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Full text of "Album histórico guadalupano del IV centenario"

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MDXXXI 


ALBUM  HISTORICO 
GUADALUPANO  DEL 
IV  CENTENARIO 


MGMXXXI 


♦ 


GUADALUPANO 

i 


ALBUM  HISTORICO 

GUADALUPANO 
DEL  IV  CENTENARIO 


POR  EL 

y 

P.  MARIANO  CUEVAS,  S.  J. 

Doctor  en  Ciencias  Históricas  por  la  Univer- 
sidad de  Lovaina,  miembro  de  las  Reales 
Academias  de  la  Historia  y  de  la  Lengua,  de 
la  S.  M.  de  Geografía  y  Estadística  y  de 
la  S.  de  Estudios  Históricos  de  la 
Ciudad  de  México. 


DIRECTOR  ARTISTICO 
DE  ESTA  EDICION 

DON  MATEO  A.  SALDAÑA 


MEXICO,  D.  F. 
ESCUELA  TIPOGRAFICA  SALESIANA 
1930 


OF  PRJ/YC^s 
MAY  12  1997 


•J.  PASCUAL, 
Arzobispo  de  México. 

México,  Mayo  3  de  1930. 


QUEDAN  ASEGURADOS  ANTE  LA  LEY 
TODOS  LOS  DERECHOS  Y  CONTRA- 
SEÑADAS  LAS  ILUSTRACIONES. 


PRECIO  DEL  LIBRO  EN  1930: 
DIEZ  PESOS  MEXICANOS. 


MARIAM  •  DEI  •  MATREM 
QVARTO  •  VERTENTE  •  IAM  •  SACVLO 
APVD  •  PIAM  •  MEXICANAM  •  PROLEM 

MIRE  •  DEP1CTA  •  IMAGINE 
COM  MOR  ANTE  M 

VOX  •  POPVL1 
VOX  •  MARTYRVM 
VOX  •  ECCLESI^L  •  CHRISTI 
GRAT  V  LA  BVNDAL 
PARENTEM  •  SALVTANT 
REGINAM 
DENVO  •  CONFIDENTER 
PROCLAMANT 


PRIDIE  •  1DVS  •  DECEMBRES 
ANNO  •  REPARATE  •  SALVTIS 
MCMXXXI 


PROLOGOS 


A  LOS  LECTORES  EN  GENERAL 

L  hecho  histórico  cuyo  IV  Centenario  celebra,  la  Iglesia  y  la 
Nación  Mexicana,  es  el  de  la  Aparición  de  Santa  María 
Virgen  Madre  de  Dios  en  la  dichosa  colína  del  Tepeyac. 
La  Sagrada  Congregación  de  Ritos,  después  de  examina- 
das las  pruebas,  escuchados  detenidamente  los  impugna- 
dores, presentó  a  la  faz  del  mundo  el  siguiente  resumen  histórico: 

"El  año  de  mil  quinientos  treinta  y  uno  de  nuestra  redención,  la  Vir- 
gen Madre  de  Dios,  según  consta  por  antigua  y  constante  tradición,  se 
mostró  visible  al  piadoso  y  rústico  neófito  Juan  Diego  en  la  colína  del  Te- 
peyac,  de  México,  y  hablándole  cariñosamente  le  mandó  presentarse  al 
Obispo,  y  que  le  notifícase  que  allí  se  le  fabricara  un  templo»  Para  inda- 
gar ingeniosamente  la  verdad  del  mensaje,  aplazó  la  respuesta  Juan  de  Zu- 
márraga,  Obispo  del  lugar ;  pero  al  ver  que  el  neófito,  de  nuevo  conmoví- 
do  por  la  segunda  Aparición  y  mandato  de  la  Beatísima  Virgen,  reitera- 
ba su  embajada  con  lágrimas  y  súplicas,  le  pidió  que  con  empeño  pidiera 
una  señal  por  la  que  se  manifestase  la  voluntad  de  la  gran  Madre  de  Dios. 

[  5  ] 


Tomando  el  neófito  un  camino  más  apartado  de  la  colina  del  Tepe- 
yac,  y  dirigiéndose  a  México  para  llamar  a  un  sacerdote  con  objeto  de  que 
su  tío,  acometido  de  gravísima  enfermedad,  no  muriese  sin  los  últimos  sa- 
cramentos, la  Benignísima  Virgen  le  salió  al  encuentro  por  tercera  vez; 
afligido  por  la  salud  de  su  tío,  le  consuela  y  arreglando  en  su  tilma  her- 
mosísimas rosas  que  recientemente  habían  brotado  a  pesar  de  la  aspereza 
de  aquel  lugar  y  del  rigor  del  invierno,  le  ordena  llevarlas  al  Obispo.  Obe- 
dece Diego  el  mandato.  En  la  tilma  al  caer  por  el  suelo  las  rosas  en  pre- 
sencia del  Obispo,  se  víó  maravillosamente  pintada  la  imagen  de  la  Santí- 
sima Virgen  exactamente  en  la  misma  forma  en  que  se  había  manifesta- 
do en  la  colína  cerca  de  la  Ciudad"* 

Las  dos  frases  sustancíales  de  este  acertadísimo  resumen:  "La  Vir- 
gen Madre  de  Dios  se  apareció  a  Juan  Diego  en  1531".  "Esta  imagen  de 
Santa  María  se  ve  aún  maravillosamente  pintada  en  la  tilma  del  indio" 
son  el  tema  de  este  Album* 

Nuestro  plan  es  el  sugerido  por  los  hechos  históricos  mismos:  a  tra- 
vés de  cuatro  siglos,  en  cada  una  de  las  cuarenta  décadas  que  medían  en- 
tre la  fecha  de  la  Aparición  y  nuestros  días,  surgen  o  un  documento,  o  un 
monumento,  o  un  hecho  histórico  que  ponen  de  relieve  el  grandioso  hecho 
sustentado  en  nuestro  elenco. 


A  LOS  FIELES  CATOLICOS 

Concreto  tanto  mi  tema  porque  debe  quedar  claramente  deslindado  lo 
sustancial  de  lo  secundario,  sin  que  por  esto  quiera  yo  decir  que  lo  secunda- 
río  no  es  verdadero.  Prescindo  de  la  verdad  que  contenga,  no  la  niego:  y 
prescindo  solamente  porque  mis  fuerzas  y  el  ideal  de  este  Album  son  limi- 
tados. 

En  otro  álbum  popular  saldrán,  Dios  medíante,  muchas  otras  materias 
guadalupanas :  históricas,  artísticas,  sobre  todo  patrióticas,  que  varios  ami- 
gos y  yo  hemos  venido  atesorando  en  el  decurso  de  nuestra  vida  literaria. 

[  6  ] 


Entonces  también  habrá  lugar  al  estilo  afectuoso  y  a  la  devota  fanta- 
sía, cosas  ambas  que  echarán  de  menos  buena  parte  de  los  lectores  de  este 
libro  pero  que  disonarían  a  los  historiógrafos  y  críticos  de  profesión. 

Mas  ni  entonces  ni  nunca  nos  hemos  de  servir  de  nada  apócrifo*  Dios 
no  quiere  valerse  de  mentiras  para  nada» 

Otra  cosa  echarán  de  ver  los  lectores  minuciosos  y  es,  que  íntencío- 
nalmente  y  de  una  manera  refleja  excluímos  a  los  escritores  meramente 
guadalupanos,  sin  que  por  esto  les  neguemos  un  punto  de  su  autoridad  o 
veracidad:  Florencia,  el  Bachiller  Sánchez  como  escritor,  Gurídí  y  Alco- 
cer, Oquendo  y  la  benemérita  pléyade  de  defensores  de  la  Aparición  mere- 
cen todas  nuestras  simpatías,  pero  de  propósito  y  por  razones  obvias  esta 
vez  no  figuran  como  pruebas* 

Más  aún:  sí  citamos  a  los  Sumos  Pontífices  y  a  la  Congregación  de 
Ritos,  para  los  efectos  de  este  libro  y  para  su  general  aceptación,  prescin- 
dimos de  su  carácter  y  autoridad  eclesiástica  mirándolos  tan  sólo  desde  el 
punto  de  vista  de  hombres  de  ciencia,  de  estudios  y  responsabilidades*  Los 
historiadores,  eclesiásticos  o  no,  que  aquí  figuran  no  son  ni  exclusiva  ni 
sistemáticamente  guadalupanos,  son  historiadores  para  la  investigación 
y  difusión  de  toda  clase  de  noticias  históricas;  son  autoridades  aceptadas 
no  solamente  por  los  católicos  sino  por  los  historiógrafos  de  todos  los  cre- 
dos y  por  todas  las  escuelas  que  ellos  han  fundado :  Clavijero,  Alegre,  León 
y  Gama,  Sígüenza,  Veytía,  etc*  ♦  ♦  ♦  y  a  fortíorí  los  historiadores  antiguos, 
son  así  recibidos  y  debidamente  apreciados  en  el  mundo  de  las  letras  me- 
xicanas* 


A  LOS  HISTORIADORES 

Los  hechos  sobrenaturales,  aunque  de  suyo  más  difíciles  de  conocerse, 
son  sin  embargo  HECHOS  HISTORICOS  y  sí  estos  hechos  históricos 
son  parte  esencial  o  muy  notable  en  la  vida  de  un  pueblo,  el  historiador  no 
sólo  puede,  sino  que  debe  aceptarlos  y  narrarlos*  No  le  es  lícito  prescindir 

[  7  ] 


de  ellos.  Se  pone  pues  en  muy  mal  terreno  el  historiador,  aunque  sea  de  só- 
lo lo  civil,  que  explícita  o  implícitamente  parte  del  supuesto  de  la  imposi- 
bilidad o  de  la  inmensa  dificultad  de  las  apariciones» 

Si  el  historiador  es  católico,  no  puede  compaginar  esta  irracional  difi- 
cultad en  creer  con  las  varías  apariciones  ciertas  que  la  Iglesia  ha  acepta- 
do después  de  rechazar  mil  otras  no  comprobadas. 

Sí  el  historiador  es  protestante,  sincero  en  sus  creencias,  esto  es,  sí  ad- 
mite la  veracidad  de  la  Biblia,  tiene  que  admitir  todas  las  apariciones  na- 
rradas en  el  Evangelio  y  en  el  Antiguo  Testamento:  las  de  Rafael,  la  del 
Angel  que  luchó  contra  Jacob,  la  de  Samuel  a  la  Pitonisa  y  las  de  Onías  y 
Jeremías  a  Judas  Macabeo. 

Si  el  historiador  es  racionalista,  en  primer  lugar  nada  encontrará  de 
irracional  en  la  posibilidad  de  que  una  persona  que  desapareció  de  la  vida, 
vuelva  en  alguna  manera  a  aparecer  y  en  segundo  lugar  se  quedaría  sin  ex- 
plicación, esto  es,  dejaría  de  ser  filósofo,  ante  las  apariciones  innegables, 
aunque  ciertamente  raras,  que  tienen  lugar  dentro  y  fuera  de  las  sesiones 
espiritas. 

Equivalente  de  la  incredulidad  con  respecto  a  las  apariciones  es  la  ac- 
titud de  la  gente  que  carece  de  verdadera  alta  escuela,  y  consiste  en  exi- 
gir para  las  apariciones  no  ya  sólo  pruebas,  sino  pruebas  evidencíales. 
Exigen  que  la  calidad  de  la  prueba  esté  en  proporción  con  la  magnitud  del 
hecho  en  cuestión;  esta  es  una  perversión  de  la  lógica  historial,  pues  cuan- 
do hay  pruebas  racionales  para  creer,  aunque  los  hechos  no  se  vean  ni  ten- 
gamos certeza  metafísica  ni  aun  física  de  los  hechos,  éstos  deben  ser  creídos 
siempre  que  no  repugnen  a  la  posibilidad. 

Tal  acaece  con  las  altas  verdades  de  la  fe;  aceptarlas  es  lo  justo  y  lo 
noble;  tal  acaece  también  con  los  asertos  históricos,  o  de  lo  contrarío,  nos 
habremos  de  quedar  sin  el  noventa  y  nueve  por  ciento  de  lo  que  sabemos. 

Pensamos  que  aun  sin  especial  piedad,  con  sólo  admitir  tan  razona- 
blemente la  posibilidad  del  hecho  y  poniéndose  en  el  sano  estado  mental  de 
veracidad  humana,  nuestra  Aparición  figurará  entre  los  otros  hechos  his- 
tóricos de  su  tiempo  como  uno  de  los  más  luminosamente  documentados. 

[  8  ] 


Sacerdote  como  soy,  aunque  indigno  y  amante  de  mi  patria  como  el 
que  más,  para  escribir  este  libro  he  depuesto  este  doble  y  sagrado  afecto 
para  hablar  sólo  desde  la  base  de  una  crítica  sólida  e  independíente» 

Nada  me  liga,  ni  extrínseca  ni  intrínsecamente  con  mi  tesis  guadalu- 
pana:  sí  fuera  falsa,  mí  patriotismo  y  mí  sacerdocio  no  me  podrían  exigir 
la  creencia  en  ella,  más  aún,  por  patriota  y  por  sacerdote  debía  rechazarla* 

De  aquí  se  inferirá  cuán  lejos  estoy  de  creer  que  el  porvenir  de  la  Igle- 
sia Mexicana  está  vinculado  necesariamente  con  la  tradición  Guadalupa- 
na.  Alegres  y  honradísimos  como  estamos  bajo  el  patronato  de  la  Virgen 
del  Tepeyac,  nadie  lo  considere  como  necesario,  como  cuestión  de  vida 
o  muerte,  y  el  día  que  desapareciese  el  precioso  ayate,  haríamos  otra 
Imagen  semejante  y  nos  quedábamos  tan  devotos  de  la  Virgen  María  co- 
mo antes.  Más  aún:  sí  el  día  de  mañana,  por  un  imposible,  apareciese  un 
documento  histórico  terminante  en  contra  de  la  Aparición,  la  historiografía 
tendría  que  rechazar  lo  que  había  tenido  por  sólida  tradición.  La  Iglesia  en 
este  caso,  como  lo  ha  hecho  ya  varías  veces,  suprimiría  de  entre  las  tradi- 
ciones cristianas  lo  que  resultase  no  ser  verdad  y  esto  sin  detrimento  ningu- 
no de  su  prestigio,  toda  vez  que  esta  clase  de  tradiciones,  por  amables  y  ve- 
neradas que  sean,  están  muy  lejos  de  ser  dogmas  de  fe. 

Con  estos  prenotandos,  fácilmente  se  entiende  cómo  uno  puede  colo- 
carse para  empezar  a  escribir,  no  solamente  en  el  plano  de  la  serenidad  e  im- 
parcialidad sino  hasta  en  el  de  la  sana  duda  científica. 

Encima  de  la  duda  todavía  quisimos  echarnos  el  peso  de  la  que  te- 
níamos por  autoridad  en  materia  histórica,  los  pareceres  de  hombres 
muy  encumbrados  en  este  país ;  aunque  a  la  verdad  bien  pronto  se  desvane- 
ció este  peso  ficticio.  Del  grupo  de  impugnadores  de  la  Aparición  descarta- 
mos desde  los  primeros  pasos  al  noventa  por  ciento  de  ellos  no  sólo  porque 
son  impíos  a  lo  mexicano,  esto  es  frenéticos,  sino  porque  realmente  nos  en- 
contramos con  que  carecen  de  estudio  serio  acerca  de  la  cuestión  guadalu- 
pana,  aunque  lo  tengan  en  otros  ramos  históricos. 

[  9  ] 


De  los  católicos  antíaparícíonístas  descartamos  así  mismo,  porque  los 
conocimos  mucho,  a  muy  buena  parte  de  ellos:  eran,  hablando  en  general, 
hombres  de  medía  carrera,  medía  lectura  y  medía  cabeza;  de  los  que  se 
creen  que  por  platicar  interminablemente  en  una  librería  o  en  el  despacho 
de  un  hombre  de  letras,  acrecientan  su  saber  o  la  fama  de  que  lo  tienen. 

De  los  mismos  cuatro  prestigiados  que  aún  quedan  en  píe,  dos  no  fue- 
ron más  que  descubridores  o,  mejor  dicho,  encubridores  de  documentos; 
historiadores  no  fueron,  ni  menos  críticos. 

En  resumidas  cuentas,  del  otro  bando  sólo  dos  hombres  encontramos 
que  nos  hicieron  fuerza ;  pero  cuando  con  calma  e  investigación  les  fuimos 
descubriendo  su  falta  de  fidelidad,  sus  sofismas  y  triste  proceder,  que 
irán  observando  nuestros  lectores  mismos,  se  nos  achicaron  inmensamente ; 
su  autoridad  de  críticos  históricos  para  con  nosotros  se  esfumó. 

Antíaparícíonístas  supervivientes  y  atendibles  ya  no  los  hay.  Los  dos 
únicos  hombres  de  valer  que  en  otro  tiempo  parecieron  militar  en  las  filas 
contrarías,  por  su  fina  educación  y  su  cercanía  al  último  Tribunal  guar- 
dan respetuoso  silencio.  Su  dignidad  por  otra  parte  no  les  permite  servir 
de  instrumento  a  una  causa  que  ya  advirtieron  provenir  del  sectarismo  ex- 
tranjero contra  la  gloría,  la  paz  y  la  unidad  de  nuestra  patria. 

No  se  vaya  a  suponer  que  queremos  presentar  aquí  una  obra  de  apo- 
logética o  polémica:  habrá  en  ella  elementos  que  puedan  aprovecharse  en 
tal  sentido;  se  nos  escaparán,  porque  somos  humanos,  algunas  frases  que 
se  conquistó  el  propio  enemigo;  pero  nuestro  ideal  es  que  salga  esta  obra, 
positiva,  sencilla,  serena,  como  el  mensajero  que  lleva  una  buena  razón; 
como  el  que  está  en  plena  y  no  interrumpida  posesión  de  la  verdad. 

El  haber  llamado  temas  o  tesis  a  nuestras  afirmaciones  sobre  la  Apa- 
rición Guadalupana  no  quiere  decir  que  yo  me  las  haya  propuesto  de 
antemano  para  luego  buscar  argumentos  con  que  probarlas:  partí,  repito, 
de  mí  duda  científica  y  tendiendo  una  mirada  por  los  papeles  y  argumen- 
tos guadalupanos  que  me  han  salido  al  encuentro  en  los  veinte  años  que 
llevo  escribiendo  historia,  ellos  lógicamente  produjeron  la  tesis;  que  no  la 
tesis  a  ellos. 


[  ío  ] 


No  parezca  superflua  la  reproducción  fotográfica  de  tantos  documen- 
tos: la  mano  del  tiempo,  las  ventas  antipatrióticas  al  extranjero  y  la  mala 
fe  de  conspicuos  antiaparícíonistas  nos  han  privado  ya  de  buena  parte  de 
esta  documentación  para  luego  los  últimos  echarnos  en  cara  la  falta  de  ella. 
Para  que  tal  no  se  repita,  salvemos  siquiera  lo  que  nos  queda ;  lo  que  se  ha 
podido  salvar  de  una  pronta  desaparición. 

* 

Armado  ya  lo  sustancial  de  mí  plan  y  viendo  que  la  fría  exposición  de 
un  historiador  podría  sin  desvirtuarse  servir  de  obsequio  y  reverente  ofren- 
da a  la  Virgen  Santísima  en  su  IV  Centenario,  fácilmente  se  me  persuadió 
a  que  le  diese  forma  más  solemne  y  le  añadiese  algunas  páginas  artísticas 
y  decorativas  con  que  poner  de  realce  y  sacar  de  su  relativa  aridez  el  ar- 
gumento y  exposición  histórica  de  mí  libro* 

No  sé  sí  están  conformes  todos  los  Académicos  de  la  Lengua  en  que 
se  apropie  la  palabra  Album  a  estas  páginas  históricas ;  yo  por  parte  mía 
sí  la  encuentro  lo  suficientemente  elástica  para  esta  aplicación  y  con  las 
dotes  de  brevedad  y  popularidad  que  para  el  caso  son  menester* 

Firmo  yo  estas  páginas,  porque  yo  realmente  soy  el  responsable  y  el 
autor  de  la  investigación;  pero  conste  que  mí  última  redacción  es  después 
de  haber  oído  y  discutido  suficientemente  con  los  representantes  aceptables 
de  las  opiniones  contrarías. 

Termino  repitiendo  lo  que  he  asegurado  en  todas  mis  publicaciones 
históricas:  Con  la  mayor  voluntad  acepto  y  publico  las  rectificaciones  que 
me  sean  sugeridas,  siempre  que  se  las  acompañe  de  la  correspondiente  do- 
cumentación, lógica  y  cortesía. 

México,  Mayo  3  de  1930. 

MARIANO  CUEVAS,  S.  J. 


[  "  ] 


NUESTRA  MADRE  SANTISIMA  DE  GUADALUPE. 
Copia  exacta  del  original  en  1930. 


INTRODUCCION 


OR  versar  todo  este  libro  sobre  la  historicidad  de  un  hecho 
interesante  y  grandioso,  aunque  sencillo  en  sí  mismo,  pro- 
cede que  antes  de  narrarlo  presentemos  ante  el  público  con 
sus  caracteres  también  rigurosamente  históricos  a  los  per- 
sonajes principales  de  la  Aparición* 


* 


* 


María  de  Nazareth  hija  de  Joaquín  y  Ana,  Madre  de  Jesucristo,  fué 
un  ser  real,  admitido  por  los  historiógrafos  de  todos  los  credos.  Decimos 
esto  para  excluir  toda  idea  de  algún  ser  imaginario  o  fantástico. 

Hablando  con  católicos  y  más  con  católicos  mexicanos  conviene  insis- 
tir en  la  historicidad  de  la  persona  amabilísima  de  Santa  María  Madre  de 
Dios ;  porque  a  algunos  espíritus  parece  distraerles  la  magnitud  misma  del 
prodigio  de  la  Aparición,  el  honroso  beneficio  que  reportó  a  nuestra  Patria 
y  el  ser  ya  la  Imagen  como  un  símbolo  de  nuestros  mejores  recuerdos  y  es- 
peranzas» Todo  esto,  que  viene  a  ser  accidental,  apártales  el  pensamiento 
de  la  persona  misma  de  María  Santísima  y  pierden  de  vista  su  Limpia  e 
Inmaculada  Concepción,  su  maternidad  divina,  los  rasgos  maríanos  del 


[  13  ] 


Evangelio,  el  precioso  testamento  que  recibió  al  píe  de  la  cruz  y  su  tránsi- 
to y  admirable  Asunción  a  los  cíelos* 

Me  figuro  que  a  muchos  nos  vendría  bien,  tratándose  de  la  Virgen  del 
Tepeyac,  substituir  a  ciertos  excesos  de  polémica  o  patriotismo  exagera- 
do, más  Evangelio  y  más  devoción* 

Este  personaje  principal  y  sagrado  es  el  centro  y  alma  de  las  Apari- 
ciones* 

*  * 

Gloría  y  honra  de  las  Provincias  Vascongadas,  del  Señorío  de  Vizca- 
ya y  de  la  noble  y  leal  Villa  de  Tavíra  de  Durango  fue  Don  Fray  Juan  de 
Zumárraga,  primer  Obispo  y  Arzobispo  de  México*  Fué  hijo  de  Don  Juan 
López  de  Zumárraga  y  de  Doña  Teresa  de  Lares,  de  la  muy  noble  prosa- 
pia de  los  Arrázola,  Señores  de  la  Casa  y  Torre  de  Muncharraz.  Nació  ha- 
cía el  año  de  1476.  Su  casa  paterna,  dice  él  mismo,  estaba  en  Goy encalle, 
junto  al  cantón  de  ella  (de  la  calle),  junto  a  las  casas  de  Martín  de  Barras- 
quí  y  de  María  Ruíz  de  Turríaga. 

Muy  joven  aún  ingresó  a  la  Sagrada  Orden  de  S*  Francisco*  En  ella 
ocupó  elevados  cargos  hasta  que,  en  1527  "catando  los  méritos  e  buena  vi- 
da e  exemplo  del  venerable  Padre  que  hará  mucho  fruto  en  la  conversión 
de  los  indios"  fué  presentado  por  la  Corona  de  Castilla  ante  la  Santa  Sede 
para  la  Mitra  de  México. 

Llegó  a  esta  gran  Tenuchtítlán  el  6  de  Diciembre  de  1528,  mas  sin 
consagrarse  y  con  solo  el  título  de  Obispo  electo,  con  derecho,  a  lo  que  pa- 
rece, al  uso  de  mitra  y  báculo. 

Hacia  Junio  de  1532  regresó  a  España  a  consagrarse,  siendo  ungido 
por  el  Obispo  Don  Diego  Rivera  el  27  de  Abril  de  1533  en  la  capilla  Ma- 
yor del  Convento  de  S.  Francisco  de  Valladolíd  donde  años  más  tarde  se 
puso  una  preciosa  imagen  de  la  Virgen  del  Tepeyac. 

En  año  J53J,  a  12  de  Diciembre  recibió  en  audiencia  al  Indio  Juan 
Diego,  natural  de  Cuauhtitlán  con  mensaje  de  María  Santísima  Madre  de 


[  J4  ] 


Dios,  y  el  testimonio  de  unas  rosas  que  Ella  le  había  mandado  cortar  en 
la  cumbre  del  Cerro  del  Tepeyac.  Al  desplegar  el  Indio  el  lienzo  donde  las 
llevaba,  apareció,  maravillosamente  pintada,  la  Imagen  de  la  Inmaculada 
Concepción  de  María  Santísima  en  forma  nunca  vista,  y  con  colores  y  ras- 
gos hasta  entonces  completamente  desconocidos*  El  Obispo  la  llamó:  "La 
Concepción  de  la  Madre  de  Dios",  como  puede  verse  en  la  carta  que  escri- 
bió a  Hernán  Cortés,  y  reproducimos  en  otra  página  de  este  Album, 

A  los  pocos  días  organizó  la  solemne  procesión  para  llevar  la  Imagen 
al  sitio  donde  la  Virgen  se  había  aparecido  al  Indio,  Esto  fué,  precisamen- 
te, el  26  de  Diciembre  de  1531  según  constante  y  antiquísima  tradición. 

Parte  de  esta  preparación  fué  invitar  a  Cortés  a  la  procesión  y  convo- 
car al  pueblo  medíante  los  preciosos  versos  que  también  reproducimos  en 
este  Album  en  página  de  por  sí. 

Dejó  escrita  por  lo  menos,  una  relación  del  suceso  que  tuvo  en  sus  ma- 
nos y  leyó  el  Arzobispo  de  México,  Don  Fray  García  de  Mendoza,  hacía  el 
año  de  1605  como  consta  por  segura  y  próxima  fuente  histórica. 

El  deán  de  México  D,  Alonso  Muñoz  de  la  Torre  víó  con  sus  propíos 
ojos  al  Arzobispo  Fray  García  leyendo  esta  Relación;  el  deán  se  lo  comu- 
nicó a  otro  respetable  sacerdote  el  Licenciado  Bartolomé  García  y  éste  al 
Bachiller  Miguel  Sánchez,  que  es  quien  lo  asegura.  El  mismo  Sánchez  fué 
contemporáneo  de  todos  los  mencionados,  había  poca  distancia  entre  ellos 
y  por  otra  parte,  el  suceso  no  sólo  es  posible  sino  probable  y  moralmente 
cierto,  cuanto  puede  pedirse  entre  críticos. 

Sí  dejamos  a  los  antíaparícíonístas  establecer  la  gratuita  y  absurda 
teoría  de  que  una  noticia  por  el  hecho  de  ser  transmitida  no  es  aceptable, 
nos  quedaríamos  sin  la  mayor  parte  de  la  historia* 

Copia  de  esta  Relación  víó  y  leyó  con  sus  propíos  ojos  muchos  años 
después  el  P,  Pedro  Mexía  en  el  Convento  de  Vitoria  en  España ;  esto  con- 
firma que  sí  hubo  una  relación  primitiva  escrita  por  el  Obispo  Zumárraga, 

Que  a  distancia  de  millares  de  leguas,  a  través  de  centenares  de  años, 
testigos  tan  intachables  por  su  piedad  y  letras,  sin  interés  alguno,  se  hayan 
puesto  de  acuerdo  para  engañar;  o  se  hayan  engañado  todos  es  no  sólo 


[  15  ] 


absurdo  sino  imposible*  Tanto  en  el  orden  crítico  como  en  el  orden  jurídi- 
co es  preciso  admitir  la  existencia  de  esta  Relación» 

Exigir  que  en  la  parte  infinitésima  que  nos  queda  de  la  corresponden- 
cía  de  Zumárraga  se  hable  del  suceso  es  injusto  y  pueril ;  y  más  sí  tenemos 
en  cuenta  no  sólo  los  estragos  del  tiempo,  los  incendios  de  archivos  que 
ciertamente  ha  habido,  sino  la  comprobada  malignidad  de  ciertos  enemi- 
gos de  la  Aparición  que  van  sustrayendo  o  mutilando  sistemáticamente  lo 
que  de  ella  encuentran  por  los  archivos  y  no  olvidemos  que  de  los  archivos 
se  pierden  o  se  sustraen  precisamente  los  más  valiosos  documentos  y  por 
ser  valiosos* 

Pero  además,  como  en  otro  lugar  diremos,  no  hay  tal  silencio  de  Zu- 
márraga  y  menos  en  el  sentido  crítico  de  la  palabra* 

Con  Hernán  Cortés  salió  Zumárraga  a  pedir  limosna  para  la  edifica- 
ción de  la  ermita,  y  no  dejó  de  visitarla  según  consta  por  la  información  del 
Virrey  Enríquez  en  23  de  Septiembre  de  1575*  No  podía  decir  este  Virrey 
que  "los  Arzobispos  siempre  la  han  visitado",  sí  excluyésemos  de  esta 
cuenta  a  Zumárraga* 

Aparte  de  tan  alta  misión  del  Cíelo,  y  de  su  celo  verdaderamente  apos- 
tólico, Zumárraga  merece  bien  de  la  Nación  Mexicana,  y  el  título  que  ya 
los  de  su  época  le  dieron  de  "excelente  repúblico"  por  muchas  y  bien  com- 
probadas razones* 

A  Zumárraga,  como  Protector  de  los  Indios,  le  deben  éstos  la  más  va- 
ronil y  sensata  de  sus  defensas*  Le  debemos  además  el  ser  México  una 
Nación,  es  decir,  propiedad  de  los  nacidos  en  la  tierra,  como  quiera  que  Zu- 
márraga encabezó  el  movimiento  contra  las  injustísimas  "Nuevas  Leyes", 
arrancándole  a  Carlos  V  las  famosas  Cédulas  de  Malinas  de  20  de  Octu- 
bre de  1545. 

Como  resultado  de  las  Juntas  Eclesiásticas  de  1539  y  1544,  cuya  ca- 
beza y  alma  fué  también  el  Obispo  de  México,  se  dieron  los  pasos  funda- 
mentales para  la  única  clase  de  unidad  nacional  que  hay  en  México,  o  sea, 
la  de  su  Eclesiástica  Jerarquía. 

Zumárraga  fué  quien  negoció  la  traída  de  la  primera  imprenta  que 


[  í6  ] 


hubo  en  todo  el  Continente  Americano;  y  su  propio  libro,  de  la  más  ele- 
vada filosofía  cristiana,  fué  el  primero  que  se  díó  a  la  imprenta  en  este 
Nuevo  Mundo  de  Colón. 

El  ilustre  Obispo  vascongado,  mucho  antes  que  los  poderes  civiles,  fué 
quien  negoció  en  Toledo  ante  la  Corte  Imperial  la  fundación  de  nuestra 
Real  y  Pontificia  Universidad,  "a  donde  se  lean  todas  las  facultades  y  cien- 
cías  y  Sacra  Teología  y  todas  las  facultades  que  se  suelen  leer  en  las  otras 
Universidades". 

No  logró  ver  esta  institución,  aunque  sí  su  Colegio  de  Tlaltelolco,  el 
más  antiguo  centro  de  estudios  superiores  en  toda  la  América.  Abrióse,  no 
en  1536,  como  se  dice,  sino  en  J533. 

De  su  predilecta  fundación,  el  Hospital  del  Amor  de  Dios,  escribía: 
"Es  lo  que  más  descanso  dá  a  mí  ánima,  porque  vienen  de  Zacatula  y  de 
Colima  y  de  Mechuacan  y  de  Guatemala  a  se  curar  aquí,  y  maravillosa- 
mente sanan,  y  mas  de  200  que  han  venido  medio  podridos  y  hediondos, 
son  vueltos  por  sus  píes  a  donde  quieren". 

Zumárraga  mandó  traer  en  gran  cantidad,  plantones  de  árboles  fruta- 
les de  España,  semilla  de  lino  y  cáñamo,  con  personas  que  supieran  culti- 
varlos, beneficiarlos  y  tejerlos.  Salvando  mil  dificultades  hizo  venir  moris- 
cos del  Reino  de  Granada  como  maestros  de  cultivar  la  seda  y  con  mucha 
simiente  para  que,  repartidos  por  los  pueblos  de  indios,  los  adiestrasen  en 
el  plantío  de  morales  y  cría  de  la  seda.  No  contento  con  esto,  mandó  al 
Chantre  de  Oaxaca,  Alonso  de  Fíguerola,  gran  naturalista,  que  hiciese  un 
libro,  por  el  cual  fueran  instruidos  debidamente  los  indios  "dende  el  criar 
hasta  el  teñir  de  la  seda". 

Hizo  traer  bestias  de  carga  para  relevar  de  ella  a  los  indígenas  y 
cuando  por  su  diligencia  vino  tanto  ganado  lanar,  para  que  los  indios  fa- 
bricasen telas,  alfombras  y  tapicería,  consiguió  que  asimismo  vinieran  ar- 
tesanos, pero  con  obligación  de  enseñar  su  oficio,  y  no  de  ocultarlo  a  los  in- 
dios como  hasta  ahí  lo  habían  hecho  los  seglares.  Afianzó  todo  esto  con  un 
solicitador  perpetuo  en  Sevilla  "que  sí  se  deja  a  los  oficiales,  olvídallo  han 
y  no  se  hará  nada". 


[  í7  ] 


Lleno  de  días  y  de  méritos  Don  Fray  Juan  de  Zumárraga  expiró  a  las 
9  de  la  noche  del  domingo  3  de  Junio  de  1548  en  su  casa  Arzobispal  de  la 
ciudad  y  corte  de  México. 

Aparte  de  su  premio  eterno  en  el  cíelo,  Dios  le  ha  honrado  con  el  cari- 
ño de  todos  los  buenos  mexicanos,  y  con  los  ataques  (que  equivalen  a  una 
honra)  de  los  enemigos  de  la  Iglesia  y  de  la  Patria» 

No  podemos  ser  extensos  al  describir  la  personalidad  de  Juan  Diego  el 
indio  favorecido  con  las  Apariciones  de  Nuestra  Señora  en  1531. 

Convienen  todos  en  que  era  de  Cuauhtítlán  y  por  un  proceso  que  se 
conserva  en  el  Archivo  General  de  la  Nación  bajo  la  signatura  "clero  se- 
cular" número  4,  sabemos  que  su  casa  estaba  en  un  paraje  llamado  Tlaya- 
cac  que  también  le  decían  "sitio  del  terremoto". 

A  fines  del  siglo  XVIII  aún  se  señalaban  unos  paredones  que  se  de- 
cían haber  sido  de  la  casa  de  Juan  Diego. 

Otros  datos  más  seguros  los  suministran,  el  testamento  de  la  hija  de 
Juan  García  Martín  que  adelante  expondremos:  se  dice  que  fué  a  casarse 
a  Santa  Cruz  el  Alto  con  una  joven  Doña  María,  que  pronto  murió  quedán- 
dose solo  Juan  Diego. 

Nada  tiene  de  improbable  que  Juan  Diego,  después  de  la  Aparición 
quedase  al  lado  de  la  ermita  primitiva,  a  cargo  de  la  Sagrada  Imagen:  tal 
se  dice  en  las  informaciones  de  1666.  Los  anales  de  Tlaxcala  dicen  expre- 
samente que  Juan  Diego  murió  en  1548. 

i  Son  retratos  de  Juan  Diego  y  verdaderos  retratos  los  que  de  él  se  han 
publicado  en  álbums  anteriores  a  éste?  Es  muy  difícil  dar  una  respuesta 
afirmativa.  Tampoco  pretendemos  garantizar  la  autenticidad  del  que  aquí 
publicamos,  sólo  sí  diremos  que  nos  parece  ser  el  más  antiguo  de  todos  y  el 
que  ciertamente  se  refiere  a  Juan  Diego  por  razón  de  las  varías  figuras  de 


[  Í8  ] 


El  retrato  más  antiguo  de  Juan  Diego, 


la  Virgen  de  Guadalupe  que  en  ese  dibujo  se  representan  para  significar 
los  diferentes  sitios  de  la  Aparición. 

Juan  Diego,  más  que  una  persona,  que  sí  lo  fué  ciertamente  histórica, 
fué  un  emblema  de  toda  la  raza,  de  todos  los  hombres  de  buena  voluntad, 
de  todos  los  mansos  y  humildes  de  corazón.  Por  eso,  su  estatua  se  ve  con 
tanto  agrado  junto  con  la  de  Fr.  Juan  de  Zumárraga  a  los  pies  de  la  mila- 
grosa Imagen  original. 

Contra  los  necios  temores  de  nuestros  fariseos,  a  nadie  se  le  ocurre  ve- 
nerarlo como  a  santo  canonizado  ni  hay  el  menor  indicio  de  supuestas  ido- 
latrías, respecto  a  Juan  Diego. 


[  *9  ] 


IHrr  :'t>l*t.ode  (De- 
dico donara  y  luán 

G¿  si  ta  r^f  ÍD  eje  ¡  ca  - 
no/c;>.*tenip^cvI  - 

rh*iá       n*\z/  m  r-*e¡ c^r*  ;V^B arrt 


j  cj  re  crí olla  v  cepa  ñola-ffiarida^ 
testa  iíie¿itrfc¡¿a^^*itc>a^^l}uc^ 
va  €(e§>a  ria~Ea  pa  cen  ét  i  Ta,auto- 
ri^ad  a  v  publica  brillante^  es:@ 
trofaf  depoeeíri  castellanas  - 
tcavc/delaprímera  centuria  - 
auadai  uparía, pcu£*>*«n  c^..con 
dzfia  ori^ínalBp^ricíon 
taffi  a  d  ce  aeX)  i  o/>  e  n  1C5Í  - 


MllaL-JBIir-TlE-WK.llB! 


DECADA  PRIMERA  -  1531-1541 


I 

EL  PREGON  DEL  ATABAL 

DOCUMENTO  Guadalupano  primitivo,  contemporáneo  a 
los  sucesos  de  la  Aparición  es  el  siguiente  Cantar  Mexica- 
no con  que,  en  público  y  al  son  del  atabal,  se  proclamó  el 
milagro  y  se  invitó  a  los  fíeles  a  la  solemne  procesión  de 
26  de  Diciembre  de  I53J* 
Su  texto  náhuatl  y  la  correspondiente  traducción,  no  libre  sino  con  to- 
da precisión  gramatical  son  como  sigue: 

U — Y'Tlapapal  xochíceutlí  níyolaya  nepapa  tonaca-xochítl  moyahua- 
ya  oncuepontí  moqueUaco  yanaya  aya  yeteoya  íxpan  tonaa  Santa  María» 
ay  yo. 

2* — Atlya  yacuícaya  zanquetzalaxíhuítl  tomolíhuí  yanaya  ye  nítla- 
chíhuatl  Icel  Teotl  y  ye  Dios  aya  nítlayocol  aoya  yecocya* 

3. — Zanca  Tlacuilolpan  nemía  moyollo  amoxpetlatl  ipantocuícaya  tí- 
químonyaítotía  teteuctínaya  in  Obíspoya  Zacatotatzín  aya  onca  títlatoa 
atlítempa.  ay-yo* 


[  2i  ] 


4.  — Yehuan  Dios  Mítzyocox  aya  xochítla  ya  Mítztlaeatc  yancuícatl 
mítzcuiloa  Santa  María  ín  Obíspoyac. 

5.  — Tolteca  íhcuílíhuía  aha  aya  ha  ontlantoc  amoxtlíya  moyollo  ya 
onaya  mochon  ahcitítac  o  o  toltecayotl  a  y  caya  nínemíz  yeníca  ayyo. 

6.  — Acya  nechcuílíz  acyenohuan  oyaz  onícaz  a  anníhcuíhuan  aya  y 
yan  cuícanítl  y  yectetl  y  no  Xochíuh  non  cuíca  y  huítequi  onteíxpa  ayyo. 

7.  —  

8.  — Níchoca  ya  níquíttoaya  nícnotza  noyollo  maníquítta  cuícanel  hua- 
yotl  aya  maníc  ya  tlalaquíya  maya  ícal  tlatícpac  químman  mochíhua  on 
nenemíz  noyol  zancatencxochitl  ahuica  y  potocatícac  mocepanoa  yantoxo- 
chíuh  a  ye  a  ya  oo  huíyocanquí  ya  ítzmolíní  yenocuíc  celia  notlatotlaquíllo 
ohua  íntoxochíuh  icac  y  quípaní  ayao. 

9.  — Telcacahuaxochítl  a  huíac  xelíuhtihuítza  íhpotocaya  ínahuiyac 
poyoma  otlín  píxahuía  oncan  ninenemí  nicuícanitl  y  ye  ayao  ohui  yonca- 
quíya  ítzmolíní  yonocuíc  celia,  ayyo, 

TRADUCCION 

U — Yo  me  recreaba  con  el  conjunto  policromado  de  variadas  flores 
de  Tonaca-xochitl  que  se  erguían,  sobrecogidas  y  milagrosas,  entreabrien- 
do sus  corolas  en  presencia  tuya*  ]  Oh  Madre  Nuestra  Santa  María ! 

2.  — Junto  al  agua  cantaba  (Santa  María) :  Soy  la  planta  preciosa  de 
escondidos  capullos;  soy  hechura  del  único,  del  perfecto  Dios:  Soy  la  me- 
jor de  sus  creaturas. 

3.  — Tu  alma  está  viva  en  la  Pintura.  Nosotros  los  señores  le  cantemos 
junto  al  Libro-Grande  y  le  bailemos  con  perfección;  y  tu  Obispo,  nuestro 
único  Padre,  predica  allí,  en  la  orilla  del  agua. 

4.  — Dios  te  creó,  fOh  Santa  María!  entre  abundantes  flores;  y  nue- 
vamente te  hizo  nacer,  pintándote  en  el  Obispado. 

5.  — Artísticamente  se  pintó.  ¡Oh!  en  el  venerado  lienzo  tu  alma  se 
ocultó;  todo  allí  es  perfecto  y  artístico;  |Oh!  Yo  aquí  de  fijo  habré  de  vivir. 

6.  — l  Quién  tomará  mí  ejemplo?  i  Quién  conmigo  irá?  ¡Oh!  Postraos 


[  22  ] 


en  torno  suyo,  i  Oh!  Cantad  con  perfección;  que  mis  flores  y  mis  cantos 
se  desgranen  en  presencia  suya. 

7.  —  

8.  — Lloro,  digo  y  advierto  a  mí  alma  que  observe  la  verdadera  razón 
del  mí  canto;  ¡Oh!  que  se  funde,  que  prontamente  sea  hecha  su  casa  te- 
rrenal; allí  morarás,  Alma  mía,  flor  distinguida  que  su  aroma  difunde 
mezclándolo  al  de  nuestras  flores,  i  Oh!  Vibrantemente  brotan  mis  canta- 
res, (en  loor)  del  venerado  y  tierno  fruto  de  nuestras  flores  que  son  su 
perenne  adorno. 

9.  — La  flor  del  cacao  su  perfume  va  esparciendo;  difundiendo  su  aroma 
la  flor  poyoma  los  caminos  perfuma;  allí  viviré  yo  el  cantor.  ]Oh!  ¡Oh! 
Oíd  mis  cantos  que  brotan  tiernamente. 

El  original  contemporáneo  de  este  precioso  y  típico  Cantar  Mexicano, 
no  nos  es  conocido;  tal  vez,  no  estaba  ESCRITO  en  el  tiempo  en  que  se 
cantó :  se  perpetuó  sólo  de  oídas  entre  los  que  escuchaban  al  Vate  mexica- 
no que  trasmitía  al  son  del  TEPONAXTLI  o  atabal  la  más  bella  de  nues- 
tras tradiciones. 

Para  que  estos  cantares  no  se  perdiesen  con  el  tiempo  y  el  olvido,  hubo 
un  fraile  o  un  su  discípulo;  a  lo  que  parece,  que  se  dedicaron  a  coleccio- 
narlos en  el  último  tercio  del  siglo  XVI. 

Tal  es  el  manuscrito  de  los  "Cantares  Mexicanos"  que  original  se  en- 
cuentran en  la  Sección  de  Manuscritos  de  la  Biblioteca  Nacional  de  México. 
Una  reproducción  helíográfíca  de  todos  estos  cantares  fué  publicada  por 
Don  Antonio  Peñafíel  en  1904.  Antes  que  él,  el  doctor  C,  Brínton  bajo  el 
epígrafe  "Ancíent  Náhuatl  Poetry",  había  publicado  en  Fíladelfía  el  año  de 
1 890  parte  de  esos  cantares  acompañados  de  una  muy  mala  traducción  que, 
andando  el  tiempo,  se  vino  a  saber  ser  de  otra  persona  y  no  de  Brínton 
quien  ignoraba  el  idioma  náhuatl  aun  en  su  moderna  y  simple  presentación. 

No  obstante  lo  defectuoso  de  la  traducción  y  aun  de  la  misma  copia, 


[  23  ] 


saltaba  a  la  vista  que  el  poema  número  XIX  de  la  colección  de  Brínton  ver- 
saba sobre  Santa  María,  sobre  la  Madre  de  Dios,  sobre  una  procesión  muy 
regocijada  en  torno  de  una  pintura  sagrada  y  que  todo  esto  estaba  conec- 
tado con  la  persona  de  un  Obispo  que  Brínton  mismo  desde  luego  dijo  ser 
Fray  Juan  de  Zumárraga* 

Valía  pues  la  pena  tomar  de  raíz  y  sobre  el  texto  mismo  del  original 
esta  traducción  como  al  efecto  lo  hice,  poniéndola  en  manos  del  señor  Don 
Mariano  Rojas,  profesor  de  lenguas  indígenas  en  el  Museo  Nacional  de 
México*  Dicho  maestro  en  compañía  de  su  discípulo  Líe»  Manuel  Moreno, 
son  los  muy  autorizados  responsables  de  esta  traducción  cuya  propiedad 
gramatical  exponen  ante  el  público  medíante  especial  estudio  crítico  que 
va  en  apéndice  a  este  tomo* 

En  presencia  pues  de  tan  valioso  texto  y  dados  los  límites  de  este  li- 
bro cabe  preguntar:  A)  <Es  este  cantar,  Guadalupano?  B)  <Qué  fecha 
aproximada  puede  dársele?  C)  < Quién  fué  su  autor  y  cuál,  por  ende,  su 
valor  histórico? 

* 

*  * 

Nuestra  respuesta  a  la  primera  cuestión  no  puede  ser  más  que  afirma- 
tiva :  la  cuarta  estrofa  es  de  suyo  terminante :  "Dios  te  creó  oh  Santa  Ma- 
ría entre  abundantes  flores  y  ahora  últimamente  te  hizo  nacer  pintándote 
en  el  Obispado"*  No  pueden  aplicarse  estas  palabras  más  que  al  Milagro 
Guadalupano  tal  como  se  ha  entendido  siempre  por  la  tradición  y  por  la 
historia  escrita. 

Examinemos  por  separado  cada  estrofa*  Dice  la  primera : 

I 

"Yo  me  recreaba  con  el  conjunto  policromado 

"de  variadas  flores  de  tonacaxochítl  o  flores  muy  olorosas 


[  24  ] 


"que  se  esparcían  sobrecogidas  y  milagrosas, 
"entreabriendo  sus  corolas 

"en  presencia  tuya  Oh  Madre  Nuestra  Santa  María". 

Debemos  ante  todo  notar  que  el  estro  poético  de  los  náhuatl  era  real- 
mente arrebatado,  píndáríco,  saltaba  de  personaje  en  personaje,  ora  ha- 
ciéndoles hablar,  ora  dirigiéndose  afectuosamente  a  ellos  o  hablando  de 
ellos  en  tercera  persona» 

Aquí  Juan  Diego  habla  por  boca  del  poeta  expresando  los  sentimien- 
tos que  a  aquél  embargaron  en  los  momentos  previos  a  la  Aparición  al  ver 
esas  flores  milagrosas  (yeteoya)  que  "Entreabrían  sus  corolas  sobrecogi- 
das en  presencia  de  Nuestra  Madre  Santa  María"* 


II 

"A  la  orilla  del  agua  cantaba  (Santa  María) 
"Yo  soy  la  planta  preciosa  de  lozanos  capullos, 
"Soy  hechura  del  único,  del  perfecto  Dios ; 
"Pero  soy  la  mejor  de  sus  creaturas". 

En  esta  segunda  estrofa,  ya  quien  habla  es  la  Virgen»  Se  aparece  don- 
de realmente  se  apareció,  a  la  orilla  del  lago,  que  llegaba  entonces  hasta 
las  cercanías  de  la  hoy  Capilla  del  Pocíto.  Ahí  habla  tan  dulcemente  que 
parece  que  canta  y  dice:  "Yo  soy  la  planta  de  lozanos  capullos". 

Esta  frase,  que  en  metáfora  envuelve  una  consoladora  verdad,  es  un 
precioso  dato;  pues  por  no  contenerse  en  las  otras  relaciones  de  la  Apa- 
rición nos  hace  ver  en  este  Cantar  una  nueva  fuente  histórica  genuína,  in- 
dependíente de  las  demás  hasta  hoy  conocidas. 

La  siguiente  frase:  "Soy  solamente  (zanca)  hechura  del  único,  del 
perfecto  Dios  pero  soy  la  mejor  de  sus  creaturas"  es  un  pensamiento  que 
invariablemente  acompaña  a  la  tradición  Guadalupana  desde  sus  princi- 
pios: Los  frailes,  el  Obispo  al  frente  de  ellos  y  más  que  nadie  Dios  y  la 


[  25  ] 


Virgen  Santísima  querían  que  desde  el  principio  las  cosas  estuviesen  en 
su  punto  y  que  por  ninguna  manera  se  diese  ocasión  a  los  indios  de  adorar 
como  a  Dios  a  la  que  sólo  era  una  creatura  aunque  tan  perfecta  y  amable. 

III 

"Tu  alma,  oh  Santa  María,  está  como  viva  en  la  Pintura. 

"Nosotros  los  señores  le  cantábamos 

"en  pos  del  Libro  Grande 

"Y  le  bailábamos  con  perfección, 

"Y  tú,  obispo,  padre  nuestro  predicabas 

"allí  a  la  orilla  del  lago". 

Por  las  fíeles  y  múltiples  informaciones  de  1666,  por  la  carta  de  Zu- 
márraga  a  Cortés  y  por  otros  documentos  en  esta  misma  obra  publica- 
dos, es  cosa  innegable  que  por  aquellos  días  y  a  propósito  de  la  Virgen 
aparecida  en  el  Tepeyac,  hubo  una  procesión  como  las  que  entonces  se  ha- 
cían en  México,  con  su  parte  litúrgica,  letanías  y  antífonas,  cantadas  en 
torno  de  un  gigantesco  antifonario  como  aún  hasta  la  fecha  se  hace  en  Es- 
paña, "Libro  Grande  y  sagrado"  que  el  poeta  llama  con  tanta  propiedad 
"amoxpetatl".  Además  de  esto  había  la  parte  mexicana  típica:  el  bai- 
le o  hareyto  de  indios,  con  indumentaria  y  atributos  que  querían  pa- 
recerse a  los  de  los  antiguos  señores  de  la  tierra:  teteuctín.  A  esta 
danza  se  refiere  la  frase  de  Zumárraga  y  las  frases  del  Códice  Pereyra  en 
el  cual  muy  por  menor  se  nos  describen  quiénes  eran  los  reyes  represen- 
tados y  añade,  como  lo  deja  entender  la  carta:  que  estuvieron  presentes 
el  Obispo  Zumárraga  y  el  Conquistador  de  México,  Don  Hernando  Cortés. 

La  procesión  parece  que  terminó,  según  el  último  verso  de  esta  estrofa, 
con  un  sermón  del  Obispo  precisamente  a  la  orilla  del  lago:  Atlítempam. 

I  Tiene  toda  esta  estrofa  carácter  histórico?  i  Es  descriptivo  de  algo  ya 
pasado  o  es  más  bien  una  exhortación,  un  llamamiento  que  al  son  del  ata- 
bal se  iba  pregonando  por  los  diversos  rumbos  de  la  Ciudad  y  pueblos  cír- 


[  26  ] 


cunvecínos?  La  tradición  está  en  favor  de  esta  última  hipótesis:  es  histó- 
rico que  hubo,  precisamente  para  dar  a  conocer  esa  procesión,  un  pregón 
en  parecida  forma. 

La  frase,  tomando  los  verbos  en  toda  su  precisión  gramatical,  como 
en  los  tiempos  actuales  se  toma  y  para  la  prosa  náhuatl,  sí  se  refiere 
a  tiempo  pasado;  pero  no  faltan  nahuatlatos  o  intérpretes  del  náhuatl  que 
poniéndose  en  la  mentalidad  y  estilo  poético  de  entonces,  opinen  ser  fácil- 
mente mudables  las  acepciones  de  los  tiempos  del  verbo  y  que  aquí  deben 
tomarse  en  estilo  optativo  o  exhortativo.  Brínton  o  sea  su  traductor  así  lo 
juzgaba  y  la  estrofa  VI  nos  certifica  de  que  realmente  es  una  exhortación 
y  pregón. 

IV 

"Dios  te  creó,  oh  Santa  María,  entre  abundantes  flores, 
"y  nuevamente  te  hizo  nacer,  pintándote 
"en  el  Obispado". 

La  cuarta  estrofa,  lo  repetímos,  es  la  síntesis  precisa  del  Milagro  Gua- 
dalupano:  La  Virgen  surgiendo  entre  las  flores  del  Tepeyac  y  siendo  pin- 
tada por  Dios  en  el  Obispado  o  sea  ante  la  presencia  misma  del  Obispo  Zu- 
márraga. 

Así  pues,  cada  una  de  las  frases,  y  más  aún  ésta  están  tan  en  harmo- 
nía con  los  otros  documentos  contemporáneos  que  no  pueden  referirse  más 
que  al  Milagro  Guadalupano. 

V 

"Artísticamente  se  pintó.  ]Oh!  en  el  venerado  lienzo  tu  alma  se  ocultó; 
"todo  allí  es  perfecto  y  artístico;  ¡Ohl  Yo  aquí  de  fijo  habré  de  vivir". 

Una  Virgen  que  se  pintó  en  el  venerado  lienzo,  cual  se  canta  en  la 
quinta  estrofa  y  que  parece  representar  más  que  al  cuerpo,  al  alma  de  la 


[  27  ] 


Virgen  es  aplicable  en  este  punto  y  coyuntura  de  la  admirable  canción  só- 
lo a  la  Imagen  del  Tepeyac* 

VI 

44 i  Quién  tomará  mí  ejemplo?  i  Quién  conmigo  irá? 

"íOh!  Postraos  en  torno  suyo.  ¡Oh!  Cantad  con  perfección; 

"que  mis  flores  y  mis  cantos  se  desgranen  en  presencia  suya"* 

Como  el  poeta  es  un  pregonero  puesto  para  llamar  y  convocar  al  pue- 
blo a  que  partícipe  en  la  procesión,  exhorta  de  nuevo  a  que  le  sigan,  no  a 
otra  cosa  sino  a  la  primera  peregrinación:  a  postrarse  en  torno  de  la  Vir- 
gen ofreciéndole  cánticos  y  flores* 


VII 

7*—  

La  estrofa  séptima,  sigue  sí  hablando  sobre  el  mismo  tema*  Nada  hay  en 
ella  que  nos  lleve  fuera  del  tema  Guadalupano  pero  sus  frases  en  la  trans- 
cripción que  hoy  se  posee  y  que  fotocopíadas  reproducimos,  parecen  estar 
truncas  y  no  formar  sentido  perfecto*  Con  pena  tenemos  que  prescindir  de 
su  traducción  mientras  no  tengamos  más  luces  objetivas  sobre  ella* 


VIII 

"Lloro,  digo  y  advierto  a  mí  alma  que  observe  la  verdadera  razón  del  mi 

[canto : 

"¡Oh  que  se  funde,  que  prontamente  sea  hecha  su  casa  terrenal. 

"Allí  morarás,  Alma  mía,  flor  distinguida  que  su  aroma  difunde  mezclán- 
dolo al  de  nuestras  flores. 

"íOhl  Vibrantemente  brotan  mis  cantares,  (en  loor)  del  venerado  y  tíer- 

[no  fruto  de  nuestras  flores  que  son  su  perenne  adorno". 


[  28  ] 


La  octava  estrofa  es  colosal:  es  el  encargo  típico  de  la  Aparición  que 
por  eso  proclama  el  poeta  con  llanto  y  exclamaciones  "que  se  funde  y 
prontamente  sea  hecha  su  casa  terrenal"* 

La  exclamación  que  le  sigue  no  puede  ser  ni  más  sublime  ni  más  his- 
tórica* A  nadie  mejor  que  a  la  Guadalupana  puede  decírsele  flor  distingui- 
da que  su  aroma  difunde  y  lo  mezcla  con  el  de  nuestras  flores.  ¿No  es  ella 
además  y  en  virtud  precisamente  de  la  particularidad  de  este  prodigio 
FRUTO  DE  NUESTRAS  FLORES? 


IX 

"La  flor  del  cacao  su  perfume  va  esparciendo; 
"difundiendo  su  aroma  la  flor  poyoma  los  caminos  perfuma* 
"Allí  viviré  yo  el  cantor* 

"¡Oh!  ¡Oh!  Oíd  mis  cantos  que  brotan  tiernamente"* 

En  la  última  estrofa,  por  una  hipotíposís  monumental  describe  como 
sí  ya  la  viese,  la  procesión  a  que  convoca  y  sus  caminos  perfumados  con  las 
flores  del  poyoma  y  del  cacao* 

Cierra  con  dos  naturalísímos  arranques  líricos:  su  estado  de  alma  y 
su  misión  de  pregonero. 

*  * 

Vendrán  tal  vez  mexícanistas  que  retoquen  tal  o  cual  palabra  de  es- 
ta traducción  no  libre  sino  literal,  mas  siempre  quedará  en  píe  que  a  raíz  de 
los  hechos  (YANCUICAN)  se  cantó  ante  el  público  que  Santa  María  se 
apareció  entre  flores  hablando  a  la  orilla  del  lago  y  otra  vez  en  el  Obispa- 
do y  en  él  fué  pintada  por  Dios  como  Fruto  de  nuestras  flores  y  que  hubo 
encargo  de  que  se  le  edifícase  desde  los  cimientos  su  casa  terrenal.  ¿Qué 


[  29  ] 


otra  cosa  nos  dice  la  tradición?  La  autenticidad  del  escrito  en  que  se  nos 
trasmite  este  Cantar,  la  cercanía  de  éste  a  los  hechos,  la  sinceridad  del  al- 
ma noble  y  grande  que  así  los  canta  y  la  sanción  de  todo  el  público  que  lo 
aplaudía  son  otros  tantos  áureos  sellos  de  perfecta  veracidad  histórica» 

* 

Pasemos  a  la  segunda  pregunta  que  sobre  este  Cantar  nos  hemos  for- 
mulado: para  ello  tenemos  que  partir  del  supuesto  que  sin  vacilación  con- 
ceden los  conocedores  de  la  lengua  y  es  que  el  dialecto  náhuatl  en  que  es- 
te Cantar  está  escrito  es  el  que  corresponde  al  hablado  en  el  Valle  de  Mé- 
xico; está  muy  lejos  de  los  modismos  tlaxcaltecas  y  más  lejos  todavía  de 
los  que  usaban  las  tribus  aztecas  del  remoto  Sur  o  del  Poniente.  Por  esta 
circunstancia  tenemos  una  prueba  más  de  que  el  Obispo  a  que  se  refiere 
es  el  de  México  o  Tenochtítlan. 

No  hubo  más  que  un  solo  OBISPO  de  México  y  éste  fué  Fray  Juan 
de  Zumárraga;  él  mismo  desde  1548  y  todos  sus  sucesores  fueron  Arzobis- 
pos y  no  ya  Obispos;  sus  casas  eran  Arzobispados  y  no  Obispados.  Po- 
día tal  vez  llamarse  Arzobispo  a  un  Obispo  por  adulación,  mas  no  aconte- 
ce nunca  lo  contrario,  ni  menos  pasaría  en  aquel  siglo  décímosexto  tan  pun- 
tilloso y  etiquetero. 

En  todo  el  Cantar  se  adivina  un  fraile  detrás  del  inspirado  vate  me- 
xicano, razón  de  más  para  no  suponer  gratuitamente  un  equívoco,  repe- 
tido, propalado  y  perpetuado  acerca  del  tratamiento  dado  al  Prelado. 

Es  pues  el  Cantar  anterior  al  Arzobispado  de  Don  Fray  Juan  de 
Zumárraga  o  sea  a  1548. 

Aún  lo  acercaremos  a  1531  si  consideramos  la  fuerza  del  adverbio 
YANCUICAN  que  significa  ahora,  nuevamente,  aplicado  al  tiempo  de  la 
Aparición  en  el  Obispado :  sería  extemporáneo  el  adverbio  y  el  entusiasmo 
manifestado  en  la  estrofa,  si  se  tratase  de  época  remota  J  esto  nos  pone,  se- 
renamente hablando,  en  el  primer  decenio  de  la  Aparición  y  si  como  lo  exí- 


[  30  ] 


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^^rjfófr&cjL,  pTa  c-¿4^-toj£  e£t.  c???frp<  cJ  •  Je  res  trie  ¿¿4— 


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Las  dos  partes  del  pregón  del  atabal,  certificadas. 


ge  la  sexta  estrofa  damos  el  carácter  de  llamamiento  y  pregón  a  la  tercera 
estrofa,  entonces  no  cabe  duda  de  que  se  cantó  muy  cerca  del  26  de  Di- 
ciembre de  153 1  fecha  que  está  perfectamente  en  harmonía  con  los  docu- 
mentos en  este  mismo  artículo  citados. 

*  * 

¿Y  quién  es  el  autor  de  este  Cantar?  Nada  de  cierto  puede  decirse, 
pero  hay  muchos  elementos  que  nos  llevan  a  pensar  en  el  tantas  veces 
mentado  poeta  Don  Francisco  Plácido,  Señor  de  Atzcapotzalco. 

En  el  mismo  libro  publicado  por  Don  Antonio  Peñafíel,  aparecen 
también  heliograbados  varios  cantares  de  dicho  poeta,  en  la  misma  letra 
(tipo  Tlaltelolco)  en  que  aparece  nuestro  Cantar.  En  uno  de  ellos  se  lee: 
"Inín  cuicatl  yohan  Don  Diego  León  Gobernador  de  Atzcapotzalco  ye- 
huatl  equitzoson  Don  Francisco  Placido  ipan  xíhuítl  J55J  ypan  et  calítzen 
te  Jesucristo". 

Traducción:  "Este  Cantar  fué  cantado  en  casa  de  Don  Diego  de 
León  Gobernador  de  Atzcapotzalco.  El  que  tocaba  el  teponaxtlí  era  Don 
Francisco  Plácido,  en  el  año  de  la  Resurrección  de  Nuestro  Señor  Jesucris- 
to 1551". 

Ahora  bien,  ese  Cantar  que  ciertamente  es  de  Don  Francisco  Plácido 
tiene  el  mismo  estilo,  la  misma  métrica  trocaica  y  una  imaginería  muy  se- 
mejante a  la  de  nuestro  Cantar  Guadalupano.  Este  Don  Francisco  Pláci- 
do, existía  y  cantaba  al  son  del  teponaxtlí  en  155 1;  bien  pudo  ha- 
ber existido  en  buenas  y  mejores  condiciones  para  poetizar  veinte  años  an- 
tes, cuando  Zumárraga  era  Obispo  y  cuando  ordenó  la  procesión  de  las 
referidas  señas. 

Pregunta  diferente  a  la  anterior  es:  Sí  estos  versos  de  Don  Francis- 
co Plácido  fueron  los  famosos  versos  de  Don  Francisco  Plácido  que  Flo- 
rencia víó  en  los  papeles  de  Chimalpain,  que  pasaron  al  Colegio  de  San  Pe- 


[  3i  ] 


dro  y  San  Pablo  entre  los  demás  legados  por  Sígüenza  a  esta  Institución* 

No  creemos  que  sean  esos  mismos  versos  porque  no  narran,  como  di- 
ce el  escritor  jesuíta,  distintamente  las  cuatro  Apariciones»  Pero  sí  nos 
confirmamos  en  que  Plácido  tenía  muy  en  su  corazón  el  tema  y  que  fué 
autor  del  otro  poema  largo,  visto  por  Florencia,  Sígüenza  y  Chímalpaín* 

No  cerraremos  este  artículo  sin  decir  que  los  antíaparicíonístas  cono- 
cedores de  tan  precioso  documento,  o  ío  pasaron  de  largo,  con  "aristocrá- 
tico" desdén  o  se  desentendieron  de  él  de  una  manera  torpe  como  lo  hace 
Andrade.  Se  quiere  escapar  el  pobre  hombre  con  una  sarcástíca  interro- 
gación y  viene  a  decir:  <se  puso  de  acuerdo  el  escritor  protestante  de  estos 
versos  con  los  escritores  católicos  antíaparicíonístas  para  suprimir  el  cele- 
bérrimo himno  del  indio  Plácido?  i  Dónde  está  el  nombre  de  Guadalupe? 

La  respuesta  es  clara :  Don  Francisco  Plácido  y  los  de  su  tiempo  se 
ocuparon  con  entusiasmo  de  la  Aparición  de  la  Virgen  en  el  Tepeyac  lla- 
mándola con  el  nombre  que  tuvo  a  los  principios :  Tonantzin  o  Teonantzín 
Nuestra  Madre  o  la  Madre  de  Dios  como  también  en  su  carta  la  llama  Zu- 
márraga. Precisamente  el  no  llamarla  de  Guadalupe  nos  confirma  en  la 
antigüedad  del  Cantar  ya  que  sólo  unos  diez  años  más  tarde  vino  a  pre- 
valecer el  nombre  de  Guadalupe,  como  en  otro  lugar  se  dirá. 

Lo  que  dijo  el  escritor  protestante  y  se  calló  del  todo  Andrade  es  que 
Zumárraga  es  el  probable  autor  del  Cantar. 

II 

EL  MENSAJE  DE  ZUMARRAGA  A  CORTES 

En  esta  misma  primera  década  y  por  los  días  mismos  en  que  el  público 
escuchaba  el  Teponazcuícatl  del  indio  Plácido,  Fray  Juan  de  Zumárraga, 
lleno  de  regocijo  escribía  a  Hernán  Cortés  las  preciosas  líneas  referentes  a 


[  32  ] 


El  volante  guadalupano  de  Fr.  Zumárraga  a  Hernán  Cortés, 


la  Aparición  Guadalupana  y  a  la  famosa  procesión  que  se  hizo  para  el 
primer  translado  de  la  Imagen,  el  26  de  Diciembre  de  1531* 

He  aquí  la  Carta  que  descubrí  en  el  Archivo  General  de  Indias,  en  el 
estante  51,  cajón  6,  legajo  3;  textualmente  dice  así: 

"Ilustre  Señor  y  muy  dichoso  en  todo» — Gratías  agamus  Domino  Deo 
nostro,  proponiendo  de  le  servir  mucho  más  de  aquí  adelante"* 

"Cristóbal  de  Salamanca  llegó  en  rompiendo  el  alba,  víspera  de  la 
Concepción  de  la  preservada  Virgen  en  que  nos  vino  la  Redención  (digo 
yo  en  fé  y  fiesta  de  la  señora  Marquesa)  para  lo  cual  yo  me  aparejaba 
cuanto  podía  y  los  trompetas  tenía  y  los  detengo;  V*  S.  haya  paciencia 
para  mañana  y  en  la  farsa  que  ordenamos.  Lo  pagaré  en  la  Natividad 
gozosa  de  Nuestro  Salvador  y  cuan  grandiosa  serál  luego  lo  divulgué;  y 
en  saliendo  el  sol  anduve  mis  estaciones  de  San  Francisco  primero  de  la 
Iglesia  Mayor  y  de  Santo  Domingo.  Señor  Obispo  de  Tlaxcala  que  predi- 
ca mañana  y  ahora  entiendo  en  mí  procesión  y  en  escrebír  a  la  Veracruz. 
No  se  puede  escrebír  el  gozo  de  todos*  Con  Salamanca  no  hay  que  escre- 
bír. Al  custodio  hice  mensajero  a  Cuernavaca.  A  Fr.  Toríbío  va  ya  un  in- 
dio y  todo  sea  alabar  a  Dios  y  hareytos  de  indios  y  todos  Laudent  No- 
men  Domíní.  Víspera  de  la  fiesta  de  las  fiestas". 

"Diga  V.  S.  a  la  Señora  Marquesa  que  quiero  poner  a  la  Iglesia  Ma- 
yor título  de  la  Concepción  de  la  Madre  de  Dios,  PUES  EN  TAL  DIA 
HA  QUERIDO  DIOS  Y  SU  MADRE  HACER  ESTA  MERCED  A 
ESTA  TIERRA  QUE  GANASTES,  y  no  mas  ahora. 

De  V.  S.  Capellán 

El  electo  regocijado". 

Este  mensaje  dirigido  por  el  Obispo  electo,  al  Conquistador  el  24  de 
Diciembre  de  X53X  o  sea  el  día  ante  víspera  de  la  solemne  procesión,  re- 
bosando, como  está,  un  gozo  inenarrable,  en  torno  de  una  GRAN  MER- 


[  33  ] 


CED  hecha  por  la  MADRE  DE  DIOS  a  la  tierra  TODA  que  ganó  Her- 
nán Cortés,  es  una  referencia  auténtica  y  clara  del  Milagro  Guadalupano; 
es  una  prueba  más  de  que  Zumárraga  recibió  desde  el  principio  este  ce- 
lestial favor  con  fervoroso  entusiasmo:  "No  se  puede  escrebir  el  gozo  de 
todos"  Gratías  agamus  Domino  Deo  nostro,  y  todo  sea  alabar  a  Dios  y 
hareytos  de  indios  y  todos  Laudent  Nomen  Dominí.  Y  "quiero  poner  a  la 
Iglesia  Mayor  el  título  de  la  Concepción  de  la  MADRE  DE  DIOS  pues 
en  tal  día  (de  su  octavario)  ha  querido  Dios  y  su  Madre  hacer  merced  a 
esta  tierra  que  ganastes"» 

Esta  carta  es  de  1531,  no  es  de  fecha  anterior  a  1530,  porque  antes  de 
este  año,  1530,  Cortés  no  estaba  aún  en  México  CON  EL  TITULO  de 
Marqués»  No  es  posterior  a  1531  porque  Zumárraga  en  Diciembre  de  1532 
ya  no  estaba  en  México  sino  en  España;  y  desde  1533  en  adelante  ya  no 
era  Obispo  ELECTO  sino  Obispo  CONSAGRADO. 

La  carta  es  de  aquel  año  en  que  Cortés  y  la  Marquesa,  su  mujer,  po- 
dían entrar  en  la  Ciudad  de  México  el  26  de  Diciembre,  puesto  que  el 
Obispo  les  espera  para  la  procesión  exhortándoles  a  que  tengan  paciencia 
en  ella»  Esto  no  lo  podían  hacer  en  Diciembre  de  1530  y  sí  el  26  de  Di- 
ciembre de  1531,  porque  en  1530  tenían  prohibición  de  pasar  de  Texcoco 
donde  se  hallaban»  No  podían  tener  ni  probabilidad  de  entrar  en  México  en 
Diciembre  de  1530,  pues  todavía  el  2  de  Enero  de  1531  se  trató  en 
el  Ayuntamiento  de  que  Cortés  iba  a  hacer  su  primera  entrada  y  ni  aún 
eso  logró  el  Conquistador  puesto  que  los  Oidores  de  la  Segunda  Audien- 
cia no  le  levantaron  el  peso  de  la  Real  Cédula  que  retenía  al  Conquistador 
en  Texcoco  sino  hasta  después  del  9  de  Enero» 

Esta  carta  es  de  1531  porque  es  de  la  fecha  en  que  todos,  se  suponía 
habían  de  quedar  contentos  con  el  objeto  de  estas  fiestas,  según  lo  expresa 
Zumárraga»  Pues  bien,  en  Diciembre  de  1530  no  hay  nada  a  que  atribuir 
esa  alegría  UNIVERSAL;  pasaba  todo  lo  contrarío,  con  la  llegada  en 
1530  de  la  Segunda  Audiencia  quedó  descontento  el  inmenso  grupo  de 
rapaces  que  habían  vivido  a  la  sombra  de  la  Primera. 

Unos  de  los  descontentos  en  1530  eran  precisamente  ciertos  Padres 


[  34  ] 


limo.  Sr.  D.  Fray  JUAN  DE  ZUMARRAGA. 


de  Santo  Domingo  de  quien  Zumárraga  dice  que  estaban  contentos  en 
1531,  puesto  que  les  iba  a  comunicar  tan  grata  nueva» 

Finalmente  la  carta  es  del  año  en  que  Motolínía  estaba  cerca  de  la 
Ciudad  de  México  puesto  que  se  le  manda  un  indio  mensajero  con  un  re- 
cado urgente  y  con  probabilidad  de  encontrarle*  Pues  bien,  esto  no  pudo 
pasar  en  Diciembre  de  1530  supuesto  que  por  ese  tiempo  Motolínía  anda- 
ba en  región  incierta  en  Centro  América*  Esta  última  proposición  resulta 
bien  clara  de  documentos  fehacientes: 

A  fines  de  1529  firmaba  en  Guatemala  la  recepción  de  Gaspar  Arias 
Alcalde  Primero  de  Santiago  de  los  Caballeros  en  los  años  1528  y  1529» 
Esta  acta  la  vió  Fray  Francisco  Vázquez»  (Chroníca  de  la  provincia  del 
Santísimo  Nombre  de  Jesús  de  Guatemala  del  Orden  de  Nuestro  Seráfi- 
co Padre  San  Francisco  en  el  Reino  de  la  Nueva  España»  Guatemala  en 
la  Imprenta  de  San  Francisco  año  de  1714,  libro  primero,  Cap»  IV,  pág» 
20)»  Vázquez  no  fija  la  fecha,  pero  nosotros  podemos  decir  que  de  los  dos 
años  de  1528  y  1529  en  que  Gaspar  Arias  fué  Alcalde  hay  que  atenerse 
al  segundo  y  a  los  fines  de  él  puesto  que  el  19  de  Octubre  del  año  1529, 
Motolínía  estaba  aún  en  Nueva  España,  como  que  en  este  año  firmaba 
una  carta  en  Huejocíngo.  (Archivo  general  de  Indias,  Sevilla,  Estante  51, 
cajón  6,  legajo  2-32)» 

<Mas  dónde  estaba  Motolínía  en  Diciembre  de  1530?  El  citado  Váz- 
quez nos  dice  que  una  de  las  razones  que  movieron  a  Fray  Toríbío  a  ir  de 
Guatemala  a  Nicaragua  fué  el  verse  con  dos  religiosos  de  la  misma  or- 
den (franciscanos)  que  tuvo  noticia  andaban  en  la  apostólica  conversión  de 
aquellas  gentes» 

i  Cuándo  andaban  estos  religiosos  en  Nicaragua  ?  La  respuesta  se  de- 
duce de  un  documento  que  se  halla  también  en  el  Archivo  de  Indias  de  Se- 
villa (estante  63,  cajón  6,  legajo  9)  y  es  una  carta  del  Licenciado  Casta- 
ñeda al  Emperador  Carlos  V,  fecha  en  León  de  Nicaragua  a  30  de  Marzo 
de  1531  y  dice  así:  "Ha  sucedido  que  Dios  ha  encaminado  que  viniesen  a 
esta  ciudad  cuatro  religiosos  muy  reverendas  personas,  dos  de  la  Orden 
de  Santo  Domingo  y  dos  de  la  Orden  de  San  Francisco»  Han  fundado  dos 


[  35  ] 


monasterios  de  ambas  religiones*  Tenían  intención  estos  Padres  de  pasar 
al  Perú  porque  dicen  que  para  allá  traen  licencia  de  sus  Prelados  e  man- 
dado de  los  Prelados  que  pasen". 

< Cuándo  llegaron  esos  frailes  a  Nicaragua?  Llegaron  por  Noviem- 
bre de  1530,  pues  llegaron  después  de  la  muerte  del  Tesorero  de  Tobílla. 
Tobílla  murió  en  Octubre  de  1530  como  se  puede  ver  en  la  misma  carta 
de  Castañeda* 

El  6  de  Marzo  de  1531  los  frailes  tenían  monasterio  ya  fundado,  lue- 
go no  acababan  de  llegar  sino  que  ya  habían  llegado  algunos  meses  antes, 
lo  que  por  otro  camino  nos  lleva  a  probar  que  su  llegada  fué  por  Noviem- 
bre de  1530. 

A  fines  pues  de  este  año  de  1530,  Motolínia  se  preparaba  en  Guate- 
mala para  ir  a  Nicaragua*  Es  por  lo  tanto  imposible  que  estuviese  a  fines 
de  Diciembre  en  las  cercanías  de  México*  En  cambio  sí  estaba  en  Diciem- 
bre de  1531  en  la  construcción  de  la  recién  fundada  ciudad  de  Puebla. 

* 

*  * 

<Se  refiere  en  esta  carta  Zumárraga  a  la  Aparición?  Sí,  porque  en 
1531  y  en  esa  fecha  no  podemos  ni  rastrear  que  hubiera  otra  merced  he- 
cha por  la  Madre  de  Dios  a  toda  la  tierra  conquistada  por  Cortés  y  que 
fuese  en  tal  forma  celebrada,  y  precisamente  el  26  de  Diciembre,  más  que 
la  Aparición. 

<No  se  refería  a  la  llegada  de  los  Oidores?  No,  porque  hacía  ya  un 
año  que  habían  llegado.  No,  porque  los  mentaría  o  haría  alusión  a  ellos, 
como  lo  hizo  cuando  realmente  vinieron.  No,  porque  ningún  Oidor,  ni  la 
noticia  de  su  llegada  tuvieron  conexión  con  ninguna  fiesta  de  la  Inmacu- 
lada. No,  porque  la  llegada  de  hombres  desconocidos  no  era  para  poner 
título  a  la  Catedral,  ni  para  muestras  de  alegría  espiritual  y  universal.  De 
hecho  no  las  díó  cuando  vinieron. 

¿No  dice  Zumárraga  que  la  gran  merced  tuvo  lugar  el  7  de  Dicíem- 


[  36  ] 


bre?  No,  no  lo  dice*  Lo  que  dice  es  que  fué  en  fiesta  de  la  Inmacula- 
da, y  la  fiesta  de  la  Inmaculada  en  el  misal  sevillano  (vigente  en  México) 
era  desde  el  8  hasta  el  17  de  Diciembre,  fechas  que  abarcan  las  de  las 
Apariciones  sucedidas  del  9  al  J2* 

Sí  alguno  me  pregunta:  ¿Por  qué  no  describe  las  Apariciones?  res- 
pondo: porque  el  24  de  Diciembre  fecha  de  la  carta,  ya  Hernán  Cortés  se 
las  sabía  de  memoria*  Cortés  estaba  a  unas  horas  de  México.  Este  volan- 
te fué  con  ocasión  de  alguna  pregunta  que  Cortés  debió  hacer  a  Zumárra- 
ga  sobre  la  llegada  de  Salamanca  y  retención  de  trompetas* 

Lo  único  nuevo  que  le  dice  Zumárraga  respecto  a  las  apariciones  es 
que  "luego  divulgó"  lo  que  al  escribir  a  Cortés,  en  los  primeros  momen- 
tos, pensó  tener  en  secreto* 

¿Pruébanse  las  Apariciones  con  esta  carta?  Con  ella  sola,  no*  Pero 
quien  las  tiene  probadas  por  otras  razones  (y  las  tenemos),  en  esta  car- 
ta encuentra  una  confirmación,  pues  tendrá  que  conceder  que  Zumárraga 
no  puede  referirse  a  otra  cosa  más  que  a  ellas* 

¿Cuál  es  la  principal  utilidad  de  esta  carta?  La  de  demostrar  que  Zu- 
márraga tuvo  conocimiento  y  sumo  aprecio  y  positiva  intervención  en  la 
gran  merced.  Con  esto  se  embota  completamente  el  argumento  "del  silen- 
cio" por  lo  que  hace  a  Zumárraga,  referente  a  la  Aparición,  pues  ya  no 
puede  deducirse  de  él  que  fué  porque  ignoró  o  despreció  la  Aparición.  El 
argumento  del  silencio  vale  únicamente  cuando  el  silencio  supone  igno- 
rancia o  desprecio  de  la  noticia. 

¿No  es  esta  carta  dudosa,  pues  tanto  la  han  atacado?  No.  Sí  los  ata- 
ques hicieran  dudosas  las  historias,  ninguna  sería  tan  dudosa  como  el  San- 
to Evangelio  que  tantos  ataques  ha  sufrido. 

* 

Se  trató  de  inocular  el  veneno  de  la  duda  sobre  el  valor  Guadalupano 
de  esta  carta*  Sin  mí  conocimiento  y  por  instancia  de  los  mismos  adversa- 


[  37  ] 


ríos,  se  llevó  ante  un  respetable  Tribunal  de  la  Academia  Guadalupana, 
integrado  por  personas  honorabilísimas,  dos  de  ellas  para  mí  entonces  des- 
conocidas y  la  tercera  por  aquel  entonces  distanciada  de  mí. 

Nada  pues  más  a  propósito  que  reproducir  íntegro,  como  lo  hacemos 
en  el  apéndice  II,  el  brillante  dictamen  que  fué  realmente  la  última  palabra 
sobre  el  asunto»  Hubo  como  es  natural  y  humano,  sus  conatos  de  defensa 
que  la  misma  Academia  y  el  Público  colocaron  en  la  categoría  de  gallar- 
das protestas  sin  valor  intrínseco» 

Posteriormente  a  la  publicación  de  este  documento  y  de  todos  sus  ata- 
ques a  mí  mismo  me  asaltaron  las  dificultades  más  serías  para  su  admi- 
sión, dificultades  que  no  pude  soltar  sino  hasta  hechas  y  recibidas  de  Sevi- 
lla y  de  Nicaragua  las  correspondientes  investigaciones» 

Fué  la  primer  dificultad  la  de  hallarse  la  carta  de  Fray  Juan  de  Zu- 
márraga  junto  con  otros  documentos  de  1530»  Mas,  hechas  las  debidas  in- 
vestigaciones, en  el  mismo  legajo  se  hallaron  documentos  de  1531  y  aun  de 
fechas  posteriores»  Uno  de  ellos  es  la  requisitoria  que  a  título  de  Defensor 
de  los  Indios  hacía  Fray  Juan  de  Zumárraga  sobre  la  conducta  de  la  pri- 
mera audiencia,  requisitoria  que  no  pudo  haber  hecho  sino  después  de  ha- 
ber cesado  en  sus  funciones  tan  odioso  tribunal  o  sea  después  del  12  de  Di- 
ciembre de  1530. 

La  segunda  objeción,  gravísima  por  cierto,  fué  la  de  haberme  dicho 
de  palabra  el  P.  Fr»  Daniel  Sánchez,  el  más  entendido  en  asuntos  de  Mo- 
tolínía  que  él  dudaba  mucho  de  la  ida  de  Motolínía  a  Centro  América  por 
aquella  época.  Como  por  una  parte  no  fundaba  sólidamente  su  duda  y  por 
otra  parte  salió  a  flote  la  firma  de  Motolínía  en  el  Ayuntamiento  de  San- 
tiago de  los  Caballeros  por  esas  fechas;  la  noticia  del  P.  Vázquez  quedó 
doblemente  confirmada :  primero  por  esta  firma  de  Motolínía  y  segundo 
por  los  datos  coherentes  de  la  carta  del  Líe»  Castañeda.  Hubiera  sido  un 
portento  de  casualidad  el  hablar  de  los  dos  reverendos  franciscanos  llega- 
dos a  Nicaragua  a  fin  de  1530  Vázquez  y  Castañeda  en  documentos  tan 
separados  y  tan  distintos. 

La  tercer  dificultad  es  que  cuando  los  Oidores  vinieron  en  Í530  Zu- 


[  38  ] 


márraga  dijo  "Nos  viene  la  redención".  Demos  por  hecho  que  dijo  tal  fra- 
se mas  no  podemos  por  ello  deducir  que  sólo  pueda  aplicarse  a  la  llegada 
de  los  Oidores*  Era  por  lo  visto  frase  aplicable  a  todo  evento  feliz  como  lo 
es  en  nuestros  días  "Me  cayó  la  lotería".  "Estamos  de  plácemes"  y  otras 
semejantes.  Pero  sobre  todo,  por  todo  el  contexto  de  la  carta  de  Cortés  se 
ve  que  aunque  en  absoluto  y  aisladamente  pudo  aplicarse  a  otras  cosas,  en 
el  caso  y  en  la  fecha  a  que  por  motivos  ciertos  se  ha  reducido  el  famoso 
volante,  no  pudo  aplicarse  a  la  venida  de  los  Oidores  y  sí  al  muy  extraor- 
dinario favor  concedido  por  la  Madre  de  Dios  a  toda  la  tierra  ganada  por 
Hernán  Cortés. 

* 

*  * 

Buena  como  es  la  carta  en  sí  misma;  coordinada  con  los  datos  sobre 
la  procesión  referidos  en  las  Informaciones  de  1666;  con  todo  el  texto  del 
Cantar  Mexicano  que  acabamos  de  examinar  en  el  número  anterior  a  éste ; 
con  la  Tira  de  Tepexpan  y  con  el  Códice  Pereyra  cuyas  respectivas  descrip- 
ciones van  en  los  números  siguientes,  ofrecen  en  su  precioso  conjunto  lo 
que  en  todo  buen  tribunal  se  llama  EVIDENCIA  CIRCUNSTANCIAL. 

Y  aún  después  de  esto,  el  que  píense  dominado  por  la  pasión,  no  creerá 
porque  NO  QUIERE  creer. 

III 

LA  TIRA  DE  TEPEXPAN 

Un  complemento  probable  (que  no  cierto)  de  la  carta  anterior  y  del 
Cantar  Mexicano  es  la  fracción  de  la  famosa  tira  de  Tepexpan,  que  re- 
producimos dentro  de  esta  misma  década.  Su  original,  existente  en  la  Bí- 


[  39  ] 


blíoteca  Nacional  de  París  es  indiscutiblemente  auténtico,  aunque  en  lo  re- 
ferente a  datos  precortesíanos  reconoce  otra  fuente  que  ignoramos. 

Pero  sobre  este  original  auténtico  vinieron  después  muchas  manos  y 
añadieron  sus  más  o  menos  arbitrarías  interpretaciones. 

Va  la  tira  de  Tepexpan  representando  figurativamente  año  por  año 
los  acontecimientos  principales  ocurridos  en  cada  uno  de  ellos,  mas  de  ma- 
nera que  el  principio  de  las  figuras  o  del  grupo,  coincida  con  la  cuasi  ver- 
tical a  la  fecha. 

Cosa  curiosa  es  el  ver  que  debajo  del  año  "13  cañas"  correspondiente  al 
de  la  Aparición  y  procesión,  se  nos  representa  una  procesión  hecha  y  de- 
recha, con  su  crucifero,  su  alabardero  español  y  su  Obispo  en  la  forma  y 
manera  que  debieron  de  haber  ido  en  la  procesión  del  26  de  Diciembre 
de  1531. 

Cierto  es  que  modernísimos  intérpretes  quieren  considerar  esta  proce- 
sión como  el  entierro  de  no  sé  qué  indio  principal.  Sí  no  hay  dato  muy  fir- 
me en  favor  de  esta  hipótesis  (y  no  lo  hay)  todo  buen  conocedor  de  las 
usanzas  y  espíritu  de  la  época,  convendrá  en  que  en  1531  ningún  indio  por 
principal  que  fuese  recibía  a  su  muerte  funerales  tan  solemnes,  con  solda- 
dos españoles  y  con  todo  un  señor  Obispo  presidiendo.  Al  comienzo  de  es- 
te mismo  fragmento  que  aquí  reproducimos,  bajo  el  año  de  1524  está  se- 
ñalada la  muerte  de  Cuauhtemoc.  i  Podían  esperarse  mejores  funerales  los 
indios  de  menor  categoría  y  de  nombre  insignificante? 

Hay  sí,  en  este  caso  una  línea  roja  que  une  a  dos  personajes  de  la  pro- 
cesión con  el  año  de  1530,  pero  esto  no  nos  despista,  dado  lo  impreciso  de  la 
fechacíón  en  tales  códices  como  adelante  veremos,  ni  aun  siquiera  sabemos 
que  la  tal  línea  roja  sea  obra  del  autor  original  o  de  alguno  de  los  varios 
glosadores. 

Nótese  de  paso  cómo  el  Obispo  lleva  báculo  y  mitra  lo  que  nos  confir- 
ma en  que  realmente  el  representado  en  el  Códice  era  el  Electo,  quien  dis- 
frutaba del  privilegio  de  portar  ambos  atributos.  La  misma  figura  nos  lleva 
a  pensar  que  también  disfrutaba  del  privilegio  de  pontificar,  según  las  anti- 
guas concesiones  de  algunas  Iglesias  de  España. 


[  40  ] 


De  todas  maneras  terminaremos  diciendo  que  no  damos  más  carácter 
que  el  de  aceptable  a  este  documento  tratándose  de  su  conexión  con  la  pro- 
cesión guadalupana  de  153J* 

IV 

EL  CODICE  PEREYRA 

El  tercer  complemento  de  este  argumento  de  conjunto  para  la  prime- 
ra década,  lo  hallamos  en  el  Códice  Pereyra.  Con  este  nombre  se  conoce  un 
cuaderno  existente  en  la  colección  "Genaro  García"  hoy  propiedad  de  la 
Universidad  de  Texas»  Ahí  lo  vimos  y  examinamos  personalmente.  Lo 
que  en  realidad  hoy  se  conserva  a  nuestro  modo  de  ver  es  un  documento 
del  último  tercio  del  siglo  XVI,  pero  no  puede  dudarse,  leyendo  su  contení- 
do,  que  por  su  fraseología  y  por  el  fondo  de  las  noticias  ahí  asentadas,  acu- 
sa el  Códice  un  respetable  origen  de  tradición  oral ;  insisto  en  que  lo  respe- 
table es  el  origen  y  lo  que  se  lee  entre  líneas ;  no  así  la  completa  redacción 
ni  menos  la  cronología  que  la  acompaña* 

En  la  antepenúltima  página  de  dicho  cuaderno,  escrito  con  paleogra- 
fía semí-procesal  de  fines  del  siglo  XVI  pero  que  en  los  pueblos  siguió 
usándose  aún  70  u  80  años  después,  leemos:  "Y  en  el  año  de  1531  llegó  la 
entrada  del  señor  Don  Fray  Juan  de  Sumárraga,  Ovíspo  que  fué  el  prime- 
ro en  éste  Reyno  de  Yndíos*  La  conquista  fué  en  1520  quando  vinieron  los 
de  otra  vanda  de  Castilla"* 

"En  el  recívímíento  de  Don  Fray  Juan  de  Sumárraga  los  solísító  to- 
dos los  reyes  que  eran  (i*  e*  habían  sido)  desta  tierra  y  salieron  todos  con 
sus  teponastles  y  atavales*  Se  compusieron  todos  de  su  usansa  y  vaylaron* 
Y  el  rey  primero  ffue  Camapíx  (Acamapíxtlí),  el  segundo  rey  ffué  Tes- 
cuacohuatl  (<QueUalcoatl?)  el  tersero  ffué  Huístlautlí  Atepanecatl,  el 
quarto  ffué  Chímalpopoca  y  el  quinto  ffué  Yxcohuatl,  el  sexto  fué  Tísosí- 


[  4i  ] 


selecto  (¿Tízoc?)  el  séptimo  ffué  Axayaca  (Axayacatl)  electo,  el  octavo 
ffué  Ahuítzotín  (¿Ahuízotl?)  el  noveno  ffué  Montecsuma  (Moctezuma) 
y  Tescacohuatl  (Quetzalcoatl)  de  Malínchí  (de  señor  o  presidiendo)» 

Estos  son  los  que  vaylaron  en  danzaríl  y  después  de  esto  los  solisíto 
den  Fernando  (Cortés)  para  otro  ocasión".  Hasta  aquí  el  texto* 

Como  puede  observar  el  lector  de  las  anteriores  líneas,  en  ellas  se  trata 
evidentemente  de  un  acontecimiento  de  1531»  La  fecha  de  las  decenas,  es 
verdad,  sería  gráficamente  hablando,  dudosa,  puesto  que  tiene  un  2  ó  so- 
brepuesto o  ínfrapuesto.  Hay  quien  quiere  suponer  que  ese  2  es  hechura  de 
cierto  antíguadalupano  en  cuyas  manos  anduvo  este  códice  por  largo  tiem- 
po* Muy  capaz  era  de  ello,  pero  para  el  caso  concreto,  tal  suposición  por  par- 
te nuestra  sería  gratuita. 

Mas  cualquiera  que  sea  la  cifra  gráfica,  lo  cierto  es  que  en  la  mente 
del  autor  primitivo  fué  y  debió  ser  la  cifra  3  que  ahora  aparece  de  todas 
maneras  aunque  sea  entrelazada  con  el  2. 

Y  digo  que  debe  ser  evidentemente  3  puesto  que  se  refiere  a  un  baile 
hecho  en  tiempo  y  en  presencia  de  Don  Fray  Juan  de  Zumárraga;  ahora 
bien,  este  prelado  que  ciertamente  se  hallaba  en  México  en  1531,  diez  años 
antes  estaba  muy  lejos,  aun  del  pensamiento  de  cruzar  los  mares» 

Es  inexacto  dado  que  fuere  esta  procesión  o  baile  en  1531,  que  el  ob- 
jeto de  ella  fuese  el  celebrar  la  entrada  del  primer  Obispo  en  México,  Pri- 
meramente porque  ésta  no  fué  en  1531  sino  el  6  de  Diciembre  de  1528*  En 
segundo  lugar  porque  Cortés  no  pudo  estar  presente  en  la  entrada  de  Zu- 
márraga, que  ya  el  Conquistador  se  había  embarcado  para  España» 

Además  en  dos  partes  de  este  escrito  vemos  que  la  palabra  solicitar 
tiene  el  significado  de  "INVITAR"  y  se  hace  muy  poco  creíble  que  el  mis- 
mo Obispo  Zumárraga  hubiera  sido  el  que  invítase  a  todo  ese  hareyto  o 
mascarada  para  celebrar  su  propia  recepción. 

En  cambio  en  1531  vemos  a  Zumárraga  todo  ocupado  en  su  entusias- 
ta procesión  con  trompetería,  hareyto  (en  la  farsa  que  ordenamos)  y  la  pre- 
sencia de  Hernán  Cortés  según  la  Carta  que  más  arriba  hemos  estudiado. 

Y  cuando  vemos  por  el  Cantar  Mexicano  que  en  esa  procesión  se  vuel- 


[  42  ] 


Fragmentos  del  Códice  Pereyra. 


ven  a  mencionar  los  tales  bailes  hechos  con  toda  perfección  por  los  teteu- 
tzín;  no  podemos  menos  de  índentíficar  a  los  tales  con  los  "reyes  que  eran 
de  esta  tierra"  tan  por  menudo  descritos  en  el  Códice  Pereyra»  Esta  escena 
no  la  víó  ciertamente  el  escribiente  o  compilador  de  estas  noticias  tal  como 
ahora  aparecen;  pero  sí  se  ve  que  tuvo  presentes  apuntes  o  tradiciones  de 
persona  que  estuvo  presente  al  baile  con  detenimiento  y  fijeza»  Esta  es  una 
escena  vivida,  originalmente  verídica  y  que  viene  por  lo  tanto  a  ser  una 
comprobación  a  la  vez  que  una  brillante  ilustración  de  las  primeras  esce- 
nas ocurridas  en  México  en  torno  a  la  Virgen  del  Tepeyac  acaecida  entre 
los  días  12  y  26  de  Diciembre  de  1531*  Cortés  y  Zumárraga  presidieron 
una  brillante  procesión  a  las  ya  consagradas  lomas  de  Tepeaquilla* 


[  «  ] 


SEGUNDA  DECADA  - 


1541-1551 


A  segunda  década  después  de  la  Aparición  o  sea  de  1541  a 
1551  puede  considerarse  como  el  centro  histórico  de  los 
Anales  Mexicanos»  Y  empecemos  por  decir  que  no  es 
adecuada  para  designarlos  la  palabra  "añalejo"  con  que  los 
designaban  Andrade  e  Icazbalceta»  Y  no  solamente  por- 
que la  palabra  parece  despectiva»  sino  porque  realmente  no  es  para  el  caso. 
Añalejo  no  es  un  libro  histórico  que  refiera  o  coordine  hechos  del  pasado: 
es  tan  sólo  un  indicador  o  guía  para  lo  que  en  el  futuro  ha  de  ejecutarse»  En 
la  práctica»  añalejos  son  las  gallofas  u  órdenes  de  rezo  para  uso  del  clero. 

La  mayoría  de  los  historiógrafos  y  críticos  los  llama  ANALES  y  se 
les  tiene  en  gran  respeto  y  autoridad ;  como  que  a  glosar  Anales  han  dedi- 
cado lo  mejor  de  sus  días  hombres  tan  insignes  en  el  campo  de  la  historia 
como  fueron  en  la  antigüedad:  Sahagún»  Durán»  Torquemada»  Clavijero» 
Mendíeta»  etc. ....  en  tiempos  más  modernos  el  Duque  de  Louvat»  Don  Al- 
fredo Chavero»  Lord  Kíngsbourg»  Le  Teliere»  Don  José  Fernando  Ramí- 
rez, el  doctor  León»  el  doctor  Peñafíel  y  en  la  actualidad  consagran  su  sa- 
ber a  los  Anales  indígenas  arqueólogos  tan  beneméritos  como  la  Señora 


[  45  ] 


Nuttal,  el  doctor  Bayer,  el  licenciado  Alfonso  Caso,  el  profesor  Palacios, 
el  profesor  Gómez  de  Orozco,  etc. 

Estos  códices  o  Anales  respetados  y  usados  como  fuentes  fidedignas  y 
en  muchos  casos  necesarias  y  únicas,  doblan  y  multiplican  su  valor  histó- 
rico, como  es  razón,  cuando  aparecen  en  grupo  harmónico  y  presentan  lo 
sustancial  de  sus  datos  en  perfecta  consonancia* 

No  nos  toca  el  amplificar  aquí  la  impudencia  de  cierto  adversario 
cuando  al  público  primero,  y  después  a  la  Sagrada  Congregación  de  Ritos 
aseveraba  no  hallarse  rastros  de  la  Aparición  Guadalupana  en  los  Anales 
Históricos  Mexicanos. 

Triste  también  fué  la  actitud  de  los  defensores  oficíales  cuando  en  vez 
de  hacer  frente  como  bien  pudieran,  cedieron  tal  vez  por  falta  de  datos,  un 
terreno  tan  sólidamente  suyo* 

Al  examen  del  público  presentamos  el  conjunto  valiosísimo  de  cinco  có- 
dices, auténticos,  que  o  prueban,  o  confirman  la  Aparición  Guadalupana* 

Lo  hacemos  en  esta  segunda  década,  precisamente  porque  las  fuentes 
origínales  o  las  copias  clásicas  se  hicieron  con  toda  probabilidad  en  este 
interesante  período* 

Y  conste  que  aparte  de  estas  piezas,  aún  quedan  en  nuestro  po- 
der otras  análogas  que  a  su  tiempo  y  cuando  hayan  pasado  por  más  lar- 
gos estudios  se  darán  también  a  la  estampa. 

I 

ANALES  DE  MEXICO  Y  SUS  CONTORNOS 

El  autor  antíaparícionísta  a  cuyo  cargo  estuvieron  los  Hamados  "Adi- 
tamentos" a  la  "Información  que  el  Arzobispo  de  México  D.  Alonso  de 
Montúf ar  mandó  practicar.  ♦  nos  puso  sin  él  quererlo,  en  la  pista  de  un 
nuevo  dato  cierto  para  probar  la  Aparición  de  I53J* 


[  46  ] 


Fragmento  de  los  Códices  Vaticano  3,738  y  Telleríano, 


En  la  pág.  71  de  dicho  líbelo  y  en  el  primer  aditamento  dice:  "En  los 
Anales  de  México  y  sus  contornos"  que  pertenecieron  a  la  biblioteca  de 
Don  José  Fernando  Ramírez,  vendida  en  Londres  (1880)  manuscrito  ori- 
ginal y  del  que  nuestro  corresponsal  nos  remitió  algunos  calcos,  se 
halla  lo  siguiente:  "1556-XII-Tecpatl,  Hualtemohui  ín  Cíhuapíllí  tepeyac, 
caye  y  cuac  popoca  cítlalín".  Cuya  traducción  es  ésta:  "Año  de  1556  (XII 
Pedernal),  cuando  bajó  la  Virgen  al  Tepeyac  y  cuando  también  exhaló 
vapor  la  estrella".  Hasta  aquí  el  autor  de  dicho  líbelo* 

Fijémonos  ante  todo  en  que  este  acérrimo  impugnador  de  la  Apari- 
ción proclama  con  énfasis  ser  dicho  texto  de  esos  Anales  indiscutiblemen- 
te original»  Implícita,  pero  lógicamente,  afirma  que  tal  texto  es  ante- 
rior al  año  de  1648;  sí  el  texto  hubiera  sido  posterior,  Andrade  hubiera 
hecho  hincapié  en  ésta  para  él  tan  importante  posterioridad,  como  lo  hace 
tratándose  de  otros  textos.  Véase  por  ejemplo,  pág.  97  del  mismo  líbelo. 

Creyéndose  ya  seguro  de  que  este  texto  no  puede  perjudicarle,  asienta 
muy  a  plomo  que  no  puede  referirse  a  la  Aparición  de  1531  porque: 

l9  En  el  texto  se  lee  "bajó"  y  no,  "se  apareció".  Como  si  para  apare- 
cerse tuviera  la  Virgen  que  haber  brotado  de  la  tierra,  o  como  sí  el  verbo 
bajar  excluyera  aparecerse.  Apareció,  bajando. 

2P  El  texto  no  vale,  asegura  Andrade,  porque  el  original  manuscrito 
dice  que  toda  esta  Aparición  tuvo  lugar  en  1556  (XII  Tecpatl)  luego  no 
se  refiere  a  la  Aparición  de  1531. 

Antes  de  responder  conviene  copiar  una  muy  importante  advertencia 
que  el  propio  Don  José  Fernando  Ramírez,  dueño  del  códice,  imprimió  en 
el  prólogo  que  a  él  puso,  cuando  lo  publicó  en  1885.  Dice  así:  "Los  ana- 
listas eran  indios,  todos  mexicanos;  y  aunque  daban  a  su  obra  una  forma 
análoga  a  la  que  emplearon  los  antiguos  con  su  escritura  jeroglífica,  se  re- 
conoce luego  que  sólo  poseían  nociones  muy  vulgares  e  incompletas.  En 
consecuencia  no  hay  que  atenerse  ciegamente  a  su  concordancia  entre  el 
calendario  mexicano  y  el  común.  Este  es  punto  de  suma  dificultad  y  que 
ha  embarazado  los  mejores  ingenios  y  que  todavía  nos  mantiene  en  gran- 
des íncertídumbres". 


[  47  ] 


En  otros  términos,  que  en  cuanto  a  la  precisión  de  las  fechas,  los  in- 
dios de  treinta  o  cuarenta  años  después  de  la  conquista,  andaban  ya  per- 
fectamente perdidos,  y  que  en  este  punto  de  fechacíón  no  son  autoridad* 
Esto  ya  por  propia  experiencia  lo  tenemos  visto  muchas  veces;  la  declara- 
ción tan  llana  y  tan  autorizada  de  Don  José  Fernando  Ramírez  no  nos 
causa  ninguna  impresión  de  novedad. 

Con  sólo  este  dato  negativo  no  llegaríamos  a  conclusión  positiva  sino 
únicamente  a  que  la  fecha  1556  de  los  Anales  no  coincide  con  la  de  la 
Aparición. 

Mas,  una  vez  tenida  en  cuenta  la  poca  importancia  de  la  fecha  así  es- 
crita y  prescindiendo  por  tanto  de  ella,  en  el  mismo  texto  tenemos  la  ver- 
dadera fecha  de  la  Aparición;  y  ésta  viene  a  salir  por  donde  menos  se  lo 
esperaba  el  autor  de  los  "Aditamentos". 

En  efecto,  dice  el  texto  original:  ".  ♦  .el  año  cuando  bajó  la  Virgen  al 
Tepeyac  y  cuando  también  exhaló  vapor  la  estrella". 

Hagamos  notar  primeramente,  que  Andrade  traduce  mal  el  texto; 
popoca  es  humo  y  no  vapor.  Hecha  esta  observación  sacamos  en  blan- 
co que  la  Aparición  tuvo  lugar  el  mismo  año  en  que  la  estrella  echó  hu- 
mo: pues  hete  aquí  que  el  Cítlaltepec  que  significa  "Monte  de  la  Estre- 
lla" o  bien  una  estrella  verdadera,  en  virtud  del  eclipse  que  hubo  precisa- 
mente el  año  de  1531,  aparentemente  arrojó  humo.  Así  por  lo  menos  lo 
vieron  los  mexicanos  y  así  lo  vemos  gráfica  y  clarísimamente  expresado 
en  los  tres  Códices  históricos  clásicos:  el  Vaticano,  3,738;  lámina  88;  el 
Telleríano  Remense,  lámina  44  y  el  Codex  "En  Croix",  lámina  17,  fíg.  4' 
de  1531,  hacía  arriba. 

Tenemos  pues  que  los  tres  mejores  Códices  históricos  nos  dicen  que  la 
estrella  echó  humo  el  año  de  1531  y  por  otra  parte  ni  esos  Códices  ni  nin- 
gún otro  dicen  que  la  Estrella  haya  echado  humo  en  1556. 

Resumiendo:  El  insigne  Códice  original  de  los  Anales  Mexicanos,  di- 
ce que  la  Virgen  bajó  al  Tepeyac  el  año  de  la  estrella  humeante;  es  así 
que  el  año  de  la  estrella  humeante  fué  precisamente  el  de  1531,  luego  la 
Aparición  de  la  Virgen  en  el  Tepeyac  fué  en  1531. 


[  48  ] 


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1,6. -fe»  ¿tjb.  vA  -v  «i  (,.j«ro         Auini  ^roc/O 

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(Quejad  /xAt^Le  yftdtnj*  *  M~J**0r¿icar~ 
tria  J)u  x/2  it^rrux /!ujco Ui'  -  yn'co^ 


Anales  del  indio  Juan  Bautista. 


Sí  se  llega  a  averiguar  que  en  1556  hubo  también  eclipse,  tendríamos 
comprobada  la  Aparición  de  153  \  con  otra  de  25  años  después»  Todo  mi- 
lagro guadalupano  autoriza  y  confirma  la  tradición  bendecida  por  la  Virgen* 

Por  algo  Don  Joaquín  García  Icazbalceta  no  se  quiso  hacer  cargo  de 
estos  Anales  y  siguiendo  la  misma  línea  de  conducta  que  usó  en  otros  aná- 
logos aprietos,  "los  pasó  de  largo".  Es  bien  claro  nuestro  silogismo  en  pro 
de  la  Aparición  para  las  personas  que  están  familiarizadas  con  nuestros 
Códices.  Lo  estaba  Don  Joaquín,  quien  tal  vez  para  no  verse  obligado  a 
una  imposible  respuesta,  noblemente  se  decidió  a  sacarle  la  vuelta;  Nihíl 
est  opertum  quod  non  revelabíturl 

II 

LOS  ANALES  DEL  INDIO  JUAN  BAUTISTA 

Botturíní,  en  su  Catálogo  del  Museo  Indiano,  párrafo  35,  No.  2,  habla 
de  un  manuscrito  en  la  lengua  náhuatl.  El  Canónigo  Andrade,  en  sus  ya 
citados  "Aditamentos"  nos  asegura:  "no  se  ha  perdido;  lo  hemos  consul- 
tado, escribe,  en  nuestra  biblioteca  de  la  Real  Academia  de  Historia,  don- 
de están  varios  documentos  que  pertenecieron  al  dicho  caballero  Mílanés". 

Esta  biblioteca  de  la  Academia,  inventada  por  Andrade,  no  es  sino  el 
Archivo  de  la  Colegiata  de  Guadalupe.  De  ahí  lo  tomó  fotográficamente 
el  R.  P.  Lucio  G.  Víllanueva  quien  gustoso  lo  cede  para  que  por  vez  prime- 
ra se  publique  en  este  Album.  En  todo  el  líbrejo  de  Andrade  se  quiere  hacer- 
nos creer  que  se  escribe  por  un  español,  y  desde  España,  tal  vez  para  que 
nadie  fuera  a  consultar  el  original,  pero  en  más  de  cuatro  ocasiones,  sí  bien 
nos  fijamos,  raspando  el  barniz  aparecen  en  el  estilo  el  sello  perfectamente 
mexicano  y  además,  la  pésima  gramática  de  Andrade. 

"Con  números  arábigos  bien  correctos,  prosigue  el  impugnador,  in 
ípan  Xihuitl  1555  años  Icuac  monextítzíno  ín  Santa  María  de  Guadalupe 


f  49  ] 


ín  ompa  tepeyac".  "En  el  año  1555  cuando  se  manifestó  Santa  María  de 
Guadalupe  allá  en  el  Tepeyacac". 

Andrade,  clavando  los  ojos  sólo  en  la  fecha,  suelta  toda  la  preciosa 
noticia,  en  la  persuasión  de  que  con  la  fecha  se  anula.  Muy  mal  debió  saber 
a  Icazbalceta  y  a  los  prudentes  del  cotarro  este  desliz  de  su  indiscreto  cole- 
ga, porque  Icazbalceta,  como  Don  Fernando  Ramírez,  y  como  todo  el  que 
conoce  medianamente  lo  poco  que  significa  en  los  códices  indígenas  un 
error  tocante  a  la  fechacíón,  vieron,  probablemente,  con  toda  claridad  que 
el  Códice  de  Juan  Bautista  les  resultaba  una  verdadera  pedrada* 

Crece  de  punto  la  fuerza  del  Códice  por  ser  a  todas  luces  del  siglo 
XVI;  termina  en  J582,  y  ni  Andrade  ni  nadie  tilda  de  moderna  la  escritu- 
ra o  el  estilo  del  Códice,  como  lo  hace  con  todo  énfasis  en  los  casos  en  que 
lo  moderno  de  la  escritura  desvirtúa  la  antigüedad  y  el  valor  de  la  noticia* 
Véase  por  ejemplo  su  juicio  sobre  los  Anales  llamados  "De  los  sabios  de 
Tlaxcala",  los  que  tampoco  nosotros  citamos,  porque  hoy  por  hoy  no  po- 
demos comprobar  su  antigüedad. 

Otro  dato  más  se  le  escapó  a  Andrade;  dice  que  la  noticia  de  la  Apa- 
rición suministrada  por  este  "Códice  de  la  Academia"  está  en  concordancia 
con  el  "Códice  de  Londres",  o  sea  con  los  "Anales  de  México  y  sus  Con- 
tornos". Como  con  la  premisa  menor  gráfica,  subministrada  por  otros  có- 
dices, son  éstos  una  prueba  de  la  Aparición  de  la  Virgen  de  Guadalupe  en 
1531,  luego  también  el  fragmento  del  "Códice  de  la  Academia"  es  otra 
prueba,  y  buena,  cuasi  contemporánea,  de  la  referida  Aparición. 

Icazbalceta  por  supuesto,  se  la  pasa  en  silencio:  no  se  atreve  a  citarla 
ni  con  las  refutaciones  intentadas  por  Andrade,  porque  podía  suceder  que 
alguien  cayera  en  la  cuenta  del  verdadero  valor  del  documento,. . .  y  ya  su- 
cedió. Argumento  que  se  le  escapa  a  Andrade  y  que  no  cita  Don  Joaquín, 
nos  lleva  como  de  la  mano  a  una  buena  prueba. 

Si  la  fecha  no  estuviese  errada,  sino  que  realmente  fuese  1555,  el  docu- 
mento tendría  en  cierta  manera  más  valor.  Tendríamos  entonces  que  la 
Virgen,  apareciéndose  precisamente  en  el  Tepeyac,  con  este  nuevo,  verda- 
dero milagro  venía  a  confirmar  la  universal  creencia  de  los  fíeles.  Si  éstos 


[  so  ] 


hubiesen  estado  engañados  acerca  de  la  primitiva  Aparición,  nunca  Dios 
hubiese  permitido,  para  cuantos  creemos  en  la  Aparición,  una  nueva  apa- 
rición en  el  Tepeyac  que  viniera  a  ser  como  el  sello  divino,  puesto  para  cer- 
tificar la  popular  creencia. 

III 

PROTOHISTORIA  DE  MEXICO 

Entre  los  Anales  mexicanos  muy  respetables  por  su  autenticidad,  des- 
cubrimos hace  poco  uno  que  con  razón  puede  llamarse  la  PROTOHIS- 
TORIA DE  MEXICO,  ahora  por  primera  vez  presentado  al  público  con 
glosa  castellana* 

No  es  del  resorte  de  este  libro  el  discutir  sobre  la  autenticidad  y  sobre 
la  antigüedad  de  tan  importante  códice  precortesíano :  sobre  la  primera,  pa- 
tente al  público  está  el  original  en  el  Museo  Indiano  de  New  York.  Res- 
pecto a  la  antigüedad,  baste  decir,  que  tuvo  que  comenzarse  a  escribir  an- 
teriormente al  año  de  1454  de  nuestra  era,  como  largamente  lo  hemos 
probado  en  otra  obra. 

Lo  que  ahora  nos  concierne  es  fijarnos  en  el  apunte  gráfico  que  ocupa  el 
penúltimo  lugar  entre  los  muchos  acontecimientos  históricos  consignados 
por  el  último  pintor-cronista  de  este  interesante  códice. 

Pueden  en  efecto  observar  nuestros  lectores  en  la  lámina  que  lo  re- 
produce, que  está  pintada  una  Virgen.  El  color  de  su  túnica  reproducido 
fielmente  del  original  es  precisamente  color  de  rosa-asalmonado  así  como 
el  de  su  manto  es  verde-mar  pálido,  ambos  idénticos  a  los  del  original  ve- 
nerado en  el  Tepeyac. 

Sí  además  de  esto  tenemos  en  cuenta  la  inclinación  de  la  cabeza  hacía 
el  hombro  derecho,  en  el  estilo  típico  y  único  de  la  Guadalupana,  los  plíe- 


[  5Í  ] 


gues  del  manto,  cintura,  y  mangas;  tenemos  otros  tantos  elementos  para 
ver  representada  a  la  Virgen  del  Tepeyac  en  el  códice  protohistóríco. 

Faltan,  es  verdad,  los  rayos  del  sol;  faltan,  por  lo  carcomido  del  pa- 
pel, el  ángel  y  la  luna  y  sobra  la  peana  en  que  parece  descansar  la  imagen. 
Estos  elementos  de  más  y  de  menos  no  parece  que  deban  hacernos  fuerza 
en  ningún  sentido  ya  que  la  índole  general  del  amoxpetatl  y  el  cargo  de  los 
tecuílos  no  tendían  precisa  ni  primariamente  a  reproducir  el  objeto  sino  a 
representar  de  él  lo  bastante  para  que  fuese  el  signo  o  emblema  recordato- 
rio del  hecho  histórico  consignado  y  cuya  explicación  detallada  quedaba  a 
cargo  del  glosador  verbal  de  la  pintura  histórica. 

Es  muy  importante  fijarnos  en  la  posición  que  ocupa  esta  Vírgencíta, 
tanto  con  relación  a  las  fechas  marginales  como  a  los  lugares  a  que  parece 
aludirse  en  el  códice  protohistóríco. 

La  fechacíón  en  lo  que  aún  existe  del  códice,  empieza  a  leerse  (de  aba- 
jo a  arriba)  desde  el  año  1407  y  continúa  hasta  1535,  Un  dato  bien  sincro- 
nizado es  la  entrada  de  los  españoles  en  J5X9  ("una  caña")^  Subiendo 
por  la  misma  línea  nos  encontramos  la  erección  de  la  Santa  Cruz  (sea  la  de 
México,  sea  la  de  Tlaltelolco)  unos  años  más  tarde;  pero  advertimos  que 
ya  el  pintor  es  otro  diferente  del  que  comenzó  el  Códice,  Su  fechación  es 
diferente;  se  le  complicó  la  manera  de  fechar  de  los  aztecas,  bien  difícil  por 
cierto,  y  no  cogió  por  completo  la  de  los  españoles»  De  ahí  que  con  números 
arábigos  expresase  el  año  1526  en  manera  rudimentaria  de  esta  suerte; 
4  +  4  +  4  +  4  +  4  +  4  +  2  =  26  fecha  precisa  de  la  erección  de  ambas  cru- 
ces mencionadas. 

En  modo  análogo  nos  encontramos  para  la  fundación  de  San  Mar- 
cos, expresado  el  año  1536»  No  nos  parece  que  estos  números  signifiquen 
en  el  caso  monedas,  pues  entonces  no  había  "deacuatros".  Sí,  pues,  acep- 
tamos estas  hipótesis  cronológicas  y  contando  el  año  1526  desde  la  fecha 
de  la  Cruz,  resulta  que  la  Vírgencíta  de  túnica  salmón  y  manto  verde- 
mar cae  precisamente  frente  al  círculo  que  corresponde  al  año  de  1531,  fe- 
cha de  la  Aparición. 

Si  el  orden  y  posición  de  las  figuras  es  lo  que  ha  de  guiarnos,  el  códice 


[  52  ] 


está,  sí  se  quiere,  más  en  favor  de  la  tesis  guadalupana;  pues  aun  cuando 
no  se  tenga  en  cuenta  la  sucesión,  de  Sur  a  Norte,  expresada  en  la  parte 
inferior  del  códice,  sí  es  cierto  que  la  Virgen  aparece  entre  Santa  Cruz  (de 
Tlaltelolco?),  expresada  por  figura  y  por  letrero,  y  el  pueblo  de  San  Mar- 
cos que  era  del  vasallaje  del  Marqués.  Es  decir  que  la  Virgen  ocupa  en  el 
Códice  el  lugar  correspondiente  al  que  tiene  su  Santuario  en  la  actualidad : 
entre  San  Marcos  por  el  Norte  y  Santa  Cruz  por  el  Sur.  Sólo  un  apasiona- 
miento marcado  podría  atribuir  a  la  casualidad  tantas  y  tan  oportunas 
coincidencias* 

IV 

CODICE  GOMEZ  DE  OROZCO 

Así  queremos  llamar  al  Códice  que  reproducimos  bajo  el  número  IV 
de  esta  serie  de  Anales,  porque  a  la  cortesía  de  su  actual  poseedor,  Don  Fe- 
derico Gómez  de  Orozco  debemos  entre  mil  favores  el  habernos  prestado 
tan  valioso  original*  Las  palabras  textuales  en  mexicano  son  las  siguientes : 
"Nícan  ípan  xíhuítl  huala  presidente  yancuícan  tlatocatíca  México.  Zanno 
ípan  xíhuítl  ínhuel  yancuican  hualmohuícac  teopíxcatlatoaní.  Obispo  ínto- 
catzín  Juan  de  Zumárraga,  teopíxquí  de  San  Francisco,  ínhuel  ícuac  mo- 
nextítzíno  ín-to-tlaso  nantzín  de  Guadalupe"* 

Traducido  al  castellano  dice  así:  "En  este  año  (153J)  vino  nuevo  pre- 
sidente (de  la  Audiencia)  a  gobernar  en  México  y  también  en  este  año 
(del  nuevo-bíen-venído-Sacerdote-gobernante),  siendo  obispo  Juan  de  Zu- 
márraga, padre  Franciscano,  se  apareció  la  nuestra  muy  amada  Madre  de 
Guadalupe"* 

Estas  palabras  del  documento  auténtico  y  contemporáneo,  parecen  la 
voz  del  pueblo  mexicano :  nos  suenan  como  a  algo  que  a  todos  nos  saliera 
de  dentro  y  son  como  un  ingenuo  testimonio  de  la  época  y  de  la  raza* 


r  53  i 


Estos  anales  indios,  en  general,  son  muy  apreciados,  no  solamente  co- 
mo antigüedades  sino  como  bases  históricas*  En  anales  se  fundaron  las  his- 
torias de  Sahagún,  Clavijero  y  aun  la  de  Orozco  y  Berra  en  lo  que  tiene 
de  nuevo»  Hacían  estos  anales,  indios  curiosos  y  formales,  asentando  con 
la  sencillez  e  ingenuidad  de  un  niño,  al  lado  del  que  ellos  creían  correspon- 
diente año,  los  sucesos  para  el  escritor,  más  importantes* 

Tales  son  los  que  tenemos  a  la  vista*  Proceden  de  alguna  comarca 
muy  cercana  a  Puebla,  según  creemos,  fundándonos  en  la  frecuencia  y  más 
detallada  mención  que  hacen  de  sucesos  y  personas  de  aquellas  comarcas* 

Estos  anales  no  son  de  un  solo  autor,  y  no  pueden  serlo,  pues  comien- 
zan mucho  antes  de  la  conquista  y  terminan  en  1621.  No  podemos  preci- 
sar la  fecha  en  que  comenzaban,  pues  al  manuscrito  que  poseemos  le  fal- 
tan nada  menos  que  las  ocho  primeras  hojas* 

La  letra  del  copista  es  la  misma  desde  el  año  1525  en  que  comienza  lo 
que  aún  nos  queda,  hasta  el  fin  del  códice;  mas  desde  el  año  1609,  de  co- 
pista pasa  a  ser  autor,  que,  más  fecundo  y  más  ilustrado  que  sus  antece- 
sores, suministra  en  cada  año  más  y  más  detallados  informes. 

La  copia,  aunque  no  existiera  el  original,  es  fehaciente.  Según  el  ilus- 
trado Profesor  de  lengua  mexicana  en  el  Museo  Nacional  de  México,  Sr. 
Don  Mariano  Rojas,  la  construcción  y  vocabulario  empleados  en  este  pá- 
rrafo de  los  Anales,  son  propíos  y  exclusivos  de  la  época  a  raíz  de  la  Con- 
quista. Como  hay  castellano  del  primer  tercio  del  siglo  XVI  con  el  sello 
inequívoco  que  caracteriza  los  escritos  de  Gonzalo  de  Tapia,  por  ejemplo, 
o  de  Fuenleal,  así  hubo  también  fraseología  y  construcción  náhuatl  que 
desapareció  después  y  poco  después  de  la  Conquista.  Se  trata  por  lo  tanto, 
de  la  copia  de  un  documento  contemporáneo  al  suceso. 

La  objeción  vulgar  y  débil  de  que  pudo  ser  un  aditamento  hecho  por 
cuenta  del  copista,  ya  influenciado  por  el  libro  de  Sánchez,  no  ha  lugar 
en  este  caso,  en  primer  lugar  porque  el  códice  termina  en  1622,  o  sea  25  años 
antes  del  libro  de  Sánchez* 

Se  prueba  además,  precisamente,  por  un  error  que  pueden  ver  nuestros 
lectores  en  el  facsímil  que  se  acompaña*  En  él  se  puede  ver,  cómo  el  apun- 


[  54  ] 


tamíento  de  la  llegada  de  Fuenleal  y  de  la  Aparición,  no  están  en  la  fecha 
y  casilla  que  les  corresponde,  (1531),  sino  en  la  anterior,  de  1530»  Sí  el  que 
copió  el  original  hubiese  añadido  por  su  cuenta  el  dato  sobre  la  Aparición 
e  influenciado  no  ya  por  el  libro  sino  por  la  persona  de  Sánchez,  habría 
puesto  la  noticia  en  1 53 1  y  no  donde  él  ni  pensaba  ni  quería  que  estuviese» 
Podemos  suponer  precipitación  en  el  autor  del  original,  mas  no  en  quien 
va  precisamente  a  añadir  tendenciosamente  un  dato  de  cuya  fecha  tenía 
ciertamente  noticia* 

Que  el  autor  del  párrafo  tuvo  la  Aparición  como  acaecida  el  año  1531 
se  prueba  con  las  mismas  palabras  en  él  contenidas,  puesto  que  se  dice  que 
fué  el  mismo  año  en  que  vino  Fuenleal:  1531. 

Esclarecido  así  tan  precioso  documento  sólo  añadiremos  que  su  penúl- 
timo propietario,  Don  José  M.  Agreda,  no  lo  díó  a  conocer  al  público.  Con 
Agreda  vivían,  sentían  y  respiraban  los  principales  impugnadores  y  todos 
ellos  se  lo  guardaron  en  profundo  silencio.  íNíhíl  est  opertum.  ♦  .1 


V 

ANALES  DE  CHIMALPAIN 

1556. — "Auh  ca  no  ypan  in  yhcuac  monextítzíno  yn  totlaconatzín  san- 
ta María  de  Guadalope  yn  Tepeyacac". 

"Entonces  también  tuvo  lugar  la  Aparición  de  Nuestra  Digna  Madre 
Santa  María  de  Guadalupe  en  el  Tepeyac". 

Estas  palabras  de  los  Anales  de  Chímalpaín  refiriéndose  a  la  Apari- 
ción no  a  una  aparición,  son  un  testimonio  más,  anterior  al  libro  del  Ba- 
chiller Miguel  Sánchez.  Nació  este  célebre  historiógrafo  en  1579.  La  fecha 
1556  no  nos  despista  del  hecho.  Cábele  toda  la  nota  de  J.  F.  Ramírez  que 
ya  hemos  citado,  tratando  de  los  Anales  de  México  y  sus  contornos.  Y 
también  se  lo  callaron  los  impugnadores. 


[  55  ] 


TERCERA  DECADA  -  1551-1561 


EL  NICAN  MOPOHUA 


ECNICO  es  ya  y  cada  vez  más  popular  el  designar  con  estas 
sus  dos  palabras  inicíales  la  clásica  y  primitiva  relación 
escrita  en  lengua  náhuatl  por  Don  Antonio  Valeriano* 
Su  traducción»  hecha  cuidadosamente,  corregida  y  glosa- 
da por  el  distinguido  mexícanísta  Líe*  Primo  Feliciano 
Velázquez,  quien  bondadosamente  nos  permite  reimprimirla  en  este  Al- 
bum, es  como  sigue: 


EN  ORDEN  Y  CONCIERTO 


SE  REFIERE  AQUI  DE  QUE  MANERA  SE  APARECIO  POCO  HA  MARA- 
VILLOSAMENTE LA  SIEMPRE  VIRGEN  SANTA  MARIA, 
MADRE  DE  DIOS,  NUESTRA  REINA,  EN  EL  TEPE- 
YACAC,  QUE  SE  NOMBRA  GUADALUPE. 

Primero  se  dejó  ver  de  un  pobre  indio  llamado  Juan  Diego;  y  después  se 
apareció  su  preciosa  imagen  delante  del  nuevo  obispo  don  fray  de 
Zumárraga* 


[  57  ] 


Diez  años  después  de  tomada  la  ciudad  de  México,  se  suspendió  la 
guerra  y  hubo  paz  en  los  pueblos,  así  como  empezó  a  brotar  la  fe,  el  co- 
nocimiento del  verdadero  Dios,  por  quien  se  vive.  A  la  sazón,  en  el  año  de 
mil  quinientos  treinta  y  uno,  a  pocos  días  del  mes  de  diciembre,  sucedió 
que  había  un  pobre  indio,  de  nombre  Juan  Diego,  según  se  dice  natural 
de  Cuautítlan.  Tocante  a  las  cosas  espirituales,  aún  todo  pertenecía  a  Tla- 
tílolco*  Era  sábado  muy  de  madrugada,  y  venía  en  pos  del  culto  divino  y 
de  sus  mandados*  Al  llegar  junto  al  cerrillo  llamado  Tepeyácac,  amane- 
cía; y  oyó  cantar  arriba  del  cerrillo:  semejaba  canto  de  varios  pájaros  pre- 
ciosos; callaban  a  ratos  las  voces  de  los  cantores;  y  parecía  que  el  monte 
les  respondía»  Su  canto,  muy  suave  y  deleitoso,  sobrepujaba  al  del  coyol- 
tótotl  y  del  tzinízcan  y  de  otros  pájaros  lindos  que  cantan.  Se  paró  Juan 
Diego  a  ver  y  dijo  para  sí  "<por  ventura  soy  digno  de  lo  que  oigo?  ¿ qui- 
zá sueño?  <me  levanto  de  dormir?  ¿ dónde  estoy?  < acaso  en  el  paraíso  te- 
rrenal, que  me  dejaron  dicho  los  viejos,  nuestros  mayores  ?  <  acaso  ya  en  el 
cíelo?"  Estaba  viendo  hacía  el  oriente,  arriba  del  cerrillo,  de  donde  procedía 
el  precioso  canto  celestial ;  y  así  que  cesó  repentinamente  y  se  hizo  el  silen- 
cio, oyó  que  le  llamaban  de  arriba  del  cerrillo  y  le  decían :  "Juaníto,  Juan 
Díeguíto".  Luego  se  atrevió  a  ir  adonde  le  llamaban;  no  se  sobresaltó 
un  punto;  al  contrarío,  muy  contento,  fué  subiendo  el  cerrillo,  a  ver  de 
dónde  le  llamaban»  Cuando  llegó  a  la  cumbre,  víó  a  una  señora,  que  esta- 
ba allí  de  píe  y  que  le  dijo  que  se  acercara*  Llegado  a  su  presencia,  se  ma- 
ravilló mucho  de  su  sobrehumana  grandeza:  su  vestidura  era  radiante 
como  el  sol;  el  risco  en  que  posaba  su  planta,  flechado  por  los  resplando- 
res, semejaba  una  ajorca  de  piedras  preciosas ;  y  relumbraba  la  tierra  como 
el  arco  iris*  Los  mezquites,  nopales  y  otras  diferentes  hierbecíllas  que  allí 
se  suelen  dar,  parecían  de  esmeralda ;  su  follaje,  finas  turquesas ;  y  sus  ra- 
mas y  espinas  brillaban  como  el  oro»  Se  inclinó  delante  de  ella  y  oyó  su 
palabra,  muy  blanda  y  cortés,  cual  de  quien  atrae  y  estima  mucho.  Ella  le 
dijo:  "Juanito,  el  más  pequeño  de  mis  hijos,  < adonde  vas?"  El  respondió: 
"Señora  y  Niña  mía,  tengo  que  llegar  a  tu  casa  de  México  Tlatílolco,  a 
seguir  las  cosas  divinas,  que  nos  dan  y  enseñan  nuestros  sacerdotes,  dele- 


[  58  ] 


gados  de  Nuestro  Señor".  Ella  luego  le  habló  y  le  descubrió  su  santa  vo- 
luntad; le  dijo:  "Sabe  y  ten  entendido,  tú  el  más  pequeño  de  mis  hijos, 
que  yo  soy  la  siempre  Virgen  Santa  María,  Madre  del  verdadero  Dios  por 
quien  se  vive;  del  Creador  cabe  quien  está  todo;  Señor  del  cíelo  y  de  la 
tierra.  Deseo  vivamente  que  se  me  erija  aquí  un  templo,  para  en  él  mos- 
trar y  dar  todo  mí  amor,  compasión,  auxilio  y  defensa,  pues  yo  soy  vues- 
tra piadosa  madre,  a  tí,  a  todos  vosotros  juntos  los  moradores  de  esta 
tierra  y  a  los  demás  amadores  míos  que  me  invoquen  y  en  mí  confíen;  oír 
allí  sus  lamentos,  y  remediar  todas  sus  miserias,  penas  y  dolores.  Y  para 
realizar  lo  que  mí  clemencia  pretende,  ve  al  palacio  del  obispo  de  México  y 
le  dirás  cómo  yo  te  envío  a  manifestarle  lo  que  mucho  deseo,  que  aquí  en  el 
llano  me  edifique  un  templo:  le  contarás  puntualmente  cuanto  has  visto 
y  admirado,  y  lo  que  has  oído.  Ten  por  seguro  que  lo  agradeceré  bien  y  lo 
pagaré,  porque  te  haré  feliz  y  merecerás  mucho  que  yo  recompense  el 
trabajo  y  fatiga  con  que  vas  a  procurar  lo  que  te  encomiendo.  Mira  que 
ya  has  oído  mí  mandato,  hijo  mío  el  más  pequeño;  anda  y  pon  todo  tu 
esfuerzo".  Al  punto  se  inclinó  delante  de  ella  y  le  dijo:  "Señora  mía,  ya 
voy  a  cumplir  tu  mandado;  por  ahora  me  despido  de  tí,  yo  tu  humilde  sier- 
vo". Luego  bajó,  para  ir  a  hacer  su  mandado;  y  salió  a  la  calzada  que  viene 
en  línea  recta  a  México. 

Habiendo  entrado  en  la  ciudad,  sin  dilación  se  fué  en  derechura  al  pa- 
lacio del  obispo,  que  era  el  prelado  que  muy  poco  antes  había  venido  y  se 
llamaba  don  fray  Juan  de  Zumárraga,  religioso  de  San  Francisco.  Apenas 
llegó,  trató  de  verle;  rogó  a  sus  criados  que  fueran  a  anunciarle;  y  pasa- 
do un  buen  rato,  vinieron  a  llamarle,  que  había  mandado  el  señor  obispo 
que  entrara.  Luego  que  entró,  se  inclinó  y  arrodilló  delante  de  él;  en  se- 
guida le  díó  el  recado  de  la  Señora  del  cíelo;  y  también  le  dijo  cuanto  ad- 
miró, víó  y  oyó.  Después  de  oír  toda  su  plática  y  su  recado,  pareció  no 
darle  crédito;  y  le  respondió:  "Otra  vez  vendrás,  hijo  mío,  y  te  oiré  más 
despacio;  lo  veré  muy  desde  el  principio  y  pensaré  en  la  voluntad  y  deseo 
con  que  has  venido".  El  salió  y  se  vino  triste,  porque  de  ninguna  manera 
se  realizó  su  mensaje. 


[  59  ] 


En  el  mismo  día  se  volvió;  se  vino  derecho  a  la  cumbre  del  cerrillo,  y 
acertó  con  la  Señora  del  cielo,  que  le  estaba  aguardando,  allí  mismo  don- 
de la  víó  la  vez  primera,  Al  verla,  se  postró  delante  de  ella  y  le  dijo:  "Se- 
ñora, la  más  pequeña  de  mis  hijas,  Niña  mía,  fui  adonde  me  enviaste  a  cum- 
plir tu  mandato:  aunque  con  dificultad  entré  adonde  es  el  asiento  del 
prelado;  le  vi  y  expuse  tu  mensaje,  así  como  me  advertiste;  me  recibió 
benignamente  y  me  oyó  con  atención;  pero  en  cuanto  me  respondió,  pa- 
reció que  no  lo  tuvo  por  cierto;  me  dijo;  "Otra  vez  vendrás;  te  oiré  más 
despacio;  veré  muy  desde  el  principio  el  deseo  y  voluntad  con  que  has  veni- 
do". Comprendí  perfectamente  en  la  manera  como  me  respondió,  que  piensa 
que  es  quizás  invención  mía  que  tú  quieres  que  aquí  te  hagan  un  templo  y 
que  acaso  no  es  de  orden  tuya;  por  lo  cual  te  ruego  encarecidamente,  Se- 
ñora y  Niña  mía,  que  a  alguno  de  los  principales,  conocido,  respetado  y 
estimado,  le  encargues  que  lleve  tu  mensaje,  para  que  le  crean;  porque  yo 
soy  un  hombrecillo,  soy  un  cordel,  soy  una  escalerilla  de  tablas,  soy  cola, 
soy  hoja,  soy  gente  menuda,  y  tú,  Niña  mía,  la  más  pequeña  de  mis  hijas, 
Señora,  me  envías  a  un  lugar  por  donde  no  ando  y  donde  no  paro.  Per- 
dóname que  te  cause  gran  pesadumbre  y  caiga  en  tu  enojo,  Señora  y  Due- 
ño mío".  Le  respondió  la  Santísima  Virgen:  "Oye,  hijo  mío  el  más  pe- 
queño, ten  entendido  que  son  muchos  mis  servidores  y  mensajeros,  a 
quienes  puedo  encargar  que  lleven  mí  mensaje  y  hagan  mi  voluntad;  pero 
es  de  todo  punto  preciso  que  tú  mismo  solicites  y  ayudes  y  que  con  tu  me- 
diación se  cumpla  mí  voluntad.  Mucho  te  ruego,  hijo  mío  el  más  pequeño, 
y  con  rigor  te  mando,  que  otra  vez  vayas  mañana  a  ver  al  obispo.  Dale 
parte  en  mí  nombre  y  hazle  saber  por  entero  mí  voluntad:  que  tiene  que 
poner  por  obra  el  templo  que  le  pido.  Y  otra  vez  díle  que  yo  en  persona,  la 
siempre  Virgen  Santa  María,  Madre  de  Dios,  te  envía".  Respondió  Juan 
Diego:  "Señora  y  Niña  mía,  no  te  cause  yo  aflicción;  de  muy  buena  ga- 
na iré  a  cumplir  tu  mandato;  de  ninguna  manera  dejaré  de  hacerlo  ni  ten- 
go por  penoso  el  camino.  Iré  a  hacer  tu  voluntad ;  pero  acaso  no  seré  oído 
con  agrado;  o  si  fuere  oído,  quizás  no  se  me  creerá.  Mañana  en  la  tarde, 
cuando  se  ponga  el  sol,  vendré  a  dar  razón  de  tu  mensaje  con  lo  que  res- 


[  60  ] 


ponda  el  prelado*  Ya  de  tí  me  despido,  Hija  mía  la  más  pequeña, 
mí  Niña  y  Señora»  Descansa  entre  tanto"»  Luego  se  fué  él  a  descan- 
sar en  su  casa. 

Al  día  siguiente,  domingo,  muy  de  madrugada,  salió  de  su  casa  y  se 
vino  derecho  a  Tlatílolco,  a  instruirse  de  las  cosas  divinas  y  estar  presen- 
te en  la  cuenta,  para  ver  en  seguida  al  prelado.  Casi  a  las  diez,  se  aprestó, 
después  de  que  se  oyó  Misa  y  se  hizo  la  cuenta  y  se  dispersó  el  gentío*  Al 
punto  se  fué  Juan  Diego  al  palacio  del  señor  obispo*  Apenas  llegó,  hizo  to- 
do empeño  por  verle:  otra  vez  con  mucha  dificultad  le  víó;  se  arrodilló  a 
sus  píes;  se  entristeció  y  lloró  al  exponerle  el  mandato  de  la  Señora  del 
cíelo;  que  ojalá  que  creyera  su  mensaje,  y  la  voluntad  de  la  Inmaculada, 
de  erigirle  su  templo  donde  manifestó  que  lo  quería*  El  señor  obispo,  para 
cerciorarse,  le  preguntó  muchas  cosas,  dónde  la  víó  y  cómo  era;  y  él  refi- 
rió todo  perfectamente  al  señor  obispo*  Mas  aunque  explicó  con  precisión 
la  figura  de  ella  y  cuanto  había  visto  y  admirado,  que  en  todo  se  descu- 
bría ser  ella  la  siempre  Virgen,  santísima  Madre  del  Salvador  Nuestro  Se- 
ñor Jesucristo;  sin  embargo,  no  le  díó  crédito  y  dijo  que  no  solamente  por 
su  plática  y  solicitud  se  había  de  hacer  lo  que  pedía ;  que,  además,  era  muy 
necesaria  alguna  señal,  para  que  se  le  pudiera  creer  que  le  enviaba  la  mis- 
ma Señora  del  cíelo*  Así  que  lo  oyó,  dijo  Juan  Diego  al  obispo:  "Señor, 
mira  cuál  ha  de  ser  la  señal  que  pides ;  que  luego  iré  a  pedírsela  a  la  Seño- 
ra del  cíelo  que  me  envió  acá".  Viendo  el  obispo  que  ratificaba  todo  sin 
dudar  ni  retractar  nada,  le  despidió.  Mandó  inmediatamente  a  unas  gen- 
tes de  su  casa,  en  quienes  podía  confiar,  que  le  vinieran  siguiendo  y  vigi- 
lando mucho  adonde  iba  y  a  quién  veía  y  hablaba.  Así  se  hizo.  Juan  Die- 
go se  vino  derecho  y  caminó  por  la  calzada;  los  que  venían  tras  él,  donde 
pasa  la  barranca,  cerca  del  puente  del  Tepeyácac,  le  perdieron;  y  aunque 
más  buscaron  por  todas  partes,  en  ninguna  le  vieron.  Así  es  que  regresa- 
ron, no  solamente  porque  se  fastidiaron,  sino  también  porque  les  estorbó 
su  intento  y  les  díó  enojo.  Eso  fueron  a  informar  al  señor  obispo,  inclinán- 
dole a  que  no  le  creyera:  le  dijeron  que  no  más  le  engañaba;  que  no  más 
forjaba  lo  que  venía  a  decir,  o  que  únicamente  soñaba  lo  que  decía  y  pedía ; 


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y  en  suma  discurrieron  que  si  otra  vez  volvía,  le  habían  de  coger  y  castigar 
con  dureza,  para  que  nunca  más  mintiera  y  engañara. 

Entre  tanto,  Juan  Diego  estaba  con  la  Santísima  Virgen,  dícíéndole 
la  respuesta  que  traía  del  señor  obispo;  la  que  oída  por  la  Señora,  le  dijo: 
"bien  está,  híjito  mío,  volverás  aquí  mañana  para  que  lleves  al  obispo  la 
señal  que  te  ha  pedido;  con  esto  te  creerá  y  acerca  de  esto  ya  no  dudará  ni 
de  tí  sospechará ;  y  sábete,  híjito  mío,  que  yo  te  pagaré  tu  cuidado  y  el  tra- 
bajo y  cansancio  que  por  mí  has  impendido;  ea,  vete  ahora;  que  mañana 
aquí  te  aguardo". 

Al  día  siguiente,  lunes,  cuando  tenía  que  llevar  Juan  Diego  alguna  se- 
ñal para  ser  creído,  ya  no  volvió.  Porque  cuando  llegó  a  su  casa,  a  un  tío 
que  tenía,  llamado  Juan  Bernardíno,  le  había  dado  la  enfermedad,  y  esta- 
ba muy  grave*  Primero  fué  a  llamar  a  un  médico  y  le  auxilió ;  pero  ya  no 
era  tiempo,  ya  estaba  muy  grave.  Por  la  noche,  le  rogó  su  tío  que  de  ma- 
drugada saliera  y  viniera  a  Tlatílolco  a  llamar  un  sacerdote,  que  fuera 
a  confesarle  y  disponerle,  porque  estaba  muy  cierto  de  que  era  tiempo  de 
morir  y  que  ya  no  se  levantaría  ni  sanaría. 

El  martes,  muy  de  madrugada,  se  vino  Juan  Diego  de  su  casa  a  Tla- 
tílolco a  llamar  al  sacerdote;  y  cuando  venía  llegando  al  camino  que  sa- 
le junto  a  la  ladera  del  cerrillo  del  Tepeyácac,  hacía  el  poniente,  por  donde 
tenía  costumbre  de  pasar,  dijo:  "Sí  me  voy  derecho,  no  sea  que  me  vaya  a 
ver  la  Señora,  y  en  todo  caso  me  detenga,  para  que  lleve  la  señal  al  pre- 
lado, según  me  previno ;  que  primero  nuestra  aflicción  nos  deje  y  primero 
llame  yo  de  prisa  al  sacerdote;  el  pobre  de  mí  tío  lo  está  ciertamente 
aguardando".  Luego  dio  vuelta  al  cerro;  subió  por  entre  él  y  pasó  al  otro 
lado,  hacia  el  oriente,  para  llegar  pronto  a  México  y  que  no  le  detuviera 
la  Señora  del  cíelo.  Pensó  que  por  donde  díó  la  vuelta,  no  podía  verle  la 
que  está  mirando  bien  a  todas  partes.  La  víó  bajar  de  la  cumbre  del  cerri- 
llo y  que  estuvo  mirando  hacía  donde  antes  él  la  veía.  Salió  a  su  encuen- 
tro a  un  lado  del  cerro  y  le  dijo:  "¿Qué  hay,  hijo  mío  el  más  pequeño? 
I adonde  vas?" — ¿Se  apenó  él  un  poco,  o  tuvo  vergüenza,  o  se  asustó?  Se 
inclinó  delante  de  ella;  y  le  saludó,  diciendo;  "Niña  mía,  la  más  pequeña 


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de  mis  hijas,  Señora,  ojalá  estés  contenta.  ¿Cómo  has  amanecido?  ¿estás 
bien  de  salud,  Señora  y  Niña  mía?  Voy  a  causarte  aflicción:  sabe,  Niña 
mía,  que  está  muy  malo  un  pobre  siervo  tuyo,  mí  tío;  le  ha  dado  la  peste, 
y  está  para  morir.  Ahora  voy  presuroso  a  tu  casa  de  México  a  llamar  uno 
de  los  sacerdotes  amados  de  Nuestro  Señor,  que  vaya  a  confesarle  y  dispo- 
nerle ;  porque  desde  que  nacimos,  vinimos  a  aguardar  el  trabajo  de  nuestra 
muerte.  Pero  sí  voy  a  hacerlo,  volveré  luego  otra  vez  aquí,  para  ir  a  lle- 
var tu  mensaje.  Señora  y  Niña  mía,  perdóname,  ténme  por  ahora  pacien- 
cia ;  no  te  engaño,  Hija  mía  la  más  pequeña ;  mañana  vendré  a  toda  prisa". 
Después  de  oír  la  plática  de  Juan  Diego,  respondió  la  piadosísima  Virgen: 
"Oye  y  ten  entendido,  hijo  mío  el  más  pequeño,  que  es  nada  lo  que  te  asus- 
ta y  aflige;  no  se  turbe  tu  corazón;  no  temas  esa  enfermedad,  ni  otra  algu- 
na enfermedad  y  angustia.  ¿No  estoy  yo  aquí,  que  soy  tu  Madre?  ¿no  es- 
tás bajo  mí  sombra?  ¿no  soy  yo  tu  salud?  ¿no  estás  por  ventura  en  mi 
regazo?  ¿qué  más  has  menester?  No  te  apene  ni  te  inquiete  otra  cosa;  no  te 
aflija  la  enfermedad  de  tu  tío,  que  no  morirá  ahora  de  ella :  está  seguro  de 
que  ya  sanó.  (Y  entonces  sanó  su  tío,  según  después  se  supo).  Cuando 
Juan  Diego  oyó  estas  palabras  de  la  Señora  del  cíelo,  se  consoló  mucho; 
quedó  contento.  Le  rogó  que  cuanto  antes  le  despachara  a  ver  al  señor 
obispo,  a  llevarle  alguna  señal  y  prueba,  a  fin  de  que  le  creyera.  La  Seño- 
ra del  cíelo  le  ordenó  luego  que  subiera  a  la  cumbre  del  cerrillo,  donde  an- 
tes la  veía.  Le  dijo :  "Sube,  hijo  mío  el  más  pequeño,  a  la  cumbre  del  cerri- 
llo; allí  donde  me  viste  y  te  di  órdenes,  hallarás  que  hay  diferentes  flores; 
córtalas,  júntalas,  recógelas ;  en  seguida  baja  y  tráelas  a  mí  presencia".  Al 
punto  subió  Juan  Diego  el  cerrillo;  y  cuando  llegó  a  la  cumbre,  se  asombró 
mucho  de  que  hubieran  brotado  tantas  variadas  exquisitas  rosas  de  Cas- 
tilla, antes  del  tiempo  en  que  se  dan,  porque  a  la  sazón  se  encrudecía  el 
hielo:  estaban  muy  fragantes  y  llenas  del  rocío  de  la  noche,  que  semeja- 
ba perlas  preciosas.  Luego  empezó  a  cortarlas;  las  juntó  todas  y  las  echó 
en  su  regazo.  La  cumbre  del  cerrillo  no  era  lugar  en  que  se  dieran  ningu- 
nas flores,  porque  tenía  muchos  riscos,  abrojos,  espinas,  nopales  y  mezqui- 
tes ;  y  sí  se  solían  dar  hierbecíllas,  entonces  era  el  mes  de  diciembre,  en  que 


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todo  lo  come  y  echa  a  perder  el  hielo.  Bajó  inmediatamente  y  trajo  a  la 
Señora  del  cielo  las  diferentes  rosas  que  fué  a  cortar ;  la  que,  así  como  las 
víó,  las  cogió  con  su  mano  y  otra  vez  se  las  echó  en  el  regazo,  dícíéndole : 
"Hijo  mío  el  más  pequeño,  esta  diversidad  de  rosas  es  la  prueba  y  señal 
que  llevarás  al  obispo.  Le  dirás  en  mí  nombre  que  vea  en  ella  mi  voluntad 
y  que  él  tiene  que  cumplirla.  Tú  eres  mí  embajador,  muy  digno  de  con- 
fianza. Rigorosamente  te  ordeno  que  sólo  delante  del  obispo  despliegues 
tu  manta  y  descubras  lo  que  llevas.  Contarás  bien  todo ;  dirás  que  te  mandé 
subir  a  la  cumbre  del  cerrillo,  que  fueras  a  cortar  flores;  y  todo  lo  que  vis- 
te y  admiraste,  para  que  puedas  inducir  al  prelado  a  que  dé  su  ayuda,  con 
objeto  de  que  se  haga  y  erija  el  templo  que  he  pedido".  Después  que  la 
Señora  del  cíelo  le  díó  su  consejo,  se  puso  en  camino  por  la  calzada  que 
viene  derecho  a  México:  ya  contento  y  seguro  de  salir  bien,  trayendo  con 
mucho  cuidado  lo  que  portaba  en  su  regazo,  no  fuera  que  algo  se  le  soltara 
de  las  manos,  y  gozándose  en  la  fragancia  de  las  variadas  hermosas  flores. 

Al  llegar  al  palacio  del  obispo,  salieron  a  su  encuentro  el  mayordomo 
y  otros  criados  del  prelado.  Les  rogó  que  le  dijeran  que  deseaba  verle;  pe- 
ro ninguno  de  ellos  quiso,  haciendo  como  que  no  le  oían,  sea  porque  era 
muy  temprano,  sea  porque  ya  le  conocían,  que  sólo  los  molestaba,  porque 
les  era  importuno;  y,  además,  ya  les  habían  informado  sus  compañeros, 
que  le  perdieron  de  vista,  cuando  habían  ido  en  su  seguimiento.  Largo  ra- 
to estuvo  esperando.  Ya  que  vieron  que  hacía  mucho  que  estaba  allí,  de  píe, 
cabizbajo,  sin  hacer  nada,  por  si  acaso  era  llamado;  y  que  al  parecer  traía 
algo  que  portaba  en  su  regazo,  se  acercaron  a  él,  para  ver  lo  que  traía  y 
satisfacerse.  Viendo  Juan  Diego  que  no  les  podía  ocultar  lo  que  traía,  y 
que  por  eso  le  habían  de  molestar,  empujar  o  aporrear,  descubrió  un  po- 
co, que  eran  flores;  y  al  ver  que  todas  eran  diferentes  rosas  de  Castilla, 
y  que  no  era  entonces  el  tiempo  en  que  se  daban,  se  asombraron  mu- 
chísimo de  ello,  lo  mismo  de  que  estuvieran  muy  frescas,  y  tan  abier- 
tas, tan  fragantes  y  tan  preciosas.  Quisieron  coger  y  sacarle  algunas; 
pero  no  tuvieron  suerte  las  tres  veces  que  se  atrevieron  a  tomarlas:  no 
tuvieron  suerte  porque  cuando  iban  a  cogerlas,  ya  no  veían  verda- 


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deras  flores,  sino  que  les  parecían  pintadas  o  labradas  o  cosidas  en  la  man- 
ta* Fueron  luego  a  decir  al  señor  obispo  lo  que  habían  visto  y  que  preten- 
día verle  el  índíto  que  tantas  veces  había  venido;  el  cual  hacía  mucho  que 
por  eso  aguardaba,  queriendo  verle*  Cayó,  al  oírlo,  el  señor  obispo  en  la 
cuenta  de  que  aquello  era  la  prueba,  para  que  se  certificara  y  cumpliera  lo 
que  solicitaba  el  índíto.  En  seguida  mandó  que  entrara  a  verle.  Luego  que 
entró,  se  humilló  delante  de  él,  así  como  antes  lo  hiciera,  y  contó  de  nuevo 
todo  lo  que  había  visto  y  admirado,  y  también  su  mensaje.  Dijo :  "Señor, 
hice  lo  que  me  ordenaste,  que  fuera  a  decir  a  mí  Ama,  la  Señora  del  cíelo, 
Santa  María,  preciosa  Madre  de  Dios,  que  pedías  una  señal  para  poder 
creerme  que  le  has  de  hacer  el  templo  donde  ella  te  pide  que  lo  erijas;  y 
además  le  dije  que  yo  te  había  dado  mí  palabra  de  traerte  alguna  señal  y 
prueba,  que  me  encargaste,  de  su  voluntad.  Condescendió  a  tu  recado  y 
acogió  benignamente  lo  que  pides,  alguna  señal  y  prueba  para  que  se  cum- 
pla su  voluntad.  Hoy  muy  temprano  me  mandó  que  otra  vez  viniera  a  ver- 
te; le  pedí  la  señal  para  que  me  creyeras,  según  me  había  dicho  que  me  la 
daría;  y  al  punto  lo  cumplió;  me  despachó  a  la  cumbre  del  cerrillo,  donde 
antes  yo  la  viera,  a  que  fuese  a  cortar  varías  rosas  de  Castilla,  Después 
que  fui  a  cortarlas,  las  traje  abajo;  las  cogió  con  su  mano  y  de  nuevo  las 
echó  en  mí  regazo,  para  que  te  las  trajera  y  a  tí  en  persona  te  las  diera. 
Aunque  yo  sabía  bien  que  la  cumbre  del  cerrillo  no  es  lugar  en  que  se  den 
flores,  porque  sólo  hay  muchos  riscos,  abrojos,  espinas,  nopales  y  mezqui- 
tes, no  por  eso  dudé ;  cuando  fui  llegando  a  la  cumbre  del  cerrillo,  miré  que 
estaba  en  el  paraíso,  donde  había  juntas  todas  las  varías  y  exquisitas  ro- 
sas de  Castilla,  brillantes  de  rocío,  que  luego  fui  a  cortar.  Ella  me  dijo  por 
qué  te  las  había  de  entregar;  y  así  lo  hago,  para  que  en  ellas  veas  la  se- 
ñal que  pides  y  cumplas  su  voluntad ;  y  también  para  que  aparezca  la  ver- 
dad de  mí  palabra  y  de  mí  mensaje.  Hélas  aquí;  recíbelas".  Desenvolvió 
luego  su  blanca  manta,  pues  tenía  en  su  regazo  las  flores;  y  así  que  se  es- 
parcieron por  el  suelo  todas  las  diferentes  rosas  de  Castilla,  se  dibujó  en 
ella  y  apareció  de  repente  la  preciosa  imagen  de  la  siempre  Virgen  Santa 
María,  Madre  de  Dios,  de  la  manera  que  está  y  se  guarda  hoy  en  su  tem- 


[  65  ] 


pío  del  Tepeyácac,  que  se  nombra  Guadalupe»  Luego  que  la  víó  el  señor 
obispo,  él  y  todos  los  que  allí  estaban,  se  arrodillaron:  mucho  la  admira- 
ron; se  levantaron  a  verla;  se  entristecieron  y  acongojaron,  mostrando 
que  la  contemplaron  con  el  corazón  y  el  pensamiento*  El  señor  obispo  con 
lágrimas  de  tristeza  oró  y  le  pidió  perdón  de  no  haber  puesto  en  obra  su 
voluntad  y  su  mandato*  Cuando  se  puso  en  píe,  desató  del  cuello  de  Juan 
Diego,  del  que  estaba  atada,  la  manta  en  que  se  dibujó  y  apareció  la  Se- 
ñora del  cíelo*  Luego  la  llevó  y  fué  a  ponerla  en  su  oratorio*  Un  día  más 
permaneció  Juan  Diego  en  la  casa  del  obispo,  que  aún  le  detuvo*  Al  día  si- 
guiente, le  dijo:  "¡Ea!,  a  mostrar  dónde  es  voluntad  de  la  Señora  del  cíe- 
lo que  le  erijan  su  templo"*  Inmediatamente  se  convidó  a  todos  para  ha- 
cerlo* No  bien  Juan  Diego  señaló  dónde  había  mandado  la  Señora  del 
cíelo  que  se  levantara  su  templo,  pidió  licencia  de  irse.  Quería  ahora  ir  a 
su  casa  a  ver  a  su  tío  Juan  Bernardíno;  el  cual  estaba  muy  grave  cuando 
le  dejó  y  vino  a  Tlatilolco  a  llamar  un  sacerdote,  que  fuera  a  confesarle  y 
disponerle,  y  le  dijo  la  Señora  del  cíelo  que  ya  había  sanado*  Pero  no  le  deja- 
ron ir  solo,  sino  que  le  acompañaron  a  su  casa.  Al  llegar,  vieron  a  su  tío 
que  estaba  muy  contento  y  que  nada  le  dolía.  Se  asombró  mucho  de  que 
llegara  acompañado  y  muy  honrado  su  sobrino,  a  quien  preguntó  la  cau- 
sa de  que  así  lo  hicieran  y  que  le  honraran  mucho*  Le  respondió  su  sobri- 
no que,  cuando  partió  a  llamar  al  sacerdote  que  le  confesara  y  dispusiera, 
se  le  apareció  en  el  Tepeyácac  la  Señora  del  cielo;  la  que,  dícíéndole  que 
no  se  afligiera,  que  ya  su  tío  estaba  bueno,  con  que  mucho  se  consoló,  le 
despachó  a  México,  a  ver  al  señor  obispo,  para  que  le  edificara  una  casa 
en  el  Tepeyácac*  Manifestó  su  tío  ser  cierto  que  entonces  le  sanó  y  que 
la  víó  del  mismo  modo  en  que  se  aparecía  a  su  sobrino;  sabiendo  por  ella 
que  le  había  enviado  a  México  a  ver  al  obispo.  También  entonces  le  dijo 
la  Señora  que,  cuando  él  fuera  a  ver  al  obispo,  le  revelara  lo  que  víó  y  de 
qué  manera  milagrosa  le  había  ella  sanado;  y  que  bien  la  nombraría,  así 
como  bien  había  de  nombrarse  su  bendita  imagen,  la  siempre  Virgen  San- 
ta María  de  Guadalupe.  Trajeron  luego  a  Juan  Bernardíno  a  presencia 
del  señor  obispo;  a  que  viniera  a  informarle  y  atestiguar  delante  de  él.  A 


[  66  ] 


entrambos,  a  él  y  a  su  sobrino,  los  hospedó  el  obispo  en  su  casa  algunos 
días,  hasta  que  se  erigió  el  templo  de  la  Reina  en  el  Tepeyácac,  donde  la 
vió  Juan  Diego»  El  señor  obispo  trasladó  a  la  Iglesia  Mayor  la  santa  ima- 
gen de  la  amada  Señora  del  cíelo :  la  sacó  del  oratorio  de  su  palacio,  don- 
de estaba,  para  que  toda  la  gente  viera  y  admirara  su  bendita  imagen.  La 
ciudad  entera  se  conmovió:  venía  a  ver  y  admirar  su  devota  imagen,  y  a 
hacerle  oración*  Mucho  le  maravillaba  que  se  hubiese  aparecido  por  mi- 
lagro divino;  porque  ninguna  persona  de  este  mundo  pintó  su  preciosa 
imagen. 


Hemos  tomado  de  tan  valiosa  y  elaborada  versión  solamente  la  parte 
que  de  cierto  fué  escrita  por  Don  Antonio  Valeriano:  ésta  fué  sólo  hasta 
terminar  lo  acaecido  en  la  quinta  Aparición  o  sea  la  curación  de  Juan 
Bernardíno,  como  expresamente  lo  hace  notar  Sígüerua, 

La  descripción  de  la  sagrada  imagen,  probablemente  no  es  de  Vale- 
riano. Lo  restante  del  impreso,  así  en  la  versión  del  Sr,  Líe*  Velázquez 
como  en  la  de  Lasso  de  la  Vega  certísímamente  no  son  del  mencionado 
evangelista  de  la  Aparición* 


Dos  cosas  hay  que  aclarar  sobre  este  documento  y  esto  en  manera 
que  todo  quede  al  alcance  del  público:  su  autenticidad  y  su  veracidad. 
Consiste  lo  primero  para  el  caso,  en  probar  que  el  verdadero  autor  de  esa 
relación  fué  Don  Antonio  Valeriano,  y  lo  segundo  en  que  dicho  autor  reú- 
ne las  cualidades  necesarias  para  que  se  le  dé  crédito. 


* 


* 


[  67  ] 


¿Hubo  una  relación  sobre  la  Aparición  de  Ntra.  Sra.  de  Guadalupe  en 
1 53 1,  escrita  por  Don  Antonio  Valeriano?  La  respuesta  es  sencilla,  afir- 
mativa y  apodíctica:  sí,  hubo  esta  relación.  La  prueba  principal  es  el  tes- 
timonio de  Don  Carlos  de  Sígüenza  y  Góngora.  Hológrafo,  íntegro,  testado 
por  el  Líe*  Genaro  García,  lo  fotocopiamos  en  Noviembre  de  \92\  y  lo  pu- 
blicamos ahora  por  segunda  vez  en  página  ilustrada  de  este  mismo  libro. 
El  original  está  en  el  archivo  de  la  colección  "Genaro  García"  en  la  Uni- 
versidad de  Texas. 

Clara  y  terminantemente  dice  Sígüenza  refiriéndose  precisamente  a  la 
relación  de  Valeriano:  "El  original  mexicano  está  de  letra  de  Don  Antonio 
Valeriano,  indio,  que  es  su  verdadero  autor". 

Es  muy  de  notarse  que  en  este  original  de  Sígüenza,  las  dos  palabras 
"su  verdadero"  están  puestas  al  margen  con  llamada  del  interior  de  su  do- 
cumento ;  lo  que  arguye  un  juicio  reflejo  y  confirmatorio,  del  mismo  Sígüen- 
za. En  favor  de  esta  afirmativa  está  también  la  consideración  de  que  tanto  a 
Sígüenza  como  a  los  demás  devotos  de  la  Aparición  les  habría  venido  me- 
jor para  probarla,  que  el  testimonio  del  Milagro,  en  vez  de  ser  de  Valeria- 
no hubiese  sido,  como  entonces  se  pretendía,  del  historiador  franciscano 
Fr.  Gerónimo  de  Mendíeta. 

En  concepto  de  ellos,  bajaba  unos  cuantos  puntos  la  calidad  del  autor, 
pero  a  todo  tenía  que  sobreponerse  la  verdad  y  la  realidad  histórica  que  Sí- 
güenza podía  y  quería  afirmar  bajo  juramento. 

Así  lo  hizo:  "Digo  y  juro".  Ante  estas  palabras,  el  más  acérrimo  im- 
pugnador tiene  que  exclamar:  "Ya  que  Sígüenza  jura  que  tuvo  una  rela- 
ción de  letra  de  Don  Antonio  Valeriano,  no  pondré  duda  en  ello".  Y  no  po- 
día menos  de  hacer  tal  confesión  quien  sabía  y  ponderaba  la  grave  respon- 
sabilidad de  un  sacerdote  que  jura  por  Dios. 

Conocían  por  otro  lado  tanto  la  pericia  paleográfica  de  Sígüenza,  co- 
mo su  notoria  probidad.  De  ésta  ya  tratamos  por  extenso  en  otra  parte  de 
esta  obra. 

Mas  concediendo  que  hubo  una  relación  de  la  Aparición  Guadalupana 
escrita  por  Valeriano,  cabe  aún  preguntar:  ¿Conocemos  lo  contenido  en 


[  68  ] 


esa  relación?  La  razón  alegada  en  contra  es  indigna  de  un  crítico  de  buena 
fe:  "No  existe  esta  pieza;  no  la  ha  visto  ningún  moderno,  no  se  ha  publi- 
cado jamás".  Son  las  palabras  en  que  consiste  todo  el  ataque  de  Don  Joa- 
quín García  Icazbalceta. 

La  primera  parte  de  estas  afirmaciones,  es  gratuita:  un  documento 
que  existió  a  fines  del  siglo  XVIII  puede  muy  bien  conservarse  hasta  nues- 
tros días,  aunque  no  sepamos  en  dónde  está  actualmente.  Hay  además  fal- 
ta de  crítica  honrada,  puesto  que  las  verdades  enunciadas  por  un  docu- 
mento no  dejan  de  serlo,  ni  de  ser  creíbles,  por  el  hecho  de  haberse  perdido 
el  documento  original.  ¿Víó  Icazbalceta  los  origínales  de  Salustío,  de  Tá- 
cito, ...o  de  alguno  de  los  libros  de  la  Sagrada  Escritura?  < Dejará  de  ser 
verdad  lo  en  esos  libros  contenido,  porque  no  tuvieron  la  fortuna  de  que 
Don  Joaquín  diese  el  visto  bueno  a  su  original? 

Ese  documento,  se  añade,  no  lo  ha  visto  ningún  moderno.  He  aquí 
otra  exigencia  de  que  se  reirían  los  críticos  de  profesión:  <A  qué  se  redu- 
ciría la  Historia  de  México  sí  los  origínales  de  cada  suceso  hubieran  de 
verse  siempre  jamás  por  todos  "los  modernos"?  Pero  además  es  una  afir- 
mación falsa.  Moderno,  relativamente,  era  Botturíní ;  moderno  el  que  la  co- 
pió a  principios  del  siglo  XVIII  como  puede  verse  en  esta  recopia  que  re- 
producimos en  otra  página  de  este  Album.  Modernos  fueron  (coetáneos  de 
los  padres  de  Icazbalceta)  el  Cardenal  Lorenzana  y  el  literato  Tapia  Cen- 
teno, y  todos  los  que  en  aquel  tiempo  quisieron  verlo,  puesto  que,  ese  mis- 
mo original  estaba  expuesto  a  todo  el  público  en  la  Universidad  de  Méxi- 
co. Y  más  modernos  aún  el  P.  Píchardo  o  quienquiera  que  haya  sido  el 
erudito  autor  del  precioso  testimonio  que  reproducimos  en  otra  página  de 
este  Album.  Además :  no  hay  motivo  para  dar  por  perdido  el  original  mismo 
del  "Nícan  mopohua".  Responsable  de  su  sustracción  y  de  su  no  devolu- 
ción es  el  Ministerio  de  Estado  de  los  Estados  Unidos  de  Norteamérica  de 
J  848  como  ya  lo  dejamos  probado  en  nuestra  Historia  Eclesiástica. 

La  tercera  mentira  de  Icazbalceta  es:  "Ni  se  ha  publicado  jamás,  pa- 
ra que  pudiéramos  saber  lo  que  decía  y  cómo  lo  decía".  Sí  que  se  publicó; 
aparte  de  poderosas  razones  ya  en  nuestra  Historia  impresas,  queda  la 


[  69  ] 


confesión  de  parte,  clara,  impresa,  publicada  y  con  todos  los  demás  agra- 
vantes que  bastarían  para  desacreditar  al  presumido  grupo»  Me  refiero  a 
la  confesión  de  Andrade,  funesta  prolongación  de  la  personalidad  históri- 
ca de  Icazbalceta:  los  dos  estuvieron  mancomunados,  los  dos  leyeron  los 
mismos  documentos  con  las  mismas  luces  e  intenciones.  Pues  bien:  el  ca- 
nónigo Andrade,  en  un  opúsculo  impreso  contra  el  Líe»  D.  José  de  Jesús 
Cuevas  afirma  positivamente,  hablando  del  libro  de  Lasso  de  la  Vega: 
"Obra  publicada  en  México  el  año  de  J649  que  se  titula  "Hueí-Tlamahuí- 
coltíca"  en  18  páginas  en  elegante  mexicano  y  su  AUTOR  ES  VALE- 
RIANO", 

Pues  bien,  con  tal  título  en  la  sola  portada,  impreso  en  México,  y  en 
1649,  no  se  publicó  más  libro  que  el  Nícan  mopohua;  luego  el  Nícan  Mo- 
pohua  sí  es  de  Valeriano  y  sí  se  publicó  y  sí  se  conoció  y  lo  pudo  examinar 
todo  el  grupo  de  sus  impugnadores*  En  ilustración  de  por  sí  publicamos  las 
dos  obras  que  Andrade  identifica,  con  la  frase  de  él  entre  ambas,  como  es- 
labón de  igualdad  y  eje  de  esta  discusión.  Si  la  traducción  de  este  libro, 
hecha  por  Becerra  Tanco  es  perfecta,  véanlo  los  aztequístas;  no  es  de 
nuestro  resorte  responder  por  la  exactitud  de  cada  traductor,  pero  la  subs- 
tancia de  cada  frase  sí  es  la  misma. 

Icazbalceta,  con  mutilaciones,  supresiones  e  insigne  falta  de  lógica  nos 
viene  a  decir:  "En  la  relación  se  escriben  casos  sucedidos  años  después  del 
1604;  es  así  que  sí  fuese  de  Valeriano  no  pudieron  escribirse  en  la  relación 
dichos  casos,  luego  la  relación  no  es  de  Valeriano". 

Además  de  la  extensa  explicación  publicada  en  nuestra  obra,  respon- 
demos así,  teniendo  a  la  vista  el  texto  completo  de  Sígüenza  y  no  el  muti- 
lado por  Don  Joaquín:  en  la  relación  núm.  2,  o  sea  la  versión  adicionada 
de  Alba,  se  escriben  casos  sucedidos  años  después  de  1604,  concedo;  en  la 
relación  núm.  X,  (autógrafo  de  Valeriano)  niego,  y  concediendo  la  premi- 
sa menor,  contradístingo  el  consiguiente :  no  fué  de  Valeriano  la  versión 
adicionada,  concedo;  la  autógrafa,  niego. 

Y  con  estos  raciocinios  quedan  hechos  polvo  los  cuatro  huesos  duros 
del  párrafo  43  de  Icazbalceta ;  lo  restante  de  él  son  palabras  y  unas  cuan- 


[  70  ] 


tas  pequeneces  intelectuales  o  morales  que  quitan  mucho  al  autor  de  ellas, 
de  su  artificial  prestigio.  De  ellas  nos  ocuparemos  pronto* 

Cosa  más  sencilla  es,  una  vez  probada  y  defendida  la  autenticidad 
del  documento,  demostrarnos  su  fehacencía.  Y  al  emplear  esta  palabra,  nos 
referimos,  como  siempre,  a  lo  substancial  del  documento  o  sea  que  en  1531, 
la  Madre  de  Dios  se  apareció  a  Juan  Diego  en  el  Tepeyac  y  que,  vincula- 
da con  esa  Aparición  dejó  su  imagen,  maravillosamente  pintada  en  la  til- 
ma del  indígena,  la  que  hoy  se  conserva  en  el  Tepeyac. 

En  la  antigüedad  se  creía  y  aún  algunos  siguen  creyendo  que,  sí  la 
relación  fuese  de  Mendíeta,  tendría  más  valor.  A  nosotros  sinceramente 
hablando,  Valeriano  nos  hace  más  fe  que  Mendíeta. 

Este  buen  fraile,  como  influenciado  de  una  corporación,  no  era  tan 
dueño  de  su  sentir  y  de  sus  publicaciones.  Mendíeta  además  valía  menos 
que  Don  Antonio  Valeriano,  y  no  fué  contemporáneo  al  suceso.  El  ilustre 
latinista  toledano,  Don  Francisco  Cervantes  Salazar  dice  textualmente  ha- 
blando del  Colegio  de  Santiago  Tlaltelolco:  "Magístrum  habent  ejusdem 
natíonís,  Antoníum  Valeríanum,  nostrís  gramatícís  nequáquam  ínferío- 
rem,  ín  legís  chrístíanx  observatíone  satis  doctum  et  ad  elocuentíam  aví- 
díssímum". 

Lo  que  traducido  a  nuestro  romance  dice:  "Tiene  (el  Colegio)  un 
maestro  de  su  propia  nación,  llamado  Antonio  Valeriano,  en  nada  inferior 
a  nuestros  gramáticos,  muy  instruido  en  la  fe  cristiana  y  aficionadísimo  a 
la  elocuencia". 

Don  Antonio  Valeriano  no  sólo  fué  "un"  distinguido  representante  de 
la  raza  indígena  sino  el  mejor  representante  de  ella,  de  un  mérito  intrínse- 
co notable  y  bien  probado  por  el  espontáneo  testimonio  de  los  grandes  au- 
tores sus  contemporáneos.  El  P.  Fr.  Juan  Bautista,  en  el  prólogo  de  su 
Sermonario,  trae  una  carta  suya  en  latín,  y  asegura  que  era  uno  de  los  me- 


[  7í  ] 


jores  latinos  y  retóricos,  y  que  "hablaba  ex  tempore  con  tanta  propiedad  y 
elegancia,  que  parecía  un  Cicerón  o  un  Quíntílíano".  Temíamos  que  hubie- 
se alguna  exageración  en  estas  frases,  pero  más  tarde  hubimos  de  darles 
asentimiento  en  vista  de  los  preciosos  ejemplares  del  "Epistolario  Indíge- 
na" que  leímos  en  el  Archivo  General  de  Indias,  (59-4V3). 

El  P.  Torquemada  que  fué  discípulo  de  Don  Antonio  nos  dejó  las  si- 
guientes noticias :  "D.  Antonio  Valeriano,  indio,  natural  del  pueblo  de  Atz- 
capotzalco,  a  una  legua  de  esta  Ciudad,  gobernador  de  la  parte  de  ese  pue- 
blo de  S.  Juan  que  llaman  Tenuchtitlan  que  habiendo  salido  buen  latino, 
lógico  y  filósofo,  sucedió  a  sus  maestros  en  leer  la  Gramática  en  el  Colegio 
de  Tlaltelolco,  y  después  de  esto  fué  elegido  por  Gobernador  de  México  y 
gobernó  mas  de  35  años  a  los  indios  de  esta  Ciudad,  con  grande  acepta- 
ción de  los  virreyes  y  edificación  de  los  españoles :  y  por  ser  hombre  de  buen 
talento  tuvo  noticia  el  Rey  de  él  y  le  escribió  una  carta  muy  favorable. 
Murió  el  año  de  1605*  A  su  entierro,  que  fué  en  el  Convento  de  S.  Fran- 
cisco, en  la  capilla  de  S.  José,  se  hallaron  muchos  gentíos  así  de  indios  co- 
mo de  españoles,  saliendo  a  salir  a  recibir  su  cuerpo  toda  la  comunidad, 
como  quien  tanto  merecía*  Cuando  murió  estuve  presente,  y  entre  otras 
obras  me  díó  un  Catón  traducido  a  lengua  mexicana,  cosa  cierto  muy  pa- 
ra estimar".  En  ciertas  notas  que  en  el  tomo  3o  de  la  Historia  de  la  Iglesia 
en  México  publicamos,  vemos  que  se  llama  a  D.  Antonio  por  los  españoles 
Gobernador  de  México,  a  secas ;  y  que  se  le  pone  al  frente  de  los  indios  que 
trabajaron  en  la  Catedral  de  México.  Esta  nota  tiene  muy  profunda  sig- 
nificación, pues  sabemos  que  se  trataba  entonces  de  hallar  hombres  fíeles, 
honrados  y  autorizados. 

Para  resumir:  creemos  que,  si  de  propósito  nos  pusiésemos  a  buscar 
a  qué  persona  de  las  contemporáneas  a  la  Aparición  sería  preferible  encar- 
garle de  su  relación:  frailes  o  legos,  españoles  o  indios;  se  convendría  en 
que  nadie  era  entonces  tan  apto  por  su  probidad  y  sus  letras  como  D.  An- 
tonio Valeriano. 

No  es  ya  probabilidad  sino  certeza  moral  la  que  tenemos  de  que  D. 
Antonio  Valeriano  fué  contemporáneo  a  la  Aparición,  y  contemporáneo  en 


[  72  ] 


el  sentido  crítico  de  la  palabra,  esto  es,  que  estuvo  muy  cerca  de  los  hechos 
y  que  además  era  entonces  hombre  ya  consciente,  en  la  edad  más  a  propó- 
sito para  enterarse  del  suceso* 

Cierto  es  que  la  fundación  legal  del  Colegio  de  Santiago  Tlaltelolco 
fué  en  1536,  en  virtud  de  Cédula  imperial  obtenida  el  año  anterior;  pero  la 
formación  de  él,  en  el  sentido  literario,  había  comenzado  en  1532  o  a  lo 
más  en  1533*  Tal  se  desprende  de  la  carta  que  en  8  de  Agosto  de  1533  es- 
cribía el  Presidente  de  la  Audiencia  Fuenleal  al  emperador»  (Archivo  de 
Indias,  58-5-3). 

Tan  en  marcha  iba  ya  esa  Escuela  Superior  de  Gramática  para  tales 
fechas,  que  el  referido  Obispo  Fuenleal  decía  de  los  indios  en  él  estudian- 
tes :  "muéstranse  tan  hábiles  y  capaces  que  hacen  gran  ventaja  a  los  espa- 
ñoles* Sin  poner  duda,  de  aquí  a  dos  años  habrá  cincuenta  indios  que  sepan 
(la  Gramática)  y  la  enseñen". 

D.  Antonio  Valeriano,  como  es  bien  sabido,  fué  de  los  fundadores ;  es- 
taba pues,  en  1533  en  el  grupo  de  los  que,  dos  años  más  tarde  podían  en- 
señar, como  de  hecho  él  enseñó.  En  este  caso,  <  qué  menos  edad  le  podemos 
suponer  para  1533  que  17  años?  Nació  pues,  en  1516,  y  en  Diciembre  de 
1531  era  de  más  de  15  años  y  era  por  añadidura  de  su  natural  despierto  e 
indagador. 

Nació,  es  cierto,  en  Atzcapotzalco,  pero  vivió  en  México  desde  1526, 
cuando  como  escribieron  los  primitivos  misioneros,  "los  señoritos  e  los  hi- 
jos de  los  prencípales  se  trujíeron  a  Nuestro  monasterio  para  deprender  las 
cosas  de  nuestra  Santa  Fé  e  diversidad  de  letras  e  cantar  e  tañer  diversos 
géneros  de  músicas". 

El  joven  Antonio  vivía  pues  en  el  tiempo  y  lugar  de  los  sucesos  y  por 
este  título  más,  él  es  el  hombre  a  quien  Dios  preparó  para  que  en  su  mayor 
edad  fuese  el  evangelista  de  la  Aparición  Guadalupana. 

Que  de  palabra  contara  él  la  Aparición  antes  o  después  de  escribir,  es 
también  cosa  cierta:  El  virtuoso  y  sabio  Becerra  Tanco  juró  lo  siguiente: 
"El  Licenciado  Gaspar  de  Prábez  afirmaba  haber  oído  la  tradición  del  mi- 
lagro de  la  Aparición  a  Valeriano,  indio  muy  noble  que  fué  uno  de  los  na- 


[  73  ] 


A 


turales  provectos  que  se  crearon  en  el  Colegio  de  Sta.  Cruz"  de  Tlaltelolco. 

Esto  confirma  estar  Valeriano  en  posesión  de  los  hechos  aun  en  la 
provecta  edad  en  que  le  alcanzó  el  Lic.  Prábez.  Y  en  ello  tenemos  una  ga- 
rantía más  de  haber  sido  aquél  quien  escribió  el  "Nícan  mopohua". 

¿Cuándo  escribió  Valeriano  esta  Relación?  Nada  de  cierto  puede  res- 
ponderse a  este  particular;  pero  sí  atendemos  a  la  galanura  del  estilo,  a  la 
rica  ímagenería  que  en  parte  de  la  narración  puede  observarse,  nos 
llevan  ambas  a  creer  que  Don  Antonio  se  puso  a  escribir  entre  los 
años  1555  y  1560. 

Otra  de  las  razones  que  nos  llevan  a  pensar  que  escribió  en  esta  dé- 
cada es  el  haberse  escrito  en  papel  de  maguey.  Más  tarde  él  y  otros  de  su 
categoría  ya  usaban  papel  castellano. 

* 

*  * 

Hase  dicho  para  desvirtuar  la  historia  del  "Nícan  mopohua"  que  es  uno 
de  tantos  "Coloquios"  que  los  misioneros  hacían  para  instrucción  y  sano 
divertimiento  de  los  indígenas.  No  comprendemos  en  verdad,  cómo  los  mi- 
sioneros, ni  ningún  buen  cristiano  para  instruir  ni  para  nada,  puede  darse 
a  fingir  milagros,  dándoles,  a  mayor  abundamiento,  localidad,  fecha,  nom- 
bres propios,  en  los  que  cualquier  superviviente  pudiera  haberlos  desmen- 
tido. En  segundo  lugar  no  hay  tal  estructura  dramática  ni  reparto,  ni  la 
fraseología  de  los  Coloquios.  Conocemos  bastantes  piezas  de  esta  clase ;  te- 
nemos en  nuestro  poder  un  Coloquio,  precisamente  de  la  Aparición  gua- 
dalupana  correspondiente  a  las  postrimerías  del  siglo  XVI  o  principios  del 
siguiente  y  por  él  y  sus  análogos  podemos  cercionarnos  de  la  inmensa  dife- 
rencia que  hay  entre  la  relación,  única  en  su  género,  del  respetable  Gober- 
nador y  estas  otras  piezas  de  vulgarización  semí-dramátíca. 

Sólo  con  restricciones  mentales,  muy  poco  recomendables,  pudo  ha- 
berse parangonado  la  una  con  las  otras,  por  personas  que  tenían  conocidas 
hartas  piezas  de  los  famosos  Coloquios. 


[  74  ] 


\ 


*  * 


Raro  es  por  cierto,  que,  a  pesar  de  los  deseos  del  grupo  antíguadalupa- 
no  para  encontrar  pasajes  inverosímiles  en  la  relación  de  Valeriano,  hayan 
señalado  tan  pocos ;  y  más  raro  aún  es  que  hombres,  al  fin  y  al  cabo,  de  es- 
tudio, hayan  caído  en  tales  dislates:  qué  chico  nos  parece  Icazbalceta  en 
este  lance* 

Primera  objeción  de  ellos :  "El  indio  fué  recién  convertido,  luego  es  di- 
fícil que  se  le  haya  aparecido  la  Virgen",  Esto  no  merece  ni  respuesta. 

"Toma  otro  camino  para  evitar  la  presencia  de  la  Virgen,  luego  era 
un  ignorante  absoluto"»  O  no  tanto,  respondemos ;  tenía  sus  nervios,  y  na- 
da más.  En  Lourdes,  Bernardíta  roció  a  la  Virgen  con  agua  bendita  por  sí 
era  el  demonio.  Este  rasgo  es  más  ingenuo  que  el  de  Juan  Diego, 

"No  había  extremaunción  para  los  indios  en  aquella  época,  luego  no 
la  pudo  buscar  Juan  Diego  para  su  tío"*  Lea  Icazbalceta  su  propia  publi- 
cación, Códice  Franciscano,  pág,  109,  y  tendrá  la  primera  respuesta.  La  se- 
gunda, ya  se  la  díó  muy  bien  D.  Agustín  de  la  Rosa,  y  es  que  debió 
aprender  el  impugnador  un  poco  de  mexicano  antes  de  engolfarse  en  un 
texto  todo  mexicano.  El  texto,  del  "Nícan  mopohua"  dice:  "íníc  mohuí- 
caz  qui  moyolcuítilítíuh  íhuan  quí  mocencahílítíuh",  que  a  la  letra  dice: 
"para  que  venga  a  confesar  y  a  aparejar",  es  decir,  a  disponer  para  bien 
morir.  I Dónde  sale  aquí  la  extremaunción? 

En  análogo  ridículo  queda  cuando  da  por  imposible  que  Zumárraga 
tuviera  familiares.  En  primer  lugar,  porque  sí  los  tenía,  aun  en  el  sentido 
actual  de  la  palabra.  En  segundo  lugar,  porque  familiares  en  el  lenguaje 
del  siglo  XVI  eran  todas  las  personas,  inclusa  la  servidumbre,  que  vi- 
vían de  la  mesa  del  amo,  y  bien  le  consta  al  impugnador  que  de  esa  mesa 
vivían  más  de  cuatro.  Además,  y  por  ahí  debíamos  haber  empezado,  las 
palabras  "tetlayecoltíane  nencau  ícalpíxquí"  empleadas  en  el  original,  sig- 
nifican respectivamente  servidor,  criado  y  mayordomo. 

Otra  "inverosimilitud"  se  dice  ser  la  dificultad  que  Zumárraga  tuvo  en 


[  75  ] 


recibir  al  indio*  No  hubo  tanta  por  lo  visto,  porque  pudo  verlo  cuatro  ve- 
ces, y  las  dilaciones  para  ser  admitido,  entre  otras  mil  causas,  pudieron 
obedecer  precisamente  a  que  el  Obispo  quería  irse  en  todo  este  asunto  con 
píes  de  plomo* 

Encontrarse  flores  en  los  peñascos  y  arideces  del  Tepeyac  y  más  en 
invierno,  sí  es  cosa  rara,  aunque  no  milagrosa*  El  haberse  hallado  en  ta- 
les circunstancias  no  fué  precisamente  para  probar  el  milagro  sino  tan  só- 
lo para  probar  la  obediencia  del  indio* 

Las  flores  como  flores,  no  eran  señal  inconfundible  de  la  voluntad  de  la 
Virgen*  La  señal  fué  que,  habiendo  flores,  y  sólo  flores  en  la  tilma,  apare- 
ciese tan  perfecta  y  amable  imagen*  Esta  belleza,  con  la  información  pre- 
via de  los  familiares  y  con  la  especial  luz  que  acompaña  a  hechos  de  esta 
naturaleza,  fueron  el  porqué  de  la  reverencia  que  inmediatamente  mostró 
Zumárraga*  Aparte  de  que  su  psicología  de  franciscano  español  y  del 
siglo  XVI,  le  llevó  naturalmente  a  postrarse  ante  una  imagen  devotísima 
de  la  Virgen*  Esto  no  significa,  sin  embargo,  que  en  aquel  instante  y  sin 
más  precedentes  ni  examen,  Zumárraga  haya  declarado  la  canonicídad  del 
milagro:  eso  lo  inventa  Icazbalceta* 

Inventa  también,  o  plagia  de  Bartolache,  el  que  el  ayate  no  era  de  ma- 
guey sino  de  palma*  La  verdad  de  las  cosas  es  que  no  hay  en  esa  tela  ele- 
mento físico  que  nos  haga  pensar  en  una  planta  más  que  en  otra,  y  sí  a 
algo  hay  que  inclinarse  es  a  pensar  en  el  maguey,  pues  la  palma  no  se  da 
de  suyo  en  la  altiplanicie  mexicana  donde  vivía  Juan  Diego* 

*  * 

No  dejaremos  de  tocar  en  este  lugar  un  punto  valiosísimo  en  favor  de 
la  Relación  primitiva*  En  el  número  68  de  su  Impugnación  se  le  escapa  a 
Icazbalceta  una  gravísima  confesión,  apuntada  ya  por  el  benemérito  Don 
Agustín  de  la  Rosa*  Hacia  mitad  de  dicho  número  dice:  "D*  Antonio  Va- 
leriano, indio  ilustrado,  catedrático  del  Colegio  de  Tlaltelolco. .  ♦  u  otro, 


[  76  ] 


aprovecharon  la  Relación  de  los  milagros  de  Nuestra  Señora  de  Guadalu- 
pe y  tomaron  por  base  la  Aparición  que  se  refería"»  Resulta  pues  que,  se- 
gún Icazbalceta,  existió  la  Relación  de  la  Aparición  en  lengua  mexicana; 
que  esta  Relación  es  antiquísima ;  que  tiene  por  base  la  Aparición. 

Trata  el  desventurado  impugnador  de  desvirtuar  su  propia  convicción 
refiriéndola  a  otra  aparición  posterior,  independíente  de  la  Imagen,  pero 
esta  "aparición"  sí  que  es  completamente  gratuita,  como  que  el  Virrey  En- 
riques, a  quien  él  hace  único  e  infalible  autor,  no  habla  de  ninguna  apa- 
rición. Es  también  gratuito  y  de  mala  fe  desvincular  de  la  Imagen  del 
Tepeyac,  la  Aparición  probada  por  los  testimonios  de  Suárez  de  Peralta  y 
Juana  Martina  como  en  otro  lugar  se  expone. 

Pero  la  mayor  aberración  está  en  suponer  que  D.  Antonio  Valeriano, 
tan  sabio,  tan  concienzudo,  tan  respetable,  aun  a  los  ojos  mismos  de  Icaz- 
balceta,  se  hubiese  puesto  a  inventar  una  aparición  falsa,  cuando  según 
él  mismo  tenía  una  verdadera  más  cercana.  Es  gravemente  injusto  su- 
poner que  a  ciencia  y  conciencia  Valeriano  se  haya  estado  poniendo  a  in- 
ventar para  sostener  una  mentira,  nombres  propíos,  lugares  y  fechas  con- 
cretísimas y  todo  esto  en  un  tiempo,  1556,  en  que  había  tantos  pue  pudie- 
sen negárselo  con  harta  mengua  y  menoscabo  de  su  reputación. 

Tratando  de  impugnar  lo  intrínseco  de  la  Relación  de  Valeriano,  An- 
drade  resulta  ser  un  falsario  y  mutílador  de  documentos  en  puntos  esencia- 
les. "¿Por  qué,  dice,  había  de  ir  Juan  Diego  por  Doctrina  desde  Cuautitlan 
hasta  Tlatelolco  sí  tenía  Convento  en  aquel  su  pueblo  y  no  había  ningu- 
no en  este?" 

Para  probar  que  había  Convento  en  Cuautítlán,  después  de  dar  vuel- 
tas a  varios  fragmentos  de  texto  que  no  prueban  nada  ni  vienen  al  caso, 
cita  con  énfasis  y  ponderación  la  conocidísima  carta  de  Fr.  Pedro  de  Gan- 
te fecha  en  27  de  Junio  de  1529.  Pues  bien,  aunque  Gante  solamente  dice 
"estamos  distribuidos  en  nueve  conventos"  y  no  nombra  a  ninguno  de 
ellos,  Andrade  de  su  ronco  pecho,  pero  atribuyendo  sus  palabras  a  Gante, 
nos  echa  una  lista,  en  la  que  figura  ¡oh  felicidad!  Cuautítlán. 

Audacia  editorial  más  grotesca  que  ésta,  sólo  la  que  se  lee  en  las  sí- 


[  77  ] 


guíentes  líneas  del  mismo  autor.  De  una  Cédula  de  Carlos  V  fecha  en 
Barcelona  el  V  de  Mayo  de  1545,  cita  las  siguientes  palabras:  "Aurá  ocho 
años  (es  decir,  en  1537)  que  residen  dos  Religiosos  de  la  dicha  orden 
(franciscana)  en  dos  celdas,  encima  de  la  Iglesia"»  Luego  los  franciscanos, 
concluye  Andrade,  no  tuvieron  Doctrina  en  Tlaltelolco  en  J53J. 

Así  parecería  ser  verdad  leyendo  el  pedazo  de  texto  que  se  cita,  pero 
es  el  caso  que,  en  el  documento  original  y  en  todas  las  reimpresiones  que 
pudo  ver  Andrade,  inmediatamente  antes  de  las  palabras  citadas  se  lee: 
"Fray  Jacobo  de  Testera,  Comíssarío  General  de  los  Religiosos  de  San 
Francisco  que  residen  en  las  nuestras  Yndías,  me  ha  hecho  relación  que 
ellos  han  tenido  SIEMPRE  cargo  de  administrar  en  la  Doctrina  chrístía- 
na  de  los  yndíos  de  Tlaltílulco.  ♦  /' 

La  palabra  "siempre"  en  este  caso  es  evidentemente  desde  1524  ó  1525. 
Por  otra  parte,  para  que  hayan  tenido  Doctrina  y  Administración  allí,  no 
era  preciso  que  tuvieran  Convento  en  forma.  Acudirían,  como  en  mil  ca- 
sos análogos,  desde  el  cercano  Convento  de  México,  a  media  hora  de  dis- 
tancia. 

Pues  si  estos  enjuagues  hacían  los  antíguadalupanos  con  documentos 
tan  fáciles  de  consultar,  <qué  no  harían  con  lo  desconocido  del  público? 


[  78  ] 


CUARTA  DECADA  1561  -  1571 


m 


1 
1 


A  devoción  a  la  aparecida  Madre  de  Dios  en  el  Tepeyac  fué 
como  era  natural,  recibida  con  especial  entusiasmo  por  las 
razas  nativas  del  país;  mas  no  por  esto  debemos  suponer 
que  los  conquistadores  y  sus  hijos  la  hayan  menosprecia- 
do: todo  lo  contrarío,  según  el  testimonio  del  Virrey  En- 
ríquez,  una  floreciente  Congregación  o  Cofradía  de  Nuestra  Señora  de 
Guadalupe  de  México,  reconocía  su  centro  y  razón  de  ser  en  el  Tepeyac»  Y 
el  alma  de  esta  Congregación  como  era  natural  y  debido,  eran  los  arzo- 
bispos de  México,  los  tres  que  había  habido  hasta  D.  Martín  Enríquez*  El 
afirma :  "Los  arzobispos  siempre  la  han  visitado".  Es  decir,  todos  ellos  des- 
de que  existió  la  ermita  y  ésta  ciertamente  existió  "casi  desde  que  se  ga- 
nó la  tierra"»  El  centro  histórico  de  este  auge  de  la  devoción  entre  el  ele- 
mento criollo  y  peninsular  parece  hallarse  en  esta  década :  En  ella  también 
hay  que  colocar  el  escenario  tan  vivamente  descrito  por  el  viajero  inglés 
Miles  Phillips  años  más  tarde,  en  1582*  Escenas  de  piedad  que  ocurrían 
en  el  Tepeyac  y  sus  contornos  y  no  en  Sudamérica  como  gratuitamente 
acaba  de  afirmar  un  ligero  historiador* 


[  79  ] 


He  aquí  un  párrafo  de  la  relación  de  Phillips :  "Tiene  allí,  en  el  Tepe- 
yac,  una  imagen  suya  de  plata  sobre-dorada  tan  grande  como  una  mujer 
de  alta  estatura,  y  delante  de  ella  y  en  el  resto  de  la  iglesia  hay  tantas  lám- 
paras de  plata  como  días  tiene  el  año,  todas  las  cuales  se  encienden  en  fíes- 
tas  solemnes.  Siempre  que  los  españoles  pasan  por  junto  a  la  iglesia,  aunque 
sea  a  caballo,  se  apean,  entran  a  la  iglesia,  se  arrodillan  ante  la  Imagen  y 
ruegan  a  Nuestra  Señora  que  los  libre  de  todo  mal;  de  manera  que,  ya  van 
a  pié  o  a  caballo,  no  pasan  de  largo  sin  entrar  a  la  Iglesia  a  orar,  como  que- 
da dicho,  porque  creen  que  sí  no  lo  hicieren  así,  en  nada  tendrían  ventura. 
E  esa  Imagen  llaman  en  español  Nuestra  Señora  de  Guadalupe. . .  Todos 
los  años,  el  día  de  la  fiesta  de  Nuestra  Señora  acostumbra  la  gente  venir 
a  rezar  en  la  iglesia  ante  la  Imagen  y  dicen  que  Nuestra  Señora  de  Gua- 
dalupe hace  muchos  milagros.  Alrededor  de  esta  iglesia  no  hay  poplacíón 
de  españoles,  pero  algunos  indios  viven  en  sus  chozas  campestres". 

De  suyo  no  sale  ninguna  prueba  explícita  de  la  Aparición  de  todas 
estas  manifestaciones  de  culto  externo  por  amoroso  que  fuese;  mas  argüí- 
tívamente  sí  se  deduce,  por  cuanto  sería  inexplicable  tanto  y  tan  univer- 
sal entusiasmo  sin  una  causa  proporcional  conocida;  y  causa  conocida  no 
hay  más  que  la  milagrosa  aparecida  Imagen. 

Pocos  años  antes,  el  de  1556,  el  intemperante  fraile  Bustamante,  por 
motivos  que  adelante  se  señalarán,  dijo  para  combatir  la  devoción  a  la  Gua- 
dalupana  que  la  veneranda  pintura  había  sido  obra  de  un  supuesto  indio 
Marcos.  A  nada  vendría  tal  afirmación,  por  otra  parte  falsa,  si  solamente 
se  tratase  de  impugnar  una  devoción:  para  quitar  la  devoción  a  una  ima- 
gen no  es  razón  de  peso  el  que  haya  salido  de  pincel  humano  cualquiera 
que  éste  sea.  Traía  Bustamante  a  colación  el  referido  aserto  porque  lo  que 
pretendía  atacar  era  la  universal  creencia  en  que  la  devoción  se  fundaba, 
o  sea,  la  de  la  intervención  sobrenatural  de  Dios  en  la  pintura  de  la  Virgen 
del  Tepeyac. 

Esta  fuerte  prueba  que  inconscientemente  produjo  Bustamante  quedó 
confirmada  con  el  poco  caso  que  el  público  le  hizo  en  sus  pretensiones  co- 
mo se  echa  de  ver  por  este  auge  de  devoción  a  que  nos  vamos  refiriendo. 


[  80  ] 


* 

*  * 


Uno  de  tantos  caballeros  como,  según  la  relación  de  Phillips,  se  apea- 
ron ante  la  milagrosa  Imagen  fué  sin  duda  el  simpático  criollo  D*  Juan 
Suárez  de  Peralta,  hijo  de  familia  muy  principal  y  alcalde  que  fué  por  al- 
gún tiempo  del  pueblo  de  Cuautítlán.  Era  su  carácter  una  combinación 
agradable  de  vivacidad,  donaire  y  buena  gracia  que  lucía  mayormente  en 
justas  y  torneos  y  por  otra  parte,  como  él  mismo  nos  dice,  tenía  "muncha 
afición  a  leer  historias  y  a  tratar  con  personas  doctas"* 

De  acuerdo  con  ambas  aficiones  escribió  y  díó  a  la  estampa  un  raro 
y  original  libro  sobre  las  reglas  de  equitación  y  otro  más  valioso  "Trata- 
do del  descubrimiento  de  las  Indias  y  sus  conquistas  y  los  ritos  y  sacri- 
ficios y  costumbres  de  los  indios",  etc....  libro  que  a  fines  del  siglo 
XIX  anotó  y  reprodujo  D*  Justo  Zaragoza  con  el  simplificado  título  de 
"Descubrimiento  de  Indias"* 

Aun  cuando  Suárez  de  Peralta  díó  fin  a  su  manuscrito  en  1589,  en 
Sevilla,  las  noticias  de  México  que  en  él  se  refieren  fueron  por  él  conoci- 
das en  su  misma  patria  y  en  el  muy  Guadalupano  pueblo  de  Cuautítlán 
bastantes  años  antes;  de  suerte  que  bien  podemos  poner  las  frases  guada- 
lupanas  que  luego  citaremos,  en  la  década  que  al  presente  nos  ocupa* 

Hablando  pues,  de  la  llegada  del  Virrey  D*  Martín  Enríquez,  escri- 
bía y  estampaba,  las  siguientes  frases:  "Llegó  a  Nuestra  Señora  de  Gua- 
dalupe que  es  una  Imagen  devotísima  que  está  de  México  como  dos  legüe- 
chuelas,  la  que  ha  hecho  munchos  milagros*  Aparecióse  entre  unos  ris- 
cos y  a  esta  devoción  acude  toda  la  tierra"*  A  la  caridad  y  diligencia  del 
P.  Lucio  G*  Víllanueva,  S*  J*  debemos  la  fotocopia  del  manuscrito  origi- 
nal de  Suárez  de  Peralta  que  aquí  reproducimos* 

Dos  cosas  nos  dice  este  caballeroso  historiador:  "Que  la  misma  Vir- 
gen que  se  venera  en  el  Tepeyac,  fué  la  que  se  apareció  entre  unos  riscos 
o  sea  en  las  mismas  condiciones  en  que  la  tradición  dice  haberse  apareci- 
do a  Juan  Diego  y  añade  que  con  él  y  como  él,  siente  toda  la  Nueva  Espa- 
ña o  en  otros  términos,  que  ya  la  creencia  sobre  la  tradición  era  universal  en 


[  M  ] 


el  Reino,  por  el  tiempo  en  que  él  partió  para  España  o  sea  por  1570*  No 
obstante  esta  claridad  meridiana,  quisieron  los  impugnadores  de  la  Apari- 
ción inocular  el  veneno  de  la  duda  y  para  ello  inventaron  otra  aparición 
que  aunque  fué  entre  unos  riscos,  como  la  que  víó  Juan  Diego,  no  fué  se- 
gún ellos  esa,  sino  otra,  de  que  nadie  habla,  sino  ellos,  con  la  sola  prueba 
de  su  palabra  "de  honor"*  Alegan  que  en  la  carta  del  Virrey  Enríquez  ha- 
bla de  esta  aparición»  En  lo  cual  dan  a  sabiendas  una  falsa  información: 
Enriques  habla  de  un  milagro;  ellos  mil  veces  han  dicho  que  una  cosa  es 
un  milagro  y  otra  es  la  Aparición;  mas  en  este  caso,  piden  permiso  al  pú- 
blico para  contradecirse  a  sí  mismos  y  fingen  una  aparición  donde  ni  En- 
riques ni  nadie  dicen  que  la  hubo* 

* 

Por  el  tiempo  en  que  Suárez  de  Peralta  surcaba  los  mares  rumbo  a 
Sevilla;  otro  historiador,  muy  más  insigne  en  su  género,  el  testigo  con- 
temporáneo de  los  hechos,  el  ingenuo  y  noble  Bernal  Díaz  del  Castillo,  es- 
cribía en  Guatemala  su  famosa  Historia  verdadera  de  la  Conquista  de  la 
Nueva  España,  libro  que  terminó  el  año  de  Í568* 

Dos  veces  habla  Bernal  Díaz  de  la  Virgen  Santísima  de  Guadalupe  y 
la  una  al  fin  del  capítulo  15° ♦  de  la  edición  definitiva  que  fué  la  publicada 
por  Remón  y  dice  así:  "Mandó  Cortés  a  Gonzalo  de  Sandoval  que  dejase 
aquello  de  Ixtapalapa,  e  fuese  por  tierra  a  poner  cerco  a  otra  calzada  que  va 
desde  México  a  un  pueblo  que  se  dice  Tepeaquílla,  adonde  ahora  llaman 
Nuestra  Señora  de  Guadalupe,  donde  hace  y  ha  hecho  muchos  y  admira- 
bles milagros"* 

En  el  borrador  que  existe  en  el  Ayuntamiento  de  Guatemala  esta  últi- 
ma frase  reza :  Donde  hace  y  ha  hecho  muchos  y  Santos  Milagros»  Sí  como 
sostenemos,  la  edición  de  Remón  es  la  corregida  por  el  mismo  Bernal  y  su 
última  palabra,  tenemos  que  el  epíteto  aplicado  al  sustantivo  milagro  es 
el  de  "admirables"  redundante  de  suyo  y  tautológico  pero  muy  expresivo 


[  82  ] 


de  la  mente  del  autor :  quería  Bernal  decir :  que  no  se  trataba  de  milagros 
vulgares  sino,  en  la  misma  calidad  de  milagros,  admirables,  lo  que  nos  ha- 
ce conjeturar  que  tenía  en  la  mente  el  único  admirable  milagro  del  Tepe- 
yac  o  sea  la  misma  Aparición* 

En  el  capítulo  21°.  dice:  "Miren  la  santa  casa  de  Nuestra  Señora  de 
Guadalupe  que  está  en  lo  de  Tepeaquílla  donde  solía  estar  asentado  el 
Real  de  Gonzalo  de  Sandoval  cuando  ganamos  a  México;  y  miren  los 
santos  milagros  que  ha  hecho  y  hace  de  cada  día,  y  démosle  muchas  gra- 
cias a  Dios  y  a  su  bendita  Madre  Nuestra  Señora  por  ello  que  nos  díó  gra- 
cia y  ayuda,  a  que  ganásemos  estas  tierras,  donde  hay  tanta  cristiandad". 

Siempre  se  ha  dicho  que  estos  textos  de  Bernal  Díaz  no  prueban  más 
que  su  devoción  o  a  lo  más,  la  de  toda  la  tierra  a  la  Virgen  del  Tepeyac.  No 
es  así:  no  sólo  hay  que  considerar  las  solas  palabras  de  los  textos,  sino  to- 
do lo  que  significan  en  la  pluma  de  un  historiador  crítico,  que  tal  era  Ber- 
nal Díaz,  aunque  inconsciente,  tal  vez,  de  su  carácter  y  de  su  misión. 

Escribió  precisamente  para  contradecir  las  exageraciones  y  falsas  no- 
ticias de  Gomara  y  ni  a  éste  ni  a  nadie  les  perdona  cuando  su  turno  les  lle- 
ga ;  recordemos,  por  ejemplo,  la  sorna  con  que  discute  y  desecha  la  supuesta 
aparición  del  Apóstol  San  Pedro  o  Santiago  en  la  batalla  de  Tabasco:  "E 
yo  como  pecador  no  fui  digno  de  lo  ver:  lo  que  yo  entonces  vi  e  conocí  fué 
a  Francisco  de  Moría  en  un  caballo  castaño. .  ♦  e  ya  que  yo,  como  indigno 
pecador  no  fuera  merecedor  de  ver  a  cualquiera  de  aquellos  gloriosos  após- 
toles, ahí  en  nuestra  compañía  había  sobre  400  soldados  y  Cortés  y  otros 
muchos  caballeros.  Platícárase  de  ello  y  tomárase  por  testimonio. . .  etc.  ♦  " 

Algo  semejante  hubiera  dicho  sí  la  Aparición  entre  los  riscos  y  la 
creencia  general  del  pueblo  no  tuviese  base  histórica. 

Con  toda  la  probabilidad  que  envuelve  en  sí  el  doble  testimonio  de 
Bernal,  todavía  a  fuer  de  críticos,  no  podríamos  colocarlo  entre  los  argu- 
mentos ciertos.  Son  de  todas  maneras  un  precioso  marco  en  que  encuadran 
los  demás  testimonios  en  esta  década  presentados. 


[  83  ] 


QUINTA  DECADA  -  1571-1581 

TESTAMENTO  DE  LA  HIJA  DE  JUAN  GARCIA  MARTIN 

ESUS  María  y  José» 
En  el  nombre  de  Dios  Padre,  Dios  Hijo,  Dios  Espíritu 
Santo,  tres  personas  distintas  y  un  solo  Dios  Verdadero 
Todopoderoso» 

Hoy  día  Sábado  once  de  Marzo  de  1559  años,  hago  mis 
apuntes  acerca  de  mí  casa  que  se  haya  en  Cuauhtítlan,  que  me  la  dejó  mí 
padre  Dn»  Juan  García  y  mí  madre  Da»  María  Martina;  lugar  de  mí  na- 
cimiento el  barrio  de  San  José  Milla  de  la  cabecera  de  S»  Buenaventura, 
Cuauhtítlan,  mi  hermana  mayor  doña  Inés  Martina  mujer  de  Ventura 
Morales,  Gregorio  Martín  marido  de  Luisa  María,  todos  ya  muertos,  de  to- 
dos solamente  yo  me  he  quedado,  como  hija  de  mí  honrado  Padre  Dn. 
Juan  Martín  y  de  todos  mis  hijos  solo  uno  ha  quedado  y  es  Francisco  Mar- 
tín; el  que  sí  viviese  o  no,  o  dejare  hijos,  todos  deben  saber  y  comprender 
lo  que  contiene  este  papel  que  guardarán  con  mucho  cuidado  para  que  nin- 
guno se  apropie  mí  heredad  ni  trastorne  mi  relación  y  sepa  el  modo  como 
he  vivido  en  esta  Ciudad  de  Cuauhtitlán  y  su  Barrio  de  San  José  Míllan  en 


[  85  ] 


donde  se  crió  el  mancebo  Don  Juan  Diego  y  se  fué  a  casar  después  a  Santa 
Cruz  el  Alto  (tlacpac)  cerca  de  San  Pedro  con  la  joven  Doña  Malíntzín 
la  que  pronto  murió  quedándose  solo  Juan  Diego» 

A  los  cuantos  días  después  mediante  este  joven  se  verificó  una  cosa 
prodigiosa  allá  en  Tepeyacac,  pues  en  él  se  descubrió  o  apareció  la  hermo- 
sa Señora  Nuestra  Santa  María  (ínítech  campaomo  nexítí  ín  tlazo  cíhua- 
pillí  Santa  María).  Cuya  imagen  vimos  allí  en  Guadalupe,  la  que  nos 
pertenece  a  nosotros  los  de  esta  Ciudad  de  Cuauhtítlan.  Ahora  con  toda 
mí  alma,  con  todo  mí  corazón  y  con  toda  mí  voluntad  le  dejo  a  la  misma 
Señora  toda  la  arboleda  de  Pírú  que  llega  hasta  el  árbol  que  está  junto  al 
caserío*  Toda  se  la  dejo  y  se  la  apropio  a  la  Virgen  de  Tepeyacac.  Ad- 
vierto también  que  la  casa  o  jacal  en  que  me  hallo  (Ca  xacal  ízca)  la  man- 
dé poner  en  compañía  a  todos  juntos  mis  hijos  o  nietos,  si  los  tuvieren, 
para  que  tengan  asiento  firme  y  sirvan  a  la  hermosa  Señora  y  mando  que 
no  disputen  o  peleen  sobre  la  porción  de  este  terreno  (amo  químo  químílíz- 
cue  íní  tlatzín)  se  la  entrego  para  que  gustosamente  se  dediquen  a  su  ser- 
vicio* Así  lo  hagan  y  cumplan  y  hagan  cumplir  las  autoridades  de  Cuauh- 
títlán  y  todos  los  de  este  barrio»  Ahora,  cualquiera  que  seáis  vos  caballero 
o  señor,  natural,  o  no,  de  Cuauhtítlan,  inmediatamente  debéis  tomar  a  vues- 
tro cargo  esta  donación  para  que  la  defendáis  como  cosa  de  la  hermosa  Se- 
ñora así  como  ella  os  defenderá  después  en  el  artículo  de  vuestra  muerte» 
En  segundo  lugar  declaro  que  los  dos  árboles  de  pírú,  con  toda  la  casa  que 
se  halla  hacía  un  antiguo  camino  que  está  entre  los  ocotales,  los  dejó  mí 
señor  marido  Don  Buenaventura  Mariano  para  Señor  San  José  y  yo  decla- 
ro que  la  misma  casa  y  una  loma  en  donde  se  halla  mucho  cascajo  todo 
pertenece  al  mismo  santo.  Y  para  que  nadie  se  apropie  todo  lo  que  llevo  re- 
ferido mando  que  se  lea  y  relea  este  papel  delante  de  todos  los  vecinos  de 
San  José  Caltítlan  Texapa» 

Escribano,  Morales. 

Esta  es  la  traducción  hecha  por  Don  Faustino  Galicia  Chímalpopoca 
con  correcciones  de  otra  persona  interlineadas  de  letra  de  Don  José  Fer- 
nando Ramírez» 


—  86  — 


Esta  nos  parece  ser  la  más  aceptable  de  las  diversas  traducciones  que 
de  este  documento  poseemos;  una  de  las  que  aquí  no  copiamos  es  la  que, 
a  la  vista  directa  del  original,  hicieron  por  orden  del  Cardenal  Lorenzana 
el  Bachiller  Don  Carlos  Tapia  Zenteno  y  el  Líe*  Don  José  Julián  Ramírez* 
Mas  ellos  mismos  dicen:  "Debiéndose  advertir  que  el  original  mexicano 
está  tan  viejo,  roto  y  gastadas  las  letras  que  en  muchas  partes,  ni  aun  con 
vidrios  de  graduación  han  podido  reconocer  los  traductores  lo  que  estaba 
escrito :  por  lo  que  se  dejan  en  blanco  los  lugares  que  en  él  se  hallan  así,  en 
la  copia  y  traducción  castellana"» 

Esta  destrucción  del  documento  tuvo  lugar  en  los  largos  años  que  me- 
diaron entre  Botturíní  y  Lorenzana,  cosa  muy  natural  tratándose  de  un 
papel  tan  viejo  y  tan  traído  y  llevado. 

Botturíni,  que  sí  víó  el  papel  en  su  suficiente  integridad,  fué  quien  hizo 
la  exactísima  reproducción  que  aquí  fotograbamos*  Esta  fué  la  que  no  víó 
Lorenza  y  sí  víó  Don  Fernando  Ramírez,  el  intérprete  de  éste,  Chímalpo- 
poca,  y  el  que  ayudó  a  corregir,  que  fué  persona  diferente  de  Don  Fernan- 
do Ramírez,  autor  menos  versado  en  la  lengua  de  Moctezuma» 

Valor  especíalísímo  tiene  sin  embargo  la  traducción  de  Lorenzana  por 
la  advertencia  que  le  encabeza  y  que  confirmará  nuestra  crítica:  "copia  de 
un  papel  hecho  de  masa  de  maguey,  del  que  usaban  los  indios  en  el  tiempo 
de  su  gentilidad  y  principio  de  su  conversión,  que  se  halla  en  la  Real  Uni- 
versidad de  México,  en  el  museo  del  caballero  Don  Lorenzo  Botturíní,  in- 
ventarío 8o.  número  47*  En  que,  en  las  primeras  letras  que  comenzaron  a 
escribir  los  naturales,  se  contiene  un  testamento",  etc*  ♦  ♦  ♦ 

La  nota  hológrafa  de  D.  José  Fernando  Ramírez  con  que  se  comple- 
ta el  documento  de  que  nos  vamos  ocupando,  nos  da  la  clave  para  soltar 
lo  que,  a  juicio  de  los  antíaparícionístas,  es  una  grave  dificultad  contra  el 
mismo  documento* 

Consiste  esta  dificultad  en  las  palabras  del  Cardenal  Lorenzana  cuan- 
do, en  sus  notas  a  las  Cartas  de  Hernán  Cortés,  expresa  los  supuestos  míe- 
dos  de  su  Eminencia  para  publicar  este  Testamento,  por  razón  de  que  "la 
fecha  está  enmendada"* 


[  87  ] 


Sí  bien  miramos  las  cosas,  el  mismo  Cardenal  nos  da  la  solución,  pues 
en  su  sermón  de  Guadalupe  estos  miedos  ya  no  le  asaltan  más  y  da  por  un 
hecho  la  autenticidad  del  mismo  documento.  Así  era  de  esperarse;  pues  el 
cambio  de  fecha  que  sería,  sí  acaso,  en  la  cifra  de  las  centenas,  nos  llevaría 
a  transladar  cíen  años  enteros  la  fecha  del  documento,  o  sea  hasta  1659*  Lo 
mismo  enorme  del  salto  haría  ver  a  Lorenzana  y  con  más  razón  a  Bottu- 
ríní  que,  de  admitirse  ese  supuesto  cambio,  resultaban  un  doble  anacro- 
nismo, por  la  paleografía  y  por  el  papel  mismo  en  que  está  escrito  el  do- 
cumento* Con  un  ojo  tan  práctico  como  el  del  célebre  italiano  que  víó  con 
sus  propios  ojos  el  original,  era  imposible  que  por  sólo  el  cambio  de  fechas 
fuese  a  tener  por  escrito  en  el  siglo  XVII  un  documento  que  a  todas  luces 
era  del  siglo  XVI. 

Pensar  en  que  había  falsificaciones  perfectas  en  el  siglo  XVII  y  que 
había  arqueólogos  en  el  siglo  XVIII  que  pudiesen  aceptarlas,  sería  desco- 
nocer la  sencillez  de  los  primeros  y  las  pretensiones  escéptícas  de  los  últimos. 

La  cifra  discutible  es  el  primer  número  cinco,  pues  bien:  decimos  que 
no  pudo  ser  seis,  porque  entonces  no  estaría  el  documento  en  papel  de  ma- 
guey como  expresamente  lo  dice  Lorenzana  y  lo  calla  Icazbalceta. 

El  documento  más  modernamente  escrito  en  papel  de  maguey,  según 
este  jefe  de  los  antíaparícíonístas,  es  de  1580.  Sí  pues  el  documento  está  en 
papel  de  maguey,  es  del  siglo  XVI  y  ya  no  hay  lugar  a  la  disputa  sobre  la 
cifra  de  las  centenas:  es  cinco  y  no  seis  y  la  fecha  completa  es  1559. 

Posteriormente  se  nos  ha  dicho  que  hay  escritos  en  papel  de  maguey 
hasta  de  por  los  años  de  1640.  Aun  admitiendo,  sin  demostración,  este  aser- 
to, nuestro  argumento  sigue  valiendo,  o  sea  que  no  pudo  escribirse  en  papel 
de  maguey  cuando  ya  no  había  papel  de  maguey.  Es  falso  e  inventado  lo  que 
dice  el  autor  del  Aditamento  o  sea  que  Lorenzana  además  de  hallar  la  fe- 
cha enmendada,  la  halló  "con  números  árabes  más  grandes  que  la  letra". 
No  dice  esto  Lorenzana.  Lo  de  números  árabes  era  lo  natural  y  lo  de  que 
fueran  mayores  que  la  letra,  es  también  lo  ordinario. 

La  nota  hológrafa  a  que  nos  vamos  refiriendo,  escrita  por  don  José 
Fernando  Ramírez,  además,  al  asegurarnos  que  esta  copia  es  entera- 


[  88  ] 


Oda 


"  '*ÍÍS&  ********  iK#a¿«  ¿tilmas**  &h 


Tbtsni  aJUazjD  ¿L?ntíl  ¿W¿»%yw¿í  t9t^¿AOTzl/L^O(t^  (CeíÁtan  ce-mi 


-tLxhn&u.t  VhM  amjzl  túioM^  7&tí&ty£  HoáaJmMn  Cfá&a&íi 


LAíüztx  me 


Hauanfn  ru'qcMz^  ñ  ruta*.  ipa.->x  a*/gf*t 
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na.-tTuctzuneh  th.  ffhPA  Sa^M  <ju¿z  t¿icjt>*^  í^aAo^  ü^jjj 
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Principio  del  Testamento  de  Cuautítlán. 


Mzui&kt 'finca  >cic>ol     '  ¿tjjJuM,  'moAi.cj'ricjL 
'•zircto fta.*i ¿*ñfu£  'trino  ■,  >¿%L./w&á*A*'~  ttutótsnrtxgax^ 

^l0yU¿jyU}t2Cct,y-^U  >  yU<l  iris*- 

^  ■hu.rrvoiL 


2£*     rea  -  Y"1   T     r      « ., 

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'  •  /7  ■  ¿tft>  ¿acoca.: 


Segunda  y  última  parte  del  Testamento  de  Cuautítlán. 


mente  exacta  a  la  que  sacó  del  original  Botturíni  de  su  propia  letra,  "in- 
clusas las  enmiendas  y  testaduras"  nos  pone  ya  en  condiciones  de  hablar 
sobre  la  fecha  "enmendada"» 

No  está  enmendada  esta  fecha*  Allí  no  hay  más  que  un  pequeño  bo- 
rrón y  no  enmendadura  en  el  primero  de  los  dos  cincos  de  la  fecha  1559. 
La  enmendadura  tendría  que  consistir,  sí  alguna  se  hubiese  querido  hacer, 
en  transformar  un  seis  en  un  cinco  para  que  en  lugar  de  decir  1659  dijese 
1559*  En  primer  lugar  no  hubo  necesidad  de  esta  transformación  porque 
la  fecha  originalmente  escrita  no  era  1659:  sí  tal  fuese,  hubiese  tenido  que 
poner  no  "sábado  once  de  Marzo"  sino  martes  once  de  Marzo,  ya  que 
martes  y  no  sábado  fué  el  once  de  Marzo  de  1659;  en  cambio  en  el  año  de 
1559  el  once  de  marzo  cayó  precisamente  en  sábado* 

No  hubo  allí  nunca  un  seis,  pues  de  haberlo  habido  aparecería  una 
curva  entrante,  al  mismo  nivel  en  que  se  hallan  las  partes  inferiores  de  los 
restantes  guarismos  de  la  fecha*  Al  revés  aquí,  pues  aparece  la  curva  en  el 
medio  del  guarismo,  curva  idéntica  a  la  del  inmediato  número  cinco,  tal 
como  en  esta  cifra  se  escribía  a  mediados  del  siglo  XVI. 

La  imperfección  (que  no  enmendadura)  del  primer  cinco,  provino  de 
que  para  enlazarlo  con  el  siguiente  guarismo  procedió  el  pendolista  preci- 
pitadamente: de  aquí  se  originó  el  rectificarse  un  poco  la  curva  inferior  y 
el  correrse  la  gota  hasta  adherirse  con  la  tinta  de  la  curva  superior  que  la 
atraía  por  una  parte,  y  por  otra  la  limitaba:  caso  frecuentísimo  y  más  sí 
se  escribe  en  papel  de  maguey  y  con  las  famosas  y  traidoras  plumas  de  ave* 
Llenársenos  de  tinta  cuando  escribimos  el  ojo  de  una  "e"  o  de  una  "1"  es 
lo  más  fácil  del  mundo. 

El  perpetrador  de  la  supuesta  enmendadura,  de  serlo  y  de  ser  ella  vo- 
luntaría, habría  pasado  lógicamente  a  raspar  esa  gota  y,  sobre  todo,  a  ras- 
par el  rasgo  inferior  del  primer  cinco  que  tan  claramente  aparece  y  que 
tanto  lo  diferencia  de  un  seis. 

Sí  se  quiere  suponer  gratuitamente  que  hubo  una  raspadura  en  la  par- 
te inferior  y  que  es  una  inteligente  falsificación  hecha  en  1 659 ;  este  docu- 
mento (tan  inteligentemente  falsificado,  que  su  autor  supo  coordinarle  cro- 


[  89  ] 


nología  hebdomadaria  después  de  todo  un  siglo),  habría  que  conceder  lógi- 
camente que  tan  avisado  falsificador  hubiera  también  o  raspado  la  parte 
superior  del  cinco  que  tan  mal  tercio  le  hacía  con  su  gota  corrida,  o  senci- 
llamente habría  destruido  el  documento  y  hecho  otro  menos  mal  falsificado* 
Ha  de  tenerse  sobre  todo  en  cuenta  que  Botturíní  que  conoció  el  bo- 
rrón, lo  copió  fielmente  y  lo  díó  a  conocer  con  toda  honradez  en  copia  grá- 
ficamente exacta,  y  nunca  dudó  del  valor  histórico  y  cronológico  de  la  pie- 
za, porque  en  el  cinco  apareciese  cierta  confusión.  Pues  todo  lo  material  y 
formal  del  documento  hacía  ver  que  su  fecha  era  inconfundible  y  única: 
el  año  preciso  de  1559, 

* 

*  * 

No  conviene  cerrar  lo  relativo  a  este  documento  de  Cuautítlán  sin  ha- 
cer dos  observaciones:  primera,  que  de  la  traducción  gramatical  del  texto 
náhuatl,  no  sale  en  limpio  el  nombre  de  la  testante»  Segunda:  que  no  es 
precisamente  un  testamento,  sino  al  parecer,  apuntes  preparativos  para  ha- 
cerlo. ¿Por  qué  pues  se  encuentra  al  píe  la  firma  del  escribano  Morales? 
No  depende  la  fuerza  del  documento  de  la  respuesta  que  se  dé  a  esta  cues- 
tión, pero  bien  pudo  ser  que  la  autora  de  los  apuntes  haya  fallecido  antes 
de  poder  testar  por  extenso  y  en  forma  legaL  La  firma  del  escribano  en  este 
caso  fué,  dando  o  creyendo  que  daba  alguna  legalidad  al  apuntamiento. 

De  suyo  los  apuntes  de  la  india  hija  de  Juan  García  Martín  que  aca- 
bamos de  analizar  tenían  su  lugar  en  la  tercera  década  guadalupana;  pe- 
ro creemos  que  más  fuerza  tienen  colocándolos  al  lado  de  la  carta  escrita 
en  1575  por  Fr.  Diego  de  Santa  María:  que  aquí  reproducimos.  En  el  últi- 
mo documento  expresamente  aparecen  estas  frases:  "en  este  tiempo  poco 
menos  (que)  todos  (los  habitantes  de  Nueva  España)  las  hacen  (sus 
mandas  testamentarías)  a  Nuestra  Señora  de  Guadalupe  extramuros  de 
México,  lo  cual  parece  bien  (esto  es,  se  comprueba)  por  las  cláusulas  de 
los  testamentos  que  se  han  hecho  y  hacen  de  aquel  tiempo  a  esta  parte". 

Ya  en  nuestra  Historia  Eclesiástica  de  México,  vol.  II,  apéndice  10, 


[  90  ] 


y. 


i  cj  ^o¿o  f  '.su?  sen  A 


fe* 


flp,  Jze.-a/xi.iofAr  JeS) -a.J  /6a2t ^nr  a/ttet^ 

i       r  Ai    <Jíí*  ,  .•/z  aSfC  fz/u  25  Jctma  T>  #lu: c¿i 
'  /.*• ,  e J  rru¿ ¿  ~u?  /wy  «.t-   z£iA/t» .  ¿tu*  j¡>  /i 
¿ya.  .»--  .  'a  xu?7f&  Jf7»acÁ  x-.xji^t/iá.  .  J-.  ¿ájT«..j~)  $nt»**  ¿4  ¿& 

'  S*2r  M¿*S  <?u¿  Jtít^-a   M  /7>cjc*.c¿        ¿471  ^ Sj/.i  /Z; :/>í->x ..y' 


ti 


Fragmento  de  la  carta  de  Fray  Diego  de  Santa  María. 


I 


quedaron  analizados  los  errores  en  que  incurre  este  Fr.  Diego,  por  sus  vísí- 
síbles  intereses  contra  el  santuario  del  Tepeyac ;  sin  embargo  de  éstos,  tie- 
ne él  que  confesar  la  universalidad  del  culto  a  la  Virgen  aparecida» 

Tenemos  por  ende,  que  la  devoción  de  la  testante  de  1559  se  multipli- 
ca por  tantos  cuantos  fueron  los  testamentos  análogos  al  suyo;  aun  cuan- 
do no  de  cada  uno  de  éstos  podamos  decir  que  hubiesen  sido  una  prueba  di- 
recta y  explícita  de  la  Aparición* 


—  9í  — 


SEXTA  DECADA  - 


1581-1591 


ACIA  este  tiempo  debió  escribirse  la  relación  del  llamado  Mi- 
lagro o  merced  especial  de  la  Virgen  del  Tepeyac  en  favor 
de  los  habitantes  de  Teotíhuacán.  Su  autor,  según  el  tes- 
timonio de  D.  Carlos  Sígüenza  y  Góngora  que  adelante 
examinaremos,  fué  el  laborioso  y  serio  historiógrafo  indí- 


gena, D*  Fernando  de  Alva  IxtlíxóchítL  Nació,  dice  Beristáín,  por  el  año 
de  1570«  Nosotros  colocaríamos  la  fecha  de  este  nacimiento  unos  veinte 
años  atrás,  dados  los  importantes  cargos  que  tuvo  para  el  tiempo  de  Don 
Luís  de  Velasco  el  segundo;  mas  aun  dando  por  concedido  que  nació  en 
1570,  bien  pudo  a  los  18  ó  20  años  escribir  esta  relación  pues  revela  cier- 
ta natural  frescura  y  relativa  cercanía  a  los  hechos  narrados* 

No  parece  exagerar  Beristáín  en  su  elogio  de  Fernando  cuando 
dice :  "Nació  en  Tezcuco,  célebre  y  antigua  ciudad  de  los  mexicanos  y  cor- 
te de  los  Reyes  Acolhuas,  de  quienes  descendía  nuestro  autor  y  llevaba  el 
apellido  de  Ixtlíxóchítl,  Rey  de  Tezcuco.  Fué  el  más  instruido  en  la  lengua, 
historias  y  antigüedades  de  su  gente,  de  cuantos  han  tratado  estas  ma- 
terias* Escritor  tan  verídico  y  exacto  que  nada  dijo  que  no  comprobase  con 
los  mapas  y  pinturas,  que  poseía  originales  y  había  heredado  de  sus  ma- 


[  93  ] 


yores.  El  virrey  D.  Luís  de  Velasco  el  segundo  le  díó  el  título  de  Intérprete 
Regio  y  le  mandó  escribir  casi  todo  lo  siguiente:  "Historia  de  la  Nueva 
España"  76  capítulos,  "Historia  de  los  señores  Chíchímecas  con  las  orde- 
nanzas del  Emperador  Netzahualcóyotl";  que  copió  el  Caballero  Botturíní 
del  original,  "Relaciones  históricas  de  la  Nación  Tulteca",  que  también 
copió  Botturíní;  Fragmentos  históricos  varios,  "Compendio  de  la  historia 
de  los  Chíchímecas,  Tultecas  y  Mexicanos",  copiado  por  Botturíní,  "Com- 
pendio Histórico  del  Reino  de  Texcuco",  "Cantos  del  Emperador  Netza- 
hualcóyotl, traducidos  al  castellano  de  la  lengua  Náhuatl",  "Relación  de  la 
Aparición  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe"  en  mexicano. 

El  manuscrito  que  reproducimos,  por  más  que  se  diga,  no  es  de  letra 
de  D*  Fernando  de  Alva  Ixtlíxóchítl:  la  conocemos  mucho  y  hemos  he- 
cho para  nuestro  aserto  los  suficientes  cotejos.  Es  sí,  muy  parecida  a  la 
del  autor,  lo  que  nos  inclina  a  pensar  que  es  una  copia  que  del  original  de 
su  padre  hizo  D.  Juan  de  Alva  y  Cortés,  también  hombre  de  letras,  fallecí- 
do  en  1682,  He  aquí  la  relación  traducida  de  su  texto  mexicano  a  nuestro 
romance  por  el  limo.  Señor  D.  Fortíno  Hipólito  Vera : 

"Al  tener  asiento  y  principio,  al  APARECERSE  la  hermosa  Imagen 
de  la  Perfecta  Virgen  nuestra  querida  Madre  de  Guadalupe,  las  gentes,  los 
señores,  los  caballeros,  desde  aquí  la  invocaban  para  que  los  ayudara  y  de- 
fendiera en  sus  trabajos  y  a  la  hora  de  la  muerte,  poniéndose  todos  ellos  en 
sus  manos.  Ocupaba  el  señorío  de  Teotíhuacan  Don  Francisco  Quetzalma- 
malíntzín  cuando  los  del  pueblo  se  desbandaron  habiendo  convenido  en  des- 
amparar las  casas  y  en  salirse  violentamente,  sin  quedar  ninguno,  para 
que  no  les  dejaran  sus  doctrinas  los  religiosos  de  San  Francisco,  pues  que- 
ría el  virrey  Don  Luís  de  Velasco,  que  cuidaran  de  ellos  los  religiosos  de 
San  Agustín,  A  consecuencia  de  esto  pasaron  muchos  trabajos  los  del  pue- 
blo, pues  su  señor  y  los  principales  andaban  ocultos  porque  les  buscaban 
por  todas  partes.  Mas,  por  último,  habiendo  ido  (su  señor)  a  Atzcapot- 
zalco,  secretamente,  pidió  a  la  celestial  Señora  de  Guadalupe  que  les  ins- 
pírase a  su  amado  hijo  el  virrey  y  a  los  Señores  de  la  Audiencia  Real  el 
que  perdonaran  a  los  del  pueblo  para  que  pudieran  volver  a  sus  casas;  y 


[  94  ] 


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Relación  de  Don  Juan  Alva  IxtlixochítU 


que  se  les  diera  nuevamente  los  religiosos  de  San  Francisco*  Y  así  suce- 
dió porque,  siendo  perdonados  el  señor,  los  principales  y  los  del  pueblo,  les 
mandaron  otra  vez  a  los  religiosos  de  San  Francisco  para  que  cuidaran  de 
ellos;  y  todos  se  volvieron  a  sus  casas  sin  más  pena.  Aconteció  esto  en  el 
año  J558.  También  es  cierto  que  Don  Francisco  al  tiempo  de  morir,  se  en- 
comendó a  la  Reina  del  Cíelo,  nuestra  adorada  Madre  de  Guadalupe  para 
que  intercediera  por  su  vida  y  por  su  alma;  y  le  dejó  una  ofrenda,  como 
aparece  en  la  primera  cláusula  o  manda  del  testamento  hecho  por  él  en 
el  día  2  de  Marzo  del  año  1563". 

De  todo  este  histórico  relato,  por  demás  interesante  y  piadoso,  lo  que 
más  verdaderamente  atañe  a  nuestro  concretísimo  propósito  son  las  prime- 
ras líneas  de  él  que  nos  remontan  hasta  la  época  más  vecina  a  la  Apari- 
ción y  nos  dan  una  prueba,  no  solamente  del  hecho  sino  de  la  popularidad 
que  luego  adquirió. 

"Al  tener  asiento  y  principio,  al  APARECERSE  la  hermosa  imagen 
de  la  perfecta  Virgen  nuestra  querida  Madre  de  Guadalupe,  las  gentes,  los 
señores,  los  caballeros,  desde  aquí  le  invocaban  para  que  les  ayudara  y  de- 
fendiera en  sus  trabajos  y  a  la  hora  de  la  muerte,  poniéndose  todos  ellos  en 
sus  manos.  ♦ 

En  esta  frase  consta  ciertamente  de  una  Aparición  de  la  Virgen  de 
Guadalupe,  esto  es,  de  la  única  que  históricamente  conocemos.  Con  la  pa- 
labra monextítzíno  se  expresa  invariablemente,  Aparición.  Se  refiere  a 
tiempo  ya  remotamente  pasado,  con  relación  al  mismo  favor  o  milagro. 
Se  pinta  clara  y  distintamente,  la  universalidad  de  la  devoción  en  aquel 
pueblo  y  también  su  calidad  o  sea  que  se  trataba  de  una  devoción  cristiana- 
mente llevada,  muy  remota  de  supuestas  idolatrías  y  de  la  mentadísima 
diosa  Teotenantzín. 

* 

*  * 

Muy  traído  y  llevado  fué  en  la  controversia  Guadalupana  el  testamen- 
to aquí  mencionado  del  cacique  D.  Francisco  Verdugo  Quetzalmamalín- 


[  95  ] 


tzín:  existió  ciertamente  ese  testamento  y  una  buena  traducción  de  él  he- 
cha al  parecer  por  Tapia  Centeno  se  encuentra  en  la  Biblioteca  Nacional 
de  París:  (Mexicains,  243 )♦  Mas  la  verdad  es  que  de  ese  testamento  sólo, 
nada  podría  sacarse  como  prueba  de  la  Aparición* 

He  aquí  todo  lo  que  de  Guadalupe  contiene  en  su  párrafo  cuarto:  "Lo 
primero  mando  que  sí  Dios  me  llebase  desta  vida,  luego  se  lleben  cuatro 
pesos  de  limosna  a  Nuestra  Señora  de  Guadalupe*  Para  que  me  la  diga  de 
Misas  El  Sacerdote  que  recibe  en  la  dicha  Iglesia"» 

La  poca  significación  de  esta  frase  aislada,  pasa  a  ser  muy  conside- 
rable, como  comprobante  del  aserto  ya  antes  aquí  reproducido,  de  Fr*  Die- 
go de  Santa  María  y  como  comprobante  también  de  esta  misma  relación 
de  D*  Fernando  Alva  Ixtlíxochítl,  mayormente  sí  nos  fijamos  en  la  concor- 
dancia tan  precisa  de  la  fecha  en  todas  sus  partes* 


[  96  ] 


SEPTIMA  DECADA  -  1591-1601 


m  í 


E  inestimable  valor  es  el  documento  histórico  que  nos  ofrece 
la  postrer  década  del  siglo  XVI:  Un  sermón  auténtico  en 
lengua  náhuatl  donde  clara,  explícita  y  extensamente  se 
nos  narra,  tal  como  lo  sabemos,  el  portento  Guadalupano* 
Es  moralmente  cierto  que  este  sermón  y  su  copia  andu- 
vieron en  manos  de  los  antiaparícionístas  los  que  con  su  habitual  "noble" 
manera  de  proceder,  lo  ocultaron  y  tal  vez  fueron  ellos  quienes  lo  hi- 
cieron perdedizo;  pues  lo  acabamos  de  encontrar  muy  lejos  de  donde 
debiera  estar» 

En  nuestro  penúltimo  destierro  dimos,  en  la  Biblioteca  del  Estado  en 
Nueva  York,  con  uno  de  tantos  lotes  procedentes  de  la  Biblioteca  de 
Don  José  Fernando  Ramírez* 

Consta  este  lote  de  cuatro  volúmenes,  dos  grandes  y  dos  pequeños* 
En  el  segundo  de  la  segunda  serie,  letra  B,  hallamos  copiada  y  traducida 
por  D«  Faustino  Galicia  Chímalpopoca  toda  la  bellísima  narración  sobre 
la  Virgen  Guadalupana,  cuyo  texto  original  mexicano  y  traducción  al  es- 
pañol se  publica  aquí  por  vez  primera* 

Mayor  aún  fué  nuestro  gusto  en  presencia  de  la  nota  hológrafa  de  Don 


[  97  ] 


José  Fernando  Ramírez  que  creemos  también  necesario  reproducir  fotoco- 
píada  directamente* 

Las  palabras,  que  en  esta  nota  leemos,  sobre  la  fecha  del  manuscrito, 
en  boca  de  un  escritor  nada  entusiasta  por  la  Aparición,  tienen  importancia 
trascendental  y  más  si  consideramos  que  D,  Alfredo  Chavero,  que  pasó 
anotando  de  su  mano  toda  esta  colección,  nada  dijo  en  contra,  como  na- 
da dijeron  porque  nada  tenían  que  decir,  los  que  con  Ramírez  y  Chavero 
conocieron  el  documento. 

Había  que  dar  necesariamente  con  el  original  que  se  suponía  estar  en 
el  Museo  Nacional  como  en  efecto,  ♦  ♦  no  estaba,  < Quién  lo  extrajo  de  ahí? 
< Cuándo?, . ,  Y  luego,  por  vicisitudes  que  ignoramos,  tal  vez  la  muerte  de 
un  substractor  de  documentos  Guadalupanos,  fué  a  dar  a  la  Biblioteca  Na- 
cional y  allí  mismo  no  estaba  en  su  puesto  sino  en  un  arredrado  rincón, 
donde  vino  a  encontrarse  después  de  cinco  días  de  búsqueda,  merced  a  la 
sagacidad  y  energía  de  D.  Luis  Chávez  Orozco, 

Mí  gusto  al  verme  frente  al  auténtico  Santoral  en  mexicano  fué  tan 
visible  que  me  valió  las  felicitaciones  de  los  investigadores  allí  presentes. 
Entre  ellos  estaba  el  egregio  Americanista  Dr,  Bolton  con  su  ayudante  el 
Prof,  Tais,  Esto  es  lo  que  llamamos  "eureka",  me  dijo  el  insigne  escritor  y 
al  abrirle  yo  la  página  5\  donde  se  encuentra  dicho  sermón,  exclamó  con 
la  mayor  espontaneidad:  "End  of  the  XVIth,  century"  que  quiere  decir: 
"Esto  está  escrito  a  fines  del  siglo  XVI", 

Así  debió  haber  dicho  claramente  D.  José  Fernando  Ramírez  como  lo 
puede  decir  cualquier  buen  paleógrafo  que  tenga  en  sus  manos  ese  volumen. 
Está  todo  él  manuscrito,  no  hay  en  el  libro  tan  sólo  una  clase  de  letra,  sino 
catorce  diferentes  y  todas  y  cada  una  de  ellas  son  del  siglo  XVI  y  algunas 
hasta  la  primera  mitad  del  mismo  siglo  XVI, 

La  procedencia  como  bien  sospecha  Ramírez  es  del  antiguo  Colegio 
de  San  Gregorio  de  la  Compañía  de  Jesús  y  aún  la  podíamos  llevar  más 
atrás,  a  la  fundación  de  San  Pedro  y  San  Pablo  en  1572, 

Esta  compilación  de  sermones  escritos  de  tan  diversas  manos  y  más 
vista  su  procedencia  local,  revelan  la  mano  de  un  jesuíta.  Hacer  estas  co- 


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lecciones,  con  un  fraternal  intercambio  de  ideas  y  de  plumas,  es  muy  "Nues- 
tro": se  oye  un  buen  sermón  de  un  compañero  y  todos  lo  copiamos  o  lo 
pedímos  ya  copiado,  para  recuerdo  o  para  provecho. 

Sí  la  escritura  del  sermón  cae  por  lo  menos  dentro  de  la  última  década 
del  siglo  XVI,  el  original  de  donde  tomó  sus  ideas  es  mucho  más  antiguo : 
es  de  aquellos  tiempos  en  que  la  Aparición,  muy  conocida  en  Tenochtitlán 
y  sus  contornos,  no  lo  era  tanto  en  las  lejanías  del  Reino.  Había  pues  que 
contar  con  todos  sus  detalles  y  como  cosa  nueva,  el  suceso  todo  de  la  Apa- 
rición. Fué  sin  duda  transcrito  a  fines  del  siglo  por  un  misionero  que  se 
preparaba  para  evangelizar  en  alguna  remota  comarca  de  las  de  lengua 
azteca,  como  en  Jalisco  o  Culíacán. 

Otra  prueba  de  la  suma  antigüedad  del  manuscrito  es  el  hecho  de  no 
dársele  en  él  a  la  Virgen  aparecida  el  nombre  de  Guadalupe  sino  el  de 
Nuestra  Madre  del  Tepeyac. 

Estando  el  que  lo  escribió  en  San  Gregorio  en  contacto  con  los  códi- 
ces que  de  antiguo  tuvieron  los  jesuítas  y  en  contacto  con  hombres  como 
los  PP.  Rincón  o  Tovar,  ellos  fueron  tal  vez  autores  en  alguna  manera 
de  esta  pieza  histórica  y  oratoria.  Hay  razones  positivas  para  creerlo  así. 

Posteriormente  hemos  encontrado  otra  colección  de  pláticas  en  mexi- 
cano copiada  por  los  mismos  diferentes  amanuenses  que  compilaron  nues- 
tro Santoral.  Hállase  en  el  mismo  anaquel  que  el  Santoral. 

En  este  libro  de  pláticas  se  hallan  anotados  al  margen  nombres  de 
diferentes  padres  lenguas  de  la  Compañía  de  Jesús,  del  siglo  XVI;  uno 
de  ellos  es  nada  menos  que  el  P.  Juan  de  Tovar  y  la  letra  del  sermón  bajo 
su  nombre  es  del  mismo  corte  que  el  de  la  pieza  que  vamos  analizando. 

Comparando  estilos,  hallan  los  entendidos  en  la  lengua  que  el  de  nues- 
tro Sermón  Guadalupano  es  muy  parecido  al  que  en  el  libro  de  pláticas  va 
marcado  con  el  nombre  de  Tovar ;  lo  que  nos  hace  pensar  con  fundamento 
que  éste  fué  el  autor  del  sermón  guadalupano. 

Esta  filiación  da  a  la  pieza  un  valor  inmenso;  Tovar  era  un  hombre 
virtuosísimo,  según  puede  verse  largamente  en  su  biografía  narrada  por 
los  principales  autores  de  su  Orden  y  de  fuera  de  ella.  Nació  en  Texcoco, 


[  99  ] 


casi  contemporáneamente  a  la  Aparición,  fué  uno  de  los  inmediatos  testi- 
gos de  oídas  y  reúne,  en  fin,  todas  las  cualidades  de  credibilidad  que  exi- 
ge la  más  severa  crítica  histórica» 

Otro  punto  muy  de  notarse  es  que  su  fuente  de  información  es  dife- 
rente del  "Nícan  mopohua"  ya  que  se  ven  variantes  tan  significativas  a  es- 
te respecto»  Tales  son  v.  g*  la  de  poner  una  sola  flor  en  vez  de  las  muchas 
flores  que  Juan  Diego  llevó  en  su  tilma  y  el  poner  en  la  boca  del  Obispo 
el  fingido  reproche  de  embriaguez  en  el  indio.  Esto,  aparte  de  las  muchas 
omisiones,  en  materia  meramente  accidental,  demuestra  una  fuente  de 
información  diferente  de  la  del  "Nícan  mopohua"* 

Fuerza  especíalísíma  le  viene  al  sermón  por  ser  destinado  a  predicar- 
se en  el  pulpito,  ante  un  pueblo  que  podía  desmentirlo,  a  la  sombra  y  bajo 
la  vigilancia  de  unos  superiores  religiosos  y  prelados  que  no  permitirían 
una  invención  ni  engaño  tan  burdo  y  ante  la  propia  conciencia  del  que  co- 
noce la  responsabilidad  que  envuelve  el  abuso  del  pulpito  y  del  ministerio 
sacerdotal. 

Resta  tan  sólo  que  presentemos  la  traducción  al  castellano  hecha  por 
el  mencionado  nahuatlato  Galicia  Chímalpopoca*  Va  también  fotocopíado 
el  texto  mexicano  original  en  todas  sus  páginas  como  preciosa  joya  que  es 
de  la  corona  histórica  Guadalupana* 

SERMON 

"Una  grande  maravilla  obró  Dios  nuestro  señor  a  favor  de  la  celestial 
y  siempre  Virgen  Santa  María,  y  ésta  es  la  que  debéis  comprender  y  debéis 
escuchar  y  saber;  cómo  milagrosamente  quiso  se  le  erigiese  su  casa  la  Di- 
vina Señora  llamada  Santa  María  de  Tepeyacac.  Se  verificó  de  esta  ma- 
nera» A  un  hombre  miserable  y  pobre  vasallo  que  no  tenía  otra  cosa  sino 
bastante  religioso,  andando  por  el  lugar  llamado  Tepeyacac,  en  donde 
cual  fundador  que  cavaba  para  hechar  profundos  cimientos  (azotlatelhua- 
zíntlí  quimo  tataqui  lítínenca)  se  le  apareció  la  Madre  amorosa  de  Dios  y 
al  momento  le  llamó,  dícíéndole :  hijo  querido,  ve  a  la  gran  Ciudad  de  Mé- 


[  J00  ] 


xíco  y  díle  al  Prelado  que  es  el  Sr.  Arzobispo  que  quiero  y  es  mi  voluntad 
se  me  erija  mí  casa  en  este  lugar  de  Tepeyacac  a  donde  me  vengan  a  reco- 
nocer y  suplicar  los  cristianos  creyentes  y  en  donde  me  declararán  por  su 
defensora»  Inmediatamente  este  pobre  hombre  compareció  ante  el  Sr.  Ar- 
zobispo dícíéndole:  señor  mío,  no  os  cause  ninguna  molestia  haciéndole 
presente  que  la  celestial  Señora  me  ha  enviado  a  deciros  que  es  su  vo- 
luntad se  le  edifique  su  casa  allí  en  Tepeyacac,  adonde  pueden  ir  a 
implorar  su  auxilio  los  cristianos.  Así  me  expresó  y  así  me  aseguró 
se  ha  de  verificar. 

El  Arzobispo  no  lo  creyó  y  le  contestó  dícíéndole:  ¿Qué  dices,  hijo 
mío?  <  Acaso  habrás  soñado  o  te  habrás  emborrachado?  Sí  es  cierto  lo  que 
aseguras,  díle  a  la  Señora  que  te  envió,  que  te  dé  alguna  seña  para  que  de- 
mos crédito  a  todo  lo  que  dices.  Nuestro  hombre  con  mucho  pesar  se  volvió 
adonde  la  reina  y  Señora  se  volvió  a  aparecer,  y  le  dijo:  Dueña  mía,  he  ido 
adonde  me  enviasteis;  mas,  no  me  quiso  creer  el  Señor,  y  me  contestó  con 
que  acaso  estaría  yo  soñando  o  estaría  borracho,  agregándome  que  para 
creer  lo  que  vos  queréis  sería  mejor  me  dieseis  alguna  seña.  Entonces  la 
Madre  de  Dios  dijo:  no  te  dé  pena  hijo  mío,  anda  y  corta  la  flor  que  se  ha- 
lla reventada.  Esta  flor  sólo  por  un  milagro  se  ha  visto  en  grande  hermo- 
sura adonde  jamás  se  había  visto.  No  obstante  nuestro  hombre  habiéndo- 
la cortado  la  llevó  en  su  tilma  a  México  y  estando  en  la  presencia  del  señor 
Obispo  le  dijo:  Señor  mío,  aquí  traigo  esta  flor  que  me  entregó  por  seña 
la  celestial  Señora  para  que  vos  me  déís  crédito  que  lo  que  yo  os  he  dicho 
es  su  voluntad,  extendiendo  inmediatamente  su  tilma  para  que  el  Señor 
Arzobispo,  viese  la  flor,  mas  oh  maravilla,  en  vez  de  la  flor,  víó  estampa- 
da en  la  tilma  la  Imagen  prodigiosa  de  la  Reina  y  Señora.  Entonces  des- 
vanecida toda  duda  se  hincó  el  Señor  Arzobispo  delante  de  ella.  Esta  es 
la  Imagen  de  la  Reina  y  Señora  que  por  un  estupendo  milagro  se  pintó; 
en  la  tilma  de  un  pobre  vasallo  y  como  se  conserva  hasta  hoy,  ante  quien 
todos  ocurren  a  implorar  su  protección.  Así  ha  sucedido  en  todas  épocas  se- 
gún tradición.  Así  es  que  con  el  grande  amor  de  Madre  favorece  y  ayuda 
a  los  que  la  invocan  y  concede  lo  que  le  piden. 


[  íoí  ] 


Porque  ciertamente  al  que  de  todo  corazón  se  entrega  a  ella  lo  ampa- 
ra y  ruega  por  él  delante  de  Dios  y  para  esto  vino  a  aparecerse:  para 
auxiliar,  favorecer  y  ayudar  a  los  que  son  objeto  de  su  amor". 

El  original  mexicano  de  este  Sermón  encuéntrase  en  la  Biblioteca 
Nacional  de  México,  Sección  de  manuscritos,  Estante  XV,  Anaquel  4  y 
número  J32  bis*  Folio  5 Ir  a  53r« 


[  Í02  ] 


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s¿í+***4  *«y         *****  t-*^o  p4^.    ¿*-  f'***  A*  ** 

MU*  etc. 


Advertencia  preciosísima  de  D.  J.  F.  Ramírez. 


OCTAVA  DECADA  - 


1601-161! 


OS  testimonios  históricos  de  la  primera  mitad  del  siglo  XVII 
son  importantísimos»  Primeramente  porque  con  ellos  vie- 
ne a  demostrarse  no  solamente  la  malicia  sino  la  torpeza 
del  grupo  disidente  al  afirmar  que  nada  se  sabía  de  la 
Aparición  antes  del  libro  impreso  por  el  Bachiller  Sánchez 


en  1647.  Decimos  malicia,  porque  para  haberlo  asentado  tuvieron  que  ca- 
llar muchas  cosas  que  probablemente  ellos  sabían  ser  en  su  contra:  y  fue- 
ron además  torpes,  pues  con  muy  poco  esfuerzo  mental  pudieron  haber 
supuesto  que  el  día  de  mañana,  otros  pudieran  haber  publicado  lo  que  ellos 
daban  a  entender  que  no  existía* 

Por  otra  parte  estos  documentos  a  que  nos  estamos  refiriendo  envuel- 
ven toda  la  fuerza  de  la  opinión  pública  ya  que  algunos  ampliamente  la  re- 
flejan y  otros  fueron  hechos  para  el  público:  para  que  los  aprobase  como 
siempre  lo  hizo,  o  para  que  los  reprobase,  lo  que  no  consta  haber  sucedido* 

La  Inquisición  por  este  tiempo  se  lanzaba  contra  los  inventores  de  de- 
vociones peligrosas  y  el  Tercer  Concilio  dejó  en  este  sentido  muy  impresio- 
nado y  muy  bien  amonestado  al  público  de  entonces* 


[  Í03  ] 


Entre  las  innumerables  piezas  de  gran  valor  que  el  Caballero  Don  Lo- 
renzo Botturíní  Benaduccí  coleccionó  a  mediados  del  siglo  XVII  y  princi- 
pios del  XVIII  hállase  catalogado  un  coloquio  en  mexicano  sobre  las 
Apariciones  de  la  Virgen  de  Guadalupe  de  letra  y  en  papel  muy 
antiguo. 

El  tal  original  se  perdió  o  se  díó  por  perdido,  pero  D.  José  Fernando 
Ramírez  lo  víó  y  lo  mandó  copiar  con  intención,  probablemente,  de  que 
se  tradujese  al  castellano,  pues  la  copia  es  de  mano  de  su  tantas  veces 
mencionado  traductor  Licenciado  Don  Faustino  Galicia  Chímalpopoca. 

Hubiésemos  dejado  reposar  para  mejor  ocasión  tan  interesante  pieza 
sí  al  pasar  otra  vez  por  Nueva  York  no  nos  hubiésemos  encontrado  con 
una  nota  que  adjunta  al  documento  dejó  escrita,  fechada  y  firmada  en  25 
de  Mayo  de  1928  el  acreditado  Profesor  John  Hubert  Cornyn.  Traducida 
al  castellano  dice :  "Aun  cuando  estos  papeles  son  copias,  son  sin  embargo 
de  importancia,  ya  que  indudablemente,  sus  origínales  fueron  del  siglo 
XVI,  o  a  lo  más  del  primer  cuarto  del  siglo  XVIL  Esto  se  prueba  porque 
están  escritas  en  el  antiguo  verso  prosaico,  como  lo  están  todas  las  com- 
posiciones de  temas  sagrados  escritas  anteriormente  a  la  Conquista.  Es- 
ta estrofa  poética  fué  más  tarde  alterada  por  las  formas  métricas  de  corte 
español.  El  antiguo  metro  azteca  no  va  en  renglones  separados  y  parece 
carecer  de  ritmo".  Hasta  aquí  el  Dr.  Cornyn. 

Fijándonos  más  en  las  notas  castellanas  que,  para  la  dirección  del 
traspunte,  fueron  escritas  al  margen  del  coloquio,  vimos  que  ciertas  pala- 
bras correspondían  a  ese  período  de  entre  siglo  y  siglo,  que  le  asigna  el 
citado  eruditísimo  Profesor. 

Tales  son,  por  ejemplo,  pág.  6:  "Vase  el  uno  por  la  una  puerta  y  ella 
por  donde  salieron  y  luego  tocarán  chirimías  e  se  tañen  las  vacas",  etc., 
pág.  \  l :  "Sale  un  criado  del  Obispo  en  hábito  de  clérigo";  pág.  16:  "éntra- 
se el  Obispo";  pág.  22  (en  boca  de  un  personaje):  "Válame  Dios  íníc 
huey";  pág.  38:  "el  enfermo  traiga  un  paño  en  la  cabeza  y  lo  vengan  te- 


[  Í04  ] 


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Seímón  guadalopano  de  principios  del  siglo  XVII. 


níendo";  pág.  8:  "va  hacía  el  montecíto  y  columbra  a  la  Virgen".  ♦ . 

Cuando  más  tarde  pusimos  en  manos  de  peritos  mexícanistas  el  docu- 
mento estuvieron  de  acuerdo  en  que  tanto  el  lenguaje  como  el  estilo  y  la 
psicología  del  coloquio  nos  remontan  en  efecto  a  dicha  época. 

¿  Quién  fué  el  autor?  i  Sería  Fr.  Domingo  de  Olarte,  uno  de  los  mejo- 
res amigos  de  los  indios?  De  él  consta  haberse  ocupado  en  escribirles  co- 
loquios de  tal  género.  ¿  Sería  de  los  padres  lenguas  moradores  del  Cole- 
gio indio  de  San  Gregorio?  Nada  hasta  la  fecha  hemos  podido  aclarar 
sobre  el  particular.  Quedaría  por  ende  el  documento  con  muy  poca  fuerza 
como  todo  lo  anónimo,  sí  por  otra  parte  no  supliese  con  creces  la  índole 
misma  de  la  pieza.  Era  ésta  para  representarse  en  público;  su  responsable 
pues  era  la  sanción  pública.  Era  además  para  representarse  a  raíz  del  ter- 
cer Concilio  Mexicano  cuando  con  tanta  mira  se  andaba  en  lo  tocante  a 
supersticiones  y  falsos  milagros;  cuando  tanto  acababa  de  legislarse  sobre 
todos  estos  autos,  entremeses,  o  coloquios  por  razón  de  los  abusos  de  tras- 
cendencia que,  de  no  vigilarlos,  pudieran  seguirse  contra  la  fe  o  buenas 
costumbres. 

Tan  lejos  estaban  las  autoridades  eclesiásticas  de  oponerse  a  la  tradi- 
ción guadalupana  como  se  echa  de  ver  por  la  misma  actitud  que  a  su  en- 
trada en  México,  29  de  Septiembre  1608,  precisamente  hacía  el  fin  de  esta 
década,  mostraba  con  pública  edificación  el  quinto  Arzobispo  Don  Fray 
García  Guerra.  He  aquí  las  áureas  frases  que  el  célebre  literato  español 
D.  Mateo  Alemán,  testigo  presencial,  dejó  sobre  el  particular :  ♦  .a  todo 
paso  se  hizo  llevar  Fr.  García  Guerra  a  Guadalupe  donde  postrado  en  el 
suelo  ante  aquella  milagrosa  y  devotísima  imagen  de  Nuestra  Señora,  sus 
ojos  hechos  fuentes  de  lágrimas  le  pidió  con  ellas  y  sollozos  del  alma  inter- 
cediese ante  la  Divina  Majestad,  su  precioso  Hijo,  le  comunícase  su  espíri- 
tu para  que  siempre  acertase  a  servirle,  gobernando  a  su  pueblo  en  paz  y 
justicia".  (Mateo  Alemán.  Sucesos  Fr.  García  Guerra,  1603). 

Fuera  de  propósito  y  sin  provecho  notable  resultaría  el  estampar 
aquí  todo  el  Coloquio,  baste  tan  sólo  el  reproducir  una  de  las  páginas  de  la 
autorizada  copia  existente  en  Nueva  York. 


[  ios  ] 


*  * 


No  dejaremos  de  mencionar  aquí  un  documento  que  podría  llamarse 
hermano  del  Coloquio  que  acabamos  de  citar» 

En  la  sección  de  manuscritos  del  Museo  Nacional  de  México  y  tras- 
ladado de  un  antiguo  archivo  jesuítico,  existe  un  sermonario  de  diversas  le- 
tras todas  ellas  de  principio  del  siglo  XVIL  Pasó  en  la  siguiente  centuria 
por  manos  de  Botturini  como  puede  verse  en  la  segunda  nota  marginal  de 
su  catalogación»  Un  siglo  más  tarde  "la  recogía"  D»  José  Fernando  Ra- 
mírez* 

Nada  positivo  tenemos  para  colocar  precisamente  en  esta  década  al  do- 
cumento, sino  la  clase  de  letra  que,  por  sí  misma  y  por  sus  concomitantes 
escritos  del  mismo  libro»  Son  ciertamente  de  por  esas  fechas  sí  es  que  no  de 
fechas  anteriores» 

Su  autoridad  (repetímos  casi  lo  que  para  el  primer  sermón  tenemos 
escrito)  es  la  de  un  predicador,  sacerdote,  religioso  respaldado  por  una  Or- 
den respetable  y  sería  y  predicando  en  una  época  en  que  los  Obispos  y  la 
Santa  Inquisición  se  hubieran  lanzado  sin  remedio  contra  él  si  su  prédica 
no  hubiese  estado  en  consonancia  con  el  sentido  cristiano  de  un  pueblo  fiel 
y  sumiso  a  las  autoridades  eclesiásticas» 

El  sermón  narra  tal  como  lo  sabemos  la  Aparición,  sin  variante  que 
amerite  la  reproducción  del  texto  castellano» 


[  106  ] 


NOVENA  DECADA  -  1611-1621 


OCA  ya  a  las  Artes  Gráficas  su  turno  de  fungir  como  precio- 
sos comprobantes  de  Aparición  Guadalupana  de  1531.  En 
prensa  ya  este  libro,  fuénos  gentilmente  ofrecido  por  el 
Director  de  la  Academia  Mexicana  de  la  Historia,  Co- 
rrespondiente de  la  Real  Academia  Española,  señor 
don  Jenaro  Estrada,  el  rarísimo  grabado  en  madera  que  gustosos  re- 
producimos* 

Representa  esta  insigne  obra  gráfica,  no  solamente  a  la  Imagen  de 
Nuestra  Señora  de  Guadalupe  de  México,  sino  también  lo  característico 
del  Milagro,  su  síntesis:  el  haber  sido  pintada  esa  Imagen  por  las  mila- 
grosas flores  proporcionadas  por  la  Virgen  y  recogidas  en  la  tilma  del  ven- 
turoso indígena  Juan  Diego.  Dos  veces  aparece  este  personaje  en  el  gra- 
bado. Hubo  sin  duda  otra  estampa  semejante  que  completase  la  historia 
guadalupana  y  que  probablemente  representaba  el  interior  del  "Palacio" 
del  Ilustrísímo  Señor  Obispo  don  Fray  Juan  de  Zumárraga,  con  lo  que  se 
completaban  las  Apariciones. 

Muy  escaso  y  muy  relativo  es  el  valor  artístico  del  dibujo;  su  valor 


[  Í07  ] 


histórico,  en  cambio,  es  muy  crecido,  dada  la  antigüedad  que  razonada- 
mente se  atribuye  al  original  del  grabado.  Bajo  este  concepto  nos  fué  ofre- 
cido y  ponderado  por  el  ilustrado  donante,  asegurándonos  ser  la  pieza  ori- 
ginal nada  menos  que  del  siglo  XVL 

Bastónos  su  parecer,  porque  sabemos  que  don  Jenaro  Estrada  como 
anticuario  muy  acreditado  que  es,  como  crítico  de  alta  escuela  y,  hasta  co- 
mo impresor  que  fué  en  sus  juventudes;  no  habría  de  decir  una  cosa  por 
otra  y  más  dándose  cuenta  como  se  la  da  de  toda  la  cadena  de  corolarios 
que  de  su  aserto  se  desprenden. 

Estampa  parecida,  según  el  polígrafo  chileno  don  José  Toríbío  Medi- 
na, víó  la  luz  junto  con  la  primera  edición  mexicana  de  la  relación  que  díó 
a  la  estampa  el  licenciado  Becerra  Tanco  el  año  de  1675.  No  negaremos  que 
el  ejemplar  de  que  dispuso  Medina  hubiese  tenido  esta  estampa  o  seme- 
jante, que  no  es  cosa  averiguada.  Pero  creemos  que  la  edición  completa  no 
salió  con  esta  Imagen,  ni  fué  propia  de  ella  ni  aun  siquiera,  como  después 
veremos,  se  estampó  en  México. 

El  Académico,  Licenciado  don  Francisco  Pérez  Salazar  posee  un  gra- 
bado idéntico  al  que  reproducimos,  insertado  en  un  sermón  que  sobre  la 
Virgen  de  Guadalupe  de  Extremadura  predicó  en  1681  el  Padre  Fray  Ni- 
colás de  Fuenlabrada.  Tampoco  creemos  que  el  grabado  haya  sido  hecho 
para  ese  libreto,  aun  cuando  vaya  en  papel  de  la  misma  clase  y  con  la  mis- 
ma marca  de  agua.  El  tema  de  la  estampa  se  despega  en  absoluto  del  te- 
ma de  la  pieza  oratoria;  y  además,  el  mismo  tamaño  del  original  grabado 
acusa  haber  sido  éste  hecho  para  un  formato  mayor,  toda  vez  que  hubo 
que  recortarlo  notable  y  malamente,  a  su  píe,  como  pueden  observarlo  nues- 
tros lectores. 

¿Fué  el  original,  (no  los  ejemplares  reproducidos),  hecho  en  Nueva 
España?  Evidentemente,  no.  Nos  fundamos  en  varías  poderosas  razones: 
El  Juan  Diego,  que  sí  algo  debe  representar  es  la  figura  de  un  indio  me- 
xicano, está  muy  lejos  de  representarla.  El  del  grabado  es  un  tipo  netamen- 
te español  peninsular  con  su  nariz  aguileña,  su  entrecejo  castellano,  y  su 
occipucio  saliente  característico  de  los  de  la  península.  Es  ni  más  ni  menos 


[  Í08  ] 


un  Miguel  Cervantes  Saavedra  en  un  airoso  y  bien  movido  escorso.  El  que 
hizo  este  Juan  Diego,  no  solamente  estaba  lejos  de  México,  sino  que  nunca 
había  visto  un  indio  mexicano* 

El  rostro  de  la  Virgen,  blanco  y  de  labios  apretados,  representa  más 
bien  a  una  joven  andaluza  que  a  una  virgen  mexicana»  Los  arabescos  de 
la  túnica  fueron  conocidos  por  el  autor  del  grabado,  de  oídas  y  no  por  vis- 
ta de  ojos»  Otro  tanto  puede  decirse  del  ángel,  de  la  inmensa  media  luna  y 
del  manto,  blanco  con  estrellas  oscuras* 

Otra  prueba  del  origen  español  de  la  estampa  es  el  panorama  que  ob- 
servamos en  el  ángulo  inferior,  a  la  derecha  del  espectador :  sus  líneas  y  ca- 
rácter general  nos  llevan  muy  lejos  de  México,  a  Sevilla  y  al  costado  de  la 
catedral,  donde  se  encuentra  la  capilla  del  Sagrario» 

Más  importante  que  el  lugar,  es  para  nosotros  la  fecha,  siquiera  sea 
aproximada  en  que  se  hizo  el  grabado» 

Sin  prejuicios  de  ninguna  clase,  las  personas  más  entendidas  en  la  ma- 
teria y  de  mayor  intuición  técnico-histórica,  confirmaron  el  aserto  del  Di- 
rector de  la  Academia  de  la  Historia» 

El  "Doctor  Atl"  de  un  golpe  de  vista  y  fijándose  en  la  composición  en 
general  y  en  el  detalle  del  píe  del  supuesto  Juan  Diego,  dijo  sin  vacilar: 
esto  no  puede  ser  más  que  en  el  siglo  XVI» 

Don  Valerio  Prieto,  el  artista  consultor  de  los  Talleres  Gráficos  de  la 
Nación,  después  de  darnos  su  opinión  en  sentido  afirmativo,  la  demostró 
con  las  mismas  notas  que  lo  hiciera  el  señor  últimamente  citado  y  añadió 
la  de  la  técnica  de  las  nubes,  que  se  ven  alrededor  de  la  Virgen:  Esa  estili- 
zación convencional,  en  pleno  vigor  durante  todo  el  siglo  XV,  se  conservó 
hasta  cierto  punto  durante  la  siguiente  centuria;  pero  no  ya  en  el  siglo 
XVII»  En  la  leyenda  que  va  al  píe  del  dibujo  encuentra  Prieto  otra  prueba, 
la  de  unificar  el  trazo  último  de  la  "A"  mayúscula  en  la  palabra  APA- 
RESIDA  (síc,  a  lo  sevillano)  con  la  "p"  minúscula  que  le  sigue»  Estas  uni- 
ficaciones tipográficas  ya  no  se  hacían  en  el  siglo  XVII» 

Consultamos  también  a  don  Antonio  Cortés,  anticuario  de  muy  me- 
recida reputación.  Díjonos  que  se  inclinaba  por  la  afirmativa  y  que  ade- 


[  109  ] 


Guadalupanas  ya  que  es  la  advocación  de  los  Remedios  y  no  la  de  Guada- 
lupe el  tema  de  su  inspiración  y  por  esto  es  más  de  apreciarse  ese  arranque 
lírico,  el  primero  que  en  las  bellas  letras  castellanas  brotara  en  honor  de  la 
Virgen  de  Guadalupe  y  en  confirmación  histórica  de  su  Aparición* 

Contíénese  en  las  estrofas  44,  45  y  46  del  citado  poema  de  Betancourt 
en  los  siguientes  términos: 

Mira  la  sangre  de  los  sacrificios 
Que  en  aqueste  idolísmo  está  saliente, 
Vendrá  a  purificarlo  de  los  vicios 
La  Christiandad  de  mi  rosado  Oriente: 

Y  porque  tengas  en  tu  gloría  indicios 
A  Tepeaquilla  baja  diligente, 

Y  entre  tajadas  peñas  y  redondas 
Verás  mí  Imagen  cerca  de  las  ondas, 

No  como  aquí  de  bulto:  de  pinceles, 
Que  en  blanca  manta  el  grande  Apeles  tupe 
Porque  Dios,  verdadero  Praxíteles 
Allí  me  advocará  de  Guadalupe: 
Harasme  un  templo  allí,  cuando  los  fíeles 
La  cruz  levanten,  y  este  Hemisferio  ocupe, 
Después  de  la  Conquista  de  esta  tierra, 
Porque  no  hay  cosa  buena  con  la  guerra 

Dixo,  y  fuése  la  Garza  imperiosa, 

Y  el  cacique  devoto  bajó  al  Valle, 
Halló  el  precioso  lienzo  de  la  Rosa, 

Y  hubo  con  la  Primera  de  guardalle 
Hasta  que  la  Ciudad  magestuosa 
Se  vistió  por  España  a  nuestro  talle, 

Y  a  la  de  Guadalupe,  Flor  bendita, 
Don  Juan  labró  de  pinos  una  Hermita. 


[  "2  ] 


^ Coplas  dclpuebloyjjara  el  ^^^^r 
Vt/e/jlc{Yfu'f/s¿o7/r  colector 


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-~     *  *  *  c/alupanos.  Lassoleaiijes  \ 

f*m  T&JyTffimforek  clsaalolu^ 

►^<t ;\  ^OH/ljvcaHCí^al^mpanla^^*, 
:  c/ej/esúsjañea¿ Corona 

f  ¡5£  Castilla,  7d  /7c/j^eJclelafCÍSE^^ 


I       seguuc/a  ce/¿tuila.£uacla 
pz¿¿céi 
cleslc/orlpjNalApc/siclóri 
cicla Aíaclrec/e'Dlos 


vvíl 


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UNDECIMA  DECADA  -  1631-1641 

ARTIDA  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe  desde  la  Metro- 
politana a  su  hermita  (síc.)  delTepeyac  (México,  1634)"* 
Este  es  precisamente  el  título  y  pie  de  imprenta  de  LA 
PRIMERA  edición  que  se  hizo  de  la  Relación  en  verso  de 
que  vamos  a  ocuparnos  en  esta  década* 
Es  el  mismo  libro  que  años  más  tarde,  los  de  1640  y  1643,  reprodujo  la 
casa  de  Rodríguez  Lupercío,  cambiando  un  poco  el  título  pues  dice:  "Co- 
plas a  la  Partida  que  la  Soberana  Virgen  de  Guadalupe  hizo  en  la  ciudad 
de  México  para  su  ermita  (publicadas  en  1643)'% 

Quien  nos  da  la  noticia  cierta  de  la  primera  edición  de  este  libro,  tal 
como  en  primer  término  lo  citamos,  es  el  autorizado  y  eminente  bibliógra- 
fo Don  José  Toríbío  Medina  en  su  Biblioteca  Americana  Septentrional. 
Adiciones  (a  la  Bibliografía  de  Berístáín)  Tomo  IV,  pág*  39*  Anónimos 
poéticos,  Tomo  II,  No.  2U 

Leyendo  además  el  contenido  de  la  obra,  su  carácter  de  actualidad,  el 
realismo  con  que  el  poeta  ve  y  vive  lo  que  va  narrando,  uno  se  convence 
de  que  en  efecto,  la  primera  edición  fué  contemporánea  al  hecho  narrado  o 
sea  del  año  1634  en  que  tuvo  lugar  la  traslación  de  la  imagen  de  la  Vír- 


[  n3  ] 


gen  de  Guadalupe  desde  la  Catedral  de  México  hasta  su  iglesia  del 
Tepeyac  una  vez  terminada  la  gran  inundación  de  cerca  de  cuatro 
años,  \  629- 1634. 

Más  largamente  hemos  expuesto  en  otro  lugar  que  no  tenemos  por 
milagro  el  cese  de  dicha  inundación»  Pudo  la  Virgen  Santísima  haberlo 
hecho,  pero  esta  vez  se  reservó  a  la  Economía  Divina  el  prestarnos  la  Ima- 
gen para  sólo  nuestro  consuelo. 

Pero  fuera,  o  no,  milagro,  nada  hace  ello  al  caso  para  la  proposición 
que  nos  ocupa  en  estas  líneas  o  sea :  que  en  esta  década,  entre  el  pueblo  y 
para  el  pueblo,  ante  el  Arzobispo  y  toda  su  Curia  Eclesiástica  se  publicó  e 
imprimió  en  términos  claros  y  precisos,  el  milagro  de  la  Aparición,  he 
aquí  el  fragmento  de  romance  que  nos  concierne: 

"De  Vuestra  Sagrada  Imagen 

Hay  vocaciones  diversas, 

Que  consolar  aseguran 

Tan  amarga  y  triste  ausencia. 

Confieso  que  toda  es  una, 

Que  en  una  todas  se  encierran 

Y  que  se  derivan  todas 

De  la  original  primera; 

Pero  son  ACA  pintadas  (Las  otras) 

De  humanas  manos  diversas 

Con  matizados  colores 

Que  humanos  hombres  inventan. 

Vos  Virgen  sois  dibujada 

Del  que  hizo  cielos  y  tierra 

Cuyo  portento  no  es  mucho 

De  indicio  que  sois  la  mesma. 

Sí  vinisteis  por  el  agua 

Ya  Virgen  VAIS  por  la  tierra 

Que  a  pesar  de  mí  pecado 

Dios  por  vos  enjuga  y  seca". 


[  "4  ] 


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D.  Vicente  de  P.  Andrade  en  su  "completísima"  bibliografía  del  si- 
glo XVII  parece  haber  desconocido  la  primera  edición  de  este  poema»  Se 
le  perdió  de  vista  la  segunda  edición.  Se  le  escapó  de  la  memoria,  o  de  la 
pluma,  la  tercera  edición*  No  llegó  a  su  conocimiento  la  clara  y  precisa 
descripción  publicada  por  su  amigo  Don  Toribio  Medina  en  1 897. 

Se  le  nublaron  los  ojos  para  ver  la  cita  clarísima  del  mismo  Medina  en 
su  obra  "La  imprenta  en  México"  Tomo  segundo,  página  447;  ¿y  después 
de  todo  esto  podía  uno  fiarse  de  ciertas  fidelidades  ? 


[  "5  ] 


TJt&ECE&  DEL  P.  pjfLTHJC&JR  COh^LEZ 


•finia  Madre  de  Dios,  y  Señora  Nuc/lra  (q  fe  venera  en  fu 
Herrrffca,  y  Santuario  de  Guadalupe.)  que  en  proprio,  y 
elegante  idioma  Mexicano,  pretende  dar  á  la  Imprenta  ef 
Bachiller  Luys  Laffo  ce  la  Vega  ,Ca  peí  Ian,y  Vicario  de  di- 
cho Santuario.  Hallo  eíU  a  juírada  a  lo  que  por  tradicion,y 
anafes  fe  fabe  del  hccho,y  por  que  fera  muy  vt¿I,y  proue- 
chofa  para  aviuar  la  deuocion  en  los  tibios,y  engendraría 
de  nueuo  en  loa  que  ignorantes  viuen  del  m i íleriofo  orí- 
gen  deftc  celcftial  retrato  de  la  Rey  na  del  ciclo,  y  porque 
no  hallo  cofa  que  fe  oponga  a  la  verdad  ,  y  mifteries  de 
nueftra  Santa  Fee,  merece  e!  encendido,  y  affeeluofozelo* 
a!  mayor  culto,  y  veneración  del  Santuario  que  es  a  fa 
cargo  de!  autor, fe  le  dé  la  licencia  que  pide:  afsi  lo  fientog 
y  lo  firmé  de  mi  nombre  en  eílc  Seminario  de  Naturales 
del  Señor  San  Gregorio,  en  9.  de  Enero  de  1 649.Auos4 


de  la  Compañía  ¿el&SVS* 

1*3 


OR  mandado  del  Señor  Doflor  Don 
Pedro  de  Barrientos  Lomelin  Comií- 
fario  del  Tribunal  de  la  Santa  Cruzada^ 
Tcforero  deíla  Sanra  Cathedral  de  Mé- 
xico, Prouifor,  y  Vicario  General  de  fu 
Arc,obifpdo;  he  viftcla  milagrofa  apa- 
rición de  la  Imagen  de  la  Virgen  Santif- 


Testimonio  del  P.  Baltasar  González. 


DUODECIMA  DECADA  -  1641-1651 


L  afectado  desdén  y  sospechosa  rapidez  con  que  Icazbalceta 
pasa  sobre  los  mayores  argumentos  PRO-APARITIO- 
NE  nos  hizo  caer  en  la  cuenta  del  peso  de  autoridad  que 
entrañaba  la  cita  del  P*  Baltasar  González* 
El  parecer  de  este  venerando  religioso  publicado  en  1649 
sobre  la  obra  de  Lasso  de  la  Vega  contiene  las  siguientes  palabras:  "Ha- 
llo está  ajustada  a  lo  que  por  Tradición  y  Anales  se  sabe  del  hecho"* 
El  P*  Baltasar  González,  por  los  cargos  que  ocupó  en  su  orden,  por 
los  cumplidos  elogios  que  de  él  hicieron  hombres  tan  distinguidos  como  el 
P«  Núñez  de  Miranda  en  su  carta  de  edificación  (pág«  316)  y  el  P,  Juan 
Antonio  Oviedo  (Menologio,  pág»  115)  puede,  con  todas  las  reglas  de  la 
crítica,  reconocerse  como  un  abonado  testigo* 

<Y  qué  nos  atestiguan  estas  sencillas  frases  que  acabamos  de  co- 
piar? Dos  muy  importantes  puntos:  que  había  TRADICION  sobre  la 
APARICION  Guadalupana  y  que  había  ANALES  que  respondían  por  la 
misma  tradición» 

Con  la  primera  parte  de  esta  frase  en  labios  del  P.  González  reque- 
rido oficialmente  para  que  hablase  ya  en  público,  tenemos  el  preámbulo 


[  m  ] 


para  el  acto  oficial  canónico  que  tuvo  lugar  el  1666,  encaminado  a  reco- 
ger esta  tradición  de  que  aquí  se  nos  habla* 

En  la  segunda  parte  de  la  frase  de  González  se  elevan  a  la  calidad  de 
documentos  origínales  aun  las  COPIAS  de  los  Anales,  hechas  más  tarde 
en  los  siglos  XVII  y  XVIII. 

El  P.  Baltasar  González  víó  los  origínales.  Como  buen  mexícanísta 
que  era,  los  entendió  y  los  tuvo  por  auténticos  J  como  que  en  ellos  hizo  ba- 
se para  la  credibilidad  de  la  relación  impresa  por  Lasso  de  la  Vega. 

Además  él,  por  su  cuenta,  escribió  otra  relación  de  la  Aparición  según 
lo  refieren  concordes  sus  ya  citados  biógrafos.  Relación  que  hasta  la  fecha 
no  se  conoce. 

Con  poco  tino  y  mal  fundamento  de  erudición,  el  P.  Eugenio  Uríarte 
trató  de  hacer  a  González  el  autor  de  la  relación  que  en  efecto  escribió 
Valeriano;  pero  este  aserto,  que  no  aceptaron  ni  los  mismos  antíaparícío- 
nistas,  quedó  hecho  polvo  por  Don  Toribio  Medina  en  su  obra  "La  im- 
prenta en  México",  Tomo  II,  pág.  271. 

* 

Junto  con  el  público  testimonio  del  P.  González  reproducimos  el  in- 
teresante medallón  con  las  cuatro  Apariciones,  porque  tiene  probable- 
mente mucha  conexión  con  las  aficiones  y  actividades  del  P.  Baltasar  Gon- 
zález: y  sí  así  es,  debemos  rectificarnos  de  lo  que  asentamos  en  nuestra 
Historia  Eclesiástica  sobre  que  el  medallón  es  del  siglo  XVI. 

Decimos  estar  vinculado  con  el  P.  Baltasar  González  porque  según  lo 
asienta  un  su  biógrafo,  siendo  este  padre  Rector  del  Colegio  de  Indios  de 
San  Gregorio  tomó  muy  a  pechos  el  adiestrarlos  en  artes  y  oficios  de  que 
pudieran  reportar  algunas  utilidades.  Cítase  entre  estas  artes  la  de  tallar 
y  esculpir  relicarios  en  hueso»  Lo  cual  supuesto,  y  supuestas  las  aficiones 
Guadalupanas  del  P.  Baltasar  al  lado  de  su  firma  muy  apropiadamente 
puede  reproducirse  este  ingenuo  y  significativo  testimonio  histórico,  fruto 
del  Arte  indígena  mexicano. 


[  íís  ] 


DECIMATERCERA  DECADA  -  1651-1661 


lesta  década  corresponde  la  erección  de  tres  baluartes 
Guadalupanos,  otros  tantos  monumentos,  o  documentos 
en  piedra  altamente  significativos,  no  solamente  como 
pruebas  de  la  Aparición,  sino  como  centros  de  especial  y 
devotísimo  culto»  Fué  el  primero  de  ellos  la  Ermita  edifi- 
cada extramuros  de  la  ciudad  de  San  Luís  Potosí  en  el  primer  tercio  del  si- 
glo XVII  por  D.  Francisco  de  Castro  y  Mampazo  en  unión  con  otras 
personas.  Somos  de  opinión  particular  que  una  de  ellas  fué  el  célebre  er- 
mitaño sacerdote,  Juan  Barragán  Cano  a  quien  posteriormente  nos  volve- 
remos a  referir.  Aunque  tuvieron  permiso  del  Obispo  diocesano,  que  era  el 
de  Míchoacán,  y  aunque  perseveraron  en  pacífica  posesión  de  dicha  ermita 
hasta  166!,  la  Audiencia  y  el  Virrey  tuvieron  por  entonces  noticias  de  ha- 
berse edificado  sin  permiso  del  Rey.  Entablóse  un  proceso  en  que  el  fiscal, 
fundado  en  el  regio  patronato,  pedía  "Que  sin  dar  lugar  a  excusas,  pleitos 
ni  peticiones  la  dicha  ermita  se  demuela". 

Fué  el  asunto  al  Virrey,  conde  de  Baños,  el  hombre  de  quien  menos 
podía  esperarse  que  favoreciera  la  causa,  tanto  por  su  tirantez  de  relacío- 


[  M  ] 


nes  con  el  Arzobispo  de  México  cuanto  por  su  malquerencia  notoria  hacia 
los  criollos  como  se  probó,  entre  otras  cosas,  por  el  pleito  que  él  y  su  fami- 
lia sostuvieron  en  formas  tan  innobles  como  se  sabe,  contra  el  Conde  de 
Santiago  y  sus  hijos,  representantes  más  que  ninguno,  de  la  aristocracia 
criolla  de  México. 

Pero  es  el  caso  que  todos  estos  inconvenientes  y  todo  el  Real  Patro- 
nato y  el  mismo  celo  del  fiscal  se  embotaron  ante  esta  preciosa  considera- 
ción que  solamente  consta  en  el  proceso:  "Que  se  demuela  la  dicha  ermita 
sería  sumo  desconsuelo  a  toda  aquella  provincia  y  que  no  cabe  en  la 
devoción  y  veneración  a  la  Santísima  y  MILAGROSISIMA  Imagen  de 
Nuestra  Señora  de  Guadalupe"» 

Y  luego  más  adelante,  en  23  de  Diciembre  de  1662  se  asentó  expresa- 
mente que  Imagen,  ermita  y  todo  lo  que  perteneciere  a  ella,  se  pusiese  en 
manos  del  guardián  del  convento  de  San  Francisco  de  la  ciudad  de  San 
Luís  Potosí,  en  depósito  pues  "habiéndose  de  demoler  la  dicha  ermita,  co- 
mo fabricada  sin  licencia  del  Gobierno,  se  sirvió  Su  Excelencia  adjudicar 
su  administración  a  los  religiosos,  y  que  la  causa  para  no  ejecutar  el  rigor 
de  las  reales  cédulas  es  el  haberse  erigido  en  honor  de  la  imagen  de 
Nuestra  Señora  de  Guadalupe". 

Desde  entonces  el  Santuario  de  San  Luís  Potosí  fué  adquiriendo  in- 
creíble auge  y  ha  llegado  a  ser  por  su  hermosura,  el  más  importante  tem- 
plo Guadalupano  después  de  la  Basílica. 

La  imagen  que  allí  se  venera  en  la  actualidad,  no  es  la  original.  ¿Fué- 
lo  acaso  la  que  se  quemó  en  el  tradicional  incendio?  Sospechamos  que  tam- 
poco fué  esa  la  pintura  original,  sino  la  que  actualmente  se  venera  en  el 
Santuario  "del  Desierto"  a  dos  leguas  de  la  misma  ciudad. 

Es  tradición  que  quien  la  llevó  fué  el  aludido  venerable  ermitaño  Juan 
Barragán  y  Cano:  él  fué  quien  fundó  en  1656  con  donativos  de  Pedro 
Guerrero,  el  Santuario  del  Desierto,  pero  mucho  antes  de  su  fundación  ya 
andaba  por  los  alrededores  de  San  Luis  y  traía  consigo  una  imagen  que 
después  llevó  al  Desierto. 

Esta  hermosísima  pintura  revela  desde  luego  gran  antigüedad.  Lo 


[  *20  ] 


cual  me  atrajo  a  verificar  el  dato  que  suministraron  varios  autores  Potosí- 
nos.  Con  grandes  dificultades  logré  que  se  me  abriesen  las  puertas  de  cris- 
tal que  la  protege  y,  para  mi  gran  sorpresa,  hallé  que  fué  pintada  en  1623 
siendo  por  tanto  una  de  las  más  antiguas  guadalupanas  que  existen  en  la 
República  hasta  nuestros  días. 

El  origen  del  devotísimo  santuario  de  Querétaro,  fué  en  1659.  Lucas 
Guerrero  Rodea  adquirió  un  terreno,  pero  eriazo  y  estéril.  Algo  desconso- 
lado se  dirigió  a  la  Madre  de  Dios  en  estos  términos:  "|Ea,  Virgen  de 
Guadalupe!  fuera  de  diezmo  y  partido,  te  daré  el  tercio  de  lo  que  me  que- 
dare". El  huertecíllo  prosperó  y  la  Virgen  de  Guadalupe  se  ganó  los  15  pe- 
sos de  su  tercera  parte.  Los  cuales  en  vez  de  ir  a  dar  al  Tepeyac,  como 
pretendía  el  donante,  se  invirtieron  en  comprar  la  Imagen  a  cuya  sombra 
ha  florecido  desde  entonces  hasta  nuestros  días  la  piadosísima  y  venerable 
Congregación  de  Sacerdotes  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe.  Este  monu- 
mento, que  más  que  de  Querétaro,  es  ya  Nacional,  puede  verse  como  una 
perenne  y  valiosísima  prueba  de  la  Aparición  al  mismo  tiempo  que  de  su 
popularidad. 

Mejores  y  más  doctas  plumas  se  encargan  ya  de  rehístoríar  la  vida  de 
esta  Congregación:  bástenos  sólo  traer  aquí  a  colación  aquellas  frases  que 
la  Reina  Gobernadora  Doña  María  Ana  de  Austria  suscribía  años  más  tar- 
de en  1671  en  un  documento  a  favor  de  la  incipiente  Congregación  Que- 
retana;  en  ella  afirma:  "No  hay  ninguna  ciudad  en  lo  populoso  (poblado) 
del  Reino  de  la  Nueva  España  en  que  no  se  tenga  una  capilla  especial  de 
Nuestra  Señora  de  Guadalupe". 

Esta  frase  de  oro,  emanada  originalmente  del  Arzobispo  de  México, 
publicada  así,  sin  contradicción  de  nadie,  acogida  en  el  trono  de  España  y 
en  la  Santa  Sede,  son  otra  manera  de  manifestar  la  creencia  universal  en 
el  portentoso  origen  de  la  Guadalupana,  puesto  que  todos  estos  templos 


[  Í2J  ] 


perpetuaban  el  milagro  tal  como  lo  entendemos,  sin  que  de  ningún  rincón 
de  todo  el  Reino  ni  del  extranjero  haya  venido  nunca  otra  historia  del  orí- 
gen  de  la  Sagrada  Imagen» 

* 

*  * 

Don  Alonso  de  Cuevas  y  Dávalos  tiene,  entre  muchas  glorías,  la  de 
haber  llevado  a  Oaxaca  y  héchole  altar  precioso  a  la  Virgen  de  Guadalu- 
pe de  quien  fué  ferviente  devoto.  Pero  más  que  en  el  terreno  de  la  piedad, 
en  el  de  la  historia,  significa  mucho  el  parecer  de  Don  Alonso*  Como  hijo 
que  era  de  una  de  las  más  antiguas  familias  y  habiendo  pasado  toda  su  vi- 
da al  lado  del  Tepeyac,  a  él  le  tocaba  saber  la  verdad  del  suceso  y  la  supo, 
como  la  supo  su  hermano  Don  Miguel,  uno  de  los  más  conspicuos  testigos 
en  las  informaciones  de  1666*  Ambos  recibieron  esa  tradición  "de  sus  pa- 
dres y  agüelos"  que  fueron  respectivamente  Don  Alonso  de  Cuevas  y  Té- 
llez  Girón  y  Don  Joan  de  Cuevas,  fundador  de  la  familia  en  México  en  1522 
y  testigo  vírtualmente  presencial,  de  lo  acaecido  en  el  Tepeyac  en  J531* 

Era  además  Don  Alonso,  hombre  sabio,  santo  y  temeroso  de  Dios.  Sí 
la  tradición  corriente  como  lo  era  en  1658  arrancase  de  una  falsedad,  él 
estaba  en  la  obligación  de  desmentirla  y  de  no  llevarla  a  Oaxaca,  debería 
protestar  contra  el  juramento  de  su  hermano  hecho  en  favor  de  la  Aparición» 

Uno  puede  suponer  celos  intempestivos  en  tal  o  cual  persona  exaltada, 
pero  en  Don  Alonso  y  en  todos  los  Obispos  de  Nueva  España  y  en  sus  seis 
mil  eclesiásticos  y  en  todo  el  pueblo,  no  se  puede  suponer  tan  grande  y  per- 
petua aberración  y  pecado  como  habría  sido  el  sostener  una  patraña  de 
que  por  otra  parte  no  había  necesidad  alguna. 


[  Í22  ] 


DECIMACUARTA  DECADA  -  1661-1671 


ERACRUZ,  nuestro  amable  puerto,  era  el  10  de  Octubre 
del  año  1664,  teatro  de  una  escena  de  historia  nacional 
en  alto  grado  pintoresca  y  en  alto  grado  significativa: 
desembarcaba  en  esa  playa  para  hacerse  cargo  del  go- 
bierno Virreinal  de  la  Nueva  España,  el  Exmo.  Señor 
Don  Antonio  Sebastián  de  Toledo,  Marqués  de  Mancera,  uno  de  los  Vi- 
rreyes más  benéficos  a  la  Nación  Mexicana*  Sus  actividades,  que  fueron 
muchas,  siempre  iban  ungidas  con  un  sincero  amor  al  país  que  goberna- 
ba» El  fué  el  primer  Virrey  y  tal  vez  el  único  que  pensó  bien  de  la  raza 
mestiza  en  cuyo  elogio  escribió  gravemente  al  Consejo  de  Indias  y  a  la 
Reina  de  España» 

Viniendo  al  propósito  de  este  libro,  el  Marqués  de  Mancera  fué  de  to- 
dos los  Virreyes  el  más  guadalupano  y  la  escena  a  la  que  aludimos  fué  la 
siguiente:  cuando  se  disponía  el  "alarde"  o  paseo  Real,  acostumbrado 
a  la  llegada  de  los  virreyes,  que  arrancaba  de  las  casas  del  Cabildo  de  la 
Vera  Cruz  hasta  la  Iglesia  Mayor,  el  Marqués,  ya  de  punta  en  blanco  y 
al  frente  del  Cabildo,  hizo  noble  y  cristiana  reverencia  al  "lábaro"  o  guión 
de  costumbre  en  que  iba  pintada  o  bordada  la  imagen  de  la  Virgen  bajo 


[  Í23  ] 


la  advocación  de  la  Limpia  Concepción;  mas  luego  mandó  substituir  ese 
vetusto  y  venerando  pendón  por  otro  en  que  apareciese  la  misma  Virgen 
María  bajo  su  advocación  de  Guadalupe  de  México  tal  como  se  venera  en 
el  Tepeyac. 

Poco  después  se  publicó  en  un  impreso  del  Bachiller  Joseph  López 
de  Avílés  el  siguiente  párrafo  dirigido  al  virrey :  "Vuestra  Excelencia  con- 
fesando en  esta  prodigiosa  imagen  el  misterio,  pues  antes  de  haberla  visto 
ni  venerado  con  culto  religioso  en  su  Santuario  y  ermita,  así  que  desem- 
barcó felizmente  Vuestra  Excelencia  en  el  Puerto  de  San  Juan  de  Ulúa 
dispuso  que  para  entrar  con  la  insignia  de  Capitán  General,  en  nombre  de 
nuestro  Monarca  Católico,  se  copíase  en  el  Lábaro  o  guión  en  lugar  de  la 
imagen  de  la  Concepción  Inmaculada,  la  de  Guadalupe  prodigiosa:  acre- 
ditando la  devoción  de  Vuestra  Excelencia  esta  singularísima  prueba  del 
misterio  a  que  se  muestra  tan  piadosamente  devoto,  como  lo  dice  la  conti- 
nuación cariñosa  con  que  cada  sábado  la  venera  en  su  Santuario ;  deseando 
los  despachos  que  se  pretenden  de  la  Silla  Apostólica,  para  mayor  culto 
de  la  Madre  de  Dios  y  consuelo  de  todo  este  Reino,  pues  una  y  otra  vez  se 
ha  servido  de  interponer  la  soberanía  de  su  persona,  y  la  autoridad  de  su 
puesto,  no  sólo  con  su  Santidad  sino  también  con  la  Reina  Nuestra  Señora". 

* 

*  * 

Los  despachos  que  de  Roma  se  impetraban  por  el  Virrey  Mancera 
eran  los  tan  deseados  por  todo  el  pueblo  y  principalmente  por  el  Cabildo 
Metropolitano,  tocantes  a  los  privilegios  litúrgicos  y  Oficio  propio  de  la 
Virgen  de  Guadalupe  de  México. 

Estos  deseos  dieron  origen  a  las  preciosas  e  importantísimas  Informa- 
ciones jurídicas  hechas  en  México  y  sus  contornos  desde  el  día  7  hasta  el 
22  de  Enero  de  1666. 

Desde  tres  años  antes,  el  piadoso  canónigo  lectoral,  Don  Francisco  de 
Siles  cuyo  mérito  en  virtud  y  letras  fueron  premiados  con  la  Mitra  de  Ma- 
nila, movido  del  deseo  que  siempre  tuvo  de  promover  el  culto  de  la  Vír- 


[  J24  ] 


gen  de  Guadalupe  fué  quien  en  unión  del  Obispo  de  Puebla,  inició  tan 
laudables  propósitos.  Al  efecto  envió,  firmada  por  la  flor  y  nata  de  nues- 
tros Claustros,  Universidades  y  Cabildos,  una  filial  y  ardiente  petición  di- 
rigida al  reinante  Pontífice  Alejandro  VIL 

El  procurador  de  Siles  en  Roma  respondió:  "Que  aunque  se  habían 
presentado  dichas  cartas  y  papeles  ante  Su  Santidad  y  vístose  por  la  Con- 
gregación de  Ritos,  por  no  ir  testificado  en  forma  y  manera  como  lo  exi- 
ge en  tales  casos  la  Congregación,  le  parecía  que  lo  más  que  por  ahora  se 
podía  esperar  era  un  Rescripto  Remísoríal  que  contendría  las  preguntas 
por  cuyo  tenor  se  examinarían  los  testigos  del  Milagro  y  circunstancias  de 
él;  y  señalasen  diputados  que  en  nombre  de  Sus  Señorías  hiciesen  plena- 
ria  información  de  todo,  con  lo  cual  se  pasaría  al  Petitorio  de  dicha  gracia". 

De  hecho  pasó  que  se  abrieron  las  Informaciones  antes  de  que  llega- 
se el  Rescripto  Remisorial,  con  buena  fe  y  esperando  que  vendría  presto. 
Esta  prisa  les  quitó  el  valor  canónico  ante  la  Congregación  de  Ritos  y  a 
ello  debe  también  atribuirse  el  que  por  entonces  no  fuesen  atendidas  tan 
valiosas  Informaciones. 

Doscientos  veintinueve  años  más  tarde  la  Sagrada  Congregación  re- 
habilitó o  sanó  "ín  radíce"  esta  pieza  y  sólo  entonces  fué,  como  veremos, 
cuando  produjo  sus  felicísimos  resultados.  De  cualquier  manera,  como  pie- 
za histórica  siempre  fué  y  ha  sido  de  gran  valor;  es  sencillamente  la  tra- 
dición formalmente  recogida  por  hombres  de  ciencia  y  conciencia. 

El  Cabildo  Metropolitano  comisionó  para  el  desarrollo  de  este  proce- 
so a  cuatro  hombres  ciertamente  de  gran  valer:  el  Deán  Poblete,  el  Chan- 
tre Cámara  y  los  sabios  Capitulares  D.  Juan  de  la  Barreda  y  D.  Nicolás 
del  Puerto.  Quedó  pues  el  negocio  en  buenas  manos;  entre  cuatro  perso- 
nas algo  más  sabías  y  fidedignas  que  los  cuatro  señores  antiaparícíonís- 
tas,  tan  empeñosos  en  denigrar  la  obra  de  los  Comisarios. 

Eligieron  éstos  al  mismo  Siles,  al  Fiscal  Eclesiástico  Zurícalday  y  a 
D.  Antonio  de  Gama,  clérigo  presbítero,  con  los  correspondientes  oficiales, 
para  la  apertura,  continuación  y  término  del  proceso. 

Veinte  fueron  los  testigos  examinados;  entre  ellos  siete  indios  y  un 


[  125  ] 


mestizo  de  Cuautítlán,  pueblo  de  Juan  Diego,  donde,  como  era  muy  natu- 
ral, se  esperaban  más  abundantes  y  más  seguras  tradiciones. 

Estas  Informaciones  se  hicieron  con  todo  sosiego  desde  el  día  7  hasta 
el  22  de  Enero  de  1666*  Pensar  que  estos  indios  eran  ineptos  para  testifi- 
car, es  completamente  gratuito*  Entonces  como  ahora,  al  lado  de  indios 
menos  capaces,  los  hay  también  muy  capaces  por  su  sentido  común  y  por 
su  conciencia,  de  testificar  y  de  jurar  lo  que  testifican* 

Los  mismos  que  tratan  de  desvirtuar  estos  actos  no  se  atreven  a  afir- 
mar que  hubo  perjurio  a  sabiendas,  ni  por  parte  de  estos  indios  principales, 
ni  menos  por  parte  de  los  egregios  eclesiásticos  que,  jurando  "in  verbo  sa- 
cerdotís",  hubieran  pecado  muy  torpemente  asegurando  bajo  el  nombre  de 
Dios  e  invocándole  por  testigo  de  la  burda  farsa  que  quieren  fingirse  los 
antíaparicíonístas. 

Los  otros  testigos  examinados  en  la  ciudad  de  México,  ante  el  gravísi- 
mo jurado  de  los  cuatro  canónigos  prímeramete  nombrados,  fueron:  el 
piadoso  y  erudito  Presbítero,  Licenciado  D.  Miguel  Sánchez,  Felipense,  de 
sesenta  años  de  edad ;  Fr.  Pedro  de  Oyanguren,  Dominico,  de  ochenta  y  cin- 
co años;  Fr.  Antonio  de  Mendoza,  Agustino,  de  sesenta  y  siete;  Fr.  Juan 
Herrera,  Mercedario,  de  setenta  y  uno;  Fr.  Bartolomé  Tapia,  Francisca- 
no, de  cincuenta  y  cinco;  Fr.  Pedro  de  San  Simón,  Carmelita,  de  sesenta  y 
cinco;  el  P.  Diego  de  Monroy,  Prepósito  de  la  Casa  Profesa  de  la  Com- 
pañía de  Jesús,  de  sesenta  y  cinco ;  Fr.  Juan  de  San  José,  Provincial  de  los 
Díeguínos;  Fr.  Pedro  de  San  Nicolás,  de  setenta  y  un  años,  de  la  Orden 
de  San  Juan  de  Dios;  Fr.  Nicolás  Cerdán,  Provincial  de  la  Orden  de  San 
Hipólito,  de  sesenta  y  uno. 

El  í  I  de  Marzo  fueron  examinados  los  testigos  seculares,  el  primero 
D.  Miguel  de  Cuevas  y  Dávalos,  de  ochenta  y  un  años,  siguiéndole  D.  Die- 
go Cano  Moctezuma,  Caballero  de  Santiago  de  sesenta  y  un  años. 

La  conformidad  en  lo  substancial,  dentro  de  la  variedad,  pero  no  con- 
tradicción, en  lo  accidental,  que  se  nota  en  las  diversas  testificaciones;  la 
ingenuidad  y  sencillez  que  las  Informaciones  respiran,  les  da  un  carácter 
de  documento  de  primer  orden  para  comprobar  y  confirmar  las  primitivas 


[  Í26  ] 


JuJ.  ^-¿y.    ¿¿ef .  /7¿  j¿/  <¿r*  J 


■o  / 


^j. .  fiejA¿>       J¡fó-edU       /  ¡bey. 


Copia  certificada  de  la  carta  gtudalupana  de  la  Corona  de  España. 


historias  sobre  la  Aparición;  y  es  señal  de  muy  mala  fe  entre  los  críticos  del 
bando  opuesto,  el  tratar  de  dar  a  estas  Informaciones  la  pretensión  de  prue- 
bas DIRECTAS  de  la  Aparición.  No  hubo  tal,  ni  se  pretendió:  sino  única- 
mente buscar  una  prueba  INDIRECTA  o  sea  de  que  había  TRADICION 
de  padres  a  hijos*  Los  hijos  eran  en  este  caso  los  declarantes  sobre  la  tra- 
dición del  primitivo  milagro  y  portentoso  origen  de  la  Sagrada  Imagen,  que 
sus  padres  ocularmente  presenciaron.  Tampoco  quiere  decir  que,  porque 
fueron  veinte  los  testigos,  no  había  en  la  Nueva  España  más  que  veinte 
que  pudiesen  dar  testimonio  de  la  existencia  de  la  tradición;  sino  que  para 
llenar  el  trámite  canónico  a  que  dicho  proceso  se  encaminaba,  se  creyó 
bastante  ese  limitado  número  que  por  otra  parte  podía  y  debía  hacer  fe, 
por  razón  de  su  calidad,  ante  cualquier  tribunal  que  no  estuviese  domina- 
do por  el  prejuicio. 

Estas  Informaciones  han  tenido  la  mala  suerte  de  haber  sido  muy  po- 
co leídas,  siendo  una  de  las  razones  de  ello  la  pesadez,  verbosidad  y  aridez 
técnica  del  documento  que  no  sólo  dificultan  su  lectura  sino  que  le  hacen 
perder  buena  parte  de  su  ingenuidad  y  frescura  histórica. 

Estas  son  las  causas  que  nos  han  hecho  extractar  lo  esencial  del  do- 
cumento. Así,  cada  testigo  viene  a  resultar  por  su  propia  presentación  y 
manera  de  decir  un  testimonio  histórico  de  primera  fuerza  y  el  conjunto  de 
todos  los  testigos,  el  más  concorde  y  el  más  sano  de  cuantos  se  registran 
en  nuestra  historia :  sinceramente,  no  conozco  otro  igual. 

Y  con  la  fuerza  canónica  y  valor  crítico  que  adquirió  en  1 895  se  elevó 
este  documento  a  proceso,  tan  formal  y  tan  fehaciente  como  el  de  las  cé- 
lebres y  muy  históricas  Apariciones  de  Lourdes. 

¡Qué  ligeramente  procedió  un  autor  extranjero  al  acentuar  tanto  la 
lejanía  de  los  testigos,  a  los  hechos !  Ciento  treinta  y  un  años,  para  testigos 
de  oídas  no  son  lo  que  en  historia  se  llaman  "lejanías". 

Como  yo  ahora,  1930,  puedo  dar  testimonio  claro  y  detallado  de  la  en- 
trada de  Iturbíde  en  México  acaecida  en  1821  por  lo  que  oí  en  buena  edad 
de  boca  de  testigos  de  vista  y  aún  puedo  darla  en  igual  manera,  de  acon- 
tecimientos acaecidos  en  1808;  así  pudieron,  en  calidad  de  testigos  auri- 


[  J27  ] 


culares,  dar  fe  aquellos  hombres  escogidos,  sobre  el  hecho  de  la  Apari- 
ción y  luego  como  testigos  presencíales,  de  existir  una  tradición  universal 
y  constante  acerca  del  hecho* 

Invalidar  toda  una  clase  de  fuentes  históricas  tan  maciza  y  tan  necesa- 
ria, sólo  cabe  en  cerebros  que  no  tienen  nociones  sólidas  sobre  Crítica  Histó- 
rica o  en  ciertos  talentos  presumidos  que  se  precian  de  su  auto-formación» 

EXTRACTO  DE  LAS  INFORMACIONES  SOBRE  LA  MILAGRO- 
SA APARICION  DE  LA  SMA.  VIRGEN  DE  GUADALUPE, 

RECIBIDAS  EN  1666, 

El  original  completo  fué  tomado  del  Archivo  de  la  Colegiata  de  Gua- 
dalupe donde  en  la  actualidad  se  encuentra,  por  el  insigne  polígrafo  me- 
xicano D.  Francisco  del  Paso  y  Troncoso,  director  que  fué  del  Museo 
Nacional  de  México* 

♦  «Nos,  los  Doctores  Don  Juan  Poblete,  Deán ;  Don  Juan  de  la  Cá- 
mara, Chantre;  Don  Juan  Díaz  de  la  Barrera;  Don  Nicolás  del  Puerto, 
Canónigo  y  Vicario  General  de  este  Arzobispado,  jueces  nombrados  para 
la  causa  de  que  abajo  se  hará  mención  por  los  Srs.  Deán  y  Cabildo  de  la 
Santa  Iglesia  Catedral  Metropolitana  de  esta  ciudad  de  México,  sede  va- 
cante» . .  interponiendo  su  autoridad  el  Excmo.  Sr.  Don  Diego  Ossorío  de 
Escobar  y  Llamas,  Obispo  de  la  Puebla  de  los  Angeles*  ♦  ♦  teniendo  aten- 
ción a  las  buenas  partes  que  concurren  en  el  Dr.  Don  Antonio  de  Gama, 
presbítero,  de  virtud,  letras  y  suficiencia  y  que  bien  y  fielmente  acudirá  a 
lo  que  le  fuere  encomendado. .  ♦  le  damos  comisión  para  que  reciba  JU- 
RAMENTO en  forma  y  según  derecho,  de  las  personas  más  antiguas  que 
se  hallaren  y  tuvieren  noticia  de  la  Santísima  Aparición  de  la  Milagrosa 
Imagen  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe... 

A  los  testigos  se  les  pregunte  cómo  y  porqué  (lo  saben)  y  al  que  de 
oídas,  a  quién  se  lo  oyó  decir  y  cuánto  tiempo  há,  de  manera  que  den  bas- 
tante razón  de  sus  dichos  y  deposiciones.  ♦ . 

Dada  en  la  ciudad  de  México  a  22  días  del  mes  de  Diciembre  de  1665. 


[  128  ] 


Primer  testigo* — Don  Marcos  Pacheco,  de  MAS  de  80  años  "se 
acuerda  con  mucha  individualización  haberle  oído  decir  a  Doña  María  Pa- 
checo, hermana  de  su  padre* . .  como  a  Juan  Diego  la  Virgen  Santísima 
un  sábado  salió  de  unos  cerros  donde  hoy  está  fundada  su  Ermita  y  que 
habíale  dado  un  recado  para  que  se  lo  dije  al  HUEY  TEOPISHQUI,  que 
le  hiciese  una  ermita  allí  en  aquel  paraje,  contándole  la  dicha  su  tía  que  se 
lo  había  dicho  el  dicho  Juan  Diego,  que  (su  tía)  no  le  dijo  cómo  se  llama- 
ba el  Sr.  Arzobispo  y  que  sí  se  lo  dijo  no  se  acuerda*  ♦  ♦  y  le  había  pedido 
(la  Virgen)  a  Juan  Diego  que  para  que  le  creyesen*  llevase  por  seña  unas 
flores  que  le  mandó  las  cortase  ¿1  mesmo  por  sus  manos*  ♦  ♦  halló  muchas 
flores  unas  diferentes  de  otras*  Que  echándolas  en  el  suelo  a  los  píes  del 
Señor  Arzobispo  se  halló  estampada  en  el  ayate  la  Virgen  Santísima. 

Y  que  le  contaba  asimismo  la  dicha  tía  que  de  la  dicha  Aparición  y 
festividad  de  ella  se  convocó  mucha  gente  de  todos  los  alrededores  y  en 
particular  toda  la  gente  de  este  pueblo  de  Cuauhtítlán,  y  que  para  ello 
se  había  publicado  en  la  feria  pública  precediendo  primero  Trompetas, 
chirimías  y  atabales*  ♦  ♦  Se  acuerda  que  su  tía  murió  muy  vieja,  de  más  de 
setenta  u  ochenta  años. 

Segundo  testigo. — Gabriel  Xuárez,  de  U0  años  (por  lo  menos).  Ni 
supo  decir  su  edad.  Por  su  aspecto  y  las  antiguallas  que  declara,  parece 
ser  de  MAS  de  110  años. 

Dijo  que  cuando  sucedió  la  Aparición  se  lo  dijo  a  este  testigo  su  pa- 
dre (Matheo  Xuárez)  y  que  se  le  había  aparecido  (la  Virgen)  a  un  indio 
llamado  Juan  Diego,  natural  de  este  dicho  pueblo  (Cuautítlán)  barrio  de 
Tlayacac,  que  está  conjunto  al  del  de  este  testigo  y  que  el  dicho  su  padre 
lo  conoció  muy  bien.  ♦  ♦  que  no  se  acuerda  sí  le  dijo  que  la  Virgen  se  había 
aparecido  UNA,  DOS  o  TRES  veces,  y  que  siendo  este  testigo  de  seis  o 
siete  años,  lo  llevó  el  dicho  su  padre  a  donde  hoy  está  la  Ermita  que  en 
aquel  tiempo  (1548)  era  de  adobes  sin  género  de  cal  y  canto  que  la  iban 


[  Í29  ] 


haciendo.  Que  en  el  pueblo  se  pregonó  (la  Aparición)  en  el  tiánguez,  con 
MUCHAS  TROMPETAS  y  atabales  porque  así  se  lo  dijo  su  padre  y  fué 
cierto  y  evidente  porque  cuando  este  testigo  era  de  quince  a  veinte  años, 
se  lo  oyó  decir  no  sólo  al  dicho  su  padre  sino  a  todos  los  naturales  de  este 
dicho  pueblo,  que  era  una  Señora  la  que  le  había  salido  al  camino,  muy 
resplandeciente* 

Tercer  testigo» — Andrés  Juan,  de  112  a  115  años  dijo  que  su  padre  y 
su  madre  le  conocieron  muy  bien  (a  Juan  Diego)  y  que  cuando  sucedió 
dicho  caso  se  divulgó  públicamente  con  trompetas  y  que  había  ido  toda 
la  más  gente  de  este  dicho  su  pueblo  unos  a  llevar  flores,  otros  a  hacer 
bailes  a  su  usanza  porque  era  Juan  Diego  de  este  dicho  pueblo  y  le  contaba 
dicho  su  padre  y  su  madre  cómo  se  le  había  aparecido  a  dicho  indio  la 
Madre  de  Dios*  ♦ .  que  Juan  Diego  llevó  flores  y  rosas  en  una  tilma  de 
ayate  y  lo  largó  y  se  derramaron  dichas  flores  y  rosas  en  el  suelo  y  que- 
dó estampada  en  dicho  ayate  la  Virgen  Santísima. 

Cuarto  testigo. — Juana  de  la  Concepción,  de  85  años,  conoció  a  Don 
Luís  de  Velasco  (el  segundo)  cuando  iba  él  a  cazar  a  una  laguna  cerca 
de  su  pueblo  de  ella,  San  Miguel,  a  medía  legua  de  Cuauhtítlán. 

Que  su  padre  Don  Lorenzo  de  San  Francisco  Tlaxtlazontlí  como  ca- 
cique que  era  del  pueblo  de  San  Miguel  era  un  indio  tan  curioso  que  todo 
lo  asentaba  y  ponía  en  mapas  que  ellos  llaman  escrípturas,  con  otras  mu- 
chas curiosidades  y  que  tenía,  sí  mal  no  se  acuerda,  asentada  la  Aparición 
de  la  Virgen  Santísima  de  Guadalupe  por  habérsele  aparecido  a  Juan  Die- 
go, natural  de  Cuauhtítlán,  del  barrio  de  Tlayacac,  que  el  dicho  su  pa- 
dre conoció  muy  bien* 

Quinto  testigo. — Pablo  Xuárez,  Gobernador  indio,  de  78  años*  Dijo 
que  su  abuela  Justina  Cananea  conoció  muy  bien  a  Juan  Diego.  Falleció 
la  abuela  hace  cuarenta  años,  de  más  de  UO.  Ella  contaba  a  este  testigo 
y  a  su  madre  Isabel  cómo  se  le  apareció  la  Virgen  Santísima  de  Guada- 


[  Í30  ] 


lupe  a  Juan  Diego  yendo  a  Tlaltelulco  donde  asimismo  iba  la  abuela  de 
este  testigo  a  la  dicha  Doctrina»  Por  tres  veces  la  Virgen  se  le  apareció  al 
indio*  Fué  fuerza  llevar  por  señas  flores  al  Arzobispo.  Le  decía  a  este  tes- 
tigo la  dicha  su  abuela  que  el  Arzobispo  había  llorado  mucho  y  luego  al 
punto  trató  de  hacerle  casa. 

Que  la  trajeron  a  la  imagen  en  una  muy  grande  procesión  de  la  ciu- 
dad de  México;  así  mismo  había  venido  en  dicha  procesión  dicho  Señor 
Arzobispo  descalzo  de  píe  y  pierna,  con  todo  lo  mejor  de  la  ciudad,  llevan- 
do muchas  danzas  y  otros  instrumentos  que  la  dicha  su  abuela  vído  todo. 
Siendo  voz  común  de  todos  los  de  este  Reino  todo  lo  que  lleva  dicho. 

Sexto  testigo. — Don  Martín  de  San  Luís,  de  80  años  y  que  ha  sido 
muchas  veces  alcalde.  Dijo  que  siendo  de  10  a  12  años  en  muchas  ocasio- 
nes le  dijo  Diego  Torres  de  Bullón,  muchos  años  maestro  de  Capilla. 
Siendo  Diego  Torres  de  más  de  ochenta  años  muy  viejo,  indio  muy  ca- 
paz y  entendido  y  que  sabía  leer  y  escribir  y  había  conocido,  comunicado 
y  tratado  a  Juan  Diego.  Contóle  a  este  testigo  cómo  en  el  año  de  J53J  se 
le  apareció  al  indio  Juan  Diego  la  dicha  Reina  del  Cíelo  y  Madre  de  Dios 
y  le  había  dicho  fuese  y  le  dijese  al  Arzobispo  le  hiciese  en  aquel  sitio  y  pa- 
raje una  casa  y  otras  cosas  que  no  se  acuerda  por  haber  ya  tanto  tiem- 
po. ♦  ♦  y  que  el  mismo  Diego  Torres  Bullón  se  había  hallado  en  la  proce- 
sión que  se  le  hizo  y  visto  al  Señor  Arzobispo  descalzo. 

Séptimo  testigo. — Juan  Xuárez,  indio  de  100  años  antes  más  que  me- 
nos, que  cuando  el  eclipse  muy  grande  y  muy  antiguo  que  sucedió  en  este 
Reino  víspera  de  San  Bernabé,  era  ya  hombre  que  tenía  barbas. 

Oyó  decir  a  su  padre  cómo  en  el  año  pasado  de  X53  X  que  era  Arzo- 
bispo Don  Fray  Fulano  Zumárraga  se  la  había  aparecido  la  Madre  de 
Dios  a  un  indio  llamado  Juan  Diego  DOS  VECES,  mandándole  que  su- 
biese en  lo  alto  del  cerrillo  y  que  de  las  flores  y  rosas  que  allí  estaban  co- 
giese de  todas  y  haciéndolo,  cortó  las  que  allí  halló  que  eran  muchas  y  de 
diferentes  géneros  y  olores.  ♦  ♦  que  tomase  aquellas  flores  y  que  por  señas 


[  Í3Í  i 


de  ellas  el  Arzobispo  le  hiciese  una  casa»  Y  que  descogiendo  la  tilma  ca- 
yeron dichas  rosas  y  estampada  en  el  dicho  ayate  la  Imagen  de  Nuestra 
Señora  de  Guadalupe,  del  altor,  cuerpo  y  hermosura  que  hasta  el  día  de 
hoy  ha  tenido» 

Que  el  padre  del  testigo  se  había  hallado  presente  al  pregón  sobre  la 
Aparición  en  la  feria  pública»  Teniendo  este  testigo  J5  a  18  años  se  lo  oyó 
decir  a  muchas  personas  del  pueblo  y  a  los  parientes  de  Juan  Diego. 

Que  desde  el  día  de  la  Aparición  al  día  siguiente  de  la  fiesta  iba  (a 
la  ermita)  todo  el  pueblo,  Gobernador,  Alcalde,  Mandones  y  Tequitla- 
tos  y  hasta  hoy  se  ha  acostumbrado  el  acudir  con  su  cera* 

Octavo  testigo* — Catarina  Móníca,  india  que  dice  ser  de  más  edad  de 
(macuípualí  xíhuítl)  que  reducido  a  la  lengua  castellana,  quiere  decir  tie- 
ne más  de  J00  años,  y  según  su  aspecto  y  antigüedades  que  cuenta,  los 
tiene  muy  largos,  porque  dice  haber  visto  el  río  que  llaman  de  Nuestra 
Señora  de  Guadalupe,  donde  está  fundada  su  santa  Ermita,  que  no  había 
puente  de  piedra,  como  es  a  hoy,  sino  unas  vigas  por  donde  pasaba  la 
gente  a  la  dicha  Ermita,  y  cuenta  otras  muchas  antiguallas,  que  no  hay 
personas  por  viejas  que  sean  que  se  acuerden  de  ellas. 

Dijo  esta  testigo  que  se  acuerda  muy  bien  haber  oído  decir  a  los  di- 
chos sus  padres  Diego  Xuárez  y  María  Salomé,  que  ha  más  de  70  años 
que  murieron,  y  a  una  tía  suya  llamada  Martina  Salomé,  se  le  había  apa- 
recido la  Reina  del  Cíelo,  Madre  de  Dios  de  Guadalupe  a  un  indio,  natu- 
ral y  vecino  de  este  dicho  pueblo,  llamado  Juan  Diego,  del  barrio  de  Tla- 
yacac,  y  le  había  dado  recados  para  que  le  dijera  al  Sr*  Arzobispo  y  le 
dijese  se  le  hiciese  una  casa ;  que  partió  a  la  dicha  ciudad  de  México  a  las 
casas  Arzobispales,  y  avisando  a  los  criados  que  venía  a  ver  a  dicho  Sr* 
Arzobispo  de  parte  de  la  Señora,  y  que  lo  habían  detenido  más  de  dos  ho- 
ras y  medía,  y  al  cabo  de  ellas,  entró  dentro,  y  dándole  dicho  recado,  y 
descogiendo  su  tilma,  quedó  estampada  en  dicha  tilma  la  Reina  del  Cíelo. 
Y  le  contaban  a  este  testigo,  dichos  sus  padres  y  tía,  que  luego  se  puso  por 
obra  el  hacer  dicha  casa,  que  cuando  la  colocaron  hubo  una  gran  procesión, 


[  Í32  ] 


y  que  todos  los  años  esta  testigo  vído  que  los  naturales  de  este  pueblo  iban 
a  dicha  Ermita  un  día  después  que  se  celebraba  la  fiesta  de  la  Virgen  San- 
tísima, con  mucha  cera.  Y  esta  testigo  ha  ido  y  fué  ahora  (hace)  30,  40 
ó  50  años,  y  que  también  fué  ahora  hace  3  ó  4  años,  y  siempre  la  ha  visto 
de  la  mesma  forma* 

Que  desde  el  día  de  la  Aparición  al  día  siguiente  de  la  fiesta  iba  (a 
la  Ermita)  todo  el  Pueblo,  Gobernador,  Alcalde,  Mandones,  y  Tequítlatos 
y  hasta  hoy  se  ha  acostumbrado  el  acudir  con  su  cera. 

Noveno  testigo* — Miguel  Sánchez,  clérigo  presbítero,  de  60  años  poco 
más  a  menos*  Dijo  que  hoy  que  hace  esta  su  deposición  ha  celebrado  la 
santa  Misa  y  suplicado  a  la  Majestad  de  Dios  N.  S*  la  luz  que  conviene 
en  este  caso* 

Comunicó  sobre  este  caso  (la  Aparición)  al  licenciado  Bartolomé 
García,  Presbítero,  Vicario  que  fué  de  la  dicha  Ermita*  Murió  (García)  de 
68  a  70  años*  Sí  el  día  de  hoy  (1666)  viviese,  tendría  más  de  noventa.  El 
cual  (García)  dijo  a  este  testigo  que  la  causa  de  no  hallarse  los  papeles 
que  se  escribieron  en  aquella  ocasión  ORIGINALES  de  esta  milagrosa 
Aparición,  había  sido  y  era  por  haber  faltado  muchos  papeles  del  Archivo 
Arzobispal,  con  ocasión  de  haberse  hallado  mucho  de  él  en  todas  las 
tiendas  donde  se  vendían  todo  género  de  especias,  robo  que  se  originó  y 
causó  por  haber  faltado  aquel  año  papel  en  el  Reino.  Y  juntamente  tuvo 
noticia  este  testigo  por  habérsela  dado  el  licenciado  García,  de  que  le  ha- 
bía dicho  el  Dr.  Alfonso  Muñoz  de  la  Torre,  Deán  que  fué  de  esta  Santa 
Iglesia  Catedral  Metropolitana,  de  que  habiendo  ido  a  visitar  al  Ilustrísí- 
mo  Señor  Dn.  Fray  García  de  Mendoza  (1601)  había  visto  a  Su  Señoría 
Ilustrísíma  que  estaba  leyendo  los  autos  y  Proceso  de  dicha  Aparición, 
con  singular  ternura  y  que  así  se  lo  había  manifestado  y  declarado  a  dicho 
Señor  Deán* 

Dijo  que  ha  tenido  muchas  noticias  de  personas  antiguas,  que  el  Sr* 
Zumárraga  llevó  y  puso  la  Imagen  en  la  Santa  Iglesia  Catedral  de  esta 
ciudad,  donde  se  formó  y  dispuso  una  muy  solemne  procesión*  ♦  ♦  y  dicha 


[  133  ] 


procesión  y  colocación  según  la  noticia  CIERTA  Y  VERDADERA  que 
este  testigo  ha  tenido  fué  a  los  26  días  del  mes  de  Diciembre  segundo  de 
Navidad  del  dicho  año  de  153 1  a  los  quince  días  de  su  Aparición. 

Décimo  testigo* — In  verbo  Sacerdotís,  puesta  la  mano  sobre  el  pecho, 
so  cargo  de  juramento,  Fray  Pedro  Oyanguren,  de  85  años  de  edad,  Re- 
ligioso de  la  Orden  de  Santo  Domingo,  Predicador  General,  Dijo  que  des- 
de que  tiene  uso  de  razón  (J598)  y  se  sabe  acordar  por  haber  nacido  y 
críádose  en  esta  ciudad,  tuvo  muchas  y  individuales  noticias  que  le  dieron 
diferentes  personas  ancianas  y  de  edad,  de  TODOS  estados,  puestos  y  ca- 
lidades sin  encontrarse,  (o  sea  sin  contradecirse)  unas  con  otras,  cómo  por 
el  mes  de  Diciembre  del  año  pasado  de  Í53Í,  siendo  Prelado  Fray  Juan 
de  Zumárraga,  llegó  a  la  casa  arzobispal  un  indio  de  Cuauhtitlán,  llama- 
do Juan  Diego  y  que  había  hecho  avisar  a  dicho  Señor  Ilustrísímo,  por- 
qué volvía  a  hablarle  tercera  vez,  de  las  que  lo  había  hecho  de  parte  de  la 
Señora,  aunque  lo  había  despedido  y  sus  Criados  se  habían  disgustado  con 
él  y  que  habiendo  entrado  le  dijo  a  Su  Señoría  Ilustrísíma,  que  para  que  le 
diese  crédito  a  aquel  recado  y  a  los  antecedentes,  le  llevaba  aquellas  flores 
en  la  tilma  que  traía  puesta,  y  que  al  descogerlas  y  al  recogerlas  y  al  re- 
conocerlas, halló  y  vído,  dicho  Señor  Arzobispo  estampada  en  la  tilma  la 
milagrosa  imagen  de  Nuestra  Señora* 

Muy  en  particular  lo  supo  este  testigo  por  habérselo  dicho  sus  padres, 
abuelos,  antepasados  y  otras  infinitas  personas  de  las  del  mayor  porte, 
puestos  y  dignidades  de  esta  ciudad  sin  que  por  ninguna  manera  hubiese 
contradicción  de  unas  a  otras  de  dichas  noticias,  aun  teniéndolas  este  tes- 
tigo de  otras  personas  de  menores  hyerarquías,  contestando  (estando  con- 
testes)* ♦  ♦ 

Dispuso  (Zumárraga)  llevarla  (a  la  Imagen)  en  procesión  como  en 
efecto  lo  hizo* .  ♦  que  según  se  quiere  acordar  este  testigo,  le  dijeron  que  fué 
primero  o  segundo  de  Pascua  de  Navidad  de  1531* 

Undécimo  testigo* — El  P*  Fray  Bartolomé  de  Tapia,  Provincial  de  la 
Provincia  del  Sto*  Evangelio  de  la  Orden  de  San  Francisco  de  esta  Nueva 


[  Í34  ] 


España,  de  55  años  de  edad,  que  oyó  a  sus  antepasados  y  a  otras  muchas 
personas  de  alta  calidad  cómo  a  los  12  días  de  Diciembre  de  1531  había 
llegado  a  la  casa  arzobispal  Juan  Diego,  indio  vecino  de  Cuauhtitlán  y  es- 
tando en  presencia  de  Su  Señoría  le  había  dicho  que  la  Señora  le  había 
mandado  que  para  que  diese  crédito  a  sus  recados,  que  tomase  aquellas  flo- 
res que  tenía  envueltas  en  la  tilma,  y  víó  dicho  Señor  Obispo  estampada  en 
la  tilma  la  imagen  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe*  Y  tiene  por  cierto  este 
testigo  y  en  ello  no  pone  duda,  que  dicha  Virgen  fué  obrada  por  mano  de  la 
Majestad  divina»  Y  este  testigo  no  ha  sabido,  oído  ni  entendido  que  desde 
la  Aparición  de  la  dicha  Santa  Imagen  se  le  haya  renovado  por  ningún  ar- 
tífice de  pintor,  los  colores  de  su  sacratísimo  rostro,  cuerpo  y  todo  lo  demás. 

Duodécimo  testigo* — El  P,  Maestro  y  Definidor,  Fray  Antonio  de  Men- 
doza, Religioso  de  la  Orden  de  Nuestro  Glorioso  P.  San  Agustín,  de  66 
años  de  edad,  dijo  que  desde  que  tuvo  uso  de  razón,  por  haber  nacido  en 
esta  ciudad  de  México,  y  por  haberlo  oído  a  sus  padres  y  abuelos,  perso- 
nas muy  antiguas,  como  lo  fué  el  Sr*  su  abuelo  Lie,  D*  Antonio  Maldona- 
do,  Presidente  que  fué  de  la  Real  Cancillería  de  esta  ciudad  y  a  su  padre 
y  señor  D*  Alonso  de  Mendoza,  Capitán  de  la  guardia  que  fué  del  Sr. 
Conde  de  la  Coruña,  Virrey  que  fué  de  esta  Nueva  España,  que  pasó  de 
esta  presente  vida  de  90  años;  cómo  a  los  12  del  mes  de  Diciembre  del 
año  pasado  de  1531,  siendo  prelado  D*  Fray  Juan  de  Zumárraga,  de  bue- 
na memoria,  habiendo  llegado  a  su  casa  y  palacio  Juan  Diego,  indio,  le 
había  dicho  que  la  Señora  le  había  mandado  tomase  aquellas  flores  que 
traía  envueltas  en  la  tilma,  y  habiendo  dicho  Señor  Arzobispo  visto  la  sa- 
cratísima Imagen  estampada  en  la  dicha  tilma,  y  que  yendo  descogiendo 
dicha  tilma,  se  fueron  cayendo  por  el  suelo  y  sitial  de  Su  Señoría,  mucha 
cantidad  de  hermosísimas  flores,  de  varios  y  singulares  olores  y  colores,  y 
entre  ellas  muchas  de  Alejandría  que  comúnmente  llaman  de  Castilla,  y 
azucenas,  de  que  su  Señoría  arrodillado,  con  el  demás  resto  de  su  familia, 
quedó  muy  maravillado  del  caso  y  ha  visto  este  testigo  que  han  tenido  de- 
voción a  la  Reina  de  los  Angeles  los  Sres*  Virreyes  que  han  sido  de  esta 


[  *35  ] 


Nueva  España,  sin  que  este  testigo  haya  visto  ni  entendido  cosa  en  con- 
trarío» Que  ha  visto  en  diversas  ocasiones  esta  sacratísima  Señora  que  es 
tan  hermosa  y  perfecta  que  no  habido  ni  se  ha  hallado  maestro  ni  oficial 
en  el  Arte  de  la  Pintura  que  la  haya  podido  retratar  con  la  igualdad,  per- 
fección, color  y  hermosura  que  Su  Divina  Majestad  demuestra. 

Testigo  decimotercero* — Fray  Juan  de  Herrera,  de  la  Sda.  Religión 
de  Nuestra  Señora  de  las  Mercedes,  catedrático  de  prima  de  Teología 
en  la  Real  Universidad  de  esta  Corte,  Provincial  que  ha  sido  en  su  Reli- 
gión tres  veces,  dijo  que  desde  que  tuvo  uso  de  razón,  por  haber  nacido  en 
esta  ciudad  de  México,  y  por  haberlo  oído  en  muchas  y  diversas  ocasiones 
a  sus  padres  y  abuelos  y  a  otras  personas  muy  antiguas  de  toda  calidad 
de  esta  Nueva  España,  es  que  a  los  12  de  Diciembre  del  año  pasado  de 
1531* . .  (Prosigue  en  sustancia  lo  mismo  que  en  la  declaración  anterior)* 

Testigo  décímocuarto. — El  P«  Fray  Diego  de  San  Simón,  Carmelita 
descalzo,  Definidor  actual  de  dicha  Religión  y  Provincial  que  ha  sido  en 
ella,  de  65  años  de  edad,  dijo  que  ha  más  tiempo  de  32  años  que  ha  asis- 
tido en  esta  Nueva  España  y  que  en  dicho  tiempo  ha  tenido  muchas  y 
largas  noticias  de  la  Aparición  de  la  Reina  de  los  Angeles  por  habérselas 
dado  personas  muy  antiguas  y  de  notoria  calidad  de  esta  Nueva  España, 
y  ser  notorio  y  constante  en  toda  esta  Nueva  España  dicha  Aparición,  y 
ha  visto  que  en  lo  general  de  personas  de  altos  y  pequeños  estados  es  y  ha 
sido  común  y  general  la  devoción  que  tienen  a  esta  soberana  Señora  así 
los  Señores  Prelados  como  los  Sres»  Virreyes  que  han  sido  y  al  presente  el 
Excelentísimo  Sr.  Marqués  de  Mancera,  que  lo  es  -de  este  Reino,  conti- 
nuando todos  los  sábados  del  año  el  ir  por  modo  de  novena  a  esta  iglesia 
y  santuario  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe. 

Testigo  décimoquínto* — El  P.  Diego  de  Monroy,  Prepósito  de  la  Casa 
Profesa  de  la  Compañía  de  Jesús,  de  edad  de  65  años,  dijo  que  de  más 
tiempo  de  40  años  a  esta  parte  tiene  noticias  de  oídas  y  cíertísíma  ciencia 


[  Í36  ] 


por  habérselo  dicho  y  comunicado  personas  antiguas  y  de  conocida  cali- 
dad y  nobleza  cómo  a  los  12  días  del  mes  de  Diciembre,  entrando  Juan 
Diego  a  presencia  de  Sr.  Dn.  Juan  de  Zumárraga,  y  estando  en  ella,  le 
había  dicho  que  la  Santísima  Virgen  le  había  mandado  dijese  a  Su  Se- 
ñoría que  para  que  se  diese  crédito  a  sus  recados  de  ella,  tomase  las  flores 
que  traía  envueltas  en  la  tilma  y  al  descogerla  había  visto  dicho  Sr.  estam- 
pada la  milagrosa  imagen  de  Nuestra  Señora.  Que  dicho  Sr.  trató  y  con 
efecto  dispuso,  con  la  veneración  que  se  requería  dar  culto  a  dicha  Santa 
imagen,  fabricándole  iglesia  y  ermita;  que  el  ayate  y  tilma  se  compone 
de  un  género  de  lienzo  de  la  tierra,  tan  burdo  y  basto,  por  sacarse  el  hilo 
de  que  se  hace  de  una  planta  que  llaman  maguey,  que  parece  por  lo  ralo 
de  su  tejido,  no  ser  capaz  a  admitir  ni  recibir  en  sí  la  empremación,  apare- 
jo de  que  los  artífices  en  el  arte  del  pincel  se  valen  para  poder  pintar  cual- 
quiera imagen  u  otro  pensamiento. 

Testigo  décimosexto. — El  P.  Fray  Juan  de  San  Joseph,  Religioso 
descalzo  de  la  Seráfica  Orden  de  San  Francisco,  Provincial  que  ha  sido  de 
dicha  Religión  y  prelado  de  todas  las  Casas  de  ella  y  Calificador  del  San- 
to Oficio  de  la  Inquisición  de  esta  Nueva  España,  de  76  años  de  edad,  dijo 
que  sabe  de  oídas  y  cierta  ciencia  de  más  de  54  años  a  esta  parte,  por  per- 
sonas antiguas  y  grandes  y  de  toda  autoridad,  cómo  a  los  12  de  Diciem- 
bre de  1531.  ♦.,  etc.  (Cuenta  lo  esencial  de  la  Aparición).  Sin  haber  oído 
ni  entendido  este  testigo  en  esta  Nueva  España  cosa  en  contrarío,  sino 
ser  voz  común  y  asentada  en  todo  este  reino,  haber  sido  dicha  Aparición 
en  la  forma  que  lleva  referido.  Que  este  testigo  vído  el  milagro  que  obró 
esta  Sacratísima  por  el  año  pasado  de  1629,  que  estando  esta  ciudad 
de  México  inundada  en  gran  manera  y  sin  esperanza  de  verla  seca, 
todos  los  vecinos  de  ella  trataron  de  traer  a  esa  Sacratísima  Señora 
en  una  canoa,  a  pedirle  socorro  en  la  aflicción  tan  grande  en  que  se 
hallaban,  por  razón  de  dicha  inundación,  y  habiéndola  traído  fué  esta  Sa- 
cratísima Señora  servida  de  reparar  dicha  inundación,  y  verse,  como  se 
w 

vído,  milagrosamente  seca.  Que  tiene  por  cierto,  sin  poner  en  ello  duda, 


[  Í37  ] 


que  el  hallarse  estampada  en  la  tilma  la  dicha  Santa  imagen  se  debe  atri- 
buir y  entender  haber  sido  obra  sobrenatural,  y  secreto  reservado  a  la  Di- 
vina Majestad» 

Decimoséptimo  testigo* — El  P.  Pedro  de  San  Nicolás,  Religioso  sacer- 
dote de  la  Orden  de  San  Juan  de  Dios,  Prelado  que  ha  sido  en  ella,  de  edad 
de  71  años,  dijo  que  de  oídas  y  ciencia  cierta  sabe  de  la  Aparición  desde 
que  tuvo  uso  de  razón,  por  habérselo  dicho  e  ínformádose  de  ello,  de  per- 
sonas antiguas  y  de  toda  autoridad*  •  ♦,  etc. 

Décímooctavo  testigo» — Fray  Nicolás  Cerdán,  Hermano  Mayor  Pro- 
vincial de  la  Orden  y  hospitalidad  del  glorioso  Mártir  San  Hipólito,  de  61 
años  de  edad,  dijo  que  sabe  de  la  Aparición  de  oídas  y  ciencia  cierta,  por 
habérselo  dicho  e  ínformádose  de  ello,  de  personas  antiguas,  grandes  y  de 
toda  autoridad,  que  tuvieron  ciencia  cierta  de  la  tradición  y  Aparición  de 
esta  sacratísima  Señora. 

Décímonono  testigo. — El  Sr.  Dn.  Miguel  de  Cuevas  Dávalos,  Al- 
calde ordinario  que  ha  sido  de  esta  ciudad  y  obtenido  otros  oficios  de  Al- 
calde Mayor  de  esta  Nueva  España,  de  81  años  de  edad,  dijo  que  desde 
que  tuvo  uso  de  razón,  de  oídas  y  cierta  ciencia  en  general,  por  habérselo 
oído  a  sus  padres  y  antepasados  (Alonso  de  Cuevas,  su  padre,  y  Juan  de 
Cuevas,  su  antepasado),  e  ínformádose  así  mismo  de  personas  antiguas  y 
de  toda  autoridad,  que  a  los  12  días  del  mes  de  Diciembre  de  1531,  siendo 
Prelado  Fray  Juan  de  Zumárraga,  Juan  Diego,  indio  natural  y  vecino  que 
en  aquella  ocasión  era  del  pueblo  de  Cuauhtítlán,  había  traído,  en  nombre 
de  Nuestra  Señora,  las  flores  que  traía  envueltas  en  la  tilma,  y  que  al  des- 
cogerla, queriéndolas  reconocer,  había  hallado  y  visto  dicho  Sr.  estam- 
pada la  Imagen  soberana  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe,  y  que  es  voz 
común  y  asentada  en  todo  el  reino  haber  sido  dicha  Aparición  en  la  forma 
que  lleva  referido.  Que  la  conservación  de  los  colores  del  rostro  de  la  ima- 
gen, manos,  ropaje  de  túnica  y  manto  que  la  entresacan  y  distinguen  de 


[  *38  ] 


unas  nubes  blancas  que  tiene  por  orla  y  campo,  que  cada  día,  con  haber 
pasado  tanto  transcurso  de  tiempo,  viéndolas  este  testigo,  en  diversas  oca- 
siones le  han  parecido  más  vivas  y  acabadas  de  poner,  juntamente  con  las 
estrellas  y  rayos  de  oro  que  tiene  en  dicho  manto  y  túnica,  que  salen  a  la 
redondez  de  todo  el  cuerpo» 

Vigésimo  testigo» — Don  Diego  Cano  Moctezuma,  Caballero  de  la  Or- 
den de  Santiago,  Alcalde  ordinario  que  ha  sido  de  esta  ciudad  dos  veces; 
persona  que  ha  estado  ocupada  muy  ordinariamente  en  los  mayores  ofi- 
cios de  Alcalde  Mayor  de  esta  Nueva  España,  dice  que,  como  nieto  del 
Emperador  Moctezuma,  dirá  y  declarará  todo  lo  que  supiere  de  la  Apari- 
ción. Dice  que  desde  que  tuvo  uso  de  razón  de  oídas  y  ciencia  cierta  en 
general,  por  habérselo  oído  a  sus  padres  y  antepasados  y  ínformádose  así- 
mesmo  de  personas  antiguas  y  grandes  y  de  toda  autoridad  (aquí  refiere 
la  Aparición)  sin  haber  oído  ni  entendido  cosa  en  contrarío"* 


Hasta  aquí  el  extracto  del  texto  original.  La  validez  histórica  de  es- 
tas Informaciones  resplandecerá  mejor  cuando  la  veamos  aparecer  de  nue- 
vo ante  la  Congregación  de  Ritos  en  1895*  Allí  recibieron  valor  canónico 
y  además  valor  crítico,  puesto  que  fueron  las  Informaciones  consideradas 
no  aisladamente  sino  en  presencia  de  las  impugnaciones  presentadas  por 
los  enemigos* 

Debieron  formarse  muy  poca  idea  de  los  antíaparicionístas,  llamados 
sabios  mexicanos,  esos  Eminentísimos  Cardenales  cuando  leían  sus  fla- 
grantes contradicciones,  por  ejemplo:  la  de  rechazar  a  los  testigos  al  mis- 
mo tiempo  que  aseguraban:  "|No  cabe  decir  que  esos  testigos  se  cargaban 
a  ciencia  cierta  con  un  perjurio!"  Echarían  también  de  ver  la  mala  fe  al 
ocultarnos  que  se  trataba  solamente  de  testigos  auriculares  y  no  presen- 
cíales y  no  podrían  menos  de  reírse  al  ver  cómo  se  improvisaba  en  México 

[  139  ] 


un  axioma  nuevo  de  psicología  para  fines  de  crítica  utilitaria»  Porque  esto 
viene  a  ser  lo  que  Icazbalceta  aseveraba  con  tanta  formalidad»  "Es  un  fe- 
nómeno bastante  común  en  los  ancianos  y  lo  he  observado  muchas  veces, 
llegar  a  persuadirse  de  que  es  cierto  lo  que  han  imaginado"*  No  sabemos 
qué  ancianos  habrán  rodeado  al  señor  Icazbalceta,  pero  su  aserto,  tal  como 
lo  presenta,  es  una  mentira» 

Impugnando  acremente  la  veracidad  de  los  testigos  que  declararon  en 
favor  de  la  Aparición  de  1666,  Andrade,  que  fué  el  autor  del  "Estudio 
Histórico  sobre  la  leyenda  de  Guadalupe",  pág.  61,  pervierte  malamente 
el  texto  del  testigo  Pacheco;  le  hace  decir  que  su  tía  murió  entre  los  70  u 
80  años  y  lo  que  dice  Pacheco  es  que  su  tía,  cuando  él  la  conoció,  tenía 
de  70  a  80  años,  sin  fijar  límites :  y  como  esta  sola  palabra  "más"  es  el  pi- 
vote de  toda  la  argumentación,  cambiarle  por  la  palabra  "entre"  es  algo 
así  como  falsificar  un  cheque. 

Hace  menos  tiempo,  otro  señor,  quiso  disminuir  la  autoridad  del  tes- 
tigo Bachiller  Sánchez  porque  éste  dice  haber  celebrado  Zumárraga  de 
Pontifical  el  día  de  la  procesión,  pues  ni  había  lugar,  dice  el  impugnador, 
ni  tenía  Zumárraga  capacidad,  y  el  caso  es  que  lugar  sí  había  por  pequeño 
que  hubiera  sido  el  primer  jacalón  o  enramada  en  que  terminó  la  procesión 
de  1531.  Pontifical  en  el  más  lato,  pero  aceptable  sentido  de  la  palabra,  sí 
podía  celebrar  Zumárraga  aun  llevando  mitra,  según  los  añejos  y  legítimos 
privilegios  sevillanos. 

No  hay  mal  que  por  bien  no  venga:  Las  justas  rémoras  de  la  Con- 
gregación de  Ritos  y  hablando  más  claro:  la  no  admisión  en  ese  augusto 
tribunal  de  las  Informaciones  hechas  en  México  dieron  lugar  a  que  el  be- 
nemérito Marqués  de  Mancera  escribiera  a  la  Reina  de  España  doña  Ma- 
ría Ana  de  Austria  y  ésta  a  su  vez  al  Marqués  de  Astorga,  su  embajador 
en  Roma  en  las  siguientes  líneas: 

"Marqués  de  Astorga,  Primo,  del  Consejo  de  Estado,  Embajador  en 
Roma:  Habiéndome  dado  cuenta  el  Marqués  de  Mancera  de  la  singular 
devoción  que  en  Nueva  España  tienen  los  habitadores  de  aquel  reino  a 
una  imagen  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe,  que  SEGUN  NOTICIAS 


[  *40  ] 


BIEN  FUNDADAS,  apareció  el  día  12  de  diciembre,  (recién  conquistado 
el  Reyno)  una  legua  distante  de  México.  Y  deseando  yo  que  para  la  ce- 
lebridad de  esta  devoción  se  conceda  una  festividad  particular  para  el  mis- 
mo día  de  la  Aparición,  como  también  la  aprobación  de  su  rezo  que  se 
propondrá,  por  ser  para  un  fin  justo  y  loable,  y  que  redundará  en  gran 
consuelo  de  aquellos  fíeles;  he  querido  encargaros  (como  lo  hago)  que 
luego  que  se  haya  exaltado  Sumo  Pontífice,  interpongáis  en  mí  nombre 
los  oficios  que  tuviereis  necesario  a  fin  de  impetrar  las  dos  gracias  referi- 
das, obrando  en  ello  muy  eficazmente.  Y  de  lo  que  resultare  me  daréis 
cuenta.  De  Madrid  a  2  de  Abril  de  1670. — YO  LA  REINA". 

No  pudimos  reproducir  en  fotografía  el  original  de  esta  carta  existen- 
te en  el  Archivo  de  la  Embajada  Española  ante  el  Vaticano  por  hallarse 
ya  muy  deteriorada  y  sus  tintas  muy  descoloridas.  Súplale  la  copia  que  de 
su  puño  y  letra  copiada  y  firmada  nos  envía  el  benemérito  archivero  de 
esa  Embajada  Fray  José  M.  Pou  y  Martí,  O.  F.  M. 

El  fondo  de  la  carta  en  consonancia  con  las  Informaciones  preinser- 
tas arroja  de  sí  otra  consoladora  verdad;  no  precisamente  la  Reina,  sí- 
no  la  corona  de  España  y  su  Consejo,  su  más  encumbrado  virrey  y  el 
más  importante  de  sus  embajadores  tenían  por  NOTICIA  BIEN  FUN- 
DADA QUE  N.  S.  DE  GUADALUPE  EN  12  DE  DICIEMBRE,  RE- 
CIEN CONQUISTADO  EL  REINO,  SE  APARECIO  A  UNA  LE- 
GUA DE  LA  CIUDAD  DE  MEXICO. 


[  mi  ] 


DECIMAQUINTA  DECADA  -  1671-1681 

LORIA  y  prez  de  las  letras  mexicanas,  Don  Carlos  de  Sí- 
güenza  y  Góngora,  es  quien  llena  ampliamente  con  sus 
escritos  y  con  su  importantísimo  juramento  esta  XV  dé- 
cada guadalupana* 

Nació  el  célebre  polígrafo  en  la  ciudad  de  México  el  año 
de  1645*  Quince  años  más  tarde  entraba  en  la  Compañía  de  Jesús,  donde 
vivió  más  de  siete  años  hasta  que  por  causas  de  familia,  no  por  su  culpa, 
se  separó  temporalmente  de  la  orden*  Ya  en  otra  obra  nuestra  hicimos  ver 
cómo  la  salida  de  Sígüenza  no  supone  desavenencia  entre  él  y  la  orden  de 
que  se  separara*  Más  larga  y  más  luminosamente  lo  ha  demostrado  en  la 
excelente  biografía  de  Don  Carlos  el  distinguido  escritor,  Líe*  Francisco 
Pérez  Salazar. 

En  obra  tan  recomendable  pueden  verse  la  vida  espiritual  y  la  vida 
literaria  del  célebre  ingenio  mexicano»  El  catedrático  universitario,  el  po- 
lemista, el  investigador  y  conservador  de  archivos,  el  consejero  y  alma  de 
toda  intelectual  empresa,  no  era  otro  que  el  devoto  sacerdote,  el  caritativo 
y  magnánimo  distributor  de  limosnas  y  el  capellán  por  largos  años  del 


[  143  ] 


Hospital  del  Amor  de  Dios  donde  tras  dos  centurias  aún  parecía  flotar  viva 
y  amante  el  alma  de  su  fundador  Don  Fray  Juan  de  Zumárraga. 

Quien  conoce  a  Sígüenza  en  su  biografía  y  en  sus  obras,  quedará  per- 
suadido de  que  reunía  las  notas  de  credibilidad,  requeridas  por  la  sana  crí- 
tica e  historiografía  modernas. 

De  poco  hubieran  servido  luces  tan  brillantes  sí  al  mismo  tiempo  no 
hubiese  dispuesto  en  sus  lucubraciones,  del  precioso  material  heredado  de 
Don  Juan  Alva  Ixtlíxochítl.  Este  Don  Juan  era  el  hijo  del  famoso  Don 
Fernando  Alva  Ixtlíxochítl,  ilustre  historiador,  descendiente  directo  de  los 
Reyes  de  Texcoco  y  en  quien  por  derecho  propio  recayó  el  señorío  de 
Teotíhuacán. 

Por  este  camino  pues,  llegaron  a  Sígüenza  los  documentos  de  Don 
Fernando,  Así  lo  asegura  Berístáín  y  lo  confirma  Sígüenza  en  su  "Piedad 
Heroica".  Aquí  es  oportuno  copiar  los  preciosos  párrafos  del  Lic.  Pérez  Sa- 
ladar porque  arrojan  muy  clara  y  muy  necesaria  luz  sobre  varios  proble- 
mas Guadalupanos. 

"Esta  cuestión,  dice,  de  los  papeles  de  Alva  Ixtlíxochítl,  sería  inciden- 
tal y  carecería  de  importancia  sí  no  fuera  porque  con  aquellos  papeles  se 
aseguró  por  Sígüenza  que  existían  unos  de  gran  antigüedad  que  relataban 
la  aparición  milagrosa  de  la  Virgen  de  Guadalupe,  de  letra  de  D.  Anto- 
nio Valeriano  y  que  además  se  hallaba  también  una  traducción  parafrás- 
tica de  esa  relación,  hecha  por  D.  Fernando  de  Alva. 

El  P.  D.  Esteban  Antícoli  en  su  "Virgen  del  Tepeyac"  aseguró  que  Sí- 
güenza había  sido  íntimo  amigo  del  referido  D.  Fernando  y  heredó  de  él 
sus  papeles.  Tal  aseveración  constituye  un  error,  en  el  que  incurrió  induci- 
do seguramente  por  el  autorizado  dicho  de  D.  Alfredo  Chavero,  quien  a  su 
vez  se  equivocó.  Este  error  ameritaba  una  simple  rectificación  en  el  senti- 
do de  que  el  amigo  de  D.  Carlos  no  había  sido  el  padre,  sino  el  hijo  y  de 
que  por  ese  conducto  hubo  los  papeles,  cosa  que  debió  saber  D.  Vicente  de 
P.  Andrade,  por  ser  lugar  común  en  la  historia  de  México,  de  la  que  fué 
eruditísimo  conocedor;  pero  como  no  comulgaba  en  ideas  guadalupanas 
con  Antícoli,  aprovechó  el  error,  que  parecía  evidente,  para  expresar  con 


[  Í44  ] 


cierta  ambigüedad  insidiosa  que  era  una  conseja  el  que  Sígüenza  hubiera 
podido  ser  heredero  de  D.  Fernando  de  Alva,  ni  menos  su  amigo»  "Es  inve- 
rosímil — dice —  que  el  historiador  dejara  a  un  niño  de  3  a  6  años  sus  pa- 
peles"* De  lo  que  se  puede  colegir  que  si  era  una  conseja  la  herencia  y  con 
ella  se  explicaba  la  posesión  de  los  papeles  por  Sigüenza,  fuera  probable- 
mente una  conseja  también,  la  existencia  de  esos  papeles  con  su  carácter 
de  auténticos* 

Esto  último  no  lo  dijo  así  el  Canónigo  de  la  Colegiata,  pero  da  lugar 
su  comentario  a  que  se  presuma  y  así  lo  presumí  yo  mismo  cuando  lo  leí, 
sin  conocer  aún  el  testamento  de  D*  Carlos»  Ahora  bien,  como  según  he- 
mos visto,  no  estuvo  en  lo  justo  el  Sr«  Andrade,  débese  descartar  su  co- 
mentario de  la  contienda  guadalupana,  sí  queremos  en  ella  hacer  honor  a 
la  verdad".  Hasta  aquí  el  Líe*  Pérez  Salazar, 

Aparte  de  ese  lote  tan  valioso  de  Alva  Ixtlíxochítl,  Sígüenza  fué  ad- 
quiriendo durante  su  vida  muy  buen  papel  que  a  su  muerte  legó  a  la  Com- 
pañía de  Jesús  con  otros  nuevos  libros  y  objetos» 

Util  será  a  este  propósito  copiar  algunas  frases  de  su  testamento: 
"Mando  que  se  les  entregue  a  Sus  Paternidades  (los  jesuítas)  diferentes 
libros,  manuscritos  contenidos  en  la  misma  Memoria,  parte  de  ellos  en 
Castellano  y  parte  en  lengua  mexicana  y  los  más  de  ellos  origínales,  y  que 
hasta  ahora  no  se  han  impreso,  los  cuales,  por  ser  únicos  y  de  materias 
singularísimas  deben  estimarse  y  guardarse  como  un  tesoro  grande,  mo- 
tivo que  me  obliga  a  que  solicite  se  conserven  separadamente  en  parte  tan 
segura.  Con  mayor  desvelo  y  solicitud;  con  gasto  muy  considerable  de  mí 
hacienda  he  conseguido  diferentes  libros  o  mapas  origínales  de  los  anti- 
guos indios  mexicanos  que  ellos  en  su  gentilidad  llamaron  texcamatl 
o  amoxtle,  y  aunque  mí  ánimo  fué  siempre  remitir  algunos  de  ellos  a 
la  Librería  Vaticana,  donde  se  conserva  uno,  muchos  años  ha,  con  aprecio ; 
otros  al  Escuríal  y  los  restantes  a  la  Biblioteca  del  Gran  Duque  de  Flo- 
rencia que  por  mano  del  Exmo*  Señor  Duque  de  Jovenado  me  lo  había  in- 
sinuado; tengo  por  más  conveniente  que  alhajas  tan  dignas  de  aprecio  y 
veneración  por  su  antigüedad  y  ser  originales  se  conserven  en  dicha  líbre- 


[  í45  ] 


ría  del  Colegio  Máximo  del  Señor  San  Pedro  y  San  Pablo»  ♦  ♦  y  para  que 
estén  seguros  y  nunca  falten  de  allí  y  se  preserven  de  polilla,  mando  que  en 
algún  estante  o  mesa  o  lugar  donde  su  Paternidad  mandare  se  haga  un 
cajón  de  cedro  de  la  Habana  muy  curioso  con  su  llave,  gastando  en  ello 
de  mí  hacienda  cuanto  fuere  necesario,  etc.".  .  ♦ 

Ya  hemos  dicho  en  otro  lugar  y  precisa  repetirlo,  que  esos  papeles  pa- 
saron a  la  Universidad  de  México  en  virtud  de  la  expulsión  de  los  Jesuí- 
tas y  latrocinio  de  sus  bienes  perpetrados  por  Carlos  III.  De  allí  con  los 
mismos  derechos  los  sacó  el  General  Scott  en  1847  y  fueron  a  formar  par- 
te del  Archivo  o  de  un  depósito  del  Ministerio  de  Estado  en  Washington 
donde  les  víó  nuestro  Ministro  en  esa  nación,  Don  Luis  de  la  Rosa  según 
lo  dice  en  carta  oficial  reservada,  al  Gobierno  Mexicano  y  que  ha  pasado 
últimamente  a  la  Secretaría  de  Relaciones  Exteriores*  La  signatura  que 
tenía  cuando  vimos  esa  carta  en  el  Archivo  General  de  la  Nación  era 
"Asuntos  diversos"  caja  6- 1846-1 85  l;  carta  N°.  19. 

Hizo  reclamaciones  nuestro  gobierno.  El  americano  prometió  devol- 
ver esos  documentos  protestando  contra  la  acción  de  Scott  y  en  efecto.  ♦  ♦ 
no  ha  devuelto  nada. 

En  mayo  de  1926  me  apersoné  en  dicho  Archivo,  de  donde  se  me  remi- 
tió al  Departamento  de  Guerra  con  la  constancia  de  haberse  allá  enviado 
desde  el  25  de  Enero  de  1890  un  lote  de  manuscritos  que  tiene  las  señas 
de  ser  el  nuestro.  Traducido  del  inglés  el  texto  de  entrega  dice  así:  "Depto. 
de  Guerra,  Ciudad  de  Washington,  Enero  25-1890.  Señor:  Tengo  el  honor 
de  enviar  a  usted  para  lo  que  usted  juzgue  conveniente  92  documentos,  es- 
critos en  lenguajes  españoles;  remontan  sus  fechas  hasta  1631,  — aquí  es- 
taban depositados". 

Tanto  en  los  sótanos  del  Ministerio  de  Estado  como  en  los  del  de  la 
Guerra  encontré  algunos  papeles,  que  bien  pudieren  ser  de  aquel  archivo. 

El  Lic.  Salado  Alvarez  cataloga  también  alguno  de  este  género. 

*  * 

Hase  dicho  que  la  obra  guadalupana  de  Sigüenza  es  su  "Primavera 


[  Í46  ] 


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Página  hológrafa  de  Sígüenza  y  su  juramento* 


indiana",  poema  sacro  histórico.  Y  así  lo  será  bajo  el  punto  de  vista  de  su 
amante  y  florida  devoción» 

Allí  vemos,  desde  la  octava  LV,  lo  esencial  del  Milagro  cuando  pinta 
a  Juan  Diego  que 

"Sube  al  monte  por  montes  mil  de  hielo, 
"Ciego  obediente  de  la  Gran  María, 
"Por  varías  flores  que  en  el  monte  había* 

"Estas  — le  dice —  son  estas  las  claras 

"Divinas  señas  de  mí  dulce  Imperio  j 

"Por  ellas  se  me  erijan  cultas  aras 

"En  este  vasto  rígido  hemisferio: 

"No  hagas  patente  a  las  profanas  caras 

"Tan  prodigioso  plácido  misterio 

"Sólo  al  Sacro  Pastor,  que  allá  te  espera, 

"Muéstrale  esta  portátil  Primavera* 

"Hácelo  así  y  al  descoger  la  manta, 
"Fragante  lluvia  de  pintadas  rosas 
"El  suelo  inunda,  y  lo  que  más  espanta 
"Oh  maravillas  del  amor  gloriosas  I 
"Es  ver  lucida  entre  floresta  tanta 
"A  expensas  de  unas  líneas  prodigiosas 
"Una  copia,  una  imagen,  un  traslado 
"De  la  reina  del  cíelo"*  ♦  ♦ 

No  era  la  poesía  el  fuerte  de  Don  Carlos  de  Sígüenza  y  Góngora  y  sí 
estas  estrofas  se  consideran  en  efecto  como  documento  guadalupano,  dé- 
bese a  que  son  como  la  síntesis  de  su  criterio  en  la  materia*  Lo  que  más 
vale  es  su  documentación  y  juramento* 

Inédito  aún  está  un  libro  de  Sígüenza  intitulado  "Anotaciones  críti- 
cas de  las  obras  de  Bernal  Díaz  del  Castillo  y  de  Fray  Juan  de  Torque- 


[  Í47  ] 


mada"»  Su  original  fué  vendido  en  Londres  por  Don  Manuel  Fernández 
del  Castillo;  mas  queda  una  copia  en  la  sección  de  manuscritos  del  Museo 
Nacional  bajo  el  número  J62,  copia  que  está  mandada  hacer  y  autorizada 
por  manuscrito  del  Líe*  Don  Alfredo  Chavero. 

Como  bien  anota  este  laborioso  investigador,  el  fin  principal  de  la  obra 
es  la  referencia  a  Nuestra  Señora  de  Guadalupe*  Así  desde  el  capítulo  sép- 
timo se  nos  describe  primero  la  Villa  y  luego  el  Templo  de  Guadalupe;  en 
el  décimo  y  duodécimo  se  trata  del  ídolo  antiguo  Teotenantzin* 

Los  tres  siguientes  llevan  estos  tres  respectivos  títulos :  "De  la  indubi- 
table y  constantísima  certeza  del  portento",  "La  tradición  que  hay  de  lo  su- 
cedido acerca  del  portento",  "Las  escrituras  que  se  han  hallado  HISTO- 
RIALES de  lo  mismo  que  se  tenía  por  tradición"* 

Su  propio  sentir  recopilado  es:  "La  sustancia  de  la  historia  es  que  la 
imagen  de  Guadalupe  es  una  imagen  de  Nuestra  Señora,  hecha  milagro- 
samente como  se  ve,  y  aparecida  en  la  tilma  de  un  indio  que  se  llamaba 
Juan  Diego,  en  tiempo  del  primer  Arzobispo,  venerable  señor  Juan  de  Zu- 
márraga* .  ♦  Rarísima  será  la  persona  de  por  acá  que  no  lo  sepa  y  muchos 
miles  de  personas  de  partes  remotísimas  no  lo  ignoran"» 

"Ni  esta  sustancia  de  la  historia  se  repite,  porque  se  juzgue  que  al- 
gunos la  ignoran,  que  esas  son  aquellas  pocas  que  en  todas  líneas  son 
inexcusables»  ♦  ♦" 

"Los  fundamentos  principalísimos  que  tenemos  para  creerla  son  dos, 
el  uno  la  tradición,  el  otro  las  escrituras"» 

* 

*  * 

Donde,  empero,  más  fuerza  recibió  de  Sigüenza  la  tradición  Guada- 
lupana  fué  en  un  libro  hasta  hace  poco  inédito  "Piedad  heroica"  de  Don 
Fernando  Cortés.  En  su  capítulo  XI  párrafo  III  aunque  de  una  manera 
incidental,  viene  a  asentar  estas  áureas  palabras:  "Que  le  mandó  la  San- 
tísima Virgen  al  dichosísimo  indio  Juan  Diego  (cuyo  nombre  antes  de 


[  '48  ] 


bautizarse  fué  Quautlatoatzín)  fuese  a  casa  del  Obispo  y  que  allí  se  le  ma- 
nifestó la  imagen,  es  cosa  que  dicen  uniformes  cuantas  relaciones  históri- 
cas hasta  aquí  se  han  impreso,  y  con  especial  una  antiquísima  que  aún 
tengo  manuscrita  y  estimo  en  mucho"» 

Mejor  aún  es  el  tradicional  y  solemne  juramento  sobre  la  autenticidad 
de  la  relación  de  Valeriano  que  en  íntegra  página  fotocopíamos  de  su  orí- 
gínaL  Oculto  estuvo  éste  muchos  años  entre  los  papeles  de  un  enemigo  de 
la  Aparición,  hasta  que  el  Líe»  Don  Genaro  García,  en  su  lecho  de  muer- 
te, nos  dijo  haberla  comprado  y  tenerla  entre  sus  papeles»  Pocos  días  des- 
pués de  su  muerte,  su  muy  distinguida  familia  nos  díó  todas  las  facilidades 
que  desde  luego  aprovechamos  y  siempre  debidamente  agradeceremos. 

Después  de  las  aclaraciones  críticas  que  en  otro  libro  hemos  ya  larga- 
mente hecho  sobre  este  documento,  réstanos  tan  sólo  confirmar  la  fuerza 
que  tenía  un  juramento  en  los  labios  de  tan  virtuoso  sacerdote,  reprodu- 
ciendo sus  propias  palabras  en  análogo  trance:  "Juro  IN  VERBO  SA- 
CERDOTIS  y  por  el  paso  en  que  estoy,  y  cuenta  estrechísima  que  tengo 
que  dar  a  Dios  que  me  condenará  sí  en  esto  miento".  Estas  palabras  que 
leemos  en  el  testamento  de  Don  Carlos  nos  dan  clara  idea  de  que  daba  a 
sus  juramentos  todo  el  alcance  que  debe  de  darles  un  santo  y  sabio  cristia- 
no; por  algo  Icazbalceta  aun  en  los  momentos  más  álgidos  de  su  líbelo 
acata  y  admite  palabras  tan  trascendentales  y  solemnes:  No  acatarlo  se- 
ría hacer  un  juicio  temerario  e  infamante  en  materia  grave* 


[  Í49  ] 


DECIMASEXTA  DECADA  -  1681-1691 

UENOS  obsequiado  para  documentar  esta  década  un  ser- 
monario, bien  raro  por  cierto,  en  torno  a  las  fiestas  que  se 
celebraron  con  motivo  de  la  dedicación  del  templo  de  San 
Bernardo  en  1685* 

Uno  de  tales  sermones  fué  el  predicado  por  el  célebre  Pa- 
dre jesuíta  Antonio  Núñez  de  Miranda,  la  personalidad  ascética  más  au- 
torizada y  saliente  en  toda  la  Nueva  España. 

Aprovechando  una  oportunidad  y  casi  trayendo  las  cosas  por  los  ca- 
bellos, el  célebre  predicador  narró  con  todas  sus  señales  la  Aparición  gua- 
dalupana  de  1 531,  y  esto  con  gran  complacencia,  con  estilo  nítido  y  sere- 
no y  con  toda  la  unción  que  podía  esperarse  de  su  carácter  en  general  y  de 
sus  funciones  sacerdotales  en  aquel  momento. 

No  estará  demás  copiar  aquí  algunos  párrafos  del  sermón  a  que  me 
refiero  ya  que  el  libro  es  relativamente  raro  en  nuestros  días.  "Hodíe  Huíc 
domui,  Salus  a  Deo  facta  est.  Era  divina  providencia  del  Hijo  Flor,  con  su 
floridísima  Madre  de  Guadalupe,  (la  erección  de  este  templo)  para  sacarla 
de  una  doble  obligación,  y  pagar  por  su  majestad,  dos  antiguas  deudas 
eclesiásticas  que  en  años  pasados  había  contraído  la  Señora  su  Madre  con 


[  Í5Í  ] 


dos  mexicanos  Prelados:  La  primera  há  cerca  de  150  años,  el  de  I53J  al 
Ilustrísímo  señor  don  Fray  Juan  de  Zumárraga  a  quien  vino  la  Señora, 
como  en  su  misma  persona  de  Guadalupe  en  su  misma  milagrosa  imagen, 
a  pedirle  le  edifícase  en  aquel  situó  un  templo,  envíándole  por  embajador 
al  dichosísimo  Juan  Diego  con  las  maravillosas  señas  de  las  prodigiosas 
flores,  y  más  prodigiosa  formación  de  su  celeste  Imagen,  como  de  hecho, 
se  la  edificó  el  Santo  Prelado;  tan  pobre  como  de  planta  franciscana  y  co- 
mo sufrían  entonces  las  estrechas  apreturas  de  tan  nuevo  descubrimiento. 

La  segunda  el  año  de  J622  en  que  el  Ilustrísímo  Señor  don  Juan  de  la 
Serna,  con  sus  piadosas  diligencias  y  copiosas  limosnas  edificó  a  lo  mo- 
derno la  preciosa  (iglesia)  que  ahora  gozamos"* 

Ponderemos  ahora  todo  lo  que  significa  la  relación  guadalupana  así 
insertada  en  el  sermón  del  Padre  Núñez  de  Miranda,  Y  partamos  de  la  no- 
ticia cierta  de  que  nació  en  la  Nueva  España,  en  Zacatecas,  el  año  de 
16 12.  A  los  M  años  de  su  edad  o  sea  en  1629,  entraba  en  la  Compañía 
de  Jesús.  Para  el  año  de  í  647,  en  que  salió  el  famoso  libro  del  Bachiller 
Sánchez,  ya  Núñez  de  Miranda,  terminados  brillantemente  sus  estudios, 
había  ocupado  en  su  orden  cargos  de  suma  confianza  en  el  campo  de  las 
letras  y  del  gobierno*  Con  estos  antecedentes  y  con  el  de  su  valor  civil, 
que  siempre  le  acompañó  y  el  de  la  gran  responsabilidad  que  se  echaba 
encima  si  dejase  correr  mentiras  y  patrañas  sobre  asuntos  religiosos  gra- 
vísimos; fácilmente  echaremos  de  ver  cómo  su  sola  no  protesta  en  1647, 
habría  sido  de  gran  peso  en  favor  de  la  Relación  impresa,  de  la  Aparición 
guadalupana* 

Avanza  Núñez  de  Miranda  en  años  y  en  méritos  y  por  ende  en  auto- 
ridad y  prestigio:  los  tuvo  en  alto  grado,  como  indican  sus  solos  cargos, 
que  fueron:  el  de  Profesor  de  Teología,  Prepósito  de  la  Casa  Profesa,  Rec- 
tor de  San  Ildefonso,  Director  de  la  congregación  de  la  Purísima  y  final- 
mente Provincial  de  su  orden  en  todo  el  amplío  Distrito  de  la  Nueva  Es- 
paña. Otro  cargo  para  nuestro  caso,  muy  significativo  fué  el  que  tuvo  por 
treinta  años,  hasta  el  de  su  muerte,  de  Calificador  del  Santo  Oficio  de  la 
Inquisición. 


[  J52  ] 


Todo  esto  lo  ponía  no  sólo  en  la  facilidad,  sino  en  la  gravísima  obli- 
gación de  no  dejar  correr  una  invención  tan  grotesca  y  tan  nociva  como 
hubiera  sido  la  narrada  por  el  Bachiller  Sánchez,  de  no  hallarse  ésta  bien 
respaldada  por  una  sólida  y  antigua  tradición. 

Conociendo  como  íntimamente  conocemos,  el  buen  espíritu  y  fortale- 
za que  anima  a  los  altos  superiores  de  la  Orden,  pocos  argumentos  nos  ha- 
cen tanta  fuerza,  como  la  actitud  del  Padre  Núñez  de  Miranda,  Ante  una 
mentira,  como  la  que  se  quieren  fingir  los  enemigos  de  la  Aparición,  Nú- 
ñez de  Miranda,  como  Calificador  del  Santo  Oficio,  habría  delatado,  en- 
carcelado, procesado  y  condenado  al  impostor.  Por  otro  lado,  como  Supe- 
rior máximo  en  toda  la  Nueva  España  de  su  orden,  y  orden  tan  bien  acre- 
ditada, nunca  hubiera  permitido  ni  el  libro  del  Padre  Florencia,  ni  el  tes- 
timonio jurado  de  Monroy,  ni  las  graves  testificaciones  de  Baltasar  Gon- 
zález, ni  la  erección  de  104  altares  guadalupanos  en  el  inmenso  radío  de  su 
jurisdicción,  que  era  la  octava  parte  del  mundo. 

Muy  lejos  de  esto,  pronuncia  en  público  y  en  la  Cátedra  del  Espíritu 
Santo  la  síntesis  que  acabamos  de  copiar.  Nació  Núñez  de  Miranda  en 
época  cercana  a  la  Aparición,  vivían  aún  siendo  él  de  buena  edad,  perso- 
nas que  fueron  testigos  u  oculares  o  auriculares  del  gran  Milagro,  pudo  y 
debió  preguntar  con  informaciones  muy  serías  sobre  el  asunto  y  así  lo  hi- 
zo seguramente.  Su  testimonio,  por  lo  tanto,  debe  remontarse  directamen- 
te hasta  1627  e  indirectamente  hasta  1531. 

El  sermón  guadalupano  de  Núñez  de  Miranda  por  ser  del  siglo  XVII 
debió  figurar  en  la  bibliografía  de  Andrade.  Pues  bien,  en  virtud  de  la  "ca- 
sualidad" número  25  se  le  escapó  de  la  vista  tan  conspicua  pieza,  Níhíl  est 
occultum.  ♦  ♦ 

* 

*  * 

No  podemos  pasar  por  esta  preciosa  década,  sin  incluir  en  ella  y  pre- 
cisamente al  lado  del  Padre  Núñez  de  Miranda,  a  la  que  fué  su  hija  es- 

[  *53  ] 


pírítual,  a  la  sabía  virgen  mexicana,  perfumada  flor  de  nuestros  poéticos 
vergeles,  Sor  Juana  Inés  de  la  Cruz* 

En  la  imposibilidad  de  reproducir  aquí  los  amorosos  villancicos  gua- 
dalupanos  que  a  tan  docta  pluma  se  atribuyen,  habrémonos  de  contentar 
con  aquellos  preciosos  endecasílabos  de  Sor  Juana  que  dicen  así: 

"Es  compuesta  de  flores  maravilla, 
"Divina  Protectora  americana, 
"Que  a  hacerse  pasa  rosa  mexicana, 
"Apareciendo  rosa  de  Castilla"* 

* 

*  * 

Viajaba  en  la  penúltima  década  del  siglo  XVII  por  la  Nueva  España 
un  caballero  muy  ilustrado,  Doctor  en  Derecho  Civil,  gran  observador  cu- 
ya suerte  le  había  traído  por  diferentes  naciones,  reinos  y  provincias» 

Curioso,  indagador  y  diligente,  presentó  al  mundo  como  fruto  de  sus 
viajes  un  libro  intitulado  "Giro  díl  Mondo"  o  sea  Viaje  alrededor  del  Mun- 
do, Esta  y  otras  obras  suyas  fueron  impresas  varias  veces  en  Italia;  en 
inglés  se  publicaron  el  año  de  1704  y  quince  años  más  tarde  vieron  tam- 
bién la  luz  pública  en  lengua  francesa* 

Difícil  sería  juzgar  sobre  la  autoridad  como  informador  y  sobre  la  ori- 
ginalidad de  Gemelli  Carrerí  si  hubiésemos  de  analizar  todos  sus  libros* 
Tocante  a  México,  no  diríamos  ciertamente  que  fué  del  todo  original,  pe- 
ro sí  un  fiel  trasmísor  de  noticias  bien  adquiridas,  mayormente  cuando  él 
aparece  como  testigo  de  vista.  Fué  amigo  de  Don  Carlos  de  Sígüenza  y 
Góngora  y  de  todo  aquel  grupo  verdaderamente  intelectual  que  giraba  en 
torno  de  la  egregia  biblioteca  del  Colegio  Máximo  de  San  Pedro  y  San 
Pablo* 

Por  todo  el  conjunto  de  las  cualidades  que  resplandecen  en  esta  obra 
"Giro  díl  Mondo"  la  Sociedad  de  Bibliófilos  Mexicanos  acaba  de  dar  a 
la  estampa  por  vez  primera  una  traducción  hecha  por  Don  José  María  de 


[  Í54  ] 


Andai  a  villrare  Nortea  Signora  . di 
Guadalupe  ü  I.uncdi  8.  una  lega  lungi 
<Ulla  Citrd  .  La  Vergine  Santiflínja  fi 
complacquc  appa'rirc  a  un'Infiúno,  chia- 
"Uto  ¡Htm  Diego  nc'princ'ipi,  che  fi  dep-: 
«juirtó  la  nuová  Spagua  >  c  pfpptia jnente 
"ci  ijji.; ¡mponcntfogli , chc  fefi^íc  fa« 
Perc  a¡  Vcfcovb(chc  ailora  craTrray  luán 
¿>u  marri.ca ,  Fratc  Franecfcanó')  ¿t(c  defi- 
derava  1¡  fjbbnc^flfcJnAio  pnofeiaosrí 
Cappclla.ccUúego  dell",  appjritíooe»? 
Vclcovo  ron  prcíió  fede  álJíindiáno.c» 
dcdopo-altrcapparizioni,  ñfcfli  j.'>íhc¿. 

I  ingiornodi  Sabato;  JaMádrcvSaot'jlirBi; 
comSdd  ai  djfcn©  Indiano,^ racíi^liát 
alquantc  rofeda  íopr_aJ¡.n\ohtc^e^piifi 

.-taire  ai  Vcfcovo;pcrcfic<osigli  avtviK 
dafo  fede .  Ando  ¡»a»  Diego  nvi  monie.c. 
vi  raccplfc,  benche  <úíTeo£l.mcfc'diI)&; 
cembre ,  vaghiiEmc  ,  c  ~fte0b¡c tpíti  m 

_chc  giamnwiin  quci  luogolnén'.mwi  ; 


Gemellí  Carrerí  y  sus  páginas  Guadalupanas. 


Agreda  aunque  con  algunas  correcciones  y  con  el  aditamento  del  primer 
capítulo,  que  no  aparece  en  el  original  de  la  referida  versión» 

Por  ser  Gemellí  Carrerí  el  primer  extranjero  que  díó  a  la  estampa 
asuntos  Guadalupanos,  creemos  que  la  reproducción  de  su  texto  original 
es  buen  elemento  para  ilustrar  la  década  que  nos  ocupa ;  sin  que  esto  quie- 
ra decir  que  en  su  testimonio  veamos  nada  extraordinariamente  nuevo  ni 
orígínaL  Fuélo  empero  el  que  el  mundo  entero  recibiese  las  tres  menciona- 
das ediciones  con  aprobación  y  buen  suceso  del  libro,  lo  que  significaba  el 
primer  testimonio  tácito  y  aprobación  mundial  de  la  obra  y  del  autor. 

Concretándonos  a  nuestro  objeto :  de  esta  aprobación  participa  el  rela- 
to Guadalupano,  entre  otras  razones  porque,  en  una  forma  o  en  otra,  era 
ya  suficientemente  conocido  por  toda  la  cristiandad. 

Creemos  que  nuestros  lectores  verán  con  gusto  al  lado  de  las  páginas 
de  la  edición  PRINCEPS  italiana,  el  retrato  de  tan  distinguido  personaje 
y  el  mapa  del  Valle  de  México  por  Gemellí  Carrerí  publicados.  En  este  ma- 
pa se  ve  con  suficiente  claridad  al  Norte  de  la  ciudad  de  México,  señala- 
da la  iglesia  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe  y  el  expectador  puede  bien 
darse  cuenta  de  la  topografía  general  de  las  más  interesantes  comarcas  de 
la  capital  de  la  Nueva  España. 


[  Í55  ] 


DECIMASEPTIMA  DECADA  -  1691-1701 

A  muerte  de  un  conocidísimo  bibliófilo,  acérrimo  enemigo 
de  la  historicidad  de  la  Aparición,  arrojó  al  mercado  pú- 
blico entre  otras  preciosidades  la  ilustre  Crónica  inédita  y 
hológrafa  de  la  Orden  Dominicana,  escrita  desde  medía- 
dos  del  siglo  XVII  por  el  renombrado  P.  Maestro  Fray 
Juan  Bautista  Méndez* 

Documento  tan  precioso  para  la  Historia  de  la  benemérita  Orden  de 
Predicadores  y  en  general  para  la  Historia  Patria,  es  también  un  gran 
monumento  guadalupano.  Y  por  serlo  era  muy  natural  que  lo  tuviesen  en- 
cubierto los  del  funesto  grupo  que  ciertamente  rodeaba  al  ocultador* 
El  P,  Maestro  Fray  Juan  Bautista  Méndez,  debió  nacer  hacía  J620  en 
esta  Nueva  España  e  ingresado  a  mediados  del  siglo  a  la  Orden  de  Santo 
Domingo  en  la  que  ocupó  cargos  importantísimos.  Uno  de  ellos  fué  el  de 
Catedrático  de  Teología  en  la  Real  y  Pontificia  Universidad  de  México; 
puesto  tan  distinguido  suponía  grande  autoridad  y  verdadero  valer  intrín- 
seco del  catedrático.  En  casos  como  este  las  Ordenes  Religiosas,  a  costa  de 
cualquier  sacrificio  suelen  emplear  a  hombres  de  positivo  saber  y  tales  que 
dejen  bien  plantada  la  bandera  de  la  corporación  que  representan. 


[  Í57  ] 


Sabemos  otrosí  del  P*  Maestro  Fray  Juan  Bautista  que  fué  Comisa- 
rio de  la  Real  y  Pontificia  Cofradía  del  Santísimo  Rosario*  Esto  era  lo  me- 
jor de  lo  mejor  con  que,  su  Orden  por  un  lado,  y  los  cofrades,  la  flor  y  na- 
ta de  la  nobleza  mexicana,  podían  honrar  a  un  religioso  residente  en  la 
Ciudad  de  México* 

Para  nuestro  propósito  más  que  las  consideraciones  anteriores,  hace 
al  caso  el  saber  que  el  P*  Maestro  Méndez  en  Capítulo  habido  en  J666, 
fué  oficial  y  solemnemente  nombrado  Cronista  de  su  Provincia  Religiosa 
de  Santiago,  que  es  esta  de  México*  Tal  cargo  y  en  manos  de  un  religioso 
tan  piadoso  y  tan  sabio  dan  a  sus  escritos  una  autoridad  de  tanto  peso  y 
de  tanta  extensión  como  eran  los  de  toda  la  Orden  Dominicana  solidaría 
y  responsable  de  su  docto  y  oficial  Cronista* 

Al  escribir  el  P*  Méndez  sus  preciosos  capítulos  VIII  y  IX,  no  hacía 
más  que  reflejar  el  sano  y  antiquísimo  sentir  de  su  Orden  respecto  al  Mi- 
lagro guadalupano:  de  los  Dominicos  y  del  Convento  de  México  salió  una 
de  las  más  preciosas  y  autorizadas  declaraciones  en  favor  de  la  Aparición, 
cual  fué  la  de  Fray  Pedro  de  Oyanguren,  venerable  anciano  de  dicho 
Convento,  declaración  que  ya  conocen  nuestros  lectores  en  capítulo  ante- 
rior a  éste*  Los  Dominicos  tuvieron  en  este  mismo  Real  Convento,  expues- 
ta a  la  pública  veneración,  una  de  las  más  antiguas  imágenes  Guadalu- 
panas  de  que  habla  el  autorizado  Diario  de  Sedaño,  imagen  que  desgracia- 
damente ha  desaparecido.  Anteriormente  al  P*  Méndez,  ya  su  Orden  había 
levantado  un  precioso  monumento  guadalupano,  cual  es  el  altar  colate- 
ral de  la  Capilla  del  Rosario  en  el  Pueblo  de  Atzcapotzalco,  patria,  nada 
menos,  del  tantas  veces  nombrado  D*  Antonio  Valeriano* 

Argüir  de  este  último  dato  que  los  Padres  Dominicos  influyeran  en  la 
redacción  del  "Nícan  mopohua",  resultaría  muy  poético  y  decorativo,  pe- 
ro no  nos  parece  que  haya  en  tales  suposiciones  ni  verdad  ni  verosimilitud* 
Valeriano,  aunque  nacido  en  Atzcapotzalco,  recibió  toda  su  educación  en 
la  Orden  Franciscana  de  la  que  fué  Terciario  y  por  eso  llama  a  San  Fran- 
cisco, nuestro  Padre  San  Francisco* 

Volviendo  a  la  crónica  del  P.  Méndez,  encontramos  que  aunque  no 


[  Í58  ] 


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 I — 1-1  


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Página  de  la  Crónica  de  Méndez  y  su  firma. 


entraba  en  el  plan  de  su  obra,  quiso  narrar  y  narró  las  Apariciones  de 
J53J  tal  como  corrían  en  la  Nueva  España»  Como  a  pesar  de  sus  variantes 
accidentales  no  arrojan  nueva  noticia  de  importancia,  dejamos  de  copiar- 
las y  más  sabiendo  que  han  de  reproducirse  en  brillante  edición  a  cargo  de 
D»  Federico  Gómez  de  Orozco»  Hémonos  contentado  con  fotograbar  la 
primera  de  las  ocho  páginas  guadalupanas  de  la  Crónica  de  Méndez,  ad 
perpetuam  rei  memoríam»  La  firma  auténtica  del  cronista  que  va  al  calce 
no  pertenece  a  esta  página,  pertenece  a  una  protesta  preliminar  de  la  mis- 
ma obra,  protesta  para  nosotros  importantísima  porque  en  ella  nos  dice  el 
autor  que  tiene  en  cuenta  y  obedece  los  decretos  de  Urbano  VIII,  de  la 
Congregación  de  Ritos  y  de  la  Universal  Inquisición,  firmados  éstos  en 
Julio  de  \  634  por  los  que  prohiben  se  impriman  "libros  que  contengan  mi- 
lagros o  revelaciones  sin  reconocimiento  y  aprobación  del  ordinario"* 

Es  decir,  que  además  de  la  veracidad  natural  se  le  impone  una  sería 
crítica,  gravemente  sancionada  por  legítimas  autoridades»  ¿Con  todos  es- 
tos prenotandos,  iban  él  y  su  Orden  toda  a  referir  tan  raro  portento  sí  no 
fuese  sólidamente  verdadero? 

Hay  algo  más  de  notarse  respecto  a  la  opinión  Dominicana  sobre  la 
Virgen  de  Guadalupe  y  es  que  en  este  punto  estaba  en  gustoso  y  no  inte- 
rrumpido acuerdo  con  los  Padres  de  la  Compañía  de  Jesús»  Rara  cosa  es  y 
sobre  manera  notable  que,  precisamente  en  los  años  de  mayor  controver- 
sia en  materia  de  Escolástica  y  de  Historia,  cuando  allende  y  aquende  los 
mares,  Dominicos  y  Jesuítas  reñían  todas  las  escaramuzas  que  reñirse  pue- 
den dentro  del  dogma,  en  este  punto  estuviesen  aquí  tan  de  acuerdo  y  esto 
en  materia  donde  pudieron  haberse  enzarzado,  por  lo  menos  en  un  laberin- 
to españolísímo  de  distingos  y  contradístíngos  con  otras  energías» 

Colocamos  la  Crónica  de  Méndez  en  esta  década  por  haber  sido  la 
de  su  muerte;  pero  su  fuerza  histórica  coincide  con  los  años  de  su  juven- 
tud muy  anteriores  al  famoso  libro  del  bachiller  Sánchez» 

Terminamos  anotando  que  Andrade  en  su  bibliografía  del  siglo  XVII, 
se  calló  como  un  muerto  acerca  de  la  Crónica  de  Méndez  que  probable- 
mente tuvo  muchas  veces  en  sus  manos» .  ♦  y  huelgan  comentarios. 


[  Í59  ] 


DECIMAOCTAVA  DECADA  -  1701-1711 

A  Orden  Franciscana  puede  bien  llamarse  la  Santa  Madre 
de  la  Civilización  Mexicana*  Desde  sus  comienzos  hasta 
que  la  rapiña  y  la  persecución,  impuestas  por  el  extranje- 
ro, físicamente  la  exterminaron,  los  Franciscanos  por  lar- 
gos tres  siglos,  con  sus  esfuerzos  y  su  sangre,  fueron  por 
doquier  derramando,  como  su  Santo  Padre,  la  fe,  el  consuelo  y  la  caridad 
de  Cristo» 

A  un  Franciscano,  gloría  y  honor  de  su  Orden,  fué  a  quien  Dios  esco- 
gió para  que  recibiese  la  Aparición  y  las  primeras  órdenes  de  la  Virgen  de 
Guadalupe  y  desde  entonces  a  acá  no  hay  templo  franciscano  donde  no  se 
la  venere  con  especial  predilección» 

Hubo  sin  embargo,  un  rápido  período  de  verdadera  borrasca  por  los 
años  de  Í556*  Sucedió  que  el  Provincial  Franciscano  de  México,  Fray 
Francisco  de  Bustamante  "Todo  temblando  y  demudada  la  color"  entre 
otros  muchísimos  solemnísimos  dislates,  dió  en  el  de  atacar  la  devoción  de 
la  Virgen  de  Guadalupe» 

Su  ataque  no  fué  ciertamente,  ni  obra  de  la  cabeza  ni  menos  de  la  crí- 
tica :  fué  tan  sólo  la  explosión  de  un  corazón  herido  y  humillado» 


[  Mi  ] 


Hasta  la  llegada  del  Arzobispo  Montúfar,  en  1554,  los  Franciscanos 
habían  sido  los  muy  dueños  y  señores  de  la  Iglesia  Mexicana.  El  nuevo 
Arzobispo  parte  por  su  carácter,  pero  principalmente  porque  en  realidad 
había  que  atar  corto  a  algunos  Franciscanos,  tomó,  a  los  ojos  de  éstos,  el 
aspecto  de  un  perseguidor;  por  donde  hasta  el  manso  Fray  Gerónimo  de 
Mendíeta  llegó  a  decir  que  había  sido  para  con  ellos  "más  fiero  que  un  ti- 
gre". Pero  más  que  el  mismo  Montúfar,  su  Vicario  General  y  su  brazo  de- 
recho, el  gigantesco  Fray  Bartolomé  de  Ledesma,  hizo  sentir  su  mano  de 
hierro  y  su  inmensa  superioridad  intelectual  sobre  los  hasta  entonces  triun- 
fantes Mínorítas. 

Con  todo  este  disgusto  allá  en  el  fondo ;  y  en  la  superficie  con  cotidia- 
nas quisquillas,  el  Arzobispo  y  todos  los  suyos  eran  mal  vistos  por  muchos 
de  la  Seráfica  Orden:  esto  es  natural  y  humano.  Una  de  las  cosas  que  en 
su  corazón  tenía  Montúfar  desde  su  llegada  fué,  como  era  de  esperarse,  la 
devoción  a  la  Virgen  de  Guadalupe,  y  hubo  la  particularidad  muy  de  no- 
tarse, de  haber  entregado  la  Ermita  a  su  Clero  SECULAR* 

Los  Franciscanos  no  tuvieron,  como  dijo  Torquemada,  ninguna  capi- 
lla en  el  Tepeyac,  que  de  haberla  tenido  constaría  en  algunos  de  sus  múl- 
tiples catálogos  y  relaciones;  pero  sin  tenerla,  sí  es  lo  cierto  que  ya  esta- 
rían acostumbrados  a  mandar,  sin  que  nadie  les  disputase  el  terreno,  en 
toda  esa  ancha  y  prolongada  zona,  desde  México  hasta  Puebla  y  Tlaxca- 
la,  zona  en  la  cual  se  hallaba  el  Tepeyac  y  su  comarca. 

No  es  pues  extraño  que  esta,  para  ellos,  intrusión  del  Clero  Secular 
en  sus  dominios  haya  sabido  muy  mal  a  ciertos  Franciscanos  de  la  época 
y  sobre  todo  al  irascible  Bustamante. 

A  mayor  abundamiento  y  a  su  favor,  tenían  tres  cosas;  una,  que  en 
materia  pecuniaria  por  causa  o  con  pretexto  de  las  Cofradías  de  Guadalu- 
pe, hubo  mucho  qué  hablar  y  tal  vez  con  razón.  Segundo:  A  lo  que  pare- 
ce, hubo  excesos  de  devoción,  milagros  fingidos  y  no  pocos  abusos.  En  tercer 
lugar  había  la  coincidencia  de  ser  el  Tepeyac  la  próxima  montañuela  donde 
en  la  antigüedad  habían  los  indios  venerado  un  cierto  ídolo  por  nombre 
"Teotenanzín",  que  en  nuestro  romance  quiere  decir  madre  de  los  dioses. 


[  "2  ] 


Llamamos  a  esto  coincidencia,  en  lo  humano;  pero,  filosofando  más 
cristianamente  y  en  vista  de  los  hechos,  nada  nos  parece  más  propio  y  na- 
tural que  el  que  la  Virgen  María  se  apareciese  en  esa  misma  montaña  pa- 
ra substituir  lo  falso  con  lo  verdadero  y  la  imaginaria  "madre  de  los  dio- 
ses" con  la  verdadera  Madre  de  Dios  y  que  con  este  título  y  prerrogativa 
le  hubiesen  llamado  el  Obispo  Zumárraga  y  el  pueblo  en  general*  Los  cas- 
tellanos le  llamaron,  traduciendo  directamente  el  nombre  azteca,  la  Madre 
de  Dios;  los  indios  esto  mismo,  pero  en  su  lengua  TEONANTZIN  o  lo 
que  es  muy  parecido  en  significación  y  en  sonido :  Tonantzín  que  quiere  de- 
cir nuestra  Madrecíta;  pero  nunca  a  nadie  se  le  ocurrió  darle  el  nombre 
de  Teotenantzín  que  era  el  nombre  del  ídolo  antiguo» 

Nada  valdría,  lleno  como  está,  de  pasión  y  sin  pruebas  el  frenético  ser- 
món de  Bustamante ;  pero  siendo,  como  él  era  a  la  sazón,  Provincial  de  su 
Orden  y  hombre  de  influencia,  el  hecho  fué  que  atrajo  a  su  sentir  a  un 
grupo  de  sus  frailes  más  o  menos  tímidos  y  sobradamente  respetuosos  a 
su  Superior. 

Sahagún,  Mendieta  y  Torquemada  nunca  dijeron  nada  positivo,  por- 
que no  podían  decirlo,  en  contra  de  la  Aparición  guadalupana.  Pero  lo  for- 
midable en  ellos,  se  dice,  es  precisamente  su  silencio.  La  respuesta  en  el  te- 
rreno de  la  crítica  es  que  el  argumento  del  silencio  es  válido  sólo  cuando 
se  explica  por  el  hecho  de  que  los  autores  silenciosos  ignoraron  o  tuvieron 
por  falsa  la  noticia  por  ellos  callada.  Pues  bien,  este  no  es  el  caso  tratán- 
dose de  los  mencionados  autores  Franciscanos. 

En  primer  lugar  el  de  ellos  no  es  más  que  un  solo  silencio  y  no  tres 
silencios:  forman  una  sola  persona  moral,  son  los  tres  una  dinastía  per- 
fecta, decidida  a  no  perder  la  armonía  entre  sí,  ni  menos  la  armonía  con 
sus  prelados.  No  creemos  ciertamente  que  hayan  participado  de  la  pasión 
de  Bustamante,  pero  sí  tuvieron  el  bastante  miedo  o  prudencia  para 
no  escribir  y  hasta  para  no  ponerse  a  averiguar,  como  bien  pudie- 
ron hacerlo. 

En  cierto  texto  que  se  atribuye  a  Fray  Bernardíno  de  Sahagún  no  hay 
en  rigor  frase  ninguna  que  directa  o  indirectamente  toque  a  la  Aparición  si 


[  J63  ] 


no  es  ésta,  refiriéndose  a  la  Ermita  de  Guadalupe:  "no  se  sabe  el  origen 
de  la  fundación"* 

En  cualquier  otro  autor  lejano  a  los  hechos,  sin  facilidades  para  do- 
cumentarse, esta  respuesta  tendría  su  significado  liso  y  llano,  de  ignoran- 
cía  invencible*  En  Sahagún  sencillamente  es  una  mera  y  pobre  evasiva 
para  evitarse  los  conflictos  con  su  Provincial  y  exaltada  camarilla  que  lo 
rodeaba*  Sahagún  vivió  medio  siglo,  pegado  como  quien  dice,  al  Tepeyac, 
en  el  Convento  de  Santiago  Tlaltelolco;  tuvo  todo  el  tiempo  y  todas  las 
oportunidades  para  indagar  la  verdad  del  hecho;  no  hizo  otra  cosa  en  su 
vida  más  que  sacar  y  sonsacar  a  indígenas  de  todas  las  clases  sociales  la 
verdad  de  las  cosas  que  dejó  por  extenso  narradas  en  sus  múltiples  obras. 
Tenía  por  otra  parte  la  obligación  de  desvanecer  todas  las  nociones  que 
hubiese  sobre  falsos  milagros;  esto  le  incumbía  por  razón  de  su  triple  ca- 
rácter :  de  sacerdote,  de  historiador  y  de  misionero* 

<  Qué  cosa  más  fácil,  sí  de  error  se  tratara,  que  probárselo  a  Montúf ar  y 
dejarlo  claramente  refutado  en  tanto  como  Sahagún  escribió?  Con  ello  hu- 
biera dado  el  triunfo  a  su  Provincial  y  hubiera  quitado  de  raíz  el  supuesto 
escrúpulo  que  a  él  le  asaltaba  de  que  los  indios  corriesen  peligro  de  idola- 
tría, adorando  a  la  antigua  Teotenantzín  bajo  la  figura  de  la  Virgen  María. 

Pues  no  hizo  nada  de  esto,  ni  averiguó  nada,  ni  protestó  sino  que  se 
contentó  con  la  vulgar  y  torpe  salida  de  decirnos  que  "no  se  sabe  el  origen 
de  la  fundación",  acto  fué  éste  a  la  verdad  impropio  del  Padre  Sahagún: 
"Alíquando  bonus  dormítat  Homerus". 

Agravante  formidable  en  contra  del  consciente  y  rebuscado  silencio  de 
Fr.  Bernardíno  fué  el  que  ciertamente  conoció  la  Aparición  y  sus  pri- 
meros cultos.  En  efecto:  a  juicio  de  los  mejores  historiógrafos,  entre  ellos 
Don  Luís  González  Obregón,  quien  nos  lo  acaba  de  asegurar,  los  "Cantares 
Mexicanos"  publicados  por  Peñafíel  y  entre  los  cuales  figura  el  por  nos- 
otros aquí  en  primer  término  publicado;  fueron  coleccionados  no  por  otro 
que  por  Fray  Bernardíno  Sahagún. 

Funda  Don  Luís  G.  Obregón  su  sentir,  primero:  en  la  tradición  que 
hay  en  la  Biblioteca  Nacional  en  sentido  afirmativo.  Esto  significa  que  Ví- 

[  Í64  ] 


gil,  Agreda,  etc.,  tenían  por  de  Sahagún  esa  Colección.  Segundo:  Don  Fran- 
cisco del  Paso  y  Troncoso  estando  en  Europa  mandó  pedir  fotocopia  de 
esos  Cantares  para  publicarlos  entre  las  obras  de  Sahagún  pues  a  él  le 
pertenecían  siquiera  fuese  como  coleccionador.  Tercero:  Don  Joaquín 
García  Icazbalceta  en  su  Bibliografía,  pág.  292,  se  inclina  por  la  afirma- 
tiva. Además  el  tipo  de  letra  es  de  uno  de  los  escribientes  de  Sahagún. 

Este,  pues,  insigne  Frayle  sí  tuvo  conocimiento  de  que  la  Madre  de 
Dios,  fué  pintada  entre  rosas  en  el  Obispado,  pidió  que  se  le  edifícase  un 
templo,  etc.,  etc. 

Ahora  bien,  si  cualquiera  ante  las  frases  tan  típicas,  tan  únicas,  tan 
ciertas,  relativas  a  la  Aparición  contenidas  en  el  Teponazcuícatl  se  da  cuen- 
ta de  que  sólo  a  ella  pueden  referirse,  con  más  razón  lo  haría  el  que  esas 
líneas  transcribió.  No  hay,  pues,  silencio  de  Sahagún  en  el  sentido  crítico 
de  la  palabra. 

Respecto  a  Mendíeta,  aparte  de  la  explicación  ya  dada,  hay  además  la 
de  haber  sido  sus  manuscritos  feudo  y  jardín  cerrado  de  los  antíaparícío- 
nístas;  pues  sí  en  documentos  que  el  día  de  mañana  podíamos  descubrir  y 
cotejar,  como  de  hecho  ha  pasado,  hemos  encontrado  tantas  desapariciones 
y  cambios  y  mutilaciones  ¿qué  no  harían  en  lo  que  estuvo  al  solo  y  ex- 
clusivo alcance  de  ellos? 

En  cuanto  a  Torquemada,  somos  del  sentir  que  la  supresión  de  la 
Aparición  guadalupana  no  es  defecto  del  texto  original  sino  del  texto  im- 
preso. Betancourt  tuvo  delante  los  papeles  autógrafos  de  Torquemada  y 
no  obstante  esto,  sin  prenotando  ninguno  publicó  lisa  y  llanamente  el  mi- 
lagro de  la  Aparición. 

Por  mucho  que  queramos  y  admiremos  a  la  Orden  Franciscana  no  po- 
díamos noblemente  haber  pasado  en  silencio  este  período  de  eclipse  histó- 
rico, entre  otras  cosas,  para  que  por  su  explicación  tan  llana  y  natural  des- 
aparezcan los  temores  de  los  que  sólo  leyeron  a  este  propósito  la  crítica, 
incompleta  y  dañada,  de  los  impugnadores  de  la  Aparición. 

Urgenos  un  docto  amigo  el  argumento  del  "silencio  franciscano"  con 
el  silencio  de  las  Actas  de  ambos  Cabildos.  Eso  es  no  conocer  el  modo  de 


[  *65  ] 


ser  de  las  referidas  instituciones.  En  sus  Actas  figuran,  es  verdad,  otras 
funciones  religiosas;  pero  sólo  aquellas  a  que  de  oficio  habían  de  acudir. 
Mil  interesantes  sucesos  acaecieron  en  la  vida  social  y  religiosa  de  México 
y  no  constan  ni  podían  entonces  constar  en  las  Actas  Capitulares  por  la 
entonces,  más  que  nunca,  poderosa  razón  de  que  no  eran  "de  tabla". 

* 

*  * 

Con  creces  compensó  la  Orden  Seráfica  las  deficiencias  del  malaven- 
turado grupo  de  Bustamante:  el  mismo  Torquemada  construyendo  perso- 
nalmente el  magnífico  camino  real  que  va  desde  la  ciudad  de  México  a  la 
Villa  de  Guadalupe;  Betancourt  historiador  de  primera  fuerza;  Luzuría- 
ga,  Daza  y  otros  varios  escritores  que  tenían  a  la  vista  los  mismos  docu- 
mentos que  tuvo  Sahagún,  más  el  acervo  monumental  de  San  Gregorio  en 
México,  fueron  otros  tantos  paladines  de  la  Aparición  primordial  guada- 
lupana. 

Sobre  todos  estos  sus  hermanos  se  levanta  veneranda  y  magnífica  la 
dulce  figura  de  Fray  Antonio  Margíl  de  Jesús. 

Mezquinamente  se  le  llama  apóstol  de  Zacatecas  o  de  Texas;  fué 
apóstol  de  toda  la  Nueva  España;  abarcó  personalmente  todo  lo  que  va 
desde  Guatemala  y  Nicaragua  hasta  el  corazón  de  Texas  y  por  medio  de 
sus  hijos  en  religión,  y  de  sus  bien  fundados  conventos,  Fray  Margíl  de 
Jesús  llenó  de  fervor  y  de  sólida  cristiandad  las  regiones  todas  y  todas  las 
clases  sociales  de  nuestra  patria. 

Debemos,  a  nuestro  propósito,  reproducir  en  este  Album  el  precioso 
testimonio,  jurado  por  Fray  Margíl  IN  VERBO  SACERDOTIS  que  díó 
ante  tribunal  competente  el  5  de  mayo  de  1723;  pero  hacemos  constar  que 
mejor  prueba  que  su  testimonio  fué  su  santa  vida  y  el  buen  suceso  obteni- 
do en  todas  sus  empresas,  medíante  la  protección  de  la  Virgen  de  Guadalu- 
pe a  quien  él  sistemáticamente  las  consagraba. 

He  aquí  pues  el  citado  auténtico  testimonio; 

"Fray  Antonio  Margíl  de  Jesús  del  Orden  de  los  Frailes  Menores  de 


[  í66  ] 


Fray  Margtl  y  su  portada  guadalupana. 


la  Regular  observancia,  de  Nuestro  Seráfico  P.  S.  Francisco,  Predicador, 
Misionero  y  Notario  Apostólico,  Comisario  del  Santo  Oficio,  Prefecto  de 
la  Inquisición,  Prefecto  de  las  Misiones  de  dicha  Orden  en  todas  las  Indias 
Occidentales,  por  autoridad  apostólica,  fundador  de  todos  los  colegios  apos- 
tólicos de  esta  Nueva  España  y  Ex-guardíán  de  los  de  la  Cruz  de  la  ciu- 
dad de  Querétaro  y  Cristo  crucificado  de  la  Goatemala,  y  actual  del  de 
Nuestra  Sra.  de  Guadalupe  en  la  de  Zacatecas,  ante  mí  el  presente  Nota- 
río  Apostólico  hizo  juramento  IN  VERBO  SACERDOTIS,  puesta  la  ma- 
no en  el  pecho,  que  tiene  conocimiento  de  la  existencia  del  Santuario  de 
Guadalupe  y  estar  colocada  la  Soberana  imagen  que  en  él  se  venera  con 
el  título  de  Ntra»  Sra»  de  Guadalupe  y  ser  la  misma  que  ahora  cuarenta 
años  halló  sin  diferencia  alguna,  más  de  que  siempre  que  ha  mirado  dicha 
imagen  le  ha  parecido  más  reciente  y  hermosa»  Que  cobró  devoción  a  es- 
ta imagen  desde  luego  que  llegó  a  el  puerto  de  la  Veracruz,  ahora  cuarenta 
años,  y  que  vino  derecho  a  México  con  el  deseo  general  de  ver  esta  mila- 
grosa imagen,  y  le  quedó  desde  entonces  tan  afecto  al  oír  los  muchos  pro- 
digios que  por  su  medio  obraba  Dios  N.  S*  en  todo  género  de  personas, 
que  procuró  extender  su  devoción  y  culto  por  todas  las  partes  que  pudo, 
que  son  muchas  por  la  continua  correría  de  sus  misiones,  habiendo  pere- 
grinado este  Nuevo  Mundo  de  la  Nueva  España  por  el  lado  del  Reino  de 
Goatemala  y  500  leguas  más  arriba  donde  en  la  ciudad  de  Granada  fundó 
un  hospicio  con  el  título  de  Ntra»  Sra«  de  Guadalupe  y  por  el  otro  lado  de 
México  ha  penetrado  el  nuevo  Reino  de  León,  donde  erigió  otro  Hospi- 
cio con  la  misma  advocación  y  entre  las  Misiones  de  la  Provincia  de  los 
Texas  a  la  principal  y  cabecera  de  ellas  ilustró  con  este  nombre,  y  en  la 
ciudad  de  Zacatecas  díó  el  mismo  título  a  el  nuevo  colegio,  que  fundó  de 
Propaganda  Fíde  extramuros  de  ella,  de  que  se  halla  actualmente  Guar- 
dián, lo  cual  ha  ejecutado,  no  sólo  por  la  devoción  que  a  dicha  milagrosa 
imagen  tiene,  sino  por  ver  la  con  que  todo  este  Nuevo  Mundo  así  se  lo  pe- 
día, parecíéndole  que  teniendo  esta  imagen  en  sus  Reinos,  Provincias  y 
casas,  aseguraba  el  logro  de  todas  sus  buenas  fortunas» 

Dijo  sobre  las  cuatro  Apariciones  de  la  Purísima  Virgen  María  al  ín- 


[  í¿7  ] 


dio  Juan  Diego  que  las  oyó  siempre  uniformemente,  a  todo  género  de  per- 
sonas, mayormente  doctas,  tanto  eclesiásticos  como  seculares» 

A  la  pregunta  si  sabe  y  ha  visto  que  este  culto  se  ha  extendido  de  tal 
suerte  que  no  hay  casa  de  noble  y  plebeyo,  español  e  indio  y  otras  muchas 
castas  en  que  no  se  hallen  una  o  muchas  imágenes  de  Nra.  Sra.  de  Gua- 
dalupe de  México  en  lo  dilatado  de  estos  Reinos  y  con  particular  o  pecu- 
liar veneración  de  tal  suerte,  que  sí  alguna  casa  se  hallara  sin  tenerla  juz- 
gara el  dueño  por  impío  y  sospechoso,  respondió  Fr»  Margíl  de  Jesús  ser 
esto  cierto,  y  que  le  consta  de  vista,  por  lo  mucho  que  ha  corrido  en  el 
largo  espacio  de  dichos  cuarenta  años  las  dilatadas  Provincias  de  esta  Nue- 
va España»  Añade  que,  por  haberlo  visto  y  oído,  de  público  y  notorio  le 
consta  ser  cierto  que  esta  veneración  y  afecto  se  ha  extendido  de  suerte 
por  el  mundo  que  de  los  Reinos  de  Castilla,  del  Perú  y  Filipinas  envían  a 
pedir  y  con  efecto  llevan  en  gran  número  de  copias  de  esta  sagrada  ima- 
gen de  Nra»  Sra»  de  Guadalupe  en  lienzos,  láminas,  tablas,  conchas,  y 
otras  bordadas  de  seda  y  perlas  y  pedrerías,  sobre  rasos  y  telas,  e  innu- 
merables relicarios  de  los  cuales  son  muchos  los  que  con  suma  devoción 
los  traen  continuamente  pendientes  del  cuello» 

Añadió  que  en  todos  los  dichos  cuarenta  años  que  ha  corrido  este 
Nuevo  Mundo,  siempre  ha  tenido  por  cierto,  fíxo  e  indubitable  que  la  mi- 
sericordia del  Altísimo  envió  del  cíelo  esta  imagen  de  su  Sma»  Madre, 
para  que  en  ella,  como  en  sacramento  de  su  omnipotencia  defienda  este 
Nuevo  Mundo,  y  lo  conserve  en  crédito  y  aumento  de  la  exaltación  de  la 
Santa  Fe  Católica» 

México  en  5  días  del  mes  de  Mayo  de  1723  años» — Sígnense  las  fir- 
mas» Fr.  Marxil  de  Jesús» — Dr.  Luís  de  la  Peña,  ante  mí  Bachiller  D»  Ro- 
que Morales  y  Toledo,  Notario  Apostólico"» 


[  Í68  ] 


DECIMANOVENA  DECADA  -  1711-1721 

ONCENTREMOS  en  esta  década  XIX  el  sentir  y  esfuer- 
zos de  la  Compañía  de  Jesús,  tocantes  a  la  causa  guada- 
lupana* 

Una  orden  religiosa  con  el  peso  de  su  autoridad  colectiva 
es  un  buen  testimonio  para  cualquier  aserto* 
La  Compañía  de  Jesús  en  México  desde  sus  comienzos  hasta  nues- 
tros días  no  solamente  se  ha  adherido  al  común  sentir  sobre  la  piadosa 
tradición,  sino  que  se  puede  decir  que  es  benemérita  de  la  causa  y  esto  en 
tres  maneras:  ofrendando  a  la  Virgen  un  culto  tierno,  universal  y  cons- 
tante; robusteciendo  por  medio  de  sus  historiadores  y  literatos  la  tradición 
y  reflejando  la  protección  de  la  Virgen  en  los  trabajos  y  empresas  de  la 
misma  Compañía» 

Desde  la  Casa  Madre  de  la  Provincia  Mexicana,  el  regio  Colegio  de 
Tepozotlán,  recibían  los  jesuítas,  junto  con  su  primera  formación  religio- 
sa un  sello  imborrable  de  amor  y  confianza  en  la  Virgen  mexicana  y  al 
píe  de  un  altar  que  es  una  verdadera  ascua  de  oro,  despedíanse  durante 
tres  siglos  las  falanjes  de  misioneros  que  de  ahí  como  de  un  vivo  centro, 
partían  para  la  evangelízacíón  de  su  s  heroicas  misiones  del  Norte  y  pa- 


[  í¿9  ] 


ra  las  remotísimas  de  Filipinas,  Nicaragua  o  las  islas  de  Barlovento* 

Y  hemos  de  hacer  notar  que  bajo  ese  manto  de  azul  y  estrellas  y  pre- 
cisamente por  la  devoción  a  la  Virgen  de  Guadalupe,  se  verificaban  en  la 
Provincia  Mexicana  de  la  Compañía  de  Jesús  esa  reunión  y  concordia 
entre  nacionales  y  extranjeros  que  con  muy  contadas  excepciones  resplan- 
deció en  esta  orden  religiosa» 

No  sólo,  sino  que  los  hechos  y  documentos  dan  de  sí  que  los  más  gua- 
dalupanos  de  entre  los  jesuítas  de  la  Provincia  Mexicana  fueron  algunos 
Padres  extranjeros» 

El  Padre  Francisco  de  Florencia  el  más  activo  propagador  de  la  cau- 
sa a  mediados  del  siglo  XVII  fué  nacido  en  lo  que  entonces  llamaban  "La 
Florida"  región  que  corresponde  a  toda  la  costa  oriental  de  los  Estados 
Unidos»  Viene  pues  a  ser  norteamericano. 

El  Padre  Juan  Antonio  Oviedo,  Colombiano,  y  en  tiempos  posterio- 
res, como  luego  veremos,  un  venezolano,  tres  italianos  y  un  francés  han 
de  ponerse  en  primera  fila  por  sus  trabajos  apostólicos  en  general  y  en  es- 
pecial por  su  benemérita  labor  guadalupana. 

La  historiografía,  como  lo  hemos  visto  gráficamente,  tiene  que  ir  a 
reforzar  sus  investigaciones  a  los  dos  colegios  jesuíticos  que  moralmente 
eran  uno,  el  de  San  Gregorio  y  el  de  San  Pedro  y  San  Pablo. 

En  ese  precioso  archivo,  Sígüenza  y  Góngora  que  recibió  su  primera 
formación  y  exhaló  su  último  aliento  en  la  Compañía  de  Jesús,  dejó  ricos 
tesoros  como  fueron  la  relación  de  Valeriano,  los  Cantares  Mexicanos  del 
indio  Plácido,  los  anales  y  códices  indígenas,  etc.  Aquellos  archivos  de  los 
jesuítas  tuvieron  alma  y  vida;  queremos  decir,  que  ahí  trabajaron  para  la 
Virgen  de  Guadalupe  hombres  tan  insignes  como  el  lingüista  Tovar  en  el 
mismo  siglo  XVI;  Lorenzo  Suárez,  Gaspar  González  y  Florencia  en  el 
XVII;  Abad,  Clavijero,  Alegre  y  Vanegas  en  el  XVIII  y  aun  algunos  re- 
lieves han  quedado  para  los  que  hemos  heredado  en  este  Centenario  tan 
grato  y  tan  santo  deber. 

De  entre  nuestros  misioneros  del  Norte,  señálanse  como  especialmen- 
te guadalupanos  los  tres  esforzados  apóstoles :  Zappa,  Salvatierra  y  Kíno. 


[  Í70  ] 


Mucho  se  ha  ocupado  la  historia  de  cada  uno  de  ellos  y  aun  le  queda  mucho 
por  decir.  Baste  para  nosotros  el  recordar  cuál  era  el  móvil  y  norte  de  sus 
apostólicos  afanes* 

Del  hológrafo  del  Padre  Juan  Antonio  Oviedo  narrando  la  vida  del 
P.  Salvatierra  copiamos  las  siguientes  líneas:  "El  hermano  Zappa,  se  sin- 
tió especialmente  movido  a  esta  Provincia  de  Nueva  España  desde  que  el 
Padre  Francisco  de  Florencia,  pasando  por  Genova  para  Roma  con  el  car- 
go de  Procurador  de  esta  Provincia  (de  México),  le  díó  una  estampa  de 
Nuestra  Señora  de  Guadalupe  y  le  refirió  la  historia  de  su  Milagrosa  Apa- 
rición en  la  manta  o  ayate  de  un  indio. 

Y  comunicándolo  todo  a  su  compañero,  el  Hermano  Salvatierra,  co- 
menzó éste  a  tener  también  especial  devoción  a  la  Señora  de  Guadalupe 
y  ambos  la  aclamaban:  Nuestra  Señora  del  Imposible:  porque  cualquier 

cosa  que  pareciere  imposible,  la  esperaban  conseguir  por  su  medio  e  ínter- 

* '  tt 
cesión  ♦ 

Tal  fué  el  principio  de  la  vocación  a  las  misiones  de  México,  de  estos 
dos  santos  misioneros*  Ya  estando  ambos  en  la  capital  de  México  cifraban 
su  mayor  contento  en  visitar  el  Santuario  del  Tepeyac  y  luego  por  su  lar- 
ga carrera  en  nuestro  Norte  y  Poniente,  fueron  sembrando  de  venerandas 
imágenes  guadalupanas  su  glorioso  camino  de  conquista  espiritual. 

Otro  tanto  puede  decirse  del  Padre  Eusebío  Francisco  Kíno,  natural 
de  Trento,  el  ilustre  procer  de  Sonora  y  Arízona  a  quien  en  estos  momen- 
tos — 1930 —  el  gobierno  de  ese  Estado  Norteamericano  levanta  una  esta- 
tua en  testimonio  de  inmensa  gratitud*  El  mismo  gobierno  de  Obregón  tu- 
vo que  reconocer  los  méritos  de  Kíno  publicando  su  importantísimo  Diario, 

Entre  los  recuerdos  guadalupanos  del  P,  Kíno,  queda  la  preciosa  ima- 
gen que  él  probablemente  colocó  en  su  misión  predilecta  de  San  Xavier  del 
Bac,  Queda  también  trazada  de  su  propia  mano  la  Vírgencíta  que  apare- 
ce en  un  ángulo  de  su  famosa  "Delincación  y  dibujo  de  las  constelaciones 
y  partes  del  cíelo  por  donde  discurrió  el  grandioso  cometa". 

Cuando  uno  ve  que  ante  estos  beneméritos  de  la  Patria  y  de  la  Igle- 
sia, ante  los  fundadores  y  sostenedores  de  la  alta  enseñanza  en  México  por 


[  171  ] 


tres  siglos,  se  enfrentan  dos  particulares  a  llamarles  infantilmente  crédulos 
o  embaucadores,  es  precisamente  cuando  uno  se  siente  en  la  obligación  de 
aclararles  a  estos  últimos  sus  cuentas  de  honorabilidad  y  fidelidad  histó- 
rica. I  Et  ínventí  sunt  minus  abentes! 


* 

*  * 


Como  el  historiador  está  obligado  a  decir  toda  la  verdad  y  sí  habla  del 
sol,  a  hablar  de  sus  manchas,  hacemos  también  constar  alguna  excepción. 

En  los  tiempos  que  corren,  mutilando  o  interpolando  textos,  trastocan- 
do lugares  y  fechas  otro  jesuíta  extranjero  presentó  con  todos  los  humos  de 
gran  novedad,  antiquísimas  objeciones.  El  mismo  reconoció  sus  ligerezas 
en  carta  particular  de  retractación. 


[  J72  ] 


VIGESIMA  DECADA  -  1721-1731 

UVIERON  lugar  en  esta  década,  que  corre  entre  los  años  de 
1721  y  1731  los  pasos  fundamentales  y  decisivos  sobre  la 
erección  en  Colegiata  del  hasta  entonces  Santuario  de 
Santa  María  de  Guadalupe* 

Sería  fuera  de  nuestro  propósito  e  intrusión  en  míes  ajena 
el  relato  de  tan  importante  suceso;  así  que,  después  de  reconocer  nueva- 
mente la  buena  voluntad  del  fundador,  Capitán  Don  Andrés  Plascencía, 
dejamos  a  las  mejores  plumas  que  de  ello  se  están  ocupando,  el  referir  por 
extenso  las  complicadas  tramitaciones  para  obtener  tal  privilegio,  las  fun- 
ciones religiosas  con  que  se  recibió  en  toda  la  Nueva  España,  las  más  o 
menos  acertadas  elecciones  que  en  el  transcurso  del  tiempo  se  han  hecho 
de  sus  capitulares.  A  dichos  escritores  también  les  toca  el  narrar  la  mu- 
nificencia con  que  éstos  mostraron  su  agradecimiento  y  devoción  a  la  Vir- 
gen, el  espíritu  apostólico  que  hayan  desplegado  en  el  pulpito  y  la  asidua 
asistencia  al  confesionario,  la  diligencia  y  empeño  con  que  hayan  ocupádo- 
se  de  la  defensa  de  Nuestra  Madre  Santísima,  o  de  las  investigaciones  y 
jurídicas  informaciones  sobre  los  tantos  favores,  algunos  de  ellos  tal  vez 


[  173  ] 


milagrosos,  en  ese  Santuario  ocurridos  y  que  tanto  hubieran  ayudado  al 
culto  y  a.  la,  confirmación  de  la  Aparición*  Todo  esto  redundará  en  la  glo- 
ria que  le  corresponde  a  dicho  Venerable  Cabildo. 

* 

*  * 

La  Colegiata  es  prueba  de  la  Aparición,  como  lo  es  la  prosperidad 
continua  y  sostenida,  de  todos  los  asuntos  y  negocios  donde  hay  fondo  de 
verdad:  Sí  la  Aparición  hubiera  sido  falsa  u  objetivamente  dudosa,  el  ja- 
cal de  ramas  que  hizo  Fray  Juan  de  Zumárraga  no  hubiera  pasado  a  er- 
mita ni  la  ermita  hubiera  pasado  a  iglesia  con  su  Cofradía  de  400  miem- 
bros; la  iglesia  nunca  hubiera  pasado  a  ser  santuario,  ni  de  santuario  a 
Colegiata,  ni  menos  aún  de  Colegiata  a  Basílica,  como  lo  es  en  la  actua- 
lidad* 

Todo  este  movimiento  ascendente  y  progresivo,  no  sucede  ni  se  alcan- 
za por  solas  voces  de  algunos  devotos  ni  menos,  como  se  quiere,  por  "un 
entusiasmo  pueril  que  se  produjo  de  repente  por  un  solo  libro  escrito  a 
mediados  del  siglo  XVII"  libro  maravilloso  que  tenía  el  inusitado  poder 
de  engañar  total  y  simultáneamente  a  toda  la  Iglesia,  díscente  y  docente, 
Mexicana,  al  Gobierno  Real  y  al  Gobierno  Virreinal  y  a  la  misma  Sede 
Apostólica» 

La  Colegiata  y  sus  repeticiones  en  todo  el  país  son  la  manera  plástica 
en  México,  en  México  más  que  en  todas  partes,  de  manifestar  la  voluntad 
firme  y  constante  con  que  se  sostienen  las  creencias  cuando  éstas  están 
bien  cimentadas» 

*  * 

Aparte  de  todos  estos  puntos  de  vista  la  Colegiata,  con  todo  su  es- 
plendor y  privilegios,  para  nosotros  significa  algo  más:  es  el  comprobante 


[  J74  ] 


de  la  Corona  de  España  y  su  sello  Real  de  certidumbre  sobre  la  Aparición, 
verdadero  origen  del  Santuario* 

Los  virreyes,  aún  el  mismo  Don  Martín  Enríquez,  de  Oficio  inaugu- 
raban el  período  de  su  mando  postrándose  ante  el  altar  guadalupano  del 
Tepeyac.  Muchos  dieron  especíales  muestras  de  devoción. 

El  duque  de  Alburquerque  en  1709  fué  uno  de  ellos,  cual  se  ve  en  la 
ilustración  a  colores  que  reproducimos  de  la  que  para  este  Album  nos  pro- 
porciona nuestro  querido  literato  Artemío  de  Valle  Arízpe,  obtenida  del 
original  existente  en  Madrid  en  el  palacio  de  la  Excma.  Señora  Condesa 
de  Corzana,  rebízníeta  del  aludido  munífico  virrey» 

Representa  la  Real  procesión  habida  con  motivo  de  la  traslación  de  la 
sagrada  Imagen  a  su  actual  Colegiata. 

* 

Ya  hemos  visto  antes  cuál  fué  la  devoción  de  la  Reina  Ana  de  Aus- 
tria a  nuestra  Virgen.  Mas  no  por  esto  se  crea  que  una  devoción  femenina 
fué  todo  el  peso  del  argumento;  que  el  severísímo  Consejo  de  Indias 
fué  quien  hubo  de  examinar  y  declarar  como  FIRMES  fundamentos 
a  mediados  del  siglo  XVII  los  que  se  tenían  para  creer  en  la  Aparición. 

Conocidas  las  Informaciones  y  por  ellas  lo  macizo  de  la  tradición,  en 
España  comenzó  a  tomar  auge  la  devoción  guadalupana  en  tal  forma  y 
proporciones  cual  puede  deducirse  de  la  regía  Congregación  fundada  en 
Madrid  en  tiempo  de  Felipe  V;  Congregación  a  la  que  con  mucha  honra 
continuaron  inscribiéndose  los  monarcas  sus  sucesores,  así  como  las  Rea- 
les Familias  en  masa  y  la  flor  y  nata  de  la  nobleza,  todo  el  tiempo  que 
ésta  mantuvo  sus  ideas  a  la  altura  de  su  tradicional  decoro  e  hidalguía. 

La  página  de  inscripción  de  S.  M.  el  Rey  Don  Felipe  V,  dos  siglos 
más  tarde  vino  a  poder  del  General  Don  Porfirio  Díaz,  quien  la  guarda- 
ba entre  sus  más  aprecíables  tesoros  y  como  tal  la  conservan  sus  des- 
cendientes. 


[  J75  2 


El  actual  monarca  español  Don  Alfonso  XIII  que,  tanto  en  piedad 
cristiana  como  en  otras  cualidades,  ha  superado  a  todos  sus  antecesores 
desde  San  Fernando  a  la  fecha,  no  podía  olvidar  estos  ejemplos  tan  conso- 
ladores; por  eso  cuando  en  1927  impuso  áurea  corona  a  la  devotísima  ima- 
gen de  Guadalupe  que  se  venera  en  Extremadura,  tanto  S»  M.  como  el  in- 
signe artífice  que  labró  la  corona,  quisieron  perpetuar  ahí  mismo  el  recuer- 
do de  la  Virgen  del  Tepeyac,  Es  un  precioso  esmalte  que  la  representa  y 
va  en  el  centro  de  la  corona,  acompañado  de  doce  preciosísimos  rubíes  que 
la  Casa  Real  y  la  Grandeza  de  España  obsequiaron  con  la  deliberada  no- 
ble intención  de  que  representasen  la  sangre  de  los  mártires  mexicanos. 


[  Í76  ] 


EL  PRiNCÍPE  >DE  LjOS  íN 


na  mexicana JLos £abuw5lft^ 

DEI  i  REINO—  EL  PAPABE 

de  primer  orden. ^Los  ilustres 

M 


misma  á^fnta^m^en pet  \w  ma 
tena,  su  fbrmajy  su  inspiración. 

¡n  Ctf /  r  ere.  r{7esj>Á>/va.  r 

h  »s  U  nca  s  /Maoonale  s„  £ .05  jjad  res 


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tia,atr¿Ws  de  la  Tercera  cení  una 
guaüalupanajmiooan  concorcles  la 
or^maO^parfctew  c/efó 7/(f?ífre  e/e 

"Dios  a,  mfi<F 


r 


VIGESIMAPRIMERA  DECADA  -  1731-1741 


A  década  del  segundo  Centenario  abrióse  con  aquel  público  y 
Universal  regocijo  que  era  de  esperarse  en  tal  ocasión.  En 
las  descripciones  contemporáneas  aparece  ya  como  centro 
de  la  vida  de  Nueva  España  la  insigne  y  Real  Colegiata; 
háblasenos  de  las  solemnes  vísperas  "que  ocuparon  toda 
la  tarde  y  el  primer  umbral  de  la  noche"»  "Engarzáronse  unos  con  otros 
los  repiques,  el  rumor  de  los  tiros,  la  sucesión  de  las  invenciones  de  fuego, 
empabezamíento  fogoso  del  cerro,  toros  de  la  plaza  y  demás  que  sabe  in- 
geniar el  aplauso  y  sirvió  de  preludio  a  la  solemnidad  de  los  Maitines  que 
duraron  gran  parte  de  la  noche". 

Al  siguiente  día  12  de  Diciembre,  presidida  por  el  virrey  Marqués  de 
Casa  Fuerte  y  por  el  Arzobispo  Vízarrón  y  Eguiarreta,  tuvieron  lugar 
fiestas,  procesiones,  corridas  de  toros,  cabalgatas  y  en  fin,  todo  lo  que  da- 
ba de  sí  en  sus  momentos  de  suprema  exaltación  la  rica  y  próspera,  la  no- 
ble y  feliz  Nueva  España  del  primer  tercio  del  siglo  XVIII* 


[  '77  1 


* 

*  * 


Pocos  años  después,  en  1736,  veíase  de  rodillas  ante  la  sagrada  ima- 
gen, como  un  perfecto  enamorado  de  su  hermosura,  el  buenísimo  Don 
Lorenzo  Botturiní  Benaducci,  Caballero  del  Sacro  Romano  Imperio  y  Se- 
ñor de  la  Torre  y  de  Hono* 

No  traemos  a  colación  en  esta  década  la  persona  de  Botturiní  por  los 
títulos  y  características  que  acabamos  de  indicar,  sino  por  haber  sido  y  se- 
guir siendo  una  figura  de  prímerísímo  orden  en  el  campo  de  la  historia. 
Ni  guadalupanos  ni  aun  católicos,  sino  elementos  de  los  últimos  gobiernos 
mexicanos,  son  quienes  acaban  de  publicar  sus  obras,  exaltar  su  memo- 
ría  y  fijar  una  placa  honorífica  en  la  casa  que  Botturiní  ocupó  en  la  ciu- 
dad de  México* 

Le  faltó  tiempo  y  calma  para  redactar  sus  síntesis  históricas,  pero  co- 
mo investigador  de  material  primitivo,  Botturiní  es  con  creces  el  número 
uno,  cual  puede  verse  por  los  catálogos  publicados  y  por  los  inventarios 
que  existen  en  el  Archivo  de  Indias,  no  ya  de  las  piezas  separadas  sino  de 
las  docenas  de  rollos  de  mapas,  muchos  de  ellos  preciosísimos  que  con  gran 
trabajo  personal  y  muchos  viajes,  logró  atesorar  como  material  básico  de 
la  gran  historia  que  preparaba* 

Dijimos  en  otra  parte  y  lo  repetímos  que  el  gobierno  de  Nueva  Espa- 
ña y  su  Virrey,  Conde  de  Fuenclara,  hicieron  muy  bien  en  no  permitir 
que  pasasen  al  extranjero  tantas  piezas  documentales  de  primer  orden, 
pero  de  aquí  no  se  sigue  el  derecho  de  retener  como  retienen,  una  gran  par- 
te de  ella  en  los  archivos  de  España  y  Francia» 

Cuando  los  gobiernos  de  México  presenten  garantías  de  saber  apre- 
ciar y  guardar  tantas  joyas  de  su  historia  como  pasaron  malamente  al  ex- 
tranjero; los  gobiernos  decentes  de  España,  Francia,  Inglaterra  y  Estados 
Unidos  ciertamente  devolverán  a  México  sus  tesoros  documentales  y  esto 
a  título  de  ESTRICTA  JUSTICIA,  porque  nunca  se  puede  aceptar  ni 
comprar  lo  que  no  se  pudo  regalar  ni  vender* 

Botturiní,  ya  lo  hemos  dicho,  sí  estaba  entusiasmado  por  la  causa 


[  Í78  ] 


Botturíni,  sus  dibujos  y  fragmento  de  su  relación. 


guadalupana,  pero  su  entusiasmo  no  le  cegó,  era  crítico,  consciente  de  su 
responsabilidad  y  de  su  nombre.  Así  se  echa  de  ver  en  una  lista  que  po- 
seemos de  documentos  que  otros  hubieran  tomado  como  guadalupanos  pe- 
ro que  él  rechaza ;  y  en  muchas  ocasiones,  confiesa  sus  fracasos  en  la  bús- 
queda de  determinados  documentos. 

Era  pues  un  hombre  cuerdo,  sobrio,  lleno  de  autoridad  entre  los  mis- 
mos enemigos  de  la  Iglesia  este  nuevo  testigo  de  la  Aparición  guadalu- 
pana. 

Nos  es  grato  reproducir  por  vez  primera  su  relación  latina  del  porten- 
to, la  mejor  que  conocemos  en  esta  lengua. 

Nada  de  nuevo  nos  diría  su  traducción  al  castellano,  mientras  que  su 
original  en  latín  sí  puede  contribuir  a  la  mejor  difusión  y  perpetuidad  del 
suceso  en  los  países  que  no  hablan  nuestra  lengua. 

Junto  con  su  última  página  fotograbamos  la  imagen  dibujada  a  plu- 
ma por  el  propio  Botturíní,  dibujo  que  descubrimos  en  Sevilla,  y  el  primer 
diseño  de  la  rica  corona  que  él  preparaba  para  la  glorificación  de  la  Vir- 
gen Mexicana. 

CARTA  DE  DON  LORENZO  BOTTURINI 
AL  P.  DOMINGO  TORRANI,  S.  J. 

Reverendíssíme  Pater. 
Ave  míllies  María. 

Tot,  et  tantís  Sereníssímas  Angelorum  Reginas  tum  ab  íncunabulís, 
tum  crescenti  áltate  obstríngor  benefícíís,  ut  cum  ex  Italia  Occiduas  has 
Indias,  (noscant  Superí  quo  fato)  pervenerím,  no  vis  ipsíusmet  Vírgínís  ín- 
vítatus  amoríbus,  abíurata  aurí  argentíque  cupídítate,  grandem  alíam  Mar- 
garitam  cocterís  ómnibus  gemmis,  metallísque  pretíosiorem,  víx  una  ab 
urbe  México  dístantem  leuca,  ac  ín  Templo,  ut  aiunt,  Guadalupe  reposí- 
tam  augurato  reperí,  quam  quidem  cum  meí  íurís  faceré  obsequentí  indu- 
stria excogítarem,  eo  locí  domícilíum  fígere,  et  Excelsas  Deí  Genítrícís  hi- 


[  Í79  ] 


storiam  ab  ípsís  Indorum  authographís  Manuscríptis,  alíísque  Characteríbus 
píctís  depromptam  conscríbere  mente  revolví,  eamque  pro  commodo  Líte- 
raríí  Orbís,  latino  ut  ut  possem,  ídíomate  donare» 


ESTO  MAGNORUM  PRODIGIORUM  COMPENDIARIA 

NARRATIO 


Víx  decímus  ab  expugnata  urbe  México  excíderat  annus,  et  Indi,  pes- 
sumdatís  Idolís,  Deo  Optumo  Maxumo  eísque  ímmaculatae  Matri  pro 
renata  obsequebantur,  cum  Indus  quídam  neophytus,  nomine  Johannes  Dí- 
dacus,  quí  per  occíduam  collís  Tepeyacac  crepídínem,  orto  íam  solé,  per- 
transíbat  díe  Sabbato,  nona  Decembrís  an.  J53J«,  ut  sacrum  accederet  ín 
Loco,  quem  illí  Tlatílulcum  vocant,  cantum  avium  delectabílí  modulamine 
audívít,  cuíus  suavítate  pellectus  dum  sísteret  pedem,  írím  de  Codo  lap- 
sam,  quas  Vírgínem  forma  speciosissímam  sustentabat,  aspexít.  Spectacu- 
lís  hís  numquanvísís  admíratus  Johannes  aspectu  Reginas  procubuít. 
Tum  illa  síc  fari  coepít:  Johannes,  filióle  mi,  quorsum  tendís?  Ad  audíen- 
dum  Sacrum,  respondít  Neophytus,  Tune  Virgo :  Scías  oportet  me  veram 
esse  Deí  Genítrícem  measque  voluntati  placeré,  ut  míhi  Templum  hoc  locí 
xdífícetur,  ubi  tibí,  tuísque  propítíans  opítulabor.  Age,  vade  ad  Epíscopum 
Mexícanum,  quodque  vídístí,  et  accepístí  fídelíter  nuntia.  Credíta  sibi  pro- 
pemodum  Legatione,  Epíscopum  adívít,  quem,  ut  narratis  crederet,  preci- 
bus  flectere  míníme  potuít,  hinc  eadem  díe  Tepeyacac  reversus,  quae  co- 
ram  Epíscopo  sibi  evenerant,  Deíparae  constrístato  animo  retulít,  at  illa  ite- 
rum  Neophyto  mandavit,  [ut]  Epíscopum  peteret,  eumque  ad  construen- 
dum  sibi  Templum  ínstanter  postularet,  quíbus  a  Didaco  dilígenter  pera- 
ctís  sequentí  díe  Dominico,  decima  eiusdem  mensis  ab  epíscopo,  quí  rem  cun- 
ctando  maturabat,  aegre  accepít,  se  tempus  et  operam  íncassum  tereré,  nisi 
sígnum  a  Vírgíne,  quo  mandata  credere  posset,  impetraret,  quod  cum  Deí- 
paras,  re  infecta,  effusis  lacrimís  ípso  díe  renuntíasset,  signum  legatio- 
nís  credentíale  humilíter  ab  ea  efflagitavit,  quod  quidem  se  ipsi,  adveníentí 


[  180  i 


díe  daturam  adpromísít;  verum  enimvero  cum  Lethífero  morbo  labora- 
ret  Johannes  Bernardínus  díctí  Neophytí  avunculus,  totam  subsequentem 
díem  ínf erendís  asgro  suppetíís  consumpsít,  desperata  ímmo  eíusdem  corpo- 
ral! salute,  dum  pro  advocando  confessarío  ad  Paroechíalem  Ecclesíam,  de- 
clínata  Vírgínís  opportunítate  ínversaque  vía  f estínaret,  díe  duodécima  eíu- 
sdem mensís,  obvíam  ípsí  occurrít  Deípara  has  afferens  ccelestí  e  pectore 
voces»  Fílí  mí,  dílecte  parvule,  ut  quid  te  Avunculí  morbus  excrucíat?  Ut 
quid  mandata  mea  coram  Epíscopo  adímplere  neglexístí?  Ego  quídem  Jo- 
hannem  Bernardínum  servabo  íncolumen,  Tu  collís  huíus  ascende  fastí- 
gíum,  carpe  quos  ínvenerís  flores,  et  in  Pallíum  conííce,  et  epíscopo  deferes, 
ut  sínt  íllí  absolutíssímum  meas  voluntatís  índícíum»  Rebus  íta  se  habentí- 
bus,  subítaque  altera  eíusdem  Vírgínís  Apparítíone,  prístinas  salutí  domí 
restítuto  Johanne  Bernardíno,  Mexícum  properato  venít  Neophytus,  et  cum 
Antístítí  flores,  quos  extraneo  ín  solo,  et  indignante  hyeme  collegerat,  laxa- 
to  pallíolí  nodo  sensím  expandere  conabatur,  íísdem  térra  cadentíbus,  Pal- 
lío  dívínítus  ímpressa  apparuít  Angélica  Vírgínís  Imago,  quas  Epíscopum 
asque  ac  Neophytum,  relíquosque  adstantes  sacra  admíratíone  replevít,  sí- 
mul  ac  urbem,  México,  totamque  Amerícam  ad  nostra  usque  témpora,  satis, 
superque  beavít.  Cuí  prímum  Archíepíscopí  Mexícaní  tria  decora  sacella, 
nunc  autem  augustum  templum  auro,  argentoque,  alíísque  pretíosís  lapíllís 
ornatíssímum,  dícavere* 


DESCRIBITUR  VIRGINIS  EFFIGIES 


Dívínítus  ímpressa  humílí  rudíque  Johannís  Dídací  pallíolo  Augustas 
Vírgínís  Guadalupensís  patet  Imago,  certíssímum  Indorum  Occídentalíum 
Patrímonium,  quas  rectís  stans  pedíbus  manus  tornátiles  ín  dulcíssímum  ne- 
xum  amoris  conjungít,  vultumque  tritíceí  colorís,  demíssosque  oculos,  Indos 
ímítata,  tanto  modestias,  ac  humílítatís  specímíne  flectít,  ut  amantíum  corda 
illíco  vulneret,  perduellíum  vero,  et  longe  fugíentíum  nígro  crine  devíncíat. 
Talarí  túnica  cum  manícís,  exteríorí  parte  gossypío,  ínteríorí  vero  cunnícu- 
lorum  pílís  contexta,  Regio  Indígenarum  more,  vestítur  asque  ac  ornatun 


[  'SI  ] 


Stellato  desuper  pallío,  Indis  Evangelíí  Lumen  prasnuntíak  Solé  amícta  eíu- 
sque  radíís  coronata,  Lunam  gestat  sub  pedíbus,  quasí  symbolum  excelsí 
domíníí,  quod  per  omnía  sublunaría  nancíscítur,  utque  nobís  ímmaculatam 
divino  testimonio  se  pradbeat,  Draconem  ínfernalem,  quem  pede  antíquí- 
tus  contríverat,  data  opera  a  Guadalupensí  elímínavít  Icone  etíam  ne  Indos 
nupera  adoptíone  cooptatos  veneno  pestífero  ínquínaret  eíusque  loco  Che- 
rubím  novo  protínus  spectaculo  substítuit,  quí  nudo  capite  Angelícam  susten- 
tat  effígíem,  ac  Tunícam,  Pallíumque  Regale  ambabus  expandít  maníbus, 
fortasse  ea  íntentíone  ut  líberiorí  pede  Regina  progredíatur,  totamque, 
sparso  solís,  ac  syderum  lumíne,  Amerícam  íllustret* 

MIRACULA,  QUJE  IPSI  ICONI  ADH/ERENT 

Occurrit  prímum  in  ípsa  Pallíí  materia  míraculum;  non  ením  mollí 
lino,  non  cannabo,  non  bombycínis,  sed  rudis  plante  quam  METL,  síve 
MAGUEY  vulgus  appellat,  filis  texitur,  quae  nec  rite  ín  modum  telx  ap- 
tarí  possunt,  quín  retícularem  compagínem  prasseferant,  et  propria  asperí- 
tate  colorum  mollítudinem  respuant»  Accedít  et  aliud  haud  levíoris  ponde- 
rís,  nam  pallium  ex  latere  Sanctíssímas  Imagínís,  blandam  sapít  suaví- 
tatem  ex  altera  vero  parte,  propríam  rudem  tenacíter  retinet  naturam, 
exclamante  Phílosopho:  Idem  in  quantum  ídem,  semper  est  natum  faceré 
ídem;  quín  etíam  norunt  medíci  regíonís  huíus  perítíssímí,  Vírginis  pal- 
líumt  tam  fragílís  ac  corruptíbílís  materíeí  ob  nimíam  solí  humídítatem, 
qualítatemque  nítrosam,  qua  duríora  ferrí,  ac  chalybis  corroduntur  corpo- 
ra,  duobus  íam  lapsís  saeculís,  non  nisí  míraculo,  tuto  servarí  potuísse* 

Verum  et  alia,  atque  alia  ín  ípsa  Iconís  forma  adsunt  quoque  conside- 
randa  Portenta.  Non  ením  oleo,  non  fundamentalibus  coloríbus  ípsa  pallíí 
basís  paratur,  sed  cuílíbet  ínspícíentí  vídetur  íníectos  fuísse  conatu  Angélico 
colores,  ípsa  resistente  materia,  nec  ars  píctoría  íntellígere  potuít,  quomodo 
ex  confusís  íllís  coloribus,  quí  dum  prope  vísuntur,  nulla  pícturx  prassefe- 
runt  delíneamenta,  cum  vero,  módica  ínteríecta  dístantía,  íterum  aspícíun- 
tur,  formosíssíma  Vírginis  emergat  Imago,  quas  partíum  proportionem 


[  182  ] 


cum  suavítate  colorís  tam  bellc  marítet*  Quín  etíam  plurímí  ex  eísdem 
Píctoríbus  íurato  deposuere,  ex  latere  Imagínís  nullos  apparere  ín  pallío 
colores  vírídes,  quí  tamen  ex  altero  latere,  sí  prope  pallíum  ínspíciatur,  dí- 
stínguntur.  Uno  verbo:  quod  non  est,  vídetur  esse,  est  autem  quod  non  ví- 
detur.  Opus  síquídem  solís  excelsí  dígítís  píctum,  atque  paratum,  Indis  ín 
argumentum  nuperas  fídeí,  et  amorís  tradítum,  díuturna  provídentía  serva- 
tum ;  quod  nulla  potuít  conficere  aut  delere  vetustas* 

Huíuscemodí  portentís  addídít,  Híspanorum  «que  ac  Indorum  precíbus 
Thaumaturga  Guadalupensís  Virgo  et  ín  díes  singulos  addít  tot  nova  insi- 
gnia míracula,  qux  sí  scrípto  tangere  tantum  vellem,  epístola  ín  volumen 
excresceretj  et  Reverendíssímae  Paternítatí  Vestras  fugíentí  hac  occasione 
faceré  satis  míníme  possem, 

Angelopolí  18a.  Julíí  1738,  et  íuxta  Kalendas  Indorum,  díe  duarum 
Mortíum,  mense  Tecuílhuítzíntlí,  id  est  mense  Equítíbus  ac  Nobílíbus 
Festo,  anno  duodecím  Cunnículorum* 

Reverendíssimse  Paternítatís  Vestrae. 

Obstríctíssímus,  Addíctíssímus  Servus : 

Laurentíus  Eques  Botturíní  Benaduccí,  Domínus  Castrí  Honí. 


I  Í83  | 


VIGESIMASEGUNDA  DECADA  -  1741-1751 

UNQUE  de  hecho  era  ya  la  Guadalupana  la  principal  Pa- 
trona  de  Nueva  España,  no  tuvo  este  título  oficial  sino 
hasta  el  año  de  1746*  Diez  años  antes,  la  terrible  peste 
llamada  MATLATZAHUATL  se  extendió  rápidamente 
por  toda  la  Ciudad  de  México,  hiriendo  esta  vez  no  sólo  a 
los  indios,  sino  también  a  los  españoles*  Por  millares  caían  los  enfermos 
diariamente,  y  por  centenares  morían. 

Aterrorizado  el  vecindario  por  los  crecientes  estragos  de  la  peste  vol- 
vió los  ojos,  como  era  natural,  a  la  Virgen  Santísima  de  Guadalupe,  nom- 
brándola su  Patrona.  Dícese  que  reunido  el  Cabildo  de  la  Ciudad  de  Mé- 
xico el  día  U  de  febrero  de  1737,  se  preguntaban  los  Regidores  llenos  de 
desaliento  y  tristeza:  <Cómo  es  que  la  Santísima  Virgen  invocada  en  su 
Imagen  había  acudido  a  los  ruegos  de  sus  devotos,  y  ahora  no  se  apiada- 
ba de  la  ciudad  tan  terriblemente  contagiada?  A  esto  contestó  uno  de 
ellos:  "Señores,  no  hay  más  remedio  que  el  que  se  propuso  el  mes  pasado, 
jurar  por  Patrona  principal  de  la  ciudad  a  la  Santísima  Virgen  en  su  pro- 
digiosa Imagen",  La  respuesta  superó  a  la  demanda,  pues  se  acordó  por 


[  185  ] 


la  respetable  corporación  jurar  a  la  Santísima  Virgen  de  Guadalupe  por 
Patrona,  no  sólo  de  la  Ciudad  de  México,  sino  de  toda  la  Nueva  España, 
señalando  como  diputados  para  conseguirlo  de  los  demás  ayuntamientos,  a 
los  Regidores  perpetuos  D.  Felipe  Cayetano  de  Medina  y  Sarabia  y  a  Don 
José  Francisco  de  Cuevas  yAguírre.  Acordóse  igualmente  que  se  excitase 
al  Cabildo  Metropolitano,  deseoso  ya  anteriormente  de  dar  este  paso  tan 
consolador,  y  aunque  hubo  algunas  dificultades  de  mero  trámite  canónico, 
nunca  apareció  la  de  la  supuesta  duda  acerca  de  la  Aparición,  como  torpe- 
mente y  sin  documentarse  afirma  el  malévolo  autor  de  cierto  escrito. 

Hechas  las  votaciones  por  ACLAMACION,  tuvieron  que  reiterarse 
por  exigir  el  Derecho  Canónico  para  estos  casos  votaciones  precisamente 
secretas.  Unánimes  los  Miembros  de  ambos  cabildos,  y  obviadas  al- 
gunas dificultades  o  escrúpulos  por  parte  del  Señor  Arzobispo,  fijóse  el  27 
de  abril  para  que  los  comisionados  de  ambos  cabildos  prestaran  el  jura- 
mento en  la  Capilla  del  Palacio  de  los  Virreyes,  porque  a  la  sazón  el  Señor 
Arzobispo  Vízarrón  y  Eguíarreta  desempeñaba  el  cargo  de  Virrey  por  la 
muerte  del  Marqués  de  Casa  Fuerte. 

Llegado  el  día,  ocurrieron  al  Real  Palacio  los  comisionados  del  Ca- 
bildo Eclesiástico,  acompañados  de  su  Secretario,  y  los  del  Secular,  bajo 
mazas,  con  el  Teniente  del  Alguacil  Mayor  y  el  Escribano  del  Cabildo: 
tomaron  asiento  en  sillas  puestas  abajo  de  la  tarima  del  altar,  al  lado  de- 
recho los  primeros  y  al  lado  izquierdo  los  segundos;  el  Arzobispo  revesti- 
do de  medio  pontifical,  con  amito,  estola  y  capa  pluvial,  se  sentó  en  medio 
delante  del  altar,  esto  después  de  haber  hecho  todos  una  breve  oración  de 
rodillas.  El  Secretario  de  Cámara  y  Gobierno  hizo  una  relación  de  los  au- 
tos hasta  el  último,  en  cuya  virtud  se  hallaban  allí,  y  entonces  puestos  en 
píe  y  la  mano  sobre  el  pecho  los  Dignatarios  Eclesiásticos,  y  de  rodillas 
los  del  Ayuntamiento,  con  la  mano  entre  las  del  Arzobispo,  los  cuatro  si- 
multáneamente y  en  ejercicio  de  los  poderes  para  ellos  conferidos,  juraron 
Patrona  principal  de  México  a  la  Virgen  Santa  María  de  Guadalupe; 
guardar  y  hacer  que  se  guarde  perpetuamente  por  festivo  y  de  precepto  en 
esta  ciudad  y  sus  contornos,  el  12  de  Diciembre  de  cada  año  en  que  se  ce- 


[  Í86  ] 


lebraba  ya  su  Aparición;  obligáronse  también  expresamente  a  solemnizar 
dicho  día,  y  a  hacer  su  fiesta  con  todo  el  aparato  posible  en  la  Iglesia  de 
su  Santuario,  y  a  ocurrir  a  la  Congregación  de  Ritos  para  que  confirmara 
la  festividad  y  Patronato,  concediéndole  Oficio  propio  y  octava ;  compren- 
dió por  último  el  juramento,  la  obligación  en  que  quedaban  de  procurar 
que  el  Patronato  se  extendiese  a  toda  la  Nueva  España,  y  a  solicitar  del 
Superior  Gobierno  que  consignase  por  de  tabla  esta  fiesta.  Admitido  el 
juramento  en  esta  forma,  volvió  el  Arzobispo  al  altar  a  dar  gracias,  re- 
zando el  Tedeum,  Con  anticipación  se  había  prevenido  a  todos  los  templos 
que  soltaran  sus  campanas  luego  que  oyeran  tañer  las  de  la  Catedral,  y 
así  se  ejecutó;  a  una  señal  convenida  comenzó  en  la  iglesia  matriz  un  re- 
pique a  vuelo  y  se  generalizó  en  toda  la  ciudad. 

A  este  acto  que  llamaríamos  substancial  de  la  jura  del  Patronato,  si- 
guióse la  solemne  promulgación  entre  fiestas  y  solemnidades  nunca  igua- 
ladas, con  verdadero  derroche  de  arte,  de  entusiasmo  y  de  alegría. 

No  cabe  en  las  proporciones  y  carácter  de  esta  obra  el  detenerse  a 
describir  tales  fiestas ;  pero  no  podemos  dejar  de  referir  lo  que  vino  a  ser  co- 
mo su  digno  coronamiento;  la  noticia  que  a  tambor  batiente  y  por  voz  de 
pregonero  mandó  publicar  el  Alcalde,  a  saber:  que  la  peste  había  desaparecí- 
do.  Así  fué  en  efecto,  sí  hemos  de  dar  crédito  al  uniforme  sentir  de  graves  au- 
tores a  quienes  nadie  contradijo  entonces,  a  quienes  tampoco  han  logrado 
contradecir  (bien  lo  quisieran)  los  mancomunados  autores  antíaparícíonis- 
tas  que,  aunque  ellos  lo  nieguen,  dan  bien  claros  indicios  de  ser,  lisa  y 
llanamente,  antíguadalupanos. 

El  Patronato  empero,  según  hemos  visto,  por  los  acuerdos  acumula- 
dos de  ambos  cabildos  no  había  de  ser  únicamente  sobre  la  Ciudad  de  Mé- 
xico, sino  sobre  todo  lo  que  entonces  se  llamaba  Nueva  España.  Para  lo 
cual  los  comisarios  residentes  en  la  Ciudad  de  México,  se  dirigieron  a  los 
cabildos  y  autoridades  de  las  principales  villas  y  ciudades  de  la  Nueva  Es- 
paña, habiendo  obtenido  como  era  de  esperarse,  respuesta  afirmativa  y  en- 
tusiasta de  todas  ellas. 

Reunidos  los  pareceres  y  solventadas  ciertas  dificultades  de  orden  par- 


[  J87  ] 


tícular,  tuvieron  verificativo  la  jura  y  la  promulgación  del  Patronato  Nacio- 
nal de  la  Virgen  Santísima  de  Guadalupe:  los  Comisarios  juraron  por  sí 
y  en  nombre  de  los  Cabildos  Eclesiásticos  y  Seculares  de  estos  dilatadísi- 
mos Reinos,  cuyos  poderes  presentaron,  por  Patrona  general  de  ellos  a  la 
Santísima  Virgen  Nuestra  Señora  en  su  portentosa  imagen  que  se  venera 
en  su  Santuario  de  Guadalupe,  de  tenerla  y  venerarla  por  su  Universal 
Patrona,  y  de  guardar  por  festivo  el  12  de  Diciembre  de  cada  año. 

En  este  día  12  de  Diciembre  de  1747  puede  decirse  que  se  verificó  la 
UNIDAD  NACIONAL  DE  MEXICO. 


[  188  ] 


VIGESIMATERCERA  DECADA  -  1751-1761 


LARO  es  que  la  devoción  a  la  Virgen  de  Guadalupe  fué  co- 
nocida y  umversalmente  aprobada  por  los  Sumos  Pontí- 
fices: 


Clemente  IX,  ya  en  1667  expresamente  concedió  un  jubi- 
leo plenísimo  para  el  12  de  Diciembre*  Clemente  X  en 


1671  aprobó  la  Congregación  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe  concedien- 
do varías  indulgencias.  Inocencio  XI,  cuatro  años  más  tarde  confirmó  las 
indulgencias  concedidas  por  su  antecesor*  Benedicto  XIII  erigió  con  Bula 
en  1725  la  insigne  Colegiata.  Clemente  XII  le  añadió  nuevos  privilegios 
el  año  mismo  de  su  2o.  centenario.  Benedicto  XIV  en  1748  agregó  la  Co- 
legiata a  la  Iglesia  Lateranense.  Dos  años  más  tarde  díó  confirmación 
Pontificia  a  la  Real  Congregación  Guadalupana  de  Madrid,  y  finalmente 
en  la  década  que  nos  ocupa  el  año  de  1754  confirma  el  Patronato  Nacio- 
nal, aprueba  Oficio  y  Misa  en  honor  de  Santa  María  de  Guadalupe  de 
México  y  ante  la  copia  de  ella  que  le  fué  presentada  exclamó  devotamen- 
te el  famoso 


Non  fecit  talíter  omni  natíoní 


No  hizo  tal  prodigio  con  ninguna  nación  del  mundo1 


[  W  ] 


Estamos  muy  lejos  de  querer  deducir  de  todas  estas  actitudes  de  la 
Santa  Sede  el  peso  de  declaración  DOGMATICA*  Sabia  y  paternalmen- 
te, en  esos  casos  vinculados  con  la  historia,  la  Santa  Sede  da  por  cuerda- 
mente averiguados  a  juicio  de  los  respectivos  prelados  estos  hechos  pia- 
dosos* 

Razonable*  pero  hipotéticamente*  los  bendice  y  los  fomenta,  a  reserva 
de  que,  si  algún  día  la  evidencia  documental  o  la  crítica  vienen  a  demos- 
trar la  falta  de  historicidad  del  hecho,  se  retira  éste  de  entre  las  tradicio- 
nes aceptables* 

Tal  aconteció  al  suprimirse  del  Breviario  Romano  algunas  Lecciones 
hagíográfícas  o  al  retirarse  de  algunas  iglesias  reliquias  de  cuya  autenti- 
cidad vino  a  dudarse  prudentemente* 

Lo  que  sí  deducimos  de  la  conducta  de  estos  varios  Pontífices  es  que 
la  narración  de  las  Apariciones  guadalupanas  no  les  pareció  improbable  y 
sí  por  el  contrario,  devota  y  aceptable  de  suyo* 

Respecto  al  Oficio  concedido  para  la  fiesta  de  la  Virgen  de  Guadalupe 
por  Benedicto  XIV,  miradas  las  frases  en  sí  mismas,  no  fueron  un  triunfo 
positivo  de  la  causa  guadalupana,  puesto  que  solamente  se  consignaba 
vagamente  que  SE  DECIA  haber  aparecido  la  Virgen  "dícítur". 

Este  UT  DICITUR  lo  que  en  realidad  significa  es  sólo  que  por  enton- 
ces ni  la  Santa  Sede  ni  la  misma  Congregación  de  Ritos  tenían  la  comple- 
ta información  que  después  tuvieron. 

Así  tuvo  que  pasar,  pues  el  procurador  de  la  causa,  el  buen  Padre 
Francisco  López  de  la  Compañía  de  Jesús,  partió  de  México  completa- 
mente desarmado  para  el  efecto*  No  se  le  dieron  papeles  de  ninguna  clase: 
el  ejemplar  de  las  egregias  Informaciones  de  1666,  por  una  incuria  incali- 
ficable, se  había  perdido  del  Archivo  de  la  Colegiata.  Años  más  tarde,  como 
se  dice  en  el  Prólogo  de  las  Informaciones  impresas,  se  lo  vino  a  encontrar 
tirado  debajo  de  unas  bancas  un  empleado  de  la  Colegiata.  Tampoco  se  lle- 
vaba el  Padre  López  las  Informaciones  de  1723. 

Aquí  lo  raro  del  caso  y  que  resulta  una  prueba  indirecta  de  la  Apari- 
ción es  que  el  Sumo  Pontífice  con  sólo  una  narración  no  canónicamente  le- 


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vantada  y  con  sólo  una  copia  de  la  Imagen  haya  pronunciado  esas  her- 
mosas y  tradicionales  palabras*  Mas  no  ha  de  dárseles  mayor  alcance  que 
el  que  el  Sumo  Pontífice  quiso  darles  entonces  en  el  Breviario  o  sea  el  de 
una  hipótesis  recomendable* 

* 

*  * 

Para  los  católicos  no  sería  de  por  sí  un  comprobante  definitivo  de  la 
Aparición  cuanto  sobre  esta  década  llevamos  escrito. 

Hase  de  tomar,  empero,  como  un  argumento  adjetivo,  como  un  pre- 
ámbulo para  mejor  aquilatar  el  sentir  de  la  Congregación  de  Ritos  cuando, 
como  adelante  veremos,  pronunció  su  frase  terminante  y  clara»  Y  decimos 
que  es  preámbulo  el  sentir  de  la  Curia  Romana  en  tiempo  de  Benedicto 
XIV  porque  nos  hace  ver  la  sabía  lentitud,  la  cautela  y  el  rigor  con  que 
en  semejantes  casos  procede  tan  respetable  tribunal* 

Todo  este  conjunto  de  consideraciones  da  a  las  Informaciones  de  1666 
un  enorme  peso  histórico:  cuando  no  se  presentaron,  la  causa,  en  el  terre- 
no propiamente  histórico,  se  perdió:  Cuando  se  presentaron,  como  más 
adelante  veremos,  la  causa,  en  el  terreno  precisamente  histórico  se  ganó. 

Y  que  no  se  presentaron  esas  Informaciones  antes  de  1895  es  cosa 
cierta  y  averiguada:  Sin  fiarme  de  otros  testimonios  yo  personalmente  en 
Enero  de  1924  fui  al  archivo  secretísimo  de  la  Congregación  de  Ritos  y  de- 
lante de  abonados  testigos  revisé  los  catálogos  y  uno  por  uno  todos  los  to- 
mos en  que  pudieran  hallarse  y  no  hallé  de  esas  Informaciones  ni  el  me- 
nor rastro* 


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portada  de  la  obra  original  de  León  y  Gama. 


VIGESIMACUARTA  DECADA  -  1761-1771 

EMOS  dicho  ya  que  de  propósito,  aunque  guardándoles  sus 
debidos  respetos,  excluimos  como  testigos  en  este  Album 
a  los  autores  exclusivamente  guadalupanos ;  traemos  em- 
pero a  los  historiadores  o  escritores  de  profesión,  autori- 
zados por  su  saber  e  ilustración  general  entre  nuestros 
literatos  nacionales  de  todas  clases  y  de  todas  creencias  religiosas» 

Por  tales  motivos  podemos  presentar  por  vez  primera  en  esta  década 
un  grupo  de  eminencias  muy  bien  recibido  y  muy  autorizado  tanto  en  Mé- 
xico como  en  las  naciones  extranjeras  civilizadas*  Fórmanlo  Don  Anto- 
nio de  León  y  Gama,  Don  José  Mariano  Veytía  y  el  Cardenal  Lorenzana» 
Los  tres  eran  polígrafos  de  muy  vasta  erudición,  muy  al  corriente  del 
movimiento  científico  europeo,  poseedores  de  grandes  bibliotecas  y  colabo- 
radores de  varías  acreditadas  empresas  intelectuales* 

Ponerse  a  sostener  la  Aparición  guadalupana  y  más  desde  que  ésta 
fué  tan  torpemente  atacada  por  Juan  Bautista  Muñoz,  habría  sido  para 
ellos  un  sonado  descrédito  sí  no  se  sintiesen  bien  respaldados  por  tan  sana 
y  robusta  tradición»  Todo  ese  mérito  pues,  tienen  las  tres  páginas  que  aquí 


[  J93  ] 


fotograbamos :  la  primera  es  la  portada  autógrafa  de  la  obra  guadalupana 
escrita  por  Don  Antonio  León  y  Gama,  arqueólogo,  astrónomo  e  historia- 
dor de  gran  competencia*  Conservamos  todo  el  original  de  esta  obra  aún 
inédito  y  lleno  de  colorido,  vida  y  buen  sentido* 

Don  José  Mariano  Veytía  verdadera  gloria  de  su  patria  la  An- 
gelópolís,  entre  otras  obras  históricas  muy  apreciadas  por  los  hombres  de 
letras  de  todos  los  partidos,  publicó  sus  "Baluartes  de  México"  uno  de  los 
cuales  es  el  Santuario  de  Guadalupe* 

Un  borrador  original  de  tan  simpática  obra,  con  apostillas  autógrafas 
de  Veytia  se  conserva  en  la  Universidad  de  Texas  y  ahora  nos  honramos 
dando  a  la  estampa  por  vez  primera  una  de  sus  páginas  muy  en  conso- 
nancia con  el  particular  propósito  de  este  libro*  Dice  así:  "La  imagen  más 
acreedora  a  los  afectos  de  los  mexicanos  y  de  todo  el  Reino  es  la  de  Gua- 
dalupe, cuya  peregrina  aparición  es  tan  sabida  que  no  era  necesario  repe- 
tirla en  este  país  porque,  a  más  de  las  muchas  y  doctas  plumas  que  en  tan 
noble  asunto  se  han  esmerado  y  llenado  volúmenes  enteros,  apenas  se  ha- 
llará persona  noble  o  plebeya  que  no  sepa  perfectamente  y  refiera  con  pun- 
tualidad este  prodigio"* 

* 

*  * 

El  Cardenal  Don  Francisco  Antonio  de  Lorenzana,  Arzobispo  de  Mé- 
xico y  años  más  tarde  Primado  de  las  Españas,  es  considerado  por  tirios  y 
troyanos  como  historiador  serio  y  en  mayor  concepto  aún  se  le  tendrá 
cuando  logren  ver  la  luz  pública  tantos  manuscritos  históricos  por  él  com- 
pilados y  anotados,  existentes  en  la  biblioteca  Provincial  de  Toledo. 

Su  "Oración"  o  discurso  en  honor  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe  es 
una  buena  pieza  de  crítica  y  documentación*  Reproducimos  su  portada  y 
la  página  VII;  no  sólo  para  que  resplandezca  entre  las  autoridades  histó- 
ricas que  vamos  citando,  sino  para  que  conste  la  ligereza  o  notable  descui- 
do del  impugnador  en  jefe,  cuando  con  tanto  aplomo  nos  dice  en  su  número 


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Página  de  Veytía  con  apostillas  autógrafas. 


48  que  el  Cardenal  Loreiuana  no  aceptaba  como  bueno  el  testamento  de 
Juana  Martina» 

¿No  pudo  ver  ese  señor  impugnador  lo  que  Loreruana  decía  des- 
de las  líneas  J3  a  la  17  de  la  página  que  ofrecemos  a  nuestros  lectores  ? 
<  Entre  él  y  tantos  bibliógrafos  sus  amigos,  nunca  tuvieron  noticia  de  este 
opúsculo  tan  vulgar  e  impreso  con  letras  tan  claras? 


[  Í95  ] 


VIGESIMAQUINTA  DECADA  -  1771-1781 


ODOS  nuestros  hombres  de  letras  deponen  sus  preocupacio- 
nes políticas  o  religiosas  cuando  se  trata  de  los  600  ho- 
norables mexicanos,  arrancados  a  las  misiones  y  a  las  le- 
tras patrias  en  1767  por  las  crimínales  huestes  del  Conde 
de  Aranda  y  del  imbécil  monarca  Carlos  IIL 


Aparte  de  los  méritos  que  llevaban  los  Jesuítas  expulsados,  en  todos 
los  campos  del  saber,  llevaron  entonces  la  simpatía  de  nuestro  pueblo  y 
una  aureola  muy  semejante  a  la  del  martirio» 

El  testigo  de  vista,  Padre  Antonio  López  de  Priego,  después  de  narrar- 
nos la  intimación  del  decreto  promulgado  por  el  Marqués  de  Croíx, 
continúa:  "Salieron  de  México  los  Jesuítas  el  28  de  Junio  de  1767  en  las 
carrozas  que  el  amor  y  piedad  de  sus  conciudadanos  les  ofrecieron,  y,  es- 
coltados de  soldados,  tomaron  rumbo  para  Veracruz. 

Hicieron  alto  al  pasar  por  el  célebre  Santuario  de  Guadalupe  y  para 
despedirse  de  la  Reina  de  los  Angeles;  entraron  en  el  templo  con  facultad 
que  les  dió  el  Señor  Visitador,  y  postrados,  dejando  en  aquellas  sacratísí- 


[  197  ] 


mas  aras  depositado  el  corazón,  tomaron  segunda  vez  las  carrozas  para 
seguir  su  destino  y  obediencia". 

Precioso  cuadro  y  altamente  conmovedor,  ya  se  tome  como  el  final  de 
una  historia  de  heroicas  actividades  o  como  el  comienzo  de  un  destierro 
aún  más  heroico»  Los  47  años  que  estuvo  vigente  el  decreto  antí-jesuítíco, 
con  corazón  de  fuertes  y  de  nobles  supieron  los  desterrados  serenarse,  co- 
brar especíales  alientos  hasta  que  uno  por  uno  fueron,  con  muy  pocas  ex- 
cepciones, falleciendo  en  país  extraño  y  lejos  de  todos  los  suyos. 

El  amor  a  la  Virgen  de  Guadalupe  parece  habérseles  aumentado  en 
el  extranjero  a  los  Jesuítas  desterrados*  Muy  recorridas  tenemos  las  co- 
marcas que  ellos  anduvieron:  Castel  San  Píetro,  Castel  Bolognese,  la  mis- 
ma Bolonia  y  Roma,  fueron  sus  principales  lugares  de  refugio*  Pues  en 
todos  ellos,  en  imágenes  grandes,  medianas  y  pequeñas,  al  óleo  y  a  la  acua- 
rela quedaron  plantadas  y  muy  bien  recibidas  por  el  pueblo  italiano,  in- 
contables Guadalupanas* 

* 

Entre  esos  desterrados  culminaban  tres  talentos  de  primer  orden:  El 
célebre  veracruzano  Padre  Francisco  Javier  Alegre,  helenista,  poeta  Vír- 
gílíano,  laborioso  y  elegante  historiógrafo,  teólogo  también,  fecundo  y 
claro. 

En  la  misma  barca,  con  él  iba  ya  cerca  de  las  costas  italianas  su  pai- 
sano el  Padre  Francisco  Javier  Clavijero  cuyo  sólo  nombre  se  abre  paso 
triunfal  donde  quiera  que  florezcan  los  estudios  históricos  y  arqueológicos 
mexicanos. 

La  barquita  en  que  navegaban  era  tan  pequeña  que  fué  menester  que 
los  que  en  ella  viajaban  se  fuesen  alternando  y  sirviendo  de  lastre  para 
que  la  embarcación  no  se  volteara :  les  sorprendió  una  tempestad  con  vien- 
tos tan  fuertes  que,  no  pudíendo  resistir,  ladeóse  de  tal  manera  la  barquilla 
que  los  arrojó  al  agua:  invocaron  al  mismo  tiempo  a  la  Virgen  de  Gua- 


[  Í98  ] 


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JA  Storía  del  la  Madonna  di  Guadalupe, 
il  cui  rifrretto  ora  pubblichiamo ,  fu 
da  principio  rapprefentata  dagl'  In- 
diani  del  Meífico  nellc  parlanti  loro 
pirture,  ed  cfpofta  in  cantici  floriali 
di  quelli  ch' efll  ufavano  per  eternar  la  memoria 
de'  pifo  notabili  avvénimenti :  de'  qualt  documenti 
eonlervati  fino  ai  noftri  di  raccolfe  alcuni  il  Cav. 
Boturini .  Tofto  poi  che  i  medefimi  Indiani  impa* 
rarono  i  noftri  caratíeri,  feriffero  la*  fuddetta  fto- 
ria  in  lingua  mefHcana,  ficcomc  ne  fa  fede  loSto» 
rico  Becerra  Tanco,  il  <jual  ne  vide  alcune  copie. 
Dopo  alcuni  anni  fu  ancor  efla  feritta,  e  pubbhca* 
ta  in  lingua  caftigliana  d?.  Michele  Sánchez  Pre« 
te  Angelopolitano ,  da  Luigi  Becerra  Tanco  Pre« 
te  Mcflieano,  e  Leftore  di  quelf  Univerfita,  da 
Francefco  Florencia  Gefuíta ,  da  Matíeo  della  Cruz, 


e  da  parecchj  altri .  Sonó  ítati  altresi  compoftt 
fullo  lteíío  areomento  alcuni  poemi  eroici.  II  ce» 
f\  ■     fit /c-, ?~,U~rA>-7.  'e°rc      Cario  dt  Ssguensa  ne  pubbhcó  uno  fpa» 

***  gnuolo  Del  1673.  un  al  tro  puré  fpagnuolo  del  ?i 

**?  *  Francefco  de  Caftro  Geíuita  fu  ftampato  in  Mef- 

¿*  c^u/i  |«ic0  nej  lyig.  Abbiamo  ancora  veduto  un  gran 
poema  latino  manufcritfo  di  Giufeppe  ViHerias* 
Poeta  Mcflicano :  e  un  altro  pifo  piccolo,ma  ferit- 


5 


*K>íre,/>  *^r'*  fot*'**'  y/-e™r'* 


7  +/g/doj~"&*T^*^*-tt™2*~%~*t"  i**,*****  ^f^.y/mr**» 

Uuífi. 


Bíografía  original  de  Clavijero.  Sobrepuesta,  una  página  de  su  Raguaglío. 


dalupe;  unos  quedaron  afianzados  a  la  barca  ya  volteada  y  otros  nadaron 
por  más  de  medía  hora  con  poca  esperanza  de  vida  j  pero  la  Santísima  Se- 
ñora les  deparó  entonces  otro  barco  que  viendo  a  lo  lejos  el  peligro  en 
que  los  náufragos  se  hallaban,  los  puso  a  salvo  en  la  costa  firme. 

Tomamos  esta  noticia  del  ya  citado  Padre  López  de  Priego  quien  se 
aprovecha  de  la  ocasión  para  describir  brevemente  las  apariciones  de  la 
Guadalupana* 

* 

Aun  sin  este  especial  favor,  Alegre  y  Clavijero  querían  perpetuar  y 
de  hecho  perpetuaron  con  sus  doctas  plumas  la  completa  historia  de  la 
Aparición  en  1 531* 

No  nos  detendremos  en  copiar  las  páginas  que  sobre  este  tema  interca- 
ló el  Padre  Alegre  en  su  historia  de  la  Compañía  de  Jesús,  pues  fuera  de 
su  brillante  estilo,  nada  hay  en  ellas  de  nuevo  y  su  libro  es,  por  otra  parte, 
suficientemente  conocido* 

Hay  empero  que  insistir  en  el  guadalupanísmo  de  Clavijero  ya  que 
ha  sido  negado  por  algunos  antíaparícíonístas.  Otro  de  estos  señores,  pu- 
so en  duda  los  puntos  que  debían  tenerse  como  ciertos*  Pasa  en  la  historia 
lo  que  en  la  reputación:  se  hace  más  mal  sembrando  una  duda  que  voci- 
ferando una  abierta  calumnia* 

Pues  bien  ahora  decimos  y  probamos  que  el  Padre  Francisco  Javier 
Clavijero  sí  fué  ciertamente  aparícíonísta*  El  libro  intitulado  "BREVE 
RAGGUAGLIO  DELLA  PRODIGIOSA  E  RINOMATA  IMMAGINE 
DELLA  MADONNA  DI  GUADALUPE  DEL  MESSICO"  impreso  en 
Cesena  en  1782  por  el  impresor  Gregorio  Bíasíní,  sí  es  del  Padre  Clavije- 
ro* Ya  no  son  ni  Berístáín  ni  Maneiro  quienes  lo  afirman  sino  un  contem- 
poráneo, compañero  en  la  vida  y  en  la  muerte  de  Clavijero,  el  fidedigno 
cronista  Padre  Félix  Sebastián* 


[  m  ] 


En  la  biografía  de  Clavijero  escrita  por  Sebastián  que  leímos  y  foto- 
copiamos  en  la  biblioteca  del  Archígímnasío  de  Bolonia  leemos:  "deseoso 
(Clavijero)  de  promover  el  culto  a  la  milagrosa  Imagen  de  Guadalupe 
en  México,  que  era  las  delicias  de  su  corazón,  díó  a  la  estampa  en  lengua 
italiana  un  libríto  en  que  HISTORIALMENTE  daba  razón  de  la  Apa- 
rición y  prodigios  de  la  Santa  Imagen"* 

Junto  con  la  página  del  Padre  Félix  Sebastián  hemos  creído  conve- 
niente publicar  la  sustanciosa  primera  página  del  prólogo,  última  pa- 
labra del  guadalupanísmo  de  Clavijero»  "Níhil  est  oppertum  quod  non 
revelabítur"* 

* 

*  * 

Juntamente  con  estos  dos  ilustres  desterrados  debe  mencionarse  su 
compañero,  Padre  Rafael  Landívar,  el  ilustre  guatemalteco  autor  del 
"Rustícatío  Mexicana".  Hablen  por  él  sus  preciosos  hexámetros  guada- 
lupanos  y  la  rotunda  traducción  libre  que  de  ellos  acaba  de  publicar  en 
octavas  reales  el  Señor  Presbítero  Don  Federico  Escobedo,  gloría  de  las  le- 
tras nacionales* 

En  su  libro  XII,  destinado  a  describir  los  manantiales  de  nuestra  Pa- 
tria, comienza  Landívar  por  pintarnos  el  de  aguas  medicínales  que  brota 
al  píe  del  Tepeyac*  Aprovecha  esta  ocasión  para  desahogarse  en  los  si- 
guientes filíales  arrebatos: 

"En  la  santa  mansión  que  por  los  vientos 

gallarda  se  levanta,  enriquecida 

por  la  piedad  y  múltiples  talentos 

del  mexicano  pueblo;  distinguida 

por  sus  torres  e  insignes  ornamentos 

— pues  de  oro,  plata  y  perlas  está  henchida — 

dádivas  muchas  prodigando  ufana 

A  LA  VIRGEN  se  ve  GUADALUPANA". 


[  200  ] 


Pasa  después  a  describir  largamente  el  referido  manantial  y  continúa : 

"Mas  lo  que  hace  en  extremo  gloriosa 
y  da  nombre  sin  par  a  esta  fontana 
es  su  origen  y  causa  milagrosa* 
Después  de  que  la  Virgen  Soberana 
al  Indio  apareciéndose  amorosa 
hizo  suya  la  tierra  mexicana; 


"Y  como  a  veces  suele  un  potentado 
por  gratitud  llenar  de  regios  dones 
el  techo  do  hospedaje  le  han  brindado; 
Así  la  Virgen  hizo  en  las  mansiones 
do  recibida  fué;  por  eso,  al  prado 
aquel  llenó  de  Santas  Bendiciones, 
y  agua  perenne  le  otorgó  en  ofrenda, 
y  a  México,  de  amor  perpetua  prenda"» 


[  20Í  ] 


VIGESIMASEXTA  DECADA  -  1781-1791 


EBEN  centrarse  entre  los  años  de  1781  y  1791  las  pruebas 
intrínsecas  de  la  Aparición,  compendiadas  en  la  misma 
Imagen  original ;  porque  por  aquel  entonces  y  con  ocasión 
del  examen  hecho  por  tercera  vez  a  solicitud  del  Doctor 
Ignacio  Bartolache  y  su  comisión  de  "pintores  técnicos" 
por  él  dirigida,  se  trajeron  a  colación  los  otros  dos  exámenes  periciales 
hechos  respectivamente  en  1666  y  MS\* 

En  vista  de  ellos  y  de  otros  documentos  que  citaremos,  con  base  his- 
tórica y  con  la  misma  pintura  a  nuestra  vista,  como  lo  está  a  la  vista  de 
cualquier  comisión  respetable  que  lo  solicite,  hemos  venido  a  la  convicción 
en  que  está  todo  el  pueblo  mexicano  y  que  en  una  sola  palabra  resume  la 
Comisión  investigadora,  de  la  Congregación  de  Ritos,  o  sea  que  la  Gua- 
dalupana  original  es  una  pintura  maravillosamente  pintada:  "Mire  De- 
pícta'\ 

La  primacía  en  la  explicación  de  este  importantísimo  adverbio  MIRE 
toca  ya  a  la  dicha  Sagrada  Congregación»  El  teólogo  mismo  tiene  que  es- 
perar de  Roma  las  últimas  luces  sobre  el  particular  y  con  más  razón  aún 


[  203  ] 


el  historiador  quien,  como  tal,  sólo  debe  moverse  en  un  plano  inferior  al 
de  las  ciencias  sagradas* 

Más  difícil  todavía  es  la  explicación  de  cómo  fué  estampada  esta  ra- 
rísima Imagen.  Sí  no  vienen  nuevas  extraordinarias  luces,  sólo  podremos 
decir  lo  que  dijo  el  pintor  Cabrera  en  su  solemne  pericial  dictamen:  "que 
es  secreto  reservado  a  Su  Divina  Majestad"* 

* 

*  * 

Comencemos  por  decir  honradamente  que  la  conservación  de  la  Ima- 
gen por  cuatro  siglos  y  aun  por  otros  veinte  que  fueran,  de  suyo  no  nos 
parece  cosa  ni  imposible  ni  rara,  ni  menos,  milagrosa,  pero  han  de  tener- 
se en  cuenta  muchos  hechos  positivamente  históricos:  primero:  que  ha  es- 
tado la  Imagen  durante  los  cuatro  siglos  en  clima  húmedo  y  salitroso: 
segundo:  que  hasta  el  año  de  1647  o  sea  durante  U6  años  estuvo  sin  vi- 
trina de  ninguna  clase  y  no  sólo  al  alcance  del  público  (íy  qué  público!)  sí- 
no  al  contacto  de  todas  las  multitudes  piadosas  que  iban  al  Tepeyac  con  la 
deliberada  intención  de  tocar  la  Imagen  y  frotar  fervorosamente  contra  el 
ayate  no  sólo  sus  estampas,  sino  sus  ceras  y  objetos  duros,  como  son:  ro- 
sarios, crucifijos,  etc.,  etc.  ♦ .  ♦  Esto  no  es  solamente  suposición  nuestra,  que 
lo  afirma  sin  intención  ninguna  un  buen  grupo  de  historiadores  como  Ca- 
rrillo y  Uribe  de  cuyos  textos  vemos  que  esta  indiscreta  piedad  prosiguió 
en  su  triunfal  camino  aun  después  de  que  la  Imagen  estaba  ya  provista  de 
un  cristal,  por  lo  menos  en  ciertos  días  en  que  éste  se  abría  al  público. 

A  este  respecto  de  extraordinaria  conservación  debemos  añadir  el  he- 
cho perfectamente  histórico  y  comprobado  que  acaeció  en  1791  y  fué,  que 
habiéndose  derramado  sobre  el  lienzo  un  poco  de  agua  fuerte  y  corrido  és- 
ta por  unas  dos  terceras  partes  de  la  longitud  de  la  Imagen  a  su  izquierda, 
no  ejerció  dicho  líquido  su  influencia  corrosiva,  dejando  tan  sólo  como  pe- 
renne recuerdo  las  dos  manchas  largas  que  aún  vemos  en  nuestros  días. 

Hasta  hace  muy  poco  tiempo  habíamos  puesto  en  cuarentena  tamaña 


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noticia;  pero  hoy  no  podemos  menos  de  recibirla,  atendiendo  al  expedien- 
te original,  sustanciado  en  toda  forma,  sobre  este  hecho  que  referimos,  ex- 
pediente que  se  conserva  en  el  archivo  de  la  Basílica» 

* 

*  * 

Fijándonos  nuevamente  en  la  materia  de  la  Imagen:  tejido  de  una  fi- 
bra vegetal  de  maguey  o,  según  otros,  de  palma,  vemos  de  todas  mane- 
ras que  por  su  calidad  no  es  para  ser  aceptada  por  ningún  pintor  que  me- 
dio entienda  del  arte.  La  trama  de  la  tela  no  es  de  la  clase  de  los  ayates 
burdos  sino  de  los  finos,  de  los  que  se  usaban  como  capas  y  no  para  la  car- 
ga; pero  aun  así,  por  razón  de  la  misma  trama  habría  sido  rechazado  es- 
te lienzo  en  cualquier  mediano  taller;  menos  aún  se  hubiera  aceptado  por 
pintor  humano,  teniendo,  como  tiene,  esa  costura  tan  tosca  que  corre  de 
arriba  a  abajo  y  en  línea  tan  principal  y  tan  céntrica  de  la  tela.  Y  para  pro- 
bar que  es  tosca  por  demás  la  tal  costura  no  comprendemos  porqué  andan 
acaloradamente  discutiendo  ciertos  autores:  basta  abrir  los  ojos  y  verla. 

Un  signo  parecido  al  número  8,  grande,  basto  y  negro  con  que  se  ve 
marcada  la  parte  inferior  de  la  Imagen  no  encierra  misterio  ninguno:  se- 
ría probablemente  la  marca  del  mayordomo  por  cuyas  manos  había  pasa- 
do el  fardage  de  lienzos  de  donde  salió  el  de  Juan  Diego. 

Era  de  suyo  esa  marca  otro  nuevo  estorbo  y  razón  suficiente  para 
que  lo  hubiera  rechazado  el  artista  que  trazó  tan  hermosas  líneas  en  ese 
lienzo  y  que  supo  darle  tan  sorprendente  colorido. 

* 

*  * 

i  Tiene  la  tilma  de  Juan  Diego  aparejo  o  empaste  para  recibir  los  co- 
lores? Hay  partes  en  que  indudablemente  ese  lienzo  está  empastado  y  la 
razón  de  ello  es  muy  sencilla:  sobre  la  maravillosa  pintura  original  ha  ha- 


[  205  ] 


bído  humanos  retoques;  porque  es  cosa  cierta  y  averiguada  como  lo  con- 
fiesa el  mismo  Florencia  (X,  2).  "pareció  a  la  piedad  de  los  que  cuidaban 
de  el  culto  de  la  imagen  (a  raíz  de  la  Aparición)  que  sería  bien  adornarla 
de  querubines,  que  al  rededor  de  los  rayos  del  sol  le  hiciesen  compañía".  No 
creemos  que  esos  querubines  hayan  sido  aplatados  tan  sólo  alrededor  del 
sol,  sino  también  dentro  de  ese  sol,  cual  se  ve  en  muchas  imágenes  espa- 
ñolas y,  en  la  actualidad,  en  la  de  Nuestra  Señora  de  los  Angeles  en  esta 
misma  ciudad  de  México* 

Y,  o  porque  comenzaron  a  destruirse  con  el  salitre,  o  por  sólo  el  sen- 
tido común,  esos  querubines  fueron  suprimidos;  para  lo  cual  hubo  necesi- 
dad de  raspar  sobre  el  lienzo.  De  ahí  la  necesidad  de  los  empastes  y  reto- 
ques humanos,  visibles  hasta  hoy  e  indiscutibles;  de  ahí  también  algunos 
aditamentos:  viéndose  el  nefasto  retocador  con  su  pincel  mojado  en  oro, 
pensamos  que  se  díó  vuelo  y  se  pasó  de  los  rayos  del  sol  a  pintar  esos  ara- 
bescos en  la  túnica  de  la  Virgen.  Pintó  además  una  dizque  corona  muy 
mal  hecha,  sin  perspectiva  y  toda  en  un  solo  plano.  Con  el  tiempo  se  fué 
casi  borrando  esta  corona  de  la  que  todavía  quedaban  algunos  restos  por 
el  año  de  1890.  Estos  fueron  los  que;  algunos  dicen  que  fueron  borrados 
por  el  pintor  Pina.  Sí  tal  fué;  no  debe  haber  en  lo  de  la  llamada  corona 
ningún  misterio:  la  pintó  un  hombre  y  la  borró,  porque  debía  borrarla  por 
mal  hecha,  otro  hombre.  Fué,  en  tal  caso  imprudente  el  hacerlo  a  ocultas,  te- 
niendo el  Cabildo  tan  buenos  motivos  para  tomar  una  disposición  necesa- 
ria y  fácilmente  comprensible. 

Es  calumnioso  el  suponer  que  se  hizo  esa  supresión  por  fines  sinies- 
tros ni  menos,  que  ello  se  debió  a  ciertas  coplas  de  un  poetastro  desprecia- 
ble a  los  ojos  de  todo  el  México  sensato.  El  Abad  Planearte  retó  por  la 
prensa  a  los  que  lo  culpaban  de  haberse  hecho  por  su  orden,  a  que  se  lo  de- 
mostrasen; y  nadie  lo  hizo. 

Volviendo  a  los  arabescos  de  la  túnica,  no  sólo  los  tenemos  por  he- 
chura de  hombres,  por  razón  de  su  inadecuada  rigidez  y  por  su  no  adapta- 
ción a  los  pliegues  de  la  túnica,  sino  también  por  ser  copia  de  elementos 
decorativos  de  los  que  se  usaban  en  épocas  posteriores  a  las  de  la  Aparición. 


[  206  ] 


Rechazamos  por  infundada,  la  explicación  de  que  los  arabescos  no  son 
los  de  la  túnica  color  de  rosa,  sino  los  de  una  sobre-túnica  de  gasa  o  velo 
que  se  usaba  en  aquellos  tiempos»  Es  ficticia  tal  usanza;  aparecería  en  al- 
gún lado  de  la  pintura  la  imaginada  gasa  y  aun  entonces  todavía  queda- 
ría sin  explicación  la  rigidez  del  arabesco.  Entre  la  opinión  hipotética  de 
que  los  arabescos  sean  obra  sobrenatural  o  la  que  aquí  razonamos,  el  lec- 
tor puede  libremente  seleccionar* 

La  medía  luna  que  está  a  los  píes  de  la  Virgen  está  también  retocada 
y  de  ahí  que  haya  dos  lunas  concéntricas,  siendo  la  interior  la  original  pri- 
mitiva* 

Retoques  y  malos  evidentemente  los  hay  asimismo  en  las  manos  y 
esto  no  por  otra  razón  sino  por  el  deterioro  que  en  ellas  causaron  todas  esas 
fricciones  y  piadosos  besos  a  que  acabamos  de  referirnos* 

Mas,  prescindiendo  del  aparejo  o  imprimación  que  para  todos  estos  re- 
toques fué  menester  <hubo  tal  para  la  mayor  parte  del  lienzo? 

Los  pintores  y  peritos  de  1666  lo  mismo  que  los  de  1751  dijeron  acor- 
des, como  puede  verse  en  sus  declaraciones,  que  no  había  aparejo,  y  no  só- 
lo lo  dijeron  sino  que  lo  probaron,  puesto  que  por  el  reverso  de  la  Imagen, 
que  detenidamente  examinaron,  vieron  que  había  manchones  de  diversos 
colores*  Estos  manchones  no  proceden  de  la  pintura  original  sino  de  los 
mencionados  retoques  que,  con  su  aparejo  y  todo  se  tenían  que  rechupar  y 
trastelar,  porque  la  tela  es  de  suyo  de  pésima  calidad  para  pintar  sobre 
ella,  sin  aparejo  o  con  él* 

Aparte  empero  de  los  manchones  hechos  por  mano  de  hombre,  el  res- 
to y  generalidad  de  la  tela  se  encontró  que  era  rala  y  traslúcida  como  que 
a  través  de  ella,  aunque  con  alguna  dificultad,  se  puede  ver  y  vieron  de  he- 
cho el  templo  y  sus  diferentes  luces* 

Cuando  en  1785  una  nueva  Comisión  llevada  por  Bartolache  fué  pre- 
guntada: "¿Sí  les  parece  que  el  ayate  tiene  aparejo  suficiente  en  todas  sus 
partes  para  mantener  estas  pinturas,  sin  que  los  colores  se  trasportaran  y 
rechuparan  por  el  revés?"  dijeron  que  sí* 

Esta  última  afirmación  tendría  algún  peso,  aunque  los  pintores  de  Bar- 


[  207  ] 


tolache  fueron  cinco  contra  catorce  y  de  mucho  menos  valía  que  éstos;  pe- 
ro tenemos  que  los  mismos  cinco  modernos  pintores  quedan  sorprendidos, 
contradecidos  y  refutados  por  su  propio  juramento  que  juntos  todos  ellos 
y  luego  cada  uno  por  separado  hicieron  ante  notario,  o  sea:  "Que  no  ha- 
bían hecho  la  más  leve  observación  de  la  Imagen  por  el  reverso"*  De  lo 
cual,  añadía  uno  de  ellos,  Andrés  López:  "Tuvimos  mucho  sentimiento 
por  no  haberla  visto  por  el  respaldo,  para  investigar  si  era  cierto  se  perci- 
bían algunos  colores  o  pasaba  la  Imagen"* 

Por  este  su  modo  de  proceder,  reconocemos  la  ligereza  de  los  pintores 
de  Bartolache  y  que  en  su  primera  afirmación  obraron  sin  conocimiento  de 
causa* 

Hay  pues  manchones  en  el  reverso,  luego  no  hubo  aparejo:  y,  otra 
vez  lo  decimos,  ningún  autor  humano  de  líneas  tan  magistrales  se  pone  a 
pintar  sin  preparar  su  tela* 

No  cabe  duda,  sin  embargo,  de  que  la  tilma  no  está  perfectamente 
transparente,  como  lo  están  las  no  pintadas  de  su  misma  clase.  Hay  ade- 
más, y  esto  es  evidente,  rigidez,  invasión  de  materia  dura  entre  los  hilos 
del  lienzo:  pero  empaste,  propiamente  hablando,  no,  puesto  que  siempre 
hay  cierta  transparencia  y  puesto  que  hubo  pase  libre  al  empaste  usado 
por  los  retocadores* 

Esto  es  lo  histórico:  pero,  de  todas  maneras,  aunque  hubiese  empaste, 
nada  se  deduce  contra  el  origen  sobrenatural  de  la  pintura*  En  sus  rela- 
ciones con  los  hombres  Dios  Nuestro  Señor  muchas  veces  hace  las  cosas 
como  para  hombres:  nunca  se  ha  obligado  a  hacer  las  cosas  tal  como  nos- 
otros las  imaginamos  o  las  queremos,  ni  tampoco  está  obligado  a  hacer 
las  cosas  de  la  manera  más  perfecta,  aunque  bien  pudiera  hacerlas.  Más 
que  la  Imagen  de  la  Virgen  fué  el  propio  purísimo  cuerpo  de  ella  y  sin  em- 
bargo fué  un  cuerpo  material,  de  barro,  corruptible  de  suyo  y  perecedero. 

Apliqúense  estas  mismas  consideraciones  a  la  calidad  de  la  pintura  o 
colores  empleados  en  la  Imagen.  Hay  quien  quisiera  ver  en  las  fibras  del 
ayate  una  coloración  natural  o  in  radíce,  una  especie  de  proyección  lu- 
minosa, inmaterial  y  permanente.  Y  no  es  así,  ni  para  que  haya  milagro, 


[  208  ] 


necesita  serlo:  son  colores  materiales,  aunque  los  buenos  pintores  de  todas 
las  épocas  han  sido  impotentes  para  dictaminar  sobre  la  clase  misma  de 
las  pinturas;  todo  lo  más  que  han  dicho  es  que  tienen  apariencia  de 
tal  o  cual  clase  de  coloración.  Los  pintores  de  la  segunda  investigación,  que 
son  los  más  autorizados  dicen  que  están  "según  parece"  la  cabeza  y  ma- 
nos al  óleo,  la  túnica  y  el  ángel  con  las  nubes  que  le  sirven  de  orla,  al  tem- 
ple :  el  manto  de  aguazo  y  el  campo  sobre  el  que  caen  y  terminan  los  rayos 
se  percibe  como  de  pintura  labrada  al  temple*  Todo  ello  cae  debajo  del  ver- 
bo PARECE,  porque  realmente  no  pudieron  fijar  nada  ni  asegurar  nada 
sobre  los  colores,  con  ser  ellos  tan  conocedores  prácticos  de  todo  género  de 
material  pictórico. 

* 

*  * 

Sí  de  lo  material,  pasamos  al  dibujo  y  al  colorido,  bajo  el  punto  de  vis- 
ta artístico,  no  solamente  los  pintores  sino  todos  los  que  la  ven  y  hasta  la 
tendenciosa  comisión  de  Bartolache  han  tenido  que  confesar  los  extraordi- 
narios primores  y  sobre-humana  maestría  que  relucen  en  la  Imagen  Gua- 
dalupana. 

Preguntados  estos  últimos  "peritos"  sí  "t  supuestas  las  reglas  de  su  fa- 
cultad y  prescindiendo  de  toda  pasión  y  empeño  tienen  por  milagrosamen- 
te pintada  esta  santa  Imagen?"  respondieron:  "Que  sí,  en  cuanto  a  lo 
substancial  y  primitivo  que  consideran  en  nuestra  santa  Imagen;  y  nó  en 
cuanto  a  ciertos  retoques  que,  sin  dejar  duda,  demuestran  haber  sido  ejecu- 
tados posteriormente  por  manos  atrevidas".  En  esto  último  ya  estábamos 
de  acuerdo  y  por  tanto  no  vemos  porqué  alarmarse  con  el  testimonio  de  los 
pintores  de  Bartolache. 

En  resumen:  quitando  algunos  espacios  entre  las  nubes  y  el  sol,  parte 
de  las  manos  y,  probablemente,  los  arabescos;  el  resto,  que  es  la  máxima 
y  principal  parte  del  cuadro,  lo  que  se  llama  en  rigor  la  Virgen,  es  lo  ma- 
ravillosamente pintado  en  la  tilma. 


[  209  ] 


* 

*  * 


Sin  salir  de  lo  humano  del  cuadro  que  acabamos  de  considerar,  cual- 
quiera tendrá  que  conceder  que  en  él  encontramos  una  insuperable  dificul- 
tad sí  lo  tomamos  como  obra  humana:  1  Quién  pudo  pintarlo  en  México 
en  1531?  Y  que  fué  pintado  en  México  es  indiscutible,  pues  mexicana  es 
la  tela  y  mexicano  el  tipo  representado* 

¿Fué  el  pintor  un  español  o  un  indio?  Pintor  español  no  fué:  no  hay 
memoria  de  que  hubiese  en  México  pintor  de  tan  inmensa  talla  du- 
rante esa  época ;  hubiera  pintado  en  tabla  como  entonces  se  usaba  o  a  lo 
más  en  un  lienzo  de  Castilla  bien  preparado  y  sin  tantísimas  imperfeccio- 
nes como  las  del  ayate»  Habría  copiado  o  reflejado,  por  lo  menos,  el  arte 
europeo  y,  sobre  todo,  nunca  hubiera,  ni  aun  remotamente,  pensado  en 
pintar  a  la  Virgen  Santísima  en  figura  de  mexicana.  Por  poco  informado 
que  se  esté  de  la  psicología  española  en  México  a  raíz  de  la  conquista  se 
convendrá  en  que  al  español,  aunque  fuera  fraile,  le  parecería  hacerle  una 
injuria  a  la  Virgen  dándole  rasgos,  aunque  fueran  leves,  de  esta  raza  in- 
dígena, a  la  que  unos  odiaban,  otros,  a  lo  más,  compadecían ;  pero  a  la  que 
ninguno  apreciaba. 

Pintor  indio  tampoco  fué;  la  educación  pictórica  de  los  naturales,  su 
educación  artística  previa  a  la  conquista,  era  infantil,  tosca,  símplícísí- 
ma;  no  podía  en  absoluto  producir  un  artista  tan  eximio  como  el  que  eje- 
cutó esta  imagen.  Escuelas  de  arte  para  indígenas,  (las  sostenidas  por  los 
frailes),  no  las  hubo  anteriormente  a  1534;  y  sí  se  quiere  suponer,  gratui- 
tamente, que  algún  indio  recibió  antes  de  esta  fecha  aprendizaje  en  lo  par- 
ticular, entonces  hay  también  que  conceder  que  ese  indio,  tan  diestramen- 
te enseñado,  habría  desde  luego  desechado  por  las  mismas  razones  que  el 
artista  europeo  esta  tela  que  carece  de  preparación  y  nunca  hubiera  usa- 
do tales  colores,  desconocidos  por  completo  y  siempre,  aquende  y  allende 
los  mares. 

Ese  imaginario  artista  indio  habría  tenido  su  maestro,  que  habría  si- 
do, sí  acaso,  un  fraile,  al  lado  suyo  y  bien  enterado  de  su  obra.  Pues  bien, 


[  2í0  ] 


conociendo  como  conocemos,  íntimamente  el  modo  de  pensar  de  los  frai- 
les, podemos  categóricamente  asegurar  que  nunca  habrían  dejado  hacer 
esa  pintura:  toda  una  garantía  extraordinaria  y  sobrehumana  fué  menes- 
ter aun  para  el  solo  hecho  de  exhibir  tal  Imagen  después  de  su  maravillo- 
sa estampación* 

* 

*  * 

Sobre  todas  las  consideraciones  expuestas,  una  hay  que  siempre  nos 
ha  acompañado  con  la  fuerza  de  la  evidencia.  Se  ha  dicho  siempre  que  esa 
Virgen  es  india;  y  esa  Virgen,  sencillamente,  no  es  india»  Sus  facciones 
tan  finas  no  son  características  de  ninguna  de  las  razas  indígenas  de  Amé- 
rica, su  color,  que  es  un  gris  tórtola  SUI  GENERIS,  no  es  el  color  de  la  ra- 
za indígena,  es  un  color  ideal;  los  ojos  de  la  Virgen  de  Guadalupe  son  cla- 
ros y  no  se  nos  presentará  a  una  sola  india  de  ojos  claros;  el  peinado  de 
las  indias  aztecas,  hasta  bien  entrado  el  siglo  XVII,  era  dividiéndose  el 
pelo  desde  la  nuca  y  trayéndolo  por  los  aladares  para  recogerlo  en  dos  a 
manera  de  cuernos  sobre  la  frente;  el  vestido  de  la  india  formábase  de  un 
HUIPIL  o  bata  estrecha,  de  manta  blanca  que  llegaba  solamente  hasta  un 
poco  más  abajo  de  la  rodilla,  era  escotada  y  casi  sin  mangas*  ¿Son  estos 
el  tocado  y  los  vestidos  de  la  Virgen  de  Guadalupe? 

Nuestra  Virgen,  evidentemente,  tampoco  es  española,  por  más  que 
sus  vestiduras  tengan  mucho  de  la  indumentaria  peninsular*  En  cambio, 
confesando  que  no  es  ni  india  ni  española,  todos,  mexicanos  y  extranjeros 
con  conocimiento  de  causa,  diremos  invariablemente  que  es  MEXICANA* 
Y  sí  lo  es  porque  las  líneas  de  su  rostro,  su  disposición  y  movimiento  gene- 
ral, su  carácter,  en  una  palabra,  expresado  tan  vivamente  en  el  ayate,  son 
los  propios  y  exclusivos  de  una  Virgen  Indo-hispana:  son  la  estilización, 
entonces  meramente  ideal,  de  toda  una  raza  que  había  de  elaborarse  lenta- 
mente para  constituir  la  base  étnica  de  las  naciones  latino-americanas* 
Ella  es  la  síntesis  de  lo  bueno  y  de  lo  amable  que  hay  en  ambas  razas,  la  con- 
quistadora y  la  conquistada;  porque  había  de  ser,  como  lo  ha  sido,  rodando 


[  2ii  ] 


la  historia,  un  arco-iris  de  paz  y  de  unión  entre  sangre  y  sangre,  entre  los 
buenos  hijos  de  Cortés  y  los  buenos  hijos  de  Cuauhtémoc  y  Atahualpa. 

Ahora  bien,  por  estas  razones,  por  ser  la  Virgen  una  amable  y  Santa 
MESTICITA,  venimos  a  inferir  que  no  pudo  ser  pintada  por  mano  hu- 
mana» En  1531  no  había  mestizas  de  entre  veinte  y  veinte  y  cinco  años 
que  pudieran  servir  de  modelo:  las  primeras  niñas  mestizas,  habiendo  sido 
la  conquista  en  Agosto  de  1521,  no  pudieron  haber  nacido  sino  en  1522; 
tendrían  sólo  nueve  años  en  1531*  Pasaría  además  lo  que  pasa  biológica- 
mente cuando  las  razas  comienzan  a  mezclarse:  que  los  hijos  sacan  mar- 
cadamente el  tipo  del  padre  o  de  la  madre,  mas  no  ese  conjunto  que  sólo 
largos  siglos  elaboran  y  armonizan» 

Fué  pues  el  pintor  de  esta  Imagen  un  Ser  que  veía  en  el  porvenir  y 
aunque  no  nos  sea  lícito  profundizar  más  en  la  materia,  ya  hay  derecho 
para  decir  con  la  sola  observación  natural  y  humana:  "¡Dígitus  Dei  est 
híc!" 

* 

*  * 

Muy  natural  es  que  ocurra  preguntar:  ¿sí  la  Virgen  era  hebrea,  có- 
mo es  que  en  el  retrato  aparece  con  facciones  de  mexicana?  Lo  mismo  po- 
drían preguntar  <por  qué  a  Bernardíta  se  le  apareció  en  Lourdes  con  el 
color  y  facciones  de  una  doncella  de  Francia  ?  O  porqué  a  Juan  de  Juanes, 
el  célebre  pintor  valenciano  le  inspiró,  para  que  la  representase  en  el  no- 
ble tipo  de  una  matrona  de  la  Ciudad  de  las  flores. 

La  Virgen  María  puede  hacer  lo  que  nosotros  no  podemos :  represen- 
tar con  rasgos  físicos,  su  personalidad  moral:  La  Reina  de  España  en 
nuestros  días  siendo  de  sangre  inglesa,  gusta  demostrar  sus  simpatías  de 
soberana,  presentándose  con  diversos  vestidos  regionales  de  las  diversas 
provincias. 

Algo  así  ha  querido  hacer  la  reina  del  cíelo  con  diferentes  regiones 
del  mundo  donde  se  ha  aparecido  entre  el  pueblo  y  para  el  pueblo. 


[  2Í2  ] 


El  color  del  rostro  de  la  Imagen,  de  suyo  no  es  humano  y  sin  embar- 
go a  todos  nos  gusta :  es  un  gris  aéreo,  ideal,  con  que  más  bien  parece  re- 
tratarse el  alma  que  el  cuerpo  de  la  Virgen.  Dentro  del  mismo  arte,  en 
manera  análoga  a  lo  que  nos  pasa  con  los  cuadros  de  Greco,  aplaudimos 
aquí  las  elevaciones  sobre  el  realismo  de  la  naturaleza* 

* 

*  * 

Todo  este  conjunto  de  datos  inexplicables  y  preciosos  en  el  lienzo  del 
Tepeyac  serán  por  lo  menos  un  enigma  para  el  que  no  quiere  creer;  y  re- 
petímos: cuando  no  se  QUIERE  creer,  no  se  cree  y  se  pisotea  la  obliga- 
ción moral  y  lógica  de  creer» 

Para  el  que  quiere  atender  a  una  crítica  sana,  aunque  no  evidente,  las 
maravillas  y  rarezas  de  este  cuadro  vienen  a  ser  una  prueba  de  la  Apari- 
ción» Pero  no  es  una  prueba  NECESARIA:  aunque  la  Virgen  no  hubie- 
ra dejado  su  Imagen,  el  hecho  histórico  de  la  Aparición  quedaría  en  píe 
como  han  quedado  otras  sólidamente  aprobadas  por  la  Iglesia» 


[  2Í3  ] 


VIGESIMASEPTIMA  DECADA  -  1791-1801 

TRO  monumento  histórico  GUADALUPANO  es  el  proce- 
so compilado  por  la  Curia  Eclesiástica  de  Roma  con  oca- 
sión de  un  prodigio  acaecido  en  la  iglesia  llamada  de  San 
Nicolás  in  Carcere,  y  fué  éste  el  que  una  Virgen  de  Gua- 
dalupe de  México  en  dicho  templo  venerada,  abrió  los  ojos 
repetidas  veces  con  singular  admiración  de  muchos  testigos  de  vista*  La 
aprobación  de  este  proceso  fué  fechada  el  28  de  Febrero  de  1797* 

Esta  preciosa  vírgencíta  es  como  el  alma  y  la  vida  de  los  mexicanos 
residentes  en  la  Ciudad  Eterna*  Cuántas  veces,  de  estudiante,  entrando 
por  la  plaza  de  Venecía  camino  de  Tor  de  Specchí,  Píazza.  Capízzuchí  y 
Píazza  Montanara,  iba  yo  a  aquel  vetustísimo  rincón  de  Roma  a  pensar 
en  mí  México  a  los  pies  de  la  Guadalupana  milagrosa* 

Habíala  llevado  desde  el  año  de  1767  uno  de  los  jesuítas  desterrados 
de  la  Nueva  España,  sin  que  sepamos  decir  cuál  de  ellos  precisamente  ha- 
ya sido,  ya  que  cada  uno  llevaba  consigo  una  o  muchas  imágenes  de  la 
Virgen  mexicana* 

Pues  bien,  esta  preciosa  efigie  venerada,  sí,  pero  casi  olvidada;  desde 


[  2Í5  ] 


el  día  15  hasta  el  31  de  Julio  de  J796  estuvo  abriendo  los  ojos  de  una  ma- 
nera tan  prodigiosa  y  rara  que  infundía  al  mismo  tiempo,  devoción,  ter- 
nura, respeto  y  grandísima  confianza  a  los  que  la  miraban. 

En  la  misma  Rectoría  de  San  Nicolás  ín  Carcere  fuimos  invitados  por 
su  digno  Arcipreste  a  leer  los  procesos.  De  ellos  copiamos  lo  suficiente  pa- 
ra los  propósitos  de  este  Album:  tomamos  de  entre  los  ochenta  y  seis 
testigos  al  efecto  examinados,  la  Deposición  en  forma  de  Derecho  suscri- 
ta por  el  testigo  de  vista  y  por  todos  conceptos  recomendable  D,  Miguel 
Arcángel  Reboa,  Arcipreste  que  fué  en  el  propio  templo  de  San  Nicolás 
durante  los  días  del  milagro  y  es  como  sigue : 

"Por  lo  que  hace  a  los  prodigios  que  yo  mismo  vi  y  observé  en  la  di- 
cha Imagen  que  se  venera  en  mi  Iglesia,  afirmo  y  me  acuerdo  muy  bien 
por  tener  de  esto  memoria  cierta,  que  en  la  mañana  del  día  \5  del  próximo 
pasado  mes  de  Julio,  después  de  haber  cantado  la  Santa  Misa  por  razón  de 
un  aniversario  que  en  dicha  mañana  había  de  celebrarse,  subí  a  mis  habi- 
taciones canonicales,  cuando  de  repente  oí  el  repique  de  las  campanas  de 
la  Iglesia  sin  poderme  dar  la  explicación  de  ello.  Bajé,  pues,  luego  a  la 
Iglesia,  y  conocí  la  causa  de  dichos  repiques,  porque  noté  una  gran  muche- 
dumbre de  gente  al  rededor  de  dicha  Capilla,  y  oí  decir  que  la  Imagen  de 
María  Santísima  de  Guadalupe  movía  prodigiosamente  los  ojos". 

"Estos  prodigios  en  aquellos  días  no  eran  nuevos  ni  inesperados  para 
mí:  pero  sí  se  me  hizo  nuevo  e  inesperado  el  de  dicha  Imagen  porque  no  ha- 
cía mucho  tiempo  que  yo  acababa  de  salir  de  la  iglesia.  No  obstante  la 
grande  muchedumbre  apiñada,  me  acerqué  al  Altar,  subí  sobre  la  tarima 
y  tan  luego  como  fijé  atentamente  mis  ojos  en  los  de  María  Santísima,  yo 
también  tuve  el  consuelo  de  ver  el  maravilloso  movimiento  que  en  ellos 
había,  y  distinguí  muy  bien  que  las  pupilas  de  los  ojos  se  movían  horízon- 
talmente,  fijándose  ahora  en  una  parte,  ahora  en  otra,  como  en  ademán  de 
mirar  en  torno  a  los  circunstantes.  El  movimiento  ni  era  lento,  ni  acelera- 
do, sino  natural  y  conforme  al  de  los  ojos  humanos.  Cuando  las  pupilas 
llegaban  a  los  ángulos  de  los  ojos,  una  parte  de  éstas  internábase  en  aqué- 
llos y  en  la  parte  opuesta  veíase  mayor  extensión  del  color  blanco  que  las 


[  2Í6  ] 


rodeaba:  lo  mismo  acontecía  cuando  dichas  pupilas  llegaban  a  la  otra 
parte"* 

"El  prodigioso  suceso  era  tan  sensible,  visible  y  manifiesto,  que  no  po- 
día escapar  a  la  vista  de  cualquiera  que  hubiese  hecho  observación»  De 
aquí  que  no  solamente  yo  era  testigo  ocular,  sino  contemporáneamente  y 
en  el  mismo  instante  veían  el  prodigio  los  circunstantes,  que  daban  seña- 
les exteriores  con  levantar  la  voz  en  señal  de  admiración  y  con  invocar  a 
María  Santísima  tributándole  actos  de  obsequio,  de  veneración  y  de  ala- 
banzas, y  con  repetir  en  alta  voz  que  veían  el  prodigioso  movimiento»  En 
dicha  ocasión  yo  me  detuve  sobre  la  tarima  del  Altar  por  algún  espacio 
de  tiempo;  y  en  ese  intervalo  varías  veces  fui  testigo  del  prodigio;  pues 
este  portento  no  era  continuo,  sino  a  intervalos»  A  la  vista  de  tan  estupen- 
do prodigio  desde  luego  sentí  llenarme  de  un  sagrado  temor,  pero  poco  a 
poco  se  disminuyó  para  dar  lugar  a  tal  dulzura  y  consuelo,  que  no  tengo 
palabras  suficientes  para  expresarlo;  solamente  los  comprende  el  que  los 
experimenta"» 

"Desde  este  día  en  adelante,  la  iglesia  llenábase  tan  totalmente  de  un 
número  tan  grande  de  personas  de  toda  calidad,  sexo  y  condición,  que  pue- 
de decirse  que  estaba  continuamente  llena»  Y  tal  era  dicho  concurso  que 
por  muchos  días  fué  preciso  tener  abierta  la  iglesia  de  día  y  de  noche,  no 
habiendo  habido  ni  un  rato  que  no  estuviese  llena  para  cerrarla»  Yo  no 
pudiera  determinar  el  número  preciso  de  días  que  vi  en  la  sobredicha  Ima- 
gen de  María  Santísima  de  Guadalupe  el  referido  prodigio ;  pero  me  pare- 
ce que  continuó  obrándose  en  todo  el  sobredicho  mes  de  Julio"» 

"Y  por  lo  que  a  mí  toca,  creo  que  innumerables  fueron  las  veces  que 
he  visto  repetirse  el  sobredicho  movimiento  de  dichas  pupilas;  y  lo  vi  en 
horas  diversas,  de  mañana  y  de  día,  por  la  tarde  y  también  por  la  noche 
cuando  al  fin  pudo  conseguirse  cerrar  la  Iglesia»  En  los  primeros  días  ar- 
dían delante  de  dicha  Imagen  dos  lámparas  de  aceite,  las  que  estaban  co- 
locadas a  los  lados  del  marco,  y  supuesto  que  este  marco  es  de  bastante 
altura  como  tengo  dicho  arriba  (el  largo  del  lienzo  me  parece  ser  cerca  de 
cinco  palmos  arquitectónicos  con  la  debida  proporción  de  ancho),  sigúese 


[  2Í7  ] 


que  el  reflejarse  de  estas  luces  no  podía  de  ningún  modo  llegar  a  la  Ima- 
gen y  alterar  la  pintura.  Bien  es  verdad  que  después,  a  más  de  las  lámpa- 
ras, hubo  velas  encendidas  que  la  piedad  de  los  fieles  había  ofrecido;  pero 
ni  éstas  por  su  disposición  podían  producir  en  ella  alguna  alteración»  El 
sol,  aunque  ilumine  la  Iglesia,  nunca  llega  sin  embargo,  a  la  pintura,  aten- 
dida la  situación  de  la  Capilla". 

"Mis  observaciones  fueron  hechas  por  mí  a  ojo  desnudo,  por  tener,  gra- 
cias a  Dios,  muy  buena  vista:  algunas  veces  empero  he  hecho  uso  de  los 
anteojos  para  mí  mayor  seguridad,  cuando  me  hallaba  a  mayor  distancia. 
Como  tengo  dicho,  el  movimiento  prodigioso  de  los  ojos  era  siempre  del 
mismo  modo,  quiero  decir,  uniforme,  igual,  regular,  sin  variación  ni  alte- 
ración; de  donde  se  infiere  que  todo  influjo  de  las  luces  queda  absoluta- 
mente excluido.  A  más  de  esto  yo  he  observado  el  prodigio  en  diversas 
direcciones  o  puntos  más  lejanos ;  ahora  de  frente,  ahora  de  un  lado,  y  con 
todo  esto  el  movimiento  de  las  pupilas  ha  sido  siempre  el  mismo". 

"En  fin,  merece  particular  atención  la  circunstancia  del  unánime  con- 
sentimiento de  todas  las  personas,  sea  de  las  que  estaban  cerca  de  mí,  sea 
de  las  que  se  hallaban  un  poco  más  lejos ;  y  todas  unánimes  afirmaban  la 
verdad  y  realidad  del  mencionado  movimiento  de  los  ojos.  En  mí  y  en  los 
circunstantes  observaba  que  se  excitaban  afectos  muy  vivos  de  ternura,  de 
devoción  y  de  compunción,  y  estos  efectos,  como  he  leído  en  graves  Auto- 
res, demuestran  la  verdad  de  los  milagros ;  y  por  consiguiente  no  cabe  du- 
da sobre  lo  que  he  referido".  Hasta  aquí  el  testimonio  del  Arcipreste  Reboa. 

* 

Necedad  calificada  sería  en  el  verdadero  historiador  el  desentenderse 
de  los  milagros ;  aun  cuando  no  nos  los  podamos  explicar,  como  ni  nos  po- 
demos explicar  otras  muchas  cosas,  no  por  eso  dejan  de  ser  hechos  reales. 
Son  además  hechos  conspicuos,  notorios  y  de  gravísima  importancia,  que 
por  su  propia  esencia  se  verifican  contra,  o  fuera,  o  sobre  las  leyes  de  la 


[  2Í8  ] 


naturaleza  por  el  único  que  las  puede  derogar  y  que  es  el  Autor  de  ella* 
Son,  por  ende,  el  sello  de  Dios» 

Ciertamente  hay  que  ser  difíciles  en  admitir  la  historicidad  de  los  mi- 
lagros, pero  cuando  éstos  se  comprueban,  admitirlos  e  historiarlos  es  razo- 
nable y  a  veces  pasa  a  ser  una  verdadera  obligación. 

En  pos  de  la  Historia  viene  la  Filosofía  de  la  Historia ;  en  nuestro  ca- 
so concreto  esta  última  hablaría  así:  Dios  no  autoriza  con  su  sello  exclu- 
sivo las  ficciones;  es  así  que  autoriza  con  su  sello  exclusivo  la  devoción  a 
la  Virgen  de  Guadalupe  tal  como  el  sentido  cristiano  la  recibe  o  sea  con  un 
origen  sobrenatural  y  milagroso;  luego  la  Virgen  de  Guadalupe  con  su 
origen  sobrenatural  y  milagroso  no  es  una  ficción* 

Y  no  deja  de  ser  providencial  que  todos  estos  sucesos  hayan  tenido  lu- 
gar lejos  de  México  para  que  no  pudiesen  atribuirse  a  la  psicología  de 
nuestras  masas  populares*  El  milagro  tuvo  lugar  en  Roma,  la  ciudad  inter- 
nacional por  excelencia  y  ante  testigos  de  todas  clases  y  maneras  de  pensar. 


[  2Í9  ] 


VIGESIMAOCTAVA  DECADA  -  1801-1811 


OLOGRAFA  carta  del  P*  Andrés  Cavo  al  P*  Antonio  Pí- 
chardo  es  la  grande  y  nueva  pieza  para  esta  década,  dice 
así:  Rdo*  P*  D.  José  Antonio  Píchardo* —  V.  R*  no  podía 
haber  escogido  sujeto  más  cabal  para  ordenar  la  historia 
de  N*  Sra.  de  Guadalupe  que  a  D*  Luís  Maneíro;  pero 
habiéndoselo  llevado  Dios  con  gran  sentimiento  nuestro,  es  preciso  que 
otro  se  encargue  de  este  negocio,  que  en  el  día  es  de  gran  consideración, 
por  haberse  suscitado  en  la  Academia  de  Historia  de  Madrid  grandes  du- 
das sobre  la  Aparición,  fiados  en  una  carta  del  III  (síc,  del  cuarto)  Virrey 
Dn*  Martín  Enríquez,  sobre  el  templo  de  Guadalupe  y  su  imagen,  escrita 
a  Felipe  II  por  los  años  de  575  y  sobre  otros  argumentos  sacados  del  Padre 
Sahagún,  a  que,  a  mí  corto  entender,  se  da  muy  fácil  solución*  Yo  siento 
no  hallarme  en  ese  reino  para  cooperar  con  mis  cortas  noticias  al  desempeño 
de  esa  obra;  bien  que  V*  R*  habrá  ya  sustituido  persona  que  tendrá  más 
luces*  Es  menester  apurar  cuanto  se  pueda  esta  materia*  En  México  no 
faltarán  sujetos  que  con  gusto  se  encarguen  de  este  trabajo  tan  pío* 

Cuánto  celebro  lo  que  V.  R*  me  dice  de  haberle  nuestro  amigo  hecho 
donación  y  confiado  en  su  testamento  todos  sus  códigos,  pinturas  y  ma- 


[  22Í  ] 


nuscrítos»  No  podía  elegir  sujeto  más  a  propósito  así  para  su  conservación, 
como  para  que  sirvieran  al  público»  Mis  temores  crecen  sobre  su  enajena- 
miento; pues  sí  el  príncipe  de  la  Paz  lo  llega  a  oler,  es  capaz  de  hacérse- 
los entregar  y  traerlos  a  España  para  sepultarlos  en  un  archivo»  V»  R»  vea 
por  nuestra  patria  y  no  permita  semejante  violencia  ;  pues  nadie  sabrá  dis- 
tinguir si  los  códigos  y  pinturas  son  de  V»  R»  o  del  difunto»  ♦  ♦ 
Su  más  afecto  servidor  que  su  M.  B»  Andrés  Cavo» 

* 

*  * 

Poseemos  el  original  auténtico  de  este  precioso  documento,  completo, 
pero  publicamos  solamente  los  fragmentos  de  la  parte  que  nos  interesa  y  el 
de  la  firma,  por  ser  lo  restante  muy  extenso  y  fuera  de  nuestro  propósito» 

Quienes  han  estado  en  el  fondo  de  la  controversia  guadalupana,  fá- 
cilmente apreciarán  el  valor  inmenso  de  esta  pieza  documental,  y  lo  tiene 
por  tres  razones:  Ia.  Por  ver  al  P»  Cavo  abiertamente  en  favor  de  la  tradi- 
ción; 2a»  porque  indirecta,  pero  claramente,  se  nos  hace  ver  en  esta  carta 
el  aparicíonismo  de  otras  dos  lumbreras  entre  los  historiógrafos,  cuales 
fueron  el  biógrafo  Maneíro  y  el  P»  José  Antonio  Píchardo;  pues  la  carta 
nos  hace  ver  el  descontento  que  en  ellos  causaran  los  ataques  del  preten- 
cioso D.  Juan  Bautista  Muñoz  y  la  intención  en  que  estaban  de  refutarlo, 
deseo  que  no  lograron  por  haberles  antes  sorprendido  la  muerte;  3a.  por- 
que Cavo  nos  cerciora  de  que  la  famosa  carta  de  D»  Martín  Enríquez,  ya 
desde  entonces  apareció  falta  de  fundamento  y  de  solidez,  sí  se  la  quiere 
ver  como  contraria  a  la  Aparición;  ofrece  por  el  contrarío,  elementos  en  fa- 
vor de  ella. 

* 

*  * 

Con  qué  aire  de  triunfo  han  venido  voceando  sin  cesar  los  impugna- 
dores el  imaginado  silencio  de  Cavo.  ¿Cómo,  decían,  un  hombre  que  tanto 

[  222  ] 


escribió  sobre  la  ciudad  de  México  no  se  ocupa  jamás  de  la  Aparición? 

La  verdad  es  que  nunca  se  podía  hablar  de  esta  manera  porque  la 
obra  de  Cavo  que  ha  llegado  hasta  nosotros  es  tan  sólo  lo  que  quedó  de 
sus  apuntes,  el  esqueleto  de  una  obra  a  la  que  él  pensaba  dar  amplitud  y 
estilo;  no  fué  culpa  de  Cavo  sino  de  D.  Carlos  María  de  Bustamante  el 
publicarla  como  obra  definitiva  y  completa  pero  como  "Níhil  est  occultum 
quod  non  revelabítur",  he  aquí  que  de  repente  brota  luminosa  y  auténtica  la 
carta  del  P.  Cavo,  laborioso  y  fidedigno  investigador  de  los  archivos  me- 
xicanos, dícíéndonos  que  no  sólo  cree  en  la  Aparición  sino  que  está  viva- 
mente interesado  por  su  publicidad  y  por  su  defensa* 

De  mucho  más  mérito  que  Cavo  es  considerado  por  sus  contemporá- 
neos y  por  los  presentes  historiadores  el  P.  Luís  Maneíro,  veracruzano,  la- 
tinista de  altos  vuelos  y  biógrafo  fidedigno»  Su  vida  religiosa  y  literaria 
fueron  como  el  eslabón  de  oro  que  unió  a  la  antigua  Compañía  de  Jesús 
con  la  moderna  puesto  que  él  fué  uno  de  los  pocos  supervivientes  que  des- 
de su  destierro  de  Bolonia  logró  ser  restituido  al  patrio  suelo  donde  murió 
al  comenzar  del  siglo  XIX  y  fué  sepultado  en  la  Iglesia  Parroquial  de  San 
Sebastián  en  la  Ciudad  de  México* 

Sin  la  formación  literaria  del  anterior,  el  P.  Píchardo,  Prepósito  del 
Oratorio  de  San  Felipe  Neri,  tiene  más  méritos  como  investigador.  Hizo 
gran  acopio  de  documentos  para  escribir  una  historia  eclesiástica  de  Mé- 
xico; pero,  como  han  hecho  otros  muchos  sabios  mexicanos,  suponiendo 
que  van  a  vivir  indefinidamente,  por  lo  que  nunca  acaban  de  publicar  nada 
durante  sus  vidas.  Buena  parte  de  la  documentación  atesorada  por  Píchar- 
do se  conserva  aún  sin  catalogar,  por  cierto,  en  la  colección  "Genaro  Gar- 
cía" en  la  Universidad  de  Texas. 

Tarde  o  temprano  aparecerán  las  obras  que  en  la  carta,  del  P.  Cavo  se 
mencionan;  pero  ya  por  de  pronto,  con  sólo  estas  noticias  ciertas  se  aña- 
den tres  historiadores  de  gran  prestigio,  al  respetable  núcleo  de  sus  colegas 
en  anteriores  centurias,  por  nosotros  mencionados. 

Y  nótese  bien  que  todos  estos  testimonios,  a  partir  de  1780,  por  ser 
posteriores  al  discurso  de  Muñoz,  tienen  el  mérito  especial  de  hablar  con 


[  223  ] 


perfecto  conocimiento  de  las  más  duras  objeciones  esgrimidas  contra  la 
Aparición,  las  mismas  que  muchos  años  después  trataron  de  vender  como 
nuevas  y  como  procedentes  de  su  cosecha,  como  un  sorprendente  hallazgo, 
los  dos  recalcitrantes  de  la  izquierda. 

* 

La  Carta  del  Virrey  D.  Martin  Enriques  a  que  se  alude  en  la  carta 
del  P.  Cavo  sigue  siendo  el  caballo  de  batalla  de  los  historiadores  a  la  li- 
gera. Por  parte  nuestra  nunca  la  hemos  ocultado  ni  debemos  hacerlo  pues- 
to que  más  nos  favorece  que  nos  impugna.  Copio  pues  de  nuevo  lo  que  ya 
publiqué  en  mi  Historia  Eclesiástica  de  México: 

"Con  esta  ocasión  de  un  milagro  obrado  por  entonces,  escribió  el  Vi- 
rrey Don  Martín  Enríquez  una  carta  de  mucho  interés  para  la  historia  del 
culto  de  la  ermita.  Dice  así:  "Otra  cédula  de  S.  M.  recibí  fecha  en  San  Lo- 
renzo el  Real  a  19  de  Mayo  de  1575,  sobre  lo  que  toca  a  la  fundación  de 
la  ermita  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe,  y  que  procure  con  el  Arzobis- 
po que  la  visite:  visitarla  y  tomar  las  cuentas  siempre  se  ha  hecho  por  los 
prelados,  y  el  principio  que  tuvo  la  fundación  de  la  Iglesia  que  ahora  se  ha 
hecho,  lo  que  constantemente  se  entiende,  es,  que  el  año  de  1555  ó  56,  es- 
taba allí  una  ermítílla  en  la  cual  estaba  la  imagen  que  ahora  está  en  la 
Iglesia,  y  que  un  ganadero  que  por  allí  andaba,  publicó  haber  cobrado  sa- 
lud yendo  a  aquella  ermita:  y  empezó  a  crecer  la  devoción  de  la  gente.  Y 
pusieron  nombre  a  la  imagen,  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe,  por  decir 
que  se  parecía  a  la  Guadalupe  de  España.  Y  de  allí  se  fundó  una  cofradía, 
en  la  cual  dicen  habrá  cuatrocientos  cofrades:  y  de  las  limosnas  se  labró 
la  Iglesia  y  el  edificio  todo,  que  se  ha  hecho,  y  se  ha  comprado  alguna 
renta.  Y  lo  que  parece  que  ahora  tiene  y  se  saca  de  limosnas,  envío  allí 
sacado  del  libro  de  los  mayordomos  de  las  últimas  cuentas  que  se  las  toma- 
ron: y  la  claridad  que  más  se  entendiere  se  enviará  a  S.  M.  Para  asiento 
del  Monasterio  no  es  lugar  muy  conveniente  por  razón  del  sitio,  y  hay 


[  224  ] 


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/>^»*   „  j^wu^í^  _      -     -4-,   a  4 


5^  J.\5,  *4f./&. 


Fragmentos  de  la  carta  guadalupana  del  P.  Cavo. 


tantos  en  la  comarca  que  no  parece  ser  necesario:  y  menos  fundar  parro- 
quia como  el  Prelado  quería,  ni  para  españoles  ni  para  indios*  Yo  he  em- 
pezado a  tratar  con  él  que  allí  bastaba  que  hubiese  un  clérigo  que  fuese 
de  edad  y  hombre  de  buena  vida,  para  que  sí  algunas  de  las  personas  que 
allí  van  por  devoción  se  quisiesen  confesar,  pudiesen  hacerlo :  o  que  las  li- 
mosnas y  lo  demás  que  allí  hubiese  se  gastase  con  los  pobres  del  Hospital 
Real,  nadie  se  aplica  a  favorecelle  con  un  real,  parecíéndoles  que  basta 
estar  a  cargo  de  S*  M*  y  que  sí  esto  no  le  pareciere  se  aplícase  para  casar 
huérfanas*  El  Arzobispo  ha  puesto  ya  dos  Clérigos:  y  sí  la  renta  creciese 
más,  también  querrán  poner  otro:  por  manera  que  todo  vendrá  a  reducir- 
se a  que  coman  dos  o  tres  Clérigos.  V»  E.  mandará  lo  que  fuere  servido"* 

No  sabemos  cuáles  serían  las  respuestas  del  P.  Andrés  Cavo  a  las  ob- 
jeciones fraguadas  sobre  la  carta  del  Virrey  Enríquez,  pero  nos  figuramos 
que  serían  las  que  fácilmente  se  le  ocurren  a  quien  esté  medianamente  in- 
formado de  las  personas  y  cosas  de  aquella  época*  La  carta  de  Enríquez 
conociendo  el  vocabulario  del  siglo  XVI  nos  hará  ver  que  se  trata  de  la 
FUNDACION  de  la  iglesia  en  el  sentido  jurídico  y  canónico  de  la  palabra  y 
no  del  origen  espiritual  o  milagroso  de  la  ermita*  De  lo  primero  podía  ser  re- 
querido por  el  Monarca,  de  lo  segundo  no,  ni  a  él  le  tocaba  informar  sobre 
esto*  Confírmase  con  las  mismas  frases  del  Virrey  puesto  que  dice  que  el 
año  1555  ó  1556  ESTABA  YA  allí  una  ermita  en  la  cual  estaba  ya  la  Ima- 
gen* En  esta  última  vaga  fecha  fué  cuando,  según  él,  empezó,  no  la  Ima- 
gen, sino  un  extraordinario  crecimiento  de  la  devoción  a  ella ;  crecimiento 
que  bien  pudo  haber  sucedido  con  el  nuevo  milagro  a  que  el  Virrey  se  re- 
fiere en  favor  del  vaquero,  sin  perjuicio  y  menoscabo  del  milagro  original, 
antes  como  una  nueva  confirmación  y  luz  del  cíelo  que  Dios  hacía  en  favor 
de  la  primitiva  Aparición* 

Otro  muy  importante  dato  ofrecido  espontáneamente  por  el  Virrey  es 
que  todos  los  Prelados  de  México  habían  tomado  las  cuentas  de  la  ermita 
y  visitádola,  luego  también  la  visitó  Fray  Juan  de  Zumárraga  que  fué 
uno  de  esos  tres  Prelados  a  quienes  únicamente  puede  aplicarse  el  "todos" 
de  D.  Martín  Enríquez* 


[  225  ] 


Refléjase  también  en  la  carta  el  guadalupanísmo  del  tercer  Arzobis- 
po ya  que  sostenía  una  Cofradía  de  400  socios  y  quería  elevar  a  parroquia 
la  devota  ermita  del  Tepeyac.  El  invertir  en  huérfanas  lo  destinado  al 
santuario  no  fué,  pues,  obra  suya  sino  del  Virrey. 

Por  lo  demás  el  Virrey  aquí  no  se  muestra  un  gran  historiador :  no 
precisa  ni  quiere  precisar  datos  ni  fechas ;  hay  contradicciones  entre  sus 
propias  frases  y  en  el  fondo  se  ve  hasta  la  falta  de  gana  de  informarse  del 
suceso*  El  escrito  en  general  está  muy  en  consonancia  con  esa  marcadísi- 
ma aversión  que  tenía  el  Virrey  para  todo  lo  criollo  de  Nueva  España» 

* 

Solamente  a  título  de  contemporánea  a  la  carta  de  Cavo  introducimos 
en  esta  década  el  precioso  soneto  inédito,  guadalupano  de  nuestro  ilustre 
poeta  Fray  Manuel  de  Navarrete,  que  hallamos  en  el  Archivo  de  la  Uni- 
versidad de  Texas: 

A  LA  SANTISIMA  VIRGEN  DE  GUADALUPE 

Flores  apparuerunt  in  térra  nostra: 

La  deidad  de  la  paz  diestros  pintores 
Expresaban  con  dulce  gallardía 
Dibujando  una  virgen  que  ofrecía 
En  sus  Cándidas  manos  tiernas  flores ; 
Entonces,  apurando  sus  primores 
Ilustrado  el  pincel  nos  prometía 
Esta  agradable  copia  de  María 
Que  recibió  en  el  cíelo  sus  colores. 

Así  la  ve  aquel  indio  afortunado 
De  Tepeyac  en  la  escarpada  sierra 
Milagro  que  hasta  hoy  se  ha  perpetuado, 
Pues  cuando  se  arde  el  mundo  en  viva  guerra 
Parece  que  la  paz  se  ha  refugiado 
En  los  lares  felices  de  mi  tierra. 


[  22é  ] 


VIGESIMANONA  DECADA  -  18U-1821 

L  frente  del  pueblo  mexicano,  enarbolada  como  primer 
estandarte  nacional,  emblema  de  unión  y  de  esperanza, 
apareció  la  Imagen  de  Santa  María  de  Guadalupe  desde 
la  raíz  misma  de  la  Independencia  en  18 10. 
Tomándola  en  efecto,  de  la  sacristía  de  la  Parroquia  de 
Atotonílco,  el  esforzado  sacerdote  que  encabezó  los  primeros  momentos  de 
la  Independencia  nacional,  mandó  colocarla  en  lugar  de  honor  y  le  díó 
amorosamente  el  título  de  Capitana  General* 

Este  acto  fué  ciertamente  un  golpe  maestro  digno  de  quien  por  intui- 
ción y  larga  experiencia  conocía  el  ánimo  del  pueblo.  Con  un  adarme  de 
patriotismo  que  se  tenga,  nada  hay  para  unirnos  y  entusiasmarnos  como 
la  Virgen  de  Guadalupe  y  las  empresas  colocadas  bajo  su  manto* 

Pero  aparte  de  la  estrategia  psicológica,  el  acto  de  Hidalgo  era  un  bro- 
te espontáneo  de  su  natural  devoción* 

Don  Alejo  García  Conde  describiendo  como  testigo  de  vista  el  unifor- 
me de  Hidalgo  hace  notar  que  ostentaba  colgada  sobre  el  pecho  una  gran 
medalla  de  oro  de  la  Virgen  de  Guadalupe* 


[  227  ] 


Mucho  hemos  discutido  y  en  forma  definitiva  de  la  fe  de  Hidalgo 
y  ésta  quedó  en  su  lugar  y  a  flote,  aun  en  los  mismos  deslices  de  su  vida* 
Un  escapulario  de  la  Virgen  de  Guadalupe  le  acompañó  en  todas  sus  ba- 
tallas y  hasta  al  mismo  patíbulo. 

* 

*  * 

Morelos  era  más  guadalupano  que  Hidalgo  ;  en  el  apogeo  de  sus  triun- 
fos, el  centro,  la  capitana,  la  reina  de  sus  ejércitos,  fué  la  Virgen  Guada- 
lupana  llevada  en  solemnísima  procesión  militar  en  Oaxaca  desde  la  Ca- 
tedral hasta  su  Santuario.  Nada  empero  nos  habla  tan  claro  en  este  punto 
como  la  fogosa  y  síncerísima  proclama  del  tenor  siguiente: 

"Don  José  María  Morelos,  Capitán  General  de  los  exércítos  America- 
nos y  Vocal  de  la  Suprema  Junta  Nacional  Gubernativa  del  reino,  &c.  &c. 

Por  los  singulares,  especiales  e  innumerables  favores  que  debemos  a 
María  SSma.  en  su  milagrosa  imagen  de  Guadalupe,  patrona,  defensora  y 
distinguida  emperatriz  de  este  reyno,  estamos  obligados  a  tributarle  todo 
culto  y  adoración,  manifestando  nuestro  reconocimiento,  nuestra  devoción 
y  confianza,  y  siendo  su  protección  en  la  actual  guerra  tan  visible  que  na- 
die puede  disputarla  a  nuestra  nación,  debe  ser  visiblemente  honrada  y  re- 
conocida por  todo  Americano.  Por  tanto,  mando  que  en  todos  los  pueblos 
del  reyno,  especialmente  los  de  el  sud  de  esta  América  septentrional  se 
continúe  la  devoción  de  celebrar  una  misa  en  día  doce  de  cada  mes  en  hon- 
rra  y  gloría  de  la  SSma.  Virgen  de  Guadalupe,  y  en  todos  los  pueblos  don- 
de no  hubiere  cofradía,  ó  devoto  que  exhíva  la  limosna,  se  sacará  ésta  de 
las  caxas  nacionales:  y  en  las  divisiones  de  nuestro  Exercíto  será  obliga- 
ción de  los  capellanes  sin  percepción  de  limosna,  y  en  donde  hubiere  mu- 
chos capellanes  le  tocará  al  que  entrare  de  semana. 

En  el  mismo  día  doce  de  cada  mes  deberán  los  vecinos  de  los  pueblos 
exponer  la  SSma.  imagen  de  Guadalupe  en  las  puertas  o  balcones  de  sus 
casas  sobre  un  lienzo  decente,  y  quando  no  tengan  imagen  colgarán  el 
lienzo  mientras  la  solicitan  de  donde  las  hay,  añadiendo  arder  las  luces  que 


[  228  ] 


según  sus  facultades  y  ardiente  devoción  les  proporcione.  Y  por  quanto  no 
todos  se  pueden  manifestar  de  este  modo,  deverá  todo  hombre  generalmen- 
te de  diez  años  arriba  traer  en  el  sombrero  la  cucarda  de  los  colores  nacio- 
nales, esto  es,  de  azul  y  blanco,  una  divisa  de  listón,  cinta,  lienzo  o  papel, 
en  que  declarará  ser  devoto  de  la  SSma.  imagen  de  Guadalupe,  soldado  y 
defensor  de  su  culto,  y  al  mismo  tiempo  defensor  de  la  Religión  y  su  patria 
contra  las  naciones  extrangeras  que  pretenden  oprimir  la  nuestra.  ♦  ♦ 

Y  para  que  esta  disposición  obligatoria  tenga  su  debido  cumplimien- 
to, mando  a  todos  los  jueces  militares  y  políticos,  ruego  y  encargo  a  todos 
los  prelados  Eclesiásticos  cuiden  y  zelen  con  todas  sus  fuerzas,  a  fin  de 
que  los  subditos  logren  tan  santos  fines  reservando  declarar  por  indevoto 
y  traidor  a  la  nación  al  individuo  que  reconvenido  por  tercera  vez  no  usa- 
re la  cucarda  nacional  o  no  diere  culto  a  la  SSma.  Virgen,  pudíendo.  Y 
para  que  llegue  a  noticia  de  todos  y  nadie  alegue  ignorancia,  mando  se 
publique  por  bando  en  las  provincias  de  Teipan,  Oaxaca  y  siguientes  del 
reyno. 

Dado  en  el  quartel  general  de  Ometepec  a  los  once  días  de  marzo  de 
mil  ochocientos  trece» — José  Ma.  Morelos. — Por  mandato  de  su  Excelen- 
cía.  José  Lucas  Marín» — Pro.  Secro". 

Confesamos  que  esta  proclama  no  es  una  prueba  de  la  Aparición  como 
tal:  cualquier  Virgen  no  aparecida  pudo  ir  a  la  vanguardia  de  nuestra  In- 
dependencia; es  sin  embargo  todo  el  episodio  guadalupano  de  la  Indepen- 
dencia Mexicana,  una  parte  del  argumento  solidísimo,  cual  es  el  testimonio 
entero  y  constante  de  una  nación,  testimonio  que  no  puede  durar  ni  menos 
en  ese  grado,  en  torno  de  una  mentira  o  de  una  imagen  que  estuviese  vin- 
culada a  una  mentira. 

Más  aún:  en  aquel  período  de  nuestra  Independencia  muchas  familias 
criollas  y  españolas  disentían  de  el  movimiento  libertador,  abominaban  y 
calumniaban  inicuamente  a  sus  jefes,  sabían  por  otra  parte  que  la  Virgen 
de  Guadalupe  era  el  emblema  de  la  Independencia;  era  pues  entonces  la 
ocasión  más  propicia  para  hablar  contra  la  Aparición,  para  propalar  el 
discurso  de  Muñoz,  etc.,  etc.,  y. .  ♦  no  hubo  nada  de  eso. 


[  229  ] 


£1  hecho  aislado  de  que  un  pelotón  de  soldados  realistas  en  estado  de 
ebriedad,  hubiese  fusilado  la  imagen  de  N*  S*  de  Guadalupe,  no  significa 
nada  en  sí  mismo  dadas  esas  circunstancias ;  dió  en  cambio  lugar  a  filiales 
reparaciones  entonces,  y,  posteriormente,  a  la  regia  manifestación  de  la  pie- 
dad española  cuando,  como  adelante  veremos,  un  preclaro  militar  español 
en  nombre  de  su  rey,  su  ejército  y  su  pueblo  paseaba  el  mismo  estandarte 
que  había  tremolado  Hidalgo,  por  las  calles  de  la  Metrópoli  Mexicana, 


[  230  ] 


Bando  autógrafo  del  Sr.  Cora  Morelos. 


TRIGESIMA  DECADA  -  1821-1831 

A  Independencia  mexicana  se  consumó  gloriosamente  y  esto 
así  porque  sus  principales  fines  fueron  religiosos;  porque 
el  móvil  de  su  caudillo  Don  Agustín  de  Iturbíde,  fué  pri- 
mariamente la  salvación  de  nuestra  fe  y  porque  la  prime- 
ra de  las  tres  garantías  simbolizadas  en  los  colores  de 
nuestra  bandera  fué  la  de  la  Religión  Católica,  Apostólica,  Romana,  la 
única  del  país  y  la  única  verdadera  y  salvadora» 

O'Donojú,  el  último  virrey  español,  no  se  rindió  por  otra  cosa  sino  por- 
que desde  Veracruz  se  víó  aplastado  por  el  peso  formidable  de  la  opinión 
y  por  la  inmensa  personalidad  de  nuestro  caudillo.  Pactó  porque  debía 
pactar  y  por  eso  entró  con  frente  serena  a  la  derecha  del  libertador. 

El  gozo  universal,  desbortante,  íntimo,  con  que  se  estremeció  sa- 
tisfecha y  libre  la  nación  entera  cuando  tuvo  lugar  la  entrada  triunfal  del 
Ejército  Trígarante,  quedó  de  tal  manera  impresa  en  los  que  lo  vieron 
que  aun  a  través  de  sus  canas  y  de  tantos  años  de  desventuras,  todavía  les 
centelleaban  de  gozo  las  pupilas  y  se  les  agotaban  los  epítetos  y  las  expre- 
siones para  pintar  las  escenas  de  aquel  día.  De  sus  labios  las  oímos  y  viven 


[  23Í  ] 


frescas  en  nuestra  alma  como  para  ilustrar  ese  momento  único  y  fulguran- 
te de  nuestra  historia. 

Don  Agustín  de  Iturbíde  coronó  su  obra  aceptando  el  cetro  imperial, 
entre  otras  razones  porque  tenía  conciencia  como  la  tenían  sus  propios 
enemigos,  de  que  él  era  el  hombre  fuerte,  el  hombre  necesario,  el  de  más 
méritos  y  el  mejor  orientado»  Víó  delante  de  sí  una  nación  rica  y  buena  y, 
no  contando  con  perfidias  ocultas  extranjeras,  con  muy  buena  lógica  se  pro- 
metía luengos  años  de  paz  y  de  bonanza. 

Luego  al  punto  buscó  su  fuerza  en  la  roca  del  Tepeyac  y  con  univer- 
sal alegría  brotó  en  medio  de  nuestra  patria  y  se  esparció  por  toda  la  na- 
ción, la  Orden  Imperial  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe. 

La  inauguración  de  la  Orden  de  Guadalupe  se  verificó  algunos  días 
después  de  la  Coronación,  el  J3  de  Agosto  de  J822.  Reunidos  todos  los  Ca- 
balleros a  las  ocho  de  la  mañana  en  el  Palacio  de  Moneada,  a  las  nueve  sa- 
lieron en  coches  rumbo  al  Santuario  de  Guadalupe,  escoltando  al  Empe- 
rador y  Gran  Maestre  un  escuadrón  de  caballería  del  Regimiento  Imperial, 
de  gran  gala,  y  en  la  Garita  de  Peralvíllo  se  les  unió  un  piquete  de  infan- 
tería del  Resguardo.  Toda  la  calzada  estaba  adornada  con  arcos  de  flores 
y  cortinajes,  y  un  gran  concurso  de  gente  presenció  el  inusitado  espectáculo. 

Un  repique  general  anunció  la  llegada  del  Gran  Maestre  a  las  puer- 
tas de  la  Colegiata,  en  donde  lo  esperaban  el  Cabildo  y  los  Ministros  de 
Coro  con  sobrepellices  y  capas  pluviales  j  seis  Regidores  tomaron  las  varas 
del  palio  y  llevaron  debajo  de  él  al  Emperador  hasta  el  altar  mayor,  en 
donde  hizo  oración  mientras  los  concurrentes  ocupaban  sus  puestos.  Can- 
tado el  "Te  Deum",  que  entonara  el  limo.  Señor  Obispo  Cabañas,  ocu- 
pó el  Emperador  el  trono  que  le  estaba  preparado  en  el  lado  del  Evangelio, 
adornado  con  ricas  colgaduras  de  terciopelo  y  damasco,  y  cercado  por  una 
barandilla  de  plata.  Junto  a  él  tomaron  asiento  los  Príncipes  de  la  Unión, 
del  Imperio  y  Mexicanos. 

La  iglesia  lucía  sus  mejores  galas,  estando  muy  adornado  el  altar 
mayor,  en  donde  se  hallaba  la  milagrosa  imagen,  y  brillando  por  todos  la- 
dos numerosas  arañas  de  oro,  plata  y  cristal,  cuajados  de  cirios  encendidos. 


[  232  ] 


El  Obispo  oficiante,  limo*  Sr.  Pérez  Martínez,  se  hallaba  bajo  dosel 
en  el  lado  de  la  Epístola,  y  ante  él  condujo  al  Emperador  el  señor  Cabañas, 
como  Gran  Canciller  que  era  de  la  Orden;  allí  prestó  don  Agustín  el  jura- 
mento, se  le  vistió  el  manto  y  se  le  pusieron  las  insignias.  Volvió  al  trono  y 
díó  principio  la  misa  pontifical,  con  numeroso  coro  de  voces  que  acompañó 
una  muy  buena  orquesta. 

Después  del  sermón,  que  predicó  don  Agustín  Iglesias,  el  Secretario 
Mendívíl  leyó  en  alta  voz  la  fórmula  del  juramento  como  sigue: 

"¿Juráis  vivir  y  morir  en  nuestra  Sagrada  Religión  Católica,  Apostó- 
lica, Romana;  defender  la  Constitución  del  Estado,  la  persona  del  Empe- 
rador mientras  se  sujete  a  ella,  la  libertad  e  independencia  absoluta  de  la 
Nación,  la  Unión  de  los  habitantes  del  Imperio;  no  emplearos  jamás  direc- 
ta ni  indirectamente  contra  tan  sagrados  objetos ;  obedecer  las  disposiciones 
del  Gran  Maestre  y  de  la  Asamblea,  en  lo  que  manden  arreglado  a  los  Es- 
tatutos; servir  bien  y  fielmente  al  Estado  y  a  los  que  lo  dirigen  en  cuanto 
tenga  relación  con  la  felicidad  pública,  y  cumplir  exactamente  los  Estatu- 
tos de  la  Orden,  en  que  comprende  la  última  devoción  a  su  Patrona?" 

Todos  contestaron:  "fSí,  juramos!"  y  terminó  el  Secretario  diciendo: 
"í Sí  así  lo  hiciereis,  Dios  os  lo  premie,  y  sí  no,  él  os  lo  demande!" 

*  * 

Cuando  se  ve,  por  un  lado  esta  solemne  creación  de  la  Orden  de  Gua- 
dalupe y  por  otro  lado,  casi  desde  aquellos  mismos  días  el  infortunio,  la 
persecución  y  el  martirio  para  los  que  con  más  sinceridad  se  hicieron  ca- 
balleros de  ella,  y  para  sus  sucesores  en  tal  carácter  a  través  de  toda  nues- 
tra historia;  todos  los  insensatos  se  hacen  esta  burda  y  antiquísima  pre- 
gunta: i  Dónde  está  la  protección  implorada  ?  La  respuesta  es  muy  antigua 
y  muy  clara:  La  protección  está  en  dotar  de  fidelidad,  de  nobleza,  de  in- 
mensa heroicidad  cristiana  al  escuadrón  de  los  muchos  o  de  los  pocos  que 
sinceramente  piden  ese  patrocinio. 

[  233  ] 


Esos  rasgos  característicos  de  los  escogidos  de  Dios  son  el  mejor  pre- 
mio que  se  da  así  en  el  Tepeyac  como  en  el  Calvario» 

Iturbíde  cayendo  mártir  en  un  charco  de  su  sangre  libertadora  y  tan- 
tos otros  mexicanos  sucumbiendo  como  él  a  los  golpes  de  la  impiedad  ex- 
tranjera son  para  sí  mismos  y  para  su  patria  glorias  mucho  mayores  que 
las  del  reino  de  la  materia  con  su  horripilante  "record"  de  prostitución,  des- 
trucción de  hogares,  suicidios  y  sórdidos  crímenes  internacionales» 

Los  apóstoles  y  mártires  arrastrados  al  patíbulo  tienen  más  y  mejor 
prosperidad  que  sus  imperiales  verdugos» 

* 

*  * 

No  fué  personal  tan  sólo  el  acto  de  Iturbíde;  el  Congreso  sentía  con 
él :  así  desde  sus  primeras  sesiones  acordó  colocar  como  reina  y  patrona 
en  el  gran  salón  la  Imagen  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe. 

En  sesión  de  3  de  Julio  de  1822  fué  aprobado  por  unanimidad  y  sin 
discusión  el  siguiente  artículo  8  del  reglamento  interior  del  Congreso. 

"En  uno  de  los  lienzos  o  lados  del  salón  se  colocará  una  imagen  de  la 
poderosa  patrona  del  Imperio,  María  Santísima  de  Guadalupe". 

En  sesión  de  \\  de  Julio  de  J 822  se  leyó  un  oficio  del  venerable  Cabil- 
do de  la  Colegiata.  Este  oficio,  a  petición  del  diputado  D.  Valentín  Gómez 
Farías,  se  mandó  insertar  en  las  actas  y  es  como  sigue: 

"El  Cabildo  de  esta  insigne  imperial  Colegiata  ha  entendido  que  el 
Soberano  Congreso  Constituyente  mexicano,  animado  de  un  espíritu  ver- 
daderamente católico  y  deseando  hacer  una  pública  piadosa  ostentación  de 
su  amor  y  reconocimiento  hacía  la  poderosa  Patrona  del  Imperio,  María 
Santísima  de  Guadalupe,  ha  resuelto  que  su  sagrada  imagen  se  coloque  en 
el  salón  de  sesiones.  Sí  la  devoción  a  la  Madre  de  Dios  en  este  su  portento- 
so simulacro  ha  sido  siempre  la  divisa  característica  de  todos  los  hijos  del 
felicísimo  Anáhuac:  sí  en  ella  tiene  vinculada  nuestra  nación  la  segura  es- 
peranza de  su  engrandecimiento  y  prosperidad,  y  bajo  su  augusto  nombre 


[  234  ] 


se  pronunció  y  llevó  a  cabo  la  gloriosa  obra  de  nuestra  Independencia  <a 
quién  pertenece  con  mayor  derecho  promover  los  cultos  y  solicitar  la  pro- 
tección de  la  Madre  común,  que  a  este  Cabildo,  el  cual  por  una  dicha  envi- 
diable está  destinado  para  custodiar  tan  sagrado  tesoro  y  venerarle  más  de 
cerca  ? 

Con  estas  justas  consideraciones  remite  a  Vuestras  Excelencias  este 
Cabildo  esta  devota  imagen,  bendita  y  tocada  a  su  original,  suplicándoles 
rendidamente  tengan  la  bondad  de  presentarla  a  su  nombre  al  Soberano 
Congreso  con  el  fin  de  que  si  se  dignara  aceptarla,  mande  se  coloque  en  el 
Salón,  conforme  a  lo  decretado  en  el  artículo  6  del  reglamento  para  su  go- 
bierno interior*  El  obsequio  no  corresponde  a  la  magestad  del  lugar  ni  a  la 
grandeza  del  objeto  a  que  se  dedica,  pero  será  ciertamente  un  monumento 
eterno  de  la  observancia  y  respeto  de  este  cabildo  a  la  soberanía  de  esta 
nación  representada  en  sus  dignísimos  diputados* — Dios  guarde  a  VV.  EE. 
muchos  años* — Sala  Capitular  de  Santa  María  de  Guadalupe  y  Julio  9  de 
1822  segundo  de  la  independencia  mexicana» — Excmos  Sres. — Dr.  Augus- 
to Beye  de  Císneros. — Br.  José  Nemesio  Montes  de  Oca» — Dr.  Dímas  Mal- 
donado» — Excmos»  Sres»  diputados  Secretarios  del  Soberano  Congreso"» 

Leído  el  anterior  oficio  el  diputado  Sr.  Andrade  pidió  que  el  cuadro  de 
que  habla  el  oficio,  el  cual  había  sido  conducido  por  los  prebéndanos  de  la 
Colegiata,  se  colocase  bajo  el  solio  por  ahora  y  así  se  acordó. 

El  Sr.  Iríarte  pidió  que  se  nombrase  una  Comisión  que  recibiese  con 
luces  la  Imagen  de  la  Santísima  Virgen  de  Guadalupe  y  se  aprobó  esta  adi- 
ción y  el  Sr.  Llave  que  la  Guardia  del  Congreso  hiciese  a  la  referida  Ima- 
gen honores  de  Capitán  General. 

Se  condujo  la  Santísima  Virgen  por  una  Comisión  de  veinticuatro  se- 
ñores diputados,  se  colocó  bajo  del  solio  y  el  Sr.  Presidente  invitó  a  los  se- 
ñores diputados  a  hacer  un  acto  de  adoración  (veneración)  hincando  las 
rodillas  ante  la  imagen,  con  lo  que  se  concluyó  este  acto,  después  de  haber 
despedido  dos  señores  Secretarios  a  los  Prebendados  que  presentaron  dicho 
cuadro* 


[  235  ] 


El  popular  entusiasmo  para  el  tercer 
centenario. _La  visita  de  laVirgen  ala  ti  = 
erra  de  Fray  Juan  de  Zumarraga._  Elpa= 
ralelismo  entre Lourdesy  el  Tepeyac.-El 
Pan-Hispanismo  délas  apariciones. -Unano; 
ble  falange  de  caridad  y  pureza. -El  pare  - 
eer  definitivo  de  la  Sagr  ada  Congregación 
de  Paitos. _La  canónica  Coronación  déla 
Imagen. «Su  triunfal  paseo  en  el  centenar 
rio  de  la  Independencia.-  Suportentosa 
conservación  contra  el  atentado  dínamite= 
ro,un  M  éxico  sublime  fiel  y  fuerte  junto  ala 
roca  delTepeyac,  a  través  de  la  cuarta  cen- 
turia guadalupana  prueban  concordes  la 
original  aparición  de  la  Madre  deDiosen 

1531 


TRIGESIMAPRIMERA  DECADA 


-  1831-1841 


IBRANTE  y  unísona  la  voz  del  pueblo  proclamando  con  re- 
gocijo el  tercer  centenario  de  la  Aparición,  presentó  el  año 
de  1831  la  más  solemne  de  sus  pruebas. 
Nada  más  a  propósito  para  describir  los  festejos,  que  una 
relación  publicada  entonces  y  requerida  hoy  como  rareza 
bibliográfica  de  alto  valor.  Su  autor  fué  ciertamente  un  testigo  de  vista  y 
por  algunos  rasgos  que  se  le  escapan,  no  muy  amigo  de  la  causa  guadalu- 
pana.  Este  detalle  viene  a  dar  más  valor  a  cuanto  de  dicha  relación  trans- 
cribimos. 

"Scríbantur  haec  in  generatíone  altera:  et  populus  quí  creabítur  lau- 
dabit  Dominum.  ♦ 

"Luego  que  la  Junta  Guadalupana  proyectó  solemnizar  este  aconteci- 
miento y  comenzó  a  dictar  sus  providencias  para  ello,  se  advirtió  en  el  pú- 
blico un  grande  empeño  en  imitarla.  La  función  de  Guadalupe  en  la  Cole- 
giata el  día  12  fué  solemnísima,  lo  mismo  que  la  de  la  Alcaicería  de  México. 

"Domingo  25  de  Diciembre  de  1831.  (Día  hermoso). — "A  las  doce  de 


[  237  ] 


hoy  ha  habido  un  solemne  repique  a  vuelo  en  todas  las  iglesias,  comen- 
zando por  la  Catedral. 

Lunes  26.  (Bello  día)* — "Han  dado  un  gran  placer  las  vísperas  y  mai- 
tines de  Catedral;  éstos  acabaron  a  las  diez  y  cuarto  de  la  noche.  Dícen- 
me  que  se  reunieron  en  el  coro  cuarenta  y  dos  voces  con  los  instrumenta- 
les. La  Iglesia  se  iluminó  en  todas  sus  bóvedas  con  candiles  de  plata,  y  a 
falta  de  algunos  de  éstos  con  los  de  calamina  dorada  de  la  Profesa,  su  her- 
mosa lámpara  y  hachones  de  cera  por  toda  la  crujía  que  lucía  mucho  pues 
se  aseó  al  efecto.  La  concurrencia  fué  tan  grande  que  no  cabía  en  el  tem- 
plo, y  sólo  era  comparable  con  la  del  Jueves  Santo  en  la  noche. 

Colocóse  en  el  trono  del  ciprés  la  Imagen  de  Nuestra  Señora  de  Gua- 
dalupe que  tiene  dos  faces,  en  una  se  representaba  a  la  Señora,  aparecida 
como  está  en  el  ayate  y  en  la  otra  en  actitud  de  mostrarse  al  Sr.  Zumá- 
rraga  por  el  venturoso  Juan  Diego;  seguramente  es  de  muy  regular  pincel. 
En  el  lado  del  Evangelio  se  veía  colocado  un  estandarte  exquisitamente 
bordado  con  alguna  pedrería  en  razo  azul  y  en  su  centro  se  colocó  la  pe- 
queña Imagen  de  Guadalupe  que  dicen  poseía  el  venturoso  Juan  Diego  y 
mas  há  de  80  años  que  está  colocada  en  la  puerta  del  Sagrario  del  Altar 
Mayor  de  la  Catedral.  Las  torres  y  fachadas  de  este  Templo  se  han  ilu- 
minado completamente  y  también  las  calles  principales. 

Martes  27.  (Día  hermoso  en  toda  la  extensión  de  la  palabra). — "Se 
anunció  el  alba  con  solemne  repique  a  vuelo  en  todas  las  iglesias.  La  Jun- 
ta Guadalupana  se  reunió  en  la  Diputación,  y  marchó  a  las  ocho  y  medía  a 
la  Catedral  donde  ya  se  había  cantado  la  tercia.  Allí  fué  recibida  por  una 
numerosa  comisión  de  sus  miembros  con  toda  etiqueta.  Presidióla  el  Exmo. 
ayuntamiento  bajo  de  mazas,  y  se  colocó  detrás  de  esta  corporación  en  el 
lado  del  evangelio;  ofició  la  misa  el  Sr.  canónigo  Buchelí,  acompañándole 
dos  padres  capellanes  a  falta  de  Sres.  Capitulares.  Allí  todo  era  augusto  y 
majestuoso:  riquísimos  ornamentos;  todo  el  aparato  del  altar,  de  oro;  la 
concurrencia  numerosísima  y  brillante;  una  compañía  de  infantería  hizo 
las  salvas  de  estilo.  Cada  uno  tenía  en  su  imaginación  a  la  Señora  objeto 
de  tan  solemnes  cultos:  la  gloria,  el  credo  y  cuanto  allí  se  cantó  fué  con  la 


[  238  ] 


mayor  armonía  y  delicadeza,  aunque  la  composición  no  me  pareció  mo- 
derna. Luengas  se  excedió  a  sí  mismo  al  cantar  el  sígnum  magnum  apa- 
ruít  ín  coelo:  llegamos  en  el  post  comunío  a  la  antífona  "Non  fecít  talíter", 
y  en  este  momento  el  corazón  quería  saltarse  de  gozo*  ¡Qué  recuerdos  tan 
tiernos  excitan  estas  palabras  salidas  en  un  instante  de  entusiasmo  por  la 
boca  del  gran  Benedicto  XIV!  Nada  diré  de  las  sensaciones  que  produjo 
el  órgano  al  cantarse  el  Te  Deum;  al  entonar  Te  Ergo  quassumus,  todo 
el  mundo  se  arrodilló,  y  parece  que  se  veía  en  competencia  a  los  autores  de 
este  himno,  Ambrosio  y  Agustín,  que  después  de  recordar  la  alabanza  que 
la  Divinidad  recibe  en  el  Hosanna  eterno  de  todas  las  jerarquías  celestia- 
les, humillados  a  su  presencia  y  anonadados  imploraban  su  protección,  y 
misericordia,  recordándole  el  inestimable  precio  de  su  sangre;  el  bajo  del 
órgano  retumbaba  estrepitosamente,  y  hacía  estremecer  el  corazón  como  sí 
se  oyera  la  majestuosa  voz  del  que  con  sólo  el  arqueamíento  de  sus  cejas 
hace  retemblar  hasta  el  profundo  de  los  abismos.  Dadas  las  doce  del  día  ter- 
minó esa  función  y  todos  los  mexicanos  salieron  del  templo  enorgullecidos 
por  haber  pagado  ese  tributo  de  gratitud  a  la  que  los  ha  llenado  de  ventu- 
ra y  ha  acumulado  sobre  sus  cabezas  bienes  sobre  bienes ;  con  razón  le  di- 
ce la  iglesia.  ♦ .  "perpetuis  benefícíís,  nos  cumularí  voluístí". 

Llegó  la  tarde  de  este  día  memorable,  y  en  ella  se  completó  el  gozo  de 
este  buen  pueblo.  La  Junta  se  reunió  en  la  Diputación  como  por  la  maña- 
na, y  trasladada  con  el  Ayuntamiento  a  la  Catedral,  comenzó  a  salir  la 
procesión  de  este  templo.  La  tropa  de  la  guarnición  estaba  formada,  ha- 
ciendo valla  como  en  la  del  día  de  Corpus ;  abrían  la  marcha  los  gastadores 
de  la  artillería  de  a  caballo,  en  seguida  iban  los  estandartes  de  las  herman- 
dades, de  las  parroquias,  terceras  órdenes  y  después  las  comunidades  reli- 
giosas por  el  orden  de  su  antigüedad;  seguía  la  Curia  eclesiástica,  el  ve- 
nerable clero,  música  del  coro;  unos  infantes  del  mismo  cantaban  la  letanía 
Lauretana ;  los  curas  del  Sagrario  cerraban  la  procesión,  y  muy  cerca  del 
Simulacro  de  Nuestra  Señora  de  que  hemos  hablado  iban  algunos  señores 
canónigos  con  capas  pluviales.  En  el  cuerpo  de  la  procesión  iban  las  imá- 
genes de  San  Felipe  de  Jesús  mexicano,  Santa  Rosa  de  Lima,  los  Padres 


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de  María  Santísima,  y  el  Patriarca  Señor  San  José,  llevando  a  cada  ima- 
gen porción  de  cargadores  decentemente  uniformados*  El  acompañamien- 
to secular  era  numeroso  y  brillante,  todo  marchaba  bajo  las  mazas  de  la 
ciudad  y  terminaba  con  el  Sr.  Gobernador  del  distrito  que  llevaba  el  es- 
tandarte de  que  hemos  hablado,  en  que  estaba  la  imagen  que  poseyó  Juan 
Diego;  del  mismo  estandarte  colgaban  dos  borlas  de  oro,  que  una  llevaba 
el  alcalde  ordinario  más  antiguo  y  otra  el  general  Quitanar  como  Presi- 
dente de  la  Junta  Guadalupana.  También  en  el  ayuntamiento  iba  la  Uni- 
versidad con  no  poco  número  de  doctores  y  los  colegios,  inclusos  el  de  abo- 
gados y  escríbanos»  Las  calles  estaban  adornadas  con  la  mayor  delicadeza, 
y  la  de  Tacuba  parecía  un  jardín  que  acababan  de  hermosear  varios  alta- 
res con  pequeños  pabellones  y  muchas  banderas  graciosamente  colocadas. 
La  carrera  de  la  procesión,  (repito)  fué  la  del  Corpus,  e  iguales  sus  adornos. 

Siguióse  el  imponente  espectáculo  de  la  guarnición  que  marchaba  en 
seguida:  no  puede  decirse  qué  cuerpo  se  atraía  más  la  atención  tanto  por 
su  lujo  como  por  su  buen  orden  en  la  marcha.  La  artillería  llevaba  una 
gran  batería  de  cañones  de  calibres  de  a  8,  de  a  4  y  obuses  pero  tan  arre- 
glada como  si  en  aquel  momento  saliese  a  campaña,  hasta  su  capellán  a 
caballo  se  presentó  en  su  respectivo  lugar.  Llamaban  con  especialidad  la 
atención,  los  regimientos  número  2  y  3  de  caballería  por  sus  monturas,  ca- 
ballos, equipos  y  bandas  de  música  que  podían  presentarse  en  la  gran  Pa- 
rada de  París,  mandada  por  Napoleón;  seguía  parte  del  8o.  de  caballería  y 
concluían  la  marcha  los  gendarmes  de  la  misma  arma.  Nada  se  diga  de  la 
infantería,  pues  sus  granaderos  principalmente  se  atraían  las  miradas. 
Aun  no  acababa  de  moverse  la  caballería  del  último  cuerpo,  cuando  ya  la 
procesión  iba  entrando  por  la  catedral:  ésta  se  dejó  ver  iluminada  como 
la  noche  anterior,  y  concluyó  el  acto  cantándose  la  Salve  a  toda  orquesta. 
No  es  fácil  pintar  el  gozo  que  produjo  este  espectáculo  en  un  pueblo  nume- 
rosísimo; continuó  la  iluminación  de  la  Catedral,  la  Diputación,  Palacio  y 
en  casi  todas  las  casas,  y  daba  a  ello  mucho  realce  la  de  los  altares  que  se 
veían  en  diversas  partes,  como  en  la  azotea  de  Santa  Clara,  y  torres  de 
varios  conventos  de  ambos  sexos,  calle  de  Plateros  y  Empedradillo. 


[  240  ] 


&un/«  yenrra/  ^¿¿adi/zi^iana,  rca?u= 
da j/tara  c/  ¿rn/ior¿a?iá}  y  diOtdo  o/ye/o-  de  alé  ra?-  e¿  cam^.'/ím-ünta  0$ 
ÍS       ¿™*  oj¿><*  de  ¿i  MARAVILLOSA  APARICION  DE  MARIA  & 
SANTÍSIMA  DE  feüADALUPE  en  nu&riro ^tác  dae¿>,  Áa  acorad*  || 
?:  yue  en  ¿a  farde  y  nocÁc  d/  dea  £>Ó  d/  yuc  rye  de  canien  ^-r 
e?i  ¿z>  K^an/a  tf^y/cdia  utf&cf  ro/¿  o  ¿¿¿a  n  a  ty)¿dfierad  y  uékaitcned:  ^ 
f§  f*">  »   dtyuicntc  de  do/emn¿ie  e?i  /a  m¿mia  co?i>  Te  ; J 

§DeUM*    v^&t'do,   y,  ¿/ermon    en  /a  mañana,  u  &roced¿on   en  % 
¿a,  iarde;   co?dtnuando  e+jicd  cuáoá  y  de/notiiracioned  de  nf¿ed* 
iro  reconocí m /en / o  /a  mañana  </</  J¿>6'  en  ¿a,   ^n-uyne  (oo¿y¿a= 
ta  con  ¿Tercia,   TiE  DeUM^   'Jproccdújn,  <J$¿¿ia  y  ¿/ermon;  á 

co?icurra^,  Kmay  *ta/¿j= 
j^cedíod  de  yue  ^¿w-   da  devoción  d   naedéra  ¿enchica  Patraña,  ^ 
da,/á  con  da  /¿-redencái  c¿  ¿ad/re  á  eitad  ^unc/oned,  ^ue  conda=  ^ 
yretmod  á  ¿a  ¿/liiora  en  nomár*  de  ¿odod  ¿Jd  '/¡«fólan/cd  de/  ^Dtd^ 
ir  do  &er¿era¿.  " 

%$)¿od  yaarde  á,  ^2¿.      miicAod  añod.  vtfééxico  y  &¿ciem>= 
¿re  23  de  /<?J/. 


3.    J£.    Jé.    d  W. 
dad  edcnl&d  der  vidored  y  éaj/íe/caned. 


¿£¿¿¿d  JQainfanáT^ 
¿$¿ry  andró  ^Daá/éd. 


Sodi  iAico/dd  vM>antdi6. 
vT'joé  atoaría,  v^/yu/rre. 


a 


Invitación  oficial  a  las  fiestas  del  Tercer  Centenario. 


Miércoles  28.  (Día  sereno). — "La  Junta  Guadalupana  marchó  con  el 
ayuntamiento  a  la  Colegiata  siguiéndolo  un  concurso  muy  numeroso;  hu- 
bo persona  que  pagó  25  pesos  por  un  coche  para  hallarse  en  el  Santuario 
de  la  ciudad  de  Hidalgo*  La  función  de  iglesia  fué  tan  solemne  como  la  del 
día  12*  En  la  noche  se  reunió  el  pueblo  a  ver  quemar  diez  y  siete  piezas 
entre  castillos  y  arboletes  en  la  Plaza  mayor.  También  el  concurso  de  to- 
da clase  de  gentes  a  este  espectáculo  fué  numerosísimo,  tanto  en  el  centro 
de  la  gran  Plaza  como  en  las  azoteas  de  Palacio,  Empedradíllo,  Portal  de 
las  Flores,  de  la  Diputación  y  Agustinos;  puede  calcularse  la  reunión  en 
veinte  y  dos  mil  personas.  Mostráronse  todos  regocijados  por  la  variedad 
de  los  fuegos  que  dirigió  el  teniente  coronel  de  artillería  D.  Joaquín  de 
Arellano,  quien  en  el  corto  espacio  de  22  días  todo  lo  dispuso  como  sí  se 
le  hubiese  dado  el  tiempo  suficiente.  Dos  horas  duró  este  agradable  espec- 
táculo, el  que  concluido  se  retiró  el  pueblo  gozoso,  sin  que  se  hubiese  nota- 
do la  menor  quimera  ni  desazón  aun  entre  la  gente  más  miserable.  De  este 
modo  ha  celebrado  el  pueblo  mexicano  el  aniversario  de  la  Aparición  de 
María  Santísima  en  Tepeyacác.  Justo  es  que  yo  consigne  a  la  posteridad 
la  memoria  de  este  acontecimiento,  y  que  virtiendo  a  nuestro  idioma  las 
palabras  del  epígrafe  de  esta  relación,  diga  con  su  traductor  D.  Tomás 
González  Carbajal: 

Scríbantur  haec  ín  generatíone  altera:  et  populus  quí  creabítur  lauda- 
bit  Domínum. 

Quía  prospexít  de  excelso  Sancto  suo:  Domínus  de  ccelo  ín  terram 
aspexit. 

Ut  audíret  gemítus  compedítorum :  ut  solveret  fílíos  ínteremptorum. 
Ut  annuncíent  ín  Síon  nomen  Domíní,  et  laudem  eius  ín  Jerusalem. 
In  conveniendo  populos  ín  unum:  et  reges  ut  servíant  Domíno.-Ps.  ÍOJ. 

A  la  raza  futura 

Escríbase  este  anuncio  desde  ahora: 
El  nuevo  pueblo  alabará  rendido, 
Mirando  su  ventura, 


[  24Í  ] 


Al  Señor,  que  del  cíelo  donde  mora 

A  la  tierra  miró,  y  oyó  el  gemido 

De  los  que  en  dura  pena, 

Llevaban  la  cadena 

De  triste  esclavitud,  hijos  de  muerte, 

Con  sus  padres  a  muerte  condenados, 

Y  les  volvió  la  libertad  y  vida: 

Para  que  de  esta  suerte 

Anunciasen  su  nombre  en  tus  sagrados 

Atrios,  Sion:  y  con  esclarecida 

Voz,  cantar  los  oyera 

Jerusalem:  y  juntos  a  sí  viera 

Los  pueblos  y  los  reyes 

Servirle  ya,  y  obedecer  sus  leyes. 

B. 


[  242  ] 


Recuerdos  de  Fr.  Juan  de  Zumárraga  en  Durando,  Vizcaya. 


TRIGESIMASEGUNDA  DECADA  -  1841-1851 

OS  españoles  peninsulares  de  buen  corazón  y  nobles  senti- 
mientos, sí  llegan  a  tener  por  México  verdadero  cariño  y 
por  consiguiente  resultan  también  verdaderos  devotos  de 
nuestra  Virgen  de  Guadalupe*  De  ahí  el  que  muchos  de 
ellos  al  repatriarse  a  la  vieja  España,  lleven  consigo  una 
Imagen  de  la  Virgen  del  Tepeyac. 

Este  origen  tuvieron  las  muchas  Guadalupanas  que  en  España  se  ve- 
neran; desde  la  de  San  Francisco,  de  Segovía,  llevada  tal  vez  por  el  mis- 
mo Fray  Juan  de  Zumárraga  hasta  la  que  al  presente  vamos  a  recordar» 

* 

*  * 

Muy  conocida  es  en  la  hidalga  y  rica  ciudad  de  San  Luis  Potosí  la 
familia  Arguinzóníz,  oriunda  de  la  villa  de  Durango,  patria  del  referido 
primer  obispo  de  México. 

Cuando  una  rama  de  esta  familia  hubo  de  retornar  al  patrio  suelo,  en- 
tre las  mil  preciosidades  artísticas  que  de  aquí  llevó  y  ahora  muestran  los 


[  243  ] 


nietos  en  su  casa  solar  y  señorial,  deseó  también  llevar  una  preciosa  Gua- 
dalupana.  Encargóla  en  efecto  a  un  afamado  pintor,  mas  tuvo  la  pena  de 
que  al  llegar  el  tiempo  del  embarque,  el  artista  estaba  muy  lejos  de  con- 
cluir con  su  trabajo. 

Entonces  el  señor  Arguinzóníz  le  dejó  orden  de  que,  inmediatamente 
después  de  que  termínase  la  imagen,  la  colocase  dentro  de  un  tubo  de  plo- 
mo bien  calafateado  y  envuelto  y  lo  dirigiese  a  su  casa  en  Durango  de  Viz- 
caya. 

Hízolo  así  el  artista,  mas  con  tan  mala  suerte  que  la  nave  que  llevaba 
su  precioso  artefacto  díó  al  través,  perdiendo  toda  su  carga  en  el  naufragio. 

Luengos  años  pasaron  en  que  la  familia  no  sólo  había  perdido  la  es- 
peranza, sino  hasta  casi  el  recuerdo  de  ese  amable  cuadro;  cuando  hete  aquí 
que  el  señor  Arguinzóníz  recibe  un  mensaje  del  Cónsul  Español  en  Burdeos 
en  los  siguientes  o  parecidos  términos:  "Arrojado  por  las  olas,  acaba  de 
aparecer  en  estas  playas  un  tubo  de  plomo,  cerrado  y  dirigido  precisamente 
al  nombre  de  usted  y  a  Durango  de  Vizcaya.  Sírvase  dar  las  señas  y  las  ór- 
denes convenientes  para  proceder  al  envío". 

Con  el  júbilo  de  toda  la  familia,  que  puede  suponerse,  se  dieron  las 
señas  de  lo  que  iba  dentro  del  tubo  o  sea  la  descripción  de  la  imagen  que 
fué,  por  ende,  restituida  a  tan  piadosa  y  honorable  familia.  Y  porque  real- 
mente vieron  que  la  Virgen  quería  estar  con  ellos,  hícíéronle  un  hermoso 
altar  en  la  Parroquia  de  Santa  Ana  de  la  Villa  de  Durango  donde  hasta 
hoy  se  venera,  reservándose  la  familia  Arguinzóníz  la  grata  obligación 
que  se  pasan  de  padres  a  hijos,  de  cuidar  y  engalanar  a  sus  tiempos  a  la 
reina  y  Madre  de  los  mexicanos. 

Sin  que  nosotros  pretendamos  llamar  un  milagro  en  el  sentido  canó- 
nico de  la  palabra,  a  esta  peregrina  manera  de  llegar  la  Virgen  a  Duran- 
go, sí  vemos  una  especial  providencia  de  Dios  con  la  que  nos  quiere  signi- 
ficar la  conexión  que  existe  entre  esa  patria  bendita  de  Fray  Juan  de  Zu- 
márraga  y  la  Aparición  de  la  Guadalupana.  No  llamaríamos  a  este  hecho 
una  prueba  en  el  rigor  crítico  de  la  palabra,  pero  no  se  nos  negará  que  sí 
pone  de  relieve  nuestra  piadosa  y  antiquísima  tradición. 


[  244  ] 


* 

*  * 


Las  ilustraciones  que  aquí  publicamos  de  Durango  de  Vizcaya  perso- 
nalmente las  obtuvimos  al  visitar  esa  villa,  en  Octubre  de  1926,  Represen- 
tan dos  casas  contemporáneas  a  Fray  Juan  de  Zumárraga  siendo  una  de 
ellas,  la  de  portal  ancho,  morada  o  propiedad  de  la  familia  del  santo  Obis- 
po; otra  representa  un  altar  del  alto  medio  evo,  erigido  en  la  primitiva 
Parroquia  de  Tavíra  o  Durango  que  a  juicio  de  Menéndez  Pelayo  es  una 
de  las  más  antiguas  de  la  cristiandad  española.  Reproducimos  asimismo 
uno  de  tantos  libros  regalados  por  Zumárraga  a  la  hospedería  que  fundó 
en  su  patria*  En  el  centro  va  la  grandiosa  imagen  que  los  vascos  residen- 
tes en  México  regalaron  a  la  Iglesia  Mayor  de  Durango,  en  el  más  rico  y 
artístico  marco  que  conocemos» 


[  245  ] 


TRIGESIMATERCERA  DECADA  -  1851-1861 

UBLICAMOS  como  ilustración  de  esta  década  el  aspecto  in- 
terior de  la  Colegiata  de  Guadalupe  cuando,  en  1852,  el 
General  Santa  Anna  decía  que  resucitaba  la  Orden  de 
Guadalupe*  No  hubo  tal  resurrección,  fué  otra  cosa  nue- 
va, muy  por  debajo,  en  todos  sentidos,  de  la  establecida 
por  el  libertador  de  México»  No  presentamos,  pues,  esta  ilustración  ni  por 
el  acto  que  representa  ni  menos  por  el  General  Santa  Anna*  A  no  ser  que 
digamos  que  México  prosiguió  siendo  devoto  de  la  Virgen  de  Guadalupe 
a  pesar  del  "guadalupanísmo"  de  Santa  Anna*  Y  otro  tanto  podíamos  de- 
cir de  la  otra  Orden  Imperial  establecida  en  la  siguiente  década  por  la  tris- 
te figura  de  Maximiliano* 

Para  nosotros  este  cuadro  representa  tan  sólo  una  manifestación  de 
nuestro  pueblo  a  la  Virgen  Soberana  y  uno  de  los  mejores  aspectos  que 
tuvo  el  interior  de  la  Colegiata* 

*  * 

El  monumento  guadalupano  erigido  en  1 858  lo  levantó  la  misma  Vir- 
gen Soberana  con  su  prodigiosa,  su  amabilísima  aparición  en  Lourdes* 


[  247  ] 


El  hecho  histórico  es  conocido  y  comprobadísimo :  la  Virgen  María  se 
apareció  repetidas  veces  a  la  humilde  campesina  Bernardita  entre  las  as- 
perezas y  rocas  de  una  montaña,  entre  rosas,  en  su  advocación  de  la  Inma- 
culada Concepción,  bajo  la  figura  de  una  virginal  joven  de  aquella  región, 
haciendo  brotar  una  fuente  de  agua  milagrosa,  mandando  que  ahí  mismo 
se  le  edifícase  un  templo,  dejando  las  señas  particulares  de  su  imagen  y 
perpetuando  su  culto  singularmente  en  la  forma  de  peregrinaciones  y  pia- 
dosas romerías. 

<Y  no  son  éstas  las  características  de  la  misma  Virgen  María  apare- 
ciendo a  una  persona  sencilla  y  humilde,  también  entre  rosas,  entre  rocas, 
en  la  advocación  precisa  de  la  Inmaculada  Concepción,  bajo  la  figura  de  una 
doncella  del  país,  mandando  edificar  un  templo  y  perpetuando  su  culto  con 
peregrinaciones  en  torno  de  su  Imagen  y  de  las  tradicionales  aguas  del 
Pocíto? 

Este  paralelismo  tan  notable  es  ya  de  suyo  una  prueba  demostrativa 
de  que  la  Aparición  en  el  Tepeyac  está  muy  de  acuerdo  con  la  manera  de 
proceder  de  la  Virgen  María,  y  llena  todas  las  señales  intrínsecas  de  vero- 
similitud que  el  sentido  común  cristiano  ha  respetado  en  la  aparición  de 
Lourdes* 

A  nosotros  nos  ha  parecido  el  prodigio  de  Lourdes  singularmente 
apropiado  y  preventivo  contra  especíales  y  peligrosísimos  enemigos  de  la 
Aparición*  Porque  es  el  caso  que  entre  ciertos  católicos  de  los  Estados 
Unidos  de  América  hemos  visto  despertarse,  en  virtud  de  su  cincuenta  por 
ciento  de  sangre  protestante,  ciertas  tendencias  contra  las  piadosas  tradi- 
ciones; tendencias  que,  tratándose  precisamente  de  México,  llaman  ellos 
supersticiones» 

Es  cosa  constante  y  patente  que  el  clero  y  pueblo  de  Estados  Unidos 
de  América,  cuya  Patrona  es  la  Inmaculada  Concepción,  aceptó  y  sigue 
aceptando  la  aparición  de  Lourdes  con  su  Virgen  francesa,  con  su  campe- 
sina Bernardita  que,  más  ignorante  que  Juan  Diego,  rocía  a  la  Virgen  con 
agua  bendita,  por  sí  fuese  visión  diabólica* 

Aceptan  las  declaraciones  de  los  Obispos  franceses  en  el  sentido  apa- 


[  248  ] 


rícíonísta,  van  hasta  Lourdes  en  frecuentes  y  numerosas  romerías,  etc., 
etc.;  pero.  ♦♦  tratándose  de  la  misma  Virgen,  con  idénticas  circunstancias 
aparecida  en  México,  a  algunos  de  esos  "católicos"  no  les  ocurre  más  que 
la  palabra  "superstítíon"  y  eso  aún  después  de  haber  hablado  la  Congre- 
gación de  Ritos. 

Como  rasgo  sintomático  de  ciertos  católicos  de  los  Estados  Unidos  de 
América,  estas  tendencias  son  pésimas. 


[  249  ] 


TRIGESIMACUARTA  DECADA  -  1861-1871 

L  12  de  Diciembre  de  1869  bajo  las  naves  de  la  Iglesia  Co- 
legiata de  San  Nicolás  ín  Cárcere  ante  la  misma  Imagen 
Guadalupana  milagrosa  que  anteriormente  hemos  descrito, 
el  brillante  orador  mexicano  Don  Juan  Bautista  Orma- 
chea,  primer  Obispo  de  Tulancíngo,  en  su  elegante  estilo 
y  con  la  erudición  histórica  que  le  distinguía,  narraba  las  apariciones  mi- 
lagrosas de  \ 531,  analizaba,  las  bellezas  y  maravillas  de  la  taumaturga  ima- 
gen original  y  exhortaba  a  los  presentes  a  la  devota  propaganda  y  sostén 
de  la  consoladora  tradición  de  nuestra  Virgen  pintada  entre  flores. 

Los  asistentes  no  eran  tan  sólo  los  acostumbrados  devotos  y  parro- 
quianos de  aquella  Colegiata;  que  asistían  con  gran  solemnidad  y  ternura 
más  de  sesenta  obispos  entre  mexicanos,  híspano-amerícanos  y  Españoles 
invitados  al  efecto.  Eran  una  porción  muy  selecta  de  los  Padres  del  Conci- 
lio Ecuménico  Vaticano;  la  flor  y  nata  de  los  países  de  nuestra  lengua. 
El  inmortal  Pío  IX  vírtualmente  presidía  tal  reunión  y  estaba  como 
presente  en  todo  aquel  templo,  ya  que  con  su  cuantioso  donativo  de  sesen- 
ta mil  pesos  contribuía  al  magnífico  decorado  de  aquella  casa  de  la  Vir- 
gen mexicana. 


[  25Í  ] 


No  se  trataba  pues  de  una  función  cualquiera,  fué  la  primera  función 
guadalupana  de  carácter  internacional  o  por  lo  menos  pan-hispánico,  fué  la 
primera  semilla  oficial  del  Patronato  de  la  Virgen  del  Tepeyac  sobre  toda 
la  América  Latina* 

Una  Imagen  prodigiosa,  según  proceso  formal,  un  Pontífice  vírtual- 
mente  presente  y  un  grupo  respetabilísimo  por  su  carácter  episcopal  y  por 
el  especial  papel  de  defensores  de  las  libertades  eclesiásticas  que  represen- 
taban en  aquellos  días  ante  el  mundo  universal,  escuchaban  sin  protesta, 
con  gusto,  con  devoción  que  en  el  año  de  1 53 1  la  Madre  de  Dios  se  apare- 
ció a  Juan  Diego  y  dejó  en  el  Tepeyac  su  dulce  Imagen, 

Los  sufrimientos  de  la  Iglesia  Mexicana  por  aquel  entonces,  los  már- 
tires de  la  guerra  de  tres  años,  los  prelados  desterrados  y  la  nación  toda, 
fiel  en  medio  de  la  borrasca,  debieron  confirmarles  en  que  realmente  Méxi- 
co era  un  país  privilegiado  con  el  don  de  la  fortaleza  cristiana  por  su  reina 
y  patrona;  debieron  leer  en  la  historia  contemporánea  a  ellos  mismos,  la 
sublime  prueba  de  la  histórica  Aparición  en  1531* 

Este  culto  permanente  y  filial  de  los  romanos  a  la  Guadalupana  re- 
nuévase a  veces  con  significativas  muestras  de  piedad  y  de  fe*  Tal  acon- 
teció en  Enero  de  1925  cuando  el  Cardenal  Merry  del  Val  como  Arcipres- 
te del  Vaticano,  rodeado  de  su  Cabildo  y  del  Cuerpo  Diplomático  de  la 
América  Latina  coronó  solemnemente  a  nuestra  Reina» 

Ese  mismo  día,  domingo  25  de  Enero  a  las  dos  de  la  tarde  la  Guada- 
lupana fue  paseada  en  solemne  procesión  por  el  distrito  de  su  parroquia»  ♦  ♦ 
ípero  qué  parroquia !♦.  ♦  la  más  interesante  del  mundo:  el  Foro  Romano, 
el  Palatino,  la  Roca  Tarpeya,  el  Capitolio.  ♦  ♦  el  Arte,  la  Historia,  la  Poe- 
sía* En  otros  términos:  el  buen  sentido  Romano  internacional  díó  a  nues- 
tra Madre  un  triunfo  más  puro  y  más  sincero  que  el  que  recibían  sus 
grandes  guerreros  y  la  tilma  de  Juan  Diego  apareció  más  preciosa  que  la 
púrpura  de  los  Césares. 


[  252  ] 


TRIGESIMAQUINTA  DECADA  -  1871-1881 


OR  los  frutos  se  conoce  el  árbol,  y  podemos  añadir,  se  conoce 
hasta  su  raíz,  que  de  una  raíz  dañada  no  pueden  esperar- 
se sanos,  sabrosos  y  abundantes  frutos» 
En  virtud  de  toda  esta  máxima  y  en  vista  de  toda  esa  flo- 
ración y  fructificación  del  árbol  plantado  por  Fr*  Margíl 
de  Jesús  en  el  Colegio  Guadalupano  de  Zacatecas,  concluíamos  lógica- 
mente ser  muy  santa  y  bendecida  por  Dios,  su  última  y  más  profunda 
raíz:  la  venerable  Aparición  Guadalupana. 

Análogamente  y  en  presencia  de  otro  árbol  grandioso  de  la  cari- 
dad cristiana  plantado  en  esta  década,  podemos  llegar  a  probar  con 
argumentos  del  orden  moral  pero  sólidos,  la  santidad  y  la  autenticidad 
de  su  raíz* 

Referímonos  a  la  Congregación  de  Madres  Guadalupanas  plantada 
en  Jacona,  Míchoacán,  por  el  nunca  bien  elogiado  apóstol  mexicano  Don 
Antonio  Planearte  y  Labastida  y  extendida  sin  cesar  por  toda  nuestra  Re- 
pública hasta  la  última  dispersión  de  las  Comunidades  Religiosas  en  1926* 


[  253  ] 


Jacona,  vergel  de  flores,  región  pintoresca  y  típica  de  la  comarca  mí- 
choacana,  entre  su  alfombra  de  verdor  perenne  y  su  cíelo  de  un  azul  pro- 
fundo; como  tierra  bendita  de  María  Santísima  ha  producido  de  entre  sus 
cristianísimas  familias  una  buena  legión  de  vírgenes,  de  apóstoles  y  már- 
tires, honra  y  consuelo  de  la  Iglesia  mexicana. 

En  esta  villa  de  Jacona  y  merced  a  la  inagotable  iniciativa  y  prover- 
bial eficacia  del  P.  Antonio  Planearte  y  Labastída,  la  flor  y  nata  de  su  co- 
legio de  niñas  de  la  Inmaculada  Concepción  tornóse  en  agrupación  devota, 
y  luego  el  viernes  J°.  de  Marzo  de  J878  en  verdadera  Congregación  dioce- 
sana aprobada  por  el  limo*  sucesor  de  don  Vasco  de  Quiroga,  el  Arzobis- 
po de  Míchoacán  don  José  Ignacio  Arcíga.  "Esta  es  obra  de  Dios,  dijo  el 
egregio  Prelado  al  aprobar  el  reglamento,  y  por  consiguiente  habrá  de  cau- 
sarle a  usted  muchas  persecuciones  y  sinsabores". 

Así  fué  desde  entonces:  las  monjítas  guadalupanas  han  aparecido 
siempre  a  los  ojos  de  la  Iglesia  y  del  pueblo  mexicano  llevando  sobre  su 
sencillo  hábito  una  invisible  pero  verdaderísima  corona  de  espinas,  siguien- 
do las  huellas  de  su  heroico  fundador. 

Su  admisión  meditada  y  escogida,  su  formación  basada  en  la  más  só- 
lida ascética  y  el  espíritu  de  expansión  y  de  empresa  bien  heredado  e  in- 
génito en  toda  la  orden,  han  sido  la  savia  de  vida  que  las  ha  sostenido  en 
vigor  y  florescencia  por  todo  su  camino  que  ha  sido  el  camino  de  las  perse- 
cuciones, del  trabajo  y  del  dolor. 

Con  rostro  plácido  y  resignado,  virginal  y  devoto  o  sea  con  los  rasgos 
típicos  de  la  Virgen  del  Tepeyac,  las  monjítas  guadalupanas  han  demos- 
trado al  mundo  cómo  se  pueden  hacer  grandes  obras,  precisamente  por  ese 
modo  de  ser  y  con  ese  apoyo  y  modelo  del  Tepeyac. 

En  sus  colegios  de  México,  Tacuba,  Jacona,  Tulancingo,  Tehuantepec, 
Tabasco,  etc.,  educando  un  número  crecidísimo  de  niñas ,  han  venido  sien- 
do una  demostración  de  cómo  con  elementos  en  su  totalidad  mexicanos  sí 
se  puede  sostener  vigoroso  y  erguido,  aun  en  medio  de  los  más  fuertes  ven- 
davales, un  árbol  plantado  por  la  devoción  y  al  amparo  de  la  Virgen  de 
Guadalupe. 


[  254  ] 


La  persona  del  P.  Planearte,  era  por  sí  misma  una  institución  y  me- 
jor dicho,  era  el  alma  de  las  muchas  instituciones  que  le  sugerían  su  celo  y 
nobleza  de  sentimientos*  Su  vida  sacerdotal  se  desarrolló  toda  ella  en  tiem- 
pos de  persecución  religiosa ;  lo  cual  no  embargante,  levantó  el  Colegio  de 
San  Luís  para  niños  seglares,  el  de  la  Inmaculada  Concepción  para  niñas, 
su  gran  Congregación  Guadalupana  y  el  Seminario  Clerical  de  San  Joa- 
quín, cuna  ilustre  de  tantos  buenos  luchadores  en  el  palenque  de  la  Iglesia» 

Planearte  era  además,  misionero  apostólico,  conferencista,  consultor  de 
toda  actividad  católica  en  México  e  incansable  promotor  de  vocaciones 
eclesiásticas,  que  él  se  encargaba  de  desarrollar  enviando  a  los  jóvenes 
llamados  por  Dios,  a  que  terminasen  sus  estudios  en  el  Colegio  Pío  Latí- 
no  Americano  de  Roma* 

Pues  bien,  todas  estas  energías  iban  dirigidas  y  alentadas  siempre 
hasta  el  entusiasmo  apostólico  por  la  devoción  a  la  Madre  de  Dios,  del  Te- 
peyac.  Tradújose  esta  devoción  de  Planearte  en  el  santo  celo  y  raras  acti- 
vidades con  que  apoyó  y  urgió  medíante  su  sobrino  el  P.  Francisco  Plan- 
earte, todo  lo  relativo  a  la  aprobación  del  Oficio  Litúrgico  de  Guadalupe, 
de  que  luego  nos  ocuparemos. 

Pero  donde  más  relució  su  celo  por  la  causa  guadalupana  fué  en  la  du- 
rísima tramitación  que  por  largos  doce  años  sostuvo  para  que  al  fin  se 
realízase  la  canónica  Coronación  de  la  Reina  de  los  mexicanos* 

Sí  hemos  de  ser  francos,  nuestra  admiración  en  este  punto  no  se  basa 
ni  en  lo  artístico  de  las  obras  de  la  Basílica,  ni  menos  en  el  sistema  de  re- 
caudación de  fondos,  que  ambas  cosas  fueron  muy  medianas.  Mas  el  celo 
del  P.  Planearte,  la  enorme  cantidad  de  humildad,  de  abnegación  y  de  ver- 
dadero amor  a  la  Virgen  con  que  llevó  a  feliz  término  la  empresa  que  era 
la  empresa  nacional,  le  colocan  en  primera  fila  y  con  insignias  de  honor  en- 
tre los  guadalupanos  más  meritorios  y  más  útiles. 

La  misma  Virgen  Inmaculada  lo  puede  presentar  como  modelo  de 
sacerdotes  y  como  una  verdadera  bendición  para  la  Patria. 


[  255  ] 


TRIGESIMASEXTA  DECADA  -  1881-1891 


ORTISIMO  monumento  guadalupano  comenzó  a  levantarse 
en  esta  década,  en  el  centro  mismo  de  la  Ciudad  Eterna,  con 
todo  el  valor  de  autoridad  que  tiene  ante  los  verdaderos 
sabios  y  críticos  del  mundo  la  Sagrada  Congregación  de 
Ritos*  Intégrase  esta  noble  y  docta  institución  de  varios 


miembros  del  Sacro  Colegio  de  Cardenales»  Tiene  entre  otras  responsabi- 
lidades la  de  no  permitir  la  veneración  de  imágenes  no  aprobadas,  la  de 
prohibir  toda  ficción  de  milagros,  prodigios  o  apariciones»  Aparte  de  esta 
responsabilidad  ante  Dios,  que  tanto  significa  entre  hombres  de  buena  con- 
ciencia, tienen  la  de  la  propia  dignidad  que,  como  individuos  de  un  cuerpo 
y  como  particulares,  deben  sostener  limpia  ante  el  mundo  en  general,  y  an- 
te ese  mundo  especial  de  críticos  e  historiadores  modernos,  cristianos  y  no 
cristianos» 

El  27  de  Noviembre  de  1889  el  venerable  Arzobispo  de  Guadalajara 
Don  Pedro  Loza  y  Pardavé  dió  los  primeros  pasos  para  que  la  Santa  Se- 
de concediese  nuevo  Oficio  litúrgico  guadalupano  y  proponía  el  redacta- 
do por  el  sabio  canónigo  Don  Agustín  de  la  Rosa»  Más  tarde,  cuando  en 


[  257  ] 


J  892  la  impiedad  de  algunos  y  el  orgullo  de  otros  resucitó  y  puso  en  retó- 
rica los  añejos  y  ya  muy  respondidos  ataques  contra  la  Aparición,  los  tres 
Arzobispos  de  la  República  Mexicana,  con  fecha  12  de  Febrero  se  dirigie- 
ron a  la  Santa  Sede  en  demanda  de  un  nuevo  Oficio,  donde  más  explícita- 
mente constara  la  Aparición  y  origen  de  la  venerada  Imagen  del  Tepeyac. 

Esta  vez  los  Obispos  mexicanos,  obrando  con  más  cordura  que  sus  an- 
tecesores del  tiempo  de  Benedicto  XIV,  no  mandaron  a  un  Procurador  tan 
desarmado  como  fué  el  pobre  P.  López :  había  por  fin  y  por  casualidad,  pa- 
recido el  famoso  proceso  o  Informaciones  de  1666,  o  sea  la  gran  pieza  ca- 
nónica que  ni  los  mismos  enemigos  de  la  Aparición  pueden  rechazar,  como 
ellos  mismos  lo  confiesan* 

No  obstante  la  fuerza  de  este  precioso  documento,  en  13  de  Abril  de 
1893,  o  sea  después  de  un  año  de  consideración,  todavía  se  recibió  por  par- 
te de  la  Congregación  de  Ritos  respuesta  de  que  se  dilatase  y  de  que  se  vol- 
viese a  presentar  juntamente  con  las  objeciones  que  urgiese  el  Promo- 
tor de  la  Fe,  vulgarmente  llamado  el  "Abogado  del  Diablo".  Su  oficio, 
que  tiene  que  desempeñar  en  conciencia,  es  el  de  recoger,  reforzar  y  expo- 
ner de  palabra  y  por  escrito  las  objeciones  que  contra  los  Postulados  a  la 
Congregación  de  Ritos  puedan  ofrecerse.  Era  en  este  tiempo  "Abogado 
del  Diablo"  Monseñor  Agustín  Caprara,  hombre  agudísimo  y  tenaz,  se- 
gún se  nos  refiere. 

Los  enemigos  de  la  Aparición,  viendo  que  era  para  ellos  cuestión  de 
vida  o  muerte  hicieron  esfuerzos  increíbles  j  mandaron,  puestas  en  latín, 
aunque  bien  malo  por  cierto,  las  eternas  objeciones,  y  encima  de  ellas,  un 
montón  de  cartas  y  hasta  un  agente  para  que  litigase  en  su  favor.  Nos  es 
conocido  el  nombre  de  la  persona  enviada  a  tan  tristes  diligencias,  sabe- 
mos positivamente  que  su  influencia  y  experiencia  en  manejar  negocios 
de  curia  era  notable ;  mas  puesto  que  su  postrer  sentir  fué  contrario  a  la  con- 
ducta que  él  siguió  entonces,  preferimos  que  su  nombre  no  pase  a  la  histo- 
ria. Que  el  señor  Andrade  mandó  con  dedicatorias  nominales,  ejemplares 
impresos  de  su  "Dissertatío  Histórica"  a  cada  uno  de  los  miembros  que 
habían  de  intervenir  en  el  fallo,  es  cosa  cierta,  y  como  apunte  curioso  con- 


[  258  ] 


servamos  la  lista  de  dichos  envíos  ordenada  por  el  tristemente  célebre  im- 
pugnador* 

El  Promotor  puso  en  buen  latín,  para  que  fuesen  más  aceptables,  las 
objeciones  enviadas  por  Andrade  y  no  contento  con  esto  puso  de  su  cosecha 
dos  objeciones  más  que  esgrimió  con  toda  libertad  y  con  toda  fuerza. 

Los  Cardenales  oyeron,  leyeron  con  reposo,  se  tomaron  para  pensar 
el  asunto  catorce  meses.  Bien  pudieron  haber  dado  una  negativa  a  los  Pre- 
lados Mexicanos  en  cualquiera  de  las  mil  suaves  formas  que  se  manejan 
en  las  curias.  Nada  se  perdía  con  posponer  el  asunto  síne  díe,  y  sin  embar- 
go, sin  más  explicaciones  que  su  amor  a  la  verdad,  los  Cardenales,  al  con- 
ceder el  Oficio  modificado  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe,  vinieron  con 
todo  el  peso  de  su  autoridad,  a  levantar  el  monumento  guadalupano  cuyas 
frases  sustancíales  aparecen  en  este  Album  en  página  de  honor  y  traduci- 
das de  su  texto  latino,  son  las  siguientes : 

"EL  AÑO  DE  1531,  LA  VIRGEN  MADRE  DE  DIOS  SE  APA- 
RECIO A  JUAN  DIEGO  EN  LA  COLINA  DEL  TEPEYAC,  VECINA 
A  LA  CIUDAD  DE  MEXICO,  SEGUN  TRADICION  ANTIGUA  Y 
CONSTANTE. . .  LA  IMAGEN  DE  SANTA  MARIA,  EN  LA  MIS- 
MA FORMA  EN  QUE  SE  HABI  A  APARECIDO  EN  EL  TEPEYAC 
SE  VE  HOY  DIA  MARAVILLOSAMENTE  PINTADA  EN  LA  CA- 
PA DEL  INDIO  JUAN  DIEGO". 

Claro  está  que,  para  los  buenos  católicos  esto  fué  el  punto  final  en  la 
historia  de  los  debates,  no  porque  hagan  estas  frases  un  dogma,  ni  mate- 
ría  de  fe  católica  la  Aparición,  sino  por  la  autoridad  que  en  la  materia  tie- 
nen las  Sagradas  Congregaciones  Romanas,  y  también  por  el  prestígo  que 
en  el  terreno  de  la  crítica  histórica  deben  tener  talentos  tan  eminentes  co- 
mo lo  fueron  los  Cardenales  Mazzella,  Aloísi,  Scílla  y  Víncenzo  Vannutellí, 
quien  aun  vivía  hasta  hace  pocas  semanas  y  daba  testimonio  de  tan  auto- 
rizadas sesiones. 

Cuando  un  historiador  protestante  vio  la  inscripción  de  este  Album  y 
las  caras,  nada  más  que  las  caras,  tan  intelectuales  y  tan  dignas  de  los  cua- 
tro purpurados,  exclamó :  "Ciertamente  que  estos  señores  no  tienen  cara  ni 


[  259  ] 


de  tontos  ni  de  mentirosos ;  su  dignidad  les  pone  muy  lejos  de  exponerse  al 
ridículo,  como  lo  harían  sosteniendo  como  histórico  un  aserto  sin  funda- 
mento". 

* 

*  * 

Por  la  conexión  que  tiene  con  los  párrafos  precedentes  no  dejaremos 
de  perpetuar  en  este  Album  la  reprensión  que  de  Oficio  escribió  el  Eminen- 
tísimo Cardenal  Monaco,  Secretario  de  la  Universal  Romana  Inquisición 
a  un  eclesiástico  antiaparicíonísta,  en  9  de  Junio  de  18884  Dice  así:  "Los 
Eminentísimos  Señores  Cardenales,  Inquisidores  Generales,  que  junta- 
mente conmigo  forman  esta  Sagrada  Congregación. . .  han  reprendido 
gravísímamente  tu  modo  de  hablar  y  obrar  contra  el  milagro  o  aparicio- 
nes de  la  Santísima  Virgen  María  de  Guadalupe". 


[  260  ] 


TRIGESIMASEPTIMA  DECADA  -  1891-1901 


ESDE  el  año  de  1886,  a  raíz  de  la  coronación  de  Nuestra 
Señora  de  la  Esperanza,  en  el  pueblo  de  Jacona,  diócesis 
de  Zamora,  varios  eclesiásticos  allí  presentes,  entre  ellos 
el  Sr.  Arzobispo  Don  Pelagío  Antonio  de  Labastída, 
tuvieron  o  renovaron  el  deseo  de  que  la  Virgen  Santísi- 
ma de  Guadalupe  fuera  canónicamente  coronada  y  con  todo  el  esplendor 
que  podía  esperarse  del  entusiasmo  y  magnanimidad  del  pueblo  mexicano» 
Así  se  hubiera  hecho  desde  luego,  sí  no  hubiese  terciado  la  iniciativa  de 
ensanchar  y  renovar  la  Colegiata  de  Guadalupe.  Por  fin  se  convino  en 
ello,  después  de  largas  discusiones,  razón  por  la  cual  la  coronación  de  la 
Virgen  se  difirió  por  siete  años,  que  a  todos  los  mexicanos  nos  parecieron 
siglos* 

El  celo  y  la  abnegación  demostrada  por  D.  Antonio  Planearte  y  La- 
bastída en  la  colecta  de  fondos  y  dirección  de  los  trabajos  de  la  Colegiata, 
fueron  ciertamente  notorios  y  edificantísimos.  Pero,  ¿fué  realmente  paso 
acertado  en  todos  sus  detalles  esta  reconstrucción?  <Unos  cuantos  metros 
más  añadidos  a  la  iglesia,  metros  que  apenas  sí  puede  disfrutar  el  pueblo, 
eran  el  desiderátum  para  poder  contener  a  esas  multitudes  con  desahogo  y 


[  26Í  ] 


con  devoción?  El  dinero  que  se  enterró  en  cubrir  grietas  subterráneas  y 
amarrar  muros  viejos  ¿no  hubiera  bastado  para  hacer  un  nuevo  templo  o 
poco  menos,  en  la  cumbre  del  Cerríto  ?  Sin  negar  el  valor  artístico  de  algu- 
nas partes  del  decorado,  éste  ciertamente  resultó  heterogéneo,  exótico,  lú- 
gubre, y  en  su  conjunto  inferior  al  antiguo  que  entonces  se  utilizaba. 

Además,  ya  que  se  emprendió  una  colecta  nacional  debía  haberse  he- 
cho con  más  esplendidez  y  más  orden.  Se  perdió  entonces  la  gran  ocasión 
de  sabernos  organizar  para  hacer  bien  una  colecta.  Empezar  por  nuestros 
ricos  es  mal  sistema. 

Terminado  el  arreglo  del  templo,  tanto  el  Sr.  Arzobispo  de  México  que 
ya  era  D.  Próspero  María  Alarcón  y  Sánchez  de  la  Barquera,  como  los  de- 
más prelados  de  la  República,  dieron  a  sus  diocesanos  la  deseadísíma  nue- 
va al  mismo  tiempo  que  les  daban  sus  respectivos  programas  para  las 
fiestas  de  la  Coronación. 

Llevada  en  procesión  por  el  templo  la  magnífica  y  preciosísima  coro- 
na, hecho  el  juramento  de  fidelidad  por  el  venerable  Cabildo  de  la  Colegia- 
ta, cantadas  por  el  soberbio  orfeón  de  Querétaro  los  dísticos  que  el  Papa 
León  XIII  personalmente  compuso  en  honor  de  la  Augusta  Reina  de  los 
mexicanos;  ante  un  concurso  de  10,000  personas,  postrados  de  hinojos  más 
de  cuarenta  prelados  nacionales  y  extranjeros,  que  pusieron  materialmen- 
te sus  mitras  a  los  pies  de  la  Virgen ;  los  dos  Ilustrísímos  sucesores  de  fray 
Juan  de  Zumárraga  y  de  D.  Vasco  de  Quiroga,  colocaron  sobre  el  cuadro 
de  la  Virgen  su  rica  corona  de  Emperatriz  de  la  Nación  mexicana. 

Oigamos  a  un  espectador  del  acto:  "Un  viva  agudo,  penetrante,  enér- 
gico, vigoroso,  atronador,  indefinible  brotó  de  todos  los  labios,  armonizado 
por  los  más  hondos  suspiros  que  exhalaban  todos  los  pechos  y  por  los  la- 
tidos que  despedazaban  todos  los  corazones.  ♦  ♦  Viva.  ♦ .  Madre. . .  María. . . 
eran  las  palabras  que  podía  escuchar  el  oído  en  aquel  himno  del  alma ;  en 
aquel  arranque  de  entusiasmo;  en  aquella  manifestación  de  fe;  en  aquel 
testimonio  de  ternura ;  en  aquel  homenaje  de  amor. . ,  Y  este  grito  se  exal- 
taba, se  sostenía,  se  perpetuaba,  robusto,  sostenido,  vigoroso,  intermina- 
ble, y  para  expresar  una  emoción  tan  grande,  insuficiente ;  pues  entre  tan- 


[  262  ] 


to  todos  los  labios  gritaban,  todas  las  manos  aplaudían  y  todos  los  ojos  de- 
rramaban lágrimas, 

"Los  Obispos  con  las  rodillas  en  el  suelo,  las  frentes  inclinadas,  des- 
tilaban de  sus  ya  cansados  ojos  lágrimas  de  ternura,  estaban  tan  inmóvi- 
les por  la  emoción,  como  la  estatua  de  su  inolvidable  hermano  nuestro 
amado  Arzobispo,  y  en  aquellos  instantes  venturosos,  sin  la  más  ligera  hi- 
pérbole lo  decimos,  pues  en  la  más  profunda  convicción  lo  aseguramos  j  to- 
dos los  fíeles  que  tuvieron  la  dicha  de  hallarse  en  ese  templo  no  permane- 
cieron en  la  tierra,  todos  sintieron  un  destello  de  la  bienaventuranza;  to- 
dos contemplaron  un  trasunto  del  cíelo*  Eran  las  11.45  de  la  mañana". 

Publicamos  como  ilustración  a  esta  década  el  boceto  que  en  el  mismo 
momento  de  la  Coronación  pintaba  el  P.  Gonzalo  Carrasco,  S.  J.,  quien 
bondadosamente  lo  cede  para  este  Album, 

Uno  de  los  designios  del  Sr.  Arzobispo  Alarcón  como  nos  lo  dice  en 
su  pastoral  convocatoria  de  31  de  mayo  de  1895  era  "contribuir  (con  la 
Coronación)  a  que  se  estreche  con  nuevos  vínculos  de  religiosa  atención 
la  verdadera  fraternidad  que  debe  existir  entre  los  diferentes  pueblos  de 
este  Nuevo  Mundo  con  la  Nación  Mexicana, , í  Grandioso  y  útilísimo 
programa  por  cierto,  sí  su  efecto  hubiese  sido  un  Congreso,  no  precisamen- 
te eclesiástico  ni  político,  sino  católico-social  de  los  verdaderos  pensadores 
y  hombres  de  acción  latino-americanos.  Nada  de  esto  hubo,  sino  una  doce- 
na de  señores  obispos  a  quienes  México  les  tendrá  siempre  deuda  de  cari- 
ño, y  el  decorativo  Cuerpo  Diplomático  cuyos  beneficios  y  crédito  en  México, 
dejamos  con  la  mar  de  gusto,  a  los  historiadores  de  lo  internacional. 

La  presencia  de  los  poderes  públicos  no  la  deseó  nadie.  Aunque  en  el 
concepto  liberal  práctico  mandatario  significa  mandón,  en  el  diccionario 
de  la  lengua  castellana  no  significa  sino  mandadero.  La  familia  puede  muy 
bien  celebrar  sus  grandes  eventos  y  sostener  sus  júbilos  sin  la  augusta  pre- 
sencia de  sus  mandaderos. 


[  263  ] 


Paseo  triunfal  de  !a  Guadalupana  en  Í9I0. 


TRIGESIMAOCTAVA  DECADA  -  1901-1911 


UEDE  bien  esta  década,  llamarse  la  del  internacionalismo 
de  la  Virgen  de  Guadalupe*  Comenzó  a  extenderse  su  cul- 
to por  remotas  regiones  desde  el  mismo  siglo  XVL 
Una  preciosa  imagen  de  la  Guadalupana  de  México  que 
hoy  se  venera  en  el  pueblo  de  San  Esteban  de  Aveto  en  el 
Norte  de  Italia,  anduvo  nada  menos  que  en  la  Nao  Almíranta  del  célebre 
Andrés  Doria  durante  la  colosal  batalla  de  Lepanto*  Hay  sobre  ella  tradición 
sería  y  aceptable  aunque  todavía  no  parece,  o  no  quieren  enseñar,  la  do- 
cumentación original  que  se  conserva  en  el  Archivo  de  la  Casa  Doria 
Pamphílí, 

Muy  antigua  es  también  otra  Guadalupana  que  ahora  se  venera  en  la 
iglesia  católica  de  Malmesbury  en  Inglaterra,  Perteneció  primeramente  al 
Priorato  de  Bradenstoke,  por  otro  nombre  Clack  Abbey,  en  la  demarcación 
de  Dauntsey,  Decíase  que  era  de  la  primera  mitad  del  siglo  XVI,  mas,  se- 
gún la  fotografía  de  ella  que  acaba  de  obtener  la  solicitud  del  P,  Lucio  Ví- 
llanueva,  no  se  le  puede  ya  dar  esa  supuesta  antigüedad.  Por  el  decorado  en 


[  265  ] 


torno  de  la  imagen  y  principalmente  por  el  paisaje  de  la  Villa  de  Guada- 
lupe que  tiene  a  sus  píes,  colocaríamos  el  origen  de  la  pintura  en  el  último 
tercio  del  siglo  XVII. 

Posteriormente  y  sobre  todo  a  fines  del  siglo  XVIII,  la  Virgen  de 
Guadalupe  es  ya  muy  conocida  y  querida  en  Europa4  Interminables  nos  ha- 
ríamos describiendo  las  muchas  que  hemos  visto  en  España  llevadas  por 
los  piadosos  indianos,  o  las  de  Italia  allá  instaladas  por  los  desterrados  je- 
suítas* 

En  Francia,  como  es  bien  sabido,  toda  la  colonia  hispano-amerícana 
gira  en  torno  de  esa  preciosa  devoción»  Hacen  lo  mismo  en  su  destierro  los 
tres  millones  de  mexicanos  que  la  persecución,  el  hambre  o  el  mal  pasar 
han  arrojado  de  su  patria  a  los  Estados  Unidos  del  Norte.  Guadalupanas 
célebres  en  el  vecino  país  son  primeramente  las  de  la  misión  de  Guadalupe 
en  Texas  personalmente  llevada  por  el  Ven.  Fr.  Margíl  de  Jesús.  La  de 
Waco  en  el  mismo  Estado  es  primorosa ;  la  regaló  el  Deán  de  Puebla  don 
Manuel  Flores  Alatorre  al  Obispo  de  Pítsburg  a  mediados  del  siglo  pasa- 
do; en  Nueva  York  goza  de  suma  veneración  la  de  la  Calle  Catorce.  En 
Austín,  Texas,  donde  se  nos  da  amable  hospitalidad  y  escribimos  estas  lí- 
neas, el  culto  a  la  Guadalupana  está  muy  bien  sostenido  por  los  RR.  PP. 
Oblatos  de  María  Inmaculada.  A  la  Reina  de  los  mexicanos  tienen  dedi- 
cada su  Parroquia  y  es  de  esperar  que  cuando  entren  en  fondos  se  consigan 
una  imagen  de  mejor  pincel  que  la  presente. 

Todos  estos  casos,  aislados  pero  frecuentísimos,  de  devoción  a  la  Vir- 
gen de  Guadalupe,  personalmente  observados  en  mis  largos  y  variados  vía- 
jes,  me  han  llevado  a  la  convicción  de  que  de  las  imágenes  regionales,  des- 
pués de  la  de  Lourdes,  la  Guadalupana  de  México  es  la  que  ha  obtenido 
culto  más  extenso  y  tanto  más  sincero  cuanto  que  la  imagen,  por  sus  ras- 
gos tan  extraordinarios  debería  sorprender  a  muchos;  por  lo  contrario,  el 
afecto  que  se  le  tiene  es  síncerísímo  y  ha  crecido  en  estos  últimos  años  por- 
que se  le  ve  además  como  el  emblema  de  la  cristiandad  fidelísima  mexica- 
na y  como  engalanada  con  una  nueva  sangrienta  corona,  de  Reina  de  los 
mártires. 


[  266  ] 


Estos  hechos  y  reflexiones  aquí  concentrados  parece  que  reclaman 
algo  más  en  la  línea  de  la  internacionalidad  del  culto  guadalupano ;  ese  al- 
go más  empezó  como  queda  referido,  en  San  Nicolás  ín  Carcere  durante 
la  solemnísima  función  allí  celebrada  por  las  jerarquías  episcopales  de  len- 
gua española. 

Un  paso  más  se  díó  en  el  Concilio  Plenarío  Latino  Americano  (1898- 
1899)  donde  54  prelados  representantes  de  la  fe  y  entusiasmo  de  la  Amé- 
rica Española  convinieron  en  que  "el  Santuario  de  Guadalupe  de  México 
es  un  tesoro  y  monumento  de  la  devoción  a  María  Santísima  en  toda  la 
América  Latina". 

Por  un  efecto  psicológico  naturalísímo,  esta  devoción  del  Concilio  pro- 
dujo un  efecto  de  solidaridad  y  de  entusiasmo  entre  las  Repúblicas  herma- 
nas de  América  que  se  dejó  ver  cuando  en  190  \  los  delegados  al  Congreso 
Panamericano  celebrado  en  la  capital  de  la  República  Mexicana,  acudie- 
ron gustosos  al  Tepeyac  a  rendir  las  banderas  de  sus  naciones  a  los  píes 
de  la  Virgen  de  las  Amérícas,  firmando  después  preciosas  inscripciones  en 
su  loor.  Todo  para  mengua  y  baldón  del  desgraciado  gobierno  masónico 
cuya  bandera  fué  la  única  que  no  figuró  en  ese  glorioso  diplomático  ho- 
menaje. 

* 

*  * 

Casi  al  final  de  la  década  y  con  ocasión  del  centenario  de  nuestra  Inde- 
pendencia, la  Virgen  Santísima  de  Guadalupe  pintada  en  el  estandarte  que 
se  supuso  ser  el  auténtico  del  cura  Hidalgo,  paseó  como  reina  y  señora  en 
la  grande  y  fastuosísima  parada  que  cruzó  las  principales  avenidas  de  la 
Capital,  escoltada  primero  por  generales  del  ejército  y  en  el  último  trecho 
sirviendo  de  porta-estandarte,  en  representación  y  nombre  del  Rey,  D.  Al- 
fonso XIII,  el  simpático  y  célebre  general  D.  Camilo  García  Polavíeja. 


[  267  ] 


En  vano  los  periódicos  liberales  recibieron  órdenes  de  callar  los  he- 
chos. Viven  hoy,  por  centenares  de  miles,  los  testigos  de  vista  que  oyeron 
las  delirantes  ovaciones  y  que  vieron  al  pueblo  en  masa  postrarse  de  ro- 
dillas signándose  y  santiguándose. 

Lo  de  ser  aquella  Virgen  el  estandarte  de  Hidalgo  resultaba  entonces 
asunto  de  segundo  o  tercer  orden;  más  aún,  la  voz  corriente  y  desde  enton- 
ces cada  vez  más  válida  era  la  de  que  aquella  Guadalupana  no  era  la  fa- 
mosa de  Atotonílco,  pero  era  la  Guadalupana  que,  de  cualquiera  parte  que 
venga,  será  siempre  muy  bien  venida* 

Aquella  noche  se  llevó  a  Catedral  y  en  su  presencia  otra  vez  los  em- 
bajadores de  todas  las  potencias  del  mundo,  inclusas  las  protestantes  y  paga- 
nas le  rindieron  el  debido  y  resptuoso  homenaje  y  todo  ello  sin  la  augusta 
presencia  de  los  mandatarios  de  la  Nación  Mexicana  ♦  A  toda  esa  lección 
de  educación  se  expusieron  por  no  estar  al  lado  de  su  Dios  y  de  su  pueblo* 


[  268  ] 


Después  del  atentado. 


TRIGESIMANONA  DECADA  -  1911-1921 


A  singularísima  providencia  o  verdadero  milagro  con  que 
Dios  quiso  preservar  la  Imagen  original  Guadalupana  del 
criminal  atentado  del  14  de  Noviembre  de  1921  fué  a  los 
ojos  de  toda  la  nación  como  un  sello  divino  para  confir- 
mar nuestras  piadosas  firmísimas  creencias. 
Tenemos  delante  las  tres  actas  que  el  Notario  Público,  Don  Federico 
Ignacio  Velázquez,  levantó  los  días  18  y  19  de  Noviembre  de  1921  y  4  de 
Marzo  de  1922  sobre  las  investigaciones  que  por  mandato  del  limo*  Señor 
Arzobispo  de  México  hicieron  en  la  misma  Basílica  de  Guadalupe  los  Se- 
ñores Pbro*  Luís  Benítez  y  Cabanas,  Lic.  Don  Perfecto  Méndez  Padilla  y 
posteriormente  el  Ing.  Carlos  F.  de  Landero  y  Don  Luís  G«  Olvera. 

En  la  primera  de  las  mencionadas  actas,  presente  el  Pbro.  Sr.  Don 
Ignacio  Díaz  de  León  y  previo  juramento  de  expresarse  con  verdad  en  todo 
lo  que  fuere  interrogado  acerca  de  los  acontecimientos  verificados  el  día  14 
del  actual  en  la  Insigne  y  Nacional  Basílica  de  Santa  María  de  Guadalupe, 
dijo:  Que  el  referido  día  14  se  verificaba  la  toma  de  posesión  del  nuevo  Ca- 
nónigo señor  Castañeda  y  estando  efectuándose  la  procesión  en  las  naves 
de  la  iglesia,  el  declarante  se  quedó  cuidando  el  presbiterio  como  lo  acos- 


[  269  ] 


tumbra  en  tales  casos,  cuando  un  individuo  de  pelo  azafranado  pretendió 
entrar  al  presbiterio  y  él  se  lo  impidió,  cerrando  la  rejilla  que  queda  en- 
frente del  Sagrario  y  da  acceso  al  presbiterio:  que  no  le  llamó  la  atención 
el  intento  de  este  individuo,  porque  siempre  la  gente  pretende  llegar  hasta 
el  altar.  Que  luego  que  terminó  la  ceremonia  los  señores  capitulares  se  re- 
tiraron a  la  sacristía  y  tras  de  ellos  iba  el  declarante  y  apenas  se  encontra- 
ba frente  al  altar  de  Señora  Santa  Ana,  cuando  escuchó  una  formidable 
detonación,  al  grado  que  se  figuró  que  se  había  desplomado  la  Basílica  o 
venido  abajo  las  bóvedas:  que  inmediatamente  regresó  al  presbiterio  y 
víó  una  nube  blanca  a  la  altura  del  cuadro  de  la  Santísima  Virgen  cuya 
nube  ascendía  dándose  desde  luego  cabal  cuenta  de  que  la  Sagrada  Ima- 
gen y  el  cristal  que  la  cubre  estaban  ilesos ;  que  el  declarante  hizo  correr  la 
cortina  para  cubrir  el  cuadro,  y  que  como  pocos  instantes  después  el  polvo 
obscurecía  la  atmósfera,  el  declarante  prendió  la  luz  eléctrica  y  luego  gritó 
que  cerraran  las  puertas  del  templo  para  impedir  que  el  delincuente  saliera 
sí  acaso  aún  permanecía  allí  e  impedir  a  la  vez  que  el  pueblo  invadiera  el 
recinto»  Que  bajo  del  cuadro  se  veía  el  mármol  casi  pulverizado  en  el  lu- 
gar donde  supone  se  puso  la  bomba  y  que  víó  al  Santo  Cristo  de  bronce 
hecho  arco,  los  candeleros  caídos  y  los  floreros  hechos  pedazos;  que  no  se 
percibía  olor  alguno,  ni  víó  fragmentos  de  la  envoltura  de  la  bomba» 

En  la  segunda  acta  se  nos  describe  el  altar  con  los  desperfectos  que  hi- 
zo la  bomba»  ♦  ♦  "la  placa  de  mármol  de  la  base  en  que  se  supone  se  colocó 
la  bomba  tiene  un  metro  nueve  centímetros  de  largo  y  la  placa  de  mármol 
que  formando  ese  zócalo  está  colocada  de  canto  tiene  un  metro  veintiséis 
centímetros  de  largo  y  cinco  centímetros  de  espesor  y  detrás  de  esas  placas 
está  un  relleno  de  ladrillo  y  argamasa  de  yeso  con  un  espesor  de  siete  cen- 
tímetros y  todo  está  sostenido  por  una  vigueta  de  hierro  de  quince  centíme- 
tros de  peralte,  los  efectos  de  la  bomba  destruyeron  por  completo,  dejando 
casi  pulverizada  la  parte  superior  del  expresado  zócalo  en  una  extensión 
aproximada  de  unos  sensenta  centímetros  desalojando  hacia  fuera  las  pla- 
cas de  mármol  que  la  forman,  destruyendo  también  el  relleno  de  manipos- 
tería de  ladrillo  anteriormente  descrito,  dejando  al  descubierto  las  viguetas 

[  270  ] 


de  hierro  que  sostienen  el  frontispicio  antes  citado,  el  cual  está  formado 
por  dos  columnas  monolíticas  de  mármol  que  sostienen  las  cornisas  que 
sirven  de  remate  al  altan  Se  encuentra  también  que  el  crucifijo  de  bronce 
que  se  acostumbra  colocar  frente  al  manifestador  tiene  flexionado,  forman- 
do arco,  el  árbol  de  la  cruz  hacía  atrás  del  Santo  Cristo  y  los  brazos  de  la 
cruz  flexíonados,  formando  arco,  hacía  adelante"» 

El  4  de  Marzo  de  1922  las  actas  notariales  nos  hacen  saber  de  otros 
muchos  desperfectos  causados  por  la  bomba  en  el  altar  y  sus  contornos.  Un 
fenómeno  muy  de  notarse  fué  el  que  la  onda  explosiva  penetró  entre  el  pla- 
no que  respalda  la  Sagrada  Imagen  y  el  otro  que  respalda  el  cuadro  de  San 
Juan  Nepomuceno  que  distan  entre  sí  muy  pocos  centímetros*  Este  último 
sufrió  desperfectos  notables  quedando  ilesa  la  Imagen  de  la  Virgen* 

Los  que  oímos  el  estallido  formidable  y  vimos  el  destrozo  hecho  a  los 
píes  de  la  Virgen  tendremos  siempre  bien  impresa  la  prueba  sensible  de 
que  Dios  está  con  ese  cuadro* 

Ese  Cristo  doblado  nos  trae  a  la  memoria  al  otro  Cristo  de  la  Vega, 
de  Toledo,  que  quiso  con  su  imagen  aparecer  y  perpetuarse  como  abona- 
dísimo testigo. 


[  27Í  ] 


CUADRAGESIMA  DECADA  -  1921-1931 


\ .  ,ET  PALMEE  IN  MANIBUS  EORUM, 

♦  ♦  «GLORIA  CHRISTL 

•  .  «SANGUIS  MARTYRUM,  SEMEN''.  •  ♦ 

PIUS  PP,  XL 


[  273  ] 


APENDICE  PRIMERO 

LISTA  DE  TODAS  LAS  PALABRAS  QUE  CONTIENE  EL  TEPONAX- 
CUICATL  (PREGON  DEL  ATABAL)  CON  SU  CORRESPONDIENTE 
TRADUCCION  RAZONADA,  POR  EL  SR.  LIC.  MANUEL  MORENO. 

Primero  apuntamos  la  acepción  en  que  nosotros  hemos  tomado  cada  «na  de 
las  palabras  y  en  seguida  las  diversas  acepciones  que  ésta  tiene  según  Molina, 
Carochi,  Remí  Simeón  y  otras  autoridades.  Los  verbos  no  los  enunciamos  com- 
pletos, nos  concretamos  a  señalar  su  radical. — M.  M. 


PARTE  PRIMERA 


Estrofas  I  a  IV 

AMOXPETATL.— Literalmente:  Libro  de  petate. 
En  sentido  figurado:  Libro  grande,  libro  respe- 
table, libro  que  contiene  autoridad.  Se  compone  de 
"Amoxtlí"  libro  de  escritura  (Molina):  y  Petlatl: 
"estera,  dignidad,  potencia,  autoridad".  (Remí  Si- 
meón). 

AOYA.— Expletivo. 

ATLITEMPAN. — A  la  orilla  del  agua. 

Se  descompone  así:  Atl-í-tem-pan.  "Pa  o  pan  es 
preposición,  la  cual  siempre  se  pospone  a  los  nom- 
bres en  esta  lengua  y  quiere  decir  en".  (Molina). 
Tem  es  contracción  de  tentlí,  que  significa  "los  la- 
bios o  el  borde  u  orilla  de  alguna  cosa",  (Molina) ; 
tentlí  perdió  su  terminación  tíí,  por  entrar  en  com- 
posición y  cambio  N  por  M  por  estar  colocada  esta 
letra  antes  de  la  P  de  pan.  I;  semípronombre  de 
tercera  persona  de  singular,  solamente  se  usa  en 
composición.  "Estos  semípronombres,  no-mo-I;  to- 
anmo,  ín;  dice  Carochí,  sirven  de  pronombres  po- 
sesivos mío,  tuyo,  suyo,  nuestro,  vuestro;  compues- 
tos con  los  nombres  de  los  cuales  se  suele  decir 
que  compuestos  con  ellos  tienen  genitivo  de  pose- 
sión". "I  en  composición  quiere  decir  suyo  o  de  él". 


(Molina).  Atl:  "Agua,  orina,  guerra,  o  la  mollera 
de  la  Cabeza".  (Molina). 

ATL  Y  A. — En  el  agua  o  junto  al  agua:  No  hay  que 
olvidar  que,  como  enseña  Carochí,  el  nombre  en 
mexicano  no  tiene  variación  de  casos.  La  termina- 
ción YA  debe  de  ser  considerada  como  una  de  aque- 
llas sílabas  a  que  se  refiere  Clavijero  carentes  de 
toda  significación  y  solamente  usadas  para  ajusfar 
el  metro. 

AYA. — Expletivo. 

AYYO.— Expletivo. 

DIOS  Dios. 

ICELTEOTL.— Unico  Dios.  Teotl.  "Dios".  (Moli- 
na). I  cel:  "El  solo".  (Remí  Simeón). 

IN. — Expletivo.  "In:  Sirve  de  ornato  en  esta  len- 
gua..." (Molina).  "Esta  partícula  IN  es  frecuentí- 
sima en  esta  lengua,  algunas  veces  parece  que  no 
sirve  sino  de  ornato  pero  lo  ordinario  es  que  sea 
artículo  singular  y  plural".  (Carochí). 

IPAN. — "Encima  de  algo,  preposición".  (Molina). 

ITLAPAPAL.— Policromado.  De  "Tlapapalli,  "que 
tiene  varios  colores".  Adjetivo  frecuentativo  de  tla- 
pallí".  (Remí  Simeón).  La  frecuencia  está  indica- 
da por  la  reduplicación  de  la  sílaba  pa. 

IXPAN. — En  presencia.  ''Delante  o  enfrente  de  al- 
guno". (Molina). 


[  275  ] 


I  YEC  DIOS. — Del  perfecto  Dios.  Se  descompone  de 
la  siguiente  manera:  Dios,  Dios;  Yec  por  yectlí; 
perfecto.  "Cosa  buena".  (Molina) ;  e  I;  suyo  o 
de  él. 

MARIA. — María. 

MITZCUILOA.— Pintándote.  Compuesta  de  tlacuí- 
loa.  "Escribir  o  pintar  algo".  (Molina)  :  y  Mítz,  "a 
tí".  (Molina).  Según  la  tecnología  de  Carochí, 
Mítz,  es  un  semípronombre  paciente  de  segunda 
persona  de  singular:  Solamente  se  usa  con  verbos 
activos. 

MITZYOCOX.— Te  creó.  De  Yocola:  "Fabricar  o 
componer  algo".  (Molina).  Yocoya,  "hacer,  crear, 
formar  un  nuevo  ser,  hablando  de  Dios".  (Remí 
Simeón)  y  Mítz  "a  tí". 

MOQUETZACO. — Se  erguían;  compuesta  de  Quetza: 
"levantarse  el  que  estaba  asentado"  (Molina),  y 
mo  que  según  Carochí  es  semípronombre  conjuga- 
tivo  de  verbo  reflexivo  correspondiente  a  la  tercera 
persona  de  singular  y  de  plural,  significando  SE 
a  SI. 

MOYAHUAYA. — Conturbadas.  De  moya  hua:  tur- 
barse. (Remí  Simeón). 

MOYOLLO.— De  Yollotl:  "Corazón,  Mente,  Alma", 
(Brinton),  y  mo,  semípronombre  posesivo  de  2a. 
persona  de  singular. 

NEMIA. — Vivía:  De  nemi,  vivir. 

NEPAPA. — Variadas.  "Cosas  diversas  o  diferentes". 
(Molina)* 

NI YTLA  YOCOL. — De  sus  creaturas.  Compuesta  así : 
Tlayocoyallí,  "cosa  inventada".  (Molina).  I:  "Suyo 
o  de  él".  (Molina).  Ni,  semípronombre  de  primera 
persona  de  singular  YO. 

NIYOLAYA. — Me  recreaba.  De  Yolahuía.  ("Ale- 
grarse mucho"),  (Molina),  y  Ni.  Semípronombre 
de  primera  persona  de  sínguar  "Yo". 

OBISPOYA.— "Obispo".  Respecto  de  la  terminación 
YA  véase  lo  que  dijimos  a  propósito  de  Atlya. 
Brinton  en  el  vocabulario  que  agrega  al  final  de 
su  obra  "Náhuatl  Poetry"  dice:  "Ya.  Adv.  lo  mis- 
mo que  ye.  Convenir,  ajustar.  Partícula  eufónica  o 
extoletíva  para  completar  el  metro  en  la  poesía.  Es 
signo  del  imperfecto,  o  tiene  otros  significados;  pero 
a  veces  no  se  puede  traducir". 

OBISPOYAC. — Ya  hemos  traducido  por:  en  el  Obis- 
pado; teniendo  en  consideración  las  siguientes  ra- 
zones. Se  advierte  desde  luego  que  este  término  es 
un  castellanismo,  compuesto  de  dos  palabras,  Obis- 
poya  que,  según  hemos  visto  significa  Obispo,  y  la 
postposición  C,  que  según  Remí  Simeón,  es  deno- 
tativa de  lugar  y  significa  EN,  donde,  etc.  La  tra- 
ducción literal  de  Obíspoyac  es  DONDE  EL  OBIS- 
PO; es  decir  en  el  Obispado,  que  es  el  lugar  donde 
reside. 

ONCAN. — "Ay  o  allí,  mostrando  el  lugar,  o  dende 
tal  parte".  (Molina). 


OCUENPONTI — Al  comentar  el  párrafo  primero 
del  Teponazcuícatl  nos  referimos  ya  con  amplitud 
a  esta  palabra. 

QUETZALLAXIHUITL.— Planta  preciosa.  De  Xi- 
huítl,  "año,  cometa,  turqueza  e  yerva",  (Molina),  y 
Quetzallí:  Pluma  bella,  fíg.:  "Algo  precioso  o  her- 
moso". (Brinton). 

SANTA.— Santa. 

TETEUCTIN.— Señores.  Plural  de  Teuctli:  "Señor, 
noble,  persona  de  calidad,  juez,  magistrado,  noble", 
etc.  (Remí  Simeón). 

TIQUIMOYAITOTIA. — Le  bailábamos  con  perfec- 
ción; esta  palabra  se  descompone  así:  "Tí-qui-mo- 
on,  ya-ítotía.  Itotía  "bailar  o  danzar",  (Molina). 
YA.  Véase  Obíspoya.  ON.  "Es  partícula  que  se  jun- 
ta a  los  verbos  para  significar  distancia  de  lugar,  o 
por  vía  o  manera  de  ornato  y  buen  sonido,  etc." 
(Molina).  "Esta  partícula  on,  dice  Carochí,  se  sue- 
le muy  frecuentemente  anteponer  a  los  verbos,  las 
más  de  las  veces  por  gala  y  elegancia,  y  otras  veces 
significa  alguna  distancia  en  que  se  ejercita  la  ac- 
ción del  verbo".  Mo:  Signo  de  reverencia.  Quí,  se- 
gún Carochí  es  semípronombre  paciente  de  verbo 
activo,  correspondiente  a  la  tercera  persona  de  sin- 
gular, que  indica  el  complemento  directo,  o  sea  la 
persona  o  cosa  sobre  quien  directamente  recae  la 
acción  del  verbo.  Siempre  va  unido  a  los  verbos 
transitivos  y  forma  parte  de  su  conjugación,  se 
traduce  por  le,  a  él.  Tí:  Semípronombre  correspon- 
diente a  la  primera  persona  de  plural,  nosotros". 

TITLATOA. — Tú  predicas;  de  Tlatoa:  hablar  y  ti, 
semípronombre  de  segunda  persona  de  singular 
equivalente  a  tú. 

TLACUILOLPAN. — En  la  pintura.  De  tlacuilolli: 
"Escritura  o  pintura",  (Molina),  y  la  posposición 
PA  o  pan,  la  cual,  según  (Molina)  "siempre  se  pos- 
pone a  los  nombres  en  esta  lengua  y  quiere  decir 
EN". 

TOMOLIHUI — "Botón".  (Remi  Simeón),  en  Tomo- 
líuhyautlí. 

TONAA — ¡Oh  Madre  Nuestra!  De  Nantlí:  "Ma- 
dre", (Molina) ;  perdió  la  terminación  TLI  por  en- 
trar en  composición  con  el  semípronombre  posesivo 
de  primera  persona  de  plural  TO  equivalente  a 
NUESTRA.  La  reduplicación  de  la  A  final  de  Tonaa 
indica  vocativo ;  mucho  se  ha  discutido  sobre  la  exis- 
tencia del  vocativo  en  mexicano;  la  regla  general 
es  que  los  nombres  en  este  idioma  no  tienen  varia- 
ción de  casos,  pero  algunos  autores  hacen  una  ex- 
cepción del  vocativo.  A  este  propósito  dice  Palma 
en  su  "Gramática  de  la  Lengua  Mexicana":  "So- 
lamente el  vocativo  se  expresa  por  sí  solo,  y  se  co- 
noce porque  sirve  para  llamar  la  atención  o  para 
invocar,  y  entonces  se  añade  la  letra  E  al  nombre 
que  termina  en  etl  o  en  consonante",  etc. 
Carochi  señala  otro  modo  de  hacer  el  vocativo  y 


[  276  ] 


es  levantando  mucho  la  postrera  sílaba  del  nom- 
bre y  éste  es  precisamente  el  caso  de  tonaa. 

TONACAXOCHITL  Literalmente:  "Flor  de  nues- 
tra carne".  Es  una  enredadera  de  color  rojo  y  ama- 
rillo muy  aromática  que  solían  poner  los  mexicanos 
en  el  chocolate  para  darle  buen  sabor. 

TONCUICAYA — Le  cantábamos.  Se  descompone 
así:  Tí-on-cuíca-ya.  Cuícaya;  pret.  ímp.  de  cuica: 
"cantar  el  cantor. .  ,**  On :  Véase  lo  dicho  en  Tíquí- 
monyaítotía.  Tí:  "Semípronombre  de  primera  per- 
sona de  plural,  equivalente  a  nosotros".  La  I  de  tí 
se  ha  omitido  por  sinalefa. 

XOCHICENTLI. — Conjunto  de  flores.  Centlí  "ma- 
zorca", (Molina),  o  de  centlalía  "allegar,  recoger  o 
amontonar  algo"  y  Xóchitl  "rosa  o  flor",  (Molina). 

XOCHITLAN. — Entre  abundantes  flores.  De  Tía  o 
Tlan,  preposición  que  según  Palma  significa  "con, 
junto,  debajo,  entre",  y  también  "ABUNDANCIA 
de  lo  que  significa  el  nombre  a  que  acompaña"  y 
Xóchitl,  "rosa  o  flor",  (Molina).  Xochítla  significa 
también  "jardín".  (Molina). 

YA  CUICAYA — Cantaba.  De  cuícaya,  pret.  ímp.  de 
cuíca,  "cantar  el  cantor",  (Molina,  y  ya :  "Partícula 
eufónica  o  expletiva  para  completar  el  metro  en  la 
poesía".  (Brínton). 

YA  MITZTLACATIH. — Ya  te  hizo  nacer.  De  Tla- 
cati,  "nacer"  o  mejor,  "Tlacatílía"  engendrar  a 
otro".  (Molina).  Mítz  semípronombre  paciente  de 
segunda  persona  de  singular  te  a  ti;  y  ya  o  ye,  ad- 
verbio de  tiempo  que  significa  ya.  (Remí  Simeón). 

YA  NAYA. — Escondidas;  de  maya  o  ínaya  "escon- 
derse", (Molina),  y  ya:  Véase  Yacuícaya. 

YANCUICATL. — De  Yancuícan,  "adv.  nuevamen- 
te, recientemente...".  (Remí  Simeón). 

YEHUAN. — Pronombre  de  tercera  persona  de  plu- 
ral. Significa  ellos.  A  propósito  de  Yehuan  véase  lo 
que  dijimos  al  comentar  el  párrafo  cuarto  del  Te- 
ponozcuícatl. 

YENITLACHIHUAL.  — Soy  hechura.  Forma  pa- 
siva del  verbo  Chíhua.  "Hacer  algo".  (Molina). 
Tía.  Partícula  pronominal  indeterminada.  Ni.  Se- 
mi  pronombre  de  primera  persona  de  singular  equi- 
valente a  yo.  Ye.  "Partícula  eufónica  o  expletiva  pa- 
ra completar  el  metro  en  la  poesía".  (Brínton).  O 
bien  de  Tlachíhual  "creatura"  (Brínton),  Ni,  se- 
mípronombre de  ía.  persona,  yo.  Y  el  verbo  ser  que 
en  mexicano  siempre  está  tácito. 

YE  TEOYA. — Empequeñecidas.  De  teoye  que  sig- 
nifica "mezquino"  (Molina)  y  ye.  Partícula  eufó- 
nica. El  maestro  Valencia  traduce  YETEOYA  por 
DIVINIZADAS  o  MILAGROSAS.  (N.  del  A) 

ZAN.  ZA — De  estas  partículas  adverbiales  dice  Ca- 
rochi  que  tienen  varías  acepciones.  De  ordinario  sig- 
nifican SOLAMENTE.  Y  muchas  veces  no  sirven 
más  que  de  avivar  la  significación  de  la  palabra 


que  les  sigue.  Vgr.  zanquezatl:  Hermosísimo  o  en 
grado  sumo  hermoso. 
ZANCA. — Expresión  que  no  figura  en  ningún  diccio- 
nario ni  Vocabulario.  Se  compone  de  zan,  partícula 
que  ya  hemos  analizado  y  CA  que  tiene  varios  sig- 
nificados. 

Según  Remí  Simeón :  "Ca,  desempeña  las  siguien- 
tes funciones  gramaticales:  "Es  adverbio  o  con- 
junción y  entonces  significa  ya,  donde,  ciertamen- 
te, porque,  puesto  que,  etc."  Es  verbo,  y  entonces 
significa  estar.  Es  posposición  y  se  traduce  por  "con, 
por,  medíante,  con  ayuda  de",  etc.  Es  también  par- 
tícula que  sirve  para  ligar  unas  palabras  con  otras. 
Es  sufijo  de  pluscuamperfecto  y  también  sílaba  re- 
duplícatíva  usada  en  los  frecuentativos.  Por  último 
según  Pímentel,  en  su  obra  citada,  "otras  veces  sig- 
nifica qué;  pero  su  uso  más  común  es  dar  fuerza  a 
lo  que  se  afirma". 

Teniendo  en  cuenta  el  significado  de  zan  y  lo 
que  dice  Pímentel  apropósíto  de  CA,  nosotros  es- 
timamos que  zanca  es  una  partícula  que  sirve  úni- 
camente para  dar  más  fuerza  a  la  expresión.  Pero 
si  se  considera  a  zan  como  partícula  enfática  y  a 
ca,  como  verbo  estar,  entonces  zanca  indicará  fuer- 
za, seguridad,  firmeza  en  el  modo  de  realizarse  la 
acción  expresada  por  el  verbo  CA  estar;  en  cuyo 
caso  no  es  susceptible  de  traducción  literal.  Por  fin, 
sí  la  partícula  CA  no  tiene  otro  oficio  que  el  de  li- 
gar a  zan  tomada  en  el  sentido  de  solamente  con 
otras  palabras,  entonces  zanca  significa:  SOLA- 
MENTE o  UNICAMENTE.  Carochí  nos  habla  de 
ciertas  partículas  que  tienen  un  carácter  exclusivo. 
ZANCATOTATZIN.— Nuestro  único  Padre,  o  úni- 
camente nuestro  Padre.  De  Tatzín,  forma  reve- 
rencial de  Tatlí,  padre;  to,  semípronombre  posesi- 
vo de  ía.  persona  de  plural,  equivalente  a  nuestro; 
y  zanca,  únicamente  o  solamente. 

SEGUNDA  PARTE 


Estrofas  V  a  IX 

A. — Expletivo.  "Especie  de  interjección  que  se  junta 
a  los  nombres  y  a  los  verbos".  (Remi  Simeón). 

ACYA. — Quien.  Compuesta  de  ac:  "Pronombre  inte- 
rrogativo QUE,  cual"  (Remí  Simeón)  y  la  sílaba 
YA,  expletiva. 

ACYENOHUAN. — Quién  conmigo.  Se  descompone 
de  la  siguiente  manera:  Ac-ye-no-huan ;  huan  es 
postposición  que  marca  proximidad,  parentesco,  co- 
munidad de  origen,  CON,  en  COMPAÑIA,  CER- 
CA DE.  "Se  junta  a  los  posesivos  no,  mo,  í,  etc., 
nohuan,  con  migo..."  (Remí  Simeón).  NO,  es  se- 
mípronombre posesivo  de  primera  persona  de  sin- 
gular; ye,  expletivo;  ac,  quien. 


[  277  ] 


A  HA  AYA  HA. — Exclamación. 

AHCITICAC— Es  perfecto.  De  "Acitica,  ser  perfec- 
to, acabado".  (Remí  Simeón). 

AHUICA.— "Suavidad,  PERFUME,  buen  olor".  (Re- 
mi  Simeón). 

AHUIAC. — "Que  tiene  buen  olor".  (Remí  Simeón). 

AMOXTLIYA. — Se  compone  de  Amoxtli  que  puede 
significar  libro,  cuadro,  lienzo,  etc.  (Véase  lo  dicho 
al  comentar  la  estrofa  tercera  del  Teponazcuícatl, 
a  propósito  de  amoxtli  y  de  la  sílaba  YA,  que  es 
expletiva. 

ANNIHCUIHUIAN. — Este  verbo  corresponde  a  la 
idea  de  dar  vueltas  o  ejecutar  alguna  otra  acción 
en  torno  de  una  persona  o  cosa.  En  el  presente  caso 
la  acción  que  se  ejecuta  en  torno  de  una  persona, 
es  la  indicada  por  el  verbo  onícax,  a  que  después 
habremos  de  referirnos.  La  forma  simple  del  ver- 
bo Anníhcuíhuían  es  Ihcuía  que  significa:  "enro- 
llarse alrededor  de  un  árbol  o  de  una  persona". 
(Remí  Simeón).  La  persona  y  el  número  están  in- 
dicados por  la  terminación  AN  y  por  el  semipro- 
nombre  ANN,  en  vez  de  AN,  que  denota  2a.  per- 
sona de  plural. 

AYA. — Expletivo. 

AYA- Y  Expletivo. 

AYAO  Expletivo. 

AYE  A  YA  OO  Expletivo. 

AYYO.— Expletivo. 

CUICA.— "Cantar".  (Remí  Simeón). 

CELIA. — Tiernamente.  Tiene  la  misma  raíz  que  el 
adjetivo  Celíc,  que  significa:  "Fresco,  verde,  tier- 
no, nuevo,  agradable". 

HUITEQUI  (Por  extensión).  "Desgranar".  (Re- 
mí Simeón). 

HUI YONCAUQUI.  —  Trémulamente.  De  huíyoca; 
frecuentativo  huíhuíyoca,  que  significa  ". .  .temblar 
de  frío".  Intercalada  en  la  mitad  de  la  palabra  pue- 
de advertirse  la  partícula  OU,  que  según  hemos  di- 
cho en  otra  parte,  es  meramente  expletiva. 

ICAL. — Su  casa.  De  callí,  "casa  habitación,  etc".  (Re- 
mí Simeón) ;  y  de  I :  semípronombre  posesivo  de 
tercera  persona  equivalente  a  su,  de  él  o  de  ella. 

ICAC. — Perenne  o  constante.  (Por  extensión).  La 
traducción  literal  de  este  verbo  sería  "estar  en  pie" 
Remí  Simeón) ;  pero  en  el  sentido  en  que  se  usa 
por  el  autor  del  Teponazcuícatl  da  la  idea  de  per- 
manencia, de  estabilidad,  de  fijeza.  En  español  usa- 
mos del  verbo  PARARSE,  que  significa  tanto  po- 
nerse de  píe,  como  estacionarse  en  un  lugar  o  tam- 
bién cesar  en  la  acción.  Este  es  exactamente  el  caso 
de  ICAC 

ICAYA. —  (Por  extensión).  Fijamente  o  de  fijo.  Se 
compone  de  ICA  por  icac  (véase  lo  dicho  en  el 
párrafo  anterior)  y  de  la  sílaba  expletiva  YA. 

IHCUILIHUIA.— Se  pintó.  "Reverencial  de  ícuíloa". 


(Remi  Simeón).  Ihcuiloa,  según  el  mismo  autor  sig- 
nifica ". .  .escribir  o  pintar". . . 
IHPOTOCAYO.— Exhalando.  Del  verbo  Ihpotocyo- 
tía  que  significa,  "arrojar  humo  o  vapor".  (Remí 
Simeón) . 

INAHUIYAC — Su  aroma.  De  Ahuíyac  o  ahuíac, 
(véase  lo  dicho  a  propósito  de  ahuíac)  e  In,  por  I, 
semípronombre  posesivo  de  tercera  persona,  SU. 

ITZMOLINI. — Brotan.  Del  verbo  ítzmolíní  que  sig- 
nifica, "nacer,  crecer,  brotar,  germinar. . **  (Remi 
Simeón) . 

MANICTLALAQUIYA  Que  se  funde,  literalmen- 
te que  yo  fundo.  Es  probablemente  un  mexicanísmo. 
La  palabra  se  compone  de  tlalaquía:  "Tomar  asien- 
to"; "ponerse  sólida  alguna  cosa".  (Remi  Simeón). 
C  signo  de  verbo  activo.  Ni  semípronombre  de  ía. 
persona  singular  YO;  y  MA,  signo  del  imperativo. 

MANIQUITTA. — Que  observe.  Forma  exhortativa 
del  verbo:  ítta,  que  significa  "ver,  observar,  admi- 
rar, estimar. . .".  (Remí  Simeón) .  Que  índica  el  com- 
plemento del  verbo,  y  se  traduce  por  LO;  NI  es 
el  sujeto;  correspondiente  al  semípronombre  perso- 
nal de  primera  persona  de  singular  YO.  Conviene 
fijar  la  atención  sobre  el  hecho  de  que  a  pesar  de 
que  se  está  refiriendo  a  su  alma,  el  cantor  emplea  el 
semípronombre  de  primera  persona  NI,  y  no  el  co- 
rrespondiente a  la  tercera,  como  lo  pide  la  gramá- 
tica castellana. 

Esto  nos  índica  que  para  la  mentalidad  indígena 
no  cabía  distinguir  gramaticalmente  entre  el  sujeto 
YO,  que  ejecuta  la  acción  y  su  espíritu  que  la  conci- 
be y  la  apetece. 

"Ma  es  el  signo  del  imperativo  y  del  optativo". 
Remí  Simeón).  Se  traduce  por:  QUE. 

MAYA. — Adv.  que  significa  "prontamente".  (Remí 
Simeón). 

MOCEPANOA. — Mezclándose;  del  verbo  cepanoa, 
que  significa:  "Unirse,  formar  una  sola  cosa,  hacer 
pareja  con  otro  en  señal  de  amistad  o  de  benevolen- 
cia", (Remí  Simeón),  y  de  MO,  pronombre  refle- 
sívo  de  tercera  persona  de  singular:  SE. 

MOCHIHUAZ.— Se  haga.  De  chihua. . .  "hacer,  pa- 
sar, sobrevenir,  suceder..."  (Remi  Simeón),  y  de 
MO,  pronombre  reflexivo  de  tercera  persona  de  sin- 
gular: SE. 

MOCHOU  Todo.  De  mochi  o  muchí :  "Todo".  (Re- 
mi Simeón). 

NECHCUILIZ. — Tomará  ejemplo  de  mí  o  tomará 
mí  ejemplo.  Se  descompone  de  la  siguiente  manera: 
Nech-cuiliz;  cuiliz:  futuro  de  "cuilia,  forma  reve- 
rencial de  cuí".  (Remi  Simeón).  Tiene  varías  acep- 
ciones, siendo  una  de  ellas,  según  el  mencionado  au- 
tor, tomar  ejemplo  de  alguno".  Nech;  semípronom- 
bre paciente  de  primera  persona,  que  significa  "me, 
a  mí". 


[  278  ] 


NELHUAYOTL. — Razón ;  "principio,  fundamento, 
base,  raíz,  origen".  (Remí  Simeón). 

NENEMIZ. — Vivirá.  Futuro  de  NeNemí  forma  fre- 
cuentativa de  NEMI,  que  significa,  "vivir,  habitar, 
morar".  (Remí  Simeón).  Por  ser  frecuentativo  este 
verbo,  la  traducción  más  exacta  sería:  Vivirá  cons- 
tantemente. 

NICNOTZA.— Advierto;  de  notza:  "citar,  llamar  a 
alguno",  (Remí  Simeón) ;  C,  signo  del  complemen- 
to le  y  NI  semipronombre  de  ía.  persona  de  singu- 
lar YO. 

NICUICANITL.— Yo,  el  cantor;  de  cuícanítl  "can- 
tor", (Remí  Simeón),  con  la  terminación  TL,  que 
índica  sustantivo;  y  NI  semipronombre  de  prime- 
ra persona  de  singular:  YO. 

NICHOCA.— Lloro;  de  choca,  "llorar",  (Remí  Si- 
meón), y  NI;  semipronombre  de  primera  persona 
de  singular:  YO. 

NINEMIZ. — Viviré;  de  nemíz,  futuro  de  nemí,  que 
significa,  "vivir,  habitar,  morar". . .  (Remí  Simen) 
y  NI,  semipronombre  de  primera  persona  de  sin- 
gular: YO. 

NI  NENEMIZ. — Viviré ;  de  nenemíz.  (Véase  lo  di- 
cho en  NENEMIZ)  y  de  NI,  semipronombre  de 
primera  persona  de  singular:  YO. 

NONCUICA  Mis  cantos;  de  cuícatl  "canto"  (Re- 
mí Simeón) ;  on,  partícula  expletiva ;  y  NO ;  se- 
mipronombre posesivo  de  primera  persona  de  sin- 
gular: MI,  MIS. 

NOTLATOTLAQUILLO. — El  venerado  fruto.  Se 
descompone  de  esta  manera:  No-tlato-Tlaquíllo ; 
Tlaaquíllotl  significa  "fruto".  (Remí  Simeón).  Tla- 
to,  de  Tlatoaní;  literalmente  quiere  decir  el  que 
habla;  pero  por  extensión  también  significa:  "gran 
señor,  príncipe,  gobernador,  intercesor,  mediador, 
rey,  soberano,  prelado",  (Remí  Simeón) ;  en  una 
palabra,  tlato,  sirve  para  expresar  todo  lo  que  es 
digno  de  veneración;  de  estima  y  reverencia.  NO; 
es  semipronombre  posesivo  de  primera  persona  de 
singular. 

NOXOCHIUH — Mis  flores;  de  Xochíuh,  plural  de 
Xóchitl,  "flor"  (Remí  Simeón)  y  no,  semipronom- 
bre posesivo  de  primera  persona  de  singular:  MI, 
MIS. 

NOYOL.— Mí  alma  o  alma  mía.  De  Yollotl:  "Cora- 
zón, mente,  alma",  (Brínton) ;  y  NO,  semipronom- 
bre posesivo  de  primera  persona  de  singular. 

NOYOLLO.— Mí  alma.  De  Yollotl:  "Corazón,  men- 
te, alma".  (Brínton).  Y  NO;  semipronombre  po- 
sesivo de  ía.  persona  de  singular. 

00. — Exclamación. 

OHUA. — Exclamación. 

OHUI. — Exclamación. 

ON. —  (Véase  lo  que  dijimos  al  analizar  la  palabra 
tíquímonjaitotía).  Las  funciones  gramaticales  de  es- 
ta partícula  son  múltiples.  Conviene  recordar  que  es 


principalmente  usada  como  expletiva,  y  además 
que  suele  encontrarse  en  la  conjugación  de  los  ver- 
bos haciendo  las  veces  de  complemento,  y  también 
como  determinante  de  distancia  o  de  lugar.  Guarda 
mucha  semejanza  con  los  términos  franceses  Y,  EN. 
OUAYA  Véase  OU. 

DUCAN. — "Ay  o  allí,  mostrando  el  lugar..."  (Mo- 
lina) . 

ON  ICAZ. — Permaneced.  De  icaz,  futuro  de  Icac. 
(Véase  ICAC)  y  on,  partícula  expletiva.  (Véase 
ON). 

ONTEIXPA.— En  presencia  suya.  De  Teíxpa,  "de- 
lante de  alguno"  y  también  "en  público"  (Remí 
Simeón)  al  tratar  de  otlí  y  de  on,  partícula  eufó- 
nica. 

ONTLANTOC  Venerado.  De  Tlantía:  "ser  poten- 
te, ejercer  el  poder"  (Remí  Simeón) ;  y  de  on,  par- 
tícula expletiva. 

OTLIN. — Caminos;  plural  de  otlí,  que  significa  "ca- 
mino". (Remí  Simeón). 

OYAZ. — Irá;  de  yaz  futuro  del  verbo  yauh,  que  sig- 
nifica ir,  (Remí  Simeón) ;  y  de  O  por  ON,  par- 
tícula eufónica. 

PIXAHUI A.— Difunde;  de  pixalhuía:  "Difundir  al- 
guna cosa".  (Remí  Simeón). 

POTOCATICA.— Exhala.;  Del  verbo  Ihpotocyotía, 
"arrojar  humo  o  vapor".  (Remí  Simeón). 

POYOMA  o  POYOMATLI  "Flor  semejante  a  la 

rosa".  (Remí  Simeón). 

PUIMMAN. — Prontamente,  al  momento.  De  ímman, 
que  significa:  ..."al  instante"...  (Remi  Simeón). 

QUIPANI. — Adorno.  Del  verbo  panítía,  que  signifi- 
ca "aderezarse,  adornarse. . ."  (Remí  Simeón)  y  quí, 
que  según  Carochí  es  semipronombre  paciente,  co- 
rrespondiente a  la  tercera  persona  de  singular,  que 
índica  el  complemento  directo,  o  sea  la  persona  o  co- 
sa sobre  quien  directamente  recae  la  acción  del  ver- 
bo, se  traduce  por  LE,  LO,  LA  a  EL,  a  LA,  a 
LO,  etc. 

TELCACAHUIAXOCHITL  Flor  de  cacao.  De  Xó- 
chitl: "Flor",  (Remí  Simeón);  Cacahuatl:  "Cacao" 
(Remí  Simeón)  y  Tel:  expletivo.  (Remí  Simeón). 

TLALTICPAC— Terrenal;  de  tlaltícpac  que  signi- 
fica: "Mundo,  tierra,  o  en  el  mundo,  sobre  la  tie- 
rra, en  su  superficie".  (Remí  Simeón). 

TOLTECA  Artísticamente;  del  sustantivo  toltecatl 

que  significa:  "Artesano,  maestro,  obrero  hábil  y 
ARTISTA".  (Remí  Simeón). 

TOLTECA YOTL.— Tiene  la  misma  raíz  que  el  ante- 
rior ;  su  terminación  es  la  correspondiente  a  los  nom- 
bres abstractos.  Según  (Remi  Simeón),  significa 
"...lo  que  es  relativo  a  la  mecánica";  por  exten- 
sión, debe  aplicarse  también  a  todo  lo  referente  al 
arte. 

XELIUHTIHUITZA.— Viene  esparciendo;  descom- 
puesto de  la  siguiente  manera:  Xelíuh-tí-huítza ; 


[  279  ] 


huitz  es  verbo  irregular  que  significa  "venir"  (Re- 
mi  Simeón) ;  TI,  es  partícula  ligativa  y  Xelíuh  vie- 
ne de  Xelíhui,  que  quiere  decir:  "Separar,  dividir". 
Remi  Simeón).  Véase  también  Xeloa  que  significa 
esparcir* 

Y. — Expletivo. 

YA. — Expletivo. 

YANCUICATL  Nuevamente.  De  Yancuican.  "Nue- 
vamente". (Remi  Simeón). 

YANTOXOCHIUH.— Nuestras  flores.  De  Xochíuh, 
plural  de  Xóchitl,  que  significa  "flor".  (Remi  Si- 
meón). To,  semí pronombre  posesivo  de  primera  per- 
sona de  plural:  ''Nuestro"  (Carochí)  y  Yan,  síla- 
ba expletiva. 

YE  a  YA  00.— Exclamación. 

YECTETL. — Perfección;  de  Yectía:  "hacerse  bueno. 

devenir  mejor..."  (Remi  Simeón). 
YENICA. — Aquí.  De  nica  o  Nícan:  "aquí".  (Remi 

Simeón)  y  YE,  partícula  expletiva. 


YENOCUIC— Mis  cantares.  De  cuícatl  "canto"  (Re- 
mi Simeón) ;  NO,  semípronombre  posesivo  de  pri- 
mera persona  de  singular:  MI,  mis;  y  ye,  partícu- 
la expletiva. 

YONOCUIC— Mis  cantos;  de  cuícatl,  "canto",  (Re- 
mi Simeón) ;  NO,  semípronombre  posesivo  de  prime- 
ra persona  de  singular:  MI,  mis,  etc.;  y  yo,  par- 
tícula expletiva. 

YONCAQUIYA— Oíd.  De  caqui  "escuchar. . ."  (Re- 
mi Simeón).  On,  partícula  expletiva  ye,  por  sína- 
leja  Y;  expletivo,  y  la  terminación  ya,  que  también 
es  meramente  eufónica. 

Y  YA  AYA  OHUL— Exclamación. 

ZANCATEUCXOCHITL.— Flor  distinguida.  De  Xó- 
chitl: Flor;  Teuctlí:  "Señor,  noble,  persona  de  ca- 
lidad". (Remi  Simeón).  Se  aplica,  en  general,  a  to- 
do lo  que  es  merecedor  de  distinción  y  aprecio.  Y 
por  último,  zanca,  que  según  hemos  dicho  con  an- 
terioridad no  tiene  otro  oficio  que  dar  más  fuerza 
y  vigor  a  la  expresión. 


[  280  ] 


APENDICE  SEGUNDO 


DICTAMEN  LUMINOSO  LEIDO  Y  ACEPTADO  POR  LA  I.  ACADE- 
MIA GUADALUPANA  DE  ESTA  CAPITAL  REFERENTE  AL  MEN- 
SAJE DEL  ILMO.  SR,  ZUMARRAGA  A  HERNAN  CORTES 

(Véanse  las  páginas  32  a  39  del  texto) 


Iíustrísímo  señor  Presidente: 

Señores  Académicos: 

Plantearemos  la  cuestión  con  estas  sencillas  pala- 
bras: ¿El  volante  que  insertamos  casi  en  seguida  se 
refiere  a  la  llegada  de  los  Oidores  o  a  la  Aparición 
de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe? 

El  caso  en  que  vamos  a  ocuparnos  es  uno  de  los 
muy  pocos  en  que  sin  mortificaciones,  que  a  veces  son 
zozobras,  se  dicta  un  dictamen  o  un  fallo  por  un  pe- 
rito o  por  un  juez,  porque  la  solución,  cualquiera  que 
sea,  no  sólo  no  menoscaba  la  bien  ganada  fama  del 
vencido,  sino  que  ilustrará  la  de  ambos  contendientes. 
Efectivamente,  en  el  caso  de  la  diligencia  de  los  dos 
campeones,  resulta  mayor  y  más  clara  gloría  para  la 
Madre  de  los  Mexicanos  y  para  la  Reina  de  los  Cíe- 
los, fundadora  de  nuestra  patria. 

Mas  antes  de  entrar  en  materia,  debemos  advertir 
que  esta  opinión  nuestra  sólo  dictamen  puede  llamar- 
se, y  sentencia  de  ninguna  manera,  porque  los  con- 
trincantes, seguros  de  la  verdad  que  propugnan,  no 
han  querido  someterla  a  tela  de  juicio,  como  se  hace 
con  un  derecho  dudoso  y  que  sólo  importa  dinero.  Así 
nos  lo  ha  manifestado  sin  ambajes  el  Reverendo  Pa- 
dre Cuevas  y  así  lo  hemos  entendido  sin  cavilaciones, 
creyendo  que  tal  ha  sido  también  la  mente  del  im- 
pugnador, aunque  no  se  muestra  tan  explícito. 

También  es  justo  manifestar  que  a  la  lectura  del 
volante,  después  de  las  objeciones  de  los  disidentes, 
pensamos,  se  refería  a  los  oidores,  pero  con  más  es- 
tudio hemos  pensado  de  otro  modo  y,  como  decía  Cou- 
to,  los  segundos  pensamientos  son  más  cuerdos. 


Comenzamos  por  insertar  el  documento,  porque  con- 
viene se  tenga  a  la  vista  a  medida  que  se  vaya  in- 
terpretando : 

"I  lustre  señor  y  muy  dichoso  en  todo. — GRATIAS 
"AGAMUS  DOMINO  DEO  NOSTRO",  proponien- 
do de  le  servir  mucho  más  de  aquí  adelante". 

"Cristóbal  de  Salamanca  llegó  en  rompiendo  el  al- 
"ba,  vísperas  de  la  Concepción  de  la  preservada  Vir- 
gen, en  que  nos  vino  la  Redención  (digo  yo  en  fe  y 
"fiesta  de  la  señora  Marquesa)  para  lo  cual  yo  me 
"aparejaba  cuanto  podía  y  los  trompetas  tenía  y  los 
"detengo;  V.  S.  haya  paciencia  por  mañana  y  en  la 
"farsa  que  ordenamos,  lo  pagaré  en  la  Natividad  go- 
"zosa  de  Nuestro  Salvador  y  cuán  grandiosa  será! 
"luego  lo  divulgué  y  en  saliendo  el  sol  anduve  mis 
"estaciones  de  San  Francisco  primero  de  la  Iglesia 
"Mayor  y  de  Santo  Domingo.  Señor  Obispo  de  Tlax- 
"cala  que  predica  mañana.  Y  ahora  entiendo  en  mi 
"procesión  y  en  escrebír  a  la  Veracruz.  No  se  puede 
"escrebír  el  gozo  de  todos.  Con  Salamanca  no  hay  es- 
"crebír.  Al  Custodio  hice  mensajero  a  Cuernavaca.  A 
"Fr.  Toríbío  va  ya  un  indio  todo  sea  alabar  a  Dios 
"y  HAREYTOS  de  indios  y  todos  LAUDENT  NO- 
"MEN  DOMINI.  Víspera  de  le  fiesta  de  las  fiestas. 

"Diga  V.  S.  a  la  Señora  Marquesa  que  quiero  po- 
"ner  a  la  Iglesia  Mayor  título  de  la  Concepción  de  la 
"Madre  de  Dios,  PUES  EN  TAL  DIA  HA  QUERI- 
"DO  DIOS  Y  SU  MADRE  HACER  ESTA  MER- 
CED A  ESTA  TIERRA  QUE  GANASTE,  y  no 
"más  ahora. 

"V.  S.  Capellán, 

"El  Electo  regocijado". 


[  28Í  ] 


* 

*  * 

Llamaremos  CASUALIDADES  a  los  datos  que  va- 
mos a  expresar,  para  deducir  precisamente  de  su  con- 
junto harmoníoso  y  concertado,  que  no  son  ni  pue- 
den serlo. 

PRIMERA  CASUALIDAD  ¿Por  qué  sí  se  tra- 
taba de  los  oidores  no  se  mencionan  en  el  documento, 
ni  se  hace  ninguna  indicación  clara  de  ellos,  pues  que 
su  venida  no  era  secreto,  ni  menos  para  Cortés? 

SEGUNDA. — El  documento  fija  fechas  inmediatas 
de  modo  que  concordadas  puede  racionalmente  creer- 
se fué  escrito  el  24. 

Al  volver  a  leer  por  centísíma  vez  el  documento, 
parece  clara  la  interpretación  que  sigue  de  la  famosa 
frase:  "V.  S.  haya  paciencia  por  mañana  y  en  la  farsa 
que  ordenamos  le  pagaré  en  la  Natividad  gloriosa  de 
Nuestro  Salvador". 

El  "haya  paciencia  por  mañana"  se  refiere  sólo  al 
25  de  diciembre,  pues  el  volante  está  escrito  el  24, 
como  lo  dice  el  mismo:  "víspera  de  la  fiesta  de  las 
fiestas".  No  se  puede  referir  a  la  FARSA  porque  con 
ésta  ya  cesaba  la  impaciencia.  Léase  con  buena  pun- 
tuación la  cláusula  y  se  verá  que  dice  que  con  la  farsa 
LO  PAGARA,  (la  impaciencia  del  marqués)  en  la 
Natividad  del  Señor;  luego  la  solemnidad  anunciada 
debería  verificarse  el  día  26. 

TERCERA. — En  Í53Í  pudo  asistir  Cortés  a  la  pro- 
cesión para  donde  se  le  convidaba  según  aparece  en 
el  documento,  pero  no  en  Í530,  confinado,  como  esta- 
ba, en  Texcoco,  hecho  que  nadie  ha  puesto  en  duda. 

CUARTA. — Hay  testigos  muy  caracterizados,  cuya 
veracidad  no  pone  en  duda  el  impugnador,  que  fijan 
el  26  de  diciembre  de  Í53Í  como  fecha  de  la  procesión 
solemnísima,  en  que  el  señor  Zumárraga  condujo  la 
Imagen  al  Tepeyac,  así  que  sí  la  carta  es  de  3í,  coin- 
cide con  la  información,  y  esta  es  la  otra  CASUALI- 
DAD aprecíable. 

Si  es  de  30  no  hay  coincidencia  con  procesión  his- 
tórica alguna. 

QUINTA. — El  entusiasmo  mostrado  en  la  carta  por 
el  Electo  aparece  muy  natural  si  el  hecho  a  que  se  re- 
fiere es  la  APARICION  y  resulta  fuera  de  tono  y  de 
lugar  y  falta  de  explicación  plausible,  sí  se  refiere  a 
oidores  hasta  entonces  desconocidos. 

SEXTA. — Las  últimas  palabras  de  la  carta  son  otra 
CASUALIDAD  que  se  aviene  perfectamente  con  el 
supuesto  de  referirse  el  volante  al  hecho  de  la  apa- 
rición y  que  no  encaja,  sino  a  martillazos,  en  la  tesis 
de  los  OIDORES. 

Esas  palabras  dicen:  "Diga  Ud.  a  la  Señora  Mar- 
quesa que  quiero  poner  a  la  Iglesia  Mayor  el  título  de 
la  Concepción  de  la  Madre  de  Dios.  PUES  EN  TAL 
DIA  HA  QUERIDO  DIOS  Y  SU  MADRE  HACER 
ESTA  MERCED  A  ESTA  TIERRA  QUE  GANAS- 


TE, y  no  más  ahora". —  (Nadie  duda  que  la  fiesta  de 
la  Purísima  era  del  8  al  Í5). 

En  la  tesis  del  año  3í  vienen  de  molde  esas  pala- 
bras sin  esfuerzo  ni  violencia;  en  la  del  año  30  no 
nos  las  explicamos,  porque  parece  ameritarlas  en  boca 
de  un  Obispo  solamente  una  gracia  del  cielo  ya  cierta, 
y  no  una  esperanza  humana  nada  más. 

SEPTIMA.— El  empeño  de  que  figurase  en  la  pro- 
cesión Motolonía  y  el  Custodio  es  naturalísímo  sí  de 
la  APARICION  se  trata,  raro  y  hasta  incongruente 
sí  el  hecho  es  de  mero  carácter  civil. 

OCTAVA. — La  frase:  "Y  ahora  entiendo  en  mí 
procesión  y  en  escrebir  a  la  Veracruz"  es  verosímil  en 
los  dos  supuestos,  pues  si  de  los  oidores  se  trata,  na- 
da más  natural  que  advertir  a  los  oidores;  pero  sí  se 
trata  de  la  Virgen,  nada  más  lógico  que  noticiarles 
también  el  gran  suceso. 

(Ahora  la  procesión  por  la  audiencia  parece  que 
debería  ser  al  arribo  de  los  oidores  a  la  capital,  para 
que  ellos  asistiesen  y  la  realzasen). 

NOVENA. — Sí  la  expresión,  "por  mañana"  se  to- 
ma en  el  sentido  sencillo  y  natural  de  aquel  entonces, 
resulta  que  la  procesión  es  la  de  26  de  diciembre  de 
Í53Í,  pues  no  había  que  tener  paciencia  sino  para  un 
día  (el  25)  y  en  el  siglo  XVI  que  no  era  pedante,  ni 
decadentista,  ni  cursi,  a  las  cosas  se  les  llamaba  por 
sus  nombre,  (al  pan,  pan,  y  al  vino,  vino),  y  no  se 
usaban  las  metáforas  estrafalarias  y  ridiculas  como 
EL  MAÑANA  POR  LO  FUTURO  que  oscurecen 
ideas  y  quitan  precisión  al  lenguaje. 

DECIMA. — El  Electo  aun  antes  de  examinar  al  tío 
de  Juan  Diego  y  de  hacer  otras  pesquisas,  como  la  de 
averiguar  la  procedencia  de  las  rosas,  (no  creemos 
que  la  horticultura  haya  podido  entonces  producir- 
las en  un  crudo  invierno)  pudo  cerciorarse  del  milagro 
porque  los  familiares  le  dijeron  que  TOCARON  PIN- 
TADAS, ROSAS  A  LA  VISTA  VIVAS,  y  para  dar 
cumplimiento  al  mandato  divino  de  dar  culto  a  la  Ima- 
gen en  el  Tepeyac,  eso  le  bastaba. 

Hacer  declaraciones  sobre  los  milagros  antes  de  que 
el  público  los  apreciara  de  VISU  era  peligroso,  pues 
los  enemigos  del  Electo,  que  tenía  seguramente  entre 
los  mismos  frailes,  no  hubieran  dejado  de  poner  en 
duda  su  veracidad. 

UNDECIMA. — Consta  que  cuando  los  Oidores  lle- 
garon a  la  capital  del  reino,  el  clero  no  hizo  demos- 
tración, ¿a  qué  venía  la  solemne  procesión  por  el  arri- 
bo a  Veracruz? 

Ahora  apliquemos  nuestra  teoría  de  las  casualidades. 

Once  o  más  se  han  juntado  prescindiendo  del  valor 
aislado  de  cada  una,  que  no  es  poco,  para  demostrar 
que  el  documento,  es  de  3Í,  luego  lo  es  en  realidad, 
o  resultaría  un  encaje  de  Flandes,  una  sonata  de  Bce- 
thoven,  o  un  soneto  de  Lope  de  Vega,  formados  con 
una  maraña  informe  de  diversos  hilos  o  con  caracte- 


[  282  ] 


res  de  imprenta  que  se  arrojaran  al  desgaire  sobre  el 
pavimento. 

*  * 

Escrito  lo  anterior,  nos  parece  pertinente  hacer  aún 
algunas  consideraciones. 

Don  Fernando  Ramírez,  en  su  preciosa  biografía  de 
Fray  Toríbío  de  Benavente  dice,  (pág.  24,  ed.  de 
Agüeros),  que  de  mediados  de  Í530  hasta  el  Í8  de 
enero  de  Í533,  no  se  sabe  con  exactitud  en  dónde  es- 
tuvo Motolínía  y  entre  las  dos  fechas  de  referencia,  la 
de  Í530  y  la  de  Í53Í,  suponiendo  que  no  tengan  va- 
lor en  este  punto  los  argumentos  del  Padre  Cuevas, 
cuya  exactitud  en  punto  a  fechas  no  nos  ha  sido  da- 
ble rectificar  o  ratificar,  pero  en  la  que  creemos,  fun- 
dados en  la  competencia  de  tan  eminente  perito,  la 
hipótesis  de  la  cercanía  de  Motolinía  a  la  capital  en 
cualquiera  de  los  dos  diciembres,  es  igualmente  pro- 
bable, de  manera  que  ese  dato  no  contradice  ninguna 
de  las  dos  hipótesis,  pero  en  la  del  docto  religioso  apa- 
rece el  mismo,  congruente  con  todos  los  demás  y  forma 
con  ellos  un  todo  homogéneo. 

El  impugnador,  en  su  carta  última  de  24  de  noviem- 
bre dice  al  señor  Elguero:  "Ni  me  hace  ninguna  fuer- 
za que  el  Padre  Miguel  Sánchez  y  algún  otro  varón 
de  conducta  intachable  y  por  todos  conceptos  insos- 
pechables, hayan  declarado  con  juramento  de  Í666 
que  la  traslación  fué  el  26  de  diciembre  de  Í53Í, 
PORQUE  JURARON  LO  QUE  DE  BUENA  FE 
CREYERON  QUE  ERA  VERDAD  Y  NO  LO  QUE 
LES  CONSTARA  CON  TODA  CERTIDUMBRE". 

Pero  a  nosotros  sí  nos  hace  fuerza  y  muchísima,  y 
esperamos  que  también  le  hará  al  docto  impugnador 
apenas  pare  mientes  en  ello,  que  diversos  testigos,  sin 
ponerse  de  acuerdo,  porque  sí  se  pusieran  ya  no  eran 
honrados,  acertaran  por  casualidad  con  la  fecha  de 
26  de  diciembre  de  3í,  y  que  los  diversos  conductos 
por  los  que  les  llegó  la  noticia  hayan  estado  contestes 
en  tal  pormenor,  que  de  no  ser  los  testigos  unos  redo- 
mados picaros,  debe  ser  verdadero,  porque  los  que 
dieron  la  noticia  a  nuestros  declarantes  no  tenían  el 
menor  interés  en  concertarse  para  mentir  en  cuanto 
a  la  fecha.  Dos  fueron  éstos  y  los  demás  no  precisaron 
otra  fecha,  como  era  verosímil  sucediera  sí  la  tradi- 
ción hablara  de  varías.  (Ni  hay  que  traer  aquí  el  ju- 
ramento como  tal:  la  sola  veracidad  y  coincidencia 
deben  ser  nuestro  argumento. — N.  del  A.) 

Sobre  todo  y  llamamos  muy  seriamente  la  atención 
de  V.  V.  sobre  este  punto,  el  volante  en  cuestión  viene  a 
probar  si  es  de  3í,  la  verdad  de  los  testigos,  porque  en- 
tonces se  refiere  con  evidencia  y  sin  que  precediese  plan 
ni  intriga  posible  a  la  procesión  por  ellos  declarada. 

Después  de  casi  cuatro  siglos  se  encuentran  de  acuer- 
do el  volante  con  la  información,  ¿  podrá  haber  en  es- 
to intriga  o  fraude?  y  ¿podrá  decirse  que  la  ciega  ca- 


sualidad viniese  a  poner  en  el  volante  la  fecha  de  la 
tradición,  sí  es  cierta  la  interpretación  del  Padre 
Cuevas? 

"Eso  tienen  ustedes,  que  probar,  que  sea  cierta" 
— se  nos  dirá.  Pues  sí  es  cierta — ,  contestamos,  la  pro- 
cesión concuerda  con  ella  y  sí  no  lo  es  no  hay  pro- 
cesión posible  que  aplicar  al  caso  tomada  de  la  misma 
historia  y  de  no  meras  conjeturas. 

¡Qué  triunfo  para  los  aparícíonistas  católicos  sí  el 
pasa-volante  es  de  treinta  y  uno!  La  verdad  de  los 
testimonios  de  Sánchez  y  demás  que  ya  se  imponen 
por  sí  mismos,  resulta  comprobada  por  un  hecho  fuera 
de  todas  las  intrigas  y  planes  humanos;  y  ¡qué  valor 
da  al  mismo  documento  la  interpretación  de  su  des- 
cubridor, el  hecho  de  convenir  sin  intención  precon- 
cebida por  nadie,  con  una  información  de  testigos 
honradísimos  que  bebieron  en  fuentes  que  sólo  la  ver- 
dad pudo  concordar! 

Sí  a  esto  agregamos  las  demás  CASUALIDADES 
que  encajan  perfectamente  y  se  harmonizan  en  la  in- 
terpretación del  Padre  Cuevas,  no  podemos  dudar  de 
que  ésta  es  la  aceptable  por  la  imparcíal  historia,  por 
más  que  tengan  autoridad  para  nosotros  las  opiniones 
de  los  señores  impugnadores,  para  quienes  su  noble 
error  no  ha  disminuido  sí  no  aumentado  el  respeto  y 
consideración  que  les  debemos. 

*  * 

El  dictamen  de  los  señores  impugnadores,  sostiene 
que  la  fecha  del  volante  debe  ser  la  de  mediados  de 
diciembre  de  Í530,  pero  el  Padre  Cuevas  posterior- 
mente a  ese  dictamen  ha  presentado  cartas  auténticas 
del  Electo  al  Marqués,  de  fecha  Í3  del  mismo  diciem- 
bre y  Í5  del  mismo  mes.  Por  ellas  se  viene  en  cono- 
cimiento de  que  el  señor  Zumárraga  tenía  ya  noticia 
de  la  llegada  de  los  oidores  y  que  éstos  eran  dos,  sola- 
mente que  la  llegada  de  esos  funcionarios  estaba  muy 
lejos  de  ser  del  agrado  de  todos  y  que  no  mostraba 
el  buen  Obispo  ni  por  asomo,  el  gusto,  el  entusiasmo, 
el  regocijo  espiritual,  que  le  inspiró  el  acontecimiento 
de  que  habla  el  pasavolante. 

Esto  lo  comenta  ya  el  Padre  Cuevas  y  saca  de  ello 
para  su  causa  el  provecho  consiguiente,  pero  como 
surgen  para  los  disidentes  graves  dificultades  de  sos- 
tener que  el  volante  es  de  mediados  de  diciembre  des- 
pués de  las  nuevas  cartas  del  Electo,  es  decir,  de  las 
nuevamente  presentadas  por  el  Padre  Cuevas,  han 
creído  con  mucha  razón  deber  hacer  una  modificación 
a  su  hipótesis  y  en  sus  escritos.  En  la  Revista  Eclesiás- 
tica sostiene  el  impugnador,  que  el  documento  en  aná- 
lisis es  del  ÍO,  motivado  por  noticias  faustas  traídas 
de  Veracruz  por  Salamanca,  pero  esa  fecha  como  va- 
mos a  ver  pronto  no  resulta  del  volante. 

Mientras  más  pues,  se  cavila  sobre  el  sentido  del 
misterioso  papel,  más  se  viene  en  conocimiento  de  que 


[  283  ] 


no  era  la  llegada  de  los  oidores  ni  otra  noticia  relativa 
a  ellos  lo  que  producía  el  regocijo  del  hombre  de  Dios, 
y  todas  esas  circunstancias  juntas  forman  la  urdim- 
bre que,  sí  hubiera  sido  tejida  por  casualidades,  re- 
sultaría un  milagro  del  ACASO,  que  afortunadamen- 
te no  hace  milagros  ni  nada, 

La  primera  fecha  atribuida  por  el  impugnador  al 
documento,  era  el  Í5  de  diciembre,  cosa  que  me  pa- 
rece muy  extraña,  porque  dice  claramenteel  mismo 
volante  que  es  de  veinticuatro,  al  decir  sin  dar  mar- 
gen a  la  menor  duda,  VISPERA  DE  LA  FIESTA 
DE  LAS  FIESTAS,  es  decir,  la  Navidad,  y  usar 
alguna  otra  expresión  que  aumente  la  claridad  de  esa 
expresión,  sí  cabe.  La  segunda  es  de  ÍO  de  diciembre 
y  me  parece  tan  infundada  como  la  otra,  pues  contra- 
dice la  redacción  indubitable  del  documento,  de  modo 
que  mientras  más  investigaciones  se  hacen  más  resulta 
el  sublime  volante  lo  que  apareció  desde  luego  a  su 
diligente  descubridor. 

La  razón  en  que  el  impugnador  se  funda  para  seña- 
lar el  ÍO  como  fecha  del  volante,  es  la  de  que  según  ese 
papel  el  señor  Obispo  de  Tlaxcala  debía  predicar  AL 
DIA  SIGUIENTE  y  sí  éste  era  el  íí,  era  domingo, 
día  más  propio  para  la  predicación  del  Prelado. 

Pero  preguntamos,  que,  sí  era  propio  el  domingo 
para  la  predicación  de  un  Obispo,  ¿no  lo  era  el  DIA 
DE  DIAS,  el  de  la  fiesta  de  Navidad? 

Otra  CASUALIDAD  del  documento  y  muy  esti- 
mable. Mientras  más  razones  ingeniosas  y  sutiles  sin 
disputa,  se  esgrimen  contra  él,  más  conforme  aparece 
a  la  interpretación  genunina,  natural  y  sencilla  del  des- 
cubridor. 

*  * 

Para  demostrar  que  todo  lo  estudiamos  y  ya  no 
para  más  fundar  este  dictamen  que  en  nuestro  hu- 
milde concepto  resulta  bien  estudiado,  daremos  algu- 
nas consideraciones  acerca  de  la  carta  abierta  de  nues- 
tro respetable  colega,  el  insigne  historiógrafo  señor 
impugnador. 

Este  diligente  y  acucioso  investigador  sostiene  y 
prueba  que  a  fines  de  Í53Í  don  Hernando  Cortés  es- 
taba en  Cuernavaca,  pero  yerra  en  nuestro  humilde 
concepto,  a  pesar  de  su  competencia,  cada  día  más 
notoria  para  nosotros,  al  decir  que  la  hipótesis  de  di- 
ciembre de  Í53Í  acusa  otra  cosa,  es  decir,  que  no  es- 
taba el  Conquistador  en  aquella  ciudad. 

La  carta  abierta  dice  textualmente:  "AL  CUSTO- 
DIO HICE  MENSAJERO  A  CUERNAVACA",  lo 
que  indica  muy  claramente  que,  Cortés  no  estaba  allí 
y  por  consiguiente  que  fué  escrito  el  volante  en  épo- 
ca anterior". 

¿Por  qué  no  pudieron  ser  dos  los  mensajeros?  ¿por 
qué  aunque  uno  solo  fuera,  no  decir  el  Obispo,  que  lo 
envió  al  Custodio?  AFIRMATIO  UNIUS  NON  EST 


NEGATIO  ALTERIUS,  afirmar  que  un  mensajero 
fué  al  fraile  no  es  decir  que  el  mismo  y  otro  no  fué 
al  marqués.  ¿Por  qué  además  no  había  de  haber  sa- 
lido Cortés  de  Cuernavaca  (él  que  era  tan  movedizo) 
por  pocos  días,  para  volver  a  fines  del  año? 

Muchas  conjeturas  pueden  hacerse  verosímiles  y 
naturales,  pero  lo  curioso  es  que  las  que  mejor  con- 
cuerdan  con  el  documento  es  sólo  en  el  caso  de  que 
éste  se  dé  la  interpretación  del  descubridor. 

* 

*  * 

Otra  especie  entraña  la  carta  abierta  muy  de  tomar- 
se en  cuenta. 

Dice  el  impugnador  que  la  traslación  de  la  imagen 
de  la  Santísima  Virgen  no  se  hizo  el  26  de  diciembre 
de  3í,  porque  la  DEDICACION  de  la  Iglesia  se  ve- 
rificó en  33,  según  el  dicho  de  un  tal  Sedaño,  o  en  34 
según  opinión  del  Padre,  que  no  funda. 

No  es  la  TRASLACION  lo  mismo  que  la  DEDI- 
CACION, llamada  también  CONSAGRACION  por 
los  líturgístas. 

La  catedral  de  Morelía,  por  ejemplo,  se  construyó 
hace  dos  siglos,  poco  más  o  menos ;  entonces  se  llevaron 
a  ella  de  España  muchas  de  las  pinturas  que  la  ilus- 
tran, y,  sin  embargo,  vino  a  ser  padrino  de  su  DE- 
DICACION o  CONSAGRACION,  el  Licenciado  El- 
guero,  por  mil  ochocientos  noventa  y  tantos,  más  de 
siglo  y  medio  después. 

Sigamos  conjeturando.  Por  obedecer  a  la  Virgen,  cu- 
ya imagen  ya  sabía  el  señor  Zumárraga  era  milagrosa, 
envió  al  Tepeyac  la  gloriosa  efigie  a  una  ermita  im- 
provisada, y  hasta  después  que  ya  el  gran  culto  del  rei- 
no lo  ameritaba,  se  hizo  la  DEDICACION  litúrgica. 

*  * 

El  triunfo  no  será  a  nuestro  ver  de  ninguno  de  los 
dos  contendientes,  sino  de  ambos.  Del  jesuíta  ilustra- 
dísimo porque  halló  el  pasavolante  y  lo  ha  defendido 
en  la  interpretación  que  le  atribuye,  a  sangre  y  fuego 
y  a  punta  de  lanza:  del  erudito  disidente  porque  con 
sus  estudios  acuciosos  y  perfectamente  intencionados 
ha  venido  a  dar  verdadero  valor  crítico  al  mayor  te- 
soro guadalupano  de  los  últimos  tiempos. 

Estamos  dispuestos  a  ampliar  estos  conceptos  y  pro- 
testamos a  ustedes  haber  procedido  conforme  a  nues- 
tro leal  saber  y  entender. 
México,  2í  de  mayo  de  Í923. 

Francisco  Elguero. — Carlos  F.  de  Landero. — Perfec- 
to Méndez  Padilla. 

ADVERTENCIAS:  Ia.— La  Academia  Mexicana 
de  la  Historia  C.  de  la  Española  nunca  hizo  suyo  el 
fallo  adversario.  Consta  en  Acta.  2a. — Retiramos  la 
línea  penúltima  de  la  pág.  37. — M  C,  S.  J. 


[  284  ] 


APENDICE  TERCERO 


EN  QUE  SE  DA  RAZON  DE  LAS  ESTAMPAS  DE  ESTE  LIBRO 


Pág.  4:  DEDICATORIA. — La  inscripción  dedica- 
toria, obra  del  Sr.  Saldaña,  con  letras  de  oro  mexica- 
no sobre  fondo  de  ónix  mexicano,  traducida  al  caste- 
llano reza  así:  A  María,  Madre  de  Dios,  que  en  el 
transcurso  de  cuatro  siglos  ha  vivido  entre  el  piadoso 
Pueblo  Mexicano  en  su  Imagen  maravillosamente  pin- 
tada; la  voz  del  pueblo,  la  voz  de  los  Mártires,  la  voz 
de  la  Iglesia  de  Cristo,  con  gratitud  la  saludan  como 
a  Madre,  con  confianza  de  nuevo  la  proclaman  por 
su  Reina.  Í2  de  Diciembre  del  año  de  nuestra  Reden- 
ción de  Í93Í. 

Pág.  Í2:  NUESTRA  MADRE  SANTISIMA  DE 
GUADALUPE.  COPIA  EXACTA  DEL  ORIGINAL 
EN  Í930. — En  esta  exactísima  copia  del  venerado  ori- 
ginal tal  como  se  halla  ahora  tomaron  parte:  como 
fotógrafo  D.  Manuel  Ramos;  como  pintor  D.  Mateo 
Saldaña;  como  colorista  D.  Alberto  Garduño;  co- 
mo grabador  D.  Ezequíel  Alvarez  Tostado.  Junto  con 
estos  señores  fui  a  la  Villa  en  Marzo  y  estuvimos 
trabajando  junto  de  la  Imagen  cerca  de  dos  horas. 
La  impresión  estuvo  a  cargo  del  maestro  impresor  D. 
Rodrigo  García. 

Pág.  Í8:  EL  RETRATO  MAS  ANTIGUO  DE 
JUAN  DIEGO. — Existe  en  una  página  suelta  de  pa- 
pel castellano  del  siglo  XVI  o  principios  del  XVII 
en  la  biblioteca  de  la  Universidad  Johon  Cárter  Brown 
en  la  ciudad  de  Provídence,  Rhode  Island.  Procede 
de  la  colección  de  grabados  que  perteneció  al  Dr.  D. 
Nicolás  León.  Por  la  técnica  general  colocaríamos  su 
factura  en  las  postrimerías  del  siglo  XVI.  Creemos 
que  fué  hecha  en  España,  tal  vez  bajo  la  dirección 
verbal  de  Juan  Suárez  de  Peralta  que  por  aquel  en- 
tonces se  hallaba  en  Sevilla. 

Pág.  20:  INDICE  DE  LA  PRIMERA  CENTU- 
RIA GUADALUPANA,  (I53Í-Í63Í).— En  armonía 
con  el  período  que  abarca,  combinó  felizmente  el  Sr. 
Saldaña  los  letreros  del  tipo  gótico  monacal  de  la  épo- 
ca con  una  orla  netamente  azteca,  un  Quetzalcoatl 
estilizado. 


Pág.  30:  LAS  DOS  PARTES  DEL  PREGON 
DEL  ATABAL,  CERTIFICADAS.— En  mexicano 
tiene  el  nombre  de  TEPONAXCUICATL,  su  original 
existe  en  muy  buen  estado  de  conservación  en  la  Bi- 
blioteca Nacional  de  México,  en  la  sección  de  manus- 
critos en  el  volumen  intitulado  "Cantares  en  Mexica- 
no". Este  libro  es  de  procedencia  franciscana;  la  por- 
tada pintada  toscamente  con  vivos  colores  es  típica  de 
los  conventos  mexicanos  de  esa  orden.  La  letra  es  del 
tipo  Tlaltelolco  muy  parecida  a  la  de  algunos  escri- 
bientes utilizados  por  el  P.  Fray  Bernardíno  Saha- 
gún  y  señaladamente  a  la  de  aquel  que  escribió  las  cua- 
tro primeras  páginas  de  los  primeros  memoriales  (véa- 
se edición  de  Madrid,  vol.  6,  cuad.  2°.,  págs.  Í9  a  22). 

Pág.  32:  EL  MENSAJE  GUADALUPANO  DEL 
SEÑOR  ZUMARRAGA  A  HERNAN  CORTES.— 
Esta  carta  que  yo  encontré  en  Í9Í5  en  el  Archivo 
General  de  Indias,  aparece  aquí  tal  como  entonces 
la  fotocopíé,  sobre  otros  dos  papeles  del  mismo  lega- 
jo y  en  sus  colores  propíos  de  negro  sobre  blanco 
pajizo. 

Pág.  34:  EL  ILMO.  SR.  D.  FRAY  JUAN  DE 
ZUMARRAGA. — Es  copia  al  óleo  hecha  por  el 
Maestro  Saldaña,  del  original  que  pertenece  al  Hos- 
pital del  Amor  de  Dios,  fundado  por  Zumárraga.  Su 
autor  es,  sin  duda,  alguno  de  los  grandes  maestros 
del  siglo  XVII  basado  sobre  otro  retrato  que  del  pri- 
mer obispo  de  México  se  debió  hacer  al  salir  segunda 
vez  de  España.  Por  indicación  mía  en  vez  del  gris 
verdoso  que  se  ve  en  el  original  se  le  díó  al  hábito 
el  color  café  que  fué  como  lo  usó  siempre  el  Sr.  Zu- 
márraga. 

Pág.  38:  FRAGMENTO  DE  LA  TIRA  DE  TE- 
PEXPAN. — El  original  de  París  está  en  colores,  mas 
como  se  ha  dudado  sobre  la  autenticidad  de  éstos, 
los  suprimimos,  sobre  todo  no  siendo  necesario  para 
nuestro  propósito. 

Pág.  42:  FRAGMENTO  DEL  CODICE  PEREY- 
RA. — Encuéntrase  entre  los  papeles  de  la  biblioteca 


[  285  ] 


"García",  Texas.  Existe  un  texto  paleografíado  por  el 
Canónigo  Andrade.  ¿Fué  él  quien  sobrepuso  un  2  so- 
bre el  3  de  las  decenas  en  la  fecha  litigada  en  el 
texto? 

Pág.  46:  FRAGMENTOS  DE  LOS  CODICES  VA- 
TICANO 3,738  Y  TELLERIANO.— Nada  de  nuevo 
puede  decirse  de  estos  preciosos  documentos  muy  ma- 
nuales ya  entre  los  eruditos.  El  dato  que  utilizamos 
es  la  última  fecha  según  que  se  representa  en  ambos 
códices. 

Pág.  48:  ANALES  DEL  INDIO  JUAN  BAUTIS- 
TA.— Existen  todavía  origínales  y  auténticos  en  el 
Archivo  de  la  Basílica  de  Guadalupe.  Por  ahí  se  prue- 
ba la  falsedad  del  Canónigo  Andrade  cuando  preten- 
de que  le  creamos  que  le  vinieron  de  Madrid.  Faci- 
lita bondadosamente  la  fotocopia  el  P.  L.  G.  Villa- 
nueva,  S.  J. 

Pág.  50:  ULTIMO  FRAGMENTO  DEL  CODICE 
PROTOHISTORICO — El  total  de  la  parte  de  tira 
que  aún  subsiste  en  la  Fundación  Heye  (Nueva  York) 
mide  mts.  Í.45  x  0.26  en  sus  dimensiones  máximas. 
El  año  pasado  de  Í929,  publiqué  en  inglés  un  largo 
estudio  demostrando  su  antigüedad  y  su  carácter  his- 
tórico primitivo. 

Pág.  52:  CODICE  "GOMEZ  DE  OROZCO"  SU 
COPIA  POR  CHIMALPOPOCA  Y  OBSERVACIO- 
NES DE  J.  F.  RAMIREZ.— Manuscrito  de  240  pá- 
ginas en  papel  y  letra  de  principios  del  siglo  XVII. 
Le  faltan  las  diez  primeras  páginas,  arrancadas,  co- 
mo puede  verse  en  nuestro  grabado;  es  copia  de  un 
original  mucho  más  antiguo  que  dicen  se  encontraba 
hasta  hace  pocos  años  entre  los  papeles  de  D.  Luís 
García  Pimentel.  A  la  derecha  está  la  copia  y  tra- 
ducción del  Lic.  Chimalpopoca.  La  nota  es  de  J.  F. 
Ramírez.  Es  muy  importante  observar  que  la  noti- 
cia última  es  de  Í633;  de  donde  se  sigue  que  el  que 
la  escribió,  y  a  fortíorí  el  que  escribió  nuestra  pá- 
gina, dieron  conocimiento  de  la  Aparición  por  lo  me- 
nos catorce  años  antes  del  bachiller  Sánchez. 

Pág.  60:  EL  TEPE  YAC  Y  SUS  ALREDEDO- 
RES.— Grabado  del  siglo  XVII.  El  único  ejemplar 
suelto  que  conozco  me  lo  proporciona  de  su  valiosa 
colección  el  Sr.  D.  Jorge  R.  J.  Conway.  Es  repro- 
ducción un  tanto  alterada  de  otro  grabado  hecho  an- 
teriormente en  Cádiz,  que  muy  deteriorado  y  maltre- 
cho está  en  la  biblioteca  "Genaro  García".  Es  de  la 
segunda  mitad  del  siglo  a  juzgar  por  los  rasgos  "Luis 
XV"  que  observamos  en  el  marco  ornamentado  del 
centro. 

Pág.  68:  FRAGMENTOS  DEL  NICAN  MOPO- 
HUA  (SIGLO  XVI).— Hoy  en  la  biblioteca  del  Es- 
tado de  Nueva  York.  Pasó  por  manos  de  Botturiní 
como  puede  verse  en  la  signatura  del  ángulo  superior. 
El  papel  es  castellano  y  del  siglo  XVI  como  se  cono- 
ce por  su  pasta  y  su  filigrana.  Está  muy  sobado  y 
destruido.  Llega  este  fragmento  solamente  hasta  la 


tercera  aparición.  Creemos  que  es  del  lote  que  Bottu- 
riní obtuvo  prestado  del  Colegio  de  San  Gregorio. 

Pág.  76:  PRIMER  TEXTO  IMPRESO  DEL  NI- 
CAN MOPOHUA.— En  el  centro,  sobrepuesto,  el 
fragmento  importantísimo  publicado  por  Andrade. 
Por  él  se  prueba  ser  Valeriano  el  autor  primitivo. 

Pág.  80:  FRASE  GUADALUPANA  DE  SUA- 
REZ  DE  PERALTA.— El  libro  manuscrito  estuvo 
muchos  años  en  la  biblioteca  provincial  de  Toledo 
de  donde  pasó,  no  sabemos  cómo,  al  archivo  histórico 
de  Madrid.  El  P.  Lucio  G.  Vílíanueva  nos  cedió  la 
primacía  para  su  publicación  por  lo  que  le  quedamos 
altamente  agradecidos. 

Pág.  82:  FRAGMENTO  GUADALUPANO  DE 
BERNAL  DIAZ  DEL  CASTILLO.— Me  la  envía 
desde  Guatemala  el  Sr.  Rector  del  Seminario  de 
Chíapas. 

Pág.  86:  INTERESANTE  TESTIMONIO  HOLO- 
GRAFO  DE  DON  J.  F.  RAMIREZ.— Esta  nota  da 
todo  su  valor  al  siguiente  testamento. 

Pág.  88:  EL  TESTAMENTO  DE  CUAUTITLAN. 
— Su  copia  exactísima  hasta  con  los  borrones  y  tes- 
taduras  hecha  por  Botturiní  es  la  que  fotocopíamos 
en  la  biblioteca  de  Nueva  York,  lote  J.  F.  Ramírez. 
La  copia  de  Tapia  Centeno,  muy  posterior,  es  incom- 
pleta por  haberse  destruido  en  parte  el  original. 

Pág.  90:  FRAGMENTO  DE  CARTA  DE  FRAY 

DIEGO  DE  SANTA  MARIA  Esta  y  otra  carta 

descubrí  en  el  Archivo  General  de  Indias  y  quedaron 
publicadas  íntegramente  en  los  apéndices  8  y  9  del 
tomo  IV  de  mi  "Historia  de  la  Iglesia  en  México". 
En  el  apéndice  siguiente,  núm.  10,  hago  las  adverten- 
cias para  la  debida  interpretación  y  lectura  del  do- 
cumento. 

Pág.  94:  RELACION  DE  DON  JUAN  AL  VA 
IXTLIXOCHITL. — Encuéntrame  estas  páginas  en  el 
lote  guadalupano  que  pasó  de  Ramírez  a  don  Alfre- 
do Chavero  y  de  éste  a  otras  manos  y  de  allí  fué  al 
extranjero.  Hoy  están  en  la  biblioteca  pública  del 
Estado  de  Nueva  York. 

Págs.  96,  98  y  100:  SERMON  GUADALUPANO 
DEL  SIGLO  XVI. — Aparte  de  lo  mucho  que  de  este 
documento  decimos  dentro  del  texto,  podemos  aña- 
dir la  noticia  de  haber  ya  encontrado  documento  de 
igual  caligrafía  atribuido  al  mismo  P.  Tovar  según 
se  leen  nota  que  a  su  vez  es  del  siglo  XVI,  y  tenemos 
ya  la  certificación  oficial  correspondiente. 

Pág.  102:  ADVERTENCIA  PRECIOSISIMA  DE 
DON  J.  F.  RAMIREZ  SOBRE  EL  SERMON  GUA- 
DALUPANO.— Hállase  originrl  en  el  lote  guadalu- 
pano de  su  nombre  en  la  sección  de  manuscritos  de 
la  biblioteca  del  Estado  de  Nueva  York. 

Pág.  104:  COPIA  CERTIFICADA  DEL  COLO- 
QUIO DEL  SIGLO  XVIII  Es  dz  puño  y  letra  de 

D.  Faustino  Galicia  y  Chimalpopoca  y  se  halla  en 
el  lote  Ramírez  de  la  biblioteca  del  Estado  de  Nue- 


[  286  ] 


va  York.  Es  errata  de  nuestro  texto,  en  línea  Í7  de 
la  página  Í04,  el  poner  "prosaico"  en  vez  de  "trocaico". 

Pág.  Í05:  SERMON  GUADALUPANO  DE 
PRINCIPIOS  DEL  SIGLO  XVII.— Hállase  íntegro 
este  sermón  en  la  sección  de  manuscritos  de  la  Bi- 
blioteca Nacional  de  México  entre  otros  varios  de  la 
misma  época  y  aun  anteriores.  El  tipo  de  letra  es  je- 
suítico y  del  primer  tercio  del  siglo. 

Pág.  J08:  ANTIQUISIMO  GRABADO  DE  LA 
APARICION  GUADALUPANA.  —  Existen  dos 
ejemplares,  uno  suelto  propiedad  del  Sr.  Jenaro  Es- 
trada, el  otro  propiedad  del  Lic.  Francisco  Pérez  Sa- 
lazar.  La  discusión  de  la  técnica  de  este  grabado  va 
ya  en  el  texto,  en  las  páginas  Í07-ÍÍ0. 

Pág.  ÍÍ2:  INDICE  DE  LA  SEGUNDA  CENTU- 
RIA GUADALUPANA  (Í63J-J73J).— El  azulejo,  el 
auténtico  talaverano  de  nuestra  Talavera,  la  interpre- 
tación tlaxcalteca  del  ex-mudéjar,  es  el  material  más 
típico  que  para  este  período  pudo  escoger  el  Sr.  Sal- 
daña.  Quienes  más  aprecian  estos  azulejos  son  los  me- 
xicanos expatríados. . .  hablan  y  hablan  al  corazón. 
Las  tres  órdenes  religiosas  especialmente  menciona- 
das van  recordadas  en  sus  respectivos  escudos. 

Pág.  ÍI4:  SEGUNDA  EDICION  DE  LAS  CO- 
PLAS DE  Í634. — El  poseedor  de  esta  preciosa  edi- 
ción es  D.  Federico  Gómez  de  Orozco  quien  genero- 
samente la  proporciona  para  el  Album. 

Pág.  ÍÍ6:  TESTIMONIO  DEL  P.  BALTASAR 
GONZALEZ. — Precede  a  la  ya  rarísima  primera  edi- 
ción de  Lasso  de  la  Vega.  El  relicario  que  se  ve  en- 
cima es  propiedad  de  D.  Salvador  Miranda. 

Pág.  Í26:  COPIA  CERTIFICADA  DE  LA  CAR- 
TA GUADALUPANA  DE  LA  CORONA  DE  ES- 
PAÑA.— La  descubrí  en  Í924  ya  muy  quemada  y 
maltrecha;  por  lo  cual  y  por  lo  amarillento  de  sus 
tintas,  fué  imposible  fotocopíarla.  Hube  de  conten- 
tarme con  esta  copia  certificada  que  de  su  puño  y 
letra  me  hizo  favor  de  sacar  el  archivero  de  la  mis- 
ma Embajada,  Rev.  P.  Fray  José  M.  Pou  y  Martí, 
insigne  historiógrafo  franciscano. 

Pág.  146:  PAGINA  HOLOGRAFA  DE  SIGÜEN- 
ZA  Y  SU  JURAMENTO.— No  sabemos  cómo  pasó 
a  las  manos  de  D.  José  María  Agreda;  a  su  muerte 
la  compró  Pedro  Robredo,  mercader  de  libros.  Ex- 
presándole yo  a  principios  de  Í92Í  mis  dudas  sobre 
la  existencia  del  original,  él  me  orientó  a  los  manus- 
critos de  su  poseedor  D.  Genaro  García.  En  el  Ar- 
chivo General  de  la  Nación  quedan  aun  muchos  autó- 
grafos de  Sígüenza  por  donde  se  puede  reconocer  la 
identidad  del  presente. 

Pág.  Í54:  GEMELLI  CARRERI  Y  SUS  PAGI- 
NAS GUADALUP ANAS.— Las  tomé  de  la  primera 
edición  italiana  que  se  encuentra  en  la  biblioteca  "Ge- 
naro García". 

Pág.  Í56:  LA  COLEGIATA  Y  SUS  CONTOR- 
NOS.— Fué  tomada  esta  bella  vista  panorámica  el  año 


de  Í852  desde  un  globo  cautivo,  anclado,  verosímil- 
mente, en  la  Hacienda  de  Aragón.  Poco  después  fué 
reproducido  en  colores  en  el  "México  Pintoresco"  edi- 
ción ya  bastante  rara  que  bondadosamente  la  prestó 
para  colaborar  en  este  Album,  D.  Luis  González 
Obregón. 

Pág.  Í58:  PAGINA  DE  LA  CRONICA  DE  MEN- 
DEZ Y  SU  FIRMA.— El  original  salió  al  mercado 
público  de  entre  los  papeles  del  difunto  D.  José  Ma- 
ría Agreda.  Actualmente  está  en  poder  del  afortuna- 
do blíblíófílo  D.  Federico  Gómez  de  Orozco.  Es  toda 
hológrafa  del  P.  Maestro  Méndez. 

Pág.  166:  FRAY  MARGIL  Y  SU  PORTADA 
GUADALUPANA — Al  lado  del  ilustre  Misionero 
Franciscano  aparece  la  portada  de  su  convento  pre- 
dilecto: en  los  ángulos  del  intercolumnio  aparecen 
San  Juan  Evangelista  dictando  y  San  Lucas  ejecu- 
tando la  Imagen  de  la  Virgen.  En  frente  Santo  To- 
más y  Santa  Teresa  admiran  la  obra  embelesados. 

Pág.  Í76:  INDICE  DE  LA  TERCERA  CENTU- 
RIA GUADALUPANA,  (J73Í-J83Í)  Es  un  aca- 
bado modelo  del  estilo  criollo  de  los  postrimerías  del 
siglo  XVIII.  A  su  paso  por  Sevilla  el  estilo  Luís  XV 
"se  alegraba"  y  en  México  "se  dulcificaba".  Flores,  co- 
loretes y  ringorrangos  como  estos,  fueron  las  delicias 
de  nuestros  abuelos.  La  leyenda  del  centro  variada 
hasta  lo  pueril,  es  el  reflejo  de  nuestra  proverbial  ca- 
ligrafía y. . .  de  la  paz  de  aquellos  tiempos. 

Pág.  Í78:  BOTTURINI,  SUS  DIBUJOS  Y  FRAG- 
MENTOS DE  SU  RELACION.— Existe  el  retrato  en 
la  portada  de  sus  obras,  la  corona  en  un  boceto  que 
se  conserva  en  el  Museo  Nacional  de  México.  La  re- 
lación hológrafa  y  el  dibujo  a  pluma,  de  Nuestra  Se- 
ñora, hecho  por  Botturiní,  los  hallé  en  el  Archivo  Ge- 
neral de  Indias. 

Pág.  Í86:  LA  TRANSLACION  DE  LA  SAGRA- 
DA IMAGEN  DESDE  LA  PARROQUIA  HASTA 
SU  NUEVA  GRAN  IGLESIA,  EL  DIA  23  DE 
ABRIL  DE  í 709.— El  original  de  este  cuadro  mural 
hállase  en  la  actualidad  en  Madrid  en  casa  de  la 
Excma.  Sra.  Condesa  de  la  Corsana,  madre  del  ac- 
tual Duque  de  Alburquerque.  Fué  transladado  allá  es- 
te lienzo  por  el  Virrey  Duque  de  Alburquerque,  ta- 
tarabuelo del  actual  poseedor  y  protagonista  en  toda 
esta  escena  pintoresca.  Cortesía  del  Sr.  A.  V.  Arízpe. 

Limitan  el  horizonte  el  Tepeyac  y  la  cordillera  de 
cerros  que  terminan  en  el  lago  de  Texcoco.  Este  se  ve 
en  lontananza,  debajo  de  la  rosa  de  los  vientos,  lle- 
gando como  llegaba  hasta  la  falda  misma  del  Te- 
peyac 

El  centro  del  cuadro  está  ocupado  por  el  recién 
estrenado  templo  con  sus  paredes  de  piedra  volcánica 
rosácea  denominada  tezontle  y  su  armazón  de  cante- 
ra gris.  Advertimos  que  las  proporciones  no  están 
bien  guardadas;  en  la  realidad  es  más  ancho  el  tem- 
plo y  tiene  en  la  actualidad  tres  puertas  en  su  facha- 


[  287  ] 


da  que  mira  al  Sur,  La  Parroquia  es  la  otra  iglesia 
que  más  lejana,  aparece  a  la  derecha  del  espectador. 
Detrás  de  ella,  invisible  en  este  cuadro  está  la  segun- 
da ermita  de  la  Virgen,  donde  estuvieron  la  primera 
ENRAMADA  en  Í53I,  la  primera  ERMITA  de  1533 
y  esta  segunda  de  Í600.  De  allí  pasó  en  Í622  a  la 
tercera  ermita  que  fué  derribada  en  Í692  para  susti- 
tuirla en  Í709  con  la  que  se  ve  en  el  cuadro. 

Las  demás  dependencias  quedan  ya  nombradas 
en  el  texto  al  píe  del  grabado.  En  el  proscenio 
tenemos  a  ambos  bordes  del  río  escenas  típicas  po- 
pulares entre  ellas  las  de  los  nadadores  orando  ante 
la  Imagen  de  la  Virgen.  En  el  ángulo  de  la  izquierda 
aparece  el  Virrey  cerca  de  su  coche.  En  la  procesión 
entran  los  siguientes  elementos:  pegados  a  la  puer- 
ta seis  alabarderos  de  la  guardia  real;  en  grupo,  los 
hermanos  betlemitas  con  su  hábito  café;  en  el  cen- 
tro y  de  negro  los  Camilos;  a  uno  y  otro  lado,  con 
mucetas  pardas,  los  dieguínos;  de  sobrepelliz,  como 
acostumbraban,  los  jesuítas;  a  continuación  con  sus 
hábitos  negros,  los  agustinos;  en  pos  de  su  cruz  alta 
y  llevando  a  San  Felipe,  vestidos  de  azul  obscuro,  los 
franciscanos;  en  pos  de  su  terno  y  también  con  cruz 
alta  los  dominicos,  a  continuación,  sigúese  un  perso- 
naje imaginario  en  la  procesión,  es  el  pintor  que  se 
quiso  inmortalizar  bailando  delante  del  virrey;  si- 
gúele éste  (por  segunda  vez  representado  en  el  cua- 
dro) llevando  su  peluca  blanca  a  la  francesa  estilo 
Luis  XIV;  acompáñanle  en  la  misma  guisa  cuatro 
oidores;  luego  viene  todo  el  clero  capitular  y  parro- 
quial con  el  Arzobispo  que  era  entonces  D.  Juan  de 
Ortega  y  Montañés.  Fuera  de  la  procesión  está  la  Sa- 
grada Imagen  en  marco  de  flores  y  teniendo  a  sus 
pies  el  coro  y  orquesta  de  catedral.  La  segunda  par- 
te de  la  procesión,  o  sea  la  que  mira  al  Sur,  lleva  al 
frente  con  sus  correspondientes  maceros  al  claustro 
de  la  Real  y  Pontificia  Universidad,  al  que  sigue, 
también  bajo  mazas,  el  Ayuntamiento  de  la  Ciudad 
de  México  y  a  la  postre,  mirando  al  Poniente  y  con 
sus  túnicas  o  lobas  talares  el  Tribunal  del  Santo  Ofi- 
cio. En  el  centro  de  la  Plaza,  al  rededor  de  la  fuente 
como  quien  ya  ha  llegado,  los  caballos  de  la  guardia 
virreinal,  la  tarasca  tirada  por  diablos,  ocho  gigan- 
tones, los  HUEHUENCHES  y  los  MATACHINES 
con  sus  respectivas  incansables  danzas.  Viniendo  del 
rumbo  del  Oriente  vénse  las  cofradías  y  ante  todo 
la  de  Santiago  Apóstol  en  bélica  actitud  sobre  su 
blanco  corcel;  sigúele  San  Agustín  y  un  poco  apar- 
tada la  parcialidad  de  indios  de  San  José.  En  el  án- 
gulo inferior,  a  la  derecha  del  espectador,  coronada 
con  el  escudo  de  la  Ciudad  de  México,  está  la  cartela 
con  la  leyenda  pormenorizada  que  aparece  íntegra 
al  píe  del  grabado. 

Pág.  190:  EL  PANEGIRICO  GUADALUPANO 
DEL  CARDENAL  LORENZANA— Obra  impresa 
y  que  fácilmente  pudieron  ver  los  impugnadores. 


Pág.  Í92:  PORTADA  DE  LA  OBRA  ORIGINAL 
DE  DON  ANTONIO  LEON  Y  GAMA.— Adquirí 
el  manuscrito  completo  junto  con  los  demás  papeles 
guadalupanos  que  dejó  a  su  muerte  el  limo.  Sr.  D. 
Laureano  Veres  Acevedo,  S.  J.  Va  anotado  de  letra 
de  D.  Alfredo  Chavero. 

Pág.  Í94:  PAGINA  DE  VEYTIA  CON  APOS- 
TILLAS AUTOGRAFAS.— La  obra  original  com- 
pleta se  encuentra  entre  los  manuscritos  (no  cataloga- 
dos aun)  de  la  biblioteca  "Genaro  García"  comprada 
por  la  Universidad  de  Texas.  No  sabemos  a  punto 
fijo  la  trayectoria  de  este  documento,  pero  sospecha- 
mos que  pasó  con  los  papeles  del  P.  Píchardo. 

Pág.  Í98:  BIOGRAFIA,  ORIGINAL  DE  CLA- 
VIJERO. SOBREPUESTA  UNA  PAGINA  DE  SU 
RAGGUAGLIO. — La  parte  impresa  (sobrepuesta) 
está  tomada  del  ejemplar  existente  en  la  Biblioteca 
Nacional  de  México.  Es  muy  de  notarse  lo  que  dice 
en  las  líneas  Í0  y  íí  y  que  omitimos  en  el  texto,  o 
sea  que  Clavijero  acusa  la  existencia  de  manuscritos 
sobre  la  aparición  hechos  por  indios,  anteriores  a  las 
obras  de  Becerra,  Sánchez,  etc.  El  manuscrito  es  parte 
de  los  ocho  tomos  que  dejó  el  P.  Sebastián  y  que  per- 
sonalmente mandamos  fotocopíar  en  el  Archigimna- 
sio  de  Bolonia. 

Pág.  206:  ROSTRO  DE  LA  SAGRADA  IMA- 
GEN EN  SU  TAMAÑO  NATURAL.— Obsérvese 
aquí  en  particular  la  falta  de  verdadero  aparejo: 
donde  los  colores  han  desaparecido  sale,  no  aparejo, 
sino  el  ayate  mismo.  Las  más  notables  manchas  del 
rostro  están  en  el  puente  de  la  nariz  y  hay  un  hilo 
sacado  en  la  mejilla  derecha.  Los  ojos,  nótese  bien, 
son  de  color  claro.  La  fotografía  es  obra  maestra  de 
D.  Manuel  Ramos  quien  gustosamente  cede  el  uso 
de  su  placa  para  este  Album. 

Pág.  224:  FRAGMENTO  DE  LA  CARTA  DEL 
P.  ANDRES  DE  CAVO — Conservamos  íntegro  el 
documento  original  junto  con  otros  muchos  del  céle- 
bre historiador  tapatío. 

Pág.  228:  EL  ESTANDARTE  GUADALUPANO 
DE  LA  INDEPENDENCIA  Triunfalmente  pasea- 
do en  la  capital  de  México  el  Í6  de  Septiembre  de 
Í9I0. 

Pág.  230:  BANDO  AUTOGRAFO  DEL  SEÑOR 
CURA  MORELOS.— Fotografía  tomada  por  el  P. 
Lucio  G.  Víllanueva,  S.  J.,  de  uno  de  tantos  origi- 
nales. Es  pueril  sostener  que  hay  sólo  uno.  Estos  do- 
cumentos, por  su  destino,  se  hacen  y  se  firman  por 
centenares. 

Pág.  232:  ITURBIDE  Y  SU  CRUZ  DE  LA  OR- 
DEN DE  GUADALUPE  Don  Antonio  Cortés,  es- 
critor y  anticuario  de  gran  mérito  es  quien  nos  pro- 
porciona este  rarísimo  grabado  "al  agua  fuerte"  des- 
arrollado sobre  apuntes  tomados  contemporáneamen- 
te a  la  entrada  de  los  trigarantes.  El  libertador  pasa 


[  288  ] 


por  el  arco  triunfal  levantado  entre  San  Francisco 
y  el  Palacio  de  "los  azulejos". 

Pág.  234:  LA  SEGUNDA  CAMARA  DE  DIPU- 
TADOS DE  LA  REPUBLICA  MEXICANA. — De 
un  grabado  antiguo  que  fotografiamos  en  la  sección 
de  dibujos  de  la  biblioteca  pública  de  Nueva  York. 
La  Imagen  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe  a  que 
aludimos  en  el  texto  es  la  que  se  ve  frente  al  dosel 
de  la  Presidencia.  Esta  Imagen  se  quemó  (o  desapa- 
reció...)  en  el  incendio  del  Congreso  el  22  de  Agos- 
to de  Í872. 

Pág.  236:  INDICE  DE  LA  CUARTA  CENTU- 
RIA GUDALUPANA.— También  aquí  el  Sr.  Salda- 
ña  ha  combinado  los  elementos  decorativos  más  ca- 
racterísticos de  la  época:  la  interpretación  que  Tol- 
sa  y  Tresguerras  hicieron  del  estilo  neoclásico* 

Pág.  240:  INVITACION  OFICIAL  A  LAS  FIES- 
TAS DEL  TERCER  CENTENARIO.— Este  simpá- 
tico y  rarísimo  impreso  existe  entre  los  papeles  de 
D.  José  María  Agreda  hoy  en  la  biblioteca  Genaro 
Gacía.  Texas* 

Pág.  242:  RECUERDOS  DE  FR.  JUAN  DE  ZU- 

MARRAGA  EN  DURANGO,  VIZCAYA  Quedó 

ya  pormenorizado  en  el  texto  lo  que  cada  uno  de  es- 
tas cinco  postales  representa.  El  escudo  en  la  parte 
superior,  es  el  del  señorío  de  Vizcaya  y  el  de  aba- 
jo contiene  las  armas  de  la  misma  Villa  de  Durango. 

Pág.  246:  INTERIOR  DE  LA  COLEGIATA  DE 
GUADALUPE  EN  í  852.— El  original  de  esta  ilus- 
tración al  óleo  existe  en  la  galería  histórica  del  Mu- 
seo Nacional  de  México.  En  este  estado  permaneció 
el  templo  hasta  Í89Í  en  que  se  hizo  la  ampliación  y 
decorado  a  que  nos  referimos  en  el  texto. 

Pág.  250:  LA  GUADALUPANA  EN  EL  CAPI- 
TOLIO.— Fotografía  novísima  facilitada  generosa- 
mente por  el  P.  Lucio  G.  Víllanueva. 

Pág.  258:  LAS  FRASES  CARDINALES  DE  LA 
SAGRADA  CONGREGACION  DE  RITOS.— En 
esta  feliz  composición  del  Maestro  Saldaña  aparecen 
los  cuatro  principales  Purpurados  que  intervinieron 
en  el  victorioso  guadalupano  debate  de  1895.  En  el 
centro  va  la  sentencia,  tema  de  este  libro,  entresacada 


de  las  lecciones  del  Breviario  Romano.  La  traducción 
a  nuestro  romance  puede  verse  dentro  del  texto  en 
la  correspondiente  Década. 

Pág.  262:  INTERIOR  DE  LA  BASILICA  EN 
LOS  MOMENTOS  DE  LA  CORONACION  EL  12 

DE  OCTUBRE  DE  1895  Es  el  famoso  boceto  que 

el  P.  Gonzalo  Carrasco,  S.  J.,  tomó  personalmente  en 
aquellos  felices  instantes.  Los  limos.  Sres.  Arzobispos 
de  México  y  de  Míchoacán  son  los  que  aparecen  en  la 
plataforma  provisional,  coronando  en  nombre  del  Pon- 
tífice León  XIII  la  Sagrada  Imagen.  De  buen  o  de 
mal  gusto,  este  decorado  próximo  a  desaparecer  des- 
pués de  33  años  de  servicio,  será  de  todas  maneras  un 
significativo  recuerdo  vinculado  a  los  más  tranquilos 
años  de  la  Iglesia  Mexicana. 

Pág.  266:  CARTA  DEL  GENERAL  POLAVIE- 
JA  AL  P.  LUCIO  G.  VILLANUEVA.— Bollullos  de 
la  Mítacíón  (Provincia  de  Sevilla)  29  de  Agosto  de 
Í9ÍÍ.  Sr.  D.  L.  G.  Víllanueva.  Muy  señor  mío  y  res- 
petable capellán:  Para  mejor  satisfacer  sus  deseos 
mando  a  usted  con  esta  carta  una  copia  de  un  artícu- 
lo del  periódico  de  México  que  con  más  acierto  se 
ocupó  de  la  entrega  por  mí,  al  Sr.  Presidente  de  la 
República,  del  retrato  y  uniformes  del  Gral.  Morelos, 
héroe  de  la  Independencia  Mexicana.  Por  ella  verá 
usted  el  entusiasmo  que  despertó  en  todas  las  clases 
de  aquella  sociedad  el  que  apareciera  por  primera  vez, 
después  de  muchos  años  y  en  acto  oficial  y  público, 
la  venerada  Imagen  de  Nuestra  Señora  de  Guadalu- 
je,  sobre  ella  llovieron  oraciones,  flores  y  lágrimas  de 
gozo.  Soy  de  usted. . .  etc.  Camilo  G.  de  Pola  vieja. 

Pág.  268:  DESPUES  DEL  ATENTADO.— Estas 
dos  fotografías  son  del  dominio  público  y  nadie  ha 
objetado  nada  contra  su  veracidad. 

Pág.  270:  CATEDRAL  DE  MEXICO.— Donde  tu- 
vo lugar  el  centro  principal  de  la  manifestación  con- 
tra el  atentado. 

*  *  * 

Las  viñetas  a  pluma  de  los  encabezados  se  deben  a 
las  expertas  manos  del  P.  José  Hernández,  S.  J.  y 
del  estudiante  de  Arquitectura  Luis  G.  Cuevas. 


[  289  ] 


INDICE 


Prólogos : 

A  los  lectores  en  general   5 

A  los  fíeles  católicos                            ....  6 

A  los  historiadores   7 

Introducción*   Í3 

Primera  Década  -  Í53Í-Í54Í   2í 

Segunda  Década  -  Í54Í-Í55Í   45 

Tercera  Década  -  Í55Í-Í56Í   57 

Cuarta  Década  -  Í56Í-Í57Í   79 

Quinta  Década  -  Í57Í-Í58Í   55 

Sexta  Década  -  158  í -159  í   93 

Séptima  Década  -  Í59Í-Í60Í   97 

Octava  Década  -  Í60Í-Í6ÍÍ   Í03 

Novena  Década  -  Í6í  M62Í   107 

Décima  Década  -  Í62Í-Í63Í   ííí 

Undécima  Década  -  Í63Í-Í64Í   ÍÍ3 

Duodécima  Década  -  Í64Í-Í65Í   ÍÍ7 

Décimatercera  Década  -  Í65Í-Í66Í   Íí9 

Décímacuarta  Década  -  Í66Í-Í67I   Í23 

Décimaquínta  Década  -  Í67Í-Í68Í   Í43 

Décímasexta  Década  -  Í68Í-Í69Í   Í5Í 

Décímaséptima  Década  -  Í69Í-Í70Í   Í57 

Décímaoctava  Década  -  Í70Í-Í7ÍÍ   íóí 

Décimanovena  Década  -  Í7ÍÍ-Í72Í   Í69 


Vigésima  Década  -  Í72Í-Í73Í   Í73 

Vigésímaprímera  Década  -  Í73Í-Í74Í   Í77 

Vígésímasegunda  Década  -Í74Í-Í75Í   Í85 

Vígésímatercera  Década  -  Í75Í-Í76Í   Í89 

Vígésimacuarta  Década  -  Í7ÓÍ-Í77Í   Í93 

Vígésímaquínta  Década  -  Í77Í-Í78Í   Í97 

Vígésímasexta  Década  -  Í78Í-Í79Í   203 

Vígésímaséptíma  Década  -  Í79Í-Í80Í   2Í5 

Vígésímaoctava  Década  -  Í80Í-Í8ÍÍ   22 í 

Vígésímanona  Década  -  Í8Í  Í-Í82Í   227 

Trigésima  Década  -  Í82Í-Í83Í   23Í 

Trígésímaprímera  Década  -  Í83Í-Í84Í   237 

Trígésímasegunda  Década  -  Í84Í-Í85Í   243 

Trígésimatercera  Década  -  Í85Í-Í86Í   247 

Trígésímacuarta  Década  -  Í86Í-Í87Í   25Í 

Trígésímaquínta  Década  -  Í87Í-Í88Í   253 

Trígésímasexta  Década  -  Í88Í-Í89Í   257 

Trígésímaséptíma  Década  -  Í89Í-Í90Í   26í 

Trígésímaoctava  Década  -  Í90Í-Í9ÍÍ   265 

Trígésímanona  Década  -  Í9ÍÍ-Í92Í   269 

Cuadragésima  Década  -  Í92Í-Í93Í   273 

Apéndice  Primero   275 

Apéndice  Segundo   28  í 

Apéndice  Tercero   285 


[  29Í  ] 


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POR  CARITINO  GOMEZ  B\, 
T.  O.  P. 

En  un  diario  capitalino  se  pu- 
blico la  noticia  de  que  será  cons- 
ruida  una  nueva  basílica  en  el 
¡erro  del  Tepeyac,  dadas  las  rui- 
tosas  condiciones  de  la  actual; 
endrá  un  costo  superior  a  los  . 
75.000,000  de  pesos  y  será  de  li- 
leamientos  modernos  o  funciona- 
es,  con  capacidad  para  20,000  fie- 
es. 

Cuatro  templos  han  servido  al 
Maravilloso  Ayate  Guadalupano: 
a  ermita  de  adobes  y  enramada, 
i  donde  fue  trasladado  el  26  de 
üciembre  de  1531,  con  gran  so- 
emnidad  por  el  obispo  Zumárra- 
?a,  acompañado  de  Cortés,  al 
!¡unos  caciques,  los  guerreros  es- 
jaftoles  con  sus  trajes  militares 

armaduras  medievales,  contras- 
ando  con  los  caballeros  águilas 
>  tigres,  plumajes  riquísimos,  so- 
lajas,  flechas,  chirimías  y  tepo- 
laxtles,  danzas  simbólicas  mez- 
cladas con  'los  bailes,  saetas  y 
itavíos  hispánicos:  vencedores  y 
/encidos,  dando  alto  colorido  a 
nuestra  incipiente  estirpe,  o  el 
mestizaje  coronado  por  la  Guada- 
Lupana. 

Luego  la  capilla  de  cal  y  canto 
construida  por  el  arzobispo  Mon- 
túfar  O.  P.,  hacia  1555;  después 
el  santuario  construido  por  el 
Br.  Lasso  de  la  Vega,  terminado 
y  bendecido  en  1622;  y  demolido 
en  1695  para  construir  otro  ma- 
yor, de  orden  dórico,  que  original- 
mente es  la  actual  Basílica,  con 
varias  reformas,  reparaciones  y 
ampliaciones.  En  1802  Tolsá  in- 
trodujo allí  el  neoclacismo,  estilo 
arquitectónico  extraño  a  nuestras 
tradiciones  artísticas  y  religiosas; 
que  se  continuó  en  la  penúltima 
reforma  realizada  de  1887  a  1895, 
para  la  coronación  pontificia  de 
Santa  María  de  Guadalupe 

Prof ético  resulta  el  juicio  del  P. 
Mariano  Cuevas  S.  J.,  que  escri- 
bió su  magistral  Album  Históri- 
co del  W  Centenario  Guadalupa- 
no, 1930,  y  dice: 

"Pero  ¿fue  realmente  paso  acer- 
tado en  todos  sus  detalles  esta 
reconstrucción?  ¿Unos  cuantos 
metros  más  añadidos  a  la  iglesia, 
metros  que  apenas  si  puede  dis- 
frutar el  pueblo,  eran  el  deside- 
rátum para  contener  a  esas  mul- 
titudes con  desahogo  y  devoción? 


LA  PRODIGIOSA  imagen  de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe,  ha  sido  venerada  por  el  pueblo 
mexicano  en  cuatro  templos,  desde  1531.  La  actual  Basílica  es  hermosa,  pero  casi  ruinosa  e 

insuficiente. 


Se  Construirá  una  Hueva  Basílica  Guadalupana 


"El  dinero  que  se  enterró  en 
cubrir  grientas  subterráneas  y 
amarrar  viejos  muros,  ¿no  hubie- 
ra bastado  para  hacer  un  nuevo 
templo  o  poco  menos,  en  la  cum- 
bre del  cerrito? 

"Sin  negar  el  valor  artístico  de 
algunas  partes  del  decorado,  és- 
te ciertamente  resultó  heterogé- 
y  en  su 


neo,  exótico  y  lúgub 


conjunto  inferior  al  que  entonces 
se  utilizaba". 

Lo  exótico  o  extraño  en  ar- 
quitectura, es  que  el  neoclásico 
mixtifica:  sustituye  al  mármol 
con  el  muy  inferior  estuco;  se 
pinta  la  madera  aparentando  ala- 
bastro y  al  bronce  se  le  dora  si- 
mulando este  metal. 


En  cambio  en  los  retablos  ba- 
rrocos y  churriguerescos,  'las 
gubias  salpicaron  estrellas  al  la- 
brar el  madero"  de  frutas,  flores 
y  frondas  de  nuestras  milagro- 
sas selvas  tropicales;  con  la  opu- 
lencia magnifícente  de  los  alica- 
tados de  azulejo  poblano,  trace- 
rías de  tezontle  o  chapeados  de 
ladrillo;  la  exuberancia  corin- 
tia, ,  las  salmónicas  espirales  y. 

efe  >&y¿es?20£¿.  ¿¿(L  J^y 


el  colorido  de  las  pinturas  gra- 
ciosas, de  arrobos  martirios  o 
éxtasis. 

¿Por  qué  los  interiores  sagra- 
dos nacionales,  deben  ser  barro- 
cos? 

Porque  nuestro  arte  genuino 
procede  de  dos  razas  altamente 
iesíélicaK   y  profundamente  reli- 


Quienes  deseen  conocer  los 
paisajes,  sonidos  y  tradiciones 
de  la  vieja  Catay,  sólo  podrán 
encontrarlos  en  Taiwan,  la  isla 
hermosa.  También  conocida  co- 
mo Formosa,  Taiwan  ofrece  a 
los  turistas  una  herencia  artísti- 
ca de  renombre  mundial,  una 
cocina  altamente  elogiada  y  los 
multicolores  festivales  y  costum- 
bres de  la  China. 

El  viaje  a  esta  isla,  que  es  una 
provincia  de  la  República  de 
China,  es  fácil  y  conveniente. 
Situada  en  las  rutas  marítimas  y 
aéreas  de  Japón  a  Hong  Kong, 
Taiwan  constituye  automática- 
mente una  atracción  adicional 
para  cualquier  gira  por  el  Leja- 
no Oriente. 

No  hace  falta  visa  para  las 
estadías  de  hasta  72  horas.  Para 
los  que  deseen  permanecer  más 
tiempo,  se  conceden  con  facili- 
dad visados  para  turistas,  de  dos 
semanas. 

Taiwan  es  un  puente  entre  la 
China  moderna  y  las  dinastías 
imperiales.  Lo  moderno  se  evi- 
dencia en  los  cómodos  hoteles, 
las  calles  pavimentadas,  las  her- 
mosas carreteras  y  el  transporte 
aéreo  en  toda  la  isla. 

(Lo  antiguo  se  preserva  en  la 
colección  de  tesoros  artísticos 
chinos  más  grande  del  mundo. 
Más  de  200,000  obras  maestras 
se  guardan  ign  el  Museo  del  Pa- 
lacio Nacional,  en  Taiwan  cen- 
tral. 

Estas  pinturas  y  artículos  de 
bronce,  porcelana  y  barniz,  fue- 
ron llevados  a  Taiwan  antes  de 
que  los  comunistas  chinos  arro- 
llaran el  continente;  y  constitu- 
yen una  parte  de  la  cultura  chi- 
na. Entre  estas  piezas  figuran 
desde  vasijas  prehistóricas  de 
bronce,  hasta  famosos  cuadros  y 
porcelanas  de  las  dinastías  Tan, 
Sun  y  Ming,  y  delicados  barnices 
del  período  manchú. 

La  elección  de  platos  nativos, 
puede  ser  difícil  para  el  turista 
en  algunos  países,  pero  en  Tai- 
wan la  comida  china  es  un  gran 
atractivo  y  un  placer  infalible. 
Los  manjares  regionales  de  Chi- 
na entera  proveen  sabrosos  ejem- 
plos de  una  de  las  grandes  coci- 
nas del  mundo.  Entre  ellos  figu- 
ran los  sabores  dulces  de  Shan- 
ghai, el  vistoso  aspecto  de  los 
platos  cantoneses,  la  sabrosa  con- 
dimen  tación  de  Szechuan  y 
Hunan,  la  carne  tierna  y  el  pe- 
llejo crocante  del  pato  pekinés 
y  el  aroma  del  asado  mongólico. 

La  ópera  china  es  dinámica  y 
de  mucho  colorido.  La  indumen- 
taria, de  seda  y  satén,  está  rica- 
mente bordada.  Los  movimien- 
tos son  elegantes  expresiones  de 
simbolismo  estilizado.  El  maqui- 
llaje revela  el  carácter  de  los 
personajes.  Dos  grandes  compa- 
ñías de  ópera  de  Pekín  ofrecen 
espectáculos  con  r  e  g  u  laridad. 
Una  de  ellas  está  compuesta  ex- 
clusivamente por  niños  menores 
de  16  años.  Una  visita,  detrás  del 
escenario,  antes  del  espectáculo, 
reaJza  el  interés  del  mismo. 

Durante  el  año  se  celebran  va- 
rios festivales  que  son  motivo  de 
diversión  para  viejos  y  jóvenes. 
El  más  grande  y  ruidoso  es  la 
celebración  del  Año  Nuevo  Lu- 
nar, que  dura  alrededor  de  una 
semana,  entre  el  21  de  enero  y 
el  21  de  febrero  del  calendario 
gregoriano.  Durante  el  mismo 
se  encienden  fuegos  artificiales, 
se  hacen  grandes  festines,  se  ha- 
cen en  las  calles  las  danzas  del 
dragón  y  del  león,  y  se  Intercam- 
bian regalos. 


BAILARINAS  DE  LA  tribu  Tayal,  en  Lago  Sol- Luna,  ofreciendo  una  de  sus  danzas  típicas 
y  legendarias,  que  atraen  a  millares  de  tu  ristas  a  la  aldea  de  aborígenes. 

TAIWAN,  UN  RELICARIO 
DE  LA  ANTIGUA  CHINA 


Los  festivales  menores  abun- 
dan. Escasamente  transcurre  una 
semana  sin  alguna  celebración. 
El  festival  del  Bote  Dragón  cae 
en  junio,  y  se  hacen  regatas.  El 
festival  de  la  Luna  señala  la  co- 
secha de  otoño  y  es  el  momento 
de  acción  de  gracias.  Se  comen 
tortas  de  la  Luna  por  la  noche, 
mirando  la  Luna  llena  en  la 
época  en  que  se  cree  que  brilla 
más. 

El  excelente  clima  y  la  belleza 
panorámica  de  Taiwan,  hacen  que 
sea  un  lugar  de  descanso  de  ex- 
quisita hermosura.  Hay  lugares 
donde  la  vista  de  las  brumosas 
montañas  y  los  serenos  lagos 
transforma  a  la  naturaleza  en 
una  pintura  china.  Las  arenosas 
playas  están  a  corta  distancia 
de  cualquier  punto  de  la  isla,  y 
el  mar  es  agradablemente  tibio, 
aun  a  fines  del  otoño. 

No  ver  Taiwan,  es  perderse 
una  de  las  mejores  sorpresas  del 
mundo. 


■ 

EN  TAIPEI  se  exhiben  y  se  ven- 
den finas  cerámicas,  alfarería 
y  otros  objetos  que  perpetúan 
la  influencia  de  la  cultura  y  el 
arte  de  China,  a  través  de  Ios- 
siglos. 


glosas;  fesos  .fenómenos  cultu1- 
rales  cuantitativos  y  cualitativos, 
que  son  como  una  floración  me- 
dieval o  renacentista  hispánica  e 
indiana  por  "la  entrañable  super- 
vivencia del  indio  que  deja  en 
todas  las  creaciones  que  su  men- 
te concibe  y  sus  manos  ejecu- 
tan, un  sello  indeleble  de  triste- 
za, de  suntuosidad,  de  añoranza", 
escribe  el  gran  perito  don  Manuel 
Toussaint  en  un  "Arte  Colonial 
en   México?    (194g,  UNAM). 

Y  en  la  Basílica  Guadalupana, 
contrastan  notablemente  el  audi- 
tórium  neoclásico  exótico,  con  el 
Sagrario  que  sí  es  barroco  tallado 
y  dorado  "a  oro  y  trasflor"  en 
el  hondo  misticismo  de  tiempos 
pasados;  igualmente  la  sillería  ta- 
llada que  perteneció  al  ex  con- 
vento de  San  Fernando. 

En  el  Sagrario  hay  impresión 
de  belleza,  de  la  continuidad  his- 
tórica, cristiana,  que  extrae  de 
las  culturas  en  contacta,  todo 
cuanto  más  pondera  su  gloriosa 
historia  y  dignifica  su  rancia  tra- 
dición, que  choca  con  la  hetero- 
geneidad del  resto  de  la  Basíli- 
ca, cuya  lobreguez  sólo  puede 
disminuirse  con  nuestra  dulce 
imagen. 


En  los  tratados  del  arte  reli- 
gioso mexicano,  no  figura  la  Ba- 
sílica, únicamente  en  cuanto  a  ri- 
quezas de  joyas  y  alhajas;  pero 
están  testimoniando  nuestro  ba- 
rroquismo, los  antiguos  templos 
que  el  turismo  nacional  y  ex- 
tranjero a  pesar  del  maquinismo 
y  materialismo  ateo,  admira  hon- 
damente: él  monumental  Santo 
Domingo  de  Oaxaca;  la  sin  par 
barroca  exhuberante  capilla  po- 
blana del  Rosario;  la  Valenciana 
a  extramuros  de  Guanajuato;  la 
churrigueresca  Santa  Prisca  de 
Tasco;  la  Enseñanza,  Regina,  los 
Reyes,  exteriormente  el  Sagra- 
rio; y  contemporáneamente  el 
Carmen  de  San  Angel  y  otros 
hermosos  templos  metropolitanos 
y  provincianos,  que  están  cantan- 
do la  gloria  de  su  arte,  ese  oro 
viejo  envejecido  por  la  pátina  de 
los  siglos  o  por  el  incienso  con 
benjuí  y  estoraque;  algunos  des- 
truidos parcialmente  por  colum- 
nas dóricas  o  jónicas  sin  gracia, 
monótonas  y  antiestéticas),  por 
Tolsá,  Tres  Guerras  y  Manzo,  en- 
tre otros. 

Manifestaciones  grandiosas  de 
nuestro  mestizaje  barroco  que 
no  podemos  cambiar  por  lo  neo- 
clásico o  lo  funcional,  insulso,  an- 
tiestético, ateísta  porque  entraña 


una  disimulada  tendencia  al  ma- 
terialismo que  mata  toda  espi- 
ritualidad, toda  delicadeza  esté- 
tica, simulando  materiales  o  re- 
lajando líneas,  que  desvirtúan 
aquella  señorial  grandeza  estéti- 
ca muy  latinoamericana,  la  per- 
fección y  majestad  que  debe  exis- 
tir en  los  recintos  cristianos,  pa- 
ra elevarnos  sublimemente. 

Y  sicológicamente  está  demos- 
trado que  cuando  en  la  arquitec- 
tura hubo  estética,  adornos  resal- 
tando la  belleza,  el  esplendor,  el 
sentimiento  estético,  entonces 
también  hubo  ética  y  urbanidad; 
y  cuando  aquéllos  faltan  no  hay 
ética  ni  estética,  como  expresión 
de  un  crudo  materialismo  que  tra- 
ta de  borrar  toda  espiritualidad, 
toda  dignidad,  toda  fraternidad. 

Para  quienes  hemos  recorrido 
nuestro  territorio  con  sentimien- 
to estético,  con  fines  históricos 
y  mirada  retrospectiva,  dado  que 
en  el  pasado  se  finca  el  porvenir, 
sin  prejuicios  y  con  ecuanimidad: 
¡cuán  variado,  intenso  y  hermo- 
so es  el  Arte  Colonial  en  Mé- 
xico! 

Las  taras  y  excelencias  de  la 
carne,  las  grandezas  y  miserias 
del  espíritu,  que  han  desarrolla- 


do dos  razas  disímbolas,  de  cul- 
turas maravillosas  para  legarnos 
también  aquellas  ciudades  monu- 
mentales y  civilizaciones  arcaicas 
grandiosas,  que  fueron  centros  cí- 
vicos y  religiosos  de  suma  impor- 
tancia aborigen,  como  Teotihua- 
cán,  Chichén-Itzá,  Mitla,  Monte 
Albán  y  otras. 

Y  si  Santa  María  de  Guada- 
lupe es  nuestra  divisa,  es  el  meo- 
llo de  nuestra  fisonomía,  si  en 
Ella  todo  es  perfecto,  modesto, 
nada  hay  violento,  falso  o  ligero, 
también  su  nueva  Basílica  debe 
ser  la  expresión  auténtica,  pro- 
funda, de  nuestro  mestizaje  ba- 
rroco, de  nuestro  guadalupanis- 
mo  sincero  actual  pero  con  raíces 
del  pasado;  no  calca  insulsa  nór- 
aica  .maquinal;  o  al  menos  una 
conciliación  sensata  y  sincera  en- 
tre un  pasado  profundamente  ar- 
tístico y  un  presente  ayuno  de 
arte  y  de  espiritualidad,  estética 
y  ética  en  términos  generales. 

Que  las  futuras  generaciones 
puedan  fácilmente  en  el  nuevo 
templo,  admirar  la  hermosura  sin 
par  de  la  Bendita  Imagen,  el  bur- 
do ayate  ya  sublimado  y  todas  las 
maravillas  de  nuestra  Guadalupa- 
na, y  que  no  digan  que  es  un 
recinto  heterogéneo,  exótico  y 
lúgubre  sin  inspiración  cristiana. 


EN  EL  CERRO  del  Tepeyac,  incluyendo  el  cementerio,  está  proyectada  la  construcción  de  una  nueva  Basílica  que  sustituirá 

a  la  actual  y  tendrá  una  capacidad  para  veinte  mil  fieles. 


Por  MAJLAKY  SAAD 

Pelo  abundante,  negro  y  larguí 
simo,  completamente  lacio  y  suel 
to,  dividido  por  la  mitad,  por  lo 
que  solamente  se  distinguen  par 
te  de  los  ojos,  profundos  y  gran 
des. 

Así  es  la  damita  que  entrevista 
JUEVES  DE  EXCELSIOR,  posi 
blemente  la  única  joven  que  sin 
votos  eclesiásticos,  realiza  serios 
estudios,  pues  Margarita  ha  de 
seado  saber,  a  través  de  libros  y 
cátedras,  cómo  se  llega  a  Dios. 

Y  como"  contraste,  (Margarita 
Preciado,  la  seglar  que  estudió 
Teología,  también  es  bailarina 
Ha  estudiado  ballet  desde  que  te 
nía  siete  años,  y  como  no  le  per- 
mitieron bailar  el  "Ave  María", 
(lo  que  le  valió  una  suspensión 
en  el  colegio),  se  dedicó  a  com- 
poner música,  a  escribirla,  y  a 
ponerle  pasos,  con  lo  que  estudia 
V  trabaja,  para,  con  ello,  pagarse 
otros  estudios  superiores,  ya  que 
es  incansable  y  con  grandes  am- 
biciones. 

T4ene  escritos  y  los  interpreta 
al  piano,  dieciocho  preludios,  nue- 
ve "juegos  cristalinos",  dos  ope 
retas  y  una  pastorela.  También 
hizo  una  zarzuela  con  música,  le- 
tra y  danza,  y  eso  no  es  todo, 
ballet  declamático  y  ballet  vi- 
vencia!. Además,  hace  teatro  y 
lo  escribe,  pero  este  es  otro  ren- 
glón. 

Y  en  éste,  Margarita,  la  chica 
desbordante  de  imaginación,  tie 
ne  escritos  siete  libros  de  poemas, 
con  unas  sesenta  poesías  cada 
uno,  para  entregarlas  a  sus  cien 
to  quince  compañeras  de  estu- 
dio, como  regalo  de  fin  de  año. 

Además,  quince  libros  inéditos, 
dos  más  de  "cartas  a  un  amigo", 
monólogos  y  novelas. 

También  trabaja  en  ventas  y... 
hace  política  en  diferentes  gru- 
pos y  es  que  quiere  adquirir  bas 
tante  experiencia  para  que,  cuan- 
do realice  su  proyectado  viaje  al 
viejo  mundo,  pueda  llevar  un 
acervo  cultural  y  de  relaciones 
humanas  verdaderamente  excep 
cional. 

— Pienso  que  es  una  forma  de 
Juchar  por  el  logro  de  la  Paz, 
puesto  que  no  se  debe  pensar  en 
que  todo  se  realice  esperándolo 
sentado  dentro  de  casa . . .  — co- 
menta. 

— Uno  de  los  mejores  procedi- 
mientos es  el  de  inculcar  a  los 
pequeños,  el  amor  a  loslniños  her- 
manos de  otros  países,  conocien- 
do la  historia  de  su.s  pueblos  por 
medio  de  cuentos  infantiles,  de 
danzas,  de  relatos,  de  teatro  y 
música  dentro  del  lenguaje  y 
comprensión  de  la  niftez;  — con- 
tinúa, — hay  que  haur  algo  efec- 
tivo ,y  creo  que  ese  es  el  camino. 

No  está  de  acuerdo  con  la  ac- 
titud de  los  hippie.s  — La  sitúa 
ción  de  ellos  y  su  m<  vimiento,  lo 
considero  demasiad',  egoísta,  no 


vamos  a  colaborar  a  la  solución 
de  los  problemas  humanos  aleján- 
donos de  ellos,  de  los  sitios  don- 
de se  incuban  y  resarrollan.  No 
es  aislándonos  a  las  montañas, 
ignorándolos,  como  se  les  puede 
combatir,  hay  que  conocerlos  e 
intentar  localizar  sus  causas  y 
eliminarlas . . . 

Margarita  piensa  que  la  senci- 
llez es  la  puerta  de  la  grandeza, 
y  por  ella  pasan  los  humildes,  ha 
logrado  trazar  el  puente  que 
une  al  artista,  al  creador,  al  que 


lleva  un  mensaje  al  público,  con 
la  iglesia,  con  la  teología,  que 
también  se  esfuerza  por  un  sen- 
dero tan  diferente,  pero  también 
dentro  del  misticismo  de  la  entre- 
ga absoluta  hacia  los  demás. 

Se  ha  impuesto  la  misión  de 
sembrar  humanismo,  de  hacer 
comprender  a  los  mayores,  que 
los  niños  necesitan  equilibrio 
emocional  y  sicológico,  y  ella 
contribuye  a  dárselos  con  sus 
obras  blancas. 
— Lo  importante  es  SER,  poder 


SABER  SER,  y  LLEGAR  A  SER, 
no  solamente  imaginarlo  algún 
día  y  dejarlo  dormir  con  una 
(actitud  acomodaticia  y  pasiva, 
con  protestas  que  se  lanzan  al 
viento  hasta  que  otras  mentes  las 
reciban  y  se  decidan  a  actuar. 

Escribe  de  continuo,  y  cuenta 
que  cierto  día,  algo  acudió  a  su 
mente  y  al  no  tener  papel  a 
mano,  tomó  la  tabla  de  cortar  de 
la  cocina  y  ahí  escribió  rápida- 
mente, para  que  no  se  le  olvidara. 
Su  señora  madre  acudió  para  ayu- 


--  —  — ■    -  —  "  — 

MARGARITA  PRECIADO 
Y  SU  TALENTO  POLIEDRICO 


POR  LOS  caminos  del  arte,  esta  chica  talentosa  cree  posible  llegar  a  Dios.  Y  es  amante  de 

la  poesía,  de  la  paz  y  de  los  niños. 


MARGARITA  ESTUDIA  Teología,  pero  también  practica  el  ballet, 
compone  música,  hace  teatro  y  escribe  obras  dramáticas  y 

poemas. 


darla  a  cocinar  y  se  encont 
que  en  lugar  de  cebolla  y  jil 
mate  picados,  hacía  versos 
bre  la  tablíta. 

La  chica  se  llama  Margar:  i 
Preciado,  con  cerebro  que  hsp 
cálculos  y  presupuestos,  sin  q 
choquen  con  melodías  musical 
con  poesías  profundas  y  bell 
mas,  con  proyectos  políticos 
también  con  la  aplicación  de  ufi 
filosofía  social  que  considera 
dispensable  para  integrarse 
masa  humana  para  hacerla 
tir  una  realidad  constructiva 
tro  de  su  evolución. 


la  Hoz  dtwfcalimattt 

HISTORIA*  ARTE*  INFORMACION 
ORGANO  DE  LA  BASILICA  DE  GUADALUPE.  MEXICO 


9    Un  aspecto  general  del  Centro  de  Propagación  Guadalupana  donde  los  peregrinos  y  fieles  encuentran  el  recuerdo  apropiado 


•  Angulo  del  mismo  Centro  con  los  cuadros  de  Santa 
María  de  Guadalupe  en  variados  tamaños  y  clase  diversa. 


En  el  Centro  de  Propagación  Guadalupana 

Hollarán  los  peregrinos  y  visitantes  inaprecia- 
bles recuerdos  de  su  visita  a  la  Insigne  y  Nacional 
Basílica,  sede  de  Nuestra  Madre  y  Patraña,  la  San* 
tísima  Virgen  de  Guadalupe,  celestial  Emperatriz  de 
América,  los  siguientes  artículos: 

Magnifico  surtido  de  Rosarios,  Medallas  y  Ca- 
denas económicas  y  de  plata,  oro,  y  aluminio,  Bi 
seles.  Pilas  de  mármol  y  plástico,  Marcos  de  ma- 
dera de  distintos  tamaños.  Esculturas  de  la  V.  d« 
Guadalupe  desde  seis  centímetros  hasta  un  metro 
en  pasta,  madera  y  bronce.  Esculturas  de  otros  san- 
tos como  San  Antonio,  San  José,  Sgdo.  Corazón,  dis- 
tintas advocaciones  de  la  Virgen,  etc. 

Asimismo  encontrarán  Milagros  de  oro  y  plata 
Reliquias,  Estampas  de  todos  los  tamaños  y  clases 
Pinturas  en  miniatura.  Velas  de  cera  y  corrientes 
Veladoras  en  todos  los  tamaños.  Libros,  Folletos 
Devocionarios  y  toda  clase  de  Artículos  Gaadalu 
panos,  siempre  a  los  mejores  precios. 

En  el  Centro  de  Propagación  Guadalupana  se 
encuentran  también  las  oficinas  de  "LA  VOZ  GUA- 
DALUPANA"; así  como  "COMITE  OFICIAL  DE  PE- 
REGRINACIONES GUADALUPANAS"  en  funciones 
desde  hace  30  años. 

Por  eso  para  la  propaganda  de  la  Virgen  San- 
tísima de  Guadalupe  tiene  tanta  importancia  y  tras- 
cendencia este 

CENTRO  DE  PROPAGACION  GUADALUPANA 
situado  en  el  Atrio  de  la  Basílica. 
Guadalupe  Hidalgo,  D.  F.  México.  D.  F 

SUCURSAL 

Rampa  del  Tepeyac. — Templo  del  Cerrito. 


•  En  la  parte  superior  del  Centro  estén  las  0 11  ciñas  de 
"La  Vea  Guadalupana"  y  el  Centro  de  Porogri  nadónos. 


•  Visitantes  de  la  Basílica  adquiriendo  en  el  Centro  de 
pagación    Guadalupana   libros,   medallas,   rosarios,  etc. 


Hoz  (Suadalupana 

HISTORIA  ARTE  INFIRMACION 

ORGANO    DE    LA    1.    y    N.    BASILICA    DE    GUADALUPE  —MEXICO 
Director:  Ilmo.  y  Revmo.  Mons.  GREGORIO  AGUÍLAR.  Editor:  Centro  de  Propagación  Guadalupana 

Fundador:  José  Alvarez  B.  Registrada  como  artículo  de  2a  clase  en  la  Admón.  de  Correos  de  Villa  G.  A.  Madero,  D.  F.,  el  14  de  agosto  de  1942 

Fundada:  12  .de  marzo  de  1934  AGOSTO  12  DE  1961  AÑO  XXVII  No.  6 


EXTENDER  LA  CARIDAD  CRISTIANA 


INTENCION  DE  LA  ARCHICOFRADIA 
UNIVERSAL  DE  N.  S.  DE  GUADALUPE 

Hay  en  el  Nuevo  Testamento  numerosas  citas 
y  alusiones  a  la  caridad  fraterna  o  amor  al  próji- 
mo, al  grado  que  se  podría  pensar  que  importa 
más  y  es  más  provechoso  cumplir  con  este  manda- 
miento que  con  el  primero  de  amar  a  Dios  sobre  to- 
das las  cosas,  con  toda  la  mente  y  con  todas  nues- 
tras fuerzas. 

Esta  idea  nos  desconcertaría  si  no  supiéra- 
mos que  ese  amor  al  prójimo  no  es  sino  una  mani- 
festación del  amor  divino,  un  rayo  del  sol  de  ca- 
ridad eterno.  Ya  lo  decía  el  Evangelista  San  Juan; 
"Carísimos,  ornémonos  los  unos  a  los  otros,  porque 
la  caridad  procede  de  Dios". 

El  modelo  y  la  medida  de  este  amor  se  des- 
prenden del  divino  Maestro  y  de  sus  palabras  por 
las  cuales  nos  da  lo  que  El  llama  un  nuevo  manda- 
miento: "que  os  améis  los  unos  a  los  otros  como 
yo  es  he  amado".  Y  en  la  práctica  de  ese  manda- 
miento ponía  la  característica  esencial  de  sus  se- 
guidores. 

Intima  relación  guardan  esos  dos  amores:  el 
de  Dios  y  el  del  prójimo,  hasta  confundirse  en  la 
unidad  que  la  caridad  produce,  puesto  que  resulta 
imposible  amar  a  Dios  sin  amar  al  prójimo.  Y  el 
amor  al  prójimo  sin  el  amor  a  Dios  tampoco  es  po- 
sible. Por  eso  se  dice  que  se  miente  cuando  se  pro- 
clama el  amor  a  Dios  y  no  se  ama  al  prójimo. 

La  razón  o  principio  del  amor  al  prójimo  se 
halla  en  la  consideración  de  la  imagen  del  Crea- 
dor en  todos  los  hijos  de  Adán,  pues  el  hombre  fué 
hecho  a  imaqen  v  semejanza  de  Dios.  Por  eso  mismo 
no  caben  discriminaciones  en  este  caso,  y  lo  mis- 
mo debemos  amor  fraternal  y  sincero  al  pobre  que 
al  rico,  al  negro  y  al  blanco,  al  amigo  y  al  enemi- 
ao.  "Si  sólo  amáis  a  los  que  os  hacen  bien  — nos 
dice  Jesucristo,  Señor  nuestro — ,  ¿qué  recompensa 
tendréis  de  aquí?  ¿Por  ventura  no  hacen  esto  los 
publicónos"? 

El  amor  aun  a  quienes  nos  persiguen  y  nos  ha- 
cen mal  y  quieren  darnos  muerte,  nos  hace  hijos 
del  mismo  Padre  aue  está  en  los  cielos,  el  cual  ha- 
nacer  su  sol  sobre  los  buenos  y  sobre  los  malos. 
Amcr  sacrificado  y  heroico  que.  según  los  Apósto- 
les San  Tiran  v  San  Pablo,  realiza  el  cumplimiento 
de  la  Ley  de  Dios. 

En  nuestros  días  hace  falta  ese  espíritu  de  ca- 
ridad en  las  relaciones  de -pueblos,  sociedades,  fa- 
milias e  individuos;  por  eso  privan  los  odios  y  las 


venganzas;  se  hiere,  despoja  y  da  muerte  al  próji- 
mo en  vez  de  hacerle  bien.  En  el  mundo  no  se  ha- 
bla más  que  de  asonadas  y  de  guerras.  Falta,  in- 
sistimos, el  amor  que  es  paciente  y  benigno;  el  amor 
que  no  envidia  ni  juzga  mal;  la  caridad  fraterna 
que  todo  lo  disculpa,  todo  lo  soporta  y  nunca  cesa... 

Pidamos  esta  renovación  del  amor  al  prójimo 
a  nuestra  dulce  Madre,  diciéndole  la  siguiente. 

ORACION 

Santa  María  de  Guadalupe,  Rosa  Mística,  in- 
tercede por  la  Iglesia;  protege  al  Soberano  Pontí- 
fice; ampara  a  todos  los  que  te  invocan  en  sus  ne- 
cesidades; y  pues  te  apareciste  en  el  Tepeyac  di- 
ciéndonos:  "Yo  soy  la  siempre  Virgen  María,  Ma- 
dre del  verdadero  Dios",  "Yo  soy  vuestra  piadosa 
Madre",  alcánzanos  de  tu  divino  Hijo  la  conserva- 
ción de  la  Fe,  una  dulce  esperanza  en  las  amargu- 
ras de  la  vida,  una  caridad  ardiente  y  el  don  pre- 
cioso de  la  perseverancia  final.  Especialmente  im- 
ploramos de  tu  intercesión  el  cristiano  y  fecundo 
amor  al  prójimo.  Así  sea. 


SUMARIO 

1      í  Págs. 


EXTENDER    LA    CARIDAD    CRISTIANA. — Intención    de      .  . 
Ja  Archicofradía  Universal  de  Ntra.   Señora  de  Gua- 
dalupe   1 

EL  PAPA  DEL  PATRONATO    2 

CLAUSURA  DE  UNA  CRUZADA    2 

LA  ENCICLICA  "MATER  ET  MAGISTKA".Por  E.  F.  Bel- 

monte   3 

COMENTARIOS  SOBRE  ASUNTOS  DE  ACTUALIDAD.— 

Por  Observador   4 

PEREGRINACIONES     DIOCESANAS.-  Por     el  Cronista 

Guadalupano   6 

PRINCIPALES    PUNTOS    DE   LAS   TRES  ENCICLICAS 

SOCIALES  í* 
HIMNOS  GUADALUPÁNOS  .' .  . . .  .     .  . .  . .  . . .'  9 

EL  AM3EL  DE  LA  MUERTE  ENTRO  EN  EL  IMPERIO 

DE    LA    CATOLICTOAD. — Por    E.    F.    B   10 

EL  SANTO  PADRE  AGRADECE  EL  FILIAL  HOMENA- 
JE  DEL  CABILDO   GUADALUPANO    11 

"DIES   NATALIS"   DE   LA   VIRGEN    12 

MERECIDO  TRIBUTO  A  UN  ARZOBISPO   «...■-  1? 

DEDICACION  DE   LA   CATEDRAL  DE   MEXICO    14 

GLORIA  Y  GEOGRAFIA  DEL  PATRONATO.— Por  Félix 

B.    Carral    13 

SERA  MUY  SOLEMNE  LA  CELEBRACION  DEL  II  CON- 
GRESO MARIANO  INTERAMERICANO    1<"> 

BASILICA  DE  GUADALUPE  EN  EL  SALVADOR    21 

MISA  EN  RITO  BIZANTINO  CATOLICO    22 

"MADRE  Y  MAESTRA".   ENCICLICA  DE  S.  S.  JUAN 

XXIII  24 
S.  S.  JUAN  XXIII  ANUNCIÓ  CONMOVIDO  LA  MUER- 
TE DE  SU  SECRETARIO  DE  ESTADO    26 

LA  VIRGEN  DE  GUADALUPE  Y  SU  ORIGEN  HISTORI- 
CO. Por  el  K.  P.  José  Bravo  Vcarte.  S.  .1   27 

OTRAS  OPERAS  CANTADAS  EN  BELLAS*  ARTES. — Por 

Raúl   Castillo   29 

DOCUMENTO  DF  VALOR  UNIVERSAL. — Por  el  Excmn. 
Sr.  Dr.  Miguel  Darío  Miranda,  Arz.  Primado  de  Mé- 
xico  3C 

ORIENTACION  FAMILIAR  DE  CINE.  TEATRO  V  TV  31 
COMENTARIOS  EN  MEXICO  A  LA  ENCICLICA    32 


El  Papa  del  Patronato 


•  San  Pío  X,  el  Papa  Guadalupano  que  constituyó  a  Ntra. 
Señora  de  Guadalupe,  Patrona  de  toda  la  América  Latina. 


En  virtud  de  su  autoridad  suprema  DECLA- 
RO Y  CONSTITUYO  CELESTIAL  PATRONA 
DE  TODA  LA  AMERICA  LATINA,  A  LA 
SANTISIMA  VIRGEN  MARIA  EN  SU  TI- 
TULO DE  GUADALUPE,  y  otorgó  a  la  mis- 
ma Virgen  de  Guadalupe  todos  los  privilegios 
y  prerrogativas  que  de  derecho  pertenecen  a  los 
Patronos  Principales  de  los  lugares.  No  obstan- 
do ninguna  otra  cosa  en  contrario.  Día  24  de 
Agosto  de  1910. 


Clausura  de  una  Cruzada 

Caracas. — La  prensa  de  Caracas  informó  exten- 
samente y  con  grandes  titulares  sobre  la  clausura 
aquí  de  la  Cruzada  del  Rosario  en  Familia,  que 
reunió  en  la  Avenida  de  los  Proceres  a  casi  medio 
millón  de  personas. 

Presidió  el  acto  el  cardenal  José  Humberto  Quin- 
tero, arzobispo  de  Caracas,  acompañado  por  el  nun- 
cio Mons.  Luigi  Dadaglio;  el  RP  Patricio  Peyton  CSC, 
director  de  la  Cruzada;  los  ministros  de  Justicia  y 
de  Obras  Públicas,  Andrés  Aguilar  y  Rafael  de  León; 
el  arzobispo  de  Mérida,  Mons.  Acacio  Chacón  y  otras 
autoridades  eclesiásticas  y  civiles. 

Siguen  algunos  titulares  de  los  periódicos  capi- 
talinos: 

El  Nacional:  "Extraordinaria  manifestación  de 
fe  —  Caracas  en  masa  fue  a  la  concentración  del 
Rosario". 

Le  Esfera:  "Imponente  manifestación  de  fe  en 
la  Avenida  de  los  Proceres  — Alrededor  de  300,000 
personas,  puestas  de  hinojos,  elevaron  la  gran  ple- 
garia del  Rosario". 

El  Universal:  "Afirmación  católica  en  Los  Proce- 
res —  Medio  millón  de  caraqueños  unió  el  Padre 
Peyton  a  la  Cruzada  del  Rosario  Familiar". 

El  público  colmó  un  espacio  rectangular  de  100 
mil  metros  cuadrados  y  se  desbordó  por  los  lugares 
adyacentes. 

La  multitud  oró  por  la  paz  y  la  unidad  en  las 
familias;  por  el  aumento  de  las  vocaciones  sacerdo- 
tales; por  la  unidad  Cristian;  por  los  enfermos;  por 
los  pobres  y  los  presos;  por  Venezuela  y  por  la  paz 
del  mundo. 

El  Nacional  dice  que  para  escuchar  al  Padre 
Peyton  "se  movilizó  la  mayor  multitud  que  se  haya 
concentrado  en  la  historia  de' Caracas,  con  cualquier 
motivo". 

"Visiblemente  emocionado  el  apóstol  del  Rosa- 
rio en  Familia  invocó  a  la  Virgen  María  para  agra- 
decer al  pueblo  de  Caracas  la  multitudinaria  asis- 
tencia a  un  acto  en  su  honor",  añade  el  periódico. 

"Esta  concentración  — dijo  el  Padre  Peyton — 
es  una  demostración  de  fe  y  amor  hacia  la  Madre 
del  Cielo.  Demuestra  que  Dios  no  es  una  teoría  para 
los  caraqueños". 

"Todos  los  miembros  de  la  familia  están  llama- 
dos a  unirse  a  la  Cruzada  para  invocar  la  poderosa 
intercesión  de  Nuestra  Señora  del  Rosario,  a  fin  de 
recuperar  en  las  naciones  la  paz  perdida  y  traer  la 
bendición  de  Dios  a  las  familias  y  a  los  hogares  en 
el  mundo  entero". 


Casa  fundada  en  1825 

Hacemos  tuda  clase  de  banderas  y  estandartes. 
Además,  tenemos  cantadlos  e  hüos  para  bordar,  gal- 
lones, cordones,  borlas,  etc.,  para  estandartes  y 
banderas. 
• 

Proveedores  de  la  Basílica  de  Guadalupe 
Todos  nuestros  Artículos  son  de  Alta  Calidad 

VISITENOS  EN  GUATEMALA  N»  20 
(A  rSPALDAS  DE  CATEDRAL) 
MEXICOi,  D.  F. 


2 


LA  ENCICLICA  "MATER  ET  MAGISTRA" 


En  una  de  sus  recientes  audiencias  genera- 
les, decía  S.  S.  Juan  XXIII,  felizmente  reinante: 
"Estupenda  característica  de  la  Iglesia  Católica: 
El  Sucesor  de  San  Pedro  habla  desde  Roma,  y  su 
voz  resuena  en  todo  el  mundo". 

Sí,  la  voz  del  Papa,  emitida  desde  el  Vati- 
cano, adquiere  vibraciones  prepotentes  que  tras- 
cienden a  todas  las  naciones.  Voz  de  verdad  y 
de  enseñanza  y  orientación,  para  la  cual  recla- 
ma el  mismo  Sumo  Pontífice  la  atención  y  el 
interés,  la  aceptación  y  la  práctica  generales. 
"Nosotros  debemos  — nos  dice —  abrir  nuestros 
corazones  a  la  verdad,  a  la  bondad,  a  la  justi- 
cia; a  todas  esas  admirables  cosas  que  constitu- 
yen la  esencia  del  Cristianismo". 

La  doctrina  social  de  la  Iglesia  necesitaba 
ya,  después  de  las  admirables  encíclicas  "Rerum 
Novarum"  y  "Quadragesimo  Anno",  de  SS.  SS. 
León  XIII  y  Pío  XI,  que  se  abriese  una  nueva  pá- 
gina de  sociología  cristiana,  acomodada  a  las  con- 
diciones actuales  de  la  humanidad;  que  una  luz, 
nueva  también,  iluminase  a  la  conciencia  de  los 
hombres,  a  fin  de  que  los  pilares  de  la  doctrina 
católica  que  brota  del  Evangelio,  se  reforzaran 
frente  a  las  prédicas  y  asechanzas  del  comunismo 
sin  Dios. 

Esto  lo  consideró  y  meditó  profundamente 
el  Sumo  Pontífice,  y  al  resolverse  a  tratar  con 
toda  la  fuerza  de  la  verdad  católica  la  cuestión 
social,  formuló  una  extensa  y  luminosa  carta  cir- 
cular que,  como  todas  las  encíclicas  papales  tomó 
su  nombre  de  las  primeras  palabras:  "Madre  y 
Maestra".  Quería  el  Santo  Padre  que  tan  impor- 
tante y  solemne  documento  apareciera  precisa- 
mente el  día  en  que  cumplió  setenta  años  la  "Re- 
rum Novarum"  de  S.  S.  León  XIII,  pero  tal  cosa 
no  fue  posible  por  diversas  circunstancias. 

Mas  ahora  ya  circula  por  todo  el  mundo  es- 
te tercero  y  magno  documento  pontificio  de  al- 
cance general,  que  sintetiza  en  su  primera  parte 
las  enseñanzas  sociales  y  económicas  de  los  Pa- 
pas León  XIII,  Pío  XI  y  Pío  XII;  presenta  un 
primer  grupo  de  problemas  de  acción  social  que 
todavía  siguen  urgiendo  desde  hace  setenta  años 
a  esta  parte;  plantea  los  problemas  nuevos,  gra- 
ves y  a  veces  peligrosos  de  esta  época  reciente 
y  contemporánea  nuestra  y,  por  último  señala  el 
modo  de  mejorar  las  relaciones  de  la  conviven- 
cia social,  a  la  luz  de  las  enseñanzas  de  la  Santa 
Iglesia. 

Esa  brevísima  pero  clara  exposición  del  con- 
tenido de  la  encíclica  "Madre  y  Maestra"  no  es 
nuestra,  sino  del  propio  Santo  Padre,  quien  asi- 
mismo hizo  referencia  a  las  innovaciones  verifi- 
cadas en  estos  últimos  años  "tanto  en  las  estruc- 
turas internas  de  cada  comunidad  política  como 
en  sus  relaciones  recíprocas,  innovaciones  y  pro- 
blemas que  obligan  a  ulteriores  determinaciones 


y  desarrollos  de  las  enseñanzas  trazadas  por  la 
Rerum  Novarum'.  .  ." 

El  problema  social  que  afrontaron  en  su 
parte  negativa  y  peligrosa  los  Sumos  Pontífices 
León  XIII  y  Pío  XI  en  sus  encíclicas  respectivas, 
perdura  y  se  agudiza  en  nuestros  días,  no  por  fa- 
llas o  fracasos  de  la  doctrina  social  católica,  sino 
por  el  desprecio  que  se  hace  de  la  misma  y  por 
la  consiguiente  desviación  en  la  materia. 

Si,  por  ejemplo,  en  los  días  de  S.  S.  León 
XIII  podía  este  Santo  Padre  enumerar  en  su  "Re- 
rum Novarum"  varias  causas  productoras  de  los 
efectos  que  con  ella  deseaba  remediar,  como  la 
alteración  en  las  relaciones  obrero-patronales,  la 
preponderancia  de  un  capitalismo  que  se  excedía 
en  su  esfera  de  acción,  los  abusos  de  la  fuerza 
obrera,  etc.,  ahora,  progresando  más  la  industria, 
interviniendo  el  Estado  con  mayoi  amplitud  en 
la  vida  social  y  económica,  siendo  más  podero- 
sos los  sindicatos,  infiltrándole  eí  comunismo  en 
todos  los  ambientes,  los  problemas  se  agravan  y 
los  riesgos  también. 

Esos  problemas  y  esos  riesgos  son  los  que 
el  Papa  Juan  XXIII  afronta  en  su  encíclica,  que 
por  eso  mismo  cobra  una  actualidad  y  una  opor- 
tunidad innegables,  colocándose  no  en  ángulos 
de  simple  política  o  de  técnica,  sino  a  la  luz  del 
Evangelio  «  de  la  moral,  únicos  orientadores  con 
claridad  y  poder  bastantes  al  establecimiento  del 
orden  social,  a  base  de  las  rectas  funciones  del 
trabajo  y  del  capital,  los  dos  principales  agentes 
de  la  producción  y  de  las  obras  de  aliento  que 
estimulan  la  vida  y  el  progreso  de  los  hombres. 

Muy  extensa  como  es  la  encíclica  de  S.  S. 
Juan  XXIII,  no  sería  posible  presentarla,  siquie- 
ra en  sus  capítulos  principales  en  un  solo  artícu- 
lo. Pero  en  términos  generales  podemos  asegurar 
que  cualesquiera  que  sean  las  interpretaciones 
que  se  den  a  las  enseñanzas  sociales  del  Jefe  de 
la  Iglesia,  siempre  se  tendrá  que  comenzar  por 
reconocer  que  las  inspira  el  deseo  de  hacer  el 
bien  y  de  imponer  la  verdad,  la  justicia  y  la  ca- 
ridad que  el  Cristianismo  preconiza. 

El  espectáculo  que  el  Santo  Padre  califica 
de  inmensamente  triste,  que  presenta  un  mundo 
de  economía  insuficiente  para  satisfacer  las  ne- 
cesidades de  alimentación,  vivienda,  vestido,  etc., 
del  trabajador,  embarga  de  profunda  amargura 
el  corazón  de  S.  S.  Juan  XXIII,  máxime  cuando 
frente  a  dicho  panorama  puede  verse  a  una  casta 
de  privilegiados  que  gozan  de  abundancia,  lujos 
y  provechos,  en  un  contraste  estridente  y  ofen- 
sivo. 

En  un  mundo  pletórico  de  confusiones,  de 
amenazas  y  peligros,  tiene  que  resultar  confor- 
tante la  autorizada  voz  del  Sumo  Pontífice,  Jefe 
de  la  Iglesia  que  desempeña  la  sagrada  función 
de  Madre  v  Maestra  espiritual  del  orbe  cató 
lico.— E.F.B. 


3 


COMENTARIOS  SOBRE  ASUNTOS  DE  ACTUALIDAD 


PENSAMIENTO  Y  ACCION  DE  LA  IGLESIA.— 

A  muchos  comentarios  se  ha  prestado  la  publica- 
ción de  la  encíclica  "Madre  y  Maestra"  de  S.  S- 
Juan  XXIII  sobre  la  cuestión  social  cristiana,  y  que 
puede  considerarse  como  un  complemento,  hasta 
ponerlas  al  día,  de  la  "Rerum  Novarum"  de  S.  S. 
León  XIII  y  la  "Quadragésimo  Anno"  de  S.  S.  Pío- 

XI,  así  como  de  los  escritos  del  Santo  Padre  Pío 

XII.  El  propio  Juan  XXIII  hablando  de  su  mencio- 
nada encíclica,  la  ha  calificado  de  una  continua- 
ción, en  nuestra  época  de  las  enseñanzas  evangé- 
licas, en  la  manifestación  del  pensamiento  y  de  la 
acción  de  la  Iglesia.  "Jesús  — ha  dicho  el  Santo 
Padre — ,  no  se  limitó  a  anunciar  el  Evangelio,  sino 
que  realizó  milagros  en  favor  de  la  humanidad,  ne- 
cesitada de  pan,  consuelo  y  ayuda".  La  encíclica 
de  referencia  considera  en  detalle  los  nuevos  pro- 
blemas sociales  de  esta  hora  difícil,  y  da  orienta- 
ciones para  su  exacta  solución.  En  realidad,  se  tra- 
ta de  una  actualización  de  la  doctrina  evangélica 
sobre  el  trabajo,  la  riqueza,  la  caridad  y  la  justi- 
cia, de  modo  que  los  hombres  practicándola,  lle- 
guen a  ver  resueltas  sus  dificultades  y  logren  ar- 
monizar sin  discriminaciones  ni  luchas  de  clases, 
pin  violencias  y  sin  guerras.  La  verdadera  libertad, 
la  igualdad  y  la  fraternidad  cristianas,  son  doctri- 
nas católicas,  y  de  ninguna  manera  revoluciona- 
rias, ni  mucho  menos  comunistas.  El  documento  me- 
rece la  atención  y  la  aprobación  de  todos  los  hom- 
bres de  buena  voluntad. 

SON  EFIMEROS  LOS  CONCURSOS  DE  BELLE- 
ZA.— El  día  22  de  julio  último  se  inició  un  concur- 
so más  de  belleza,  de  carácter  internacional,  en 
Long  Beach,  California,  con  un  premio  de  diez  mil 
dólares  para  la  triunfadora.  Esta  fue  una  mucha- 
cha de  nacionalidad  alemana,  cuya  madre  ha 
dicho  que  la  belleza  no  lo  es  todo  en  el  mundo,  ni 
es  capaz  de  conquistar  la  felicidad.  Verdades  estas 
que  ya  habían  sido  enunciadas  por  los  antiguos 
poetas  y  filósofos,  entre  ellos  Publio  Ovidio,  quien 
calificó  de  efímera  esa  cualidad  de  la  mujer.  Se- 
vero Catalina,  por  su  parte,  emitió  la  idea  de  que 
la  belleza  física  es  el  primero  de  los  presentes  que 
la  naturaleza  hace  a  la  mujer,  y  el  primero  que  le 
auita.  Pensadores  modernos  condenan  todo  comer- 
cio que  se  haga  so  pretexto  de  admirar  y  premiar  a 
la  belleza,  y  sin  duda  que  esa  clase  de  concursos 
no  tienen  otro  fin  más  definido  que  el  de  realizar 
ciertas  propagandas,  excitando  de  paso  las  pasio- 
nes de  la  gente  que  concurre  a  esos  eventos,  y  la 
vanidad  e  idolatría  personal  de  las  concursantes 
premiadas.  Numerosos  fotógrafos  y  millares  de  per- 
sonas acuden  a  presenciar  el  desfile  callejero  de 
las  participantes.  Mejor  sería  que  se  diesen  pre- 
mios a  'as  muchachas  dotadas  de  belleza  que  no 
hacen  alarde  de  ella,  sino  que  modestamente  van 
por  la  vida  en  espera  del  cumplimiento  de  su  vo- 
cación o  destino,  sin  ostentaciones  ni  soberbias,  y 
sin  provocación  de  las  pasiones  o  concupiscencias 
de  los  ojos  y  de  la  carne. 

RUSIA,  PROVOCADORA  DE  LOS  PELIGROS.— 

Cuantas  veces  se  ha  visto  el  mundo  en  el  riesgo 
de  ser  aniquilado  por  una  tercera  guerra,  esta  vez 
nuclear,  o  sea  con  poder  total  destructor,  ha  sido 


Por  OBSERVADOR. 

la  Unión  de  las  Repúblicas  Socialistas  Soviéticas, 
la  provocadora  de  ese  peligro.  Los  problemas  de 
índole  política  o  económica,  diplomática  o  moral, 
son  todos  originados  en  la  tendencia  comunista  de 
conquista  mundial.  Las  mismas  dificultades  que 
últimamente  ha  tenido  Moscú  con  su  aliada  la  Chi- 
na Roja,  han  sido  motivadas  por  ese  mismo  afán 
de  dominar  a  todas  las  naciones.  Lo  de  Corea,  Cu- 
ba, Berlín,  etc.,  son  otras  tantas  pruebas  de  esa 
provocación  tan  peligrosa.  Por  eso  ha  tenido  toda 
la  razón  el  Secretario  de  Estado  de  Washington, 
Dean  Rusk,  al  describir  la  política  soviética  como 
ciega  ambición  de  poder,  desprecio  del  derecho  in- 
ternacional, imperialismo  y  colonialismo,  coerción 
brutal,  etc.  El  mismo  Rusk  habló  de  la  urgente  ne- 
cesidad de  prevención  de  parte  de  1  a  s  Naciones 
Unidas,  frente  a  esas  amenazas  implícitas  en  con- 
ducta que  se  aparta  radicalmente  de  todo  princi- 
pio, de  todo  tratado,  de  toda  honestidad  política  y 
decoro  diplomático.  Son  muchos,  ha  dicho  Dean 
Rusk,  los  problemas  de  atención  urgente  que  re- 
gistra nuestra  agenda  de  política  exterior.  Tal  es, 
en  verdad  el  alarmante  estado  en  que  mantiene  al 
mundo  lo  acción  exterior  de  Rusia.  El  caso  de  Ber- 
lín es,  particularmente,  demostrativo  de  las  abe- 
rraciones soviéticas. 

DEMOCRACIA     CRISTIANA  ANTICOMUNIS- 

TA. — De  mil  modos  se  procura  en  el  mundo  de  hoy 
combatir  al  comunismo,  ese  grave  peligro  social, 
político  y  económico  que  no  vacila  en  amenazar  al 
mundo  con  la  total  destrucción.  Grandes  núcleos  de 
diversa  índole  y  de  diferente  capacidad  intelectual 
y  financiera  se  han  forjado  con  tan  justa  finalidad, 
puesto  que  ante  la  injusta  amenaza  el  derecho  de 
defensa  se  impone  como  algo  eminentemente  líci- 
to. Uno  de  esos  grandes  e  importantes  conjuntos  es 
el  formado  por  la  UMDC,  o  sea  Unión  Mundial  De- 
mócrata Cristiana  oriainada  en  la  Tercera  Confe- 
rencia Mundial  de  Partidos  Demócratas  Cristia- 
nos, clausurada  en  Santiago  de  Chile  el  día  30  do 
julio  p.pdo.  Los  propósitos  que  perseguirá  esta  aso- 
ciación internacional  son,  entre  otros,  una  lucha 
resuelta  c'o  n  t  r  a  el  comunismo,  la  promoción  y  el 
perfeccionamiento  de  la  democracia  cristiana:  soli- 
daridad política  de  la  misma,  intercambio  de  ex- 
periencias, impulso  de  estudios  de  interés  general 
V  aseguramiento  de  todos  los  partidos  de  esas  ten- 
dencias, en  un  plan  de  seguridad  internacional. 
Como  se  ve,  la  lucha  anticomunista  cobra  fuerza,  y 
el  Cristianismo  va  imponiendo  su  victoria  sobre  el 
monstruo  amenazante.  Una  vez  más  volverá  a  ven- 
cer el  divino  Galileo,  Cristo,  Redentor  del  mundo. 


NUESTRA  PORTADA 

Dios  eligió  a  un  santo  Pontílice  para  que,  en  la 
gloria  de  su  reinado  sobre  la  Iglesia,  se  dignara  ex- 
tender el  Patronato  Guadalupano  a  la  América  La- 
tina. Medida  providencial  cuya  trascendencia  palpa- 
mos en  estas  horas  críticas  para  el  Continente.  ¡Ho- 
nor y  gratitud  al  venerado  San  Pío  X  en  la  Conme- 
moración Cincuentenario  de  tan  singular  Aconteci- 
miento! 


4 


AÑO  XXXV-TOMO  VI  I       RAFAEL  ALDUCIN 


DISECTOR  GENERAL; 

RODRIGO  DE  LLANO      MEXICO,  D.  F— DOMINGO  23  DE  DICIEMBRE  DE  1951 


4IBEN1 

GILBERTO 


RÉFLEX'  IONES     DO  MI  N  I  CAL  E  $ 


YERRAN  quienes 
creen  que  el  cristia- 
nismo es  enemigo  de 
las  fiestas  y  del  esparci- 
miento de  ¡a  Humanidad. 
Por  el  contrario,  en  lo  cris- 
tiano se  hallan  las  más  pu- 
ras alegrías,  los  goces  más 
intensos  e  inefables. 

Lo  que  ocurre  es  que 
existe  una  diferencia  fun- 
damental entre  lo  pagano 
y  lo  cristiano.  Señalar  esas 
diferencias  es  el  motivo  de 
estas  breves  reflexiones. 


Texto  de  BERNARDO  RONCE 
Ilustración  de  ARIAS  BERNAL 


EL  paganismo  exalta  los 
goces  puramente  ma- 
teriales. Persigue  una 
euforia  que  proviene,  ex- 
clusivamente, del  bienestar 
físico  o  de  la  satisfacción 
de  los  sentidos.  La  culmi- 
nación de  esos  placeres  pa- 
ganos fueron  los  famosos 
festines  de  la  antigua  Ro- 
ma, y  aunque  en  ellos  se 
cantara  con  la  cítara  y  se 
dijesen  poemas,  los  moti- 
vos de  éstos  casi  siempre 
fueron  el  elogio  del  amor 
físico,  de  los  placeres  materiales.  El  espíritu  de  Anacreon 
te  siempre  presidió  las  comilonas  o  bacanales  del  mundo 
pagano. 

Cuando  «parecieron  los  primeros  cristianos  en  la  pa- 
gana Roma  de  los  Césares,  se  les  tuvo  por  unos  pobres 
«eres,  sumidos  en  una  letal  tristeza,  enemigos  de  la  feli- 
cidad del  hombre.  Los  adoradores  de  los  viejos  dioses 
olímpicos  no  podían  entender  a  aquellos  creyentes  en  el 
uios.de  los  cristianos,  con  sus  sublimes  enseñanzas  de 
amor,  candad  y  hermandad  entre  los  hombres. 

AHORA,  en  nuestro  siglo,  existe  un  neopaganismo 
que  pretende  hacer  la  felicidad  de  los  humanos  a 
la  r„,;aSie  satisfacciones  materiales  exclusivamen- 

d.l  hTJ!  pretext°  de  negar  las  religiones,  la  fe  inmortal 
más  onT™  e"  Valores  eternos-  se  le  ensena  a  no  creer 
UdL q  rf. T  una.Rros.era  >•  pasajera  satisfacción  de  los  sen- 
oue  la  ri^.SrPrlmar'as  necesidades  físicas.  Por  supuesto 
2umP'econsr?»r  ÍSta'  5U  aPlicaci°".  ta™P°™ 
S  w  «  r  promesa  de  nacer  que  el  hombre  viva 

Las  dnH,    dUrante  su  transit°  e"  est*  mundo- 
Las .doctrinas  materialistas  halagan  un  fácil  sensua- 


Pagariismo  y  Cristianismo 

£L  paganismo  exalta  los  goces  puramente  materiales.  Persigue  una  euforia  que 
proviene,  exclusivamente,  del  bienestar  físico  o  de  la  satisfacción  de  los 
sentidos. 

Cuando  aparecieron  los  primeroscristiaños  en  la  pagana  Roma  de  los  Cé- 
sores,  se  les  tuvo  por  unos  pobres  seres,  sumidos  en  una  letal  tristeza,  enemigos  de 
la  felicidad  del  hombre. 

El  amor  y  la  caridad,  de  lo  cristiano,  nos  obligan  a  servir  del  mejor  modo 
a  nuestros  semejantes,  compartiendo  co  n  ellos  penas  y  alegrías.  El  paganismo  es 
lo  egoísta;  lo  cristiano  es  lo  generoso  y  fraternal. 

No  hay  alegría  completa  si  no  se  disfruta  de  paz.  Y  no  se  disfruta  de  paz  si 
no  se  tiene  la  conciencia  de  haber  cumplido  deberes  humanos,  deberes  morales 
que  se  engarzan  en  la  doctrina  inmortal  de  Cristo. 

México,  tierra  de  fe  y  religiosidad ,  guarda  tesoros  inagotables  de  puras  ale- 
grías cristianas;  muy  más  preciados,  porque  se  hallan,  a  menudo,  envueltos  en  el 
cieno  y  en  la  impureza;  esos  tesoros  divinos  nos  salvan  y  purifican. 

No  en  vano  germinó,  espléndidamente ,  la  noble  semillo  esparcida  por  los 
espíritus  encendidos  de  los  misioneros. 


N 


lismo,  el  culto  a  los  placeres  dionisíacos  y  anacreónticos; 
porque  comprenden  que  es  el  mejor  de  las  caminos  para 
ir  restándole  espiritualidad  al  ser  humano  y,  al  restarle 
espiritualidad,  es  presa  fácil  para  todo  género  de  servi- 
dumbre; para  que  hombres  ambiciosos  le  coloquen  cade- 
nas férreas  que  le  aten  a  su  capricho  y  voluntad  tiránicos. 

Con  la  apariencia  de  las  guirnaldas  de  rojas  rosas  de 
placer,  se  encuentran  esas  tremendas  cadenas  que  hacen 
perder  al  hombre  su  dignidad;  que  lo  envilecen  y  lo  ani- 
quilan en  aras  del  culto  a  lo  material,  donde  falta  la  chis- 
pa divina  de  lo  que  exalta  y  hace  mejor  al  humano. 

EL  cristianismo,  por  el  contrario,  se  caracteriza  y  de- 
fine por  su  honda  espiritualidad  que  tiene  su  centro 
en  Qios.  Mientras  vivimos  en  este  mundo,  cuerpo  y 
espíritu  forman  una  unidad,  y  es  claro  que  no  podemos 
descuidar  las  necesidades  corporales,  el  mínimo  de  bien- 
estar físico,  porque  ello  seria  contrario,  también,  a  lo 
cristiano. 

El  amor  y  la  caridad  nos  obligan  a  servir  del  mejor 
modo  a  nuestros  semejantes  compartiendo  con  ellos  penas 
y  alegrías.  El  paganismo  es  lo  egoísta;  lo  cristiano  es  lo 


generoso  y  lo  fraternal. 
Los  placeres  del  pagano 
carecen  de  un  sentido  ínti- 
mo y  cordial;  es  el  instinto 
desatado,  y  aun  en  106  go- 
ces sensuales,  el  egoísmo 
impera  porque  falta  la  lla- 
ma del  espíritu  que  lo  su- 
blime y  ennoblezca. 

Por  ello,  las  alegrías  del 
cristiano  son  infinitamen- 
te superiores  y  responden 
a  la  dignidad  de  la  persona 
humana. 

*  *  *  •  , 
O  hay  alegría  com- 
pleta si  no  se  disfru- 
ta de  paz,  y  no  s« 
disfruta  de  paz  si  no  se  tie- 
ne la  conciencia  de  haber 
cumplido  deberes  humanos 
y  deberes  morales  que  se 
engarzan  en  la  doctrina 
inmortal  de  Cristo. 

Solamente  haciendo  lo 
posible  por  tener  esa  paz 
íntima,  con  uno  mismo, 
fruto  del  cumplimiento  de 
los  deberes  y  del  acendra- 
miento de  cualidades,  pue- 

 __|       de  llegarse  *  la  alegría 

plena,  insustituible  y  ver- 
dadera. 

EL  cristianismo  ofrece  alegrías  que  ninguna  otra  doc- 
trina puede  ofrecer;  precisamente  porque  parten  de 
una  doctrina  de  amor  y  comprensión. 
Esas  alegrías  se  manifiestan  en  toda  su  pureza  y 
grandiosidad,  en  los  días  navideños;  los  sentimientos  más 
desprovistos  de  egoísmos  tienen  su  manifestación  más 
alta;  desde  el  humilde  jacal  hasta  el  palacio  del  poderoso, 
flota  una  atmósfera  de  ternura,  de  solidaridad  humana. 
En  la  choza,  la  plegaria  y  el  juguete  de  barro  en  las  ma- 
nos tiernas  de  los  niños,  tienen  un  sentido  más  hondo 
de  lo  cristiano;  porque  son  sentimientos  sin  falsificación. 

Y  aun  en  el  palacio  donde  brillan  las  esferas  de  colores, 
como  símbolos  de  una  vanidad  perecedera,  en  la  Navidad 
sopla  un  aliento  que,  por  un  momento  al  menos,  vuelve  a 
unir  al  egoísta,  en  su  riqueza  y  en  su  poder,  con  el  resto 
de  la  comunidad  cristiana.  México,  tierra  de  fe  y  religio- 
sidad, guarda  tesoros  inagotables  de  puras  alegrías  cristia- 
nas; muy  más  preciados,  porque  se  hallan,  a  menudo, 
envueltos  en  el  cieno  y  en  la  impureza;  esos  tesoros  divinos 
nos  salvan  v  purifican.  No  en  vano  germinó,  espléndida- 
mente, la  noble  semilla  esparcida  por  los  espíritus  encen- 
didos de  los  misioneros.   


¡miento 


Manan  uestrozaoo 

en  Colifornia  a 
un  Piloto  5ueco 

II  AvfQJI  f*e  Ocvgaord 
Cayó  el  Miércoles 
en  un  Desolaco  Valle 

-  BIS1IOP.  Cal,,  diciembre  22. 
■ utcrsJ  El  cuerno  de  Karl 
Erih  Ceveaard.  famoso  pfloto 
surco,  fue  recocido  anoche  del 
desolado  Valle  de  Owens,  en  el 
Sur  de  California,  en  donde  mu- 
ñó el  miércoles  al  caer  .su  avión. 

Mr.  Oevganrd  fué  encontrado 
dr  trozado  entre  los  restos  de 
EU  avión  blanco  v  roio.  las  alas 
estaban  retorcidas  por  el  choque, 
v  el  pn.íc.-Mdas  c.,i¿ioa  aún  atado 
al  ¿dentó  del  aviador,  pues  apa- 
renlemenle  se  debió  el  accidente 
a  un  aterriza  le  forzoso. 

A!  ser  informado  Dor  la  agen- 
cia Reuters.de  la  muerie  del  pi- 
loto, el  consulado  sueco  en  San 
Francisco  inmedialamente  empe- 
zó a  hacer  los  arreglos  para  em- 
barcar .el  cuerpo  c"e  Mr.  Oev- 
«aard  a  su  patria.  Antes  de  que 
salsa  el  cuerpo  se  harán  algu- 
nas investieaciones  para  defer- 
ir la  causa  del  accidente, 
fuselaje  fué  descubierto  ayer 


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va  larde  por  el  sheiifí  Charles 
iíline  y  Su  suplente.  Red  Fuch, 
nue  son  miembros  del  eriipo  de 
Investigaciones  aéreas,  Cuando 
vieron  el  íuselale  en  el  valle  de 
Owens,  descendieron  en  su  -apa- 
rato cerca  del  piloto  muerto  v 
luego  se  acercaron  rara  inspec- 
cionar. 

La  identidad  del  avión  v  del 
pilólo  fue  hecha  por  el  capitán 
Jaek  Holman,  de  la  Fuerza  Aé- 
rea americana,  del  Cuarto  Es- 
cuadrón de  rescate.  El  capitán 
Holman  diiisió  las  investigacio- 
nes que  fueron  en  31.316  kilóme- 
tros cuadrados,  en  montañas  y 
desiertos. 


La  causa  del  accidente  no  se 1 
podrá  dele,  minar  inmediatamen- 
te. Pero  algunos  pilotos  creen 
que  Mr.  Oevgaard  pudo  haberse 
asfixiado  después  de  seis  horas 
de  respirar  oxigeno  a  una  altura 
enorme,  v  al  perder  el  conoci- 
miento vino  a  tierra  y  se  estre- 
lló antes  de  que  pudiera  reco- 
brar el  conocimiento  a  una  altu- 
ra regular. 

Además  de  las  investigaciones 
que  hará  ¡oralmente  e!  coronel 
Édward  Blake,  la  Oficina  de 
Aviación  Civil  de  Estados  Uni- 
dos liará  una  investigación  de- 
tallada para  esclarecer  las  cau- 
sas de  la  catástrofe. 


La  licencia  al  avión  en  que  vo- 
laba Mr.  Oevgaard  fué  dada  por 
la  Agencia  Civil  de  Aviación  que 
establece  las  regulaciones  para 
los  aviones  que  se  lanzan  a  ha- 
ver  vuelos  de  altura. 

El  lugar  de  la  tragedia  fué  a 


kilómetros  al  sur  de  Bíshop. 
precisamente  b  2j  kilómetros  del 
lugar  de  donde  salió  Mr.  Oev- 
gaard el  miércoles. 

Mr.  Oevgaard  vino  aaul  na  ra 
participar  en  unas  competencias 
de  vuelos  de  gran  altura  sobre 
la  Sierra  Nevada,  donde  corren 


"Lux",  do  las  11  de  la 
de  nuestro  edificio  de 
i  peso  y  los  fondos  que 
Dicho  nacimiento  tiene 
en  el  concurso  patrocinado 
iiéis  parajes  de  la  vida  de 
«llosa.  No  deje  de  verlo,  y 


vientos  Que  han  hecho  que  ve 
san  los  pilotos  de  aviones  esti 
tosíéricos  a  realizar  esta  clase 
de  pruebas.  Estas  competencia! 
son  patrocinadas  ñor  la  Univer- 
sidad de  California. 

La  búsqueda  del  cuerno  fin 
una  de  las  más  larcas  en  Cali 
forma.  Participaron  más  de 
renta  aviones,  varios  de  los  es 
pecialrnente  equipados  para  DÜJ 
quedas  y  unas  doscientas  peiso 
ñas  a  pie,  en  grupos. 

Los  aviones  de  la  Fuer  /a  Ac 
rea  llevaban  medicinas  y  médi 
eos,  para  prestar  ayuda  al  avia 
dor  en  caso  de  que  se  le  encon 
trase  vivo  en  un  lugar  accesible 


reandn  serlas  per- 
de  su  conducta  y  ma- 
tícete  retraso. mental  por  laita 
de  atención  materna.  A: ' 
su   euei  po  estuvo  desnutrido 
exhausto  por  mucho  tiempo. 
i¡  (también  su  cerebro,  falto  de  i 
¿ii   Ilición  y  estimulo,  había  caído 
Al-  Ja  triste  obscuridad  del  ser  r. 
jo    dido  sin  cuino  ni  protección 
IS    ciCnaoli  aparecer  taciturna  y 


uic  J  darse  más  de  metérselos  a  la  bo- 
ca, iba  satisfecha  Sin  pmbm  go 
su  mente  seguirla  retrasada  poi 

iv    i  'ho  tiempo,  exhibiendo  las  ci- 

catrlre*  pru/undus  v  duraderas 
Jn  [Que  deja.  en.  el  cerebro  de  los  hi- 


ts dejó  una  gran  pico 
ion.  pues  al  salir  Iba  n  con- 
pilcándole  a  la  vida  algu- 
lendrugos  de  pan  para  siib. 
slsttr  y  habitando 
aquel  cajón  en  su  vivienda  obs- 
cura >■  miserable,  mientras  su 
,  m.i.li  •■  bregaba  luci  a  pal  a  rl.it  le 
sus  hojas,  sus  frijoles  >  su  lar- 
lilbj.  Piohahlemenie  el  hamhic 
¡le  volverla  h  hincar  sus  garras 
!  despiadadas  y  no  era  remoto  que. 
1  para  engañarla,  volviera  a  su  há- 
,  bito  de  Chuparse  y  moderse  sus 
1  mutiladas 


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6:00  P.  M. 


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DIV.  IMPORTACIONES  GENERALES 
BAIDERAS  27         MEXICO  1,  D.  F. 


PEREGRINACIONES  DIOCESANAS 


Por  el  Cronista  Guadalupano 


•  Disponiéndose  para  la  celebración  de  la  solemne  Misa  en  función  guadalupana  de  su  Arquidiócesis  vemos  al  Excmo.  y  Rvmo. 
Mons.  Dr.  D.  Fernando  Ruiz  Solórzano,  Arzobispo  de  Yucatán,  con  sus  diáconos  de  altar  y  MM.  II.  Sres.  Capitulares  de  la  L  Basílica. 


QUE  MEXICO  SE  CONSERVE  EN  LA  FE.— 

Esta  fue  una  de  las  piadosas  intenciones  que 
concibió  la  espiritualidad  de  la  peregrinación  gua- 
dalupana de  la  Arquidiócesis  de  Yucatán,  gober- 
nada por  el  Excmo.  Mons.  Dr.  Fernando  Ruiz 
Solórzano,  quien  vino  al  Tepeyac  al  frente  de  sus 
diocesanos. 

Intención  expuesta  por  el  propio  Rvmo.  Pas- 
tor de  la  Grey  Yucateca  en  su  predicación  de  cir- 
cunstancias, después  del  Evangelio  de  la  solemne 
Misa  Pontifical  que  él  mismo  celebrara,  teniendo 
como  asistentes  de  honor  en  el  trono  a  los  MM. 
II.  Sres.  Cngos.  de  la  Basílica,  Lic.  D.  Salvador 
Escalante  Planearte,  D.  Ramón  Guitián  y  D.  Vi- 
cente Salazar,  y  como  diáconos  en  el  altar  a  los 
Sres.  Curas  D.  Alfonso  Zapata,  párroco  de  la 
iglesia  de  Ntra.  Señora  de  Guadalupe,  de  Mérida, 
y  D„  Sigf  rido  Zetina  Lara,  párroco  de  Tekanto. 

Qué  México  se  conserve  en  la  Fe,  en  la  Es- 
peranza y  en  la  Caridad  de  Cristo,  pidió  Mons. 
Ruiz  Solórzano.  Para  eso  se  debe  trabajar  y  hacer 
oración,  puesto  que  la  salvación  de  los  pueblos 
sólo  se  alcanza  por  esos  medios  y  no  por  obra  de 
las  grandes  potencias,  ni  del  dinero  o  por  la  habi- 
lidad de  la  diplomacia  y  de  los  estadistas. 

Los  fieles  deben  practicar  con  fervor  las  vir- 
tudes cristianas,  la  justicia,  la  caridad  y  el  amor 
fraterno,  viviendo  su  fe  intensamente,  en  medio 
de  este  ambiente  de  materialismo  pagano. 

Esta  peregrinación  y  solemnidad  tuvieron 


6 


•    En  el  trono  de  la  Basílica  el  Excmo.  y  Rvmo.  Sr.  Obispo  de  Tehuantepec,  Dr  D.  Jesús  Clemente  de  Alba  en  su  Misa  Pontifical. 


lugar  el  1  2  de  julio,  a  las  10  de  la  mañana,  en  la 
Basílica. 

QUE  REINEN  LA  JUSTICIA  Y  LA  PAZ. 

— Esto  se  pidió  en  oración  de  peregrinos  durante 
la  peregrinación  y  la  solemne  Misa  Pontifical  con 
que  la  Diócesis  del  Istmo  de  Tehuantepec  rindió 
homenaje  fiel  de  amor  y  devoción  a  la  Sma.  Vir- 
gen de  Guadalupe  en  su  I.  y  N.  Basílica  del  Te- 
peyac,  el  día  1  6  de  julio,  a  las  1  0  horas. 

Reinado  de  la  justicia  y  de  la  paz,  obra  ésta 
de  aquélla,  en  todo  el  mundo;  fortalecimiento  de 
la  fe  de  Cristo  en  México  y  en  todo  el  orbe.  Amor 
y  culto  piadosísimo  a  la  Inmaculada  Madre  de 

•    Luciendo  sus  típicos  trajes  regionales  del  Istmo,  algunas  peregri 


Dios.  Ideas  de  catolicidad  que  estuvieron  en  la 
mente  y  en  el  corazón  del  núcleo  representativo 
de  aquella  porción  de  la  Iglesia  en  México. 

Los  peregrinos  de  Tehuantepec  recorrieron 
con  sus  ofrendas  florales  y  banderas  la  Calzada 
de  Guadalupe,  a  lo  largo  del  sendero  especial- 
mente trazado  para  estas  romerías.  Al  frente,  con 
el  estandarte  guadalupano  y  una  gran  bandera 
nacional,  iba  un  grupo  de  mujeres  del  Istmo  ata- 
viadas bellamente  con  el  traje  típico  regional. 

En  la  puerta  central  de  la  Basílica  recibió 
a  su  peregrinación  el  Excmo.  Sr.  Dr.  D.  Jesús 
Clemente  de  Alba  y  Palacios,  quien  celebró  la 

ñas  de  Tehuantepec  inician  el  recorrido  hacia  el  Tepeyac. 


i 


•    Exento,  y  Rvmo.  Sr.  Obispo  de  Saltillo,  Dr.  Luis  Guizar  B. 


Pontifical  ritualmente  atendido  en  trono  y  altar 
por  miembros  del  Cabildo  de  Guadalupe  y  sacer- 
dotes de  aquel  Obispado. 

La  cátedra  sagrada  estuvo  a  cargo  del  M,  I. 
Sr.  Cngo.  de  la  Catedral  de  México,  Dr.  D.  Sal- 
vador Castro  Pallares,  quien  expuso  las  inten;;o- 
nes  arriba  enunciadas. 

AUMENTO  DE  LA  DEVOCION  GUAD A- 
LUPANA. — La  Diócesis  de  Saltillo  acudió  pre- 
surosa y  rebosante  de  amor  y  de  piedad  a  la 
Sede  en  México  de  la  inmensa  bondad  de  María, 
la  Basílica  del  Tepeyac.  El  Dgmo.  Prelado  resi- 
dencial, Dr.  D.  Luis  Guízar  y  Barragán  ofició  en 
la  Misa  Pontifical.  En  el  trono  fueron  diáconos 
de  honor  y  presbítero  asistente  los  Sres.  Pbros. 
D.  José  Salvador  Flores,  D.  Feliciano  Rodríguez 
y  el  R.P.  D.  Eduardo  Margain.  En  el  altar  ad- 
ministraron los  Sres.  Pbros.  D.  Leodegario  Arre- 
dondo y  D.  Urbano  García,  como  diácono  y  sub~ 
diácono,  respectivamente. 

Predicó  elocuente  sermón  el  Sr.  Cura  de  la 
parroquia  de  Nuestra  Señora  del  Buen  Suceso, 
de  Castaños,  en  Coahuila,  Pbro.  D.  Gabriel  Acos- 
ta  de  la  Torre,  circunscribiendo  su  sagrada  pieza 
oratoria  al  texto:  "El  Señor  ha  derramado  sobre 
ti  sus  bendiciones,  comunicándote  su  poder;  pues 
por  medio  de  ti  ha  aniquilado  a  nuestros  enemi- 
gos". En  torno  de  estas  palabras,  del  libro  de  Ju- 
dith,  el  predicador  glorificó  a  Santa  María  de 
Guadalupe,  para  exhortar  después  a  sus  oyentes 
a  ser  cada  día  más  devotos  de  nuestra  Reina  y 
Madre  y  a  mantener  el  espíritu  de  fe  y  unidad 
f  ntre  todos  los  mexicanos. 

8 


Principales  Puntos  de  las 
Tres  Encíclicas  Sociales 


ROMA. — La  nueva  encíclica  "Madre  y  Maestra",  de  Su 
Santidad  el  Papa  Juan  XXIII,  conmemora  el  septuagésimo 
aniversario  de  la  "Rerum  Novarum",  de  León  XIII  y  el 
trigésimo  de  la  "Quadragesimo  Anno",  principales  docu- 
mentos pontificios  sobre  la  cuestión  social. 

Siguen  los  puntos  más  importantes  de  estas  tres  encí- 
clicas trascendentales. 

La  RERUM  NOVARUM  (sobre  la  "condición"  de  los 
obreros),  dada  por  León  XIII  el  15  de  mayo  de  1891: 

— Proclama  la  prioridad  del  hombre  y  de  la  familia 
sobre  el  estado. 

— Condena  no  solamente  el  socialismo  y  el  comunismo 
marxista,  sino  también  el  capitalismo  monopolizador  que 
esclavice  a  los  trabaiadores.  El  socialismo  es  condenado  co- 
mo contrario  al  derecho  natural  humano  a  la  propiedad. 

— Exige  un  salario  mínimo  para  los  trabajadores,  que 
les  permita  vivir  decentemente. 

— Mantiene  los  derechos  de  asociación,  petición  colecti- 
va de  reivindicaciones  y  recurso  a  la  huelga  por  causa 
justa 

— Dice  que  al  estado  le  incumbe  el  deber  especial  de 
velar  por  los  trabajadores  protegiéndoles,  y  que  la  ley  debe 
intervenir  para  enderezar  injusticias  y  solucionar  conflictos 
laborales  contrarios  al  bien  común. 

— Aboga  por  el  establecimiento  de  medidas  de  previ- 
sión social,  mediante  seguros  de  vejez  y  para  "casos  de  acci- 
dente' enfermedad  y  otras  calamidades". 

La  QUADRAGESIMO  ANNO  (sobre  la  restauración  del 
orden  social  en  plena  conformidad  con  la  ley  evangélica), 
dada  por  Pío  XI  el  15  de  mayo  de  1931: 

— Proclama  a  la  "Rerum  Novarum"  como  "la  Carta 
Magna  de  la  acción  cristiana  en  el  campo  social". 

— Reitera  que  el  socialismo  "es  enteramente  extraño  a 
la  verdad  cristiana",  por  suponer  un  concepto  materialista 
de  la  vida,  contrario  al  espiritual. 

— Condena  el  capitalismo  individualista  y  el  monopolio 
absoluto  como  causas  de  "privaciones  y  dificultades"  para 
gran  parte  de  la  humanidad. 

'  — Mantiene  que  "el  trabajador  debe  recibir  un  salario 
suficiente  para  su  sostenimiento  y  el  de  su  familia". 

— Califica  de  "abuso  intolerable,  que  debe  suprimirse 
a  toda  costa",  el  que  las  madres  se  vean  obligadas  a  tra- 
bajar fuera  del  hogar,  por  resultar  insuficiente  el  salario 
de  los  varones  cabezas  de  familia. 

— Aboga  por  la  cooperación  internacional. 

La  MATER  ET  MAGISTRA  (Madre  y  Maestra  de  to- 
dos los  pueblos),  dada  por  Su  Santidad  Juan  XXIII  con 
fecha  15  de  mayo  de  1961: 

— Distingue  claramente  entre  socialismo  y  socialización, 
condenando  al  primero  y  manteniendo  a  la  segunda,  "en 
tanto  que  la  socialización  se  realice  dentro  de  los  límites  del 


orden  moral  .  .". 

— Pide  que  se  adopten  las  medidas  necesarias  para  la 
justa  distribución  de  beneficios  enlre  el  capital  y  el  trabajo. 

— Afirma  la  imposibilidad  de  una  paz  "fructífera  y  per- 
durable" bajo  un  sistema  de  grandes  desigualdades  sociales 

y  económicas. 

— Hace  un  llamado  a  una  amplia  cooperación  interna- 
cional, para  procurar  que  las  naciones  menos  desarrolladas 
superen  "su  estado  de  pobreza  económica,  miseria  y  ham- 
bre", que  constituye  quizás  "el  problema  más  grave"'  de 
nuestro  tiempo. 

— Subraya  que  en  algunos  países  el  pueblo  está  obli- 
gado a  soportar  "privaciontes  inhumanas  para  aumentar 
el  rendimiento  de  la  economía  nacional,  en  una  medida  de 
aceleramiento  que  supera  los  límites  permitidos  por  la  justi- 
cia y  la  humanidad". 

— Considera  el  ingenio  dado  por  Dios  al  hombre  para 
aprovechar  los  "recursos  inagotables"  de  la  naturaleza  co- 
mo la  solución  a  los  problemas  derivados  del  aumento  de 
población,  y  reitera  la  inmoralidad  del  control  artificial  de 
los  nacimientos,  de  la  esterilización  y  del  aborto. 


HIMNOS  GUADALUPANOS 


Letra  del  M.  I.  Sr.  Cngo.  Salvador  Castro  Pallares. 
Música  de  "Mexicanos  volad  presurosos" . 

CORO 

Hijos  todos  de  América,  ufanos 
de  la  Virgen  vayamos  en  pos; 
Ella  quiere  que  seamos  hermanos, 
Ella  quiere  llevarnos  a  Dios. 

Hijos  todos,  et  . 

ESTROFAS 

En  su  manto  divino  de  estrellas 
coloquemos  con  fe  nuestros  suelos, 
y  serán  nuestr<ts  patrias  más  bellas 
y  más  llenos  de  luz  nuestros  cielo:. 

En  su  manto,  etc. 

Elevemos,  un  himno  gigante, 
uno  sólo  de  amor  y  alabanza, 
y  que  el  pecho  cristiano  levante 
en  la  Virgen  su  pacto  de  alianza. 

Elevemos,  etc. 

¡Tepeyac!  ¡Tepeyac!  a  tu  grito, 
sentiremos  un  único  anhelo: 
ser  vasallos  del  Cristo  bendito 
y  servir  a  la  Reina  del  cielo. 

¡Tepeyac!,  etc. 

Que  a  la  América  toda  descienda, 
como  lluvia  de  amor  su  mirada; 
y  su  fuego  divino  la  encienda 
en  ardiente  y  vital  llamarada. 

Que  a  la  América,  etc. 


HIMNO  GUADALUPANO  DE  EL  SALVADOR 

Por  el  M.  I.  Sr.  Cngo.  D.  Rafael  ].  Claros. 

Sin  par  Guadalupana, 
con  férvido  clamor 
su  Reina  te  proclama 
feliz  El  Salvador. 

Morenita  del  verde  azul  manto, 
con  sus  frondas  de  eterno  verdor, 
con  sus  cumbres  y  ríos,  un  canto 
Centro  América  eleva  en  tu  honor. 

Esta  América  noble  que  reza 
y  forjóse  en  heroico  luchar, 
sentir  sabe  tu  dulce  Realeza, 
cada  fiel  corazón  es  tu  altar. 

Guardan  esos  tus  lindos  ojuelos 
un  tesoro  infinito  de  amor. 
Extasiados  se  miran  los  cielos 
en  tu  faz  de  divino  candor. 

De  este  pueblo  la  cuna  amparaste, 
tu  cariño  su  infancia  alegró. 
Tú  sus  lágrimas  tiernas  secaste, 
siempre  asilo  en  tú  pecho  encontró. 


•  "Que  a  la  América  toda  descienda  como  lluvia  de  amor 
su  mirada",  se  canta  en  el  Himno  Guadalupano  inserto  aquí 
y  se  pide  que  vayamos  en  pos  de  la  Virgen  como  hermanos. 

Tus  bondades  la  Patria  pregona 
desbordante  de  fe  y  de  emoción, 
y  de  hinojos  con  regia  corona 
para  siempre  te  da  el  corazón. 

Los  somacos  te  ofrecen  con  gozo, 
con  inmensa  ternura  filial, 
bello  trono  en  tu  alcázar  glorioso, 
Tepeyac  cuscatleco  inmortal 

A  tan  místico  Edén  volaremos 
con  las  alas  de  ardiente  fervor 
y  a  tus  plantas  en  él  dejaremos 
hechos  rosas,  mil  besos  de  amor. 

•  Recomendamos  a  nuestros  lectores  que  al  efec- 
tuar sus  compras,  prefieran  los  artículos  anuncia- 
dos en  LA  VOZ  GUADALUPANA.  Los  anunciantes 
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9 


EL  ANGEL  DE  LA  MUERTE  ENTRO  EN 
EL  IMPERIO  DE  LA  CATOLICIDAD 


Por  E.F.B. 


Murieron  los  Cardenales  Tardini,  Canali  y  Vaa  Roey 

En  el  término  de  unos  cuantos  días  la  Iglesia 
Católica  sufrió  tres  sensibles  pérdidas  en  su  Sacro 
Colegio  de  Cardenales,  pues  fallecieron  en  el  bre- 
vísimo período  del  30  de  juilio  al  6  del  presente 
agosto,  los  Emmos.  Cardenales  Domenico  Tardini, 
Secretario  de  Estado  de  S.S.  Juan  XXIII,  en  la  fecha 
primeramente  señalada;  Nicolás  Canali,  Presidente 
de  la  Comisión  Pontificia  de  la  Ciudad  del  Vatica- 
no, el  día  3  de  este  mismo  mes  de  agosto,  y  Ernest 
Joseph  Van  Roey,  Arzobispo  de  Ma'ins,  el  d'c*  R 
Al  morir  el  Cardenal  Tardini,  el  Papa  Juan  XXIII, 
desde  el  balcón  central  del  Palacio  de  San  Pedro,  di- 

•  Al  frente,  el  Emitid.  Sr.  Cardenal  Nicola  Canali,  fallecido 
el  día  3  de  este  mes,  y  a  su  der.  el  M  I.  Sr.  Cngo.  Licenciado 
D.  Salvador  Escalante  Planearte  ante  la  Imagen  Guadalupana 
que  se  venera   en   la   Capilla  del   Governatorato  Vaticano. 


rigió  a  millares  de  fieles  unas  palabras:  "El  ángel  de 
la  muerte,  dijo,  entró  en  el  Reino  de  la  Catolici- 
dad. .  ." 

Por  separado  damos  cuenta  de  la  muerte  del 
Card.  Tavdini,  y  al  final  de  esta  breve  crónica  luc- 
tuosa hacemos  referencia  al  deceso  de  S.E.  Van 
Roey.  En  seguida  nos  ocupamos  particularmente  de 
la  muerte  del  Emmo  Cardenal  Nicola  Canali,  por 
haber  sido  éste  un  fervoroso  guadalupano  y  un  gran 
amigo  de  México  y  de  nuestro  inolvidable  fundador 
D.  José  Alvarez  B. 

Desde  hacía  tiempo  el  Emmo.  Sr.  Cardenal  Ca- 
nali se  hallaba  enfermo,  y  su  edad  de  87  años  con- 
tribuía a  su  debilitamiento  progresivo.  Una  bron- 
coneumonía  y  graves  padecimientos  circulatorios  lo 
iban  orillando  al  desenlace  final.  El  día  28  de  julio 
7-ecih'ó  la  Extremaunción  v  una  bendición  especial 
de  S.S.  Juan  XXIII.  Falleció,  como  queda  dicho,  el 
3  del  presente  agosto. 


Serla  preciso  extendernos  mucho  para  poder 
cfrecer  a  los  amables  lectores  de  LA  VOZ  GUADA- 
LUPANA amplias  pruebas  y  significativos  recuerdos 
del  Guadalupanismo  de  Su  Eminencia,  por  lo  cual 
sólo  nos  referiremos  a  la  costumbre  que  tenía  Mons. 
Canali  de  acoger  con  especial  cariño  a  los  peregri- 
nos mexicanos  que  llevaba  a  Roma  D.  José  Alvarez, 
para  quienes  celebraba  una  Misa  en  la  Capilla  del 
Governatorato,  ante  la  imagen  de  Ntra.  Señora  de 
Guadalupe,  les  impartía  la  sagrada  Comunión  y  les 
dirigía  sentidas  palabras  que  conmovían  hondamen- 
te a  nuestros  compatriotas,  pues  hay  que  advertir 
que  les  hablaba  en  español  y  se  refería  con  senci- 
llos y  sinceros  conceptos  a  los  más  grandes  amores 
de  los  mexicanos,  la  Virgen  de  Guadalupe,  el  San- 
to Padre  y  nuestro1*  México. 

El  12  de  mayo  de  1952,  en  que  se  hallaba  en 
el  Vaticano  una  de  nuestras  peregrinaciones,  bajo 
la  dirección  espiritual  del  M.I.  Sr.  Cngo.  Lic.  D. 
Salvador  Escalante  Planearte,  Su  Eminencia  no  pu- 
do estar  presente,  pero  encaraó  al  mismo  M.I.  Sr. 
Cnao.  Escalante  Planearte  que  celebrara  el  santo  Sa- 
crificio en  el  altar  guadalupano,  y  que  leyera  a  los 
peregrinos  el  siguiente  cálido  mensaje  que  hay  que 
leer  una  y  otra  vez  con  profunda  y  sincera  gratitud: 

Ciudad  del  Vaticano  a  12  de  Mayo  de  1952 
Amados  Peregrinos  Guadalupanos: 

Si  bien  no  me  fue  concedido  el  gusto  de  cele- 
brar la  Santa  Misa  por  vosotros  v  con  vosotros,  en 
este  altar  dedicado  a  vuestra  excelsa  Patrono,  Santa 
María  de  Guadalupe,  como  en  otras  ocasiones;  quie- 
ro, sin  embarao,  sentirme  presente  entre  este  arupo 
de  mis  aueridos  Mexicanos  que  han  venido  desde 
la  bendita  tierra  del  Tepeyac. 

Llegue  pues  a  vosotros  mi  sincero  saludo  de 
bienvenida  y  mis  fervientes  votos  para  que  la  es- 


10 


tancia  en  "La  Ciudad  Eterna"  sea  ante  todo  de  fru- 
to espirituaal  para  vuestras  almas.  Roma  guarda  ri- 
cos tesoros  para  los  peregrinos  de  todo  el  mundo: 
su  arte,  su  antigüedad,  su  tradición  milenaria  y  más 
que  todo  eso,  encierra  en  su  seno  el  don  más  subli- 
me: FT,  VICARIO  DE  JESUCRISTO.  Su  blanca  figura 
qve  abre  sus  brazos  de  Pastor  Universal  y  extiende 
sn^  mano"5  oara  bendeciros,  quedará  tan  profunda- 
mente trabada  en  vuestro  corazón,  que  su  recuerdo 
os  acompañará  siemp"e.  Recibid  la  augusta  y  pater- 
na Rendición  del  Santo  Padre  PIO  XII,  gloriosamen- 
te re'naiite  en  nombre  de  todo  el  noble  pueblo  Me- 
xicano y  propagad  entre  vuestros  compatriotas  el 
amor  la  devoción  y  la  fidelidad  a  la  Cátedra  de 
PEDRO. 

Llevad  también  mi  mensaje  de  afecto  a  ese  Mé- 
xico que  llevo  tan  dentro  de  mi  corazón.  Decidle 
que  con  frecuencia  ofrezco  mis  humildes  oraciones 
para  que  se  conserve  íntegro  el  depósito  de  la  Fe 
tec*ada  ñor  vuestros  mayores.  Ahora  me  siento  es- 
pecialmente unido  a  vosotros  a  los  pies  de  vuestra 
Emperatriz  soberana  a  la  que  pido  os  acoja  en  su 
maternal  regazo  como  a  "hijitos  pequeños  y  delica- 
dos". 

Os  bendigo  con  todo  el  afecto  de  mi  corazón. 

EL  CARDENAL  VAN  ROEY.— Su  Emcia.  el  Card, 
Ernesto  José  Van  Roey,  Arzobispo  de  Malinas  y  Pri- 
mado de  la  Iglesia  Católica  en  Bélgica,  murió  a  las 
6  de  la  mañana  en  Bruselas,  también  como  el  Card. 
Canali  a  los  87  años  de  edad.  Nació  en  Corselair, 
en  Campini,  en  un  hogar  de  humildes  campesinos, 
y  se  distinguió  siempre  en  sus  estudios  sacerdotales 
y  desempeño  de  sus  numerosos  cargos  eclesiásticos. 

Ordenado  el  18  de  septiembre  de  1897,  fue 
maestro  de  teología,  canónigo  metropolitano,  vicario 
general  de  Malinas,  protonotario  apostólico,  etc.  Fue 
promovido  al  Cardenalato  por  S.S.  Pío  XI  en  el  Con- 
sistorio del  20  de  junio  de  1927,  con  el  Título  de 
Santa  María  in  Aracoeli. 

El  lema  de  su  escudo  fue  "En  el  Nombre  de 
Dios"  y  en  el  mismo  escudo  figuraba  el  signo  de  la 
paz  sobre  la  cruz. 

O 

Las  palabras  del  S.  Padre  Juan  XXIII  expre- 
sadas con  motivo  de  la  muerte  del  Card.  Tardini, 
queremos  aplicarlas  a  los  tres  Príncipes  de  la  Igle- 
sia desaparecidos,  para  concluir  esta  crónica,  per- 
mitiéndonos, por  lo  mismo,  pluralizarlas: 

"Desde  el  Cielo,  ellos  rezarán  por  la  Iglesia. 
Pensad,  queridos  hijos,  en  la  aflicción  que  embarga 
mi  alma.  Tengo  confianza  en  que  el  Señor,  en  su 
misericordia,  habrá  recibido  las  almas  benditas  de 
los  Cardenales.  Siento  el  deseo  y  el  deber  de  comu- 
nicaros estas  tristes  noticias  y  de  invitaros  a  unir 
vuestras  oraciones  a  las  nuestras". 


COMO  PRUEBA  DE  SU  INTERES  POR  LA  CAU- 
SA GUADALUPANA  Y  DE  SU  AMOR  A  LA 
REINA  DE  MEXICO,  TOME  UNA  SUSCRIPCION 
A    "LA    VOZ  GUADALUPANA*' 


EL  SANTO  PADRE  AGRADECE  EL  FILIAL 
HOMENAJE  DEL  CABILDO 
GUADALUPANO 

El  limo,  y  Rvmo.  Mons.  Dr.  D.  Gregorio 
Aguilar,  Arcipreste  de  la  Basílica  de  Santa  Ma- 
ría de  Guadalupe,  ha  recibido  de  la  Secretaría  de 
Estado  de  Su  Santidad  Juan  XXIII,  el  siguiente 
comunicado : 

Del  Vaticano,  2  de  Enero  de  1961. 
Ilustrísimo  y  Reverendísimo  Señor : 

El  Augusto  Pontífice  ha  quedado  vivamen- 
te complacido  del  filial  Homenaje  que  Vuestra 
Señoría,  en  nombre  del  Capítulo  de  la  Basílica  de 
Nuestra  Señora  de  Guadalupe  le  ha  querido  ren- 
dir al  hacerle  entrega  de  una  hermosa  cruz  pec- 
toral. 

Este  significativo  acto  de  devoción  ha  cau- 
sado particular  consuelo  en  el  corazón  del  Padre 
Común  que  ha  visto  en  este  valioso  obsequio  un 
vínculo  nuevo  de  afecto  para  ese  Santuario  Ma- 
riano, centro  de  irradiación  espiritual  para  el  pue- 
blo mexicano.  A  la  Santísima  Virgen  van  las  ora- 
ciones del  Vicario  de  Cristo  pidiendo  para  los 
miembros  de  ese  Capítulo  una  especial  asistencia 
acompañada  de  la  abundancia  de  las  gracias  del 
Cielo. 

En  prenda  de  los  divinos  favores  y  como  tes- 
timonio de  paternal  benevolencia  Su  Santidad 
otorga  a  Vuestra  Señoría  y  a  los  demás  Capitu- 
lares de  esa  Basílica  una  particular  Bendición 
Apostólica. 

Con  el  testimonio  de  mi  distinguida  conside- 
ración soy 

de  Vuestra  Señoría 

devotísimo 
D.  CARD.  TARDINI 


1  I 


// 


DIES  NATALIS"  DE  LA  VIRGEN 


•  La  exenta  del  pecado  original,  la  llena  de  Gracia,  fue 
elevada  entre  ángeles,  en  su  Asunción  gloriosa,  al  Paraíso. 


Nacen  las  almas  para  el  Cielo,  en  la  gracia  y 
la  gloria  de  Dios,  el  día  y  la  hora  en  que  compa- 
recen ante  el  augusto  Trono  del  Soberano  Juez  de 
vivos  y  muertos,  para  recibir  el  galardón  a  que  se 
hicieron  acreedoras  por  su  cristiana  y  santa  vida 
sobre  la  tierra. 

Tal  es  el  "día  natal"  de  los  buenos;  el  día  en 
que  comienzan  a  gozar  de  la  dicha  que  ni  el  ojo 
vio  ni  el  oído  oyó,  y  que  San  Pablo,  arrebatado 
hasta  el  tercer  cielo  no  supo  describir  en  otra  forma. 

Nuestra  Señora,  la  ,Virgen  María  hubo  de  en- 
trar por  esa  puerta  de  la  muerte  en  la  tierra,  lugar 
de  destierro  y  peregrinación,  a  la  vida  en  el  Cielo, 
Paraíso  de  paz  y  bienaventuranza  sin  límites. 

Ella  fue  elevada  por  los  ángeles  en  el  momento 
de  su  Dormición  y  Tránsito  feliz.  Fue  presentada  glo- 
riosamente en  el  Cielo. 

¿Cómo  podríamos  imaginarnos  siquiera  lo  lu- 
minoso v  bienaventurado  de  ese  instante  que  ponía 
término  al  paso  de  la  Virgen  por  el  Valle  de  Lágri- 
mas, y  daba  principio  a  su  Reinado  en  la  Sión  eter- 
nal? 

¡Qué  músicas  y  qué  coros  señalarían  ese  Trán- 
sito inefable!  ¡Palmas  y  coronas  en  las  manos  de 
los  ángeles  que  saludarían  a  la  Madre  de  Dios,  su 
Reina!  ¡Bienvenidas  de  amor  y  vasallaje  de  los  ciu- 
dadanos del  Edén!  ¡Diadema  de  oro  y  pedrería  para 
sus  sienes!  ¡La  Trinidad  Santísima,  en  pleno  de  ala- 
banza y  honor,  coronando  la  frente  de  la  inmaculada 
Madre  de  Cristo,  el  Hijo  de  Dios! 

Toda  proporción  guardada,  se  ha  escrito,  la  es- 
catología  de  María  es  igual  a  la  de  Jesús  en  su 
ascensión  al  Ciólo  después  de  su  Resurrección.  Sólo 


que  El  asciende  por  su  propia  virtud.  Su  poder  lo 
lleva  a  la  diestra  del  Padre,  en  tanto  que  María  es 
elevada  en  su  Asunción,  término  pasivo  que  explica 
su  propia  gloria. 

Revestida  del  sol,  con  la  luna  a  sus  pies,  coro- 
nada de  estrellas,  sostenida  por  ángeles  y  arcán- 
geles, llorada  y  a  la  vez  despedida  con  júbilo  por 
los  Apóstoles  y  los  primeros  cristianos,  el  espectácu- 
lo de  su  Asunción  no  pudo  ser  más  maravilloso,  ni 
más  emotivo,  ni  más  merecedor  de  los  pinceles  de 
los  grandes  maestros  de  la  pintura,  de  los  himnos 
de  los  poetas  inmortales  y  de  la  música  de  los  más 
insignes  compositores,  para  hablar  en  términos  hu- 
manos de  estas  escenas  de  fondos  y  perfiles  divinos. 

La  exenta  del  pecado  original,  la  llena  de  Gra- 
cia, con  quien  ha  sido  siempre  el  Señor,  la  bendita 
entre  las  mujeres,  la  llamada  bienaventurada  por 
todas  las  generaciones,  toda  hermosa,  toda  pruden- 
te, toda  santa,  estaba  allí  primeramente  cubierta  de 
manzanas  olorosas  y  de  flores  fragantes,  en  su  des- 
fallecimiento de  amor,  y  luego  coronada  en  el  Cielo 
y  colocada  en  su  Trono  para  ser  Reina  y  Mediadora 
por  todos  los  siglos. 

La  Iglesia  ha  celebrado  ese  "dies  natalis"  de 
la  Virgen  María  con  excelso  júbilo,  esa  muerte  sin 
corrupción,  esa  Asunción  en  cuerpo  y  alma,  y  los 
santos  Padres,  a  porfía,  han  cantado  esa  gloria  sin 
segundo  en  cuanto  respecta  a  una  criatura. 

¡Oh  María,  Madre  nuestra,  alcánzanos  que  un 
día,  con  la  verde  palma  de  la  Esperanza  en  la  dies- 
tra, seamos  llevados  por  los  ángeles  al  Paraíso  de 
la  Gloria  para  cantar  allí  tus  alabanzas  por  los 
siglos  eternos! 


MATRIZ 

"LA  VILLA" 

CALZ.  GUADALUPE  745 
TEL.  17-43-51 
MEXICO  14,  D.  F. 


SUCURSAL 

"INSURGENTES" 

INSURGENTES  SUR  19 
TEL.  48-79-18 
MEXICO  4,  D.  F. 


ARTICULOS  RELIGIOSOS 
IMAGENES  ORFEBRERIA 
ORNAMENTOS  PARA  SACERDOTES 


ESPECIALIDAD  EN  ALTARES  Y 
DECORACION  DE  CAPILLAS, 
ORATORIOS  Y  CRIPTAS 


12 


MERECIDO  TRIBUTO  A  UN  ARZOBISPO 


HOMENAJE  GUATEMALTECO  A  FR.  PAYO 

ENRIQUE  DE  RIVERA,  GRAN  ORISPO 

DE  GUATEMALA  Y  ARZOBISPO  DE  MEXICO. 

( 

>■«■ 

El  sábado  29  de  julio  último,  a -partir  de  las  12 
horas,  tanto  en  la  Sala  de  Gobierno  del  Arsobispa- 
do  como  en  la  Cripta  Arzobispal  de  la  Santa  Iglesia 
Catedral  de  México,  bajo  la  presidencia  del  Excmo. 
y  Rvmo.  Sr.  Arzobispo  Primado  de  México,  Dr.  D.  Mi- 
guel Darío  Miranda  y  Gómez  y  con  asistencia  de 
una  distinguida  delegación  guatemalteca,  fue  ren- 
dido un  tributo  a  la  memoria  del  insigne  Obispo  de 
Guatemala  e  limo.  Arzobispo  de  México,  D.  Fr.  Payo 
Enriquez  de  Rivera,  digno  sucesor  aquí  del  venerable 
Arzobispo  D.  Fr.  Marcos  Ramírez  de  Prado,  muerto 
en  olor  de  santidad  el  14  de  agosto  de  1698,  des- 
pués de  haber  gobernado  la  Arquidiócesis  sólo  6  me- 
ses. 

En  Guatemala  sucedió  el  limo.  Sr.  Fr.  Payo  Enri- 
quez de  Rivera  al  limo.  Sr.  D.  Bartolomé  González, 
mexicano.  Tomó  posesión  del  Obispado  el  día  23  de 
febrero  de  1659,  gobernando  con  gran  celo  durante 
9  años  a  la  Iglesia  de  Guatemala  con  tal  tino  que 
Juarros,  en  su  compendio  histórico  de  la  hermana  re- 
pública, sintetiza,  así  su  acción:  "Vióse  en  su  go- 
bierno renovado  el  de  los  antiguos  Padres  de  la 
Iglesia;  visitó  su  diócesis,  aunque  vastísima,  sin  que 
hubiese  lugar  en  que  no  estuviera;  con  su  ejemplo 
reformó  uno  y  otro  clero,  y  también  el  estado  secu- 
lar. Fue  tan  parco  para  sí  como  próvido  para  con 
los  pobres". 


•    Insigne  Prelado  de  Guatemala  y  México,  D.  Payo  Enriquez. 


Como  lo  hiciera  Fr.  Juan  de  Zumárraga  en  Mé- 
xico, Fr.  Payo  Enriquez  de  Rivera  introdujo  la  im- 
prenta en  Guatemala,  gloria  inolvidable  suya  que 
precisamente  agradecieron  los  guatemaltecos  en  el 
homenaje  que  motiva  estas  líneas,  y  que  a  su  vez 
fue  causado  por  la  celebración  del  tercer  centenario 
de  la  introducción  de  la  Imprenta  en  Guatemala, 
así  como  por  Ja  reinhumación  de  los  restos  del  inol- 
vidable Arzobispo  en  la  Cripta  Episcopal  de  la  Ca- 
tedral de  México,  acto  al  que  nos  referimos  en  la 
anterior  edición  de  LA  VOZ  GUADALUPANA. 

La  delegación  guatemalteca  que  realizó  el  ho- 
menaje estuvo  presidida  por  el  Sr.  D.  Horacio  de 
Córdoba  y  Monzón.  Encargado  de  Negocios  de  Gua- 
temala en  México,  y  quien  habló  acerca  de  las  ac- 
tuales magníficas  relaciones  entre  le  dos  países, 
ofrendando  una  orquídea  que  fue  traída  de  Guate- 
mala para  ser  depositada  bajo  la  placa  sepulcral 
del  XVIII  Arzobispo  de  México,  limo.  Sr.  Enriquez  de 
Rivera. 

Nuestro  Arzobispo  Primado,  Excmo.  Mons.  Mi- 
randa y  G.  hizo  referencia  a  esas  mismas  buenas  re- 
laciones, indicando  que  en  lo  cristiano  y  fraternal 
México  y  Guatemala  siempre  han  estado  unidos,  y 
que  actos  como  el  celebrado  en  honor,  memoria  y 
gratitud  de  Fr.  Payo  Enriquez  de  Rivera,  contribu- 
yen grandemente  a  estrechar  esos  lazos  de  unidad. 

También  habló  en  ese  homenaje,  el  Prof.  D. 
Alberto  María  Carreño,  historiador  especializado  en 
asuntos  eclesiásticos  mexicanos,  para  enaltecer  la 
obra  realizada  por  el  limo.  Sr.  Enriquez  de  Rivera 
en  Guatemala  y  México. 


bañándolo  con  ^uxwt /a£mi>&tte 


Cuide  la  delicada  pielecita 

de  su  bebé  bañándolo 

con  SUAVE  PALMOLIVE, 

el  único  jabón  fino 

en  el  mundo  hecho 

con  los  Suavizantes 

y  Embellecedores  Aceites 

de  Oliva  y  Palmas. 

Compre  siempre  PALMOLIVE. 


r  ^ 

11-3? 


13 


©    El  día  31  del  presente  agosto  se  cumple  un  aniversario  más   de   la   histórica   y   solemne   Dedicación    de   la  Catedral. 


DEDICACION  DE  LA  CATEDRAL  DE  MEXICO 


Monumento  eclesiástico  unido  a  la  vida  histó- 
rica y  eclesiástica  de  México,  es  la  santa  Iglesia  Ca- 
tedral de  esta  metrópoli,  la  antigua  Nueva  España, 
gloria  de  arzobispos  y  virreyes,  cuya  Dedicación  se 
conmemora  el  31  de  agosto  de  cada  año,  desde  el 
de  1851  en  que  fue  consagrada. 

La  Catedral  provisional  había  sido  erigida  y 
dedicada  el  2  de  septiembre  de  1534,  y  trasladada 
a  la  actual  el  15  de  agosto  de  1674. 

Esta  fiesta  de  la  Dedicación  es  celebrada  anual- 
mente, según  prescripción  eclesiástica.  En  Roma,  por 
ejemplo,  las  cuatro  Basílicas  Patriarcales  conmemo- 
ran su  consagración  cada  año:  la  de  San  Pedro  el 


18  de  noviembre,  junto  con  la  de  San  Pablo;  el  9 
del  mismo  mes,  la  de  San  Juan  de  Letrán,  y  el  5  de 
agosto  la  de  Santa  María  la  Mayor. 

La  Catedral  de  México  recuerda  en  el  día  de  su 
Dedicación  la  entrada  del  limo.  Arzobispo  Zumárra- 
ga  en  su  Catedral  provisional,  para  la  toma  de 
posesión  del  Arzobispado  erigido  por  S.  S.  Paulo  III, 
y  las  ceremonias  de  la  consagración  del  templo,  con 
los  signos  de  la  cruz  decusada,  la  aspersión  con  agua 
lustral,  la  colocación  de  las  Reliquias,  etc. 

Nuestra  Catedral  Metropolitana  está  siendo  ob- 
jeto de  grandes  mejoras,  y  siempre  ha  merecido  la 
admiración  de  propios  y  extraños  por  su  espléndida 
e  imponente  belleza  y  majestuosidad. 


14 


GLORIA  Y  GEOGRAFIA  DEL  PATRONATO 


Por  Félix  B.  Carral 


Antiquísima  costumbre  de  los  pueblos  cris- 
tianos ha  sido  la  de  escoger  y  nombrar  patronos 
a  los  Santos  y  a  la  Reina  de  todos  ellos,  la  Vir- 
gen María,  Madre  de  Dios. 

Mediadores  de  la  humanidad  ante  la  Divi- 
nidad, son  esos  patronos,  abogados,  defensores, 
protectores  y  bienhechores  singulares,  que  al- 
canzan bendiciones  para  las  entidades  naciona- 
les o  religiosas  que  los  eligieron  y  los  invocan. 

Fijémonos  en  que  la  Sma.  Virgen  María  de 
Guadalupe  se  mostró  desde  un  principio  como 
Patrona,  a  la  vez  que  como  Madre,  pues  al  pedir 
un  templo  explicó  que  lo  deseaba  para  en  él  mos- 
trar y  dar  todo  su  amor,  su  compasión,  su  auxilio 
y  defensa,  obras  todas  del  Patronato,  a  todos  nos- 
otros juntos,  los  moradores  de  estas  tierras,  y  a 
los  demás  amadores  suyos  que  la  invocaran  y  en 
Ella  confiaran,  y  oír  allí  sus  lamentos,  y  reme- 
diar todas  sus  miserias,  penas  y  dolores. 

¿No  fué,  acaso,  para  esto,  que  se  le  invocó 
en  la  gran  calamidad  del  matlazáhuatl  ?  ¿No  fue- 
ron al  Tepeyac,  donde  se  alzaba  ese  templo,  du- 
rante nueve  días,  todas  las  congregaciones  reli- 
giosas, todas  las  clases  sociales  de  la  metrópoli 
de  la  Nueva  España,  en  medio  de  gran  recogi- 
miento, para  hacer  oración  y  pedir  aquel  amor 
de  Madre,  aquella  compasión,  aquel  auxilio  de 
Protectora  y  Patrona? 

¿Y  no  fué  también  por  ese  motivo  que  el 
Cabildo  de  la  misma  metrópoli  acordó  votarla  por 
Patrona,  consiguiendo  al  fin  la  cesación  de  la  te- 
rrible peste? 

En  la  Geografía  del  Patronato  vemos  cómo 
éste  se  extendió  de  la  capital  de  la  Nueva  España 
a  toda  la  nación,  extensísima  en  grado  sumo.  En- 
tidad por  entidad  se  iban  sumando  a  la  Jura  Na- 
cional del  Patronato:  San  Miguel  el  Grande,  Za- 
mora, Durango,  Puebla,  Valladolid  y  Guadala- 
jara,  enviaron  los  poderes  de  sus  provincias  con 
el  fin  de  nombrar  a  la  amada  Señora  del  Cielo 
"Patrona  General  y  Universal"  de  los  "Reinos 
de  esta  Nueva  España"  en  su  prodigiosa  advoca- 
ción de  Guadalupe,  obligándose  en  todas  sus  par- 
tes a  guardar  este  Juramento  y  a  celebrar  como 
de  precepto  y  festivo  el  1  2  de  diciembre. 

Y  como  ninguna  transformación  política  o 
social  puede  influir  para  el  cambio  del  Patronato, 
tenemos  que  hoy  como  entonces,  cuando  fue  jura- 
do solemnemente,  nos  sigue  obligando  formal- 
mente, lo  mismo  que  a  Guatemala,  Puerto  Rico  y 
demás  entidades  que  se  sumaron  a  los  patrocina- 
dos por  tan  excelsa  y  poderosa  Patrona. 

La  geografía  del  Patronato  Guadalupano  se 
extiende  a  toda  la  América  Latina,  gran  porción 
continental,  cuando  San  Pío  X,  por  Breve  de  la 
Sagrada  Congregación  de  Ritos,  del  24  de  agos- 


t?0„El/a1,°  í01tí.líce  TPío  X  «!«¡en  constituyó  celestial  Pa- 
trono de  la  Amer.ca  Latina  a  Santa  María  de  Guadalupe. 

to  de  1910,  declaró  y  constituyó  celestial  Patrona 
de  la  America  Latina  a  la  Santísima  Virgen  Ma- 
na en  su  Título  de  Guadalupe. 

S.S.  Pío  XI  celebró  brillantemente  dicho  Pa- 
tronato el  12  de  diciembre  de  1933,  con  lo  que 
obtuvo  una  solemne  confirmación  eclesiástica, 
que  corroboro  la  proclamación  histórica  que  aho- 
ra es  conmemorada  por  México  y  todas  las  na- 
ciones beneficiadas  por  tan  celestial  Protección 


n^vílJ?JOR   DEFENSA  DE 
MEXICO  CONTRA  EL  COMUNISMO 
ESTA  EN  EL  TEPEYAC 

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SERA  MUY  SOLEMNE  LA  CELEBRACION  DEL 
II  CONGRESO.  MARIANO  INTER  AMERICANO 


Ciudad  de  México,  agosto  4. — Están  en  mar- 
cha los  preparativos  para  el  II  Congreso  Mariano  In. 
teramericano  a  celebrar  aguí  durante  los  días  8  al 
12  de  octubre  próximo. 

Mons.  Miguel  Darío  Miranda,  arzobispo  prima- 
do de  México  y  presidente  del  Consejo  Episcopal 
Latinoamericano  (CELAM),  ha  invitado  a  los  carde- 
nales, arzobispos  y  obispos  de  todo  el  hemisferio  pa- 
ra gue  asistan  o  se  hagan  representar  en  el  congreso. 

"Nuestro  Santísimo  Padre  Su  Santidad  Juan 
XXIII,  gloriosamente  reinante  — dice  Mons.  Darío  Mi- 
randa en  su  carta  a  la  Jerarquía — ,  se  ha  dignado 
conceder  el  que,  con  ocasión  del  quincuagésimo  ani- 
versario del  patronato  de  la  Virgen  de  Guadalupe 
sobre  la  América  Latina,  se  celebre  en  esta  ciudad 
de  México  el  II  Congreso  Mariano  Interamericano. 
Este  acontecimiento  de  gran  trascendencia  para  el 
bien  espiritual  de  todo  el  continente  americano,  está 
llamado  a  ser  una  fuente  de  incalculable  bien  para 
todas  nuestras  naciones". 

Al  enviarle  esta  invitación,  concluye  Mons.  Mi- 
randa, "anhelamos  vivamente  hacerla  extensiva  al 
Venerable  Clero  y  a  los  fieles  de  vuestra  grey". 

Junto  con  la  Comisión  General  Organizadora 
trabajan  diversas  comisiones  especiales,  entre  otras 
las  del  Clero,  Religiosos  y  Seminaristas,  Religiosas, 


Seglares.  Recepción  y  Hospedaje,  Música,  Festejos, 
Propaganda  y  Publicidad. 

La  sede  del  Congreso  será  el  santuario  guada- 
lupano  del  Tepeyac  para  implorar  a  María  Santísima 
de  Guadalupe  por  todos  los  pueblos  americanos. 

Para  tema  de  la  asamblea  ha  sido  elegido  el  de 
"Nuestros  deberes  fraternales  a  la  luz  de  la  Materni- 
dad Espiritual  de  María",  con  el  lema  latino  de 
"Omnes  vos  Ira  tres  estis"  (Todos  sois  hermanos), 
Mat.  23,8. 

Además  del  español  se  utilizarán  el  inglés,  el 
francés  y  el  portugués  como  idiomas  oficiales  del 
congreso. 

El  I  Congreso  Mariano  Interamericano  se  cele- 
bró en  Buenos  Aires  en  noviembre  de  1960. 

PEREGRINACIONES  DEL  CONTINENTE  AL  TEPEYAC 
PRESIDIRA  LA  DE  ARGENTINA  EL 
SR.  CARDENAL  CAGGIANO 

Numerosas  peregrinaciones  vendrán  de  las  di- 
ferentes regiones  de  América  al  Tepeyac,  en  res- 
puesta de  la  invitación  hecha  por  la  Iglesia  en  Mé- 
xico a  las  diócesis  de  nuestro  hemisferio,  con  moti- 
vo del  próximo  II  Congreso  Mariano  Interamericano 
que  tendrá  lugar  en  la  ciudad  de  México  del  8  al 
12  del  próximo  mes  de  octubre. 


16 


•  S.  E.  el  Cardenal  Antonio  Caggiano,  Arz.  de  Buenos  Aires,  qu  ien  fue  el  iniciador  de  los  Congresos  Marianos  Interamericanos, 
el  segundo  de  los  cuales  será  celebrado  en  México,  al  conmemorarse  el  Cincuentenario  de  la  Extensión  del  Patronato  Guadalupano 


Argentina  organiza  una  Peregrinación  Nacional; 
vendrá  presidida  en  Clipers  Jet  DC8  de  la  Pan  Ame- 
rican por  el  Eminentísimo  Señor  Cardenal  Antonio 
Caggiano,  Arzobispo  de  Buenos  Aires,  y  Presidente 
de  la  Conferencia  Episcopal  Argentina. 

Al  Cardenal  Caggiano  se  debe  la  iniciativa  de 
la  celebración  de  los  Congresos  Marianos  Interame- 
ricanos; precisamente  en  su  arquidiócesis  se  cele- 
bró el  año  pasado  el  Primer  Congreso  de  la  serie, 
y  se  desarrolló  enmedio  de  grande  esplendor,  con  la 
participación  de  los  países  americanos. 

La  referida  peregrinación  Argentina  comenzará 
en  la  ciudad  de  Buenos  Aires  el  6  de  octubre,  para 
asistir  a  los  actos  del  Congreso  en  nuestra  patria, 
visitar  nuestra  capital  y  diversas  poblaciones,  y  re- 
gresar a  Argentina  el  20  del  mismo  mes  de  octubre. 

PEREGRINACIONES  DE  OTROS  PAISES 

Peregrinaciones   semejantes  vendrán   de  otros 


países,  encabezadas  por  sus  prelados:  Cardenales, 
Arzobispos  y  Obispos.  Con  este  motivo,  la  Comisión 
Organizadora  General  del  susodicho  Congreso,  a  tra- 
vés de  la  Comisión  de  Recepción  y  Hospedaje  que 
dirige  el  Sr.  Don  Juan  Lainé,  hace  los  preparativos 
necesarios  para  obsequiar  cristianamente  a  los  ilus- 
tres visitantes. 

SESIONES  EN  LA  BASILICA  DE  GUADALUPE 

Las  Comisiones  particulares  del  Congreso  están 
trabajando  activamente  a  fin  de  que  todo  esté  per- 
fectamente dispuesto  para  los  actos;  como  éstos  ten- 
drán por  sede  El  Tepeyac,  ya  se  toman  las  medidas 
para  celebrar  las  sesiones  plenarias,  lo  mismo  que 
las  distribuciones  religiosas,  en  la  Insigne  y  Na- 
cional Basílica  de  Guadalupe.  Las  grandes  concen- 
traciones de  fieles  se  harán  en  el  Atrio  Monumental 
de  la  Basílica,  y  los  estudios  especializados  se  ten- 
drán en  diferentes  recintos  de  la  ciudad  de  México. 


ALBAS, ENCAJES  p' ALTA* 
BORLAS    FLECOS    GALONS  S 
PASAMANE  RIAS,  ti** 


63  AÑOS  DE  SERVIR  AL  H.  CLERO 

ARTICULOS  PARA  LA  IGLESIA 
EN  GENERAL: 
ESTATUAS.  BRONCES.  ESPECIALIDAD  EN 
ORNAMENTOS,   ALBAS.  ROQUETES. 
ESTANDARTES. 
DECORAMOS  CAPILLAS. 

FABRE  HNOS..  S.  A. 


17 


•  Con  el  Excmo.  Delegado  Apostólico,  Mons.  Luigi  Raimondi  vemos  a  su  Emcia.  el  Cardenal  Garibi.  Legado  Pontificio  al  II  Con- 
greso Mariano  Interamericano,  y  al  Excmo.  Sr.  Arzobispo  Primado  de  esta  Metropolitana  Iglesia,  Dr.  Miranda,  lele  del  Comité 


COMISION  ORGANIZADORA: 

PRESIDENTE:  EXCMO.  REVMO.  SR.  DR.  D.  MIGUEL 
DARIO  MIRANDA.  Arz.  Prim.  de  México  y  Pte. 
del  CELAM. 

Více-Presidentes:  Excmo.  y  Revmo.  Mons.  Dr.  D.  Fran- 
cisco Orozco  Lcn-.elí  Obispo  Aux.  de  México  e 
limo,  y  Revmo.  Mons.  Dr.  D.  Gregorio  Aguilar 
Arcipreste  de  Guadalupe. 

Secretario:  Sr.  Pbro.  D.  Manuel  Jiménez 

Tesorero:  Mons.  Gregorio  Aguilar. 

Pro-Tesorero:  R.  P.  Cesáreo  Remiro,  SS.  CC. 

Programa:  Revmo.  Sr.  Dr.  D.  Alfonso  Toriz  y  Co- 
bián.  Obispo  de  Querétaro  y  Pte.  de  la  Comisión 
Episcopal  Mariana. 

Clero  Sec.  y  Reg.  y  Seminarios:  M.  II.  Sres.  Cangos. 
Lic.  D.  León  Carmona  y  D.  Moisés  Ugalde 

Religiosas:  M  R  P.  José  Alvcrez,  CM.F. 

Seglares:  Sr.  Pbro.  D.  Rafael  Vázquez  Corona,  Asis- 
tente Nal.  de  la  Acción  Católica  Mexicana  y  Sr. 


©  limo.  Mons.  Gregorio  Aguilar,  Tesorero  de  la  Comisión  y 
Arcipreste  de  Guadalupe,  dinámico  y  entusiasta  organizador. 


D.  Manuel  E.  Cal  y  Mayor.  Pte.  Nal.  de  la  mis- 
ma. 

Música:  M.  I.  Sr.  Cango.  D.  Hermilo  Camacho. 
Hospedaje  y  Recepción:  Sr.  D.  Juan  Lainé. 
Propaganda  y  Publicidad:  R  P.  Fr.  Domingo  Guada- 
lupe Díaz  O.F.M. 

Sede  del  Congreso:  BASILICA  DE  GUADALUPE 
Apartado  26798  MEXICO  4-  D.  F.  Tel.  17-31-16 
Secretaría:  Monte  de  Piedad  1-202 
Tel.  21-36-57  México  1,  D.  F. 

Oficina  de  Propaganda:  Morelos  8 
México  14,  D.  F. 

PROGRAMA  DEL  SEGUNDO  CONGRESO  MARIANO 
INTERAMERICANO 

VERSARA  SOBRE  LA  ENCICLICA  "MATER  ET 
MAGISTRA" 

El  Excmo.  y  Rvmo.  Sr.  Dr.  Don  Migue  Darío  Mi- 
randa, Arzobispo  Primado  de  México,  Presidente  del 
CELAM  y  de  la  Comisión  Organizadora  del  Segun- 
do Congreso  Mariano  Interamerrcano.  dió  a  cono- 
cer el  programa  de  dicho  Congreso  a  más  de  dos- 
cientos párrocos  y  sacerdotes  del  clero  diocesano 
y  regular,  asistentes  en  la  catedral  de  México  a 
las  solemnidades  de  Sen  Juan  Bautista  María  Via- 
ney.  Patrón  de  los  párrocos. 

LEGADO  PONTIFICIO 

PROGRAMA 

Es  de  advertirse  aue  el  Congreso  será  presidi- 
do por  un  Legado  Pontificio,  o  representante  personal 
de  S.  Santidad  el  Papa  Juan  XXIII,  cuyo  nombre  se 
anunciará  con  oportunidad  para  gozo  de  América. 
Teniendo  esto  en  cuenta,  he  aquí,  en  resumen,  el 
programa  de  las  importantes  reuniones  hemisféricas. 

DOMINGO  8  DE  OCTUBRE —SOLEMNE  RECEPCION 
DEL  LEGADO  PONTIFICIO  en  la  Insigne  y  Nacional 
Basílica  de  Guadalupe.  Discurso  de  Bienvenida  por 
el  Excmo.  Sr.  Arzobispo  Primado  de  México;  dis- 
curso del  Sr.  Legado  Pontificio  y  ceremonia  de  aper- 
tura del  Congreso. 

LUNES  9  —DIA  DE  LOS  SEMINARIOS  E  INSTITUTOS 
RELIGIOSOS.  A  las  7  horas  Misa  de  Comunión  Ge- 


neral  en  la  Basílica  de  Guadalupe,  con  la  Alocución: 
La  Sma.  Virgen  María  Madre  y  Maestra  de  la  Ver- 
dad, de  la  justicia  y  del  amor.  A  las  10  horas.  Po- 
nencia. —  "La  Encíclica  "Mater  et  Magistra"  — de 
S.  S.  el  Papa  Juan  XXIII —  ruta  para  un  mundo  an- 
gustiado (presentación  dentro  de  su  cuadro  histó- 
rico). A  continuación,  estudio  en  coros.  Clero  Se- 
cular y  Regular:  "Conocimiento  y  enseñanza  de  la 
justicia".  —  Religiosas:  "La  educación  para  la  prác- 
tica de  la  justicia  y  caridad".  Seglares:  "La  Prác- 
tica de  la  justicia  y  la  caridad".  A  las  16  horas,  es- 
tudio de  las  conclusiones.  A  las  19  horas.  Sesión 
Solemne  en  la  Basílica  de  Guadalupe.  Discursos: 
"La  Virgen  María  y  la  dignidad  del  hombre",  "Amé- 
rica, continente  de  la  libertad,  la  justicia  y  el  amor". 

MARTES  10  — DIA  DE  LA  JUVENTUD  CATOLICA.— 
A  las  7  horas.  Misa  de  Comunión  general,  en  la  Ba- 
sílica de  Guadalupe.  Alo-cuc'ón:  "Las  exigencias  de 
la  justicia  y  la  caridad  (Doctrina  de  los  Sumos  Pon- 
tífices de  Leen  XIII  a  Juan  XXIII).  —  A  las  1.9  hs. 
Ponencia:  "El  trabajo  y  la  propiedad  en  un  plano 
de  restauración  social.  "Estudio  en  coros:  Clero  dio- 
cesano y  regular,  "La  agricultura,  sector  deprimido 
(Aspecto  pastoral). — Religiosas,  "La  agricultura  sec- 
tor deprimido  (aspecto  educativo  y  asistencial).  Se- 
glares, "La  agricultura  sector  deprimido  (exigencias 
de  la  justicia  y  caridad). — A  les  16  hs.,  estudio  de 
las  conclusiones. — A  las  19  hs.  Sesión  Solemne  en 
la  Basílica  de  Gpe.:  Discursos,  "La  Sma.  Virgen  y 
los  errores  modernos",  "La  convivencia  de  los  pue- 
blos bajo  el  manto  de  la  Sma.  Virgen. 

MIERCOLES  1 1— DIA  DE  LOS  MATRIMONIOS  CRIS- 
TRIANOS. — A  las  7  horas,  Misa  de  comunión  general 
en  la  Basílica  de  Guadalupe.  Alocución:  "La  familia 
abierta  a  la  justicia  y  al  amor". — 10  hs.  Ponencia 
"El  sub desarrollo  económico".  Estudio  en  coros.  Cle- 
ro Sec.  y  Reg.:  "El  papel  del  clero  frente  al  subdes- 
arrollo".  —  Religiosas:  "Las  religiosas  frente  al  sub- 
desarrollo".  —  Seglares:  "El  hombre  de  América 
frente  al  subdesarrollo"  (insistencia  en  la  práctica 
del  desarrollo  de  la  comunidad)".  A  las  16  hs.,  es- 
tudio de  las  conclusiones.  —  A  las  19.30  horas:  El 
trabajo  cristiano  a  los  pies  de  María:  Magna  Pere- 
grinación al  Tepeyac,  por  todo  el  mundo  del  tra- 
bajo, con  Misa  vespertina  y  comunión  general,  en  el 
Atrio  de  ¡a  Basílica  de  Guadalupe.  Alocución  "La 
socialización  como  ley  de  convivencia".  Consagra- 
ción de  los  trabajadores  a  la  Virgen  María. 

JUEVES  12  —DIA  DE  LOS  NIÑOS — A  las  7  hs.  Misa 
de  comunión  general  en  la  Basílica  de  Guadalupe. 
Alocución:  "La  convivencia  en  la  Verdad,  la  Justi- 
cia y  el  Amor,  en  el  regazo  de  la  Sma.  Virgen  de 
Guadalupe".— A  las  10  hs.,  SOLEMNE  CEREMO- 
NIA DE  CLAUSURA:  Misa  Pontifical  en  la  Basílica 
de  Guadalupe,  durante  cuya  celebración  S.  S.  el 
Papa  Juan  XXIII  se  dignará  dirigir  un  mensaje  a  los 
congresistas.  —  Ceremonia  oficial  de  acción  de  gra- 
cias; bendición  de  las  rosas  guadalupanas  y  magna 
procesión  por  el  Atrio  Monumental. 

Espérase  que  celebren  las  misas  Emmos.  Sres. 
Cardenales.  Al  final  de  cada  distribución  todos  los 
congresistas  entonarán  la  Salve  y  el  himno  oficial 
del  Congreso. 

ADHESION  DE  LA  JERARQUIA  AL  CONGRESO 
MARIANO  INTERAMERICANO 
VENDRAN  NUMEROSOS  PRELADOS 

Los  Prelados  del  Continente  Americano  han  aco- 
gido con  rege-cija  el  anuncio  del  Segundo  Congreso 


Mariano  Interamericano,  que  tendrá  lugar  en  la 
ciudad  de  México  el  próximo  octubre,  y  están  comu- 
nicando que  vendrán  a  participar  en  los  actos. 

El  Emmo.  Sr.  Cardenal  de  Buenos  Aires,  Anto- 
nio Caggiano,  Presidente  de  la  Conferencia  Episco- 
pal Argentina,  e  iniciador  de  los  Congresos  Mariano 
Interamericanos,  presidirá  una  Peregrinación  Nacio- 
nal de  su  país,  y  pasado  el  Congreso,  hará  un  im- 
portante recorrido  por  las  poblaciones  y  los  monu- 
mentos más  notables  de  nuestra  Patria. 

OBISPOS  DE  U.S.A.  Y  CANADA 

De  Estados  Unidos  han  notificado  ya  su  parti- 
cipación los  siguientes  arzobispos  y  obispos:  Leo  Binz, 
de  Dublike;  J.  L.  Condert,  de  Whiterhorse;  Charles 
F.  Buddy,  de  San  Diego  California;  Joseph  T.  McGu- 
quen,  de  Sacramento;  Bryan  Jcseph  AcEntegart,  de 
Brooklyn;  Dermont'O  Flanagan.  de  Junieu,  Alaska; 
Mcns.  Edward  Hunkeler,  de  Kansas  City,  ha  enviado 
su  adhesión. 

De  Canadá  han  mandado  su  adhesión  el  Emmo. 
Sr.  Cardenal  Roy,  de  Quebec;  y  Mons.  Jemes  Michel, 
de  isla  Virginia,  Vancouver.  Lo  mismo  han  hecho 
Mcns.  Francisco  Bekmann,  Arzobispo  de  Panamá; 
Marco  Antonio  García,  de  Nicaragua;  Benjamín  Ba- 
rrera Reyes,  de  El  Salvador,  y  otros  Prelados. 

CONGRESISTAS  DE  MEXICO 

Los  Prelados  mexicanos  muestran  especial  satis- 
facción por  el  acercamiento  del  sagrado  evento  ma- 
ñano; para  citar  algunos  nombres  de  los  que  han 
notificado  su  concurrencia,  anotamos  los  siguientes: 
Mons.  Antonio  Guízar  y  Valencia,  de  Chihuahua; 
Mons.  Manuel  Pío  López,  de  Veracruz;  Mons.  José 
Gabriel  Anaya,  de  Zamora;  también  Mons.  Antonio 
López  Aviña,  de  Zacatecas;  Mons.  Manuel  Martín  del 
Campo,  de  León;  Mons.  Manuel  Talamos,  de  Ciudad 
Juárez;  Mons.  Celestino  Fernández,  de  Huajuapan; 
Mons.  Francisco  Ferreira.  de  la  nueva  Diócesis  de 
Texcoco,  y  otros  Prelados. 

HIMNO  OFICIAL  DEL  II  CONGRESO  MARIANO 
INTERAMERICANO 

En  esta  página  tenemos  la  satisfacción  de  dar 
a  conocer  a  los  lectores  la  letra  del  himno  oficial 
del  II  Congreso  Mariano  Interamericano,  que  ten- 
drá por  sede  El  Tepeyac  del  día  8  al  12  del  pró- 
ximo mes  de  octubre.  Próximamente  se  publicará  la 
música. 

Es  autor  de  la  letra  el  M.  I.  Sr.  Cngo.  Don  Al- 
fonso Castro  Pallares,  y  de  la  música  el  Sr.  Prof. 
José  Luis  Torres  Lemus. 

CORO 

DIOS  TE  SALVE  ¡SEÑORA  Y  CAPITANA! 
¡AURORA  SOBERANA,  LUCERO  DE  LA  PAZ! 
EN  ESTA  DURA  NOCHE  DE  SOMBRAS  Y  LO- 

(CURA 

EXTIENDE  TU  TERNURA  AL  MISERO  MORTAL 

1.  — Florece  tus  milagros.  Señora  de  la  vida; 
que  tus  lirios  florezcan  en  la  gracia  de  Dios; 
haz  florecer  las  almas,  sea  la  maldad  vencida 
al  peso  de  tus  plantas  sobre  el  fiero  dragón. 

2.  — Del  santo  hogar,  morada  de  los  castos  amores, 
tu  mirada  no  apartes,  no  retires  tu  amor; 

da  valor  a  la  lucha,  'consuelo  en  los  dolores, 
perdona  las  miserias,  pues  eres  Corazón. 


19 


3.  — Pon  en  los  pechos  niños  la  luz  de  la  esperanza, 
etn  los  jóvenes  vuelca  el  don  de  la  verdad; 

para  el  naufragio  cierto,  tu  puerto  de  bonanza, 
para  el  vértigo  inmenso,  el  haz  de  tu  piedad. 

4.  — No  queremos  más  hambre  ni  queremos  más  gue- 

(rra, 

que  ame  el  hombre  a  su  hermano,  oh  Virgen  celes- 
tial 

defiende  a  tus  pequeños,  y  que  cubra  la  tierra 
un  reino  de  justicia,  de  paz  y  caridad. 

PREPARATIVOS  PARA  EL  II  CONGRESO 
MARIANO  INTERAMERICANO 

YA  SE  HA  INVITADO  A  LOS  PRELADOS 
DEL  CONTINENTE 

Muy  adelantados  se  encuentran  los  preparativos  del 
II  CONGRESO  MARIANO  INTERAMERICANO 
que,  Dios  mediante,  tendrá  lugar  en  la  ciudad  de  Mé- 
xico del  día  8  al  12  del  próximo  mes  de  octubre;  la  Co- 
misión Organizadora  General  y  sus  Comisiones  particu- 
lares sesionan  con  intensidad  creciente  a  fin  de  proveer 
todas  las  cosas  necesarias  para  el  desenvolvimiento  del 
magno  programa  en  que  participarán  congresistas  pro- 
venientes de  todos  los  países  de  nuestro  hemisferio. 

INVITACION  A  LA  JERARQUIA 

El  Excmo.  y  Rvmo.  Sr.  Dr.  Don  Miguel  Darío  Mi- 
randa, Arzobispo  Primado  de  México,  Presidente  del 
Consejo  Episcopal  Latino  Americano  (CELAM)  y  de  la 
Comisión  Organizadora  General  del  citado  Congreso, 
ha  dirigido  con  fecha  del  15  del  pasado  una  invita- 
ción escrita  a  los  Eminentísimos  señores  Cardenales,  Ex- 
celentísimos señores  Arzobispos,  Obipos  y  demás  digni- 
dades de  la  Jerarquía  del  nuevo  mundo,  para  que  con- 
curran con  sus  delegaciones  a  los  actos. 

A  continuación  se  reproduce  la  parte  central  del 
texto  del  documento  enviado  a  los  señores  Cardenales, 
que  en  sustancia  es  igual  al  enviado  a  los  otros  prelados. 

.J 

"Eminencia  Reverendísima:  Nuestro  Santísimo  Va' 
dre  su  Santidad  ]uan  XXÍ//,  gloriosamente  reinante,  se 
ha  dignado  conceder  el  que,  con  ocasión  del  Quincua- 
gésimo Aniversario  del  Patronato  de  la  Virgen  de  Gua- 
dalupe  sobre  la  América  Latina,  se  celebre  en  esta  ciu- 
dad  de  México,  del  8  al  12  del  próximo  mes  de  octu- 
bre el  Segundo  Congreso  Mariano  Interamericano. 

Este  acontecimiento  de  gran  trascendencia  para  el 
bien  espiritual  de  todo  el  Continente  Americano  está 
llamado  a  ser  una  fuente  de  incalculable  bien  para  to- 
cias nuestras  Naciones. 

Deseosos  de  que  con  esta  ocasión  podamos  tener 
el  honor  de  contar  con  la  presencia  de  Vuestra  Emú 
nencia  Reverendísima,  nos  es  sumamente  grato,  a  nom- 
bre de  nuestros  venerables  hermanos  en  el  Episcopado 
de  México,  invitar  de  la  manera  más  atenta,  a  V.  Emi- 
nencia Revma,  a  participar  en  este  Congreso. 

Al  enviar  a  V.  Emncia.  Rvma.  esta  invitación,  an- 
helamos vivamente  hacerla  extensiva  al  Venerable  Cle- 
ro y  fieles  de  vuestra  grey  . .  .  +  Migue/  Darío  Miranda, 
Arz.  Primado  de  México. — Pbro.  Manuel  Jiménez,  Se- 
cretario". 

II  CONGRESO  MARIANO  INTERAMERICANO 

Nuestro  próximo  Congreso  Mariano  Interamerica- 
no, segundo  en  su  número  de  la  serie  de  esta  clase  de 
Congresos,  la  que  se  inició  hace  algún  tiempo  en  Bue- 


nos Aires,  Argentina,  hará  uso  oficial  de  las  siguientes 
lenguas:  francés,  inglés,  portugués  y  castellano,  de  acuer- 
do con  las  naciones  que  las  hablan  y  participarán  en 
i  as  distribuciones,  a  saber:  Canadá,  Estados  Unidos, 
Brasil  y  los  países  de  habla  castellana. 

EL  TEPEYAC,  SEDE  DEL  CONGRESO 

La  sede  del  Congreso  será  El  Tepeyac,  para  desarro- 
par el  programa  a  los  piés  de  María  Santísima  de  Gua- 
dalupe en  la  gloriosa  fecha  cincuentenaria  de  su  Patro- 
nato sobre  América  Latina,  a  fin  de  implorar  para  to- 
do el  hemisferio  las  ternuras  de  su  Maternidad  Espiri- 
:ual.  El  tema  del  Congreso  será  "NUESTROS  DEBE- 
RES FRATERNALES  A  LA  LUZ  DE  LA  MATERNI- 
DAD ESPIRITUAL  DE  MARIA";  el  lema:  "OMNES 
VOS  FRATRES  ESTIS".  (Mat.  23,  8). 

SECRETARIA  GENERAL 

La  Comisión  Organizadora  General  tiene  confiadas 
sus  actividades  a  diversas  Comisiones  particulares,  como 
son  las  del  Clero,  Religiosos  y  Seminaristas,,  Religiosas, 
Seglares,  Recepción  y  Hospedaje,  Música,  Festejos,  Pro- 
paganda y  Publicidad,  y  otros  aspectos. 

Estas  variadas  ramas  de  trabajo  se  coordinan  en  la 
Secretaría  General,  instalada  al  costado  de  la  Santa  Igle- 
sia Catedral  de  México,  al  cargo  del  Secretario  General 
de  la  Comisión,  Sr.  Pbro.  Don  Manuel  Jiménez,  con  esta 
dirección:  Monte  de  Piedad  1,  Dep.  202.  México  1,  D. 
F..— MEXICO.  Teléfono  21-36-57. 

PROPAGANDA  Y  PUBLICIDAD 

La  Comisión  de  Propaganda  y  Publicidad,  de  la 
que  es  Presidente  el  R.  P.  Fr.  Domingo  Guadalupe  Díaz, 
OFM,  funciona  al  costado  de  la  Insigne  y  Nacional  Ba- 
slica  de  Guadalupe,  calle  Morelos  8,  México  14,  D.  F., 
y  en  conexión  con  todas  las  Comisiones  Particulares, 
difunde  las  informaciones  y  el  material  del  Congreso. 
Precisamente  este  BOLETIN  DE  PRENSA  No.  1  pro- 
cede de  dicha  oficina,  y  en  breve  propagará  en  los  nú- 
meros siguientes  el  Programa  oficial,  la  información  de 
las  Comisiones  y  otros  datos. 

ORACION 

A  NUESTRA  SRA.  DE  GUADALUPE  POR  LA 
FE  DE  AMERICA 

Inmaculada  Vjirgen  yMaría  cíe  Guadalupe,  Celes- 
tial Misionera  del  Nuevo  Mundo,  que  con  tu  dulce  en- 
canto atraes  y  arrebatas  los  corazones  de  nuestros  pue- 
blos, ya  que  desde  tu  Santuario  del  Tepeyac  — monu- 
mento de  piedad  de  toda  la  América  hacia  la  Madre 
cíe  Dios —  has  sido,  durante  más  de  cuatro  siglos,  Madre 
-y  Maestra  de  nuestros  pueblos  en  la  fe,  dígnate  ser  tam- 
bién su  amparo,  defensa  y  baluarte.  Protege  y  salva,  oh 
Inmaculada  María,  a  nuestras  Repúblicas,  a  sus  Gober- 
nantes y  a  tocios  los  pueblos  de  nuestro  Continente.  Vir- 
gen de  Guadalupe,  Reina  y  Madre  nuestra,  haz  que 
marchen  siempre  por  el  camino  del  deber  y  del  engran- 
decimeinto  moral  y  material,  para  que,  unidos  espiri- 
tualmente,  se  realice  en  cada  uno  de  ellos  el  sublime 
ideal  del  progreso  cristiano,  el  reinado  social  del  Co- 
razón Divino  de  Jesucristo,  tu  Hijo  amantísimo,  único 
verdadero  Dueño  de  todas  las  naciones. 

(Con  autorización  eclesiástica). 

¡SALVE    MADRE    DE  AMERICA! 


20 


BASILICA  DE  GUADALUPE  EN  EL  SALVADOR 


La  Sra.  Dña.  Eva  Sámano  de  López  Mateos,  asistiendo  a  Misa  en  el  Santuario  de  Ntia.  Señora  de  Guadalupe  de  San  Salvador. 


NUEVA  MANIFESTACION  DE  GUADALUPANISMO 
DE  S.  S.  EL  PAPA  JUAN  XXIII 

El  domingo  28  de  mayo  de  este  año,  1961,  y 
con  gran  solemnidad  fue  dada  a  conocer  en  el  San- 
tuario de  Ntra.  Señora  de  Guadalupe  de  La  Cei- 
ba, en  San  Salvador,  Rep.  de  El  Salvador,  la  Bula 
de  S.  S.  Juan  XXIII  por  medio  de  la  cual  fue  eleva- 
do a  la  categoría  de  dignidad  de  Basílica  menor, 
dicho  Santuario. 

La  Bula  de  referencia  fue  promulgada  el  25 
de  julio  de  1960,  suscribiéndola  el  recientemente 
fallecido  Cardenal  Tardini,  que  fuera  Secretario  de 
Estado  de  S.  S.  Juan  XXIII,  y  dice  así: 

•  DECRETO  PONTIHCIO 
JUAN  PAPA  VIGESIMO  TERCERO 

Para  perpetua  memoria 

La  Virgen  Guadaiupana  tiene  como  gloriosa 
sede  en  la  Arquidiócesis  de  San  Salvador.  América 
Central,  un  santuario  en  el  lugar  llamado  comun- 
mente "La  Ceiba  de  Guadalupe". 

Santuario,  que  situado  en  uno  de  los  extremos 
de  la  ciudad  de  San  Salvador  es  atracción  por  te- 
ner una  imagen  de  la  Bienaventurada  Virgen  de 
Guadalupe,  colocada  allí  y  coronada  solemnemen- 
te por  concesión  pontificia  con  preciosa  corona  de 
oro  en  el  año  de  mil  novecientos  cincuenta  y  tres. 
Santuario  que  es  además  insigne  e  ilustre  templo 
por  la  grandeza  de  sus  proporciones  y  la  riaueza 
de  ornamentación,  especialmente  por  sus  valiosos 
mármoles.  Súmese  a  lo  dicho,  el  estar  contigua  la 
casa  de  los  religiosos  de  la  Orden  Somasca,  quie- 
nes en  número  suficiente  para  atender  el  servicio 
divino  del  Santuario  desempeñan  con  todo  decoro 
los  oficios  sagrados. 

Poseyendo,  pues,  este  santuario  por  varios  tí- 
tulos rango  tan  distinguido,  nuestro  venerable  Her- 
mano Mario  Casariego.  Obispo  Titular  do  Paden- 


ciana.  Auxiliar  del  Arzobispado  de  Guatemala  y 
Vice-provincial  de  los  Padres  Somascos  en  Améri- 
ca, juntamente  con  sus  hermanos  religiosos  de  la 
Orden  Somasca,  presentó  ante  Nos  la  súplica  de 
que  distinguiésemos  dicho  Santuario,  templo  con 
justa  razón  enaltecido,  con  el  título  y  derechos  de 
Basílica  Menor. 

Deseos  que,  formulados  también  en  nombre  de 
los  fieles  todos  de  la  entera  Provincia  Eclesiástica 
de  El  Salvador  y  amparados  por  la  recomendación 
del  Venerable  Hermano  Luis  Chávez  y  González. 
Arzobispo  de  San  Salvador.  América  Latina,  con  su- 
mo agrado  hemos  decretado  satisfacer.  Y  por  con- 
siguiente Nos,  después  de  oír  el  parecer  de  la  Sa- 
grada Congregación  de  Ritos,  con  pleno  reconoci- 
miento y  ponderada  deliberación  nuestra,  y  en  uso 
pleno  de  nuestra  autoridad  apostólica,  en  virtud 
de  las  presentes  letras  elevamos  a  perpetuidad  el 
Santuario  de  la  Bienaventurada  Virgen  de  Guada- 
lupe, situado  en  el  lugar  llamado  comunmente  "La 
Ceiba  de  Guadalupe"  de  la  ciudad  de  San  Salva- 
dor, a  la  categoría  y  dignidad  de  Basílica  Menor, 
con  todos  los  derechos  y  privilegios  que  a  los  tem- 
plos distinguidos  con  tal  título  corresponden  según 
derecho.  Esto  decretamos  y  disponemos  declaran- 
do que  las  presentes  letras  deben  subsistir  y  per- 
manecer siempre  firmes,  válidas  y  eficaces;  que  de- 
ben lograr  y  obtener  plenos  e  íntegros  efectos,  fa- 
vorecedor con  plenitud  en  el  presente  y  en  el  fu- 
turo a  quienes  afecten  o  puedan  afectar;  que  así 
según  costumbre  se  juzgue  y  se  declare;  y  eme  des- 
de el  presente  pierda  todo  valor  y  se  considere  va- 
na cualquier  disposición  en  contrario,  si  acaso  acon- 
teciere que  persona  o  autoridad  alguna,  a  sabien- 
das o  por  ignorancia,  atóntase  algo  contra  las  mis- 
mas. 

Dado  en  Roma,  junto  a  la  tumba  de  San  Pe- 
dro, bajo  el  anillo  del  pescador,  el  día  veinticinco 
de  julio  de  mil  novecientos  sesenta,  año  segundo 
de  nuestro  pontificado. 

Domingo  Cardenal  Tardini. 
Secretario  de  Estado. 


V 


MISA  EN  RITO  BIZANTINO  CATOLICO 


•    A  lo  izq.  el  limo.  Mcns.  Aguilar  acompaña  al  Excmo.  Arzobispo  de  Zahale  y  Furzol,  Dr.  Eutimios  Youakim  hacia  el  Presbiteiio. 


LA  CELEBRO  EN  LA  BASILICA  EL  EXCMO. 
MONS.  EFTIMIOS  YOUAKIM,  ARZ. 
DE  ZAHLE 

El  día  21  del  próximo  pasado  mes  de  julio, 
hizo  una  visita  a  la  I.  y  N.  Basílica  de  Ntra.  Se- 
ñora de  Guadalupe  y  celebró  una  Misa  en  rito 
bizantino  católico,  en  el  altar  mayor,  el  Excmo. 
Mons.  Dr.  D.  Eftimios  Youakim,  Arzobispo  re- 
sidencial de  Zahle  y  Furzol,  de  la  Iglesia  Cató- 
lica de  Damasco,  en  el  Líbano. 

Monseñor  Youakim,  de  los  Basilianos  de  la 
Congregación  del  Santísimo  Salvador,  nació  en 
Oaytuleh,  Sidonia,  el  1  5  de  junio  de  1  886,  y  he- 
chos sus  estudios  eclesiásticos  fue  ordenado  el  25 
de  marzo  de  1912. 

El  distinguido  prelado  fue  atendido  por  el 
limo,  y  Rvmo.  Mons.  Dr.  D.  Gregorio  Acuitar, 
y  se  mostró  muy  complacido  por  haber  oficiado 
en  su  rito  ante  el  altar  de  la  Reina  de  México  y 
Emperatriz  de  América,  Santa  María  de  Guada- 


•  Oficiando  en  el  citar  mayor  de  la  Basílica,  en  honor 
de  la  celestial  Patrona  de  México,  vemos  al  Excmo.  Mons. 
Youakirr.,    revestido    de    acuerdo    con    su    rito  sirobizantino. 


•  Mons.  Ycunkim  conversa  con  Mcns.  Aguilar  en  el  atrio 
de  la  Basílica,  acompañados  por  un  presbítero  líbanés. 

Días  después,  el  26  del  mismo  julio  último, 
ofició  una  Misa  Pontifical  en  el  mismo  rito  en  la 
Catedral  de  México,  y  el  27  ofreció  el  Santo  Sa- 
crificio en  la  Iglesia  de  Nuestra  Señora  de  Bal- 
vanera. 

El  Excmo.  Sr.  Arzobispo  Primado  de  Mé- 
xico, Dr.  D.  Miguel  Darío  Miranda,  quien  recibió 
a  Mons.  Youakim  a  su  llegada  a  México,  lo  hizo 
objeto  de  solícitas  distinciones  durante  su  estan- 
cia en  esta  capital.  También  la  colonia  libanesa 
le  rindió  respetuoso  homenaje. 


El  rito  siro-bizantino,  más  conocido  por  rito 
griego,  es  el  más  difundido  después  de  nuestro 
romano.  Como  se  sabe,  rito  es  la  manera  de  ce- 
lebrar una  ceremonia  religiosa,  y  equivale  a  rú- 
brica o  liturgia.  El  rito  bizantino,  con  el  caldeo, 
armenio,  etc.,  tiene  un  gran  valor  dogmático,  y 
afirma  todas  las  verdades  católicas,  como  la  In- 
maculada Concepción  de  la  Virgen  María,  el 
Primado  del  Papa,  el  Purgatorio,  etc. 


El  formulario  principial  de  dicho  rito  es  de 
San  Juan  Crisóstomo,  y  consta  de  tres  partes, 
siendo  la  primera  la  "proscomidia"  o  aportación. 
Según  ese  formulario,  en  la  Misa  el  oficiante  to- 
ma el  pan,  y  con  un  cuchillo  en  forma  de  lanza 
lo  corta  y  coloca  robre  la  patena.  En  seguida  echa 
unas  gotas  de  agua  en  el  cáliz,  para  proseguir  con 
la  liturgia  de  los  fieles  u  oblación  de  los  santos 
Dones. 

Sigue  la  consagración,  la  conmemoración  de 
todos  los  miembros  de  la  Iglesia,  la  preparación 


O  Otro  interesante  aspecto  del  oficio  ritual  bizantino  en 
que  celebró  su  Misa  el  Jefe  de  la  Iglesia  mencionada. 

pora  la  Comunión,  la  distribución  de  la  Eucaris- 
tía, la  acción  de  gracias  y  la  bendición. 

El  otro  formulario  corresponde  a  San  Gre- 
gorio Magno  y  es  muy  diferente  del  anterior, 
aunque  ambos  son  muy  solemnes,  y  su  esplen- 
dor es  notable. 


COMBATA 
EL  DOLOR!... 


SI  ES  BAYER ...  ES  BUENO  ! 


re  A  SU  MEDICO 


23 


"MADRE  Y  MAESTRA",  ENCICLICA  DE  JUAN  XXIII 


CIUDAÜ  DEL  VATICANO,  julio  14 
(NC). — En  una  encíclica  llamada  a  te- 
ner incisivas  proyecciones  morales  en 
el  mundo  social  y  económico  de  nues- 
tros días,  Su  Santidad  el  Papa  Juan 
XXIII  ha  elevado  al  plano  internacio- 
nal los  principios  de  la  justicia  social 
que  sus  predecesores  aplicaron  a  las 
sociedades  pasadas. 

El  Papa  Juan  acaba  de  promulgar  la 
quinta  encíclica  de  su  pontificado,  esta 
vez  sobre  los  urgentes  problemas  que 
afectan  tanto  a  las  naciones  industria- 
lizadas como  a  las  que  llevan  un  desa- 
rrollo lento. 

"Cuatro  grandes  problemas  afronta 
el  hombre  moderno,  que  deben  resolver- 
se en  términos  de  verdad,  justicia  y 
amor: 

'El  bajo  nivel  de  la  agricultura  en  un 
mundo  cuya  industrializaticn  y  tedíalo 
gía  aumenta  considerablemente. 

"Las  enormes  diferencias  entre  los 
pueblos  sin  desarrollar  y  las  naciones 
técnicamente  avanzadas. 

"El  aumento  de  la  población,  y  el  de- 
sequilibrio con  el  desarrollo  económico. 

"La  falta  de  confianza  mutua  que  hoy 
reina  entre  las  naciones". 

Su  Santidad  revela  incluso  los  moti- 
vos que  le  impulsaron  a  escribir  este 
documento  exhaustivo: 

"Comprendemos  que  es  nuestro  deber 
mantener  viva  la  antorcha  que  prendie- 
ran nuestros  grandes  predecesores,  y  ex- 
hortar a  todos  los  hombres  a  buscar  en 
ella  la  inspiración  y  guía  en  sus  esfuer- 
zos por  encontrar  una  solución  a  los 
problemas  sociales,  mejor  adaptada  a 
nuestros  tiempos". 

El  documento  conmemora  en  efecto 
el  septuagésimo  quinto  aniversario  de 
la  promulgación  de  la  célebre  encíclica 
de  León  XIII  'Rerum  Novarum"  sobre 
la  cuestión  social  de  su  t>eir>po,  que  el 
actual  k'apa  evoca  con  vivida  descrip- 
ción para  aplicarla  a  las  condiciones  mo- 
dernas. 

La  nueva  encíclica  comprende  cuatro 
partes: 

La  primera  parte  trata  de  las  ense- 
ñanzas i'undamentales  de  la  Rerum  No- 
varum y  de  los  documentos  similares 
que  de  tiempo  en  tiempo  publicaron  los 
sucesoics  de  León  XIII,  como  Pío  XI 
(Quadragésimo  Anno)  y  Pío  XII. 

La  segunda  constituye  un  tratado  y 
una  ampliación  de  las  doctrinas  senta- 
das por  León  XIII. 

La  tercera  parte  explica  en  detalle 
el  desai rollo  de  los  cuatro  grandes  ma- 
yores p.oblemas  que  requieren  la  aten- 
ción dti  los  hombres  hoy,  y  de  seguido 
aplica  la  doctrina  de  la  Iglesia. 

La  cuarta  abarca,  finalmente,  la  re- 
construcción del  orden  social  y  las  re- 
laciones entre  los  diversos  componentes 
de  la  sociedad,  sobre  los  fundamentos 
de  la  vordad,  la  justicia  y  el  amor. 

De  eote  modo,  Juan  XXIII  reafirma, 
por  ejeiíiplo,  el  derecho  a  la  propiedad 
privada,  pero  advierte  contra  los  males 
del  individualismo  egoísta;  señala  los 
peligros  de  la  intromisión  excesiva  del 
Estado  en  la  vida  social  y  económica 
de  una  nación,  al  paso  que  recuerda  que 
los  poüores  públicos  no  pueden  cruzar- 
se de  brazos  cuando  se  trata  de  promo- 
ver el  bien  común  de  la  sociedad. 

El  Papa  da  un  mayor  significado  al 
fenómeno  que  él  llama  de  "socializa- 
ción",  que  define  cómo  la  multiplica- 


•  Como  un  paternal  y  pastoral  llamado 
a  el  amor  y  a  la  justicia  social  se  juzga  a 
la  Encíclica  "Madre  y  Maestra"  del  Papa. 

ción  progresiva  de  las  relaciones  en  la 
sociedu.il,  con  diferentes  formas  de  vida 
y  actividad,  y  del  institucionalismo  ju- 
rídico. 

El  nacimiento  dice  que  si  bien  la  so- 
cialización trae  consigo  muchas  venta- 
jas, n«  reduce  necesariamente  a  los  hom- 
bres u  simples  autómatas  siempre  que 
se  la  considere  como  creación  del  hom- 
bre para  sus  fines  superiores,  y  no  al 
revés,  como  un  determinismo  activo  que 
maneja  a  los  seres  humanos. 

Pa>a  la  socialización  pueden  aplicar- 
se estas  consideraciones  de  la  encíclica: 

"Se  requiere,  por  lo  tanto,  una  sana 
visión  del  bien  común  presente  y  ope- 
rativo, en  los  hombres  investidos  de  la 
autoridad  pública,  una  visión  de  las  con- 
diciones sociales  que  no  sólo  permitan 
sino  que  favorezcan  el  desarrollo  de  la 
persona  humana". 

"Consideramos  necesario  que  las  or- 
ganizaciones intermediarias  (entre  los 
individuos  y  el  Estado)  y  las  numerosas 
empresas  en  las  cuales  la  socialización 
tiende  a  encontrar  su  expresión  y  ac- 
tividad, disfruten  de  una  autonomía 
efectiva  respecto  a  las  autoridades  pú- 
blicas... en  colaboración  leal,  subordi- 
nada al  bien  común". 

"La  remuneración  del  trabajo  — dice 
en  otro  aparte —  no  puede  dejarse  a  la 
libre  ley  del  mercado.  .  .  ni  tampoco 
puede  fijarse  arbitrariamente;  antes 
bien,  debe  determinarse  de  acuerdo  con 
la  justicia  y  la  equidad". 

"Sentimos  en  nuestro  corazón  — dice 
el  Papa  Juan  después — ,  la  profunda 
tristeza  de  contemplar  el  espectáculo 
doloroso  del  gran  número  de  trabaja- 
dores que  en  muchos  países  y  aún  con- 
tinentes enteros,  están  sujetos  a  sala- 
rios que  les  condenan  a  ellos  y  a  sus 
familias,  a  condiciones  de  vida  in- 
frahumanas". 

Agrega  el  Papa  que  en  algunas  re- 
giones esta  situación  puede  deberse  al 
poco  desarrollo  de  la  industria  y  de  las 
consiguientes  oportunidades  de  trabajo. 

Pero  añade:  "En  algunos  países,  sin 
embargo,  se  da  en  duro  y  ofensivo  con- 
traste ante  la  necesidad  de  la  mayoría, 


la  abundancia  y  el  lujo  desatado  de  unos 
pocos  privilegiados;  en  otras  naciones, 
la  actual  generación  sufre  inhumanas 
privaciones  para  aumentar  el  tesoro  na- 
cional más  allá  de  lo  permitido  por  la 
justicia  y  la  consideración  del  hombre; 
y  finalmente,  en  muchos  otros  países 
buena  parte  de  la  renta  nacional  se  des- 
tina a  edificar  o  ampliar  un  mal  enten- 
dido prestigio,  o  enormes  sumas  son 
gastadas  en  armamentos". 

Al  referirse  a  la  Rerum  Novarum,  el 
documento  que  demostró  al  mundo  que 
la  Iglesia  no  se  contenta  "con  predicar 
resignación  a  los  pobres",  Su  Santidad 
enumera  estas  reivindicaciones  básicas: 

El  traba/o  del  hombre  no  puede  con- 
siderarse una  simple  mercancía. 

El  Estado  no  puede  mostrarse  indife- 
rente al  mundo  económico. 

Los  obreros  tienen  derecho  a  organi- 
zarse para  defender  sus  legítimos  de- 
rechos. 

Luego  recuerda  que  la  Quadragésimo 
Anno  fue  necesaria  para  disipar  las  mu- 
chas dudas  que  habían  surgido  con  res- 
pecto a  la  propiedad  privada,  el  siste- 
ma de  salarios,  y  la  actitud  que  los  ca- 
tólicos debían  tomar  hacia  el  socialis- 
mo. 

Pío  XI,  dice  ahora  su  digno  sucesor, 
demostró  que  el  comunismo  y  el  cris- 
tianismo son  fundamentalmente  opues- 
tos el  socialismo  es  incompatible  con  el 
cristianismo  en  cuanto  persigue  el  su- 
premo objetivo  de  la  producción,  en  de- 
trimento de  la  libertad  de  la  persona 
humana. 

Luego  evoca  cómo  Pío  XII  recordó  en 
1911  que  el  trabajo  es  a  la  vez  deber  y 
derecho  de  todo  ser  humano. 

Al  tratar  de  los  grandes  problemas 
contemporáneos.  Su  Santidad  señaló 
"las  proporciones  masivas"  que  en  mu- 
chos países  ha  alcanzado  la  migración 
campesina  a  las  ciudades,  debido  a  la 
depresión  por  que  atraviesa  la  agricul- 
tura. 

El  Papa  urge  a  que  en  las  zonas  ru- 
rales se  mantengan  los  servicios  esen- 
ciales para  un  desarrollo  adecuado  de 
la  población,  que  debiera  disfrutar  los 
beneficios  similares  que  tiene  la  de  la 
ciudad,  incluyendo  el  seguro  social. 

Al  referirse  a  las  relaciones  entre  los 
países  económicamente  avanzados  y 
aquéllos  que  se  encuentran  en  lento 
proceso  de  desarrollo,  Juan  XXIII  de- 
claró quie  "este  constituye  quizás  el 
problema  más  difícil  del  mundo  moder- 
no". 

"Aquella  solidaridad  que  obliga  y  ata- 
a  los  hombres  todos  y  les  hace  miem- 
bros de  la  misma  familia,  impone  a  las 
comunidades  políticas  que  gozan  de  una 
abundancia  material  de  bienes,  el  deber 
de  preocuparse  por  aquellas  otras  co- 
munidades políticas  cuyos  ciudadanos 
sufren  pobreza,  miseria  y  hambres,  gen- 
tes a  quienes  faltan  los  derechos  ele- 
mentales incluso  de  la  persona  huma- 
na". 

Hay  naciones  ricas,  agregó  después, 
que  producen  bienes  de  consumo  y  ali- 
mentos vn  exceso,  al  paso  que  en  otras 
naciones  la  mayoría  de  la  población  pa- 
sa hambres  y  carece  de  lo  necesario  pa- 
ra vivir  decentemente. 

La  justicia  y  la  humanidad  exigen  que 
los  países  ricos  acudan  en  ayuda  de  los 
pobres.  Destruir  o  desperdiciar  los  ali- 
mentos y   la*  cosas  que  otros  pueblos 


24 


necesitan  vitalmente  "es  ofender  a  la 
justicia  y  a  la  humanidad". 

La  destrucción  de  los  excesos  de  ali- 
mentoa  no  puede  excusarse  diciendo  que 
lo  requieren  razones  económicas.  Y  la 
ayuda  de  emergencia  tampoco  es  sufi- 
ciente  para  eliminar  ni  reducir  las  cau- 
sas de  la  miseria  permanente  de  otros 
pueblos. 

Lo  que  hace  falta,  ante  todo,  es  la 
cooperación  técnica  y  económica  de  par- 
te de  las  naciones  adelantadas;  pero  ur- 
ge igualmente  evitar  los  errores  del  pa- 
sado. 

"Cuando  las  comunidades  políticas 
avanzadas  prestan  su  ayuda,  deben  re- 
conocer y  respetar  la  individualidad  (de 
las  naciones  ayudadas)  y  vencer  las  ten- 
taciones de  imponerse  por  medio  de  es- 
tas obras  sobre  las  comunidades  más 
débiles". 

"Hay  incluso  una  tentación  mayor  de 
los  países  avanzados,  cual  es  la  de  sa- 
car ganancias  de  su  cooperación  técni- 
ca y  financiera,  al  punto  incluso  de  in- 
fluir la  situación  política  de  los  países 
menos  desarrollados  con  vistas  a  lograr 
sus  planes  de  dominio  mundial". 


"Si  esto  ocurre,  debe  declararse  ex- 
plícitamente que  esta  es  una  nueva  for- 
ma de  colonialismo,  que  aunque  aparez- 
ca hábilmente  disfrazada,  no  quita  que 
sea  tan  reprochable  como  el  viejo  colo- 
nismo que  ha  sacudido  muchos  pue- 
blos; y  esta  nueva  forma  constituye  un 
peligro  y  una  amenaza  a  la  paz  mun- 
dial". 

Al  referirse  a  la  llamada  "explosión 
de  la  población",  hace  notar  Su  Santi- 
dad que  los  medios  modernos  que  pro- 
longan la  vida  y  retardan  la  muerte 
han  provocado  ciertamente  un  aumento 
sin  precedentes;  pero  refuta  la  idea  de 
que  el  nivel  de  vida  de  las  poblaciones 
deba  descender  por  eso. 

"La  real  solución  al  problema  no  des- 
cansa en  el  control  de  la  natalidad  ni 
en  su  prevención,  que  ofenden  al  orden 
moral  establecido  por  Dios,  sino  en  un 
esfuerzo  renovado  de  la  ciencia  y  la 
técnica  de  parte  del  hombre  para  pro- 
fundizar y  extender  su  dominio  sobre 
la  naturaleza". 

El  Papa  se  extiende  sobre  este  tema 
con  otras  consideraciones  para  señalar 


con  tristeza  "una  de  las  contradiccio- 
nes más  inquietantes"  de  la  época. 

"Por  una  parte  surgen  constantemen- 
te cuadros  desoladores  de  miseria  que 
requieren  enormes  esfuerzos  de  socorro, 
y  aún  ai  nos  persiguen  los  espectros  de 
la  miseria  y  el  hambre;  por  otra,  se 
usan  los  descubrimientos  científicos,  las 
invenciones  técnicas  y  las  reservas  eco- 
nómicas para  crear  terribles  instrumen- 
tos de  ruina  y  muerte". 

Finalmente  el  Papa  se  refiere  al  pro- 
blema de  la  cooperación  en  un  mundo 
que  hoy  presenta  dimensiones  suprana- 
cionales,  de  donde  "son  tan  necesarios 
la  comprensión  y  la  colaboración"  entre 
los  pueblos.  Con  todo,  pareciera  que  los 
hombres  encargados  de  las  mayores  res- 
ponsabilidades, no  pueden  comprenderse 
unos  a  otros. 

"La  raíz  de  esa  incomprensión  no  es- 
tá en  razones  científicas,  técnicas  o 
económicas,  sino  en  »la  ausencia  de  con- 
fianza mutua",  observa  Su  Santidad. 
"No  todos  los  hombres  reconocen  el  or- 
den moral  — trascendente,  universal, 
absoluto — ,  que  nos  ata  a  todos  por 
igual;  no  pueden,  pues,  entenderse  a  la 
luz  de  la  misma  ley  de  justicia". 


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25 


S.  S.  JUAN  XXIII  ANUNCIO  CONMOVIDO  LA 
MUERTE  DE  SU  SECRETARIO  DE  ESTADO 


•  Su  Emcia.  el  desaparecido  Cardenal  Doménico  Tardini. 
que  fuera  Secretario  de  Estado  de  S.  S.  luán  XXHI,  quien 
sintió  profundamente  el  fallecimiento  de  su  gran  amigo. 

Ciudad  del  Vaticano,  agosto  2  (NO. — Su  San- 
tidad el  Papa  Juan  XXIII  anunció  emocionado  la 
muerte  de  su  colaborador  "más  allegado  y  eficaz", 
el  Secretario  de  Estado  cardenal  Domenico  Tardini. 

A  mediodía  del  30  de  julio  el  Padre  Santo,  des- 
pués de  rezar  el  Angelus  desde  la  ventana  de  su 
biblioteca  privada,  habló  brevemente  a  los  fieles 
congregados  en  la  plaza  de  San  Pedro. 

"Queridos  hijos:  Muy  de  madrugada  el  ángel 
de  la  muerte  visitó  el  palacio  apostólico  y  se  lle- 
vó consigo  al  cardenal  Secretario  de  Estado,  Nues- 
tro colaborador  más  allegado  y  eficaz  en  la  admi- 
nistración de  la  Iglesia". 

El  Papa  expresó  su  profundo  dolor  y  pidió  a 
los  fieles  que  rezaran  con  él  por  el  cardenal,  en  la 
confianza  de  que  Dios  le  haya  otorgado  la  recom- 
pensa eterna,  pues  creemos  que  en  el  Cielo,  con 
los  ángeles  y  los  santos,  ruega  ya  por  todos  noso- 
tros y  por  la  Iglesia". 

Su  Santidad  rezó  el  "De  Profundis"  y  la  ple- 
garia especial  "en  sufragio  de  un  cardenal  presbí- 
tero". 

La  misa  de  réquiem  por  el  cardenal  Tardini 
se  celebró  en  la  basílica  de  San  Pedro  el  2  de  agos- 
to, presidida  por  el  Papa  y  oficiada  por  el  Secre- 
tario para  asuntos  eclesiásticos  extraordinarios, 
Mons.  Antonio  Samoré. 

El  cardenal  Tardini  era  archipreste  de  la  basí- 
lica de  San  Pedro. 

Su  Santidad  el  Papa  vino  al  Vaticano  el  mis- 
mo día  (30  de  julio)  de  la  muerte  de  su  Secretario 
de  Estado.  Antes  había  ofrecido  una  misa  por  él 
en  la  residencia  veraniega  de  Castelgandolfo. 

El  cadáver  del  cardenal  Tardini  recibió  sepul- 
tura en  una  sencilla  tumba  que  él  mismo  reservó 
hace  años  en  el  convento  carmelita  de  Vetralla,  vi- 
lla a  unos  43  kilómetros  al  norte  de  Roma.  "Quie- 
ro estar  seauro  de  que  alguien  rezará  por  mi  al- 
ma", dijo  al  elegir  ese  lugar  de  enterramiento. 

La  muerte  del  cardenal  Tardini  reduce  el  Sa- 
grado Colegio  a  83  cardenales,  treinta  italianos  y 
cincuenta  y  tres  de  otras  nacionalidades. 


El  cardenal  llegó  a  Roma  en  una  ambulancia 
el  29  de  julio,  procedente  de  Chianciano,  a  donde 
había  ido  a  pasar  unas  semanas  de  descanso.  Su 
estado  de  salud  se  había  agravado  rápidmente  de- 
bido a  una  dolencia  del  aparato  circulatorio.  Ese 
mismo  día  le  administraron  los  últimos  auxilios  es- 
pirituales su  secretario  privado,  Mons.  Angelo  di 
Pasquale  y  Mons.  Samoré.  Falleció  en  la  madruga- 
da del  30  de  julio,  después  de  oír  con  plena  luci- 
dez la  misa  que  celebró  en  la  habitación  contigua 
el  mismo  Mons.  Samoré. 

Su  Eminencia  nació  en  Roma  el  29  de  febrero 
de  1888,  y  fue  ordenado  el  20  de  septiembre  de 
1912.  Después  de  nueve  años  de  profesor  de  teolo- 
gía en  el  seminario  romano  ingresó  en  la  Secreta- 
ría de  Estado  como  funcionario  de  la  Congregación 
para  Asuntos  Eclesiásticos  Extraordinarios,  de  la 
que  pasó  a  ser  subsecretario  en  1929  con  el  rango 
de  prelado  doméstico. 

En  1932  asistió  al  Congreso  Eucarístico  de  Du- 
blín  como  miembro  de  la  delegación  pontificia,  y 
al  año  siguiente  pasó  a  formar  parte  de  la  Comi- 
sión Papal  para  Rusia,  de  la  que  luego  fue  presi- 
dente. 

Pío  XI  le  nombró  en  1934  consultor  de  la  Sa- 
grada Congregación  para  la  Iglesia  Oriental  y  en 
1935  secretario  de  estado  sustituto  para  asuntos  or- 
dinarios, y  secretario  de  la  Comisión  Pontificia  pa- 
ra la  interpretación  del  Derecho  Canónico. 

En  1952,  bajo  Pío  XII  pasó  a  ser  Pro-Secreta- 
rio de  Estado  para  Asuntos  Extraordinarios,  des- 
pués de  haber  sido  desde  finales  de  1937  secreta- 
rio de  la  Congregación. 

Juan  XXIII  le  nombró  en  1958  cardenal  y  Se- 
cretario de  Estado  del  Vaticano,  el  primero  desde 
la  muerte  en  1944  del  cardenal  Luigi  Maglione. 

A  la  misa  de  réquiem  en  la  basílica  de  San 
Pedro  asistieron  numerosos  Príncipes  de  la  Iglesia 
y  casi  todos  los  representantes  diplomáticos  acre- 
ditados en  el  Vaticano.  Durante  dos  horas  se  dis- 
tribuyó pan  y  leche  a  las  pobres  en  memoria  del 
cardenal  Tardini. 


La  unidad  espiritual  americana,  fuente  de 
concordia  entre  todos  los  pueblos  del  Nuevo 
Mundo,  hemos  visto  que  puede  afirmarse  por 
el  ideal  Guadalupano.  Conózcalo  y  contribu- 
ya a  fomentar  esa  unión,  forjada  en  la  colina 
del  Tepeyac,  leyendo  y  propagando  esta  Re- 
vista, portavoz  de  la  causa  guadalupana,  en 
todo  el  Continente  Americano. 


IMPORTANTE 

Atentamente  suplicamos  que  toda  situa- 
ción de  fondos  para  LA  VOZ  GUADALUPANA 
sea  hecha  precisamente  a  nombre  del  señor 
José  Luis  Alvarez  S.,  Gerente  de  esta  Revista, 
para  la  debida  atención  administrativa  a 
nuestros  suscriptores,  agentes,  etc. 


26 


La  Virgen  de  Guadalupe  y  su  Origen  Histórico 

R.  P.  .losó  BRAVO  ÜGARTE 


Como  gran  suceso  nacional,  que  por 
su  portentoso  significado  se  ha  hecho 
"algo  de  México"  y  forma  uno  de  los 
elementos  esenciales  del  mexicanismo 
religioso,  el  origen  tradicional  de  la  Vir- 
gen de  Guadalupe  ha  provocado,  junto 
con  la  correcta  y  justa,  actitudes  ex- 
tremas, diametralmente  opuestas.  Hay, 
en  efecto,  quienes  han  considerado  y 
consideran  ese  origen  tradicional  — mi- 
lagroso— como  materia  de  fe  católica; 
lo  han  defendido  y  defienden  como  tal, 
lamentando  que  la  Iglesia  no  lo  haya 
aún  definido.  Otros,  en  cambio,  lo  han 
tenido  como  error  histórico  que  ha  cre- 
cido como  burda  patraña,  y  se  han  es- 
forzado en  probar  su  falsedad. 

Es,  pues,  menester,  para  tomar  la  ac- 
titud correcta  y  justa,  desbaratar  los 
fundamentos  de  las  extremas. 

Es  claro,  en  primer  lugar,  que  el  ori- 
gen tradicional  — milagroso —  de  la  Vir- 
gen de  Guadalupe,  no  es  materia  de  fe 
católica,  puesto  que  no  está  ni  puede 
estar  contenido  en  el  depósito  de  la  re- 
velación sobrenatural,  la  cual  — según 
el  Concilio  Vaticano —  "según  la  fe  uni- 
versal de  la  Iglesia,  declarada  por  el 
santo  Concilio  de  Trento,  se  contiene  en 
los  libros  escritos  y  en  las  tradiciones 
no  escritas  que,  recibidas  oralmente  del 
mismo  Cristo  por  los  Apóstoles,  como 
recibidas  oralmente  del  mismo  Üristo 
recibidas  de  mano  de  los  mismos  Após- 
toles, a  quienes  el  Espíritu  Santo  las 
dictara,  llegaron  hasta  nosotros".  (Den- 
ziriger  1787-783).  Y  San  Pío  X  condenó 
el  error  de  los  modernistas,  que  afir- 
maban no  haberse  terminado  con  los 
Apóstoles  la  revelación  que  constituye 
el  objeto  de  la  fe  católica  (Ibid,  2021)." 

La  doctrina  de  la  Iglesia  sobre  las 
revelaciones  privadas  aprobadas  por  la 
Sede  Apostólica,  fue  formulada  por  Be- 
nedicto XIV,  el  cual  dice  de  ellas  que 
"no  es  obligatorio  ni  posible  prestarles 
un  asentimiento  de  fe  católica,  sino  só- 
lo de  fe  humana,  según  que,  conforme 
a  las  reglas  de  prudencia,  sean  proba- 
bles y  piadosamente  creíbles  dichas  re- 
velaciones" (De  Servorum  Dei,  1.  3,  c. 
53,  n.  15).  San  Pío  X,  hablando  de  las 
tradiciones  piadosas,  dice:  "La  Iglesia 
no  asegura  la  verdad  del  hecho;  limi- 
tase a  no  prohibir  creer  en  ellas,  salvo 
que  falten  argumentos  de  credibilidad" 
(Ene.  Pascendi,  AAS  40  (1907),  649). 
Y  Pío  XII  aplica  esta  doctrina  a  la  de- 
voción al  Sagrado  Corazón  al  declarar 
que  "no  puede  decirse  que  este  culto 
debe  su  origen  a  revelaciones  privadas" 
y  que  "independientemente  de  toda  re- 
velación privada  .  fue  aprobado  (en 
1765),  pues  las  revelaciones  de  que  fue 
favorecida  Santa  Margarita  María  no 
añadieron  nada  nuevo  a  la  doctrina  ca- 
tólica" (Ene.  Haurietis,  aquas).  "De 
todo  lo  cual  se  sigue  —concluyamos  con 
Benedicto  XIV  (ibid.)—,  que  puede  uno, 
conservando  a  salvo  la  integridad  de  la 
fe  católica,  no  prestar  asentimiento  a 
dichas  revelaciones,  si  se  hace  con  ra- 
zón, con  la  debida  modestia  y  sin  des- 
precio". 

Queda  así  excluida  del  guadalupanis- 
mo  genuinamemte  ¡católico  la  actitud 
exagerada,  dogmática,  más  bien  tímida 
o  ignorante,  de  algunos. 

La  otra  actitud  extrema  es  llamada 
por  muchos  "antiguadalupana".  El  tér- 
mino exacto  es  "antiaparicionista",  com- 


patible, de  suyo,  con  la  integridad  en 
la  fe  católica  y  aun  con  la  devoción  a 
la  Virgen  de  Guadalupe.  Buen  católico, 
sin  duda,  fue  García  Icazbalceta,  que 
no  creía  en  las  apariciones  del  Tepeyac; 
y  devoto  de  la  Guadalupana  fue,  a  su 
vez,  Sánchez  Camacho,  segundo  obispo 
de  Tamaulipas,  que  tampoco  creía  en 
ellas  pero  que  decía  en  su  pastoral  de 
1887: 

"Nos  amamos  con  toda  nuestra 
alma  a  la  Virgen  de  Guadalupe,  y  a 
Ella  hemos  consagrado  nuestro  semi- 
nario, nuestras  escuelas  de  niños  y 
niñas,  como  le  teníamos  consagrado 
nuestro  corazón  y  persona  toda,  da 
simple  e  inocente  niño,  de  joven  ar- 
doroso y  contrariado,  de  indigno  sacer- 
dote y  de  indignísimo  obispo:  porque 
somos  mexicanos,  y  Guadalupe  para 
el  mexicano,  significa  fe  verdadera, 
fe  cristiana". 

Su  devoción  gt  iidalupana  era  como 
la  devoción  popular  a  la  Virgen  de  la 
Salud,  de  Pátzcuaro,  o  a  la  de  San  Juan 


de  los  Lagos,  que  no  tienen  origen  mi- 
lagroso, pero  son  "imágenes  de  la  que 
está  en  el  cielo". 

Para  justificar,  su  receso  respecto  de 
la  creencia  general  y,  por  varios  siglos, 
nacional,  en  el  origen  milagroso  de  la 
Virgen  de  Guadalupe,  los  antiaparicio- 
nistas  han  intentado  demostrar  que  es 
falso,  pero  han  fracasado  en  su  inten- 
to. Y  este  fracaso  es  ya  una  prueba 
— negativa —  de  que  tal  origen  es  ver- 
dadero. Más  pronto  cae  un  mentiroso 
que  un  cojo,  dice  el  adagio  popular, 
empero  el  aparicionismo  gviadalupano 
se  ha  mantenido  firme  contra  los  ata- 
ques de  sus  contrarios. 

Tres  han  sido  los  principales:  que  la 
imagen  fue  pintada  por  un  indio  y  pues- 
ta en  Tonantzin,  junto  a  México,  por 
los  franciscanos,  que  su  origen  era  ex- 
tremeño, o,  en  fin,  que  no  hay  docu- 
mentos para  probar  las  apariciones  del 
Tepeyac. 

En  concurrido  sermón  que  produ/0 
gran  escándalo,  dijo  el  provincial  de  los 
franciscanos  Fray  Francisco  Bustaman- 


27 


te  (8  sepl.  1556)  que  la  imagen  de  la 
Virgen  de  Guadalupe  fue  "pintada  por 
un  indio",  que  la  "había  hecho  ¡Marcos, 
indio  pintor".  Y  Torquemadfa  en  su 
"Monarquía  Indiana"  (II  245)  asentó 
que  "nuestros  primeros  religiosos  (fran- 
ciscanos) .  determinaron  de  poner  igle- 
sia... en  Tonatzin  (que  es  por  las  se- 
ñales el  sitio  de  Guadalupe)  a  la  Vir- 
gen, que  es  nuestra  Señora  y  Madre". 
Sahagún,  en  cambio,  mucho  mejor  in- 
formado que  su  sucesor  historiógrafo 
Torquemada  y  que  su  provincial  Busta- 
mante,  llegado  en  1542,  dice,  contradi- 
ciéndolos:  "de  dónde  haya  nacido  esta 
fundación  de  esta  Tonantzin,  se  sabe 
de  cierto"  (Hist.  II,  299).  Venido  en 
1529  y  dedicado  diez  y  nueve  años  (1558- 
77)  a  escribir  su  magistral  obra  sobre 
la  religión  y  supersticiones  idolátricas 
de  los  indios,  residiendo  largos  años  en 
Tlaltelolco  y  México  (donde  el  indio 
.Marcos  (ípac  fue  discípulo  de  los  fran- 
ciscanos y  aventajado  pintor  en  la  es- 
cuela de  Fray  Podro  de  Gante),  habría 
Sahagún  mencionado,  de  tenerlas  por 
ciertas,  las  versiones  de  su  provincial 
y  de  su  sucesor  historiógrafo,  o,  en  caso 
de  poseer  otra  versión,  distinta  y  cier- 
ta, la  habría  consignado  categóricamen- 
te. Dice,  sin  embargo,  solamente:  "no 
se  sabe  de  cierto".  Esta  incertidumbre 
de  Sahagún,  que  hemos  estudiado  en 
otro  lugar  (Cuest.  His.  Guad.,  36  ss.), 
sugiere  una  alusión  implícita  al  origen 
milagroso  de  la  Image  ndel  Tepeyac 
mediante  el  indio  Juan  Diego,  lugar  y 
mensajero  sospechosos  para,  el  gran  his- 
toridor  de  las  idolatrías  y  supersticio- 
nes de  los  indios. 

El  origen  extremeño  de  la  Guadalupa- 
na  de  México,  timbre  regional  que  to- 
davía pretenden  muchos  en  Extremadu- 
ra y  en  otras  provincias  de  España, 
queda  excluido  por  el  origen  milagroso 
de  aquélla,  cuyos  fundamentos  históri- 
cos expondremos  más  adelante.  Pero 
aun  suponiendo  que  el  hecho  milagroso 
no  hubiese  existido,  la  de  Guadalupe  de 
México  no  tendría  de  común  con  la  de 
Extremadura  más  que  el  nombre. 

No  fue  el  parecido  de  las  imágenes 
—  Extremeña  y  Mexicana —  la  razón  de 
su  nombre  común,  pues  no  lo  tienen. 
Descontada  la  Imagen  principal  del  con- 
vento de  Exertemadura,  que  es  la  ver- 
dadera Guadalupe  de  Extremadura,  por- 
que evidentemente  carece  de  él,  hace 
aducido  la  Virgen  del  Coro  del  mismo 
monasterio,  alegándose  que  la  Mexica- 
na es  "una  perfecta  copia'''  de  ella 
— como  ,;dijo  el  historiador  Jerónimo, 
miembro  del  convento,  Fray  Francisco 
de  San  José — ,  o  "una  copia  idéntica 
en  tamaño,  color,  y  adornos  y  nombre" 
— como  asevera  con  mayor  exageración 
el  mexicano  Fray  Servando  de  Mier.  El 
cotejo  de  las  dos  sólo  encuentra  un  re- 
moto parecido  entre  ambas,  insuficiente 
para  considerar  a  la  Mexicana  como 
una  Guadalupe  de  Extremadura. 

Un  fraile  Jerónimo  del  convento  ex- 
tremeño de  Guadalupe,  Fray  Diego  de 
Santa  María,  escribía  al  Rey  en  1574 
que  el  nombre  de  la  Guadalupana  de 
México  procedía,  por  fraude,  del  de  la 
Extremeña.  Segn  él,  por  1560  un  fal- 
sario consiguió  muchas  limosnas  para 
los  mayordomos  de  la  Ermita  mexica- 
na, para  conseguir  limosnas  para  ésta, 
"le  mudaron  el  nombre"  a  esa  Ermita, 
"que  entonces  se  llamaba  por  otro  nom- 
bre" y  "pusieron  el  de  Nuestra  Seño- 
ra de  Guadalupe,  como  hoy  en  día  se 
dice  y  se  llama".  Mas  no  hubo  tal  mu- 
danza de  nombre  ni  tal  falsificación. 
La  de  México  es  llamnda  de  Guadalupe 


#    Ella  misma  quiso  ser  llamada  Guada- 
lupe y  con  ese  bendito  Nombre  ser  glo- 
rificada. 

desde  sus  apariciones,  pues  ya  en  la  5a., 
a  Juan  Bernardino,  tío  de  Juan  Diego, 
dijo  Ella  misma  que  "así  había  de  nom- 
brarse". Y  con  ese  nombre  de  Guada- 
lupe es  llamada  en  documentos  ante- 
riores  a  1560,  que  suponen  una  antigua 
esotumbre  de  llamarla  así.  Ella  tam- 
bién, por  sí  misma,  con  los  innumera- 
bles favores  que  dispensaba  a  sus  de- 
votos, atraía  las  limosnas  de  los  fieles, 
haciendo  irrisorio  cualquier  fraude  de 
los  mayordomos  de  la  ermita,  del  que 
no  hay  más  vestigio  que  el  aislado  y 
por  el  Rey  desatendido  dicho  de  Fray 
Diego.  Los  mayordomos,  por  otra  par- 
te, eran  personas  honorables. 

El  tercero  y  también  vano  intento  de 
los  antiaparicionistas  — sobre  la  falta  de 
documentos  antiguos  y  fehacientes  acer- 
ca de  las  Apariciones  del  Tepeyac — , 
fue  hecho  con  su  mayor  fuerza  por  el 
insigne  autor  de  la  "Biografía  de  Don 
Fray  Juan  de  Zumárraga"  (México. 
1881),  Don  Joaquín  García  Icazbalceta ; 
y  eso,  a  su  pesar,  obligado  por  el  arzo- 
bispo Labastida  a  exponer  en  carta  pri- 
vada — fraudulentamente  publicada  en 
1888  por  célebre  antiaparicionista — ,  to- 
do su  parecer  sobre  las  apariciones  gua- 
dalupanas.  El  análisis  de  esa  carta  se 
ha  hecho  muchas  veces,  y  por  el  sus- 
tentante de  esta  conferencia  en  su  ar- 
tículo intitulado  "El  prejuicio  de  un 
gran  historiador",  incluido  en  sus  "Cues- 
tiones Históricas  Guad  a  rapiñas"  (p.1 
57  ss.); 

García  Icazbalceta  se  persuadió  — más 
que  convenció —  de  que  "antes  de  la 
publicación  del  libro  del  P.  Miguel  Sán- 
chez (1648),  no  se  encuentra  mención 
alguna  de  la  Aparición  de  la  Virgen 
de  Guadalupe  a  Juan  Diego"  y  de  que, 
en  consecuencia,  "no  hubo  tal  Aparición 
en  1531".  Este  doble  prejuicio,  que  in- 
dudablemente concibió  como  entíntenla, 
en  que  la  primera  proposición  era  el 
antecedente  y  la  segunda  el  consiguien- 
te, actuó  luego  en  su  investigación  in- 
vertidos sus  términos,  de  manera  que, 
del  consiguiente  "no  hubo  aparición  en 
1531"  dedujo  el  antecedente  en  la  for- 
ma que  le  corespondía  al  transformar- 
se en  consiguiente  del  nuevo  anteceden- 
te: "no  hay  ni  puede  haber  testimonios 
favorables  a  la  Aparición  anteriores  al 
libro  de  Sánchez,  de  1647".  Y  así,  no 
pudo  encontrar  ya  ninguno  de  éstos. 

A  buscarlos  y  señalarlos  se  han  de- 
dicado desde  entonces  muchos  libros;  los 
de  Vniícoli  Primo  Feliciano  Velézquez, 
García  Gutiérrez,  Cuevas,  principalmen- 
te; todos  los  cuales  han  cumplido  sa- 


tisfactoriamente su  propósito,  procu- 
rando cada  uno  completar  y  perfeccio- 
nar la  obra  de  sus  predecesores. 

Terminaremos  exponiendo  sucintamen- 
te las  pruebas  del  erigen  histórico  de 
la  Virgen  de  Guadalupe  sin  orientarlas 
hacia  determinabas  objeciones  contra- 
rias. 

Una  tradición  oral,  cine  en  1666  se 
comprobó  procesalmente  ser  antigua  — o 
nacida  a  raíz  del  acontecimiento — ,  am- 
plia — o  compuesta  por  suficiente  nú- 
mero de  testigos  que  implicaban  a  las 
anteriores  generaciones —  y  uniforme 
— o  substancialmente  referida  del  mis- 
mo modo — ;  y  la  correspondiente  tradi- 
ción escrita,  contenida  en  numerosos  do- 
cumentos, establecen  como  origen  his- 
tórico de  la  Virgen  de  Guadalupe  de 
México  el  milagroso  hecho  de  su  apa- 
rición en  el  Tepeyac  (1531)  al  indio 
Juan  Diego,  en  cuya  tilma  o  manto  se 
vió  pintada  su  imagen  al  mostrar  él  las 
rosas  que  en  la  tilma  llevaba  para  com- 
probar el  obispo  Zumárraga  la  embaja- 
da mariana  de  que  era  portador. 

Veintiuno  fueron  los  testigos  que  de- 
clararon en  las  informaciones  procesa- 
les de  1666:  6  indios  y  13  españoles 
o  criollos,  todos  de  edad  provecta,  entre 
los  60  y  los  112  ó  115  años;  y  su  tes- 
timonio fue  substancialmente  acorde  so- 
bre las  apariciones  del  Tepeyac.  Fueron 
testigos  ex  auditu  a  videntibus,  y  por 
consiguiente,  su  testimonio  implicó  el 
de  las  generaciones  contemporáneas  a 
las  apariciones. 

El  Nican  Mopohua,  relato  en  náhuatl 
de  las  apariciones  guadalupanas  escrito 
por  el  indio  Antonio  Valeriano  (1523  ó 
1524-1602),  que  fue  alumno  y  catedrá- 
tico de  los  más  distinguidos  en  el  cole- 
gio de  Santa  Cruz  de  Tlaltelolco;  un 
testamento  del  pueblo  de  Cuautitlán. 
de  1559;  numerosos  anales  de  los  indios 
y  un  pasaje  del  criollo  Juan  Suárez  de 
Peralta  en  su  "Tratado  del  Descubri- 
miento de  las  Indias"  (1589),  son  du- 
rante el  primer  siglo  después  de  las 
Apariciones,  los  mejores  documentos 
— entre  unos  20 —  de  la  tradición  es- 
crita. 

Nada  decretó  contra  la  de  Guadalupe 
el  Concilio  I  Mexicano,  que  en  1555 
mandó  retirar  del  culto  las  imágenes 
de  historia  apócrifa.  En  1754,  con  mo- 
tivo de  su  Misa  y  Oficio,  cuyo  segundo 
nocturno  refiere  en  la  sexta  lección  su- 
mariamente las  apariciones  del  Tepe- 
yac,  fueron  éstas  sometidas  al  /uicio 
de  la  Sagrada  Congregación  de  Ritos, 
y  ni  ésta  ni  Benedicto  XIV,  que  apro- 
bó dicha  Misa  y  Oficio,  tuvieron  nada 
que  objetar  contra  la  historicidad  de  las 
Apariciones;  y  eso,  que  Benedicto  XIV 
había  establecido  las  normas  de  la  cri- 
tica para  juzgar  de  visiones  y  aparicio- 
nes en  el  libro  "De  discernendis  visioni- 
bus  et  apparitionibus"  de  su  célebre 
obra,  antes  citada,  "De  servorum  Dei 
beatificatione  el  Beatorum  canonizatio- 
ne". 

No  podemos  omitir,  finalmente,  las 
bellísimas  palabras  que  Pío  XII.  citando 
la  tradición  nacional,  dirigió  en  1945  al 
pueblo  mexicano  en  su  mensaje  radiofó- 
nico: "Acababan  apenas  de  abrirse  al 
mundo  (las  dilatadas  regiones  del  Aná- 
huac),  cuando  a  las  orillas  del  lago  de 
Texcoco  floreció  el  milagro.  En  la  tilma 
del  pobrecito  Juan  Diego  como  refiere 
la  tradición —  pinceles  que  no  eran  de 
aquí  abajo  dejaban  pintada  una  imanen 
dulcísima,  que  la  labor  corrosiva  de  los 
siglos   maravillosamente  respetaría". 

Morelia,  jueves  11  de  mayo  de  1961 


28 


i 


Gacetilla  Hispanomexlcana 


Llegan  las  Rosas  de  Madrid 


Por  AURELIO  VIÑA 


Manojos  de  las  mejores  y  más 
fragantes  rosas  que  embellecen 
los  primorosos  jar  d  i  n  e  s  de  El 
Retiro  madrileño,  llegarán  hoy 
lunes  a  las  14  horas  al  aero- 
puerto de  Balbuena,  co  r  t  a  d  a  s 
avar.  domingo,  y  aun  con  el  ro- 
cío, perlas  de  cristal,  colgando 
de  tus  hojas  de  terciopelo  que 
nos  traen  el  amor  y  la  devoción 
del  pueblo  español  hacia  el  pue- 
blo mexicano  en  una  infinita 
expresión  de  admiración  a  la 
persona  excelsa  y  divina  de  la 
Virgen  de  Guadalupe.  A  las 
17:30  horas  y  en  la  Basílica  de 
Nuestra  Señora  de  Guadalupe, 
el  excelentísimo  y  reverendísi- 
mo señor  doctor  Miguel  Darío 
Miranda,  vicario  capitular  del 
Arzobispado  de  México,  recibirá 
las  rosas  de  referencia  que  le 
serán  entragad  -  por  represen- 
tantes de  la  Asociación  Nacional 
de  Charros,  de  los  grupos  espa- 
ñoles residentes  en  México  y  de 
la  Fraternidad  Iberoamericana, 
procediendo  acto  seguido  a  de- 
positarlas en  el  altar  de  la  Pa- 
trona  de  México  y  Reina  de  las 
Américas.  El  recibimiento  en  el 
aeropuerto  y  la  ceremonia  cita- 
da en  la  Basílica,  será  presen- 
ciada por  lo%  más  calificados  no- 
tables de  la  colectividad  espa- 
ñola y  diversa»  personalidades 
eclesiásticas  y  civiles  identifica- 
das plenamente  con  lot  altos 
propósitos  del  acto. 

HONRAS 

Cúmplens*  hoy  dos  años  del 
sensible  fallecimiento  en  esta  ca- 
pital de  don  Angel  González 
Mendoza,  que  fué  prestigiado 
comerpiánte,  muy  querido  en  el 
Centro  Asturiano  de  México, 
donde  durante  muchos  años  fi- 
guró notablemente.  A  la  exal- 
tación de  su  memoria  y  por  el 
eterno  descanso  de  su  alma,  su 
esposa  doña  Brígida  Gutiérrez 
viuda  de  González  y  su  hijo  An- 
gel ,han  ordenado  unas  solem- 
nes hnras  fúnebres  que  se  efec- 
tuarán a  las  12:30  horas  de  hoy 
en  la  iglesia  de  Nuestra  Señora 
de  Lourdes  (Colegio  de  Niñas). 

JUNTA  ESP ASOLA 

La  Junta  Española  de  Cova- 


donga  que  preside  el  entusiasta 
don  Jacobo  Pérez  Barroso  y  cu- 
yas sesiones  deberían  iniciarse,, 
pasadas  las  vacaciones,  en  la  no- 
che de  hoy  han  quedado  de 
nuevo  aplazadas  hasta  el  próxi- 
mo lunes  día  7  de  mayo,  con  el 
fin  de  dar  unos  días  más  de 
tiempo  en  la  preparación  de  la 
colecta  anual,  cuyo  ma  t  e  r  i  a  1 
adecuado  aun  no  ha  sido  entre- 
gado por  el  taller  de  imprenta 
encargado  de  su  elaboración, 
AL  NIDO 

Después  de  una  prolongada 
luna  de  miel  por  diversos  países 
del  continente,  regresaron  a  es- 
ta capital  la  feliz  pareja  José 
Antonio  Arce  y  Sara  Miranda 
de  Arce,  instalando  su  rosal  de 
amor  en  las  calles  de  Petrarca 
número  217  (Chapultepec-Mora- 
les),  donde  quedan  a  las  órde- 
nes de  todos  sus  amigos,  a  quie- 
nes agradecen  vivamente  sus 
exquisitas  y  amables  atenciones 
con  ellos  tenidas  con  motivo  de 
su  reciente  matrimonio. 

A  ESPAÑA 

Una  peligrosa  dolencia  obliga 
al  reverendo  padre  Alfredo  Fer- 
nández Velasco  a  regresar  a  Es- 
paña, dejando  en  este  país  una 
extensa  cadena  de  amigos  en- 
trañables que  mucho  sentimos 
su  ausencia  obligada,  impuesta 
por  su  delicado  estado  de  salud. 

Al  privarnos  de  sus  sabias 
orientaciones  religiosas,  de  la 
bondad  inmensa  que  alberga  su 
corazón  y  de  la  campechanía 
apostólica  y  un  tanto  salomóni- 
ca de  su  temperamento,  sólo  de- 
seamos que  la  ausencia  sea  cor- 
ta y  que  Dios  prolongue  su  exis- 
tencia para  bien  de  la  comuni- 
dad Cármelita  a  que  Dertenece 
y  de  sus  millares  de  amigos  que 
aquí  nos  quedamos  para  recor- 
darle siempre  con  veneración  y 
profundo  respeto. 


EN  LA  CASA  DE 
MICHOACAN  HABRA 
SESION  DE  CINE 


as 
5n 
de 
o. 


como  lonao  las  interpretaciones 
del  órgano  con  los  más  selectos 
trozos  de  música  sacra  con  que 
cuenta  en  su  repertorio. 

Fué  un  amplio  y  elegante  cor. 
tejo  el  que  acompañó  a  los  con- 
trayentes. Iban  en  él.  como  pa- 
drinos de  manos,  don  Jo~é  Cor 
y  doña  Josefina  Layóla  de  Cors; 
de  veJp.ción.  ijon  Manuel  Suá 
rez  y  la  señora  de  Suárez. 

Con  trajes  juveniles  y  propio 
para  el  tiempo,  Lolina  Suárez 
Teresita  Cors  fueron  madrina; 
de  lazo,  mientras  que  como  ma- 
drina  de  anillos  actuó  Raquel 
Villa;  de  arras,  Margarita  Suá- 
rez, y  de  libro.  Socorro  Cors. 

Los  niños  Ana  María  Cors ,  y 
Beatriz  Suárez,  fueron  pajea- 
tos.  Madrina  de  pañuelo,  In-^ 
maculada  Cors.  Una  verdadera^ 

SIGUE  ES  LA  PAGINA  DOS 


SANTORAL 

30  de  abril.— Santa  Ca- 
Sena  virgen,  gran  glo- 
Orden  de  Predicado-  ' 
de  lr>s  mujeres  másf» 
nteligerAes  que  han  existido;  V 
uso  fin   al   destierro   de  las 
apas   en   Aviñón,  llegando  a; 
Crregorio  XI  a  Roma  y  contri - 
¿íyo  grandemente  para  que 

minara  el  cisma  de  Occiden-^ 
té^es  patrona  principal  de  Ita--» 
día. — Santos  Jaime,  Amador  yt 
•  Xudovico,   mártires,   y  Benito 
\^ottolengo,  fundador  de  la  casa 
de   la   Divina   Providencia  en 
VTurín;  es  maravilloso  que  8.C/00 
«nfermos   sean   atendidos  só\o( 
con  lo  que  la  Providencia  man  -  • 

SIGIK  EX  LA  I*AOrXA  DOS 


Ingeniero  Santiago  Soto  y  Señora 


LA  BASILICA,  VICTIMA  DEL  NEON 


Por  el  Lic.  GENARO 

AL  viajero  que  llega  a  la  Basílica  de  Gua- 
dalupe, devoto  peregrino  o  (furioso  turis- 
ta, le  asaltan,  en  la  plena  acepción  de  la 
palabra,  tres  ATRACCIONES  LUMINO- 
SAS que  no  van  muy  de  acuerdo  que  digamos 
con  la  sobriedad  del  propio  templo  y  con  la 
grandiosidad  de  la  plaza  monumental. 

Por  lo  menos  la  noche  del  último  día  del  ya 
liquidado  mil  novecientos  cincuenta  y  cuatro  es- 
taban funcionando  los  íocos,  cátodos  y  demás 
enseres  de  esos  tres  ornatos  puestos  con  poste- 
rioridad y  casi  como  por  la  fuerza  sobre  lo  que 
debia  ser  conjunto  sobrio  de  serena  majestad. 

Cronológicamente  esos  adornos  son:  el  ró- 
lulo  con  las  palabras  pontificias  de  las  cuales 
nos  sentimos  tan  justa  y  santamente  orgullo- 
sos y  que  pregonan  que  María  no  ha  hecho  cosa 
semejante  con  otra  nación;  luego  la  enorme  co- 
rona que  ostenta  la -parte  superior  de  la  Basí- 
lica; y  finalmente,  la  novedad  de  otros  adornos 
con  gas  neón  que  se  encontraban  encendidos  esa 
noche  en  las  puertas  de  entrada  que  están  pre- 
cisamente al  frente  de  la  calzada  de  Guadalupe. 

Yo  no  recuerdo  cuándo  se  puso  el  letrero 
con  las  palabras  pontificias;  pero,  *n  cambio,  si 
tengo  muy  presente  la  curiosa  impresión  que 
causó  la  corona  exterior,  y  a  la  cual  nuestra 
gente  del  pueblo,  siempre  tan  aguda  y  propensa 
al  chascarrillo,  ha  bautizado  con  los  más  inge- 
niosos y  risueños  motes,  respetuosos  siempre 
para  el  bendito  sitio  sobre  el  cual  luce  su  bri- 
llo, pero  no  siempre  muy  comedidos  para  quie- 
nes no  están  estrechísima  y  verdaderamente  li- 
gados con  la  propia  image*. 

★    *  ★ 

Pero  esa  noche  vieja  íbamos  a  descubrir  un 
tercer  atentado  al  buen  gusto. 

Sobre  la  preciosa  herrería  de  las  rejas  que 
ven  a  la  calzada,  tapando  totalmente  el  delicado 
trabajo  de  la  forja  de  los  arcos  de  las  puertas, 
cintilaban  una  docena  de  estrellitas  de  neón,  cir- 
cundadas por  rayos  de  colores  varios  que  iban 
desde  el  amarillo-canario  hasta  el  rojo-tuna  sin 
olvidar  el  azul-pavo.  Aquellos  chillones  tonos, 
aquel  encenderse  y  apagarse  de  fugitivas  es- 
trellas en  bancarrota  y  aquel  aparecer  y  ocul- 
tarse de  rayos  de  toda  gama,  ponían  la  mayor 
disonancia  que  es  dable  imaginar  en  un  sitio 
que  los  "mexicanos  debíamos  respetar  por  DE- 
VOCION y  por  ESTETICA. 

Tan  celestial  composición  dista  mucho  — en 
nuestra  opinión —  de  ser  artística.  Oculta  el 
bronce  forjado,  las  leyendas  en  latín  de  cada 
entrada,  y  en  cambio  es  ramplona,  carece  de 
sentido,  acusa  en  sus  formas  algo  que  yo  me 
?>1  revería  a  llamar  —perdónese  mi  sinceridad — 
COMPLEJO  DE  PULQUERIA. 

Aún  hay  más:  debajo  de  aquella  estelar  y 
ficticia  constelación,  se  podía  leer,  con  letras 
¡de  neón  e  INTERCAMBIABLES,  las  peregrina- 
ciones que  ese  dia  habían  llegado  a  la  Basílica. 
Lógicamente  las  letras  son  intercambiables,  de 
esas  que  usan  los  cines  para  dar  a  conocer  su 
programación.  , . 

Esa  noche  el  devoto  peregrino  o  el  curioso 
turista  podía  leer  en  ambas  puertas  sendos  le- 
treros que  decían: 


MARIA  GONZALEZ. 

'"Peregrinación  de  Cosecheros  y  Distribuido- 
res de  Fresas  de  Irapuato".  Y  en  la  otra:  "Aso- 
ciación de  Comerciantes  en  Pequeño  de  la  Villa 
de  Guadalupe".  • 

Quienes  veíamos  aquellas  letras  de  neón  no 
supimos  en  verdad  qué  hacer,  y  mejor  que  la 
risa  por  el  ridículo  hubLese  sido  menester  en- 
tonar un  MEA  CULPA  por  e.sle  otro  pecado 
mortal  contra  el  buen  gusto. 

★    ★  * 

Si  mal  no  recuerdo  fué  Derisi,  en  su  brevia- 
rio de  estética,  el  que  afirmaba  que  nuestra 
época  lleva  un  alma  cargada  de  preocupaciones 
espirtuales.  Y  esa  alma,  como  en  todos  los 
tiempos,  forcejea  por  expresarse  en  la  voz  y 
en  las  manos  de  sus  artistas.  Quizá  por  eso 
hay  cierta  similitud  entre  nuestro  arte  moderno 
y  el  gótico.  Nuestro  arte  busca  reflejar  una 
belleza  que  trascienda  el  mundo  material,  an- 
hela simbolizar  y  sugerir  lo  espiritual  en  las 
simples  formas  materiales. 

Las  expresiones  de  fe  y  de  arte  de  nuestro 
pueblo  nos  merecen  absoluto  respeto.  Sería  mo- 
ralmente  injusto  y  artísticamente  absurdo  cen- 
surar y  medir  con  ojos  severos  de  arte  aca- 
démico los  sencillos  EXVOTOS  que  decoran  la 
salida  de  la  sacristía  de  la  propia  Basílica  de 
Guadalupe.  Esos  exvotos  son,  como  el  pueblo 
que  los  pintó,  una  ofrenda  digna  y  humanizada 
en  su  tremenda  sencillez. 

De  ellos  brota,  espontáneamente,  la  más  pu- 
ra fe  y  el  arte  más  ingenuo.  Fe  sencilla,  sin 
reconditeces  publicitarias,  sin  ostentosos  alar- 
des de  realización  técnica.  La  misma  fe  que  fué 
quizá  el  motivo  por  el  cual  Juan  Diego  se  con- 
virtió en  el  elegido  para  el  milagro  guadalu- 
pano. 

Por  ello  nos  repugna  la  ostentación  ampulo- 
sa, de  cátodo  frió  y  de  colorines  de  neón,  que 
ocuita  la  forja  recia  del  hierro  y  parece  servir, 
más  que  a  esa  fe,  a  las  tortuosidades  del  anun- 
cio y  del  reclamo. 

En  una  cosa  estaremos  de  acuerdo:  en  que 
nuestro  pueblo  necesita  una  adecuada  educa- 
ción artística  y  que  no  son  tales  medios  — el 
neón  y  la  luz  fluorescente—  los  mejores  con- 
ductos para  pulir  y  aumentar  las  naturales  do- 
tes de  arle  que  se  encierran  en  el  espíritu  del 
mexicano. 

Si  el  arte,  como  la  fe,  es  primordialmenie 
limpieza  y  rectitud,  sinceridad  y  espíritu,  pro- 
pongámosle a  ese  pueblo  una  expresión  artís- 
tica que  le  sirva  de  ejemplo  y  tle  inspiración, 
limpia,  recta  y  sincera.  > 

Creemos  que  el  digno  patronato  que  está 
encargado  de  las  obras  de  la  Basílica,  integrado 
en  su  totalidad  por  personas  moral  y  artística- 
mente capacitadas  y  a  muchas  de  las  cuales 
tenemos  el  alto  honor  de  conocer,  tomará  las 
medidas  necesarias  para  evitar  esos  desaguisa- 
dos esi éticos  e  impedir  en  lo  sucesivo  tan  mons- 
truosas faltas  al  buén  gusto. 

Sobre  la  forja  en  bronce  de  la  fe  no  es  da- 
ble imaginar  la  estrellita  intermitente  de  un  re- 
clamo publicitario. 


»1  "sultán*  entusiasmado  |rff     Y  a  la  /  odalisca"  inocentona 

erveza  *y  su  "botana",  i  |  que  le  interrumpe  el  descansito, 

ina  esclava  "circasiana"  '  le  grita  airado*  -¡  Un  momentito  . . . ! 

¿  ■ — —        *  "c-* — * — ,«^«;"pnRnMfl"  i 


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OTRAS  OPERAS  CANTADAS  EN  BELLAS  ARTES 


INTERESANTE  HA  SIDO  EL  RESTO  DE  LA 
TEMPORADA  NACIONAL  DE  OPERA 

Por  R.  CASTILLO. 


Martha  Ornelas, 
soprano  que  ha 
sobresalido  en  su 
arte.  Aquí  la  ve- 
mos en  papel  de 
"Susana"  en  "Las 
Bodas  de  Fígaro" 
que  se  representó 
en  la  temporada 
de  la  Opera  de 
Bellas  Artes,  con 
carácter  de  nacio- 
nal y  con  buen 
éxito. 


Carmen  Solís.  la 
extraordinaria  so- 
prano. Tuvo  un 
primer  premio  en 
el  concurso  que 
hiciera  en  México 
la  gran  Compañía 
de  la  Opera  House 
del  Metropolitana 
de  Nueva  York. 
Aquí  logró  un 
triunfo  en  su  "Gil- 
da",  de  la  gusta- 
da ópera  "Rigo 
letto". 


En  nuestro  pasado  número  iniciamos  una  rese- 
ña de  lo  acontecido  en  la  temporada  nacional  de 
ópera,  con  los  elementos  mexicanos  con  que  cuen- 
ta la  Academia.  Ahora  comentaremos  el  resto. 

"TOSCA",  de  Giacomo  Puccini. — Esta  obra 
siempre  ha  tenido  una  marcada  preferencia  del  pú- 
blico amante  del  arte  lírico.  Su  música  es  tan  agra- 
dable que  aun  a  los  que  no  son  aficionados  a  la 
ópera,  encuentran  en  ella  momentos  muy  agrada- 
bles. A  los  pocos  minutos  de  levantarse  el  telón, 
se  escucha  la  primera  romanza  del  tenor:  "Recón- 
dita armonía.  .  .",  así  continúa  la  obra  con  sus  be- 
llos pasajes  entre  los  que  se  encuentra  la  plegaria 
de  la  soprano,  hasta  llegar  al  último  acto  en  que 
el  tenor  canta  "E  Iucevan  le  stelle"  y  más  tarde 
un  dúo  hermosísimo  con  la  soprano.  La  represen- 
tación de  esta  obra  tuvo  en  el  titular,  a  la  sopra- 
no Rosita  Rimoch,  que  se  caracteriza  por  su  madu- 
rez profesional.  Su  estudio  del  personaje  ha  sido 
hecho  con  todos  los  detalles,  para  darle  vida.  Su 
voz  potente;  actuación  magnífica  y  regio  vestuario 
los  unió  para  personificar  a  "Floria  Tosca".  El  te- 
nor Julio  Julián  hizo  el  "Mario  Cavardossi",  aun- 
que desgraciadamente  no  lució  lo  que  debiera  por 
D   


algunos  defectos  que  ha  adquirido  en  su  línea  de 
canto.  Magistral  la  actuación  del  barítono  Franco 
Iglesias  como  el  Barón  Scarpia.  El  resto  del  repar- 
to cumplió  con  su  cometido. 

"LOS  PESCADORES  DE  PERLAS",  de  Bizet,- 
Una  ópera  pocas  veces  escuchada  que  pone  de  ma- 
nifiesto la  gran  inspiración  del  francés  Georges  Bi- 
zet. Aunque  con  improvisaciones,  especialmente  del 
coro,  tuvo  un  buen  éxito  la  función.  El  tenor  Pau- 
lino Saharrea  hizo  el  papel  de  "Nadir"  con  mucha 
inteligencia  no  trató  de  mandar  mucha  voz  y  en- 
tonces todo  salió  bien,  especialmente  el  dúo  con 
el  barítono  que  era  Franco  Iglesias,  como  "Zurga". 
La  soprano  Alicia  Torres  Garza  fue  escogida  para 
cantar  la  parte  de  "Leila";  su  voz  metálica  aunque 
potente  y  tiene  algunos  buenos  momentos.  La  di- 
rección musical  a  cargo  del  maestro  Guido  Picco. 

"LA  CENICIENTA",  de  Rossini.— '  La  Ceneren- 
tola"  como  se  llama  en  italiano  esta  ópera(  es  del 
tipo  de  música  festiva  que  caracteriza  al  autor,  con 
final  feliz  como  película  norteamericana,  El  argu- 
mento es  una  adaptación  del  cuento  por  todos  co- 
 £ 


Eq  máQ  oabrooa... 
porque  Qe  apetece/ 
Tome 


— s 
29 


nocido,  sólo  que  con  menos  fantasía.  El  papel  ti- 
tular fue  cantado  por  la  mezzosoprano  Cristina 
Quezada,  que  va  adquiriendo  experiencia  en  su  ca- 
rrera. Su  aria  "Nacquí  all'aifano  impianto"  que  es 

prácticamente  la  única  de  la  obra,  fue  bien  inter- 
pretada. En  el  segundo  acto  tiene  un  concertante 
grandioso  que  sólo  fue  descompuesto  en  la  nota  fi- 
nal con  un  grito  fuerte  de  la  soprano  Alicia  Torres 
Garza  con  el  que  quiso  sobresalir  de  sus  compañe- 
ros. El  Príncipe  o  "Don  Ramiro"  lo  hizo  el  tenor 
Carlos  de  Orduña,  el  "Dandini",  valet  del  prínci- 
pe muy  bien  interpretado  por  Raúl  Vázquez,  joven 
barítono  que  ha  demostrado  que  un  cantante  pue- 
de desarrollar  sus  facultades  si  le  dan  la  debida 
oportunidad. 

MANON",  de  Massenet. — La  obra  inspirada  en 
la  novela  del  Abate  Prévost  y  a  la  cual  Jules  Mas- 
senet le  puso  música  artística,  fue  presentada  en 
Bellas  Artes,  con  una  agradable  sorpresa  en  el  pa- 
pel de  la  protagonista,  que  lo  hizo  la  soprano  chi- 
lena Victoria  Canale.  La  cantante  tiene  un  gran  do- 
minio de  la  escena  y  voz  bien  timbrada  y  una  idea 
perfecta  del  personaje.  Cuidó  de  todos  los  detalles 
para  que  su  parte  saliera  lo  más  perfecta  posible. 
El  tenor  Paulino  Saharrea  tenía  a  su  cargo  hacer 
el  galán  y  a  pesar  de  sus  esfuerzos  no  logró  dar 
vida  al  personaje,  ni  vocal  ni  histriónicamente. 
Roberto  Bañuelas  hizo  un  "Lescaut"  sin  pena  ni 
gloria,  Sergio  Morales  en  el  papel  del  Conde  Des 
Grieux  cantó  bien.  El  resto  del  reparto  trató  de 
cumplir  su  parte.  La  dirección  musical  muy  acer- 
tada la  tuvo  el  maestro  Salvador  Ochoa. 

OPERAS  NUEVAS. — En  la  penúltima  función 
de  la  temporada  se  presentaron  tres  ópeias  cor- 
tas dos  de  ellas  eran  una  novedad,  la  otra  ya  ha- 
bía sido  estrenada  hace  años. —  Salvador  Moreno 
escribió  una  obra  a  la  que  llamó  "Auto  de  Navi- 
dad", llevando  como  título  "SEVERINO".  La  lite- 
ratura es  adaptación  de  la  obra  en  verso  del  poe- 
ta brasileño  Joao  Cabral  de  Meló.  La  música  es 
agradable,  con  marcado  ritmo  y  además  la  produc- 
ción fue  hecha  de  tipo  moderno  y  resultó  una  obra 
de  evolución.  El  "Severino"  es  un  papel  para  mezzc 
y  lo  cantó  Guadalupe  Solórzano,  muy  bien  carac- 
terizada y  en  perfectas  condiciones  vocales.  Las  vo- 
ces de  los  barítonos  Raúl  Vázquez  y  Miquel  Bote- 
lio  se  escuchaban  magníficamente. —  "CARLOTA", 
de  Luis  Sandi.  Una  obra  rara  en  el  género  operís- 
tico. Los  coros  han  sido  sustituidos  por  dos  perso- 
najes que  hablan  y  representan  a  "La  Patria"  y 
"El  Destino".  El  papel  de  la  Emperatriz  Carlota  lo 
hizo  la  soprano  Rosa  Rimoch  y  el  tenor  Salvador 
Novoa,  cantó  la  parte  de  "Maximiliano". —  El  fin 
de  la  función  fue  la  ópera  bufa  "AMELIA  AL  BA- 
LLO'  de  Gian  Cario  Menotti,  con  un  buen  reparto, 
encabezado  por  la  soprano  Beatriz  Aznar,  el  barí- 
tono Franco  Iglesias  y  el  tenor  Plácido  Domingo. 

LA  MEJOR   DEFENSA  DE 

MEXICO  CONTRA  EL  COMUNISMO 

ESTA  EN  EL  TEPEYAC 

Suscríbase  usted  a 

"LA  VOZ  GUADALUPANA" 


Documento  de  Valor 
Universal 

Por  el  Excmo.  Sr.  Dr.  D.  Miguel  Darío  Miranda, 
Arzobispo  Primado  de  México 

"En  momentos  de  hondas  y  justas  preocu- 
paciones mundiales,  cuando  los  pueblos  van  sin- 
tiendo las  duras  y  funestas  consecuencias  de  las 
desviaciones  y  errores  cometidos  en  el  pasado,  y 
los  males  que  se  ciernen  hoy  sobre  la  humanidad 
en  los  graves  problemas  de  nuestros  días,  se  es- 
cucha diáfana,  orientadora  y  saturada  de  sabi- 
duría y  de  amor  la  voz  augusta  del  Vicario  de 
Cristo,  S.S.  el  Papa  Juan  XXIII  en  la  Encíclica 
MATER  ET  MAGISTRA,  que  acaba  de  apare- 
cer. 

En  ella  no  sólo  resplandece  el  conocimiento 
profundo  y  clarividente  de  la  situación  angustio- 
sa en  que  se  debaten  las  naciones,  sino  que  se 
pone  a  la  vista  la  índole,  las  causas  de  los  múl- 
tiples y  complejos  problemas  que  a  todos  nos 
afectan,  así  como  las  fuentes  de  las  soluciones 
de  estos  mismos  problemas,  no  menos  que  las 
responsabilidades  de  quienes  están  llamados  a 
resolverlos. 

Este  importantísimo  documento  de  valor 
universal  y  de  interés  mundial  es  un  don  seña- 
lado de  la  Providencia  al  mundo  entero.  Todos 
debemos  aprovechar  sus  luces  y  seguir  fielmen- 
te sus  enseñanzas,  y  aplicarlas  con  toda  solicitud 
y  atingencia  según  las  circunstancias  propias  de 
nuestra  nación,  pues  han  sido  inspiradas  por  la 
sabiduría  y  el  amor  de  quien  siente  hondamente 
su  suprema  responsabilidad  de  Maestro,  de  Pa- 
dre v  de  Guía  en  el  orden  espiritual  de  toda  la 
familia  humana. 

Difundir  este  precioso  documento  con  la 
mayor  amplitud  posible,  para  que  sea  de  todos 
conocido  y  por  todos  aprovechado,  es  obra  digna 
de  toda  alabanza  y  aliento. 

Deber  de  todos  es,  además,  hacerla  fructifi- 
car en  bien  de  nuestra  nación,  tan  necesitada  en 
orientación  clara  y  precisa  para  resolver  nuestros 
propios  problemas,  cuya  solución  depende  del 
conocimiento  de  la  verdad,  de  una  acción  con- 
corde y  sistemática  de  todos,  inspirada  en  la  jus- 
ticia y  el  amor  fraterno. 

Agradezcamos  todos  al  Romano  Pontífice 
el  don  precioso  de  esta  Encíclica,  aprovechando 
para  bien  de  nuestro  pueblo  todas  sus  enseñan- 
zas. 

Miguel  Darío, 
Arzobispo  Primado. 
México,  D.  F.,  a  26  de  julio  de  1961 


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EL  PAPA  REQUIERErUNA  ACCION 
POSITIVA  CRISTIANA  EN  EL  CINE 

Ciudad  del  Vaticano,  julio  14  (NC).— Su  Santidad  el  Pa- 
pa Juan  XXIII  ha  pedido  que  se  prosigan  y  redoblen  los  es- 
fuerzos prira  aportar  una  contribución  positiva  de  valores 
cristianos  a  la  producción  cinematográfica. 

El  Papa  hace  su  exhortación  en  una  carta  al  presidente 
de  la  Comisión  Pontificia  para  el  Cine,  la  Radio  y  la  Tele- 
visión, Mons.  Martín  J.  O'Connor,  con  motivo  del  25  ani- 
versario de  la  encíclica  de  Pío  XI  "Vigilanti  Cura",  primera 
de  un  papa  sobre  el  cine  y  la  moral. 

Juan  XXIII  reconoce  la  labor  realizada  durante  un  cuar- 
to de  siglo  por  las  organizaciones  católicas  de  vigilancia  de 
espectáculos,  pero  dice  que  debido  a  "circunstancias  especia- 
les, y  a  otras  de  carácter  general,  no  se  lograron  los  resul- 
tados apetecidos". 

"Os  pido,  venerable  hermano",  agrega  el  Papa  en  su  car- 
ta a  Mons.  O'Connor,  que  "alentéis  por  todos  los  medios 
apropiados  los  esfuerzos  de  nuestros  amados  hijos,  que  tra- 
ten de  aportar  una  contribución  positiva  de  valores  cristia- 
nos al  arte  cinematográfico,  y  de  reprimir  los  espectáculos 
decadentes  contrarios  a  la  buena  moral..." 

"Se  trata  de  educar  e  instruir,  de  formar  la  conciencia 
de  los  fieles,  para  que  elijan  las  películas  con  criterio  cristia- 
no, y  para  que,  con  sentido  de  confianza  y  disciplina,  acaten 
el  juicio  moral  expresado  por  las  respectivas  oficinas  nacio- 
nales (de  vigilancia  de  espectáculos),  a  las  que  las  autorida- 
des eclesiásticas  han  encomendado  este  deber". 

EL  OBISPO  DE  RENO  CLAMA  CONTRA  LOS 
ESPECTACULOS  INMORALES 

Reno,  Nevada,  julio  14  (NC). — El  obispo  de  Reno,  Mons. 
Robert  J.  Dwyer,  ha  pedido  "medidas  drásticas"  de  limpie- 
za moral  ante  los  espectáculos  indecentes  que  presentan  al- 
gunos ce  sinos  y  hoteles  de  Nevada. 

Mons.  Dwyer,  adviritió  al  mismo  tiempo  que  constituye 
pecado  grave  para  los  católicos  la  asistencia  a  tales  espec- 
táculos o  la  colaboración  de  cualquier  modo  a  su  presentación 
y  anuncio. 

La  pastoral  de  Mons.  Dwyer  con  estas  advertencias  fue 
leída  en  todas  las  iglesias  de  su  diócesis  durante  las  misas 
dominicales.  No  especifica  a  qué  espectáculos  se  refiere,  pero 
está  claro  que  se  trata  de  las  "revistas  musicales"  con  coris- 
tas ligeramente  vestidas.  En  Reno  se  representan  ahora  tres 
de  estas,  revistas. 

M  ons.  Dwyer  advirtió  ya  hace  tres  años  en  otra  pastoral 
contra  estos  espectáculos  "característicos"  del  estado  de  Ne- 
vada,, y  especialmente  de  Ia  ciudad  de  Las  Vegas.  Un  repre- 
sentante por  esa  ciudad  tiene  retenido  en  la  asamblea  legis- 
lativa del  estado  un  proyecto  de  ley,  aprobado  por  el  sena- 
do, para  poner  coto  a  la  inmoralidad. 

"Hemos  de  limpiar  con  toda  urgencia  nuestra  casa  an- 
tes de  que  nos  fuerce  a  ello  el  clamor  nacional",  declara  en 
su  nueva  pastoral  el  obispo  de  Reno.  "No  se  trata  de  impo- 
ner una  censura  puritánica;  está  en  juego  la  decencia  pú- 
blica de  nuestra  comunidad.  Todas  las  personas  de  rectitud 
—protestantes,  judío»  y  católicos—  han  da  unirse  en  una 
pronta  y  efectiva  protesta". 


AÑO  MARIANO .  .  . 

"¡HACIA  EL  TEPEYAC!" 

Cada  Diócesis  mexicana  tiene  un  día  de  cita  en 
la  Nacional  Basílica  de  Guadalupe  para  que,  en 
rotación  ininterrumpida,  cada  una  de  ellas  lleve 
anualmente  a  sus  miembros  ante  el  altar  de  la  Madre 
y  Reina  de  la  Patria,  con  la  ofrenda  de  amor,  de 
fe,  de  súplica  y  gratitud  del  terruño. 

Es  el  himno  constante  que  México  entona  con 
inflexiones  de  ternura  y  de  esperanza,  hacia  Aquella 
que  se  dignó  constituirse  para  nosotros  en  Madre  y 
Misionera,  es  el  grito  del  repetido  "Presidente",  que 
ante  la  Reina  pronuncia  el  pueblo  de  México  Ca- 
tólico, que  ama  su  fe,  v  sus  tradiciones;  y  rechaza 
la  herejía  y  las  falaces  promesas  de  los  falsos  após- 
toles. 

Plegaria  y  juramento  de  reviviscencia  perenne, 
que  hoy,  con  la  recrudecida  lucha  del  mal  y  de 
ideologías  extrañas  a  nuestra  conciencia  y  a  nues- 
tra historia,  tienen  significado  excepcional. 

Por  eso  la  voz  de  los  Prelados  mexicanos,  lla- 
mando en  cada  Diócesis  sus  fieles  para  tomar  parte 
en  estas  Peregrinaciones  del  Año  Mariano,  debe 
sonar  a  clarinada,  y  aprestarnos  a  satisfacer  sus 
justos  anhelos. 

Pues  este  año,  siendo  Mariano,  y  por  lo  mismo 
especialmente  consagrado  al  honor  de  María,  debe- 
mos esforzarnos  todos  en  cooperar,  por  cuantos  me- 
dios estén  a  nuestro  alcance,  para  que  el  homenaje 
que  a  Ella  tribute  cada  Diócesis  y  México  entero, 
sea  con  especialidad  grandioso. 

Un  poquito  de  esfuerzo,  o  un  mucho  si  es  nece- 
sario, que  el  objetivo  se  lo  merece,  nos  pondrán  en 
aptitud  de  tomar  parte  en  la  Peregrinación,  que  en 
el  renglón  económico,  gracias  a  las  bondadosas  cuo- 
tas obtenidas  en  el  ferrocarril,  no  impondrá  un  sa- 
crificio que  no  puedan  sobrellevar  un  crecido  nú- 
mero de  católicos. 

Hay  dos  motivos  que  entusiasman  y  alientan. 
La  Diócesis  hermana  de  Cd.  Obregón,  poniendo  un 
insólito  ejemplo  de  unidad  y  comprensión,  por  se- 
gunda vez  se  une  a  la  nuestra  para  que  las  dos 
juntas,  con  sus  respectivos  Prelados  a  la  cabeza,  lle- 
ven hasta  las  plantas  de  la  Madre  y  Reina  el  filial 
mensaje  de  todo  Sonora.  Y  uniéndose  al  singular 
ejemplo  de  la  Diócesis  del  Sur,  la  Parroquia  de  No- 
gales, que  por  su  cuenta  lleva  a  cabo  en  Julio  su 
anual  y  particular  peregrinación,  renuncia  a  su  cos- 
tumbre para  sumarse  hoy  a  la  Peregrinación  ge- 
neral, y  así  ella  resulte  un  extraordinario  testimonio 
de  amor,  de  fe  y  devoción  guadalupanos;  gloria  y 
cumbre  de  este  año  dedicado  a  María. 

Unámonos,  pues,  todos  en  entusiasta  v  gene- 
roso esfuerzo,  para  que  sea  un  hecho  la  consigna  del 
momento:  "¡TODOS,  FISICA  O  ESPIRITUALMENTE 
EN  EL 'TEPEYAC  EL  PROXIMO  8  DE  SEPTIEMBRE!" 
P.  MONGE  —  Promotor  del  Año  Mariano  en  la 
Diócesis  de  Hermosillo. 


31 


COMENTARIO  EN  MEXICO  A  LA  ENCICLICA 


Ciudad  de  México. — La  encíclica  "Mater  et  Magistra" 
(.Madre  y  Maestra),  de  Su  Santidad  el  Papa  Juan  XXIII 
"preconiza  la  ayuda  a  los  trabajadores  en  una  colabora- 
ción estrecha  entre  todas  las  fuerzas  económicas  y  socia- 
les", comenta  aquí  el  diario  capitalino  Excélsior. 

Lo  cristiano,  añade,  "tiene  una  sola  doctrina  que  de- 
fiende y  propaga  la  iglesia  Católica ;  y  conforme  a  ella, 
de  tiempo  en  tiempo  actualiza  los  conceptos  y  las  orien- 
taciones de  acuerdo  con  las  necesidades  de  cada  época,  sin 
perjuicio  de  los  principios  inmutables". 

La  encíclica,  dice  luego  el  diario,  "aboga  por  una  ma- 
yor humanización  hacia  los  más  débiles,  ora  se  trate  de 
personas  o  de  pueblos". 


NIEVA  YORK. — Los  principales  diarios  norteameri- 
canos presentaron  como  un  documento  histórico  a  la  en- 
cíclica social  "Mater  et  Magistra"  de  Su  Santidad  el  Pana 
Juan  XXIII.  El  New  York  Times  publicó  el  texto  comple- 
to y  dijo  en  un  editorial  que  el  documento  pontificio  "re- 
presenta un  intento  de  aplicar  la  ética  católica  a  un  mun- 
do cambianta7!  Dcota'tron  también  la  trascendencia  de 
la  eniíclica,  entre  otros  grandes  periódicos  el  Baltimore 
Sun,  el  Xey  York  Herald  Tribune,  y  el  Chicago  Daily  News. 


BONN,  ALEMANIA. — La  prensa  de  Alemania  Occi* 
dental  dicen  en  g'eneral  amplias  referencias  de  primera 
ursina  sobre  la  encíclica  social  de  Su  Santidad  el  Papa 
Juan  XXIII.  Casi  todos  los  periódicos  subrayan  la  exhor- 
tación por  una  iusta  distribución  de  la  riaueza,  mientras 
releerán  a  segundo  término  lo  referente  al  deber  de  coope- 
ración internacional,  para  que  los  países  ricos  ayuden  a  los 
necesitados. 


ROMA. — Los  periódicos  marxistas  italianos  no  encon- 
traron argumentos  poderosos  Dará  criticar  la  encíclica  "Ma- 
ter et  Magistra"  de  Su  Santidad  el  Papa  Juan  XXIII.  El 
órgano  rojo  Unitá  dio  la  noticia  del  documento  pontificio 
en  tercera  página,  bajo  una  fotografía  grande  de  una  ba- 
ñista. II  Pae<"».  precomumista,  dijo  oue  en  encíclica  resulta 
"larga  y  prolija;  tan  pobre  en  doctrina  como  en  efectivi- 
dad política"  Avanti.  socialista,  pidió  a  sus  lectores  tiem- 
po para  hacer  un  comentario  a  fondo. 


"MADRE  Y  MAESTRA", 

Ciudad  del  Vaticano. — Su  Santidad  el  Papa  Juan  XXIII 
comentó  en  una  audiencia  general  la  aparición  de  su  re- 
ciente encíclica  "Madre  y  Maestra",  que  representa  dijo, 
"la  continuidad  en  nuestra  épWpa  de  las  enseñanzas  de 
Cristo". 

"Jesús  no  se  limitó  a  anunciar  el  Evangelio,  sino  que 
realizió  milagros  en  favor  de  la  humanidad,  necesitada  de 
pan.  consuelo  y  ayuda". 

Así  pues,  "Nuestra  encíclica  considera  en  detalle"  los 
nuevos  problemas  sociales  de  la  hora,  añadió  el  Padre  San- 
to. 

Dijo  también  que  el  retraso  en  la  publicación  se  lia 
debido  Simplemente  a  la  tarea  de  traducirla,  con  el  fin  de 
darla  a  conocer  al  mismo  tiempo  en  los  principales  idio- 
mas modernos. 

La  prensa  izquierdista  italiana  especuló  sobre  ese  re- 
traso, y  quiso  atribuirlo  a  supuestas  "disensiones"  inter- 
na sobre  la  encíclica. 


COMENTA  PRELADO  NORTEAMERICANO 
LA  ENCICLICA 

V\  ASHINGTON.— La  encíclica  "Madre  y  Maestra",  de 
Su  Santidad  el  Papa  Juan  XXIII,  es  una  "exposición  de- 
tallada, clara  y  valiente  de  los  principios  básicos  de  la  Jus- 
ticia social". 

El  secretario  general  de  la  National  Catholic  Welfare 
Conference,  Mons.  Paul  F.  Tanner,  comentó  así  el  trascen- 
dental documento  pontificio,  dado  a  conocer  en  Roma  el  14 
de  junio  y  difundido  amplia  y  rápidamente  en  muchos  paí- 
ses. 

"Esta  respuesta  cristiana  a  las  dificultades  de  nuestro 
tiempo,  mierece  un  estudio  cuidadoso  y  considerado  por 
parte  de  todos  los  hombres  de  buena  voluntad  en  el  mundo 
entero",  añadió  Mons  Tanner. 

El  RP.  James  L.  Vizzard  S.L,  secretario  de  la  Confe- 
rencia Nacional  Católica  de  Vida  Rural,  manifestó  por  su 
parte  que  "los  campesinos  norteamericanos  y  los  de  todos 
los  países  tienen  razón  para  estar  de  parabienes  por  la 
manera  oficial  con  que  la  Iglesia,  en  la  persona  del  Padre 
Santo,  demuestra  su  vivo  interés  hacia  ellos.  "Los  proble- 
mas (del  campesinado),  numei'osos  y  complicados,  serán 
mejor  entendidos  gracias  a  esta  encíclica",  dice 


"LA  VOZ  GUADALUPANA" 

REVISTA  MENSUAL 

HISTORIA      —      ARTE      —  INFORMACION 

ORGANO  DE  LA  1.  Y  N.  BASILICA  DE  GUADALUPE 
Editor:  CENTRO  DE  PROPAGACION  GUADALUPANA 
TEL.  17-44-56 

VILLA  DE  GUADALUPE  HIDALGO, 
MEXICO,  D.  F. 

D.rector:  MONS.  GREGORIO  AGUILAR 

Censor  Eclesiástico:  M.  I.  SR.  C.VGO. 

LIC.  D.  SALVADOR  ESCALANTE  PLANCARTE. 

Gerente:  JOSE  LUÍS  ALVAREZ  SANCHEZ 

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Redacción  y  Administración:  CENTRO  DE  PROPAGA- 
CION GUADALUPANA.  -  APARTADO  POSTAL  NT 
26716.  GUADALUPE  HIDALGO.  -  MEXICO  14,  D.  F. 


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radas por  el  recibo  expedido  por  la  Administración 
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1  año        6  me  sel 
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República  Extranjero 

Número  Suelto    *  2.00  *  0.20 

Número  Atrasado    *  3.00         Dls.  6.26 

Correspondencia  \  envió  de  fondos  a: 
Sr    lose  Luis  Alvarez  Satuhc:  Apdo    Toütal  Num  26716 
Guadalupe  Hidalgo,   México    14.   D,  F. 


32 


PARA  RECIBIR  A  LOS  CATOLICOS  GUADALUPANOS 


El  Gobierno,  la  Iglesia  y  el  Pueblo  de  México, 
han  unido  su  esfuerzo  para  transformar  el  frente  y 
los  alrededores  de  la  Insigne  y  Nacional  Basílica  de 
Santa  María  de  Guadalupe,  sede  de  la  celestial  Em- 
peratriz de  América,  en  un  lugar  que  por  su  amplitud 
y  buen  aspecto,  produzca  grata  impresión  a  sus  vi- 
sitantes. 

Los  trabajos  están  muy  adelantados,  y  el  Comité 
Ejecutivo  de  las  Obras  excita  a  todos  a  que  coope- 
ren, con  la  munificencia  que  puedan,  para  que  pron- 
to quede  terminada  la  noble  labor  emprendida.  Nadie 
debe  eximirse  de  contribuir  con  lo  que  tan  acertada- 
mente se  ha  designado:  "Ofrenda  de  mexicanidad". 

No  olvidemos  que  al  terminarse  las  Obras,  ade- 
más de  la  satisfacción  y  sano  orgullo  con  que  po- 
dremos invitar  y  recibir  a  los  católicos  guadalupanos, 
especialmente  a  los  150  millones  que  pueblan  los  paí- 
ses del  Continente,  se  intensificará  más  y  más  el 


guadalupanismo,  ya  que  todo  lo  que  se  haga  por 
elevar  y  dignificar  este  lugar  sagrado,  que  es  ei 
Tepeyac,  ayudará  a  afirmar  y  extender  el  Apostolado 
Guadalupano  — que  es  obra  de  amor — ,  y  a  la  mayor 
propagación  del  conocimiento,  veneración  y  culto  de 
nuestra  Madre  y  Patrona  a  quien  todos  amamos  en 
trañablemente. 

El  mundo  occidental  está  cada  día  más  necesi- 
tado de  defender  su  tradición  cristiana  y  civilizadora. 
Para  ello  debe  disponer  de  la  fuerza  espiritual  indis- 
pensable para  oponerla  a  quienes  tratan  de  destruirla. 

El  Tepeyac,  es  el  centro  de  unión  espiritual  de 
nuestro  Continente,  y  México  tiene  el  privilegio  y  eJ 
deber  de  cuidarlo  y  mostrarlo  a  propios  y  extraños 
de  la  manera  más  digna  que  le  sea  posible.  Nos  lo 
exigen  nuestro  propio  decoro  y  el  amor  que  profesa- 
mos a  la  Madre  de  Dios  en  su  advocación  americana 
de  Guadalupe. 


COMITE  OFICIAL  DE  PEREGRINACIONES  GUADALUPANAS 


JOSE  ALVAREZ  B.  MONS.  GREGORIO  AGUILAR  G. 

Presidente.  Arcipreste,  en  funciones  de  Abad,  de  1?  Basílica 
TOSE  LUIS  ALVAREZ  S  y  Director  Espiritual 

Secretario. 


Propague  la  Imagen  Original 
de  Sta.  María  de  Guadalupe 

La  Virgen  de  Guadalupe  fué  declarada  por  el 
Santo  Papa  Pío  X,  por  Decreto  del  24  Je  Agosto  de 
1910.  "Celestial  Patrono  de  América"  y  el  12  de 
Octubre  de  1945,  S.  S.  el  Papa  Pió  XII.  la  declaré 
"Reina  de  México  y  Emperatriz  de  América". 

Es  deber  de  gratitud  propagar  su  amor  y  de- 
voción por  todos  los  ámbitos  de  México  y  de  Amé- 
rica. Todos  los  hogares,  colegios,  oficinas,  fábricas, 
talleres,  etc.  deberían  tenerla  presidiendo  sus  traba- 
jos.  penas  y  alegrías. 

Ahora  que  es  factible  adquirir  copias  del  Sa- 
grado Original  procure  Ud.  regalar  a  sus  familia- 
res, amigos  y  conocidos,  estas  magníficas  Imáge- 
nes que  cuentan  con  esta  prueba  de  autenticidad. 

"Certifico  que  esta  Imagen  de  Ntra.  Señora  de 
Guadalupe  de  México,  es  reproducción  tomada  di- 
rectamente del  Sagrado  Original". 

Con  estas  palabras  el  limo.  Sr.  Abad  de  la  Ba- 
sílica de  Santa  María  de  Guadalupe,  Mons.  Felicia- 
no Cortés,  certifica  que  los  Oleo  cromos  a  siete  tintas 
que  el  "Centro  de  Propagación  Guadalupana"  ofre- 
ce al  público,  son  la  más  fiel  copia  de  la  Sagrada 
Imagen, 

IMAGEN  COMPLETA 


MEDIDA 


II  x  7 


PRECIO  DE  UNIDAD 
EN  CARTULINA 


PRECIO  DE  UNIDAD 
EN  CARTULINA 


$  0.25 
En  100 
En  1000 
15  x  10       $  0.60 
En  100 
En  1000 
ti  x  13%    9  1.50 
En  100 
En  1000 
32  x  19       $  3.00 
En  50 
En  100 
49  x  33       $  6.00 
En  50 
En  100 
62  x  40       9  8.00 
En  50 
En  100 
71  x  47  (1)  $10.00 


107  x  65 


En  10 
En  50 
$25.00 
En  5 
En  20 


pieza* 
piezas 

piezas 
piezas 

piezas 
piezas 

piezas 
piezas 

piezas 
piezas 

piezas 
piezas 

piezas 

p! 


piezas 
piezas 


$  2.00 
20  por  ciento 
30  par  ciento 

$  3.00 
20  por  ciento 
30  por  ciento 

$  5.00 
20  por  ciento 
30  por  ciento 

$  8.00 
20  por  ciento 
30  por  ciento 

$24.00 
20  por  ciento 
30  por  ciento 

527.00 
20  por  ciento 
30  por  ciento 

$30.00 
20  por  ciento 
30  por  ciento 

$60.00 
20  por  ciento 
30  por  ciento 


ENLIENZADA 

do  descuento, 
de  descuento. 

de  descuento, 
de  descuento. 

de  descuento, 
de  descuento. 

de  decuento, 
de  descuento. 

de  decuento, 
de  descuento. 

de  decuenta, 
de  descuento. 

de  descuento 
de  descuento. 

de  descuento, 
de  descuento 


IMAGENES  EN  BUSTO 


MEDIDA 
9x6 
SO  x  40 


PRECIO  DE  UNIDAD 
EN  CARTULINA 


PRECIO  DE  UNIDAD 
EN  CARTULINA 
ENLIENZADA 


$  0.25  $  1.50 

En  100  piezas  20  por  ciento  de  descuento 

En  M00  piezas  3C  per  efento  de  descuento 

$  8.00  $25.00 

En  1*0  piezas  20  por  ciento  de  descuento 

Ea  50  piezas  30  por  ciento  de  descuento. 


fl)    Ceta  estampa  tiene  como  fondo  una  alegoría  de  la  Bo 
sfllea  con  la  Bandera  Mexicana  v  unas  rosas. 

Pedidos  al 

CENTRO  DE  PROPAGACION  GUADALUPANA 

Atrio  de  la  Basílica  Tel.  17-44-56 

Apartado  Postal  26716 
Guadalupe  Hidalgo  14,  D.  F. 
SUCURSAL 
Rampa  del  Tepeyac. — Templo  del  Cerrí te 


•  Auténticas  reproducciones  de  la  Sgda.  Imagen  Origina) 
de  Ntra.  Sra.  de  Guadalupe,  completa  o  en  busto,  a  7  tintas, 
y  en  los  tamaños  que  aquí  se  especifican,  que  el  "Centro 
de  Propagación  Guaialapana"  ofrece  hoy  a  precio  reducido.