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Full text of "!A la cuarta pregunta! : juguete cómico-lírico en un acto y en prosa"

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ADMIK1STRACI0H 

LÍRICO-DRAMÁTICA. 

¡A  LA  CUARTA 


PREGUNTA! 

JUGUETE  CÓMICO-LÍRICO 
EN     UN    ACTO     Y    EN     PROSA, 

ORIGINAL   DE 

D.   VICENTE  GARCÍA  VALERO, 


MÚSICA  DEL  MAESTRO 

DON  I.   HERNÁNDEZ 


MADRID. 
SEVILLA,  14,  PIUiNGIPAL. 

1884. 


IÁ  LA  CUARTA  PREGUNTA! 

JUGUETE  CÓMICO-LÍRICO 
EN  UN  ACTO  Y  EN  PROSA 


ORIGINAL    DE 


DON  VICENTE  GARCÍA  VALERO, 


MÚSICA    DEL  MAESTRO 


D.  í.  HERNÁNDEZ. 


Estrenado  con  extraordinario  éxito   en  el  Teatro  MARTIN,  la  noche  del 
26  de  Noviembre  de   1884. 


MADRID. 

IMPRENTA   DE    JOSÉ    RODRÍGUEZ. 

Calvario ,  18,  principal. 
4884. 


PERSONAJES.  ACTORES. 


ELA Srta.  D.a  Panchita  Díaz. 

LOliÓ Carmen  Mejia. 

TARBULA Sra.  ü.a  María  Artiglez. 

PAULA Juana  Sarmiento. 

PETRA Srta.  D.a  Elena  Salvador. 

NÉSTOR Sr.  D.  Rafael  Sánchez. 

FILETO V.  García  Valero. 

DON  CÁNDIDO Antonio  Portillo. 

PASCUAL Diego  Campos. 


Entiéndase  por  derecha  é  izquierda  las  del  actor. 


Esta  obra  es  propiedad  de  su  autor  y  nadie  podrá,  sin  su  permiso, 
reimprimirla  ni  representarla  en  España  y  sus  posesiones  de  Ultramar, 
ni  en  los  países  con  quo  se  hayan  celebrado  ó  se  celebren  en  adelante 
tratados  internacionales  de  propiedad  literaria. 

El  autor  se  resetra  el  derecho   de  traducción. 

Los  comisionados  de  la  Administración  Lirico-Dramática  de  DON. 
EDUARDO  HIDALGO,  son  exclusivamente  los  encargados  de  conceder 
ó  negar  el  permiso  de  representación  y  de  cobrar  los  derechos  de. 
propiedad. 

Oueda  hecho  el  depósito  que  previene  lo  ley. 


AL  DISTINGUIDO  MAESTRO  DE  MÚSICA 
DON  VIGENTE  PEXBRÓ  Y  DIEZ. 

Querido  amigo:  Hace  unos  cuantos  meses  me 
presenté  en  tu  casa;  mi  visita  tenía  por  objeto  leer- 
te un  manuscrito;  tú  idas  á  comer  y  como  entre 
ambos  existe  verdadera  amistad,  verdadera  con- 
fianza, no  tuviste  por  qué  retrasar  esa  necesidad 
imperiosa  de  la  vida.  Te  sentaste  á  la  m^sa  y  yo  á 
tu  lado;  enristraste  el  tenedor  ó  la  cuchara,  pues 
no  recuerdo  si  comiste  cocido  ó  tenias  que  alimen- 
tarte á  placer,  {asi  le  llam,o  yo  á  la  comida  cuando 
no  hay  sopa  ni  garbanzos)  yo  enristré  mis  cuarti- 
llas y  empezé  la  lectura...  tú  comias...  comias  y 
soltabas  muchas  veces  carcajadas  estridentes  que 
se  repitieron  en  crescendo  hasta  terminar  mi  últi- 
ma cuartilla.  ¿Qué  te  ha  parecido?  te  pregunté:  yo 
esperaba  que  contestaras  que  no  había  estado  del 
todo  mal  la  comida!  pero  no  fué  asi,  antes  por  el 
contrario,  me  pronosticaste  que  mi  juguete,  có- 
mico-lírico, llevado  al  teatro  haria  fortuna. 

Tu  pronóstico  se  ha  cumplido. 

El  público  de  Madrid  ha  escuchado  mi  obra,  no 
cómo  tú,  comiendo,  sino  hecha  la  digestión  y  me- 
diante el  pago  de  entrada  y  localidad:  han  reido  y 
han  aplaudido  mi  pobre  trabajo  con  verdadero  ca- 
riño. Creo  justo  que  ya  que  adivinaste  el  porve- 
nir, hoy  presente,  te  dedique  el  manuscrito,  ahora 
impreso,  tú  afectísimo  y  leal  amigo, 


iulrid  i,e  de  Diciembre  do  1884, 

612901 


ACTO  (MCO. 


Decoración  cerrada,  puertas  laterales;  la  de  la  derecha  del  actor  es  la  de 
entrada;  la  de  la  izquierda  comunica  con  las  piezas  interiores  de  la 
casa;  al  foro  una  ó  dos  puertas  que  dejan  ver  durante  el  acto  decora- 
ción de  jardin.  Piano  en  el  centro  con  papeles  de  música,  muebles  y 
lámpara  grande  con  luz;  en  el  piano  bujías  encendidas. 


ESCENA  PRIMERA. 

CANDIDO,  leyendo    un  periódico,  PAULA,    sentada   á  la   izquierda  y 
EL  A  al  ¿piano. 

Paula.    Basta,  niña,  basta  de  solfeo. 

Ela.  Ya  he  terminado,  me  la  sé  de  memoria,  oh!  es  precio- 
sa esta  habanera...  Fileto  tiene  mucho  gusto  para  la 
música  ¿Has  escrito  á  Madrid,  papá? 

C  and.      No. 

Ela.         No!  y  lo  dices  con  esa  calma? 

Cand.      Y  á  quién  he  de  esseribir? 

El.\.  Al  Director  pidiendo  te  proroguen  la  licencia;  el  mes 
que  te  concedieron  va  á  terminar. 

Caíxd.  Y  los  trenes  económicos  también;  por  lo  tanto,  dispo- 
neos para  la  marcha;  el  dinero  se  concluye;  esto  de 
veranear  resulta  m  uy  caro:  el  alquiler  de  esta  casa 
me  divide,  es  carísimo. 


-  6  — 

Paula.     ¡Carísimo! 

Ca\d.  Carísimo,  sí!  Una  casa  sin  comodidades,  sin  olra  cosa 
(jue  le  de  importancia  que  el  jardín,  y  maldito  para 
qué  nos  sirve  el  jardin:  durante  el  dia  no  hay  quién 
asome  en  él  las  narices,  á  no  ser  á  cambio  de  achi- 
charrárselas con  tanto  sol  y  por  la  noche  no  se  está 
seguro  en  él:  esos  malditos  muchachos  de  la  casa  de 
al  lado  son  el  demonio.  La  otra  noche  estaba  yo  em- 
peñado en  cazar  un  grillo,  abstraído  por  completo  en 
imponerme  de  la  dirección  en  que  se  oia  el  canto; 
no  me  daba  cuenta  de  otra  cosa,  de  pronto  cae  con 
violencia  sobre  mi  rostro  un  bulto,  bulto  que  me  mor- 
dió en  las  narices.  Lancé  un  grito  de  pavor,  era  un 
gato...  ¡insolentes!...  oí  risas  á  la  otra  parte  de  la  tapia 
Y  lleno  de  cólera  fui  á  contarlo  á  los  padres,  exage- 
raudo  el  hecho,  á  fin  de  que  pusieran  correctivo  á  las 
diabluras  de  los  muchachos. — «Miren  ustedes,»  les 
dije:  «ahí  está  la  señal,  el  animalito  me  ha  mordido  la 
nariz.» — «Eso  no  es  nada,»  me  contestó  la  señora, 
«es  un  animal  muy  delicado,  ya  ve  usted,  se  ha  con- 
tentado con  morderle  las  narices.»— Pues  pudiera  ha- 
bérselas comido! 

Paula.     Qué  descaro!  * 

Cand.  Pues  hubo  más;  el  papá  que  hasLa  aquel  momento 
había  permanecido  callado,  tomó  la  palabra  y  me  dijo 
con  acritud:  «Caballero,  usted  quiere  armar  quimera; 
niego  que  mis  hijos  hayan  tirado  el  gato.» — «Yo  soy 
incapaz  de  mentir.» — «Pues  miente  ust-íd,  caballero,» 
me  contestó,  «porque  lo  que  han  tirado  los  chicos 
es  gata.» 

Paula.     Gente  ordinaria. 

Ela.        Qué  descaro! 

C.Axn.  Y  entonces  la  señora  díjome  sonriendo:  «ya  ve  usted, 
señor  mió,  que  siendo  gata  no  hay  motivo  de  disgus- 
to, el  sexo  débil  no  ofende.»— «Señora.»  le  repliqué, 
«podía  entretenerse  el  auimal  en  morderle  á  usted  un 
iuanete,  á  ver  si  esto  le  agradaba.»  En  fin,  ante  aquella 


Ef.A. 


Cand. 


Paula. 


El  a. 
Cand. 


Ela. 

Cand. 


Paula. 
Gand. 
Paula. 


chacota,  juzgué  prudente  venir  á  casa  sin  más  expli- 
cación. 

Gente  sin  urbanidad,  sin  sentimientos,  no  saben  mu- 
sica,  únicamente  cantan  peteneras.  /.Conque  escribi- 
rás á  Madrid,  papá?  (con  mimo.) 
No,  hija,  no,  no  podemos  con  este  gasto;  criados,  co- 
mida, baños...  nos  resalía,  muy  caro,  no  puedo  más; 
á  fin  de  mes  á  Madrid;  mi  sueldo  no  permite  tanto 
despilfarro. — ¿Cuántos  baños  habéis  tomado? 
Nosotras  treinta  y  siete.  Si  vieras  nadar  á  tu  hija; 
nada   admirablemente,  hace  ¡a  rana,   el  pez  esnada  y 
la  siesta  de  Venus,  con  tal  perfección,  que  la  envidian 
lodos  los  bañistas. 
Y  tú  no  te  has  soltado,  papá? 

No,  hija;  ayer  casi  me  ahogo:  me  hice  un  salva-vidas 
de  ciento  treinta  y  cuatro  tapones  de  corcho,  atrave- 
sados por  un  bramante-... 
Jesús!  ciento  treinta  y  cuatro! 
Tuve  toda  esa  paciencia.  Me  puse  aquella  especie  de 
rosario  y  me  lancé  á  merced  de  las  olas:  me  hallaba 
tan  entusiasmado  nadando,  que  no  advertí  que  mi 
salva-vidas  de  la  cintura  se  me  escurrió  á  las  pier- 
nas: no  tuve  más  remedio  que   morder  la  arena,   sólo 
flotaban  mis  pies  atados,  y  á  no  ser  por  la  oportuna 
intervención  de  un  saca-corchos,  digo,  de  un  bañista 
que  advirtió  mi  peligro,  allí  me  ahogo. 
Ay,  Cándido,  no  nades  más!  en  el  mar  no  hay  que  ju- 
gar, no  nos  des  un  trago  amargo. 
El  trago  amargo  lo  tomé  yo  con  tanta  agua  como  en- 
gullí. 
Ya  es  muv  tarde,  Petra! 


ESCENA  11. 


DICHOS,  PETRA,  que  *ale  primera  iiquierda. 

Petra.    Señora. 
Paula.     Está  la  cena? 


Petra.    Cuando  ustedes  gusten. 

Paula.  Vamos  á  cenar,  no  sea  que  vengan  doña  Tarbula  y  su 
hija.  ¡Gente  más  gorrona! 

Casd.      Nuestros  contertulios  son  muy  hambrientos. 

Ela.        Eso  no  lo  dirás  por  Fileto. 

Cand.  No,  hija,  nadie  toque  á  Fileto,  es  un  muchacho  de  me- 
jor posición  que  los  otros;  Néstor  ya  es  distinto,  es 
de  los  gorrones. 

Ela.         Esta  noche  ensayamos  la  zarzuela. 

PETRA.  Vamos,  daos  prisa.  (Ela  ha  dado  el  brazo  á  D.  Cándido;  Pau- 
la los  sigue;  se  van  por  la  izquierda.) 


ESCENA  III. 

NÉSTOR,    vestido  con  elegancia,  pero  con  ropa  muy  usada;  en  su  fiso- 
nomía, sin  exageración,  debe  retratarse  el  hambre. 

MÚSICA- 

Soy  el  ser  más  desgraciado 
que  en  la  tierra  puso  Dios, 
bofetada  que  se  pierde 
me  la  encuentro  siempre  yo. 
Y  ya  todo  el  santo  dia 
lleno  de  debilidad 
me  lo  paso  bostezando 
sin  poderlo  remediar. 
Me  hace  falta  un  buen  destino 
y  que  acabe  tanto  mal, 
porque  á  seguir  de  este  modo 
en  olvido  echo  el  andar; 
de  las  sumas  no  me  acuerdo 
y  las  restas  ya  olvidé; 
los  quebrados  me  dan  miedo 
porque  yo  también  quebré. 
Porque  yo 
ah!... 


también  quebré. 
No  me  explico  cómo  paso, 
cómo  vivo  yo  no  sé. 
Telarañas  en  la  boca 
tengo  ya  de  no  comer. 
De  este  modo  vendrá  dia 
que  de  flaco  que  estaré 
se  me  va  á  llevar  el  aire 
como  á  un  trozo  de  papel. 
La  otra  noche  yo  soñaba 
que  comía  salchichón 
y  era  una  pala  del  catre 
que  dos  muelas  me  saltó. 
No  hay  un  alma  cariñosa 
que  me  quiera  socorrer 
y  si  no  me  muero  de  hambre 
moriré  de...  no  comer. 
Moriré 
ah!... 
de  no  comer. 


HABLADO 

No  hay  nadie  por  aquí?  Estarán  cenando;  dichosos 
ellos  que  pueden  hacer  esa  operación;  á  mí  me  sobra 
voluntad,  pero  me  falta  lastre.  ¡Qué  situación  tan  di- 
fícil la  mia!  Cesante  desde  hace  cuatro  años.  Cuatro 
años  aficionado  constantemente  á  la  gorra;  (ai  público.) 
esto  les  extrañará  á  ustedes  al  verme  con  sombrero, 
que  yo  sea  partidario  de  la  gorra,  á  bien  que  ustedes 
son  listos  y  me  han  entendido:  quiero  decir  que  en 
teniendo  ocasión  de  pegarme, -me  pego...  y  cómo  nol 
Yo  no  tengo  que  comer;  pásmense  ustedes,  ni  aun  luz 
para  acostarme.  Todas  las  noches  cuando  voy  á  dor- 
mir, por  no  desnudarme  á  oscuras,  tarareo  la  marcha 
de  las  antorchas.  No  he  tenido  más  remedio  que  aban- 
donar Madrid;  todas  las  puertas  se  me  habían  cerra- 


10  — 


do,  y  no  porque  me  falte  ingenio,  no  señor,  soy  un 
joven  aprovechado.  Durante  mi  cesantía,  que  aún 
dura,  he  esgrimido  el  sable  y  usado  el  timo  con  muy 
buenos  resultados;  pero  al  fin  era  yo  muy  conocido  y 
tuve  que  rendir  las  armas  En  tan  grave  apuro  sólo 
quedaba,  una  solución  decorosa,  el  suicidio;  me  decidí 
á  llevarlo  á  cabo,  pero  todos  los  medios  puestos  á  mi 
alcance  me  parecían  indignos  de  mí.  El  viaducto  d^ 
la  calle  de  Segovia  era  ante  mis  ojds  ¡un  entresuelo! 
el  estanque  del  retiro'  ¡un  pequeño  vaso  de  agua!  no 
pudiondo  vencer  estos  escrúpulos  y  no  teniendo  quien 
me  favoreciera...  (salida  de  tono.)  porque  han  de  saber 
ustedes  que  yo  he  pedido  dinero  á  todo  Madrid...  Una 
vez  le  supliqué  á  Cervantes,  el  de  la  plaza  de  las  Cor- 
tes, que  me  prestase  dos  pesetas;  excuso  decirles  que 
no  me  las  dio;  por  fin  resolví  venir  á  un  puerto  de 
mar  para  llevar  á  término  mi  triste  y  fúnebre  propó- 
sito, y  ahora  me  parece  que  el  mar... tiene  demasiada 
agua. 

ESCENA  IV. 

DICHO   y    PETRA,    por  la  izquierda. 

Petra.     Buenas  noches,  señorito  Néstor, 

Néstor.  Hola!  Petra,  encantadora  Petra,  y  tus  amos? 

Petra.    Cenando.  ¿Esta  noche  hay  reunión? 

Néstor.  Sí,  por  no  perder  la  costumbre. 

Petra.    Me  ha  dicho  la  señorita  que  van  ustedes  á  ensayar,  á 

Cantar.  (Alegrándose.) 

Néstor.  Sí,  sí,  vamos  á  ensayar. 

Petra.  Debe  tener  usted  mucho  talento,  porque  ya  debe  df. 
ser  difícil  escribir  una  comedia. 

Néstor.  No  me  hables  de  co...  (Bostoza.)  ó...  medias  por  la 
Virgen  Santísima. 

Petra.    Qué  tiene  usted? 

Néstor.  Qué  tengo...  a...  (Quejido  cómico.)  ay...  mis  padeci- 
mientos de  estómago  que  no  me  dejan. 


_  íi  - 

Petka.    Goma  usted;  es  muy  probado  para  el  estómago. 

Nestou.  Que  coma!  no,  si  ya  he  hecho  punto- 

Petra.  Los  señoritos  están  cenando;  han  variado  las  horas 
de  la  comida;  ahora  les  gusta  á  la  española.  ¿Usted, 
señorito,  come  á  la  francesa? 

Néstor.  No,  yo  como  á  la  casualidad. 

Petra.  Se  me  figura,  señorito,  y  usted  perdone  mi  franqueza, 
que  es  usted  desgraciado. 

Néstor.  Mucho,  mi  querida  Petra,  mucho,  te  hablo  con  since- 
ridad. 

Petra.  Qué  lástima!  con  tan  buenos  principios  como  usted 
tiene. 

Néstor.  No,  hija,  no  tengo  principios,  yo  me  contentaría  con 
un  cocido  modesto. 

Petra.    Qué  desgracia!  Usícdque  tiene  talento,  estar  siempre.. 

Néstor,  üe  mal  talante,  ah!  (Quejido.)  ves?  el  estómago. 

Petra.    Y  cómo  no  hace  usted  saber  su  situación? 

Néstor.  Ay,  querida  Petra,  no  todos  tienen  los  buenos  senti- 
mientos que  tú...  créeme,  lo  mejor  es  callarse. 

Petra.  Sí,  tiene  usted  razón,  en  boca  cerrada  no  entran 
moscas. 

Néstor.  Moscas!  ni  siquiera  esa  recurso,  porque  6  fuerza  de 
no  comer  se  me  han  formado  telarañas  en  la  garganta. 

Petra.    Válgame  Dios,  qué  injusticias  pasan  en  el  mundo. 

Néstor.  Te  encargo,  Petra,  que  estas  confianzas  que  te  he 
hecho... 

Pet-ka.  Descuide  usted,  soy  muy  reservada;  ni  á  mi  marido 
diré  una  palabra. 

Néstor.  El  otro  dia  me  hiciste  un  señalado  favor  con  guar- 
darme aquellas  friolentas. 

Petra.  Pues  descuide  usted.  (Bajando  la  voz.)  Que  esta  noche, 
cuando  estén  todos  reunidos,  me  hallaré  en  la  venta- 
na de  la  cocina;  usted  se  escurre  como  la  otra  vez  al 
jardin  y  yo  le  tendré  preparado  algo  que  se  pegue  al 
riñon. 

Néstor.  Que  se  pegue  donde  tú  quieras,  ah!...  (Bostezo..) 

Petra.     Ahí  viene  mi  marido,  no  conviene  que  sepa  nada. 


—  i2  — 

(Se  separan.  Pascual  queda  en  la  puerta  derecha  observando. 
Este  personaje  viste  de  chaqueta  y  lleva  el  peio  rapado.  Debe 
marcar  un  poco  ruda  el  habla.) 

ESCENA  V, 

DICHOS  y  PASCUAL,    por  la  derecha. 

Pasc.       Buenas  noches. 

Néstor.  Buenas  noches,  Pascual. 

Pasc.  (Qué  tendrá  que  hablar  este  señor  con  mi  mujer?Jüe 
voy  escamando.) 

Petra.     Ya  era  hora  que  vinieras. 

Pasc.       He  estado  dando  paseos  por  la  playa. 

Petra.    Vamos,  ven  y  te  daré  de  cenar. 

Pasc.      No  tengo  ni  pizca  de  gana. 

Néstor.  (No  sé  qué  cosa  es  no  tener  gana.) 

Pasc.  (Ap.  á  Petra.)  Oyes,  ya  te  he  dicho  que  no  me  gusta 
verte  cuchicheando  con  nadie  y  menos  con  'ese  esta- 
fermo. 

Petra.    (Ap.  á  Pascual.)  Qué  mayor  estafermo  que  tú.  (Se  vá.) 

Pasc  (Sí?  bueno!  En  cuanto  cene,  me  voy  á  lo  oscuro  del 
jardín  y  como  os  vea  hablando  como  la  otra  noche,  en 
la  ventana  de  la  cocina,  no  será  susto  el  que  os  tengo 

preparado.)  (Se  va  por  la  izquierda.) 

ESCENA   VI. 

NÉSTOR,   CÁNDIDO,   PAULA  y  ELA,  que  salen  por  la  izquierda, 
PASCUAL  para  su  mutis  dejará  antes  salir  á  estos  personajes. 

Cand.      Oh!  caballero  Néstor. 

Néstor.  Señor  de  Cuadradillo.  (Dándole  ia  mano.)  Señora,  á  los 
pies  de  usted...  hermosísima  Ela. 

Ela.        Usted  aquí  y  nosotros  sin  saberlo. 

Cand.  Ya  os  decía  yo  que  alguien  estaba  aquí  fuera  cantan- 
do. (Se  sientan  ) 

Néstor.  Cantando!  no  señor,  yo  no  he  cantado. 


—  15  — 

Cand.      No?  pues  yo  creí  haber  oído  unos  calderones... 
Néstor.  Calderones!  era  yo  que  bostezaba.  Ah!...  este  picaro 

estómago  me  mata. 
Paula.    Jesús!  hijo,  ya  tiene  usted  cruz. 
Ela.        Y  no  piensa  usted  en  curarse?  vea  usted... 
Néstor.  Sí,  señorita,  pienso  ver  al  dueño  de  un  restaurant. 
Cand.      Cómo! 
Néstor.  Digo...  á  un  famoso  médico  que  me  ha  recomendado 

un  amigo. 
Paula.     Qué  tal  hace  usted  las  digestiones? 
Néstor.  Tardías,  señora,  muy  tardías! 
Paula.    Coma  usted  manjares  ligeros,  pero  muya  menudo. 
Néstor.  (Yo  tomaría  alpiste  con  tal  de  comer  á  menudo.) 
Ela.        Huevecitos  pasados  por  agua... 
Néstor.  (Yo  los  tomaría  aunque  fueran  pasados  por  las  armas.) 

ESCENA    VIL 

DICHOS,   DOÑA.    TARBULA  y  LOLÓ,    de    sombrero    y    polisón, 
vestidas  con  machas  pretensiones,  pero  ridiculas. 

Tarb.      Buenas  noches. 

Paula.    Queridas  amigas.  (Las  señoras  se  besan.) 

Loló.       ¿Cómo  estás,  Ela? 

Ela.        Bien;  y  tú  Loló? 

Tarb.      Adiós,  Néstor. 

Néstor.  Señoras!... 

PAULA.  Sentémonos.  (Se  sientan  empezando  por  la  izquierda  en  la 
siguiente  forma:  D.  Cándido,  Paula,  Tarbula,  Ela,  Loló,  Néstor.) 

Cand.      Ya  estamos  todos. 

Ela.        No,  papá,  no  estamos  todos,  falta  Fileto. 

Néstor.  Sí,  es  verdad,  falta  Filete,  digo,  Fileto;  pero  no  tarda- 
rá, le  he  visto  esta  tarde,  se  hallaba  terminando  el 
último  número  de  la  zarzuela. 

Ela.  Picaras!  vienen  ustedes  vestidas  como  pudieran  ha- 
cerlo para  una  reunión  de  etiqueta. 

Paula.  Nos  vamos  á  incomodar;  el  trato  fué  confianza  ante 
todo. 


—  14  ~ 

Tarb.      J^.sús!  si  estamos  hechas  unas  fachas;  estos  trajea 

llevábamos  para  ir  por  casa,  ¿verdad,  Néstor? 
Néstor.  Mucho',  mucho! 
¡Sla.        Calla,  y  también  Néstor  se  ha  vestido. 
Néstor.   (Pues  pudiera  haber  venido  desnudo.) 
Tarb.      Lleva  usted  un  precioso  trage  de  mañana. 
Néstor.  Este  es  el  de  mañana  y  de  pasado  mañana. 
Cand.      Quiero  usted  un  cigarro,  joven? 
Nestos.   i-uchas  gracias,  señor  de  Cuadradillo. 

C\MO.         TO'me    USted.    (D.  Cindido  «¡acá  petaca,   enciende  t:n  cigarr 
da  otro  á  Néstor.) 

Néstor.   (Un  cigarro  puro!  No  sé  qué  hacer,  si  fumarlo  ó  i 
mérmelo.) 

ESCENA   VIII. 


oS 


DICHOS   y    FILETO,   con  papeles  de  música  y  una  partitura. 
Ela.  Ahí  está  FiletO.  (Mirando  hacia  la  puerta  de  entrada.) 

Néstor.  Hola,  Fileto. 

Fileto.    Paula,  Tarbula,  Loló,   Ela,  señor  de  Cuadradillo.  (Le* 


da  la  mano.) 


Cand. 
Fileto 


Ya  nos  tenía  usted  impacientes 

Ruego  á  ustedes  que  me  perdonen;  además  del  último 

número  de  la  zarzuela  de  Néstor,  he  escrito  á  usted 

varias  Composiciones.  (Á  Ela,  á  cuyo  lado  se  sienta.) 

De  veras?  Ay  qué  bueno  es  usted. 

Cuánto  papel!  está  visto,  escribe  usted  música  eon 

tanta  facilidad  como  el  que  fríe  patatas.. 

(Patatas!...  ah!...) 

Vamos  á  ver  los  títulos. 
Ela  y  Paula.  Sí,  sí. 
Fileto.    «Correspondencia  secreta  de  la  Luna  y  el  Sol,»  polka. 

«El  coco  americano,»  habanera. 

Muy  bonito. 

Qué  título  más  delicado. 

Y  fresco.  ¡El  coco  americano! 

«Tros  lágrimas, »  marcha  fúnebre.. 


Ela. 
Tarb. 

Néstor 
Loló. 


Todos. 
Ela. 
Néstor 
Fileto. 


—  15  — 

Cand.  Tres  lágrimas!  hombre  me  parecería  mejor  dos;  lágri- 
ma por  ojo. 

Fileto.  Discurre  usted  bien,  pero  el  ojo  izquierdo  siempre  re- 
pite; como  está  en  el  lado  del  corazón,  hay  más  sen- 
timiento... 

Señoras.  Es  verdad,  es  verdad. 

Tarb.  Está  muy  bien  el  título,  el  corazón  está  en  el  lado  iz- 
quierdo... 

Néstor.  (Y  el  estómago  en  el  centro.)  Adelante. 

Ela.        Qué  más  hay? 

Fileto.    Nocturno  para  piano,  titulado  «Dos  pichones.» 

Loló.       Magnífico! 

Tarb.      Qué  delicado;  ¿le  gusta  á  usted,  Néstor? 

Néstor.  El  qué,  señora? 

Tarb.      El  nocturno  «Dos  pichones!...» 

Néstor.  Ah!  sí,  con  tomate  mucho;  digo,  estoy  distraído, 
quiero  decir  que  es  un  precioso  título  para  nocturno. 

Fileto.    «Me  marcho.» 

Ela.        Se  va  usted,  por  que? 

Ca?¡D.         Y  el  ensayo?  (Se  levantan  ) 

Néstor.  Abur. 

Fileto.  No,  si  leo.  «Me  marcho,»  que  os  el  título  de  este  paso 
doble. 

ELA  y  PAULA.   Ah!.  .  (Vuelven  á  sentarse.) 

Loló.       Qué  susto  nos  daba  usted. 

Ela.        Qué  más  hay? 

Fileto.  Este  galop,  que  por  más  que  he  tratado  de  inspirar- 
me, no  he  podido  encontrar  título  para  ella. 

Ela.        Ay,  sí! 

Loló.  Néstor  nos  sacará  del  paso;  tan  aventajado  poeta  será 
padrino  del  hijo  de  usted.  Él  lo  bautizará. 

Néstor.  Señorita,  yo  no  estoy  para  gastos. 

Loló.       Vamos,  no  se  haga  usted  de  rogar. 

Néstor.  No,  sino  que  estaba  distraída...  ¿qué  clase  de  compo- 
sición es? 

Fileto.    Galop...  una  galop. 

Néstor.  Ah!  pues  siendo  galnp,  le,  pondremos  por  título  «La 


—  16 


ternera.» 

Ela  y  Loló.  Jesús! 

Tarb.      Hombre,  no  sea  usted  atroz. 

Fileto.  Señora,  por  qué?  El  galop  es  una  composición  vehe- 
mente, música  precipitada;  por  lo  tanto  requiere  un 
título  de  grasa,  de  mucha  grasa;  y  bien?  «La  ter- 
nera.» 

Cand.      Yo  opino  como  Néstor.  La  ternera  es  un  bonito  título. 

Paula.    Cándido,  te  prohibo  que  te  guste  ese  título. 

Ela,  Loló  y  Fileto.  Otro!  otro! 

Néstor.  Pues  si  la  ternera  no,  la  titularemos  «El  cabrito.» 

CAND.        Ese  es  buen  título.  «El  cabrito.»  (Entusiasmado.) 

Paula.    Cállate,  Cándido,  tú  no  eres  punto  fuerte  en  títulos. 

(Muy  incomodada.) 

Néstor.  Ea!  va  el  último.  Sabido  es  que  el  galop  sirve  como 
última  pieza  musical  en  todas  las  reuniones,  por  lo 
tanto  se  titulará  «El  gorro  de  dormir.» 

Todos.     Aprobado,  aprobado. 

Ela.  Vamos  á  lo  más  importante,  á  ensayar.  ¿Ha  traído 
usted  el  manuscrito,  Néstor? 

Néstor.  Aquí  está. 

Paula.    Pues  á  ensayar. 

Néstor.  Usted,  Filete,  digo,  Fileto,  al  piano.  (Siempre  le  cam- 
bio el  nombre;  me  acuerdo  de  la  carne...) 

Tarb.      Quiere  usted  disponer  que  me  den  agua? 

Loló.      Y  á  mí. 

PAULA.      Al  momento.  Petra,  agua.    (Dirigiéndose  á  la  puerta  de  la 

izquierda.)  La  tomarán  con  azucarillos. 
Cand.      Petra,  azucarillos. 
Paula.    Néstor,  quiere  usted  agua  con  azucarillos? 
Néstor.  Yo  la  tomo  con  mendrugos...  no...  con  azucarillos,  sí 

señora,  acepto. 


—  17 


ESCENA    X 


Al. 


DICHOS,    PETRA   y    PASCUAL.   Sacan  bandeja    con    azucarillos   y 

vasos  de  agua.  Petra  sirve;  Pascual  deja  su  bandeja  encima  de  un  velador 

y  desaparece  por  el  jardín,  recatándose  de  los  personajes  de  la  escena  al 

mutis  de  Petra  por  la  puerta  izquierda. 


Loló. 
Tarb. 

Néstor. 

Ela. 

Loló. 


Fileto. 

Loló. 
Tarb. 


Paula. 

Tarb. 

Paula. 

Tarb. 

Paula. 

Tarb. 

Paula. 

Tarb. 

Paula. 

Cand. 
Petra. 

Néstor 
Petra. 


Ay,  mamá!  debo  tener  el  rostro  como  una  amapola. 

Cuándo  no  es  pascua,  hija  mia! 

(Por  todos  Santos.) 

Con  efecto,  estás  como  la  grana. 

Me  da  un  coraje;  no  sé  qué  hacer  paru  que  no  me  se 

Suba  la  Sangre  al  rostro.  (Sólo  toman  refresco  Tarbula,  Loló 
y  Fileto.) 

Coloqúese  usted  cabeza  abajo  y  se  le  subirá  la  sangre 

á  los  pies. 

'vliren  qué  agudeza! 

No  ha  tenido  usted  más  familia  que  á  Ela?  (Cándido, 

Paula  y  Tarbula  forman  grupo  á  la  izquierda  sentados.  Ela,  Loló 
y  Fileto  en  el  centro  de  pie.  Néstor  á  la  derecha.) 

Dos  más,  pero  murieron. 

Qué  lástima! 

Mis  sueños  dorados  eran  tener  un  varón. 

Un  título! 

No,  amiga  mia,  un  niño  quise  decir. 

Comprendido:  mas  no  desconfie  usted...  quién  sabe... 

Jesús! 

Por  qué  no  ha  de  poder  usted  tener  más  familia!  No 

sería  un  caso  raro. 

Oyes,  Cándido,  lo  que  dice  esta  señora?...  que  todavía 

podré  yo... 

Sí!  también  floreció  la  vara  de  San  José. 

(Á  Néstor.)  Quiere  usted  azucarillo? 

Dame  tres  ó  cuatro.  (Ay!...) 

(Esté  USted  alerta.)  (Váse  por  la  izquierda.) 


ESCENA  X. 

DICHOS,  menos  PiíTRA  y  PASCUAL. 

Cand.      Ea,  señores,  á  ensayar.  Néstor,  á  usted  esperamos. 
Néstor.  Por  mi  no  demorarlo.  Empiezo.  (Se  coloca  do  pié  en  el 

centro  con  el  manuscrito  en  la  mano.)  «EsCCUa    primera.    El 

teatro  representa  un  comedor,  lámpara  de  comedor, 
mesa  propia  para  comedor,  platos...» 

Cand.       De  comedor? 

Néstor.  No,  para  comer;  «en  uno  de  los  platos  diferentes  cla- 
ses de  salchichón,  en  otros  jamón,  embuchados,  que- 
sos, etc.,  etc.»  No  olvide  usted,  don  Cándido,  que 
estos  comestibles  han  de  ser  verdaderos;  han  de  co- 
merse y  yo  quiero  imprimir  á  mi  papel  toda  la  verdad 
posible. 

Paula.  Pero  hombre!  pueden  ser  figurados.  En  las  comedias 
todo  es  de  mentirigillas. 

Néstor.  Oh!  no!  de  ningún  modo;  retiro  mi  comedia. 

Fíleto.  Yo  creo  que  la  acción  debía  usté  ponerla  en  una  tienda 
de  ultramarinos. 

Loló.       Pero  diga  usted,  Fileto,  nos  ceden  el  teatro? 

Fíleto  No  hay  inconveniente;  he  hablado  á  las  de  «Arena  mo- 
jada» y  se  alegran  muchísimo  de  que  demos  esa 
función. 

Ca>u.  Continúe  usted,  Néstor,  se  pondrá  la  escena  con  pro- 
piedad. 

Néstor.  «Al  levantarse  el  telón  aparece  José  comiendo...  pau- 
sa... José  consulta  á  su  reloj  y  demuestra  disgusto. 
Pausa  larga,  durante  la  cual  come  salchichón  que 
devora  con  rabia...  Otra  pausa;  come,  mira  de  nuevo 
el  reloj,  se  levanta  y  pasea  agitado;  luego  se  sienta, 
nueva  pausa... 

Tarb.       En  esa  pausa  comerá  salchichón?  (Con  énfasis.) 

Néstor.  No  señora,  queso  gruyere,  (incomodado.)  «Se  abre  la 
puerta  del  foro  y  aparece  Paca.  (Se  levanta  Ela.)  José 


—  21  — 

ELA.  Soy  Una  mala  aficionada.  (Excusándose  con  Tarbula.) 

Tarb       No  diga  usted  eso,  canta  usted  como  un  querube. 

Fileto.  No  cabe  la  comparación,  porque  Ela  ha  dado  el  do  de 
pecho  y  los  querubes  no  pueden  dar  el  do  de  pecho, 
verdad,  Néstor? 

Néstor.  Claro!  los  querubes  no  tienen  pecho... 

Ela.         Néstor  también  ha  dado  el  do  de  pecho. 

Nestou.  (Yo  quisiera  dar  el  do  de  pechuga.  Si  pudiera  escurrir- 
me al  jardín.) 

Paula.     Continúe  el  ensayo. 

Néstor.  Señores,  francamente,  yo  no  puedo  leer  más...  ma- 
ñana... 

Loló.      Qué  lástima! 

Fileto.    Ensayaremos  la  caución. 

Ela.         En  la  canción  ya  he  cambiado  el  traje?  (Á  Néstor.) 

Néstor.  Sí,  sí  señora. 

Paula.  Niña,  vamos  á  ponerte  el  pañolón  para  que  te  acos- 
tumbres á  llevarlo. 

Loló.      Sí,  sí,  vamos. 

Néstor.  (Esta  es  la  ocasión;  me  escurro  al  jardín.  Ya  me  esta- 
rá aguardando  Petra.  (Se  va  foro  izquierda.) 

ESCENA  XI. 

CÁNDIDO:  luego  por  la  izquierda  PAULA,  FILETO,  TARBULA, 

LOLO  y   ELA,   con  pañuelo  y  flores  á  la  cabeza. 

Cand.      (Despertando.)  Que  se  repita,  magnífico!  muy  bonita 

música...  calle!  me  han  dejado  solo. 
Paula.    Mira,  mira,  Cándido,  mira  á  tu  hija;  verdad  que  la 

sienta  muy  bien? 
Loló  y  Tarb.  Ya  lo  creo! 
Cand.      Estás  hecha  una  macarena. 
Fileto.    Vamos  á  pasar  la  canción  española. 
Loló.      Sentémonos. 
Fileto.    Mucho  oido.  (Se  sienta  ai  piano.) 
Paula.    -Suéltate,  hija  mia,  suéltate. 


—  -22  — 


MÚSICA. 

Que  viva  la  gente  mosa 
que  tiene  gusto  y  salero 
y  se  gasta  las  moneas 
en  orsequiá  cuerpos  buenos. 

A...  ay!  A...  ay! 
Tengo  yo  un  niño  salao 
que  me  convía  á  beber 
y  pago  yo  su  finesa 
con  mi  amor  y  mi  querer, 
y  pago  yo  su  íinesa 
con  mi  amor  y  mi  querer. 

A...  ay!  A...  ay! 

Siempre  que  miro  á  las  nubes 
veo  allí  dos  estrellitas, 
son  las  niñas  de  tus  ojos 
que  desde  er  sielo  me  miran. 

A...  ay!  A...  ay! 
No  los  sierres,  ni  te  duermas, 
ten  los  ojos  siempre  abiertos, 
pues  el  dia  que  los  sierres 
es  el  mundo  un  sementerio, 
pues  el  dia  que  los  sierres 
es  el  mundo  un  sementerio. 

A...  ay!  A...  ay! 

Que  viva  la  gente  crua 
del  bello  suelo  andalús, 
donde  las  jembras  derraman 
toda  la  sal  de  Jesús. 
A...  ay!  A  ..  ay! 
Vamonos,  tierna  paloma, 
vamonos  al  Trocadero 
y  en  el  primer  Ventorrillo 


-~  49  - 

corre  á  abrazarla  y  Paca  hace  lo  mismo.  (Con  la  or- 
questa.) «Aquí  entra  elduo.  Ea  las  partos  tic  espera 
que  tengo  en  el  dúo... 

Cand.      Come  usted? 

Néstor.  No  señor,  tomo  café. 

Loló.      Vamos  á  oir  el  dúo. 

Fileto.    Cuando  ustedes  quieran. 

Ela.         Ahora  me  da  vergüenza. 

Paula.     Vamos,  niña. 

TARB.  Aquí  tod.OS  SOmOS  de  Confianza.  (Cándido  durante  el  dúo 
se  queda  dormido.  Fih  to  se  sienta  al  piano  antes  del  rceilado 
y  figura  acompañar  el  dúo.) 


MÚSICA- 

DÚO. 

Néstor.  Díme,  niña,  di  por  Dios, 

si  me  adoras  cual  yo  á  tí. 
Ela.  Di,  cariño,  si  tu  amor 

os  tan  sólo  para  mi . 
Néstor.  Me  amarás,  mi  dulce  bien, 

dílo,  dílo,  por  piedad. 
Ela.  Te  lo  juro,  te  amaré, 

no  te  olvidaré  jamas. 
Néstor.  Ay!  Paquita  del  alma, 

digo  que  sí. 
íla.  Ay!  Pepito  del  alma, 

ya  soy  feliz. 


NliSTOlt. 


No  sientes  en  tu  pecho 

la  conmoción 
que  siente  aquel  que  adora 

con  puro  amor? 
Nada  dice  mi  pecho, 
nunca  se  inquieta, 
es  mi  estómago  sólo 


quien  me  da  guerra. 


Ela    Qué  conmoción! 
qué  conmoción! 
Es  tan  sólo  la  dicha 
para  los  dos. 


Nest.  Qué  conmoción! 
quiero  jamón, 
aunque  luego  me  muera 
de  indigestión. 


Néstor. 


Ela. 


Que  viva  mi  Paca, 
su  gracia  y  su  sal; 
hechizos  á  miles 
derramar  al  andar. 
Por  eso  yo  bizco 
por  ella  quedé, 
y  siento  que  al  cabo 
también  cegaré. 
Que  viva  mi  Pepe, 
que.  es  mozo  cabal, 
de  gracia  y  donaire 
cual  no  ha\  otro  igual. 
Á  tantos  encantos 
no  sé  resistir, 
y  si  él  me  abandona 
me  vov  á  morir. 


HABLADO- 

Loló  v  Tarb.  Bravo!  Bravo! 

Fileto.    Sublime!  magnííico! 

Néstor.  Ah!...  (Quejido ) 

Tarb.       Mi  enhorabuena,  Fileto. 

Fileto.    No  vale  la  pena... 

Néstor.  (D3  garrote  no,  pero  la  inmediata  sí.) 

Tarb.      Oh!  es  una  música  celestial.  Muy  bien,  pollita,  muy 

bien.  Qué  felicidad  de  madre. 
Paula.    Gracias:  pues  digo,  que  Néstor!  D.be  usted  dedicarse 

al  canto. 
Néstor.  Al  canto?  bueno:  pediré  una  plaza  de  sereno. 


-  25  ~ 

Fileto.    ¡Qué  es  eso! 
Néstor.  El  taco,  esto  es...  el  taco. 
Fileto.    Vaya  un  taco! 

Néstor.  Yo  explicaré,  á  ustedes.  Es  que  uo  he  tenido  tiempo 
de  cenar  y  traía... 

Ca.\D.        VamOS,  ya!  (Con  malicia.) 

ESCENA  X1H. 

PETRA  y  PASCUAL,   con  escopeta,  por  el  foro. 

Petra.  No  se  asusten  ustedes,  era  mi  marido  que  estaba  lim- 
piando la  escopeta  y  se  le  fué  el  tiro. 

Paula.    Jesús!  qué  imprudencia!  Qué  no  vuelva  á  suceder. 

Petra,     (Ap  á  Pascual.)  Eres  mi  perdición. 

Pasc.  (Ap.  á Petra.)  Y  á  la  otra  vez  que  os  vea  juntos,  tiraré 
á  acertar. 

PETRA.      Anda  dentro.  (Vánse  por  la  izquierda.) 

Ela.        Se  te  vapasando? 

Loló.       Me  encuentro  peor! 

Tabb.  No  será  nada,  esto  se  le  quita  comiendo  un  poco,  es 
una  especie  de  hipo,  permítame  usted,  Néstor.  (Le  qui- 
ta el  pan.) 

Néstor.   (Cielos!) 

Tar3.      Vamos,  hijita,  come  un  poco. 
Loló.       Mamá,  y  lo  he  d>  comer  todo? 
Néstor.  (Cristo,  que  se  lo  vá  ,á  comer  todo.) 
Tarb.      Esto  es  nervioso,  un  paseito  por  el  jardín  le  hará  mu- 
cho provecho/ 
Fileto.    Sí,  el  aire  puro  le  hace  falta. 
Néstor.  (Un  jamón  es  lo  que  necesita.) 
Fileto.    Apóyese  usted  en  mi  brazo.  Al  jardín,  al  jardín  todos. 

(Se  dirigvn  todos  al  jardin;  al  llegar  á  la  puerta  estalla  en  el 
jardin  un  petardo,  gran  confusión;  Loló  se  desmaya  sin  soltar  la 
libreta  que  lleva  en  la  mano.  ) 

Todos.     ¡Ay! 

Canu.       Esto  es  un  fuego  continuo. 
aula.    Qué  escándalo! 


—  26  — 

LOLÓ.        Que  me  repite.   (Sentándose.) 

Tarb.      Pobre  hija  mia! 

Néstor.  Yo  ao  tengo  más  comestibles,  que  me  registren! 

Cand.      Pero  qué  pasa  aquí?  Petra,  Petra. 

ESCENA  XIV. 

DICHOS  y   PETRA,   por  la   izquierda. 

Petra.    Señor,  ha  sido  un  petardo  que  han  tirado  de  la  casa 

de  al  lado.  Lo  he  visto  desde  la  ventana. 
Paula.     Insolentes. 

NESTOIl.    (Coge  la  jofaina  que  ha  quedado  en  el  velador  y  quiere  obligar  á 
Loló  á  que  suelte  el  pan;  Tarbula  se  apodera  de  él.)  Meta  US— 

ted  la  mano  en  el  agua  y  se  aliviará. 

Tarb.  Quite  usted,  hombre! 

Néstor.  (Primero  sueltan  una  oreja.) 

Tarb  Vamonos  á  casa,  hija,  te  acostarás. 

Cand.  Fileto,  acompáñelas  usted. 

Tarb.  No  sé  dónde  tengo  la  cabeza;  vaya,  buenas  noches. 

Ela.  Adiós,  que  te  alivies,  Loló.  (Besándola.) 

Fileto.  Hasta  mañana. 

Loló.  Adiós. 

Tarb.  Este  disgusto  no  se  me  olvidará  tan  fácilmente. 

Néstor.  (Ni  á  mí  tampoco,  zampa  bollos.) 

ESCENA  ULTIMA. 

PAULA,  ELA,    NÉSTOR  y  D.  CÁNDIDO. 

Llévese  la  declamación  de  esta  escena  muy  ligera  y  entonada. 

Paula.     Mañana  hay  que  dar  parte  á  la  autoridad. 

Ela.         Mamá,  no  te  sulfures. 

Cand.      Esa  gente  quiere  que  me  comprometa...  yo  temo  á  los 

compromisos. 
Néstor.  Hace  usted  muy  bien,  yo  también  los  temo  mucho. 
Paula.    Ven,  hija,  tomaremos  un  calmante.  (Dirigiéndose  á 

derecha.) 


—  23  — 

te  haré  ver  lo  que  te  quiero, 
y  en  el  primer  Ventorrillo  (Baila, 
te  haré  ver  lo  que  te  quiero. 
A...  ay!  A...  ay! 

Las  rubias  de  ojos  azules 
son  la  miel  de  la  colmena, 
mas  yo  estoy  por  lo  salao, 
viva  la  gente  morena. 

A...  ay!  A...  ay! 
Vamonos,  prenda  del  alma, 
vamonos  á  la  calesa, 
te  daré  los  boquerones 
que  te  saben  á  canela, 
te  daré  los  boquerones 
que  te  saben  á  canela. 

A...  ay!  A...  ay! 


HABLADO. 

Loló.       Bravo! 

Fileto.    Bien  por  la  diva,  extra  la  diva. 

Tarb.      Mucha  expresión,  muchísima. 

Cajvd.      Es  hija  mia,  señores. 

Tarb.      Qué  envidia  tengo  á  ustedes. 

Paula.    Y  cómo  no  hace  usted  que  Loló  aprenda? 

Fileto.    Voz  no  le  falta. 

Tarb.  Ni  voz,  ni  voto.  Hace  años  la  comprometicrion  á  can- 
tar en  las  Flores  de  Mayo;  estuvo  mucho  tiempo  apren- 
diendo la  música,  llegó  el  momento  y  la  dio  un  ataque. 

Loló.      Como  soy  tan  impresionable. 

Tarb.  No  pued)  vencer  el  rubor.  En  casa  me  atruena  los 
oidos;  sube  mucho. 

Fileto.    (Viven  en  cuarto  piso  con  entresuelo.) 

Tarb.  Si  la  oyeran  ustedes  cantar!  (cantando  El  anillo  de 
Hierro.)  «Ven,  Rodolfo,  ven  con  dos.» 


_  24  — 

Fileto.    Cómo  con  dos,  señora? 

Tarb.      No  recuerdo,  yo  sé  que  Rodolfo  viene  con  alguien. 

ESCENA     Xü. 

So  oye  un  tiro  en  el  jardín,  gran  confusión.  TARBULA  y  LOI/' 
quieren  huir  por  la  puerta  derecha.  Aparece  á  poco  NÉSTOR  por  una 
de  las  puertas  del  foro,  viene  muy  asustado  y  ocultando  la  mano  derecha 
en  el  costado  izquierdo  por  debajo  déla  americana  ó  gabán.  PETRA 
sale  por  la  izquierda  y  cruza  corriendo  al  foro. 

Tarb.  Loló  y  Ela.  Ay!  Socorro!  Ladrónos! 

Paula.     Cándido,  qué  será  eso? 

Cand.      Un  tiro. 

Fileto.    Qué  tiro,  ¡un  cañonazo! 

Todos.     Néstor! 

Néstor.  Ay,  Dios  mió!  qué  susto! 

Tarb.  y  Ela.  Está  usted  herido? 

Loló.       En  el  brazo? 

Néstor.  No;  digo  sí,  en  la  mano,  el  fogonazo,  no  hay  que  ha- 
cer caso. 

Loló.      Ay,  mamá!  me  pongo  mala.  (Se  sienta  á  la  izquierda.) 

Tarb.      Hija,  por  Dios. 

Cand.  Petra,  trae  agua,  la  jofaina,  Petra!...  El  agua  le  aliviará 
la  quemadura. 

FlLETO.  (Con  mucha  insistencia.)  Veamos  la  herida.  (Cándido  desapa- 
rece por  la  izquierda  y  vuelvo  á  poco  con  una  jofaina.) 

Nestob.  Si  no  es  nada.  Voy  á  la  botica.  (Quiere  salir.) 

PAULA.       Quieto.  (Detienen  á  Néstor.) 

Cand.      Aquí  está  el  agua. 
Néstor.  Pero  si  no... 

FlLETO.     VamOS,  hombre.  (Le  obligan  á  sacar  el  brazo  para  que  meta 
la  mano  en  la  jofaina  y  se  ve  que  ocultaba  una  libreta  bastante 
grande  y  dos  chorizos.    Procúrese    que  ni  la  libreta   ni  lo   que 
haya  dentro  se  caiga  al  suelo.) 

Néstor.  (Dios  mío!) 
Paula,  y  Cand.  Cómo! 


27 


Cand.      Pase  usted,  Néstor,  tomará  usted... 

Néstor.  ¡¡Un  calmante!!... 

Cand.      Unos  bizcochos  y  una  copita  de  Jerez. 

NÉSTOR.   Jerez!  ay!...  (Bostezando  y  tambaleándose.) 

Todos.     Qué  tiene  usted? 

Néstor.  Mi  estómago,  que  siempre  está  á  la  cuarta  pregunta. 


MÚSICA 

Nestop.  Ay!  cuánta  alegría! 

qué  felicidad 
si  el  público  aplaude 
y  aplaude  á  rabiar. 

Todos.     W£   J'GSIl  Si  el  público  aplaude 
y  aplaude  á  rabiar. 


FIN. 


ADICIÓN  AL  CATÁLOGO  GE1RAL  DE  1.°  DE  JUNIO  DE  \Ul 


COMEDIAS  Y  DRAMAS. 

Parte  que 
.  „».^.,  _  corresponde  á  la 

TÍTULOS.  ACTOS.  AUTORES.  Administración. 


2      A  tomar  baños— j-  o.  v 

>  Buzón  de  peticiones— c.  o.  p 

»      Cólera  vostras » 

»      ElamigoFíito ........ 

5     El  novio  de  DoSa  Inés— j .  o.  p 

1  El  pillo  y  el  caballero,  parodia. ,... 

2  En  los  baños  de  Ontaneda— j.  e.  ?.. 

»      La  costilla  de  Pérez. 

2      La  manzana — c  ó.  p 

»  La  muerte  de  Lucrecia — t.  o.  v 

2     La  partida  de  bautismo— j.  o.  p 

»     Lo  diari  lio  porta.  í 

1  Los  Carvajales — d.  o.  v. 

>  Lletra  menuda 

»     Músich  pagat 

2  Política  interior— c.  o.  p 

d      Remedio  heroico........... 

í      Un  cambio  de  situación 

»     Ganar  con  creces. 

»      Corazón  de  hombre 

3  El  amigo  Fritz—c.  t.  p 

3      El  desheredado—  c.  o.  v 

»     La  blusa 

3      Los  frutos  del  error * 


D.  José  Mana  Alvarez Todo. 

Manuel  Ramos > 

Eduardo  Aulés. » 

Felipe  Pérez  y  González » 

Javier  de  Burgos...........  » 

Juan  M.  Eguilaz  ...........  » 

José  M.  Alvarez  Ballesteros..  » 

M,  liamos  Carrion » 

Felipe  Pérez  y  González....  » 

Ueop''  lo  Cano. j  » 

Pedro  de  Gorriz » 

Eduardo  Aulés » 

M.  Martínez  Barrionuevo....  » 

Eduardo  Aulés > 

Eduardo  Aulés » 

F.  Flores  García » 

Eusebio  cierra, . . » 

Felipe  Pérez  y  González  ...  » 

Juan  N.  Esrobar. » 

PedrodeNovo » 

Luis  Valdés » 

Vaientin  Gómez » 

Antonio  Zamora » 

Pedro  Castañer » 


ZARZUELAS. 


5c. 
4  c 


• 

5 

Se. 

5c 

te. 


Agua  y  cuernos. J 

A  la  cuarta  pregunta. 1 

Á  la  sombra  de  papá 1 

Caramelo 1 

Clínica. 1 

Gristóforo  Coiombo,  ópera. .......  1 

El  cuarto  de  Rosalía 1 

El  fantasma.  .. 1 

Fiesta  torera 1 

La  canción  dei  beneficio i 

La  madeja  se  enreda 1 

Les  estrenes 1 

Los  matadores l 

Manía  per  lo  Italia 1 

Mazzantini. i 

Medidas  sanitarias 1 

Nuestro  prólogo. 1 

Pérdida 1 

Por  «salto, 1 

Por  la  enlata 1 

Remifá. i 

De  Madrid  á  los  Corrales. 2 

El  hijo  de  Dios..... 2 

El  hermano  Baltasar 3 

El  milagro  de  la  Virgen 3 

Si  yo  fuera  Rey 3 


Sres.  M.  Pina  Deminguez,  Burgos 

Chueca   y  Valverde h.  v  M; 

García  Valero  y  Hernández...  L-  y  M. 

Garcés  y  Cansino L.  v  nj. 

Burgos,  Chueca  y  Vaiverde...  L    y  M. 

Sres.  Gorriz  y  Espino L.  y  M. 

D.  Antonio  Llanos M. 

Acedo  y  Bauza....... L.  v  M. 

Sres.  FernauJezFcrreí  y  Cortijo..  L.  y  M. 

D.  Ángel  Rubio M. 

Martínez  y  Cansino. ........ .  L.  y  M. 

Sres.  Lastra  y  Keig L.  y  M 

J.  Such  v  Sierra M. 

D.  Ángel  Rubio M. 

Sres.  J.Such  y  Sierra.. M. 

Infante  Palacios  y  Hernández.  L.  y  M. 

Lastra,  Ruesga,  Prieto,  Chue. 

ea  y  Valverde. L.  y  M. 

Pina  y  Burgos.  Varios  maestros  L.  y  M. 

D.  Isidoro  Hernández M. 

Ramón  de  Marsal L. 

Cocat  y  Reig. L.  y  M. 

Sres.  Barranco  Chueca  y  Valverde  L.  y  M. 

D.  Ángel  Rubio M. 

Sres.  Diaz  Escobar  y  Santaolaya.. .  L.  y  M. 

José  Estremera L. 

Sres.  P.  .Domínguez  y  Chapi L.  y  M  ■ 

Mariano  Pina. 1t2  L. 


PUNTOS  DE  VENTA. 


MADRID. 


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Jerónimo*;  de  D.  J*itonio  de  San  Martin,  Pu3rta  del 
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Rosado  y  de  los  Sres.  Córdoba  y  Compañía,  Puerta 
del  Sol;  de  D  Saturnino  Calleja,  calle  de  la  Paz,  y 
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