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Full text of "Books about Maghreb and Andalus"

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COLECCfON DE ESTUDIOS ARABES 

m 



DECADENCIA Y DESAPARICI6N 

DK LOS 

ALMORAVIDES EN ESPAflA 



I 



DECADENCIA Y DSSAPAR1CI0N 



I>E LOS 




YIDKS EN ESPANA 



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D. FRANCISCO CODERA 

de 3a R. A- de la Historic 
catcdrStico dc Lengua Arabe en la Universidad 

Central 



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ZARAGOZA 

TIP. DE COMjLS HEHMANO&, PlI-AR, 1 




i 



INTRODUCTION 



Es cosa corriente y admitida por cuantos 
se dedican en serio al cultivo de nuestra 
Historia, que la dominacion de los arabes en 
Espaiia esta por escribir; pues si tenemos 
una obra buena, en cuanto podia pedirse hace 
40 afios cuando T>o/,y escribio" su Historia de 
los musulmanes de Expand liasta la coiKju'uta de 
los almoravidcs, el autor holandes, corao indi- 
ca el titulo de su obra, suspendi^ la narra- 
tion al terminar el periodo de los reyes de 
Taifas, dejando por historiar los periodos de 
Almora-vides, Almohades, Benimerines y Na- 



vni 

saries de Granada, prescindiendo de otras 
dinastias, espaiiolas 6 africanas, que por poca 
tiempo dominaron parte de la Peninsula. 

Es verdad que ja antes habta escrito don 
Jose Antonio Conde su I/isloria de la domina- 
tion de los drabes en Espatia, libro que en un 
principio se creyd en toda Europa que He— 
naba el vacio de nuestra historia; pero la 
obra de Conde my6 pronto en descredito pa- 
ra los inteligentes nacionales j extranjeros, 
hebiendo sido objeto fuera de Espana de 
acerbas critical que un mal entendido pa- 
triotismo ha hecho creerinfundadas, cuando 
en realidad s<51o resultan exageradas; puesse 
atribujd k ignorancia completa de la lengua 
lo que en mi sentir (y en esto creo ser m&s 
duro con Conde) es debido fi lo que pudie- 
ramos llamar mala fe literaria, porque el 
autor, cuando encontraba una dificultad in- 
soluble, como tenia que encontrar muchas 
y se encuentran aun boy, cortabael nudo en 
vez de desatarlo, 6 de confesar suignorancia 
en puntos concretos por falta de datos. 

En prueba de mis apreciaciones citare 
dos hechos muy importantes de nuestra his- 



IX 

toria arabe ? que Conde no podia calender, y 
que le llevaron, el uno & multitud de erro- 
res, y hasta falsificaciones, y el otro k cam- 
biar una fecha, alterando la unidad, decena 
y centena para hacer entrar el hecho, a que 
parecia referirse, en la cronologia recibida. 

Habiendo encontrado en varios autores 
Srabes que el centro de la rebelion de Omar 
Abenhafsiin, £ue yiJiM que tomd por liar- 
bastro, en la provincia de Huesca, cuando en 
realidad era Bibasler, en la provincia de Ma- 
laga, cerca de Antequera, traslado & Barbas- 
tro el centro de operaciones, e liizo girar a 
Omar en torno de esta ciudad, cambiando 
los nombresde Archidona, Antequera, Elvi- 
ra, Granada, Malaga y otras, por los de las 
poblaciones, & que se podia llegar desdeBar- 
bastro, como son Monzdn, Tamarite, Lerida, 
Roda, Huesca^ Zaregoza^ Alcaniz, etc. 

Gomprendo que este cargo es gravisimo 
y que liabrft quienes lo tachar&n de exagera- 
ci6n mia: no lo dir&n los arabistas: estos po- 
drftn decir que cargos tan graves, aunque 
sean fundados, no deben hacerse por un es- 
panol, m&xime cuando Conde esUi bastante 



X 

desacreditado: a esto dire, que ni creo a Con- 
de bastante desacreditado entre nosotros, 
puesto que muclios siguen cilandole y to- 
mandole como guia, ni entiendo el patriotis- 
mo de este modo tan estrecho. 

Podria suponerse en defensa de Conde 
que en algunmanuscrito arabe leyd las gue- 
rras de Omar Abenhafsiin como las narra en 
su libro: no podemoe asegurar que asi no 
fuera; pero de todosmodos es indudable que 
Conde ley 6 la narracidn de estas guerras co- 
mo la leemos hoy en los autores publicados, 
muchos de los cuales leyo, y en el mero he- 
cho de diferir esencialmente la narracitfn de 
como se encontraba en el supuesto manus- 
cristo, que nadie ha visto, tenia obligacidn 
estricta de advertirlo, so pena de autorizar- 
nos a tacliarle de falsario. 

Hemos admitido la suposici<5n de que 
Conde viera un manuscrito cuya narracidn 
en este punto difiriese de la de otros; pero 
estamos seguros de que no hubo tal cosa, y 
esta es en ultimo termino la opinion de los 
arabistas, aun la de aquellos que procuran 
atenuar los cargos contra Conde. 



i 



XI 

El otro hecho a que hemos aludido es el 
siguiente: Conde llego a leer bastante bien 
las monedas &rabes espanolas: vio sin duda 
muclias de las acunadas a nombre de Hixem 
II, bastantes afios despues de muerto, y no 
pudiendo eatonces comprender esto, que se 
explica hoy perfeHaniente por el reconoci- 
miento del falso Hixem II, por el cadi de 
Sevilla y dermis reyes de Taifas que podria- 
mos llamar delpartido Legitimista, salio de 
la dificultad, 6 se alucino, al describir una 
moneda de Sevilla del ano 438 3 leyendo en 
ella la fecha 382: y notese que la moneda 
estaba bien conservada, segun resulta del 
grabado K 

No todo lo que escribio Conde, ni mucho 
menos, es disparatado; pero bay en su obra 
muehos errores, y los no arabistas no estan 
en condiciones de distinguir lo bueno de lo 
malo: por tanto no deben hacer tiso de tal obra: 
entre los arabistas dudo que haya uno que 
se atreva a aceptar, por la sola auloridad de 



1 Memoriasdela Real Acauomiade la Historio, 
to. V, p&g. 2oo, lamina 1. a num. 10. 



-J 



XII 

Conde, una noticia que le interese para sus 
trabajos y que el mismo no haya encontrado 
en los autores arabes. 

La desconfianza absoluta que debe tener- 
se de la obi a de Conde, alcanza lo mismo a la 
de Viardol, mero trasunto de la de Conde, & 
las obras de Romctf, J), Modesto Lafuente y k 
otras muclias que para la parte arabe son en 
general meras par&frasis de las de Conde 6 
Yiardot, con la particularidad de que en 
muchos casos, por no copiar las palabras del 
original, al querer retocar el cuadro por su 
cuenta, le dan mfts colorido, y con csto ej 
cuadro resulta mas falso: no lo hacen asi los 
autores 6rabes, que casi siempre copian las 
palabras de los autores anteriores. 

Adem£s de las historias de Dozy y Con- 
de, tenemos la Ilisloria de las Dinastias mako- 
metanas en Kspana por nuestro querido maes- 
tro D. Pascual de Gayangos; pero esta obra, 
escrita en ingles, sin que se haya hecho ver- 
sion castellana, no es original, ni el autor lo 
pretendio, sino traducci6n-arreglo de una 
obra de autor Jirabe-marroqui de principios 
del siglo xvu, con muchas ilustraciones to- 



XI11 



madas por el Sr. Gayangos de otras obras, 
ineditas muchas de ellas. 

La obra escrita en estos ultimos aiios por 
Mercier S porsu contenido general podria 
servir mucho para ilustrar nuestra historia 
arabe, ya que entre ambos paises musulma- 
neshubo siempre gran comunicacion, aun 
cuando no existEa identidad de gobierno, 
como sucedio en penodos mas 6 menos lar- 
gos; pero como probamos en las Axlaracio- 
nes, en lo referente a los acontecimientos de 
la domination arabe ocurridos en Espaiia el 
autor incurre con harta frecuencia en graves 
errores y debe por tanto consultarse con des- 
coniianza, y es que Mr. Mercier se propuso 
una cosa imposible, escribir la historia de 
las dinastias africanas, que no ban sido aiin 
objeto de estudio especial y completo por 
parte de ningun europeo, y mientras no se 
haya heclio la historia de cada dinastia, no 
es posible que uno escriba bien la de todas 
ellas. 

~\ Hhtoinde r Afrique uptentrionalr (tter\mie) 
depuls les temps los pins rcculcs jusqu a la conqu fi- 
le IrancBlJKs (1H30) par Ernett Mereier. .1 to. en 4. -Pa- 
ris, 1888-1891. 



XIV 

Si hasta ahora no se ha escrito una hue- 
na historia Srabe de Espafia, £se esta en con- 
diciones de escribirla? Greo que no: los 
estudios arabes no estan suficientemente ade- 
lantados para que se pueda sintetizarla his^ 
toria: aunque se han publicado durante los 
cincuenta afios ultimos muchos textos refe- 

r 

rentes k cosas de Espana, otros muchos, j 
quiza los mas importantes, estan aiin sin 
publicar, j por muy buena voluntad y cons- 
tancia que supongamos en los arabistas, no 
es lo mismo estudiar ctfmodamente en su 
gabinete un libro impreso, que hojear un 
manuscrito de mejor 6 peor letra en el de- 
partamento de una biblioteca, con las mo- 
lestias y deficiencies consiguientes: mien- 
tras no se hejau publicado previamente los 
muchos libros que se conocen de nuestra his- 
toria, nos parece muy difXcil, por no decir 
imposible, que pueda salir un genio, que 
despues de examioar por su cuenta lo mucho 
que existe esparcido en bibliotecas publicas 
y privadas, pueda abarcar de un golpe la 
historia general de los arabes en Espana. 
Ho^y por hoy, quiz& lo unico que debiera 



XV 



hacerse, es trabajar monogrefu"*, dilucidan- 
do puntos especiales; monogr. Has que rehe- 
chas 6 compleladas por el mismo autor, 6 
por autores posteriures, preparasen los ele- 
mentos para trabajos de conjunto. 

Dicho 3o que precede, se comprendera 
que do tenemos la pretension de escribir la 
/listeria de los almoravides, propiamente tal: el 
presente trabajo fue escrilo hoce bastantes 
aiios como Estudio numismdlko del-periodo inler- 
medio entre Almoravides y Almoliades: publica- 
das luego por nuestro amigo D. Antonio 
Vives Lodas las monedas arabes espafiolas 
conocidas, aunque sin discutirlas ni aprove- 
char sus datos, pues esto no entraba en su 
plan, ya nuestro trabajo primitivo habia per- 
dido una buena parte de su importancia, y 
lo redactamos de nuevo, discutiendo los he- 
chos a la luz de todos los datos conocidos, 
muclios de los cuales aparecian bastante mas 
claros en vista de los datos que nos habian 
proporcionado libros antes no conocidos, y 
que hoy posee la Real Academia de la His- 

toria. 

Acordada la publicacion de la Coleccionde 



XVI 



estudios drahes, como nuestro trabajo no resul- 
taba de facil lectura para los no arabistas, 
pues los textosarabes estaban discutidos en el 
cuerpo del trabajo, y el objeto de la Coleccton 
es Tulgarizar los resultados de los estudios 
arabigos, lo hemos redactado de nuevo, his— 
toriando el periodo de la decadencia y desapa- 
ricion de los Almoravides en Espana, refiriendo 
los hechos como nos ban parecido resultar 
de nuestras investigaciones; pero no preten- 
diendo que se nos crea por nuestra palabra, 
en notas e ilustraciones nos referimos a los 
textos, en que nos apojamos, y como no po- 
cas veces los autores est&n discordes, hemos 
discutido los textos en comprobacidn de la 
opinion que seguimos; alguna vez ? sin em- 
bargo, hemos dado en el texto las diferentes 
versiones respecto a ciertos sucesos, cuando 
por ser las noticias poco abundantes, no he- 
mos encontrado raztfn especial para decidir- 
nos por una version mSs bien que por otra. 
El numero y extensidn de las notas e 
ilustraciones parecerS quiza excesivo; pero 
tengase en cuenta que los puntos tratados lo 
son casi por primera vez para el publico y 






a 



{ 

\ 



XVII 



habia que indicar todas 6 la mayor parte de 
las fuentes 6 de las razones que nos habian 
guiado en nuestra investigacidn. 

Fuentes. Gomo podra observarse facil- 
mente, para nuestro estudio nos servimos en 
primer termino de los autores arabes publi- 
cados 6 ineditos: no pocas veces nos guiamos 
por los Cronkoncs, cuyos datos son en general 
de la mayor importancia y deben tenerse 
nmy en cuenta, aun en los casos, pocos por 
cierto, en que parecen en contradiccion con 
los textos arabes: siguiendo la marcha que 
indicamos al escribir nuestro Discurso de recep- 
tion en la Real Acadcmia de la Ilisloria, aprecia- 
mos en mucho los datos de los Cronkoncs y 
Necrolotjlas de monasterios, al paso que pres- 
cindimos por completo de lo que digan res- 
pecto a un punto especial los historiadores 
generales 6 particulars desde el siglo xv en 
adelante, porque de las cosas arabes sabian 
casi siempre muy poco y los encontramos 
disparatados con liarta frecuencia, extravia- 
dos por las tradicciones locales; y como en 
general no citan las fuentes, no tenemos la 
pretensi6n de acertar a separar lo poco que 

AT.MOUAVIDKS 



XVIU 



pueda haber de aceptable de lo mucho que 
indudablemente es disparatado. 

Y esto merece alguua explicacidn. No 
hacemos S nuestros historiadores clasicos de 
los ultimos siglos la ofensa de suponer que 
se fingieron los hechos relativos a los Srabes; 
de ordinario stflo conocian nuestros Cronico- 
nes antiguos, que se esfuerzan en aclarar lu- 
cliando con ]a escasez de datos: alguua vez se 
vislumbran en sus palabras trasuntos de tex- 
tos Srabes mejor 6 peor traducidos f ; pero 
siempre resulta que muchas cosas evidente- 
mente estin muymal entendidas, incurrien- 
do casi todos ellos en muchos anacronismos 
e incongruencias manifiestas, de donde re- 
sulta que la major parte, 6 muchas de las 
notices, que se encuentran en nuestros his- 
toriadores particulates esLSn tergiversadas: de 
aqui la gran desconfianza que tienen que 
inspirar las que no constan hoy por otro con- 
ducto, aun en el supuesto de que no esten 

1 Es casi scguroquevariasobrasarabes^omo 
la anonima de Alhalal almauxw, que ciiamos mas do 
una vez, fueron traducidas al castellancsy probable- 
mente serfan ulilizadas por nuestros historiadores. 



I 



XIX 

en contradiccion con lo que se tiene por ave- 
riguado. 

Creo que las noticias de esta clase solo 
podran ser aquilatadas en su justo valor por 
algun arabista que estudie de un modo espe- 
cial la historia particular de la region 6 po- 
blacidn a que se refiera; el escritor regional, 
como mas enterado por lo comun de. los de- 
talles de todo genero referentes a su region, 
esta en mejores condiciones para apreciar 
bien pequefios detalles, j podra dedicar su 
atencion a investigar lo que pueda haber de 
verdad en las tradiciones locales consignadas 
por nuestros historiadores de los siglos xvi j 
posteriores, porque para el tendra gran im- 
portancia el aclarar un hecbo mSs, aunque no 
la tenga para la historia general; pero cree- 
mos que siempre ha de ser tarea dificil, j 
casi imposible, si el critico no es arabista. 

Aunque pueda parecer parcialidad de 
profesion y exagerada insistencia, me atrevo 
a recomendar muy particularmente £ cuantos 
se dediquen a estudios de Historia de Espa- 
na, general 6 particular, que en lo referente 
k los arabes, 6 relaciones de estos con los 



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XX 



cristianos, no acepten hecko ni apreciacim que 
no encuentren en los autores Srabes, en los 
Cronicones antiguos 6 en los autores moder- 
nos, que no sean trasuntos mas 6 menos di- 
rectos de Conde, como los hay aiio muchos. 
No tenemos la pretension de que nuestra 
historia de este perlodo sea completa y per- 
fecta, ni mucho menos; nos hemos limitado 
& exponer la liistoria externa, prescindiendo 
de la interna, 6 sea de las instituciones, cos- 
tumbres, comercio, industria e ideas del pue- 
blo musulman espanol durante este pen'odo, 
no por principio j porque creamos que todas 
estas materias no son parte esencial de la 
historia, sino por ignorancia: de todo esto 
poco 6 nada sabemos^ teuiendo adem&s la 
conviccion de que nadie sabe mucho de ello, 
nunque habna medio de saber bastante, si 
alguien pudiera estudiar los muchos libros 
donde conseguridad se encontrarian noticias 
interesantes acerca de estos puntos, como son 
los libros de administracion arabe, coleccio- 
nes de consultas de abogados 6 alfaquies tan 
notables como el Abenroxd, abuelo del fi.16- 
sofo Averroes, Abenlyad j otros ? de quienes 






XXI 



se ccmserva j es muy apreciada una colec- 
ci<5n de consultas en seis gruesos volume- 
lies, v los libros de consejos acerca del modo 
de gobernarse en la yida j otros; pero por 
de&gracia es do temer que tales libros tardea 
mucho en ser utilizados, dada la escasez de 
los arabistas y aun el poco estimulo que el 
publico presta a estos estudios. 

Es tan grande la conviccitfn que tenemos 
de que boy no puede pensarse en escribir la 
bistoria de los arabes de Espana, que sdlo 
cediendo algo a la opinion general, intenta- 
mos dar un bosquejo de la domination arabe 
en sus diferentes periodos: por nuestra parte 
creemos mas litil al progreso de la bistoria 
patria la publication de los datos que hubie- 
ramos podido reunir ? y habia pensado poder 
publicar como Aparato hislorko la coleccidn 
de papeletas que tenemos hechas, en cuya 
publicacidn hubieramos discutido los datos 
que tenemos anotados referentes & cada suce- 
so, sin tratar de llenar lagunas ni deaclarar 
& todo trance los hechos de los que hay pocos 
datos; pero esto nos comprometia ante el pu- 
blico & un trabajo superior a nuestros medios. 



XXII 



Una publicacion deesta indole tendrfa la 
venlaja de que en ella cabe perfectamente la 
diferencia de extension en los detalles: se 
darian las noticias como se tuvieran: a veces 
de sucesos miry importantes no hay mas no- 
ticia que una linea, y otros de escaso interes 
6 que solo lo tienen para la historia local, 
estan narrados de un modo muy minucioso: 
de estos hay que prescindir en narracion se- 
guida, exponiendose el autor en otro caso a 
dar importancia a lo que no la tiene: es se- 
guro que nuestro plan predilecto no hubiera 
sido del agrado del publico: es muy posible 
que tampoco le agrade lo que hacemos y que 
no consigamos ni aun la escasa acogida ne- 
cesaria para poder continuar la presente Go- 
leccitfn* coo la cual aspiramos k difundir un 
poco entre nosotros el couocimiento de nues- 
tra historia £rabe, d al menos k desterrar de 
ella errores, que pasan como verdades san- 
cionadas por asentimiento de los historia- 
dores. 

Las mismas causas que nos movieron de 
un modo especial al estudio de la historia de 
este periodo, nos ban movido k reunir con 



-. j 



XXIII 



especial empefio datos para estudiar el perio- 
do kistorico entre Almohades j Benimeriues; 
pues tambien existen de el monedas dificiles 
de esplicar ? por referirse k hechos poco 6 
nada conocidos: segtiiremos reuuiendo cuan- 
tos datos nos sea posible, por si podemos 
ilustrar con ellos nuestra historic arabe en 
sus diferenles periodos: para el Irabajo de 
estudio no neccsitamos estiinulo olguno, ni 
proteccidn de nadie, si no fdcilidatles de par- 
te de quien posea documentos arabes de cual- 
quier genero; pero como el trabejo de redac- 
tion, aun despues de reunidos los datos, nos 
cansa mucho, y satisface poco, pot- no tener 
la ilusion de hacerlo bien, es niuy posible 
que nos coja la pereza por el cansancio inhe- 
rente al disgusto en lu redaccion y quede la 
tarea para que la Sieve a cabo otro, quizft 
alguno de nuestros arabistas que quiera apro- 
vechar nuestras numerosos papeletas, lega- 
das al predilecto de nuestros discipulos, 
quieu con seguridad, siguiendo las tradicio- 
nes del insigne restaurador de los estudios 
firabigos en Espafia, que figure al frente del 
primer tomo de esta Coleccion, las coinuni- 



XXIV 



cara generosamcnte & cuantos esten en con- 
diciones de aprovecharlas. 

Transcription, En este, como en los de- 
mas tomos de la Coteccion, seguimos el siste- 
ma de transcripcidn expuesto en el primer 
tomo de la raisma por el Sr. D. Eduardo 
Saavedra; pero para este tomo y los demas 
que puedan seguir de la misma indole, ne- 
cesitamos hacer alguna aclaracidn. 

En obras historicas arabes hay que hacer 
mencitfn de muchos nombres propios, no 
s61o desconocidos por completo de nucstros 
autores hispano-cristianos, sino apenas cita.- 
dos m§s que por uno 6 dos autores £rabes de 
los conocidos hasta hoy, resultando con harLa 
frecuencia que un autor lo cita de un modo 
y otro de otro modo: no es esto s61o, sino que 
por la indole de la escritura arabc, de muchos 
nombres propios no constan las vocales, ni 
hay medio de averiguarlo, cuando el nombre 
propio no es de procedencia Srabe, como su- 
cede en muchos casos en nuestra historia; por 
tanto no hay medio de averiguar ni de un 
modo aproximado cual fuera la pronuncia- 
tion de tal nombre; de aqui que, no siendo 



?-■ 



XXV 



posible en obras de esta clase, poner s61o las 
consonantes, como quiza debiera hacerse, left 
havamos supuesto, casi a ciegas, vocales de- 
terminadas, j hemos transcrito el nombre en 
virtud de esta supuesta vocalizacidn; y como 
para esta apenas teniamos fundamento algu- 
no, nada tendra de extraiio que el mismo 
nombre resulte transcrito dediferentemodo. 
Fcclias. Como la narracion esta tomada 
casi siempre de los autores arabes, ofrecia 
graves dificultades el poner siempre la co- 
rrespondencia cronologica nuestra, prescin- 
diendo de la arabe, y por eso de ordinario he- 
mos consignado esta, aunque poniendo casi 
siempre la correspondent con la nuestra. 
Guando los autores arabes fijan aiioy dia 
del mes, es facil y bubiera sido mejor, si 
estos detalles se fijaran siempre, el poner s6- 
lo la fecha en nueslro cdmputo: pero cuando 
no citan el dia del mes Sirabe, 6 solo citan el 
aflo, seria muy vago poner la fecha en nues- 
tro cdmputo, pues casi siempre el aiio arabe 
corresponde a parte de dos nuestros, y hu- 
biera sido preciso siempre que se bace men- 
cidn del aflo 540, por ejemplo, decir desde 



XXVI 



24 de Junto de II '45 a 12 de Junio de 4/46, j 
lo mismo respectivamente cuando se cita el 
mes, pero no eldia, ya que elmesarabe casi 
siempre correspoode a parte de dos meses 
nuestros. 

Como no siempre hemos puesto la co- 
rrespondencia alcitar feckas, que se repiten 
mucho, y en el cuadro cronoltfgico que po- 
nemos al fin, no cabfa tampoco hacerlo por 
las razones indicadas, nos parece oportuno 
poner a continuation los nombres de los 
meses arabes y el cuadro de los principios 
de los afios arabes, que abarca este estudio, 
previas unas indinaciones cronologicas res- 
pecto al cdmputo mahometano: con esto po- 
drfi el lector comprobar la? correspondencies 
anotadas en el texto, que pucden eslar equi- 
vocados y no hajamos corregido. 

FRANCISCO CODERA, 
Madrid, 11 do .Mayo <io 1801). 



XXVII 



COMPUTO ARABE ' 

Los musulmanes cuentan sus fechas por 
su Era, llamada Hvgira (huida) por la fuga 
de Mahoma de la Meca a Medina en la no- 
che del jueves 15 de Julio del ano 622 de 
J. C; la Era, sin embargo, comieuza 6 con- 
tarse el dia 16, auuque no pocos han creido 
que comenzo el 15, y esla es la causa de que 
haya diferencia de uu dia en las ftschas con 
relacion a nuestra Era segiiu el computo 
que haya servido de punto de partida ' 2 . 

El ano para los musulmanes consla de 12 
meses lunares de 30 y 29 dios alternative- 
mente; pero como el ano lunar, 6 las doce 

i l)c nuestro Trtrfudo dr Xumismtitii-n Arahi'jo- 

eyt'utola, nag, 283. t , ,. , 

2 Lbs tables do. corrospondonaa quo publico 
Masdeii en el tamo XIV do su fli-Uorui >-ntiot tie L*pu- 
imydehi CnUuru eyxtnola, eslan calculiuluss de oslo 
modo, ano por ano y mes por ntes, comeimmdo v.\ to 
do Julio del a ft o 622, dc modo (|tic sogmi pi compute 
eoneralmenta seguido hoy, hoy siempre la diloroncia 
deun dia en el principio de un mfts, como to consiR- 
na Masdeu o como lo pone Wustenfold (W rn f lwhw*uy 
Tahelten der Mufaimmedanwhen find Chrntlvhm Ant- 
rpchnnnq, nach dem ersten Togo jedes Miiliammpda- 
nischen Mortals berechnet... iieransgpgeben von Dr. 
Ferdinand W'iistwfeld, Leipzig, *&>>■) 



XXVIII 

lunaciones hacen 354 dias, 8 horas, 48' 45'' y 
30 v/ , hay necesidad de intercalar un dia cada 
dos 6 tres anos, para que resulte, ya que no 
exactitud matematica, aproximada: el dia se 
anade al ultimo mes, que tiene 29 dias y 30 
cuando es intercalar: en cada ciclo de 30 
anos son intercalares los aiios 2, 5, 7, 10, 13, 
16, 18, 21, 24, 26 y 29, comenzando el ciclo 
con el primer ano de la hegira. 

Siendo el alio musulman de 354 d 355 
dias, es claro que no puede guardar relacion 
coristante con nuestros alios, que son 11 
dias mSs largos y por consiguiente el co- 
mienzo del ano arabe tiene que adelantar 11 
dias de un ano & otro con relacion al nues- 
tro; pero como aun estono es completamente 
uniforme, pues liaj que tener en cuenta la 
existencia de nuestros anos bisiestos, y la 
diferencia puede ser de 10, 11 6 12 dias, re- 
sulta una gran complicacidn que los cron6- 
logos han salvado formando tablas, que se- 
nalan el primer dia de cada ano musulman 
con relacitfn al nuestro. 

De esta labia ponemos & continuacidn la 
parte correspondiente al periodo comprendi- 



XXIX 



do en este libro, advirtiendo respecto a su 
uso, que solo se indica el primer dia de cada 
afio de la Iteyira: los niimeros de la cuarta co- 
lumnaindican el dia de la seinana, tenien- 
do en cuenla que los arabes llaman al domin- 
(jo, dia primero, al lunes, dia set/undo, etc. y 
aunque al viernes y sdbado llaman respectiva- 
mente dia de la reunion y sahat, se indican 
con los niimeros 6 y 7: enlaprimcra colum- 
na los alios intercalares van marcados con 

la lelra B. 

Los nombres de los nieses son: 1." p. 

Moharrem— 2.° j*-* Safar,—'*. J^ ^; 

Mi el primero,— 4." j*--' *0 ^ h! el / ,os " 
tmo i _5.° J/y o,oU>. Chumada el primero, 
6." ^" -J?>^ Chumada el postrero.—l. 
^Js , Rachel),— $." ^ ^ .Yalwin,— 9."^' -^*j 
riamadan,—\0. j£L Y<i««/,— 11." >^*5>1 ji 
Dulcada y 12.° *s^ ! ! ji Dulhicha. 



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31 Julio. . . 
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10 Julio.. . 
28 Junio- . 
18 Junio. . 

7 iNtiio. . 
27 Mayo. . 
10 Movo, . 
3 Mayo. . . 
5i Ahril . . . 
1i Abril , . . 
2 Abril . . . 

22 Afaiv.o. . . 

12 Marzo. . . 
1 Morzo. , . 

1!) Febrero . . 

7 Febrero . . 

27 Fneio. . , 

17 Knero. . , 

Enoro. . . 

23 Diejombre. 

13 Dicicmbre. 
i l>icicmhro . 

23 Xoviembre. 
12 Noviombre. 

1 Noviembre. 
22 Ooiiiforu. . 
11 Octubro, . 
20 Solinmbro , 
10 Sclinmbro . 

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2H Agosto. . . 
17 Agcsto. . . 

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17 Ormlm*. 

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53 Anosto. . 

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17 Mayo , , . 

7 Mayo . . . 
2G Aforil . . , 
14 A fori 1 . . . 

4 A fori 1 . , . 

21 Mar/.o. . . 

2 Atarzo. . . 
11) Febrero . . 

8 Fnbrero . 

29 Entiro. , - 

18 Enero. . . 
7 Enero. . . 

27 Diciflmbrc . 
Ifi DJciembre. 
ii fticiembrc . 
21 Noviembre. 
13 Xoviembro. 

3 Novicmforc. 
23 Octubrc. . 
12 Oeiuhre. , 

1 Ochihro. . 
20 Spliembre . 
10 Seliemfore . 



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REINADO DE VISIT 



La dinastia de los Almoravides, cuyo 
fundador Yusuf, hi jo deTexufm, habia sido 
llamado por los reyes de Taifas, principal- 
mente por Almotamid de Seville y Almota- 
vaquil de Badajoz, para contrarrestar a Ibb 
annas victoriosas de Alfonso VI, que amena- 
zaba acabar con el dominio de los muslimes 
espaiioles, si en los primeros moments con- 
tuvo al conquistador de Toledo, humillan- 
4ole el 23 de Octubre de 1086 en la bata- 
11a de Zalaca (I), pronto empleo sus fuerzas 

Almoravides 



en contra de los reyes, que con imprudencia 
suma habian llamado en su auxilio unas gen- 
tes que, cual previera Ismail Arraxid, Prin- 
cipe heredero del rey de Sevilla, se habian 
de converter en terribles enemigos, que los 
despojaran de sus estados, 

Fortuna fue para los cristianos el que 
Yiisuf, vencedor en Zalaca, recibiera & se- 
guida la noticia de la muerte de su hijo el 
Principe heredero Abubequer Sir, y hubiera 
de volverse a Marruecos, abandonando la idea 
de perseguir al derrotado ejercito cristiano, 
y de obtener el fruto que pudiera prometerse 
de tan brillante victoria, apoderandose de 
Toledo, idea que pa reef a natural, y que, sin 
embargo, no consta que Yusuf llegara & abri- 
gar en su mente de un modo concreto, si 
bien los autores arabes indican que, & no 
ocurrir la muerte de su hijo, Yusuf no hu- 
biera abandonado inmediatamente el pais de 
Alandalus. Aunque los autores aiirman qu& 
la derrota sufrida por Alfonso YI fue terri- 
ble, y que k duras penas pudo escapar con 
muy poca gente, su poder no qued<5 tan que- 
brantado como se supone, ya que muy pronto 



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estuvo en condiciones de tomar la ofensiva^ 
pero la fortuna ya le fue siempre adversa. 

Yuelto Yusuf k Marruecos, pronto pudo 
Alfonso reliacerse, y los Principes andaluces 
hubieron de llamar de nuevo al almoravid, 
el cual viene a Espafia por segunda (2) vez y 
sitia el fuerte Castillo de Aledo entre Lorca 
y Murcia, desde donde valientes guerreros 
de Castilla molestaban cob incursiones las 
comarcas pertenecientes al dominio del reino 
de Sevilla: Yusuf permanece cuatro mesefr 
en el sitio, al cabo de los cuales, disgustado 
ya de los Principes espanoles, al acercarse 
Alfonso en auxilio de los pocos guerrero& 
que quedaban en Aledo, se retira k Almeria 
por Lorca, y desde alii se embarca para Ma- 
rruecos, con el propdsito, sin duda, de ir 
preparando las cosas para apoderarse de la 
Espaiia musulmana, idea que comienza k 
realizar personalmente en su tercera venida, 
en el aflo 483 (6 de Marzo de 1090 k 22 de 
Febrero de 1091), destronando al rey de Gra- 
nada, Abdala, despues de un sitio de dos 
meses, y luego k su hermano Temim, rey de= 
Malaga. 



Vuelto Yusuf a Marruecos, dispone las 
cosas para apoderarse de los demas reinos 
musulmanes, menos del de Zaragoza, enco- 
mendando estas empresas a varios de sus ge- 
nerates, que sucesivamente se van apoderan- 
do, sin gran resistencia, de los reinos de Se- 
villa, Badajoz, Almeria j del oriente de la 
peninsula, respetando la indepeadencia de 
Almostain II de Zaragoza, fuera por las re- 
laciones especiales que entre ambos media- 
ban, fuera por la idea, que recomendd 6 su 
hijo Ali (3), de que el territorio de los Be- 
nihud sirviera como muro deseparacitfn entre 
el dominio de los cristianos y el de los al- 
moravides. 



REIN ADO DE ALI 

A primeros de Moharrem del aiio 500 (4) 
(2 de Septiembre de 1106) muere Yusuf 
despues de un reinado de 47 anos y 100 de 
vida, segiin algunos autores, y le sucede su 
hijo menorAli, proclamado Principe lieredero 
en los liltimos anos del reinado de su padre. 

Ali, hijo de Yiisuf y de una esclava cris- 
tiana (5) (probablemente espafiola), tenia 23 
anos cuando subio" al trono, y en su largo 
reinado hubo de ser testigo del mayor es- 
plendor a que lleg6 el imperio de los ahno- 
ra-vides (6), y bubo de ver su casi completa 
ruina, teniendo que declararse impotente 
para ayudar a los musulmanes espafioles 
contra los ataques de tres Alfonsos, del jo- 
ven Alfonso VII, que en el alio 112G sucedia 
a su madre D. a Urraca en el trono de Casti- 
11a *, de Alfonso de Portugal, que en el ano 



\ Alfonso VII subio al trono el (Ha 8 de Marzo 
del ano 4126 por muerte de su madre I). a Urraca, (Fib- 
res. Esp. Sag. tomo XXI, pag. 313.) 



3 



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— 6 — 

anterior se habfa armado caballero a la edad 

de 14 anos, j de Alfonso el Batallador, que 

por este mismo tiempo paseaba sus victorio- 

sas huestes por toda la Andalucia: pero hay 

que confesar, que el abatimiento del poder 

almoravid no se debe sino en pequena parte 

al esfuerzo de los guerreros cristianos: debese 

casi por completo a los almohades, que con 

Abdelmumen lanzan contra los almoravides 

numerosas huestes fanatizadas con el entu- 

siasmo de Terdaderos nedfitos. 

Instalado Ah' en el trono, j despues de 
someter a la obediencia a su sobrino Yahya, 
hijo de su liermano Abubequer (Sir?), que se 
habfa negado a reconocerle en Fez, pasa a 
Alandalus, a fines del mismo afro 500, con 
objeto de ordenar las cosas del gobierno, y 
probablemente con el de iniciar las campanas 
que, 6 personalmente (7), 6 bajo la direction 
de sus parientes y generales, hizo durante 
casi todo su reinado, con prcSspera fortuna 
algunas, con dudosa otras, y sin que nunca 
obtuviera un resultado practico Importante, 
aun de las dos mas notables en que mueren 
los Principes cristianos que las mandan, co- 



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mo son la batalla de Ucles, en la que muere 
el Infante D. Sancho, hijo de Alfonso VI, y 
la de Fraga, donde es derrotado y quiza he- 
rido de muerte D. Alfonso el Batallador. 

En los primeros afios del reinado de Ali, 
los diferentes estados cristianos estaban en 
oondiciones muy diferentes para sostener el 
prestigio de las armas contra las incursiones 
de los almoravides, entonces en su mayor 
pujanza: Castilla estaba gobernada por el an- 
ciano y achacoso Alfonso VI, que muere muy 
pronto, sentandose en el trono de Castilla su 
hija D. B Urraca; en el occidente, el nuevo 
condado de Portugal estaba regido por la 
Infanta D. a Teresa, viuda de Enrique de 
Borgofia; los estados orientales, Arag6n y 
Catalufia, estaban en condiciones muy dife- 
rentes: ambos estaban gobernados por prin- 
cipes esforzadosy en la pleuitud de su vigor, 
Alfonso, llamado el Batallador, y Ram6n 
Berenguer III, Conde de Barcelona: si a esto 
se agrega que la frontera de los almoravides 
con Castilla y Portugal era mucho mas ex- 
tensa que con Aragdn y Catalufia, no causara 
extrafieza el ver que los almoravides empren- 



— 8 — 

den menos incursiones contra estos estados,. 
que contra los dos primeros. 

Entre Castilla y Portugal y los almora- 
vides puede asegurarse que en este periodo 
la guerra fue constante, llevandose a cabo 
incursiones por una j otra parte, quiza todos 
los anos, aunque ni por los autores arabes ni 
por los cristianos tengamos nolicias concre- 
tas sino de muy pocas relativamente. 

Habiendo venido AH a Alandalus a fines 
del afio 500, al regresar a su pais, did el 
mando de los ejercitos muslimes de Espana a 
su hermano Temim, que hasta entonces habia 
estado de emir en Marruecos, y le establecid 
en Granada, que parece ser en este tiempo 
el esiento del gobiemo de los almoravides en 
la peninsula; asi que en Granada veremos 
que lambien se establece TexufiD, hijo de 
Ali, y sucesor de su ti'o Temim en el gobier- 
no general de Espana. 

Temim, a los pocos meses de haberse 
encargado del gobierno de la Espana musul- 
mana, reunid un numeroso ejercito y al fren- 
te del mismo se dirigid a Ucles, ciudad que 
sitid y tomd a viva fuerza, teniendo la guar- 






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— 9 — 

nici<5n que retirarse a la alcazaba, en la que 
opuso resistencia: llegada a oidos de Alfon- 
so "VI la nueva del ataque, por indicaciones 
de su esposa, al decir de los cronistas, desiste 
de ir al frente de la expedition que se pro- 
ponia enviar en auxilio de los sitiados, y envia 
en su lugar a su hijo Sancho, joven de pocos 
a&os, que acababa de ser armado caballero: 
como es consiguiente, el joven principe no 
era el jefe efectivo del ejercito cristiano: avis- 
tados cerca de Deles, los almoravides man- 
dados por Temim, y los cristianos por el 
Infante D. Sancho, el almoravid intenta le- 
vantar el sitio; pero los jefes le contienen y, 
trabada la batalla, sin que Temim desistiera 
de su proptfsito, que no tuvo ocasi<5n de reali- 
zar, son vencidos los cristianos con muerte 
del Infante D. Sancho, de siete Condes (por 
lo que se llam6 la Batalla de los Siete Condes) y 
23.000 cristianos, segun el autor del Cartas, 
que confiesa el martirio de muchos muslimes, 
lo cual indica que la victoria fue muy dispu- 
tada: anade este autor que D. Alfonso muri<5 
de pesar a los 20 dias; mas en esto no esta 
bien informado: la Batalla de UcUs, llamada 



— 10 — 

tambien de los Siete Condes, tuvo lugar el 30 de 
Majo del afio 1108 (8) (17 de Xaual de 501). 

Para algunos historiadores, la derrota de 
Ucles no podia quedar sin reparacidn inme- 
diata, j suponemos que k ellos 6 a la fanta- 
sia popular se deba la reunion de numeroso 
ejercito gallego, al mando del obispo Gelmi- 
rez, con el que se refuerza el de Leon, que 
sale en busca del enemigo, el cual no se atre- 
vid a esperarle *. 

No veinte dias, como dice el autor del 
Cartas, sino poco mas de un afio habia trans- 
currido despues de la batalla de Ucles, cuan- 
do el miercoles 30 de Junio de 1109 bajaba 
al sepulcro el anciano conquistador de Tole- 
do, sucediendole en el reino de Gastilla su 
hija D. ft Urraca, la cual ocupa el trono des- 

del.°de Julio de 1109 a 8 de Marzo de 
1126 s. 

Era natural que, en tales circunstancias, 
los almoravides intentaran rechazar de sus 



i Sfrnchez Casado on sus Elemental de Historia 
de Espafia, p^g. 28*. admito esta version, do la que no 
encuenlro indicio en los autorcs antiguos. 

2 Florcs, Rspaiia Sagrada, to. XX[, pag. 313. 



— 11 — 

fronteras a los cristianos, haciendolos retro- 
ceder hasta el Duero; pero aunque vino AH 
con numeroso ejercito en el afio 503 (de 31 
de Julio de 1109 a 20 de Julio de 1110) y 
devasto la comarca de Toledo, tomando va- 
rios castillos, entre otros, Madrid y Guadala- 
jara, despues de sitiar la capital durante un 
mes, hubo de regresar a Cordoba, sin haber 
conseguido su intento ' . 

Con la expedicion de Tala.vera e incur- 
sion en tierra de Toledo, liabia AH quebran- 
tado las fuerzas de Castilla y necesitaba em- 
prender alguna contra el naciente condado 
de Portugal: la empresa fue encomendada al 
emir Sir, hijo de Abubequer, quien en el alio 
504 se apodera de Santaren, Badajoz, Portu- 
cal (Oporto), Evora y Lisboa (9). 

En los alios siguientes se repiten, casi de 
un modo normal, las expediciones de una y 
otra parte, siendo siempre Toledo el bianco 
de los almoravides, pero sin que nunca He- 
paran a conseguir su objeto. 



i V6ar.se los detalles y discusion do esia cam 
-pan a en la iluslracion mini. 7. 






12 



AragAiu Turtela, Xarasoza, Cutamta. 

Si las armas cristianas del centro j Occi- 
dents Gastilla y Portugal, hacian no poco 
con sostenerse contra los musulmanes, en 
oriente, Aragdn y Catalufia, eran por de pron- 
to mas afortunadas, pues Alfonso el Batalla- 
dor mata en Valtierra al rej de Zaragoza Al- 
mostain II, el 24 de Enero de 1110 (10); mas 
adelante sitia a Zaragoza, y despues de ale- 
jar de sus muros al pusilanime Temim ', el 
heroe por fuerza de Ucles, liermano de Ah', 
se apodera en 512 de Zaragoza (II), de donde 
los naturales, ayudados de los almoravides, 
habfan echado al ultimo rey de la dinastia 
de los Benihud, Abdelmelic Imadodaula (12), 
que hubo de refugiarse en Rueda, ultimo 
baluarte del reino de Zaragoza (13). 

No conformandose los almoravides con la 
perdida de Zaragoza, que apenas habia esta- 



+ 

1 De esto hecho de nuesira historia deAragon, 
no comprobado antes por los auiores arabes, irale en 
el tomo XXXII, pag. 103, del Jioleiin de la Ileal Acade- 
mia de la Historia, 



13 



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do en su poder nueve aiios, intentan reco- 
brarla, enviando un ejercito a su conquista; 
pero Alfonso sale al encuentro al Principe 
Ibrahim, hermano del Sultan Ali, y obtiene 
en Cutanda una brillante victoria, que de- 
bio de ser muy sentida porlos rausulmanes, 
quienes, al mencionar el afio 514, recuerdan 
con frecuencia la celebre derrota, haciendo 
referencia de algunos de los celebres alfa- 
quies que en ella murieron (14). 

E\l»eaicl6u A Amlalucia 

Gomo consecuencia de la toma de Zara- 
goza, 6 de un modo mas inmediato, de la 
victoria de Cutanda, D. Alfonso conquista 
en poco tiempo a Tarazona, Alagon, Epila, 
Ricla, Borja, Magallon, Mallen, Calatayud, 
Bubiejca, Ariza y Medinaceli, y por oriente 
Daroca y Monreal, que fSrtifica como ame- 
naza y defensa contra losmoros de Valencia. 

Apenas transcurridoa siete aiios desde la 
toma de Zaragoza, Alfonso emprende una 
expedicitfn, que pudiera tacharse de caballe- 
resca, y cuyo objeto desconoceriamos por 






-^_ 






./ 



— 14 — 

completo & no ser por los autores arabes, al- 

guno de los cuales nos da bastantes deta- 
ils < . 

Los mozarabes de Granada, de acuerdo 
probablemente con los de otros puntos, pi- 
den con insistencia la proteccidn de Alfonso, 
quien, despues de largas negociaeiones, re- 
unido un brillsnte eje'rcito de 4.000 caballe- 
ros, sale de Zaragoza a principios de Septiem- 
bre de 1125 sin manifestar el objeto de la 
expedicida: pasando por cerca de Valencia, 
Alcira, Denia jMurcia, llega en Diciembre§ 
Guadix, que ataca sin resultado; el 8 de Ene- 
ro llega S la vista de Granada, de la que no 
puede apoderarse y, despue's de un combate 
en sus inmediaciones, levanta el campamen- 
to, no sin haberse quejado al jefe de los mo- 
zarabes de haberle comprometido k una em- 
presa temeraria e iniitil, de los cuales cargos 
pudo e'ste sincerarse muy bien diciendo que 
la culpa e ra del mismo Alfonso, por baberse 

1 Vease Dozv, Itechorchei sur I'kimiro... U. a edi- 
cion, to. i, p6g.342 y III.* odic, to. 1, pag . 3i8, Aquien 
scguimos en este punlo. acerca del cual nada impor- 
lanle hemos encontrado que no haya aprovechado el 
sabio profesor de Leiden. 



3 



3 



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— 15 — 

detenido tanto en las primeras Hapas, dando 
tiempo a que los almoravldes se prepararan: 
molestado frecuentemente por el ejercito 
granadino a las drdenes del Principe Temim, 
Alfonso se dirige a Cordoba, pasando por 
Luque, Baena, Ecija y Cabra, deteniendose 
en Arinsol, cerca de Lucena, donde, atacado 
por los almoravides, que obtuvieron alguna 
ventaja al principio, hubo de organizar las 
huestes para una batalla formal: como los 
almoravides estaban desordenados y poco 
prevenidos, Alfonso consiguid una brillante 
victoria, que se hizo major por la imprevi- 
sion 6 cobardia del Principe Temim, el cual, 
con hacer trasladar su tienda durante la no- 
che, infundid sospechas en los suyosy cun- 
di6 tanto el panico, que una gran parte hu- 
yeron a la desbandada: la batalla de Arinsol 
ocurrio el 9 de Marzo de 1126 *. 

1 Los Anatos Toledanos dan cuenla de osia l>a- 
talla con estos palabras: «Entr6 el Bey do Aragon con 
gran huesle en tierra de Moros, 6. lidio 6 vencio a XI 
Reyes de Moros en Aran/.uel, Era 116l.» La Era osia 
equlvocada, por culpa sin duda de los mnmiscrilos: 
los XI reyes moros han de entenderse jefes o magna- 
tes 6 generates. 



— 16 — 

D. Alfonso no pudo aprovecharse de la 
victoria, por no tener elementos para apo- 
derarse de Cordoba, y desde Arinsol se diri- 
gi6 k la costa de Salobrena, atravesando las 
Alpujarras; alii comio pescado que hizo co- 
ger en el mar; y luego se volvio casi por el 
mismo camino. 

Quince raeses invirtio en la expedicidn, 
durante la cual hubo de librar muchos corn- 
bates parciales; con esto y la peste perdi<S 
muchos de sus caballeros, y si bieu recogid 
mucho botin e hizo mucho daiio al enemigo, 
no pudo conseguir apoderarse de ninguna 
poblacidn importante. 

La situacitfn de los mozJirabes se agravd 
por efecto de esta expedicion, pues entera- 
dos los almoravides de su connivencia con 
D. Alfonso, el cadi de Ctfrdoba Abulualid 
hijo de Roxd (abuelo de Averroes), se tras- 
lad<5 k Marruecos para conferenciar con Ali, 
y esle decrettf la expulsidn delosmozSrabes, 
los cuales en gran parte fueron trasladados k 
Marruecos: muchos, previendo esto, se ha- 
bfan unido al ejercito de D. Alfonso y se 
habfan trasladado S Valencia. 



17 



llHlnlln <!<• i-'ras'i 



Ocho anos habian pasado dcsdc la cxpe- 
dicioa a Andalucia, cuando Alfonso el Bata- 
llador se apoderaba de Meijuinenza tras san- 
grienta matanza 6 castigo y sitiaba a Fraga, 
cuya guarmcion estaba a panto de sucum- 
bir, cuando los sitiados recibieron opor- 
tun'o y eficax uuxilio, que Saad Abcnmerda- 
nix habia pedido al gobernador general do 
laKspafla nnisulmano, el Principe Texufiu: 

desde Cordoba envio e\ste un gran convoy y 
mil ginetes (\ las ordencs de .V/.obeir, hijo de 
Amru, (el A/.uel de mieslras CHSniciisV, el 
gobernador dc M.ircia y Valencia, Yuhya 
Abengania (Abengania du nucslras cr6m- 
cas), reuuc 500 ginetes y so iucorpora con las 
tropas dc C6rdoba, de cuyo mando debi<S do 
eacar^rse » lo mismo que de los 200 gmctcs 



1 Y\ lexto pirocc Blrilmir i<l roamlo i» A/olu'-iv, 
ncro olros U-xlo* indican la Mi|>e»»r <-nK'U»nn do 

Al.MOHAVlUKS 



— 18 — 

que aporto" el gobernador de Lerida Abdaia 
Abeniyad. 

Al scerearse a Frogs, Abengania orga- 
nize su hueste poDiendo en la vanguardia 
las tropas de Lerida a las ordenes de Abeni- 
yad; el ocupa el centro con lus de JIurcia, y 
en la retaguardia deja a Azobeir, protcgiendo 
el convoy. 

En la maiiana del 17 de Julio de 1134 
(15), cl cjercito sitiador ve Hegar al auxiliar, 
y Alfonso, que habfa licenciado parte de sus 
fuerzas, conlatidosin duda con que el de 
Lerida acometia con solas las suyas, le des- 

precia, y envia contra el un grueso destaca- 
menlo a recibir el regalo que, scgiin dice el 
autor, les enviaban los musulmanes: Abeni- 
yad acomete con brio al destocamento cris- 
liano, a! que cousigue romper y desordeoor, 
haciendo en ellos gran malonza: aoude en 
su auxiiio el mismo Alfonso con Lodas sus 
tropes, confiado en su mirnero y bravura, 
pero llega al mismo tiempo el centro del 
ejercilo a las inmediatas drdenes do Aben- 
gania, v se traba tin terrible combato gene- 
ral, en el que toman parte lodos los fuerzas 



— 19 — 

de uno y otro bando: en el bcIo, los sitiados 
se enteran de que llcga el convoy «, y salea 
de la ciudad hombrcs y mujercs, grandes y 
pequefios, y acometen el rampamento: los 
bonibresmatan a cuantos anrunitran y los 
mujeres roban cuanlo hallan: Alfonso y AWn- 
gania entre tauLo luchaban tenazmente, 11c- 
vando ya la peor parte los crislianoa de Al- 
fonso, quien al Ucgar 3a reloguord.a a las 
6rdenes de Azobcir con sus tropas de refres- 
co se re lira con los pooas fuerzas que 1c quc- 
dan, marchondo a Z-..ra K o-/.o. segun el autor: 
el rev de Aragun al v«r los mm-hos que ba- 
bian'nn.erto, a los veintc dins tnurid de 

P " La derrota de Fraga, no Ian to por mi pro- 
pia importancia, coino por la rauerte de don 
Alfonso (que si no sobrevino a los 20 dtas, 
tardo poco en ot-aeccr), flic dc gran transcen- 
doncia para Atagon, pues por la muerte de 
I). Alfonso y por su exlrano tcstainonto en- 
eontr6se el reino al borde dul obismo, del que 



^ AI.3iiali.Hili. Ms. du Arjjol. Ml. 10(i do n«» 
tra copia. 



— 20 — 

solo la prudencia y buen sentido del pueblo 
pudieron salvarle. 

tos nliiioravi.ies en ra*alu!ia: hafaifa 
«Ie llartorell (16). 

Hacia el mes de Junio del afio HHsalia 
de Zaragoza una expedicio'n mandada porsu 
gobernador Abuabdala Mohamod Abenal- 
hach, quien ja antes, siendo gobernador de 
Valencia, Imbia heclio muchas incursiones 
en ol^pais de los cristianos: reunidos, quiza 
en Le'rida, Abenalhach y el Principe Abuab- 
dala vulgarmente conocido por Abenaixa, 
hermano del sultan All, pasan por Cervera y 
llegan hasta Barcelona, desolando el pais y 
cogieado ricos despojos; Abenalhach, jefe 
efectivo sin duda de la expedicion, envia el 
botin por una parte, por el camino grande 
(via romanaV), raientras toma el otra direccidn 
por un camino proximo al pais de los mus- 
limes, por terreno quebrado, a proposito 
para sorpresas del enemigo, pues necesaria- 
mente habia que pasar por un gestrecho? (ca- 
nal): cuando se hubo internado en el, encon- 



— 21 — 

trose con los cristianos, que habian preparado 
una einboscada en uno de sus lodos. Aben- 
alhach y los capitanes que le acoinpoiiaban, 
pelearon con los cristianos con el denuedo 
de quien esta soguro cle la nmerte y de al- 
canzar el martirio, ya que no liabia quien 
les pudiera librar, pues la major parte de la 
genie iba con el bo tin, Abenalhacli murid 
inartir con multilud do voluntaries, salv&n- 
dose con muy pocos el Principe, jefe ghono- 
rario?dela expedicion,ilohamed Abeuaixa 1 . 
En cuanto AH tuvo nolicia de la dcrrota, 
entristecido por la rauerte de Abenalhach y 
del cs^ado mental de su herraano el Principe 



I El IM'iiicipe AhuatodalaconocidoporAlicnaivn 
fiu> noinforado ^olx'rnmlor por su padre Yusuf a) 
piincipio do la dominaeion do los atmoravidos en 
Kspana: no liahia rap'^n "MS \o1ionley solicito por 
las oosas dc la religion, ni mas cuidadoso en la olie- 
diencia: luvo muclios encuenlros con los crisiianos 
y fl\ fttf quien coiiquisto ol c;istillo do Alerio: a con- 
secuencia de la evptMlirion do Narrelonu en la <p<e 
murio marlir AJmaliilala, AlK'iiullwli so voUio loco 
(enfermo su m'eli^euoia en sn poeHo) y no u*rdo en 
(|uet1arse cir^o r ,\idiota?, por 1o i\\u: sn lunniano AH 
le liamo, y nomhio en s*i lu»ar a su olro hormano 
Ibrahim ifi'M. Ar. Ins. IV, pag. ;>:>). 



J 



u 



/ . ,_ - 22 - 

Abeuaixa, nombrd, para reemplazar a este, a 
su cuiiado Abubequer hijo de Ibrahim A ben- 
teflul? (17), que era gobernador de Murcia; 
este inmediatamente de recibir su nombra- 
miento de gobernador de Valencia, Tortosa 
y sus depcndencias, salio para Valencia, don- 
de se le unieron las Iropas que alii habia, y 
con ellas continuo su marcba hasta Barcelo- 
na, a la que^sitid durante 20 dias, talando y 
saqueando sus alrededorcs; liabiendo llegado 
(probablemente desde Mallorca) D. Ramdn 
Berenguer con las tropas del llano de Barce- 
lona y del pais de Narbona, trabose entre 
ambos ejercitos un sangriento combate, en 
el que murieron muchos cristianos, no sin 
que sufricran el martirio cerca de sete-cien- 
tos muslimes. 



l'oriusal y ttagtflla 



Tocaba & su tc'immo la debilidad relativa 
de Portugal y Castillo; pues en el afio 1125 
de J. C. (518 y 519 de la liegira), el inclito 
Infante D. Alfonso, hi jo del Conde D. Enri- 
que y de la Infanta D. a Teresa, hija de Al- 






f 



- - 



\l 



— 23 — 

fonso VI, se arma caballero a la edad de 14 
aflos, j en Castilla, mueria la Reina doiia 
Urraca el 8 de Marzo de 1126, le s>ucede en 
el trono su hijo Alfonso, que habia de tomar 
y llevar con gloria el titulo delSmperador. 

Casi por el mismo tiempo, en que los 
reinos de Castilla y Portugal cou sus jovenes 
y valientes Alton sos entraban en condiciones 
no solo de resistir las acometidas de los mu- 
sulmanes, si que tambieu de tomar la ofensi- 
va contra los a'tmoravides, estos, con la apa- 
ricion de los almohades, en el alio 519, en- 
traban en el periodo (!e una decadencia que 
los liabia de llevar pronto a la complcta 
ruina; pues ocupados en la guerra contra 
Almehdi, y luego contra Abdelmumen, ver- 
dadero fundador mililar del Tmperio almo- 
hade, no tuvieron fuerza para prottger a los 
rausulmanes espoiioles contra las armas de 

los dos Alfonsos '. 

Verdad es que aun intenton varias veces 

apoderarse de Toledo, y mas de una vez de- 

~\ ETautordelCartfts (pa*. 1101 rollcro «1 oflo 
'111 el neriodocnlico en (|tic so. mumliosla Ih ih-l>ili- 
dad do fos almornvidcs, quo no p.iCLie.i Mender a au- 
xiliar a los nmsulmancs do, Alandalus. 



— 24 — 

rrotan a los cristianos, apoderandose de algu- 
nos castillos; pero otras veces son derrotados, 
y de todos modos nunca consiguen una vic- 
toria decisiva. 

En el alio 1132, en el mes de Mojo, las 
milicias de Toledo llevaron a cabo, en tierra 
de Sevilla, con feliz exito, una incursion, la 
cual debid de causar gran entu&iasmo entre 
los cristianos, que llegaron a las puertas de 
Sevilla dando muerte a su gobernador Omar 
con muclios principals y capilanes, como 
dice la Crdnica del Emperador y confirman 
los autores arabes (18). 

Por estos tiempos (afio 1131- . 525 y 526 
de la begins), Xafadola, descendiente de los 
reycs de Zuiagozn, de cujo dominio solo 
conservaba el Castillo de Kola (Rueda de 
Jaldn, d el future Mouaslcrio de Kueda), 
oidas las victorias del re y Alfonso VII, al 
decir de la Crimea de este Emperador, llamd 
a sus h if os y mujercs y les propuso entre- 
garse a Alfonso: conformes todos en ello, 
envid legado?, prometietido presentarse per- 
sonaimentc, si por aiguno de sus magnates 
le enviaba salvo-conducto, como asi lo hi/.o 



- 2- 



1 



— 25 — 

Recibido Zafadola por B. Alfonso, le 
hizo entrega de su Castillo de Rota, recibien- 
do en cambio castillos y ciudades en tierra 
de Toledo y Extremodura (19): dos alios des- 
pnes, habido consejo con Zafadola y los 
magnates, Alfonso determina tomar vengan- 
za del Principe Terufin y demas reyes moa- 
bitas (jefes almoravides) que, puestos sob're 
Toledo, liabian muerto a muclios cristianos 
y destruido el Castillo de Azeca. 

Reunido el ejercito en Toledo, salio' el rey 
D. Alfonso con Zafadola entrando en tierra 
del enemigo por Portum Regem (Puerto- 
llano?), ylo restantc del ejercito entro porilu- 
radal, encontrandose- despu6s de quince dias 
de marcha on Gallelloy desde alii atravesaron 
la campifiadeCordoba.llegandoliasta Cadiz. 

Viendo los muslimes espanoles, anade la 
Crdnica, los estragos causados por los cris- 
tianos y que los almoravides eran impotentes 
para protegerles, entraron en tratos con Za- 
fadola, para que, de acuerdo con el Empera- 
dor y pagandole tributo, se pusiese al frente 
del raovimiento general para echar a los al- 
moravides: no sabemos lo que Zafadola dma 



— 26 — 

al Emperador y los proposilos de este; pero 
la expedicion no tuvo resultados praclicos, y 
debitf de litnitarse k que los expedicionarios 
volvieran cargados de botin, 

De esta expedicion., tan prolija y retorica- 
mente narrada ea la Gromca del Emperador, 
dan cuenta los Anates Toledanos con estas 
concisas palabras: ^Entro el Emperador con el 
Rey Cefadola en tierra de moros. Era 1171 » 
(1133 de J. C, 6 527delahogira). 

Aun Irizo el Emperador otra entrada en 
tierra de moros en vida de Alf, llegando 
hasta el Guadalquivir, y a su vez los almora- 
vides hicieron varias incursiones en ]a co- 
marca de Toledo, intenLando upoderarse de 
la capital; pero siempre en vano. 

A una de estas expediciones y mienlras 
el Emperador estaba sitiando el fuerte Casti- 
llo de Aureliau Oreja, que tomo en Septieni- 
bre de 1177 (533 de la liegira), se refiere la 
anecdota caballeresca de liaber desistido los 
almoravides del silio de Toledo, por liaberse 
presentado en la naural!a la Emperatriz y 
haber manifeslado & los sitiadorcs que su 
marido los esperaba en Oreja. 



27 



REINADODETKKIJFIN 

Tocaba a su termino el largo reina lo de 
AH y con su muerte puede decirse que ter- 
mina el Imperio de los almoravides, pues, 
muerto el 28 de Euero de 1143 (8 de Rachcb 
del 537), le sucede su hijo Texufin, cuando 
ja los almohades se habian apoderado de 
gran parte del territorio del actual Imperio 
de Marruccos, que habia sido In cuim del 
Imperio de los almoravide.s. 

Un raes justo habia traiiscurrido desde la 
muerte de Ali, cuando morian en campal 
batalla coutra los cristianos de Toledo dos 
jefes almoravides, Azuel y Abenceta, gober- 
nadores de Cordoba y Seville, quienes por 
largos aflos liabian sostenido el honor de las 
armas musulmanas en Andalus: esla victoria 
debio de ser de las mas celebradas por los 
cristianos, segiin lo que nos dice la Cr<5nica 
del Emperador, que cuenU estos hechos con 
gran prolijidad, aunque con poca precision *. 

I Chroni. Atle]ilionsi lni|«. f^j>. Smr. lomo XXI 
pa« 381 fi 386.— An. Toloil. I'^P- Sug. to. Will, l>- -«»■ 
5 n los uutores awbcs natla cucii.'.iitro referent a esle 



^ 



El jefecristiano, Munio Alfonso, que tan 
senalada victoria habia obtenido en la Mata 
de Moutellos gozo por pocos meses de la 
gloria alcanzada con Ian celebrada victoria, 
pues en AgosLo del mismo ano fue vencid* 
y muerto en otro encuentro, siendo uno de 
sus brazos llevado a Cordoba. 

Pudiera decirse que con el reinado de 
Texufiu comienza el iinportante perfodo en- 
tre almoravides y almohades, que en los ca~ 
pilulos siguientcs no^ proponents estudiar 
de un modo especial a la Suz de los datos 
suministrados por los an tores arabes, cono- 
cidos sin duda los mas, pero no aprovecha- 
dos hasla ahora con relacidn k eslos sucesos, 
desconocidos otros, quiza los mas importan- 
tes: tainbien las monedas dan no poca luz 
para aclarar este perlodo. 



y otros hcchos rtc armas, ft pc?ar de su impnrloitcia 
y es qui; nos falla imrcho quo conoccr: aim la idcmi- 
Jicaeion do los dos royes. st^mi la Crontca, A/uol v 
Abenoota, ofrecc diiicuUados: ei; Azuel parens ser 
Azoboir liijodoOmar el Lamtmii, emir 6 yohernador 
de Oordobu, af[iiion Almacari llama por dos voces mi 
de Cordoba y otn* vmh\ a c|uhhi vinioh iigurar en tit 
lutalla de 1'raga: no sabtMiios quien pueda ser ol 
Abcuceta, gohcrnador tie Scvilla< 



REBELION DE LOS ESPAXOLES 



No es facil determinar cuales fueron las 
causas de la sublevacion general de los mu- 
sulmanes espafioles contra los almoravides, 
-cuyo gobierno, si de algo pecaba, era de de- 
bilidad: es cicrto que sus ageutes no serian 
intachables en su conducta, pero esto no era 
ni nuevo ni extraordinario, j los raoros es- 
panoles vieron pronto que, si habian cam- 
■biado de gobierno, poco o nada habian gana- 
do, y que los jefes 6 gobernadores almohades, 
aucesores de los alraoravides, gobernaban 
peor: una de las causas que quiza determine 






d- - 



— 30 - 

mas el descontento de Jos moros espanoles 
fue la tolerancia, 6 mejor dicho, la predilec- 
tion con que AU j despues su hijo Texufin 
miraban a los cristianos incorporados en los 
ejercilos de Fez a las drdenes del cnstiono 
Reverter ', tolerancia 6 protection, que de- 
bid de exacerbar el odio dc los, mas que pia- 
dosos, fanaticos sufies, cuya secta, transfor- 
mada en Alandalus en la de los hermanos mo- 
ridia 6 adeptos, es indudable que tuvo gran 
parte en la rebelidn 7 pues losliermanos adep- 
Los faeron los que la prepararon y llevaron 
a Cabo en los primeros momentos, si bien 
pronto tomd otro ca racier, no religioso, sino 
politico aristocrfttico. 

Ties hombres podemos ndmitir que per- 
scnifican la marcba de la rebelidn en este 

I La eM'sleneiu dc tropes cnsUanas a! servido 
dc las Mmoravides, y cjue raiccc una prueba do quo 
no don ifna by en olios o] fanalismo religioso, com o so 
dice irenerahnente, eonlimia en algnnas 6 en todas 
las dinastias posterities, no snbomos basla que ticm- 
I*o : Abunjahlun hate moncion dp. eJlo vana* veccs, v 
serin curiosn el rcunir las hoMcihs que da, con nun- 
cion de los jefes quo Jas mandaban y sn intervendon 
en las disconliasy gucrras civiles, principalmcnte en 
tiempo de los Itenimormcs. 



I 




_ 31 — 

primer periodo enlre almoravides y almoha- 
des, 6 sea desde que los primeros (con sus 
Principes Texufin, liijo de All, Ibrahim, 
hi jo dc Texufm 6 Ishac Lio de este ultimo) 
aparecen impotenles para resistir a los almo- 
hades y a los crislianos, hasla que los almo- 
hades quedan dutnos de la Espafia masul- f } 
mana: cstos trcs personajes son Abencasi de 
Mertola, Abenhamditi de Cordoba y Ahenhud 
Almoslunsir 6 sea el Zafadola de nuestras cro- , 
nicas; Abencasi dirige la iusurreccion en el 
Algarbe 6 sea el occidente, Abenhumdin en 
el centre, en Cordoba, y Zafadola en el orien- 
te de Alandalus o sea en Murcia y Valencia; 
la rebelion se desarrolla en los dos puntos 
casi simultuneamente, girando en torno de 
cada uno deestos tres personajes otrosvarios 
poco conocidos y que raerecen serlo, siquiera 
sea por el hecho de haber sido verdaderos 
reyes independientcs con pretensionesmani- 
festadasentllulos pomposos, que aparecen en 
las monedas; por lo cnal este periodo podria 
llamarse Segundo periodo de reyes de Taifas, 
pues fneron verdaderos reyes d^ banderlas. 



/ 



j - 
i- 



■y 



LA REBEL10N EX EL ALGAHBE 



Kl alina dc la rebalioo on el Algarbe fue 
Abulcasim Ahmed hi jo dc Alhosain, conoci- 
do mas comunmente per Abenca&i, en torno 
del cual girari al principio cast lodos los re- 
beldes del Algarbe, aunque mas de una vez 
se separan y le hacen gaerra, hasta el punto 
de fraguar su muerte uno do los que le ha- 
blan sido mas udictos. 

De origen cristiano 6 espanol, y natural 
de SiWes, donde paso parte de su juventud 
en las oficinas de hacienda ', 6 derrochando 
parte de su fortuna, como dice otro autor, se 
inicid en las doctrinas dc los suftes y, ha- 



J Dozy, Notices etc., p&g. t99. 
Almoravides 



3 



— 34 — 

biendo -viajado por Espafia, entro en relacio- 
nes con el jeque Abulabas Abenalarif ? que 
en Almeria era el jefe de 3os sufies, secta 
que ja debia de estar cxtendida en esta ciu- 
dad durante el reinado de All hijo de Yusuf, 
pues que habiendo tenido noticia de ellcv 
llamd a Harmecos a Abulabas Abenalarif, a 
su compafiero Abulhaquem Abenfarclian j 
otros adeptos, a quienes detuvo lionorifica- 
mente en Marruecos, donde murieron en el 
ano 537 '. 

Desde esta feclia d antes debid Abencasi 
de quedar reconocido de beclio como jefe do 
los sufies, dando a la secta giro especial, 
pues parece fue el quieu did a sus sectaries 
el tilulo de moridin, que llamarernos adeplos, 
siendo conocida la rcbelidu de que fue el 
alma, con el nombre de La ftebdion de los mo- 
ridin > como lo atestigua, ademSs del aserto 
terminante de Abenaljatib, el liecho de que 
el historiador llamado Sciliibasala escribid 
un libro que tituld Rebelion de los moridin. 

De vuella&su pais, elAlgarbe, Abencasi 



AfoenaJjalib, Ms. Ar. do la Acad. X. 37. 



— 35 — 

se puso a explicar en piiblico los libros del 
iildsofo Abubamid cl Gazeli y, atrayendo a 
si ci los que profesaban sus doctrinas, en se- 
creto les excitaba a la rebclion. 

Encornada la nueva secla en Abencasi, 
se extendio muclio por el Algarbe, prinei- 
palmente eu Silves, Niebla y la region de 
Mertola: habiendo construido en la costa, en 
las inmediaeiones de Silves, nn monaster^ 
que los musulmanes llaman rahita*, en la 
que se reunian sus adeptos, desde ella debie- 
ron estos propalar los falsos milagros -, que 

1 Abcnaljalib, obrariladn. Poxy, Notices, pa- 
ginal.— Aunqncse dire que csla rabida eslaba cerca 
do Silves, quiza por estar en su jurisdioekm, ^cstaria 
donde ei actual convento de Santa Maria de la Kabi- 
da, que nos liaya conservado oi nombro? 

2 Los milagi-os qua cita Abeualjalib alribuidos 
a. Abencasi son: el habor hecho la pcre&miacion a 
la Mcca en una nocbe: el hablarcn sccreto lo que 
quoria: yclgaslardcl lesoro sobrcnatural. pues da- 
ba a manos llenas; decian las geiilcs que cuando se 
concluia el dinoro, se hacia en su casa, y que imo dc 
la campina dijo a oiro, a quicn Abcncasi habia dado 
una gran cantidad, «cierlamenle estc dinero del ciclo 
que da el Imam, lo hace ei tesorerode los almoravt- 
des, pues no hay oiro que acune»: eslo se referira 6 
los prim cros tiemposde la rcbeliun; pues Hiego Abcn- 
casi llego a aeunar moncda con su n ombre. 



— 36 — 

a Abencasi atribuye Abenaljatib, propag&n^ 
dose con esto la secta del mal (dice), por 
toda Alandalus, formandose un micleo de 
devoLos fanaticos dispuestos a obedecerle en 
to do, 

No pasaron inatlvertidos los trabajos rc- 
volucionarios de los adeptos, principaimente 
las predicraciones de Abencasi, a quien se 
quiso prender; pero pudo ocultarse, siendo 
detenidos aigunos de sus partidarios, que 
fuoron Ilcvados a Sevilla: uno de estos fue 
Abuiualid ilohumcd hijo de Omar Abenal- 
mondir, de quien habmnos de hablar mas de 
una \ez por el papcl, may importante, que 
dcsempeilo en estos aecntecimientos *. 

Los auto res rclieron el levantomiento con- 
tra los alrnoravides al aiio 539 (4 de Julio de 
1144 a 23 de Junio de 1145), y aun liasta 
cierlo pun to a lamuerlccleTexufhi, que gene- 
ralmcntefijauen el 27 deltamadan del 539(23 
de Mar-zo de 1145) (20); pero aim suponien- 
do esto exacto, la sublevacidn coraenzo antes 
de la rauerte de Texufin, pues que en Xaual 



i 1)ok>\ Notices, p&g- 202. 



_ 37 — 

del aiio 538 uno de los partidarios de Aben- 
casi se apodero del castillo de Monte-Agudo?, 
si bien, acometido por los almoravides j bo 
habiendo sido auxiliado por Abencasi, ni 
por sus partidarios, hubo de capitular j fue 
muerto: para responder a los reproclies de los 
arnigos del que habia sido victima de su im- 
prevision, decia Abencasi que habia sido 
como la falsa aurora, despues de la cual se 
levanta la verdadera, amaneciendo en reali- 
dad: en vista del casligo de su partidario, 
Abencasi^ no crejendose segnro, salio hacia 
la region de Me r tola, permanociendo entrc 
unas gcntes en la alqueria dc Alchuza? en el 
distrito de Mertola. 

Hobia entre sus partidarios un hombre 
llamado Mohamed bijo de Yahya conocido 
por Abenalcobila el de Saltis, el hombre mas 
bravo, astuto y valeroso de su tiempo, al par 
que literato, de quien Abenaljatib afiade que 
era celebre por la elegancia de sus epistolas 
j famoso por su elocuencia: este Abenalca- 
bila,honradopor Abencasi con los titulos de 
E&pada de su rebelion, Brazo de su cstado y victo- 
ria y Almostdfa (el Elegido), fue designado 



J -i 



— 38 — 

para apoderarse de Mertola, a donde se diri- 
gio" desde la morada de Abencasi en compa- 
iiia de setenta hermanos adeptos. 

Por la astucia 6 por la fuerza consiguio 
Abenalcabila apoderarse de la fortaleza * y 
aunque los almoravides acudieron a comba- 
lirle, nada pudieron contra el y hubieron de 
retirarse, no sin haber devastado la region 

de Mertola. 

La toma del Castillo de Mertola tuvo la- 
gar en la noche del 12 de Safar de 539 2 
(14 de Agosto de 1144), y propagada la no- 
ticia por el Algarbe, varios pueblos se adhi- 
rieron al movimiento, que pudieramos 11a- 
mar cantonal, proclamando sin duda como 
jefe al personaje mas importante de entre 
los inici ados, aunque ba jo la obediencia de 
Abencasi, quien el 1.° del mes siguiente se 

1 tteflerc Abenaljatib que el jefo de la forlaloza 
hobia convenido con uno en quo irla de nocho a ver- 
1c, y al elccto, dio orden al porloro de quo le ffan- 
qucase el pa so- si si invcstigar mas, y que habicndoso 
presentado Abenalcabila con los setenla hermanos 
adeplos; no dudo enabrirlos la puorla: Abenalabar, 
(Dozy, Notices, pag. 199) dice que mataron a los por- 

teros. 

2 Abenalabar, p6g. 198. 



— 39 — 

presentd en Mertola, acompafiado de rauchos 
adeptos, e, instalandose en la olcazaba, se ti- 
tulo Imam Atmehdi hila. 

Desde laalcazaba dellertola, como desde 
su corte, escribi<5 a los pueblos, invitandoles 
a la rebelidn, y entonces debid de comenzar 
k ejercer sus larguezas con el dinero de los 
hermanos adeptos, que suponia bajado del 
cielo, pues que no percibia tributos. 

Abumohamed Sidrey Abenuazir, que se 
habia rebelado en Evora y Becha, y Abulua- 
lid Mohamed Abenalmondir, que habia he- 
cho lo mismo en Silves (20), se presentaron 
en Mertola a prestar homenaje a Abencasi 
por los mismos dias en que este se inslalaba 
«n su corte: hecha por esLos dos rebeldes la 
Yisita de cortesia al senor que habian recono- 
cido como jefe, y confirmados en sus gobier- 
nos, Abenuazir se retirtf k Becha, que parece 
era su capital, y Abenalm6ndir se detuvo 
algunos dias en Mertola: como entre este y 
Abenuazir liabian surgido diferencias, k pe- 
sar de la amistad intima que los unio, es de 
sospechar que Abenalmondir aprovechase 
«stos dias para sembrar en Abencasi la des- 



3 



— 40 — 

cocfianza contra Abenuazir, la cual pronto se 

hizo manifiesta. 

Vuelto Abenalmondir a Silves, cuando 
bubo reunido las tropas de Ocsonoya, que se 
unieron a la gente del Silves j a los lierma- 
nos adeptos, se presento de nuevo a Aben- 
casi, dispuesto a a}'udarle con sus tropas en 
el prop6sito de hacerse reconocer como jefe 
del levantamiento por aquella region: agra- 
decido Abencasi, le rcnovo la investidura de 
lo que ja estaba en su poder j le coufirio el 
titulo, hasta entooces desconocido, que sepa- 
mos^ de AlazizMla (el ihistre por Aid). 

Abenalmfridtr-, al frentedel cjercito que 
habia reunido, pasa el Guadiaua en direc- 
cidn k Huelva, que le obre las puertas, y 
desde alii se extendio a Niebla, de la que se 
apodero gracias al auxilio de Yusuf el Pe- 
trochi, uno de los valientes adeptos que ha- 
bian sitiado £ los almoravides, quienes se 
habian defeodido en sus torres. 

Ea Huelva tuvo Abenalmondir noticia 
de que Sevilla estaba sin gobernador almora- 
vid que la guardase, y le entraron deseos 
de apoderarse de poblacitfn tan importante 



>_ 



_ 41 — 

para la causa de los rebeldes: saliendo de 
Niebla en direccidn do Sevilla, entro en las 
fortalezas de Alcazar y Tejada y habiendo 
llegado a Azahir se apodero de ella, 

Ya a la vista de Tiiaua, le alcanzo Abu- 
zacaria Yahya Abeugania, quien al tener 
DOticia de lo ocurrido en Niebla j el Algarbe 
diabia salido precipitadamente de Sevilla 1 
para sometcr a los rebeldes; pero liubo de 
acudir a la defensa de la capital amenazada 
por Abenalmdndir, a quien sorprendio cuan- 
doestuba merodeando en sus imnediaciones: 
Abengania designo de entre los suyos, quien 
siguiese u los de Abenalmdndir, que fue de- 
rrotado con g'randes perdidas, por cuyo mo- 
tivo emprendio de noclie la rati ra da hacia 
Niebla, donde se detuvo dos dias, y dejando 
en ella a Yiisuf el Petroehi, el se relugid en 

Silves- 

Abengania, que desde Sevilla habia se- 

guido a Abenalmondir en su retirada, sititf 
& Yiisuf el Petrochi, que defendio a Niebla 
durante tres meses (lo fuerte y fin del in- 



Dozy, Notices, p6g. 203. 



— 42 — 

vierno), hasta que le llegd la noticia del al- 
zamiento de Abenliamdin en Cordoba. 

Por su parte Abencasi, al tener noticia 
del alzamiento deCdrdoba,did drden a Aben- 
almdndir para que reuniendo su ejercito sa- 
liese coatra la antigua corte de los Omeyas, 
acompanado de Abenalcabila, su secrelario, 
dandoles cartas para los partidarios que te- 
nia en el arrabal oriental, & quienes excita- 
ba a que le reconociesen: salieron efectiva- 
mente los- expedicionarios con las tropas de 
Silves y Niebla; pero al llegar a Cordoba se 
encontraron con que se les habia adelantado 
Zafadola, a quien sus partidarios de la capi- 
tal habian llevado desde la Frontera j| . 

Durante la expedicidn de Abenalmdndir 
6 Niebla, Huelva y Sevilla, Abencasi se ha- 
bia reconciliado con Sidre^ Abenuazir, de* 
volvicndole el gobiemo de su pequefio esta- 
do, reconciliacidn que durd poco, pues al 
regresar de Cdrdoba Abenalmdndir de la 
fracasada expedicidn contra Abenbamdfn, 
Abencasi Uamd k Sidrej para que se le unie- 

\ Dozy, Notices, pfig. 203, 



— 43 — 

se: dudo en presentarse, pero por fin, recor- 
dando que ytx una vcz liabia sido encarcela- 
do eu Mertola y temiendo por su persona, se 
rebelo en Badajoz 6 en Silves, como dice 
Abenaljalib 6 hicieron lo mismo otros, ci- 
tAndose s61o al hermano de Sidrey que se re- 
belo en Becha, proclamando a Abenhamdin 
de Cordoba 1: llegado esto a conocimiento de 
Abencasi envio contra Sidrej a Abenalmdn- 
dir, quien derrotado y prisionero fue ruania- 
tado y encarcelado en Becha: no se contento 
Sidrej con toner aherrojado k su entonces 
mortal eneraigo, si no que al poco tiempo, 
cuando ja fue senor de Badajoz j su distrito, 
dio orden a Abdala Abenasoraail de que pre- 
sentandose^enBeclia, le sacase losojos, como 
lo hixo: alii signio Abenalmondir hasta que 



1 Esto expHca la cxistencta demonedasdoSid- 
rey Abcnuazir, en las que flgura en lugar preferen- 
ce! nombro do Abenhamdin: v6asc Vives, Maneda* 
delta Dinastim Ardbigo-esptttiolas, numeros 1%0, 1910 y 
1913, aunque en esta ultima no figura el no ml) re de 
llamdin, porosi el tiiulo Almansurbila, que si bien 
pudiera referirso ol mismo Sidrey, no consia por do- 
cumento alguno que llegase a tomar tal titulo, si bien 
esta moneda nos lo haco sospocliar. 



>- 



— 44 — 

3os almoliadcs se apoderaron de esta ciudad. 
Derrotado y prisionero Abenalmondir, 
Abencasi quedd sin medics de defensa ? de 
modo que Sidrey pudo pasar de agredido a 
agresor j en el mes de Xaban del mismo 
ano 540 (17 de Enero de 1146 a 14 de Fe- 
brero) se apodero de Mertola j 3 hujendo sin 
duda Abencasi, quien al menos desde este 
memento parecc debiera buber renunciado k 
bus ridiculas prctensiones; pero aun Leniendo 
que acudir a la humiliation de pedir protec- 
cion a los almohades, no se despojo del pom- 
poso titulo de Almehdi, con que al principio 
de la rebclion se habia proclamado en Mer- 
tola: asi al menos lo indica Abenjoldun al 
decir que liabiendo enviado como mensajero 
a Abdelmumen a Abubequer Abenbabts, no 
recibio contestacidn k causa de que Abdel- 
mumen se incomodd porque el enviado daba 
k su sefior el titulo de Ahnehdi 2 , pero poco 

\ Dozy, Notices, pag. 239.— Abcnjakluu, etlicion 
del Cairo, to. IV, pag. 4GG y to. VI, pag. 934-. 

2 La vaguodad del uso del afijo el en aralie y 
lo ridiculo do que Abencasi lomara el pomposo titu- 
lo de Almchdi fueron sin duda causa de que ol Uaron 
de Slane ai Iraducir este texto creycra que el eralia- 



— 45 — 

dcspued, por inicialiva de All hijo de 
Abenmaimun, scnor de Cadiz^ Abencasi 
solvio visitar personalmente a Abdelmuir 
para invilarle a apoderarse de Alandalns 
entonccs abandono sus pretensiones: ob; 
quiado por el gobernador de Ccuta, Yu 
Abenmajluf, que le did una escolta ? en Re 
poslrero de 540 ] f Abencasi se prescntd a I 
delmumen, que le recibid en Sale: siu dt 
le expondria el estado de Alandalus, y 
posihilidad de apoderarse de este pais, pi 
Abdelmumcn le envio con un ejerrilo a 
ordt'nos do I3;irraz, a qui pi ordono haeor 
guerra a los almoravides y a los rcbeld 



jador (lain esle Ululo a AbilclimuntMi, no qu» lo di 
a su sen or: I;i trathieeion iu) me ixuoofa huiMin; | 
no luve sogLinriuri d3 olio. U^sia que vi rmijirm. 
mi sospocha por las tnouodns do Abencasi: v^asr 
olint cilnda de! Si". Vivos, minis. 191'i, 19iG, 1917 y I 1 
hoy tenemos adomas al leMo o\plioitodo Abcna 
till, tine en ci epigfjfc del c: ipttulo en que Lratii do 

le llama JjLvH :^ f ' 1 7'" 1 't , " / ''f^' , '" ilirrrr 

y on v\ iOKlo afirma qim so litulo [mum I hi' htli, si 1 
esto ultimo cjiiiza faKc on el codi<M do Ar^d; piif>- 
la oopia de lniesii'o usf> falLa, peio eslii on ol cat 
do la Ileal Acartemia do la llistoria. 
1 Dozy, Notices, phg. 500. 



■-X 



— 46 — 

luego Barraz fue auxiliado por otros dos 
ejercitos, uno a las ordenes de Muza Aben- 
said y otro a las de Omar Abensalih. 

El ejercito almohade, que pasd a Alanda- 
lus a las oVdeoes de Barraz >, toraadas Tarifa 
jAlgeciras, sometio uno tras otro a Abul- 
gomar Abenaznin, rebelde en Jerez, luego 
a Yiisuf el Pelrochi, que presto obediencia 
en Niebln, y pa?ando por Mertola, rccobrada 
sin duda entonces por los partidarios de 
Abeneasi , se dirigio a Silves, que fue conquis- 
tada, y puesta bajo )a obediencia de cste: el 
ejercito sali6 iuego de Silves y habiendo pa- 
sado por Becha y Badojoz, dotide presto obe- 
diencia Sidrej Abenuazir, incorporados to- 
dos al ejercito invasor 6 auxiliar, asistieron 
ol sitio do Seville, que fue lomada el doce 6 
trece de Xaban de 541 (17 6 18 de Knero de 
1147) a, hiryendo los almoravides a rcfugiar- 

_ i l^fjfrcifiKiImnhwd.Mifisoa AlunrJnlns a prin- 

cipuis (IpDuiliiclio, uliinm mes, <1c ,ito, plies mu* ]\o-<, 

la untic-iii a Cunlol.n en Mohanem ile. iiH, cii.'.mluM 

hmp(>ra(lorsoop(Mlfr6(l(.'C'Mael 10 do diclio mes (Do- 
zy, iSolicos, pap. 200). v 

2 Dozy, Notices, pa^s. 200 y 23!>. Ahenalabar 
dice en u ii pnnlrtquo la tonia tin Suvilla fue el t-> 
en olro <|ue el 13 y en amlms casus dice uuc era micr- 
«olcs: ;o iPdos modus c&to ultimo rosiilta inoxacto, 
pucs el 12 rue vicnies. 






^ _> 



— 47 — 

se en Gurmona, no sin que fuerau muertos 
cuantos fueron alcanzados. 

Aunque todo el Algarbc de Alandalus 
quedo somelido en esta fecha al pocler do los 
almohades, no debi6 de durar nnicho eslts 
eslado de cosas. 

Se liabian instalado en Sevilla, aunque 
al parecer sin caracter oficial, pero si con 
gran influencsa, parecida al niando, dos per- 
sonajes que por sus abusos fueron fimestisi- 
mos a la dominacidn almoliade, sicndo causa 
inmediata de que se vcrliese mucha san- 
gre; cran 'cstos Abdelaziz e Isa, bermanos 
del Aimehdi, fundador de la secta alraohade, 
quicues se permUieron el derramamiento de 
sangre y se apoderaron de riquezas que no 
les correspondian: habiendo tenido noticia 
Yiisuf cl PetrocM, gobernador 6 rey feu- 
da tario de Niebla, de que intentaban eebarse 
sobre el, se refugid en su pofc, echando de 
Niebla & los almohades j negando la obc- 
diencia: no se necesito mas para qnc sc pro- 
dujera una sublevacicSn cosi general, que 
secuiidaroiiAbencast enSilves, AH Abenmai- 
miiu en Cadiz, y Mohamcd Abcnalhacham 



— 48 — 

en Badajoz: solo Abulgomar Abenaznin, se- 
izor de Jerez y Honda, siguid ficl a la domi- 

nacion almohade. 

El almoravid Abengania, que habia vuel- 

to a apoderarse de Cordoba con el apoyo de 
Alfonso VII, tomo" a su vez la ofensiva j se 
apodero de Algeciras, entrando en relociones 
c:>n los de Ceula, que tambien sacudieron la 

obediencia almohade. 

Estrechados en Sevilla los alinohades, 
los causantes dc la rebelion, Abdelaziz e Isa 
y un primo de ambos, Yalsatin, hubieron 
de retirarse al castillo de Bobastro, donde 
se lcs unio Abulgomar Abenaznin, quien 
con las pocas fuerzas que qucdaban a los de 
Sevilla unidas a las suyas, sitio y Lomo a 
Algeciras, dando muerte a los "almoravides 
que alii encontrtf, 

Los hermanos del Almelicli, desde Bo- 
bastro se retiraron a Marruecos, y Abdelmu- 
meu envid k Sevilla de gobernador a Ytisuf, 
hijo de Soleiman, dejando de recaudador de 
impuestos al poco afortunado general Barraz: 
el nuevo gobernador pudo tomar la ofensiva 
y sometitf los distritos de Yusuf el PelrocM, 



* -_\- -r - ^ 



— 49 — 

TSfiebla j Tejada; y el de Abencasi, Silves: 
AH hijo de Isa Abenmaimun * prest6 obe- 
diencia en Santa Maria, haciendo lo mismo 
Mohamed hijo de All Abenalliacham 9 de 
Badajoz, quien en prueba de sumision envi<5 
regalos, que fueron aceptados: recobrada de 
este una buena parte del Algarbe, el gober- 
nador Tiisuf hijo de Suleiman se volvi6 a 

Sevilla. 

Poco antes de este ticmpo, estrechado 

Aben^ania por las crecientes exigencias de 
D. Alfonso VII, en una entrevista que tuvo 
*n Ecija con Barraz, pact<5 alianza, abando- 
nando Ctfrdoba a los almohades, de la que 
parcce que se apodero D. Alfonso, si bien 
los almobades de Sevilla la recobraron pron- 
to gracias al auxilio de Abulgomar Aben- 
az'nin, de Yusuf el Petroclii de Niebla j del 
ejercito enviado por Abdelmumen a las <Sr- 
denes de Yahja Abenyagmor, a quien los re- 
beldes se apresuraron a pedir el aman (la 

\ El texlo do Abenjaldfin («Uc. dol Cairo, tcmo 
YI pag. 233) le llama Isa Abenmaimiin, pero supone- 
mos sera ol mistno que antes llgura on Cadi/.. 

2 A voces se le llama Alhacli. 
Almohavides 



— ¥ 



— 50 — 

seguridad 6 perddn), que les fue concedido 
por Yahya j ratificado por Abdelmumen. 

En el aiio 545 el Sultan llamo a Sale a 
los jefes espafioles, quienes acudieron al 11a- 
mamiento y reconocieron a Abdelinuroen, 
renunciando el mando de sus respectivos dis- 
tritos j ; asistieron a ]a cita Sidrey Abenua- 
*zir, sefior de Uccba y Evora?, el Petrochi, se- 
iior de ^siebla, Abenaznin, sefior de Jerez y 
.Honda, Abcnalhacham, sefior de Badajoz y 
Amil Abenmohaib, sefior de Tabira ~; sdlo 
Abencasi con los de Silvcs se opuso a este 
reconocimiento, lo que deques fue causa de 
su muerte. 

Declarado Abencosi en rebcdidn contra 
los almohades en 545, cuando todos los de- 
mas jefes habfan prestado obediencia, se alio 
con los crislianos del naciente reino de Por- 
tugal, enviando un mensaje a .0. Alfonso 



1 Asi crcemos (\ym drben cnlotulersc las pala- 
bn.s do Abcnjaldun Jc ; |y)| ^ *\^j)\ **A ?J 

2 El lexto do Ahonjakhni en )a cdieion del Coi- 
ro pone Talahera: la edicion de Argel ftu'ira. 



— 51 — 

Eoriquez, a quieri Abenaljatib llama sefior 
de Coimbra: el monarca porlugues recibid 
al mensajero de Abencasi, re^alandole un 
caballo de sus carros, una adarga v una lan- 
za: la gente de Silves, disgustada de esta 
alianza, en especial el ciego Abcnalm6ndir 
que desde la conquista de Becha por los al- 
mohades liabia vuelto a su antigua corte, 
prepararon una conspiraciiSn, en la que fuc 
muerto Abencasi en Chumada 1.° del ano 546 
(16 de Agosto a 14 de Septiembre dc 11511 *, 
siendo clavada su cabeza en In punta do la 
lanza que, como regalo, le liabia enviados 
Abencnrique, como Hainan, los musulmone 

a los reyes de Portugal. 

Abenalmondir, amique ciego, volvi<5 fi 
encargarse del mando de la ciudnd bosla quo 
la entrego a los almohades con historia lar- 
ga, como dice Abenaljalib v que en parte 
indica otro autor diciendo que lemu-udoBe 
de el que se rebelase por tercoru vex. f«e 
- trasladado a Seville despues de ser dqmesto 
por Abenuazir, que gobernoa Silves con ex- 
clusion de el con historia que cuenta el 1ns- 

1 UoKy, Notices, i>aR. m y pftp. iOV. 



— 52 — 

toriador Abensahibasala en su libro Rebelion 
de los moridin. 

Pasan algunos anos desde la muerte de 
Abencasi sin que los historiadores nos den 
noticia referente a los rebeldes del Algarbe, 
hasta que en el ano 551 los de Sevilia piden 
5 Abdelmumen que les de por gobernador 
alguno de sus hijos .y habiendo sido designa- 
dopara este cargo el Principe (Sid) ' Abuya- 
cub, hubo de comenzar su gobierno sorae- 
tiendo algunos rebeldes, personajes nuevos 
unos, ya conocido algiin otro: acompaiiado 
del visir Abuhafs Abenatfa, el Principe 
Abuyacub salio" para Tabira, donde se habfa 
rebelado Aluosmf, que bubo de prestar obe- 
diencio; luego se apodenS del distrito de 
Abenuazir 2, y en e! ano 552 desalojd de 
Mertola a Texuffn el Lamtuni, quedando con 
esto terminada la conquista del Algarbe por 
los almohades. 

nlmoha<l«s y yoa.oriorcs toman cAitulo de!CJ " "# 



LA REBKLION EX CORDOBA 



Si la rebelion en el Algarbe puede consi- 
derarse simbollzada por Abencasi, la de C6r- 
doba y centro de la Espana musulmana lo 
est& por dos personajes, cada imo de los cua- 
les tuvo sus partidarios y gobcrno en Cordoba 
por mas 6 menos ticmpo, siendo reconoc^do 
como jefe no solo por los de Cordoba, siao 
por todos o la mayor parte de los que en el 
centro y orienle dc Alandalus se rebelan 
contra los almoravides: los personajes aludi- 
dos son Abenkamdin de Cordoba y Abenlntd 
Almosfdm'tr, a quien los cronistas cristianos 
conocieron s61o por el litulo de Scifodaida, 
que transformaron en Zafadola, con cujo 



— 54 — 

nombre 6 con el de Abenhud le desigaa- 
remos. 

Hamdfn, liijo de Moliamed, liijo de Alf, 
hijo de Moliamed, liijo de Abdelaziz, Abeu- 
hamdin, natural de Cordoba j oriundo de 
PegodeAbenliaitandel distrito de Granada, 
fue cadi de Cordoba, primero desde cl ano 527 
6 529 al 532, ea cuya fecha fuc destituido 
por Ali hijo de Yusuf, siendo reemplazado 
por Abulcasim Abenroxd, a quien a sa vez 
reemplazo en 536 por nombraniiento del 
pueblo, a quiea el Principe concedio este 
derecho despues de un afio de la dimisidn o 
renuncia presentada por Abenroxd: Aben- 
hamdfn seguia de cadi de Cordoba cuando en 
el ano 539 estallo la rebeliou en el Algarbe, 
alzfindose en Mertola Abencasi con el pom- 

poso tftulo de Atmehdi biamrila (d diritjido por 
mandalo de Aid). 

No sabemos si las predicaciones de Aben- 
casi habian encontrado eco en Cordoba; pro- 
selitos 6 amigos tenia, segun algun autor, 
pero no serian muchos, 6 al menos no supie- 
ron aprovechar la ocasidn de proclamarle. 

Respecto k Abenliamdia no encontramos 



_55 — 

indicios de que al principio deseara y traba- 
jase para alzarse con el mando ', como vere- 
mos que lo hi'/o su rival Abenhud: pero cs lo 
cierto que por dos veces sc hizo cargo del 
gobierno de Cdrdoba y q\ie la segunda pro- 
clamation fue preparada con participation 
suya j de un modo tr3gico -. 

Ni en los autores arabes ni en los crislia- 
nos encontramos la narration seguida de es- 
tos sucesos: las fcchasmSs iroportanles de la 
vida politica de Abenhamdin no sc eucuen- 
tran en las biografias suyoa, que dos ban 
dejado varios autores »: hay que recogcrlas, 

•1 AMma indicncion so oiieuentra en Abenal- 
iatib, al narrar la rebelion del pueblo do Cordoba 
contra cl cadi Abulcasim Abcnroxd, que hwbo do 
abandonar la ciudad, qucdando csla huerfana do ou- 
loridad durante 1116s do un mes porquo el I'nocipo 
no qtiiso nombrar sucesor, hosla que por fin autonzo 
a la ciudad para que eligiera cadi, recayendo la elec- 
tion en Abenhamdin. 

2 V6ase la Chronic Adefon*i lmp"ra(on<, fcspa- 

.na Sag. to. XXI, pag. 39i. 

3 Adabi y Abenalabar poiicu su biograda, pu- 
blicsdas ambas en la Biblioloca Ar. hlsp. lo. Ill mi- 
m ero3K5,lo.V,num. 119, dondo so hallar. amb.tn 
las de su padre y de Ahmed y Ali, bermanos do Aben- 
Jiomdin. 



— 56 — 

no buscarlas, en las biograffas de otros per- 
sonajes, en los sumarios 6 compendios de 
loa acontecimientos de este periodo 6 donde 
seencuentren, y muchas veces las noticias 
concrelaa se encuentran donde menos po- 
drian esperarse. 

Proclamado Abencasi en Mertola a prin- 
cipios de Rebia primero del ano 539, como 
hemos visLo, Yahya Abengania gobernador 
general de la Espana musulmana, al tener 
noticia del alzamiento y de que Abenalmo'n- 
dir, lugarteciente da Abencasi, eslaba sobre 
Niebla, salid de Sevilla (6 CoVdoba) con obje- 
lo dc combatir a los rebeldes, a quienes si- 
tii5 en Niebla durante tres meses: en este in- 
termedio, los de Cordoba procloman a Aben- 
bamdin, por lo que Abengania bubo de aban- 
donar el sitio de Niebla y volverse a Sevilla 
con intencidn sin duda de asegurar la capi- 
tal y en su caso prepararse para recobrar a 
Cdrdoba. 

La sublevacio"n de Abenbamdfn debi6 
llevarse a cabo en el mes de TUcheb del mis- 
mo ano 539 (28 de Diciembre de 1144 a 26- 
de Eaero de 1145} (22), tomando el modesto- 



- 57 — 

iitulo de cadi y iugnylcnicntc, quiza porque 
obrara de acuerdo con Abenhud, que se pre- 
sento en Cordoba k los 12 6 14 dias, y se 
apodero del mando (23); pero Abenhud, 6 
sea Zafadola, debio de gobernar muj mal, 
pues los autores suponea que los de C6rdoba 
le eebaron k los doce diss, dando muerte a 
su visir Abenxaroaj ( y a una porcion de sus 
partidarios 6 saielites: creemos, sin embar- 
go, que no fue tan efimero el reinado de 
Abcnhud en Cordoba y que durd baslantes 
dias mas, como dicen otros, hasta el saba- 
do cinco de Ramadan 6 sea priraoro de Mar- 
zo de 1143, fecha tijada por los Armies Tolc- 
danos, de modo que el gobierno de Zafadola 
dur<5 de uno a dos meses, siendo restableci- 
do Abcnhamdin, que esla vex tomo los titu- 
los de Almanmr b'rfa, amir almwtlimin, d&ndose 
desde esla fecha aires de vordadero Principe, 
(eniendo oficinas, reunicmh cjvrcilos y escribiendo 
a bs reheldes de oints poblaciones, algunos de 
Jos cuales le reconocieron. 

ConEta que asi lo hicicron, Sidrey Aben- 



1 Du/v, .Notices, [>. 20i y 235. 



— 58 — 

uazir, de quien hasta se conocen monedas 
cob el nombre de Abenliaindin ] , y Abucba- 
far Abderahmen de Murcio, quien liizo la 
oracion piiblica por el durante algunos dias 
de los meses Ramadan y Xaual del ano 539, 
es decir, en ]os misnics meses en que Aben- 
hamdin fue proelamado en Cordoba por se- 
gunda vcz: tambien consta, 6 al menos lo 
dice Abenaljatib, que en Granada fne reco- 
nocido por Abenadha, j en Jerez y Arcos por 
Abulgomar, hijo de Asaib Abenamm 2 ; es 
de suponer que ademSs Abenhamdin fuera 
reconocido por la mayor parte de los cadies, 
que se alzaron con el inando de las ciuda- 
des, que antes gobernaban & nombre de los 
almoravides. 



1 Vtfose Vives, obro eilada, numcros 1009 y 
1910: la moncda del iiumero 1013 pudicra Jiaber sido 
acunada por Abonuazir, quMomara tambitin el limlo 
fib Aimarumr hila; pero nos inclinamos & crcer que el 
haber sunrimido el nombre tie Abenhamdin, aunquo 
noau litulo, se debio k la cireunstancia de que Aben- 
uazir quiso poner en la moneda su nombre propio y 
de fomilia y j ft yj jL^ Sidrey Abenuazir, y 

& que hobia poco espacio. 

3 Dozy, Notices, pig. m 



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— 59 — 

Poco sabemos de un modo concreLo de 
\o que hiciera Abenhamdia en Cordoba des- 
de Ramadan dc 539, en que fne proelamado 
por segunda vez, hasta el mes de Chiunada 
postrero del afio siguieute, en que Hamado 
por los de Cordoba Yahya Abengania, go 
bernador de Sevilla, Abenhamdin le sale al 
encuentro y derrolado en Kcija, liuye 6 Ba- 
dajoz, entrando Abengania vencedor eu Cor- 
doba el dia 12 de Xabau de 540 > (24). 

De los once me^es de reJnado de Aben- 
hamdin, solo tenemos noticia de que habien- 
do sido reconocido en Murcia su compclidor 
Abenhud porAbderralimen AbcntaMr, Aben- 
hamdin envid uno Iras oLro dos ejercitos, el 
primero a las ordenes de su sobrino Omali- 
mad y el segundo a las de su primo Alfolfc- 
li, acompaiiado de Abumoh&mod Abenal- 

~^i Adabi (pag. 32) pone la entrada de Abengania 
en Cordoba fr fines do Xaban de otl^pero sera, error 
del autor 6 errata do miestra odtcion: la fcchadala 
cnlrada do Abengania en Cordoba rasulia conjinnada 
por los Anolcs Tolodanos, que diccn «E1 Key Abenga- 
nia (por Abongania) saco al Rcy Aben Hamdin de 
Cordoba en ol mes do Pelirpro- que en eslo ano de 
4146 correspondio a parle de Xaban y de Ramadan do 
.SiOdcla li^gira. 



— 60 — 

hacb, de Abensiuar j otros murcianos, que 
se le habian presentado: ambos ejercitos fra- 
casaron en su intento j los partidarios de 
Abenhamdin fueron perseguidos, 6 al menos 
buscados *. 

Estos sucesos debian tener lugar entre 
las fechas de fines de Rebia primero, en que 
fue proclaraado Abentahir j el 10 de Chu- 
mada primero del mismo ano 540, ert que, 
como veremos, hubo de abandonar el alc&zar 
major para dejar el puesto a Abenijad. 

Nada sabemos de las causas que motiva- 
ron el disgusto de los cordobeses del gobier- 
no de Abenhamdin: habieadose refugiado en 
Badajoz, no renuncio a recobrar su reino, 
para lo que crejo conveniente trasladarse k 
Andujar 9 , donde Abengania le sitio durante 
un mes: no contando con fuerzas para resis- 
tlr a las de Abengania, Abenhamdin tuvo el 
mal ecuerdo de pedir la proteccitfn del Em- 

\ Dozy, XoticeS; p. 219. 

2 La gcneralidad tie los autores dice que al 
ser deslronado so traslado a Andujar; pero el texto 
explicito do Ahenaljalib dice que serefu^io en Bada- 
joz y que despu£s de algiin liempo se traslado a An- 
dujar. 



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* 

i 



— 61 — 

perador D. Alfonso, promelieadole cuanto 
-quisiera: no sabemos lo que este exigiria; cs 
lo cierto que esle se presento en Andiijar, 
segua los textos &rabes, auaque segiin la 
Cronica del Emperador solo envio al Duque 
Fernando Juanez: el Emperador consiguio 
hacer levantar el sitio de Andujar, y persi- 
guiendo a Abengania, al parecer ea auxilio 
de Abenhamdin, llegd £ Co'rdoba, de la que 
se apodero ayudado por los parciales de su 
prolegido j : pero Abengania se encierra eii 
la almedina y eu ella se sosliene y defiende 
hasta que nuevas complicaciones le hacen 
aliado 6 subdilo de D, Alfonso. ♦ 

Aunque D. Alfonso 6 sus tropas habtan 
entrado en Cordoba como auxiliares de Aben- 
hamdin, las cosas se prepararon de modo, 
que la couquista no fuera en proveclio de 
este, sino del Emperador, 6 de nadie; pues 
estando D. Alfonso sitiando la almedina, 

\ La entrada del Emperador y de Abenhamdm 
en Cordoba tuvo lugor el 10 o ol 12 del ultimo mes del 
anoott), fccha quo coincide con la quo dan los Analog 
Toledanus (pap. 380) con estas palabras «V.n o) mestle 
Mayo priso cl Emperador a fiordolia c despues diola 

a Abengaina (Abcngania)*, 



— 62 — 

donde so habia hecho fuerte Abengania, le 
llegd la noticia de la entrada de los almoha- 
dcs j que los de Sevilla liabian negado la 
obediencia a los almoravides: el Emperadcr, 
sorprendido y contrariado por los nuevos 
elementos que entroban en juego, de acuerdo 
con sus consejeros, dice Abenaljatib, resol- 
vio entrar en negociaciones con Abengania 
con objeto de dejarle la posesion de Cordoba, 
como efectLvamente lo hizo, sin que sepamos 
las condiciones que con el estipulara K 

Defraudado Abenliamdm de sus espemn* 

-/as, despues de haber contribuido a la Loma 
de Cordoba por los cristianos, quesaquearon 
la parte oriental, segun acuerdo anterior, 
luibo de retirarse & Hornachuelos 6 T3ada- 
\o'A f y desde alii pas6 a visitar a Abdelmu- 
inen, quien le recibitf, despidiendole honro- 
saratmte e invilandole a que se volviese: 
vuello a Espofia, Abenliamdm se establece 
en Malaga, donde su lugarteuiente j hechu* 
ra Abulhaquem Alhosain Abenhasuu se ha- 

1 Abenaljatib cojiia el discurso dirigido por 
D. Alfonso al pueblo do Cordoba al dejarlos bajo la 
obediencia de Abengania. 



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^ 



1 



— 63 — 

bia rebelado contra los almoravides, y alii 

permanecid liasta su muerte, no sin que aun 

inteutara apoderarse de Cordoba, a donde se 

dirigid, dice Abenaljalib; pero puesla de 

manifieslo su debilidad, y declinando ya al 

ocoso su fortune, hubo de volverse a Malaga, 

donde rnurio el 19 de Racheb del auo 546 

(1 de Noviembre de 1151) ', siendo enterra- 

do en la parLe de la alquibla 2 de la mezqui- 

ta, donde sus huesos no descausaron en paz; 

pues cuaudo los almoliades seapoderaron de 

Malaga 20 meses inas larde, desenterraron 

su cadaver, y habiendolo encontrado inco- 

rrupto, le crucificaron: consignan algunos 

historiadores que los astrdlogos habiau pre- 

diclio que sen'a crucificado: al menos esta 

era la tradicion del vulgo entre sus enemigos. 

Veamos cual fue la suerte de Cdrdoba 

despues de la definitiva expulsidn de Aben- 

hamdm, 6 sea desde lines del aiio 540. 

~~\ A<lahi (Bihl. Ar. Iiis. lo. IV pap. 20!) flja en cl 
anoKWla mneriodo AbiMihamdin; pero parecc mas 
aceptablo la loclio consignaila por Abonaljalib, quo 
da mas ilclalles: Abenalahar (JSibl. Ar. his. to. V, p. 39)- 

le supono muerlo en 518. 

2 l'arto que mira a la Meca. 



— 64 — 

Esteblecido en ella Abengania por el Em- 
perador D. Alfonso, siendo por lo visto su 
feudatario, permanecio enpaz durante algun 
tiempo hasta fines del afio 541, en cirya fe- 
cha, tomada Sevilla por los almohades cua- 
tro meses antes, J viendose de cada dfa mas 
hostigado por D. Alfonso, quien en una en- 
trevista en Andiijar le exigid le entregara 
las ciudades de Ubeda y Baeza ', como poco 
despues le exigiera lo mismo respecto a Jaen, 
6 que pagase major Iributo, Abengauia se 
puso secretamente de acuerdo con Barraz, 
gobernador de Sevilla, y despues de una en- 
trevista en Ecija, le hizo entrega de las ciu- 
dades de C6rdoba j Jaen hacia mitad del 
afio 543, retirandose a Granada, donde mu- 
rid despues de una estancia de dos meses el 
viernes 24 de Xaban 2 (7 deEaero de 1149), 

1 El nutor del Cartas (pag. 1761 siipone hccha 
esla entrega en el afio !>U, siendo as; que do Aben- 
sania (pao: 125) dice que habia muerto en Xaban del 
afto anlorior; bion que on el texto improso le llama 

2 Abenaljatib en la biografia dc Alx-ns-ima f'ia 
la feclia do su muerie el viernetH, pero como el I* 
era marles, y el texto del Cartas dice n,>rne* u , segm- 
mos esla indicacion; en los tcxlos arabea las Feclias 
-10 y 20 so conlunden con mtichafucmdau. 



— 65 — 

siendo enterrado en el interior de la alcaza- 
ba, en la mezquita pequeiia, que estaba uni- 
da al alcazar de Badis, hijo de Habds. 

Yahya Abengania intento inducir al go- 
bemador de Granada, Maimiin Abcnbeder, a 
que entregase la ciudad a los almohades, 
pero no pudo conseguirlo *: seis anos des- 
pues, cq549, por fin Granada cayo en poder 
de los almohades por entrega del mismo 
Maimiin Abenbeder ~. 

Eatregada Cordoba a los almohades por 
Abengania, 6 acordada su entrega, no re- 
nimcio D. Alfonso a ser nuevamente senor 
de ella, j aprovechando sin duda la ocasiin 
de que esluviera poco guarnecida, logro sus 
deseos; pero los almohades de Sevilla a las 
ordenes de Abulgomar Abenazrun con los 
refuerzos suministrados por Yiisuf el Petro- 
chi de Niebla y los enviados por Abdelmu- 
men bajo la direccidn de Yahya Abenyag- 
mor la recobraron a los pocos dfas 3. 



* AJxMijnUU'm, cdi. Slauc to. I, p&S- 312: cdi. del 

Cairo, lo. VI. pag. 325. 

1 AbenjaUiin, to. VI. pat!. 233. 
3 Abcnjaldun, to. VI, pag. 2£>. 

AfcMORAVlDES S 



• \ 

r 



— 66 — 

Ea la relacidn de los acontecimientos 
ocurridos en Alandalus desdc que en 538 se 
inici<5 la rebelitfn contra los alraoravides, 
hasta el aiio 543, no hemos tenido necesidad 
de mencionar a los Principes de esta dinas- 
t!a > porque para nada intervienen en las co~ 
sas de nuestra peninsula, en la que parece 
que ningun eco tuvo su dcsaparici<5n, a pe- 
sar de que oficialmente una buena parte, 
quiza aun la major, de la Espana musulma- 
na eslaba_soraelida al dominio de los almo- 
rayides. 

De que en estos ultimos anosdela dinas- 
t(a de Yiisufhijo de Texufin, sus Principes 
eran reconocidos oficialmente en Espaiia, 
tenemos buena prueba en los preclosos di- 
nares que de ellosse conservan, acunados en 
Almena en los alios 538 j 539, de Sevilla 
de los ailos 538, 539, 540 y 541, y de cstos 
dos ultimos aiios en Granada *. 

Muerto Isliac, liijo de AH, ultimo sult&u, 
despues y & consecuencia de la toraa de Ma- 
rruecos por los almoliades en el mes de Xaual 

\ Ylvks, otoro cilodo, mimeros Wt{\ y algunos- 
dolossiguicntcs. 



— 67 — 

delano541, si quedaban individuos de la 
familia, parece que nadie penso en procla- 
marles al olro lado del Estrecho: tnmpoco 
consta que so pensase en ello en bis ciudades 
espanolas, rjue hasla entonces les habiau per- 
manecido adiclas, ni raenos en las que des- 
pues de haberse rebeludo contra los almora- 
vides, resistieron preslar obediencia a los 
almohades: pudieramos deeir que Cordoba y 
Granada, en los monedas posteriorcs al oiio 
541 la primera da muestras de su arrepenti- 
miento por haberse rebelado, y la segunda 
de su constancia en la adhesion k los almo- 
ravides; pues no teniendo Principe a quien 
proclamar, ponen en sus monedas, < Oh Dios, 
perdona a los Priucipes de los muslimes, los 
Benitexufin» ! , 



\ Yivfcs, oljra eilodn, Humerus 1l»7H y 1970. 



G8 



LA REBELION EN MALAGA 

Se ha dicbo antes que Abenhamdin des- 
pues de su expulsitfn definitiva de Cordoba 
se retird a Malaga, y que alii murid en el 

ano 546 L 

En el afio 539, al Liempo de la suhleva- 
cidn general contra los alraoravides, era cadi 
de Malaga, desde el aiio anterior, Alhosain, 
hijo de Alhosain, hijo de Abdala, bijo de 
Alhosain, conocido mas comunmente por 
Abulhdffuem Ahenliavin, hombre de ilustre as- 
cendencia v que se habia criado en la hol- 
gura de su posici<5n, llegando 6 adquirir 
nombre por su ciencia: cuando los cadies de 
las difercntcs ctudades se pusieron en rela- 
citfn, sin duda para acordar su conducta con 
los almoravides, se declaro independienle en 
M&laga, cl sabado 13 de Ramadan de 539 
(9 de Marzo de 1145): sitiados los almoravi- 
des en la aleazaba durante siete meses, el 



\ Ln qua tie la suorle dc Malaga en eslo pe- 
rifttlo habia poditlo avenjsuars© era imiy poeo y vago: 
(vfrisfl en (hiiH-n Rot,!?*, M*il<i(jn nwulmmui, pat?. I-V3): 
hoy sa be m oh hIro mas, gracing a los libms adquiridos 
6 publicndos liUimamuutc, 



— 69 — 

gobernador Almansur liijo de Mohamad el 
Hach, hubo de capitular, iristalandose en ella 
Abenbasuu despues de dos meses, tomando 
el titulo de emir v dandose el Lono de los ca- 
dies que habian asumido el mando: al frente 
del ejercito puso a su hcrmano Abulhasan, 
a quien, dice Abenaljalib, dio el gobierno 
de Cordoba j su comarco; aunque esto seria 
como aspiracion 6 puro Utulo, pues no haj 
mdicio de que llepnse a obtener Ul mando 
efeclivo. 

Los almorovides vccinos de Abenhasun 
no cesarou de molestarle promrando corlarle 
las comunieaoiones v aprovisionnmiento, y 
esto le obligo a tomar a su servicio 6 pcdir 
ouxilio a los cristianos, compromeliendose A 
darles sueldo, para lo que hubo de estreehar 
& los de M&laga con impuesLos: disguslado 
el pueblo con esto, unido a la reprobacidn de 
su conducts, ee pusieron de acnerdo con un 
hombre saga/, de entre sus servidores, cono- 
cido por El de Loja, y fijado el dia, se rebe- 
laron, sorprendiendo A los portcros y apode- 
randose do la alcazaba; eucerrado Abenliasuu 
en el alcfi'/ar. alii se defendio; al convencerse 



-Y 



— 70 — 

de que iba & morir (pues su hermano ja ha- 
bia sido mucrlo en laconmocion), temiendo 
que sus mujeres llegaran a poder de otros, 
intend malarias en el palacio; pero ellas sc 
defendieron en las galenas y cuartos: agra- 
vada mas la siluacitfn, prendio fuego a sus 
libros j tesoros, j luego torad un veneno que 
no produjo el efecto descado: en vista de 
esto, aguzd el hierro de una lanza y se pre- 
cipllo sobre el hasla que le salio por la es- 
palda, sin que ni aun esto acabara con su 
vida; asi que, al entrar los almohades en el 
palacio, le encontraron revolviendose en su 
sangre y ofreciendosc a la muerte: aun vivid 
dos dias, muriendo el 11 de Rebia primero 
del alio 548 (6 de Junio de 1153): su cadaver 
fue crucificado y, cortacla la cabeza, fue lie— 
vada a Marruecos, quedando Malaga desde 
esta fccha en poder de los almohades, quie- 
nes ja dijimos que habian crucificado tam- 
bien el cadaver de Abenhamdin, muerto 
veinte meses antes *. 



1 Abanaljatib, &R At. do la Aoadfimia, num. 37, 
folio ftiS, y fol. 49 (Jo mi copia sobre o] eodice do la 
Hiblfolnra deArgel: Adabi, Bib, Ar, bis. lo. 111. pAgi- 
nas 32 y S.\. 






LA REBELION EX EL 0RIENT1 
DE ALA.XDALUS 



Como se ha dicho, uno de. los que mas 
contribuyeron a ex.pulsar de Alandalus, 6 
mejor dicho, a que desapareciera de ella el 
imperio de los almoravides, fue Mmosttiasir 
Abcnbud, llamado lambien Zafadola, liijo de 
Abdelmelic Imadodaula, ultimo rey de Za- 

ragoza. 

Nuestro Zafadola, pues asi le llomamos 

con los autores cristianos, a la muerLo de su 

padre en el afio 524, le sucede en el sefiorio 

de Rueda y en el afio 525 6 526 », 6 acosado 



1 iiibl.Ai-.his.Ki.nl, jiip. :»i.-n«zy. Notices, 
pSgina 25.1, y AbennljutMv "bra eitiida. 



^ 



por las armas victoriosas de Alfonso VII, d- 
entufeiasmado con sus hazafias, como dicen 
nuestras crdnicas, entrega el castillo de Rue- 
da en cambio de la mitad de Toledo ' . 

Establecido Zafadola en Toledo, alii per- 
maneceria basta el ano 539, en el que, ini- 
ciada la rebelidn general contra los almora- 
vides, s-e rebeia en las fortalezas inmediatas 
k su pequeno dominio, y desde alii boja a 
Cordoba, donde entra sin resislencia por la 
connivencia coa sus raoradores y el auxilio 
de los ricog 3 . 



i Abenalabar on In bio^rafia do Zafadola (Do- 
zy, Notices, pa*:, £-tt) a*)i»iKi a csie acontoennicnlo la 
fecba <Sol ponniLimo mos do! ano ;>;tt,— Afrenalaiir, to- 
mo XI, pii%. 20, lija la fecba . : i2fl: la Cronira th-l Emppvntlor 

I). Aifoif-o, antique jiii 4tsi^.na fecba concreta A la on- 
tregn dot Castillo iks Rueda y a fa oliaiua do Zafadola 
con el Emperodor, parceo ^si^uar a estori sucesos la 
fecha qui* acr-plamos o rmiy iiimcdinia, puos los re- 
Jlcre a coiHinuacion del anu H31 (o sea -j2*> y ;>2fi de 
la lidgira) (Es. Sa^-, to, XXI, pa<i. :?30); dospuos en los 
diios 1133 y 4 13o supine la prosencia de Zafadola on la 
cxpedicion contra Andalucia y en la proclamation 
del Kmperador, por lanlo parecc debemos admitir 
para la attanza de Zafadola con el Emperartor la fe- 
cha que parecc inferirso de la Croitira. 

3 Vtias-o su biografia en Dozy, Notices, p&g. 224. 



— 73 — 

De las negociaciones que para esto de- 
bieron niediar nos da alguna indicacion la 
Crdnica do Alfonso VII, a quien Zafadola 
acompano en sus expediciones a Andalucia 
en el a no 1133, y probablemente en 1144, 

Rcfiriendose al final de la primera de 
estas expediciones dice el aulor de la Croni- 
ca ': «Yicndo esto (los estragos caasados por 
el ejercito del Kmperador), los magnates de 
los agarenos enviabau secretamente mensa- 
jeros al Hey Zafadola diciendole: habla con 
el Rey de los cristianos y con el libranos de 
las manod de los Moabitas ' } ; nosotros paga- 
remod al Rey de Le6n tributos reales mayo- 
res que los que nuestros padres dieron a los 
suyos, y scguros contigo, leservireraos, y tii 
y tus hijos reinareis sobre nosotros^. Oido 
este mensajo por el Hey Zafadola, despues 
de consultar con el Hey y sus fieles conseje- 
ros, les contest^: «Id y decid de mi parte & 
mis hermanos los principes de los agarenos 
(lo siguiente): «Apoderaos de algunos casti- 



1 Kp. Ssig, to. XXI, pft.«. 33*. 

2 A tos mtisuhnanes espanolos llama A{tft*e>ia& t 
y Mo'thita* i» los almoroviiles. 



I 



— 74 — 

llos fuertes y de algunas torres de las ciu- 
dades y moved guerra en todo lugar, j al 
momento, yo y el Rey de Leon os socorre- 
remos». Despucs de estas platicas, el Empe- 
rador levant<5 cl campo, pas6 el puerto de 
Amarela y llego* a Talavera. 

Nada sabemos de los resultados practicos 
de las platicas iniciadas en el aHo 1133 (527 
y528), ni aun si se siguio" gestionando 6 
preparando el terreno para una sublevacion 
general; probabl erne ate no se consigui<5 mas 
que fomentar el descontento contra los almo- 

ravides. 

Diez afios deapacs, la expedicion del 
Emperador hasta el corazon de Andalucia 
en 1144 (de Cbumada 2° de 538 a Racheb 
de 539) debio de contribuir no poco a mover 
los animos contra los almoravides, impotentes 
para todo. resislencia: por eso los moros an- 
daluces volvieron natnralmente los ojos hacia 
los personajes propiamente espaiioles y de 
ascendencia ilustre por descender de estirpe 

real. 

En Septiembrede 1144(Rebia 1." de539) 

sereunian en Toledo todoa los Condes, Mag- 



— 75 — 

nai.es y Duques del Emperador, cada uno con 
sus milieias, y los alcaides, cuballerosy peo- 
nes de Loda Extrcmadura j : reuuido esto nu- 
meroso ejercito, el Empcrador levanto el 
campo, dirigieudose al pais encmigo, que 
devasto desde Almena a Calatrava, «destm- 
yeroa todas sus villas y olivares; cortarou las 
higueras y manzaaos; prendierou fuego ea 
sus ciudades, villas y aldeas, quemaron con 
llamas sus castillos; se apoderaron de hom- 
bres y mujeres y de sus hijos, hacieudo gran 
bottn de caballos, yeguas, camellos, mulos, 
asnos, bueyes, vacas y toda clase de ganado, 
oro, plata y objetos preciosos, que cncontra- 
ban en las casas: todo lo sobredicho fue 
llevado ol Emperador, que estaba acampado 
en tierra de Granada: despues do esto, el 
Emperador se voivio a Toledo^. 

Exagerada ser& sin duda la narracidn an- 
terior; pero de todos raodos se coraprende el 
efecto que la campaila debio de producir en 
el Snimo de los moros espanoles y que el 

\ Segun el editor de la Oronica, Kxlremadura 
indiea aqui In frmUera qimvonia a com premier, poco 
miis u mcaos t lu cucnea del Tajo, 



_ * 



— 76 — 

autor dd la Cronica anade a continuation. 
«Viendo los principales y jefes y todo el 
pueblo de los Agarenos los referidos males y 
que el Emperador y sus magnates se dirigian 
todos los aflos contra su tierra; que las hues- 
tes de Toledo, Segovia, Avite, Salamanca y 
otras ciudades destruian todos los dias algo 
del territorio musulman, se congregaban en 
las plazas y asientos de las ciudades y en las 
sinagogas (mezquitas) diciendo: «Que vamos 
& hacer, pues no podemos sostener la guerra 
contra el Emperador y sus capitanes». A lo 
cual respondian algunos diciendo: «Los Moa- 
bitas se comen lo mejor dela tierra; nos qui- 
tan nuestras posesiones, oro y plata, y opri- 
men § nuestras mujeres e hijos; peleemos 
por tanto contra ellos; matemoslas y sacuda- , 
mos de nosotros el yugo con que nos opri- 
men, ya que no tenemos parte en el palacio 
de Texufin, ni lierencia entre los hijos de 
All y de su padre Yusuf»: otros decian: «ha- 
gamos primero paz y alianza con el Empera- 
dor de Letfn y Toledo y demosle tributos de 
Rey, como nuestros padres los dieron a los 
suyos»: parecid esto bien y el que todos es- 



— 77 — 

luviesea preparados para la guerra contra los 
Marroquinos ': vueltosinmediatamenLe asus 
sinagogas, oraban pidiendo la misericordia 
de sa falso profeta Mahoma para que les ayu- 
dase ea lo quehabian comenzadojy, enviando 
mensajeros, llainaban al rey Zafadola y a to- 
dos los descend! entes de los antiguos reyes 
de los Agarenos para que fuesen hacia alios 
y peleasen contra los Moabitas». 

Y efectivamente, en aquel mismo oiio se 
hizo general la sublevacidn que en Mertola 
habia iniciado Ahmed Abencasi, probable- 
mente sin conexioii cou estas tendencies; 
pero si Zafadola no fue el primero ni el mas 
afortunado de los ({ue se levantaron contra 
los almoravides, fue indudablementc el de 
mas nombradia y prestigio entre los musul- 
manes espanoles, y su autoridad fue recono- 
cida en varios puntos, bien que de un modo 
poco duradero, pues probablemente no me- 
recia el prestigio de que gozaba, mas por su 

1 Los almoravides Ionian la corle en Mamie- 
cos y sin duda los moros espanoles cmplearian el pa- 
Ironimico marro'iiii o marro'iuinn como sinonimo de 
■ almoravitt. 



— 78 — 

ascendencia y edad que por sas meritos 
propios. 

Al fijar j discutir las fechas de los acon- 
tecimientos en que tomd parte Abenhamdin, 
ha sido preciso apreciar las indicaciones de 
los autores respecto a Zafadola: de ellas re- 
sulta, como hemos visto, que Abenhamdin 
fue proclamado en Cordoba por primera vez 
hacia el mes de Ghumada postrero del ano 
539 (Novicmbre 6 Diciembre de 1144); pero 
no por cucota propia, sino como lugarte- 
niente de Zafadola, hasta que este entrd sin 

resistencia alguna en la antigua capital del 
califato en Enero de 1145 (Ramadan de 539). 
Si effmero fue este que se ha llamado 
primer reinado de Abenhamdin, tanto que 
los toledanos parece que no tuvieron noticia 
de el, porque no fuera proclamado con tttu- 
los pomposos, como lo fue despues, no duro 
mucho mas el reinado de Zafadola en Cor- 
doba, a pesar de haber sido llamado por el 
pueblo y ricos, con quienes se habria puesto 
enrelacitfn desde que acompafiara al Empe- 
rador en las incursiones por territorio mu- 
sulm&n. 



— 79 — 

Al clecir de casi todos los historiadores 
arabes que de ello hacen mencion, s6\o doce 

*■ dias permanecio Zafadola en Cordoba y, aun- 

que aceptemos lo que dicen los Anales To- 
ledanos, sierapre resulta que su reinado fue 
muy corlo, pues que habiendo entrado en el 
mes de Enero, jiuo a Granada en el mes de Mar- 
cio de 11-15 y entonces fue proclamado denue- 
vo Abenbaindin. 

De lo que en C6rdoba biciera Zafadola 

: " en su corto reinado, nada dicen los autores 

?; arabes y poco nuestros croniconcs: cuando 

tan pronto se disgustaron de el los de Cordo- 
ba, j lo mismo hicieron luego los de Grana- 
da> no tendria grandes condiciones de man- 

f** do; j el bccbo de liabcr dado muerte a Farax 

\ Adali, el antiguo gobernador de Calatrava, 

que tanlas victorias habia conseguido contra 
los crisiianos, prueba al menos que la gloria 
adquirlda en los combates no era bastante & 
garantir la vida de los que le contrariaban. 
Echado de Cordoba, Zafadola buy 6 a 

cjfc Granada, como dicen los Anales Toledanos, 

6 k Jaon y de alii a Granada, lo cual no estA 
en contradiction: en Jaen Yencio al cadi 



r 



— 80 — 

Abencbozay, que se Labia rebelado, sin du- 
da contra los almorayides, declarandose in- 
dependiente, 6 mejordicbo, no reconociendo 
k Zafadola como representante del poder en 

Cordoba. 

Habiendodejado en Jaen por lujjarte- 

niente a un sobrino suyo, Zafadola se diri- 
g\6 k Granada,. adelanLandosc a las fuerzas 
que Abenhamdin enviaba en ouxilio dc All 
Abenadha; asi que, las tropas mandudas por 
AH Omalimad, sobrino 6 prime, segun pa- 
rece, de Abenhamdin, liubieron de re- resar a 
C6rdoba: sin duda Abenadha de Granada se 
habria puesto de acuerdo con Zafadola, aim- 
que habia proclamado a Abenhamdin, pues 
no ofrccid resistencia Ala entrada de Zafa- 
dola I. 

No es facil fijar la fecha concrcta de la 



1 Alienalafoar, Dozy, Nolicos, pas;. 3^.— No cs 
ftcil coniprciidcr lo quo paso en (irawada: Ahcnala- 
bar dice que Abenadha, en hirlia conlra l»s olmora- 
vido3 cuccrrados en la alcBzalin T pulioaiivilio a Aben- 
hamdin de Cordoba ya Abcncliozay do Jin'n, y quo 
habiAmlosfl adclanlado Zafadola til ojrrrilo oiiviado 
por Abenlinimliii, Abenodha y Zafadola se auxiliaron 
irmiuameiile. 



^J 



— 81 — 

entrada de Zafadola ea Granada, ni tampoco 
el tiempo que en ella pennanecio; pero pue- 

m de fijarse de un modo aproximado, por la 

marcha de los aconteciinientos que se des- 
arrollan en Cordoba j Murcia: los sucesosde 
Granada en que intervene Zafadola han de 
encerrarse precisamente en los nueve meses 
que median enire Ramadan de 539 (Marz.o de 

i_ 1145), en que es echado de Cdrdoba, y ol 

vierncs 18 de Racheb del ano 540 (5 de Ene- 
ro de 1H6) en que entra en Murcia (25). 

Instalado Zafadola en la alcazaba de la 
Alhsmbra, quedd reconocido como senor de 
Granada y su comarca, y por esLo en el mes 
de Dulcada le veraos nombrar gobernador de 

V Guadix a AbdeW.i/. Abenabuasin l . 

Entre lanto los almoravides de la alca- 

zaba hacian sin duda frecuentes salidas y en 
I una de ellas, en un combate librado con los 

fuerxas de Zafadola, fue mortalmenle herido 
Imadodaula, su hijo, y los almoravides le 
envian su cadaver: en encuentro posterior, 
entrado ya el ano 540, muere Umbicn Mi 



] Ms. (lelaHibl. Na. Or. 2«, p. IV"- 

ALMOHAVn>KS * 



i 



— 82 — 

Abenadha, sucediendole en elmandosu hija 

MohSmed. 

No contando Zafadola con fuerzas para 

someter a los almoravides encerrados en la 
alcazaba, gestionaria sin duda el que sus par- 
iidarios de otros puntos le enviosen refuer- 
zos; y t efectiyaniente, despues de la muerte 
de AH Abenadha,llcgaba desdeiTurcia Aben- 
abichafar, con ejerciLo dc alguna importan- 
cia; pero fue derrotado y muerto en la bata- 
11a de la Almosala, bien porque los alinora- 
vides se aprovecharan de un desorden acci- 
dental producido al acampar, bien porque 
acometieran dispuestos a un supremo esfuerzo 
y a morir, consiguiendo con esto desordenar 
las haccs encmigas: es lo cierto que los que 
se salvaron del ejcrcilo dc Abenabichafar se 
reliraron precipiladamente a Murcia. 

La halalla dc la Ahnosala y muerte de 
AbeiiabichaftiF, tuvicron lugar el viernes, 
ires de Rebia primero del eno 540 (24 de 
Agosto de 1145), 

Despu.es dc esla derrola parece que Za- 
fadola pudo sostenerse en Granada durante 
un rnes s y que desconfiando ja de poder sos- 



> -1 

r 

— 83 - 

\ tener la lucha eonsUnte con los almoravidcs, 

se retird a Jat'u, qur/a un el mes de Rebia 
segundo, continuandoalK por algtin tiempo, 
basta que dos mcscs despiu'd se dirigo a "Mur- 
cia, donde enlra el 18 do Racheb de 540 (4 
de Enero dc IMG). 

Al retirarse Zafadola de Granada, quedtf 

con el mando de la ciudad, como indepen- 

diente 6 como feudalario suyo, Mohamed 

! hijo de All Abenadba, quien, a los ocho dfas, 

; fatigado de haber de sostcner combales ma- 

fiana y tarda contra los almoravides dc la 
; alcazaba, se retira a Almuiiecar, volviendo 

sin duda el pueblo de Granada d la obedien- 
; cia de los almoravides, & cuja causa perma- 

^ necitf fiel despuos durante bastante tiempo, 

cuando ya tod* Alandalus reronocia a los al- 
• ^ mohades 6 k Abcnmcrdanix de Murcia. 

: Testiraonio elocueiUe de ia adhesitfn de 

Granada & la causa olmoravidc tenemos, co- 
i mo queda diclio, en un precioso dinar de' 

.! ano 545, en el que, exlinjjuida la fumilia do 

P los Principcs almoravides kg pide para ellos 

\ la misericordtu de Ala '. 



. j 



h 



J WasM'i\i:s, olai-a ahuli, mninMo l"0_ 



E 

s 



— 84 — 

Hacia el mismo Liempo en que Zafadola 
salia de Granada, tomaba posesidn del go- 
bierno de Murcia, y probablemente como va- 
sallo 6 lugarieniente, un amigo suyo, llama- 
do Abamohamed Abdala Abeniyad, quien, 
puesto de acuerdo con sus pariidarios que 
salicron a visilnrle en Orihuela, en cuanto 
esta poblaciou le fue entregada por el vali 
Abenzanon, se dirigid a Murciay se instald 
en el alcSzar mayor, sin que nadie tratara de 
estorbarselo: sucedia esto el 10 de Chuma- 
da primero del afio 540 (29 de Octubre de 
1145) t. 

Ei reyezuelo dellurcia Abuabderrahman 
Abenlahir, que desde la muerte de su ante- 
cesor en la batalla de la Almosala de Grana- 
da, apenas liabia tenido tiempopara enterarse 
de los rincones del alcazar grande, si efecti- 
vameote merecia este nombre, nada supo de 
las negociaciones del que trataba de suplan- 
tarle, y liasla se esforzaba por congraciarse 
con los que iban & Orihuela a cumplimentar 
al futuro rey de Murcia: es lo cierto que 

1 J)ozy T Notices, p. 214 y 219; segun otro autor, 
oitado en la misma p&giim, h\6 el 26 del in ism o mes. 



* 

v 



— 85 — 

Abuabderraliman Abcnlaliir no hi-/o resis- 
leuciaj j retirandose, primero al alcazar pe- 
queno, j lucgo a su casa, consiguio que 
Abenijad, no considerandole temible, le de- 
jase en paz. (26) 

Instalado Abenijad en el alcazar major 
de Murcia, proclamo § Abenliud, contentan- 
dose con ser su lugarteniente; j Zafadola, 
en tanto que se preparaba para presentarse en 
su nueva capital, envi<5 a Murcia a su hijo 
Abubequer, k quien salio a recibir Abenijad, 
mostrandose muj honrado con su presencia: 
luego se fueron ambos a Valencia, donde el 
pueblo, al ecbar de ella al cadi Merufin Aben- 
abdelaziz habia proclamado k Abenijad, casi 
al mismo tiempo que el de Murcia. 

Abenijad entrego el mando de Denia k 
Abubequer Abenliud, j vuelto a Valencia, 
al tener noticia de la llegada de Zafadola k 
Murcia, k los dos dias se le presentd, pres- 
tando Iiomenage, 6 instalandose en el alca- 
zar pequeno K 

Poco tiempo permaneci6 en Murcia Za- 



Oozy, Notices, p. 2SG. 



— 86 — 

fadola, pues se acercaba el termino de su ac- 
cidenlada carrera: aunque le vemos salir a 
campana personalmente, era poco amigo de 
ocuparse en la gobemacion del eslado, pues 
nos dice Abenalabar qucentregolosnegocks 
a Abeniyad, contentaudose con el nombre de 

Principe, 

No aparecen claras las circunstancias de 

la battalia en la que Zafadola pierde el trono 

y la vida: Abenalabar dice que k las pocas 

noches de haber heclio entrega de los nego- 

cios en poder de Abeniyad, se dirigieron 

ambos a Jaliva, 6 donde ya se les Labia ade- 

lantado, con el ejercito de Valencia, Abdala 

Abensaad; habia este salido en persecucidn 

de los cristianos, que talaban la coroarce: 

eraa estos los soldados del tirano Alfonso 

(VII), y cuando se encontraron ambos cjer- 

citos, despues dehaberse unido las tropas de 

Valencia y Murcia, trabada la batalla, mu- 

rieron Abenhud y Abensaad, salv^indose 

Abeniyad. 

Esta batalla, perdida pop los muslimes, 
se di6 en el lugarconocido por Alloch (?). en 
la Hanura cerca de Chinchilla, el viernes 20 



— 87 — 

<ie Xaban del afto 540 (5 de Febrero de 1146), 
aunque se dice que fu6 el sabado siguientc: 
algunos autores le Hainan !a batalla de Alha- 
£€te, j por baber muerlo en ella Abensaad, 
es conocido por el dc (la batalla de) Mbacelc *. 

En los Anales Toledanosse hacemencidn 
de esta batalla y de sus resultados con estas 
laconicas palabras: <cLidio Oahedola con 
Cbristianos e mataronlo en el mes de Febre- 
ro, Era 1184» %: fecha que concuerda perfec- 
tamente con la que lieraos tornado de Aben- 
-alabar. (27) 

Estudiada la historia de la rebelion ge- 
neral contra losalraoravides, en el Algarbe, 
enCtfrdobayen Graaada, y desembaraza- 
dos ya de la narracida de lo que se refiere £ 
Ahmed hijo de Yusuf ■conocido por Zafadola 
y por Abenhud, y que como hemos Yisto, 



1 En el tomo XXXIU pag, M7 del Bolctin do la 

Real Acadenno de la Historia, dijimos eqwivocada- 
menle, que el muerto en la balalla do Albaccle, f«6 
Abeniyad: aunque la equivocacies qttcdo rccliflcada 
luegoen el tomo XXXIII, pag. 352, no creemos in- 
oporluno hacer esta rcclificacion, 

2 Espana Sagrada, lo. XXIII, p. 390, 



— 88 — 

figura en primera linea^lo mismo en la his- 
toria de la rebelidn de Cordoba, que en la 
de la parte oriental, pasemos ;ya al estudio 
de esta. 



**. 




REBELION EN EL ORIENTS 
DE ALANDALUS 



>I ii rein y Valencia 



La historia del oriente de Alandalus, 
prineipalmente dc Murcia y Valencia, en este 
periodo que examinamos, ofrece tal compli- 
cacidn quo, a pesar de que nos dan mucha 
luz las biografias de algunos de los persona- 
jes que en este periodo obtuvieron el mando 
supremo, dificilmente podemos darnoscuen- 
ta de much os de los sucesos: narracidn deta- 
llada y especial no hay que buscarla en los 



— 90 — 

a u tores arabes y menos en miestros kisto- 
riadores particulars , que poca 6 niflguna no- 
ticia tuvicron de largos periodos de la domi- 
nation musulmana, cabalmeiite de aquellos 
que mas inheres podian ofrecer para los his- 
toriadores do ciudades; pues cuando estas 
formaban parte de la domination general, 
lo que a ellas se refiriese, habia de tener in- 
tend secundario, al paso que lo tenia muy 
capital, cuando csda ciudad constituia una 
entidad independienLe; tanto mas si, como 
sucede en Murcia en este perfodo, el jefe de 
ella aspiraba, y lograba alguna vez, ser el 
centro de casi toda la Espanamusulmana. 

La bistoria de Murcia y la de Valencia 
en este periodo se compenetran entre si y, 
por fin, se refunden en la de los valies 6 
principes que doniiuan en Murcia, donde 
en los dos primerosafios de este periodo, 539 
y 540, los reyes 6 valies independientes fue- 
ron muchos, y de ellos apenas tenemos m&s 
noticias que las que nos hon legado Aben- 
alabary Abenaljalib, y por cierto que mu- 
chas de ellas se encuen trail no en la biogra- 
lia del personaje a quien se re-fieren, sino en 



— 91 — 

la cle algiin otro, en la cual entran de un 
modo mas 6 menos natural. 

Inciiada la sublevaoion contra las alino- 
rayides en el Algarbe en el mes de Safar del 
ano 539 (Agosto de 1144) y seciusdada en 
Cordoba por Abenhamdin hacia el mcs do 
Racheb (de28 deDicitmbra do 1144 a 26 de 
Enero de 1145), y luego como legalizada 
con 3a proclamaciori de Abenhud en Rama- 
dan de este raismo ano (de 25 de Febrero 
a 26 de JIarzo de 1145), por esle mismo 
tiempo se propaga por Murcia y Valencia. 



GobEemo <le Abenalliacli 
(recftmieEcmlo a j&Jieithaimlin) 

Los de Murcia, bien porque alguien es- 
tuviese preparando el terreno en connivencia 
con AbenhamdiOj 6 como manifestacidn es- 
pontanea del odio que los musulmanes espa- 
fioles profesaran & los almoravides, al tener 
conocimiento de lo ocurrido en Cordoba, se 
rebelan, poniendo al frente del gobierno k 
Abumohamed Abderraliinan, hijo de Ch&far, 



— 92 — 

hijo de Ibrahim, el de Lorca, conocido de 
ordinario por Aknalhach, el cual proclamo & 
Abenhamdin, por quien hizo la oracion pii- 
blica durante algimos dias de los meses de 
Ramadan y Xaunl * de este ano, en que, co- 
mo dice Abenalabar, abundaronlos rebeldes 
en el oriente y occidente de Alandalus. 

No habia nacido Abenalhacb para el car- 
go & que 3e elevaron las circunstancias, asi 
que, luego manifesto disgusto del mandoy 
deseo de dejarlo, quiza porque le crearon di- 
ficultades los partidarios deZafadola, quien, 
por aquellos meses, manifestaba pretensiones 
de dominar en la parte oriental; pues dice 
Abenalabar ser cosa corriente entre los auto- 
res que Zafadola envid a Murcia uno de sus 
capitanes llamado Abdala Abenfarech, el 
Tegri d Zegri (el de la frontera), quien a mi- 
tad dc Xaual eclid de Murcia y reemplazda 
Abenalhacb, que durante un mesescasoha- 
bia ejercido el mando bajo la obediencia 6 
proclamando & Abenhamdin. (28) 



Dozy, Notices, p. 217. 



93 



Gobicrno del arniez Alnlaltt el Zegri 

Reemplazado en Murcia Abenalhach por 
Abdala Abenfarcch el Zegri, que despues fi- 
gurara en las monedas con el tilulo de antics* 
proclama la obediencia dc Abcnhud a mitad 
de Xaual, pero a fines de! mismo mes cs re- 
emplazado por Abenabich&far. 



tf*of>Ecrnn <ie Alrenalrfchafar 

Abuchafar Moh&mod hijo de Abdala, co- 
nocido por Abenabichafar, sucesor del Zegri, 
decia, respecto asu elecei6n,queel mando no 
le cuadraba ni aim le merecio; pero que lo 
aceptaba para proteger al pueblo y S unos 
contra otros, hasta que se prcsenlase quien 
fuese digno del mando K 

Abenabichafar gobern6 a Murcia du- 
rante los tres ultimos meses del a no 539, y 
primeros del 540, pero aim esle corto tiem- 
po no lo paso sin disturbios; pues babiendo 
salido de la capital con objeto de unirse al 

1 Dozy, Notices, p. 217. 



— 94 — 

ejercito de Meruan Abenabdelmelic, rey de 
Valencia, que en Jativa sitiaba a los almo- 
ravides, los de Murcia promovieron un elbo- 
roto, que Abenabich sfar acudio a sofocar, 
volviendo luego a Jativa, hasta que esta ciu- 
dad cayd en poder de su aliado el rey de Va- 
lencia:" en el mes de Safar del afio 540, vuel- 
lo a Murcia Abenabichafar, pronto bubo de 
salir de nuevo, para no volver, pues liabien- 
do salido en auxilio de AH Abenadba de 
Granada, 6 mejor dicho, de Abenbud Zafa- 
dola en lucha con los almoravides de la alca- 
zoba, el de Murcia fue derrotado y muerto 
en la balalla de Almosala antes de fin de 
Rebiaprimero Vja que en este diojlegada a 
Murcia la noticia de su derrota y rauerte, se 
le did sucesor: el ejercito a las ordenes de 
Abenabichafar se dice que llegaba a 12.000 
liombrcs eutre peones y gineles. 

El mismo Abcnalabar, dcspues de refe- 
rir la historia de eslos dos ultimos reves de 
Murcia del modo que lo acabamos de liacer 
cosi con sue mismas palabras, pone otra tra- 



1 Do/.y, Notices, p. 218. 



— 93 — 

diciou Que, coi» forme en las fechas, difiere 

^ 

baslante on el fondo: es'.a segunda version 
dice eg tar torn a da de! hisLoriador Abeusahi- 
basala, gericralmeiUe mejor iuformado que 
otros; por eslo, no ciicoittniudo razemes, ya 
que no decisivas, de ulguna fuurza para se~ 
guir una version mas bien que otra ? debe- 
mos consignarlas ambas. 

Dice Abciisahibasala que Abdala el Ze- 
gri eslaba do eapitan en Gueuca, cuando tu- 
vo noticia de la proclamation de Abenhain- 
din en Cordoba y que se dirigid haeia el 
permaneciendo algdu tiempo en su compa- 
nia: convienen los bisLoriadores, flfiadc, que 
Abenhamdin reeibid mensaje de los de Mur- 
cia dieiendole que ? hubiendo dado el mando 
a Abumobumcd Abunalhach (bajo su obe- 
diencia, por supuosto), este babia hecbo re~ 
nuncia del gobierno, y que entonces Aben- 
bamdin les envio de vali a Abdala el Zcgri, 
uombrando cadi a Abuchafar AbcnabichS- 
far: el Zegri llego a Murcia el marles milud 
de Xaual del afio 539; luego, aunquc Aben- 
abiclrafar, eu su calidad de cadi, «ra reol- 
meule el segundo, manifesto o se vio que 



— 96 — 

ambicionaba la jefatura; pues habiendo re- 
unido tropas, marchd a comhatir & los almo- 
ravides de Orihuela, a quienes rmUo perfida- 
mente fallando a lo que con olios habia 
estipulado: desembarazado de csta expedi- 
cidn, entrd abierlamente en cabildeos con la 
gente de Murcia, proponiendo que le diesen 
el mando; que el cadiazgo, que cl habia ejer- 
cido, pasase a monos de Abuabdala Aben- 
alhallel; y que Abdala el Zegri fuese nom- 

brado jefe de la cabullen'a. 

No encontrando Abenabichafar quien se 
opusiese a sus miras ambiciosas, fue procla- 
mado sin oposici6n, y a seguida negd la obe- 
diencia a Abenhamdin, declarandose inde- 
pendiente: como para seller solemnemente 
este acto de rebeldia, no se contento con me- 
nos que con tomar el titulo de III rmir Anasir- 
lidinnla (el emir protector de la religion de 
All), desechando el que llevara antes de Ath\ 
liamir almutimh (el que obedece al emir de 
los muslimes): necesitando sin duda preca- 
verse contra los partidarios de Abenhamdin, 
encarcelo" a Abdala el Zegri, lo mismo que a 
dos cufiados de este, hijos de Masluca, dando 



_ 97 — 

el cargo de jefe dela caballeria £ Zanon, uno 
de los jefes del ejercito j . 

Desde este puato estan conformes ambas 
narraciones con la linica diferencia de que 
Abensahibasala indica cual faera el motivo 
del alboroto ocurrido en llurcia, mientras 
Abenabicliafar eslaba en el sitio de Jativa: 
no fue otro que el de poner en liberlad & 
Abdala el Zegri j a sue cufiados, quienes 
probablemente human todos a Guenca al 
llegar Abenabichafar, aunque el autor s61o 
lo asegura respeeto a Abdala el Zegri. 

Muerto Abenabichafar en la desgracia- 
da expedition de Granada, al Uegar a Murcia 
la noticia, los de la ciudad convinieron en 
dar el mando a Abuabderrahman Mohamed 
liijo de Abderrahman, hi jo de Ahmed, hijo 
de Abderrahman Abentahir el Caisi, conoci- 
do generalmente por Abentahir; sucedia esto 
& fines de Rebia primero del uno o-lO (20 de 
Septiembre de 1145). 



I Dozy, Notices, pag. 2IS, 
Almokavjdks 



; 



£ 



— 98 — 

Insialado Abentahiren el alcazar, procla- 
mo la obediencia de Abenhud, a reserva, se- 
giin parrce, de aspirar a sucederle en el man- 
do: al frente de la caballena, jefatura que 
resulta ser en esle tiempo la mas importante, 
puso a su liermauo Abubequer. 

Por aquel mismo tiempo, Abeuhamdin 
quiso recobrar la iiifluericia que liabia tenido 
en Murcia, y al efecto envio ua ejercito a las 
ordcnes de un sobrino sujo llamado Omal- 
imad, quien bubo de volverse defraudado, 
habicndo sucedido lo mismo con otro ejercito 
a las ordenes de su primo, llamado Alfol- 
folt ] t acompanado de Abumohamed Aben- 
albach, el priraero que se Labia rebelado, 6 
mejor dicho, que habJa ejercido el mando en 
Murcia: acompaiiabanlesotros quehablan ido 
Spreslar homenaje a Abenhamdin, y a pesar 
de que los expedicioDarios debian de tener 
connivencias deniro de la ciudad, no pudie- 



1 Abenalabar (Dozy, Notices, pag, 22R) pone la 
biografio deesle personal, Jlamado AJmjIuisan Mo- 
hamed, liijo d<* llmiidin, hijo do All, Iiijo <Io Moha- 
med, Jiijo tie Abielazi/. Abenhaiiulin. 



— 99 — 

ion entrar, y los partidarios de Abenlianidin 
liubieron de esconderse. 

Ocupado y ann preocupado Abenlahir en 
perseguir a los partidarios c!e Abeuhamdm, 
no advirtid que tenia en casa oUos encmigos, 
y su emirato dura rauy poco tiempo, pues 
los de Hurcia, escribieron a Abumohamed 
Abeniyad de Valencia para que fuera a en~ 
cargarse del mando, c-omo efectivamente lo 

hizo. 

GoMerno d e AbenSynU 
(a n* mill re <le Kiifiitlula) 

Al llegar Abeniysd & Orihuele, el veil 
Zandn le hizo entrega de la ciudad, y alii 
fueron a visitorle los que le habian invitado 
& que se apoderase deilurcia: Abentahiren- 
tre tan to nada sabia de lo que contra el se 
tramaba y hasla procuraba caplarse la amis- 
tad de 3os que iban a visitar k Abeniyad, 
quien, cuando Abentaliir menos lo pensaba, 
entr6 en Murcia, se dirigio al alcazar mayor 
y tomd posesiou del mando, sin que..,uadio 
se leopusiera: esto sucedfa ^,10 dpChumada -^ ^ 
primero del ano 540 (20 dtf 8c)iubVcCiUi45); -- ^ 




^--^i-^. 



i 



— 100 — 

de modo que Abenlahir ejercio el mando 
udos 40 dfas; pues, coino hemos visto, se La- 
bia trasladado al alcazar grande a fines de 
Rebia primero de este mismo uno y ahora se 
traslada al alcazar pequefio, donde no sabemos 
cu&nto estuvo: pero pronto se trasladd a su 
casa, donde Abeniyad le dejd vivir tranquilo, 
cooociendo sin duda que no era temible. 

Vuelto Abentahir a la vida privada, no 
vemos que tomara parte alguna en 3os sucesos 
posteriores de Murcia, donde vivid durante 
largos afios, hasta la inuerte de Moliamed 

Abensaad, cuja ambicidu y prudencia le tu- 
vieron siempre receloso: muerto Abensaad, 
se calmd el temor clc Abentahir y habiendo 
entrado en la obediencia de los almohades. 
se trasladd a Marruecos, donde murid en el 
ano 574 K 



Dozy, Notices, p5g. 220. 



101 



LA RERELI01N EN VALENCIA 



Durante los primcrosmesesde la rebelitfn 
general contra los almorayides, Valencia no 
tuvo relacioncs especiales con ilurcia, si bien 
pronto aparece como ejerciendo supremacia 
sobre ella; pues hemos visLo que Abenabi- 
chafarfue eft auxilio de Abenabdelaziz de 
Valencia, que sitiaba a los almoravides en 
Jaliva; j parece que cstuba como mero au- 
xiliary ya que, tomada esta, quedo agreya- 

da a Valencia. 

Mientras en Murcia se sucedfan en el 
mando Abumohamed Abenalhach, Abdola 
Abenfarech cl Zegn, Abenabicbafar y Ab- 
derrahman Abentahir, Valencia eslaba go- 
bernada por Abuabdelmelic Meruan bijo de 
Abdala, bijo de Meru&n, bijo de Mobamed, 
conocido mas generalmeate por Abcnabde- 
laziz. 



-i 

■ 7 
- 5 



— 102 — 

Abenalabar J pone una biograffa detal'a 
da de AbenabdelaziZj de la cua! extractamos 
aqui lo mas imporlante, referente a este pun- 
to, prescindiendo de So que se utiliza en la 
narraci6n relative a otros persouajes. 

Cuando llegd a Valencia, el sabado 5 de 
Ramadan del ano 539, la noticia de la procla- 
macion de Abenhamdin y de que Abengania 
se babia retirado de Niebla, desesperando de 
poderla recobrar, teniendo otras cosas mas 
urgentes e importantes que dominar, la gente 
de Valencia se alboroto: estaba de vali 6 go- 
bernador un sobrino de Abengania, ltamado 
Abumohamed Abdala hijo de Mohamed, hijo 
de Ali,y de cadi, este Abenabdelaziz, k quien 
Texufin bijo de Ali habia couferido este car- 
go el 24 del mes de Dulhicha del ano 538 3 . 

A pesar de la rivalidad que en secreto 



J Doxy, Notices, pag. 212 y siguienles. 

2 El mismo Abcnalabar en su Tccmiia (Bibl. 
Ar. hisp-, lo. V, p. 382) en la quo pone una biografia 
mfts corta de este mismo personaje, dice que segim 
algunos este noinbramicnio rue en el aiio539:tam- 
bien en el Almocbam (Bibl. Ar. his. to. IV, p. 19tj pone 
otra biografia con alpundetallopoco importanle, que 
no consla en ninguna de las otras dos- 



— 103 — 

liabfa entre el vali j el cadi, convinieron en 
obrar de comix n acuerde, prescindiendo de 
rivalidades, y habiendo convoeado a las gen- 
tes S la raezqaita aljama, tomando la palabra 
el cadi Abenabdelaziz, recordo al pueblo que 
los ahnoravides hacian la guerra santa a los 
cristianos, habian ayudado a los musulmanes 
espanoles, y singularmente habian liberlado 
& Valencia del dominio cristiano, por lo que 
les exhortaba a permanecer fieles en su obe- 
diencia: levanUSse luego cl vali, y bablando 
en el mismo sentido recordo la cordialidad 
que pocos anos antes habia exislido entre 
ellos y su Lio, durante el tiempo en que ba- 
bia sido gobernador de Valencia: con esto se 
disolvio la asamblea. 

No obstante esto, lleg6 a oidos de Abda- 
la el rumor de algdn dicho del cadi y de 
otros, que no dej6 Je inquietarle, y en la 
noche del miercoles 18 de RamadSu, envi6 
su familia j equipeje a Jativa: a! dia si- 
guiente amanecio inquieto, y entre el y el 
ejercito ocurritf algo grave que le determintf 
& retirarse con los suyos. 

Cuando el vali con sus almoravides llegtf 



J 

■J 



— 104 — 

& Jativa, envio su caballeria contra las co- 
marcas vecinas a Valencia y los soldados sa- 
quearon cuanto encontraron; quejaronse los 
de Valencia ante el cadi Abenabdelazi^ ro- 
g&ndole el ejercito, los arabes y los magna- 
tes, que tomase el mando; pero rehusd ha- 
cerlo ? aconsejandoles que eligiesen entre sus 
jefes uno que se encaryase del gobierno: con- 
vinieron efectivamente en conferirlo a uno 
de los almoravides que habian qued&do en 
Valencia despues do la fuga a Jaiiva del 
gobernador Abdala, y las cosas continuaron 
bien durante algunos dias; pero luego este 
almoravid, en cuja eleccion liabian cunveni- 
do, quiso apoderarse del cadi Abenabdelazix, 
j no habiendo conseguido su intento, ame- 
drentado, sc refugio ea Jativa acompanado 
de los dcmas almoravides que habian que— 
dado en Valencia: recayo enLonces la elec- 
cion unanime en Absnabdelaziz; pero cste 
se negaba a aceplary se escondid, hasla que 
habiendole hablado a solas Abumohamed Ab- 
dala Abenij T ad ? capitan de la Frontera, y 
Abdala Abenmerdanix, le hicieron ver la 
necesidad de aceptar y efectivamente acce- 



_ ■: 
i- 



— 105 — 

did a encargarse del mando: sucedia csto el 
Junes 3 de Xaual del 539 ' (29 de Marzo de 

1145). 

Los almoravides entre tanlo seguian ha- 

ciendo incursiones por tierras de Valencia, 
devastando las Hamiras y forlalezas inine- 
diutas; por lo cual Abenabdclsziz hubo de 
Uamar las tropas de las fronteras y, pueslo 
al f rente de cllas, marcho a siliar a Jativa; 
al lener noticia de ello, enojados los almo- 
ravides, descendieron a la ciudad desde la 
aleazaba, robaron los casas e Mcieron prisio- 
neras a las mujeres: el vierncs 13 de Xaual, 
Abeuabdelaziz llego con sus tropas, y des- 
pues de algunos encuentros, en que salid 
vencedor de los almoravides, esLos se reti- 
raron a la alcazaba: a fines del mes, lleg<5 
con el ejercito de Murcia Abenabichafar, y 
ambos permauecieroii apretando el sitio, con- 
formes en apariencia, aunque rivales en se- 
creto, pues cada uno de ellos aspiraba al do- 
minio de Jativa. 

Entre tanto, como hemos visto, hubo un 



\ En la Teem Ha se dice quceslo fue a fines de 
Ramadan 6 primcros tie Xaual (p. 3S2). 



— 106 — 

alboroto en Mtircia, k donde hubo de ncudir 
Abenabichafar, pero en seguida sevulvioal 
sitio de Jativa, a donde llego tarnbicn por el 
mi^mo liempo Abenijad con gente de la 
frontera en auxilio de su emir Abenabdela- 
ziz, contra cuvo refuerzo no crejo oporluno 
resistir el jefe de la alcazaba, Abdala hi jo de 
Mohamcd Abengania, y huvd, refugiandose 
en Almcria. 

Tumada la alcazaba de Jaliva por capitu- 
lacidn despucs de la fuga del gobernodor, 
Abenabdelaziz la fortified y sc volvio a Va- 
lencia, donde se dice que entrd montado en • 
un camello y en trajc de campaiia, renovan- 
doso :hi proclamation, en el dia de la entra- 
da ( que tuvo lugar en el mes de Safar del 

ano 510 * (de 24 de Julio a 22 de Agosto de 
1145). 

En virtudde la toraa de Jaliva, esla y su 
disLrito, lo mismo que Alicante, se anieron k 
Valencia, con lo que Abenabdelaziz se enor- 
gullecid, y como los tributes no bastaban 
k las neccsidades que sobrevenian, las tro- 

^ Ahenalabar hobla do eslo aw la n-cmila (to- 
mo I, p, 3&2) como si fucao la Vmica proclamacion. 



— 107 — 

passe disguslaron y pensaron en destituirle, 

ponieudose de ncnerdo con Abeniyud, quien 

por aquellos dfas hobia sido proclamado en 

Murcia, y a quien escnbieron para quo ace- 

lerase la marcho. 

Nada advirLio Abcnabdelaziz basin que 

el marten 25 de Chuinada primero (13 de 
Noviembre de 1144), como dice Abensabi- 
basala, las iropas rodcaron el alcazar: pudo 
evadirse, sin embargo, disfrazuudose y des- 
coigandose del muro: sin guia y andando 
fuera de camino, llego a la inoutana de Al- 
meria, reuniendose con Mohamed Abenmai- 
miin, que se apoderd de ul y lc enradend, 
pagan do con esto una deuda cou los Beniga- 
nia, a quienes Abenabdelaziz habfa ecbado 
de Valencia y Jaliva. 

Abenabdelaziz permanecld prisionero de 
Mohamed Abenmaiimin, basta que habieodo 
llegudo ik Almeria con las galores de Mallor- 
ca Abdala bijo do Mohamed (Abengaoia), el 
misrao 6 cfuien Abenabdelaziz habia echado 
de Valencia y Jativa, fue enlregado 6 cste, 
que se abstuvo de derramar su songre y se lo 
llevd encadenado; la conducla de Abenmai- 



— 108 — 

mun con el fugitivo gobernador de Valencia 
fue llevadu muj a mal por el pueblo. (29) 

Al ser destrooado en Valencia Abenabde- 
laziz, los sublevados pusieron al frente del 
gobierao, como lugarteniente de Abeniyad, 
a Abdala hijo de Slohamed Abenmerdanix> 
a quion iiiKlalaron en el alcazar* 

Abcnivad, que en virtud de la excitacitfn 
de los de Valencia, se dirigia a ella desde 
Murcia, supo en el caminosu proclamacidn, 
llegando a iin de ines, y alii permanecio al- 
giin tiempo cuidando de los negocics de la 
capital y de inejorar e! estado de las fronie- 
ras; luego, dejando de valide Valencia a su 
cufiado? Abdala hijo de Saad Abenmerda- 
nix, regreso a Murcia ] , donde siguio de 
emir, aunque bajo la obediencia de A linos- 
tansir Abenhud, a quien encontrd en la ca- 
piLaL 

Poco tiempo permanecio Abeniyad bajo 
la obediencia de Abenhud; pues habiendo 
salido ambos, como se ha dicho, contra los 
cristianos, Abenhud y el vali de Valencia, 



i Dozy, Nolicts, p. 2to. 



— 109 — 

Abdala Abenmerdanix, fueron rauerlos en la 
batalla junto a. Chinchilla cnFebrero dell4G, 
como dicen los Anales Toledanos. 

Muerto Zafodola, Abeuijad se declare in- 
dependiente en Valencia; pero en Murcia se 
le opuso Abdala elZegri, quien, como homos 
dicho, liabia ejercido ja el mando y se liabia 
reLirado a Cuenca despues de haber estado 
algun tiempo preso por Abenabichafar: la 
lucba entre Abdala el Zegrf y Mohamed hijo 
de Saad Abenraerdanix, como lugartonienle 
de Abeniyad, parece que termind a prim ro 
de Dnlhicha del ano 540 (15 dc Mayo de 
1146), huyendo a Alicante d refLigiundoseen 
Valencia cl vali Mohamed K 

Del reinado de Abdala el Zegri en Mur- 
cia desde principios de Dnlhicha de 540 (15 



\ Segun el mismo AheuaJabar, Abdala el Zogri 
iiabia sido cmiado por Aboniyad a la corle dc Alfon- 
so, con objiHo de paolar ulianza 6 inclinarle contra o] 
Condo do Barcelona; vuelto do su \iaj<\ Abdala ose- 
guro qui?. Alfonso le habia conferiJo el mando do 
Murcia, hecho que solo podria co m pnMuhusc, admi- 
tiendo lo qucindiea la Cmniea del Kmperadot\ que 
£ste fuera muy ami^o y en realidod senor do Ahen- 
hud, y que muorlo oslo on la bulaUa de Alhacele, el 
Empcrador diera a Abdala el Zegri elfcudodc Mmcia, 



— 110 — 

deMajo de 1146) hasta el 7 de ttecheb de 
541 (13 de Diciembre de 1146) eu que fuc 
muerto, solo sabemos que acuflo moneda de 
oro en los alios 540 y 541, tilulandose el arrdez 
Abdala Ahenfdrech *; ni aun las circunslancias 
desu mucrle son conocida.*, pues Abenal&bar 
solo dice, como de paso, que fue muerto en 
esa fecha y que pop segunda vez ocupo el 
trono dc Murcia Abenijad, Iia&la que murid 
de la lifti-ida que recibio en una batalla con- 
tra los cristianos el viernes 22 de Rebia pri- 
mero de! ono 542 (21 de AgosLo de 1147), 
despues de un reinado de un alio, nueve me- 
ses y veinte dfas. 



1 Vives, obra citada, niimeros 1027 y 192S. 



in 



REINADO DEilOHAMKD ABEXSAAD 



Muerto Abdala Abenijad y llevado a en- 
terrar a Valencia, clonde estaba de vali Mo- 
hamed Abenraad, este se alzo con el poder, 
como dice Abenalabar, j sobiendo el pueblo 
que el difucto Abenijad le habia desi^nado 
para sucederle, le reconoeio sin diiicultad, 
aunque oLros dicen que fue clevacio a eslc 
puesto sin uombramiento de su anlecesor K 

I AJuloJ uahid o\ MnrroooAj (pug- U0) da dUa- 
llescuriososrospertoa la elercion dcMuhamad Aben- 
saao", dk-ieiulu: a\ la muerle de Abeniyad so alzo con 
el nunsdo tic e^Uis rogiones un honibre llamado Mo- 
haanod Abcnsaad, conoddo ontru olios por Abonmor- 
danix, familiar y cscudero de Abeniyackeslantlo esto 
para niorir, sc munieron en tonio suyo los prindpa- 
Ie& del pais y del ejoreito, y le pregunlaron a quion 
nombraba Mtcesor on el moiuio oa quion los aoon- 

sejabu que cllos eJigioraiu y como (-1 ieiui\ im hijo, 
quisirron aludirlo; pero Abemyad dijo, "no oonvionfc, 
puos he oido que bebe \ ino y descuida la urao.u'm, y 



— 112 — 

Los tie JIurcia a su vez, dieron por ter- 
minada la lugartenencia de All Abenobaid, 
nombrado por Abeniyad, y a fines de CIiu- 
mada primero del mismo alio Iiixo cntrega 
de cuanLo tern a en eu poder ? perteoeeiente 
al rey difuntOj quedando en consecucncia 
Abuabdala llohamed liijo de Saad, hijo de 
Mohamed, hijo de Saad Abenmerdanix co- 
mo rey indcpendiente de Valencia, Slurcia 
y toda la Kspafia oriental. 

Dozy pin tando el caracterdc este persona- 
je dice j : Despues do la caida de los almora- 
vidcs ? dos partidos se disputuban la possesion 
de la Espana muFulmanG; el de los berebe- 
res, 6 sea almohades, que se consideraban 
legitimos herederos de la dinastia destrona- 



si es (a ^i), no Jujy medio (tic que so la i\& oA mando), 
elcgid por inn to a ^slc, indieando y Mohamed Aben- 
saad, puos <>s valienlc y rico, y qui en* AkV favorecer 
por su medio a los muslimcs«. 

La Irasoquc hemes Lraducido «y si es (asi), no bay 
medio (do que se lo *lu el mando)» es muy obscura 
en el texlo; nucstro omigo ^ r - Ftfgnaa haduee 'Si 
vous Jo v-uloz, jo n'y puis rien> iryduecimi que nos 
parece dcHiosiado libru c incxacta, si bien lampoco 
eslsmcs stfguros de que la mioslra tea buena, 

J Uccherclies, 3. a edic, lomo \.", pag. 3G">. 



- 113 — 

da 6 exliuguida, y el partido espanol 6 na- 
Clonal* que trataba aim de inantener la in- 
dependent del pais. 

El iefe de este ultimo parlido era Abuab- 
dala Moliamed, conocido par Abensaad 6 
Abenmerdanix, rey de Murcia, de Valencia 
y de todo elsudeste de Espana: era este per- 
sonaje una de las figuras caracteristicasy di- 
ficiles de clasificar, que produce a veces cl 
contacto de muchaa nacioaalidadcs y de di- 
ferentes religiones. 

A que nacion pertenecia? Kl pretendii 
ser arabe; segun unos, se decia de la tribu 
de Chodam; scgun otros de la de Tochib; 
duda que dcmueslra su falscdad, puos los 
verdaderos &rabes, Lau pagados de su no- 
bleza, nunca dudaban en asunto tan im- 

portante. 

Afiadaso a esto que el nombre de su ter- 
cer abuelo no es arabe, sino espanol: Marda- 
nich 6 Mardenex es evideatemente Marti- 
nez (30): todo hace creer quo era de origeu 
espanol y cristiaoo; que su abuelo se hiz.o 
musulman, y que su familia, como tanlas 
otras que se encontraban en contuciones pa- 

Almor.vvidks 8 



-a 



— 114 — 

recidas, traiaba de pasar como perteneciente 
£ la nobleza arabe. 

Eq sus maneras no desmentia Abenmer- 
danix su origen, antes al contrario: gustaba 
de vestir como los cristianos, sus vecinos; 
usaba las mismas armas, aparejaba sus caba- 
llos del mismo modo y guslaba de hablar su 
lenguo: sussoldados eran en su major parte 
castellanos, navarros y catalanes, y para ellos 
edifico cuarteles, y hasla buen numero de 
cantinas con grande escandalo de los buenos 
musulmanes: con sus larguezas se atraia a 
los jefes, y para ello tenia que oprimir con 
excesivos impuestos a sus vasallos. Hasta 
llego k recompensar a nno de sus caballeros, 
& Pedro Ruiz do Azagra, dandole la ciudad 
de Santa Maria de Albarracin con su terri- 
torio, que este caballero hizo erigir en obis- 
pado. 

La politica constante de Abenmerdanix 
fue esLar intimamenle aliado con los princi- 
pes cristianos; 61 habia comprado la protec- 
ci6n del rey do Aragon, del de Castillo y del 

Conde de Barcelona, comprometiendose k 
pagar un tribulo; en realidad no era mSs que 



— 115 — 

un vesallo, de modo que mi cronisla onglo- 
sajon de su tiempo no se aparta mucho de la 
verdad al decir que el rey de Costilla rcina- 
ba en Murcia y Valencia, Para los cristianos 
no se llaraaba Mohamed, sino Lope 6 Lobo: 
en todos los pmicipes de la cristismdad veia 
aliados, amigosy hermanos: el cnviaba mag- 
nificos regalos de oro, seda, caballos y ca- 
mellosal reyde Inglaterra Knrique II, y los 
recibia & su vez: su repulaciou en Ire los ene- 
migos de su religion era tol, que un siglo 
despues de su muerlc tin Papa le llanio el 

rcti Lope tie tfloriom memoria. 

Y bajo muchos conccptos merecia este 
elogio; pues era honibre de gran sagacidad, 
y segiin las circunslanciss sabia perdonar 
nobtemcnte 6 castigar con scveridod: dolado 
de una fuerza prodigiosa y excelenle cabo- 
llero, era de una bravura & toda prueba: en 
los combates no rehuia el poligro y expoma 
su vida de modo que era preciso rccordarle 
que el general en jefe tiene otros deberes que 
el simple soldado. 

Para sus oficialcs tenia ademas olras cua- 
lidades apreciables: los luncs y jucves de to- 



— 116 — 

das las semanas losconvidaba, lo mismo que 
a los altos dignalarios, a im banquete que se 
celebraba en uno de los salones dc su pala- 
cio: mientras los convidados bebian, sus es- 
clavas bailaban y cantaban, y al terminer la 
fiesta, muchas voces distribuia entre los con- 
vidados los vasos do plata que habian servi- 
do en el convite, y hasta los tapices que 
adornaban 3a estancia: siendo esLo asi ? nada 
liene de extrano que tal capitan fucse el fdo- 
lo de sus guerreros: la maaclia de su carac- 
ter, aun para los mismos musulmanes, era 
su gran lujuria. 

Tenia el rey Lobo por lugarteniente a su 
su suegro y vasallo, senor de Jaen, Ubeda y 
Baeza, poblacionesque Abemnerdanix le ha- 
bia dado: era ese Ibrahim, hi jo de Ahmed, hi- 
jo de Mofareeli, hijo deHemochico, Lambien 
de origen cnsLiano, lo que 61 no ocultaba: 
llemochico era un sobrenombre d apodo de su 
bisabuelo, un crisLiauo del ejercito de los 
Benihud de Zaragoza; le llaraaban Hemo- 
chico, porque le habian cortado una oreja, y 
los espanoles, cuando le veian en el comba- 
te T decian He Mochko y es decir he aqxd el mo- 



— 117 — 

cho pequmo: este apodo vino a ser td nombre 
de la familia, conio ha succdido en machos 
casos analogos con miestrosapcllidos: Ileruo- 
chico 6 su Iiijo renegd del cristianismo ha- 
ciendose musnhnaa por la mediaciou dc uno 
de los reyes de Xantgo/a, de modo que nues- 
Lro Ibrahim fue Criado en cl islamismo; pero 
no parccia musulman: sus aventuras fue rem 
much&s, sirvitndo a muchos principes, hasLa 
al uiisioo rey dc Gaslilla y quiza entouces se 
hacla pas&r por crisLiano; pero poco imporla: 
era un capitan y nada mas; como tal eapilau, 
uuo de los mcjores dc su tiempo; pcro un 
monsLruo de cmeldad: se complaeia en que- 
mar vivos a sus prisioneros; en precipitarlos 
de lo alto iU las mouU.nas 6 de las torrcs, y 
en alarlos a las nmias cmrorvadss de los ar- 
boles, paru que al doj arias librus, eada una 
se llevase una parte del cuerpo: los verdudc- 
ros musulnianescreian que hubia ido derccho 
al infierno, yse cuenta que despues dc su 
muerte se aparecitf en fcueiios a un devoto 
musulmau para decirlc que en efeclo tstuba 
sufriendo alroces dolores sobre earboncs en- 
eendidos. 



~ 118 — 

Si a los ojos de la liistoria imparcial tales 
bombres no pueden ser tenidos por buenos 
musulmanes (ni menos por buenos cristia- 
nos), >que aversion y bonorno debtainspirar 
a los almohades, ignoranLes bereberes ? ani- 
mados del mas ardiente fanatismo? ] : para 
eslos tales bombres eran apostates e infieles 
de la peor clase: la guerra que les haciao, era 
una guerra dc religion, una guerra santa, y 
en cuanto les quitaban una ciudad, se apre- 
suraban a purilicar las mezquilas profanadas 
por la presencia de tales bombres. 

Los cristianos y los judios, por el contra- 
rio, consideraban de un modo muy diferente 
& los soldados de Abenmerdanix, y leman 
para ello razonespoderosas: susuerte^ya bleu 
des ,r raciada durante el imperio de los almo- 
ravides, se habia hecho intolerable bajo los 
almohades: hasta la sombra de tolerancia 
habia desaparecido: el califa Abdelmumen, 
inmediatamente despues de la ioma de Ma- 
rruecos (1146), les habia anunciado que no 
consenliria en sus estados sino a musulmanes, 

I En mi senlir cl Alitor exagera el espirilu ro- 
ligioao do los almohadcs- 



— 119 — 

y que por tan to sus iglesias y sinagogas ae- 
rian demolidas, y que debian elegir enlre el 
islaraismo 6 la muerte: a lo sumo se les per- 
mitiria la expatriation: rnuchos optaron por 
este extremo ': otros sufrierou el raartino, y 
los almohades se apresuraron a apropiarse 
sus casas, sus riquezas, y hasta sus mujeres: 
otros, principalmenle en Ire los judios, per- 
maneciendo, en secrelo, Helesa la religion de 
sus mayores, se resignaron a profosar exte- 
riormente el islaraismo: gracias a csta tran- 
sacc!6n 6 apostasia, conservaron sus bienes; 
pero su posicidn era harto falsa, pues el go- 
bierno, que sobia muy Men que su conver- 
sion no era sincera, les lenia relegados, no 
-consintiendo los matrimonios con los verda- 
deros musulmanes, de modo que estos des- 
graciados debian sin duda desear verse libres 

1 A csto obcdooio sin (Hula 1» inniiifnicion do 
crisu'annsprocedenles do Marrm>eos, Jcquc da cucn- 
la la Cronica del Emperartor Alfmis.-. con csias pala- 
bras: oQno tempore (tiacia el anull.'iO) tmilta milliu 
militum ct peditum Christianorum rum suo Upiscc- 
po el cum magna parlc clericorum, fjiii fucroiil d« 
,lomo ttcgis llaly el lilii ejus Texulini, iraiisicrunl 
mare, et vcnerunl Tolelunv. Ksp. Say. torn. XXI, pa- 

gina 399. 



— 120 — 

del jugo que sobre cllos pesaba, y esto s61o 
podian esperarlo de los soldados de Abenmer- 
danix, en quienes veian a sus libertadores, j 
& quienes eslaban dispuesLos a auxiliar con 
todas bus fuerzas, como lo indica el autor 
contempoEiineo Abensabibasala. 

Hechas estas indicaciones acerea del ca- 
racter de Abeamerdanix, procuremos bacer 
la historia de su reinado, reuniendo los pocos 
datos concretos que hemos vislo en diferen- 
tes autores, yn. que los historiadores arubes, 
aun escribiendo su bie^rafia, dan pocas nuti- 
cias refer&nlcs a su gobierno. 



TrataiSos *!<' ilMMuner*liiuj\ con los oriwliniiow 

Kl primero de los pn'ncipcs cristianos 
con quien AbtMuuerdanix, que sepamos, en- 
Ubld reldcioutiri, fuc el condu de Barcelona, 
1>. Ramon Herengucr IV,, con quien consta 
que bizo paces per cualro afios, compromc— 
liendose a pa^ar un tributo de cicn mil mis- 
talcs de oro, de los snjos ! , que por cierto 

I AfocMinljMih, M>. Ar. u> la Aoademia, mime- 
ro :J7, fol, '2-'y-\ \\" y M tie mi copra. 



121 



son de oro may bueno y abundan en las co- 
kcciones numUmalicas: es de adverlir que, 
segun algrin ctro tcxto, los cien mil mis- 
cales do eran el tributo ol conde de Barcelo- 
na, sino a csle y al rev de Caslilla, el Kinpe- 
rador D. Alfonso YII, ' quieo, ™ mo q ueda 
indicodo, quiza podia considerate como el 
verdadero rcy de Murcia y Valencia. 

Como la alianaa 6 amislad pacloda por 
Abenmerdanix, 6 rey Lope, con el conde de 
Barcelona era solo por cualro afio?, es de su- 
poner fuera renovadu al expiror el plazo, 
lantoraascuanlo, siendo casi mi reeoiioci- 
miento de vosalUjc por parlo del rey Lope 
medianle el pn K o d« im tribute anual, el 
conde de IlarccU-ua habia de tend- in teres en 
su renovacion; pern inula concrete nos consta 
hasta vein to anus deques, 6 sea el 1108, en 
cuva fc.bo en pacta nucva aliair/.a enlre el 
rey Lobo y Alfonso II de Aragdu, sucesor 
de D. Hamoii Bcrcngucr IV en el condado 
de IWcetoua: el dia de las uoaas (dia 5) dc 



I Abeiuljolil"'"'" llmlu, Ms. (if la <;«»li-c. <Ia- 
yen&os, folio ISO v. 



_'~ r . 



— 122 — 

Noviembre de 1168, se iirma el documento 
correspondiente, en el cual el rey Lobo, por 
medio de su apoderado Geraltlo de Jorba, se 
compromete a pagar S Alfonso II veinLicinco 
mil maravedises antes del dia de la ^Natividad 
del Senor, y el rey Alfonso, por su parte, se 
compromete a tener y bacer respetar la paz 
con el rey Lobo desde 1.° de Mayo proximo 
Iiasta dos afios despues: por parte del rey Al- 
fonso juran observar lo pactado Pelegrin de 
Castillazuelo, Blasco Romeu, Mayordomo 
del rey, y Xiraeno de Atrosillo, su alfcrez ^ 
El rey Lobo hubo de pagar tributo no 
solo k los soberanos de Barcelona y Castilla, 
sino tambicn a los de otros estados: en el se- 
gundo aiio de su reinado, el dia 15 de Ra- 
madan del ano 543 (6 sea el 27 de Enero de 
1149), firraaba un tratado por 10 afios con la 
Republica de Pisa, y luego otro de major 
importancia con la de Genova, comprome- 
tiendose con esla a pagar diez mi! morabiti- 
nes, cinco mil en el mismo ano, y los otros 



1 Vnianucva en su Viaje liter aria, lomo XVII, 
pag. 328, publico el documento laiino do este tralado. 



— 123 — 

cinco mil en el siguiente: ademas del sub- 
sidies el rey Lobo, que eu el documents 
fi^ura con sus nombres moros dft Aboadella 
Mocliomel Abcnsat(por Abuabdala ilohSmed 
Abeneaad), ofrece a los genoveses habilantes 
en Valencia y Denia un fondaco meson para 
el comercio, pero con prohibicion de que 
otros habiton alii y edemas les concede un 
befio gratis cada semana: los genoveses, por 
su parte, solo se compromelen anohaccr dano 
a los frubdilos del rev Lobo en Torlosa y Al- 
meria *: es de suponer que el rey Lobo ha- 
biia de firmar tralados analogos eu otras fe- 
chas, adenitis de las conocidas. 



Kn los primeros alios de su reinado, el 
rey Lobo, estrechado por el conde de liarce- 



I Ajutu, I diplomi ar. del li. Arch. Florentine pa- 
gina XXXI V, 240 vioI.E" tratailo con (ienova fue pu- 
blioulo porSilvcstrcdc ftacy en el loin. S I, p&£« 7 <le 
lo* Satire* et e&traite ths mrtnu*. tie In ttih. tht Hoi/. 



— 124 — 

lona con los muchos exlraujeros que de todas 
partes acudian on su ayuda para la guerra 
con los moros, pierde lu ciudades de Tortosa, 
Lerida, Frnga y Mequinenza: la primera 
bubo de ser entregada al conde D. Ramon 
Berenguar, despues de un largo y porfiado 
sitio, el ultimo dia del ano 1148 j : conforme 
a compromises anteriores la ciudad fue do- 
nada en feudo, pop terceras paries, a los Ge- 
noveees, a Guillermo Ramon de Mmcada y 
a Guillermo de Montpeller, quienes h&bfan 
tornado uua parte may aetiva en el asedio y 
Plaque de la ciudad; por los historiadores 
arabes s61o sabemos el ano en que Tortosa 
folio de su domination: ni aim podriaraos 
asegumr que Tortosa y su comarca formasen 
parte del lorritorio del ray Lobo, a no exigir- 
lo ofii la position general de su reino; pero el 
hecho de que mixy pronto, en Junio de 1149, 
pacte, como he;nos visto, con la Repiiblica 
de Genova para que los- genoveses no bicie- 
ran da no a los moras habitanlcs de Tortosa, 
prueba que el rtry Lobo no obandono a sus 



i ftaiirjut;)\ lii\t«ria <fr C'tUtluuu, U>. U, p;i^'. US, 



— 125 — 

antiguos siibditos musulmanes, teniendo que 
saorificar la lo despreeiable suma de diez 
mil morabitines, en cujo pacto se incluia 
ademas 5 los moros residentes en Almeria, 
en cuja conquisla los genoveses habfan to- 
rnado tambien una parte muy activo. 

Tomada Tortosa por las annas deD. Ra- 
mon Berenguer y de sus aliados, las ciudades 
de Lerida, Fraga y Mequinenxa, que aun 
pertenecion a! dominio musulman, no podian 
ser defendidas por sus solas guamiciones, a 
quienes no babian do auxiliar los moros an- 
daluces, como sucediera pocos alios antes 
cuaudo el sitio de Fraga por Alfonso el Ba- 
tallador, sino que ni de Valencia podian es- 
perar auxilio, auuque el rey Lobo hubiera 
podido preslarselos: asi parece que Lerida y 
Fraga sosteuian el sitio con sus solas fuer- 
ms y y en el mismo ;mo 543, en que fue to- 
mada TorLosa, caen en poder del conde de 
Barcelona; losaulores arabes conocidos nada 
concreto nos dicen do la perdida de estas 
ciudades \rdi-ix el islamismo, fuera del hecho 
de la conquisla, invulucrando la noticia dc 
la perdida de estas eon las de otras ciudades 



— 126 — 

bieu distanles, como Lisboa j Santaren K 
Los autores catalanes admiten que iastres 
cmdades, Lerida, Fraga y Mequinenza, fue- 
ron tomadas en el mismo dia, 24 de octubre 
de 1149. 2 

Por el mismo tiempo, j sin que conste de 
un modoclaro que pertenecierau al dominio 
del rej Lobo, aunqtie Abenaljatib habla de 
e!Jo en la bio^rafia de este ? los cristianos se 
apoderaroadeUcles *j del Castillo Serrania. 

Si Abenmerdanix, 6 el rej Lobo ? pierde 
en los primeros auos de su reinado algunas 
poblaciones importantes, en cambio incor- 

1 El auior del Cartas dice en la p£g, IT6 «lin ol 
ano :;U los crisltanos so apoileraron deALmehdia en 
el pais do Africa, yen ol de Alandalus de lasciudades 
tfe Almoria, Turfoso, Morula (lease Lorida), Hnga 
(lease Fraga), SaiUaren y Sanla-Maria: sc apoderaron 
de todo esto par ma no do Alien Enrique (en ot ie\to 
dice Aben Zarin). 

2 Rnhvjucr, Historic de Catahnm, to. H, pag. 455, 

3 No conccpliio muy probable eJ que [Jcles 
permaneeieraen podcrdcl rey Lobo liasta el ano MS7 
(alios oaf y 5**2(leIahogira)y(|uocntonces la cedrera 
al Emporador IX Alfonso en parmuta por la villa de 
A (agon, ccmio ss dice en mi artieulo acerca de L'cl^s, 
publicado en ol lo. H, pag. I So del iloktin de la Socie- 



— 127 — 

pora al reino tie Murcia otras, que nunca 
hablan pertenecido a la region oriental, apo- 
dcrandose de Jaen, l/bedo, Bacza, Haza, 
Guadix y Cannona, Uegando a poner sitio a 
Cordoba y Sevilla, y, corao dice AbenaljaLib, 
por puco llego a doniinar en todu Alandalus. 



Valencia l»»j" el rev I.iiImi 

Como vercmos en capilulos posLeriores, 
puede dceirso que el rey Lobo compartio el 
mando con individuos de su familia, parien- 
tes consan^uineos, como su hermano Yusuf, 
que ejercid el mando eii Valencia y un pri- 
mo suyo del mismo nombre, Mohamed Abeu- 
saad, que goberud en Almeria, 6 paricntes 
por afiuidad, y a csta mism? circunslancia 
debio en <rran porLe, si no por complete, su 
entronizamienlo. 

Parece que, desde cl principio de su rei- 
nado, el rcy Lobo confio el mando do Valen- 
cia k su hermano Abulhachach Yusuf, corno 
si Valencia eu eslc pcriodo, en que esta bajo 
la suprcmacia de llurcia, fuese, como era 



— 128 — 

razon, el punto deresidencia de lo autoridad 
inmediata a la del vey. 

Solo indicaciones muy vagas encontra- 
mos respeclo a la suerle de Valencia en estos 
aiios, iadicaciones que algunas, por lo in- 
complctas y al parccer incoberentes, casi no 
pueden considerate con valor hislorico. (31) 

En el auo 546 (de 20 de Abril de 1 151 a 
7 de Abril do 1152) hubo en Valencia una 
rcbelion, que tardo aJgrin tiempo en ser so- 
focada, durante la cual estuvo emancipada 
del dominio del rcy Lobo, por haberse re- 
belado en ella Abdelmelic Abensilban, j an- 
tes que el parece que babfa hecho lo mismo 
un Abcubamid: la rebelidn termind en el 
ano ssguiente, sufriendo Valencia un silio 
que parece fiie bastanle largo. (32) 

Despues de esto tra rise urns n bastantes 
alios sin que enconLremos noLioia alguna re- 
ferente a Valencia, y por ciorto noticia bas- 
tauLe vaga, pues se reduce a consignor la 
asistencia de Abuliiachach Yusuf a un entie- 
rro el 18 de Kacheb del afio 564 (17 de Abril 
de 1169): el aulor llama sullan enlonces de 
Valencia a Abulhachach Yusuf, el hermano 



— 129 — 

del rey Lobo »: £cs que Abulhachach se habia 
ya rebelado contra suhermono, declarandose 
independientc en Valencia? Creo que no. 

Habiendose rebelado en Jaen en el nfio 
564A.bcnhemochico, yen Almeviaun primo 
del rey Lobo, llamado como el, Mohamed 
Abeusaad, el rey temi<5 en Valencia hasla 
porsu persona, e hizo salir de la ciudad a 
sus moradores, guarneciendola con cnstia- 
nosy lo mismo se proponia hacer en otras 
ciudades: & esto, y quiifi per esto, sigue una 
rebelidn en Alcira, donde un santdn muy 
respetado, temiendo que el rey le ccbase de 
ella, Homo a losalmohades, a quienes el rey 
bubo de someter mediante un sitio, que de- 
hi6 de ser largo, segun las indicaciones que so 
hacen de su conlinuacion hasla cl aflo 566 , 
habiendo inlervenido en la sumisidn Abul- 
Imcliacb Yu.uf, a quien por cate tiempo se 
supone ya rebelado en Valencia contra su 



1 Ahcnalobar, ltibl. Ar. Ins.. tniuo VI, 1»ns!- <•»'■ 
y p»g. \& tlcl ei.dico «i«'l diro, en nu.-Mrn ropnulu.v 
cion fotogr&Jlca. 

2 Dory, A'olim, piig. * : '". 
Almohaviimcs 



— 130 — 

liermano, 6 al menos coosla alguna indica- 
ci<5n. 

En los ultimos afios de su reinado, el rey 
Lobo tuvo el disgusto de que se fueran al 
partido de los almohades sus mismos parien- 
tes, que habfdn sido el sosten de su estado: 
parece que el ultimo fue su liermano Abul- 
hachach Yusuf, quien, segun Almacari, se 
pasd a estos en el a no 506 *. 

Abeujaldiin adelanta esta rebelion, di- 
ciendo que Abulhuchach Yusuf sitid a Va- 
lencia; que hizo en elia la oracion publica 
porel califa Abasf, Ainiostanchid, & quien 
escribid, y que este le contestd confirmandole 
en el mando y que luego reconocid a los al- 
mohades en el ofio 566 ' 2 . 



< oiK|uiM<us tl« Attcnmcrriuiiix 

Al hacer el retrato del rej Lobo 6 sea de 
Mohamed Abeiisaad Abenmerdanix, queda 
hecho tambien, con el brillante pineel de 

1 Tomo II, iuig. 7;w>. 

2 Tomo IV, pag- ICG, do la edicibti del Cairo- 



— 131 — 

Dozy, el de su sue^ro y brazo derecho de su 
reino, Ibrahim Abenhemochico. 

Ya antes de que Abensaad fuera procla- 
mado defitiitivameiUe como rev de Valencia 
y Murcia, parece que aprovecho los scrvicios 
de Abcnhemochico, enviandolea Sejjura con- 
tra Abensiuar ': muy pronto debio de. lienor 
sucometido, ya que,llegado Abcn&aadaMur- 
cia en el raes deChumada primero del a no 
542 ? pronto llegi5 h ella Abenhemochico y, 
hecha la proclaruacion solemne, Abensaadse 
vo3vi6 a Valencia, dejando en ilureia do lu- 
garteniente k su sucgro* que permanecitf, 
dice el autor, en la obediencia cie Abensaad 
en Scgura, hasla que se levanttf contra el 
despues del aiio 560. 

Conqutafti de CinadK 

Kechazado el rey Lobo en la parte Norte 
de sus estados por laa armas del conde de 
Barcelona, pretende extenderse por medio- 

\ El texto do Atlabf, llibl. Ar, hist, tomo Ul, 
pag. 3i T (londe sc da esta noticin, e&La falto, y no so 
ontiende lo quo <lice de esto aconleeimkMilo. 




— 132 — 

dia v ponieote, mermando el poder de los 
almokades y el de los que se conservaban in- 
dependienles de eslos. 

Al declararse independienLc en Cordoba 
Abenhamdin en el alio 539, haciendo lo 
misrao otros jefea en sus respectivas ciuda- 
desj se declaro independiente en Guadix, no 
por ambicion, si no por la fuerza de las cir- 
cunstancias, un persouaje desconocido hasta 
hoy en nuesLra historia ', j que a ser mas 
conocido, serfa el personaje mas simpatico de 
cuantos iiguraron en 3a Rspaiia musulmana 
en este periodo de revueltas. 

Llamabase Ahmed, lit jo de Mohamed 
Abenmilh&n: era natural de Guadix, de re- 
conocida suficiencia y muy coiisiderado por 
sus obras: al declararse independiente, tomo 
el titulo de Almoiaayyad bila, y fortificada 
la alcazaba, se dedico a proveer y gobernar 
con mano firmc su pequeiio estado, sin en- 
cargar k olro el mondo: la perturbacidn ge- 



4 Knlrc losauloTs nublirrulf.s, tpiiza solo se 
le eiicuenlro cilado por Abonalnlir: Abenaljalib on el 
Ms. Ar. do la Acadeinia, mini. 37, foh 2-->7 5 \er. t le dc- 
dica media pngina. 



— 133 — 

neral le impulso, y ayndandose de la agri- 
cultura y arboriculture adquirio grandes ri- 
quezas y tesoros, llegando a ser cl mas rico 
de su tiempo, y a prevalecer sobre cuantos 
estaban proximos a su ciudad Guadix, apo- 
derandose de Baza, donde dice el autor que 
en su tiempo (dos siglos mas tarde) se con- 
servaba descendencia de Abenmilhan. 

Cuando Ahensaad, que ambicionaba lo 
que poseia Abenmillian le eslrecbo en el aiio 
046, ayudado, scgiin parece, por elEmpera- 
dor D. Alfonso VII, de rjuiendicen losAna- 
lesToledanos que, en este afto «poso sobre Ga- 
diex», Abenmilhan entrd en la obediencia de 
los almohades, trasladandose & Marruecos, 
donde se encaigo do la albuera 6 panlano, de 
su construccion o reparation y de la distri- 
buci6n de sus aguas: peracguido lucgo, no 
sabemos por que causas, perdio sus riquezas 
ymurio en este estado* 

Durante su reinado en Guadix, Aben- 
milhan habia sabido atraer a su servicio u los 
m5s celebres litcratos, como Abubcquer Aben- 
tofail y Abulhaacam Her'odes (?) 

Respecto a la sucrie de Guadix, no cons- 



— 134 — 

ta si al entrap su reyezuelo en la obediencia 
de los almohades, eatrd tambien en ella 3 6 
Labia caido en poder de Abensaad; parece 
fue esto ultimo, pues en su biograffa semen- 
ciona a Guadix. entre las ciudades que le 
estuvieron sometidas. 



Jaen, ibeda y Baeza 

En el ano 554j 6 quiza ja en el anterior, 
Abensaad, acompaiiado, segiin parece, de 
Abenhernockico, sitia k Jaen, cujogoberna- 
dor almohade Mohaaied, hijo de All el Cu- 
mi le presta obediencia, lo mismo que Ubeda 
y Baeza '; luego sitia a Cordoba j Sevilla en 
el miamo alio 554, apretando los ataques 
contra Cordoba hasta el punto de que los la- 
bradores hubieron de arar sus huertos (?) den- 
tro de la ciudad: lo mas recio del sitio de 
Cordoba, si no fueron dos, debio ser hacia 
fines del ano 555 9 : por este tiempo, o duran- 

■I Abenjaidun, lo. VI, pag. 238,— Ahmed Anasiri, 
lomo I, pag. 1p"j7. 

2 Esta fecha resulia fljadn por la tndicacion 
de Abenaljaiib dc que Moliimcd Abenguzman murio 



— 135 — 

te el sitio dc Cordoba se apodero de Ecija, j 

un merodeador, liamado Abcnsarahil, le liizo 

dueno de Garmoua ] . 

Parece, sin embargo, que Abenmerdanix 

no liego a apoderarse de Cordoba, a pesar de 

que en una salida babia rauerto cl goberna- 

dor Abenbocait 3 . 



Almeria 

Tomada Almeria por los cristianos (cas- 
tellanos ? catalanes, navarros y genoveses) el 
20 de Chumada primcro del aiio 542 (17 
de Octubre de 1147), eabalmente por el mis- — (""" 
mo tiempo en que Abenmerdanix era procla- 
mado rey de Valencia y Murcia, auuque Al- 

ei uliinio dia d*>l ano h- r io, cs tarn do a la sazon sitiada 
Cordoba por Abcnsaad: Ihata, torn, 11, lol., 120 de la 
copia complete! do la Acadcmla, pues en el ejcmplar 
de la Col, Gayangos fol. 2G9 vcr.° lalta una palabra, 
resullando la muerte en una noche del a ho £/>5,,ea vo.z 
de wta noclw por andar del a ho Sou. 

\ Abenaljatib, Ms. Ai\ de la Academic, ninnfi. 
ro37, fol. 256 r. 

2 Abonjaklun, to. \\ t pag. ^3R, le llama Aben- 
bocait: Ahmed Anasiri, to, J, pag. 4o7, escribe Aben- 
yocait. 



i 



— 136 — 

meria no babia estado bajo su poder, Aben- 
saad se creia sin duda con derecho a ella, 6 
al menos consideraba que los moros espafio- 
les, que alii habian quedado, debian consi- 
derate como subditos suyos. 

Los olmohades, ducflos de una buena 
parte de la Espaiia musulmana desde poco 
antes de la conquisiu de Almeria porlos cris- 
lianos, habian de in ten tar apoderarse de po- I 

blaciuu ton importante, y habia do resultar 
dificil el que los cristianos pudieran defen- 
derla dc un modo eficaz, 

Entre^ada Granada & los nuevos domi- 
nadores en el a no 549, por sumisidn del go- 
bernador almoravid Maimun Abenheder j , r 

el ^ohernador dc Algeciras y Malaga, el 
prmcipe o sid Abusaid Otnian, hi jo de Ab- 
delmumcn, gobernador ya de Granada, reci- * 

be de su padre la orden dc si liar u Almeria: 
formulizado el sitio por mar y tierra, los cris- 



1 El n ombre iJo osie personajo. refill ta mny 
tluOoso, pucs unos esniJHMi J^i > otros j^; ? como 
con osla forma uyimeee mochas seccs como nombrc 
propio, y no con olra, uccptomos la forma j*\' ■ 



> 



— 137 — 

Lianos se reiiran a la alcazaba, y Abusaid 
acampa su ej*?roilo en el monte que doiniua 
la ciudad, construycndo un inuro y \in Coso 
entre el monte y el mar, dc modo quo la 
ciudad y fortaleza quedaron cercadas por esle 
muro: los cristianos, en este estado, pidieron 
aux.ilio al Kmperador, quieu se dirigio a Al- 
meria con 12.000 hombres, mas G.O00 que 
llevaba su constante aliado el roy Lobo; pero, 
a pesar dc llevar un ejorcito tan respetable, 
los aliados no pudieron hacer lcvontar el 
sitio, y hubieron de retirarse, separdudose 
ambos reyes para siempre, pues cl Empera- 
dor murio en el camino antes de llepira To- 
ledo, en Fresneda, cerca del pucrlo do Mura- 

dal, el 21 de A^osto do 1157 K 

Almeria, dWYaudada en sus espcranzas 
de ver levantado el silio, hubo de rapituiar, 
volviendo al podcr de los musulmanes des- 
pues de baber eslado die/, afios en el de los 
crislianos: los autores arabes solo lijan el afio 
552 de la hegira (de II) do Febrero de 1157 

! CaluniiMrs, on su IH^lorin do INpnnit, lo, I!, 
pagina i0s\ da la frcha 21 do Maiv.o do 1i,"7; prro Ins 
Anales ToLedano* (pag. #M) pimcn 21 do A-^slo. 




138 



a L°deFebrerodell58), sinindicarel mes, 
ni mucho menos el dia. (33) 



Granada 



Entregada Granada a los almohades por 
el ultimo gobernador almoravid llaimun 
Abenbeder, poco 6 nada sabemos de lo que 
en ella sucediera de caracter general y poli- 
tico hasta el ano 557, aunque creemos que 
algoseenconlraraen la Ihata de Abenaljatib, 
si llega a publicarse, y se estudia mas dete- 
nidamente. 

El pnacipe Abusafd Yusuf, hijo del oa- 
lifa Abdelraumeii, que poco antes habi'a sido 
nombrado gobernador de Ceuta y Tanger, 6 
mSs bien, de Ceuta, Algeciras y Malaga, 
fijandose en esta ultima, en el mismo ano 
549, al pasar Granada a poder de los almo- 
hades, se encarga tambieo, por orden de su 
padre, del gobierno de Granada. 

Hacia el ano 557, bien porque los descon- 
tentos de Granada, judios y cristianos, como 
dice el historiador Abensahibasala, unidosal 
partido arabe espaiiol Uamasen espontanea- 



— 139 — 

mente a Ibrahim. Abenhemochico, 6 bien 
porque esle, de acuerdo con Abenmerdanix, 
entrara en tratos con unos y otros, es lo cier- 
to, segiin resulta de losautores arabes, que 
Abenhcmochico con sns parciales sorprendio 
de noche la ciudad de Grauada con el auxi- 
lio, por supuesto, de los partidarios que te- 
nia dentro, pudiendo, sin embargo, los afec- 
tos al partido almohade refugiarse en la al- 
cazaba al amparo de la guarnicidn ! . 

Puesto el snceso en conocimiento de 
Abenmerdanix, que a la sazon se encontraba 
en Murcia, esperando poder someter la guar- 
nicion almohade de la alcazaba, envio inme- 
diatarnente a Granada dos mil ginetes cris- 
tianos, en tanto que hacia los preparativos 
necesarios para ir personalmente con majo- 
res fuerzas, 

Establecido Abenhemochico en la Al- 
bambra, frente a la alcazaba, comenztf a dig- 



\ La iiarracion dc cslos sucesos la tomamos, 
til>rcvian<lola, del capflulo quo a ella dcdica Dozy en 
sus liechcrches stir I histoire t etc., 3. a edi. pa^. tJGl a 388 1 
para la cual le sirvo princspalmcnto do guia el hislo- 
riador coiitemporineo Afoensahibasola- 



— 140 — 

poner las catapultas para comhatir a los al- 
mohades, quienes inmediatamente avisaron 
al califa j al gobernador de Sevilla, pidicndo 
auxilio: el califa Abdelmumen, que estoba a 
dos jornadas de Rabat, recibida la noiicia de 
la perdida de Granada, se traslado a Rabat 
para lomar disposiciones, j su hijo el prm- 
cipe Abusaid, que estaba alii con su padre ? 
salio inmediatsmente para su gobierno de 
Malaga en la esperanza de poder someter a 
AbenlieraochicOj a quicn por considerate 
solo, creia poder combalir sin esperar la reu- 
nion de mayores fuerzas; asi que, llegado a 
Malaga, avis<5 al gobernador de Sevilla para 
que inmediatamente se lo uniese con las 
fuerzas disponibles, y ambos se dirigieron a 
Granadj, doade estaban ya los cristianos en- 
viados do Murcia por Abeurnerdanix: Aben- 
hemochico con los sujos salio al encuentro 
del principe Abusaid, cuyas tropas, atacadas 
de improviso a cuatro millas de la ciudad en 
la pradera llamada Marcharocad, sc disper- 
saron, cayendo muclios en las acequias de 
riego, abundantes alii", siendo esto una de 
las principales causas de la derrota. 



— 141 — 

El principe Abusaid tuvo la suerle de 
podcr escapar del desastre y se retiro a Ma- 
laga: no asl el gobeniador do Sevilla, que 
murio en la balalla con muclios almohades y 
musuluianes espanoles: los almohades ence- 
rrados eu la alcazuba, testigos del combate, 
nada pudieron lia-cer en auxilio dc los que 
iban a prestarselo a ellos, y despues de pre- 
senciar el desasLre, hubieron de presenciar 
tambion, segun el autor, las crueldades que 
Abenheniochico ejecuto con los prisioneros. 

Cuando el califa, en torno del cual se 
habian reunido muclios almohades, bedui- 
nos y Lropas regulares, tuvo nolicia de esta 
derrota, reunioun csoogido ejercito de 20.000 
caballeros y peones, y despues de haberles 
areugado, recordando las recompensas pro- 
metidas ii los que haeen la guerra santa, las 
despidio, dando el matido a su bijo Abuya- 
cub Yusuf, baciendo que le ocompauase el 
general Abensoliman, jefe de su confianza por 
su grande amistad, y experieucia y bravura 
en la guerra: las Lropas marcharon al princi- 
pio con la miyor rapidez, atravesando el Es- 
trecho, y llcgadas a Algeciras, se dirigteron 



_ 14.2 — 

a Malaga, donde se reunieron S ]as fuerzas 
del principe Abusaid: aprovisionadas todas 
estas tropas, salieron de Malaga en busca 
del enemigo, pero en jornadas cortas segun 
las disposiciones de Abensoliman, que de 
acuerdo con sus guias, se proponia que aim 
la gente raas floja llegasc coa brios a Gra- 
nada. 

Entre Lanto Abenmerdanix habia llegado 
con los nuevos refuerzos, con sus cristianos, 
y liabia acampado ea la montana inmediata 
a la alcazaba: su suegro Abenhemocbico con- 
tinuaba a la otra parte del Darro en la Al- 
kambra, y con el estaban los cristianos (gra- 
nadinos?)mandados por el Gal vo, los del nieto 
de Alvar Faiiez y los de los dos hijos del 
conde de Urgel; el numero de estos cristia- 
nos pasaba de ocho mil caballeros, sin contar 
los toldados de Abenlieraocbico y las tropas 
de Abenmerdanix era a aiin mSs nnmerosas: 
de un dia a otro esperaban al ejercito enemi- 
go, que avanxaba Ienlamente, hasta que por 
fin llego & Dilar ? junto a Alhendin, donde 
hizo alto para descansar. 

El jueves 27 de Racheb del afio 557 (12 



— 143 — 

de Julio de 11G2) el general Abensoliman 
reunio a los jefes y les liizouiia cxhortacion 
explicandoles sin duda el plau de alaque y 
dando las ordenes oportunas: terminada la 
oracion del mediodia, inando dar pienso a 
los caballos, y dada la orden de niarcliarpov 
la noelie ? la gente se armo, y terminada la 
oracion de la tarde, se pusieron todos en 
marcha: los guias y la infanteria almoliade 
comenzaron a subir la mon tafia, que domina 
el Genii, contigua a lo montana Asabica y £ 
la Aihambra, donde eslaba el ejercito de 
Abenhemochico: la subida fue lenta durante 
toda la nocbe por camino tan escarpado; sin 
embargo, como durante la segunda mitad 
brillo la luna, los soldados veian donde po- 
mau el pie: al amanecer del viernes 13 de 
Julio los almohades cayeran sobre el carapa- 
mento enemigo, y como todos dormzan aun,. 
apenas habian montado sobre sus caballos, 
cuando pudieron couvencerse de que Dios 
habfa ratuelto su derrota: dieron algunos 
ataqucs, pero al querer huir conforme a su 
tactica, enganados por efecto de la obscuri- 
dad producida por el polvo, y olvidando la- 



«fe 






K a 



— 144 — 

posicion que ocupaban, se precipitaron en el 
no Darro, rodando por las rapidas pendientes 
de los cerros, de modo que sus escuadrones 
fueron aniquilados: el cristiano de Granada 
llamado el Calvo y el nieto de Alvar Faiiez 
murieron en el combate, y la cabeza de este 
fue llevada S Cordoba despues de algunos 
dias: tambiea murio Abenobaid, parientc de 
Abenmerdanix y uno de sus mejores capi- 

tanes- ] 

Abenmerdanix, testigo de la derrota de | 

los suyo6 } a rjuienes le era imposible prestar ; 

auxilio desde su posicion al otro lado del 
Darro, en cuanto vio deslniido el ejercitode 
Abenhemochico, y que los almohades babian ; 

entrado triunfantes en Granada, se conrencio ^ 

de que to do esteba perdido y lcvanUS el cam- '- 

po, abandonando las tiendas y gran parte de ■ 

sus bagajcs; pcrseguido de cerca en su reti- ■; 

radaj bubo de perdermucha genie, pudiendo 
salvarse, sabe Dios ctfmo. (34) 

Fugitivos de Granada Abenmerdanix y 
Abenbemochico, el primero se dirige a Mur- 
cia y el segundo a Jaen, donde fue sitiado 
por los almohades, aunque parece que sin 



— 145 — 

resultado inniediato, pucs los clos principes 
Abusaid Otman y Abujacub Yiisuf se ade- 
lantaron hasta Cordoba, de donde pronto fue 
llamado este ultimo para ser declarado Prin- 
cipe b^redero en el ano 558, poco antes de la 
muerte de su padre Abdelmumen { . 

Muerto Abdelmumen en el afio 558, en 
el mes de Ghumada postrero (7 de Mayo k 4 
de Juoio de 1163) 2 , le suceditf en el mando 
su hijo Abuyacud Yiisuf, quien en el ano 560 
llama de Granada & su hermano el principe 
Abusaid Otman, que es rccibido en Ceuta 
por su hermano Abuhafd. 

Durante !a ausencia de Granada de su 
gobernador el principe Abusaid, quiza go- 
bernador general de la Espana almohade, 
parece que el rej Lobo, acompafiado 6 no de 
su suegro Abenhemocliico, intenttf nueva- 
mente apoderarse de Cordoba 3 , aunque en 



1 Abfinjaldiin, to. VI, pa™. 23M&1& cdicion del 

<iairo. 

2 Los outores arabea varian eti el dia de la 
murrle de Abdul riiumcti y, ami rcspcclo ai mos, no 
ostein de acuerdo todos. 

S Ahonjakltin, tomo VI, p&g. 238. 

Almoravii>ks 10 



— 146 — 

vano, pues al tener noticia de ello el califa 
Abuyacub envitf a Espana un poderoso ejer- 
cito a las drdenes de sus dos hermanos Abu- 
said y Abuhafs: el ejercito expedicionario, 
pasado el Estrecho, se dirige hacia Murcia 
contra A_benmerdanix ? que le sale al encuen- 
tro dispuesto Si presentar la batalla: a pesar 
de que el rey Lobo habia reunido sus tropas 
y las de sus aliados cristianos, avistados am- 
Jbos ejercitos en el llano de Murcia, se trabtf 
un encarnizado combate, en el que fue de- 
rrotado el rey Lobo con muerle de todos sus 
soldados cristianos, al decir de algunos his- 
toriadores Srabes, que hacen llegar su niime- 
ro S trece mil 1 : la batalla tnvo lugar el 
viernes 7 de Dulhiclia del ano 560. (35) 

El rey Lobo despues de su derrota hubo 
de encerrarse en Murcia, que fue sitiada por 
el ejercito vencedor, sin que los almohades 
consiguieran apoderarse de ella 3 porque sin 
duda no contaban con el material y tiempo 



-1 Oart&s, pSg. 437; en el resumen, pag. \Ti, no 
dice que muricran iodo^, sino muclios: Ahmed Ana- 
sirf,tom. I, p&g. ISO, dice lambteii quo eron ireccmiU 
y que murieroii todos. 



P 



S 



£ 



147 



necesarios para un sitio en regla: los princi- 
pesAbusaid y Abuhafs se limitaron a devas- 
tar 3a comarca, y en el a no siguiente se vol- 
vieron a Marruccos, una vez extinguido el 
fuego de la guerra civil dc Al)enmcrdanix. 



Dcfeei'ioiies en la 1 ami Ha del rev IjOTjm 

Hemos vis to que los parientes del rey 
Lobo ejercieron graa influencia en su reina- 
do, ajudandole en sus continues guerras, 
principalmente su suegro Abenhemochico: 
este, que mas que nadie contribuj<5 al exito 
de las conquistas de Abenmerdanix, fue de 
los primeros en abandonarle en los ultimos 
aiios de su reinado: al menos de este consta 
con bastante seguridad el ano de su de- 
feccidn. 

En el ano 564, estando en Cordoba el 
jeque Abuhafs, segiin Abenjaldiin ^ recibi<5 
un mensaje de Ibrahim Abenhemochico pro- 
metiendo obediencia, ingresar en la secta al- 

4 Tomo VI, pag. 230 de la edicion del Cairo: to- 
moI ( pyg. 320 Ue la edicion do AvgoA baslanto mas 
correct a y com^lela en pste te\lo. 



148 



h Hiogrnfia do Ibrahim Alieiihemociiirn, fol. fii 
y siguionios del mnimserito do la Ihata do la Col co- 
Won GoyanRos, y lomo I T fol. 76 y siguienles, de la 
copia do la mis ma obra jn'occdeiile de Tunez. 



« 



ruohade y romper toda relacion con su jerno 
Abenmerdanix: la causa de esta separacidn, 
segua Abenaljatib ] , fueron las relaciones 
entre Abenmerdanix j su mujer, bija de 
Abenhemochico, & la que llegtf a repudiar, 
devolviendola a su padre- 
El je'jue Abuhafs did cuenta al califa de 
los propositus de Abenhemochico, quien sia 
duda para terminer personalmente las nego- "f 

ciaeiones de ia sumision, en el ano siguien- | 

Le, 503, past) a Marruecos a verse con el cali- 
fa: esle, en virtud de las graves noticias que 
le habian sido comunicadas al mismc tiempo 
respecto al daiio que los cristianos causaban 
a los niuslimes, despacho para Alandalus S 
su hermano yvisir Abuhafs, quien inmedia- 
tatnenle salio para su destino con un ejercito 
almohade, acompauado de su hermano Abu~ 
said; llegados los hermanos k Sevilla, Abu- 
said fue enviado & Rada joz, de donde regres6 ft 
pronlo, una vez pactada paz con D. Alfonso 



* 



i 



— 149 — 

Enrique-/ de Portugal; incorporado Abiisafd 
con su hermano el principe Abuhafs. acorn- 
panados de Abenhemoehico, sc dirjgicron S 
Murcia contra Abenmerdanix, a quien si- 
tiaron. 

Con !a presencia del ejercito almohade 
co la region de JIurcia. Lorca se rebela con- 
Ira el rej Lobo y entra en la obediencia de 
los alniohades: Lomada pososidn de Lorca, el 
principe Abuhafs conquista k Baza, y por el 
mismo tiempo presta tambicn obediencia a 
los almohades un priino del rey Lobo, 11a- 
raado ? corao cste, Mohamed Abenmerdanix. 
gobernador 6 sefior de Almeria. 

A este tiempo se refiere sin duda la rebe- 
lidn de Alcira por instigacitfn de Abubequer, 
hijo de Sofian, la cual h\6 sitiada & mitad de 
Xaual del afio 5CG por uno de los capitanes 
de! arraez Abulhachach Yusuf, hermano del 
rej Lobo, sosleniendo un duro silio hasta 
mitad de Dnlhiclm del mismo ano: entonces 
parece que hubo de encargarse del sitio 
Abuayub Abonhilel, a quicn Abensofian en- 
tregd la ciudad L 

4 Dory, Notice?, pag. 337. 



— 150 — 

Tambieu Elche se rebelo contra Aben- 
merdanix en los liltimos tiempcs, y de ello 
tenemos una indicacionconcrela en el heoho 
de haber muerto mirtir un tal Abenfaid, 
cuando los de Elche salian de la ciudad por 
miedo al emir Abensaad, contra quien se ha- 
bian rebelado, neg&ndole la obediencia *; no 
se indica el dia ni el mes, si el ano 567. 

Con la defeccirfn del gobernador 6 senor 
de Almeria y principalmente con la de Aben- 
hemochico, hecha publica con su asistencia 
al sitio de Murcia por el ejercito almobade, 
qued6 cortada, como indica unautor, una de 
las alas del rey Lobo, y aunque por de pron- 
to no ae continue el sitio de Murcia, desde 
esta fecha era inminente la ruina de este 
reino y su desaparici6n como estado inde- 
pendiente de los almohades. 



1 En el toxlo impreso, Bibl. Ar. hist. to. VI, pa- 
gina 670, al emir se Ic llama Saarf hijo de MohdmetJ, sin 
duda por errata del compilador, juigs on la biografia 
deliriismopersonoje Abullias&n, All, hijo de M0I1&- 
med, hijode Ahmed, hijo de Faid, ol de Cordoba, que 
so conserve Integra eu el c6dicedoI to. Ill do la Tec- 
mila exisiento en el Cairo, y del que tenemos fotogra- 
fio, el texto dice Mohttincd Ahemaad. 



— 151 — 

Gomunicadas al califa las conquistas y 
adhesiones obtenidas por sus dos hermanos 
en Alandalus en ocasion en que se habian 
reuaido en Slarmecos numerosas fuer/.RS pro- 
cedentes de los gobiernos de Bugia y Treme- 
cen, revisadas estas, el califa Abuyacub Yti- 
suf se dirige a Espaiia, dejando en Marrue- 
rosde lugarteniente a suhermano Abuinir&n. 
Llegado el califa Abuyacub k Espafia, se 
instala en C6rdoba entrado ya el ano 567 y 
desde alii se traslada luego & Sevilla, donde 
le encontni su hermano Abuhafs al volver de 
s u campana contra la region deMurcia. 

El rey Lobo, desde la defeccitfn de Aben- 
bemochico, al ver que las fuerzas de este y 
su prestigio se unian a los almohades, com- 
prenditf la imposibilidad de que su ya mer- 
mado reino se sostuviese por mucho tiempo 
contra las fuerzas almoliades, y aunque sin 
duda habia nombrado Principe heredero k 
su hijo Hilel ? pues asi consta en monedas 
desde el ano 564, al tener noticia de la lle- 
gada& Sevilla del califa Abuyacub, se dice 

que decaytf su inimo, y que babiendo enfer- 
mado, murid el 29 de Racheb del ano 567 



— 152 — 

(27 de Harzo de 1172): otros dicen que le 
envenend su madre ! , porque habiendole re- 
prendido duramentc su conducia con su fa- 
milia, servidores y magnates del estado, el 
hijo llegd a amenazarle, y la madre, temien- 
do su violencia^le envenend. 

Habia nacido Abenmerdanix en Penis- 
cola en el ano 518; tenia por tanto 49 anos 
cuando murio, dejanclo yarios hijos varones, 
Abdeluahid (pag. 180) pone los nombres de 
oclio, y liace ademas mencidn de dos hijas, 
de las cuales una casd con el califa A buy a- 
cub Yiisuf, y la otra con su hijo y sucesor 
Abuyiisuf Yacub. 

Muerto el rey Abenmerdanix, su hijo j 
sucesor Abulcamar Hilel, conforme a las in- 
dicaciones que recibiera de su padre, entrd 
en la obediencia de los almohades, k cnyo 
efecto el prfncipe Abuhafs se dirigid k Mur- 
cia de la que tomo posesidn, siendo enviados 
a Sevilla Hilel y su fumiliaj & quienes el ca- 
lifa hizo muy buena acogida, como lo con- 
firma el hecho de que luego se casara con 

I Abcnjalican, odic, del Cuivo, to. \U t p&g- iGa* 
en la biografia del califa Abuyacub VusuT 



— 153 — 

una de las hermanas de Hilel y cl que con- 
tiara cargos importantes a varios individuos 
de la familla. 

Despues de una expedicion poco feliz 
contra Cbeda 6 Huete (36), el califa se dtri- 
gid & Murcia, y \uelto a Sevilla, ya en el 
aiio 5G8 entablo cordiales relaciones con el 
destronado o dimisionario rey de Murcia, y 
se caso con su hermana \ dando a su tio Tii- 
suf el mando de Valencia, que habia gober- 
nado bastantes anos antes en nombre de su 
hermano el rey Lobo. 

Anos despues, en 575 j aparece nombrado 
jefe de la escuadra, mandando una expedi- 
ci6n contra Lisboa ? Ganim hijo de Aben- 
merdanix 9 . 



1 Sogun cl llamado Anonimo <le Conenbague, 
Ms.Gg. liiim. MOdela »ibl. Nac. loi. 4(1 y 17, la boria 
so. vcriiico cl safoado, cinco de Rcbia primcro dt?l 
a no i>i(). 

2 Auiu[iiec!textodoAbenja1dun 1p, llama Cairn, 

creo ser& G&nim, uno dc los ocfio hcrmanos, quo 
menciona Abdetu&hid el Marrecoxu 



RKYEZnaOS 6 M-BELDKS HH KSTK PEMODO, 

poco <:oNnc.inos 



Abenaljatib, al dar cucnta de los rebel- 
des de este periodo contra la dominacion do 
los almoravidcs, hace mencion de algunos de 
los que dice que turitran eskitlo v hisloria con for- 
me a la importanria dc su region, pero que no 
puede tratar do todos olios, y que so limita 6 
compendiar la hisloria de Abencasi ' quo co- 
mo so ha Yislo, es el m&s imporlanle por 
haber sido el primero que so rebelo contra 
los almoravidcs, y el que simboliza la rebc- 
li6n en el Algarbe, y en torno del cual so 

\ Afaenaljolil), ms. it" M, fol. *J'W. 



— 156 — 

agruparon casi tortos los demas rebeldes de 
esta region. 

De algunos de estos personajes se dan 
algunas noticias por incidencia, pop su rela- 
cioa con los liechos mas importantes de este 
periodo: de otros, como de Lebid, hijo de 
Abdala, senor do Santaren, de Ahmed, hijo 
de liachar el Xnquianf, y de ]\[erif, cl Mero- 
deador (?), no cncuenlro mencion en parte 
alguna: liny otros rjue, mcncionados tambien 
por incidencia, mcrecen algun estudio apar- 
le, j por eso ponemos a continiiacitfn lo que 
de ellos hemes podido averiguar, 

Aliyul- rcbeltlo on iBmuIa 

Ah^yal, hijo de Idris, el de Honda, fue 
sccrelario de Abuchafar Hamdin, mientras 
este fue cadi; cuando Abengania entrd en 
Ctfrdoba echando a Abenhamdin, Ahjal se 
refugio en Ronda, su pais natal, declarando- 
se independiente por muy poco tiempo, pues 
los de Ronda entraron en negociaciones con 
Abulgamar, hijo de Asaib Abengarruti, que 
en Jerez y Arcos segufa bajo la obediencia 



i 



— 157 — 

de Abenhamdin: termioadas las negociacio- 
nes, Abulgamar quedd dueiio de la celebre 
alcazaba de Honda sin combate, per liaber- 
sele enlregado Ahyal sin resistencia, fiandose 
de 61 y salvaudose con lo que tenia & mano; 
sin embargo Abulgamar saqueo las casas 
de los partidarios de Ahyal, y luego neg6 
la obedieacia a Abenhamdin, obedcciendole 
las fortalezas inmcdiaUs y asegurandose su 

mando. 

Respecto a Ahjal, hay quien dice que 

fue encarcelado por Abulgamar, pero que 

luego le puso en libertad, y que se acogio 

en Malaga junto a Abalhaquem Abenhasiin 

j que desde alii paso a Marruecos. 

Por las relaciones con Abuchafar Abena- 

tia, Alryal recobrd sus riquezas y despues 

fue cada de Cordoba y Sevilla, donde murid 

en el aao 560 d 561 ': era elocuente y enten- 

dido y se conservan de cl algur.cs versos e 

indicaciones de haber enscfiado en Cordoba ^. 



1 Dozy, Notices, pg- "222, 

3 Abcnalabar, Tecmila, pg. 62U- 



158 



Abeugarriiii neiior «1e .(ore/ y Arcos 

Entre lospersonajes dequienes diceAben- 
aljatib que en esle periodo de revueltas tu- 
vieron mando independienle, cita a Abul- 
gamar Abeogarnin k quien llama seiior de 
Jerez. 

Pocas son las noticias que de esle perso- 
naje encontramos: por lo dicho al dar noti- 
cias de Ahjal, senor de Ronda, resulta que 
AbuJgamar, hijo de Asaib Abengarrun, como 
le llama Abenalabar ^ fue senor de Arcos y 
Jerez, bajo la obediencia de Abenhamdin, 
de la cual se separd cuando, cchado Aben- 

t Ahenalobar, oinid Dozy, Notices, pag„ 322, \v- 

tas, pag. 122, le llama jj)| 4j | ; Abenjaldun, to. VI, 

pft&.fctt, ^jjjttff Jx ti\ jj], oncltomol.dola 
odicion <le Ai-gol. pftghin 31l t j c ^ yjj ^|. 

ante tulvaricdad T on vista s!i;.|ihmmi cH:artas{pafj. 9V) 
YAdaM {pig.3l)cnco!itramoscitados Ios A \ (, 

acftiJlamos osta tectum, abamlonamlfj la do A 

K*J ■ ' 
i « i V& l' 10 liabiomos acnptodo. 



— 159 — 

hamdin de Cordoba por Abenganie, Abenga- 
rrun se apodero de Ronda, despues del bre- 
visimo reinado de Alryal. 

Muv poco tiempo debio de ser Abul&a- 
mar seAor de Jerez, Arcos y Ronda, jmes 
en Jerez- reconoci.6 en el mismo aiio 540 a 
los almohades, siendo esta ciudad la primera 
que presto obediencia a los nuevos conquis- 
tadores, por cuja circunstancia, cuando de 
Espafia llegaban mensajes a los califas almo- 
hades, los eaviados 6 represcnlantes de Je- 
rez eran recibidos los primeros. 

Como se ha diciio en la pag. 18, al tralar 
dela rebelion general en el Algarbe, poco 
despues de haberse sometido a los almoha- 
des, Abulgamar fue el unico jefe que perma- 
neci6 6el y, unido a los herniauos de Al- 
mehdi, que hobian tenido que refugiarse en 
Bobastro, contribujd eficazmenle a que los 
almohades recobraran a Algeciras. 

Estc mismo personaje es el que en el 
aiio 545 eslaba de alcaide en C6rdoba, cuan- 
do fuesitiada por el emperador D. Alfonso, 
cu,ya estratagema de sorprender al ejercilo 
que iba en auxilio de los sitiatlos supo bur- 



— 160 — 

lar Abulgamar con su perspicacia, compren- 
diendo la falsa retirada del enemigo, por 
lo que hizo que el ejercito auxiliar entrase 
k deshora en Cordoba antes de que pudiera 
ser acometido por D. Alfonso. (37) 

Kechazado de Cordoba D. Alfonso k 3a 
llegada del ejercito de los almohades, man- 
dado por Yahya Abenjagmor, j gracias k las 
prudentes observaciones del alcaide Abulga- 
mar, los jefes rebeldes del Algarbe se apre- 
suraron k pedir el aman (la paz), que Abdel- 
mumen les conceditf por mediacitfn del gene- 
ral Yahja Abenjagmor, presentandose al ca- 
Ufa en Sale, renunciando k sus inandos: alii 
se presentd tambien Abulgamar, siendo la 
ultima noticia, que de el encuentro, la indi- 
cation de haber muerto mSrtir k la vista de 
Sevilla en el aiio 553, * donde tambien muritf 
Abenalhacham, de qulen vamos a tratar. 

Aliciiallmeham roy dc ltad»jox 

La particularidad de que Abenaljatib, al 
mencionar de paso los rebeldes contra los al- 

1 Abenjaldun, to. VI, pag. 537.— To. \], pag. U;t 
de la iraduccion de Siane. 



_^i 



— 161 — 

moravides, que en este periodo se declararon 
independientes, cite a Abenalkackam, 11a- 
mandole Moh&med, hi jo de AH Abenalha- 
-cham, nos ha hecho caer en la cuenta de una 
de las particularidades de este personaje, de 
quien tenemos pocas noticias. 

No encontramos que iigurara en los pri- 
meros momentos de la rebelion contra los 
almoravides, j podemos supooer que por de 
pronto no figurd, ja que se cita como selior 
de Badajoz a otro de los persooajes, que miis 
iiguran en este periodo, a Sidrej Abenuazir: 
de HohSmed, hijo de All Abenalhacham, co- 
mo le llama Abenaljatib * ? no encuentro 
mencidn hasta el tiempo de la primera rebe- 
lidn de los jefes espanoles contra los almoha- 
des, despues que Abeogania hubo recobrado 
de estos a Algeciras; pues entoncesMohamed 
Abenalhacham, como le llama Abenjaldun 2 , 
se adhirid en Badajoz al movimiento insu- 
rreccional; pero luego, cuando el nuevo ge- 



1 Ms. Ar. tfe la Academia, N. 37, fol. 2oG ver. y 
47 de mi copia, 

2 Tomo VI, do la odicion del Cairo, pag, &tt, y 
pag. 311 del tomo I, de la edicion de Argel. 

Almorayides ii 



— 162 — 

neral Yusuf hijo de Suleiman pudo tomar la 
ofensiva y bubo someLido a los rebeldes 6 
reyezuelos, el Petrochi, sefior de Xiebla j 
Tejada, Abencasi de Silves, e Isa Aben- 
maimun de Santa Maria, Mohfimed hijo de 
Ali Abenalhacham senor de Badajoz envi<5 
regalos, que fueron aceptados (es decir, se 
sometid como los otros), quiza aun volvieron 
todos a rebelarse; pues Abenjaldiin habla de 
una nueva peticidn de aman, dirigida por 
los rebeldes por intermedio del nuevo gene- 
ral Yahya Abcnyogmor, al ver que el Em- 
perador 6 sus tropas se retiraban del asedio 
de Cdrdoba (csto ja en el ano 544 6 545), y 
en 545 Abenalhacham y los deinas rebeldes 
memos Abencasi eran recibidos por Abdel- 
mumon en Sale, renunciando, parece que de 
un modo definitive, sus pretendidos de- 

rechos. 

Va heraos visto que Abenalhacham mu- 
vi6 martir a la vista de Sevilla en el ano 55$ 
al mismo tiempo que Abulgamar Aben- 

garriin. 

Una prucba de que Abenalhacham se con- 
sidertf como rej independieute, la lenemos 



163 



en los preciosos dinares que se acunaron en 
su uombre en Badojdz en el ano 543, con- 
servando por completo el tipo y leyendas de 
las monedas almoravides '. 



Alt :tl>eiiiiHifimtiii ? seiior iU* i littix 

Otro de los jefes rebeldes, que tuvieron 
estado e historia conforme & la importancia 
de su region, es All, hijo de Isa Abenmai- 
mun, senor de Cadiz, de quien se ha hecho 
mencitfn al tratar de la rebelitfn general en 
el Algarbe. 

AlmiranLe de la escuadra de los almora- 
vides en Cddiz * AH, hijo de ha Abeumai- 
miin, k la muerte de Texufm se rebels en 
Cadiz y se presento S Abdelmumen, cuando 
estaba sitiando a Fez, eatrando en su obe- 
diencia en el ano 540. 



1 \>asr, Vivos, ohra ciiorto, n." I'JIl. 

2 Segun Almacari, [o. I, pag. 103, era hijo do 
una hormana do MoliAmed Abniimaimiin, .juo ngtira 
como jefo de la r.sciiadra *mi Almoria, quien al frento 
rtc lOemharcaciones Ilo^o a Oran on swnvro de To- 
xiifln, sin i|iie ptidiora nviim- su dcrroio y muerlo. 



— 164 — 

En este mismo ano, y quiza despues de 
negar la obediential losalmoravides, mando 
derribar cl idolo de CSdiz, de cujo hecbo no 
da detalles el autor del Cart&s *: algiin autor 
dice que al derribar el idolo, Abenraaimun 
esperaba encontrar en los cimientos un te- 

soro 2 . 

Como Abdelmumen no kubiera querido 

conies tar al mensaje de Abencasi, cuando 
este, enviando como mensajero & Abubequer 
AbenhaMs, busco por primera vez su protec- 
tion, pero sin renunciar k sus ridiculas pre- 
tensiones, al menos en cuanto al titulo, Ali 
Abemnaimun, ardiente partidario entonces, 
segun "parece, de los almohades, aconsej6 & 
Abencasi que se presentase personalmente, 
como lo hizo, probablemente con recomen- 
dacidn de AH para el gobernador de Ceula 
Yiisuf Abenmajluf, quien 3e prest6 facilida- 
des para preseniarse al califa. 

Al tiempo de la primera sublevacitfn ge- 
neral contra los almohades, tambien entr6 en 



1 Cartas cdi- Tornberg, p&g. 17C>. 

2 Alcazuinf, to- II, P&g. 370. 



V 



— 165 — 

ella Abenniaimun, y es !a ultima noticia que 
de el encuentro, a no ser que este eonfundido 
con Isa Abenniaimiin, que podria ser su pa- 
dre, y figura como senor de Santa Maria, y 
probablemente de Tavira pues que ase<mra 
Abenjaldiin ', que despues de haber someti- 
do Yiisuf Iiijo de Suleiman a los rebeldes de 
Niebla y Silves, acometid a Tavira y le pres- 
to" obediencia Isa Abenmaimiin, senor de 
Santa Maria: cuando en 54o se presentan en 
Sale los rebeldes y renuncian sus derechos 
en manos de Abdelmumen, no figura cnlre 
ellos este Abenmainmn, que quiza hubiera 
muerto, ya que figura como senor de Tavira 
un Amil Abenmohib, que no encontramos 
mencionado en otra parte. 



1 Tomo I, de la cdi. <lo ArgiM, png. :tl2: <>n In 

cdicion del Cairo, tomo VI, pag. 1T>, so tco j' v ^ por 
.. i J'"'- ~ 




LAS BALEARES 
BAJO LOS ALMORAVIDES 



De los reinos llemados de Taifas, consti- 
tuidos a la desaparicidn del califato de G6r- 
doba, uno de los primeros y de los m&s im- 
portantes fue el de Denia y las Islas Orien- 
tales, fundado por Hocliehid, cliente de la 
familia de Almanzor: muerto Mochehid en 
el ano 436 de la hegira, le sucede en el man- 
do su hijo AH, y al ser este despojado de su 
reino por su suegro Almoctadir, rey de Za- 
ragoza, en el ano 468 (16 de Agosto de 1075 
a 4 de Agosto de 1076), las Islas Orientates, 
sin que sepamos ctfmo, se constituyen en 



— 168 — 

reino mdependiente, cuya liistoria no pode- 

mos estudiar en esie capftulo, dedicado al 

estudio de la de las Baleares bajo el dominio 4 

de los almoravides. 

En el ano 1114 (507 y 508 de la hegira) 
reineba en Mallorca Mobaxer Nasirodaula, 
cliente que habia sido del rey de Denia, 
All *: con sus piraterias, cosa corriente du- 
rante toda la Kdad Media y aun Moderna 
entre los musulmanes de los Estados medi- 
terraneos -3 , infestaba las coslas de los Esta- 
dos cristianos, por lo que Ramo'n Berenguer # 
III, conde de Barcelona, Aiinerico, vizcon- 
de de Narbona, y Guillermo, conde de Mom- 
peller, constituyeron en este ano una liga 
para reprimir a los corsarios de Mallorca; ^ 

pero sin duda bubo de fracasar, y dos alios 
despues, con el apoyo del Papa se constituyd 

4 Jlat/'in ahnoarib, to I, p. 314. 

1 En fil ano anterior, en el mos de Rcbia pos- 
Irero, habia Uegado a Almehdia (en la actual Rcgen- 
riarteTune^la escuadra de aquelrcino con una gran 
cantidart de esclavos 6 prisioncros cristianos, de cu- 
ya Hegada so aiegro mueho el rey Yahya, hijo de To- , 

mim, y toclos los muslimes. (Itayan ahnogrib, lo. I, p&- 
gina 31V)* 



— 169 — 

otra con cl caracter de Cruzada ^ a la cual 
se adkirio por circunsiancias imprevistas el 
mismo Ramon Bercnguer III, cuyas annas, 
unidas para este fiu a las de Gen ova y Pisa, 
se apoderan de Mallorca despues de un fuer- 
te y largo sitio, dando tauerte a 3a guar- 
nicion y liaciendo cautivosalas mujeres y 
niilos 5 . 

Como Mobaxer, al verse sitiado por los 
cristianos ? liabia pedido auxilio al prmcipe 
almoravid All, esle, que 6 no pudo 6 no qui- 
so auxiliar a tiempo a los sitiados, muerto 
Mobaxer, y cntregada Mallorca k los crisLia- 
nos despu es de la prisidn de su sucesor Abu- 
rebia Suleiman, envio una nuinerosa escua- 
dra, y los Genoveses, que parece habian 
quedado solos depues de soinetida la Isla, 
bien porque no se creyeran con fuerzas para 



1 Abenjakliin, torn. II de la Iraduccion do sia- 
lie, pag. 206, nota. 

2 Respeclo a la fecha de la conquisla de .Ma- 
llorca puedc verso lo que so diet? en la iluslracion 
N. 1G; rospeclo 6 los prisioncros cogidos por los cris- 
tianos, puedc consultarse lo obra Hosquejo Imtorico de 
ta domination hlamiia en las Isias Baleares, por D, Alva- 
ro Cainpacer, pig. 81 y270. 



— 170 — 

resistir a las annas de los almoravides, 6 
porque no tuvieran intercs en conservar bajo 
su dominio las Islas, abandonan a Mallorca, 
con lo que los almoravides vimeron a ser 
duefios de ella sin resistencia. (38) 

Recobrada Mallorca para el islamismo 
por All hijo de Yusuf, envia, 6 entra en ella 
Vanudin, hijo de Sir, en el mismo ano 509 
Y lagobierna durante tres meses, sucedicn- 
dole luego ea el mando Abubequer Tieratat 
o-Tacratat, a quien sucede Yabur 6 Uanur, 
hijo de Mohfimed, contra quieu se subleva 
la nobleza, dandole muerte, sin que el autor 
nos diga la causa; otros dicen que por haber 
intenlado que se construjese 6 reparase la 
ciudad lejos del mar, los de Mallorca se su- 
blevaron y que Uauur di6 muerte al jefe de 
los amotinados, quienes le encarcelaron y 
enviaron mensajeros a dar explicates al 
principe Ali: despues del mando de Uanur, 
se encargd del gobierno de Mallorca Abube- 
quer hijo de Ali hijo de Uarafe «, quien mu- 



1 probablcmenlfi oste porsonaje cs ol tine poco 
aospuis flgura como gobcrnador do Valencia con ol 



— 171 — 

rid ejercicndo el niando, prohablemente en 
el alio o'2Q, en que se inaugura on las Islas 
el gobierno de los Benigania. (39) 

Cuando en el aiio 520 AH hi jo de Yusuf 

did el gobierno general de Alandalus&su 
hijo Texufin, cste se encargd del mando de 
toda la Espana musulmana menos de las Is- 
las Orientales, para cujo gobierno fue nom- 
brado Moh&med hijo de Ali Abengania. 

May poco sobemos de la hisloria de Ma- 
llorca durante el gobierno de Mohamad, tan- 
to en los primeros anos, en que indudable- 
mente se consideraba como simple goberna- 
dor ? como en los posteriores, en que desapa- 

nombre tic Yedoi 1 hijo do Uaivu /{J , y j jXj) °" 

Abenaljatib on la biografia de Vahya Abon^ania, a cu- 
ya exallacion conlribnyo no poco por habor recono- 
cido sn morito: cual sea su vertlndero nombro no os 
f&cil iijiirlo, dadu la discrepancy de los dos toxins en 
iiueflgura: un Maimun hijo de Hodoro Voder Abon- 
uarca (igura como gohcrnador do Cranada on "»tt>, 
cuando csla paso al dominio do los olmobados: iniln- 
deblcmentc es <le Ja misma familia. 



— 172 — 

recida la dinastia de \os Berritexufin en el ano 
541,, debio considerorse, al menosdc lieclio^ 
como verdadero rej, bien reconociera la so- 
bcrania espiritual de los Abasidas de Oriente, 
como la habian reconocido los Benite-xufin, 
bien gobernasc como presidentc 6 jefe del 

Consejo ** 

En cl ano 537, o mas bien en cl 538, Mo- 
hfimed Abenganio pasu a Alandalus a visiter 
a su hermono Yahva, nomhrado gobernador 
general de Ea Hspaiia musulrnana con resi- 
dencia en Sevilla o Ctfrdoba: del gobierno de 
Mallorca qucdo encargado durante su ausen- 
cia Abdala Abentimacadmat; pero habien- 
dose promovido alguna sedicion, Mohamed 
hubo de regresar a su gobierno, pcrmane- 
ciendo en e! aun despues de la desaparicidn 
de la dinaslia de !os Benitexufin j de la 

I El sonaclor Amari 1 rofiriGmlosc h Ishsjc, liijo 
y alienor de Amhained, que on sus Iraladoslomo solo 
cl Uuilo de Aif^juij hace la oporUma obscrvaeion do 
(juo los* llenigania en eslns prinuiros Liompos de su 
su matidoprobabloinenU' lo ejoreian bkjo la aparien- 
eta dc prosidontesrlol Con>t\jo municipal, como en el 
periodo do los rcyes do Taifas lo liabiun boclio Aben- 
chahunf en Cordofra y AbiMiabad en Suvilla. AnutrL 
I Oiptami arabi <ht IL itrcliin\j Fiorf-niiiiu^. b\&, noia. 



— 173 — 

muerte de su hermano Yahya, y desde esta 
feclia, o mejor, desde que Jste so retirtf S 
Granada desposeido de todo mando, Molia- 
med pudo considerarse dc hecho como rev 
independiente de Mallorca, como en parte lo 
indica el haber nombrado para succderle k su 
hi jo mayor Abdala, promovieudo el enojo de 
su hijo Ishac, que dio inucrle k su hermano, 
y tambien a su padre, segun algun autor, si 
bien se dice que el padre raiirio m&rtir en 
guerra con los crislianos eu el ano 540 6 
550. (40) 

Tenemos otro indieio dc que MohSmed 
Abengania obraba en realidad como rej en 
el hecho de hoberse entablatlo en los ullimos 
afios de su vida relaciories oficiales entre 
Mallorna y Ins Republicas de Genova j Pisa, 
firmiindose un Iraiado de comercio con la 
primera en el eno 1149 y en el siguiente con 
Pisa'. 

Durante el reinado de Mokumed Aben- 



1 Amari, obra citada (pftpc. XXVh dice, ■■ i primi 
(IraUaii di ooinmorno , i do' cfiinli ei nnmst:a il tonoro 
tornnno porftcnova a I Hlfl ejiorPisa al HoO, onlram- 
bi con ilaiorca.j- 



— 174 — 

gania en ilallorca, su hijo Abdala estuvo al- 
giin tiempo de gobernador militar en Valen- 
cia, dondese encontraba cuando la subleva- 
ci6n general contra los almoravides, la que 
no pudo contener ni aun en Valencia, reti- 
r&ndose 5 Jativa j huy&ndo luego a Alme- 
ria i corao se dijo al tratar de la rebelion de 
Valencia, pSg, 103. 

Poco y malo es lo que saberaos del go- 
bierno 6 reinado de Ishac, que si llrgo a las 
gradas del Irono por medios infomes, dando 
muerte ft su mismo padre o al racnos a su 
Iiermano Abdala, una vex desembarazado de 
ellos, sospechondo que los Lamtunics, sus 
c<5mplices T habian acordado deshacerse de el, 
como era verdad, segiin Abenjaldun, puesto 
de acuerdo cou cl almiranie Lop Abenraai- 
miin 2 , lossorprendi<5 en sus casos y los hizo 
morir. 

Desaparecido por complelo ei imperio de 



\ l>ozy, Nolices, pags. Z\:\ y 21 'k 

5 Lop, Ilonmdo tiimlui'Ti Mohamad AhcmnaimtuK 



— 175 — 

los almoravides en E*pafia y en Mamie-cos, 
si ya su padre Mohamed pudo de hccho con- 
siderate como verdadero rey, eon mas razon 
podia hacerlo Ishac, quien sin embargo en 
los iralndos que celebro con Genova y Pisa 
no se dio titulo de emir, como lo hiao luego 
su hijo y sucesor Abdala, sinode alfaqui, go- 
bernando quizS a nombre del Consejo. 

De su reinado sc conservan preciosas mo- 
nedas de oro, acunadas en Mallorca en los 
aiios o(i 5 y 567 ', si bien en ellas no puso su 
nombre, quiza por no darse oficialmenlo 
aires de rey: las monedas estan acunadas, 
siguiendo el mismo ttpo de las de los almo- 
ravides, en lo que podnamos lener una prue- 
ba de que por estc tiempo no tenia ami las 
tendencies almohades, que en los itllimos 
aiios dosu reinado le atribuye Abenjaldiin, 
al decir que enviaba al califa Abuyacub los 
prisioncros y crislianos -. 

En los primeros aiios de su mando Tshac 



1 Yi'-ost* la obi'o del St\ Vi\ es, pa?. ^2. 

2 Timio VI do la edi. ili;l Cmro prij;. 2«-pAnimi 
Ili'ldol tomo I, do la edic. do Argol— y i<mio II, \iati. 208 
do la iraduceion deSlone. 



— 176 — 

Abengania se dedico a las conslrucciones j 
plantaciones, cuya frase interpreta el Bartfn 
de Slane, diciendo que se Imo construir pa- 
lacios y plantar jardiues; su gobierno debio 
de ser tirSoico, pues .se dice qucangustiadas 
las pontes por lo mal que gobernaba, Lob 
Abenmeimun, que le habia ayudado al prin- 
cipio en el sangrienlo casligo de los conspi- 
radores, se paso ft los almohades. 

Kn los ultimos aiios de su vida volvio su 
atencitfn a las cosas de la guerra, baciendo 
dos incursiones anualcs en territorio de cris- 
tianos, de! que, corao es consiguienlc, apre- 
saba muchos cautivos, que enviaba al califa 
Abuyacub, al cual se dice que llegd k ofre- 
cer reconocerle, y poco antes del cual murid 

en cl aiio580 '. (41) 

Con forme con eslas indicaciones tenemos 
noticia de dos expediciones piraticas lleva— 
das & cabo por Ishac en los ultimos alios de 
su mando, y por una de ellas vemos cu&n 
grandee eran su atrevimieato j audacia: en 

4 La particular! dad doquosu muerieocurriera 
povo nnies tjttc lo do! califa Abuyacub, consta en 
AboajaHhm, lomo VI, p&K- 3A% 






4 



? 






- rn — 

-el ano 1178 (574 de la hegira) encontramos 
mencion de dos de sus incursiones, la una 
en el mediodia de Francia, la otra en las 
costas de CaLaluna: la primera dirigida por 
el rej en persona, la otra no lo sabemos. 

En el ano 1178 Abeugania acomete y to- 
ma la ciudad de Tol6n, huciendo muclios 
prisioneros, que fueron llovados & Mallorca, 
encontrandose entre ellos Ugo Gaufredo viz- 
conde de Marsella y su nieto. 

En el misrao ano, en el dia 27 de Junio, 
los moros mallorquines, quizi los de la mis- 
raa cxpedicidn, sorprenden la Iglesia de 

Santa Maria de Ilia, en la actual provineia 
de Gcrona, cuyos canonigos unos fueron 
muertos, y otros llevados cautivos 4 Ma- 

llorca. (42) 

Si MohSraed Abengania habia llegado k 

poderse considerar como rey, ya que como 
dice Abdeluahid se asemejaba a ellos, y co- 
mo tal hizo tratados con las Republicas de 
Genova y Pisa, en mejores condiciones se 
enconlraba su hijo Ishac, que cntraba & go- 
bernar un estado ya constituido y como rc- 
conocido, asi que podia suponerso que las 
alsioravidbs 4^ 



-I. 

1 



— 178 — 

relaciones diplomaticas se habian de renovar 
con aquellas Repiiblicas. 

Y efectivamente haj noticia de que en 
el afio 1161 trattS con los Pisanos, con quie- 
nes no se sabe que firmase la paz hasla el 
afio 1173 y de nucvo en 1184, siendo pro- 
bable que & las negociaciones de 1161 si- 
guiese algun tratado, desconocido hasta hoy, 
y del que fuese renovacidn el de 1173, 

Del tratado de 1184 conocemos el lexto 
Srabe y un extracto latino, publicados por 
Amari *: tanto este tratado con Pisa firma- 
do muj poco antes de la muerte de Ishac, 
como el concluido con GeuoYa tres ailos 
antes, en 1181 9 , son vagos y las partes con- 
tratantes sdlo se obligan & no hacerse dano 
mutuaraente y a proteger, 6 mas bien, & ha- 
cer respetar 6 los n&ufragos; en el tratado 
con Pisa se incluye tambien ft los naturales 
de la Uepublica de Luca. 

4 Obro ciioclo, [)<"g. 230 y S74; lamhicn publiea 
en &rabe y latin, on las paginas 44 y 273, la carta en la 
que el rcy comuniea la Jirma del traUuio al Aizobis- 
po, consults, oiicianos y notables do l*ieo* 

2 Publicado primcro por De ftacy puede vurso 
en Campaner, obra cilado, po^. 14o, en Mos-Latric, 
p&g. 409 y oti'os. 



— 179 — 

Quiz;'* ya en estos tiempos las Repiiblicas 
comerciales del Mediterraneo, para proteger 
su comercio, constantemente amenazado por 
los piratas inusulmanes, pagasen tributo en 
forma disfrazada de presentes d regalos, co- 
mo ha sucedido en los tiempos modernos> 
casi hasta nuestros dias. (43) 

Las circunstancias de la muerte de Ishac 
son desconocidas: hay alguna indicacitfn do 
haber muerto 6 sido herido gravemente en 
una incursion en pais cristiano; asi lo dice 
Abdeluahid, aunque por lo mcnos equivoca 
la fecha diciendo fue a principios del afio 
579: segun Abenalabar parece que muritf en 
una sublevacitfn de los cautivos cristianos, 
que habia en palacio, (44) 

KfimcroN reEtmdoN <U- 11 oh timed, All, Tallin, 
JM oh limed (a<*ttinida vex) y Tefciirin 

Muerto Ishac Abcngania en el afio 580, 
como queda indicado, dejando varios hijos, 
la hisioria de Mallorca se complica en el in- 
terior, y en el exterior llega k tener gran im» 
porlancia; pues acometiendo los mallorquines 
bajo la direccitfn de los hermanos AH y Yah- 



\ 



I 

1 

180 — | 



ya, la parte oriental del imperio de los almo- 
hades, llegan a hacer bambolear a los suce- 
sores de los almoravides '; pero la historia de 
estas atrevidas expediciones en el periodo de 
53 aiios sale de los limites de nuestro tra- 
bajo, y solo debemos ocuparnos en la inves- 
tigaciiSn de lo que a Mallorca d las Islas se 
refiere: esto no deja de ofrecer graves dificul- 
tades, pues las noticias referentes a los pri- 
meros sucesos que en Mallorca se desarrollan, 
son contradictories, 6 lo parecen por incom- 
pletas. 

No resulta clarosi Ishac Abengania llego 
a prometer sumision al celifa Abiryacub Yu- 
suf, 6 fue su hijo y sucesor inmediato Mo- 
hamed, quien en su caso debio hacerlo in- 
mediatamentedespues de su proclamacidn, 
toda vez que antes de los dos meses muere 
el califo despues de haber enviado a Mallorca 
a All hijo de Reverter. 

Kste All, cuyo padre Reverter, fue ge- 
neral de los almoravides en los liltimos 
tiempos, muj querido y considerado de All, 

I Aljcnjalic&n l<>. Ill, edi. del Cairo, pag. 375 y 
siguicnles. 



~r 



— 181 — 

hijo de Yiisuf, y do Texufin, su hijo y suce- 
sor *, fue eaviado por el califa Abuyacub k 
tomar posesitfn de las Islas, cuja sumisitfn 
hiciera el nuevo rcy Mohamed; pero antes de 
que se hiciera cargo del mando, disgustados 
los hermanos del rey de la suimsion al im- 
perio de los almohades, se apoderan de Mo- 
hSmed y del enviado del califa, y ence- 
rr&ndolos en el alcazar, proclaman rey k su 
hermano Ali; esto debid suceder entre el 19 
del mes de Safar, fecha en la cual vivla aim 
IshaCj y el mes de Rebia 2,° eu que muere 
Abuyacub a consecuencia d despues de la 
batalla de Santaren 3 . (45) 

Ijlegada a AH la noticia de la mucrte del 
califa Abuyacub, y la proclamacion de su 
hijo Abuyusuf Yacub, titulado Almansur, 

1 Hesprcto a. csto lingular peraonoje, plied** 
verso Doxy, llcrherches, :J.' edi. lomo III* pag. £1-7. 

2 Almyaoub Yusur murio en Sanlaren, 6 a con- 
secuencia do !a expedicion de Sanlaren en BobJa \. iV 
o 2.° del nno oSO, pues los autores no roncuerdan en 
el dfa, ni aim en el mes: el aulor del CartAs, pAg. -K16 
y 170, fija el dia 18 de Hebia postrcro, y en la pag. -141 
dice fuc el 2 del misino mes: — Ahmed Anasiri, to. 1, 
pig. 462 T senala el'IO,de Rebia 1.°— Abenjalican (bio- 
^rafta 8;*>) solo flja el mes, llebia 2,". 



J- 

I 



— 182 — 

resuelve llevar la guerra contra los almoha- 
des & las vecinas costas africanas, se prepara 
rSpidamente, y en el mes de Xab6n ? dejando 
an Mallorca a su hermano Talha, que algu- 
nosllaman rey, sale para Bugia, de la que 
se apodera el viernes 6 de dicho mes *. (46) 
Ali Abenreverter, que habia quedado 
preso en Mallorca, al partir para Bugia los 
dos hermanos Yahya y All, a pesar de la vi- 
gilancia, que con else tenia, consiguitf so- 
bornar & la guardia y al pueblo, proclamando 
al deslronado Mohamed, que sale de la cSr- 
cel para empunar el mando por segundavez 2 , 

^ Afoenjaldun, lo, 1, pag. ,m edi. de Argel,— 

lo. VI, pb#. 2V2, cdi. del Cairo— Cartas, pag- J 79. 

2 Anonimo de Copciihagnc Ms. (Jg. iOO de la 
Nibl. Nnrio. pig. A y Ms. Ar, de la Acndemia N. 83, 
p?ig. M, dan deiaUes do csle aconlecimiento pero 
por <U'^raria pnco roncretos respeclo a pcrsonajes: 
los in a yores delalles so rejleren a las riogociociones 
con los osclovos crislianos para que lomoran parte 
ociiva en <■! movimienlo: en el codice de la Biblioteca 
Nacionol falln la milad del texlo. A csta rebelion pue- 
do referirse la Cronioa do Son Salvador de Marsella 
al decir eon referenda al afio 118.); "MCLXXW Chris- 
liani ceperunt Palalium civitatis Majoricarum ot rue- 
runt llberali a caplivilale», aunquo como so dice en 
la DusLracion 44 pucda relcrirse ft olra rebelion en ol 
mi-smo afto, al liompo de la rnuorie de Ishac. 






— 183 — 

Segun Abenjaldun * cod la restauraci<5n 
-de Mohamed fuc proclamado el califa almo- 
hade Almansur, quien envio a Mallorca una 
escuadra a las tfrdeues de Abdala hijo de 
Chami para que tomara posesion de las Islas; 
pero Mohamed, desaprobando lo hecho por 
sus partidarios, 6 arrepentido de lo acordado, 
se opuso k ello, pidiendo auxilio al Gonde 
de Barcelona, quien le facilito el que pudie- 
ra alistar un ejercito de calalanes: esto dis- 
gustd m&s k sus partidarios, (juienes temien- 
do £ Almansur, echaron de nuevo & Moh£- 
med, proclamando a su Iiermano Texufin. 

Ali Abengania, en realidad verdadero rey 
de Mallorca desde la prisitfn de All Aben- 
reverter, al marchar a Bugia con su her- 
mano Yahya, habla dejado en Mallorca de 
gobernador 6 lugarteniente suyo, & su herma- 
no Talha y en cuanto tuvo noticia en Cons- 
tantina 6 en Tripoli de la sublevacirfn lleva- 
da & cabo contra este y el restablecimiento 
de su hermano Moh&mcd, fuera 6 no deeti- 
tuido de nuevo y remplazado por su hermano 



I Tomo !, p&^. Eft do la eeli, do ArgeL 



r 



— 184 — 

Texufin, envio k Sicilia k sus hermanos Ab- 
dala j Algaci, quienes desde alii se embar- 
caron para Mallorca, de la que, entrando en 
relation con algunos de la ciudad, se apo- 
der6 Abdala sin gran dificultad, quedando 
destronado Texufm, o quiza Hoh§med, pues 
no conceptuamos seguro el reinado de Te~ 

xufin *. 

ProclamadoAbdalacomoreydeMallorca, 

probablemente ya entra do el ano 583, el califa 
Almansur intento varias veces apoderarse de 
su reino ? enviando sus escuadras contra Ma- 
llorca & las drdenes de Abdala hijo.de Chami 
y luego a las de Yahya, hijo del jeque Abu- 
ibrahim el Hazrachi; pero los de Mallorca se 
defendieron con resolucion y con esiLo con 
muerte de muchos almobades y con esto se 
fortifictf el poder de Abdala. 

Por el misrao tiempo en que se desarro- 
llaban en Mallorca estos sucesos, hay noticia 
vaga de haberse apoderado de Ibiza en el 
ano 583 el capiUm AbulabSs el de Sicilia, 
haciendo prisionero al capitan Abennachah 



i Abenjaldun, to. I, de la edi. de Argel, p. 332. 



— 185 — 

el de Mallorca, quien se habia pasado de las 
bandeias de Abengania a las de los almoha- 
deSj con quienes babla roto despues, enga- 
nando tambien a los de Ibiza, de cuya isla 
se hizo dueno K 

En el afio 584 de la hegira, sin duda lue- 
go de quedar Abdala instalado de un modo 
definitivo como rey de Mallorca, firma un 
tratado con la Republica de Genova; pero 
quiza no bizo mas que confirmar lo pactado 
por su padre poco antes de su muerte, y que 
probablemente do habria sido observado al 

menos por parte de Mallorca, atendidas los 
revueltas que en ella habian tenido lugar en 
el periodo de cuatro afios: la paz entre la 
Republica de Genova j Abdala como emir 
de Mallorca se firma en el mes de Ghumada 
postrero del ano 584 (28 de Julio & 25 de 
Agosto de 1188) j el plazo fijado de 10 anos, 
debia comenzar & contarse desde 1.° del mes 
de Safar del mismo aiio (1.° de Abril de 

1188). (47) 

\ Anonimo de Coponhague pag. 8(> del codice 
de la JMbl. Nacional, y p&g- 37 del codice tic la Aca- 
diemia. 



X 



— 186 — 

Muerto el califa Almaasur en el ano 5D5, 
su hijo y sucesor Mohamed An&sir envia 
contra Mallorca una escuadra a las ordenes 
de su tio el sid Abulalc, y del jeque Abu- 
safd Olm&n hijo de Abuhafs; sitiado Abdala 
en Mallorca y abandonado por su hermano 
Texufin, segun Abenjaldua, rauritf en an 

com bate *. 

Otros autores fijan la fecha de la desapa- 

ricicSn definitiva, del poder de los almoravi- 
des en Mallorca en el ano 599 6 600 6 601, 
diciendo que el califa AnSsir sali<5 de Ma- 
rruecos en el ano 598 y al llegar & Argel 
mandtf construir (u organixar) una escuadra 
y preparar los ejercitos contra Mallorca, la 
cual conquist6 con muerte de su rey Abda- 
la 2 , y huyendo al desierto su hermano Yah- 



i Abenjaldun to- L pag. 332 de la edi. do Ar- 
gel-— Aluiicd Anosiri, tomo I, p&g. 190. 

2 Sl*kuii Abdcluabid (pig. 231) al ser sitiada 
Mallorca y salir por una de las pncrtos de la cludad, 
su rey Abdala on cslado dr embriaguez, cayo su 
cahallo, y lc mato an curdo llamado Omar el Adelan- 
iado: la enlrada do los alniohades en Mallorca, y la 
muerte dc Abdala tuvieron lugar en el mes de Dulhi- 
cba del afto 599 (do 11 de Agosio £ 10 de Septiembre 



— 187 — 

ja: el conquistador una vez dueno de Ha- 
llorca ? acogi6 muy bien £ los naturales dol 
pais, que le reconocieron y ofrecieron sus 
respetos *. 



de 1203): & pesor de nolicias lan iorminanics, Mercer 
en &u Hiitoire de V A/rique teptentviomU, lomo II, pftgi- 
na 428, sienla queAbdala no nuirio, y pudo ovadirao. 
1 Abondinar, pAg. 117.— GorlAs, p&&- 153— Ah- 
med Anasiri, lo. I, p&g. 190— Andnlmo dcCoponha^uo. 
Ms. dela IHbl. Nacio. p&g. 430-AbonjaHcAn, edi. dol 
Cairo, to. Ill, biog. del califa Abuyuauf Yacub, P- 385. 



_ __^t 








JCICIO ACERCA DK LA DOMINATION 
DE LOSALMORAVIDES EN ESPANA 



Dado -el imperfecta conocimiento que te- 
nemos tanto de la historia de los almoravides 
como de la de los otros perfodos de la domi- 
nacion firabe en Espafia, no creemos que se 
pueda formular un juicio definitive, ni mu- 
cho menos, acerca del car£eter de su domina- 
cidn en nuestro suela; pues aim la historia 
externa hemos visto que est§ por dilucidar 
en gran parte: respecto & la historia interna, 
no menos importante, apenassi tenemosotra 
cosa que noticias sueltas referentes a institu- 
ciones, costumbres, artes, agriculture, cien- 
cias, letras, administracion j demas manifes- 



190 



r 



taciones de la vida del pueblo: solo rcspecto 
k las ciencias, y sobre todo, a las letras, 
parece que pudieramos decir baslante; pero f* 

en realidad seria s61o de la parte bibliogra^ 
fica, citando muchas de las obras escritas en 
este periodo y de les que se tiene noticia; j 

pero siendo muy contadas las que hasta hoy j 

bayan sido objelo de estudio, aun esta parte 1 

resultaria couocida en apariencia nada m£s. 
A pesar de lo que se acaba de indicar, se 
ban formulado juicios muy categoricos y 
poco favorables respecto al gobierno de los i 

almoravides, y como no los creemos justi- 
ficados, k pesar de la gran autoridad de Dozy ? . 

con quien hacen coro casi todos los autores ' 

posteriores, recargando no poco las tintas, t 

como sucede con frecuencia, creemos pre- 
ciso decir algo por nuestra cuenta, ya que 
el juicio del sabio holandcs, si al parecer 
muy justiiicado con datos tornados de autores 
firabes y cristianos, en mi sentir resulta muy 
parcial, siendo eato en gran parte debido 5 
au clerofobia oplicada al pueblo musulm&n, 
y & su marcada tendencia, muy comun en 
nuestros dias 3 k querer generalizar y deducir 



to 
t 



— 191 — 

consecuencias con escaso mimero do datos- 
Ya al trator de Abeumerdanix hemos te- 
nido ocasioQ dc indicar algo do lo que dice 
Dozy rcspecto al caracter tan to dc la domi- 
nacion almoravid, corao de la ahnohade, 
prmcipalmente con relaciou a los cristionos 
6 mozarabes: veamos lo que dice al Iratarde 
la expedition de Alfonso el Ualallador l , que 
es quiza donde cila los hechos masconcretos 
en apoyo de sus apreciaciones. 

<<Hacia el tin del siglo xi, cuando la Es- 
pana musulinana pasd del poder de los reyos 
de Taifas al dc uu principe africano, quo ha- 
bia veuido como aliado, y luego deslrono & 
los reyezuelos indigenes, se opera en este pais 
una bntsca ;f funcsta revolution. La civilization 
cedio el jntcsto a la barbaric, hi intelitjcntia a la 
superstition, la tolcrancia al fanatismo. Kl pais 
gemia bajo el regimen abrumador del clero 
y de la soldadesca: en lugar de los eruditas 
e ingeniosas discusiones en las academias, 
de los profundos discursos de los (ildsofos y 
de los armoniosos cantares de los poelas, no 



i li.-cherrhc*, 2- J cilio. to. \ t pii". 313 y s^menles. 



— 192 — 

se oia mas que la voz monotona de Ios sa- 
cerdotes j el ruido de los sables, que arras- 

traban por el suelo». 

«Pero si la situacidn de los musulmanes 
espanoles era deplorable, la de los cristianos 
mozarebes lo era mucho mas: con ellos los 
morabitos africanos no guardaban considera- 
cji5n algima: la tolerancia, que liasta enton- 
ces se habia tenido con los cristianos, les 
parecia criminal e impia: a sus ojos, las igle- 
sias eran el oprobio de la Peninsula e insis- 
tieron cerca del monarca en la necesidad de 
destruirlas: Yiisuf, casi tan fanatico como 
ellos, cedio pronto & sus deseos. jQue mas 
hicieron? Es imposible decirlo, ja que los 
autores musulmanes no lo dicen y los moza- 
rabes de entonces no escribieron; pero no 
debe presumirse que los alfaquies se detuvie- 
sen en mitad del camino: su odio contra los 
cristianos era demasiado fuerte para que no 
los vejaran y persiguieran de todos modos». 

«Durante largos afios los mozarabes su- 
frieron en silencio; pero por fin, kabiendose 
llenado la medida bacia el aiio 1125, supli- 
caron al rej de Aragon Alfonso el Batallador 



r 



r 



t 



— 193 — 

que fuese k libertarlos del insoportable yugo 
que sobre ellos pesaba, y Alfonso respon- 
diendo a su llamamienio marchd hacia An- 
dalucfa». 

El mismo Dozy, insistiendo en lo que 
habia escrito en los parrafos transcritos, di- 
ce 1 , hablando de los principes almoravides: 
«Los tres principes de esta dinastia, que rei- 
naron en Espaiia, Yiisuf, All y Texufin eran 
extremadamente devotos: rodeaban k los al- 
faquies de toda clase de respetos y liomena- 
jesj y nada hacian sin haber obtenido antes 
su aprobacidn: pero la palma en esle modo 
de obrar hay que concederla a All: la casua- 
lidad se habia equivocado, haciendole nacer 
sobre las gradas del trono: la naturaleza le 
habia destinado a una vida de reposo y pia~ 
dosa meditacion, para el claustro 6 para la 
vida eremitica en el desierto: durante sit vida 
no hizo inds que orar y iujunar: como era natu- 
ral, los alfaquies se felicitaban de esto: ellos 
manejaban al monarea como querfan, gober- 
naban el estado, disponian de todos los car- 

\ Ilistoire des musulmans, lo. IV, pag. 5i8 y si- 
guienles. 

Almoiuvides 13 



— 194 — 

gos, con lo que atesoraban inmensas rique- 
zas, en una palabra, reeogian el fruto que se 
jbabian prometidc- de la dominacion almora- 
vide, j quiza la coseclia sobrepujaba a sus 

esperanzas». 

Mas adelante, fijandose en el liecho mas- 
concretode intolerancia, que nada tenia de 
particular, dice 1 : «La intolerancia de los 
alfaquies traspasaba todo lfmile j sus miras 
eran muy estrechas: poco versados en el estu- 
dio del Alcoran y de las tradiciones relativas 
al Profeta, bo conocian mSs que los escritos 
de la escueJa de Malic, que consideraban co- 
mo autoridades infalibles, de las cuales no 
era licito apartarse: en realidad su teologfa 
no era otra cosa que un conocimiento minu- 
cioso del derecho canonico: en vano los teo- 
logos un poco ilustrados protestaban contra 
este exclusivismo. en pro de cuestiones j li- 
bros secundarios: la persecucion era la unica 
respuesta y se les tacbaba de heterodoxos, 
cismaVticos o impios: el libro que en Oriente 
babia publicado el celebre Algazali con el 






1 Obra cilada, pig, 53, 



■ * 



— 195 — 

titulo de Resurrection de las tiencias reliqiosas,. 
caus<5 ungran esc&ndalo ea Andalucfa, ysin 
embargo no era un libro beterodoxo. . . El cadi 
de Cordoba Abenhamdin declaro que todos 
los que habian leido el libro de Algazali eran 
infieles j condenados, j escribio una consulta 
jundica (fetua) probando que todos los ejem- 
plares de tal obra debiaa ser quenaados:,sus- 
crita la consulta d informe por los alfaqmes 
de Cordoba, fue presentada k All, quien la 
aprobo. En consecuencia de este decreto el 
libro dc Algazali fue quemado en Cordoba r 
en todas las ciudades del imperio almoravi- 
de, proliibiendose bajo pena de muerte y 
confiscacitfn de bienes el conservar un ejem- 
plar de la obra». 

Hablando del estado del pueblo aiiade 
Dozy mas adelante ': «En general el pueblo 
(musulman espanol) no fue contrariado con 
la dominacidn de los almoravides, pero se 
equivoco grandemente, si creyd que los nue- 
vos dominadores obtendrian victorias decisi- 
vas sobre los cristianos j volverian § la Ks- 



1 Pag. %0 de la misma ol>ra. 



t\ 



196 



pana musulmana el esplendor y graudeza 
que habia tenido en los tiempos de Abde- 
rraliman III, de Alhaquem II y de Alman- 
zor. Las circunstancias sin embargo eran fa- 
vorables, porque despues de la muerte de 
Alfonso VI, en 1109, la Espana cristiana 
estuvo sumida por largo tiempo en la discor- 
dia y guerra civil; pero los almoravides no 
supieron aprovecharse de la ocasitfn: todos 
sus esfuerzos por recobrar a Toledo fueron 
iniitiles y solo consiguieron apoderarse de 
fllgunas poblaciones poco importantes; pero 
la perdida de Zaragoza fue un gran golpe 
para contrarrestar las pequenas ventajas ob- 

tenidas». 

«Kl pueblo por lo demas no pudo felici- 
tarse por macho tiempo de la rsvolucion 
llevada a cabo: gobierno, generales y solda- 
dos, todo se corrompio con asombrosa ra- 
pidez.» 

«Los generales de Ytisuf, cuando llegaron 
a Espafia, si no eran ilustrados, en cambio 
eran piadosos, bravos y probos, y acostum- 
brados ft la vida sencilla y frugal del desier- 
to; enriquecidos con los tesoros de los prin- 



.1 



— 197 — 

cipes andaluces, que Yiisuf les did & manos 
llenas, perdieron pronto sus virtudes j solo 
pensaron en gozar tranquilamente de las ri- 
quezas adquiridas: la civilization de Espaiia 
fue para ellos un espect&culo completamente 
nuevo: avergonzados de su barbarie, quisie- 
ron iniciarse en la civilizacidn, tomando por 
modelos a los principes destronados; pero por 
desgracia su epidermis era demasiado dura 
para apropiarse la delicadeza, el tacto y las 
buenas maneras de los espanoles: todo entre 
ellos ostentaba el sello de una imitacidn ser- 
vil j poco apropiada*. 

Basta lo transcrito para formarse idea del 
negro cuadro de la dominacitfn almoravide 
pintado por el liabil pincel de Dozy, y re- 
cargado por los autores posteriores, que co- 
mo se ha indicado, se inspiran en el criterio 
del autor holandes, conocedor, es verdad, 
cual ningun otro, de nuestra historia £rabe: 
creemos sin embargo ser de estricta justicia 
el aclarar las tintas de tal cuadro, y esto nos 
proponemos en parte, sometiendo algunas 
indicacionesS la consideration de los lectores. 

En la historia de los musulmanes puede 



— 198 "— 

hablarse de teocracia y clero? Solo de un 
modo muy impropio: en realidad el linico 
sacerdote es el califa, cuyas funciones pode- 
mos decir que imprimen caracter, y aun este 
tiene atribuciones religiosas muy limitadas 
por la tradicion 6 por las pocas exigencies 
de la religion musulmana, que parece no da 
lugar a consultas de doctrina ni de costum- 
bres, ya que todo se supone determinado por 
el Alcoran 6 por las tradiciones referentes a 

Mahoma. 

Por otra parte los individuos a quienes 

se confieren las funciones del culto musul- 
man, si asi quiere llamarsele, no son perpe- 
tuas, ni imprimen caracter dentro de sus 
creencias, sino que pueden considerarse como 
funciones civiles; asi que el imam y pre- 
dicador de la mezquita al mismo liempo 
pueden ejercer olros cargos, 6 pasan a ellos 
indistintamente: en realidad, mas bien que 
los dedicados al servicio de las mezquitas, 
pudieran llamarse sacerdotes los jueces; pues 
por la union intima, 6 mas bien identidad 
entre el derecho canonico, si asi puede lla- 
marse, y el civil y politico, las ideas mas 6 



— 199 — 

inenos amplias del juez pueden influir ma- 
-cho en la practica judicial y penal, cuando 
se presentan ideas nuevas en el terreno filo- 
sofico teologico; asi vemos que los cargos de 
intolerancia se dirigen de un modo concreto 
contra los alfaquies (jurisconsultos), de cu- 
ya clase, a la que pertenecian casi todos 
los hombres de letras, se nombraban los 
jueces. 

Ahora bien, pueden sentarse las proposi- 
tions de que con la venida de los almora- 
vides se opero en Espana una brusca // funesta 
revolution; que la civilization cediera cl puesto A 
la barbarie; la intelu/encia a la superstition; if 
hi lolerantia al fanalismo? En manera alguna: 
la vida de los musulmanes espanoles siguitf 
siendo la misma > que habia sido hasta en- 
tonces: podria retarse & cualquiera a que es- 
tudiando las biografias de los personajes que 
figuran en los Diccionariosbiograficos, mar- 
case diferencias en el modo de ser de los 
literatos, 6 mejor, hombres de lelras hasta el 
tiempo de los reyes de Taifas y los posterio- 
res: estudiaban lo que querian, y con los 
maestros de su election, ya que la ense- 



— 200 — 

fianza fue entre los musulmanes complela- 
mente libre,si exceptuamosquizalos ultimos 

tiempos. 

En las biografias de los muchos persona- 
jes que figuran en esle perfodo, musulmanes 
espanoles los mas, almoravides algunos de 
ellos, poco 6 nada se encuentra que indique 
cambio slguno, y que los que liabian conoci- 
do el gobiemo de los rejes de Taifas se vie- 
sen obligados & combiar de modo de vivir: 
aduladores cortesanos y parasitos saldrian 
mal parados del cambio, si no se prestaban 
& adular k los nuevos senores; pero esto su- 
cede siempre que cambian los dominadores: 
del conjuuto de datos que se ban aducido al 
tralar de la rcbetitfn general contra los almo- 
ravides, resulta que ni habia grandes guar- 
niciones ofricanas, ni aiin que el mando de 
las poblaciones mas imporLantcs estuviese 
nor completo en manos de musulmanes al- 
moravides: nada por tanto justifica el aserto 
de que con la vemda de los almoravides se opera 
en este pais una hrusca // funesta revolution* 

lLa civilization cedio el puesto & la barbaric; 
la intelifjencia a la superstition y la lolerantia al 



— 201 — 

fanalisiiw, como aw/am Dozy? Esto es muybo- 
nito y de grande efecto en un libro; sobre 
todo cuando a continuacidn se ponen frases 
tah graficas, si fuesen verdaderas, como es- 
tas: «E1 pais gemia bajo el regimen abruma- 
dor del clero y de la soldadesca, en lugar de 
las eruditas e ingeniosas discusiones en las 
Aeademias... no se oia mas que la voz mo- 
n6tona de los sacerdotes y el ruido de los sa- 
bles arrastrados por el sueW, pero necesita 
pruebas que no puedan tacharse de hechos 

aislados, 

Se parte del supuesto, no probado, de que 
los bereberes en sus difereiHes tribus eran 
unos barbaros por civilizar, cuando de entre 
ellos se le van tan los almoravides y dominan 
todo el Alinagreb: hablaban lengua diferente 
y pot lanto entendenan con dificultad el 
arabe, en especial la poesia, y por esto nada 
tiene de extraiio que Yiisuf Abentexufin no 
entendiese d no le exaltasen los rebuscados 
versos de los poetas espafloles, que en reali- 
dad le pediau pan, aunque no lo dijesen en 
sus versos: Yusuf era un b6rbaro en este sen- 
tido para los poetas espanoles, como lo era 



— 202 — 

Ovidio para los del Ponto, de quienes muy 
bien pudo decir: aBarbarus hie ego sum, quia 
non intelligor ulli: et rident stolidi verba 
latina Getee.* «Yo aqui soy un barbaro, por- 
que nadie me entiende, y los necios Getas se 
rien de las palabras laLinas.» ' 

No hay mas que echar una ojeada por las 
obras de "WusLenfold y Pons *, en las que se 
da cuenta de los historiadores por orden cro- 
nologico, para conveocerse de que al menos 
los estudios hist6ricos no dejaron de tener 
tantos cullivadores como en cualquier otro 
periodo, y en general de no menor impor- 
tancia: facilisimo seria, tomandolo de la obra 
de Pons, continuar una gran lista de histo- 
riadores polfgrafos espanoles de esle periodo, 
y ponderar !a importancia de algunos de 
ellos, v no lo seria menos el nnotar los mu- 
chos escri tores de todo genero, de quienes 

i ELegla X. libri V. Trillium, versii 37. 

2 Wustrnfeldj Mv (lev hirhtxrhnib'-'r tier Arabrr 

untl ihre Wcrkt\ Golliitfin^ !$$>. — Pon*,— Ens, iffo Hio- 
hibliogrtiftcn sabre tot historintforei y fjeoffrafot arahitja- 
MpatloteSi por Francisco Pons Boiguca. Obra prcmiaila 
par la ftiblioleco Nacional en el concurso publico lie 
48fl3 c impresa a expensas del Kstado. Madrid, 1898. 



— 203 — 

tenemos datos bibliograficos en nucstras pa- 
peletas de esta clase por orden alfabetico, 

Tenemos obras iilosofico-politicas escritas 
en este periodo por musulinaues espafioles, y 
que quiza cuando se puedan estudiar eu bue- 
nas condieiones, pues al nieiios dos existen, 
dan luz para conocer las causas de la caida 
de los almoravides. 

La primera, titulada Advertencia acercade 
las canvas tjue produccn la disidencia 6 discordia 
enlre los mitslhncs, esta escrita por el poligrafo, 
pero principalmente gramitico, natural de 
Badajoz, Abutnohamed Abdala, hi jo de Mo- 
hamed, Abenasid conocido por cl dc ISadajoz; 
el titulo nos liace sospechar que la obra pue- 
da ser interesante para la ilustracitfn de la 
historia de este periodo, pues que debitf de 
escribirse en plena dominacitfn almoravide, 
ya que el autor murio en el aiio 521: de las 
muclias obras escritas por este autor, se con- 
servan varies; tenemos nota de ocho de ellas > 
conservandose varios ejemplares de la que es 
objeto de nuestro estudio en este lugar. (48) 

Pocos afios despues debid de escribirse otra 
obra, que si no podemos decir que sea im- 



— 204 — 

porlante ? pues tampoco esta estudiada, prue- 
ba al menos que los estudios no estaban tan 
decaidos en la Espaiia musulmana, como 
resultaria de las palabras de Dozy, tomadas 
en sentido eslricto y segun la mente del au- 
tor. Un almoravid de pura raza de la tribn 
de Sinhacba, Abulabas Ahmed hijo de Mo- 
horned el SinhacM, el Andalusi, conocido 
por Abenalarif, de quien bemos hecho men- 
cidn al tralar de Abencasi, de quien fue 
maestro y pudiuramos decir cofundador de 
la secLa de los moridm, escribid un libro 
titulado: Los tesoros, las hellezas dc las sesioncs, 
el ceho para pi'ender los corazoncs ij la contempla- 
tion de los amadosj obra que se conserva en la 
JJiblioleca del Escorial 1 . 

Y por cierto que como queda indicado > 
Leniendo All noticia de que propalaba doc- 
trines sediciosas, 6 se hacia muj popular, no 
tom6 contra el y su compailero, Abenbarra- 
chfin 2 mas medida que la de alejarlos de 



A Derenbourg, Catalogue dos inanuscrils ara- 
bes lie V Eseurial, lomu II, en prensa, pag, at, N.° 732, 

2 Abenaljalib, Ms. Ar. dc la Academia nam. 37. 
fol- Sot r. 



^> 






— 205 — 

Almeria y llevarlos a Marruecos, donde mu- 
rieron en el aiio 536, poco antes de iniciarse 
la rebelidn general conlra los almoravides, 
que contribuyd a preparer: por esto merecia 
dicha obra algiin estudio, ya que tan poco 
sabemos de la secta de los moridin, que pa- 
rece contribuyeron en gran manera a la rebe- 

lidn. (49) 

Hachi Jalifa menciona esta obra de Aben- 

alarifcon dos titulos diferentes, BeUezas de 
las sesiones, 6 simplemente Sesioncs, ba jo los 
mimeros 11499 y 11384. 

Tambien Abencasi, el discipulo de Abeu- 
alarif T e iniciador de la rebelion, escribid 
una obra acerca del sufismo, la ciial debitf de 
tener importancia entre los sufies posterio- 
res; pues como dice Hachi Jalifa, fue co- 
mentada por el celebre siifi raurciano Mo- 
hidin Abenaralu, quien dice de Abencasi, 6 
sea del autor de la obra, que comenta, que 
era literato excelente, gran fildlogo y que no 
hablaba sino para pronunciar sentencias filo- 

s6ficas. ] 

t Hachi Jnlife, N. 4*88. La obra Uuvn por tftulo 

Camhxo thi talzwlo para Itegar it la prwnritt ilr lot f?o$ 



( 






— 206 — 

De lo dicho puede inferirse que en el pe- 
riodo de los almoravide? los musulmaues es- 
panoles siguieron dedic&ndose al estudio, 
cuyo aprecio indican bien los versos de 
Abenasid citados por Pons: 

*E! sabio viviri efcrnamenle despuos de su inner- 
le, aunquo su* mtembros se corrompan bajo de la 
lierra; inns ol ignoranlc es un muerto quo onda por 
el mundn: cuenlase enlro los vivos y sc balia pri\ ado 
de vida-, 

Abenalabar en la biografia de Ibrahim, 
hermano de AH * dice que durante su go- 

bierno en Murcia fue discipulo de Abuali 
Asadafi, para lo que bubo de ir a caaa del 
maestro, pues cste se hizo el desentendido 

respecto u la pretensidn no extrana, de que 
Abuali fuese a la residencia del gobernador. 
Abenalabar dice terminantemente en esta 
biografia que durante el mando del hermano 
de su biograflado (AU Abenjusuf, afio 500 

e$t/ufa\ hifctias: H bibliografo titrco parore (pie no Ionia 
noticia do lo pairia del autor, a quieti solo llama 
Ateneasi jefc <h to* sufie*, pcro Abcnaljatib (fol. V6 do. 
mi copia}, a! liablar do Abcncasi, dice que os el autor 
de la obra mencionada. 

1 Riblio. Arab. his. tomo IV, pag. ;>C>. 



f , 



j: 



— 207 — 

a 537) ^estuvieron en predicamento las cien- 
cias y las bellas letras y abundaron los hom- 
bres celebres, principalmente los escritores» 
y que Ali babia pedido 3a tchaza de todas sus 
tradiciones al sabio Abuabdala Ahmed, Iiijo 
de MohSmed el Jaulam por la nobleza de 
las autoridades (en que se apoyaba). 

Tambien figura como discfpulo de AbuaK 
Asadafi y de otros maestros ilustres, Alman- 
sur, hijo del emir Abuabdala Mohdmed, 
Abenalhach Daud, de quien se ha dicho que 
murio en la expedicion del Congost de Mar- 

torell en el afio 508, 

Almausur, que en Valencia fue lugarte- 
niente de Abuzacaria Abengania durante 
las expediciones de este, era de elevada in- 
teligencin, de alma pura, ansioso de la cien- 
cia y apasionado de los divanes (colecciones) 
antiguos y originales preciosos, de los cuales 
llego a reunir una coleccitfn admirable: mu- 
rio en Ibiza 6 eo Mallorca en el ano 547, 6 
h&cia el afio 550. 

Digase si tales principes 6 tales persona- 
jes merecen el dictado de biirbaros c igno- 
r antes. 






— 208 — 

Quienes tales aficiones manifestaban 6 
iban & las casas de maestros particulars, si- 
quiera fuesen tan celebres como Abuali Asa- 
daff, no dejarian de tener 6 asistir k tertulias 
6 reuniones literarias, mal llamadas Acade- 
mias; pues con caracter oficial es casi seguro 
que nunca las bubo en la Espana musulma- 
na, a no ser en los ultimos tiempos; y en 
esas tertulias 6 Academias se discutiria con 
la misma libertad y altura de miras, que en 
los tiempos anteriores. 



i 

4 



JPerseciicfiiin cle log liiozifcrnbeN 

Pop los autores cristianos poco 6 nada sa- *~~ 

bemos del estado de los mozarabes en Anda- 
lucia durante los primeros aiios de los almo- 
ravides: s<Slo con motivo de la incursion de 
Alfonso el Batallador se dan algunas noticias 
acerca de su estado, 6 mas bien, de la perse- ; 

cuci6n que contra ellos se movio a conse- , 

cuencia de esta famosa expedicitfn, poco co- I 

nocida en sus causas y no mucho mejor en 
sus efectos. 



- j 



■-! 



— 209 — 

Por el testimonio de Abenasairafi *, re- 

sulta que en el reinado de Yusuf en el afio 

492 los cristtanos de Granada fueron inquie- 

tados en el ejercicio de sa culto, siendoles 

demolida una iglesia antigua, que existia en 

la que hoy es plaza del Triunfo: en realidad 

esto es lo linico que se sabe; suponiendo que 

esto fue debido exclusivamente al fanatismo 

de los alfaqules y a su iniciativa, a la que de 

buen grado debio de asentir Yiisuf, Dozj 

supone y da por sentado que los alfaquies no 

se detuvieron en mitad del camino, y que, 

obtenido el permiso de derribar una iglesia, 

lo tendrfan para todas, y que los cristianos 

fueron atrozmente vejados por los musulma- 

nes hasta que habiendose llenado la medida 

hacia el afio 1125, suplicaron a Alfonso el 

Batallador que les ayndase & sacudir el yugo 

y se apoderase del territorio sometido al 

islam; y que en virtud de esto el rey de Ara- 

gdn emprendid su famosa expedicidn. 

Admitida la demolicida de la antigua 
iglesia de Granada, ya que ningun dato po- 

i Dozy, Rccherchos, 2. a edi. tomo I, pig. 316. 
Almohavides \i 



210 



damos aducir en contra, ni nay motivo es- 
pecial para ponerla en duda, aunque mencio- 
nada en rigor por im solo autor, como este 
nada dice de las causas que la motivaron, en 
buena critica no cabe ampliar la persecucidn 
y suponer que los alfaquies se ensanaron con 
los cristianos, lanto mas, cuanto que el au- 
tor, al mencionar este hecho, no hace alu- 
si6n alguna a tirantez de relaciones entre «». 

musulmanes y cristianos por este tiempo: 
indica si con preciosos detalles la alianza con 
Alfonso el Batallador y la consiguiente ex- 
pedicidn de este, despues de la cual y a con- 
secuencia de la misma se inicia la persecu- 
cidn, que no podia menos de sobrevenir, co- 
mo previeron los diez mil cristianos, segun 
Orderico Vital, que se reunieron al ejercito 
de Alfonso al regresar; y aun asi se necesito 
que a raiz de la derrota de Arnisol y regreso 
de D. Alfonso, el cadi de Cordoba Abulua- 
lid Abenroxd (abuelo de Averroes) se diri- 
giese a Marruecos a informar a Ali de lo su- 
cedido y pedirle tomara medidas contra los 
cristianos, por lo menos la de desterrarlos, 
como efectivamente tom6 esta medida, pues 



P 



-_■! 



— 211 — 

en el mes de Ramadan del mismo ano 520 
muchos cristianos fueron deportados a Afri- 
ca, sufriendo mucJio en el yiaje por el mal 
tiempo j los malos caminos: a los sufrimien- 
tos naLurales del viaje, que confiesa el autor 
arabe del relato, hay que anadir, segiin Or- 
derico Vital, los atropellos de todo genero 
cometidos por los musulmanes, irritados por 
la marcha de los que se habfan unido al ejer- 
cito de Alfonso * m * 

Estos parecen ser los unicos datos que 
nos suministran los autores antiguos; falta 
ahora apreciarlos en su verdadero valor, ja 
que estan poco conformes entre si. 

Dada la connivencia indudable de los 
moz&rabes en general con Alfonso el Batalla- 

\ Porro CorUuhenscs aliique Sorracenoruro po- 
puli valdc irati sunt, lit Mucoravios cinn familils et 

relmssuisdiscessissevideninLOuaproptercommimi 
decrelo contra residuos iimirroxeriiM, rebus omni- 
bus oos crude] iler expoliaverunl, verberibns et vin- 
culis imiKisque iniuriis graviter vexaverunt. Mullos 
eorum horrendis suppliciis inlcremcnint, et omncs 
alios in African) ultra [return Alhlanticum relegavc- 
runt, exilioque truci pro Ohrislianorum odio, cfiiibus 
magna pars eorum comilata fiieraLcondemnaverunt. 
(Dozy, necherches,2. a edi. tomo I, pag. 338). 



— 212 — 

dor, no pueden tacharse de exageradas las 
pretensiones del cadi de C6rdoba Abulualid 
Abenroxd de que lo menos que procedi'a era 
expulsar a los mozarabes, y por tan to bajo el 
punto de vista del gobierno musulman, en 
mi sentir no es justo hacer cargos al emir 
Ali por esta medida; que produjo atropellos 
injustificados, no lo dudo; pero probable- 
mente no serian tantos como dice Orderico 
Vital; pues es lo cierto que en Granada que- 
daron bastantes cristianos, como dice el autor 
4rabe, J confirman de un modo indudable 
los graves acontecimientos ocurridos en esta 
misma ciudad en el ano 557, de los que se 
ha hecho mention en la pagina 139 y si- 

guientes. 

^El llamamiento de Alfonso por los cris- 
tianos de Andalucia se debio, como dice Do- 
zy, a que la medida del sufrimiento de los 
mozarabes se liubiera llenado por este tiem- 
po? Podra ser; pero lo dudamos: habian pa- 
sado 28 afios desde que habia sido derribada 
la antigua iglesia de la puerta de Elvira, y 
si la persecuci6n de los alfaquies con aquies- 
«encia del principe liubiera sido tan violenta, 



.-{ 



— 213 — 

no se concibe su prolongation por espacio de 
28 afios. 

Es probable, en mi sentir, que la expe- 
dition de Alfonso el Batallador partiese de 
su iniciativa \ j que como era natural pro- 
curara antes ponerse en relation con los mo- 
zarabes que habfan de ver con simpatfa sus 
triunfos j pod fan servirle de mucho, aun sin 
tomar una parte activa y directa en la lucha. 

De que la persecution iniciada segi'm 
Abenasairafi en el afio 492 y exacerbada ha- 
cia el ano 519 no tuvo ni de mucho el al- 
cance que le supuso Dozy j l mn exagerado 
autores posteriores, encontranios un indicio 
raas, aunque puramente negativo en el si- 
lencio de los Anales Toledanos. 

El autor 6 autores de estos Anales, muy 

1 Orclerico Vila] hi alrilmy« al dcsco de Alfon- 
so de acomclcr cmprosa* superior©* a las que habfan 
Ilevndo a feliz K-rmlno el Conrto Rolrtm y compaflc- 
ros,— Anno ab incarnatione Domini MCXXV, posl- 
quam Rolro Comes cum suis satollitilius el nuxiliariis 
in Gatliam romoavil, Aragononsis Rex visis insigni- 
bus geslis, qiiro Franei sine illo super Paganos in 
Hispania feceranl, invirlit: laudistftie cupidus ingen- 

tom sum gentis cxercilum arroganler odunawl." Es- 
pana Sag. lomo X, pag. 607. 



fl 



— 214 — 

afecto a los moros, como oportunamente in- 
dico el Sr. Saavedra, nada indica de la des- 
truccion de la iglesia de Granada ni de per- 
secuci6n: quiza pudiera encontrarse algo de 
esta en lo que se dice con relacion al afio 499, 
siete despues de la demolicitfn de la iglesia 
de Granada— «l ? ue la hueste de Malaga cuan- 
do exieron los Mozarabes de Malaga, Era 
MCX LI V;> , pero parece mucho mas probable 
que mozarabes de Malaga salieran al servicio 
de los moros como supone el P. Fiorez '. 

No consta en dichos Anales Toledanos 
otra indicacion referente a los mozarabes 
hasta la entrada de Alfonso el Batallador en 
Andalucia, que como se dijo, refiere con es- 
las lac6nicas palabras: «Entro el rey de Ara- 
gon con grand hueste en tierra de moros c 
lidid 6 vencio a XI Reyes de Moros en Aran- 
zuel, Era MCLXI», anadiendo a conlinua- 
ci6n: «Pasaron los Mozarabes a Marruecos 
ambidos,EraMCLXII», (anode J. C. 1124). 
La fecha esta equivocada, pues estos sucesos 
ocurrieron en los anos 1125 y 1126. 

1 Espana Sagrada. lomo XXIII, pig. 387. 



fr 

£ 



— 215 — 

y iu ma de los libro* de Al^a/ali 

Es includable que la obra de AlgazaK La 
resurrection de las ciencias religiom, fue pro- 
hibida en la Espana musulinana con la in- 
tervencitfn del cadi de Cordoba Abuabdala 
Abenhamdin; son muchos los autores arabes 
que hacen indicaciones acerca del liecho y 
no cabe ponerlo en duda: de lo que cabe du- 
dar, es de la aplicacion que del decreto se 
hiciera: probablemente la prohibiten exci- 
taria el deseo de leer la obra, y seria causa 
de su major circulacion, como resulla del 
hecho de que 30 afios despues Abencasi ex- 
plicaba este libro & lossufies, a quienes ini— 
ciaba en la idea de rebelarse contra los almo- 
ravides: en lo que no estan conformes es en 
los deialles de la proscripcion, y en reali- 
dad, en el principe que la autorizo, y me- 
nos, en las causas: podn'a muy bien sospe- 
charse que la acrimonia con que segiin Dozy, 
atacaba a los tetflogos 6 alfaqules fuese la 
causa principal de la proscripcidn de la obra 
de AlgazaK, que debitf de alcanzar gran exito 
en el mundo musulm&n, si atendemos al nu- 



— 216 — 

mero considerable de ejemplares que se ban 
conservado en las bibliotecas: parece sin em- 
bargo que en Espana circulo poco en la epoca 
inmediatamente posterior, al menos de un 
modo publico, pues AbenjSir no le cita entre 
los libros que estudio K 

Las circunstancias y la fecha de la quema 
de la obra de Algazalf son desconocidas por 
los autores arabes: la fecha puede fijarse en- 
ire el afio 500 j 507, (50) ja que en el afio 
500 subid al trono All, y en 507 muere uno 
de los que intervienen en el proceso. 

Ahora bien, el anatema lanzado contra un 
libro determinado autoriza para asegurar que 
la civilization ccdid fit pttcsto a la barbarie; la in- 
leliqcitria a fa -wpcnticion // la loleruncia al fana- 
tismo? Kn manero ulguna: de todos los perio- 
dos historieos de los musulmanes de Kspana 
se citan hechos analo^os y lo mismo ha su- 
cedido en todos 6 casi todos los pueblos, y 
casi podria asegurarse que suceder6siempre. 

Anade Dozy, «que gobierno, generales y 

4 Abenjiiir uaoio on el ano ->0? h vor el iienipo 
en que fu£ qucmada la obra ilo AlpazaH,* y murio en 
Cordoba en !>7tt, Bibl, Ar. hie. lomo X, liilroduccion. 



*j 



— 217 — 

soldados todo se corroinpi<5 con asombrosa 
rapidez; que los generales solo pensaron en 
gozar tranquiiamente de las riquezas adqui- 
ridas y que avergonzados de su barbarie qui- 
sieron iniciarse en la civilizacion, pero que 
todo en ellos ostentaba el sello de una imi- 
tacidn servii y poco apropiada>>, es muy sen- 
cillo y de mucho efecto el asegurar todo 
esto; pero haceu falta pruebas, imposibles de 
aducir, porque en el estado actual de los 
estudios arabes no es aiin posible ver en 
conjunto los hechos y la raarcha de los acon- 
tecimientos: pueden citarse hechos parricn- 
lares de caudiilos ineptos 6 desgraciados en 
la direccion de los ejorc-ilos, como Temim el 
heroe por fuerza de I'clcs, que se retira sin 
pelear de los muros de Zaragoza; y del ven- 
cido en GuLanda, el principe Ibrahim; pero 
lambien hemos cilado no pocos que luchan 
con acierto y valor durante largos auos y que 
si por fin sucuinben, saben hacerlo con honor. 
Como por otra parte vemos que en ma- 
chos casos los jefes de poblaciones de impor- 
tancia son espanoles, y esto les proporciona 
el poderse rebelar contra los almoravides en 



? 






— 218 — 

los ultimos tiempos, haciendoles concebir la 
idea de independencia nacional d de autono- 
mia regional, no encontramos que los almo- 
ravides acaparasen para si los cargos milita- 
res, ni mucho menos los civiles, que si eran 
dados & los alfaquies 6 jurisconsultos, s61o 
ha podido hacerse antipatica esta conducts, 
tach&ndola sin raztfn de clericalismo y teo- 

cracia. 

Queda probado que en lo militar y cien- 
lifico no cabe encontrar diferencia radical 
desfavorable & los almoravides: gla hay en lo 
dem&s? Del estado de la agriculture, indus- 
tria y comercio de este periodo como de los _i 

dem&s, poco 6 nada sabemos; pero hay un 
ramo importante de la adminislracitfn, en el -** 

que los almoravides son muy superiores £ 
los gobiernos que les precedieron, y es el sis- 
tema monetario. 

Las monedas de los almoravides en belle- 
za y en el sistema & que obedecen, son muy 
superiores & todo lo que se habia visto hasta 
entonces: y cosa singular, el sistema mone- 
tario almoravid viene de Marruecos, pues 
resulta implantado antes que Yiisuf Abente- 



— 219 — 

xufin fuera llamado por los reyes de Taifas, 
La perfeccitfn y abundancia delasmone- 

das almoravides tanto ea oro como en plata 

pueden considerarse por una parte como un 
indicio de la prosperidad material en este 
periodo, prosperidad que confiesa el mismo 
Dozy, como no podia menos de reconoeer con 
los autores iirabes >, (51) y por otra su buena 
y hermosa acunacion nos prueban que en 
todas las poblaciones de importancia se cul- 
tivabaal menos el arte del grabado, como no 
se habia hecho antes, y que la reforma mo- 
netaria no se habia heclio a la ventura y por 
desenvolvimiento espontineo aislado, sino 
con plan fijo procedente del poder central. 
En efecto, las monedas de oro , muy 
abundantes en este periodo, son de peso muy 
uniforme, lo que no habia sucedido antes, 
de modo que quizii solo desde este tiempo la 
moneda de oro firabe espaiiola, tiene en rea- 
lidad el caracter de tal con peso y ley fijos: y 
aun en las mismas monedas encontramos in- 
dicio de algun cambio de peso, pero tan poco 

1 Cartfts, edi. Tornljerg, pag. 108; Abcnalatir, 
<uli. Tornberg, tomo X, pag. 287 y 288. 



— 220 — 

importante, que no ha podido fijarse a pesar 
de las muchas monedas que se conservan ? 
bien que de muy pocas sabemos que perte- 
nezcan al sisiema antiguo, que probablemen- 
te indicar& algun mayor peso ,f . 

Eu todo el periodo de lps reyes de Taifas 
puede decirse que no se acuno moneda de 
plata, pues la que llevaba el nombre de dir- 
hem era en realidad de cobre 6 de plata de 
pesima ley y peso muy diferente: con los 
almoravides se introduce un sistema mone- 
lario, con el cual reaparece la plala de buena 
ley, y las monedas fraccionariasdel dirhera, 
froccionarios que no se habian conocido en 
periodo anterior, y que en Espafia tralaron 
de introducir los ultimos reyes de Badajoz, 
dc quienes se conocen monedas parecidas. 

Para facilitar las transacciones mercanti- 
les al por menor, los almoravides acunaron 
semidirhemes, cuartos de dirliem, octavos y 
dieciseisavos, llamando & estas microsc6picas 
monedas, jarruba (algorroba): asi lo dice Ab- 

\ Esta pnrticularidad so exprosa en algunas 
monedas da Granada del afio820 y on las dc 521 y i>22: 
Vivos, ohra ciloda, numeros 1621, 1622 y 1623. 



i 



l* 



— 221 — 

delu&hid J > y asi results de las monedas de 
este periodo estudiadas y dadas a conocer por 
el Sr. Vives. (52) 

La perfeccion artistica que aparece en las 
monedas de este periodo, resulta tambien en 
otra clase de monumentos no menos auten- 
ticos, en las inscripciones sepulcrales, en las 
que las letras dejan de aparecer en la forma 
llamada cufica, para ostentar el caracter cur- 
sivo, mucho m&s elegante, y el conjunto de 
la inscripcion se encierra k veces en marcos 
elegantisimos. 

Como, al menos para la Espana musul- 
mana, All es el representante legitime* de la 
dinastia almoravid, digase si quien vino k 
Espana cinco veces tomando en varias de 
ellas la direccitfn personal de las campaiias y 
arreglando los negocios, si un principe en 
cuyo reinado tanto florecen lasciencias y las 
artes, no hizo m&s que rezar y ayunar, como 
dice Dozy y repiten en coro autores poste- 
riores. 



Abdqluahid el de Marrueeos, i>a^. Ii8. 



ILUSTRACIONES 



ILUSTRACIONES 



(Passina 1) 

La generalidad de nuestros cronicoues 
tuitiguos fijan de un modo muy vago y poco 
preciso la fecha de la batalla de Zalaca, que 
llaman de Badajoz, do Sacra Has, Sufjralias, Sa- 
raiias 6 Zagalla: la major parte Gjan solo 
el ano y no siempre bieu; pues son bastantes 
los cronicones que relrasan un ano la fecha: 
algtmos citan el mcs de Noviembre; sdlo en 
los Annates Complulemes (Espaiia Sagrada Y to- 
mo XXIII, p. 314) encontramos la indicacidn 
concreta de la fecha con estas palabras: «In 
/Era MCXXIV. Die sexta feria, scilicet X 
leal. Novembris, die Sanctorum Servandi ct 
Germani fuit ilia arrancada (derrola) in Ba- 
dalozio, id est, Sacralias, et fuit ruptus Hex: 
Domnus Aldefonsus». 

Almoiuviuks i;i 



— 226 — 

Los autores arabes dan mas detalles y son 
varios los que de un modo concreto fijan la 
fecha de la batalla en el viernes 12 de Ra- 
cheb del ano 479, que coincide perfecta- 
mente con la anterior, correspondiendo al 
viernes 23 de Octubre de 1086 (Bibliotheca 
Arabico-his P . to. III. p. 31.-Aben8lcadi, 
edi. litop. de Fez, pag. 343.-Ms. S. X. de 
la Colcccion Gayangm en la Academm de la <T 

Historia, fol. 39. v.). Otros autores arabes, I 

fijando el mismo mes, varian en el dia. 



» 



(P^iiia 3) 



Las veoidas de Yiisuf a Espafia y el ob- 
jeto de cada una de ellas no aparecen bas- 
tante claros en los autores arabes: resulta que 
vino cinco veces, aunque la generalidad de 
los autores solamente mencionan dos de sus 

viajes. 

' La prima-a venida , conocida de todos, e& 

la que da por resultado la batalla de Zalace, 



is* 
;"3 



— 227 — 

el viernes 12 de Hacheb del oiio 479, 6 sea 
23 de Octubre de 1086. 

Segunda renida en el ano 481 : en Rebia L" 
sale de Algeciras, se dirige a Aledo, que si- 
tia durante cuatro raeses (Cartas, p. 98, — 
Ahmed Anasiri, p. 119, — Alholal Almauxia, 

fo. 41. 

Tcrcera venida: Yusuf pasa el marpor ter- 
cera vet en 483: llega & Gdrdoba en Chuma- 
da 1.°; luego se apodera de Granada y Ma- 
laga, destronando k los reyes Abdala y Te- 
mim, hi jos de Boloquin hijo de Badis, y en 
HamadSn pasa de nuevoelinar; segiin algu- 
nos, la toma de Granada y Malaga deberia 
atribuirse S la segunda venida (Hihl. Arab. 
hisp., to. Til, p. 32. — Cartas, p, 98. — Aben- 
jalican, biog, de Yusuf, torao III, pSg. 462, 
Ahmed Anasiri, to. I, p6g. 120. — Alholal 
Almauxia, fol. 44). 

Cuarla venida: Yusuf pasa Ji Espana por 
cuarta vez en el ano 490 (Ahmed Anasiri, 
to. 1, p, 121), aunque el autor dice por Ler- 
cera: Alfonso se dirige contra el, y Yusuf 
envfa el ejercito & las drdenes de Mohamed, 
hijo de Alhach, que derrota & los cristianos: 



— 228 — 

segiiael Alkolal, fol. 48, Yiisuf vino acom- 
pafiado de sus hijos Abutahir Temim y Abul- 
hasan Ali. 

Quinta vemda: Aunque Ahmed Anasirf, 
p. 122 s dice que Ytisuf pasa de nuevo en el 
ailo 497, y le llama 4. a venida, es la quinta, 
y debid de efectuarse en el ano 496, en cuya 
fecba se verified en Cordoba la proclamacidn 
6 jura de Ali, como principeheredero, en el 
mes de Dulhicha (Cartas, p. 101. — Dozy, 
Notices, pSg. 225, — Abenaljatib, foL 22 de 
mi ejemplar). 



3 



(Pagina 4) 



All habia sido proclamado Principe he- 
redero por su padre Yusuf en Marruecos en 
el ano 495, segun consta del documento que 
se inserta en el Ms. N. X, de la Col. Gayan- 
gos en la Academia de la Historia, fol. 50; 
en el ano siguiente, 496, se bizo la jura so- 
lemne en Cdrdoba por los magnates espano- 
les; k estajura hecha con mucbasolemnidad 



« 



' *•.; 



229 



asistid Abdelmelic, hijo de Aimostain II, 
rey de Zaragoza, quien envio magm'ficos re- 
galos, en los que iban 14 arrobas de objetos 
deplata, en los que figuraba en taracea el 
nombre de Almoctadir, abuelo de Almos- 
tain, cujos objetos fueron convertidos en 
quirates (pequefias monedas), que fueron 
distnbuidos al publico en la noche do! dia 
10 del mes de Dulhicha (Dozy, Notices sur 
quelques manuscrits ar. pag. 225.— Cartas 
pagina 101). 

El nombramieiUo de AH como prmcipe 
heredero en el aiio 495 ofrece alguna duda, 
por lo que resulta del testimonio de las mo- 
nedas, en las cuales All no figura como 
Principe j^", hasta el aiio 497, y con el de 
Principe heredero hasta el mismo aflo 500. De 
Segelmesa hay dinares basta el aiio 498, in- 
clusive, sin que se mencione el nombre de 
Alf: lo mismo se observa en los monedas de 
Agmat basta este mismo ano, y en una de 
Fez de 499 (?); el nombre de Alf con el ti- 
tulo j^W figura desde el ano 497 en mone- 
das de Cdrdoba j Almen'a; desde 498 en las 
de Agmat y Denia; y desde 499 en las de 



230 



Jativa, Sevilla y Valencia: con el titulo de 
j^H J. s61o aparece en monedas de Mala- 
ga del ano 500(Vease Monedas de las Dimslias 
MAbigo-espamlas, por D. Antonio Yives, nu- 
meros 1449 a 1530). 



(Pagino o) 



Cartas, pag. lOl.-Segun Abenjalicfa, 
(tomo HI, edic. del Cairo, pag. 460) Yusuf 
muri6 el limes 3 de Moharrem (4 de Sep- 
tiembre de 1106) despues de un reinado de 
SOaiios y 90 de vida. 



(P&gina ii) 



AH habia nacido en Ceuta en el ano 477, 

de modo que al subir al trono contaba 23 

afios de edad: era hijo de una esclava cns- 

tiana, que segdn algunos autores se llamaba 

-j Camar (Luna), ^\ J* [i t Carl&s ' **" 






— 231 — 

-gina 102, — Alholal Almaima, folio 52; 

aunque algiin otro autor la llama \jX* j *\ 

^„^) Maiio (?) y Omalhasan (Abenalcadi, 
pSg. 291, edicion d e Fez), 



6 



(Vigina 5> 



El imperio de los Almoravides se exten- 
<lia desde Bugia hasta el extremo del Sus, 
por el mediodia desde Segelmesa hasta los 
monies del Oro en el Sudan, y por todo el 
pais de Alandalus, desde Mallorca, Menor- 
ca e Ibiza, siendo proclamado en la oracidn 
publica en dos mil trescientos y tantos pul- 
pites. 



(Pagina 6) 

No es facil fijar con precision las veces 
-en que All, durante su reinado, vino k Es- 
pafia, donde ya habia estado antes. 



— 232 — 

Primera venida: En el mismo ano 500 en 
que comenzo a reinar, vino a Espana, sin 
que en los autores encontremos noticias con- 
cretas de lo que hizo: Abenaljatib, el unico 
autor en quien encuentro mencion de esta 
venida, dice (Ms, ar. de la Acad., num. 37, 
folio 250 r.) que «liabiendose renovado la 
proclamation 6 reconocimiento de la gente 
de Alandalus, se apresurtf a pasar a ella a 
fines de este mismo ano; trato sus negocios 
j ordend el estado de las cosas.»— Abenjal- 
diin (edic. del Cairo, to. VI, p. 188), pare- 
ce referirse a esta primera venida, cuando 
dice que «A1£ paso a Alandalus, devostando 
el pais del enemigo, matando y cautivando» 
ya que despues habla de la segunda venida 

en el ano 503. 

Seyunda venida: De este segundo viaje de 
All a Alandalus dan noticias mas detalladas 
y concretas: a esta campana se le llamtf de 
Talavera, sin duda por ser la fortaleza mas 
importante de las que en esta expedition 
cayeron en poder de los almoravides: Ali 
sale de Geuta el 15 de Moharrem de 503 (14 
de Agosto de 1109); se detiene en Ctfrdoba 



— 233 — 

durante un mes; luego se dirige hacia Tala- 
vera (de la Reina), que toma a viva fuerza, 
cayendo en su poder has la 17 6 27 fortalezas 
de los alfoces dc Toledo, entrcellas Hat/rid y 
Guadalajara, y presentandose ante los muros 
dc Toledo, la sitia durante un mes, talando 
su campiiia, y despucs de hocer mucho dafio 
a los cristianos sc volvio a Cordoba (Cartas, 
pagina 105. — Ahmed Anasirf, pSg. 125. — 
AbenjaldiiD, VI, 182, 188,— Abenaljatib, 
Ms. Ac. num. 37,p. 250. — Annies Toledanos. 
Esp. Sag., to. XXIII, 388.— Bibl. Ar. hispa- 
n&, to. III, p. 88, y VI, p. 527)- I, a Ounira 

de Alfonso VII, confuudc, o mejor dioho, re- 
funde cou csla expedicidn otra baslanle pos- 
terior, en la que e! jefo no fiui All, sino su 
hi jo Texufin, quieu por esle tieuipo no ha- 
bia venido & l^spana: scgitti el aulor, no pu- 
diendo All apodcrarse de Toledo, se diri^io 
k las ciudades j castillos que habia al otro 
lado de la sierra, rompieudo los muros de 
Madrid, Talavera, O)mos» Canales y otros 
muchos, haciendo muchos caulivos, poro sin 
que pudiera apoderarse de las fuerles torres 
de dichas ciudades, que Hainan alcdzares: 



— 234 — 

Guadalajara con otras ciudades y castillos 
quedo ilesa y sus muros no fueron derraidos, 
(Chronica Adephonsi Imp. Esp. Sag., tomo 
XXI, pags. 356 a 359). El autor del Alholal 
(fol. 54) afiade que los musulmanes destru- 
yeron a las puerlas de Toledo una celebre 
almunia, detalle que confirma y aclara el 
autor de la Cr6nica del Emperador al decir 
que los moros prendieron fuego a una fuerte 
torre que habia a la cabeza del puente frente 

k San Servando. 

La cronologia concreta de estos sucesos 

no resulta clara, pues los Anales Toledanos, 
cuyo autor en general estaba bien enterado 
dice: «Prisieron Moros Talavera en XVI dias 
de Agosto, Era MCXVII (sic> (parece de- 
beria ser MCXLVII), cuja fecha correspon- 
de ti la que se da anteriormente como de la 
salida de Ali de Ceuta, y su embarque para 
venir a Espaiia: los naismos Anales Toleda- 
nos indican el sitio de Toledo por Ali con 
estas palabras: «Pos<5 el Rei Ali sobre Tole- 
do e tdvola cercada VIII dias, Era 1148.» 

Tercera venida: Por los cronicones Portu- 
gueses podemos determiner la tercera venida 



— 235 — 

de A.K, la cual aparece con pocos detalles en 
los autores arabes, AbenaljaLib (Ms. Aca- 
demie, num. 37, fol. 250) solo dice que paso 
por tercera vez, sitio a Coimbra (el lexto 
dice *> **«5: lo mismo se lee en el mauus- 
crito de la Blblioteca de Argel, segiiu copia 
de mi pertenencia), y luego laabandono; se- 
guo el autor del Aiholal (f. 51) paso por 
tercera vez en el ano 511 coo propositode 
hacer la guerra santa; en este aiio con juUttf 
la ciudad de Coimbra (Lexto I* y+\? que su- 
ponemos estara del mismo modo en el c6di- 
ce de Leiden, puesto que en el c6dice de la 
Coleccitfn Gojangos estin auoladas las va- 
riantes por Mr. Dozy, y de este nombre nada 
se anota), conculcando el paisde los infieles 
con ejercitos innumerables, dejando en el 
muchas huellas». — ElChronieon Lusitano, (Es- 
pana Sag,, to. XIV, 2. a edic.,p. 420) fijando 
el ano y la persona del jefe dice: «yEra 1155 
Rex Sarraeenorum Hali Ibenjuceph, ve- 
niens de ultra mare cum multo exercitu ob- 
sedit Golimbriam, adjuncto simul et omni 
exercitu, qui erat circa mare, quorum nu- 
merus erat innumeralilis sicut arena maris, 



_ 236 — 

soli Deo tantum cognitus erat. Obsedit an- 
tem Colimbriam viginti diebus quotidie for- 
titer in toto exercitu oppugnans earn, sed 
per voluntatem Dei non potuit nocere et ci- 
vitas illaesa remansit, et inhabitantes in ea,/> 
La fecha 22 de Junio de 11 17, correspondien- 
le a 18 de Safar del a no 511 de la hegira, 
esta delermioada por el Chronicon de Coim- 
bra (Ksp. Sag., to. Will, p. 331) con es- 
tas palabras: ' la JOra 1155 obsedit Hex Alt 
Golimbrium X kal. lulii et fait ibi per tres 
liebdomadas.» 

Cuarta venida: En el afio 513 d quiza a 
principios de 514 All hubo de venir a Alan- 
dalus por cuarta vez, no con el objeto prin- 
cipal de hacer la guerra santa, sino de cal- 
mar una scdicidn promovida en Cordoba, 
cuyos naturales, a causa de la insolencia de 
uno de los sicrvos 6 criados del vali Abubc- 
querYahya, hijo do Hauad, habian echado 
de la ciudad a los ahnoravides: sabido esto 
por Ali, hubo de venir, los sitid, y por fin 
perdond a los de Cordoba, graciaa a la me- 
diacidn de los alfaquies (A-benalatir, to. X, 
pagiua 392). Segiin algunos autores (Gart&s> 



•^ 
*_ 



* 
v 






— 237 — 

p§gina 106.— Amed Anasiri, to. I, p. 126), 
esta venida de All fue molivada por la noli- 
cia de la toma de Calatayud por Alfonso el 
Batallador: All paso (por segimda ycz dice 
el texto) con animo de hacer la guerra santa, 
arreglar el estado del pais y asegurar las fron- 
teras: al llegar a Ctfrdoba se hosped6 en las 
afueras, j alii se enterd del estado del pais 
por los mensajes que le llegaron: destitiry<5 del 
cadiazgo a Averroes, no-mbrando en su lugar 
a Abulcasiin Abenhamdin; hoy que adver- 
tir que esta destitucidn y uombramiento de 
cadi no aparecen bastante clsras en los auto- 
res, y quiza se refieran a tiempos algo poste- 
riores: segun estos mismos autorcs, no olvid6 
AH la guerra santa y desde Cordoba salitf 
para Santamaria 6 quizl Santareu, que sitid 
hasta tomark & viva fuerza, destruyendo en 
el occidente alquerias j monasterios: los de- 
talles en cuanto & la guerra me parecen sos- 
pechosos, por no encoatrar indicaciones en 
otros autores, ni aun en la obra Atkolal Al- 
mauxia (foL 54), en la que se trata con m&s 
extension de esta cuarta venida, que por in- 
correccitfn evidente del texlo aparece como 



— 238 — 

del auo 500, y tiene por objeto arreglar las- 
cosas de C6rdoba, anie cuya poblacion hubo- 
de presentarse Ali con numeroso ejercito, al 
que le fueron cerradas las puertas, habiend & 
declarado los ulemas (sabios) que era legiti- 
ma la resistencia: prolongada la estancia de 
All delante de la ciudad, mediaron negocia- 
ciones de los principals de C<5rdoba, j por 
fin convinieron en pagar una indemnizacion 
por lo que el pueblo habia robado en el sa- 
queo de las casas de los almoravides: nada 
se dice aqui de Abenroxd (abuelo dc Ave- 
rroes). Parece que Ali prolongo su estancia 
en Alandalus hasta el eno 515, en que se 
vuelve a Marruecos (Cartas, pags. 106 j 107. 
Ahmed Anasiri, to. T, p. 126), aunque algu- 
nos autores le suponen alii en 514, en cuyo 
aiio tuvo una entrevista con Almelidi, que 
comenzaba sus predicaciones (Cartas, pagi- 
nas 111, 112.— Abenalatir, X, pag. 402), si 
bien este mismo autor (p. 414) le supone en 
Cdrdoba al salir las tropas para la batalla 
deCutanda. 



I 



239 



8 



(Paghia fcO) 

Batalh de Uclcs. Autores arabes y cris- 
tianos dan noticia de esta balalla, y por cier- 
to con biea dtferente extension, limitandose 
estos a consignar el ano del suceso con estas 
palabras del Chromcon de Burgos (Esp. Sa- 
grada, tomo XXIII, pag. 310): «Era 1146 
Euit la de Ucles». Los Annates Complutenses: 
«Era 1134 (1146) et ilium de Uclcs fait fac- 
tum;* . Mas explicitos los Armales Tolcdanos 
(Esp. Sag. tomo XXIII, pag- 387) diceu con 
no menor laconismo: «Arrancada de Ucles 
sobre los Cliristianos ea el mes de Mayo, 
Era 1146. — Mataron al Infant D. Sancho e 
al Gonde D. Garcia cerca de Ucles., Ill dia 
leal, de Junio Era 1146. 

Entre los aulores cristianos (aotiguos) solo 
en la Historia del Arzobispo D. Rodrigo Xi- 
menez de Rada, autor de indole rauy dife- 
rente a la de los andnimos de los Chronico- 
nes, encuentro noticias masaioplias, aunque 
no muy concretas. 



I 



i Cluilcauil' Uclos, 



— 240 — 

Los autores arabes, parafrascando unos, 
6 copiando lo escrito por otros, dan algunos 
detalles importantes, que copiamos del Car- 
tas, por estar la traduccion francesa al al- 
cance de los no arabistas, aunque en esta 
obra la fecha estS algo retrasada. 

Dice en la pJigina 103 del texto j 228 de 
la traduccidn de Beaumier: 

«En 502 (1108 J. C.), eut lieu V affaire 
d' Akelj-ch f avec les Chretiens Temjmben 
Youssef etait alors general en chef de l 1 ar- 
mea rausulmane, et gcuvernait Grenade. C 1 
est de cette ville qu' il partit pour aller cou- 
rir sur les terres des Chretiens. Etant arrive 

-. 

■sous les murs de la forteresse d' Akelych, 1 

habitee par une forte garnison de Chretiens, *" 

il en fit 3e siege et j penetra. Les Chretiens 

s etant retrenches dans la kasbah, expedio- 

rent un courrier ;i Alphonse, qui se mit 

aussilot en mouvement. Au moment de son 

depart, sa femme 1' arriHa en le suppliant d' 

envojer son fils a sa place a la rencontre de 

Temym, «Observez, lui dit-elle, qu il est f 



\ 



— 241 — 

plus convenable d' opposer it Temym, fils de 
1' emir des Musulmans voire fils Chandja ", 
fils de r emir des Chretiens! >> Alphonse, se 
rendant a cet avis, envoja done Chandja i\ 
la tete d* une grandearmee de guerriers qui 
s' avanca promptenient j usque sous les murs 
d' Akelych. A la nouvelle de 1" approche des 
Chretiens, Tenrym manifesla le desir d s cvi- 
ter le combat, en evacuant la place; mais 
Abd Allah ben Mohammed ben Fatyraa et 
Mohammeb ben Aicha, ainsi que quelques 
autreskaids Lemtounah, le dissuaderent, et 
lui rendirent V espoir et le courage, en lui 
affirmant que 1' enemi n s avait pas plus de 
trois mille cavaliers et qu' il etait loin enco- 
re. Temjm crut a leurs paroles; et, le soir 
meme, les Chretiens fondaieut sur lui par 
nombreuxmilliers; il voulut fuir, ne se sen- 
tant point capable de combattre, mais il etait 
trop tard, et il ne pouvait dejii plusavancer, 
ni reculer, lorsque les kaids Lemtounah so 
precipiterent sur 1* enemi, auquel ils livre- 



\ Chandja, V infant don Sancho, fils <V Alphon- 
se et de Zovda. 

Almoiuyjdes \{) 



% -T 



— 242 — 

rent un combat desespere et tel qu' on n en 
avail jamais yu de pareil, Dieu tres-haut 
renversa V enemi et donna la victoire aux 
Musulmans. Lefils d T Alphonse fut tue ainsi 
que vingt-trois mille Chretiens environ, Les 
Musulmans entrerent a Akelych par la force 
de leurs sabres, et un grand nombre de Cro- 
yants perirent a V assaut (que Dieu leur fasse 
misericorde!). Ka apprenant ce desastre, Al- 
phonse ressent-it un tel chagrin qu' il tomba 
malade et mourut vingt jours apres *■ Te- 
nrym envoja un courrier a son pore 3 Aly 
pour lui annoncer cette victoire». 

Abenaljatib (fol. 106 v. de mi copia) ca- 
lifica la derrola de tides como una segunda 
batalla de Zalaca, aunque da pocos detalles. 



9 



(Pagina \\) 



El autor del Cartas dice, «En el ano 504 
(20 de Julio de 1110 k 10 de Julio de 1111) 

4 Tardo hastanlemas en morir. 

2 Temim no era hijo, sino liermano de AH. 



k 



— 243 — 

elprincipe Sir, hijo de Abubequer, conquis- 
t6 & Santaren (en el texto impreso ^w*o) f 

Badajoz, Portugal, Evora (texto &j^b) Lis- 
boa y todo el pais del Algarbe en el mes de 
Dulcada (11 de Mayo a 9 de Junio de 1111), 
comunicando la victoria al Principe de los 
muslimes Ali» (pag, 105). Ahmed Anasiri, 
tomo I, pagina 125, dice lo mismo ? aunque 
con la variante de no indicar que se apode- 
rase de todo el Algarbe, y pouiendo bien los 
nombres de Santaren y Evora. 

El Chronicon Lusitano (Esp. Seg. tomo 
XIV, 2. a edi. p&g. 420) da cuenta de esta ex- 
pedicion con estas palabras: «/Era 1149 Hex 
Gyrus cepit Santarem sept. kal. Junii (26 
de Mayo). El Chronicon de Coimbra (Espaila 
Sag. tomo XXIII, pag. 331) dice: «In Era 
1119 (lease 1149 como dice el editor) pressa 
fuit Civitas Sancta Erene a Rege Cir VIII. 
kal, Junii». 



i 



244 



10 



(]'4gina 12) 



La' fecba y lugar de la derrota y muerte 
de Almostain fue iijada por Dozy (Recher- 
chessurl'histoire... S.'edi. to. II, pag. 15): 
a los documenlos aducidos por Dozy merece 
anadirse el texto de los Annales Toledanos, 
que mencionan el lugar de la derrota, si bien 
en el texto se ha impreso Valencia por Yalde- 
na, dice: «Muritf el Rey Almortayen en Va- 
lencia, Era 1148* (Esp. Sag. tomo XXIII 
pag. 338). 

Abenaljatib da noticia de esta derrota 
de los musulmanes con mas delalles que los 
autores hasta hoy publicados 6 conocidos, si 
bien erjuivoca el alio del sticeso, que como 
probo" Dozy, no cabesuponer anterior al 503 



de la hegira. 



Este interesante texto dice: ,U C-X^J't, 
f'.'v-vb vJ^t ^ ^J| ^ ^ ^.41 

Jl vi^acj. SJ.IK K^x) l^J] ^ ^ 



245 



-\*J (\) L^.\& Ja^3 ^.AC l»**jS* « *i rf L^U| 



iUU! J^* *wl **x*j J.. 3, .S'JU! fol. 218 

de la copia de la Academia y fol. 22 del 
ejemplar copia del de Argel. 

tfContimrf el reinado de Almost&in hasta 
el ano 501 (lease 503): en esto afio, renovada 
su proclamacitfn y la de su hijo, parli6 para 

(\) En mi copia L^Jc ,J,z*.j$ 



i 



246 



\ Tal como apareco estc nombro on el lexto 
Arabe, lo mfts natural serin leer Oha \\ Ohale; pero su 
miicha dietancia bace quo ninguna de eslas dos atri- 
bucionea resulte accplable: por eso sospechamos 
pueda ser Ot\te t como podria leerso sin gran carabio 
de lotras. 



la guerra sanla en el mes de Chumada pos- 

trero (de 26 de Diciembre de 1109 a 23 de 

Enerode 1110), y entrando por Tudelajiasta 

01ite(?) ' ? lasitio, tomandosus arrabales: sus 

moradores se defendieron en una iglesia an- 

tigua en la cual entro (6 de la cual se apartd) 

despues de liaber capitulado con dinero que 

le habian de pagar, y por el cual tom<S re- 

henes: luego se marcho, puesya habia hecho ,~ f 

incursiones por toda esta region, quemando, 

robando y destruyendo: cuando estaba k 

punto de llegar al pais del islam, le alcan- | 

zaron los cristianos y pelearon arabos ejorci- 

los con denuedo ("?), hasta que murid martir 

Almostain ben Hud con derrota de los mus- 

limes, y muerte de la mayor parte de ellos, 

Dios los haya pcrdonado: esto sucedi6 el 

primer dia de Hacheb (24 de Enero de 1110} 

del mencionado afio: despues reind su hijo 

Abdelmelic». 



247 



XI 



tPagina I2j 



La fecha concreta y detaUcs de la toma 
de Zara^oza por A_lfoaso el B&tallador resul- 
tau muy vagos tan to en los autores arago- 
neses como en los arabes. 

El autor anouimo de la Cn5nica de San 
Juan de la Pefla, primera fuentc escrita de 
nueslra historia general de Aragou, no da la 
fecha de la conquista, qne parece referir al 
aiio 1111 6 1112, pues lo vago de la relacirfn 
no permite fijar la fecha (pag. 08 de la edi- 

cion de 1876). 

Blancas, lamentando la incerLidumbre 

que reinaba en los autores respecto a la fecha 

de la toma de Zaragoza, se propuso investi- 

gar de un modo especial este punto de nues- 

tra historia, y contra la opinion de Zurita, 

que la fija en 1118, da como indudable la de 

1115 con estas terminantes palabras: «Es, 

pues, evidente que recobr<5 Alfonso la ciudad 

de Zaragoza en el aiio 1115, que corresponde 



I 



248 



£ la fecha del anterior privilegio 1153 de la 
era hispanica 1 .» 

Ni aun en estos liltimos anos se ha podi- | 

do fijar de ua modo definitivo la fecha de la ) 

toma de Zaragoza, al menos ea cuanto al 
mes; pues el alio resultaba ya fijado: asi, el 
diligente investigador de nuestras cosas ara- 
gonesas dice al hablar de esta 2 : <rSegun Ebn 
Al-Abbar, ea el mes de Kamadhau (24 de 
Abril a 24 de Majo de 1118): vease Abd-1' H 

Halim; creemos, sin embargo, que fue a 
fines de ano por el mes de Diciembre». 

Algo mas explicitos son los autores £ra- 
bes, y por ellos sabemos algunas noticias de 
las coses de Zaragoza durante estos anos. 

Muerto en 508 en la batalla del Congost 
de Martorell el vali de Zaragoza Moh&med 
hijo de Alhach, que parece ser el verdadero 



1 ComctUnri^de las Cosas de A rayon t obro escrita 
on lutin por Jcronhno de ttlaj\cas t croniala del reino, y 
Iraducida al caslcllono por el P. Manuel Hernandez de 
lax Encueiax Has, Zaragoza, 1878 T (p&g. 13f}. 

2 Emayo historico acerca de los Onyxes de A ragou 
y Nnvarrn, por Tama* Ximt'nez de Emhim, Zaragoza, 1878 
(pftg.318). 



-^fc- 



— 249 — 

jefe ? v destitiudo por haberse vuelto loco el 

principe Abuabdala, hijo de Yusuf Abente- 
xufin, coiiocido por Abenaixa, fue este reem- 
plazado por el Principe Abubequer, hijo de 
Ibrahim, hijo de Tifiluit 6 Tefulat, vali de 
Murcia, cufiado de All, y padre segun pare- 
ce del Yahya Abeogania, de quien se hablarS 
luego: el nuevo vali de las fuerzas musulma- 
nasde Valencia y Zaragoza parecequisotf 
tuvo encargo de vengar el desastre del Con- 
gosL de Martorell v llego hasla Barcelona, 
que sitio durante 20 dias; al regresar de esta 
expedici6n, se hizo cargo de] gobierno do 
Zarago'/.a, dondc dandose tono de principe, 
permanecio hasta su muerte acaecida en el 
ano 510 (Hi de Mayo de 1116 a 4 de Mayo 
delir?) (Abenaljatib, Ihata, fol. 98 de la 
coleccidn Gayaugos; Cartas, pagina 104; 
Ahmed Anasiri, tomo I, piig. 125; Bibl, Ar. 

his- III, pag. 55). 

Muerto Aben Tifiluit, y acosada Zara- 
goza por las annas de Alfonso, hubo de acu- 
dir en su auxilio el Yali de Hurcia, el Prin- 
cipe Abuishac Ibrahim, hermano de Ali > 
quien despues de arreglar los negocios de 



' t 



— 250 — 

Zaragoza se volvid S Murcia (Abenaljatib, 

Ihata, foL 98). 

Poco despues, ya en 511, se hace cargo 
del gobierno de Zaragoza Abdala hijo de 
Almazdali, quiea combatiendo a Alfonso, le 
hace retirar, segiin el autor del Cartas, pero 
muere despues de un aiio completo de man- 
do, quedando la ciudad sin valL 

Parece que por este tiempo Alfonso, 6 
quiza el Gonde de Barcelona, sitia a Lerida, 
en cuyo auxilio fueron fuerzas de los almo- 
ravides mandadas por Tomim hermano de 
Ali (Cartas, pag. 106), quien una vez levan- 
tado el sitio, se volvio a Valencia: esta ex- 
pedicion para levantar el sitio de Lerida, de 
la que parece que no hay noticia en nuestros 
autores cristianos, resulta de importancia 
segiin los autores &rabes, pues Alfonso hubo 
de abandonar a Lerida, cuyo sitio habia em- 
prendido con gran empeno, asi que no cejd 
de su propdsito hasta despues de haber per- 
dido 10.000 caballeros en la empresa: la fe- 
oha no resulta consignada en el Cartas, j 
aunque refiere la expedicidn despues de in- 
dicar la muerte de Mazdali, que murio en 



<*r*T* 



I 

i 

i 

t 



— 251 — 

512, como en esta expedicitfn hace intervenir 
al vali de Zaragoza, parece resultar que de- 
bid de tener lugar algunos meses antes, ja 
que por otra parte se indica que el fracaso de 
Lerida fue causa de que Alfonso hiciera un 
llamamiento a los jefes de los francos, que 
vienen como liormigas, j con su auxilio se 
pone sitio en regla a la antigua corte de los 
Benikud, que comhatida con torres de ma- 
dera sobre las que se monlan maquiDas de 
guerra, y acosada por el hambre, tiene que 
pedir capitulacion ofreciendo reodirse, si en 
plazo corto no le Uegaba auxilio, que espe- 
raba de parte de los almoravides. 

Los autores &rabcs, que menctonan la to- 
ma de Zaragoza por los cristianos, todos le 
asignan la fecha de 512 (de 24 de Abril de 
1118 a 13 de Abril de 1119): la generalidad 
no fijan el mes ni dia; Almacari (tomo II, pS- 
gina 767) j Abenalabar (apud Dozy, Notices, 
p&g, 225) senalan el miercoles 4 de Rama- 
dan, que corresponde k 19 de Diciembre del 
afio 1118, fecha que de un modo menos con- 
creto s61o encontramos entre los autores cris- 
tianos en los Anales Complutemes, que dicen: 



•1 



— 252 — 

«Era MCLVI- Capta est Givitas Cwsaraugusta 
ab Adefonso Rege Aragonensium mense De- 
cembris» (Esp. Sag. to. XXIII, pag. 315). 
Berganza (Antigiiedades de Espana, to- 
mo II, p&g. 29) & continuacidn de noticias 
peregrinas que no encontramos en otra parte, 
suponiendo que el «6 de Diciembre huvo una 
muj renida batalla con el rey de Marruecos, 
el rey de Granada, el re/ Temim j su her- 
mano que huy6>; que todos fueron vencidos, 
presos j muertos en el campo, anade: « v el 
10 de Diciembre fue tomada la ciudad»: ja 

hemos visto que la fecha 4 de Ramadan que 
asignan los autores &rabes, corresponde al 19 
de Diciembre de 1118. 

Una dificultad grave contra la admisidn 
de tal fecha resulta del hecho de que los 
Amies Toledanos I, cujo autor, moro proba- 
blemente, y casi siempre muj exacto, dice: 
«E1 Rej de Aragtfn con ayuda de Dios j de 
sus Christianos, en el mes de Majo ? priso 
Zaragoza de Moros, Era 1157» (lease 1156 co- 
mo observa el P. Fldrez en su Esp, Sag. tomo 
XXIII, pag. 388): sin duda el autor de los 
tales Anales Toledanos I, consigno como fe- 






y- 



— 253 — 

clia de la toma de Zaragoza la del principio 
del sitio, que segiin los Auales Compostela- 
nos duro VII meses, j por tanto debio co- 
menzar hacia el mes de Mayo: este detalle 
de los siete meses de sitio no lo encontramos 
en otro autor ni moro ui cristiano y nos pa- 
rece digno de ser tenido en cuenta; dice asi: 
<*Hic (Alfonsus) in bellis expertus et audax 
in principio regni sui Cs&saraugustam VII 
mensium obsidione cinxit, in qua obsidione 
septies cum Moabitis dimicevit et devicit: 
tandem ipsam urbem cum Castellis et Villis 
sibi adjacentibus cepit sub era 1157» (lease 
1156, como observa el editor. Esp. Sag. tomo 

XXIII, pag. 321). 

De las condiciones que los moros de Za- 
ragoza propusieron a D. Alfonso el Batalla- 
dor para entregar la ciudad en el caso de que 
no fueran socorridos, nada sabemos directa- 
mente por autores antiguos; pero el Sr. Ribe- 
ra, con sagaz critica, ha sabido descubrir el 
texto casi integro de la capitulaci6n en las 
de Tortosa y Tudela (Colecci<5n de Estudios 
ar&bigos, tomo II.— Origenesdel Justicia de 
Aragtfn, pag. 397 y siguientes). 



254 



13 



Pasina 12) 



Las circunstancies y hasla la fecha on que 
el ultimo rey independiente de Zaragoza 
Abdelmclic Imododaula fue echado de la an- 
tigua corte de los reyes Tochibies y de los 
Benihud, son desconocidas por la mayor 
parte de los autores arabes y puede decirse 
que por todos los cristiauos: tan to unos coma 
olros suponen que Alfonso el Balallador fue 
quiea desposeyd del reino & Abdelmclic Ima- 
dodaula, que habia sido destronado por los 
siryos ayudados de los almoravides, 6 m§s 
bien fue destronado por estos, ayudados 6 
ayudando & una fracci<5n de los moros zara- 

gozanos. 

Muerto Ahmed Atmostain II en la bata- 
11a de Valtierra, el L* de Raclieb del ano 503 
(24 de Enero de 1110), le suceditf en el trono 
de Zaragoza su hijo Abdelmelic Imadodaula, 
de quien parece que los subditos exigieron 
el compromiso de no aliarse con los cristia- 



4 



CJ-* 



— 255 — 

nos (esla exigencia procederia sin duda del 
partido mas exaltado en materias religiosaF, 
y afecto a los almonivides): Abenaljatib (Ma- 
nuscrito Ar. K. 37 de la Academia, fol. 218) 
se bace eco de una tradicioQ, que no me pa- 
rece admisible, indicando que al mes de la 
muerle de Almostain II t el vali de Valencia * 
Abdelmeiic liijo de Fa lima eutro en deseos 
de apoderarse de Zuragoza, a donde se diri- 
m6 con su ejercito, pero queal aproximarse, 
moros de la ciudad (el partido no afecto Slos 
almoravides?) salieron a su encuentroy le su- 
plicaron que se relirase y no promoviese la 
guerra civil, sino que ayudase al Principe 
contra los cristianosy efectivamentese retird 

de ellos». 

Mas aceptable noe parece la version de 



\ VA lexto dice ft cfi'ul *te to* almnraridri de Zara- 
fiosti: |>cro auiiquo en les dos copias deeslo icxlo dice 
lo mismo, creemos quo el AbdMmelic liijo do F&lima 
seria c&id 6 vali de Valencia: do csto personajo no 
cncuciilro mfcs nnticia quo la do que era lino do lo* 
capitanesquo ncompafiafoon al Principe Teinini en 
la balalla do Ucles, si bien debeinos advertir quo alH 
sole Mama Abdala tiijo do Mohamed liijo do F&linuit 
y quizft no sea el mismo. 



X 



^ 

5 



— 256 — 

que se hace eco el autor del libro Holal ahnau* 

xia (Ms. Ar. Ac. Coleccion Gayangos N. X, | 

foL 62 ver.) quien dice que la gente de esta- 

do habia aconsejado a Ali que se apoderase 

del reino de los Benihud por convenir asi a 

la religion, por sus relaciones con los cris- 

tianos: conforme a estas indicaciones Ali les 

envid el Principe Abubequer hijo de Tifiluit 

(lease llohamed Abenalhach segun veremos) 

con un ejercito: Abdelmelic en vista del pe- 

ligro, y como sorprendido por tal resolucitfn 

de parte de AH, se fortified y escribio a este 

recordandole la antigua amistad entre ambas 

familias, cuya carta copia el autor; pero si 

bien All revoco la orden, como al recibir la 

contraorden, los almoravides eran ya duenos 

de Zaragoza, no parece que se pensara en 

deshacer lo kecho, y se aplico la leoria de los 

hechos consumados . 

Seguu otra version del mismo Abenalja- 
Lib, que tampoco creemos del todo aceptable, 
disgustados los de Zaragoza (el partido afecto 
& los almoravides) porque Abdelmelic habia 
hecho alianza con el rej de Castilla (estaba 
concertado el matrimonio de D. Alfonso con. 



X 



— 257 — 

D. B Urraca, y por tanto hasta cierto punto 
era rey de Aragon y Castillo, pero no es crei- 
fole tal alianza) contra lo que Labia prometi- 
do, llamaron al caid de Valencia Mohamed 
hijo de Alhacli, quien sin duda habria reci- 
bido tfrdenes 6 instrucciones de All, y ha- 
biendose presentado en Zaragoza, sus parti- 
darios le abrieron las puertas de la almedina: 
Abdelmelic, segun el autor, piditf auxilio & 
Alfonso, y babiendose trabado combate con 
Abenalhach, abandonado este por las gentes 
(por sus partidarios) muri<5 (oo es exacto), 
siendo derrotados los muslimes (los afectos a 
los almoravides) en la tarde del domingo 15 
de Dulcada (aunque el texto pone aqui Dul- 
liicha, que es el mes siguiente, esta indica- 
cion corresponde al hecho posterior; ademas 
de que suponiendo esto, resulta bien la fe- 
oha, pues el 15 de Dulcada era domingo, y 
el 15 de Dulhicha fiie martes). 

Instalado Moh&med hijo de Alhach en la 
almedina y Abdelmelic en la ciudad, habria 
sin duda batalla 6 batallas entre ambos par- 
tidos, en una de las cuales, segun Abenal- 
abar (BibL Ar, his. to. VI, pag. 555), mu- 

Almohavides 17 



3 



t 



— 258 — 

ri6 Abderrahman hijo de Mohamed, conocido 
por Abencorreyax, y en la manana del sa— 
bado 10 de Dulhiclia la gente de Zaragoza 
echo a Abdelmelic, entrando llohamed liijo 
de Alhach en la ciudad: por lo que dice 
Abenalabar (Dozy, Notices, pag. 225) y aun 
el mismo Abenaljatib al fin del texto ante- 
rior, podria suponerse que Hoh&med hijo de 
Alhach entraba en Zaragoza, llegando desde r 

Yalenciaj pero creemos que entro desde la 
almedina, que seria la ASjaferia: la fecha, 
sdbado 10 de Dulhiclia de 503, dc la entrada 
defmitiva de los almoravides en Zaragoza no 
es exacta, pues el 10 fue jueves, no sabado, 
como dicen Abenalabar y Abenaljatib, 

Despues de todo 3 atendiendo a losmuchos ! 

aulores, tanto arabes como cristianos, que 
suponen el destronamiento de Abdelmelic 
Imadodaula por Alfonso, casi podria ponerse 
en duda el conjuntode la narracion anterior; 
pero tenemosmonnmentos, alparecer irrecu- 
sables, del dominio de los almoravides en 
Zaragoza, al menos desde el ano 504; se con- J 

servan dos monedas de cobre acunadas en 
Zaragoza en los anos 504 y 509, k nombre de ''[ 



: 
■ , 



— 259 — 

Ali hijo de Yusuf emir de los muslimes (vea- 
se, Monedas de las dinastias arabigo-espa- 
nolas por D. Antonio Yives, numeros 1832 
j 1837). 

13 

(Paghia 12) 

No es facil fijar a que poblacion actual 

corresponde el l&j y ^^ al que liubo de 

acogerse el destronado rej de Zaragoza: que 
sepamos, se ban asignado Lres corresponden- 
cias diferentes: Uoda, en la provincia de 
Huesca, Sueda de Jalon j Jlonmterio de Rucda, 
junto a Escatron. 

La opinion de que el Rota, donde se re- 
fugia el destronado rey de Zaragoza, sea el 
Iloda de la provincia de Huesca, y que se 
llamase Rolatyehud, Rota de los judios, no tiene 
fundamento alguno en cuanto 6 su primera 
parte, pues es absurdo suponerque los reyes 
moros de Zaragoza tuviesen su sitio real de 
recreo 6 su punto de refugio a 30 leguas de 
la corte en medio de pais dominado por los 



1 



— 260 — 

cristianos: que el Rota se llamase Rotahjehud, 
que se ha traducido Rota de los judtos, casi 
creeriamos que es invencion de Conde, quien 
para las campanas deOmarhijo deHafsunin- 
ventara entreotros pueblos este Rotalyehud, 
no mencionado de este modo por ninguno 
de los autores Srabes que hoy conocemos: 
como nos hace observar amigo muy compe- 
tente en estas cosas, quisa el Rotalyehud es 
pura j simplemente Rota Renihud, Rota de los 
Benihud, por ser el castillo fortaleza-refugio 
de estos Principes, que Conde cvej6 identifi- 
car con Roda de la provincia de Huesca. 

Que el Rota de los Benihud fue el anti- 
guo castillo, donde Alfonso II de Aragon 
fundo el Monasterio de Rueda, ha podido 
hacerlo sospechar la circunstancia de esta 
eleccidn; el que al fundarlo fuera propiedad 
real el coto redondo de su jurisdiccion, j el 
que el castillo j pueblo de Rueda de Jaldn 
pueda parecer de poca importancia para ha- 
ber sido baluarte del reino de Zaragoza, don- 
de los Benihud conservaran por algunos afios 
un resto de su antiguo poder. 

En verdad que en los autores &rabes no 



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— 261 — 

encontramos indicacioaes que puedan ser- 
virnos para resolver la cuestidn: s61o una te- 
niamos anotada que pudiera servir a este ob- 
jeto > cual es la de que en la parte superior 
hay una fuente; pero esta circunstancia no 
resulta ni en el articulo referente a Rueda de 
Jaltfn, ni al Monasterio de Rueda, en los 
articulos geograficos respectivos del Diccio- 
nario de Madoz, en el que se acepta que 
Rueda de Jalon corresponde al Rota, forta- 
leza del reino de Zaragoza. 

Argumento rmvy decisivo en favor de 
esta atribucidn podria creerse el suministra- 
do por el Diccionario geografico de Yacut, 
que de las varias poblaciones que los autores 
arabes mencionan con este nombre en Espa- 

na, sdlo recuerda el ijM> <J?^[* l ^ *^3} 
Roda (Rueda) sobre el via Xalon, de la cual, 
fijada su vocalizacidn, solo dice que era un 
castillejo 6 fortaleza muy pequeila, de los 
distritos de Zaragoza: por tanto no resuelve 
que el Rueda de Jaldn sea el Rota baluarte 
y sitio real de los Benihud. 

Casi no merecia la pena de consignarse 



— 262 — j 

que Berganza (Antigiiedades de Espaiia, to- 

mo II pag. 63) identifica el Rota coo Rueda j 

de la Mancha, diciendo que «Zafadota des- > 

cendiente de los aatiguos reyes de Cordoba | 

(leaseZaragoza), que tenia suasiento en Rue- j 

da de La Mancha, se liizo vasallo del Empe- \ 

rador...» 



14 



(Pagina 13) 



La pretension de los almoravides de re- 
cobrar a Zaragoza parecid tan disparatada a 
nuestros historiadores aragoneses, relativa- 
mente modernos, que suponiendo que la ex- 
pedient tenia por objeto levantar el sitio de 
Zaragoza, adelantaron la feclia; pero hoy, 
merced al testimonio muy repetido de los 
autores arabes, no cabe duda de que la expe- 
dicidn y derrota de Gutanda fueron posterio- 
res en dos afios a la conquista de Zaragoza. 

Nuestros autores, no solo ignoraban la fe- 
cha de la batalla de Cutanda, sino hasta los 
detalles mas importantes: solo tenian noticia 



I 






— 263 — 

-exacta de que habia sido una gran victoria 
obtenida por Alfonso el Batallador. 

La Crdnica de San Juan de la Pena dice 
al tratar deella: «Iste Imperator vincit mag- 
num prelium in Cutandaj in quo fuit stre- 
nuus miles Comes Pictauensis, qui erat ibi 
cum sexcentis equitibus et in quo filius de 
Miramomelim fuit mortuus cum innumera- 
bilibussarracenis et inde ehitum (editum?) 
fuit vulgare proverbium «Peior est quam ilia 
de Cotanda» (pag. 68). 

Zurita en sus Aunales {lib. I, cap. XLIV) 
suponiendo la batalla de Cutanda anterior k 
la toma de Zaragoza y posterior al fracasado 
intento deTemim, hermano de All, de hacer 
levantar el sitio, dice: «torno a enviar un 
sobrino suyo con gran muchedumbre de gen- 
te para que entrasen en Zaragoza y la abaste- 
ciesen: el Emperador sali6 6 61, y didse la 
batalla, en la cual los moros fueron rotos y 
vencidos, y se dice que muri<5 el hijo del 
Miramamolin^. 

No se muestran mSs enterados los autores 
<Ie los cronicones contemporaneos 6 poco 
posteriores al suceso: los Annates Toledanos se 



— 264 — 

limitan a decir: «Fue la batalla de Cotanda, 
Era 1159 (En Aragtfn junto a Daroca): algo 
m£s explicitos los Annates Composlelani (Es- 
pafia Sag. to. XXIII, p&g. 321), consignan 
la batalla en estos terminos: «Deinde Cala- 
iayud (Alfonsus) firma obsidione Yallavit, et 
acceptis obsidibus una cum Guillelmo Picta- 
viensi Comite, qui in auxilium ejus venerat, 
ad Gastrum Cotanda contra Sarracenos pug- 
naturus, iter direxit, ibique Sarracenis ex- 
pugnatis, Castra Moabitarum diripuit, et. 
ipsum Castrum Cotanda cepiU. 

Mejor enterados los autores arabes dan 
idea mas clara de la importancia de la de- 
rrota j es de esperar que so llegue a encon- 
trar relacidn aun mas detallada: Abenalatir 
(to, X, pSg. 414) dedicando capitulo aparte 
6 la narracidn de este suceso, dice: ^Relation 
del sitio de la riudad de Cutanda, En este aiio 
(514,^2 de Abril de 1120 k 21 de Marzo de 
1121) uno de los reyes de Alandalus, llama- 
do Abenradimir, sali6 hasta llegar & Cutanda, 
la cual est& cerca de Murcia en el oriente de 
A-landalus y la siti6 j aprettf: el Principe de 
los muslimes, Ali, hijo de Yusuf, estaba en- 



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— 265 — 

tonces en Ctfrdoba con gran ejercito de mu- 
sulmanesy los contingentes de voluntarios, y 
los envio conlra Abenradimir: kabiendose 
encontrado, trabaron un gran combate, en el 
que Abenradimir los derroto con derrota des- 
conocida (6 dura j ), muriendo muchos mu- 
sulmanes; entre los muertos estaba Abuabdala 
hi jo de Alfane, cadi de Almeria, sabio priic- 
tico y asceta justo en el cadiazgo». 

Abenalabar en su Almocham 2 es quien 
nos proporciona datos mSs concretos, y por 
cierto donde nadie pudiera esperarlos, al 
hablar de la muerte de uno en el aiio 514, 
pero sin relacidn ninguna con la batalla, do 
este modo: «muri6 en el aiio 514, y en este 
afio raurid Abuali Asadafi (el gran maestro 
de cuyos discipulos trata el libro) en la ba- 
talla de Cutanda..,* cuya fecha concreta 
trata de fijar, resultando discordia en los 
autores, que varlan entre 18, 19 y 24 de Ke- 
bia primero y 17 y 23 de Rebia postrero (6 



1 Elloxtodice &.£;,* £j La, pcro creo debe- 
ria deeir >.\ ^ ij dura, 

S Bib]. Ar, hisp. lo. IV, pfrg. 7. 



■■I 



266 



sea 17, 18 y 23 de Junio y 16 j 22 de Julio 
de 1120): Abenalabar no dice de im modo \ 

explicito que la expedicion fuera mandada ) 

por el Principe Ibrahim, hijo de Yusuf hi jo 
de Texufin, y por tanto herraano del SultSn 
Alf, pero lo dice Almacarf (to. II, pSg, 759), 
que emplea en parte las mismas palabras con 
la particulars dad de incluir algunas, que to- 
madas sin duda de un mismo autor, pero 
omitidas porAbenalabar, alteran substancial- 
mente el sentido, pues en este resultaria que 
en la batalla habia muerto el Principe Ibra- 
him asociada de Abuali Asadafi en la excelencia, 
siendo asi que el asociado en la execkneia, 6 tan 
excetente 6 mas que Abuali Asadafi, era Abuab- 
dala hijo de Alfarre, que efectivamente mu- 
rid en la batalla y era uno de los sabios y 
ascetas mSs ilustres: tanto Abenalabar como 
Almacari anaden que en la batalla murieron 
cerca de veinte mil voluntarios, sin que mu- 
riera ninguno del ejercito *. 

\ Lo m£s concrete acerca de esla batalla Jo 
dimos & conocer por primera vez en el Botctin de la 
Ileal Academiade la //frforia, tomo VIII, pj'ig. &V7 y si- 

guicntes. 



r 



— 267 — 

La influencia de la batalla de Cutanda en 
-el progreso de la reconquista de Arag<5n fue 
muy grande, y puede suponerse expresada 
con las palabras de los Anales Compostehnos, 
Post liscc, Alfonsus Daroca et Calatayud et 
campum Arcilli cum universis eorum muni- 
ticmibus sibi subjugavit: inde Tirasonam et 
Borgiam cepit, inde Leridam et Fregam pe- 
ragravit...» pero por desgracia, al insistir en 
apoderarse de Fraga, encontrtf el termino de 
su glorioso reinado. 



15 



(P&gina 13) 



Aunque de la batalla de Fraga y de la 
muerte de Alfonso el Batallador bablan mu- 
cbos autores moros y cristianos, coetSneos 6 
poco posteriores, en general no fijan la fecba 
sino en cuanto al ano, y esto no siempre con 
exactitud: y como por otra parte hay que 
fijar dos fechas, la de la batalla y la de la 
muerte, se ha producido una gran confusi6n, 
de la que no es facil salir. 



268 






A pesar de haber sido la batalla de Fraga 
tan gloriosa para las armas musulmanas, po- j- 

cos autores la mencionan ? asi que nada en- J 

contramos en Almacari ni en el autor del 
Cartas. 

Adabi, al mencionar el ano 528, en el 
que muere alguno de los biografiados *, dos 
veces dice; «y en este ano fue la gran batalla 
de Fraga», Abenalatir (tomo XI, pag. 21), 
el autor que da mas detalles, a quien henios 
seguido en la narracidn casi por complete, 
confundiendo quiza las fechas de la muerte 
y de la batalla, refiere esta al aiio 529 (22 
de Octubre de 1134 a 10 de Octubre de 
1135) a. 

Abenaljatib, en la biografia del heroe de 
la batalla, Yahya hijo de All, llamado Aben- 
gania (el Abeugama de nuestros textos, por 
no haber puesto el punto & la i), dice pocoy 
nada concrete de la batalla de Fraga: en la 

1 lixbliotheca Ar. his, to. Ill, pag. % y 40O. 

% La traduccion del 1cxto de que nos servi- 

mos, fu6 publicada por nuestro umigo D. Tomds Xi- 

mmez de Embun en su Emayo hhtorico acerca de los Ori~ 
genes de Aragon y Navarra. 



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— 269 — 

biografia de Abumohamed Abdala hijo de 
Abubequer ? gobernador del oriente de Alan- 
dalus y luego de Granada y que asistitf a la 
batalla de Fraga con el convoy, dice que sa- 
li6 en el mes de Safar del afio 525 (ser& 528) * - 
En la biografia de Moliamed, hijo de 
Saad hijo de Mohtimed Abenmerdanix, cuyo 
padre Saad era gobernador deFraga, tambien 
liace mencion de ello, pero sin datos con- 

cretos. 

Algiin detalle mas da en otra de sus obras, 
que se conserva en la Biblioteca de Argel 2 , 
aunque tampoco fija fechas. 

Entre los autores cristianos antiguos, el 
autor de la Cronica de Alfonso VII, es quien 
da noticias m&s detalladas y concretas, fijan- 
do las feclias de la batalla y de la muerte 3 : 

1 Ms- Gg. 2S, p6^, 01 do laJMbl. Nacional do 

Madrid* 

2 Yoase Cataioque ff : n : ra1 da Mann writs drs biblio- 

thequex publimttf de France, ftepartements* Tome XV11L 

AUjer, Par E. Fagnau. N.° 1617. Kl codicc que poseo 

la Heal Academia de la llistoria, no comprondc esta 

parlc: lieva el X\° 37, enlre los Ms. Ar.—Boiolin do la 

Real Academia de la llistoria to, XVI, pag. 377 y si- 

guienles, 

3 Esp. Sag- to. XXI, i>ag. 339 y siguicntos. 



«— 



— 270 — 

respecto a la batalla le asigna la fecha sexto- 
decimo Lai Augusli, y aunque no fija el ano, 
como despues refiere la muerte al 25 de 
Enero de 1134, la batalla se referiria al ano 
1133, aunque nos inclinamos a creer que la 
fecha sexto decimo kal. Aug. se refiere efecti- 
vamente a la batalla, y al ano 1134 K 

En cl Martirolofjio de Solsona, publicado 
por Villanueva en su Viaje literario, tomo IX, 
pfig. 238, encuentro coafirmacion indirecta 
y pudiera decirse terminante de la fecha 
meneionada; se lee: «XYl t kal. Augusti, 
Ipso die interfectus fuit Raimundus Tedbal- 
li, frater noster, a paganis apud Fragam, 
anno M.CXXX.IIII, incarnationis Xpi.» 

\ _Vr. /h'trsnviarnt on la pa#. lA'Vl de su Intro- ^*~ 

duct ion a hi prhe do Go wires el de Sehille, rhanxon de \ 

tjcst'' flu Xf/ ^ii't'hi puhlve tV npr' ! H le manuwrif uniffiie de ) 

la tlihliofhpjiue nntiumifr, E J aris MDOflCXCVI, traducicn- '■ 

do mal el se.vtfi d"-imo f;aL Att{/. flja como fecha el Ifi ' 

do Agosto: esta obra, adomas do conlencr buenas no- 
iicias bibliografi'jas, tiene ir.dicacionos muy impor- 
tantcs para nosoiros, en especial en lo referent© a lo * 

quo Orderico Vila] dice del desquile tornado por Al- 
fonso despues de la balalla, y lo relaUvo a lo con- 
quista de BarbaUro por los Normandos, que con nue- f 

vosdalos prosenta bajo un puulo de vista bastante ! 

difercntode como lo presonto Dozy y oceptabamos \ 

genoralmente. 



1 



— 271 — 

El aiio 1134 esta fijado de un modo ter- 
minanLe por otros cronicones; asi, los Anna- 
tes Toledunos diceu: «Fue la batalla de Fraga, 
que fizo el Key Daragon con Abeogama 
(Abengania) dia de Santa Rufina, e fue ven- 
cido el Key Daragon, e perdiose alii, Era 
U72».E1 Chronicon Dertuscnse II (Villanueva, 
Yiaje Literario Lomo V, pag. 238) dice: «Era 
M.C.LXXII, annoM.G.XXXIlII, obviit II- 
deplionsus Rex Aragomx: apud Fragam, et 
Centulus de Biarn et Aimericus Narbon. et 
multi alii christian; pericrunt». 

Parece que de los testimonies aducidos 
podemos inferir que la batalla de Fraga tuvo 
lugar el 16 de las calendas de Agosto, 6 sea 
17 de Julio de 1134 (23 de Ramadan de 528 

de la hegira). 

Respecto a la fecha de la muerte de don 
Alfonso, hemos visto que solo la Crd- 
nica de Alfonso VII, la fija en octavo kal. Fe- 
br. Era CLXXII post millesimam , 6 sea 25 de 
Enero de 1134, lo que no podemos admitir 
sin alterar la fecha de la batalla: algun autor 
arabe le supone muerto a los 20 dias: los 
cristianos dicen en general que murio poco 



* =: 



— 272 — 

despues: algimo concrete el punto, en Almu- ■ 

niente (Esp. Sag. to. XXVITI, pag. 346). | 

El Sr, Ximenez de Embun (pag, 229) 
indica que segun algunos murio el 7 de Sep- 
tiembre, fecha que ni admitimos ni recha- 
zamos, pero que nos parece aproximada a la 
yerdad, pues parece indudable que vivi6 
poco despue3 de su derrota. 



16 



(PAgina 20} 



i 



La batalla del Congost de Martorell, co- 
mo dicen los autores catalanes modernos, 6 
del Puerto, como dicen los autores arabes, 
tan gloriosa para las armas catalanas, que 
humillaron el podcr de los Almoravides en 
el periodo dc su mayor pujanza, ha sido casi 
complelamenle desconocida, y aun boy no 
presumimos poderla poner completamente en 
claro: en el tomo VIII del Boletm de la 
Heal Academia de la Historia, publique al- f 

gunas noticias concretes relativas a la mis- \ 

ma; aqui, con algun dato nuevo, y teniendo ) 



i 



— 273 — 

a la vista lo que encuentro en los cronicones 
anlijruos, cxpondre 5as razones en que me 
fun do para cxponerla conio se hace en el 
texlo. 

Que la expedicion salid (probablemente 
de Zaragoza) hacia principios del niio 508 
(7 de Junio dc 1114 a 26 de Mayo de 1115), 
resulta del heclio de que las dos campafias 
parecen referirse por los autores al mismo 
ano, j que la balalla, termino de la primera 
campoua, tiene lugar en el mes de Safar 6 
Rebia primero, que nos da Abenalabar (C6- 
dlce fotog. pag. 254, linea 17), 

El dato de que la expedicitfn pasoso por 
Cervera, solo consta, que sepamos, en la 
Cronica de liipolt, publicada por Yillanueva 
(Viaje literario, tomo V, pSg. 247); aunque 
la fecha esLa equivocada en el texto, es evi- 
dente que se reftere a esta campona; dice asi: 
«1140... Raimundus Dux Provincial, et Go- 
mes Barchi. cum Pisis. Majoricas intrat, 
Moabilso indignali hujus rei causa Barchi— 
nooam venerunt: & Cervaria usque ad pra) fa- 
lam civitatem cuncta perderunt etvastarunt: 
Post hoc de a paucis (sic) devicti prtelio 



— 274 — 

occiduntur in loco qui dicitur Martorelb, 

este mismo parrafo, m&s correcto, aunque J 

mutilado, aparece en el Cronicon de Torlosa y 

publicado por el mismo autor, diez pagi- 

nas antes y que dice: «Era H.G.LIII, anno 

MX. XV... et capta est Majorica civitas a 

Rajmundo Comite Barchinonte et Pisanis. 

Pro hoc irati Moabitcc et multi ex eis perie- 

runt in loco qui dicitur Martorell». 

Solo en estos textos encontramos indica- 
cidn del nombre Martorell: desu redaccion se 
infiere que el uno es trasunto del otro, 6 em- 
bos lo son de un tercero, descoaocido para 
nosotros: los autores Srabes le llaman batalla 
del Puerto, indicando que pucrlo es lo mismo 
que v Aj pwrta. 

Los detalles de las campanas y los nom- 
bres de los personajes estfin tornados del 
Cartas, pag. 104 y 105; Ahmed Anasiri, au- 
tor que quiza vive (vease Boletin de la Real 
Academia de la Historia to, XXX ? pag. 251) 
dice lo mi&mo y casi con las mismas pala- 
bras, aunque el texto resulta mas correcto, y 
Abenalabar, Bibl. Ar. His. tomo IV pag. 55, 
134, 193 y 309- 



— 275 — 

La fecha 508 (de 7 de Janio de 1114 a 26 
de Majo de 1115) consta eo los textos *ira- 
bes Indicados: el Cronicdn de Tortosa scnala 
el ano 1153 de la Kra, y 1115 de J. C., de 
modo que coincideu solo en parte, y en mi 
sentir hay error de un ano al asignar la fecha 
1115 de la derrota en Martorell, pues en ella, 
segun Abenalabar, murio Yahya hijo de Mo- 
hSmed el Omaui de Lerida, en el mes de Sa- 
far 6 Rebia primero ' (de 7 de Julio a 3 de 
Septiembre de 1114), y auiique esta fecha, 
constando en uu solo punto, y de un modo 
vago, no sea completamente segura, podemos 
admitirla provisionalmente, 

^Quien mandaba el ejercito cristiano ven- 
cedor en el Coogost de Martorell? Ni los au- 
tores Srabes ni los cristianos lo indican: cuan- 
do tratamos de esto por vez primera, admi- 
timos, siguiendo & los autores catalanes, que 

1 Esta biograha figura en la Bibliotheca Arab, 
his. tomo IV, p&g, 309, sin la indicacion del mes, quo 
consla en otra obra del mismo aulor, lo Tecmila, to- 
mo III, codice fotograiiado por D. Julian ftibera, p&gi- 
na Sot, linea 17, si bien hay que advcrtir que en ve/- 

de^ 4 ,Jl dice ."J ft vjj (jiiepodrta interprelarse 
AIpucutG. 



t 



— 276 — 

1). Ramon Berenguer, al volver de la con- 
quista de Mallorca, file quien sorprendid a 
los raoros: para esLo liubimos de suponer que 
la batalla turo lugar hacia fines del ano 508, 
ya que constaba que D. Ramon Berenguer 
estuvo en MaMorca al menos hasta primeros 
de Abril de ] 115, y el ano 508 de la liegira 
termino el 26 de Mayo. 

Estudiados mejor los textos y con la in- 
dicacidn de que la batalla fu<? anterior, cree- 
mos hoy queD. Ramon Berenguer para nada 
intervino en lo de Martorell: quiza ni su mis- 
mo lugarteniente, 6 como quiera que llame- 
mos a quien en su ausencia gobernase en 
Barcelona: la sorpresa, siendo pocos los mo- 
ros, pues el gmeso del ejercito iba escoltan- 
do cl botin, pudo muy bien ser llevada & 
cabo por los paisanos de Martorell j pueblos 
inmediatos, a pattcis (levied t como dice el texto 
indicado. 

^La expedicidn, cuya primera parte ter- 
mina en Martorell, fue motivada por el euo- 
jo que en losalmoravides causara la toma de f 

Mallorca por D. Ramdn Berenguer y los de \ 

Pisa, como indicanlos textos copiados de los 



f 



— 277 — 

cronicones? En manera alguna: los a u tores 
arabes nada dicen, j se comprende; pues los 
almoravides nada ten fan que vcr con los de 
Mallorca, con quienes sdlo tenian de coinun 
el ser musulmancs; adeuias de que, como 
acabamos de ver, resulta casi seguro que la 
batalla del Congostde Martorell fue anterior 
en algunos meses a la completa couquista de 
Hallorca, cuyo ultimo recinto fue tornado, 
segun el Sr. Carnpaner, el 3 de Abril del afio 
1115 *: sospecbo que en el texto primitivo t 
de donde tomaron la noticia los dos cronico- 
nes conocidos, que de esto tratan, la irrila— 
ci6n de los moros se referin'a a la primera 
parte de la campaiia, unica que consta en el 
texto actual, y que en el primilivo tuviera 
dos partes como en los textos arabes, en los 
que, si bo se habla de irritacidn, si de la tris- 
teza de Ali por la muerte de Abenalhacli; y 
en virtud de esto, babiendo perdido la razdn 
su hermano Abuabdala Moh&med, conocido 



4 Campaner, Hwqueja hial6ru;o A pag. 119; otros* 
adolantan los sncesoa y otros los reirasan: vGase Ha- 
laguer, Hisloria de Cataluna, 2.* edic. lo, II, pagtnas 

309 a Ml>. 



— 278 — 

por Abenaixa, jefe de la expedition, inme- 
diatamente nombro nuevo jefe, k quien sin 
duda darfa ordenes de emprender nueva cam- 
pafia, que los autores ikrabes consideran como 
continuation de la anterior, 

Esta segunda campana, 6 segunda parte, 
debio de tener lugar a fines del ano 508 y 
quiza entrado ya el 509, y a ella did fin don 
Ramon Berenguer con las tropas del llano 
de Barcelona y del pais de^Narbona?; el au- 
tor del Cartas le confunde con Alfonso el 
Batallador, llamandole Abenramiro; Ahmed 
Anasiri anade que era pariente de Alfonso, 
sea que liaja yisto esto en ejemplar mas 
completo y correcto del Cartas, sea que lo 
tome de otro autor, 6 que se haya permitido 
alguna pincelada por su cuenta, lo que no 
creemos probable, dado el car&cter de los 
historiadores arabes- 

17 

(P&gina 22) 

Ofrece dificultades el fijar quien fuera el 
designado por All para mandar la segunda 



f 



*& 






— 279 — 

expedicion contra Barcelona, ja que las no- 
ticias que encontramos en los autores son es- 
casas j contradictorias. 

El autor del Cartas (pfig. 104) y el his— 
toriador marroqui moderno Ahnied Anasiri 
(to. I, pag. 125) dicen que llegada a oidos de 
AH la muerte de Abenalhacli en la batalla 
del Puerto, nombro para reemplazarle a Abu- 
bequer hijo de Ibrahim Abentifiluit ! . 

Abenalabar (Bibl. Ar. his, to. IV, pa- 
gina 55), en la biografia de Ibrahim hermano 
de All, dice que Ibrahim file el nombrado 
para este cargo. 

Aunque nos parece que debe seguirse la 
indicacion del autor del Cartas, ja que Aben- 
alabar en la biografia de Ibrahim hermano 

I El sobrenombre, con que ora conocido eslo 
personoje, resulta esorito do tlos modosmuy diferen- 
tcs: el autor del Cartas y ol moderno hisloriador ma- 

rroqiii escriben O^^Lj ^*j| Abenlejlut (?): Abcnala- 

bar (Bib* Ai\ bis, to, V, p-U6) escribe \Z~«iy&*> { ji\ 

Abenti filial (?); Abentijatib no menciona csto sobre- 
nombre en su biografia: conlorme a la vocalizacion 
quo consta en Abenalabar, adoptamos llamarle Aben- 
iijlluit. 



— 280 — 

de Ali no so muestra muy bien enterado, j 
por otra parte el texto indudablemeute esta 
falto en algo, no deja de extranarnos el que 
Abenaljatib en la biograffa del emir Abu- 
bequer hi jo de Ibrahim nada diga de la ex- 
pedicidn & Barcelona, siendo asi que da no- 
ticias hasta detalladas de su gobierno ea 
Zaragoza. 

No debe extranarnos el que hoy no po- 
damos resolver estas dificultades, pues ja 
Abenaljatib indica que loi autores referian a 
Ibrahim, hermano de All, algun suceso refe- 
renle al cunado. 

El emir Abubequer hijo de Ibrahim Aben- 
lifiluit, uno de los jefes almoravides, era cu- 
nado de All, por haber casado con una her- 
mana de este ? llamada Fanu (?), de la cual 
tuvo al celebre Yahya (el conocido por Aben- 
gania). 

Venido a Ksparia, Abentifiluit fue go- 
bernador de Granada desde elano 500, sien- 
do despues trasladado k Zaragoza, segun 
Abenaljatib (Ihata, Ms. de la Col. Gayangos, 
foi. 98) al salir de ella Almostain Abenhud; 
pero en realidad en el aflo 508, despues de 



T 



*r 



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-: \ 



— 281 — 

la muerte de Abenalhach en la batalla del 

Puerto. 

Abentifiluit goberno en Zarsgoza dan- 
dose aires de rey y visticndo como tal, hasta 
que murio en el ano 510, estrechado ja por 
el rebelde Alfonso, que luego se apoderd de 
ella. 



18 



(Pagina 2i> 

La Crdnica del Emperador, retdrica y 
pomposa como siempre, da noticias detalla- 
das de esta incursion de los de Toledo (Esp- 
Sag. to. XXL p3g365) con estas palabras: 
«53. Post mortem Guterii Hermenegildi To- 
letantc militia; Principis, sicut superius dic- 
tum est, Consul Rodericus Gundisalvi inve- 
nit gratiam in conspectu Imperatoris; Impe- 
rator fecit eum Principem Toletanre militia; 
et Dominum totiua ExtremaUme, qui con- 
gregans magnam militiam Castellan et Ex- 
trematurec, insuper milites etpedites Toleti, 
et aliarum Civitatum, quee sub conditione 
Toleti sunt, ascendit in terram Sibillise et 



- _ - y *?n 



■i _ 



— 282 — 

destruxittotam illam regionem, et fecit mul- 
tas strages et incendia; et omnia arbusta 
fructifera fecit incendi: et accepit magna 
spolia eorum et captivationem hominum et 
mulierum et parvulorum, quorum non erat 
numerus: aurum et argentum, vestes pre- 
tiosissimas abundanter; greges equorum et 
equarum et asinorum et bourn et vaccarum; 
et omnia pecora campi sine numero. Hoc 
videns Rex SibilliEC convocavitmulta millia 
Moabitarum, et Arabum et Agarenorum ab 
Insulis maris, et maritimis, et vicinos, et 
amicos, et multos Principes et Duces, etper- 
secutus est Gastra Consulis, Hoc autem non 
latuit Comiti; et Consul movit exercitum de 
castris, et steterant Sarracenis obviam, et 
divisi sunt pedites Ghristianorum in duas 
acies, et viri sagitarii, et fundibularii cum 
eis, etprimi certaminis omnes potentes, et 
deinde acies militum Avilre contra acies 
Arabum; secunda acies SecGvise contra acies 
Moabitarum et Agarenorum: Consul vero 
stabat in novissima acie Toletanfc militia et 
de Trans-Serram, et Castelleo, ut auxilium 
ferret imbecillibus corde et consolationis, 



-r 



r 



— 283 — 

vulneratis. Inito autem certamine, Sarrace- 
ni clamabant tubis sereis, et tamboribus, et 
vocibus, et invocabant Mahomet. Christiani 
autem ex toto corde clamabant adDominum 
Deum, et ad S. Mariam, et ad S. Jacobum, 
ut eorum misererentur et obliviscerentur pec- 
cata Regum, et eorum, et parentum, et ce- 
ciderunt vulnerati multi ex his, et ex illis. 
Kovissime vero quia vidit Consul firmiorem 
partem exercitus Regis Sibillim, convene- 
runt cum ipso in bello omnes constantes cor- 
de, et irruit in eum; et Rex Sibilliac cecidit 
in bello, et mortuus est, et multi Principes 
et Duces cum eo; et omnes acies Paganorum 
contriUe sunt, et fugerunt. Consul vero per- 
secutus est eos usque ad portom Sibillise, 
accepitque spolia eorum, et prcedam, coepit- 
que reverti in sua castra.» 

Mucbo mas que la Cronica del Empera- 
dor, que olvidtf decirnos el aiio y lugar del 
suceso, y el nombre del gobernador 6 rey de 
Sevilla, nos dicen los Auales Toledanos en 
tres lineas. «Entr6 el conde Rodrigo Gon- 
zalez con gran liueste en el Axaraf de Sevi- 
11a, e lidio con los Moros, evenci<5ios 6 mat6 



"-W:" 



— 284 — 

al Rey Omar en Azareda. Era 1170, » (Esp. 
Sag. to. XXIII, p. 389). 

En dos autores arabes encuentro noticia 
concreta de la fecha de la batalla y de la 
muerte del gobernador de Sevilla: Abenala- 
bar en el tomo III de su Tecinila (codice 
fot. pSg. 210, Kn. 16) menciona por inciden- 
cia la muerte del emir de Sevilla Omar 
Abenmacur, a quien mataron los cristianos 
en el mes de Raclieb del ano 526 (de 18 de 
Majo a 17 de Junio de 1132): la noticia se 
da con motivo de la biografia del que escri- 
bid al Sult&n Ali de parte del pueblo de Se- 
villa, dtindole noticia de la muerte j pidien- 
do auxilio: la misma fecha de la muerte del 
emir de Sevilla Omar Abenmacur, 6 Maciin, 
se da al fol. 26 re. del Ms. N.° 1682 de la 
Biblioteca del Escorial. 



10 



(Pagina 2o) 



f 

Abenalatir (to. XL p. 20) supone esta = 

alianza en fecha posterior, en el ano 529 



— 285 — 

(22deOctu. 1134 a 10 de Octu. de 1135): 
Abenalabar (Dozy, Notices, pag. 225) aun la 
retrasa mas ? fijando la feclia 534 ? & mitad 
delmes de Dulliicha (1 de Agosto de 1140): 
la roarcha de los acontecimientos narrados 
por la Gronica del Emperador parece obligar 
a aceptar la fecha indicada: la fecha dada 
por Abenalabar resultaria ser la verdadera, 
suponiendo equivocada la decena trehxta por 
veinte: con esto tendriamos que Zafadola se 
liabia puesto de acuerdo con Don Alfonso, & 
los tres meses de la muerte de su padre en 
Rueda, en el mes de Xaaban de 524 (Dozy, 
Notices, pag. 225). 



30 



(Pigina 3Gj 



La fecha de la muerte de Texufin resulta 
muy dudosa por los autores a pesar de las 
muchas noticias que de ella dan, j de que la 
marcha de los acontecimieutos parece que 
debia fijarla de un modo claro. 

Tres son las fechas que se asignan a este 



7 



— 286 — 

suceso: el 27 de Ramadan del ano 539, el 
afio 540 y el ano 541. 

La major parte de losautores arabes fijan f 

la feeha de 27 de Ramadan del afio 539, con j 

la particular! dad de que algunos al fijar el j 

tiempo de su reinado, le senalan la duracion 
de dos afios mews dos meses 6 rnenos mes )j medio, 
que efectivamente corresponden al tiempo 
transcurrido desde el 8 de Racheb del ano 
537, en que fue proclamado, hasta el 27 de 
Ramadan del 539. j 

Puede verse esta fecha en Ahmed Anasiri 
{tomo I, pag. 127 y 142).— Abenjaldiin (to- j 

mo VI, p&g. 231, tomo VII, p£g. 77).— El j 

Alholal almauxia (fol. 82 de la Goleccion 
Gayangos). — Abenalcadi (pag. 106),-Aben- * r 

aljatib (Ms, N. 37 de la Academia, fol. 250 
rcc). — Abenalatir (to. X, pag. 409). — Aben- 
alabar (apud Dozy, Notices, pag. 199). — , 

Cartas (108 y 122).— Abenjalican (tomo III, 
edi. del Cairo, p£g. 461). 

La fecha 541 como la de la muerte de 
Texufin la encuentro en Abeojaldun (to. I, t 

p&g. 247 de la edicion de Argel, y tomo VI, j 

de la del Cairo, pag- 189); pero como este 



— 287 — 

mismo autor, en otras partes citadas antes, 
senala la fecha 27 de Ramadan de 537, su 
testimonio tiene poca autoridad, por mas que 
alguna le presta p1 autor del siglo pasado 
Aburas Moliaroed hijo de Ahmed Abenalc&» 
dir f quien, al fol. 34 ver, del codice 1235 de 
la Biblioteca de Argel, seilala la fecha 1.° de 
Xaual, 6 sea alamanecer de la noche de la 
ruptura del ayuno del ano 541 ] . 

La fecha 540, que en defmitiva deberS 
aceptarse, no la encuentro consignada ex- 
presamente mas que en Abdeluahid, autor 
que por si solo bos haria poca fuerxa, pues 
incurre en bastantes inexactitudes, aun en la 
narration de este suceso; pero tiene en su 
favor el testimonio indirecto, pero de indu- 
dable autenticidad j al parecer terminante, 
de las monedas acuiiadas a nombre de Texu- 

fin en el ano 640. 

Bice Abdeluahid (pSg. 146 del texto y 



\ Acorca do este autor del siglo pasado puede 
verse el tral>ajo jiiiblicado por el oricntatiaia Gorguos, 
que tradujo parte de esta ofora en la lievue Afrirftiiw, 
tomo V, correspondientc al afto 1S61: el lexto en quo 
nos ocupamos csta iraducido en la p^g- 33i> 



— 288 — 

176 de la traduccion por Fagnan) : « A la mort l 

de son pereTachefin se dirigea surTlemcen, 
mais V espoirqu 1 il fondait sur les habitants f 

de cette ville ayant ete decu, il gagna Oran, 
k trois etapes de Tlemcen, Les Almohades | 

Yy assiegcrent et le pressorent si vivement 
qu' il en sortit tout armc et monte sur une 
jument grise, et se precipita dans la mer oil 
il trouva la mort. On dit que ses enemis re- ^ 

pechorent son cadavre et qu 1 apres V avoir 
crucifie ils le brulcrent, Dieu sail ce qu* il en 
est. Tachefin avait regue 7 depuis le jour de 
la mort deson pere jusqu' a ce que lui-meme 
perit a Oran dans les circonstances que nous 
venons de dire en 540 1 f trois ans moins deux 
mois. Pendant toute cette periode, il ne put 
se fixer nulle part, car le pays le repoussait 
toujours et les revoltes etaient incessantes». 
Segiin esto, para que fuese exacto que 
Texufin hubiera reinado tres afios menos 



\ En 539 scion les Bcrberes (II, 178) on oil 
(ibi. So); en 539 selon le Carlfts tp&g. 122) ct Ibn Alliir 
(X, 409), qui donne des details sur la mort do ce prin- 
ce. Zerkectri (p&g. 5) donne ausst la dale du 27 Rama- 
dflnder in 539. 



? 



— 289 — 

-dos meses ? debio de raorir en Cliumada 1.° 
del ano 540 7 ya que comenzo a reinar en Ra- 
cheb del 537. 

Parcce que las monedas son las Harnadas 
a resolver la cuestion: de que no vivio Texu- 
ffn hasta el ano 541, dan testimonio termi- 
nate las monedas del ano 540 acunadas por 
su hermano y succsor mediato 6 inmediato, 

Uhao '. 

De que Texufin vivia a principios del 

ailo 540 nos dan testimonio cualro dinares, 

acunados en Nul-Lamta, Segelmesa, Treme- 

cen y Sevilla, descrilos en la obra del senor 

Vives en los inimeros 1H56 ? I860, 1865 y 

1869 y conservados respectivamentc en las 

colecciones del auLor (hoy en el Musco A.rq.), 

'Museo Britanico, Museo Arqucol. y Museo 

Brit. 



I A la jmiorle dv. iTo\uftn s? i)ic^ quo le sucmlio 
su hijo Uualimi, nombmuo ;. a Principe lieredero, y 
comoial lip uva en olgunas monedas de su padre; pe- 

1 1.-- .-. ^-. 4 .-i ^h l .~n f* 11 .■■* U Tl I l I^lI^ /l/ll A A h I j~l II ll I K fl dl Jl 




— 290 — 

Mientras no conociamos de estas mone- 
das mas que el ejemplar existente en el Mu- 
seo Arqueol. de Madrid, podia quiza ocurrir 
la duda de que fuera una errata, posible y 
no desconocida aun en monedas; pero ha- 
biendo cuatro ejemplares de diferente pobla- 
cion, desaparecetoda duda. 

La moneda de Tremecen tiene valor es- 
pecial para la resolucidn de esta cuestidn; ^ 
puesporloque resulta del conjunto de los 
hechos, muerto Texufin, Abdelmumen se 
dirige & Tremecen, compuesta de dos ciuda- 
des, distantes entre si la carrera de un caba- 
llo; el gobernador militar con las tropas 
abandona la parte que ocupeba y se retira a. 
Fez, entrando Abdelmumen en Tremecen, si -+- 
bien los de la otra parte so apercibieron a la 
defensa y liubieron de ser sitiados: la toma 
de la mitud de Tremecen fue muy poco pos- 
terior a la muerle de Texufin, y segiiu los 
autores, desde alii, ja en el ano 540, Abdel- 
mumen se dirigi6 a Fez. 

A pesar de todas estas razones que pu- p 

dieran tomarse por deeisivas, no debemos 
omitir un argumento en contra, que nos hac& 



— 291 — 

sospechar pueda haber en estos aconteci- 
mientos alguna circunstancia especial impo- 
siblede determinar. 

Para nosotros tienen mucha fuerza las in- 
dicaciones incidentales: en el to. II, p£g. 4 

de la obra de Almacari, i ^b r )| ,U;I 

^Uc ^^i, Ms. N. 3l> de la Real Academia 

de la Historia, hablando del cadi de Ceuta 
Abulfadal Ijad hi jo de Muza, eucuentro la 
noticia de que a fines del anoo39fue nombra" 
do cadi de Ceuta por Ibrahim hi jo deTexufin 
hijo de All hijo de Yiisuf Iiijo de Texufin J" 
*\u - ,. | , i , - . ] /, ■--• i .■ i 

^ftiio" ^j ^ *^ ^ r - aunque en este lexto 

podr& suponerse una equivocaci<5n, induda- 
blemente mSs facil que en las monedas, de to- 
dos modos nos hace dudar, hasta que aparez- 
can nuevos datos, que de scguro existirfin 
en algiin texto desconocido por nosolros. 



292 



(Pagina 39) 



r 



De Abulualid Moharncd hijo de Omar 
Abenalmdndir, da noticias detalladas Aben- 
alabaren su biografta (Dozy, Noli, p. 202), 
incliryendo las mas importantes de este pe^ ^ 

riodo de revuclias, entre ellas algunas refe- 
rentes a Abencasi, Si drey y Abenhud, que 
quizu no consten ea otra parte. 

Parece que Abenalmondir para poclerse 
proclamar en Silves hubo de ser ayudado 
por Sidrey Abenuazir, que ya se habia re- 
belado en Evora: luego, Abenalmondir se -*"" 

dirigio al caslillo de Marchic (?), del distrito 
de Silves, donde se habian hecho fuertes los 
almoravides, y se apodero del Castillo ma- 
tando a sus rlefensores: en vista de esto, los 
almoravides que habia en Becha, pidicron el 
aman d salvoconducto para dirigirse a Sevi- 
11a, y en cuanlo salieron de la ciudad, entro ? 

en ella Abenalmondir con el ejercito, que le 
habia dado Sidrey, al frente del cual iban su 



* 



293 



liermano Ahmed y su amigo Abdala hijo de 
Ah' Abensomail: todo esto parece que acaecid 
antes de principios de Rebi primero de 539, 
en cuja fecha Sidrey y Abenalmdndir se 
presentaron en Mertola. 



(Pag in a 56j 

Los textos arabes estan unanimes en re- 
ferir la proclamacidn deAbenhamdm al mes 
de Ramadan del ano 539, fijando algunos el 
dia, jueves, cinco del mes: suponen que Aben- 
liud llego a los 12 6 14 dias y se apodero" de 
Cordoba, hujendo Abenhamdm a Horna- 
cbuelos (Do?,j, Notices, p§g. 204): que pa- 
sados 12 6 14 dfas, Abenbamdm fue llamado 
de nuevo a Cordoba, hujendo Abenhud k 
Jaen y luego a Granada. El autor de los 
Annales Toledanos (pag. 330) nos pone en 
camino de aclarar estas fechas dlciendo, 
«Fue Cahedola (Zafadola) en el mes de Ya- 
nero a Gdrdoba e matd a Farax Adali e fux6 
a Granada, e pues que fuxd Cahedola, le- 



— 294 — 

vantaron S Abenhamdin l\ey en Cordoba en 
el mes de Marcio Era 1183». De este aserto 
de los Annales Toledanos resulta que des- T 

pues del reinado de Zafadola, que dur6 de 
Enero a Marzo ? en este mes fue proclamado 
Abenhamdin, y como el mes de Ramadan 
de 539 comprende desde 4 de Febrero de 
1147 k 5 de Marzo, los Annales Toledanos 
coinciden con los textos 6rabes en cuanto & ^ 

la proclamation de Abenhamdin ; si bien 
estos nos harian suponer que se trataba de la 
primera proclamation: de los Annales Tole- 
danos, por sus lac<5nicas palabras, pudiera 
creerse que al llegar & Cdrdoba Abenhud 
nada tuviera que ver con Abenhamdin, el 
cual segun eslo habria sido proclamado una 
sola vez: pero como los autorcs 6rabes hablan 
varies veces, y de un modo terminante de 
dos periodos dc mando de Abenhamdin, te- 
nemos que la proclamation de cinco de Ra- 
madan fue la segunda y mSs solemne, en la 
que tomd los titulos de Almansur Amir almos- 
timin, como dicen algunos autores, y que 
dificilmente hubiera aceptado ningun ara- 
bista, k no encontrarlos en muchas monedas, 



P 



— 295 — 

que de Abenhamdin se conservan (Vires, 
Monedas de las Din. Ar. c$p. t mimeros 1903 k 
1908): el titulo de inrisir lirfinala, que le atri- 
buye Abenaljatib, omitiendo el de Alman- 
sur> suponemos sera una equivocaci6n. Falta 
fijar la fecha de la primera proclamation, 
que de un modo aproximado fijan los Anna- 
les Toledanos al decir que Zafadola fue k 
Ctfrdoba en el mes de Enero (7 de Racheb 
a 7 de Xaab&n): como los a it tores &rabes 
esUn casi contestes en que Abenhud llegtf k 
Cordoba k los 12 6 14 dies de la exaltaci6n 
de Abenhamdin, esta debid tenerlupar en el 
mes de Enero 6 en Dicierabre del a no ante- 
rior, (5 sea en uno de los dos meses drabes 
Racheb 6 Chumada postrero, k los tres 6 cua- 
tro meses de la rebelidn de Abencasi en 
Merlola. 



S3 



(Pigina iiT) 



Para sospechar que Abenhamdin no obra- 
ba por su cuenta en su primera proclamacidn, 



— 296 — 

nos apoyamos en las indicaciones de Aben- 
aljatib, quien en una parte dice que Aben- 
nBmdm tcmo los litulos de li^sr ! ^c-^ 1 *-' 

el cadi lugarlemcnte y en otra que tomo los de 
Amir almotlimin y dejcmor de la nlujion, titulos 
que deben referirse a diferente tiempo, pues 
que en realidad son incompatibles: no puede 

euponerse que el lilulo i'iJsr- 1 se tome aqui 

en la scepcitfn de Ponti/ice supremo, sino en el 
modesto de lugartcniente de olro, lo que cuadra 
bien con la primera parte del tilulo, el cadi, 
lug art entente. Por olra parte, el autor de la 
Crdnica del Jmpcrador J). Alfonso, aunque no 
siempre bien informado dc lo que pasaba en 
CcSrdoba, dice (pag. 394) con relacion a la 
expulsion de Abeiihud, «que un sacerdote 
mahomelano, llamado Abenfaiidi, el inas 
rico de Cordoba, Ham6 a Farax AdaK de Ca- 
latrava y a los magnates, y trataron de ma- 
lar k Zafadola, y reemplazarle»: esto prueba 
que Abenharndin scguia en Cordoba despue's 
de haber cesado en el mando por primera 
Tea, j aun ejerciendo el cargo, pues dice: 
habuit turn eis consilium ministerii sui; por tanto- 



u 



\ 



— 297 — 

parece seguro que cl fin del primer periodo 
no fue violento 6 debido a fuerza, y que los 
autores Srabes ban atribuido al fin del pri- 
mer mando su fuga y re lira da k Hornachue- 
los, a donde segiin algtin autor se refugi<5 al 
fin del segundo periodo, comoveremos luego. 



34 



(Pa-hia ;>3) 



Con la salida de Cordoba de Abenhamdin 
aparece en escona otro personaje, AbulcSsim 
Ajjal, el de Honda, secrelario del destronado 
cadi, qaien no queriendo ser mcnos que su 
antiguo sefior, se declara independiente en 
su ciudad natal, aunque por muy poco tiem- 
po; pues sus paisanos, dipgustados de el, en- 
traron en relaciones con Abulgomar, hijo 
de Asaib Abengarrun, senor do Jerez y Ar- 
cos, que liaslu entonces habia dependido de 
Abenhamdin: Abengarrun consiguid bacerse 
dueno do la alcazaba de Rondasin combatir, 
salvSndose Aj^al ? aunque cod dificultad, lo 
que no librtf del saqueo las casas de los par- 



— 298 — 

tidarios de este, que vivid aiin bastantes 
afios, siendo en los liltimos de su vida cadi 
de Cordoba v Sevilla, donde murid en el 
afio 560 6 561, segun Abenalabar, que copia. 
versos de varias de sus composiciones (Dozy, 
Notices, pag. 222). 



(PAgina 81) 



e» 



1 



Por el contesto de alguna de las relacio- 
nes de los autores Urates pudiera creerse que 
la entrada de Zafadola en Granada tuvo lugar 
despues de la muerte de Abenabichafar de 
Murcia en la batalla de la Almosala en Re- ~^ 

bf primero de 540; pero alguna indicaci6u 
de Abenaljatib nos hace ver que el de Mur- 
cia fue en auxilio de Abenhud Zafadola, por 
mSs que Abenalabar no lo indique como pa- 
recia natural. 

Como en el mes undeeimo de 539 Zafa- 
dola did el mando de Guadix. a Abdelaziz ' 
bijo de Abuisim, es de suponer que en este 
tiempo fuera ja senor de Granada, pues de 



— 299 — 

otro modo no se comprende facilmeate que 
lo faera de Guadix (Abenaljalib, Ms. Gg. 
28 de la Biblioteca National, p. 147). 

En la biografia de AH hijo de Omar 
Abenadka, dice Abenalabar ! que Abenliud 
entro por la puerta del Mauror, acompanado 
de su hijo Imadodaula: Abenadha, que al 
tiempo de la sublevacion general habia pro- 
clamado a Abenhamdin de Cdrdoba, sali4 S 
recibir a Zafadola, y despues de haberle sa» 
ludado y hospedado, como este pidiese agua, 
Abenadha mando que le presentasen imvaso 
preparado para perder a quien bebiese de cl: 
al sacar la copa, e\ pueblo, temiendo un mal 
resullado, exclamo: «A T o behas t oh Sul(dn»] por 
lo que abochornado Abenadha tomo el yaso 
y bebi6 de el, y con esto quit<5 toda sospe- 
cha; pero k la noche siguiente muri<5: Aben- 
bud permanecio diez dias hospedado en uoos 
jardines & la vista de Granada y despues se 
traslado & la alcazaba Alhambra: los comba- 
tes entre los almoravides de la alcazaba (del 
Albaizm?) y los rebeldes de la ciudad no ce- 



1 Dozy, Notices, pag. 210. 



— 300 — 

saban y en uno de ellos fue lierido y hecho 

prisionero el hijo de Zafadola, muriendo de 

las heridas a la noche siguiente: los almora- <? 

vides tuvieron la consideracion de amortajar 

el cadaver de Imadodaula j de entregarlo k 

los de la ciudad para que le diesen honrosa 

sepultura 6 se lo llevasen: despucs de esto, 

Zafadola no permanecid en Granada sino 

cerca de un mes en... ! injusticias e impo- 

niendo tributos, hasta que el pueblo quiso 

matarle j hubo de huir de noche, dirigien- 

dose & Murcia, aunque otros dicen que huyo 

6 Jaen. 

En Granada quedd con el mando de los 

rebeldes Abubequer Mohamed, hijo de Aben- 
adha, pero a los ocbo dfas, cansado de com- 
batir a los almoravides, abandono la ciudad 
j se retiro a Almuiiecar j despues al Castillo 
de los Benibaxir 2 ; sucedia esto, segun el 
autor, a principios del afio 540 (en esto hay 
error manifesto): abandonados por Abenadha 
los de Granada, hicieron paces con los de la 
alcazaba, en la que estaba de vali Maimiin * 

\ FaUa una palabra en el Lexto, 
2 Dozy, Notices, pag. 209. 



— 301 — 

hijo de Yadar, que habia sucedido al emir 
All Iiijo de Fono (esta Fono era hermana de 
AH el emir de los musliiues), aunque se dice 
que como lugarteniente do Abengania habia 
tenido que apoderarse por fuerza de la alea- 
zaba, en la que permanecio hasta el aiio551 f 
en cuva fecha la entre< f 6 a los almohades. 

No puede admitirse en todos susdetalles 
la dramatica relacidn de los sucesos acaeci- 
dos en Granada durante los lilliraos meses 
del aiio 539 j primera mitad del 540. 

El mismo Abenalabar se liace ceo de otra 
version, que parece admisible en casi toias 

sus partes, y que seguimos en el texto, al 
menos en su con junto: supone el historiador 
de los alnioravides, Abensahibasalo, que la 
muerte de Abenadha Cue posterior a la del 
liijo de Zafadola, quitandole toda la parte 
dramatica: Abenaljatib dice que murid si- 
tiando a los almoravides de la alcazaba, en 
el afio 540 (Ms- de la Bib. Ne. Gg- 27, p5- 
gina 578); el mismo autor, Abenslibibasalo, 
supone la llegada de Zafadola a Granada 
anterior & la batalla de la Almosak j muerle 
del cadi de Murcia Abenabichafar, quien iria 



— 302 — 

& Granada en auxilio de los rebeldes al do- 
minio de los almoravides, es decir, en ultimo 
termino, en auxilio de Zafadola. 



26 



(P&gina 85) 



-i- 



El historiador Abdelualiid de Marruecos 
hace un pomposo elogio de Abeniyad (pagi- 
na 149), el cual trascribimos, a pesar de que 
el autor no parece muy bien enterado, pues 
ademas de no dar fechas^ le cambia el nom- 
bre, Uam&ndole Abderrahman por Abdala. 

«Los habitantes de Valencia, Murcia y 
la Espana oriental se pusieron de acuerdo ,\ 

para reconocer a uno de los principales del 
chund (ejercito regional ?) llamado Abderrali- 
man Abeniyad, que era de lo ni&s puro y 
mejor del pueblo musulm£n: supc (dice) por 
varias referencias que sus oraciones eran 
siempre oidas: entre lo mas notable que k ei 
se refiere esta el que era muy compasivo y 
muy propenso a derramar lagiimas: cuando 
montaba & caballo y tomaba las armas, no 



— 303 — 

habia quien le Iiiciese frente y mngun va-~ 
liente podia salirle al encuenlio: los cristia- 
nos contaban a el solo como cien ginetes y 
al ver su bandera, decian Aqui esta Abeniijad: 
por la bendicioo de este liombre puro guardo 
Dios esta region yaparto de ella al enemigo^ 
porque el temor, que se espercid en los pe- 
chos de los cristianos, fiie bastante & recha- 
zarlos del pais: Abeniyad permanecio en el 
oriente de Alaodalus, defendiendo esta re- 
gion hesta quemurid nose en que fecha». 

Podra ser merecido este elogio de Abeni- 
yad; pero los cristianos no le tendrian tanto 
miedo, cuando le vencieron en la batalla de 
Albacete, como veremos luego, con muerte 
del Rey Zafazola, a cuyas drdenes estaba, al 
menos de nombre, y despues le vencieron 
otra vez, hiriendole mortalmente. 



37 



(P&gina 87) 



A pesar del perfecto acuerdo que en cuan- 
to 6 la fecha de la batalla de Albacete hay 



304 



cntre Abenalabar y el autor de los Anales 
Toledanos, es probable que las noticias que 
uno y otro tuvieran del suceso, fuesen has- * 

tante diferenles: en la Cronica del Empera- ] 

dor 1). Alfonso, cuyo autorparece tambien 
toledano, se don dclalles que diftcilmenle 
pueden ponerse do neuerdo ron los que nos 
suministra Abeuahibar, 

Dice la Cronica, despucs de referir la sa- 
lida de Abenbud de Cordoba: Kulonccs el 
rey Zafadola envio mensajcrcs al Emperador 
diciendolc: ^La lierra de L : beda y Haeza y 
sus castillos no quiercn obedeeorme ni pa- 
garte Irjljulos.* OidoesLo, el Emperador 11a- 
ino a los Condes Manrique, Krmer.god y 
Poucio, y con ellos a Miiriin Fernandez- y 
los dijo: "Idyaujetod a mi dominio y al del 
Key Zafadola a Baezri, Tbcday Jaen y a Lo- 
dos los reb^ldes; que vuestra cspa-'a no per™ 
done a ninguno de olios. > En virlud de esta 
orden, niarcliando con un gran ejercilo, des- 
truyeron aquella iierra rebelde e hicieron 
grandes prcsas y muclios caulivos. 

Pero cuando los ciudadanos de aquella 
regi6n se vieron muy oprimidos, enviaron 



— 305 — 

una embajada al Key Zafadola, diciendole: 
«Ven, libranos de las manos de los cristia- 
nos y te serviremos ca paz.» Al punto Heg6 
el con im grande ejercito, y habieodolo de- 
jado & la vista de los cristianos, se dirtgitf 
en adem&n pacifico al campamento de estos 
y dijo & los Gondes: < Volvedme los cautivos 
y botin que habeis hecho y con vosotros ire 
alEmperador:cuanto me mande,yo lo hare.» 
Respondieronle los Condes: tfLejos esto de 
nosotros: tu enviaste mensajeros al Empera- 
dor diciendo: «los de Ubeda est&n rebeldes 
S ml y S ti; ahora pues, envia un ejercito, 
que destruya ft ellos y k su tierra» — por eso 
Hemos hecho lo que tu y el Emperador nos 
habeis mandado, — y Zafadola les contests 
diciendo, — «Si no me diereis todos los cau- 
tivos y el botin, armado peleare contra vos- 
otros» — ahora es tiempo y ocasidn, contesta- 
ron los Condes, y al punto, ordenadas las 
haces, travaron la batalla, que se agrav6 
mucho: por fin volvieron las espaldas los 
Agarenos, declar&ndose vencidos y el Rey 
Zafadola fue hecho prisionero por los solda- 
■dos de los Condes: tenianle para llevarle & 

ALMOKAVIDKW 20 



— 306 — 

sus tiendas, cuando llegaron los soldados 
que llaman Pardos, y habieudole conocido, 
le dieron muerte: Viendo esto los Condes se 
entristecieron muclio y enviaron mensajeros 
al Emperador que estaba en Leon, para que 
le anunciasen todas las palabras de la gue- 
rra: luego que le dijeron, tu amigo el Key 
Zafadolahamuerto, el Rey, muy entriste- 
cido, dijo: oAmigos mios, yo estoy limpio 
de la sangre de Zafadola» — Cristianos y Sa- 
rracenos, desde la Arabia, que estii junto al 
rlo Jordan, hasta el mar Oceano conocieron 
que el Emperador no habia tenido parte en 
la muerte del Rey Zafadola *J 

Que relacitfn debemos aceptar como mas 
probable? La de Abenalabar, que fija lugar y 
tiempo de la batalla y nada dice que no sea 
muy natural, 6 la de la Cronica del Empera- 
dor, llena de detalles minuciosos y dramS- 
ticos y que nada concreto dice del lugar y 

tiempo del suceso? 

No lo se: en la Grdnica del Emperador 
yeo la pluma de un historiador, que pretende ■ 

1 Chronica Adefonsi hnperatovis. Esp, Sag. to- 
moXXI, pftg. 39iy39o, 



— 307 — 

ser clasico, cuidando m§s de la frase j del 
efecto que de la verdad historical es tal el 
prurito que tiene por darnos las palabras de 
los actores de este j otros dramas, que no 
parece, sino que a cada uno delospersonajes 
acompanaba un taquigrafo, que transcribiera 
integras las arengas j conversaciones de cada 
actor, 

Mr. Mercier, en su Hisloire de I Afrtgue 
Septentrionale, tomo II ? piag. 90, al tratar de 
los acontecimientos de la Espafia musulmana 
relacionados con los almoravides, dice que 
al querer Zafadola licenciar sus auxiliares 
castellanos, estos se rebelaron contra el y le 
mataron en un combate (aiio 1146): aunque 
la fecha resulta esacta, el hecho, como mu— 
chos de los que pertenecen S este periodo, 
esUi muy mal entendido. 



38 



(Pagina 92) 



AdaM (BibL Ar. his. to. Ill, bio, 1005), 
que pone la biograffa de Abumoh&med Ab- 



4 



— 308 — 

derrahman liijo de Chafar, hijo de Ibrahim, 
liijo de Ahmed Abenalhach, s<51o habla de 
el como literato y asceta, indicando como de 
paso que obtuvo el mando de Murcia k la 
caida de log almoravides: en esto se reiiere a 
lo que anteriormente habia dicho en el inte- 
resante compendio historico, que forma como 
la Introduction de su libro; pero por desgracia 
la lfnea correspondiente a este suceso en el 
manuscrito del Escorial, unico conocido, eslA 
ilegible y hubimos de dejarla en bianco en 
nuestra edicion, pag. 33. 

Abenalabar en su Almocham (Bibl. Arab . 
his. tomo IV, p&g. 233) pone tambien su 
biografia muy detallada, de la que se ban 
tornado la ma^or parte de los datos utiliza- 
dos en el texto, y dice no haber leido la fe- [ 

cha de su muerte; pero que creia haber sido 
en la decena de 550: Adabi tampoco sabia la 
fecha concreta, y se limita a decir que fue 
despues del 540, » 



t- 



309 



29 



La fuga de Abenabdelaziz, cuando el 
ejercito le hizo traicidn en Valencia, hasta 
que llegd a Almen'a, es referida por otros 
autores de modo muy diferente, con detalles 
que no tienen interes. 

Al huir de Valencia, el alcazar fue sa- 
queado durante algunos dfas y sus partida- 
rios 6 personas mas adictas, fueron persegui- 
dos : llevado k Mallorca desde Almen'a , Aben- 
abdelaziz fue encerrado en ldbrego calabozo, 
donde no se distinguia el dia de la noche; 
mas de una vez fue dejado sin alimento 
alguno y su prisitfn se prolongo" hasta diez 
afios; en tan largo espacio de tiempo bubo 
alguna vez de consolarse componiendo ver- 
sos, algunos de los cuales copia Abenalabar. 

Al cabo de largo tiempo sali<5 de su pri- 
sion, merced k los buenos oficios de Abu- 
chafar Abenatfa, y como fuese partidario de 
los almohades, advertido de ello Ishac, rey 
de Mallorca, le deporto" a Bugfa, de donde 



— 310 — 

se traslado k Marruecos: Abenatia, k quien 
debfa la libertad, gestiono su presentation al 
Sult&n almohade, ante quien Abenabdelaziz 
recitd unos versos, que se dice fueron una 
de las causas principals de la muerte de 
Abenatia. Abenabdelaziz muri6 en Marrue- 
cos en el aiio 578 k los 72 de edad. 



30 



(PAghia MA) 



No parece esto ton claro como supone i 

Dozy: que el nombre no es frrabe lo admiti- 
mos sin diflcultad: para dudar de que sea 
Martinez nos mueven varias razones: si hu- 
bieranquerido transcribe J/ar/fo^3 t probable- 
mente hubieran escrito ^xw\-# no \J»**3j*> 
como escriben constantemente: es verdad que 
el uso de la ^ por 'S no es muj violento, pero 
lo es foneticamente el que pusiesen j de pro- 
longacidn despues del i, si no se habia de 
leer Martinez, que nunca ba podido pronun- 
ciarse: el cambio de la vocal ttfnica i de Mar- 
tiim en a 6 e tambien parece poco admisible. 



— 311 — 

No son gran autoridad en cuestiones eii- 
moldgicas los autores Srabes; pero alguna 
hay que concederles, si no para la cuestidn 
directa, al aienos para fijar la pronuncia- 
cion; Abenjalic&n, guiado por la pronuncia- 
cion del nombre, que para et seria Merdanir, 
admite la etimologia, poco limpia, que se 
da al sobrenombre de Constantino Copron'tmo, 
(Abenjalican, edicion del Cairo, to. III, pfi- 
gina 466.) 

Quiza se haya cambiado la vocal de la .>, 
j pudiera sospecharse que se trata de un 
Mardonius, descendientc 6 no de los antiguos 
bizantinos de la parte dc Cartagena: hasta 
pudieran sospecharse reminiscencias de raza 
en lo que de las liijas de Abenmerdanix di~ 
cen los autores arabes, ponderando la espe- 
cie de fascinacitfn que sus rubios cabellosy 
ojos azules ejercieron sobre el Snimo de log 
dos califas que se casaron con ellas, princi- 
palmente la que cas6 con Abuyacub Yusuf. 



312 



31 



(P&gina128) 



(Pagina 128) 

Esta rebelitfn en Valencia s61o nos es co- 
nocida por Abenalabar (Bibl. Ar. Hist, to- 



\ 



-j* 



Segun Abenjaldun (to. IV, pag. 166 de- 
la edic. del Cairo), «Almudafar, hijo de Isa, 
hijo de AlmanzorAbdelaziz, hijo de Anasir, 
hijo de Abuamir (el Almanzor ministro de 
Hixem II), al volverse al reino de Jativa y 
Murcia, se apodertf de Valencia durante al- 
giin tiempo: luego murid en el aiio 555, vol- 
viendo Valencia a poder de Abenmerdanix». 
Sospecho que esta noticia esta por completo 
fuera de su lugar, y corresponde eu parte a 
100 a nos antes, pues parece se trata de Al- 
motafar Abdelmelic, rey de Valencia desde -tf 

453 a 457, segiin la cronologia recibida: si 
no es esto, y no hay error en el texto, se 
trata de un personeje desconocido para mi. * 



— 313 — 

mo V, pag. 228), quien en la biografia de 

Abenalfaris, presidente que habia sido del 

Gonsejo en Murcia, dice que fue tiombrado 
cadi de Valencia en elmes de Raclieb de 546, 
j que a principio de Xaual de este mlsmo 
alio hizo dimisidn de su cargo con motivo 
de la conmocion de Abdelmelic, hijo de Sil- 
ban 6 de Abenh&mid antes de el, contra el 
emir M'ofafrmcd Abensaad, cuya soluci<5n fue 
elfuerte sitio de Valencia en elaiio siguiente. 

Del mismo rebelde Abensilban dice el 
mismo autor (pag. 196), que en el ano 547, 
durante su rebelion, dio muerte k un primo 
de Abenabdelaziz, el que habia sido rey de 
Valencia en el ano 539, durante cuyo rnando 
habia sido cadi de Valencia y lo fue tam- 
bien despues por nombramiento del rey 
Lobo. 

Otra indicacidn encuentroen el mismo 
autor, quien al hablar de Asim, hijo de Ja- 
la f el Tochibi, dice que muri<5 en la c&rcel 
en Ghumada priinero del aiio 547 durante la 
rebelidn de Abdelmelic, hijo de Saban (an- 
tes le llama SilbSn), conocido por Abencho- 
luna: aiiade que fue enterrado en la muralla, 



— 314 — 

lo que parece indicar que la ciudad estaba 
sitiada. 



33 



(PAgina 138) 



En general los au tores arabes dan pocas 
y contradictorias noticias acerca de la toma 
6 reconquista de Almeria por los musulma- 
nes en tiempo del califa almoliade Abdelmu- 
men: j cosa singular, donde los hechos apa- 

recen mSs claros j eucactos, es en Abenalatir, 
historiador oriental, tomo XI, pag. 147 j 
148, cujb. narraci<5n hemos seguido por mas 
acep table. 

El autor del CartSs, haciendo intervenir 
5 los mismos personaj" es, refiere este suceso 
al afio 547 (pag. 126 j 177): el autor moderno 
Ahmed Anasin, dice lo mismo, tomo I, p&- 
gina 149. 

Abenjaldun (tomo IV, p&g, 236 de la 
edicidn del Cairo, j tomo I, p&g. 315 de la 
de Argel) involucra la toma de Almeria con 
la de Granada, refiriendo, parece, ambos 



i 



— 315 — 

acontecimientos el ano 549, y de todos mo- 
dos poniendo lo de Almeria antes del 552, 
pues que inmediatamente pasa & tratar de 
acontecimientos del ano 551. 

Que la fecha indicada por Abenalatir es 
la verdadera lo prueba la cooformidad de su 
relato con el de nuestros historiadores, que 
convienen en que asistio a Almeria el Em- 
perador Alfonso YII 7 y murio en esta fecha 
al regresar de esta expedicidn, que es ]o que 
tambien consigna el autor anonimo de los 
Anales Toledanos al decir: «Fue el Empera- 
dor con Huest a tierra de Moros, e torndse 
ende en XXI dias de Agosto al puesto de 
Muradal e murio y, Era 1195». 

Mr. Mercier, en la obra citada, pag. 96, 
tambien se expresa de un modo harto ine- 
xacto respecto a la muerte de Alfonso VII, y 
de la toma de Almeria por los almohades, 
pues dice, que liabiendo llegado k Abdelmu- 
men la noticia de que los cristianos se hab/an 
apoderado de Almeria («ayant appris que 
les Chretiens s'etaient emparesd' Almerie»), 
envid k Espana k su hijo Abusaid: hacia 10 
afios que los cristianos eran duenos de Alme- 



— 316 — 

ria, j lo dice el autor poco antes: respecto a 
la muerte del Emperador, muerto de enfer- 
medad al regresar de la fracasada expedicion 
de Almeria, dice que encontrd la muerte, 
combatiendo a los infieles. 



341 



(Pagma Itt) 



La generalidod de los historiadores &ra- 
bes dan muj pocas noticias respecto 6 estos 
acontecimientos, j casi todos equivocan la 
fecha, que dificilmente hubiera podido fijarse 
& no haberse servido Dozy del texto del his- 
toriador Abensahibasala. 

El autor del Cartas, muy mal enterado 
de estos sucesos, contra lo que podia supo- 
nerse, dice (pSg. 127) , que en el ano 551 (por 
549) los almohades se apoderaron de Grana- 
da, baciendosela oracidn publica por Abdel- 
mumen, quien envi6 un gobernador, pero 
que faltando al reconocimiento hecho, los de 
Granada mataron al gobernador, levantSn- 
dose en ella Abenmerdanix, Abenbemoxico 



— 317 — 

j el Calvo; pero en el aiio siguiente Abdel- 
mumen envid contra Granada a sus dos hijos, 
Ytisuf y Otman, quienes tomaron la ciudad 
por fuerza, matando al Calvo j a los cristia- 
nos que estaban con el, huyendo Abenhenio- 
chico y Abenmerdanix.; anade el autor, esto 
dice Abenmatruh, pero Abensakibasala dice 
que fue la toma de Granada en el ano 557, 
pero Dios sabe la verdad. 

El mismo autor del Cartas, m§s adelante 
(pag. 177), al hacer el resumen de la historia 
de los almoliades, sin duda por la imperfec- 
tion de los codices de esta obra, dice que 
los almoliades se apoderaron de Granada en 
el ano 550; que luego sus moradores hicieron 
traicidn k los almoliades y los mataron, j que 
en el aiio 556 se apoderaron de nuevo de ella 
despues de un fuerte sitio. 

Abenabidinar refiercestos acontecimien- 
tos al aiio 551 (pag. Ill del texto firabe j )- 

1 Esta obra, interosante \n\rs\ el conocimtanlo 
<le nueslra historia, esla iraducida al francos, hoc© 
muchos anos, y apoiias cs conocida entro nosotros, 
llisloirc de l 1 Afriquo deMoliamiuod-hen Abi oHtaini- 
el Kairourtni, traduite de V aral>o por M. M. K. Pollis- 
sier et lleimisat. Paris MDGGCXLV. 



— 318 — 

Abenjaldun (to. VI, pag, 238 de la edi- 
ci6n del Cairo, tomo I, pSg, 317 de la de 
Argel) refiere estos acontecimientos del mis- 
mo modo en el fondo y con menos detalles, 
que el historiador Abens&hibasala k quien 
hemos seguido con Dozy. 

Abenalatir (tomo XI, pSg. 186) se mani- 
fiesta bien enterado, dando en parte los mis-* 
mos detalles que Abens&hibasala: en una 
circunstancia importante varia, al asegurar 
que Abenhemochico, cuando fue invilado 
por los de Granada £ que fuese k ellos, y que 
le entregarian la ciudad, ya se habia hecho 
almohade; era por tanto de sus partidarios y 
fliibditos y le excilaba contra Abenmerdanix: 
el autor ha confundido aqui los sucesos pos- 
ter! ores - 

La fecha de la batalla de Asabica, «u$j 
aCa„J| f el viemes 28 de Ilacheb del ano 557 
estfi tambien indicada por Abenalabar (Do- 
zy, Notices, pSg. 230), 

Los Auales Toledanos con su siempre 
lactinica redaction confirman el ano de la 
batalla de Asabica, que se acaba de mencio- 
nar, con estas palabras: sLiditf el Hey Lop 



— 319 — 

con los rebeldes en Granada y mntaron ft 
Pedro Garcia, Era 1200*. (Proboblemente 

este Pedro Garcia, seria de Toledo.) 

Mr. Mercier ter^iversa tambien estos he- 
chos, que refiere al aflo 1156 (pag. 96 del 
tomo citado). 

35 

(Pajrina lifi) 

Los autores arabes mencionan esta bata- 
Ha con el nombrc de * -^^M £***•_ 6 ana- 

diendo el nombre ^s^i llano 6 vet/a, dicen 
w»-i=s: ! i ^^x? **^j; otros ruencionan s<51o 
i+~>j-> ijG^* en el llano 6 vcga de JHurcki: 
Abenaljatib, Ms. Ar. de la Academia N. 37, 
fol. 256 v. le llama ,_«-XiJl 6 jjJ-iJl <j*ak* 

Abenalabar (apud Dozy, Notices, pflgina 
230) fija el dia del mes, el lugar y su proxi- 
midad & Murcia. 

La fecha y lugar de la batalla y aun la 
particularidad de haber muerto en ella mu- 
cbos crislianos resulla confirmada de un 



=-tM=- 



— 320 — 

modo includable por un documento publicado 
por el P, Villanueva en su Viaje literario, to- 
mo IX, p&g. 239. En el Martjrologio 6 Ne- 
crologio Celsonense leemos: «Idus Octob. In 
hoc die interfectus fuit Guillelmus de Spug- 
nola a paganis cum multis aliis Xpianis, 
apud Murciam, anno M.G.LXV incarnatio- 
nis Domini». 

La fecha, los idus 6 15 de Octubre de 
1165 corresponde perfectamente al viernes 7 
de Dulhicha del ano 560 de los autores 
Srabes. 

Abdelu&hid el Marrecoxi & su vez fija la 
ortografia del nombre del lugar de la batalla, 

escribierido i A^M cr^^K j aunque, como 

queda advertido, es autor no siempre bien 
informado, 6 quiza dijeramos mejor, que 
tergiverstf con frecuencia los acontecimien- 
tos, da detalles dignos de tenerse en cuenta 
respecto a la conducta de Abenmerdanix: 
recomendamos a los no arabistas la traduc- 
citfn de esta obra por el distinguido profesor 
de la Escuela de Letras de Argel, Mr. E. Fag- 
nan, Hisloire des Alrnohades d' Abd el-Wdhid 



— 321 — 

Merrdkechi, Iradtiile ef anno lee par E. Fagnan. 
Alger, 1893. 



36 



(Pagina K>3) 

De esta espedicidu dan noticia los auto- 
res arabes j de un modo parecido los Anales 
Toledanos (pag. 393) con estas palabras: «E1 
Rey de Harruecos Abenjacob vino a cercar k 
Huepte, e lidiola, e fue en hora dese perder 
la Villa por sed: mas el dia de Santa Justa 
envidles Dios agua del cielo cuanto ovieron 
menester e fue la agua tan grand, que des- 
varato las tiendas del Kej Jloro. E era el 
Cardenal de llorna en Toledo, e daba gran- 
des solturas: c ayunlaronse todos los de Es- 
paua, e fueron en acorro, c allegaronse azes 
con azes e non lidiaron e faese el Rey Moro; 
mas de tornada que fizo, gantf el Regno del 
Rey Lop. Era 1210. 



Almorayibes 21 



322 



3? 



(Pagina 160) 



Abenalatir (to. XI, pag. 99): casi las 
mismas palabras ernplea Almacari, to. II,. 
p&g. 296.— Abenjaldiin (to. VI, pSg. 235 de 
la edici(5n del Cairo, tomo I, pag. 313 de la 
de Argel, y pag- 188 del tomo II de la tra- 
duccion del Baron de Slane) da algunos 
otros detalles de este sitio de Cordoba por el 
Emperador. 

Nuestros Jiistoriadores, poco enterados de 
estos sucesos, pues no disponian casi de m&s 
datos que los que suminislra la Crtfnica del 
Emperador, y los escuetos, pero en general 
exactos, de los Anales Toledanos, 6 no hacen 
mcncirfn de esta campafia del Emperador 6 
la confunden con la del ano 540 en apojro de 
Abenhamdin contra Abengania, 

Sandoval habla con alguna extension de- 
esta campofia, conviniendo en que <'no hay 
Iiistoria que de noticia concreta de ella; asi, 
dice, que los autores todo lo confunden sin 
orden ni concicrto de los tiempos, ni aua 






— 323 — 

saber las jornadas que el Eroperador hizo 
contra los moros j : cou el auxilio de los pri- 
vilegios de este auo cree aclarar la cuestitfn, 
pero incurre en los mismos escollos en que 
Iropezarou sus predecesores, confuudieudo 
tambien esta Jornada con la del aiio 540 ? en- 
gaiiado por un docnnieuto del Alonasterio de 
Eslonza del aiio 1188 de la Era (1150 de 
Cr. y 545 de la hegira), documento, 6 falso 
6 mal interpretado, en el que se lee, segun el 
autor, como fecha: •■Post rcditum fossati, quo 
pr#nominatus Imperator principem Mauro- 

rum Abingamiam sibi vassallum fecit, et 
quandam partem Cordubu* deprtedavit cum 
Hczquita inaiori», Esta reseiia evidentemen- 
tese refiere a la expedicion del aiio 540 de 
la hegira, pues que efectivamente el Empe- 
rador se apodero, como hemos visto, de parte 
de la ciudad, que saqued cou la mezquita, y 
Abengania le presto homenaje. 



i Htelovia de los fterjes de Camilla y d*> Le>m, Don 
Ferwmdo rl Nuquq, primero dr **te nomhrc, Infante tie 
Navarra, Don Sane ho f/ue murui nohre Zamortt, Don Aim- 
no VI der&ie tiomhre. Dona f'rraru, hija de Don Monso 17 
1/ Don Alanso VII, Empemdor de lam E*pnnn*... to). 498, 



— 324 — 

Por fortune, Sandoval apoya su aserto 
con otro documento de mas valor por su con- 
gruencia: del libro Becerro de la Iglesia de 
Astorga copia una donation hecha en este 
ano por el Emperador, y en ella se dice que 
esti hecha, «quando Imperator tenebat Cor- 
dubam circumdatam et pugnavit super earn 
cum XXX railia Muzmidis et cum aliis An- 
daluciis et devicit eos»: el autor deduce que 
la victoria sobre losMazmuditas (almohades) 
tuvo lugar el 23 de Julio del aao 1188 de la 
Era; la victoria que se atribu^e al Empera- 
dor ? seria mas 6 menos efectiva; pero si se 
dice que la siti6> y no que la tomase, parece 
puede darse por seguro que no la tomo, y 
coinciden con lo que dicen los autores arabes. 

Los Anales Toledanos confirman esta ex- 
pedicion del Emperador con estas lacdnicas 
palabras: «Cerc<S el TCmperador Cordoba, Era 
1188* (Esp. Sag. to. XXIII, pag. 391). 

38 

(Pagina 470) 

No resulte claro por los textos a quien se 
debi<5 principalmente la conqnista de Ma- 



— 325 — 

llorca: en general los autores arabes liablan 
solo de cristiaoos: Abenjaldun (to- VI, pk- 
gina 188 y 242 de la edicidn del Cairo, to. I 3 
pag. 246 de la de Argel) la atribuye a los 
genoveses: nuestros Gronicones mencionan 
en primer termino a Ramon Berenguer III 
Conde de Barcelona, a^yudado de los Pisanos 
j solo dejan a los genoveses el papel poco 
bonroso de liaberla entregado: la toma de 
Ibiza es atribulda exclusivamente a los Pisa- 
nos. Mas-Latrk, Tmite's de paix... Introduc- 
cion, p£g. 35. 



39 



(Pagina HO 



Estos sucesos j los nombres de los per- 
sonajes almoravides que en ellos intervienen 
hasta el ano 520, resultan muy enredados en 
los pocos autores que de ellos tratan. 

Abenjaldun (to, I, de la edic. de Argel, 
p&g. 246, tomo VI, de la del Cairo, p&g, 188), 
k quien siguid el Sr. Campaner en su Bos- 
fjuejo historico, supone k Mallorca recobrada de 



— 326 — 

los cristianos por el capitan Abentafartasat, 
0,*Js J->" -vl, indicando que trata de esto 

en otra parte, al hablar de los Reyes de Tai- 

fas, y efectivameDte (en el to. IV de la edi- 

ci6n del Cairo, p£g. 165) trata de la con- 

quista de Mallorca y dice que el sitio dur6 

diez meses y que los auiilios pedidos a All 

no Hegaron hasta despues de haberse apode- 

rado de Mallorca los cristianos; que al llegar 

la escuadra, el enemigoabandond la ciudad; 

que AH did el mando de ella k Uanur, hijo 

de Abubequer el Lamtuni, quien oprimid & 

los naturales del pais, queriendo que edifica- 

seu otra ciudad lejos del mar, j que habien- 

dose rebelado, consiguieron prenderle y en- 

carcelarle; lucgo enviaron mensajeros ft All, 

explicando su conducta, y el Principe pasd 

por lo hecliOj 6 lo aprobd: anade el autor que 

los envid d unid al gobierno de Moh&med, 

(lease) Yahya hijo de Ali Abengania, vali 

del Algarbe de Alandalus, quien les envid k 

su liermano Mohfimed, Yali de Cdrdoba, el 

cual al llegar 6 Mallorca, tomando k Uanur, [ 

le encarceld y envid S Marruecos; j MohSt- 

med permanecid en Mallorca durante diez 



— 327 — 

anos, hasta que murio su hermano Yahja 7 
el SultSn Ali». 

Como se ve, Abenjaldua confunde lasti- 
mosamente muchos sucesos, y por tanto no 
podemos dar gran credito k los datos que nos 
suministra, j que no constan eu otros au- 

tores. 

Yahya Abengania no era por estos tiem- 

pos (ano 520) vali d«l Algarbe, de donde no 

lo fue hasta el ano 538 ^ ni aun del Oriente 

de Alandalus, donde gobernd antes que en 

Sevilla: adem&s, desde el aiio 516 6 §20 hasta 

el 538 habian pasado mas de diez anos: Ab- 

deluahid, por el contrario, retrasa la ida de 

Mohamed Abengania a Mallorca hasta des- 

pues de la muerte de su hermano Yahya, 

incurriendo tambiea en otros errores 2 , 

Se necesitarian muclias paginas para rec- 

tificar una 4 una todas las inexactitudes de 

los autores arabes respecto Si este pun to. 



1 Abenaljalib, biografia do Yahya, Ms. Gg. N, 28 
de la Bibl. Nacio. pfrg. 7oj>i y Ms. Ar, de la Academia 

N,3* lomoHf, fol. 472. 

% Vcase p&g. 231 y siguientes de la Ilistoire des 
Almohadesd' Abd el-Wahid Merrakechi traduiteet atino- 
4ee par E. Fagnan. Alger, 1893, 



to 



(P&gina i73) 



La fecha de la muerte de Moh&med Aben- 
gania resulta muy dudosa: nos inclinamos 6 
seguir la cronologia del llamado Andnimo 



> 



— 228 — 

El mismo Abenjaldiin (to. I, de la edi- 
citfn de Argel, p^g. 324 y 325, tomo VI, de 
la edicidn del Cairo^ pag. 242) da otra ver- 
sion algo diferente, aunque no contradicto- 
ria, suponiendo que al ser abandonada Ma- 
jorca por los cristianos, Ali envio como go- 
bernador a Uanur, de quien a qui dice que 
did muerte al jefe de los rebeldes, quienes le 
prendieron j enviaron mensaje a Ali expli- 
cando su conducta, y sin que diga nada de 
Yahya Abengania, snpone el nombramiento 
de Moliamed para el mando deMallorca, he- 
clio directamente por el Principe. 

En otra parte, como veremos en la Ilus- 
tracidn inmediata, da Abenjaldiin la verda- 
dera fecha del nombramiento de Moh&med f 

para el mando de Mallorca. 



— 329 — 

de Copenhague, que en general da noticias 
concretes y exactas respecto S este periodo 
denuestra historia, poco estudiado: Ms. Gg. 
N, 490 de la Biblioteca Nacional, y Ms. Ar. 
n.° 83 de la Acad. 

Abenjaldun (tomo IV de la edicidn del 
Cairo, pag. 166) pone como fecha de la muer- 
te de Mohamed Abengania el ano 567, si 
bien hay que] tener en cuenta que el texto 
parece alterado con palabras que deben refe- 
rirse a otro suceso: en el tomo VI de la mis- 
ma edici6n ? pSg. 242, y 325 del to. I de la 
de Argel, tomo II, pag. 206 y siguientes de 
la traduccidn de Slane, |refiere la muerte de 
Mohamed al ano 546, y que tanto el, como 
su hi jo Abdala, nombrado Principe heredero, 
fueron muertos por sediciosos movidos por 
su liijo Ishac, descontento, como se ha dicho, 
por el nombramiento de Principe heredero 
hecho a favor de su hermano. 

La misma fecha del ano 546 resulta con- 
signada por Abenalabar (Dozy, Notices, p&- 
ginas 215 y 216) al decir que Ishac Abenga- 
nia gobern<5 & Mallorca despues de haber 
sido muertos su padre MohSmedy su her- 



— 330 — 

mano Abdala en el ano scis, 6 mejor dicho en 
el 547; pero a pesar de palabras tan ter- 
minates de Abenalabar y de la conformidad 
de estos dos testimonios, nos inclinamos por 
hoy a seguir al llamado An6"nimo de Cope- 
nhague, quien dice de un modo concreto que 
Ishac, hijo j sucesor de Mohamed, reind en 
Mallorca treinta aflos, siendo el primero el 
550 y el ultimo el 580. 



41 



(Pagina 176) 

Tratando Abenalatir (to. XI, pag. 147) 
del aiio 552, y de la desaparici6n del poder 
de los almoravides, dice que en este aiio des- 
aparecio su imperio, no quedandoles mas 
que la Isla de Mallorca bajo el mando de 
Hamu Abengania: el autor confundio" a Ha- 
mu con Isliac, 6 mejor dicho, el autor 6 al- 
gun copista suprimio el nombre propio 7 los 
de algunos ascendientes, pues Hamu es uno 
de los liltimos, si bien puede emplearse in- 
mediatamente despues del nombre propio 



..■ i 



— 331 — 

como lo hace Abenjalican (tomo III de la 
edicion del Cairo, p£g. 385), llamandole 

Abuibrahim Ishac Abenhamu. 



43 



(Pagina 177) 



De la incursion del rey de Mallorca en 
Toloa da cuenta la Cronica de San Victor de 
Marsella con estas palabras: 

«MCLXXVIIL Tholonensis urbs a lie- 
ge Majoricffi debellata et capta est, et Ugo 
Gaufredi Vicecomes Massiliensis et nepos 
ejus et multi alii capti in Majoricam ducti 
sunt.» (Espana Sag. to. XXVIH, pfig. 346). 

El P. Villanueva en su Viaje titerario (to- 
mo XV, pag. 16 y sig.) da noticias de la Co- 
legiata de Santa Maria de Ulla, pequena vi- 
lla situada junto 5 Torroella de Mongri; de 
un Necrologio j de una pequena Crtfnica de 
esta Colegiata publica los textos que siguen: 

VL Kal. julii obitus duorum fratrum, 
scilicet Guillermi de Lemons, pbri., et Be- 
rengarii de Palegreto, subdiackoni, qui si- 



43 



(P&gina 179) 



El tratado de Pisa en su texto latino, 
casi unico conocido, est& publicado con algu- 
na variante en la fecho: en el texto publica- 
do por el Sr. Cempaner selee: «et (uit hoec 



— 332 — 

mul in hac ecclesia a Sarracenis ? proli dolor! 
fuerunt occisi anno MCLXXYIII. 

VI. Nonas julii eodem die memoria vel 
obitus duorum fratrum Bernardi de Pulija- 
no, pbri., et Guillermi de Curtada, quos 
hinc duxerunt Sarraceni captivos et saucia- 
tos, et mortui sunt in mari. (pag. 213). 

Anno ab Incarnatione Dni. MGLXXVIII 

XV. Kal. julii, Deo permittente, capta fuit 

a Paganis ecclesia S. Marine de I'liano, et 

omnibus bonis suis penitus spoliata: cujus 

ecclesia canonici alii gladio ibidem perem- 

pti alii Maiorichas transducti fuerunt. (pa- 

gina 216.) 

Puede consultarse acerca de eslos puntos 

la obra citada del Sr. Campaner, pSg. 144. 



-?*»" 



— 333 — 

carta scripta nono decimo die mensis saphar 
anno predic. Maumeti DLXXXI, Anno vero 
Domin. Incarnat. MCLXXXV. Ind. II. Kal 
-Tunii->; en los publicados por Mas Latrie y 
Amari se lee «Anno a predicotione Macumeli 
quingentesimo octuagesimo, anno vero Do- 
minica Incarnationis MCLXXXV, indictio- 
ne secunda, ipsa die Kalendarum Junii.» 

Hay que advertir que el texto latino en 
realidad no es traduccidn, sino extracto del 
texlo arabe, en el cual no cabe duda respec- 
to k la fecha que dice: «19 de Safar del ano 
580 de la prcdicacidn (de la hegira) de Ma- 
homa, y que corresponde al primero de Ju- 
nio de los cristianos»: estando todo en letra 
en el texto §rabe publicado por Amari f no 
cabe equivoc&cion, correspondiendo perfec- 
tamente la fecha 19 de Safar de 580 con el 
primero de Junio de los cristianos (del ano 
1184): no hay por tanto necesidad de supo- 
ner quelshac muriera en el ano 581, como 
supuso el Sr. Campaner por la inexactitud 
del extracto latino de que se sirvid, 

■ ii i n ~ m 

I Amari i IHplomi arabi <!ei It, Arch. Finrcntitw, 
P 6r. H. 



334 



44 



(I>agina 179} 

Hay muy pocos datos para conocer las 
circunstancias j auii la fecha aproximada de 
la muerte de Ishac: la coincidencia de dos 
testimonies, cristiano el uno, arabe el otro, 
parece resolver la cuesiidn, a pesar de que 
embos son poco explicitos: la Crdnica de San 
Salvador de Marsella (Espafia Sagrada, torao 
XXXVIII, pag. 346) nos da un dato precio- 
80 de la historia de Mallorca en las si^uien- 
tes palabras: «MCLXXXV Christian! cepe- 
runt Palatium civilalis Majoricarum, et fue- 

runt liberal! a captivilate.» 

Por otra parte, Abenalabar (Bibl. Ar* 
his. to. VI, pag, 491), en labiografia de Ab- 
da la, hijo de Mohamad Abenuacas, natural 
de Mallorca, nos dice que murio martir en 
la batalla del alc&zar de Mallorca al tiempo 
de la muerte del emir Ishac, hijo de Hoh£- 
med, en el afio 580. 

Nadie fija el mes de la muerle de Ishac, 
que debi<5 de acaecer poco despues de baber 



— 335 — 

firmado el tratado con Pisa el 19 de Safar de 
580, pues en Xaban del mismo afio su liijo 
J gsegundo? sucesor AH, salfa para Bugfa, de 
la que se apodera el dia 6 del raismo (Car- 
los, p$g. 179). Ccmo entre la muerte de 
Ishac y la salida de su hijo para Bugia de- 
bid de mediar algun tiempo, ya que AH pro- 
clamado k contimtacidn de la muerte de su 
padre, d despues del corto reinado de su 
hermano, bubo de ocupaise en las cosas del 
gobierno, puede suponerse que la muerte 
ocurrid rauj poco despues de firmado el tra- 
lado con Pisa. 

Aun puede precisarse m!5s la fecba: segiin 
algun autor * , Ishac murio poco antes que el 
califa Almansur, muerlo en la expedicidn de 
Santaren 6 k seguida de ella, en Rebi 1.* 6 
2.° de esLe mismo a no 580, luego Ishac mu- 
rid k los dos meses 6 antes, despues de liaber 
firmado el tratado con Pisa* 

La toma del alc&zar por los cristianos y 
su libertad puede referirse k otra sublevacidn 
poco posterior ocurrida en el mismo alcSzar, 



1 Abonjalduii, to. V1 T pot*. '242, 



— 336 — 

segiin entienden los textos Campaner (pagi- 
na 150) j Dozy '; pero de todos modos la 
muerte de Ishac en su palacio con motivo de 
una batalla librada en el, resulLa del testi- 
monio de Abenalabar, desconocido antes, & 
no ser que dieramos a la preposicion ->« en 

la frase del autor U^! sUj Ji* al tiempo de 

ta mxierle de su emir Ishac, la acepcion de des- 
pues, que dudo pueda aceptarse gramatical- 
mente; pero que quiza no seria muy de ex" 
tranar, dadas las muy vagas acepciones de 
algunas de las particulas §rabes. 

Siendo tan rart> el que resulten dos suble- 
vaciones graves en el palacio de Mallorca en 
el mismo ano, j ambas con resultado satis- 
factorio para los revoltosos, constaudo ade- 
mas por otra parte que los autores que de 
estos sucesos tratan, eslfin en general poco 
enterados, es muy posible queliayan confun- 
dido los sucesos, haciendo dos sublevaciones 
de una sola, eu cuyo caso habria que admitir 
la posterior, respecto k la cual se dan mSs 
noticias, figurando en ella personajes, que 

] Recherches xur 1' histoire... 3. a e<li. to. II, p. MO. 



— 337 — 

■no pueden figurar en la primera, viviendo 
Moh&med . 



45 



(Pagtna tSl> 

La narracion mas concreta de estos suce- 
■sos, al roenos de parte de ellos, se encuentra 
en el llamado Antfnimo de Copenhague (Ms. 
<Jg. 490 de la Bibl. Nacio. pag. 63, 64 j 65), 
texto que no se encuentra en el ctfdice que, 
procedente de la biblioteca deDozy, posee la 
Real Academia de la Historia: en dicho tex- 
to, muy incorrecto, como casi todo lo conte- 
nido en dicba obra, dice expresamente que 
Abulhasan All (hijo de Reverter) fue enviado 
6 Mallorca por cl califa Abuyacub despues 
■de la muerte de Ishoc: que aunque muy bieu 
recibido y obsequiado, se le tuvo como pri- 
sionero, dando largos al asunto de la obe- 
diencia a los almobades: que aun antes de 
romper con el, se apoderaron de las naves 
que habia llevado desde Ceuta, instalando 
■en ellas equipaje Islefio, y trasladindolas al 
arsenal: que cuando tuvieron noticia de la 

.Almohavii>es ^ 



— 338 — 

muerte del califa Abuyacub, le detuvieron 
prisionero en su morada, encargandose de el 
los guardias y centinelas, de modo que no le 
fuese posible maquinar cosa alguna: el texto 
no hace mencion del nombre del rey Moha- 
med, ni del hermano 6 hermanos que pro- 
movieron la resistencia: parece icferirse que 
esta fue debida al mismo Mohamed 6 quien 
fuese el rey pror.lamado a la muerte de Ishac: 
solo se hace mencidn del rum! Raxid, diri- 
giendo la prisidn del hijo de Reverter, y 
despues la conduction de fuerzas a Bugia. 

Gomo este texto puede ser interesante 
por otras indicaciones que en 61 se contie- 
nen, y quiza no consten en oira parte, lo in- 
cluimos a continuacion para conocimiento de 
los arabistas, a pesar de su incorreccion ma- 
nifiesta, que, al menos para nosotros, hace 
ininteligibles algunas frases. 






** 



■>i-J* 



— 339 — 

j\x,r ,^. ^uji jtyd ^u^ j^i 

(pig. 64) ^| ^ ^ ,U ^ & ; U Jl 

*' f 4*1*^0 ij^tJ^J) J-jUL (sic) *^XwU| 

j^l (sic) O^j a^.j J-scjI Jkk Aj\icU^ 



— 340 — 

^j\ ^ju_j ^_jJ\ ^ji f*\j±\- ^j\ 



J«3j9 >jLo« aLs\i' LjJJIj iJa.JL5 ^_^H« 
(p&g.65) ♦frJU^ jLJt J»l ^ t ^J= ^-^ 



341 



46 



(Pagina 1S2) 

Segun otra version del mismo Abenjal- 
dun (to. IV, de la edi. del Cairo, pag. 166), 
«Talha, hermano de Ishac, le sucede en el 
mando y reconoce a los almohades ya en el 
alio 581 , yendo una comision de Mallorca k 
prestar obediencia: los almohades enviaron 
con los comisiohados a AH hi jo de Reverter; 
pero al llegar este k Mallorca se rebelaron 
contra Talha sus sobrinos Yahyo yAK, hijos 
de Ishac, y combatiendo u AH Abenreverter, 
echaron a Talha: luego, habiendoles Uegado 
la noticia de la niuerte del califa Yiisuf, sa- 
lieron para Africa*. 

Dificil es darse cuenta de lo que pueda 
haber de verdad en esta version, que en la 
fecha al menos esta equivocada, pues tanto 
la muerte del califa, como la salida de Ali y 
Yahya para Africa, deben referirse al alio 
anterior 580. 



342 



*Tf 



(Piglna 18o) 



Aunque en el texto se ha procurado dar 
idea lo mas exacta posible del contenido de 
este * j de los tratados anteriores firmados 
por los reyes de Mallorca* por ser el mas 
corto, j mas concrete, insertamos £ conti- 
nuacitfn la traduccitfn latina antigua publi- 
cada por Silvestre de Sacy, quien conside- 
r&ndola bastante exacta, no anadio traduc- 
ci6n francesa, como en otros: no publicamos 
el texto cirabe^ por no recargar la Impresi*5n, 
sin gran utilidad. 

In nonimeomnipotentis pii et miscricor- 
dis. Carta pacis firmtc et slabilis, factecbona 
et spontanea voluntate, ab elmir sublimi, 
Abo-Machomet Abd-ella, filio Isahac, ebn 
Machomet ebn Ali (quern Deus manu te- 
neat!), cum alto et egregio legato Januen- 
sium Nicola Leccans nuptias (quern D, m. t.); 

1 En el texto se ha impreso que la duracion 
del tratado debia ser de 10 afios, en vez do 50, que flja 
el tcxlo. 



tf 



— 343 — 

quam pacem fecit et recepit idem legatus, 
per arcliiepiscopum et consules et sapientes 
Janmo, qui propterea eum cum multa le- 
galitate miserunt, observandam inviolatam 
per Januenses omnes et de districtu Jauuac 
(q. D. m. t.) Qui Nicola, legatus Jamicc, 
cartam Januensium consulum detulit, in qua 
continebatur ut verbis suis fidem haberetur, 
tanquam ab ore Januensium consulum pro- 
latis et omnium Januensium intus et ex- 
terius (q. D. m. t.); quEO pax facta fuiL 
per bonam fidem et legalitatem ab utraque 
parte, sicut in carta inde facia continetur. 
Etrexille Abem Macliomet Abdella, ebem 
Isaac ebem Macliomet ebem Ali (q. D, m. 
t.), de prscdicta conventione facta cum Ni- 
cola Leccans nuplias legato, et cum archi- 
episcopo et consulibus et omnibus Januen- 
sibus et de districtu Janune, tenetur secun- 
dum quod scriptum est in eadem carta sic. 
Nulla persona sui districtus debet venire, 
nee offensionem ullam facere, in Januen- 
ses vel districtus Janmc; et otnnes ejus et 
galeae ipsius non debent offendere Januen- 
ses, in terra vel mari, nee offensionem facere 



— 344 — 

a Corvo usque insulam Sanctis HargariUe 
super Canebam si tarn; et quod omnes naves 
Januenses detent salvari et cusiodiri ab ho- 
minibus sui districtus et a galeis suis, per 
totam terrain suam, et per Garbum et Yspa— 
niam, et per universas partes, ubicumque 
inyentas, ubicumque vadant vel undecum- 
que yenianl; et si quando aliqua navis Ja- 
nuensium in partibus suis forte, quod Deus 
adverlat (sic), naufragium passa fuerit, quod 
debeant ab hominibus sui districtus pro par- 
ya et convenient quantitatc (sic); nee ultra 
quod convenerint invicem debcnl accipere 
homines sui. Hoc autem promisit rex, pro 
honorc el amore Januensium et lionore ip- 
sius- Hem nullus Januensis qui Mojoricam 
venerit causa nicrcandi, aut forte iverint (sic) 
Garbum vel Yspaniom, vel inde redierintj 
ullum driclum dare debet; et promisit illos 
salvare et guardare et eis exhiberehonorem. 
Item promisit dare Januensibus fundicum ? 
ubicumque Januensibus placueril, et furnum 
et balneum, in unaquaque .septimana per 
diem uaum, sine aliquo drictu; et ecclesiam 
unam in qua orare debeant Januenses, et 



r 



— 345 — 

facere ministerium Dei; et hoc pro amore 
Januensium (q. D. m. t.) facit et donat Ebo 
Macomet Abd-ella eben Isaac ebo (sic) Ma- 
comet ebon Ali (q. D. m. t), per legatum 
Janua\ Nicolam Leccans nuptias, qui ex_ 
parte archiepiscopi et consulum Januensium 
et omnium Januensium (q. D. ni. t.) luvc 
qmesivil. Hanc conventionem firmam et illi- 
batam promisit rex Majoricic observandam 
per se et homines suos. Hjgc sunt ea quiu 
sibi convenit Nicola, ex parte archiepiscopi 
et consulum Jannn? et omnium Januensium: 
Janueuses non debont facere aliquod malum 
neque offensionem in terra sua, necadjuvare 
inimicos ipsius contra eum, neque per fa- 
ctum, ant per dictum, vcl per personam, seu 
per pecuniam; et salvare debent et guardare 
terrain suaiu, et homines suos, et res eorum, 
mari et terra, et in omnibus partibus ubi- 
cumque inventos. Et (sic) superior rex forte 
invenerit aliquem Januensium cum suis ini- 
micis, eum oflendentem, quod ipse faceret 
inde vindictam si ullum (sic) habere et ca- 
pere potent. Et firmum et stabile debet ha- 
beri etteneri per archiepiscopum etconsules 



— 246 — 

JanuiE, et consiliatores et omnes .Tanuenscs. 
Et ita continebatur in carta quam Xicola 
Leccans nuplias ex parte ipsorum adduxit 
regi Majorica?, quod firmum et ratum debe- 
bat permanere usque annos viginti, secun- 
dum quod ipse convenerat, tanquam si per 

consules factum esset. 

Actum apud Mujoricani, mense jumedi 

lachar, in augusto videlicet, anni Macomet 
DLXXXIIII, Facta fuit hrccpaxet convenio 
inter regem Majorica^ et Commune Janme. 
Testis sit Deus solus, qui bonus testis est, 
melior et potior omnibus testibus, inter re- 
gem Majorize et consulus Janusc, secundum 
legem omnium hominum. Et Deus velit et 
illi placeat quod bene observetur ab utraque 
parte, et qui contra fecerit, Deum ofiendet, 
etseipsum, nisi illam (irmam et illibatam 
servabit; et qui bene illam servaverit, Deum 
serviet, et faeiet inde bene placitum Deo, et 
suam et suorum honestatem servabit, quia 
Deus testis bonus est inter homines, et spe- 
cialiter inter regem Majorica3 et Januenses. 
Expleta est carta, Itautile, id est, per gratiam 
Dei, firma et stabile permanere debente. In 



— 347 — 

mense Augusto. Eleamaro cuUuo tile f/el oas 7 id 
est; Deus qui est melior omnibus rebus, et 
habet omnium potestatem. (Notices et ex- 
trails des manuscrits de la Uibliothrque du 
Roi et autres Bibliothrquos, publics par V 
Institut Royal de France. To. XL p&£. 17). 

IN 

tP<igina 2*W 

Abumohamed Abdala, hi jo de Mohamed, 
Abenosid, natural de Badejoz, donde nacitf 
en el ano 444 y conocido por rf tk limhtjo:>> 
^ram&ticG, filrisofo y litcroto distin^uido, 
tanto que al&un autor lle^a & caliliearle de 
superior a Mobarrad i , vivid en Valencia, 
donde muri<S a mitad de Hacheb del ano 521 
(27 de Julio de 1127); en dicha ciudad, y 
quiz& en otras, fue muy celebrada su ense- 
fianza por la facilidad con que se hacia com- 
prender, de modo que las gentes se reunian 
para las lecturas bajo su direcci<5n, como 
dice Abenjalicfm *, y prueba de los muchos 

\ Atlalii. fflhtiothwfi arah. htu 10. Ill, biog. 892. 
2 DitTi'twn-h* hiinj. inlic. del ('aim. io. I> pag. VH- 



— 348 — 

discipulos que tuvo nos la suminislra Aben- 
alabar con las muchisimas veces que le men- 
ciona con los solos nomb res de Abumohamed 
el de Badajoz, 

Abenasid escribad muchas obras cuyo ca- 
talogo no es facil completar, j nos perraiti- 
mos poner algiin tanlo detallado. 

Abenpascua], que escribio su biograffa ', 
sdlo cita tres de sus obras, inchryendo la que 
es motivo de este csludio, la cual por cierto 
aparece en este autor como en otros, con al- 
guna varianlc que puede liacer formar de la 
obra conceptomuy diferente: tilulase el libro 

i/$r _^:c^ i^j\ v L v r J, A j^j| 

el mismo titulo leda Abenjalicany aceptado 
por el Sr. Pons -, ha traducido 4S1 libro del 
despertamienlo 6 del aviso (que versa) sobre 
las causas necesarias para la oposicion 6" re- 
beldia del pueblo: El titulo puesto asf pu- 
diera muy bien lomarse por indicacidn de 
una obra eminentemente polilica, en la que 
se examinasen nada menos que las causas en 



1 Jtihli'ilhcid arah. lit*. |o. I, biog. (J39. 

2 Olira cilada. 



— 349 — 

virtud de las cuales se justificara el derecho 
de rebelion contra la autoridad: sin variar 
mucho lo material de las palabras, el titulo 
aparece de modo muy diferente en otros au- 
to res. 

Abenjair j , con quien coinciden, al me- 

dos en lo fundamental, las notas bibliogr&- 
ficas de los catalogos de la Biblioteca de Tu- 
nez y de dos de Constantinople, llama S 

este libro C^j! ^ *~A^-T Jc ± h a)\ 

fc xJL )\ >-j ^-Wl Aviso acercii rfr fas raw- 

m$ que producen la disidencia (6 diferenle modo 
de pensar) cntre los musuhncmes -: aunque la 

palabra ^J^'l significa tambien rebelion, 
como en algima de las notos bibliogrSficas, 

se varia diciendo ^-U-JI , z^^] ^U—J 

-cauxns rfr la disidencia de Im numthnanes, creemos 
que casi no cabe duda de que se trata stflo 
de las causes de la disidencia 6 diferente 
modo de entender algunos textos 6 tradicio- 
nes> Gonfirma esta interpretation el hecho de 
que el mismo aulor tieue otra obra de titulo 

I IlihUothwa Ar. JnY lo, l\. p6g. 2o8, 



— 350 — 

parecido respecto a la disidencia ea 3a escue- 
la de Abubanifa, en cujo titulo se emplean 

en parte las mismas palabras ^J^cb'l ^L_t 

A*iiat f &X\\ ^j\> jl*\j)\ Causas de la disidencia 

que exisle en la religion 6 secta Uanefi, obra que 
le a tribute Hachi Jalifa. 

La imporlancia de esta obra puede sospe- 
charse que este en las indicaciones que el 
autor haga respecto a las cosas y hombres de 
su tiempo; pues por el solo titulo de las obras 
no es facil calcular la importancia de las 
mismas, ademas de que resulta dificil j casi 
imposible la traduction de los titulos, mien- 
tras no pueda estudiarse la obra; de aqui 
que distioguidos biblidgraiosmodernos, con 
quienes estamos de acuerdo, al no dar las 
traducciones de los Litulos, parecen indicar 
que el hacerlo tiene m5s inconvenientes que 
ventajas- 

Por la circunstancia de ser Abenasid au- 
tor espanol muj celebrado j por si esta obra ! 
diera noticias importantes relativas £ Espa- *£ 
fia, convendna que se publicase, ja qu& 
existe ejemplar de la misma en Constanti- 



T 









— 351 — 

nopla y una Exposicioa en ]a Biblioteca de 
Tunez K 

Los bio^rafos de Abenasid de Badajoz le 
celebron solo como gramatico, Kterato y fil6- 
logo; pero por Irs titulos de sus muchas 
obras podernos inferir que 1rald puntos muy 
diferentes, y en especial que no fue ageno & 
los estudios historicos y filosoficos. 

Como historiador, el Sr. Pons cita un 

Iw.^, 6 sea Catalotjo 6 lista de sus maes- 

tros: es casi seguro que al mismo genero per- 

tenecia su obra wA«-)\V Las gencahgias, ci- 

tada por Hachi Jalifa en el numero 1353, 

Abenpascual y Abenjalicau mencionan 
algunas de sus obras; pero quien de un mo- 
do indirecto nos da mSs noticias es Aben- 
jair 2 , que menciona hasta quince, aunque 
alguna parece eslar citada con titulo doble: 
de estas solo enconlramos cinco citadas por 
Hachi Jalifa, quien en cambio cita otras que 

1 Tease Cntttiorjo de la BibL <le la tnoz^uita 
Azcittina, N.° Wffl.—Catfitoffo de la BibHolcca A8ad 
Efondi. Constantinople afio 1300 (do la ti^gira), on 8.° 

3-13 pags.-pag. 318. 

2 Biblioieca Arabico-hisp. to. X. p&g- 555. 



352 



no conocid Abenjair, cuya lista completa 
mos a continuacion indicando las fuentes: 






(f)^M J JVlr'« 



C 






(1) i'i.Jl .Ljj.s-1 , .U 



" \ 



(a) ^u^l. vL4l J* V4'j J'*'i 







Jalifa, 


N,° 9110, 


(<i) r j Lx'l 


1 


Hachi 




2 


» 


» 


•> 578. 




3 


» 


» 


» 1353. 




* 


» 


» 


» 4192. 




ii 


» 


» 


» 5651. 




6 


» 


» 


» 10049. 




7 


» 


)> 


» 13437. 





« Bibl. Arab, hisp, to. III. p§g. 522, 
9 » * » » » » 522, 






1 



* 

? 



1 



i 



t 
\ 



— 353 — 



u , * 



i, 



;;r);-^ 



G^) «'"*'j * ,v ^ i a ''---j 

De las treinU obras escrilas por nuestro 
Abenasid el de Badajoz se sabe que se con- 
servan ocho en difercntes bibliolccas. 



10 » » i> •> » » 523. 

it ?> » » ■* » * loo. 

12 » » » » » » 301. 

ft Catdlot/o de la Bib. de Tunez N. 4194, 

l* Catalogue d" une Col. de la Maison Brill 

par Houtsma, pag. ^- 

is 6'G/a%odelaBibLdeTuQe^N." 1844. 

H> Catalogue Ac la Biblio. de Asad Efen- 
<li, ConsL. pfig. 301, 



ALMOflAYHU'.S * 3 



354 



49 



(Pigina 2<Ki) 4? 

Aunque son muchos los autores que dan 
noticiasde Abenalarif y de su compahero 
Abenbarraclian, en ninguno encontramos no- 
ticias tan concretas como en el modernising 
historiador marroqm Ahmed Anasiri, y por 
eso lo traducimosa continuation ': 

«Eq el afio 536 murio el alfaqui Abula- 
bas Ahmed, hijo de Mohamed, hijo de Mu- 
zs, hijo de Ataala el Sanhachi, conocido por 
Abenalarif: era de los que habian llegado al 
limilo de la perfection, religion y ascetismo 
en cste raundo y cntregado por corapleto al 
bien: dirigianse a el las gentcs y familiari- 
zandosc con el, cclebraban su compania: 
acusado ante cl emir de los crejentes AH, 
mandd fuese conducido a la corte de Mamie- 
cos, donde murio en la nocho del viernes, 
23 del mes de Safar del afio mencionado (27 
de Septiembre de 1141): habiendo alluido la 
gente para su enlierro, el emir dc los mus- 

( Tomo I. pag. 121). 



— 355 — 

limes se arrepintio de lo que habia hecho 
con el en vido, y se le hicieron obsequios (?): 
fue enterrado cerca de la aljama antigua que 
habia en medio de Marruecos, en el jardin 
del cadi Muza hijo de Ahmed el Sanhaclri.* 

«Su sepulcro es hoy muy conocido en el 
zoco (mercado) de los perfuinislas de Ma- 
rruecos: sobre el hay una esmereda cons- 
truccion. * 

«Eu este mismo ouo muritf Abulhacam 
Abenbarrachan, de quicn dice Abenjalican 
«que se llamaba Abulhacam Abdcsalam, hijo 
de Abderahman, hijo de Moliiimed, hijo de 
Abdcrahnian el Lojim conocido por Abenba- 
rrach&n (indica la vocalizacion del sobre- 
nonibre): era siervo virtuoso, y lieoe una 
Tafsira del CorSn el noble, y escribio mucho 
(multiplied sus palabras) acerca de el con- 
forme k la secla de los senores de los estados 

y sesioues.'.' 

«Dice el outor del libro Alaxomif (Kl 
Atavio) «Cuando AbulhSctim Abeubarrachdn 
fuc conducido desde Cordoba k la corle de 
Marruecos, en ocasion en que los alfaquiesle 
habian presentado algunas consultas, dijo: 



G? 



— 356 — 

por A16 f no vivire, ni vivira despucs de mi 

muerte el que me ha hecho conducir; refe- 

riase al emir de los muslimes Ali, lii jo de 

Yusuf: habiendo muerio Abulhacam, el emir 

de los muslimes mando que fuese abando- 

nado en an estercolero y que no se hiciese 

oraci<5n sobre el, ^designando quien liablase 

de esto de parte de los alfaquies? Eacontrfi- 

baseentonces en Marruecos Abulhasan Ali -*- 

^Abenharzaham?, j presentandosele un negro 

que le habia servido, y asislia a su tertulia, 

le cont6 lo que el sultan habia dispuesto 

acerca del entierro de Abulhacam: oida la 

rclaci(5n, AbulhasSn dijo al negro: «si quie- 

res coraprar tu alma & Alii, liaz lo que te voy 

a decir-s & lo que conlesto cl negro: manda **" 

lo que quieras, y lo hare ■; dijolc: ve grilando 

por las calles y mercados (lo siguiente): os 

dice Abenharzaliam, asistid al entierro del 

jcqae, santo y continente alfaqui Abuthft- 

cam Ahenbarrachan: quien pueda asistir y 

no asista, sobre cl la maldicidn de Ala. Hi- 

zolo el negro como se lo habia mandado, y *$ 

cuando lleg<5 csto k noticia del emir de los 

muslimes, dijo: aquel cuya bondad sea reco- 

i 



— 357 — 

nocida j no asistiere a su entierro, la mal- 
diciou de Ala sera sobre el.;> 

<'I)ice Abenabdelmelic en su libro Ajh'n* 
dice a la Trcmilo, <-■ Abulhaeorn AbenbarraehSn 
esla enterrado en Marruecos en la Plaza del 
trigo: es cl que el pueblo llama Suit Ahtt- 
richaLx 

Para mas noticias refercntcs a eslos dos 
personajes, vease, respecto a Abenalarif, Ahcn- 
jnlicdn, edi. del Cairo, torn. I. p3g. 93 — fii- 
hliothrca Aruhico-ltis. Lorn. I. biogr. 175 — to- 
mo III. biog. 360 — Lorn. IV. biog, 14; y 
respecto al scgundo, RihL Ar. lih. torn. VI, 
biogr. 1797: es de advert! r que Abenalabar 
en esta obra le llama Abenborrichan o Abcn- 
barrichfin, citandole varias veccs por inci- 
dencia aderaSs de poner su blografia. 

50 

El mismo autor moderno, que nos ha su- 
ministrado los datos ruSs concretos para la 
ilustracidn anterior, nos da en la misma p&- 
gina algunos datos acerca de la quema de 



rv- 



— 358 — 

los libros de Abuhamid el Gazali; con moti- 
vo de tratar de la muerte de im celebre alfa- 
qui, dice: «En el auo 513 murio enCalatha- 
mad Abulfadal Yiisuf, hijo de Mohamed, 
hijo de Yiisuf, conocido por Abenanahui, 
el cual habia acompafiado a Abulhasan el 
Labmi y a otros jeques: este Abulfadal era 
hombre de ciencia y religion por la direc- 
cidn de uoa buena ascendeneia, y era oi'do 

en las oraciones.» 

«Cuando los alfaquies del Almagreb hu- 
bieron dado la consulta acerca de la quema 
de los libros de Abuhamid el Gazali, com- 
plazcase Ala de el, y el emir de los muslimes 
mando quemarlos, este Abulfadal tomd la 
defensa < de Abuhamid, Ala le haya perdo- 
nado, escribiendo al emir de los muslimes 

acerca de esto.>> 

«Cuenta el autor del libro El Atavio, Abu- 

yacub Yiisuf hijo de Yahya el de Tedela, j 

Marroqui por la estancia, conocido por Aben- 

ziyat, tomandolo de Abulhasan Ali Aben- 

i Lairaae ^ L - ^ ^ uM ! Ji I J^ * 
pudicra ofrecor duda en su sentido a no ser por lo 
autoridad del Suplemento de Dozy. 



& 



-<* 



f 



— 359 — 

barzabam, que dice: Cuaado llego a Fez la 
orden del emir de los muslimes AH Abenjii- 
sufde buscar con solicitad el Hbro de la 
Resurreccion (de las ciencias de la religitfn) 
y de que las gentes prestasen los grandes 
juramentos de no tener en su poder tal libro, 
me dirigi k Abulfadal para pedirle suscri- 
biese la consulta con estos juramentos, y me 
contesto que no procedian: a su lado habia 
unos libros, y me dijo: eslos son del libro La 
Resurreccitfn y deseo no ver otros en mi vida: 
Abulfadal habia copiado el libro de Algazali 
en treinta partes, y cuando entraba el mes de 
Ramadan, eada dia leia una parte: sus virtu- 
des eran grander Alfi le haya perdonado.» 

(Dice el autor moderno:) ^Durante el im- 
-perio de los Almoravidcs no ocurrio cosa mSs 
abominable que usta, & saber, la quema del 
libro La Resurrecci6n f pues cuando llego al 
pais del Almagreb la copia de cl, lo exami- 
naron muchos alfaquies, entre ellos el cadi 
AbulcSsem Abenhamdin *, j habiendo ele- 
gido algunas cosas como cargos contra el 

1 Aun(|ue hubo un Abulcascm Aboiiliamdin, 
t\\6 posterior on poco; el que intcrvino en eslo fuft 



— 360 — 

jeque Abuhamid, las comunicaron al SullSn 
con la consulta de que convenia quemarla y 
que no se permitiese su lectura...* 

«Ali hijo de Yiisuf, lo mismo que su pa- 
dre, esliiba somelido al consejo de los alfa- 
quies y sabios, & quienes babia devuelto to- 
dos los fallos, y cuando dieron la consulta 
acerca de la qucma del libro, escribio a la 
geute de su reino en los demas paises y re- 
gioncs, mandando que se buscasen con soli- 
citud las copias y que se quemara cuanto se 
encontrase: en virtud de esta orden se re- 
unieron muchas copias en Alandalus, y pues- 
tasen el palio de la aljama de Cordoba, se 
derramo aceite sobre ellas y se picnditf fue- 
go: lo mismo se liixo con las copias que se 
encontroron en Marruecos, continufmdose la 
quema en los demas paises del Almagreb. > 

Almabdolo Mohiimod, hijo *So AH, hijo (de Moh&mod) 
hijo dr. Ahdolaziz Abonbamdni. imicrlo on ol ano ■"WH: 
mi hijo AburiiG far Ahmed imiriocn cl ano 521, y llnm- 
din hijo do t'sio, cl quo obUivo cl mamlo de Conlobo.. 
mtirio i l n I'M: puedon vorso rcspcclo ol primoro HihL 
At. Iiia m lo. 11- biog. 1 !38 y to. III. bio. 530. Para ol se- 
gtindo llihl. Ar. hi*, lo. 1. bio. 169. y para el icrcoro ea 
la misma obra, lorn. III. bio- G&i y torn. V. bio. W.l 



t 



— 3(51 — 

*Sc dice que esto fue ea vida del jeque 
Abuharuid, y que por esto hi'/o oraci6n para 
que fucse destruido el poder de iosalmoravi- 
des, y que le fue otor^ada su petieion acerca 
de ellos: si fue ast, la fecha de la quema se- 
lla en el intermedio entrc el ano 500 y el 
505, pues la proclamacidn de Ali fuc k prin- 
ciples del ano 500 y la muerte del jeque 
Abuhamid el Gazali acaecio el lunes 14 de 
Chumada postrcro del ano 505*. 

Como se ve, la fecha deestesuceso queda 
vaga, y tanto mfis, si no admitimos la anec- 
dote de que Abuhamid tuviese noticia de la 
condenanion de su libro y de su maldicii5n 
contra el imperio de los almoravides: de to- 
dos modos la fecha es aproximada y se in- 
here de la coexistencia de los pcrsonajes, que 
intervinieron en el asunto. 

Ya hemos visto que Abnlfadal Yiisuf 
Abenanahuf, muorto en el afio 513, tom6 la 
defensa del libro de Algazali; por consi- 
gniente la quema fue anterior & esta fecha. 

El personaje'ji quien mSs iutervencitfn se 
atribuye en este suceso, es Abuabdala Moh&~ 
med, lujo de AliJ(hijo de MoMmed) hijo de 



— 362 — 

Abdelaziz, Abenhamdin, cadi de Cordoba 
desde el mes de Xaban del ano 490 hasta el 
de Moharrem del 508, en que murio: Aben- 
pascual y Adabi en su biografia nada dicen 
de su intervencitfn en la quema de los libros 
de Algazali; pero menciona esta circunslan- 
cia Abenalabar * en la biografia de Abulha- 
san AH, hijo de Mohamed, hijo de Abdala 
el de Berja, muerto en el aflo 509; dice que ~^ 

cste exigio (?) la quema de los libros de Alga- 
zali y la indemnizaci<5n de su valor, cuando 
los queintf Abualdala Abenhamdin por orden 
de Abentexufin (el texto dice Ttxujin): indica 
que la consulta fue suscrita por Abubequer 
Omar hijo de Ahmed Abenalfasih, por Abul- 
c&sim Abenuard y por otros alfaquies de 
Almeria, j que con motivo de la quema de 
los libros pas6 his tori a extrana entre Alt el 
de Berja y el cadi de Almeria Abuabdelme- 
lic Meru&n, hijo de Abdelmelic: lo mismo 
Yiene & decir, aunque con diferentes pala- 
bras, en la biografia de este ultimo 2 . 

" -t 

_■ 

\ liihl. Ar, his. tomo VI, biog. 18H, y tomo IV, ! 

biog, 2o3, 

2 Bikl. Ar. hit. lo. V, biog. 108V, • 



— 363 — 

Muerlos en los oiios 513, 512, 500, 508 y 
507 los personajes mencionados, Abutfadal 
Yiisuf Abenanahui, Abunieruan Abdelmelic, 
Abulhasan AH el de Berjo, Abuabdala Aben- 
haradiu y Omar Abenalfasih, que intervie- 
nen 6 se indican con molivo de la proscrip- 
cida de las obras de Abuhamid el Gazali, 
resulta que el suceso acaecid enire los auos 

500 y 507. 

En el toxlo (pag. 210), dijimos que Aben- 
jair no cita a Algazali enlre los autorcs cuyas 
obras estudid; hay que reclificar la noticia; 
el nombre de Algazali no ligura eu el iudico 
de autores citados, porque s<Slo se incluyeron 
en cl los autores de quiencs se dan los nom- 

bres de las obras. 

De las de Abuhamid Mohamed hijo do 
Mohamed el de Tus, conocido por Algazali, 
dice Abenjair que las estudid leniendo por 
maestros al cadi Abubequer AbenalaraM y 
Abulhasan Abad Abeasirhan el Maafiri, na- 
tural de Jativa, quienes las aprendierou del 

mismo Algazali. 

Ambos estuvieron en Oriente, dondo fue- 

ron disci'pulos de Algazali, y ensenaron en 



\ 



— 364 — 

AlandaluS; especialrnente Abenalarabi, de 

quien los autores dan noiicias muy detalla- 

das, transcribiendo la biografia, que escribio *£ 

su discipulo Abenpascual, quien dice (bio- 

grafia 1181) que le encontro en Sevilla en el 

ano 516; respecto S las relaciones de Aben- 

alarabf con AlgazaK dice que le encontro en 

Bagdad, cuando fuc a aquella ciudad por 

segunda vez, y que de el y otrossabios tom6 — - 

lecciones y esludi<5 derecho. 

Almacari es quiz& quien ha reunido mas 
noticias acerca de Abubequer Abenalarabi, 
k quien dedica diez y siete paginas (tomo I, 
p$g. 477 k 480): en este autor encontramos 
los nombres hasta de 33 obras de Abenalara- 

h\, en alguQa de las cuales, ^!i— s^ jUS* 

^-Xj^Ji Libra de la Ltimpura dc los moridin 

(6 odeplos), quiz& encontr&remos algo refe- 
rente & la rebelidn contra losalmoravides. 

Gomo los autores mencionan mucliisimas 
veces en la cadena de las tradicidn literaria > 
tanto a Abad Abensirh&n como k Abubequer 
Abenalarabi, y sabemos por Abenjair que 
ambos ensefiaban las obras de Algozali, ca- 



— 365 — 

balmente en el periodo inas ilorecieute de los 
almoravides, pues ambos murieron de edad 
mny avauzada en el ano 543, teuemos ua in- 
dicio mas de que el anatema lanzado conlra 
las obras de Alyazali no solo no estorbtf su 
circulation, sino que quizft la fomento. 



51 



(Pogino 210) 



Ya que hemos creido oportuno insisiir 
lanto vindicando la memoria do los princi- 
pes almoravides, no estara dem&s el insertar 
literalmente algo de lo que en pro 6 en con- 
tra resulta en los autores Srabes que tenemos 

anotados. 

El texto, que m&s ha servido para el ca- 
pftulo de cargos formulado por Oozy, esUi 
tornado del historiador de los Almohades 
Abdelu£lnd el de Marruecos, autor no en 
todo bien informado, corao homos tenido 
ocasi<5n de probar mas de una vex. 

Para que no se crea que damos al texto 
6rabe m&s6 menos fuerza de la que le corres- 



Tfc- 



*lr 



J 



— 366 — 

ponde, tomamos la traduccion tal como la 
pone Mr, Fagn&n, y por miis que la creemos 
algun tanto vaga, renunciomosa ponerle no- 
tas, pues resulta lo de siempre, que al que- 
rer dar forma lileraria a la traduccion a 
nuestras lenguas, hay que variar el enlace de 
ciertas clausulas, y omitir palabras que quizS 
fuera bueno conservar en pro de la exacti- 
tud: dice asi en la p§g. 179, traducido al 
castellano: 

«Despues del reinado del Principe de los 
muslimes Abulhasfin All, hijo de Yusuf, la 
situation de la Peninsula espanola vino 5 ser 
de las mas perturbadas, porque los Almora- 
vides abandonandose los unos a los otros, 
cedieron a su amor de reposo j tranquilidad ^X 

y cayeron bajo la autoridad de las mujeres. 
Gonvertidos en objelo de desprecio y desden 
de los habitantes ? excitaron laaudacia de los ! 

enemigos, y los Cristianos se bicieron due- 
fios de muchas plazas fuertes prdximasala 
frontera, A las causas mencionadas de alte- , 

racion, liaj que ailadir la revolucitfn de Aben- *tf 

tumart en el Sus, que distrajo la atencidn de 
A-li de las cosas de Espafia. Envalentonados 



— 367 — 

los magnates espanoles por el estado de de- 
bilidad en que veian a la dinaslia almoravid, 
echaron a los guerreros, que estaban instala- 
dos entre ellos, y cada uno pretendio ser se- 
nor de su propio territorio: poco faltd para 
que el pais cajesc en el mismo estado, que 
despues de la desaparicion de la dinaslia de 

los Omeyas.» 

El autor del Cartas nos presenta un cua- 
dro muy difercnle fijandose en otras consi- 
deraciones: en la pag. 108 dicelo siguiente, 
que tomamos de la traduccitfn fraucesa de 

Beaumier, pag. 238: 

«Les Lemtouna etaient un peuple des 

campagnes, religieux et honuete; Us surent 
conqucrir un immense empire en Andalou- 
sie et au Maghreb, dont ils regularise rent le 
gouvernement, et ils firent la guerre sainte. 
Ben Djenoun rapporte que les Lemtouna 
etaient religieux, charitable*, justes, et que 
leur culte etait pur; qu ils gouvern<>rent 1' 
Andalousie depuis le paja des Francs jus- 
qu a V Ocean, et le Maghreb depuis la ville 
de Bedjaia jusqu 1 au Djebel el-Dheb du Sou- 
dan. Leur regne fut tranquille etne fat trou- 



— 368 — 

Wc par aucune revolte, ni dans les villes, ni 
dans les campagnes; on fit les Uiotbah en 
leur nom dans plus de deux mille chaires. 
Leursjoursfurentheureux^rosperes et tran- 
quilles, et durant leur periode 1' abondance 
etle boa march e fureot tels, que pour un 
demiducat on avail quatre charges de ble, et 
que les autres grains ne se v^ndaient ni ne 
s' achetaienl. II n' y avait ni tribut, ni im- 
pflt, ni contribution pour le gouverneraent, 
si ce n T est V aumfine et 3e dime. La prospe- 
rity s' aumenta toujours, le pays se peupla, 
et chacun put s' occuper libremcnt de ses 
propres affaires. Lear regne fut exempt de 
mensonge, de fraude et de rovolte, et ils fu- 
rent cherispour tout le mondejusqu' au mo- 
ment oit El-Mchedy, V Almohade, se leva 
contre eux en 515. >> 

Ya que el texto citado de Abdeiuahid, 
empliado por Dozy, ha llegado a crear almos- 
feraentrelos escritores modernos contra la 
funesta influencia de las mujcres en el go- 
bierno de losalmoravides, bueno sera incluir 
aqui la memoria de dos de las ilustres da- 
mas de que encuentro noticia, y que si res- 



— 369 — 

pectoala cues lion de iniluencia en el go- 
bierno nada prueba, para la de cultura de 
los bereberes no deja de ser importanle. 

Abenalabar al fin de su Tecmila pone las 
biografi'as de algunas mujeres ilustres, y 
aunque en el compeudio que hubimos de pu- 
blican, falta la biografia de Temima, hija de 
Yiisuf Abentexufin, se conserva inlegra en 
el tomo III de la misma obra, que existe 
en el Cairo en poder del distinguido biblio"- 
filo Suleiman Pacha Abaza y del cual teno- 
mos copia fotografica: en la pag. 308 de di- 
cho cddice antiguo leeraos la siguiente bio- 
grafia, que con las mismas palabras copia 
Abenalcadi en la pag. 100 de la obra varias 

veces citada. 

«Temima hija de Yiisuf hijo de Texufin, 
hermana de Ali, y que por sobrenombre se 
llamaba Omotalha (Madre de Tulha) era do 
grande hermosura, de cxrelente inteligencia, 
celebrada por !a elegancia de costumbrcs y 
doclrina, y por la generosidad; vivia en Fez: 
viola cierto dia un su secrotario, a quien ha- 
bia mandado rendir cuentes; en cuaato ella lo 
vi6, conoci<5 loque lehabia ocurrido, y com- 

Adioiuvii»:s *^ 






— 370 — 

prendioporquele habia sobrevenido aquello, 
y se lo indicd coo los siguientes versos : 

Ella (cs) el sol, y su habitacion (csta) en ol cielor 
vence el animo con paciencia ihislrc: 

No podraa subir a clla, ni ella podra bajar a ti » 



El mismo Abenalabar pone & continua- 
ci6n la biografia de otra dama, hija y mujer 
de dos personajes de quienes hemos tenido 
ocasitfn de heblar, pues era hija de Ibrahim 
hijo de Tifiluit (gobernador de Zaragoza), 
y mujer de Abutahir Temim, hermano de 
Ali y gobemador poco afortunado de Alan- 
dalus durante bastantes anos; por desgracia 
la biografia results incompleta por el estado 
del cddice; pero se lee que era buena, casta, 
dadivosa y limosnera y que sabia de memoria 
muchos versos: cuaLro cita el autor dirigidos 
5 ella por tm Abuishac, cujo nombre esta 
illegible en el original. 

La noticia de estas dos ilustres damas es 
una prueba mfts de lo infundado del cali- 
ftcativo de bdrbaros, que en general aplica 
Dozy k los almoravides, y que autores mo- 
dernos recargan, convirtiendolo en salvajes 
almoravides . 



371 



53 



(Pagina 221 ) 

Las monedas de los almoravides, la serie 
m&s numerosa y variada de cuantas se acu- 
naroit en Espaiia por los niusulinaues, son 
indudablemenle las mas perfectas como sis- 
tema monetario, las mas artistiees y las que 
m&s han inlluido en el sistema monetario de 
Espaiia durante la Edad Media. 

El Sr. Yives en la cilada obra describe 
2200 monedas arabigo-espofiolus: de eslas 
pertenecen al tipo almoravid n$8, mas de la 
cuarta parte, siendo la mils antigua una del 
ano 450, acunada en Se^elmesa por Abube- 
quer Abenomar, primer jefe militar de los 

almoravides. 

Durante mas de 30 aiios los almoravides 
parece que s<51o acufiaron su moneda en Se- 
gelmesa, 6 al menos no conocemos olra rcca 
hasta el ano 484: por este Licmpo, poco des- 
pues de haberse apoderado de parto de la 
Espaiia musulmana, aparecen ya monedas 
de oro de las diferentes cecos esponolos & 



— 372 — 

marroquies; en 484 Ceuta,— 486 Agmot j 
Cordoba, — Jativa 489, — ilarruecos 490, — 
Sanlucar (?) y Seviila 491,— Almerta 492 ? — 
Granada 493,— Malaga j Fez 494,— Valen- 
cia 496 — y Denia 497. 

Desde los primeroa tiempos las monedas 
de los almoravides aparecen con su p&so uni- 
forme las de oro *, j las subdivisiones en las 
de plata, al menos las fracciones de medio 
dirhem 6 quirate j medio quirate, no cono- 
ciendose hasta ahora los fracciocarios inferio- 
res de los priraeros tiempos, probablemente 
porque su pequefiez los ha hecho desaparecer. 

Gomo es de suponer, las monedas de los 
primeros anos, acufiadas todas en Segelmesa, 
no son m£s artisticas que las que por el rais- 
mo tiempo se acunabaii en Espafia por los 

J Kn iiimipo tics los Omeyas los dinares Ionian 
peso muy vorio: injiemns not a do cualro dinarcs del 
afto3H0, loscualcs toumndo los mismos delaltas do 
ndornos, lanlo qui* de ires de olios cxaminadoa al 
mismo liempo anotamos la parlicularidad deque pa- 
recian del mismo ruflo, lo <|no sucedo poras voces 
posaban 3 -r. 5S-3 gr. 90 y 6 K r. 05; el enarto, cxami- 
nado postoriormftnlc, posaba4 K r,70-otrosdel mismo 
ano, pero con otros adornos, pesaron 3 ( l»;>— 3,60 y VJO; 
monedas tan difcrcntes habian de acoplarsc al peso. 



— 373 — 

reyes de Taifas, pero tainpoco son inferiores 
a la generalidad de estas bajo el aspecto ar- 
ttstico y son superiores en la acuiiacio'n '. 

Por los datospublicados hastahoy, coiio- 
cemos monedas con fecha, de Abubequer 
Abenoraar, de los tmos 450 a 478 inclusive, si 
bien faltan de algunos anos, con la particu- 
laridad, para nosotros inexplicable, de que 
hay dinares indudables de Ibrahim hijo de 
Abubequer, de los aiios 462, 465 y 466, fal- 
tando estos dos ultimos en las monedas de 
Abubequer Abenoraar. 

Las monedas conocidas de Yiisuf comien- 
zan en el auo 480, sicndo la serie de Segel- 
mesa casi com pie ta hasta el a no 498, sien- 
dolo desde el 486 la de Agmat. 

1 T.o mdudal'lo supenoridod bajooi ptintodc 
visla monolario do los dinares almaravides aim des- 
do sus comiciuos, portria dnralgun apoyo i» la opi- 
nion dv Mr. G. Cliarmep, a la que >e odhiere M. de la 
Marlinicrc, sogiin la cuaL en el porlodo brillanle 
del imporio musulmon en tispaiia, U> <l«o se Unniabii 
civilizacicm arauo so claiwraba on Manueeos. de 
donflo pnrlia para Espona '.opinion que a M.Erimoml 
Domie pareco inadmisible, como parccorft a easi lo- 
dos los arables. Vdaso tiutblin hihlfayraphi'funfr I /*- 
lam mttghrihin par Edmond Don He. Orftn, im pafl. fitt- 



— 374 — 

Como se ve, la cronologfa de las prime- 
ras monedas almoravides, no deja de ofrecer 
complicaciones en relacidn con los datos co- 
nocidos, con los cuales no es facil ponerlas 
de acuerdo; asi el autor del Cartas dice (p&- 
gina 92) que el ano 473 cambio Yiisuf la 
moneda en todo su reino, y puso en ella su 
nombre, lo que no esta conforme con los da- 
tos, que estas nos suministran: el historia- 
dor moderno Ahmed Anasirl emplea las mis- 
mas palabras que el autor del Cartas, al 
repetir este dato, variando solo en el empleo 
de diferente verbo, aunque con el mismo 
significado. 

Como prueba de la perfeccidn artistica 
de las monedas de que tratamos, y como 
muestra de las que tuyieron curso ordinario 
en la Espana cristiana, principalmente en 
Toledo, ponemos a continuacion y reprodu- 
cidas en laminas las que nos ha parecido 
m&s importante dar k conocer de visit, no ha- 
ciendolo de major numero, porque, como 
queda indicado, la serie es numerosfsima, y 
curiosa en extremo por la variedad de aspecto 
y leyendas la serie de las moneditas de plata. 



— 375 — 

N. I. Moneda de oro de Segelmesa del afio 
450: es la mas antigua que de los almo- 
ravidescoDOceraos, teniendo ya el aspecto 
y leyendas que tieuen todos los dinares 
de esta dinastia. 

I. A. .JJI V ,_<! Y 

J • ■*• s 

No hay Dios sino Ala: 
Mahoma es el mensajero de Ala: 
El emir Abubequer 
Benomar. 

y al que siguierc otra religion /item <fe/ «fam, 
no fe sera recibido, >/ el en la otra vida sera de los 
descarriados . 

II. A. f 1 -'^' 

J. a c 

J 'I 



— 376 — 

EI imam (pontifice) 

Abd- 

ala* } 

emir de los creyentes. 

j * ^ \ . 

En el nombrc de Aid fue acunado esle dinar en 
Segelmesa ano cincucnta ;/ cuatrocientos . "'• 

Vives. N. 1425, peso, 4,10 gr. 

N. 2. Dinar acunado en Agmat: acunaci6n 
elegantisima: iiene las mismas lejendas 
que la anterior con la sola diferencia de 

estar acunado en wA^il Agmat, ano 487, 
y variando el nombre del principe, pues 
ytx pertenece al reinado de /;/ emir Yt'mif 
lien Texufin. 

Vives, N. 1466. peso, 4,15 gr. 

N, 3. Monedita de plala (qui rate) acuiiada 
en C<5rdoba en el eiio 502, 

I. A, ^^l^^ldil p«j ^ 

J J| ^ * J| Y 

*i._J| J a—*- * -V— .<> 



— 377 — 

En el nombre de Ala, el clemente, el mise- 
ricordioso: 

No hajDiossino Ala: 

Mahoma el mensajerode A1&. 
M. No tiene orlas. 

II. A. C >.4~« J 1 jr*> 

Emir de los muslimes 

All. 
Cordoba. 

En el nombre de Alti fuv acunado esle dirhem 
alio dos y qu'micntos. 

Vives. N. 1667. peso, 1,10 gr. 
N. 4. Quirate de Ctfrdoba del aiio 505. 

I. A. * *-'» Y 



#-Ul J;-V 



— 378 — 

No hay Dios sino 

Ala: Mahoma 

mensejero de A1&. ^ 

M. Sin orla. 
II. A. J* 

AH 

el emir. 
Cordoba. 

M. /c J_^ ^J^ +i**j)\ ij+^j)] *^l *«o 

En el nombre de Ala, el clemente, el mi&ericor- 
dioso, fui acunarfo en el ano c'mco ;/ (juinienfos. 

Vives. N. 1668. peso, 0,9 gr. 

Se conocen ejemplares de estas elegantes 
moneditas de los ofios 505, 506 j 507, con la 
particularidad de que en unos ejemplares se 
lee la palabra i*~> j en otros jU por nuestra 

palabra ano *. 

1 

* Esla sinonimia de A& y * s -«>, nmy comun 

©n las monedas do los a I mora v idea, aparece ya en 
unas monedas do Tolodo <lo] ano 468: vttase la obra 
del Sr. Vives, NMU7. 



r 



— 379 — 

N. 5. No tan elegantes como las moneditas 
de Cordoba, las acunadas en Sevilla por 
All presentan singular perfeccitfn artisti- 
ca y variedad de lejendas. 

I. A. * *-»! V 

No hay Dios sino 

Ala: 

Las bendiciones de Ala (scan) sobre el 

Mahoma su siervo y mensajero. 

II. A. (J.V**~J 



J' 

Pide la proteccitfn de 

Ala 

el emir de 

los muslimes 



— 380 — 

r 

All. 
Sevilla. 

Vives. N. 1676. peso, 0,85 gr. 4 

N. 6. Quirate de C<5rdoba, elegante y ca- 
prichoso en su distribucidn. 

V * — I — 3» \ 



^ 0AJ9IS ns 

g No hay Dios sino 9 

J. Alft, 



a 

o 



<3 

3 



p solo; no tiene compafiero 

Vives. N. 1706. peso, 0,99 gr. 
II. A. t>J-»— l! ^.^t 

Emir de los muslimes 
j defensor de la religion 
AH hijo de Yusuf. 
Cordoba. 



— 381 — 

Encima a manera de resello *U| Sj*oj, 

Ayudele Aid. 

Vives. N. 1706. peso, 0,99 gr. 

N. 7. Por la elegancia de la acunactfn me- 
recea lugar especial aqui y que se repro- 
duzca al menos una de las monedas de 
Fez de los tres ultimos aiios del reinado 
de All. 

L A . *■ * M y 

.1 SI 

■ . ■ - w 

No hay Dios sino 

Ala: 

Mahoma raensajero de AlS: 

frmir de los muil'tmcs Mi, hijo de 

Yr'mj: principe hemlcro 

el emir Texujin. 

M. Despues de la leyenda ordinaria, el 

grabador aun tuvo espacio para afiadir 

JJU j^*xA , creo en Aid. 



— 382 — 
II. A. A*f 



M. 



r> 



^i'^Jj £u- ,U ^,[3 *ijjL^ jUjJlJI |j.i 



'F 






£h el nombre de Aid, el elements, el mimicor- 
dioso: tu protection, oh Aid, fueacunado esle dinar 
en la eiudad de Fez, ano seis y treinia ;/ quinientos. 

Vives. N. 1808. peso, 4,20 gr. 
Parece que el grabador encargado de abrir 
3os cufios de las monedas de Fez de los afios 
535, 536 y 537 formd empeflo en bacer alar- 
de de que al incluir en la inscription circu- 
lar la leyenda coranica ordinaria, nada corta 
por cierto, aun le sobraba espacio: en las del 
aflo 535 pudo afiadir Iaspalabras *J)| ,p^>; 



f 



El imam 

Abdala 

el Abasi 

emir de los crejentes. \ 



— 383 — 

en las del 536 *.l! b C-**l y en las del 537 

aUI *— j : estas mismas palabrus se leen en 

i ■ 

las monedas acuiiadas en Fez a nombre de 
Texufin en los aiios 537 y 538, y probable- 
mente en la vinica que se conoce del ano 539, 
existente en el Museo de Paris, aunque Mr. 
Lavoix, que hace notar detalles menos impor- 
tantes, no advierte esta parlicularidad, como 
tampoco la nota respecto al dinar del ano 
538, en el que, como resulta del grabado, se 
nota lo mismo que en los ejemplares que he- 
mos visto. 

N. 8. Los dinares acuiiados en Almeria, 
que indudablementeson las monedas mas 
toscas de este periodo, distando mucho de 
la perfeccion y elegancia de las de las 
otras cecas, se modifican visiblemente 
comenzado ya el ano 536: las acunadas 
por Texufin en el ano 538 alcanzan ya la 
perfeccion ordinaria: estas monedas, que 
parece debieron acunarse en grandes can- 
tidades, habiendo circulado en Toledo 
durante algunos aiios como la moneda 
legal, 6 usual, presentan su mayor per- 



I 



— 384 — 

feccidn en las acunadas en el alio 539, 
consignando el nombre del Principe he- 
redero Ibrahim; la rcproduciraos con el 
niimero 8. 

I. A. *15| T J I V 

*-?->! iAJ\ Jfj-^ \ -+±-5?* 

No bay Dios sino A15 
Mahoma mensajero de Ala: emir 
delos muslimes y defensor rfc la religion, 
Texujin hijo de Mi; sit principe hercdero, 
el emir Ibrahim. 
M, La lejenda ordinaria, m«is las palabras 

II. A. A,T 

J, A £ 

J !| 



— 385 — 

El imam 
Ahd- 
ala 

emir de los creyentes, el Aba- 
si. 
M. La leyenda ordinaria con la fecha 539. 

Vives, K. 1870 peso, 4,20 gr. 
De los corLos re:nados de Texufiii y de 
su hermano Ishac, en especial del primero, 
se conservan muchos ejemplares de losyiuVa- 
tvs, medios de tjuirafc, ntartos, octavos y die:- \j 
scisaros, qui/* por ta coincidencia de haber 
podido adquirir casi tocio un Icsoro de rao- 
nedas descublerlo en Cordoba hace algunos 
afios, tesoro que debio de esconderse en el 
auo 541, pues no salio ninguna moneda pos- 
terior k este a no. 

Por suelegancra en tan diminuto Lamafio, 

merece publicarse el siguieate cuarto de 

quirate. 

N. 9- I- A. Adorno. 

II. A. j— '— '1 



ALMOJlAViHKS ^l 













J 



— 387 — 

Emir de 

los muslimes 

Ishac. 

Vives, N. 1899. 

Muchas son las monedas acuhadas por 

diferentes poblaciones al separarse de la obe- 

diencia de los almoravides: merecen ser re- 

producidas por su elegancia e interes, y aun 

por su curiosidad, las siguientes deCtfrdoba- 

In. 10. Dinar de Abenhamdin. 

I. A. W J| Y 

,1 )i 

c r. J ijl-'- 6 -^ ^>\"-\\ 

No hay Dios sino 
Ala 

A/mfl/wur W/a emir 
de los tint-slimes Ihimdln, Itijo 
de Mohdmed Ahenhamdtn. 
M. La mision profetica de Mahoma. 

II. A. ,UT 

\ 

A A C 



f.' 



— 388 — 
,1 It 

El imam * 

Abd- 

ala 

emir de los creyentes. 

■ 

tf» e/ Nomtrc rfc .l/ri, /«e acunado rste dinar 
en Cordoba, aiio cuarcnta y rjiunipnlos, 

Vives, N.'l905. peso 3,95 gr. 

Hay dinares con las mismas lejendas, 
aunque con ligera variante en la distribu- 
ci6n t de los afios 539 j 40, 
N. II. Pequefia moneda de plata; 6 sea 

i. a. r j i v 

* ji 

No.hay'Dios sino 






— 389 — 

Malioma mensajero de Alii. 
Cordoba. 

II. A. dlU 

+ 



\ a. 






bila 

Almansur 

emir de los muslimes Hamd 

in hijo de Moh&med. 

Yives, 190(>. peso 0,95 gr. 
Hay otros ejemplares con pequefla va- 
riante en la distribucidn de las lejendas de 
la II. A. 
N. 12. 7* quirate. 

I. A. Sin leyenda: adorno. 

II. A. dta 



Cc* 



J JnSiX 



bila 
Almansur 



— 390 — 

Hamdirt hijo de 

Mohamed. 

Vives, 1908. peso, 0,487 gr. 
Gomo procedentes del tesoro mencionado 
al tratar del N. 8, pueden suponerse de estos 
mismos anos las dos moneditas siguientes 

N. 13. V, de dirhem 

I. A, ijj U» 

\ J 
Este es ! / s 

del dirhem. 

II. A. iC* ^j* 

De la ceca 
de G6rdoba. 
Vives, N. 2013, peso, 0,245 gr. 

N. 14. Vie ^ e quirate. 

I. A. sin leyenda* 

II. A. Zxbjh 

Cdrdoba. 
Vives, N. 2012. peso, 0,0474 gr. 
Es casi seguro que est&n acunadas en 



1 -T-* 



— 391 — 

Cordoba en los aiios 5426 543 las dos mone^ 
das siguientes 
N. 15. Quirate. 

I. A. *Jii 

^ aJ| V 

•111 ^ 

No haj Dios sino Ala (arrib ) 
Mahoma meosajero de AiS. 

II. A. ^! s^\ 

♦ , « ,. 

Oh Ala, tea compasion 

de los emires de los muslimes 

los Henitexujhi. 

.Vive-s N. 1981. peso, 0,99 gr 
N. 16. Semiquirate, 

I. A. ,^,t 

Ten compesidn 

oh Ala 

de los emires de los muslimes 



— 392 - 
II. A. "_x~i 



c t.VA»0 



los Beni- 
texufin. 

Vives, N. 1983. peso 0,50 gr. 

Acuuadas estas dns ultimas monedas, pro- 
bablemenle en Cordoba por Abengania des~ 
pues de la muerte del ultimo Principe almc- 
ravid, pueden ser consideradas como un pia- 
doso recuerdo dedicudo a la buena mcmoria 
de la exiinguida dinastia; se conocen mooe- 
das de oro con esla leyenda acufiadas en 
Cordoba en 542 y en Granada en 545. (Vi- 
vos, N. 1978 y 1979). 

Queda indicado que de Abenmerdanix 6 
sea del rey Lope 6 Lobo se conservan muchas 
monedos: parece fueron conocidas de los 
cristianos con el nombre de lupines; una del 
aiio 553 reprodujimo* en nueslro Tratado de 
Numismdtica ardbtgo-espanola: por su singular 
elegancia reproducimos aqui dos de estos 
preciosos dinares. 
N. 17. Dinar de Valencia. 

I. A. «ti! 



— 393 — 

^ t Jl V 

Ala: 

No ha_y Dios sino 

Mahoma mensajero de Ala: 

El emir Mohdmed, kijo de 

Saad. 
M. La l'eyenda ordinaria de las monedas 

almoravides. 

* 1 '! 

<, ■" -^ ^ 

El imam 

Abd- 

ala 

emir de los creyentes. 



II. A. 



— 394 — 

En el nombre de Ala, fue acunado este dinar 
en Valencia ano cuatro if cuarenta \j quinientos. 

Vives, N. 1937. peso, 3,90 gr. 1 

N. 18. Dinar de Murcia. 

I. *_LJ| * *_J| V 

#1)1 -U& «j I ,*,.» "• 



#13 ( 

No haj Dios sino Ala, 

Mahoma mensajero de Ala; 

se apoja en la proteccidn de Ala 

el emir Abusbdala -^ 

Mohamed Abeosaad, avudele 

AW. 
M. La lejenda ordinaria de las monedas 
almoravides. 
II. A. ,UW 



— 395 — 

El imam 

Abdala 

emir de los creyentes 

el Abasi. 

En el nombre de Ala, el clemcnte, el misericor- 
dioso, fue aeunado este dinar en Murcia ano ocho 
y cincuenta y guinientos. 

Vives, N. 1957. peso, 3,90 gr. 

En estas monedas Abensaad reconoce ex- 
plicitamentela soberaniaespiritualdelCalifa 
Abasi, como lo hizo hasta el fin de su reina_ 
do desde el aflo 547 ? pooiendo en las de al- 
gunos anos el sobreaombre 6 titulo sultanico 

Entregada Baeza k Alfonso VII en el ano 
542 de la hegira, vemos que por estos anos 
se acuiian en ella monedas &rabes con tipo 
de las de los almoravides, sin que sea facil 
determinar las causas que k ello contribuye- 
ron: tales monedas circularonmucho > siendo 
por algunos anos la moneda de pro corriente 



— 396 — 

en Toledo: por esta circunstancia, pues pa- 
recen haber sido las que sirvieran de tipo 
inmediato para la moneda alfonsi, poneraos 
& continuaci<5n esta singular moneda, que 
solo encontramos acunada en el aflo 548. 
N. 19. 

I. A. *13I 



AW: 

No hay Dios sino 

Jlahoma mcosajero de Alfi: 
Ala (es) amigo de los que 
creen. 

M. La leyenda ordinaria dc laa monedas 
almoravides. 

II, A. La lejenda ordinaria como en la mo- 
neda N. 18, con ligera variante, y en la orla 



iLil^j jLc ^-W>J j^jjJI l-Xa ^jj<± 



jii 






(k)^ ir^ 1 J.^;b 



_ 397 — 

En cl nombrc de Aid, jur acunado esfe dinar 
en }h\cza, aito echo \j ruarenUi y tjuini(en(os). 

Yives, N. 1990, peso, 3,90 gr, 

De los afios 544, 545 j 546 sc conocen 
dinares muj parecidos en la lejenda de la 
I. A. e igual la dc la II. A. ? en los que pa- 
rece leerse, acvnado para (?) Baeza ('?), Jaen (?) 
y Sevilla. 

N. 20. Moneda de Alfonso VIII 6 sea dinar 
al/onst. 

I. A. .*-! 

^ ■■ -. 



£ ^_^r«- a 



Emir de 

los cattflicos 

Alfonso hijo de Sancho, 

a^udele k.\k 

j protejale. 

M, «- ^W^ Zju-V j^^ '^* W^ 



a 



— 398 — 

Fud acunado este dinar en la ciudad de Toledo 
afio 1219 de la era espanola. 



t 



II. A. Lx.^aJI jU| 



Imam de la religion 
del MesiaSj el Papa 
de Roma la grande. 

/ft* i?/ nombre de! Padre, \j del Hijo // del Es- 
plritu Santo, Dios .unico, (juien creyere y fuera 
bautizado, sera salvo. 

Vives, 2021. peso 3,90 gr. 
N. 21. Dinar alfonsi del ano 1222: en la 

LA. en vez de las palabras t -Ja*'' *^jj i 

aparece la abreviatura de Alfonso, ALF: 
todas las posteriores siguen este modelo, 

Vives, N. 2022. peso3 ? 72gr. 







,- !■ 




*J£-%J 



m& : >--$to?r..' : .. ■ 



wV^i-.x,'^. 



, , ^* + JA. 



— 400 — 

La acuiiacion de estas monedas de Toledo 
es en general tan mala, y las letras estao 
trazadas de un modo tan tosco, que aun sa- ^ 

biendo lo que en elles debe decir, es diffcil 
darse cuenla de las letras y seguir su lectu- 
ra; por eso nada tieue de exlrano que no 
acertaran los primeros que intentaron su 

lectura *. 

La acuiiacion de la moueda propia de los _^ 

reyes de Castilla y Leon comienza en tiempo 
de ]os almoravides con Alfonso VI. La de 
oro torao el nombre de ellos, llamandose 
morabili (moneda atmoravid): anleriores a Al- 
fonso VIII, solo se cunocen monedas de oro 
(hs maramdkvs) de Fernando II de Leon y 
Alfonso IX, -r 

Alfonso VIII no se contents con imitar 
en el sisteraa raonetario los dinares almora- 
vides, sino que los acuna en arabe, imilando 
en la distribucion de las lejendas el tipo 



4 Piiedi* verso lo quo decimos en miestro folle- 

10, Errores <h rurtot numi-itttii tiros e.rtraujfifo* ttl tmtar ']<> ^ 

las moneda* artihiya-eiptwola*, p&K- ->i dondo en los li- 
nens 10 y \ 1 de!)cn corrogirse las fuclias 112:1 y MCI , 
por 1^3 y 418.x 



— 401 — 

consagrado por el uso, si bien poniendo le- 
jenda cristiana. 

Y cosa singular, las monedas acuiiadas en 
Toledo a nombre de Alfonso VIII se conti- 
nuan despues de su muerte durante dos o 
tres afios, habieiido reinado desde el afio 
1158 al 1214, se conocen dinares alfonsies 
desde el afio 1174 de J. C. al 1217, 6 sea 
desde el afio 1212 hasta el 1255 de la era 
de Safar, como dice en ellas. 

Aunque hasta ahora la moneda m&s anti- 
gua que conocemos de esla clase es del afio 
1212, comenzaron k acufiarse antes, piies se 
citan los mizcales de oro alfonsi ea docu- 
ments de Toledo desde el afio 1210 s : con 
este mismo nombre tuvieron circulacidn en 
Toledo al menos hasta el afio 1260 de la era 
espanola. 

Ea los anoj 1182 a 1190 se citan miz- 
cales de oro almoraml de la real acunacion de 
Almeria, y como el 1182 de la era (1144 de 
J. G.) corresponde en parte al 539, la mone- 
da de Almeria de este afio que publicamos 



I Pons, ohra cjtatta. 
Almoiuviues . 56 



rs 



— 402 — 

con el n.° 8 sera la designada en tales docu— 
mentos de Toledo. 

Desde el 1194 al 1210 de la era encontra- t 

mos citados los mizcales de oro albnyesi, que 
remplazaron en Toledo & los mizcales de Al- 
meria, hasta que a su vez fueron dados al 
olvido por la acunacitfa de los mizcales de 
oro alfomi: por las monedas de oro albayesi 
deber&n entendcrse las monedas de Baeza, ^ 

como la publicada con el n.° 19, que es del 
ano 548 (de 29 de Marzo de 1153 & 17 de 
Marzo de 1154 de J. C. 6 sea 1191 j 1192 
de la era espaiiola). 

Durante todo este periodo encontramos 
citados en los misraos documentos de Toledo 
mizcales sin deLerminaci<5n especial, 6 mizca- r 

'e.s de oro htiemt ;/ jmto peso, que suponemos 
serian simplemenle los corrientes en las fe- 
chas respeclivas: son pocos los documenlos 
publicados en dicha obra, anteriores al 1182 
de la Era, 



i ;■ 
f 



I'NDICE CRONOLOGICO 



FECHAS DE LA HISTOID DE ESTE PERIODO 



Efc M« Afio 

43<> Muerle de Moch^hid do Denia, 107. 
408 Almoctadir rey do Zaracoza despoja de 
su reino asu yerno All de Denia. 167, 
*{' Nacimicnlo de All liijo do Yusuf. 280. 

y Jj[J; ios6| BfltaHa t!c Za| aca. i. 2a:>. 527. 

481 Scgunda venida de Vitsuf: sitiodoAlo- 
do. 3. 227. 

483 Terccravonida do Yusuf; destrona alos 

reyeade Granada yMMaKa.S, 227, 
490 Cuarta venida de Yusur. 288, 

492 Persecucion conlra los mozarabes de 
Granada: destrucclon do una igleala 
antigua. 218. 

495 AH proclamado Principo lioredero en 

Marruecoa 228. 
496?Quinta venida dc Yusuf. 228, 
10 ftulh. 49fi Jura solemne de All como Principo hc- 

redero, on Cordoba. S28, 229. 
499 Mozarabes do Malaga salon para Ma- 

rruecos. 214, 

4 Se°p!: l?oSI Muorto de Yusuf. 5. 230. 
Dulh. JiOO Primera venida deAli a Kspana (como 

emir do los musl fines), fl. 8. 283, 
J>00 Abentiflluit, cunado do AH, coberna- 
dor de Granada en 500;— en !>08 de Za- 
ragoza, dondo muere en 510. 280. 



— 406 — 

Dia Mes A5o 

17 Xau- .%*|Balalla de tides, 10. 280- 
30 Mayo f108| 

m n u, lh 4 ioil Muerle de Alfonso Vl ' 10, 

1 Julio 1109 Dona Urraca sucede a su padre Alfon- 

503 Segunda venida de AH. 11. 232. 234. 

46 Agos. 1J09| T omo do Talavora, 11- 384- 2S4. 
15 Safar. 503| 

4 Bach 503|MuertedeAlmoslainIIdeZaragozaen 
9A Vnor 44401 Valtierra. 12. 244. 2o4. 
15 nSfc Wcombale dentro de Zaragoza, en que 
io uuic. p ar eceson derrotados losafectosfr 

fos almoravides. 257. ^ 

10 Dulh. 503 LosdeZaragozaechandolaciudadal 
1 rev AbdolmAlic, y entra (dead© la al- 

medina) Mohamed Abcnaihach. 2oS. 

$6 Mayo 41-MlSir se apodera do Santarfin: de Bada- 

15 Date 30* joz, Oporto, EvorayLisboa.il. 243. 

SOi Moneda do los almoravides en Zarago- 

5&L ;Ternim se retira de Maria? 12. 
f>07 MobAxor rey de Majorca. 16S. 
imiLisade principcscnstianos contra los 

50 7 /J corsarios do Mallorca. 108, 

Jutiio IHiUbonalhach sale de Zaragoza de expe- 
50 7 / 5 | dicion contra Catahma. 20. 2-.*. 

Safar SOSlBatalla del Congest de MartorreM y 
6 Be- I muertede Abenalhach. 21. 207.248. 
bi 1.° I 278. 2*5. 

3 Abril. H 15 jToma del ultimo recinlo do Mallorca. 

6 DUlC ' 50?? A fines de 508 6 principles de 509 Don 

Bamon Bercnguer derrota a los rno- 
ros en el llano de Barcelona. 278. 

509 Uanuditi vali de Mallorca durante ires 

meses despuds de la conquisla. 170. 
809 Abubequer vali de Mallorca despues 
deUanudfn. 170. 

510 Muereot principeAbubequer Abontifi- 

luiten Zaragoza. 240, 



407 



Dia Ues Afio 



-5 



1 



^"-. 






19 Safar 
22 Junio 



Mayo 



< 5 I9 Dici.? 
& Ram. 



6 2.° 



SHITercera venida de Alt: sitio do Coim- 

11171 bra. 236. a wg 

511 Abdala Abcnalmazdali vah de Zarago- 

511 ;Temim hermanodo Ali haco levanlar 
6 el8iliode Wrida?350, 

41 ISlComienza el sit-o de Zaragoza, que du- 

S^WrterteAlmazdali.vah de Zarago- 
4,18|Toma deZaragoza por Alfonso el Data- 

5?a? Cuirfa°venida de AH: loma & Santama- 
riaoSantar^n, 3&C. 

oHIBotalla de Cutanda. 19, 80S. 504. 2<>». 

I *Jftft 

515 Muerio de Almehdf, fnndailor do la 
secta Almohaile. 36S. . 

Sd Alfonso de Portugal so arma caba- 
519 lteroalosli alios. «■ 



4 Sept. 

8 Ener. 

5 Dulh. 

8 Marz. 



9 



Safar 
Hum . 



4o Dulh 



519 LosalmohBdcs;6uoponcinn. -•*■ 
4«25| Alfonso el BataJlurtnrsiilo para Anda- 

5I9| lucia. 1*. 200. SIS. 214. 
JlMIAHonw cl Itoiallartor He«a Hi^'^ 

519| da. 14. ^^-^'"^ 

^Iftatalla do Arinsol. 15. 
?iS0 upstierro do los moz&rahes A Africa. 

211 

f320 Mueve Alioiuiarafe vnli do MaHorca. 

r i5d Alt 'da el mnndo dr. AlandnUis i\ su 
hijo Toxufin, y Monomed Abengania 
se encarga del gohierno de Mallor- 

■Hi AlUnza de Zofadola con cl Kmpera- 

535 En 516 6 556 ZafadoWcbnftce ol Eni- 
perador AHonso>% ; yd* enlrega ol , 







fc *t *_■ ^_* 



■ 
1 



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■" J 



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: 



/ 



408 



Dia Kes Ano 



Racli. o2f> 



n:tv 

532 



castillo de llueda. 24. 72- 284. 285- 

Las miliciasde Toledo llegana Scvilla 

y ma(an en un encuentro al vali 

Omar. 24. 284. 
Hamdin cadi de Cordoba desde 527 6 

539 & 532. 54. 

IZafadolay el iimperador talan la An- 
daluda.26. 



47 Julio. 
S3 Ham. 
,-.7 Sep/.' 



SepiL 
23 Safar, 



8 Rach. 

27 JVbr. 

9 Xabu. 



Agos. 
Safer. 

Xau. 

% Duih. 



Safer. 

12 Safar. 
So far. 



Balalla do Fra^a. 18, US. 270. 271. 

Muorie de Alfonso cl Balallador. 272. 
AJiaiiza do Zafadola con el Empera- 

dor, sogrin oJglin auior. 28f> 
Abonrovd (abuelo do Averroes) reem- 

plaza en el oadiazgo dft Cordoba e. 

Abonharndiii basta el 536. 54. 

Toma de Oroja por cl Emperador. 20. 

Muere en Marruecos cl alfaqui Aben- 
alarif, fundador de la secla de los 

nioridin. tff>4. 

AbenhamdinvuetvoalcadiazgodeCor- 

doha. 54. 
Mucrte do AIL 27. 

IMucren en bataUa contra los crislia- 
nosAaiiel y Avenreta, 27. 
MoliaiiJfii Abengania pasa desde Ma- 

llorca & visitar i\ an bormano Yabya 

nombrado gobernadorKtineral do fcs- 

pana. 172, :127. 
Muere en combalo conlra los moros 

Munio Alfonso, el venccdor de Azuel 

y Avencela. 28. 
Cn adepto se apodera do Monlo-Agu- 

do. m. 
Abenabdelaziz nombrado cadi de ^ a- 

Icncia. HhJ, 

539 4 de Julio de 1111 a 23 de Junio do 11*5 

» Principio de la refaction on el Algar- 

bc. 91. 
» TomadeMerlola por Abenalcabila. 38. 

» Antes de Rebi 4,°Sidrey se rebela en 



1139! 

5:ti 

536 



536 

?137 
1143 

:v.r, 



4M3 

538 

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1 Marz* 



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Ram. 



M« 



531) 



» 



13 Ram. 
18 Ram. 
$7 Ram. 
3 Xau. 
13 Xau. 



y 



'> 



» 



" 



Evora. Abenatmondir se apodera tie 

Silves, y a principios do Hebi4.° so 

prosentan on Mertola. 3i>, 21)2. 
Abenoasi se instala en Morlola. 38. 56. 
Se reunen en Toledo los ojorchos de 

Alfonso VII para invadir la Andalu- 

cia. 74. 
Abenalmondir se apodera do Ihielva. 

40. 
Dcrrotado Abenalmondir cerca do Se- 

villo es perseguido por Abengania t 

qncsitia a Niebla, defendidn porVii- 

suf el Pctrochi, 41, 56. 
Abenhamdin proclomado por prim era 

ve.z en Cordoba. 56. 78, 111. 
Zafadola so presenia on Cordoba y es 

reeonocido sin dificultad. 57. 78. 91, 

203. 294. (I) 

Zafadola es ecbado do Cordoba: ae- 
gunda v solemn© proclamaeion do 

Abenhamdin. 57. 70. SI. 102. 293, 
2114. 

Llcga a Valencia la noticia do la pro- 
clamation do Abcnbamdin: alboro- 
to. 102. 

Abenalhach proclama en Murcta a 
Abonn&nidin, por qaien so baco la 
oTaeion publico en pan** do Rama- 
dan y Xaual. 92. 

Abcnnasiin se declara independiontc 
en Malaga. US. 

Abengaiiut do Valencia envia su faml- 
lia a Jaiiva. 103. 

Muerte do Texufin segun la generali- 
dnd de los aulores. 3fl. 2SG, 

Abonahdelaziz se li ace cargo del go- 
bicrno de Valencia. 105. 

AbenabdelazU do Valencia llega A Ja.- 
tiva conlra Abengania. 105. 



(1) Corrijasc en las pag. 7ft. 91. 294. lo indicado 
en la fe do erraias. 



Dia He 3 Ano 



410 



fin Xaua. 
fin Xaua. 



n 



Jo Xaua. 539 AbdalaelZegri echa do Murcia a Aben- 

alhaeli y proclama a Abenbud 02 
n. o a Abenbamdin. &5 t 

Abenabicbafar echadeMurcia a Abda- 
la el Zegri. 93, 

Abenabicbafar do Murcia llega a -lati- 
va en auxilio de Abcnabdelaziz de 
Valencia, que sitiaba a Abengania. 
105. 

Aliening antra en Granada. 298, 
Ibrahim, Jiijo de Texufin, a Ji nes del 

ano nambra cadidcCeuta a lyad hi- 

jode Muza. 291. 



;.Dulc? 



M 



Jy 



Safar. 

Safar. 

3 Ho J, 

Jin Re.1.° 



im 24 de Junio le \\\$ i \% fa j ub jo fe ihq 



Moha, - 



« 



^ 



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•1 



)> 



Re.2.° » 
Ro.2.° - 



*j 



10 Ch.l .° « 



25 Ch.J.° >. 
25 Ch.4.° » 



Muereen Granada All Abenadba. 81. 
All Abenmaimun se robela en Cadiz. 

y presentandoso en Fez a Abdelmu- 

mcn, enira en su obedioticia. 16a. 
Abenabdelaziz etitra en Valencia des- 

puesdo Jaoonquista de Jativa. 10«, 
Abenabichaf-r de Murcia sale para 

Granada. Oj, 

Halalla de la Atmosala do Granada y 
miN>rt(*deAb<MKibichafar. S2.OI.298. 

Lloga a Murcia la notidadela dcrrota 

u- *? -Almosala y imierto de Aben- 

2iot i fl nV CS P rociamad °Abentarnr. 

^.Zafadola so retiro de Granada? B3. 

Abencasi se prescnta a Abdelmurnen- 
hi. 

Moncda rieTrcmeccna nombrede Te- 
xufin. 20ft, 

Muerie de Texufin. 289, 

Abentahirabandona el alcazar deMur- 
cia, apodcrandose del mando Abcn- 
ivad ol JO 6 SGdeestemes. GO Si, 

9!). 107. 

Abcnabdelaziz buvo de Valencia. 107. 

Los de Valencia instalan en el alcazar 

coino lugarLeniente deAbeniyad roy 

do Murcia a Abdala Abonsaad. 85. 108. 



** 



I 



411 



Xia Mes A^o 

Jin fih.t, 5i0 

Ch.2,° » 



18 Bach. » 

12 Xaba. » 

20 Xaba. » 

5 Fcbr. tttfi 

Xaba. 510 



Xaba. 

Xaba. 

Kner. 
I Da Ui. 
I Dulh. 



10 Duth. 

51 Mayo 



■10 Moli. 

7 Hach. 

J2 / s Xaba. 



■11M 

>J 

1146 



i 



Abeniyad M^a a Valencia. WS, 

Llamadci Abengania por los do Cordo- 
ba, 1c sale? o] eneuuntro Abenhum- 
dni T qLio esderrotadoen Ecija. 5» 

hntrada dcZafadola on Murcia. SI. 83 

Abengania enira on Cordoba- r>9. 

Bataila de AMoch 6 de Chinchilla en la 
quo mueren Zar 8 doIa v Abansaad, 
Liarnadoci do Albaccto, 87, ion, 

Aboniyad rey en Valencia despucs de 
la niuerte de Abenbud. 10!*. 

Abdala p| Zogri efl inchaon Murcia 
con Abeniyad. 109. 

Sidrey so apodera de Mdrtola. 44. 

Losalmohadkspason a Espaiia. 40. 
Abda3a el Zegri queda dueno de Mur- 
cia. 109. 

Abu'gamar, seflor do Jerez, Arcns y 
Roiidarcconocefr losalmohadcs.l.j*). 

EI Emperador y Ahenhaindin outran 
en Cordoba. CI. 03. 322. 



51 1 13 de Junto de lliS & 1 de Junto de 1H7 



» 



j> 



>? 



» 



» 



4 Xaua. 
Xaua. 



u 



>J 



Llc-ga a Cordoba la nolicia de la emra- 
rta de los olmoliades en Espana. 411. 

Abdala el Zegri es imuerto y Abeitivad 
ocupa el trono do Murcia por seeuu- 
da vez. lll>, 

Toma de Sevilla por los almobndea. 
4(i. 61. 

Primera rebelion general contra los 
almohadcs, en la que enira lambien 
Abeiimaimun de Cadiz. 105. 

Rccobrada Algeciras por Abengania, 
Abenalbachoni se adbiore en Kada- 
joz al movimiento insnrreccioiial 
contra los nlrnobados, 161. 

Mucrte de Toxufin, segtin aleun au- 
lor. 287. 

Mucrledc Ishac, ultimo principe aN 
moravid, despues de la toma de Ma- 
miecos por los almohades, tie. 



5! 



— 412 — 

E fa Mes Afio 

oi2 2 de Junfo de 1147 a 21 Mayo 1143 

22 Re. 1.° » Abeniyad rrniero. a consecuencia do 4 

heridas en batalla contra los cristia- 
nos. 110. 

22 Re.1.° » Abenmerdanix, muerto Abeniyad, es 

reconocido como rev de Valencia. 
Ill, 
Ch.1.° » Abcnmerdanix llega a Murcia. 131. 

17 Oclu. 11V7|Toma dc Almena nor los crislianos. 

20 Ch.1.° =>i2l 13S. 

fln Ch. l.° i, k\\ Abenobaid, lugartoniente en Mur- 
cia do Abeniyad, muerlo esEo, hace 

enirega del mondo a Abenmerda- ^ 

nix. 113. 

„ Dinar acufiado en Cordoba con piado- 

so recti er do a la memoria de los al- 

moravides. .Ji)2. 

:>i3 £2 de Hap de 1148 4 10 de Mayo de 1149 

>, Mobamed hfjo de AH Abenalhacham 
acuna moneda de oro en Radaioz. 
HJ3. 
Ch.2.° » Abenpania disgustodo con D. Alfon- 
so VII, se avisla en Ecija con Barraz, •-? 
y cntrvgo a los almohadcs Cordoba 
y Jaon. 4'.), 01. 

81 Dicie. H48|Conquisia de Tortosa por D. Ramon 

16 Xaba. ;5i3l Rerenguer. 124. 

24 Xaba. » Abengania mucre en Granada. 64. 

27 Ener' iH9| Tralado del rey Lobo con Pisa " 122 - 

Junto 1U9| Trotado del re * Lobo con G6nova. 124. 

19 Ch.SL frHIConquisla de Lcrida, Fraga y Mequi- 

» Oclu. 1 140| nenzo. 125. 120. L 

11/>0|Tratado de paz entre Abengania de ^ 

:>Wj| Mallorca y Pisa. 178. t 

5io Abencasi en rebelion contra los almo- I 

hades. 50. ' 

» Abulgomar alcaide de Cordoba evita $ 









— 413 — 

Dia Hes Ano 

con su prevision la sorpresa que 
preparaba Alfonso VII, 159. 160, 162, 

;-ii.i Los rebeldes del Algarbe oMienen ol 
perdon de Abdelniumen por media- 
tion del general Abenvagmor, y so 
presentan en S&ie, remincianrto sus 
prelendidos derochos. 160. 162. 165. 

5i;i Dinar de Granada, piadoso recnerdo 
de los Benilexnfhi. 83. 3112, 
19 Rach. oto Muere en Malaga el exrey Abenham- 

din. 63. 68, 
Ch. l-° I'M* Es muerto Abencasi. 51. 

5V6 Abennierdanix anulado por Alfonso 
VII se a pod era o> Guadix, 133. 

5V6 Muorc Mohamed Abengania de Mallor- 
ea; segun olros miiere eno'iO. 178, 32tf. 

546 Rebelion en Valencia contra el rey 

Lobo- 12S. rtU. 

547 Conlimia la rebelion en Valencia. 813. 
» Desde eslo ono e! rey Lobo reconoee 

en las monedas la soberania espiri- 

tnal del Culifa do Oricnte. #S)fi. 

11 ReJ.° 5V8 Mucre el rey de Malaga Abenhasiin. 70. 

» Moneda de Baeza en arabo y con le- 

yenda nmsntma na a pesar de ostar 

on potior de los cristianos desdo el 

ono."rt3. nm. 

;;^9 Mairnun Ahenbcder enlrega Granada a 

loa alinolmdcs. nr>. 136. i;S8. 315. 310. 

">d\ Entrega de Granada a los almohades, 

segun alguu iuilor. 301. 
■wt Los de Seville pidena Abdelniumen 
que les envie por gobernador algu- 
no do sus hijos: es designado Abu- 
yacub. 52. 
kvfo Almeria perdida por los cristianos. 
137. 315. 
21 Agos. JlffflMucrle del Emporador en Frcsnedo al 
13 Rach. ;x>2l regresar do Almeria. 137. ft 15. 

552 El principe Abuyacubdesaloja doMcr- 

tola a Texufin el LamLuni. 52. 

553 Macron n la vista de Sevilla en com- 

bale contra los cristianos, los exre- 






414 



* 



Dia Hei A no 



Jin 




28 Racb. 
13 Julio. 



Qi.l" 



55/ 



11G2 






.->58 
500 



7 Dulh 
45 Oetu. 



5 



Novi. 
2 Safar- 



is Rach. 
M Abril 



560 

mo 

!IC- H > 

;>co 

o(tt 
-MG8I 

m 
;#* 

5C4I 

\\m\ 



yes Abtilgamar v Abenalbacbam. 

igo, 102. 

Jaenprestaobedienclaal rey Lobo. 134. 
Cordoba sitiada por el rey Loho. 134. 

El rey de Maltorca Irala depaz con los 
Pisanos. 178. 

Abenbemochico se apodera de Grana- 
da. 13&. 212, 317. 

Dcrrota do losalmobades en la pra- 

dera de Marcbarocad a i millas de 

Granada. 140, 
((alalia do Ja Axabica y derrota de 

Ahftiihcnjocliico y del rey Lobo en 
, Granada. 14tf. :I18. 
Abuyacub Vnsuf eg llamado de Espa- 

ria para ser declarado Principe he- 

redero. 14r>. 
MnertH de Ahdelnrmmen. 145, 
El califa Abuyacub llama a su berma- 

no Abusakl Olmati, que eslaba en 

Granada- 145. 

Abonhemcicbtcoinienta apoderarsode 
Cordoba. 145. 

Muerle de Aliyal, exreyde Honda. 157. 
DiM-rola del re.y Lobo en el llano de 

Murcia con muerte do todos los sol- 

darto* crisLiaiios. 140. 320. 
Murcia siliada por los almohades des- 

pues de la dcrrota del rey Lobo. 140. 

Abenbemocbico entra en relaciones 

con los almobades, ofreciendo so- 
meterso, 147. 

Alianzo del ray Lobo con Alfonso II do 
Aragon. 121, 

Abenbemoebico serebcla en Jaen con- 

Ira el rey Lobo. 12S>. 
So rehcla en Almerta contra el rey 

Lobo, so primo Mobamed, 1*21). 149. 
Abulhacbach Yiisnf, bormano del rey 

Lobo, <■ indepondiente? en Valencia. 

12S. 

IHlei cs proclairado Principe herede- 
ro del rfcy Lobo, segiin las monedas, 
151, 



i 



-i 

i 



i 



— 415 — 

£{& tfes A no 

565 Couquista do Baza For el principe 

Abubafs despues do toniar posesion 

de Lorca. 1-49. 
;i(>5 Abenbemoehico pesa A Marruccos 6 

tonpr una entrcvista con el Califa. 

US. 

.'ifio El principe Abusaid va a Bsdajoz, y 
paciada paz con D. Alfonso de Por- 
tugal regresa a.Sevilla. 118. 

i>Go Rebelien de Alcira contra ol rev Lobo- 
129, 

565 Moneda de Ishec Abengania en Ma- 

Uorca. 175, t 

566 Abulbachach YVisuf, hermano del rey 

Lobo, so pasa a losalmobades. 130. 
15 Xaua. 560 Silio de Alcira rebelada contra el rey 

Lobo. 140. 
15 Duh\ 566 Abenhilel se en carp a del sitiode Alci- 

rn y le cs enlregada. 119. 
liiyl Rebelion de Elclio contra el rey Lobo. 

150. 

567 ViiMio a Espmui el califa Abuyacub y 

so inslala on Ordoba. 151. 
29 Rach- 567 Muerle del rey Lobo. 151. 

567 Silio de Huete por los almobades, y 

fracaso do £stos. 158, 821, 
•07 Moneda do Ishac Abengania de Ma- 
ll orca. 17.>, 
H73IEI rev de Mallorra flrma iralado de 
ft&i 9 \ paz con Pisa. 178, 
5 Rc.t,° 570 CasamienlodH Califa con la hija del 

roy Lobo, 153, 
1178IEI rey do Mallorca aeometo y loma la 
TiVA dudad de Tolon, en I'rancia. 177. 
| 331. 

27 Junio H78|Los moros maHorquinos saquean la 
9 Moh, 8741 iglesia doSflnta Maria deUlla(Ge- 

| rona). 177. H31, 335. 

574 Muere en Marruecos Abonlfthir exrey 

de Murcia. 100. 

575 Gftnim hijo del rey de Lobo, con la os- 

cuadra ahnohude acomete h Lisboa. 
153. 






■_ 416 — 

Dia Me s Ano 

578 Mucrc Aberial)dolaxiz,exrev de Valen- 
cia. 810. 
ffl Safar 580IEI rey de Mallorca flrma tratado de i 

\ Junio H8i| paz con Pisa. ITS. ^ 

580 Muerte do Ishac de Mallorca noco an- 1 

tes do la muerte del califa Abuya- 
cub. 170. 170. 330. 384, 
£Re.2.°? 580 Mucre el califa Abuyacub a conse- 

cuencia deladerrota do Santaren. 
1S1.335, 
I'M Los tie Mallorca se subfevan contra > 

Moiiamod y proclaman a su herma- i 

no Ali- 181. 1 

« \aba. o80 Ati do Mallorca so apodera de Bugia. 

1S2, 
H 851 Los cristianos cautivos se apoderan 
58% 1 del palacio de Mallorca. 1S2. 
583 Pronlamacion de Abdala Abengania en 

Mallorca. 184. 
58'5 El cupitan Abulabas, cl de Sicilia, se 
anodcra de lbiza^ 1S4. 
Ch.2.° 58i|Abdala de Mallorca tirma un tratado 
Agos- 1188| de paz con Genova. 1S5. 342, 
595 Muerte del califa Almansur. 1SG. 
5!>8 Ml califa Anasir sale de Marruecos 
contra Mallorca. ISO. 
Dulh, 5^0 Los nlmohados outran on Mallorca, y * 

muereel rey A bdala Abengania. 180. 



* 
f 



ADDENDA ET CORRIGENDA 



Mb* Lfaea LGase 



M \o (Abengaroa de nuestras cronicas) 

21 23 Abuobdala Abenhach, el Principe se 

volvio 

26 20 de 1139 tf3i de la hegira), 

27 Si el 27deEnero 

39 13 (2i) 

49 7 cste modo una buena 

SI 13 euviado 

78 14 (Racheb de 539) 

91 9, 10 y 11 Abenliud pocos dias despues, por esto 

misnoo tiempo 
102 6 Cuando llego & Valencia lanoticiade 

la proclamation do Abenhamdin el 

Stibado 3 de Ramad&n del ano 539 
129 22 codice 

152 16 Abulcamar 

102 8 se someUo como loaolros): quizfi aim 

volvieron & rebelarse, 
167 11 Almocladir, 

172 11 Abenttmacartmat?: 

185 *9 SOafios 

203 7 den luz 

213 23 remeavit 

217 7 servil y poco apropiada»: 

220 13 y vein oa por vez primera las monedas 

fracclon arias 
236 7 A 19 <le Safer 

286 8 que no corresponden 

286 11 de 539, pues resultan dos anos y dos 

meses. 
291 7 comprende desde 25 ctoFebrero del 145 

& -27 de Marzo 
301 1 hijo de Ucder, 

339 14 "ft*-dl 

Almowavides 57 



INDICE DE ESTE LIBRO 



w * 



VII 



ISTROm'CXU>> 

mikado de vrsrp ' 

REIT* ADO I>E Atf 

Aragon: Tudola, Zaragoza, Cuunda ^ 

Expedicibn i, Andalucfa ^ 

BataMadeFraga * 7 

Los almoravides en Cataluun: balolla do Mar- 

torell w 

Portugal yCaalilla ^ 

BE1NADO DF TEXTFIN ** 

IIERSMON HE LOS ESFANOLES ® 

La Rebelion en ol Algarbu 33 

La Ilcbeliftn on Cordoba . . . ■'** 

LaBoboHdn en M&loga . ■ - - - ** 

La RobeUon en el Orienie de Alandalus . . . 10 

En Murcia y Valencia m 



— 420 — 

Pig. 

Gobierno de Abenalhach <11 

y> del arraez Abdala ol Zegri 93 

>- deAbenabichafar 93 

» de Abentahir 97 

» de Abeniyad 99 

La Rebelion en Valencia 101 

REtt'ADO HE MOIIAMED ABENSAAD, ABENMERDAN1X, 

6 El- REV LOBO HI 

Tratados de Abonmordanix con los cristianos . 120 
fleconquista por los cristianos de las ciudades 

de Tortosa, Ldrida, Fraga y Mequinenza , -. -123 

Valencia bajo el rey Lobo 127 

Conquistas de Abenmerdanix 130 

Conquisla de Guadix , J3! 

Ja6n, Ubeda y Baeza 134 

Atmerfa 135 

Granada J3g 

Defecciones en la familia del roy Lobo . . . ■ 147 

REVEZIELOS 6 REBELDES DE ESTE PERIODO, POCO 

coK0<:inos *;$ 

Ahyal rebelde en Ronda 156 

Abengarnin seiior do Jerez y Honda 138 

Abenalhacham rcy de lladajoz 160 

All Abenmaimun senor de Cadiz 163 

LAS BALEARES RAJO LOS ALMORAVIDES 467 

Mohamed Abengania 171 

Ishac Abengania 174 

EFIMEROS REISADOS DK MOIIAMED, ALI, TALlfA, MO- 
IIAMED (1* VEZ) Y TBXUFIX 179 



■ f 



— 421 — 

Juicio acerca de la dominacion de los almora- 

videe en Espana 4 89 

Persecution de los moz&rabes 208 

UX'STRACIOKES S3o 

Cronologfa detallada de 1o contenido en este 

libro 403 

Addenda et corrigenda 417 



OBRAS DE ARABISTAS ESPANOLES 

que cst^» dc yenta en las Hbrcrlas 



Bibliotheca arabico-hispana 



To. I y II. aben pascl'alis assila (Dietionarium bio- 
graphicum) ad fiiiem codicis Escurialensis ara- 
bice nunc primum edidit et indicibus locuple- 
Hssimis inslruxit Franciscm Codtra in Universitate 
Matriiensi Arabics linguae professor ordinarius 
et Regia 1 Historical Academic Sodalis. Matriti, 18S2 
et 1883. Dos tomos en 1.° con foliacion unica. XX 
y «7 p&ginas, * ptas. 

To. III. DES1DER1UM OXVKRENTIS 1H5T0R1AM VlftORUM 

popvli ANDAtcsi.K (Dietionarium biographicura) 
Ait adk-diiabri scriptvm, ad Mem codicis Escuria- 
lensis arabice nunc primum ediderunt indicibus 
addilis Franciwu* Codera in Universitale Malriten- 
si Arabictelinguro professor ordinarius et Hogia; 
Historical Academic Sodalis et Juliamt* Ribera. 
Matrili. MDCCCLXXXV, en 4.°, XXV y 612 pfcginas 
y un facsimile del codice, 3^ ptas. 

To. IV. ALMocHAM(Dictionarinm ordino alphabetico) 

DE DISC1PULIS ABU AT.I ASSADAFl AB ABES ALABBAR 

scriptum, ad fidem codicis Escurialensis arabice 
nunc primum edidit indicibus additis, Franci&eus 
Coderaet Zaydin. Matrili, MI)CCCLXXXVI f en 4.°, 
XIX y 365 pig. 19 ptas, 

TO. VyVI. COMPLEMENTTUM I.IBRI ASSILAH (DlCtlOna- 

rium biographicum) ab aukis alartur script um, 



<v 



partem quo? soperest ad fldem codicis Kscuria- 
lensis. arabice nunc primum edidit, indicibus 
additis, FrancisnusCodera. mirili* MDCCCLXXXIX. 
Dos tomos con foliacion conlinuada, XIV y 061 
p&ginas, 50 ptas. 

To. VII y VIII. in stoma vmonrM doctohum asdali;- 
&W (Diciionarium biographicum) ab aben alfa- 
hadjii scripta, ad fidem codicis Tunicensis ara- 
bice nunc primum edidit, indicibusaddiljs, Fran- 
<?iVm* Cofttra. (Acccdunt duo fragmenta incdila ex 
aiien iMscraLis ASSiLAj.Mairiti.To. LMDCCCXC,4H 
p4ginas y to. II. MDCCCXCII, con un facsimile del 
original, XII y 27-2 pags, 35 plas. 

TO. IX y X. INDEX LUIROnUM HE iHVKnSIS PCJEMrAttlJM 

oRniMnrs qvos a maoistius didicit aru beqi-eh be* 
kham ad fldem codicis Escurislensisnra bice nunc 
primum ediderunl indicil>us addiiis Franchcuv To- 
deraolJ libera Tarrago.lo. J, Malrili,MDCtXXCIII. 
W3 pftg. to. II, indices et inlroductionem conli- 
nens, XIII yH9pdg. tt ptas. 



* 



S 



Obras de D Francisco Codera 

Catcdratico dc lengua Arabe cn la Umversidad dc Madrid 



Tratado do >i mikmatica aramgo-espamila, con 2V 1ft- 
niinas{23 autoeclipografladas porel autorV Ma- 
drid, 1879, on 4.°, XXIV y 319 p&g. Ui pUs. 



errores de varios m'mismvfu:os kxtuasjkros a! tra- 
lardelas monedas ai&bigo-espanolas o iitipug- 
nacion. Madrid, 187*. en 4/\ 3V p&fis. 2 pins. 



TiTt'LOS V M>H FIRES PROl'JOS EN LAS UOSEDAS AtlAMr.O- 

kspaSolas. Madrid, 1874, en 4.°, 88 p&gs. '-2 plas. 



mision historh:a en i,a ar<;ema v ti'm:z. Trabajos lei- 
das anlo la Real Academia do la llistoria, Madrid, 
1802, en 4.°, 207 pft&s. ~ 30 ptas. 



ELEMENTOS PE CRAMATICA ARAftE pftra USO dC 10S aUim- 

nos de I). V\ C. y Z. Scgunda cdicion. Madrid, 1892, 
lltograflada, en 4.°, 113 P&g3- 2 plas. 



Obras de D. Leopoldo de Eguflaz 

decano d* la Facultad d e Fitosofia y Letras en la Univcrsidad 

de Granada y correspondiente dc la* R, R. A. A. 

dc la Lcngna y de U Hi*toria 



«LOSAIUO ETIMC.uiftfc.0 f>K LAS p ALA ] ffiAS ESPANOLAS, 

(eastcl)anas, calelanas, ga Degas, maMorqniiias, 
porluenesas, valoncianas y bascongadas) de ori- 
gen omental (arabo, hebreo, malayo, persa y 
turco>por f). LeopoMo d*> &juUaz y Yanquas, eatc- 

drMico de la Universidad do Granada y corres- 
pondientclas R. R. A. A. de la Lengua y de Ja 
Hisiorfa. Granada, 1886, 4." m. XXIV-fflH p&ginas, 

£> ptas. 



REftENA HTSTORICA DE LA CONOUISTA DEL RFJNO DE CRA- 
>ADA POHLOSHEVES CATOL1COS, SEGlJS LOS CROMS- 

tas AiiAnEs, pore! mistno autor.%* edicion, Gra- 
nada, 1894, con ol folograbado de un autograft) de 
Boftbdl1 ' 3ptas. 



Para los pedidos de eslas dos obras, hay que dirigfrse 
al amor, Carrera de Darro, W t Granada. 



* 



% 



Obras de D. Francisco Pons Boigues 

Jj| >vchivo Historic^ N.icioiul 



APUNTES SOBRE LAS ESCnllTIlAS MO/AtUHES TOLEDASAS, 

que se custodian end Arcliivo Historic© Nacio- 
nal. Madrid, 1807, en 8.°, 3-20 pags. Ubrcrfa do 
D. Mariano Murillo, 3 pias. 

ENSAYO MO-mHUOMUEtCO SOHHE LOS HlSTOttlADORES V 

fiEoGHAFos aeiaihgo-espamhes, 01>ra prominda por 
!a Itihlioteca National. Madrid, 1898, 1,°, 511 pa- 
ginas, 10 ptas. 



Obra de D. Antonio Vives y Escudero 

corrcspondiento Jo l.t Rcx\ A.\tJs:mia tie l*i Historia 



MOTfEDAS DK LAS MNATIAft AH VHlfiO-KSPAMUAS. (DOS- 

cription de lodos las moncdns do osla diuaalias, 
conocidashasta la fecha). Madrid, 189:1, en 4.° pro- 
longado, X y 553 poginas, Librrria do D, Mariano 
Murillo, precio, 10 ntas. 



<E 



Obra de D. Eduardo Saavedra 

de la Real Academia de Id Historia 



KSTUDIO SOBRK LA INVASION DE LOS AIUDES ES ESPANA, 

por D. Eduardo Saavedra, de la Real Academia de 
la Historia. Madrid, 1892. Vendeseenla libreria 
de Fernando Fe. 2*50 ptas. 



ObrasdeD. Julian Ribera 

Catedr^tico de lengua irabc en la Universidad 

de Zaragoza 



j*p 



01UGE3ES DEL JUSTJCIA DE ARAGON, 5 pesetas. 

la efseSasza emre los mcsulmases espanoles, 4 pe- 
setas. 

ElBLlOFILOS Y MBLIOTECA8 EN Li KSPANA MC&ULMAKA, 2.* 

edition (oxtracto), ^ plaa 

textos auamiados, por Gil, Ribera y Sanchez, 3 pc- ^P 

setas. 



:*