculosa Bull., t. 457, f. 1. E. F. Elvella lycoperdoides Scop. Hab. España en Cataluña en los Pirineos orientales (Texid.), Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Loscos) y Cas- tilla la Nueva (Colín.) sobre el estiércol y la tierra abonada. Primav., Otoñ. (v. v.) P. leucoloma Revent. Octospora leucoloma Hedw. Muse, frond . 11, t. 4, f. A. Hab . España en Aragón cerca de Castelserás y Chiprana (Pardo, Loscos) entre los musgos. Primav., Otoñ. (n. v.) P. xanthomela Pers. Hab. España en Aragón cerca de Peñarroya (Pardo, Los- eos) sobre la tierra, (n. v.) P. ollaris Pr. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo* Loscos) sobre la tierra en los olivares. Otoñ. (n. v.) P. populnea Pers. P. fascicularis Alb . et Schwein t. 12, f. 2. Hab. España en Asturias (Pastor) sobre los troncos podri- dos de los álamos, sauces y fresnos. Inv,, Primav. (n. v.) 509 P. coccínea Jacq. Flor, aust., t. 169, non Bull. DC . P. epidendra Bull. , t. 467. Soio., t. 13. Hab. Portugal en las cercanías de Coimbra (Brol.) sobre los ramos medio podridos. Inv., Frimav. (n. y.) P. scutellata L. P. ciliata Hoffm ., t . 7, f. 3. Ocios- pora hirta Hedió., t. 3. B. Peziza hirla Brot. Elvella ciliata Sebee ff., t. 284. Hab. España en Aragón (Pardo, Loscos) y Portugal en Beira y otras parles (Brot.) sobre el mantillo húmedo. Inv. (n. v.) P. ermita Bolt., t. 416, /. 2. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Los- cos) en los ribazos, (n. y.) P. stercorea Pers. P. ciliata Bull., t. 438, f. 2. P. scutellata Bolt., t. 108, f. 1. Brot. non Linn. Octospora scutellata Hedió., t. 3, f. A. Hab. España en Asturias (Pastor) y Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Loscos) y Portugal (Brot.) sobre el estiér- col de los caballos y bueyes, é igualmente sobre el excremento humano en sitios húmedos. Otoñ., Inv. (n. v.) (Se continuará.) 510 VARIEDADES. Nuevo procedimiento para la extracción del almidón. Diariamente se emplean mas de 100.000 kilogramos de trigo para la fabri- cación del almidon en Francia. Devolver á la alimentación pública esta enorme cantidad de grano es lo que el iinventor se ha propuesto, y cree haberlo conseguido de la manera mas satisfactoria. El mejor trigo no contiene mas que 55 por 100 de almidón, mientras que el arroz, aun el más ordinario, contiene 85 por 100; el maiz y el trigo sarra- ceno están también provistos de él en proporciones considerables: toda la cuestión se reduce, pues, á la separación de las sustancias extrañas, como son la celulosa y el gluten que contienen estas semillas. Habiendo llegado á aislar pequeñas cantidades de tejido celular y otros cuerpos, se ha reconocido que su peso específico era mucho menor que el del almidón. ¿Qué sucede si se pone en el agua almidón en bruto? Se depo- sita una corta cantidad del almidón casi puro, pero casi todo él queda mezclado con las sustancias de que se ha hablado, porque estas, aunque es- pecíficamente mas lijeras, siendo mucho mas gruesas que los granos de al- midón, son relativamente mas pesadas, ó al menos de peso igual. Buscóse, pues, un medio de utilizar la diferencia del peso específico, para obtener una separación completa. Reflexionando sobre el principio de que los cuerpos son arrojados tanto mas lejos por la fuerza centrífuga, cuanto mas considerable es su peso específico, se ha deducido que aplicada convenientemente dicha fuerza po- dría conducir al resultado apetecido, y el éxito ha escedido las esperanzas. El método que seguido es el siguiente. Pénese una mezcla de una par- te de almidón en bruto y dos de agua en una especie de tambor de co- bre, que pueda girar sobre su eje con una velocidad de 1000 á 2000 vuel- tas por minuto; inmediatamente que la velocidad llega á 45.000 vueltas empieza el almidón á separarse, y arrojado por la fuerza centrífuga, se ad- hiere á las paredes del tambor, y apretándose contra ellas se cuaja en for- ma de una masa sólida; al cabo de algunos minutos todas las sustancias extrañas, en división en el agua y perfectamente separadas, quedan en la parte central, y nada mas fácil que dejar correr el agua y separar el almi- dón en gruesos pedazos perfectamente puros y blancos. Pueden tratarse de este modo todas las sustancias amiláceas; y la ex- tracción del almidón, que antes exijia varias semanas, solo exijirá algunos minutos. El producto es infinitamente mayor, pues costando 100 kilogramos de arroz lo mismo que 100 de trigo, dan para 20 francos mas almidón. 511 No hay por consiguiente razón alguna para emplear en la fabricación del almidón el trigo, que da la harina nutritiva por escelencia, y cuyo princi- pio mas nutritivo, que es el gluten, es casi enteramente perdido por el tra- bajo actual. Paleontología. Mr. John Lubbock, individuo de la Sociedad Real de Londres, ha reunido en un volumen Litulado: El hombre antes de la historia, una serie de estudios que tenia publicados acerca del uso del bronce y de la piedra en la antigüedad, de los túmulos, de las habitaciones lacustres y de los mon- tones de conchas de Dinamarca, como también sobre la arqueología de la América del Norte, los hombres de las cavernas, la antigüedad del hombre y los salvajes moder- nos. Dicho volumen ha sido traducido en francés por Mr. Ed. Barbier, y la traducción forma un bonito tomo en 8.° con 156 grabados intercalados en el testo. Mr. J. Lubbock, como arqueólogo y geólogo distinguido, ha tomado parte en Inglaterra, Francia y Dinamarca en las investigaciones cuyos prin- cipales resultados expone; ha visitado los Museos de Europa mas ricos en productos de la industria primitiva; y su libro se leerá con satisfacción y provecho por todos los que deseen conocer el estado actual de la ciencia acerca de las cuestiones á que se ha dedicado el autor. Considerando como terminado el famoso proceso del hombre cuaterna- rio, bastará decir que, según todos los geólogos ó paleontólogos del antiguo y del nuevo mundo, con los cuales cuenta la opinión pública (todos menos uno, que no ha querido ver nada por sí propio), admite Mr. John Lubbock que el hombre es contemporáneo de los grandes cuadrúpedos cuyos huesos se hallan sepultados en los terrenos tan impropiamente llama- dos diluvianos. Léjos de conceder que tales animales hayan sido víctimas de uno de los cataclismos generales de que tanto ha abusado la geología, demuestra que las pretendidas corrientes diluvianas no han tenido en ninguna parte bas- tante altura ni fuerza para hacer pasar de un valle á otro los restos que acarreaban. La parte mas interesante del libro es, al parecer, la que trata de los salvajes modernos. Privado, dice Mr. Lubbock, respecto á la edad de piedra de lodo auxi- lio histórico, no puede hacer el arqueólogo mas que seguir los mismos procedimientos que han dado tan buen resultado al geólogo; y los grose- ros utensilios de huesos y de piedra de las edades pasadas, son para el uno de ellos lo que los restos de animales para el otro. Aún puede llevarse la analogía mas adelante. Muchos mamíferos que no existen en Europa, tienen representantes que viven todavía en otras regiones. Nuestros paquidermos fósiles, por ejemplo, no podrían comprenderse sin las especies que habitan todavía en ciertas partes del Asia y del Africa; los marsupiales de los terrenos secundarios, se explican por los represen- tantes que actualmente tienen en la Australia y en la América del Sur; y si por el mismo procedimiento quisiéramos llegar á comprender las anti- güedades de Europa, deberíamos compararlas con las armas y utensilios groseros de que se valen hoy y se valían antes también las razas salvajes en las otras partes del mundo. En realidad, los naturales de la isla de Van-Diemen y de la América del Sur, son para el anticuario lo que el didelfo ó el perezoso para el geólogo. La idea es exacta. Diamantes en California. Van siendo muy frecuentes los des- cubrimientos de diamantes en California, desde que se ha fijado la aten- ción en esta riqueza mineral. Los trabajadores de Eldorado reconocen hoy los preciosos cristales por su aspecto natural, que, como se sabe, es poco brillante; y no dejan de recogerlos cuando al lavar las arenas de oro quedan al descubierto. Cítanse 15 localidades en que hay terrenos dia- mantíferos. Gas del alumbrado. La potencia luminosa del gas del alumbrado que se emplea en algunas de las principales ciudades de Europa tiene valores muy diversos, según los experimentos del Dr. Frankland. Así que un surtidor de gas equivale: en Berlín á 15,5 bugías; en París á 12,3; en Londres á 12,1; en Viena á 9,0; en Edimburgo á 28,0; en Aberdeen á 35,0; en Greenock á 28,5; en Manchester á 22,0; en Liverpool á 22,0; en Glascow á 28,0; en Carlisle á 16,0; en Birmingham á 15,0. Londres solo tiene un gas degenerado, impregnado de ácido sulfúrico y otros principios deletéreos, y peor que el que siempre ha usado. Petróleo y plantas. Dice Mr. Sacc de Neufchatel (Suiza): Los que recomiendan el aceite de petróleo para destruir los insectos tienen mucha razón en ello; pero sin duda no saben que dicho aceite mata las plantas aún mejor que los insectos, destruyendo sus tejidos con tanta violencia como el fuego. He visto perderse una magnífica Araucaria excelsa, que se había querido librar de los pulgones posesionados de sus ramas. El remedio, por tanto, es peor que la enfermedad. Editor responsable, Ricardo Rdiz. N.‘ 9.'— REVISTA DE CIENCIAS. — Diciembre de 1867. CIENCIAS EXACTAS. GEOMETRIA SUPERIOR. Introducción á la Geometría superior; por el Sr. D. José Echegaray, individuo de la Real Academia de Ciencias, {Continuación.) Sea C una cónica {fig. 78), que para fijar las ideas su- pondremos que tiene centro. Fácilmente podríamos hacer extensivas á la parábola las consecuencias que obtengamos. Tracemos por el centro O un diámetro OX, y supon- gamos que sobre él se mueve un punto P, que considerare- mos como polo de la cónica: veamos cómo varia la polar á medida que camina el polo sobre el diámetro fijo. Es evidente ( Núm . 171) que su dirección será constante, es decir, que será paralela al diámetro conjugado con OX; y solo resta determinar la distancia al centro del punto en que corta á dicho diámetro. l.° Cuando el polo coincide con el centro, el punto con- jugado armónico con relación á AB será el situado en el in- finito, puesto que OA — OB. Así: La polar del centro en una dirección dada OX es una recta situada en el infinito , y cuya dirección es la del diámetro con- jugado con OX, TOMO XVII. 33 B14 El centro puede decirse que tiene infinitas polares: la po- lar será paralela á BT si la dirección elejida es OX; paralela á B' T si la dirección es OB'; etc. 2.° Si el polo se separa del centro á una distancia infini- tamente pequeña OP, el punto conjugado P' se hallará á una distancia infinitamente grande de O. En efecto, puesto que los cuatro puntos A, P, B , P\ están en relación armó- nica, tendremos, prescindiendo del signo, PA . P'A PB ' PB de donde se deduce FA _ P A P B ” PB ; pero PA y PB son casi iguales, luego PA PB difiere infinitamente poco de la unidad, y otro tanto podremos decir de F A PB : así, representando por a una cantidad sumamente pequeña tendremos, FA ~F~B \ + a, ó bien P’ A=zP'B+ P'B.z, y también F B+A B = FB + FB. a, 515 ó de donde AB=P' B.*9 que es una cantidad muy grande, toda vez que AB es can- tidad finita y a es muy pequeña. 3. ° A medida que el punto P se aleja del centro, el pun- to P' se aproxima; pero mientras P sea interior á la cónica , toda la polar será exterior. En efecto, el punto P' será exte- rior, y la polar, paralela á B T, no podrá cortar á la curva. 4. ° Cuando el punto P llega á B , el punto Zjr se con- funde también con dicho punto B . Basta para convencerse de ello observar que si en la relación suponemos PB ___ FB P A P'A PB — o, resultará FB=o. Se deduce de aquí que la polar de un punto situado sobre la cónica , es la tangente á la cónica en dicho punto . 5.° Si el polo continua variando sobre la recta B X, la polar, conservando siempre la dirección BT, cortará al diá- metro en puntos comprendidos entre B y O, y á medida que el polo se aleja, el punto de intersección de la polar y el diá - metro se acerca al centro. Como los dos puntos A, B (j fig . 75), un polo cualquiera P, y el punto Q en que la polar correspondiente corta al diámetro, constituyen un sistema armónico, si á la polar QX corresponde el polo P, á la polar Pa corresponderá el polo Q: las rectas QX y Pa son polares recíprocas. 516 6.° Cuando el polo varia desde el centro O (fig. 78) hasta el infinito, en el sentido O A , demostraríamos fácilmente que la polar se mueve desde el infinito hasta el centro, coin- cidiendo, ó cruzándose, polo y polar en A. En resumen: Si el polo está comprendido, 1. ° Entre O y B, la polar será exterior, y estará com- prendida entre B T y el infinito. 2. ° Si entre B y el infinito, la polar corta á la curva y se halla entre B T y OI. 3. ° Si entre O y A la polar será exterior, y estará com- prendida entre Á T' y el infinito. ' 4. ° Y por último, si el polo está entre A y el infinito, la polar se hallará entre AT' y 01. Fácilmente podríamos repetir para otro diámetro cual- quiera lo dicho para O B. Nurn. 178. Antes de pasar más adelante debemos demos- trar un teorema que nos ha de ser de gran ayuda en la teoría que estamos exponiendo. Teorema. El polo y la polar son proyeclivos. Puesto que la definición del polo y de la polar se funda únicamente en la relación armónica, y esta es proyectiva (. Núm . 61), se deduce que si dada una cónica c (fig. 79), su polo o, y su polar pp , se proyecta el sistema entero sobre un plano cualquiera, cónica ó cilindricamente, el punto O y la recta PP, proyecciones de o y de pp, serán polo y polar de la cónica C, proyección de c. O dicho abreviadamente: el polo y la polar de la proyec- ción son las proyecciones del polo y de la polar. Y en efecto, si trazamos en el plano de la cónica c una secante ob que pase por el polo, y proyectamos los cuatro puntos o, a, d , b, sus proyecciones O, A, D, B formarán un sistema armónico, y el punto D, proyección de d , pertene- cerá á la polar del punto 0; pero como otro tanto puede de- cirse de todas las secantes que pasan por o y de sus pro- yecciones, resulta finalmente que PP, proyección de pp, es la polar de C. Núm. 179. Teorema . Dada una cónica C (fig. 80), y un 517 punto O en su plano, si se trazan dos secantes cualesquiera Ob, Ob', y se unen dos á dos los cuatro puntos de intersec- ción a, a!, b, b' con la curva, las rectas a a , bb\ y abf , ab se cortarán en dos puntos c, c situados sobre la polar del punto O, y por lo tanto el lugar geométrico de dichos pun- tos es una línea recta. Demostración. Transformemos el sistema formado por la cónica y el punto, sirviéndonos de proyecciones cónicas ó cilindricas; de manera que el punto O se traslade al infinito (Núm. 162). En este caso las secantes AB, Ar B’ , proyeccio- nes de ab, ab’, serán paralelas; y se sabe por la teoría de las curvas de segundo grado, que AB' y Ar B como también AA' y B B! se corlan sobre el diámetro P P conjugado con la dirección AB. Dicho diámetro será por consiguiente la proyección del lugar gométrico buscado, lo cual prueba que este lugar geo- métrico es una recta. Además PP es la polar del punto del infinito situado en la dirección BA, luego pp es la polar de O (Núm. 178). Observación. Aun pudiéramos simplificar la demostración, transformando el sistema de modo que no solo las rectas con- currentes en O sino las que -se cortan en c fuesen para- lelas (Núm. 162). Núm. 180. Nuevo método para hallar la polar dado el polo. Dedúcese del teorema anterior, que dado el polo O, para hallar la polar basta trazar dos secantes Ob, Ob' y las cuerdas a a , bb\ abr, a'b: los puntos de intersección c, c de estas cuerdas determinan inmediatamente la polar. Núm. 181. Teorema. Dada una recta pp en el plano de una cónica (fig. 81), si desde un punto cualquiera a se trazan dos tangentes at, al ' y se unen los puntos de con- tacto, la recta así obtenida pasará por el polo o de dicha recta pp. Demostración. Transformemos la cónica y la recta por el método de las proyecciones cónicas, de suerte que el punto a se traslade al infinito: es evidente que las proyec- ciones AT, NT, y P P' de las tres rectas at, cid , y pp serán paralelas; pero el diámetro TT pasa por el polo O 518 ele P P' ( Núm . 171), luego ti' pasará por el polo o de pp’: con lo cual ([necia demostrado el teorema. Núm. 182. Nuevo método para hallar el polo dada la polar. Sea A B (fig. 82) la polar y C la cónica : se trazarán por dos puntos cualesquiera A y B dos pares de tangentes AT, AT ; BS, BS\ y el punto O en que se cortan las cuerdas TT\SSf será el polo buscado. Núm. Í83. Dedúcese de la teoría expuesta la siguiente proposición. Si dos ó más recias O A, OB, OC ..... (figs. 83 y 84), si- tuadas en el plano de una cónica, pasan por un punto O , los polos de dichas rectas estarán sobre la polar del punto. Primer caso. One el punto O sea exterior á la cónica (fig. 83). Si desde el punto O trazamos dos tangentes Ot , Ot\ la recta ttr pasará (Núm. 181) por el polo de O A, puesto que O se. halla sobre la recta O A; pero otro tanto podemos decir de O /i, OC luego la recta ti' pasa por los polos de to- das las rectas dadas; ó de otro diodo, sobre dicha recta se ha- llan los polos de las rectas O A, O B, OC Ahora bien. Ja recia tí' es {Núm. 168) la polar de O; luego el teorema queda completamente demostrado en este primer caso. Segundo caso. Que el punto O sea interior (fig. 84). Sea O A una de las rectas dadas, y a, a' los puntos en que corta á la cónica: tracemos las tangentes as, a' s, y re- presentemos su punto de intersección por s. Este punto s será (Núm. 175) el polo de AO , y estará situado sobre la polar de O: pero otro tanto podemos decir de O B, OC ; luego la polar de O contiene los polos de las rectas concurrentes O A, OB , OC..... Núm. 184. Otra demostración. Transformando el siste- ma de modo que las rectas concurrentes sean paralelas, ten- dremos (fig. 85) una cónica O l)' , proyección de la dada, y una série de paralelas Ar, B\ C — (proyecciones de OA, OB, OC..... figs. 83 84). Los polos de todas estas paralelas se hallan sobre el diámetro D D' conjugado con la dirección A\ y dicho diámetro es la polar del infinito 519 (proyección de O) en la dirección A'; luego los polos de OÁ, OB, OC se hallan en la polar de O. Núm. 185. La proposición anterior puede también enun- ciarse de este modo. Cuando en el plano de ana cónica g ira una reda alrededor de uno de sus puntos, el polo variable de esta recta se mueve sobre la polar del centro de (jiro. Núm. 186. Consecuencia natural de dicha proposición es esta otra: Si P y P' (Jig . 86) son los polos de dos rectas pp, p'p', su punto de intersección a será el polo de la recta PF . En efecto, cuando la recta pp gira al rededor de a, su polo P se mueve sobre la polar de a; luego cuando pp lle- gue á la posición pp\ su polo P’ estará en la polar del punto de giro a; es decir, que PP ’ será la polar del punto en que se cortan las dos rectas dadas. Núm. 187. Determinemos en el plano de una cónica C (fig. 87) , un polo P y su polar pp. Si tomamos sobre esta última un punto cualquiera a, la polar correspondiente Pb pasará [Núm. 186) por el punto P. Ahora bien, la recta Pa pasa por los puntos P y a, polos de pp y Pb; luego Pa será la polar del punto b, intersección de dichas dos rectas. Así pues, los puntos a, b y las rectas Pb, Pa son sis- temas conjugados recíprocos, es decir, b es polo de Pa, y a es polo de Pb. Si la recta Pa gira alrededor de P, determinando so- bre pp los puntos a, a, a\ a" la Pb girará al mis mo tiempo, determinando los puntos correspondientes b, b\ b”, br’ De este modo sobre la recta pp tendremos dos sistemas de puntos, a, a', an b, b\ b " que dos á dos se corresponden recíprocamente: y decimos recíprocamente, porque cuando Pa llegue, por ejemplo, á Pb, el punto con- jugado b coincidirá con a. Esta circunstancia, y el tratarse de relaciones analíticas que deben ser puramente algebráicas, nos indican ya que los puntos a,b; a,bl; a",b" deben formar sobre pp una involución. 520 Núm . 188. Podemos demostrar directamente este impor- tantísimo teorema. Transformemos á este fin la cónica en una circunferencia O ( fig . 88); P y p/? serán un polo y la polar del círculo; y a y Pó, b y Pa formarán asimismo dos sistemas, compuesto cada uno de un polo y su polar, pero hallándose el polo de Pb sobre la recta Pa, y el polo de Pa sobre la recta Pb. En una palabra, el nuevo sistema es en su esencia idén- tico al primitivo, sin más variaciones que la de haber susti- tuido á la cónica la circunferencia. Si para este caso queda demostrado el teorema , estará demostrado en general, puesto que los sistemas en involución son proyectivos. La perpendicular Ob á la recta Pa pasa por el polo de esta recta, luego pasa por b. Por otra parte, la recta OP es perpendicular á la polar pp, de suerte que los triángulos PQa y ObQ son seme- jantes, por ser ambos rectángulos, y tener iguales los ángulos aPQ y ObQ, cuyos lados son perpendiculares. De aquí se deduce aQ : QP :: OQ : bQ ó bien aQxbQ= OQx O P = constante . Yernos, pues, que los puntos a , b forman una involu- ción cuyo centro será el punto Q. Fácilmente se comprueba que Q es el centro, observando que cuando a está en el infinito su polar es OQ, y que pol- lo tanto el infinito y Q son puntos conjugados. La demostración es la misma para el caso en que el polo P sea exterior {fig. 88 bis). (Se continuará.) m MECANICA. Sobre la influencia de la rotación de la tierra en la deriva- ción de los proyectiles lanzados por los cañones rayados; por Mr. Martin de Brettes. (Comptes rendus, 17 setiembre 1866.) El ilustre geómetra Poisson ha tratado esta cuestión en 1837 en el caso de ios proyectiles esféricos, deduciendo de ella las consecuencias siguientes. 1. a El alcance varía con el azimut del plano del tiro, pero entre límites muy próximos uno á otro, pues la mayor varia- ción debe ser de 2 decímetros para un alcance de 1800 metros en el tiro de bomba. Todavía puede ser menor en el tiro directo, de modo que en la práctica es nula. 2. a La influencia de la rotación de la tierra en nuestro hemisferio produce un desvío de los proyectiles á la derecha del plano del tiro, cualquiera que sea al azimut de este. Dicho desvío, cuya magnitud es independiente del azimut del plano del tiro, puede llegar á un valor considerable; así es que según los cálculos de Poisson, una bomba de 32 centí- metros, á 4000 metros, puede desviarse 8 metros á nuestra latitud á consecuencia de la rotación de la tierra. 3. a La derivación crece con la latitud; es máxima en los polos y nula en el ecuador. La influencia de la rotación de la tierra sobre el tiro de las armas de fuego era antes muy pequeña, respecto á aque- llas causas accidentales que producían variaciones considera- bles de dirección y de alcance de un tiro á otro. Pero como en el dia dichas variaciones se hallan considerablemente re- ducidas en el tiro de los proyectiles por medio de los cañones rayados, debe tomarse en consideración la influencia de la 522 rolacion de la tierra. Así lo demostraré, comparando la deri- vación debida á este movimiento con el desvío total que el ex- perimento produce. Siendo muy largo el cálculo del desvío debido á la rota- ción de la tierra á una latitud cualquiera, por el método de Poisson, y por consecuencia muy poco práctico, he empleado otro mucho más expedito y evidentemente más exacto que el anterior, como lo demostrará la comparación de los resulta- dos obtenidos por ambos. El método consiste solo en lo siguiente: 1. ° En calcular el ángulo azimutal 8 descrito por el plano de tiro alrededor de la vertical que pase por la boca de la pieza, en la duración del trayecto del proyectil. La fórmula de Mr. Foucault, (1) 8=rw sen \l , en la cual w es la velocidad de la rotación de la tierra alre- dedor de su eje de figura y X la latitud del lugar del experi mentó, resuelve la cuestión, en cantidades conocidas. 2. ° En multiplicar el alcance E dado por el experimento por sen 8. De modo que la derivación A debida á la rotación de la tierra es dada por la fórmula (a) E~zE sen § = E sen (<*>Xf) (1). Las fórmulas de Poisson y la fórmula ( a ) dan los resulta- dos siguientes para el tiro de las bombas de 27 centímetros á 1200 metros, y de 32 centímetros á 4000 metros en nuestra latitud. (1) Para la latitud de 49°, que es aproximadamente la de Pa- rís, se halla 0=10", 98 t. 523 BOMBAS DE 0m,27 0m,32 Desvío, según Poisson 1m,20 7m,00 id. fórmula ( a ) 1 ,17 6 ,98 la conformidad de eslos resultados demuestra la exacti- tud de la fórmula {a}. Aplicando esta al tiro de los proyectiles lanzados por los cañones rayados, se hallan para la latitud de París los resul- tados siguientes: Cañones franceses rayados del ejército de tierra. 524 © £ m S O o o o < l¿35. C"" OO s IL co aO O 50 £ ^ 05 T— 00 ^ri 0© ca g " 50 C© ISO Ico ® o s t- ^ O ©3 C© <^> , IO ^ ^ r-! ^ ^ 1 1"" r-i S ^ O ^ ©1 £ £ CO ©J • . . • • c3 . . í— i i_ * * O) ■ • ^ 03 • s^ • ü-= * ^ e • 53 .2 • -o O b • • ^ 5,3 03 —i 0—0 O • « • O -03 ~ <1 |5j O * 03 2 — o"03 8 •2 * * m o> -a a> © o © 2 > Í3C O “ “ c® C - 3 O ® -es es '■a 'o to 9-^ <1 oo o© \ ao 1 í:" o o «s S í£ i° j toro 1 _o ao o «2 « neu^ a ^ |®í 1 — ^ 1 5- i ^ i toro I — ©1 S 0 ^ OI . © .T-I©q ; O ca ~ 't—U Hos« s ©1 t-l CO ©5 ao ao j^« s o co 0 o 00 co zo l©? , taro \ — a§Ss' ■ ~ ©í t*i r-l O \ OI <í te fi¡5 526 Así es que el efecto de la rotación de la tierra contribuye por mitad á la derivación práctica del proyectil, influencia que no es por consiguiente despreciable. El efecto desviador de la rotación terrestre puede dar aplicaciones útiles á la balística. Así: 1. ° Cuando en nuestro hemisferio el efecto de la rotación de la tierra contribuye por mitad á la derivación de un pro- yectil hacia la derecha del plano de tiro, si se cambia el sen- tido de las rayas del cañón, se cambia también la acción des- viadora del aire. Entonces se destruyen los efectos de la ro- tación terrestre y de la resistencia del aire; de modo que el proyectil caerá sobre la dirección actual de la línea de tiro, y tendrá una derivación nula en la apariencia. 2. ° Cuando se pasa de un hemisferio á otro cambia el sentido de rotación de la tierra, y por consecuencia el de su acción desviadora sobre el proyectil. De aquí resulta que: Si el proyectil no deriva en nuestro hemisferio á conse- cuencia de los efectos iguales y contrarios de la resistencia del aire y de la rotación de la tierra, se agregarán en el he- misferio opuesto y derivará á la izquierda. Si la derivación á la derecha en nuestro hemisferio fuese doble de la que es debida á la rotación de la tierra, como esta cambiaría de signo en el hemisferio opuesto, los efectos des- viadores de esta rotación y de la resistencia del aire se des- truirian, y el proyectil no experimentaría desvío aparente. De modo que la influencia de la rotación de la tierra so- bre la derivación de los proyectiles oblongos, puede llegar á ser bastante considerable para tomarse en cuenta, y tener útiles aplicaciones en el servicio de la artillería. -A» CIENCIAS FISICAS QUIMICA INDUSTRIAL. Grabado mate en cristal y vidrio. (Cosmos, 16 mayo 1867.) Al primer golpe de vista, en las magníficas esposiciones de Baccarat y Saint-Louis, se observa una especie de re- volución que ha sufrido el grabado male de las hermosas y grandes piezas, producto de estos establecimientos mo- delos. Los nuevos dibujos causan admiración y sorpresa por su delicadeza y claridad, y por la igualdad de su tinta, á la vez uniforme y viva. Los autores de tan considerable mejora, que convendrá que aprovechen sin dilación la industria y el arle inglés, son también MM. Tessier du Molay y Maréchal de Metz, y el modo de realizarla ha sido el siguiente. La disolución acuosa de ácido fluorhídrico produce sobre el cristal y el vidrio corrosiones brillantes, porque el ácido fluorhídrico diluido forma, bien con el silicio y el metal del cristal, ó bien con el silicio y el metal alcalino térreo del vidrio, fluosilicatos de plomo y de calcio solubles en el líquido en que se originan. 528 El grabado producido por la reacción del ácido fluorhí- drico gaseoso sobre el cristal y vidrio es mate en apariencia pero en realidad forma un deslustrado estriado y de grueso desigual, porque el agua producida en estas reacciones, que se acidifica poco á poco en contacto del ácido fluorhídrico gaseoso, se acumula en gotitas desiguales, que disuelven par- cial y desigualmente también los fluoruros de plomo y calcio formados. Era por lo tanto enteramente inaplicable en la in- dustria, y para obtener un excelente grabado mate, verdade- ramente artístico é industrial, se necesitaba, como felizmente lo han ideado MM. Maréchal y Tessier du Motay, practicar este grabado en un baño en que se desprendiese ácido fluor- hídrico en estado naciente , en contacto del ácido silícico del cristal y del vidrio, único medio de evitar la formación de los fluoruros, primero de silicio y después de plomo y de calcio. Para producir ácido fluorhídrico en estado naciente han recurrido á la reacción que ejercen las disoluciones acuosas de los ácidos hidroclórico y acético sobre los fluoruros y flúor- hidratos de fluoruro de los metales alcalinos. El experimento ha demostrado los resultados siguientes. 1. ° Si á 1000 gramos de agua, por ejemplo, se añaden 250 gramos de fluorhidrato de fluoruro de potasio bien cris- talizado y 250 de ácido hidroclórico del comercio, se obtiene un baño en que se quita con rapidez el brillo al cristal ó al vidrio, pero el deslustrado que así se forma, no es bastante grueso ni regular. 2. ° Para hacer que los fluoruros de plomo ó de calcio sean poco ó nada solubles en el baño anterior, y por consi- guiente para obtener un grabado profundo y uniforme, deberá añadirse al baño, sulfato de potasa casi hasta la completa sa- turación del líquido, es decir, unos 140 gramos. 3. ° Por último, el sulfato de amoniaco, lo mismo que el oxalato de potasa y algunos cloruros de mucha afinidad con el agua, como por ejemplo el cloruro de zinc, pueden reem- plazar al sulfato de potasa para hacer insolubles en el baño grabador los fluoruros de plomo y de calcio. Hace más de dos años que en las fábricas de Kaccarat, de 1)29 San Luis y de Fort, en Melz, han reemplazado en gran parte estos procedimientos tan eficaces y sencillos á los antiguos métodos de deslustrar y grabar el cristal y el vidrio; la rueda y el ácido fluorhídrico, los dos perjudiciales á la salud, van cada dia desapareciendo, para dejar su lugar á los otros de uso inofensivo y de fácil manipulación. TOMO XVII. 84 530 METEOROLOGIA. Resumen de las observaciones meteorológicas hechas en el Real Observatorio de Madrid en el mes de marzo de 1867. OBSERVACIONES GENERALES. Dia Nuboso por la mañana; muy ventoso al comen- zar la tarde; y revuelto, desapacible y frió por la noche. Dia 2. — Arrecia cada vez más el viento del N. E., y con- tinua descendiendo la temperatura. — Fuerte helada. Dia 3. — Encapotado, y con aspecto y amago de nevar. Tan destemplado y ventoso como el anterior. Dia 4.-— Cede el viento y aumenta la temperatura. Des- pejado y fresco todavía. Dias 5 y 6.— Poco nubosos, frescos y apacibles. En la tarde del segundo se cubre casi por completo el cielo, y pasa el viento del N. E. al S. O. Dias 7, 8 y 9.— Muy anubarrados y lluviosos, tibios y de viento del S. 0. variable, y, á ratos, violento. Dias 10 y 11. — Cede la lluvia, y se rasgan y disipan en gran parte las nubes; pero ni el viento cambia de dirección ? ni de carácter esencialmente el temporal. Dias 12 y 13.— Vuelve á llover y ventear, como hácia el dia 7. Dia 14. — Trascurre sin llover, bastante apacible y tibio. Halo solar, muy bien definido, por la tarde, y lunar por la noche. Dia 15. —Amanece lloviendo; tarde y noche nubosas y revueltas. Dia 16. — Tranquilo y nebuloso, por la mañana; nuboso y 531 muy apacible, por la tarde; ligeramente nuboso y ventoso, por la noche. — Halo lunar. Dia 17. — De lluvia, por mañana y tarde, con viento del S. violentísimo hácia las cuatro horas de este período. Noche muy húmeda y nubosa. Dias 18 y 19. — Continúa lloviendo y venteando, sin apa- riencia de próximo cambio de temporal. Dias 20 y 21. — Disminuye la lluvia; pero ni las nubes se disipan, ni cambia y afloja el viento del O. Dia 22.— Trascurre sin llover y bastante apacible, aun- que nuboso y húmedo. — Luz zodiacal muy intensa al princi- piar la noche. Dia 23. — Despejado casi, por la mañana; nuboso y como tempestuoso, por la tarde; revuelto y algo lluvioso, luego. Entre ocho y nueve horas de la noche percíbense numerosos relámpagos por el N., cerca del horizonte. Dia 24. — Nuboso y caluroso. Sosliénese también sin llover. Dias 25 al 28. — Muy encapotados, lluviosos, y con fre- cuencia revueltos. En la noche del último se inclina el viento hácia el N. 0. y N., cesa la lluvia, y se rasgan y dispersan parcialmente las nubes. Dias 29, 30 y 31.— De viento del N. 0. y N. E., poco nubosos; frescos por las mañanas; variables, y, á ratos, de- sapacibles. FECHAS. BAROMETRO. TERMOMETRO. A m A. máx. A. nríu. Oscilación* T 1 rn T. máx. T. mín. Oscilai, ram mrn mrn mm 0 0 0 0 1 708,68 709,07 708,21 0,86 7,4 15,9 0,8 15, 2 705,32 707,82 703,49 4,33 1,4 7,1 -3,5 10, 3 703,41 709,10 702,31 2,79 1,4 5,7 -4,0 9, 4 705,45 706,41 704,76 1,65 5,5 12,2 0,0 12, 5 700,82 704,28 698,30 5,98 5,6 12,5 —0,7 13, 6 693,32 696,39 690,18 6,21 5,2 13,1 —3,0 16, 7 888,23 688,96 687,27 1,69 8,7 11,9 4,7 1 1 8 693,13 695,94 688,23 7,71 11,4 16,0 8,4 7 l¡S 9 696,18 699,32 694,19 5,13 11,8 15,2 9,4 5M 10 700,71 701,22 700,03 1,19 11,9 16,1 7,6 8, 11 702,39 703,36 701,07 2,29 11,4 15,5 7,5 8, 12 703,61 705,83 702,24 3,59 12,8 17,1 9,2 7, 13 703,54 705,66 700,51 '5,15 11,7 17,4 8,0 9, 14 705,71 706,81 704,54 2,27 9,9 13,6 5,7 7,| 15 702,20 704,09 700,85 3,24 | 10,7 14,7 6,9 7J 18 703,18 709,22 700,70 4,52 9,9 16,3 6,0 10, 17 695,32 698,38 692,74 5,64 10,3 15,9 6,3 9, 18 694,53 696,02 693,52 2,50 8,8 14,3 5,4 8, 19 693,43 694,82 692,73 2,09 7,5 11,1 1,9 9, si 20 639,85 702,93 695,31 7,22 9,5 14,7 6,2 8, (i 21 703,46 704,29 702,67 1,62 9,7 13,2 5,2 8, 22 706,15 706,79 705,04 1,71 12,1 16,3 8,8 7, Si 23 703,72 709,94 701,94 3,60 14,0 22,7 7,4 15, 24 706,84 707,64 705,41 2,23 11,0 17,3 6,2 H. * 25 707,49 708,64 707,09 1,55 11,3 16,5 6,8 6’ ;lj 26 702,89 704,74 700,54 4,21 11,7 14,2 9,3 4, 27 698,91 699,49 698,28 1,17 8,7 13,5 5,8 7, 28 696,34 697,42 695,13 2,29 5,9 11,3 3,6 7, 29 700,78 704,79 697,47 7,32 5,8 13,4 1,6 11, 30 710,42 712,77 707,65 5,12 7,2 13,1 0,8 12, 31 714,12 714,83 713,04 1,79 8,7 15,6 1,6 14, 1.a d.a 699,53 709,07 687,27 21,80 7,0 16,1 -4,0 20, 2.a 700,38 706,81 692,74 14,07 10,3 17,4 1,9 15, 3.a 704,65 714,83 695,13 19,70 9,6 22,7 0,8 21, , Mes. 701,62 1 714,83 687,27 27,56 9,0 22,7 -4,0 26, 533 CROUETRO. ATMOHETRO. PLUVIOMETRO. ANEUOUETRO. " — ■ — - NUBES. FECHAS. 1 Tn A m Evaporación. Lluvia. Dias. Dirección. Veloc. nina rara rara kils. 57 4,4 3,5 )) » N.N.E. 736 2,0 1 55 2,6 2,5 )) » N.N.E. 1056 2,0 2 60 2,8 2,5 » » N.E. 1148 10,0 3 67 4,4 3,2 » » N.E.-S.S.O. 572 0,0 4 62 4,1 2,1 » » E. 262 2,1 5 70 4,5 2,5 » » N.N.-E.S.O, 242 5,3 6 89 7,6 2,1 10,5 » 0. 355 9,6 7 86 8,8 2,9 12,7 » s.o. 854 9,0 8 93 9,7 3,2 21,7 » s.s.o. 850 10,0 9 78 8,1 2,0 0,9 » s.o. 532 5,9 10 83 8,4 2,2 0,2 » s.o. 564 6,9 11 81 9,0 1,6 4,5 » s.s.o. 695 6,4 12 87 9,0 1,7 13,7 )) s.o. 734 6,1 13 85 7,8 1,7 » )) s.o. 407 8,6 14 79 7,5 3,3 8,7 » s.o. 748 5,9 15 85 7,7 1 2 » » s.s.o. 298 5,7 16 90 8,5 1,3 10,8 » S.-N.E. 644 9,0 17 85 7,1 1,5 4,0 » s.o. 585 8,9 18 80 6,3 2,1 2,0 » s.o. 779 8,6 19 64 5,5 3,3 0,5 » O.N.O. 739 6,3 20 84 7,5 2,7 0,6 » S.O. 539 8,6 21 80 8,4 2,5 » » S.O. 393 7,1 22 72 8,5 3,0 1,4 » S. (var.) 529 7,4 23 76 7,3 1,9 » » o.s.o. 424 6,9 24 83 8,4 1,2 1 2 ♦ S.S.O. 227 9,1 25 90 9,3 3,2 11,3 » S.S.O. 431 10,0 26 78 6,5 2,8 2,5 » s.o. 704 6,6 27 81 5,6 1,2 4,1 » 0. 630 7,6 28 64 4,3 2,5 » » N.N.O. 629 5,1 29 59 4,4 2,6 » » N.N.O. 511 2,0 30 62 5,1 3,7 » » N.E. (var.) 353 3,0 31 72 5,7 2,65 45,8 4 E. 661 5,6 1.a d.a 82 7,7 1,99 44,4 8 S.O. 619 7,2 2.a 75 6,8 2,48 21,1 6 S.O. 493 6,7 3.a 76 6,7 2,37 111,3 18 s.o. 587 6,5 Mes. 534 Resumen de las observaciones meteorológicas hechas en el Real Observatorio de Madrid en el mes de abril de 1867. OBSERVACIONES GENERALES. Dia 1 .—Despejado y muy ventoso. A las diez de la ma- ñana y dos horas de la tarde soplan algunas ráfagas, hasta de 25 metros de velocidad por segundo. Dia 2.— Opuesto al anterior: apacible y templado. Dia 3.— Arrecia de nuevo el viento, del N. al N. E. siem - pre, y se empaña de celajes el cielo, poco á poco. Dias 4 al 7.— Magníficos dias de primavera : despejados, de ligera brisa del N. E. y un poco calurosos. — Luz zodiacal intensa hasta las diez de la noche. Dias 8, 9 y 10. — Un poco variables y algo nubosos en ciertos momentos, más, por lo regular, parecidos á los cuatro anteriores. — Halo solar en la mañana del primero. Rocío muy escaso, pero apreciable no obstante, en la madrugada del último. Dias 11, 12 y 13.— Nubosos y de viento débil y varia- ble, del S. E. al N. O. y E.; húmedos y con frecuentes ama- gos de tempestad. En la noche del segundo descúbrense por el S. E. numerosos relámpagos. Dia 14. — Templado, calmoso, y algo nuboso y parecido á los tres anteriores. Dia 15. — Más nuboso y ventoso que el precedente. Halo lunar por la noche. Dia 16.— Hermoso dia de primavera: despejado, tranquilo y un poco caluroso. Dias 17 al 20. — Nubosos y variables: calurosos y apaci- bles los dos primeros; revueltos y húmedos los otros dos. En el último llueve, aunque poco, en forma de chubasco ó agua- 535 cero primaveral. El viento, del E. y S. E. al principio, pasó al S. O. luego. Dia 21. — Variable, algo nuboso, y más apacible que los dos anteriores. Inclínase el viento al N. 0. Dias 22 y 23. — Hermosos dias. En la madrugada del 23 pasa la veleta desde el N. O. al S. 0., por el E. y el S. Dia 24. — Parecido á los anteriores por la mañana, nu- boso por la tarde, y cubierto de celajes, cada vez más densos, al final. Dia 25. — Muy nuboso, templado y apacible, por la ma- ñana y tarde. Al oscurecer se desata un furioso viento del 0. acompañado de ligera lluvia, y relámpagos y truenos lejanos. Medió después un intervalo de completa calma, y á las nueve horas quince minutos de la noche volvieron á soplar del N. E. y E. violentas ráfagas de viento, de 25 ó más metros de velo- cidad por segundo, acompañadas también de alguna lluvia. Dias 2G y 27. — Húmedos, algo lluviosos y muy nubosos. Dia 28. — De viento del N. 0., fuerte y desapacible, que limpia de nubes el cielo. Dias 29 y 30. — Poco nubosos, aunque de aspecto con frecuencia variable; apacibles y más templados que el an- terior. 536 FECHAS. BAROMETRO. TERMOMETRO. A A. máx. A. míu. 1 Oscilación. Tm | T. máx. T. mín. Oscilac :J mra m m mra mm O 0 o 0 1 713,26 714,80 712,40 2,40 8,9 14,5 3,2 ii, 2 713,03 713,72 712,21 1,51 10,4 19,1 1,8 n, : 3 712,76 713,63 712,61 1,02 13,6 20,7 6,4 14, 4 712,36 713,20 711,50 1,70 13,5 22,6 2,2 20, 5 711,07 711,74 710,34 1,40 12,9 19,9 6,9 13, 6 711,92 712,46 711,27 1,19 12,3 20,5 3,1 17, 7 710,76 712,48 709,57 2,91 15,4 23,3 6,8 16, 8 710,60 711,52 709,85 1,67 15,2 23,3 11,2 12, 9 710,52 711,59 709,69 1,90 15,7 25,2 6,0 19, 10 707,97 709,94 706,37 3,57 16,9 24,7 7,1 17, 11 704,64 706,21 703,38 2,83 15,7 23,3 8,2 15, 12 705,81 707,77 704,74 3,03 11,7 19,7 7,6 12, ' 13 709,88 711,27 708,57 2,70 12,4 19,0 8,1 10, 14 710,00 711,07 708,29 2,78 14,8 22,4 7,8 14, 1 15 709,43 710,20 708,46 1,74 15,4 22,8 7,5 15, 16 708,39 710,00 707,05 2,95 17,4 24,3 8,7 15, 17 704,60 706,93 702,98 3,95 18,5 27,4 8,2 19, 18 703,38 704,65 702,62 2,03 19,6 27,0 8,3 18, 19 703,80 704,73 703,04 1,69 16,2 22,7 8,4 14,; 20 703,02 705,13 701,80 3,33 12,2 18,4 9,4 9,' 21 708,19 709,77 706,36 3,41 13,3 20,5 7,7 12,: 22 709,34 709,87 708,80 1,07 15,8 24,2 8,8 15, 23 708,01 709,50 706,93 2,57 17,7 24,7 8,5 16,1 24 705,06 706,63 703,69 2,94 16,8 24,6 8,7 15,1 25 702,32 703,80 700,89 2,91 15,8 25,2 9,2 16,1 26 699,60 701,11 697,96 3,15 14,0 21,0 10,2 10, ! 27 699,17 699,89 698,49 1,40 13,1 20,1 8,3 11,: 28 704,96 708,10 701,26 6,84 10,7 16,4 6,4 10,1 29 708,37 709,00 707,68 1,32 12,6 20,4 4,5 15,! 30 709,26 710,16 708,40 1,76 15,1 23,7 5,2 18,! 1.a d.a 711,42 714,80 706,37 8,43 13,5 25,2 1,8 23,! 2.a 706,29 711,27 701,80 9,47 15,4 27,4 7,5 19,! 3.a 705,43 710,16 697,96 12,20 14,5 25,2 4,5 20/ Mes. 707,71 714,80 697,96 16,84 14,5 27,4 1,8 25,1 537 jROMET Hra RO. 'J’n m AT.U0METR0. Evaporación. PLUVIOM Lluvia. ETRO. Dias. ANEMOMETfl Dirección.- 10. Veloc. NUBES. FECHAS mm ram min kils. 48 4,0 S,1 » » N.N.E. 865 1,0 1 59 5,4 3,7 » » N.E. 284 1,4 2 55 6,3 4,9 » )) N.N.E. 647 4,6 3 57 6,3 4,2 »> » E. (var.) 252 0,6 4 58 6,3 5,3 » » N.N.E. 597 0,3 5 62 6,6 3,6 » )) N.E. 285 0,1 6 59 7,5 4,6 » » N.E.-S.O. 295 0,6 7 59 7,6 4,7 » )) S.O.-N. 445 3,4 8 58 7,8 4,4 » » N.N.E. (v.) 222 0,1 9 57 8,1 5,0 » » N.-S.O. 264 2,0 10 56 7,1 3,9 )) » o.s.o. 329 6,4 11 73 7,5 2,7 » » s.s.o. 295 7,1 12 73 7,6 3,5 » » E. 326 6,4 13 65 8,1 3,4 » ,> N.E. 213 2,1 14 64 8,1 4,3 » » N.N.O. 376 4,1 15 ! 58 8,6 5,5 » )) E. 301 0,6 16 ¡ 51 7,8 5,0 » )) E. 369 5,6 17 60 10,1 5,6 » ;» S.S.E. 253 5,6 18 55 7,1 6,7 » » S.S.O. 505 3,6 19 ! 68 7,0 4,7 1,8 » O.S.O. 719 6,3 20 55 6,1 4,8 » » N.O. (var.) 320 2,1 21 50 6,6 5,6 » » O.N.O. 396 0,6 22 ! 53 7,7 6,5 » » N.N.E.-S.O. 364 0,1 23 1 49 6,3 6,8 » » O.S.O. 369 5,1 24 64 8,2 2,7 1,7 » N. (var.) 340 8,6 25 75 9,0 2,7 0,8 » N.E -S.S.O. 469 10,0 26 75 8,6 4,1 2,3 » O. 371 5,0 27 54 4,9 5,4 )) » O.N.O. 784 3,1 28 60 6,1 4,9 )) » O. (var.) 314 1,3 29 58 7,3 4,9 )) » O.S.O. 257 2,1 30 57 6,6 4,55 » » N.E. 416 1,4 1.a d. 62 7,9 4,53 1,5 1 s.o. 369 4,8 2 a 59 7,1 4,86 4,8 3 0. 398 3,8 3.a 60 7,2 4,65 6,3 4 N.O. 394 3,3 Mes. 538 AETES QUIMICAS. Sobre el ácido fénico y sus propiedades . por el Dr. Mr. Grace- Calvert de Manchester (1). (Bull. de la Soc. d’encoura g., julio 1867.) Comienza el autor por enumerar los diversos productos que suministra la destilación del carbón de piedra (gases, aguas amoniacales, brea y coke) y los que da á su vez la des- tilación de la brea (aceites ligeros y pesados, breas), y des- pués de haber recordado las diversas aplicaciones á que han dado lugar algunos de estos productos, entre los cuales se cuenta la aplicación de los aceites pesados para la conserva- ción de las traviesas de madera de los caminos de hierro (procedimiento de Mr. John Bethell, 1837), llega á la historia del ácido fénico, que hace unos veinte años que extrajo Lau- rent de las breas. El procedimiento de Laurent consistía en someter los aceites ligeros del carbón de piedra á una destilación fraccio- nada, y en tratar por una disolución concentrada de potasa los productos que destilan entre 160 y 200°. La disolución alcalina separada de los hidrocarburos que en ella sobrena- daban, se neutralizaba por último con un ácido, el cual se apoderaba de la base y dejaba en libertad al ácido fénico. Este método no era ventajoso para la fabricación de un pro- ducto comercial, y por otra parte el obtenido era impuro, (1) Este artículo es el resúmen de comunicaciones hechas por el autor á la Sociedad de Encouragement, en las sesiones del 14 y 21 de junio de 1867; comunicaciones publicadas in extenso en la entrega 253 (l.° de julio de 1867) del Moniteur scientifiqúe del Dr. Quesneville. 539 siendo además muy complicadas las operaciones que habia que hacer. Desde 1817 indicó Mr. Mansfiekl el medio de tratar los aceites pesados por medio de los álcalis cáusticos, y hácia 1856 Mr. Babeuf dio á conocer también, procedimientos que no eran más que una modificación del de Laurent, y que principalmente consistían en emplear la sosa cáustica en vez de la potasa, y en tratar la totalidad en lugar de una parte sola de los aceites ligeros, como lo habia indicado Laurent; pero por este medio se obtenía siempre un ácido muy im- puro, del cual era dificilísimo sacar el ácido fénico real. Sin embargo, bajo el punto de vista comercial, estos procedi- mientos constituyen un verdadero progreso. Estos productos, y otros que tenían una pureza casi análoga, eran los que Mr. John Bethell fabricaba desde 1847 bajo la dirección de Mr. Calvert, y eran también los que empleaban entonces to- dos los químicos que estudiaban las propiedades del ácido fénico y trataban de hallar aplicaciones de él, bien para pro- ducir el ácido pícrico, ó para evitar la transformación del áci- do tánico en ácido gálico en las sustancias laníferas, ó también para preservar los cuerpos orgánicos de la putrefacción. El autor explica de qué manera ha llegado á ocuparse especialmente de la purificación del ácido fénico. Estimulado por Mr. Mamas, de la casa Guinon, Mamas y Bonnet, de Lyon, descubrió que el método de preparación más favorable consistía en tratar las bencinas impuras del comercio, ó naftas, por disoluciones alcalinas débiles. De este modo se obtiene un producto semi-fluido, negruzco, de la densidad de 1,06 y que contiene 50 por 100 de ácido fénico real, que puede lle- gar á separarse en parte destilándolo con lentitud. Este pro- ducto es el que sirvió en 1861 á MM. Guinon, Mamas y Bon- net, como también á otros, para la fabricación de los colores derivados del ácido fénico. Pero en esta época empezaban á generalizarse con gran éxito, en razón de su brillo, los colores sacados de la anilina, y era indispensable, para sostener la concurrencia, mejorar los que provenían del ácido fénico; así es que Mr. Calvert en 1863 y 1864 llegó á perfeccionar el ácido fénico, no solo para esta aplicación, sino también por 540 las propiedades terapéuticas notables que este ácido tiene, y cuyo empleo en usos medicinales no estaba limitado más que por el olor de brea y sulfuroso que basta entonces habia ofrecido. Al cabo, á fines del año último, dice el autor, descubrí un procedimiento que me permite en el dia ofrecer un producto completamente privado de todo olor desagradable, con la cir- cunstancia digna de observarse, de que es tan puro, aunque procedente de la brea, como si se hubiera producido artifi- cialmente por medio de las reacciones que recientemente han descubierto MM. Wurtz y Kekule, fundadas en la transfor- mación directa de la bencina en ácido fénico, ó por las transformaciones muy conocidas, bien del ácido salicílico ó del nitrilo benzoico. Dicho ácido fénico se distingue del de Laurent en que es soluble en 20 partes de agua, mientras que este último exi- je 33. Es fusible á 41° y hierve á 182°. Da igualmente el co- lor azul indicado por Berthelot, cuando se le mezcla con amoniaco y se añade á la disolución una pequeña cantidad de hipoclorito, y lo mismo sucede cuando se expone á los va- pores de ácido hidroclórico una viruta de abeto mojada con este ácido fénico. Se ha llegado á creer que el ácido de Laurent, cuyo punto de ebullición y cristalización es siempre constante, era un producto puro y definido; pero la producción de nuestro nue- vo ácido fénico demuestra que no sucede así, no siendo el producto de Laurent más que una mezcla de ácido fénico y de sus homólogos. Así es que cuando al ácido de Laurent se añade cierta proporción de agua y se expone la mezcla á una temperatura de 4 grados centígrados, se deposita un cuerpo cristalizado en gruesos octaedros, que es un hidrato de alcohol fénico, es decir, ácido fénico que contiene 1 equivalente de agua de cristalización. Este hecho es importante bajo el pun- to de vista de la química teórica, pues ofrece el único ejem- plo de un alcohol que, combinándose con el agua, forma un hidrato cristalizado y por consecuencia sólido. Quitando á este hidrato el equivalente de aguaique contiene, resulta ácido fénico en su mayor estado de pureza, que es fusible á 41°. MI Diversas aplicaciones del ácido fénico . Su uso en higiene , en medicina , agricultura ., etc. Las ex- celentes investigaciones de Mr. Pasteur, han demostrado que toda fermentación y putrefacción son debidas á la presencia de vegetales ó animales microscópicos que, durante su vida, descomponen y modifican las sustancias orgánicas , de un modo que produce los resultados que son conocidos. Pero el ácido fénico tiene una poderosa acción destructora sobre di- chos seres inferiores, y cuando aparecen y se hallan en con- tacto con este ácido, se destruyen inmediatamente. El ácido fénico constituye por lo tanto un antiséptico y desinfectante mucho más activo y adecuado que los que generalmente se usan. Los desinfectantes como el cloro, operan y descomponen los productos gaseosos de la putrefacción á medida que se forman; por el contrario, el ácido fénico obra destruyendo las causas de la putrefacción: y como estas (seres microscó- picos, fermentos) se hallan siempre en pequeñas cantidades respecto de las sustancias sobre las cuales obran, basta una pequeñísima proporción de ácido para producir la descom- posición. El procedimiento es por consiguiente á la vez eficaz y económico. Además, el ácido fénico es volátil y encuentra y destruye, como dice el Dr. Mr. Julio Lemaire, los gérmenes ó espórulas que flotan en la atmósfera y la vician. Por esta razón en In- glaterra, en Bélgica y en Holanda se han consumido enormes cantidades de este ácido durante el cólera y la epidemia de la raza bovina. Mr. Calvert cita los trabajos de Graliolet sobre este asunto y los del Dr. Lemaire, demostrando que el ácido fénico es un medio poderoso para combatir el cólera, la fiebre tifoidea, la viruela y otras enfermedades tenidas por contagiosas. Habla de la acción cáustica de este ácido, y de sus buenos efectos, m bien en el tratamiento del carbunclo ó de la angina lar- dácea, ó en otras afecciones tales como las fístulas internas y externas; y después, con motivo de su acción antipútrida, dice que lo que merece una atención especial es su uso para mantener limpias ciertas llagas purulentas y evitar los olores repugnantes que desprenden, los cuales son el síntoma de una alteración de los tejidos carnosos, que ofrecen por lo común los mayores peligros para los enfermos. Al visitar en el Hotel - Dieu las dos salas de servicio del Dr. Mr. Moisonneuves, pueden observarse los servicios que presta á la cirujía el áci- do fénico. Es también sumamente precioso para la ¡curación de algu- nas enfermedades muy comunes en la raza ovina, como son la sarna y el pedero. Para la sarna se hace con jabón una espe- cie de emulsión que contenga una centésima de ácido fénico. Después de haber esquilado al animal se le baña en el agua cargada de ácido fénico, y basta generalmente una sola in- mersión para curarle. Si tiene el pedero se hace una mezcla de ácido y una sustancia adherente y pastosa, capaz de for- mar un tópico que puede fijarse á los pies del animal por es- pacio de dos ó tres dias, é interceptando el contacto del aire, dejar tiempo al medicamento para producir su efecto. Para evi- tar pérdida de tiempo cuando el ganado es numeroso, se hace una especie de camino hueco en piedra, ó una especie de reci- piente que se llena de la mezcla medicinal, y después se obli- ga á los carneros á pasar por el, con lo cual se impregnan las patas de la materia que se trata de fijar. La industria ha sacado también no ménos partido de las preciosas propiedades del ácido fénico. No hablaré de la con- servación de las maderas que he mencionado, pero indicaré otras aplicaciones no ménos importantes. En Australia, en Montevideo y en Buenos-Aires se hace un gran comercio con los huesos y pieles de bueyes silvestres que viven formando rebaños, y se matan á millares; pero los huesos generalmente llegaban medio corrompidos, desprendiendo un olor insopor- table, y servían únicamente para abono: en tal estado su ma- yor precio era de 150 francos los 1000 kilogramos. Ahora, tratándolos préviamente . con ácido fénico, llegan perfecta- 543 mente conservados, y se emplean por los torneros en su arte, llegando á valer de 200 á 300 francos. Los cueros y las pie- les también venían podridos, á ménos que no se hubiesen se- cado rápidamente al sol ó se hubiesen salado, lo cual necesi- taba una operación larga y costosa. En el dia basta sumerj ir- los por espacio de veinticuatro horas en agua que contenga 2 por 100 de ácido fénico, y secarlos exponiéndolos al aire para asegurar su conservación. Es probable que veamos den- tro de poco que la sangre, los intestinos y despojos de los animales de dichas regiones, se transforman, merced al ácido fénico, en ricos abonos que se importarán á nuestro países. En Inglaterra se emplea el ácido fénico para la prepara- ción de cuerdas de tripa, para la conservación de piezas ana- tómicas, y en una palabra, para preservar toda clase de sus- tancias animales. Igualmente se usa para impedir la descom- posición del parement en las fabricaciones de hilados, y de la gelatina y albúmina en las tintorerías y fabricación de telas pintadas, etc. Colores derivados del ácido fénico. Entre los productos co- lorantes derivados del ácido fénico, es sin contradicción el de más importancia el ácido pícrico, cuyo descubrimiento se re- monta á una época ya lejana, que fué estudiado por Weller y lomó el nombre de amargo de Weller. Mi ilustre maestro Mr. Chevreul volvió á emprender en 1807 el estudio de la acción del ácido pícrico sobre las sus- tancias orgánicas, y demostró en un admirable trabajo, que dicho ácido proviene de una nitrificacion de estas sustancias, y entre ellas del índigo; reconociendo también en los produc- tos de esta nitrificacion dos cuerpos distintos, que denominó amargo de mínima y amargo de máxima. Laurent en 1841 examinó de nuevo el ácido pícrico, y demostró que el verdadero generador de dicho ácido era el ácido fénico; que en la acción del ácido nítrico sobre este úl- timo se formaban tres cuerpos nitrados, el ácido mononitro- fénico, el ácido binitro fénico y el ácido trinitr o fénico, siendo este último el ácido pícrico. Los interesentes resultados de las investigaciones de Lau- rent hubieran quedado quizá por espacio de mucho tiempo sin 544 valor comercial, si el ácido picrico no se hubiera aplicado á la tintorería por primera vez en 1847 por Mr. Guinon mayor, de Lyon. Desde entonces se ha generalizado tanto el uso de este ácido, no solo para producir amarillos magníficos, sino también verdes comunes uniéndole con el índigo, ó ver- des brillantes con el azul de Prusia, pudiendo valuarse su consumo en 80 á 100.000 kilóg. por año. Solo nuestra casa produce más de 300 kilóg. por semana; y cuando se considera que con un solo kilóg. de ácido picrico se tiñen de color in- tenso de 70 á 100 kilóg. de seda ó de 40 á 50 kilóg. de lana, puede apreciarse la enorme cantidad de tejidos que podrán teñirse con este solo producto. Los procedimientos usados para la preparación del ácido picrico son todavía en la actualidad los que indicó Laurent en 1841; pero solo cuando el autor ha llegado á fabricar á un precio cómodo el ácido fénico, es cuando ha podido produ- cirse el picrico privado de todas las sustancias resinosas que dificultaban su purificación, y cuando ha bajado su precio. En el dia se le obtiene químicamente puro después de una ó dos cristalizaciones; y su precio, que hace algunos años era de 30 á 40 francos el kilogramo, no es ahora más que de 10 francos. Sabido es que el ácido picrico da en las tintorerías los amarillos que varian desde el canario muy débil hasta los visos del cúrcuma. Para aplicarle de una manera pronta y económica, conviene añadir al baño de tinte una pequeña proporción de ácido sulfúrico: esta manipulación, que gene- ralmente no se conoce, es muy importante, pues solo así se llegan á empapar fácilmente las sustancias textiles y á agotar los baños. El ácido picrico se presta también á la producción de nuevas sustancias colorantes, en cuyo número se cuentan: 1 ,° El ácido picrámico , obtenido en primer lugar por Mr. Voehler: haciendo actuar el sulfato ferroso sobre el ácido picrico y neutralizándole por medio de la barita cáustica, se produce una sal de color pardo-oscuro. Después de separada la barita por medio del ácido sulfúrico, Mr. Voehler obtiene un ácido al que llamo ácido nitrohemático; pero á Mr. Aimé 545 Girare! es á quien se debe el procedimiento práctico por me- dio del cual hemos podido fabricar grandes cantidades de este producto. El ácido picrámico da sobre la seda una her- mosa série de tintas pardas semejantes á las que se obtienen con el cachunde. 2.° El isopurpurato de amoniaco. En la exposición de 1867 he visto en el escaparate de Mr. Casthelaz una sustancia colorante, introducida en el comercio con el nombre de gra- nate soluble , y aplicada especialmente por Mr. Chalamej, de Puteaux, cuya sustancia es particularmente notable por- que es isomérica con el purpurato de amoniaco ó muresida. La preparación de dicha sustancia tintoria la indicó por pri- mera vez Mr. Carey , pero al procedimiento descubierto por Hlasiwetz, que consiste en la reacción del cianuro de po- tásio sobre el ácido pícrico, se debe el poder fabricar dicho isopurpurato en condiciones industriales. Respecto del ácido pícrico, Mr. Calvert cita también las propiedades explosivas del picrato de potasa, que por algún tiempo se ha empleado para cargar las bombas en los experi- mentos relativos á las placas de los buques blindados, y á ciertas preparaciones pícricas, administradas con éxito como febrífugas, especialmente en las circunstancias en que la qui- nina no produce efecto. Volviendo á los derivados colorantes del ácido fénico, recuerda el autor que en 1834, cuando Runge descubrió este ácido entre los productos del carbón de piedra, demostró al mismo tiempo la existencia de dos sustancias colorantes, á las cuales dió los nombres de ácido rosólico y brunólico . Sin fijar- se en los procedimientos por medio de los cuales Runge llegó á extraer dichas sustancias de los ácidos de la brea por medio de la cal, ni en los medios empleados por MM. Smith, Dussart y íourdin para llegar á los mismos resultados por la oxidación directa del ácido fénico, Mr. Calvert indica que el procedimiento empleado por su casa para fabricar el ácido rosólico, y que atribuye á Mr. J. Persoz hijo, y no á Mr. Kol- be (1859), consiste en hacer obrar el ácido oxálico sobre el sulfo-fénico á la temperatura de unos 160°. El producto que de aquí resulta se presenta formando una masa de visos TOMO XVII. 35 546 bronceados de color verde-cantárida, y no hay más que la- varle para emplearle, á fin de eliminar todo el ácido sulfúrico. El comercio conoce este producto con el nombre de coralina amarilla. Nuestra casa, prosigue el autor, fué la primera que en 1863 reconoció que el ácido rosólico preparado de este mo- do, podía emplearse directamente como producto tintóreo, y le introdujo en la tintorería con el nombre de aarina. Esta sustancia da sobre la seda y el algodón albuminado magní- ficos colores de naranja ó aurora, parecidos á los del cromato de plomo básico. En 1860 descubrió también Mr. Persoz hijo, que calenJ tando bajo presión el ácido rosólico con el amoniaco, se for- ma una sustancia colorante roja que llamó peonina. MM. Gui- ñón, Mamas y Eonnel, perfeccionando la fabricación de la peonina, la llamaron coralina roja. Da sobre la seda y lana tintas de color de amapola y escarlata muy brillantes. Los mismos industriales son los primeros que han pro- ducido y esparcido en la industria una sustancia colorante azul derivada del carbón de piedra, que han dado al comercio á fines de 1860 con la denominación de azulina, y que se obtiene calentando por espacio de varias horas á la tempera- tura de unos 180°, una mezcla de ácido rosólico y de anilina: basta en seguida tratar el producto por el ácido sulfúrico para dar origen á una hermosa sustancia colorante azul, que purificada se ofrece en forma de una masa roja de brillo dorado. Débese también á MM. Guinon, Mamas y Bonnet la pri- mera producción de un color verde, la viridina, derivada de los productos de la brea. Apareció en 1863, algunos meses antes del verde de Uzebe sacado de ia anilina, el cual, y los verdes del yodo, son en la actualidad los únicos que se em- plean en tintorería. La viridina se obtenía operando sobre una mezcla de ácido rosólico, anilina y ácido benzoico. Otra sustancia colorante acaba también de abrir un nuevo consumo del ácido fénico, y es la feniciena, descubierta en 1863 por Mr. Roth, y producida por la acción del ácido nitro- sulfúrico sobre el fénico; cuya sustancia suministra á los tejí- (los tintes muy permanentes, que varían desde el color de gra- nate intenso al de gamuza dorado. Aquí Mr. Calvert cree debe decir algo sobre los trabajos de MM. Ligttfoot, Carlos Ksechlin, Lanth, etc., relativos al negro de anilina, y reivindicar para él (1) cierta anterioridad respecto de sus descubrí mientos basados en la oxidación del clorhidrato de anilina por medio del clorato de potasa. Reco- noce sin embargo que la diferencia entre estos procedimientos y el suyo consiste en añadir una sal de cobre, y que iiene tal importancia esta adición, que ha decidido la favorable aco- jicla del nuevo negro, que hoy dia no tiene rival. Mr. Calvert termina recordando, que la mayor parte délos excelentes colores obtenidos de la anilina son debidos á la aplicación industrial de un descubrimiento hecho hace más de 80 años por Mr. Dumas, descubrimiento que es el del principio tan rico y tan fecundo que se ha llamado ley de las sustituciones . Por último dice, entre los perfeccionamientos incesantes que se refieren á la purificación del ácido fénico no debe des- cuidarse una condición importantísima para que haya podido esparcirse en cantidades proporcionales á los servicios que debía prestar, y esta condición, en la cual nos hemos fijado mucho, es la de su baratura; pero puede decirse que está resuelta, y para formar una idea de ello bastará decir que el ácido fénico, cuyo precio era al principio en el comercio de 50 á 60 francos el kilogramo, se vende ahora á 2 y 3 francos, siendo de muy superior calidad. (1) En 1860, MM. Calvert, Clift y Lowe han adquirido un privilegio para la producción directa sobre las telas de algodón de un verde que llaman emeraldina, como también de un hermoso color azul muy intenso llamado azurina , parecido al índigo, y que cuando está en disolución concentrada puede confundirse con el negro. CIENCIAS NATURALES. BOTANICA. Enumeración de las Criptógamas de España y Portugal; por D. Miguel Colmeiro, Catedrático del Jardín Botánico de Madrid . (i Continuación .) P. virgínea Pers. P. nivea Sow., t. 66. P. ladea Bull. t. 376, f. 3. Hab. Portugal en Beira (Brot.) sobre la tierra húmeda, los leños, cortezas y hojas muertas. Inv. (n. v.) P. melaphia Seh. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Lós- eos). Otoñ.? (n. v.) P. coriácea Bull., t. 438, f. 1. Hab. España cerca de Madrid en el Retiro (Rodr.) sobre el estiércol de caballo y asno. Otoñ.? (n. y.) TÜBEREAS. Tuber. T. cibarium Bull., t. 356. Tubera , Tubera da térra Grisl. Tubera I Quer. Licoperdon Tuber L. Tuber gulosorum Web. Brot. Hab. España (Lagun., Salv.) y Porlugal (Grisl., Yand.) bajo la tierra en sitios arenosos de muchas provincias. Inv. (V. V.) Cataluña (Salv.): Plana de Yich, selvas de Yillafranca (Salv.), Olot (Texid.) Aragón (Asso): Tarazona (Jubera). Castilla la Nueva (Quer): Pardo, Aranjuez, Sierra de Mi- radores, Sierra-Morena, Mancha, Alcarria (Quer). Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Murcia (Quer). Andalucía (Clem.): Sierra-Morena, montes de Granada, Zújar, Gor, Don Diego (Clem.), Lanjaron (Medina). Extremadura (Quer): Alange (Yillaescusa). Portugal (Grisl., Vand.): cercanías de Montemor, Ancáa y otras partes en Beira, inmediaciones de Thomar , Beja y otras partes en Alentejo (Brot.) Baleares: Mallorca (Serra). Nomb. vulg. Cast. Turma de tierra (Nebr., A. Lus., Lagun.), Criadilla de tierra, Turma de tierra (Cienf.), Turmas (Quer, Palau), Criadillas de tierra (S. de Rib., F. Nav., Sarm., Quer, Palau), Criadillas del campo (Clem.), Trufa negra (Yi- llaescusa), Turma de monte (Pardo, Loscos). Fort. Tuberas da térra (Lagun., Grisl., Yigier, Yand., Brot.), Tuberas por- cinas, Tortulho ou Tortulo, Macáadeporco ou porcina (Brot.) Gall. Zarrotes, Trufas (Sarm.) Catal. Tófenas (Lagun.), Tófa- nas, Turmas (Salv.), Tofunas (Bassag., Texid.) Vasc. Boillu- rae, Grisolac (Larram.) T. albidum Caes. Parvum, subterraneum, carne albis- sima, eduli, cute nigra. Clem. Flor. baet. inecl 550 Hab. España en Andalucía cerca de Zíijar y en otras par- tes bajo la tierra con la especie común (Clem.) Inv. (n. v.) Nomb. vulg. Cast . Monegrillo (Clem.) T. moscliatum Bull., t. 479. Hab . España (Cienf.) bajo la tierra en algunas partes, (n. v.) Nomb. vulg. Cast. Turma almizclada, Mizclo, Almizcleño (Cienf.) . Elaphomyces. E. cervinum Mees. Lycoperdon cervinum L. Sclero- derma cervinum Pers. Phymaoium fulvum C/iev. Flor. par. t. 10, f. 6. Mich., t. 99, f. 4. Hab. España (Xarne) bajo la tierra en ios bosques y sitios montuosos. Otoñ. (v.s.) Aragón (Xarne): Villarluengo (Xarne) Castilla la Vieja (Cut.): Soria (Cut.) Andalucía (Colm.) Nomb. mlg. Cast. Turmas ó Criadillas de ciervo, Boleto de ciervo (Palau), Algaliaras en Soria (Cut.) FACIDIEAS. Rhytisma. R. aeerinum Er. Mucor granulosas Bull., t. 504, f. 13. Hab. España en Aragón cerca de Peñarroya (Pardo, Lós- eos) sobre las hojas del Acer opulifolium. (n. v.) Hysterium. H. puiieare Pers. Mich., t. 54, f. 2. Fichen alneus Ach. Prodr. Hab. España en Andalucía cerca de Medina-Sidonia, y en la Algaida de Sanlucar de Barrameda (Clem.) sobre las cor- tezas de los olivos. Todo el año. (n. v.) 551 H. Fraxini Pers. Hypoderma Fraxini DC. Sphwria sulcata Bolt., t. 124. Hab. España cerca de Madrid en el Soto de Migas -calien- tes (Lag.) sobre las ramas secas de los fresnos. Abr. (n. v.) H. rugosum Fr. Fichen rugosus L. Var. a faginea Fr. Opegrapha faginea Pers . Opegrapha epiphega Ach. Alcalá de los Gazules á la altura de 6.000' (Clem.) sobre las cortezas de los árboles. Todo el año. (n. v.) H. Pinastri Selirad. Tourn ., t. 3, f. 4. Hypoderma Pinastri DC. Lophodermium Pinastri Chevall. Hab. España en la Sierra de Guadarrama (Wk.) entre ambas Castillas, sobre las hojas caidas de los pinos. Set. (n. v.) H. commune Er. Hypoderma virgultorum DC. (3 et y, Lophodermium herbarum Chevall. Hab. España (?) sobre los tallos de varias yerbas bastante consistentes. Oíoíl, Primav. (n. v.) H. culmigenum Er. Var. c Airarum Fr. Moncayo de Aragón (Wk.) sobre las hojas muertas del Air a flexuosa. Jul. (n. v.) H. apiculatiim Corda. Hab. España en los Pirineos de Aragón (Wk.) sobre las hojas muertas de la Festuca Eskia. Jun. (n. v.) ESFERIEAS. Spiiaeria. S. digitata Ehr. Brot. Clavaria digitata L. Bull. , t. 220. C. hypoxylon Schceff., t. 265. Hab. España (?) y Portugal (Vand.) en Extremadura (Brot.) sobre las maderas medio podridas. Perenne, (n. v.) S. punctata Bow.3 t. 54. S. Poronia Pers. Peziza punctata L. Bull., t. 252. Poronia / metaria Pers. Poronia punctata Fr . Peziza fmeti Brot.? Hab. España (Clem.) y Portugal (Brot.) sobre el estiércol asnal y caballar comunmente, y algunas veces sobre la bo- ñiga en muchas provincias. Todo el año. (v. v.) 552 Aragón (Fardo, Loscos): Torrecilla, Caslelserás, (Fardo, Loscos). Castilla la Nuera (Wk.): Molina de Aragón (Wk.) falencia (Clem.): Tiláguas (Glem.) Andalucía (Clem.)' Sierra de Gador (Clem.) Portugal (Brot.): Beira (Brot.) T. nebulosa Pers. Nees, f. 341. Hab. España en la Sierra-Nevada de Andalucía á la al- lura de 8.000' (Wk.) sobre la Reseda complicada. Ag. (n. v.) S. Olese DC. Hab. España en Aragón cerca de Peñarroya, Castelserás, Torrecilla (Pardo, Loscos) sobre las hojas muertas de los olivos, (n. v.) S. Lonicera Sow., t. 393, /'. 6. Hab. España en Aragón cerca de Peñarroya (Pardo, Los- cos) sobre los ramos secos de la Lonicera implexa (n. v.) S. barbara Rr. Nees , f. 344. Hgsterium cinereum Pers. Hab. España en Andalucía en la Algaida de Sanlúcar de Barrameda (Clem.) sobre las ramas secas de diversos árboles. Pritnav. (n. v.) S. iierbarum Er. Hab. España en la Peña-Gorveya de las Provincias Vas- congadas (Wk.), sobre los tallos muertos del Arabis hirsuta , y sobre otras yerbas. May. (n. v.) S. septem-septata Awd. Hab . España en los Pirineos (Wk.) y en Aragón (Pardo, Loscos) sobre las hojas y vainas de la Festuca Eskia. Jun. (n. v.) Combosira. C. reíiciilata Rabil. Hab . España en Aragón cerca de Peñarroya (Pardo, Los- cos) sobre las hojas del Cardo corredor, (n. v.) Spilosphseria. S. sonchicola Rabil. Hab . España en Aragón cerca de Torrecilla, Castelserás, Peñarroya (Pardo, Loscos) sobre las cerrajas. Primav., Verán, (o- v.) Depacea. D. castanesecola DC. Sphceria castañeteóla Fr. Li- dien castanearias Lam. Brot. Hab. España en las Provincias Vascongadas cerca de Irun (Wk.) y Portugal en Beira (Brot.) sobre las hojas muer- tas ó medio podridas de los castaños, (n. v.) i Dothidea. D. Ulmi Fr. Sphceria ulmaria Sow ., t . 374, f. 3: S. Ulmi Buv. Nees. Iíab. España en la Sierra de Guadarrama cerca del Paular (Wk.) sobre las hojas caidas de los olmos. Verán, (n. v.) PERISPORIEAS. Erysiphe. E. macularis Fr. E. humilis DC. Mucor Erysiphe Brot. ¡lab. España en Madrid (Rodr.) y Portugal (Brot.) sobre las hojas del Lúpulo y otras plantas. Verán., Otoñ. (v. v.) E. communis Linck. Hab. España sobre muchas plantas. Verán., Otoñ. (v. v.) 354 MUCORACEAS. ANTENNARIEAS. Antennaria. A. ericopMla Link. Hab . España en Asturias sobre los brezos arbóreos en el valle de Narceya y Peñas de San Pedro (Dur.) y Portugal (Link.) Verán, (n. v.) A. cellaris Er. Bill. Muse., t . \, f. 12. Byssus séptica Aact. vet. Brot. B. cryptarum BC. Racodium cellare Pers. Hab. España en Aragón (Pardo, Loscos), Galicia (R. Bust.) y Portugal (Brot.) dentro de las alacenas y bodegas. Todo el año. (v. v.) MUCORINEAS. Mucor. M. Mucedo Bolt., t. 3, t. 132, f. 1. Hab. España (Asso, Lag., Clem.) y Portugal (Vand.5 Brot.) sobre el pan podrido y otras sustancias. Todo el año. (v. v.) Nomb. vulg. Cast. Moho (Lag., Clem.) Port. Mufflo (Vand.), Bolor (Brot.) Catal. Molsa (?) Balear. Pet de veya (Ramis). fase. Lizuna, Lizunqueria (Larram.) M. ascophorus Linck. M. Mucedo Pers. M. sphai- rocephalus Bul!., t. 480, f. 2, non Linn. Hab. España (G. de la Leña) y Portugal (Vand.) sobre varias sustancias podridas. Todo el año. (v. v.) Nomb. vulg. Los del M. Mucedo Bolt. 555 M. caninas Pers. Nees Fung t. 79. Hab. España en Aragón cerca de Peñarrova (Pardo, Lós- eos) sobre el excremento de perro durante las nieves, (n. v.) Eurotium. E. herbariorum Linck. Nees , t. 97. Mucor herba- riorum Wigg. DC. Hab. España sobre las plantas secas en putrefacción, parlicularmente en los herbarios mal conservados. Todo el año. (v. v.) BISINEAS. Erineum. E. Juglandis DC. Grev. Cript., t. 263, f. 2. Hab. España en las Castillas (Colm.) y en Aragón cerca de Peñarrova (Pardo, Loscos) en las hojas de los nogales. Verán, (v. v.) E. ilicinum DC. Grev. Edinb., t. 2, f . 5. Hab. España en la Sierra-Nevada de Andalucía (Wk.) en las hojas de las encinas, y en Aragón cerca de Peñarroya en las de las coscojas (Pardo, Loscos). Ag. (n. v.) E. pyrinum Pers. Grev. Crypt ., /. 22. Hab. España en Cataluña sobre las hojas y peciolos de los perales, manzanos y otros frutales. Verán, (v. v.) E. purpurenm DC. Hab . España en Aragón cerca de Torrecilla y Castelserás (Pardo, Loscos), y Galicia (Colm.) sobre las hojas de los abe- dules. Verán, (v. v.) E. Vitis DC. Grev. Edinb., t. 2, f. 3. Hab . España en Cataluña (Texid.), Aragón (Pardo, Loscos), Castillas (Colm.), Galicia (R. Bust.) en las hojas de la Vid. Verán, (v. v.) E. populinum Pers. Hab. España sobre las hojas de los álamos (Colm.) 556 E. alneum Pers. Grev. Crypt ., t. 157, f. 2. Mucor ferrugineus Bull., t. 514, f. 12. Hab. España en Cataluña (Texid.) y Galicia (Colm.) en las hojas de los alisos. Verán, (v. v.) E. fagineum Pers. Grev. Crypt., t. 250, f. 1. Rubigo faginea Nees. Hab. España en Cataluña (Texid.) en las hojas de las hayas. Verán, (v. y.) Byssus. B. floccosa Mart. Hypha bombycina Pers. Dill. Muse., t. 1, f. 9. Hab. España (Clem.) en las despensas y cuevas. Todo el año. (v. v.) B. argéntea Dnb. B. parietina p argéntea DC. Hypha argéntea Pers. Vailh Bot., t. 8, /. 1. Hab. España en Cataluña (Texid.) y Aragón (Pardo, Lós- eos) en los subterráneos y sitios sombríos. Todo el año. (v. v.) Además de los nombres vulgares dudosamente indicados después de las respectivas especies, ó de las que parecen serlo, y podrán confirmarse ó rectificarse, hay otros cuya correspondencia científica falta averiguar. Esto se refiere principalmente á los nombres catalanes, que son numerosos; y convendría hacer nuevos estudios é investigaciones en Ca- taluña con los hongos frescos á la vista, para dominar las di- ficultades, que circunstancias poco propicias no han permitido vencer anteriormente. He aquí bastantes nombres catalanes, algunos vascuences y pocos portugueses. Catal. Aubarell.— Bolet de grex. — Bolet de poy. — Ros- sas. — Cama de perdiu , Morro de perdiu, Ull de perdiu. — Cuas de rata.— -Flotas. — Forner, Furner, Bolet furner, Ru~ biola. — Giragola, Girbula, Girgula, Girgolá. — Gravoíera.— Llanega, Mucosa. — Moliner, Muliner, Fariner.— Morro de 557 ovella, Fredolich, Fredulich.— Mudequin.—Muxin.— Negren- tin. — Siureny, Sureny, Mollaso, Gabails. — Vinaté.=6Vz5^/Za- nizados por Marlorel, Historia de Tollosa (1627): Agelorla. — Bateon.— Brúñete.- —Cadorla.™ Cuaderno. — Escrellon.— Hon- go de buey, no comestible. Vasc. Guibelui’din.— -Gureto. “-Onterroa.—-Ontioa , On~ toa. — En general: Perricliicuac. Port. Cillierqua (A. Lus.) — Gasalho (Lagun., Moni.) — Sanchinha (Lagun.) Podrían añadirse en este momento algunas especies que acrecentasen el número de las indicadas; pero se dejan para otra ocasión, y entretanto conviene advertir que al enumerar las Mixogcistreas se puso Stemenites en lugar de Stemonites, y que entre las Ceomeas, donde se expresan las especies de Uredo , debe entenderse que el U. Rosee Pers. se halla en los Nogales, localidad de Galicia, sobre los rosales. VIH. LIQUENES. CALICIOIDEAS, Traehylia. T. tigillaris Fr. Lichen tigiilaris Ach. Engl. bot., t. 1530. Calicium ligillare Pers. Schcer ., t. 6, /. 1. Hab. España en la Sierra-Nevada de Andalucía (L. Seoa- ne) sobre los troncos de los árboles, (n. v.) Calicium* C. paroicum Ach. C. dilorinum Stenh . Hab. España (Clem.) sobre la tierra y rocas (v. v.) 558 C. trichiale Acli. Act. Holm. 1816, i. 8, /. 14. Var. p stemoneum Fr. Calicium stemoneum Ack. Andalu- cía en la Sierra-Nevada (L. Seoane) sobre los troncos de los árboles. C. subtile Pers. Mucor sphcerocephalus L. C. debile Borr. Engl. bol., t. 2462. C. nigrum y pusillum Schcer. C. sphcerocephalum 8 pusillum Ach. Hab. España sobre las rocas areniscas y las cortezas de los árboles en Andalucía cerca de Alcalá de los Gazules, y en la Talla de Pitres á la altura de 1. 800-4. 200f (Clem.) fre- cuentemente. (v. s.) — El C. sphcerocephalum e parasiticum Clem. Lich . bcet. ined. se diferencia del anterior en que «ca- rece de costra propia;» y se halla en las cercanías de Cádiz sobre el Telotrema pertusum Ach. y en el Desierto de las Nie- ves sobre la epidermis de los avellanos (Clem.) C. quereinum Pers. C. lenticular e Fr. Mucor li~ chenoides L. Lichen clavellus Ach. Prodr. Engl. bol., t. 1465. Hab. España principalmente sobre las cortezas de las en* ciñas en Valencia (Cav.), Castilla la Nueva (Cut., Amo), Gali- cia (L. Seoane) y Portugal (Vand.) en diversas partes, (n. v.j Var. p curtum NyL Calicium curtum Borr. Engl. bol. t. 2503. Prefiere los pinos y enebros. C. roscidum Elk. C. claviculare p roscidum Ach. FL dan., t. 1951. Hab. España sobre los leños y cortezas de las encinas en Andalucía cerca de Alcalá de los Gazules, Medina-Sidonia, cerro de los Santos y Sanlúcar de Barrameda, llegando á la altura de 1.800r (Clem.), é igualmente en otras provincias, (n. v.) Coniocyfoe. C. furfuracea Ach. Calicium furfuraceum Pers. Mu- cor furfuraceus L . Engl. bol., t. 1539. Schcer., t. 6, f. 3. Hab. España sobre la tierra, las piedras, raices y cortezas de los árboles, (v. v.) Galicia (L. Seoane): cercanías de Mondoñedo (L. Seoane). Var. p fulva Fr. Mucor fulvus L . Portugal (Vand.) 559 ESFEROFOÜEAS. Sphaeroplioron. S. compressum Acii. Lichen fragilis Sm. Engl. bot ., t- 114, non Linn . Hab. España en la Sierra-Nevada (L. Seoane) sobre la tierra (n. v.) S. eorailoides Pers. Schcer., t. 6, f. 4. Lichen globi- ferus L. DHL Muse., t. 17, f. 35. Engl. bot., t. 115. Hab. España (Lag., Salcedo) y Portugal (Guthnik) sobre los troncos de los árboles y las piedras en los montes algo elevados de varias provincias, (v. s.) Cataluña (Villers): Valle de Aran (Villers). Santander (Salcedo). Asturias (Lag., Dur.): Pico de Arvas (Lag., Dur.), Val- grande (Lag.) Andalucía ? (Clem.): Sierra-Nevada? (Clem.) Portugal (Guthnik): Serra de Cintra (Guthnik). S. fragüe Pers. Lichen fragilis L. FL lapp., t. 11, f. 4. Bill. Muse., t. 14, f. 34, ex ic.Engl. bot., t. 2474. Hab. España (Clem.) y Portugal (Brot.) sobre la tierra y las rocas graníticas en los montes de algunas provincias, lle- gando en las meridionales á la altura de 5.400-6.000' (Clem.) y acaso más arriba (v. s.) Andalucía (Clem.): Puerto Oscuro en la Sierra del Algibe (Clem.), dehesa de Alfacar cerca de Granada (L. Seoane). Portugal (Brot.): montes de Gerez, Serra de Estrella (Brot.) 560 BEOMICEAS. Baeomyces. B. roseus Pers. Schcer. t. 6, f. 6. Lichen ericetorum L . DHL Muse., t, 14, f. 1. Engl. bot t. 374. Hab. España en Santander (Salcedo), en Galicia cerca del Ferrol (L. Seoane) y Portugal cerca de Coimbra (D. Bapt.) sobre la tierra arcillosa (n. v.) B. icmadopMlus Nyl. Lychen icmadophilus EhrJu Lecidea icmadophila Ach. Lichen ericetorum Sm. non L. Engl . bot., t. 372. Jacq. El. auslr ., t. 275. Hab. Pirineos centrales (Lge.) en sitios húmedos (n. v.) CLADONIEAS. Cladonia. C. endi visef olia Fr. Michel., t. 42, f. 3. Engl. bot., t. 2361. Cenomyce endivicefolia Ach. Lichen endivicefolius Dicks. L. convolutus Lam. L. endiviolus Brot . Hab. España (Lag., Clem.) y Portugal (Brot.) sobre la tierra en los montes de varias provincias, hallándose en las orientales á la altura de 4.000' (Wk.), y más arriba (Clem.) en las meridionales, (v. v.) Cataluña (Colm.) Aragón (Pardo, Loscos): montes de Sástago, Puimoreno, Peñarroya (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo.) Galicia (Colm.): Rubianes (Colm.) Castilla la Vieja (Duf.): Burgos (Duf.) Castilla la Nueva (Lag., Colm.): cercanías de Madrid en el Pardo (Colm.), Sierra de Guadarrama (Duf.) 561 Valencia (Clem., Wk.)1 Titáguas (Clem.), Sierra de Chiva en la Casoleta (Wk.) Murcia (Lag.) Andalucía (Lag., Clem.): Jaén (Lag., Clem.), Puerto de Santa María, Algaida de Sanlúcar de Barrameda (Clem.), Car- ratraca (Hsens., Boiss.), Bonanza (Wk.), Chiclana (Lge.), Gra- nada (L. Seoane). Portugal (Brot.): Almada y Caparica en Alentejo, cerca- nías de Coimbra (Brot.) C. alcicornis Elk. Cenomyce alcicornis Ach . Lichen alcicornis Lightf. DHL Muse., t. 14, f. 12. Cladonia foliácea, phyllophora et cornucopioides Hoffm. Hab. España (Cav., Clem.) sobre la tierra en ios montes de varias provincias, hallándose en las meridionales á la al- tura de 2.100-6.000' (Clem.), y más abajo en las orientales, (v. s.) Cataluña (Cav.,- Arríete): Monserrat (Cav.), cercanías de Barcelona (Arríete). Prov. Vascongadas (Fée): Vitoria (Fée).l Valencia (Cav.) Murcia (Cav.): ílellin (Cav.) Andalucía (Clem., Lge.)* Picacho de Alcalá de los Cáza- les (Clem.) C. pyxidata Er. Cenomyce pyxidata et Pocillum Ach. Lichen XXIV Quer. Lichen pyxidatus L . DHL Muse., i. 14, f. 6. A-C, I-M, f. 9. A. Engi. bot., t. 1398. Hab. España (Quer, Asso) y Portugal (Vand., Brot.) so- bre la tierra y las piedras en los montes de muchas provin- cias, llegando en las meridionales á la altura de 9.000' (Clem.) ó más. (v. v.) Cataluña (Palau, E. Bout.): Monserrat (Palau, E. Bout.), Monjuich (Arriele), Vallés, Pirineos (Texid.) Aragón (Asso, Lag.): Sierra de Arcos (Asso), Villarluengo (Xarne), Castelserás (Pardo, Loscos). Prov. Vascongadas (Wk.): Peña-Gorveya (Wk.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Galicia (Lag.): Santiago (Colm., Texid.) TOMO XVII. 36 562 Castilla la Vieja (Roclr., Alea): San Ildefonso (Alea). Castilla la Nueva (P. de Escob.) : cercanías de Madrid (P. de Escob.), Trillo (Conde). Valencia (Cav.): monte Palomera (Cav.), Sierra de Engar- ceran (?). Andalucía (Lag., Geni.) : Jaén (Lag.), Málaga (Clem., Prol.), barranco de Trevélez, cercanías de Granada, Caniles de Baza, Cabo de Gata (Clern.), Sierra-Nevada (Boiss.) Portugal (Vand., Brot.): cercanías de Coimbra (Brot.), Beira septentrional (Figueir.) Var. a simplex Ach. Lidien simplex Roth. DHL Muse., t. 14, f . 6. A. Cataluña en Yallvidrera (Texid.), Andalucía en Alcalá de los Gazules (Clem.) y Portugal (Brot.) Nomb. vulg. Casi. Caracolillas de peñas (F. Nav.), Liquen de embudo ó embudado (Bassagaña). Port. Musgo copinho de tubérculos fuscos (Figueir.) C. gracilis Fr. Var . a verlicillata Fr. Cenomyce verticillala Ach . Lidien XXV Quer. Lidien pyxidatus (3 L. Bill. Muse. t. 14, f. 6. D. II. f. 9. B. Castilla la Vieja en los montes de Avila, y Casti- lla la Nueva en Bustarviejo y el Paular (Quer), Galicia, cerca de Vigo (L. Seoane). Var. ¡3 cervicornis Schcer. Liciten et Cenomyce cervicornis Ach. Engl. bot., t. 2574. Galicia cerca de Lugo y en el Pico Sagro (Lge.)’ Var. y elongata Ach. Lidien elongatus Jacq. Alise, f. 11, f. 1. Lidien XXVIII Quer. L. gracilis L. Bill. Muse. t. 14, f. 13. A-B. Engl. bot., t. 1284. Cladonia elongata et gracilis Iloffm. Cataluña (Villers): valle de Aran (Villers). Aragón (Lge.): Pirineos centrales (Lge.) Santander (Salcedo.) Asturias (Dur.): monte situado al oriente del Naviego (Dur.) Galicia (Camina, Lge.) Castilla la Nueva (Cut., Amo). Andalucía (L. Seoane): Sierra-Nevada en los Borreguiles de Dilar (L. Seoane). 563 Portugal (Brot.) Var. 8 aspera Flk. Cenomyce divulsa Del. Galicia en el Pico Sagro (Lge.) Var. e críspala Nyl. Cenomyce crispata Ach. Jaén (Lag.) Casi. Jaboncillo de piedra (Lag.) C. degenerans Elork. DHL Muse., t. 15, f. 20. Ce- nomyce degenerans Duf. Hab. España en Andalucía cerca de Granada (L. Seoane) sobre la tierra en los montes, (n. v.) C. fimforiata Er. Lichen XX Vil Quer. Lichen fim- briatus a L. DHL Muse'., t. 14, f. 8. Engl. bot., t. 1438. Ce- nomyce fimbriata Ach. Hab. España (Quer) y Portugal (Brot.) sobre la tierra arcillosa en los montes y bosques de diversas provincias, (v. s.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Aragón (Asso): Troncbon (Asso). Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Castilla la Vieja (Lag.): Rioja(Lag.) Valencia (Lag., Clem.): Alberique (Lag.), Titáguas (Clem.) Var. p tubceformis Fr. Lichen tubceformis Hoffm . L. fim- briatus p L. Vaill. Bot., t. 21, f. 6. Aragón (Pardo, Loscos), Galicia en Santiago (Texid.) Var. y radíala Fr. Lichen radiatus Schreb. L. fim- briatus y L. DilL Muse., t. 15, f. 16. Á-G. Engl. bot., t. 1835. Lichen XXIX et XXXI Quer. Cenomyce fimbriata p cor ñuta Ach. Cladonia cornuta Duf. Lichen cornutus G. Ort. Asso. Brot. non L. Cenomyce coniocrcea Pardo, Loscos, non Flk. Cataluña (Villers) : Valle de Aran (Villers) , Monserrat (Pourr.) Aragón (Asso): Troncbon (Asso). Santander (Salcedo). Galicia (Colm.): Rubianes (Colín.), Santiago (Texid.) Castilla la Nueva (Quer) : Alcarria, Serranía de Cuenca, particularmente en la Hoz de Betela y en la de Carduenle (Quer.) 564 Portugal (Brot.) : montes de Gerez, Serra de Estrella (Brot.) C. sqnamosa Hoffm. Schcer., t. 7, /. 3. Cenomijce squamosa Delise. Lichen stipite squamato, calycibus congestis. Ásso Syn. Hab. España en Aragón cerca de Tronchon (Asso). O. furcata Scliser., t. 7, f. 4. Lidien subulatus p furcalus ¡íuds. Cenomyce furcata Ách. et C. muricata Delise . Hab. España (F. Nav., Salcedo, Glem.) y Portugal (Brot.) sobre la tierra en los montes y bosques de varias provincias. (V. V.) Cataluña (Villers): Valle de Aran (Villers), Valívidrera, Tordera, Pirineos orientales (Texid.) Aragón (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo): Peña-Castillo cerca de Santander (Lge.) Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Galicia (Colm.): Rubianes (Colm.), Piedrafita, Lugo, San- tiago (Texid.), Orense (L. Seoane). León (Lge.): Villafranca del Vierzo (Lge.) Castilla la Nueva (Colm.): monte del Pardo (Colm.) Andalucía (Clem.): Cabo de Gata en el Mochuelo (Clem.), Sierra-Bermeja (Clem., Hsens., Boiss.), Chiclana (Lge.), Gra- nada (L. Seoane). Portugal (Brot.) Baleares : Menorca (Hern., Camb., Oleo). Var. a racemosa Schcer. et Fr. Cladonia racemosa Hoffm. Cenomyce racemosa Ach. DHL Muse., t. 16, f. 25. Cataluña en el Monserrat (Graells), Valívidrera, Tordera, Pirineos orien- tales (Texid.), Galicia cerca de Padrón (L. Seoane). Var. p recurva Schcer. Cladonia recurva Hoffm. DHL Muse., t. 16, f. 27. D. Cataluña (Colm.) Var. y subulata Schcer., t. 7, /. 4. Lichen subulatus L. Ara- gón (Lag,, Xarne), Portugal (Brot.) Var. o pungens Fr. Cenomyce pungens Delise . C. rang i fe- rina o pungens Ach. DHL Muse., t. 16, f. 30. C. D. Cladonia rangiformis Hoffm. C. furcata e rangiformis Schcer. Peña- 565 Castillo cerca de Santander y Villafranca del Vierzo en León (Lge.) Valencia cerca de Alberique (Lag.) Var. e spadicea Delise. Cenomyce spadicea Duf. C. furcata spadicea Ach. Andalucía en Chiclana (Lge.) C. rangiferina Hoffm. Lichen rangiferinus L. Dill. Muse. y t. 16, f. 29. Engl. bot., t. 173. Cenomyce rangiferina Ach. Hab. España (Salv. , Xarne) y Portugal (Brot.) sobre la tierra en los montes de varias provincias, llegando en las meridionales á la altura de 9.000' (Clem.) próximamente. (y. v0 Cataluña (Salv., E. Bout.): montes de San Gerónimo en el valle de Hebron (Salv.), Monserrat (E. Bout.), cercanías de Barcelona (Graells), Esparraguera (Colm.) Aragón (Xarne, Lag.): Villarluengo (Xarne), Puimoreno (Pardo, Loscos). Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Galicia (Camina, Lge.): Lugo (Lge.) falencia (Cav., Clem.): Tiláguas (Clem.) Andalucía (Lag., Clem.): Sevilla (Lag.), Sierra de María, Conil, Portugos, Cabo de Gata (Clem.), Lomas del Alcorno- que cerca de Medina-Sidonia (Wk.) Portugal (Brot.) Var. y sylvatica Schcer. Ctadonia sylvatica Auct. Lidien rangiferinus ¡Ü sylvaticus L. Bill., t. 16, f. 30. B. Cercanías de Carratraca (Hflens., Boiss.), Galicia (L. Seoane). Nomb. vulg. Gall. Pantrigo das cabras? (Sarm.) C. uneialis Hoffm, Muscus coralloides albus Grisl. Lichen uneialis L. DHL Muse., t. 16, f . 22. Cenomyce uncia- lis Ach. Cladonia ceranoides] a DC. Hab. España (Asso, Cav., Lag.) y Portugal (Vand.) sobre la tierra en los montes de varias provincias (v. s.) Cataluña (Cav.): Monserrat (Cav.) Aragón (Asso): Tronchon (Asso). Asturias (Lag.): Arvas (Lag.), monte situado al Oriente del Naviego (Dur.) Castilla la Nueva (Lag.): Madrid en la Casa de Campo (Lag.) 566 Portugal (Vand.) C. cormicopioid.es Er. Lichen XXVI Qaer. Lichen cornucopioides L. et L. cocciferus Aucl. Engl. bot., t. 2051. Cenomyce coccifera Ach. Cladonia extensa Schcer. CL coccínea et extensa Hoffm. Hab. España (Quer, Asso) y Portugal (Vand., Brot.) so- bre la tierra y al pie de los árboles en los montes de diversas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 2.400-6. 000r (Glem.) próximamente (v. s.) Aragón (Asso, Jubera): montes de Guara (Asso), Tarazona (Jubera). Navarra (Née): Irati (Née). Santander (Salcedo). Asturias (Lag.) Galicia (Camina, Lge.): Lugo (Lge.), Tuy (L. Seoane). León (Lag.): Vegalamosa (Lag.) Andalucía (Glem.): Picacho de Alcalá de los Gazules (Clem.) Portugal (Vand., Brot.): Beira boreal (Brot.) Nomb. vulg. Cast. Yerba del fuego (Farmac.) Port. Musgo copinho (Brot.) , Musgo copinho de tubérculos escaríales (Figueir.) C. bellidifiora Schser., t. l,f. 1. Cenomyce bellidiflora Ach. Var. p polycephala Ach. Cladonia polycephala Hoffm. Vaill. Bot., t. 21, f. 10. Schcer. t. 7, f. 1. Aragón (Pardo, Loscos). C. deferirás Hoffm. Lichen XXX Quer. Lichen deformis L. Engl. bot., t. 1894. Cenomyce deformis Ach. Beomyces ex Sierra -Nevada Clem.? Lich. el Flor. bcet. ined. Hab. España (Quer, Lag., Clem.) sobre la tierra y al pie de los árboles en los montes de varias provincias, hallándose á la altura de 12.000-12.150? (Glem.) en la Sierra-Nevada (n. v.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Asturias (Lag.) Andalucía (Glem., Lag.): Sierra-Nevada (Clem.) 567 C. digitata Hoffm. Lichen digilalus L. Cenomyce di - gitata Ach. Dill. Muse., t. 15, f. 18. B. Monstr . Hab. España (Lag., Clem.) sobre la tierra, los troncos y leños podridos en algunas provincias, hallándose en las meri- dionales á la altura de 2.100-6.000 (Clem.) ó algo más (v. s.) Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Andalucía (Clem.): Picacho de Alcalá de los Gazules (Clem.) C. macilenta Hoffm. Yar. a baccillaris Schcer. Cenomyce baccillaris Ach. Li- citen filiformis Reth. Engl. bol., t. 2028. Castilla la Vieja en la Rioja y Andalucía (Lag.), sobre la tierra y los troncos po- dridos. ESTEREOCAULEAS. Stereocaulon. S. corallinum Schreb. Lichen paschalis Ehrh. Stereocaulon ¡mschale Ach. Schcer ., t. 6, f. 5. Hab. Pirineos (Sciiser.) sóbrelas rocas graníticas, (n. v.) S. paschale Laur. Lichen paschalis L. Hab. España en el Monserraí de Cataluña (Pourr.), en Galicia cerca de Lugo (Lge.) y Portugal en la Serra de Gerez y en la de Estrella (Brot.), sobre las rocas, (n. v.) S. nanum Ach. S. quisquiliare Schcer. Hab. Portugal (Dur.) sobre la tierra y en las hendiduras de las rocas (n. v.) ROCCELEAS. Roccella. ít. phycopsis Ach. Dill. Muse., t. 22, f. 60. Hab. España (Lge.) sobre los peñascos marítimos en algu- nas provincias, (n. v.) 568 Cataluña (Texid.): Monju ich en las rocas (Texid.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.) Andalucía (Lge.): Cabo de Gata (Lge.) R. tinctoria Ach. Schcer ., t. 1, f. 3. Lichen Roccella L. DHL Muse ., t. 17, f. 39. Engl. bot., t. 211. Hab. España (Esteve, Sarm., Bowles) y Portugal (Vand., Brot.) sobre los peñascos marítimos en algunas provincias, llegando en las meridionales á la altura de 300r (Clem.) lo más. (v. v.) Asturias (Lag.): Concha de Artedo (Lag.) Galicia (Sarm.) Valencia (Esteve). Andalucía (Bowl., Clem.): Cabo de Gaia en el cerro del Mochuelo, Antequera (Bowl., Clem.), Málaga (Talbot, G. de la Leña], Gibraltar (Clem., Boiss., Kel.), monte de Almoraina cerca de San Roque (Wk.) Portugal (Vand., Brot.): islas Berlengas (Brot.) Baleares (Salv., Serra, Camb.): Mallorca (Serra), Menorca en Mahon (Salv., Pourr.) y en Cindadela (Oleo). Nomb. mlg. Cast. Urgilla (Esteve), Orchilla (Sarm., Palau.) Port. Urzella (Vand.), Orzella das ilhas, Orzella, Or~ zilla, Urcella (Brot.) Gall. Orcela, Orcilla (Sarm.), Cogoradas dos penedos, Conchelon, Orxéla, Caspa dos penedos, Herba dos penedos, Herba da pena, Orcela, Orxela das fontes (So- breira). Catal. Tull (?). R. fuciformis Ach. Lichen fucifor mis L. Dill. Muse., t. 22 el 23, f. 61. Engl. bot., t. 728. Hab. España (Lag., Clem., Boiss.) sobre los peñascos ma- rítimos en algunas provincias, llegando en las meridionales á la altura de 1 50r (Clem.) próximamente (v. s.) Asturias (Lag.): Concha de Artedo (Lag.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.) Andalucía (Clem., Boiss.): Cabo de Gata (Clem.), Gibral tar (Boiss., Kel.) 569 SIFULEAS. Thamnolia. T. vermicularis Schaer., t. 9, /. 7. Lichen vermicu- laris Siv. L. fil. Cladonia vermicularis DC. C. subuliformis Hoffm. Hab. España en la Casa de Campo cerca de Madrid (Lag.) sobre la tierra entre los musgos (n. y.) Var. p táurica Schcer . Cladonia táurica Hoffm . Lichen tauricus Vulf. in Jacq. Coll ., t. 12, f. 2. Valle de Aran (Vill.) ÜSNEEAS. Usnea. U. barbata Fr. Schcer. Hab. España (Quer, Asso) y Portugal (Vand., D. Bapt.) sobre los árboles y arbustos en ios Pirineos y demás montes,^ llegando en las provincias meridionales á la altura de 7.500 (Clem.), y presentando diferentes variedades, antes de ahora tenidas por especies (v. v.) Var. a florida Fr. Schcer. Usnea florida Hoffm., t. 30, f. 2. Lichen XV11I Quer. Lichen floridas L. Dill. Muse., 1. 13, f. 13, Engl. bot., t. 872. Cataluña (Quer?, Villers): Valle de Aran (Villers). Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Galicia (L. Seoane): cercanías de Cuntís (L. Seoane). León (Lag.): Busdongo (Lag.) Castilla la Nueva (Cut., Amo). Andalucía (Clem.): Alcalá de los Gazules, Pajarete, Bor- nes, Algaida de Sanlúcar de Barrameda, Málaga (ClemV Sierra de Palma (Wk.), Sierra-Nevada (L. Seoane). 570 Portugal (Brot.) Var. ¡3 hirta Fr. Schcer. Usnea hirta Hoffrn. Lichen XIX Quer. Lidien hirtus L. Bill. Muse., t. 13, f. 12. Engl. bot., t. 1354. Cataluña (E. Bout.): Pirineos (Poir.) , Monserrat (E. Bout.) Aragón (Pardo, Loscos): Valderrobles, Peñarroya (Pardo, Loscos). Santander (Quer, S. Buiz): Liébana (Quer), valle de To- ranzo (S. Ruiz.) Asturias (Quer, Lag.): Pravia (Lag.) León (Quer). Castilla la Nueva (Quer, Lag.): Alcarria, Señorío de Molina (Quer), Galapagar (Lag.) Andalucía (Talbot, Cabr.) : Gibrallar (Talbot), Sierra del Algibe, Alcalá de los Gazules (Cabr.), Picacho de Alcalá de los Gazules, Portugos, Jerez de la Frontera, montes del Valle, Grazalema (Clem.) Portugal (Grisl., Vand., Brot.) Var. y ceratina Schcer. Usnea ceratina ¡3 scabrosa Aclu España (Schousb.) Var. o plicata Fr. Schcer. Usnea plicata Iíoffm. Muscus arbóreas, Musgo Grisl. lÁchen XV Quer. Lidien plicatus L. Bill. Muse., t. 11, f. 1. Engl, bot., t. 257. Cataluña (Quer): Pirineos (Quer), Monserrat (E. Bout.) Aragón (Quer): Pirineos (Quer), Tarazona (Jubera). Navarra (Née): montes de Naval, Burguele, Irati (Née). Santander (Perojo, S. Ruiz): Vargas (Perojo), valle de Toranzo (S. Ruiz.) Asturias (Quer, Lag.): Pravia (Lag.) León (Quer). Castilla la Vieja (Quer): montes de Burgos (Quer). Castilla la Nueva (Lag.): Galapagar (Lag.) Andalucía (Clem., Cabr.): Medina-Sidonia (Clem.), Sierra del Algibe, Alcalá de los Gazules (Cabr.), provincia de Málaga en Guáreles, Sierra-Bermeja, Sierra de Tolox (Boiss.), Sierra- Nevada (L. Seoane). Portugal (Grisl., Vand., Brot.) 571 Var. e articúlala Ách. Schcer. Usnea articulata Hoffm. Lichen articulatus L. Bill. Muse., t. 11, f. 4. Engl. bot., t. 258, f. 1. Cataluña en el Monserrat (E. Boul.), Menorca (Bamis). Var. £ dasypoga Fr. Schcer . Usnea barbata DC. Lichen purpurascens lusüanicus , capillaceo folio, major Tournef. Jnst. 550. Lichen arboreus, capülhceus , purpureas, major , lusitani- cus F. Nav. Lichen XVI Quer. Lichen barbalus L. Dill. Muse., t. 12, /*. 0. /???#/. 6oC, 258. Cataluña (Quer, E. Bout.): Pirineos (Quer), Monserrat (E. Bout.) Aragón (Asso); Yillarluengo (Xarne). Asturias (Quer). Galicia (Colm., Lge.) : Rubianes (Colm.), Pico Sagro (Lge.) León (Quer). Castilla la Vieja (Quer): montes de Burgos (Quer), Castilla la Nueva (Colm., Wk.): Pardo (Colm.), Sierra de Guadarrama (Wk.) Andalucía (Wk.): Sierra de Palma, Medina-Sidonia (Wk.), cercanías de Gibraltar (Wk., Kel.), Sierra de Andevalo (Colm.) Baleares (Weyl.): Mallorca (Serra), Menorca (Ramis). Portugal (Tournef., Vand.): Goimbra (I). Bapt.) Nombr. vulg. Cast. Usnea (R. de Tud.), Barbas de encina, Barbas de árbol menudas (F. Nav.), Musgo de árboles (S. Ruiz). Port. Anthele ou Anlhelio, Musgo dos carvalhos (Brot.) Balear. Barba de ausina, Herba de pañal (Serra), Herba de roca (Ramis.) Chlorea, Ch. vulpina Nyl. Lichen vulpinus L. Flor, dan., t. 226. Jacq. Mise., t. 10, f. 4. Fvernia vulpina Ach. Corni- cularia vulpina DC. Hab. España (Clem.) y Portugal (Brot.) sobre los troncos de las coniferas y los maderos en los Pirineos y otros montes de varias provincias, hallándose en las meridionales á la al- tura de 2.400-6.000' (Clem.), ó acaso á la de 4.000’ por lo raénos. (n. v.) Andalucía (Clem.): Picacho de Alcalá de losGazules, Sau- ceda, Ubrique, Júscar, Baza (Clem.), Borreguiles de Dilar en la Sierra-Nevada (L. Seoane). Portugal (Brot.): montes de Cintra, Serra de Estrella (Brot,) RAMALINEAS. Alectoria. A. jubata Ach. Lichen XVII Quer. Lidien jubalus L. Dill. Muse., t. 12, f. 7. Engl. bot., t. 1880. Cornicularia jubata DC. Hab. España (Quer, Lag.) y Portugal (Brot.) sobre las pie- dras y los troncos, principalmente de las coniferas, en los montes de varias provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 4.000-6000’ (Boiss.) y más arriba (Clem.) la variedad (v. s.) Cataluña (Quer): Pirineos (Quer). Aragón (Quer): Pirineos, Jaca (Quer). Prov. Vascongadas (Mieg): Gorbea (Mieg). Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Castilla la Vieja (Colm.): San Ildefonso (Colm.) Castilla la Nueva (Wk.): Sierra de Guadarrama (Wk.) Andalucía (Clem., Boiss.): Sierra de Tolox (Clem., Boiss.), Sierra-Nevada (L. Seoane). Portugal (Brot.) Var. ¡3 chalybeif ormis Ach. Lichen chalybei forráis L. DHL Muse., t. 18, f. 10. Engl . bot., t. 180 ¡3. Aragón en Orihuela de Albarracin, Tronchon (Asso) y Yillarluengo (lame), Astu- rias en Arvas, León en Busdongo, Castilla la Nueva en el Paular (Lag.), Andalucía en la Sierra de Tolox (Clem., Boiss.), y Portugal (Brot.) 573 Dufourea. D. madreporiformis Ach. Parmelia mollusca Clem. Ens. non Ach. Evernia madreporiformis Er. Hab. España sobre los árboles, rocas y tierra en Andalu- cía cerca de Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules, Júscar, Cabo de Gala, llegando á la altura de 2.400' (Clem.) próxi- mamente (n. v.) Evernia. E. divaricata Ach. Lichen divaricatus L. DHL Muse, t. 12, f. 5. Usnea flaccida Hoffm. Physcia divaricata Duby. ílab. España en el valle de Aran (Villers) y en Galicia (L. Seoane), pendiente de los ramos de las coniferas, (n. v.) E. Prunastri Ach. Lichen Prunaslri L . Dill. Muse ., t. 21, f. 55. A. Erigí, bol ., t. 859 Physcia Prunastri DC. Hab. España (Lag., Salcedo) y Portugal (Brot.) sobre los árboles en todas las provincias, hallándose en las meridiona- les á la altura de 3.000-4.000' (Boiss.), mucho más arriba y abajo (Clem.) hasta cerca del mar. (v. v.) Aragón (Xarne, Pardo, Loscos): Villarluengo (Xarne), Pe- ñarroya (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo). Asturias (Lag.) Galicia (Camiña, R. Bust.): Tuy (R. Bust.) León (Lge.): Villafranca del Yierzo (Lge.) Castilla la Vieja (Lag.): Rioja (Lag.) Castilla la Nueva (Lag.): Madrid, Guadarrama (Lag.), Pardo (Colm.), Casa de Campo y la Herrería (Graells). Valencia (Lag.) Andalucía (Clem., Boiss.): Portugos (Clem.), Sierra-Ber- meja (Boiss.), Medina-Sidonia (Wk.), Sanlúcar de Barrameda, Sierra de Andévalo (Colm.) Portugal (Brot.) Nombr. vulg . Cast. Musgo arbóreo (Farmac.) Port. Musgo das amexieiras, Orzella do reyno (Brol.) 574 Var. 8 phellina Ach. España sobre los alcornoques (Schousb.) E. furfuracea Mann. Lichen XX III Quer. Lidien furfuraceus L. DHL Muse., t. 21, f. 52. Engl. bot., t. 984. Borrera furfuracea Ach. Physcia furfuracea DC. Hab. España (Quer, Ásso) y Portugal (Brot.) en los mon- tes sobre la tierra, ios árboles y rocas en diferentes provin- cias, hallándose en las meridionales á la altura de 3.000- 6.000' (Boiss.) y más arriba (Clem.) en diversas localidades, (v. v.) Cataluña (Quer, E. Bout.): Pirineos (Quer), Monserrat (E. Bout.) Aragón (Asso): Villarluengo (Xarne), Peñarrova (Pardo* Loscos). Santander (Salcedo, Lag.) Asturias (Quer, Lag.): Arvas (Lag.) Galicia (L. Seoane): cercanías de Santiago (L. Seoane). León (Quer): Busdongo (Lag.) Castilla la Vieja (Quer): montes de Burgos (Quer), Rioja (Lag.), San Ildefonso (Née, Colm.) Castilla la Nueva (Lag., Wk.): Cuenca, Escorial (Lag.), Sierra de Guadarrama (Lag., Colm., Wk.), El Paular (Née). Valencia (Clem., Lag.): Titáguas (Clem.), Alcoy (Lag.) Andalucía (Clem., Bory , Haens.) : Carralraca (Clem., Haens.), cerro de Trebenque (Bory, Clem.), Sierra de Baza, Sierra-Nevada, Sierra de Tolox, Sierra del Pinar, La Sagra, Grazalema (Clem.), Sierra del Aigibe, Alcalá de los Gazules (Cabr.), Sierra de la Nieve, Sierra-Bermeja (Boiss.), Sierra de Junquera (Wk.) Portugal (Brot.): montes de Jerez, Serra de Estrella (Brot.) Ramalina. R. calicaris Fr. R. fraxinea Schcer. Hab. España (Quer, Lag.) y Portugal (Brot.) sobre los troncos de los árboles y los leños en muchas provincias, lle- gando en las meridionales á la altura de 7.200' (Clem.) y prc- 575 sentando diferentes variedades antes de ahora tenidas por es- pecies. (v. v.) Var. a fraxinea Fr. Ramalina fraxinea Ach. Lidien 111 Quer. Lidien fraxineus L. Bill . Muse., t. 22, f. 59. Engl. bot., t. 1181. R. fraxinea a amplíala Schcer. — Es forma suya la Ramalina fraxinea p tamiala Adi. mencionada por Cle- mente é indicada en la Talla de Pitres (Clem.) Cataluña (Villers, E. Bout.): Valle de Aran (Vilters, Lag.), Monserrat (E. Bout.) Aragón (Lag., Pardo, Loscos): Valderrobles, Peñarroya (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Castilla la Vieja (Lag.): Rioja (Lag.), San Ildefonso (Colm.), Torme (Pereda). Castilla la Nueva (Lag.): Guadarrama, Escorial (Lag.) Valencia (Lag., Clem.): Alcoy (Lag.), Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Picacho de Alcalá de los Gazules, Caniles, Talla de Pitres (Clem.), Sierra de Tolox (Clem., Boiss.), Sanlucar de Barrameda (Lag.), Jaén (L. Seoane). Var. p fastigiata Fr. Ramalina fastigiata Ach. Lidien fastigialus Pers. Bill. Muse., t. 22, f. G2. C., I. 21, f. 55. B . Engl. bot., t. 890. Valencia (Lag.); Alcoy (Lag.) Andalucía (Clem., Ilaens.J: Sierra de Baza (Clem.), inme- diaciones de Carratraca (Clem., Hsens.) Var. y canaliculata Fr. Ramalina fastigiata y calicaris Ach. Lichen calicaris L. Bill. Muse., t. 23, f. 62. A. R. Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Aragón (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo). Castilla la Nueva (Lge. ): Sierra-Morena (Lge.) Valencia (Clem.): Titaguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Córdoba, Málaga, Pajarete (Clem.), Caniles (Lag.), Carratraca (Hsens., Boiss.), Sierra de Tolox (Boiss.), Medina-Sidonia (Wk.) Portugal (Brot.) Var . 8 farinácea Nyl. Ramalina farinácea Ach. Lichen 576 farinaceus L . Engl. bot ., t, 889. Physcia farinácea DC. — Son formas suyas la Ramalina farinácea 'e phalerata Ach. y la R. farin. £ pendulina Ach . mencionadas por Clemente, y además la var. canaliculata Clem . Ens., todas indicadas en Andalucía: la primera en Sanlíícar de Barrameda, Málaga, Cabo de Gata (Clem.); la segunda en Serón (Clem.); y la tercera en Pajarete, Sierra del Pinar, cerro de San Cris- tóbal (Clem.) , así como en Valencia cerca de Titáguas (Clem.) También parece corresponder á este lugar como var . rubens el Lichen rubens Rrot. designado en Portugal (Link, Brot.) Cataluña (Villers): valle de Aran (Villers), Monserrat (E. Bout.) Aragón (Asso, Xarne, Lag.): Villarluengo (Xarne), Cogulla (Loscos). Santander (Salcedo). Asturias (Lag.) Castilla la Nueva (Cut., Amo). Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Pajarete, Picacho de Alcalá de los Ga~ zules, Sierra del Pinar, Júscar, Grazalema, cerro de San Cristóbal, Málaga, Cabo de Gata, Serón (Clem.) Portugal (Vand., Brot.) R. pollinaria Ach. Schcer., t. 1, f. 4. Lichen polli - narius Ach. Dill. Muse., t. 21, f. 57. Engl. bot., t. 1607. Physcia squarrosa DC. Hab. España (Lag., Salcedo) sobre los troncos de los árboles y arbustos, é igualmente sobre las rocas en diversas provincias, (v. s.) Aragón (Wk., Pardo, Loscos). Prov. Vascongadas (Wk.): Pirineos (Wk.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.) León (Lag.): Busdongo (Lag.) Castilla la Nueva (Lag.): Escorial (Lag.) Andalucía (Lge.): Puerto de Santa María, Cabo de Gala (Lge.) Var. ¡3 rupestris Flk. Schcer. Pirineos (Sotuer.), Sierra- 577 Nevada en las rocas de Vacares á la altura de 7.500-10.000 (Boiss.) R. polymorpha Ach. Lidien polymorphus Ach. Nov. act. Stockh., t. 11, f. 3. L. tinctorius Web. Ramalina lindo - ña Schcer. Hab. España (Lag., Clem.) sobre las rocas en los montes de diversas provincias, llegando en las meridionales á la al- tura de 8.550' (Clem.) próximamente, (v. s.) Santander (Salcedo): Taruey (Salcedo). Asturias (Lag.): Valgrande, Arvas (Lag.) Castilla la Nueva (Lge.): Guadarrama (Lge.) Valencia (Clem.). Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Lag.): Sierra-Nevada (Clem., Boiss., Reul.), Algaida de Sanlúcar de Barrameda (Clem., Lag.), Ca- bo de Gala (Clem., Lag., Lge.) Var. a ligulata Ach. Algaida de Sanlúcar de Barrameda, Sierra-Nevada, llegando á la altura de 8.670 (Clem.) Var . p flabellulata Ach. Cabo de Gata en el cerro del Fraile, Sierra-Nevada, llegando á la altura de 5.400' (Clem.) Cast. Lámaga en Jerez de la Frontera (Clem.), como los de- más liqúenes no crustáceos. R. scopulorum Ach. Lichen scopulorum Retz. L. calicaris Flor, dan., t. 959. Bill. Muse., t. 17, f. 38. Engl. bot., t. 688. Physcia scopulorum DC. Hab. España (Lag., Lge.) sobre los peñascos marítimos en algunas provincias, (v. s.) Asturias (Lag.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.) Valencia ? (Lag.) CETRARIEAS. Cetraria. C. -islándica Ach. Schcer., t. 2, f. 2. Lichen islandi - cus L. Bill. Muse ., t. 28, /*. 111. Engl. bot., t. 1330. Physcia islándica DC. TOMO XVII. 87 578 [lab. España (Nipho, Larruga, Xarne, Née, Lag.) y Por- tugal (A. da Silveira) sobre la tierra en los montes de las provincias septentrionales y centrales á la altura de 6.000' (Wk.) en diversas localidades, (v. v.) Cataluña (Villers, Salvañá): Valle de Aran (Villers), Ma- taré? (Salvañá), Pirineos (Bassag.), montes de Nuria (Texid.) Aragón (Xarne, Lag.): Villarluengo (Xarne), Gantavieja (Lag.), Moncayo (Wk.), Tarazona (Jubera). Navarra (Née): Roncesvalles, Alto Biscar (Née), Pirineos (Lag.) Santander (Lag.) Asturias (Lag., Dur., Pastor): Puerto de Pajares y cerca- nías de la Colegiata de Arvas (Lag.), Pico de Arvas (Dur.) Galicia (R. Bust.): Tuy (R. Bust.), Pontevedra, Orense (L. Seoane). León (Lag.) Castilla la Vieja (Nipho, Larruga): Burgos (Nipho, Lar- ruga). Castilla la Nueva (Reut.) : Guadarrama en San Rafael (Reut.) Portugal (A. de Silveira). Nombr. vulg. Liquen de Islandia (Palau). Fort. Musgo islándico (A. de Silveira). C. aculeata Fr. Comicularia aculeata Ach. DHL Muse., I. 17, f. 31. Lidien hispidas Lightf. Engl. bot.} t. 452. L. aculeatus Ehrh. Schreb. Hab. España (Lag., Colm.) y Portugal (Brot.) sobre la tierra en los 'matorrales y bosques de diversas provincias, (v. v.) Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Galicia (Lge.): cercanías de Lugo (Lge.) León (Lge.): Villafranca del Vierzo (Lge.) Castilla la Nueva ( Colm., Graells): Pardo (Colm.), Escorial en los prados de Cubillos (Graells),. Andalucía (Wk.): Bonanza (Wk.) Portugal (Brot.) Var. a campestris Schcer. Comicularia spadicea Ach. Coral- ¡oides aculealum ffoffm.> t. 55, f. 2. Cercanías de Madrid en 579 Chamartin, San Fernando y Ribas (Lag.); Andalucía en Alcalá de los Gazules, Sierra del Algibe, Ubrique, Cerro de la Fuen- te cerca de Medina-Sidonia, hallándose á la altura de 1.200- 6.000' (Clem.) y Portugal (Brot.) Platysma. P. nivale Nyl. Cetraria nivalis Ach. Hab. España en el Valle de Aran (Villers, Lag.) y en la Sierra-Nevada (L. Seoane) en terrenos secos y estériles, (n. v.) P. juniperinum Nyl. Lichen juniperinus L. Hoffm /. 22, f. 1. Cetraria juniperina Ach. Physcia juniperina DC. Hab. España (Villers, Xarne) sobre la tierra, los enebros, pinos y otros árboles, (v. s.) Cataluña (Villers): valle de Arán (Villers). Aragón (Xarne): Villarluengo (Xarne). Andalucía (L. Seoane): Sierra-Nevada (L. Seoane). Var. a terrestre Schcer. Pirineos (Lge.) P. glaucum Nyl. Lichen glaucus L. Dill. Muse., t. 25, f. 96. Engl. bot ., t. 1606. Cetraria glauca Ach. Physcia glauca DC. Hab . España (Asso, Lag., Clem.) sobre los troncos de los árboles y las piedras en varias provincias, hallándose en las centrales á la altura de 4.500-5.000' (Wk.) y en las meridio- nales á la de 3.900-7.200' (Clem.) próximamente, (v. s.) Cataluña (Texid.): Pirineos y demás montes (Texid.) Aragón (Asso): cercanías de Tronchon (Asso), Palomar (Loscos). Asturias (Lag.): Valgrande (Lag.) Castilla la Nueva (Lag.): Guadarrama (Lag., Wk., Lge.), Puerto de Fuenfría (Wk.), San Rafael, etc. (Graells). Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Sierra de Tolox y otras parles en la Serranía de Ronda, Sierra del Pinar, Grazalema, Júscar, (Clem.), Sierra de la Nieve, Sierra-Bermeja (Boiss.) Var. p fallax Ach. Lichen fallax Web. Dill. Muse., t. 22, f. 58. Engl. bot., t. 2373. Pirineos (Texid.) 580 P. ssepincolum Hoffm. Cetraria scepincola Ach. Lichen scutatns Wulf. in Jacq. Collect . IV, t. 18, f. 1. Hab. España en Galicia cerca de Lugo (L. Seoane) sobre los árboles, (n. y.) PELTIGEREAS. Nephroma. N. resupinatum Ach. Señar. Lichen XIII et XIV Quer. Lichen resupinatus L. DHL Muse., t . 28, f. 105. Pel- tigera resupinata DC. Hab. España (Quer, Xarne, Lag., Clem.} y Portugal (Brot.) sobre la tierra, los árboles y rocas en diversas pro- vincias, hallándose en las meridionales á la altura de 7.000' (Clem.) y algo más (v. y.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Aragón (Xarne): Villarluengo (Xarne). Santander (Salcedo.) Asturias (Quer. Lag.): Arvas (Lag.) Galicia (Quer, Colm.): Bubianes (Colm.), inmediaciones de Tuy (L. Seoane). León (Quer, Lag.): Busdongo (Lag.) Castilla la Vieja (Quer): Burgos (Quer). Andalucía (Clem.) Portugal (Brot.): Cintra, Gerez, cercanías de Coimbra (Brot.) Var. a tomenlosum Schwr. Nephroma tomentosum Nyl. Pelligera tomentosa Hoffm. Lichen resupinatus Engl. bot., t. 305. Var. |3 leevigatum Sclicer. Nephroma leevigalum Ach. — Es forma suya la var. papyracea Ach., indicada en las montañas de Santander (Salcedo), y parece serlo igualmente la var. mi - cr ocarpa Clem. Ens., designada en Andalucía á la altura de 2.400-5.400' (Clem.) en Medina-Sidonia, Picacho de Alcalá de los Gazules, monte del Algibe, Ubrique, Caniles, Sierra del Pinar, Grazalema (Clem.) 581 N. lusitanicum Schaer. Hab. Portugal (lludeo) sobre los troncos de los árboles, (n. v.) Peltigera. P. aphthosa Hoffm. Lichen aphthosus L. Bill. Muse., t. 28, f. 106. Engl. bol., t. 1119. Peltidea aphthosa Ach. Hab. España (Lag., Salcedo) sobre la tierra y los musgos en las provincias septentrionales principalmente (v. s.) Santander (Salcedo, Lge.): cercanías de Santander en la Peña-Castillo (Lge.) Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Galicia (L. Seoane): cercanías de Vigo, Tuy, Ferrol (L. Seoane). Andalucía (L. Seoane): Sierra-Morena, Sierra-Nevada (L. Seoane). Baleares (Wevler). P. canina Hoffm. Schcer., t. 2, f. 4. Lichen IV Quer . Lichen caninus L. Bill. Muse., t. 27, f. 102. Engl. bot., t. 2299. Peltidea canina Ach. Hab. España (Quer, Asso) y Portugal (Brot., Figueir.) sobre la tierra y piedras en los montes y selvas de muchas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 5.000-7.500' (Boiss.) ó 3.000-9.000r (Clem.) más bien. (V. V.) Cataluña (E. Bout., Graells): Monserral (E. Bout.) Aragón (Quer, Asso, Lag.): Pirineos, Moncayo (Quer), Tronchon (Asso), Villarluengo (Xarne), Castellote, Peñarroya (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo). Asturias (Pastor). Galicia (Quer, Colm.) León (Lag.): Busdongo (Lag.) Castilla la Vieja (Quer): montes de Avila (Quer). Castilla la Nueva (Quer): circuito de Madrid, barranco de Cantarranas (Quer), Escorial (Lag.), Pardo (Colm.) Valencia (Cav., Clem.): Titáguas (Clem.) 582 Andalucía (Quer , Clem.) : Sierra-Nevada (Quer), Jaén (Lag., Clem.), Sierra -Nevada en el barranco de Trevelez, Puerto del Rejón, Mecina de Buen Yaron (Clem.), Sierra- Nevada en las rocas de Vacares (Boiss.), pinar de Grazalema (Haens.; Boiss.), Sierra-Nevada en el Callejón de los Diablos (L. Seoane). Portugal (Brot., Figueir.): cercanías de Coimbra(Brot., Figueir.) Nomb. vulg. Casi. Hepática (A. Lus., Jarav.), Hepática de tierra ó terrestre (Quer), Hepática terrestre (Farmac.), Li- quen perruno (M. Jimen.) Port. Figadella (A. Lus.), Musgo canino (Brot.), Musgo dos caés damnados (Brot., Figueir.) P. rufescens Hoffm. Lichen XII Quer. Lichen ru- fescens Neck. DHL Muse., t. 27, f. 103. Engl. bol., t. 2300. Peltidea rufescens Fr. exs. ffab. España (Clem., Salcedo) sobre la tierra y los árbo- les en diversas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 3.000' (Clem.) y más (v. s.) Santander (Salcedo). Galicia (Lge.): cercanías de Lugo (Lge.), inmediaciones de Padrón, Cuntís y Puente San Payo (L. Seoane). Andalucía (Clem.): Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules (Clem., Lag.) P. polydactyla Hoffm. Lichen polydadijlus Neck. DHL Muse. t t. 28, f. 107, 108. Peltidea polydactyla Ach. Hab . España (Lag. , Salcedo) sobre la tierra en varias provincias, (v. s.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Arvas, Valgrande, Villamar (Lag.) Galicia (L. Seoane): cercanías de Caabeiro (L. Seoane). Castilla la Nueva (Lag.): Madrid en la Casa de Campo, Escorial (Lag.) Var. p scutata Fr. Lichen scutalus Dicks. Engl. bol ., t. 1834. Lichen rufescens Wulf. Peltidea hymeenína Ach. P. scutata et collina Ach. Galicia cerca de Vigo y Tuy (L. Seoa- ne), Medina-Sidonia y Real de la Jara en Andalucía á la al- tura de 3.000' (Clem.) P. iiorizontalis Hoffm, Lichen Iiorizontalis L. Dill. 383 Muse . , t. 28, f. 104. Engl. bol ., t. 888. Peltidea horizontalis Ach. Hab. España en las montañas de Santander (Salcedo) so- bre las piedras y entre los musgos (n. y.) P. venosa Hoffm. Lidien venosus L . DilL Muse., L 28, f. 109. Engl. bot ., t. 887. Peltidea venosa Ach. Hab . España en las montañas de Santander (Salcedo, Lag.) y en las de Castilla la Vieja cerca de San Ildefonso (Clem., Rodr.) sobre la tierra en sitios sombríos y húmedos, (v. s.) Solorina. S. saccata Ach. Schocr., t. 2, f. o. Lichen saccatus L. DHL Muse ., t. 30, f. 121. Peltigera saccata DC. Hab. España (Clem., Lag.) en los montes sobre la tierra al pie de los árboles y sobre las rocas en varias provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 8.000-9 . 000r (Boiss.) y más abajo (Clem.) en diversas localidades, (v. s.) Cataluña (Cav.): Monserrat (Cav.) Aragón (Pardo, Loscos): Castellote, Peñarroya (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo, Lge.):, cercanías de Santander en la Peña-Castillo (Lge.) Asturias (Lag., Dur.): Pico de Arvas (Lag., Dur.) Galicia (L. Seoane): cercanías de Carballo (L. Seoane). León (Lag.): Villadangos (Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Boiss.): Picacho de Alcalá de los Ca- zóles, Sierra del Pinar y otras partes en la Serranía de Ron- da, Júscar (Clem.), Sierra-Nevada en la vertiente occidental del Corral de Veleta (Boiss.) S. crocea Ach. Lichen croceus L. DilL Muse., t. 30, Engl. bot., t. 498, Peltigera crocea Hoffm. Hab. España (Villers, Lge.) sobre la tierra y entre las hendiduras de las rocas en el valle de Arán (Villers), Puerto de Benasque (Lge.) y otras partes de los Pirineos, (n. v.) 584 PARMELIEAS. Sticta. S. pulmonacea Ach. S. pulmonaria Schcer., t. 3, f. 1 . Pulmonaria muscus Grisl. Muscas coralloides pulmona- rias Grisl. Lichen I Quer. Lichen pulmonarias L. Bill. Muse ., t. 29, f. 113. Engl. bot.y 572. Lobaria pulmonaria Hoffm . Hab. España (Lagun., Quer) y Portugal (Grisl., Vand.) sobre los troncos de los árboles en muchas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 4.000- 6.000r (Boiss.) y más abajo (Clem.) en diversas localidades, (v. v.) Cataluña (Palau, Villers, Lag.):, valle de Arán (Yillers), Moñserrat (E. Bout.), Matará (Salvañá), Yallés (Texid.) Aragón (Palau, Xarne): Yillarluengo (Xarne), Tarazona (Jubera). Navarra (Née): Irati, Roncesvalles, Silveti, Orbaiceta, Articusa, valle de Bastan (Née, H. de Greg.) Santander (Salcedo, Lag.): valle de Toranzo (R. de Sala- zar, S. Ruiz). Asturias (Lag., Pastor): Arvas, Valgrande, (Lag.) Galicia (Sarm., Colm.): Santiago (Colm.), Betanzos (L. Seoane). León (Juan Rodr.): Ponferrada (Juan Rodr.). Castilla la Vieja (Nipho, Larruga): Burgos (Nipho, Lar- ruga), Rioja (Lag.) Castilla la Nueva (Cav., Colm.): El Paular (Cav.) Valencia (Cav., Lag.): monte Palomera (Cav.), Ares, Cali, Benasel (J. Yilan.) Andalucía (Clem., Boiss.): Picacho de Alcalá de los Ga- zules, Sierra del Pinar, Júscar, Grazalema (Clem.), cerro de San Cristóbal, Pinar de Grazalema (Haens., Boiss.), Sierra de Palma (Wk.), cercanías de Gibraltar (Kel.) 585 Extremadura (Villaescusa): Alange (Villaescusa). Portugal (Grisl., Vand., Brot.): Coimbra y norte del reino (Brot., Figueir.) Baleares (Ramis, Wevler): Menorca (Ramis). Nombr. vulg. Cast . Pulmonaria (Lagun., Jarav., Sarm.), Lidien, Pulmonaria de árbol (Quer), Lidien, Empeine, Pul- monaria de árbol (Palau), Pulmonaria mohosa (Nipho, Lar- ruga), Sarna de las peñas, Camisa de las peñas (F. Nav.), Pulmonaria arbórea (Farmac.), Pulmonaria de árboles (M- Jimen., S. Ruiz), Pulmonaria de roble (M. Jimen.), Pulmona- ria de encina (M. Jimen., R. de Salazar). Port. Epática, Pulmonaria, Estrellada (Mout.), Hepática das árvores, Pul- monaria das árvores ou dos carvalhos (Brot.) Balear. Herba de roca (Ramis). S. scrobiculata Ach. Lichen scrobiculatus Scop . Bill. Muse ., t. 29, f. 114. Engl . bot ., t. 497. Lichen verrucosus Huds. Pulmonaria verrucosa Hoffm. Lobaria scrobiculata DC. Hab. España (Lag., Clem.) y Portugal (Brot.) sobre la tierra entre los musgos, al pie de los árboles y sobre las ro - cas en algunas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 6.000' (Clem.) todo lo más. (v. s.) Santander (Salcedo, Lag.) Asturias (Lag.) Galicia (Lge.): Pico Sagro (Lge.) Andalucía (Clem.): Alcalá de los Gazules (Clem.) Portugal (Brot.): cercanías de Coimbra (Brot.) S. sylvatica Ach. Lichen sylvaticus L. Bill. Muse., t. 27, f. 101. Engl. bot., t. 2398. Pulmonaria sylvatica Hoffm. Peltigera sylvatica Hoffm. Hab. España (Xarne, Salcedo) y Portugal (Brot.) en los montes entre los musgos junto á las rocas y al pie de los árboles, en las provincias septentrionales principalmente, (v. V.) Aragón (Xarne): Villarluengo (Xarne). Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Galicia (Colm.): Santiago (Colm.), Ferrol (L. Seoane). 586 Portugal (Brot.): Serra de Gerez (Brot. ) S. contracta. Lidien contractas Brot. Hab. Portugal cerca de la Quinta das Sette Fontes y en otras partes de las inmediaciones de Coimbra sobre los tron- cos y raices de los olivos viejos (Brot.) S. aurata Ach. Lidien auratus Sm. Engl. bot., t. 2359. Sticta cr ocata BC. Fr. Lidien crocalus L . Engl. bot., t. 2110. Hab. España (Xarne, Lag.) sobre la tierra y los troncos de los árboles entre los musgos en varias provincias, ha- llándose en las meridionales á la altura de 2.700-3.900r (Clem.) en varias localidades, (n. v.) Aragón (Xarne): Villarluengo (Xarne). Andalucía (Clem.): Sauceda de Cortes, Ubrique, Alcalá de los Gazules (Clem.) Ricasolia. R. glomulifera De Not. Lidien glomuliferus Lightf. Bill. Muse., t. 26, f. 99. Engl. bot., t. 293. Lobaria glomu- lifera Iloffm. Sticta glomulifera Delise. Hab. España (Lag., Clem.) y Portugal (Brot.) sobre los árboles viejos y las rocas en varias provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 5.400' (Clem.) próxima- mente. (v. s.) Cataluña (Villers): valle de Arán (Villers). Santander (Lag., Salcedo): Reinosa (Lag.) Asturias (Lag.): Yalgrande, Arvas (Lag.) León (Lge.): Las Medolas en el Vierzo (Lge.) Andalucía (Clem.): Sierra del Pinar (Clem.j Portugal (Brot.): montes de Arrabida en la Beira boreal y cercanías de Coimbra (Brot.) R. herbácea De ÜSTot. Lidien herbaceus Huds. Bill. Muse., t. 25, f. 98. L. ledemrens Lightf. Engl. bot., t. 294. Pulmonaria herbácea Hoffm. Sticta herbácea Delise. Hab. España (Poir.) en las montañas de Santander (Sal- cedo) sobre los árboles y rocas entre los musgos, (v. s.) 387 Parmelia. P. caperata Ach. Schcer,, t. 3, f. 2. Lichen XI Quer. Lichen caperatus L. DHL Muse., t . 23, f. 97. Engl. bot., t. 654. Imbricaría caperata DC. Hab. España (Quer, Asso, Lag.) y Portugal (Brot.) sobre los árboles y rocas en varias provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 2.100-6.000' (Clem.), y más abajo en las demás, (v. v.) Cataluña (Villers, E. Bout.): valle de Arán (Villers, Lag.), Monserrat (E. Bout.), Esparraguera (Colm.) Aragón (Asso) : cercanías de Epila (Asso) , Peñarroya (hoscos). Prov. Vascongadas (Fée): San Sebastian (Fée). Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Villamar (Lag.) Galicia (Lge.): Goruña en los escollos marítimos (Lge.), Caldas de Reyes (L. Seoane). Castilla la Vieja (Lag.)* Rioja (Lag.), valle de Mena (Salcedo). Valencia (Cav., Lag.): Tiláguas (Clem.) Andalucía (Clem., Heens.): Carralraca (Clem., Hsens.), cerro de las Zorreras, Alcalá de los Gazules, Sierra del Pi- nar, Júscar (Clem.), Sierra de la Nieve (Boiss.), Granada (L. Seoane). Portugal (Brot.): cercanías de Coimbra (Brot.) P. perlata Ach. Lichen perlatus L. DilL Muse., I. 20, f. 39. Lobaria perlata DC. Hab. España (E. Bout., Clem.) y Portugal (Brot.) so- bre los árboles y rocas en diversas provincias, hallándose generalmente en las meridionales á la altura de 2.100- 7.200' (Clem.), y al nivel del mar en las septentrionales, (v. s.) Cataluña (Villers): valle de Arán (Villers) , Monserrat (E. Bout.) Prov. Vascongadas (Fée): San Sebastian (Fée). 588 Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Yalgrande (Lag.) Galicia (Lge.): Coruña en los escollos marítimos (Lge.), inmediaciones de Lugo, Orense (L. Seoane). Andalucía (Clem., Hsens.): Carratraca (Clem., Hsens.), cerro de las Zorreras, Picacho de Alcalá de los Gazules, Sierra del Pinar (Clem.), Granada (L. Seoane). Portugal (Brot.): Beira y otras partes cerca de Coimbra (Brot.) Var. p olivetorum Ach. Lichen dubius Wulf. Picacho de Alcalá de los Gazules (Clem.) y otras partes (Schousb.) Var. y perf orata Colm. P armella perforata Clem. Ens. non Ach. Andalucía en la Algaida de Sanlúcar de Barrameda (Clem.) , y Portugal en la Serra de Cintra (Guthnik). P. tiliacea Ach. Lichen tiliaceus Ehrh. Hoffm ., 1. 16, f. 2. Engl. bot ., t. 700. L. quercifolius Wulf. L. quercinus W. Imbricaría quercina DC. Hab. España (Salcedo, Lag., Clem.) y Portugal (Brot.) sobre las cortezas de los árboles y las rocas en muchas pro- vincias, hallándose en las meridionales á la altura de 1.800 - 4.500' (Clem.) próximamente, (v. v.) Aragón (Pardo, Loscos): Peñarroya (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo). Asturias (Pastor). Galicia (L. Seoane): cercanías de Lugo (L. Seoane). Castilla la Nueva (Colm.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Hsens.): Carratraca (Clem., Hsens.), Sanlúcar de Barrameda (Clem., Lag.), Alcalá de los Gazules Sierra del Pinar (Clem.), inmediaciones de Cádiz (Duf.), cer- canías de Casares en la falda de la Sierra-Bermeja (llsens., Boiss.), Granada (L. Seoane). Portugal (Brot.): Jerez (Brot.) Baleares (Weyler). Var . p scortea Dub. P armella scortea Ach. Aragón en Peñarroya (Loscos). Santander (Salcedo). 589 Castilla la Vieja (Duf.): Burgos, Sierra de Guadarrama (Def.) Castilla la Nueva (Lag.): Chamartin, Escorial, Guadar- rama (Lag.) Andalucía (Clem., Hcens.): Carratraca (Clem., Hams.), Picacho de Alcalá de los Gazules (Clem.) P. sinuosa Ach. Lichen leevigatus Sm. Engl. bot., I. 1852. L. sinuosas Sm. Engl . bot., t. 2050. L. sinuatus Clem. Hab. España en Titáguas (Clem.), pueblo de Valencia, y en Galicia cerca de la Coruña (L. Seoane) sobre los troncos de los árboles y las piedras (n. v.) P. Borreri Tura. Ach. Lichen Borreri Sm. Engl. bot., t. 1780. Hab. España (Clem., Lag.) sobre las cortezas de los ár- boles y las vigas, (n. v.) Var. p stictica Dub. Andalucía en Sanlúcar de Barrameda (Clem., Lag.) P. saxatilis Ach. Lichen saxatilis L. Dill. Muse., t. 24, f. 83. Engl. bot., t. 003. imbricarla retiruga DC. Hab. España (Quer, Asso) y Portugal (Vand., Brot.) sobre los árboles y rocas en varias provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 4. 000-6.000' (Boiss.), ó bien á la de 1.800-7.200' (Clem.), en diversas localidades, (v. v.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Boul.) Aragón (Asso): Panticosa (H. Ruiz). Santander (Salcedo). Asturias (Quer, Lag.): Arvas, Peñafurada (Lag.) Galicia (Quer, Lag.): cercanías de Santiago (L. Seoane). León (Quer, Lag.) Castilla la Vieja (Quer, Lag.) : Burgos (Quer), Rioja (Lag.) Castilla la Nueva (Colín.): cercanías de Madrid (Colm.) Valencia (Clem., Lag.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Boiss.): Alcalá de los Gazules, Caniles, Talla de Pitres, Júscar, Benaocaz, Carratraca (Clem.), Sierra - Nevada (Lag., L. Seoane), Sierra de Tolox (Boiss.) 890 Portugal (Vand., Brot.) Nombr. vulg. Cast. Parmelia de las peñas (Lag.) Port. Usnea dos cráneos, Usnea ordinaria (Brot.), Usnea saxátil (Figueir.) Var. p omphalodes Fr. Parmelia omphalodes Ach. Lichen omphalodes L. DHL ¡Muse., t. 24, f. 80. Engl. bot ., t. 604. Imbricaría adusta DC. Asturias ( Lag., Dur.): Arvas (Lag.), monte situado al oriente del Naviego (Dur.) Galicia (Lge.): cercanías de Lugo (Lge.) León (Lge.): Villafranca del Vierzo (Lge ) Valencia (Clem.): Títáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Hsens.): Carratraca (Clem., Haens,) Pi- cacho de Alcalá de los Gazules (Clem.), cercanías de Málaga (Prol.) Portugal (Vand.) (Se continuará.) i 591 Real Academia de Ciencias. Ha sido elegido Vice-Presidente de la Real Academia de Ciencias, por defunción del Excmo. Sr. D. Fran- cisco de Luxan, en sesión de 23 del actual, el Excmo. Sr. D. Vicente Vázquez Queipo, Académico de número. En sesión de 30 del actual mes de diciembre ha sido elegido Aca- démico numerario en la sección de Ciencias naturales el Sr. D. Manuel María José de Galdo. Medio de preservar de incrustaciones las calderas de vapor. Este medio autorizado por un largo uso, y que acaba de tomar en cuenta la sociedad de ingenieros civiles de Francia, consiste en la apli- cación de la sosa cáustica en corta cantidad (8 gramos por metro cúbico de agua), introducida con el agua de alimentación. En estas condiciones, la superficie de la caldera y los tubos quedan constantemente limpios, y los productos disueltos en el agua se precipitan y se acumulan. for- mando una espacie de barro, que se puede quitar lavándolo repetidas veces según el grado de impureza del agua. Es importante no exajerar mucho la cantidad de sosa cáustica, para evitar que llegue al cilindro de la máquina motriz, porque el líquido alcalino arrastrado mecánicamente por el vapor, ejercería una acción perjudicial sobre las sustancias grasas empleadas para lubrificar el émbolo. El petróleo como combustible en las máquinas de vapor. El uso del petróleo como combustible en las máquinas de va- por, propuesto varias veces, ha vuelto á ser examinado hoy dia por los periódicos americanos con insistencia. Una correspondencia de Boston contiene interesantes datos acerca de la sustitución del petróleo impuro en vez del carbón de piedra en la navegación por el vapor. Los experi- mentos se han- hecho á bordq del steamer de guerra americano llamado el Palos, á presencia del ingeniero general Henderson, del del arsenal de Charleston, y del ingeniero Kellog, comisionados por el Gobierno para dar un informe acerca de esta aplicación. Asistieron á ver funcionar el aparato, muchos ingenieros y sabios. La máquina se puso en vapor á los veinticinco minutos, y entonces el Palos salió del puerto y recorrió una distancia de 25 millas en una hora y cincuenta y cinco minutos; siendo solo el consumo del petróleo de 4 barriles. El Palos se hallaba cons- truido para caminar con la velocidad de 8 millas, y esta velocidad no hubiera sido mayor con el carbón de piedra como combustible. Del ensayo resultó, que el fuego se enciende y se apaga con tanta facilidad como los surtidores del gas. El aceite se introduce en el aparato con mucha sencillez, pues por medio de un conducto se lleva á las calderas el petróleo que contienen los depósitos establecidos en el puente. Las calderas por su propio calor trasforman el líquido en gas y le envían á los conductos; una disposición especial permite mezclar y dilatar el aire y el vapor, y el gas obtenido de este modo alimenta los hornillos, pro- duciendo por la combustión un calor intenso. Los resultados de este experimento han sorprendido á los ingenieros del Gobierno, y creen que el nuevo aparato perfeccionado no puede dejar de producir grandes progresos en la navegación al vapor. Entre las ventajas de tal sistema de calefacción, debe enumerarse el aumento de velocidad, la economía de trabajo, de combustible y de tiempo. Al ensayo que referimos deben seguir otros varios, siempre bajo la protección del Gobierno. 1 JUN 1885 Editor responsable, IIicaudo Buz •U o --•ti . 4