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ANALES
DE LA
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ANALES
DE LA
SOCIEDAD científica
ARGENTINA
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DiüBCToa : logeoLero 4NGEL G4LLA.R00
SiCRKTARios : Señorea Eduardo Latzira y Cáelos Lagos García
TOMO XLVII
Prñmer eeroestne de 1890
BUENOS AIRES
UfPREPITA DB PABLO E. COMÍ t HUOS, ESPEQAL PARA OBRAS
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FE DE ERRATAS
QUE CONTIENE EL ESCRITO DE « La FlORA ArGENTINA »
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Anales de la Sodedad Cientifica Argentina, tomo XLVllI p. 67-105
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466. 48
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pág. 465 Tin. 46
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G. boerhavifolia
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440. 46
440. 47
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440. 47
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pag. 412
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varias especies
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y pág. 443 1. 13
región subtropical
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compuestas
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Plantae Lorentzü
Argyreia
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pág. 228
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pág. . . . linea 39
pág. 65 linea 46
DUÁE SPECIES NOVAE ARGENTffIAE
GYPONAE GENERIS
SCRIPSIT
CAROLUS BER6
1. Gypona sellata Birg, d. sp.
Hobusta, sordide olivaceo-flavescens, subíuspallidior, virescens,
immaculata; margine antico capitis dimidioque basali clavi
aut hujus fascia inedia, parle basali nee non ápice imo, fuscis ;
pronoto raro lineis obsolelissimis antrorsum convergenlibvis
fulvescentibus omaiis eiposticeviridi-tincio; dorso abdominis
alisque prope scutellum obscure fuscis. — Long. corp. et corp.
cum legm. 40-44,5; lat. 3^5-4 mm.
Femina segmento ventrali ultimo quam paenultimo fere duplo
longiore, ápice usque ad médium ellipticosinuato, sinus
ipsus medio lóbulo parvo triangulariter exdso instructvs^
lobulis lateralibas longis, rotundatis.
Hab. Territorium Missionum.
Gyp. pingui St&l quadammodo similís, sed piciura corporís
structuraque segmentí ultimí ven tris optíme diversa. Capul supra
subtusque depressum apicem versus attenuatum, antíce satis
rotundatum; vértice medio quam ad oculos plus quam dimidio
6 AiráLES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
longiore, distíncte stríato, stríis medíísetlateralibusobliquetrans-
versis, ínter se apícem versus convergentibus, línea ímpressa
medía ínterdum obsoleta; ocellis roséis, ante médium verticís
sítís, ínter se et ab oculís fere aeque longe dístantibus vel ínter se
quam ad oculos paulo magis propínquís; fronte clypeoque aeger-
rime punctulatis, hoc apícem versus nonnihil ampliato et medio
usque ultra elevato, illa utrimque serie tubercuiorum minutorum
instructa. Pronotum quam vértex dimidío longíus, transversim
strigosum, antice et ad margines laterales subtilíter rugulosum,
postice late sínuatum, marginibuslateralibusanticisquam posticís
quasí duplo longioribus. Scutellum valde acuminatum, basi pun-
etatum, post médium rugosum. Tegmina brevia, apícem abdominís
non superantia, venís clavi utrimque fortiterpunctatis, apéndice
raembranae angusta. Álae subvitrea, prope basin valde infuscatae.
Abdomen virescenti-flavídum, prope scutellum nigrescens. Subtus
cum pedibus flavido-virescens, immaculata.
De esta especie poseo varios ejemplares que fueron recogidos en
el Territorio de Misiones, por el señor Carlos Backhausen.
Í2. Gypona retifera Berg, d. sp.
Parva, flavido-vere^cens ; capite pronotoqiie vittis duabus vel
quatuor obsoletissimis luridis omatis; tegminibus omnino
laxe venoso-reíiculatis, areolis luridis^ venís virescentibus.
Mas segmento ultimo ventrali quam paenultimo dimtdio /cin-
giore, ápice latissime rotundato. — Long. corp, 6, cum tegm.
7,5; lat. 3 mm.
Hab. Territorium Missionum.
Gyp. brachycephalae Spngb. fortasse simílis. Caput breviuscu-
lum, supra subtusque parce depressum, ad apícem aliquanto
attenuatum; vértice subcirculari, subtillissime striato, stríis fere
transversalibus ; ocellis magnis, flavis, ante médium verticís sitis,
ínter se quam ab oculís fere duplo longe remotis; fronte clypeoque
subtílissime punctulatis, hoc apícem versus paulo angustato, illa
CTPOKAI €nBUS 7
ad latera pamm stríata. Prooolum Iransverse strígosam, aniíoe
foreolis Donnallis indíslíoclís praedítam, tíIüs lurídis tíx con-
spicois, marginibus lateralibus anlicis el postícis fere aequilongis.
Tegmina omnino parcíus TeDoso-rPliculala, lurida, yenis laete ▼írí-
dibos, apéndice merobranae angusla. Álae subTiirede. Abdomen
pedesque Tirescenti-flaTÍda, illad ápice ▼irídi-Unclum.
Poseo un solo ejemplar de esta especie, recogido en Misiones.
Está caracterizada principalmente por sus pequeñas dimensiones^
la posición y distancia de los ocelos, j la coloración y los retículos
de las t^mínas.
UNA PLANTA NUEVA
DE LA FLORA URUGUAYA
Á mediados del mes de mayo próximo pasado recibí del distinguí-
do botánico y amigo señor don J. Árechayaleta, Director del Museo
Nacional de Montevideo, un paquetito de plantas uruguayas, para
que yo viese si fuera posible determinarlas por comparación con el
material de mi herbario, á causa de que los ejemplares recogidos
eran incompletos, careciendo en su mayoría de flores y frutos.
Entre las varias especies de ese paquete, me llamó sobremanera
la atención una rama recolectada en los montes de la sierra del Pan
de Azúcar, cuyas hojas enteras y apergaminadas llevaban al pie un
par de enormes estípulas, dándole casi el aspecto de una Bizacea;
los óif;anos reproductores estaban representados solamente por
unas inflorescencias axilares filiformes cilindricas, cubiertas por
un gran número de bracteitas triangulares semi abrazan tes y empi-
zarradas decolor rojo-morado obscuro con bordes vellosos cenicien-
tos; en la axila de dichas brácteas existían botoncitos rudimenta-
rios de flores pero sin que pudieran servir para un estudio taxonó-
mico. Contestando, pues, al señor Arechavaieta, le manifesté mi in-
terés por el curioso vegetal, encareciéndole que buscara de obtener
ejemplares más completos y desarrollados.
Mis deseos no tardaron en ser satisfechos enviándome el señor
Arechavaieta, el 14 de septiembre próximo pasado unos hermosos
ejemplares del mismo vegelal en plena floración . El estudio de las
flores me reveló que se trataba de una Samidacea y probablemente
de un género nuevo, pues la planta no calzaba en ninguno de los
imiL PLANTA HDBYA DE LA FLORA URUGDaTA 9
géneros que figarao en la obra de Bentham y Hooker (Genera plan"
tarum, vol. I, p. 79i y siguientes); así lo hice saber atáctico bo-
tánico uruguayo, haciéndole al mismo tiempo presente la necesidad
de obtener los frutos, para estar más seguro de la determinación y
en tal caso poder dar una descripción completa del nuevo repre-
sentante de la Flora de la Banda Oriental.
Con fecha 26 de noviembre, el señor Arechavaleta me anunciaba
haber hallado el fruto de la interesante Samidacea en una de sus
últimas excursiones, agregando : mel fruto es esférico, del íamaño
de un guisante^ con el estilo persistente, tres placentas con semillas
numerosas, un tanto comprimidas por presión, no presentando [dila-
tación externa ningunas, y el 7 de diciembre me comunicaba ha-
berme remitido por correo un ejemplar tructifero, ejemplar que,
desgraciadamente y no sé por qué causa, no llegó á mis manos, te-
niendo entonces que reclamar otro del descubridor, el cual me
complacía enviándome otro el 30 de diciembre próximo pasado.
El estudio de todo este material me confirmó mayormente en mi
opinión primitiva y boy estoy plenamente convencido que se trata
de un género y especie nueva de la familia de las Samidaceas, gé-
nero y especie perfectamente caracterizados, queme permito publi-
car en esta corta relación, tomándome la libertad de dedicar dicho
género á su sabio é infatigable descubridor, como testimonio de
gratitud y cariño amistoso para con él.
ARECHAVALETAIA Speg., n. gen. Samydacearum
Char. Caseariea. Catyx primo subglobosus dein hemisphaerico-
turbinatus apertus, sepalis 4 valvatis. Pétala O. Stamina circiter
SO hypogyna, i-S-sticha libera, pilis saepiusmajusculis immixta,
filamentts brevibus, antheris subelhpsoideis extrorsuu dehiscbn-
TiBus, STAMiifODUS ifULLis. Ovarium ovoideum, uniloculare, in
stylum iifTBGRUií ápice TRUfiCATUN elongatum, productum, ovulis
00 , placentis tribus paríetalibus i-é-seriatim adfixis, anatropis
subhorizontalibus. Fructus subbaccatus indehiscens polyspermus
stylo persistente armatus. Semina subglobosa exarillata exalata-
que, testa coriácea, albumine proteico copioso, embryone párvulo
axili, cotyledonibus subovatis radiculam superam non v. tnx su-
10 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
perantibus» — Arbuscula, Folia alterna subdisticha integra v,
subserrata, epunctata; stipulae maxiuae persistentes ovatae ses-
siles V. petiolulatae . Flores parvuli breviter pedunculati uni-
bracteolati in spicis aasillaribus pendulis dense congesti .
Genus prope Euceream Mart. et Lunanian Hook'. inserendum ab
ómnibus Ordinis rite distinctum.
A. upug^ayensis Speg., n. sp.
Diag. Glaberrirna, plurimetralis, foliis patulis ellipttcts per-
gameneis integris v. utroque margine irregulariter paucidentatts ,
petiolis brevibus internodia non aequantibus fultis, bc^i stipulis
magnis ex orbiculari ovatis persistentibus v. brevissime petiolu-
latis, spicis floralibus petiolos duplo v. triplo superantibus cer-
nuis, ftoribus atro-purpureis dense congestis, stylo longe exerto,
fructibus globosis parvulis e virescenti roséis glabris.
Hab. In silvis et dumetis montium Pan de Azúcar t;oca¿oruir,
ReipuAlicae Uruguay ensis, leg. PraecL J. Arecha válela, veré
4898.
Es, según parece por las muestras que poseo, un arbusto de bas-
tante elevación, normalmente ramificado y bastante tupido; sus
ramas, que se separan del tronco bajo un ángulo más ó menos
abierto, son cilindricas lisas, presentando sólo las viejas unas
arrugas longitudinales poco marcadas, vestidas por una corteza de
color marrón más ó menos ceniciento y provistas de un regular
número de lenticelas más pálidas ó blanquecinas, siendo la ma-
dera bastante resistente y compacta, blanca, con un canal medular
poco desarrollado, relleno de una médula blanco-rosada; los inter-
dios son, por lo general, cortos (5-iO mmno. de long.) y provistos
de cojinillos foliiferos más ó menos salientes y angulosos. Las ho-
jas son alternas, tendidas casi horizontalmente, dispuestas en 72
en las ramas jóvenes y por lo tanto disticas, en las viejas en 2/5;
los limbos son á voces elípticos, á veces lanceolados (I : 3), gene-
ralmente más anchos en la mitad superior (de 40 á 70 mm. de
largo por 12-25 mm. de ancho), rígidos casi apergaminados, pero
bastante delgados, sin puntos ni lineas transparentes, de color
verde obscuro y brillantes en la cara superior, sin brillo, de color
isilami un ciierra ü» mait .Quuc;Hift x^ j«:ua
inioe» lii Mili 111 i 4B ior rae jn^» :íq si j^tq^thi
oKiitD. Ba jna paiaoia^ i& :ia araiKiu ii^siaQte ^amctütf ^ jm.^
•iei
t^AJL.)» ^^«l^aSLV.
12 AMAUIS DE LA SOGIBOAB CIENTÍFICA ARaENTlNA
hacia la parte externa de la flor, abriéndose longitudinalmente,
desprovistas de espolones ó apéndices y con un conectivo muy poco
visible; entre los estambres se observan numerosos pelos blanque-
cinos, de los cuales algunos son cortos y cilindricos, mientras
otros igualan á los estambres, siendo más gruesos y chatos, pare-
ciendo unicelulares.
El ovario es globoso ú ovalado obtusamente triangular, muy pe-
queño (de 1 mm. de alto y de ancho), lampiño, de color morado,
casi negro, enangostándose repentinamente en la parte superior,
prolongándose en un estilo cilindrico (de 2 mm. de long.) que so-
bresale bastante de entre los sépalos, tronchado y entero en la ex-
tremidad; al interior el ovario no presenta más que una sola cavi-
dad, con tres placentas parietales, sobre cada una de las cuales hay
un gran número de óvulos anátropos casi horizontales, dispuestos
por lo general en tres hileras verticales.
El fruto es una especie de baya muy poco pulposa, irregularmen-
te globosa (6-6 mm. de diám.) sésil ó casi, de color rosado sucio,
con nubecilla cerosa azuleja y provista en la parle superior del es-
tilo persistente y rigido (2 mm. de largo) negruzco y delgado; el
pericarpio es relativamente delgado, pero bastante tenaz y á la ma-
durez se abre partiéndose irregularmente; en el interior se hallan
de 4 á 10 semillas perfectas, mezcladas á algunas otras abortadas,
sin substancia intersticial. Las semillas son casi globosas (de 3 mm.
de long. por 1,5 mm. de ancho y grueso), algo angulosas por la
presión mutua, sin alas, arillos ó carúnculas, sobresaliendo en la
parte inferior el rafe apenas, lisas, lampiñas, de color negro más ó
menos brillante, con el testa apergaminado bastante duro. Cortadas,
presentan una parte hueca y otra ocupada por el albumen blanco
albuminoideo, en el centro del cual se halla escondido el embrión
muy pequeño axil verde, con cotiledones anchamente ovalados y
obtusos y con una raicilla cilindrica de igual lonp^itud de los coti«
ledones dirigida hacia el ápice ó sea la chalaza de la semilla.
Respecto de la planta él señor Arechavaleta me escribe :
<( Es arbusto de2á 3 metros, al menos el último que hallé media
esta altura, pero según noticias que después me dieron puede
alcanzar á más aún.
« Los primeros ejemplares se encontraban en las orillas del arroyo
de Pan de Azúcar, á la sombra, de otros árboles, y los últimos entre
Scutia buxifolia, contra los cuales parece que se sostenían derechos.
Aunque el terreno era bastante elevado y peñascoso tengo razones
UNA PLANTA NUEVA DE LA FLORA URUGUAYA 13
para creer que las raices corríeudo entre las piedras, debían llegar
á fondos muy húmedos y puede ser que á napas subterráneas; á
poca distancia se hallaba una galería de mina inundada de agua I
« Los más lindos ejemplares en flor que tengo en mi herbario
proceden de un pie nacido entre dos peñascos de conglomerado, en
cuya orilla corría un arroyuelo de agua cristalina ; supongo que
en épocas lluviosas debe bañarlo continuamente el líquido ele-
mento. En una. palabra, es un arbusto bastante crecido y amigo
del agua 1 »
La Plata, ^ de diciembre de 1896.
Carlos Spsgazzini.
TESORO
DK
CATAMARQUENISMOS
CON ETIMOLOGÍA DE NOMBRES DE LUGAR T DE PERSONAS EN LA ANTIGUA
PROVINCIA DEL TUCCMAn
Por SAMUEL A. LAFONB QUEVBDO M. A. Gantab.
Miembro corrMponnl dal Insütalo 6eoitrá9eo Aigeatfao 7 mitmbro
eomspoii4ieiite de 1« Sociedad Científica Argentina
iConUnuaeión)
APÉNDICE A
PADRÓN DE QÜILMES Y CALIANES (1682)
(Del Archiyo Nacional de Baenos Airef)
Papel para los años
1684, 1685 y 1686.
En el Pueblo y reducción de Santa Cruz de los Quilmes, tres le-
guas poco más ó menos de la ciudad de la Trinidad Puerto de Bue-
nos Aires, en 12 dias del mes de Abril de 1682 años : El Capitán Don
Miguel Castellanos Contador Juez OGcial de la Real Hacienda en di-
cha ciudad y sus provincias del Rio de la Plata y Paraguay. Por
S. M. que Dios guarde ; para efecto de hacer padrón de los Indios é
Indias de dicho pueblo y reducción y reconocer los que deben pagar
Tassa, ó ser reservados de ella en presencia de mi el presente escri-
bano y asimismo estando presentes el Doctor Don Melchor delzarra
Cura doctrinante de dho. pueblo y el Sargento Don Miguel Troncoso
sucorreiidor juntamente con el alférez Clemente Rodríguez Protec-
tor General de los Naturales. Y assí todos juntos y havíéndose reco-
gido toda la gente de dicha Reducción á toque de campana que se
estuvo tocando por más tiempo de dos horas, y con el libro de Co-
leturias que manifestó el dicho Cura Doctrinante y con la lista del
último Padrón que se hizo de los Indios de esta dha. reducción el
año passado de 1680 en dos dias del mes de Mayo. Se hizo este Pa-
drón en la forma y manera siguiente :
IS
T r%II>TWiS «l>
AbanroT tm.i.
Ibandij (B.).
Ibau.
Abaü.
Ibauchaj i m.).
Abajao.
Abajan (Galiaoo).
AcanseT.
Aechoca Cacique).
Achaípi (Galiano).
Achaípi Calíano (m.).
Alei (Calíano).
Alichay (Caliano).
Aliue.
A]san (Alean, 9* Cod.).
Allampa.
Allanqoi.
Amblaquf.
Amilca (á milea, Cod. 2*), Calia-
no (m.)-
Aropalla.
Anchajo.
Anchila.
Anjurí (Calíano).
Anllagua (m.).
Añaípí (yp, Cod. 2^).
Apaussa (Calíano).
Aquilaa (an?) (Caliano).
Apil.
AqaÍDchaT.
Astaban.
Atanco ^AqoiliajK
Ancho.
Anquí (Calíano).
Ates.
Afcnña.
Balinchaj (Calíano).
Saltos.
Bailáis Téase Vallaisj.
Bancux (m.)*
Barrigón.
Bíndus (Vindus, Cod. S*, Calíano).
Cabana.
Cabilmay (uilmay, Cod. i^^ Ca«
liano).
Cachaupe (ype, Cod. 2*).
Cachícachi (Caliano).
Cachiqui (Caliano, ra.).
Cachiqui.
Cachi may.
{1) Para facilidad de referencia se ha reducido la siguiente lista de apellidos á
orden alfabético. El signo (m.! significa que el apellido que lo precede es de
mujer. Cuando no se indica procedencia se entiende que es Quilme.
16
ANALES DB LA SOCIIBAI» CUNTÍFICA ARfiBHTINA
Gaipicha (pichi, Cod.
2«).
Chanco! (Caliano).
Gaipuchis(^cAi, Cod. 2"", Calíano
\ Chansaba (zaba, Cod. S"", m.)*
(m.).
Chalpi(m.)*
Calauza.
Cbapi (m;).
Calchiuar.
Chapuma.
Calimay (Cal ¡ano).
Chascagua (m.).
Caliua (Cal ¡ano).
Chascaguay (agua, Cod. 2*^).
Caliva.
Chauchica (m.).
Cailafí.
Chavel (m.).
Camincha(m.).
•
Chaya uca.
Camllapi (m.).
Chay^pi.
Campacay (Caliano).
Chilcomay (Caliano).
Campilla (m.).
Chucuncay.
Canilla (ó ista) (m.).
Chumay.
Casilla (m.).
Calali fCathali, Cod. !
n
F
•
Calalme.
Calibas.
Famacalla.
Cauanan.
Filca.
Cauanche.
A 1 I V/«A. '
Cauasi (ciy Cod. 3^, Caliano, m.]
).
Caypiccha.
G
Comanchao (m.).
Cunaype.
Gachipay.
Guacha mpa.
GH
Guachil (m.).
Gualquitay (Caliano).
Chacaba(m.).
Gualyaca.
Chacassí (así, Cod. 2*",
Caliano,
Guallquipa.
m.).
Guam pichan (Caliano).
Chafa.
Gualchicay.
Chaipí (m^.
Guanpichan.
Chainl (Caliano, m.).
Guaquilmay.
Chama (m.).
Guaquinchay.
Chamíca (m.).
Guayanble (Caliano).
Chamilca (m.).
Guayanble (m.).
Champusa.
Guayanchil (Caliano).
Chanagua (m.).
Guaya npi.
Chanaype (m.).
.
Guayaquil.
Chancano.
Guitflu.
1/
ll¡
k
fecí
^i
•'ara,
-'"liad
"par.
>
/-a
\
^Qch
^J
«oc
TESORO DK CATAM ARQUEÑISMOS
Liasca (CaliaDO, m.).
Liaypucha (m.)*
17
Ichaua.
Iguanchay (Caliano, m.).
Ijama (la j f)
Illaua (m.)-
Iluchaíme (m.).
Impaxil (m.).
Incaize.
Inca pacha.
Inquina (m.).
Ipallam.
Iquicho (m.)*
Iquimay.
Isayan (Calí ano).
M
Malanzá.
Mallica (m.).
Maquitay.
Miquinay.
Mitís (Caliano).
N
Naycagua(m.)-
O
Laguachí (m.).
Laguachi (m.).
Laíx vel Layx (Cod. 2**).
Lamac.
Límpay.
LL
Llabca (m.).
Dabincay (Caliano, m.)-
Llacche.
Uacapas (m.)-
Llacas.
Llaica (n).)-
Llamac ((laliano, m.)-
Llampa.
Llamuc ((laliano, m.)*
Llaoen.
Llaquinchay (Caliano, m.)«
Opuccha (m.).
Osla t;e/Hosta (Cod. S^").
Paco.
Pajanni (Caliano, m.)-
Pallamay.
Pallamay (m.)*
Pasagua(m.).
Parabay.
Peguante.
Perendengue.
Pichaguay.
Pipis (m.).
Pisay (ra.).
Piscay.
Piscay (m.)* *
Pisiaca oel Píssi (Cod. 2*).
fOC CIINT. Alft. — T. XLTn
18
ANALES DE LA SOCIBDAD CIRNTÍFICA ARGENTINA
Pili.
Sipilmana.
Piuanche.
Sipitulpa.
Sipitulpa (Cali
iano).
Q
Siquimíiy.
Siquinay.
Quichauel (m.).
Siquitay (Caliano).
Quichincha.
Subcala.
Quílintay.
Quisami (m.).
T
Quizampa (Calíano).
Tancolmay.
•
Tan til (m.)-
s
Taquilo.
*
Ti layan.
Sabanquít?6/Sauanquí(Co(l. 2^).
Sachamon.
U
Sachica.
Sachica (m.).
Uchapa (m.).
Sachica (Caliano).
Uchucan.
Samaya (Caliano, m.).
Üguenche.
Samayan (Caliano, m.)-
Uncacha (m.).
Saminta (Caliano).
Uncalla (m.).
Sancalroay.
Uncasil (m.).
Saipu(m.).
Uti.
Sanquinay.
Sapajan (Caliano).
V
Sapa tuda.
Sa patulea.
Valinchay vel Balin (Cod. 2"").
Sapaucan (Caliano).
Valláis vel Ballays (Cod. 2"*).
Sialtaud (m.).
Vichicay (ra.).
Sicca (Caliano).
Sílpicay (Caliano).
Siipiguay (ra.).
Y
Silpina.
Silpincay ó Silpiucay.
Tabanchin (ra.)
.
Silun.
Yampaxil ü6/ Yanpasil(Cod. 2^^
Sillamay.
m.).
Símanan (Caliano).
Yapay (m.).
Simichan (m.).
Yutayan (Caliano).
Sinquinay.
•
Zanquil (m.)-
Zapalií (m.).
TESORO DE CATAN ARQUEÑISMOS 19
Zapan (m.)-
Zapatuda.
Jupiche (4 upiche, Cod. 2**). (Du-
doso, posiblemente Quilme).
APÉNDICE B
APELUDOS DE INDIOS DE AMBOS SEXOS QUE SE ENCUENTRAN
EN UNOS EMPADRONAMIENTOS DE FINES DEL SIGLO XVII Y PRINCIPIOS
DEL XVIII EN EL ARCHIVO DE CATAMARCA
Aballay.
Aballay : cacique Guachajchi.
Aba Hay : cacique Paysípa.
Aballay : cacique Machigasla.
Abaucha.
Abauchay.
Abilinday : Tinogasta.
Acampi : Tinogasta.
Acanchi (m.) : Ingamana.
Achamín : Olcagasta.
Achapac : Guachajchi.
Achaupac.
Achipay (m.) : Ingamana.
Achuela (m.) : Ingamana.
Achuxna (m.) : Pisapanacu.
Achuxna (m.) : Guachajchi.
Ai mache.
Alimin : Olcagasta.
Aiimin : Paysípa.
Alucao.
Alugon : Pisapanacu.
Allaimi : Guachajchi.
Ampi : Paysípa.
Anitay.
Añacay.
Asaica : Pisapanacu.
Asanu (m.) : Pisapanacu.
Asimin : cacique Olcagasta.
Asintay : Pisapanacu.
Aucaba ó Aneaba : Tinogasta.
Aumpa : Huasan.
Auquio : Tucumangasta.
Avalos.
Axlato.
Ayachi (m.) : Ingamana.
Ayachi : Pisapanacu.
Ayampox(m.) : Tinogasta.
Ay macha : Calchaquí.
Aysampas (m.) : Tucumangasta
Ayuchil (m.) : Ingamana.
Ayunda.
Ayunda : Pisapanacu.
Ayuxna (m.) : Ingamana.
20
▲NALES DE Lk SOCIEDAD CIEEf TÍFICA ARttENTINA
Calamón.
Calamón : Tinogasta.
B Calinluclla.
Cauana (m.) : Ingamana.
Conela : Guachaxse.
Colaoy : Olcagasla.
Coyuca : Tioogasla.
Guicha (m.) : Ingamana.
Cuma I i : Pisapanaco.
Cumali : Amangasla.
Cumanse : Huachasche.
Cumanse (m.) : Sabuil ó Saujil
Cumansi (m.) : Pisapanaco.
Cumansi (m.) : Pípanaco.
Cumansi (ra.) : Tinogasla.
Cumansi.
Cuneas (m.) : Ingamana.
Cuninja : Amangasla.
Cunínjua : Paysipa.
Culayan : Machigasla.
Cutoyan : Paysipa.
Bacalí.
Baíamble : Huachaschi.
Balanpis (u?) : Pisapanaco.
Bal cusa.
Balimba : Huachaschi.
Bicamsa (m.) : Olcagasla.
Billa : Huachaschi.
Cachusna : Huachaschi.
Caimí : Ingamana.
Caimincha : Pisapanaco.
Caimincha (m.) : Pisapanaco.
Cajilla : Ingamana.
Calduse : Pipanaco.
Calí : Tinogasta.
Caliba ó Calibas : Tinogasla.
Caliba : Olcagasla.
Caliba : Paysipa.
Caliva : Guachaxse.
Calsapi : Ingamana.
Calsapi : cacique Tioogasla.
Callamuy : Paysipa.
Callave : cacique Pipanaco.
Callaxve : Ingamana.
Callaxue : Ingamana.
Camisa : Ingamana.
Camisa : Paysipa.
Camisa : Machigasla.
Campilla (m.) : Ingamana.
Cañacha (m.) : Amangasla.
Capilba : Sabuil-Saujil.
Capilma : Sabuil-Saujil.
Casanpa : Pipanaco.
CH
Chacampi (m.) : Pisapanaco.
Chacani.
Ghacarac : Ingamana.
Chacomo : Tinogasla.
Chaicsa (m.) : Ingamana.
Ghaicsa : Guasau.
Chaicsa (m.) : Huachaschi.
Chamaica (m.) : Pisapanaco.
Chamaico : Guachaxse.
Chamaico.
Chambleca : Saujil.
Chamasin (m.) : Ingamana.
Chamaya (m.) : Pisapanaco.
Chamhana (m.) : Pisapanaca
Chamixla (m.) : Pisapanaco.
UNA PLANTA NUKVA DE LA FLORA URUGUAYA 11
mas pálido ó algo rojizo en la inferior (en la juventud se hallan
ligeramente vestidos de unanubecilla azuleja cerosa), con nerva-
duras bien marcadas en ambas caras, una primaria más gruesa
central con 8 ó 10 secundarias en cada lado, las que se anastomo-
zan en arco antes de tocar el borde; la parte superior ó punta del
limbo es acuñado-redondeada, más ó menos aguda ú obtura, á
veces hasta con un diminuto mucrón; la. parte inferior ó base es
siempre claramente acuñada ; el margen es llano ó con un reborde
sumamente angosto doblado hacia la cara inferior, en ciertas ra-
mas enterísimo, en otras aveces entero, á veces con uno á siete
dientes en cada lado bastante agudos pero poco profundos; los pe-
ciolos son, generalmente, muy cortos (de 3 á 5 mm. de loog. ) cana-
liculados en el vientre, convexos al dorso y provistos en su base
de dos grandes estipulas apergaminadas, anchamente ovaladas
(delOálS mm. de long. por 7á 15mm. de ancho) muy redon-
deadas en la parte superior, en la posterior oblicuamente troncha-
das con ambas orejitas obtusas, la exterior muy pronunciada, á
veces sentadas, otras veces sostenidas por un peciolito muy corto
y chato, de bordes enterísimo ó con varios dientes anchos y cortos.
Las inflorescencias de color morado obscuro nacen en la axila de
las hojas superiores de las ramas, siendo unas espigas casi sésiles,
de 15 á 25 flores, muy tupidas (de lOá I5mm. de largo por 5 mm.
de diámetro), generalmente pendientes ó dobladas hacia abajo. Las
flores son muy apretadas y sostenidas por un pedunculíto muy
corto y bastante grueso (de 0,5 á 4 mm. de long.) que sale de
la axila de una bracteita corta anchamente triangular semiabraza-
dora, morada, con borde velloso-ceniciento ; al estado de botón son
casi globosas (de 1,8 á 2,2 mm. de largo por 1,5 á 2,2 mm. de
díám .) y más tarde, al abrirse, toman una forma hemisférica ó casi
de un cono invertido; los sépalos son valvaresy en número de cua-
tro, bastante carnosos, de color morado azulejo y lampiños por
afuera, por adentro cubiertos de un vello corto tupido ceniciento,
cortamente soldados en tubo en la base, libres y ovalados, modera-
damente agudos en sus dos tercios superiores. No hay pétalos. El
disco está representado por cuatro glandulitas verdes diminutas
sentadas en la base inferior y al centro de cada sépalo. Los estam-
bres, que no superan nunca los sépalos, son en número de 18 á 20,
dispuestos en torno del ovario en tres ó cuatro hileras, completa-
mente libres y lampiños, formados por filamentos cortos casi cilin-
dricos amarillentos y anteras eliptico-ovaladas rojizas dispuestas
ii
ÁNALBS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ÍDcasapa : Ingamana.
Inrasil ó jil (m.) : Guachaxse.
Inquina.
Inquina (m.) : Huachaschí.
Inquina (m.) : Pisapanaco.
Inquina (m.) : Ingamana.
Inquina : Tinogasta.
Inquina (m.) : Olcagasta.
Inquina : Paysipa.
Insama.
Iquisina : Tinogasta.
Iquitina : Tinogasla.
Isanqui (m.) : Tinogasta.
Itincapax : Paysipas.
Jotaan : Amangasta.
Julaya : Machigasta.
Laicsa : Pipanaco.
Llacapa3(m.) : Ingamana.
Llain : Pipanaco.
Llauaico (m.) : Guasan.
Liauchipa (m.) : Ingamana.
Lldvaico(m.) : Ingamana.
Llumpa : Ingamana.
M
Machigasta : Machigasta.
Mananqui : Ingamana.
Maraña : Amangasta.
Matapal : Tinogasta.
Maucasi : Olcagasta.
Mocayun : Tinogasta.
O
Obensa..
Ojachic (m.) : Olcagasta.
Olalla. *
Pahuan : Machigasta.
Pallamaide : Ingamana.
Pallamay : Pipanaco.
Pamostax ó lamostax : Aman-
gasta.
Panhacha (m.) : Ingamana.
Paraguay : Pipanaco.
Paraguay : Paysipa.
Pasauca : Ingamana.
Pasiña : Paysipa.
Pasiquin : Tinogasta.
Payauca.
Piguala : Guachaxse.
Pigunnse : Ingamana
Pisóla.
Pisóla : Huachaschi.
Pisóla : Guasan.
Pulcho : Amangasta.
Pulpai : Pisapanaco.
Q
Quichanqui : Huachaschi.
Quichanqui : Olcagasta.
TESORO DE GATAMÁRQUEfYlSIIOS
23
u
Sabcala : Tinogasta.
Sacaba : cacique Tinogasta.
Saca pac : Guachaxse.
Sacháis (m.) : Tinogasta.
Salaba : Amangasta.
Saliga : Pipanaco.
SaDialca(m.) : Amangasia.
Samalca (m.) : Tinogasta.
Samolca(m.) : Olcagasta.
Sancaicha : Tinogasta.
Sanquinay : Huachaschi.
Saquilan : Tinogasta.
Saquilan : Olcagasta.
Sigampa.
Sigampa : cacique Tinogasta
Supino : Tucumangasta.
Sillamay : Pipanaco.
Simincha : Guachaxse.
Simuxcha (ni.) : Guachaxse.
Sincollay (m.) : Paysipa.
Sínchoca : Ingamana.
Siquimi : Pisa pa naco.
Siquinay.
Siquiñay: Olcagasta.
Soliga : Pisapanaco.
Talcayac : Amangasta.
Tancaba : Tinogasta.
Tibsílay : Tinogasta.
Tilian : Tinogasta.
Tilian : Amangasta.
Toclagua : Tinogasta.
Tupula : Huachasche.
Uchumin : Olcagasta.
Ulima : Tinogasta.
Uncachis : Pipanaco.
Usi : Tucumangasta.
Utimba : Guachaxse.
Yaquinsay : cacique Pisapanaco
X
Xamaico (m.) : Saujil
Yabati (m.) : Paysipa.
Yabatis (m.) : Machigasta.
Yacsapa : cacique Amangasta.
Yaguachi (m.) : Paysipa.
Yamostac : Amangasta.
Yampas(m.) : Guachaxse.
Yampas : Pisapanaco.
Yampax : Paysipa.
Yampos : Pipanaco.
Yamsil (m.) :^Ingamana.
Yamsil (m.) : Huachasche.
Yamuxin (m.) : Guasan.
Yauquin : Huachasche.
Yausil : Amangasta.
Yemalí (m.) : Huachasche.
Yobate (m.) : Tinogasta.
Yucachac : Tinogasta.
Yucsilpi : Amangasta.
u
AHILES DE LÁ SOCIEDAD GIENTÍllCA ARGENTINA
PADRÓN DE 1688
Abatí : Calchaqui.
Abaucai : Calchaqui.
Abayu : cacique Alto.
Aculpa : Tocan.
Anguio : Guachaxse.
Apotauca (n?) : Ascata.
Ascati : Paquilingasta.
Atan ó Catan : Collagasta.
Axlato : cacique Ingamana.
Ayumna : Colpes.
Ayuncha : cacique Hampagcas-
chas.
Ayunda : cacique Paquilingasta.
Ayunta : cacique Motemo.
Camalan : curaca Lacmi.
Casíba : Alto.
Casiba : Santa Gertrudis, Lon
dres.
Catamon : Asabgasta.
Catan (Atan?) : Collagasta.
Cauilaua : Calchaqui .
Caxcha : Calchaqui.
Cocta : Calchaqui.
Colloupe : Calchaqui.
Concaui (nf) : Villapin^a.
Cósala n : Tocan.
Coyamichi : nación Zerana.
Cumansi : Paquilingasta.
B
Bachacsi : Calchaqui.
Bajinan : Asabgasta.
Balincha : cacique Sijan
Balinchay : Ascata.
Balincho. : Calchaqui.
Bilimpa : Calchaqui.
GH
Chacum : Pituil.
Chalimin : Calchaqui.
Chanampa : cacique Tinogasta.
Chancanqui.
Chancon : Vilgo ó Silgo.
Changano : Guachaxse.
Chasampi : Colana.
Chaxuique : Inganoana.
Chiccha : Calchaqui.
Chisco : Calchac.
Chunoai : Calchaqui.
Chupalli : Calchaqui.
Cachoca : tocan. E
Caliba : Amangasta.
Calsapí: cacique Pantano (1712). Escupal : Tocan.
Callavi : cacique Pipanaco.
TESORO DE GATANÁRQUEÑISNOS
25
F
Fílala : Mocoví (?).
G
Guacamay : Calchac (7).
Guachilca : Asabgasla.
Guagalsiax : Calchac (7).
Gualampi : (?).
Gualcusa : Colana.
Gualchaj : Calchaquf (7).
GuaÜDcha : Calchaquí.
Gualsi : (7).
Guambicha : Lacmi Calchac.
Guanchicay : Guachaxse.
Guaquilmay : Yocan.
Guenca : Calchaquí (7).
Linden : Alto.
Liquimay : cacique Ingamana
LL
Llocain : Calchac.
Llumpa : Ingamana.
M
Machagbai : Paquilingasta
Macha pnl : Calchaquf»
Machico : Collagasta.
Maquicha : Paquilingasta.
Maquis : Yillapiroa.
Moca : Calchaqui (7).
Hampasti : Calchac.
Hampi : Yillapima.
O
Olalla : Asabgasta.
Icain.
. Iculcha : Calchac.
Incayan : Yocavil.
loga : Huasan.
Iquinnay : Yocavil (7).
Itaquil : Yocavil (7).
Pabíl : Calchaquí.
Palintay : Calchaquí.
Pallamay : Colpes.
Pasiquin : Asabgasta.
Piguala : cacique Colana
Pisayaca : Guachaschi.
Piluil : Pituil.
Juaychapi : Calchac.
26
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Q
Quemupi : Yocagasla ó Pachian.
Sitican : Motemo.
Sinchuca : Calchac.
Subpalaz : Pituil.
Sacaba : cacique Aséala.
Sacaba : cacique Ascata (171^).
Saculpa : Yocan.
Sachamon : Calchac.
Saliga : Golpes.
Saligua : Hampagcaschas.
Sanquinay : cacique Colana.
Selayan : Calchac.
Sicampa : Calchac.
Sigamba : cacique Yillapima.
Silcuyo : Calchaquí.
Silpiaa : Gualíin.
Síipian : Yocan.
Supino : Calchac.
Silpino : Tucumangasta.
Ticopares : Paquilingasta.
Tilian : cacique Asabgasta.
Yacsapa : Londres.
Yucama : Calchaquí.
Yucayo : Tinogasta ó Calchac.
Zacayan : Lacmi.
APÉNDICE C
NOMBRES SACADOS DE LOS EMPADRONAMIENTOS DE INDIOS
EN SAN MIGUEL DE TUCUMAN
1711
Mellepcdy.
Padrón de Yucmaníta y padrón de Toxpo, sin apellidos de indí-
genas.
Padrón del Convenlillo, indios Anconquixas, Gastonas y EIdeles:
Batumsa ó Bauimsa, cacique de Anconquija ; Sula, cacique de
Gastonas y EIdetes (hoy Concepción y Medinas).
Padrones de Lacme en la Ramada (Concepción), de Nacchey
Niogasta; sin apellidos indígenas.
TESORO DB CÁTAMARQUEÑISMOS 27
Padrón de Santa Ana : Catibos, alcade; Anilainñ, cacique.
Padrón de Marapa : Lapan, cacique.
Padrón de Anchaxpa : Sinchuca, cacique.
Padrón de Chiquiligasta : Chalin, cacique.
Padrón de Anamupila, en Monteros : sin apellidos indígenas.
(Del archivo que estaba en la escribanía del señor Lauro
Román.)
17U
Título de cacique á favor de Alonso Chamcana, curaca de los
indios Amaichas, que hoy viven en el valle de Calchaquí, cerca de
Santa María, á la entrada del valle ó quebrada que conduce á Tafí.
Genealogía del cacique don Diego üti Quaiiina (1), padre de don
Francisco Chanca, casado con doña Josepha Cam YaJbe, padres de
don Alonso Camcana.
(Mismo archivo^ legajo número 36).
1788
Un indio de Tasa, llamado Francisco Apomaiia hace su testa-
mento. (Legajo número 19.)
1668
Reclamación de unos indios huérfanos en que son declarantes
Juan Callafe, Rodrigo Caspamac y Juan Ybalo, naturales del pueblo
de Anconquija, situados en aquel entonces en Naschi.
1606
En unas diligencias de Merced de la familia histórica de Medina
se nombra á los caciques don Alonso Quispe Ynga y don Alonso
Sichacafíar.
(1) Ed otras partes de Cstamarca existe aún familia de Guaytim<ís, creo que ea
linogasta.
28 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTIIIA
«720
En un legajo con número 14 se halla un Empadronamiento
levantado por orden de don Estevan de Urizary Arespacochaga.
Sólo se citarán los Padrones que contienen apellidos indígenas.
Padrón de Chiquiligasta : apellidos Sa/cao, Ntogasta, Inga.
Padrón de Santa Ana : apellidos Ácapianta, Ásogasla, Calimba.
Padrón de Marapa : apellidos Catintucla, íbalo.
Padrón de Anconquija : apellidos Gayunsa (el cacique), Sola
(cacique de los Eidetes).
Padrón de Uclicha : apellido Sos (cacique).
Padrón de Amaicha : apellidos Chuque (el cacique), Lasalpe^
Áyapac.
Padrón de Quilmes : apellido Catin (curaca).
Padrón de Tocpo : apellido Ya Sanios (cacique).
i7H
En el legajo número 36 está otro Empadronamiento del mismo
don Estevan de Urizar y Arespacochaga.
Padrón de Famaillá : apellidos Chasique^ el « curaquilla » llamá-
base Lucas Incaio.
Padrón de Quilmes : sin apellidos indígenas.
Padrón de Amaicha : apellidos Chau (el curaca), AiaCj Conse^
máy, Liquimáy, Calante, Masan, Casindy, Cusülo.
TESOBO OR GÁTA1URQUBÑISII08 29
APÉNDICE D
C CUZCO D DE MAGA GÓMEZ, DE UUACO (1884)
Mi hijo : Churiy, dice el padre.
Mí hijo : Hiiayf dice la madre.
Casa blani^a : Huasi yurac.
Varón lindo : Ccari sumah.
Esto es mió : Cayca noccapah.
Esto es tuyo : Cayca ceampah.
Tengo plata : Noccapini collquecta.
¿Tú tienes plata? ¿Apinquichu collquecta?
Pedro tiene plata : Pedro aptn collquecta.
Nos, etc. : Noecanchis apinchis collquecta.
I Hay pasto ? : ¿Apinquichu postula?
No hay : Mana aptn.
To hallo : Nocca tarini, suc rumita.
Todavía no he dormido : Manarac pañunichu.
¿Qué andas buscando? ¿Ymata mascanqui? vel ¿ymata mascas
purinqui?
Yo estaba queriendo al niño : Nocca muñas tiyani huahuata.
¿Está mí padre? ¿ilfana tatayca tiyanchu? la y casi no suena.
Traemelo esto. : Apampuay.
Trabanjando estaba y me cansé : Llancas tiani saycuni.
C CUZCO » DE ROSA CUSILLO, DE SÜAN (1887 Y 1888)
Yinuta eouay íucuckanaypae : Vino dame para que lo acabe yo.
Bilula couay ciranaypac : Hilo dame para que lo hile.
Na wañurka : Ya murió.
Nocaea : Yo(no ño).
Wanusíiani : Me estoy muriendo.
Áiarini : Levantarme.
PaypÍ8:t\.
30 Álf ALES DB LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Chunca : Mucha gente.
Machi : Médico.
Ámpisca : Curar.
Waracacha : Correr (en Quichua es : correr A pedradas).
Yocay : Subir.
Caballumpi : A caballo.
Chavaban : Suri corredor.
Charabon^nto : %\\ñ chico.
Dedollacla : Dedos.
Morco : Vieja.
Uñapa : India vieja.
Huipi : Decía la liebre.
IS'occa : Yo.
Kjam : Tú.
Pay : Él.
Noccanchis : Nosotros.
Kjamcunay kjamkichis : Vosotros.
Paycuna : Ellos, ellas.
Huasiy : Mi casa.
Huasiyki : Tu casa.
Huasin : Su casa.
Huasinchis : Nuestra casa .
Huasinkichis : Vuestra casa .
Kjampa huasiyki : De Vd. es la casa.
Kayca noccapa : Esto es mió.
Llamiata apumuy : Dame leña.
Churay ninapi : Ponió en el fuego.
Kayca Pedropas sara : Este maíz es para Pedro.
Kayca kjampa sara : Este maiz es tuyo.
Noccami bueno cani : Yo soy bueno.
Bellaco carca Pedro : Pedro era malo.
Huayna suma : Lindo mozo.
S hipas suma : Linda moza.
¿ y mala rúas purinki? : ¿ Qué andas haciendo ?
Tarpustiani: Ando sembrando.
¿Aica regas rinkiJ ; Cuándo vas á regar?
Caya : Mañana.
Na (sa) huañorka : Ya se murió.
Chayia micus rinki uañunki : Sí comes eso te morirás.
Vañunas tiani : Estoy por morirme.
TESORO DB CATAMARQUEAISIIOS 31
Couaychü micunas liani : Dadme que estoy por comer; tia no ch de
actualidad.
Cunan punchan : Hoy.
Caya : Mañana.
Caya mincha : Pasado mañana.
Caina : Ayer.
Suyay : Espera.
Kjam sajara canki nocca sumas cani : Yo soy más lindo que tú.
Yscaymi puñus rini: Vamos á dormir los dos.
Cuchillop makipi liyancu (errado) : Tiene el cuchillo en la mano
(mal).
Adiós na rini : Adiós, ya me voy.
¿Imata nipus rinki? ¿Qué le vas á decir?
Nocca risa caya : Yo iré mañana.
Pay hamunca cay a : Él vendrá mañana.
Caya suyas rinki : mañana me vas á esperar.
¿Aycapi chayankif ¿(guando has llegado?
Ynti rupas lian : El sol está quemando.
Lucero llocsis lian : El lucero está llegando.
Nocca coiki : Yo te doy.
Kjam couanki : Tú me das.
Pedrecosunka : Pedro le dará.
Mesasanipi churay : Pónlo sobre la mesa.
Mesa urampi churay : Pónlo abajo de la mesa.
Churi : Hijo, dice el padre.
Nocca uauaypamamancani : Yo de la criatura soy madre.
Shipas noccapa canki : Tú eres mi hija.
¿Maymanrincushipas cuna? ¿Dóode se han ido las mozas? decían
los padres.
Concor : Rodilla.
Arasíianki labranzapi : Estás labrando en la labranza.
Quistupa, le decían al talka, y lo hacían saltar.
Huayras tiyan : Está con viento.
Ánchala : Mucho.
Buayraca pucaya hamunca : Viene coloreando el viento (vendrá).
Manca alunla sayachinki : Olla grande ha de parar, fut. pro. imp.
Aichala euchinki cuchilluan : Carne has de cortar con el cuchillo.
Bombillaiqui coUquemanla : Tu bombilla es de plata.
Camaiki puñunaykipac : Tu cama es para dormir.
32
▲NALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
APÉNDICE E
NOMBRES DE LUGAR
PROVINCIA DE TUGUMAN
Deparíamento Tafi-Colaláo
Quichua.
Tio-punco.
Machogua ñusca.
Ñuñorco.
Huacho.
Huasamayu.
Quiscutula.
Quichca Grande.
Tacana.
Cara punco.
Castellano.
Puerta de arena.
Viejo muerto.
Cerro conno pecho.
Potrerillo del huérfano.
Rio de atrás.
Espina chica.
Espina grande.
Mano de mortero.
Puerta de cuero.
Cocán : Tafí, Encalilla, Coialao, Quilmes, Anjuana, Pichao,
Amaycha ó Amhuaycha^ Churqui, Managua, Talapasu, Tuchaya,
Siambon.
Departamento de Trancas
Tacanas.
Chuica.
Molleyaco.
Cachiyaco.
Ch^iecha.
Quefiua.
Guasamayo.
Chaqui vil.
Vi pos.
Golpeador ó Morteros.
El menor.
Agua del Molle.
Agua de la Sal.
Que sacude.
Nombre de árbol.
Río de atrás.
Vil del pié.
Nombre de un pescado (Vípos).
TESORO DB CATAM ARQDBUISMOS 33
Quichua. Castellano.
Pingollar. Lugar de flautas.
Totora. Enea (especie de junco).
Cocán : Colalao, Tipas, Taramí, Choromoros, Mizos Notco, Anca-
juli, Anfama, Vipos, Ticucho, Yararoi (cerro).
Departamento de Burro Yaco
Burro-yaco. Aguada del burro.
Suncha!. Donde crece esta yerba.
Nío ó Mío.* Yerba venenosa.
Talapampa. Pampa del tala.
Tarucapampa. Pampa del venado.
Chilca. Nombre de planta.
Carahuasi. Casa de cuero.
Anta. Tapir.
Allpasinchi. Tierra fuerte.
Talapozo. Pozo del Tala.
Overopozo. Pozo del overo.
facctn ; La m paso, Chañar (nombre de cirbol), Culirné (?), Yni-
ma (T), Yuchan (Palo borracho), Uncos (?).
Departamento de la Capital
Cocán : Raco, Anfama, Tafí Viejo, Taíicillo, Salí.
• I
Departamento de Famayllá
Cocán : Famayllá.
Departamento de Leales
Piruas. Trojes.
Cuchihuasi. Casa del chancho.
411. SOC. aCIT. AKG. — T. XL7I1 3
34 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Quichua. Castellano.
Talacocha. Laguna del Tala.
Sunchopozo. Pozo del suncho.
Yuluyaco. Agua de la fierdiz.
uturunco. Tigre.
Churqui. Especie de aromo.
Yantapallann. Alzadero de leña.
Cachiyaco. Agua de sal.
Condorhuasí. Casa de cóndor.
Cacan ;Mancopa (?), Quilmes, Sandi (?), Diclo(?).
Departamento de Monteros
Yacuchina. Henibra de la aguada.
Aranilla. Lugarcito de labranza.
Huasapampa. Pampa de atrás.
Pampamayu. Río de la Pampa.
Cocán : Caspinchango, Yonopoogo, Pilco, Simoca, Calancha (?).
Departamento de Chicligasta
' Allpachiri. Tierra fría.
Chílímayu. Río del frío.
Yucuco. Dos en cópula.
Chimpana. Yadeadero.
Yngas. Familia de este apellido.
Yacuchiri. Agua fría.
Cocán : ¡aya, Yltico, Belicha, Chicligasta, Níogasta, Yaiapa, Am
pata, Ampatilla, Arocas.
Departamento de Rio Chico
Tacanas. Manos de mortero ó morteros.
Hollé. Un árbol así llamado.
TESORO DE GATANARQURÑISIIOS 35
Quichua. Castellano.
Ychupuca. Paja colorada*
Yanamaju. Río del negro.
Quixca. Espina.
«
Caedn : Escava, Marapa, Yaquilo, Churqui, Naschi (?), Tipa, Ma-
tasambo (??).
Departamento de Graneros
Huacra. Cuerno.
Suncho. Una planta.
Cocha. Laguna.
Pampamuyo. Pampa redonda.
Huillapujio. Manantial de la liebre.
Taroralo. Pocos algarrobos.
Rumiyuraj. Piedra blanca.
Sauceguascbo. Sauce huérfano.
Rumipunco. Puerta de piedra.
Cacan : Bajastiné (?), Mistol, Coco (?)(un árbol), Yapachin. Tala-
sancha (?).
PROVINCIA DE CATAMARCA
Departamento de La Paz
Tacopampa. Pampa del algarrobo.
Condorhuasi. Casa del cóndor.
Pumavaco. Aguada del león.
Suncho. Planta.
Cacdn : Quimilo, Olta, Motegasta^ Ycano, Sichan, Anjnli, Alibi*
g<ista.
Departamento de Ancasti
Totoral. Pajonal de eneas.
Taco. Algarrobo.
36 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Quichua . Castellano .
Tacana. Golpeador (mano de mortero) ó
mortero.
Caerdn : Allega, Si pea, Ypisca, Ancasti, Simbol, Anquínsila, An-
chocah
Departamento del Alto
Yuturunluna. Hueveadero de perdiz.
Surnipiana. Lugar deslumbrador.
Tacopunco. Puerta de algarrobo.
Puncochacra. Chacra de la puerta.
Mollepampa. Pampa del molle.
Choya. Claro.
Collagasta. Gasta del colla.
Tíntigasta. Gasta de la langosta.
Unquillo. Sanguijuela pequeña.
Allpasarcuna (?). Pisadero de tierra.
Churqui-patta. Churqui ancho.
Cacan : Albigasta, Yilapa, Tapayor, Bilismán, Achalco^ Simo-
gasta, Ancuja, Huayamba, Amaypchala, Guamuna, Quíscoyan (?),
Yloga, Súcuma, Aillapaso, Talasí, Simbollán.
Departamento de Santa Rosa
Huacra. Cuerno.
Cacan : km p'áWo, Ovanta, Alijilan, Quimillpa, Jarilla (un ar-
busto), Yaquicho.
Departamento de Paclin
Chamico. Una solanácea.
Cacdn : Yocán, Carán, Paclin, Sumampa, Catamarca, Balcosna,
Quico.
TESORO 3B CATANABQüEfllSIIOS 37
Departamento de Piedra Blanca
Caeán : Fariñaogo.
Departamento de Valle Viejo
Quichua.
Castellano.
Pampa.
Campo despejado.
Guaicama.
Puros zanjones.
CMdn : Sévila, Polco, Motimo.
Departamento de Capayán
Villapima. Ajuar de la liebre.
Capayán. Camino real.
Chum bicha. Que hace la faja.
Trampasacha. Árbol de la trampa.
Tipana. Que sirve para canastos.
Pampichuela. Pampa pequeña.
Cacdn ;Coneta, Guico, Biliján, Tipana, Visco.
Departamento de Amhato
Humaya (I), Ayapuman. Calavera.
Pucarilla. Diminutivo de Pucar»^
Cocán : Humaya, Singuil, Enjamizajo (cabeza mala).
Departjmento de Pomán
Unquillo. Sanguijuelita.
Suriyaco. Agua del Avestruz.
(1) Si la voz es del Cuzco la constracción seria ésta : Cabeza cadavérica; por*
que 80 nuestra regióo el adjetivo se posterga, contrariando la regla del Quichua.
38
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Quichua.
Burroyaco.
Huaicohondo.
Condorhuasi.
Ambato.
Ck)lana.
Apoyaco.
Tiiscamayo.
Tacusuni.
Rumíyana.
Castellano.
Agua del burro.
Quebrada honda
Casa del cóndor.
Sapo.
Lo más alto.
Agua del Señor.
Río de la tusca.
Algarrobo largo.
Piedra negra.
Cocán : Culanao, Huíllanco ó Huillanca, Minchis, Pihuains, Sa-
^uillar, Salcamanao, Tucumanao, Tuscha, Cativas, Yalgar, Lam-
pasillo, Mutquin, Tuscamayo, P<ijanco, Sijan, Malcasco, Mishango,
Saujil, Pisapanaco, Joyango, Colpes, Pijanco, Muchareal, Pipanaco,
Asayan, Huañumil.
Departamento de Tinogasta
Chilca.
Totora,
Copacabana.
Cachiyuyo.
Huaico.
Ojota.
Pillohuasi.
Jasipunco.
Huasayaco.
Condorhuasi.
Tola.
Yngahuasi.
Istataco.
Yacuchull.
Pailca.
Toroyaco.
Chucho.
Una planta.
Enea.
Mirador de lo azul.
Yerba de sol.
Quebrada.
Sandalias.
Casa del pillo.
Puerta de la tosca.
Agua de atrás.
Casa- del cóndor.
Arbusto.
Casa del Inca.
Cabello de ángel.
Aguadíta.
Horqueta.
Agua del toro.
Fiebre.
Cacan : Saujil, Andulucas, Vinquis, Chilca, Abaucán, Tinogasta,
Chananopa, Machaco, Jasi, Aniyaco, Batungasta, Sunjal, Saujil,
TBSORO DE CATAHAROUEÑISHOS 39
Fiambalá, Guanchin, Apocango^ Anchoca, Golpe, Chaschuil, Pillo-
huasi, JasipuDco, Chañar, Chuquisaco, Golpes, Taton, Istataco,
Quislo, Lampallo, Pairíquí. Purulla, Ilanco, Antofagasta, Anto*
falla, Oirí, Meringuaco, Gbusídaca, Joti, Yjaser, Tujlli.
Deparlamento de Belén
Quichua.
Yacutula.
Goodorhuasi.
Vicuñorco.
Guasamaco.
Jasipunco.
Altohuasi.
Papachacra.
Gachiñan.
Rumimonton.
Ghuclaguaico.
Rumiyaco.
Garachípampa.
Pomahuasi.
Castellano.
Aguada pequeña.
Gasa dfil cóndor.
Gerrode la vicuña.
Aguada de atrás.
Puerta de la tosca.
Gasa en el alto.
Ghacra de las papas.
Gamino de la sal.
Montón de piedras.
Quebrada de la casa prestada.
Agua déla piedra.
Pampa de las costras..
Gasa del león.
Cacdn : Famayíil, Zapata, Asampái, Loconte, Tooonáo, Yanipe-
senco, Gulumpajáo, Yasipozo Ampujaco, Gualfin, Eje, Yillavil,
Astái, Lampasillo, Ghangorreal, Llepe, Gompo, Yaculuti, Aparuma.
Departamento de Andalgala
Pam payana.
Piscuyaco.
Pucará.
Tacupalta.
Tacoyaco.
Garapunco.
Gochuua.
Huasán.
Pichanal.
Ghana ryaco.
Ghaquiago.
Pampa negra.
Agua del pájaro.
El Fuerte.
Árbol ancho.
Agua del algarrobo.
Puerta de cuero.
Guchillo, etc.
Alto de atrás.
Monte de retamas.
Agua del chañar.
Agua del pié.
40
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Quichua.
Choya.
Muschaca.
Guasán.
Ingahuasi.
Carachípampa.
Yacuchuya.
Tampa-Tampa.
Chaupiyaco.
Quinchana.
Concha.
Castollaoo.
Claro.
El puente.
Alto de atrás.
Casa del Inca.
Tarnpa de la sarna.
Agua clara.
Enredado.
Agua del medio.
Que sirve para quinchar.
Algo de fuego.
Cacdn : Huañumil, Biscochán, Lampaso^ Anconquija, Písavil,
Villavil, Pilciáo, Tulisquin (un árbol), Ingamana, Muschaca, Ama-
náo^ Malico, Ari.
Departamento de Santa Haría
Siquimil.
Lorohuasi.
Chañarpunco.
Tampa-tampa.
Piscuyaco.
Palomayaco.
Huanacoyaco.
Chafíñan.
Talcatuclla.
Guasamayo.
Uturunco.
Yutuyaco.
Pu maguada.
Toro vaco.
Chaupimayo.
Piscacruz.
Míchito.
Vil del trasero.
Casa del loro.
Puerta del chañar.
Enredo.
Agua del pájaro.
Agua de la paloma.
Agua del guanaco.
Camino de la falda.
Enlasador de guanacos.
Río de atrás.
Tigre.
Agua de la perdiz.
Aguada del león.
Agua del loro.
Río del medio.
Cinco cruces.
El gatito.
Cacan : Balasto, Pajanguillo^ Aropajaogo, Andahuala, Muchísla,
Yapes, Caspinchango, Masáo, Famabalasto, Chaññán, Chiñucán,
Cachuán, Churcha, Suriana.
BIBLIOGRAFÍA
I. — CIENCIAS EXACTAS
Delassns (Et.), Chargé de conférences a rUnÍTersité de Lille. — iie9on8 sur
la Tbóorie analytique des équations aux dérivées partielles da pre-
mier ordre. — A. Hermann, Paris, 1898 M foll. de 88 p.].
Reseña crítica por Fehr (H.), Privat-Docent k rUoiversité de Genéve, en
Revue genérale des seiences, marzo 15 de 1898 (año 9*, o* 5, p. 193;.
Dice el autor del breve aoálisis dedicado á esta obra, que ella merece ser
colocada al lado del tratado clásico de M. Goursat.
...Tiene por objeto — dice — la teoría analítica de las ecaaciones de derivadas parciales
del primer orden, expuesta desde un punto de vista nuevo, gracias é la introducción de
una forma canónica abgolutamente general. Esa forma da á la teoría mucho mayor unidad
que la que tenía hasta hoy; no exige, para los métodos de integración, la distinción entre
el caso en que la incógnita figura en las ecuaciones y aquel en que no figura.
Después de haber presentado la reducción de los sistemas á la forma canónica, el autor
establece el teorema fundamental de la existencia de las integrales de un sistema canó-
nico. Es el teorema de Caueky generalizado. Después define el pro6/«ma de Cauchy relativo
á on sistema cualquiera del primer orden. Luego vienen la reducción á ecuaciones suce-
sivas y la reducción á una sola ecuación. Esas trasformaciones conducen inmediatamente
al método de Mayer para la integración de los sistemas lineales.
Termina M. Pehr su reseña con algunas iodicacioDes relativas á la última parte :
integración de los sistemas do lineales, basada sobre la teoría conocida por de la
integración completa. — P. Birabsn.
Richard (J.), Professeur de mathématiques au Lycée de Tours. — Le9on8
8Tir les métliodea de la géométrie moderne. — Société d'édltións scien-
tifiques, Paria, 1898 [1 vol. in-8° de ^40 p., con fig. ; 6 fr.).
Ai ANiltes ÜE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Reseña crítica par C.-A. Laisant, Docteur és-scíences, en Revue genérale dea
Sciences, junio 30 de 1898 (año 9*, n* 12, p. 504).
Dice M. Laisant que el Gn perseguido por el aulor de este libro — destinado
sobre todo á la enseñanza — no puede ser más útil; que la geometría moderna
ofrece recursos de que se encuentran desprovistos la mayor parte de los alumnos,
aun eu las clases de «^ Matemáticas especiales » de los colegios. Pero reprocha al
autor el punto de vista demasiado analítico en que se ha colocado, á despecho
del título, lo que por otra parte se explica por la tentencia actual de la enseñanza.
Repróchale también el haber querido introducir demasiados sujetos en su libro,
A pesar de conservarle una forma sumaria.
Hechas estas reservas, IVI. Laisant termina diciendo que no por ellas deja de con-
siderar la tentativa de M. Richard como eminentemente interesante, pues es triste
ver, en el país de Charles y Poncelet, el estudio de la geometría moderna poco
menos que abandonado en la enseñanza ; y M. Richard le parece ser la persona
indicada, por su vasta instrucción y su amor á la ciencia, para realizar la obra
útil que queda aiín por hacer en este orden de ideas. — F. Birabfn.
Darboux (Gastoni, Membre de Tlnstitut, Professeur de géométrie supérieure k
rUniversité de Paris. — Letona sur les systémes oxrthogonaux et les
ooordonnées ourvilignes. — Gauthier-Villars et Gis, Paris, 1898 (1 vol.
in-8» de 340 p. : 10 fr.)
Reseña crítica por J. Hadamard, Maítre de conférences á la Faculté des
Sciences de Paris, en Revue genérale des sciences, agosto 15 de 1898 (año 9*,
n* 15. p. 623-624).
El conocido profesor de la Facultad de París dedica un análisis bastante
extenso é interesante — para los que se preocupan de las teorías elevadas de la
ciencia matemática — á la nueva obra del eminente sabio francés, con la cual éste
acaba la exposición de la ciencia geométrica actual, comenzada años atrás con
las célebres Legons sur la théorie des surfaces, « Así conio estas tienen por punto
de arranque la representación de los puntos de una superGcie mediante dos coor-
denadas — dice — el estudio de las propiedades del espacio independientes de la
geometría de las superGcies descansa sobre el empleo de los sistemas de tres
coordenadas curvilíneas y, en particular, de las más interesantes de ellas, los
sistemas ortogonales ».
Difícil sería presentar aquí un resumen de este resumen de la importante y
elevada obra. El tema, de por si abslrnso, íntimamente relacionado con las nuevas
concepciones del hiperespacio, no puede tener interés sino para un número muy
restringido de lectores : y no abundan aún entre nosotros los especialistas en estas
nuevas y abstrusas materias. — F. Birabbn.
IVaa (F.), du clergé de París. — Formation et extinotion du clapotls
(Th^se de la Faculté des sciences de Paris). — Gauthier-Villars et Gis, Paris,
189tí(rfoll. in-4*, de 56 p.;.
Reseña crítica por Léon Autonne, Mattre de conférences á la Faculté des
BIBLIOGRAFÍA 43
scioDcos de Lyoo, en Revue genérale des sifiences, junio 30 de 1898 (ano 9".
D« 12, p. 504).
Es M. \au uno de los numerosos alumnos del emiuente saliío Boussinesq, á quien
tan importantes contribuciones debe la Física matemática y la Mecánic^i de los
fluidos. Fn este trabajo, el primero generaliza y completa en varios puntos la
teoría del segundo, aplicándose principalmente al cálculo de la constante que
regula la extiucióu del clapolis bajo la influencia de los frotamientos. El autnr
considera los diversos casos del diflcultoso fenómeno hidráulico : en mar ,' medio
indeünido, frotamientos exteriores nulos. ; en un cubo rectangular acuario) ; en
un tubo en U ; en un vaso cilindrico.
Estos curiosos y muy difíciles estudios — algo abstrusos y teóricos aún — son
más antiguos de lo que pudiera creerse. Así. afuera de la noticia histórica sucinta
que presenta M. Ñau, ae encuentra (según M. Autonne) un análisis histórico razo-
nado y muy completo de la materia en la memoria De la Houle et du Clapolis
publicada por el ingeniero Flama nt en colaboración con el célebre de Saint-Ve-
nant ¡"Annales des ponU etchaussées. 1888, p. 705-808). Ahí se hallan citados los
nombres de Leonardo de Vinci, Newton, Laplace, Poisson, Ostrogradski...En los
últimos años los esludios ni/is importantes sobre la materia se deben á Boussinesq.
Gracias á los progresos de la fotografía del movimiento, estos estudios teóricos
de hidráulica pueden controlarse por la experimentación, cuyos resultados con-
cuerdan con los de la teoría. Así, en el laboratorio de M. Marey se fotografían
perfectamente masas líquidas sometidas al clapolis, con pequeños flotadores en
suspensión (bolillas plateadas'. — F. Birabeit.
II. — CIENCIAS NATURALES
Comanicaciont» del Museo nacional de Buenos Aires, Tomo I, n* ?,
~ Buenos Aire», diciembre 17 de 1898.
Con materiales muy interesantes y de verdadera importancia ha aparecido la
segunda entrega de la nueva publicación que dirige el doctor Carlos Berg.
Sobre los enemigos pequeíios de la langosta peregrina Schisiocerca peregrina
fBurm.J se titula el primer articulo, debido al doctor fierg.
Se estudian en él la lombriz Mermis acridiorum ¡Weyenb.) Berg. la mosca
Agria acridiorum (Weyenb.) Berg, y el coleóptero llamado Champi (Trox sube-
rosus F .',
La lombriz, que es un v»^rdadero parAsito de la langosta migratoria, vive en las
cavidades abdominal y torácica, alimentándose del cuerpo adiposo y alcanza hasta
655 milímetros de longitud.
Según mis observaciones hechas sobre miles de langostas, sólo se encuentra en las
saltonas (larvas), impidiendo su desarrollo al estado de insecto perfecto.
Conjuntamente con el doctor Rafael Herrera Vegas, he investigado en su establecimiento
de Lujan, á principios del año pasado, grandes cantidades de langostas respecto á este
44 AMALES DE LA SOCIEDAD (CIENTÍFICA ARGENTINA
parásito, y hemos constatado que cerca de un 50 A 60 */• se hallaban infestados, pero
únicamente en estado de larva. Era tan notable la diferencia de aspecto entre los ejem-
plares atacados por la Mermis y los que no la tenían, que á simple vista ya podíamos
diagnosticar su presencia ó falta.
Como en otras ocasiones ya he indicado, no conviene quemar las langostas que se
recogen para su destrucción, para no destruir al mismo tiempo el enemigo natural que
se aloja en su cuerpo, á fin de que éste pueda procrearse, en beneficio de la agricultura.
Debe, más bien, aconsejarse el enterramiento de la langosta para asegurar su muerte sin
perjudicar la vida del parásito.
La mosca Agria acridiorum (^'"eyanb.) Berg, cuya exacta posición sistemática
sólo ahora se ha determinado, es un poderoso enemigo de la langosta iroladora, á
la cual destruye en gran número, ya sea produciendo directamente su muerte ó
bien inhabilitándola para la reproducción.
La larva parásita vive, por lo general, en la cavidnd torácica del ortóptero, más raras
veces en la abdominal, en número de 1 á 6. Llegada al estado de adulto, abandona á su
huésped para transformarse debajo de tierra en crisálida ó pupa, y después de 12 á 15
días, en el insecto perfecto, es decir la mosca en cuestión.
La mosca deposita los huevos en el cuello ó protórax (cerca de las incisuras) del saltón,
cuando éste hace la última muda de piel, época en la cual está débil, blando y algo vis-
coso. La larva saUda del huevo penetra en el interior de la langosta, para hacer allí su
obra destructora.
También en este caso conviene proteger el parásito enemigo de las langostas, no que-
mando á éstas cuando las recogen con el fin de destruirlas.
El champí, de vasta distribución geográfica, ha sido presentado como voraz
engullidor de huevos de lanfi^osta.
Mis observaciones me han conducido á reconocer que lo que este coleóptero en reali-
dad apetece, no son los huevos, sino la substancia protectora que los envuelve ó tapa.
De esta manera el champí priva á los huevos de la cubierta que los protege contra la
intemperie, de donde resulta su pronta descomposición.
Es entonces que la mosca común deposita sus huevos cerca de las ooteca» (espigas de
huevos) putrescentes de la langosta, para asegurar el alimento á su prole. La larva de la
mosca, después de nacer, encuentra así la materia nutritiva, es decir, los huevos de lan-
gosta descompuestos, de manera que tampoco ps dostructora del ortóptero ó de sus huevos,
como erróneamente se ha asegurado algunas veces.
Conclusión : El champí es un destructor indirecto de los huevos de langosta ; la mosca
común no lo es ni directa ni indirectamente.
En Descríptio novi generís Cerambycidarum Reipublícae Argentinae describe
ol doctor Berg la nueva especie Cherrocríus Bruchí Berg, tipo del nuevo género
Cherrocrius.
El doctor Felipe Silvestri nos da una Primera noticia aceren de Ins Tisanuros
argentinos, por la que se eleva á siete el púmero de las especies indicadas para
este país, del cual sólo se había mencionado una. Se caracteriza una nueva
especie Grassiella praestans del nuevo género Grassiella.
El doctor Berfi[ da una noticia Sobre el Langostín y el Camarón, dos crustdceoft
macruros de aguas argentinas y uruguayas en que divulga el conocimiento de
la existencia en nuestras aguas de Pleoticus Mülleri Bate y Artemesia longinaris
Bate.
BIBUOGRAFÍA 45
Describe Sil ves trí en ^ovaGeophüoidea Argentina áos nuevas especies : Orino-
philus platensis y Aphilodon Spegazzinii, tipo este últiino de un nuevo género.
Sustituye el doctor Berg varios nombres genéricos y contesta la observación
del señor Remy Saint-Loup que considera como variedad á Dolichotis salinicola»
En el artículo Plantae novae nonnullae Americae australis. I, describe el doctor
Spegazzini las nuevas especies siguientes : Hraya cachensU, Thlaspi chionophi-
¡um, Trifolium argentinense. Senecio argentinensis y Begonia argentinensis.
El doctor Berg amplía la descripción de un escorpión-araña en una nota
Sobre el Thelyphonus maximu8 Tamani. — A. Gallardo.
IIaD§^ (Émile), Maitre de couférences á la Faculté des sciences de TUniversité de
París. — Revue anauelle de Góologie. — Artículo en Revue genérale des
sciences, junio 30 de 1898 (año 9% n» 12, p. 495-503).
■
Hé aquí el contenido de esta extensa revista :
I. La clasificación de las facies.
II. Los mares paleozoicos.
III. El jurábíco boreal.
lY. El limite del cretáceo y terciario.
El articulo contiene algunas referencias relativas á la geología norte y sud-
americanas (trabajos de Stanton, Steinmann, Hatcher y Fl. Ameghino).
F. BlHABEN.
Boalen§^ep (G. A.i. — A List of Reptiles, Batraohlana and Flahes col-
leoted by Cav. Quido Boggianl Izi the Northern Chaco. — En : Annali
del Museo Cioieo de Storia Naturale, vol. 9(39), pág. 125-127. —Genova,
1898.
Saint-Lioup Remy]. — Le Dolichotis patagónica. — Recherohes d*ana-
tomie comparée. — FiO * Ar^n. Soc. nat. ZooL, tomo VI, pág. 293-371 ;
372-374. - París, 1898.
F. A ). — Poissons de rexpédition scientlflque á la Terre de Fea,
soas la direction du Jocteur O. Nordenskjóld, recuellis par le docteur A. Ohlíii
et M. H. Akorman. — I. Nototheriae. — En : Bils-k. Svensk. Vet. Akad,
Udlgr., lomo XXIIL n* 3, pág. 35-37. - 1898.
Thomaif I^Udf.^ — On some Mamáis obtained by the late M' Henry
Dumford in Chubut, B. Patagonia. — Proe. ZooL 5oc., lomo II, pág.
210-212. — Londres, 1898.
4G ANALES DE LA SOCIEDAD GIENTÍFIGA ARGENTINA
III. — CIENCIAS MÉDICAS
Tatti [doctor Silvio), director del laboratorio del hospital Riyadavía. — Basa!
sur un nouveau si^rz^e olinique. La pulaation da piad. — Buenos AireS;
1898.
Los estudios del autor, que lo han conducido á hallar un nuevo é importante
signo cHutco, partieron de la observación aparentemente banal del movimiento
oscilatorio que anima el pie pendiente de toda persona que se sienta con las
piernas cruzadas.
Por una serie de investigaciones se convenció e) doctor Tatti que este fenómeno
es fisiológico, pero que difiere según el estado de salud del jsujeto.
También ha comprobado que la oscilación no proviene déla compresión de los
vasos poplíteos, lo que explica las diferencias de su trazado con el que se obtiene
para la arteria radial, aunque coincide en el número de pulsaciones.
Para producir estos trazados gráficos ha ideado Tatti un aparato inscriptor,
representado en su conjunto en una hermosa lámina.
El transmisor consiste en un tambor, cuya superficie inferior está formada por
una lámina de cauchu bien tensa, sobre la cual apoya una varilla ligada al pie
del sujeto por una especie de estribo.
A cada oscilación el pie levanta la varilla y comprime el aire del tambor, com-
presión que es transmitida instantáneamente por medio de un tubo de goma al
receptor formado por un tambor vertical sobre el cual está adaptada una palanca
de aluminio que se pone en movimiento perlas presiones recibidas y que inscribe
las oscilaciones sobre un cilindro de bronce que gira por medio de un movimiento
de relojería.
También pueden obtenerse est')s trazados con un esfigmógrafo de Dudgeon,
convenientemente modificado, y éste fué el aparato con el cual obtuvo el autor
sus primeros resultados.
Estudia luego el doctor Tatti la característica de los trazados gráficos en las
personas normales, lo que le permite establecer el signo normal. Se acompañan
varios trazados obtenidos en niños, adultos y ancianos, con las modificaciones
debidas á la temperatura, el ejercicio muscular, etc.
Son interesantes los trazados producidos por mujeres en cinta, los que difieren
en caso de edema en los miembros inferiores.
Se estudian y reproducen los trazados en diversas enfermedades del aparato
circulatorio como ser la insuficiencia aórtica del tipo cardíaco y del tipo arterial,
insuficiencia mitral, estrechez mitral propia (enfermedad de Duroziez;, arterio-
esclerosis, miocarditis, etc., así como también el temblor debido á la intoxicación
alcohólica crónica y le parálisis agitante.
De sus numerosas observaciones y de atinadas consideraciones fisiológicas
deduce Tatti que « el signo del pie procede de contracciones absolutamente
rítmicas de las arteriolas y los capilares que riegan la región sometida al estudio,
BIBLIOGRAFÍA 47
coD el coDcarso de los filetes nerviosos Taso-motores », por lo que sería tai vez
más exacto llamarle pulsación de la pierna:
Damos en seguida las conclusiones del autor bajo el punto de vista de la
clÍDÍca :
Los miembros inferiores estln animados de un movimiento dp oscilación, regalar é
igual, perfectamente visible en la extremidad del pie, cuando estáu cruzadas las piernas.
Este signo existe en todos los sujetos ; es pues fisiológico.
El método gráfico caracteriza el signo de los sujetos normales (adultos, niños y
viejos) por un trazado siempre idéntico, pero susceptible de variaciones bajo la influencia
de causas diversas que obran sobre el aparato circulatorio.
Este signo no procede absolutamente de la compresión de los vasos del hueco poplíteo;
es debido á la contracción rítmica de las arteriolas y los capilares que irrigan la región
de la pierna.
El trazado es considerablamente modificado en las enfermedades del aparato circula-
tono, ya se trate de alteraciones orgánicas ó de un cambio cualquiera de la presión
sanguínea.
Las modificaciones del trazado del pie son mucho más sensibles que las del trazado de
la arteria radial, especialmente en los casos en que está comprometido el sistema arterial
periférico.
El estudio del signo permite reconocer la presencia de edemas periféricos, y prevenir
por consiguiente, en muchos casos, la ruptura de equilibrio de la presión sanguínea.
Be vela geguramente la arterio-escltrotis desde el comienzo.
Bajo otro punto de vista, esta disposición del miembro inferior, favorece la obtención
de los trazados relativos de diversas enfermedades de los sistemas nerviosos y muscular.
Ilustran el folleto veintidós hermosas láminas que contienen además de la
vista general del aparato inventado por Tatti, 156 trazados del pie ó de la arteria
radial.
Es particularmente interesante el cuadro comparativo de los trazados obtenidos
para sujetos normales y en diversos estado.^ patológicos.
Felicitamos sinceramente al joven médico argentino que ilustra la ciencia con
tan importante contribución, revelando la existencia de un nuevo y precioso signo
dioico al que liga su nombre por la originalidad de la concepción y por la rigu-
rosa precisión científica de los métodos usados en su estudio. — A. Gallardo.
IV. - VARIEDADES
Wjsdone Quevedo (Samuel A.). — Bl Barco y SantiH^^o del Bstero. —
Estudio histórico y topográfico. Bl Barco, en : Boletín del Instituto geográfico
argentino, tomo XIX, n*' 1-6, pág. 3-36. — Enero á junio, 1898.
Quli*o§^a (doctor Adán). — Monamentoa megaliticoa de Colalao. — (Trabajo
íoédito leido en el Congreso científico latino americano), en : Boletín del Insti-
tuto geográfico argentino, tomo XIX, n** 1-6, pág. 37-45. — Enero á junio,
1896.
48 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
AmbPOseiiilJuan B.). — Notas de arqueología calchaqui. — En : Boletín
del Instituto geográfico argentino, iomo XIX, n** 1-6, pág. 46-47; 193-228.
— Enero á junio, 1898.
Elzciippa ¡Pedro), ingeniero civil. — Camino indio entre los ríos Negro y
Ghabut. La travesía de Valoheta. — En : Boletín del Instituto geográ-
fico argentino, Aomo XIX, n" 1-6, pág. 134-138, con un inapa. — Enero á
junio, 1898.
Coppea Lana (Carlos). — informe sobre las circunstancias de la muerte
del explorador Ramón Lista. — En Boletín del Instituto geográfico argén-
tino, tomo XIX, n» 1-6, pág. 151-180. — Enero á junio, 1898.
ANALES
DE LA
SOCIEDAD científica
ARGENTINA
Director : lutreniero ÁNGEL GALLARDO
■«
Sbcrbtarios : Señores Eduardo Latzina y Carlos Lagos García
REDACTORES
ÍDgeoiero Eduardo Aguirre, señor Juan B. Ambrosetti, doctor Pedro N. Árala,
ingeniero Alberto de Arteaga, iogeuiero doctor Manuel B. Bahía, ingeniero
Santiago E. Barabino, ingeniero Federico Birabén, arquitecto Juan A. Bus-
chiazzo, ingeniero Erailio Candiani, ingeniero José S. Corti, doctor Eduardo L.
Holmberg, doctor Atanasio Quiruga, ingeniero Francisco Seguí, doctor Enrique
Tornú, doctor Roberto Wernicke, doctor Estanislao S. Zeballos.
FEBRERO 1899. — ENTREGA II. — TOMO KLVII
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BUENOS AIRES
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1899
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JUNTA DIRECTIVA
Presidente Ingeniero doctor Marcial R, Candioti.
V ice-Presidente í° Ingeniero doctor Carlos M. Morales.
Id, 2^ Mayor ingeniero Arturo M. Lugones.
Secretario de actas Ingeniero Eleodoro A. Damianovich.
— correspondencia Agrimensor Cristóbal Hicken.
Tesorero Ingeniero José M. SaGastume.
Bibliotecario Señor Llis Miguens.
/ Ingeniero Domingo Nocetl
Ingeniero Claro C. Dassen.
Ingeniero Demetrio Sagastume.
Vocales [ Ingeniero Emilio Palacio.
Ingeniero Luis A. Huergo (hijo).
Ingeniero Alejandro Claypole.
Ingeniero Oronte A. Valerga.
Gerente Señor Juan Botto.
índice de la presente entrega
José S. Corti. Refracción astronómica 19
A. Mercbrat. Sur de nouveaux restes fossiles de carnassiers primitifs de Monte
Hermoso 56
Florentino Ameghino. Nota preliminar sobre el Loncanaurus argeutinus ; un repre-
sentante de la familia de los Megalosauridae en la República Argentina 61
H. YON Jhering. Descripción de la Ostrea guaranitira 03
La fiesta de la Facultad de Ciencias exactas, físicas y naturales 65
J. R. Hatcher. Estudios geológicos de la Patagonia 77
Miscelánea : Empleo de la palabra asimilación en Rotánica 80
Bibliografía : Boclanger, Quadrature du cercle. — Mallol, Tramway eléctrico
« La Capital ». — Era y, On the relalion of the ílora of the lower Sonoran zone
in North America to the flora of the arid zones of Chili and Argentine. — Suess,
La face de la Ierre. — Perrier, L'origine des vertebres. — Dklage y Hérocard,
Traite de Zoologie concrete. —Maillard, La cristal i sation des matiéres albumi-
noides et les crístalloídes protéiques de la niicrographie. — Roule, L'anatomie
comparée des animaux basée sur I'Embriologie. — Robín, L'évolution de la Mé-
canique chimique et ses tendances actuelles. — Glangeaud, La distribution des
Foraminiféres pélagiques á la surface et au fond de TOcéan. — Repin, La guérí-
son du tétanos declaré 8-2
REFRACCIÓN ASTRONÓMICA
En el Bulletin of the Universüy of Wiscousin, Sciences Series,
volumen I, junio 1895, páginas 60-63, el profesor GeoC. Comstock,
director del Observatorio de Washburn (Estados Unidos de Norte
América), establece una fórmula numérica para el cálculo de la
refracción astronómica, que puede substituir á las Tablas de Re-
fracción publicadas por el Observatorio de Pulkowa, con suGciente
aproximación práctica, para distancias cenitales que no pasen
de 75^
Habiendo ligeras diferencias entre las Tablas de Pulkowa, y las
que el Observatorio de Córdoba ha publicado en sus Efemérides de
Circumpolares para 4896, he adaptado la fórmula de Comstock á
las tablas de Córdoba, con el siguiente resultado :
La fórmula de Bessel
R = a3V tang z (*),
que generalmente se emplea para el cálculo prolijo de la refracción
astronómica, exige el uso de Tablas especiales, de las cuales se
loman las cinco cantidades a, 0, y. A, X.
He aquí cómo puede transformarse la anterior expresión, á Rn
de que la refracción pueda ser calculada sin más que el auxilio de
las Tablas de logaritmos :
La expresión que da la refracción media puede ser desarrollada
en función de las potencias impares de tang s, asi :
R,„ = a tang J5 = a, lang « — «j tang^ z . . . =
a, íl ^ lang^ z j tan s (nproximadamente).
O Chaüve!íbt, Sphericnt and practical Ástronomy, vol. I, pág. 166
AX. SOC. CIKST. ARG. — T. XLVII 4
50 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
De las tablas de Córdoba se deduce :
y si con estos valores se calcula la expresión
= a, (i —^iauffz)
y se compara con los valores tabulares de a, se obtiene la siguiente
satisfactoria concordancia :
X o» 20° 40» 60*» 75'
«tabular 57''75l oT'Tii 57''70i 57*^545 be'Si^
por fórmula. . o7''750 57^741 57^703 57*551 56*828
La cantidad X es una función complicada de la distancia ceni-
tal z, pero para valores de zque no pasen de 75^, puede expresarse
por medio de la fórmula empírica :
A = 1 + A tang^ z,
en que A = 0,001427.
La comparación de los valores tabulares de X, con los calculados
asi, da
X 50* 60* 70* 75*
X tabular.... 1,0023 1,0046 1.0111 1.0197
por fórmula.. 1,0021 1,0043 1,0108 1,0199
Indicando con e el coeficiente de dilatación del aire para un grado
centígrado (*), con to la temperatura normal del aire adoptada para
las Tablas de refracción, y con t cualquier otra temperatura, se
tendrá (**) :
(*) < = 0,0036438, Chaüvenbt, toI. h pág. 160.
í**) Chauvbnbt, voI. i» pág. 165.
REFRACCIÓN ASTRONÓMICA 51
La fórmula del binomio, aplicada á la expresión
y'=[Í +e(T-To)]
- O ^ h tang* s)
da, si se desprecian los términos en e^ y siguientes :
Y^ = 1 — (I + A tang^ z) e (t — To) = I — e (t — To) —
eA tang^ j5 (t — tq).
Si al último miembro de esta expresión, se le agrega el tér-
mino
£^A lang^ 2 (t — To)^
cuyo valor es despreciable, se tendrá :
Y^ = 1 — e (t — To) — eA lang^ ^ (' — tq) + e^A tang^ « (t — To)^
ó agrupando :
Y^ = [1 - e (t ^To)] [I - eA tang^ ;í (t - to)J;
y como :
e + "^0 I + eT,
o
r^ + 'z I + ex
= I -- 6 (t — To),
sí se desprecian los términos en e'y siguientes, se podrá escribir
e "r ^
Para distancias cenitales menores que 75^, el exponente Ano
difiere sensiblemente de la unidad. Asi es que :
en que po es la presión barométrica normal de las tablas, y p la
52 AN4LES DE Lk SOCIEDAD CÍBNTIfIGA ARGENTINA
presión de observación, es decir, la lectura barométrica b hecha á
la temperatura l, reducida á 0° por medio de la fórmula
p = b[i — 0,000160.
Poniendo en la^ fórmula de Bessel, en vez de a, p^, y^ los valores
hallados, se tendrá, despreciando el término que depende de
- eA (t — To) tang*2 :
R = «,£!ll¿3langz)l-r?^ + eMT-T„)ltong*«j.
De las tablas de Córdoba, se deduce :
Po = 751°"d; to = 9°3I C,
y como e" * = 274,44,
se tendrá, haciendo loscálculos^ é indicando con tt á la cantidad
encerrada entre corchetes :
R = [1.33855]^^^^^^^
p . lang z 1
• F
ÍT »
donde el número entre paréntesis rectangular representa un loga-
ritmo.
De
|í = 1 - [^ + ^M^ " ^o)] tang^ z,
se deduce aplicando la fórmula :
•I 'i j
/ . i = - / . F = / ) I - [^^ 4- e/t (- - -.)] tang^ s j = -
I — + eA (t — To) lang' z . . .
REFRACCIÓN ASTRONÓMICA
esto es, despreciando los términos en e^ y siguientes :
/ . F = í sAto + eAt j lang^ z,
ó log . F = 0,4343 r^ — eh-zo + zh'^j tang^ z.
53
Poniendo valores numéricos, se tendrá por fin :
R = [1 ,33855]
6(1 — 0,000160 tang 2 1
274,44 + T
— >
log F = (47,7 + 0,22t) long'z,
en que 6 es la lectura barométrica en milímetros, t la temperatura
del mercurio y t la del aire, ambas en grados centígrados, y log F
está expresado en unidades del quinto orden decimal.
Las planillas siguientes, relativas á los datos :
25 = 74^30'; b = 727»'"; t= + 13^.; t=+ 12°6-
Tablas
1,75500
r7t7 • • •
— O.ÜlWO
* + IW • • ■
— 0.00082
— 0,01522
0
• • • |m^ • • •
9,98478
T -»• !»,« • • •
— 0,00501
— 05
X = <,0I86
— 4
• * • r • • •
- 0,00510
9,99490
tang z . . .
0,55701
R =
495'75
logR
2,29169
54 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Fórmula
O
t
6t ...
13,5 ) ,
810S >■ J
• • • i >dOoOO
i
0,0021 60
9,99784
274,44 ) tangz
- 12,6 i
. . . 9,99906
... 2,86153
... 0.55701
4,75615
(47,7
,22'} 2.52
( 25
50,47
tangf z
¡ 287,04
1 ,703
1,114
- 2,45794
2,817
- 656
R — 195'73 loirP
1 2.29165
hacen ver que el cálculo de la refracción por medio de la fórmula,
no es más laborioso que el cálculo por medio de la tablas.
El cuadro siguiente contiene las refracciones correspondientes á
valores de z, variables de 15*^ en 15° entre js = lo"" y js = 75°,
para í = 0° C.y t variable de 1 0° en 1 0° , desde —1 5°C. hasta -f 35°<: .
Las cantidades escritas arriba, en el medio y abajo, en cada casilla,
corresponden á p = 600""", 700""" y 790"", respectivamente. Así.
por ejemplo, las cifras 200''66— 69, que se leen en la casilla -:= + 5° ,
z = 75°, expresan que la refracción calculada con las tablas para
p = 700»", T = + 5°, ¿ = 0°, js = 75°, es de aoo'eo, mientras
que el cálculo con la fórmula da 300''69.
REFRACCIÓN ASTRONÓmCA
55
T
15°
z
75°
30*
45°
60°
— 15-
13*51-51
15*^76-76
17*90-90
29*10-10
a3*95-95
38*56-56
50*38-38
58*77-77
66*75-75
87*07-07
101*58-59
115*36-37
185*53-54
216*44-46
245*82-84
- 5^
13*01-01
15*18-18
17*24-24
28*02-02
32*69-69
37*13-13
48*50-50
56*59-59
64*27-27
83*82-83
97*^9-80
111*07-08
178*51-53
208*25-28
236*52-55
+ 5^
12*54-54
14*63 6:3
l6''62-62
27*02-02
31*02-52
35*80-80
46*76-76
54*56-56
61*96-96
80*81-82
94*28-29
107-07-08
171*99-102
200*66-69
227*89-93
i- 15°
•
12-11-11
14''13-13
16*05-05
26*09-09
30*43-43
34*56-56
45*15-15
52*67-67
59*82 82
78*01-01
91 ''00-02
103*36-37
165*93-95
193*59-61
219*86-89
+ 25«
11*71-71
13*66-66
15*51-51
25*22-21
29*42-42
33*41-41
43*64-64
50*91 91
57*82-82
75*39-40
87*95-96
99*89-90
160*29-30
187*00-02
212*38-10
+ 35'
ll*a3-33
13*22-22
15*01-01
24*40-40
28*47-47
32*33-33
42*22-22
49*26-26
55*94-95
72*94-95
85*10-11
96*65-66
155*01-01
180*84-84
205*38-38
El examen de este cuadro demuestra que los resultados que se
obtienen con el empleo de la fórmula, siempre que z no pase de
75^, difieren de los que se obtienen con las Tablas, en cantidades
inferiores á la indecisión de los valores tabulares, y en general infe-
ríore:i también á los errores de observación.
La fórmula es, pues, prácticamente aceptable para substituirá
las Tablas de Refracción del Observatorio de Córdoba.
Jos¿ S. CORTI.
Punta de Vacas (Cordillera de los Andes), enero de 1899.
SUR DE NOUVEAUX
RESTES FOSSILES DE CARNASSIERS PRIMITIFS
DE MONTE HERMOSO
Par a. MERCERAT
Des resles fossiles de carnassiers primitifs n'onl été renconlrés,
jusqu'& maintenant, dans la République Argentine, en certaine
abondance, que dans les lerrains patagoníques et santacruziens de
la Patagonie Australe.
On avait cru d'abord pouvoír les classifierdans le sous-ordre des
Creodontia : M. Ameghino avait méme consideré Tune ou Taulre
forme comme des représentants de familles établies sur des resles
fossiles de TAmérique du Nord el d'Europe (I). Lorsqu'en <891, je
roe suis occupé, au Musée de La Plata, de l'étude des restes de ees
aniroaux, qui se trouvaient alors dans les collections de cet établís-
sement(3), j'ai pu me convaincre que ees animaux présentaient
des diflFérences profondes avee les Creodontia, de Théraisphére bo-
real, au point qu'il devenait impossible de faire rentrer aucun des
genres alors connus dans les familles déjá établies de ce sous-
ordre.
Les restes que j'avais alors k ma disposition se limitaient k des
fragments plus ou moins complets de maxillaires et des dents
(1) Ambohino, Rev. Árg, de Hist. Nat., t. I, p. 147-I51, 1891 ; 8».
(2) Mercbrat, Caract. diag,, etc., Rev. Mus. La Plaia^ t. II, p. 51-56,
1891 ; 8«.
RESTES FOSSILES DE GARNASSIERS PRIMITIFS DE MONTE HERMOSO 57
ísolées; les autres parties du squelette restaieot si imparfaitement
conaues, qu'il était impossible d'ea tirer des caracteres pour la
classiñcation. En 1894, en présence de matériaux beaucoup plus
abondanls, M. Ameghino a proposé de séparer ees camassiers pri-
mitífs des Creodonlía, eta élabli le riouveau sous-ordre des Sparas
sodontia (1).
Les Sparassodontia prouvent par leurs caracléres, comme le fail
observen avec raison M. Ameghino, qu'il n'est pas posible d'établir
une limite bien tranchée entre les camassiers marsupiaux et les
camassiers placentaires, mais cela ne justifíe pas du tout la classi-
Qcalion decetauleur, qui propose de reunir dans son ordre des
Sarcobora (2), les sous-ordres des Peditnana, Insectívora^ üasyura,
Sparassodonta, Creodonta, Carnívora ei Pinnipedia. Lesaffinités des
Sparassodontia avec les Creodontia sont beaucoup plus grandes
qu*avec les Dasyura, principalement en ce qui concerne Tévolution
dentaíre, telle qu'elleest connue maintenant; et. il me paraít plus
naturel deconsidérer cesanimaux comme un sous-ordre des Carní-
vora, Cei ordre comprendrait ainsi les sous-ordres des S/?aras5o-
dontia, Creodontia, Fissipedia et Pinnipedia,
Achlysictis paranensis, Amegh. ; Theriodictis platensis, Mere, et
Notocynus hermosicus, Mere, sont les seuls Sparassodontia de pro-
venance autre que la Patagonie, connus jusqu'á maintenant de la
République Argentine. Le premier de ees animaux est connu par
un fragment de maxillaire inférieur des environs de la ville de
Paraná. On connaít du second une dent (m-2) recueillie á Mar del
Plata. N. hermosicus, est établi sur un maxillaire inférieur de
Monte Hermoso. C'est un animal qui n'a pas dépassé beaucoup la
taille de Didelphys Azarae ; A. Leloncjii est de taille assez forte, et
r. platensis parait avoír alteint et méme dépassé la taille des plus
forts représentants de ce sous-ordre.
La découverte de restes de Sparassodontia á Mar del Plata et á
Monte Hermoso, est un fait qui est venu modifíer quelque peu les
idees que Ton pouvait se faire relativement á l'áge géologique des
affleurements sur ees deux points. Sans s'appuyer sur aucune preu-
ve, el malgré la description assez precise que j'ai donné du maxij-
fl¡ Ameghino. Enum/r. synop,, etc., Bol. Acad.Nac, Cien., t. XIII, 1892, 8»,
p. 364 ;ia date d'apparitioD de cette publícatioD est le 7 septerobre 1894).
(2) Ameghino. Mam. cr^í., etc., Bol, In$t. Geogr. Árg., t. XVIII, 1897, 8*»
(exlr. p. 97).
58 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
laire inférieur (1), M. Ameghino a arbiirairemeni ídenlifié Noso-
cynus hermosicus Mere, avec Didelphys ( Peratherium) triforata
Amegh. (2). M. le docleur Trouessarl, de París (3), a bonnemenl
acceplécelle interprétalion saoschercher á la vérifier, et ¡1 la re-
produil dans son catalogue, récemment publié (4), bien que j'ai eu
Toccasion déjá de protesler conire celte identificalion (5).
M. S. Pozzí, préparaleur au Musée de La Plata, dans une rápida
excursión faite á Monte Hermoso, au commencement de Tannée
1892, a eu la bonne fortune d'y renconlrer de nouveaux restes d'un
crane de Sparassodontia. Ces restes n*ont malheureusemenl per-
mis de restaurer que les deux maxillaires supérieures. Le maxil-
laire du colé gauche comprend lacanineet les sept mollaires, celui
du colé droit présente lessix derniéres molaires seulement. Toutes
ces dents sont parfaitement intacles. Elles sont disposées en serie
continué, serrées les unes contre les autres, sans présenter aucun
diastéme. Elles sont de lype semi-sectorial.
Cetle piéce, comparée aux malériaux qui sont connus des Spa-
rassodontia, indique un genre nouveau, dont le caraclére le plus
imporlant esl fourni par le mode de disposition des éléments pri-
mitifsdes vraies molaires. Sur ces dents, le protocone tíst rejeté
vers rintérieur, de maniere á se trouver avec l'hypocóne et le me-
tacSne sur une méme ligne droite. qui représenterait l'hypolhénuse
du triangle rectangle, que forme la section iransversale de ces
dents. C'esl lá un caractere qui permet de reconnaílre facilement
ce genre des autres Sparassodontia, chez lesquels rhypo-, le proto-
et le métac6ne ne sonl pas disposés suivant une ligne droite.
L'hypocóne esl relativement mieux développé que dans HalhUa-
cynv^; le protocone Test par contre moins. Le paracórie est tres fai-
ble, et se trouve silué directement en avant du protocone. II possé-
ll) Mercerat, Sobre un max. inf., etc., Rev, Mus. La Plata, t. II, 1891, 8",
p. 80-81.
;2) Ameghino, Rev. Arg, Hist. Nat., 1. 1, 1891, 8*, p. 438.
(3) Troüessart, Ann, GéoL Univ,, t. VIII, 1891, 8*, p.649.
(4) Ibid, Calalogus Mammalium tan viventium quam fossilium : Berolioi,
1898, 8% p. 1232. Ce catalogue du docteur Troüessart, pour ce qui concerne les
mammiféres fossiles de la République Argentine, demande une revisión comple-
te. J'ai á ce sujet un travail en préparation, que je publíerai aussitdt que les
circonstances oae le permettront.
(5) Mercerat, Contrib., ele, An. Soc, Cient.Arg,, t. XXXVI, 1893, 8*, p. 91.
mi
ra2
m3
mi
3,3
3,5
4
1,3
2,8
3,3
3,6
4.5
RESTES FOSSILES DE CARNASSIERS PRIMITIFS DE MONTE HERMOSO 59
de par centre un talón qui se développe sous forme de tubercule,
occupant précisément le sommet de l'angledroitdu triangle rectan-
gle que présente la sectíon transversale de ees dents. Ce talón
constitue un tubercule plus forl que le paracdne lui-méme.
Par les caracteres que j'aí fait connaítre du maxillaire inférieur
de lYoíocynuí, il est permís, me semble-t-il, d'admettre que cel
animal devait presenten de vraies molaires supérieures qui se rap-
prochent de celles des genres Agusíylus Amegh. et Hathliacynus
Amegh., etdiíTérentes de celles de Panimal qui fait l'objet de cette
note, pour lequel je propose le nom de Sparassocynus Bahini Mere,
g. et sp. nov. (1).
La formule dentaire de ce cráne de Sparassocynus Bahiai est :
i?, ci, pm?, mi. La serie des huit derniéres denls sur ce cráne occu-
pe un espace de 22,8 mm. dont 12 mm. correspondent aux vraies
molaires, et 7 mm. aux prémolaires. Yoici le tableau des dimen-
sioDS des dents :
el pml pm? pm?
Díamétre antéro-postérieur. . 3,8 1,6 2,4 3
— transversal 2,7 1,4 1,6 1,8
La canino (tí) n'est pas tres fortemenl arquee, et légérement
comprimée transversalement. La parlie extra-alvéolaire de cette
dent est tres élevée. Sa hauteur atteinl 9,3 mm. Les prémolaires
ont un protocóne assez elevé. Le métacdne a un développement
assez faible. La paracóne est plus faíble encoré et manque sur
pmí. L'hypocóne est rudimentaire. Sur les* vraies molaires le pro-
tocóne s'éléve assez sensiblement au-dessus du niveau des autres
élémenls, qui, á parí le mode de disposition dont j'ai parlé plus
haut, ne présentent rien de parliculier. Mi a la forme caraclé-
ristique que Ton connaít á cette dent chez les représentants du
sous-ordre des Sparassodontia. Un fragment de ce cráne permet
de constater que la sagitale a eu le méme développement quedans
le genre Didelphys, Les apophyses post-orbitaires par centre revé-
tent la forme d'un triédre et sont assez élevées. Le trou sous-orbi-
taire a son oriñce au niveau du pm^
Sparatsoeynus Bahiai Mere, a eu une taille de plus de moitié
plus faible que cel le de P^oíocynus hermosicus Mere. La taille est
(1) Ed rhonneur du savant professeur de la Faculté des Sciences Exactes de
Buenos Aires, ringénieur doctenr M. Bahía.
60 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
plus faible encoré que celle de Dasyurus viverrinus (Shaw). Comparé
au, Dasyurus^ cel animal esl un lype de rostre raccourci.
Puisque Ton a moniré tant de persístance á vouloir ¡dentifler
Notocynus Mero, a veo Didelphys (Peratherium), el qu'il ne m'esl
pas donné d'accompagner cette note d'une planche, dans laquelle
íigureraienl les piéces en queslion, il n'esl peut-éire pas déplacé
de rappeler ici que les vraies molairesdu genre Didelphys présen-
tent cinq tubercules, les inféríeures aussi bien que les supérieures.
Sur les \raies molaires inférieures, on compte un tubercule anté-
rieur, deux mojens et deux postérieurs ; tandis que sur les vraies
molaires supérieures, les tubercules sont disposés dans un ordre
inverse : deux sont antérieurs, deux moyens et un postérieur. Les
genres Agusiylus Amegh. et Hathliacynus Amegh., qui m'ont
servi de termes de comparaison, etqui sont bien des Sparassodontia
córameles genres Tolocyniís Mere, et Sparassocynus Mere, eux-
mémes, ont parcontre, comme on le sait, des vraies molaires in-
férieures qui ne présentent que trois tubercules, un proto-, un para-
et un métacóne, et les vraies molaires supérieures n'en présentent
que quatre : un proto-, un para-, un meta- et un hypocdne, ce der-
nier situé á l'angle anléro-interne de la dent.
Avec Sparassocynus Bahiai, la liste si importante et si courte
encoré, des fossiles qui m'a permis d'élablir les relations de syn-
chronisme qui existent dans les affleurements tertiaires de la Pata-
gonie Australe, de Monte Hermoso, de Mar del Plata, du Paraná et
de la Prov¡ncedeCalamarca(l), vientdes'augmenterd'unnouveau
membre.
(1) Mbhcerat, Bosquejo geoL, An. Soc. Cient. Árg., t. XLlll, 1897, 8*, p. 367.
NOTA PRELIMINAR
SOBRE EL
LONGASAURUS ARGENTINOS
U5 REPRESENTANTE DE LA FAMILIA DE LOS MBGiLOSAURIDVE EN LA REPÚBLICA ARGENFINA
POR FLORENTINO AMEGHINO
Los reptiles extinguidos de la subclase de los Dinosaurios son
los vertebrados más característicos de la época mesozoica. La ma-
yor parte de estos reptiles son de tamaño gigantesco y se distribu-
yen entres órdenes: los Sauropocía que comprenden formas her-
bívoras, los Theropoda, todos carnívoros, y Jos Predentaía herbívo-
ros y de una conformación especial.
En la República Argentina, hasta ahora, sólo se había señalado
la presencia de algunos géneros del orden de los Sauropoda, como
los gigantescos Tilanosaurus y Argyrosaurus de la formación gua-
ranitíca de Patagonia. Así, es doblemente interesante el descubri-
miento recienleen los mismos yacimientos de restos de un repre-
sentante del orden de los Theropoda, que designo con el nombre de
Loncosaurus argentinus (n. g., n. sp.).
Por la conformación del fémur, de cuerpo hueco, y la forma
aplanada, cortante y denticulada de los dientes, es seguramente
un representante de la familia de los Megalosauridce, El género se
distingue por la forma de los dientes que tienen el borle anterior
denticulado hasta la base de la corona y por el gran desarrollo del
trocánter interno del fémur.
63 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Los dientes tienen de 38 á 33 milímetros de largo, con el borde
anterior curvo, corlante j denticulado hasta la base de la corona ;
losdienlecillos son anchos y dirigidos horizontalmcnte, menos cer-
ca de la cúspide en donde toman una dirección oblicua hacia arri-
ba. Estos dientes son muy comprimidos y la capa de esmalte que
cubre la corona sumamente delgada.
El fémur se distingue por el gran desarrollo del trocánter interno
que probablemente era un poco uncinado. El cuerpo del hueso es
cilindrico y con una gran Ce-jvidad medular, tan grande como en los
mamíferos rumiantes. La extremidad proxímal tiene un ancho de
H centímetros y el cuerpo del hueso un diámetro de 4 Vo á o centí-
metros. El fémur entero debía tener próximamente un largo de
50 centímetros, lo que indica un animal mucho más pequeño que
el Megalosaurus Bucklandi.
Estos restos han sido descubiertos por Carlos Ameghino en la
formación guaranítica del Rio Sehuen ; fueron extraídos de una ca-
pa de arenisca colorada asentada encima de un banco de Ostrea
guaranilica Jh., lo que permite referir la existencia de este saurio
hacia el fin de la época cretácea.
DESCRIPCIÓN
DE LA
OSTREA GUARANÍTIGA
POR H. voN JHERING
Director del museo de San Pablo
Recibí algunas ostras provenientes del piso sehuensedela forraa-
ciÓD guaranitica de Patagonia, encontradas por Carlos Ameghíno
eo Par-aík, sobre el río Sehuen. Las considero como de una espe-
cie nueva, de laque doy la descripción siguiente:
Ostrea guaranitica sp. n . Testa oblango-ovata, crassa; valva in-
feriore profunda, transversim rugoso-lamellata, interdum obtuse
patiei-costatay in rostrum haud breve ad la tus curvatum, terminata,
margine interiore subtiliter crenulata, área ligamentali oblicua
triangularij profundata; valva superior e plana, ápice excéntrico
plerumque spiraliter incurvato, tenuiter creberrime striata . — Val-
vae inferioris long. 75, lat. 43, alt. 25 mm. ; — Valvae superioris
long. 62, lat. 34, alt. 7 mm.
La valva inferior nada ofrece de especial. La fosa ligamental es
larga, algo excavada abajo, y curvada á veces poco, aveces comple-
lamenle hacía el lado^ con la extremidad de la valva superior
arqueada en la misma direción i, e, al lado del cual está situa-
da la impresión excéntrica del aductor más ó menos en el medio del
ancho. Tales ejemplares aseméjanse mucho al género fTO^yra; co-
rresponden todavía mejor al género Ámphidonta Fisch. (v. Ziltel,
PalcLeozoologie, t. II, p. 20, 1885) que tiene la valva superior con
64 AMALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
el ápice arrollado en espiral y las márgenes de ambas valvas crene-
ladas como acontece en nuestra especie.
Recibí también del señor Florentino Ameghino, cofno procedente
de la formación guaranítica de Misiones, en el arrojo San Juan,
Alto Paraná, cerca de Santa Ana, la valva inferior de otra ostra que
juzgo idéntica á la precedente. Este ejemplar estaba acompañado
de otro más incompleto que parece referirse á la Oslrea hemispherí-
ca D'Orb. del cretáceo de Coquimbo.
Las ostras del piso sehuense están acompañadas por moldes de
algunos otros moluscos, siendo los más comunes los de Venus (ó As-
tarté) sp. y de una Melania. Aún no las he sometido á un examen
detenido é ignoro si se encuentran en estado que permita una de-
terminación segura.
Estas especies no permiten determinarcon seguridad la edad geo-
lógica de las capas deque proceden, siendo preciso notar que faltan
entre ellas especies cretáceas características.
H. voN Jhering.
San Pablo, septiembre 19 de 1898.
LA FIESTA
DE LA
FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, FÍSICAS Y NATURALES
En el primer día del corriente año se realizó una simpática fies-
ta en el histórico edificio de la Facultad de Ciencias Exactas con
motivo de la solemne entrega de premios universitarios y diplomas
á ex-alumnos de la misma. El local de la Facultad habla sido ador-
nado al efecto con plantas y con gran número de dibujos y otros tra-
bajos prácticos ejecutados por alumnos del establecimiento. En el
gran patío donde se realizó el acto se había levantado una tribuna
que fué ocupada á las cuatro y media de la tarde próximamente,
por el señor Ministro de Instrucción Pública doctor Magnasco, de-
cano de la Facultad de Ciencias Exactas ingeniero don Luis Silvey-
ra, subsecretario de Instrucción Pública, y por la mayor parte de
los profesores de la Facultad.
Después déla distribución de los premios y diplomas, efectuada
por el secretario, el señor decano dirigió la palabra á los ex-alum-
nos pronunciando con este motivo un conceptuoso discurso que fué
muy aplaudido. Contestóle el distinguido ingeniero Claro C. Dassen,
en nombre de los ex-alumnos, con el brillante discurso que publica-
mos más abajo. Finalmente, el señor Ministro de Instrucción Pú-
blica cerró el acto con las hermosas palabras llenas de aliento y
estimulo para los premiados y diplomados, palabras que fueron
varias veces interrumpidas por salvas de aplausos.
He aquí, ahora, la nómina de los premiados y diplomados:
Alf. SOC. CIENT. ARG. — T. XLVII
66 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Ex-alumnos que terminaron en 4896
Medalla de oro: Ing. Julio Labarthe.
Diplomas de honor: Ing. Fernando Segovia^ Ing. Armando Rome-
ro, Ing. Sebastián Ghigliazza, Ing. Alberto Otamendi, Ing. Domingo
Selva, Ing. Domingo Carrique.
Ex-alumnos que terminaron en 4897
Medalla de oro: Ing. Claro C. Dassen.
Diploma de honor : Ing. Pedro Aguirre, Ing. Pedro Male re Ing.
Andrés Rodríguez, Ing. Eugenio Sarrabeyrouse, Ing. Carlos Real de
Azúa.
Ex-alumnos diplomados en diciembre de 4898
Ing. Juan B. Seré, Ing. Federico Beltrami, Ing. Nolasco Cornejo,
Ing. Carlos Rodríguez de la Torre, Ing. Petronilo Escudero.
Á continuación publicamos los discursos en el orden en que fue-
ron pronunciados.
DISCURSO DEL SEÑOR DECANO, INGENIERO LUIS SILVEYRA
Señores laureados:
He tenido el honor de poner en vuestras manos el premio que
la Universidad de Buenos Aires os ha acordado. Es una alta distin-
ción á que os habéis hecho acreedores por vuestros estudios j que,
con vínculos tan gratos como poderosos^ os ligará de hoy en ade-
lante á esa alma mater (\\iQ nunca deberéis olvidar, y al país que
ha puesto sin restricciones á vuestra disposición todos los elementos
necesarios para llegar al fin de vuestra carrera.
Quedáis obligados con la Universidad de Buenos Aires, porque
tenéis el deber de propender al desarrollo intelectual de la sociabi-
lidad argentina, continuando la obra noble de los que os precedie-
ron y de los que, siguiendo el orden natural, desaparecerán del
escenario de la vida en un plazo más ó menos breve. Quedáis tam-
bién en deuda con el país, porque tendréis que devolverle con el
LA FIESTA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS 67
trabajo honrado, los beneficios que de él habéis recibido, perseve-
rando en el estudio científico que dignifica y eleva el espíritu á las
más grandes acciones, que constituyen la verdadera gloria délos
pueblos.
Contrariedades y desfallecimientos habréis experimentado más
de una vez para llegar al término de vuestros anhelos; apenas co-
menzáis á trepar la ardua pendiente de la ciencia, distais mucho
déla cumbre, y sólo podréis alcanzar á ella, mediante la perseve-
rancia en el estudio. Desgraciado de aquel que creyere que los
laureles universitarios son solos suficiente título para no quedar
rezagados en el camino de la vida. No en vano dijo el Eclesiastes :
quien ciencia añade, añade también trabajo .
No penséis que sea tarea fácil la que os sea necesario realizar
para obtener un sitio distinguido en los dominios de la ciencia ma-
temática, á que os habéis dedicado. Sabéis perfectamente que en
los actuales límites de la ciencia pura, se cuentan alrededor de
cien diferentes teorías matemáticas, entendiéndose por tales, las
grandes ramas como el cálculo infinitesimal, la geometría proyec-
tiva, el método de los cuaterniones, etc., etc. Pues bien, el célebre
Sylvester, una de las eminencias del presente siglo, que no hizo
otra cosa que estudiar hasta su avanzada edad de 84 años, solamente
alcanzó á dominar sesenta teorías.
Newton, de quien Bertrand dice que no puede anteponérsele ad-
jetivo alguno, porque los más encoiniásticos resultan diminutos,
ocupó los largos años de su existencia en el estudio continuado y
tenaz. Sabéis quién íué Newton, pues habéis encontrado su nombre
en todas las ramas de la matemática. Pues bien, ese ingenio sin
rival, como lo llamó Voltaire al tratar de aplicar la teoría de la gra-
vitación universal — después de haber demostrado científicamente
las leyes de Keppler — al caso de la atracción déla tierra á la luna,
tomó datos erróneos respecto á la figura del planeta, porque enton-
ces no se conocían bien sus dimensiones, y durante muchos años,
por los resultados á que había llegado, creyó que la teoría de la
gravitación fallaba, quedando estéril su inmensa labor.
Newton se desanimó acaso? No, lejos de eso, y es un ejemplo que
deberéis siempre tener presente : como un escolar, se puso ardien-
temente á la obra en cuanto obtuvo datos correctos y volviendo a
rehacer sus cálculos llegó á la comprobación de la gravitación uni*
versal que rige el movimiento inmutable de los astros. La gravita-
ción es el credo de la astronomía moderna. Y con qué sencillez tan
68 AN4LESDE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA AnGENTINA
elocuente decía Ne^vton, al terminar SU fecunda vida: he sido un
niño que me he entretenido juntando piedrecitas en la playa, mien-
tras que el océano inmenso de la verdad, permanece inexplorado d mi
vista.
Las generaciones presentes están empeñadas en descorrer el
velo que oculta las leyes que dominan los fenómenos de la natura-
leza, al parecer insondables. Ahi está vuestro puesto; dedicad á
aquellos vuestra energía, tratad de investigar el secreto que los en-
vuelve; no importa que no lleguéis al fin, basta cualquier adelanto
por pequeño que sea, porque él podrá ser fuente de grandes descu-
brimientos. Estos reposan comunmente en trabajos emprendidos
de largo tiempo atrás, muchas veces con miras diversas, y entre
los más recientes pueden citarse el teléfono y el fonógrafo que se
basa principalmente en la teoría de la transmisión de las vibracio-
nes, cuyos comienzos debe la ciencia al genio de Sofía Germain.
Aun más, la propagación de las ondas luminosas y de las eléctricas
se estudiaban no ha mucho por caminos y con hipótesis muy dife-
rentes, hasta que Hertz demostró que, tanto unas como otras, obe-
decían á las mismas leyes. ¿No habrá una sola ley general para
todas las ondas: sonoras, calóricas, eléctricas, etc. ?
Pero no es únicamente en el campo de la ciencia abstracta en el
queestáis llamados á desplegar vuestras facultades y conocimien-
tos. Nuestro país es nuevo, extensísimo y permanece engiban parte
inculto é inexplorado. Sus montañas encierran riquezas incalcula-
bles que es necesario desentrañar ; de sus bosques exuberantes
sólo se explota una mínima parte y ésta en la forma más primitiva;
las inmensas llanuras hoy secas é improductivas se convertirán en
verjeles cuando el ingeniero, después de un estudio inteligente, los
haya cruzado con canales de irrigación y nuestras vías fluviales sólo
esperan la acción de poderosos trenes de dragado, para que el ac-
ceso de las naves á los puertos que existen en sus feraces riberas
sea fácil y el intercambio de nuestros productos con los de los otros
países, pueda realizarse sin grandes esfuerzos.
No voy á abundar en más ejemplos, sólo os repetiré que sin tra-
bajo perseverante y asiduo no hay ciencia. Solamente con ella, en
las aplicaciones de vuestra carrera podréis ser útiles al país y hon-
rar á la Facultad de Ciencias Exactas, en cuyo nombre tengo la sa-
tisfacción de felicitaros deseándoos prosperidad y acierto.
LA FIBSTl DB LA FACULTA» DE CIENCIAS EXACTAS 69
DISCUBSO DEL INGENIERO CLARO C. DASSE5
Señor ministro.
Señor decano.
Señores académicos y profesores.
Señoras v señores:
En medio délas preocupaciones propias al que recién se inicia
en el ejercicio activo de una carrera profesional; en los albores de
una nueva faz de la existencia exaltada por las dudas sobre aquello
que el destino nos depara, por el materialismo de la lucha vital,
por las responsabilidades que gravitan sobre aquel que debe en
adelante basarse en sus propíos esfuerzos; hanos de pronto sor-
prendido la noticia de que la Facultad de Ciencias Exactas, Fí-
sicas y Naturales, rompiendo con su tradicional costumbre de eje-
cutar en privado cuantos actos afectan su marcha interna ó externa,
había resuelto celebrar con una simpática ñesta social la regla-
mentaria distribución de premios y diplomas universitarios.
Esta noticia ha provocado en nosotros una visión retrospectiva
hacia aquellos tiempos en que llenos de esperanzas y de ilusiones
ingresamos en las aulas de este antiguo é histórico edificio, dis-
puestos á lidiar contra las dificultades de un estudio renombrada-
mente largo y pesado.
¿Quién de nosotros, sin ignorar los sinsabores y el relativo des-
prestigio social de la carrera que abrazaba, no se imaginaba en su
creencia íntima que una excepción cualquiera se produciría en pro
de él una vez en posesión del anhelado diploma ?
Dichosas ilusiones que sostienen al hombreen el momento de la
lucha.
Mucho debemos celebrar el paso dado por nuestra Facultad; im-
porta un adelanto hacia la conquista del rango social que le per-
tenece.
Tiempo es ya que desaparezca la época en que se confunde un
ingeniero con el que puede medir cuatro hectáreas de campo ó que
entiende en albañilería. Esta confusión no debe subsistir desde el
momento en que los ingenieros forman un cuerpo de personas ins-
truidas, quienes se han tomado la molestia de prepararse de la mejor
manera posible para el trabajo.
70 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
La ciencia que profesan es la que, agigantando el hombre, le per-
mite empeñarse en igual batalla contra cuantos obstáculos á sus
deseos materiales se oponen; es ella que conteniendo el vigoroso
empuje del océano le arrebata sus dominios para convertirlos en
nuevo campo de sus proezas; es ella que torturando ya el vapor, ya
la electricidad, ya cavando istmos, ya perforando rocas, transporta
el espíritu del hombre desde los estrechos limites del aislamiento
antiguo hasta el grandioso concierto de la civilización moderna.
Es ella, fínalmeote, que cual titán invencible, subleva los obstá-
culos como subleva el huracán los mares.
Si noble y grandiosa es la ciencia que tales prodigios realiza,
mucho debemos cuidar deque aquellosque la profesan tengan cam-
po para ejercitarla y perfeccionarla. Me sugiere esta reflexión, la
general y gratuita ofensa de que es victima el cuerpo de ingenieros
argentinos, abandonados de una clientela que permitiría transfor-
mar en liberal, una profesión por esa causa asalariada: pospuestos,
y hasta excluidos de los lugares que lógicamente les corresponde
ocupar.
No de otra suerte puede uno expresarse cuando presencia el triste
espectáculo de la denigración del elemento genuinamente nacional
en pro de otro extranjero : quien á los nobles anhelos de la ciencia
une la tendencia fatal á la explotación de un país extraño, la falta
de cariño natal no puede evitarle de caer en el dominio del cálculo
vil y tiránico.
Lejos de mi querer negar el valioso y decidido concurso que ha
traído y trae el extranjero ; era y es aún necesario en un pais nuevo
que necesita de maestros; pero que éstos, al venir de afuera, quie-
ran explotar nuestra relativa infancia, no debemos tolerarlo, seño-
res, y hago votos para que el Gobierno y las personas que por la po-
sición que ocupan estén llamados á intervenir en este asunto re-
nuncien á este desastroso sistema.
Cuando sea necesario el concurso del extranjero, tráiganse inge-
nieros profesores, quienes deberán obligarse á tomar su^ demás co-
laboradores en la lista de los ingenieros argentinos para que éstos
sean después sus sucesores en los puestos y en la cátedra .
No se incluyan en esa lista á aquellas personas que la debilidad
proteccionista ampara como tales y usurpando un titulo que no les
pertenece lo bastardean y deprimen.
Pónese como argumento para justificar el menoscabo en que se
tiene á los ingenieros argentinos, la poca práctica que se adquiere
ÍA FIESTA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS 71
en nuestra Facultad ; aún aceptando la verdad del dicho, el remedio
está por eso mismo claramente marcado ; facilítense los medios de
lanzarse en la vida profesional activa, la práctica viene pronto
cuando está precedida por una sólida teoría.
¿Por qué no podremos hacer lo que hacen los ingenieros extran*
jeros ? ¿ Acaso alegaremos inferioridad de raza ?
Nuestros compatriotas, nuestros naturales defensores se ridiculi-
zan al rebajar un cuerpo de personas destinadas á darles lustre.
Podrá el ingeniero novicio tener sus vacilaciones al inaugurar
un cargo, pero los brillantes resultados posteriores compensarán
sobradamente la flojedad primera, y la Nación poseerá lo que por
no dar ese inicial empuje debe perpetuamente pedir, con mengua,
al extranjero.
Suprímase el favoritismo inicuo.
El hombrts digno no debe verse obligado á pedir lo que de dere-
cho le corresponde.
Redúzcase la jerarquía administrativa en los puestos técnicos á
lo estrictamente necesario j no se transforme en vasallaje la rela-
ción del superior al inferior cuando entre uno y otro la diferencia
estriba solamente en la estrecha noción de autoridad, siendo así
que ostentanel mismo título ante el tribunal de la ciencia. Para és-
te, la opinión del uno es tan digna de respeto como la del otro.
Asi evitaremos la depresión moral que mata todo entusiasmo y
aleja toda idea progresista .
Tratemos de mantenernos unidos á fin de hacernos fuertes contra
la invasión de nuestros fueros ; no podremos levantarnos mientras
formemos una simple masa de unidades sin conexión luchando ca-
da una por su cuenta, ya para vivir, ya procurando llegar ala ca-
beza de los otros .
Lo dijo Colingwood en otra ocasión :
« Debemos cultivar un esprit de corps por el cual vengamos á sen-
tir que si uno sufre todos sufren ; por el cual el mundo vea que no
trabajamos sólo por jornal y por el cual nos hagamos sentir entera-
mente acreedores al reconocimiento como hombres profesionales y
á ser tratados de acuerdo.
Que la comunidad aprenda que el ingeniero es un hombre ilus-
trado, que para satisfacer á las siempre crecientes atenciones que
requieren las grandes obras modernas y las más grandes aún que
se siguen á cada avance cumplido, debe llamar á su ayuda toda la
ciencia, tanto antigua como moderna ; que él debe conocer los tra-
72 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
bajos de otros y emplearlos en el mejor interés de sus semejantes,
que la más amplia erudición le es necesaria y, cuando esto sépanlos
hombres principiarán á comprender que la ingeniería es verdade-
ramente una profesión y digna de los emolumentos tan liberal-
mente acordados á las otras profesiones letradas.
« Es justo que, ya por su posición como juez y arbitro en las em-
presas que ayuda á desarrollar, no le es permitido interesarse ma-
terialmente en ellas, debiera ser bien remunerado por sus servicios
profesionales.»
Señores : Me ha cabido el honor de ser designado para hacer uso
de la palabra en este acto en nombre de los premiados y de los gra-
duados. Siendo el primero que se realiza en esta forma en nues-
tra Facultad, siento doble satisfacción por la parte que así viene á
tocarme en él, á la cual añadiré otra más, cual es ser personalmen-
te uno délos premiados.
I Cuánta alegría para nosotros, para nuestras familias, para esos
seres queridos que sin repararen sacrificio alguno, ven en este día
coronados sus votos, sobrepasadas sus esperanzas I
|Ay I la destructora mano de la Parca, cruel á muchos padres,
este gozo postrero ha arrebatado. Paz en sus tumbas.
En este solemne instante, posesionados del diploma final que per-
mite hacer valer doquier la autoridad científica, de pie entredós
faces de la vida, | cuánta ternura envuelve las preocupaciones ve-
nideras, con el encanto de las fugitivas horas que terminan I
Grato recuerdo dejará esta fiesta en la memoria de aquellos que
se interesan en el adelanto de nuestra Facultad, hermosa página
llenará en la historia de esta última... A lasduras tareas déla cien-
cia, acompañemos las generosas expansiones del alma. El abuso
de abstracción es un peligro. La oportuna diversión lo aleja.
Celebremos el triunfo obtenido. Recojamos los laureles otorga-
dos; más. cuidemos que no nos envalentonen : tratemos de no
dejarnos seducir por esa sola prenda, á las instintivas expansiones
acompañemos la seriedad del caso.
Señores, en nombre de los laureados v colados :
Un voto de gracias ai señor Decano y á los señores Académicos or-
ganizadores de esta fiesta.
Al señor Ministro que le ha dado realce al asistir á ella.
A la selecta concurrencia que le ha dado carácter aceptando
abandonar sus hogares en este primer día de año nuevo.
A las hermosas damas que, por primera vez, honran con su pre-
LA FIESTA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS 73
seocia este rudo santuario de las ciencias exactas, rejuvenecido boy
por tan dulces apariciones.
A los señores Profesores, que durante tantos años han sido nues-
tros guías inculcándonos sus conocimientos y que hoy deben anhe-
lar el mejor provecho de sus lecciones.
También á la memoria de los grandes apóstoles de la ciencia, de
los grandes sabios y maestros que en el transcurso de siglos han
elevado la ingeniería al rango que actualmente ocupa, echando los
fundamentos de las ramas del saber que nosotros aprovechamos
en nuestras rápidas lecciones, un voto solemne de admiración y
respeto .
Una felicitación á todos los J3resentes en este primer dia del año
que fínaliza un fecundo siglo.
Un voto para el rápido adelanto de la Facultad de Ciencias Exac-
tas, Físicas y Naturales, para la mayor prosperidad de la ingenie-
ría argentina.
He dicho.
DISCURSO DEL SEÑOR MINISTRO DE INSTRUCCIÓN PUBLICA
DOCTOR OSVALDO MAGNASCO
Comprendo, señores ex-alumnos, las legitimas satisfacciones
que experimentáis en este momento que la justicia consagra por
entero al mérito. Y era tiempo ya que la Facultad de Matemáticas
incorporara esta fiesta á las análogas que las otras facultades ce-
lebran, porque si bien las sanciones morales de la conciencia son
el mejor galardón para los hombres que saben encontrar la fuente
de sus propios estímulos en las sugestiones misma del deber, las
recompensas externas son como su necesario complemento, por-
que ngregan á las voces de la íntima aprobación el grato halago de
las ratificaciones autorizadas.
Es según ese concepto que se os acaba de hacer entrega de los
premios con que esta Facultad recompensa las más nobles virtu-
des de sus estudiantes y, la solemnidad de este día me impone el
deber, ya que no de leeros la pieza académica de estilo en estas
nobles fiestas, impedido por urgentes ocupaciones, el de deciros
siquiera dos palabras, de merecido elogio la una, de cariñoso estí-
mulo la otra.
Habéis abrazado una de las más arduas carreras universitarias:
m ■_
1^ ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
la que quizá exija más clara y enérgica vocación ; la que no brinda
los alicientes de las grandes resonancias, ni conduce á las muchas
veces vanas satisfacciones del pergamino doctoral. Vuestros nom-
bres, apenas si han asomado á fínes de curso en las publicaciones
reglamentarias para ser nuevamente devueltos á las modestias de
las listas del aula cuyo ambiente no predispone sin duda, á tem-
pranas exhibiciones, porque la índole de vuestros estudios, exactos
y experimentales por excelencia, poco margen da, ya lo sé, á esas
explicaciones doctrinarias que suelen no ser el menor incentivo de
otras carreras.
Sin embargo, hasta aquí habéis vencido y llegado laureados al-
gunos de vosotros, al término de la jornada preparatoria y, al par
que os felicito en nombre de este gobierno, amigo del buen espíritu
universitario, formulo con patriótica ansiedad mis más íntimos vo-
tos por vuestra suerte ulterior.
Pero, vosotros sabéis que estos diplomas y esas medallas no han
de infundiros sobrenaturales vigores, ni aquel don profético, que
según la leyenda daba el laurel clásico al ser ceñido en las sienes
de los antiguos triunfadores. El hombre vive mucho menos de ge-
nerosas ilusiones quede su propia labor, labor tanto más ruda
y exigente cuanto más complejo se ha hecho el problema social en
la vida moderna. Ya no puede ser el tiempo de la universidad me-
tafísica exclusiva : las artes prácticas, las ciencias de aplicación se
han impuesto en toda la redondez de la tierra como una condición
no sólo del progreso colectivo sino del progreso individual mis-
mo. La última gran victoria de las armas británicas es las más re-
ciente confirmación de tal verdad, porque ha sido la victoria del
ferrocarril, paciente obcecadamente llevado á través de inmensas
soledades, hasta los aduares mismos del bárbaro, del bárbaro que
si pudo burlar antes los generosos ardimientos de otro pueblo que
sólo fiara en su tradicional denuedo, no pudo hacer lo mismo cuan-
do fuera abordada análoga empresa por el genio práctico de ese
otro pueblo que parece templar su persistencia al calor de sus fra-
guas y regirse menos por leyes de sociología que de ingeniería me-
cánica.
Bueno, vosotros ya sois hombres y pocas recomendaciones tengo
que haceros con este motivo. Yo sé que en la hora presente, nadie
hay que no tenga conciencia de las direcciones á que es menester
subordinar la actividad y que, dar por concluida la campaña al
clausurar el período de instrucción, importaría esterilizar todo el
LA FIESTA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS 75
esfuerzo de vuestra vida de estudiosos, vuestras virtudes hoy re-
compensadas, los nobles anhelos de esta Facultad y, como os lo
acaba de decir su distinguido señor decano, el fruto de los sacriñ-
cios hechos por la nación en vuestro beneficio.
Desviarse de esas corrientes por puro espíritu de comodidad,
buscar la solución del problema de la existencia en el inerte pesar
de las ubicaciones administrativas ; dar en prenda á los presupues-
tos oficiales el honroso titulo universitario, dejándose tasar por el
salario las aspiraciones, podría ser además de personalmente de-
presivo, un doloroso contrasentido en esta época y, sobre todo, en
esta tierra cuyo pródigo suelo es pura seducción para el espíritu
de trabajo, de iniciativa y de empresa y sólo pideá sus hijos hones-
tidad, labor y perseverancia.
Señores ex-alumnos: Un genio antiguo, genio familiar de esta
casa, porque lo es de vuestros estudios, dijo un día alborozado
esto que conocéis mejor que yo : da ubi consistam et ccelo terram-
que movebo, dad me donde apoyarme y yo moveré el cielo y la tierra. No
os podéis quejar vosotrosde la falta de ese punto de apoyo que en sus
puros transportes de sabio pidiera el gran geómetra. Si tenéis la
palanca del amor al trabajo, el punto de apoyo os lo ofrece el am-
plio y rico territorio de la nación. Vuestro maestro os ha mostrado
recién el detalledelas excelencias del teatro en que vais á actuar.
Pero, permitidme un consejo más, sugerido por algunas pala-
bras del discurso del ex-aiumno laureado : practicad ante todo la
incomparable virtud déla humildad -, no os vanagloriéis de vuestro
titulo, no soñéis desde ya con las grandes empresas ; no pretendáis
hacer antes de la aplicación de las matemáticas, diré, ordinarias, la
aplicación de las matemáticas audaces. Ensayad vuestras aptitudes
en la subordinación como es necesario; comenzad sin pueriles
sonrojos por donde han comenzado todos los que concluyeron
por ser los benefactores de su país ó los grandes benefactores de
la humanidad, partiendo istmos y suprimiendo desiertos; reaccio-
nad contra la opinión de los que creen que el título ó la medalla
son algo más que una mera presunción legal de suficiencia ; confun-
dios en las modestas falanges del trabajo, mostrad en las luchas de
la vida positiva que sois fuertes y que sabéis ser útiles y ya veréis
cómo el criterio social no se extravía respecto de vosotros y los inte-
reses públicos y los intereses privados reclamarán á su hora la ac-
ción de vuestra inteligencia y el fruto sazonado de vuestro es-
fuerzo.
7Ó ANALES DE LA SOCIEDAD CIBNTÍFIGA ARGENTINA
He ahi todo cuanto debía deciros antes de separaros de esta casa.
No quiero deteneros más ni perturbar vuestras justas alegrías con
exhortaciones supérfluas.
Señores : en nombre del gobierno de la nación adhiero á los votos
formulados por el señor decano con tan intima sinceridad y po-
niendo por testigos á las más altas autoridades de esta Facultad aquí
presentes, á los señores profesores y á la distinguida concurrencia
que me escuchan, declaro comprometidas^ señores ex-alumnos»
vuestra seriedad, vuestro patriotismo y vuestras virtudes científi-
cas en pro de la obra nunca concluida del progreso nacional.
ESTUDIOS GEOLÓGICOS DE LA PATAGONIA
POR J. B. HATCHER
En el American Journal o f Science del 33 de noviembre de 1897,
publica el autor el resultado de sus investigaciones en el terreno.
El autor ha estado ocupado en juntar restos de mamíferos para
la universidad de Princeton, por los alrededores de Santa Cruz en
Patagonia del Sud, desde el 1*" de mayo de 1896 hasta el 5 de junio
de 4897. En el presente trabajo ha reunido los resultados estrati-
gráfícos y los geológicos generales de sus observaciones.
Los sedimentos más antiguos en el territorio de Santa Cruz apa-
recen como pizarras muy duras con numerosos amonites si bien
muy mal conservados, las que el autor ha denominado Mayer Ri-
ver beds ; pueden tener alrededor de 1 500 pies de espesor y son
probablementejurásicas. En discordancia, yacen sobre estas piza-
rras, areniscas de color pardo claro, abigarradas en las partes su-
periores, de más ó menos 1 000 pies de espesor y de una pobreza
íosilifera que se extiende hasta restos de vegetales poco caracte-
rísticos. El autor las coloca, con Carlos Ameghino, en el cretáceo.
Cretácicas son también las capas guaraníticas compuestas de are-
niscas abigarradas y arcillas de unos 2000 pies que contienen
en gran cantidad troncos de árboles siliciñcados, juntos no po-
cas veces, con restos de dinosaurios. Entre estas capas y las are-
niscas desprovistas de fósiles parece existir también una discordan-
cia. Según Ameghino, el cretáceo guaranítico se confunde (íe un modo
inmediato con las capas del Pyrotherium, en las cuales aparecen
restos de mamíferos juntos con dinosaurios, por lo que estas últimas
deben ser colocadas en el cretáceo. El autor ha examinado durante
78 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
varias semanas todo el conjunto de capas entre la arenisca sin fó-
siles y el terciario inconfundible sin encontrar el menor vestigio
de un mamífero, llegandoasi á la conclusión de que las capas del
Pyroíherium se encuentran arriba, probablemente encima de las
capas de Santa Cruz. También le parecen los mamíferosde las capas
del Pyroíherium más bien más modernas que la fauna de las capas
de Santa Cruz, antes que másantiguos. La fauna del Pyroíherium,
notablemente semejante á la de Santa Cruz, comprende formas casi
todas muy grandes, algunas hasta gigantescas, lo que, prescindien-
do de todo lo demás, habla decididamente en contra de su edad cre-
tácica. El dato de Ameghino, de que los Pyroíherium (mamíferos)
hayan sido encontrados juntos con dinosaurios, consiste, según el
autor, en que probablemente, ó bien los últimos se encontraban en
yacimientos secundarios ó bien que al reunirse en regiones que
fueron muy perturbadas se hayan mezclado entre sí las faunas de
dos horizontes muy diferentes.
Mientras que las formaciones hasta aquí nombradas están desa-
rrolladas en el interior del territorio y especialmente en la cordi-
llera, la formación marina patagónica, que se introduce en el terri-
torio, está muy extendida especialmente en la costa. Ameghino creía
que las capas inferiores del piso patagónico debían ser colocadas
en el cretáceo; el autor opina sin embargo, y tal vez con razón, que
por la falta de las amónicas y rudistes se puede sacar la consecuen-
cia de que la totalidad de las capas patagónicas sean eocénicas.
Su espesor representa algunos cientos de pies ; después que se
depositaron se realizó una traslación costanera negativa, por la cual
quedaron aisladas durante algún tiempo, habiendo sufrido tam-
bién en parte una fuerte erosión. Las capas más modernas que si-
guen inmediatamente, las llamadas areniscas y arcillas supra-pata-
gónicas son igualmente marinas puras ; parece que son más ex-
tendidas que las capas patagónicas, por lo menos se las encuentra
al pie déla cordillera sobre las mismas capas guaraníticas ; su es-
pesor es relativamente pequeño, y los fósiles que aseguran su an-
tigüedad miocéníca difieren completamente de los que contienen las
capas patagónicas.
Estas capas miocénicas marinas las pone Ameghino en comuni-
cación inmediata con las capas deSanta Cruz, tan ricas en mamífe-
ros. Esto último no lo puede, sin embargo, admitir el autor. Este
pudo observar que las capas supra-patagónicas están enderezadas
á los píes de la cordillera mientras que en su inmediata proximí-
ESTUDIOS GEOLÓGICOS DE LA PATAGOMIA 79
dad yacen horizontalmente las capas de Santa Cruz ; estas y otras ra-
zones le han llevado á la suposición de que las capas de Santa Cruz,
que á juzgar por su flora diatoméica han sido depositadas en aguas
salobres ó dulces, descansan sobre la superficie erosionada del
mioceno marino, sin alternar con este último, como lo sostiene
Ameghino. El « Santacruziano » no puede ser, según el modo de
ver del autor, más antiguo que el mioceno medio y no más moder-
no qué el plioceno inferior. En él se puede distinguir un complejo
de capas inferior con marsupiales herbívoros y pájaros gigantes-
cos en los ríos Chalía y Chico y otro superior con marsupiales,
carnívoros, desdentados, hoplópodos y roedores, en la costa y en
el río Gallegos. Sobre las capas de Santa Cruz se encuentran en
algunos lugares capas marinas del plioceno, las Cape Fairweather
beds. Los bancos de cantos rodados (formación tehuelche) no se
hallan sobre la base del plioceno marino, como sostiene Ameghino,
sino encima de él y permiten llegar á la conclusión de que en el
período cuaternario ha habido una congelación de todo el territo-
rio. Los lagos salados que se encuentran distribuidos sobre toda la
llanura los considera el autor como reliquias del mar plioceno que
ha depositado los Cape Fairweather beds. El lóss fué observado én
algunos puntos aislados, si bien en espesor considerable.
A distancia de unas cien millas inglesas al este de la cordillera
se extiende una cadena de pequeños volcanes al través de la llanu-
Dura. Según el modo de ver del autor, estos volcanes han estado
en actividad en el tiempo de la formación de las capas de Santa
Cruz á las cuales han suministrado mucho materia], y en algunos
parajes han funcionado también posteriormente.
Para los grandes valles transversales de la llanura patagónica su-
pone Ameghino una edad muy moderna ; no deben haber existido
en la edad piiocénica, habiéndose formado más tarde por violentos
movimientos geológicos. El autor puede, sin embargo, poner en
evidencia que los valles transversales de la Patagonia austral no son
sino sencillamente valles de erosión que estaban ya formados antes
de la edad piiocénica cuyos sedimentos, juntos con los de la forma-
ción tehuelche que los cubre, se encuentran conservados en algunos
parajes de dichos valles.
E. Philippi.
(*) De /Veuei, Jahrbuih für Mineralogie Geologie und Palaontotogie, 1898, U Buch, UI
Heft
MISCELÁNEA
Empleo de la palabra «asimilación» en botánica (!)• ~
En los últimos años han ido reconociendo gradualmente, lo» que se ocupan de
tisiología vegetal, cuan inadecuado es el uso del término asimilación para desig-
nar la elaboración de substancias hidrocarbonadas. La autoridad del gran nombre
de Sachs para tal aplicación de dicha palabra la ha mantenido en su sitio por
muchos años.
Ha sido atraída la atención sobreesté uso impropio por la publicación del ma-
gistral tratado de fisiología vegetal de PfeíTen en el cual usa como encabeza-
miento (3) la frase Asimilación fotosintética para designar lo que antes (3J ha lla-
mado asimilación. Al reseñar Hansen (4) la obra de PfeíTer llama la atención sobre
el uso que éste hace de la palabra asimilación. Hansen está penetrado de la nece-
sidad de una palabra específica (eíndeutiges Wort! para designar el proceso de
elaboración de los hidratos de carbono y propone el término fotosíntesis (pho-
tosynthesis).
Ha sido, sin embargo, precedido hace lagotiempo en esta proposición. Sin nin-
guna pretensión de discusión histórica, debemos señalar aquí que Weisner ha in-
dicado hace largo tiempo la carencia de una palabra adecuada. Refiriéndose al
proceso de la formación de los hidratos de carbono, dice : « Pero parece que eo
el sentido limitado que se da en el texto, falta una palabra para aquel impor-
tante proceso que se ha designado hasta ahora como asimilación (5).
En una comunicación leida ante la Sección Botánica de la Asociación Amerí-
(1) Perfectamente de acuerdo sobre la necesidad de substituir la palabra asimilación en
el sentido botánico por otra más adecuada, traducimos la parte esencial de un interesan-
te articulo que acaba de publicar el Profesor Carlos R. Barnes de la Universidad de Chica-
go en Botanitchet Centralblatt, tomo LXXVI, número 8, página 257-259.
(2) Ppbffbr, Pflanxenphyiiologie, I. página 28i, 1897.
(3) Op. cit., página 271.
(4) Botanische Zeitung, LYI. Parte 11,^898, página 22.
(5) Elemente der Wittensch, Bot. I, página 332.
MISCELÁNEA 8i
cana para el adelanto de la cíeociá eo su re'iDión en Madisoa en agosto de 1893 (1),
propuse Henar esta necesidad por la palabra fotosintaxis (phosyntax) . He
empleado desde entonces este término en mis conferencias y escritos y es usa-
do por un cierto número de estadiantes de este pafs. Al mismo tiempo el pro-
fesor Mac Millan, de la Universidad de Minnesota, expresaba su preferencia por el
término fotosíntesis, que yo indicaba en la misma comunicación como palabra
equivalente, pero que rechazaba como menos correcta etimológicamente. El úl-
timo término ha sido adoptado por el profesor Mac Dougal, de la Universidad de
Minnesota, y usado por él, tanteen su traducción de las Pflanzenphysiologische
Versuche de Oels como en su Experimental Plant Physiology.
La proposición del mismo término por Hansen tiene sólo valor como un tardío
reconocimiento del hecho que no puede continuarse usando correctamente el tér-
mino asimilación. No importa que fotosintaxis ó fotosíntesis, ó cualquier otra pa-
labra sea la que finalmente alcance el uso general para descubrirla elaboración
de los hidratos de carbono por los tejidos verdes bajo la acción de la luz. Es
más que tiempo, sin embargo, de que abandonemos tan pronto como sea posible
el uso de asimilación para dicho proceso ó cualquier otro análogo. He expuesto
con cierta extensión las razones para ello en la comunicación On the food of
greens plants á que ya me he referido.
Carlos R. Barnes.
[\)Botanical Gaxxette, XVIII, página 409, 1893
A5. SOC. CI»T. AII6. ^ T. XLVIl 6
BIBLIOGRAFÍA
I. — CIENCIAS EXACTAS
Boulang^ep (M.). — Quadrature du Cercle. — W. KuQdig et flis, Géoéve,
1898 [1 foll. de 60 p., con fig.).
Reseña crítica por C.-A. L. eo Revue genérale des Sciences, mayo 15 de
1898 (año 9*, n» 9. p. 381).
Traoscribiremos íntegra la breve reseña de M. Laisant :
« Tal es el titulo de uo pequeño Tolumen de unas 60 páginas que el autor acaba
de publicar, con 4 láminas y haciendo preceder al título con la divisa : Labor im-
prohus omnia vincit. Sólo lo citamos aquí á título de curiosidad, y para poner en
guardia á los imitadores contra tristes ilusiones.
« El autor hace la cuadratura del círculo... ¡ sirviéndose de la cicloide ! Y no
sólo cree haber descubierto algo, sino que se imagina haber conquistado un in-
comparable título de gloria.
« Después de los trabajos definitivos y tan convincentes deM.-M. Hermite, Lin-
demann, Klein, se podía esperar que la lista de los cuadradores estuviera cerrada.
Estaba escrito que el fin del siglo xix vería surgir uno más. Puede ser, desgra-
ciadamente, que el siglo xx nos reserve otros más, pues (la ilusión científica es
una de las dolencias del espíritu humano. »
M. Laisant nos dice demasiado poco para poder apreciar el interés que pueda
tener esta nueva tentativa de «cuadratura del círculo ». No hay que perder de vis-
ta,-en todo caso, que ésta es una cuestión que, por su carácter especial, no puede
tener en sí sino un interés de mera curiosidad científica; pero que sin embargo
puede tener un interés indirecto, del punto de vista del método, por ejemplo.
Así, esa nos parece ser también una de las cuestiones á las cuales se refiere el
mismo M. Laisant en la reseña que acompaña á la actual, en el mismo número de
la Revue genérale {Rouse Rall, Récréations et ProhUmes des temps aneiens el
modernes), cuando dice : « Los libros de esta naturaleza provocan siempre la
curiosidad á justo título, y los matemáticos harían muy mal en desdeñar esos
sujetos, malgrado la futilidad aparente (pero aparente solamente) que presentan
á veces. »
BIBLIOGRAFÍA 83
CoD motiYO de esta nueva teotativa, oo estará de más, quizás, consignar aquí
algunas consideraciones respecto de este problema famoso de la cuadratura del
círculo, del punto de vista de su posibilidad, ó mejor dicho de su imposibilidad,
pues suele reinar una sensible confusión al respecto.
Supónese, en general, que esa imposibilidad reside en el hecho de ser ^ incon-
mensurable; pero una ligera reflexión bastaría para desvanecer tan errónea idea.
Abundan,* aun en las matemáticas elementales, las cantidades inconmensurables
(todos las irracionales de segundo grado, por ejemplo) susceptibles de una cons-
trucción exacta, con la regla y el compás. Conviene fijarse también en que en esto
último reside todo el problema, es decir que, prácticamente, este problema con-
siste en el fondo, en la construcción de un segmento rectilíneo rigurosamente
igual á la circunferencia pero mediante el trazado de un número finito de rector y
círculos; de lo cual resulta que la posibilidad ó imposibilidad del problema se re-
duce á que el número n pueda ó no ser raiz de ecuación de cualquier grado con
coeficientes racionales.
Pues bien, esta cuestión ha quedado resuelta en 1882 por el matemático alemán
Lindemann, fundándose en ciertas fórmulas establecidas por M. Hermite en su
demostración de que e, base del sistema neperiano, no puede ser raíz de una ecua-
ción de cualquier grado de coeficientes racionales. El número ^ goza de la misma
propiedad; por lo tanto, la imposibilidad de la cuadratura del círculo mediante
la regla y el compás queda demostrada.
Pero es claro que esto no quiere decir qu«^ sea imposible resolver el problema
mediante curvas distintas del circulo; mas entonces la cuestión pierde sin duda
todo su valor práctico, 6 el valor que su solución pueda tener se vuelve entera-
mente problemático. '
En la obra clásica de Ronché y Camberousse f Traite de Géométrie) encontrará
el lector una interesante nota (agregada al primer tomo) sobre el famoso problema,
y la demostración de la imposibilidad, según los mencionados trabajos de Hermile
y Lindemann. Recomendamos su lectura. — F. Biraben.
II — INGENIERÍA
[h. J), Ingeniero rivil. — Tramway eléctrico • La Capital •. Des-
cripción general de la usina, vías y material rodante. — Buenos Aires, 1898.
En estilo sencillo y al alcance del público, historia el ingeniero Mallol, la eje-
cución de las obras y explica el sistema eléctrico de tracción, describiendo la
asina y estaciones, vias y material rodante.
Como se sabe el sistema adoptado es el de conductor aereo, llamado sistema
irolley.
La usina productora de fuerza se halla en la esquina Comercio y paseo Colón,
y cerca de los nuevos mataderos se ha construido el edificio de acumuladores,
destinados á regularizar la tensión eléctrica en el cable aereo, manteniéndolo al
mi^mo potencial, y á servir como depósito de reserva de electricidad.
Los ríeles de acero son de dos tipos : en la sección de Plaza Mayo á Flores,
84 AXALES DB LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ríeles Johnson de 22,5 centímetros de alto, de 44 kilogramos de peso por metro
lineal y de Flores á los Mataderos, ríeles de la Pennsylvania C* de 17,5 centíme-
tros de alto y de 36 kilogramos por metro lineal.
Los rieles han sido colocados sobre darmientes de madera dura que reposan
sobre un contrapiso de concreto, de piedra quebrada y arena ó de ladrillo que-
brado.
El sistema de alimentación se hace por cables alimentadores {feeders;, y el
hilo de trabajo, estando dividida la línea aerea en varías secciones ó circuitos,
cada una de las cuales se alimenta por una ó varias conexiones al feeder.
Los coches son cómodos y elegantes, con capacidad para 24 pasajeros en el
interior, 24 en el imperial y 6 en las plataformas.
El trolley es de polea y los motores y controllers son de la General Electric
(lompany de Estados Unidos.
Numerosos planos, esquemas y vistas ilustran este interesante folleto, que da
somera cuenta del importante trabajo realizado por nuestro consocio, el inge-
niero Mallol, constructor de la línea eléctrica, á quien felicitamos cordial-
mente. — A. Gallardo.
III. - CIENCIAS NATURALES
Bpay 'William L. ¡. On the relation of the flora of the Icw-er Sonoran
soné izL North Aznerioa to the flora of the arid* sones of Chili and
Argentine, in The Botanical Gazette, tomo XXVI, ü* 2, p. r21-147, 1898.
Suess (Ed.), Professeur de Géologie á l'Université de Vienne, Correspondant
de rinslitut de France. — La Face de la Terre (Das Antlítz der Erde). —
Traduit avec I' autorisation de Vauteur et annotésous la direction de M. Em-
manxiel de Margerie, avec une pr é face par M. Marcel Bertrano, de VAcadémie
des Sciences, Tome I. — A. Colin et C*, París, 1898 Q vol. in-8* de XV-835 p.;
2 cartes en coulear et 122 fígures, dont 75 exécutées spécialcment pour l'éditioa
fran^aise).
Reseña crítica por Kilian [W.), Professeur de Géologie á la Faculté des
Sciences de Grenoble, en Revue Genérale des Sciences, marzo 15 de 1898 (año 9",
n* 5, p. 193-95).
Dignas del mayor interés nos parecen las consideraciones que preceden el
excelente análisis consagrado á la monumental obra de Suess. Por eso los trans-
críbi remos íntegramente á continuación :
« Las personas que han seguido de cerca el desarrollo y las tendencias de las
ciencias geológicas en estos quince últimos años deben estar sorprendidas por la
transformación que se nota en las preocupaciones de los geólogos. Ha podido
notarse — en Francia sobre todo — la evolución rápida experimentada por la alta
enseñanza geológica. No está lejana aún, en efecto, la época en que se podía
asistir en los cursos de nuestras Facultades á las fastidiosas enumeraciones de
pisos féiages) y de nombres de fósiles, cuya nomenclatura parecía ser el fin
BIBLIOGRAFÍA 85
supremo propuesto ala curiosidad del auditorio. A estos amontonamientos de deta-
lles, cuya aparente inutilidad, chocaba las vocaciones y hastiaba las buenas volun-
tades, se han substituido interesantes nociones sobre la historia de nuestros
continentes ; se nos ha mostrado cómo de los documentos largamente acumulados
se desprendía en fin la imagen délos océanos pasados; se ha reproducido ante
nosotros las migraciones de las faunas marinas, la formación de las superficies
continentales y el desarrollo de sus habitantes. Los geólogos se han empeñado
más activamente en saber, después de Eiie defieaumont, cómo esas capas, que hasta
entonces habían sido analizadas, descríptas sin preocuparse de su posición, habían
sido enderezadas, dislocadas, plegadas fplissées), y cuáles eran los fenómenos
generales de la deformación de la corteza terrestre. Los principales relieves fueron
estudiados en su estructura ; se nos hizo ver que había ahí una serie de tipos, de
individualidades distintas y, al elevarse á la investigación de las relaciones exis-
tentes entre estas unidades, se arribó á consideraciones del más alto interés sobre
el plan general, sobre la edad y sobre la causa de esas deformaciones.
« Inicióse una nueva era para la geología, según la feliz expresión de M. Mar-
cel Bertrand (cuyo papel en esa evolución de nuestra ciencia fué preponderante).
Pero este movimiento, que ha producido en Francia tan hermosa eflorescencia de
trabajos originales, no había nacido en nuestra país; era debida en gran parte á
la obra genial de un hombre cuya influencia había penetrado á nuestra escuela
francesa. A M. Suess, profesor de la Universidad de Viena, corresponde, en efecto,
el honor de haber abierto á la geología, ya desde 1883> esas vías nuevas y fecundas,
por su magnífico libro : Das Antlitz der Erde, Este sabio ha sido el primero en
mostar que, en geología, « la era de los tanteos había pasado y que era posible
y legítimo, sin dejará la hipótesis una intervención demasiada lata, extraer ya
conclusiones del mayor alcance de la masa de las observaciones recogidas por
varias generaciones de investigadores. »
«Así, se debe al genio de M. Suess el haber puesto en evidencia la diversa
edad de los grandes océanos y la existencia de un antiguo continente ecuatorial.
La irregularidad de contornos de las cadenas de montañas, la disimetría de
estructura de estas zonas plegadas (plissées) de la corteza terrestre, el trazado de
líneas directoras que permitieron reconstituir algunas de entre ellas, hoy fragmen-
tadas é interrumpidas por hundimientos parciales, la formación de dobleces ("p/i^J
más recientes (postumos; en el emplazamiento de las antiguas cadenas, el papel
de los macizos resistentes, las distancias entre los movimientos de doblez [plisse"
ment) y los fenómenos de descensos, la importancia de estos últimos, son nociones
clásicas hoy día , con igual título que la existencia de una serie de zonas dobladas
de edades varias. Otro tanto ocurre con fenómenos de regresión y trasgresión de
las mares antiguos que se suelen manifestar en el mismo instante sobre grandes
extensiones, cuya generalidad é importancia en la historia del globo ha revelado
M. Suess antes que nadie. »
Pasando entonces á ocuparse de la obra misma, M. Kiliau principia por hacer
resaltar toda la importancia que ella está llamada á tener por la influencia que
ha de ejercer en la evolución científica mencionada, y felicita á M. de Margerie
por el acierto con que ha dirigido la difícil traducción de la importante obra del
sabio austríaco, ~ traducción que, por lo demás, tiene cierta originalidad, pues
ella ha sido considerablemente enriquecida con numerosas notas de comentario
y bibliografía, mediante el concurso de colaboradores competentes.
86 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
« Incorporados discretamente como lo hao sido, á las notas del aator, esos
comentarios lejos de hacer desmerecer á la obra del Maestro, hacen más sencillos
las progresos realizados bajo su impulso, y señalar revelan muy á menudo al lector
sorprendido cu&n confirmadas han sido por las exploraciones ulteriores las vistas
profundas que M. Suess había, por una suerte de adivinación, apoyado sobre
unos pocos indicios esparcidos aquí y acullá.
< Sin duda, algunas de las concepciones de M. Suess han sido vivamente com-
batidas, cierto número de sus conclusiones no han sido ratificadas por las inves-
tigaciones ulteriores; pero esas divergencias sólo atañen á un muy pequeño
número de puntos, y, después de catorce años, uno se encuentra confuso al ver
qué lugar ocupan en la ciencia las ideas emitidas en la Áutlitz der Erde. »
Después de señalar « el muy notable prefacio en el cual M. Bertrand ha carac-
terizado con tanta elevación y precisión la obra de M. Suess », el autor de la
reseña pasa á esbozar brevemente el plan seguido por el autor.
« La obra entera debe comprender tres partes, en las cuales serán estudiadas
sucesivamente los movimientos de la corteza terrestre, las principales cadenas de
las montañas, los cambios de forma de los océanos, y que completará una cuarta
parte, coronamiento de la obra, en que ese sabio geólogo « comparará las trans-
formaciones telúricas expuestas en los tres primeros volúmenes con las que las
faunas terrestres han experimentado á partir del período terciario en el hemisferio
norte. »
« La traducción que tenemos bajo los ojos corresponde á las dos primeras
divisiones de este programa. »
En una introducción muy original el autor plantea magistralmente los princi-
pales problemas geológicos, en la cual conduce á la independencia de los grandes
movimientos de las mares respecto de los fenómenos orogénicos propiamente
dichos.
En la primera parte, consagrada á los movimientos de la costra exterior del
globo, el autor estudia sucesivamente : el diluvio bíblico — poniendo en evi-
dencia su carácter esencialmente local ; los terremotos — demostrando con parti
cular empeño que nunca se ha constatado ningún levantamiento real de la corteza
terrestre : las dislocaciones terrestres en sus diversas formas — que refiere á dos
categorías : por movimientos tangenciales y por hundimientos (movimiento radial)
los que se pueden combinar; los volcanes y macizos eruptivos — que conducen
al autor á consideraciones diversas interesantes ; la clasificación de los terrenos
según su origen.
En la segunda parte, titulada Las montañas, el autor estudia sucesivamente :
los rasgos salientes de la estructura de cierto número de regiones naturales,
precisando la edad de los principales accidentes orogénicos ; varías individuali-
dades tectónicas que examina en sus relaciones mutuas : el ante-pais (Vorland)
del sistema alpino, el sislema alpino propiamente dicho, el hundimiento de la
región adriática» el Mediterráneo — y su historia, la gran planicie « desértica »
(Sahara, Egipto, Abisinia, Arabia, Siria), los fragmentos del continente indio, los
haces montañosos de la India, las relaciones entre los Alpes y las cadenas asiáti-
cas, la América del Sud, las Antillas y la América del Norte.
Termina el libro, según dice M. Kilíau, con un resumen grandioso de las
nociones anteriormente adquiridas, en que se enumeran las diversas unidades
tectónicas, así como las varias manifestaciones y local izaciones de los esfuerzos
bibuografía 87
oroiénicos : M. Suess liega en su exposición á atribuir á los handimientos ana
importancia preponderante en la historia del globo.
Termina M. Riliau con el siguiente párrafo que trascribiremos íntegro también :
c Tai como nos es presentado, este primer volumen constituye una mina ina-
gotable de ideas y de documentos, un instrumento de trabajo absolutamente
necesario á todos los que se ocupan, desde cualquier punto de vista, de la ciencia
del globo. Puede decirse con M. Bertrand, que para los trabajadores, « al lado de
los servicios ya prestados, este libro puede prestar aun otros mayores ». Es
permitido esperar también que, al revelar mejor que cualquier otro á los
espíritus elevados la importancia y la magnitud de los problemas geológicos, al
recordar la parte que corresponde á la escuela francesa en el desarrollo de la
geología, la obra de M. Suess contribuirá á devolver á la ciencia del globo, en
Duestro país y en nuestros programas, el lugar á que tiene derecho y que la niega
un deplorable ostracismo ». — F. Biraben.
Pender (Edmond), de l'Académie des Sciences, Professeur an Muséum. —
L*Origlne des Vertebres. — Article en Revue genérale des Sciences ^ agosto
15 de 1888 (año 9^, n* 15, p. 601-608).
En la presente contribución, el sabio profesor del Muséum se ha propuesto
demostrar cómo la aplicación rigurosa de principios incontestados de la zoología
conduce á una solución única y enteramente satisfactoria del problema de la deter-
minación del grupo de invertebrados que ha podido dar nacimiento á los verte-
brados. Este problema, de primera importancia para la teoría de la evolución,
había dado lugar á varias soluciones distintas por diversos autores. «^ Tales diver-
gencias — según M. Perrier — suponen evidentemente que los principios
fundamentales de la zoología se encuentran aún mal definidos ó frecuentemente
perdidos de vista, y que no ha habido suficiente preocupación en precisar la
oataraleza de los caracteres de los vertebrados, cuya explicación había que pedir
i las formas ancestrales ».
Después de consignar los caracteres esenciales de los vertebrados, el sabio
zoólogo expone los caracteres que excluyen el parentesco de los vertebrados con
los nemertos, los balanoglosos, los apendiculares y los artrópodos, así como los
caracteres que denotan el pasaje de los gusanos anélidos á los vertebrados ; en fin,
consigna la regla de fijación de las actitudes.
Ed cuanto á los caracteres esenciales de los vertebrados, son los siguientes,
según M. Perrier : < 1* el cuerpo es bilateralmento simétrico y metameridado
(métaméridé), es decir, dividido, en toda su longitud, en segmentos cuya expre-
sión en el esqueleto son las vértebras y costillas, todas semejantes entre sí ;
2* pelos (ciU) vibrátiles tapizan una extensión importante de sus superficies
externas ó internas, principalmente de las superficies respiratorias; 3* cuando
menos en el período embrionario, la región anterior del tubo digestivo comunica
siempre con ei exterior, mediante hendiduras laterales ; 4* el aparato circulatorio
está cerrado y presenta un corazón situado debajo del tubo digestivo ; 5* el aparato
secretor está constituido por un sistema de conductos que no se repiten, en el
embrión, en toda la longitud del cuerpo, y proporcionan al aparato genital sus
conductos escretores; 6* arriba del tubo digestivo se extiende, en el embrión, en
toda la longitud del cuerpo, un cordón celular lleno, la cuerda dorsal, alrededor
88 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
del cual se forman las vértebras del animal adulto ; 7^ arriba de la cuerda dorsal
se encuentra el sistema nervioso central, situado en su totalidad á un mismo lado
del tubo digestivo, desprovisto de color esofágico y de volumen considerable ;
8* con relación al mundo exterior, el corazón y el | eje nervioso longitudinal
ocupan, en el vertebrado y en el invertebrado segmentados, una posición inversa,
de tal manera que, si se llama ventral la cara del cuerpo dirigida hacia el suelo
y dorsal la cara opuesta, el eje nervioso es dorsal en los vertebrados, ventral en
los animales segmentados, y los vasos contráctiles ocupan la cara del cuerpo
opuesta al sistema nervioso ».
En cuanto á la regla de fijación de las actitudes, — que según M. Perrier, no de-
biera nunca ser perdida de vista cuando se busca la explicación de los fenómenos
morfológicos, y que no es más que un corolario del principio de Lamarck relativo
al uso ó á la falta de uso de los órganos — ella se expresa del siguiente modo :
« Cuando sobreviene^ en el género de vida ó en la conformación de un animal,
algún cambio que coloque d órganos importantes en condiciones desfavorables
a su funcionamiento , el animal, por un cambio de actitud, trae poco d poco
estos órganos d ocupar una posición que les permita cumplir lo mejor posible
su función ; la nueva actitud, provocada por el sentimiento de la necesidad, y
primero mds ó menos momentánea, se fija poco d poco por una modificación
permanente de los órganos que Ifi han producido, luego se vuelve hereditaria y
se encuentra ser, así, el punto de arranque de una nueva descendencia (lignée)
de las formas orgánicas»,
M. Perrier, después de haber aplicado esa importante regla al problema que se
había propuesto, indica en la última parte de su trabajo otras aplicaciones —
pero sólo las más notables — de que es susceptible. — P. Biraben.
Oelag'e (Yves), Professeur k la Faculté des Sciences de París, et Hérouapd
(S.). Chef des Travaux de Zoologie a la Faculté des Sciences de París. — Traite
de Zoologie conoréte. — Tohb V : Les Vermidiens. — Schleicher fréres, París,
1898 (1 vol. in -8* de 372 pág.; avec 46 planches en couleurs et 523 fig. dans le
texle; 12 fr.).
Reseña critica por H. Beauregard, Assistant au Muséum, en Revue genérale
des Sciences, mayo 15 de 1898 (año 9*, n* 9, pág. 383-84).
Este volumen — el quinto según el plan adoptado por los autores — es el segun-
do aparecido del importante Trat<ido de Zoología concreta. El lector recordará
la reseña que en estos mismos Anales (1) hemos dedicado á esa obra fundamental,
que se propone realizar una nueva y 'Original concepción didáctica de los autores.
Según M. Beauregard, este nuevo tomo no desmerece en nada al que le ha pre-
cedido, ni en cuanto á ejecución, ni por los servicios que está llamado á prestar.
La particularidad más notable es la introducción de un nuevo grupo zoológico con
el nombre de « Vermidios » (vermidiens), constituido por la reunión de formas
que tienen relaciones más ó menos estrechas con los Gusanos — entre los cuales
se las había colocado hasta hoy, lo que traía ciertos inconvenientes. Según 51.
Beauregard, esa tentativa es interesante y plausible, — á pesar de ciertas objecio-
nes que apunta. — F. Biraben.
(1) Entrega de julio de 1897 (t. XLIV, p. 70).
BIBLIOGRAFÍA 89
Maillard L.-, Préparaleur de Chimie á la Faculté de Médecine de Nancy. —
La cristalisationdesznatiéresalbuxninoides et les cristalloídes protéi-
ques de la znicrographie. — Artículo en Revue genérale des Sciences,
agosto 15 de 1898 (año 9\ d* 15, p. 608-614).
El interesante artículo de M. Maillard vieue acompañado de uoa completa
anotación bibliográfica sobre la materia, que contribuye sin dada á darle mayor
importancia. El autor se refíere también á sus estudios propios, tendentes á resolver
varías cuestiones que examina. Sobre la más importante llega á la siguiente
conclusión :
Qae In formación de los cristaloides baya sido vital ó artifícial. si las formas irregulares
fueran residuos de ellas, los cristaloides de la micrografía podrían pues constituir series
regresivas, cadáveres de cristales en diversos grados (stades) de destrucción. A las inves-
tigaciones biológicas corresponde decidir cuál es en cada caso la interpretación admisible ;
pero esa decisión debe apoyarse en consideraciones extrañas á los cristaloides mismos.
La regularidad más ó menos geométrica de sus formas es por sí solu impotente para
proporcionar estos datos cronológicos de tan alta importancia para la fisiología celular.
Este estudio es un trabajo del Laboratorio de Química biológica de la Facultad
de Medicina de Nancy. — F. Biraben.
Roale (Louis), Professeur á la Faculté des Sciences de Toulouse. — L*Anato-
mie coznparée des animaux basóe sur rBxnbriologie. — G. Masson et
C% Paris, 1898 (2 vol. ¡n-8*, en 1972 p. et 1202 fig. ; 48 fr.¡.
Reseña crítica por R. Koehler, Professeur de Zoologie a la Faculté des
Sciences de Lyon, en Revue genérale des Sciences, junio 30 de 1898 (año 9*,
ü* 12, p. 505-506).
Según M. Koehler, esta obra no se parece en nada á ninguno de los tratados de
anatomía comparada ó de zoología publicados basta hoy. « Es una obra entera-
mente personal y de corte enteramente original, en que encontramos nuevamente
las cualidades que el autor ha demostrado en sus libros anteriores, Xd Embriología
general y la Embriología comparada, analizados ya por la Revue, La Anatomía
comparada completa esas dos obras, de que viene á ser continuación natural y en
cierto modo necesaria » .
Dice todavía el autor de la interesante reseña, que el fin perseguido por M. Roule,
« no ha sido el de exponer, en su conjunto, la estructura detallada de los animales,
y de señalar todos los hechos que conciernan á todos los grupos de seres ; se ha
contentado con indicar los más importantes de esos hechos y de utilizarlos para
investigar las semejanzas y diferencias existentes entre las subdivisiones del reino
animal ».
Transcribe M. Ko^ler algunos párrafos en que el autor se esfuerza por precisar
su propósito, según el cual : h Este libro, así preparado y presentado,... es una
demostración de la verdad, cada día más neta y párente del principio de Milne-
Edwards : La naturaleza va de lo sencillo d lo complejo, gracias d una diferen-
ciación dé las formas siempre mds acentuada, correlativa d una división siempre
mayor del trabajo vital. Este principio es verdaderamente la ley directiva, tanto
en las ciencias biológicas como en las que á ellas se vinculan ; es la guía constante
sin la cual no se tiene sino falsedad y error. . . »
90 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Lo que caracteriza la obra de M. Roule es, pues, el estar basada sobre la Embrio-
logía ; y segiio el autor de la reseña, M. Roule, embriologista de profesión, — uno
de los raros que se cuentan en Francia — estaba admirablemente preparado para
escribir una obra de ese g^ero.
No nos es posible seguir á M. Kcehler en su rápido análisis de la obra, entera-
mente favorable, — salvo una pequeña critica de detalle que visa al editor.
P. BlRABEN.
Robín (G.), Chargé du cours de Chimie physique á la Sorbonne. — VBvolu-
tiozL de la Mécanique chiznique et sea tendanoes aotuelles. — Artículo
en Revue genérale des sciences, marzo 15 de 1898 (año 9*, n^ 5, p. 174-78).
Según lo explica la dirección de la Revue, este artículo es la reproducción de
una lección del finado Gustavo Robin dada en la Sorbonne, como introducción á
su curso de Química matemática, antes de habérsele encomendado de enseñar en
esa facultad la Química física. Esa reproducción ha sido hecha según los apuntes
que el autor había redactado para su curso, recogidos por un confidente íntimo que
se propone editarlos. Responde dicha reproducción al propósito de servir los
intereses de la ciencia llamando la atención de los lectores de la Revue sobre las
nuevas tendencias de la química, cuyo espíritu y alcance Robin había penetrado
y comprendido notablemente. «Habíase apasionado por la filosofía natural y veía
en las fórmulas y las notaciones exentas de hipótesis la condición misma del
desarrollo de la ciencia positiva. Había meditado profundamente sobre las doc-
trinas y los sistemas, en medio del aislamiento aparente en que se había colocado
al vivir por largo tiempo retirado del mundo de los sabios, en la única sociedad
de los libros. Por eso, fué una revelación para la generalidad del público cuando
distinguido por un maestro perspicaz y llamado á la Sorbonne, emprendió ense-
ñar en ella los principios del mecanismo en química. i¿l talento que desplegó en
su curso asegurará á su memoria el reconocimiento y el respeto de todos aquellos
que se agolpaban en sus lecciones ».
Tal es la breve introducción con que la dirección de la Revue precédela trascrip-
ción de la larga é interesantísima lección de Robin. Como el lector lo sabe, carece-
mos de toda competencia para emitir juicios sobre estas materias, por lo cual sólo
nos proponemos, en lo que sigue, reflejar mediante algunos extractos lo que esa
magistral exposición tiene de interesante desde el punto de vista de la filosofía de
las ciencias.
Principia M. Robin su lección en los siguientes términos :
Despaés de haber permanecido por largo tiempo una ciencia descriptiva, la química
esta en vías de volverse una ciencia racional ; y y a el poderoso instrumento del Aná-
lisis matemático, al cual se había mostrado tantos años rebelde, ha sabido hallar la
juntura por la cual ha de penetrar. Difícil sería definir en pocas palabras los múltiples
objetos de esa Química nueva. Sólo diré que el más importante es el estudio matemático
de las causas que provocan ó limitan las trasformacioues de la materia. Esas causas son
de dos clases : unas, como ser las proporciones relativas de los elementos puestos en
contacto, son inherentes al sistema en vía de formación ; otras como la temperatura y la
presión, emanan del medio en cuyo seno ese sistema se encuentra sumido. Pero creo
que haré comprender mejor la naturaleza de los problema» que nos van á ocupar,
investigando los orígenes, en la historia, de esta ciencia cuya creación parece ser de
fecha reciente, pero que no ha visto el día sino después de un laborioso parto.
BIBLIOGRAFÍA 9f
M. Robín hace remontar el origen de la historia de esa química nueva al año
1804, fecha de la publicación del Ensayo de estática química de fierthollet, que
funda una teoría que no debía durar mucho, pues iba á caer toda entera á los
embates de Proust, que consiguió hacer triunfar definitivamente la ley de las
proporciones definidas que fierthollet contestaba al sostener que los cuerpos di-
sueltos |9odrán unirse unos á otros en proporciones indeterminadas. Hé aquí
como caracteriza M. Robin á la obra de Berthollet :
... De esa obra original, en que la verdad se mezcla al error de una manera tan intima
qae es poco cómodo señnlar la parte de unii y otro, se desprende una idea de una exac-
titud profunda : es que los pesos relativos de los cuerpos que toman parte é una reacción
química tienen una influencia marcada sobre el grado final de la trasformación. Esa
influencia es la acción de masa, según una expresión introducida por Berthollet, y que
ha subsistido en la ciencia...
Abandonada en Francia, donde sucumbió bajo la indiferencia general, la teoría
de Berthollet tampoco pudo encontrar refugio en el extranjero, pues las comunica-
ciones eran difíciles en esa época de guerras incesantes. El inglés Thompson,
autor de un Sistema de quimica, dice que recién pude procurarse un ejemplar de
la Estática química en 1816, después de la conclusión de la paz;* y ya toda reac-
ción en favor de la teoría abandonada era imposible.
En efecto, el mundo sabio acababa de acoger con entusiasmo al sistema
seductor que le proponía el sueco Berzelius. « La sencillez de ese sistema, que
reducía la afinidad química á la atracción de las electricidades contrarias, de que
ya Davy había dotado los átomos, cautivó á los espíritus, inclinados en esa época
ya lejana á confundir lo que es simple y claro con lo que es verdadero ». La
nueva teoría no debía reinar como soberana incontestable más que un cuarto de
siglo : fué destronada en un abrir y cerrar de ojos el día en que tuvo que confe-
sarse incapaz de explicar cómo el cloro, elemento electro-negativo por excelencia,
podía, en multitud de compuestos, substituirse tan fácilmente al hidrógeno electro-
positivo.
Señala entonces M. Robin la aparición de la teoría atomística exhumada por
Dalton de las ruinas de la antigüedad, que trae una era de prosperidad inaudita
para la química orgánica. « ^i se hubiera de juzgar de un árbol por sus frutos y
del valor de un sistema por sus resultados prácticos, ninguna doctrina en el mundo
podría sostener la comparación con la doctrina atómica ». Debe ésta principal-
mente & su in^^eniosa notación la mayor parte de sus innumerables éxitos, pero
no consiste en ello, según M. Robin, el principal mérito de la teoría atómica; y
< duda mucho que el tiempo respete esas pequeñas obras maestras de una arqui-
tectura curiosa, pero bizarra y frágil, que se llaman el exágono de Kékulé, el
prisma de Ladenburg y el tetraedro de Van't HoíT »,
Consignado así el brillante vuelo de la química técnica al influjo de las ideas
de Dalton, M. Robin pasa á ocuparse de la química racional que iba á recomenzar
su lenta evolución, después de haber bajado casi á la tumba con RerthoUet. Ese
renacimiento data de 1840, en cuyo año el alemán Hess descubre el principio
fundamental y único de esa Termoqufmica que debían ilustrar más tarde Julius
Thompson y Narcellin Berthelot : Una rea4:ción desprende siempre la misma
cantidad de calor, ya sea ella directa ó indirecta. Esta ley era una de las múl-
tiples faces de una gran verdad que, incubada desde largo tiempo, se hallaba en
92 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
íib á punto de nacer : el principio de la conservación de la energía, promulgado
en 1842 por Julio Roberto Mayer.
En 1853, el danés Thomsen reconoce la idenlidad|de la ley de Hess y del prin-
cipio de Mayer, y trae á la Termodinámica otro principio nuevo : toda reacción
química está necesariamente acompañada de un desprendimiento de calor. Pero,
según M. Robin, este principio aceptado primero con confianza como uiía indis-
cutible verdad, no es sino una paradoja insostenible, á pesar de los grandes
esfuerzos hechos por Berthelot en Francia, para fundar en esa ley — renovada en
su forma y modificada en su alcance (1875) — su nueva teoría de Termoquímica.
Refiriéndose á la grande obra de Berthelot, dice M. Robín :
... Un hombre, que acababa de conquistarse una gloría inmortal operando, con un arte
cercano al prodigio, síntesis cuyo secreto la naturaleza viviente había guardado celosa-
mente antes de él, tomó bajo su potente protección la ley amenazada. Aplicáronse todos los
recursos de una inteligencia tan sutil como fecunda en demostrar que alguna fuerza
quedaba aún á esa ley en todas las ocasiones en que era manifiestamente vencida.
Hízose primero una excepción en favor de esas trasformaciones limitadas que, decidi-
damente, se tomaban demasiado molestas : dispensóselas de obederer á la ley, sin bien
justificar ese favor de exención. Reserváronse todos los rigores de esa ley para esas
trasformaciones totales cuyo número iba desgraciadamente decreciendo á medida que
observaciones más precisas revelaban la sorprendente generalidad de Jos fenómenos de
equilibrio químico. Dióse en fin á la expresión misma de esa ley una circunspección
mayor, diciéndose que toda reacción química que se verifica sin la intervención de una
energía extraña, tiende hacía la producción del sistema de cuerpo cuya formación da
lugar al mayor desprendimiento de calor. Pero la ciencia no sabe lo que son tendencias,
no conoce más que actos, sólo tiene en cuenta los hechos; y los hechos, de acuerdo con
la teoría, condenan á ese principio á desaparecer de la ciencia, en la cual ocupa un lugar
usurpado. Al pronunciar estas palabras, tengo el pesar de contradecir á un maestro de
que la Francia se honra ajusto título; pero no olvido que ese maestro ilustre, al perseguir
con infatigable actividad una verdad general que huía siempre ante él, ha sabido adquirir
una porción de verdades parciales del más alto valor; pues, en la esfera de la inteli-
gencia como en el mundo de la materia, una ley justa quiere que grandes fuerzas no
sean gastadas en vano; y la ciencia, enriquecida por él por tantos resultados nuevos,
dolada por él de tantos métodos originales, señalará siempre honrosamente á aquel que
ha preparado tan rico arsenal para sus conquistas futuras.
Pasa luego M. Robín á exponer cómo, después de introducirse así en la química
la noción de calor, fué reintegrada á ella la de masa.
Señala el sabio profesor, como punto de partida de la reparación hecha á una
¡dea ya emitida por Berthollet en su célebre Estática química, los espléndidos
experimentos de Berthelot y Pean de Saint-Gilíes sobre la eterifícación, que inau-
guran un período nuevo en la historia de la mec&nica química. Partiendo de ellos,
dos sabios escandinavos, Guldberg y Waage proclamaron, los primeros, la in-
fluencia que la masa de un ácido ejerce en la reacción que se produce cuando se
calienta un alcohol con un ácido orgánico (formándose un éter compuesto y agua,
pero sin que. la trasformación sea completa, pues es limitada por una reacción
inversa debida á esa acción de la masa). En cuanto á la explicación racional deesa
acción de masa^ que aparece cada día más como un hecho culminante de la quí-
mica, ella se encuentra en un principio que es una de las mayores conquistas —
la mayor tal vez — que el genio humano haya hecho sobre la naturaleza : el
principio de Carnot, que aparece á quien lo profundiza < como la ley universal
BIBLIOGRAFÍA 93
de la estabilidad ». que es < el solo paso que la idea de equilibrio baya becbo
desde Arqaímedes ». Fué Uortsmaon .1873 quien relacionó la ley numérica del
equilibrio químico de las gases al principio de Carnot, advirüendo por primera
vez la r«izón de ser de la acción de masa.
Volviendo algo hacia atrás ,1860,, M. Robin recuérdala revolución fecunda que
Henri Sainte-Claire Deville realizó en la química, haciendo desaparecerla infran-
queable barrera que antes la separaba de la física, mediante la introducción de la
noción de las desociaciones ó « descomposiciones incompletas y reversibles »,
cuya generalidad sosprendente él sospechó por primera vez. Para M. Robin, la
obra de Deville, del punto de vista de la ciencia racional, revela la influencia
de las condiciones externas sobre el equilibrio químico. — al par que las expe-
riencias de Berthelot y Pean de Saint-Gilíes revelan la influencia de las condicio-
nes internas. Esas dos influencias, lejos de excluirse, se superponen al con-
trarío.
Siguiendo en el desarrollo de sus ideas, M. Robin afirma que asistimos todos
los días á destrucciones y creaciones de matería, verdad que no es más que la
traducción fiel y correcta de los hechos, expresada, es cierto, en un lenguaje cuya
novedad sosprende y choca tal vez. Precisando su concepto, agrega que la subs-
tancia destruida renace en la substancia creada, pero á la manera de una madre
que renace en su hija... Para el sabio químico, la « trasformación » de la materia,
(ó trasmutación de los antiguos alquimistas) es « la substitución de un sistema de
cuerpos á otro ».
Llegado á este punto, M. Robin sienta que en todo lo que ha dicho hasta en-
tonces « no hay lugar á hipótesis » ; y agrega : ^ ¿Dónde encontramos la hipótesis
sino en la doctrina que promulga como un dogma la existencia de esas substan-'
cias simples, inalterables, inmutables, capaces de participar á uniones en que
conservan, aunque substrayéndoles á nuestros groseros órganos, su inalterable
identidad ? » .
Termina el eminente químico esta primera lección de su curso (después de
señalar su fin : la Química « teórica » ó « de los principios ») con algunas refle-
xiones sobre la ciencia racional eu si; y puesto que es precisamente en este
punto de vista filosófico que nos esforzamos siempre por colocarnos en estas sim-
ples reseñas bibliográficas, no podemos menos de trascribir íntegros estos ültimos
y notables párrafos, en que M. Robin se manifiesta como un empirista convencido :
Dos maneras hay de concebir la explicación de este mundo.
Uno es el fruto del pensamiento griego. Este pensamiento se perpetúa Á pesar de nos-
otros en el nuestro, relacionando el éter de Huygens al quinto elemento de Platón, los
torbellinos de WilliamThomsen al grano solitario de Léucipo. Opone á nuestro yo siempre
cambiante una matería. siempre una, que nuestros sentidos infieles deforman y diversifican
como el prísma de vidrío resuelve el blanco en una multitud de colores. Procura explicar
lo conocido por lo desconocido, lo visible por lo invisible, el cuerpo que palpamos por
el átomo intangible, la ley que hiere á nuestros ojos por el éter que no vemos. Lógica
extraña, meditadlo bien, muy digna de una raza de poetas, por más que la apliquemos
aún y que ella no choque casi ninguno de nosotros, pero que causará, segtin creo, extra-
ñeza al porvenir; ciencia bien imperfecta, á la verdad, que no puede probar las causas
ni siquiera cuando prevé sus efectos.
Pero, á esa concepción de las cosas, á la vez materialista y poética, podemos oponer
otra, idealista y positivista conjuntamente, cuyo mérito corresponde al filósofo más
grande de la edad moderna, al único que pueda parangonarse con Aristóteles y Platón,
94 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
á aquel cuyo pensamiento siempre nuevo, siempre original, fué en todo la contraparte
del pensamiento antiguo, á Manuel Kant.
En esta concepción, á que nos cuesta habituamos porque contradice nuestras ilusiones
hereditarias; en esa concepción proAinda, el mundo somos nosotros, son nuestras sen-
saciones. No se plantea pues siquiera el problema de buscar fuera de nosotros mismos
la causa de lo que sentimos, para descubrir, bajo las apariencias, lo que llamamos falsa-
mente el fondo de las cosas, es decir, algo que subsistiera mientras que nosotros
pasamos. No, la cuestión que se presenta á nosotros es harto máa sencilla, por más que
lo solución matemática sea mucho más difícil y esté mucho menos avanzada. Trátase
solamente de saber cómo nuestras sensaciones, aunque diversas é irreducibles unas á
otras, se atraen unas á otras y se encadenan en un orden lógico; ó para hablar el len-
guaje de la ciencia positiva, se trata de reunir por un vínculo que no sea Octicio ciertos
hechos conocidos á otros hechos que no lo son. Ahora bien, ese vinculo, no lo podemos
hallar en hipótesis que llamo metafísicas, porque ellas traspasan el alcance de nuestros
sentidos, en movimientos invisibles de átomos incognoscibles, en las oscilaciones
supuestas de un éter que ningún ojo humano podrá jamás ver : pues el calor no es un
movimiento, la luz no es un movimiento, la electricidad no es un movimiento, como tam-
poco una presión ó un fluido. Pero debemos buscar ese vinculo ~ si lo queremos sólido
y duradero — en leyes ó hipótesis físicas con raíces en la experiencia, en hipótesis-
principios, que no sean sino la generalización legítima de hechos larga y conscientemente
observados. Tales son los tres grandes principios de Lavoisier, de Roberto Mayer y de
Sadi-Carnot. A la multiplicación de tales principios, y no á la reducción de todas las
cosas á una quimérica unidad, debe tender todo el esfuerzo de la ciencia. Será de todos
modos necesario que ella acabe por expulsar de su dominio el éter, el torbellino^ el
átomo, ensueños que nos ha legado la Grecia, y en las cuales se extasió complaciente-
mente su imaginación ingenua. A tal precio solamente podremos elevar sobre los destrozos
de la ciencia provisoria la ciencia definitiva de que vemos ya despuntar aqui y acullá
algunas raras superstructuras.
Es en este espíritu enteramente moderno, de que muchos de vosotros están ya pene-
trados, estoy seguro, que vamos á abordar el estudio de la Mecánica química.
Como se ve, las ideas de Robin se encuadraban en los corrientes modernas de las
teorías físicas, qae tienden cada día más hacia la desaparición ó transformación
del mecanismo propiamente dicho derivado del atomismo puro. En ese sentido
sin dada debía ser particularmente interesante la teoría de Mecánica química
que se propuso desarrollar en su curso, del que no nos es dado indicar nada más
al lector. De todos modos, nos ha parecido realmente interesante ofrecerle un
resumen detenido de la notable exposición que el sabio químico hace, en la primera
lección, de las teorías químicas anteriores. — P. Biraben.
Glang'eaud (H.), Docteur és Sciences, Collaborateur au Service de la Carte
geólogique de la France. — La distribution des Forazniniféres pélagiques
a la surface et au fond de rooéan. — Art. en Revue genérale des Sciences,
junio 30 de 1898 (año 9% n* 12, pág. 490-94, 5 fig. grab.).
El autor ha puesto á contribución especialmente, en el presente trabajo, el im-
portante y reciente estudio del sabio oceanógrafo inglés M. John Murray, titulado :
Sur la distribution des Foraminiféres pélagiques a la surface et au fond de
l'Océan (Natural Science, voi. XI, n*65), obra que ha contribuido mucho á fijar
las ideas sobre el género de los depósitos en los océanos.
M. Glangeaud se propone en su trabajo dar á conocer las conclusiones á que
llega M. Murray en su obra. — M. Murray ha sido uno de los miembros en la fa-
BIBLIOGRAFÍA 95
mosa expedición científica del Challenger alrededor del mundo, que duró unos
tres años y fué de resultados considerables para la ciencia, en oceanografía sobre
todo. — F. BlRABEN.
IV. - CIENCIAS MÉDICAS
Répin (D' Ch.), Attaché á Tlnstitut Pasteur. — La guérison du tétanos de-
olaré. — UifB nouvblle ¿tape de la sérothérapie. — Artículo en Revue gené-
rale des Sciences, abril 30 de 1898 (año 9% n' 8, p. 320-3:24].
En este muy interesante cuanto excelente artículo, M. Répin se ha propuesto dar
á conocer los resultados, tan notables alcanzados por MM. Roux y Borrel (del Insti-
tuto Pasteur) en la investigación de un método curativo del tétano, respecto de cuya
enfermedad se conocía ya el remedio preventivo» por la seroterapia también (1).
Principia M. Répin exponiendo un pequeño debate provocado poruña experien-
cia de los bacteriólo^'os alemanes Wassermann y Takati que parecía contradecir la
famosa teoría de la fagocitosis del célebre MetcbnikofT, hasta hoy generalmente
aceptada para explicar la inmunidad. Esa teoría consiste en que la inmunidad,
tanto natural como adquirida, es una propiedad de los leucocitos ó glóbulos blan-
cos de la linfa ó de la sangre : son estas células, exclusivamente, las encargadas
de defender el organismo y de librarlo de todos los cuerpos nocivos que se hayan
introducido en él. Los leucocitos ó fagocitos (de fagos, comer, y cytos, célula)
tendrían por misión, segün esta teoría, rodear el microbio causante de la enfer-
medad, para comerlo y digerirlo, es decir, destruirlo.
La mencionada experiencia — publicada en el Berliner klinische Wochen-
schrift de enero 3 de 1899 ~ consistía en lo siguiente, segün M. Répin. « Estos
dos sabios hacían una emulsión con el encéfalo ó la médula de cobayos, mezcla-
ban toxina tetánica á esa emulsión, dejaban macerar el todo algunas horas, y lue-
go centrifugaban para separarla parte líquida de la parte sólida. Constataban en-
iooces que el líquido habia perdido toda su toxicidad primitiva, y esta acción era
tan marcada que, en un caso, 8 miligramos de cerebro de cobayo han bastado
para preservar á una rata contra la dosis seguramente mortal de toxina tetánica.
Parecía que los elementos nerviosos se hubieran comportado como si hubieran
estado dotados de propiedades antitóxicas y como si hubieran neutralizado á la
toxina. Tal fué la conclusión de M. Wassermann ». De ella hacía derivar este sabio
una interpretación del hecho de la inmunidad natural que contradecía la teoría
de MetchnikoíT: y respecto de la inmunidad adquirida, adoptaba la opinión emi-
tida anteriormente por Rhrlich, igualmente contradictoria de las ideas del « pas-
toríano » ruso.
Como era de suponerse» M. MetchnikoíT sometió inmediatamente al control el
experimento de Wassermann, y no tardó en establecer algunos hechos que com-
(I) Al sabio M. Nocard se debe sobre todo la generalización de la» inyecciones preven-
tívts de tuero antitetánico. VerP. Biraben, nocard d'Alfort, en Anales Soc. Cient., diciem>
bre 1898 (tomo XLYI, pág. 351).
96 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
prometían la teoría del sabio alemán, tanto en cuanto á la inmunidad natural como
á la adquirida. Pero quedaba siempre en pié la explicación satisfactoria del inte-
resante experimento de Wassermann ; y es en este punto que intervienen las
investigaciones capitales de Roux y Borrel á que se refiere principalmente el artí-
culo del preparador del Instituto Pasteur.
MM. Roux y Borrel se han planteado desde luego la cuestión siguiente : ¿qué
se vuelve esa misma toxina tetánica que parece quedar neutralizada cuando se le
adiciona, in vitro, una emulsión de centros nerviosos, si se la lleva directamente
á los centros nerviosos del animal vivo ? Como se ve, la idea de los nuevos inves-
tigadores es la de substituir la inoculación intracerehraí á la practicada ordinaria-
mente (en cualquier región del cuerpo;.
El primer resultado, muy curioso, alcanzado por los señores Roux y Borrel, fué
el de que el animal contraía por la inoculación intracerebral de la üubstancia
mencionada una nueva enfermedad caracterizada por síntomas bien distintos de
los del tétano ordinario, pero que eran, sin embargo, de un tétano de tipo especial ;
al par que esa misma inyección, hecha debajo la piel en cualquier otra parte del
cuerpo, no habría provocado ningún síntoma tetánico.
Repitiendo entonces la misma experiencia con un animal inmunizado contra el
tétano, se obtiene el mismo resultado como con el animal nuevo, pero mediante
una condición, que es la de operar sin provocar hemorragia, pues desde que la
sangre llega á ponerse en contacto con la toxina inyectada, el resultado cambia
enteramente : los animales no contraen el tétano, ó lo contraen atenuado. Con
mayor razón sucede esto si se mezcla la toxina, antes de inyectarla, con la canti-
dad de suero antitetánico suficiente para neutralizarla.
En cuanto á los animales que han recibido preventivamente una dosis de suero
antitetánico, es decir, que poseen la inmunidad pasiva, las cosas pasan exacta-
mente del mismo modo.
Estos hechos, fáciles de interpretar, permiten á los señores Roux y Borrel expli-
car satisfactoriamente el experimento de Wassermann. «Si, dicen, en el experi-
mento de Wassermann, la toxina parece neutralizada, es que en realidad ella se
fija sobre la substancia nerviosa muerta, absolutamente como sobre la substancia
nerviosa viva ; así fijada, ella se vuelve insoluble y por lo tanto inofensiva para el
animal á que se la inoculara con su substratum. »
Varios hechos vienen á corroborar esa manera de ver, los que resultan de una
antigua experiencia de MM. Roux y Vaillard y de una* nueva de M. Metchnikoff.
Dilucidada la cuestión de cómo se comporta el sistema nervioso respecto de la
toxina tetánica, MM. Roux y Borrel se encontraban en condición de poder disi-
par muchas otras obscuridades que rodean la cuestión del tétano y principalmente
la de su curación. Después de dilucidar el por qué de la impotencia del suero tetá-
nico — tan prodigiosamente prevejitivo — como agente curativo, los sabios bac-
teriólogos realizan una serie de experiencias que los llevan á la completa solución
del problema de la curación del tétano por las inyecciones intelectuales, que
queda un hecho adquirido, en el animal al menos. — Respecto de la aplicación
al hombre, M. Répin emite esperanzas de que se la alcance.
Termina el articulista con unas muy interesantes consideraciones sobre el nue-
vo y fecundo método inaugurado por MM. Roux y Borrel, que, según él, son apli-
cables á otras enfermedades, — lo que le da suma importancia terapéutica. —
F. BlRABEK.
ANALES
DE LA
SOCIEDAD científica
ARGENTINA
Director : Ingeniero ANGÉL GALLARDO '^^
SiCRiTARios : Señores Eduardo Latzina y Carlos Lagos García
REDACTORES
In^niero Eduardo Aguirre. señor Juan B. Ambrosetti, doctor Pedro N. Arata,
ingeniero Alberto de Arteaga, ingeniero doctor Manuel B. Bahía, ingeniero
Santiago E. Barabino, ingeniero Federico Birabén, arquitecto Juan A. Bus-
chiazzo, ingeniero Emilio Candiaoi, ingeniero José S. Gorti, doctor Eduardo L.
Holmberg, doctor Atanasio Quiruga, ingeniero Francisco Seguí, doctor Enrique
Toroá, doctor Roberto Wernicke, doctor Estanislao S. Zeballos.
MARZO 1899. — ENTREGA III. - TOMO XLVII
PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN
LOCAL DB LA SOCIEDAD, CBVALLOS 2(39, Y PRINCIPALES LIBRERÍAS
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1899
JUNTA DIRECTIVA
Presidente Ingeniero doctor Marcial R. Candioti.
Vice-Presidente I"" Ingeniero doctor Carlos M. Morales,
Id. 2"* Mayor ingeniero Arturo M. Lugones.
Secretario de actas Ingeniero Eleodoro A. Damianovich.
— correspondencia Agrimensor Cristóbal Hicken.
Tesorero Ingeniero José M. Sagastume.
Bibliotecario Señor Luis Miguen s.
Ingeniero Domingo Noceti.
Ingeniero Claro C. Dassen.
Ingeniero Demetrio Sagastume.
Vocales ( Ingeniero Emilio Palacio.
I Ingeniero Luis A. Huergo (hijo).
I Ingeniero Alkjandro Claypole.
\ Ingeniero Oronte A. Valerga.
Gerente Señor Juan Botto.
índice de la presente entrega
Demetrio Sagasturme (Necrología ) 97
J. KÜ.NCKEL D'Hbrcdlais. De la mué chez les in«;eclps, consid«^rée comnie moyen
de défense contre les parasites végétaux ou animaux. Hóles spéciaux de la mué
trachéule et de la mué intestinale 100
Federico Villarbal. Viga empotrada en sus dos exlroraos 104
Otto Krausf. Instrucción industrial. Su implnnlnrión en el país 129
J J. KvLE. El manganeso argentífero de « La Gorladerita » (provincia de Mendoza). 143
Bibliografía : Drach, Rssai sur une theoriií genérale d« Tintegration el sur la
classíficationdes trascendantes. — ÜARoTTii, Lesé<iualionsdiirérentÍPÍies linéaires
et la théorie des groupes. — Mo.ntii.lot, Télégrapliie pr.iiique : Traite complet
de télégraphie électrique. — Wirz, Traite tluMiriíjiif í*i praliíiuc des moteurs á
grtz et á petrolfi et de.s voitures aufoniülíiU's. — <»i;ii i.almk, l/echelle d» spectre.
— BoLTZMv.w. VoriesuMgori üIxt (ja/fri»'ori*'. — (- \i\>()T. Trait''' d'nnalvse des
sii!)stanc»'s iiiiiit'raies. — Gi, \.\r.i.vi'M, Le-- \ii«'s ruaivílk's ^u^ los causes de r^j)o-
que í,'lacia¡if\ - L\ní>('U7V, Les sérofln raf»i'<. — Soi »v, Les localisalidn^í
cerebrales des centres corticanx de la sei'«.ili'lHí j:ei'éi;le. — LtUM \N-NiT>cnK,
¿Lrpra precnlnmhiaii.i? — H.vvnó. La Aii^li.-lia aiuei.Ima. — rhiiT. L'étalactuel
et les besoin-^ d" ''iütii.'-irií- de j.- I'¡ar-^er ie. - L'.-iri [di.-tí - íaj.|]i(iue. — Vvii.im,
L'arliiletie ; n;.téri"l, «¡rgaii'H.-.ii- ri. — r,i uii:. I cs hi>(in< lie Bocquond el le
PuloiiiLun 147
INGENIEBO DEMETRIO SAGASTUME
t d )i> Je Febrero ile Hm
DEMETRIO SAGASTUME
Una gran pérdida acaba de experimentar la ingeniería nacional
con el trágico fallecimiento del ingeniero Demetrio Sagastume, ocu-
rrido el 20 de febrero.
Dejemos de lado el misterio de su muerte para ocuparnos sólo de
su vida y de la fecunda actividad que desplegó en los breves años
de su laboriosa existencia.
Nacido en el Bragado (provincia de Buenos Aires) el 22 de diciem-
bre de 486i, sobresalió desde niño en las bancas de la escuela de
aquel pueblo. Para proseguir sus estudios, tan brillantemente ini-
ciados, se trasladó á Buenos Aires en 1879, ingresando ese mismo
año al Colegio Nacional, en donde pronto se distinguió entre sus
condiscípulos, llegando á ser uno de los alumnos más notables del
establecimiento.
Sus triunfos escolares le valieron el nombramiento de celador en
dicho colegio en el año 4884, mientras su reputación se extendía
fuera de las aulas atrayéndole numerosos alumnos particulares que
le permitían costearse sus estudios y ayudar á su familia.
El joven profesor y alumno pasó en 1886 á la Facultad de Cien-
cias Exactas, Físicas y Naturales, siguiendo su vocación matemá-
tica, para cuyo arduo estudio tenía notable facilidad y condiciones.
Continuaba mientras tanto dictando lecciones particulares y én
Varios colegios con todo éxito, hasta que en 1891 fué llamado á de-
sempeñar una cátedra en el Colegio Nacional de la capital cuando
acababa de obtener su título de ingeniero civil. Al año siguiente
renunció el cargo conjuntamente con el distinguido núcleo de pro-
fesores que fundó el Instituto Libre de Enseñanza Secundaria, al
que consagró toda su actividad, como catedrático y como rector más
AH. 80C. CtE?fT. AR6. — T. XLVIl 7
98 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tarde, siendo el alma de ese ensayo de la iniciativa privada en la
instrucción pública argentina, cuja decadencia comenzó al aban-
donar Sagaslume su dirección, hasta que lo hemos visto desapare-
cer en los mismos días de la muerte de su activo promotor. Se nece-
sitaba, en efecto, la persistencia, desinterés é inteligencia de
Sagastume y su tenaz dedicación á esa generosa tentativa para
asegurar su triunfo definitivo en nuestra rutinera sociabilidad^
acostumbrada á esperarlo todo de las esferas oficiales.
En 1893 fué nombrado profesor sustituto de álgebra en la Facul-
tad de Ciencias Exactas, entrando enseguida en ejercicio, por ausen-
cia del titular. No podía tomar ésto de sorpresa al joven sustituto,
que á una sólida y profunda preparación matemática unía su larga
práctica en la enseñanza. Triunfó, pues, como profesor en la mis-
ma vieja casa donde pocos años antes sobresaliera como alumno.
El 20 de septiembre de 1895 fué nombrado prosecretario de las
Obras de Salubridad, abandonando el vicerectorado del Instituto
Libre, y dos años más tarde ocupó la secretaría de tan importante
repartición, donde se hizo apreciar de sus superiores y subalternos
por sus relevantes condiciones. Muchas de sus iniciativas y proyec-
tos fueron aprobados por la comisión y otros lo serán más tarde,
pues, con la visión del progreso de esta capital, se había adelantada
á las necesidades actuales para preveer y estudiar las futuras.
Sus trabajos técnicos y administrativos no le hacían descuidar,
mientras tanto, las más elevadas investigaciones matemáticas, á las
que dedicaba todo el tiempo que le dejaban libre las atenciones de
su empleo.
Ascendía al mismo tiempo en el profesorado, pues el 27 de agosto
de 1895 era nombrado profesor sustituto de resistencia de materia-
les en la Facultad, de cuya cátedra se hizo cargo al año siguiente,
desempeñándola hasta su muerte. Sus vastos estudios le permitie-
ron abordar con seguridad la enseñanza de la difícil é importantí-
sima materia que se le confiaba. Dio también á su curso un carácter
prácticoy de utilidad inmediata para el ingeniero, sin descuidar los
más elevados fundamentos de la teoría matemática que le eran
familiares y constituían uno de sus estudios predilectos.
Su notable éxito como profesor está atestiguado por la opinión
unánime de los que fueron sus alumnos. Véase como se expresa al
respecto uno de sus discípulos más distinguidos : « Poseía excelen-
tes condiciones de maestro, y ésto, unido á su vasta preparación
en la materia, hacía que el curso que él dictara fuese verdadera-
DEHBTRIO SAGASTÜIIE 99
mente proTecboso para sus alumnos, exísliendo la creencia general
que, basta la fecba, la cátedra no babía contado con profesor mejor
que él ».
Finalmente, cuando se oi^nizó el Ministerio de Obras Públicas,
fué llamado para ocupar el alto cargo de director general de la sec-
ción de vías de comunicación j arquitectura, designación justísi-
ma, pues sus brillantes antecedentes y extraordinarias condiciones
compensaban ampliamente su juventud.
Ha sido uno de los más constantes colaboradores de la Sociedad
Cientlflca Argentina, en cuya Junta Directiva ba desempeñado car-
gos importantes en diversas ocasiones, desde el de vicepresidente
basta el de vocal, que ocupaba en el presente periodo administrativo.
Ha colaborado también en las páginas de estos Anales j en la
prensa diaria, aunque su modestia no permitía, por lo general, que
firmara sus producciones.
En el Congreso Cíertifico Latino-Americano, celebrado el año pa-
sado, ocupó con toda actividad y competencia el bonroso y difícil
puesto de secretario de la primera sección de ciencias exactas é
ingeniería, granjeándose la simpatía y el aprecio de los señores
delegados extranjeros por la corrección de sus procederes.
Sagastume deja numerosos amigos que apreciaban la virtud ^
independencia de su carácter, su tenacidad y constancia para el
trabajo y su absoluta intransigencia para todo aquello que su deli-
cada susceptibilidad consideraba incorrecto ó deprimente.
No conocía los placeres» las diversiones, ni paseos ; la labor y el
estudio han ocupado toda su vida, sin más descanso que los mo-
mentos dedicados á su familia, su esposa y sus hijos que adoraba.
Reciban todos ellos la expresión del más sentido pésame de los
miembros de esta Sociedad Científica Argentina, por cuyo progreso
tanto se esforzó.
DE LA MUÉ GHEZ LES INSEGTES
CONSIOBRÉE COMME MOYEN DE DBFBNSE CONTRB
LES PARAiSITEB VÉGÉTAUX OU AMIMAUX. — r6lBS SPÉCIAUX DE LA MUB TRACHÉALE
BT DE LA MUB INTESTINALB
Par M. J. KüNCKEL D'HERCÜLAIS {•)
Dans les expériences que nous avons faites en Algérie pour ten-
ter d'infesler direetemenl de jeunes Acridiens (^Criquets pélerins) au
moyen de spores du Champignoo découvert par nous sur les adul-
tes, le Laehnidium Acridiorum Giard, nous avons constaté que les
mués répétées de ees insectes, mués s'eífectuant, temps mojen,
tousles huít jours, s'opposaient k la fíxation des spores sur les té-
("] Los Anales de la Sociedad Científica tienen el honor de incorporar desde
hoy á su redacción un elemento valioso en la persona de nuestro sabio huésped
M. Künckel d'Herculais. Sus lectores recibirán sin duda con simpatía y satisfac-
ción la atención del eminente entomólogo. Pero quedarán doblemente reconocidos
á M. Künckel d'Herculais : primero por su deferente acogida á la invitación de la
dirección de los Anales ; segundo, por la significación misma de su determina-
ción, que es un acto de plausible cooperación al adelanto intelectual de nuestro
país, un ejemplo que será muy grato ver imitar.
No nos corresponde, por cierto, emitir juicio alguno respecto de la breve con-
tribución cientí6ca que encierra la presente entrega de los Anales (comunicada á
la Academia de Ciencias de Francia) ; pero su interés é importancia parecen tanto
más obvios cuanto que ella se refiere á una cuestión que por su oportunidad y
diGcultad es seguramente de aquellas que más deben hoy preocupar á los natu-
ralistas en nuestro país.
Las circunstancias nos deparan nuevamente el honor de presentar este otro
sabio extranjero á los lectores de los Anales : la dirección de éstos ha creído de-
ber conñarnos esa grata, si bien pesada... y tal vez arriesgada tarea.
Esperamos poder realizar en breve ese deseo de la dirección, presentando á
DE LA MUÉ CHEZ LES INSECTBS 101
guments (i) ; d'autre parí, si Ton tient compte que ce sont souvenl
les ouvertures stigmatiques qui, chez les adultes, servent de voies
de pénétration aux spores, et sí Ton veul bien se rappeler que, les
spores ayant germées, les ramifications d'un épais mycelium en-
combrenl les tronos trachéens, déterminant des phénoménes d'as-
phyxie (2), on esl obligé de reconnaílre que chez les jeunes Acri-
díens, le rejet, avec le tégument, de la tuníque interne des tronos
trachéens est un obstacle sérieux á la oonservation des spores dans
le milieu propre a leur germination.
Au cours de la mission que nous remplissons auprés du gou-
vernement de la République Argén tí ne, nous avons été á niéme de
fairedes observations qui donnent une plus grande portee á ees
premieres remarques.
En appelant Tattention sur le role des pigments dans les phéno-
ménes d'histolyse et d'hístogenésequí accompagnent la métamor-
oaestros lectores una noticia biográfica que refleje, siquiera, algo de lo que la
vasta y meritoria labor cien tilica del sabio entomólogo representa ya.
Para llevar á buen término nuestro designio, contamos, sobre todo, con el con-
curso del amable y espiritual sabio. Su actuación en ciertas esferas del mundo
científico podrá motivar, sin duda, más de una interesante enquéte ; sus trabajos
— capitales varios de ellos — parecen haber sido informados generalmente por un
espíritu de continuidad, de lógica, diriamos, que no carece de cierta filosoña y
00 puede menos de haberles impreso ese sello genuino de las obras personales y
de aliento que sería útil poner en transparencia.
Así comprendida la biografía, ella se torna, creemos, un género verdaderamente
didáctico, fértil en enseñanzas provechosas. Seguir paso á paso la evolución del
sabio, asistir á la formación de su personalidad bajo la doble influencia objetiva
de los elementos exteriores, educación, medio, época ; y subjetiva, del propio
temperamento ó genio : esto, que no puede dejar de ser interesante en sí, tratán-
dose de quien se trata en este caso, se vuelve tanto más útil y benéfico si de ello
puede resultar, para nuestca juventud estudiosa, enseñanzas saludables por el
mejor conocimiento de los factores diversos y poderosos que cooperan al
adelanto científico, y especialmente Jila formación de los hombres de ciencia. —
F. BlRABZN.
'D J. KiiNCKiL d'Herculaim et Ch. Langlois, Les Champignons parasites des
Áeridiens, C. R. de la Soc. de Biol, 9r serie, tom. III, 1891, p. 490 '20 juin).
— C. R. de l'Ac. des .Ve, T. CXIII, 1891, p. 1465 ¡22 juin).— Ánn. de la Soc.
Ent. deFr., T. LXI, 1891, BulL p. CVI (24 juin 1891).
(2, A. GiARO, Observations sur les Champignons parasites de VAcridium pe-
regrinum, C, R. de la Soc. de Z/toi.,9- ser. T. III, 1891, p. 492 ¡20 juin). —
^fin. de la Soc. Ent, de Fr., T. LXI, 1891, BulL p. CIX (24 juin). Nouvelles
études sur le Lachnidium Acridiorum Gurd, Champignon parasite du Criquet
p^lerin, Reu. gen. de Bot., T. IV. 1892, p. 459 et p. 460.
102 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
phose chez le Criquel pélerin (Schistocerca peregrina Oliv.J (1),
nousavons faít ressorlir qu'á la suile de chaqué mué ees Aerídiens
rejetaíent de la raatié^re pigmentaíre avec les excréments qui se
Irouvaienl ainsi colores en rose, au lieude demeurer brun verdálre
comrae au cours de chacun des stades de leur évolution . Suívant
de Irés prés le développement du Criquel du Paraná (Schistocerca
paranensis Burm.) pour voir si nous ne découvrions pas quelque par-
ticularité qui avait pu nous échapper, nous avons été conduit a
examiner, aprés rachevemenl de la mélamorphose, les premiers
excreta ; il en est resultó celle conslalation, c'esl qu'ils étaient
chargés comme ceux de Tespéce africaine de granulations pig-
mentaires rouges; mais celte fois, poussanl plus loin Tanalyse,
l'examen microscopique nous révélail que ees excreta étaient en réa-
litó des sortes de sacs constitués par la cutínule intestinale ; ees sacs
aussitót rejetés, plongés dans Teau distillée, présentaient les plus
¡ntéressanles particularités ; des Tabord on les voyait gonflés par
grosses bulles d'aír qui les maintenaient en suspensión; ees bulles
n'étaient autres que les restes des massesd'air qui remplissent le
tube digestir pour permettre la mélamorphose, ainsi que nous
Tavons demontre par nos eludes anlérieures (2) ; de plus au milieu
des granulations, produits del'histolyse des tissus, el des granu-
-lalions de pigmenl resorbe, on ue tardaitpas á apercevoir nombre
de Grégarines. Ainsi done ees Protozoaires étaient rejetés comme
déchets, au méme litre que les produits de Thistolyse. On congoit
d'aprés cela, que chaqué mué esl la determinante non seulement
de la regenera tion des tissus normaux, mais qu'elle a encoré pour
résultatde débarrasser Torganismedesparasites qui causent la dé-
nutrition de ees tissus.
De ees faits, ¡I est á déduire une serie de conséquences, les unes
d'ordre physiologique^ les autres d'ordreessentiellementpra tiques.
En eífet, les observateurs et, en particulier M . Louis Léger, qui ont
(4) J. KÜNCKBL d'Hbrculais, ¿e Criquet pHerin (Schistocerca peregrina Oliv.)
et ses changements de coloration. — Role des pigments dans les phénoménes d'his-
íolyse et d'histogenése qui accompagnent la mélamorphose. C, R. de la Soc.
de BioL, 9- serie. T. IV, 1892, p. 56. C, R. de l'Ac. des Se, T. CXIV,
1892, p. 240(1" février. — yinn.de/aSoc. Ent. de Fr., T. LXII, 1892, Bull.
p. 25.
(5) J. Küngkeld'Herculais, Du role del'air dans le mécanisme physiologique
de léclosion, des mués et de la mélamorphose chez les Insectes orihoptéres de
la famille des Acridiens. C. R. de VAc. des Se, T. CX, 1890, p. 807.
DE LA MUÉ GHEZ LES INSEGTES 103
recherché lesGrégarines dans lelubedigestif des Acr¡d¡ens(1),s'ils
n'ont pas réussi á renconirer ees parasites chez les Criquets péle-
rins, alors qu'il les onl trouvés dans des espéces du méme groiipe,
c'esl que ceux-ci s'en élaient débarrassé par exuvialion de la culi-
cule inteslinale; entre les nnues íls abondenl chez le Criquet du
Paraná ; ils diminuent de nombre aprés chaqué mué (2). D'aulre
parí, chacun sait qu'on a fondé de grandes esperances en Europe
(Russie, France, etc.), en Afrique (Algérie, Cap de Bonne-Espérance),
commeen Amér¡qúe(Etats Unis,Républ¡queArgenline),sur certains
organismes parasitaires (Champignons, Bacilles, Protozoaires)pour
arréteria multiplication des insectesdéprédateurs el en particulier
des Acridiens migraleurs; on voit par ees observations que ees in-
secles, á développemenl rapide, onl en leur possession un mojen
fort simple de se débarrasser de ees organismes de fagon á pauvoir
se régénérer á chaqué stade de leur évolulion; ainsi peut se com-
prendre la résistance que, dans des conditions de vie nórmale^ les
insectes peuvent offrir íi la contamination ou á Taclion désorgani-
salrice des parasites végétaux ou animaux.
(I) Louis LÉ6ER, Sur une Grégarine nouvelle des Acridiens d^ Algérie. C. R.
de VAc. des Se, T. CXVII, 1893(4 décerabre 1893).
(2; Cette Grégaríoe appartient au genre Clepsidrina^ Hammerschmidt et nous
nous la désigueroQS parle nom de C, paranepsis, pour rappeler á la fois qu'elle
setrouve dans la contrae que traverse le Paraná et qu'elle estrhdte derAcridien
migrateur de rAmériqae du Sud, Schistocerca paranensis [*]. Si elle atteint la
taille de C. Acridiorum Léger, si son deutomérite est aussi qaatre fois plus
grand que son protomérite, elle difiere par la forme genérale du deutomérite
qui est ellipsoi'dal au lieu d'étre cyliodríque, par la coloration des ^ranulations
de l'entocyte qui ne sont pas teintées de jaune-rougeAtre, mais sont uniformé-
ioent d'un ton blanc jaunátre.
(*) II est probable qu'elle habite aussi le tube digestí fd*autres espéces d'Acridiens.
VIGA EMPOTRADA EN SUS DOS EXTREMOS
MEMOKU PRESENTADA A LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Por bl doctor FEDERICO VILLAREAL
Proíefor en la Escuela de Ingenieros de Lima
1. Ea?/)/?cacV(ín.— Sea la viga AB (fig .1) horizontal, empotrada
en el extremo A y en el B, sometida á la fuerza concentrada ¥, que
dista /' de A y I' de B, siendo /' +/''=/ la longitud de la viga. Se
trata de determinar:
1** Las reacciones en los apoyos ;
2** Los esfuerzos cortantes en cada sección de la viga ;
3** La ley de los momentos de flexión ;
i"" Los momentos de empotramiento.
Con estas determinaciones es fácil resolver los dos problemas de
Resistencia de Materiales:
1° Determinar la sección déla viga;
2® Calcular la flecha después de la deformación.
Tal es el objeto de la presente memoria, ea que nos proponemos
hacer el estudio analítico y geométrico, usando el Cálculo Inflnite-
simal y la Estática Granea, terminando por generalizar para los
casos en que existan muchas fuerzas concentradas en la viga y en
que ésta soporte una fuerza continua, sea ó no uniformemente re-
partida.
I
PARTE ANALÍTICA
2. Planteo general. — Cuando la viga está cargada, el eje neutro
AB se deforma, tomando la forma AOB ; tomamos como eje de
abscisas la horizontal A 'OB'; eje de ordenadas la vertical OC. Lla-
mando A y B las reacciones en los apoyos; uyu* los momentos de
empotramiento, el equilibrio da las siguientes ecuaciones:
TIGA EMPOTRADA EN SUS DOS EXTREMOS 105
I"" Siendo B el centro de los momentos estáticos
A/=Fr +tt — u'.
Tomando A como centro de momentos
Bl=Pl' +u' —u.
2* El equilibrio elástico del segmento Am, da la proyección ver-
tical, llamando T el esfuerzo cortante en m.
F/' + tt - «'
1 = A = 1 »
y para el segmento 6m', llamando T' en el de la sección m', el
valor
F/' +u' — u
T' = B =
/
3^ El mismo equilibrio elástico del segmento Am, da el momen-
to de flexión M para la sección en m
M = A(/'— a?) — u,
y para el segmento Bm', el momento de flexión M ' en la sec-
ción m'
M'=B(/'— íü') —u'.
i^ De lo anterior resulta, que todo queda enteramente conocido
cuando estén determinados los momentos de empotramiento u, u '
de lo cual nos vamos á ocupar.
3. Ecuaciones de la fibra deformada. — Para la fíbra OA tenemos,
recordando la ecuación fundamental :
en que E es el coeficiente de elasticidad, I el momento de inercia,
respecto de la horizontal, que pasa por el centro de gravedad de la
sección vertical de la viga,
EI^ = A(/'-í»)-u.
i06 ANALES DB LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
y para la fibra OB, tendremos su ecuación diferencial ;
Integrando estas ecuaciones y observando que la constante es
la raisnna, pero de signo contrario, por ser la tangente común en
O á los dos segmentos de la fibra deformada :
El
Volviendo á integrar y notando, que las constantes de esta segun-
da integración son nulas, supuesto que los segmentos de la fibra
deformada pasan por O, se tiene:
Ely ' = B ^i ro)'^ - J a?'3^ - i u '0?'^ - O'.
Para determinar u, u', C, tenemos las condiciones: por los empo-
tramientos en A, -^= Oparaa? = /' y enB, -i^, =0 para»' = /*"
que da las dos ecuaciones :
0 = 1a/'*-u/'4 C 0)
o = ^Br*-u'r — c. (2)
Para a?= /', y = a ; llamando a la distancia vertical del origen
de coordenadas O, respecto de la viga antes de la deformación y
para a;' = /\ y ' == a en las ecuaciones de la segunda integración,
las que dan :
EIa = r,A/''*— iu/'2 + c/' (3)
Ela=ÍB/" — i«'/7* — cr. (4)
TICA EMPaniÁDA EN SUS bOS EXTREMOS i 07
Tenemos cualro ecuaciones, con cuatix) incógnitas u, tt\ C a.
Sumando las dos primeras y sustituyendo ios valores de A j B
se tiene:
I Fr + ti — u' ,,j , 4 Fr 4- ti' — a„, ,, ^ ,,.
2 1 ^ +5 1 r- = tt/' + u'l ,
recordando que /= /' + I' resulta simplificando
F/T
M -4- IC _
Consecuencia notable, porque el segundo miembro es el máximo
del momento de flexión de la viga sobre dos apoyos de nivel, cuan-
do no está empotrada ; supuesto que cuando u = O, u' =0, las
ecuacione&del planteo se reducen á
A/=F/-; B/ = F1'; M = ^{l'-^x); M'=^^ (I' —x');
cuyo máximo para M es cuando ¿9 = 0, lo mismo que el de M ' para
íc'=rO, dando el valor
F/T
Max = — 'j — •
de aquí nuestro teorema :
I. — La suma de los momentos de empotramiento de una viga ho-
rizontal, sometida d una fuerza concentrada, es igual al mdoinmo del
momento de flexión de la misma viga, cuando ésta no está empotra^
irada, es decir, d la fuerza multiplicada por los segmentos de la viga
y dividiendo por la longitud total.
Eliminando Centre la primera y la tercera:
6 z
Lo mismo la eliminación de Centre la segunda y cuarta
EIa= -^Br' +1^''"-
108 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Restando estas dos últimas ecuaciones, se tiene:
Sustituyendo los valores de A y de B, resulta:
Como hemos sacado la relación
u + u' =
I
se obtiene sustituyendo, para eliminar la fuerza ^
(u 4- W) {r — I") + (u' — u) {r' ~ r/' + /'*) +
3u/'2 — 3u'/'« = 0;
que da simpliñcando:
y finalmente resulta la relación:
ul' =u'l' ;
de aquí nuestro teorema segundo :
II. — Los momentos de empotramiento de una viga horizontal,
sometida á una fuerza concentrada, están en razón inversa de las
distancias de la fuerza á los extremos de la viga.
Tendremos en función de los datos.
fi'i' r _ /•
« — u' =
Medíante estos dos teoremas quedan determinados los momentos
VIGA EMPOTRADA EN SUS DOS EXTRBBfOS 109
de empotramiento y por consiguiente las reacciones en los apoyos,
los esfuerzos cortantes en cada sección de la viga y la ley de los
momentos de flexión.
4. Ejemplo numérico. — Una viga de 8 metros de largo, empotra-
da en los dos extremos, está sometida á una fuerza concentrada de
2000 kilogramos, á las distancias 3 y 5 metros de los apoyos.
a) La suma de los momentos de empotramiento es
, , 2000x3x5 ^.„^,
u + u' = = 3750 kgm ;
dividiendo los 3750 kilográmetros en razón inversa de las distan-
cías, como se ejecuta con las fuerzas paralelas
u = ?^^^í5^= 2343,75 kgm.
u ' = 3l£í^ = 1 406,25 kgm.
b) La diferencia de estos momentos es 937,50 kilográmetros; por
consiguiente, tendremos las reacciones y esfuerzos cortantes
T = A = ^000 X \+ 937.50 _ ^^^^^^.. .^
^,^3^2000X3-937.50^ 632.8125 kg.
mientras que> si la viga no estuviese empotrada, sino únicamente
reposando sobre los dos apoyos de nivel, las reacciones se obten-
drían dividiendo los 2000 kg. en razón inversa de 3 y de 5, dando
entonces para el apoyo A =1250 kg. y para el apoyo B = 750 kg.
c) La ley délos momentos de flexión para cada segmento, será,
poniendo lo valores numéricos respectivos :
M = 1 367, 1 875 (3 — w) — 2343,75
M'= 632,8125 (5 —a?') — 1406,25.
cuyo valor máximo es para »= O ó »' =0, es decir, en el punto
de aplicación de la fuerza, 1 757,8 1 25 kilográmetros por ambas ecua-
ciones .
110 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Las fórmulas analíticas de las reacciones en función de los da-
tos son:
-Ki)'-^^^ B=p(í:y.íi±ií:.
5. Sección de la viga. — La resistencia de materiales da la ecua-
ción para calcular una viora que trabaja á la flexión :
M = — »
V
siendo M el momento mayor de flexión ; R la resistencia práctica
del material; I el momento de inercia de la sección, respecto de
la horizontal, que pasa por el centro de gravedad; v la mayor dis-
tancia de ese centro á las caras horizontales de la viga.
Las ecuaciones de los momentos de flexión dan los máximos para
a? = 0, a?'=0
M = A/' — u; M' = B/' — u' ;
sustituyendo los valores de A y de B, ambas ecuaciones dan el
mismo máximo
Fl'l' — ul' —u'V
Max = -, »
ó bien atendiendo al primer teorema ul + u'l^^Vl'T :
ul' + u'l\
Max =
/
y conforme al segundo teorema uV =iu'V , resulla
u'V ui
Max =
11 ~~ U
lo que da nuestro tercer teorema :
III. — El momento máximo de flexión se encuentra en el punto de
aplicación de la fuerza y es igual al momento de empotramiento mul-
tiplicado por su respectivo segmento y dividido por la mitad de la
longitud de la viga.
VIGA EMPOTRADA EN SUS DOS EXTREMOS i 11
La fórmula analítica del momento máximo de flexión en función
de los datos es
Max
_ F fl'l'X
~ir\rT)
En el ejemplo numérico anterior hemos sacado
u = 3343,75; W =U06,2o;
^ 2343,75 X 3 ,.«^ o,^- 1406,25X5
Max = = <7o7,812o = •
4> 4
De aquí resulta, que el major momento de flexión, en valor ab-
soluto, es el mayor momentode empotramiento.
6. Ejemplo numérico. — Calcular la sección de una viga de ma-
dera de 8 metros de largo, empotrada en ambos extremos, cargada
con una fuerza de 2000 kg. á la distancia de 3 y 5 metros, siendo
la resistencia de 60 kg. por centímetro cuadrado y la base dos ter-
cios de la altura.
Llamando b la base, a la altura, se tiene
* = r' ' = i2*-^=Í8^' ^ = 2^'
M RI ^ D 3
entonces : M = — = - . R . a%
V 9
para M tenemos el mayor m = 2343,75, siendo R = 600.000
2343,75 = ^ 600000 . a^
a3 = 0,03515625;
2
luego la altura a = 0,327 metros; la base 6 = - a = 0,21 8 metros.
7. Deformación. — En la ecuación de la fibra deformada del pri-
mer segmento, eliminando C lo mismo que en la derivada de aque-
lla ecuación, resultan:
EIy = A(i/'a^-la^-i/-«,)-«(ía^-i'.)
112 ANALES DE LA SOCIEDAD ClENTfFIGA ARGENTINA
para la máxima ordenada» hagamos la derivada nula
*^Xx' + (u — Kl')x,— ul' +Ía/'^ = 0.
que da las siguientes raíces :
_ _A/- -2u _ I' ^l'
a,_í , X— j ___^. i ,
sustituyendo en la primera tendremos :
EIa = — Ja/'^ + Íu/'*
6 2
EI6 = — ¿A/'^ + 4u/'«-^r2
a es la ordenada máxima, b la mínima, supuesto que la segunda
derivada
se convierte respectivamente en — w y +u para las raíces x, lo que
esotra condición notable de los momentos de flexión. Restando
estas dos ordenadas» seHíene
"<'-') = Ip = |'"-(fT5f)'-
Como a — 6 es la flecha tendremos
f — ? JíL
' ~ 3 EIA^'
de aquí el cuarto teorema.
IV. — La flecha se encuentra en el punto de la viga, cuyo momento
de flexión es igual al momento menor de empotramiento con signo
contrario; y es igual d dos tercios del cubo de ese momento, dividido
por el cuadrado de la reacción respectiva y por el producto El.
TIGA EHPOnUDA EX SC5 DOS CXTECSOS 113
Ed los puntos de ioflexióD, la segunda derivada es nula, luego
el momento de flexión es cero : por consiguiente :
M = A (/ — x) — ti = O
nr—u 2/ •
/• 4-3/'
contando del extremo A de la viga se tiene para el punto de inflexión
u
una distancia de aquel igual á t J para la posición de la flecha, una
distancia -r- í luego nuestro quinto teorema es :
V. — Los punios de inflexión de la viga distan de sus extremos, el
momento de empotramiento dividido por la respectiva reacción y la
flecha dista el doble, con tal que no pase del punto de aplicación de
la fuerza.
Poniendo
ó en función de los datos :
rf:
n
/•
~/' + 3/'
• • »
se tiene la flecha
•
í
M Et ~
4 ud"
% E[
8. Ejemplo numérico. —Calcularla flecha de la viga, que hemos
tomado como aplicación de nuestras fórmulas.
Hemos obtenido los siguientes valores :
u = 2343,75; A = 1367,1873; 7= 1,714;
u' =1406,23; A= 632,8 1 S-i; í^= 2,222;
D
luego, el punto de inflexión dista del extremo A de la viga 1,714
metros y el otro punto de inflexión de la fibra deformada dista del
extremo B, 2,222 metros.
El doble del primero es 3,428, que pasa los 3 metros donde esto la
AN. SOC. CIBXT. AR6 — T. XLTII 8
il4 ANALES DB LA SOCIEDAD CIBÜTÍFIGA ARGENTINA
fuerza; el doble del segundo es iHH, que no llega á los 5 metros ;
luego la flecha se encuentra álos i'^iii del extremo B, ósea 0,556
de O ; el momento de flexión es :
M ' = 632,8125 (5 — 0,536) — 1406.25 ;= 1403,97,
igual al momento menor de empotramiento, según el teorema.
También hemos sacado la sección:
a = 0,327; 6 = 0,218; * • < •
121 ba^ 0,00763
d = ^ = 4,444 : (P = 87,528 ; B = 632,8 \ 23 ;
D
7 admitiendo el coefíciente de elasticidad E = 15,10^ tenemos
r—L, B . d^_ 632,8125 X 87,528 _
'"■12I" E ~ 0,007d3xl3,IO« — "' '"'^'
la flecha es, por consiguiente, igual á cinco milímetros.
Finalmente las constantes C, a de la integración en función de
los datos son
' /«V 3
o=-,.(-)"l^: E. = lp.(-)
9, Caso particular^ la fuerza en el centro,
a) Se tiene : /' = /• = !/;
entonces : — r— = jFl;
los momentos de empotramiento son iguales :
u = u' =^F/;
6) Su diferencia es nula, las reacciones son iguales
VIGA EMPOTSADA EN SDS DOS EXTREMOS 115
e) El momento máximo de flexión :
d) Puntos de inflexión :
e) La flecha está á la doble distancia de la inflexión y es:
d = U,
2
mitad de la longitud de la viga y su magnitud :
\ Ad^_J_ I I Fl_ 8 F^
' ""2 • El ~ 12 * 2 ' 8 • El ~2 . 4 .6.8 El"
II
PARTE GRÁFICA
10. Suma de los momentos de empotramiento, — La Estática Grá-
fica nos permite construir fácilmente los resultados analíticos que
hemos obtenido.
Sea AB la viga (flg. 2) y Fia fuerza. Trazando las verticales que
representan las líneas de acción, tomemos ab igual á la intensidad
de la fuerza, y con polo P, á la distancia 3, tiremos los rayos
polares Pa, P6 y paralelos á ellos el polígono funicular p(/r^ cuya
jínea de enqierro es pr ; digo que qs multiplicado por i es la suma
de los momentos de empotramiento.
Demostración. — En efecto, tracemos Pe paralela á pr. Los trián-
gulos semejantes psq, c?a, que tienen sus lados paralelos, dan :
sq _l^^
ac B '
i 16 ÁXALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Del mismo modo, los triángulos semejantes srq, cVb, da n :
sq _V^
cb 8 ■
De donde :
sq X I =i ac X I' = cb X l\
tenemos la proporción :
ac V_, ac ac /' /'.
cb~T'' ac + cb~l ~ I' + /• ~F'
F/'
de manera que ac = -^r »'
¥1' I'
luego 5í/ X 5 = ac X / ' = — r— = u + u ' ,
según nuestro primer teorema.
11. Momento& de empotramiento , — Tomemos a '6' igual á sq y
con un polo P' cualquiera, tracemos los rayos polares P'a', P'6'
y paralelos á éstos el polígono funicular p '7 'r', cuya línea de en-
cierro es/? 'r'; su paralela P'c' determina a'c' que multiplicada
por 8, es el momento de empotramiento en A y c'b' también multi-
plicada por 8 da el momento de empotramiento en B.
Demostración, ^ En efecto, los triángulos semejantes p's'q\
c'P'a' dan la proporción entre bases y alturas :
s'q' _V
a'C 8'
Los triángulos semejantes 5 'r'^', c'P'6', también dan:
I ^ t
sq _ /^.
c'b' ~l' '
de aquí resulta :
s'q' = a'c' X /' == c'b' X /',
VIGA EMPOTRADA EN SUS DOS EXTREMOS 117
de donde se saca la proporción :
a'c'
—
v
o'
a'c'
r
1-
c'b'
C -f-
c'b'
/'
+ /•
c'b'
1'
a'c'
■ +
c'b'
/'
+ /•'
obteniéndose:
/' Fl'l' L'
iXic'b' =lxa'b'X ^, ^^. =^ 'J = ^'^
según nuestro segundo teorema.
12. Reacciones . —lomemos pm iguala a'c', rn igual ác'6' tra-
zando la línea de encierro mn. Tracemos su paralela P/'por el pri-
mer polo P, entonces a/" es la reacción en A, y bf la reacción
en B.
Demostración. — Tracemos por n la nt paralela á la primera lí-
nea de encierro pr; los triángulos semejantes tnm, cP/'dan, compa-
rando bases y alturas:
á = r cf=tmxj = (pm-rn)y
pero prn = a'c=-* rn = c'6'=— »
sustituyendo resulta:
u — u'
cf =
Por consiguiente, obtendremos
/
af= ac + cf— -j- H j — .
#./• A i- I' e F^' u — u'
bf = cb — cf=ac . p — cf = —. j — p
118 ANALES DB LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
que son respectivamente los valores analíticos de las reacciones en
A y en B.
13. Esfuerzos cortantes, — Trazando por / la horizontal /flf para
representar la viga, se tiene trazando por a y por b las horizontales
jz, hb la representación granea de los esfuerzos cortantes por las or-
denadas j^, fb en los segmentos déla viga.
14. Momentos de flexión. — El polígono funicular tnp^rnm, re-
presenta la ley de los momentos de flexión para un punto cual-
quiera de la viga. Bajando la vertical y multiplicando por S, la
parte interceptada por dicho polígono á partir de la línea de en-
cierro, se obtiene el respectivo momento de flexión.
Demostración. — Sea iM un punto de la viga. Trazando la
vertical se tiene NH, que multiplicada por 5 es el momento de
flexión.
En efecto, trazando 7nt; paralela kpq, los triángulos semejantes
Nm/c, aVf, dan comparando bases y alturas :
at ~ 8 '
luego: NKx 3 = A(/' —x).
Pero tenemos también :
NHXS = (NK — HK)S = (NK— pm)a = A(/' - a?) — u = M,
según las fórmulas del planteo general :
M = A(/' —x) — u.
15. Momento máximo de flexión. — Está en la vertical de la
fuerza y es la parte Q9 multiplicada por 1.
Demostración. — Los triángulos semejantes Qmü, aP/*, dan :
af o
VIGA EMPOTRADA EN SUS DOS EXTREMOS 119
Pero tenemos también :
09 X 5 = (Qü ^qv)h = (Qv — pm) 8 = A/' — u,
que es la fórmula analítica del momento máximo deflexión (n® 5).
16. Inflexión de la viga, — Como en esos puntos los momentos
de flexión son nulos, basta levantar las verticales de las intersec-
ciones de los lados del polígono funicular; se encuentran asi los
puntos CyD.
n. Lugar de la flecha. — Como es la doble distancia de la infle-
xión á partir del extremo de la viga, basta tomar DC = DB, entonces
en C se encuentra la flecha y bajando U vertical r'n" = rw, son los
momentos iguales y de signo contrarío al empotramiento menor u\
i8. Dimensiones y de formación de la viga. — Por lo anterior re-
sulta: que gráficamente se pueden- resolver los dos problemas de
Resistencia de Materiales, ejecutando las tres construcciones indi-
cadas en los números 10, 11 vi 3.
I*" Porque entonces se tiene el máximo momento deflexión :
para determinar la sección transversal de la viga por la fórmula:
— = M = li.
V
2* También se tiene el punto G, donde está la flecha, la que se
calcula por la fórmula :
_2dV.
' "" 3 El '
siendo u' = r/i x 8 ; d = CB ;
y E é I,coeQciente de elasticidad, y momento de inercia de la sec-
ción de la viga respectivamente.
19. Escalas. — Como no es posible dibujar la viga en su verda-
dera dimensión hay que usar escalas, sea para las longitudes en
no ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
i 1
metros -'» sea para las toneladas en metros —f por toqúese multi-
plican los datos para ejecutar el dibujo.
Al contrario, tomando una línea del dibujo, para obtener su re-
presentación, se multiplica por e si son metros, por e' para obtener
toneladas^ por ejemplo: el momento de flexión, para el punto M,
hemos dicho que es en verdadera dimensión
M = NHX5,
pero si se ha usado para la fuerza NH la escala e' y para las longi-
tudes 3 la escala e, tendremos, que entonces ese momento será toma-
do en la escala del dibujo:
M =NHxí xe.e',
en toneladas metros; asi, pues, para los momentos de flexión la es-
cala es ^ee' ; si queremos que seae^, tendremos :
5 . e . e' = e* ;
entonces la distancia polar se lomará igual:
e . e'
t
20. Ejemplo gráfico. — Sea para las longitudes, la escala r^rr-
Entonces una viga de 8 metros estará representada por AB = 0"08
(fig- 2)» y si la fuerza está entre los segmentos 3 y 5 metros, toma-
remos AF = 0"ü3 y FB = 0"05, para trazar las verticales, Adop-
tandopara las fuerzas en toneladas la escala — f para 2 toneladas
tendremos a6 = 0"02. Si queremos además que los momentos estén
también á la escala de jjrz tomaremos:
Con estas escalas hemos dibujado la figura 2, que nos ha ser-
vido para las demostraciones gráficas, usando elementos lineales
VIGA EMPOTRADA EN SUS DOS EXTREMOS 1^1
para las construcciones que no son necesarias en la práctica. Como
se ve, ac = 1250 kilogramos ; cb = 750 kilogramos cuando no hay
empotramiento; mientras que íl/== 1360, fb = 640 cuando lo hay,
valores muy próximos á los que arroja la parte analítica. Del mis-
mo modo se pueden comprobar gráficamente á la escala de un cen-
tesimo los valores que se han obtenido algebraicamente.
21 . Varias fuerzas concentradas. — Sea la viga AB(fig. 3) de lon-
gitud /, sometida á las fuerzas concentradas F', F', F", . . ., que
distan del extremo A las distancias /', I" , T, . . .; tendremos ana-
líticamente los momentosde empotramiento:
« = 1 ^i — ^' «'=2j f — ■'
el mayor de éstos es el que se pondrá en la fórmula:
V
para determinar las dimensiones de la viga.
Yov Estática Gráfica, tendremos trazando las verticales, que in-
dican las líneas de acción y tomando 1 , 2, 3. . . iguales á las inten-
sidades F', F* , F**, . . . , con el polo P y los rayos polares respectivos
se traza el polígono funicular M6'6*6"'N. Entonces prolon-
gando los lados b'b'\b'*b"*, ..., hasta las verticales límites y
mediante las líneas auxiliares de encierro se tienen los momentos
a'6', a'b\ a'^b", ... que se toman como nuevos elementos
dinámicos y haciendo 1', 2', 3',... iguales respectivamente á
ellos; con el nuevo polo P' se traza el nuevo polígono funicular
M'XZYN' , la línea de encierro M'N' determina la paralela P'p;
entonces mp es el momento de empotramiento u en A y pn es el
momento de empotramiento u' enel extremo B de la viga.
Se llevan á su respectiva posición u en Mm, u' en Nn, entonces
mn es la verdadera línea de encierro y el polígono funicular
mVlb'b''b'^Nnm por sus segmentos verticales, contados desde la
linea deencierA, multiplicados porki distancia polar de P, dan los
momentos de flexión para cada punto de la viga.
Trazando Vs paralela á mn, las reacciones son as = A, 65 = B á
la escala de fuerzas; finalmente, tirando st horizontal para eje de
abscisas de los esfuerzos cortantes y proyectando las fuerzas 1,2,3...
122 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
resultan los segmentos paralelos horizontales T, T, T, T, . . . que dan
la ley de los esfuerzos cortantes en cada punto de la viga.
Como en este'polígono funicular la línea de encierro corta á los
lados, proyectando las intersecciones en D y en C resultan los puntos
de inflexión de la viga, donde los momentos deflexión son nulos.
22. Casos de fuerzas continuas, — Llamando p la fuerza por uni-
dad de longitud en el punto que dista x del extremo A, se tiene que
en dicho punto su valores F = pdx.
a) El momento máximo de la viga sin empotramiento:
F/'/' _p . X {I — x) . dx
I ~ I
lo que da paradw, du' , repartiendo en razón inversa ;
, p . X . (I— xf . dx . j , p , a? . (I — x) , dx .
du = ^ p — '- , dW = ^ ^-p '- •
integrando desde x = 0 hasta x = I, tendremos las fórmulas :
u=z j2 í p ' ^ {I — xf . dx; w ' = 72 / p ' x^ {I -— x) ,dx\
las que dan los momentos de empotramiento cuando se conozca p en
función de x.
Sea en primer lugar p constante. La viga soporta entonces \ii\i\
fuerza uniformemente repartida y ambas integrales
1
u = u' =j^pl'.
Sea en segundo lugar p proporcional á x^ como sucede en las
compuertas hidráulicas, cuando la viga es vertical, empotrada arri-
ba y abajo, entonces p = ax, siendo a el peso del metro cúbico de
agua :
^ ~ F / ^M( — «)^ • ^^^ = 3Q «^ •
u
■=pt^(í-<»)-<í^=^<^i^-
Tales son los momentos de empotramiento.
VIGA EMPOTRADA EN SUS UOS EXTREMOS 123
b) Para las reacciones, lomando B como centro de momentos :
*
A/= / p(l — x) dx + u — u';
tomando A como origen de los momentos :
B/ = I px . dx -\- u' — u,
las integrales se extienden desde a? = O hasta a? = /.
Sea p constante entonces u = u' y las reacciones son iguales
M = Bl = ^pp.
Sea p = ax, como en las compuertas hidráulicas :
A/
B/
XI 3
x(l — x)dx + u — W =—aP
M 7
= a j x^dx + W — u = ^aP.
Luego las reacciones en los extremos de la compuerta serán
e] Los esfuerzos cortantes son en este caso :
T = A — J pdx,
integrando desde cero hasta a?.
Cuando p es constante :
Ed este caso los esfuerzos cortantesestán representados poruña recta
Cuando p = axse tiene :
T = — aP — - ax\
20 2
124 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Los esfuerzos cortantes están definidos por las ordenadas de una
parábola.
d) Por último, los momentos de flexión serán :
M = Aa? — / px . dx — M,
extendiendo la integral desde cero hasta o?.
Cuandop es constante, resulta para los momentos de flexión :
ecuación de una parábola de segundo grado.
Cuando p = ax, tendremos para los momentos de flexión :
"=!«'''"- a!) «''-^*'^-
Para obtener los momentos máximos de flexión, igualemos
á cero los esfuerzos cortantes, que como se sabe, son las derivadas
de los momentos de flexión; en el caso de carga uniformemente
repartida :
1 1 1
que es la mitad de los momentos de empotramiento; luego para de-
terminar la sección de la viga, se tiene:
Para el caso de una compuerta hidráulica, resulta :
0 = |ja/*-ia!B^; » = / ^ü;30 = 0,547/;
Max= ^0.1 v'M — ^j a/» = 0,02Ua/';
mientras que el momento mayor de empotramiento es 0,05 al^.
VIGA EMPOTRADA EN SUS DOS EXTREMOS 125
que es el que debe tomarse para determinar la seeción de las vigas
que constituyen la compuerta, mediante la fórmula :
RI i ,3
17 = 20^^-
Como se nola^ en los casos usuales, el momento mayor de flexión
es el mayor de los momentos de empotramiento :
I"" Si la viga empotrada tiene una fuerza concentrada
2^ Si la tuerza concentrada está en el medio de la viga
« = ÍF/:
3® Si la fuerza está uniformemente repartida
4^ Si la fuerza es proporcional ala abscisa, como en com-
puertas
«=¿'^^'-
Tales son los momentos mayores de flexión para determinar la
sección déla viga; en el caso de varias fuerzas concentradas, y va-
rias continuas, se calculan los momentos de empotramiento, que
corresponden á cada una para los extremos de la viga, se suman y el
mayor de los totales se emplea en el cálculo de la sección (fíg. i)
para el ejemplo siguiente.
23. Ejemplo numérico, — Calcular los momentos de empotra-
miento de una viga de 16 metros de largo, empotrada en ambos
extremos, teniendoáparlir déla izquierda, álosi metros, una fuerza
concentrada de 2000 kilogramos, á los 10 metros una segunda de
3000 kilogramos y á los 12 metros otra tercera de 3000 kilogramos.'
Además soporta una fuerza continua uniforme de 400 kilogramos
126 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
por metro en los 5 primeros metros, y otra fuerza continua, tara
bien uniforme de 500 kilogramos por metro en los últimos 6 me-
tros,
a) Para las fuerzas concentradas, tenemos las fórmulas:
^««^\*'''' 4500
2000. 4M 2
,g2 — <oOO
3000. iO. 6» .^,„
i 6' *^'^
3000. 10^ 6
16=' '"**'
3000. 12. 4^ _
,6^ = 22o0
3000.42^.4
Í6^ - 6750
10969
15281
b) Para las fuerzas continuas teueinas las fórmulas, siendo/',/',
los límites de la integración,ó sea de laaccióndela fuerza continua:
- 1^.(1- -n
+ i'^pif*-n
•
3 . 400 . 5* = 5000
2
1 400 „,
3 • 16 •''
1042
-|.^«.5. — ^8*
1 400 . 5* — -
4 • 16*
- 244
+ 1. »»?..- m
798
3160
5.o00(t6*— 10*)= 39000
_2 500(16"— 10')=— 64500
3' 16
1 500(16^—100= 27117
"^4 '16*
5 .^(16'- 10»)= 32250
i.^(l6*-100 27117
5133
1617
VIGA EMPOTRADA EN SUS DOS EXTREMOS 127
Luego los momentos de empotramiento serán:
Para A Para B
Fuerzas concentradas 10. 969 1 5 . 28 1
Primera fuerza continua 3 . 1 60 798
Segunda fuerza continua 1.617 5.133
u= 15.746 u' =21.212
Lo que puede comprobarse por las fórmulas que dan la suma,
a) Para las fuerzas concentradas, suma de empotramientos:
u + u' = ^
t|t . 2000. 4 . 12= 6000
lo
¿ . 3000 . 10 . 6 = 11250
15
¿ . 3000. 12 . 4= 9000
16
26250
6) Para fuerzas continuas, siendo /',/', límites de su acción :
m
1.400.3*= 5000 |. 300(16^—10^= 39000
— 5 • T? • 3'= -i 042 -i . Í^( 1 6'- 10') =-32230
O lo o lo
3958 6750
Fuerzas concentradas ti + u' = 26. 250
Primera fuerza continua 3.958
Segunda fuerza continua 6.750
36.958
Para calcular la sección de la viga se tendrá :
RT
— =21212.
V
128 ANilLES DB LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Para calcular las reacciones en este ejemplo, tendremos :
a) Fuerzas conceutradas, las fórmulas:
Ai = F (/—/•)+ u — W Bl = Fr +U—U
2000 .12 + 3000 = 27000 2000 . i — 3000 = oOOO
3000. 6 — 2812 = 15188 3000.10 + 2812=32812
3000 . 4 — 4500 = 7500 3000 .12 + 4500 = 40500
49688 78312
A= 3105,5 B= 4894,5
¿) Fuerzas continuas, las fórmulas, siendo la acción /' — /' :
A/=/)/(/-— /O—ipC/'*— /'*)+«— u' B/=5p(/-*— Z'») + u'— u
400.16.5= 32000 |. ,«0 . 5' ^ 5000
—,.400. 5' =- 5000 „._„ = _ 2362
u — u-= 2362
2638
29362 B = 1 65
A= 1835
500 .16.6 = 48000 J . 500 . (16^ — 10«) = 39000
_|.500. (16^- 10^)=- 39000 ""' - ^ = J^
2 42316
u — W =— 3516 B_- 2657
5484
A= 343
Reuniendo los Ires valores de A = 5283,5 y los Ires de B = 77i 6,5
que suman 13.000 kilogramos, peso total igual á
2000 4- 3000 + 3000 + 400 X 5 4- 500 X 6 = 13000.
La Estática Gráfica aplicada á este ejemplo, daría fácilmente la
ley de los momentos de flexión y la ley de los esfuerzos cortantes,
siguiendo el método que hemos indicado para el caso de varías
fuerzas concentradas.
Federico Yillareal.
Lima, enero 31 de 1899.
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INSTRUCCIÓN INDUSTRIAL
SU IMPLANTACIÓN EN EL PAÍS
I
El nacimiento de las induslrias, la mayor circulación de los pro-
ductos de exportación, las luchas de competencia de algunas ra-
mas de la producción y el desenvolvimiento natural de la Nación,
por una parte; las creaciones grandiosas de la industria moderna,
así como los progresos del arte y de las ciencias en los Estados
Unidos de Norte-América y en varias naciones de Europa, por otra;
han demostrado la insuficiencia de nuestra institución educacional
para satisfacer las nuevas exigencias que han nacido de tal orden
de cosas, y que ha llegado el momento de dar un nuevo rumbo á la
instrucción pública.
La opinión pública, en verdad, se manifiesta descontenta ó no
satisfecha con Jos resultados obtenidos en nuestros establecimientos
de educación.
Los niños salen de las escuelas graduadas con una instrucción
trunca en idiomas, en letras, en ciencias, en dibujo y en música,
habiéndoles hecho pasar durante el tiempo de su instrucción, ante
su vista, como por un caleidoscopio, todos los ramos del saber hu-
mano, hasta los más complejos, sin que su espíritu haya asimilado
ningún conocimiento completo, y sin haber perfeccionado ni los
ramos más elementales. Asi, los hijos de padres no acomodados,
que á la edad de doce á catorce años deben ayudarlos en el trabajo
diario para contribuirá la subsistencia de toda la familia, noapor-
AN. 80C. CIB.Tr. ARG. — T. XLVIl 9
130 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tan al hogar, como elemento nuevo para la lucha por la vida»
sino una mala letra y una ortografía deficiente, sin poder hacer
con seguridad ninguna operación aritmética ni resolver los pro-
blemas más sencillos de la pequeña industria ó comercio á que
están destinados.
Los hijos de familias más acomodadas, que con mayores aspira-
ciones ingresan á los colegios nacionales, van destinados de ante-
mano, si su inteligencia lo permite, á seguir una carrera universi-
taria ; pues son raros los que en estos establecimientos estudian
solamente para elevar su cultura intelectual, establecimientos que,
por otra parte, dada su organización actual, son inadecuados para
llenar este último propósito.
La enseñanza preparatoria en los colegios nacionales es también
deficiente, porque obliga á las facultades de Ingeniería y de Medi-
cina á alargar los estudios profesionales á seis y siete años respecti-
vamente, cuando podrían hacerse en cuatro y niñeo, como sucede
en Europa ; y los jóvenes que se dedican al estudio del derecho
salen generalmente mal preparados en letras é idiomas.
Hay, por lo tanto, sobrados motivos para que se trate de mejo-
rar la instrucción pública en general.
Pero no es este el objeto inmediato de mi trabajo, sino que. deseo
hacer resaltar una deficiencia esencial que todos hemos notado en
materia de instrucción pública, y que subsanada contribuiría indu-
dablemente á abrir nuevos horizontes y proporcionar campos más
vastos en donde la juventud naciente podría ejercitar su actividad
intelectual y material.
Las intelectualidades sólidas, formadas por estudios profundos,
y que disponen al mismo tiempo de la experiencia y práctica más
adelantada en cada una de las profesiones liberales universitarias,
en ninguna parte del mundo dejan de alcanzar un éxito seguro en
poco tiempo.
Son sin embargo relativamente pocos aquellos á quienes la na-
turaleza ha proporcionado las dotes suficientes para sobresalir en
el ya muy pequeño mundo de los sabios que cultivan las elevadas
ciencias; pero en cambio la misma naturaleza nos pone en contacto
más inmediato con sus productos naturales, colocándolos al alcan-
ce de todos aquellos que tienen vista educada para distinguirlos y
manos hábiles, máquinas ó aparatos para transformarlos, hacién-
dolos útiles ó simplemente agradables á nosotros mismos y á nues-
tros semejantes. Esta observación es aún más resaltante, y es más
INSTRUCCIÓN INDUSTRIAL 131
fácil de llegar ó un éxito seguro por tratarse de un país como el
nuestro, rico en productos naturales, muy estimados y valiosos,
que son hasta ahora poco ó nada explotados.
En este terreno de la actividad humana, esto es, en el de las in-
dustrias, poco se ha hecho por parte de la instrucción pública para
fomentar, no diré, tan sólo su desarrollo, porque esto depende
además de otras medidas v disposiciones gubernativas que no son
del caso mencionar; pero si para fomentar el gusto y el amor á
los trabajos industriales, difundiendo su enseñanza por medios
elementales al alcance del mayor número posible de personas áfin
de transformar poco á poco nuestro carácter de nación consumidora
en nación productora é industrial.
II
El origen de las industrias se pierde en la obscuridad de los
tiempos prehistóricos, y puede decirse que ha nacido con el hom-
bre. Desde que éste se vio obligado á atender á su prepia subsis-
tencia con el « sudor de su frente », es decir á trabajar, ó en otros
términos, á proveer á todas las necesidades de su existencia con sus
esfuerzos musculares é intelectuales, se empeñó en mejorar sus
condiciones de vida, imaginando y trayendo en su auxilio elemen-
tos de todas clases. Para aliviar sus esfuerzos musculares, inventó
primero herramientas y armas para defenderse de sus enemigos
y otras para la caza y pesca como ser el hacha, el chuzo, el cuchillo,
la red, el arco, y la flecha. Más tarde, cuando debió permanecer en
tierras limitadas, se dedicó á la agricultura y á la ganadería, que
le proporcionaban los elementos suficientes para la vida, é inventó
entonces la pala, el arado y la hoz.
Con el progreso de la civilización aumentaron también las
necesidades y se pensó en extraer de la tierra substancias útiles
como el hierro y otros metales, datando desde ese tiempo la inven-
ción de las herramientas que sirvieron para la construcción de vi-
viendas, y que son la sierra, el barreno, cepillos, tornos, mesa de
alfarero y muchos útiles más que forman aún hoy día la base de
todas los herramientas é instrumentos más perfeccionados de la
actualidad.
132 ' ANALES DE LA SOCIEDAD GtENTÍFIGA ARGENTINA
El auxilio de las fuerzas elementales, el viento, el agua, el vapor
de agua y la electricidad, vino después; estos dos últimos agentes
pertenecen ya á nuestra época moderna.
En la actualidad son sorprendentes y maravillosas las produccio-
nes industriales. Basta recordar, entre muchos ejemplos, que un solo
hombre puede hacer en un día, con las máquinas modernas, más de
veinticinco pares de medias ; que una máquina de imprimir puede
tirar hasta 20.000 hojas en una .hora. Las fábricas de tejidos, de
papel, los grandes transatlánticos, los ferrocarriles, son otros tantos
ejemplos de la grandiosidad de las industrias modernas.
El hombre civilizado actual se ha creado un ambiente propio
dentro de las industrias y no puede vivir sin los innumerables pro-
ductos de que ha menester para su vida material é intelectual,
tanto como del aire, del agua y de la luz.
Las industrias son una de las principales manifestaciones del
genio humano y vienen á ser la verdadera base del estado social, y
de la riqueza y prosperidad de las naciones.
Es, pues, hasta cierto punto inconcebible que debiendo ser la
producción material la ocupación principal de la vida de la gran
mayoría de los ciudadanos, no se déá estos últimos una instruc-
ción adecuada á tal objeto.
La instrucción pública actual, en general, adolece precisamente
del defecto de no tener suficientemente este fin primordial : « la
utilidad inmediata para la producción ». De las matemáticas,
ciencias naturales, de la física y química que se enseñan actual-
mente, casi puede decirse que no tienen más que un fin especula-
tivo, no alcanzando á comprender la gran mayoría de los alumnos
su aplicación práctica, cuando son éstas precisamente las ciencias
que concurren con sus principios y resultados de una manera más
eficiente, en el proceso de todas las industrias.
La ciencia abstrusa debía haber pasado hace tiempo á la catego-
ría de las leyendas y haberse reemplazado por una enseñanza con-
creta de fácil comprensión, útil desde el principio para la vida
práctica ordinaria. Per inductionem et experimenta omnia.
Los pueblos más adelantados, los que marchan á la cabeza
de la civilización, soíí grandes potencias no tanto por sus ejér-
citos y elementos bélicos, como por su importancia industrial. In-
glaterra, Estados Unidos, Francia y Alemania sobresalen como
naciones productoras. Esta última nación, tan aferrada hasta la
segunda mitad del presente siglo á la enseñanza llamada humanista,
INSTRUCCIÓN INDÜSTRUL 133
que se basaba en el estudio de las lenguas muertas, la teología,
la filología y la filosofía profundizada hasta los últimos extremos,
ha cambiado casi totalmente sus tendencias en materia de instruc-
ción. Una lucha de más de medio siglo entre la escolástica antigua,
que establecía la enseñanza por y para la escuela y el espíritu mo-
derno que quiere que la enseñanza sea basada sobre hechos reales
y positivos, tendencia que en Alemania se llama «realismo», ha
dado lugar á la creación de las Realschulen, escuelas reales y las
escuelas industriales, Gewerbeschulen, tan difundidas hoy día y que
tanto han contribuido al adelanto de las industrias y del comercio
en aquella nación.
Non scholae sed vitae discendum.
Las épocas de grandeza y de poderío de un pueblo coinciden casi
siempre con las de florecimiento de las industrias y del comercio ;
Enrique IV, Richelieu^ el gran Coibert ministro de Luis XIV, Napo-
león I, etc., personifican todos ellos épocas de prosperidad indus-
trial y gracias á ella ha podido reaccionar la Francia tan sorpren-
dentemente después de sus infortunios del 70.
III
Las escuelas graduadas actuales no pueden ser escuelas profe-
sionales porque están destinadas á cultivar, en general, la inteli-
gencia de los niños desde la edad de 6 á 1 2 y 1 4 años, y su enseñanza
debe tener únicamente por objeto despertar primero las facultades
intelectuales y facilitar después el ejercicio de las tendencias é in-
clinaciones naturales para alguna de las actividades humanas
útiles. Es, pues, necesario que esta enseñanza deje en el cerebro de
los educandos ideas y principios bien definidos á manera de jalones
escalonados que señalen los diferentes rumbos en que pueden ejer-
citarse y perfeccionarse los variados conocimientos adquiridos
por la ciencia y la experiencia, debiendo tener cada jalón su leyenda
bien clara como los letreros de las encrucijadas de los caminos que
evitan al viandante que se extravíe en su ruta.
Para llegar á este resultado y al mismo tiempo para estimular las
inclinaciones de los niños hacia las industrias, es preciso que la
enseñanza en las escuelas sea real y positiva, sin descuidar por esto
134 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
la formación del carácter de la juventud basada en los nnós puros
principios de la moral ni tampoco todo aquello que conduzca á
fortalecer el espíritu nacional.
Entiendo por enseñanza positiva aquella que desde un principio
va modelando el cerebro del niño y dirigiendo todas las facultades
físicas é intelectuales hacia un fin útil para el hombre, despertando
en él, por consiguiente, la afición y el interés para crear ó producir.
No debemos temer que con una enseñanza de esta índole venga-
mos á caer en un endemonismo exagerado, pues las sociedades
disponen de otros medios, la religión cristiana, por ejemplo, que
sirven de moderadores á los móviles humanos.
Los colegios nacionales como institutos de enseñanza preparato-
ria para las carreras universitarias, tienen también su misión bien
definida y no pueden satisfacer ampliamente las necesidades de la
enseñanza industrial.
La Facultad de Ingeniería como institución científica superior,
donde se perfeccionan las ciencias matemáticas, físicas y naturales
en sus más elevadas concepciones, sin descuidar su aplicación á
las industrias y á las construcciones, llena bien su misión en la
sociedad, proporcionando ingenieros capaces de concebir y ejecutar
las grandes construcciones y dirigir importantes industrias. Sus es-
tudios; sin embargo, basados en las matemáticas superiores, son
demasiado extendidos para que la enseñanza pueda vulgarizarse de
tal modo que esté al alcance del mayor número de personas, for-
mado de artesanos y pequeños industriales.
La ciencia pedagógica, por otra parte, establece y con mucha sa-
biduría que á la par del desarrollo intelectual debe desarrollarse y
fortalecerse el cuerpo por medio de ejercicios físicos. Aconseja tam-
bién el cultivo de la tierra ó el aprendizaje de algún oficio, espe-
cialmente el de carpintero ó de tornero en madera, consejos que de-
berían ser aprovechados por todos los padres de familia, haciendo
que sus hijos adquieran una habilidad manual cualquiera utilizando
para ello las vacaciones y las horas que les dejan libres los estudios.
Debe tenerse presente que si se hiciera obligatorio este apren-
dizaje en las escuelas graduadas, normales y colegios nacionales,
como en algunos casos se ha hecho ya y se pretende hacer en
otros, éste además de tener que singularizarse á un solo objeto, re-
dundaría en perjuicio de la instrucción general la cual si se ejerce
á fondo, absorbe todo el tiempo disponible de los alumnos, apare-
jando como consecuencia una adaptación imperfecta de una y otra
INSTRUCCIÓN INDUSTRIAL 135
enseñanza. Además, el aprendizaje del trabajo manual en estas con-
diciones no podrá tener nunca otro carácter sino el de un mero pa-
satiempo, porque para que tuviera el carácter industrial, la instruc-
ción teórica tendría que ser correlativa, lo que no puede exigirse á
instituciones que tienen otro fín.
No puede alegarse tampoco que el ofício aprendido en la escuela
sea el ñn de una carrera, porque seria realmente muy mezquina esta
perspectiva ; por otra parte el alumno habría conseguido más ven-
icijas positivas ingresando á un taller cualquiera, en donde á la par
de tener mejor oportunidad de perfeccionarse por la mayor variedad
de trabajos, tendría al mismo tiempo una remuneración correspon-
diente.
Para que sea ventajosa la enseñanza del trabajo manual es nece-
sario que vaya acompañada de una instrucción adecuada que per-
mita al individuo progresar, es decir, perfeccionar poco á poco su
trabajo, aumentar su producción y convertirse en un pequeño in-
dustrial primero, y si su actividad é inteligencia le ayudan, elevarse
aún, mas tarde, en la escala industrial v comercial.
IV
Como he dicho más arriba, las escuelas graduadas pueden des-
pertar en el niño, desde su iniciación en los primeros estudios,
las inclinaciones portas industrias, pero no tienen de ninguna ma-
nera capacidad sufíciente para prepararlos y dotarlos de la instruc-
ción y habilidad requerida en el ejercicio de las mismas ; para esto
son necesarios los establecimientos profesionales especiales.
Las escuelas industriales como establecimientos de enseñanza
complementaria, están destinadas á la formación de industriales
prácticos en las especialidades que surgen naturalmente de los di-
ferentes procedimientos conocidos para la elaboración de la materia
bruta, transformándola en objetos útiles.
Llamo la atención sobre el siguiente punto : el tecnicismo debe
tener siempre como base« en estas escuelas, los procedimientos ele-
mentales de las ciencias, á íin de que los alumnos que salen de las
escuelas graduadas puedan fácilmente y en poco tiempo asimilarlo.
La enseñanza industrial debe ser dividida en las tres especialida-
136 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
des siguientes: Industrial (especialidad mecánica). Industrial (es-
pecialidad química) y Constructor de Obras; división que concuerda
con los procedimientos conocidos para la transformación de los pro-
ductos naturales esto es, el procedimiento químico, el físico ó me-
cánico y aquel que permite aprovechar los materiales elaborados en
parte ó totalmente para las construcciones.
Los esludios técnicos se han de dividir en teóricos, de experimen-
tación física, de laboratorio, tecnología y trabajos manuales ; los
primeros solamente en la medida necesaria para comprender los
principios y leyes que rigen las operaciones tecnológicas, á cuyo
efecto se han de emplear los métodos más modernos y abreviados
que permitan en poco tiempo adquirir los conocimientos esenciales.
Es notorio entre nosotros la escasez de hombres prácticos en las
industrias de las dos primeras especialidades, y en cuanto á la ter-
cera está casi toda ella en manos de albañiles extranjeros más ó me-
nos inteligentes que se han elevado por sí mismos á la categoría de
maestros constructores, teniendo sólo conocimientos muy rudimen-
tarios de su oficio.
Las industrias mecánicas, que son las que más han contribuido á
la civilización y cultura de las sociedades, no tenían hasta el pre-
sente entre nosotros su institución de enseñanza.
La química no ha pasado aún de los dinteles de las farmacias y
de algunos laboratorios particulares de análisis de visceras y de di-
ferentes secreciones humanas, trabajos siempre muy bien remune-
rados, pero que no dejan ningún beneficio positivo al país. Es ne-
cesario fomentar las aplicaciones de la química en la industria,
campo tan vasto y tan poco explotado todavía y sin embargo de tanto
provecho si se aplican con inteligencia los resultados de esta cien-
cia á la obtención de productos útiles.
La producción industrial en la actualidad tiene que ser al mismo
tiempo muy perfecta y lo más barata posible.
Para el logro de estos resultados concurren varios principios.
A . División del trabajo. — El principio de la división del trabajo
es uno de los más importantes á que están sujetas las operaciones
INSTRUCCIÓN INDUSTRIAL . 137
manufactureras, como medio de creación rápida y económica, y
puede considerarse bajo dos faces diferentes : a) Bajo el punto de
vista del trabajador en si mismo ; y b) bajo el punto de vista del
empleo de este trabajador.
a) Las ventajas de la división del trabajo para aumentar la pro-
ducción del trabajador son numerosas. Las principales son : I*" la
extrema habilidad que adquiere el obrero al repetir un mismo de-
talle; 2" economía en el tiempo empleado, pues, sería mucho mayor
si tuviera que cambiar frecuentemente de ocupación, haciendo uso
sucesivamente de útiles que operan de maneras diversas; 3" el
obrero que está constantemente sobre el mismo trabajo simple de
detalle y que le absorbe toda su atención, se encuentra en las mejo-
res condiciones para descubrir útiles y métodos nuevos destinados
á simplificar cada vez más las operaciones.
b) Bajo el punto de vista del empleo del trabajador, la división
del trabajo ^ntre varias personas permite emplear para cada ope-
ración, solamente la dosis de inteligencia y de esfuerzos estricta-
mente necesaria al trabajo que debe producirse. Es evidente que si
todo un trabajo es hecho por un obrero que gana 4 pesos moneda
nacional por día, su costo tendría que ser proporcional á ese jornal,
• pero si la parte más simple puede ser hecha por un niño ó una
mujer que no ganan más que I,o0 pesos moneda nacional por día,
es claro que el precio total del trabajo podrá bajarse en la misma
proporción.
Sobre esta división del trabajo es que están organizadas las fá-
bricas.
Es necesario observar que la simplicidad de las operaciones que
tienen que efectuar los obreros, sobre todo cuando tienen el auxilio
délas máquinas, permite á estos, hacer su aprendizaje fácilmente,
siendo el tiempo que transcurre durante el trabajo impi*oductivo
muy corto, é insignificante el material gastado.
Cuando es una industria dada, la experiencia ha hecho conocer á
la vez, el número más ventajoso de operaciones parciales en qué
deberá dividirse la fabricación y el número de obreros que haya
que emplear. Todos los establecimientos manufactureros similares
que no se sujetasen á estas conclusiones, fabricarán caros sus pro-
ductos. Es así como actualmente ciertos objetos no pueden fabri-
carse en condiciones económicas sino en inmensos establecimientos
que permiten llevar la división del trabajo hasta el límite necesario
tanto entre las máquinas como entre los obreros.
438 AM4LES DE LA SOCIEDAD CiENTÍFIGA ARGENTINA
Notemos aún que una buena división del trabajo no puede obte-
nerse sino por una buena disposición de los talleres, que eviten
transportes inútiles y faciliten la vigilancia necesaria para obtener
el nnejor concurso de todas las inteligencias y de todos los esfuer-
zos.
B. Empleo de las máquinas. — El empleo de las máquinas en las
industrias es hoy en día la condición esencial de la producción
económica. Mientras no se trate sino de producir algunos ejempla-
res de un objeto dado, la habilidad manual con la ayuda de algu-
nos útiles más ó menos simples, bastará para hacer estos objetos;
pero, cuando se trate de fabricar, es decir, cuando haya que repro-
ducir un gran número de veces objetos de la misma naturaleza, en-
tonces la intervención de las máquinas que no pueden en general
repetir sino una sola y misma operación, reduce considerablemente
el costo del trabajo. El último progreso del empleo de las máquinas
es la fabricación automática. Cuando una industria ha llegado á
este punto, la lucha no podrá tener lugar sino entre establecimien-
tos montados según el mismo sistema, pues las otras no podrán ya
subsistir, si bien sus máquinas, aunen parte solamente, fueran
menos perfectas.
C. Conlabilidad . — La contabilidad de un establecimiento indus-
trial debe ser llevado con el mismo cuidado que la de una casa de
comercio. Es sólo así que es posible, en cualquier instante, el control
de los gastos irregulares que pueden presentarse y hallaren seguida
el remedio inmediato á las causas que los engendran.
D. Comercio. — La venta de los productos, ó en otros términos, el
comercio de un establecimiento industrial, constituye quizás la con-
dición más esencial de su prosperidad, condición que a priorí pa-
recerá secundaria aunque se pueda afirmar, con el sabio inglés
Babbage, que sobre diez fabricantes que se arruinan, hay dos
por haber sido malos fabricantes contra ocho que han sido malos
comerciantes.
El comercio del industrial es á menudo de una dificultad muy
grande. Teniendo que hacer los negocios con las grandes casas de
comercio, que son generalmente muy hábiles, está á su merced,
por poco que las necesidades de dinero le obliguen á vender; y en
todo caso el comerciante que llena sus almacenes durante la baja
de los precios, aprovecha casi siempre él solo el alza, dejando al
productor una ganancia insignificante.
INSTRUCCIÓN INDUSTRIAL 139
VI
Dadas las condiciones múltiples á que están sometidas las indus-
trias manufactureras para que puedan desenvolverse favorablemente
y que han sido enumeradas someramente en el capitudo anterior,
¿cuál deberá ser la Índole ó el carácter de las escuelas industria-
les? El primer objetivo será evidentemente ayudar á las industrias
existentes, formando hombres prácticos que puedan ser utilizados
inmediatamente, y en segundo lugar fomentar la realización de
nuevas industrias, que crearían fuentes nuevas de trabajo en donde
encontrarían ocupación lucrativa muchos jóvenes que ahora se de-
dican á los empleos de las oficinas públicas. Los candidatos á estos
puestos son tan numerosos que demuestran la necesidad de desviar
esta tendencia á otros rumbos más provechosos para los mismos
interesados y para el país en general.
La habilidad de los obreros es uno de tantos factores importantes
que contribuyen á la prosperidad de los establecimientos indus-
triales; pero ya hemos demostrado al principio, que esta habilidad,
dada la división del trabajo indispensable hoy en día, la adquieren
en poco tiempo trabajando en las mismas fábricas. Por otra parte,
la diversidad enorme de las operaciones industriales existentes, ha-
ría materialmente imposible su enseñanza metódica en una escuela,
á no ser que se dispusiera de un capital inmenso que permitiera,
aunque fuera en pequeña escala, instalar fabrilmente la mayor par-
te de las industrias existentes.
Si es fácil á las fábricas formar sus obreros, no sucede lo mismo
con sus directores, capataces y maestros de talleres. Estos, además
de los detalles, es menester que tengan conocimientos exactos del
conjunto de cada grupo de operaciones que están bajo su dirección
y vigilancia, que sepan apreciar no sólo la calidad del trabajo pro-
ducido por sus obreros sino también hacer que las máquinas y todo
el personal marchen armónicamente ; que el trabajo sea continuado
sin interrupciones y sobre todo que conozcan los principios técnicos
sobre que están basadas las elaboraciones ó ejecución de sus pro-
ductos. Todas estas condiciones requieren no sólo experiencia sino
también conocimientos teóricos que no todos se pueden adquirir en
las mismas fábricas donde deben ser aplicados desde el primer
140 AN4LES DE LA SOCIEDAD. CIENTÍFICA ARGENTINA
momenlo. Estos maestros y direclores son los que en realidad tienen
que instruir á sus obreros eligiendo para cada uno el trabajo, de
acuerdo con su inteligencia y sus fuerzas.
Otro de los fines de estas escuelas es el de preparar técnicamente
á jóvenes que por sus condiciones de fortuna ú otras causas no
pueden dedica-r á este objeto sino un tiempo relativamente corlo.
Por eso la enseñanza técnica debería versar tan sólo sobre las mate-
rias indispensables que son : la mecánica, construcciones, la tecno-
logía y sus subdivisiones más importantes, sirviendo de base á estos
estudios las matemáticas elementales, las ciencias naturales y el
dibujo en sus dos ramas, á pulso y con instrumentos. La tecnología,
las aplicaciones de la mecánica y las construcciones, vienen á serla
síntesis, el objetivofinal de todoslosestudioselementales y superiores
de las carreras del ingeniero. Se comprenderá, pues, fácilmente que
con la base de las matemáticas elementales solamente, la prepara-
ción de estos alumnos, tendrá que ser esencialmente práctica.
Con este propósito y para Uenar uu verdadero vacío en la instruc-
ción pública se ha implantado la Escuela Industrial anexa á la Es-
cuela Nacional de Comercio, déla que saldrán en adelante jóve-
nes preparados prácticamente para ejercer su profesión, no sólo
en su propio provecho sino también en beneficio del país en general,
pues indirectamente fomentarán el desarrollo de las industrias. El
Plan de Estudios correspondiente, en cuyo informe explicativo se
encontrarán mayores dalos ilustrativos, se acompaña al presente
trabajo. Este plan está en vigencia sólo en parte, pues en la fecha
funcionan sólo los tres primeros años de estudios.
Para desarrollar convenientemente un plan de esta naturaleza es
necesario disponer de profesores idóneos que no son siempre fáciles
de encontrar en las provincias ; así que por ahora sería imposible
establecer en cada capital una escuela industrial. Considero que
bastaría por el momento con instalar otras dos más, en las ciu-
dades donde pueda contarse con un personal competente ó donde
por lo menos, no fuera difícil radicarlo.
Las ciudades más apropiadas serían, Córdoba y el Rosario de
Santa Fe.
INSTRUCCIÓN INDUSTRUL
141
PLAN DE ESTUDIOS PARA INDUSTRIALES
Especialidad química
MATERIAS
Idioma nacional
Caligrafía
Fraocés
Historia y geografía
Ciencias naturales
Dibujo á pulso
Matemáticas
Dibujo lineal y geometría descriptiva
Física
Química
— especial
— orgánica
Estática gráfica y resistencia de materiales.
Tecnología química
Práctica de laboratorio
Mineralogía
Contabilidad
Mecánica
Calor y sus aplicaciones industriales
Construcciones
Máquinas
Trabajo manual y operaciones industriales
HOHA8 POH
SEMANA
(Años)
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2*
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12
»
»
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»
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»
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3
»
»
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2
»
»
»
»
»
2
4
»
»
»
»
»
2
12
12
12
12
12
12
36 36 36 3'
41 41
Especialidad mecdnica
Idinma nacional 3
Caligrafía 3
Francés 4
Historia y geografía 3
Ciencias naturales 2
Dibujo á pulso 3
Matemáticas 6
DibujoJineal y geometría descriptiva »
Dibujo de máquinas >
Tecnología química »
Física »
Química »
Estática gráfica y resistencia de materiales. »
Mecánica »
Elementos de máquinas »
3
»
3»
»
3»
»
3»
3»
3»
31
4
»
3»
»
3»
3
»
»
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3»
3>
3
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3
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»
»
3>
2
4
142
ANALES DE LA SOCIEDAD ClENTfriCA ARGENTINA
Especialidad mecánica (continuación)
MATERIAS
I»
Construcciones »
Construcción de máquinas y tecnología me-
cánica »
Electrotécnica, teoría, manipulación y tra-
bajos prácticos
Calor y sus aplicaciones industriales
Contabilidad
Topografía
Trabajo manual y operaciones industriales.
HORAS POR SEMANA
(Años)
2-
«
3-
4*
>
5*
2
6-
4
6
»
»
»
»
3
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»
»
2
2
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»
»
3
»
»
»
»
»
»
»
2
»
12
12
12
12
10
10
86
36
36
37
43
41
Maestrog mayores de obras
Idioma nacional
Caligrafía
Francés
Historia y geografía
Ciencias naturales
Dibujo á pulso.
Matemáticas
Dibujo lineal y geometría descriptiva
Estática gráfica y resistencia de materiales.
Física
Mecánica
Química
Contabilidad
Calor y sus aplicaciones industríales
Construcciones y dibujo de construcciones.
Proyecto de construcciones, inclusive insta-
laciones rurales
Presupuestos
Materiales de construcción
Arquitectura
Topografía
Trabajo manual
3
3
»
»
»
»
3
»
»
»
»
»
4
1
»
»
»
»
3
3
»
»
»
»
2
2
2
»
»
»
3
3
4
4
4
4
6
6
6
6
3
»
»
■ 3
4
4
»
»
»
»
2
3
»
»
»
»
3
»
»
»
»
»
»
8
»
»
»
»
»
3
»
»
»
»
3
»
»
»
>
»
»
2
»
»
»
»
»
»
18
12
»
»
»
»
»
12
»
»
»
»
2
2
»
»
»
»
»
2
»
»
»
»
2
4
»
»
»
»
2
»
12
12
12
12
12
10
36
36
36
47
43
46
Otto Krause.
BueDOs Aires, marzo de 1899.
EL MAiNGANESO ARGENTÍFERO DE «LA CORTADERITA-
(PROVINCIA DE MENDOZA)
Desde hace dos años, entre los minerales remitidos á ia Casa de
Moneda para su ensayo, han venido muestras «comunes» de un
mineral argentífero con ley de oro, procedentes de la provincia de
Mendoza. Su ley de plata variaba entre 0.6 y 1.5 Vo y su ganga
consistía en gran parte de óxidos de manganeso. Dichos «comunes»
representaron fuertes remesas de mineral destinadas á la exporta-
ción á los establecimientos metalúrgicos en Europa. Estando el
mineral en estado de polvo fino, era imposible observar sus carac-
teres físicos originales, pero comprendiendo que se trataba de un
mineral argentífero poco común con criadero manganífero, cuya
existencia en el país no había sido señalada por los autores, traté
de averiguar su procedencia y de procurar muestras del mineral
en estado original.
Últimamente se recibió en el laboratorio un «común» remitido
por mi amigo el doctor José A. Salas, Ministro de Hacienda de la
provincia de Mendoza, y procedente, según él, de una mina de su
propiedad, «La Esperanza», y siendo esta muestra de igual carác-
ter á las ensayadas anteriormente, con una ganga manganffera,
pedí ai doctor Salas me hiciera el favor de mandar ejemplares del
mineral sin previa pulverización.
Prontamente fué satisfecho mí deseo y recibí varios ejemplares
del mineral, algunos elegidos especialmente con oro á la vista,
otros sacados al acaso de distintas partes de la veta.
La mina «Esperanza» se halla en el distrito minero llamado
« La Cortaderita », situado á distanciado 14 kilómetros al N.O. de
i4i ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
la ciudad de Mendoza, siendo su posición geográfíca: Lat. 33^
19' 45" y Long. 69^ 7' 30\ ocupando una extensión de o kiló-
metros de largo por 3 kilómetros de ancho. Su altura sobre el ni-
vel del mar es 2500 metros. De muy reciente descubrimiento, su
formación geológica ha sido descrita por el ingeniero don Carlos
Madariaga, en la Memoria oficial de minas de la Provincia de
Mendoza, que se publicó para la Exposición Internacional de
Minería y Metalurgia de la República de Chile en el año 1894. El
ex-ingeniero de Sección del Departamento Nacional de Minas don
E. Allchurch, en su informe al señor jefe del Deparlamento, da una
breve descripción del mismo distrito. (Véase Memoria del Depar-
tamento Nacional de Mina^ y Geología correspondiente al año
/S96). El señor Madariaga menciona la mina «Esperanza» des-
cribiendo los caracteres de la veta, cuya potencia media es de
0.23 metros y diciendo que las especies minerales que la constitu-
yen son «sulfuro de plomo y cloruro de plata en qn criadero ferru-
ginoso». Parece que la presencia del óxido de manganeso, mucho
más abundante que el de fierro, no ha sido observada por el autor
citado, á pesar de ser muy evidente en la muestra número 43, de la
colección presentada por él y descrita en su memoria. Minerales
manganíferos con cierta ley de plata no son muy comunes; los hay
en algunos distritos mineros en las montañas Rocallosas desde
las fronteras del Canadá hasta las de Méjico, y algunos minerales
argentíferos en el estado de Colorado, E.U., son de una ley de man-
ganeso bastante elevada para poderlos utilizar en la fabricación
del ferro-manganeso. Siendo el óxido de manganeso un buen fun-
dente, se emplean aveces estos minerales argento-manganíferos
para facilitar la fundición de otros minerales de plata más refrac-
tarios. (Véase el Arkansas Geological Survey, Memoria del año
1890, vol. I, pág. 4i8 y siguientes).
El color del mineral de la mina «Esperanza» es en general ne-
gro tirando á rojizo en algunas partes, es amorfo, poco compacto,
casi esponjoso en algunos ejemplares. En ciertas muestras elegidas se
observan filamentos de oro nativo, y tengo en mi colección un ejem-
plar en el que el oro constituye la masa principal.
Sin embargo, en general, el oro no es visible, hallándose enpol vo
muy fino diseminado en la masa, siendo apreciable sólo mediante
el ensayo por vía seca. Como no fué posible separar mecánicamen-
te para su investigación los diferentes elementos mineralógicos del
mineral, practiqué su análisis químico, empleando con este ob-
EL MANGANESO ARGENTÍFERO <f DE LA GORTADERITA > 145
jeto un 4(común» que no presentaba oro á la vista. Por vía seca
determiné la ley de oro y plata, y la de ésta se controló después,
disolviendo el cloruro contenido en el mineral en amoníaco y luego
precipitándolo con ácido. La identidad del resultado en ambos en-
sayos demuestra que, salvo la corta cantidad asociada al oro, la
plata se encuentra como plata cornea.
El manganeso fué determinado, precipitándolo por el bromo en
presencia de acetato amónico y su grado de oxidación por el mé-
todo de Fresenius. He aquí los resultados del análisis general
del común desecado á I20^C. para eliminar el agua higroscópica.
Agua de combinación 7 . 340
Bióxido de manganeso 72.910) „ ,.^ ^^
„,..,. ^ «,.,/>[ Manganeso 52.02
Protóxido de manganeso 7.740 ) ^
Oxido de zinc 0.800
Oxido férrico 3.700
Oxido de calcio 2.000
Cloruro de Plata 0.822 i l\^^^ J'ff*
( Cloro 0 . 1 98
Oro 0.004
Antimonio 0.419
Plomo 0.546
Azufre , 0.247
Sílice 3.40Ü
99.928
Del análisis se deduce que el mineral de la « Esperanza» es de
composición muy compleja; su criadero formado principalmente
de los óxidos de manganeso anhidros é hidratados, y poco ferru-
ginoso, lleva en estado de mezcla, cortas cantidades de los sulfuros
de plomo, antimonio y zinc, plata cornea y oro nativo.
Me consta que la ley de plata en algunas partes de la veta es
mucho más alta, pues he ensayado comunes con 1.3 y 1.5 por
ciento de este metal y en una colpa con ganga de carbonato de
manganeso he hallado 3.6 por ciento ó sea 36 kilos por tonelada
métrica .
En cuanto al oro nativo que lleva el mineral, su distribución
es naturalmente muy irregular, pero he ensayado un lingote que
obtuve personalmente beneficiando menos de 6 kilos de piedra ele-
All. 80C. CIBNT. AR6. — T. XLVIl 10
146 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
gida con oro á la vista ; el lingote pesaba 234 gramos^ siendo la ley
de oro '753.4 y 243 la ley de plata.
Queda, pues, demostrada la existencia en la República Argentina
de un mineral manganifero rico en oro y plata^ con ley de estos
metales que es muy superior á la ley .de los minerales análogos de
las montañas Rocallosas, y que no se trata de una mera curiosidad
mineralógica sino de una mina en explotación, una verdadera fuen-
te de riqueza para el industrial minero.
Juan J. J. Kyle,
Químico-ensayador de la Casa de Moneda.
Buenos Aires, Febrero de 20 1896.
BIBLIOGRAFÍA
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Drach (Jules), Anden éléve de TÉcole Nórmale Supérieure. — Bssal sur une
théorie genérale de l*Inté^ration et sur la classiflcation des transcen-
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París, 1898 (1 vol. ¡n-4', 140 pág.).
Af apotte (P.), Agrégé préparateur á l'École Nórmale Supéríeure. — Les Bqua-
tions différentlelles linéaires et la Théorie des Oroupes. Thése de la
Faculté des Sciences de París. — Gauthier-Viilars et fils, París, 1898 (1 vol.
in-4% 192 pág.).
Reseña crítica por Autonne (Léon), Maítre de conférences de Mathématiques
a rUniversité de Lyon ; Revue genérale des Sciences^ enero 30 de 1899 (año 10,
n' 2. pág. 73).
Transcríbiremos íntegra la reseña de M. Autonne, que nos parece constituir
una interesante síntesis de las elevadas cuestiones tratadas en estas nuevas tesis.
Difícil nos sería suprimir el menor párrafo del breve y substancial resumen, sin
exponernos á disminuir su valor, y nuestra ninguna competencia en tan ardua ma-
tena nos príva de agregar lo más mínimo de nuestra cosecha propia.
« Han abordado ios señores Drach y Marotte, problemas distintos, pero me~
diante métodos cuyo principio es ei mismo. Para evitar repeticiones, reúno
ambas reseñas.
< Se sabe CGallois, M. Jordán, . . .) que á toda ecuación algebraica corresponde
un grupo G (grupo de la ecuación) de sustituciones entre las raíces. G tiene la
propiedad siguiente : toda función racional de los coeficientes y de las raíces, in~
variable respecto de G, es susceptible de expresarse racionalmente en función de
los coeficientes ; recípr ocamente, toda función así indicada es un invariante de
G. La estructura de G da la clave de la naturaleza íntima de la irracionalidad alge-
braica propia de las raíces. Ya se ha hecho clásico todo esto.
« Más recientemente, con los señores Klein, Lie, Picard, Vessiot, .. ., la idea
genial de Galois penetró ampliamente en el cálculo integral.
^ Denominemos cuerpo S á un sistema cuyos miembros serán :
148 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
« 1' n fuDcioues z de m variables independientes x ;
« 2° Todas las funciones obtenidas operando sobre las z por diferenciación, y por
procedimiento A dado de antemano (A, por ejemplo, comprende todas las opera-
clones racionales, efectuadas también sobre las x).
« Sean : G un grupo de transformaciones operadas sobre los dos miembros
de S, y íi una expresión construida sobre las x y lo» miembros del cuerpo, de
un modo B dado (por ejemplo, racionalmente). Se puede buscar un G que posea
las propiedades siguientes :
« P Toda expresión ii. invariable respecto de G, es susceptible de expresarse
con las X de un modo C dado (por ejemplo, o. es racional, meromorfo, unifor-
me, etc.) ;
« 3* Toda expresión n susceptible de expresarse del modo C es un invariante
de G.
« G es, según el caso, el grupo de racionalidad de meromorfía, monodro-
mfa, etc. La estructura de G proporciona la naturaleza íntima de las funciones z
y los elementos para una clasiñcación de las trascendentes r, fundada en las pro-
piedades de los grupos.
« Las relaciones (sistema H] que ligan miembros del cuerpo S, ya entre sí, ya
á las m variables s, son ecuaciones, diferenciales para m = 1, de las derivadas
parciales para m > 1. Las z son las integrales del sistema H y la noción de gru-
po penetra profundamente en el problema del cálculo integral.
« Comienza M. Drach recordando los principios, de un modo elegante y ori-
ginal. Luego escoge el caso en que m => n 4- 1, y en que el sistema H se reduce
á una ecuación h lineal, homogénea, del primer orden, con coeíicientes raciona-
les. Los procedimientos A y B son racionales. Las funciones z son n soluciones
distintas de h. Si se considera las z como coordenadas en un espacio de n dimen-
siones. G es el grupo de las transformaciones puntuales en dicho espacio. Estudia
M. Drach el grupo de la racionalidad. Sigúese paso á paso la marcha de Galois
¡formación de la resolvente, etc.j* Esto lleva á la investigación directa de las inte-
grales racionales, problema muy arduo.
« Escoje M. Marotte el caso en que m =: 1 y en que el sistema A se reduce á
lina ecuación h diferencial, lineal, homogénea de orden n, con coeficientes racio-
nales. Los procedimientos A y B son racionales. Las z son las n funciones de un
sistema fundamental de integrales de h. Las transformaciones de G son las sus»
tituciones lineales homogéneas, con coeficientes constantes (colineaciones del
espacio á n dimensiones) que sufren las :; cuando x viaja en una región de su
plano, por ejemplo, alrededor de un punto singular. Búscase los puntos de mero-
morfía, racionalidad, monodromia, etc.. para n = 2, 3 y 4. Intervienen las inte-
grales cuya derivada logarítmica es algebraica y las ecuaciones diferenciales de
M. Painlevé, en que la integral general contiene de un modo conocido los para-
metros arbitrarios.
<^ Como se ve, consiste el fondo de las cosas, en las investigaciones de los se-
ñores Drach y Marotte, en hacer aprovechar al cálculo integral de los datos regu-
larmente completos que se poseen sobre ciertas categorías de grupos.
« Complácese M. Drach en remover las ideas generales, y lo hace con elegan-
cia. Pero, no le es posible, bien entendido, recorrer el vasto dominio en que
penetra. Ocurre á menudo que sólo pueda encontrarse, sobre una misma cuestión»
un simple programa de investigaciones. El autor mismo lo reconoce.
bibliografía 149
c Confínase M. Marotte en un campo más estrecho, y elabora resultados más
completos.
« Sea lo que fuese, ambas tesis son, con diferencias en sus cualidades, muy in-
teresantes. » — F. BlRABEN.
II. — INGENIERÍA
Montillot (L.), Inspecteur des Postes et Télégraphes. ~ Télégrapliie prati-
que. Traite coxnplet de Télégraph.ie électrique. — Y* Ch. Duood, Paris,
1898. il vol. in-8', 624 pág. con 356 íig. y 6 lám.; ¿5 fr!, encuad.).
Reseña crítica por Ch.-Ed. Quillauzne, Physicien au Bureau ínternational
des Poids el Mesures, en Revue genérale des Sciences, enero 30 de 1899 (año
10, n' 2, pág. 73-74).
El eminente autor de la reseña recomienda tácitamente la obra, al señalar con
TÍsible complacencia ciertas particularidades de ella. Constata de paso que es
muy clara y está ilustrada con abundancia y elegancia, y agreg» que las pocas
fórmulas que contiene, no pasan de los límites del álgebra más elemental. —
F. BlRABEN.
^^Itz (A), Ingénieur des Arts et Manufactures, Professeur á la Faculté libre des
Sciences de Lílle. — Traite th.éorique et pratique des znoteurs a gas
et á pétrole et des voitures autoxnobiies. Tome III. — E. Bernard et C",
Paris, 1899 il vol. gr. in-8» de 600 p., 214 fig ; 20 fr.».
Reseña crítica por Gérard Lavergne, Ingénieur Civil des Mines, en Revue
genérale des Sciences, enero 15 de 1899 (año 10, n* 1, p. 28;.
III. - CIENCIAS FÍSICAS Y NATURALES
GuUlaiiine íCh.-Ed.), Docteur és-sciences, Physicien du Bureau ínternational
des Poids et Mesures. — L*óoh.elle du speotre. — Art. en Revue genérale
de$ Sciences, enero 15 de 1899 (año 10, n* 1, p. 5-8; 3 fig.).
Estudia M. Guillaume sucesivamente las diversas definiciones, ó determinacio-
nes, de las radiaciones, las representaciones diversas del espectro que de ellns
han resultado, para llegar á proponer un nuevo sistema de representación ó escala
que, por la ley que la caracteriza, denomina « logarítmica ».
Procuraremos resumir breve y fielmente el interesante trabajo del ilustrado
físico,*- que merecería, indudablemente, los honores de una reproducción íntegra.
Examinando previamente la cuestión desde un punto de vista más bien histó-
150 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
rico, M. Guillaume expooe las definiciones sucesivamente adoptadas por ios físi-
cos, á medida de la evolución misma de la ciencia.
La primera definición de la radiación que se haya presentado al espíritu, la
única conocida durante una larga serie de siglos, se fundaba en el calor, pero era
tan poco precisa como falaz, puesto que la misma sensación coloreada puede
corresponder á fenómenos totalmente distintos.
La idea de definir las radiaciones por su índice de refracción debió conside-
rarse, pues, como un inmenso progreso, « como la primera creación en el
caos ». Habíase encontrado la escala del espectro que pudo considerarse per-
fecta Ínterin las medidas fueron bastante poco precisas y poco variadas como
para que pudiera creerse á la proporcionalidad de los índices de las diversas
substancias transparentes para todas las radiaciones.
Creyóse luego lograr la fugitiva solución en ciertas relaciones naturales apa-
rentes, entre la extensión de los colores espectrales y varias otras longitudes
— como ser la de segmentos de cuerda que dan las notas de la gama, Pero
cuando la base misma de esas ingeniosas síntesis — la igualdad de la dispersión —
fué reconocida falsa, esos frágiles edificios se derrumbaron por sí mismos.
Pudo creerse en esa época que ia escala natural del espectro quedaría per-
dida para siempre (1).
Vino entonces la teoría de las ondulaciones, maravillosamente discernida
por Presnel, y ella trajo su claridad en el dédalo inextricable de las radiaciones.
Quedaba hallada la variable independiente buscada : era la longitud de onda ; el
índice de refracción no era más que una función de la misma, bien definida para
una substancia dada, variable de un cuerpo á otro. Y muy luego, gracias á los
descubrimientos de Wollaston y Fraunhofer— que dieron á las longitudes de on-
da una significación metrológica precisa — la escala del espectro, creada en teo-
ría, quedó también prácticamente establecida.
Sentados estos prolegómenos, pasa M. Guillaume á estudiar los dos sistemas de
escalas actualmente adoptados.
Las dos ciencias de la ondulación, la Óptica y la Acústica, proceden diversamente
en la clasificación de las ondas. La primera las dispone según su longitud ; la
(1) Con este motivo, M. Guillaume consigna de pasada, en ana notita, algunas obser-
Taciones que nos parece interesante transcribir integras.
« La investigación de las relaciones numéricas entre fenómenos no semejantes pnede
parecemos, hoy, infantil. Las correspondencias entre estos colores y los intervalos mu-
sicales sólo podría existir debido al azar y sin que haya, entre ambos órdenes de
fenómenos, ningnna conexión verdadera. Pero, si la investigación de algunas de esas
coincidencias ha sido estéril, no hay que olvidar que toda la admirable síntesis por la
cual Maxwell ha agrupado, bajo causas semejantes, los fenómenos de la Óptica y de la
Electricidad, ha tenido por punto de partida una relación numérica, cuya razón se hallaba,
primero, absolutamente velada. ¿ No es acaso una investigación puramente empírica de
relaciones numéricas la que oondujo á Kepler al inmortal descubrimiento de sus leyes ?
Y, aún hoy, ¿ sabemos acaso si ciertas relaciones antiguamente conocidas en Astronomía
tienen una causa oculta ó son el simple juego del azar? Si la ley de Bode permanece
aun por algunos siglos sin explicación, ó si un hecbo nuevo viene á destruir su armo-
nía, ya no se la considerará sino como una curiosidad. Pero sería imprudente negar
desde ya que ella sea una manifestación de un principio todavía desconocido.
BIBLIOGRAFÍA i5t
segunda, según su frecuencia. Ahora bien, si se examina de cerca la caestión, se
observa que la única razón de tal divergencia estriba en los procedimientos
empleados en la medición de la propiedad fundamental de las ondas ; y es en-
tonces el caso de preguntarse sí un procedimiento de laboratorio puede impo-
ner una clasificación, si no existen otros motivos de conservar ó modificar la
escala adoptada en uno ú otro caso.
H. Guillaume llega desde luego á la conclusión de que la frecuencia es más
inmediata y primordial que la longitud de onda, y más invariable á la vex.
La razón parece, pues, aoonsejar el abandono del uso que prevalece en Óptica
por el de la Acústica. Pero el autor agrega, á ésta, otras razones que militan
en el sentido expresado.
Penetrando más á fondo en la cuestión, el autor examina las ventajas y
defectos particulares de los dos puntos de vista opuestos, según los cuales la
variable del espectro es una longitud 6 una inversa de un tiempo. Esos defec-
tos se hacen evidentes representando mediante un diagrama una extensión
considerable del espectro en uno y otro sistema.
Así, para hacer figurar el espectro eléctrico en la primera escala, ha habido
que condensar el espectro ultravioleta^ el espectro visible y el espectro infrar-
rojo— es decir todas las radiaciones propiamente dichas — en un espacio tan
reducido, que se hace imposible discernir lo más mínimo en él. — En la se-
gunda escala, el ultravioleta ocupa casi todo el espacio, al par que las osci-
laciones eléctricas se encuentran recostadas junto al eje de las ordenadas.
En un caso, pues, las radiaciones propiamente dichas quedan sacrificadas ; en
el otro, las oscilaciones eléctricas desaparecen. Ambos sistemas son, por consi-
guiente, defectuosos en cuanto á la representación total del espectro.
Considerando entonces la cuestión desde otro punto de vista, M . Guillaume pa-
sa á establecer algunas condiciones á que debería satisfacer una escala racional
del espectro.
En primer lugar, parece existir cierta necesidad lógica en rechazar al infinito
las dos extremidades del espectro, para señalar bien la distancia que separa los
fenómenos de la región media del fenómeno que nace en un extrema de la fre-
cuencia, y de aquel cuya existencia es imposible en el otro extremo.
Por otra parte, el desarrollo histórico de nuestro conocimiento del espectro
demuestra que ciertas regiones son muy rápidamente exploradas, al par que otraa
no consienten sino ínfimos progresos, siempre conquistados & buen precio. Fuera
de la dificuldad inherente al descubrimiento, las propiedades de las radiaciones —
consideradas en sí mismas ó en sus relaciones con la materia — varían rápida-
mente con la longitud de onda cuando ésta es débil, y mucho más lentamente
cuando se vuelve considerable.
Consideremos la representación por longitudes de onda. Ella hace aparecer la
absorción en una forma disimétrica. Cada una de las fajas de absorción, creciendo
del borde al centro, sube rápidamente en opacidad del lado de las longitudes de
ondas cortas, y vuelve á bajar más lentamente hacia las grandes longitudes. —
Ocarre lo contrario en los diagramas por frecuencias»
Ahora bien, si se admite que un aumento, para ser bien apreciado, debe ser
referido á la longitud de onda á la cual se agrega, se llega á una ley análoga á
la del ambral (seuil) en la Psicofisiología, es decir, á atribuir á las diversas
152 AKALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
regiones del espectro espacios proporcionales á sus logaritmos^ coDsideraDdo
como correspondientes á porciones de igual importancia, ]as distancias iguales
del eje de las abscisas. Esa representación logaritmica satisface á los requisitos
señalados antes : rechaza al infinito la ausencia de la oscilación 7 la vibración
de energía infinita ; trae la simetría en las fajas de absorción y parece propor>
cionar la variable natural de este género de fenómenos. Análogas consideraciones
aplicadas al espectro de frecuencias, llevan también á una representación loga-
rítmica ; pero, aquí, lo que se representa en el diagrama no es el aumento de la
frecuencia, sino el cociente de su aumento por la frecuencia á que se agrega. El
diagrama así obtenido es simétrico del otro, haciéndose indiferente la elección
de uno ú otro.
M. Guillaume completa sus explicaciones con los diagramas correspondientes
á las tres escalas señaladas : en longitudes de onda, en frecuencias y en loga-
ritmos de longitudes de onda.
Concluye el autor cotí algunas consideraciones sobre la representación en ocla-
vas, usada en la Acústica, haciendo ver que la representación logarítmica con-
duce á ella, y señalando las ventajas que presenta, — las que se reconocerán
mejor cuando esté más generalizada (1).
Tal es, en substancia, lo esencial del interesante trabajo que nos ocupa. En
justificación de su publicación, el autor señala el temor de que, por falta de
discutirse anticipadamente la cuestión, resulte que el hábito ó el azar hagan pre-
valecer en el uso una división que más tarde sea juzgada defectuosa. « Sería
bueno — termina diciendo — que una discusión profunda en uno de los
próximos Congresos de Física condujera á una regla fija para la división del
espectro ; los promotores de las pocas tentativas aisladas hechas en esta vía, se
adherirían á ella con gusto. » — P. Biraben.
Boltzinann [Ludwigj, Professeur de Physique théorique a TUniversité de
Vienne. — Vorlesusgen über Ga£theorie (Lecons sur la théorie des gaz).
y Partie : Thkorie des gaz a molécules monoatohiques, de dimensión»
NÉGLIGEABLES PAR RAPPORT AU PARC0UR3 LIBRB HOYEN, i* Partie .* ThÉORIE
DB Van der Waals. Gaz a aioléculbs polyatohiques. Dissociation des gaz.
Remarques finales.. — Johann Ambrosius Barth, Leipzig, 1895-1898 (2 vol.
in-8-j.
Reseña crítica por M. Brillouin, Maitre de conférences á l'École Nórmale
Supérieure, en Revue genérale des Sciences^ enero 15 de 1899 (año 10, n* 1,
p. 29J.
Dice M. firillouin que gracias á esta segunda parte de la obra del doctor Boltz-
mann — cuya aparición fué demorada durante tres años por el autor — se posee
• en fin una exposición sistemática y completa de las partes más difíciles de la tco-
( 1) Por un capricho de la naturaleza, dice M. Guillaume, el espectro visible ocupa casi
exactamente una octava natural (la 3' de las octavas de las radiaciones reconocidas). En el
infrarrajoy se conoce hasta la 10" octava, y el espectro eléctrico arranca de la 15*.
BIBLIOGRAFÍA 153
ría conocida antes con el nombre de teoría cinética de los gases, pero que hoy
merece con más justicia el de teoría molecular de los fluidos,
Hé aquí ol índice de las materias abarcadas en esta importante obra (alrededor
de 500 páginas) :
I' PARTE : I. Moléculas esféricas ; presencia de fuerzas exteriores y de movimientos
de conjunto. — II. Moléculas centros de fuerzas ; (fuerzas exteriores ; [movimientos de
conjunto del gas. — 121. Moléculas actuando en razón inversa de la 5* potencia de la
distancia.
2* PARTE : I. Fundamentos de la teoría de Van der Waals. — II. Discusión física de la
teoría de Van der Waals. — III. Teoremas de la Mecánica general necesarios á la teoría
de los gases. — IV. Gases con moléculas compuestas. — V. Establecimiento de la ecua>
ción de Van der Waals mediante el Yiriel. — VI. Teoría de la disociación. — VIL Equi-
librio del calor en los gases con moléculas compuestas.
El autor de la reseña termina con elogio su análisis de la obra del doctor
Boitzraann, formulando el voto de que vea realizada cuanto antes una edición
francesa del libro, — destinado, agrega, á ser traducido en breve al inglés. —
P. BinABEN.
Clarnot (Adolphe), Membre de Flnstitut, Inspecteur general des Mines, Profes-
seur á TÉcole Supérieure des Mines. — Traite d'Analyse des substances
minerales. Tome I : Méthodes genérales d'analtse qualitative bt quanti-
TATivE. — V Ch. Dunod, Paris, 1898 (1 vol. gr. in-8*, 990 p., 356 fig.; 35 fr).
Reseña crítica por Q. Ch.arpy, Docteur és-sciences, en Revue genérale des
Sciences, enero 15 de 1899 ¡año 10, n* 1, p. 29-30).
Según el autor de esta breve reseña, la obra de M. Carnot — hijo del malogrado
y célebre presidente Sadi-Carnot — encierra un interés real, tanto por su valor
intrínseco y sus cualidades de exactitud y precisión, como por hallarse al corriente
de los trabajos más recientes. « ta redacción de este Tratado es un nuevo é
importante servicio prestado á los químicos por el sabio profesor de la Escuela
de Minas, que ha sabido atraerse no sólo el respeto, sino también la simpatía de
todos».— ?. BlRABEN.
Glaniceaud [Ph], Docteur és-sciences, Collaborateur au Service de la Carte
géologique de la Prance. — Les vues nouvelles sur les causes de I*épo-
qae g'laoiaire. — Art. en Eevue genérale des Sciences^ enero 15 de 1899 'año
10, n* 1. p. 21-27 ; 1 grabado;.
El autor se propone, en este estudio, exponer y discutir las dos teorías más
recientes y acreditadas propuestas para explicar la época glacial, introducida en
Geología por Joan de Charpentier, en 1834. La primera de esas teorías es la
hipótesis de M. de Lapparent, el sabio geólogo francés ; la segunda es la hipótesis
del geólogo norteamericano Mr. Ed. Hull. — El autor termina con algunas vistas
generales propias que los estudios de los últimos años le sugieren. ~ F. Biraben.
154 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
IV. - CIENCIAS MÉDICAS
Liandouzy (L.), Professeur a la Faculté de MédeciDe de París, Médecin de
rilópilal Laénnec. — Les Sérothérapies. — Georges Carré et C. Naud, París,
1898 (1 vol. gr. in-8% de 530 pág., avec 27 fig.; 20 fr.).
Reseña crítica porRoger (H.), Professeur agregé á la Faculté de Médecinede
Paris, en Revue genérale des Sciences, mayo 15 de 1898 (año 9", 0*9, p.384).
Presenta M. Roger un análisis bastante completo de la obra ya muy acreditada
de M. Landouzy, partidario convencido de las nuevas doctrinas microbianas que
tan profunda revolución han traído en la terapéutica. Esta obra no es sino el cur-
so de esa materia de la Facultad de medicina de París, durante el año 1895-96.
Después de algunas breves nociones sobre la Seroterapia general, el autor abor-
da inmediatamente el estudio particular délos sueros, principiando por el antite-
tánico, tan importante ya entonces como medio profiláctico ó preventivo — mien-
tras llegue á serlo como medio terapéutico ó curativo (1). Examina sucesivamente
los sueros : antivenenosos, estreptocóccicos, antidiftérico, etc. Además de la se-
roterapia artificial, M. Landouzy se ocupa todavía de la tuherculina y maleinaf
esos dos agentes diagnósticos tan importantes, que se han vuelto dos agentes me-
diatos de la Terapéutica. — F. Biraben.
Soupy (Jules), Directeur adjoínt a l'École pratique des Hautes-Études. — Les
localisations cerebrales des centres corticaux de la sensibilité gené-
rale. — Artículo en Revue genérale des Sciences, marzo 15 de 1898 ^año 9*,
n' 5, p. 185-91 ; con 2 grabados).
L<ehinaiiii-Xitsche (Dr. Robertj, Encargado de le sección antropológica dei
Museo de la Plata. ¿ Lepra precolombiana ? en : Revista del Museo de La
Plata, tomo IX, página 337-371. La Plata, 1898.
El doctor Ashmead suscitó la cuestión sobre si deben atribuirse á la lepra las
mutilaciones representadas en ciertas alfarerías peruanas antropomorfas.
Con este motivo la existencia de la lepra en América antes del descubrímiento,
ha dado lugar á muchas discusiones en varios congresos cientifícos europeos y
fué también presentada al Congreso Científico Latino Amerícano, por el doctor
Lehmann Nitsche, sin que se haya resuelto definitivamente la cuestión.
En el artículo que analizamos, el autor da un resumen de la reciente discusión
del asunto en la Sociedad antropológica de Berlín y describe y reproduce en her-
mosas figuras diez vasijas existentes en el Museo de La Plata, que presentan las
mutilaciones de que se trata.
Discute luego cuál puede ser la causa de dichas mutilaciones, que unos atribu-
(I) Véase la reseña del artículo de M. Répin : La guérifion du tétanos confirméet en la
entrega anterior.
bibliografía 155
yeD á la lepra, otros á la sífilis, quienes á amputaciones hechas como castigo á
criminales ó mendigos y algunos á una enfermedad especial llamada <t llaga ».
Tiene en cuenta en ésta discusión las opiniones anteriormente emitidas y las que
le comunica, por carta, el doctor Carrasquilla, de Bogotá.
Como conclusión «resulta que esas mutilaciones han sido producidas por enfer-
medades cuya naturaleza nos es desconocida por ahora, y que quizá nos será
también imposible descubrir su secreto más tarde: Es casi cierto que no se trnta
de la lepra».
Una lista bibliográfíca, completa este interesante artículo.— A. Gallardo.
V. — VARIEDADES
Paypó (Roberto J.), Miembro corresponsal del Instituto Geográfico Argenti-
no. La Australia Argentina. Excursión periodística á las costas patagóni-
cas, Tierra del Fuego é Isla de los Estados. Buenos Aires, 1898.
En un volumen de 450 paginas acaba de publicar el señor Roberto J. Payró el
interesante relato de la excursión periodística que llevó á cabo en 1898, enviado
por La Nación, en cuyo folletín aparecieron estos mismos estudios que hoy
adoptan la forma definitiva del libro.
Es difícil dar cuenta en un rápido análisis del contenido de una obra de este
género, en la cual no sólo se hallan descritos el viaje mismo y los paisajes con-
templados, sino que también « están presentados con amplitud y buena crítica
los antecedentes históricos y geográficos que el asunto comporta, así como los
que se relacionan con la historia natural», según dice el ilustre general Bartolo-
mé Mitre en la carta-prólogo que precede y sirve de presentado n al trabajo de
Payró.
Los que quieran darse cuenta del libro, deben leerlo, pues no perderán su tiem-
po, ya sea que traten de instruirse acerca de esos territorios australes que co-
mienzan á despertarla atención pública, ó bien que busquen sólo el solaz de una
lectura a trayente.
Por mi parte, puedo decir que lo he leído con el mismo interés que la relación
del viaje de Nansen ó de la expedición al África en busca de Livingstone, realizada
por Stanley, otro periodista que descubrió así la vocación de explorador que ha-
bía de ligar eternamente su nombre á la geografía africana. Si bien las presentes
aventuras son menos extraordinarias que las de aquellos célebres viajeros, en cam-
bio las regiones recorridas tienen para nosotros un interés y una importancia
mayores, por tratarse de parte integrante del suelo de la patria.
Partiendo de Buenos Aires el 12 de febrero en el transporte nacional Villa-
riño toca Payró en Puerto Madryn, Santa Cruz, Gallegos, Punta Arenas,
Ushuaia, Lapataia, Buen Suceso y San Juan del Salvamento, en la Isla de los Es-
tados, donde pasó algún tiempo hasta la llegada del transporte /' de Mayo, en
el que regresó á Buenos Aires.
No sólo trata de los sitios visitados, sinoqne también agrega valiosas informa-
ciones sobre el interior del país, costas, etc., con datos estadísticos, etuográfi-
154 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
IV. - CIENCIAS MÉDICAS
Liandouzy [L.J, Professeur á la Faculté de Médecine de París, Médecin de
rilíipilal Laéonec. — Les Sérothérapies. — Georges Carré et C. Naud, París,
1898 (1 vol. gr. in-8% de 530 pág., avec 27 flg.; 20 fr.;.
Reseña crítica por Roger (H.), Professeur agregé a la Faculté de Médecine de
París, en Revue g/^néraU des Sciences, mayo 15 de 1898 (año 9% n*9, p.384).
Presenta M. Roger un análisis bastante completo de la obra ya muy acreditada
de M. Laodouzy, partidario convencido de las nuevas doctrinas microbianas que
tan profunda revolución han traído en la terapéutica. Esta obra no es sino el cur-
so de esa materia de la Facultad de medicina de París, durante el año 1895-96.
Después de algunas breves nociones sobre la Seroterapia general, el autor abor-
da inmediatamente el estudio particular de los sueros, principiando por el antite-
tánico, tan importante ya entonces como medio profiláctico ó preventivo — mien-
tras llegue á serlo como medio terapéutico ó curativo (Ij. Examina sucesivamente
los sueros : antivenenosos, estreptocóccicos, antidiftérico, etc. Además de la se-
roterapia artificial, M. Landouzy se ocupa todavía de la tuherculina y maleina,
esos dos agentes diagnósticos tan importantes, que se han vuelto dos agentes me-
diatos de la Terapéutica. — F. Biraben.
Soupy (Jules), Directeur adjoint a TÉcole pratique des Hautes-Études. — Les
localisations cerebrales des centres corticaux de la senslbilité gené-
rale. — Artículo en Revue genérale des Sciences, marzo 15 de 1898 ^año 9*,
n' 5, p. 185-91 ; con 2 grabados).
Liehmami-Xltsche (Dr. Robert], Encargado de le sección antropológica dei
Museo de la Plata. ¿ Lepra precolombiana ? en : Revista del Museo de La
Plata, tomo IX, página 337-371. La Plata, 1898.
El doctor Ashmead suscitó la cuestión sobre si deben atribuirse á la lepra las
mutilaciones representadas en ciertas alfarerías peruanas antropomorfas.
Con este motivo la existencia de la lepra en América antes del descubrimiento,
hadado lugar á muchas discusiones en varios congresos científicos europeos y
fué también presentada al Congreso Científico Latino Amerícano, por el doctor
Lehmann Nitsche, sin que se haya resuelto definitivamente la cuestión.
En el artículo que analizamos, el autor da un resumen de la reciente discusión
del asunto en la Sociedad antropológica de Berlín y describe y reproduce en her-
mosas figuras diez vasijas existentes en el Museo de La Plata, que presentan las
mutilaciones de que se trata.
Discute luego cuál puede ser la causa de dichas mutilaciones, que unos atribu-
(I) Véase la reseña del artículo de M. Répin : La guériaon du tétanos confirmée, en la
entrega anterior.
bibliografía 155
yeD á la lepra, otros á la sífilis, quienes á amputacioDes hechas como castigo á
criminales ó mendigos y algunos á una enfermedad especial llamada ^ llaga ».
Tiene en cuenta en esta discusión las opiniones anteriormente emitidas y las que
le comunica, por carta, el doctor Carrasquilla, de Bogotá.
Como conclusión «resulta que esas mutilaciones han sido producidas por enfer-
medades cuya naturaleza nos es desconocida por ahora, y que quizá nos será
también imposible descubrir su secreto más tarde: Es casi cierto que no se tmta
de la lepra».
Una lista bibliográfica, completa este interesante artículo.— A. Gallardo.
V. — VARIEDADES
Paypó (Roberto J.), Miembro corresponsal del Instituto Geográfico Argenti-
no. La Australia Argentina. Excursión periodística á las costas pata^róni-
cas, Tierra del Fuego é Isla de los Estados. Buenos Aires, 1898.
■
En un volumen de 450 paginas acaba de publicar el señor Roberto J. Payró el
interesante relato de la excursión periodística que llevó á cabo en 1898, enviado
por La Nación, en cuyo folletín aparecieron estos mismos estudios que hoy
adoptan la forma definitiva del libro.
Es difícil dar cuenta en un rápido análisis del contenido de una obra de este
género, en la cual no sólo se hallan descritos el viaje mismo y los paisajes con-
templados, sino que también « están presentados con amplitud y buena crítica
los antecedentes hiatóricos y geográficos que el asunto comporta, así como los
que se relacionan con la historia natural», según dice el ilustre general Bartolo-
mé Mitre en la carta-prólogo que precede y sirve de presentado n al trabajo de
Payró.
Los que quieran darse cuenta del libro, deben leerlo, pues no perderán su tiem-
po, ya sea que traten de instruirse acerca de esos terrítorios australes que co-
mienzan á despertarla atención pública, ó bien que busquen sólo el solaz de una
lectura a trayente.
Por mi parte, puedo decir que lo he leído con el mismo interés que la relación
del viaje de Nansen ó de la expedición al África en busca de Livingstone, realizada
por Stanley, otro periodista que descubrió asila vocación de explorador que ha-
bía de ligar eternamente su nombre á la geografía africana. Si bien las presentes
aventuras son menos extraordinarias que las de aquellos célebres viajeros, en cam-
bio las regiones recorridas tienen para nosotros un interés y una importancia
mayores, por tratarse de parte integrante del suelo de la patria.
Partiendo de Buenos Aires el 12 de febrero en el transporte nacional Villa-
riño toca Payró en Puerto Madryn, Santa Cruz, Gallegos, Punta Arenas,
Ushuaia, Lapataia, Buen Suceso y San Juan del Salvamento, en la Isla de los Es-
tados, donde pasó algún tiempo hasta la llegada del transporte /* de Mayo, en
el que regresó á Buenos Aires.
No sólo trata de los sitios visitados, sinoqne también agrega valiosas informa-
ciones sobre el interior del país, costas, etc., con datos estadísticos, etuográfi-
156 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍI^ÍCA ARGENTINA
eos, históricos, cliaiato lógicos y otros obtenidos en las mejores fuentes. En par
ticuiar se trata con cierta extensión de las costumbres, tradiciones y rasgos ét-
nicos de los fueguinos, quienes están en camino de extinguirse.
Los gobernantes deben leer y meditar este libro. En todas partes los valerosos
pioneers se quejan amargamente de las trabas que se les oponen y del abandono
en que se les deja por la falta de comunicaciones.
Patagonia no debe oí gobierno sino vejámenes unas veces, desdenes oUras.
Gallegos mismo, que comienza á prosperar hoy, está amenazado de muerte segura^ si
la convención reformadora ha dicho la última palabra respecto de su suerte. . .
Vivir de Punta Arenas es bien triste para los que habitan zonas tan favorecidas por la
naturaleza; vivir sin ella es imposible, cuando no se tienen comunicaciones con el resto del
pafs. y cuando sólo gabelas se aguardan de sus gobernantes, que no quieren abrir los
ojos. Todo es exigencia de los argentinos para aquellos parajes;- todo es tolerancia, de
parte de los chilenos, para aquella comarca.
Luego, más adelante, se lee :
La Tierra del Fuego seria diez veces lo que es hoy, si el gobierno nacional hubiera he-
cho por ella la cuarta parte de lo que debía hacer.
Aquí sería conveniente abrir un paréntesis, para demostrar cómo la Argentina ha he-
redado de España su falta de aptitudes de colonizadora, que constituirá un peligro si
se continúa en el mismo rumbo; para demostrar la orfandad en que se encuentran los
territorios, como punto inicial de una posible disgregación; para recordar que Inglaterra
envió á éstos sus exploradores y avanzadas en forma de misioneros, conociendo el mé-
rito de estas tierras; para presentar á estos desiertos detenidos en su progreso por las
rapiñas mezquinas, más perjudiciales y retrógradas, —aunque parezca paradoja, —que
los grandes negocios leoninos, que dejan siquiera algún rastro de adelanto para cubrir
las apariencias. . .
En aquellas tierras nuevas se plantean transcendentales problemas de todo or-
den : económicos, políticos, etnográficos y sociales.
— ¿Qué piensa Vd. de Patagonia?
Y mientras aguardaba la respuesta, ella iba formulándose en mi mente, clara y deter-
minada, cuando el interlocutor, perplejo, buscaba las paAibras para vestir la idea. Recor-
daba los nombres de sus exploradores, sus trabajos científicos, sus esfuerzos, que pocos
tienen hoy en cuenta, hacía revÍMta de los viajes y de las recaladas, cuando marinos
valerosos iban á surcar aquellos mares, á vela, desafiando los peligros que no desafían
hoy los barcos de vapor. Asociaba ios nombres de la costa á los nombres de los que la
visitaron cuando aquello parecía buena presa para las potencias marítimas. Soñaba en el
estadista que hubiera hecho de aquellas comarcas un centro nuevo de civilización.
Pero esos nombres son casi todos de difícil pronunciación para lengua y labios
latinos.
Algunos de esos puntos habían sido bautizados ya por los españoles; pero rebautizados
por los ingleses, su segundo nombre ha prevalecido al fin, por ser el que figura en las
cartas del Almirantazgo, de tal modo, que en un país de habla castellana, la nomencla-
tura geográfica es casi exclusivamente inglesa, aunque no sean los ingleses los prime-
ros que han descubierto y descrípto muchos de esos parajes.
La mayor parte de los pobladores son también ingleses, alemanes y rusos.
BIBLIOGRAFÍA 157
En PaUígonia seprepnra una raza distinta de la nuestra, no sólo porque el medio lo
exige así, sino también porque los elementos que trabajan en su formación, los antepasa-
dos de los nietos por venir, son diferentes en absoluto de nuestros abuelos.
Agregúese á ello que en los centros de población los hijos del país se conside-
ran como extraños ó como enemigos. Van allí como se va á ana tierra conquista-
da y pesan sobre los pobladores de otras nacionalidades con toda su autoridad
sea ésta legal ó usurpada.
¿Qué consecuencia puede tener todo esto ?
Supongamos que aquellas tierras continúen creciendo en el mismo abandono y
progresando á pesar de todos los obstáculos.
Patagonia estaba ya poblada desde Vjedma hasta la punta Dungeness, desde el Atlán-
tico hasta los valles habitables de los Andes; cada puesto era un pueblo, cada caleta una
aldea; luego la población se hacía más densa á medida que avanzaba á la falda de la cor-
dillera, donde vivía con una vida intensa y pacifica, libre y feliz. Esos pobladores eran
ya tostidos y nervudos hombres de campo, derechos sobre el caballo ó encorvados sobre
la esteva, manufactureros vigorosos, leñadores, mineros. Los trenes llevaban á la costa
los productos de todo el interior. Por los grandes ríos que bajan de la montaña, iban y
venían las chatas á vapor, llenas de mercaderías, de minerales, maderas. Variaba el cli-
nia« brotaba el bosque ha^ta en el arenal; perdía Patagonia su fisonomía misteriosa y
amenazadora, y de aquel territorio inculto y casi desierto, sorgfan una, dos, tres provin-
cias que reclamaban el self-governmerU. con más razón que muchas otras, diciendo :
c j Ah ! noit habéis dejado, y hemos crecido solas, por nosotras mismas, con nuestras
fuerzas personales, sin ayuda, sin simpatía, sin educación casi, y hoy tenemos otro mo-
do de ser, otras costumbres, otros hijos distintos de los vuestros. Y contad con que sólo
queremos ser estados dentro del estado. . . Nos habéis dado gobiernos que han detenido
nuestro progreso, preocupados sólo, egoísta, delictuosamente, del progreso individual de
los que los componían; nos habéis hecho permanecer largos, muy largos años, en un
destierro que comercialmente nos acercaba á Inglaterra y á Chile más que á vosotros. ..
Ahora venimos á daros la sorpresa de nuestra mayoría de edad, en que no pensasteis
nunca, para la cual no nos habéis preparado. . .»
Estas son las cuestiones que se ofrecen á la consideración del político, del soció-
logo, del patriota.
Para el artista y el amante de la naturaleza hay pintorescos ó imponentes es-
pectáculos en los canales australes.
y los paisajes iban desarrollándose cada vez más interesantes á nuestra vista, con un
lujo de color que nadie esperaría encontrar en aquellas regiones. Por momentos aparecía
c\ sol, dorando las alturas crecientes, y dando caprichosos matices á los gruesos monto-
nes de nubes, que al propio tiempo señalaban y ocultaban los montes elevados, casi
eternamente envueltos en una capa de densos vapores. Comenzaba la vegetación desa-
rrollándose paulatinamente, formando una línea que se extendía hasta perderse de vista,
sobre la que se destacaba con tonos más obscuros y enérgicos, la roca pelada, salpica-
da aquí y allá por alguna mancha de nieve.
Parecíame estar en plena cordillera de los Andes y recorrer una vez más aquellos
parajes, pero después de un desastre colosal, de un diluvio que hubiera cubierto va-
lles y hondonadas, dejando sólo descubiertas las cumbres de la montaña. Aquí, la Isla
Onemada, por cuyas grietas parece aún correr el humo, y cuyo desolado aspecto tiene
algo de fantástico y teatral; allí un rincón de verdura en que crece el musgo amarillento
junto á las gramíneas de un verde más intenso y vivo; allá una ensenadita de aguas es-
158 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
peculares en que se retrataba la costa rígida, de lineas violentas; acullá la ligera ondula-
ción de la corriente en el canal... Y todo esto móvil, envuelto en las gasas ligerísimas
de una neblina apenas perceptible, esfumado en las lejanías como un sueño vago, con
masas de nubes y claros de azul purísimo, algo semejante á las extrañas y efectistas
creaciones de Gustavo Doré. .. ¿ Por qué no van allí los pintores argentinos ? ¿ Por qué
no se inspiran en aquella naturaleza salvaje, tan rica de color, tan variada y tan nueva?
Allí encontrarían tema para tantos paisajes, para tantas manc/ios admirables, como puede
darlos la Suiza. Ya un lago tranquilo cubierto de hojas de cachiyuyo rodeado de altas
rocas, por las que trepa el ejército de fagus, ese árbol austral por excelencia, que resis-
te las nieves y los huracanes, con su copa verde tendida á favor de los vientos más fre-
cuentes y terribles; ya un panorama polar, con los irisam lentos del hielo transparente y
blancura mate y fría de la nieve; ya un pedazo de selva virgen, con las yerbas altas, y
en que se entrecruzan los troncos del fagusy el canelo, y donde crecen grandes flores»
blancas ó rojas como sangre, selva que parece tropical, tanta es su vitalidad; ya — cuan-
do el otoño comienza — el cariñoso matiz sonrosado que toman las hojas perennes de la
haya, contrastando sobre los diferentes verdes del resto de la vegetación.
InteresaD al hombre de negocios y al estadista las indicaciones sobre las ri-
quezas naturales y medios de explotarlas, al estudioso los informes todos sobre
aquellas tierras, sus producciones y habitantes, mientras el curioso encuentra in-
teresantes anécdotas, aventuras de viaje, creencias y costumbres de los naturales.
El señor Payró ha prestado, sin duda, un verdadero servicio al país al popula-
rizar, en forma amena y adecuado estilo, el conocimiento de tan importante por-
ción del patrimonio nacional. — A. Gallardo.
Petit (P.), Professeur a TUniversité de Nancy, Directeur de TÉcole de Brasserie
de Nancy. — L*etat actuel et les besoins de l*iiidu8trie de la brasse-
rie. — Art. en Revue géfiérale des Sciences, enero 1.5 de 1899 íaño 10, n* 1,
pág. 8-30; 4 grab.: cuadr. esladíst.).
Estudia sucesivamente el autor en este interesante trabajo, los siguientes
puntos :
I. — Fuentes principales de los progresos recientes : I** Conocimiento del papel
que desempeñan los fermentos; -2* Producción industrial del frío; 3® El empleo de los gra-
nos crudos, arroz y maíz, como succedáneos de la malta ; 4* Los filtros y los aparatos de
extracción á contrapresión.
II. — Braceaje (Brassage) : !• Material; 2* Infusión ; 3° Decocción ; 4« Granos crudos;
b* Cocimiento, Enfriamiento,
UI. — Fermentación : 1* Fermentación baja; 2* Fermentación alta; 3" Levaduras
puras.
IV. — Las especies diversas de cervezas.
y. — Producción de la cerveza en Francia. Importación. Exportación (3 cuadros
estadísticos).
VI. — Enseñanza técnica.
Muy dignas de ser señaladas á la atención del lector son las consideraciones
que el autor del presente trabajo consagra al punto tan importante de la ense-
ñanza profesional de rama tan especial como es el de la cervecería. Examina
todo lo que se hace en Alemania que, en esto también, debe encontrarse á la
cabeza de las naciones europeas más adelantadas en materia de enseñanza técnica.
BIBLIOGRAFÍA 159
M. Petit dedica también algunas consideraciones atinadas al estado de la men-
cionada enseñanza en Francia, — donde está representada por dos Escuelas :
1* la de Douai, que, como la de Weihenstephan, corresponde al tipo de escuelas
que reciben alumnos provistos solamente de cierta cultura previa general que la
escuela completa en el sentido de la aplicación á la industria de la cervecería ; 2*
la de Nancy que corresponde, como la de Berlín, al tipo de escuelas que admiten
alumnos ya prácticos, provistos del aprendizaje adquirido en la fábrica, y cuya
instrucción general previa se hace en la escuela misma, aunque muy rápida y
¿««meramente. —Discute M . Petit las ventajas é inconvenientes de ambos sistemas,
inclinándose al parecer al segundo. — F. Biraben.
Li'Apí Photógraphique. — Los conocidos editores parisienses Carré y
Naad van á crear una importante publicación que aparecerá mensualmente en
gran formato, conteniendo por lo menos cuatro reproducciones fotográficas gra-
badas, impresas en papel de lujo y en tonos variados.
Esta artística revista costará 25 francos al año, siendo su precio de sólo 20
francos para los primeros 500 suscritores, ventaja que hacemos notar á los aficio-
nados pertenecientes á nuestra sociedad.
Vallier ¡le comniandantj. L*Artillerie. Matéridl. Orgunisation. — Un tomo
de 250 pág. encuadernado y con muchos grabados. ^ Georges Carré et C.
Naud, editores, Paris, 1899.
Remitida por los señores Garre y C. Naud, acabamos de recibir esta obra que
da una idea bastante completa sobre la artillería en su estado actual.
Se divide en dos partes. La primera trata de generalidades sobre artillería, y
en ella hace el autor una descripción minuciosa de los mejores sistemas de bocas
de fuego modernas, de las distintas clases de afustes, pólvoras y proyectiles
usados en la actualidad, terminando con nociones sobre teoría del tiro y em-
pleo de la artillería de campaña. En la segunda parte, el autor estudia la artille-
ría de las diversas potencias, expresando los sistemas usados por cada una de
ellas, número de piezas según los calibres y proyectiles empleados.
El libro está escrito con gran claridad, pudiendo ser utilizado, con provecho,
por los candidatos á oficiales de artillería de nuestra guardia nacional.
Copie 'Sklodowska). — Les rayons de Beoquerel et le polonium. — Art.
en Revue genérale des Sciences, enero 30 de 1899 (año 10, n* 2, pág. 41-
50).
La autora de este estudio < relativo á trabajos hechos en común con su esposo
SI. Curie, físico inglés, según creemos), es una de las representantes más emi-
nentes de la novel falange femenina en la esfera de las ciencias. Explicando su
propósito, dice que el descubrimiento de los rayos de Becquerel se relaciona con
ciertas investigaciones perseguidas desde el célebre descubrimiento de Roentgen
sobre los efectos fotográficos de ciertas substancias fluorescentes y fosforescentes,
-> investigaciones que parecen proyectar una nueva luz sobre toda una parte de
la Física. En consecuencia, la autora se propone exponer, á este respecto, algu-
nos hechos recientemente adquiridos y discutir la< ideas que ellos aportan á la
filosofía natural.
\
NOVA ADDENDA
▲D
FLORAM PATAGONIGAM
AUCTORE
C4R0L0 SPEGAZZLVI
(PARS l)
Ed vista de la importancia que están tomando los Territorios Pata-
gónicos y del vivo interés que están despertando en todo el mundo
científico, creo oportuna la publicación de este trabajo, en el cual
sólo me limitaré á describir las plantas que considero como nuevas
y á mencionar las que por causa de los trabajos anteriores, mios ó
de otros autores, necesiten una pronta reclifícación sinonímica.
Los materiales que me sirvieron de base para este opúsculo, son
los siguientes :
i** Una colección hecha por mi, durante el viaje que efectué á
lo largo del Río Negro, en el verano 1897-98 (C. S.).
Ü^ Una hermosa colección efectuada por el incansable paleontó-
logo Carlos Ameghino, durante sus viajes por el Territorio de Santa
Cruz, en los años 1897 y 98 (C. A.)-
3^ El herbario que había empezado á formar el malogrado geó-
logo Doctor Juan Valentín, en el Chubut, á fínes del año 1897.
4* Una pequeña pero interesante colección dol interior del Chu-
but, juntada por el naturalista J. Koslowsky, á fínes del 1898.
El estudio de estas dos últimas colecciones, me fué permitido
por el Director del Museo Nacional de Buenos Aires, Doctor Carlos
Berg, á quien rae es grato manifestar aqui mi reconocimiento por
esta amable concesión.
Carlos Spegazzini.
La Plata, l*de Marzo de 1899.
A2f. SOC. aEMT. ARG. ^ T. XLYU II
?;:
162 ANALES DE Ul SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
PHANEROGAMAE
DICOTYLEDONEAE
4. Ranunculus POTAMOGETONoiDES Speg., n. sp.
Diag. Hecatonia, validus, glaherrtmus, flagelliferus, flagellis
radicantibus , ápice /asciculato-foliatis, foliis longe peliolatis
limbo integerrimo subpeltalo ex orbiculart ovato, ápice obttiso,
basi rotundalO'Subcordato angustissime peliato-marginato ; flo^
ribus solilariis, pedunculis folia non aequaníibus suffultis^
capitulis fructiferis subglobosis, achaeniis numerosissimis elli-
ptico-obovatis, obaolete longitudinalüer striaíis, loro ovalo pa-
pillato laxe paluleque hispidulo.
Eab. In aquis lente fluentíbus Rio S, Cruz, anno 1884 (T. F.) el
loco dicto Orr-aik prope Lago Viedma, Mart. 1898 (C. A.).
Obs. Species jam in Plant. Pal. aust. f. 488, n. 5, edita ut varíelas
R. Bovei Speg., sed nunc, specinninibus Cl. C. Ameghinoi in-
spectís, videlur autónoma el satis riteque distincta. Caules limo
immersí teretes crassiusculi (4-5 mm crass.) hincinde ramoso-
flagelliferí, internodiis longiusculis (25-50 mm long.), ad nodos
non V. leniter incrassati atque dense comoso-radicali, radiculis
lenuibus longiusculis (20-35 mm long.) parce breviter pa-
tenlimque ñbríllosis; folia ad apicem Hagellorum 5-8- fas-
ciculata alterna, peliolis elongatis leretibus (60-150mm long.
= 1,5-3 mm crass.) pallidevirescentíbusbasi (non auriculatis)
in pericladio membranáceo fuscescente (10-20 mm long.)
sensim deorsuin ampliato ac vaginante productís, limbis viri-
dibus crassiuscule membranaceis glaberrimís inlegerrimis
ovalís V. suborbiculatis (15-40 mm long. = 15-40 mm lal.)
antice rotundatis apiceque non v. víx subreluso púnelo calloso
saepius fuscescente ornatiS; basi etiam late rotundatis sed
saepius leniter cordalis, marginibus ín parle anleriore pelio-
lorum connivenlibus angusteque pellato-marginatis, nervis
non prominulis primariis 3 ápice convergen ti bus, celeris
permultís arcuato-reticulalis; scapí axillares v. pseudo-apica-
NOTA ADDENDA AD FLORAM PATAGONICAM 163
les erecti, íolíis breviores teretes glaberrimi (SO-f^O mm long.
= 1,5-2 crass.) laeves nudi uniflori, floribus... non vísis,
sepalis petalis staminibusque cito decíduis ; capitula fructífera
subglobosa (7 mm alt. et diam.) achaeniis virescentibus gla-
bris 100-150, rhomboideo-obovatis v. ellipticis (2-3,2 mm
loDg. = 1-1,3mm lat.) e lalere compressís et longitrorsum
leDÍter striatís, postice cuneatis antice subtruncato-rotandatis
(centro et margine partis externae non v. víi carinato*acutis)
primo stylo longiusculo tenui aculo armatisdein mutícis v. vix
acutatis, loro ovalo (5-6 mm alL el diam.) carnosulo laxe
minuteque subluberculoso-cica tricoso, pilis hyalinis deciduís
patulis ornato.
2. Draba australis Hook. f. = Walprs., Ann. I, f. 37 — D. argen-
tina Speg., Contr. flor, Vent., n. 10 — Plant. Pal. austr., n. 20.
Hab. In pratis aridis saxosis in Babia de San Blas, ann. 1874 (C.
Berg), in S. Cruz, anno \S8i (C. S.) et in Sierra Ventana,
ann. 1896 (C. S.).
Obs. Species mox dignoscenda statura pusilla, siliculis giabris,
foliorumque pilisad hypophyllum slellatis, ad epiphyllum sím-
plicíbus.
3. Draba graminifolia Speg., n. sp.
Diag. Glaberrima, perennis, caepttoso-slolonifera, foliis in ápice
romulorum fasciculatis, antice acutiusculis postice in petiolo
angosto praelongo ba^i dilatato-subvaginante attenuatis, sea--
pis e centro foliorum exsurgentibus validis majusculis, a
medio laxe patentimque racemoso-pedicelligeris^ pedicellis
inferís folio suffultis superis nudis, siliculis lanceola tis v. an-
guste ellipticis stigmate subsessili coronatis,
Bab, In rupestribus prope Lago Argentino, Joco JTarr-aiA vocato,
Mari. 1898 (C. A.).
Obs. Radix... ; rami seu stolones repentes lorluosi longitudina-
Ittersulcato-striati, cortice tenui flavescente frustulalim sece-
dente tecti, plus mínusve ramulosi (30-50 mm long. = 2-3 mm
crass.) arcuato-adscendenles densiuscule fasciculato-foliati ;
folia sal numerosa erecta, glaberrima, viridia, crassiuscule
membranácea, limbo spathulato oblanceolato v. angusle
elliptico (15-20 mm long. = 3-4 mm lat.) integerrimo ápice
attaDuato-cuneato sed obtusíusculo, ñervo primario tantum
164 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ad hypophyllum vix manifestó, postíce plus minusve sensim
angustato alque in peliololongissimo (40*70 mm long. = 1 mm
lat.) subfoliaceo, basi dilatatulo atque plus minusve amplexí-
cauli-subvaginante producto donata; scapi e centro foliorum
oxsurgentes solitarii erectí v. vix arquatulí gráciles (lO-Hcm
long. = 1-1,3 mm crass.) simplices glaberrimi pallescentes,
obsolete longilrorsum sulcati v. anguloso-costulati, in tertio
V. dimidio infero nudi, ceterum laxiuscule racemoso-pedicel-
ligeri ; pedicelli omnes gráciles uniflori plus minusve paten-
tes, infimi reraoti longissimi (30-40 mm long.) et medii
magis conferti brevíoresque folio brevíore radicalibus similli-
mo sed minore (10-20 mm long. = 1,5-2,15 mm lat.) bracteati,
supremi conferti abbreviati (10 mm long.) folio destituti.
Flores laxe racemosi parvi, fere omnes jam delapsi, petalis
(6-7 mm long.) albis obovato-spathulatis longe tenuiterque
unguiculatis donati. Síliculae erectae saepius lanceol/itae
utrimque attenuatae acutatae (superne longius) (9-10 mm
long. =: 2-2,5 mm lat.), slylo brevissimo (0,3-0,5 mm long.)
stigmate bilobo minute capitellato coronato ornatae, valvis
mox deciduis subpergameneís opacis glaberrimis laevibus v.
obsoletíssime nervulosis, replo gracili, septo tenui hyalino
saepius latissime fenestrato donatae, loculis 4-6 seminiferis,
funiculis brevibus tenuibus ; semina párvula elliptica v. sub-
ovala, compressa, laevia, rufescenlia; embryo normalis.
Species eximia habitu Dr. oligospermae Speg. nonnihil
accedens, Dr. depili Ph. etiam affinis, a quibus tamen statura
conspicue majore, foliis pedicellisque valdelongioribus, flori-
bus racemos i s sat recedit.
i. Draba karr-aikensís Speg., n. sp.
Diag. Perennis glaberrima viridi-glaucescens succosa ramosa,
foliis carnosulis ex orbiculari obovatis crenatis dentatis v,
incisis, scapis foliosis ápice pateníim spicato-corymbosis,
siliculis ex ovato lanceolatis ápice stylo elongato capitellato-
stigmatifero armatis, valvis turgidis enerviisy seminibus in
quoque lóculo 4-8, biseriatis.
Hab. In praeruptis denudatis aridissimis Patagoniae australis
Martio et Apr. 1898 (C. A.).
Obs. Radix... ápice pluriceps plus minusve dense rosulato-folii-
fera 1-4- scapigera; scapi simplices e rosularumacro-v. pleu-
ROTA ADDBNDÁ AD FLORAM PATAGONICAM 165
rogeni erecti v. saepius acquato*adscendenles lignosulh ligno
flavescente, caruosulo-corticati virides, nubécula glaucesoente
adspersi ad apicem usque foliati^ ob foiíorum décurrentiam
angulato-costulati (an in sícco tantum?), sursum abrapte
patentimque racerooso-subcorvmbosi ; folia rosulaniro obova-
to-spalhulata (10-43 mm long. = 3-23 mm lat.) plus mi-
nusve longe cuneato-petiolata, illa scaporum, inlernodíis
breviora v. longiora, orbicularia, obovata v. subspathulata
sessilia, basi non v. vix minute auriculata alque integra, in
parte supera rotundata, crenata dentata v. incisa, cnisse car-
nosula avenia vírídia glaucescentia. InÚorescentiae primitus
corymbosae dein leníter elongatae et racemosae, rachide pri-
maria brevi (3-10 mm long.)» 10-20-florae, nudae v. quando-
que basi folio caulino pedicellis intimis interjecto ornatae,
pedicellis tenuibus glabris ebracteatis (3-8 mm long. = 0,5
rom crass.) primo adscendentibus, post anthesin patenlíssimi
unifloris. Flores aibi (3-6 mm long. = i mm diam.); sepalis
membranaceis (3,3-4 mm long. = 1,3 mm lat.) erectiusculis
ellipticis ápice obtusis basi subcuneatis non saccatís neo gíb-
bosís, dorso virescenlibus, pilis paucis simplicibus v. furcatis
hyalinis adpressis. oruutis, margine albescentibus glabris;
petalis late obovato-spalhulalis (5,5-6 mm long. = 2,3-3 mm
lat.) albis integris sépala tertio supernntibus, deorsum longe
attenuato-unguiculatis ; staminibus subaequilongis tilamentis
albis tenuibus glabris basi ux dilatatis(3 mm long.), antheris
concoloribus ellípsoideis (0,8 mm long.)donatis ; ovario glau-
co-viridi íusoideo*elliptÍGO glabro, superne in stylo terete
longiusculo (1,3 mm long.) concolore ápice sligmate albo
capitellato coronato producto.
Siliculae lanceolatae v. ovato-lanceolatae (3-6 mm long. =
2-2,5 mm diam.), pedicellis non v. vix elongatis sed incrassa-
tis fere lignosulis ínsidentes, glaberrimae deorsum subrotun-
datae, sursum longiuscule attenuatae, atque in stylo terete
(2 mm long.) gracili rígido persistente ápice capítellato-sti-
gmatoso productae, valvis valde convexulis, utrimque acutis
subpergameneis mox deciduis, replo persistente gracili, funi-
culis callosis retrorsis, septo ex albo hyalino diu persistentibus
donatae. Semina e lateritio fusca glabra laevia anguste elli-
ptica (2 mm long. = 1 mm lat.) superne obtusa subtruncata,
postice acutata suba ppend ¡culata e latere compressa (0,5 mm
166 ANALES DB LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
crass.) in quoque latere sulco profuDdiusculo nótala, testa
rígidula subtenui, embryone flavido, cotyledonibus eximie
accumbenlibus.
Species notis plurirnís ad Cochleariam vergens, ob locorum
altitudíoem habitu, statura, foiiorum forma sal lúdeos et va-
rietates sequentes nobiliores distinguendae :
a) Major : caules erecli elatiusculi (70-iOO mm alt. = 2,5-4
mm crass.), íoliis valdecarnosis inferis longe cuneato-spathu-
latis ápice subtruncato-rotundatis grosse 3-S-inciso-dentatis
(iO-45 mm long. = 20-22 mm lat.) caulinis obovato-orbicu-
laribus (30 mm long. = 25-30 mm lat.) in parte postica
cuneatis integris, in antica rotundata grosse 9-15 inciso-denta-
tis, dentibus (utroque latere 4-7) triangulari-ovatis obtusis
latis, sinubus acutis donatis, internodia duplo v. triplo supe-
rantíbus.
Prope Lago argentino, loco Karr-aik vocato.
b) Media : caules erecti mediocres (50-70 mm long. = 2-3
rom crass.), foliis modice carnosis ómnibus obovato-spathulatis
deorsum longe cuneatis integris. in parte antica plusmínusve
rotundatis 3-7 dentatis (10-20 mm long. = 5-10 lat.), internodia
aequantibus v. vix subduplo superantibus.
Prope Lago Argentino loco Karr-atk vocato.
c) Minor : caules humiles rosulati arcuato-adscendentes
(40-50 mm long. = 1,5-2 mm crass.), foliis crassiusculis sed
parce carnosulis inferis obovato-spathulatis (15-20 mm long.
= 6-8 mm lat.) longiuscule cunea to-attenuatis, caulinis ses-
silibus exorbiculari obovdtis(&-8 mm long. = 5-6 mm lat.)
ómnibus in parte cuneata integris, in parte antica rotundata
dentibus acutiusculís minutis 13-17 donatis, internodia ae-
quantibus V. duplo brevioribus.
Secus Rio Sehuen Joco Parr-aik vocato.
Inflorescentíae in varietatibus ómnibus identicae.
5. SiSYMBRIUlf CANBSCKNS Nutt. — Gaj, Fl. Chil. I, f. 128.
Hab. Vulgatum in cultis prope Carmen de Patagones, Febr.
1898 (C.S.).
Obs. Species v. varietates Sisymbriorum sectionis Sophiae quae
mihi e Patagonia adsunt, characteribus sequentibus distin-
guendae :
NOTA ADDENOA AD FLORAK PATAGONlGAM i 67
Ítóta stellata 8
in caule glandulosa, in foliis stellata i
tota glandulosa 5
. (longe pecJunculato 5. deserticola Speg.
2. 5^ligmate|^^^^.,. 3
«... . í glabris S. sophia L.
^ ( stellato-puberulis 5. Cumingianum F. et M.
ÍbipÍDnatiñd¡s,lobisintegrís. 5. canescens Nutt.
tnpinnatifiinis, lobisdenta-^ ^. ,. V i- o . •
;. ... . { stellato-puberulis S.ícnuw-
tis : siliquis I ^^,
^ \ simum Ph.
5. Síliquis glaberrimis S. gtanduliferum Speg.
6. SiSTMBRiUM FUBGiAifUM (Speg.) Speg. Plant. per Fueg., n. 85 et
Plant. Pat. austr., n. íii {snh Schizopetalo?).
Hab. In rupestribus prope Lago Argentino, loco Karr-aik voca-
lo, Mart. 1897 (C. A.).
Obs. Plantae ílorentes nunc tantum repertae. Flores racernoso-
subcorymbosi, pedicellis longíoribus v. brevioribus suífultí,
mediocres (7-8 mm long. et lat.) ; sépala ovato-elliptica (i mm
long.) integra ex albido pallide virescentia, obsolete trinervía,
margine subcoalescentia glabra, 8 externa parura latiera (8mm
lat.) basi lenissime gibbosula, 8 interna parum angustiora
(1,5 mm lat.) ; pétala candida sepalis duplo longíora (7-8 mm
long. = 8 mm lat.) spathulata, antice obtusa integerríma,
leniter inaequilateralia, postíce longe attenuato-unguiculata,
obsoletísslme 3-nervia ; stamina brevíora sépala non v. vix
aequantia, longíora illa vix superantia, filamentis albis tenui-
bus glabris, anteris ovatis ochroleucís ; ovarium e terete ellí-
pticum utrimque rotundatum, sessile, viríde, in dimidio infero
pilis paucis (6-8) majusculis furcatis onustum, ápice stylo
brevi cylindraceo stigmate latiusculo subhemisphaerico coro-
nato donatum, cum stylo sepalorum longitudinem vix aequans.
Siliquae albescentes v. purpurascentes, valvis ñervo longitu-
dinali mediano tenuiter costulatis, ceterum obsoletissíme reti-
culatis non deciduis donatae, seminibus sub-8-seriatis.
Species ob pétala integra a Sehizopetalo removenda, sed
Ínter Sisymbrium et Malhewsiam sat nutans.
Specimina patagónica a typo nonnihil recedunt sed nullo
modo separanda. Folia radícalia (80-85 cm long. tot.) in eolio
i 68 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
radiéis fasciculata ereclo-patentia, limbo lanceolato (40-15 cm
loDg. = 3-i cm lat.) ápice plus minusve obtuso, rachide
crassa donato, 5-9-pinnato-parlilo, lobis jugorum oppositis v.
leniter alternís, infimis parvulis remotis, mediís majoribus
(15-20 mm long. = 10-15 mm lat.) apToxiroalis, supremis
íterum decrescenlibus confluentibusque, ómnibus late ovatis
obtusis ad marginem superum dentibus 1 v. 2 latis obtusissi-
mis, ad inferum minute obsoleteque 2-3 dentatis sed basi
lóbulo majusculo v. aurícula ovala rachin obtegente orna-
tis donato, petíolo (5-10 cm long. =5-6 mm lat.) longitudi-
naliter sxríato, ad veotrem applanato v. subcanalículato, ad
dorsum convexulo praedita ; folia caulina radicalibus símilli-
ma, nisi sensim brevius petiolata supremaque sessilia et tune
basi non attenuata sed tnincata ae subamplexicaulia.
Ob pubescentiam (pili dum adsunt semper furcati) varíeta-
tes duae distinguendae :
a) Glabra : partibus ómnibus glabrís, base caulium atque
foliis juvenilibus squarruloso-farinosisexceptis, foliis rígidu-
lo-membranaceis pallide virescentíbus v. subpurpurascentibus,
leníter glaucescentibus.
b) Hispida: caulibus deorsum longe patentimque hispídissi-
mis, foliis juvenilibus pannoso-canescentibus, evolutis molli-
ter mcmbranaceis, plus minusve pubescentibus, intense virí-
dibus.
7. SisTMBRiUM SAGiTTATUM Hook. & Am. — Gay, Fl. Chih, I, f. 12i.
Hab. Vulgatum pertotam Patagonianí australem per ann. 1874-
98 (C. Berg, C. A., C. S.), et ín valle del Lago Blanco, Chubut,
Nov. 98 (n. 101, Koslowsky).
Obs. Species sat varíabilis, quandoque rígida lignosula virídis,
quandoque herbácea subtenera glaberrima glaucescens v. pilis
furcatis plus minusve adspersa, foliis integris, dentatis, pinna-
tilobis, etc., inferís attenuato-peliolatis, caulinis sessilibus
basi plus minusve longe acuteque auriculato-sagittatis, inflo-
rescentiis racemosissimplicibusv. composítis, multi-v. pauci-
florís floribus albís mediocribus, siliculis pedicello breví val-
de dicaricato, lenuibus, praelongis saepe flexuoso-vermicula-
ribus ápice in stylo brevi crasso stigmate capitellato integro v.
bilobo coronato productis.
Varíetates sequentes Ínter alias numerosas nobíliores :
NOVA ADDEKDA AD FLORAM PATAGONICAM 169
a) Communis : herbácea, pílis parcissimís, foliis víridibus,
inferís dentato-subruncinatis, caulÍDÍs subintegris, auriculis
brevibus obtusis, infloresceDtia pauciflora, sepalis víridibus.
Prope S. Cruz, Febr. 1874 (C. Berg.), Febr. 1882 (C. S.), Jan.
1894 (C. A.).
b) Andina (Vh.) Speg., Planl. Pal., n. 22 : herbácea, parcis-
sime pilosa, foliis glaucís inferís sinualo-deatatis, caulinis
vixdenliculatis aurículis brevibus acutiusculis, inflorescentia
ramosa, multiflora, sepalis viridi-glaucescentibus.
In Golfo de S. Jorge, Febr. 1896 (C. A.).
c) Purparaseens : lignosula rígidula in partibus basalibus
deusiuscule hispidula, in superioríbus glabrala, foliis inferís
acule sinualo denla lis ad hypophyllum violaceo-purpurascen-
libus, caulinis paucis minulis inlegrisbasi iruncalis vixobluse
auriculnlís, inílorescenlia ramosa pauciflora, sepalis purpu-
rasceniibus albo-marginalis.
Secus Rio Chico, prope Chonkenk-aik, Febr. 98 (C. A.).
d) Glauca: herbácea elala omnirio glabrala v. vix in margine
peliolorum cilíalo-slellala, foliis el caulibus inlense cinéreo-
glaucis, íoliis inferís oblanceolalis grosse parceque angulalo-
repandis, caulinis angusle linearibus inlegerrimis auriculis
praelongis aculissimis ornalis, inflorescenlia ramosa pauci-
flora, sepahs glaucescenlibus.
Secus Rio Gallegos, Sepl. 1897 (E. B.).
e) Exauriculata : herbácea rígidula, parce sparseque pilo-
sula, viridis, foliis inferís oblanceolalis oblusis parce sínualo-
denlalis, caulinis inlegrís sessílibusin parle poslica altenuatis
nec auriculalis, inflorescentiis ramosis paucifloris.
8. SlSTMBttlUII SUBSCANDENSSpeg., n. Sp.
Diag. Plurimetrale, perenne viride caulibus debilibus subscan-
áenltbus, tenuibus glabris, nodosis, foliis ad nodos subfascicu-
laiis subspathulaiis obiusis grosse parceque jAnnaiilobis, margine
V. etiam hypophyllo pilosulis, pilis furcalisy inflorescentiis ma-
ximis paucifloris, siliquis vermicularibus praelongis divaricatis
breviter pedieellatis apiee attenuato-^tigmatosis.
Hab. In dumelis secus Rio Negro prope Carmen de Palagones,
Feb. 1898(C. S.).
Obs. Radíx alba nodosa subsímplex (30-40 cm long. = 5-7 mm
crass.) ápice pluríceps; rami in arbuslis circumslanlibus
170 ANALES DB LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
subscaDdentes elatí (80-150 cm alt.) gráciles (3-4 mm crass.)
flexuosi rigídi iignosi, lígDO flavido compacto, cortice cinereo-
fusco donati, in parte infera nudi, apicem versus ad nodos
subfascículato-folíati; folia obovata v. spathulata (15-iO mm
long. = 0-15 mm lat.)> antice obtusa postice longiuscule
cuneato-attenuata, utrimque margine dentibus 3-4, alteráis,
supremis latis obtusis parum profundis, inferís angustis dí-
stantibus saepe pinnifprmibusornata, membranácea viridía,
pilis minutis albis furcatis margine ciliata, saepe pilis non-
nullis ad hypophyllum, rarius ad epiphyilum etiam, adspersa,
ñervo centrali tantum manifestó. Inflorescentiae racemosae
compositae divaricatae, multiflorae sed relaiatae; flores jam
delapsi non visí. Siliquae patentissímae praelongae (50-60
mm long. = 1 mm diam.) rectiusculae utrínque attenuatae,
ápice acutato-stigmatosae, basi pedicello(8-10 mm long.=0,5
mm crass.) íultae.
Species eximia sed ob flores ignotos nonnihil dubia.
9. Brata lycopodioides Speg., n. sp.
Diag. Caespitoso-e/fusa, ramis obscure subdichoíomis repeníibus
ápice erectis, foliis pro more majusculis anguste linearibus
acutis crasse carinaíis, margine minutissime acúleo lato -pee ti-
naíis, ómnibus conformibus, floribus apicalibus, silicula
majuscula ex obovato late oblanceolata, pedúnculo folia suprema
non superante fulla.
Hab. In altiplanitie sicca et aridissima pendicis austro-occíden-
talis montis Kmann-aik, prope Rio Chico, Feb. 1898 (C. A.).
Obs. Species majuscula habitu Benthamiellae acutifoliae similli-
ma. Caules laxe caespitosi rosulatim repenti-effusi (10-20cm
long.) non radicantes, laxe obscureque subdichotomi, ápice
breviter arcuato-erectiusculi, toti densiuscule imbricato-folíosí
(3-5 mm diam.). Folia omnia isomorpha, ramo adpressa recta
V, sursum leniter curvula, infera vetusta et emortua cinera-
scentia, supera v. apicalia viva virescentia non nitentia, cras-
siuscula coriacella rigidula, sat longa (6*6,5 mm long.), ad
epiphyilum plana v. vix sub ápice leniter concava, \n parte
dimidia supera anguste linearía (0,5-1 mm lat.) atque dorso
grosse obtuseque carinato-costata, in parte dimidia infera
dilatato-amplexicaulia plana ecostata, ápice acuta non v. vix
mucronulata (sed non pungentia), margine praecipue in parte
NOVl ÁDDBNOÁ AO FLORAM PATAGONIGAM 171
angustiore minute et plus minusve dense pectinato-aculeolata.
Flores..., non visi. Peduncul i fructiferi ín ramis terminales, ínter
folia suprema abscondili et illis breviorescrassiusculi(8-6mm
long. = 0,5 mm crass.) rigíduli nudi glabri obsolete sulcati
monocarpici. Siliculaeochroleucae obovatae v. oblanceolatae
(6-7 mm long. sine stylo = 3-4 mm lat. et crass.) utrimque
attenuato-subcuneatae (poslice longius quam superne) stylo e
terete subconoideo plus minusve elongato (0,5-1 mm long.)
crassiusculo rigidulo ápice non v. víx incrassato-stigmatifero
coronatae, replo diu persistente crassiusculo rígido, septo
integro, tenui ex albo hyalino, funiculis in quoque lóculo 3
subapicalibus obliquis brevibus ornatae, valvis subpergame-
neis rigidís glaberrimis, valde convexis dorso longitudinaliter
saepius valide acutiusculeque carinato-costatis, ceterum non
V. obsoletissíme nervuloso-reticulatis mox decid uis donatae.
Semina e funiculis péndula exelliplico obovata (2 mm long.
= 4-1,2 mm lat. = 0,5-0,6 mm crass.) ápice obtuse, basi
acutiuscule rotundata glabra obsolete longitudinaliter subsul-
cata, testa rufescente tenui rigidula, embryone majusculo satú-
rate viridi, radícula terete cotyiedones incumbentes aequante.
Circa siliculas nonnullas observantur sépala et stamina sub-
persistentia; sépala subscariosa rígida glabra integerrima
linearía (5 mm long. = i-,5-2 mm lat.) dorso convexo-obtusa
crassiuscule costulato-3-nervia, margine ialiuscule subhya-
lina, ventre subcanaliculato-concava, ápice obtusa subcucul-
lata, basí non v. vix gibbu1oso-callosa|; stamina erecta
filamentis tenuibus albís glabris ómnibus subaequilongis
(i, 5-5 mm long.), antheris basifixís línearibus (1 mm long.)
ochroleucis donata. Species B. monanthae (Gilg) Speg. (in
Otto Kuntze, Bev. gen. pl., III, 2, f. 4, sub Draba) valde affi-
nis et facile ejusdem varietas major.
10. Brava patagónica Speg., n. sp.
Diag. Caespüoso^eongesta compaetiuscula, ramis brevibus erectis
confertts, foliis parvulis ovatis obtusis, omnibtis isomorphis,
silicula medioeri late elliptica, pedúnculo folia suprema leniter
superojite fulla.
/Ía6. Inaltiplanitiesicca, aridissima loco dicio Karr-aik, propé
Lago Argentino, Mart. 1898 (C. A.).
Ote. Caules dense brevíterque subbotryose ramulosi, pulvínulos
17!2 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
subhemisphaericos (10-15 cm diam. = 3-4 cm crass.) sed
parum compactos efficientes, ramulis teretibus (3 mm crass.)»
totis dense loricato-foiiatís. Folia omnia isomorpha glaberrima,
ramo arete adpressa, infera arescentia sordide cinereo-nigre-
scentia, suprema et viva ex albo argéntea crassíuscula subco-
ríacella sed vix rígida, ad epipyllum leniter concava, dorso
convexula, non v. vix obsolete (in parte infera) costulata laevia,
e triangulari ovata v. elliptica (2-3 min long. == 1,3-3 mm
lal.) ápice e cuneato rotundata, non v. vix subcucullata, in
parte dimidia supera margine nuda, in dimidia infera dense
mínuteque pectinato-ciliolata. Flores in ápice ramulorum soli-
tarii foliis supremis subcupulatim cinctí, pedúnculo brevis-
simo (1 mm long.) fulti obovati v. turbinati (3-3,5 mm alt.
= 1,5-3 mm diam.) ex albo ochroleuci (in sicco I) sépala
glabra obovata, ápice cucullato-obtusa, postice attenuata
(3 mm long. = 1,3 mm lat.)duobus extimis basi extus le-
niter gibbuloso-callosis; pétala glabra alba subspathulata,
ápice obtusa integra, deorsum longiuscule attenuato-ungui-
culata (3,5 mm long. = 0,8-1 mm lat.); stamina 6, petalis
tertio breviora, antheris linearibus albis, filamentos conco-
lores breves duplo superantibus, poUine subgloboso flavo;
ovarium pusillum obovatum viride glabrum, stylo fere nullo,
stigmate obovato integro obtuso coronatum. Silículae pedún-
culo florali valde accreto nudo, folia brevíter superante,
crasso rigido glabro (3-i mm long.) suífultae, ex elliptico
obovatae (5 mm long. = 3,5 mm lat. et crass.) utrimque suf-
fulto aeque et modice rotundato-subcuneatae, stigmate minu-
to crassiusculo, stylo fere nullo suifulto coronatae, replo persi-
stente crassiusculo rigidulo, septo tenui ex albo subhyalino,
integro v. medio plus minusve fenestrato, in quoque lóculo
funiculís 3 subapicalibus brevibus obliquis ornatae : valvís
pergameneo-subcoriaceis satconvexisglaberrimis, medio dorso
longitudinaliter (praecipue in parte infera) carinato-costulatis,
ceterum leniter reticulato-nervulosis, mox deciduis donatae.
Semina obovata superne obtusa, inferné subacutiuscule ro*
tundata fuliginea laevia, non v. obsolete costulata, magnitu-
- diñe, testa et embryone ut in specie praecedente.
11. Brata PTCifOPHYLLOiDBS Speg., n. sp.
Diag. Caespüoso-congesta compacta^ ramis breviusculis erectis.
NOVA AODENDA AD FLORAM PATAGONIGAM 173
foliis pustllimis triangulari'Ovatvi subbiformibus, eaulinis
minoribus argentéis, subfloralibus latioribus pallescentibuSj
floribus acrogenis solitariis brevissime pedicellatis foliis sub-
floralibus late cupulato-cinctis, silicuUs minoribus obovato-
oblanceolatis pedúnculo folio non superante fultis.
Hab. In praeruplis aridissimis loco Orr-aik dicio, prope Lago
Viedraa, Mari. 1898 (C. A.).
Obs. Species praecedenti sat affinis et forsan ejusdem varíetatem
minorem sistens, habitu ita ad Beníhamiellam pycnophylloi-
dem accedít ut plantae ulríusque generis floribus destítutae
peraegre Ínter se dístinguendae. Caulas densissime botryoso-
ramulosi, pulvinulos convoxo-applanatos (5-12 era diam. =
35-30 mm erass.) compactos duríusculos efiicientes, ramulis
leretibus (3-2,5 mm crass.) v. e mutua pressione subhexa-
gonis, totis dense loricato-foliatis. Folia subdimorpha, omnia
taraen glaberrima arete adpressa, infera v. vetusta arescentia
sordide cinereo-nigricantia, supera et viva albo-argentea niten-
tiuscula, crassiuscula subcoriacella rigidula, ad epiphyllum
concaviuscula, ad hypophyllum convexula non carinata nec
costata, sursum cuneato-rotundata obtusiuscula, margine
superne nuda inferné plus minusve ciliolato-pectinata, ciliolis
minutis hyalinis rectis v. subretrorsis, caulina ovata supra
basin leniter coarctata argéntea nitida (2 mm long. = 4 mm
lat.)t subfloralia v. suprema triangularía basi non coarctata
sed magis dilatato-amplexicaulia magísque obtusa et rigida
(3 mm long. = 1,5 mm lat.) ex albo ochroleuca opaca ad
apicem ramulorum fere cupulam efformantia. Flores in
ramulis acrogeni solítarii inter folia subfloralia (una cura 1 v.
2 gemmis foliaceis pusillis) fere absconditi, pedúnculo bre-
vissimo (1 mm long,) fulti, obovati v. obconici (1,25 mm
alt. =1,50 mm diam.) ex albo achroleuci (in sicco!); sépala
glabra obovato-cochleata antice obtusa subcucullata postice
cunea to-attenuata (1,25 mm long. = 1.50 mm. lat.) pétala
glabra alba obovata superne obtüsissima leniterque undulata,
deorsum cuneata atque breviterattenuato-unguiculata sepalis
non V. vix longiora; staraina 6 subaequilonga pétala fere
aequantia, antheris albis ellipsoideis, filamenta concoloria
glabra triplo superantía; ovarium minutum obovatum vire-
' scens, stjlo brevi sensim in stigmate turbinatulo sublobulato
dilatato cDronatum. Siliculae lignicolores pedúnculo crasso
17!2 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
subhemisphaericos (10-15 cm diam. = 3-i cm crass.) sed
parum compactos eíBcientes, ramulis teretibus (3 mm crass.)»
totis dense loricato-foliatis. Folia omnía isomorpha glaberríma,
ramo arete adpressa, infera arescentia sordide cinereo-nigre-
scentia, suprema el viva ex albo argéntea crassiuscula siibco-
riacella sed víx rígida, ad epípyllum leniter concava, dorso
convexula, non v. vix obsolete (in parte infera) costulata laevía,
e triangulari ovala v. elliptica (2-3 mm long. = 1,3-3 mm
lal.) ápice e cunéalo retúndala, non v. vix subcucullata, in
parle dimídia supera margine nuda, in dimidia infera dense
minuteque pectinalo-ciliolala. Flores in ápice ramulorum soli-
tarii foliis supremis subcupulatim cincti, pedúnculo brevis-
simo (1 mm long.) fulti obovati v. lurbinali (2-2,5 mm alt.
= 1,5-3 mm diam.) ex albo ochroleuci (in sicco I) sépala
glabra obovala, ápice cucullato-obtusa, postice alienuata
(2 mm long. = 1,3 mm lal.)duobus exlimis basi extus le-
niter gibbuloso-callosis; pétala glabra alba subspathulala,
ápice obtusa integra, deorsum longiuscule atlenuato-ungui-
culata (2,5 mm long. = 0,8-1 mm la(.); slamina 6, petalis
terlio breviora, antheris iinearibus albis, filamentos conco-
lores breves duplo superantibus, pollíne subgloboso flavo;
ovarium pusillum obovatum viride glabrum, slylo fere nullo,
sligmate obovato integro obtuso coronalum. Silículae pedún-
culo florali valde accreto nudo, folia breviler superante,
crasso rigido glabro (3-4 mm long.) suffullae, ex elliplico
obovalae (5 mm long. = 3,5 mm lal. el crass.) utrimque suf-
fullo aeque el modice rotundalo-subcuneatae, sligmate minu-
to crassiusculo, stylo fere nullo suifullo coronatae, replo persi-
stente crassiusculo rigidulo, septo tenuí ex albo subhyalino,
integro v. medio plus minusve fenestralo, in quoque lóculo
funiculis 2 subapicalibus brevibus obliquis ornatae : valvís
pergameneo-subcoriaceis satconvexisglaberrimis, medio dorso
longitudinaliter (praecipue in parte infera) carinato-costulatis,
ceterum leniter reticulato-nervulosis, mox deciduis donatae.
Semina obovala superne obtusa, inferné subacutiusculero-
túndala fuliginea laevia, non v. obsolete costulata, magnitu-
' diñe, testa el embryone ut in specie praecedente.
11. Brata ptcnophylloidbs Speg., n. sp.
Diag. Caespiíoso-congesta compacta, ramis bremusculis erectis.
NOVA AODENDA AD FLORAM PATAGONIGAM 173
foliis pusillimis triangulan- ova tis subbiformibits, eaulinis
minoribus argentéis, subfloralibus latioribus pallescentibus,
floribus acrogenis solttariis brevissime pedicellatis foliis sub-
floralibus late cupulato-cinctis , siliculis minoribus obovato-
oblanceolatis pedúnculo folio non superante fultis.
Hab. In praeruplís aridissímis loco Orr-ai k dicio, prope Lago
Viedma, Mart. 1898 (C. A.).
Obs. Species praecedenti sat affinis el forsan ejusdem varíetatem
minorem sistens, habitu ita ad Benlhamiellam pycnophylloi-
dem accedit ul plantae utríusque generis floribus destitutae
peraegre Ínter se distinguendae. Caules densíssíme botryoso-
ramulosi, pulvinuios convoxo-applanatos (5-12 cm diam. =
35-30 mm crass.) compactos duríusr.uios efScíentes, ramuiis
teretibus (2-2,5 mm crass.) v. e mutua pressione subhexa-
gonis, totis dense loricato-foliatis. Folia subdimorpha, omnía
lamen glaberrima arete adpressa, infera v. vetusta arescentia
sordíde cinereo-nigrícantia, supera et viva albo-argentea niten-
tiuscula, crassiuscula subcoriacella rigidula, ad epiphyllum
concaviuscula, ad hypophyllum convexula non carinata nec
costata, sursum cunento-rotundata obtusiuscula, margine
superne nuda inferné plus minusve ciliolato-pectinata, ciliolis
minutis hyalinis rectis v. subretrorsís, caulina ovala supra
basín leniter coarctala argéntea nítida (2 mm long. = 4 mm
lal.), subfloralía v. suprema triangularía basi non coarctala
sed magís dilalato-amplexícaulia magisque obtusa et rígida
(3 mm long. = 1,5 mm lal.) ex albo ochroleuca opaca ad
apicem ramulorum fere cupulam eiformantia. Flores in
ramuiis acrogeni solilarii ínter folia subfloralía (una cum 1 v.
2 gemmis foliaceis pusillis) íere abscondili, pedúnculo bre-
vissimo (1 mm long,) fulti, obovali v. obconici (1,25 mm
all. =1,50 mm diam.) ex albo achroleuci (in sicco!); sépala
glabra obovato-cochleata antice obtusa subcucullala postice
cunealo-atlenuala (1,25 mm long. = 1.50 mm. lal.) peíala
glabra alba obovala superne oblusíssíma leniterque undulala,
deorsum cunéala atque brevíterattenualo-unguiculata sepalis
noD V. víx longíora; stamina 6 subaequílonga pétala fere
aequanlía, antheris albis ellípsoídeís, íilamenla concoloria
glabra Irí pío superantía; ovarium minutum obovatum vire-
scens, stjlo breví sensim in stigmale turbinalulo suhlobulato
dilátalo coronalum. Síliculae lignicolores pedúnculo crasso
176 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
<9. CoLOBANTHüs LTCóPODioíDss Gf. = C. Lechlerí Ph. — C. polycne^
moldes Hier. — Speg., Plant. Pal. austr., n. 57. — Prim. Flor.
Chub., n. 24.
J7a6. Per Patagoniam mediam et austraiem vulgatus per ann.
1874-98.
Obs. Specimina in Freto Magellanico lecta minus robusta ramís
subherbaceís, chubutensía vero valida radice lignosa, ramís
pulvinulato-contractis rigidioríbusque.
20. Ltchnis ANTÁRCTICA OK. — Olto Kuntze, Rev. gen. plant., III, 2,
f. 14. — I. chilensis Speg. (non Gay), Plant. Pat. auslr., n. 30.
Hab. Non rara in rupíbus collinis propo Lago Argentino, 1884
(T. F.)etFeb. 1898 (C. A.).
Obs. Species antea a me ut varietas nana v. depaupérala L. chi-
lensis G. Gay sumpta. Specimina mea lamen a descríptione Cl.
O. Kuntzei recedunt scapís saepe 2 v. 3 juga íoliorum geren-
libus el praecipue calyce minute glanduloso-puberulo neo crí-
spalo pubescente I
21. Calandrinia PATAGÓNICA Speg., n. sp.
Diag. Perennis, humilis glaticescens, undique laxe papilloso-
viscosa, foliis ad scaporum basin fasciculatis, anguslissime
linearíbus subacutiusculis, scapis 4-3 floris vix folia superan-
tibus, sepalis ovatis glanduloso-viscosis dorso margineque
parce grosseque fimbriato-appendiculatis quam peíala glabra
ladea persistentia atque capsula ovala brevioribus.
Hab. In arenosis aridis prope Emelk-atk secus Rio Chico, Dec.
1 897 elpropeíarr-aiAsecus Lago Argén tino, Mari. 1898 (C. A.).
Obs. Species sectíonis B, I, 5 Philippianae (cnfrl. Phil. in An. Un.
Chil. vol. LXXXV, f. 171) prope C. Vidali Ph.(l.c., f. 190)
inserenda.
Rhizoma? gracile longiusculum (5-20 cm long. = 2-3 mm
crass.) cortice laevi fusco tectum bine inde nodulosum, ad
nodos ramulos solitarios plus minusve clongatos superfíciem
soli allingentes emiltens. Ramuli in parle Ierra abscondila
(5-20 mm long. = 1 mm crass.) nudi ochroleuci, in parle
exerla (30-60 mm long.) deorsum dense fasciculatim foliolalí,
sursum scapiformes subnudi apiceque pauciQori. Folia con-
fería anguslissime linearía (15-35 mm long. .= 0,7-1 mm
iat.) crassiusculecarnosula, deorsum longe attenuata, sursum
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGONIGAM 177
acutiuscula, ad epiphyllum conve&ulo-plana. ad hypophyllum
leníter canalículata atque obsolete costulata (an ín sicco
tantum?), e viridi glauccscentía, ubique papíllis minutissi-
mis subhyalinis vix perspicuís laxe adspersa» viscosula atque
granulis arenae plus minusve dense veslita. Scapi folia panim
superantes virides v. subpurpurascentes recti v. sigmoideo-
flexuosi, íoliis paucis quam radicalia duplo v. triplo brevio-
ribus rennotis ornati, superne alterne 2-3-flori.
Flores pedicello ante et per anthesin folio fulcrante breviore
V. aequilongo (3-3 mm long.)» post anthesin duplo longiore
(7-iO mm iong.) fulti; sépala ovata obtusiuscula (3-4 mm
long. = 2,5 mm lal.) integra sed margine (utroque latere 3-3)
et dorso (3-6) fimbriis carnosulis subcylindricis (0,3-1 mm
long.) tenuibus obtusis ornata ut scapi el pedicelli papilioso-
viscosula atque arena vestita; pétala 3 candida obovata v.
spathulata (3-6 mm long. = 3-2,3 mm lat.) obtusa integra
sepalis subduplo longiora, glaberrima, post anthesin exare-
scentia persistentia; stamina 3 petalís fere duplo brevíora
libera, filamentis tenuibus hyalinisdilalatulis, postice margine
minute ciliolatis, antheris parvulis erectis albis linearibus;
ovarium viríde glabrum ellipticum v. ovatum (1,3 mm long.
= 1 mm diam.) superne ín stylo albescente cylindraceo illius
longitudinem non v. vix superante apiceque in lobulis 3 diva-
ricatis ovatis ciliolatis partito productum.
Capsula ovato-elliptica ^6 mm long. = 3 mm diam.)
superne corolla arescente tecta, calyce accrelo, illam aequante,
vestita, glaberrima, tenuiler membranácea utriculiformis, 8-16
sperma; semina suborbicularia (0,3-0,7 mm diam.) com-
pressa, sed lateribus convexulis, margine acula (subalata)
glabra, fusco-castanea, nitentia, laevia (vix sub lente validis-
sima minutissime obsoleteque papilloso-reliculata).
(Continuará).
áh. toe. cnirr. aug. — t. xltii 12
LA ECUACIÓN LINEAL
COEFICIENTES CONSTANTES
Fórmula general. — Tomemos la ecuación lineal :
siendo P, Q, . . . , R, T constantes, V función de x ; hagamos :
■k=fe"ud», (O
y tomemos z y u como funciones dea; s variable independiente,
tendremos diferenciando con respecto á w :
^, = fz'.e-ud..
de donde :
\ z=T f e'' . u . dcL + R f z . e"' . u . djL + ... +
P f z""-' .e^' .udoL+ f z"" . e*- . udoL,
poniendo todo bajo el mismo signo integral, y sacando el factor
común e^udx, viene :
V = J [T + Ra 4- ... + Qz" " ^ + Pz'' " * -t- z^] e'^uda;
LA ECUACIÓN LINEAL Á COEFiaENTES CONSTANTES 179
haciendo :
T + R2 + ... + Qz'* - * + P^'' " ' + z" — J = ?(^);
tendremos por ser [9 (z) w == 1] :
Y= f ^(z) e'-udoL = f e^dd . . . ; (M)
llevando á (1) el valor de u, habrá :
Estas dos fórmulas resuelven el problema.
Pueden presentarse dos casos, y son : que [9 {z) = 0], no tenga
raíces iguales, ó que las tenga.
Primer caso : [9 {z) = 0] no tiene raíces iguales. — En este caso
habrá :
<f{z) z — rt z — r-i ' z—r, ' z—r^-i
z — rn
(2)
siendo: r, , r.¿, ..., r^, .... r;».,,r^,
las raíces de [9 (z) = 0], y además :
9 (Z) 9 (Z)
llevando el valor de — r^» dado por la fórmula (2), á la (N), ten-
9 (z) ^
dremos :
• • • + A„ f-^ d«; (3)
180 ANALES DE LA SOCIEDAD GIEMTIFIGA ARGEMTIlfA
Z — Tg
^o'
tendremos, diferenciando con respecto á x :
dvg rze^'dx
dx J z — r,
de donde :
,-^.-Ji-77/«=V = ^— .«.; (4)
pero en la ecuación lineal de primer orden :
dy + y^ (a?) íto = F (x) dx,
el valor de y es :
aplicando esta fórmula á la ecuación (4), tendremos :
V, = e'-'^ . f Ve- '••da? = e"* fc. + /^Ve" ''''da?! :
siendo (G«) constante arbitraria.
Llevando esta expresión á la (3), resultará :
[ aTci + fe' '•^' . \dx^ e^' + AíTCa + fe- ''^ . Vd»! e''-* + ...
X= +
+
+ ... + A„ [/'e- '•-^Vda? + C J e''^ .
Segundo caso : [9 (z) =: 0] íie/ie raíces iguales, — El desarrollo
de — TT' dado en la fórmula (2), no conviene cuando hay raíces
iguales, pues, si [r^ = r^ ^1], resultará [A^ = 00 ] y [Ap + , = 00 J,
LA ECUACIÓN LINEAL Á COEFICIENTES CONSTANTES
181
por lo tanto el valor de X, dado por la fórmula anterior, sería
ilusorio.
Ahora bien, en la ecuación [9 (z) = 0] del grado
n = [flo + a, + ^2 + . . • + a, + . . • + «m],
puede eslar la raíz [r^], repelida [a^] veces; la (rj), (a») veces; . . . ;
la (r.), (o,) veces; . . . ; y la (r„), (a„) veces, luego ;
9 (2) = [z — ro]"o . [z — »•,]«. . [z — r,]"» ... [2 — r,]<^
... (z — r„]«-;
1
y el único desarrollo que admite -7-^1 en este caso, es :
?(«)
Ro[o]
R«[í]
Rolt]
Ro[ao— 1j
[a - rol«« "•" (z - ro]«« - ' "•" - + [z - ro]«. - ' "•" - "•" z - n
R. [<>1 . R.f] . , R. N . , R. [q. - < 1
[5 — r,|«. "^ [z - r,J«. - . "^ - "^ [z _ r,]«- " ' "^ •" "^ "T^^TT"
+
+
?(3)
R. [»»1
RJí]
R. ['1
R. I a. - i]
[z - r,J«- "*" [z - r.j«-- ' "^ - "^ [z -r.]«. - '• "^ - "^ "X=
+
+
RmfO] , Rm[1] R». [ij , RmK-1]
(«-rj-"^ [z-r„J— ' ^ - + (a_r„]«--«- "^ - ^
z — r
llevando este valor á la fórmula (N), tendremos :
e'-d:
e"di
^e"da \
Ro Wfjib^. + - + RoW/f,-^^.- + .- + Ro [oo - i J/I^
+
e"da
/.
+ +
e"da
e*'da
■>.l«l/p^+...+i«4.l/p^^+...+H.K-.j/^
182 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Tomemos la fórmula hallada anteríormeote :
—-— = e''*^ / Ve- '•■ «^díí? ;
diferenciando {i — \) veces con relación á (r^), tendremos :
de donde por ser :
[1 . 2 . 3 ... (¿ — 1)] =r(0:
resulta :
1
d^ ^r e-da 1 ^--(e^/^-V^
.2. ..(/—I) j(z_rj^-r(í) • dr.^-' ' ^
por lo tanto, las fórmulas (P) y (Q) resuelven el problema.
Sea F (»), y (p (a?) funciones enteras de (a?); F (a?) del grado {q) ;
(f (a?) del grado (p) , [q<p + n\,y además F (o?), 9 (x) y (a? — a),
primos entre sí, tendremos :
P(^) ^ A N ? (^) + (a? — ^)" F^ (a^).
(x — a)" 9 (a?) (a? — a)'* 9 (a?)
siendo fa (x) de grado (n — 1), tendremos que fa (a?) 9 (a?) será de
grado inferior al (p + w). [/a (») y Fi (a?), funciones enteras de x] ;y
como F (a?) es también de grado inferior al (p + n), (a? — o)** Fi (a?)
también lo será, y, por lo tanto, Fi (a?), será de grado inferior á
9 (a?), luego :
(x — af 9 (a?) (a? — a)'* "^ 9 (a?) ' ^ ^
pero 7-^^ — —;> por ser /a (a?) de menor grado que (n), se puede des-
\X — — d)
arrollar, solamente en la forma única :
fa (a?) _ Aq Al
(a._a)«-(a,_a)'^"^(a^-ay*-^^ '•• "^ . .^,.
A A 1 ^ '^^
(aj—a)'»-* ^ ••• ^a; — a
LA ECUACIÓN LINEAL Á COEFICIENTES CONSTANTES 183
y por ser Fi (x) de grado inferior á 7 (x), también habrá (sí es que
en 9 (x), no existe un factor (a? - by) : ^
Fi(a^)_ B C \ ^ '
r - — - -h . . . -| —
9 (a?) X — b X — c " X — r
siendo : 9 (a?) = (a? — 6) . (a? — c) . . . ^a? — r) ;
pero si existe un factor del grado t, habrá :
Fi(cg) ^ f,(x) F,(a>)
(X - by ?, (x) {X - by "^ 9i (») *
de manera análoga, á la anterior, demostraríamos que fb {x) es del
grado (/— 1), y que Fgla?) es de grado inferiora 91 (a?), luego, pues,
en general :
{X - ar(x ~ by ... {x^ cT (X - ar '^ (x - by ^
• • • I
{X — c)'^
aplicando la fórmula (2'), y haciendo :
(a? — aT (x ^ by ... (a? — c)'" = ^J (a?),
tendremos :
i (» — a)" ■*■ (» — o)" - ' "^ ■ " "•" (£0 — a)" - '
B« , Bi , B, _ 1
í _ 1 + • • • ~r
X — 6
4- +
M) , Ci , , Cm - 1
{X - cy (» — c)"* - * a — c
Ahora oien, volvamos á la ecuación (1 ')« pongamos en fa (x), en
vez de w, su igual [x — a + a], desarrollemos según el teorema de
184 ANALES DE LA SOCIEDAD CIEUTÍFICA ARGEHTINA
Taylor, y puesto que x está tomada hasta la potencia (n — 1 ),
tendremos :
... + (x — af'^
I . 2 ... (n — 1)
dividiendo todo por (a? — a)'*, tendremos :
df{a) d'f{a) I
fa(x) ^ fia) da da' '\ ,2 ^
(a? --a)" Ix — ay^ix — ay-'^ (x — a)'"'' "^ (
da'*-* ' i . 2 ... (n — O 1
d«-
... +
(a? — a) i
pero como (1 ')f sólo admite un solo desarrollo de esta forma, es
necesario que (2') y (4') sean idénticas, luego :
d^fja) d''-'f(a)
k,-f(a), A,--^. ^^-(—2' - *"-^-1.2...(n-1)'
Ahora sólo nos falta averiguar el valor de /"(a).
Multipliquemos los dos miembros de la ecuación (1 ')por(a;~a)'',
tendremos :
gg = /■„(») + "—>•■/■('";
pero como por hipótesis :
(x — a); F{x) y ? (a?),
son primos entre sí, tendremos para {x = a) :
9(a)
LA ECUACIÓN LIRBAL Á COEFICIENTES CONSTANTES 185
Yolviendo á la ecuación lineal tendremos : aplicando estas fór-
mulas y haciendo :
(z-n)<"_ (g-r,)«._ •(z-r,)°-_
9 (a) - ' ^""'^ ' ?(z) -'^'^" ••• ?(z) -'^'^•^•
respectivamente para
(2 = ro) ; (2 = r,) ; . . . ; (z = r.) ;
que
d'fin)
R.(0) = Aro); R„(0 = ^: ...; Ro(t)=^ .tfs.i
R.(0) = ^(r.); R.0)=^^^ ...; R. (O = ^TyfVri-
llevemos á (P), los valores de R hallados aqui, y además pongamos
en vez de
/
(3 — r.y
rf' - 't>.
rfr * ~ *
SU igual '
\ . 2 . (<— 1)
tendremos :
(/«.-'v, rf/-(ro) d«.-2t;o d'^'-'fíu)
drt"» - » , dro dro«« - 2 , dro«
— 1
oro aro"» - z ^ _^ «rp-» - •
I .2.(a«— 1)"^ I . 2. ..(o, — 2) - "I"! .2.3... (««— I) ""^
d«- - '«, d/'(r,) rf°--»t>i rf°'-Y(r,)
*— I .2. (a, — 1)^1 .2... (a, — 2) ' "* i . 2 . 3 ..,(«,— 1)
+
/^ "-^¿r^g— ■ , rfr„. dr^»-» . dr„.°— ■
< . 2 . (a„ — 1) ' < .2... (a„ — 2) ' ■" '1.2.3... (fl„. — I)
186
pero
AMALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
dPf(u)
dro'
T-t-
+
tk\ ~l • • • l" •
1 .2.(ao— I) ' 1 .2... («0 — 2) 1.2... {úo- 3)
dro*
ri|.^ao-(t-Hi)
1 . 2 ... t I .2.3...[ao— (t+ 1)]
+ ... +
í/ro^o - *
I . 2 ... (Oo — I)
. 1^0,
es igual á
luego, finalmente :
i .2 ...(flo— O^^'o'**""^
i . 2 . 3 ... (ao— 1) .dro«o-*
¿a.~i I gr,x re-'''^V.da?./'(r,) I
i . 2 . 3 ... (fli— 1) . íir,«.-» "*"
+
X =
/
+
¿a, - 1 je'-'^ fe-'-'-^V . da? . /'(r,) 1
1 . 2 . 3 ... (a, — 1) . dr,^'^^ "^
+
d«-
-l rgr«,a; r
^r^jo I cr^'-^y . da?
. r(r.n)]
1.2.3... (a,„ — I ) . dr,„''- - »
Manuel Gonzílbz.
Buenos Aires, 1899.
CUESTIONES SANITARIAS
Por el ingeniero DEMETRIO SAGASTOHE
(1)
Ál doctor Guillermo Udaondo,
Es evidente la necesidad y urgencia de conlinuar el saneamienlo
de la ciudad de Buenos Aires, hoy limitado á las dos terceras partes
del radio de Baleman de 1876 y al distrito 30 (Boca y Barracas), pro-
yectado en 1884,— mediante la provisión de agua y el servicio de
cloacas.
Para extenderlo hasla los límites del proyecto del eminente in-
geniero, se necesita dos cosas : agua suficiente y varios millones
de pesos.
¿Cómo se obtendrán el agua y el dinero?
En principio de ejecución ya los trabajos que permitirán dispo-
ner de 150.000 metros cúbicos de agua por día, máximo posible en
aguas bajas, con el conjunto de obras actuales,— es necesario que
ese volumen baste para los 600.000 habitantes en que puede cal-
cularse la población dentro de ese radio. — Y bastaría si, como dice
Mignet, « los hombres supiesen entenderse cediendo unos lo super-
fluo y contentándose los otros con lo necesario».
Son superiluos los 33 litros más, por día y por persona consumí-
dos en 1896 (véase cap. II) sobre los 181 que calculó Bateman, y sí
(1) Es de gran actualidad la publicación que comenzamos de este importante
estadio de nuestro malogrado consocio el ingeniero Demetrio Sagastume, cuya
desaparición lamentan todos los que le conocieron.
188 ANALBS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
los abonados no los ceden se dispone para obligarlos de un medio
rauy sencillo y efícaz : la generalización del medidor en la dis-
tribución.
El fundamento filosófico, diremos así, de cada uno de los dos
sistemas principales de distribución de agua, hoy en pugna en las
grandes ciudades, puede expresarse del siguiente modo:
Sistema de distribución cpntinua con canilla libre. Considera á la
humanidad tal cual debiera ser.
Sistema de distribución continua con medidor. La considera tal
como es : egoista antes que altruista.
Este incita el interés particular en pro del interés general, de
modo que cuidando lo propio se cuida también lo ajeno; aquél,
anulando el interés individual, permite se malgaste lo propio y lo
ajeno.
En el primero, cuánta más agua se tiene, más se necesita; ha-
ciendo la demanda ilimitada, como dice Couche, no permite jamás,
cualquiera sea la cantidad de agua de que se disponga, hacer un
servicio satisfactorio.
En el sistema del medidor hay tantos interesados en la conve-
niente utilización del agua, cuantos abonados existen : en el de
canilla libre, los esfuerzos del único interesado, — la Administra-
ción,— se estrellan contra la falta de cooperación de la mayor parte
de los abonados.
En el capitulo II de este ensayo se intenta la demostración de la
suficiencia de los 150.000 metros cúbicos de agua por día para ser-
vir con amplitud á la población calculada dentro de todo el radio de
Bateman supuesto saneado.
¿Y EL DINERO? El cambio del sistema de distribución implica el
de la renta : en vez de un tanto por ciento sobre el precio locativo
del inmueble (que según la picante frase del Director del servicio de
agua en Brookiyn Mr. Forbes, equivale á contar los arcos de un
barril de harina para apreciar el valor de su contenido), se estable-
ce el precio de la unidad de volumen de agua suministrada y eli-
minada, 12 centavos y 8 centavos por metro cúbico respectivamen-
te (véase cap. IV donde sediscute ampliamente este punto).
El mejor aprovechamiento del agua permitirá, rebajando las
tarifas, aumentar no obstante las entradas: Paris y Berlin ofrecen
ejemplos notables de ello (cap. III y IV).
Y si las entradas aumentan, hasta permitir por ejemplo el servi-
cio de la deuda de las obras de salubridad ¿ habrá dificultad en
CUESTIONES SANITARIAS 189
oblener un empréstito de 45 á 20 millones de pesos moneda nacio-
nal para llevar á cabo las ampliaciones ?
Ninguna, y hasta será ventajoso: para el gobierno será un alivio,
para el público de fuera del radio actual importará la seguridad
de tener pronto servicios sanitarios, para el de dentro, aparte de
las posibles ventajas de una diminución en el monto de los servi-
cios, habrá las seguras de una evidente mejoría en la higiene ge-
neral debido al ensanche del radio saneado.
Algunos de estos conceptos no aparecen muy claros á primera
vista.
¿ Es qué consistirá el alivio para el gobierno ?
Reanudado el servicio de la deuda externa debe abonar cada año
1.912.500 pesos oro para el del empréstito de obras de salubridad,
suma que durante unos 6 años tendría que extraerse de rentas ge-
nerales si el Gobierno destinase cada año á las obras de ampliación
el exceso de las entradas sobre los gastos de la Administración de
Obras de Salubridad, que oscila al rededor de 3.000.000 de pesos
moneda nacional por año. Es difícil ó mejor dicho imposible que
pueda efectuarlo: en cambio sería llevadero atender á una deuda á
mayor plazo, como ¡es un empréstito sobre todo cuando las obras
mismas aseguren su servicio.
Por otra parte ¿es justo que de rentas generales se distraigan
esas sumas que han de emplearse en servicios eminentemente mu-
nicipales? ¿No sería mejor que Buenos Aires pagase sus servicios
de salubridad imitando á Paris, aunque sin llegar á lo que hace
Berlín, que después de abonar interésy amortización de su emprés-
tito correspondiente al servicio de agua deja todavía, como en el año
fínanciero 1890-91, una utilidad de 2.193.133 marcos?
La seguridad de los habitantes defuera del radio actual de tener
en menor tiempo los servicios, por los medios que sostenemos en
este ensayo, quedará demostrada con esta simple enunciación, para
que el Gobierno pudiera en 6 años entregar 18.000.000 de pesos
moneda nacional á la Comisión de Obras de Salubridad tendría que
disponer de 1 1 .475.000 pesos oro en igual término para el pago del
servicio de la deuda. Necesidades para él más perentorias le im-
pedirán hacerlo.
Pero en la enunciación délas ventajas está la que muchos consi-
deran como una utopía : la posible diminución en el monto de los
servicios en propiedades dentro del radio actiuil á consecuencia de la
generalización del medidor.
190 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Hemos tratado de demostrar en el capitulo lY que esto será una
realidad para los que se contengan dentro de un justo límite en el
consumo, como lo ha sido en París, enBerlin y doquiera se ha es-
tablecido el sistema.
Sirvan estas cuatro palabras como de síntesis de esta parte de
nuestro imperfecto ensayo. Si obtenemos algunos datos que nos
faltan, trataremos la cuestión propuesta de aumentar la provisión
de agua á 250 litros (valor medio) por día y habitante para una po-
blación de un millón de personas, lo que, a priori, no nos parece
factible sino por el establecimiento de una distribución de agua sin
filtrar para dotación abundante de servicios públicos é industriales
y en todo caso es cuestión que deberá resolverse recién después de
completar el radio de Bateman.
(Continuará).
MISCELÁNEAS
Lios nuevos fósforos. - Parece estar resuelto un difícil problema que
mocho ha preocupado á tos higienistas, el de la proscripción del fósforo blanco en
U fabricación de las cerillas fosfóricas. Buscóse en Taño durante muchos años la
sustitución del fósforo venenoso — causa de la neurosis maxilar, de envenena-
miento crónico en los obreros — por un agente menos deletéreo, hasta que, al
On, hacen unos pocos meses, la solución parece haber sido hallada, y satisfactoria.
Tomamos de un reciente artículo del doctor Cartaz; publicado en La Naiure (18
de febrero los siguientes datos al respecto.
La solución de la cuestión se debe á los señores Sev^ne y Cahen, ingenieros
de las manufacturas del Estado, que han conseguido confeccionar fósforos coa
una combinación fosfórica menos deletérea, el sesquisulfuro de fósforo.
El período de ensayos se ha cerrado desde hace tiempo, y hacen ya varios me -
ses que todas las manufacturas de Francia no emplean ya ese agente, como se
hecha de ver en las cajas, que llevan la marca S. C.
Para darse cuenta de la toxicidad relativa de ambas clases de fósforos, basta
consignar los siguientes datos. Una dosis de fósforos blanco de 3 miligramos
por día basta para matar rápidamente un cobayo: con el sesquisulfuro se ne-
cesitarían 10 veces más, es decir, 3 centigramos por día (ó sea 3^*^50, es decir,
el peso de sesquisulfuro contenido en 6000 fósforos, para un adulto).
En cuanto á la composición de la pasta, es la siguiente, para fósforos de leña
paraílnada :
Sesquisulfuro de fósforo. • 6
Clorato de potasa ÍU
Blanco de zinc 6
Ocre rojo * 6
Polvo de vidrio 6
Cola 18
Agua 34
La comp<>sición varía algo según se trate de fósforos azufrados, parañnados ó
de cerilla.
En fin, los procedimientos de fabricación no han variado sensiblemente, lo
que es de grande importancia económica.
192
UTALBS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
liOs pesos atómicos. — La comisióo nombrada por la Sociedad alema-
na de química y compuesta de los señores Laodolt, Ostwald y Seubert» para de-
terminar los valores de los pesos atómicos á emplear eo la práctica, recomienda:
1* Tomar el peso atómico del oxígeno igual á 16,000 y calcular los pesos ató-
micos de los otros elementos según las proporciones de sus combinaciones con
el oxígeno determinadas directa ó indirectamente ;
2* Adoptar los valores siguientes que son probablemente los valores más co-
rrectos conocidos hasta la fecha :
PesoB
Nombres y Símbolos atómicos
Aluminio, Al 27.1
Antimonio» Sb 120
Argón í?), A 40
Arsénico, As 75
Bario, Ba :.. 137.4
Bismuto. Bi 208.5
Boro, B 11
Bromo, Br 79.96
Cadmio, Cd 112
Cesio, Cs 133
Calcio, Ca .' 40
Carbono, C 12.00
Cerio, Ce 140
Cloro, Cl 3"). 45
Cromo, Cr * 52.1
Cobalto, Co 59
Colombio, Cb 94
Cobre, Cu 63.6
Erbio (?1. Er 166
Fluor, F 19
Galio. Ga 70
Germanio, Ge 72
Glucinio. Gl 9.1
Oro, Au 197.2
Helio (?j, He 4
Hidrógeno, H 1.01
Indio, In 114
Iodo. I 126.85
Iridio, Ir 193
Fierro, Fe 56
Lántano, La 138
Plomo, Pb 206.9
Litio,Li 7.03
Magnesio, Mg 24.36
Manganeso, Mn 55
Mercurio, Hg 200.3
Nombres y Símbolos aWiJü^s
Molibdeno, Mo 96
Neodimio (?), Nd 144
Nickel, Ni 58.7
Ázoe, N 14.04
Osmio, Os 191
Oxígeno, O 16
Paladio, Pd 106
Fósforo, Ph 31
Platino, Pt 194.8
Potasio, K 39.15
Presodimio (?), Pr 140
Rodio, Rh 103
Rubidio, Rb 85.4
Rutenio, Ru 101.7
Samarío (?), Sa 150
Scandio, Se 44.1
Selenio. Se 79.1
Silicio, Si 28.4
Plata, Ag 107.93
Sodio, Na 23.05
Estroncio, Sr 87.6
Azufre. S 32.06
Tántalo, Ta 183
Teluro, Te 127
Talio, TI 204.1
Torio, Th 232
Estaño, Su 118.5
Titanio, Ti 48.1
Tungsteno, W 184
Uraraio, ü 239.5
Vanadio, V 61.2
Yterbio, Yb 173
Ytrio, Y 89
Zinc, Zn . , 65.4
Zirconio, Zr 90.6
Estos números son, en principio, dados solamente con un número de deci-
MISCELÁNeA 193
males tal qaela líltima paeda ser considerada como exacta. Los pesos atómicos,
determinados por Stas, por ejemplo, son dados coq dos decimales, pues sólo
comportan errores de 3 á 6 unidades de la tercera decimal. Los demás pesos,
determinados menos exactamente, sólo están dados con un decimal, ó no lo son
(ou pas du toui).
Los pesos seguidos de un ?; pueden no ser exactos ni siquiera ]en su parte
entera.
{Revue scientifique^ febrero 4 de 1899.)
Una reciente discusión sobre la eonsangruinidad. — La
Revue scientifique del 11 de febrero último, trae un resumen de una interesante
discusión sobre el tema expresado en el título, levantada en la Academia de me-
dicina de Bélgica hace poco.
He aquí la conclusión que se adoptó después de un debate contradictorio bas-
tante largo: conclusión, formulada por M. DeneíTe : « Creo con M. Demarbaixque
es contrario á las leyes de la biología admitir que la consanguinidad, por sí
misma, pueda engendrar enfermedades en los descendientes; la prueba de ello se
ha dado un gran número de veces, tanto en el hombre como en los animales ».
«
La desnatupalización del alcohol* — La cuestión de la desnatura-
lización del alcohol es de aquellas que preocupan siempre al fisco y á la industria,
pero á títulos absolutamente opuestos. Si el primero pudiera proceder á su an-
tojo, el problema estaría pronto resuelto : un producto cualquiera que hiciera el
alcohol imbebible, ininflamable, que lo privara de la mayor parte de sus propie-
dades y que por lo mismo impidiera toda tentativa de regeneración. Pero la in-
dustria ó mejor las industrias reclamarían, con razón, contra tal tratamiento, que
haría inutilizable para ellas el alcohol. Ahora bien, como la desnaturalización se
hace precisamente para permitir á ciertas industrias el empleo del alcohol exone-
rado de derechos fiscales, sin que ellas puedan, por fraude, regenerarlo y ven-
derlo como bebida, se ve bien que giraríamos en un círculo vicioso.
Es necesario, pues, que un buen desnataralizador dé seguridades al fisco y no
ponga trabas á los empleos industriales del alcohol. Este problema parece senci-
llo: en realidad es excesivamente complejo, vista la diversidad de industrias que
utilizan el alcohol ; lo que no estorba á una es por el contrario un inconveniente
para la otra. Para ciertas industrias, la cuestión de un desnaturalizador es tan im-
portante que la Cámara sindical de la perfumería francesa ha abierto un concurso
entre todos los químicos franceses para la invención de un desnaturalizador del
alcohol, susceptible de ser empleado en la fabricación de los productos de la per-
fumería ; el premio propuesto era de cincuenta mil francos. El desnaturalizador
debía ser incoloro, no modificar el gusto ni el olor del alcohol, estar desprovisto
de toda acción química, no disminuir el poder disolvente del alcohol para las
esencias y otras materias utilizadas en perfumería, no ser ni tóxico ni nocivo y
. ser, por fin, de un precio modesto.
; Un verdadero mirlo blanco !
Pero no es esto todo, bajo el punto de vista fiscal, el desnaturalizador una vez
incorporado al alcohol, no podrá ser separado ni práctica ni económicamente por
ningún medio, y deberá poder ser delatado fácilmente en cualquier líquido alco-
hólico por una reacción sencilla. El concurso cerrado el 15 de junio del año pa-
111. SOC. CISTr. ARG. — T. XLVII 13
194 AN4LES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
sado no ha dado, que separaos» un resultado práctico, á pesar de la importancia
del premio propuesto. Es necesario convenir que las condiciones exigidas para
el desnaturalizaüor son bien difíciles de encontrar reunidas en un solo cuerpo.
Colocándose en otro punto de vista : la aplicación del alcohol á la calefacción,
al alumbrado ó á la fabricación de ciertos productos químicos, el problema, aun
cuando complicado, ha recibido una solución bastante satisfactoria por el empleo
del aceite de acetona.
No es aún, seguramente, el desnaturalizador ideal que se aplica á todos los casos,
pero es incontestablemente uno de los más eficaces, en los casos antes enume-
rados.
El aceite de acetona ha sido preconizado como desnaturalizador^por Lang, di-
rector del laboratorio del estanco federal suizo y est€ país lo ha adoptado. En
Francia, la Comisión técnica, nombrada por el gobierno francés para estudiar la
cuestión de la desnaturalización del alcohol, aunque reconociendo la superioridad
del aceite de acetona sobre los otros desnaturalízadores, no ha adoptado este pro-
ducto, pues su producción industrial es demasiado re$trin>;ida.
No se conocían, en efecto, más que dos fuentes de producción : los residuos de
la fabricación de la acetona y la oxidación do los aceites brutos que resultan de
la rectificación del alcohol; ninguna de las dos permitía tener el aceite de acetona
en cantidad y á bajo precio. Puesto entonces al corriente de la cuestión 'por el
eminente químico Priedel, miembro de la Comisión de desnaturalización, el pro-
fesor A. Buisine, de la universidad de Lílle, comenzó a estudiar la cuestión, en
colaboración con su hermano P. Buisine y la resolvió en un laboratorio de una
manera tan satisfactoria que el estado le acordó una subvención para hacer ensa-
yos de fabricación en grande escala.
El aceite de acetona está constituido, en gran parte, por un homólogo superior
de la acetona ordinaria: la metiletilacetona que hierve á 81^ C.. temperatura pró-
xima al punto de ebullición del alcohol. Un procedimiento general de preparación
de la acetona consiste en someter á la destilación seca, el acetato de cal.
Tomando una mezcla de ácidos grasos 'propióníco, butírico, etc.), se obtienen
aceites de acetona, y los señores A. y P Buisine, en un hermoso trabajo de con-
junto sobre las aguas de desengrase de la lana, han mostrado que estas aguas su-
fren espontáneamente una fermentación especial compleja, que desarrolla en par-
ticular ácidos grasos volátiles.
Las aguas de grasa de lana fermentadas (ocho días) son desembarazadas del
amoníaco por ebullición, luego aciduladas con un ácido mineral : los ácidos volá-
tiles son extraídos por -el vapor de agua, se les satura por la cal y se evapora á
sequedad. Las sales de cal deshidratadas son entonces sometidas á la destilación
seca.
Los productos destilados son rectificados dos ve^^es, suministran así 60 por lOQ
de aceite de acetona (metiletilacetona).
Esta fuente de aceite de acetona es muy abundante, puesto que solamente en
Roubaix y en Tourcoing, se produce cada día, más de 500 metros cúbicos de aguas
de grasa de lana que darían 7500 kilogramos de aceite de acetona ; la cantidad de
alcohol que podría ser desnaturalizada por este procedimiento no exigiría una
producción mayor de 300 á 400 kilogramos de aceite por día.
En cuanto al precio, los señores Buisine no lo han podido establecer aún defl-
nitivamente, pero piensan que no sobrepasaría de 2 francos ó 2,50 francos el kilo-
MISCELÁNEA i 95
gramo; y como basta 1 á 1,50 por 100, su empleo sería sensiblemente más eco-
nómico que el del metileno actualmente empleado como desnaturalizador. En
efecto, hay que calcular para este último 6 á 8 francos para desnaturalizar un
hectolitro de alcohol. Con el aceite de acetona el gasto se reduciría á 3 ó 4 fran-
cos, ó sea 50 por 100 de economía; 1200 francos por día á razón de 400 hectoli-
tros desnaturalizados por e^^te procedimiento ; es decir, oerca de 500.000 francos
por año, tomando en cuenta la actual producción, que no puede menos que au-
mentar.
Como propiedades, el aceite de acetona tiene un olor que no es desagradable,
pero su sabor muy acre y cáustico se comunica al alcohol, aun por una débil adi-
ción il á ¿por 100^. Es difícil regenerar el alcohol así desnaturalizado y ciertos
reactivos muy sensibles permiten reconocer sus vestigios en los alcoholes que re-
sultan de tentativas de regeneración ; estos alcoholes por otra parte conservan un
sabor acre.
El aceite de acetona puede, pues, emplearse con ventaja para la desnaturaliza-
ción del alcohol destinado al alumbrado, á la calefaccióg, á la preparación de bar-
nices. En muchos casos, su presencia no será incómoda para la fabricación de un
gran número de productos químicos.
Si tienen éxito los ensayos de producción en grande escala que se hacen actual-
mente en Lille, y todo lo hace creer asi, resultará la creación de una pequeña in-
dustria muy interesante, que dará mayor valor á las aguas de desengrase de la
lana únicamente explotadas, hasta hoy, para la producción de la potasa. Esta, por
otra parte, no será perdida y se podrá además retirar de las aguas de grasa una
gran cantidad de amoníaco hoy perdido.
Una vez más la ciencia dará su concurso á la industria permitiendo realizar un
progreso provechoso á todos.
Pero como todo progreso se realiza á expensas de lo que existe, serán perjudi-
cados en el caso presente los fabricantes de metileno. Se emplea en efecto 10 li-
tros de metileno para 100 litros de alcohol, ó sea 15.000 hectolitros de metileno
p>r año á razón de 400 hectolitros desnaturalizados por día, lo que representa
1.500.000 francos. Si se cambia, pues, de desnaturalizador, los destiladores de ma-
dera deberán buscar otras salidas, ó bien por una rebaja de precio ;el alcohol
metílico vale 160 francos y el etílico 45 francos, tratar de aumentar el consumo
de este alcohol quj tiene aplicaciones bástanle numerosas y que tendría muchas
más si fuera de un precio menos elevado.
León Lefévre.
fia Nature, n» 1339).
£1 ffri^an anleojo de f 900. — Extractamos los datos siguientes de
dos interesantes artículos del astrónomo L. Barré, del Observatorio de París, apa-
recido s en La Nature.
Es sabido que Gautier, el célebre constructor de instrumentos astronómicos,
prepara en este momento, para la Exposición de 1900, un anteojo único en el
mundo. Este anteojo figurará en un « Palacio de la Óptica», instalado cerca de la
Torre Kifiel.
El poderoso anteojo, debido á la iniciativa del señor Francisco, Deloncle sobre
pasará á todos los construidos hasta hoy.
Los visitantes de la Exposición tendrán, pues,á su disposición un instrumento
196 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
incomparable que les permitirá admirar ios mundos del sistema solar y sobre
todo nuestro satélite como jamás ha sido posible hacerlo.
El mayor anteojo actualmente existente es el del observatorio Yerkes, cayo
objetivo tiene un metro de diámetro y cuya distancia focal es próximamente de 20
metros.
Se mueve alrededor de un eje fíjado en el centro de una vasta cúpula hemisfé-
rica de 24 metros de diámetro. El peso de este instrumento es tal que ha hecho
ceder sus soportes.
El anteojo de 1900 tiene un objetivo de un metro veinticinco centímetros de
diámetro y de sesenta metros de distancia focal ; su peso es mayor de 20.000 ki-
logramos.
No se podía, pues, pensar en colocar este instrumento bajo una cüpula de 64
metros de diámetro que habría exigido cimientos de excepcional solidez ; la ma-
niobra hubiera sido difícil ; las ñexiones y deformaciones de los tubos y vidrios
serían considerables y los gastos enormes.
El constructor Gautier ha adoptado una forma muy feliz que se imponía en esta
circunstancia : la del siderostato de Poucault.
Este instrumento se compone esencialmente de un espejo plano móvil, arras-
trado por un movimiento de relojería que lo hace mover de tal suerte que los
rayos luminosos lanzados por un astro sobre este espejo son reflejados en una di-
rección fija y absolutamente invariable. Si se coloca en esta, dirección el eje de
uu anteojo, el observador que mire por el ocular verá constantemente la imaf^en
durante todo el tiempo que el astro permanezca sobre el horizonte. El siderostato
actual conr.prende un espejo circular de 2 metros de diámetro, absolutamente
plano, que da excelentes imágenes y de un anteojo de 60 metros colocado horí-
zontalmente en la línea que va de norte á sud. El anteojo trasmite estas imágenes
á su foco donde pueden ser examinadas por medio de un ocular ó bien impresio-
nar una placa sensible, ó en fin ser proyectadas sobre una pantalla colocada en
una sala de proyecciones donde serán expuestas á la vista de un numeroso pú-
blico.
El sostén del instrumento comprende 24 tubos de espeso palastro de acero»
cada uno de los cuales tiene 2,50 metros de largo y 1,50 metro de diámetro.
El sostén del espejo tiene 10 metros de alto y deberá soportar la parte móvil
del siderostato que pesa 14.000 kilogramos.
Una de las grandes dificultades ha sido la construcción del espejo de 2 metros
de diámetro, 80 centímetros de espesor y 3600 kilogramos de peso.
El director de la cristalería de Saint-Gobain no se comprometió á realizar un
trabajo tan inusitado y tan difícil.
El proyecto iba á ser abandonado cuando Despret, director de las cristalerías de
Jeumont, se ofreció á tentar este tour de forcé.
Fundió 12 discos para obtener uno bueno : en efecto, fallaron 11 y sólo resultó
sin defecto el primero.
Para obtener un pulimento perfecto de este espejo, Gautier ha querido realizar
todo el trabajo mecánicamente. Sin entrar en los detalles, diremos que el espejo
es soportado por una plataforma de acero móvil : arriba del espejo hay un rodillo
igualmente móvil de 1.20 metros de diámetro. El pulido se opera por medio de
un movimiento de trasmisión que hace girar regularmente el espejo, mientras que
el rodillo es animado de un movimiento alternativo de vaivén.
MISCELÁNEA ^9*^
El rodillo no loca al espejo ; lo que aclúa sobre el vidrio es una mezcla de agua
y esmeril. A medida que el espejo se aplana se emplea esmeril más fino y se apro-
xima el rodillo á la superficie del vidrio Los defectos de la planitud del espejo
son examinados todos los días con ayuda de un método tan preciso que se puede
apreciar la mínima dilatación causada por la aproximación de la mano ala super-
ficie. Obtenida la planitud perfecta del espejo se le pule durante un mes en seco
con tripoli de Venecia.
Terminado el pulido se platea el espejo.
Los objetivos son también trabajados mecánicamente. Los trabajos necesarios
para su terminación son de una lentilud y dificultad extraordinarias y á cada
instante se corre el riesgo de perder todo. Uno sólo de los dos (lints pesa 360 ki-
logramos y vale 75.000 francos. Los crowns pesan 220 kilogramos. Todos estos
discos una vez terminados tendrán un valor de 600.000 francos.
Habrá dos objetivos: uno fotográfico y el otro visual, intercambiables á volun-
tad. El aumento será de 6000 diámetros y podrá elevarse excepcionalmente hasta
10.000. Recordemos que los más fuertes aumentos obtenidos bastó hoy son de
4000. •
Con este instrumento se podría seguir á la distancia de la tierra á la luna las
evoluciones de un cuerpo de ejército, la marcha de un gran trasatlántico, etc.
Se calcula que podrá verse la luna tól como si distara 100 kilómetros del obser-
vador.
Este magnífico instrumento será la obra maestra de óptica y mecánica del siglo
diez y nueve y las maravillas que nos revele serftn el legado astronómico de nuestra
época á los siglos futuros.
BIBLIOGRAFÍA
L — INGENIERÍA
«
Massau (J.), IngCDieur principal des Ponts et Chausscs, Professeur a rUni-
versité de Gand. — Cours de Mécanique. — Gauthiers-Víllars el fils, París
(2 vol. in-1', autographiés; 478 y 3:^0 p. ; con fig. ; 19 fr.)
Reseña crítica por ^witz [A.; Professeur á la Faculté libre des Sciences de
Lille, en Revue genérale des Sciences, febrero 15 de 1899 (año 10*, n* 3, p. 116).
Esta obra constituye la tercera edición completada y revisada del Curso de Mecá-
nica profesado por el autor en la Universidad de Gand, desde 1881. Cl primer
fascículo del primer volumen está consagrado á la Geometría simbólica, á la Es-
tática y á la Cinemática; el segundo fascículo constituye un apéndice de cinco
capítulos, en los cuales se hallan expuestos la Geometría vectorial de 3 y de n
dimensiones, la teoría de los cuaterniones y el método de Grassmann. El segundo
volumen encierra la Dinámica, la Hidrostática y la Hidrodinámica.
Caracterizan al Curso de M. Massau -- según M. wiiz — métodos particulares y
originales que la distinguen de los tratados, clásicos franceses. Entre esas parti-
cularidades» el autor de esta breve reseña señala: la aplicación de la teoría de la
función vectorial lineal al estudio de los momentos de inercia, de la rotación de
los sólidos y de los torbellinos : los movimientos relativos de los proyectiles y
riel péndulo sobre la superíicie de la tierra, tratados por un método dicho « del
observatorio auxiliar»; la teoría del girósi^opo tratada por el mismo procedimien-
to. — F. BlRABEN.
He Mauni f Barón). — Les bandages pneuznatiques et la Résistance au
roulement. — V Ch. Ounod, Paris, 1899 (1 vol. in-16 de 140 p. ; 2 fr.).
Reseña crítica por Lavergne [Gérard), Ingénieur civil des Mines, en Revut
genérale des Sciences, febrero 15 de 1899 (año lO", n* 3, p. 116-117).
Hepvé (Henri!. — Les ballons a déviateurs. — Art. en Revue scienti/ique ,
febrero 15 de 1899 (S'« 4, t. 11, n^ 5, p. 138-140).
BIBLIOGRAFÍA 1 99
II. — CIENCIAS FÍSICAS Y NATURALES
Hnpand, ¡de Gros ., J. P. — Aper^us de Taxinomie genérale. — Félix Alean,
París, 1899 (1 vol. in-8*, de la Bibliotheque de philosophie contemporaine :
5 fr.,.
Reseña crítica eo Revue scienti/ique, febrero 11 de 18)9 (S. 4, t. XI, n* 6,
p. 179,.
Aunque conocido también como filosofo, M. Darand (de Gras), es sobre todo
eminente como biólogo : hn consagrado toda su vida á los estudios biológicos, y
su obra actual se refiere también á ellos, principalmente al menos.
Según el autor de la reseña, el afamado ¡«abio despliega en esta nueva obra las
cualidades habituales de su espíritu inventivo é iniciador. En un tema que hubiera
podido creerse agotado, ha revelado un vacío enorme é indicado los medios de
colmarlo. Puede decirse sin exageración que ha fundado la ciencia general de las
clasificaciones ; ha hecho para el método taxinómico algo equivalente á lo hecho
por Aristóteles para el método deductivo. Su libro será'el Organum de la Taxi-
nomia.
« En efecto, — sigue diciendo el autor de la noticia, que no podemos dejar
de citar íntegramente en esta parte, por el real interés que el carácter enteramente
original de la obra le da, ~ en efecto, hasta aquí la teoría de la clasificación se hallaba
dividida en dos trozos, cuya relación se sospechaba á penas. I'or una parl<>, la ló-
gica formal encerraba algunas consideraciones abstractas sóbrela generalización,
la definición y la división, separadas por un inmenso intervalo del dominio de
las ciencias y apenas susceptibles de aplicaciones prácticas ; por otra parte, la ló-
gica aplicada, ó metodología, abordaba inmediatamente el estudio délas clasifica-
ciones tales como las practican las ciencias naturales. Entre ambas partes, nin-
guna comunicación, ningún vínculo existía. Ahora bien, lo que faltaba entre una
y otra, no era nada menos, como lo ha visto M. Durand ;de Gros). que la Taxi-
nomía general, la ciencia general de las clasificaciones. Háse esforzado, precisa-
mente, en establecer los principios de esta ciencia — entrevistos, creemos, por
Leibnitz.
« Después de haber mostrado, algo someramente quizá, que la serie es la forma
elemental de toda clasificación, distingue cuatro grandes órdenes taxinómicos,
más ó menos confundidos entre sí, hasta hoy: el orden de generalidad ó de pa-
recido (ressemblancej , fundado en la relación del género á la especie y de la es-
pecie al género, el único, casi, que los lógicos hayan aun considerado : el orden
de composición ó de colectividad, fundado en la relación del todo á la parte y de
la parte al todo, del que se tiene un perfecto ejemplo elemental en nuestro sis-
tema de numeración decimal: el orden áe jerarquía, fundado en la relación del
superior al inferior y del inferior al superior, que se superpone por lo general á
uno ú otro de los dos precedentes, pero que no por eso deja de ser menos pro-
fundamente distinto de uno y otro; en fin. el orden de genealogía ó de evolución,
fundado en las relaciones de parentesco. Cada uno de esos órdenes se encuentra
metódicamente analizado, de modo k determinar sus propiedades generales y á
diferenciarlo exactamente de los tres otros. Este estudio, absolutamente nuevo, y
200 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
que, < n sus resultados esenciales, merece hacerse clásico, es evidentemente bas-
tante difícil de seguir «para todo lector que no está acostumbrado al manejo de
las ideas abstractas...»
Esto en cuanto á la primera parte de la obra. — La segunda comprende las
aplicaciones que el autor hace de su teoría al examen de los más importantes
problemas taxinómicos. « Discute, en un largo capítulo mu/ documentado, la
cuestión, capital en biología, de la clasificación natural, probando en él lumino-
samente que la verdadera clasiíicación natural de los seres vivos debe pertenecer,
no al orden de generalidad ó de parecido, como hasta hoy se ha querido creer por-
fiadamrnie, sino al orden de genealogía ó de evolución. Se notará en ese libro
una muy seria crítica del ensayo de clasificación evolucionista de Hoeckel... »
En suma, — termina diciendo e! autor de la reseña — el nuevo libro deM. Du-
rand (de Gros) es uno de los que deberán conocer y meditar á la vez los sabios,
sobre todo los naturalistas y los filósofos, sobre todo los lógicos y metafísicos,
pues les abre una vía en que el autor, según su propia confesión, sólo ha dado
los primeros pasos y en que sendas exploraciones y sin duda aun sendos descu-
brimientos esperan á todos. — F. Biraben.
Og^ep (J.), Chef du Laboratoire de Toxicologie a la Prefecture de Pólice, Mem-
bre du Comité consulta tif d'Hygiéne publique. — Traite de Cliimie Toxioo-
logique. — O. Doin, Paris, 1899. (1 vol. in^; 838 p. y 90 fig.; Í6 fr.).
Reseña crítica por Hugonnenq (Dr. L.), Profeseur de Chimiekla Faculté
de Médecine de Lyon, en Revue genérale des Sciences {año 10, n* á, p. 76.)
M etznep (Rene), Préparateur á la Faculté des Sciences de Paris. — Sur quel-
ques coxnposés du Sélénium et du Tellure. Thése de la Facultades Scien"
ees de Paris.— Gauthiers-Villars etfils. Paris, 1899. (Ifoll. in-8» de 90 p.)
Reseña crítica por Pigeon (Léon), Professeur adjointá la Faculté des Scien-
ces de Dijon, en Revue genérale des Sciences, enero 30 de 1879 (año 10, n* 2,
p. 74]
Sniípnov (Jean N.), Professeur á TUniversité de Kazan. — Las poblaciones
finesas de los valles del Volga y de la Kama. Estudios de Etnografía
histórica, traducidos del ruso y revisadas por Paul Boyer. Professeur a TEcole
des Langues orientales.— E. Leroux, Paris. 1899 ¡1 vol. in-8", de 406 p.¡.
Reseña crítica por Leger (Louis), Professeur au Collége de France, en Revue
genérale des Sciences, enero 30 de 1899 [año 10*, n* 2, p. 74-76).
Soupy (Jules], Directeur d'Etudes a TEcole pratique des Haates-Etudes (Sor-
bonne,. — Les récents travaux sur l*origine de l*lLoninie, d'aprés M.
Brnest Hseckel.— Art. en Revue genérale des Sciences, enero 30 de 1899,
año 10, n»9, p. 50-55).
Resume el autor en este artículo el discurso pronunciado por Ernest Haeckel
en el Cuarto Congreso Internacional de Zoología, reunido en Cambridge el
26 de agosto de 1898. Había elegido el célebre naturalista la cuestión que,
para el hombre, domina á todas las otras, «la cuestión de las cuestiones», se-
gún expresión de Thomas Huxley : «la cuestión de nuestros orígenes ».
BIBLIOGRAFÍA 201
Según Haeckel, est.aba reservada á la Zoología el resolver fioalmeote ese pro-
blema capital. El hombre desciende de una familia de monos extinguidos, pero
de los que — sf»gun Haeckel, dice M. Soury — se han vuelto á encontrar restos
fósiles pertenecientes á una forma intermedia que debe ligar el hombre á los
antropoides actuales el missing-link de Huxley.
Todos los problemas cuya solución se ha propuesto el espíritu humano, de-
penden, en último análisis, según Hseckel, de la teoría psicológica del cono-
cimiento; y ésta, á su vez. depende de la cuestión del origen del hombre, de su
naturaleza, de su filogenia y de su ontogenia. Únicamente sobre el funda-
mento del conocimiento verdadero de ese origen, puede ediñcarse esa teoría
del conocimiento base inconmovible de la Psicología científica y de toda la Fi-
losoña casuista de la naturaleza.
Examina detenidamente Heeckel en su discurso las tres disciplinas que pro-
porcionan á esa ciencia los documentos que pone en obra : la Anatomía compa-
rada, \di Paleontologia y la Embriología ú Ontogenia.
El autor llega i la conclusión de que la descendencia del Hombre de Primat3s
terciarios no es ya una hipótesis: es un hecho histórico.^?. Birabbn.
Mascart (E). Membre de l'Institut, Professeur au Collége de France, Direc-
teur du Burean central meteorologique. ~ Le9on8 sur rElectrioité et le
Magnetisme fde E. Marcart et J Joubert). Tome II: Mrthodes de Mesure
ET Applications. Deuxiéme édition entiérement refondue. — Gauthier-Villars
etfilsetG. Masson et C*, Paris, 1898 (1 vol gr. ¡n-8*, 917 pág.; 160 fig.).
Reseña crítica por Guillaume (Ch.—Ed.l, Physicien au Burean internatio-
nal des Poids et Mesures, en Revue genérale des Sciences, febrero 15 de 1894
año lO*, n'3, p. 117).
Recomendamos la lectura de esta reseña de la acreditada obra del eminente
electricista francés. Según el autorizado autor de la primera, la obra de M.
Mascart, siempre al día, contribuirá aún á formar una nueva generación de
electricistas. — F. Biraben.
Giran 'H.), Dtrecteur des iravaux pratiques de chimie á la Faculté des Scien-
ces de MontpellJer. — Traite éléxnentaite de travaux pratiques de Clii-
mie. — Société d'Editions scientifiques, Paris, 1899 (1 vol. ¡n-l2 de 192 p.
fig.; 4 fr.¡.
Reseña critica por de Fororand (R.). Professeurde Chimie k la Faculté des
Sciences de Montpellier, en Revue genérale des Sciences, febrero 15 de 18^J9
(año 10, n* 3\ p. 118).
Según el autor de la reseña, esta obríta es una guía elemental y muy segura,
llamada á prestar grandes servicios á los estudiantes de Química analítica.
En la primera parte [Preparaciones], muy lata pero con todo suficientemente
completa, el autor da todas las explicaciones, de carácter exclusivamente prác-
tico, que el alumno puede necesitar en cuanto á montaje de los aparatos ó mo-
dos de calentar, y á los principales tipos de experiencias que puedan hacerse con
los gases.
La segunda parte ^Andlisis), es mucho más extensa y constituye un pe-
iOi ANALES ÜE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
qaeúo tratado de análisis cualitativo por vía húmeda, redacída á los casos más
sencillos. — F. Biraben.
De I^appapent (A.). Membre de rinstitiit.— Le^ons de aéographie phy-
sique. 2" ¿diUon, — G. Masson et C*% París, 1898. .1 vol. in-S' de 718 p.;
163 fig. y 1 lám. coloreada; 12 fr.)
Reseña crítica porBigot (A.), Professeur de Géologie k rUniversité de Caen,
en Revue genérale des Sciences, febrero 15 de 1899 (aÍH) 10, n*3, p. 118 .
El autor de la reseña se ha propuesto solamente llamar la atención del autor
sobre los perfeccionamientos introducidos por el sabio minerálogo en la primera
edición de sus clásicas lecciones. Estos perfeccionamientos se refieren, sobrr^todo,
á las descripciones regionales, á los océanos fagregado), á un ensayo de clasifi-
cación de las cadenas de montañas (agregado). Dice M. Bigot que en estas nue-
vas adiciones se vuelven á encontrar las mismas condiciones de claridad, facili-
dad y elegancia peculiares al aut(»r, que esta nueva edición está llamada, como
la primera, á seguir cooperando poderosamente á la amplia difusión de las nue-
vas doctrinas geográficas. El elogio no podría ser mejor. — F. Bihaben.
Ohlinüllep(Dr. W.), Professeur d'Hygiéne a TUniversité de Berlin.-- Gui-
de pratique pour ranalyse de Teau. Traduction de M. L. GaüTíer.— Bau-
dry et C". París, 1899 íl vol. in-8* de 290 p.; 77 Gg. y 1 lárn.; 10 fr. 1.
Reseña crítica porMolinié (Marcel,, en Revue genérale des Sciences, febre-
ro 15 de 1899 [año 10, n» 3, p. 119:.
Según M. Molinié esta traducción de la importante obra del doctor OhlmüUer
viene á colmar un verdadero vací'>, pues existen pocos manuales verdadera mentó
prácticos sobre el análisis de. las nguas, que agrupando los métodos empleados en
los laboratorios, y extrayendo la parte útil de las numerosas memorias publica-
das todos los días, pongan al alcance de los químicos analíticos los procedimien-
tos más sencillos, rápidos y exactos.
El manual, muy bien imitado, nítidamente impreso, se divide en tres partes
relativas á los análisis químicos, microgrd/icos y bacteriológicos, ampliados con
algunas páginas concernientes á la interpretación de los resultados.— P. Biraben.
Copdiep 'i. G.), Professeur k l'Ecole de Médecine de Reims, Direcleur du La-
boratoire de Microbiologie, et Le Grand (Nap.-E. >, Ancien secrétaire-archi-
viste du Syndicatdu commerce des Vins de Champagne. — L*état actuel et
besoins de Tindustrie des vins de Champagne. I. Culture bt fabrication.
II. Statistique et conditions sociales du travail. — Art. en Revue genérale
des Sciences, febrero 15 de 1899 (año 10% n» 3, p. 92-102).
Veraeau !R.l. — La main chez les znammiféres MonodelpMs au
point de vue du squelette. 10* conférence transformiste k la Société
d'Anthropologie de Paris. — En Revue Scieniifíque, febrero 15 de 1899 .4' S.i
t. 11, n* 5, p. 129-138).
Le Bon [Gusta ve). — De la transparence des corps opaques pour des
BIBLIOGRAFÍA 203
radiations lumineuses de grande longueur d*ozide. — Art. en Revue
scientifique, febrero 11 de 1899 (4" s., t XI. n^G/p. 161-167).
Ue aqu{ el sumario de este importante. contribuciÓQ :
I. Razoaes de la opacidad aparente de los cuerpos para la luz. — 11. Método de obser-
vaciÓQ. — ni. Determinación de la trasparencia de los varios cuerpos opacos. — IV.
Determinación de la posición en el espectro de las radiaciones que atraviesan á los
cuerpos opacos, y medida de sus longitudes de onda. — Y. Razón de las divergencias exis-
tentes entre los resultados que preceden y los anteriormente conseguidos por diversos
físicos — VI. Utilización posible de las radiaciones de grande longitud de onda.
Después de haber asistido á la repeticióo de la mayor parte de las experieociti<
consignadas eo este trabajo. — dice en uoa nota el autor, — M. Poincaré presentó
recientemente á la Academia de ciencias un resumen que ha sido incluido en los
Compte- rendus déla sesión del 30 de enero de 1899. — Este dato basta para
comprender la trascendencia de estos nuevos estudios del ilustrado físico, uno
de los precursores de Roentgen. — F. Biraben.
Fletéhep ÍR. L.). — Bssais qualitatifs et quantitatifs au chaluzneau,
traducción francesa de E. Morineau. París. 1898.
Los editores Baudry y C de Paris han publicado este interesante libro que puede
ser muy útil á todos los que necesitan darse cuenta rápidamente del valor comer-
cial de los minerales hallados en una exploración.
Dice el traductor en su prefacio :
El soplete sólo ha sido hasta ahora un instrumento de investigacionea bastante suma-
rias, abandonado en manos de los mineralogistas Los trabajos de los sabios americanos
é ingleses lo han convertido, en estos últimos tiempos, no sólo en un instrumento útil para
simples análisis cualitativos, sino en un aparato admirablemente apto para hacer análisis
cuantitativos, análisis comerciales. Uno de estos sabios, Fletcher. ha resumido estos
conocimientos útiles, indispensables á todo ingeniero, en la obrita que presentamos.
Para el químico americano el soplete es una máquina que le sirve para producir á vo-
luntad una atmósfera reductriz ú oxidante, según las necesidades ; el minúsculo crisol ó
copela, es un homo en el cual, gracias á la adición de fundente 3 bien elegidos, re-
produce en algunos minutos todas las operaciones tal cual se pasan en la industria. En
una palabra con un soplete y un crisol, hace, por decirlo así, metalurgia infinitamente
pequeña, microscópica.
Se concibe muy bien que, para minerales ricos, sea cual fuese su naturaleza, se pueda
llegar, aun partiendo de un peso relativamente poco considerable, á obtener un producto
metálico débil, pero sin embargo, ponderable ; pero cuando se trata de minerales de oro
que tienen sólo algunas onzas ó algunos gramos por tonelada, ¿cómo pesar estas cantida-
des tanto más pequeñas cuanto más débil es la masa inicial de la cual se parte ?
La incertídumbre en la pesada de los resultados es la más seria causa de errores en los
ensayos de metales preciosos ; pero ¿ cómo transportar en una expedición una balanza
de precisión, frágil y de una instalación siempre delicada?
Los americanos han salvado la dificultad. Partiendo del principio de que el botón de
plata ó de oro obtenido en la copela por medio del soplete, es matemáticamente esférico.
en lugar de pesar el botón, miden su diámetro por medio de un instrumento llamado regla
de Plattner, y del diámetro deducen el volumen, y luego el peso de la esfera. Mantenién-
dose en ciertas condiciones de ensayo en cuanto al peso de materia empleado, la regln,
gracias á la ayuda de un cuadro, indica la riqueza en onzas por tonelada, suprimiendo
ñsi todos los cáfculos.
204 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Puede consultarse en nuestra biblioteca oste volumen, que además del uso del
soplete, reactivos, etc., indica los procedimienlos para los ensayos de la plata, oro,
plomo, cobre, estaño, mercurio, niquel, cobalto y bismuto. — A. Gallardo.
Cotton(A.j, Mattre de conférences de Physique a l'Université de Toulonse. —
Ij^aspeot aotuQl de la loi de Kirchhoff. — Art. en Revue genérale de Scün-
ees, Febrero 15 de 1899 (año lO*, n» 3, p. 102-115).
Después de una breve introducción en que recuerda el origen de la ley de Kir-
chhoíT, el autor expresa en los siguientes términos el propósito de su estudio.
« Confúndese casi siempre bajo ese nombre dos relaciones distintas. Esa confu-
sión era permitida en el tiempo de Kirchhoíf, ya no lo es hoy.
« Estudiaré primero la regla cualitativa que liga, para un cuerpo dado^ la
absorción y la emisión. Buscaré cómo conviene enunciar esta regla. Sólo permite
concluir, del hecho üe que un cuerpo emite ciertas radiaciones, que él las ab-
sorbe cuando vienen de otra parte. A esta regla muy general, se refieren, como
casos particulares, los fenóuienos de inversión frenversement) de las rayas es-
pectrales.
c Examinaré en seguida la ley de Kirchhoff propiamente dicha. Esta ley esta-
blece una relación entre los diversos cuerpos, y define completamente la relación
- del poder emisivo y del poder absorbente (convenientemente definido) : esta
relación es una función conocida de la temperatura y de la longitud de onda,
función que es la misma para todos los cuerpos.
« Esta ley, lo veremos, no se aplica á los fenómenos de luminiscencia, al par
que la regla cualitativa abarca más hechos. Así, las llamas amarillas coloreadas
por las sales de sodio, con las cuales se hace el experimento clásico de lá inver-
sión de la raya D, obedecen á la regla cualitativa, pero no á la ley de Kirchhoff
propiamente dicha (Paschen). »
Pasa entonces el autor á desarrollar su tema estableciendo »ucesivamente va-
ríos hechos importantes hasta llegar á las conclusiones generales señaladas. He
aquí el sumario de esa extensa y sentida exposición :
I. Regla cualitaiiüa. — ll.Verilieación de la regla cualitativa, § 1. Espectros de rayas,
inversión de las rayas. § 2. Espectros de fajas. § 3. Caso de los cuerpos fluorescentes. —
I [I. Introducción del estado de polarxsación de las vibraciones. — IV. Asimilación á los
fenómenos de resonancia. — V. La ley de Kirchhoff propiamente dicha. § 1- Poder emi-
sivo e. § 2. Poder absorbente a. $3. Cuerpo perfectamente absorbente. S 4. Cuerpo
perfectamente negro. — VL Consecuencias de la ley de Kirchhoff.— VII. ¿Ha sido compro-
bada experimentalmente la ley de Kirchhoff ? $ 1. Rayas del arco. §2. Rayas amarillas del
sodio. S 3-. Faja enfrarroja del gas carbónico. — VIII. La ley de Kirchhoff extendida á
un conjunto de radiaciones. — IX. La ley de Kirchhoff y la polarización por emisión, —
X . La ley de Kirchhoff y el equilibrio de temperatura.
Como ultima síntesis de su estudio, ^\. Cotton concluye diciendo:
« Se ve así cómo esa ley, que relaciona entre sí tantos hechos experimentales,
trae una contribución importante al estudio teórico de esas relaciones, tan miste-
riosas aún, existente entre el Éter y la Materia .» — F. Birabbn.
BIBLIOGRAFÍA 205
III. — CIENCIAS MÉDICAS
Cartaz (Dr. A.). — li'Opothérapie. — Art. en La Nalure, enero 28 de 1899
¡año 27, •!•' S., n* 1340, p. 138-139 .
Eo un oorto pero substancial articulo de vulgarización, el Dr. Cartaz expone el
origen y las transformaciones sucesivas del célebre —y celebrado — método
cSecuardiano», asi llamado primero, del nombre de su ilustre descubridor Brown-
Séquard (1889).
Según el autor, la «sequardoterapia» ha tomado hoy un rango importante en
la terapéutica moderna; constituye la «orj^anoterapia» ü «opoterapia», como la
ha definitivamente bautizado el Dr. Landouzy. Ambos términos son igualmente
empleados: el de organoterapia se define por sí mismo; el de opoterapia pro-
viene del griego (ows, juífo, humor; Ot^v-mM, tratamiento cura). — En Alemania
se han combinado ambas expresiones para hacer la organsaftherapie, que sig-
nifica textualmente: tratamiento por los jugos de órganos.
«La idea que había conducido á Brown Sequard á imaginar este nuevo nré-
todo terapéutico — dice el Dr. Cartaz — deriva de las leyes y de los progresos
de la biología. Desde tiempo atrás, profesaba, en su curso, la opinión según la
cual todas las glándulas, tengan ó no conductos excretores, dan A la sangre
principios útiles cuya ausencia se hace sentir cuando son extirpadas ó destruidas
por una enfermedad. Era la confirmación de la hipótesis de las secreciones in-
ternas que Claudio Bernard había señalado, de cuya realidad en los accidentes
del mexidemo Schiff, entre los primeros, habia mostrado. Estas secreciones in-
ternas no son solamente una función especial propia á tal ó cual glándula; son
ana función común á todos los tejidos vivos. De estas ideas ha nacido el método
terapéutico; y de su conocimiento más completo data la extensión que ha tomado
recientemente. »
No seguiremos detalladamente al autor en su interesante exposición, favorable
á la nueva y ruidosa doctrina de que es evidentemente un prosélito convencido.
Después de emplear las preparaciones diversas del famoso elixir, expone, con
ejemplos al caso, los resultados alcanzados en el tratamiento de afecciones de índo-
le muy diversa, — pues el método parece susceptible de aplicaciones variadas.
Termina el Dr. Cartaz diciendo: «La opoterapia no suprimirá, pienso, cualquier
otro procedimiento terapéutico: pero es un medio nuevo, de los más activos,
de los más enérgicos, que se completará poco á poco, cuyas indicaciones se
precisarán, y que permitirá llenar más completamente el fin de la medicina :
«aliviará veces». — Se sabe que Brown-Séquard pretendía algo más, y afirmaba
haberlo conseguido. — F. Birabkn.
Apaoz Alfapo (D' Gregorio). Profesor sustituto en la Facultad, Jefe del ser-
vicio de niños del Hospital San Roque. — Sobre la profilaxis y el tratamiento
de las diarreas estivales de los niños ; en: Anales del Circulo Médico Ar-
gentino !año XXII, n* 2, páginas 33-44, y n" 3, páginas 69-85. Buenos Aires,
1899).
206 ÁXALES 06 LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Durante el pasado verano han predominado en grado extraordinario las afec-
ciones digestivas en la morbilidad infantil, comprobándose nuevamente que los
niños criados al pecho se enferman rara vez y sus afecciones digestivas son ordi-
nariamente cortas y benignas, lo que está en completo desacuerdo con la curiosa
opinión ligeramente emitida por el presidente del Departamento nacional de higiene
al preconizar la lactancia artificial.
El autor estudia luego el tratamiento, aconsejando la dieta h id rica, sin excluir
otros medios en los casos graves, y la hidroterapia en reemplazo de los antipiré-
ticos químicos.
Considera el opio, empleado con las debidas precauciones, como agente precioso»
pues la experiencia le ha hecho perder el recelo con que se le miraba última-
mente.
No nos cansaremos de repetir que en nuestro concepto, los medios dietéticos son los
que ocupan el primer lugar en el tratamiento y que, si desde el principio de toda afec-
ción digestiva, se prescribiera la dieta hfdrica absoluta, que debiera serle enseñada á
toda madre para que aun en ausencia del médico la practique, verfamos mucho menor
número de diarreas graves, de esas que tan frecuentemente matan ó dejan estigmas in-
delebles en el desarrollo del niño. Deseamos también insistir sobre la necesidad de una
terapéutica simple y racional, condenando una vez más el afán de dar medicamentos sin
cesar, y el hábito de una poiifarmacía lamentable que no consigue, en general, sino agra-
var las perturbaciones digestivas de los niños.
Con estos prudentes consejos termina el interesante artículo del joven y dis-
tinguido pediatri argentino. — A. Gallardo.
Pinard (Adolphe). — De la oonservation et de ramélloration de Tespéce.
Lecon d'ouverture faite k la Cliniqne Baudelocque, le 7 novembre 1898. — En
Revue scimtifiqm, febrero 11 de 1809(8.4, t. XI. w* 6, p. 167-174).
Hug^ouuenq (Dr. L.), Professeur ^ la Faculté de Lyon, correspondant de
TAcadémie de Medccine. — La constitution des albumines et les récents
travaux de TEcole AUemande; les bases hexoniques. — Art. en Revue
genérale des Sciences, febrero 15 de 1899 (año 10*, n"3, p. 89-91).
IV. - VARIEDADES
A^^eiss Pierre), Maitre de Conférences de Physique á la Faculté de Sciences de
Rennes. — Les nouveaux laboratolres techniques de l*Ecole polytechni-
que de Zurich et ceux de nos Facultes des Sciences. — Art. en Revue
genérale des Sciences, enero 30 de 1899 (año 10, n* 2, p. 55-63; 2 grabados).
Agítase desde varios años atrás, en Francia, la cuestión de la enseñanza supe-
rior, y uno de los resultados más considerables alcanzados en este orden de ideas
ha sido el establecimiento de la autonomía en las antiguas Facultades, ascendién-
dolas al rango de Universidades. Pero entonces se ha planteado el problema de
la reforma de esas viejas instituciones, de su modernización y progreso, de ahí
numerosas contribuciones aparecidas desde algün tiempos atrás, no pocas de
BIBLIOGRAFÍA 207
ellas en la misma Recue genérale des Sciences que se ha incorporado -decidida y
eficazmente á ese benéfico moTimiento.
El presente artículo se inspira precisamente en él: es una contribución» muy
autorizada, á una de las cuestiones más interesantes de la enseñanza técnica su-
perior.
El autor, procediendo con método encomiabie ha dividido su trabajo en va-
rías partes que concurren eficaziuente al desarrollo conveniente de su tema.
Refiriéndose, primero, al ejemplo más interesante quizás en materia de crea-
ción de laboratorios didácticos de estudios y ensayos físicos y mecánicos, — el
de la CtcueU de Zurich, — M. Weíss expone la organización dada en la gran-
de escuela Suiza al Instituto de Física, una de sus más notables fundaciones.
Insiste particularmente sobre su sección más interesante: el laboratorio de
Electrotécnica, que es más especialmente la del Instituto, obra de su eminente
director M. V.-K. Weber.
Esto da, ya, á M. Weiss, la oportunidad para una interesante comparación.
As{» después de escribir rápidamente la instalación y el régimen de trabajos del
laboratorio, M. Weiss agrega .-
«No nos entretendremos en la descripción de los trabajos de Física general
en vista de la preparación á la carrera de la enseñanza. Este género de estudios
se halla muy desarrollado entre nosotros, y creo que se encontraría difícil-
mente en /urich un conjunto tan rico de manipulaciones correspondientes al
^rado de la licenciatura que el del laboratorio de enseñanza de la Sorbonne.
Estríba la diferencia principal con nuestros métodos en el hecho de que se
sacrifica siempre el numero de manipulaciones á la calidad. En Zurich, uu
alumno continúa trabajando una misma cuestión hasta llegar h un resultado sa-
tisfactorio, en vez de ejecutar, á hor'i fija, un trabajo que suele ser interrumpido
á menudo por la llegada de un turno. Este meto lo supone esencialmente que los
aparatos permanecen sobre las mesas, según el hábito alemán, y no en los ar-
marios, como entre nosotros; lo que exige más lugar que el de que disponemos
en general. Luego, teniendo los exámenes un carácter menos enciclopédico, no
es necesario considerar el laboratorio como una ocasión de colmar las lagunas
del curso. Se tiene toda libertad para graduar la duración y la importancia de
los trabajos, de modo á traer progresivamente el estudiante á la producción
científica original, á la cual se ha de ensayar en su tesis doctoral. La opinión
del profesor Weber, según la cual un solo trabajo profundizado contribuye más
á formará un físico que un gran número de ejercicios, me parece absolutamen-
te justificada.
«¿No se podría acaso, entre nosotros, reemplazar el tercero de los Certificados
de estudios superiores que constituyen la licenciatura por una tesis de impor-
tincia menor que la del doctorado? Ocurre á menudo que la elección de ese cer-
tificado sea dictada por la sola preocupación de llegar rápidamente al fin con el
menor esfuerzo. Sería enteramente ventajoso sustituirle un estudio que podría
ser hecho con interés y que sería tanto más benéfico cuanto que pondría en
juego otras facultades del espíritu que el esfuerzo memorial y de asimilación,
siempre idéntico á sí mismo. »
Pasa entonces M. Weiss á ocuparse de los Laboratorios de Mecánica, que
pertenecen á dos tipos muy distintos : de resistencia de materiales y de meca"
208 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
nica propiamente dicha. — Estos ultimes tieDen por objeto el estadio de la
producción y trasmisión de ía fuerza motriz y de algunas cuestiones conexas ;
tienen tan poca relación con las primeras, como los laboratorios de Física con
los de Mecánica, y no hay por qué reunirlosá ellas.
Así sucede en /^urlch, donde, desde largos años existe un notable labora-
torio de ensayo de resistencia de materiales organizado y dirigido par el céle-
bre Tetmayer, — al par que recién está por concluirse la organización del La-
boratorio de Mecánica en el concepto moderno. El primero de esos laboratorio^
es ya célebre en los anales de la enseñanza técnica : pero además está orj^anizado
sobre el pie de un establecimiento publico, que ha prestado no pocos servicios.
Así, en 1895 han pasado de 29.000 los ensayos diversos hechos, sobre toda cla-
se de materiales de construcción.
Tanto sobre el antiguo laboratorio de resistencia de materiales, como sobre el
nuevo de Mecánica, consigna M. Weiss interesantes explicaciones, que sentimos
no poder referir con el detalle que merecen.
Expuesto lo que se hace en Suiza, M. Weiss aborda de lleno la cuestión que
constituye el objetivo de su trabajo.
Compara primero lo que las escuelas francesas están en condiciones de hacer
para responder al desiderátum de la industria moderna con lo que se hace en el
extranjero, llegando á un resultado enteramente desfavorable para la enseñanza
francesa. ^^ Es, pues, de toda evidencia — agrega —que nuestra industria no lucha
con armas iguales contra la concurrencia extranjera y que una de las condicio-
nes esenciales de su levantamiento es una mayor difusión de los conocimientos
científicos.» Llega, pues, el autora la necesidad de reformar la organización de la
enseñanza francesa en el orden que nos ocupa.
Cree que la solución completa del problema consistiría en la creación — en al-
gunos centros industriales de provincia — de escuelas politécnicas ampliamente
dotadas y que gozaran de entera libertad en su enseñanza. Pero como sería im-
posible realizar desde ya tal solución, propone simplemente que se reúnan en un
pequeño numero de Universidades los alumnos que posean ya cierta cultura
técnica, así como todos los establecimientos que puedan cooperar á la enseñanza
superior técnica.
Estudiando las consecuencias que tal reforma traería, dice que no se haría des-
pués de todo, sino lo mismo realizado en Alemania.
Indica, en ñn, el autor ciertas providencias que tendrán que tomarse para con-
currir convenientemente al objetivo que se tiene en vista, — insistiendo particular-
mente en la necesidad de hacer colaborar á esa reforma varios servicios hasta
hoy extraños á las Facultades de Ciencias. — P. Biraben.
JUNTA DIRECTIVA
Presidente Ingeniero doctor Marcial R, Candioti,
Vice-Presidente I"" Ingeniero doctor Carlos M. Moféales.
Id, 2"* Mayor ingeniero Arturo M. Lugones.
Secretario de actas Ingeniero Eleodoro A. Damianovich.
— correspondencia Agrimensor Cristóbal Hicken.
Tesorero Ingeniero José M. SaGastume.
Bibliotecario Señor LuisMiguens.
/ Ingeniero Domlngo Nocetl
Ingeniero Claro C. Dassen.
Vocales ^ Ingeniero Emilio Palacjo.
Ingeniero Luis A. Huergo (hijo).
Ingeniero Alejandro Claypole.
' Ingeniero Oronte A. Valerga.
Gerente Señor Juan Botto.
índice de la presente entrega
Demetrio Sagastume. Cuestiones sanitarias fConlimiacitmJ 209
C;(ROLO SpRGAzziNi. Nova addenda ad Floram Patagonicam (Continuacum) 224
Él viaje del « Bélgica » 240
Misceláneas : El contagio por medio de los insectos 243
t
CUESTIONES SANITARIAS
Por el ixr.ENiERO DEMETRIO SAGAStUME
{ Continuación J
CAPÍTULO I
Distritos que faltan para completar el radio de Bateman de 1876. — Cálculo apro-
ximativo del costo de las obras á efectuarse para completarlo. — ObligacioDos
impuestas al Gobierno por diversas leyes : gastos para su cumplimiento. — Ne-
cesidad de contraer un empréstito para terminar las obras. — Ventajas de esta
solución para el Gobierno y el público.
En este capítulo se han compilado todos los antecedentes del
asunto, pero, desgraciadamente, faltan ciertas cifras que no per-
miten obtener los resultados definitivos.
No es, pues, posible publicar tan importante capítulo, ya que la
muerte impidió á su autor completar ios datos necesarios para
calcular, siquiera aproximadamente, el costo de las obras que aún
faltan para completar el radio de Bateman, y los gastos impuestos
al Gobierno por la construcción del conducto general de desagüe y
por diversas leyes.
Puede, sin embargo, deducirse de los datos reunidos por Sagaslu-
roe, queel total de gastos será muy elevado, lo que justifica su
idea de contraer un empréstito, cuyas ventajas ya ha indicado en
términos generales, en la página 189 del presente tomo de los
Anales.
AN. 80C. CIKfT. AHC. ^ T. XLVU 14
I
210
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
CAPÍTULO II
El radio de Bateman debe ser provisto con el agua del río, filtrada : los ceDtros,
que, como Flores 7 Belgrano, constituyen núcleos de población separados de la
antigua Capital, tendrán su servicio por medio de pozos semisurgentes.
Hemos dinho que una vez ejecutadas las obras para el aumento
de la provisión hasta 150.000 metros cúbicos por día, se dispondrá
de agua sufíciente para todo el radio de 4876 : la demostración de
esta verdad será el objeto principal de este capítulo.
Bateman calculó las obras para un consumo medio de 181 litros
por día 7 habitante. Los datos oficiales contenidos en las memorias
de la Comisión de Obras de Salubridad, correspondientes á los
años 1894-95 y 96, nos indican que esta cifra ha sido superada en
la forma que se ve en el cuadro que sigue :
Aflo
Consumo medio
por día
Exceso sobi'e
elconNumo medio
Consumo
por habitante
el día
Población
que usaba
y habitante
por Bateman
de mayoi' gasto
de agua
el agua
1
i
3
4
5
1894
186 litros
5 litros
257 litros
400.000 habiUn-
tes ¡pág. 37,
Memoria 1894
1805
202 »
21 »
279 »
414.529 habiUo-
tes (pág. 10,
Memoria 1895)
1896
214 »
33 »
280 »
440.000 habitan-
tes (pág. 22,
Memoria 1896;
En 1894, el consumo medio excedió al calculado en 5 litros por
día y habitante; en 21 el año 1895 y en 33 el año 1896 (1).
(1) CoD el exceso de coosumu de cada €0 habitantes, el año 1896, se habíera
podido servir á once, á razón de 180 litros diarios por persona. En una ciudad
CUESTIONES SANITARIAS !2li
Aceptaremos que los 181 litros por habitante, asignados por Ba-
teman como consumo medio diario, y que implican 350 litros para
el consumo de la época estival, como demostraremos en seguida^ res-
ponden á una provisión suficiente aun con el sistema de canilla
libre, sobre todo cuando los servicios públicos é industriales no
tienen un gran desarrollo, como es el caso de Buenos Aires.
La relación entre cada número de la columna 4 y su correspon-
diente en la columna 2, es importante, pues sirve para determinar
el consumo máximo en función del consumo medio.
Esta relación, como puede fácilmente comprobarse, varía entre
1 ,3 y i ,4, lo que significa que las obras deben tener una capacidad
tal que permita suministrar un máximo de litros de agua por día
á cada habitante igual á
181 X 1,3 = 235,
ó 181 X 1,4=253,4;
ó sea 250 litros, redondeando las cifras. Esta necesidad resulta de
que una provisión de agua debe responder á las exigencias de toda
la estación estival, y particularmente del día de mayor Consumo,
para que en ningún caso, el público sienta escasez de elemento tan
necesario.
Así, pues, con 450.000 metros cúbicos (1) por dia, se puede servir
perfectamente i una población de 600,000 habitantes, con 484 litros
diarios término medio y lo que supone 250 litros el día de mayor con-
sumo. En tal número de habitantes puede apreciarse la población
comprendida en los distritos 4 d 30 de las Obras de Salubridad.
La conclusión contenida en el párrafo precedente, reposa sobre
dos premisas, cuya exactitud voy á demostrar más ampliamente
por la importancia que revisten, á saber :
i^ Con una provisión media de 484 litros diarios por persona, se
satisfacen las necesidades de una gran población ;
como Buenos Aires, eo que gran parte de la poblacióo carece de servicio de
agua, es ilógico permitir que el derroche de uoos prive á otros de elemento tan
indispensable. Regularizar el consumo es, pues, de especial importancia entre
nosotros, j el medio de conseguirlo es la implantación del medidor.
'1) Debe notarse que nos colocamos en el caso más desfavorable : coincidencia
de una gran bajante del rio, con el consumo máximo en la población.
21¿ ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
2** La relación entre el consumo máximo y el consumo medio, se
aproxima á /,4.
Para la deraoslración del primer punto, citaremos ejemplos de
ciudades europeas, entre las cuales, en primera línea, figura la
ciudad de Londres, con sistema de distribución intermitente v
que poco á poco tiende á hacerse continuo, no usándose por ahora
medidor.
« El consumo total en los diversos distritos de Londres, en los
cuales el agua, conducida artificialmente, existe desde más de una
generación, y es usada por todas las clases de la población, varía
desde 120 á 174 litros diarios por persona, v asciende en media á
141 litros, » dice la Enciclopedia del Ingeniero, por Heussinger von
Waldegg.
« El agua no entra en las casas sino en ciertas horas del día, y
llena los recipientes que en ellas existen (sistema intermitente). Pa-
ra precaverse contra la falta de agua, estos recipientes son mayores
que lo necesario y el deseo de tener agua fresca induce á los habi-
tantes á dejar descargar toda el agua existente en aquellos antes
de que llegue la nueva remesa ». (El mismo autor.)
En Liverpool, el consumo medio por día y habitante, indicado
por el mismo autor, es de 109 litros, y en Edimburgo de 163
litros.
Si pasamos al continente, Berlín nos ofrece un ejemplo notable
de aprovechamiento del agua : el año 1890-91 (el año financiero
concluye en marzo), para una población de 1.388.530 habitantes,
han bastado 34.770.828 metros cúbicos, v en el año financiero
1894-95, con 46.548.620 metros cúbicos ha podido servirse una
población de 1.703.481 habitantes : el consumo medio por día y
habitante es de 68 litros, siendo digno de notarse <¡ue este valor se
conserva casi constante desde años atrás.
En Berlín, todos los servicios de agua se conceden con medidor,
y es debido en gran parte á esta circunstancia que la cantidad de
agua que allí bastó para 1.388.530 habitantes (año 1890-91), es
sensiblemente la misma que en Buenos Aires (año 1896, 34.452.955
metros cúbicos) sólo ha podido servir á 440.000 habitantes.
Es de advertirse que el sistema de cloacas de la capital alemana
es análogo al nuestro, de modo que una gran ciudad, cuya área
saneada és de más de 5000 hectáreas (el radio de Bateman de 1876
sólo comprende unas 2000) llena sus necesidades con 68 litros dia-
rios por habitante.
CUESTIONES SANiTÁRUS 213
La dudad alemana de Bresiau, con 320.000 habitanles en 1889-
90, tiene obras de salubridad que se citan con encomio, y allí todas
las casas están provistas de servicio de agua con medidor y cloacas.
Er el citado año, el consumo medio por habitante fué de 75 litros.
Desde diez años atrás, por lo menos, este valor se mantiene casi
constante^ habiendo sido en 1879-80 de 73 litros.
Danzig, también con cloacas del mismo sistema de Berlín y Bres-
lau,. ha gastado el año 1889 á razón de 74 litros diarios por persona,
con una población de 105.000 habitantes.
En Munich, con agua de fuente, que llega por gravitación, los
398.000 habitantes servidos el año 1889, gastaron 93 litros por día
y por persona.
En Frankfurt-o-Main, los 180.000 habitantes servidos, gozaron
de 132 litros por día y habitante, el mismo año, siendo también
provista la ciudad con agua de fuente, que llegaba á ella por gra-
vitación.
Los 366.000 habitantes de Dresde, dispusieron el año 1889 de 80
litros diarios por persona de agua sin filtrar^ levantada por má-
quinas a vapor.
Hanover, con 178.000 habitantes; Dusseldorf, con 150.000; Bro-
men, con 138.000; Stuttgarl, con 138.000; Altona, con 153.000
usaron el año 1889 un volumen de agua por día y habitante que
no alcanza á 100 litros (Gilí, Onsale of water by meter in Berlín).
Éntrelas ciudades alemanas de importancia, solamente Ham-
burgo tiene un consumo comparable al de Buenos Aires, 309 litros
por día y habitante, pero es de agua sin filtrar.
Respecto al segundo punto, los tres años, 1894-95-96, nos indi-
can para Buenos Aires que el valor de la relación antedicha, varía
entre 1,3 v 1,4.
En el notable estudio publicado en Minutes of Proceedings ofthe
Institution of Civil Ingineers , London, 1892. por HenryGill, inge-
niero jefe de la provisión de agua en Berlín, titulado The sale of
water by meter in Berlín, se consigna este resultado : « La magni'-
tud de las obras de provisión de agua para ciudades en que la pro-
visión es constante, y la venta del agua se hace exclusivamente por
medidor, ha sido determinada en Berlín, y confirmada por la eccpe^
ríencia de las ciudades alemanas Breslau, Magdeburgo, Charlotlen-
burgOf Estrasburgo, Chemnitz, Mannheim, Darmstadt, Halberstadty
Weimar, Stade y Basel, y puede formularse asi : si el consumo medio
DIARIO KS 1 , EL CONSUMO DEL VERANO EN EL DÍA DE MAYOR GASTO ES 1 ,4,
214 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Y EL CONSUMO DURANTE LA HORA DE MAYOR GASTO ES i ,5 VECES EL VALOR
DE LA 24 AVA PARTE DEL CONSUMO TOTAL DE ESE DÍA. »
La experiencia ajena es, pues, á este respecto, casi concordante
con la nuestra, por lo que puede asegurarse que un consumo medio
de 480 litros diarios, presupone uno de 250 litros, en el día de mayor
consumo .
Con las razones consignadas en este capítulo, creo haber dení)0s-
trado que con 180 litros diarios como consumo medio, se tiene
una provisión de agua suficiente.
Se objetará, con los mismos números de las memorias citadas
de la Comisión de Obras de Salubridad correspondientes á i894-
95-96, que la experiencia ha demostrado lo contrario en Buenos
Aires. Y bien : estas son las consecuencias prácticas del sistema de
distribución que rige en Buenos Aires, de provisión continua con
canilla libre : cuanto más agua se tiene, más se gasta, sin que al-
cance jamás á servirse á toda la población á medida desús deseos.
Ó, como dice Couche, sistema con el que se llega á este resultado
insensato : « esto es, no tener jamás agua para todo el mundo, por
grande que sea el volumen que se distribuya ».
Lo que sucede en Buenos Aires, ha sucedido antes en otras ciu-
dades que se han visto obligadas á recurrir al medidor, como for-
zosamente tendremos que hacer en esta capital, para contener el
consumo dentro de límites razonables.
Eün París, por ejemplo, el año 1880, no obstante una provisión
triple de laque el público tenía derecho á exigir, de acuerdo con el
monto de las pólizas de abono, no alcanzaba el agua para aquellos
que habitaban los pisos altos de la casas, ó que vivían en barrios de
nivel elevado. Impuesto el medidor por el reglamento municipal
de 25 de julio de 1880, resultó que desde 1881 hasta 1884, no te-
niendo AUN todas las CASAS DICHO APARATO, con la misma cantidad de
agua que el 80 no alcanzaba, pudo servir á 6389 abonados nuevos^ y
que en los tres años mencionados, el público ganó á consecuencia de
la rebaja en la tarifa 2. 500.000 francos, y la administración vio
aumentar sus ingresos en 4.500.000 francos. En otros términos, el
importe del agua, cuyo desprecio evitaron los medidores, fué en esos
tres años de 4. 000. 000 de francos. (Véase : Couche, Les eaux de
París en 4884.)
« Era mediante este sistema (de provisión continua y canilla li-
bre) que la compañía que proveía á Berlín desde 1856 á 1874, ven-
día el agua á los habitantes. La concesión, que debía terminar ei)
CUESTIONES SANITARIAS 215
"1881, prescribía una provisión continua y permitía una tasa del
4 ""/a sobre la renta de la casa para el agua empleada en usos do-
miciliarios (1), incluyendo la provisión para baños y water-closets.
Se permitía una tasa adicional para consumos industriales y agua
para jardines. Todo el agua debía suministrarse á una presión
suficiente para alcanzar hasta los pisos más elevados, á una altura
máxima de 66 pies sobre el nivel de la calle. En 4865, antes de
que la población provista hubiera alcanzado al número para el
cual las obras se construyeron, fué necesario ampliarlas. El des-
perdido era excesivo y no podía ser evitado, ni aún aminorado por
las inspecciones domiciliares (2). Existía la facultad de cortarla
provisión ; pero aún en casos de grandes abusos persistentes, debía
ejercitarse con gran discreción. Habiendo iniciado gestiones para
prolongar la concesión, era imperativo no contrariar el rápido au-
mento de abonados que entonces tenia lugar, satisfacer a todos y
todavía afrontar la provisión de otros, en cuanto fuera posible. La
posición de la compañía era crítica. Había una resistencia justifi-
cada á emplear el capital de reserva, á menos que hubiera proba-
bilidad de que se continuase obteniendo uu interés conveniente, y
que las obras alcanzasen un buen valor al expirar la concesión. El
autor, M. Gilí, ya citado, que había sido ingeniero y director de la
empresa desde su comienzo, propuso un cambio en el sistema de
«obro del agua, con la idea de que la venta se hiciera exclusiva-
mente por medidor, creyendo que asi se salvaría más fácilmente
las dificultades de la situación. Aceptada la idea, se obtuvo el capi-
tal, y las ampliaciones de las obras (filtros y máquinas), se ejecu-
taron sin demora. » (Gilí, On sale of water by meter in Berlín^ ya
citado.)
Alas autorizadas opiniones de ingenieros como Couche y Gilí,
cabe agregar la muy respetable de nuestro distinguido higienista
doctor Emilio R. Coni, quien ha defendido con brillo la generaliza-
ción del medidor en Buenos Aires. (Véase : Memoria de las Obra^de
Salubridad^ Sino i 89 o, anexos.)
¡1) El 4 °/o, doDde los alquileres soo tan altos como en Berlín, dice Gilí, cons-
tituye una buena entrada : no obstante hubo que modificar el sistema implan-
tando el medidor.
(2) Estas visitas son « repugnantes al abonado por el sistema basado en el
alquiler », y por el contrario « simpáticas al abonado por medidor. (El mismo
autor.)
216 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
La experiencia ajena demuestra la eficacia del medidor^ para
contener el consumo dentro de límites razonables : su aplicación
en Buenos Aires permitirá, cpn los 150.000 metros cúbicos de agua
diarios de que se dispondrán una vez construida las obras de am-
pliación, proveer de agua á todo el radio de Bateman, y esta provi-
sión bastaría por muchos años.
Esto último es consecuencia de la constancia del consumo medio
por día y habitante^ observada durante una serie de años, en po-
blaciones que usan medidor, como lo hemos hecho notar en este
mismo capítulo, al citar los ejemplos de Berlín y Breslau.
En cuanto á Flores, la solución, sobre lodo hoy que la experien-
cia de Belgrano ha acallado resistencias que se levantaron en un
principio, es la de la provisión por medio de pozos semisur-
gentes.
Es esta, efectivamente, la aceptable, y ya la oficina técnica de las
obras de salubridad confecciona el proyecto correspondiente.
En la actualidad (diciembre 4898), está aprobado el proyecto de
provisión de agua á Flores.
CAPÍTULO III
La explotación de las obras de salubridad desde 1891 hasta la fecha. —El sisteroa
de reata basado en el precio locativo del inmueble. — Necesidad de modifícarlo.
Hemos visto algunos de los inconvenientes del sistema de canilla
libre que rige en Buenos Aires : en este capítulo estudiaremos la
cuestión bajo el punto de vista rentístico.
Rescindido el contrato de arrendamiento de las obras de salubri-
dad, éstas volvieron á poder del gobierno, siendo desde entonces
administradas por una comisión cuyo nombramiento se hizo por
decreto de 31 de agosto de 1891 .
Esta comisión tenía que resolver, además de las complicadas
cuestiones con la empresa ex-arrendataria, el dificilísimo problema
de hacer construir las cloacas domiciliarias en plena crisis : es de
estricta justicia consignar que lo resolvió cumplidamente, como lo
reconoce el mismo vecindario, que en un principio protestaba contra
la estrictez con que hacía cumplir sus disposiciones.
CUESTIONES SANITARIAS 217
Poco después de recibirse de las obras, con los escasos datos que
pudo recoger, se ocupó de la tarifa, no llegando á establecerla sino
con carácter provisorio: he aquí las palabras con que se expresa en
la primera de sus memorias elevadas al gobierno: «Al tratar de la
percepción de la renta, la comisión encontró que era indispensable
establecer tarifas más equitativas y más bajas que las adoptadas
por la compañía arrendataria, dentro de las facultades acordadas
al poder ejecutivo por la ley de 30 de enero de 1891. Después de
un detenido estudio, propuso las que se hallan actualmente en
vigencia aun cuando la modificación introducida en las tañías de
la compañía disminuía considerablemente el producto de la explo-
tación de las obras, sobre todo por la supresión del impuesto deno-
minado de desagüe, autorizado por el contrato de arrendamiento,
pero que tantas resistencias suscitó en el público (Memoria, 1891-
92, pág. 15).
Y más adelante, página 74 y siguientes, dice, en ñola de sep-
tiembre de 1891 : « Como resultado de sus estudios, ha adquirido
la convicción de que es necesario introducir reformas fundamen-
tales en la fijación del impuesto y su aplicación, buscando la manera
de que cada habitante del municipio pague lo que justamente le
corresponde en razón al beneficio que las obras le reportan,
« Pero para llegar d este resultado se necesita tiempo y elementos
de que no ha dispuesto la comisión, y es necesario por otra parte,
proceder sin demora á cobrar el servicio de los dos trimestres cita-
dos (julio á diciembre de 1891). Por esta razón cree que por el
momento podrían introducirse algunas modificaciones de impor-
tancia en la tarifa vigente, aunque conservando el padrón que
tiene la empresa, dejando para el año próximo (1893) la reforma
general que debe hacerse al respecto.
« Consecuente con las ideas enunciadas, la compañía opina que
el impuesto debe hacerse efectivo sobre los alquileres á partir de
40 pesos moneda nacional y hasta cualquiera cifra que representen.
Propone una planilla con 24 categorías, en vez de 12, que existen
en la tarifa actual, pudiendo aplicarse proporciona I mente sóbrelos
alquileres que sobrepasen á la última categoría, los coeficientes
que ha adoptado como base.
« El servicio de obras de salubridad se dividirla en dos cuotas:
una correspondiente d cloacas y otra á aguas corrientes, suprimién-
dose por ahora la de desugüe.
« Como base para el impuesto, la comisión propone cobrar el 3 Vo
216 ANALES DE LA SOCIEDAD GIEP
La experiencia ajena demuestra
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jun medidor, al p.
. el servicio de cloacas u,
i^7ra los demás impuestos ó
actuales tarifas (se refiere á agua-
íes, etc.).»
^0 hacer presente á V. E. que la base de 3 V©
,6 (Véase Memoria de 4884, el informe de 25 de
^>resentado por los señpres Francisco Madero, Juan J.
un Coghian y Rufino Várela, relativo á tarifas) para el
Je aguas corrientes es la que se cobró siempre hasta que
uras pasaron á la empresa arrendataria, aun cuando la pro-
isíón de agua es en la actualidad mucho más abundante y regular.
Ifay, pues, una rebaja efectiva en la retribución de este importante
servicio y la comisión espera que comprendiéndolo así el vecin-
dario, desaparezcan las dificultades que había para la percepción
de la renta.»
Aprobada esta tarifa, que fué propuesta con carácter provisorio,
es la que actualmente rige, salvo las siguientes modificaciones :
i" Por decreto de 19 de febrero de 1892, recaído á consecuencia
de la nota de 27 de enero, dirigida al ministerio por la comisión, se
elevó á 20 centavos el precio del metro cúbico de agua, por medidor,
(1) Ed Londres varía del 4 al 7 ^', */o segúo las compañías y excede estos lími-
tes eo los barrios altos. Se añade suplementos íljos para water-closets, baños,
robinetes colocados en los pisos altos, etc. Para otros usos, jardines, caballeri-
zas, consumos industriales : precio convencional (Becbmann, Salubrité urhaine),
(3) Elevado después d 20 centavost por decreto de 19 febrero de 1893.
"S SANITARIAS
cobrándose además un al
por cada medidor para i
*e\ capital que esosar
'• Por decreto de.
' agua sumini
de aRua u
".reto i
'^gistrados por medidor, sólo la
{lación de la renta, lo que no es
í >s (servicios públicos), son ru-
4 Dodido consumir 8.45Í.322
I i
^ ^ ''■S a^'í"*(l" piso, que son
^ i_ 'er que las bajas en los
^ é' '\ ■">> no obstante ser las
96, confirman tas
t
reprt. -■ <
firecio estabi< \
1 pago actual basau,, ,■%
.oy que tenemos lo que la c
puso la tarifa provisoria á que hei. * ^"^
enseñanza de varios años ile expiotac. *
demostrar que no se ha obtenido con ella ^ '6
expresado en las siguientes palabras : n la .
habitante del municipio pague lo que justamente .
ra%^ al beneficio que las obras le reportan » .
Intentemos la demostración :
El año 1893 se ha emitido boletas
correspondientes á servicio de
agua por renta fija (3 '/o sobre
el alquiler de acuerdo con la
escala) por valor de & m/n 1.601.930 74
Agua para construcciones » 47.736 It
Total » < .649.686 88
Ninguna de estas partidas ha sido obtenida aplicando un precio
á la unidad de volumen de agua.
La memoria de la comisión suministra el dato del volumen
registrado por medidor; para ese año fué ;
Servicio de agua por medidor m' 700.300
Aguadores » 135.462
Suma » 835.762
iiO ANALES DE LA SOCIEDAD QEKTÍFICA ARGENTINA
Deduciendo del consumo total en el año, que es de 17.744.407
metros cúbicos, los 835.762 metros cúbicos registrados por medi-
dor, se obtiene :
Para servicio general y gratuito á la
municipalidad y oficinas públicas m^ t6.908.6i5
cifra indicada en la memoria.
Como por todo ese volumen la administración ha emitido boletas,
por 1.649.687 pesos moneda nacional, resulta un valor medio del
metro cúbico de pesos — ^ ■ — = 0,0973 pesos moneda na-
16.908.643
cional, esto es 973 diez milésimos de peso por cada metro cúbico.
Si el agua costaba, según cálculo á que hace referencia la nota
de 27 de enero de 1892, transcripta en la Memoria, 9 centavos oro
por metro cúbico, se vé que pagándola á 9 y Vi de centavos papel, ó
á 13 centavos suponiendo que los servicios gratuitos consumieran
un 25 7o de lo no registrado por medidor, el público ha estado
muy distante de abonar lo que justamente le correspondía en razón
al beneficio que las obras le reportaban.
Hay que reconocer que era difícil, sino imposible, que el año
1892 los consumidores de los 17.744.407 metros cúbicos de agua
pagasen el servicio integro del empréstito que el gobierno hizo para
que las obras de salubridad volviesen á su poder, ó lo que equi-
vale, en lo relativo al agua, que abonasen los 9 centavos oro por
cada unidad de volumen.
Pero es que en 1896, con un consumo casi doble, no se ha alcan-
zado á hacer el servicio de la deuda. — Se llega escasamente á la
mitad, — y el consumo se aproxima al máximo posible con las
obras actuales.
Independientemente de la consideración del servicio de la deuda
que debía hacerse con el producto de las obras según ley, hay otras
dos consecuencias que se deducen de los números indicados y que
prueban la falta de equidad del sistema de renta.
I ■ Los abonados á canilla libre, — es decir, los que pueden mal-
gastar el agua d medida de su deseo y eliminar los residuos cloacales
sin recargo d la tarifa, — son los que han abonado menos por cada
metro cúbico de agua.
En efecto: para que cada metro cúbico hubiera sido abonado por
ellos á razón de 19 y<¿ centavos, sería preciso admitir que de los
CUESTIONES SANITARIAS 221
16.908.645 metros cúbicos no registrados por medidor, sólo la
mitad hubiera contribuido á la formación de la renta, lo que no es
admisible, pues los servicios gratuitos (servicios públicos)^ son ru-
dimentarios entre nosotros, y no han podido consumir 8.434.332
metros cúbicos el año i 892.
3® En igualdad de condiciones las casas altas {i''^ piso, que son
las que abundan), figuran con mayor alquiler que las bajas en los
registros de renta : son, pues, la^ que más abonan, no obstante serlas
peor servidas.
Las cifras que siguen, relativas á 1893 y 1896, confirman las
consecuencias :
ANO 1893
Emitido por renta fija (3 7o sobre el alqui-
ler) 2.208.374 35
Aguadores 30 . 460 *
Agua para construcciones 70.219 16
Total 2.309.253 51
El volumen registrado por medidor es de 1 .117.193 metros cú-
bicos (pág. 11, Memoria de 4895), y como el consumo total es de
30.357.737 metros cúbicos, resulta que lo no registrado por medi-
dores 29.440.564 metros cúbicos.
El precio medio del metro cúbico de agua no registrada por me-
didor es de
2»-"«-«* =0,0784,
2.309.233.51
6 sea 784 diez milésimos de peso moneda nacional.
Comparando este precio con el correspondiente á 1892, se ve que
éste es menor que aquél en 19 milésimos, vale decir casi ¿ centa-
vos por metro cúbico.
aSo 1896
$ nVíi
Emitido por renta fija 2.305.386 60
Aguadores 30.720 »
.4gua para construcciones 82.103 39
Total 2.418.209 99
iiO ANALES DE LA SOCIEDAD CI^
Deduciendo del consumo total 8'
metros cúbicos, los 835.762 mef
dor, se obtiene :
4
Para servicio general y ;. ^
municipalidad y oBc» '/?
II
cifra indicada en la men^
Como por todo ese vr
por 1.6Í9.687 pesos r;|
metro cúbico de üe¡ 2^
V
cional, esto es 9**
Si el agua co ^
de 27 de ener
por metro c'
^14
^
*
ARGENTINA
?. 406. 035 metros cú-
etros cúbicos, lo do
registrada por
ntavo men
saer
i/
«¿
<
á 13centa'
un 25 *»
muy d'
al ber
H
18'
r
otra fot .
alcanzó á 16.b
o49. 686,88 pesos; el .
o no registrados por medidor,
.d, lo que significa que habiendo
a, de agua no registrada, el producido
o»
aS nuevas propiedades á que se provea de
. la ampliación de las obras, será menor, debido
«las lejana del centro de los alquileres elevados, se
.ema actual, basado en el alquiler, hará sentir cada vez
fectos perjudiciales para el Gobierno, sin que el público
ya rebaja alguna.
Con el sistema del medidor, ó el gobierno hubiera aumentado
su renta, que es lo que corresponde para poder servir la deuda, ó
hubiera podido hacer una rebaja al consumidor : en uno ú otro
caso las ventajas tendrían una apreciación pecuniaria.
En la memoria de la Comisión de Obras de Salubridad (año 1895,
pág. 10 y 11), se manifiesta que el modo de evitar el consumo ex-
cesivo resultante del sistema de canilla libre, y podría agregarse :
« y de mejorar el sistema rentístico », « sería generalizar el uso del
medidor. La comisión está convencida de la necesidad de esta re-
forma, y sólo espera la oportunidad para llevarla á cabo ».
Parece que esa oportunidad ha llegado : se ejecutan ya los pri-
meros trabajos para la ampliación del servicio á l.oOO.OüO metros
cúbicos diarios y no se puede seguir con un sistema de distribu-
ción, ó de renta, como el que tenemos.
Por lo que respecta al servicio de cloacas, lo consideraremos tan
sólo en los años 1 895, 96 y 97. Tenemos los siguientes datos oficiales :
a»
emitido por S'
uido clo^
D FLORAM PikTAGONlCAM 225
\. peraffinis, a qua lobis calycinis
'is carpidiorum minimis v. vix
s subpalaris crassa majuscula
s.) parum ramosa ápice mul-
Mi crassiusculi subfistulosi
) glabri V. sparse pilosi.
rosulalo-foliati, sursum
'le paniculatim peduri-
'^o subpergameneo ab
lis) calycern persi-
ana ex Rio iNegro
'ío e contra calv-
*o¡l¡do por servicio
Líquido cloacal bombee
Chico, metros cúbicos
de donde resulta un promedio de 4,^4 cc
Esta cifra es brrónsa porque ese año debió
PERO NO SE bombeó EN PuENTE ChICO, SE ARROJÓ MUC
POR LOS CONDUCTOS DE TORMENTA.
\ f. ^8)Cr.?
C. ? patago-
• • «
I.
•>«
AÑO 1897
Emitido por cloacas, pesos
Bombeado en Puente Chico, metros cú-
bicos
1.689.792 48
34.201.044
lo qne da un promedio para el metro cúbico de 4,94 centavos.
Por razón de filtración en el conducto, servicios públicos gra-
tuitos, etc., supongamos que lo percibido sólo deba repartirse entre
las Vi partes del liquido bombeado, entonces lo que realmente se
ha pagado el año *897 sería :
4,94 X 5 = 6,59 centavos.
En la tarifa que proponemos más adelante, basándonos en la
relación existente entre 1 ®/o de agua y cloacas que se cobra actual-
mente, asi como en los gastos correspondientes de explotación,
llegamos á 8 centavos por metro cúbico.
NOVA A.DDENDA
Al)
FLORAM PATAGONIGAM
AÜCTORE
CAROLO SPEGAZZINI
(PAR8 l)
22. PORTULACA OLERÁCEA L. = DC, Fp. III, f. 353.
Hab. Vulgala in cullis el in eampis secus Rio Negro, Jan. el Febr.
1898 (C.S.).
23. PüRTULACA PILOSA L. = DC, Pp. III, f. 354.
Hab. Non rara in dunis el locis aridis secus Rio Negro, Jan. 1898
(G. S.).
065. Forma palagonica petalis purpuréis sépala non v. vix duplo
superanlibus, seminibus cinereo-nitenlibussublaevibusv.ob-
solelissime subpunclulatís, (oliis carnosis semilerelibus quaní
pili axillares sal longioribus gaudenlelíacile var. mucronatam
(Lk.)OK. sistunl!
24. Cristaria LiNOiDES (Hiern.) Speg. = Malvastrum linoide Hier.,
Serl. pal., f. 10. n. 27.
Hab. Vulgala in praeruplis aridis secus Rio Negro, Sepl. 1894
(leg. Dr. C. Berg) et Jan. el Febr. 1898 (C. S.), nec non prope
Chonkenk-aik secus Rio Chico, Febr. 1898 (C. A.).
NOVA ADDEIfDA AD FLORAM PATAGONICAM 235
Obs. Species Cr. dissectae Hook. peraffinis, a qua lobis calycinís
obtusioribus et praecipue alis carpidiorum minímís v. vix
evolutis recedit. Radix perennís subpalaris crassa majuscula
(15-30 cm long. = 5-15 mm crass.) parum ramosa ápice mul-
ticeps; rami annui herbaceí virgati crassiuscuii subfístulosi
(25-150 cm all. = 3-10 mm crass.) glabri v. sparse pilosi,
laete vírides, interne densiuscufe subrosulato-foliati, sursum
nudi V. remotissime foliali ápice ampie paniculatim pedun-
culigeri. Carpella 8-13 fusco*cinerea, disco subpergameneoab
axeos basi evolulo (ul in Crislariis plurimis) calycem persi-
stentem non v. aequante sufTulta. Specimina ex Rio íSegro
calyce omnino glabro gaudenl, illa ex Rio Chico e contra caly-
cem laxe adpresseque pilosum habent.
Crislaria? patagónica OK. (Rev. gen. pl. III, f. 18) Cr./
Kuntzei (OK.) Speg. nuncupanda ob homonymum CJpaiago-
nici Ph. in Linn. XXXIIÍ, f. 28, n. 632.
25. Sida Ameghínoi Speg., n. sp.
Diag. Perennis, e repente erecta totapilis stellatis pulverulcnto-ca-
nescens, foliis remotis limbo late ovato-cordalo tripartito, laciniis
pinnatifidisobtusisimis, petiolo in inferís duplo longiore in supe-
ris subaequilongo suffultis, stipulis e triangulari ovatis, floribus
ad axillas foliorum superiorum suhsolitariis pedúnculo supra
médium articúlalo sed non bracteato petiolum folii fulcraníis
non V. vix superante fulíis, calyce ad médium usque o-fido, lobis
ovatis subacutis, corolla glabra caerulea parum longiore donatis,
fructibux conoideO'h&msphaericis glaberrimxs, ^S-carpellatis
cúpula axili insidentibus.
Hab, In pratís aridis et saxosis prope Chonkenk-aik secus Rio
Chico, Febr. 1898(C. A.).
Obs. Rhizoma horizontale tenue térra vix infossum praelongum
(20-50 cm long. = 2,5 mm crass.) glabrum, cortice ochroleuco
laeví V. minute ruguioso tectum^ ad nodos (internodiis sat
elongatis 5-6 cm long.) radicans, ápice e solo erumpens atque
parce ramosum. Rami aerei e decumbenti erecti gráciles
(20-40 cm long. = 1 ,5-3 mm crass.) deorsum alterne laxe patu-
leque rarnulosi^ sursum subsimplices, e terete obtuse angulosi
virides, sed tomento denso subpulverulento e pilis stellatis
minutis composíto vestiti, internodiis satis longitudine luden-
tibus, infimis et supremis abbrevialís (10-25 mm long.) inter-
áN. 90C. CIBNT. ARG. — T. XLVII 15
> «
•^•
226 ANALBS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
mediis longis v. loDgissimis (50-200 mm long.)* Folia ad nodos
solitaria patula, petiolís in inferís longiusculis (30-50 mm
Iong.)> ínsuperísbreviusculis(8-10mmlong.)tenuibus, dorso
convexis, ventre aplanalo-subcanaliculatis, plus minusve stel-
lalim pulverulento-canescentibus; limbis e cordato ovatis
suborbícularibus (10-30 mm long. = 10-30 mm lat.) basi
rotundalis v. truncato-cordatis* ápice obtusis, utrimque pilis
stellatis vestitis, inferné densius atque tomentoso-canescen-
libus, superne laxius ac virescentibus, ómnibus trípartitis,
laciniis trifidís, lobis trilobulaiis, lobulis ómnibus ovatis
obtusisimis non v. vix 1 v. 2 dentatis; stipulis herbaceis
tenuibus ex ovalo triangularibus plus minusve acutatís (2-3
mm long. = 1-2 mm lat. bas.), dorso pulverulentis, ventre gla-
bris, margine integris subciliolatis. Flores ad axillas fóliorum
inferorum solitaríi, superorum saepe 2-4 aggregati, pedicello
stellatím pulverulento petiolum folii fulcrantís non v. vix supe-
rante supra médium articúlalo sed ebracteolato fulti, ante et
per anthesim ad articulationem pedunculi reflexi atque cernui ;
calyx (4-5 mm alt. = 5-6 mm diam.) ovatus membranaceus
virescens, extus plus minusve stellatim tomentosus intus
glaber, quinquefidus, lobis ovato-triangularibus subacutiu-
sculis; corollaglaberrima quinqueparlita, petalis pulchrecae-
ruleis margine pallescentibus, basi macula obscuriore notatís
obovatis (5-6 mm long. = 3-4 mm lat.); columna staminea
brevissima pallidecaerulea, basi pilissimplicibus longiusculis
paucis ádspersa, ápice in filamentis 20-24 tenuibus longiu-
sculis purpuréis antheras uniloculares párvulas concolores
reniformes sustinentibus soluta; ovarium conico-hemisphae-
rícum parvulum glaberrimum 12-carpellatum, ápice in stylis
12, parle quarta infera pallidioribusconnatis, ceterum liberis
atro-purpureis, ápice minute capitellatis, antheras non v. vix
superantibus productum.
Fructus calyce parum accreto inclusus e conoideo hemi-
sphaericus (7 mm diam. bas. = 3-3,5 mm alí.) glaberrimus,
ápice late trunca to-umbilicatus, carpellis 1 2 triangularibus (3,5
mm long. = 1 ,8 mm lat. = 1 ,2 mm crass.) dorso cinereo-oliva-
scenlibus laevibus applanalis longitrorsum rimóse dehiscen-
tibus,e latere grosse irregulariterque rugulosis, monospermis
efformatus. Semina in quoque carpello solitaria péndula ovata
glabra fusco-atra,laev¡arhaphedorsalicinereomajusculo nota ta.
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGONICAM 227
Axis íructus, cuicarpella adhaerent, crassussubcylindricus,
basi in discum cupuliformem subcartilagineum^ cum calyce
(post carpellorum delapsum) persistentem expansus.
Specíes puchella Cristariis accedens, sed carpellís alis plañe
destitutís, etiam ad maluritalem, recedens. An Cristaria?
patagónica Vh.1
26. OXALIS NAHUELHUAPIENSIS Speg., n. Sp.
Díag. Caules repentes crassi carnoso- lignosi^ cortice crasso lateritio
relaxato laxe squamoso vestiti^ squamis linear i- triangularibus
concoloribw^ rigidis in petiolis tenuissimis aphyllts productis;
ramuli novelli ex axillis squamarum caulium enati erectiusculi
pallidí laxe fasciculato-foliosi, petiolis gracillimis elongatis,
foliolis ternatis profunde cordato-bilobiSj lobis latis obtusis sub^
carnosulis subglabrisy pedunculis pluribvs bifloris, floribus
subparvulis glabris,
Hab. Id umbrosis rupestribus secus Lago Nahuel-huapi, Jan.
1898. (C. S.).
Obs. Caules v. stolones (an e radice tuberculosa enascentes?)
elongati el crassi (10-25 cm loríg. = 2-3 mm crass.) axi albe-
scente ligneo duplo tenuiore percursi corlice reláxalo (an in
senectule tantum?) crasso e teslaceo badio obsolelissime glau-
cescentetecti, squamis concoloribus allernis linearibus (8-'l5
mm long. = 2 mm lat. bas.) adpressis v. vix leniler patulis
Ínter se remotís (3-o mm) ornato vestiti; squamae sunt bases
peliolorum annorum praeteritorum et saepe ápice petiolos
arescentes gracillimos praelongos (60-120 mm long.) rarissime
folióla adhuc sustinentes geruni. Rami novelli ex axilla bra-
ctearum exsurgentes erectiusculi (1-2 cm long. = 1-1,5 mm
crass.) pallide e viridí glaucescenles v. subrosei densíuscule
atque subfasciculatím folíosi. Folia erecta, petiolis teretibus
gracilibus (5-10 cm long.) glaberrimis basi cum pericladio
submembranacco subamplexicauli (2-3 mm long. = I mm
lat.) subroseo margine minulissime laxeque subciliolato ob-
scure articulatis, ápice trifoliolatis, foliolis petiolulis aequi-
longís (0,5 mm long.) laxe adpressissimeque setulosis fultis,
obcordato-triangularibus (7-8 mm long. = 7 mm lat.), postice
cuneatis, antice truncato-rotundatis, profunde bilobis, lobis
foliolí tertiam partem aequantibus rotundatis, sinu aeutiusculo
saepe macula violasccnte notato separalis, margine integerri-
228 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
mis membranaceo-subcrassíusculís ulrimque pulchre ÍDlense
que viridíbusetglaberrimís sed ad hypophyllumsaepepallide
glaucescentibus atque praecipue in juventute secus nervulos
pilos paucos minutos adpressos' laxos gerentes. Pedunculi ex
axíllis foliorum exsurgentes, plures in quoque ramulo, petíolis
subbreviores (5-8 cm long.) sed leniter crassiores ápice biflori
4-bracteolati ; pedicelli uniflori, alter elongatulus (4-5 mm
long.) alter brevissimus (1-2 mm long.) saepius arcuati,
basi bibracteolatí, bracteolís ex albo subhyalinis linearíbus
pusillis (i-!,5 mm long.) minute adpresseque ciliolatis; ala-
bastra cernua ovata (4 mm long. = 2 mm diam.) viridia
glabra ápice violácea minuteque albo-penicillata; flores me-
diocres noudum evoluti ; sépala ianceolata (3,5 mm long. =
1,2-1,5 mm lat.) viridia glaberrima ápice non glandulosa sed
macula violácea majuscula atque íasciculo albo párvulo pilo-
rumpusillorumornata;corolla(lilacina?)adhuccalyce inclusa,
deorsum glaberrima sursum pulverulento pubescens; stamina
10 libera, filamenlis externis brevioribus, ómnibus glabris,
antheris flavis; styli 5 virides subpubescentes.
Species pulcherrima stolonibus crassiusculis squamosis
ochraceis mox dignoscenda.
27. OxALis STENOPHYLLA Spcg., n. sp. = 0. rubra S. Hil. var, pata-
gónica Hiern., Sert. pat., f. 13, n. 33.
Diag. Radice tuberosa obovata, ápice midticipite^ ramis ápice
obovatO'Squamosis rosuíato-foUiferis, foliis longissime petiolatis
trifoliolatis, foliolis cuneatis profundissime bifidis, laciniis
linearíbus eglandulons obtusiusculis, pedunculis floriferís gra-
cilibus folia saepius superantibus, ápice trichotomo-umbellatis,
floribus mediocrihus pallide lilacinis.
Hab, Vulgatissima ubique secus Rio Negro, Sept. 1874 (G. Berg),
Jan. etFebr. 1898 (C. S.).
Obs, Tuberculus plus minusve profunde infossus (1-5 cm prof.)
obconico-obovalus (2-4 cm long. = 1-2,5 cm diam.) inferné
longe attenuatus atque laxe longeque (5-10 cm long.) Hbroso-
radicatus, superne obtuse rotundatus, modice umbilicatus,
intus albus carnoso-compactus ex insípido acidulus, cortice
tenui laevi, (v. in parte supera obsolete squarruloso) ochraceo
tectus, e centro umbilici ramulos 1-6 erectos superficem solí
attingentes emittens. Rami plus minusve gráciles et longi(1-6
NOVA AODENOA AD FLORAM PATAGONICAM 2¿9
cm long, = l-t,5 mm crass.) erecli simplices v. ápice subo-
tryose ramululosi, deorsum nudi, sursum squamis(petioIorum
báseos arescenlium vestigiis) fusco-och racéis lenuibiis linea-
rjbus f4-8 mm long. = 1 ,5-2 mm lat.) l-r>erviis glabris dense
imbrícatis vestíti et tándem capitalo-clavulati. Folia ex ápice
ramorum v. ramululorum e centro squamarumexsurgentia, pc-
tiolis erectis gracilibus teretibus (5-10 cm long.) glaberrimis,
basi breviter applanato-dilatatis, ápice foliolis tribus cuneato-
triangularibus (6-1 4 mm long. =1=5-1 0 mm lat. apic.) sessilibus,
a quarta parte infera biíidis, laciníís linearibus (1-1,4 mm
lat.)divaricatulis oblusiusculis imperspícue 1-nerviis, plañe
eglandulosis, atrinque glabris, epipbyllo laete viridi, hypo-
phyllo pallídiore subglaucescente in sicco minutissime álveo-
lato-reticulato donata. Pedunculiecentrofoliorum exsurgentes,
saepius plures in quoque ramo, folia aequantes v. plus minusve
longiores (5-15 cm long.) gráciles erecti glabri virides, ápice
subumbellatim trichotomi, pedicellis centralibus ceteros
aequantibus, primariis et secundariis basi bracteola pusilla
(l-S mm long.) lineari acuta e virescente hyalina margine
saepe minute cilíolataornatis, anleet per anlhesin erectis post
anthesin detlexis. Flores (7-15 in quaque inflorescentia) sub-
mediocres (10 mm long. = 8 mm diam.); sépala lineari-lan-
ceolata acuta (3 mm long. = 1 mm lat.) glaberrima dorso
viridia margine albescentia ápice glándula párvula lineari-
elliptica aurantiaca v. purpurea ornata, ibique saepe minute
ciliolata ; oetala glabra angusle spathulata (8-10 mm long. =
2,5-3 mm lat.) inaequilateralia pallide e roseo lilacina, lineis
paucisobscurioribuslongítrorsumpicta,unguibusjongiusculi$
albisinterseplus minusvecoalítis. Stanüná libera 10,5 externa
sepalislongiorafilamentíslongiusculeadpressequealbo-pílosis^
oinlerna sepalisbreviora glabra tenuia filamentisglabrisviridi-
bus,omníumantherisparvulis flavis;ovariumelliptico-ovatum
viride glabrum ápice stylis 5 dimidiobrevíoribus stígmatibus
capilellatis fuscis terminatis coronatum. Capsula... non visa.
Species O. rubrae S. Hil. certe cognata, sed statura omnium
partium minore, foliorum laciníís semper angustis utrinique
glabris eglandulosís stylísque brevíbus sat distincta.
28. CoNDALiA uifEATA A. Gray ^ Un. SL Expl., f. 275. — C. micro"
phylla Cav., Gay, Fl. Chil. II, f. 21.
330 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Hab. Yulgatissiroa ín altiplanítíe secus Rio Negro, Jan. et Febr.
1898 (C, S.).
0¿s. Arbuscula nana saepius subhemisphaeríca i v. 1,5(raríus
2-) melralis, lignodurissimo, dense patuleque spinoso-horrida,
valde fructífera, drupis globosis ovatis v. ellíptieis plus mí-
nusve pulposís et sapídis. In regione cítala dumeta extensis-
sima constituít et secundum drupaVum eolorem formae tres
distínguendae :
a) Melanocarpa : drupis nigris parum pulposís et sapídis.
b) Erythrocarpa : drupis rubris sat pulposís sed parum
sapídis.
c) Xanthocarpa : drupis flavis v. ochroleucis saepius valde
carnosís et sapídis.
29. OcHETOPHiLA TRiNERvis Poepp. = Mícrs, Conlr. to Bol. I, f. 281,
f. 39, A.
Hab. In dumelis montanis secus Lago Nahuel-huapi, Jan. 1898
(C. S.).
30. DiscARiA ANDINA (Miers) Speg. = Miers, Conlr. lo Bol. I, f. 271 ,
lab. 37, E.
Hab. Rarius in rupestribus secus Lago Nahuel-huapi, Jan. 1898
(C. S.).
Obs. Specimina slerilia quandoque inermia quandoque plusroi-
nusve subspinosa, ramis juvenilibus pulveruiento-puberulis,
spinis seu ramulís aborlívís brevíbus sub ápice diphyllis,
folíisellipticis integerrimis ápice subaUenuato-rolundatisbasi
rotundato-cunealis (15-16 mm long. = 6-7 mm lat.) in prima
juvenlule subpuberulis per aelalem glabratis, peliolis brevíbus
(1-2 mm long.) pulverulenlis fuitis,
31 . DiscARiA coGNATA (Mícrs) Spcg. = Micrs, Conlr. lo Bol. I, f . 269,
lab. 37, B. — Speg., Planl. Pal. auslr., n. 75.
Hab. Rarissima in rupestribus prope Lago Nahuel-huapi, Jan.
1898 (C. S.).
Obs. Specimina slerilia quae nunc adsunt ab illís prope Lago
Argentino anno 1884 leclis satis recedunt. Arbuscula erectiu-
scula v. proslrato-effusa vjx metralis, plañe inerrais v. parce
spinosa. Ramuli sublelragoni in juvenlule pulverulenti per
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGONICAM 231
aetalem glabra ti, decussatim folíosi, foliís ovatis (10-12 mm
long. = 5-7 mm lal.) basi rotundatis ápice cuneato-rotundatis
oblusíusculis margine argute undulato-serralís (denticulis
ulrimque saepius 12) ad epiphyllumglabris 1-nerviisobscure
viridibus, ad hypophyllum primo pulverulentis dein glabratis
pallidioribussublríplinerviis, petiolopusillosedbenedístiDcto
(0,5-1 mm long.) fultis; slipulis axillaribus parvulis ferru-
gineís puberulis linea transversa ínter se junctis. An melius
nova species?
32. DiscARiA FOLiosA (Micrs) Speg. = Miers, Contr. to Bol. 1 , f. 268.
lab. 37, B — Speg., Planl. Pal. auslr., n. 74.
Hab. Non rara ad ripas Rio Negro prope Carmen de Patagones el
circa Lago Nahuel-huapi, Jan. el Febr. 18'J8 (C. S.).
Obs. Species incaute ab auctoribus nonnullis cum D, discolore
(Hook.) Speg. conjuncla sed nequidem comparanda, slalura
subarborea 4-5 melrali, subínermís, foliis lanceolalis duplo el
ultra majoribus tenuioribusque (21 mm long. = 4 mm lal.)
leniter crenalo-denlatis, inferné pallidioribus, floribus in
axillis superioribus di v. lernalis (4 mm long. = 4 mm diam.)
albis, capsulis oblusis sublrilobis laxe obsoleteque pubescen-
tibus.
33. Anarthrophyllum desiderátum (DC.) BHgp. = A. Bergii Hiern.,
Sen. pal., n. 40 — A. Morenonis OK., Rev. gen. pl., III, 2, f. 50
— Speg., Plant. Pal. auslr., n. 80.
Hab. Vulgalum per lolam Patagoniam auslralem el Fuegiam
nordicam orienlaiem perann. 1874 (C. Berg), 1882 (C. S.) el
1894-98 (C. A.).
Obs. Species habitu dislinctíssíma, vix variabilís. quandoque
laciniis foliorum brevissimis (3-5 mm long.) valde sericeo-
pubescenlibus, quandoque elongatis (10-25 mm) subglabralis,
saepe in eadem planta inveniendis, donata, calycis sericeo-
canescenlis labio infero tridenlalo v. itrisecto, corolla auran-
liaca v. flava, vexillo sépala vix aequanle, alis carinaque valde
productis duplo v. triplo longioribus.
Specimína typica in Herbario De Candollei sérvala, 'el a me
ínspecln, laciniis íoliorum5-l5mm longitudine el calycis labio
infero tridenlalo gaudenl. A, Bergii Hiern., A. Morenonis OK.,
232 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
et íacile etíam A. Toninii OK. et A, Beaufilsii OK. vix formas
hujusdem speciei sistunt.
34. Anarthrophyllun rigiduh (GilI.)HierD. = Hiern., Sert. pal., n.
39. — Speg., Planl. Pal. austr., n. 8\ ■— OK., Rev. gen. plant.
III, 2, f. 50.
Hab. Non rarum ¡n praeruplis praecipue secus flumina S. Cruz,
annoi874(C. Berg), 1882 (C. S.) el Rio Chico Jan. 1897 (C. A.),
et in montuosis cenlralibus Chubut 1898 (Koslowsky).
Obs. Species, hace etiam nonnihil variabilis, glabra v. adpresse
seríceo-canescens, laciniís foliorum plus minusve elongatis
(5-15 mm. long.) ápice eximie cuspidato-mucronatis ; flores
auranliaei in pedicello brevi sericeo-canescenle acrogeni ge-
minali v. ternali sessiles (8-9 mm long.), calyce (4-5 mm long.)
sericeo-canescenle bilabiato, labio supero breviore e sepalis
ovalis ad lerlium supcrum usque connalis eflormalo, infero
leniter longiore tridentato, corolla longe exerta auranliaca,
vexHlo alas el carinam leniler supérame dorso canescente-
sericeo dónala. Legumina hispida ovala (8-9 mm long. = 4-
4,5 mm lal.) leniler inaequilaleralia ápice in mucrone slylari
aculo elongaló (2 mm long.) producía, i-2-sperma ; semina e
globoso ovala compressula (3 mm = 2,5 mm lal. = 2 mm
crass.) e melleo ochrácea pulchre badio-marmorala.
Characleres A. rigidi (Gilí.) Hiern. el i4. elegantis (Gilí.) Ph.
a Cl. OUone Kunlzeo 1. c. dali, valde incerli el nullius mo-
menli.
35. Trifolium argentinense Speg. = Speg. in Com. del Mus. Nac.
deB. Aires, Dec. 1898.
Hab. Rarius in herbosis subuliginosis secus Rio Negro, Jan. et
Febr. 1898 (C. S.).
36. Trifolium repens L. = DC, Pr. II, f. 198.
Hab, Vulgalum in pralís subuliginosis secus Rio Negro, Jan.
1898 (C.S.).
37. Medicago LUPOLiNA L. = DC, Pr. H, f. 172.
Hab. Vulgala in pralis subuliginosis secus Rio Negro, Jan. et
Febr. 1898 (C. S.).
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGONIGAM 233
38. Meoicago maculata Willd. = DC, Pr. II, f. 179.
Hab. Vulgata fere ubique praecipue ad víarum latera secus Rio
Negro, Jan. el Febr. 1898 (C. S.).
39. Melilotüs PARViFLORA Dsf. = DC, Pr. II, f. 187.
Hab. Vulgata in pratís editioribus secus flumina Rio Negro,
Limay elNeuquen, Dec. 1897 (C. S.).
40. Galega officinalis L. = DC, Pr. II, f. 248.
Obs, Non rara el sponlanea ad ripas Rio Negro, cerle ex cullis
aufuga, Jan. el Febr. 1898 (C S.).
41 . AsTRAGALüs Arnottianus (GíII.) = Gay, Fl. Chil. II, f. 103.
Hab. In sabulosis aridissimis ad confluenliam fluminum Limay
elNeuquen, Dec. 1897 (C S.).
i3. AsTRAGALus Bergi Hlem. = Hiern., Serl. pal., n. 45.
Hab. Non rarus in praeruplis ad ripas Rio Negro, Jan. el Febr.
1898. (C S.).
Obs. Specimina mea, pro parle floribus serolinis dónala, pro parle
fruclifera, a descriplione citala nonnihil recedunl; habilu
A. liengifoi Ph. accedunl el ab A. striato (Clos) longissime
recedunl nec quidem comparada. SuíTrulex perennis rigidulus
laxe inlricaleque ramosus (áO-60 cm all.); caules teretes fi-
sluiosi deorsum crassíusculi (3-4 mm díam.) pallide virides
glabri longiludínalíler plus minusve valide slriali, sursum
sensim graciliores e viridi canescenles laeves adpresse pube-
scentes subdicholome ramosi, inlernodiis elongalis (15-80 mm
long.]; folia inlernodia superanlia (35-80 mm long.^ slipulis
opposilíroliis lanceolalis aculis (5-6 mm long.) centro viridibus
margine e hyalinoalbcscenlibus dorso pubescenlíbus, peliolis
adpresse puberulo-canescentibus gracilibus ex erecto arcuato-
patulis parum supra basin folioligeris, foliolis imparipinnatis
6-1 l-jugis, jugis Ínter se valderemotis, subopposítislinearibus
(5-12 mm long. = 1,5-2 mm lal.) arele plicalis, ventri glabris
viridibus, dorso cinerascenli-pubescenlibus, ápice plus mi-
nusve rotundaio-obtusalis. Pedunculi foliis duplo v.' triplo
longiores ereclo-arcuali (10-16 cm long.) anle anthesin sub-
234 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
mol les gráciles, posl anthesín valde elongati recti rígidi ramos
crassiludine aequanlibus. Flores 10-42 mediocres (7-9 mm
long.) ad apicem pedunculorum congesli, ante anlhesin sub-
spicalo-capitati erecti, per anthesin sensim spicato-relaxati
deflexi, infimis remolis; pedicelli breves (2 mm lonj?.) pilosuli
saepius solilarii V. false geminali v. lernali uniflori, e brac-
leola minuta lineari acula pilosula breviore v. aequilonga
exsurgentes; calyces obovalo-lurbinali (3-4 mm long.) laxe
pubescentes, piljs parvulis adpressis quandoque ómnibus
ciñereis, quandoque alteris uigricantíbus coinmixtis vestíti,
.dentibussetaceisbrevissimis(l mm long.) acutis; corollaegla-
brae calycem bis aequantes, vexillo (8 mm long.) violascenle
centro macula plus minusve perspicua flavescente notato,
alas roseas (7 mm long.) carina albescente (5 mm long.) ápice
violaceo-maculata terlio longiores vix superante donatae ;
stamina alba glabra; ovarium lineare canescenti-sericeum.
Spicae retrorse frucliferae summopere elongatae et relaxatae
(parte carpophora, 6-12 cm long., partem sterilem saepe exce-
dente) crassae (2-2,5 mm diam.) rigidae sublignosae glabratae
valide striato-angulosae pallescen tes; legumina relaxata, pe-
dicello incrassatulo rigidissimo lignoso eximie arcuato-reflexo
(3 mm long.) fulta, rachide arete adplicila glaberrima palle-
scentia tola sublignosa anguste elliplica (8-14 mm long. = 3-4
mm diam.) subsigmoidea, subteretia, ventri carina to-rotun-
data, dorso rotundala v. subcanaliculata, basí cunéala, ápice
acula' atque breviter valvalo-dehiscenlia, unilocularia 10-H
sperma, seminibus ventralibus biserialibus suborbicularibus
(2 mm diam.) compressis e mutua pressione angulosis atque
difformibus glabris laevibus subochraceis.
43. AsTRAGALUS PROCüMBENS Hk. & Am. = Gay, Fl. Chil. II, f. 113.
Hab. In pratis editioribus prope Lago Nahuel-huapi, Dec. 1897
(C. S.).
44. Adesmia Anegrinoi Speg. = Speg., Plant. Pal. austr., n. 93.
Hab, Vulgala in campis sabulosis Sehuen-aik vocatis secus Rio
Sehuen, Febr. 1898 (C. A.).
45. Adesmia boronioides Hook. f. = Speg., Pía ni. Pal. austr.,
n. 95.
HOYA ADDEX1I4 Afi FLORAM PATAGORICAM S35
Hab. Noo rara in rupestribus prope NahueUhuapi, Jan. 1898
(C. S.) et iu Talle Lago Blanco et Valle Rio Mayo, No%\ et Dec.
1 898 (n . 8 1 - 1 39, Koslowsky ) .
46. Adesmia CA^fESCEKs (A. Gray) BUgp. = Walp., Ann. lY, f. 333
— Benth. & Hook., gen. pl.. I, f. 317.
Hab. Non rara ín praeruptis secus Quinina S. Julián 1894,
Emelk-aik 1897. Boron-aik 1898 (C. A.), in Chubut 1897
(Valentín) et praecipue secus rio Negro, Jan. et Febr. 1898
(C. S.).
Obs. Genus Streptodesma A. Gr. nullo modoab Adesmia DC. di-
stinguendum, ut praecl. Bentham et Hooker I. c. benemonue-
mn{;Ádesmiae canescenti Ph. idcirco nomen mutandum, et
A. Rudolfi (Ph.) Speg. nuncupanda I
47. Adesmia filipes A. Gr. = Speg., Plant. Pat. austr., n. 94.
Hab, Sat communis in arenosis loco dicto Emelk-axk secus Río
Chico, Jan. el Dec. 1897 (C. A.).
Obs, Species, ut videtur, A. confertae Hk. & Arn. habitu valde
accedens, sed distinguitur tamen leguminibus plumoso-setu-
losis nec tantum muricato-glandulosis.
48. Adesmia gracilis Mey. = Gay, Fl. Chíl. II, f. 302.
Ilab. Non rara ad ripas flumínis S. Cruz, anno 1883 (C. S.), atque
prope S. Julián anno 1894, prope Emelk-aik et Parr-aik annis
1897-98 (S. A.), nec non in montuosís central ¡bus Chubut,
Dec. 1898 (n. 113, Koslowsky).
49. Adesmia karraikensis Speg., n. sp.
Diag. Chaetotricha ; perennis lignosa párvula, ramis subcaespilo-
sis simplicibus brevibus, allerts velustis nudis spiniformibus,
alteris novellis confertiuscule foliiferis apiceque brevissime
raeemoso^ftoriferis, petiolis a medio folioliferis, foliolis impa-
ripinnaiis á-jugis ellipticis crassiusculis tnteqerrimis enerviis
supra minute adpresseque setuloso-canescentibus subtus subgla-
bratis, stipularum lobis Hberis majusculis ovato-triangularibus
subobtusis; floribus paucis inler folia suprema abscondilis bre-
viter pedunculaiiSy aurantiacis; leguminibus 4-5 articulalis
setis longis albo-plumosis ornatis.
236 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍnCA ARGENTINA
Hab. In declivibus denudalís aridissimis loco Karr-aik vocalo
prope Lago Argentino, Mari. 1898 (C. A.)-
Obs. Caudices subterranei crassi profunde delítescentes lígnosí
laxe rarnosi, ramís superficem soli attingentibuseíTusis v. plus
minusve ereclis (4-7 cm long.) sublerelibus (2-7 mm crass.)
saepius tuberculoso-nodosis, cortice crasso cinéreo veslitis,
ligno compacto albo donatis, ápice abrupe confertiusculeque
ramulosis. Ramuli omnes siraplicissimi erecti breves (20-40
mm long. = 2-3 mm crass.) biformes : vetusti lignosi rigidi
indurati allenuato-acutati spinescenles nudi; celeri confer-
liiiscule folüferi v. folio-floriferi. Folia e viridi canescentia
erecta (25-40 mm long.), petiolo inter lobos ovatos v. triangu-
lares subacutos stipularum amplexícaulium fuscescentium
exsurgente,crass¡usculosubterete, dorso convexo glabro, ventri
applanato (non v. obsoletissime submargínato-alato et ad
foliorum ortum constrictulo) minute adpresseque pubescenti-
canescente, in parte dimidia infera nudo, in dimidia supera
foliolifero; foliolis imparipinnatis (saepius 9) 4- jugis subre-
motiusculis patentissimis oppositis sessilibus, ellipticis (ra-
rius leniter ovatis v. subobovatis) enerviis crassiusculis (3-6
' mm long. = 2-4 mm lat.) utrimque obtusiusculis ad epiphyl-
lum adpresse minuteque hispidulo-canescentibus, ad hypo-
phyllum glabris v. subglabris. Flores pauci (3-7) ad apicem
ramulorum inter folia suprema breviier productum (5-10 mm
long.) subracemosi, pedunculis brevibus teretibus canescen-
tibus (2-4 mm long.) basi bractea anguste triangulan acuta
brevioreornatis, ápice unifloris; calyxlurbinatus(3,D mm long.
^ 3 mm diam.) adpresse canescenti-pubescens, dentibussub-
aequalíbus, triangularibus subacutusculis, tubo dimídio bre-
vioribus; corolla e purpureo aurantia (8 mm long.) calyce
duplo longiore vexillo dorso adpresse pubescen li-canescente^
alas et carinam pallidiores vix superante donata.
Legumen 4-o-arliculatum, articulis obtuse triangularibus
(4 mm lat. et alt.), basali nudo v. subnudo, ceteris setulis
pluribus longis (4-5 mm long.) albo-plumosis ornatis; se-
mina subtriangulari-lenticularia (2,5 mm long. = 2 mm lat.)
glabra pallide sordideque cinérea laevia.
50. Adesmia lanata Hook. f. = Speg., Plant. Pat. austr., n. 91 —
i4. parvifolia Ph., Linn. XXVIII, f. 683, n. 153.
NOVA ADOENOA AD FLORAM PATAGONICAM 237
Hab. In campis saxosis, Emelk-aik secus Rio- Chico, Jan. 4897,
Sehuen -aik secus Rio Seliuen, Febr. 1898 (C. A.), ad conflu-
entiam fluminum Limay et Neuquen, Dec. 1897 (C. S.) el in
montuosis cenlralibus chubutensibus, Nov. et Dec. 1898 (n. 92
et 423, Koslowsky).
Obs. Species ad seclíonen) Palagonium pértinens sat variabilis
quandoque pusilla contracta subcaespílosa, quandoque plus
mínusve eiata. subgiabra, puberula vel villosa, foliis pedun-
cuiorum magnitudíne sat ludens, floribus pallide e lilacino
albis (vexíllo coeruleo carina albescente) purpureo maculatis v.
virgalis atque alís anguslis, carinam non aequantibus, ungui-
bus, eorumdem limbo aequílongísmoxdígnoscenda. Legumen
puberulum4-5-art¡culatum, arliculisinprimajuventuteparum
rnanífestis,deinsinubusprofundísangustissimísquesepardtis.
51. AOESMIA LEPTOPODA Speg.^ H. Sp.
Diag. Patagonium; caules gracillimi eff'usi glaherrimi, foliis in-
lemodia longe superantibus, shpulis ovatis connalo-ampleorí-
caulibus, peliolo supra médium foliolifero, foliolis S-d-jugis
sessilibm e lanceolaio v, elliptico linearibtxs utrimque acutis
integerrimis, non v. vix pilis nonnullis adpressis adspersis,
floribus solitariis axillaribus pedúnculo tenuissimo folium ful-
crans aequante v. saepe superante fullis^ calyce puberulo lobis
tríangularibus tubo brevioribus, corolla aurantiaca glabra
calycem bis aequante, legumine é-o-arliculato vix puberulo,
Hab. In pratís editioribus et mngis humidís secus Río Chico^
Jan. 1897 (C. A.).
06s. Radix... ; rami repenti-effusi (10-20 cm long.) vix v. non
apicem versus leniter exsurgenles gracillimi glaberrimi, palli-
dissime virides, inlernodiis infimis brevibus (2-5 mm long.).
mediis longiusculis (15-20 mm), supremis iterum sensím
abbreviatis; folia intima (10 mm long.) et suprema párvula,
media normalia (30-40 mm long.) suberectiuscula e viridi
subglaucescentia, glabra v. pilis minutissimis adpressis plus
minusve laxe adspersa, partibus foliaceis enerviis viridibus
angustissime obsoleteque albo-margínatis inlegerrimis, sti-
pulisconnato-vaginantibus ovatis (3-4,3 mm long. =2-3 mm
lat.) obtusiusculis, petiolograciÜ in parte dimidia infera nudo,
indimidíasuperafoliolífero, foliolis pari v. imparipinnatís(7-9)
3-4-jugis, e lineari lanceolatis v. elliplicis utrimque acutis (4-8
238 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
mmlong. = 1,5 mm lat.) plañís. Flores a d axíllas foliorum
superiorum solítarii, pedúnculo praeiongo (25-40 mm long.)
gracilique glabro v. víx pilis remotíssimis nonnullis adsperso
unifloro fulli; calyce obovalo (4 mm long.) minute adpresse-
puberuio, lobis triangularibus subacutis tubo brevioribus
donato; corolla aurantiaca (7-8 mm long.), vexillo lineis non-
nullis purpuréis notatoglaberrímo, alasetcarinampallidiores
leniter superante donata. Legumen immaturum 4-5-artícula-
tum ad suturas laxe minute adpresseque puberulum, ad latera
glabrum.
Species praecedenti peraflíinis, a qua tamen foliolis saepius
4-jugis, stipulis brevioribus latioribusque, pedunculis cons-
picue longioríbus bene distincta videtur.
52. Adesnia lotoides Hook. f. = Speg., Plant. Pat. austr., n.88.
Hab. Vulgata in pratis sabulosis per totam Patagoniam austraiem
per annos 1882-98.
Obs. Species Ínter sectiones Chaetotricham et Patagonium media,
tota pilis málpig Macéis plus minusve densis vestita, quare
Ínter ceteras distinctíssima ; floruin corollae aurantiacae,
vexillo et carina maculisatro-purpureis plus minusve notatis ;
legumina saepius 5-arliculata, articulis triangularibus isthmo
angustissímo junctis dense malpighiaceo-sericeis, appendici-
bus (setulis?) nonnullis crassis brevibus subadpressis etiam
mapilghiaceo-pílosis appendiculatis.
ínter specimina perplurima et nonnihil variabilia formae
haec nobiliores distinguendae :
a) Typica : statura mediocri, ramis suberecticulis (5-6 cm
alt.) foliolis ex oblanceolalo obovatis (8-10 mm long. = 3-4
mm lat.) complicatis utrimque argén teo-sericeis in stipulis
sessilibus V. subsessilibus, pedicello folium duplo v. triplo
superante (20 mm long.), floribus mediccribus (11 mm long.)
vexillo dorso sericeo — Chonkenk-aik secus Rio Chico, Febr. 98
(C. A.).
b) Normalis : statura mediocri^ ramis ex eíTuso sUbcaespi-
tulosis (5-6 cm long.), foliolis oblanceolatis complicatis (7 mm
long. = 3 mm lat.) utrimque argentco-sericeis in stipulis ses-
silibus, pedicello folium aequante v. parum superante (6-10
mm long.), floribus intermediis (12 mm long.) vexillo dorso
sericeo. — Santa Cruz, Jan. 1892 (C. S ).
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGONICAM 239
c) Brachypoda : statura párvula v. pusilla, ramis ex eifuso
caespíloso-contractís (3-3 cm long.) foliolis oblanceolatisulrím-
que sericeis (5-7 mm long.) floribus mediocríbus (1 1 mm long.)
vexíllo dorso-sericeo. — In praeruptis Pan de Azúcar secus
Rio Chico, Dec. 1897 (C. A.).
d) Elata : stalura valida, ramis late eíTusis (10-20 mm long.)»
foliolis oblanceolatis v. lineari-oblanceolalis (18-25 rom long.
= 4-5mm lat.) planis, supra subglabris, subtus plus minusve
laxe sericeis, in stipulis sessilibus v. rarius subsessilibus,
pedicello quam folium breviore (12-15 rom long.), floribus
majoribus (13 mm long.), vexillo glabro. — Secus Rio Chico
Jan. 1897 (C. A.).
e) Petiolulata : statura mediocri, ramulis erectiusculis (7-8
era alu), foliolis linean -oblanceolatis (10-25 mm long.) com-
plicatis, utrimque sericeis, petiolo inter aurículas stipularum
exsurgente bene evoluto (3-5 mm long.) fultis, pedicello folia
aequante v. breviore (15 mm long.) floribus intermediís (12
mm long.) vexillo dorso glabro v. obsoletissime margine pube-
rulo. — Secus Rio Chico Jan. 1897 (C. A.).
53. Adesxia patagónica Speg. = Speg., Plant. Pal. austr., n. 97.
Hab. In praeruptis aridissimis Emelk-aik, Jan. et Dec. 1897,
nec non prope Kman-aik, secus Rio Chico, Febr. 1898 (C. A.).
Obs. Specimina nunc inventa eximie fructífera, leguminibus 4-5-
articulatís, arliculisglaberrimisutroque latere fere in centro
gibba cónica plus minusve elevata ornatís. Species habilu
Adesmiae canescenti (A. Gray) BHgp. valde accedit, sed legu-
minibus structura mox dignoscenda I
54. Adesmia puhila Hook. f. = Speg., Plant. Pat. austr., n. 89.
Hab, Rara in pratis editioribus secus Rio Chico, Jan. 1897 (C. A.).
Gbs, Rami late repenti-efl^usi ; pedunculi frucliferi saepius
cycneo-incurvati foliis aequilongi v. breviores; legumina 1 v.
rarius i articúlala, artículis glabrís e latere convexis centro
gibbuloso-luberculosis radíatimque laxe nervosis.
(Continuará).
EL VIAJE DEL « BÉLGICA >>
La expedición austral belga comandada por el capilán tierlache
se halla de regreso en Punta Arenas, teniendo que lanientarse el
fallecimiento del médico de á bordo y de un marinero.
Poco se puede saber acerca de los resultados científicos de la
exploración, pues los miembros de ella están comprometidos con la
Sociedad Geográfica de Bélgica, iniciadora de la empresa, á reser-
varle las primicias de los estudios practicados.
Algunas generalidades, sin embargo, se han podido conocer,
gracias á la presencia en Buenos Aires del doctor Racowitz, natu-
ralista de la expedición, quien se detuvo algunos dias entre nosotros
de paso para Europa.
Parece que el objeto real del viaje era hallar un canal que atra-
vesando las tierras australes diera paso del Atlántico al Pacífico. La
existencia de este canal había sido indicada por los tripulantes del
navio inglés Jason, que exploró hace poco tiempo aquellos mares.
Con esos antecedentes zarparon los exploradores del Bélgica
de San Juan del Salvamento, último puerto desde el cual- se tuvo
noticia de ellos, é hicieron rumbo á las islas Shetland.
Navegaron sin inconveniente en el mar libre hasta que un día
nebuloso, bonancible y sin viento, echaron la zonda hallando fondo
de piedra á treinta metros.
Las islas debían estar próximas y Gerlache mandó parar la
máquina.
Cuando el buque estaba casi inmóvil se sintió una sacudida y el
Bélgica quedó varado sobre una de las piedras que rodean hasta
larga distancia á las islas.
Al disiparse la niebla vieron los navegante á las Shetland, á cinco
EL VIAJE DEL C BÉLGICA» 241
millas de distancia y dos enormes témpanos á uno y otro lado,
varados como ellos sobre la roca.
Felizmente pudo zafar el buque de la varadura, cuya gravedad
pudo ser muy grande sin la oportuna detención de la máquina.
Siguiendo su navegación no tardó en fondear en Puerto Foster.
De allí se dirigieron los navegantes á Bahía Hughes en el interior
de la cual no tardaron en encontrar la entrada del canal que iban á
recorrer en toda su extensión y al que han bautizado provisional-
mente con el nombre de su buque.
El canal Bélgica corre desde la parte norte de las tierras australes,
entre Palmer al oeste y Luis Felipe al este, dirigiéndose al sur en
un trayecto de ciento cincuenta millas más ó menos. Al este lo
limita el continente, que en esa costa toma el carácter de una larga
cadena de montañas de 600 á 800 metros de altura, formadas pura-
mente de granito y gneiss.
Es digno de notarse qae esta parte sólo ofrece rocas cristalinas
mientras que más al oriente los navegantes del Jason han hallado
abundantes depósitos fosilíferos que han sido referidos á la época
terciaria.
Esta costa oriental del canal es absolutamente inaccesible como
pudieron comprobarlo Gerlache y sus compañeros en veintidós
desembarcos infructuosos.
Aquellas montañas, aunque relativamente poco elevadas, están
cubiertas de ventisqueros surcados por inmensas grietas, sin valles
ni quebradas que rellena la nieve fofa; sólo en pocos parajes mues-
tran desnuda su armazón de granito, pero allí las rocas forman ba-
rrancas á pico, pulidas por los témpanos, arrastrados por el vaivén
de las corrientes.
Al oeste, el canal está limitado porunespesoarchipiélago, llamado
por Biscoe, Tierras de Graham.
La desembocadura del canal Bélgica se halla al nordeste de las
islas Biscoe, sobre el Océano Pacífico.
Una vez en las aguas de este último, hicieron rumbo al sudoeste
y no tardaron en encontrar el mar cubierto por una capa de hielo.
Se internaron en él, aprovechando una gran abertura que se les
ofreció y navegaron siguiendo el paralelo 71 ^ sur.
Al llegar al meridianos!^ un descenso rápido de la temperatura
soldó unos con otros los témpanos flotantes y el Bélgica quedó apri-
sionado por loshielosque lo arrastraron en dirección generaloeste,
siempre bajo el paralelo '1^.
A:t. SOC. CIEXT. ARf.. ^ T. XI.VII Ití
242 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Así pasaron la inactiva y tediosa invernada.
El termómetro bajó hasta 40° C. bajo cero y el barómetro mos-
traba una extraordinaria variabilidad.
Llegado el verano, no consiguieron libertarse de los hielos y en
esta afligente situación comenzaba ya el mes de marzo, precursor
de un nuevo invierno, en el cual no tendrían con qué alimentarse.
Por fin el hielo se abrió y e\ Bélgica, libre de su prisión, hizo
rumbo al norte, recalando catorce días después en Punta Arenas.
Los sondajes efectuados han permitido constatar la existencia
de una meseta continental austral cubierta de trozos estriados que
denotan la acción glacial.
En ciertas zonas el fondo marino está cubierto de un banco rico
de globigerinas.
En general la fauna del mar tiene carácter abisal. Abundan los
Pentacrinidos, Gorgónídos, etc., y crustáceos de gran profundidad.
En el plancton se han hallado dos formas de gusanos ya conocidas
del Mediterréneo.
En las costas de las Tierras de Graham abundan las focas (cuatro
especies) y pingüines.
Las colecciones zoológicas son muy abundantes y, aun cuando no
ha sido posible hacer todavía la determinación de las especies, es
probable que haya muchas novedades.
La escasa flora de aquellas regiones está representada por
musgos y liqúenes y por gran cantidad de algas microscópicas,
(diatomeas, etc.).
En ciertas partes un alga verde cubre completamente la nieve
presentándose como una vasta alfombra de un hermoso color verde.
Los paisajes polares, lejos de ofrecer la monótona blancura que
podría suponerse, manifiestan bellísimas coloraciones por los
juegos de luz sobre la nieve y el hielo.
La nieve tiene sombras de color azul intenso y el hielo de agua
de mar tiene color verde manzana.
Esto es todo lo que hemos podido averiguar de la expedición
Gerlache.
Pronto se publicará el informe oficial y los especialistas europeos
estudiarán las colecciones recogidas que contribuirán al mejor co-
nocimiento deesas vastas y casi inexploradas regiones australes.
MISCELÁNEA
Kl contagio pop medio de los inseetos. ~ El mecaaismo de la
transmisiÓD de las enfermedades contagiosas está aún lejos de ser conocido en
todas sus modalidades.
Admitiendo que el contagio puede efectuarse sea por el contacto inmediato del
enfermo, sea mediatamente, por el transporte, en el agua ó en el aire, de gérme-
nes provenientes del enfermo, y contenidos principalmente en sus secreciones, se
está en condiciones, sin duda, de responder á todas las cuestiones que suscita la
filiación de los casos observados en el curso de las endemias y de las epidemias.
Pero estas respuestas son hechasen términos muy generales y, por consiguiente,
un poco vagos, y que están lejos de satisfacer el espíritu en las pesquisas relativas
á casos particulares, muchos de los cuales permanecen en suma sin explicación
suficiente.
Por otra parte el mecanismo del contagio, considerado desde tan lejos y desde
tan alto, no puede comportar, bajo el punto de vista de las medidas precisas de
profilaxia que deben oponérsele, más que indicaciones banales, y, por consiguiente,
inaplicables ó insuficientes.
Desde hace algunos años se ha introducido en la ciencia una noción que abre
respecto á la cuestión de los orígenes del contagio, un capítulo completamente
nuevo y cuyo sólo titulo es bien sugestivo.
Se trata del papel, no sospechado hasta estos últimos tiempos, que desempeñan
los insectos en el transporte é inoculación de los microbios patógenos.
En diversas partes, los observadores han tenido fija su atención sobre hechos
extremadamente curiosos» que ponían dicho papel en evidencia; y sus relaciones,
confirmadas por un cierto número de experiencias demostrativas, constituyen des-
de ya un conjunto de documentos que permiten bosquejar todo un capítulo de
patología y de epidemiología tan interesante para los sabios y para los médicos,
como para el público.
A propósito de las últimas epidemias de cólera se sospechó que las moscas pu-
dieran desempeñar un papel en la diseminación de los gérmenes infecciosos.
Para comprender el origen de ciertos casos inexplicables por la infección del
agua de bebida, se notó que el transporte del contagio hubiera podido muy bien
efectuarse por intermedio de moscas que después de haberse posado sobre deyec
244 ANAi.ES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
cioaes de coléricos, hubieran contaminado los alimentos de personas que habita-
ran en los alrededores.
La hipótesis era ingeniosa y, en seguida, fue verificada por un experimento de
laboratorio. Se encerró bajo una campana un cierto número de moscas, una vasi-
ja que contenía un caldo de cultura de bacilos del cólera y placas de gelatina cul-
tivable. Dos días después, como resultado de esta cohabitación, se pudo constatar
que las moscas, después de haberse alimentado sucesivamente del caldo colérico
y de la gelatina en placas, habían sembrado estas últimas con sus patas mojadas
en el liquido virulento de cultura. Entonces se pensó en el contagio de la tubercu-
losis, contagio tan temible en las familias ; y se comprendió cómo las moscas po-
dían favorecer, en un apartamento, el transporte de los bacilos que encierran en
cantidad innumerable las expectoraciones de los tísicos. Un experimento análogo
al precedente vino aún á confirmar lo bien fundado de esta hipótesis : y así se
pueden explicar ahora muchos hechos obscuros. Así aparece además una gran la-
guna en las medidas higiénicas que se creían suficientes para hacer imposible el
contagio á los que rodeaban á enfermos.
Últimamente, por fin, estalló una gravísima epidemia de fiebi*e tifoidea, que fué
atribuida igualmente á las moscas. Se trata de la epidemia que diezmó las tropas
americanas reunidas en vista de la expedición de Cuba.
Habiéndose encargado una comisión médica de investigar las causas del mal,
la conclusión fué que las moscas que pululaban sobre los excreta é ingesta de
los hombres, habían sido los agentes más activos y más inmediatos de la difusión
de los gérmenes de la enfermedad, traídos primeramente por algunos voluntarios
llegados de todos los puntos de los Estados Unidos.
En fin, se ha atribuido á las moscas el mismo papel de agente vector en la tras-
misión del microbio de la oftalmía purulenta.
Estos primeros hecíios son, seguramente, ya muy dignos de interés, sobre todo
desde el punto de vista práctico de las medidas de profilaxia que deben oponerse
á las enfermedades en cuestión. Tanto más cuanto que es permitido extender las
consideraciones que de ellos se desprenden á otras enfermedades aún, el contagio
de la difteria, por ejemplo, y también a! contagio de las fiebres eruptivas, de la
viruela ó del sarampión, en las cuales la filiación de los casos escapa á veces alas
pesquisas más rigurosas.
Pero, en realidad, el papel de las moscas, en estas diversas circunstancias, no
es más que un papel banal, que refuerza, encierlo modo, el del viento que trans-
porta ios polvos peligrosos, las excreciones virulentas desecadas : y no hay en
ello nada de especial á la constitución del insecto mismo, y á sus condiciones
biológicas. Mucho más curiosos son los hechos que vamos ahora á referir con
cierto detalle; pues, sorprendemos en ellos á los insectos en flagrante delito de
inoculación mortífera, inyectando en el organismo de los seres cuya piel perforan
para chuparles la sangre, los microbios de que está contaminado su dardo.
Hay en ello una verdadera operación quirúrgica análoga á la del médico que
transporta la vacuna en la punta de su lanceta.
El insecto no es ya un agente pasivo de diseminación de gérmenes que, sin él,
habrían podido aún ser absorbidos bajo formado polvo; no es ya el vehículo cuyo
papel se limita á transportar estos gérmenes á las cercanías de los individuos.
Se convierte en el instrumento necesario del contagio, sin el cual este contagio
sería imposible. Es él quien practica la única puerta de entrada por donde nume-
MISCELÁNRA 245
rosos microbios penetraD en el organismo y sin la cual estos microbios do podrían
invadirlo. No es un agente banal, susceptible sólo de multiplicar en cierta medida
los casos de contagio. Es el agente especial, sino único de este contagio, la causa
eficaz, real, de la enfermedad, puesto que sin él no podría sin duda existir esta en-
ermedad.
48fcomo ciertos insectos transportan adherido álos pelos de sus patas ó de su
abdomen, el polen que va á lo lejos á fecundar flores que, sin su visita, habrían
permanecido estériles, así también, por una complicidad inconsciente, los insectos
conlagiferos van á sembrar organismos con gérmenes que, sin ellos, jamás ha-
brían sido patógenos.
En muchas especies, en efecto, se trata de microbios que requieren una verda-
dera efracción para penetrar en el medio orgánico, y que, sin esta efracción reali-
zada por el insecto, jamás hubieran encontrado puerta de entrada conveniente.
iCl carbunclo es ciertamente la enfermedad cuya transmisión ha sido atribuida
más antiguamente á un Insecto.
Antes que fuera conocido el microbio de esta infección (la bacteridia carbunclo-
sa), y que Pasteur hubiera demostrado su acción, se admitía que las picaduras de
ciertas moscas, alimentadas con la sangre de cadáveres de animales en putrefac-
ción, podían causar esta enfermedad.
Se sabe hoy que para que estos animales sean el origen de la infección carbun-
closa, deben haber muerto ellos mismos del carbunclo y que las moscas peligro -
sas deben haber extraído de la sangre de estos animales la bacteridea específica.
Se sabe también que las picaduras de estas malas moscas son mucho más raras
de lo que se creía, y que la póstula maligna, lejos de ser siempre una picadura de
insecto microbifero, es más frecuentemente el resultado de la infección de una
pequeña herida, de una ligera desgarradura de los tejidos preexistente, y conta-
minada por las manos, manchadas de sangre, de los obreros que manipulan las
pieles de ciertos animales, como el carnero, sensibles á la enfermedad.
De cualquier manera es necesario considerar al carbunclo como una enfermedad
inoculable por intermedio de insectos picadores.
Pronto, por otra parte, se iban á formular acusaciones precisas contra otros in-
secto» además de la mosca, y el mosquito fue á su vez vigorosamente denunciado.
Se publican primeramente observaciones muy curiosas relativas á la trasmisión
de una enfermedad cuyo origen había permanecido misteriosísimo durante mucho
tiempo.
Se trataba de la filariosis, que determina en el hombre la enfermedad conocida
bajo el nombre de elefantiasis de los árabes.
La íllarii de Medina es una especie de gusano blanco, de 50 á 80 centímetros de
largo, que se encuentra en Arabia, en la costa de Guinea, en Abisinia, en Egipto,
Nubia, etc.
Kn el hombre se localiza el parásito en el tejido conjuntivo subcutáneo, en las
piernas, los pies, también á veces en la cabeza, en el cuello, el tronco, las manos
y aun en órganos más profundos.
Enrollado en espiral, determina la formación de tumores superficiales, muy do-
lorosos á veces.
Se habían emitido numerosas hipótesis para explicar la penetración de este gu-
sano eo el cuerpo del hombre y de los animales, perro, caballo y buey, que están
frecuentemente expuestos á él.
M6 ANALES DE LA SOGIEDáD CIENTÍFICA ARGENTINA
Hoy día, se sabe que los embriones de este gusano se desarrollan en el agua.
Pero, mientras que ciertos autores piensan que los mosquitos van á extraer del
agua esos embriones para inocularlos en sus picaduras, otros sostienen, con Man-
son, que los mosquitos los toman primero en la sangre del hombre enfermo, pi-
cándolo, y siembran en seguida el agua donde van á morir y donde dichos embrio-
nes, puestos entonces en libertad, sufren una cierta fase de su evolución, después
de la cual se hacen aptos para adquirir su completo desarrollo en el cuerpo de los
animales, donde penetran con el agua de bebida.
Habría, pues, así, un ciclo de tres elementos, constituido por los animales, los
insectos y el agua, y correspondiente á fases distintas de la evolución del parási-
to. La noción de este desarrollo circular era importante adquirirla y otros hechos
análogos indican que tal círculo no es único en patología animada (1).
Nos ofrece otro ejemplo la infección malárica, que se traduce, como se sabe, por
accesos de fiebre de formas muy variadas, cuyo conjunto constituye el paludismo,
fiebre de los pantanos, fiebre de los bosques, fiebres intermitentes, accesos perni-
ciosos, etc., tratables todos por el sulfato de quinina. Desde hace unos veinte
años La verán nos enseñó el agente patógeno de esta infección, una oscilaria poli-
morfa, animálculo unicelular, parásito de los glóbulos sanguíneos, en los cuales
se desarrolla, destruyéndolos. Pero el conocimiento de este hematozoario, análogo
á los que se encuentran en ciertas enfermedades á que están sujetas ciertas espe
cies de aves, no había aclarado en nada el mecanismo de la infección palú-
dica.
¿ Se introducía con el agua el hematozoario en el organismo? Era muy difícil
decidir el hecho, dado que en el medio exterior no se encontraba ninguna forma
semejante k las que se observan en la sangre de los palúdicos.
Además el constante fracaso de los ensayos de cultivo del hematozoario del pa-
ludismo en el agua, en la tierra húmeda y en gran número de otros medios, pa-
recía demostrar que no se debe buscar este microbio en el medio exterior bajo las
mismas formas que en la sangre, y era el caso de preguntarse si no existiría para
él, como para otros parásitos, un huésped intermediario.
Sugestionado por el papel atribuido á los mosquitos en la trasmisión de la
filaría, Laveran fijó su atención en estos insectos. Un gran número de circunstan-
cias parecían designar, en efecto, la acción especial del mosquito.
En primer lugar, los mosquitos, muy frecuentes en las localidades palustres,
desaparecen en las alturas, precisamente donde cesa la endemia palúdica.
En Constantina, los mosquitos son extremadamente numerosos en el valle del
Rummel. que es insalubre, y no existen en la parte alta de la ciudad que es salu-
bre. La misma cosa pasa en Roma. En Roma, los barrios centrales, indemnes de
mosquitos, son igualmente salubres.
En Madagascar, lo3 soldados franceses tan combatidos por las fiebres en la últi-
ma expedicición, habían sido asaltados por legiones de mosquitos.
Por otra parte, el drenaje del suelo, que suprime las fiebres, hace también des-
aparecer los mosquitos.
Las fiebres de primera invasión no reinan más que en la época en que abundan
los mosquitos ; pues durante el resto del año no se observan más que recaídas.
(1) Según el profesor Grassi, la pulga es huésped intermediario de la Tenia canina en
su pasaje del perro al hombre. (Nota del traductor.)
MISCELÁNEA 247
Además, se sabe que es peligroso, en los países palustres, acostarse con las veo ta-
cas abiertas. Ahora bien, la mejor precaución que se puede tomar contra la inva>
sión de los mosquitos ooosiste en cerrar las ventanas por la noche.
Durante la noche se está más expuesto á contraer el paludismo y precisamente
durante la noche es cuando más se encarnizan los mosquitos con sus presas.
En las localidades palustres, es peligroso acostarse sobre el suelo y se ha nota-
do que en las casas los pisos superiores son más sanos que el del nivel del piso y el
primer alto ; ahora bien, los mosquitos abundan sobre todo al ras del suelo.
Aun mfts.todo el mundo ha podido observar que la predisposición á las Gebres
es tanto más marcada cuanto la piel es más fiua y más delicada; ahora bien, ios
niños, que tanto sufren de los mosquitos, son más atacados por las flebres palus-
tres que los adultos.
Loa negros, cuya piel es espesa, resistente y que e.stán poco sujetas á las pica-
duras de los mosquitos, gozan precisamente de una notable inmunidad para el
paludismo. Es muy posible, digámoslo desde ahora para no volver sobre ello, que
la inmunidad de los negros para \n fiebre amarilla se explique de la misma ma-
nera ; pues la fiebre amarilla sólo se observa en las costas marítimas y á lo largo
de losrursos de agua, y, según Finlay, los mosquitos jugarían también un papel
preponderante en la transmisión de esta enfermedad, como lo veremos más ade-
lante.
En fin, el aire es saneado en las regiones donde existen azufreras, y se ha reco-
mendado encender grandes fuegos cuando se está obligado á pasar la noche en las
localidades palustres ; ahora bien, los mosquitos son destruidos por los vapot-es
de ácido sulfuroso y vienen á quemarse en los fuegos si el humo no basta para
ahuyentarlos.
En verdad, los mosquitos abundan en localidades que no son febrígenas. Pero
el mosquito no bs peligroso por si mismo ; sólo llega á serlo cuando transporta^ el
germen parásito del paludismo, del mismo modo que sólo es susceptible de pro-
pagar la filariosis cuando existen individuos atacados de esta enfermedad y capaces
de infectar los insectos que á su vez infectan el agua.
En estas dos enfermedades, la filariosis y el paludismo, el mosquito no seriaren
efecto, un mero agente de transporte y de inoculación del microbio, sino que
desempeñaría un tercer papel, constituyendo para el parásito un medio de tras-
misión, necesario á una de sus transformaciones.
Así ha demostrado Manson que las filarías embrionarias que se encuentran en
la sangre del hombre, no son aptas para reproducirse directamente en el medio
exterior y que es indispensable que sufran una fase de su evolución en el cuerpo
de los mosquitos.
Las filarías embrionarias, chupadas por el mosquito en la linfa humana é intro-
ducidas en su estómago, atraviesan las paredes de éste y van á alojarse en los
músculos torácicos del insecto.
Cuando los mosquitos mueren y caen al agua, las filarías se escapan y la in-
fección se produce entonces por el agua potable asi contaminada.
Y bien, algo análogo pasaría con el hematozoario del paludismo, el cual no
podría infectar directamente al hombre por el agua debebidaó por los polvos ema-
nados de un suelo infectado, sino que, antes de ser apto para multiplicarse en la
sangre del hombre, debería sufrir un:i transformación previa en el organismo d( 1
insecto.
248 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Para Koch los mosqaitos absorben primero los parásitos en el agua, los tras-
miten á sus huevos y á las jóvenes larvas, y sería sólo la generación siguiente la
que llevaría al hombre la infección malárica.
El mismo autor cita el caso de cinco viajeros que para atravesar una región fuer-
temente palustre, se proveyeron de mosquiteros y no tomaron las fiebres, mien-
tras que otros viajeros que atravesaron las mismas regiones algün tiempo antes,
sin tomar precauciones, habían sido infectados.
A todas estas observaciones, que no tienen, en rigor, más que el valor de fuertes
presunciones en favor de la teoría de los mosquitos, se pueden hoy agregar expe-
rimentos que han aportado á esta teoría el apoyo valioso de una prueba directa.
Estos experimentos fueron hechos por Grassi, Bastianelli y Bignami, en el
Hospital del Espíritu Santo en Roma, durante la última estación de las fiebres.
Han consistido en someter cuatro individuos, indemnes de todo antecedente
malárico, á las picaduras reiteradas del mosquito Culex pipiens, haciendo dormir
á los sujetos de experimentación en una pieza en la que se había introducido un
gran número de estos insectos capturados on regiones palustres.
Habiendo dado un resultado negativo este primer ensayo, se instituyó otro so-
bre uno de los cuatro individuos precedentes, quien fué expuesto esta vez á las
picaduras de Anopheles claviger, Culex penicillaris y Culex malarice, especies
de mosquitos propios á las localidades palustres y que Grassi considera como par-
ticularmente sospechosas bajo el punto de vista de la propagación de la malaria .
Ahora bien, este individuo contrajo fiebres, que fueron precisamente del mismo
tipo que las fiebres reinantes en la región de donde provenían los insectos.
Debe agregarse que el sirviente del Jaboratorío, que se había ocupado de la
captura de los mosquitos, fué igualmente atacado por accesos característicos de
fiebre.
En estos experimentos, la inocuidad del Culex pipiens es tanto más notable
cuanto que un observador, Ross, había constatado directamente que los hemato-
zoaríos de la fiebre estivo-otoñal de los alrededores de Roma no se desarrollan en
el organismo de este mosquito (Ij.
Hemos citado de pasada la opinión de Pinlay, de la Habana, sobre el papel
desempeñado por los mosquitos en la transmisión de la fiebre amarilla. Hace ya
quince años que Pinlay ha formulado esta teoría.
Haramond, colega americano de Pinlay, confirmaba sus vistas en 1887. Recor-
daba que en 1839 hubo una epidemia de fiebre amarilla en Augusta (Georgia;,
donde abundaban los mosquitos^ pero que ningún caso se produjo en Summervi-
lie, localidad vecina, situada en los médanos, y enteramente desprovista de estos
insectos.
Algunos años más tarde, habiéndose construido un camino al través de los
pantanos y habiéndose excavado cisternas, los mosquitos hicieron su primera
aparición en Summerville, y durante la epidemia de 1854, esta ciudad fué atacada
como las ciudades vecinas.
La Roche refiere que durante la epidemia de 1853 en Natchy y en Clinton, los
mosquitos fueron más abundantes que nunca y casi tan insoportables como la
enfermedad misma.
(1) Sería interesante estudiar el papel de las especies argentinas de mosqaitos en la
trasmisión del chucho. (Nota del traductor.)
MISCELÁNEA 349
BéraDger Féraud, tralaudo de limitar el foco primitivo del vómito negro, lo lo-
caliza en la región llamada Costa de los Mosquitos.
Notemos antes de abandonároste asunto, que Pinlay ha creído poder servirse de
los mosquitos mismos para practicar vacunaciones contra la fiebre amarilla ; pues
dice haber observado que teniendo encerrados durante cuatro ó cinco días, los
mosquitos repletos de sangre de individuos atacados de la enfermedad, se efec-
tda una digestión de esta sangre y al mismo tiempo una atenuación de los gér-
menes patógenos que contiene, atenuación tai, que su inoculación por la picadu-
ra de estos mosquitos á individuos sanos no les comunica más que uua infección
ligera de la que curan prontamente y que les confiere desde entonces la inmu-
nidad.
He ahí á la verdad una domesticación del mosquito bastante imprevista y una
ingeniosa manera de forzará nuestros enemigos á trabajar honestamente para no-
sotros, practicando el arte de atenuar los virus.
Desgraciadamente, este procedimiento origínalisimo de vacunación no parece
haber tenido fortuna.
Ha llegado el momento de hablar de dos enfermedades quQ son, en verdad, es-
peciales á los animales, por lo menos hasta el presente, precisamente porque son
inoculadas por insectos que sólo atacan en general á los animales.
Pero hay que guardarse bien de creer que el hombre no podría ser víctima á su
vez en un momento dado. Son por otra parte historias médicas tan interesan-
tes é instructivas que no podemos resistir al placer de referirlas.
Se trata además de enfermedades que, por la naturaleza de sus parásitos, se
aproximan á la malaria y que están aquí en su sitio.
La primera de estas enfermedades es la fiebre de Tejas, que ataca los rebaños
de bovídeos de los Estados de Norte América, y también de las costas orientales
de África, donde Roberto Koch la ha estudiado ahora últimamente.
Para que una tropa sea atacada, no es necesario que haya contacto directo de
los animales enfermos con los sanos. El paso de una tropa sana por una pradera
atravesada poco antes por una tropa enferma, basta para que haya contagio.
Los criadores y los comerciantes habian presumido, desde hace largo tiempo,
que este extraño contagio era debido á las garrapatas, especie de acáridos que
acompaña casi siempre á los ganados de Tejas ; pero la luz no pudo hacerse sobre
este punto hasta después que Smíth hubo encontrado que la sangre de los anima-
les atacados de la fiebre de Tejas contenía un parásito (Pirosoma bigeminumj que
habita en los glóbulos rojos, como el hematozoario del paludismo.
Smith hizo entonces experimentos sobre el papel que representan los acáridos
en la transmisión de la enfermedad. Hizo venir de Tejas animales que llevaban
adheridos estos acáridos y los puso en contacto con los ganados del Norte de
América. El contagio se produjo. Por el contrario, cuando se tenía cuidado de
desembarazar completamente de sus huéspedes á los bueyes de Tejas, antes de
ponerlos en relación con los del Norte, estos últimos no contraían la enfer-
medad.
En un tercer experimento, Smith esparció los acáridos solos en una pradera
donde puso á pastar bueyes procedentes de los Estados del Norte. Estos animales
contrajeron la fiebre de Tejas, lo que demostraría evidentemente que son las ga*
rrapatas las que trasmiten la infección.
A estos experimentos, ha agregado Koch otro de especial interés. Tomó en
250 AiXALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
uDa tropa infectada, acáridos provenientes en parle de animales sanos y en parte
de un animal Rravemente atacado.
Estas garrapatas fueron colocadas en vasijas separadas. Depositaron en ellas sus
huevos y pronto después se desarrollaron los jóvenes acáridos. El experimentador
transportó estos últimos á una localidad distante diez días de marcha de aquélla
en que habían sido recogidos é indemne de todo alcance de la fiebre.
Poniendo entonces á las jóvenes garrapatas en contacto con animales nuevos,
algunos de estos presentaron á ios veinte y dos días todos los síntomas de la fie-
bre de Tejas y se pudo encontrar en su sangre los parásitos característicos. Pero
los animales enfermos fueron exclusivamente aquellos que habían sido picados
por garrapatas provenientes délas que habían sido recogidas sobre animales igual-
mente enfermos.
Así ¿:e demostraba la posibilidad del transporte del parásito por los descendien -
tes de los acáridos infectados; y este hecho es muy importante, porque confirma
observaciones análogas que hemos mencionado á propósito de la trasmisión de la
malaria por los mosquitos íl/.
La segunda enfermedad, particular á ciertas especies animales, de que también
tenemos que hablar, es la enfermedad de la mosca Tsé-Tsé, que se produce en
/ululand.
Los relatos de los viajeros están llenos de anécdotas relativas á esta terrible
mosca Tsé-Tsé, que hace inhabitables ó peligrosas de atravesar ciertas regiones y
que, se dice, es tan temida de los animales, que su sólo zumbido los pone furiosos
ó los liace huir.
Según David firuce, que ha hecho un estudio completo de esta enfermedad, la
nagana, la verdad sería mucho menos dramática. La mosca Tsé-Tsé es una pe-
queña mosca del tamaño de la que vive en Europa sobre el ganado, y cuya pica«
dura es dolorosa, pues ya sea muerta en el sitio ó sea que pueda llenar su abdo-
men de la sangre de su victima, el rubor y el dolor que siguen á la herida no son
más acentuados que los que produce la picadura del tábano vulgar. En cuanto á
las consecuencias son nulas y por más que Bruce ha ido á buscar Tsés-Tsés á las
regiones reputadas más peligrosas y las ha hecho picar animales muy sensibles á
sus mordeduras, ninguno se enfermó, salvo uno deque se hablará en seguida.
Existe, sin embargo, una enfermedad de la mosca, invariablemente mortal para
el caballo y el perro, pero de la cual se reponen algunas veces la vaca y el cerdo.
Se caracteriza por la fiebre, una infiltración de linfa en los tejidos del cuello, del ab-
domen ó de las extremidades, una emaciación extrema, una destrucción más ó
menos rápida de los glóbulos rojos de la sangre y la presencia constante en la cir-
culación de un hematozoario idéntico, ó por lo menos muy análogo, al Trypanoso-
ma Evansi, encontrado en una enfermedad parecida al nagana y que se manifiesta
en la India.
Este hematozoario tiene la forma de un cuerpo transparente y alargado, muy
móvil, que se desliza á la manera de una serpiente entre los glóbulos de la sangre
y que parece vivir de ellos ó tener, por lo menos, la facultad de dislocarlos.
(1) Análogo debe ser el papel de la garrapata común en la República Argentina (muy
probablemente Bcemaphysalis rosea C. L. K., según dice Holmberg en la página 600 del
tomo 1* de la obra del. Censo de 1895], en la trasmisión de la tristesa. Esta es por lome-
nos la opinión de Nelson, Méndez y Lemos. (Nota del traductor.)
MISCELÁNEA 251
Ahora bien, Bruce parece haber demostrado rigurosamente el papel de la mos-
ca Tsé-Tséen la propagación de esta enfermedad.
Ya hemos dicho que l^ picadura de estas moscas es perfectamente inofensiva ;
pero si uno de estos insectos ha chupado precedentemente la sangre de un animal
atacado de nagana é infectado de hematozoarios, su dardo proboscfdeo, queda
cubierto ile ellos é inocula el parásito y la enfermedad al animal sano que ha
picado.
Esto es lo que resulta de experimentos muy claros hechos sobre los perros, ani-
males muy sensibles á la enfermedad. Se encierra las moscas en un saco de gasa ;
se coloca éste, primero, sobre un aninial enfermo, luego se lleva sobre un animal
sano. Algunos días despuéa% este último presenta los síntomas habituales déla
enfermedad y aparecen parásitos en su sangre. Se puede también inocular directa-
mente la sangre de un animal enfermo en un animal sano : el resultado es el mis-
mo.
He aquí, pues, otra enfermedad que, muy ciertamente, es trasmitida por interme-
dio de una mosca, transportadora de gérmenes peligrosos que inocula en sus pica-
duras y que muy verosímilmente, es únicamente trasmitida por este procedi-
miento.
Hemos llegado á un asunto de interés más general; pues el insecto cuyos aten-
tados vamos á desenmascarares la pulga, insoportable parásito de todos los tiem-
pos y todos los países y la enfermedad con que ella nos amenaza es nada menos
que la peste.
Gracias á valerosos observadores, que nos han dado excelentes estudios de la
la peste que reina actualmente en las Indias y que parece esforzarse por franquear
las regiones donde quería podérsela encerrar, para extenderse sobre otros conti-
nentes, se sabe hoy día, de una manera indiscutible que las ratas juegan un pa-
pel capital en la propagación de esta enfermedad.
Todas las epidemias locales son precedidas por una mortalidad inusitada de
estos anímales, á punto que en ciertas aldeas, antes desvastadas, los habitantes
se apresuran á emigrar en cuanto ven multiplicarse de manera desacostumbrada
los cadáveres de las ratas en las/;alles y casas.
¿Son las ratas las primeras atacadas y trasmiten en segnida el mal al hombre, ó
bien da el hombre primero la enfermedad á las ratas, las cuáles van en seguida á
propagarla? No está resuelto este punto. Pero lo que es seguro, es que las ratas
son muy sensibles ala peste y que muy frecuentemente sucede que, en una lo-
calidad hasta entonces indemne, la primera víctima es el individuo que ha estado
encargado de desembarazar una habitación de los cadáveres de ratas que la infes-
taban.
En el momento en que la rata, agonizante, sale en pleno día de su escondite, y
se muestra en las calles y las casas medio paralizada ya, arrastrando las patas de
atrás, sin cuidarse déla presencia de los hombres, de los gatos y de los perros,
hasta que se acuesta sobre el lomo en una última convulsión, es cuando este ani-
mal es especialmente temible para el hombre. Si éste lo recoge, toma la peste.
¿Pero, se trasmite verdaderamente la enfermedad por este simple contacto? No,
ciertamente ; pues, en ciertas circunstancias, es manifiesto que no basta tocar un
cadáver de rata para adquirir la peste, como tampoco basta tocar un pestífero.
Ciertos experimentos han probado aún que la inhalación del microbio de la pes-
te con el polvo, que su absorción en el agua de bebida, que aun el depósito de cul-
252 ANá.LES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
turas virulentas sobre uoa llaga saugrienta, eran condiciones generalmente ino-
fensivas.
Paitaba, pues, despejar una incógnita.
Uno de los médicos de la marina francesai Simond, á quien debemos uno de los
.más completos estudios sobre este asunto, constató, observando atentamente,
que los cadáveres de ratas podían ser manejados sin peligro, con la condición de
que estuvieran fríos. Por el contrario, el contagio era seguro, si estos cadáveres
eran recogidos aún calientes, en las horas que siguen á la muerte.
Esta simple observación debía permitirle hallar la pista del intermediario, des-
conocido hasta entonces, que aseguraba la trasmisión del mal de la rata al hom-
bre. Se trata de un insecto que pasa del uno al otro, y que, habiendo absorbido el
virus sobre la rata, lo inocula al hombre; y este iosectoes la pulga.
Si se examina una rata cautiva desde hace largo tiempo, en un laboratorio, por
ejemplo, es raro que se le puedan descubrir pulgas; pues los laboratorios están
generalmente exentos de estos insectos, por la sencilla razón que su suelo se
lava frecuentemente y que el agua es el mayor enemigo de las pulgas.
Pero no sucede lo mismo con la rata en libertad, que frecuenta gustosa sus re-
tiros preferidos: piezas obscuras, graneros, almacenes de paja y de forraje. Por
consiguiente es incomodada por estos parásitos al mismo título que el perro y el
gato. Cuidadosa de su persona, no las tolera largo tiempo sobre si misma y se
desembaraza de ordinario de ellas muy diestramente. Pero sobreviene la enfer-
medad, descuida su toilette y cesa de defenderse. Entonces las pulgas invaden por
millones su piel y chupan su sangre impunemente.
Simond ha constatado que el microbio de la peste se cultivaba en el intestino
de la pulga, como en el de la mosca, por otra parte, y que era posible trasmitir la
peste á ratas sanas, entregándolas únicamente á las picaduras de pulgas tomadas
sobre ratas pestíferas. Experimento sencillo, pero elegante, que ponía fuera de
duda el mecanismo del contagio pestilente, aún tan misterioso.
Sigamos ahora de cerca los comienzos de la peste en el hombre. En el mayor
número de los casos el mal comienza por un pequeño botón, que presenta en su
centro una vesícula, una flictena, que contiene un líquido primero transparente,
luego sanguinolento y purulento.
Esta pequeña lesión local aparece antes de cualquier otro síntoma y dura hasta
el fín de la enfermedad. Los infartos ganglionares, los bubones característicos,
considerados antes como el síntoma primitivo, son en realidad consecutivos á esta
primera lesión, y están siempre en relación con el sitio que ella ocupa.
.VI arcan la primera etapa del virus, desde su sitio de penetración ; son los infar-
tos ganglionares que se acostumbra ver sucediendo á las llagas iofecciosas en ge-
neral.
Las flictenas iniciales se muestran de preferencia sobre los puntos del cuerpo
donde la piel es fina y delicada, y en todos los casos en que Simond ha examinado
el contenido ha constatado en él la presencia del bacilo de la peste.
.4hora bien, como se ha demostrado que ni el contacto del microbio cultivado.*
ni el de la sangre de un animal pestífero ó de sus secreciones con la piel sana,
pueden realizarla trasmisión de la enfermedad, es necesario admititir que el virus
ha debido ser introducido de una manera activa, por un agente exterior, y preci-
samente en los puntos en que se han desarrollado las flictenas.
Sólo una intervención parasitaria, la de la pulga de la rata sobre el hombre, tal
MISCELÁNEA 253
veztambiéo, la de la chinche del hombre sobre el hombre, puede eulonces expli-
car la penetración del bacilo al través de la piel. En efecto, la flictena •inicial de
la peste es una simple picadura de pulga, que se hace luego infecciosa y cambia
entonces de aspecto.
Nuestros antepasados, que habían estudiado la peste muy de cerca, durante las
epidemias de la Edad Media y hasta fínes del último siglo, y que eran maravillosos
observadores, habían notado ya ciertos hechos que hoy encontramos en perfecta
concordancia con esta noción déla intervención de un parásito cutáneo como agen-
te del contagio. Así habían notado expresamente que no era de ninj^una manera
peligroso, manejar,- para enterrarlos, los cadáveres enfriados. Esta era también la
opinión de Desgenettes, que había atendido á los pestíferos de JaíTa.
Ahora bien, sabemos que las pulgas no permanecen en los cadáveres, de los cua-
les se alejan al mismo tiempo que los abandona el calor.
Otros observadores habían ya constatado que los viejos gozaban de una inmuni-
dad relativa contra la peste, que parecía, por el contrario, marcar cierta preferen-
cia por los jóvenes, las mujeres y los niños^ Pero también sabemos que en una
reunión de personas de edad y sexos diferentes, las pulgas eligen precisamente
para ejercer sus ataques, y con un segurísimo instinto, las personas cuya piel es
más fácilmente atacable.
Estas son, sin duda, enseñanzas que no deberíamos descuidar, llegada la oca-
sión. Nada hay mejor para defenderse, que conocer bien su enemigo; y por ágil y
menudo que sea aquel del que tendamos que preservarnos, la lucha será siempre
más fácil contra él que contra miasmas misteriosos é intangibles.
Contra la pulga y otros parásitos, podríamos, en efecto protegernos de dos ma-
neras diferentes : directa é indirectamente.
Directamente, por el lavado de los pisos de las habitaciones : pues, como lo di-
jimos hace poco, el agua es el mayor enemigo de la pulga ; y también, tal vez. si
se tratase de personas que vivan en un medio particularmente peligroso, untándo-
se la piel con un aceite perfumado de alguna substancia desagradable á los insec-
tos, como la nicotina ; de la misma manera que, para sustraerse á las picaduras
de los mosquitos, basta tomar un baño en una decocción de Quassia amara.
Indirectamente, por la destrucción de los animales portadores de parásitos
peligrosos ; la menor amenaza de una mvansión de la peste debería ser entonces
la señal de la declaración de una guerra de exterminio á todas las ratas, desde los
albañales hasta los graneros.
Y así seria sin duda cosa muy sencilla circunscribir los primeros casos, por la
supresión de los principales, sino de los únicos agentes de la diseminación del
mal.
Después de la pulga, la chinche; pues está visto que pasaremos en revista to-
dos nuestros enemigos íntimos. Los teníamos por simplemente incómodos y aún
nos burlábamos de ellos : en realidad son asesinos terribles, á los cuales es nece-
sario declarar decididamente una guerra sin piedad y sin demora.
Un médico ruso, Tikine, fué el primero en acusar á las chinches de ser agentes
de contagio: y ello fué con ocasión de una epidemia do tifus recurrente que sede-
claró en Odesa, y que debía atacar diez mil personas en dos años.
Un hecho había llamado la atención de este observador : á saber que la mayor
parte délos enfermos eran concurrentes á los asilos nocturnos y sobre todo, por lo
menos al principio, de los asilos situados en los alrededores del puerto.
254 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Se trataba, pues, de encontrar la causa de la propagación de la infección en estos
asilos. Dado, por una parte, que la trasmisión de la fiebre recurrente se efectúa
por la sangre cargada de microbios, — espirilos ó espiroquetas, — y que, por otra
parte, en los asilos mejor tenidos, se encuentra un número considerable de pa-
rásitos de todas especies, el autor pensó que estos últimos podían servir de agentes
de trasmisión.
Ahora bien, en los asilos infectados, las chinches, al invadir un individuo en-
fermo, se hinchaban de sangre cargada de espiroquetas; luego ellas emigraban so-
bre otro huésped, cuando aquel había sido enviado al hospital ; y es entonces muy
verosímil que al picar á su nueva víctima, ellas contaminasen la pequeña herida
que acababan de abrir, al derramar en ella un poco déla sangre que había queda
do en sa trompa á consecuencia de las operaciones precedentes. O bien aún ellas
eran aplastadas por el individuo que se rascaba y que se inoculaba así la sangre
de la chinche.
Para verificar esta hipótesis, el autor ha buscado las espiroquetas en los parási-
tos provenientes de los asilos : en los piojos, los resultados fueron negativos ; pero
en las chinches hinchadas de sangre fué descubierto siempre el parásito microbia-
no y en gran abundancia, aún dos días después de la última picadura.
Faltaba saber si los microbios habían conservado su virulencia. A este efecto,
el autor aplicó chinches en ayunas sobre la piel de monos atacados de fiebre re-
currente, recogió en seguida la sangre de estas chinches y la inoculó á un mono
sano. Tres días después este mono caía enfermo, y su sangre contenía el parásito
característico. Así quedaba bien y debidamente probado el papel de las chinches
como agentes de contagio.
Que el cáncer sea una enfermedad parasitaria, es cosa que hoy, si no está demos-
trada, parece por lo menos bien verosímil por el examen del contenido de las cé-
lulas de que están formados los tumores, contenido que tiene todas las aparien-
cias de un esporozoario, análogo á las coccidias ó á las psorospermias, que son
patógenas para diversas especies animales.
Por otra parte, si el cáncer es una enfermedad parasitaria, es contagioso, y re-
cíprocamente; y si se demostrara que es contagioso, su naturaleza parasitaria se-
ría demostrada al mismo tiempo.
Ahora bien, sucede actualmente para el cáncer lo que ha pasado, hace unos
treinta años, para la tuberculosis, cuando Villemin se lanzó á declarar que era
concagicsa. antes que se conociera su microbio; se es aún escéptico, pero comien-
zan á hacerse conocer observaciones que aportan fuertes presunciones en favor de
este contagio. Se habla de ciudades, se nombran aldeas, en las que el cáncer es
más frecuente que en otras partes |lj ; se habla aún de casas de cáncer en las cua-
les ios habitantes se suceden y mueren de cáncer unos después de otros.
En fin, si la imposibilidad de realizar experimentos sobre el hombre ha retar-
dado hasta ahora la solución de una cuestión sencillísima en sí misma, las in-
vestigaciones experimentales hechas sóbrelos animales parecen haber respondido
desde ya, de una manera suficientemente clara, para dar á los partidarios de la
naturaleza microbiana y de la contagiosidad del cáncer el derecho de afirmar su
opinión.
(1) Según el doctor Gaché, en la Concepción del Uruguay la estadística del cáncer es
alarmante. (Nota del traductor.)
MISCELÁNEA 255
Muchos animales, en efecto, están, como el hombre, sujetos al cáncer. Así su-
cede con el perro y el gato, por ejemplo.
Es verdad que su cáncer no es el mismo del hombre, y parece causado por pa-
rásitos de raza ó de especie diferente de la del parásito humano, diferentes por sus
formas y también por el hecho de no serles inoculable el cáncer del hombre. Pero
por lo menos es posible estudiar el contagio del cáncer de animal á animal y deter-
minar las condiciones de dicho contagio.
Ahora bien, hace algunos años, en 1895, el señor Enrique Moran, estudiando
el canceren la laucha blanca, ha conseguido trasmitir la enfermedad á este ani-
mal, por inoculaciones en serie.
Pero, y este es el punto que nos interesa particularmente, sucedió que las jau-
las que contenían estas lauchas fueron invadidas por chinches y Moran tuvo la
feliz curiosidad de querer determinar experimentalmente el papel que podían ju-
gar estos parásitos en los resultados que obtenía. Para ello colocó una serie de
parejas de lauchas sanas en jaulas nuevas, aisladas sobre pies sumergidos en cu-
bas llenas de esencia de trementina alcanforada. A unas se les dejó solas, mien-
tras que á las otras les agregó un gran número de chinches tomadas en las jaulas
ya infectadas. Algunos meses después los resultados del experimento no dejaban
ninguna duda sobre el papel de estos parásitos en la propaj^ación de la enferme-
dad. Todas las lauchas de las jaulas con chinches se habían vuelto cancerosas,
mientras que las otras estaban absolutamente sanas.
De manera que en la continuación de sus investigaciones Moran sustituía
á menudo la picadura de la chinche á la de la aguja, como medio de inoculación.
Se ve, sin que haya necesidad de insistir, todas las deducciones que sugiere este
experimento, si se transporta la enseñanza del laboratorio á nuestras habitaciones;
y como el papel ignorado de la chinche, y tal vez el de algunos otros parásitos
más, aclaran el origen de casos de cáncer, para los cuales, un poco imprudente-
mente, se cree poder alejar toda verosimilitud dé contagio.
Añadamos á estas consideraciones que se conoce desde hace largo tiempo una
afección cutánea á la que están sujetos los pavos, las gallinas, las palomas y los
ganzos, afección muy comparable al cáncer, y á la cual se ha dado los nombres
de psorospermiosis cutánea, de Epithelioma contagiosum y de Molluscum con-
tagiosum, denominaciones todas que recuerdan bien su naturaleza, su aspecto y
su contagiosidad.
Ahora bien, esta enfermedad es fácilmente inoculable por medio de simples
picaduras hechas en la piel de las aves en cuestión y, si se quiere notar que estos
animales están generalmente cubiertos de parásitos, se admitirá, como verosímil
por lo menos, que estos parásitos puedan ser los vehículos ordinarios del con-
tagio.
Hemos llegado al término de nuestra pesquisa : y los numerosos documentos
que hemos aportado nos parecen legitimar lo que decíamos al principio acerca del
papel considerable desempeñado por los insectos en la trasmisión de las enferme-
dades contagiosas.
En una época en la cual se organiza de todos lados una defensa razonada contra
las enfermedades evitables, era oportuno denunciar á la atención y la sospecha
de los interesados, es decir, de lodo el mundo, toda una categoría de agentes des-
conocidos del contagio.
La limpieza del cuerpo y la limpieza de la habitación son dos factores primor-
256 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
diales de la higiene iodividual ; pero sobre este terreno de la higiene, la solidari-
dad social aparece de una manera brillante y dicta á cada uno sus deberes. No
sólo es necesario, en los medios acomodados, declarar una guerra sin piedad
á todos los insectos familiares, sino que hay que perseguirlos hasta en las humil-
des moradas del obrero y del pobre. A falta de consideración humanitaria de or-
den más elevado, el interés personal exige este cuidado, pues nadie puede preveer
la suerte de un microbio adherido á las patas ó escondido en los flancos de un
insecto.
Esta cacería de insectos es fácil, por lo demás. El agua, el fuego, el veneno
encontrarán su aplicación según las especies y las circunstancias.
Pero, desconfiad de las moscas alrededor de los tísicos, temed de los mosqui-
tos en los países de fiebre; huid de las pulgas. . . como de la peste, en tiempos
de epidemia, y no toleréis las chinches bajo ningún pretexto.
D' J. HÉRICOURT,
Director adjunto del Laboratorio üsiológico
de la Facultad de Medicina de París.
fRevue des Revues, I* de abril de 1899.)
ANALES
DE LA
SOCIEDAD científica
ARGENTINA
Director : logeaiero ÁNGEL GALLARDO
Sbcrbtarios : Señores Eduardo Latzina y Carlos Lagos García
REDACTORES
Inj^eniero Eduardo Aguirre, señor Juan B. Ambrosetti, doctor Pedro N. Arata,
ingeniero Alberto de Artenga, ingeniero doctor Manuel B. Bahía, ingeniero
Santiago E. Barabino, ingeniero Federico Birabén, arquitecto Juan A. Bus-
chiazzo, ingeniero Emilio Candían!, ingeniero José S. Corti, doctor Eduardo L.
Holmberg, doctor Atanasio Quiruga, ingeniero Francisco Seguí, doctor Enrique
TorDÚ, doctor Roberto Wernicke, doctor Estanislao S. Zeballos.
JUNIO 1899. — ENTREGA VI. - TOMO XLVII
PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN
LOCAL DE LA SOCIEDAD, CBVALL09 269, Y PRINCIPALES LIBKBRÍAS
Por mes.. $ nv^ i.oo
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Número atru.sHilo • >» s.üO
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BUENOS AIRES
IMPRENTA nE PABLO B. CONI É UUOS, ESPFXIAL PARA OBRVS
680 — CALLE PIRÓ — 680
1899
JUNTA DIRECTIVA
Presidente Ingeniero doctor Marcial R. Candioti.
Vice-Presidente I"" Ingeniero doctor Carlos M. Morales.
Id. 2"* Mayor ingeniero Arturo M. Lugones.
Secretario de actas Ingeniero Eléodoro A. Damianovich.
— correspondencia Agrimensor Cristóbal Hicken.
Tesorero Ingeniero José M. Sagastume.
Bibliotecario Señor Luis Miguens,
Ingeniero Domingo Nocetl
Ingeniero Claro C. Dassen.
Vocales { Ingeniero Emilio Palacio.
Ingeniero Luís A. Huergo (hijo).
Ingeniero Alejandro Claypole.
Ingeniero Oronte A. Valerga.
Gerente Señor Juan Botto.
índice de la presente entrega
Ángel Gallardo. El Neomylodon Listai 267
Carlos Spegazzini . Mycetes argentinenses 262
— Nova addenda ad Floram Patagonicam f Continuación J 274
Segunda reonióa del Congreso Científico Latino Americano en Montevideo 291
Visita á los nuevos mataderos 292
Miscelánea : El congreso internacional de matemáticos. — La vida animal es una
simbiosis con microbios 294
Bibliografía: Berg, Observaciones sobre lepidópteros argentinos y otros. ^Gurci,
Sur la phylogénie et le polymorphisme des bactéries. — Berro, La vegetación
uruguaya. — Comunicaciones del Museo Nacional de Buenos Aires . — Gacbb, La
tuberculose dans la République Argentino. — Lehmann-Nitsche, Quelques obser-
vations nouvelles sur les indiens guayaquis du Paraguay. — Zeballos, Orígenes
nacionales. — Lafonk Qoevedo, El Barco y Santiago del Estero. — Quiroga, K1
simbolismo de la Cruz y el Falo en Calchaquí. —Martínez, Etnografía del Río
de la Plata 296
EL NEOMYLODON LISTAI
Ya nos hemos ocupado, aunque sólo por referencias, en la en-
trega de noviembre de 1898 de estos Anales (lomo XLVI, pág. 294),
del articulo en que Ameghíno describe un trozo de cuero hallado
en Patagonia, y que considera como perteneciente á una especie
desconocida de desdentados, á la que bautiza con el nombre de
Neomylodon Listai.
Gran interés ha despertado esta publicación en el mundo cientí-
fico, porque ella revela el hallazgo de un representante actual de
]os antiguos gravigrados fósiles de la República Argentina.
La existencia de tan curioso animal no ha dejado de despertar du-
das y promover discusiones y bastase han costeado expediciones
para buscar un ejemplar vivo ó por lo menos bastante completo
que permita resol ver definitivamente la cuestión.
El telégrafo nos ha comunicado también la noticia de haberse
pronunciado en la Sociedad Real de Geografía de Londres una con-
ferencia por Moreno, quien llevó al Museo Británico trozos de esa
misma piel ó de otra parecida.
Estamos en pleno reinado de lo maravilloso, debido á la divulga-
ción de estas noticias, pues muchos esperan de un momento á otro
<;ontempIarvivo y enjaulado alguno de estos animales, sobre los
cuales la imaginación popular comienza á bordar las más extra-
ñas fábulas.
La curiosidad y comentarios del público nos traen al recuerdo
una pintoresca anécdota referida por el doctor Juan María Gutié-
rrez en el discurso pronunciado en el primer aniversario de la So-
ciedad Paleontológica argentina, el año 1867.
Se sabe que el primer esqueleto de raegaterio que se llevó áEuro-
Alf. SOC. CIENT. ÁRG. ^ T. XLVII 17
258 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
pa fué extraído délas orillas del río Lujan en 1789 j transportado á
España, donde se conserva en el Museo Real de Historia Natural de
Madrid.
Carlos líl, que entonces reinaba, uno de los Borbones más
aficionados á fieras exóticas, entusiasmado con el gigantesco es-
queleto que le enviaban del Río de la Plata, ordenó á su ministro
don Antonio Porlier, que dirigiese una orden al marqués deLoreto,
virrey de Buenos Aires, para que le mandase vivo uno de aquellos
animales, aunque fuese algo más pequeño. Disponía, además, que
en caso de que las grandes dificultades de tomar un animal tan fe-
roz y urañocomo se ledebía suponer, impidieran conseguirlo vi-
vo. Su Majestad se contentaría con uno embalsamado.
¿Estaremos en vísperas de que se realice algo análogo al deseo
del rey Carlos III?
Para dar á conocer de nuestros lectores lo que se ha publicado
hasta ahora sobre el asunto vamos á analizar detalladamente un fo-
lleto del doctor Einar Lónnberg, titulado On some remains ofNeo-
mylodon Listai Ameghino, hrought home by the Swedish Expedition
to Tierra del Fuego^ 1895-1897, publicado con hermosas láminas
á principios de este año en Estocolmo, en Svenska Expedüionen
lili Magellans lándema, tomo II, número 7, página 149-170, el cual
cual acaba de llegar á nuestras manos y que, con el artículo de
Ameghino, á que nos hemos referido, forman por ahora las dos
únicas descripciones precisas y científicas de los hallazgos que tan-
ta emoción han producido.
Veamos cómo explica Lónnberg la historia del descubrimiento.
Nordenskjóld llegó en los primeros días de abril de 1896 á la es-
tancia Eberhardt cerca del Seno de Ultima Esperanza, y supo allí
que se habia descubierto algún tiempo antes una gruta situada á
pocos kilómetros de la costa del mar.
Esta gruta, hoy famosa, tiene próximamente 30 metros de alto,
300 de largo y 50 de ancho y está situada á una altura de 160 me-
tros sobre el nivel del mar. Su techo es inclinado y las paredes es-
tán cubiertas de estalactitas. Los peones que la habían reconocido
hallaron en su interior varios objetos, entre ellos unos trozos de
cuero grueso muy extraño que llevaron á las casas y un esqueleto
humano que quemaron.
Nordenskjóld visitó la gruta y encontró en ella otros trozos del
curioso cuero, unas pelotas de cuero de guanaco, una gran uña y
algunos huesos.
EL NEOHTLODON LISTÁI 359
Todos estos restos fueroD llevados á Upsala, donde los ha estudia-
do el doctor Einar Lónnberg, inducido por una noticia del Natural
Science sobre el artículo de Ameghino.
Los huesos son en parte de Anchenia y en parte humanos.
Mucho más interesantes son los dos trozos del cuero.
IJno de ellos es triangular, de 15 centímetros de largo por 7,5 de
ancho y 1 de espesor. La superficie exterior está densamente cu-
bierta de pelo de color ocre ó amarillo sucio. Los pelos de este pe-
dazo tienen sólo dos ó tres centímetros de largo, pues todos ellos
están muy gastados ó mutilados.
La superficie interior está densamente cubierta de osículos arre-
glados como las piedras irregulares y redondeadas de un empedra-
do antiguo. El mayor osículo tiene 17 milímetros de diámetro,
otros sonde lOá 13 milímetros y los más pequeños de 7 á 4.
El trozo mayor del cuero mide 76 centímetros de largo próxima-
mente por 10 de ancho en su parte superior. La parte inferior se
estrecha y mide sólo 10-13 centímetros en una extensión de 35 á
40 centímetros. Todas estas medidas son sólo aproximadas porque
el cuero se ha arrugado y encogido al secarse.
La forma del cuero hace creer áLónnberg que debía cubrir la pala
anterior izquierda del animal. Su espesor es de 10 á 12 milímetros
en casi todas partes. Está cubierto de pelo grueso y áspero del mis-
mo color que en el otro trozo, pero como este pelo no está tan es-
tropeado^ es considerablemente más largo, por lo general de 5 á tí
centímetros, y en la parte baja de la pata alcanza hasta 8 y 9 cen-
tímetros.
La superficie interior de este trozo no muestra huesecillos arre-
glados como pavimento. Poro en el borde superior, recientemente
cortado, se encuentran los osículos dermales aunque completamen-
te implantados en el tejido conectivo.
Estos no son tan grandes como losotros. El mayor mide 9 milí-
metros pero son por lo común, aun menores, de 5 á 6 milímetros ó
menos. No están tampoco tan próximos sino que dejan generalmen-
te entre ellos espacios que varían desde pocos milímetros hasta I
ó 8 centímetros. A veces se encuentran dos, situados el uno arriba
del otro. Lososiculos disminuyen en tamaño y frecuencia hacia la
parte que se supone inferior de la pata.
Se han encontrado también en la cueva la parte cornea de una
uña ó garra que no puede garantirse que pertenezca al mismo ani-
mal que estuvo cubierto por el cuero, pero que el autor considera
260 AfTALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
también como un fragmento de Neomylodon, porque no se parece á
las partes correspondientes de ningún animal actual de Sud Amé-
rica. La uña, ligeramente encorvada, tiene 109 milímetros de lar-
go por 34 milímetros de ancho en la parte que debe haber quedado
fuera de la piel del animal. El color es castaño claro* y amarillento
hacia la extremidad.
Respecto de las pelotas de pelo de guanaco encontradas en la cue-
va, emite Lónnberg extravagantes hipótesis, cuando sólo son, pro-
bablemente, esas agrópilas ó cálculos pilosos que se hallan con
relativa frecuencia en el estómago de los rumiantes.
Pasa luego el autor á comparar los huesecillos del cuero con los
del mílodonte, notando algunas diferencias en la forma y tamaño y
especialmente por la falta de las depresiones que existen en los osí-
culos del extinguido itfy/o£/on. Llega, sin embargo, á la conclusión
de que las diferencias apenas podrían ser genéricas.
El estudio microscópico revela también analogías en su estruc-
tura que es incompletamente ósea, pues carecen de laminillas bien
diferenciadas y de canales de Haver.
Los de Mylodon tienen, además, células de pigmento que no
existen en los modernos.
La comparación con los escudos de Dasypns muestra grandes
diferencias.
Después de algunas consideraciones filogenéticas estudia el pe-
lo, el cual carece de hueco central. Aunque este estudio es muy di-
fícil por ser los pelos muy duros y quebradizos, encuentra Lónn-
berg cierta semejanza con el pelo de Bradypus,
Parece que los pelos se hallan dispuestos sin orden determi-
nado.
En cuanto á la garra ó uña no encuentra el autor ninguna seme-
jante en los animales actuales. Las del Mylodon, aunque análogas
en su aspecto general, son más encorvadas y tienen mayor diáme-
tro vertical.
Se plantea, finalmente, el autor las siguientes cuestiones :
¿Existe el Neomylodon aun vivo?
¿ De qué tamaño es ó ha sido ?
¿ Puede considerarse idéntico al animal sobre el cual hizo fuego
Lista ?
Ninguna de ellas es fácil de contestar.
Nordenskjóld cree recordar que el mayor trozo de cuero que vio
era de 1.50 metros y eso que no estaba completo en ninguna di-
EL NEOMTLODON LISTAI 261
reccíón. Le hizo la impresión de haber pertenecido á un animal
grande tal como el león marino. Considerando que el cuero se ha-
bía encogido al secarse, de un tercio por lo menos, deduce que el
animal debió tener como mínimum dos metros de largo y proba-
blemente más aun, sin contar la cabeza y la cola. El alto lo calcula
en 130 á 140 centímetros según las dimensiones del cuero que su-
pone ser déla pata.
En resumen, considera que el animal serta del tamaño de un pe-
queño rinoceronte.
Le parece difícil que un animal de estas dimensiones no haya
sido observado ni por los viajeros y habitantes blancos de Palago-
nia, ni tampoco por los indios, á quienes Nordenskjóld y sus compa-
ñeros no han oído nada de tal ser.
Debe haber sido contemporáneo del hombrey hay que notar que las
substancias colágenas y gelatinosas del cuero se conservan aún.
Se inclina, sin embargo, á considerarlo como extinguido, aunque
debe haber alcanzado hasta una época relativamente próxima.
Cree, por fin, que el animal que vio Lista no puede haber sido un
Neomylodon, pues éste sería mucho moyor que el pangolín con el
cual lo comparaba nuestro malogrado consocio, y no hubiera po-
dido desaparecer con tanta rapidez por la lentitud de sus movi-
mientos.
Para completar esta noticia diremos que, según versiones publi-
cadas en la prensa diaria, los señores Erland Nordenskjóld y Borge
han hallado nuevos restos del Neomylodon en la misma gruta Eber-
hardt, donde posteriormente Hauthal, prosiguiendo las excavacio-
nes ha conseguido también cosechar diferentes piezas que consi-
dera pertenecientes áestos misteriosos animales.
Refiérese también que Lord Cavendish, en las proximidades del
lago Musters, ha encontrado excrementos y huellas de pisadas que
atribuye al Neomylodon, al que espera dar caza, aun cuando toda-
vía no ha conseguido verlo.
Aguardemos los resultados de estas expediciones que permitirán
tal vez decidir si se trata de una especie extinguida ó no.
Ángel Gallardo.
MYCETES ARGENTINENSES
AUCTORK
CAROLO SPEGAZZÍNl
(series i)
^. Lepiotaochroleucá Speg., n. sp.
Diag. Clypeolaria, caespitosa, píleo e campanulalo expanso, gros-
se obscureque umbonato, ex ochroleuco flavescente, dense minute-
que granulosO'Squarruloso^ non striato, lamellis pallidioribus
confertis subaridis utrimque acutis a stipite remotis, stipite ex
albo flavido terete basin versus incrassatulo subglabro, annulo
mobili subevanido candido ornato.
Hab. In umbrosis pinguibus hortorum, La Plata, Dec. 1898.
Obs. Caespitosa, e térra erumpens. Pileus primo subglobosus
ochroleucusv. flavescens minute denseque granuloso- v. squar-
ruloso-pulverulentus, centro magis obscurus et sordidus lae-
vis, ambitu pallidiorct laxius pulverulentus, margine stipite
adpressus atque veto connatus, dein campanulato-explanatus
(30-45 mm diam.) ochroleucus, non v. obtuse latissimequo
umbonatus, carnosulus, rigidulus, cute dense minute subcon-
centrice e pulverulento squamuloso-rímulosa, margine tenui
membranáceo integro non striato subinvoluto ornatus;caro
ex albo flavescens subexsucca eompactiuscula mollis, in um-
bono (2 mm crass.) et in dimidia pilei parte centrali sat evo-
luta ambitu nulla sed píleo non striato nec sulcato. Lamellae
sat numerosae, a stipite valde remotae, utrimque attenuato-
acutatae, medio parum latae {'2 mm lat.)> püeo concolores v.
pallidiores; areola ad apicem stipitis latissima (2 mm lat.)
non marginata. Stipes erectus rectus v. fiexuosulus (50 mm
MYGETES ARGENTINBNSES 263
ioog.) superne teres (imm crass.) píleo víx pailidior^ glaber v.
laxissime pulverulentus, deorsum subfusoideo-íncrassatus(G-
8 mm crass.) glaber v vix pruínulosus flavescens, ápice a
píleo discreto, ad tertium superum annulo teauíssíme mem-
branáceo descendente mobílí facillime evanído flavescente or-
natuSy intus plus mínusve late Hstuiosus cavit^te iibris albo-
gossypinis farcta. Sporae albae. Odor farináceas.
Specíes non marcescens sed corrugato-arescens, ¿. hialhu-
loidi Speg. valde aflinis, sed magis carnosa et píleo non
slriato.
2. Tricholoma ARGYROPOTAificus Speg., n. sp.
Díag. Pileus camosus hemisphaericus, dense squamuloso- floecu-
losus cinereus, ambüuintegeralbussubnudus, margine lamellas
excedens, lamellis relaxatís crcissis ex albo roséis sinaatis non
V. vix adnatis, stipile fardo ápice laevi basique subsquamuloso
subincrassato albo.
Hab. Ab terram denudatam pinguem ín Parque de La iPlaUi,
Mart. 1898.
Obs. Pileus hemísphaericus convexus (45*50 mm diam.) carno-
sas, cute sicca flocculosa cinerascente centro reticulato-dif-
íracta, ceteruní subsquamulosa, ambitu nuda alba, margine
(1 mm) lamellas excedente tectus; caro (10 mm crass. ad
centr.) alba immutabílis compacta, sapore terreo dulci-acri,
ad marginem usque producía. Lamellae (6 mm lat.) relaxatae
3- macriae rigidulo-fragiles crassíusculae^ acie integerrímae,
antice acutato-rotundatae, postice sinuato-adnatae; stipes (50
mm crass.), teres ápice leníter incrassatus (8 mm crass.),
deorsum iterum incrassatus sed ima basí attenuato-obtusatus
(5 mm crass.), farctus, carnoso-íibrosus, intus albus, extus
superne laevís subnilens, medio subannulatus, postice minu-
te squamulosus v. furfurellus ac fuscescens, sub parte innata
Bbrilioso-striatus ac flavescens. Sporae...
3. OvPHAUA Arbchavaletai Speg., n. sp.
Diag. Umbraculifera^ subsolitarialerrestris, pilco convexuloewum-
bonaio subcoecineo glabro laevi, carne citrina^ lamellis primo
ciírtnis dein subglaucescenítbus, stipile fistuloso compressulo
basi attenuato e livido-aurantio subglaucescente, sporis laevi^
btAS ovatis.
264 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFIGA ARGENTINA
Hab. Ad terram iq pratiseditioribusprope Montevideo, Maj. 1898
(leg. Cl. J. J. Arecha válela).
06*. Solitaria v. paueigregaria. Pileus hemisphaericus (ÍO-15
mm diara.) convexas, carnosuius, exumbonatus, centro glaber
v. pulvisculo heterogéneo adspersus, margine integer, in ju-
ven tute subin volutas; caro tenuis flocculosa citrina; lameilae
subangustae atque subconfertiusculae, acie integrae polyma-
cride, antíce acutae postíce truncato-adnatae denticuloque
breviter decurrentes, primo citrinae, dein nubécula ex albo
vioiascenle velatae; slipes erectus flexuosulus, saepius com-
prcssus saepeque longitudinaliter grosse parceque sulcatus
(30-85 mm long. = 2,5-5 mm crass.) basi aitenuatus ápice
abrupte in pileo expansus, glaber laevis, inferné citrínus,
medio flavus, superno aurantius et saepe glauco-pruinulosus,
intus latissime fistulosus. Sporae ovatae v. ellipticae (12 ijl
long. = 6-7 iJL diam.) nubiloso- farctae, hyalinae.
4. Claudopus ARGSNTiNENSis Speg., n. sp.
Diag. MajoVj hemisphaericus, vix inaequilateralis subargeníeus,
pileo vix centro carnoso, latnellis latís confertis a stipite remo-
tis ex albo roseo-cameis, stipite farcto elongatulo albo-fibri lioso
V. subreticulato.
Hab. Ad truncos emortuosputrescentes£uca/yp¿i^/o¿u/t\ Parque
de La Plata, Mart. 1898.
Obs. Pileus irregulariler orbicuiaris (8-9 cm diam.) el leniter
inaequilateralis, horizontalis convexus, centro late obluseque
umbonatus margine incurvulus integer v. vix sinuoso-repan-
dulus, cute tenui saepius radiatim minute fibrilloso-rírnosa
sordide argéntea v. subcinerea. in vivo subviscosa, in sicco
subsericea vestilus; caro candida immutabiiis, in umbone
flocculoso-compactíuscula super lameilas tenuissima vix
evoluta, cum illa stípitis continua. Lameilae segmentiformes
tenuisculae (10-12 mm lat.) membranaceae confertiusculae
poljmacriae, pro ratione latissimae, antice attenuato-rotun-
dalac, postice abrupte subtruncato-rotundatae a stipite remo-
tae, primo albae, dein roseae, postremo pallide corneae.
Slipes latera lis adscendente-incurvus teres (7-8 cm long. =
6-7 mm crass.), insititíus, intus farctus albus, extus albus v.
subpallescens saepius plus minusve obsoleteque fibriiloso-
reliculatus v. ííbrilloso-striatus. Sporae carne aepulverulen-
MTGBTBS ÁRGENTINENSES 265
tae, ovatae, ínaequilaterales (8 {x long. = 4 (a lat.) laeves.
5. Ceriomtcbs ? Stückerti Speg., n. sp.
Diag. Truncigenus^ irregulartler subglobosus majuseultis , lottts
iníttó extusque obscure fenrugineus , basi lignoso^ fibrosus compac-
tus radians^ ambitum versiís relaxalus floccosus, superfieialtíer
pulverulentus, sports globosis, laevibus intense aurantto-ferru-
gineis.
Hab. Ad truncos dejectos putrescentes prope Córdoba, Maj. 1899
(leg. T. Sluckerl).
Obs. Sessilis, e suberoso lignosus repando-globosus (10«-20cm
diam. = 8-13cm crass.)» contextu fibroso- radiante ad basin
compacto sublignoso intense fulvo-ferrugineo, ambítü sensím
relaxatosubstupposo; sporae pulverulentaedensissimeconsti-
patae stratum crassiusculum superfícialem (3-8 mm crass.)
eílicíentes pulchre íerrugíneae, globosae (10-15 (Jidiaro.) epi-
sporio crasso laevi vestitae, intus protoplasmate dense mí nute-
que granuloso íarctae; saepe adsunt sporae alterae pyriformes
(15-20 ij. long. = 10-14 [jl diam.) antice rotundatae^ postice
cunea tae atque in pedicello breviusculo attenuatae.
6. Oligoiveha nitens Rost. = List, A Mon. of Mvcetz. f. 173.
Hab. Ad tigillum putrem et terram humosam, Parque de La
Plata, Nov. 1898.
Obs. Sporae globosae (14-15 /diam.), laxe reticulato-papil-
losae.
7. PuccmiA GiLLESi Speg., n. sp.
Diag. Micropuccinia ?; maculis nulliSf soris sparsis erumpenti-
bus minutis irregularibus subpulverulentis atris, teleutosporis
cllipticis modice umbonatis, episporio dense verruculoso vestitis,
pedicello duplo longiores hy atino fultis,
Hab. Ad folia viva Salviae Gillesi in monlanis prope Córdoba,
Maj. 1899 (leg. T. Stuckert).
Obs. Maculae nullae; acervuli amphigeni sparsí rarius pauci-
gregarii sed non confluentes difformes (0,5-1^5 mm diam.)
erumpenti-prominulí aterrimí subpulvcrulenti: teleutosporae
ellipticae v. subobovatae (40-45 (ji = 30 [j.), medio unisoptatae
non V. vix constrictae, episporio crassíusculo ápice leniter
umbonato et sublaevi, ceterum dense majusculeque papilloso
266 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
vestitae, subopace atro-fuligíneae, peHicello hyalino crassiu-
sculo (50-75 [L = 6-8 \l) subpersislenle fultae.
8. PucGimA Stuckerti Speg., n. sp..
Ding. Micropuccinia? ; maculis nullis; soris amphigenis hemi-
sphaericO'lentícularibus valde prominuHs suhpulverulentis, so-
litariis V. dense gregariis conflueniilmsque a Iris ; teleulosporis
late ellipticis, ubique crasse aequalilerque tunicatis^ medio /-
septalis non constrictis, episporio laevt, pulchre ferrugineisy
pedicello ipsas aequaníe hy aliño suffultis.
Hab. Ad folia viva Gow/íArenac prope C.órdoba, Maj. 1899 (leg.
T. Stuckerl).
Obs, Afaculae plañe nullae; sori quandoque minutí (Ú,5-1 mm
diaro.) quandoque obooniluentíam majusculi (2-5 mmdiam.)
lentículari-promínuli, amphigeni e pulverulento compactiu-
sculi atri; leleulosporae elliplicae v. subobovatae, utrimque
obtusissimae, laeves (34 ia long. = 25-26 jx diam.)* episporio
crassiusculo ubique aequalí vestilao, medio 1- sep<atae sed
non conslriclae, loculis saepius <- gutlulalis, intense ferrugi-
neae, pedicello mox fluxili crassiusculo (30-40 \k = 5-7 jx) hya-
lino fultae.
9. Uromyces euphorbiae Cke&Pk. = Saco., Syll. fung. VII, 2,
f. 556.
Hab, Sat vulgatus ad folia viva Euphorbiae heierophyllae et
E. Lorentzii prope Córdoba, Mart. et Apr. 1899 (leg. T.
Stuckert).
Obs. Uredosporae globosae (20-22 (jl diarn.) pallide ferrugineae
laxe minuteque papíliosae, teleutosporae obovatae (18-25 [l =
18-20 pi) dense verruculosae, pedicello hyalino longiore mox
fluxili fultae.
10. Melampsora ARGENTiNENSisSpeg., n. sp.
üiag. Eumelampsora ; maculis nullis, soris uredosporicis erum-
pentibus rufis pulverulenlis y uredosporis globosis verruculosis
teleuiosporicis minimis innato- crus tacéis atris, teleutosporis
subcylindraceis ápice crasse tunicalis fuscescentibusque lae-
vibus.
Hab. Ad folia, petiolos caulesque vivos Crotonis hirti prope Cór-
doba, Apr. 1899 (leg. T. Struckerl).
MTGETES AROBNTIlfBNSES 267
Obs. Maculae plañe nullae v. partes infectae obsoletissime palle-
scenies. Sori amphi^eni, quandoque sparsi, quandoque circí-
uantes mínuti (0,25 — 0,50 mm díam.)» urcdosporici erum-
peoti-prominuli, pulverulenti e rufo aurantíaci, teleutesporicí
applanati subsclerotiacei innati, oranes plus mínusve in
eadem parte commixlí. Uredosporae globosae (20-25 \l diam.)«
episporio tenuí dense minuteque papuloso vestitae, grosse I-
guttulatae rufo-fumosae; teleutosporae subcylíndraceae (60-
80 iJ. long. = 10-15 (Ji crass.) saepius geminatim e cellula pro-
lifera basali oriundae, infra médium saepe coarctatulae, laeves
ápice inincatae, episporio antice incrassato atque infuscato
vestitae. Species M. helioscopiae (Prs.) Cast. peraffinis sed notis
plurimis ut videtur sat distíncta I
11. Aecidium ribesicola Speg., n. p.
Diag. Macults epiphyllis pallescentibus videterminatis, pseudope-
ridiis saepius hypophyllis densissime constipatis pulvinulum
callosum efficienttbtis flavescentibus, aecidiosporis globosis loe*
vibus,
Hab. Ad folia viva Ribis magellanici in montanis prope Lago
Nahuel-huapi, Dec. 1897.
Obs. Foliicola rarius petioli- v. flori-cola; maculae iere nullae
oppositae indeterminatae saepius pallescentes atque concaviu-
sculae; pseudoperidia minuta (0,5-0,7 mm all. = 0,20 — 0,25
mm diam.) densissime constipata atque pulvinulum sat pro-
mínulum superne applanatum ostiolato-alveolatum, margine
obtusum repando-orbiculatum (2-6 mm diam.) effícientia,
pallide flavescentia ; túnica pseudoperidii tenui alba e ceilulis
hexagonis (25-30 (j. diam.) crasse tunicatis, dense minuteque
verruculosisefformata; aecidiosporae globosae (22-25 (ji diam.)
episporio laevissimo tenui hialino tectae, intus nubiloso-farc-
tae aurantiacae.
12. Uredo boopidicola Speg., n. sp.
Diag. Macults fere nullts, soris parvulis sparsis subhemisphaeri-
cis atro^ferrugineis, uredosporis subglobosis laevibus maju-
sculis.
Hab. Ad folia viva Hoopidis squarrosae prope Chonkenk-aik, secus
Rio Chico, Feb. 1898 (leg. C. Araeghino).
Obs. Foliicola, rarius caulicoia; maculae quandoque nullae,
268 ANALES DB LA SOCIEDAD CIENTÍFUCA ARGENTINA
quandoque pallescentí-flavescentesindetermínatae; sorierum-
pentes hemisphaerici (0,5-1 ram diam.) subcompactíusculi, e
ferrugineo atri; uredosporae subglobosae, e mutua pressione
obluse ¡rregulariterque angulosae (25-30 [l long. = 20-30 jx
diam.) laeves, tenuítor tunicatae, nubiloso farctae, ferrugi-
nae.
13. Uredo ? prüni Casi. = Speg., Fung. Arg. n. v. crit., n. 438.
Hau. Ad folia languenlia Persicae vulgaris prope Córdoba, Maj.
1899 (leg. T. Sluckert).
Obs. Specíes vulgatissima, cujus status teleutosporicus adhuc
ignotusest, autumnali tempore per totam Rempublicam, sed
in speciminibus cordubensibus adsunt sporae dimorphae ; spo-
rae alterae (teleulosporae v. mesosporae?) obovalae, in parte
antica v. supera crasse acuteque umbonatae laeves obscureque
íuiigineae, celerum laxe majusculeque papillosae pallidiores,
1-guttulatae (30-iO [l long. = 16-20 [a diam.) pedicello hyalíno
brevi (10-20 ia = 5-7 \¡,) mox fluxili fultae; alterae (uredospo-
rae verae I) globosae (18-20 \l diam.) dense grosseque papillo-
sae, tenuiter tunicatae, uniguttulatae pallíde fuivae.
14. Xtlopodium Bonacinai Speg., n. p.
Díag. Majíisculum álbum, primo clavatum clausum, dein sursum
exoperidio calyptralim denudalum, endoperidio irregulariter
lacinia tO'fisso revolutoque infundibulari dehiscens, gleba pul-
vurulenta tsabellina, floccis nullis, sporis globosis chlorinis
laevibus.
Hab. In aridis sabulosis et saxosis secus Rio Colorado prope
Fortin Mercedes post pluvias, Majo 1898 (leg. et misit PraecK
Presb. P. Bonacina).
Obs. Fungus pulcherrimus, solitarius v. hinc inde 2-3-grega-
rius, súbito abunde exsurgens atque sat perdurans, magnitu-
dine nonnihil ludens (8-20 cm ait.). Nodulus mvcelialis basa-
lis térra infossus e globoso obovatus (2-3 cm long. = 2-2,5 cm
diam.) compactiusculus extus subspongiosus granulis arenae
implexus; peridíum primitus obovatum clausum (3-10 cm
long. = 2,5-6 cm diam.) álbum, laeve v. grosse laxe subcon-
centrice relrorseque squamoso-rimosum, ápice obtuse rotun-
datum atque in stípite ejusdem longitudinem subaequante
(3-8 cm long. = 1-2 cm diam.) terete v. compressulo concolore
MTCETES ARGENTINENSBS 369
longitudioaliter miimle strialo-sulcato, cortice squamuloso
'.exoperidii vestigiís) frustuiatim secedente tecto, intus farcto
coriáceo rigidulo attenuatum, dein exoperidio crassiusculo
calvptratim caduco orbotum, endoperidío raox longiludinali-
teriacinatím dehiscente, laciniis 5-9 irregulariter linearibus
V. lanceolatis flexilibus rcvotulis, ÍDÍundibulariter apertum.
Gleba subtabacína oulverulenta copiosissima cavum totum
endoperidii implectens, sporis minutis globosis 'i-3 (ji diam.)
laevibus chiorínis eíformata, floréis oinnino destituía.
Species X. Delestrei Dur. & Mntgn. valde affinis sed ut
videtur satis riteque distincta.
ib. COELOSPUAERIA ? PUSILLIMA Speg., D. Sp.
Diag. Superficialis, minulissima, dense gregaria, saepius obligue
longiusculeque ostiolata, ascispusillis clavatis octosporis farda ,
sporis biguttulalis hyalinis.
Hab. Ad ramos denúdalos putrescentesErytArtnae rm¿a-j|fa//iin
uliginosis Insulae Santiago, prope La Piala, Apr. 4899.
Obs. Maculae nutlae v. tota tígni superficies pallescens; perithe-
cia densiuseule gregaria sed non constípala el saepius late
diffusa, ligno semiinsculpta, globosa (120-150 [jl diam.),
osliolo saepius elongato ipsa aequanle obliquo gracili obtuso
ármala, carbonacea, glabra; asci numerosissimí clavulati,
anlice obluse rotundali postice cunea to-altcnua ti brevilerque
pedicellali (p. sp. 15 [a = 6 [a ^ ped. 3-10= 1-2 íjl). octospori
aparaphysali; sporae botuliformes leniter curvulae, ulrimque
obtusae atque minute unígutlulatae ^-3 pi = 1 [j.) hyalinae.
Species valde si ngularís a genere osliolo elongato sal rece-
dens; an raelius Pleurosloma ?
16. DALDiifiA CONCÉNTRICA (Bolt.) Ccs. & DNtrs = Speg., Fung. Puig.,
f. 139, n. 273.
Hab. Ad truncos dejectos pulrescenles in sylvis Pan de Azúcar,
Uruguay, Apr. 1899 (leg. J. J. Arechavalela).
17. NeOPECKIA ARGENTINENSIS SpCg., n. Sp.
Diag. Laxe gregaria^ subsuperficialis, dense sordideque subcine-
reo-villosa^ ascis cylindraceis octosporis, sporis medioeribus /-
seplatis non consirielis, fuligineis.
210 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Rab. Ád ramos dejeclos pulrescentes Erythrinae crisla-galli in
nVigmosis Insulac Santiago^ prope La Plata, Apr. 4899.
Ohs, Matrix in superficie infuscata (an heteregenee ?); perithecia
sparsa v. laxe gregaria, ovala, basí vix ínsculpta, ápice obtusa,
per aetatem saepius írregulariter lateque perfora ta, fusco-atra,
membranácea e carnoso coríacella, contextu parum distincto
fuligineo, hyphis septulatis laevibus pallide olivascentibus v.
fumosis (100-150 [A = 5-7 |jl) críspulis vestila; asci cylindra-
cei, antice obtuse rotundatí, poslícc brevissime noduloseque
pedicellali (125-135 ia = 7-8 pi), oclospori, aparaphysati ?;
sporae recte monoslichae, cvlindraceae, utrimque obtusiu-
scule rotunda tae (16-17 |x = 6 ja) medio 1-septatae, non v. vix
subconstrictae, loculís aequilongís^grosse 1-guttulatis dona-
tae, laeves, pulchre fuligineae.
18. Hypocrea platensis Speg., n. sp.
Díag. Pezizaeformis, sessilis, margine acula, disco concaviíisculo
aurantiolaevi.periíheciisimmersis minutis^ ostiolis non promi-
nulis, ascís cylindraceis octosporis, sports bilocularibus olivaceis
loculis mox secedenti-liberis.
Hab, Ad ramos dejectos putrescentes Erythrinae crista-galli in
uliginosis Insulae Santiago prope La Plata, Apr. 1899.
Ohs. Stromata sparsa v. laxe gregaria, orbicularia (2-5 mm
diam.), superno concaviuscula v. vix undulata, epunctata,
aurantia, margine acula integra, inferné convexula paluda
glaberrima laliuscule adnato-se§si1ia. Perithecia numerosissi-
ma constipala-globutosa (90-100 ^diam.) vix ostiolata, mollea
núcleo oliváceo farota; asci cylindracei, antice obtuse rotun-
dati, postice breviter atlenuato-pedicellati (70-90 [x = 4-4,5 jx),
oclospori aparaphysati; sporae recte monoslichae, ol i vaceae,
biloculares, loculis mox secedentibus globosis v. subglobosis
(3,5-4 [x) laevibus.
Species H. pezizaeformi Speg. simillima, sed slromatibus
aurantiis sporisque olivaceis sal recedens.
19. Phyllosticta soRDiDissiMA Speg., n. sp.
Diag. Maculis orbicularibus determinatis, arescenti-squarrosis
sordide cinerascentibus^ peritHeciis minutis atro-cinereis, spo^
rulis subellipticis biguttulatis majusculis.
MTCETES ÁRGBNTlIfEtfSES 271
Hab. Ad folia lánguida Chorüligmatis Stuckertiani prope Córdo-
ba, Apr. el Maj. 1899 (leg. T. Sluckerl).
Obs. Maculae epiphyllae^ eximie determínatae, sordide cinereae,
centro saepius rimosae v. squarroso-furfuraceae ; perithecia
in centro macularunr) parce aggregata sublentícularia (80-90
(xdiam.)atro-olivacea v. cinerascentia glabra, contesta ostio-
loque parum manifestis; sporulae elliptícae v. ovatae saepe
medio coarctatulae continuae, utrimque obtusiusculae atque
1-guttulatae (10-15 [jl long. = 5-6 (x crass.) hyalinae laeves.
20. Phtllosticta Stuckerti Speg., n. sp.
Diag. Maculis minutis orbcularibus determinalis, obscure areola^
lis, subhyalinis, perilheciis pusillü innaíis late ostiolatis,
sporulis subcylindraceis majusculis multiguUulatis .
Hab. Ab folia viva v. lánguida Ipomoeae cujusdam prope Cór-
doba, Apr. 1899 (leg. T. Stuckert).
Obs- Maculae amphigenae, mínutae (0,5-3 lum diam.) sparsae
determinatae, areola plus minusve lata purpurascente cinc-
tae; perithecia ín maculis saepius centralia pauca mínima
(100-150 (xdíam.) lenticularía, ostíolo máximo (35 \l diam.)
períorata, contextu oliváceo parum distincto; sporulae cvlin-
draceae (14-16 iJL= o jx) rectae v. leniler curvulae, utrimque
obtusiusculae, grosse multiguttulatae, hyalinae. A Phyllostic-
lis ceteris in Convolvulaceis vigentibus longissime abhor-
rens.
21. Ptrenocuaeta tualini Speg., n. sp.
Diag. Maculis amphigenxs arescenlibus, perilheciis innato -^erum-
penlibus minutissimis^ seluloso-ostiolalis, sporults mediocribus
subelliplicis hyalinis,
Hab. Ad folia lánguida Thalini cujusdam prope Córdoba, Apr.
1899 (leg. T. Stuckert).
Obs. Maculae orbiculares, determinatae, ambitu saepius repan-
dulae (3-6 mm diam.) arescentes, concentrice rugosae, per
aetatem deciduae ct folium perforatum relínquentes; perithe-
cia amphigena in parenchymate macularum immersa, ostiolo
papillulato epidermidem perforante atque setulas 3-8 tenues
atrás opacas acutiusculas simplices (75-80 {x = 3-4 (x) gerente
ornata; sporulae ex elliptico naviculares utrimque acutiuscule
rotundatae continuae laeves hyalinae (10 (x = 3 (x).
272 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
22. Septoria Hookeri Speg., n. sp.
Diag. Maculis amphigenis determinatis fuligineis, peritheciis
sparsis pusillimts, sporulis cylindraceis arcuatulis oblusis sae-
pius biseptatis ,
Hab, Ad folia lánguida ¿e^a^ueae Hookeri prope Córdoba, Maj.
1899(leg. T. Sluckert).
Obs, Maculae sparsae sed in quoque folio numerosae, parvulae
(1-5 mra diam.) amphigeiíae, repando-orbiculares delemnina-
tae, obscure sordideque fuligineae, per aelalera saepe centro
arescentí-cinerascenles; perilhecia in nnaculis saepius circi-
nanti£^ aegre perspicua innata vixerumpentialenticularia (90-
100 [X diam.) modice ostiolata, contextu fuligineo indístincto ;
sporulae cylindraceae v. subclavulalae saepius curvulae,
crassiusculae (40-50 jx = 4 jx), utrinnque obtusiusculae, 1-3
(saepius 2)-septatae, ad sepia non v. vix conslrictae hyalinae,
laeves.
23. Septoria lyciicola Speg.^ n. sp.
Diag. Maculis orbicularibus determinatis subochraceis, peritheciis
pusillimis amphigenis, sporulis cylindraceis flexuosis continuis
V. i'Septatvs.
Hab. Ad folia lánguida Lycii cestroidis prope Córdoba, Maj. 1899
(leg. T. Sluckert).
Obs. Maculae arnphigenae orbiculares (1-5 mm diam.) determi-
natae, areola angusta obscuriore saepius cinciae pallide ochra-
cenev. isabellinae; perilhecia minutissima,innato-prominula,
pauca in quoque macula subperipherica e globoso lenticularia
(50-80 [t, diam.), alro-olivacea, contextu ostioloque parum
perspicuis; sporulae lineares angustae subobtusiusculae (25-
30 iJL long. = 1 ,5-2 [k crass.) hyalinae laeves, flexuosulae, con-
tinuae v. 1-septatae, ad septum non conslrictae.
24. Septoria Stuckertiana Speg., n. sp.
Diag. Maculis orbicularibus determinatis sordide fusco-cinera"
scentibus, peritheciis epiphyllis minimis, sporulis suAclavulato^
fíliformibus continuis.
Hab. Ad folia lánguida Bidentis bipinnatae in herbosis prope
Córdoba, Apr. 1899 (leg. T. Struckert).
Obs. Maculae amphigenae parvulae (2-5 mm diam.) ambilu re-
MTCETES ARGEErriNENSES 273
pandulae v. saepe angulosae, determínatae, saepe concentrice
rugosae, fuscae, centro saepe cínerascentí-pallidiores; perí-
tliecia saepius epiphylla, lentícularia (60-80 (a diam.) atra,
contextu parenchyniatíco oliváceo donata, ostiolo minuto-per-
forata; sporulae rectae v. curvulae (50*55 ii= ¿-3 \ii hyalinae
continuae, utrimqueacutiusculae. AS. bidentis Hace, longissi-
me abhorrens.
35. Cercosporella peronosporoidbs Speg., n. sp.
Diag. Haculú amphigenis indeterminatis subflavescentibus, cae-
spitulis hypophyllis déme constipatis plagulas albo-cinereas
angulosas efficientibus, hyphis brevibus^ conidvis polymorphis.
Hab. kd folia ¡anf^niddi Jatrophae anisophyllae, prope Córdoba,
Apr. Í899(T. Struckert).
Obs. Maculae díffusae flavescentes indeterminatae (2-5 mm
diam.); caespituli, peronosporarum more, pulvinulos albo-
cinéreos farínosulos crassiusculos efficientes, semper hypo-
phylli et nervationibus limitati; hyphae eliípticae v. cylin-
draceae, gibbosae, nodosae v. geniculaiae (1 0-25 (a = 5-6 (a)
hyalinae; conidia acro-pleurogena eliiptica, cylíndracea v.
clavata (IO-6O11. = 5-7 (a) continua v. 4-3-septata, ad septa
non V. vix constricta, laevia, hyaiina, saepius muUiguttu-
lata.
Species C. pseudoidio Speg. affinis, sed satis riteque di-
stincta.
(Continuará)
AN. SOC. CIBfT. AR6. — T. ZLTIl 18
NOVA ADDENDA
AD
FLORAM PATAGONIGAM
AUGTORB
CAROLO SPEGAZZINI
(PARS I)
55. Adesmu SALicoRNioiDEs Speg., n. sp.
Diag. Patagonium ; perennis caespitosa, valde carnosa glaberrima,
foliis confertis, stipularum subconnato-vaginantium lobis ovatis,
petiolo brevissimo, foliolis 3 subteretibus obovatis, floribus in
ramulis acrogenis solilariis sessilibus, dentibus calycinis linea-
ribus obtusis lubum aequanttbus, corolla aurantia calyce duplo
longiore, legumine i-S-articulaio nudo glabro.
Hab. Id Kssuris rupium basdltícarum \oco Karr^aik vocato prope
Lago Argentino, Mari. 1898 (C. A.).
Obs. Plantulae quandoque dense pulvinato-caespitosae (caespi-
tibus 5-10 cm diam. = i-5 cm crass.), quandoque relaxatae
subeífusae, ramís semper obscure subdichotomis (1-10 cm
long. = 2-3 mm crass.), deorsum vesligüs arescenlibus sor-
dide alro-fuscescenlíbus foliorum annorum praeterilorum
vestitis, pseudoarticulatis, sursum vírescenlibus atque folíí-
feris. Folia confería glaberrima carnosa, postice stipulislonge
connato-vaginantibus (4-5 nim long.) subturbinatis, basin
versus exalbído pallidissime purpurascentíbus, ápice liberis,
lobis adpressis ovatis subobtusiusculis viridibus ornata, pe-
tiolo brevissimo e globoso obconico (1,5 mm long. = I mm
crass.), foliolis tribus v. rarius duobus (impare saepe deciduo
V. inevoluto) obovatis V. oblanceolatis (3-5 mm long. = 2-2,5
mm crass.), deorsum cuneatis, sursum breviter cuneato-
rotundatis subteretibus, ad epiphyllum lenitercanaliculatis v.
depressis obsolete glaucescentibus, ad hypophyllum convexis
plañe enerviis. Flores ad apicem ramulorum solítarii sessiles
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGONICAM 275
(8 mm long.); calyx obscure víridis turbinatus (4 mm long.)
lobis parum inaequalibus linearibus obtusiusculis (saepelaxe
subimperspícueque puberulis) tubum aequantibus; corolla
post anthcsin arescens et subpersistens e rubescenli auran-
tiaca, vexillo suborbículari dorso glabro v. vix obsoletissime
pulverulento-pubescente, alas et carinam pallidíores leniter
superante, ovario 3-4-ovulifero glabro, stylo aculo tenui lon-
gíusculo annato. Legumina 1 v. 3 articúlala, arliculis mox
decidáis ex orbiculari triangularibus (2,5 mm lal. et alt.)
valde corapressis nudis glabris.
Species eximía, habilu peculiari, fere Salícomiaecujusdam,
mox dignoscenda.
56. Adesmia süpfocata Hook. f. = Speg., Plant. Pal. austr., n. 90.
Hab. Abunde in sabulosis aridissimis loco Chonkenk-aik vocato
secus Rio Chico, Jan. 1897 (C. A.).
Obs. Legumina adhuc plañe ignota necunquam inventa !
57. Adbsxia tehuelcha Speg., n. sp.
Diag. Chaetotricha ; perennis primo vtsu glabra sed pilis tubercu-
losis (glandulosis?) plus minusve hispida y ramis herbaccis
pallide virentibus e/fuso-adscendentibu^ subsxmplidbus, remóte
foliiferis, stipulis ovatis, petiolis crassis a medio folioliferis,
foliolis crassís eveniis S-jugis spathulatis obsolete laxissimeque
scabridis, floribus ad apicem ramorum laxissime racemosis^ in
pedunculis scabridis hamatis folio v. bractea fulcrante longiori-
bus acrogenis aurantiads, calyce subhispido laciniis linearibus
tubo longioribus, corolla [glabra calycem fere duplo superante,
leguminibus pluriarticulatis longe plumoso-setuliferis.
Hab. In altipianítie altíssima loco Parr-aik vocato secus Rio
Sehuen, Apr. -1898 (C. A.).
0¿s. Caudex...; rami majusculi deorsum prostrali, sursum ar-
cuato-adscendentes crassi (20-45 cm long. = 3-5 mm crass.)
succosi laete pallideque virides quandoque glaberrimí quan-
doque pilis símplícibus parvulis basi tuberculosis ápice saepe
guttula viscosa ornatis erectís adspersi non v. parce ramulósi^
remote folíatí ; folia (10-30 mm long.) infera internodia non v.
vix aequanlia, supera longiora carnosula, stipulis inaequila-
teraliter ovatis obtusiusculis (i-5 mm long. = 3-3,5 mm lat.)
saepíus, margine praecipue, minute laxeque híspidulis, petiolo
276 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
crasso (2-20 mm long.) dorso convexo, ventri applaDatulo non
margínalo, ín juventute minute adpresseque puberulo, per
aetatem sparse hispidulo, ín senectute saepíus glabrato, vix
infra médium foliolifero; foliolis imparipínnatis (1-7) inferís
3-jugis superis saepe ad unicum termínale reductis, obovatís
(5-12 mm long. = 2-5 mm lat.), postice cuneatís antice obtu-
sissime rotundatís (sed rarissime subretusis)crassecarnosulis
enervíís margine subrevolutís, ín prima juventute adpresse
minute canescentí-puberulís, dein ad epiphyllum laxíssime
pulverulento-puberulís, ad hypophyllum glabratis, postremo
glabrís vix margine obsolete remoteque scabrido-subdenticu-
latis. Flores (9 mm long.) ín dimídia supera parte ramorum
exsurgentes; peduneulis inferís folio fulcrante stípulato 1-3
foliolatOy superis bracteas ovata elliptíca v. spathulata hispí-
dula basí ornatís, elongatís (10-30 mm long.)parum patentibus
rectís sed ápice abruple recurvato-hamatís, laxe patuleque
híspidulis, unifloris; calyce turbinato(6 mm long.) laxe mínu-
teque hispidulo, lobís línearibus acutis tubum leniter supe-
ran tí bus; corolla calyce tertío longiore, vexillo glaberrimo
subaurantiaco, alas el carínam e flavescente ochroleucas vix
superante. Legumína cernua 4-5 arlículata, articulís ex orbí-
culari triangularíbus (3,5 mm alt. = 3 mm lat.) setulis plu-
mosis longis (5 mm long.) albis eleganter comatis, semioibus
elliptico-ovatis, basi subtruncatulis (3 mm long. == 2 mm
diam.)ex ochroleuco ciñereis minute obsoletequefusco-macu-
latis, glabris laevibus.
Species A. karraikensi Speg. valdeaffinissedcerte distincta,
A. Femandezi Ph. et A. Toreae Ph. notinihil accedens.
68. Adesmia trijuga GíH. = Gay, Fl. Chíl. II, f. 200.
Hab. In montuosís centralibus Chubut, Nov. 1898 (n. 74-86,
Koslowsky).
59. Adesmia villosa Hook. f. = Speg., Plant. Pat. austr., n. 92. —
A. Morenonis Harms in OK., Rev. gen. plaat., lil, 2, f. 70.
Hab. Non rara ín montuosís Pan de Azúcar vocatís prope Rio Chico,
Dec. 1897 (C. A.), nec non in Valle Río Mayo, Nov. 1898 (n. 120
Koslowsky).
Obs. Species .4. pumilae Hook. f. ioogissime abhorrens aec qui-
dem comparandal Adest etiam varietas aeuíifolia, íoliolis
NOTA ADDBIIDA AD FLORAM PáTAOONICAM 277
adpresse longeque sericeis subargenteis foliolís lanceoiatis
acutíSy sed nullo modo a tvpo separanda.
60. Vicia bijüga Gilí. = Gay, Fl. Chil. II, f. 128.
Hab. Rarius in pratis edítioribus prope Chonkenk'aik secus Rio
Chico Jan. 1897 (C. A.).
Obs, Species V. Safforii Ph. el V. sencellae Speg. valde af&DÍs
sed ul videtur satis distincta. Stipulae nectario destitutae;
pedunculí puberulí prope basin articulati (3-3 mm long.);
• calyx turbínatus adpresse puberulus (3 mm long.) dentibus
subaequalibus late triangularibus acutiusculis (I mm long.)
donatas; corolla ochroleuca (6-7 mm long.) glabra vexillo
suborbicularí alas carina aequílongas nonnihil superante
donata; ovarium lineare, viride, glabrum 6-ovulatum.
61. Vicia bijuga Gilí. var. longipes Speg.
Hab. In pratis herbosis loco Salinas dicto secus Rio Santa Cruz,
Jan. 1882 (C. S.) et prope Sehuen-aik secus Rio Sehuen Febr.
1898 (C. A.).
Obs. A typo recedit folíis inferís obovatis obtusis mucronatís,
superis linearibus acutis, pedunculis ante anthesin petiolo
brevioribus v. aequilongís, post anthesin duplo et ultra lon-
gioribus.
62. Vicia gramínea Sims. = Franchet, Miss. d. Cap. Horn., Phan.
f. 331 .
Hab. Non rara in dumetis ad ripas fluminis Rio Negro, Jan. et
Febr. 1898 (C. S.).
«
63. Vicia patagónica Hook. f. = Speg., Fl. Pat. austr. n. 99.
Hab. In herbosis Chonkenk-aik secus Rio Chico, Jan. 1897 et
prope Sehuen-aik secus Rio Sehuen, Febr. 1898 (C. A.).
64. Vicia patagónica Hook. f. var. depaupérala (Clos). = Speg.,
Prim. Fl. Chub., n. 45.
Hab. In herbosis prope Isla Pavón, Febr. 1882 (C. S.) el secus
Rio Deseado Jan. 1894, nec non prope Chonkenk-axk secus
Rio Chico, Febr. 1898 (C. A.).
065. Ped uncu I i glabri v. pubescentes 2-4«florí ; pedicelli pube-
scentes calyce subbrevíores; flores (10-12 mm long.) erecti v.
278 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
patuli, calyce plus minusve adpressc laxeque puberulo-vire-
scenle v. coerulescenle (3 mm long.) denlibus parurn inaequa-
libus triangularibus acutiusculis, corolla glabra triplo longiore,
vexilloobovalo (9-9,5 mm long.) plus minusve late intenseque
coeruleo, alas ex ochroleuco coerulescenles (8-8,5 mm long.)
carina ápice intense alro-coerulea (6,5 mm long.) longiores
superante. Legumen lineare (16-30 mm long. = 4-5 mm lat.)
glabrum 10-12 spermum — Huc ducenda liam V. lUorenonis
Harms.
65. Vicia magellamca Hook. f. =Speg., Pl. Pal. auslr., n. 98.
Hab. Non rara in pratis fertilioribus secus Rio Chico, Febr. 1898
(C. A.).
Obs. Vicia magellanica Eook. f., F. Saffordi Ph., V. patagónica
Hook. f., V. andicola HBK., F. andícola Ph. nec non plurimae
aliae límites inter se non habent, sed semperpedunculis pedi-
cellis calyceque plus minusve pubescentibus donalae, idcirco
formas v. varielates unius speciei, V. setifoliae HBK. tantum
sistunt, sed a V. graminea Sims omnino glabrata longe abbo-
rrent.
66. Vicia nigricans H. et Arn. =Speg., Prim. flor. Chub., n. 46.
Hab. Non rara in dumetis prope Lago Nahuel-huapi, Dec. 1897
(C. S.).
Obs. Variat glabra et pubescens, foliis plus minusve magnis,
ibiiolis elliplicis ovatis v. obovatis, stipulis integris dentatis v.
lacíniatis, pedunculis folia non aequantibus v. duplo tnplove
. longioribus, etc.; V. Macraei H. & Arn., V. fodinarum Ph.,
V. speciosa Ph. etc. hujus speciei varielates tantum sistunt.
67. Vicia sebicella Speg., n. sp.
Diag. Perennis laxe canescenti-sericea, caule debili prostrato ápice
ramoso adsurgente, foliis internodiis valde brevioribxis, stipulis
óvatisvixcalcaratis,petiolo brevimculo, cirro simplicesubbrevi.
foliolis oblanceolatis, nonv. calloso-mucronatis saepius 2-jugis,
utrimque acutiusculis, ad hypophyllum subparallete longitudi-
naliter rugoso- sulcaíis, floribus mediocribus in axillis superio-
ribus sessilibus saepius geminatisy calycis pubescentis dentibus
linearibus acutiusculis tubum subaequantibus, corollae glabrae
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGONICAM 279
veanllo coeruleo triplo calyce longiore alas carinamque albe*
scentes longe superantes, ovario glabro.
Hab. lu pratis vallis Lago Blanco, Nov. 1898 (n. 38-103, Kosiow-
sky).
Obs. Stolones longissimi albescentes (10-25 mm long. = 1 mm
rrass.) nudi parce ramosi, ramis hinc inde superfícem solí
altingentesetabrupte rarnulosis; ramuli arcuato-adscendentes
(3-10 cm long. = 0,5-0,8 mm crass.) subsímplices virides
tetragoni sulcati, minute palentim pílosuli, internodiis infi-
mis (5-8 mm long.) el supremis (3-3 mra.loug.) brevibus,
mediis valde elongatis (10-20 mm long.); folia laxe seri-
ceo-pilosa viridi-canescentia sericeo-nitentiuscula crassiu-
scula ad hypophyllum longíludinaliter semper el eximie
rugosa, infera et suprema inlernodíum aequanlia, media
duplo V. triplo breviora (10-12 mm long.), slipulis dimidiato-
ovatis (4-3 mm long. = 2-2,5 mm lal.) integris ápice acutis,
basi rolundalis v. calcare brevi integro v. sub-2-3-denliculato
acutoque ornatis nectario destitutis, petiolis brevibus (2-6 mm
long.) in cirro (2-8 mm long.) mucroniformi v. elongatulo
simplice plus minusve circinato productis, foliolis saepius
2-jugis (rarissime 1-3) oblanceolatis (3-9 mm long. = 1,5-2,5
mm lat.) deorsum elongalo-cuneatis, sursum abbreviato-cu-
neatis inermibus v. mucronealbescente crasso brevique arma-
tis, opposítis V. alternis interse remotis v. aproximatis. Flores
ad axillas foliorum 3-6 superiorum enascentes, fere semper
geminati, sessiles v. vix pedicellati (ped. 1 mm long.), patentes
mediocres (9-10 mm long.), calyce turbinato viridi adpresso
sericeo piloso, dentibus triangularibus acutis, inter se subae-
quilongiSy tubum aequantibus donato, corolla glabra tere
calycem teraequante, vexillo coeruleo suborbiculari-obcordato
(9-9,3 mm long. = 6 mm lat.) alas albo-ochroleucas carina
alba minute coeruleo-maculata (5 mm long.) terlio longiores
(6,5 mm long.) superante, staminibus alte connatis glabris,
ovario oblanceolato (4,5 mm long. = 1,5 mm lat.) glaberrimo
viridi 6-ovulato, stylo brevi crass i uscu loque (1,5 mm long.)
abrupte sursum refracto apiccque longe albo-barbato.
Specíes 2 caeterís hujusdem regionis distinctissima vix
I". Solisi Ph. nonnihil accedens.
68. Vicia Saffordi Ph. = Speg., Plant. Pat. aust., n. 100.
980 ANALES BB LA SOCII^AD CIENTÍHCA ARGENTINA
Hab. Non rara in pratís prope Chonkenk^aik^ secus Rio Chico,
Jan. 1898 (C. A.).
Obs. Forma eximie cum descriplíone Philippiana con^ruens sed
folia etsí tenuia nonnihil rigidulaetad hypophyllum pulchre
ceraceo-glaucescentia, infera parum longioraet iatíora (10 mm
long. = 2,2 mm lat.). Stipulae nectario destitutae; calyx
'puberuius; corollae vexillum alas vix superante sed carina
tertío longius; ovarium glabrum 4-6-spermum.
69. Latmyrus MAGBLLAificus Lam. = Speg., Plant. Pat. austr.,
n. 101.
Hab. In dumetis ad ripas LagoNahuel-huapi, Dec. 1897 (C. S.).
Obs. Specimina haec formam gladiatam OK. sistunl, sed a typo
nonnihil receduntpendunculíscrassis (ut in L. crasstpede Ph.)
foliis duplo longioribus ápice 8-12 florisl
70. Lathyrus pubescens Hook. & Arn. = Walprs, Rep. I, f. 722.
— Gay, Fl.Chil.II, 148.
Hab. Non rarus per totam Patagoniam, ann. 1882-98.
Obs, ínter specimina plurima quae mihi adsunt formae tres di-
stinguendae :
a) Normalis : Foliolis ellipticis pubescentibus, calyce pu-
bescente. Rio S. Cruz, Febr. 82 (C. S.).
b) Glaucescens: Foliolis ellipticis vix pubescentibus plus
minusveglaucescentibus,calyceglabraio, glaucescente. Sehuen-
aik, Febr. 98 (C A ).
c) Lepiophylla : Foliolis linearibus parum pubescentibus,
calyce pubescente. Téka-choique^ Nov. 89 (C. Moyano).
71. Lathyrus sbriceus Lam. = DC, Pr. II, f. 369.
Hab. In dumetis ad ostia fluminis Rio Negro, Febr. 1892.
72. HoFFVANSEGGiA TftiFOLiATA Cav. = Spcg., Plaut. Pat. austr.,
n. 103.
Hab. Vulgaia per totam fere Paiagoniam per ann. 1882-98.
Obs. Species stipulis ovatis acutis, foliis ternatís, foliolis plus
minusve ovatis subacutíusculis nervosulís sat distincta, sed
habitu statura et pubescentia summopere variabilis; inler
specimina permulta, quae mihi sunt, formae haec distín-
guendae :
NOTA ADDBNDA AD PLORAM PATAOOmCAM 281
a) Glaberrima : Robusta, tota glaberrima eglandulosa, foliis
fere ómnibus radicalibus, stí pulís ova tís acutis ciliolatis pur-
puréis, petioliserectis (30-40 rom long.) subpurpurascentibus,
foliis sem per ternis patulis (18-25 mm long.) paripinnatis,
8-9-jugis, foliolis parum supra basin evolutis confertis sub-
imbricatis alternis v. suboppositis subellipticis (5-8 mm long.
== 3,5 mm lat.) basi rotundato-subtruncatis, ápice acutato-
rotundatís mínuteque apiculatis valde inaequilaleralibus
crasse coriaceis nervosis víridibus, margine praecipue pur-
purasoentibus; scapi robusti (10-U cm long. = 2-3 mmcrass.)
e viridi glaucescentes erecli nudi v. parum supra basin
i-foliati, in parte dimidia supera, folia superante, dense race-
moso-floriferi. Flores 15-30 in quoque racemo majores(i2mm
long. = 15 mm diam.) pedicellis breviusculis (3-5 mm long.)
purpuréis glaberrimis bracteissubpersistentibus illos aequan-
tibus V. leniter superantibus lanceolatis acutis concoloribus
margine minute albo-cilíolatis ornatis fulti; calyxobconicus
(6-7 mm long.) sepalis breviter connatis elliptico-linearibus
(5 mm long. = 2 mm lat.) acutiuscule rotundatis, deorsum
purpuréis sursum plus minusve virescentibus glaberrimis,
illis florum inferiorum margine minute albo-ciliolatis excep-
tis ; corolla e purpui'eo aurantia calyce fere duplo longior, pe-
talis glabris basin et in ungue breviter glandulifero-setulosis;
stamina libera in dimidio infero incrassata albescentia retror-
sum híspidula, sursum tenuiora glabra purpurea. Loco Emelk-
aik vocato secus Rio Chico, Jan. 1897 (C. A.).
b) Kormalxs: Praecedenti simillima nisi tota plus minusve
pubescens v. villosa, sed eglandulosa; scapi 1-3-foliati patu-
lepuberuli elati (15-25 cm long.) in dimidia parte supra laxe
racemoso-floriferi ; pedicelli (4-6 mm long.) glabri, bracteis
basalibus mox deciduis etnon visis ; flores mediocres (10 mm
long. = 12 mm diam.)> sepalis calycis (6 mm long.) líneari-
bus(4 mm long.) puberulis v. pubescenti-canesoentibus acu-
tiusculis, corolia aurantiaca glabra, legumineglaberrimo pa-
rum falcato(30-40 mm long. = 3 mm lat.) 8-12-spermo. Secus
Rio S. Cruz Febr. 1892 et secus Rio Negro Febr. 1898 (C. S.),
secus Río Chico, Febr. 1898 (C. A.) et in Paso de los Indios
Chubut(n. 57, Koslowskj).
c) MicrophylH : Gracilis subpubescens foliis radicalibus et
caulinis sat numerosis ; petioli erecti (40-70 mm long.) glabri
282 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tenues virides; folia sem per terna patula (25-45 mm long.)
paripínnata lO-H-juga, folíolis pusíllís parum supra basin
evolutis valde ínter se remotis (interuodium aequantíbus),
ómnibus allernis ovalis (2-4 mm long. = i-2 ram lal.) deor-
sumdimidiato-cordatis sursum attenuato-rotundatis non v.
vix apículatiSy valde inaequilateralíbus crassiusculís coria-
ceís viridibus, utrimque adpresse mínuteque puberulis; scapí
e prostrato erecti (15-20 cnn long.) gráciles in dimidia parle
infera nodoso-foiiiferí, saepequead nodos geniculali, in dimi-
dia supera nudi, vix in parte suprema (3-4 cm long.)laxissime
racemoso-pauciflori. Flores 5-10 in quoque racemo minores
(8 mm long. = 10 mm diam.)pedicellis mediocribus (5-6 mm
long.) basi bractea villosula párvula mox decidua ornatis,gla-
bris sed glanduiis perpaucis fuscescentibus pedicellatis ad-
spersis; corolla flava calyce vix terlio longior pelalis dorso
dense papiiloso-glandulosis; stamina ut in praecedenlibus.
In dunís maritimis ad ostia Río Negro, Febr. 1898 (C. S.).
d) Glandulosa: Habitu et pubescentia norma/t símíliimased
magis humílís et petiolís, pedunculís, pedícellis calycíbusque
laxegrossequeíusco-glanduloso-scabridis. Scapí folia aequan-
tes V. parum superantes (5-8 cm long.); petioli foliis ternatis
subaequilongi (30-40 mm long.), foliolis 8-i4-jugis, utrimque
pubescenti-canescentibus, ovalis valide purpureo-mucronatis;
pedicelli breves (3-4 mm long.); calyx canescens (6-8 mm
long.); pétala flava (7-9 mm long.) ad basin dorso pallideden-
siusculeque glandulosa; stamina ut in praecedenlibus. In
pratis loco « La Pantanosa » vocato secus Rio Negro, Febr. 1898
(C. S.).
73. HOFFHANSEGGiA TRiFOLiATA Cav. var. pentuphylla Speg.
Hab. In sabulosis aridissimis ad confluentíam flumínum Limav
et Neuquen, Dec. 1897 (C. S.).
Obs. Varíelas habitu formaenonn«/t eimicrophyllae speciei símil-
lima, sed foliis quinquefoliatis cum paucis trifoliatis commix-
tis. Slípulae ovatae aculiusculae foliaque ellíplico-subovata
nervulosa ! An hybridus H. trifoliatae Cav. el ff. falcariae Cav.?
74. HoFFMANSEGGiA FALCARÍA Cav. = Gay, Fl. Chíl.II, f. 233.
Hab. In altíplanitie secus Río Negro prope Carmen de Patago-
nes, Febr. 1898 (C. S.).
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGOMICAM 283
Obs. Forma a specimínibus Ghilensibus el Mendozinis vix statura
omnium partíum paulo minore recedentia, plañe eglandulosa.
Petioli tereomnes radicales (35-45 mm long.) glabri víridesin
parte dimídía supera tantum foliiferi, basi stipulís ovatis ob-
lusis pubescentíbus donati ; folia 4-5-juga cum impare O 0-20
mm long.), a basi (impa'ri excepto) ioliolosa ; folióla 4-8-juga
conferta subimbricata, obtusissime elliptíca v. obovata (2-5 mm
long. = 1-2,5 mm lat.) numquam mucronata crassiuscula
enervia, minute adpressissimeque pulverulento-pubescentia ;
scapi folíís fere duplo longíores (6-'10 cm long.) subgracilos
glabri, in dimidia parte infera nudi, in dimidia supera laxe ro-
cemoso-floriferi ; flores patuli v. cernui (10-1 i mm long.) ca-
lyce pubescenti-canescente obovato (6 mm long.) laciniis sub-
ellipticis (4-5 mm long. = 1,5 mm lat.) subacutis, petalis
sépala bisaequantibusüavisspatulatís, unguis margine glan-
duloso-ciliolatis, staminum fílamentis in parte dimidia infera
retrorse pubescen ti bus. Species a praecedentibus foliis multi-
jugis, folíolis non nervosis magisobtusis subobovatis non api-
culatis mox dignoscenda.
75. HOFFMANSEGGIA PATAGÓNICA Speg., n. Sp.
Diag. Humilis subglaberrima foliis radicalibus et caulinis con-
formibtis, stipulís tinearibus ciliolatis, pettolis elongatis, foliis
3*4'jugis {cum impare), foliolis mtnuíis ovatis (vix síib lente
validissima laxe puberulis) é-S-jugis rigidis crassis, scapis
ylabris folia superantibus parce racemoso-floriferts, floribus
mediocribuSy pedúnculo bracteola acula fulcrante vix longiore
fultis, calyce glabro purpureo, coro lia flava, legumine glabro.
Hab. In altiplanitie aridissima prope Trelew, Nov. 1897 (Valen-
tín).
Obs. Species pulchella H. trifoliatae Cay. var. microphyllae Speg.
habitu valde accendens sed foliis multijugis ut videtur satis
distíncta. Radix recta profunde infossa teres (70-1 00 mm long.
=: 2-3 mm crass.) parum comosa, cortice cineroo-fusco vestí-
ta, adsoli superfícem abrupte denseque caespitoso-ramosa ;
ramí ligoosi nodosi sursum in scapis abeuntes. Folia erecta
(25-40 mm long.) basi sti pul isoch racéis linearibus (1-2 mm
long.) subacutiusculis margine ciliolatis ornata ; petíolo recto
rigídulo glaberrimo in dímidio v. tertiis duobus inferís nudo,
superne folíifero, folíís 5-7 patentíbus ínter se valde remotis,
284 ANALES DB LA SOdíDAD dEIfTinCA ARGENTINA
internodia (i-6 mm long.) subduplo aequantibus (5-15 mm
long.), a basi fere, supremo excepto, ibiioliferis ; folíola 8-16
in quoque folio plus minusve alterna et pseudoparipinnata,
ovata, valdeinaequilateraiia, basi rotundata ápice acutiuscula
(1*2 mm long. =» 0,5*1 mm lat.) saepius minute purpureo-
mucronulata. confertíuscula, crassíuscula rigidula enervia
oculo nudo glabra sed sub lente valida minute laxeque pube-
rula. Scapi seu rami floriferi (6-8 cm alt. a superficie soli) lere-
les virides glabri, deorsum (¡n lertio infero) 3-6-subgenicula-
to-nodosi ac foliiferi, medio nudi atque in tertio supero laxe
racemoso-floriferi. Flores 6-12 in quoque racemo mediocres
(6-8 mm long. = 8-9 mm diam.) ; bracteae pedicellorum ova-
tae minutae purpureae eximiae pectinato-cilíolatae in mucro-
nesetaceo longiore(2-3 mm long. rum muer.) productae; pe-
dícelli glabri purpurascentes (3-3,5 mm long.) patuli; calyx
obconicus (4-4,5 mm long.) purpureus glaberrimus, laciniís
ellipticis (2,5 mm long. = 1,5 mm lat.) atque acutiusculis
(margine obsoletissime pubescentibus) ; enrolla flava calycem
bis aequantepetalis spathulatis(8 mm long. = 4 mm lat.) gla-
bris eglandulosis ; stamina 10 petalis vix breviora flava fíla-
mentis minute retrorse hispidis ; ovarium lineare virescens
glabrum, stylo elongato stamina non v. vix superante corona-
tum. Legumenadhucimmaturum lineare subrectum glabrum.
76. GoüRLiEADECORTiCANsHk. & Am. = Hook, Bol. Mise, ni, 207,
t. 106.
Hab. Frequentissima in altiplanitíe secus flumina Rio Negro,
Limay et Neuquen, ftec. 1897 et Jan. et Febr. (C. S.).
Obs. Arbuscula quandoque nana dense congesta, horridepaten-
tim spínosa quandoque erecta plurimetralrs sub arbórea el
subinermis. Folia saepe dimorpha : a) in ramis aeréis saepius
parvula(15-20 mm long.), imparipinnata 3-juga, foliulis oppo-
sitis subsessilibus ellípticis v. ieniter obovatis, (4-8 mm long.
= i, 5-3 mm lat.) utrimque rotundatis ápice non v. Ieniter re-
lusis,crassiusculisrigidulisglabrisv.subimperspícuepulveru-
lentis margine non v. parcissime obsoletissime punctatoglan-
dulosis, ab ápice basin versus Ieniter decrescentibus, petiolis
puberulís fere a basifolíoligeris, stipulís ovato^triangularibus
minutissimis mox deciduis; b) in ramis virgatis sparse glan-
duloso^seabridis ex radicibus térra denudatis exsurgentibus
NOVA AUUBMPA AD FLOEAM PATAGONIGAII 285
majuscula (40-50 mm long.), iroparipinData 3-4-juga, folíolis
alternís brevissime petiolulatis ellipticís v. obovatis (40-85 mm
long*= 7-12 mm lal.) postice cuneatis v. cuneato-rotundatis,
ápice plus minusve obtüse rotundatis, non retusis, foliaceis
sed subrigidulís glaberrimís glaucescentibus, margine plus
minusve dense fusco-glanduloso-denliculatis, ab ápice basin
versus quandoque vix quandoque valde decrescentibua, peíio-
lis glaberrimis fere a basi foliolígeris, stipuiis linearibusan-
gustis subobtusis (3-4 mm long. — 1 mm lat. bas.) glabris v.
ciliolato-puberulis persislentibus.
77. Cassia Arnottiana Gilí. & Hook. = Gay, Fl. Chil., II, f. 235.
Hab. Non rara in dumetiscirca LagoNahuel-huapi, Jan. 1 898(C.S.).
78. Cassia APHYLLACav. var. divaricaíaEieru. = Hiern.,Sert. pat.,
n. 56.
Hab. Vulgatissima ubique secus ilumina Rio Negro, Limay et
Neuquen Sept. 1874 (C. Berg.), Jan. et Febr. 1898 (C. S.).
79. PoiNCiANA GiLLESU Hook. = Gaj, Fl. Chil. II, f. 225.
Hab. Non vara io praeruptis secus Río Negro praecipue prope
Carmen de Patagones, Febr. 1898 (C. S.).
80. Prosopis DBifUDANS BntH. = Walprs, Rep. I, f. 862.
Hab. In aridis saxosis altipLanitiei Chubutensis, loco Paso de los
Jndtos vocalo, Nov. 1898 (n. 58, Koslowsky).
Obs. Specíes P. patagonicae Speg. peraffinis, a qua tamen rece-
dit, folíolis in petíolis secundariis saepius 5, quarum 3 inferís
alternís et 2 supremis oppositis, ómnibus línearibus ápice e
rotundato subacutiusculis pulverulento-pubesoentibus, rachi-
dibusque spicarum floral ium puberulis. Legumen in utraque
adhuc noninventuin.
81. Paosopis HUXiLis Gilí. = Gay, Fl. Chil. II, f. 246.
Hab. Non rara ad marginem salinarum in altiplaniiíe secus Río
Negro, Jan et Febr. 1898 (C. S.).
Obs. Forma liumíUima dense intricata, caespítoso-eíTusa, floríbus
legumínibusque e coccíneo purpuréis donata.
82. Paosopis svaiATA Rath. = Speg., Plant Pat. austr., o. 106.
28t> ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Hab. Vulgatissima in locis sabulosis ad ripas fluminis Rio Ne-
gro, Jan. el Febr. 1898 (C. S.).
Obs. Specíes, ut jam I. c. monui, fruclu lomentaceo articulatim
deciduo ad maturitatem distincta alque a genere sai recedens
et novae sectionis Lomentaria nucupandae tjpum sistens.
83. Prosopis strombulifera Bnth. = Gay, Fl. Chíl. II, f. 249.
Hab. Sporadíce non rara in altiplanitie secus Río Negro, Jan. et
Febr. 1898 (C. S.).
Obs. Species ab íneolis «Betortuno » v. « Mastuerzo» nuncupata.
In dunnetís adest saepe forma inermis ramis virgatis gracili-
bus sed a typo nullo modo separanda I
84. Cerasus caproniana DC. — O grioUa=^ DC.^ Pr. II, f. 356.
Hab. Non rara spontanea, sed certe excultisaufuga, in insulís et
ad ripas fluminis Rio Negro, praecipue prope Carmen de Pata-
gones, Jan. etFebr. 1898 (C. S.).
85. Geuw CHiLOEifSE Balb. = Speg., Pl. Pat. austr., n. 107 et Prim.
Fl.Chub., n.55.
Hab. Vulgatum in pascuis edítíoribus prope Na huel-huapí, Dec.
1897 (C. S.).
86. Fragaria chilensis Ehrb. = Speg., Prim. Fl. Chub., n. 54.
Hab. Satcommunis in umbrosis monlanis prope Lago Nahuel-
huapi, Dec. 1897 (C.S.).
87 Potentilla anserina L. = Gay, Fl. Chil. II, f. 304.
Hab. Rarissime ad margines rivulorum inmontanis prope Lago
Nahuel-huapi, Dec. 1897(C. S.).
88. Margyrocarpus acanthocarpus Speg.=Speg., Plant. Pat. austr.,
n. 111.
Hab, In praeruplis siccissimis prope Pan de Azúcar secus Rio
Chico, Dec. 1897 (C. A.).
89. Margyrocarpus Ameghinoi Speg. = Speg., Plant. Pat, austr.,
n.110.
Hab. In planitie aridissima saxosa prope Lago Nahuel-huapi,
Dec. 1897 (C. S.) et in altiplanitie centralí, Chubut, loco Paso
NOVA ADDENDA AD FLORAN PATA60NIGAM 287
de los Indios vocalo, Nov. el Dec. 1898 (n. 90-46, Koslowsky).
90. Margtrocarpus paiagonicus Speg. = Speg., Plant. Pat. austr.,
n. 109.
Hab, In saxosis v. arenosís aridissimís prope Lago Nahuel-hua-
pi, Dec. 1897 (C. S.).
91 . Margyrocarpüs sktosus R. & P. = Gay, Fl. chil. II, f. 279.
Hah. Satfrequens in campis siccís secusRio Negro, Jan. et Febr.
1898 (C. S.).
92. AcAENA ADSCENDENS Vahl..= Gaj, Fl. chil. II, f. 299.
Hab. In dumetís mon tan ís prope Lago Nahuel-huapí, Jan. 1898
(C. S.).
93. AcAENAEUPATORiACham. et Schll. = Mart., Fl. Bras., 14, II, f.
170. —Á. Hieronymi OK. in Rev. gen. plant. III, 2, f. 74.
Hab. Non rara inaridissimis altiplanitiei secus Rio Negro, Jan.
eiFebr. 1898 (C. S.).
94. AcAENA FUEGiNA Ph. = Speg., Plant. Pat. austr., n. 121 .
Hab. Vulgata in campis aridis sabulpsís secus Rio Chico, Jan.
1897 (C. A.).
95. AcABNA iNTBGERRiiiA Gilí. = Spcg., Plant. Pat. austr., n. 119.
Hab, Sat vulgata in campis prope Emelk-aik secus Río Chico,
Jan. 1897 (C. A.), et rarius prope Lago Nahuel-huapi, Dec. 1897
(C. S.).
96. AcAENA LAEviGATA Ait. = Speg., Plant. Pat. austr., n. 1 18.
Hab. Frequens in pratis editioribus prope Cabo Raso, Chubut,
aest. 1896 (F. Fischer) et prope Lago Nahuel-huapi, Jan. 1898
(C. S.).
97. AcAENA MULTiFiDA J. D. Hook. =Gay, Fl. chil. II, f. 287.
Hab. In pratis sabulosis et saxosis prope Lago Nahuel-huapi,
Dec. 1897, ad coníluentiam fluminum Limay et Neuquen, Jan.
1898 (C. S.), nec non prope Chonkenk-aik secus Rio Chico,
Febr. 1898 et in altiplanitie Karr-aik prope Lago Argentino,
Mart. 1898 (C. A.).
288 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Obs. Specíesabil. pinnatifida K. & P., etsi folíis valde siinilis,
lamen fructibus obpyramydalo-tri-v. lelra-gonis, angulis in
acúleo subbrevi valde dilata to-decur rente productis, ínter án-
gulos glabrísetínermíbus dístincta. Yaríatfoliisplus minusve
glabratis v. adpresse sericeo-villosís.
98. AcAENA PLATYACANTHA Spcg. = Spcg., Plaut. Pat. austr., n. 116.
Hab. Sat connmunis in altiplanitie secus Bio Chico, praecipue
prope Pan de Azúcar, Jan. el Dec. 1897 (C. A.)
99. AcAENA piNNATiPiDA R. & P. = Spcg., Plaut. Pal. austr., n. i 12.
Ha6. Non rara in altiplanitie arida.secus Rio Chico, Dec. 1897
(C. A.).
Obs. Fructus elliplico-ovati, aculéis teretibus gracilibus non v.
vix decurrenti-dilatatis armali, interaculeoscanescenti-villosi.
i 00. AcAENA sPLENDEifs H. & Am. ? = Gaj, Fl. Chil., II, f. 291 .
Hab. In altiplanitie aridissima secus Rio S. Cruz, Nov. 1897
(¥• B.).
Obs. Specimina sterilia, idcirco nonnihil dubiosa, sed foliorum
forma eximio ab A. mtegemma H. & Aro. el a caeteris af&ni-
busdistincta.
1 01 . ACAENA TEHUELCHA SpCg. , n. Sp.
Diag. Euacaena, párvula caespitosa sericeo^argentea, foUis oblon-
gO'Spathulatis pinnaUpartitts, pinnts i-S^fidis, laciniis planis
oblanceolatis uírimque sericeis, flcribus dimofphis, alieris in
axillis foliorum absconditis fqemineis^ alieris scapicolis herma'
phrodiliSf scapis gracilibus e glabrato pilosulis interruple ca-
pitato-glomeruliferis, fructibus pericladiicolis compressis luíe-
scentibus subglabris marginibus alato-aculeatts, scapicolis
puberulo-canescentibus, ex elliptieo subtelragonis, angulis acu-
leato-glochidiatiSj fadebus aculeolis minoribus armatis.
Hab. In praeruplisaridissimis loco Pan de Azúcar vocaio secus
Rio Chico Dec. 1897 el Karr-aik prope Lago Argentino, Mari.
1898 (C. A.).
Obs. Species A. írifidae R. & P. nec non A. plaiyacanihae Speg.
affinis sed íloribus fructibusque dimorphís mox dignoscenda.
Caudices lígnosicrassi squamis(pericladiis foliorum annorum
praeteritorum) nigricantibus dense loricato-vestiti, ápice
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGONIGAM 289
abrupte denseque botryoso-ramosi ac coespites subhemi-
phaericos(5*IO cm alt.) efficientes; ratní erectí subsimplices
(8-15 mm long. =3-4 mm diam.), alteri abbreviati foliiferi,
aiteri elongati folio-scapigeri, sed omnes tertiles. Folia parvu-
vula (15-30 mm long. =5-7 mm lal.), basi pericladio ovalo
(7-9 mm long. = 5-6 mm lat.) amplexicaule subscariosogla-
berrimo e lúteo v. ferrugineo aurantio margine longiuscule
subpectinatimque albo-ciliolato v. piloso, sursum sensim in
petiolo attenuato donata, petiolo gracilí (1()-20 mm long.) in
tenia parte infero nudo, ceterum foliolifero, dorso convexulo,
ventre applanato adpresse pubescenti-canescente ; foliolis5-11
adpresse denseque argenteo-serniceis sessilibus subconfertis
(Ínter juga 2-4 mm long.) a basi apicem versus sensim majo-
ribus, infimis rainimis (1-1 ,5 mm long. =: 0,5-1 mmlal.)s¡m-
plicibus, mediis (2-3 mm long. = 1,5-3 mm lat.) bifidisv.
trifidis, supremis (4-5 mm long. = 3-5 mm lat.) 5-fidis v.
meliustriparlilis, lóbulo medio trídentato, lateralibus bífídis,
lobis ómnibus planis cilipticis v. oblanceolatisutrimque obtu-
siuscule acutatis. Flores dimorphi, alteri tanlum fpemínei (an
semper?) ovario irregulariter triangulari applanato, sepalis
ellipticí^ sericeis pusillis, in axillis pericladiorum solitarii v.
2-5-gIomerulati absconditi, alteri normales hermapbrodili
ovario ellipsoideo spinuloso pubescente sepalis ovatis extus se-
riceis medíocribus, staminibus 2 et stylis plumosis purpuréis
exertis donatí, in scapis interrupte ^lomerati. Scapi erectiu-
sculi (5-8 cm long.) teretes gráciles, laeves v. obsolete striati,
e virescentépurpurei, glabri v. laxe adpresse autpatule pilosu-
li,bracteisovatisamplexicaulibus majusculis(4-5mmlong. =:
2 mm lat.) dorso canescentibus 1-4 (saepius 2) remotís donati^
ad axillas bractearum 1-5-flori, ápice capitulum 8-16 florum
ellipticum V. subglobosum (6-10 mm long. =5-6 mm diam.)
gerentes. Fructus dimorphi; alteri in axillis pericladiorum
1-5 absconditi glabri v. vix pulverulento-puberulie lutescente
ferruginei obovato-triangulares (4-5 mm long. =: 3 mm lat.)
compressissimi dorso non v. obsolete nervoso-subcarinati,po-
sticeattenuato-acutissimi, margine angustesubalati atqueirre-
gulariler denticulato-aculeati aculéis planiusculis (rectis v.
subruncinatis), brevibus minute puberulo-glochidiatís, calyce
minutissimo persistente coronati ; alteri scapicolae ellipticí v.
ovati (3-4 mm long. = 3-2,5 mm diam.)e virescente minute
AN. SOC. CISXT. AR6. — T. XL¥II 19
390 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
deitseque puberulo-canescentes saepius subtetragoni, angulis
aculéis 3 v.4 superpositis compressulís víx fructusdiamelrum
aequantibus praeditis, valleculis ínter ángulos seriem acúleo-
lorum roinorum gerentibus, aculéis ómnibus totís pubescenti-
glochidatis.
102. AcAENA trífida R. P. = Speg., Plant. Pal. austr., n. H5.
Hab. Sporadice in campis saxosis loco Pan de Azúcar vocato se-
cus Rio Chico, Jan. 1897 (C. A.).
(Conlinuard).
SEGUNDA REUNIÓN
DBL
CONGRESO CIENTÍFICO LATINO AMERICANO
EN MONTEVIDEO
El Comité de organización nombrado en la asamblea de clausura
del primer Congreso Científico Latino Americano (20 de abril de
1898), para preparar la segunda reunión del Congreso que debe
tener lugar el año 1901 en Montevideo, ha entrado en un período
de franca labor, que augura el mejor éxito á sus trabajos.
Por lo pronto ha designado un Comité ejecutivo encargado de
correr con todas las diligencias preparatorias.
Este Comité, en el que figuran altas personalidades intelectuales
uruguayas, está constituido de la manera siguiente :
Préndente : Doctor Juan Carlos Blanco.
Vicepresidentes : Profesor José Arechavaleta y doctor Joaquín de
Salterain.
Tesorero : Ingeniero Juan José Castro.
Secretarios : Doctores Ernesto Fernández Espiro y Manuel
B. Otero.
Vocales : Doctores Carlos M. de Pena, José Scoseria é ingeniero
Carlos Honoré.
La Sociedad Científica Argentina, iniciadora de estas fraternales
solemnidades, acompaña con sus más vivas simpatías los trabajos
preliminares de la reunión confiada á la ciudad de Montevideo, y
desea que ella alcance el más brillante resultado.
VISITA A LOS NUEVOS MATADEROS
El domingo 21 de mayo realizó la Sociedad una interesante visita
á los nuevos mataderos de Liniers.
A las 8\/2 de la mañana un numeroso grupo de socios ocupó
un coche especial del tramway eléctrico « La Capital )> que debía
transportarlos desde el punto de reunión, en la esquina Victoria y
Defensa, hasta el sitio de la visita.
Después de una hora de viaje llegaron los visitantes á los
mataderos, penetrando el coche á la estación destinada á la carga
de las reses muertas en los wagones frigoríficos del tramway « La
Capital » para ser conducidas á la ciudad.
Nuestro vicepresidente, ingeniero doctorearlos M. Morales, quien
presidía la excursión, y el ingeniero Benito Mallol, director de las
construcciones del tramway eléctrico, explicaron el funcionamiento
de los guinches eléctricos y los dispositivos adoptados para los
wagones destinados al transporte de carne.
Recorriéronse luego todas las instalaciones de los mataderos, en
las que se ha tenido que luchar con inconvenientes causados por
la mala situación de los mismosy muchas defectuosas disposiciones
de las que es responsable la empresa que obtuvo la concesión de
construirlos. Rescindido el contrato, la Ofícina de Obras Públicas
de la Municipalidad ha tratado de salvar en lo posible estos vicios
originales, algunos de los cuales no admiten enmienda.
El desagüe de los mataderos, por ejemplo, ofrece dificultades
casi insuperables para efectuarlo en correctas condiciones, pues las
construcciones se han ejecutado en un sitio tan bajo que no hay la
suficiente diferencia de nivel para que los líquidos cloacales corran
por simple gravitación. Este serio problema aún no ha sido resuelto.
VISITA i LOS NUEVOS MATADEROS 293
La Municipalidad trata de habilitar en breve plazo la mitad de
las obras, con lo cual no sólo obtendrá buena renta sino que la
matanza se hará en mucho mejores condiciones que en los actuales
corrales.
A pesar de estas ventajas no puede menos de deplorarse que se
haya gastado tanto dinero (cerca de cinco millones de pesos, cuando
estén las obras completas) para dotar al municipio de obras cuyos
defectos fundamentales no pueden ser compensados ni evitados por
los perfeccionamientos de detalle que ha introducido en ellas la
Oficina de Obras Públicas.
La visita terminó en la casa de la administración, desde cuya alta
torre se goza de un amplio panorama de los suburbios bonaerenses.
En uno de los salones de esta casa fué servido un abundante
almuerzo ai que hicieron debido honor los concurrentes.
En seguida regresaron los visitantes en el tramway eléctrico,
muy agradecidos á las atenciones de que habían sido objeto.
MISCELÁNEA
El Gongi^eso internacional de IO0 Matemáticos. — Anuncia-
se como un acontecimiento délos más importantes del mundo matemático, el
próximo Congreso internacional de los Matemáticos que debe reunirse en París
del 6 al 12 de agosto del año entrante y de cuya preparación se ocupa activa-
mente la Sociedad Matemática de Francia.
Tomamos de la Revue genérale des Sciences las siguientes informaciones que
nuestros lectores leerán sin duda con interés.
Una circular lanzada desde hace varías semanas hace conocer las condiciones
generales del Congreso, que estará relacionado con la Exposición universal, pero
cuyas sesiones, en su mayor parte, se realizarán en el Quartier Latin (probable-
mente en la Sorbonne). Habrá, por lo menos, dos sesiones generales, sesiones
de secciones, visitas científicas, excursiones facultativas y un banquete.
El 1* de febrero ya habían contestado á las circulares de invitación unos 859
corresponsales, entre los cuales 533 anunciaban su presencia probable y la de
377 personas de sus familias.
Todo hace esperar que el futuro congreso — al cual ha precedido el congreso
preparatorio de 1897 (Zurich) que tuvo grande éxito — será un brillante aconteci-
miento científico, destinado á ejercer una poderosa acción en el desenvolvimien-
to futuro de la Ciencia.
Por otra parte, agrega la noticia de Ib, Revue, se nos anuncia que representan-
tes de las Academias de Viena, de Munich, y de las Sociedades de Gottin^^en y de
Leipzig se han reunido en Góttingen hacen pocos meses, y han resuelto, en prín*
cipio. formar una unión entre las varias acadenjias del mundo entero para llevar
á buen término las obras que interesan á todos los matemáticos. Es esa una ex-
celente iniciativa que merece ser estimulada y cuyo éxito es de desearse. Esta
suerte de federación académica en el terreno matemático, si llegara á fundarse,
daría á la organización de los Congresos internacionales su complemento natural
y un carácter de permanencia profundamente apetecible.
lia vida animal es una simbiosis con micpobios.— Con es-
te título la Revue scienti/íque de 11 de febrero publica una extensa noticia rela-
tiva á la cuestión, agitada de tiempo atrás, de la posibilidad de la vida aséptica,
MISCELÁNEA 295
68 decir, de la vida sin el concurso de los microbios, cuando menos de los que
se hallan en el instestino.
Parece, eu efecto, que estos terribles pequeños seres no son únicamente los
formidables enemigos de la vida: ¡son también de condición indispensable J
El autor de la noticia de la Revue scienii/ique nos ofrece un interesante ex-
tracto de un trabajo de M. Duclaux, el sabio director del Tnstituto Pasteur pu-
blicado en los Annales de éste, en el cual ha resumido un estudio del bacteriólogo
alemán Max Schottelius sobre el problema de la vida aséptica.
Sentimos no poder entrar en el detalle de los minuciosos experimentos realiza-
dos para llegar al esclarecimiento de la difícil cuestión, y nos limitaremos á trans-
cribir los últimos párrafos de la noticia que nos ocupa, en que se sintetiza los
resultados alcanzados.
«Se comprende entonces que la supresión de esa digestión microbiana durante
los primeros días de la vida del pollo pueda ser penosa ó funesta al joven ani-
mal, muy débil en ese momento. La presencia de los microbios en el canal in-
testinal es entonces útil ó necesaria. Más tarde, se vuelve coadyuvante: puede
hacerse hasta nociva si la fermentación toma mal giro y vierte en demasiada can-
tidad diástasis ó toxinas hostiles á los tejidos en los intestinos .
« En resumen, toda nuestra vida implica la existencia de una simbiosis con los
huéspedes de nuestro canal intestinal, y ya no se trata de contestarles su papel
digestivo; trátase de medirlo y ensancharlo, ó de restringirlo según los casos, pa-
ra volverlo higiénico y hacerlo contribuir al entretenimiento de la salud, al par
que hoy es el origen, ya de perturbaciones momentáneas, ya de desórdenes
crónicos. »
BIBLIOGRAFÍA
1. — CIENCIAS NATURALES
Bergf (doctor Carlos). Observaciones sobre lepidópteros argentinos y
otros sudamerioanos, en : Anales del Museo Nacional de Buenos Aires,
tomo VI, pág. 369 á 390. fiueoos Aires, 6 de mayo de 1899.
Presenta el autor sus observaciones sobre veintidós especies de mariposas,
corrigiendo errores en las descripciones, determinación ó nomenclatura de las
mismas. Se establece en cada caso la sinonimia completa de los géneros y espe-
cies. La consulta de este nuevo artículo del sabio director del Museo, se facilita
por un índice alfabético.
A. Gallardo.
Cupci (Vincentj. Sur la'phylogenie et le polymorphisme des baotéries,
.Montevideo, 1898.
Cn un folleto de 88 páginas publica el autor en francés la comunicación presen
tada al Congreso científico latino americano, en la que expone sus opiniones sobre
esta interesante cuestión, que deberá ser resulta por los especialistas.
Berro (Mariano B.). La vegetación uruguaya. Plantas que se hacen
distinguir por alguna propiedad útil ó pexjudicial. En : Anales del
Museo Nacional de Montevideo, t. II. fascículo XI, p. 89-196. Montevideo, 1899.
Enumera el autorías plantas uruguayas más abundantes y conocidas, indicando
sus nombres vulgares y las aplicaciones de que ellas son susceptibles.
Comunicaciones del Museo Nacional de Buenos Aires. Tomo I, n** 3,
Buenos Aires, 24 de mayo de 1899.
Interesantes trabajos científicos comprende esta tercera entrega de las comuni-
caciones del Museo.
El doctor Berg se ocupa de los Coleópteros de la Tierra del Fuego, coleccio-
nados por el señor Carlos Backhausen y describe las siguientes especies nuevas :
bibliografía 297
Cylindrorrhinus confuianetts, Ádioristus fuegianuSy Seoioeharwt lateralis y
Coccinella duplaris.
Describe el señor Teodoro Stackert Uua leguminosanueva de la flora argentina
á la cual da el nombre de Prosopis barha-tigridie.
Dos buenas láminas nos dan el aspecto general 7 detalles de las flores j fratos
de este extraño vegetal espinoso.
Alcides Mercerat responde en francés á las ataques de Hauthal quien criticó en
revistas europeas los trabajos sobre geología de la Patagonia publicados por el
autor. Rectifíca las añrmaciones de Hauthal y aporta nnetros datos sobre los pantos
discutidos.
Continúa el doctor Berg la substitución de nombres genéricos incorrectos ó
preocupados.
Carlos Spegazzini prosigue la descripción en latín 'de algunas PUtntiís nuevas
de la America austral, dando á conocer las siguientes especies : Utricularia
platensis, Aristoloehia melanoglossa, A. Stuckerti^ Tillandsia chlorantha y
Staurostigma vermicida.
Como se vé la importancia de estas nuevas comunicaciones no desmerece de
las anteriores. A. Gallardo.
II. -CIENCIAS MÉDICAS
Gaché (doctor Samuel). La Tuberoulose dans la BépubUqne Argentino.
Buenos Aires, 1899.
En un hermoso volumpn de más de 350 páginas acaba de publicar el Dr. Gaché
un importante estudio de conjunto sobre esta terrible enfermedad, trabajo que
ha merecido con toda justicia los más lisonjeros juicios de los profesores Pozci
(de París), Palmberg (de Finlandia) y Gartner (de Jena).
Vasto es el plan de la obra y se encuentran reunidos en ella todos los datos y
antecedentes necesarios para. apreciar el estado en que se halla entre nosotros la
importante cuestión de la lucha contra la tabercuJosis, así como las condiciones
favorable? ó nocivas que presentan las diversas regiones del país.
Comienza el autor por dar una reseña general de la República Argentina, su
extensión, población, topografía, clima y morbilidad.
Trata luego del contagio de la tuberculosis por inhalación, estudiando las
opiniones de los autores antiguos y modernos ilustradas con ejemplos oportunos.
Es de interés el estudio de los medios de desinfectar los vehículos de tramway
y ferrocarril, medida indispensable hoy día, en particular en las líneas que
sirven sitios á donde acuden los tuberculosos en busca de climas ó condiciones
favorables. Por desgracia no se ha encontrado aún el procedimiento que reúna
la efieada á la facilidad de empleo, comodidad y baratura.
El desiderátum sería el aislamiento de los enfermos contagiosos en coches
especiales.
La transmisión de la tuberculosis por ingestión conduce á tratar del ganado en
la Argentina y de las medidas adoptadas para impedir la importación ó consumo
de ammalea enfermos.
La importante relación de la lubercolosis y la leche está ampliamente tratada
298 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
y termina con el voto de que se establezcan en Buenos Aires compañías lecheras
modelo que alejen los peligros de transmisión de enfermedad por la leche y
doten á la población de este alimento en las mejores condiciones. (1)
Las curiosas relaciones entre la tuberculosis, los animales domésticos, los
insectos y parásitos ocupan otro capitulo.
Ocúpase luego Gaché de la controvertida cuestión de la herencia de la tuber-
culosis.
Un resumen de la legislación concerniente á los animales tuberculosos en
Europa y en América cierra esta parte general.
Pásase luego á estudiar la ciudad de Buenos Aires bajo el punto de vista de
esta enfermedad. Resulta en general que Buenos Aires no es de las ciudades
más atacadas y que se nota cierta tendencia favorable en las cifras de mortalidad.
Viene en seguida el estudio de cada una de las provincias con todas las con-
diciones geográficas, meteorológicas, higiénicas, etc.
Interesante es el capitulo que trata de la tuberculosis entre los negros y loi^
indios en la República, donde se muestra como van éstos desapareciendo en la
competencia vital.
La profilaxia de la tuberculosis con todas las reglas y consejos más acredita-
das, la suerte de los tísicos en los hospitales y datos sobre la casa de aislamiento
en Buenos Aires completan esta parte.
Los sanatoria para el tratamiento climatérico de la tuberculosis con el estudio
de sus condiciones, servicios que prestan y opiniones á su respecto, son luego
tratados. Esto nos conduce al proyecto del autor de establecer un sanalorium en
la República Argentina, para lo cual pasa en revista las localidades más apropia-
das tanto en el país como en el resto de América.
La frecuencia de la tuberculosis en América y Europa nos muestra cuáles son
sus estragos en casi toda la América latina en particular en Chile y en el Perú
donde alcanza cifras espantosas. En cambio la República Argentina, ofrece cifras
relativamente bajas aun con respecto á muchos países europeos.
Véanse las conclusiones del autor :
La tuberculosis en la República Argentina, se encuentra en cada ciudad con una fre-
coencia variable. Su proporcionalidad sobre 100 fallecimientos generales fué en Buenos
Aires de 7,7 en 1895: llegó á ser 9,3 en 1896 y en 1897 ha alcanzado 11,4.
En la provincia de Buenos Aires sobre una mortalidad de 17.580 personas en el año
1896, la tuberculosis cuenta 1314 víctimas, es decir, 7,04 por 100 ; en La Plata la pro-
porción es de 8 por 100.
En Santa Fe está comprendida entre 9 y 10 por 100. En la ciudad del Rosario es de
8,5 por 100. En la provincia de Entre Ríos oscila entre 6 y 8 por 100.
En Corrientes es de 12 por 100, pero estadísticas minuciosas hacen subir esta cifra ál5
por ciento.
Córdoba da 10 por 100, San Lnis 7, Mendoza 7, San Juan 5, La Ríoja 5, Santiago del
Estero 5, Catamarca 4, Tncumán 3, Salta 4,7 ; Jujuy menos de 3 por ciento.
La influenza ha invadido el país desde 1890 y contribuye é aumentar la cift'a de la
tuberculosis.
(1) Sabido es que una comisión últimamente nombrada por la Intendencia Municipal
para el estadio de la provisión de leche á Buenos Aires, se ocupa activamente de resol*
ver este problema, habiendo encontrado sólo dos empresas (La Martona y la Granja
Blanca) que suministren leche con garantías suficientes de pureza.
BIBLIOGRAFÍA 209
Ciudades como Mendoza, donde hace 35 años la tuberculosis era desconocida, le pagan
hoy tributo, debido á la afluencia de personas que atrae la fama de su clima. Las facili-
dades del transporte por ferrocarril han contribuido al contagio sembrado por enfermos
venidos de otra parte.
Además del aislamiento de los enfermos y la desinfección de los locales ocupidos por
ellos, la profilaxia de la tuberculosis debe comprender la desinfección de los coches de
ferrocarril y el lavado de los tramways y coches de alquiler, lo más que sea posible.
Los vapores y los ferrocarriles deben tener una sección especial para alojar á los tuber-
culosos y sería preferible que éstos tuvieran vehículos especialmente construidos para
este objeto y cuya desinfección sea fácil.
Una comisión de ingenieros sanitarios debe estudiar la cuestión.
Se debe colocar en ios sitios públicos salivaderas que contengan una solución anti-
séptica y avisos en diferentes lenguas llamando la atención sobre la ventaja que habría
para los enfermos en no escupir más que en estos recipientes.
En las casas donde se encuentra en tratamiento un tuberculoso se debe proceder ante
todo á la desinfección de su ropa, antes de entregarla á las lavanderas, pues que sabe-
mos demasiado que las familias no siempre reclaman ios servicios de la administración
sanitaria.
Desinfección de los vasos, cubiertos, etc., en los restaurants, cafés, etc.
Barrido de los teatros y sitios de diversiones públicas, con riego previo.
Barrido de las calles durante la noche, después de riego para no levantar polvo.
Empleo obligatorio de la tuberculina en las vacas ; esta substancia deberá ser gratuita
para los pequeños propietarios.
Vigilancia de los almacenes de pajareros.
Inspección rigurosa de la leche y de la carne. Examen bacteriológico de la leche.
Hospitales especiales para los tuberculosos fuera de las ciudades.
Sanatorium en Capilla del Monte (provincia de Córdoba) para tuberculosos en estado
de aprovechar el tratamiento de altura.
Sanatorinm marítimo en Mar del Plata.
£n las pequeñas villas donde las autoridades no podrían soportarlos gastos ocasionados
por la profilaxia pública, los habitantes deben hacerlo, y comprar las estufas y los ele-
mentos más indispensables.
Necesidad de sanear todas las ciudades argentinas, excepción hecha de Buenos Aires.
Mendoza y Corrientes, que ejecutan en este momento este programa.
Estos trabajos son aun más necesarios en el Brasil, en Chile y Perú, donde la morta-
lidad está representada por cifras muy elevadas. En estos últimos países la tuberculosis
es de una frecuencia terribleiftente alarmante.
Dar A la masa popular instrucciones sobre el peligro del contagio y esparcir por todos
los medios posibles las ideas verdaderas sobre este punto.
Señala también el autor las medidas especiales que deben ponerse en práctica
60 las estaciones de montaña para evitar que el microbio se establezca y pro-
pague.
Repetiremos para terminar, haciéndolas muestras, las palabras que dirige el
profesor Pozzi al doctor Samuel Gacha y qae demuestran que nuestro compa-
triota se ha adelantado á muchos sabios europeos.
« Sería de desear que en cada país se encontrara un sabio de vuestro valor
para recoger los documentos y coordenarlos con método y sacar luego de ellos
sabias conclusiones bajo el punto de vista de la higiene pública. Habéis merecido
bien de vuestra patria en particular y de la ciencia en general. »
A. Gallardo.
300 ANALES DE LA SOCIEDAD CIINTÍFIGA ARGENTINA
III. — CIENCIAS VARIAS
liehmann-IVitsehe (doctor Robert). Quelques observations nouvelles
sur les indiens Guayaquis du Paraguay, en : Revista del Museo de
La Plata, tomo IX, pág. 399-408. La PlaU, 1899.
Da el doctor Lebroann-Nitscbe algunos datos craneológicos, antropológicos y
aun lingüísticos sobre esta tribu primitiva tan poco conocida.
Una bermosa lámina con el retrato de una niña guayaquf ilustra esta contri-
bución.
A. Gallardo.
Zeballos (doctor Estanislao S.) Orígenes nacionales. Despoblación de
Buenos Aires por Irala el 10 de abril de 1541 en : Boletín del Insti-
tuto Geográfico Argentino^ tomo XIX, pág. 263-271. Buenos Aires, 1898.
Publica el doctor Zebados un interesante documento inédito de gran impor-
tancia para la etnografía argentina por ser el fruto de seis años de obsenración
directa y escrito en presencia de lo que en él se describe.
liaffone Quevedo (Samuel A.) Bl Barco y Santiago del Bstero. Se-
gunda parte en: Boletín del Instituto Geográ/ico Argentino^ tomo XIX,
pág. 27'¿-d(>4 (con un mapa.) Buenos Aires, 1898.
Quipog^a (doctor Adán). Bl simbolismo de la Orus y el Falo en Cal-
chaqui, en : Boletín del Instituto Geográfico Argentino^ tomo XIX, pági-
na 305-843. Buenos Aires, 1898.
Interesante artículo, profusamente ilustrado, en el que se ejercita la ciencia é
imaginación del autor para interpretar las manifestaciones del arte é industria
calchaquí.
Martinez (Benigno F.}. Htnografia del Rio de la Plata en : Boletín del
Instituto Geográfico Argentino, tomo XIX, pág. 344-359. Buenos Aires, 1898.
Es la ampliación del discurso pronunciado en el Congreso Científico Latino
Americano.
índice general
DE LAS
MATERIAS CONTENIDAS EN EL TOMO CÜADRAfiÉSIMO SÉPTIMO
Páginas
Duae species noviie argentinae Gyponae Generís, por Carlos Berg 5
Una planta nueva de la flora uruguaya, por Car ion spegasalnl 8
Tesoro de Catamarqueñismos, por Hamuel A. Lafone ^ueveda 14
Refracción astronómica, por Jasó 0. Carti 49
Sur de nouveaux restes fossiles de Caroassiers primitifs de Monte Hermoso, por
Aleidea Mercerat 56
Nota preliminar sobre el Loncasaunu argentinus, un representante de la familia de
los Megalosauridae en la República Argentina, por FlarenUBo Ameghina. ... 61
Descripción de la Oslrea guaranítica, por H. van Jherlng 63
La fiesta de la Facultad de Ciencias exactas, físicas y naturales 65
Estudios geológicos de la Patagonia por J. B. Hatcher, por E. Phillppl *; ;
Demetrio Sagastume (Necrología) 9*7
De la mué chez les insectes, considerée comme moyen de defense contre les para-
si tes Tégétaux ou animaux.— Boles spéciaux de la mué trachéale et de la mué in-
testinale, por J. Küackel d^nerevlals 100
Viga empotrada en sus dos extremos, por Federica Vlilareal 101
Instrucción industrial. — Su implantación en el país, por Otia Krause 129
El manganeso argentífero de «La Gortaderita» (provincia de Mendoza), por Jvan J.
J. üylc 143
Nova addenda ad Floram Patagonicam. por Carlas Spegaaslni 161, 221, 274
La ecuación lineal á coeficientes constantes, por Manuel Ganadlea 178
Cuestiones sanitarias, por Demetria Sagaiitunie 187, 209
El viaje del Jíélgica 240
El Neomylodon Littai, por Ángel Gallarda 257
Mycetes argentinenses, por Carlas Spegaaalnl 262
Segunda reunión del Congreso Científico Latino Americano en Montevideo 291
Visita á los nuevos mataderos 292
BIBLIOGRAFÍA
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302 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Páginas
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GciLLAUME (C. E.). Léchelle du spectre 149
Haug (E.j. Revue annuelle de géologie 45
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mande; les bases hexoniques 206
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Landouzt ( L.). Les sérothérapies 154
Lapparent (A. de,. Lecons de géographie physique 202
Lehmann-Nitsche (R.)' ¿ Lepra precolombiana ? 154
— Qwlques observations nouvelles sur les indiens Guayaquis du Paraguay 300
Le Bon (G.). fíe la transparence des corps opaques pour des radiations lumineuses de
grande longueur adonde 203
Maillard (L.). La cristalisation des moHéres albuminoides et les cristalloxdes proíéi-
ques de la micrographie 89
Hallol (B. J.). Tramway eléctrico c La Capital » 83
Marottb {?.). Les équations ditférentielles linéaires et la Théorie des Groupes 147
ÍNDICE GENERAL 303
Páginas
Martínez (B. F.). Etnografía del Rio de la Plata 300
Mascart (E.). Lepru tur CElecíricUit et le Magneiisme. Tomo II 901
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Manni (Barón de). Les bandages pneumatíques eí la résistcuice au roulemenl IQg
Metzner (R.) . Sur quelques eomposis du Selénium eí du Tellure ¿00
MoMTtLLOT (L.)- Télégraphie ¡n'atique. Traite complet de Télégraphie électrique 149
Naü (P.). Formaüon et ertinction du elapotts 42
Ogier (J.). Traite de Chimie Toxicologique 200
Ohlmüller. Guide pratique pour Vanalyse de Veau 203
Patró (R. J ). La Awtralia Argentina I55
Perrikr (E.). LOrigihe des Vertebres 87
PrriT (P.). Vetat aetuel et les besoins de l'indtutrie de la brasserie 158
PLf ARD (A.). De la eonservation et de ramélioration de Vespéee 206
QciROGA (A.). Monumentos megalítieos de Colalao 47
— El simbolismo de la Crux y el Falo en Calehaqui 300
Repin (Ch ). £a guérison du tétanos declaré 95
Richard (J.) Legón sur les méthodes de la géométrie moderne. 41
RoRiN (G.). Vévolution de la méeanique nhimique et ses tendanees actuelles 90
RouLB (L.). Vanatomie comparée des animaux basée sur Vembriologie 89
Saint Loup (R.). Le Dolichotis patagónica. Recherehes d'anatomie comparée 45
Shirnot (J. N.). Las poblaciones finesas de los valles del Volga y de la Kama 200
Smitt (P. G.> . Poissons de Vexpédition scienti/ique á la Terre de Feu 45
SooRY (J.). Les localisations cerebrales des centres corticaux de la sensibilité genérale. 154
~ Les récente travaux sur Vorigine de l'homme, Saprés M. Emest HtBckel 200
SüESs (E.). La Face de la Terre 81
Tatti (S.)> Euai sur un nouveau signe clinique La putsation du pied 46
Thomas (O ). On some Mamáis obtained 6y the late M' Henry Dumford in Chubut,
E. Patagonia 45
Vallier. VArHllerie. MaterieL Organisation 159
Verneau (Rr). La main chex les mammiféres Monodelphis au point de vue du squelette, 202
Weiss (P.). Lesnouveaiux laboratoires techniques de VEcole polyteehnique de Zurich et
ceux de nos Facultes des Sciences 206
Witz (A.). Traite théorique et pratique des moteurs ágax et á pétrole et des noitures
auHomobiles, Tomo 1(1 149
Zbballos (E. S.). Orígenes nacionales. Despoblación de Buenos Aires por Irala el 40
de abril de 4544 300
MISCELÁNEA
Barnes (C. R). Empleo de la palabra f asimilación » en boUSnica 80
Los nneT'o^iosforos 191
Los pesos atómicos 192
Coa reciente disensión sobre la consanguinidad 198
LefAvrb (L ). La desnatnralización del alcohol 193
El gran anteojo de 1900 195
Hbricourt ( J.). El contagio por medio de los infectos 243
El Congreso internacional de los Matemáticos 294
La vida animal es ana simbiosis con microbios 294
.V
/
/
dj'
ANALES
DE LA
SOCIEDAD científica
ARGENTINA
biBECTOR : logeDiero ÁNGEL GALLARDO
Sbcrktarios : Señores I^duardo Latzina y Carlos Lagos García
REDACTORES
IngeDiero Eduardo Aguirre, señor Juan B. Ambrosetti, doctor Pedro N. Arata,
ingeniero Alberto de Arteaga, iageniero doctor Manuel B. Bahía, ingeniero
Santiago E. Barabino, ingeniero Federico Birabén, arquitecto Juan \. Bus-
chiazzo, ingeniero Emilio Candiani, ingeniero José S. Corti, doctor Eduardo L.
Holnaberg, doctor Atanasio Quiroga, ingeniero Francisco Seguí, doctor Enrique
Tornú, doctor Roberto Wernicke, doctor Estanislao S. Zeballos.
JULIO 1899. — ENTREGA I. - TOMO XLVIII
PUNTOS \ PRíSaOS DE SUSCRIPCIÓN
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BUENOS AIRES
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V ice-Presidente í° Ingeniero doctor Carlos M. Morales.
Id. 2^ Mayor ingeniero Arturo M. Lugones.
Secretario de actas Ingeniero Eleodoro A. Damianovich.
— correspondencia Agrimensor Cristóbal Hicken.
Tesorero Ingeniero José M. Sagastume.
Bibliotecario. ..... Señor Llis Miguens.
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Vocales { Ingeniero Emilio Palacio.
Ingeniero Luis A. Huerco (hijo).
Ingeniero Alejandro Claypole.
\ Ingeniero Oronte A. Valerga.
Gerente Señor Juan Botto.
índice de la presente entrega
La reorganización universitaria 5
Demetrio Sagastumr. Cuestiones sanitarias 14
J. LiGNi^RES. Evolución y destrucción del pulgón lanígero 31
Carlos Speoazzini. Nova addenda ad Fioram Patagonicam fContinudciónJ 44
HiscELÁNEA : Manera de remediar las inundaciones del Rio Negro 60
Hirliografía: Mallol, Afirmados : estudios sobre los pavimentos de la ciudad de
Buenos Aires.-^PoiNCAR^, La théorie de Maxwell et les oscillations hertziennes.
— DoERiNG, Alturas tomadas en la provincia de Córdoba.— Doering, Resultados
bipsométricos de algunos viajes del doctor G. Bodenbender. — Dokhing, De
Soto á Villa Mercedes : Determinaciones barométricas de alturas — Delage et
Hbrouard, Traite de zoologie concrete. — Jcdulikn, QuelqueB notes sur plu-
sieurs Caprophages de Buenos Aires. — F. Lr Dantkc, La sexualité. — Bard,
La spécificité cellulaire 6)
ANALES
DB LA
ANALES
DE LA
SOCIEDAD científica
ARGENTINA
DiRBGTOR : iDgeDiero ÁNGEL GALLARDO
SiGRRARios : Señores Eduardo Latzika y Garios Lagos García
TOMO XLVIII
Segundo semestre de 1800
BUENOS AIRES
IMPRENTA DE PABLO E. CONI É UUOS, ESPECIAL PARA OBRAS
680 ^ CALLE PERO — 680'
1800
n ^ ^
LA REORGANIZACIÓN UNIVERSITARIA
OPINIÓN DEL CONSEJO SUPERIOR
Nos hemos ocupado anteriormente, con cierta extensión, en las
páginas de estos Anales (1) del serio problema de la organización
de nuestras universidades.
Para completar nuestra investigación respecto de las ideas domi-
nantes en los centros intelectuales, publicamos enseguida el medi-
tado informe que ha formulado la Universidad Nacional de Buenos
Aires, en contestación á la consulta^que le dirigiera la comisión de
Instrucción Pública de la honorable Cámara de Diputados de la
Nación acerca de la opinión del Consejo Superior Universitario sobre
los tres proyectos de ley sometidos al estudio de dicha comisión.
Sería tal vez ésta la oportunidad de abrir juicio sobre el proyecto
de plan de enseñanza general y universitaria que acaba de presen-
tar el Poder Ejecutivo á la consideración del Congreso, pero nos
abstenemos de ello, por ahora, en vista de la importancia y magni-
tud del asunto, que exige un maduro y detenido examen y no admi-
te improvisaciones.
Abrigamos, por otra parte, el convencimiento que dicho plan ge-
neral, á pesar de contener bellas ideas, elocuentemente expresadas
en el mensaje que lo acompaña, está destinado á sufrir modificacio-
nes fundamentales, pues la simple lectura revela en él gravísimos
inconvenientes, que harían imposible su aplicación práctica.
fi; A. Gallardo. La Reforma univer$itaria, tomo XLVI, entrega IV, octabre
1898, páginas 193-223. — £1 problema de la organización universitaria, tomo
XLVI, entrega V, noviembre 1898, páginas 268-276.
6 ANA.LES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Baste decir que pretende mantener á los estudiantes en es-
cuelas simplemente profesionales hasta los treinta años, precisa-
mente en un pais que requiere la rápida y efícaz preparación de esos
mismos profesionales para que colaboren cuanto antes al progreso
nacional; desmesurada extensión délos estudios profesionales, que
'no se encuentra en ningún pais del mundo, ni aún en aquellos en
que la competencia y abundancia de obreros de todas categorías,
podría hasta cierto punto explicar la dedicación de las dos terceras
partes de la existencia de un hombre á prepararse para el ejercicio
de una profesión que debe precisamente servirle para ganarse la
vida.
¿Cuántos años se necesitarán para alcanzar el título de doctor,
según el criterio ministerial?
Dejemos, pues, de lado este vastísimo plan para cuando sea discu-
tido en el Congreso, y concretémonos á presentar el informe del Con-
sejo Superior, á que nos hemos referido más arriba.
Helo aquí :
Baenos Aires, junio 13 de 1899.
Señor Presidente de la Comisión de Instrucción Pública de la Hono-
rable Cámara de Diputados de la Nación .
Llevada á conocimiento del Consejo Superior la nota que el señor
Presidente se sirvió dirigirme el 9 de septiembre del año próximo
pasado, me ha encargado que le conteste con el siguiente informe,
que contiene su opinión respecto de la reforma de la ley universi-
taria vigente :
La Universidad de Buenos Aires, que la componían el departamen-
to de jurisprudencia, el de estudios preparatorios y la Facultad de
Ciencias Exactas estaba bajo la dirección del Rector y constituía una
dependencia del Poder Ejecutivo de la provincia, quien dictaba sus
reglamentos, nombraba sus profesores, resolvía los casos contencio-
sos y aún las solicitudes de los alumnos que pretendían alguna
concesión especial. La Facultad de Medicina no formaba parte de la
Universidad ; la dirigía una academia, cuyos miembros, incluso el
Presidente, eran nombrados por el Poder Ejecutivo, constituyendo
también una dependencia del mismo poder, en ¡guales condiciones
á las de la Universidad.
Esta organización duró hasta la sanción de la Constitución que la
LA. REORGANIZACIÓN UNIVERSITARIA 7
provincia de Buenos Aires se dio en 1873, la que alteró substancial-
mente sus bases al establecer las reglas á que debian sujetarse las
leyes orgánicas y reglamentarias de la instrucción superior.
En esas reglas se encuentra el origen de la autonomía de que go-
za la Universidad, desde 1874, que, si no ha sido ni es absoluta, es
por lo menos la mayor de que puede gozar una institución que se
sostiene exclusivamente con las rentas de la Nación.
Según estas reglas^ la instrucción superior debía estar á cargo
de la Universidad y ésta componerse de un Consejo superior presi*
dido por el Rector, y delegados de las diversas facultades.
La misma Constitución determinó cómo debían formarse el Con-
sejo y las Facultades ; fijó las atribuciones del primero, encomen-
dándole dictar los reglamentos que exigieran el orden y la discipli-
na de los establecimientos de su dependencia, la aprobación de los
presupuestos anuales para ser sometidos á la sanción legislativa,
la jurisdicción superior policial y disciplinaría que las leyes y regla-
mentos le acordaran, y la decisión en última instancia de todas las
cuestiones contenciosas decididas en la primera por una de las Fa-
cultades ; le encomendó, también, que promoviera el perfecciona-
miento de la enseñanza, la creación de nuevas facultades y cátedras;
que reglamentara la expedición de matrículas y diplomas y fijara
los derechos que pudieran cobrar por ellos. Determinó, además,
las atribuciones de las facultades, encomendándoles la elección de
su decano y secretario, el nombramiento de profesores titulares ó
interinos, la dirección de la enseñanza, formación délos programas
y la recepción de exámenes y pruebas, la fijación de las condiciones
de admisibilidad de los alumnos, la administración de los fondos
que les correspondiera, rindiendo cuenta al Consejo, proponer á
éste los presupuestos anuales y toda medida conducente á la mejo-
ra de los estudios ó régimen interno de las facultades.
Mientras se dictaban las leyes orgánicas y reglamentarías, el Po-
der Ejecutivo de la provincia dio el decreto de 26 de marzo de 4874,
y desde entonces la Facultad de Medicina quedó incorporada á la
Universidad y ésta adquirió una independencia casi absoluta, pues
la intervención que se reservaron los poderes públicos se limitó á
la fijación de los sueldos y gastos y á suministrarle los fondos con
que debía atenderlos.
En esta organización universitaria prevalecieron las ideas si-
guientes :
1* La de unidad y solidaridad entre las facultades, sirviendo de
8 AlfALBS DB LA SOCIEDAD CIBRTinCA ARGENTINA
vínculo común el Consejo Superior, compuesto de los decanos y
delegados de las mismas facultades, presidido por el Rector, con
encargo de ejercer la jurisdicción superior y disciplinaria, de dic-
tar los reglamentos generales y comunes á todas las facultades y de
velar por el adelanto de la Universidad ; 2* La de dejar á ésta su
propia dirección, su reglamentación y el nombramiento de todas
sus autoridades ; 3* La de encomendar á las facultades la dirección
de la enseñanza, el nombramiento de sus miembros académicos y
profesores y el mantenimiento déla disciplina dentro de sus propios
institutos.
Nacionalizada la Universidad de Buenos Aires^ la ley de 3 de ju-
lio de 4895 se inspiró en estas mismas ideas, puesto que le conservó
su unidad y su organización ; mantuvo la alta autoridad del Conse-
jo Superior y dejó á las facultades la dirección de la enseñanza, á
cuyo efecto señaló entre sus atribuciones la de proyectar los planes
de esludios, formar los programas y proponer el nombramiento y
destitución de los profesores.
Las limitaciones que introdujo en las atribuciones de las autori-
dades universitarias, no alteraron fundamentalmente la organiza-
ción de la Universidad, pues ellas se redujeron á dar al Poder Eje-
cutivo intervención en la redacción de los Estatutos, en la fijación
de los derechos universitarios y en el nombramiento y destitución
délos profesores, dejando siempre al Consejo Superior ó á las Fa-
cultades la iniciativa en estos mismos actos.
Con esta organización la Facultad de Derecho, primero, y la de
Medicina, después, han adquirido su casa propia, la de Ciencias
Exactas ha mejorado considerablemente la suya, ensanchando el
local con el edificio que tenia la antigua Universidad y constru-
yendo varios salones para laboratorios y clases.
La enseñanza era dada por ocho profesores en la Facultad de De-
recho, doce en la de Medicina y once en la de Ciencias Exactas, y
hoy ese número ha aumentado á veinte y dos en la primera, trein-
ta y tres en la segunda, cuarenta y uno en la tercera, habiendo,
además, once en la de Filosofía y Letras.
No solamente se ha dado mayor extensión á la enseñanza teórica
con la creación de nuevas cátedras y la división de algunas de las
existentes, sino que se ha atendido preferentemente á los estudios
prácticos, con la instalación de gabinetes y laboratorios formados
y fomentados con las subvenciones del presupuesto y los recursos
propios de las facultades, los cuales, si bien no han llegado aún al
LA REORGANIZACIÓN UNIVERSITARIA 9
grado de adelanto que fuera de desear, prestan, sin embargo» desde
ahora, servicios de importancia y es de esperar que formen algún
día verdaderos planteles para el estudio de las ciencias que se cul-
tivan en las facultades de Medicina y Ciencias Exactas, Físicas y
Naturales.
El número de alumnos matriculados en 1873 era de 493 en Juris-
prudencia y Procedimientos, de 286 en Medicina, Farmacia, Obs*
tetricia. Odontología y Flebotomía, y de 76 en la Facultad de Cien-
cias Exactas; en 1 898 ese número ha aumentado á 766 en la Facultad
de Derecho, 1517 en la de Medicina, 345 en la de Ciencias Exactas,
Físicas y Naturales, habiendo, ademas, 37 en la de Filosofía y Le-
tras.
En estos adelantos ha influido, sin duda, el aumento de pobla-
ción ; pero no puede desconocerse que la reforma de la organiza-
ción universitaria iniciada en 1874 y mantenida con pequeñas va-
riaciones hasta ahora ha contribuido poderosamente á realizarlos.
De ahí que el Consejo Superior piense que las bases de esa orga-
nización no deben alterarse para volver al pasado, aunque conviene
que se modifiquen en el sentido de dar á la Universidad su completa
autonomía económica y la mayor posible en la dirección de la en-
señanza .
En presencia del aumento en el número de alumnos, el consejo
superior cree que ha llegado el momento de que la Univer*sidad con-
tribuya á costear los gastos de su enseñanza, limitándose á recibir
de los poderes públicos de la Nación una subvención, que, por aho-
ra, podría fijarse en 400.000 pesos ó sea menos de las dos terceras
partes del presupuesto actual, el cual asciende á pesos 613.300, sin
incluir el Hospital de clínicas, la maternidad ni las jubilaciones.
De esta manera no sólo se aliviaría el tesoro de la Nación, sino
que la Universidad podría dar más amplitud y desarrollo á la ense-
ñanza, sobre todo á la práctica, fomentando los gabinetes y labora-
torios y procurando poner al frente de ellos á personas competentes
que se dedicaran exclusivamente á las investigaciones científicas y
á la preparación de alumnos, que en el futuro, llegarían á ser sus
directores.
Contribuyendo la Nación al sostenimiento de la enseñanza supe-
rior por medio de una subvención únicamente, la autonomía de la
Universidad deberla ser completada con la facultad de dictar su pre-
supuesto y de determinar los derechos universitarios que hayan de
cobrarse con relación á las necesidades de su enseñanza, de modo
i o AMALES DB LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
que ésta, sin ser eoteramente gratuita, como no lo es en país algu-
no, tampoco sea de tal modo onerosa que prive de sus beneficios á
los jóvenes de escasos recursos.
Elconsejo superior adhiere al proyecto número 3 porque consi-
dera que, con las modificaciones que más adelanteindicará, satisface
enteramente á las ideas que predominan en oí cuerpo universitario,
manteniendo la cohesión délas facultades que componen la Uni-
versidad de Buenos Aires, y adelantándose á las aspiraciones de los
que desean establecer una universidad autónoma sin perder su ca-
rácter oficial, que le da el prestigio de que actualmente goza.
La autonomía universitaria no es la independencia de las facul-
tades ; la Universidad da la idea de unidad, de comunidad, de vín-
culo entre las diversas facultades, que no debe desaparecer, si no
se quiere retrogradar.
La Francia, que suprimió sus universidades en 1789, las ha res-
tablecido por la ley de julio de 1896, dando ese nombre y organiza-
ción á los grupos de facultades que existían.
Las facultades deben tener autonomía para dirigir su propia
enseñanza y para mantener la disciplina dentro de sus institutos
respectivos; á este fin conviene encomendarles la iniciativa en la
elección de sus profesores, la organización de su enseñanza, su dis-
tribución, su orden, sus programas, la forma de los exámenes ó
pruebas para acreditar la competencia de los alumnos y el estable-
cimiento de las reglas que hayan de regir la disciplina del instituto.
El consejo superior universitario compuesto de los decanos y de-
legados de las mismas facultades, presidido por el rector, que es el
representante de la Universidad, no puede quedar reducido al papel
de tribunal de apelación en las cuestiones contenciosas de escasísi-
ma importancia, porque en lo general sólo se refieren á las relacio-
nes éntrelas facultades y los alumnos ; su misión tiene que ser otra,
él sirve de vínculo de unión entre las facultades, él debe fijar los
derechos universitarios comunes á todas, para que el acceso de los
alumnos á cualquiera de ellas pueda ser igual ; él debe discutir y
votar el presupuesto de todas y atender á sus gastos para que puedan
ayudarse recíprocamente ; él debe fijar las reglas generales que sean
comunes á todas las facultades para mantener la unidad que carac-
teriza á la Universidad.
Dar á las academias la atribución de fijar los derechos universi-
tarios y de dictar su presupuesto reconociéndoseles el derecho de
exigir que la Nación las subvencione con la cantidad necesaria para
LA RBORGAMUACIÓN UMIYERSITARIA 11
cubrir el déficit, como se propone en el proyecto n^ 1 , es encomendar
al H. Congreso el papel secundario de votar fondos para cubrir gas-
tos que él no ha autorizado, y cuyo monto dependerá de la mayor ó
menor largueza que muestren ias academias para determinar los
gastos y los sueldos de sus profesores ó empleados.
Alguna de las academias podría fijar derechos bajos que aumen-
tarían el déficit y otras tan elevados, para hacerlo menos sensible,
que impedirían la entrada de alumnos á sus facultades.
El consejo superior no es un cuerpo extraño á las facultades, pues-
to que se compone de los miembros que ellas mismas designan para
representarlas y de los decanos que las presiden ; no hay peligro al-
guno de que él pueda trabar la marcha de ellas y hay verdadera
conveniencia en mantenerlo con las altas atribuciones que señala
el proyecto n^ 3, para que vele por todas y mantenga la unidad de
propósitos y fines que persiguen.
El consejo superior, cree también que debe mantenerse la igualdad
de representación de las facultades en la asamblea universitaria,
como la han tenido hasta ahora, igualdad que desaparecería si se le
incorporaran todos los profesores titulares y suplentes, porque el
número de éstos es muy elevado en algunas y muy reducido en otras.
Reconoce que debe darse representación ai cuerpo docente tanto en
ia asamblea como en la composición de las academias, pero man-
teniendo la igualdad de representación en la primera.
Esto se obtendría autorizando al cuerpo de profesores titulares y
suplentes de cada facultad para que nombre diez delegados que
formarían parte de la asamblea universitaria, y estableciéndose que
la tercera parte de los miembros académicos sea nombrada por el
mismo cuerpo docente.
El consejo superior considera que el proyecto que responde mejor
á las ideas que deja manifestadas es el número tres (I) y que debe
aconsejar su adopción, proponiendo las siguientes modificaciones :
Reformar la base 3^ del artículo 1"* en la siguiente forma :
« Costeará los gastos de la enseñanza con sus rentas propias y con
una subvención nacional que se fija, por ahora, en cuatrocientos
mil pesos anuales.»
Agregar en el artículo 3"* : « Nombra y remueve á los profesores
titulares á propuesta de la facultad respectiva.
(1) Publicado en estos Anales en el tomo XLVI, entrega V, noviembre 18d8.
pág. 274-276.
12 ANALES DB LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
« Después de dos apercibimientos á un profesor^ el consejo podrá
destituirlo por sí sólo. »
Sustituir en el artículo i'' el inciso relativo al nombramiento, y
remoción de profesores por el siguiente : « propone el nombramien-
to y remoción de los profesores titulares ; y designa y separa á los
suplentes».
Modificar la primera parte del artículo 5^ en la siguiente forma :
«Componen la asamblea general:
« a) Los miembros titulares de todas las facultades;
« b) Diez profesores titulares ó suplentes de cada facultad, nom-
brados por el cuerpo docente, compuesto de titulares y suplentes ;
« c) Cinco diplomados de cada facultad, que los respectivos cuer-
pos académicos y docentes elegirán por tiempo determinado. »
Sustituir el inciso I** del artículo 5*" por el siguiente :
«Reformar los estatutos de la Universidad á propuesta del con-
sejo superior. »
Redactar así el inciso 2° : « Nombrar rector y vicerector déla Uni-
versidad ; y admitir ó desechar sus renuncias. »
Sustituir el artículo 9^ por éste: «Por esta sola vez el consejo
superior sancionará los estatutos dentro de los dos meses siguientes
á la promulgación de la presente ley. »
Agregar el siguiente artículo : « Constituyese un fondo universita-
rio con los siguientes recursos : I"" las sumas y valores actualmente
acumulados ; ¿® el excedente de las rentas de la universidad después
de cubierto su presupuesto ; 3** las donaciones y legados que se ba-
gan á la Universidad ; i'^los derechos que se perciban por habilita-
ción de títulos, con arreglo al tratado internacional de Montevideo.
De estos fondos, que podrían invertirse en títulos de renta, se
dispondrá para adquisición de inmuebles y construcción de edificios
destinados á las facultades.
Para poner en ejecución este proyecto, si fuese convertido en ley,
el consejo superior necesitaría disponer de todos los derechos uni-
versitarios, y como la mayor parte de éstos han sido destinados por
las leyes números 3551 y 3379, de 18 de octubre de 1897, y 18 de
agosto de 1896, para la construcción del edificio de la Facultad de
Derecho, y de un instituto de anatomía patológica y otras instalacio-
nes, será menester reemplazar ese recurso con los fondos que vote
el H. Congreso, pues no es posible abandonar el propósito de llevar
á cabo aquellas construcciones que son indispensables para el re-
gular funcionamiento de las escuelas de derecho y de medicina.
LA RBORGAMIZAaÓM UMIVBRSITÁRIÁ 13
También sería conveniente, para evitar dificultades de interpre-
tación, derogar expresamente las leyes números 1597, de 3 de julio
de 1885,7 3271 de 2 de octubre de 1895, complementaria de la pri-
mera.
Finalmente, el consejo superior, opina que la Universidad de
Buenos Aires debe conservar su carácter oficial, y que no es oportuna
la creación de universidades libres, cuva necesidad no se ha hecho
sentir hasta ahora.
Saludo al señor presidente con mi consideración distinguida.
Leopoldo Basavilbaso,
Rector.
Eduardo L. Bidau,
Secretario general.
Puede verse que el informe precedente está de acuerdo con las
conclusiones á que arribó la investigación universitaria iniciada por
la dirección de estos Anales y que se hallan consignadas en la página
222 del tomo XLYI. Es digna de notarse la simpática iniciativa de
integrar la Asamblea general universitaria con representantes del
personal docente y de los diplomados de cada facultad, dando así
un carácter más amplio y democrático á la elección del rector y vice-
rector y aumentándola suma de opiniones consultadas en la apro-
bación y reforma de los estatutos universitarios, en la creación y
organización de nuevas facultades y en la solución de los graves
asuntos contenciosos que ella debe resolver.
En resumen, el proyecto del consejo superior representa un
notable progreso sobre la actual organización, sin caer en la fanta-
sía y el prurito de reformarlo todo, teniendo además la ventaja de
estar fundado en las ideas y experiencia de quienes deben llevarlo
á la práctica.
CUESTIONES SANITARIAS
Por el ingeniero DEMETRIO SA6ASTUME
fConelutiónJ
CAPÍTULO IV
Proyecto para pasar del sistema actual al del medidor.— Rebajas que se ofirecerfan
al público.— Precio del metro cúbico de agua saministrada y su eliminación.
Probada en los capítulos anteriores la conveniencia y oportuni-
dad de reformar el sistema de renta en las Obras de Salubridad de
Buenos Aires, implantando el medidor, tratemos de indicar la ma-
nera de pasar de uno á otro sistema.
No se nos oculta que, debido á las múltiples condiciones, algunas
contradictorias^ del problema, el proyecto que presentamos no las
satisface por completo; pero siendo transitorio, sus deficiencias se
irán corrigiendo paulatinamente.
Los mínimos de consumo fijados para las casas, están basados
sobre el alquiler con que actualmente figuran en los libros de ren-
ta: es un defecto, porque más exacto y justo hubiera sido basarlos
sobre el número de habitaciones de cada una, pero esto no es prác-
ticamente posible : este defecto será sólo sensible para los que con-
suman menos que el mínimo indicado, pero para ellos tendrá su ate-
nuación pues les permitirá gozar de una rebaja de ^0 á 20 y o, según
el caso, sobre la tasa actual del servicio.
CUESTIONES SANITARIAS 15
Por Otra parte, la fijación de un minimO; basado en el alquiler,
tiene ya precedente en la administración : es lo que se ha hecho en
los conventillos que tienen medidor, con la diferencia de que aquí
fijamos un mínimo menor y por tanto más favorable para el pú-
blico.
A medida que se vayan viendo los resultados prácticos, no ha-
brá inconveniente en reducir los mínimos para las casas de alqui-
ler elevado: «el número de consumidores en Berlín fué crecien-
do, inducidos por las sucesivas reducciones en la cuota mínima
trimestral» dice Gilí, y aquí podría hacerse otro tanto cuando la
práctica demostrara que no habría peligro, ni higiénico ni rentís-
tico, en disminuir la cuota mínima para ciertas casas.
El proyecto está resumido en los cuadros números 1, 2, 3 y i ;
los cuadros números 1 y 2 (véase fin del capítulo), se refieren á lo-
cales que tienen servicio de agua y cloacas; en el cuadro número 1
están los 37037 locales cuyos alquileres varían de 40 hasta 450 pe-
sos motíeda nacional inclusive; en el número 2 los 1514 cuyos al-
quileres varían desde 500 hasta 9500 pesos mensuales, especifi-
cándose el número de locales de cada categoría según el dato exac-
to correspondiente aM2 de junio de 1897, deducido de los registros
de renta de tas Obras de Salubridad, el alquiler mensual, la cuota
actual (5Vo sobre el alquiler : 3 Vo correspondiente al agua y
2Vo al servicio de cloacas), la cuota mínima que les correspondería
con una rebaja del 20 Vo y del 10 % respectivamente, el número
de metros cúbicos á que tendrían derecho por mes, suprimiendo
e) precio del metro cúbico de agua limpia á 12 centavos y á 8 el de
eliminación del líquido servido y admitiendo que la eliminación
iguale á la provisión, y por último el número de metros cúbicos
por mes á que ascenderían los abonos mínimos en la forma pro-
puesta .
Los cuadros números 3 y 4 son idénticos á los anteriores, sólo
que se refieren á locales que únicamenienie tienen servicio de agua.
Explicada así la estructura material de los cuadros, pasemos á
indicar las razones en que nos hemos fundado para establecer las
bases sobre que reposan, á saber :
1* Fijación de un mínimo de consumo. Este mínimo, mensual
en el cuadro, sería anual en la práctica, para permitir la compen-
sación entre el exceso de consumo del verano y las economías del
invierno;
2* Para las casas con cloacas se admite, en favor del público, la
16 ANALES DB LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
igualdad entre el volumen de agua suministrada y el de la elimi-
nada por la cloaca (agua servida y de lluvia);
3" Precio del metro cúbico de agua suministrada y de su elimi-
nación. La relación entre estos precios está fundada en los gastos
de explotación;
i** Rebajas que se ofrecen al público.
1 * Fijación de un mínimo de consumo : razones para fijarlo por año
y no por mesó trimestre. — La tijación de un mínimo responde á
consideraciones de carácter higiénico y rentístico. La objeción más
importante que los enemigos del sistema del medidor han formu^
lado en su contra, consiste en que la restricción en el consumo que
ocasiona puede hacer peligrar la higiene. Bien ; pero fijando un
mínimo de consumo que evite el peligro, la objeción está levantada.
Es ésta precisamente la solución á que se ha recurrido en Berlfo,
en Yiena y en París, con excelentes resultados ; la adoptada en
Buenos Aires para los conventillos en que se colocó medidor y la
que proponemos para la generalización de ese aparato en la dis-
tribución.
Ella tiende también á asegurar un mínimo de entradas necesa-
rio y que en nuestro caso se aproxime á las del año i 897 . « Se com-
prende, dice Couche,que á partir del momento en que el Municipio
(aquí las Obras de Salubridad) acepta una póliza por medidor, to-
ma por tal motivo el compromiso de servir al abonado, en el mo-
mento que lo desee y sin previo aviso, una cantidad de agua que en
el hecho es indeterminada a priori y aun cuando el abonado no
usara de ese derecho, esta obligación, que conduce á mantener
siempre en reserva un gran volumen de agua, es onerosa y no pue-
de consentirse si no se asegura, en cambio, un cierto mínimo de
entradas.
Los suplementos de consumo deberán pagarse por año. — El re-
glamento de Paris, del año 1880, prescribía que se pagarían por
trimestre ; el consumidor que hubiera gastado menos que su abo-
no fijo durante enero y febrero (invierno) no podía compensar por
esta economía sus excedentes de consumo de julio y agosto (verano).
« Era justo, dice Conche, porque el agua durante el invierno es-
tá en exceso y hay poca demanda, por consiguiente tiene poco va-
lor, sucediendo lo contrario en el verano. Las reducciones de con-
sumo durante los fríos no producen para el Municipio sino una
compensación absolutamente ficticia á los suplementos consumi-
dos durante los calores.
CUESTIONES SANITARUS 17
« Pero estas consideraciones no eran bástanle sencillas para que
las entendiera la masa del público, que ha creído ver en el arreglo
de cuentas trimestral una iniquidad.
« Hoy (1884) el consumidor no debe suplemento sino á partir del
dia en que el total de su abono anua/ ha sido superado; es ésta una
gran satisfacción dada al público y me asombraría que perjudica-
se al Municipio en cien mil francos al año.»
En Berlin los abonos son por trimestre, entre nosotros al aplicar
el sistema á los conventillos en que se colocó medidor^ se determinó
que los arreglos fubban hensuales. Para que se comprenda fácil*
mente la diferencia, veamos cómo se ha cobrado los servicios de
Ceva I los 1258-74, por ejemplo: Véanse en los cuadros S** 4 y 2 los 9
meses en que el consumo ha sido menor que 195 metros cúbicos
(cantidad que le corresponde á razón de 1 0 centavos el metro cúbico
por los 19,50 pesos que abonaba según el sistema de renta fija sobre
el alquiler) se le ha cobrado como si hubiera consumido 195 me-
tros cúbicos, aquellos en que se ha excedido, se cobró el consumo
efectivo.
Tenemos pues:
P«808
9 meses á pesos 19,50 c^u 175.50
Enero 254 m' á 1 0 cenUvos 25.40
Febrero 200 m' á 1 0 centavos 20.00
Noviembre 209 m^ á 1 0 centavos 20.90
Total en el año 241 .80
Clonsumo en el año : 1 657 m^
Con la compensación anual podría haber consumido 2340 metros
cúbicos mediante 234 pesos: de ahí que se establezca en el cuadro
que en contra del abonado hay 7,80 pesos y 683 metros cúbicos.
Podría dársele, como dice Couche, «una gran satisfacción», en
este caso más necesaria que en el de París, estableciendo que el
abonado sólo pagará suplemento desde el día en que el consumo
anual que se le fije haya sido superculo. Con esto también se evita-
rla la tendencia que indican algunas cifras del cuadro á consumir
el mismo volumen en invierno que en verano, lo que no es natural.
La modificación que propiciamos no es de poca monta, como lo
veremos examinando los cuadros que se acompañan.
En Salta1606, por ejemplo, por 1059 metros cúbicos consumidos
ají. SOC. UBIT. AKG, -^ T. ILVUI S
18 AMALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
el año 1897 se ha pagado 129 pesos (sin tener en cuenta el alquiler
del medidor) ósea 12,2 centavos el metro cúbico (siendo de 10
centavos el precio del m^), mientras que con la compensación
anual entre excesos y economías podía haberse consumido 201
metros cúbicos más pagando 3 pesos menos, ó traduciéndolos me-
tros cúbicos en pesos á razón de 10 centavos por metro cúbico,
la diferencia en contra del consumidor sería de 24,10 pesos en
esta casa.
En San José 747-59 podía haberse consumido 484 metros cúbi-
cos más ó sea 11 litros más por día y habitante no obstante un
gasto de 2,70 pesos menos : los 484 metros cúbicos representan el
34 por ciento del consumo hecho.
En Lorea 479-83, con 12,40 pesos menos podía haberse consu-
mido 265 metros cúbicos más, ó sea 76 litros más por día y por
persona; en San José 715-43, los 17 litros diarios más por persona
que se hubiera podido consumir^ sobrarían para hacer desaparecer
el desaseo notado en las inspecciones que en él se hicieron, pudien-
do decirse otro lanío de Cuyo 1431-35, Viamonle 1461-75 y Cevallos
1258-74, en los que hubiera podido consumirse 616, 430 y 683
metros cúbicos másrespeclivamente.
Expresando en moneda nacional á 10 centavos por metro cúbico
el precio de esos volúmenes y agregando los números de la colum-
na anterior, se tiene 438,90 pesos en contra de los abonados ó sea
el 1 4 Vo de lo que pagaron.
2* Igualdad entre el volumen de agua suministrada y el de la eli-
minada por la cloaca. Ninguna relación existe entre la canlidad de
agua que se gasta en una casa y el alquiler que ella produce. Tanto
valdría, dice Mr. Forbes, director del servicio de agua en Brooklyn,
contar las pizarras del techo de un edificio y basar en su número una
tarifa para el agua, ó contar los arcos de un barril de harina para
apreciar el valor de su contenido.
Tampoco existe relación entre la canlidad del líquido eliminado
por la cloaca de una propiedad y su valor locativo. Resolver, pues,
de una manera racional el problema de la tarificación del agua
pura y dejar subsistente la tasa que rige para el pago del servicio
de cloacas no seria lógico. Por otra parte, considerando el asunto
bajo el punto de vista administrativo, el sistema mixto complicaría
singularmente las operaciones relativas á la renta.
No pudiendo medirse directamente la cantidad de líquido cloacal
y agua de lluvia que se elimina por la cloaca de un inmueble.
CUESTIONES SANITARIAS 19
buscamos una manera fácil de resolver la cuestión y sentamos la
hipótesis de la igualdad entre esta cantidad y la de agua pura su-
ministrada (1).
Mr. Higgin, ingeniero director de la construcción de las obras de
salubridad, anticipaba (memoria de 1875, pág. 1 15) que la cantidad
DE LÍOUIDO cloacal ESTARÁ REPRESENTADA CASI EXACTAMENTE POR LA CAN-
TIDAD DE AGUA CONSUMIDA.
El siguiente cuadro formado con elementos que suministran las
memorias de 1895, 96 y 97 ilustrará el punto :
Año Agua consumida Liquido cldacaJ
ea metros cúbicos en metros cilblcos
1892 17.719.367 11.860.412
1893 22.966.731 18.854.173
1894 27.237.688 26.782.299
1895 30.557.757 30.473.601
1896 34.452.955 32.814.106
1897 33.898.793 34.201 .044
A medida que el usode las cloacas ha ido generalizándose, la dife-
rencia entre los números de la segunda y tercera columnas ha idodis-
(1 j La Comisión, en sesión del 12 de julio de 1896, ha aprobado una tarifa para
servicio de desagüe de agua de condensación de motores de usina á los conduc-
tos de tormenta, basada en el volumen máximo qun pueden descargar.
La tarifa es así :
Capacidad del conducto por hora Cuota Cuota
mensual mínima
HasU 30 metros cúbicos B 30,00 »
De 31 á 40 — 40.00 j»
De 41 á 50 — 50,00 >*
De 51 i ^QO, por metro cúbico 1,00 »
De 201 á 500 — 0 ,75 200
De 501 á 1000 — 0,50 375
De 1001 i 2000 — 0.35 500
De más de 2000 — 0,30 700
Como se ve, está aceptado ya el principio de que se pague según el volumen:
el criterio allí adoptado de volumen máximo á que puede dar salida la cañería no
seria de ningún valor en el caso del desagüe domiciliario ; los precios tampoco,
habiendo, como hay. diferencias fundamentales entre este desagüe y el domici-
liario.
20 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
minuyendo punto que sólo alcanza á 84156 metros cúbicos el
año 1895; sí el 1896 se aparta déla regla, el hecho se explica en
las siguientes palabras tomadas de la memoria correspondiente á
ese año (páginas 28 y 29) : « Se colocan á la vez y por administra-
ción las nuevas máquinas (destinadas al bombeo del líquido
cloacal). Se cree que podrán estar listas para funcionar á princi-
pios de Diciembre del corriente año(l897). Es de la mayor impor-
tancia que así suceda, porque las bombas existentes no dan abas-
to, habiendo sido necesario, en más de una ocasión tomar medidas
extraordinarias para evitar inconvenientes mayores » .
En 1897, no sólo se restablece la ley de los años anteriores si no
que el líquido cloacal es mayor que el de agua consumida, lo quese
explica fácilmente, teniendo en cuenta que ha sido un año en que el
invierno fué muy lluvioso (1).
Resulta, pues, que si la hipótesis admitida de la igualdad no es
materialmente exacta, en la práctica, y beneficiando al público,
puede admitirse como tal.
3* Precio del metro cúbico de agua y de su eliminación. — En
el capítulo III hemos manifestado que el precio del metro cúbico
de agua por medidor fué de 12 centavos, habiéndose elevado en
1892 á 20 centavos. Creemos que podría restablecerse el de \t
centavos, como resulta del análisis de los mismos números consig-
nados en dicho capítulo, admitiendo que del volumen no registrado
por medidor se distribuyese gratuitamente un 25 7ü más ó menos.
En cuanto á la eliminación, la eslimamos en 8 centavos por metro
cúbico y admitimos que el volumen de líquido eliminado sea igual
al de agua suministrada. En estos términos en vez de cobrar como
ahora 20 centavos por cada metro cúbico de agua y el 3 Vo sobre el
precio locativo del inmueble como retribución del servicio cloacal
en lascabas (no siendo conventillo) que tienen medidor, proponemos
se cobre únicamente 20 centavos por cada metro cúbico de agua sumi-
nistrada, en cuyo precio ya está incluido el servicio de eliminación.
Esto importaría ya de por sí una buena rebaja, aparte de las que
pueden obtenerse como lo explicaremos más adelante.
La relación entre los precios 12 y 8 centavos es igual á la que
3 12
existe ahora - = — é igual también á la de los gastos de explota-
o o
ción. En nota pasada por el Ingeniero Jefe al Presidente de la Co-
(1) Paede preverse que otro tanto sucederá el año 1898.
CUESTIONES SANITARIAS 21
misión de Obras de Salubridad, manifiesta que los gastos de explo-
tación se reparten en esta forma 60 Vo para la provisión de agua y
40 **/o para el servicio de cloacas.
Nos ha parecido conveniente mantener esta relación aun cuando
si nos basáramos en el costo de las obras correspondientes y los
gastos de explotación, resultaría que el servicio de eliminación de
aguas debería pagarse á mayor precio que el de provisión. Influye
en ello la circunstancia de que en las obras de eliminación están
comprendidas las costosísimas de desagüe de lluvia.
Pero, suprimido provisionalmente el impuesto de desagüe el año
1892 (Memoria, 1891-92, pág. 75), medida á que los años dieron ya
carácter de resolución definitiva, fuerza será aceptarla en la forma
consagrada : por otra parte, el público se resistiría á abonar más
por la eliminación del agua servida que por la provisión de agua
pura, entre otras razones por loque le cuestan las obras domicilia-
rias de salubridad.
4' Rebajas que se ofrece al público. — Mediante las rebajas de 10
y 20 Vo indicadas, de que gozarán íntegramente aquellos abonados
que no se excedan en el consumo que se fija como mínimo, quedan-
do siempre un gran margen para los que usen el agua con la debida
mesura, el gobierno podría disponer que en un término prudencial,
2ó 3 años por ejemplo, todos los abonos se hagan por medidor. En
París, el reglamento de 1880 ya citado daba un plazo de 3 años.
Aun cuando en otro capítulo hemos hecho somera referencia á
las ventajas obtenidas por el público y el erario en dicha ciudad, á
consecuencia de la generalización del medidor, no pacece fuera de
lugar la transcripción de lo que dice Conche, ex-ingeníero jefe del
servicio de aguas en su notable obra Leseaux de Parts en 4884,
«Veamos, desde luego^ en cuánto han reducido las disminuciones,
en los tres años que estudiamos, el producto total de los abonos
anteriores, en otros términos, qué suma había que volver á ganar
para mantener solamente las entradas.
« Las reducciones operadas en 1881 se han elevado á 500.000 fran-
cos repartidos casi uniformemente durante el año ; ellas han pro-
ducido su efecto medio en un semestre y por consiguiente han afec-
tado en 250.000 francos.
«En 1882 la revisión de las pólizas ha marchado más ligero y
740.000 francos de reducciones nuevas se han agregado á los
500.000 francos del año precedente alcanzando casia 1.240.000 fran-
cos el descenso en el monto de los abonos anteriores.
22 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
« La pérdida sufrida en el ejercicio de 1882 comprende pues:
I " La totalidad de las reducciones de 1 881 . . 500.000
2« La mitad de las repartidas sobre el 82. . 370.000 870.000
En 1883 se ha efectuado reducciones por
360.000 francos, lo que ha elevado ía pér-
dida del tercer ejercicio á 500.000 +
740.000 + ^^V"" = 1.420.000
Total que los abonados beneficiaron . 2.540. (»00
ü Ahora bien : la marcha de la renta ha sido la siguiente :
« El producto bruto de 1880 fué excedido :
Francos
En 1881 305.881 22
En 1882 467.951 57
En 1883 720.045 31
Total 1.493.878.10
« Así el conjunto de los tres años ha presentado á la vez:
Francos
Diminuciones en beneficio de los abonados 2.540.000
Aumento en las entradas 1 .494.000
« Ha sido, pues, necesario que el importe de las nuevas aguas ven-
didas, que, lo repito, no provenían de nuevos medios de alimenta-
ción sino de aprovechamiento de lo que se desperdiciaba, se eleva-
se para este período al total de las dos sumas ó sea á 4.034.000
francos.
« Esta suma de más de 4.000.000 ha sido producida : parte por
antiguos abonados á robinete libre, que el medidor obligó, por
primera vez y con mucha justicia, á pagar su consumo real;-pero
parte por 6389 nuevos abonados que no habíamos podido servir
con el antiguo sistema.
« Se ve que la demasiada extensión del robinete libre, costaba &
la vez al municipio y al público, á aquél en diminución de entra-
das á éste en diminución de servicios.»
Indicadas las razones que nos han movido á establecer las bases
CUESTIONES SANITARIAS 23
sobre que reposan los cuadros n""' 3 y 4, veamos qué entrada anual
quedaría asegurada como mínimo sí se eslableciesen los abonos en
la forma propuesta.
Entrada anual mínima asegurada si se estableciesen abonos
en la forma que se indica en los cuadros n""* 3, 4, 5 y 6
Pesos
I5.98í.i90m3aguaá20centavos(prov.yelim.). 3.196.438
1 .098.261 m^^agua á 12 centavos (provisión) 431.791
Agua para construcciones 100.000
Aguadores 30.000
Vaciadero de carros atmosféricos 3.000
Agua Belgrano 50.000
Eventuales 80.000
Total... 3.591.229
Para llegar á lo recaudado durante el año 1897 falta algo más de
1 .000.000 de pesos; pero en cambio la cantidad de agua que pro*
ducirá esta renta no alcanzaría á 18.000«000 de metros cúbicos que-
dando unos 17.000.000 de metros cúbicos disponibles.
Asignemos para servicios gratuitos 15.000 metros cúbicos, tér-
mino medio, por día, ósea 5.475.000 metros cúbicos al año, di-
gamos 5.500.000; nos queda aún 11.500.000 metros cúbicos que,
parte dentro del radio actual y parte fuera de él, tendrían segura
colocación, para lo que sería necesario extender la cañería á dis-
tritos que esperan con ansiedad el servicio de agua. Calculando ca-
da metro cúbico á 14 centavos, término medio (pues parte se com-
putarán á 20 y parte á 12 centavos), producirían 1.610.000 pesos,
que agregados á los 3.591 .000 anteriores, elevarían el producto to-
tal de las obras á 5.301.000 pesos moneda nacional.
En verdad, el cálculo de 15.000 metros cúbicos diarios para ser-
vicios gratuitos no está fundado en estadística alguna de valor lo-
cal, por no haberse llevado ni en las Obras ni en la Municipalidad,
que es la que gasta una gran parte del agua cedida gratuita-
mente.
El único dato que á este respecto se encuentra en las memorias,
existe en la del año 1892, donde dice que en riego de calles, jardi-
nes, hospitales, mercados y demás servicios municipales el volu-
24 ANALES DE LA SOCIEDAD aBKTÍFlGA ARGENTINA
men consumido excederá de 5000 metros cúbicos por día. Segura-
mente no nos quedamos cortos si incluyendo otros servicios gratui-
tos elevamos la cifra á 15.000 (i).
Si no existe, por desgracia, estadística local, contamos para for-
mar idea del gasto en cuestión con datos comparativos de impor-
tancia, y he aquí uno: en Berlín, en el año financiero 1890-91,
el consumo total fué de 34.770.828 metros cúbicos (próxima-
mente igual al de Buenos Aires en 1896), de los cuales 4.537.227
metros cúbicos ó sea el 13,05 Vo del total, se usaron en lavado de
cloacas, riego de calles, riego de parques y jardines públicos, en
mingitorios y letrinas públicas y en fuentes municipales, compren-
diendo además pérdidas en lascañerfas maestras (Gilí, ya citado).
Si, no obstante lo que estas cifras (2) muestran, pareciera es-
casa la cantidad de 15.000 metros cúbicos diarios, asignemos
20.000 ó sea el 21 ,2 7o del consumo medio diario en 1896, en cu-
yo caso en vez de 11 V« millones disponibles para la venta ten-
dríamos 9.700.000 metros cúbicos que á 14 centavos producirían
1.358.000 pesos, y el producto total se elevaría á 4.949.000 pesos
moneda nacional.
Esta suma está formada de dos sumandos, de los cuales el ma-
yor, 3.591.000 pesos, es absolutamente exactoi Voy á tratar de de-
mostrar que, si el otro es erróneo, lo será más bien por defecto, pa-
ra lo cual haré el siguiente análisis: el consumo asegurado, sin
contar agua para construcción (véanse las dos primeras partidas,
(!) Parte de los servicios gratuitos han sido estimados en la memoria de
1897 (aparecida después de escrito este ensayo) : 811.565 metros cúbicos corres-
ponden en el año á establecimientos nacionales y municipales ó sea 2233 metros
cúbicos por día .
(2) Un dato más reciente relativo también á Berlín se encuentra en la obra
de Edmond Badois, Assainissement comparé de Paris, Berlin, Londres^ etc, año
1898, librería Baudry (corresponde á 1893).
De los 40.035.922 metros cúbicos consumidos, el 86,011*/* pertenece al con-
sumo de los habitantes de la ciudad y el 13,989*/* restante i servicios gratuitos
y necesidades de las usinas.
Las cifras se descomponen así :
Metros cúbicos
1* Para las necesidades particulares de las usinas 296.533
2* Gratuitamente para servicios públicos 5.290.603
3* Pagados por el público 34.448.786
Totel 40.035.922
CUESTIONES SANITARIAS 25
pág. 23) es de 17. 080.431 melros cúbicos por año ó sea 103 litros
diarios por persona, calculando en 450.000 habitantes la población
servida. Como además se asigna 30.000 metros cúbicos por día
para servicios públicos, tendríamos que agregar 44 litros diarios
más por habitante, lo que eleva el consumo á 147 litros por día y
por persona. Hasta los 181 que asigna Bateman faltan 34 litros ó
sean 5.584.300 metros cúbicos en el año ; de modo que tendría-
mos 5.584.500 metros cúbicos á20 centavos, pesos 1.116.900, que
agregados á los 3.591.000 pesos darían 4.707.900, es decir una
renta superior (1) á la del año 1897, quedando 4.113.500 metros
cúbicos disponibles para la venta. Si suponemos que sólo la mitad
se vendan á 12 centavos, tendríamos 346.930 pesos más, ó sea un
total de 4.954.830 pesos y un exceso de 2.957.750 metros cúbicos
de agua ; exceso que no se bombearía, en caso de no ser posible
su colocación, con ventaja para la explotación, por la economía
que esto importaría ; ó que se podría deslinar á la ampliación, en
cierta escala, de los servicios públicos y particulares.
De todo esto resulta que se obtendrían ventajas inmediatas:
aumento del número de servicios y del monto de la renta, pero ellas
apenas son comparables con las que se conseguirían una vez rea-
lizadas las obras de ampliación.
Compárese : 20.000 metros cúbicos por día á 12 centavos el me-
tro cúbico aumentarían la renta en 876.000 pesos anuales, mien-
tras que 35.306 metros cúbicos, aumento del consumo medio dia-
rio desde 1892 hasta 1895, sólo han hecho crecer la renta en
629.891,63 pesos moneda nacional.
(1) Esto fué escrito antes de aparecer la memoria de 1897. Como contando
los eventuales el producto fué 4.760.818,21 pesos, resulta que debe decirse casi
igual en vez de superior .'julio 13 de 1898).
26
ANALBS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
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GUBSTIONES SANITARIAS
27
N» t
Calles y oiiineix.>^
L.
C
T9
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Santíajfo del Estero. 193Tm.
Salta (hoy Vieytes , 1606 . . .
San Juao. 348 56
San José, 749'59
Lorea, 243/Ó7
Lorea, 479-83
Cuyo, 1417/23
Cayo. 14311^
Viamonte, 1461/75
Paraguay. 1477/85
Cevaílos, 1258/74
San José. 715/43
Chile, 1853OT
EZo
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E£ e Ce
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E
15«8
1059
3272
1352
2407
1463
2674
1796
2234
2772
1657
1585
3007
iy«)
1260
2160
1836
2160
1728
2376
2412
3664
1800
2340
2232
1944
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O- a
3f
198 60
129 00
327 90
186 30
253 90
185 20
276 10
243 10
270 40
283 90
241 80
224 30
305 00
5 -^
J ^
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DirauLivciA
COirrRA DEL ABOKADO
I
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198 00
li6 00
327 20
183 60
240 70
172 80
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3 00
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13 50
12 40
8 70
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392
201
484
265
241 20
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616
266 40
4 99
430
277 20
6 70
—i
234 00
7 80
683
223 20
1 10
647
300 70
4 30
— .
Ag^ua 7 cloacas '12 de junio de 1897j
Consumo minimo d razón de 20 centavos el metro cúbico de agua limpia
suministrada y su eliminación
N« s
Numero de locales
2.641
o . iO«j
5.400
3.722
5.080
2.a39 ,
2.68-1
2.200
1.615
(J06
778
229
37.037
Alquiler
actual
por mes
Cuota actual
agua
y
cloacas
Cuota
mínima
Metros
cübicos
de airua por
mes que les
ToUl
de
metros cúbicos
en
pesos ni/n
por mes
en })e808 m/n
corresponde
por me^
t
8
4
S
6
40
2.00
1.60
8.00
21.128 00
60
3.00
2.40
12.00
55.080 00
80
4.00
3.20
16.00
82.448 00
100
5.00
4.00
20.00
108.000 00
120
6.00
4.80
24.00
89.328 00
150
7.50
6.00
30.00
152.400 00
180
9.00
7.20
36.00
ai. 204 00
200
10.00
8.00
40.00
107.360 00
250
12.50
10.00
50.00
110.000 00
300
15.00
12.00
60.00
96.900 00
350
17.50
14.00
70.00
42.420 00
400
20.00
16.00
80.00
62.240 00
450
22.50
18.00
90.00
20.610 00
1.032.118 00
Nota. — El ntaraero de locales corresponde á la planilla que el seAor contador formuló y dan el
estado exacto el 12 de Julio de iSIfí. > No se tiene en cuenta el alquiler del medidor.
OriiA. — Para los locales que pagan, sefrun alquiler, hasta i50 pesos Inuiutive. se admlle un
minimo de abono que permita una economía al nlionado del SO •/• : pfti'* locales de SOO pesos arriba
ana de 10 •;••
28
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Ag^ua 7 cloacas
Abono mínimo que permita una economía de 40 7o d los abonados
si no lo exceden
N* 4
Numero de locales
430
81
221
54
142
28
154
14
24
6
118
4
10
3
37
12
2
11
1
34
3
8
3
2
9
1
1
1
36
2
1.452
Alquiler
actual
por mes
en pesos m/n
500
550
600
650
700
750
800
850
900
950
1.000
1.050
1.100
1.150
1.200
1.300
1.350
1.400
1.450
1.500
1.550
1.600
1.650
1.700
1.800
1.850
1.900
1.950
2.000
2.200
Cuota actual
agua
y
cloacas
por meb
en pesos m/n
3
25.00
27.50
30.00
32.50
35.00
37.50
40.00
42.50
45.00
47.50
50.00
52.50
55.00
57.50
60.00
65.00
67 50
70.00
72.50
75.00
77.50
80.00
82.50
85.00
90.00
92.50
95.00
100.00
110.00
Cuota
mínima
22.50
24.75
27.00
29.25
31.50
33.75
36.00
38.25
40.50
42.75
45.00
47.25
49.50
51.75
54.00
58.00
60.75
63.00
65.25
67.50
69.75
72.00
74.25
76.50
81.00
83.25
85.50
87.75
90.00
99.00
Metros
cüblcos
de a^a por
mes que les
corresponde
112.50
123.75
135.00
146.25
157.50
168.75
180.00
191.25
202.50
213.75
225.00
236.25
247.50
258.75
270.00
292.50
303.75
315.00
326.25
337.50
348.75
360.00
371.21
382.50
405.00
416.25
427.50
438.75
450.00
495.00
Total
de
metros cüblcos
por mes
48.375 00
10.023 75
29.835 00
8.097 50
22.365 00
4.725 00
27.720 00
2.677 50
4.860 00
1.282 50
26.550 00
945 00
2.475 00
976 25
9.990 00
3.510 00
607 50
3.465 00
326 25
11.476 00
1.046 25
2.880 00
1.113 75
765 00
3.645 00
416 25
427 50
438 75
16.200 00
990 00
248.003 75
CUESTIONES SANITARIAS
29
Ag^ua 7 cloacas
Abono minitno que permita una economía de 40 */• d los abonados
si no lo exceden
N»4 {continuousión) ^
Número de locales
1
Alquiler
actual
por mes
en pesos m/n
2
Cuota actual
agua
y
cloacaB
por mes
en pesos m/n
3
Cuota
mínima
4
Metros
cúbicos
de agua por
mes que les
corresponde
s
Total
de
metros cúbicofl
por mes
6
2
2.300
2.400
2.450
2.500
2.550
2.700
2.900
3.000
3.150
3.500
3.000
4.100
4.500
4.650
5.000
5.500
6.000
7.200
7.700
8.000
9.000
9.500
115.00
120.00
122.50
125.00
127 50
135.00
145.00
150.00
157.50
175.00
200.00
205.00
225.00
232.50
250.00
275.00
300.00
360.00
385.00
400.00
450.00
475.00
«
103.50
108.00
110.25
112.50
114.75
121.50
130.50
135.00
141.75
157.50
180.00
184.50
202.50
209.25
225.00
247.50
270.00
324.00
346.50
360.00
405.00
427.50
507.50
540.00
551.25
562.50
573.75
607.50
652.50
675.00
708.75
787.50
900.00
922,50
1012.50
1046.25
1125.00
1237.50
1350.00
1620.00
1732.50
1800.00
2025.00
2137.50
1.03) 00
4
2.160 00
1
551 25
13
7,312 00
1
573 75
2
1.215 00
1
652 50
11
7.425 00
1
708 75
3
2.362 50
7
6.300 00
2
1.845 00
1
1.012 50
1
5
1.046 25
5.625 00
1
1.237 50
1
1.350 00
1
1.620 00
1
1.732 50
1
1.800 00
1
2.025 00
1
2.137.50
62
51.737 50
Resumen de los cuadros 3 y 4
Cuadro número 3, metros cúbicos por mes...
Cuadro número 4, metros cúbicos por mes. . .
Total de metros cúbicos por mes. . .
1.032.118 00
299.731 25
1.331.849 25
Por año 15.98i.190 metros cúbicos d iO centavos
30
ANALBS DB LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Locales oon agrua sola
N*» 5 y 6
Alquiler mensual
Numero
de
locales
Cuota actual
por mes
Cuota
mínima
Metro*
cübicos que
le corresponde
a
12 centavos
Total
de
metros cúbicos
por mes
Abono mínimo que permite una economía de tO Vo d los abonados
si no lo exceden
622
1 20
0 96
8
4.976 oO
972
1 80
1 44
12
11.664 Oü
860
2 40
1 92
16
13.760 00
667
3 00
2 40
20
13.340 00
322
3 60
2 88
24
7.728 00
345
4 50
3 60
30
10.350 00
128
5 40
4 32
36
4.608 00
140
6 00
4 80
40
5.600 00
77
7 50
6 00
50
3.850 00
74
9 00
7 20
60
4.440 00
18
10 50
8 40
70
1.260 00
28
12 00
9 60
80
2.240 00
4
13 50
10 80
90
360 00
84.176 00
40.
60.
80.
100,
120,
150
180.
200.
250.
300.
350.
400.
450.
Abono mínimo que permite una economía de 40 •/• d los abonados
si no lo exceden
500.
550.
600.
650.
700.
750,
800.
900.
1000.
1050.
1300.
1500.
24
15 00
2
16 50
6
18 00
1
19 50
3
21 00
1
22 50
4
24 00
1
27 00
3
30 00
1
4.
31 50
1
39 00
2
45 00
112 50
123 50
135 00
146 25
157 50
168 75
180 00
202 50
225 00
236 25
292 50
337 50
2.700 00
247 00
810 00
146 25
472 50
168 75
720 00
202 50
675 00
236 25
292 50
675 00
7.345 75
Resumen de los cuadros 5 y 6
Cuadro número 5 84.176 00
Cuadro niímero 6
Total metros cúbicos por mes. . .
7.345 75
91.521 75
Por año i 098264 metros cúbicos d 4S centavos
LA EVOLUCIÓN Y DESTRUCCIÓN
DEL
PULGÓN LANÍGERO
SEGÚN J. LIGNIÉRES
Los daños causados á los manzanos por el pulgón lanígero han
llamado sobre él la atención de los naturalistas, quienes se han
preocupado de estudiar su desarrollo y los procedimientos más ade-
cuados para destruirlo.
Como este pulgón, Schizoneura lanígera Eansmann y ataca tam-
bién nuestros frutales nos ha parecido interesante extractar un
trabajo publicado sobre él por el señor Ligniéres, actual director del
Instituto de la Asociación de Hacendados, en Palermo.
El artículo de Ligniéres apareció en el Bulletin du Ministére de
VAgriculture, de Francia, bajo el título JRapport sur Vévolution du
Puceron lanigére y apesar de haber transcurrido más de tres años
desde su publicación, sus conclusiones no se han generalizado
tanto como fuera de desear.
Este artículo es el fruto de ocho años de observaciones continuas
y perfectamente controladas.
Ya en los almacigos el pulgón hace sufrir mucho á las jóvenes
plantas y más tarde ataca de preferencia á los manzanos de los
huertos, mientras íjue causa menos daño á los que se crían en
campo abierto.
Este insecto mata muy lentamente á su huésped, así que se le
deja vivir años y años sobre los manzanos sin parar en él la alen-
32 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ción y generalmente es muy tarde para intervenir útilmente cuando
se constatan sobre el tronco y las ramas una cantidad de tumores
y resquebrajaduras al mismo tiempo que una diminución sensi-
ble en las cosechas.
ORIGEN
Ligniéres admite el origen americano del pulgón.
Para apoyar esta hipótesis se había hecho notar justamente que
Schizoneura lanígera está muy esparcido en el nuevo mundo; que
es extremadamente fácil á los ápteros muy jóvenes esconderse bajo
las escamas ó las ranuras de las ramas sin llamar la atención, y
que, en fin, su aparición ha sido sólo señalada en Europa en 1789.
Debe observarse, sin embargo, que antes de 1789las investigacio-
nes entomológicas no estaban aún muy avanzadas y que podría ha-
ber sucedido que el pulgón lanígero hubiera quedado largo tiempo
ignorado ó que por lo menos no hubiera provocado ninguna rela-
ción escrita.
Aumenta para Ligniéres la probabilidad déla introducción de
Schizoneura lanígera en manzanos americanos importados á Europa
la presencia sobre los manzanos de un Kermes (Kermes conchifor-
mis, Myíilaspis pomicoriicis) y dedos Acáridos (Tyroglyphus ma-
lus Shimer, Hemisarcoptes coccisugus Ligniéres) que viven sobre
los escudos del Kermes^ animales todos muy comunes en América.
Fallaría averiguar sobre qué plantas americanas vivía el pulgón
antes de la introducción de los manzanos en América y si no sería
más probable que estos parásitos, importados á ella conjuntamen-
te con los manzanos, hubieran adquirido más abundante desarrollo
en América, de donde fueron luego nuevamente introducidos á
Europa.
EVOLUCIÓN
Como la evolución sufre modificaciones muy- sensibles por las
influencias exteriores no se pueden generalizar en absoluto las ob-
servaciones de Ligniéres y las daremos sólo como un tipo medio
de desarrollo.
EL PULGÓN LÁKIGERO 33
Forma áptera
Cuando llega la primavera se apercibe sobre los tumores y en las
cavidades del tronco y de las ramas los primeros signos de la
vuelta de los pulgones que se manifiestan por pequeñas manchas
de un blanco azulado, producidas por un solo pulgón adulto ó por
tres ó cuatro individuos reunidos.
Al mismo tiempo comienza el desarrollo de los embriones. En
efecto, mientras que en invierno casi no hay embriones en el inte-
rior de las hembras adultas, al comenzar la primavera se encuen-
tran en cada una de ellas, por término medio, tres grandes embrio-
nes, dos medianos y muchos pequeños.
Más tarde, las manchas se extienden sensiblemente y encierran
ya veinte ó veinticinco ápteros adultos en los que se cuenta de vein-
tidós á veinticuatro embriones bien formados y un gran número de
pequeños.
Las manchas azuladas se ponen completamente blancas y son
visibles aun para personas poco experimentadas, pero aún faltan
sobre los jóvenes brotes del año. Estos no tardan en ser invadidos
y se nota en la base del peciolo de las hojas la aparición de peque-
ñísimos puntos azulados formados por uno ó dos pequeños pulgo-
nes de cinco ó seis dias de edad próximamente.
La invasión del árbol se efectúa, pues, maniñestamente desde el
tronco hacia la extremidad de las ramas.
A fínes de la primavera todas las nuevas colonias se agrandan y
forman sobre el árbol numerosos y espesos focos, en los cuales los
pulgones se encuentran á menudo extremadamente apretados los
unos contra los otros.
Estos focos son muy visibles por la substancia cerosa blanquizca
de aspecto lanoso, segregada abundantemente por los insectos.
Los pulgones ápteros se vuelven adultos en un tiempo variable,
pero siempre muy corto.
Según las observaciones de Ligniéres, la primera generación evo-
luciona completamente en veintitrés dias y á medida que se avanza
en la estación cálida la evolución se efectúa en veinte, diez y ocho,
quincey hasta doce dias. En otoño aumenta nuevamente el tiempo
necesario para alcanzar la forma adulta, de manera que requieren
áH, SOC. CIE7IT. ARG. — T. XLVIII 3
34 ANALES DE LÁ SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
veinlícíncodfas y más, hasta que aquellos que nacen á principios
del invierno terminan á menudo su desarrollo en la primavera si-
guiente.
Las observaciones efectuadas por Ligniéres en Francia le han
mostrado que las generaciones de pulgones ápteros que se suceden
en un año son de doce á catorce.
Dado, por otra parte, que una sola hembra áptera da nacimiento
á cincuenta ó sesenta pulgones, se puede juzgar el número tabuloso
de pulgones que nacen en un año sobre un manzano.
Estos ápteros pasan su vida en las ramas y no han sido encpntra-
dos en las raíces.
Ninfas
Ciertos pulgones ápteros no agotan completamente su puesta de
huevos y sufren una primera muda suplementaria que los convier-
te en ninfas, muy reconocibles pur su forma y por la presencia á
los lados del cuerpo, de dos pequeños sacos blancos que contienen
los rudimentos de las alas. Esta primera ninfa, según lo ha obser-
vado muy claramente Ligniéres, sufre una segunda muda que la
deja aún en ese estado pero que le da una talla un poco más consi-
derable ; por ñn, una tercera muda la transforma en pulgón alado.
Todas las ninfas se nutren abundantemente de savia.
Forma alada
En el momento de la eclosión, el pulgón tiene las alas enrolla-
das, blancas y opalinas, el cuerpo color rojo castaño bastante cla-
ro ; pero en cuatro horas á lo más las alas se despliegan y ponen
transparentes, y el cuerpo adquiere un tinte obscuro, casi negro.
Debe notarse que la hembra alada no toma jamás alimento,
aunque posee un rostro que por lo demás es muy corto. Si se exa-
mina el contenido de una hembra alada se encuentran seis, ocho,
diez y hasta doce embriones bien desarrollados.
Ya sea volando á otro árbol ó bien sobre el mismo en que ha na-
cido, deposita la hembra su cría, unas veces entre los grupos de
ápteros y otras sobre las hojas ó las ramas.
El insecto alado pone generalmente tres ó cuatro días después de
BL PULGÓN LANÍGERO 35
SU salida de la ninfa, sin embargo la puesta puede hacerse sólo á
los ocho ó diez dias, de manera que tiene todo el tiempo necesario
para encontrar un sitio favorable al depósito de su progenitura. El
insecto sucumbe poco después de la puesta que les deja el abdomen
extraordinariamente retraido.
Individuos sexuales
Siendo relativamente pobre la literatura concerniente al desarro-
llo, modo de vivir y cópula de los individuos sexuales, Ligniéres se
ha esforzado en llenar este vacío.
Para observarlos con comodidad los criaba en una celda forma-
da por una entalladura de bordes oblicuos de arriba hacia abajo y
profunda de 4 á 5 milímetros, practicada en un trozo de médula
de saúco.
En su fondo se practican anfractuosidades irregulares, poco pro-
fundas, destinadas á alojar á los pulgones.
Se pega el todo sobre Una lámina de vidrio que sirva de soporte
y se encierra á los insectos por medio de otra lámina de vidrio
adherida á los bordes de la celda con un poco de parafina.
Se pueden seguir entonces todas las evoluciones de los pulgones
aun bajo el microscopio.
Macho
El macho es siempre muy sensiblemente más pequeño que la
hembra, pero mucho más alargado ; su color es verdoso. No posee
ni trompa ni chupadores y durante su vida no toma alimento. Su-
fre tres mudas á intervalos variables de dos á cinco días, según las
estaciones, para alcanzar el estado adulto.
Se distingue entonces de las hembras por su cuerpo esbelto y
sus antenas relativamente largas. En la parte inferior y completa-
mente posterior del abdomen, se encuentra el aparato genital, for-
mado de una pieza quitinosa en forma de V, abierta del lado del
ano y de la cual sale á veces un pene encorvado.
Busca á las hembras con extraordinaria é incesante actividad, y
cuando encuentra una no la abandona hasta que efectúa la cópula.
36 ANALES DE LA SOCIEDAD GIEMTÍP1CA ARGENTINA
Si la hembra do está apta para recibirlo, el macho se sube sobre
su lomo y se adhiere muy fuertemente con ayuda de sus patas.
Puede permanecer en esta posición uno ó dos días, pero en cuanto
la fecundación es posible efectúa inmediatamente la cópula y se
retira para correr con su primitivo ardor en busca de otra hembra.
Este manejo no cesa hasta la muerte del macho, que tiene lugar
del octavo al décimo día después de la tercera muda.
Hembra
Como el macho, la joven hembra se aloja desde su nacimiento en
una pequeña anfractuosidad. Se distingue ya claramente del ma-
cho por su color, primero amarillo claro, después un poco castaño,
su volumen más considerable, su forma más robusta, sus antenas
siempre más cortas.
Inmediatamente después de la salida del cuerpo del insecto ala-
do la hembra muestra ya en el abdomen un pequeño huevo, cuyo
polo^ dirigido hacia la cabeza, está provisto de una mancha brillan-
te, blanca y redondeada.
Esta hembra sufre tres mudas antes de poderse acoplar. Después
de cada muda, el huevo aumenta sensiblemente de volumen, al
mismo tiempo que cambia de aspecto ; por otra parte, el insecto,
aunque no toma ningún alimento, aumenta algo de volumen. Así,
después de la primera muda, el huevo ya ha crecido; se encuen-
tra aún en el polo anterior la mancha brillante ya señalada.
Esta mancha desaparece después de la segunda muda que au-
menta aún el volumen del huevo. Este llena casi completamente
después de la tercera muda la cavidad abdominal de la hembra
que parece tener un doble contorno.
El intervalo que separa las mudas es casi el mismo que para
los machos. Después déla tercera la hembra permanece inmóvil en
su esccmdite^ esperando el macho, y, hecho curioso é interesante,
si la cópula no se efectúa en los cinco ó seis días que siguen á la
tercera muda, ella sufre una cuarta. Además, el contacto de los
machos con las hembras que han sufrido esta cuarta muda, sólo
puede hacerse durante las primeras horas transcurridas después
de ella.
Ligniéres ha constatado que las hembras no fecundadas son ab-
KL PULGÓN LANÍGBRO 31
solutamente incapaces de poner y acaban por morir veinte ó trein-
ta días después de la cuarta muda. Es decir que todos los huevos
que pone son fecundos.
Después de la cópula, la hembra, que no ha abandonado su es-
condite, se entierra más en él, pero esta vez con la extremidad pos-
terior del cuerpo dirigida hacia el fondo.
La puesta comienza de ordinario el segundo día después de la
cópula y termina el tercero. Para poner la hembra retrae progre-
sivamente las paredes del abdomen hasta dejar en definitiva el
huevo desnudo, de manera que el insecto que primitivamente po-
seía un abdomen voluminoso y cilindrico parece perderlo casi por
completo después de la puesta.
Queda luego inmóvil, cerca de su huevo, como muerta, pero al día
siguiente comienzan á apercibirse, sobre todo en la parte posterior
de su cuerpo, pequeños puntos blanquizcos de substancia lanosa.
En menos de dos ó tres días, largos filamentos lanosos recubren
más ó menos completamente el huevo. La hembra puede aún vi-
vir ocho ó diez días, durante los cuales su cuerpo toma un color
cada vez más obscuro, hasta que muere.
El huevo, siempre pcduncM/ado, es primero rojizo y luego rojo
castaño.
Su eclosión tiene lugar en la primavera siguiente. Entonces los
jóvenes pulgones ápteros que de ellos salen encuentran abundante
savia para su desarrollo.
Así termina el ciclo evolutivo que se desarrollará de nuevo el
siguiente año.
COSTUMBRES
Ya se ha dicho que los ápteros aparecen en primavera sobre los
antiguos puntos de infestación, es decir sobre los tumores y res-
quebrajaduras del tronco y de las gruesas ramas. Las manchas
que forman son menos abundantes en la parte superior de las ra-
mas, así se encuentran los insectos al abrigo de las intemperies y
sobretodo de los rayos solares. El pulgón lanígero sufre mucho,
en efecto, por el calor seco y el vello lanoso que segrega parece es-
lar especialmente destinado á protejerlo contra la desecación. Es
más abundante en pleno verano mientras que en invierno los pul-
38 AMALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
gones se despojan casi compietamente de él ó sólo lo conservan bajo
forma de una substancia grisácea, pulverulenta, muy poco abun-
dante.
Los ápteros, escondidos bajo su abundante lana, fijan sus cuatro
estilos en el vegetal para chuparle la savia, y depositan al mismo
tiempo en las heridas una saliva irritante cuya presencia provoca
una hipertrofia de los tejidos, que se traduce exteriormente por la
formación de tumores.
Privados de alimento, los ápteros resisten muy fácilmente unos
diez días en la buena estación y hasta veinte dias en los primeros
fríos; no toman ningún alimento durante el invierno. En todos los
casos, los jóvenes soportan mucho más fácilmente la abstinencia
que los adultos.
Cuando un manzano infestado muere ó es bruscamente arranca-
do en primavera ó verano los pulgones no tardan en abandonarlo;
mientras que durante el invierno permanecen durante varios dias
adheridos al vegetal muerto sin tratar de huir.
Al aproximarse el invierno muchos pulgones perecen por efecto
del frío, mientras que otros se introducen en las resquebrajaduras
de la corteza, en los muros próximos ó bajo la corteza de otros
árboles para invernar.
INFESTACIÓN
Los ápteros muy jóvenes son mucho más temibles bajo el punto
de vista del contagio, gracias á su débil volumen^ á su agilidad y á
su gran resistencia .
i "" Infestación artificiaL Las jóvenes plantas y los ingertos pro-
venientes de almacigos infestados pueden esconder en resquebra-
jaduras microscópicas, éntrelas escamas de una yema, algunos
individuos de Schizoneura lanígera, que el más atento examen no
puede siempre descubrir.
Bien fácil es, pues, comprender la contaminación de nuevos huer-
tos por la introducción de plantas ó ingertos infestados.
La extensión de la enfermedad en los huertos se realiza con
enorme rapidez cuando se dirige contra los pulgones insecticidas
ineficaces, ó cuando uno se limita acepillar los puntos infestados.
EL PULGÓN LANÍGERO 39
I
Por estas maniobras, aun cuando se hace algunas victimas, se
proyecta al suelo una enorme cantidad de ápteros, sobre todo jó-
venes, que se esfuerzan en alcanzar un punto favorable.
Después de algunos días, se constata una desaparición momen-
tánea de los pulgones, pero bien pronto pululan de nuevo y hay
que recomenzar la operación. De manera que no sólo se pierde el
tiempo sino que se contribuye á la propagación de la plaga. A la
verdad que si se considera sólo la lentitud relativa de los pulgones,
no puede creerse muy importante esta diseminación, pero sabiendo
que un joven áptero es capaz de ayunar durante diez días como
mínimum, en los cuales no cesa de buscar un huésped, y que no
es raro ver á uno de estos insectos recorrer 15 centímetros en cinco
minutos, es fácil calcular que marcharán 1,80 metros en una hora,
y 43^20 metros al día ó sea 432 metros en diez días.
Este simple cálculo^ inferior á menudo á la verdad, basta para
demostrar que, aún descontando los instantes de reposo, las contra-
marchas y desvíos, resulta que los pulgones son capaces de recorrer
espacios relativamente considerables. Aunque muchos Schizoneura
no encuentran manzanos y gran número perecen accidentalmente,
los millones dispersados por el cepillado de los árboles constituyen
siempre un grave peligro.
La poda de los manzanos cubiertos de pulgones, puede tener las
mismas consecuencias si no se destruyen por el fuego las partes
cortadas.
En fín los vestidos, las manos y los instrumentos agrícolas de los
hortelanos pueden también transportar pulgones.
2"^ Infestación natural. Al abandonar los pulgones sus retiros
de invernada recorren grandes distancias para buscar manzanos,
así que estas peregrinaciones contribuyen á esparcir la infesta-
ción. Los pulgones que caen al suelo volti¿ados por la extraordina-
ria multiplicación del insecto que ocupa todo el espacio en las
plantas infestadas, constituyen un importante medio de propaga-
ción.
Por fín, los alados contribuyen también muy activamente á la
diseminación del pulgón lanígero, pero debe notarse que esta di-
seminación difíere esencialmente de las precedentes en cuanto se
hace casi siempre á gran distancia y crea así nuevos focos en loca-
lidades hasta entonces indemnes.
«
Asi Ligniéres ha capturado unalado en los alrededores del bosque
de Vincennes en un punto alejado 500 metros de todo jardín.
40 ANALES DE LA SOCIEDAD aElfTiFlCA ARGENTINA
Ligniéres sólo conoce un enemigo natural verdaderamente terri-
ble para el Schizoneura : el frío intenso y prolongado. Los inviernos
largos y rigurosos de los países frios matan un enorme número de
pulgones lanígeros.
DESTRUCCIÓN
Como es mejor prevenir que curar, debe recomendarse el no in-
troducir en los almacigos ó huertos no infestados, planta ó inger-
to alguno sin haberlo tratado por un insecticida apropiado.
El Schizoneura lanígera resiste tenazmente á los medios de des-
trucción, por la dificultad de alcanzarlo en todos sus escondites,
por el número fabuloso de sus individuos y sobre todo por su gran
resistencia á los diversos agentes químicos.
Ligniéres ha demostrado en el Congreso pomológico del Oeste,
celebrado en París en 4889, que los líquidos acuosos, incapaces en
general de penetrar el vello blanquizco secretado por el pulgón y
por consiguiente de mojar á este parásito, eran completamente ine-
ficaces.
2so sucede con las soluciones de sulfato de cobre ó de zinc, po-
tasa, jabón, ácido sulfúrico, clorhídrico, nítrico y el mismo jugo de
tabaco, cuyas propiedades insecticidas son tan justamente apre-
ciadas.
El experimento siguiente es decisivo.
En un vaso lleno de jugo de tabaco diluido en agua, se proyecta
á los pulgones lanígeros tal como se los encuentra en los manzanos,
es decir, recubiertos de su substancia cerosa. Inmediatamente se
deslizan por la superficie del líquido y llegan al borde, donde pue-
den permanecer muy largo tiempo sin morir; sumergidos en la
substancia insecticida salen de ella sin haber sido mojados y perma-
necen activos.
Si en el ensayo precedente, se reemplaza la decocción de tabaco
por alcohol, se ve en seguida que éste penetra en la substancia la-
nosa y moja perfectamente al insecto que cae al fondo.
Por esta razóp se ha preconizado el alcohol diluido en igual vo-
lumen de agua, pero como no siempre se emplea alcqhol á 90^ su-
cede que esta mezcla moja muy difícilmente al pulgón.
EL PULOÓN LANIOERO 41
Por otra parte Ligniéres ha demostrado que el alcohol á 60 gra-
dos^ el espirita de madera, el mismo alcohol á 90 grados tienen
una acción mucho más aparente que real sobre Schizoneura lani^
gera.
El blanqueo con cal no obra más que por acción mecánica, la
cual es insuficiente. Para que esta substancia no dañe al vegetal
sólo puede aplicarse en invierno y en capa relativamente delgada.
En esta época los pulgones están escondidos y en primavera se es-
tablecen perfectamente en las ramas de donde han volteado la cal
las lluvias y las heladas.
En cuanto á la bencina, petróleo, esencia mineral, esencia de tre-
mentina, sulfuro de carbono, etc., son muy eficaces contra el pulgón
al que mojan, perfectamente y matan al instante, pero son difíciles
de manejar por la destrucción de las yemas y partes verdes de las
plantas tocadas por estas substancias, de modo que el remedio es á
menudo más peligroso que el mal.
El hecho principal que resulta de estos datos es que el pulgón la-
nígero es muerto sólo por líquidos susceptibles de mojarlo per-
fectamente.
Es fácil, pues, obtener insecticidas eficaces, combinando ciertas
substancias.
Así se podría emplear alguno de los líquidos siguientes :
A. Agua. ,. iOO
Alcohol á 60« 150
Potasa 5
B. Agua 100
Espíritu de madera 1 25
Posata 5
C. Jugo de tabaco I
Alcohol á 60« 3
D. Alcohol 100
Jabón negro 1 Oú
Esta última preparación sería excelente si conservara mejor
su propiedad de mojar á los pulgones cuando se la diluye en una
notable cantidad de agua y sobre todo si costara menos caro.
42 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFIGA ARGENTINA
A fin de reunir ambas cualidades, Ligniéres ha tratado de reem-
plazar el alcohol ordinario por los productos finales de la destila-
ción industrialdelosalcoholes de granos, de remolachas ó depapas,
productos conocidos bajo el nombre de aceites esenciales y cuyo
precio de costo es extremadamente bajo.
Estos ensayos fueron coronados de completo éxito y Ligniéres
obtuvo un insecticida compuesto así :
Aceites esenciales 1 00
Jabón negro i 00
Tratamiento práctico. En invierno cuando la ausencia de hojas
permite ver de la mejor manera posible los puntos infestados, se
proyecta por medio de un pulverizador el insecticida al Vio sobre
el tronco, las gruesas ramas, los tumores y las resquebrajaduras
que pueden apercibirse; ó, lo que es aún mejor, se rocía completa-
mente cada manzano, sin preocuparse de las yemas.
El licor insecticida es de fácil preparación: basta hacer disolver
i 00 parles de jabón negro ó verde en 100 partes de aceites esen-
ciales; estos últimos, naturalmente insolubles ó poco solubles en
agua, se hacen mixibles á este liquido después de haber dísuelto
el jabón.
Se agregan luego nueve partes de agua á una de la solución al-
cohólica.
Al mismo tiempo que se polvorea los árboles, conviene hacer la
misma operación en los muros y todo lo que pueda contener pulgo-
nes escondidos y el suelo, que luego será bueno remover con la
azada.
Para terminar este tratamiento de invierno se untarán con pincel
todas las resquebrajaduras y tumores con la mezcla siguiente:
Alquitrán 100
Bencina 15
Para destruir los pulgones sobrevivientes conviene tratar de nue-
vo en primavera á los manzanos, proyectando sobre las manchas
de pulgones la solución alcohólica diluida al Vis para no dañar á
las yemas, las hojas tiernas y las flores.
EL PULGÓN LANÍGERO 43
Conviene emplear un pulverizador en el tratamiento de prima-
vera, para gastar menos insecticida y matar tVt situ á los pulgones
proyectando directamente sobre ellos fínas gotitasdel liquido.
Todos los ensayos hechos con este insecticida en Francia y otros
países han dado muy buenos resultados.
Es conveniente, pues, tenerlo presente para la destrucción del
pulgón lanígero y otros parásitos en la República Argentina en caso
que llegaran á perjudicar el cultivo industrial y comercial de los
manzanos, poco desarrollado aún.
NOVA ADDENDA
AD
FLORAM PATAGONIGAM
AUCTORB
CAROLO SPEGAZZINI
(PAR8 l)
103. Saxífraga caespitosa L. var. Pavonti (Don). = Gay, Fl. Cliil.,
III, f. 41.
Hab. In rupestribus monlanis Karr-aik prope Lago Argentino,
Man. 1898 (C. A.).
104. RiBES LACARENSE Ph. = Ph., Att. Un. Chil., LXXXV, f. 498.
Hab. Jn rupestribus vallis Lago Rlanco, Chubut, Nov. 1898
(n. 106-136, Koslowsky).
Obs. Species distinctissima I Folia in specimínibus chubuten-
sibus limbo suborbieulari (8-9 mm alt. et lat.) basi leniter
cuneato, saepius trinervio et triñdo, lobis obovatis tridentatis,
petiolo exappendiculato (4-5 mm long.), pedunculis cernuis
quam petioli paulo brevioribus (3-4 mm long.) minutissime
pulverulento-puberulis saepius trifloris, bracteis ovato-orbi-
cülaribus (3-4 mm diam.)obtusis integerrimis glabris, floribus
sessilibus parvulis glaberrimis, ovario purpureo, sepalis
acutis roséis.
105. RiBES MAGELLANicuM Poít. = Gay, Fl. Chíl. III, f. 36.
Hab. Non rarum in dumetismontanis prope Lago Nahuel-buapi,
Dec. 1897 (C.S.).
106. Tillaba moschata DC. = Speg., Plant. Pat. austr., n. 126.
Hab. Non rara ad ripas, prope ostia praecipue, fluminis Rio
Negro, Febr. 1898 (C. S.).
NOVA ADDENOA AD FLORAM PATAGONICAM 45
407. Tillara peduncularis Smith. = DCm Pr. III, f. 382.
Hab. Non rara, praecipue in pelrosis, secus Rio Negro, Jan. et
Febr. 4898. (C.S.).
108. HiPPURis vuLGARis L. == Speg., Plant. Pat. austr., n. 127.
Hab. In píscinis p^rope Chonkenk aik secus Rio Chico, Febr.
Í898(C. A.).
109. GUNNERA CHiLENsis Lam. = Gay, Fl. Ghil. II, f. 363.
Hab. Non rara in unabrosis secus rivulos montanos prope Lago
Nahuel-huapi, Dec. 1897 (C. S.).
110. GuNNERA MAGELLANiCA Lnk. = Speg., Planl. Pat. austr. n. 128.
Hab. Ad ripas Lago Nahuel-huapi, Dec. 1897 (C. S.).
111. Myriophyllum ELATiNoiDEGaud. = Speg., Plant. Pat. austr.
n. 129.
Hab, In uliginosis secus Rio Chico prope Chonkenk-aik, ¥eh\\
1898 (C. A.).
112. Myriophyllum elatinoidb Gaud. var. temaium (Gaud.). =
Gay, Fl. Chil. II, f. 339.
Hab. Cum typo in piscinis secus Rio Chico prope Chonkenk-aik,
Febr. 1898. (C. A.).
•
113. CuPHAEA GLüTinosA Cham. & Schlt. = Walprs, Rep. II, f. 109.
Hab, Non rara in insulis et ad ripas Rio Negro praecipue prope
ostia. Jan. et Febr. 1898 (C. S.).
114. Lythruv HTSSOPiFOLiuM L. = DC, Pr. III, f. 81.
Hab. Vulgatum in ulignosís secus Rio Negro, Jan et Febr. 1898
(C. S'.).
115. Pleuropuora PATAGÓNICA Spcg. = Spcg., Plant. Pat. austr.
D. 130.
Hab. In campís saxosis aridissiníiís prope Trelew, Chubut, Nov.
1897 (Dr.J. Valentin).
Obs. Specimina chubutensia magis elata atque relaxata (15-30
cm alt.), ramulís macrophyllis magis elongatis (10-15 cnn
long.) quandoque floriferís quandoque sterilibus.
46 ANALES DE LA SOCIEDAD GIENTÍPICA AR6BMT1NA
M6. Epilobium Lechleri Ph. & Haussk. = Speg., Plant. Pal. austr.
n. 132.
Hab. Non rarum in uliginosis prope Kman-aik el Chonkenk-aik
secus Rio Chico, Febr. 1898 (C. A.).
117. Oenothera austraus Saisb. = Speg., Plant. Pat. austr. n. 136.
Hab. Vulgata in sabulosis, praecipueadostia^ fluminisRioNegro,
Febr. 1898 (C. S.).
118. Oenothera chilensis (Brt.) Dietr. = Speg., Plant. Pal. austr.,
n. 135.
Hab. Vulgata insabulosisadconfluentiamfluminuniLímay elNeu-
quen nec non secus Lago Nahuel-huapi. Dec. 1897 (C. S.) el in
Valle del Rio de Mayo, Chubul, Nov. 1898 (n. 1 19, Koslowsky).
119. Oemothera magellánica Ph. = Speg., Plant. Pat. austr. n. 137.
Hab, In monlanis cenlralibus Chubul, Nov. 1898 (n. 22, Kos-
lowsk)').
120. Oenothera mollissima L. = DC, Pr. III, f. 48.
Hab, In sabulosis ad ripas Lago Nahuel-huapi, Dec. 1897 (C. S.).
121. Oenothera odorata Jacq. = Speg., Plant. Pat. austr. n. 138.
Hab, Vulgala ad ripas fluminis Rio N^gro, Jan. el Febr. 1898
(C. S.).
122. Oe^otükr A íEpüobiopsis) pygmaea Speg., n. sp.
Diag. Annua jmsilla, e pubescenti glabrata, foliis sessilibus ovatis
obtusiiisculis remote calloso-denticulatis, floribus pusillis axil-
laribus solüariis sessilibus, ovario tetrágono puberulo subunilo-
culari tuboque calydno brevüsimo pubescentibus , sepalis ovatis,
petalis albO'TOseis bilobis. staminibus 4, filamentis tenuibus
antheris breviter ovatis, capsula uniloculari loculicide d-valvi,
seminibus oo minutis ovato-elongatis compressimis e funiculo
adscendente pendulis,
Hab. In álveo torrentium etlaculorum exsiccatorum ^guadales »
vocalorum prope Chonkenk-aik secus Rio Chico, Jan. 1897
(C. A.).
065. Speciesnovaesectionis, v.generis, Epi7o6top5t5nuncupandae,
typus sistens, floribus pusillis, tubocalycino brevissímo, petalis
NOVA AODENDA AD FLORAM PATAGONICAM 47
bilobis, staminibus quaternis, antheris brevibus, capsula sub-
uniloculari seminibusque subfoliaceis a funículo adscendente
pendulis distincta.
Radix recliuscula lenuis teres (20-50 mm long. = 0,5-1 mm
crass.)simplex v. parcissime barbel la to-ramosa ; caulis síraplex
V. ab orlu 3-4-ramosus, ramís laleralibus subeffusis, cenlrali
erecto (20-50 mm long.)» gracilis teres (0,5-0,8 mm crass.)
inferné glabratus albescens, superne virescens atque plus
minusve pubescens; folia confertiuscula internodiis longiora,
ovata V. elliptica (6-12 mm long. = 3-4 mm lal.) ápice obtu-
siuscula margine integra V. remotiuscule denticulato-callosa,
sessilia, ínfima opposíta mox decidua, supera persístenlia
alterna, crassíuscule membranácea, in juventute laxe minu-
teque puberula, per aetatem glabrata. Flores ad axíllas folio-
rum solitaríi, folio fulcranti breviores, ovario (4-5 mm long.
= 1 mm crass.) sessilí e terete tetrágono, minute pubescentí-
subcanescente, sursum attenuato apíceque coarctatulo ac in
tubo calycino brevissimo producto, sepalis 4 valvatis ovalis
(1^25 m long. = 0,5 mm lat.) tubo duplo longíoribus pube-
rul¡s,petalis elongalo-spathulatis (2,5-3** long. = 0,8-1,25
mm lat.) ápice obtusis longiuscule bilobis glabris ex albo
roséis, staminibus 4, sepalis opposítis, ínter basin petalorum
enascentibus, filamentis teretibus tenuibus (1 mm long.)
glabris albescentibus, antheris ovatis minutis introrsis flaví-
dis, stylo terete stamina non v. vix aequante glabro albescente
ápice c^pitato-quadrílobo, lobis minutis conniventibus. Cap-
sulae maturae folio fulcrante nonnihilbreviores(6-8 mm long.
= 1,5 mm diam.) minute puberulae sessiles subtetragonae
utrimque leniter attenuatae ápice minute 4-denticuIatae, locu-
licide ad médium et ultra valvatim dehiscentes, valvis medio
placentis septiformibus^ inferné latiusculísdonatis, biseriatím
seminiferis, seminibus numerosís ex ellíptico lanceolaiis
utrimque obtusíusculis, compressissimis ferefoliaceis, glober-
rimis laevibus ochraceis exappendículatis, non comatis, pen-
dulis, funiculis tenuibus adscendentibus sublongíusculis
placentis adplicitis fultis.
Species habitu Epílobíi cujusdam nani v. depauperati v.
fere Speculariae perfoliaiae DC. I
123. Oeucthera stricta Ledeb. = Gay, Fl. Chil., II, f. 333.
48 ANALBS DB LA SOCIEDAD CIBVTÍFIGA ARGENTINA
Hab. In sabulosis ad confluentiam fluminum LimayetNeuquen,
Dec. 1897(C. S.).
124. OEifOTHERA TENELLA Cav. = Gay, FI. Chil. II, f. 333 (sub Godeíia
Cavanillesii Spach).
Hdb. Non rara in campís editioribus prope Lago Nahuel-huapi,
Dec. Í897.
135. FucHSiA MACROSTEMA B. & P. = Speg., Prim. Fl. chub. n. 77.
Hab. Non rara in dutnetís montanis secus rívulos prope Lago
Nahuel-huapi, Dec. 1897 (C. S.).
126. Cajophora PATAGÓNICA (Speg.) Urb. & Gilg in litt. = Loasa
patagónica Speg., Plant. Pal. austr., n. 139.
Hab. In campis aridis saxosís prope Chonkenk-aik, secus Rio
Chico, Febr. 1898 (C. A.).
127. Cajophora scANDENS Mey. var. orieníalis Vrh. & Gilg in lili.
= Loasa Bergi Hiern., Serl. Pal., n. 64.
Hab, Vulgala in dumelis ad ripas Rio Negro, praecipue prope
Carmen de Palagones, Feb. 1898 (C. S.) el secus Rio Chubut
loco diclo Paso de los Indios, Nov. 1898 (n. 56 Koslowsky).
128. LoASA PATAGÓNICA Urb. & Gilg = L. pinnatifida Speg. (non
Gilí.). Prim. Flor. Chub. n. 78.
Hab. Non rara in dumelis loco Karr-aik vocalo prope Lago
Argenlino, Mari. 1898 (C. A.).
129. Loasa ARGENTINA Urb. & Gilg in lili. = L. pinnatifida Gil!,
var. gracilis Speg., Prim. Flor. Chub., n, 79.
Hab. In aridissimis sabulosis « guadales » vocalís prope Sehuen-
aik secus Rio Sehuen, Mari. 1898 (C. A.).
130. Loasa tricolor Lam.? = Gay, Fl. Chil. II, f. 448.
Hab. In campis saxosis siccis prope Lago Nahuel-huapi, Dec.
1897 (C.S.).
131. Passiflora coerulea L. = DC, Pr. III, f. 330.
Hab. In sepibus rarissima secus Rio Negro prope Carmen de
Palagones, Jan. el Febr. 1898 (C. S.).
NOVA ADDBNDA AD FLORAM PATAGONIGAM 49
Obs. Ao ex cultis aufuga?.
432. Ckrbus PATAGÓNICA Web. = Speg., Pr. Fl. chub. n, 59.
Hab. Vulgalus íq arídis prope S.Cruz, Apr. 1899 (leg. Dr. F.
Lahílle).
Obs. Fructus ovatus (45 mm long. = 13 mm diam.) subsiccus
sordide ex albo roseus villo albo breví denso el setulís nigri-
cantibus (5-15 mm long.) tenuibus ornalus; semina nigra
(2-2,5 mm mago.) glabra minute subareolato-aveolata.
433. Cereus coerulescens S. Dyck. = K. Scb., Mon. cactac, f. 421.
Hab. Yulgatissimus ad ripas flumínis Rio Negro, Jan. et Febr.
. 1898. (C S.).
134. Cersus Duseni Web. (in lilt.)
Hab. In praeruplis saxosis prope Trelew, Chubut, Nov. 4897
(Dr. J. Valentín.).
Obs. Species slalura párvula (20-60 cm alt. = 3-5 cm crass.),
6-8costata, areolis sal remotis. multíspinosis, spinis radian-
tibus brevioríbus acutis 6-40, 4-3 centralibus longíoríbus
erectis ápice uncínato-recurvis.
Species distinctissima C. Beríinii Cels. valde accedens.
435. EcHiNOPSis LEUCANTHA Walp. = K. Sch., Mon. cactac, f. 240.
Hab. Vulgata in altiplanitie árida saxosa ad margines salinarum
nec non ad ripas fluminum Rio Negro, Neuquen et Lymai,
Jan. et Febr. 4898 (C. S.).
436. Opüntia platyacantha S. D. = K. Sch., I. c, f. 693.
Hab. In aridissimis saxosis prope Trelew, Chubut, Nov. 1897
(Dr. J. Valentín.).
437. Opuntia Darwimi Hensl. = K. Sch., 1. c, f. 695.
Hab. Vulgata ad ripas flumínis Rio Negro, Jan. et Febr. 1898
(C. S.).
Obs. Specimína observata et collecta sat numerosa, sed spinae
praecipue in juventute semper integerrimae nec trífidae.
438. Opüntia SULFÚREA Gilí. = K. Sch., I. c, f. 746.
Hab. Communís in tota altiplanitie secus Rio Negro, Jan. et Febr.
1898 (C.S.).
Alf. 80C. ClDfT. ARG. — T. ZLVUI 4
50 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
439. EcHiNOCACTUS ACUATUS Lk. & Otl. var. tetracantha Lehm.
Hab. Rarissime in collinis saxosis prope ostia fluminís Rio
Negro, Febr. Í898 (C. S.).
140. EcHiNOCACTUS GiBBOSUS DC = K. Sch., I. c, f. 406.
Hab. Vulgatissimus in tota altiplanitie secus Rio Negro, Jan. et
Febr. 1898 (C. S.).
141. EcHiNOCACTus GiBBOSUS DC. vat. cerehriformts.
Hab. Rarius cum tjpo ad ripas Rio Negro prope Carmen de Pata-
gones, Febr. 1898 (C. S.).
Obs. Yarietas monstruosa costis valde numerosis continuis irre-
gulariter gyrosocontortis, spínis brevibus inaequalibus.
«
142. Maihüenia Poeppigii (Olt.) Web. = K. Schm., 1. c, f. 755.
Hab. Non rara in arídissimís saxosis prope Trelew, Chubut,
Nov. 1897 (Dr. J. Valentin.).
r
143. Maihüenia...
Hab. Sporadice in altiplanitie aridissima centrali Chubutensi,
Nov. 1898 (n. 108, Koslowsky).
144. PterocactÚs Kuntzei K. Schm. = K. Sch., 1. c, f. 753.
Hab. Valde communis in dunis et locis aridissimis ad ripas
fluminis Rio Negro, Jan. et Febr. 1898 (C. S.).
Obs. Specimina patagónica a descriptione el adumbratione
praecl. Schumann nonnihil recedunt et plantae Kuntzeanae
facile formam alpinam depauperataroque tantum sistunt.
Tuber radicale irregulariter ex elliptico subglobosum (3-10
cm alt. = 9-6 cm diam.) epidermide tenui laevi v. vix rugulosa
cinérea tectum, intus carnosum corapacturo álbum, inferné
funiculis radicalibus paucis irregulariter donatum, superna
rotundatum atque hinc inde ramulos plures emittens. Rami,
ex tubere profunde infosso oriundi funículo gracili albo
suffulti, ex tubere superficial i v. subsuperfíciali sessíles,
cylindrici teretes (5-20 cm long. = 5-15 mm crass.) postice
leníter attenuati, antice fértiles rotundati non v. vix attenuati,
steriles plus minusve longe attenuati quandoque simpliees,
quandoque prolifero-ramulosi, obsolete subdichotomí, laeves
glaberrimi, e cinéreo viridesmaculis oblanceolatis (ex aerolís
NOTá áDDERDA AD FLORáM PATAGOlflCAM 5.1
decurreatibus) v. anguste írregularilerque linearibus (inler
areolas) obscure virescentibus nitentibusque variegati, areolis
pusillís obovatis (1 mm diam.) in seriebus 8 I o ngi ludí nal i bus
dispositis, spatio 8-10 mm inier superpositas ejusdem seriei
separatis, ín parte postíca glabris in antica fascículo minuto
pilorum crispulorum canescentium ornatis, aculéis 6-14
armatis, quorum 5-10 longioribus (3-5 mm lon^.) hyalinis
adpressis radianlibus et 1-i centralibus v. inferioribus sub-
erectis brevior¡bus(1-2 mm long.) leníter crassioribus nigri-
cantibusqueornatis. Flores ad apicem ramorum sessiles rotatí
(i-5 cm diam.) et cum ramo vix summo ápice leníter subtur-
binato-ampliatus continuí; peíala 3-i-sticha, externa 4-6
ovala, dorso viridia crassiuscule cosíala, intima 8-10 obovalo-
spathulala plus minusve retusa el denliculata, omnia sub-
scariosula sericeo-nitentia, subpellucida e flavescenli aeneo-
rufescenlia (25 mm long. = 14 mm lat.); slamina lubum
perigonii vestienlía flavida, filamenlis lenuibus glabris (8 mm
long.). anlheris mediofixis (2 mm long.)pallideflavescenlibus
donata: slylus teres ereclus longe slamina superans, sed peíala
dímidia v. vix ultra altingens albo-carneus (23 mm long. =
1,5 mm crass.) ápice sligmale subgloboso (3 mm diam.) ante
anlhesin alro-cyaneo, post anthesin viridí, 6-denlato v. 6-fido
coronatus.
Slamina lacla v. irrítala abruplesuper slylum conlrahunlurl
Capsula cum ramo deflorato ápice Iruncalo-umbilicato con-
tinua, circumscisse debiscens, sicca, 5-20 seminifera ; semina
sordide albescenlia pellalo-orbicularia (4-5 mm diam.), ambítu
late lenuilerque membranácea integra, centro crassiuscule ac
sublignose nucleala.
145. Pterocactus Valentini Speg., n. sp.
Diag. Fruticulitó subluberosiu e basi ramostis caespilosiu glauce-
scens, ramis brevibus crassis íeretibus obtusis, aculéis 25-35
ómnibus hyalinis lenuissimis retrorsis adplicitis, (loribus
fusco- flavesceníibus.
Hab. In aridis saxosis prope Trelew, Nov. 4897 (Dr. J. Valentín)
el in Península Valdes, Jan. 1898 (D' F. Lahílle).
Obs. Species praecedenti aíBnis sed dislinclissima et primo visu
dignoscenda. Tuberculum radicale e globoso obovalum (2-4
cm long. = 1-2 cm diam.) poslice longe atlenualo-radícalum,
52 ANALBS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
antice rotundaium, parce ramiferum, epidermide sordidealba
tectum, ÍDtus carnoso-compactum. Ramí aereí basi aitenualí
atque tuniculo gracili tubérculo adnali, cylindracei teretes
crassi (4-8 cm long. = 10-15 mm crass.) ápice semper obtu-
sissime rotundatí, simplices v. inordinate prolífero-ramulosi,
virides, sed ob aculéis deusis subintertextis albocanescentes,
areolis pusillis orbícularibus (1,5 mm diam.) ín seriebus6-8
non V. vix spiralibus disposílis, spatio inter areolas superpo-
sitas ejusdem seriei brevi (3-5 mm) separatis, in parte supera
inermibus sed pulvínulocrispulelanuginosoalbo-cinerascente
pusillo ornatis, postice dense aculeoliferis, aculéis 25-35 in
quaque areola, ómnibus conformibusadpressis (3-4 mm long.)
hvalinís el retrorse radiantibus armatis.
•i
Flores el fructus ut in especie praecedenle, nisi semina
angustius repanduleque alata.
146. Sesuvium portulacastrum Lin. = DC, Pr. III, f. 453.
Hab. Vulgatus in campís uliginosis salsis nec non ad ripas
fluminis secus Rio Negro, Jan. el Febr. 1898 (C. S.).
147. Tetragonia Ameghinoi Speg., n. sp.
Diag. Annua mediocrts glaberrima prostrata v. erectiuscula,
ramis oppositis v, allernis divaricaíiSj foliis allemis sessüibus
linearibus subsemiieretibus obtusis, floribus solüariis ad cLxillas
foliorum supremorum sessüibus v, rarius pedicellalis, ovario
obovato, sepalis 4 crucialis, 2 exlimis magnis 2 intimis mini-
mis, fruclu ellíptico v, ovalo glabro epicarpio membranáceo e
viridi purpurascenlc, mesocarpio spongioso-velutino, endocarpio
osseo, inordinate majusculeque í'5-loculari.
Hab. Inlocissabulosíssubsalsís aridissimis <igaudales » vocatis
in Chonkenk-aik secus Rio Chico, Jan. 1897 el in Orr-aik prope
Lago Viedma, Mari. 1898 (C. A.).
Obs. Planta glaberrima crassa valde carnosa quandoque purpu-
rascens, exsiccando valde corrúgala el defórmala, saepenodulis
erumpenlibus efílorescentibus albis laxe adspersa.
Radix rectiuscula verticalis (5-20 cm long. = 3-8 mm
crass.) epidermide sordide albescenle veslila simpliciuscula,
axi lignoso gracili (2-3 mm crass.) cortice carnoso induto;
caules ab orlu pseudo-lricholomi; rami (veré allerni sed inter-
nodio brevissimo, saepe parum manifestó, sejunctí) laterales
NOVA ADDENDA AD FLORAK PATAGONICAM 53
eífusi, centralis erectus, plus minusve elongati crassiuscuii
(5-20 cm long. = 3-5 mm crass.) ex albo virides subtereies
obsoleto angulato-striati, alterne v.di-v. trí-chotomeramulosi,
internodiis longitud] ne ludentibus(1-15 mm long.), ramulis
divaricatis v. arcualo-adscendentibus. Folia e viridi subglau-
cescentia apicem versus saepe purpurascentia glaberrima,
oronia alterna, sed Ínfima (ín plantis novellis tantum inve-
nienda) pseudo-opposila (inlernodio brevissimo parum mani-
festó separata) linearía majuscula (13-15 mm long. =3-4mm
diam.) relaxata, supera minora (4-6 mm long. = 3-4 mm
crass.) confertiuscula, praecipue ad ramulorum apicem, ad
axillas saepe fasciculum foliorum parvulorum gerentia, omnia
basi e rotundato subcuneata, ápice obtusisime rotundata,
dorso convexa, ventreapplanata, margine obtusa. Flores omnes
jam deflorati, ad axillas foliorum superiorum sessilesv. rarius
in ramulo axillari bifoliolato plus minusve elongato acrogeni,
parvuli (5 mm long. = 3 mm lat.) glabri virides, ovario obo-
vato (3 mm long. = 3 mm diam.), sepalis 4, duobus extimis
lateralibus majoribus linearibus (1,5-2 mm long. = 0,8-i mm
lat.) obtusiusculís, duobus intimis minimis ovatís (0,8-1 mm
long. =0,5 mm lat.) acutiusculis, staminibus et stylís non
visis. Fructus ellipticí utrimque acuti (10-15 mm long. = 6-8
mm diam.) glabri virides v. saepius purpurascentes, sepalis
persistentibus et accretis ornatus, duobus extimis majoribus
(6-8 mm long. = 1 ,5-2 mm lat.) parum supra médium evolutis
ab intimis apícalibus minutis (3-4 mm long. = 1,5 mm lat.)
valde remotis, épica rpio tenui membranáceo mox frustulatim
evascente, ac endocarpío osseo mesocarpío setuloso-spongioso
vestido atque dense hispido-velutino; loculi in quoque fructu
paucí inordinali, saepe superpositi, diíTormes compressi (3-3
mm diam.) embrione annulari sat magno, albumine albo fari-
noso centrali repleti.
Species ab ómnibus mihicognitisdistinctissíma,necquidem
comparanda.
148. Htdrocotyle araucana Ph. var. patagónica Speg.
Hab. Vulgata in uliginosis insularum fluminis Rio Negro, Jan.
etFebr. 1898 (C. S.).
06s.Varielasadescriptionetypi(An.ün.Ch¡l.v.LXXXV,f.491)rau-
libusrepentíbusatqueparlibusomnibusglaberrimísrecedentia.
54 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
149. Hydrocotyle Bonplandi A. Rich. =DC., Pr. IV, f. 62,
Bab. Non rara in uliginosissecus Rio S.Cruz, Febr. 1882etsecus
Rio Negro, Jan. et Febr. 1898 (C. S.).
150. Hydrocotyle modesta Chara. & Schlt. = Gay, Fl. Chil. III,
f. 64.
Hab. Non rara in petrosis ad ripas fluminís Rio Negro^ prope
Carmen de Patagones, Febr. 1898 (C. S.).
151. Hydrocotyle ranunculoides L. f. ==: Gay, Fl. Chil. III, f. 65.
Hab. Non rara in inundalis secus Rio Negro, Jan. et Febr. 1898
(C. S.).
152. Hydrocotyle umbellata L. var. bonariensis (Lam.) =DC., Pr.
IV, f. 60.
Hab, Vulgata in sabulosis secus Rio Negro, Jan. et Febr. Í898.
153. Azorella Ameghinoi Speg., n. sp.
Diag. Perennis caespüosa squamoso-argentea, foliis eonfertis 5u6-
imbricatis ovatis v. lanceo lato -linearibus involutis^ squamis
majusculis linearibus v, ovatis albo-hyalinis obieciU, peiiolo
gracili squamoso in pericladio vaginante ampliato suffuUis,
umbellis acrogenis pedúnculo foliis breviore longe albo-villoso
donaiis, í-O-floris, floribus subglabris pusillis.
Hab, In rupeslribus aridis Pan de azúcar et Chonkenk-aik secus
Rio Chico, Dec. 1897 el Febr. 1898, nec non Parr-aik Rio
Sehuen, Mart. 1898 (C. A.).
Obs. Species ab ómnibus adhuc nolis dislinclissima, prope
A. filamentosae Lam. el A, fuegianae Speg. lamen inserenda.
Caespiles subhemisphaerici (5-25 cm diam. = 3-10 cm
crass.), quandoque densi compacli duriusculi, quandoque
subrelaxati molles; ramí teretes breves v.elongalísursum plus
minusve dense bolryoso-ramulosi, loti imbricalo-foliosi; folia
in parle infera ramorum arescenti-evanida, saepius ad peri-
cladium bracleífornii reduela, supera confería imbrir^la,
supremaque subrosulala, limbo quandoque (in forma reláxala)
lanceolalo-lineari ulrimque aculiusculo (7-9 mm long. =
\ ,5-2 mm lat.) quandoque (in forma contracta) ovalo (3-4 mm
long. = 1,5-2 lat.) sursum aculo deorsum rolundalo-cuneato,
semper integerrimo, crassiusculo rigidulo subplícalo, margi-
nibus semper plus minusve involutis, squamis Iriangulari-
NOVA AOBENDá AD FLORAM PATAGONICAM 55
ovatis ápice acutts v. obtusis saepeque ínaequilateralibus
deoticulatísque hyaliDÍs ímbricalís arele adpressis vestiio,
postice in petíolo gracilí limbo plus miousve brevioreanguste
tongeque albo-squamoso attenuato, basi ín pericladío palle-
scente ovalo glabro víx mai^ine squamoso-cílialo amplíalo.
Umbellae inler folia apicalia rosulaolia subsessiies sed vero
pedicello foliis brevíore, squarois aibo-h^valinis loügíssimis
aogusiissimis acuiis subfimbríatulís veslilo suffuilae» invo-
lucro infundibulari 3-5-parliU), laciniis acuiis pedúnculo
brevioribussubglabris parum perspicuis dónalo ornalae. Flores
minulisubglabri 4-6 iii quaque umbella sessiles v. brevissime
inaequaliierque pedícellali, ovario obovalo-pjramidalo, calvéis
denlibus 5 minulis bisquamosis, pelalis ovalis glabrísflavidís
V. virescenti-subpurpurascenlibus, staminibus slylisque ñor-
malibus flavis. Fruclus sessiles glabri e didymo sibglobosi
obluse obscureque lelragoni ulrimque rolundali(8 mm long.=
2 mm diam.) virides.
454. AzoRELLA FUEGiANA Speg. = Speg., Planl. Pal. ausl., n. 447.
Hab. No!i rara in salubosis aviáis Karr-aik, prope Lago Argen-
tino el Sehuen-aik, secus Río Sehuen, Mari. 4898 (C. A.).
455. MuuNUM LvcoPODioPsis Speg.^ n. sp.
Diag. Glaberrimum, dense compacteque caespiíoso-pulvinatum,
'foliis erectis adpressis parvulis dense imbricalis trifidis in
pericladio ovato-vaginante non ciliato integro subsessilibiis,
(loribus pseudoacrogenis solüariis, pedicello brevi medio
3-bracleolato fultis, fructibus mediocribus ovalis.
Hab. In rupeslribus excelsioribus, Pan de Azúcar secus Río
Chico, Dec. 1897 el Karr-aik prope Lago Argenlino, Mari. 1898
(C. A.).
Obs. Species Azorellae lycopodioidis Gaud. habílu simillima,
sed vaginis peliolisque non denlículalisel praecipue frucluum
solitariorum fabrica mox dignoscenda.
Caespiles majusculi (10-15 cm diam = 4-6 cm alu) densi
compacli un in Azorella supracílala, virides glaberrimi; rami
lignosi densiuscule atque subdicholomice bolryoso-ramulosi,
loli ímbriealo-folíosi. Folia in parle infera ramulorum subre-
láxala árida nigricanlía, in ápice densissime confería viridia,
limbis cuneatis (3-5 mm long.) IrifidiS) laciniis subaequi-
longis linearibus planiusculis ápice cunealo-subrolundalís
56 ANALB8 DE LA SOCIEOAD (HBHTIPICA ARGENTINA
minute-mucronulatis (2-8,5 mm long. = 0,8-1 mm Iat.)f
petiolis nullis v. brevissimis in pericladio membranáceo limbo
aequilongo v. longiore ovato latíssimo vaginante, margine
integerrimo, non denticulato nec ciliolato ampliatis. Flores
glaberrimi ex axillís foliorum supremorum solítarie exsur-
genles etpseudoacrogení, pedúnculo brevíssimo pericladium
fulcrans breviore, medio bracteolis (involucro) linearibus
pusillis angustis acutis 3 ornato fulli, ovario ovato, calycís
dentibus minimis^ petalis virescenlíbus ovaiís, staminibus
brevibusflavidis, slylopodiis conoídeis parvuiis donati. Fructus
ovati (i mm long. = 3 mm lat. bns.), basi non v. vix sinuali,
sursum rotunda to-cunea ti, dorso planiuscuii v. concaviusculi
laeves, margine acutissime angulato-alati.
456. MuLiNUM PATAGONicuM Speg.^ n. sp.
Diag. Perenne caespitosum glaberrimum, foliis medxocribus erec-
tiusculis imbricatis trifidis, petiolo gracili limbo breviore in
' pericladio vaginante basi ampliato suffuUis, umbellis pseudoa-
crogenis paucifloris brevissime pedunculatis, involucro minuto
3'5'phyllo, fniciibus pedicellos duplo aequantibus pyramidato-
ovatis.
liab. In rupestribus montanis prope Lago Nahuei-Huapi, Dec.
1897 (C.S.).
065. Caudices lignosi crassi (5-Í5 cm long. = 5-15 mm crass.)
corlice atro-fusco ruguloso-scrupuloso lectis, ápice abruple
densiusculeque ramoso- intricatí atque caespiles hemisphae-
ricos (5-15 cm diam. el alt.) laxiusculos eflicientes. Folia
glaberrima imbrícala, in parle ramorum infera arescentia
nigrescenlia subrelaxala, in supera confería viridia, limbis
Iriangulari-cunealís (5-7 mm long. = 4-5 mm lat.) Iriparlitis,
laciniis linearibus ápice atlenualo-mucronatis planiusculis,
dorso non v. obsolete nervoso-slrialis, ventre valide sulcato-
nervosis, postice in petiolo plus minusve abbreviato et gracili
(2-3 mm long. = 1-1,5 mm lat.) allenuatis, basi in pericladio
ovato vaginante (2-3 mm long. et lat.) pallescente margine
utrimque in juventute ciliis 3-5 longiusrulis ornato, peraetalem
nudo amplatis. Umbellae ex axillis foliorum supremorum
exsurgentes, pseudo-acrogenae, pedúnculo folium fulcrans
non aequanle (3-4 mm long.) donalae, involucro 3-5 parlito
laciniis linearibus acutis pedicellos aequantibus v. leniter
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGONICAM 57
superanlibus (2-3 mm long.) ornatae. saepius 3-(rarius 4-5)
florae. Fructus lale ovali v. pyramidati (4,5-5 mm long. =
4-4,5 mm lal. has.), poslice sublruncalo-rotundali, non v. vix
subsinuati^ antice cunea ti glaberrimi, pedicellos superantes,
alque in angulis basin versus late membranaceo-alati.
Species M. lycopodiopsi Speg. sat añinis, sed habitu et prae-
cipue fructuum forma sat distincta.
157. MüLiNUM Valentini Speg., n. sp.
Diag. Dioicum, perenne, caespitosum flavescens, foliis subimbri-
catis recurvO'patulis rigidis subasperulis trisectis, lobis trian-
gulari'linearibus obtusis non mucronatis, ad epiphyllum eximie
sulcato-nervosis, petiolo brevi in pericladio vaginante margine
cilialo ampliato, umbellis pseudo-acrogenis 4^6 floris pedúnculo
petiolos pedicellosque vix aequaníe suffuUis, floribus parvulis
flavidis.
Hab, In aridis saxosis prope Trelew, Chubut, Nov. 1898 (doctor
J. Valentín).
Obs. Caudices crassiusculi teretes (5-8 mm diam.) subherbacei
ápice densissimecaespitoso-ramosi, ramis subfragilibuspulvi-
nuloshemisphaericos(6-16cm diam. := 3-6 cm crass.) compac-
tiusculos sed non duros efíicientibus, sublaxe imbrica to-foliosis.
Folia infera arescentia cinérea, apicalia pallide virescentia v.
subflavescentia subrosulata, rigidula non papulosa sed taclu
asperula, recurvato-patula, limbis late triangularibus (3-3 mm
long. = 4-5 mm lat.) trisectis, laciníis ovato-linearibus diva-
ricatis recurvis ápice obtusis, ad hypophyllum eximie profun-
deque sulcalo-nervosis, dorso sublaevihus, in petiolo brevi
(1,5-2,5 mm long. = I -i ,25 mm lat.) atlenuatis, basi in
pericladio late ovato vaginante, margine in juventute longe
albo-ciliolato ampliatis. Umbellaead apirem ramulorum pseu-
doacrogenae pedúnculo anguloso brevi (.3-4 mm Iong.)crassi-
usculo fultae, involucro 3-5-partito,laciniis linearibus angustis
acutis(2-3 mm long.), donatae, pedicellis inaequalibus, lacinias
involucri non v. vix superantibus, 4-6 unifloris. Flores in spe-
ciminibus, quae mihi adsunt, omnes masculi, glabri. parvuli
flavídi, ovario nullo, sepalis dentiformibus minimis vix pori-
spicuís, petalis ovatis ápice obtusis repandulis ventre lenitor
costulatis, staminibus flavis pusillis. disco carnosulo plano-
concaviusculo stylis stylopodiisque destituto.
58 AlfALES D£ LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Species if. albo-'vaginaío Gilí. & Hook, nec non M. cunéalo
Hook. & Arn. próxima, ab utraque tamen foliorum laciniis
obtusis, eximie nervoso-sulcatis, floribusque dioicis (an sem-
per?) satis superque dislincla.
458. Eryngium ebractkatum Lam. = DC, Pr. IV, f. 97.
Hab. Sal comune in insulis et locís uliginosís secus Rio Negro,
Jan.etFebr. 1898. (C. S.).
159. Eryngium paniculatum Laroche = DC, Pr. IV, f. 96.
Hab. In ulígínosis ad ripas fluminis Rio Negro, Jan. et Febr.
1898 (C.S.).
160. CoNiUM MACULATÜM L. = DC. Pr. IV, f. 242.
Hab. Vulgatum in hortis prope Carmen de Patagones, Dec. 1897
(C S.).
•161. Apium amxi (Jacq.) ürb. var. /ep/opAy//a(DC)OK. =0. Kntze,
Rev. gen. pl., III, 2, f. 111.
Hab. Non rara in berbosís edítioribus secus Rio Negro, Jan. et
Febr. 1898 (CS.).
462. Apium aüstrale Thouars = DC, Pr. IV, f. 101. = Speg.,
Planl. Pat. austr. n, 155 (sub A. Commersonit) .
Hab. Non rarum in uliginosís secus Rio Negro, Jan. et Febr.
1898(C S.).
163. Apium graveoi.ens L. = Speg., Plant. Pal. austr., n. 156.
Hab. Sporadicum ad ripas Lago Nahuel-huapi, Dec. 1897
(C S.).
164. Ammi visnaga Lam. = DC, Pr. IV, f. 113.
Hab. Non rara in cultis secus Rio Negro prope Carmen de Pata-
gones, Febr. 1898 (C S.).
165. SiuM LATiFOLiuM L. ? = DC, Pr. IV, f. 124.
Hab. fn inundalis hortorum secus Rio Negro, Carmen de Pata-
gones, Febr. 1898 (C S.).
Obs. Speciminaelsiflorenliasemper sterilia et fructibus carentía,
ergo nonnihildubia.
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGONICAM 59
166. FoENiCüLüM PiPERiTüM DC. = DC, Pr. IV, f. 142.
Hab. In aridis ad rípas Rio Negro prope Carmen de Patagones,
Febr. 1898 (C. S.).
167. Crantzia lineata Nutt. = Speg., Plant. Pal. austr., n. 157.
Hab. In uliginosis prope 0oron-at7c secus Rio Chico, Jan. 1898
(C. A.), nec non secus Rio Negro, Febr. 1898 (C. S.).
168. Pastinaca sativa L. = DC, Pr. IV, f. 188.
Hab. Ad limina hortorum et in insulis fluminís Rio Negro,
prope Carmen de Patagones, Febr. 1898 (C. S.)-
169. Daucus püsillüs Michx. = DC, Pr. IV, f. 213.
Hab. In pratis sabulosis sat fertilibus ad confluentiam fluminum
Limay et Neuquen, Dec. 1897 (C S.)-
(Conlinuará).
MISCELÁNEA
Manera de pemediap las inundaciones del Rio IVeg^ro.—
Creyendo que la idea propuesta merece tenerse en cuenta por los poderes
públicos, extractamos en seguida un interesante articulo del ingeniero Constan-
te Tzaut, publicado en el número 85(15 de junio) de nuestro excelente colega
Revista Técnica, que da siempre sensatas opiniones y datos de importancia y
actualidad en todas las cuestiones relacionadas con la profesión del ingeniero
argentino.
El ingeniero Tzaut que ha recorrido en diversas ocasiones los valles del Río
Negro, del Neuquen y del Límay, observando sus condiciones topográficas, indi-
ca una ingeniosa solución del problema de las inundaciones del Río Negro.
Según él, en la margen izquierda del río Neuquen, frente al fortín Vidal, exis-
te una gran laguna ó lago cuyo fondo está situado á unos cincuenta metros
debajo del nivel del río. Mediante un canal de tresá cuatro kilómetros de lon-
gitud, sería posible hacer comunicar el río con la laguna y embalsar en dicha
depresión, que es inmensa, toda el agua proveniente de las crecientes del Neu-
que durante meses, pues se calcula su extensión en no menos de 20 leguas
cuadradas una vez llena.
Además, cada año podríase embalsar las agus de las avenidas y tener asi siem-
pre en este estanque natural bastante agua para asegurar el riego del valle del
río Negro.
Tzaut calcula que podrían embalsarse más de cincuenta mil millones de me-
tros cúbicos de agua.
Trátase, pues, de una obra colosal en sus resultados, pero relativamente sen-
cilla en su ejecución, pues bastaría excavar un canal de acceso y otro de de-
sagüe que requeriría, en ciertas partes, pasar en túnel.
Debidamente llevada á cabo facilitaría la irrigación de una extensa y valiosa
zona, disminuiría considerablemente los efectos de las inundaciones en el valle
del río Negro y ahorraría á las poblaciones y al ferrocarril del Neuquen el ha-
cer costosas obras de defensa para garantirse contra ellas.
BIBLIOGRAFÍA
I. - ingeniería
Hiallol (J. B.), Afirmados. Bstudio sobre los pavimentos de la oiudad
de Buenos Aires. Memoria distinguida con el segundo premio del concurso
de temas celebrado por el Centro Nacional de Ingenieros.— Buenos Aires, 1899.
Después de una breve ojeada histórica y del estudio de los afirmados con base
de hormigón ó sin ella, bajo el punto de vista de la higiene pública, da Hallol una
idea general de los diferentes sistemas de afirmados. Estudia rápidamente el
granito, las maderas empleadas, entre las que sobresalen el algarrobo y el asfal-
to, con datos sobre sus ventajas, inconvenientes y costo.
Preconiza la conveniencia de establecer un plan racional de pavimentación y
llega á la conclusión de que las calles importantes deben ser pavimentadas de
granito con adoquines de tipo especial y contrapiso de hormigón, las menos im-
portantes con adoquines llamados ingleses y el mismo contrapiso y finalmente
las de poca importancia con adoquín común sobre uno de cascote apisonado y
arena del río.
La madera se^reservará, según Mallol, para las cuadras que requieran pavimen-
to silencioso y al asfalto no le asigna ubicación, probablemente porque sólo quie-
re tratar de afirmados económicos que interpreta como baratos.
Algunas consideraciones sobre pliegos de condiciones, contratos y conservación
de afirmados y la transcripción de las leyes, ordenanzas y proyectos de leyes so-
bre pavimentación cierran esta memoria, en la cual no encontramos un concepto
general del problema que aventaje á los ya conocidos, en particular al estudio
presentado al Congreso Científico Latino Americano por el doctorearlos M. Mo-
rales, aun cuando contiene interesantes datos y opiniones.
A. Gallardo.
II. — CIENCIAS FÍSICAS
Poincsapé (H.). La théorie de Maxwell etles osolUatioos liertsiennes,
un tomo de ochenta páginas con figuras intercaladas. — Carré y Naud, editores.
Un verdadero servicio acaba de prestar á la instrucción pública el ilustre pro-
62 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
fesor de la Sorbonne con. la publicación de esta obrita en la que se expone con
palabras llenas de claridad aquella parte difícil de la Electricidad moderna que en
los tratados clásicos se presenta obscura é ininteligible para el principiante.
Nos referimos á la teoría de Maxwell y á sus inmediatas consecuencias que han
servido para explicar la naturaleza de la luz y electricidad. Todo eso y la serie de
hechos experimentales más importantes que han comprobado la exactitud de la
teoría entre los cuales figuran en primera línea las clásicas experiencias del
físico Hertz, aparece metódicamente expuesto en los 13 capítulos de la obra
cuya lectora pferá £MÍUtará indudablemente el estudio de esa parte ultra-cientí-
fica de la Electricidad moderna.
E. Latzina.
I>oering^ ¡Osear). Alturas tomadas en la provínola de Oórdobaí en : Bo-
leíin de la ÁccLdemia Nacional de Ciencias en Córdoba, tomo XVI, entrogil'i
páginas 5-32. — Buenos Aires, 1899.
Las alturas están calculadas sobre la base de 547 observaciones barométricas
efectuadas en 334 ocasiones y servirán conjuntamente con otras anteriormente
medidas por el mismo autor y otros observadores, para confeccionar un mapa hip-
sométrico que figurará en la Geografía General de la provincia de Córdoba, con-
fiada á los ingenieros Manuel Río y Luis Achával.
I>oerin|^ (Osear). Besultados Mpsométrloos de algunos -viajes deldootor
G. Bodenbender, en : Boletin de la Academia Nacional de Ciencias en Cór-
doba, tomo XVI, entrega 1\ páginas 33-48. — Buenos Aires, 1899.
Doering^ (Osear). De Soto á Villa Mercedes. Determinaciones baromé-
trloas de alturas, en : Boletin de la Academia Nacional de Ciencias ^n Cór-
doba, tomo XVI, entrega 1', páginas 49-116. — Buenos Aires, 1899.
III. — CIENCIAS NATURALES
Delag^e (Ivés) et Hepouard [Edgard).-- Traite de Zoologle concrete:
T. VIH, Lw Procordbs, París, 1898.
Ya nos hemos ocupado en estas noticias bibliográficas de los dos tomos ante-
ríormente aparecidos de este excelente texto de zoología (véase : tomo XLIV,
pág. 70-71 ytomoXLVIl, pág. 88).
El nuevo tomo, admirablemente ilustrado con 54 láminas en colores y 375 fi-
guras en el texto se ocupa del tipo que crean los autores bajo el nombre de Pro-
cordatos fProchordata), en el cual reúnen el Balañoglossus^ el Amphioxus
(Branchiostomu) y los Tunicados.
A primera vista parece extraordinario, casi absurdo, que se píense en colocar en un
mismo grupo seres de apariencia tan poco semejantes, que los zoólogos, hace sólo vein-
ticinco años, colocaban al uno entre los gusanos, al otro entre los peces y los últimos
entre los moluscoideos, al lado de los moluscos.
BIBLIOGRAFÍA 63
Es cierto qne so aspecto exterior es tan diferente como pnede serlo, pero sabemos
que éste es un carácter al que no se debe atribuir gran importancia en la determinación
de las afinidades. Hoy que el estudio de su organización interior ha sido llevado muy
lejos, en razón del particularísimo interés que presentan, no hay zoólogo que niegue su
estrecha semejanza. Muchos, en verdad, los clasifican de otra manera que nosotros, juz-
gando que presentan afinidades más estrechas con otros grupos del reino animal, pero
nadie piensa en mirar esta aproximación con el mismo criterio que se habrfa visto hace
un cuarto de siglo.
Los vertebrados están esencialmente caracterizados por tres rasgos de orgraizaeión :
1* Tienen todo el sistema nervioso del mismo lado del Cobo digestivo, del lado dor-
sal ; ninguna parte forma una masa ventni ligida al resto por conectivos periesofágeos
como sucede en la mayor p«rt» de los invertebrados ;
2* Tienen una notoeorda, pieza esquelftica de estructura característica y de origen en-
dodérmieo, fftnada entre su tubo digestivo y su cordón nervioso dorsal ;
3* Aquellos que tienen una respiración acuática, respiran por medio de hendiduras
branquiales que atraviesan la pared de su faringe.
Estos tres caracteres no se encuentran en ningún invertebrado, salvo en aquellos que
se han reunido bajo el nombre de Proeordatos.
Los Procordatos deberían, pues, ateniéndose á estos tres caracteres, ser unidos á los
vertebrados. Pero un gran número de razones de las más serias se oponen á esta reu-
nión, y por ello se les coloca juntos en un grupo que se considera como el lazo de
unión entre los invertebrados y los vertebrados propiamente dichos.
Los Procordatos se dividen eo tres clases : Himichordia (Balanoglossui), Ce*
PHALOCHOROiA {Ámphioxus) y Urochordia (Tunicados).
Del mayor interés filosófit*^ es el capítulo final que trata del origen de los ver-
tebrados! pasando en revista las teorías emitidas al respecto. Indica luego como
vía más probable la que está jalonada por el Ámphioxus, el Balanoglossus. el Ce-
phalodiscas. los Geflreos, los Nemertíneos, los Equinodermos y los Celenterados.
Después de hacer notar cuan incompletos son los datos^que suministran á la fi-
logenia, la paleontología y la ontogenia, agregan :
En estas condiciones es, tal vez, permitido tratar de representarse, con algunas proba-
bilidades de éxito, las grandes líneas de la descendencia. Hemos indicado la que nos
parece más probable para los vertebrados. Los hechos recordatíos nos permiten también
figuramos el árbol genealógico general, no como se hace de ordinario, bajo la forma de un
abeto que emite ramas en toda la altura de su tronco, sino más bien como uno de esos
árboles de los trópicos, cuyas ramas principales parten todas separadamente del suelo.
¿ Pero no es insensato pretender perseguir en detalle la evolución ancestral de una
forma cualquiera ?
Es una ocupación que puede tener un cierto encanto tratar de conducir una forma da-
da hasta su antecesor primitivo supuesto, manejándola como cera maleable para darle
sucesivamente la figura de todos los antepasados intermediarios que se le suponen : se
desplazan los órganos, se les hace cabalgar los unos sobre los otros, se atrofian los que
incomodan, se desarrollan los rudimentos de aquellos de que se tiene necesidad y final-
mente se reconstituye una evolución completa en la cual no falta ni un detalle. Repitá-
moslo, es un pasatiempo agradable y lícito. Pero lo que parece inverosímil es que des-
pués de haber imaginado todo eso se pueda creer, ni por un instante, que se ha encon-
trado la verdad !
Prudentes palabras que conviene tener presentes á los que se arriesgan en aven-
turadas hipótesis y pretenden erigirlas en leyes naturales.
A. Gallardo.
64 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tíudolien (F.). Quelques notes sur plusieurs Copropkiages de Buenos
Aires, en : Revista del Museo de La Platas tomo IX, página 371-380, La
Plata, 1899.
Describe la nidiñcación y costumbres de varios coleópteros coprófagos bonae-
renses, á saber de : Phanaeus splendidulus F., Ph, Milon BL, Megathopa bico-
lor Guér., M. intermedia^ Gromphafi inermis Har., Boüiites onitoides Har..
Onthopha^us hirculus Mannerh., Canthon bispinus Germ., C. mutieus Har., C.
eduntulus Har., Scaptophilus dasypleurus Germ., y Diloboderus Ábderus
(Sturm.) Reiche. El artículo está ilustrado con una lámina.
IV. — CIENCIAS MÉDICAS
F. le Daotec. LaSexualité. Un tomo de cien páginas. — Carré y Naad, edi-
tores.
Sobre tema tan abstruso é intrincado sólo debe primar un espíritu severo y ex-
clusivamente analítico y de observación personal. En la obra de Le Dantec es
digno de encomio el predominio de aquellas calidades sobre el prurito de crítica
sutil y refinada que á muchos autores permite el campo enmarañado y osbcuro de
este capítulo de fisiología esencial. Como los jalones que pueden guiar á quien
pretende estudiar asunto tan interesante, no siempre son resultado de la experi-
mentación, sino proyecciones hipotéticas más ó menos bien basadas. La obra poco
sintetiza, á pesar de lo cual merece leerse con detención, pues desarrolla con
acertada lógica la génesis plastidular, sus ulteriores evoluciones, y las teorías
biológicas correlativas á los diversos períodos.
E. Prins.
L<. Bapd, Profesor de la Facultad de Medicina de Lyon. La spóoifloité cellu-
laire. Ses conséquences en biologie genérale, un tomo de cien páginas. Garre y
Naud, editores.
Esta importante cuestión de biología la desarrolla el autor en los cuatro capí-
tulos en que está dividida la obra y que se titulan : Lindifférence et la spéci^—
cité cellulaire. La fixité héreditaire des types cellulaires dans les organismes
adultes, La constitution des espéces cellulaires au cours du développement. La
spéci^cité cellulaire etlesgrands problémes de la biologie genérale.
ANALES
DE LA
SOCIEDAD científica
ARGENTINA
DiREcrOR : [Qf^eoiero ÁNGEL GALLARDO
Secretarios : Señores Eduardo Latzina y Carlos Lagos García
REDACTORES
Ingeniero Eduardo Aguirre, señor Juao B. Arabrosetti, doctor Pedro N. Arata,
ingeniero Alberto de Arteaga. iogeníero doctor Haauel B. Bahía, ÍDgeniero
Santiago E. Barabino, ingeaiero Federico Birabéa, arquitecto Juao A. Bus-
cbiazzo, ÍDgeniero Eiuilio Candiani, ingeniero José S. Corti, doctor Eduardo L.
Holmberg, doctor Atanasio Quiruga, ingeniero Francisco Seguí, doctor Enrique
Tornú. doctor Roberto Wernicke, doctor Estanislao S. Zebalios.
AGOSTO 1899. — ENTREGA II. — TOMO XLVIII
PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN
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BUENOS AIRES
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1890
JUNTA DIRECTIVA
Presidente Ingeniero doctor Marcial R.Candioti.
Více-Presidente I"" Ingeniero doctor Carlos M. Morales.
Id. 2^ Mayor ingeniero Arturo M. Lugones.
Secretario de actas Ingeniero Eleodoro A. Damianovich.
— correspondencia Agrimensor Cristóbal Hicken.
Tesorero Ingeniero Armando Romero.
Bibliotecario Señor Luis Miguens.
Ingeniero Domingo Noceti.
Ingeniero Claro C. Dassen.
Ingeniero Domingo Carrique.
Vocales [ Ingeniero Emilio Palacio.
Ingeniero Luis A. Huerco (hijo).
Ingeniero Julio Labarthe.
y Ingeniero Oronte A. Valerga.
Gerente Señor Juan Botto.
índice de la presente entrega
XXVII^ aniversario de la Sociedad CientíGca Argentina 65
Teodoro Stucker. Observaciones al capitulo de La Flora Argentina, por el doctor
L. Holmberg, en el Segundo Censo de la República Argentina (tomo I, páginas
385-474) 67
Federico Birabrn. Pedagogía matemática (bibliografía y crítica) 106
Bibliografía : Noaillbs, El ferrocarril al Neuquen. — Dr Launat, Recherche,
captage et aménagement des sources thermo-minérales.— Romagosa, La carrera
de ingeniero civil en el proyecto de plan de enseñanza. — Anales del Hnseo
Nacional. — Míndez, Suero antic arbuncloso. — Brinton, A record of study in
aboriginal amerícan languages. — Bri.nton, Le lenguistic cartography of the
Chaco región. — Boggiani, Cartografía lingüística del Chacho. — Boggiani,
Guaicurú 131
XXVII» ANIVERSARIO
DE LA
SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Alrededor de una bien servida mesa del Aue's Keller, tomaron
asiento varios representativos miembros de nuestra sociedad, para
conmemorar, el 28 de julio próximo pasado, el XXVII aniversario
de la instalación de la Sociedad CientiRca Argentina.
La simpática fiesta, amenizada por un excelente programa musi-
cal á cargo de la orquesta Furlotti, se prolongó hasta las 1 1 de la
noche en medio de la amistosa y espiritual conversación de los
asistentes al banquete entre los que recordamos á los doctores Car-
los Berg, Marcial R. Candioti, Carlos M. Morales y Eduardo L.
Holmberg, ingenieros Luis A. Huergo, Santiago Brian, Eduardo
Aguirre, Otto Krause, Carlos Ecbagüe, Luis A. Huergo (hijo), Eleo-
doro Damianovich y Ángel Gallardo, agrimensor Cristóbal M. Hic-
ken y señores Juan B. Ambrosetti, Luis Míguens, Arturo Canoví,
Juan Botto, etc.
El presidente doctor Marcial R. Candioti, inició los brindis con las
elocuentes palabras que publicamos más adelante, siguiéndole en
el uso de la palabra el doctor Berg que aludió espiritualmente á
ciertas patrañas y fábulas cientfficas, los ingenieros Huergo, Briau y
4jallardo, los doctores Holmberg y Morales y el señor Canovi.
BRINDIS DEL PRESIDENTE DOCTOR MARCIAL R. CANDIOTI
Señores :
La Sociedad Científica Argentina festeja con esta fiesta intima el
2V aniversario de su instalación.
Alt. toe UEXT. AR6. — T. XLTIII 5
66 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Al saludaros en nombre de la Junta Directiva, que tengo el honor
de presidir, hago mis más fervientes votos porque la prosperidad y
el adelanto^ en su vigésimo octavo año, hagan que ella sea como
hasta hoy la que marcha á la vanguardia entre las corporaciones
científicas de la Argentina.
Veinte y siete de años de existencia con unpasado envidiable que
debe dejar orgullosos á sus iniciadores^ le aseguran ya su esta-
bilidad y un porvenir lisonjero.
Oigo á menudo esta frase al hablar de una corporación científica
« es como todo lo que se hace entre nosotrosi^y significando con ello
que es inútil el esfuerzo individual ó colectivo de los amantes déla
ciencia. Nuestra sociedad, señores, es el mejor desmentido á esta
especie de refrán que hoy quiere aplicarse á todo. Ahí están sus
iniciativas y sus hechos, desarrollados en sus publicaciones, en sus
conferencias, en sus excursiones científicas, en sus concursos y ex-
posiciones, coronadas finalmente por el Primer Congreso Científico
de la América latina que ha sido todo un éxito indiscutiblemente.
Trabajemos, pues, con fe y con entusiasmo. Los pueblos se enri-
quecen con el adelanto de sus artes y de sus industrias, pero un
pueblo se agiganta cuando su riqueza material es complementada
con su adelanto intelectual.
Nuestra sociedad, señores, tiene una misión muy grande que
llenar, y para ello necesita del concurso de todos y de cada uno.
Y al hacer esta manifestación no quiero dejar pasar esta oportu-
nidad, para manifestar una vez masen la intimidad de esta fiesta-
mi más profundo agradecimiento por el alto honor que me dispen-
saron mis colegas al llevarme al elevado puesto que ilustraron
los Rawson, Berg, Kyle, Huergo y tantas otras personalidades de
nuestro mundo científico.
Señores: Propongo un brindis por la prosperidad de la Sociedad
Científica Argentina, porque en ocasiones análogas nos congregue-
mos con el mismo entusiasmo que hoy, y por la felicidad personal
de los fundadores de esta institución, muchos de los cuales nos
acompañan en estos momentos.
He dicho.
OBSERVACIONES
AL CAPÍTULO
LA FLORA ARGENTINA
POR EL DOCTOR E. L. BOLHRBRG
EN EL « SEGUNDO CENSO DE LA REPÚBLICA ARGENTINA »
(TOMO I PÁGINAS 385-474)
Por TEODORO STUCKERT
He leído ea varios periódicos, publicaciones escritas referentes
al trabajo titulado Flora Argentina del doctor Holnnberg que acabo
de mencionar; y esto excitó mi curiosidad, por tratarse de un hombre
á quien tengo en alto concepto cientíñco y de un asunto al que he
dedicado algunos años de pacientes investigaciones.
Para satisfacer este deseo me he informado de la parte del primer
tomoáque se reñeren, he ojeado el libro, anotando metódicamente
loque me llamaba la atención, de lo cual provienen las presentes
lineas.
Tal vez sedirá que hay algo de impertinencia de mi parteen esie
estudio, pero esto no es una razón para que excuse la exposición
de mi opinión al respecto, porque mi propósito al revisar el trabajo
aludido responde al objeto de no ver desconocida la República Ar-
gentina ante propios y extraños, en tratándose de su importante
Flora .
A ese fln voy á indicar en la forma que conceptúo indispensable
los errores y omisiones más resaltantes que he encontrado en él ;
aun sobre el cambio de apreciaciones que no considero correctas.
No poseo la ciencia en el verdadero sentido de la palabra ; pero soy
aficionado y admirador de la naturaleza y mayormente de sus teso-
ros vegetales.
Mis estudios botánicos no son de decenio; comprendo no obstan-
te que si el doctor Holmber^ ha escrito la Flora Argentina en (A
68 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
corto tiempo de tres meses, sin más preparación que la de los re-
cuerdos de sus, múltiples viajes, ha hecho una hazaña y esa es se-
guramente la causa de los errrores que contiene su exposición in-
serta en el Censo Nacional^ obra oficial y de trascendencia.
Por las razones enunciadas, es claro que el contenido de ese es-
crito no puede satisfacer las exigencias, ni aun las esperanzas que
dejan concebir obras de esta índole. Es, pues, sensible queen el Cen-
so, en el que debe reflejarse la expresión genuina de lo que el país
ofrece, veamos representada su Flora por unas cuantas páginas que
dan una idea vaga ó incompleta de su riqueza, por cuya razón el
escrito es á todas luces deficiente á los productos de ésta y por con-
siguiente forma un concepto equivocado de lo que se representa en
esta materia.
La obra sobre la Flora Argentina, del doctor Holmberg, encierra
en efecto y sin entrar en detalles, la base de las diferentes formacio-
nes fitogeográñcas, que hace veinte años nos hizo conocer el doctor
Lorentz. Muchas líneas regionales de Lorentz fueron trazadas al
acaso ó por datos inseguros, así es que, recién después de su épo-
ca y no obstante no haberse alterado fundamentalmente las primi-
tivas observaciones, ha podido notarse un ensanche de conocimien-
tos en la materia, debido á investigaciones ulteriores de algu-
nos hombres observadores y de ciencia, inclusive las del doctor
Holmberg.
El hallazgo de una serie de plantas nuevas imprimió un tipo más
característico á cada formación, aumentando así su composición
numérica ; pero no fué ésta la causa principal para la fijación más
exacta de nuevas líneas de demarcación de las distintas formacio-
nes. Lo que contribuyó más eficazmente áella fué el conocimiento
más amplio del área geográfica de numerosas especies ya conocidas.
Influyeron no poco en este adelanto las mejores nociones alcan-
zadas en estos últimosaños, referentes á las condiciones geológicas,
metereológicas, climatéricas y topográficas del país. De mqnera
que debido á estos nuevos esclarecimientos se han producido cier-
tas modificaciones en el conjunto de las líneas de formación fito-
geográfícas, que han facilitado con cierta precisión la demarcación
de algunas divisiones dentro de sus propios límites.
En muchos pasajes del escrito, veo impresa la palabra Buenos
Aires con y griega, mientras queen la mayor parte de la misma
obra, inclusa la carátula está estampada la i latina y sucede tam-
bién que en el curso de aquélla se encuentra impresa la palabra
LA PLORA ARGENTINA 69
« Córdoba » con 6 larga con excepción de la parte de la Flora en
donde usa la v corta. Hubiera sido de desear más uniformidad en
la manera de escribir nombres propios.
En el interés de saber á punto fijo de qué planta se trata, hubiera
sido preferible, que el doctor Holmberg hubiera agregado al nom-
bre latino de cada especie de planta que cita, el nombre de su au-
tor, aunque sólo en abreviatura, para así no confundirla con los
sinónimos.
Con el propósito de facílitarcomparaciones entre la Flora del au-
tor y las establecidas por mi parte, indico en cada observación en
la primera columna el número de la página y en seguida el de la
linea del Censo, pudiendo de este modo encontrarse sin demora lo
que se desea buscar.
En las observaciones pongo las palabras ó pasajes del texto del
Censo entre dos llamadas y los que á mi juicio deben reemplazarlas
en letras más visibles.
Las palabras «Nombre vulgar», las expreso porN. v.
Cuando se repiten palabras ó pasajes idénticos ó parecidos que
necesitan la misma observación, lo reñero á la señal Confr. lo que
significa « confróntese ».
El principal libro sistemático y que me sirvió de base para la re-
visión del escrito del autor, es el titulado Genera p/an(arum por
Bentham y Hooker y cuando lo cite en las lineas subsiguientes lo
haré sólo con la abreviatura B. H.; aceptando también como conti-
nuación del mismo, el Index Gen. Planl. Phanerog. por Th. Du-
rand ; el que citaré por la abreviación Dur. Ind. No omitiré autori-
dad de las obras sistemáticas de otra división, que tratan esta ma-
teria, por ejemplo: la de los señores Le Maoüt et Decaisne en su
Traite de Bolanique y las citaré cuando se presente el caso por me-
dio déla abreviatura L. M.; la deOtto Kuntzc, Revisto Generum Plan-
larum, la que citaré por la abreviación 0. K. Rev.
No he introducido en absoluto la nomenclatura reformada del
doctor O. Kuntze: 1° para que el lector se dé mejor cuenta de cuál
plantase trata en comparación al trabajo del doctor Holmberg;
limitándome á indicar por las notas enumeradas en cada nombre
latino, el cambio al cual pueden ser susceptibles aquellas ; 2"* por-
que esta nomenclutura, que importa un cambio fundamental de la
actualidad existente, no ha sido autorizado aún por algún congreso
científico.
Entremos en materia :
70 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
389, 59. Si el autor nombra aquí al doctor Federico Schicken-
dantz y al señor Avé-Lallemand, creo que con mucha razón
y justicia hubiera debido hacer flgurar también á otros
coleccionistas aficionados y algunos de ellos bastantes ilus-
trados, como el doctor Domingo Parodi, quien residió mu-
chos años en Corrientes, Misiones y Paraguay y lia com-
pilado un herbario muy voluminoso, formado en aquellas
comarcas. Este caballero se dedicó recién á una edad ma-
dura ála botánica, la que desde entonces fué su entrete-
nimiento predilecto. Es posible que por este motivo haya
olvidado algo de su preparación científica, pero juzgo que
poseía más aptitudes y entusiasmo para este ramo, que
los otros dos señores antes citados.
Parodi publicó varios opúsculos sobre plantas y algunos
de sus trabajos científicos literarios han sido publicados
en los Anales de la Sociedad Científica Argentina de Bue-
nos Aires.
Por desgracia, sus descripciones carecen de sistema^
pudiendo notarse en ellas cierta confusión, debido proba-
blemente al inmenso material que deseaba dominar y á
la disconformidad de los autores de los libros de que él
disponía para sus determinaciones botánicas.
390, 21 . Me es completamente nuevo y supongo sea alguna mala
interpretación del autor, que el doctor Federico Kurtz,
hombre de gran talento, de vastos conocimientos en la ma-
teria y una verdadera autoridad en la ciencia botánica,
haya recorrido la Patagonia.
390, 22. Fuera de los indicados, cónstame la existencia de va-
rios otros herbarios sostenidos por aficionados particu-
lares.
390, 31. Es realmente deplorable que hasta ahora no se haya for-
mulado é impreso una reseña sistemática de todas las
plantas indígenas conocidas y descriptas hasta la fecha.
Tanto más sensible es este vacío, cuanto que todos los
países limítrofes, en primer lugar Chile, tienen sus Floras
debidamente descriptas ó á lo menos catálogos de enume-
ración de los espontáneamente existentes en cada país.
Además el autor incurre en este párrafo en una contra-
dicción abierta, porque dice en la página 430, línea 33 :
« que debemos llenar nuestros catálogos », \o que prueba
Li PLOEÁ ABGUITIMA 71
evidentemente que él sabe que existen, no uno solo, sino
varios catálogos de las plantas argentinas.
390, 49. En cuanto á los herbarios (contr. obs. á pág. 390, 22; línea
391 , linea 1) me abstengo de todo juicio, porque fuera de
el del Museo botánico de la Universidad de Córdoba que he
recorrido ligeramente, y el particular del doctor Kurtz,
no he visto en el pais ningún otro, excepto el mió.
391, 1. Dada la actividad, la ilustración científica, las numero-
sas relaciones que frecuenta y en vista del tiempo más ó
menos largó que el doctor Spegazzini consagra á este ra-
mo de In ciencia, hay razón para creer que su herbario sea
uno de los más completos de ejemplares de la República
Argentina.
392, 4. Según B. H., la familia de las Leguminosas se divide en
tres subfamilias : Papilionáceas^Cesalpineasy Mirnoseas;
L. M., divide esta familia en cuatro subfamilias: Mimoseas,
Swartzieas^ CesalpineasyPapílionáceas; de modo que me
parece más á propósito decir subfamilia de Mimoseasy no
«(tribu», á menos queel autor haya querido decir tribu
Eumimoseas.
392, 9. Si domina en una región el género Prosopis, que traduci-
do al castellano es Algarrobo, no es preciso añadir espe-
cialmente « los Caldenes », pues éstos pertenecen á una
especie del mismo género Prosopis.
392, 1 7. El autor llama la familia unas veces « Cactáceas » y otras
veces Cácteas ; es una falta de uniformidad. B. H. y L. M.
aceptan Cácteas, lo mismo que la Academia Española ; al-
gunos autores, inclusive Warmíng, y también O. K. Bev.
la denominan Cactáceas. Lo que repruebo, esei cambio de
palabras á voluntad del autor, quien escribe en un punto
el nombre de una misma familia de un modo y en otro
punto de otro modo. (Coofr. obs. á pág. 410, línea 4 ; obs.
á pág. 4H, línea 19; obs. á pág. 434, linea 33.)
393, 37. No dudo que el doctor C. Berg, el doctor C. Spegazzini,
el doctor F. Kurtz y el doctor F. P. Moreno, tengan cada
uno su catálogo de plantas argentinas más ó menos com-
pleto. (Coofr. obs. ápág. 390, linea 41 ; á pág. 430, línea
33.) Por mi parte y como fruto de un asiduo trabajo de
una serie de años, he compuesto una obra de tres to-
mos en folio de 500 páginas más ó menos cada uno.
72 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
en la cual está contenida la enumeración sistemática
de todas las especies, variedades y formas de plantas
Fanerógamas y Criptógamas vasculares que crecen es-
pontáneamente en la República Argentina, que se han
naturalizado en ella, que son objeto de cultivo en mayor
escala y que hasta la fecha han sido descriptas como exis-
tentes en ella. (Confr. obs. á pág. 416, línea 38.)
Esta obra encierra además los principales nombres si-
nónimos científicos de las plantas expuestas, los diferentes
nombres vulgares y locales de ellas ([as que calculo en
unas diez mil) y las provincias y territorios en donde cre-
cen. En ella he preferido, para más claridad, seguir el
ejemplo del doctor Híeronymus en su Plantae diaphoricae
indicando para cada una su lugar ó lugares de proceden-
cia según la geografía política, añadiendo á veces datos
sobre parajes determinados ó alturas, para así precisará
qué región fi togeográf ica pertenece la planta á consultar.
Lo hecho parecióme poco, y mis aspiraciones han ido
más lejos, pues comprendí que debía ser de importancia
suma conocer al mismo tiempo todos los datos acerca de
la Composición química^ del tiso y de la aplicación empi-
rica yjra/'Aonnl de cada una de ellas, como también de los
daños y perjuicios que pueden ocasionar, tantoá las gen-
tes como á las haciendas v á tos medios de contrarestar
sus efectos.
Para conseguir mi objeto he añadido á la denominación
de cada plántalas citas de los libros que he consultado, los
que tratan de sus usos industriales, de nociones y pro-
piedades químicas^ de sus empleos farmacéuticos y tera-
péuticos, de sus efectos fisiológicos, inclusive los tóxicos,
sin olvidar la cita del libro de mis propios apuntes.
Foreste medio me he puesto en condición de encontrar
sin demora todo lo que se haya dicho y escrito sobre cual-
quier vegetal argentino.
Referente al área geográfica de cada planta he creido
conveniente hacer una comparación de nuestra Flora con
la de los países limítrofes, Chile, Uruguay, Brasil y So-
livia citando al efecto, á más del área geográfica limitada
ala República Argentina, la de los paises circunvecinos,
é indicando, en cuanto ha sido posible, la cita de los li-
LA FLORA ARGENHIfA 73
bros, en los cuales plantas argentinas quedan referidas
como pertenecientes tarabién á una ú otra de aquellas re-
públicas.
Conñeso, sin embargo, que no me ha sido dado obtener
otras obras, de las cuales algunas contienen descripciones
de varias plantas nuevas, y otras que me eran necesarias
para la comparación de sinónimos.
Réstame enumerar las plantas CHpíógamas celulares de
baja esfera, trabajo que juzgo de menor tarea que el an-
terior, por razón que fuera del doctor Spegazzini, ningún
otro se ha ocupado en el país de su recolección, determi-
nación y descripción.
Existen, sin embargo algunos folletos que contienen la
descripción de una serie de plantas Criptógamas, escritos
en el extranjero por hombres científicos especialistas en
este ramo. Con mi propia colección de algunos cientos,
de vegetales de esta clase ó sean Algas, Hongos y Musgos,
poco he contribuido al mejor conocimiento de esta parte
de la Flora argentina.
Por el índice de mi enumeración he podido calcular,
que existen en la República Argentina^ hasta la fecha co-
nocidas y determinadas, incluyendo las variedades más
distinguidas, las naturalizadas y algunas de las más co-
munmente cultivadas, una^ ocho mil plantas Fanerógamas
y Criptógamas vasculares. El número de plantas conocidas
y determinadas de las Criptógamas celulares, lo calculo en
más ó menos tres mil especies, y el número de las por
conocer lo estimo en muchísimo más.
394, 46. No obstante de que los resultados que he obtenido
superan considerablemente á las listas publicadas por el
autor, soy de la misma opinión del tloctor Holmberg res-
pecto á que, aunque se adelanta gradualmente y á paso
lento en el conocimiento de nuestra Flora, apenas se ha
descubierto una cuarta parte de las Fanerógamas y tal vfz
ni una décima de las Criptógamas; de modo que quedará
todavía campo de estudio para generaciones venideras.
394, I y siguientes. El autor se queja aquí de falta de unidad de
sistema on los diversos trabajos hechos sobre la materia
por diferentes autores; según mi opinión esto no es incon-
veniente alguno, porque el que escribe una Flora debe
74 ANiLLBS DE LK SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
hacerlo según algún orden sistemático y si se le presentan
obras escritas en otro régimen, trasponer de aquella la
familia ó género á las que pertenecen según el sistema
bajo el cual el escritor desea redactar su obra.
394) 16. El género Mollugo, por ejemplo, pertenece según B. H. á
las Ficoidéas (1), tribu Molugineas, mientras que muchos
otros autores lo incluyen con razones poderosas entre las
« Cario6leas » (según B. H. Cariofiláceas) y quizá otros
entre las Mesembriantemeas (las que según B. H. forman
parte de las Ficoidéas) y así pudiera citar muchos ejemplos
más. •
395, i . Formación de la Pampa.
El autor omitió citar aquí los dos folletos de J. Ball
Contribuciones á la Flora de Patagonia, en las que so
encuentran anotadas muchas plantas de la formación
pampeana. Existen también colecciones particulares reci-
bidas de la provincia de Buenos Aires.
395, 6. Formación del Monte.
El autor tampoco ha tenido presente las varias publica-
ciones inglesas como ser : Hooker. Bot. Mise, I, II, III;
Journal ofBotany ; Companion to the Botanical magazine,
London^Journal of Botany; Journal of Boíany and Kew
Carden Miscellany y el folleto del doctor F. Kurtz : Sertum
Cordobense.
Existen además colecciones abundantes é importantes
de varios aficionados.
395, 12. Formación patagónica.
El autor ha omitido igualmente los datos ilustrados que
contienen los folletos de J. Ball arriba citado; y última-
mente se ha empezado la publicación de un nuevo trabajo
del doctor Spegazzini intitulado Nova addenda ad Floram
Patagonicam.
En O. K. Rev. III, 2, existen publicadas á la par de un
gran número de plantas de varias formaciones de la
República Argentina también cierta cantidad de la Pata-
gonia, recolectadas por el doctor F. P. Moreno, señores
Tonini y Beaufils.
(1) OK. Rev., I, pág. 213. No acepta el diptongo ai y escribe, por consiguiente,
el nombre de la familia : Ficodeas.
LA FLORA ARGENTINA 75
395, 30. Bosques antarticos.
Fuera de los citados, se han recibido datos y colecciones
particulares de aquellas regiones.
395, 33. fíegtón de la Puna.
También son incompletas las citas del autor, porque no
menciona las de las obras de Hooker arriba indicadas, que
contienen las determinaciones de una serie de plantas reco-
gidas por los doctores Gillies y Tweedie y las de los dos
Sertum Mendocinum por el doctor R. A. Philippi.Las varias
publicaciones del doctor F. Kurtz sobre plantas mendo-
cinas, y que el autor cita en otra parte. Existen datos y
colecciones de particulares.
396, 1 . Formación subtropical.
En Engler Bot. Jahrbücher se encuentran datos y des-
cripciones de plantas nuevas, tanto de ésta como de otras
regiones. Existen además variadas colecciones recibidas
deTucumán, Salta y Jujuy.
396, 1 1 . Formación del Chaco.
Como literatura para esta formación, puede citarse el
escrito del doctor T. Morong : Enumeración de plantas
del Paraguay, en el cual están contenidos numerosos
vegetales encontrados en suelo argentino. En la publica-
ción de Graham Kerr se halla expuesta una larga serie
de plantas recolectadas en las cercanías del fortín Page,
territorio de Formosa. Hay también colecciones enviadas
de Formosa.
396, <3. Formación misionera.
Fuera de los libros referidos, existe el del doctor Do-
mingo Parodi, Plantas usuales; el del señor Eduardo
Matoso, Cien industrias; el de D. Juan Queirel, Misiones.
Hay también datos y colecciones recibidos de aquellos
parajes.
396, 24. Formación mesopotdmica.
Además del citado existe un opúsculo del doctor HoíT-
man Plantae Lorentzianae y oíros. Asimismo se han reci-
bido datos y colecciones de Entre-Rios.
397 á 401. Las exposiciones numéricas de las especies de cada
familia, bien pueden tener alguna utilidad relativa y
comparativa; pero son poco inteligibles para legos en la
materia. No pueden servir de norma para cada formación
76 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARCENTINA
fitogeográfíca por haberse estudiado sólo en parte algunas,
mientras que otras no lo han sido absolutamente.
402, i'f. Por algunos autores inclusive L. M. las « Sesámeas » son
consideradas como una familia separada. En B. H. el
género de Martynia pertenece á la familia de las Pedali-
neas (3), tribu Marti nieas. Las dos especies indígenas,
Martynia lútea Lindl. y M. montevidensis Cham. N. v. :
Cuernos, astas, uñas ó espuelas del diablo, son muy co-
munes y despreciados.
402, 43, Según L. M. y otros autores las <t Verbasceas » forman
una familia particular. B.H. hacen figurar las Verbasceas
como una tribu de la familia de las Escrofularineas (3).
Del género Verbascum tenemos la especie V. virgatum
With., de que habla el autor. N. v. : Barbasco, Polillera y
también desde algunos años naturalizada aquí la especie
V. ñlattaria Lin. N. v. Gordolobo, propio también á varias
otras especies de Verbascum.
402, 51. El doctor Spegazzini publicó en abril un folleto titulado
Fungi Argentini, en el que da á conocer, fuera de las
ya publicadas anteriormente, un número de más de 800
especies de Hongos.
405, 36. El « Caldén » es según el doctor Hieronymus en Plant.
diaph.y pág. 91, la Prosopis Algarrobilla Gris. Pl. Lor.
n** 236 y Symb.n'' 673; la que dice ser idéntica con la
Prosopis Ñandubay Lor. en Gris. Symb» n** 671.
Por consiguiente, según este autor, el Caldén de San Luis
sería igual al Ñandubay de Entre-Kios, Sania Fe y Córdoba.
Hay mucha probabilidad de que la una sea notable varie-
dad de la otra y también la hay deque pueda desdoblarse
en dos especies y que el autor tenga razón en lo que dice
en la página 466, línea 34. El Ind. Kewens. las cita como
dos especies distintas.
Paréceme por otra parle que el « Caldén » debe ha-
ber sido el niño mimado del autor, pues no hallo otro
(2) O. K. Rev. II, pág. 480, acepta en lugar de Pedalineas, el nombre de Pedaliá-
ceas como valido para esta familia y une las dos especies bajo la denominación
M. lútea Lindl.
(3) O. K. Rev., II, pág. 496, acepta en lugar de Escrofularineas el nombre de
Escrofulariáceas como propio para esta familia.
LA FLORA AROEHTINA 77
motivo fundado para que se ocupe tanto de un árbol que
carece aun de entidad mediana (confr. obs. á pág. 421^ 1. 34
á i6), tratando así unos árboles con criterio desigual y
olvidando otros.
Numerosos árboles tienen seguramente más impor-
tancia, más divulgación y trascendencia que el Caldén.
El autor, no obstante eso, apenas los recuerda con el
nombre ú omite la cita, como por ejemplo el Qtiebraeho
Colorado, Schinopsis Lorentzii Engl. (4)^ Anacardiácea,
(confr. obs. á pág. 424, I. 31 ; y á pág. 449, I. 42.) y el
Palo Santo, Bulnesia Sannienti Lor. in Gris. Symb. n"" 433,
Zigofílea (5).
406, 25. Con el párrafo respecto á observadores y coleccionistas
estoy muy conforme, y convengo en que, para el conoci-
miento de la Flora Argentina y su fitogeograíia sería un
gran adelanto, si no sólo en cada provincia, sino en cada
Departamento hubiera algún coleccionista entendido, que
juntase y secase bien las especies de su distrito durante
varios años. Más todavía se progresaría, si el aficionado,
después de fechar los ejemplares y de indicar en cada uno
el sitio de su procedencia, pudiese añadir á cada planta
su nombre vulgar y local y los usos industriales, los em-
pleos medicinales empíricos, la utilidad que presta alas
haciendas y el daño que pueda ocasionarlas, y algunas
observaciones propias.
407 y 415, 7. Sería de poca utilidad práctica é inoportuno por el
momento extenderse en observaciones sobre las 5u¿/orma-
ciones de pastos duros y tiernos; pero puede ser que en
otra ocasión volvamos sobre el tema. La familia de las
Gramíneas es, seguramente, después de la de las Com-
puestas, la que exhibe más representantes en especies en
la República Argentina ; en cambio, es sin disputa la que
demuestra mayor número de individuos que ninguna otra.
(4) O. K. Rev., III, S, pág. 45, restituye el género Quebrachia en lugar, del de
Schinopsi$ establecido por Eogier en su reemplazo y adoptado por Dur. Ind. ; de
modo que en rigor y por prioridad pertenece a este árbol el nombre de Quebrachia
Lorentzii Gris.
'^'5; O. K. Rev.. I, pág. 89, acepta por nombre propio de esta familia él de
Zigofildceas.
78 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Las Gramíneas son las que tienen para el hombre, tal
vez más que las Leguminosas, la mayor importancia,
pues están directamente relacionadas con su existencia.
Es la familia que en este país ha contribuido y sigue
contribuyendo poderosamente al adelanto del bienestar de
sus habitantes.
Ella está representada en la República Argentina por
trece tribus, 104 géneros divididos entre 491 especies y 69
variedades determinadas, y 143 especies aún indetermi-
nadas, de lo que resulta que tenemos un total de 703 com-
ponentes de la familia de las Gramíneas en nuestra Repú-
blica, sin contar las especies cuyo género no ha podido ser
constatado y las que todavía no se han encontrado ; siendo
casi seguro que estas triplicarán el número de las deter-
minadas.
Creo que la falta de conocimiento de esta parte de la
Flora argentina debe imputarse á que ningún coleccionis-
ta del país ha prestado atención especial á las Gramíneas,
por ser plantas poco vistosas y sin atractivos^ siendo á
más, la mayor parte, de modesta presencia y bajo creci-
miento.
410, 4. L. M. establecen una familia «Cariofileas)^; B. H. la deno-
mina Cariofildceas ,
410, 4. L. M. admiten una familia «Soláneas», la misma ala
que B. H. le dan el nombre de Solanáceas.
410, 21 . Supongo que el nombre del género Nothochlaena R. Br.
(no Nothochlena como dice el autor) ha sido reformado y
aceptado así por muchos botánicos por el de Notholaena,
pero O. K. Rev. II, página 816, ha restituido su verdadero
nombre. (Confr. obs. á pág. 462, I. 12.)
410, 26. En lugar de «Enotérea» debe decirse Onagrariea, por-
que el género «Oenothera» pertenece según L. M. y B. H,,
á la familia de las Onagrarieas (6).
41 K 9. Casi todas las especies de Gerardia son llamadas en la
sierra Salvia de la hora, Salvia lora, Salvilora ; convengo,
sin embargo, que el nombre de «conejillas de la sierra»,
sería muy apropiado para plantas de este género, por pa-
ís o. K. Rev. I, pág. 250, determina el nombre propio á esta familia por 0/ia-
grdceas.
LA FLORA ARGBNTUIA 79
recerse las flores mucho á las de las coDejíllas de jardin,
especies de Anlirrhinum, Escrofularínea. (Escrófula riácea
O. K. Rev.; confr. ñola 3).
411, 12 Á pesar de ser «Crocea» una palabra castellana, ella es
poco usada y casi incomprensible á mucha gente ameri-
cana, por loque hubiera sido preferible la palabra azafra-
nada, dorada, amarillo subido.
41 1 , 13. Si el autor habla de la familia de las Gramíneas, me pa-
rece que hubiera correspondido decir Ciperáceas en lugar
dé «Ciperos)^, pues no se trata únicamente de especies
del género Cyperus, sino también de las de otros de la fa-
milia, SctrpuSj etc.
411, 13. Existen en la República Argentina unas veinte especies
de Eringios bien determinados, los que crecen casi todos
cerca del agua ; por consiguiente, me parece impropio de-
cir «el Eringio», como si no hubiera más que una sola
especie bien conocida.
411,13. Ño sabía y es raro que la Blumenbachia insignis Schrad.,
(Loasea ^ Loasácea O. K.) tuviera el N. v. de amores
secos. La planta es de flor hermosa, tiene hojas grandes
con pelos quemantes igual ó peor que la ortiga.
En Chile se aplica el nombre de Amor seco á la Acaena
pinnatifidaR y P. ; la que existe también en Patagonia,
mientras que la planta determinada por Hieron^mus, con
este nombre científlco, resultó ser la Acaena eupatoria
Cham. (Rosáceas).
En la República Argentina se atribuye e\ nombre Amor
seco al Heterospermum diversifolium Kth. (7) y al Bidens
leucanthus Willd. (Compuestas).
411, 17. L. M. establecen la familia de «Dicondreas», B. H. con-
sideran el género Dichondra como perteneciente á la fa-
milia de las Convolvuláceas, tribu Dicondreas {Con(r, obs.
. á pág. 426, 1.8).
411, 20. Compréndese por el nombre vulgar y local de «Zarza-
parrilla» muchas plantas distintas y á las que se da más
comunmente esta denominación son : Varias especies de
7, Supongo que por prioridad O. K. Rev., III, 2, pág. 158, substituye el nombre
posterior de Heterospermum aceptado por B. H. y Dur. Ind., por el de Heteras-
pervta y el de la especie por E. pinnatum var. c diver^ifnl. O K. ;H. B. K.\
80 ANALES DE LA SOCIEDAD aBNTÍFIGA ARGENTINA
Smilaa, Liliáceas, la Muehlenbeckia (H) sagiUi folia Meissn.
Poligonea ('J); la Macfadyena cynanchoides {C\iwai.) Mo-
rong, Bignoniácea(IO); el Liabum candidum Gris., Com-
puesta.
413, lo. Existen varias especíesele Euforbiáceas «rastreras», por
ejemplo, la Euphorbia Lorentzii Muell. N. v. : Yerba de la
golondrina.
412, 15. En la República Argentina existen y arias Hiperícineas,
pero sólo para una de ellas tengo anotado como lugar
oriundo la provincia de Buenos Aires, es decir, la región
de la que trata el autor en esta página, y es el Hypericum
connaíuma Lam. N. v. : Oreja de gato, etc. Existe también
un H. bonariensis descripta por Grisebach en Symb, Fl.
arg., núm. 216, y en Lillo, Flor. Tuc, pág. 63, pero esta
especie aunque lleva el adjetive de bonariensis es origina-
ria deTucumán. Encaso de crecer en la región citada por
el autor otros Hipéricos (que yo no conozco) puede decirse
algunas Hipericinea^s (11), y si no existe, como creo, sino
una especie, no debe emplearse el plural.
413, 1 y 9, y nota 1. Curmamoel óCurúmamoel, Espina cruz, Cru-
cerilla, Quina, son nombres triviales dados á la Co//e¿m
Cruciata Gilí. Ramnea (12) y es posible que el cerro de
Currúmamuel haya recibido su nombre de la planta, ó
vice- versa.
413, 9(1). Para la Colletia ferox Gilí, tengo anotado los N. v. :
de Barba de tigre, Tola, Quina del campo. Crucero, pero,
á estar á lo que dice el autor, puede añadirse á ella los dos
otros nuevos brusca ó BrusquUla. Para mi estos últimos
(8) Según O. K. Rev., II, pág. 553, el género Muehlenbeckia ha sido unido con
el de Polygonunif de consiguiente esta planta debe llamarse hoy según el autor
citado: PoligonumsagiUifolium O. K. (Rev. III, 2 pág. 369).
(9) O. K. Rev., II. pág. 552, acepta el nombre de Poligonáceas para la misma
familia que B. H. y Dur Ind. llaman Poligoneas.
(lOj Según O. K. Rev., III, 2 pág. 243, esta planta debe llamarse Dolichandra
cynanchódes Ch. y Schl. (no admitiendo O. K. el diptongo oi),
(11) En lugar de Hipericineas, nombre de familia expuesto por B. H. y Dur.
Ind.; O. K. Rev., I, pág. 58, reconoce el de Hipericdceas.
(12) O. K. Rev., I, pág. 117, acepta el nombre de RamndceM, en lugar de
Ramneas,
LA FLORA ARGENTINA 81
nombres pertenecen á la Discaria longispvia Miers. Ram-
nea (12). que también se produce en aquella región.
(Confr. obs. á pág. HS, I. 36.)
414, 5. El autor se horrorizarle ver el aspecto aterrorizador de
Curmamuel. ¿Qué sería sí viese algún ejemplar adulto de
la verdadera barba de tigre, Prosopis barba-tigridis Stuck.
Leguminosa-Mimosea? Esta tiene espinas, ó más bien di-
cho, púas mucho mayores, mucho más duras y tupidas y
en mnyorcantidadqueel Curumamuel,presentándosecomo
árbol de 5 á 6 metros de altura, es un montón de espinas
desde el suelo hasta la cima y ocupando un espacio esfé-
rico de 4 á 5 metros de diámetro. |Qué hermosos ejem-
plares para traerlos del campo en la mano y colocarlos en
el herbario de un coleccionista I Merecería el nombre de
Prosopis feroxissima ó en castellano el de « Erizo».
414, 7. Según tengo entendido llaman en Rio Negro y la Patago-
nia boreal con el nombre de Calafate á la Berberís hete-
rophylla Juss. Berberidea (13) ; los indios de la Patagonia
también la llaman « Gayaukhia », mientras que á la Ber-
beris rmctfolia Lam; que también se produce en aquellas
comarcas y en la formacifin del monte la llaman «Que-
brachillo, Quebrachilla, Sacha-uva, Espina colorada.
414, 31. No conocí el nombre vulgar de «Penacho blanco» para
el Gynerium argenteum Nees, Graminea (14), sino sólo los
de Cortadera ó Paja brava; reconozco, sin embargo, que la
planta tiene cierto derecho dé poseer ambos.
414, 28. He oido varias veces llamar á una yerba Té pampa, pero
no supe que esta fuera una gramínea, ni me fué posible
obtener el nombre cientifíco, ni tampoco ejemplares con
este nombre vulgar.
415, 1 . Por Café de Misiones ó Café negro se conocen las semillas
tostadas de la Cassia oceidentalis Lin., Leguminosa-Cesal-
pinea. En Córdoba y provincias del Norte llaman Café del
paisa la Cassia bicapsularis Lin., y con mayor razón tam-
bién sus semillas tostadas.
(13j OK. Rev., I. pág. 10, reemplaza el nombre de Berberideas por el de Ber-
bériddeeas,
(14) OK. ReT., lU, 2, pág. 354, devuelve á esta planta el nombre de Gynerium
dwecum Dalliére, el cual, según este autor, le corresponde por prioridad.
ají. SOC. CI»T. aro. -> T. XLVIII 6
82 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
415, 5. Mis ideas concuerda n con las del autor en lo referente á
.. que es de gran utilidad y hasta de necesidad que un buen
botánico visite en época conveniente nuestros territorios,
deteniéndose en cada parada para recorrer sus alrede-
dores,, para poder formarse^ después de algunos viajes
circulares, una idea exacta de las formaciones fítogeográ-
fícasdel país.
Por otra parte y sin dejar de reconocer, que el Gobierno
Nacional hace muchos esfuerzos para fomentar en todo
sentido el progreso del país, me os difícil creer en contra
de la opinión del autor, que algún botánico serio encuen-
tre gran apoyo en los poderes nacionales para esta clase
de empresas.
La causa que obsta á ella es, según mi opinión, la gran
crixis pecuniaria porque actualmente atravieza nuestro
país ; y también sucede que muchos de nuestros manda-
tarios tienen un horizonte demasiado estrecho, una idea más
bien despreciativa de las producciones naturales del país,
faltándoles cierto esclarecimiento para very palparla uti-
lidad é importancia que encierra el conocimiento déla
que el suelo produce espontáneamente.
No me retiero tanto al reino animal y mineral, sino
mayormente al reino vegetal, siendo la Flora de un país^
la que debe formar la base primordial del bienestar de
su economía pública.
415, 25. Es de desear conocer el nombre científico de la estipa
denominada Lig-mallin.
415, 47. En la Patagonia boreal se aplica también el nombre
de Alfilerillo al Geranium patagonicum Hook., Gera-
niácea.
41 5» 48. Macachin es nombre guaraní, común, á todas los Oxali-
deas en particular á las especies del género Oxalis (15).
415, i9. La denominación Mastuerzo es aplicable á varias plan-
tas, entre ellas al Nasturtium bonariense Poir. (16), Crucí-
(15) O. K. Rev., I, pág. 96, restablece por prioridad el género de Ácelosella en
lugar del áeOxalis, que era aceptado generalmente.
(16) Seg. O. K., Rev., I, pág. 23, al Nasturtium bonariense Poir. pertenece
el nombre . Cardawtnc indica O. K. (L.) y honariensis O. K. (Poir. D. C.) (non
Cardamine bonariensis var. Pers.).
LA FLORA ARGENTINA 83
fera y á la Prosopis strombulifera Benlh., Leguminosa-
Mimosea y á otras.
416, 3. Ignoro que haya una familia de«Ambrosiáceas», pues se-
gún L. M. y B. H. el género Xanthium, al cual pertenece
el Ahrojo y el Cepacahallo, es atribuido á la familia délas
Compuestas (Sinantéreas, según otros autores) tribu He-
liantoideas.
416, 4. El autor separa en las líneas subsiguientes las Compues-
tas (Sinantéreas) como si en realidad las dos Xanthium no
perteneciesen á la misma familia.
416^ 5. Sigue diciendo dos ó tres especies de Manzanillas ó Camo-
milas, cuyo último nombre puede suprimirse y las dos ó
tres especies de manzanillas pueden reducirse á las dos
especies i4n¿Aemi5 arvensis Lin. y A. Coíula Lin. Com-
puestaSy naturalizadas en el pais.
416, 16. La palabra imaran^u^ debe escribirse sin A (no Ama-
ranthus) •
416, 20. Los dos hinojos, asnal y vulgar, Foeniculum piperitum D.
C. y vulgare Gaertn. Umbelíferas que tenemos aquí, son
naturalizadas en el país, mientras que el Coriandro, Cu-
lantro, Cilantro, Coriandrum sativum Lin., Umbelífera, se
encuentra cultivado y raras veces espontáneo, como por
ejemplo: en laPatagonia según O. K. Rev. III, 2, página
112. El Coriandrum foeniculum no lo conozco.
416, 23. Como L. M. admiten una familia «Sotaneas» el autor
atribuye á ella el Chamico, Datura Slramonium Lin., esta
especie pertenece según B. H., Dur. Ind., y O. K. á la fa-
milia de las Solanáceas.
416, 25. El nombre áe Ximenesia microptera D. C. es sinónimo de
Verbesina encelio'ides Benth. Hook. y laque debe llamarse
hoy según ^0. K., Rev., IIP, página 183. Verbesina aus-
tralesBkr., Compuesta. N. v.: Mirasol, Santa-María, Que-
yú-cisa (guaraní).
416, 29. Algunos autores, inclusiveO.K. Rev., I., página 56, acep-
tan una familia « Porlulacáceas », mientras que L. M. y
B. H. sólo registran el nombre de Portulaceas para esta
familia.
41 6| 34. Tratándose de familias Primuláceas, Rubiáceas, etc., debe
ponerse para guardar armonía y simetría (según B. H.)
Verbenáceas j Solanáceas y no, « Verbenas y Solaneas».
84 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
416, 38. En cucilquier punto de la República, que un añeíonado
ó diletante se dedique al estudio de la botánica puede es-
tar se^ro de encontrar vasto cannpo para sus investiga-
ciones y una superabundante cosecha.
416, 42 y siguientes. Es precisannente la referida falta de unidad
y unifornf)idad que quize evitar reconcentrando bajo un
único sistema en un sólo catálogo todas las plantas existen-
tes en la República Argentina, para cuyo trabajo acepté el
libro sisteniático de B. H. con las reformas y modificacio-
nes aceptadas por la mayoría de los botánicos. (Confr.
obs. á pág. 393, línea 37.)
416, 9 y siguientes. No deseo interpretar mal lo que el autor quie-
re expresar en este pasaje, ni suponer haya tenido la más
leve intención de ofender á alguien, pero en obsequio á
la verdad, este pasaje, además de que quedarla mejoren
una novela, contiene un insulto disimulado á todos los ha-
bitantes Aumanos de la República Argentina y en particu-
lar d siLS hombres de ciencia, porque si empezamos por la
linea 10, en la cual dice, que el buey es el único químico
que ha analizado los pastos, por analogía debe ser tam-
bién el mejor botánico y en consecuencia, como conclu-
sión, pudiéramos indicarel mismo rumiante para escribir
nuestra Flora, no necesitando, como dice en la línea 27,
ningún «Huevo de Colón » para conocer el resultado de
su digestión.
418, 35. En lugar de « Cangrejales» me hubiera parecido mejor
y lo creo también más comprensible poner la palabra
pantanos ó fangos. Entiéndase por Esparto varias es-
pecies de Gramineas y Ciperáceas. En cuanto á la
especie Spartina australis citada por el autor, mis libros
no la registran como existente en la República Argentina.
Ter^o anotadas como indígenas las especies Spartina
brasiliensis Raddi; Sp. ciliata Kth. ; Sp. montevidensis
Arech. ; Sp. patagónica Speg. ; Sp. densiflora Brong., Gra-
míneas.
418, 36. Brusca ó Brusquilla es la Discoria longispina, Miers.,
Ramnea, es según el autor la Colletia ferox Gilí. Ram-
nea (17). (Confr. obs. á pág. 413, línea 9.)
(17) SegÚD O. K. Rev. : Ratnnácea; confr. nota 1^.
LA PLORA ARGENTINA 85
420, 50. Referente & Mimoseas y Cesalptneas. (Confr. obs. á pág.
394, linea 1.)
490, 16. El Algarrobo es la Prosopis confr. pág... La Prosopis alba
Gris., Algarrobo blanco, no es más que an representante
de tantas especies, no siendo tampoco ésta la más esparci-
da. La algarroba (fruta) se vende por fanegas en los mer-
cados, no sólo en la ciudad de Tucumán sino también en
las provincias de Córdoba, Santiago y Salta y en toda la
campaña. Los estancieros suelen guardarla con más cui-
dado que el maíz.
420, 37. Al decir « Quebracho colorado» en este sitio es segura-
mente un error grave del aulor, pues debe ser Quebracho
blanco, Aspidosperma quebracho Schlcht (18). Apocinácea.
(Confr. obs. á pág. 424, linea 31 .)
484, 1. No he oido denominar á la Jodina rhombifolia Hook. et
Arn., (19) Santalácea, «Quebracho blanco» pero si Qu€-
¿rracAo /Zq/o, Peje, Sombra de toro, Choan (Rioja), Quin-
chilin, QuinchmnyQuirilin (Córdoba).
421, 34 y 46. Confr. lo dicho en obs. á página 405, I. 39.
421 , 28. En cuanto al Chañar y Gourliea decoríicans. Gilí ., Legumi-
nosa-Papilionáeea, he hecho las mismas observaciones que
el autor refíere como suyas (!) y para ver si tarde ó tem-
prano puede sacarse á luz una buena variedad ó una
nueva especie, he recogido muestras de varios árboles flo-
ridos, que presentaban ciertas diferencias. Lo cierto deT
caso es, que las frutas del Chañar de Córdoba son pulpo-
sas, dulces y agradables y no ásperas ó astringentes, pre-
parándose de ella una aloja, como también patay y sobre
todo arrope.
422, 32. L. M. y otros autorizan como nombres de familia « Apoci-
neas y Samideas» mientras queB. H. y O. K. Rev. las es-
criben Apoctndceas y Samiddceas.
423, 3. Existen tres especies de Morrenia en la República Argen-
gentina ; la Morrenia brachystephana, Gris., la M. odorata
(18) O. K. Rev., I, pág. 416, restablece por prioridad el género Macaglia Vahl.
tl810), en cambio del de Áspidosperma, así que según él [confr Rev., lU S. pág.
198) el 4. Quebracho Schl. debe ser llamado Macaglia Quebracho O. K(Sch1.;.
¡19) Según O. K. Rev., III, 2, pág. 283. Esta planta debe llamarse hoy Jo-
dina bonariemie O. R.
86 ANALES DE LA SOCIEDAD aBNTÍFICA ARGENTINA
Lindl.yotra indeterminada, Asclepiadeas (20), creo que
la M. odorata es la más esparcida .
Compréndese por tasi ó taxi, etc., sobre todo tratándose
de la fruta, una serie de especies de Asclepiadeas y no só-
lo las especies de Morrenia.
423, 32. La Poinciana Gilliesii Hook. es hoy la Caesalptnia Gillie^
sii Benth. (21 X Leguminosa-Cesalpinea.
423, 42. La Lippia lycioides Sieud. (32), Verbenácea, tiene á más
el nombre vulgar de Cedrin^ según el paraje, muchos otros
sinónimos triviales, porejemplo: Azahar silvestre, Azahar
del campo, Cedrón, Cedrón silvestre, Ángel ó Palo ángel,
Oreganillo, Palo amarillo, Niño-rupá (Corr.), Muña del
moiite (Oran), Choique-mamoel (Pat.).
424, 30. Debe decirse entre paréntesis Caesalpinia praecox R. y
P., Leguminosa-Cesalpínea (23).
424, 31. En esta parte el autor incurre en un error craso,
pues confunde el <( Quebracho blanco » con lo que en
rigor se llama Quebracho Colorado^ Schinopsis Lorentzii
Engl., (24) Anacardiácea, existiendo además otras tres
especies muy aliadas que llevan el mismo nombre vulgar ;
Schinopsis Marginata Engl., Ba/an^ae Engl . y Morongii
Britton (sub Quebrachia), la primera, de la provincia de
Córdoba, formación del Monte, y las dos últimas de Co-
rrientes y Chaco, formación chaqueña. (Confr., obs. á pág.
405, linea 36, y á pág. 425, línea 30.)
Quizá por no creerlo necesario en virtud de ser dema-
siado conocidas esas especies de árboles, el autor hace caso
omiso de la gran importancia que tiene la madera de
aquéllos ; no tanto por los múltiples usos que prestan en
el mismo país, sino por la demanda que tienen para su
exportación al extranjero, cuyo valor alcanza d millones
(20) SegÜD O. K. Rev., II, pág. 147, el nombre de esta familia debe ser Áicle-
piaddceas,
(31) O. K. Rev., III, 3, pág. 53, da como autor de esta planU, Wall. [H. K.j.
(22) O. K. Rev. III, 2, pág. 252, restituye por prioridad á esta planta el nombre
de Lippia ligus trina O. K.
(23) O. K. III, 2, pág. 54, cita como autor de esta planta Hk. et Am. %h, y K »•
(34) Corresponde igual observación que á la nota 4 y con idéntica razón debe
ponerse Quebrachia Balansae, Quebrachia marginata y Quebrachia Morongii.
LA rUHUl ABGUmKA 87
de pesos anuales . Me hubiera gustado leer algo acerca de
estos vegetales, pues creo son de preferente estudio al
Caldén, Prosopis algarrobilla Gris., Leg.-Mímos. (Confr.
obs. á pág. 449, linea 43.)
434, 33. Lo dicho sobre Cácteas. (Confr. obs. á pág. 392, línea 37.)
424, 37. Por Jumes se comprenden varios arbustos ó matas leño-
sas de terrenos salitrosos, de la familia de las Quenopodiá-
ceas, pertenecientes á los géneros Spirostachys^ Helero-
• stachys (25) (Halopeplis ) y Suaeda (26).
434, 48. No conozco ninguna « Euforbiácea > achaparrada que
llamen « Oreja de gato ^ ; tal vez sea algún Crotón. (Oxy-
dectes, según O. K.).
El nombre vulgar de Ore;a de i/ato, confr. obs. á pág. 412,
linea 14, es dado á la Diehondra serieea, Sw., (27) Convol-
vulácea, y al Hyperieum Connatum Loro., Hípericinea(28).
428, 36. Al citar el autor en esta parte al Guayacán con el nom-
bre cíentftico de Porliera (29) hygrométriea comete un
error y una confusión. En efecto, el arbusto llamado Gua-
yacan de Córdoba fué determinado por Grisebach con
este nombre científíco, el que, en realidad, pertenece á un
árbol de Chile y del Perú ; pero más tarde el doctor Engler
apercibió el error de Grisebach é instituyó para él una nue-
(25) o. K. Rev., II, pág. 655, y III, 2, pág. 266, eoglobael géoero Heterostaehys
en el de Spirostachys, del caal según este mismo autor no existe sino una espe-
cie, que es la Sp. ritterana Ung. Sterub. (= Halopeplis Gilliesii Gris. =s Hete-
rostaehys RitUrana Ung. Stern.jy las dos especies Sp. patagónica j Sp. vagi-
nato citadad por Gris, pertenecen seg. O. K. al nuevo género Allenrolfea y á
las especies A. patagónica O. K. (Grís) y 4. vaginata O. K. (Gris.).
(26) O. K. Rev., II, pág. 549, y III, 3, pág. 115, reduce el género Suaeda^ por
prioridad, al de Lerchea Hall.
(27) O. R. Rev., Id, 2, pág. 216, considera esta especie como variedad de otra y
expresa su definición por : Diehondra evolvulacea Brítton var. d. sericea Poir.
(Sow.)
(28) Según O. K. Rev. : Hiperícinea B. H. =Hipericdcea O. K.( Confr. nota 11).
(29) Supongo que el género instituido por Rufzy Pavón en su FJora pfruatia.página
55, sea el de Porlieria^ pero debe haber sido incorrectamente establecido con
este nombre porque si aquél fué dedicado al honor de algún sabio llamado Porlíer,
necesariamente el nombre del género debía ser Porliera y no Porlieria. Pero una
vez asentada esta última denominación, la mayoría de los botánicos han seguido
empleándola. Stendel Nomencl. y O. K. Rev., III, 2, pág. 90, sólo reconocen
Porliera.
88 ANALES DE LA 80GISPAD CIJSNTIFIGA ARGENTINA
va especie denominándola Porliera Lorentzii Engl., Zigo-
filea (30).
Esta planta es llamada en Córdoba Guayacán y en San-
tiago, Tucumán y Salta, en donde toma las proporciones
de árbol, la llaman Chucupí ó Cucharero.
El autor confunde el Guayacán de Córdoba con el Gua-
yacan de Tut^cumán y Corrientes, que es la Legumínosa-
Cesalpínea, Caesalpinia melanocarpa Gris, (confr., obs. á
pág. 449, linea 28 y línea 40). Con todo lo dicho no es
imposible que algún día se encuentren en los montes de
Tucumán ó Salta ejemplares de la verdadera Porliera
hygrometrica R. y P.
425, 39. No conozco ninguna especie que lleve el nombre cientí-
fico de Prosopis aphylla. La especie á que se refiere el au-
tor, es sin duda la Prosopis humilis. Gilí., Leguminosa-Mi-
mosea, de flores rojas. N. v. : Algarrobilla del gato ó de la
perdiz. Existen varias Prosopis indígenas que en sentido
lato pueden llamarse áfilas (sin hojas), como ser además
(le la humilis, la sericantha Gilí, y la barba-trigridis Stuck .
426, 7. La especie determinada por Grisebach por Gossypianthus
australis fué traspuesta por Hookcr al género Guillemi-
nea (31) llamándola Guilleminea australis (Gris.) Hook.,
Amarantácea.
Esta planta la denominan, lo mismo que otras. Amaran-
táceas rastreras, ierba del pollo, y particularmente ^er¿a
de la urpila, muy esparcida no sólo en las sierras de varias
provincias, sino que se encuentra también en los^ ai rededo-
res de poblaciones, cubriendo á veces trechos considera-
bles, dando así al suelo un precioso aspecto de alfombrado.
426, 8. Lo dicho sobre Dicondreas, cfr., obs. á página 411,
línea 17.
426, 11. Según B. H. el género Zanthoxylum (32) pertenece á la
(30) Según O. K. Rev., Zigofilea B. H. =Z¡gofilácea O. K. (confr. cota 6¡.
(31J A pesar que varios autores escriben el nombre de este género Guilleminea^
O. K. Rey., II, página 537, lo escribe Guilleminía,
(3^1 O. K. Re?., I, pág. 102, acepta en 1891 el género de Zanthoxylum; mien-
tras que en O. K., ÍII, 2, pág. 34, rechaza el nombre de este género y lo reemplaza
por prioridad por el de Pagaras Burm., de modo que según O. K., 1. c, la planta
aqui citada debe llamarse Pagaran coco, Engl. (Gili.J.
LA FLORA ARGENTINA 89
familia de las Rutáceas, tribu zantlK)XÍleas(y no tribu Ru-
láceas).
El Zanihoxylum coco. Gilí . , lo llaman en San Luis y Cór-
doba Coco, y en Tucumán y Salta, en donde se eleva á
mayoraltura CocAucAo. (Confr., obs. á pág. 446, linea 36).
Su madera es blanda, de color amarillo, á veces con
vetas negras.
426, 21. Existe en aquellas comarcas la especie Mimulus luteus^
Lin., pero la más abundante es la de Mimulus parviflo-
rus Lindl.
426, 22. La especie que fué determinada por Gris., Woodsia obtu-
ra ha venida á ser denominada Woodsia montevidensis
por Hieron .
426, 37. La Bignoniácea de flor roja, es la misma que el autorcita
en la pág. 443. línea 13, (confr. pág. 411, línea 20), con
el nombre de Dolichandra cynanchoides Cham. y la que
es hoy Macfadyena Cynanchoides (Cham.) Morong (33)
llamada con mucha vulgaridad Zarzaparrilla.
426, 41 . El color de la flor del Lycium que cita el autor no es « azul )^
sino morado, como lo indica á página 443, linea 9, es
el Lycium cestroides Schiecht., (34) Solanácea, existiendo
sin embargo otros de flores mas ó menos moradas como
por ejemplo los del Lycium pruinosum Gris., I. elongatum
Miers., etc. El Lycium argentinum Hier. produce flores
blancas grandes con rayas víolaceo-claras.
Entre las especies áe Lycium se han formado una serie
de híbridas debido á la fecundación de una especie sobre
otra, resultando así un Lycium argenttno-cestroides
Hier, (35); un L. argentino-elongaium Stuck., un L. elon--
gato-cestroides Hier. y otros.
426, 44. Comprendo por Cufeas plantas del género Cuphea de la
33) Segiio O. K., coofr. nota 10, la Mae fadyena cynanchoides (Chana.) Moroog.
debe ser la Dolichandra cynanchoides ^ Ch. y Schl.
34) Según O. K. Rev., III, 2, p. 221, debe ser ¿yctum cestrodes Schl.
35) Según O. K. Rev., III, 2, pág. 221, el Lycium argentinum Hieron. es
idéntico con el £. ciliatum Schl. y admite la hibrída £. cestrodes X L. ciliatum
citada por Hier. siendo quizá según este autor, las híbridas citadas variedades
del ¿. ciliatum, por ejemplo, var. fi hetermorphum O. K. ó var. y cordo-
bense O. K.
90 ANALES DE LA SOCIEDAD CIEUTÍFICA ARGENTINA
familia de las Litrarieas (36) tribu Litreas. Se encuentran
muy particularmente cerc^ de acequias ó aguas corrientes,
y casi todas son de flores morado-claras, llamadas San-
guinaria y Sieíe Sangrías.
426, 45. En lugar de « Enolereas » debe decirse Onagrarieas (37)
(Confr. obs. á página 410, linea 36.)
427, 24. Al citar el autor en este punto un clavel del aire ó flor
del aire con el nombre de « TiUandsia circinalis » de flor
olorosa blanca debe haberse trascordado, porque la especie
T. circinalis de Gris, hoy TiUandsia Duraíii Vis., Brome-
liácea, produce flores moradas de poca fragancia, y existe
en numerosos ejemplares en las barrancas del Rio i"", en
los alrededores de Córdoba y en casi toda la falda oriental
de la sierra chica de Córdoba.
La especie á que el autor se refiere y que es de flor
blanca olorosa^ es la que Gris, determinó con el nom-
bre de TiUandsia max^ronemis Gris., hoy T. añphioi-
des Ker.
427, 5. Las Bromeliáeeas terrestres de flores amarillas, de vara
corta, espiga más compacta pertenecen al género Deina-
canthon y las otras de espigas más abierta de vara larga,
casi todas al género Dyckia.
De este último género, por ejemplo, existen en el Norte
cantidades inmensas, yendo por el camino carretero que
conduce de Tucumán á la Colonia Rivadavia (situada á
orillas del Rio Bermejo) y después de haber pasado unas 1 6
á 18 leguas el rioUrueña, al Nordeste de un lugar llamado
«Laguna Negra », entre el grado 64 y 65 de longitud y el
25 y 26 de latitud, se encuentran extensiones de leguas
cubiertas casi exclusivamente de Bromeliáeeas de esta
clase, que son el terror de los estancieros. Estas plantas
contienen una fibra textil tan resistente y blanca, que
fácilmente puede llegar á ser objeto de exportación. Su
nombre vulgar es « Chaguar ».
427, 46. Creo que se emplea más la palabra Relamo con ter-
minación en o y no con la terminación en a, siendo
también su denominación científica Bulnesia Reía-
(36) o. K. Rev., I, p. 348, adopta para esta familia el nombre de Lítráceas.
(37) SegÜD DOta 6 las Onagrarieas de BH. = Onagraceas de O. K. Rev.
LA FLORA ARGENTINA 91
mo (38) (Gilí.) Gris.» Zigoñlea (39) y no Retama. Existe
eo aquella región la Bulnesia foliosa, Gris, que ileva idén-
tico nombre vulgar, aunque he oido hablar de Retamo
macho y hembra.
428, 4. La Tncomaria Usillo Hook. et Arn. N. v. : Usillo, Suripe-
lado, pertenece á la familia de las Malpighidceas (y no
Cácteas) y no encuentro razón alguna para que haya me-
recido el pomposo nombre de « Gigante de las Cácteas ».
428, 5. El autor cita en este renglón un Oxycladus aphyllus Gris.,
perteneciente á las Mimoseas, cometiendo así dos errores :
1^ Miers ha descrito una planta anómala como perte-
neciente á la familia de las Bignoniáceas con el nombre
de Oxycladus aphyllus y Gris., en Plantae Lorentzianae
aceptó esta determinación.
Posteriormente, cuando Gris, recibió más material y se.
presentó una otra especie de este mismo género pudo
entonces constatar que estas plantas pertenecían á la
familia de las Escrofularineas (40).
Gris. ,en su Symb. ad Flor. Arg. las colocó con toda
seguridad en el género chihno Monttea. La primera planta
recibió por esta razón el nombre de IHonttea aphylla Gris.
N. V. : Elcui (Patag.) y Ala (Mendoza). La segunda especie,
denominada por Hieron. Moniiea Schickendantztú fué
también descripta por Gris, y lleva el nombre vulgar de
Tintilla y Olivilla.
2^ El segundo error del autor es el de atribuir esta
planta á las Mimoseas (Leguminosas), en lugar de á las
Escrofularineas.
428, H . En sustitución de la expresión « dilución » que se usa
hablando de líquidos, mejor hubiera sido signifícara el
concepto con la propiedad que corresponde de repetición
en grado diminutivo.
(38) O. K. Rev., III, 2, pág. 29, indica B, Retama Gris. Yo creo que debe ser
Retamo, porquesupongo que U. A.(« Gilí. » ) lo denominaron primero ZygophyUum
Retamo (con o). Gris, lo cambió en a en Pl. Lor, y reconociendo la prioridad con
O., en Symb. lo volvió á escribir con o.
Así que, á iqí entender, la planta debe llamarse B, Retamo Gris. ¡Gilí.;.
(39) Según O. K., confr. nota 5, Zigofileas R. H. = Zigofildceas O. K. Rev.
(40) Escrofularineas de B. H. :» Escrofularíáceas O. K. Rev., confr. nota 3.
92 ANULES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
428, 10-20. En lugar de decir « Arundinácea » me parece mejor
decir Arundinea, pues L. M. establecen una tribu con el
nombre de Arundineas. Según B. H. el génetx) Arundo está
encerrado en la tribu de Festuceas. Hay dos especies indí-
genas de Arundo determinadas y otras dos sin determi-
narse. Generalmente^ se da el nombre de Carrito ó Carriza
á Gramíneas de hojas ñlosas como el Gynerium Argenteum
Nees. (i1). Sería de desear conocer el nombre científico de
la especie de que habla el autory que los indios araucanos
llaman Ranquil.
428, 25. Existen varias especies indígenas de Jarilla, todas perte-
necientes al género Larrea, Zigofilea (42), las cuatro
especies determinadas de la República Argentina son :
L. Ameghinoi Speg., L. cuneifolia Cav., L. divaricala Cav .
y I. fluida Cav.
Quien conozca el camino recto desde Chumbicha á la
Rioja y que por falta de locomoción ajena, haya tenido
que recorrerlo per pedes aposiolorum, á la fuerza tiene que
llevar grabado en su memoria de una manera indeleble la
imagen de uujarillar, pues creo que la jarilla es casi el
único vegetal (sin excluir las gramíneas) que se encuen-
tra en este trecho.
428, 50. Confr. lo dicho en obs. á la pág. 393, línea 39. Cácteas
B. H. = «Cactáceas » O. K.
429, 17. La Opuntia aorantha Lam., Cáctea; es común en las
provincias de San Juan y Mendoza, donde la llaman Re-
taca, perteneceá la tribu de las opuncieas, sección Tephro-
cactus.
429, 29. No conozco la Prosopis de que habla el autor con el nom-
bre de Retortuña; comprendiéndose generalmente en
las provincias del centro bajo este nombre á la Prosopis
Strombulifera Benth. Leguminosa-Mimosea. pero esta
lleva hojas menudas y no anchas como dice el autor, asi
es, que debe ser otra especie aún no descripta, tal vez la
misma que en Rio Negro llaman « Pata de gallo ». (Confr.
á pág. 515, línea 49.)
429, 33. obs. (2). Rama negra llaman en algunos puntosa la Cas-
(41) Gynerium argenteum Nees. = Gynerium dtoecum Dalí., confr. nota 3.'
4'>) Zigofíleas B. H. = Zigoñláceas O. K. Rev., confr. nota 5.
LA FLORA ARGENTINA 93
sia Gorymbosa Lam. Leguminosa-Cesalpinea, pero pien-
so que el autor no se refiere á este arbusto.
430, 9. Lo dicho de Jte^ama. Confr. obs. ápág. 427, linea 46,
igual á Retamo.
430, 10. El autor dice : « el monte se diluye», pero según el dic-
cionario de la Academia Española, se entiende por diluir,
extender un líquido, mezclarlo con agua. En el presente
caso creo mejor empleada la palabra ralear ó ralearse.
(Confr. obs. á pág. 428, linea 11.)
430, 34. Estoy muy de acuerdo con el autor, respecto al asunto
naturalistas, pero no es el caso de llenar catálogos, sino
de establecer herbarios públicos sostenidos por hombres
científicos ilustrados, para que cualquier individuo pueda
conocer y comparar sus hallazgos vegetales, obteniendo
su determinación científica sin demora, salvo casos exep-
cionales. (Confr. obs. á pág. 390, línea 31.)
432, 37. Cita correctamente el autor algunos representantes de la
formación patagónica, de un interés secundario, peroomi-
le uno muy interesante indicado por Ball. y que es el Mari''
zaiiOj Pyrus malus, Lin., Rosácea, del cual existen grandes
extensiones en dicha región.
433, 7. Que yo sepa, la Mata negra de Patagonia es el mismo
arbusto, que en otra parte llaman Atamisque, Aíamisquea
emarginata Míers (43), Caparidea (44); á veces llaman
también Mata negra á la Cyclolepis genistoides GiW. (45),
compuesta, la que en otros lugares se denomina Tupis,
Usillo (Mend.), Surimicunn (Riqja).
433, 33. No atino á qué arbusto podrá atribuirse el nombre de
Uña de tigrej pudiera ser quizá á la Acacia praecox Gris . ^
Leguminosa-Mimosea ; pero me cuesta creer que ella al-
cance hasta esta latitud ; y en cuanto á la Grabowskia ob-
tusa Walk. (46), Solanácea que tengo anotada con este
(43j O. K. Rev., III, 2, pág. 6, une el género Atamisquea con el Capparís, de
modo que la planta indicada debe llamarse hoy según O. K. Capparis Atamis-
quea O. K.
(44; Caparidea B. H. = Caparidácea O. K. Rev.
¡45j Cyclolepis genistoides Gilí. = C. genistodes Gilí, in O. K. Rev.
(46) [Grabowskia obtusa Walk. es probablemente G, boerhavifolia W. Arn.
var. obtusa O. K. Rev.
92 ANULES DE LA SOCIEDAD aENTÍFICA ARGENTINA
428, 10-20. En lugar de decir « Arundinácea » me parece mejor
decir Arundinea, pues L. M. establecen una tribu con el
nombre de Arundineas. Según B. H. el género ilruntío está
encerrado en la tribu de Festuceas. Hay dos especies indí-
genas de Arundo determinadas y otras dos sin determi-
narse. Generalmente^ se da el nombre de Carrito ó Carriza
á Gramíneas de hojas ñlosas como el Gynertum Argenteum
Nees. (i1). Sería de desear conocer el nombre cientffíco de
la especie de que habla el autory que los indios araucanos
llaman BanquiL
428, 25. Existan varias especies indígenas de Jarilla, todas perte-
necientes al género Larrea, Zigofilea (42), las cuatro
especies determinadas de la República Argentina son :
I. Ameghinoi Speg., L. cuneifolia Cav., L. dtt?arica/o Cav.
y I. nítida Cav.
Quien conozca el camino recto desde Chumbicha á la
Rioja y que por falta de locomoción ajena, haya tf^nido
que recorrerlo per pedes apostolorum^ á la fuerza tiene que
llevar grabado en su memoria de una manera indeleble la
imagen de mu jarillar , pues creo que la jarilla es casi el
único vegetal (sin excluir las gramíneas) que se encuen-
tra en este trecho.
428, 50. Confr. lo dicho en obs. á la pág. 393, línea 39. Cácteas
B. H. = «Cactáceas » O. K.
429, 17. hñOpuntia aoraniha Lam., Cáctea; es común en las
provincias de San Juan y Mendoza, donde la llaman Re-
taca, perteneceá la tribu de las opuncieas» sección Tephro-
cactus.
429, 29. No conozco la Prosopis de que habla el autor con el nom-
bre de Retortuña; comprendiéndose generalmente en
las provincias del centro bajo este nombre á la Prosopis
Strombulífera Benth. Leguminosa-Mimosea, pero esta
lleva hojas menudas y no anchas como dice el autor, asi
es, que debe ser otra especie aún no descripta, tal vez la
misma que en Rio Negro llaman « Pata de gallo ». (Confr.
a pág. 515, línea 49.)
429, 33. obs. (2). Rama negra llaman en algunos puntosa la Cas-
(41) Gyneriwn argenteum Nees. = Gynertum dioeeum Dalí., confr. nota 3.'
4'2) Zigoñleas B. M. = Zigofíláceas O. K. Rev., confr. nota 5.
LA FLORA ARGENTINA 93
sia Gorymbosa Lam. Leguminosa-Cesalpinea, pero píen-
so que el autor no se refíere á este arbusto.
430, 9. Lo dicho de iietoma. Confr. obs. á pág. 427, linea 46,
igual á Retamo,
430, 10. El autor dice : « el monte se diluye», pero según el dic-
cionario de la Academia Española, se entiende por diluir,
extender un liquido, mezclarlo con agua. En el presente
caso creo mejor empleada la palabra ralear ó ralearse.
(Confr. obs. á pág. 428, linea 11.)
430, 24. Estoy muy de acuerdo con el autor, respecto al asunto
naturalistas, pero no es el caso de llenar catálogos, sino
de establecer herbarios públicos sostenidos por hombres
científicos ilustrados, para que cualquier individuo pueda
conocer y comparar sus hallazgos vegetales, obteniendo
su determinación cientifíca sin demora, salvo casos exep-
cionales. (Confr. obs. á pág. 390, linea 31.)
432, 27. Cita correctamente el autor algunos representantes de la
formación patagónica, de un interés secundario, peroomi-
te uno muy interesante indicado porBall. y quees el Ifan-
zanOj Pyrus malus^ Lin., Rosácea, del cual existen grandes
extensiones en dicha región .
433, 7. Que yo sepa, la Mata negra de Patagonia es el mismo
arbusto, que en otra parte llaman Atamisque, Atamisquea
emarginaia Miers (43), Caparidea (44); á veces llaman
también Mata negra á la Cyclolepis genistoides Gilí. (45),
compuesta, la que en otros lugares se denomina Tupis,
Usillo (Mend.), Surimicunn (Rioja).
433. 33. No atino á qué arbusto podrá atribuirse el nombre de
Uña de tigre, pudiera ser quizá á la Acacia praecoo? Gris.,
Legurainosa-Mimosea ; pero me cuesta creer que ella al-
cance hasta esta latitud ; y en cuanto á la Grabowskia ob-
tusa Walk. (46), Solanácea que tengo anotada con este
(43j O. K. Rev., III, 2, pág. 6, une el género Atamisquea con el Capparís, de
modo qae la planta indicada debe llamarse hoy según O. K. Capparis Atamis^
quea O. K.
;44 Caparidea B. H. =s Caparidácea O. K. Rev.
',4b} Cyclolepis genistoides GiW. =» C. genistodes Gilí, in O. K. Rev.
;46) [Grabowskia obtusa Walk. es probablemente G. boerhavifolia W. Arn.
var. obtusa O. K. Rev.
96 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIfIGA ARGENTINA
norte de la provincia de Córdoba es la Tctbebuta nodosa
Gris. (5i). Arbusto singular, llamado Palo cruz, Cruz-
caspi, Quiñac (Santiago).
i43y 9. Lo dicho sobre Lyeium cestroides Schiecht. (Coafr. obs. á
pág. 426. línea 41).
443, 13. Lo dicho sobre « Dolichandra cynanchoides Cham. » hoy
ñfacfadyena cynanchoides (Cham.) Morong. (Confr. obs. á
pág. 413, línea 30 y á pág. 436, linea 37.)
443, 14. La « Trompetilla de Venus » es según el autor el Pilhe-
coctenium clematoideum Gris., Bignoniácea.
443, 17. Para la planta determinada por Gris. Asterosligma
vermitoxicum (según B. H. Slatirostigtna vermüoancum) el
doctor Engler instituyó el nuevo género Synandrospadix,
obteniendo por consiguiente la planta el nombre científlco
Synandrospadix vermitoxicum Engl., Aroidea (53). Ella es
llamada vulgarmente en Santiago, Tucumán y Salta;
Sachacol. Presidenta, Choclo del diablo, etc. El jugo de
ella es cáustico y todas las partes (disecadas y pulveri-
zadas) de esta planta sirven, espolvoreándolas en las
heridas infectadas de los animales domésticos, para matar
los gusanos producidos ahí por la mosca; lo que le ha
valido su nombre de vermitoxicum» Es también una délas
pocas plantas que no es atacada por la langosta.
443, 30. Referente á la especie que el autor opina pertenecer al
género « Pancratiumy^ me inclino á creer que sea una
especiedeClidanthus, porla razón de queel área geográfíca
del género Pancratium se reduce á la Región mediterránea.
Islas Canarias é Indias Orientales y porque tenemos varias
especies indígenas de Clidanthus (Amarilideas) (54).
443, 35. Sobre Cácteas B. H. = Cactáceas O. R. Rev. (Confr. obs. á
pág. 393, línea 37.)
443,31. Siempre he oido denominar los árboles de Tipa con el
articulo la y no con el él, sonando mejor la tipa y no el
tipa. Los de Tucumán pertenecen á dos especies del mismo
¡52) o. K. Rev. une también el género Tabebuja con el de Gelseminum.áe ma-
nera que según este autor Rev. pág. 245 la planta debe llamarse : Gelseminum
nodosum O. K. (Gris.)
(53) Aroideas B. ü. = Araceas Engl. y O. K. Rev.
(54) Amarilideas B. H. =s Amarilidáceas O. K. Rev.
LA FLORA ARGENTINA 97
género, Machaerium tipa Benth. y M. pseudo-tipa Gris.
Leguminosas-Papilíonáceas (55).
443, 42. La Bromeliácea citada por Gris, con el nombre de « Che-
valiera grandiceps » es la Áechmeapolystaehya de Mez. (56).
443, 44. La planta parásita Loranthus Cuneifolius R. & P., Loran-
tácea, es muy común no sólo en la región subtropical,
sino en latitudes mucho más australes, presentándose en
San Luis, Córdoba. Santa Fe, Entre Ríos. La llaman vul-
garmente Liga, Liguilla.
444, 22. ,E\ hermoso helécho determinado por Gris, con el nombre
de Davalía inaequalis resultó deber registrarse boy bajo
el nombre de Dennstaedlia teñera Mett. var. dentata
Hieron.
444, 23. En lugar de Bromelias me parece mejor en el presente
caso decir Bromeliáceas, porque se trata no sólo del género
Bromelia, sino de plantas pertenecientes á la familia de
las Bromeliáceas, como por ejemplo del género Billbergia,
Áechmea (57), Puya y otros.
444, 24. Llámase Sachagúasea ó Sacha-huasca no sólo á algunas
Bignoniáceas^ sino por ejemplo á la Malpighiácea, Hiraea
brevifolia B. H. (= ¡Uascagnia brevifolta Gris.) de Oran ;
la 4sclepiadea (58) Laseguea Hookeri Muell. (Echites
Tnecdiana, Hieron.) (59) de la formación del Monte y
región subtropical. (Confr. obs. á pág. 426, linea 37, y
443, linea 13.)
444, 29. En el Cerro Negro, departamento Rosario de la Fron-
tera, provincia de Salta he visto montes de Urera baccifera
(55) Seg. OK. Rev. III, 2, pág. 72, las dos especies citadas deben unirse bajo la
sola denomiDaciÓD de Ttpiíafia Tipa O. K. (supongo que Tipu sea error de im-
prenta).
(56)0. K. en Rev., II, pág. 698 (1891) admite el género ilecAmea. pero en O. K. III,
2, pág. 303, reemplaza el género Áechmea R. et P. por prioridad con el de Hoiriri
Ad. ; de consiguiente la planta citada debe llamarse según O. K. Hoiriri polysta-
chyaO. K. (Mg.).
(57) Según O. K. Rev., 1(1, 2, Áechmea R. et P. = Hoiriri Ad.
(58) Asclepiadea B. H. = Asclepiadácea O. K. Rev.
(59) O. K. Rev. III, 2, pág. 197, cita una Laseguea erecta Muell. como sinónima
de Echites Tweediana Hieron., tal vez que ella sea idéntica con la Laseguea
Hookeri Muell.
AN. SOC. CIGVT. AR6. — T. XLVIII 7
98 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENtÍFICA ARGENTINA
Oaudích. Urticacea. N. v. : Ortiga brava ú O. grande, de
varios metros de altura, tanto que tapaba el ginete á
cabiadlo. (Gonfr. obs. á pág. 458, línea 1.)
444, 49. Las « Sotaneas » de L. M. = Solanáceas B. H. y O. K.
Rev. (Confr. obs. á pág. 410, linea 4.)
445, I . La palabra « glauca » es latina y significa un verde mar
grisáceo.
445, 5. Somos bastante amigos con el señor Adolfo Methfessel ; es
un insigne pintor y ha producido centenares de magníficos
cuadros representando bosques y paisajes de las provin-
cias de Catamarca^ Tucumán, Salta, etc. En su compañía
hemos cazado el cuervo real, Calhar tus papa.
415, 8. El árbol denominado por Chalchal ó Chalchalero y otros
nombres vulgares fué determinado por Juss. con el nom-
bre de Schmidelia edulis y citado por Gris, fué traspuesto
á otro género y es hoy Allophyllus edulis St. Hil., Sapin-
dácea.
445, 9 y 18. El nombrede Horco-mollees aplicado ávariasplantas:
1^ á la Celestrinea (60) Mayienus magellanica Hook. ; ella
es de Patagón id, Mendoza y Córdoba; 2"" á la Sapotácea
Bumelia obtusifolia Roem. y Schult. (61) de la región
subtropical, provincia de Tucumán;y3'^ según el doc-
tor Miguel Lillo, á una Mírtácea del género Calyptran-
thos (62) de la región subtropical quizá la Calyptranthes
aromática Sí. Hil. de Misiones y Brasil.
445, 31. Con el nombre vulgar de Lapacho compréndese no sólo
la Bignoníácea, Tabebuia Avellanedae Lor. sino también
á la Tabebuia flavescens Benth. et Hook. (63) y algunas
otras de la misma familia aún no determinadas.
(60) CelastríDeas B. H. = Celastráceas O. K. Rev.
(61) O. K. Rev., II, pág. 406, substituye por prioridad el género Btmelia por
el de Lyciodes L., de modo que esta plaata debe llamarse según O.fK. Lyciodei
obtusifolia O. R. (R. et S.).
(62) O. K. Rev., I, pág. 238, reconstituye por prioridad el género Chytraculia P.
Br. en lugar del de Calyptranthes Sw.
(63) O.K. Rev., III, 2, p&g. 245, engloba los géneros Tecoma y Tabebuia en el de
Gelseminum Weinm. por consiguiente según este autor las dos Bignoniáceas cita-
das deberían llamarse : Gelseminum Avellanedae O. K. (Grís.) y G. flavescens
B. H. (Confr. notós 51 y 52).
hk FLORA ARGENTINA 99
445, 37. Compréndese por Arrayán la Mírtacea Eugenia uniflora
Lin. (64) y otras especies del mismo género.
445, 40. L. M. establecen una familia separada « Bombáceas » ; se-
gún B. H. el género Chorisia pertenece á la familia de las
Malváceas, tribu Bombáceas. La Chorisia insignis H. B. K.
es llamada N. v. Yuchdn ó Palo borracho. Se encuentra en
abundancia en ciertos parajes de las provincias del norte.
(Confr. obs. á pág. 448, Ifnea 15.)
446, 5. El árbol que existe en Corrientes y Misiones llamado Sa-
muhú ha sido concierta duda adscriploal género Erioden-
dron, Malvácea, y á la especie Eriodendron Samauna
Mart. (65).
446, 36. Lo dicho sobre coco, Zanthoxylum coco Gilí. (66). (Confr.
obs. á pág. 436, linea 11.)
447, 11. Las Compuestas B. H. son sinónimos de las Sinantéreas.
448, 15. El Palo blanco, Aguay, Mata ojo, es el Chrysophyllum-
lucumifolium Gris., Sapotácea.
El Laurel es el árbol determinado por Gris, con el nom-
bre de Neclandra porphyna Gris. Laurínea (67). Este fi-
gura hoy bajo la denominación Phoebe porphyria (Gris.)
Mez.
El Timbó ó Pacará es el Enterolobium iimbouva MarU
Leguminosa-Mimosea (68).
449, 15. Ojálame equivocara, pero dudo queel doctor Kurtz pu-
blique la descripción délas plantas que trajo de Formosa.
449, 23. El género Oenothera pertenece á las Onagrarieas (Ona-
gráceas, según O. K.). (Confr. obs. á pág. 41 ü, linea 26.)
(64) o. K. en Rev., I, pág. 238, admite el género Eugenia; mieDtras que en
Rev., III, pág. 89, lo engloba en el género de Myrtus : la especie Eugenia uniflora
L. la reduce, 1. c, á Myrtus brasiliana L. (1753). var. « normalis.
(65) O. K. I. pág. 74, substituye por prioridad al género Eriodendron D. C. el de
lylon L. , de modo que la planta debería llamarse segdn este autor Xylon Samau-
na O. K. (Mart.)
(66; Zanthoxylum coco Gilí. = Fragaras coco Engl. (Gilí.). (Confr. nota 32 .
67j Lauríneas B. U. = Lauráceas O. K. Rev.
(68) O. K. Rev., I, pág. 182, repone al género Feuilleca (Pevillaea) por prioridad
en lugar del de Enterolobium Mart., y según O. K., III % pág. 63, la planta llamada
Bules Enterolobium timbouva Mart.. debe llamarse hoy Feuilléea contortisiliqua
O. K. (Vell.)
100 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
449, 33. L. M. establece una familia «Canáceas» B. H. engloba
el género Canna en la familia de las Zingiberáceas (69).
Tenemos varias especies de Canna, llamadas Achiras.
449, 28. El Guayacdn de este territorio es cx)mo dije en la obser-
vación á página 425, línea 36, la Leguminosa-Cesalpinea,
Caesalpiniamelanocarpa Gris, (y no Porliera hygrometrtca
R. y P.). (Confr. obs., á pág. 425^ línea 36.)
449, 30. La Árislolochia de flores grandes es probablemente la Á.
Macroura^ Gómez, Aristoloquiácea.
449, 37. El Palo blanco es Chrysophyllum lucumifoliumy Gris. Sa-
potácea. (Confr. obs. pág. 448, linea 15.)
449, 42. El Quebracho colorado es Quebrachia Lorenlzii Gris, ó
Schinopsis Lorentzii Engl., Anacardiácea, y no como pone
equivocadamente el autor « Aspidosperma». (Confr. nota
n«4.)
449, 46. El nombre de if¿oca^(í .se aplica á Pal mas pertenecientes á
las especies Acronomia ioíay Mart. y A. sclerocarpa Mart.
450, 3. Muchas Bromeliáceas llevan el nombre vulgar de Cara-
guatá. La especie de la que probablemente se trata aquí
es la Billbergia Jiuíans, Wendt. denominada también Plu-
mas del Brasil.
'450, 5. Timbó 6 Pacará es el Enterolobium timbouva Mari. Leg.-
Mis. (Confr. obs. á pág. 448, linea 15) (70).
450, 42. El nombre de Guayabo se da á la Mirtácea Psidium
guayaba Raddi y á otras especies de la misma familia (71).
451 y 2. Del género Chamaerops, Palmas, no tenemos representan-
tes en la República Argentina.
451, 19. La Cecropia pelíata L., Urticácea, que cita el autores
hoy el Coiíoíapalus peltaíus (L.) Britton (72).
Esta planta lleva los nombres vulgares siguientes : Am-
(69) O.K. Rev., I, engloba las Zingiberáceas en la familia de las Eseitamindceas,
(70) Enterolobium timbouva ÍAsltí. == Feuilléea contar tisiliqua O. K. (Vell.).
(Confr. noto 68).
(71) O. K. Rev., I. pág. 239, reduce el género Psidium L. al de Guayava Moehring
y en O. K. Rev., III, 2, pág. 89, aún el de Guayava al de Myrtus L. y llama en la
pág. 91, la planta antes citada Myrtus Guayava O. K. (L.)
(72) O. K. Rev., I, pág. 623, reconstruye por prioridad el nombre del género
Amhaiba, Barrare, de modo quesegdn el mismo autor, 1. c. la planta debe lla-
marse Ambaiba peltata O. K. (L.).
LA FLORA ARGENTINA 101
bay» Ambaí, Ambauva, Imbahyba, Taruma, Ambaí-tinga,
Arvore da trorobeta (Bras.)-
451, 23. La Vicíoría Cruziana d'Orbigny es sinónima con la
« Victoria regia Hook. », Nimfeácea. N. v. : Irupé (Corr.)-
(Confr. obs. á pág. 472, línea 25.)
452, 6. Araucaria brasiltensis á Rich. Conifera, N. v. : Pino de
Misiones (73).
452, 10. La yerba mate es la lleco paraguayensis Si. Hil., liici-
nea (74).
453, 41 . Sobre Caraguatá, confr. lo dicho obs. á pág. 450, línea 3.
452, 50. Arundo Donax Lín. Gramínea, tribu Festuceas. N. v. :
Caña común.
453, 4-5, 47, 4. De la familia de las Gramineas, tribu Bambú--
seas, tenemos en Corrientes, Chaco y Misiones una infini-
dad de individuos, pero su determinación presenta alguna
dificultad. Los que hasta ahora se conocen, representan
los géneros Arundinaria, Arthrostylidium, Merostachys ,
Chusquea, Bambusa (75) y son llamados en .guaraní Ta-
cuara, Bambú-taquara, Taquaré, Taquara-assú, Taquara-
guazú, Taquara-assy, Taquapará, Tacuarembó, Tacuaru-
zú; todos producen cañas, más ó menos huecas, de
diferentes aspectos y longitudes.
453, 36. L. M. admiten una familia de «Canáceas» según B. H.
el género Canna pertenece á la familia de las Zingiberá-
ceas (76), tribu Caneas. (Confr.obs. ápág. 449, línea 23.)
453, 39. Las sinantéreas son sinónimas con las compuestas. (Confr.
obs. á la pág. 447, línea 11, 446, línea 48 y otras.)
453, 40. En lugar de Ipomea megalopotamica debe decirse Ipomoea
megapotamica Gris, (non Choissy) (77), Convolvulácea,
N. V,: Mechoacán. Esta planta no pertenecen ni al género
Argyreia determinada por Gris, en Plantae Lorentziiy ni
(73) Según O. K. Rev., 111,2, pág. 375, el Dombre que corrresponde á esta plan-
ta es el de Araucaria angustifolia O. K.
i74) Ilicinéas B. H. = Áquifoltdeeas O. K. Rev.
(75) O. K. Rev., II, pág. 750, sustituye por prioridad al género de Bamhuta
Schreb. el de Arundarbar Ruropf.
(76) Zingiberáceas B. H. = Eseitamindceas O. K. Rev. (Confr. nota 69).
(77) Según O. R. Rev., III*, 317, el nombre Maripa debe ser reemplazado por
prioridad por el de Murueoa A ubi. y llamarse la planta Murueoa megapotamiea
O. K. (Grís.).
i 02 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
al de Ipomoea determinada por Gris, en Symb, sino ai
género Martpa Aubi. y debe recibir el nombre de Maripa
megapotamica (Gris.) sec. B. H.
433, 43. Véase lo dicho sobre la palabra i^glaíicay^ á la obsserva-
ción de la página 445, línea 1.
454, (1) Guosca/SacAa^uasca.Confr.lodrchoálaobservación página
4S6jinea 37,y página 443Jínea 13, y página 444, línea 34.
435, 4. Ldi CalliandraTweediiBenih. {18)^ Leguminosa-Mímosea.
N. V.: Plumerillo.
433, 14. La Dorstenia brasiliensis Lara., Urticácea. N. v,: Con-
trayerba del Perú, Higuerrilla, Caá-piá, Taropi,etc.(Bras.)
435, 29 (2). En lugar de Phy llodendron debe decirse Fhiloden-
dron, Aroidea (79). Tengo motivos de creer que la espe-
cie existente en aquella región es el Philodendron bipin-
natifidum Schott. N. v. : Ananga-iba, Banana de imbé, B.
timbó, Fruto de macaco (Bras.).
456, 47. En lugar de «Bignonias» debe decirse, tratándose de
fanvilias, Bignonidceas.
457, i. En lugar de Personadas debe decirse según B. H. Escrofu-
laríneas (80).
457, 1. Referente á Ortiga brava, Urera 6acc¿/era Gaudich., Ur-
ticácea, confr. observación á la página 444, linea 29.
458, 57. 3, 6, 21. En lugar de «Ficácea» debe decirse especie
de Ficus, pues según B. H. el género Ficus pertenece á la
familia délas Urticáceas, tribu Artocarpeas. El Ficus Iba-
pohy ó mejor el Ucus Iba-pohy D'Orbigny es llamado en
Corrientes, Misiones y Paraguay, N. v. : Guapoy, Ibapoy,
Ibapohy, Iba puta, Ibaterrey, Higuerón.
438, 17. En lugar de la palabra «anastomosarse» me hubiera pare-
cido más sencillo y más comprensible la palabra adherirse.
439, 4. La A r aucaria br asiliensis, X. Richard y (81) Conifera, es el
pino de Misiones.
(78) Según O. K. Rey., I, pág. 182, el género Calliandra debe ser englobado
por prioridad y pertinencia en el de Feuilléea L. ; por consiguiente la Callian-
dra Tweedii Blh. debería llamarse Feuilléea Tweedii O. K. (Bth.¡.
(79) Aroideas B. H. = Áraceas Engl. y O. K. Rev.
(80) Escrofularíneas B. H. = Escrofularidcea» O. K. Rev. (Confr. nota 3).
(81) Según O. K., \b Araucaria bra9ilien$is A. Rich. =i4. angustifolia O. K.
(Confr., nota 73).
LA PLORA ARonrriNA 403
i60y 28. En lugar de «Pterideas» me hubiera parecido mejor de-
cir especie del género Píeris 6 tal vez, para dar á la palabra
un sentido más lato, Heléchos 6 Pteridofitas.
i60, 28. Representantes del género Hypolepis, que yo conozca no
existen en la República Argentina.
460» 34. Tanto los representantes del género Ásplenium como los
del género Pteris, son numerosos en la República Argenti-
na, pero no encuentro, ni la especie Ásplenium erectum,
ni la especie Doryopteris (82) ó Pteris sagitti folia, anota-
das por el autorcomo existentes en la República Argentina.
462, 5. En lugar de decir « arboresce » roe parece más correcto
expresarse : loma forma arborescente.
462, 1 2. Debe substituirse la palabra ^Nothochlena » por el Notho^
chlaena, lo mismo que en la línea 17. (Confr. obs. á pág.
4t0jinea2l.)
462, 13. Hubiérame parecido más comprensible, que el autor
hubiera dicho, en lugar de « Blechneae (83) Asplenieae«
Áspid íea» (84); y á la linea 9 : « Polydodieae » especie
de Blechnum, Ásplenium, Áspidium, Polypodium.
Del género Nephrolepis no tengo anotado ningún repre-
sentante en la República Argentina.
462, 13. En lugar de « Villaria » debe decirse Viítaria.
462, 17. El autor cita en esta línea el género Cassebeera ; á lo que
objeto : que la especie Cassebeera íriphylla (Lam.) Kaulí.
enumerada por Parodi, Ball, Niederlein y otros, es hoy
aceptada bajo el nombre de Pellaea triphylla (Lam.)
Prantl. (85).
462, 1 3 y n. Me parece más correcto Áneimia y no Anemia (86).
(83) Según O. K. bev. el nombre genérico es Dryopteris y no DuryopUru co-
mo dice el autor.
(83) O. K. Rev. I» pág- 820 restituye por prioridad el género Spicania Hall,
al de BUchnum L .de modo que según O. K. debe decirse Spieanta y no BUch-
num; EspieanUa» en lugar de BUcnea$,
(84) O. K. Rev., II, pág. 808, engloba el género Áspidium ¡junio con el de Se-
phrodium en el género EhryopUrii.
'85) O. K. Rev., III, % pág. 387 llama esU especie i?aitoroplm« triphyllaO. K.
(1891, Kaulf.) ; reemplata por lo demás por prioridad el género Pelloea Link por
el de Allosorui Bemh.
(86) Como O. K. Rev. II, pág. 806 no admite diptongos, llama á este género
Anemia en lugar de Áneimia. Confr. O. K. Rev., III. 2, pág. 377.
i 04 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
462, 17. En lugar de « Diksonia » debe decirse Dicksonia.
463, 9. Sotaneas L. M. = Solanáceas B. H. y O. K. Rev.
464, 31. En lugar de «dilución» paréceme mejor en este caso áe-
cir : comparación diminuta ó mezquina. (Confr. obs. á
pág. 228, Ifnea 11 , y á pág. 430, linea 9.)
465, 46. En lugar de «Hidrocleas» debe decirse Hydrocleis, (Confr.
obs. á pág. 467, línea 38.)
464, 46. Las « Sinantéreas » son sinónimas con las Compuestas
de B. H. y de O. K. Rev. (Confr. obs. á pág. 447, linea 11.)
464. 47. L. M. admiten la familia de «Pasiflóreas» B. H. establecen
la de Pasifloráceas ,
465, 47. L. M. admiten la familia «Tropeóleas » (no Tropeolá-
ceas). B. H. engloban el género Tropaeolum (87) en la fa-
milia de las Geraniáceas, tribu Pelargonieas.
465, 47. La familia de las « Dioscoreas » de L. M. corresponde á
la de las Dioscoreáceas B. H.
466, 30. El género ^Duvauar^ (88) admitido por L. M. ha sido en-
globado por B. H. en el de Schinus y la familia de « Tere-
bintáceas» (sin s sí se trata de un solo representante) es la
misma que B. H. W^xmím Anacardiáceas .
466, 24. En lugar de « Pitecoctenium » debe decirse Pithecocte-
nium.
466, 25. En lugar de «Ranunculáceas» debe decirse Ranunculá-
cea (sin s).
466, 25. Después de « pitito » puede añadirse Tropaeolum (89)
pentaphyllun Lam. Geraniácea-Pelargoaiea. (Confr. obs. á
pág. 415, línea 47.)
466, 33. Véase lo dicho sobre Té pampa obs. á pág. 414, línea 39.
466, 34. Confróntese lo dicho sobre Ñandubay y Caldén en obser-
servación á página 405, línea 39.
466, 42. Creo debe decirse surgió en lugar de « surgiríó ».
466, 46. Apocineas L. M. =Apocináceas B. H«
(87) SegÚD O.K. Rev. Tropaeolum L. := Trophaeum L.
[88/ O. K. Rey., III*, pág. 46, á pesar de englobar también como B. H. y Dur.
lod. el género Duvaua en el de Schinus, juzga sin embargo mejor, por las
diferencias grandes qae existen entre ambas divisiones, de separar el género en
las especies de Schinus y Duvaua.
(89) Según O. K. Rev. el género Tropaeolum L. debe ser sustituido por el de
Trophaeum, (Gonf. notas 48 y 87).)
LA FLORA ARGBlITUfA 105
467, 48. Sínantéreas. = Comp^iesíns de B. H. (Confr. obs. á pág.
447, linea 11.)
46t>, 49. En lugar de í^m6e/{/era (singular) paréceme mejor decir
umbelíferas (jp\\xreí\). (Confr. obs. á pág. linea 39.)
467, 37. En lugarde « Enoterea» debe decirse Onagrartea{= Ooa-
gracea O. K. Rev.). (Confr. obs. á pág. 410, linea 36.)
467, 38. En lugar de «Hídrocleas» debe decirse Hydrocleis.
(Confr. obs. á pág. 65, linea 46.)
470, 47. Según L. M. las « Butomeas » constituyen una familia
aparte; según B. H., forman una tribu déla familia de las
A lismdceas.
472, 36. Aqui el autor llama « Victoria regia, Hook. », Nimfeácea,
á la misma planta que en la página 451, linea 23, de-
nomina Victoria Cruziana (tOrbigny.
468 á 474. Con el capítulo sobre «Camalotes» el autor entra
en una esfera de literatura ajena á la Índole de un
Censo, pareciéndose más bien á la introducción de una
novela ó á un cuento de hadas. Estimo que, para el mejor
acierto de la obra, este capitulo, sin importancia alguna,
hubiera podido reducirse y en el sobrante del espacio
ocupado, introducirse por el autor algunos párrafos sobre
los vegetales cultivados en mayor escala en nuestra re-
pública ; porejemplo : sobre árboles frutales y de adorno,
sobre maíz, mani, mandioca, trigo, tabaco, papas, lino,
alfalfa, etc., para asi obtener una reseña general y más
completa de lo que es la Flora Argentina.
m
Córdoba, jaoio 26 de 1899.
PEDAGOGÍA MATEMÁTICA
(artículo bibliográfico y crítico)
Reunimos bajo eltílulo común que encabeza á estas páginas dos
reseñas que, con un mero propósilo bibliográfico, teníamos pen-
sado consagrará las interesantes publicaciones á que este artículo
se refiere. Al resolvernos á formar un solo conjunto con esas reseñas,
creímos útil ensanchar el cuadro primitivo, y ello nos ha llevado á
dar cierto carácter crítico á la segunda parte de nuestro trabajo. El
lector verá, por lo demás, que no nos mueve á ello ninguna oira
intención que la muy sincera de contribuir al mejor esclarecimiento
de las interesantes cuestiones que se plantean y aun se procura
resolver en dos de las publicaciones que examinamos.
El objetivo principal de nuestro trabajo es propender á la di-
vulgación, al estudio, entre nosotros, de las cuestiones de enseñanza
de las matemáticas. La dilucidación cientírica de éstas presenta
cada día mayor interés, — como lo comprueba la misma apari-
ción de las publicaciones que motivan este articulo. Entre nosotros,
ello serviría, siquiera, para encaminarnos más rápidamente hacia
mejoras que están á la orden del día, en los colegios principal-
mente.
No es nuestra intención insistir más al respecto, por hoy. La
plena justificación de lo que decimos tocante á la importancia
real de estas cuestiones nos llevaría muy lejos. Sería menester, qui-
zás, abordar el asunto, más vasto, de la legitimidad de la Peda-
dogía como ciencia^ para derivar de ella la de una « Pedagogía ma-
temática ». Para nosotros, ella es más que un arte, ó en todo caso.
pedagogía MATBlfiTICA 407
un arte bien complicado, cuyo aprendizaje es de los más difíciles
y delicados. Sea lo que fuere al respecto, sea ó no una ciencia la
adusta Pedagogía, esperamos que la importancia y dificultad de
algunos de los problemas que ante ella se plantean no escapará al
que lea estas páginas. Podrá entonces colegir la trascendencia y
complicación del problema considerado en toda su amplitud y en
sus reales proyecciones.
En la segunda parte de este artículo, tendremos ocasión de pre-
sentar, en síntesis, la materia principal de lo que podría lla-
marse la Pedagogía matemática primaria. Ello permitirá apreciar
el real interés que presenta el estudio de los problemas pedagó-
gicos en general.
I
UNA NUEVA REVISTA INTERNACIONAL DE ENSEÑANZA MATEMÁTICA
I/EliiBeig^eiiieat mathématlque. Revue interaatioDale, paraissant
tous les deux mois. — G. Garre et C. Naud, París, 1899. — Año 1% d* 1, enero
15 ; pr. : 15 fr. al año (Uoión postal).
Directeurs : O. A. Laisant, Docteur és-sciences, Répétiteur á l'ÉcoIe poly-
techniqae de París, et H. Feíir, Prívat-docent k TUniversité de Geoéve, Pro-
fesseur au Collége et á TÉcole professioDoelle.
Comité dé patronage : P. Appbll (París). — N. Rougaibv (Moscou). — Morítz
Cantor (Heidelberg). — L. Crbmona (Roma). — E. Czubbr (Viena). — Z.-G. de
Galdbano (Zaragoza). — A.-G. Grbbnhill (Woolwich). — F. Klbin (Góttingen).
-— V. Li6U]NB(Var80TÍa). — P. Mansión :Gand¡.—MiTTA6-LBPPLER (Stockholm).
— G. OLTRAMARE(GeDéve). — Jalius Petersen ¡Copenhague). — E. Picaro f Pa-
rís). — H. PomcARÉ (París). — P. H. Schoütb (Groningae). — C. Stbphanos
(Atenas). — F. Gomes Tbixeira (Porto). — A. Vassiuep (Kassan). — A. Ziwet
(Ann-Arbor, Michigan, U S. A.j.
SOMMAIRE (N* 1)
Les Directeurs, VEnseignement maihématique. — Z. G. de Galdeano, Leu
Mathématiques en Etpagne. — C. A. Laisant, Lei Queitions de Terminologie,
— Alfred Birbt, La Pédagogie seienti/íque. — H. Laurent, Considérations $ur
Vefueignement des mathématiques dan$ lee claeses de spécialee de France.
-~ U. Pehr, Sur Venseignement des éléments de irigonométrie. — G. Fontené,
Sur Venseignement de la théorie des Vecteurs,
Chronique : Congrés de Düsseldorff^ D' Maurer (Düsseldoríf;. — La Société
108 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
italienne Uathe$i8, F. Giüdicb (Genes). — Les programmes de Venseigtiement
intérieur de l'École polyteehnique de Parts. — Récente traites classiques de
géomitrie en Italie et en Franee. — Congrés intemational des mathémati-
ciens de 4900, — Les moyens physiques dans le caleul, — La Bibliothéque
mathématiqíie des travailleurs, D' Hulmann (París). — Société mathématique
de Franee.
Bibliographie : Lazziri e Bassani, Eleménti di Geomeiria [L. Ripert, París).
— P. ÁPPELt, Elemente d'analyse matMmatique {X. C.Giucbnhili., Woolwich).
— G. Oltraharb, Caleul de généralisation (C. A. Laisant). — LÉducation
mathématique, joaroal publié par P. Griess et H. Vuibbrt. — Ánnuaire pour
Van 4899, publié par le Bureau des Lonj^itudes.
BulletÍD bibliographique.
La fundación de VEnseignement mathématique es seguramente
un acontecimiento digno de sercelebrado por todos aquellos, sin
distinción de nacionalidades, que se interesan en los progresos de
la ciencia matemática. Sucarácter francamente internacional, pri-
mero; los nombres de sus reputados fundadores, en los cuales
pueden verse representadas, más ó menos directamente, pero satis-
factoriamente, las dos tendencias ó escuelas que hoy priman en la
ciencia (la francesa y la alemana); los nombres, en fín, de los
ilustres sabios bajo cuyo alto amparo, con cuyo elevado concurso
moral, y aun efectivo, nácela nueva revista; todo hace que esta
iniciativa salga de lo ordinario y tenga desde luego conquistada,
ni par que el respeto, la simpatía universal.
Deseoso por nuestra parte de traer á tan feliz suceso nuestro hu-
milde tributo, concurriendo, en una débil medida siquiera, ala difu-
sión de la bella publicación de los señores Laisant y Fehr, nos pro-
ponemos hacer un análisis detenido del primer número de la nueva
revista, — el único que hasta ahora haya llegado, á nuestras manos.
Aprovechando la ocasión que se ofrecía de consignar los rasgos bio-
gráficos de la mayor parte de los nombres eminentes vinculados á
esa notable empresa, nos hemos dejado llevar un poco por nuestra
afición á las investigaciones de ese orden, reuniendo algunos datos
que, aunque escasos, contribuirán tal vez á realzar el interés de
estas páginas. Principiaremos por ellos. Luego nos detendremos un
poco en el programa de la nueva publicación.
PEDAGOGÍA MATEMÁTICA 109
I. ^ DATOS BIOGRÁFICOS
DIRECTORES
Laisant (C.-A.). Nació en Nantes en 1841. Es tan conocido como político que
como matemático. Respecto de lo primero, sólo diremos que M. Laisant ha sido
diputado de tinte muj radical y uno de los partidarios más ardientes del
general Boulanger, habiéndose retirado de la política, cuando la disolución del
primitivo partido « nacionalista », con el más sincero aplauso de sus numerosos
amigos y admiradores del mundo de las ciencias. Como matemático, se señaló
desde 1877 con una importante tesis de doctorado, titulada Le9 appliea-
tions mécaniques du calcul des cuatemions. Luego publicó, siempre sobre las
materias de su predilección, la Introduction h la méthode des cuatemions
1881) y la Théorie et applicaíion des équipollences. También se le deben otras
obras, no tan especiales, elementales algunas, entre las cuales hay que citar el
Recueü de prohlémes de mathématiques (1893;, muy completa, y una última y
notable obra á la cual no debe ser, sin duda, indiferente su actual iniciativa :
La Mathématique. Philosophie; Ensbignbiibnt (1 vol. in-8*, de 296 pág., con
5 fíg.; G. Carré et C. Naud, París, 1898». — M. Laisaot es un escritor de nota.
Es uno de los fundadores de la Grande Encyclopédie^ en curso de publicación,
que es la compilación francesa más notable en su género y en la cual ha colabo-
rado principalmente, con artículos relativos á las ciencias matemáticas, natural-
mente. Colabora también activamente en la Revue genérale des Seienees, en su
sección bibliográfica. Ha sobresalido como periodista, habiendo dirigido en 1879
el Pe lit parisién. En fin. M. Laisant es desde años atrás repetidor en la Escuela
Politécnica de París, de la cual ha sido alumno.
Fehr (U.). privat-docent de la Universidad de Ginebra, profesor en el
Colegio y en la Escuela profesional de la misma ciudad. Ha traducido al francés
algunas obras alemanas ; colabora activamente en la Revue genérale des Sciences
(bibliografía), y sin duda en otras publicaciones.
COMITÉ DE PATROCINIO
Appel (Paul), miembro de la Academia de ciencias de Francia, profesor de
Mecánica de la Facultad de ciencias de París y de Análisis matemático de la
Escuela central de Paris. Es uno de los matemáticos más eminentes de Francia.
Se le debe, entre otras obras, el Traite de tnécanique rationnelle (Faculté des
sciences, 1893:; suslefona sur I' attractionet la fonetionpotentielle Sorhonne,
189.W1892;, y sus recientes Éléments d*analyse mathématique (École céntrale,
1898'.
Cantor .Morilz), que no hay que confundir con Georg Cantor, su hermano,
creemos, más célebre aún. sobre todo por sus fundamentales trabajos sobre la
historia y la filosofía de las Matemáticas. Nació en Manuheim ¡1829, . Estudió
1 10 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
eD Heidelberg, Gottiogen y Berlín, y se graduó (1853) para la enseñanza en la
primera de estas ciudades, donde es aún profesor honorario. Ha escrito nume-
rosas obras, y colabora en la importante revista alemana Zeitschrifi für Mathe-
matik und Physik [Leipzig).
Cremona (Luigí). Nació en Pavía (1830) ; actuó en las guerras de la indepen-
dencia (1848-49), ingresando luego á la Universidad de Pavía. Después de una
brillante carrera en el profesorado elemental y superior, llegó (1873) á ocupar la
cátedra de Matemáticas superiores en la Universidad de Roma, y luego la direc-
ción de la Escuela Politécnica de Roma. Ha publicado numerosos trabajos en
diversas revistas : uno de ellos (sobre superflcies de 3" grado) fué coronado
con el premio Steiner por la Academia de ciencias de Berlín. Pero su gran
título de gloría consiste en sus trabajos sobre Geometria proyecliva y la Esidtica
gráfica : en esta última rama se ha colocado al lado del mismo Culman, con su
célebre obra Le figure reciproche nella statiea gráfica (3* edición, 1879). Sus
Elementi di calcólo gráfico (1874), han sido traducidos al alemán, y sus Elementi
di geometria projettiva (1873), son célebres también. La influencia de Cremona
en los progresos de la enseñanza científica italiana (sobre todo en la organización
de las escuelas técnicas], ha sido preponderante. Es también senador del Reino.
Oaubep (E.). Es profesor de la Escuela Politécnica de Viena. Ha escrito Vor-
lesungen über Differential und Integralrechnung (1897-98, 2 tomos).
aaldeano (Zoel G. de), matemático español muy distinguido, autor de apre-
ciados trabajos sobre Pedagogía matemática (1874-1895), de que hablaremos
más adelante. Fundador de la importante revista El Progreso matemático, de
Zaragoza.
Qreenliiii (A.-O.), profesor de Matemáticas en el Colegio de artillería de
Woolwich, miembro de la Sociedad Real de Londres. Es autor (entre otras obras,
sin duda) de un gran tratado sobre Las funciones elípticas y sus aplicacioneSy
que acaba de publicarse vertido al francés, con un prefacio de M. Appell.
Klein (F.;. Nació en Dusseldorf (1849) ; estudió en Bonn, Góttinf^en y Berlín,
y se graduó en Góttingen (1871). Fué sucesivamente nombrado profesor ordina-
rio en la Universidad de Erlangen (1872), en la Escuela Politécnica de Munich
(1875), en la Universidad de Leipzig (1880), y en Góttingen (1886). Sus trabajos
más célebres se refieren á la Geometría (especialmente á la geometria noeucU"
deaj, á las ecuaciones algebraicas del 5*, é"" y 7* grados, á las ecuaciones dife-
renciales lineales algebraicamente integrables, y á las funciones elípticas, hiper-
elípticas y de Abel. Casi todos sus trabajos han aparecido en la Mathematische
Ánnalen, cuya redacción tenía con Ad. Mayer, en 1875. Es uno de los matemá-
ticos más eminentes de nuestros tiempos.
Mansión (Paul). Es, según creemos, con M. Neuberg. el más eminente mate-
mático de Bélgica. Es antiguo profesor de la Universidad de Gaud ; ha publicado
numerosas obras didácticas : Resume du cours d'analyse infinitésimale de
Vüniversité de Gand (1887) ; Cours d'algéhre supérieure de Vüniversité de Gar\d
(1889) ; Mélanges mathématiques (1874-82) ; Éléments de la théorie des déter-
PEDAGOGÍA UArEmkmk 111
minan t8 (1883) ; Précis de la théorie des fonctionn hyperboliques (1884) ; Précis
de l'histoire des mathématiques. — H. Mansión dirige con II. Neuberg la célebre
revista Mathesis, de que es fundador, según creemos.
Mltta^LefEler (Gósta). Nadó en Estokolmo (1846). Discípulo del ilustre
Weierstrass, — el primer matemático de su tiempo, quizás, muerto pocos años
há. Profesor de matemáticas en Helsingfors (1877!, y en la nueva Universidad
de Estokolmo (1881). Sus trabajos principales se refieren á la teoría de ta Fun-
ciones, complementando los de Weierstrass y Hermite. En 1882 ha fundado la
célebre revista Áeta mathematica. Es, según algunos, uno de los primeros, sino
el primero, de los matemáticos actuales.
Oltraxnare (G.), ilustre matemático suizo. Decano actual de la Facultad de
ciencias de Ginebra. Su grande obra consiste en la creación de un cálculo (el
edículo de generalizaciónj, en cuya labor ha invertido largos años de esfuerzos,
y al cual se refiere el tratado de que se habla más adelante.
Patersen (Julius), miembro de la Academia real danesa de ciencias, profesor
en la Escuela real politécnica de Copenhague. Es autor de una muy citada obra
titulada : Mithodes eí théories pour la résolution des prohlémes de constnictions
géométriques, traducción francesa (1892;.
Pioard (Émile), miembro de la Academia de Ciencias de Francia, profesor en
la Facultad de Ciencias de París. Además de su clásico Traite d'Analyse (1891 y
sig.), M. Picard tiene publicadas varias obras, entre las cuales citaremos : la Théo-
rie desfonctions algébriques de deux variables indépendantes (1898¡, recién prin-
cipiada, en colaboración con M. Sieuart, repetidor de la Escuela Politécnica.
Poinoaré (Uenri), miembro de la Academia de Ciencias de Francia, profesor
en la Facultad de Ciencias de París. Nació en Nancy (1854). Fué sucesivamente :
alumno de la Escuela Politécnica (1873; ; ingeniero de minas y doctor en ciencias
matemáticas (1879) ; encargado del corso de Análisis en la Facultad de Ciencias
de Caen (1879) ; maitre de conférences en la Facultad de ciencias de París (1881),
encargado del curso de Mecánica física y experimental (1885), y profesor luego
de Física matemática, Cálculo de Probabilidades y Mecánica celeste. A más
de numerosas monografías en revistas diversas, francesas y extranjeras. M.
Poincaré ha publicado .* Les méthodes nouvelles de la Mécanique celeste [1892-
98); el Curso de física matemática (1887-1899;, que comprende las siguientes
partes : Théorie mathématique de la lumiére (I et II), Électricité et optique (I
et II), Thermodynamique, Le^ons sur la théorie de Vélasticité, Théorie des tour-
bilhns. Les oscillations électriques, Capillarité^ Théorie analytique de la pro-
pagation de la chaUury Calcul des probabilités^ Théorie du potentiel Newtonien
(1889): y el Curso de mecánica física fen prensa), que comprende : Cinémati-
que, Potentiel, Mécanisme des fluides. También ha publicado notables trabajos
sobre la aplicación de los métodos infinitesimales á la Teoría general de los
números, y sobre la interpretación de las Geometrías noeuclldeas, — ^\. Poincaré
es considerado por algunos como el primer matemático actual, y honra mucho
á su país ; sus trabajos han sido coronados con el gran premio Ponrelet (1885)
por ta Academia de Ciencias de París, y con el gran premio (1889^ instituido por
112 AN4LES UE LA SOCIEDilD CIENTÍFICA ARGENTINA
el rey de Suecia y Noruega en ocasión del 60* aniversario de su nacimiento —
habiéndose invitado á concurrir á él á todos los matemáticos de Europa : el
segundo (medalla de oro), fué obtenido por otro matemático francés, M. Appell.
Teii^eira (F. Gomes), sabio matemático portugués, autor, entre otras obras,
de un gran tratado de Análisis infínitesimaL
II. — PROGRAMA DE LA REVISTA
Los directores de la nueva revista han expuesto ia razón de ser
de su iniciativa y la forma en que piensan realízark, en unas pocas
pero bien pensadas páginas que encabezan el primer número, el
cual no desmerece del cuadro atrayenle que en ellas se bosqueja.
Haciendo el debido honor á la consagración é inteligencia de to-
dos aquellos á quienes está encomendada la misión delicada de la
enseñanza matemática en los diversos países, los directores creen
hacerse sus intérpretes al afirmar que «existen, en los medias pe-
dagógicos empleados, perfeccionamientos posibles; en la hora en
que la ciencia tanto ha progresado, ciertas simplificaciones pueden
ser deseables^ los programas de las varias ramas de la enseñanza
reclaman reformas más ó menos completas, y, á más, existe una
cuestión fundamental cuya importancia sería imposible desconocer:
la de la preparación del cuerpo docente ».
Ahora bien, tales transformaciones no podrían verificarse brusca-
mente, sin serias reflexiones previas ; además, no se podría pro-
ceder á semejante labor, confinándose en el aislamiento del propio
país: aquí también una ley de solidaridad social 'obliga á inte-
resarse en lo que pasa fuera de casa. — Entretanto, sobre organi-
zación de la enseñanza, sobre los programas, los métodos, la regla-
mentación en todas sus faces, sobre todo, puede decirse, cada cual
vive en la perfecta ignorancia. « A pesarde las relaciones frecuentes
creadas en nuestra época entre sabios que cultivan un mismo sujeto
de estudio, á pesar de los congresos internacionales, tan brillante-
mente inaugurados en Zurich en 1897 y cuyo principio ha quedado
definitivamente consagrado, el mundo de la enseñanza propiamente
dicha no ha podido asociarse hasta ahora á ese gran movimiento
(le solidaridad científica tan completamente como era de desearse».
Con la publicación de su Revista, los directores esperan, pues,
vencer los obstáculos que puedan oponerse á la realización de tal
desiderátum, creando 4(una suerte de correspondencia mutua, con-
PEDAGOGÍA MÁTBIIÁTICA 1t3
tinua, entre los hombres que han consagrado su vida á esta noble
misión : la educación matemática de la juventud ». La constitución
del comité de patrocinio, cuya feliz composición (1) conocemos ya,
abona la sinceridad y firmeza de intenciones de los fundadores á
este respecto.
La elección de la lengua en la cual habría de publicarse tEnsei-
gnement malhémaíique \\n sido motivo de alguna vacilación para
sus fundadores, que explican y justifican plenamente la preferencia
dada á la solución del idioma único — que no podfa ser otro que
el francés, por sus condiciones de universalidad. Por nuestra par-
le, los hispano-americanos debemos felicitarnos particularmente
por ello: todos, quien más quien menos, comprendemos el francés
escrito, cuando no el hablado; y la nueva revista vendrá á constituir
una fuente preciosa de información para nuestros profesores.
En cuanto al plan mismo de la publicación, cada número de
VEnseignemnent mathématique contendrá, por regla general : I*" artí-
culos generales ; 2^ estudios pedagógicos ; S"* una crónica y corres-
pondencias; 4^ una parte bibliográfica. Esto, que no tiene nada de
absoluto, no se opondrá á las útiles modificaciones que las circuns-
tancias sugieran.
El plan que anuncian los directores, al cual se ajusta estricta-
mente el primer número de la revista, realiza cumplidamente el
programa que tienen en vista. Cabe en efecto en él. toda la materia
pedagógica, desde las cuestiones doctrinarias que interesan la teo-
ría misma de la ciencia de la enseñanza, sean ellas filosóficas, pe-
dagógicas ó matemáticas, hasta las de la prdc^tca pedagógica — ya
didácticas ó reglamentarias. Pero conviene insistir en un punto
importante del programa de la revista.
Dicen los directores, refiriéndose á la organización de la enseñanza
matemática en los diversos países : «Como conviene, en estas ma-
terias, descender de las vistas de conjunto á las cuestiones de deta-
lle, nos sería particularmente grato, por ejemplo, poder publicar en
nuestros primeros números estudios bajo la rúbrica : « VEnseigne-
ment mathématique en.., » Muchos profesores, en todos los paises
del mundo, están en condiciones de proporcionar asi un cuadro no-
table de la enseñanza de su país ; y gracias á la benevolencia de
los miembros de nuestro comité de patrocinio, no será difícil á és-
(1, Con todft justicia dicen los directores que « comprende nombres que son el
honor de la ciencia en el mando matemático actual ».
Áll. SOC. CICNT. AR6. — T. XLVIll 8
114 AMALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tos el reclutarnos brillantes y Útiles colaboradores». Es de esperar
que respondan solícitamente á tan loable demanda aquellos que
por sus títulos y autoridad estén en condiciones de poder coope-
rar á esa obra meritoria y benéfica, pues asi, en un lapso quizás re-
lativamente breve, podrían los hombres de estudio disponer de una
fuente preciosa de información sobre cuestiones que son hoy ver-
daderamente de interés universal, merced á las estrechas relacio-
nes que espontáneamente se han creado entre los hombres y entre
las instituciones sociales de todo género. — Todo se relaciona y aun
vincula hoy, en una grande é irresistible corriente de solidaridad
social, asi en el orden material como en el moral, así en la esfera
de los intereses materiales como en la del espíritu.
MM. LaisantyFehr terminan con un llamamiento sincero y empe-
ñoso al concurso de todos. « Abrigamos la Arme confianza — dicen,
que nuestros esfuerzos al respecto no serán defraudados. Entre
nuestros lectores, deberá crearse un vínculo más estrecho que las
relaciones vulgares de un abonado con el director de su diario. Co-
laboramos, por la fuerza misma de las cosas, á una obra común ;
tenemos fe que esta obra tiene un alcance más vasto todavía en
realidad que en apariencia. El porvenir de la civilización depende
en gran parte de ladirección de espíritu que reciban las jóvenes ge-
neraciones en materia científica ; y en esta educación científica el
elemento matemático ocupa un lugar preponderante. Sea del punto
de vista de la ciencia pura, sea del de las aplicaciones, el siglo xx,
que se va á inaugurar, revelará exigencias que nadie debe ni
puede eludir.
«Aesta tarea hemos querido contribuir al crear esta nueva Re-
vista...»
Aspiración tan noble y benéfica no puede sino merecer el aplau-
so, el estímulo, la cooperación de todos los espíritus elevados.
III. — ANÁUSIS BIBLIOGBÁFICO (N° 4)
Hemos dichoya que el primer número de V Enseignement mathé-
maíique realiza plenamente su lisonjero programa. Para demos-
trarlo, bastará pasaren revista, siquiera rápidamente, el interesan-
te material que encierra.
Sin duda, por una delicada atención inspirada en un sentimiento
pedagogía matemática 115
de generosa consideración, — á que no podríamos quedar indiferentes
los hispano-americanos y que, de cualquier modo, no puede sino
sorprendernos grataniente, — la primera entrega de la nueva revista
viene encabezada con un trabajo del señor Zoel de Galdeuno. Titúlase
Les Mathématiques en Espagne, y es una exposición interesante del
pasado y presente de la enseñanza matemática en España.
El pasado no remonta á muy lejos — al principio del siglo ape-
nas, con algunos traductores y dos ó tres autores de los que
apenas sobrevive el nombre de Vallejo.. La obra del preciáronlo-
sofo y matemático Rey y Heredia (1865), es indudablemente la más
saliente de la escasa y casi totalmente confínada producción cíentf-
fica posterior de la decadente é infortunada España ; el señor de
Galdeano la presenta en una breve pero substancial síntesis, muy
digna de leerse por aquellos que se interesan en las cuestiones de
filosofía matemática. « En resumen — concluye diciendo — la obra
del señor Rey y Heredia comprende tres ideas principales : 1* el
símbolo de la perpendicularidad, según Buée y Argand ; 2* el pen-
samiento de Pascal : los números imitan el espacio, i pesar de la di-
versidad de naturaleza ; 3® el cuadro de las categorías del entendi-
miento indica todos los momentos de una ciencia especulativa
proyectada, y da su ordenación y régimen ». Del señor Rey y
Heredia derivan algunos matemáticos de nota, entre ellos el
señor Luciano Navarro, de Salamanca, que se ha ocupado en lo
sucesivo con preferencia de cuestiones relativas á la constitu-
ción de la ciencia matemática, siendo autor de varías obras didác-
ticas que tienen un fin muy marcado de reforma. — Siempre en la
esfera del análisis, hay que citar ios nombres de los matemáticos
Dominguez Hervella y Apoliiiarío Pola.
En la esfera de la geometría, en el análisis luego, sobresale
más tarde el eminente ingeniero, escritor, físico y matemático, don
JosédeEchegaray, muy vinculado alas reformas introducidas en los
altos estudios matemáticos en España desde dos ó tres, lustros atrás.
— No podemos detenernos en muchos otros nombres que el señor
de Galdeano menciona muy justamente; pero merece citarse este pá-
rrafo sugestivo : « Entre nosotros, la carencia de una tradición cien-
tífica nacional no ha permitido desarrollar la ciencia en su parte
técnica; pero en las recepciones de los miembros de la Academia de
ciencias y en las inauguraciones de los cursos académicos, ella ha
sido desarrollada en su parte formal ó en su concepción filosófica»
El señor deGaldeano consagra una buena parte del final de su es-
116 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ludio á SUS propios trabajos, lo que se explica, pues ellos se refie-
ren exclusivamente á la nialeria misnna que constituyela razón de
ser de la nueva revista. Con una convicción y perseverancia que
nada ha cejado, el distinguido matemátícoespañol viene persiguien-
do desde 1874 acá, en el campo de la Matemática, una vasta obra
de reforma subordinada enteramente á un amplio espíritu pe-
dagógico. Este «fin pedagógico » ha sido la única y persistente preo-
cupación del erudito matemático español, cuya labor no puede me-
nos dedejarsus frutos: la exposición que él mismo presenta inspira
ol respeto y la simpatía (1).
En seguida del señor de Galdeano, M. Laisanl nos ofrece con este
título: Les queslions de terminologie, un artículo en que expone muy
acertadas reflexiones sobre esa interesante materia. Constata pri-
mero el autor, sin gran trabajo, los graves inconvenientes que la
confusión reinante produce, los pe%ro5 que ella ofrece tratándose
(1) Hemos tenido ocasiÓD, hace algunos años, de conocer parte de la obra
del señor de Galdeano, gracias á la colección de su excelente re?ista El Pro-
greso matemático, que existe en nuestra Sociedad Cieiitiflca. Se la recibía al
principio : pero á los tres ó cuatro años, creemos» dejó de llegar, y se pensó que
hubiera muerto, al par de tantas otras, — como efecti?amente parece despren-
derse del actual artículo de su fundador. El descubrimiento de la pequeña revista
había sido precioso para nosotros, por una circunstancia enteramente especial y
que nos será permitido consignar aqu(.
Estábamos en esa época (1895) entregado cuerpo y alma á tareas exclusiva-
mente pedagógicas, y el campo (que creíamos casi enteramente inexplorado) de
la pedagogía de las matemáticas, se había abierto naturalmente á nuestro
estudio. Entre otras cuestiones» habíamos abordado desde dos años atrás el
estudio de un plan racional de Matemáticas elementales que obedecía, sobre
todo, á esa preocupación del ñn pedagógico que ha inspirado la obra del
profesor español. Los fragmentos de algunas producciones de éste que cayeron
bajo nuestra insaciable curiosidad, fueron toda una revelación para nosotros,
— motivo de gratísima sorpresa en más de un caso, al creer encontrar la
confirmación de* algún resultado tímidamente presentido... Pero El Porvenir
matemático había muerto ya, si mal no recordamos, y las obras del señor de
Galdeano estaban muy lejos : no pudimos, pues, beneficiar sino escasamente del
notable caudal que ha aportado á esta rama nueva de la ciencia.
Por otra parte, nuestros estudios tuvieron que interrumpirse también, brusca-
mente, por las vicisitudes de la vida : de ellos no han quedado sino algunos
cuadernos que duermen desde años en un cajón, y el grato recuerdo de esas horas
de pleno abandono á los goces íntimos del espíritu... Como se estará apercibiendo
el lector, no desesperamos de reanudar seriamente esos interrumpidos estudios,
para los cuales sentimos siempre una invencible atracción.
pebagogíá matkmítica 117
de enseñania, siotetizando su peosaiDiento- en estos magnificas
Tersos de Mosset :
Le caur ¿"un komwu rterge esl im rose profamd;
Lartque ¡a premiére eau quom y rfrse tti iwifwrt^
La mer y posserotf sams lartr ¡a souillwrt^
Car Vabime esl immetue et la iaehe est au fond.
Cílaen seguida M. Laísant numerosos casos que consUluven
verdadera aberraciones plomándolos en las ramas diversas de la
ciencia) j autorizan las conclusiones que luego saca, que son va-
rias : la primera es la necesidad de obrar con la mayor prudencia
en materia de neologismos; la segunda, que nuevos y más genera-
les estudios son indispensables (á los cuales se abren ampliamente
las páginas de la nueva revista); la tercera, el interés capital que
ofrecerla un vocabulario comparativo, aun incompleto, que contu-
viera la equivalencia, nada más que de las expresiones clásicas,
consagradas definitivamente, y siquiera en las lenguas alemana,
inglesa, española, francesa é italiana ; en fin, la consoladora refle-
xión que existe, en presencia del mal, el remedio posible — que
hay que buscar en la institución de los congresos internacionales.
M. Laísant da forma práctica á su idea proponiendo, con motivo
de la próxima reunión del Congreso de matemáticos de 1900 (Expo-
sición universal), la constitución con ese fin de una comisiófi inter-
naeúmal permanente que comprendiera profesores, filósofos, histi>-
riadoresy filólogos pertenecientes ai mundo matemático. La tarea
no serla pequeña, conviene en ello M. Laisant: diez años, veinte
quizás se necesitarán... Pero se acabaría por llegar al fin an-
helado.—En esperando esa «solución ídeaU, el eminente di-
rector de rEmeignetnent malhématique excita á lodos á anticiparse
á esa obra necesaria, mediante la publicación de observaciones y
discusiones, que no podrían menos de mejorar el presente estado
de cosas.
La Pédagogie scientifique : tal es el titulo de un notable estudio
que el sabio director del Laboratorio de psicología de la Sorbona,
M . Alfred BineU nos ofrece en seguida, y que ios directores de la re-
vista han acogido con visible complacencia, no sin anticiparse á la
objeción prevista de más de un lector ajeno á ciertos progresos ó
desdeñoso de ellos por atavismo. . .
118 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Para M. Binel, los términos de pedagogía científica y de pedago*
gía experimental son sinónimos, y esto no es de extrañar, puesto
que es, ante todo, un evperimentador, y por eso mismo tal vez un
empírico en doctrina. Por nuestra parte, nos parece difícil suscri-
bir á esa opinión ajustada á un positivismo estricto, pues sería
reducir toda la pedagogía ó ciencia de la educación á lo que no es,
ó no debe ser sino parte integrante de ella (la pedagogía experi-
mental), desconociendo injustamente el mérito, el valor de las doc-
trinas y teorías acumuladas en el trascurso de los siglos, de las
cuales derivan sin embargo las prácticas^ ya tan perfeccionadas,
que hacen eficaz, y aun fecunda para el progreso de la ciencia, la
acción indispensable de la escuela. No es, por otra parte, el caso de
renovar aquí una discusión cuya utilidad sería muy discutible.
Lo importante es que ya existe un germen de « psicología expe-
rimental » ; y es justo constatar que M. Binet es, en Francia, sumas
eficiente obrero. UAnnée psychologiqve de M. Ribot se encarga año
tras año de dará conocer los interesantísimos resultados de su la-
boratorio.
Mas esa labor no se reduce á la « experimentación » propiamente
dicha ó de laboratorio. La « observación » sobre el terreno mismo
es loque lo preocupa ahora. Y no se crea que se trate de la obser-
vación ordinaria, que cualquiera, merced á ciertas dotes naturales
propicias, pueda efectuar. Muy acertadamente, M. Binet se empeña
desde luego en prevenir tal error, citando unos oportunos casos,
para pasaren seguida á exponer los métodos de la Pedagogía expe-
rimental, que son tres principalmente : el de los cuestionarios, el de
la observación y el de la experimentación. El primero debe ser consi-
derado sobre todo como preliminar; los otros dos no son sino uno en
el fondo: son dos grados sucesivos de una operación única por su
ñn ; además, tanto la observación como la experimentación, pueden
hacerse de dos modos diversos : individualmente y colectivamente,
M. Binet explica todo eso con la maestría del sabio verdadero, en
un estilo digno de su ciencia : hay que leer ese pequeño artículo,
pues el lema es verdaderamente interesante, y está expuesto ma-
gistralmente, aunque con llaneza y brevedad.
Como estudios pedagógicos especiales, la primera entrega de
r Enseignement mathématique trae tres trabajos debidos á los seño-
res H. Laurent, H. FehryG. Fontené, titulados, respectivamente:
Considérations sur V enseignement des mathématiques dans les classes
pedagogía matemática 119
de spéciales en Frunce, Sur Fenseignement des élémenls de Trigonomé-
trie, Sur V enseignemeni de la théorie des Veeteurs .
M. Laurent, partiendo de la tesis de que la enseñanza matemática
debe ser utilitaria, se esfuerza en probar que la enseñanza de la
clase de « Matemáticas especiales » de Francia podría adquirir fácil-
mente ese carácter, aun con los actuales programas de admisión á
la Escuela. Poli técnica. Sentada asi, a priori, la tesis de M. Laurent
nos parece difícil de suscribir; y las consideraciones que expresa
luego para las necesidades de su demostración nos parecen suscep-
tibles también de más de una reserva.
M. Fehr, en su breve pero bien pensado artículo, sostiene que la
trigonometría limitada á su objeto principal, es decir, la resolu-
ción de los triánguíosy debe seguir á la geometría plana ; y desa-
rrolla en sus grandes líneas un programa en ese sentido. El autor
parece tender á la absorción de la trigonometría en la geometría,
sacriOcando algo la unidad que se ha acabado por darle, en detri-
mento—á nuestro parecer también — de respetables consideraciones
de orden superior que no es el momento de exponer ahora.
Eu cuanto al trabajo de M. Fontené, su carácter es enteramente
especial, lo que nos dispensa de insistir sobreél.
Las secciones restantes de la entrega de r Enseignemeni mathéma"
¿t'^ue no son por cierto las menos interesantes: mucho sentimos
no poder detenernos cuanto desearíamos en su examen y iener que
limitarnos á una rápida enumeración.
La Crónica se abre con una breve noticia relativa al Congreso de
/)üsse/dor^(sept¡embrede 1898). por el doctor Maurer(Düsseldorff).
Con sensible premura, el ilustrado sabio alemán refiere los resulta-
tados más saliente de los trabajos de la sección « Enseñanza de las
ciencias matemáticas y naturales» (número 46) de ese Congreso.
Sigue áésla, otra noticia del matemático F. Giudici (Genova), sobre
La sociedad italiana Mathesis, en que se narra á grandes rasgos su
desarrolloy situación actual. Luego vienen varias otras noticias,
entre las cuales hay que mencionar, por su interés especial : una
relativa á Los medios físicos en el cálculo (con motivo de un curioso
artículo de M. Michel Petrovich, de Belgrado, sobre la integración);
otra relativa á La Biblioteca matemática de los trabajadores, por el
doctor Hulmann (París), útilísima institución cuyo propósito es
poneral alcance de sus abonados obras concernientes á las matemá-
ticas puras y aplicadas ; y, en fin, otra noticia sobre el Certifieado
120 AMALES DE LA SOGISDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
de enseñanza secundaria superior enPrusia, que es del mayor in-
terés.
La sección Bibliografía es bien digna de los autores ; las tres re-
señas criticas que ocupan casi toda su extensión (1 0 páginas en
cuerpo chico; ofrecen el mayor interés.
La primera reseña, debida á M. L.Ripert (París) es muy comple-
ta ; se refiere á la notable obra de los matemáticos italianos G. La-
zari y A. Bassani, profesores de la R. Academia Naval, titulada:
Elementi di Geomeíria (2* edición, 1 vol. en 8®, con 313 fig., R.
Giusti, 1898, Livourne). Dos ideas fundamentales dominan esa in-
teresante tentativa: i"" la necesidad de independizarla Geometría
de la Aritmética y del Algebra ; 2^ la fusión íntima y sistemática de
arabas geometrías, plana y del espacio, principio que merece la
aprobación del crítico (I ).
La segunda reseña es debida al matemático inglés Mr. Greenliill
(Woolwich) y está consagrada á la última obra clásica de M. Appell:
Elémenls d'analyse mathématique a Víisage des ingénieurs ei des
physiciens. Es un trabajo critico de primer orden, tan notable por
la erudición que el autor revela, como por el estilo nada vulgar de
que hace gala. Más de un párrafo sería digno de reproducción; se-
ñalaremos sólo el primero por la apreciación que implica respecto
de la escuela francesa : « El estilo general de los tratados matemá-
ticos de nuestra época ha quedado fijado por los trabajos de La-
grange, Laplace, Legendre, Lacroix, Poisson y otros matemáticos
franceses. Han introducido en ellos todos los recursos de intensi-
dad y delicadeza de que tan bien provista está la lengua francesa
para expresar clara y lógicamente laá ideas.
<( Las tradiciones de esos escritores son conservadas aún hoy tan
cuidadosamente, que todos los trabajos concernientes á los métodos
de instrucción destinados á los matemáticos franceses, como el libro
de que queremos hablar, son estudiados con ardor por los extran-
jeros, atentos y deseosos de beneficiar de ellos en provecho propio. »
M. Greenhill se extraña, no sin razón, que no haya sido adoptada
eo Francia la notación introducida por los ingleses para expresar
las funciones circulares inversas:sen"*a?, cos~* a?, iang"*a?, ... Ha-
ce ver, con multitud de ejemplos en apoyo, cuan justificado está su
empleo en la teoría de las substituciones. Varias otras observacio-
(1) Ed un próximo trabajo sóbrela Pedagogía matemática secundaría, nos pro-
ponemos estudiar estos puntos.
oes ioleresantes habría que señalar aqaf, pero nos es imposible de-
tenernos más en este ya excesivamente largo examen.
Eo cnanto á la tercera reseña que mencionibamos, es debida al
mismo M. Laisant t versa sobre el Calad ie généraÜsation. obra
del materoátirosuizoM. G. Oltramare (Hermano, París, 1899, I voL
gr. in-8*). En esa obra, el eminente sabio gio^ríno presenta en su
constitución definitiva ese nuevo cálculo, creado por él, cuva base
es la representación de las funciones uniformes, siendo una de sus
principales ventajas la aplicación que de él puede hacerse á la
integración de las ecuaciones. M. Laisant expresa el voto de ver
introducirse en la enseñanza siquiera los primeros elementos de
su nuevo método, al lado de los que están en uso.
En fin, un muy completo Bolelin hibtiogrdfieo cierra la primera
entrega de fEnseignemení tnathémalique. Ese boletín abarca las
publicaciones periódicas más importantes de Europa relacionadas
principalmente con la enseñanza matemática, y varias de las úU
timas obras didácticas aparecidas recientemente. Las revistas ale-
manas figuran en primera fila, y es justo decir las que más se
relacionan especialmente con la Pedagogía matemática.
II
DOS CONFERENCIAS SOBRE ENSEÑANZA MATEMÁTICA ' PRIMARIA
L«'Enselfpieinent des mathématiqaes. Conférooce faite á l'Associa-
tioD philothecDJque, par B. DuoUux, de l^Iostitut. ^ Rexmt teien tinque, ib
roars 1899; 4' s.. t. XI, n*'l2, p. 353-385.
I/Initiation mathématique. Conférence faite á rinstitut psychophysío-
logique, par O. A. Laisant, docteur és-sciences, r^pétiteiir a TÉcole poÍytech>
Dique de París. — Revue seienti/ique, 25 roars 1899; 4* s., t. XI, n* li, p. 385-
468.
Son tantos tos puntos de contacto de estas dos conferencias, co~
mo lo dejan presentir sus títulos y hasta su inserción conjunta en
el mismo número de la Revue Rose, que hemos creído conveniente
reunir en ono solólos análisis quede ellas nos propoufaroos hacer.
No hemos de insistir aquí para ponderar el interés que ofrecen
estas notables conferencias, pues ello podría parecer una redun-
_i
12S ANALBS OB LA SOCIEDAD CIBNTfnCA ARGENTINA
daDcia. Pero hay una circnnstancia muy digna de ser señalada á la
atención de los que se preocupan del progreso intelectual en todas
sus manifestaciones. Los autores de tan plausibles contribuciones
son dos sabios eminentes (1) entregados habitualmente á las más
altas especulaciones de la ciencia. Pues bien, ellos no desdeñan
descender de la elevada esfera en que se los podría creer conñnados,
en un olímpico desinterés por las cosas de abajo, para ocuparse de
las cuestiones de la modesta educació.i primaria, procurando
la solución de problemas que evidentemente deben preocupar-
los en altogrado. Es un síntoma de progreso verdaderamente ha-
lagüeño.
Analizaremos brevemente cada una de las dos conferencias, de-
jando para después las observaciones y reflexiones que nos haya
sugerido su examen, y ello, porque no siendo un espíritu de critica
estrecha el que nos dicta tal propósito, convendrá condensar dichas
observaciones, pues nuestro objetivo (inal es el de procurar extraer
del conjunto de la cuestión las conclusiones que su dilucidación
autorize.
I. — Conferencia de M . Duclaux
Principia el sabio director del Instituí Pasíeur explicando las
circunstancias que lo han llevado á hacer su conferencia. « Ella ha
venido, ha dicho á su popular auditorio — en el cual debía predo-
minar el magisterio primario — como consecuencia de una carta á
vuestro presidente, M. Buisson, carta inserta en el Manual general j
y en la cual insistía sobre la ausencia casi absoluta del espíritu
científico en la enseñanza primaría ». Invitado por numerosos
interesados, miembros del magisterio, á explayar sus ideas, á « no
limitarse á una crítica, y á mostrar en detalle en qué consistía la
(1) Hemos dado ya los rasgos bibliográficos principales de M. Laisant. En
cuanto á M. Duclaux, nos bastará decir, de pasada, que es el sucesor de Pasteur
en la dirección del célebre Instituto fundado por éste, el más espectable discípulo
del gran maestro, unánimemente indicado para recoger su herencia científica :
es el jefe incontestado de los « pastorianos ». Espíritu elevado, preferen-
temente sintético, se comprende muy bien que la preocupación de ciertas grandes
cuestiones lo haya invadido á él también. Se le ha visto, con satisfacción sin
duda, á la cabeza de la falanje selecta de los tildados « intelectuales > que han
luchado con admirable tesón en Francia en pro de las imprescriptibles reivindi-
caciones de la Verdad y Justicia inmanentes.
pbdagogIa matemática 423
enseñanza que soñaba ^, M. Duclaux aborda resuelta roen te la cues-
tión, no sin manifestar previamente que para tratarla debidamente
se requirirla largos desarrollos y basta un libro, que no tendría
tiempo de escribir.
Planteada aquélla en toda su generalidad,— dice — ella es toda-
vía demasiado vasta. « Tenía que escoger entre la enseñanza de las
ciencias naturales, la de las ciencias físicas y químicas, la de las
matemáticas. Las dos primeras implican dificultades de material :
mientras no sean resueltas(y creo que pueden serlo mucho más eco-
nómicamente de loque se supone), todo progreso es difícil. Pero
para los matemáticos no hay nuevos instrumentos que adquirir,
sólo hay que cambiar un poco los métodos».
Entrando, pues, en materia, M. Duclaux comienza por descartar
de entre las asignaturas que comprende la cultura científica del
ciclo primario : la aritmética, el álgebra y los rudimentos de
cosmografía. Considera, en efecto, bastante juicioso el programa
de aritmética, malgrado ciertas sutilezas que le achaca : preferiría
que el tiempo malgastado en deletrear ciertas cuestiones (mínimo
múltiplo común, etc.), fuera aprovechado en el estudio de los
comienzos del álgebra, hasla las ecuaciones de primer grado ;
piensa, no sin acierto, que el simbolismo del álgebra permite con-
cretar en cierto modo las abstracciones de la aritmética, proporcio-
nando por lo mismo un excelente recurso pedagógico. Pero es sobre
todo la geometría la asignatura que ha de cooperar á inculcar al
niño el espíritu científico . Escuchémoslo un momento.
« La geometría opera sobre cosas visibles, lineas, superfícies, vo-
lúmenes: quítales, es cierto, algo de su materialidad para tener
mayor libertad en sus deducciones; la línea y el plano se vuelven
cosas sin espesor que no serían susceptibles de realizarse física-
mente ; pero el espíritu se las representa bien mediante el trazo de
un fino tiralíneas, ó una hoja de papel bien tensa ; una vez he-
cha esa concesión, el espíritu se encuentra en presencia de un edí-
6cio maravilloso que, sólidamente asentado en algunas proposi-
ciones muy sencillas, evidentes por sí mismas, llamadas axiomas,
se eleva hasta las verdades más elevadas, y es capaz de soportar,
sin ceder, sin que nada lo conmueva, sin que haya nada que cam-
biar á ninguna de sus piedras, las superestructuras y las complica-
ciones que los sabios le imponen á diario. Agregad á esto que la
geometría es una obra griega. A la solidez de los cimientos, une
124 ANALES DE LA SOCIEDAD CIBNTinCA ARGENTINA
como el Partenón la elegancia de las fbrmas, y está ilumíi;ada y
frangeada con las mismas claridades.
«Es, pues, un instrumento pedagógico admirable para dará la
vez al espíritu, la confíanza en si mismo, sin la cual nada puede,
y la prudencia que lo incita á vigilar cada uno de sus pasos para
no extraviarse. Desgraciadamente, en esto como en todo, el mal
vino del exceso del bien ; aunque el fondo subsista siempre el mis-
mOy se ha perfeccionado tanto la forma pedagógica que ella se ha
convertido en una suerte de formulario, una suerte de liturgia ex-
puesta á aletargar el espíritu en vez de despertarlo. »
¿ Cómo ha sido ello ? El conferenciante se empeña en poner de ma-
níñesto el carácter genuino de ese monumento de extremada cohe-
sión y estrictez lógica que se llama los « Elementos de Euclides )»,
asi como la incontestable superstición de que fuera objeto por más
de. veinte siglos la obra inmortal del gran geómetra griego.
« Esa superstición, bien entendido, — agrega — no existe, ó no
existía sino en pequeña medida entre los profesores. Si los elementos
de Euclides eran tan apreciados, era á causa de su valor pedagógi-
co, que ha sido poco á poco reforzado, en el sentido dogmático,
tanto por los jesuitascomo por la Universidad, á punto que hoy la
geometría ha tomado el aspecto de un fuerte atrincherado, blinda-
do, con una especie de laberinto en su interior, para el cual sólo
dos salidas existen : aquella por la cual se ha penetrado y por la
cual se precipitan los alumnos que aflojan desdelos primeros días;
luego In otra, por la cual desemboca, primero la multitud de los
resignados, candidatos por lo general al bachillerato, que no han
visto gran cosa en el viaje, luego un pequeño batallón escogido que
tiene verdadera conciencia de la sencillez real que presenta, bajo
su aparente complicación, el edificio que acaba de recorrer. »
Aborda entonces M. Duclaux la cuestión del lado de los programas
oficiales de la enseñanza primaria, tanto de varones, como de niñas.
A los primeros, repróchales el no impedir (á pesar de las vagas
recomendaciones de las instrucciones) que la enseñanza degenere
en el «método euclídeo»; á los segundos, el suprimir (gracias
á las mismas) el esfuerzo, ó mejor dicho, el reemplazarlo por un
esfuerzo de memoria.
Llegado aquí, el conferenciante se empeña en demostrar que no
liny razón para llevar el «fetiquismo» hasta creer que no haya
otra guía posible que la de Euclides. Para él, efectivamente, esa guía
tiene tres defectos capitales, pero de que se la puede corregir: es
PEDAGOGÍA MATEMÁTICA 425
meticuloso, es pedante, y todo lo sutiliza. Para probarlo, M . Duclaux
pone en acción el « método euclideo i» en varios casos elegidos —
naturalmente — en vista de las necesidades de la causa.
Pues bien, dice M. Duclaux, existe un librito firmado por un
gran geómetra, Clairaut, que expone una geometría más esbelta,
más ligera y más rápida en su marcha que la geometría euclidea.
« En lugar de esos cortes por teoremas que dan á los libros clásicos
el desalentador aspecto de un largo catecismo por preguntas y res-
puestas, es casi un discurso bien ligado, claro y sin embargo con-
ciso, en el cual se ponen bien en evidencia tas relaciones de los
teoremas unos con otros, asi como la cadena deductiva que une á
todas esas verdades para no formar sino una. Ese librito de 350 pá-
ginas más ó menos, habla sido editado por la casa Hachette en la
época de la bifurcación, hacia 1853. Habíase creído poderlo propo-
ner para la enseñanza de la geometría en Us clases de letras que
el nuevo plan de estudios separaba totalmente de las clases de cien-
cias. No era bastante formalista para la enseñanza universitaria, y
fué abandonado. ¿Quizás pudiera hacerlo resucitar vuestra asocia-
ción, libre como es de toda traba? »
Después de afírmar su convicción de que lo que pide merecerá la
aceptación de las maestras de las escuelas de niñas^ M. Duclaux
manifiesta que está igualmente seguro de que su demanda corre
gran riesgo de no conseguir tan favorable acogida por parte del ele-
mento masculino, tanto por parte del cuerpo docente, como por la
de la administración.
Abordando pues francamente ese lado de la cuestión, aboga to-
davía en favor de la geometría de Clairaut, que no es inferior á la
de Euclídes : « Es otra, hé ahí todo ; y si, con esto, ella es más rá-
pida y da más aun la noción de la continuidad en el encadena-
miento de las verdades de más en más abstractas, ella ya deja de
ser inferior, y se vuelve superior, del punto de vista pedagógico, á
los métodos clásicos». Refiriéndose á la objeción que se le pudiera
hacer en nombre de la «enseñanza integral », del punto de vista de
In uniformidad de la enseñanza, M. Duclaux manifiesta sin reparo
que considera áesta preocupación de la uniformidad, en todos los
grados de la enseñanza, como una de las plagas de la Francia; y
dice por qué.
E(i fin, sintetizando su pensamiento en la cuestión planteada de
iÍ6 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
la introducción de\ espíritu científico en la enseñanza primaria^ sin
excluirá la de las niñas, el sabio conferenciante concluye diciendo:
«Al limitarmeá laenseñanzadelageonoetria, he procurado mos-
traros porqué vías se la puede hacer entrar en cerebros que aún no
ha conseguido penetrar. Donde se pedia la pasividad, yo pido el
esfuerzo y la espontaneidad del espíritu. La geometría es un ins-
trumento maravilloso de disciplina intelectual, porque, si uno se
extravía, con ella se está siempre seguro de volver á hallar el ca-
mino. Pero sólo necesita esto quien se ha extraviado haciendo uso
de su libertad. Toda enseñanza, toda educación que enseñe á no
abandonar los caminos trillados, deja de ser liberadora, de estar
impregnada de espíritu científico. y>
II. — Conferencia de M. Laisant
• *
Ante un auditorio del cual no habían sido excluidas las madres
de familia — al contrario, M. Laisant se ha propuesto desarrollar con
la amenidad del caso, el tema de la « iniciación matemática».
Trataremos de resumir exacta, si bien rápidamente, su larga y
brillante causerie.
Pide desde luego el conferenciante, que esa primera iniciación
sea dada cuanto antes, y esto precisamente para evitar el surmenage
intelectual — cuya aterradora visión suele sugerir un aplazamien-
to de los estudios matemáticos, en realidad contraproducente. La
única condición que exige, es que tal iniciación se haga de modo
un poco racional. ¿Cómo?
« Pido que se me conceda entrar por un instante — principia di-
ciendo M. Laisant- en un dominio un poco filosófico y abstracto,
para proclamar un axioma' sobre el cual, creo, la mayor parte de
los hombres que han reflexionado un poco en las cosas déla ciencia,
estarán de acuerdo conmigo. Considero que todas las ciencias,
sin excepción, son experimentales, al menos en cierta medida;
á despecho de ciertas doctrinas que han querido hacer de las cien-
cias matemáticas una serie de operaciones de pura lógica, basada
en ideas puras, es permitido afirmar que en matemáticas, como en
todos los demás dominios científicos, no existe una noción, una
idea que pueda penetrar en nuestro cerebro sin la previa contem-
plación del mundo exterior y de los hechos que ese mundo ofrece á
pedagogía MánmmkrKá, 127
nuestra contemplación. Esta sola afírmación, que no discutiré,
porque eso nos llevaría demasiado lejos, puede daros ya una no-
ción precisa sobre la forma en que convendría proceder para procu-
rar hacer penetrar las primeras nociones matemáticas en el cerebro
del niño.
« Es el mundo exterior, el que hay que enseñar á ver al niño ante
todo, y respecto del cual hay que darle cuantas nociones se pueda,
• nociones que no tendría ninguna diñcultad en almacenar, creedlo
bien. Es á ese mundo exterior al que hay que pedir las primeras
nociones matemáticas, á que, más tarde, deberá suc^er una
abstracción de que quizás hemos de decir algunas palabras dentro
de un instante, y que es la cosa menos complicada del mundo, á
despecho de los prejuicios y de las apariencias. »
Examina entonces M. Laisantcómo pasan las cosas en la actua-
lidad, en materia de enseñanza matemática, en los tres grados, pri-
mario, secundario y superior ; y llega á conclusiones que implican
la ineficacia y la esterilidad de esa importante disciplina. Volvien-
do luego al pequeño niño, el conferenciante principia planteándose
las cuestiones que se presentan previamente al espíritu: primero,
la de las aptitudes especiales que la educación matemática pudie-
ra requerir como condición previa; luego, la de la edad á que con-
venga principiar el aprendizaje de nociones tan abstractas, es de-
cir» tan difíciles.
Para M. Laisant, la iniciación en matemáticas no difiere substan-
cialmentede la que se reñereá la lectura y á la escritura, y ella se
impone con igual titulo en uno y otro caso. Más aún, le parece
que los primeros elementos de las nociones matemáticas — no me-
nos útiles y necesarias que ellas— pueden ser asimiladas con mu-
cha menos fatiga que las primeras nociones de lectura y escritura,
siempre que la enseñanza se inspire en el principio filosófíco antes
sentado.
Después de constatar con cuanta facilidad se consigue inculcar
intuitivamente las primeras nociones matemáticas á los niños,
merced al sencillo recurso de objetos usuales de uso doméstico,
M. Laisant presenta á su auditorio algunos ejemplos ilustrativos,
referentes á la enseñanza intuitiva de las primeras nociones de
aritmética. Hace ver cómo se puede enseñar á los niños las tablas
de sumar y multiplicar, haciéndolas construir al alumno mismo
128 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
medíante objetos apropiados y un casillero; y ello, antes de que
el niño sepa escribir las cifras representativas. La noción de nume-
ración es otra de las que desearía ver inculcar muy pronto por pro*
cedimientosanáiogos,— -y no sólo la noción del sistema decimal, sino
la de los sistemas en general. Cita de pasada él célebre librito de
Jeaii Macé: la Arühmélique du Grand-Papa, por cierto no descono-
cido de los niñosde las dos últimas generaciones en Francia ; pero
cuyos procedimientos pedagógicos, ingeniosos y atrayentesá la vez
que fecundos, no han penetrado suficientemente, por desgracia, en
el mundo pedagógico.
Las primeras nociones de la geometría no ofrecerían mayores di-
ficultades á un aprendizaje intuitivo; y et conferenciante desarro-
lla con toda facilidad un pequeño programa, pero sólo en sus pun-
tos principales. Más aún, prosiguiendo en la misma vía, M. Laisant
se complace en hacer ver cómo, á favor de recursos y considera-
ciones geométricas, ciertas propiedades de las progresiones y los
principios del álgebra podrían ser inculcados en seguida á los ni-
ños. Por ejemplo, las nociones de cantidades positivas y negativas
podrían ser sugeridas intuitivamente, sin mayor dificultad ni in-
conveniente.
Refiriéndose al pequeño material necesario para todo eso, M. Lai-
sant dice : « El primer elemento de ese material es el papel cuadri-
culado, instrumento maravilloso que debería encontrarse siempre
en manos de todo aquel que cultive las matemáticas (desde la fami-
lia ó la sala de asilo hasta la Escuela Politécnica, y aun más allá),
y, de una manera general, de todo aquel que cultive la ciencia... >
— Hemos trascripto expresamente y con real complacencia el pá-
rrafo, pues compartimos enteramente desde buen tiempo atrás
esa opinión.
En síntesis, quiere M. Laisant que, á favor de la intuición y á
manera de un juego^ se haga penetrar en los tiernos é impresiona-
bles cerebros de los niños las nociones más rudimentarias de tas
matemáticas: en eso ha de consistir la «iniciación matemática».
Pem si esa enseñanza primera ha de ser esencialmente objetiva,
concreta, esto no quiere decir que ella no envuelva cierta abstrac-
ción; al contrario, ésta es igualmente esencial y tan natural que se
hace intuitivamente. De espontánea que es primero, la abstracción
se va transformando paulatinamente en una operación consciente
y voluntaria^ disciplinándose cada vez más basta convertirse en el
PEDAGOGÍA MATEMÁTICA i 29
instrumento principal de la construcción lógica de las ciencias.
Mas ello no se ha de alcanzar sino por una sabia y prolongada gra-
dación, haciendo intervenir la intuición siennpre que se pueda,
gradualmente también pero en sentido inverso. — Esto es, creemos,
lo que sobre todo ha querido significar M. Laisantal ocuparse de la
abstracción.
Sin embargo, — dice M . Laisant — las ideas expuestas no son de
ély ni son recientes. « Se las encuentra, en una forma algo distinta,
pero, con todo, idénticas en el fondo, en el Ensayo de educación
nactona/ publicado por La Challotais en 1763». Después de una
justiciera referencia á otros precursores en este orden de ideas — Jean
Macé, Edouard Lucas, — M. Laisant transcribe con gran complacen-
cía algunos párrafos del Essai de La Challotais, que son un anima-
do alegato en favor de la enseñanza de las matemáticas (y sobre
todo de sus primeras nociones á los niños), inspirado naturalmente
en las ideas expuestas por el conferenciante.
Termina M. Laisant su notable conferencia afirmando su con-
vicción respecto de los beneficios que había de reportar una direc-
ción de la educación primaria inspirada en los principios expues-
tos. «Creo que — dice M. Laisant — si una dirección de espíritu tal
como la que dejo indicada fuera dada á la educación primaria de
la infancia, pronto veríamos resultar de esa transformación una
verdadera revolución, no sólo en la enseñanza primaria, sino aun
en la enseñanza secundaria. Lo que se llama «el campo elemental
de las matemáticas» quedaría singularmente ensanchado val mis-
mo tiempo desbrozado de multitud de superfetaciones que ho sub-
sisten en ella sino por la fuerza de la tradición y del hábito. Podría
irse mucho más lejos de lo que se va hoy, y el conjunto de los cono-
cimientos medios que todo el mundo puede y debe adquirir en
matemáticas resultaría considerablemente ampliado y purificado ».
Esfuérzase también M. Laisanten disipar el equivoco que pudiera
nacer en algunos espíritus temerosos de que se fuera á caer en
el extremo de formar una generación de matemáticos con semejante
tendencia: considera tan ilusorio el peligro como deplorable tal
extremo. Para formarse el matemático, se requieren aptitudes na-
turales especiales, ni más ni menos que para formar el músico.
Seria tan inútil formar puros especialistas en matemáticas, como
es indispensable^ «en un mundo como este en que vivimos actual-
mente, que el espíritu de un ser humano dotado de cierto grado de
AN. SOG. CIENT. ÁR6. — T. XLTIJI 9
190 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
cultura no carezca de nociones primeras, generales, sobre la cien-
cia de la extensión, de la medida, de las magnitudes, del movi-
miento.» Hay para ello, según M. Laisant, una necesidad de edu-
cación general y también una iveoesidad material.
Tales son las consideraciones que terminan la interesante confe-
rencia.
(Continuará.)
Federico Bi rasen.
BIBLIOGRAFÍA
I. ^ in(;eni£R1a
Valiente IVoailles (Luis). Bl Ferrocarril al Neuquen, eu Revista
Técnica, año V, número 85, pág. 65-70, Buenos Aires, junio 15 de 1899.
Comienza este interesante artículo por explicar los desperfectos ocasionados en
la línea por las últimas inundaciones, deduciendo que r la creciente actual tiene
qne haber revestido una importancia excepcional para dejar defraudadas las pre-
visiones de los ingenieros » que en posesión de los antecedentes conocidos pro-
yectaron y ejecutaron este ferrocarril.
Debe notarse que al propio tiempo que esto acontecía en la falda oriental, grandes
crecientes de los ríos del lado chileno, ocasionaban la pérdida de algunos pnentes, arras-
trados por la eorríenle impetuosa.
Por la falta de un plan general de ferrocarriles y de estudios completos, varias
líneas argentinas han sufrido en otras ocasiones análogos desperfectos.
En el año 1888, á los dos años de abierta la línea del Ferrocarril de Buenos
Aires al Pacífico hasta Villa Mercedes de San Luis, se produjo entre los kilómetros
385 y 576 una inundación que destruyó cerca de 200 kilómetros de vía y que
interrumpió completamente el tráfico durante 10 meses. Nada hacía preveer una
inundación semejante que no ha vuelto á repetirse. Un año después de construida
la línea á Campana, en mayo de 1877, un temporal destrozó compIetamentH la
vía en largas extensiones arrastrando puentes y terraplenes (1¡.
Los ferrocarriles Gran Oeste Argentino, Transandino, Central Norte, Dean Punes
á Chilecito» Argentino del Este y últimamente los de la provincia de Santa Pe,
han sufrido también las consecuencias de inundaciones que no fueron previstas
al estudiarse las respectivas trazas.
No está demás mencionar, qne la empresa del Ferrocarril del 8ad confió los estudios
(1) Véase : Clark, E., Obiervaeiones meteorológicat y daios tobre la reconttfucción
de la linea férrea de Campana, destruida por la tormenta que tuoo lugar en mayo de
49T7,ea : Anales S, C. 4., tomo V, pág. 23-33. 1878.
132 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
y la dirección de la construcción de esta prolongación á un ingeniero que había dado
pruebas de competencia en trabajos ejecutados en el país desde 30 años atrás ; el inge-
niero Carlos Malmen, que á su larga práctica en trabajos de esta clase reunía la circuns-
tancia de conocer especialmente la región andina.
La línea al Neuquen comprende los 556 kilónnetros qae medían entre la estación
« El Puerto » de Bahía Blanca y la estación «Neuquen» situada sobre la margen
derecha de este río á dos kilómetros y medio arriba de la confluencia con el Li-
may. La diferencia de nivel entre los puntos extremos es de 260 metros. La gra-
diente máxima sólo llega á cinco y medio por mil. El perfll general de la línea
está caracterizado por cinco tramos principales. El primero hasta el meridiano 5^
[kilómetro 112) tiene una gradiente media inferior al medio por mil, sube luego
á la altiplanicie que limita el valle del Colorado con 4,66 por mil de gradiente
media que se reduce en la altiplanicie á un poco más del medio por mil, hasta el
kilómetro 161, en que baja el valle del Colorado con 4,86 por mil de pendiente.
En el valle, hasta el kilómetro 273, es próximamente el medio por mil, que
aumenta á 4,17 por mil al subirá la altiplanicie que separa arabos ríos, donde, es
de un cuarto por mil, hasta el kilómetro 334, en que baja al valle del Río Negro,
con 4,12 por mil. que se reduce en el valle mismo á cosa de medio por mil.
En cuanto á la planimetría, la línea se dirige al N. O. á la salida de Bahía Blanca
á fin de evitar los anegadizos del puerto y despuntar los salitrales ; gira al O. por
corto trecho, para tomar la dirección S. O. hasta la estación « Médanos» Ikil. 48),
salvando los altos médanos, luego se dirige al O., inclinada ligeramente al S., bas-
cando un paso favorable para cruzar el río Colorado, como lo hace abajo de Ca-
rrucho por medio de un puente de 120 metros de abertura. Hállanse en el trayecto
las estaciones «Algarrobo » y « Gaviotas ».
De la estación «Río Colorado» (kil. 172], situada en la margen derecha del río,
la línea dobla al N. O., siguiendo el valle en una extensión de 110 kilómetros,
con las estaciones « Juan de Garay », « Pichi-Mahuída* y « Fortín Uno » ; tuerce
luego bruscamente al >^. O. , en dirección & Choelechoel, salvando la travesía en
la cual está la estación «Benjamín Zorrilla ».
Cuatro ó cinco kilómetros antes de alcanzar Choelechoel. dobla en ángulo recto
á la derecha hasta el kilómetro 349,5, en que se halla situada la estación, á unos
siete kilómetros del río Negro. De « Choelechoel» hasta su término, sigue la
linea á lo largo del lado norte del valle, manteniéndose á regular distancia del río
según la altitud del terreno, alcanza «Chimpay • (kil. 385) y aproximándose cada
vez más al rio llega á «Chilforó» ¡kil. 420).
Para seguir, la línea tiene que abandonar el fondo del valle, faldeando la ba-
rranca, porque el río se recuesta contra ella ; entre los kilómetros 421 y 449 se en-
cuentran los movimientos de tierra más importantes, pues existen trincheras de 14
metros y terraplenes de 9 metros. Tiene este trozo una media de 19 metros cúbi-
cos por metro lineal de vía, mientras toda la línea tiene sólo 4 metros cúbicos.
Vuelve en seguida la línea al plano del valle hasta « Roca» y el « Neuquen » pa-
sando las estaciones « Chinchinales » (kil. 458,5) y «Río Negro» (kil. 511). El
rio Neuquén es cruzado entre los kilómetros 554 y 555 con un puente de 260 me-
tros de abertura, después del cual viene la estación terminal «Neuquen» (kil.
556).
La parte más poblada del valle es la colonia General Roca.
Explica luego Valiente Noailles las razones que se han tenido en vista para este
BIBUOCRAFÍ A i 33
trazado, que debía no sólo responder á exigencias militares sino también al fo-
mento de la población en la zona recorrida.
Un plano y perfil general de la línea ilustran el importante artículo que deja-
mos extractado en sa parte más esencial.
A. Gallardo.
De Liamiay (L.), Profesor en la Escuela Nacional de Minas de París. Raoher-
ehe. oaptage et axnénaffement des souroes thermo-mlnéralea. OaiGiNB
DBS BAUX THBRMO-MINBRALES. GbOLOGIB. PrOPRIBTBS PHYSIQUBS BT CHIIIIQUBS.—
Baudry y C. París, 1899.
Este libro, que viene á llenar la sentida necesidad de ana obra general que se
ocupara de estas cuestiones tan importantes por sus aplicaciones higiénicas y
medicinales, trata, con toda competencia, del estudio de las fuentes termo-
minerales, de su captación y de su aprovechamiento.
La obra comprende dos divisiones principales : en la parte teórica, estudia el
autor, el origen de las fuentes termales, su modo de emergencia, sus propiedades
físicas y químicas y su repartición en la superficie del globo ; en la parte técnica
se ocupa de la busca y captación de las fuentes, indicando además los proce-
dimientos para transportarlas al punto de consumo, conservando la temperatura
que las caracteriza, su mineralización, abundancia de gases, etc.
Demuestra también cómo es posible, en muchos casos, aumentar la produc-
ción de estas fuentes, su temperatura, mineralización y hasta su eficacia, es decir
la riqueza de toda una región, gracias á trabajos poco costosos.
Hoy día que empiezan á estudiarse y aprovecharse algunas de las muchas ri-
quezas termales de la Argentina, puede este libro prestar inmensos servicios á
los que quieran establecer ó mejorar estaciones balnearias en el país.
A. Gallardo.
Romag^osa (José), Ingeniero civil, Profesor suplente en la Facultad de Cien-
cias Exactas, Físicas y Naturales de Buenos Aires. La Carrera de ingeniero
oivil en el proyecto de plan de enaeñania. Conferencia dada en el
« Centro Nacional de Ingenieros » el 96 de junio de 1899. — Buenos Aires,
1899.
En esta valiente conferencia, en la que demuestra tener un claro concepto de
la carrera de ingeniero y de las necesidades profesionales del país, expone Roma-
gosa. muchas de las deficiencias de que aún adolece nuestra escuela, á pesar de
los innegables progresos realizados, y propone las modificaciones que á su juicio
deben introducirse en la enseñanza.
Aunque disentimos con algunas de sus apreciaciones y conclusiones, no puede
menos de aplaudirse la sincera y franca discusión de estas cuestiones de trascen-
dental interés, así como la tendencia general de sus reformas, que es justísima,
desde el punto de vista profesional.
No estamos de acuerdo con cierto desprecio hacia los estudios teóricos y de
ciencia pura que fluye de la conferencia, pues estas elevadas investigaciones son
indispensables en todo país que quiera distinguirse por algo mfts que por su
desarrollo material. No sólo de pan vive el hombre. Pero hay que distinguirlos
134 AMALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
de los estudios profesionales, y hacer de modo que se completen y que no se
estorben entre sí.
Hechas estas salvedades, pasaremos al extracto detallado de esta interesante
conferencia, que tanto ha llamado la atención en los círculos profesionales.
Después de algunas consideraciones generales y de indicar que cuando se exa-
mink un plan de estudios, ó un sistema de educación, lo que importa es conocer
el valor relativo de cada ciencia, dice Romagosa :
Para proceder con método, conviene antes de pasar á determinar el valor relativo de
los varios conocimientos que se incluyen en el plan de enseñanza de Ingeniería civil,
fijar previamente el concepto de nuestra profesión. ¿Existe este concepto en el país?
Después de madura reflexión puedo contestar que no. No existe en las esferas oficiales,
ni en la sociedad, ni de nna manera bien definida en el cuerpo académico de las Facul-
tades. Y no existe, porque el falso rumbo que se ha impreso siempre 6 la educación
nacional, no ha permitido qae se forme dicho concepto. No existe á causa del origen
bastardo de nuestras escuelas de ingeniería, y porque se ha procedido al crear las
Facultades de ciencias contra las leyes de la evolución social.
Y más adelante agrega :
La instrucción de los diez ó veinte doctores en ciencias que las dos Facultades nacio-
nales han fabricado á costa de los estudiantes de ingeniería, ha minado por su base la
enseñanza profesional, ha obligado á cortar la carrera á jóvenes de talento que se
estrellaban contra la infranqueable barrera de ciencia abstracta que le presentaban en
los primeros años, y ha creado el concepto erróneo de la profesión que hoy existe en el
país.
Mientras las demás carreras liberales están en íntima comunicación con la sociedad y
Con el estado, nuestra ciencia se encuentra reñida con el mundo real. El ingeniero civil
es un ser incompi^ensible para nuestra sociedad ; mitad sabio, mitad albañil ó herrero,
unos lo consideran como un pozo de ciencia abstracta y lo confunden con el matemático,
otros lo llaman media cuchara, con desprecio, ó cuando más le hacen el honor de con-
cederle el título de constructor.
Establece que la profesión de ingeniero es un medio para resolver los grandes
problemas económicos y no un /in, como se cree.
Así, pues, la instrucción armónica del ingeniero, requiere tres órdenes de conocimien-
tos, á saber :
1" Conocimientos fundamentales ;
20 Conocimientos profesionales ;
3* Conocimientos finales.
El primer orden, no es solamente disciplina mental, sino que enseña al ingeniero á
determinar las justas proporciones de una obra, á emplear los materiales más adecuados
en cantidad estrictamente necesaria y suficiente para que todas las partes resistan á los
esfuerzos á que se han de hallar sometidas ; el segundo le enseña la disposición y cons-
trucción de las obras, en forma tal que se realicen las hipótesis que le han servido de
base para el cálculoxie la estabilidad ; el tercero, la manera de adaptar su obra á las
necesidades de la sociedad y del estado.
El primer orden es ciencia; el segundo, arte; el tercero, economía.
Quien sólo posee el primero es un calculista; un constructor ó artesano, el
que sólo domina el segundo; el que conoce el tercero, hombre de gobierno 6 de
ne^octos, según se trata de obras públicas ó particulares, pero únicamente es
ingeniero civil, el que posee en justa proporción y sepa aplicar estos tres órde-
nes de conocimientos.
BlBUOGRAPfá 135
La ingeniería civil es ana carrera esencialmente nacional, j por filtarles los
conocimientos fundamentales y finales, escollan muchas yeces los especialistas
extranjeros, por más que sean eximios profesionales.
Una obra, admirable como constmcción, puede en un caso estar bien, y en otro estar
mal.
Bl puerto de Buenos Aires, irreprochable desde el punto de vista de la construcción*
estaría muy bien en las costas de Inglaterra, pero está muy mal en las riberas del rio de
la PlaU.
Entra luego á analizar Romagosa, el plan de estadios de la escuela, de acuerdo
con esta división en tres órdenes de conocimientos.
En los fundamentales, dedica el alumno 34 horas semanales, repartidas en los
seis años al estudio de las matemáticas, — lo que encuentra excesivo.
Nadie puede poner en duda que las Matemáticas son, de las ciencias fondamentales
del ingeniero, una de las más importantes, pero no son la principal, ni tiene la exage-
rada importancia que generalmente se les atribuye.
Rs más : no titubeamos en asegurar que el exceso de Matemáticas puras, es perjudicial
al ingeniero.
Estos ramos cansan y fastidian al alumno, lo desvian del propósito principal, y le
hacen perder de vista el fin práctico de su profesión.
El estudio excesivo de las Matemáticas, tal como hoy se practica en las Facultades,
acostumbra al ingeniero á lo abstracto y á lo exacto, cuando en la práctica profesional
no encuentra sino lo concreto y lo aproximado ; imbuido en la idea adquirida en la Uni-
versidad de que las ciencias exactas son la única base científica de su carrera, experi-
menta el mayor desengaño, cuando en el estudio de los problemas técnicos que se le
presentan en la práctica no encnentra sino soluciones aproximativas, afectadas de innume-
rables factores indeterminados, y diametralmente distintas de las que está acostumbrado á
obtener en la resolución de los problemas algebraicos. Poseído de ^^ extraña supers-
tición por los símbolos, el ingeniero novel halla defectuosas las obras más notables del
ingenio humano, y no reconoce sus méritos ni es capaz de apreciar la suma de previsión
é inteligencia que se ha necesitado poner en juego para llegar á ciertos resultados prácti-
ticos. Abandona las aulas cargado de prejuicios, y no considera dignas de ocupar su
atención sino aquellas cuestiones que puedan someterse al cálculo analítico. Desdeña el
estudio económico de los problemas técnicos, que son, aunque lo ignora, el fin objetivo
de su profesión, y se queda en las puertas de la Facultad, acariciando la idea de obtener
un día un diploma de Doctor en ciencias, porque á los arduos problemas de la ingeniería
resueltos al aire libre y á la lux del sol, prefiere los placeres solitarios de la resolución
de las X en las penumbras de su gabinete de estudio. Le causa pena el abandonar unos
conocimientos que pierden su valor en uto, y su valor en cambio una vez que se han
salvado los dinteles de la Facultad.
Poco á poco las rudas enseñanzas de la vida lo van sacando de su error ; poco á poco
se va dando cuenta del falso rumbo inicial con que al>andonó las aulas ; poco á poco va
comprendiendo que la Facultad le dio piedras en lugar de pan; y cuando, después de
algunos años de ejercicio profesional, se le presenta la oportunidad de resolver algún
problema que exija la aplicación de las matemáticas superiores, nota con sorpresa y
desagrado que ha olvidado por completo la teoría que tanto le costó aprender.
No se crea por esto que el conferenciante considera innecesario para el inge-
niero el estudio de las matemáticas, lo que sería evidentemente equivocado.
Las matemáticas son un instrumento importante para el ingeniero, y debe saberlas
manejar bien; pero se ha de tener siempre presente que lo que no tiene aplicación
práctica debe desecharse como incómodo y perjudicial. Lo importante es dominar bien
136 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIfICA ARGENTINA
las noatemáticas elementales* y conocer y saber aplicar aquellas nociones del cálculo
infinitesimal que sean indispensables para el estudio de la mecánica aplicada, que es el
ramo científico por excelencia del ingeniero.
Refiriéndose á la química que tendrá que estudiar en cinco años el ingeniero
civil, repartidos así entre los preparatorios y profesionales : uno de inorgánica,
otro de orgánica, dos de analítica y uno de química industrial, dice con toda
razón Romagosa :
¿Para qué sirre la química al ingeniero ci^il? Es útil, se dirá, Porque algún día puede
tener necesidad de analizar un compuesto orgánico. Esta respuesta no merece réplica .
Es simplemente inicuo y absurdo lo que se está haciendo. He oído decir alguna vez que
se obliga á los alumnos á estudiar esta materia, porque de otro modo no se cultivaría la
química en nuestro país. ¿Es esto cultiva'r? Lo que se hace es peijudicar á los alumnos
de ingeniería, sin considerar que estos perjuicios son irreparables.
El ingeniero civil no necesita la química, sino para el mejor conocimiento de los
materiales de construcción, y para esto no hay necesidad de cursos especiales, ó por lo
menos no hay necesidad de darle tanta extensión.
Los análisis de cales, arcillas, etc., se pueden enseñar en el curso de materiales de
construcción, materia importantísima que está ahora relegada á un lugar secundario,
englobada en uno de los cursos de construcciones. Todavía no conocemos las propieda-
des físicas ni mecánicas de nuestras maderas, de nuestras cales, de nuestros cimentos,
de nuestros ladrillos, de nuestras piedras, y nos damos el lujo de estudiar cinco años de
química. Antes de fundar laboratorios de química, necesitamos fundar laboratorios de
ensayos de materiales de construcción.
Se -hace notar que en las Escuelas Politécnicas de Alemania, sólo se estudia
un semestre de química inorgánica.
Lo único plausible que encuentra Romagosa en esta parte del plan de estudios
es la ubicación y extensión que se da á la física experimental.
El plan actual de la Facultad, y, por consiguiente, el propuesto por el ministerio, es,
pues, en lo relativo á conocimientos fundamentales, un plan empírico y rutinario, que
no resiste á la menor crítica.
Pasando al segundo orden de conocimientos, propone el siguiemte medio para
fijar la utilidad relativa de los conocimientos profesionales :
Tomemos la lista de los ingenieros que han salido de las Facultades de Buenos Aires y
Córdoba, preguntémonos adonde han ido, qué conocimientos han necesitado para ejercer
con éxito su profesión, y si les han bastado los adquiridos en la Facultad.
Podremos entonces clasificarlos por grupos, según su destino, descartando los que por
uno ú otro motivo han abandonado la profesión para dedicarse á otra actividad extraña
áella.
Hallaremos que unos tienen estudio abierto, trabajan especialmente en los tribunales
(en peritajes, tasaciones, etc.), ó construyen edificios, hacen mensuras, ó son empresa-
rios de obras ; otros están empleados en las diversas reparticiones del Ministerio de
Obras Públicas ; un gran número está en la Municipalidad de la Capital ; otros andan
diseminados en las provincias, ejerciendo de ingenieros municipales ó de directores y
empleados de los departamentos topográficos y de obras públicas ; otros están en los
ferrocarriles particulares ; otros, en fin, y son los menos, han instalado fábricas y están
dedicados á la industria.
Y bien, de todos éstos ¿cuáles son los que al llegar á sus respectivos puestos han
podido decir que la instrucción adquirida en la Facultad les bastaba ?
Muy pocos, casi ninguno.
bibliografía 137
Enamera luego los conocimientos que en absoluto les faltan para esas diver-
sas actuaciones, como ser : agrimensura y arquitectura legal, legislación civil y
administrativa, coustruoción y funcionamiento de cloacas, provisión de agua,
saneamiento de las ciudades, pavimentación, ensanche y trazado de las agrupa-
ciones urbanas, instalación de servicios municipales, teoría y práctica del riego,
drenage y desagüe, defensa contra las inundaciones, canalización, etc., etc.
En esta deficiencia de la enseñanza de la ingenieria ¿ no deberfamos buscar acaso las
cansas de la desconfianza que inspira nuestra profesión en el público, y en las altas
esferas oficiales?
Después de recabar para la ingeniería las grandes aplicaciones de la higiene,
llega ai tercer orden de conocimientos, que ha llamado finalef.
El ingeniero no puede limitarse á estudiar las grandes obras públicas desde el punto
de vista analítico y constructivo, sino que ha de estudiar también su adaptación al
medio político y social en que esas obras se van á encontrar. Las obras de ingeniería
no se construyen para probar la habilidad del ingeniero, sino para satisfacer necesidades
sociales. El hombre en sus relaciones con la vida pública nacional é internacional ch el
término de nuestra profesión. El ingeniero debe conocer y estudiar la evolución econó-
mica del país, y las necesidades económicas de la nación en que actúa.
Demuestra luego el papel que le correspondería desempeñar al ingeniero, en
la administración y establecimiento de las obras públicas, trazado de ferrocarri-
les, estudio de sus tarifas y conveniencia de su administración por el Estado ó
por particulares, etc.
El ingeniero argentino ni siquiera puede tomar parte en la preparación de un plan
financiero para la ejecución de una gran obra pública, pues no conoce la organización
de esos grandes establecimientos de crédito en cuyas manos se encuentra centralizado
el capital del mundo. No sabe lo que son acciones de preferencia, lo que son obligacio-
nes; lo que son fondos públicos; y no puede hacer viable la obra que ha concebido con
su inteligencia, pues, su enorme y pesado bagaje matemático no sirve desgraciadamente
para hacerse entender de bolsistas y banqueros. -
Sintetizando sus observaciones, dice Romagosa :
Los propósitos del poder ejecutivo, en cuanto á la enseñanza de nuestra carrera y al
modo de administrar los conocimientos al alumno son excelentes, y debemos poner de
nuestra parte todo el empeño posible para que se realicen.
El plan propuesto por el Ministerio realiza, sin embargo, todo lo contrarío; no es posi-
ble encontrar mayor antagonismo entre la teoría y la práctica (1).
Propone, por último, el siguiente proyecto de plan de estudios que deberá ser
luego detallado y completado, con programas adecuados :
1* En lo relativo á los conocimientos fundamentales, la enseñanza de las matemdticait
se ha de reducir ft lo estrictamente necesario para el estudio de la mecánica aplicada;
la química se ha de limitar é la inorgánica, y á lo necesario para el estudio de los mate-
riales de construcción ; el eonoeimiento de lot materiales de c«mttrucción se ha de practi-
car desde el primer año, y se ha de continuar en los siguientes, con ensayos prácticos
en un laboratorio de ensayos que se ha de fundar cuanto antes para ese objeto y para el
(1) Esas mismas contradicciones se observan en todo el plan ministerial. Los funda-
mentos del Mensaje suministran excelentes argumentos para combatir el plan que pre-
ten le hacerlos prácticos. — A. G.
i 38 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
estudio de la resistencia y propiedades físicas de los materiales del país ; la fltka expe-
rimental se ha de enseñar con la mayor amplitud posible, á An de acostumbrar el alum-
no á observar é interpretar los fenómenos naturales, sin ayuda del maestro ; la mecánica
general (empezando por la dinámica, y no por la estática), y los elementos de construcciones
se han de dar también en los primeros años.
Alrededor de estos ramos, que son esenciales, se han de agrupar otros que son también
imprescindibles para el ingeniero, como la topografía, el dibigo, la higiene general, etc.
2* En lo relativo á los conocimientos profesionales, se han de agregar al plan actual
los siguientes ramos :
Hidráulica agrícola (que comprende riegos, drenajes, desagües, defensa contra las
inundaciones) .
Ingeniería sanitaria (saneamiento de las ciudades y abastamiento de agua potable).
Ingeniería municipal (construcción, conservación y limpieza de las calles urbanas,
alumbrado público, extracción de basuras, ensanche de ciudades y trazado de villas
nuevas) .
Se ha de suprimir la geodesia, porque pertenece á la especialidad de agrimensor, y
no es un ramo esencial del ingeniero, ó muy rara vez tiene necesidad de aplicarla.
Se han de enseñar los órganos de máquina y las máquinas que se emplean en las
obras, y los elementos de arquitectura, que son imprescindibles para el ingeniero civil,
sin que por esto se le habilite para entrar en las atribuciones del ingeniero mecánico y
del arquitecto que son especialidades consagradas desde hace muchos años.
3* En lo referente á los conocimientos finales, además de la economía política, y de
los otros ramos que figuran en el plan propuesto, se han de instituir cursos de ciencia
administrativa, operaciones de banco y bolsa, historia económica y política de los ferro-
carriles y otros medios de transporte, teoría y práctica de la tarificación ferrocarri-
lera.
La conveniencia de estas modificacioDes es innegable, pero nos parece que
por huir de la falta actual de los conocimientos llamados finales, se incurre en
el extremo opuesto al proponer la creación de tantos cursos nuevos.
El ingeniero, en efecto, no necesita ser un financista, pues, ya se trate de
obras públicas ó privadas, se encuentra convenientemente asesorado y tiene ya
limitada de antemano la tarea, por los poderes püblicos respectivos, por los di-
rectorios y consejos consultivos de las sociedades ó los recursos y deseos de
los particulares.
Con los cursos propuestos por el ministerio y algunas ampliaciones en el
estudio y preparación de presupuestos, se llenaría ¿ nuestro juicio las exigencias
profesionales á este respecto.
Se contribuiría así á reducir la duración de los estudios que Romagosa con-
sidera que deben permitir la s^alida de los alumnos á los veinticinco años.
Nosotros creemos que la longitud de las carreras profesionales se debe calcular
de modo que puedan terminarse, como mínimo á los veintidós años, cuando un
hombre adquiere su plena capacidad civil, y como máximo á los veinticuatro ó
veinticinco años. Puede entonces completar prácticamente en el ejercicio mismo
de su carrera, la preparación que ha adquirido en la escuela y formarse una
cierta clientela ó autoridad profesional que lo habiliten, antes de los treinta años,
para poder subvenir con su trabiyo á sus necesidades y á las de su familia.
Las modificaciones y reformas que propone el conferenciante, son muy dignas de
tenerse en cuenta por quienes están encargados de la instrucción nacional, á fin
de mejorar nuestra enseñanza profesional, cuyas deficiencias son notorias, á
pesar de haber progresado bastante en los últimos años, dentro de limitados re-
BIBLIOGRAFÍA 139
carsos, gracias á los esfuerzos del personal académico y docente, cajas baenas
inteociones no se puede desconocer sin ínjasticia.
Mucho queda aún por hacer para que la enseñanza de la in^nieria alcance el
nivel y el carácter que le corresponde, y debemos felicitamos de que Roroagosa
haya abordado con claro criterio, este importante problema tan íntimamente
vinculado con el progreso y porvenir de la República. ~ A. Gallardo.
H. — CIENCIAS NATURALES
Anales del Muaeo Nacional de Buenoa Airea. Tomo VI (Serie 2*, tomo III).
— Buenos Aires, 18d9.
Ha aparecido un nuevo tomo de 417-50 páginas, con siete láminas, de esta im-
portante publicación científica que dirige el doctor Carlos Berg.
Ya nos hemos ocupado de algunos de sus artículos en la época de su aparición
de manera que sólo extractaremos aquellos de que no ha quedado constancia en
estas páginas.
El doctor Berg contribuye al conocimiento de la fauna erpetológica (véase
Anales de la Sociedad Cientiliea Argentina, tomo XLVI, páginas 243-44) y lepi-
dopterológica argentina (véase Anales de la Sociedad Científica Argentina^ tomo
XLVII, página 396).
Silvestri trata de nuevos diplópodos sudamericanos (véase XnaJef de la Sociedad
Científica Argentina^ tomo XLVI, página ¿47) y da en italiano una breve descrip-
ción comparativa de Lepidocampa Oudros, con Campodea Westw. de la cual re-
sulta que estos dos géneros son muy próximos y que el primero puede considerar-
se como una adaptación para vivir en sitios secos que ha sustituido por escamas
los pelos.
Gallardo se ocupa de algunos casos de teratología vegetal describiendo fascia-
ciones en Cynara Cardunculus L. Eehium violaceum L.'y varias anomalías en
Digitalie purpurea L.
Trata Jhering las especies de Ampullaria de la República Argentina, enume-
rando ocho especies con su sinonimia y distribución geográfica.
Spegazzini presenta un importante trabajo de conjunto sobre nuevos ó críti-
cos hongos argentinos. Describe las siguientes nuevas especies : Lepiota pialen-
ata. L, Reeandi, £. pygmea^ L. to6a, £. imeraecen», £. laevicepe^ £. lycorper-
dinea, /,. pluvialis, L. citrinella^ L. hiatuhidee^ L, denticulata, L, platensie,
£. erylhrella^ £. fu$eo-ro$eola, £. tnicroecopiea, £. pueilla, L. Holmhergi,
Ar miliaria.^ A meghinoi^ A, pía tenéis. A, sal tenéis, A. argentina, Tricholoma
pampeanum, T, latifolium, Clytocybe guaehiparum, Myeena cortinarioides,
Jf. Resandi^ Jf. pinhuarum, Jf. polygrammoides, Jf. trémula, Omphalia
caesio-atra, O. pusillima, Pleurotus pusillimus, Marasmius pseudoperonatus,
Jf. platensis, M, bonaérensis, Jf. brachypus, Jf. graminicola, Jf. hirtipes,
Lentinus platensis, Lenxites argentina^ Voltaria platensis^ Annularia cam-
porum, Pluteus argentinum n. gen. Volvariella argentina, Entoloma pampea-
num, Eccilia platensist Claudopus argentinus, Pluteolus argentinus, Pholiota
140 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
pseudoblattaria, Ph, pseíidofascicularis, Ph. pl/i¿enm, Inocyhe argentina^
i. platensis, I. variahillima, I. lepidoeephala, I. microcephala, Hebeloma
piálense, H. argentinum, Flammula argentina, F. pampeana, F, salUnsis^
Naucoria Bergi, N. pusillima^ N, pampicola, N, brachypus^ N, ? fimicola,
N. macrorhiza. Galera ? strialipes, G. argentina^ G, crystallophora, Tubaria
Cisneroana, T. fimiseda, T, plaUnsiSf Paxillus ? argentimu, Bolbiíius Ame-
ghinoi, B. albicep$, Ágaricu$ jodoformicus, A. argén tinu$, A, farinosus. A.
lepiotoides^ A . lividus, A. cinereus^A.argyropotamieus, Stropharia dunicola, S.
pampeana, Uypholoma stellula, Psylocybe torlipes, Deconica argentina, Psa-
tirella argentina^ P. pampeana, P. platensis, Coprinus speciosulus, C. deserti-
colat C. psamathonophilus, C. edulis, C. platensis, C. humiliSf C. glandulifer,
C, platysporus, Montagnites argentina, Polyporus caseicamis, P. tikcumanen-
8Í8, P. Sttickertianus, Fomes sordidissimus , Polystictus hybridus^ P. cnrduben-
sis, P. Fontanai, P. fallaciosus, Poria gossypium, P, hexagonoides, P. Bergi,
P. geoderma, P. brevipora, Trámeles argyropotamicus . T, sórdida^ T. argen-
tina, T, tucumanensis, Daedalea pampeana, O. delicatissima, Favolus salten-
sis, F, fuegianus, Hydnum? Stuckertianum, Hirpex? platensis, Mucronella
argentina, Cladodenis platensis, Steretmi argentinum, Corticium pampeanum,
Uypochnus peronosporoides, Cyphella uvieola. Clavaria pampeana, d. gen.;
Alboffiella argentina, Cyathus elegans, Gyrophragmium argentinum, Podaxon
argentinum, P. patagonicum, n. gen. ; Chlamydopus clavatus, C, amblaiensis.
Batanea guachiparum, B, patagónica, Geaster pampeanus, G. argentinus, G.
platensis, G. deserticola, Bovista? perpusilla, Lycoperdon bonariense, ¿. ar-
gentinum, Physarum delicatissimum, Ph. piálense, Ph, crustiforme, Condrio-
derma ? micraspis, Didymium piálense, Stemonites platensis, Lycogala piálen-
se, Mucnr funebris, Jf . olivacellus, M. caespitulosus, Ustilago americana, U,
panid-carlhagenensis, U, globigena, U. abortifera, ü. paspali, U, deserticola,
Entyloma bidentis, E. hydrocotylis, Tolyposporium? reticulatum, T. pampea-
num, Tecaphora andropogonis, Uromyces tordillensis, U. carthagenensis, U ^
Ameghinoi, U. mulini, U. platysporus, V, megalospermus, U. psamathonophi-
lus, Puccinia nubigena, P. Bunneisteri, P, heteromorpha, P. lyciicola, P, lip-
piae, P. megalopotamica, P, thalassica, P. collignoniae, P. ensenadeñsis. Ra-
venelia platensis, R. papulosa, Aecidium acanthinum, Ae. azorellae, Ae.
baccharidicola, Ae. heteromorphum, Ae. microspermum , Ae. moneniae, Ae.
rivinae. Uredo desmodiicola, U. Lilloi, U. magellanica, ¿/. medicdginicola, £/.
novissima, U, mulinicola, U, sensitiva, U. chaenocephali, U. cleocharidi-
cola, U, invisa, U. micropsidis, U, minitans, U. parthenii, U. pitanga,
U, polypogonis, U. uromicoides, U. imperialis, Caeomu? argentinum, Ery-
siphe deserticola, Cephalotheca ? argentina, Eurotium sacchari, Euly-
pella citricola, Eutypa andicola, E, erythrinae, Cryptosphaeria populicola,
Diatrypella platensis, Laestadia eucalypti, L. Lorentzii, Botryosphaeria
pinicola, Chactomium rostratum, Sordaria apiculifera, S. brevicaudata,
S. macrostoma, 5. cirrifera, S. hispidula, S, taediosa, Hypocopra pu-
silla, Copr o lepa intermedia, Rosellinia bonaérensis, R.? macrosperma, An-
thostoma yatay, Xylaria Holmbergi, X. mierura, Hypoxylon enteroleucum,
H. megalosporum, Sphaerella Harioliana, S. ziíaniicola, Epicymactia micros-
pora, Venturia tucumanensis, Apiospora phomatopsis, A. platensis, Myrmae-
cinm endophaeum, Diaporthe broussonetiae, D. colletiae, D. dickiae, O. ipo-
BIBU06RAFÍA Ul
moeae, D. Beneciicola, D. ialae, D, zetna, D. colUiiicola, D. polygonieola, D,
xanihiicola, Phaeosphaerella gyneriorum, Didymosphaeria ^ gynerii, D. mas-
sarioides, Deliischia? perpusilla, Valíaria pseudohypoxylon, Eucknosphae-
ria rhizophilay Ácanthostigma dimerosporioide, Metasphaeria arundinicola,
Massarina talae, Melanomma vietoris, Sporormia capyharae, S. pyriformis,
¡Aptüsphaeria anthostomella^ L. gynerii^ L. melanommoides^ L. proteispara,
L ? subieulifera, Pleospora piptochaetii, P. protei$pora, Pyrenophora chaelo"
tnioideSyJubella argentina, n, gen.; Balzania platensis, Mekmoipora pampeana *
ffeclria aurantiella, N, macrosperma^ N.peiargonii, N. peponicola, N . sórdida,
N. subimperspieua, N. tropicalis, N. phaeostoma, Hypocrepsis hypoxyhides,
MaUirolia? nivea, Phyllachora apiculata, Phyllaehora ? megalospora, Ph. ? ti-
pae, n. geo. ; Alboffía oreophila, Plovcrightia? andicola, Dothidella Lilloan,
Microthyrium vittiforme, Cha^tothyrium musarum^ Seynesia platensis. Lo-
phiostoma speciüsulum, Phymatosphae ria argentina, Endogone? argentina, Try-
blidium? colUtiae, Acetabula nemoralis, Geopyxis aparaphysata. Humaría
phoenicea, Neottiella^ argentina, Ciboria UpU)rhiza, C, poronioides, Belotiella
velutina, Ascobolus laevisporus, A. megalospermus^ Saccobolus aparaphysatus,
Ascophanus perpusillus, ümula platensis, Bargellinia? Belti, Phyllosticta
boussingaulliaet Ph. cestri, Ph. drymidiSy Ph, Etylis. Ph. hal9phHa, Ph. ? oxa-
lidicola, Ph. eapsici. Ph. tillandsiae, Ph. cissampeli, Ph, smilacina, Pyreno-
chaeta dichondrae, Phoma adenocauli, Ph. opuntiicola, Ph. iodinae, Ph, orehi-
dicola. Sirococcus persicae y Do thior ella acervulata, D. proteiformis, Cytospo-
relia cereina^ C. yatay^ C. eucalyptina, C. macrocera, C, populina, Sphaeropsis
palorum^ Coriiothyrium dasylirii^ Haptosporella ? talae^ metastelmatis,
Diplodia colletiae, Ascoehytafabae, Hender soniacylindrospor a, H. chenopodii-
cola. Septoria ambrosioideSy S, convolvulina, S. lyeopersici, S, nicotianae, S.
sisyrinchiiy S. solanina, Cytosporina peregrina, C, sapii, C, p^rkinsoniae, Lep-
tothyrium sclerotiaceum, L, Irithrinasis, Melophia Arechavaletai, Hainesia ly-
copersiciy Gloesporium passiflorae^ Melanconium yatay, M? patagonicum,
Chromosporium albo-roseum, Bothryosporium ? palmicola, Lepodonium sulfú-
renme Spicaria mucoricola, Diplosporium caudatum, D. macrosporum. Ramu-
laria chenopodii, Cereosporella oenotherae, C. asterina^ Fusoma? vastator,
Botryotrichum villosum, Cordella argén tina j Catenularia megalospora, Dema-
tium ehaetopsis, Cladosporium ? stercoris^ Fusicladium cephalanthi^ Stigmina?
phragmidioideSy Helminthosporium eucalypti, H- penicillus^ Cercospora Aratai,
C. calystegiae, C.densissima^C, physalidicola, C.ricini, Napicladium pyri-
forme, Isaria arachnicida, I. argentina, i. tinearum, I. geophila, Stysanut
calycioideSy S, ? stilboides^ Tubercularia ? endógena^ T. orehidearum, T. pelar-
gtmii, Patellina talae, P. tropiealis^ Volutella aeutipilisa, Fusarium ailan-
thinum, F. glocosporoide, F. opuntiarum^ F. pseudoneetria^ F. ? sapindophi-
lum, Pionnotes vagans, y las siguientes formas nuevas de micelios estériles :
Rhizomorpha formiearum^Sclerotiumcitrinellum^ S. pulverulentum, S, opun-
tiarum.
Por la larga lista precedente puede verse que son nuevas la mayor parte de las
882 especies conteuidas en la extensa contribución micológica del doctor Speg&z-
zini.
El señor Konow se ocupa de los nuevos Tentredioidos sudamericanos que le
fueron enviados para su estudio por el Museo Nacional.
144 AN4LES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
del país donde ellos viven; y esta gran ventaja lleva, en este caso el señor Bog-
giani.
A la distancia se cae siempre en gravísimos errores, debido generalmente á
mala información, como el primero en que incurre el señor Brinton de : que
la región norte del Chaco es de altas y estériles altiplanicies.
J. B. Ambrosetti.
Bog'g^ani (Guido). Quaicurú, SuL nomb, posizionb geográfica é rapporti
ETNIGI É LINGUI8TÍC1 DI ALCUNE TRIBU, ANT1CBE E MODERNE DELL AMERICA NBRI-
DiONALE (con una carta;. En Memorie della Societh Geográfica Italiana (vol.
Vil, parte 2-, 1898).
Como su título lo indica, en este trabajo de 55 páginas estudia detenidamen-
te los asuntos que se reñeren al nombre guaicurú del que el señor Lafone
Quevedo, á quien está dedicado este folleto, decía en 1896 al tratar del Idioma
Mbaya : «^ El nombre de guaicurú ha servido para mucha confusión en la et-
nografía y lingüística del Chaco ».
El señor Boggiani ha abordado la parte etnográfica de la cuestión y bien in-
formado, como siempre, dilucida una cantidad de cuestiones sobre los indios
del grupo Mbaya-guaycurú y corrige de paso muchos errores clásicos, corrien-
tes en la etnografía de las tribus chaqueñas-paraguayas.
Pasa en revista todo lo que se ha dicho y se refiere á los Payaguás y Len-
guas, á los guanas de Miranda (Guana, Chañas ó Cianá ó Layanasj, distintos
de los guana del Chaco (Guand, Sapuchí, Sanapaná, Angaitá y Lengua], á los
Chamacocos-Tumanahá, á los Mbaya (Caduveos) y por fin aborda el tema de los
guaicurús ? deshaciendo la serie de intríngulis que se había producido alrede-
dor de este nombre, que es sólo genérico y general y de los demás de otras
tribus de autores diversos antiguos y modernos ; dejando en claro la existen-
cía de las siguientes tribus, que es bueno queden deslindadas una vez por todas :
Payaguá,
Lengua,
Angaité, ( Lenguas, Guaicurús Machicuis, Machicuys, Eniman-
Sanapaná, ( gas. Enimacas, etc.. de varios escritores.
Supuchí,
Guana (del Chaco)
Tumanahá (Chamacocos bravos) )-,... «,. . v ^ . ..
Chamacocos (mansos) j Ti"»»»»»». T.minabas de Jolis y Hervas.
Todas estas tribus ocupan hoy, lo mismo como en tiempo de la conquista
española, precisamente casi todo el triángulo contenido entre el Río Paraguay y
el Pilcomayo y cuyo vértice sería la Asunción , menos una pequeña parte que,
ocupada antiguamente, fué abandonada hace más de un siglo y medio por los
mbaya-guaicurús y por los gitand (de Miranda].
Termina el interesante estudio con un cuadro comparativo de los siguientes
idiumas chaqueños :
Mbaya-guaicurú, Caduveo, Guana (del Chaco), Sanapaná, Angaité, Lengua,
Chamacoco, Kinikinao Tereno, Guana (de Miranda), y Payaguá y un mapa étni-
co de la región comprendida entre el rio Pilcomayo y Coimbra ó mejor entre
el paralelo W al 25^.
J. B. Ambrosetti.
ANALES
DE LA
científica
ARGENTINA
Director : Ingeniero ÁNGEL GALLARDO
S1CRBTAR103 : Señores Eduardo Latzina y Carlos Lagos^.García
REDACTORES
lo^eniero Eduardo Aguirre, señor Juan B. Ambrosetti, doctor Pedro N. Arata,
ingeniero Alberto de Arteaga, ingeniero doctor Manuel B. Bahía, ingeniero
Santiago E. Barabino, ingeniero Federico Birabén, arquitecto Juan A. Bu.s>
chiazzo, ingeniero Emilio Candiani, ingeniero José S. Cortí, doctor Eduardo L.
Uolmberg, doctor Atanasio Quiroga, ingeniero Francisco Seguí, doctor Enrique
Toroú, doctor Roberto Wernicke, doctor Estanislao S. Zeballos.
SEPTIEMBRE 1899. — ENTREGA III. - TOMO XLVIII
* PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN
LOCIL DB LA SOCIEDAD, ORVALLOS ^>9, T PRINCIPALES LIBRSRÍAS
Formes S "VÍi íOO
Por año « i«.00
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La suscripción se paga anticipada
BUENOS AIRES
IMPRENTA DE PABLO E. CONI É lilJOS, ESPECIAL PARA OBRiS
680 -- CALLE pbr6 — 6SU
i 899
JUNTA DIRECTIVA
Presidente Ingeniero doctor Marcial R.Candioti
Vice-Presidente í° Ingeniero doctor Carlos M. Morales,
Id. 2"^ Mayor ingeniero Arturo M. Lugones.
Secretario de actas Ingeniero Eleodoro A. Da-niiánovich.
— correspondencia Agrimensor Cristóbal Hicken.
Tesorero Ingeniero Armando Romero.
Bibliotecario Señor Llis Miguens.
Ingeniero Domingo Nocetl
Ingeniero Claro C. Dassen.
Ingeniero Domingo Carrique.
Vocales ' Ingeniero Emilio Palacio.
I Ingeniero Luis A. Huerco (hijo).
Ingeniero Julio Labarthe.
Ingeniero Oronte A. Valerga.
Gerente Señor Juan Botto.
índice de la presente enthega
Roberto Wrrmcke. La liga contra la tuberculosis Ufi
Fkobrico BiRADRN. Pedagogía matemática (bibliografía y crítica) (Conclusión) 156
Cristóbal M. Hickbn. La fdbrica nacional de paños de A. Prat 168
Carlos SpEr.AZZiNi. Nova addenda ad Floram Patagonicam { Continuación J 17-2
Miscelánea : Terminología española de electricidad. — XUl» Congreso interna-
cional de medicina. — Modo de evitar las inundaciones del río Negro 191
IUbliookafia : Alzóla \ Mino.ndo, Las obras públicas de España. — Brillié,
Torpilles et torpiileurs. — Moragas, Génesis de las rocas. — Trl'chot, Les tcrres
rares. — Wissenchaftlichen Ergebnisse des Schwedischen Expedition nach den
Magellanslander. — Outes, Esludios etnográficos. — Lenz, Crítica de la Langue
Auca del señor Raoul de la Grasserie. — Plate, Fauna chilensis. — Ergebnisse
der Haraburger Magalhaensischen Sammelreise. — Roger, Introduction á l'étúde
de la médecine. — Tatti, La corteza del pan como vehículo de gérmenes infec-
ciosos. ~ MuRiLLo, Memoria de la Junta Central de Vacuna correspondiente á
1898. — Mercanti y Dessy, Sobre una enfermedad del ganado lanar. — Rocques,
Les eaux-de-vie et liqueurs. — Piazza, Sobre la leche y la manteca que se des-
pachan en el mercado de La Plata 106
Movimiento social : Concurso para 1000. — Visita á la fábrica de Prat. — Visita
al liéUjica. — Visita á la fábrica de Pranchini 205
LA LIGA CONTRA LA TUBERCULOSIS
SUS FINES, SU GONSTITDGIÓK, SUS MEDIOS
EXPOSICIÓN HECHA EN EL ATENEO EL 31 DE JULIO DE 1899
POR ROBERTO WERNICKE
Señoras, señores:
Por una serie de coincidencias é incidentes que no es del caso
detallar, me veis exhibiéndome en tan honroso puesto. Honor es,
y grande, el poder dirigir la palabra á tan distinguidas personas
como las que vemos aquí congregadas.
Cumploconun deber al declarar que el honor de haber iniciado
la fundación de una liga contra la tuberculosis, pertenece en un
lodo al señor doctor Samuel Gaché. A él le hubiera correspondido
de derecho hablar esta noche ; por hallarse en viaje á Europa, falta
áesta reunión j en vez de escuchar su elocuente palabra, os habréis
de resignar á oir mi exposición.
La idea emitida por el señor doctor Gaché fué discutida primero
en un pequeño grupo y luego auspiciada por el Círculo Médico Ar-
gentino. Esta asociación reunió en sus salones á los que se intere-
saban por la cuestión, para las sesiones preparatorias.
Y así algunos días después, en el local de la Sociedad Médica Ar-
gentina, se constituye el comité provisorio de propaganda en cuyo
nombre tengo el honor de hablar en estos momentos.
Los nombres que figuran en la circular que se ha repartido invi-
tando á esta reunión, prueban la importancia que tiene nuestra ini-
ciativa y me complazco en constatar la gran simpatía con que ella
ha sido acogida, simpatía que se revela de manera evidentísima,
por la cantidad y calidad de las personas que forman esta asam-
blea.
La mujer argentina, de nobleza que puede ser igualada pero no
superada, viene á probar una vez más, cuan grande es, cuando se
JM. 80C. UBNT. AM. — T. XLYItl 10
146 ANALES DB LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
le llama á socorrer al desvalido ó aprevenir una desgracia que pue-
de llegar á ser nacional .
La tuberculosis, la tisis, es una enfermedad conocida desde que
se estudian enfermedades. Los médicos de la más remota anti-
güedad consignan en los escritos que nos legaron, observaciones de
que podemos deducir cuánto la temían y cuan pobres en recursos
se consideraban para sanarla.
Hace ya siglos que algunos observadores sagaces, médicos unos,
profanos los otros, aseguraban que se trataba de una enfermedad
trasmisible por el contagio.
Conservamos en nuestros archivos una disposición de autorida-
des napolitanas, ordenando (en el año 1781) se aplicaran determi-
nados procedimientos en las habitaciones y á los objetos de uso de
tísicos que fallecieron, tratando de evitar por esas medidas la trans-
misión déla enfermedad á individuos que llegaran á ocupar tales
habitaciones óá usar tales objetos.
Un médico francés, Villemin, trató de probar por el experimen-
to, la transmisibilidad de la tuberculosis del hombre á animales.
Los quede microbios nos ocupamos, hacía ya mucho que espe-
rábamos hallar — ó mejor dicho ver hallado, el causante de la en-
fermedad.
Fué en 1881 que Roberto Koch, por investigaciones cuya perfec-
ción nunca fué bastante ponderada, probó de una manera indiscu-
tible que el microbio que él hallara en los enfermos, cultivara en
sus vasijas é inoculara en los animales de laboratorio produciendo
la infección, era el causante de la más mortífera de las pestes.
Con ese descubrimiento entró de lleno en una nueva faz la doc-
trina de la tisis pulmonar; hallado el causante del mal, se buscó
con empeño y se halló el camino que esos microbios seguían al sa-
lir del cuerpo de un hombreó animal enfermo, hasta llegar á un
organismo sano, en el cual sentaban sus reales empezando su tra-
bajo de devastación.
Conocido el causante, conocidos los caminos que él mismo sigue
para conquistar nuevas víctimas, pudo pensarse en emprender una
lucha eficaz contra su propagación, contra sus avances.
En los últimos años comenzóse á hacer lo que hoy día proyec-
tan implantar entre nosotros los caballeros que me han nombrado
su vocero: formar una asociación que como falange disciplinada
se opusiera á su invasión en la medida de lo evitable.
LA LIGA CONTRA LA TUBERCULOSIS 147
¿Válela pena de ocuparse de poner vallas á esta enfermedad?
Casi parece innecesario contestar á esta pregunta. Si es que se
trata de un mal evitable debe evitársele, — dijo el príncipe de Ga-
les, que es el que preside la liga inglesa.
La enorme importancia que para la humanidad tiene la tuber-
culosis la prueba un solo hecho — un décimo de los hombres su-
cumbe por la acción directa del bacilo de la tuberculosis ó por al-
teraciones que sólo pudieron establecerse en un terreno que él
mismo preparara.
He buscado y hallado en una obra del doctor Gaché, la cifra que
índica la mortalidad por tuberculosis desde 1870 hasta 1897 y su-
mando esas cifras he hallado que en esos 27 años, según los regis-
tros oficiales en Buenos Aires, se han enterrado más de 35.000 in-
dividuos muertos tísicos.
Si á esta cifra agregamos los casos de tísicos que murieron por
complicaciones, los que murieron sin que se diagnosticara la en-
fermedad, y aquellos casos en los cuales se ocultó la enfermedad,
no creo exagerar al duplicar la cantidad que he enunciado. Llega-
ríamos así á la espantosa cifra de 50.000 defunciones por tubercu-
losis pulmonar y de los demás órganos.
Tenemos, pues, motivo y sobrado de preocuparnos ; aún más, de
afligirnos.
Si unimos nuestras fuerzas todas para evitar un mal que nos viene
de fuera, con mucha más razón y seguramente con mayores espe-
ranzas de éxito, debemos unirnos para luchar con un enemigo que
tenemos en casa, enemigo que combatiremos para defendernos nos-
otros mismos, para defender á nuestros hijos y para defender á las
generaciones que nos sucedan en el suelo argentino.
•
La tuberculosis es una enfermedad difundidísíma; todos los
presentes tenemos díarimentc oportunidad para contagiarnos, y si
es que no estamos contagiados todos, es porque el contagio sólo se
efectúa bajo determinadas condiciones. Si la tuberculosis atacara
á todos los que se han expuesto á su contagio, hoy dia ya no ha-
bría humanidad, mucho antes de la época en que nacieron nues-
tros tatarabuelos, hubieran ya desaparecido los tatarabuelos de es-
tos por la acción mortífera del bacilo de Koch.
Las fuentes de donde emana el contagio para adquirir la tuber-
culosis pulmonar, la constituyen indiscutiblemente en primera lí-
nea y probablemente casi de una manera exclusiva, los seres huma-
148 ANALES DB LA SOCIEDAD CIBNTfFICA ARGENTINA
DOS macados de esa enfermedad. Para las otras lesiones que el
bacilo de Koch puede producir, entran á jugar un rol importante,
animales domésticos infestados por el mismo microbio.
Que el hombre enfermo es el elemento más peligroso, eso nos lo
prueba la observación cuotidiana, eso lo vemos comprobado por los
casos de tuberculosis de familias ó de agrupaciones humanas.
Las grandes agrupaciones de seres humanos, las grandes ciuda-
des, especialmente las fabriles, vienen á corroborar este aserto.
Donde hay muchos hombres, hay seguramente muchos tisicos,
donde los hombres viven hacinados en contacto más intimo viene á
facilitarla transmisión ola adquisición del mal.
Los centros rurales, las poblaciones de los campos, bosques,
montañas é islotes, por ejemplo, presentan una mortalidad por tu-
berculosis mucho menor de la que se ve en las ciudades.
La decantada salubridad de algunas regiones, la tantas veces ci-
tada inmunidad de algunos parajes, siempre y siempre, se refíereá
puntos de la tierra con una población muy poco densa ; los hombres
desparramados en un gran territorio se juntan poco, los tísicos exis-
tentes se reúnen relativamente pocas veces con sanos^ y éstos, por
consiguiente, se exponen raras veces á la infección.
No niego, y es opinión muy difundida que comparto, que inter-
vienen para la propagación del mal aún una serie de otros facto-
res, factores que por el corto tiempo de que dispongo no puedo ni
debo entrar á exponer y mucho menos á discutir ; pero si sólo quie-
ro dejar constancia deque, con todos los presentes, creo que cuanto
más pobre sea una población, cuantas mayores sean las penurias
que ella pasa, tanto mayor es en ella el número de los tisicos.
El hecho que he aducido de ser el hombre enfermo el elemento
más peligroso en la propagación de su enfermedad, es una tristísi-
ma verdad. Verdad triste digo, porque el temor que la enfermedad
infunde en débiles de carácter y en los que no recuerdan ó no saben
que existen medidas precaucionales efícaces, adaptables sin morti-
ficar por ello á enfermos ó á sanos, producen digo, actos de califi-
cación imposible que redundan en perjuicio de las desgraciadas
víctimas de la tuberculosis.
Aun arriesgando pecar de repetición, vuelvo á declarar y á insis-
tir enérgicamente en ello, que el contagio posible, lejos, pero
muy lejos de ser fatal, puede perfecta y casi seguramente ser
evitado. , '
Suelo decir á mis enfermos ó más bien á los que los cuidan, que
hk LMU CONTBÁ LA TOURGULOSIS t49
et miedo ó el ternir, diluidos conveaientMaente, se traDsformaD eo
prudeoeia y previsión.
Cuanto mayor es un peligro tanto mayor sangre f ria se aecesita
para afronta rio, para salvar de él con seguridad.
La liga cuya fundación hoy debe tener l'Ugar, es una consecuencia
de este raciocinio.
Cuanto mayor sea el número deadscriptosque ella cuente, tanto
mayores serán los resultados que ella va á obtener.
La tarea que deberá afrontar es grande y digna de los mayores
sacriñcios, es necesario seguir adelante con fé y dejar en la lucha
á un lado toda consideración pequeña, sólo todos unidos bajo una
sola y común dirección llegaremos á declaramos vencedores. Sí
nos separamos en grupos que persigan cada uno fines distintos,
aunque tendentes al ro-ismo objeto, se perderán fuersas, muchas
fuerzas estérilmente. La unidad de acción nos asegura un éxito
grande, en muy poco tiempo.
Gran parte de los que me hacen el honor de escucharme tendrán
la idea de que esta liga debería ser dirigida, cuando no constituida
exclusivamente, por personas del gremio al que me honro parte-*
necer.
No pensamos así los que figuramos como miembros del comité
provisorio de propaganda ^ al contrario, podría decirse, creemos
todos ó casi todos, que los miembros dirigentes de esta gran aso-
ciación, deben ser profanos en la ciencia ó el arte de curar.
Nuestra posición especial en la sociedad, me refiero á los médi-
eos, limita nuestra esfera de acción de una manera notable, además
nos hallamos por esta posición misma impedidos para proceder
unidos, como un cuerpo de ejército que del^e entrar en cómbale.
Cada uno de los presentes tiene su médico, cada uno ha elegido
á aquel que mayor confianza le inspira, cada uno está vinculado á
su médico por lazos de agradecimiento ó de cariño: el que tiene un
médico lo tiene para consultarlo y para seguir sus consejos. Por el
otro lado cada uno de nosotros, los médicos, tiene interés especia-
lisimó en tener la mayor clientela posible, el médico de mucha
suerte debe tener, forzosamente, muchos colegas que envidien su
posición.
Tengan la bondad de meditar por un momento sobre los axiomas
que acabo de enunciar, y seguro estoy que, como corolario* de los
mismos, pronto declararán conmigo que la liga contra la tubercu-
losis, iniciada por un médico y presentada á vuestra consideración
150 ÁlfALBS DE LA SOaEDAD CIENTÍFICA ABOENTINA
por Otro, debe estar» forzosamente, en manos de profanos, en todo
lo que se refiera á administración y propaganda, y sólo si asesora-
da por miembros del cuerpo médico, que aquí como en todas par-
tes, antes, ahoray siempre, han estado dispuestos á ponerá servicio
de tan santa causa, su cabeza, su corazón y todo su cuerpo entero,
llevando su abnegación hasta el punto de exponer su salud y sa-
crificarlo todo, todo, hasta su vida en aras de la humanidad.
Y asi, demos por el momento instalada defínitivamente la comi-
sión de la liga contra la tuberculosis.
¿Cuáles serán las tareas que en primera linea se le imponen ?
':^|No titubeo un momento al declarar, que ante todo deberá echar
mano á todo cuanto recurso disponga para instruir á los que no sa-
ben, enseñando á todos cuáles son los peligros que los enfermos
de tuberculosis ofrecen y cómo puede llegarse á disminuirlos ó
evitarlos.
La primera tarea de estos caballeros sería, pues, conseguir que
médicos que á ello se prestaran, — y ¿quién que sepa decir cuatro
palabras, se resistiría á hacerlo? — tengan la oportunidad de expo-
ner sus ideas, de una manera popular y fácilmente comprensible á
auditorios ó concurrentes de ambos sexos y pertenecientes á todas
las capas sociales, que la comisión se encargaría de reunirles.
Estoy desde ya autorizado á nombrar á distinguidos colegas que
se me han ofrecido como conferenciantes y aseguro que los pocos
que se ofrecen hoy, llegarán á ser más de ciento si se les brinda la
oportunidad de hacerse escuchar.
He dicho hace un momento que será necesario que se tengan au-
ditorios compuestos por miembros de ambos sexos y pertenecientes
á todas las capas sociales, porque estoy convencido de que el ejem-
plo dado por la llamada alta sociedad, es absolutamente necesario.
Si llegaran nuestros círculos dirigentes á considerar que es tan de
buen tono asistir á tales conferencias como el asistirá teatros ó ter-
tuliaSy entonces, |oh entonces! seguramente la acción efícaz de la
liga contra la tuberculosis sería un hecho en muy poco tiempo
comprobable I
El tiempo empleado en escuchar á los conferenciantes, tiempo
que alguien pudiera considerar perdido, es un tiempo empleado en
bien de todos, las opiniones que se emitan, los hechos ú observa-
ciones que se comuniquen, sugerirán, en la mayor partede los oyen-
fes, reflexiones que hoy por hoy le son ajenas.
¿ Dónde se darían las conferencias?
LA U6Á CONTRA LA TUBERCULOSIS i 51
Pues simplemente en todas partes; en localesde centros sociales
cedidos gentilmente como hoy el Ateneo, en los locales ocupados
por las escuelas que mantiene el estado, en escuelas particulares, y,
Analmente, si requerido fuera, en el domicilio de algún entusiasta
partidario de la liga.
Si la comisión consigue público, no le faltará el. conferenciante
que sepa ilustrarlo y quizá deleitarlo por su elegante dicción ó en-
tusiasmarlo por su elocuencia.
Otro punto de apoyo y quizá el más importante para su acción
eficaz, lo buscará la comisión de la liga al ponerse en relación con
las muchas asociaciones de caridad y beneficencia, y aún religiosas,
éntrelas cuales se ha repartido la parte más importante de nuestra
población, me refiero á las muchas sociedades formadas por nues-
tras respetabilísimas damas.
Creo imposible que tocando los resortes correspondientes y de
una manera conveniente no se pueda conseguir de todas ellas, y
sin excepción, que en el articulo que trata de sus fines, mtroduzcan
sólo tres palabras que serian éstas : combatir la tuberculosis.
Todas las socias de esas agrupaciones, agregarían á sus deberes
uno que es una obra de caridad, enseñar al que no sabe. Irían ellas
á los hogares de los pobres y enfermos á comunicarles de casa en
casa, con un modo tan insinuante ó tan enérgico como sólo sabe y
puede usarlo la mujer, los consejos y las medidas que las medita-
ciones, ó las conferencias, les hubieran sugerido ó enseñado.
Iría la comisión de la Liga á las autoridades escolares á ofrecer-
les sus servicios, su personal, y éstas, convencidas como deben
estarlo, de la importancia que tiene para la generación que hoy
se educa y mañana gobernará nuestra patria, la adquisición de
estas nociones, se prestarán gustosas á conferirle todo el apoyo que
merece tan generosa iniciativa.
Se ha dicho que el maestro de escuela prusiano ganó la batalla
de Sadowa, y venció en Sedán. El maestro de escuela argentino —
nuestro personal docente, — puede darnos una generación fuerte
por lo que sabe^ y fuerte por haberle enseñado á defenderse de la
enfermedad que más vidas destruye, que más fuerzas inutiliza.
Irla la comisión de la Liga á hablar con las autoridades naciona-
les y las convencería de que un tísico no debe ser soldado y que un
soldado no puede ser un tísico.
Pediría á nombre de las madres de los conscriptos que se les
4&2 ANALES DB hk iOClEDiD CISVIÍFICA ARGENTINA
acuartelara en edifieiosapropiadosynoen madrigueras donde se les
hacixia, como buscando la propagación de la tisis, adoiitiéDdo en
ellas á enfermos ó manteniendo en ellas ¿ los que se enfermen y
sirvan allí de focos, de los cuales» graeias á las fatigas j prÍTaciones
que al soldado hay que imponer, ofrecen terreno casi especialmente
elegido para sejrvirde pasto al microbio de la tuberculosis.
Diría la comisión á esas mismas autwidades, que nuestra po-
blación de operarios, gran elemento de progreso en la actualidad y
de mucho mayor jmportancia en un futuro muy próximo, necesita
una protección que hoy no se te confiere.
Diría la comisión á esas mismas autoridades, que ni las cárceles,
ni los asilos, ni tampoco los nosocomios deben ofrecer facilidades
para la infección — la reclusión que sufren en ella los desgraciados
no puede ni debe ser agravada con un peligro grande para su salud
ó para su vida.
Agregaría la comisión á la denuncia de los hechos, las medidas
que creyera conducentes para desterrar el mal, ó por lo menos pa-
ra aminorar sus efectos.
Si se me objetara que estas autoridades tienen sus asesores en-
cargados de informarles sobre estos puntos dos ó tres hechos que
pudiera citar cualquiera de los presentes, probarían, que losconse*
jos que esos asesores dieron, no fueron atendidos. Es necesario que
esos consejos, queesas medidas propuestas, vayan apoyadas por una
gran agrupación, por una gran sociedad que tenga [sus socios, sus
delegados en todas partes : en la Casa Rosada y en el Palacio de
Justiciaren el parlamento y en la escuela, en el templo y en el
taller.
Iría la comisión á las redacciones de los periódicos de esta ca-
pital á pedir su valioso é irreemplazable concurso. En ellas se pe-
diría el apoyo de las ideas fundamentales que persigue la Liga, por
ellas se daría á conocer á las autoridades y al país entero cuáles
son las medidas que se aconsejaron para subsanar las deficiencias
ó corregir los defectos comprobados.
A los periódicos se pediría que insistieran en exponer la impor-
tancia de la obra iniciada, por ellos se convocaría á las reuniones á
celebrarse, y en sus columnas se publicarían, para hacerlas conocer
del mayor número posible de habitantes, los resúmenes ó conclu-
siones de las conferencias más importantes.
¿ Cree'i Yds. que habrá periódico alguno capaz de negar su coo-
peración ?
L4 UGA GOMTIU LA TUBERCULOSIS 453
Me parece imposible suponerlo.
Todo lo expuesto es realizable y realizable fácilmente sin sacrifi-
cios gandes — los gastos que esta propaganda requiere son ni-
mios; más de un ciudadano argentino, lo creo capaz de ofrecerse á
costearlos él sólo, de su propio peculio.
Si no llegara á hallarse á tal persona, una contribución minina,
de fracciones de peso por mes, bastaría para subvenir á estas nece-
sidades. Una institución popular, grande, como la soñamos quizá,
debe mantenerse ella, sola y no acudir á las autoridades, cual-
quiera que sea su categoría, cualquiera que sean sus atribuciones
ó su nombre, pidiendo subsidios. Ella puede y debe bastarse y só«
lo asi quedará grande é independiente.
Si más adelante habiéndose hecho buena campaña, haya llegado
á posesionarse toda ó gran parte déla población de las miras tras-
cendentales de la nueva institución, entonces habrá llegado el caso
de pensar en otras cosas.
No se tratará ya solamente de evitar enseñando, se tratará de
evitar curando ; entonces podremos pensar, — pero sólo cuando sea
ya popular la institución, — en construir, fundaré mantener asilos
destinados exclusivamente á la asistencia de enfermos de tubercu-
losis.
Llegará entonces el momento de pedir á los adherentes de la li-
ga, y de pedir con éxito seguro, los elementos necesarios para fun-
dar sanatorios — esta es la palabra consagrada ; — sanatorios que
á la vezque albergan al tuberculoso, contribuyendo á sanar su en-
fermedad, ó á allegar al organismo debilitado fuerzas que sirvan
para resistir mejor al mal, eliminen por más ó menos tiempo, de
éntrelos sanos, á aquellos que sean peligrosos.
La cuestión sanatorios, entre nosotros, es todavía cuestión á es-
tudiarse, los de altura han dado grandes resultados en Europa,
asi como han dado y siguen dando grandes resultados los sanato-
rios marítimos. Pero para la primera instalación que se haga no es
eso lo que deberemos pretender, necesitaríamos en primera línea
un asilo grande, muy grande, á las puertas de esta gran Capital , en
elcual pudieran alojarse por uno, por dos ó tres meses, las madres,
los padres ó los hijos que tienen sus allegados en esta ciudad ; alo-
jándolos cerca se les pueden dar todas las condiciones requeridas
para una asistencia racional, sin sacarlos de la inmediación de
154 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
los suyos. Proporcionando á mil ó más enfermos una estadía de es-
tancia, si se me permite la expresión, habremos ya hecho muchísi-
mo por ellos^ y si enlaelección que de los casos se haga se proce-
de con tino, podremos probar con centenares de ejemplos lo que
hace mucho nos han enseñado observaciones aisladas, y es, que
nuestras planicies sirven admirablemente para mejorar en ellas á
tísicos.
Si más adelante se consiguen mayores fuerzas, esta liga puede
ir mucho más lejos aún^ y no es una utopía creer que alguna
vez pueda ella disponer de los tres tipos d.e sanatorio que se esti-
lan, los de planicie, los de montaña y los marítimos; y si quisiéra-
mos seguir soñando en prosperidades, llegaríamos al íin por soñar
que esta misma liga podría llegar á formar establecimientos cien-
tíficos, dirigidos por personas de alta competencia, para hacer en
ella trabajos de investigación relacionados con la tuberculosis —
establecimientos parecidos al que, gracias á la tenacidad de algu-
nos, hoy día ya existe entre nosotros para estudiar las enfermeda-
des contagiosasile...
Veo que me he separado del plan que me había trazado — he
salido de la senda positiva entrando á divagar, suplicóse me per-
done la digresión de un entusiasmado.
Antes de terminar quisiera tocar aún un punto. Para conseguir
con seguridad un resultado en nuestros trabajos, es necesario que
recordemos que una de nuestras grandes cualidades nacionales,
puede llegar á ser uno de nuestros grandes defectos en este caso,
como ya lo ha sido en otras ocasiones.
Para obtener una liga que viva, crezca y florezca, es necesario
que le permitamos ó señalemos un desarrollo metódico.
Empecemos por establecerla en la capital — los grandes recursos
que aquí se hallan reunidos, nos posibilitarán un rápido crecimien-
to— y cuando entre nosotros, aquí, en Buenos Aires, ya haya toma-
do cuerpo la idea, se haya ya hecho sangre y carne la misma, en-
tonces habrá llegado el momento de extenderse al resto de nuestra
República. De aquí saldrán los apóstoles para todas partes, y la
experiencia que aquí se recoja, y sólo podrá ser recogida resignán-
dose á sufrir algunos contratiempos y aún fracasos y quebrantos
serios, — soportables solamente en un medio como el de una gran
ciudad, — esa experiencia, digo, se utilizará al instalar las diversas
sucursales que deben llegar hasta los últimos villorrios y loá para-
jes más alejados del bullicio de nuestra agitada vida.
LA LIGA CONTRA LA TUBERCULOSIS 155
Señoras y señores :
Espero que daréis por terminada hoy la tarea del Comité Provi-
sorio de propaganda.
Hagoos entrega de la iniciativa, recibis de nosotros una planta
exótica, pero parienta cercana de muchas que han crecido bien en
suelo argentino — recibidla, cuidadla sólo un poco, y veréis que en
muy poco tiempo crecerá, florecerá y llevará precioso fruto : sa-
lud y vidas salvadas.
A nombre del Comité de propaganda os agradezco vuestra asis-
tencia y os declaro, para terminar, que el iniciador de la idea, los se-
ñores del Comité de propaganda y el que os habla, darán por mil
veces retribuidos sus trabajos, si alguna vez llegaran á convencerse
que esta liga ahorrara, una vez, á una madre, una lágrima, una
sola I
4&2 ANALKa DB hk aoaSDAD OBVTfFlCA ARGENTIIIA
acuartelara en edifieíos apropiados; Qoen madrígueras donde se les
hacixia, como buscando la propagación de la tisis, adoiitiéDdo en
ellas á enferinos ó manteniendo en ellas ¿ los que se ei^nnen y
sirvan alU de focos, de los cuales» gracias á las fatigas y prÍTaciones
que al soldado hay que imponer, ofrecen terreno casi especialmente
elegido para sejrvirde pasto al microbio de la tubereatóais.
Diría la comisión á esas mismas autmdades, que nuestra po-
blación de operarios, gran elemento de progreso en la actualidad y
de mucho mayor .importancia en un futuro muy próximo, necesita
una protección que hoy no se te confiere.
Diría la comisión á esas mismas autoridades, que ni las cárceles,
ni los asilos, ni tampoco los nosocomios deben ofrecer facilidades
para la infección —la reclusión que sufren en ella los desgraciados
no puede ni debe ser agravada con un peligro grande para su salud
ó para su vida.
Agregaría la comisión á la denuncia de los hechos, las medidas
que creyera conducentes para desterrar el mal, ó por lo menos pa-
ra aminorar sus efectos.
Si se me objetara que estas autoridades tienen sus asesores en-
cargados de informarles sobre estos puntos dos ó tres hechos que
pudiera citar cualquiera de los presentes, probarían, que los conse-
jos que esos asesores dieron, no fueron atendidos. Es necesario que
esos consejos, queesas medidas propuestas, vayan apoyadas por una
gran agrupación, por una gran sociedad que tenga [sus socios, sus
delegados en todas partes : en la Casa Rosada y en el Palacio de
Justicia, en el parlamento y en la escuela, en el templo y en el
taller.
Iría la comisión á las redacciones de los periódicos de esta ca-
pital á pedir su valioso é irreemplazable concurso. En ellas se pe-
diría el apoyo de las ideas fundamentales que persigue la Liga, por
ellas se daría á conocer á las autoridades y al país entero cuáles
son las medidas que se aconsejaron para subsanar las deficiencias
ó corregir los defectos comprobados.
A los periódicos se pediría que insistieran en exponer la impor^
tancia de la obra iniciada, por ellos se convocaría á lajs reuniones á
celebrarse, y en sus columnas se publicarían, para hacerlas conocer
del mayor número posible de habitantes, los resúmenes ó conclu-
siones de las conferencias más importantes.
¿ Creen Yds. que habrá periódico alguno capaz de negar su coo-
peración ?
L4 Uük GOMTIU LA TUBERCULOSIS 453
Me parece imposible suponerlo.
Todo lo expuesto es realizable y realizable fácilmente sin sacrifi-
cios gandes — los gastos que esta propaganda requiere son ni-
mios j más de un ciudadano argentino, lo creo capaz de ofrecerse á
costearlos él sólo, de su propio peculio.
Si no llegara á hallarse á tal persona, una contribución minina,
de fracciones de peso por mes, bastaría para subvenir á estas nece-
sidades. Una institución popular, grande, como la soñamos quizá,
debe mantenerse ella, sola y no acudir á las autoridades, cual-
quiera que sea su categoría, cualquiera que sean sus atribuciones
ó su nombre, pidiendo subsidios. Ella puede y debe bastarse y só-
lo asi quedará grande é independiente.
Si más adelante habiéndose hecho buena campaña, haya llegado
á posesionarse toda ó gran parte de la población de las miras tras-
cendentales de la nueva institución, entonces habrá llegado el caso
de pensar en otras cosas.
No se tratará ya solamente de evitar enseñando, se tratará de
evitar curando ; entonces podremos pensar, — pero sólo cuando sea
ya popular la institución, — en construir, fundar ó mantener asilos
destinados exclusivamente á la asistencia de enfermos de tubercu-
losis.
Llegará entonces el momento de pedir á los adherentes de la li-
ga, y de pedir con éxito seguro, los elementos necesarios para fun-
dar sanatorios — esta es la palabra consagrada ; — sanatorios que
á la vezque albergan al tuberculoso, contribuyendo á sanar su en-
fermedad, ó á allegar al organismo debilitado fuerzas que sirvan
para resistir mejor al mal, eliminen por más ó menos tiempo, de
entre los sanos, á aquellos que sean peligrosos.
La cuestión sanatorios, entre nosotros, es todavía cuestión á es-
tudiarse, los de altura han dado grandes resultados en Europa,
asi como han dado y siguen dando grandes resultados los sanato-
rios marítimos. Pero para la primera instalación que se haga no es
eso lo que deberemos pretender, necesitaríamos en primera linea
un asilo grande, muy grande, á las puertas de esta gran Capital , en
elcual pudieran alojarse por uno, por dos ó tres meses, las madres,
los padres ó los hijos que tienen sus allegados en esta ciudad ; alo-
jándolos cerca se les pueden dar todas las condiciones requeridas
para una asistencia racional, sin sacarlos de la inmediación de
PEDAGOGÍA MATEMÁTICA
(Continuación)
III. — OSERYACIONES CRÍTICAS
I
Tócanos ahora» según el programa que nos hemos trazado, ex*
poner, siquiera ligeramente, las observaciones que las ideas emiti-
das por'los dos sabios conferenciantes nos sugieren. Gomólo hemos
manifestado ya, no es un espíritu de crítica estrecha el que nos
anima. Pero el análisis que nos falta hacer es enteramente nece-
sario en vista de nuestro propósito final.
/ . Conferencia de M. Duclaux
En síntesis, la interesante conferencia deM. Duclaux se redu-
ce á un hábil alegato en favor de la mejor utilización de la geome-
tría como medio de cultura científica en la escuela primaria, en
vista de comunicar á la enseñanza ese « espíritu científico» que
constituye su principal preocupación y que procura definir al final
— pero sólo de pasada y sin nrayor insistencia — como implicando
un doble espíritu de espontaneidad y de libertad en el esfuerzo.
Podrá haberse hecho al eminente sabio el reproche de no haber
insistido suficientemente en el desarrollo del punto que constituye
el fondo de su tesis: la introducción del espíritu científico en la en-
señanza primaria. Es que él ha dado indudablemente por sentada
su necesidad y sóloseha contraído á investigar el medio de realizar
el objetivo final. Por nuestra parte, nos limitaremos á lamentar
PEDlOOaU MATEMÁTICA 157
ese vacio, pues él dos ba privado de algunas páginas que habrían
estadoi no lo dudamos, impregnadas de ese ftierle espiritu filosó-
fico propio de los talentos elevados.
Gomo se ha visto, M. Duclaux aboga por una geometría eienta
de los graves defectos que reprocha á la que en realidad se enseña,
más ó menos amoldada en su forma á lo que denomina el « mé-
todo euclldeo», ó sea, á los viejos « Elementos de Euclides ». Más
aún, concretando francamente su pensamiento, señala con el dedo
una obra ya existente que le parece realizar su desiderátum: la
antigua y demasiado olvidada obra de otro gran geómetra, deClai-
raut. Hay que celebrar desde luego el buen tino que demuestra
M. Duclaux al no confinarse — como tantas veces ocurre -^ en el
terreno deleznable de las vagas generalidades; después, el acierto
de que ha dado prueba en la eleoxión.
Dos son los puntos que debemos examinar aquí: el de los repro-
ches que se hacen á la grande obra de Euclides, el de las ventajas
de aquellas por las cuales se ha tratado de reemplazarla.
Los reproches que M. Duclaux — después de tantos otros— hace
al « método euclídeo » (como dice), nos parecen muy justos, desde
el punto de vista estrictamente pedagógico en que ellos son hechos.
Ello no quiere decir, por lo demás, que estemos enteramente de
acuerdo, en este punto, con todas las apreciaciones del hábil confe-
renciante. Podría reprochársele, á su vez, el insistir demasiado en
detalles que no son quizá los más importantes, el no ser del todo
exacto en sus alegaciones. El conferenciante parece, también,
ponerse en contradicción con sí mismo cuando atribuye Asna valor
pedagógico » el grande aprecio en que eran tenidos los « Elementos
de Euclides», siendo que, en el fondo, los critica en nombre de
reivindicaciones verdaderamente pedagógicas. Mas ello es sólo
aparente : M. Duclaux se refiere en aquel pasaje á la antigua
pedagogía, pero critica — muy razonablemente — en nombre de la
nueva.
Volviendo á los « Elementos de Euclides», debemos decir desde
luego que nuestra admiración por el más antiguo y períecto monu-
mento científico queexista, no es menor que la que cualquiera pue-
da tributarle . Apreciamos como el que más su perfección lógica
No negamos tampoco que sus reformadores — como Legendre—
hayan cometido enmiendas poco felices que ha habido que condenar
160 ANALES DE LA 80GIBDA0 dtmrfriCA ARGEHTINA
eitractos del prefacio del autor (lo úaico que de la obra conocemos
por nuestra parte, desgraciadamente) :
« Aunque la geometría sea en si misma abstracta, hay que con-
fesar sin embargo que las d i ficul tades que experimentan aquellos que
abordan su estudio, provienen lo más á menudo de la manera
según la cual se la enseña en los elementos ordinarios. Se comien-
za siempre en ella por un gran número de deñniciones, de pregun-
tas, deaxiomas que no parecen prometer al lectorsinosequedad... —
« Algunas reflexiones que he hecho sobre el origen de la geometría
me han hecho esperar que podría interesará la vez que ilustrará los
principiantes...)) — « La medición délas tierras me ha parecido ser
lo más apropiado para hacer nacer las< proposiciones de la geome-
tría. Empeñóme primero en hacer descubrir á los principiantes las
nociones de que puede depender la simple medición de los terrenos
y de las distancias accesibles ó inaccesibles. De ahí paso á otras
investigaciones que tienen tal analogía con las primeras, que la
natural curiosidad en los hombres los lleva á detenerse en ellas, y
así consigo hacer recorrer todo lo que la geometría elemental tiene
de más interesante...» — « Se me reprochará quizás, en alguna parte
de estos Elementos, el referirme demasiado al testimonio de los
ojos, y de no preocuparme lo suficiente de la exactitud rigurosa de
las demostraciones. Pido á aquellos que pudieran hacerme tal
reproche, tengan á bien observar que sólo paso á la ligera sobre
proposiciones cuya verdad se descubre por poco que se ponga en
ello alguna atención. Que Euclides se tome el trabajo de demostrar
que dos círculos que se cortan no tienen el mismo centro, que un
triángulo encerrado dentro de otro tiene la suma de sus lados
menor que la de los lados del triángulo en que está encerrado, etc. ,
nadie se admirará por ello : ese geómetra tenía que convencer á
sofistas obstinados...; pero las cosas han cambiado de faz; todo
razonamiento referente á lo que el buen sentido decide de antemano,
es tiempo perdido y sólo propio para obscurecer la verdad. »
Como lo diceM. Maximilien Marie (1), « en esta obra, completa por
lo demás, no sólo evita Clairaut el aparato pedantesco de las divisio^
nes llamadas teoremas, problemas, corolarios y escolios, sino que
recurre lo menos posible á la forma abstracta del razonamiento
silogístico. El disculpo se sigue en ella como en todos los tratados
(1¡ Artículo QicmktñME del Dictiannaire Larou8$e^ que sopoDemos escsilo por
ese notable matemático, autor de la apreciada Historia de las MatemdUcas,
PEPAGOGfA MATBIliTlGA 161
diferentes de la geometría y las verdades se encadenan natural-*
mente por el ñn común á que tienden en cada parte de la obra. El
método de Clairaut constituía seguramente un progreso, pero era
bien difícil que prevaleciera á la vez contra los hábitos adquiridos,
contra la pereza intelectual de los alumnos y contra la decidía
de los maestros. La geometría no' alcanzó en efecto, un grande
éiito».
Citaremos todavía los Elementos de Geometría del célebre
S.G. Lacroix (Paris, 1799), más melódicos, severos y completos que
los de Clairaut, pero pertenecientes á la misma familia en razón de
la supresión de todas las proposiciones evidentes por sí mismas,
de la elección de los medios de demostración y de su sobriedad (I).
— A pesar de haber contado con el apoyo ministerial (en tiempo del
segundo Imperio), la obra no pudo tampoco vencer los hábitos
adquiridos y prosperar en la enseñanza.
Otros ensayos existen sin duda, y quizás pudiéramos citar
algunos (2). Pero no es nuestra mente profundizar más la cuestión,
lo que nos llevaría muy lejos; más adelante nos hemos de referir
todavía áella.
2. Conferencia de M. Laisanl
Aunque algo diverso del que había propuesto M. Duclaux, —
pues se refiere más bien aun grado de aprendizaje todavía inferior,
— el tema desarrollado por M. Laisant encuadra en el mismo orden
general de ideas, como resulta del simple resumen que de su con-
ferencia hemos hecho. Tememos sin embargo que la prédica del
sabio matemático, á despecho de la maestría, de la elocuencia
'1) Una de las particularidades de esta obra notable era la adopción del prin*
cipio de clasificación en relaciones de posición y métricas, cuya aplicación se ha
observado rigurosamente en la geometría plana, y en cierta medida también en la
geometría del espacio. — Veremos la importancia que para nosotros tiene ese
principio en un estadio sobre Pedagogía matemática secundaria que pensamos
publicar dentro de poco en estos mismos Anales,
% Agreguemos de pasada que recordamos haber tenido en mano, hacen unos
años, un tratado de Geometría de D. Avelino Díaz, profesor de matemáticas, allá
por los años 18^ y tantos, en nuestro embrión universitario de entonces. La
obrita debía inspirarse en principios parecidos á los de la obra de Clairaut, que
ignorábamos en esa época.
AH . soc. ucrr. aro. — t. xlviii 11
462 ANALES DB LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
desplegada en su conferencia, no tenga la eficacia necesaria. No será
ello debido, lo repetimos, á falta de acierto en la eiposición de las
ideas, ni á que éstas puedan considerarse como en modo alguno
revolucionarias. No, las ideas, los principios sostenidos por M.
Laisant no son en realidad sino los que constituyen la concep-
ción pedagógica más adelantada. La ciencia pedagógica moderna
no tiene otros principios que los que él ha invocado Detengá-
monos un momento en este primer punto que la interesante con-
ferencia de M. Laisant ofrece á nuestra atención.
El principio fundamental que el conferenciante enuncia cuan-
do pide que las nociones matemáticas penetren en el cerebro
del niño á favor de las sugestiones del mundo exterior, no es
sino el que sirve de base á lo que ha dado en llamarse mé"
todo intuitivo ú objetivo, es decir, á lo que caracteriza esen-
cialmente la concepción pedagógica moderna, siendo una de
sus primordiales adquisiciones. — Sin querer hacer por ello un
reproche á M. Laisant, no podemos impedirnos una reflexión al
respecto. Para fundar ese principio, ha creído deber invocar su
conocida fe empirista, al decir: ti Considero que todas kis ciencias, sin
excepción, (el subrayado es de M. Laisant) son experimentales, al
MENOS EN CIERTA MEDIDA (cl subrayado es nuestro).» Sabemos que
M. Laisant ha escrito no hace mucho una obra (1) en que sostiene
en un sentido enteramente radical, creemos, la tesis « empirista».
No sabemos si su lectura — que no hemos teñido el gusto de ha-
cer — contribuirá más que la de otros alegatos á conmover nuestra
fe « racionalista »; pero no podemos admitir que haya de hacerse
derivar de la doctrina empirista el principio que M. Laisant esta-
blece como punto de partida. En efecto, ese es un principio pro-
piamente pstco/d^tco, de antiguo ya aceptado por todos, empíristas
ó racionalistas de todos matices (modernos, se entiende); al par
que la cuestión que á éstos tiene divididos es de orden esencial-
meniemetafísico : interesa solamente á la «Teoría del conocimiento».
No había pues por qué traerla aquí para fundar en ella lo que es
base inconmovible de la Pedagogía moderna, cimentada, en cuanto
á sus métodos al menos, en la Psicología. Es cierto, por otra parte^
que con el agregado que M. Laisant ha puesto á su afirmación (sub-
rayado por nosotros), ha atenuado singularmente su alcance, á
punto de que pudiera ser muy -bien que, en la forma que le ha dado>
(1) La Mathématique. Ensbignbmbnt ; Philosophib
pedagogía matemática 163
tuviera la virtud de poner de acuerdo á todos, empiristas y racio-
nalistas.
Pero volvamosá la cuestión, de la cual nos hemos apartado quizás
demasiado. Decíamos que mucho nos temíamos que los sabios con-
sejos de M. Laisant no obtuvieran, á pesar de todo, el efecto de-
seado. ¿Por qué? Porque la «conferencia » pública, reducida á ella
misma, es un recurso insuficiente en materia de reforma, máxime
tratándose de enseñanza primaria. La sola exposición ea^-ca^Aedra
y de vulgarización no basta cuando se trata, sobre todo, de obrar
sobre el numeroso cuerpo docente de un magisterio ya formado en
prácticas inveteradas... Más que conferencias, son lecciones mo-
delo, lo que se precisaría para hacer eficaz la alta enseñanza de
M. Laisant. Ellas no bastarán aún. Serán necesarios todavía el
« manual » ó el texto apropiado que exponga y comente conveniente-
mente la materia á los maestros, dentro del espíritu de las reformas
que se tienen en vista, y hasta el « libro » ó texto escolar que rea-
lize en el detalle las nuevas concepciones.
Estamos, por otra parle, bien convencido de que los defectos que
con acierto señala M. Laisantson, masque todo, debidos á dificul-
tades de orden práctico. El arte del maestro primario se está hacien-
do difícil. Debería poderenseñar de todo, y precisamente en lo más
fundamental y por lo mismo más delicado del saber. Así se ex-
plica que tantas aspiraciones de la Pedagogía no se realicen en la
práctica. — La deficiencia de la preparación magistral debe entrar en
ello, es claro ; y nosotros vemos Ahí también otra de las dificultades
de orden práctico. ¿ Queréis que el « espíritu científico » anime á
la enseñanza de los niños, en vista de las exigencias ulteriores?
Pues será menester que vuestros maestros estén embebidos del
mismo, quesean otros tantos hombres de ciencia, — en pequeño
al menos. Asi mismo, el hecho prneba, al parecer, que la « prepa-
ración» del maestro en la escuela normal no basta. Es que, en
efecto, creemos que el libroó texto escolar es también indispensable
para auxiliar la tarea del maestro.
M. Laisant parece haber pensado, es cierto, á este lado de la
cuestión, que es el verdaderamente práctico ; pero no ha hecho más
que una citación, y de una obrita que sólo podría servir para inspi-
rar nuevos ensayos. Es que ese librito por hacer no es la cosa más
fácil, por las múltiples condiciones áque habría de satisfacer. No
es dudoso, por otra parte, que se han debido hacer numerosas ten-
tativas; podríamos citar varias, entre ellas las de Maximilien Ma-
164 ANALES DE LA SOCIEDAD CIEflTÍPICA ARGENTINA
ríe y de Paul Beri (1). Ellas no han teoido, sin embargo^ el éxito
esperado.
Volviendo á la conferencia de M. Laisant, debemos agregar que,
á pesar de la observación de carácter general hecha respecto de la
eficacia de la prédica del sabio matemático, estamos bien conven-
cidos del beneficio que de las numerosas indicaciones de carácter
práctico que aquélla contiene. Ellas permitirían, por cierto, á un
maestro inteligente é instruido combinar un buen programa, una
vez bien penetrado de los principios que deberá aplicar, expuestos
ahí mismo con bastante detalle. Fácil le serla, además, ampliar por
sí mismo el caudal de elementos proporcionado por el conferen-
ciante. Mas esto será siempre la excepción, creemos. Para conseguir
resultados eficaces y generalizar la reforma será menester cimentar
sobre bases más sólidas la reforma, de acuerdo con lo que deja-
mos expuesto.
(1) Hé aquí algunos datos sobre ellas.
La primera obrita se titula ;
Petit cours de géométrie experiméntale, en douze planches accompagnáes de
figures mobiles, pour faciliten liutélligence et la démonstration des príncipaux
faits de la géométrie plañe ; par M. Maximilien Mane, repétiteur de TEcole
polytechnique (París, 1886, Larousse et Boyer).
El autor mismo, probablemente, ha dado de esa obrita una breve reseña en el
Dictionnaire Larousse (G¿om¿trie): es todo lo que de ella sabemos. «Elfín que se
ha propuesto el autor de esa obrita, — dice, — es desarrollar en los niños el
gusto por la geometría, sin sacrificar, ni el orden de las proposiciones, ni la exac-
titud de los enunciados, pero sustituyendo verificaciones experimentales á las
demostraciones silogisticasv. — La obrita era destinada tanto á la enseñanza
escolar como & la doméstica
Convenientemente ampliada, si acaso, la pequeña obra del autorizado mate-
mático podría — no lo dudamos— servir de base á algún ensayo inspirado en las
ideas de reforma de que se trata.
La obrita del célebre fisiólogo y estadista Paul Bert se titula : Premiers élé-
ments de Géométrie experiméntale (París, 1886), cuya traducción española tene-
mos á la vista. Demás está decir que se inspira en ideales de reforma que no son
otras que las de nuestros sabios conferenciantes.
Recordemos también el librito del padre del célebre filósofo inglés Herbert
Spencer: Geometria inventiva, que forma parte de. la pequeña colección norte-
americana de la t Cartillas científicas » de Roscoe, — traducida al español. Es
propiamente una colección de ejercicios, como el subtítulo lo indica : * Serie de
problemas destinada á familiarizar al discípulo con los conceptos geométricos y á
ejercitar su facultad inventiva ».
Estas tres obritas proporcionarían, por lo menos, útiles sugestiones á aquellos
que quisieran renovar el ensayo.
PEDAGOGÍA MATEMÁTICA 165
Otro punto de la conferencia de M. Laisant que parece suscep-
tible de una interesante discusiones el del alcance que atribuye
á la « iniciación matenaática» que propicia. Así/después de trazar
un cuadro bastante exacto de la situación en materia de estudios
matemáticos, poniendoen evidencia sus resultados generalmente ne-
gativos — y ello enlos tres grados, primario, secundario y superior,
M. Laisant manifiesta que cree posible modificar ese estadódecosas
mediante muy pequeños esfuerzos, y pasa inmediatamente á desa-
rrollar su tema, pero t;ontrayéndose exclusivamente á la primera
enseñanza, y aun á la enseñanza maternal. A pesar de las breves
consideraciones fínales con que el conferenciante cree Justificar el
alcance que atribuye á las reformas que preconiza, pensamos que es
permitido dudar deque éstos den tales frutos sin un complemento
de reformas en el orden secundario — que constituiría otra cuestión
tan considerable como la que el conferenciante ha tratado. En
realidad, esa nueva cuestión no sería sino el desarrollo de la otra ;
pero su dilucidación no sería asunto pequeño.
Creemos, con esto, haber tocado los puntos esenciales de la im-
portante conferencia.
lY . Conclusiones generales sobre la enseñanza matemática
PRIMARIA
Como nos prometíamos desde el principio, nos proponemos aho-
ra, llegado al término de esta larga é interesante exploración á
través del campo exuberante de la enseñanza matemática prima-
ria, procurar extraer del conjunto délas ideas expuestas,. tanto por
los eminentes conferenciantes como por nosotros, las conclusiones
diversas que legítimamente puedan inferirse.
Trataremos de poner algún orden en nuestras propias deduccio-
nes, y de darles toda la precisión y claridad deseables.
I. La iniciación matemática de la niñez, ó sea la cultura matemá-
tica primera, correspondiente al grado primario de la enseñanza,
debe merecer particular solicitud por parte de aquellos á quienes
está confiada la difícil misión de secundar el despertar de las tier-
nas inteligencias juveniles. Esa primera iniciación, importante
como disciplina mental por las aptitudes que desarrolla, es también
166 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
benéfica por cuanto proporciona nociones que son la base de prove-
chosas aplicaciones en la vida práctica.
II. En esa imporlantey saludable iniciación, habrá que poner par-
ticular empeño en respetar los principios psicológicos que rigen el
desenvolvimiento intelectual del niflo. Habrá que dar en conse-
cuencia á la intuición sensible la intervención principal que le
corresponde en la elaboración del conocimiento, y la que conviene
atribuirle como soslén de la imaginación, incitadora del juicio j
auxiliar del raciocinio. La enseñanza matemática primera será pues,
por fuerza, esencialmente empírica, — sin perjuicio de lo que de-
cimos más lejos tocante «al espíritu cientlñco».
III. Deberán tenerse presente los principios pedagógicos áiyersos
que, favoreciendo el aprendizaje, son también condiciones esen -
ciales de su eficacia. No deberá, pues, descuidarse ninguno de los
múltiples y variados recursos que concurren á hacer fádl^ CLgra-
dable y activa la eiiseñanza.
lY. Debiendo la iniciación matemática primaria servir de baseá la
cultura matemática de la enseñanza secundaria, convendrá pro-
pender á comunicarle gradualmente ese espíritu científico — ca-
racterizado por la espontaneidad y libertad en el esfuerzo, dentro
de la lógica de los actos — que el segundo grado de la enseñanza
requiere para llenar cumplidamente su misión.
V. Concurrirán principalmente á la cultura matemática primaria
la aritmética con rudimentos de álgebra (cálculo literal), y la geo-
metría debidamente coordinadas.
VI. El programa se desenvolverá gradualmente de acuerdo con
los principios pedagógicos que deben regirlo, especialmente los de
ordenación lógica y unidad de doctrina.
VIL La experiencia comprueba que existen dificultades prácticas
serias para la conveniente realización de una enseñanza matemática
primaria racional y eficaz. Hay que preocuparse de allanarlas, y
para ello, procurar reformar el orden de cosas existentes, tanto en
cuanto ala preparación del cuerpo docente de magisterio primario,
PEDAGOGÍA MATEMÁTICA 167
como en cuanto á los medios de que éste dispone para hacer efectiva
su enseñanza.
La i nsuñcientepre/9arac¿dn del personal sólo puede remediarse
por la acción docente, reformando en consecuencia • la enseñanza
que los mismos maestros reciben. Para ello habrá que poner en
sus manos « manuales » ó textos que participen en cierta medida del
espíritu de la reforma que se persigue. Más aun, habrá que for-
marlos en la práctica misma de los nuevos métodos.
El metíto ó auxiliar más eñcaz del maestro en esl& difícil enseñan-
za será el « libro » ó texto, pero concebido y ejecutado según prin-
cipios verdaderamente pedagógicos, es decir, de tal manera que
constituya un instrumento didáctico verdadero sin implicarla abdi-
cación del maestro. Lejos de suprimir los diversos recursos de
inluiciÓTiy debe^ al contrarío, porporcionarlos numerosos, variados
y pedagógicos en lo posible. El libro no suprimirá, pues, el apro-
piado material didáctico que los ejercicios de intuición requieren.
— En geometría, habrá que tener presente que el molde rígido de
los antiguos « Elementos de Euclides », con su armazón exclusiva-
mente lógica y su contextura fragmentada, no satisface á los múl-
tiples requisitos pedagógicos de una enseñanza racional. No hay
pues por qué conservar ese molde anticuado, y hay que procurar
inspirarse, al contrarío, en las diversas tentativas realizadas con
el propósito de abandonarlo.
Sin agotar por cierto la vasta materia de la Pedagogía matemática
primaria, las conclusiones que dejamos consignadas encierran
quizá, en síntesis, sus preceptos más esenciales (1).
Federico Birabsn.
(1) Pensamos publicar en breve un estudio análogo sobre Pedagogía matemd-
Oca Becwidaria.
164 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ríe y de Paul Bert (1). Ellas no han teoido, sin embargo^ el éxito
esperado.
Volviendo á la conferencia de M. Laisant, debemos agregar que,
á pesar de la observación de carácter general hecha respecto de la
eficacia de la prédica del sabio matemático, estamos bien conven-
cidos del beneficio que de las numerosas indicaciones de carácter
práctico que aquélla contiene. Ellas permitirían, por cierto, á un
maestro inteligente é instruido combinar un buen programa, una
vez bien penetrado de los principios que deberá aplicar, expuestos
ahi mismo con bastante detalle. Fácil le sería, además, ampliar por
sí mismo el caudal de elementos proporcionado por el conferen-
ciante. Mas esto será siempre la excepción, creemos. Para conseguir
resultados eficaces y generalizar la reforma será menester cimentar
sobre bases más sólidas la reforma, de acuerdo con lo que deja-
mos expuesto.
(1) Hé aquí algunos datos sobre ellas.
La primera obrita se titula :
Petit cours de géométrie experiméntale^ en douze planches accoropagnées de
fígures mobiles, pour faciliter liutélligence et la demonstra tío n des prínclpaux
faits de la géométrie plañe ; par M. Maximilien Mane, repétiteur de TEcole
polytechnique ¡París, 1886, Larousse et Boyer).
El autor mismo, probablemente, ha dado de esa obrita una breve reseña en el
Dictionnaire Larousse (G¿om¿trie): es todo lo que de ella sabemos. «Elñn que se
ha propuesto el ¿lutor de esa obrita, — dice, — es desarrollar en los niños el
gusto por la geometría, sin sacrificar, ni el orden de las proposiciones, ni la exac-
titud de los enunciados, pero sustituyendo verificaciones experimentales á las
demostraciones silogísticas v. — La obrita era destinada tanto á la enseñanza
escolar como & la doméstica
Convenientemente ampliada, si acaso, ia pequeña obra del autorizado mate-
mático podría — no lo dudamos— servir de base á algún ensayo inspirado en las
ideas de reforma de que se trata.
La obrita del célebre fisiólogo y estadista Paul Bert se titula : Premiers élé-
ments de Géométrie experiméntale [París, 1886), cuya traducción española tene-
mos á la vista. Demás está decir que se inspira en ideales de reforma que no son
otras que las de nuestros sabios conferenciantes.
Recordemos también el librito del padre del célebre filósofo inglés Herbert
Spencer: Geometría inventiva^ que forma parte de. la pequeña colección norte-
americana de la « Cartillas cientíñcas » de Roscoe, — traducida al español. Es
propiamente una colección de ejercicios, como el subtítulo lo indica : « «Serte de
problemas destinada á familiarizar al discípulo con los conceptos geométricos y á
ejercitar su facultad inventiva » .
Estas tres obritas proporcionarían, por lo menos, útiles sugestiones á aquellos
que quisieran renovar el ensayo.
PEDAGOfifA MATEMÁTICA 165
Otro puDto de la conferencia de M. Laisant que parece suscep-
tible de una interesante discusiones el del alcance que atribuye
á la « iniciación matemática» que propicia. Así, después de trazar
un cuadro bastante exacto de la situación en materia de estudios
matemáticos, poniendo en evidencia sus resultados generalmente ne-
gativos — y ello en los tres grados, primario, secundario y superior,
M. Laisant manifiesta que cree posible modificar ese estadodecosas
mediante muy pequeños esfuerzos, y pasa inmediatamente á desa-
rrollar su tema, pero t;ontrayéndose exclusivamente á la primera
enseñanza, y aun á la enseñanza maternal. A pesar de las breves
consideraciones finales con que el conferenciante cree justificar el
alcance que atribuye á las reformas que preconiza, pensamos que es
permitido dudar deque éstos den tales frutos sin un complemento
de reformas en el orden secundario — que constituiría otra cuestión
tan considerable como \a que el conferenciante ha tratado. En
realidad, esa nueva cuestión no seria sino el desarrollo de la otra ;
pero su dilucidación no sería asunto pequeño.
Creemos, con esto, haber tocado los puntos esenciales de la im-
portante conferencia.
lY . Conclusiones generales sobre la enseí^anza matemática
PRIMARIA
Como nos prometíamos desde el principio, nos proponemos aho-
ra, llegado al término de esta larga é interesante exploración á
través del campo exuberante de la enseñanza matemática prima-
ria, procurar extraer del conjunto délas ¡deas expuestas,. tanto por
los eminentes conferenciantes como por nosotros, las conclusiones
diversas que legítimamente puedan inferirse.
Trataremos de poner algún orden en nuestras propias deduccio-
nes, y de darles toda la precisión y claridad deseables.
I. La iniciación matemática de la niñez, ó sea la cultura matemá-
tica primera, correspondiente al grado primario de la enseñanza,
debe merecer particular solicitud por parte de aquellos á quienes
está confiada la difícil misión de secundar el despertar de las tier-
nas inteligencias juveniles. Esa primera iniciación, importante
como disciplina mental por las aptitudesque desarrolla, es también
j
166 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
benéñea por cuanto proporciona nociones que son la ba$ede prove-
chosas aplicaciones en la vida práctica.
II. En esa imporiantey saludable iniciación, habrá que poner par-
ticular empeño en respetar los principios psicológicos que rigen el
desenvolvimiento intelectual del nifio. Habrá que dar en conse-
cuencia ala intuición sensible la intervención principal que le
corresponde en la elaboración del conocimiento, y la que conviene
atribuirle como soslén de la imaginación, incitadora del juicio y
auxiliar del raciocinio. La enseñanza matemática primera será pues,
por fuerza, esencialmente empírica, — sin perjuicio de lo que de-
cimos más lejos tocante «al espíritu cientíñco».
III. Deberán tenerse presente los principios pecía^d^tcos diversos
que, favoreciendo el aprendizaje, son también condiciones esen -
ciales de su eficacia. No deberá, pues, descuidarse ninguno ^e los
múltiples y variados recursos que concurren á hacer fácil, agra^
dable y activa la eiiseñanza.
lY. Debiendo la iniciación matemática primaria servir de base á la
cultura matemática de la enseñanza secundaria, convendrá pro-
pender á comunicarle gradualmente ese espín/u cienXí/ico — ca-
racterizado por la espontaneidad y libertad en el esfuerzo, dentro
de la lógica de los actos — que el segundo grado de la enseñanza
requiere para {leñar cumplidamente su misión.
y. Concurrirán principalmente á la cultura matemática primaria
la aritmética con rudimentos de álgebra (cálculo literal), y la geo-
metría debidamente coordinadas.
s
VI. El programa se desenvolverá gradualmente de acuerdo con
los principios pedagógicos que deben regirlo, especialmente los de
ordenación lógica y unidad de doctrina.
VIL La experiencia comprueba que existen dificultades prácticas
serias para la conveniente realización de una enseñanza matemática
primaria racional y eficaz. Hay que preocuparse de allanarlas, y
para ello, procurar reformar el orden de cosas existentes, tanto en
cuanto á la preparación del cuerpo docente de magisterio primario.
pedagogía matemática 167
como en cuanto á los medios de que éste dispone para hacer efectiva
su enseñanza.
La ¡nsuñciente preparación dei personal sólo puede remediarse
por la acción docente, reformando en consecuencia • la enseñanza
que los mismos maestros reciben. Para ello habrá que poner en
sus manos « manuales » ó textos que participen en cierta medida del
espíritu de la reforma que se persigue. Más aun, habrá que for-
marlos en la práctica misma de los nuevos métodos.
El medto ó auxiliar más eficaz del maestro en eslii difícil enseñan-
za será el « libro » ó texto, pero concebido y ejecutado según prin-
cipios verdaderamente pedagógicos, es decir, de tal manera que
constituya un instrumento didáctico verdadero sin implicarla abdi-
cación del maestro. Lejos de suprimir los diversos recursos de
intuición^ debe» al contrarío, porporcionarlos numerosos, variados
y pedagógicos en lo posible. El libro no suprimirá, pues, el apro-
piado material didáctico que los ejercicios de intuición requieren.
— En geometría, habrá que tener presente que el molde rígido de
los antiguos « Elementos de Euclides », con su armazón exclusiva-
mente lógica y su contextura fragmentada, no satisface á los múl-
tiples requisitos pedagógicos de una enseñanza racional. No hay
pues por qué conservar ese molde anticuado, y hay que procurar
inspirarse, al contrario, en las diversas tentativas realizadas con
el propósito de abandonarlo.
Sin agotar por cierto la vasta materia de la Pedagogía matemática
primaria, las conclusiones que dejamos consignadas encierran
quizá, en síntesis, sus preceptos más esenciales (I).
Federico Birabem.
(1) Pensamos publicar en breve un estudio análogo sobre Pedagogía materna'
íiea secundaria.
LA
FÁBRICA NACIONAL DE PAÑOS
DE A. PRAT
Á una cuadra de la estación del Retiro se levanta una fábrica
sencilla y severa, sin pretensiones algunas y que revela por sus
distintos gustos arquitectónicos haber sido formada poco á poco,
ensanchándose á costa de los edificios vecinos; es la fábrica nacio*^
nal de paños de A. Prat.
Al recorrer rápidamente el edificio, se maniñestan los inconve-*
nientes que presenta todo establecimiento que no ha sido levantado
conforme á un plan determinado y metódico y en que los distintos
departamentos han surgido, tratando de aprovechar las construc-
ciones ya existentes.
Galpones de madera y zinc, en su mayor parte, tabiques ende-*
bles, pisos á distinto nivel, rincones y pasadizos sin objeto visible,
son las consecuencias inmediatas de tal procedimiento y que de-
muestran á la inspección más ligera la afirmación anterior. Y no
podía ser tampoco de otro modo.
Fundada la fábrica en épocas bien difíciles, tuvo que luchar
desde un principio con toda clase de inconvenientes, hasta que
logró asegurar su vida gracias á la perseverancia y laboriosidad de
su inteligente propietario.
La índole y naturaleza misma del establecimiento hacía su exis-
tencia hipotética, comprendiéndose fácilmente la inconveniencia
de arriesgar grandes capitales en la erección de un edificio modelo
y de vastas proporciones, para una empresa cuyo éxito era difícil
pre veer.
LA FÁBRICA RACIONAL ÜB PAÜOS DE A. HUT 169
Hoy día, ei problema ya está resuelto; la fábrica, bien organizada,
dotada de máquinas modernas, con un buen personal técnico» con-
templa con toda tranquilidad la obra realizada.
Asef^üradoel éxito de esta empresa, esta nueva industria para
nuestra República, ya ha encontrado imitadores, de modo que en
un porvenir no muy lejano, esta producción alcanzará todo el desa-
rrollo de que es susceptible en un país que produce la materia pri-
ma en tan grande cantidad.
En la imposibilidad de redactar un informe prolijo sobreestá
fábrica, me limitaré á dar una rápida reseña sobre las operaciones
sucesivas á que es sometida la lana para transformarse en paño.
Un gran portón de fíerro da entrada á un espacioso galpón, en
el cual se apilan los vellones de lana adquiridos en ei Mercado
Central de Frutos.
Esta lana es clasificada antes de someterla á la primera operación,
que consiste en un lavado, diríamos químico-mecánico.
Después de haber sido sumergida en un baño de ácido sulfúrico,
que destruye los residuos vegetales, adheridos á la lana, como son
los abrojos, espinas, trozos de hojas, gramillas, etc., se la hace
recorrer una*serie de piletas con agua fría primero, para quitar el
exceso de ácido, y caliente después, en la cual se ha disuelto
soda y jabón, donde se efectúa el lavado propiamente dicho.
De este baño sale la lana completamente limpia y blanca, suave
al tacto y pronta para ser teñida.
Esta operación se efectúa en unas grandes cubas cilindricas, que
contienen la materia colorante, añil, etc., disuelta en agua calien-
te. Unos operarios agitan continuamente la lana para impregnarla
uniformemente, mientras otros extienden la lana ya teñida sobre el
Suelo para aerearla, con lo cual el añil al contacto del aire se obs-
curece, adquiriendo un color obscuro invariable.
Después de haber secado la lana perfectamente en centrífugas, se
la engrasa con oleína, que comunicándole suavidad la hace más
flexible, facilitando mucho toda manipulación.
El cardado se efectúa en una serie de máquinas que mezcla bien
toda la lana, estira la fibra formando una especie de velo y corta
el hilo que lo arrolla sobre unos grandes cilindros. Siendo impro-
pio este hilo para cualquier trabajo por su falta de consistencia, se
le hace adquirir esta última propiedad en máquinas conocidas con
el nombre de self^faeting que lo estira y trenza, arrollándolo sobre
NOVA ADDENDA
FLORAM PATAGONIGAM
AUCTORB
CAROLO SPEGAZZINI
(PÁH8 1}
170. Yalxriana Motanoi Speg. := Speg., Prim. Fl. Chub. n. 89. —
V. crassiscaposa OK., Rev. gen. pl. III, 2, f. 125.
Hab. Id rupestribus uliginosis Karr-aik, prope Lago Argentino,
Mart. I898(C. A.).
171. Phyllactis carnosa (Sni i ib) Speg. = Speg., Plant. Pat. austr.
n. 162. «
Hab. In uliginosis editioribus secus Lago Nahuel-huapi, Dec.
1897 (C. S.), nec non in monianis Chubui centralis, Nov. 1897
(n. 42, Koslowsky;.
172. Phyllactis clarioneifolia (Pb.) Speg. = Speg., Plant. PaL
austr., n. 163.
Hab. In pratis secus Rio S. Cruz, Oct. 1874 (C. Berg), prope Lago
Nabuel-huapi, Dec. 1897 (C. S.) et in Valle Lago Blanco, Chubut,
Nov. 1898 (n. 127, Koslowsky).
1 73. Phyllactis lapathifolia (Vahl .) = Gay, Fl. Chil. III, f. 21 7 (sub
Valeriana) .
Hab. In umbrosis secus rivulos prope Punta Arenas, Jan. 1897
(C. S.).
174. Phyllactis magellanica (Hmbr. & Jacq.) var. azorelloides
Speg.
HOYA ADDENOA AO FLORAll PATAQONICAll 178
Hab. In altiplanítíe excelsa Karr-aik prope Lago Argentino,
Mart. 1898(C. A.)-
Obs. Varietas a tjpo recedens trunculis lignosis crassis densis*
sime botryoso-ramulosis, caespites hemisphaerícos máximos
(25-135 cm diam. = 5-20 cm crass.) compactissimos atque
durissimos more azorellarum nonnullarumefficientíbus. Folia
normaliadensissíme Constípala, imbrícala, ad apicem ramorum
rosulala, limbo elliptico-ovalo (2-3 mm long. = 1 ,5-2 mm lal.)
obtuso, in vivo plano, in sicco subcomplicalo crassiusculo
viridi glaberrimo, basi in petiolo v. pericladio (2,5-3 mm
long.) subtenuiore margine minute laxeque peclinalo-ciliolalo
vixcoarclalo producía. Flores incenlrorosularum 3-8-aggregati
sessiles. Fruclus glabri oblanceolati ulrimque obtusiusculi ex
applanalo obsolele sublrigoni (2,5 mm long. = I mm. lal.)
ápice dentibus calycinis brevissimis involutis coronati.
175. Phtllactis rbgularis (Clos) Speg. = Gay, FL Chil., III, f. 225
(sub Valeriana).
Hab. In uliginosis dumetosis ad ripas Lago Nahuel-huapi, Dec.
1897 (C. S.).
Obs. Panjculis latissime effusis dichotomis, floribus fructibus-
que laxissimis quam bracteae fulcrantes lanceolalae aculae
integrae brevioribus, adpresse canescenli-puberulis.
176. Phtllactis polystachya (Sm.) Hook. & Bnlb. = Hook. &
Bnth., Gen. pl., vol. II, p. I, f. 154.
Hab. Non rara in uliginosis insularum el ad ripas fluminis Rio
Nqgro, Febr. 1898 (C.S.).
177. Pbyllactis sALiCARiiFOLiA (Vahl) Speg. = DC, Pr. IV, f. 634
(sub Valeriana).
Hab. Rarissime in paludosis ad limina horlorum secus Rio Negro
prope Carmen de Palagones, Febr. 1898 (C. S.).
178. Gauum RicHARDiAifuii (Gül.) Endl. = Speg., PlanU Pal. austr.,
n. 160.
Hab. In pratís aridis SeAuen-at/r secus Rio Sehuen, Febr. 1898
el Karr-aik prope Lago Argentino, Mari. 1898 (C. A.).
179. Galium relbun Endl. = Speg., Prim. Fl. Chub., n. 85.
il6 AULLES DE LA SOaEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
deque ex ápice producto caulis^ quandoque ramulo ex axillís
foliorum supremorum enascente efformati, folia non superantes
(10-15 mm loíig. =2-4 mm crass.), nudí v. foliolati, ápice
bracteís v. foliís minoribus late obovatis v. spathulatis tenuio-
ríbus dentato-incisis donati capitato-floriferí. Capitula exin-
volucrata; flores ad axillas bractearum coníertarum 3-5-glo-
merali, paleis linearibus acutís integris (3-6 mm long. =
0,5-0,7 mm lat.) ornati, virescentes, ovario obconico S-S-gono
(3 mm long. = 0,5 mm díam.) víridi, ápice dentibus calycínís
5 triangularibus pusillis coronato, corolla obconica albo-vire-
scente deorsum saccata, ad médium usque 5-loba, lobisovatis
subacutiusculis, staminibus inclusis, stylo longeexerto ápice
minute sed eximie hemisphaerico-capitato.
187. Boopis ANTHEMOiDES Juss. = Miers., Contr. to Bot. II, f. 23.
Hab. In altiplanitie árida sabulosa ad confluentiam fluminum
Limay et Neuquen, Dec. 1897 (C. S.).
188. Boopis ANTHEMOIDES Juss. var. subscandens Speg.
Hab. Vulgata in dumetis altiplanilieí secus Rio Negro, Jan. et
Febr. 1898 (C. S.).
Obs. Yarietas a tjpo distincta caule elongato gracíli in arbustís
subscandente involucris 5-8-dentatis, dentibus triangularibus
in lacinia praelonga (5-15 mm long. = 1-1,5 mm lat.) integra
V. 1-2-dentata patulo recurva capitulum longe superante pro-
ductis.
189. Boopis AUSTRALis Dcsu. = Speg., Plant. Pat. austr., n. 164.
Hab. In ulginosis secus Rio Chico prope Chonkenk-aiky Febr.
1898 (C.A.).
190. Boopis FiUFOLiA Speg., n. sp.
Diag. (Uaberrimaj acaults, rhizomate filiformi subterráneo nudo,
ramis aeréis brevtbus fasciculalo-foliosis, foliis confertis angu^
stissime linearibus tníegerrimts obtitsiusculis, capilulissolttartis
acrogenis inter folia sessilibvLS mediocnbus, involucris hemi-
sphaericis d-éS-deníatis, dentibus triangularibus, paleis nuUis.
Hab. In sabulosis aridis secus Rio Santa Cruz, Oct. et in Pan de
Azúcar secus Rio Chico, Dec. 1897 (C. A.).
Obs. Rhizoma subterraneum filiforme, praelongum tenue (5-30
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGONIGAM 177
cm long. = 1 mm crass.) teres glabnim nudum álbum v. ro-
seum, sparse remoleque nodulosum V. ramosum; rami aereí
verticales superticem soli attingentes sed parum exerti, breves
(¿5-40 mm long. = I mm crass.) in parte solo infossa lon-
giore nudi, ín parte exerla breviore símplices v. rarius a basi
bi-v. trí-fidí, dense fasciculato-foliosi, ápice capituligeri. Folia
conferta erecta v. rosulatím patientia, anguste linearía (15-20
mm long. = 0,5-0,8 mm lal.) integerrima víridia, sursum
vix sublatiora ápice rotundata v. brevissime attenuata, ima
basi in pericladio triangulan párvulo modice dilatata, ventre
canaliculata, dorso obsolete carinulata. Capitula floralia in
ápice ramorum aércorum sessilia hemisphaerica (6-8 mm alt.
= 9-10 mm díam.X involucro viridi monophyllo turbinato ad
médium fere usque 6-12-inciso, [dentibus triangularibus
ápice acutíuscule obtusatis, receptáculo centrali conoideo pár-
vulo, palei nullis v. 3-4 tantum margínalibus late foliaceis
cum dentibus involucris plus minusve connatis, floribus 40-
50 donata. Flores aibi (5 mm long. = 1 mm diam.) teretes,
ovario brevi acute 3-o-gono (2 mm long.) dentibus calycinis
triangularibus brevissimis obtusiusculis, corollis albís subcy-
lindraceis (3 mm long.) deorsum vix attenuatis, dentibus
(1 mm long.) 5 ovatis obtusiusculis, antheris flavis inclusis,
stylofílirormi loiigissíme exerto. Fructus desiderati,sed ínvo-
lucri lobis post anlhesin saepius in appendice linearí eorura
longitudinem aequante productis.
191. Boopis LEPTOPHYLLASpeg., n. sp.
Diag. Glaberrima elata, foliis radicalihus confertis praelongis
linearibus oblusis, integris v. in parle sapera lobis v. dentibus
2-3 ulrimque donaíis, scapis ereclis angulato-strialis, remole
[oliosis, ápice groase capiluligeris, capilulis nonnullis minoribus
longe pedunculalis ex axillis foliorum superiorum addilis, in'-
volucro 5'8'fido laciniis elongalis obl^ists.
Hab. In sabulosis uiiginosis prope Kman-aik, secus Rio Chico,
Febr. 1898 (C. A.).
Obs. Radix... ; folia radicalia numerosa conferta rosulantia pa-
tentissima linearia (50-200 mm long. = 2-4 mm lal.) glaber-
rima subcrassiuscula viridíautrímque plana atque ñervo pal-
lescente ad apicem fere usque perspicuo percursa, quandoque
integerrima, quandoque in parte supera dentibus duobu s
AH, 90C. Cien'. AH6. — T.]XLV|tI 12
188 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
225. Baccharis Darwinii Hook. & Arn.=Speg., Planl. Pal. auslr.,
n. 183.
Hab. In campis dumetosis secus Rio ChicOy Jan. 4897 (C. A.)t in
sabulosis ad confluentiam fluminum Limay el Neuquen, Dec.
1897 el secus Rio Negro prope Carmen de Patagones, Febr.
1898. (C.S.).
Obs. Specimina Palagoniae ausiralis el subandinae prostrala
sed folííslatioribus donata; illa autem ex Rio Negro elala erecta
(50-80 cm all.) patenlím ramosa, foliis magis remolis alque
parvis .
226. Baccharis ulicina Hook & Arn. = Wlprs, Rep. II, f. 598.
Hab. Vulgatíssima in campis secus Rio iNegro, Jan. et Febr.
1898. (C. S.).
Obs. Planta caespilosa intense víridis, alimenturo salutare prae-
cipue ovibus praebens, ei pasto vel yerba de las ovejas ab in-
colis nuncupata .
227. Baccharis JÚNCEA Dsf.=Speg., Plnl. Pal. auslr., n. 185. —
Prim. Fl. Chub. n. 100.
Hab. Yulgata in uligínosís praecipue salsis secus Rio Negro,
Dec. el Febr. 1898. (C. S.).
Obs. Yarial plus minusve elata (50-180 cm all.) alque foliis
quandoque elongalis aculiusculis integerrimis v. minute den-
seque serrulatis quandoque abbrevialis, oblusis laxegrosseque
denla lo-repandis.
228. Baccharis trímera DC. var. viscosissima Speg.
Hab. Ad mnrginem salínarum el in campis salsis secus Rio Ne-
gro, Febr. 1898 (C. S.).
Obs, Specimina patagónica a typo sal recedunt elfacile novam
speciem sistunt, sed omnia jam omnino floribus orbata, alque
non describenda. Humilis (20-30 cm all.) laxe v. dense caespi-
losa, ramis fastígialis gracilibus (1,5-2 mm díam.) inler-
ruple tríeosla to-subalalis, ad nodos itiTeros nudisad superos
sensim magis aproximatos foliis, utrimque oblusis linearibus
gradalim majoribus(inGm¡sl-2 mm long. =0,5-1 mm lal. =
superis i-6 mm long. = 1 mm lal.) crassiusculis donalis,
ómnibus dense viscoso-vernicosis.
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATA60NIGAM 179
4 95. EuPATORiUM SAucECHicoENSE Hiem. = Engieres Bot. Jahrbu-
chern, Bnd 22, Hft 4-5. 1897, f. 775, n. 164.
Hab. Rarissimein altiplaDitie aridissima secus Rio Negro, Febr.
1898 (C.S.).
Obs. Species fragrans, floribus pallide lilacinis v. roséis donata.
Specimina mea a descriptione citata recedunt, foliorum flora-
liunri ápice non mueronulato-spínoso, superficie foliorum
ramealium pulverulenta parum viscosa et praecipue squamis
involucrorum non glanduloso-ciliatis.
1 96. MiKANiA scANDENs (L.) Willd. = DC, Pr. V, f. 199.
Hab. Rarissime in arbustis scandens secus Rio Negro prope
Carmen de Patagones, Febr. 1898 (C. S.).
Obs. Forma gracilis, íoliis deltoideis validiusculeobtusequeden-
tatis superne pubescentibus inTerne scabridisi
197. GuTiERREZiA GiLLESii Grisb. ? = Grisb., Pl. Lor., n. 427.
Hab. Yulgata in dumetis alliplanitiei secus Rio Negro, Jan. et
Febr. 1898 (C* S.).
Obs. Rami variant glaberrimi et laevissime minuteque papuloso-
scabriusculi ; Tolia semper linearia crassiuscule membranácea
viridia glaberrima obsolete minuteque punctulato-impressa,
viscosula, primaria v. infera majora (30-50 mm long. =
2-3 mm lal.) subtriplinervia (nervislaleralibus ad epiphyllum
tantum aegre perspicuis) secundaria v. supera, ad ramulos
steriles axíllares fasciculata v. per ramulos floriferos sparsa,
lineari-subsubulata (5-10 mm long. = 0,5-1 mm lal.) uniner-
via. Capitula turbinatula (6-7 mm long. = 3-4 mm diam.)
squamis 16, 4-serialis, floribus 22, o?nnt6u5 lacléis, quorum 10
iabiato-radialibus/ertilíbus, 12centralibustubuIosissterilibus.
Achaenia fertilia e tereti subturbinata, obsolete longitudinalitor
8-sulcata (2,5 mm long. = 1 mm crass.) dense villoso-cane-
scentia, pappo paleaceo, paleís 12-14 inaequilongis (1-2 mm
long.) hyalino-scariosis, lineari-lanceolatis acutis, in parte
infera dense pectinato-ciliolalis, corónala.
198. Grindelia brachystephana Grisb. var. Bergi Hiern. = Hiem.,
Serl. Pal., n. 77.
Hab. Vulgata in dumetis secus Rio Negro, Jan. el Febr. 1898
(C. S.).
180 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Obs. Plantae gracillimae lateeffusae in arbuscuiis subscandentes
et saepe 1-1,50 m altitudinem attingentes; variant glabrae,
pruínulosae v. eliam subvíllosulae, pedunculis floralibus
elongatis v. abbreviatis, nudis v. foliosis, capitulísque non v.
plus minusve viscosis.
199. Grindelia SPECIOSA Lndl. & Paxt. = Speg., Piant, Pat. austr.,
n. 168. — Prim. Fl. Chub., n. 94. — Gr. Volkensn OK., Rev.
gen. plant. III, 3, f. 156.
Hab. Vulgata in dunis ad ostia el secus Rio Negro, Jan. et Febr.
1898 (C.S.).
065. Arbuscula perennis valida 1-1,50 m alt., dense ramosa,
quandoque non v. vix viscida; variat etiam summopere Tolüs
plus minusve magnís incisis v. dentatis, oblusis v. acutis,
deorsum attenuato-petiolatis v. cuneato subsessilibus, pedi-
cellisfloriferis elongatis V. abbreviatis nudis V. íoliolatis etc.
200. Hysteuionica JASiONOiDES Wild. = DC, Pr. V, f. 325 et VII,
í. 258.
Hab. Vulgatissima ubique in campis secus Rio Negro^ Jan. et
Febr. 1898 (C. S.).
Obs, Species, sub hoc nomine in Speg., Contr. Flora Ventana,
f. 32, n. 124 per errorem edita, ad H. pmi foliam {foir.) Bkr
pertinet.
201 . Haplopappus Aheghinoi Speg., n. sp.
Diag. Lejachaenium;perennisglaber,pulvinato-caespitosus, ramis
valde abbreviatis confertis ápice subrosulato-foHiferis, foliis ex
oblanceolato subspalhulalis, limbo petiolum aequante, dentalo-
pinnatifido, lobulis crispulis subdenticulatis, capitulis acrogenis
solilariis sessilibus hemtsphaericis, bracteis tiumerosis 4 -5-se-
riatis lanceola tis glabris, flores numerosissimos inter pappi
setulas subabsconditos aequantibus.
Hab. In campis depressis aridis limoso-sabulosis, hiemali tem-
pore inundatis, prope Chonkenkaik secus Rio Chico, Jan.
1897 et Febr. 1898 (C. A.).
Obs. Species praedistincta ab ómnibus generis valde recedens.
Radix simplex elongata teres (20 cm et ultra long. = 4-6 mm
diam. ad apicem) parce remote patentimquebdrbellata,cortice
cinereo-fusco crassiusculo rugoso tecta, ápice superficem soli
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGONICAM 181
attíngente atque abrupte dense breviterquecaespítoso-ramosa.
Rami erecli v. prostrali (20-50 mm long. = 4-6 mm diam.)
iignosi, ligno albescente fibroso tenaci non v. víx meduilato,
postice nudi sordíde fusci, medio residáis foliorum vetustorum
subnigricantibus vestití, antice subrosulatím fasciculato-folii-
feri, caespites saepius hemisphaerieos subcompactiusculos
(5-10 cm diam. = 3-4 cm crass.) efiicíentes. Folia glaberrima
erectiuscula v. patentiuscula (20-30 mm long.) víridia limbo
oblanceolato V. subspathulalo (40-15 mm long. = 5-6 mm lat.)
viríde crassiusculo laevi v. obsolete laxeque punctulato-im-
presso (in speciminibus siccando non compressis corrugalis),
vértice saepius acutiusculo, margine dentalo v. pinnatiñdo
lobis crispulis, alternis v. oppositís. utroque latere3-5, sinubus
inferís profundíoribus latioribusque, superis minus incisis
separatis, integris v. minute irregulariterque 1-3-denticulatiSy
apicibus acutis non v. vix eallosulo-mucronulatis sed non
spinuiosis, postice cuneato-attenuato atque in petiolo angusto
(10-15 mm long.) crassiuscule costato leniter sensimquebasin
versus dilátalo producto. Capitula acrogena sessilia hemisphae-
rica(1 0 mm diam . sine lig. =8-9 mm alt.) subtus leniter depres-
so-subumbilicata, in discoconvexula,squamis intimiscorollas
et pappos aequantibus donata; squamae glabrae 50-60, 4-5-
seriatae, subrigidula» extimae triangulari-lineares breviores
(5 mm long. = 1-1,5 mm lat.), intimae lanceolatae v. ovato-
lanceolatae (6 mm long. = 2-2,6 mm lat.) basi coriacellae
pallescentes, mai^ine non v. anguste hyalinae integrae, ápice
attenuato-acutataeherbaceaesubappendiculatae obsolete punc-
tulatae; receptaculum e plano convexulum (5 mm diam.)
dense alveolato-punctatum glabrum nudum; flores circiter 80
parvuli (6,5-7 mm long.)* 20-25 marginales ligulati a ceteris
tubulifloris parum distincti, omnesaequilongi,squamascapi-
tuli vix superantes, pappum autem non v. vix aequantes,
rorollis flavis (4 mm long.) glabris, achaenio anguste obovato
curvulo (2-2,5 mm long.) fuscidulo laevi non costato nec
angulato, pappo sordide albo (4,5-5 mm long.) facile caduco,
setqlis rigidulis denticulatis, subuniserialibus, basi subannu-
latim breviterque coalescentibus circiter 30.
202. Haplopappus Illini Speg., n. sp.
Diag. Lejachaenium ; perennis glaber, pulvinato-caespitosus, ra-
482 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
misvalde abbreviatis ápice rosulato-foliiferis^ foliis obovató-
spathulatis, limbo peliolum non aequante crenato-dentato ,
deníibus obtusis iniegerrimis, capiiulis acrogenis soliíariii sub-
sessilibits hemisphaerico-subturbinatis, bracteis numerosis 4-
seriatis lanceolatis glabris discum aequantibtis, floribus 40-50^
ligulalis longe radiantibus aurantiacis.
Hab, In rupestribus siccis ínter Choique-lauen el Lago Musters,
Jan. 1899. (N. lllin).
Obs. Species praecedenli aífinis sed foliorum fabrica praecipue
satis superque distincta. Radix lignosa rhizomatiformis tor-
tuosa (40-80 mm long. = 5-6 nnm crass.) verrucoso-rugosa
tusco-cortícata ápice abrupte deNseque subbotryose ramosa.
Rami caespítoso-congesti, saepe bine índe radicantes, radici-
bus elonga tissimplicibus (40-50 mm long. = 1-1,5 mm crass.),
simplices y . pluries partiti (20-30 mm long. = 3-4 mm crass.)
deorsum nudi, medio ob residua foliorum annorum praeteri-
torum sordMe fusco-squarrosí, ápice rosulato-folíiferi. Folia
glaberrima patentíuscula (12-20 mm long.), omniaisomorpha
viridia, limbo obovato v. spathulato (5-8 mm long. =5-6 mm
lat.), crassiusculo laevi (in speciminibus siccando non com-
pressis corrugatis) vix obsolete subalveolato-reliculato, vértice
semper late rolundato obtuso, margine crenulato v. dentato,
dentibus planis oppositis, utroque latere 3-6, sinubus superis
angustissimis atque brevibus^ inferís non v. vix latioribus
obtusioríbusque (sed non semper), apicibus obtusis non mu-
cronatis, postice cuneato-attenuato atque in petiolo angusto
(6-12 mm long. = 1 mm lat.) crassiusculecostato basi sensím
in pericladio membranáceo violascente glaberrimo subvagi-
nanti-amplexicauli dilatato producto. Capitula acrogena soli-
taria sessi lia V. brevissime subpedunculata erecta e campa-
nulalo hemisphaerica mediocria (10-12 mm diam.=8 mm
alt.) inferné rotundata non umbilicata, in disco plauiuscula,
squamis intimís, corollas tubulosas atque pappos aequantibus
donata; squamaeglaberrimae non v. vix subviscosulae 40-50,
4-seriatae, subrigidulae, extimaelanceolato-lineares breviores
(3 mm long. =: 1,20 mm lat.), intimae latiuscule lineares (6
mmlong. =2mm lat.), deorsum subscariosae pallescenles,
margine integrae, sursum non appendículatae acutiusculae,
laeveSjSaepiusobscurepurpurascentes; receptaculum planum
(4 mm diam.) leniterfavoso-areolatumglabrumnudum; flores
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGONICAM i 83
circiter 40-50, quorum 1 2-1 5 marginales ligulali, límbis pa-
tentissirois ellíptíco-Iinearibus (8 mm long. ^ 3-4 mm lat.)
ápice obtusis subintegris auranliacis, ceteri centrales (25-36)
tubulosi (6 mm long. = 1 mm diam.), flavi glabri, squamas
capituli vix superantes, pappum autem non v. vix aequantes,
ovario glaberrimo anguloso-compresso (1,25 mm long.) insí-
dentes, pappo sordide albo, e setulis rigidulis inaequalibus
subuniseriatis (circiter 20-35) vix pubescentibus (4-6 mm
long.), facile deciduis, basi subannulatim breviterque coale-
scentibus efformato cincti.
203. Haplopappus Mustbrsi Speg., n. sp.
Diag. Lejachaenium ; perennis glaber humilis, caespüoso-relaxa-
tus, ramis elongatulis simplicibus v. vix ramulosis, monoce-
phalis, crebre sed reláxate foliiferisy foliis elongato subspathu-
latisv, linearibus, limbo petiolis duplo triplove breviore^ inferís
grosseS'S'dentalo-lobatis, superisintegrisv. integerrimis, capí--
tulis solitariis hemisphaericis majusculis, bracteisS-ó serialibus
lanceolatis glabris diseum aeqitantibus, floribus ultra 4i0^ li-
gulatis longe radiantibus aureis.
Hab. Ad marginem fontium manantiales vocatarum in altiplani-
lie Ínter CAot^uc-Zauen et Lago Musters, Dec. <898 (N. Illin).
Obs. Rhizomata térra parum infossa v. superfícialia laxe írregu-
lariterque divisa (50-200 mm long. = 3-5 mm crass.) subte-
retia bine inde nodulosa et radicantia, radicibussubsimplicibus
elongatis (30-100 mm long. = 1 mm crass.), corlice fuscescente
glaberrimo vestita, ad ápices 1-5-ramigera. Rami subcaespi-
tosi V. relaxatuli prostraii v. arcuato-adscendentes (40-100 mm
long.) glaberrimi, simpliccs v. in parte supera remote 2-3-ra-
muligeri, ramulis simplicibus, ima basi pericladiis foliorum
delapsorum subscariosis pallide fuscescentibus vaginantibus-
que vestiti, ceterum crebre foliosi, ápice monocepbali. Folia
glaberrima viridiacrassiuscula, non rígida nec reliculato-ner-
vulosa, limbis inferorum oblanceolatis (10-20 mm long. = 5-
10 mm lat.) sursum subacutiusculis, margine utrimquesub-
pinnatim 1-3-dentatis, dentibus ómnibus obtuse acutatis et
non mucronatis, anticís brevibus latioribus, posticissubpinnu-
lirormibus angustioribus longioribus palentibusque, deorsum
sensim altenuatis, limbis superorum linearibus v. oblanceola-
tis integris (7-12 mm long. = 2-3 mm lat.)f petiolis omnium
484 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
limbo duplo V. triplo longioribus (20-40 mm long. = 1-2 mm
lat.h basi iii perícladio submembranaceo paliescente v. sub-
violascente plus mÍDusve vaginante dilatatis donata. Capitula
ramis ramulisque non v. víx elongatis fere semper foliis plu-
rimis linearíbus bracleiformibus (5-10 mm long. = 0,5-1 mm
lat.) remotiusculis ad apicem usque ornatis non ¡nerassatis
acrogená, solitaria, primo cernua dein erectiuscula, hemi-
sphaerica majuscula(per anth. 20 mm diam. sinelig. =10-12
mm alt.)» inferné rotundata leniterque umbilicata; squamae
60-70, 5-6-serialae imbricato-adpressae sed semper plañe li-
berae, extimae angustiores brevioresque (5 mm long. = 1 mm
lat.) quandoque breves quandoque elongatae subfoliirormes
patentiusculae (10-12 mm long. == 1 mm lat.) glabrae v. vil-
lo araneoso non v. vix perpicuo adspersae, ceterae sensim
elongatae et latiores (7-9 mm long. = 1 ,5-1 ,8 mm lat.)glaber-
rimae non v. vix subglutinosae, deorsum rigidae subseariosae
pallidiores erectae (intimae medio subpurpurascentes), sur-
sum herbaceae virides non v. leniter reflexae, omnes planiu-
sculae ápice obtusae margineque integerrimae,nonciliatae; re-
ceptaculum convexulum (8-10 mm diam), glabrum, nudum,
leniler sed eximie favoso-areoletum; flores marginales foemi-
nei 25, ligulati, limbo líneari acutiusculo (9-10 mm long. =
1 ,5-1 ,8 mm lat.) integro áureo, centrales tubulosi (8 mm long-
= 1 mm lat.) circiter 100, flavi glabri, ápice 5-dentati, stig-
matibus lanceolatis hirtellis obtusiusculis superati, pappuní
aequantes, ovario glaberrimo e tereti anguloso (1 ,5 mm long.)
insidentes ; pappus e setulis valdeinaequalibus(5-8 mm long.)
tenuibus sed rigidulis vix pubescentibus, circiter 50 v. 60,
subuniseriatis, basi coalescentibus dtque facile deciduis eflbr-
matus. Capitula postanthesin sataccrescentía (30 mm diam.);
achaenia glaberrima obsolete longitudinaliter 5-12 vittata, e
tereti compressula subcurvula (4 mm long. = 1 ,5 mm diam.),
utrimque obtusa, mox pappo orbata, pallide lignicoloria.
Species praecedentibusferecognata, ff. bellidtfoliofh. etiam
accedens, sed satis riteque dístincta.
204. Haplopappus tehuelches Speg. == H. patagonicus Speg. (non
Ph.), Pl. Pal. austr. n. 171.
Hab. Non rarus in dumosis aridis prope Santa Cruz, Febr. 1883
(C. S.) et prope Rio Deseado, Mart. 1894 (C. A.).
NOVA ADDBNDA AD FLORAM PATAOONICAM 485
Obs. Species bona sed nomcn ejusdem mutandum ob homoní-
mum Cl. Philippíi (Linnaea XX, f. 726),
205. Haplopappus prünelloides (Poepp.) DC. = DC, Pr. V, f. 346.
— Gay, Fl. Cliil. IV, f. 44.
Hab. Non rarus in rupestríbus prope Lago Nahuel-huapi, Dec.
1897 (C. S.).
206. SoLiDAGO MiCROGLOssA DC = DC, Pr. V, f. 332, — S. lineari-
foliaüC, Pr. V, f. 341. — Speg., Planl. Pal. ausir., n. 173.
— Id., Pr. Fl. Chub., n. 97.
Hab. Vulgatissíma per totam Patagoniam centrulem et nordicam,
prope Lago Nahuel-huapi, Dec. 1897 (C S.), ¡n Chubul central i,
Nov. 1898 (n. 6, 11, 12, Koslowsky).
Obs. Species summopere varíabilis, statura quandoque nana
(20-30 cm all.) quandoque gigantea (50-185 cm alt.) vírgata,
foliís oblanceolatis inferís serratis, mediis angustíoribus
remote denticulatis, supremís linearíbus inlegerrimis acutis
glabris sed margine minute adpresseque ciliolatis, panicula
ampia ramosa, ramis secundis, vel contracta erecta subspici-
formí, capitulis turbinatis (6-8 mm long. = 3 mm diam.),
pedicello breviore (U5 mm long.) suffultis, squamis glabris v.
subglabris, linearíbus saepius acutiusculis (4-5 mm long.),
flosculis sat numerosís(l8-30), ovaríispuberulis v. hispidulis,
rarius subglabris.
207. Nardophyllum humilb (Hook. f.) A. Gray = Chiliotrichum
humile Hook. f. — Anactinia Hookeri Remy — Nardophyllum
parvifolium Pb. - Aslernardophyllutn OK. — Speg., Planl.
Pat. austr., n. 174.
Hab. Vulgatum in aridissimis secus Río Santa Cruz, Oct. 1897
(Y. B.), rarius in monlanis prope Nahuel-huapi, Dec. 1897
(C.S.).
Obs. Variat foliis longioribus (10-15 mm long.) et brevioribus
(4-6 mm long.), glabratis v. incanis, capitulis sessilibus v.
breviuscule pedicellatis, 5-12-floris.
208. Lageivophora hirsuta Poepp. = DC, Pr. V, f. 307.
Hab. Non rara in rupestribus muscosis prope Lago Nahuel-
huapi, Dec. 1897 (C A.).
186 ANALES DE LA SOCIEDAD CIE1ITÍFICA ARGENTIRA
209. AsTER uNiFOLius L. = Grisb., Synib. Fl. Arg., f. 178, n. 1056.
Hab. Yulgatus io pratis subuligínosís secus Río Negro, Jan. et
Pebr. (C. S.) et prope Chonkenk-aik et EmelU-aik secus Río
Chico, Febr. 1898 (C. A.).
210. Áster montevidesnsis (Spr.) Grisb. = DC.^ Pr. V, f. 349 sub n.
23. — Grisb., Pl. Lriz., n. 421.
Hab. Non rarus in pratis aridis sabulosis circa salinarum secus
Rio Negro prope Carmen de Patagones, Febr. 1898 (C. S.).
211. Áster haplopappus (Remy) OK. =Gay, Fl. Chil. VI, f. 19. —
OK., Rev. gen. plant., III, 2, f. 130.
Hab. Sat vulgatus in aridissimís secus Rio Negro, prope Carnien
de Patagones, Febr. 1898 (C. S.).
212. Chiliotrichum diffusuh (Frst.) OK. = Ch. amelloideum Cass.
— Speg., Plant. Pal. austr., n. 177.
Hab. Rarum ín dumetis montanis prope Lago Argentino, Febr.
(C. A.), in Chubut centrali, Nov. 1898 (sine n., J. Koslowskj),
nec non in rupestribus monlanís prope Nahuel-huapi, Dec.
1897 (C. S.).
Obs. Ob íoliorum magnitudinem formae tres distinguendae :
a) Typica : foliis ex obovato oblanceolatis (25-30 mm long.
= 7-8 mm lal.), planis v. vix in parle antica leniter revolutis,
subobtusiusculis-ex Lago Argentino.
h) Media : foliis oblanceolatis (15-20 mm long. = 3-4 mm
!at.), planis, subobtusiusculis, ex-Chubut.
c) Angustifolia : foliis lineari-oblanceolatis(10-20 mm long.
= 2-3 mm lat.), valide revolutis, acutis-ex Nahuel-huapi.
213. ViTTADiNiA TRiFüRCATA (Lcss.) Bnth. & Hook. = DC, Pr. V,
f. 296 et VII, f. 275. — Bnth. & Hook., Gen. pl. II, f. 282.
Hab. Sporadica sed rara in campis saxoso-sabulosis secus Rio
Negro praecipue prope Carmen de Patagones, Febr. 1898
(C. S.).
214. Baccharis PATAGÓNICA Hook, & Arn. = Wlprs, Rep. II, f. 596.
Hab. In dumetis montanis secus CarreM-/eo/ii, Jan. 1880(C. M.).
2\'i. Baccharis hagbllanica Pers. = DC, Pr. V, f. 405.
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGOMGAU 187
Hab. Non rara in rupestribus montanis et alpinis prope Lago
Nahuel-huapi, Dec. 4897 (C. S.).
Ohs. Species fere sine dubío ullo cum B. alpina HBK . idéntica I
216. Bacgharis UMBELLiFORMis DC = DC, Pr. V, f. 410. — Gay, Fl.
Chil. IV, f. 95.
Hab. Non rara in dumelis montanis prope Lago Nahuel-huapi,
Dec. 1897 (C. S.).
217. Bacgharis coNFERTiFOLiA Colla =i= Gav, Fl. Chil. IV, í. 85.
Hab. Non rara in valleculis montanis prope Lago Nahuel-huapi,
Dec. 1897 (C. S.).
218. Bacgharis flabellata Hook. & Arn. = Wlprs, Rep. II, f.596.
Hab. Rarissíme in praeruptis saxosis et sabulosis ad confluen-
tiam flumiuum Liraay et Neuquen, Dec. 1897 (C. S.).
219. Bacgharis rosmarinifolia Hook. & Arn. = DC, Pr. V, f. 419.
Hab, Vulgata in rupestribus collinís et montanis prope Lago
Nahuel-huapi, Dec. 1897 (C. S.).
220. Bacgharis Baldwinii Hook. & Arn. = Wlprs, Rep., II, f. 596.
Hab. Non rara in dumelis altiplanitiei secus Rio Negro, Febr.
1898 (C. S.).
221 . Bacgharis ARTEMisioiDES Hook, & Arn. = Vk^lprs, Rep. II, f. 597.
Hab. Non rara in pratis aridis sabulosis altiplanitiei secus Rio
Negro, Febr. 1898 (C. S.).
222. Bacgharis pingraeaDC.=DC., Pr. V, f. 420.
Hab. Sat vulgata in editioribus secus Rio Negro, Jan. et Febr.
(C. S.) et in Chubut, Dec. 1898. (n. 18, Koslowsky).
223. Bacgharis PiNGRAEADC.var. anguslissima DC.=DC.,Pr. V,f.420.
Hab. Vulgatissima in dumetis altiplanitiei secus Rio Negro,
Febr. 1898. (C. S.).
224. Bacgharis saligifolia Pers. = DC, Pr. V, f. 401 .
Hab. Vulgatissima in insulis prope ostia Rio Negro nec non in
uliginosis prope Choel-choel, Jan. et Febr. 1898. (C. S.).
188 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
225. Baccharis Darwinii Hook. & Arn. = Speg., Plant. Pat. austr.,
n. 183.
Hab. In campis dumeíosís secus Rio Chico ^ Jan. 1897 (C. A.), in
sabulosís ad coníluentiam fluininum Limay et Neuquen, Dec.
1897 et secus Rio Negro prope Carmen de Patagones, Febr.
1898. (C.S.).
Obs. Specimina Patagoniae australís et subandinae prostrata
sed foliislatioríbus donata; illa autem ex Rio Negro elata erecta
(50-80 cm alt.) patentim ramosa, foliís magis remotis atque
parvis.
226. Baccharis ulicina Hook & Arn. = Wlprs, Rep. II, f. 598.
Hab. Yulgatissima in campis secus Rio iNegro, Jan. et Febr.
1898. (C. S.).
Obs. Planta caespitosa intense viridis, alimentum salutare prae-
cipue ovibus praebens, ei pasto vel yerba de las ovejas ab ¡n-
colis nuncupata.
227. Baccharis JÚNCEA Dsf. = Speg., Plnt. Pat. austr., n. 185. —
Prim. Fl. Chub. n. 100.
Hab. Vulgata in uliginosís praecipue salsis secus Rio Negro»
Dec. et Febr. 1898. (C. S.).
Obs. Variat plus minusve elata (50-180 cm alt.) atque foliis
quandoque elongatis acutiusculis integerrimis v. minute den-
seque serrulatis quandoque abbreviatis, obtusis laxegrosseque
dentato-repandis.
228. Baccharis trímera DC. var. viscosissima Speg.
Hab. Ad marginem salinarum et in campis salsis secus Rio Ne-
gro, Febr. 1898 (C. S.).
Obs. Specimina patagónica a typo sat recedunt et facile novam
speciem sistunt, sed omnia jam omnino floribus orbata, atque
non describenda. Humilis (20-30 cm alt.) laxe v. dense caespi-
tosa, ramis fastigiatis gracilibus (1,5-2 mm díam.) inter-
rupte tricostato-subalatis, ad nodos inferos nudisad superes
sensim magis aproximatos foliis, utrimque obtusis línearibus
gradatim majoribus(inGmis1-2 mm long. =0,5-1 mm lat. =
superis 4-6 mm long. = 1 mm lat.) crassiusculis donatis,
ómnibus dense viscoso-vernicosis.
NOVA ADDENDA AD FLORAM PATAGONIGAM 189
229. Baccharis cylindrica DC. = DC, Pr. V, f. 426.
Hab. Non rara sub umbra arbuscularum in al tipian itie secus
Rio Negro, Jan. el Febr. 1898 (C. S.).
230. Baccharis melanopotamica Speg., n. sp.
Diag. Perennis fruticulosa párvula subglaberrima, ramis graci-
libus sulcaíO'Síriatts acrogme monocephalis, foliis alternis lan-
ceolato V. spat huíalo -sub linearibus sessilibus subuninerviis
margine pectinaiim denticulalo-spinulosis, capitulis subcorym-
bosis turbinalis bracteis 4-5 seriaíis lanceolalis acuíis obscure
viridibus, margine pallidis vix ciliolaío-pubescenlibus.
Hab. Vulgata in aridissímis alliplanitiei secus Rio Negro, Jati.
etFebr. 1898 (C. S.).
Obs. Rhizoma plus minusve profunde delítescens ramosum, ra-
mis subferraneis elongatis subcarnosulís (15-25 cm long. =
2-4 mm crass.) albescentibus glaberrimis laxe adpresseque
alíeme squamulosis v. cicalricosis, superfícem soli allingen-
libus ibique ramos aéreos emillenlibus. Rami aerei frulicu-
losi erecli v. subproslrati (10-25 cm long. == 1-2,5 mm crass.)
solilarii V. saepius subfasligiatis, a basi plus minusve laxe
adpresseque allerne ramulosi virides v, subcinerascentes longi-
ludinaliler sulcato-slriali glabri v. saepe (praecipue in juven-
lule)!axíssime minulissimique pulverulenlo-hispiduli, laxiu-
SGule foliosi, ápice monocephalí; folia infera lineari-spalhulala
inlernodiis duplo triplove longiora (10-15 mm long. = 4-5
mm tal.) oblusiuscula, media suhlineari-lanceolalainlernodia
aequaalia (8-10 mm long. = 2-2,5 mm lal.) subaculiuscula,
suprema linearía inlernodiis breviora (4-5 mm long.= 1 mm
lal.) acula, omnia erecla ramis salís adpressa, membranácea
rigidula glaberrima epunclala (v. vix in prima juvenlule, sub
lente valida, minute obsoleleque punclulala) plana, deorsum
non V. vix allenuala sessilía non amplexicaulia^ ima basi
3-nervia, sed nervis duobus laleralibus moxevanidis, lertio
centrcili lamen dorso ad apicem fere usque perspicuo, margi-
gine laxe pectinaiim denticulalo-spinulosa, denlibus utrimque
saepius 6-9 parum prominulis .sed spinulis (vix in foliis non-
nullis supremis defícientibus) palentíssimis elongatulis (0,5-
mm long.) acutis rigidulis albicantibus armatis. Capitula ad
apicem ramorum solitaria sed in planta corymbosula, lur-
binala (6-7 mm long. =4 mm diam.) poslice rolundala, basi
188 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
225. Baccharis Darwinii Hook. & Arn. = Speg., Plant. Pat. austr.,
D. 183.
Hab. In campis dumetosis secus Rio Chico^ Jan. 1897 (C. A.), ín
sabulosís ad confluentiam fluininum Límay et Neuquen, Dec.
1897 et secus Río Negro prope Carmen de Patagones, Febr.
1898. (C.S.).
Obs. Specimina Patagoníae australis et subandinae prostrata
sed folíislatioribus donata; illa autem ex Rio Negro elata erecta
(50-80 cm alt.) patentim ramosa, foliís magis remotis atque
parvis.
226. Baccharis ulicina Hook & Arn. = Wlprs, Rep. II, f. 598.
Hab. Yulgatissima in campis secus Rio iNegro, Jan. et Febr.
1898. (C. S.).
Obs. Planta caespitosa intense viridis, alimentum salutare prae-
cipue ovibus praebens^ et pasto vel yerba de las ovejas ab ín-
colís nuncupata .
227. Baccharis JÚNCEA Dsf.=Speg., Plnt. Pat. austr., n. 185. —
Prim. Fl. Chub. n. 100.
Hab. Yulgata in uligínosís praecipue salsis secus Río Negro,
Dec. etFebr. 1898, (C. S.).
Obs. Yariat plus mínusve elata (50-180 cm alt.) atque foliís
quandoque elongatis acutiusculís integerrimis v. minute den-
seque serrulatis quandoque abbreviatis, obtusis laxegrosseque
dentato-repandis.
228. Baccharis trímera DC. var. viscosissima Speg.
Hab. Ad marginem salinarum et in campis salsis secus Rio Ne-
gro, Febr. 1898 (C. S.).
Obs. Specimina patagónica a typo sat recedunt et facíle novam
speciertí sistunt, sed omnia jam omnino floribus orbata, atque
non describenda. Humilis (20-30 cm alt.) laxe v. dense caespi-
tosa, ramis fastigiatis gracilibus (1,5-2 mm diam.) ínter-
rupte tricostato-subalatíSy ad nodos inferos nudisad superos
sensim magis aproximatos foliís, utrimque obtusis linearibus
gradatim majoribus(inflmis1-2 mm long. =0,5-1 mm lat. =
superis 4-6 mm long. = 1 mm lat.) crassiusculis donatis,
ómnibus dense viscoso- vernicosís.
NOVA ADDENOA AD FLORAM PATAOONICAM 189
229. Baccharis cyundrica DC = DC, Pr. V, f. 426.
Hab. Non rara sub umbra arbuscularum in altíplanitie secus
Rio Negro, Jan. et Febr. 1898 (C. S.).
230. Baccharis mblanopotaiiica Speg., n. sp.
Diag. Perennis fruticulosa párvula subglaberrima^ ramis graci-
libus sulcato-strtatis acrogene monocephalis, foliis aUernis ton-
ceolato V, spat huíalo -sub linearibus sessilibus subuninervits
margine peclinatim denticulaío-spinulosis, capitulis subcorym-
bosis turbinatis bracleis 4-5 seriatis lanceolatis aculis obscure
viridibus, margine pallidis vix ciliolato-pubescenlibus.
Hab. Vulgata in aridissímis alliplaniliei secus Rio Negro, Jan.
el Febr. 1898 (C. S.).
Obs. Rhizoma plus minusve profunde delítescens ramosum, ra-
mis subCerraneis elongatis subcarnosulis (15-25 cm long. =
2-4 mm crass.) albescentibus glaberrimis laxe adpresseque
alterne squamulosis v. cicatricosis, superíicem solí attíngen-
tibusibique ramos aéreos emittentibus. Rami aereí fruticu-
losi erecti v. subprostrati (10-25 cm long. == 1-3^5 mm crass.)
solitarii V. saepius subfastigíatis, a basi plus minusve laxe
adpresseque alterne ramulosí víridesv. subcinerascentes longi-
tudínaliter sulcalo-striati glabri v. saepe (praecipue ín juven-
tute)laxissime minutissimique pulverulento-hispiduli, laxiu-
scule foliosi, ápice monocephali; folia infera lineari-spathulata
luternodiis duplo triplove longiora (10-15 mm long. == 4-5
mm lat.) obtusiuscula, media sublineari-lanceolatainternodia
aequaatia (8-10 mm long. = 2-2,5 mm lat.) subacutiuscula,
suprema linearía internodiís brevíora (4-5 mm long.= 1 mm
lat.) acuta, omnia erecta ramis satis adpressa, membranácea
rigidula glaberrima epunctata(v. vix in prima juventute, sub
lente valida, minute obsoleteque punctulata) plana, deorsum
non V. vix attenuata sessilia non amplexicaulia^ ima basi
3-nervia, sed nervis duobus lateralibus moxevanidis, tertio
centnili tamen dorso ad apicem fere usque perspicuo, margi-
gine laxe pectinatim denticulato-spinulosa, dentibus utrimque
saepius 6-9 parum prominulis sed spinulis (vix in foliis non-
nullis supremis defícientibus) patenU'ssímis elongatulis (0,5-
mm long.) acutis rigidulis albicantibus armatis. Capitula ad
apicem ramorum solitaria sed in planta corymbosula, tur-
binata (6-7 mm long. =4 mm diam.) postice rotundata, basi
19¿ ANALBS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
conductor caya resistencia sea de un ohmio, produce la corriente de un
amperio.
El Diccionario de la Academia que en breve ha de ver la luz pública, comprenderá en
su apéndice las deflniciones de las unidades eléctricas más usuales.
El dar nombre á estas diversas unidades parece empresa fácil, porque en rigor ya todas
tienen su denominación propia, y sin embargo es empresa diffcil, porque tales nombres
son todos ellos de autores, de sabios, de inventores extranjeros, y cuesta trabajo, mucho
trabajo, acomodar á nuestra fonética palabras que con diflcultad pronuncian nuestros la-
bios y que en nuestros oídos suenan ásperas y aán á veces ridiculas.
Y sin embargo, era preciso incluir todos estos vocablos en el apéndice del nuevo dic-
cionario, porque muchos de ellos van siendo de uso común, y hasta aquí no existe regla
alguna ni para sus terminaciones, ni para sus plurales, ni para sus adjetivos.
El sabio académico y eminente hombre de ciencia don Eduardo Saavedra, en el último
discurso que leyó á la Academia de la lengua, al contestar al del señor Cortázar, trató
magistral mente esta cuestión en que ahora nos ocupamos. Y los preceptos y las reglas que
formuló son los que han prevalecido.
De las razones y de las doctrinas en dicha Memoria expuestas, nada diré ; limitándome
en este artículo, y acaso en otro, á la parte que pudiéramos llamar constituida, sin tratar
para nada de la parte constituyeme : la ley está á punto de ser promulgada, pues á la ley
me atengo.
Los radicales de los nuevos nombres de unidades eléctricas son los de aquellos sabios
que han prestado algún gran servicio á la ciencia eléctrica, ya teórica, ya práctica ; ó en
el gabinete del experimentador ó en las regiones de la teoría.
Estos nombres son los siguientes: Coulomb, Ampére, Yolta. Ohm, Watt, Faraday y
Joule ; sin contar otros que quedan para más adelante.
La parte radical délos nuevos términos hay que tomarla, pues, en los nombres prece-
dentes, porque son nombres aceptados por todas las naciones civilizadas ; verdaderos
monumentos en honor del genio universal levantados ; tributo á la memoria de los que
honraron el trabajo y la ciencia humana.
De suerte que sobre estos radicales no cabe discusión, se imponen ; sería una preten-
sión ridicula escoger otros y hay que aceptarlos y hay que respetarlos.
La única misión de la Academia ha consistido en dar forma á las terminaciones, aco-
modada á la índole de nuestro idioma y que se preste á la construcción de plurales y ad-
jetivos.
La terminación general para todos estos, que pudiéramos llamar términos eléctricos,
propuesta por el señor Saavedra en la Memoria ya citada, por las razones que ampliamente
desarrolla, es la terminación en io.
Cierto es, que el uso de alguno de estos nombres venía siendo otro. Así, á la unidad
de corriente eléctrica se le daba el nombre de amper ; nombre fácil de pronunciar, y cuyo
plural amperes es también sencillo y de sonido agradable. Pero en cambio hay otros
nombres que es imposible conservar. Por ejemplo, la unidad de resistencia, que se de-
signa siempre por el vocablo Ohm. Porque en este caso, ¿cuál iba á ser el plural?
¿Ohmes? ¿0hmos?¿Óhm8?
Ninguno de los tres ha parecido aceptable; y el último sería de todo punto inadmisi-
ble por la acumulación de las tres consonantes /i, mjs; por la dificultad de la pronun-
ciación, y porque en castellano jamás se forman los plurales de este modo.
Otro tanto podemos decir del nombre que designa la unidad de fueraa electro-motrix, á
saber de la palabra volt. El plural volts es aún más inadmisible que el plural Ohms.
Nuestro idioma rechaza, por regla general, esta acumulación de consonantes. Hacen
daño al oído, y aún hacen daño á la vista la /, la í y la í, constituyendo una unidad fo-
nética.
Para nosotros los españoles, cada consonante es como una montaña más ó menos dspera
MISCELÁNEA 193
y en cambio cada rocal es como un valle que tiene suavidad y dulzura. Y entre montaña
y montaña, pedimos con ansia un valle en qué reposar, que es como decir que entre con-
sonante y consonante nos complace y anima encontrar una vocal.
Y así. en la palabra volts, trepar por la I, y sin descanso alguno emprender la subida
de la f, y encontrarnos por último con la f, es trabajo que rinde todo nuestro aparato
bocal .
Verdad es, que podríamos emplear la palabra volta, cuyo plural voltas es de fácil
pronunciación. Pero aplicar un sistema distinto para cada palabra es romper la unidad
de la nomenclatura eléctrica. Y si en las formaciones de carácter popular la variedad,
antes es provechosa y estética que desagradable y perjudicial, porque es señal de fuerza
creadora y de riqueza y vida, esta variedad es inadmisible en las nomenclaturas cien -
tificas, que por su carácter propio son artificiales.
Por todas estas razones, que someramente apunto, se ha adoptado— como queda dicho
— la que llamaré unidad de terminación en lo ; estableciéndose los nombres siguientes :
Culombio, para la unidad de cantidad eléctrica .
Y Culombios será el plural .
Amperio^ para la unidad de corriente y
Amperios será asimismo el plural de dicha palabra.
Amperímetro será el aparato de medida de los Amperios.
Y es inútil insistir sobre la formación de plurales, pues todos siguen la regla general
de la gramática.
Ohmio ha de ser la unidad de resistencia. Y de este substantivo se deriva, sin difícul-
tad alguna, el adjetivo óhmico, algo raro, pero inevitable.
Voltio f derivado de Volta, constituye la unidad de fuerza electromotriz, Y de esta pa-
labra se deducirán:
Voltímetro, aparato para medir voltios, y que no hay que confundir con otro aparato
antiguo llamado voltámetro. Y al mismo tiempo la palabra
Voltaje 6 conjunto de voltios, término que ya está muy en uso.
Vatio, designa la unidad de trabajo eléctrico, y aunque pudiera haber dudas respecto á
este término porque se deriva de Watt y la w no suena en inglés como v, sino como u,
la comisión ponente adoptóla solución indicada.
Faradio fué la palabra elegida para designar la capacidad eléctrica, como derivada de
Faraday, sustituyendo tan sólo á la terminación inglesa ay la terminación io, de excelente
aplicación para este caso.
Por último se designó por
Julio la unidad de medida del trabajo eléctrico con independencia del tiempo y como
derivado del nombre propio Joule.
Sí el dar nombre á la<; unidades eléctricas á gusto de todo el mundo, á satisfacción de
todos los oídos, con facilidad para todos los aparatos bocales y respetando al mismo
tiempo el universal convenio de todas las naciones, era trabajo arduo, no lo ha sido
menos el de definir cada uno de estos términos, porque había que evitar por una parte
las definiciones excesivamente científicas y por otra parte no era posible consignar en el
Diccionario definiciones tan sencillas ó tan vulgares que resultaran erróneas.
XIII Cong^reso Intepaaclonal de Medleina. — Por primera
vez se ha invitado especialmente á nuestro país á concurrirá un congreso médico
internacional de la importancia del que debe celebrarse en París del ¿al 9 de
agosto de 1900. constituyéndose aquí un comité, presidido por el doctor Eufemio
Uballes, Idéntico á los que funcionan en Us capitales de mayor adelanto científico .
El congreso, presidido por el doctor Lanneloogue, comprenderá cinco secciones,
dedicadas á las ciencias biológicas, médicas, quirúrgicas, obstetricia y ginecolo-
gía y medicina pública.
Añ, SOC. CIC^T. ARG. — T. XLVIll 13
194 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Es de esperarse que la cooperación de los médicos argentinos dejará bien sen-
tado el nombre científico del país, presentando un considerable numero de adhe-
siones y de trabajos de importancia, cosa fácil de preveer por el éxito de la sección
de ciencias médicas en el Congreso Científico Latino Americano.
Las solicitudes de cartas de admisión (que sólo cuestan 5 pesos oro y dan de-
recho á rebajas en los pasajes y á las publicaciones del Congreso) y el anuncia
de los trabajos, deben dirigirse antes del 1* de abril de 1900, al secretario del
Comité Nacional, doctor G. Aráoz Alfaro, Santa Pe, 2394.
Modo de evitar las inundaciones del pío Xeg^po* — En la
entrega de julio de este año (página 60) indicamos la solucióu propuesta enla/?6>
vista Técnica por el ingeniero Constante Tzaut para remediar las desastrosa»
inundaciones del río Negro, que tantos perjuicios causan á las nacientes pobla-
ciones é industrias de las márgenes de ese río .
Habiéndose formulado algunas objeciones á ese proyecto, su autor el ingeniera
Tzaut, las refuta atinadamente en el número 86 de la misma revista, cuyos conti-
nuos progresos y creciente interés nos es grato hacer constar de nuevo con esta
oportunidad.
Aduce en defensa de su idea los resultados alcanzados en otros países y los
datos adquiridos en su práctica y conocimiento personal de aquellas localidades.
La bondad del remedio señalado por Tzaut es también confirmada por los si-
guientes párrafos del extenso informe elevado al ministerio de obras públicas por
el ingeniero Cesar Cipolleti, quien propone exactamente la misma solucióu, apo-
yada en excelentes razones.
Como es sabido, el rio Negro se forma por la confluencia del Neuquen y el Limay, que
tienen sus orígenes en las altas cumbres de la Cordillera con un frente total de 560 kiló-
metros de los cuales 260 kilómetros pertenecen al Neuquen y 300 ai Limay. Es conocida
también la extrema irregularidad de la distribución de la lluvia en esas regiones; mien-
tras que en la alta Cordillera por un ancho variable de 20 á 50 kilómetros las precipita-
ciones meteóricas de agua y nieve son copiosísimas y no inferiores á dos metros ¡tor
año, en la zona inmediata de sus contrafuertes se reduce á una media no superior á ios
30 ó 40 centímetros, desapareciendo casi del todo en los territorios inferiores, alcanzan-
do en Roca á pocos centímetros. De estas condiciones de cosas se concluye que las cre-
cientes de este río se forman exclusivamente en la alta Cordillera, influyendo en ellas
poco y sólo accidentalmente los territorios inferiores.
Las cuencas hidrográficas del Limay y Neuquen difieren en que mientras á cada valle
(le la primera corresponde un gran lago ó serie de lagos y lagunas sucesivas, que fun-
cionan como moderadores de las aguas que afluyen en ellas, el Neuquen está casi des-
provisto de tales benéficos auxiliares. Pero en cambio de estos lagos superiores, la natu-
raleza ha dotado la parte inferior del Neuquen de una vasta cuenca que puede ser apro-
vechada con el mismo objeto.
Esta es la cuenca ó la laguna Vidal, situada á 30 kilómetros de la confluencia y A
tres kilómetros de distancia de la margen izquierda del río, de una superficie extensísi-
ma y con un fondo muchos metros más bajo que el nivel del río mismo.
El caudal del río Negro varía entre un mínimum de 440 metros cúbicos en su estiaje
alcanzando, para una corriente de cinco metros á 3100 metros cúbicos, y á seis metros,
3900 metros cúbicos.
Los lagos principales de la cuenca del Limay, desde Nahuel-Huapi hasta el Alumine,
son nueve, con una superficie total algo superior á 1000 kilómetros cuadrados, de los
cuales la mitad pertenecen al primero. El volumen de agua que sale de este lago, varía
MISCELÁNEA 197)
entre 180 y lí-0 metros cúhicos por serondo, por una oscitación máxima del nivel del la-
go de *<uO metros. El ancho del cauce de los desagúes que salea de estos lagos varían
entre un miximo de 80 metros en el NahueUHnapi y entre 10 y 20 metros en los demás.
Esta circunstancia permite con toda facilidad cerrarlos con obras transversales pro^i^tAs
de compuertas, con objeto de levantar artifícialmente sus niveles. Si tal levantamiento se
limitara, por ejemplo, i ¿.50 metros, se tendría la posibilidad de acumular en los lagos,
un volumen de agua de 2.500.000.000 de metros cúbicos y disminuir el caudal del Limay
durante todo un mes en 1000 metros cúbicos por segundo ó 1500 por veinte días, que
pueden considerarse la duración máxima de un período extraordinariamente lluvioso.
Por cuanto se reOere ¿ la cuenca de Vidal, se ha comprobado que su superficie abarra
próximamente 250 kilómetros cuadrados, siendo rodeada por todas partes de altas barran-
cas, y que su fondo se encuentra á 40 metros bajo el nivel del río.
La distancia del río á la cuenca es de tres kilómetros con terrenos bajos, de modo que
aún actualmente se verifican desbordes que penetran allí formando salitrales y lagunas.
El grun inconveniente de esta cuenca es que no es posible dar salida á las aguas acumu-
ladas en ella sin obras colosales de las cuales no es, al presente, ni el caso de pensar.
Para su desagüe no se puede contar sino con las oscilaciones del nivel del río, que ava-
lúo en tres metros sobre las aguas ordinarias, y con la evaporación é infiltración de la
superficie y fondo de la laguna, que avalúo en tres metros como mínimo. Ouedarían, por
lo tanto, disponibles siete metros de altura al año, que por 250 kilómetros cuadrados <lo
superficie, dan 1.750.000.000 de metros cúbicos con que se pueden extraer del Neuquen
I0(K) metros cúbicos por segundo y por veinte días seguidos.
Pero teniendo presente qae mientras las crecientes extraordinarias se suceden con in-
tervalo de unos años, y que la evaporación y filtración funcionan continuamente, será ló-
gico concluir que el volumen de embalse efectivamente disponible para casos extraonlí-
narios será, á lo menos, tres ó cuatro veces mayor de lo indicado.
Los gastos de estas obras no serán excesivos. Se levantaron planos acotados de los
desagúes de los lagos Nahuel-Huapí y Trafül, y se tienen croquis de los demás Los estu-
dios correspondientes para las obras de embalse no han sido concluidos, pero puedo ase-
gurar que no excederán de 1.000.000 de pesos para los nueve lagos considerados y t\o
350.000 si se limitaran al solo Nahuel-Huapi .
Para utilizar la cuenca Vidal se precisa crear en la orilla del río y frente á la misma
un desagüe de superficie (diversivo) al nivel y con el largo necesario, abriendo atrás tle
él un canal de 150 metros de ancho hasta encontrar otra vez el plano inclinado que hiija
á la cuenca. Esta obra podrá importar medio millón de pesos.
Las conclusiones son que, según los datos ya adquiridos, es posible hacer desaparer<>r
las crecientes ordinarias y hacer inofensivas las extraordinarias con un gasto que, do (o.
dos modos, no alcanzará á dos millones de pesos.
Concluye el informe diciendo que lo que se propone eo ól no es un proyecto
concreto, pues para llegar A ésto se precisan aún muchos datos y largos estudios;
pero tiene la convicción de que éstos do podrán modificar radicalmente los con-
diciones indicadas y que los fondos empleados serán insignificantes en compari-
ción de las grandes ventajas que pueden conseguirse, tratándose do heneíln.ir
centenares de millares de hectáreas, librándolas de las inundaciones, proporci>)-
nándolas el agua necesaria para el riego y mejorando al mismo tiempo la hnv>>-
gabilidad del río.
bibliografía
I. - INGENIERÍA
Alzóla y Hfinondo (Pablo de). Las Obras Públioas en Bspaña. Biblio-
teca de la Revista de Obras Públicas, Bilbao, 1899.
Es UD prolijo estadio histórico de las obras públicas españolas, en particular
de sus vías de comuDÍcaciÓD, qae termina aconsejando á España que adopte
ff como lema de su regeneración el apotegma de que es preciso ser fuertes, per-
siguiendo este fin primordial en un largo período de orden» de paz, de recogimiento,
de moralidad y de trabajo, que acreciente el patriotismo nacional, hasta alcanzar
la riqueza y el saber, bases imprescindibles para la fortaleza de las naciones.
Brillié (H.). Torpilles et Torpilleurs. Garre y Naud. Paris, 1898.
En un elegante volumen, con hermosas figuras y láminas, sintetiza el autor
todo lo referente á estas poderosas máquinas de la guerra moderna.
Al tratar de las cualidades náuticas de los torpederos, cita el viaje á vela de
dos torpederos argentinos, tipo Yarrow, que vinieron en 72 días de Londres k
Buenos Aires, el año 1881.
Una bonita lámina muestra el aspecto que presentaba con sus velas desplegada
uno de dichos torpederos.
Dado el método seguido por Brillié, el libro puede servir como obra didáctica
en las escuelas navales y de torpedistas.
II. — CIENGIAS NATURALES
Uforag^as (Gonzalo). Ohénesis de las Rooas. Biblioteca de la Revista de
Obras Públicas. Madrid, 1898.
bibliografía 197
Ei aator dice coDocer miiy superficialmente la óptica ; saber may poco de
mineralogía y cristalografía, y todavía menos de química, mientras sólo tiene
ideas muy generales acerca la geología, lo que no obsta á que consigne en este
libro los resaltados y conclusiones á que ha llegado después de mucho tiempo
dedicado al estudio de las rocas.
No pretende haber hecho una obra didáctica de petrología :
No encontrará en él el lector casi nada de cuanto ae encuentra en las obras didácticas;
pero sí encontrará, tal vez, mucho muy interesante para estudiar aquellas con provecho.
Me es imposible indicar á qué clase de lectores destino mi trabajo. Que ha de tener
algunas ideas científicas generales quien lo lea, es indudable. Que su lectura puede ser
útil á muchos, que saben mucho más que nosotros, lo creo cierto. A los primeros les
servirá para proceder con método en el estudio de las rocas, si á él quieren dedicarse; y
á los segundos, tal vez, se persuadirán de que los más portentosos trabajos analf ticos,
deben ir acompañados de alguna síntesis que haga, no sólo útil, sino más agradable y
ameno el estudio.
Trucho! (P.}. Les Terrea rarea. Minéralogik. Propribt¿s. Analtse. Carré y
Naud, París, 1898.
No podríamos presentar mejor á nuestms lectores este interesente libro, que
trascribiendo |as siguientes palabras de su autor :
Se designa t>ajo el nombre de « Tierras raras >, un cierto número de sesquióxidos
díflcilmente reductibles, y cuyas propiedades físicas y químicas difieren extremada-
mente poco. Se les encuentra acumuUdos en un cierto número de minerales poco co-
munes, tales como la cerita. la gadolinita, la samarskita. la euxenita, la xenotina, la
monazita, el zirconio, la thorita, etc.
En estos últimos años, se ha descubierto uq cierto número de yacimientos muy impor-
tantes de estos tres últimos minerales en las dos Américas ; la monazita bajo forma de
« arenas monazitadas », en los Estados Unidos y en el Bra.sil ; la xenotima por Gorceix,
en la pronncia de Hinas-Geraes ; así como también un yacimiento considerable de zir-
conio, en Nueva Zelandia.
Estos óxidos raros tienden, pues, á hacerse más y más comunes y parecen bastante
repartidos en la naturaleza. Se les ha encontrado en pequeña cantidad casi en todas
partes, en la schcelita, en el mármol de Carrara, en los granitos noruegos, en los huesos
y hasta en la orina humana. Es de preveer que los descubrimientos de yacimientos un
poco importantes irán multiplicándose, si se nota que los principales de ellos, en parti-
cular, en lo concerniente á la monazita, el sirconio y la xenotina, se encuentran siempre
ó casi siempre en los yacimientos auríferos ó diamantíferos, provenientes de la desa-
gregación de las rocas primitivas. Los yacimientos de la Carolina del Norte, del Idaho y
de Minas Geraes, son un ejemplo notable de ello.
A los metales de las Tierras raras, propiamente dichas, cerio, lanthano. dídymo, yttrio,
ytterbio, etc., se agregan en esta obra la descripción del glucinio, del zirconio y de
thorío, que se encuentran casi invariablemente asociados á los primeros, en los minerales
de que hemos hablado.
El gerroanio, recientemente descubierto por Winkler en la argirodita de Freyberg,
será objeto de una descripción especial.
r.omo la química de los metales de las Tierras raras, se hace cada día más complejo, y
va siempre creciendo el número de elementos descubiertos, nos ha parecido interesante
fijar el detalle de los conocimientos físicos y químicos que poseemos actualmente sobre
estos metales.
Sólo en estos últimos quine** anos, se ha acrecentado notablemente la lista de estos
cuerpos.
i 98 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Para alguno de eJIos, no se ha conseguido demostrar por ahora de una manera con-
cluyente su verdadero carácter de simplicidad.
Explicando la división del libro en tres grandes partes, dice :
1* La parte mineralógica, que comprende un cuadro de los minerales de las Tierras
raras, el estudio detallado de los principales de ellos, en particular de las arenas mona-
zitadas, que son actualmente empleadas exclusivamente en la fabricación de manchone s
incandescentes, y en Gn un resumen sobre la situación geográfica de los principales
yacimientos ;
2*> La parte general, en la cual se encuentra la descripción de cada uno de los metales
raros y de sus sales, ya sean de ácidos minerales ü orgánicos. Se relatan los últimos
descubrimientos científicos ; en particular los notables trabajos de Moissan, Etard, Lang-
feld y Lebeau sobre los carburos de las Tierras raras, de Delafontaine sobre el philip-
pium, de G. Urbain y de Boudouard sobre el neodymo y la praseodyma, etc.;
3* La parte analítica que comprende todo lo que se sabe actualmente sobre los dife-
rentes métodos de fraccionamiento y de reparación, los caracteres analíticos de los dife-
rentes metales raros, y, en fin, los diversos procedimientos de análisis de productos
comerciales, nitrato de thorio, precipitado de thorio, arenas monazitadas, manchones de
incandescencia, etc.
Las aplicaciones de las Tierras raras, serán objeto de otro libro.
'Wissenoh.aflioh.en Ergebnisse der Sch-wedischen Bxpedition naoh den
Magellanslaendern. 1895-1897 . Unter leitung yon D' Otto Nordenskjold ;
Band I : Gbologie, Geographie und Anthropologie. — Estocolmo, 1899.
Ha aparecido la primera entrega de la publicación que contiene los resultados
científicos de la expedición sueca á la región roagallánica, efectuada por el doc-
tor Nordenskjold.
Contiene los siguientes interesantes artículos :
Nordenskjold, O. Preliminary Report of the Origin, Plan, and General Pro-
gress of the Swedish Expedition to the Magellan Territories.
Nordenskjold, O. Ueber die posttertíáren Ablagerungen der Magellanslánder
nedest einer kurzen Uebersicht ihrner tertiáren Gebilde.
Nordenskjold, O. Explanatory notes to accompany the Geological Maps of
the Magellan Territories, con un mapa en Visooooc
Dusen, P. Ueber die tertiáre Plora der Magellanslánder.
Los resultados generales de la expedición son conocidos de los lectores de los
Anales, por la conferencia dada por el doctor Nordenskjold en la Sociedad Cien-
tífica y publicada en el tomo XLIV, pág. 190-197.
Outes í Félix F.¡. Bstudios Btnográflcos. Primera serie : I. Critica al artí-
culo Orígenes Nacionales, del doctor Estanislao S. Zeballos ; II. Réplica al
doctor Daniel G. Brinton ; III. Los pobladores indígenas de la Gobernación del
Río de la Plata, según un documento inédito. — Buenos Aires, 1899.
Lienz (Rodolfo). Critica de la • Langue Auca * del señor Raoul de la
arasserie. Anales de la Universidad de Chile. Agosto 1898.
El doctor Lenz, justamente indignado por la inútil publicación del señor de la
Grasserie, ha publicado este trabajo de critica en el que demuestra no sólo los
enormes errores de que está plagada dicha Langue Auca, sino que también pro-
BlBLIOGRAFÍil 199
tesUi seriamente de la « manera escandalosa como ha falsificado » su trabajo,
copiando más de sesenta y seis páginas de los estudios araucanos, y « de la
desfachatez con que se ha atrevido á desfigurarlo », y como dice el doctor Lenz.
« sin decir ni siquiera en una nota que no es responsable de la jeríngonza' que
él ofrece á sus lectores, como lengua araucana ».
ESta manía que tienen muchos autores de ocuparse de las cosas de América,
sin haber estado en ella, y guiándose sólo por los libros publicados, buenos y
malos, y sobre todo sin el criterio suficiente para poderlos entender, es la causa
de esta cantidad de publicaciones exóticas desastrosamente malas, con las que
se mistifica á la buena fe científica de los estudiosos.
Si alguno de nosotros se permitiera ocuparse de cuestiones europeas ú orien-
tales, con igual criterio, ellos mismos serían los primeros en exclamar indigna-
dos : C'est trop fort I
Lo mismo hacemos nosotros con toda razón .
El doctor Lenz termina su crítica con las siguientes conclusiones :
Resumo ahora mi crUica de la Langw Auca del señor Raúl de la Grasserie en lo$
puntos principales, como sigue :
1* La introdacción sobre los araucanos está llena de disparates;
2* La gramática contenida en el libro, es una mediocre traducción al francés de la más
incompleta de las antiguas gramáticas, á saber de la del P. Luis de Valdivia, del año 1606;
3* Los extractos de los vocabularios del P. Valdivia y de Febrés-Larsen, se han hecho
sin ningún criterio y contienen muchos centenares de traducciones falsas y errores ma-
nifiestos ;
4* Los textos araucanos tomados de Valdivia están muy mal reimpresos y peor analiza-
dos; lofl que se han sacado de los Estudios Áraucetnot están tan desfigurados por falsas
interpretaciones de los signos fonéticos, y de muchas palabras, que son enteramente
inservibles ;
.V De consiguiente, todo el libro es completamente inútil y sin valor alguno, no aumenta
en nada nuestros conocimientos de la lengua y es muy inferior á cualquiera de las artes
de los misioneros de los siglos pasados ;
6* Á causa de los varios millares de erratas y faltas es completamente imposible tuar el
libro para fines científicos tatito como prácticos,
7* El señor Raúl de la Grasserie manifiesta en su libro Langw Auca no sólo una lamen-
table escasez de conocimietitos científicos, sino también una absoluta falta de seriedad y
cu* dado en el modo de trabajar y aún falta de honradez litereaHa y científica. Es de de-
sear qne el autor no continúe con la publicación de otras obras semejantes sobre lenguas
americanas.
Cuando se hace publicaciones como la que nos ocupa, y para que ellas tengan
inmediatamente el aplauso y la adhesión de los estudiosos, es necesario que el
autor tenga un capital científico ya conocido, y éste no le falta seguramente al
doctor Lenz.
Una serie de interesantísimas monografías que ha reunido después bajo el
título general de Estudios Araucanos ^ contienen un cúmulo de material de
primer orden, que indiscutiblemente lo colocan en el caso de ser hoy la primera
autoridad en la materia.
Sus estudios han sido hechos como deben ser, in aífu, él conoce á los Indios
personalmente, los ha conversado como se les debe de conversar, y después de
haber reunido un buen bagaje de datos en sus viajes, ha procedido con plena
conciencia al trabajo de gabinete y, con un criterio sano y sin prejuicios, ha podido
200 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
realizar su obra, la que con perseverante labor ha ido apareciendo en los Anales
de la Universidad de Chile y en la reyista Verhandlungen des Deutschen
Wissenschaftlichen Vereins zu Santiago de Chile, desde 1895 hasta 1897.
Creemos oportuno publicar á continuación la nómina de las monografías que
contiene la obra del doctor Lenz, y que nos hacemos un deber de recomendar á
los estudiosos.
Introducción á los Estudios Araucanos; De la lengua araucana; Una carta del P. Andrés
Febrés al P. Bernardo Havestadt.
ESTUDIOS ARAUCANOS
i. Viaje al país de los Manzaneros, contado en dialecto huilliche por el indio Domingo
Quiutuprai. — II. Diálogos en dialecto huilliche. — III. Diálogo en dialecto picunche.—
IV. Trozos menores en picunche y hailliche: \, La fiesta de la trilla entre los indios de
Collipulli, por Juan Amasa (picunche) ; 2. Episodio histórico ; 3. La erupción del volcán
Calbuco; 4. La llegada del forastero; 5. Canto del borracho, por Domingo Quintuprai
(huilliche). — V. Diálogos en dialecto pehuenclie chileno.— VMX. Cuentos araucanos, re-
feridos por el indio Cal vun (Segundo Jara), en dialecto pehuenche chileno. — VI. i. Cuentos
de animales ; Introducción. I. El traro y el jote ; 2. El jote y el zorro ; 3. El zorro y el
tábano; 3. El zorro y el tábano (otra versión) ; 4. El zorro y el tigre; 5. El zorro y el
zorzal ; 6. El pollito ; 7. El pajarito llamado caminante ; 8. El zorro, el león y el armadi-
llo; 9. El potro libre y la muía; 10. El pan y el zorro; 11. El gallo de oro; 12. El tigre
con el zorro. —VII. ii. Cuentos míticos; Introducción. 1. La novia del muerto; 2. El
viejo Latrapai; 3. Las apuestas; 4. Los dos perritos; 5. Las transformaciones; 6. La hija
delt!herruve¡ 7. Huenchumir, el hijo del oso. t— VIII. iii. Cuentos de origen europeo;
Introducción. 1. Las tres hermanas; 2. Los tres hermanos; 3. Plata, hongos y talero;
4. La flor amarilla; 5. Las tres señas. — Apéndice á ios estudios VI, Vil y VIH. Notas
comparativas. La filiación de los cuentos de Calvun. — IX. iv. Cuentos históricos; Intro-
ducción. I. Calvucura y Tontiao; 2. Quilapan; 3. Un malón; 4. Calvucura en Voroa;
5' Relación de Añihual; h^ Canto de Añihual; 5« Nota sobre Añihual ; 6. Pelea de Huen-
chupan ; 7' R< lacíón de Mariñamco ; T^ Canto de Maríñamco ; 8* Relación de Trehualpe-
ye; 8*" Canto de Trehualpeye. — Cantos araucanos en moluche y pehuenche chileno; In-
troducción. Cantos araucanos en dialecto moluche; 1. Versos de Benito Naguln; 2. El
ladrón; 3. La vuelta del borracho; 4. Cantos de amor, I, II, III. Cantos araucanos dicta-
dos por Calvun, dialecto pehuenche chileno; 5. La queja de la mujer; 6-9. Cantos de
amor; 10. Canto de Ranculantu; 11. La queja de la viuda. Cantos guerreros; 12. Canto
de Nahuelcbeu; 13. Desafío; 14. Canto de Calviao. Cantos épicos; 15. Canto del cacique Ma-
rihual ; 16. Canto de Livonso ; Canto de Pranao ; 18. Canto d^ Puelmapu. Cantos sueltos ;
19. Canto de Samuel Quipúe ; 20. Canto de Bartolo ; 21. El canto de la Curiche. Ináku-
dun ; 22. Canto del Machi. — XI. Trozos descriptivos y documentos para el estudio del
folk-lore araucano; Introdución. 1. Descripción de la trilla entre los pehuenches; 2. La
piedra santa de Retricura ; 3. Viaje á Liukura ; 4. Viaje á Huinfali ; 5. El maleficio del
Lagarto ; 6. El pleito de Trureu; 7. Paseo al monte. — XII. Diálogos en dialecto moluche,
Epilogo.
J. B. AHBR09ETT1.
Píate ¡L.). Fauna oliilensis. Tomo I. — lena, 1898.
El primer tomo de esta importante publicación comprende los siguientes
artículos :
Plate, L. Die Anatomie und Phylogenie der Chitonen.
Wernbr, F. Die Reptilien und Batrachien der Samralung Píate.
bibliografía 201
STBüfDACHNBiWi F. Die Fische der Sammlang Píate.
Stbhpbll, W. Beitrage zur Kenotoiss der Nuculiden.
LuDwiG, H. Die Holothuriens der Sammlung Píate.
Brbitfuss, L. Die Kaikschwámme der Sammlung Píate.
MiCHABLSBN, W. Die Oligochaeten der Sammlung .Píate.
Bbrgh, R. Die OpisthobraDchien der Sammlung Píate.
VoN WissBL, K. Beitrage zur Anatomie der Gattung Oncidiella.
ScHALOw, U. Die Vdgel der Sammlung Píate.
LuDwiG, H. Die Ophiurender Sammlung Píate.
La obra nos interesa para la comparación de las faunas de ambas laderas de
los Andes.
Brgebnisse der Haxnburger MagaUxaensisolien Sammelrelse. — Uam-
burgo, 1896-1899.
Damos á continuación el contenido de las cuatro entregas aparecidas hasta la
fecha de los resultados de la exploración efectuada á las tierras magallánicas
por el doctor Michaelsen, enviado por el Museo de Historia Natural de Ham-
burgo.
Primera entrega, 1896 : Michablsbiv,W., Reisebericht ; Bbddard, F. E.,Naiden,
Tubifíciden und Terrícolen ; Udb, H., Enchytraciden; Fischer, W., Gephyreen ;
LóNNBERG, E., Cestoden; Brann, M., Trematoden ; Yon Linstow, Nemathelm-
inthen.
Segunda entrega, 1897 : Ehlrs, E., Polychaeten ; Grap Attems, C, Myríopo-
den; Scbabpfbr, C, Apterygoten; Brbdoin, G., Memipteren.
Tercera entrega, 1898 : Ludwig, 11.» Holothurien ; Vávra, W., Süsswasser-
Ostracoden; Kraher, P., Acariden; Matscbie, P., Sáugethieren.
Cuarta entrega, 1899 : Carlorbn, O.. Zoantharien; Mat, W., Alcyonaríen :
LuDwiG, H.» Ophiuroideen ; Ludwig, H., Crínoideen; Büngbr, O., NemeKinen;
Weltner, W., Cirripedien; Stavdinger, O., Lepidoptereu.
Muchas nuevas especies se describen en estas importantes monografías, que
contribuyen notablemente al mejor conocimiento de la fauna austral argen-
tina.
III. — CIENCIAS MÉDICAS
Rog^er (II. .\ Profesor substituto en la Facultad de Medicina de París. Intro-
duotion á l'étude de la médecine.
Fsta pequeña obra, reproducción de las conferencias dadas por el autor en la
Facultad de medicina de París, durante el semestre de 1897 á 1898, y destinado
á quienes se inician en el estudio de la medicina, tiene por único móvil allanar
las numerosas dificultades con que necesariamente se tropieza en los comienzos
de esta ciencia.
Con la amplitud que lo permiten sus reducidas dimensiones dedica sus prí-
roeros capítulos á la patología general, versándonos sobre todo lo que á su juicio
es indispensable y constituye la base para los estudios médicos.
!202 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Su segunda parte está destinada al estudio del pronóstico y diagnóstico, termi-
nando con ligeras nociones acerca de la terapéutica.
Además, trae consigo un (ndice analítico y léxico de todos aquellos vocablos
más comunmente usados en medicina.
C. Lagos García.
Tatti ¡D' Silvio'. Director del laboratorio del Hospftal Rivadavia. La cortesa
del pan como vehículo de gérmenes infeoolosos ; en : Anales de Sanidad
Militar, tomo I, número VIII. — Buenos Aires, agosto de 1899.
Este laborioso médico argentino, cuyo nombre es ya conocido en la ciencia por
e\ estadio de un nuevo signo clínico, la pulsación del pié ó signo de Tatti. nos
presenta ahora un completo trabajo sobre las infecciones que puede causar la iu-
gestión del alimento por excelencia, el pan. -
Después de pasar en revista los elementos que se necesitan para la preparación
de la harina, la naturaleza de las aguas empleadas en la panificación, las condi-
ciones de los sujetos que intervienen en esta elaboración y la acción de la tom-
poratura del horno sobre los diversos gérmenes experimental mente agregados al
pan, estudia bacteriológicamente la parte interna y corteza del pan en los diversos
momentos y circunstancias de su reparto y distribución.
Cinco láminas fotográficas ilustran los resultados de los cultivos, que han de-
mostrado la existencia de numerosos peligros al ingerir el pan en las actuales
condiciones, en especial por la presencia del bacilo de Eberth.
En conclusión exige Tatti :
I" Necesidad de un aseo absoluto en la preparación del pan ;
2* Necesidad de establecer una reglamentación especial con respecto á su extracción del
horno y su distribucióa ;
3" Higiene individual estricta de los encargados de la distribución y sobre todo bue-
nas condiciones de salud ;
4° En épocas de epidemia, obligación en los barrios infestados, de esterilizar el pan
en una estufa especial, antes de consumirse;
5" Las mismas prácticas de esterilización deberdn emplearse en los cuarteles, cárceles,
etc., aún en épocas normales.
Resumiendo, dice:
Hemos visto que la parte interna del pan, cuando éste está bien preparado, es asép-
tica, de modo que todos los gérmenes que hubiesen podido agregarse al prepararlo,
quedan destruidos por el pasaje por el homo. La infección del pan empieza cuando
comienza su extracción, pero por esto no hay que dejar de vigilar los trabajos necesa-
rios para su preparación, pues hemos visto que 7ogel ha encontrado hornos infectados.
Estando probado bajo el punto de vista químico que la corteza del pan reúne mayores
propiedades nutritivas que la miga, no puede dejar de administrarse á cierta clase de
enfermos y aún á muchos sanos y muy especialmente á los niños en general.
Las conclusiones de este estudio no nos obligan á suprimir la corteza del pan de la
alimentación, como podría creerse sino que permite llegar á exigir una vigilancia muy
estricta, con respecto á su preparación y sobre todo á su distribución.
Es verdaderamente inexplicable que haya pasado desapercibido hasta ahora este
peligro de contaminación, mientras se evita para los otros alimentos fundamen-
tales, empleando la cocción para las carnes, la esterilización ó ebullición para la
leche, y la filtración y hervido para el agua, y es tiempo de que se dicte una ro-
BIBLIOGRAFÍA 203
glamenUcióii racional que dos permita comer sin sobresalto « el pan naestro de
cada día».
A. Gallardo.
Hf orillo (D*^ Adolfo . Memoria de la Junta Central de Taouna, corres-
pendiente á 1898. — Santiago de Chile, 1899.
Dorante el año se practicaron 255.739 Tacunaciones en toda la república» apro-
vechando el acuartelamiento de la Guardia Nacional para vacunar y revacunar
no menos de 30000 conscriptos.
Se ha creado una nueva oficina en Magallanes extendiendo hasta el extremo
austral del continente los beneficios de este poderoso medio profiláctico que ha
reducido la mortalidad por viruela en Chile de 6754, que fué en 1890, á 330 en el
año pasado.
R<stas cifras demuestran elocuentemente la eficacia de los trabajos de la junta
tan activa y dignamente presidida por nuestro distinguido socio corresponsal doc-
tor Muríllo.
A. Gallardo.
Mepcanti TJ y Dessy 'S.), Oire«>tor y Subdirector del Instituto de Higiene
experimental. Sobre una enfermedad del ganado laxiar, en Anales de la
Direción General de Salubridad Pública de la provincia de Buenos Aires ^
números 1 á 6. La Plata» 1899.
Rn un folleto de 44 páginas, dan cuenta los señores Mercanti y Dessy de los
resultados de sus estudios sobre la enfermedad vulgarmente llamada lombriz de
las ovejas, debido á la creencia de que es producida por la presencia de ciertos
gusanos del género Strongylus, en el cuajar y los bronquios de las ovejas, en
particular de St. contortus y St. fílaria, que son los más abundantes.
Después de una síntesis de la anatomía patológica de la enfermedad y del estu-
dio histológico de los órganos de los animales enfermos, deducen los autores que
« faltando otra explicación, surge espontánea la hipótesis que esta enfermedad
pueda ser debida á un agente de naturaleza microbiana ».
Las observaciones bacteriológicas les llamaron la atención sobre un pequeño
coco oval, cuyas dimensiones algo variables, no llegan á 1 micromilímetro de
diámetro.
Este microbio aerobio fué cultivado en los medios usuales, provocando tam-
bién con él experimental mente la enfermedad, por medio de inoculaciones de
cultivos vivientes y de toxina», practicadas de diversas maneras.
Obtuvieron así dos formas de enfermedad experimental : una agudísima, pro-
vocada por inyecciones endovenosas ó endoserosas del microbio ó de sus toxinas,
y una crónica, que puede ser producida por inoculaciones repetidas, ó c^n la
inyección en la tráquea de los cultivos vivientes.
El microbio eislado por Mercanti y Dessy no es parecido, según los autores, á
ninguno de los cocos conocidos, y lo consideran como la causa principal, sino la
única, de la llamada lombriz de las ovejas, en contra de la opinión de Ligniéres,
quien atribuye esta enfermedad á un coco-hacterio Pasteurella ovina, hallado en
los estudios que realiza en el laboratorio de la Sociedad de Hacendados, estudios
aprobados por el profesor Nocard, después de revisarlos y controlarlos, durante
8u visita á la Argentina.
204 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Los señores Mercan ti y Dessy confían poder esclarecer yarios puntos, obscuros
de la patogenia de esta enfermedad, en una tercera contribución que piensan
publicar en breve.
IV. - VARIEDADES
Rocques (X.), Químico del Laboratorio municipal de París. Les eaux-de-vie
et liqueurs. — Un tomo de 220 páginas é ilustrado con numerosos gra-
bados.
Constituye un estudio completo é interesante á proposito de los alcoholes y
licores, fabricados actualmente en Francia.
A continuación de una ligera reseña sobre las substancias amiláceas y azucara-
das, se inicia un notable trabajo de comparación y clasificación de los alcoholes,
considerados bajo el punto de vista de la higiene, de su uso ó de su origen.
Todos los procedimientos industriales empleados hoy en la obtención de esta
substancia, son tratados detalladamente, terminando su estudio en consideracio-
nes acerca de los licores y jarabes más conocidos, tales como : el ajenjo, kirsch,
bitter, vermouth, jarabe de goma, granadina, etc.
C. Lagos García.
Piazza (Juan E.), Ayudante del Instituto de Higiene experimental de la Pro-
vincia de Buenos Aires. Sobre la leche y la manteca que se despachan en
en el mercado de La Plata ; en Anales de la Dirección General de Salu-
bridad Pública de la provincia de Buenos Aires y números 1 á 6. — La Plata;
1899.
De sus estudios deduce que :
La leche de La Plata, ya sea por la caatidad de la suciedad que la contamina, ya sea
por el número de los microbios que he podido encontrar en las muestras recién ordeña-
das, no puede considerársela muy mala, si se compara con la que se despacha en mu-
chas otras ciudades.
El porcentaje del mismo bacilo tubercular, sea en la leche, sea en su producto más
importante, la manteca, es inferior al que otros observadores han hallado en ciudades
que tienen buena fama por sus condiciones de higiene.
Indica la conveniencia de una mejor vigilancia y reglamentación, y confía ea
que la transformación de la industria lechera, que quedará en manos de grandes
empresas responsables y progresistas» ha de traer la completa solución de la cues-
tión de la buena leche.
MOVIMIENTO SOCIAL
Gonciipso para 1900. — En el deseo de estimular el amor al estudio
entre los socios de la Sociedad Científica Argentina y de contribuir á la solución
de interesantes cuestiones teóricas y prácticas, la junta directiva ha resuelto lia-
mar á un concurso á nuestros consocios bajo las bases siguientes :
4r 1* Se establece un premio consistente en una placa de oro y diploma co-
rrespondiente á la mejor composición sobre Estudio de transformación de ecua-
ciones.
«2* Se establece igualmente una medalla de oro y diploma correspondiente al
mejor trabajo sobre Estudio de los materiales de construcción del país.
« 3* Al primer premio podrán optar sólo los socios estudiantes y al segando
cualquier miembro de la sociedad.
« 4* Los trabajos serán presentados antes del día 30 de junio de 1900 ; llevarán
un lema, y en un sobre cerrado el mismo lema, conteniendo el nombre del autor
en su interior.
« 5* Los trabajos serán estudiados y clasificados por un jurado de cinco miem-
bros nombrados por la Junta Directiva.
«6* El jurado á que se refiere el anterior artículo abrirá los sobres correspon-
dientes á los lemas de los trabajos merecedores de premio y citará á su autor,
quien deberá sostener á satisfacción las proposiciones presentadas.
«7* Si la defensa áque se refiere el precedente artículo no diera al jurado la se-
guridad de pertenecer al firmante la memoria correspondiente, ésta será declarada
fuera de concurso, abriéndose juicio de la misma manera sobre los demás
trabajos.
^ 8* La clasificación del jurado será fundada en un informe escrito, y la asam-
blea, previo los informes que crea necesarios, decidirá si ha de acordarse el
premio. Acto continuo el jurado declarará el nombre ó los nombres de los agra-
ciados, debiendo conservarse en secreto los nombres de los demás autores.
<9* Los premios serán entregados en sesión pública el 28 de julio de 1900,
aniversario de la instalac^ión de la sociedad.
« Marcial R. Ca!«dioti,
«Presidente.
« Cristóbal M. Hicken^
« Secretario. »
205 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Debemos confiar en que se presentarán numerosas é importantes memorias,
respondtendo dignamente á la progresista iniciativa de la Junta Directiva.
Visita á la fábrica de Prat. — El 3 de agosto, un grupo de más de
sesenta socios visitó la importante fábrica de tejidos de Prat. Lá visita se pro-
longó desde las 8 hasta las 10 de la mañana.
En otro sitio de esta misma entrega se publica el interesante informe del agri-
mensor Cristóbal M. llicken, secretario de correspondencia de la Sociedad, sobre
dicha fábrica.
Visita al «Bélg^ica».— Interesantísima resultó la visita realizada por un
numeroso grupo de miembros de la Sociedad Científica el lunes 7 de agosto, al
Bélgica, fondeado en nuestro puerto, de regreso de su expedición austral.
Cun toda amabilidad hizo el capitán Gerlache los honores de su pequeña y só-
lida embarcación, explicando á los concurrentes el interesante material científico
de que está provisto el barco y mostrando en las cartas marinas la rula reco-
rrida.
Nuestros consocios pudieron ver las sondas empleadas en los sondages de gran
profundidad, los termómetros y aparatos destinados á recoger muestras de agua
y plancton, etc., las redes y dragas conque se han recogido numerosos repre-
sentantes de seres pelásgicos, así como también los vestidos, calzados y trineos
usados por los expedicionarios.
Respecto de los resultados científicos de la exploración, nada podemos agregar
á lo ya publicado en estos Anales (tomo XLVII, entrega V, paginas 240-34-^
mayo de 1899), pues, como es sabido, se reservan para el informe oficial destinado
á la Sociedad de (geografía de Bruselas.
Los visitantes agradecieron al capitán Gerlache las atenciones recibidas, felici-
tándolo por el éxito de su viaje.
Visita á la fábric^a de FranchinL — Con todo éxito realizó la socie-
dad, el 15 de agosto, una interesante visita á la fábrica de sombreros y tejidos de
los señores Franchini y C% situada en fielgrano.
Transcribimos á continuación la excelente crónica que publicó El Diario en su
primera edición del dia siguiente, pues da ella exacta cuenta de las impresiones
de los visitantes.
El argentino necesita ir á Europa para hacerse turista y carioso. Dentro de las fronte-
ras nacionales, sufre de una apatía incurable. Allá, víctima del anhelo de ver todo, lo
aburrido y lo bueno, se vuelve un Colón de insignificancias, y no pocas veces en cartas
públicas y privadas, refiere candorosamente impresiones que á veces hacen reír por lo
tontas y otras indignan por lo petulantes. En su tierra nada vale nada, sencillamente
porque no se llevan las narices más allá de la calle Florida ó de Palermo.
Y Buenos Aires no tiene, es cierto, una Alhambra, ó una plaza de la Concordia, ó un Be-
gent Circus, ó un Coliseo... pero para los hombres estudiosos y observadores, ofrece un
sinnúmero de curiosidades, entre las cuales deben mencionarse fábricas y talleres, faz
interesantísima de la actividad bonaerense, ancho campo en que al par que el grado de
adelanto, puede juzgarse la potencia del impulso y la importancia de la vida metropoli-
tana.
Vemos sonreír á muchos. Naturalmente ! Pueden ustedes seguir adelante, señores pa-
risienses ; no vamos á hablar ni de Cleo de Merode, ni de ivelte Guilbert, ni... pero si ni
MOVIMIENTO SOCIAL 207
siqniera vamos á referirnos al último can-cán en boga ! No lean ustedes más. vao á abu-
rrirse. Pero sigan aquellos que amana su tierra, y piensan, y sienten, y anhelan el
futuro bienestar, la grandeza, el poder material que procura después todos los poderes.
Sigan aquellos que pueden vivir á gusto fuera del boulevar des Italiens, en plena Avenida
Alvear, que son capaces de algo bueno en favor del país: esos, estamos seguros, se van
á sentir satisfechos y orgullosos.
La Sociedad Científica Argentina, que tiene el pecado original de ser argentina y de lle-
var una vida sería y modesta, pero útil y benéfica, no se conforma con saber que cada
seis meses se levanta un nuevo edificio en la Avenida de Mayo, que se ha asfaltado la
calle Florida ó que va adelante el palacio del congreso... Quiere, y con razón, pulsar el
verdadero adelanto déla metrópoli y conocer afondo cuanto encierra, para aprender y
para juzgar con conciencia. Todo ello muy plausible y digno de alabanza ! Por eso orga-
niza para sus asociados visitas interesantes, llenas de atractivos y de novedades, leccio-
nes vivas que dejan en el espíritu de los pocos iniciados recuerdos imborrables y que
resultan, como la de ayer, verdaderas y sorprendentes revelaciones.
No descubrieron nada, por cierto, los miembros de la Sociedad Científica. Muy sabido
es para la generalidad, que existen en el municipio fábricas de tejidos y sombreros.
Ahora, ¿dónde quedan? ¿quiénes son los empresarios? ¿qué importancia tienen? ¿có-
mo funcionan ?
Ayer, en Belgrano, entusiasmados en la fábríca de Franchini y C, preguntamos á uno
de los directores: ¿¿Tienen ustedes muchas visitas? — ¿ Visitas? nos respondió sor-
prendido. — Si, señor, visitas. — No señor, nuestra fábrica no es visitada sino allá muy
de tarde en tarde, por algún interesado...»
Hemos dicho todo: ayer, la Sociedad Científica representada por su presidente, inge-
geniero Marcial R. Candioti y unos cincuenta socios, visitó la gran fábrica de Belgrano,
establecimiento que hace honor por su capacidad y por sus trabajos á una ciudad como
Buenos Aires y que lo haría á cualquier otra ciudad del mundo. Escribimos bajo la gra-
tísima impresión que la visita dos produjo y lamentamos sinceramente que la eterna
lucha con el espacio nos impida hacer crónica menuda: merece aquello más que un suelto
de generalidades.
La fábríca está dividida en dos grandes partes : para fabricación de sombreros la una ;
para tejidos la otra.
En la prímera asistimos á la más curiosa de las transformaciones : aquella que lleva el
sombrero desde su origen, bien mezquino en verdad, hasta su forma definitiva, en la cual
no falta, por de contado — oh vanidad humana ! — la etiqueta bien inglesa y el nombre
de nuestros sombrereros más en boga... ¿Por qué etiqueta extranjera? ¡Pues sencilla-
mente por lo mismo que nos obliga á poner la palabra club atrás de Jockey y hotel atrás
de Tigre ó Brístol !
Hay que ser smarU pschutt, higK-lift^ lion, chic,
i Qué inmensa, qué fecunda labor en aquellos talleres ! ¡ Qué actividad prodigiosa !
¡ Oh, las formas burdas, toscas, groseras, que van á través de máquinas y manos de
obreros habilísimos transformándose vertiginosamente en continua, interminable cadena.
para ser distribuidos mañana en toda la ciudad, en toda la república, finos, livianos,
elegantes, suaves, producto perfecto de la inteligencia y de la labor de centenares de
hombres !
Y si este elogio brota espontáneo para una sección de la fábríca ¿ qué decir de aque-
lla en que cincuenta ó sesenta telares, preparan con una precisión artística las telas de
%*erano que hemos de lucir en todas partes dentro de algunos meses ? Aquello es positi-
vamente una maravilla y no se sabe qué admirar más, si la precisión de las complica-
dísimas máquinas, el gusto y la perfección de los tejidos ó la habilidad de los obreros.
Sin temor de errar, aseguramos que el espectáculo de aquel inmenso salón lleno de tela-
res no lo ofrece más hermoso la ciudad más industriosa del viejo continente.
Esta crónica no sería totalmente exacta si no tuviese un capítulo breve pero enérgico
208 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
sobre un abuso que hemos podido palpar ayer y que no es sólo cometido por los señores
Franchini : nos referimos á la maño de obra empleada en grande escala en las fábricas,
ios niños.
La culpa y la responsabilidad, bien grave por cierto, la tienen las autoridades. Existen
leyes que obligan de la manera más terminante á los padres de familia á enviar sus hi-
jos á la escuela de tal á cual edad. ¿Por qué no se cumplen esas leyes?
¿Por qué se permite que criaturas que se inician á la vida, que tienen apenas 8 á 10
años, vayan á talleres estrechos, muchos de ellos mal ventilados, á comprometer su salud
y su porvenir, medíante retribuciones mezquinas, cuando debían llevar una vida higiéni-
ca y tranquila? ¿Por qué se (olera este crimen? ¿Qué no salta á la vista que se están
preparando generaciones raquíticas, por torpeza, cuando no por incuria? Hay que reme-
diar, sin pérdida, de tiempo, este mal de incalculables proyecciones, hay que aplicar
rigurosamente la ley, castigando con fuertes multas á los dueños de fábricas ó talleres
que admitan niños 8in comprobar en cctda cato por medio de la fe de bautismo^ que están
en edad de ser obreros.
Volviendo al asunto que motiva estaei líneas, agregaremos que trabajan en la fábrica
de Franchini hasta 900 hombres, mujeres y niños, que sus productos tienen constante
colocación en la plaza y que hacen ruda competencia á los exXranjeros, siendo más y
más solicitados cada día.
Tres horas estuvieron los miembros de la Sociedad Científica visitando los talleres. Al
retirarse fueron obsequiados con una copa de oporto, y el doctor Gandioti en un brindis
oportuno sintetizó las impresiones favorables de los presentes, felicitando calurosamente
á patrones y obreros.
Agradecemos sinceramente al colega los amables conceptos que dedica á naes-
tra sociedad y á la labor que ella realiza.
ANALES
DE LA
SOCIEDAD CIENTÍFICA
ARGENTINA
Director : IngeDÍero ÁNGEL GALLARDO
Secretarios : Señores Eduardo Latzina y Carlos Lagos^^García
REDACTORES
iDgeoiero Kduardo Aguirre, señor Juan B. Ambrosetti, doctor Pedro N. Árala,
ingeniero Albtírto de Arteaga, ingeaiero doctor Manuel £. Bahta, iiigeniero
Santiago E. Barabino, ingeniero Federico Birabén, arquitecto Juan A. Bu.s-
chíazzo, ingeniero Emilio Candiani, ingeniero José S. Cortl, doctor Eduardo L.
Holmberg, doctor Atanasio Quiruga, ingeniero Praocisco Seguí, doctor Enrique
Tornú, doctor Roberto Wernicke, doctor Estanislao $. Zeballos. %
OCTUBRE 1899. — ENTREGA IV. - TOMO XLVIII
PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN
LOCAL DE LA SOCIEDAD, CRVALLOS 339, Y PilINClPALKS URIIEUÍAS
Por roes S "Víi íOO
Por año n i á . oo
Niimtíro ntnisntlo »» 2.00
— para lus socios »• i..%o
La suscripción xe paga anticipada
■é
BUENOS AIRES
IMPRENTA Y CVSA KDITORA DK CO.M HERMANOS
684 — CALLE PBRÚ — 684
1890
JUNTA DIRECTIVA
Presidente Ingeniero doctor Marcial R.Candioti.
Vice-Presídente 1^ Ingeniero doctor Carlos M. Morales.
Id. 5° Mayor ingeniero Arturo M.Lugones.
Secretario de actas Ingeniero Eleodoro A. Damianovich.
— correspondencia Agrimensor Cristóbal Hicken.
Tesorero Ingeniero Armando Romero.'
Bibliotecario Señor Luis Miguens.
Ingeniero Domingo Nocetl
Ingeniero Claro C. Dassen.
Ingeniero Domingo Carriqüe.
Vocales { Ingeniero Emilio Palacio.
Ingeniero Luis A. Huergo (hijo).
Ingeniero Oronte A. Valerga.
Gerente Señor Juan Botto.
ÍNDICE DE LA PRESENTE ENTREGA
J. Velazquez Giménez. La industria del cobre en Chile ¿09
Carlos Speoazzini. Nova addenda ad Floram Patagonicam (ContinwKiónJ 2.]9
Miscelánea : Algunas aplicaciones del aire liquido 243
Bibliografía : Mehcerat, Die fossilen Yógel Patagoniens. — Hercerat, Caroli-
bergia azulensis. » Delagb y Hérouaad, Traite de zoologie concrete. — Ah-
BRosETTi, Notas dc arqueología calchaquf. — Qoiroga, Ruinas de Anfama : El
pueblo prehistórico de la Ciénaga. — Congreso científico general chileno. —
Binet, Le premier devoir de Téducation.physique '24()
Movimiento social : Socios nuevos. — Canges nuevos. — Acciones donadas. —
Representación de la Sociedad en el Congreso Industrial y de Orientalistas. —
Fomento de la biblioteca. — Vista á la fábrica de Dellachá 2r>r)
LA INDUSTRIA DEL COBRE EN CHILE
Por muchos años la única industria de Chile que pudo soportar
las cargas del Estado, fué la de la explotación de los filones de
cobre de las provincias de Atacama y Coquimbo.
Sin los bullicios ni los deslumbramientos de los accidentados
trabajos délos metales nobles, sin los desfallecimientos ni disipa-
ciones que produjeron los metales preciosos encontrados en Cara-
coles, Chañarcillo y Tres Puntas, el cobre fuá el amparo del pobre
minero chileno y de cuantos, con bastante energía para luchar contra
la miseria, abandonaron las estrechas tierras del sud emigrando
á los desiertos del norte.
Nada fueron para la energía humana concentrada allí, la pobreza
de las minas, ni las grandes fluctuaciones del valor del cobre. A tra-
vés de vicisitudes de todo género y A fuerza de trabajo, Chile llegó
A exportar hasta 50.000 toneladas de cobre anuales, alcanzando en
rango el tercer lugar entre los países productores de este metal en
el mundo.
Seiscientos millones de pesos como valor del metal obscuro
extraído de las minas de Chile hasta 1896, representan la actividad
de esta industria y dan idea del papel que ha debido desempeñar
en la economía chilena.
Hasta 1831, la explotación y la metalurgia del cobre en Chile no
ofrecen nada de notable. Apenas si hasta esa época se extrajeron
los crestones de los afloramientos de las vetas. Superficialmente se
extraían los minerales oxidados que eran los únicos que se fundían,
porque con el fuego daban cobre metálico. En esa labor se recono-
cieron casi todas las vetas, abandonándoselas cuando, al llegarse á
cierto nivel, se encontraban con los sulfuras.
AN. SOC. CIEXT. ARG. — T. XLVIII U
210 ANALES ÜE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Los chilenos, con sus escasos conocímieulos metalúrgicos, se
enconlraban cnlonces con melales refractarios, porque fundidos
en el horno sólo daban arenillas. Sin medio alguno cómo poder
obtener el cobre de esos minerales, declaraban las vetas en broceo
aun cuando la potencia y la ley de los filones brindase amplio
campo á la explotación.
Fué por esos tiempos que en contraposición se encontraban, por
un lado, los enormes desmontes de las más poderosas minas del
señor Solar : Pizarro, Almagro y Clialeco y otras pertenencias, ama-
rinando con la profusión de los metales despreciados; por otra
parte, los escoriales de Guamalato, formando verdaderas montañas
de ejes triturados por la acción del tiempo y del descuido.
En esa época dos hombres vienen á imprimir á la industria
tiuevo rumbo: el ingeniero francés Lamben, aplicando los proce-
dimientos Swansea á los minerales sulfurados de cobre y el indus-
trial chileno señor J. T. Urmeneta desarrollando toda su actividad
de minero en benefi'MO de la industria.
Allá por el año 18i0, Lambert, siendo químico de laCompañia
Inglesa de Minas, y de tránsito para Coquimbo, se encontró en Gua-
malato con las montañas de escorias resultado de antiguos trata-
mientos. Con mucha sagacidad, y en medio de las burlas de los
propietarios, adquirió esos escoriales y levantó en el puerto de
Coquimbo un establecimiento con 4 chancadoras y 2 hornos de
reverbero tales como se usaban en Swansea y rodeó su oficina de
allds murallas. El loco, como lo llamaban, trató de guardar sigilo-
samente su secreto (I).
ün eureka unánime se pronunció en toda la región, cuando
después de varios días de trabajo, se vio abrir las puertas de la
oficina para dar paso á las barras de cobre. Desde «{ue el producto
salió del establecimiento, ya Lambert no pudo mantener el secreto.
Tales resultados no pudieron menos que imprimir vigoroso
impulso á la minería, uno de los hombres más entusiasmados por
estos sucesos fué el señor Urmeneta, quien repentinamente con-
vertido en minero tuvo suficiente juicio práctico y energía para
habilitar labores mineras que por más de 50 años han rendido, y
siguen rindiendo, gran parte de los minerales que produce Chile.
Basta decir que ese industrial, que pobremente había principiado
(1) Como se sabe, el tratamiento de los ejes estribaba en uoa serie de tostados
y fundicioaes reductivas. Hasta hoy funciona la oficina fundada por Lambert.
Lk INDUSTRIA DEL COBRE EN CHILE 211
en la minila Moliecns, insignificante zona del cerro Tamaya (I).
concluyó por ser el propietario de toda la montaña, extendiendo su
ofícaz acción á toda la provincia de Coquimbo.
Con los capitales que obtuvo en las primeras explotaciones
levantó los célebres establecimientos metalúrgicos de Guayacán y
Tongoy (2) situados en los puertos de Coquimbo y Tongoy respecti-
vamente. Unió estas oñcinas con los minerales por medio del ferro-
carril de Tongoy á Tamaya. Impulsó empresas carboneras del sud,
con lo que adquirió combustibles para las fundiciones, encargó
vapores para transportes y en general habilitó muchas faenas
mineras.
Generalizado ya el modo de tratar los suKuros y demás metales
complejos de cobre, la industria entró en plena actividad y cada
uno se preocupó de explotar tanto como le permitían sus recursos;
es así como de la mediocre producción del año 30 al 40, de 10 á 15
mil toneladas, se llegó en 1876 á exportar 52.360 toneladas de
cobre de primera ley, continuándose en los años siguientes la
exportación, más ó menos alta, hasta 1886> qué se produjo, en total,
3U.000 toneladas. Desde esa época, anualmente, la producción ha
ido decreciendo.
El desarrollo de la industria en Chile se puede apreciar por la
estadística de exportación :
Años Toneladas de 1000 kilr>gramoH
187(5 52.300
1879 fO.099
1880 43.603
1881 ^ 38.607
1882 *. 43.596
1883 41.757
188J 42.314
1885 39.116
1886 36.195
1887 29.616
1888 31.740
1889 24.638
1S9Ü 26.721
1) El cerro Tamaya ha sido la formación inioeralizada más rica en cobre de
Chile.
2. Ambas oficinas son hoy de primera clase. Guayacán solo ha llegjdo á mandar
por año á Europa hasta 10 millones de kilogramos de cobre de primera clase,
sin contar los 50 á 60 mil kilogramos de ejes.
212 ANALES DE LA SOCIEDAD CIESITtFlCA ARGENTINA
Años Toneladas de 1000 kilogramo:
1891 19.875
1892 22.565
1893 21 .350
1 894 2 1 . 340
1895 24.000
1896 23.000
1897 21.900
Desde hace 20 años el valor del cobre ha sufrido variaciones
nolables.
En 1858 los cobres bestselecíed eran cotizados en el mercado do
Londres ú £ 100 la tonelada nnélrica.
Djsde entonces, y á consecuencia de la explotación de nuevos
distritos nnineros, el valor del cobre lia bajado constantemente.
Según la estadística publicada por Morton y C de Londres los
valores del cobré puro en lingotes desde 1873 han seguido así :
Libras por tonelada métrica
1873 (30 junio: 80.10
1874 (30 junio) 78 »
1875 82 »
1876 74 !>
1877 69 »
1878 64 »
1879 56 »
1880 60 »
1881 58.10
1882 ^ 67 »
1883 64 »
1881 62 »
1885 39 »
1886 39.12
A íin de 1886 el valor bajaba hasta € 38.10.
Ya, con este precio, el Sindicato de los Cobres resolvió hacer una
especulación, y para ello comenzó á acaparar el articulo, llegando
en 1888 á adquirir 178.000 toneladas de cobre, sobre una produc-
ción total del mundo de 275.370 toneladas. Entonces el Sindicato,
ya dueño del mercado, hizo subir el precio del cobre como no se
tenían precedentes desde 30 años.
Las fluctuaciones de esta memorable especulación es la siguiente :
LA INDUSTRrA DEL GODRB EN GHILB ¿13
Libras esterlinas
1887 Setiembre 30 39.10
* Noviembre 30 66.15
» Diciembre 31 85 »
1888 Enero 31 77.02
» Febrero 29 78. 17
» Marzo 31 80.02
» Abril 30 80.02
> Mayo 31 80.15
» Junio 30 81 *
» Julio 31 80.10
> Agosto 31 89 »
» Setiembre 31 100 »
» Octubre 31 78.05
« Noviembre 30 77. 10
» Diciembre 31 77. 10
1889 Enero 31 77 10
» Febrero 28 78 »
.4lcanza(Io ese precio principió ia desmonelización y la transfor-
mación en barras de cuanto objeto de cobre había á la mano.
Además, antiguas minas abandonadas desde muchos años se
pusieron nuevamente en labor, todo lo que contribuyó á aumentar
notablemente la producción. Pero el slock fué creciendo sucesiva-
nfienley el sindicato, para sostener el alto precio, se vio obligado
á comprar cuanto se producía; en 1889 había inmovilizado un
capital de 250 millones de francos.
A pesar de los recursos del sindicato, éste no pudo seguir
haciendo frente á la producción cada vez en aumento y la catás-
trofe se produjo á fin de marzo de 1889. El cobre que valió á fín de
febrero ¿ 78, no valió más que ¿ 39 á (In de marzo.
Desde entonces el precio se ha elevado poco á poro sujetándose
á la ley natural de la oferta y de la demanda. A fín de 1889 el precio
fué de € 50; en 1892 de £ 49; en 1895 de £ 42 y en 1897 de £ 49
á50(l).
A pesar de estas enormes fluctuaciones las minas y ofícinas chi-
lenas siguieron produciendo cobre, llegando ya con el precio de
£ 39 á una crisis general.
Pero en osas variaciones del mercado no fueron los melalurgislas
los que sufrieron las consecuencias: fueron los mineros las víctimas
del ajio capitalista y para muchos de ellos sobrevino la ruina.
1 En la actualidad el precio alcanza de £ 70 á 75.
214 ANALES DE LA SOCIEDAD CIEMTinCA ARGENTINA
En la incertidumbre de conseguir algún rendimiento inmediato, so
siguieron en las labores internas trabajos desesperados, creyendo
siempre que seria el último momento de aprovechar de las minas;
sin concierto ni plan alguno se siguió la máxima de arrancar
cuantoy como se pudiese, dando ala postre esas cuevas y laberinlos
que lanío perjudican á las explotaciones actuales.
En la fuerza del trabajo se ha llegado pronto á las zonas estériles.
A la profutididad de 300 á 500 metros la mineralización potente de
los sulfuros ha degenerado, y desaparecido el filón central para
ramificarse en venas de muy escaso valor. ¥ este empobrecimiento
de la mayor parte de las vetas, ha dado lugar á que se siente como
principio que á determinado nivel los filones desaparecen. Hoy se
encuentran en ese estado la mayor parte de las minas chilenas. Los
yacimientos de Carrizal, de Vallenar y de Freirina en la provincia
deAtacama, los de la Higuera, Coquimbo, La Serena, Tamaya y
Panulcíllo en la de Coquimbo, y los de Tiltil, Batuco, Lampa y
Las Condes en la de Santiago, con más ó menos acentuación, pasan
por el periodo de empobrecimiento.
Es asi cómo se explica el descenso continuo de la explotación
acentuado año tras año, de las 18 oficinas de fundición, contando
grandes y pequeñas, que funcionaban hasta hace cinco años ; hoy
sólo quedan ocho. Por ahora puede decirse que la industria del
cobre en su decadencia sigue el camino de la desaparición.
Si ahora se examinan las verdaderas causas que originan el actual
estado de la industria del cobre en Chile, encontraremos como causa
principal el desdén con que hoy se miran las explotaciones cupri-
ícras, que sólo rinden centavos, frente á negocios más lucrativos,
como los de salitre.
Con las nuevas expansiones territoriales, el chileno ha ido per
diendo poco á poco su vigor y su sobriedad comercial. De ahí que
cuando en las minas se han presentado esas dificultades donde
más que nunca se necesitan energía y constancia^ el minero de oca-
sión pero no de hábito, ha cambiado de rumbo á su dinero, en busca
de dividendos más positivos. Y así las minas han pasado de pro-
pietario en propietario, cada uno aprovechando de los filones por
todos los medios posibles, sin acordarse del porvenir, ni de que las
vetas muchas veces no rinden, no por la ley y proporciones mismas
de los minerales, sino por los gravámenes que acarrea una explota-
ción antigua defectuosa.
De acuerdo con las ideas emitidas por el ingeniero señor San
LA INDUSTRIA DEL COBRE EN CHILE 2I&
Romád, creemos que el actual empobrecimiento de las minas de
cobre se debe á una zona estéril general para toda la formación,
pero que bajo esta zona continúan las vetas bien formadas y
poderosas.
Como prueba se pueden ofrecer los siguientes casos. Por mucho
tiempo se creyó que la famosa región de Carrizal Alto se había
agotado defínitivamenle. Gracias á la constancia de su propietario
y contrariando la opinión de todos, hiciéronse trabajos de explora-
ción en profundidad; después de vencer las dificultades consi-
guientes á los 400 metros de hondura, pudo cortarse la veta de la
mina Armonia, obteniéndose minerales de 11 y 13 por ciento de
ley. Lo mismo ha pasado con la mina Santa Margarita y con la
Astillas.
En Copiapó la Compañía Inglesa de Minas, que desde principios
del siglo sigue explotaciones de cobre, trabaja actualmente con
mucho éxito la mina Dulcinea á más de 700 metros de profun-
didad, siguiendo dos potentes filones de minerales piritosos con
SO por ciento de ley media.
Estos ejemplos, en armonía con la génesis do los filones cupríferos
de Chile, podían servir de base para nuevas exploraciones, pero
para esto se necesitaría del empuje de los grandes capitales. En las
circunstancias en que se encuentran las minas de cobre, nada se
podrá hacer con pequeños capitales, sobre lodo, cuando hay que
luchar con los derrumbes y' los aterramientos producidos por el
bárbaro trabajo de los pirquineros.
En la actualidad, y no produciéndose más que 20.000 toneladas
anuales de cobre con tendencia á la diminución, todos los mine-
rales se benefician en el país en 8 oñcinas escalonadas de norte á
sur de la manera siguiente :
Ofícina inglesa de fundición en Antofagasta;
Fundición de Tierra Amarilla, cerca de Copiapó;
Fundición de Gonzales Izaga y C*, en Carrizal;
Fundición de Guayacán, en Coquimbo;
Fundición de Tongoy^ en Tongoy;
Fundición de La Compañía, en La Serena ;
Fundición de Las Condes, cerca de Santiago;
Fundición de Lota, en el puerto de Lola.
El origen de todas estas oficinas ha sido muy humilde; se prin-
cipió con algunos hornos de ladrillos en donde se fundían minerales
bajo el calor de la leña de los bosques. Pocoá poco las instalaciones
216 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
se han ido aumentando basla obtener las proporciones actuales.
De todas las ofícinas las más importantes son :
Fundición de Tierra Amarilla ;
Fundición de Guayacán;
Fundición de Lola ;
las que benefícian las cuatro quintas partes del cobre que exporta
Chile.
Describiremos el primero y el último establecimiento, así como
los procedimientos y variantes que se siguen en ellos.
ESTABLECIMIENTO DE BENEFICIO DE TIERRA AMARILLA
Esta ofícina, la más importante de la provincia de Atacama, está
situada sobre la linea del ferrocarril de Copiapó y á 16 kilómetros
al este de esa ciudad. Pertenece á la Sociedad industrial deAtacama,
es decir, á negociaciones del Banco Edwards.
El origen del establecimiento ha sido humilde, desarrollándose
poco á poco hasta obtener la capacidad actual.
La crisis porque pasa la minería de la provincia, natural-
mente ha afectado á Tierra Amarilla: así, á pesar de explotar la
Sociedad machas minas y de comprar, por medio de agentes esta-
blecidos en lodos los centros mineros, la mayor parte de los mine-
rales extraídos, el establecimiento no tiene la provisión necesaria
y ha de disminuir el tercio de sus operaciones.
La disposición general del establecimiento, la clase de aparatos
usados y la naturaleza de los trabajos efectuados no son de lo más
perfecto, por cuya razón nos ocuparemos sólo de describirlos.
La oficina está situada en la quebrada, muy cerca de la vertiente
derecha. A pesar de esto no se ha aprovechado la desnivelacir>n del
terreno y todas las instalaciones sobre el mismo plano originan
grandes gastos para manejar el mineral en todas las operaciones.
Por otra parte, habiéndose formado el establecimiento poco á poco,
la situación de los distintos departamentos, y aún de los órganos
de una misma sección, es desacertada. Así, por ejemplo : los hornos
de reverbero están distribuidos sin concierto, lo que origina grandes
incomodidades en la carga y descarga; además, cada uno de dichos
hornos tiene su chimenea, lo que no sólo es costoso como instala-
ción, sino defectuoso como principio, pues con esto, no pueden
LA INDUSTRIA DEL COBRE EM CHILE 217
establecerse cámaras de condensación de huníios ricos, ni regulari-
zarse el tiro, que en general es débil, además de que se gasta mucho
combustible. En cuanto á los demás órganos, los stallcs y hornos
de calcina están muy lejos de los hornos de fundición; lo mismo
sucede con el motor y el cuerpo de bombas.
Dos procedimientos se siguen en Tierra Amarilla en la metalurgia
del cobre :
i° Método inglés, esto es, en que todas las operaciones se hacen en
hornos de reverbero.
2** Método continental, en que se usan stalles y hornos de viento
con camisa de agua.
Método inglés
Naturaleza de los minerales. — La mavoría de los minerales
que se tratan son del género de los minerales oxidados, carbonatos,
silicatos y óxidos, con ganga muy cuarzosa y poco ferruginosa. La
ley media de estos metales es de 10 á 15 por ciento. También so
benefician pirilas dobles de fierro y de cobre.
Los minerales oxidados se tratan dircclamente, mientras que los
sulfurados son previamente tostados.
El tratamiento en general consta de las siguientes operaciones :
a) Tostado (para los minerales sulfurosos);
b) Fundición para mala bronce;
c) Tostado y fundición para mata blanca;
d) Afinado.
Tostado, — El tostado de los minerales sulfurosos se hace en
stalles. Estos son formados por una cavidad rectangular cuya pared
menor está en comunicación con el rampante de una chimenea.
Dicha pared agujereada da paso á las llamas que efectúan el
tostado. El funcionamiento de los stalles es de todos conocido.
Fundición para mata bronce, — Preparado convenientemenle
el lecho de fusión, tanto bajo el punto de vista de la formación de
escorias pobres, cuanto para obtener la cantidad de malas estricla-
mente necesarias, se carga en un horno de reverbero, lo que so
ofeclúa por una puerta que hay en la bóveda.
Los hornos son de ladrillos refractarios ingleses con una super-
ficie de parrillas Vi5<'<?l laboratorio. Tienen dos puertas, una lateral
sobre el eje transversal que sirve para la extracción de las matas, y
otra de trabajo sobre el eje longitudinal para la extracción de las
216 ANAiBS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA AIlGE^TlNA
se han ido aumentando hasta obtener las proporciones actuales.
De todas las oHcinas las nnás importantes son :
Fundición de Tierra Amarilla ;
Fundición de Guayacán ;
Fundición de Lota;
las que benefician las cuatro quintas partes del cobre que exporta
Chile.
Describiremos el primero v el último establecimiento, así como
los procedimientos y variantes que se siguen en ellos.
ESTABLRCIMIEISTO DE BENEFICIO DE TIERRA AMARILLA
Esta oficina, la más importante de la provincia de Atacama, está
situada sobre la línea del ferrocarril de Copiapó y & 16 kilómetros
al este de esa ciudad. Pertenece á la Sociedad industrial deAtacama,
es decir, á negociaciones del Banco Edv^ards.
El origen del establecimiento ha sido humilde, desarrollándose
poco á poco hasta obtener la capacidad actual.
La crisis porque pasa la minería de la provincia, natural-
mente ha afectado á Tierra Amarilla: así^ á pesar de explotar la
Sociedad machas minas y de comprar, por medio de agentes esta-
blecidos en todos los centros mineros, la mayor parte de los mine-
rales extraídos, el establecimiento no tiene la provisión necesaria
y ha de disminuir el tercio de sus operaciones.
La disposición general del establecimiento, la clase de aparatos
usados y la naturaleza de los trabajos efectuados no son de lo más
perfecto, por cuya razón nos ocuparemos sólo de describirlos.
La oficina está situada en la quebrada, muy cerca de la vertiente
derecha. A pesar de esto no se ha aprovechado la desnivelación del
terreno y todas las instalaciones sobre el mismo plano originan
grandes gastos para manejar el mineral en todas las operaciones.
Por otra parte, habiéndose formado el establecimiento poco á poco,
la situación de los distintos departamentos, y aún de los órganos
de una misma sección, es desacertada. Así, por ejemplo : los hornos
de reverbero están distribuidos sin concierto, lo que origina grandes
incomodidades en la carga y descarga; además, cada uno de dichos
hornos tiene su chimenea, lo que no sólo es costoso como instala-
ción, sino defectuoso' como principio, pues con esto, no pueden
LA INDUSTRIA DEL COBRE ER CHILE 217
establecerse cámaras de condensación de humos ricos, ni regulari-
zarse el tiro, que en general es débil, además de que se gasta muclio
combustible. En cuanto á los demás órganos, los slallcs y hornos
de calcina están muy lejos de los hornos de fundición ; lo mismo
sucede con el motor y el cuerpo de bombas.
Dos procedimientos se siguen en Tierra Amarilla en la metalurgia
del cobre :
i ** Método inglés, esto es, en que todas las operaciones se hacen en
hornos de reverbero.
S"" Método continental, en que se usan stalles y hornos de viento
con camisa de agua.
Método inglés
Naturaleza de los minerales. — La mavorfa de los minerales
que se tratan sonde! género de los minerales oxidados, carbonatos,
silicatos y óxidos, con ganga muy cuarzosa y poco ferruginosa. La
ley media de estos metales es de 10 á 15 por ciento. También so
benefician piritas dobles de fierro y de cobre.
Los minerales oxidados se tratan directamente, mientras que los
sulfurados son previamente tostados.
El tratamiento en general consta de las siguientes operaciones :
a) Tostado (para los minerales sulfurosos);
b) Fundición para mata bronce;
c) Tostado y fundición para mata blanca;
d) Afinado.
Tostado. — El tostado de los minerales sulfurosos se hace en
stalles. Estos son formados por una cavidad rectangular cuya pared
menor está en comunicación con el rampante de una chimenea.
Dicha pared agujereada da paso á las llamas que efectúan el
tostado. El funcionamiento iW. los stalles es de todos conocido.
tundición para mata bronce. — Preparado convenientemente
el lecho de fusión, tanto bajo el punto de vista de la formación de
escorias pobres, cuanto para obtener la cantidad de matas estricta-
mente necesarias, se carga en un horno de reverbero, lo que se
efectúa por una puerta que hay en la bóveda.
Los hornos son de ladrillos refractarios ingleses con una super-
ficie de parrillas ' 15 del laboratorio. Tienen dos puertas, una lateral
sobre el eje transversal que sirve para la extracción de las matas, y
otra de trabajo sobre el eje longitudinal para la extracción de las
920
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA AROEKTIRA
En lo que concierne á rendimientos en el beneficio y á costo de
tratamientos, guarda la administración completa reserva.
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Disposición de la oficina
A, I" cancha para melnles.
B, 2" cancha para melales.
LA INDUSTRIA DEL COBRE EN CHILE 221
C, Stalles para (oslado.
D, Chimenea para stall circular.
F, F', Sección para Iralamienlo de minerales de oro.
G, Malacate á vapor para accionar el elevador.
H, Cuarto de bombas.
I, Hornos de viento.
J, Hornos de reverbero.
K, Castillo de madera para el elevador.
L, Hornos de reverbero.
M, Molor para accionar el ventilador.
N, Caldero.
O, Laboratorio.
P, Administración.
ESTABLECIMIENTO DE FUNDICIÓN DE LOTA
Lola, puerto de mar situado al sud de Valparaiso, es un impor-
tante centro productor de carbón.
La compañía explotadora de Lola y Coronel, hoy representada por
la testamentaría Cousiño, con sus poderosos elementos, trabaja en
grande escala los numerosos mantos de lignita.
Con su flota de vapores y buques provee de carbón á casi
(odas las factorías y oficinas del norte del país, cargando á la
vuelta minerales de cobre que conduce á Lota sin gravamen al-
guno.
Con grandes recursos cuenta la compañía para sus trabajos
actuales y para los de porvenir. Grandes también han sido los de
su primer período. Del interior de las minas se extraen mensual-
mente de 20 á 33 mil toneladas de carbón, de las cuales el 50 por
ciento se tritura y reduce á carboncillo.
Este producto, que no es vendible y que está destinado á perderse,
lo ha utilizado la misma compañía estableciendo industrias que
necesitasen el fuego como agente principal de trabajo.
Así, á la sombra de los residuos del carbón pasado por los cerni-
dores, de la arcilla de los mantos carboníferos v de las arenas
cuarzosas de la formación del lugar, se han desarrollando : la
fundición de cobre, la usina de cerámica y la fábrica de vidrios.
22 i ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
La ley medía de los minerales es de 15 por cienlo.
La Compañía de Lola tiene contratos con derlas compañías explo-
tadoras de minas, entre otras la Compañía Inglesa de Copiapó, la
que mensualmenle le entrega 10.000 quintales métricos de mine-
rales de \ey de 20 por ciento más ó menos.
Desembarque de los minerales. — Para el desembarque de los
minerales se ha construido un muelle de madera de 300 metros
de largo donde atracan los vapores. Una serie de poderosos pes-
cantes levantan unos toneles de fierro que elevan el mineral desde
la embarcación hasta 3 metros encima del piso del muelle.
El muelle tiene dos líneas de rieles de 1.20 metro de ancho
recorridas por carritos que reciben el mineral volcado de los toneles.
Los canchas de depósito de minerales están á 2.30 metros más bajo
que el nivel del muelle. En la cancha y por medio de una vía sobre
caballetes al nivel del muelle,*so reparten á voluntad los minerales
(losembarcados.
Sistema de beneficio
Como se sabe, en la metalurgia del cobre existen dos mélodosde
tratamiento : el inglés y el americano. En el primero se usa exclu-
sivamente y para todas las operaciones, el horno de reverbero, y en
el segundo gran parte del trabajo se efectúa en hornos de viento.
Aunque las reacciones son las mismas, sin embargo difieren nota-
blemente las manipulaciones. A estos procedimientos podemos
agregar el novísimo método de los convertidores.
En Lola no se sigue con rigurosidad ningún ^sistema; se ha
adoptado una combinación de los distintos métodos, aprovechando
del mejor trabajo que da cada aparato. Esta disposición compleja
es la adoptada generalmente en las instalaciones modernas, pues
la adopción de un sistema exclusivo corresponde sólo á una di las
faces porque ha pasado la metalurgia del cobre.
Losaparatosyel usoquesehacedeellosen Lola son los siguientes:
Hornos de reverbero para tostado y formación de matas;
Convertidores Manhes para la transformación de las malas en
cobre negro ;
Hornos de viento para el tratamiento de las escorias de los con-
vertidores;
LA INDUSTRIA DEL GODRB EN CHILE 225
Hornos de reverbero pequeños para el afinado del cobre negro.
Antiguamente en Lota se usaban los hornos de reverbero para
todas las operaciones. Fué sólo en el año 1890 que se introdujeron
los convertidores para simplificar la serie de tostados y fundiciones
al reverbero que antes habla que efectuar. Posteriormente se adoptó
el horno de viento para repasar las escorias de los convertidores.
Es de notarse que á pesar de haber transcurrido tantos años desde
que se generalizaron los hornos de viento para las fundiciones del
cobre, en Lota no se les ha adoptado, y recientemente se ha insta-
lado uno para el tratamiento de las escorias ric^s.
El hecho se explica asi : el horno de viento es muy poderoso
como capacidad de tratamiento y muy económico bajo el punto de
vista del gasto de combustible y de mano de obra ; pero en cambio
necesita para la marcha el coke ó el carbón de leña.
Como en Lota no hay más combustible que la lignita, que des-
pués de destilada no da coke, ha habido que conservar forzosamente
los reverberos á fin de utilizar los residuos de carbón, bajo cuyo
único aliciente ha podido desarrollarse la fundición,
El empleo de aparatos más perfectos, tales como los hornos de vien-
to, habría originado la necesidad de importar el combustible (coke),
producto que no se consigue en América en grandes cantidades.
En tales condiciones, en Lota el procedimiento de reverbero es
más económico que el del horno de viento, y aun hace frente al del
convertidor.
Puede decirse que el costo de combustible en el tratamiento de
Lota es la tercera parte del mismo gasto que en los demás estable-
cimientos de su género en Chile.
Formadán de los lechos de fusión. — Una vez efectuados los
montones de las distintas procedencias y clases de minerales, se
pasa á formar los lechos de fusión, para lo cual el fundidor toma
las proporciones convenientes de las diferentes clases, tendiendo
siempre á formar una escoria monosilicatcida.
En Lota no se usa un solo fundente de incorporación especial.
Las gangas de los minerales son suficientes por su conjunto para
escorificar lo estéril. A ello facilita la naturaleza variada de los
minerales, los que puede decirse que son más bien un poco infu-
sibles. Además, como hay poco azufre en los minerales, aun en
menor cantidad de lo que so necesita, no hay necesidad de tostar,
evitándose esta operación, que en otros establecimientos y con otros
minerales hay que tener en cuenta.
A!f. SOC. ClKMr. ARC. ^ T. XLVIll 15
226 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Fundición para mata bronce. — Confeccionado el lecho de fusión
se pasa á la formación de la mata bronce. La operación consiste en
una fusión reductora, que produce por una parte escorias sili«
catadas y por otra mata bronce que encierra todo el cobre y una
parte del fierro, arsénico y antimonio del mineral. La opera-
ción se efectúa en hornos de reverbero, tal como se hace en Ingla-
terra.
El lecho de fusión en contacto del fuego se funde : el óxido de
fierro se une á la sílice de la ganga para dar la escoria y el óxido
de cobre descompone una parte del sulfuro de fierro para producir
la mata. Con todo, la acción reductriz es mucho menos enérgica en
el reverbero que en el horno de cuba ; el Fe^O^ no es reducido ; de
alli resulta que las escorias bastante espesas contienen Fe^O^ y
arrastran mecánicamente granallas de las matas.
Los reverberos son iguales á los de Swansea, de ladrillos refrac-
tarios fabricados en el mismo lugar. Solamente las bóvedas se hacen
con ladrillos ingleses que se contraen menos.
El lecho de fusión, con una ley aproximada de 45 por ciento, se
carga por una tolva que existe en la bóveda. El combustible tam-
bién se carga en el hogar por otra tolva; pura esta operación no
tiene el horno puerta alguna. La entrada del aire se efectúa por
unos agujeros que hay en la pared lateral del hogar, esto es, en la
pared normal al eje mayor del horno. Con la supresión de la puerta
del hogar se obtiene una ventaja. En efecto, no habiendo entradas
bruscas de aire frió en los momentos de alimentar el hogar, la
temperatura del horno se mantiene siempre elevada.
Los hornos se encuentran enfilados; una linea férrea corre en-
cima de ellos, por donde unos carritos, con puerta en el fondo con-
ducen y reparten el mineral que se vacía en las tolvas, y de éstas
pasa á los hornos. Una vez la carga en el fondo del laboratorio, se
le extiende rápidamente sobre el suelo en capa uniforme por media
de un rastrillo; después se cierran las puertas de trabajo y se activa
el fuego. Cuando la carga está fundida, lo que necesita cerca de
siete horas, se remueve bien la masa en fusión compuesta de matas
y escorias ; en seguida se espuman éstas por la puerta de las esco-
rias situada sobre el eje menor del horno; se carga de nuevo el horna
con nuevos lechos de fusión y la operación se repite.
Cuando el piso del horno está cubierto por un baño formado de
malas, se destapa la puerta situada sobre el eje mayor y se hace
correr el eje liquido sobre unos moldes de tierra que se hallan al
LA INDUSTRIA DEL COBRE EN CHILE 227
exterior, al píe del horno^ y preparados sobre el piso del estableci-
miento. Allí los ejes se enfrian.
Como los ejes al llenar los moldes lo efectúan por rebose, la masa
fundida de los primeros moldes al contacto del aire se enfria y no
deja correr el reslo. Un operario con un gancho largo va rompiendo
las superticics solidificadas á medida que se forman.
Las leyes de los ejes que se obtienen varían con las de los lechos.
Con minerales pobres de 10 por ciento se obtienen ejes que no
pasan de 30 por ciento; sin embargo, con lechos más ricos llegan á
obtenerse hasta de 50 por ciento.
La práctica establecida en Lota es que sólo deben tratarse en los
convertidores ejes de 50 por ciento de ley de cobre para arriba. Los
ejes de menor ley hay que enriquecerlos, operación que se efectúa
por medio de un tostado y de una nueva fusión.
Tostado. — Los ejes previamente chancados en trozos de 5 centí-
metros, más ó menos, de diámetro se reducen á granallas ó arena
para que el tostado sea más fácil y rápido. La molienda se efectúa
por medio de dos pares de cilindros moledores. El eje molido que
sale de los dos primeros cilindros pasa por un tamiz que separa la
parte fina que queda lista para trasladarse ó los hornos de la gruesa,
que es levantada por una noria hasta el segundo cilindro moledor
para sufrir una nueva molienda.
La tuesta se efectúa en hornos de reverbero de tres plazas escolo-
nadas con dos series de puertas de trabajo. Como pasa en los hornos
de fundición, tanto el mineral como el combustible se cargan por la
bóveda por medio de tolvas. La tuesta completa del mineral, con-
tando desde que cae en el primer piso hasta que sale al exterior
por el último, dura 12 horas, cuatro en cada piso.
La composición de los ejes antes del tostado es :
Cobre 30 á 50 •/•
Fierro 40 á 2o »
Azufre 30 á 26 »
Después del tostado, el azufre sólo queda reducido á 3 por ciento.
Los hornos están enfilados como los de fusión, teniendo cada dos
de ellos un rampantc que se empalma con el rampante general
de la chimenea. El horno se descarga por una abertura que hay
en el piso por donde cae el quemadillo en una cavidad que existe
bajo el piso y como á 70 centímetros más bajo que el nivel del
228 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
piso general ; se le echa agua para enfriarlo y para oxidar aún más
los ejes ; por último se extrae de allí con rastrillos}' palas y se carga
en carritos.
Tratamiento de las matas de ley menor que 50 por denlo, — Una
vez tostadas las matas bronces, se someten á una fusión reductora
en un horno de reverbero para elevarla á 50 por ciento y más si es
posible, esto es, para obtener mala blanca.
Los hornos son de 1 8 pies de eje mayor y 1 2 de eje menor, iguales
en sus disposiciones á los hornos para mata bronce; lo único que los
diferencia son las proporciones, pues en los que estudiamos la rela-
ción de la superficie del hogar á la de la plaza es de Vio-
Una vez efectuada la fusión reductora y separada la mata blanca
de las escorias, éstas se hacen correr en moldes de tierra y no se
arrojan, pues contienen granallas de eje. Las matas fundidas salen
conducidas hacia el convertidor por un canal de fierro revestido
interiormente de material refractario. Basta inclinar el convertidor,
colocar el extremo del canal dentro de la abertura circular superior
y abrir la puerta de los ejes, para que éstos corran dirigiéndose al
convertidor.
Los ejes que salen son por lo menos de 50 por ciento de ley, y se
tratan directamente en los convertidores.
Tratamie7itos de las malas de 50 por ciento para cobre metálieo
de 98 por ciento. Convertidores Manhes. — Por el antiguo procedi-
miento inglés las matas con ley de 50 por ciento aproximadamente,
habla que tratarlas de nuevo en hornos de reverbero por una serie
de tostados y fusiones reductivas, que producían matas más y
más ricas y permitían la eliminación de lodos los elementos
extraños, sea bajo forma de escorias ó de compuestos volátiles
arrastrados por las llamas. En la suposición de una mala ya bas-
tante rica, se trataba nuevamente en reverbero para eliminarle
completamente todo su azufre tratándola á muerte. Después de esto
se procedía á la fundición para reducir el óxido de cobre formado
por el tostado y escorificar el resto de fierro.
Como se ve, los procedimientos de fabricación del cobre negro
exigían operaciones numerosas y un gasto considerable de combus-
tible. Por esto hasta los últimos años la metalurgia del cobre sólo
se había desarrollado en los países en que los combustibles eran
baratos.
Numerosos ensayos se han efectuado para remediar estos incon-
venientes; los hornos se han agrandado, se han generalizado los
LA INDUSTRIA DEL COBRE EN CHILE 229
proüuctos del loslado, se han cambiado completamente las dispo-
siciones de ios hornos, pero el consumo de combustible ha dismi-
nuido muy poco y aún alcanza á 20 toneladas por tonelada de cobre
producido.
Los hornos de viento con camisa de agua fueron, en comparación
á los de reverbero, una innovación radica], pues de 40 á 50 por
ciento de gasto de combustible, se reduce de 15 á 18, independien-
temente que se redujeron en mucho los gastos de mano de obra y
aumentó la capacidad productora con la sustitución del material
refractario corroible y con la inyección del aire bajo fuerte presión.
Pero, á pesarde esto, había siempre necesidad de algunos tostados
y fusiones reductivas, y cuando el mineral era muy impuro y con-
tenia arsénico y antimonio, reduciéndose estos elementos pasaban
casi enteramente á los ejes, impurificándolos. Por consiguiente, era
forzoso tratarlos en hornos de reverbero, donde la eliminación es
más sencilla.
Pero de todas las innovaciones, la más importante ha sido la de
la aplicación del procedimiento Bessemer de fabricación del acero
al tratamiento de las matas cupríferas. Con este procedimiento se
ha modificado en esencia la metarlugia del cobre.
El procedimiento consiste en inyectará través de la masa fundida
el aire bajo fuerte presión; atravesando la masa liquida el oxigeno
del aire, quema las diversas impurezas y añna el metal. Un meta-
lurgista de Lyon, el señor Fierre Manhés, ha adoptado, después de
numerosos ensayos, definitivamente este método para purificar las
matas (véase Schnabel« Metalurgie, y Weiss, Le Cuivre).
Las analogías entre la fabricación del fierro y del cobre son, en
efecto, muy grandes. En los altos hornos el mineral es reducido al
estado de fundición, combinación de fierro y de cobre; del mismo
modo el mineral de cobre es transformado por una simple fusión
en un compuesto sulfurado formado de cobre, fierro y azufre. En
estas dos operaciones se separan los metales de las gangas y se
obtienen productos principales análogos; de un lado es un carburo
y un siliciuro de fierro y de manganeso; de otro un sulfuro doble
de fierro y de cobre. Por la simple acción del viento se elimina
durante la operación Bessemer el silicio, el carbón y el mangane-
so; de la misma manera se quita á la mata su azufre y su fierro
que son, los dos, más oxidables que el robre.
Pero las dificultades que se presentan en el tratamiento de las
matas son mucho mayores que aquellas que se presentan en el
230 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tralamieDto de las fundiciones. En estas últimas, los elementos que
se deben oxidar no pasan de 9 á 10 por ciento del peso del metal.
En las inatas, al contrario, su ley en cobre es tanto más pequeña
cuanto mayor es el trabajo que se desee ejecute el convertidor.
Como ellas en general tienen 30 por ciento de cobre hay que elimi-
nar por oxidación 80 por ciento de las materias tratadas.
Por otra parle, los elementos extraños de la fundición, sílice y
carbón, desarrollan, quemándose, una cantidad considerable de
calor :
Calorías
Sílice 7800
Carbón 8000
lo que eleva notablemente la temperatura del baño metálico é
impide todo peligro de enfriamiento debido á la acción del aire
inyectado. El azufre y el fierro, al contrario, no producen más que
2200 y 1500 calorías respectivamente; por esto los primeros ensa-
yos hechos en Inglaterra por Mr. Holway para tratar las matas por
el convertidor Bessemer dieron un fracaso completo.
El señor Manhés no se desanimó por el Rasco del metalurgista
inglés, é hizo numerosos ensayos en la oficina francesa Védénes. Se
valió para ello de una pequeña retorta con una capacidad como
para 50 kilogramos de matas y dispuesta lo mismo que el aparato
Bessemer ordinario con cajas de viento en la base y toberas vertica-
les por donde se inyectaba el aire, de abajo arriba, en el baño metá-
lico.
La mata con que se experimentaba contenia de 25 á 30 por ciento
de cobre, siendo previamente fundida, y vaciada luego en la retorta.
Veamos lo que pasaba : al inyectarse el viento á través de la masa
líquida oxidaba rápidamente el azufre y el (ierro. El azufre se
escapaba al estado de ácido sulfuroso, el fierro formaba con la
arcilla del revestimiento de la retorta una escoria fluida; la com-
bustión del fierro y del azufre eran suficientes para mantener el
baño metálico y las escorias bien fluidas; por consiguiente la ope-
ración marchaba bien.
Pero, poco á poco, la mata se espesaba ; la inyección del aire daba
lugar auna ebullición tumultuosa acompañada de proyecciones de
escorias fuera del aparato. Aun más, el cobre formado al reunirse
en el fondo de la retorta se aglomeraba alrededor de las toberas
obstruyéndolas, poco á poco, lo que ocasionaba la paralización an-
LA INDUSTRIA DEL COBRE EN CHILE 231
les de que la mnta hubiera sido desprovista de lodo su fíerro j azufre.
Ante estas difícullades, el señor Manhés suslituyó las loberas
verticales por otras que inyectaban el viento en el baño por en-
cima del fondo de la retorta, reemplazó la caja de viento poruña
corona circular hueca provista de orificios laterales inyectando el
viento horizontalmenle en el baño metálico. Con esta disposi-
ción sucedía que todo el cobre que se generaba se iba al fondo sin
obstruir las toberas; pero cuando se trataban matas pobres, como
durante el tratamiento se enriquecian constantemente al volverse
más y más pesadas, ganaban el fondo del convertidor, donde la
acción oxidante del aire no llegaba. Escapándose estas porciones
al tratamiento no podía obtenerse cobre puro.
Nuevos trabajos del señor Manhés le permitieron obviar la
dificultad. Para ello se sirvió de un convertidor cilindrico de eje
horizontal que pudiese girar á voluntad á su alrededor. Con esta
disposición bastaba inclinar más ó menos el aparato, para hacer
llegar el viento á un punto determinado y al nivel más útil para la
materia que se purificaba.
Tales fueron, en tesis general, las modificaciones más importantes
introducidas por el señor Manhés en las retortas Bessemer para el
tratamiento de las matas.
Describiremos el aparato tal cual ha sido patentado y también
las lijeras variantes que se han introducido en Lola y Maitenes,
ambos establecimientos de la testamentaria Cousiño.
Descripción (figura n* 3). — El convertidor patentado Manhés se
compone de un cilindro horizontal de palastro A revestido interior-
mente con ladrillos refractarios, formando un cilindro embutido en
el primero B. La altura del cilindro es igual al diámetro. Este
cilindro descansa sobre un sólido carrito formado de cuatro ruedas
Ry móvil sobre una línea férrea. Como es necesario que el cilindro
pueda girar alrededor de su eje existe en su parte inferior y for-
mando cuerpo con él : 1** un arco cremallera á dientes oblicuos L ;
2^ una rueda deniada M con sus soportes P y manubrio N; accio-
nando sobre éste se hace desplazar el arco dentado y con él el
cilindro.
Los soportes del cilindro sobre el carrito tienen que ser especíales
para permitir la rotación suave del cilindro, loque se consigue con
la disposición adoptada en los hornos Bruckner, esloes, dos anillos
de fricción K descansan Jo sobre cuatro ruedecilas soportes gira lo-
rias J .
238 ÁRALES DE LA SOCIEDAD aEKTfPICA ARGENTINA
Las matas se cargan por la boca oblicua H.
La inyección del aire se efectúa por una serie de canales inclina-
dos E, dispuestos según la generatriz del cilindro. A consecuencia
de la movilidad de éste ha sido necesaria la adopción de articula-
ciones en la cañería conductora de aire comprimido, lo que se veri-
fica por un Juego de codos rótulas.
El aire comprimido entra en una caja metálica D, de la que se
reparte por medio de tos conductos E.
A ñn de poder limpiar estos ¿onductos en la cara delantera de la
coja, existe una serie de agujeros correspondiendo uno para cada
eanal, con su tapónde madera, por donde se introducen ñerros, co-
mo se hace en las toberas de los hornos de viento.
En fin, una tolva con chimenea da paso á los gases que se desa-
rrollan durante el tratamiento de las malas (SO', As'O', Sb^íP).
Conducción de la operación. — La retorta previamente calentada al
rojo, recibe una carga de iOOO kilógramosde mata líquida. Ad-
vertiremos que esta es la carga normal del horno cuando está nue-
vo; pero á medida que trabaja se van escorificando sus paredes ;
aumentando por tanto su capacidad.
A través de la mata fluida se inj'ectael viento auna presión de 80 ó
30 centímetros de mercurio. En Lota la presión es de 56 centímetros.
Estando el convertidor en suposición normal, las boquillas bu-
zas están algo debajo del nivel de la mata.
LA INDUSTRIA DEL COBRE EN CHILE 233
Con la acción del aire inyectado, la temperatura se eleva rápida-
mente; vapores sulfurosos, arseniosos y antimoniosos bajo forma de
penachos densos amarilloverdosos se desprenden, escapándose por
la tolva y la chimenea. A medida que la operación avanza se hace
girar el cilindro de manera de inyectar siempre el viento en la ma-
ta y no en la escoria que sobrenada. Después de 15 ó 20 minutos
de fuerte inyección, los humos disminuyen y se vuelven verdosos ;
enseguida desaparecen súbitamente.
Como en la operación se ha ido inclinando más y más el conver-
tidor, al finalizarse la marciía, ya la boca está á la altura de un
hombre. Entonces el operario por medio de un rastrillo y garOos,
espuma y arrastra las escorias dejándolas caer en el suelo, ó mejor
aún, sobre un volquete móvil que corre sobre oira vía férrea para-
lela á la del convertidor. En cuanto al cobre, se le recibe en lingo-
teras de fundición.
Los ensayos hechos dan para las escorias:
Si^O* 85.90
Al«0' 1.76
FeO 55.83
MnO 0.22
ZqO 0.86
Cu 2.14
El cobre bruto tiene generalmente :
Cu 98.5 á 98.8
Si 0.9 » 0.8
Fe 0.6 » 0.4
Un convertidor puede soportar 20 operaciones, es decir, tratar
masó menos 20 toneladas. Después de este trabajo, como las paredes
interiores refractarias han contribuido á la purificación del cobre
y se han ido gastando, hay que renovarlas. Para ello basta arras-
trar el carrito que soporta el convertidor y en su lugar se coloca
otro nuevo.
Retirado el convertidor viejo se le echa mucha agua en el interior
y exterior lo que contribuye á desagregar el resvesti miento que por
pfeclo de la cscorifícación había formado un conjunto muy sólido.
Para que el agua del interior pueda renovarse y producir enfria-
miento rápido, todo el cuerpo de palastro está lleno de agujeritos.
234 ANALES DE LA SOCIEDAD CICRTÍFICA AnOENTIKA
Una vez limpio el cilindro de flerro se procede A formar nueva-
menle el revestimienlo inlerior con ladrillos refractarios y barro de
arcilla.
Ensaj'os rigurosos liechos en Francia han probado que con
el sistema de los convertidores para obtener cobre de la misma ley,
sólo se gasta un tercio de combustible de lo que se gastarla con el
procedimiento inglés del reverbero.
En Lola, después de haber adoptado el aparato que describimos
en la práctica se han encontrado con una serie de dificultades, sea
inherentes a) aparato mismo, sea á la naturaleza de los minerales, ó
porque no se conocía el aparato. Lo cierto es que alli los converti-
dores no trabajan ni rinden lo mismo que en los Estados Unidos,
que es donde más se han generalizado.
lino de los inconvenientes más grandes ha sido el desgaste rá-
pido del revestimiento interior. Se ha tratado de corregir esto agre-
gando cargas de cuarzo, pero sin resultado; ese defecto origina sim-
plemente en composturas el tercio del gasto de tratamiento.
En la necesidad de hacer durar más los convertidores no sólo se
ha aumentado el espesor del revestimienlo, sino que se le ha mo-
dificado subslanciolmente (figura i). El fondo en lugar de ser cir-
cular es plano, de manera que al principio la pequeña cantidad
dé cobre y mala más pura que regenera están bajo forma de lámi-
na. A medidaque la operación se continúa y se aumenta el espe-
sor del cobre formado, para aprovechar la acción oxidante del aire
inyectado se va inclinando el convertidor; de ese modo el cobre
se deposita en el ¡ingulo y el aire siempre actúa sobre las ma-
tas. La c!Spacidad inlerior ya no es por esta disposición cilindrica
sino tronco-prismática áarislas horizontales.
Otra de las innovaciones introducidas está en las buzas; las an-
LA INDUSTaiA DEL COBRE EN CHILE 235
liguas de fierro se obstruían y gastaban con mucha rapidez. Des-
pués de varias tentativas se han reemplazado con un bloc de arcilla
refractaria cocida con agujeros á través de su masa, por donde pasa
ei aire. Los agujeros de las buzas están una pulgada sobre el nivel
del fondo.
A pesar de estas disposiciones para evitar las corrosiones rápidas
se ha resuelto tratar sólo matas de 50 por ciento para arriba. Esto
ha obligado para ciertos minerales, á tener que tratarlos varias
veces en reverbero hasta obtener mala azul.
En Lota se han dispuesto dos hornos de reverbero para la trans-
formación de la mata bronceen mata azul que debe alimentar cada
convertidor.
No obstante la variante introducida en la disposición interior de
los convertidores, el trabajo de éstos se efectúa en malas condicio-
nes. Basta decir que para cobre de 97 por ciento de ley la mayor
parte (le las escorias que salen tienen 20 por ciento de cobre en
granalla, lo que obliga á tratarlas nuevamente.
Sorprende ver salir del convertidor esas escorias tan poco fluidas
y tan ricas por lo mismo, que los únicos elementos extraños que
contienen las matas, en proporciones ponderables, son el azuíre y el
fíerro ; el primero se quema y volatiliza ; en cuanto al segundo,
como se sabe, debe formar con el cuarzo una escoria fluida, pues
la única sílice que se toma del revestimiento es la necesaria para
escorificar el fierro de los ejes.
Examinando por mi propio criterio la cuestión, opino que por
efecto de la presión tan elevada que se emplea alli (53 centímetros
de mercurio) no sólo se escorifica el fierro, sino que aún el mismo
cobre generado ataca á la sílice dando un silicato doble de fierro y
de cobre bastante infusible.
En todas las oficinas que se usa el convertidor no se trabaja sino
con 25 á 30 centímetros de mercurio (1); de ahí que no hay lugar
á la reducción que indicamos.
La causa que se da para usar esta presión en Lola es la ne-
cesidad de emplearse en la operación el menor tiempo posible,
pero se olvida que lo que se gana en rapidez se pierde en rendi-
miento.
El ingeniero Henrichsen, director de la oficina, dice que lo mejor
;l) En casi todas las oficinas que usan convertidor hay tendencia ¿ disminuir
la presión en 2b centímetros de mercurio.
236 AN4LES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
serla sólo purificar al 90 por ciento en el convertidor, pues hasta
esa lej las escorias son muy fluidas, y que por causa de tener que
elevar más la ley del cobre las escorias se espesan y arrastran mu-
cho cobre. Yo creo que mejor sería disminuir la presión del viento
con que se trabaja, con lo que se obtendría la ley del cobre que se
quisiera, necesitándose por supuesto mayor tiempo. Así, se evita-
ría que por la temperatura elevadfsima se perdiera el cobre bajo
forma de silicato.
La formación del silicato es un hecho, pues en las escorias se
nota el color característico de la crisocola.
En Lota sólo funcionan dos convertidores.
La chimenea para eliminar los gases se reduce á una pequeña
tolva á cuya continuación sigue un tubo que pasa hasta fuera del
techo. Con esto no es posible dar salida á los gases, de manera que
se difunden en el ^Q\6n escapándose como pueden. Analizados los
humos condensados en la techumbre tienen hasta 5 por ciento de
cobre, loque prueba, una vez más, que por efecto de tan alta tem-
peratura no sólo hay reacciones perjudiciales, sino también volati-
lización. Dos operarios y un muchacho atienden el servicio de
cada convertidor.
Escorias. — Hemos dicho que las escorias que salen del conver-
tidor son muy fígosas y tienen hasta 20 por ciento de ley. Su gran
abundancia ha exigido un tratamiento especial, que consiste en
mezclarlas con minerales nuevos para formar lecho de fusión, lo
que se trata en un horno de viento.
Este horno es de tres pies de diámetro. La instalación es de
Frasser Chalmers. El horno es á crisol exterior, ó sea un hornito elíp-
tico adonde corre todo lo que se funde en el horno grande; en el
hornito se efectúa con tranquilidad la separación de las matas de
las escorias.
El hornito crisol tiene dos puertas, una elevada para la salida de
las escorias, y otra inferior para las matas; sobre la bóveda existe
una abertura circular por la que se efectúa la limpieza.
La instalación se compone:
De un horno de soplete para 30 toneladas y un hornito de rever-
bero para las licuaciones ;
De un ventilador Root, n® 4 ;
De un motor de 10 caballos.
Nada de nuevo ofrece este horno, como instalación y trabajo, sal-
vo la válvula de seguridad de que últimamente se le ha dotado.
hk INDUSTRIA DEL GOBRB EN CHILE 231
Esta disposición es de lo más útil y trata de evitar lo siguiente:
cuando por cualquiera causa se paraliza la inyección del aire, el
ácido carbónico y el óxido de carbono que se desprenden como pro-
ductos de la combustión por el rampante, encuentran camino más
fácil por la tubería que conduce al ventilador.
Sabemos que estos gases en contacto con determinadas propor-
ciones de aire dan mezclas explosivas ; de ahí resulta que muchas
veces veriñcándose estas mezclas hay explosiones en el mismo ven-
tilador, el que se hace pe^iazos. Para evitar que los gases del horno
inviertan el sentido de su circulación hasta llegar ai ventilador, se
ha dispuesto un registro en la tubería ; de manera que inmediata-
mente que pasa el ventilador, el operario actúa sobre el registro,
cortando la comunicación por medio de un juego de palancas; esta
sola acción del operario se transforma en abertura de una válvula
por donde se escapan al exterior los gases del horno. Este aparatí-
to funciona bastante bien, adoptándosele después de la explosión
que se verificó en el establecimiento Maitenes.
El combustible empleado en la marcha del horno de viento es el
coke traído de Inglaterra. Algunos experimentos se han hecho para
fabricar coke de la lignita que allí se tiene, pero no se ha obtenido
resultado alguno.
Afinado y refinado
El cobre bruto obtenido en Lota ya por fusión en horno de rever-
bero, yn por el procedimiento Manhes, contiene aún algunos ele-
mentos extraños que hay que eliminar antes de poderlos entregar
al comercio.
Para realizar esta purifícación, se somete el cobre bruto á una
fusión oxidante, durante la cual el Herró y otros metales desapare-
cen completamente bajo forma do escorias; mientras que el azufre,
el arsénico y el antimonio permanecen aun combinados con el co-
bre. Para efectuar la eliminación de estos elementos se prolonga la
oxidación de manera de poder transformar una pequeña cantidad
de cobre en óxido que forma una escoria muy básica y reacciona
sobre los metales restantes, haciéndolos pasar al estado de óxidos
metálicos que son absorbidos por las escorias. El metal asi obte-
nido se llama cobre de roseta, tiene un bello color rojo debido á la
presencia del óxido de cobre; se transforma en cobre comercial so-
metiéndolo á una fusión reductiva.
'238 ANALES DE LA SOCIEDAD GIENtIfICA ARGENTINA
Estas operaciones son las que constituyen el afinado y refinado,
efectuándose ambas, una á conlinuación de la otra, en un mismo
horno de reverbero.
Estos hornos tienen el piso algo cóncavo, en donde se reúne el
cobre purificado. La relación de la superfície del hogar al labora-
torio es un décimo. La carga del horno es de 10 toneladas de co-
bre bruto. La operación se conduce así : cargando el hogar con
carbón por una tolva superior se sostiene el fuego de manera de
poder fundir lentamente el metal; la fusión completa se concluye
al cabo de 15 á 20 horas. Es necesario remover constantemente la
masa fundida; de esa manera sobrenadan las escorias, las que se
retiran con un rastrillo; se ejecuta esta operación hasta el mo-
mento que comienza á colorear de rojo por la formación del óxido
de cobre. Entonces se deja actuar esta escoria una ó dos horas so-
bre la masa fundida; en fin, se termina el primer período, cuando
tomando una muestra de la masa, el metal ya frió presenta una
fractura de gruesos granos y un hermoso color rojo. Entonces se
espuma por última vez y se cierran todas las puertas de manera
de tener en el horno una atmósfera reductriz, lo que se ayuda pro-
yectando un poco de carbón de madera para reducir el óxido de
cobre formado.
La reducción se activa introduciendo por la puerta de trabajo al-
gunos troncos y ramas verdes coq lo que se remueve el baño ; el gas
y el vapor de agua que se desprenden de la madera producen una
violenta hervición en el baño fundido y favorecen el contacto del
carbón de madera con el óxido de cobre que debe reducir.
Durante toda esta segunda operación se van tomando muestras
del interior. Al principio las muestras están bursufladas por el
desprendimiento del ácido sulfuroso; al fin la masa, al enfriarse,
permanece compacta, dando un metal rosado difícil de quebrar y
de una fractura limpia con brillo soyeux. Entonces se produce el
vaseado y moldeado. El cobre refínado se extrae del horno en va-
sos ó crisoles de fierro revestidos de arcilla; se vacía el líquido en
moldes de fierro dando barras de 70 kilogramos de peso, en cuya
base existe la marca de la fundición; dice: Lota.
Juan Velásquez Jiménez,
Ingeniero civil y de minas.
NOVA ADDENDA
AD
FLORAM PATAGONIGAM
AUGTORB
CAROLO SPEGAZZINI
(PAR8 I)
231. Heterothalamus tenellus (Hook. & Arn.) OK. — Otto Kuntze,
Rev. gen. plant., III, 3, f. 158. — Speg., Plant. Pal. austr.
n. 188.
Hab. In aridis saxosis Loma del Saladero prope Carmen de Pata-
gones, Febr. 1898 (C. S.) el prope Paso de los Indios, Chubul,
Nov. 1898 (n. 51, Koslowsky).
233. Heterothalaiius spartioides H. ft Arn. — Speg., Plant. Pat.
austr., n. 189.
Hab. Vulgatus secus Rio Negro in uliginosis fere ubique, Jan. el
Febr. 1898 (C. S.) et prope Rio Chubut, Dec. 1898 (A. Fischer).
233. Erigbron andícola DC. = DC, Pr. V, f. 387. = Gay, Fl. Chil.
IV, f. 24.
Hab. In praeruptis secus Golfo de San Jorge^ Febr. 1896 (C. A.).
240 ANALES DE LA SOCIEDAD CIE?(TÍF1CA ARGENTINA
Obs. Capitula ex hemisphaerico campanulata (10 mm long. =
12 mm diam.), acheniis glaberrimis anguslis (4 mm long.))
pappo leniler rufescenle brevioribus, ligulis angustis breviu-
sculís lilaeinis donata.
234. Erigkron angustifolius Ph. = Ph., An. Univ. Chil., vol.
LXXXVII, f. 418.
Hab. Sporadice in rupestribus aridis Karr-aik vocatis prope Lago
Argentino, MLart. 1898 (C. A.).
Obs. Caules (20 cm alt.) gráciles laxe patentimque pilosuli,
monocephali, basí foliis laxe subrosulatis erectiusculis (5-10
cm long. = 2-2,5 mm lat.) ápice subacutiusculis breviter atte-
nuatis, deorsum longissime attenuatis, utrimque subcane-
scenti-hispidulis ornati, sursum laxe adpresseque foliali;
capitula subhemisphaerica (9 mm long. = 10 mm diam.)
squamis acutis viridibus dense canescenti-hispidis, achaeniis
puberulis anguslis compressis (3 mm long.)i pappo subbre-
viore vix rufesrente coronatis, ligulis ex albo roséis angustis
parum elongalis donata.
235. Erigeron bonariersis L. = DC, Pr. V, f. 289, f. glabraía Speg.
Hab. Vulgatus in dumelis secus flumcn Rio Negro, Febr. <898
(C. S.).
Obs. A typo recedit caule subglabro v. sparsim seluloso foliisque
fere tantum ad hypophyllum nervis et margine ci lióla to-pube-
scantihus; capitula (7 mm diam. et long.) squamis quam
discum(admAturitatem)dimidiobrevior¡bus;achaeniis(2-9,25
mm long.) valde compressis margine nervoso-costulatis,
pubescentibus, lateribus enerviis semper sparse pilosulis.
236. Erigeron brevicaulis Ph. = Ph., An. Univ. Chil. LXXXVII,
f. 416.
Hab. Non rarus in rupestribus monlanis loco dicto Karr-aik
prope Lago Argentino, Mart. 1898 (C. A.).
Obs. Species enana et contracta; distinguitur mox lamen, ligulis
conspicuo latioribuset longioribus, capiluli longitudinem fere
aequantibus (6 mm long. = 0,7 mm lat.), intense lilaeinis;
capitula (7-9 mm long. = 12-13 mm diam.) squamis acutis
hispiclis, achaeniis anguslis (2 mm long.) puberulis, pappo
vix rufescenle terlio brevioribus donata.
NOVA. ADOENDA AD FLORAM PATAGONICAM Sil
237. Erigkron Philippii Sch. Bip. = Wed., Clil. And. I, f. 192.
Hab, In rupeslribus aridis loco Karr-aik vocato prope Lago Ar-
genlino, Mari. 1898 (C. A.).
Obs. Specitnina patagónica a chilensibus recedunt foliís saepius
ohlusioribus latioribusque, squamisque c^pilulorum ín parte
infera canescenti-hispidulís, in supera atropurpurascenlibus
glabris sub lenle valida laxe papilluloso-glandulosis. Achenía
sení)per laxe adpresseque puberula.
Adsuntformae duae :
aj Humilis: caule basi subdecumbente (30-50 mm alt.)
adpresse canescenli-hispidulo, capilulis minoribus (9 ram
diam.) lígulis pulchre coeruleis.
b) Elatior: caule erecto (150-180 mm alt.) laxe palentimque
piloso, capitulis submajoribus (12 mm diam.) ligulis albis.
238. Erigeron Gatanus Rmy var. leptophylla Speg.
Hab. In pratis editioribus inler Choiquelduen et Lago Musters,
Chubut, Dec. 1898. (N. I.)
Obs, Specimina a typo nonnihil recedunt, statura saepe majore
(10-20 cm alt.) caule foliolato ápice quandoque monocephalo,
quandoque 3-6 cephalo, folíis linearibus radicalibus longiori-
bus angustioribus (5-12 cm long. = 3-5 mm lat.) sursum
obtuse acutalis deorsum longissime attenuatis, glabris v. in
petiolo sparsim patentimque ciliatís, caulinis sessilibus dense
cíliatís, capitulis (10-12 mm diam.) breviter pedunculatis,
pedicello canescenti-pubescente, squarais viridibus v. purpu-
rascentibus adpresse hispidulis, ligulis parum elongatis albi-
dis, achaeniis adpresse puberults, pappo non v. vix subrufe-
scente brevioribus I
239. Erigeron Leculeri Sch. Bip. = Sch. Bip., in Flora, 1855,
f. 1 14. — Walprs, Ann. V, f. 181. — Speg., Plant. Pat. austr.,
n. 181 (sub E. spiculoso).
Hab. In campis editioribus secus Rio Santa Cruz, Febr. 1882
(C. S.).
Obs. Capitula hemisphaerico-campanulata (5-7 mm long. = 5-7
mm diam.), achaeniis (1,5 mm long.) compressulis, adpresse
puberulis, pappo rufescente.
240. Erigeron UYosoTYS Prs. =: Speg., Plant. Pat. austr.. n. 180.
AH, 80C. avn. ÁR6. ^ T. ZLTIII 16
242 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Hab. Id glareosis aridissimis prope Puerto Deseado, Jan. 1898
(C. A.).
Obs. Haec speciroina formam nonnihil ad E. RemyanumVfed.
accedentera sislunt. Capitula subhemisphaerica (8 mm long.
= 10-12 mm díam.), achaeniis angustís (2 mm long.) pube-
rulis pappo non v. vix rufescente brevioribus, ligulis aibis
elongatís angustís órnala.
241. Erigkron PoEPPiGi DC. = DC, Pr. V. f. 287. — Gay, Fl. Chil.,
IV, f. 23.
Hab. In aridis saxosis montanís loco Orr-aik vocalo prope Lago
Viedma. Mart. 1898 (C A.).
Obs. Caules stricli erecli saepe simplices el monocephali (20-30
om all.), capitulis hemisphaericis (7-8 mm long. = 10-12
mm diam.), achaeniis compressis (4 mm long.) glaberrimis,
pappo roseo- rufescente ieniter brevioribus, ligulis elongatís
albo-roseis donatis. Folia linearía angusta subobtusiuscula, ut
tota planta, laxe palentimque hispidula. An ab E. VfüUamsi
Ph. sat distinctus?
242. Erigeron spiCüLOSUs Hook. & Arn. = DC, Pr. V, f. 289 (non
Speg., Plant. Pat. austr. n. 181).
Hab. Non rarus in dumelis prope Lago Nahuel-huapi, Jan. 1898
(C. S.).
Obs. Caulis ápice corymbose paniculatus, capitulis subcampa-
nulatís (5 mm lat. = 7 mm diam.), achaeniis laxe hispidulis
(2 mm long.), marginibus nervosis densiuscule, lateribus
enervíis sparse, pilosulis, pappo albescenle.
243. Erigeron sórdidos Gilí. = Griseb., Symb. Fl. Arg., f. 175.
Hab. Non rarus in dumelis praecípue ad ripas fluminum,secus
Rio Negro, Febr. 1898 (C. S.) el secus Rio Chubut, Jan. 1899
(A. Tonnellier).
Obs. Panícula ampia diffusa, capitulis campanulatis parvulis
(4-5 mm long. = 2,5-3,5 mm diam.) ; achaenia (1 ,5 mm long.)
valde compressa margine nervoso-incrassata densiuscule^
laleribus enerviís sparse, sed semper adpresse, pilosula.
( Continuar d).
MISCELÁNEA
Alfpinas aplicaciones del aire líquido (1). — El novelista inglés
Feltham que en 16¿7, hablaba burlescameale de aquel loco que vendía aire en
botellas en el Temple de Londres, no suponía que su cuento fantástico, con el
cual se divertían los contemporáneos de Carlos I, se convertiría en realidad dos-
cientos setenta y dos años más tarde. Tan cierto es que, buscándolo bien, se
descubre que ninguna invención moderna ha sido ignorada por los soñadores y
los imaginativos de antaño. Parecen, porotra parte, del dominio de los visionarios
en razón misma de su aparente extravagancia, todas estas conquistas de la cien-'
cía de nuestros días, tan estupefacientes como atrevidas. Entre ellas el aire líquido
es ciertamente el record de la física. Ayer era sólo una curiosidad de laboratorio;
ahora es un objeto de comercio que ha entrado corrientemente en la aplicación
práctica y que llegará á ser de un uso tan familiar como la electricidad y el
vapor.
Hace algunos meses los escépticos sonreían diciendo^ «¿El aire líquido? Sin
duda alguna nueva broma como cien más que por ahí corren ». Hoy ya nu se rien,
lo van á comprar por algunos centavos el litro; en Nueva York todas las tiendas
lo tendrán antes de Gn de año, y en 1900 todo París lo verá anunciado en las
vidrieras, como el petróleo Oriflama.
Desde ya se ingenian en multiplicar sus servicios. He ahí el ventilador que,
cargado áfi aire líquido cambia automáticamente la atmósfera pesada y asfixiante'
de una habitación en brisa ligera y de deliciosa frescura. He aquí el aparato re-
frigerante en el cual el aire líquido reemplaza el hielo y mata seguramente todos
los gérmenes infecciosos ; pronto no se empleará otro método para la conserva-
ción de los frutos, carnes, pescados, de todo lo que se hecha á perder. He allí
un explosivo mucho más poderoso que todos los adoptados hasta hoy, el fluido
fabricado según los procedimientos deTripler se transporta con la misma facilidad
y de una manera tan inofensiva como la leche en un tarro, y, bajo una presión
matemáticamente calculada, determina la detonación de un cañón de grueso ca-
libre.
Ved aquí la fuerza motriz de mañana que va á poner en acción máquinas de
coser, telares, locomotoras, prensas, automóviles, trenes y á resolver mil proble-
mas mecánicos que se creían insolubles.
(I) De un ínteresonte artículo de G. Roux, aparecido eo el número del 1* de septiem-
bre de La Revue det Hevues, año X, vol. XXX, páginas 519-517.
244 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
El ventilador de aire líquido os debido á Osear P. Ostergren. Data de priaci-
pios de junio. El inventor ha querido destronar al ventilador eléctrico, que no
respondía á las promesas de sus inventores, y lo ha conseguido.
La construcción es, por otra parte, sencillísima. Comprende un depósito cilin-
drico de bronce sobre el cual se halla una especie de trompo en espiral, montado
sobre un eje al que se adapta un ventilador ordinario de metal con varias aletas.
El deposite» se llena de aire líquido que al evaporarse pone en movimiento al ven-
tilador que envía en todas direcciones este aire fresco, cuya temperatura puede
compararse con la de la brisa de montaña y refresca rápidamente la pieza más ca-
liente, i Qué diferencia con el ventilador eléctrico que sólo mueve el aire caliente
cargado de emanaciones dañosas !
El aire líquido en su estado normal de expansión gaseosa produce una atmós-
fera tan pura como la de la cima de las más altas montañas. Tiene el olor del
ozono y está absolutamente exento de gérmenes, pues todos los microbios que
podía contener han sido destruidos cuando estaba en estado líquido á312 grados,
Fahrenheit bajo cero ¡— 191%í.
El costo de la manipulación del ventilador Ostergren es insignifícanle. Para
refrescar un taller en el que se reúnen por lo menos veinte obreros en una pieza
recalentada, se tiene un gasto de un franco por día. A decir verdad, la invención
no está aún á disposición de los compradores, pues Ostergren quiere añadirle un
perfeccionamiento, pero se pondrá en venta muy próximamente y los pedidos
afluyen ya de todas partes.
La vasija adoptada para el transporte y conservación del aire líquido es un tarro
redondo de cobre en cuyo interior hay varias cámaras de aire y espacios llenos de
lana poco apretada. Se impide así la penetración directa del calor exterior has-
ta el aire liquido que se halla en el centro del tarro.
Es bueno recordar que la temperatura de un día de verano en que el termó-
metro marca 88 grados Fahrenheit (3 PC.) es de 400 grados {222®C.) superior á
la del aire líquido cuyo frío glacial alcanza hasta 312 grados [~191^C.) bajo cero.
Se necesitan 180 grados de calor (lOO^C.) para elevar el agua helada á la tempe-
ratura de ebullición y convertirla en vapor. Por consiguiente no es de sorprender
que el aire líquido exija 400 grados de calor (222^C.) para volver á tomar su forma
gaseosa natural. Colocado sobre un trozo de hielo el aire líquido continúa hirvien-
do, pues el hielo tiene 344 grados ílQI^C.j más que él.
Gracias al procedimiento indicado más arriba para impedir el contacto del aire
caliente exterior con el aire líquido» este último puede ser conservado durante
varios días y hasta toda una semana.
El mismo procedimiento permite emplear el aire líquido como refrigerante, sus-
tituyéndolo al hielo; una cantidad de aire líquido que puede costar tres francos
equivale á una tonelada de hielo.
Otra ventaja es que el aire líquido permanece siempre perfectamente seco,
mientras que el hielo fundente produce una atmósfera húmeda, que daña á la
conserración de los frutos, carnes ó pescados para los cuales se emplea.
Actualmente, según el método practicado en los Estados Unidos, donde se trans-
porta en vehículos refrigerantes las mercaderías que se deben conservar frescas,
uno de estos vehículos dividido en dos compartimentos puede conducir un peso
muerto de 10 toneladas de hielo, pero este hielo debe ser renovado cada dos ó
tres días durante el viaje. La provisión de hielo ocupa la sexta parte del espacio
MISCELÁNEA 245
que ofrece el vehículo. Con el aire líquido desaparece el peso muerto de hielo y
todo el espacio puede ser ocupado por los frutos, carues ó pescados que se quie-
ran transportar, pues el aparato que contiene el aire líquido no necesita más que
un pequeño sitio en lo alto del vehículo y consiste en un largo cilindro de metal
con tubos y válvulas.
El aire frío y seco distribuido es á la vez germicida, tónico y refrigerante.
Cada wagón puede transportar próximamente 225 litros de aire líquido y un
termómetro automático mantiene la temperatura uniforme. Sin embargo, la carga
de aire líquido almacenado en el depósito del acumulador no puede servir más
que para tres días. Así que será necesario establecer en los largos trayectos de-
pósitos que sirvan para volver á cargar el aparato.
La usina de Ostergren no se limita á la construcción de ventiladores refrigeran-
tes de aire líquido. Los inventores se han propuesto igualmente aplicar el des-
cubrimiento de Tripler á la locomoción de vehículos de todas clases, de manera
que se obtengan resultados más eficaces y más económicos que con el aire com-
primido ó la electricidad. Para los automóviles los motores de aire líquido se-
rán preferidos antes de poco á los motores de petróleo.
En cuanto á los cañones de aire líquido, tal como los concibe Ostergren, harán
abandonar todos los sistemas usados precedentemente y aún el aire comprimido,
la dinamita, etc. Todas las desventajas de estos diversos sistemas — y larga sería
la lista de los inconvenientes y los peligros — serán suprimidas, y por otra parte
ya no habrá más explosiones de navios cargados de materias inflamables y ex-
plosivas, puesto que el aire líquido sólo se hace explosivo por la mezcla ó el con-
tacto con una cierta substancia.
Además, como lo hace notar Ostergren, el aire líquido puede ser empleado con
piezas de todo calibre, desde las más pequeñas hasta las más enormes.
Para aprovisionar á cada navio de guerra de una cantidad suficiente de aire lí-
quido, bastaría instalar pequeñas usinas poco costosas y fáciles de establecer.
Otra ventaja considerable es que el aire liquido se fabrica en muy poco tiempo.
Se obtiene una cantidad suficiente para toda la batería de cañones de un navio en
sólo una hora. De esta manera se hace inútil el tener depósitos de materias ex-
plosivas y no se está ya expuesto á las catástrofes que siempre son de temer con
los polvorines, y se ahorran los millones actualmente gastados para depósitos y
almacenes de dinamita.
Eü una palabra, si créenos á los yankees el siglo veinte sería el siglo del aire
líquido. Los destiladores van á ponerlo á la moda para « envejecer » los cognacs
y otros espirituosos, los vinicultores para dar más aroma á los burdeos y borgo-
ñas masó menos auténticos, los perfumistas para obtener esencias más exquisitas,
los fabricantes de conservas para ofrecer á su clientela frutos tan deliciosos co-
mo si acabaran de sacarse del árbol ; los cirujanos para hacer sus operaciones en
condiciones antisépticas absolutamente perfectas, los embalsamadores para com-
batir victoriosamente la descomposición de los tejidos ; y, ¿quién sabe ?si la lon-
gevidad misma no beneficiará también de él y algún escudriñador de manuscri-
tos nos anunciará un día de estos que la famosa fuente mitológica en la cual
inetamorfoseó Júpiter á la bella ninfa Juvencia, dándole la virtud de rejuvene-
cer á aquéllos que se bañaran en sus aguas, no era en suma más que de aire
líquido.
BIBLIOGRAFÍA
I. — ClENaAS NATURALES
M epeepat(Alcide). — Die fossilen Vogel Patagoniens. — EiN Bbitrag zür
EnTWICKELUNGSGESCHICHTE UND SISTBMATISGHEN StELLUNG DER StEREORNITHES ,
en: Veroffentlichungen der Deutschen Akademischm Vereinigung xu Buenos
Aires, lomo I, parte 1', pág. 1-14, Bueoos Aires, 1899.
Este articulo contiene la interesante conferencia pronunciada por el autor so-
bre las aves fósiles de Patagonia, el 3 de Junio de 1898, ante la Unión Acadé-
mica Alemana de Dueños Aires (1).
Comienza por exponer el carácter general de la paleontología argentina, co-
nocida hace poco principalmente por restos de mamíferos.
Sabido es que Mercerat fué el primero que estudió en conjunto las aves fósiles de
la República Argentina, estableciendo el orden úe los SlereornitheSj que compren-
de la mayor parte de los restos más antiguos hallados hasta hoy. Ameghino ha-
bía descrito como de mamífero las piezas de Phororhacos, gigantesca ave dolada
de una cabeza más voluminosa que la del caballo, error que después reconoció.
En estos Anales, tomo XLIII, página 222 á 240, puede verse un artículo de
Mercerat sobre estas aves fósiles.
En su conferencia confirma Mercerat, después del estudio comparativo de sus
caracteres, la posición sistemática de los Stereornühes,
(i) Muchos de nuestros lectores ignorarán que existe en Buenos Aires, desde septiem-
bre de 1897, una asociación científica alemana llamada Deutsche Akademische Vereinigung,
que cuenta á la fecha con más de cincuenta miembros activos, diplomados en las univer-
sidades alemanas ó autores de publicaciones científicas. Su primer presidente fué nues-
tro malogrado consocio el doctor Juan Valentín. Forman parte de ella, bajo la presiden-
cia del doctor Wolíf, distinguidos elementos científicos é intelectuales que dan idea de la
importante cooperación alemana en la obra de nuestro progreso.
Alto concepto de la actividad de este simpático y civilizador centro nos dan las veinti-
tantas conferencias celebradas, en las cuales han sido tratados con toda competencia,
trascendentales lemas científicos, filosóficos, técnicos, históricos, sociológicos, artísti-
cos, literarios, pedagógicos, etc. Inicia ahora sus publicaciones, cuya primera entrega
la constituye el artículo que analizamos.
BIBLIOGRAFÍA 247
•
Estas aves gigantescas deben considerarse en regresión, lo que sin embargo no
está tan acentuado en ellas como en las aves actuales denominadas Ratitae.
Los caracteres reptílicos que presentan responden á la descendencia de formas
más primitivas. Ofrecen caracteres de las Cartnatae y de las Ratitae^ mostrán-
donos á la naturaleza en pleno proceso de transformación y confirmando la opi-
nión de que las Ralitae no forman una división filogenética independiente.
En la clasificación de Fürbringer deben formar los Stereornithes un grupo (Gens)
del sub-orden Ciconiiformes, orden Pelargornithes,
A. Gallardo.
M epcepat (Alcide). — Oarolibergia asulensls. — Un nouvbau rbpr¿9bntant
Pampeen oü sousordre des toxüdontia — en : Anales del Museo Nacional de
Buenos Aires, tomo Vil, pág. 1-23. Buenos Aires, 19 de agosto de 1899.
Este nuevo representante de los Toxodontia, el más especializado tal vez de ellos,
ha sido establecido por Blercerat sobre los fragmentos de un cráneo, hallado en las
márgenes del río Azul, en una capa de arena blanquizca verdosa de granos finos.
El animal debía ser de la talla de Toxodon Burmeisteri Gieb. y su fórmula
dentaria, de acuerdo con los materiales estudiados, sería
.10 4 3
> ^ c -^ pm ^ m ^
Si bien el estudio de Carolibergia no modifica mayormente las hipótesis actuales
respecto á la descendencia de este grupo, demuestra la importancia de las dife-
rencia» en la forma de la sección transversal de los dientes, la cual varía con
la edad mucho menos de lo que varios autores admiten.
La reducción en el número de incisivos se opone también á la idea de Ly-
dekker deque el desarrollo relativo de los incisivos de las diferentes especies de
Toxodon fuera sólo un carácter de dimorfismo sexual.
Este artículo, ilustrado con tres hermosas láminas, suministra á Mercerat la
oportunidad de rectificar ciertas afirmaciones de Roth.
A. Gallardo.
Dclaf^e lYves) et Hépouapd (Edgard). — Traite de Zoologie oonoréte.
Tomo II, 1* parte. Mesozoaires. Spongiaires. París, 1899.
Un nuevo tomo ha aparecido del magnífico tratado de Zoología concreta de
Delage y Hérouard, ilustrado con 274 figuras y 15 preciosas láminas coloreadas.
No desmerece de los anteriores tomos I, V y VIII, de cuya aparición nos he-
mos ocupado oportunamente.
Eq su primera parte, comienza el estudio del grupo intermedio entre los pro-
tozoarios y los mclazoarios, tratando con todo detalle del curioso roesozoario,
Salinella salve, hallado una sola vez por Prenzel en las salinas de Córdoba.
En cuanto á la posición sistemática de los espongiarios, los autores se dect*
den por separarlos de los celenterados, fundándose especialmente en la inver-
sión del sentido de la invaginación normal al formarse la gástrula. Los argumen-
tos en pro de esta separación están ampliamente consignados en el presente tomo
y fueron comunicados por Delage al Congreso de Zoología de Cambridge, de
1896, el cual no resolvió la cuestión.
248 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Esta forma de iovagÍDaciÓD, ijnica entre los animales, asigna á las esponjas
un lugar aparte, pudiéndose oponerlas á todos los demás roetazoaríos, bajo el
nombre de Enantiozoa fEvavTío5= inverso), propuesto por Delage.
Tanto por su estilo y método como por su aspecto tipográfico y bellas ilustra-
ciones, este nuevo volumen confirma nuestra opinión de que la Zoología con-
creta es el mejor tratado didáctico moderno en esta materia.
A. Gallardo.
Ambrosetti (Juan B.). — Notas de Arqueología Calchaqui, en el Boletín
del Instituto Geográfico Argentino ^ tomo XX, pág. 162-188. — Buenos Aires,
1899.
Continúa el señor Ambrosetti la publicación de sus interesantes notas descrip-
tivas de objetos pertenecientes á los antiguos habitantes de los valles calcha-
quíes, notas que aportan un valiosísimo contingente de datos para futuros inves-
tigadores, que con un criterio más amplio, más generalizador^ estudien el pasado
de aquella parte de nuestra República.
Aunque esos apuntes no obedecen en su publicación á un plan perfectamente
delineado, son presentados por el seiñor Ambrosetti agrupados de manera tal que
las diferentes series de objetos que considera se relacionan más ó menos entre
si. Quisiéramos hacer una nota bibliográfica considerando el trabajo en general,
pero no podemos realizar nuestros deseos por una razón fundamental : y es la
falta de espacio. Seremos, pues, breves en nuestro estudio. El señor Ambrosetti
ha sentado en sus notas algunas conclusiones demasiado atrevidas, las que no de-
ben dejarse pasar sin hacer do ellas una crítica detenida ; tal es la de que los Incas
no domiuarou la región calchaqui, suposición en la que, á nuestro juicio, se
equivoca el distinguido etnólogo.
En cuanto al contenido de la última serie de notas, prosigue el autor la descrip-
ción de hachas de piedra, comenzada en el anterior tomo del Boletín. Nos presenta
uu amuleto ofidio (fálico?) para la lluvia, «tallado en piedra verde, negra y dura»
y termina con la interpretación del simbolismo del « Suri». Esto último es lo más
interesante.
Estudia el señor Ambrosetti la iconografía del avestruz en la alfarería calcha-
qui y de argumento en argumento llega á decir que el «Suri» es la representa-
ción del pájaro que los indígenas llamaban «cpignerao », compañero de otra divi-
nidad, el Catequil. A pesar de ser una interpretación ingeniosa, deja vulnerable
algunos puntos que pueden dar asidero á la crítica. No se fíe mucho el señor Am-
brosetti de los « papiros de arcilla» como llama á los cacharros en general, pues
aún no se ha hallado... la piedra Roseta para descifrarlos. Por el momento, es
necesario estudiar las representaciones mitológicas comparativamente y si hay algo
difícil en arqueología, es la interpretación de figuras que cada autor puede tra-
ducir como mejor le plazca. Son indudablemente trabajos meritorios, pero no pa-
ra ser tratados en forma de notas. Pueden ser motivo de un estudio detenido y
verdaderamente científico y que nadie mejor que el señor Ambrosetti con su pre-
paración y práctica puede llevar á cabo.
F. F. OüTBS.
bibliografía 249
Ijafoiie Quevedo (Samuel A.;. — Progresos de la Btnologia en el Rio
de la Plata durante el año de 1898, en el Boletín del Instiluto Geográfico
Argentino, tomo XX, pág. 3-64. — Buenos Aires, 1899.
Este erudito trabajo del señor Lafone Quevedo está consagrado á revisar y cri-
ticar los estudios etnográficos publicados durante el año 1898. por los señores
Estanislao S. Zeballos, Guido Boggiani, Félix P. Cutes, Benigno T. Martínez, Da-
niel G. Brinton y Enrique Peña.
El señor Lafone Quevedo rebate con criterio reposado, las opiniones de algunos
de los autores que mencionamos más arriba y lo ,hace, en algunos casos, de una
manera bastante feliz.
El trabajo del doctor Brinton sobre «^ Cartografía lingüistica del Chaco », ha dado
elementos suficientes al señor Lafooe para refutar las conclusiones un tanto erra-
das del distinguido profesor de Filadelfía y estudia de una manera analítica los
diferentes capítulos del opúsculo del doctor Brinton.
Los escritos de los señores Boggíani, Martínez y Peña, merecen ligeras obser-
vaciones del señor Lafone por estar sus conclusiones más ó menos acordes con las
de aquellos autores.
El artículo publicado por el doctor Estanislao S. Zcballos en el tomo XIX del
Boletín del Instituto Geográfico (Orígenes nacionales^ motiva una protesta del
señor Lafone á las impugnaciones gratuitas del doctor Zeballos y refuta somera-
mente algunos de los errores» de este ultimo autor.
Por último, nuestro trabajo « Etnografía Argentina», merece algunas observa-
ciones del señor Lafone á las que contestaremos en oportunidad.
Es lástima que el carácter de simple nota bibliográfica de estas líneas nos pri-
ve de detenernos en punto tan interesante, pues el trabajo del señor Lafone Que-
vedo envuelve cuestiones etnográficas de verdadero valor, las que son encaradas
con el sabio criterio de su distinguido autor.
F. F. OlTES.
Qniroií^a doctor Adán;. — Ruinas de Anfama. Bl pueblo prehistórico de
la Ciénega en el Boletín del Instituto Geográfico Argentino, tomo XX,
pág. 95-133. — Buenos Aires, 1899.
Como todos deben saber, el Instituto Geográfico Argentino envió el pasado año
de 1898, una expedición á los valles calchaquíes, la cual iba dirigida por el
conocido arqueólogo doctor Adán Quiroga á quien acompañaba en calidad de fotó-
grafo y dibujante el señor Eduardo A. Holmberg.
El primer estudio que presenta el doctor Quiroga sobre los resultados de su ex-
pedición, es el que motiva esta noticia bibliográfica. En él, da los primeros datos
sobre dos interesantes pueblos prehistóricos de la provincia de Tucumán : Anfama
y La Ciénega.
La primera parte de su estudio está consagrada al primero de estos dos pueblos
y la segunda á estudiar los diferentes grupos de ruinas que constituyen la derruida
aldea de La Ciénega.
Cree, con razón, el doctor Quiroga, que tanto Anfama como Colalao y La Cié-
nega, son otros tantos jalones de una civilización pasada, que probablemente fué
la misma que ha dejado sus rastros en Tiahuanaco, en la república de Bolivia, es-
tando caracterizada en la provincia de Tucumán por la presencia de roenhires.
250 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
hallados por vez primera por el viajero Juan B. Arobrosetti y ahora nuevanieote
por el doctor Quiroga.
La población de Anfaina se halla situada eo la provincia de Tucumán, en el
trayecto entre las estancias de La Hoyada y La Ciénega, en un lugar algo eleva-
do y rodeado de altas cunibres.
La derruida aldea, esta constituida por grupos de habitaciones formadas por
«pirkas » de piedras, que se hallan construidas en los sitios algo elevados, de mo-
do que sus habitantes tuviesen el horizonte despejado. También los raenhires cons-
tituyen una característica de Anfama.
La Ciénega se halla situada en pleno macizo del Aconquija, en una profunda
quebrada formada por los cerros de Anfama y el Pabellón.
Es allí donde el doctor Quiroga ha encontrado lo que él ha creído conveniente
considerar como dólmenes, además de grutas naturales, las que fueron segura-
mente habitadas por los primitivos indígenas. Las construcciones de La Ciénega,
presentan la curiosa particularidad de ser todas de forma circulaf.
Ha dividido el doctor Quiroga las ruinas de la Ciénaga en varios grupos : el de
la Familia, la Yareta, el Anta, Punta de la Cañada, etc.
Es el más interesante el de la Familia, tanto por el número de construcciones que
reúne, como por los hallazgos hechos en sus ruinas.
Dice haber hallado el doctor Quiroga, un grupo de habitaciones, afectando la
forma de un falo. A propósito de falo se nos ocurre una observación. Nuestros
arqueólogos están poseídos de una especie « falomanía » que les hace ver en todo
objeto ó dibujo de una forma más ó menos significativa, una representación de
los órganos sexuales masculinos, indudablemente que en algunos casos tienen
razón, pero, con la prodigalidad con que juzgan estas piezas, hemos hallado que
en más de una, sólo con una idea preconcebida se podrán considerar como falos.
La expedición del doctor Quiroga hizo en las ruinas de La Ciénaga excavacio-
nes, que dieron por resultado el hallazgo de algunas piezas arqueológicas de
valor.
Al terminar esta rápida nota, queremos hacer otra observación al trabajo del
doctor Quiroga.
Los dólmenes hallados son algo más que convencionales y no titubeamos en ma-
nifestar que la figura N^'SS no representa un grupo de dólmenes, siendo lo más
probable» una reunión de pedruzcos informes que en nada se parecen á aquellas
construcciones megalíticas.
El único dolmen perfectamente caracterizado que nos ofrece el doctor Quiroga
en su trabajo,' es el representado en la figura 24.
Sería de desear que el doctor Quiroga continúe publicando los resultados de la
fructuosa expedición que dirigió con tanta competencia.
F. F. OüTES.
II. — VARIEDADES
V Cong^peso Científico tieneral Chileno, celebrado en la ciudad
DE Chillan, del 27 de febrero al 3 de marzo de 1898, Santiago de Chile, 1898.
Hemos recibido un volumen de LX y 528 páginas que contiene los resultados
DIBLIOORAFÍA 251
del Congreso Científico celebrado en la ciudad de Chillan, el año pasado, por
iniciativa de la Sociélé Scienti fique du Chilij la cual ha conseguido arraigar en la
vecina república estas progresistas asambleas.
Muchos elogios merece en este sentido la civilizadora labor de los miembros de
esa sociedad y en particular el doctor Adolfo Marillo, alma *de aquella reunión.
Entre los trabajos publicados, que han sido seleccionados, presentándose sólo
los más importantes, hay muchos de verdadero interés, pero desgraciadamente
hay algunos que no condicen con el carácter de una asamblea científica.
Los enumeraremos rápidamente.
Después de las nóminas de las comisiones, congresistas y reglamento se pu-
blican los discursos de la sesión inaugural pronunciados por el doctor Adolfo
Murillo, Guillermo Viviauí, y una composición poética del señor Tondreau.
En las actas délas sesiones es de lamentarla falta de las discusiones y conclu-
siones, así como délos votos que no se hallan espl (cita mente formulados en ningu-
na parte. Debe mencionársela brillante intervención del doctor Paulino Alfonso
en el debate sobre el alcoholismo, al que aportó nuevos dattis é interesantes puntos
de vista, criticando con firmeza á los que consideraba responsables en parte del
actual estado de cosas.
En la sesión de clausura figuran los discursos del doctor ligarte Gutiérrez,
contra el alcoholismo creciente en Chile, cuyos habitantes consumen seis millo-
nes de hectolitros de bebidas alcohólicas, lo que significa más de dos hectolitros
para cada chileno al año, niños y mujeres comprendidos ; del señor Sanhueza
Lizardi y un canto á la ciencia por la señora de Meyer, dedicado á este congreso,
en el cual se lee :
i Honor al jénio, i á la ciencia magna
Que guardan de los siglos el claro eco
Y adorna cual antorcha | bello fleco!
El recuerdo del hombre pensador !
El discurso de clausura fué pronunciado por el Intendente de Nuble, don Vi-
cente Prieto P.
Comenzando las memorias científicas encontramos un interesante estudio sobre
las termas minerales de Chillan por el doctor P. Puga Borne y una disertación de
la hiperbiliasis por el doctor A. Marín-
£1 doctor Murillo presenta un monstruo isquiópago y un caso de su acredi-
tada clínica obstétrica en que ha asistido al parto normal en una focomélica.
El doctor Beca da un resumen de los estudios de antropología criminal y pro-
pone la adopción en Chile de la antropometría criminal, introducida hace tiempo
y perfeccionada entre nosotros.
Su ocupa el profesor Ugarte Gutiérrez del tratamiento de las asociaciones mt-
crobianasy que define, dando datos sobre la fagocitosis, antitoxinas y seroterapia,
y de la estreptococia.
Aboga el doctor Perrer por el establecimiento Je sanatorios marítimos para
niíws linfáticos.
Publica el doctor Hederra un caso de tétanos en un recién nacido, y el doctor
Pardo C. estudia la presentación de frente.
Con el propósito de obtener la determinación exarta de la superficie del cuerpo
humano deduce el doctor Luís Vergara Plores una fórmula absolutamente falsa.
252 ANALES DE LA SOCIEDAD CIBIiTiFIGA ARGENTINA
Basto decir que parte de la idea de que las superñcies de los cuerpos son pro-
porcionales á sus volümeoes y que al avaluar la superficie de los cilindros rec-
tos toma sólo eo cuenta la superfíce lateral, olvidando las bases.
Acumulando errores sobre errores llega á la proporción R : r :: R* : r* que
demostraría que - es igual á ¿, á r^, etc. ; y ^ á 5, etc.
Estos originales métodos matemáticos le dan superñcies pequeñísimas para el
cuerpo humano» de donde deduce la inexactitud de las fórmulas europeas y recla-
ma para sí «el honor de dar á conocer al mundo científico» un procedimiento
eiacto de avaluación de superñcies no geométricas, que pretende sea consecuencia
delpr incipio de Arquímedes.
El doctor Hederra apela á la enseñanza anti-alcokóUca y la iniciativa pri-
vada como medio para combatir el alcoholismo en el pueblo chileno « tan tris-
temente ignorante y desprovisto de sentido moral ».
Contribuye el doctor Sierra M. al estudio de los abscesos hepáticos de focos
múltiples.
El Morrhuinol es un nuevo medicamento extraído del aceite de hígado de ba-
cálao por Larenas A.
El señor Obrecht cree que se podría dar como definición de la linea recta,
que es aquella línea que siempre queda confundida con sí misma cuando se la
hace girar alrededor de dos cualesquiera de sus puntos.
Recordamos haber leido allá por el año 1882, cuando estudiábamos geometría
plana, en el tratado de Ricart, editado en 1873, la misma deñnición que considera
nueva el Director del Observatorio Astronómico de Santiago de Chile, quien da
cuenta también de haber determinado la gravedad en Santia^o^ obteniendo el
valor de g = 9,7953 m. que concuerda exactamente con el que da la fórmula de
Bouguer.
E\ señor Germain hace una amena disertación sobre acontecimientos geológi-
cos puestos en evidencia por la entomología.
Las inexactitudes debidas d los filtros de papel en ciertos análisis cuantitati-
vos preocupan al señor Lemótayer y el señor Bidez desea que las formas arqui-
tecturales respondan á las formas constructivas reales.
Ocúpase el señor Prado de los abonos en el estado actual de la agricultura
chilena^ y el doctor Briones de la determinación del ázoe en el guano.
El señor Astorquiza proclama la conveniencia de introducir la vid americana
en Chile y el señor Rivera da algunas observaciones sobre el empolvoramiento
de algunas especies del género Loasa, que así llama á la polenación de estas
plantas, sobre cuyo mecanismo no adelanta nada nuevo.
Preconiza el señor Alamos A. la conveniencia del cultivo del lúpulo^ mientras
el profesor Monfallet publica sus recherches sur l'tnfection bronchique et pul-
monaire du ehevaly presenta un caso de actinomycose des os.
Recopila ciertos datos generales de molinería práctica y económica el señor
Voigt.
El señor Eduardo de la Barra propone tres reglas para obtener la reforma ra-
dical de la acentuación castellana, que están lejos de comprender todos los ca-
sos, dejando confundidos el artículo el y el pronombre ^^ por ejemplo, para no
mencionar muchos otros pronombres, relativos, adverbios, etc. que no ha te-
nido en cuenta.
BIBLIOGRAFÍA 253
Critica el señor Salinas los exámenes escolares sin proponer sustitutivo ade-
cuado.
Interesaatísimo es el erudito trabajo del señor Eduardo de la Barra sobre Len-
guas Celio -la tinas, en el cual sostiene, con numerosos argumentos y ejemplos,
la tesis de que el castellano y demás lenguas llamadas latinas no derivan del latín,
teniendo sólo una parto de vocabulario latino, mientras su estructura gramatical
analítica es del tipo celta. Abundantes notas ilustran diversos aspectos del vasto
tema.
Considera el señor Salinas á la instrucción pública como base de la prosperi-
dad nacional y aboga calurosamente por el establecimiento de escuelas técnicas.
Busca el señor Vera remedio á la vagancia infantil en el aumento de las es-
cuelas correccionales que han comenzado á crearse en Chile, en estos últimos
años.
El conjunto de los trabajos de este Congreso, que es el quinto que realiza Chile
y uno délos más importantes, impresiona favorablemente y demuestra el plausi-
ble esfuerzo de nuestros vecinos por incorporarse al movimiento científico mo-
derno.
A. Gallardo.
Binet {A), Directeur du Laboratoire psychologique de la Sorbonne. — Le pre-
znier devoir de 1* éduoation physique. — Artículo en : Revue des Revues,
marzo 16 de 1899 ^año X, vol. XXVIII, n" 6).
En este interesante artículo, M. Binet se ha propuesto exponer sucintamente en
qué forma podría establecerse un sistema racional de mediciones relativas al de-
sarrollo físico de los niños de las escuelas y colegios.
El autor ha querido hacer una oportuna indicación, con motivo del nombra-
miento de una comisión encargada de la reorganización de la educación física en
los establecimientos de Francia. De pasada, M. Binet ha recordado el caso de una
comisión ministerial alemana, reunida hace pocos años en Breslau, con la mi-
sión de investigar si los estudios de los gimnasios de esa ciudad ocasionaban en
los alumnos el surmenage intelectual, cuya comisión, en vez de perorar sobre teo*
rías» había tenido la feliz inspiración de trasladarse á las escuelas mismas y de
emplear métodos susceptibles de medir la fatiga de los alumnos. De más está
decir cuánto desearía M. Binet ver seguir por la comisión francesa el plausible
ejemplo de la comisión alemana.
En dos consideraciones capitales funda el sabio eiperiroentador una de las pri-
meras medidas que preconiza en el orden de ideas que lo ocupa : el control del
desarrollo físico. Una de ellas es la de las ventajas que resultarán al saber, en cada
caso individual, sí el desarrollo del niño se hace normalmente, ó si es muy rápi-
do, ó si se halla retardado ó detenido : en efecto, sólo así es cómo se podrá for-
mar un juicio exacto sobre el género y la cantidad de esludios intelectuales y de
ejercicios ñsicos que convenga aconsejar en cada caso. Otra consideración ~ por
cierto de peso también — es la de la necesidad de encontrar un criterio serio para
la elección de los métodos que convengan realmente á la educación física, res-
pecto de los cuales subsiste el mayor desacuerdo. Así, los sistemas artificiales
(c gimnástica > propiamente dicho), son múltiples y muy diversos en los diversos
países ; por otra parte, los fi«iologistas persisten en condenar esos métodos en
254 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
nombre de consideraciones mny serias. « ¿ Dónde está la verdad ? Nadie lo puede
decir aún, puesto que ninguna afirmación ha sido hasta ahora acompañada de
una prueba experimental. Los profesionales de la gimnástica sólo tienen para s(
la rutina, y los fisiologistas sólo invocan hipótesis en apoyo de su opinión ; la
prueba experimental — quiero decir la prueba metódica, rigurosa — no ha sido
proporcionada aún, ni siquiera ha sido buscada ».
Ahora bien, ¿en qué condiciones, según qué plan podrá ser organizado es'e
control del desarrollo físico? M. Binet piensa que bastará someter cada sujeto á
im examen mensual, examen que durará á lo más unos diez minutos por niño.
Esa prueba versará sobre : 1* el peso ; 2* la estatura ; 3' la vuelta del pecho ; 4* la
capacidad respiratoria ; 5** la fuerza muscular de las dos manos ; 6* la fuerza mus-
cular del dorso (reins); T la sensibilidad táctil.
Describe entonces M. Binet— aunque muy someramente — los procedimientos
que podrían ser empledos en esas diversas operaciones, en concepto de tratarse
sólo de un programa provisorio. En cuanto al costo de los apáralos necesarios,
para una escuela de 100 á 200 alumnos, no pasará de 300 francos, suma por
cierto modesta.
Una última cuestión, de carácter práctico, aborda H. Binet: « ¿ A quién conñar
esas mediciones ? ¿ Al personal de la escuela, al director, al médico ?» A ninguno
de ellos : á especialistas, convenientemente preparados para la delicada tarea, y
enteramente consagrados á ella, los cuales deberían ir de escuela en escuela, obte-
niendo por sí mismos la mayor parte de los datos experimentales.
Tal es, en substancia, el interesante estudio de M. Binet. Escrítocon la facilidad
y claridad que caracterizan el estilo del autor, completado con algunos grabados,
su lectura no podrá ser sino grata al lector. — F. Birabbn.
MOVIMIENTO SOCIAL
Socios nuevos. — Han ingresado últimameDte los socios siguientes : Doc-
tor Raimundo Wilmart, Capitán Ingeniero José II. Uriburu, Teniente Enrique
Mosconi, Alférez Ignacio Chamorro, Alférez Benjamín Mallea, Alejandro L. Mar-
queston, Higinio Reynoso, Claudio Pais y Sadoux, Germán Dates, Carlos Parera
Muñoz, Ricardo J. Gutiérrez, Benjamín Zalazar, Pedro Iríbarne, Pablo Matharán,
Felipe Meyer Arana, Carlos Smíth Pedernera, Luis Jaurreguiberry, Gustavo A.
Eppens, Luis Estévez, Amoldo Checci, Pedro Spfnola, Alberto Chapar, Emilio
Pereyra, Umberto Gamberale, Luis F. Loyola, Alberto Mermos, José Padilla, Um-
borto Pádula, José Repossini, Antonio Relies, Mario Romano, Rodolfo Santángelo,
UugoTaíana, José C. Gómez, Leandro Rivas Jordán, Ramón Castañeda, Carlos D.
Speroni, Pranklin Arroyo.
Canjes nuevos. — Aumentamos nuestros canjes con los siguientes :
Sitzungsberichte des deutschen Nat, Medicinisehen^ Praga.
BulUtin des Sciences de la Société Nationale d'AgricuUure de France.
The GeographicalJournal. Londres.
Wiseonsin Geological and Saiural Hisiory Survey.
Recueil de Médecine VélMnaire d'Álfort.
BuHetin de la Société de Géographie de Marseille.
Transactions of the Wiseonsin Ácademy o f Sciences ^ Arls andLetters.
Ihe Philosophical Society. Washington.
Revista de Ciencias de Lima.
Informaciones y Memorias de la Sociedad de Ingenieros del Perú.
Boletín demográfico argentino.
Acciones donadas. — El señor Ingeniero Vicente Castro ha donado las
dos acciones (número 830 y 531 ) con que se habfa suscrito para la erección del
edificio social.
La señora madre del malogrado socio Alberto Casal Carranza ha donado tam-
bién las acciones números 953 á 957. Ambas donaciones han sido debidamente
agradecidas.
256 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Representación de la Sociedad en los Cong'pesos Indas-
tpial y de Orientalistas. — La Junta Directiva en su sesión del 31 de
julio próximo pasado nombró al señor ingeniero Eleodoro A Damianovich para re-
presentar á la sociedad en el Congreso Industrial Argentino y en su sesión del
25 de agosto designó a( señor ingeniero Santiago E. Barabíno para representarla
en el Congreso Internacional de Orientalistas que se celebrará en Roma en el mes
de octubre del corriente año.
Fomento de la Biblioteca. — Han ingresado á ella varias obras dona-
das por sus autores ó editores, de que nos hemos ocupado ó nos ocuparemos en
la sección bibliografíca.
Además se ha resuelto la adquisición de los siguientes libros :
Jamin, M. Cours de Physique^ Paris, 1891, 5 vol.
WiTz AiMÉ, Traite théorique etpratique des Moteurs h gaz et h petrole^ Paris,
1899, 3 vol
Picaro, Ph. Chauffage et Ventilation^ Paris, 1897, 1 vol.
Flahant, A. Mécanique apliqué (Hydraulique), Paris, 1898, 1 vol.
Madaubt, a. Résistance des Materiaux, Paris, 1891, 1 vol.
Laroche, F. Travaux Mari times (Texto y Atlas), Paris, 1891.
RoucHE Y Ch. Cohberousse, Tratado de Geometría Eíemen ¿ai, Madrid, 1898,
1 vol.
Hebrard, Albert, Architecture, Paris, 1897, 1 vol.
FoRMENTi, Carlo, La Pralica del Fabricare ^ 2 atlas y 2 vol. Milano, 1893.
Sarazin, C. Cours d'Electricité, Paris, 1898. 1 vol.
AscHiERi, F. Geometría Descriptiva^ Milano, 1896. 1 vol.
Tessari, D. La Teoria delle Ombre e del Chiaro-Scuro, Torino, 1880, 1 vol.
CoROEUAY, G. nE. Travaux Maritimes et Construction des Ports, Paris, 1888,
texto y atlas.
Visita á la fábrica de Dellachá. — Tuvo lugar el 10 de septiembre
una interesante visita á la fábrica de sombreros de Dellachá.
La numerosa concurrencia de socios fué obsequiada con un lunch al terminar
el recorrido del establecimiento.
En la próxima entrega se publicará un detallado informe del ingeniero Ar-
mando Romero, sobre esta importante usina.
ANALES
DE LA
SOCIEDAD científica
ARGENTINA '
Director : logeaiero ÁNGEL GALLARDO
Secretarios : Señores Eduardo Latzixa y Garlos LA609.,GARcfA
REDACTORES
iDj^niero Eduardo Aguirre, señor Juan B. Ambroseltl, doctor Pedro N. Arata,
ingeoiero Alberto de Arteaga, ingeniero doctor Manuel B. Bahía, ingeniero
Santiago E. Barabioo, ingeniero Federico Birabén, arquitecto Juan A. Bus-
chíazzo, ingeniero Emilio Candiani, ingeniero José S. Corti, doctor Eduardo L.
Holmberg, doctor Atanasio Quiroga, ingeniero Francisco Seguí, doctor Enrique
Tornií, doctor Roberto Wernicke, doctor Estanislao S. Zeballos.
NOVIEMBRE 1899. — ENTREGA V. - TOMO XLVIII
PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN
LOCAL DB LA SOCIEDAD, CKVALLOS 289, Y PRINCIPALES LIBRERÍAS
Por raes $ iMi LOO
Foraño » 12.00
Número atrasado » 2.00
— para los socios» » i.so
La suscripción se paga anticipada
BUENOS AIRES
IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS
Ó84 — CALLE PBRÚ — 684
1899
256 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Representación de la Sociedad en los Cong^resos Indus-
trial y de Orientalistas. — La Junta Directiva en su sesión del 31 de
julio próximo pasado nombró al señor ingeniero Eleodoro A DamianoYÍch para re-
presentar á la sociedad en el Congreso Industrial Argentino y en su sesión del
25 de agosto designó al señor ingeniero Santiago E. Barabino para representarla
en el Congreso Internacional de Orientalistas que se celebrará en Roma en el mes
de octubre del corriente año.
Fomento de la Biblioteca. — Han ingresado á ella varias obras dona-
das por sus autores ó editores, de que nos hemos ocupado ó nos ocuparemos en
la sección bibliografíca.
Además se ha resuelto la adquisición de ios siguientes libros :
Jamin, M. Cours de Physique^ Paris, 1891, 5 ?ol.
WiTz AiHÉ, Traite tkéorique etpratique des Moteurs h gazet h petrole, París,
1899, 3 vol
Picaro, Ph. Chauffage et Ventilatioriy Paris, 1897, 1 vol.
Flahant, A. Mécanique a/^ít^w^ (Hydraulique), Paris, 1898, 1 vol.
Madahbt, a. Résistance des MaUriaux, Paris, 1891, 1 vol.
Laroche, F. Travaux MarUimes (Texto y Atlas), Paris, 1891.
RoucHÉ T Ch. Cohberousse, Tratado de Geometría Elemental^ Madrid, 1898,
1 vol.
Hebrard, Albert, Árchitecture, Paris, 1897, 1 vol.
FoRMBNTi, Carlo, La Pralica del Fabricare, 2 atlas y 2 vol. Milano, 1893.
Sarazin, C. Cours d'Electricité, Paris, 1898. 1 vol.
AscHiBRh F. Geometría Descriptiva, Milano, 1896. 1 vol.
Tessari, D. La Teoria delle Omhre e del Chiaro-Scuro, Torino, 1880, 1 vol.
CORPEUAY, G. DE. Travaux Maritimes et Construction des Ports, Paris, 1888,
texto y atlas.
Visita á la fábrica de Dellachá. — Tuvo lugar el 10 de septiembre
una interesante visita á la fábrica de sombreros de Dellachá.
La numerosa concurrencia de socios fué obsequiada con un lunch al terminar
el recorrido del establecimiento.
En la próxima entrega se publicará un detallado informe del ingeniero Ar-
mando Romero, sobre esta importmte usina.
ANALES
DE LA
científica
ARGENTINA *
Director : lof^eniero ÁNGEL GALLARDO
Sbcrbtarios : Señores Eduardo Latzina y Carlos Lagos.,Garc(a
REDACTORES
Ingeniero Eduardo Aguirre, señor Juan B. Ambroselti, doctor Pedro N. 4rata»
ingeniero Alberto de Arteaga, ingeniero doctor Manuel B. Bahía, ingeniero
Santiago E. Barabino, ingeniero Federico Birabén, arquitecto Juan \. Bus-
chiazzo, ingeniero Emilio Candíani, ingeniero José S. Corti, doctor Eduardo L.
Holmbcrg, doctor Atanasio Quíroga, ingeniero Francisco Seguí, doctor Enrique
Tornú. doctor Roberto Wernicke, doctor Estanislao S. Zebaiios.
NOVIEMBRE 1899. — ENTREGA V. - TOMO XLVIII
PUNTOS Y PRECIOS DK SUSCRIPCIÓN
LOCAL DB LA SOCIEDAD, GKVALLOS 2t39, T PRINCIPALES LIBRKRÍAS
Por mes $ nvii l-OO
Foraño » ii.oo
Número atrusadu >» s.OO
— puru iüd socios » l.'iO
La suscripción se paga anticipada
BUENOS AIRES
I.MPKKNTA Y C\SA KDITORA DE COM HERMANOS
684 — CALLE nnú — (i84
1899
JUNTA DIRECTIVA
Presidente Ingeniero doctor Marcial R.Candioti.
V ice-Presidente V Ingeniero doctor Carlos M. Morales.
Id. 2"" Mayor ingeniero Arturo M. Lügones.
Secretario de actas Ingeniero Eleodoro A. Damianovich.
— correspondencia Agrimensor Cristóbal Hicken.
Tesorero Ingeniero Armando Romero.
Bibliotecario Señor Luis Miguens.
Ingeniero Domingo Nocetl
Ingeniero Claro C. Dassen.
Ingeniero Domingo Carrique.
Vocales \ Ingeniero Emilio Palacio.
Ingeniero Luis A. Huerco (hijo).
■
Ingeniero Oronte A. Valerga. !
Gerente Señor Juan Botto. '
índice de la presente entrega
Eduardo L. Holmberg. Una critica sobre « la Flora Argentina », publicada en el
«Segundo Censo de la República Argentina» (t. I, p. 385-474) y que ha apa-
recido en estos Ánahs de la Sociedad Científica Argentina, tomo XLVIII, entrega
2", páginas 67 á 105, y cuyo autor es el señor Teodoro Stuckert 257
Armando Romero y Luis Miguens. «La Actualidad)», fábrica nacional de sombre-
ros del señor Cayetano Dcllachá 294.
Luis B. Laporte. Fábricas de sombreros y de tejidos de los señores G. Franchi-
ni y C« 324
Carlos Specazzini. Nova addenda ad Floram Pata^onicam (Continuación) 329
Miscelánea : La determinación de la posición geográfica de San Rafael (provincia
de Mendoza) 333
Bibliografía: Comisión del Ferrocarril internacional. ~ Ameghino, Moreno, Smith
Woooward, Nordenskjólu, ÜArTiiAL, Roth, Lermann-Nitsche, Jacob. Sobre el
mamífero misterioso de la Patngonia. -> Comunicaciones del Museo Nacional de
Buenos Aires. — De Madrid. Lecciones elementales de histología é histogc-
nia. _ La Profilaxia. — Ckanwell. Equinococus de la pleura. — Lecomte.
El café 336
Movimiento social : Interesantes visitas. — Compañía General de fósforos. —
Compañía Sudamericana de Billetes de Banco. ^ Compañía alemana trasatlán-
tica de electricidad 351
UNA CRÍTICA
SOBRE
«LA FLORA ARGENTINA»
POBLICiDA EX EL « SEGUNDO CENSO DK lA BEPCBL.C* ARGENTINA »
(T. I. P. 385-n4)
V OUE «A APABECDO EN ESTOS ANA..S DE LA SOC.EOAO C.BNTlP.CA ARGENTINA
T. XLVIIl, ENT. 2*, PP- OT * '"'>
y CÜVO AUTOR ES EL SEÑO» TEODORO STOCKERT.
POR EL DOCTOR EDUARDO HDISLAO H0LM8ERG.
Apenas llegó á mis manos la enlreRa de los Anales que conUene
la c?Uica Mué alude el epígrafe. ««'"«"'^^V''"'" T t«'nnr1a
que debe suponerse, tratándose de una pubhcacion hecha por la
Sociedad Cientiaca. y é propósito de la obra de uno ^e su. míe n-
bros que lo es además de la Comisión Redaclora, y d.ré. para no
ratár'espiralesde trompo, de una obra mia. --P «^--; ^^ :
desde la primera linea hasta la úluma. por su e.l.lo. P^'J^^^
pr chos. por sus defectos, por su lenguaje, y por el resplandor de
^ "u ¡a;L patriótico que la inspiró la .lictó y la rec^c ó.
Sin que pretenda por esto i"f«"^ '« '"«"«''f ^^^ ^arm^
critica debo declarar que no le conocía, y « '«"-^ P^^'^^,; J¿^^*¡
flue 8 él tenía .le mí un « alto concepto c.enlifico ». según ahrma
Z piim^r ;tafo. lo d.bio probablemente ^ -versaaones^^^^^
mis amigos deCórdova. en particular los IVofesore. ^^ '» "' '^«;j'
dad porque después de leer la crítica á que aludo, mego al autor
ir ;r„pet::;ia n'ecesaria para juzgar mis t-bajos ¡erda^^^^^^^^
científicos, entre los cuales coloco, en primera linea, los ArácntOos
Ti
AM. SOC. CIEMT. ARO. — T. XLVÜI
258 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
del Informe oficial déla Comisión Científica agregada al Estado Mayor
de la expedición del General Roca al Rio Negro, las monografías sobre
Mecicobolhrium y Neothereuíes en el Boletín de la Academia Nacio-
nal, la parle sistemática que he redactado en Viajes al Tandil y á
La Tinta, en Actas de la misma, la que he dedicado á los Arácnidos
é Himenópteros en los Anales de la Sociedad Científica, etc.
Cuando un crítico dedica 215 notas, como las que ha publicado el
Señor Stuckert en estos Anales, á la obra de un autor por quien
se tenía «alto concepto científico », se confiesa tácitamente que ese
concepto se ha derrumbado ó ha existido fundado sobre arena, — en
otros términos, que ese autor no merecía tal concepto, porque era
un badulaque.
A estas horas, el crítico debe abrigar la convicción de que ha
aplastado la obra que apareció en el Tomo I del Censo, y, lo que es
peor, la de que todos losque han leido la crítica consideran que esa
obra representa la mas acabada expresión de nulidad humana. Si
ello es así, lamento tener que despertarle de su sueño de oro.
Con esto he dicho todo lo malo que tenía inpectore, he desahogado
el humor negro que me causaron algunas ñolas impertinentes y
maliciosas, me he agacliado como Anteo para tocar la Madre Tierra,
y, lleno ahora de nuevo vigor, invoco la Musa retozona que jamás
me ha negado su protección en casos comoeste, y entro en materia.
Señor Stuckert, no vaya á enojarse con lo que viene en seguida.
Usted me ha dado una verdadera paliza á su modo. Fíjese, ahora,
de qué manera se la voy á dar yo.
Mis observaciones no tienen ningún carácter de personalidad ; y,
si encuentra algo ofensivo que no presente la justísima medida, la
perfecta equivalencia de lo que usted ha escrito, eso no vale, no lo
he dicho, lo retiro.
Al leer la crítica á que me refiero, comprendí que el autor no era
de habla castellana, lo cual habría pasado absolutamente inadver-
tido, si no hubiese observado en algunas de sus notas cierta tenden-
cia á enmendarme la plana, á enseñarme mi propio idioma y hasta
escribir una nota por un error de imprenta. Semejantes correccio-
nes me son gratas cuando proceden de una persona que conoce el
castellano mejor que yo; pero que pretenda semejante cosa quien
escribe ciertos desatinos que no válela pena recordar, de un autor
que no sabe puntuar, y que, tratándose de una obra como La Flora
Argentina (del Censo), en la que se ha puesto especial cuidado en la
redacción para que los adornos literarios distraigan, en cierto modo.
UNA CRÍTICA 259
al lector general, de la aridez del tema, — no entiende una palabra
de lo que es una figura retórica ; que allí donde digo « la Forma-
ción se diluye, por decirlo así... » | me sale con la definición far-
macéutica de dilución I Confieso ingenuamente que eso no es para
mi; dígame romántico, dígame ignorante, dígame «individuo»,
pero no me obligue, en un párrafo en el cual pongo los cinco senti-
dos para regalar á mi lector literario un periodo bien hecho, á es-
cribir que una lágrima es unn solución de cloruro de sodio, etc., en
agua. Eso se hace al tratar de las secreciones, en un libro ó en una
clase de Fisiología. Tome nota délas siguientes estrofas, hágalas
traducir, y, cuando esté de buen humor, cántelas con música de
Loreley :
BALADA.
Se deslizó en su pálida mejilla
medio gramo de líquido salino
que cayó en el respaldo de la silla
y rebotó, y pegó en la pantorrilla
del taciturno y flaco peregrino.
— « i Una lágrima, oh ! { quién lo diría 1 »
Su sístole y su diástole aumentaron.
— « ¡Es cloruro de sodio, niña mía,
disuelto en agua ! » — « ¡ Ya lo suponía ! »
Y los húmedos ojos se encontraron.
Por ahora, dejemos esto, no sin recordar que el autor de la críti-
ca ha prescindido completamente de los transcripciones. Allí don-
de escribo :« Fulano de tal me ha comunicado lo siguiente»... ó
4( El autorcual afirma que... » ó <( Me parecequo puede ser tal cosa »
— zas I ahí descarga. Despacio por las piedras ; mire que se puede
recalcar un tobillo. Pero donde se muestra con una ingenuidad de-
liciosa es cuando escribe una nota para decir « Yo nosabia es(o... y^
Y bueno; ahora lo sabe. Sin queeslo represente por parte mía una
expresión de vanidad ó petulancia, permítame preguntarle: ¿Se
animaría Yd. á escribir otro articulo en el que, sin ocultar nada,
consignase todo lo que no sabia cuando leyó La Flora T ¿ Sabía Vd.
lo que me pidió la Comisión Central del Censo ? Me pidió 20 ó 30
páginas de Fbra y otras tantas de Fauna, ¿ No lo sabia? ¿Qué ha-
bría escrito Vd. en ese espacio? El tiempo faltaba hasta para
260 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ser lacónico. No és cierto que yo haya escrito el capitulo Flora en
tres meses. Cuando la Comisión me invitó á tomar parte, con otros
colaboradores, en la redacción del Tomo I del Censo, se me ofreció
que eligiera entre la Flora y la Fauna, y me excusé diciendo que la
Flora debía ser escrita por los Doctores Kurtz ó Spegazzini y la fau-
na por el Dr. Behg. Se insistió diciendo que, por motivos especiales,
se deseaba mi participación en la obra y entonces dije que, si el
Dr. Berg escribía la Fauna, redactaría la Flora. Dos dias después,
se me comunicó que el Dr. Berg se excusaba por sus muchas ocu-
paciones y por su próximo viaje á Europa, y que se me ofrecía la
Fauna también, porque para mí sería misó menos un juguete es-
cribir ambas, como que había escrito los dos capítulos análogos
para el libro del Censo de la Provincia de Buenos Ayresen 1881, diez
y seis años atrás. Aquella era una candidez de personas que, por la
naturaleza de sus conocimientos, ignoraban de lo que se trataba.
Pero el tiempo urgía. Era necesario escribir esos capítulos. La Co-
misión no podía, no debía mendigar ese servicio por aquí y por
allí, porque lenía plenos poderes para publicar el primer tomo
sin ellos, como lo ha tenido para hacer todo lo que ha querido. Y
acepté pues. Pero nó sin previa consulta en el Ministerio, porque
debía saber si se me facilitarían los medios para conocer dos zonas
que no había visitado aún : de Buenos Ayres á Mendoza y San Juan,
y la cruzada de Entre Ríos desde Paraná hasta Uruguay. Una vez
que se me dijo que sí, presenté mi nota. «Si la Comisión me pro-
porciona... tales y cuales elementos... entregaré los matiuscrilos á
á los tres mesesjustos de despachado». Y esto sucedió el 12 deAbril
á las 4.30 p. m. Salí de Buenos Ayres el 14, permanecí 3 dias en
Villa Mercedes, llegué á Mendoza, partía la Cordillera, penetré por
el Paso de la Iglesia en Chile, regresé á Mendoza, fui á San Juan, y,
á los pocos dias de estar en la Capital, en preparativos, marché á
Formosa, bajé al Paraná, crucé Entre Rios hasta Concepción del
Uruguay, y el dia 27 de Mayo estaba en Buenos Ayres con mis com-
pañeros, todos enfermos de influenza, de modo que recien el 8 de
Junio pude comenzar á escribir, á revisar libros, apuntes, colec-
cionar láminas ilustrativas, etc., disponiendo solamente de 31 dias
para cumplir lo prometido. Lea Vd. la nota al pié, en la página 386.
El 12 de Julio á las 4 y 30 en punto entregué los manuscritos
completos de la Flora, y el esbozo general de la Fauna, manifes-
tando que los manuscritos de la misma, incompletos en ciertaspar-
tes, serían entregados inmediatamente, si así se deseaba.
UNA CRfTIGA 261
El crítico debió leer lodo esto, porque, como dice en la primera
página (67) ha «ojeado» el libro. Para hacer una critica no se ojea
un libro, se Ide todo, una, dos veces, se compara, se medita, se es-
tudia, pero no se coloca en la picota un trabajo que es una explo-
sión de buena voluntad, y, me atrevo á decir que de patriotismo,
porque el Censo, con lodos sus defectos, es un monumento nacio-
nal. Por mi parte, conservaré siempre la satisfacción de haber
hecho cuanto me dieron las fuerzas para cumplir lo que había pro-
metido, y salvar i\ la Comisión del error en que incurrió al confiar á
manos ineptas, tros años antes, la Descripción física de la Repú-
blica.
Sí, señor, dirá el crítico, todo esto es muy laudable, pero ningu-
na peroración es suíicienlo para negar los errores. Estoy completa-
mente de acuerdo. Pero es necesario no olvidar que el objeto deesa
f'/oraera presentar, á los lectores generales, una obra que se pudiera
leer, que les permitiera darse cuenta de la fisonomía general de la
vegetación do la República, y creo que lo he conseguido. Si en cada
página, puede decirse, eslá de manifiesto que no he escrito para
botánicos; si no he pensa<lo trazar una sola línea que pudiera ser-
virle al Sr. SiucKERTpaia aumentar su «obra de tres lomos en folio
de 500 páginas más ó menos cada uno y> (p. 71) ; si la Comisión no
quería eso ; lo que quería era un trabajo por el estilo de Camaloles
etc. (v. p. 386, Flora); no quería la obra del ratón de biblioteca,
quería la biblioteca entera que vale la pincelada de un artista. No
son las obras de 3 tomos ín folio de 500 páginas cada uno las que
despiertan en un niño, ó un joven, el amor á una ciencia. Hace 22
años, sentados á la sombra deunosCochuchos en la Sierra de Cór-
dova, conversaba con el I)r. Hieronyiius y los otros profesores de la
Universidad que tomaron parle en aquella excursión (Drs. A. Dok-
RiNGy H. Weybnbbrgh) y hablando de la influencia de las primeras
lecturas en un niño, decía el primero: «No puedo negar que mi
entusiasmo por la Botánica y por los viajes lo debo al Robinson
Cru5oe». Julio VKRNEy Mayne Reíd han creado mas hombres de
ciencia que el Prodromus de De Candolle, ó Genera plantarum de
JussiEU ó de Bentiiam y Hookbr. Vea, señor crítico. Cuando quiero
escribir una obra que nadie lee, la escribo en latín. Mis ma-
nuscritos sobre Arácnidos, Abejas, Avispas y Peces deben andar por
las 5000 páginas. Imagínese si en vez de redactar la Flora, con el
estilo lijero que tiene, hubiese echado mano depapelesanálogos I E^-
toy convencido de que su obra de <500 páginas, sobre plantas, de-
2Ó2 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
be ser nolabilisima, y estoy deseando que la publique para ver si
puedo decir de ellaloqueconsigno enel penúltimo párrafo de Ja pá-
gina 386: « Dos botánicos famosos etc ». Yo también debo tener unas
1 000 páginas sobre plantas, pero eso no es para publicar. Son apun-
tes, notas, bocetos, etc. etc., para mi uso. Cada uno tiene sus pape-
les. Yo no sabía que usted tuviera los suj^os. Ahora sé de ellos y de
usted.
Antes de examinar cada una de las notas, voy á despejar dos le-
tras que han llamado la atención del crítico.
Ciertas personas que se ocupaban de ortografía, encontrando que
la acentuación castellana era bástanle arbitraria, procuraron uni-
formarla, y un dia, no sé cual, establecieron un sistema particular
que sirvió desde entonces para sorprender á los lectores: corazón,
situación, después, etc. etc.
¿ Le gusta á Vd. el olor del Floripondio ó Floripon (Datura arbó-
rea)? Y el del Nardo? Son muy agradables. A mí me causan jaque-
ca. En Buenos Ayresesta enfermedad es muy frecuente. Para ella
casi no se llama médico, al cual, sin embargo, se consulta siempre
al respecto, pero de un modo accidental. Cuando me ha ocurrido
esto, no he recetado nada. Pero he dicho : i< Afuera los nardos, á
la calle las azucenas, corten ese floripon ». Los acentos nuevos me
dan jaqueca. Y no crea usted que porque son nuevos, ni porque
son acentos.
Al contrario : les tengo cariño. Son tan graciosos, hacen un
efecto tan pintoresco en la página: Corazón I Dígame si esa ó, con
su acento, no le recuerda un gorrito veneciano con una pluma df»
gallina, de la cola de la gallina, eh?
En cierta ocasión, hace años de esto, entré en una imprenta en la
que se comenzaba á imprimir un librito mió. — « ¿Quiere Vd.
que se imprima con la ortografía moderna ó con la antigua? » me
preguntó el Regente. — « ¿ Eh ? » — « Sí, porque estamos en plena
Academia Española; acentuamos todos los terminados en ón. )> —
«¿Eh? ¿Y quién de ustedes se vá á permitir modificar mis ma-
nuscritos?» I Los terminados en ón I Así entiende muchísima gente
la modificación establecida ahora. Individuos que no son capaces
de idear dos oraciones, le discuten dos horas, defendiendo ese
acento particular.
Pero pregúnteles por qué motivo no acentúan el pretérito imper-
fecto de Indicativo, cuando termina en ía, como había, tenia, y es
mas oscuro que griego. Entre los extranjeros es muy frecuente ha-
0NA CRÍTICA 263
llar ese respeto por los acentos. Redactan á veces de un modo abo-
mínable, dicen cada disparate que fulmina, pero lo que es el go-
rrito veneciano con pluma, ese no falta. Bueno. Es el caso que, no
teniendo tiempo para ocuparme de acentos, escribo como puedo y
acentúo como se me dá la real gana, porque prefiero que se diga
que acentúo mala la antigua, y no que he cometido un solo error á la
moderna. Las pruebas de imprenta d? mi trabajo han sido correji-
das por mi y llevan los acentos que yo uso. Pedí á la Comisión que,
puesto que llevaba mi firma, debía ser yo quien revisara las prue-
bas. Lo concedió. Ahora bien : escribo Buenos Ayres con y y r.(3r-
dova con v porque se me dá la real gana. En Chile escriben con i
porque se les dá la misma, y muchos redactan kuando un onbre es
kabezon eic. por la misma, así como usted escribe « surgió » en vez
de «sugirió» porque se le dá la imperial gana.
La manera de resolver esle punto es muy simple. Cuenta Voltai-
RE en Zadif/ ó el deslino que, cuando Zadig fué nombrado ministro
en Babilonia, los magos estaban divididos en dos sectas furiosas la
una contra la otra. Pretendía ésta que era un pecado abominable
comer huevos de Basilisco y aquella que no era pecado, porque el
Basilisco no existía. Se nombró juez á Zadig. — hí Es pecado? no
coman. ¿No existe el Basilisco? Pues mayor ra/on para que no co-
man sus huevos. » ¿ No le gustan á Vd. Buenos Ayres y Córdova con
y y con r, pues escriba como quiera y no coma huevos de Basilisco.
« En el interés de saber...» etc. (p. 69, I. 4) Como para nombres
latinos y de autores era la oportunidad. No tenía tiempo para abre-
viar el manuscrito, pulirlo y darle unidad, y me iba á ocupar de
los nombres de autores I Gracias que lo hallase para abrir uno que
otro libro.
El crítico adopta las obras de Bbxtham y Hookbr, de Lií: .MaoúI y
DscAiSNEy do Otto Kuntze para revisar nii trabajo (p. 69), y dice
que no ha « introducido en absoluto la nomenclatura reformada
del doctor Otto Kuntze...» por dos razones que cita. Es un absur-
do ; pero no un absurdo completo, porque, sí lo hubiera h^ho, ha-
bría debido empezar por las obras de los maestros: Bbntham y
Hooker, Genera, etc., y, para nuestra Flora, todo lo que han es-
crito Grisebach, Hieronyiius, Lorbntz, Kurtz, Spegazzini y otros.
De Otto KuffTZE, ó todo ó nada. Estas elasticidades del criterio son
las que perpetúan ios errores. Si la obra de Kuntze se amolda á
los principios regulares de la nomenclatura, es necesario adoptarla
en absoluto, aunque ningún congreso científico la haya autorizado.
264 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
¿Qué autoridad es usted para usar parcialmente, en una critica, ia
obra citada ? ¿Qué unidad vá usted á dar á su trabajo?
Ahora contesto. El primer número del margen es el de ia página
de la critica y el segundo el de la nota .
70, 389. Como en todas las notas del Sr. Stuckert, hay aqui una
parle que corresponde á mi trabajo y el resto á un des-
pliegue innecesario de erudición. Como el critico, según
afírma (p. 67), ha «ojeado» mi obra, ha pasado por alto
las numerosas referencias que hago á una Bibliografía^ la
cual fué suspendida (nó publicada) por resolución de la
Comisión, dada la premura del tiempo^ lo que consta al
fin del trabajo, p. 474, y que Stuceert no ha « ojeado ».
El hecho de que usted opine quién sabia más, no me
prueba nada, ni podia saber de tal opinión, porque, cuando
escribi tales cosas, ni siquiera sabía de su existencia de
usted, loque he modificado después que publicó alguna
planta de Córdova, alrededor de lo cual se hizo demasia-
da bulla^ porque la tal planta podía muy bien ser de
aparición reciente, tanto más cuanto que se trata de un
género con semillas voladoras, lo que explicaría sencilla-
mente el hecho de que no la hubiesen visto los activos
botánicos que le precedieron. — Donde dice «bastantes
ilustrados» debe decir bastante^ porque los adverbios
no se pluralizan^ y este disparate de pluralizar un ad-
verbio es mucho mayor que el de escribir Buenos Ayres
con y, que era como escribían los proceres de la Indepen-
dencia Argentina.
70, 390, 21. La cita á que alude corresponde á un artículo pu-
blicado por mí en 1887 en El Nacional : Los trabajadores
de la primera hora^ y al decir tal cosa, fué porque los
diarios de Buenos Ayres lo habían anunciado. Si el Doctor
KuRTZ, cuyos méritos soy el primero en reconocer cada
vez que lo menciono, no ha recorrido la Patagonía, tanto
peor para él. Pero esta nota es graciosísima si uno la lee
como está escrita y prescinde de la intención y del hecho
notorio de que ha querido pasarle la cola con miel al
Dr. RuRTZ. Leámosla aplicándole el misrno criterio lite-
rario y admitamos también el científico con que el señor
Stuckert ha criticado mi obra. « ¿ Cómo es posible que el
UNA CRÍTICA 265
Dr. Federico Kurtz, hombre de gran talento, de vastos
conocimientos en la materia, y una verdadera autoridad
en la ciencia botánica haya recorrido la Patagonia ? )>
70, 390, 2¿. Me alegro. Así lo haré constar cuando haga otra
edición de mi obra; quizá en el año verde.
70, 390, 31. En esta nota, en la que deplora algo deplorable que
también yo deploro, salta á una afirmación de la pági-
na 430, I. 33, y que no ha entendido. Al decir «catálo-
gos» se refiere á una suma mayor ó menor de hojas de
papel, 1500 por ejemplo, con nombres de plantas, auto-
res, etc., etc. Yo me refiero á la entidad que llamaremos
abstracta, es decir, algo como la suma de nuestros cono-
cimientos relativos á cada uno de los grupos, ó á la tota-
lidad de la Flora; lo quera hay hecho, toqúese puede
reunir, lo que ya se sabe, etc.
71, 390. Hace muy bien.
71, 391. Supongo que el crítico no ha tenido intención de supo-
ner que, al hablar del herbario del Dr. Spegazzini, he pre-
tendido contar ai lector un cuento de hadas. Su afirma-
ción en esta nota es una de las impertinencias que él
sospechaba. El autor de La Flora, en la República Ar-
gentina, es considerado como una persona que no nece-
sita de que sus afirmaciones de este género sean apoyadas
por la opinión favorable del Sr. Stuckbrt. « Hay razón
para creer... » En efecto, hay bastantes razones. (Aquí
bastantes no es adverbio sino adjetivo).
7!, 392, 8. Me parece supérfluo contestar esto. Desde que el crítico
toma solamente Bentiiam y Hooker, Le Maout y Decaisnc y
(sólo en parte) Otto Kuntze, debo recordarle que hay mu-
chos otros botánicos que han escrito libros, que han to-
mado parle en la legislación botánica, y, para quienos,
las divisiones de las Leguminosas se llaman tribus, y
supongo que sabe que, para algunos, sim consideradas
como familias independientes. ¿A qué viene eso de «Eu-
mimoseas » si está cantando que me he referido á la divi-
sión inmediatamente subordinada? Si vo hubiera critica-
do la obra habría dicho: 39¿, 8. «Hubiera sido mejor
i\ecir Subfamilia de las Mimoseas)^. Y nada más. La cita
es falsa : no es i sino 8. Observaciones como esta vamos
á encontrar en gran número.
266 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
71, 392, 9. Prosopts, traducido al Castellano, no es Á ¡garrobo , Es
una palabra griega que, traducida al Castellano, es cara,
hocico, mascarita, etc., etc. Se ha aplicado á un género de
Mimoseas, en el que figuran el Calden, el Algarrobo y
otras especies, de la misma manera que Rlumenbachia,
traducido al Castellano, no es Amores secos j sino el nombre
de un gran sabio, Blumenbach, con la desinencia ia que
es una de Jas que se usan al formar nombres genéricos,
y, si se quiere traducir el nombre del sabio, hay que des-
componerlo (nó por vía seca ni húmeda) sino en la forma
que lo reclama la composición de las palabras alemanas,
y 'tenemos blume flor y bach arroyo. Arroyo de flores. De
esto á Amores secos parece que hay íiferencia. ¿Tendrá á
bien el crítico darle su beneplácito para que me crean
los lectores?— La corrección que rae ha hecho es perfec-
tamente absurda é infinitamente falsa. Al decir «entre
las que domina el género Prosopis (los Algarrobos, Cal-
denes, etc.)..,» coloco esos nombres entre paréntesis para
dar al lector que no lo sepa una ¡dea de las especies de
Prosopis con sus nombres viilgares. Los «Algarrobos»
son los numerosos ejemplares de Algarrobo, de la especie
llamada así por antonomasia, la Prosopis alba, y la prue-
ba está en que digo « Caldenes» cuando no hay más que
un Calden, la Prosopis Algarrobilla, \ Esto de no entender
y meterse á crítico!
H, 392, 17. Cácteas, ó Cactáceas es la misma cosa, y siendo así
no valía la pena aflijirse ni reprobarme por tan poco.
Eso estaría bueno en una obra de otro corte; pero no
tiene importancia alguna en esta (en La Flora Árg.). ¿ Vd.
cree que lo hago de gusto ? ¿ Me creería esta vez si le dijera
que no lo hago degusto? Lo hago sin querer. Vea, si usted
confr. p. 387, I. 3, leerá lo que digo del Castellano : «el
idioma más hermoso que hablan hombres civilizados».
Un dia, hace ya bastantes años, mi viejo Profesor de
alemán, al leer mi conferencia sobre La noche clásica de
Walpurgis, se enojó conmigo al escuchar mis expresiones
de enlusiamo por las bellezas del alemán. — « Mira, » —
me dijo — «yo he estudiado el sánscrito y el griego, y éste
lo he estudiado bien ; pero, cuando vine á Buenos Ayres,
y oí por vez primera el castellano, casi me postré de ro-
UNA CRÍTICA 267
clillas. Nunca soñé que los hombres hablaran un idioma
lan hermoso. » | Pero qué idioma pretencioso! Creo que
usted nolosíenle todavía, ónoiohaoido, ólo ha oído mal,
ó no quiere sentirlo.
En una obra de corte literario como La Flora, es pre-
ciso condescender un tanto con la eufonía del período, y
en unos casos hay que decir Cácteas y en otros Cactáceas.
Es como Gramíneas y Gramíneas, Orquídeasy Orquídeas.
V le prevengo que yo no soy purista ni cultiparlante, ni
voy, como usted, al Diccionario de la Academia Española,
para sabor si se debe decir Cácteas 6 Cactáceas, porque
dicha Academia no es autoridad en materia de nomencla-
tura, y los señores que la forman tienen bravas las pul-
gas y son mas bien conservadores, y como los Congresos
tjentííicos suelen á veces innovar sin necesidad, es pro-
bable que algún dia se fastidien los inmortales y manden
al Diablo á las Cácteas, Cactáceas y Cactíneas, Junto con
todos los críticos habidos y por haber. Al revisar esta nota,
he sentido como un malestar. No parece, según el Sr.
Stuckert, sino que yo hubiese hecho de la adquisición de
la ignorancia el problema de toda la vida, como dice Mark
TwAiN en un una de sus Drolleries.
Hubo aquí en otro tiempo un célebre caricaturista lla-
mado H. Meyer. Creo que ahora está en París. Los par-
tidos políticos habían encendido sus fuegos, las iras de
Belona daban pávuloá las de los adversarios i eh ?... total :
ibaá haber una de San Quintín. Meyer había fundado El
ilosqiülo, del cual se hiíjp cargo mi amigo Stein ¿ no es V<l.
amigo de Stbin? Bien. En uno de esos momentos álgidos
del furor político, se le ocurrió á Meyer representar á un
personaje del partido contrario en forma de toro rabioso
que, con la boca abierta y llena dees|)uma, parecíi querer
machucar á alguien. Pero le puso dientes inrisivos supe-
riores I El sabio BuRMEisTER que había llegado hacía poco,
pensó que aquello era una gran barbaridad y escribió una
carta á Meyer. — « Señor: he visto con profundo disgusto »
— le decía más ó menos — «que en el último número de
ELVosquiío ha publicado usted un toro con dientes inci-
sivos superiores, lo que es una gran barbaridad cientí-
fica, pues el animal no los tiene. Errores tan groseros no
268 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
deben aparecer en un periódico que anda en manos de io-
dos, porque así se fomenta la ignorancia... » Meter pu-
blicó la caria, y ella sirvió de fuente de partida de todas
las grandes rabietas que después tuvo el ilustre viejo sa-
bio, que no era lerdo. Le recordaba este pequeño inciden-
te, porque usted tiene la mano un poco pesada. Sí
usted quiere ver si yo sé lo que es método y unidad,
examine un poco, por ejemplo, la parte sistemática de
mis Viajes al Tandil y á La Tinta (Act, Acad. Nacional,
T. V.) y particularmente la dedicada á las Abejas.
Usted nosabe lo que es escribir una obra al correr de la
pluma, y, para que Vd. se convenza deque en el caso par-
ticular de la Cácteas ó Cactáceas eso no es un error, usted
mismo cita á Bentham y HooKERy la Academia Española que
las llaman Cácteas. ¿Por qué no recuerda también que De
Candolle en el Prodromus, en Revue des Cacíées, Miquel,
Enducher, etc., las llaman también Crfc/eas? ¿No le ha pa-
sado siquiera por la imaginación que esa uniformidad en
los nombres de las familias nótenla importancia alguna
en una obra popular, máxime si se recuerda que en este
caso no había un disparate, pues muy sesudos autores
la llaman de un modo v otros no más sesudos lasdenomi-
nan del otro?
71, 393. Estoes una cosa que no tiene nada que ver con mi Ira-
bajo, á pesar de todos los confr. que el crítico le intercala.
Pero aquí es donde el autor nos habla de sus tres volú-
menes en folio de unas 300 páginas cada uno. La Comi-
sión debió pedírselos p^ra publicarlos en el primer to-
mo del Censo.
73, 390, 46. Aquí hay un error de números. Pero la nota es con-
tinuación de la anterior.
73, 394, I. Esta nota es una perogrullada. ¿ ¥ bien ? ¿ Qué es lo
que yo he dicho? Si el lector quiere darse cuenta déla
manera de criticar de este Señor Stuckert, lea lo que he es-
crito en el comienzo de la p. 394. Pues precisamente por esa
falta de unidad es un trabajo inmenso el transponer, má-
xime cuando hay que escribir á vapor. Yo no he hablado
de la unidad de cada uno, sino de la unidad general. Esta
falta de unidad no le parece inconveniente, pero que yo
escriba Cácteas ó Cactáceas, uf ] qué horror 1
UNA CRÍTICA 269
74, 394, 15. Aqui no hace más que repetir io que yo he dicho.
Es claro. Sí los autores no dan el mismo nombre ácada
familia, y no concuerdan en la colocación del género, cae
de su peso que uno tiene que uniformar, y es lo que he
liecho.
74, 395, I. Volvemos á la «ojeada)». Pero ¿ qué realmente no ha
visto en su «ojeada » que á cada paso hablo de una Bi-
bliografíal Y esas colecciones que existen ¿dónde existen?
¿en qué parte? « Existen también colecciones particulares
recibidas de la provincia de Buenos Ayres». Y yo ¿qué
tengo que hacer con eso? Me alegro.
74. 395, G. La misma cosa.
74, 395, 12. La misma cosa. Cuando trabajé los cuadros que
empiezan en la p. 397 se estaba imprimiendo la obra del
Dr. SpEGAZZiNi Primiíiíe Floree chubuiensis y envié á mi
excelente amigo una lista de las familias de los cuadros
para que él llenara la columna, lo que hizo. Mal podía
entonces conocer lo que apenas se ha empozado á publi-
car en Julio de 1899.
75, 395, 30. Buen provecho.
75, 395, 33. Es claro. Volvemos á la Bíft/íojrra/ía suprimida.
75, 396, I. La misma rosa.
75, 396, 10. Machaca.
75, 396, 13. Dale que le dale.
75, 396. 24. ítem.
75. 397 á 401. Nadie lo pone en duda. « Pero son poco inteligi-
bles para legos en la materia)^. Naturalmente. Como lo
es toda obra que se critica por una « ojeada».
76, 402, 42. <(Por* debe ser tipara)^. Volvemos á las andadas
con L. M. v B. H. Bonitos íbamos á andar citando á cada
momento las sinonimias de las familias ó sus correspon-
dencias en los distintos autores. No sé por qué motivo las
especies de Martynia son ílespreciados, ni lo dice el críti-
co, ni explica por qué razón ^ especies » sustantivo feme-
nino, no concuerda en género con su adjetivo «desprecia*
dos», masculino.
76, 402, 43. Es una nota de erudición. Me alegro de que sea
erutlito.
76, 402, 51. .Me alegro mucho. Pero en 1897, yo no podía incluir
en mi obra lo que ha publicado Spegazzini en Abril de
270 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
1899. Somos muy amigos y me ha enviado esa publicación
á su tiempo. Cuando escriba usted otra crítica, no deje
de decirnos si también es amigo del excelente botánico.
76, 405, 36. En esta nota no resuelve nada. Mejor hubiera sido
reservarla para uno de sus 3 tomos de 300 páginas cada
uno. — En cuanto áque el Calden haya sido «el niño mi-
mado» se lo explica cualquiera que haya visitado esa
región. Allí domina casi por completo, y es, no un «niño»
sino el «Señor de la comarca». Es, para las personas
que han aprendido á contemplar la Naturaleza con los
ojos de HuMBOLDT y nó con los de un ratón de biblioteca,
un árbol espléndido, y abrigo la convicción de que, cuan-
tío aparezca en San Luis un Luis Domínguez, escribirá ver-
sos excelentes dedicados al Caldén. Otra vez que escriba
sobre este árbol lo haré en verso. Tiene la ventaja de ri-
mar con sartén..,
77, 406, 25. Así, mi abuela. Yo también escribo 213 notas, vi-
tuperando, ampliando, criticando, aceptando lo que dice
el autor que examino, ó escribiendo pamplinas como al-
guna que hemos de ver más adelante. Esta nota, pues,
está de más.
77, 407 y 413, 7. ¡Ayl |Ay! ¡Ayl ¿ Y á qué viene esto?
78, 410, 4. Pío es cierto que Le Maout y Decaíste establezcan una
familia «Cariofileas»^ porque estos autores han escrito
en francés, y Cariofileas es la expresión castellana. No es
verdad tampoco que sean ellos lo que la establecieron,
pues lo hizo mucho antes A. L. de Jussieu en su Genera y
la aceptó de Candolle en su Prodromus, etc.
78, 410, 4. Volvemos á las 5o/anea5 y 5o/a/ídceas.
78j 410, i\. En esta nota hay un paréntesis de mala fé; ó, si no
es de mala, se debe á que el crítico es ciego. No he escri-
to Nothochlena sino NolhochlcBna. Si la imprenta ha usado
el diptongo oe ha sido porque le faltaba cp. En Hookeb y
Baker, Synopsis filicum^ está con ce. En cuanto al Confr,
462, I. 1S es tan falso como el anterior. Si los anteojos
no le bastan, sírvase de lente. Lo demás no tiene que ver
con mi trabajo. ¿Ha sido usted maestro de primeras le-
tras alguna vez?
Pero, ya que el crítico se ocupa de nimiedades seme-
jantes, voy á mostrarle, esta vez por todas, que también
UNA crítica 271
enliendode eso, y que, cuando la oportunidad se presen-
la, puedo ser tan nimio como él. Dice en p. 78,410,21.
que he escrito Noihochlena en vez de Nothochlaena . Exa-
niinando el texto impreso (p. 410,21), encuentro que
no dice Noihochlena sino Nolochlcena y que la primera h
falta. . . Pero es el diptongo lo que le ha llamado la aten-
ción. Si se íijabífui (con lente), en la bastardilla de tipo
medieval que se ha usado en la imprenta, el diptongo ae
(ce) (compárese ISolochlcena, p. 410, 1. 21 y p. 462,
I. 13) tiene su primera parle, ó su mitad a piriforme
oblicua, mientras que el diptongo oe (ce) la tiene elíptica
oblicua (compárese Didt/mochlaena, p. 462,1. lOyAo-
lochlopna, p. 462, 1. 20) Hooker y Baker, Synopsis ¡i-
licum, escriben Didymochlcena y Nothocht(pna, iNo hago
hincapié en el diptongo, porque me doy por bien servido
deque mi texto no se haya impreso peor en la imprenta
de la Penitenciaría; pero, por qué motivo he escrito tres
veces Nolo. . . en vez de Nolhu. . . no me acuerdo. El cri-
tico vé siempre Kolho. . . donde no lo hay. Mejor hubiera
sido que anotase, lo que no ha hecho, que en más de un
caso aparece Adianlhum en vez de Adianlum que es como
escriben Hooker v Baker el sic de cceleris.
78, 410, 26. Para ser mentiroso, se necesita tener buena memo-
ria. Para ser critico de nimiedades, necesario es no dejar
escapar ni una sola. Si en vez de «Enolérea)^, lo que es-
tá bien dicho, debí decir « Onagrariéa » usted se equivo-
ca, porque debí decir, según aquello que usted sabe,
« Onagrariáeeas » — y lo que sabe es lo de Cdcleas y Cac^
laceas. Parece que usted no sabe que Endlicher díóá la
familia en cuestión el nombre de Oinolherecp, lo que, en
castellano, es Enotéreas. Hablando, pues, de la Jussieua
Swarlziana, no tiene nada de particular que diga que es
una Enolérea. Pero usted, crítico de horizontes estrechos,
se ha impuesto una especie de arquetipo de nomenclatu-
ra, y lo que no se encuadra en él, tiene que modificarse.
78, 411, 9. lEsta nota es un modelo de impertinencia. Por otra par-
le, yo no he dicho « Conejillas de la sierra » sino <( Cone-
jillos de de las sierras ». Si usted dice « el vaca >» yo di-
go « la vaca » y si yo digo « Der Sonne » usted dice « Die
Sonne ». — Suum caique.
372 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
79, 4H; 12. Esta nota es otro modelo de impertinencia. Dice asi :
« Á pesar de ser «Crocea » una palabra castellana, ella es
poco usada y casi incomprensible á (debe decir para*)
mucha gente americana, por lo que hubiera sido preferi-
ble la palabra azafranada, dorada, amarillo subido»,
ün hombre tan prolijo como el señor crítico, supongo que
sabrá latín. Si le traduzco á este idioma sus tres adjeti-
vos: crocea, aurata, satúrate flava, encontrará cientos de
naturalistas que reconocerán, en las tres tintas, suficiente
intensidad para distinguir especies. / Crdcea igual á do-
rada, \ oh I
Si la voz es castellana ¿ qué le importa á usted que los
que entienden este idioma no la entiendan ? ¿Cree usted
que las personas que, bajo su sabia dirección, van á preo-
cuparse de las Gácteas'y Cactáceas, Soláneas y Solaná-
ceas (confr. etc., B. H. y L. D.y O, K,, etc., etc.), no van á
saber lo que es «crócea » ? Además, yo no he escrito «Cro-
cea » sino «crócea ». — Tuve yo un ayudante del Norte de
Europa que me preguntó cierto dia cómo se IMa en cas-
tellano techo. Y le dije « techo ». — « ¡ No I » — me
contestó — « se lee ¿e/o, porque la cA en alemán suena co-
mo/castellana ». ¡Beati lili quiinpatrum limbo potius
fuerinl I
79, 411, 13. Nó, usted se equivoca. Donde digo Ciperos, digo Ci-
peros, y nó Ciperáceas. Si hubiese querido decirlo, lo ha-
bría dicho. Usted con su vista de lince (confr. NotochlcB^
na) podrá alguna voz encontrar allí, en ese mismísimo
punto, especies de Scirpus, ele. Yo no las vi. ¿ Y cómo, al
liablar de Gramineas, voy á decir Ciperáceas? Digo y re-
pilo : « Ciperos» — y usled sabrá lo que son cuando es-
criba Cyperus.
79, 411, 13.^ Esta nota alude auna transcripción de algo que escri-
bí en 1881. Tengo un sentimiento literario de que cuando
digo «el Eriiígio» digo bien, porque me refiero á cierto
Eringio. Es menester, pues, que el crítico se busque la
totalidad de la obra para §iaber á cual de las 20 especies
se aplica la designación.
79, 411, 13. Esta línea 13 ha sido niña mimada del crítico. ¿ Con
* Este paréatesises raio.— E. L. H.
UNA CRÍTICA 273
que «No sabía y es raro II » que la Blumenbachia insignis
tenia el nombre vulgar de Amores secosf Bien, me alegro,
ahora lo sabe. Donde dice que llene «pelos quemantes
igual ó peor que la ortiga » debe decir « pelos quemantes
iguales ó peores que los de la ortiga ». No dicíéndolo así,
usted se espone á que muchos brutos americanos, que ha-
blamos la lengua de Castilla, no podamos entenderle, por-
que, aun sin haber estudiado la gramática, sabemos que
el sustantivo concierta con el adjetivo en género, número
y caso. Si hubiera dicho «urentes» habria sido más ele-
gante; si hubiese explicado por qué motivo son «peor»
que la ortiga se habría hecho entender; mientras que la
supresión del paréntesis «(Loasea = Lüasácea. O. K.)»
me habria impedido decirle que, en mi texto dice, entre
paréntesis « Loasácea»; —que el nombre LoasecB lo dio
JussiEU en su Genera, y que la desinencia Loa$ace(P es de
LiNDLKvy nodeOiTO Kuntze, el cual Kuntze nunca escribió
«Loasácea», sino corno Lindlby. Lo demás es viruta para
el caso.
79, 411, 17. Ya me está cansancio esto. Ni soñaban en escribir
Bentuam y HooKER cuando ya Dichondra era Convolvu-
lácea.
79, 411, 20, Se vé que al redactar esta nota el crítico no se da-
ba cuenta de lo que decía, porque no ha entendido el texto
mió. Al referirme á las Sierras inmediatas al pueblo del
Tandil, digo(l. c.) que había allí dos Mimoseas, una.
inerme, \íí Mimosa Itocce y oirá «espinosa )>, cuvo nombre
específico do conocía y que llaman allí «Z<irza parrilla », es
decir, allí en el Tandil, y por eso he inscrito « nombre lo-
cal ». Admito que si> prenda de un pelo, mas nó de un pe-
lo imaginario para mostrar sus conocimientos. Comienza
con « vulgar y locaU y no entiende lo que dice.
80, 41 2| 15. Lo celebro mucho. Yo también lo sé. Pero no he de-
terminado aún la especie á que aludo, y, si es como dice,
peor para los dos, porque no sé sí es la E, Lorentzii.
80, 412, 15. Esto lo resolverá el Dr. Hibronymus. Cuando el crí-
tico sepa mejor el castellano verá que se puede decir « ios
Hipéricos» aunque se trate de una sola especie. Por lo
demás, hay allí dos.
80, 113, I y 9, y nota I. Esta nota es característica. Se vé que
AN, 80C. aSNT. ARO. — T. ILTIil 18
274 ANULES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
el critico comienza á vacilar. Ya está cansado, ó lo parece»
de la cantilena en áceas y dice que el Cura-mamoel es una
Rámnea, pero... en nota al pié, todavía tenemos las Ram-
náceas de O. K. que no son de O. K. sino de Lindlet
(Rhamnaceae). Bueno ; pero lo mejor es que ya empieza
á despuntar el lingüista. No hay remedio. Hay que se-
guirle en este terreno, arrinconarle, y, si es posible, des-
ahogarle del aire critico que aún le quede respirable. Di-
ce que «es posible que el Cerro de Currúmamuel haya reci-
bido su nombre de la planta ó vice- versa ». No es posible»
y hace usted mal en meterse en canniisa de once varas.
En idioma araucano, árbol se dice mamüll y cerro, huin-
cul ó mahuida, empicándose también esta última palabra
para designar una loma f Fa-maAMtda-«Yamoidá») ó una
sierra ó serrezuela (Pichi-mahuida). De modo, pues, que,
si el critico sabe que en araucano el adjetivo se antepone
al sustantivo, el Cerro Currúmamuel no ha podido dar su
nombre á la planta, porque Curú ó curi es negro ^ color
del que no participa el Curá-mamoel (Colleíia crueiata,
no Crueiata), Entonces aquel cerro (que no conozco) debe
su nombre á alguna planta negra, la Matanegra^ ^OTel^^vd"
p\o (Atamisqueaemarginata). Y ahora me doy cuenta de
que el verdadero nombre araucano dedicha Colletia debe
ser Cura'mamúll=: Cura y piedra ; mamulla árbol, es decir,
como en inglés, idioma en el cual la sustancia de que está
hecha una cosa desempeña función de adjetivo (Sírato-Aaí
paja sombrero, sombrero de paja, etc., etc.) — lo que
equivaldría á Árbol de piedra, ó pétreo, por la extremada
dureza de sus espinas. La palabra mamüll, como la escri-
be el P. Febrés me explica por qué no podia yo discernir
(nota i, p. 413), oyéndola á Indios, si era mamoel ó ma--
muel, Y abúr.
80, 413, 9. Puede ser que el crítico tenga razón. Cuando dispon-
ga de tiempo para estudiar ó hacer estudiar la planta, le
haré saber si es Colletia ó Discaria.
81, 414, o. Ya no me horrorizo de nada.
81, 414, 7. Pues yo tenía y tengo entendido que la Berberís ru-^
scifolia, es el Calafate, y no es culpa mia si también se dá
el mismo nombre á la b. heterophylla. Mal pueden desig-
narla los indios de Patagoniacon el nombre de Quebrad-^
UNA CRÍTICA 275
lia ó - chilla (díminulivo de Quebracho = Quiebra hacha)
porque esto es español del Norle, por Córdova, y Sacha-
uva, dei Castellano uva y del quichua Sacha que equivale
ai ídeoiogisrao chino de cuatro rasgos mu/r, por la idea de
vegetal, planta, árbol, bosque, silvestre, etc. ¿EhT ¿qué
tal? La palabra Gayaukhia no me parece patagónica — ha
de ser fueguina no más, Ona, Aluculuf ó Yagan. Por otra
parte las Berberidaceae son de A. Richard, no de Otto
KUNTZE.
81, 414, 33 (no 31). Esta nota es triturante. Pues amigo, luci-
dos estamos si, cada vez que no conoce un nombre vulgar,
vá á consignar que no lo sabía. Ahora lo sabe, pues. Lo
único que le ha faltado ha sido apuntar que en los carros
fúnebres para los solteros se colocan penachos blancos
(de plumas) que no son de Gynerium ó Cortadera.
81, 414, 28. Esto es lo mismo. Remitiré al Dr. Kurtz ejempla-
res de Té pampa y él le dirá, si no es Stipa, que es de un
género inmediato.
81, 415, 1. ILe dicho que e\ Café de Misiones es una Cassia. No
habiendo traído ejemplares de allí, ni tenido libros en Mi-
siones para determinarla, sólo la conozco por el género.
Cuál es la especie, eso es harina dentro costal. Usted,
hasta ahora, me ha dado demasiadas pruebas de no cono-
cer la anarquía que en nuestro país reina respecto de ta-
les nombres vulgares para que yo pueda lomar á lo st^rio
susdeterminacionnes (Confr. «Zarzaparrilla» — Mimosea
etc.)
82, 415, 5. • Me alegro mucho que esté de acuerdo conmigo. Dis-
culpe que disienta en lo que se refiere á la protección que
el Gobierno Argentino dispensa á los trabajos científicos
serios. El Gobierno Argentino jamás les ha negado su
3poyo, á tal punto que más de una vez lo ha prestado has-
ta á uno que otro badulaque mas ó menos recomendado.
Casi todo loque hoy se sabe de la Flora Argentina y en
particular de su Goa, se debe á su protección.
No se dice reino animal, ni mineral, sino reino do los
animales, délos vegetales, de los minerales.
82» 415, 25. Lig-mallin no es una especie de Slipa. He dicho « es-
tipales», el conjunto de una ó varias especies de Slipa,
qneblaíiquean^ ó hacen un moiré ó moaré cuando el vien-
276 AN/LLES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
lo pasa por encima de ellas. Si así no lo comprende, por-
que no lo ha visto, véalo, ó llágaselo explicar por cual-
quier hombre de campo en que haya « estipales ».
En araucano /i(/ es blanco y malliu es pasto, césped,
prado, y aquella g delig se vuelve 7i, como en griego, y
siguiendo la misma eufonía, cuando precede á la </ ó á
la A. Así, garrote blanco es iin-kolkol de lig, kolkoL
82y 415, 47. Hablo en mi lextode la subformacion de los pastos
blandos ó tiernos, que corresponden á la porción prime-
ramente poblada de la Provincia de Buenos Ayres, y el crí-
tico sale con hi Patagonia Boreal. En China, al té, lo lla-
man schú ; mas en Persia sha es el Emperador, que equi-
vale á Kaiser en Alemán, á Caesar en la ti n, decido, ccedi^
ccessum; en Rusia Czar ó Tzar. Es curioso que en el Perú
se les diera el nombre de Incas. Ahora, en el Japón, se
llama Mikado, nombre compuesto de mica, un silicato, y
do, una nota musical.
82, 415, 18, Dice así : «Macachin es nombre guaraní, común, á
todas las Oxalídeas en particular á las especies del género
Oxalis ( 1 5). » — Mi amigo Florencio de Basaldúa me dice
que Macachin es vasco, y se puede descomponer así:
maca, señal; chin, brillar, por lo que brillan ó aparecen
(el griego phaino) como señales, con sus flores rosadas ó
amarillas. Y también lo descompone de este modo: ma^
succión; ca, acción ; chin, brillar.
82, 415, 49. En Buenos Ayres jamás he oído llamar mastuerzo
sino á las especies que he indicado, Capsella bursa-pasto-
ris, el Mastuerzo maclio, y Senebiera pinnatifida, el m.
hembra. En sentido figurado...
83, 416, 3. Es claro : desde que Usted se ha encastillado en Bkn-
THAM y HooKER y Le Maoút y Degaisne, no puede conocer ni
el nombre de la familia Ambrosiáceas. Busque, busque.
Si no sabe más que alemán, no puede entender el
chino, y si no sabe el araucano, no puede precisar aquello
de que antes hablamos. No se dice «el Cepacaballo» sino
« la Cepacaballo».
83, 416, 4. Es claro, porque he seguido mi opinión y no la suya.
Desde que, para usted, no existe la familia Ambrosiáceas,
he hecho mal en no colocar los dos Xanlhium en las Com-
puestas. El Xanthtum ambrosioides existe en el Tandil.
UNA crítica 277
83, 416, 5. Aqui se equivoca de plano. Si sus observaciones se
refieren á la comarca que usted habita, nada digo; poro
le afirmo que mucha gente aquí, en Buenos Ayres, dá
lambioná las Manzanillas (A^Uhemis) (i] nombre de Ca-
momilas. Y debe comprender que algo ha de haber al
respecto, si le digo que, en más de una ocasión, se pide Ca-
momila en la botica, y el boticario despacha Manzanilla,
y el enfermo se cura lo mismo, porque el mismo efecto le
habría producido el agua caliente sola.
83, 416, 16. «La palabra Amarantus debe escribirse sin h {no
Amaranthus))f>. Usted debe ser un gran helenista, Señor
crítico. Es cierto que la terminación anthus no viene del
griego anthos, flor, porque amaranhis deriva de o, par-
tícula privativa y maraino, marchitar, es decir, que no se
marchita. Pero usted me concederá que semejante afirma-
ción tan categórica podría haber venido acompañada por el
motivo. Vd. que ha explicado y dicho tantas cosas inútiles
en su crítica de 215 notas, pudo muy bien agregar que i4ma-
rantus s wue del griego Amáranton. Le acepto la corrección,
mas debo pre\onirlo que, no obstante el apuro conque
escribí la Flora, C(>m|)robé la ortografía de los nombres
técnicos, y si he escrito entonces Imara/i/Aws, debe creerse
que no estaba dispuesto para etimologías, y quo Jussieii,
Martius, LiNDLKY, Enducher, A. RiCHARD y otros no me*
nos ilustres, han escrito con th. Nos hemos equivocado,
hem !
83, 416, ¿0. Le admito la corrección relativa á los Hinojos. Es
error viejo, d»* 16 años atrás. Por qui» lo cometí entonces y
persistió, podría explicarlo, pero esto sería tiempo per-
dido.
83, 416, 23. Aquí volvemos á la simpleza de las Solaneas y So-
lanáceas.
83, 416, 25. No defiendo ni discuto sinónimos. Donde el crlli«^o
dice Verhesina australes deb<> ser ausíralis. Supongo
que será error fh» imprenta.
83, 416, 29. Al leer esta nota podría creerse que el crítico piensa
que hay dos familias distintas: una Portuláceas y otra
Portulacáceas — v son la misma cosa.
83, 416, 31. No señor, Cuamlo digo Verbenas, quiero decir Ver-
benas, es «lecir, especies del género Verbena (sin la palo-
278 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ma) y cuando digo Sotaneas ó Solanáceas, quiero signifi-
car los mienibros de la familia, sin expresar los géneros,
por escribir rópidamenle, ó, lo que usted aceptará mejor,
por ignorancia.
84, 416, 38. Nota inútil, pues repite mi texto en su espíritu.
84, 416, 42 y siguientes. Otra nota completamente inútil. Su
contenido, como el de muchísimas otras, podría haber
servido de lema para un trabajo especial, que yo habría
sido el primero en aplaudir, como lo he hecho tantas ve-
ces con los trabajadores asiduos, como lo es él Sr. Stuckert.
Pero ocuparse con insistencia de su obra, que no está pu^
blicada, de la que ni siquiera tenía noticia en 1897, es
gana de escribir sin ton ni son. Y déle confr. y déle
B. H. y L. M. y O. K. y áceas y eos.
8i, 416, 9 y siguientes. Esta noto, de un humorismo ridículo,
me atribuye una expresión, simplemente espiritual, de
Martin Fierro (Jostí Hernández). Sospechar que he en-
vuelto en ella un insulto á los hombres de ciencia del
país, es no entender jola de lo que está escrito. ¿Quiere,
por otra parte, el crítico, decirme qué trabajo general, en
un sentido económico, científico, se ha publicado aqu(
sobre los pastos Argentinos, con clasificación agrícola y
análisis químico de los mismos?
84, 418, 35. Los «Cangrejales» se llaman cangrejales porque en
muchos de ellos abundan los cangrejos. La Sparíina
auslralis me fué indic<ida por el Dr. Spegazzini. El hecho
deque no figure en el libro, en los 3 volúmenes in-folio
de 500 páginas cada uno, del Sr. Stuckert, no quiere
decir absolutamente nada.
84, 418, 36. No hay para qué volver á la Brusca ó Brusquilla
(Confr. 413,9). No es «Discoriay^ sino Discaria^
85, 420, 6 (nóoOl) | Dale otra vez con las Mimoseas y Cesal-
píneas!
8o, 420, 16. Empieza con el furor de con/r. y es una nota fuera
de lugar. Yo también he dicho que entiendo especial-
mente por Algarrobo la Prosopis alba, etc. etc.
85, 420, 37. Antes que el Sr. Stuckert, me había criticado por
carta el Dr. Federico Kurtz el nombre vulgar de «Que-
bracho colorado» aplicado ala Apocinea Aspidosperma
quebracho. Los nombres vulgares los dá el vulgo, y si el
UNA crítica 279
vulgo se ha equivocado al preguntarle «qué árbol es éste»
no tengo yo la culpa. Asi me nombraron en San Luis, en
1897, en Córdova en 1877, y en Formosa (Chaco) en 1885
y 97 la planta cuyas hojas describo en la p. 420. Sí esa
planta no es una Apoclnea (confr. Apocinárea), una Áspú
dosperma quebracho, que diga San Canuto lo que es. La
Quebrachia Lorentzii, la Anacardiácea, me la señalaron en
Córdova, en 1877, como «Quebracho blanco». En Formosa,
en 1897, recogí fragmentos de color rojizo acanelado su-
bido, de un tronco que habla sido hachado, y preguntando
de qué eran, me dijeron « de Quebracho colorado» y me
señalaron un árbol vivo cuyas hojas eran como las des-
critas en la p. 430. Encontrando en el suelo grandes se-
millas aladas, muy deprimidas, se me dijo que eran de
Quebracho colorado, y las semillas de las Anacardiáceas
no son así. Suprímase, si se quiere, el nombre vulgar, pues
en todos mis trabcijos he repetido hasta el cansancio que
no valen nada, que están buenos para la conversación,
pero que, en este país, están envueltos en la mayor anar-
quía. Sien alguna parte de la obra he dicho que la Aspi-
dosperma Quebracho (*)es una Anacardiáceay la Quebrachia
Lorentzii una Apocínea, venga el aporreo. Yo tengo mejor
oido que ustedes, señores sabios alemanes, para entender
el idioma de mi tierra.
85, 421 , 1 . Y cuando he dicho que he oido nombrar « Quebracho
blanco» también, on Tucuman, á la lodina rhombifolia, es
porque así lo he oido*
85, 421, 34 y 46. Este confr. debe referirse al Calden.
85, 421, 28. Esta nota me parecería una insolencia si no fuera tan
simple, tan ingenua, tan infantil. ¿Cómo? y se imagina
que las observaciones sobre el Chañar, que refiero como
mías, no son mías? ¿Ha publicado usted las suyas en al-
guna parte? ¿ Piensa que yo iba á meter la nariz en sus 3
tomos in-foliodeoOO páginas, para buscar sus observacio-
nes y publicarlas como mías? ¿He vuelto yo á pasar por
{*/ Ed la nota 18 de Stuckiíit, p. 85. hay uo error de acotación de autores.
No debe escribirse Macaglia Quebracho O. K. tScHL.) sino (Schl.. O. K.^ En la
linea 11, en la llamada, escribe Schlcht. Peca contra la uniformidad este
Catón.
280 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Córclova, después de 1877, allí donde usled guarda sus
1500 páginas? Ya lo creo que las refiero como mías, pues
que lo son.
85, 422, 32. Eas ! óceas! confr. oh I
85, 423, 3. Me alegro.
86, 423, 32. Es una felicidad.
86, 423, 42. Es una calamidad. Todos estos nombres vulgares co-
rresponden, nó á la Lippia lycioides sola, sino á cuatro,
por lo menos tres especies, bien marcadas, y cuyos nom-
bres vulgares en Buenos Ayres son, Cedrin, Cedrón y Fa-
vorita (esta última Niño-rupá ó Niño del Monte Araupá
en Corrientes).
86, 423, 30. Conocí esa planta ron ese nombre. Usted puede
poner lo que guste entre paréntesis.
86, 424, 31. Volvemos fi los Quebrachos. Confr. lo que antes
dije. Si se hubiera publicado la Bí6/togfra/ía, el crítico
habría encontrado que ya se había escrito lo bastante á
su respecto. Me aflije hasta las lágrimas que lanto le ha-
ya incomodado mi entusiasmo por el Calden, sobre cuyo
inocente nombre vuelve á descargar su Confr. respectivo.
87, 424, 33. Cácteas!
87, 424, 37. Los Jumes. No era mi objeto saber lanto.
87, 424, 48. Ya verá usted, cuando algún dia me ocupe de pulir
mi trabajo, si hay ó no una « Euforbiácea achaparrada»
que lleva el nombre vulgar de Oreja de gato. Y puesto
que he dicho « Euforbiácea » se comprende que no me he
referido á Dichondra^ ni & Hypericum. — Pero esta nota
contiene la más alta prueba de que Stückert ha tenido
tiempo de sobra para escribir de más. Si vitupera mi
falta de uniformidad porque, al mencionar las familias,
lio les doy siempre la desinencia en áceas ¿ cuál es el mo-
tivo para que él, el uniforme, escriba Hipericinea, de lo
que no he hecho mención (I. c.) y para mayor abunda-
miento y fastidio embuta una nota (la 28) al pié de la pá-
gina 87? En la nota 87, 424, 37 hizo la misma cosa. Yo
había escrito « los Jumes » ; amplía con todas sus equiva-
lencias, y una de ellas le hace escribir la nota 25 (p. 87)
al pié. Con motivo del ié, en chino, y en otros casos, creo
haberle dado pruebas de lo impertinentes que hemos sido
los dos al salir del tiesto.
UNA crítica 281
87, 428, 36. En sus observaciones sobre el Guayncan debe lenrr
razón y yo nó. Puede ser que haya connelido una confu-
sión ; pero lo cierto es que procedí con fanta ligereza al
consignar el nombre técnico, corno rapidez al redactar.
Me he referido á una planta que en Tucuman, en Salla y
en el Chaco me designaron como Guayacan. Como tengo
ejemplares (sin flores, que nunca le vi) se puede liacer su
estudio y fijar lo que es. En cuanto á las discusiones de
nomenclatura y sinonimia en que se desparrama en la
observación y en la nota al pié (39) no vienen al caso. Es
un simple despliegue de erudición.
88, 423, 39. Al escribir Prosopis aphylla lo hice de memoria, y
es tanta la confusión que reina en la misma después de
aquel esfuorzo cerebniJ»que lleva en el Censo el título de
Flora Argentina^ y tanto el aporte de enredo que me ha
producido con su critica el Sr. Stuckert que no puedo
ahora contestarle. Cuando revise mi trabajo le diré lo
que hay.
88, 426, 7. Xota excesiva y con apéndice. Es claro que se trata
del nombre dado por Grisebacu.
88, 426, 8. Una repetición con su confr.
88. 426, H. Esta nota no es de buena fé. En la primera parte
me hace decir lo que no he dicho. Ho escrito que el Coco
de Córdova es una Zantoxilea (milagro que no salió á bai-
lar eldceas)y, entre paréntesis <( (tribu Rutáceas, para
algunos))^. Es evidente que, si en la página 397 de mi
trabajo, figuran una familia 32, Rut<^ceas y 33, Zantoxí-
leas, no puedo admitir que la 3i sea tribu de la 33, y si
he dicho, por <lesplegar eru<licíon: «(tribu Rutáceas,
para algunos) » lo que Stlxkbrt no sabe, he demostrado,
sin querer, que la erudición á destiempo es una imper-
tinencia. La segunda parte, ó el segundo párrafo, incluye
lo mismo que he dicho sobre los nombres del Coco, y lo
que agrega de la madíMa no es una novedad. Otros lo es-
tamparon antes que el.
89, 426, 21. He tenido y tengo la costumbre de respetar á los es-
pecialistas. Al llegará la localidad citada en mí texto,
no había (<'n 1877) mas Mimuluson flor que el luleus,
de eso estoy seguro, y allí mismo, al preguntar á Hiero-
NYMus cual era el nombre de la planta, me dio el consig-
282 ÁlfA.LES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
nado. ¿Qué necesito yo de lo que usted sabe ó no sabe
para decir lo que he visto?
89, 436, 22. No he níiencionado ninguna Woodsia obtura sino la
Woodsia obtusa, que he determinado por el libro de Hoo-
KER y Baker, Synopsis jfilicum, y mal podía consignar el
nombre dado por Hierontmus desde que mi sabio amigo
aún no había publicado su monografía sobre los Heléchos
Argentinos cuando escribi la Flora.
89, 426, 27. Otra sinonimia, sin objeto.
89, 426, 37. ídem.
89, 426, 41. Pues, por lo mismo que existen flores de Lycium
«mas ó menos moradas» ¿no le parece que al decir
« morada » es porque así lo vi, y cuando digo « azul » es
porque era « mas ó menos morada » y la vi azul? Lo de-
más, y la nota al pié, es tan viruta como toda la obser-
vación .
89, 436. 44. Erudición, nó crítica.
90, 426, 45. Enotéreas — al bombo.
90, 427, 2(nó24). Puede ser que haya habido una confusión.
Pero tengo por seguro haber visto en flor (blanca y muy
olorosa) una Tillandsia, traída del Interior, con las hojas
envueltas como las de la circinalis. Creo que era de Tu-
cuman ó de Salta. Por ahora dejo el resto de lado y opto
porque se suprima el nombre técnico de la línea 2.
90, 427, 5. Erudición con longitudes y latitudes.
90, 427, 46. Retamo y Retama tienen igual uso. Toda una his-
toria por una letra.
Al revisar esta página 427 habría sido noble y cortés,
por parte del crítico, «ojear» y transcribir la nota que
lleva ai pié.
9!, 428, 4. y 428, 5. Lea de nuevo mi texto y verá que estos
errores no son mios. Usted no lee**, no examina. Dá palo
de ciego y muerde la lima.
91, 428, 11. Gaudeamusl Escritores que valen más que usted y
que yo, dicen, por ejemplo, cuando se refieren á un ora-
dor ó á un escritor que «emplea metáforas como came-
llos para expresar ideas como mosquitos » que diluyen
una idea insignificante en un mar de palabra^, etc., etc.
Dispénseme, señor crítico. Usted que es hombre aplica-
do, estudioso y trabajador, que ha cometido ya sus tres
UNA crítica S83
volúmenes de apuntes de 500 páginas cada uno, oorrija-
me mis errores, con, ó sin Orro ILuntzb, L. y M., B. y H.
Co;í/r. ele,, en loque se refiere á Hinojos, Manzanillas,
Tíllandsia, Quebrachos, etc. ; pero en materia literaria,
en lo que se refiere á figuras de retórica y otras yerbas
semejantes, vea, usted no tiene dedos para guitarrero.
93, ii8, 10-30. Realmente. Aquí ácea está muy mal. Lo demás
es conversación.
92, 428, 2o Conversación.
93, 4^8, 50. Malditas Cácteas que no acaban de jorobarle á uno
la paciencia.
92, 429, 1 (nó 17). Stuckert escribe aorantha y en el texto dice
aoracantha. No sé sí ha escrito esta nota para cometer
aquel error ó para agregar una viruta más.
92, 429, 29. Yo no tengo la culpa si usted no la conoce; tampo-
co la tengo de que usted me haga decir Retortuña donde
digo Retortuño, ni debía llevar su furor de los Confr.
hasta citar pág. 515, linea 49, porque La Flora termina
en la pag. 474 ; y si ha de ser 415, entonces no abrigo la
menor duda de que puede haber un error de imprenta y
que su objeto al confr. era para que no se me fuese de la
memoria la idea de Mastuerzo. Pero cita también la « Pa-
ta de gallo » lo que podría corresponder á La Fauna, que
incluye la p. 515, en la cual me he ocupado de los Cris-
pines y Pirrínchas, pero nó de los Gallos, que no son de
nuestra Fauna. Debe haber sido a Pata de catre».
92, 439, 33, obs. 3. No es la Cesalpfnea. He cometido un /apsu5-
calami, es Mata negra, y debe ser la Atamisquea emargu
nata porque este nombre técnico es el que consigna el
Dr. HiKRONYiius para aquel vulgar, en su trabajo sobre
las plantas traídas de Patagonia por el Dr. Bbrg. Nunca
he visto un ejemplar como ese que observé cerca del Rio
Negro, y á pesar de haberme encontrado en presencia de
muchísimos de ellos en diversos puntos del país. Es la
misma planta á que se alude en la p. 433.
93, 430, 9. Retamo, Retama. Confr.
93, 430, iO. No he escrito « el monte se diluye » sino < el monte
se diluyela lo que implica algo. Además, no me gusta la
palabra ralear. Me parece que no es elegante, y sí algu-
na vez la uso, es para decir «Gallo de mala ra/ea». El
284 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Confr. 428, I. i1, me lleva otra vez á lo mismo y encuen-
tro que usled recomienda, anlos, decir a repetición en
grado diminutivo». Si aplica usled las reglas de la Gra-
mática castellana quiere obligarme á escribir repetición-
cita, o -cica, ó -cilla, lo cual no está ni puede estar en
ningún Diccionario, y, si está, es un solemne disparale.
93, 430, 24. Conversación.
93, 432, 27. Si hubiera hecho lo que usted aconseja, tendría que
caracterizar la Flora de Santa Fé por el Trigo, y la Fauna
de Buenos Ayres por las vacas y ovejas, así como su Flora
por los eucaliptos. No pensaba nacer Ball cuando ya
corría en lelra de molde que en Palagonia había extensos
manzanares. Shayhueque era llamado «Rey de las man-
zanas » ó « R. del país de las manzanas», y hasta en an-
tiguas notas oficiales se lée » Región de los manzanos » ó
« Pais de las manzanas ».
93, 433, 7. La Mata-negra debe ser la Atamisquea emarginata.
Después de 27 años no puedo afirmar que lo sea. Mas el
recuerdo que conservo del carácter de sus hojas me hace
pensar que «así será, pues».
93, 433, 33. «No atino, etc.» Pero ¿cómo vá á atinar, señor
Stuckert? ¿No está viendo que en el texto digo que son
datos que me suministró Moyano? Si este excelente amigo
jamás pretendió sor botánico. A falta de dalos impresos,
pedí los verbales. Pero Moyano ha traído muchas plantas
de allí y estoy seguro de que Spkgazzini las ha publicado
en Primitice Floree chubutensis, que no he visto. Si hu-
biera podido disponer de un ejemplar habría consignado
lo que era. Lo demás es viruta.
94, 435, 15. « Lo dicho. . . I » Cácteas. . . I
94, 435, 16 II!
94, 437, 21. Vuelva á leer mi obra, y encontrará que no era ne-
cesario que usted consignase que el Piche es Fabiana im-
bricala.
94, 437, 23. Y lo mismo sucede con el Canelo. He dicho que es
necesario determinar si el « Canelo » de la región que es-
ludio es la misma planta que lleva igual nombre en Chile,
«en cuyo caso sería la Magnoliácea Drimys Winteriy>. Y
para usted, porque se llama Canelo^ tiene que ser Drimys
Winteri. Mejor hubiera sido que consignara muchas co-
UNA crítica 285
sas que usted, como farmacéutico, debe saber, por ejem-
plo, que también se llama «Árbol de Winter», y á su
corteza « Cascara de Winter», etc., etc., etc.
94, 437, 28. Hem I tieml Dígale eso al Dr. Kuhtz y lo pondrá de
oro y azul. niPerobscura mihi Puna videíury^ escribí al
finalizar la escasa porción de texto que dediqué á !a Puna.
He citado á Lorentz y á Lillo. Vuelva á leer y no se apuro.
94, 439, 4. Para mí, Tropa*olum es una Tropeolácea. Si á usted
no le gusta, lo siento mucho. Botánicos eximios lo con-
signan así en sus obras. Si Otto Kuntze le restituye el
nombre de Trophoeum eso no quiere decir sino que IVo-
phodutn es una Tropeolácea. — Pero ¿qué es esto? ¿qué
veo?. . . .H. .
94, 439, 7. I Cácteas I | Otra vez I Confr. 1 1
94, 439, 39. Conversación.
94, 440, 22. Superior.
95, 440, 27. Ahora sí que se van á ocupar de los bosques, en el
Ministerio de Agricultura, después de esta nota suya.
95, 440, 33. Me alegro mucho.
95, 440, 40. Los que miden la importancia de las críticas por su
volumen y nó por lo que contienen, se encuentran obli-
gados á leer esta nota para explicarse cómo ha podido
usted escribir 215^ más las 89 de pié de página^ lo que
suma 304 I Esto es una Melanorrea.
95, 440y 47. Ya verá usted lo que vá á salir del Jacaranda. No
será un Kúri-kolkol, ni nada que se le parezca ; pero vá
á tener que quemarse las pestañas para poner en orden
sus notas. Lo demás es conversación.
96, 443, 9. Volvemos al Lycium.
96, 443, 13. Y á la Dolichandra.
96, 443, 14. Y así no más es, en Buenos Ayres. El nombre que
consigna Grisbbacii es te Tripa de braya» según Lorentz,
« Braya » confr. « Fraile» SymbolcB.
96, 443, 17. Fuera de la erudición que contiene esta nota, me
interesa particularmente la ignorancia. Dice «la mosca».
Sería interesante saber qué mosca. Aquí podría yo hacer
una disertación sobre Miasis. Me guardaré muy bien . Y
en el fmaí : <(Una de las pocas plantas que no es atacada
por la langosta ». Debe decir. « . • . . que no soif ataca-
das. ...» Confr. diluir, surgió. . . . Cácteas I
286 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
96, 443, 20. Puede ser un Clidanthus. Si no me engaño, la de-
terminé en 1877 ó 78 por Kunth, Genera planlarum, ele.
Por lo demás, he mencionado el Clidanthus frograns al
ocuparme de dicha planta.
96, 443, 25 i Cácteas I
96, 443, 31. Si no he olvidado mi gramática, él no es artículo,
sino pronombre. Pero estoy seguro de que en la latina de
Nebrija dice : Arbor^ est nomen muliebris, sed excipiantur:
mas Olcaster, Acer neutrum cum Subere Robur. Esta re-
gla no rige en Castellano. Por favor, señor Stuckert. Eq
las obras de carácter literario, una de las primeras cuali-
dades del escritor es la decencia. Si vo he escrito «el
Tipa » refiriéndome al Machcdrium, es porque « la Tipa », .
como usted quiere que escriba, es otra cosa. Aun en
ciencias se guarda cierta circunspección. En 4894 estuve
en Montevideo con el Dr. Berg, en misión oficial, y en
cuanto nos fué posible fuimos á visitar el Museo Nacional
que entonces dirigía el Dr. Arechavaleta, y que Berg de-
jara hacía poco. Al llegar á un armario donde había
pescados, vi uno, en cuyo tarro continenlede vidrio había
una etiqueta (letra de Berg) con el nombre técnico (que
no hace al caso) y se agregaba : « Nombre vulgar C
real» Pregunté á Arkchavaleta lo que era, y me lo dijo
al oído. Diga « el Tipa » — es mas propio.
97, 443, 42. La de Grisbrach.
97, 443, 44. Y esto i á qué viene?
97, 444, 22. Para mi obra, entregada á la Comisión en Julio de
4897, no puede regir lo que Hieronymus ha publicado
después; de manera que todas esas correcciones á Grise-
RACH no tienen aplicación al caso.
97, 444, 23. Esta vez la acertó. Donde digo Bromelias, quiero
decir Bromeliáceas.
97, 444, 24. En alguna parte del texto lo he dicho, aunque sólo
haya indicado las familias.
97, 444, 89. Me alegro.
98, 444, 49. | Qué fastidio I Otra vez lasSolaneasy Solanáceas.
98, 445^ 4 . La palabra glauca no es latina sino griega, la adoptó
el latín, y en castellano es permitido usarla (y se usa en
el lenguaje literario y en el científico) para evitar « el
verde mar grisáceo ».
UNA crítica 28T
98, 445, 3. Esta noUi, integra, merece ser transcrita aquí: « So-
« mos bastante amigos con el Sr. Adolfo Methfessel ; os un
« insigne pintor, y ha producido centenares de magnífí-
« eos cuadros representando (debe decir : que represen-
« tan * bosques y paisajes ** de las provincias de Cata-
« marca, Tucuman, Salta, etc. En su compañía hemos
« cazado el cuervo real, Cathartus papa y^ . — Yo no sabía
queínese Cathartus, sino Caihar tes (Confv, 304, 4). Cuando
una critica me es completamente favorable, la leo solo ;
pero cuando me muerden^ como lo ha hecho Stuckkrt,
esa critica se lee en sociedad de amigos y se comenta.
Imagínese cómo habrá sido tratada la nota que me ocu-
pa. Entre los presentes, cuando la leí, estaba Ambrosetti
(J. B.), quien agregó: «Yo también soy muy amigo de
Methfessel. . . . Casualmente en su compañía hemos ca-
zado ol Cathartes foslens ». Metano, . . .
98, 445, 8. He alegro.
98, 443, 9 y 18. Cae de su peso que, al citar lo que dice Lillo,
no tiene nada que ver el Maylenus, ni la Bumelia.
93, 445, 31. Desde que cito un nombre técnico, cualquiera com-
prende que me refiero especialmente á ese.
99, 445, 37. Lo veremos.
99, 445, 40. Una parte es viruta, y lo que dice del Yuchan ó Palo
¿orracAo lo he dicho en el texto.Porlodemás, la familia Bom-
báceas no ha sido establecida por Le MaoQt y Decaisne sino
porKuNTH, ylahan aceptado DeCandolle, ENDUCHERyotros.
99, 446, 5. No he hablado de ningún árbol de Corrientes y Mi-
siones llamado Samuhú, sino del Chaco y del Paraguay.
No niego que se llame Eriodendron Samaunüy Nart. ; pero
si el Yuchan es Bombácea también lo es el Sumuhú.
99, 446, 36. Otra vez el Coco.
99, 447, \\. Vaya una novedad.
99, 448, 15. Hay diversas plantas que se denominan «Palo
blanco)^. En cuanto á los nombres técnicos del Laurel,
y del Timbó, ó Parará, ú Oreja de negro, también los he
dado en el texto v en las láminas. El sinónimo del Ente-
rolobium timbouva, Mart. como Feuilléea conioriisiliqua
* Este paréntesis es mío. Aquel geruodio es un exotismo. H.
** ¿ No dan paisajes los bosques ? H.
:<:. Mu*^. ^^^i,\K.>.. '>, K; . Jarirj.ro pubíi^i, ccapanio un
?ó'í,o </^ /6« iífol^t, !a FT'jn* «ir:! Bn^.I j>'jr Veuloio, cutos
ífi;íí,'j*;''ríto* ^ í-ori^^rrah^D ¡ff^ütos- Sí esta ob-a es la
q'i*: fia aiof/;í !o (mo iujnzi para •.>taL¡'=<?er e! sÍDÓnimo.
^í 'Iví reí:or'{':r'5e que e.Ia f,o líene pri*>ri'lad sobre el Ira-
Iftyf d-; Ma»ti':?5. Sí se irala í:e oíia pabií^acioo anle-
ñor, íio he dic^io fi^'Ja.
9Í^ 4W, l'í. * Oj'íL'j me equivoque, pero «luJo que el Dr. Kurlz
^ publique l/j descripción de las plantas que Irajo de For-
éé rno-»a *, ¿ í'ar qué dice usled esto? ¿ Porque lodo lo que
lr;ijo yn fir^Viba descrito? Prevengo á usted quejo fui el
(íefe de la (>>rni.s¡on Cientlíica que tísííó el Chaco en 1883,
y, rorno tal, tengo el deher de avisarle que el Dr. Kubtz
tiene la obligación de exigir de usled una explicación so-
bre el sígnifícado de sus palabras.
99, 449, i2. Vuelta á las Enoléreas.
400, 449* ¿>i, L. y M. no son los fundadores de la familia Can-
nacea»,
<00, 449, 28. Vuelta al Guayacan.
100, 449, lio. Con « probablemente» no se afirma.
<00, 449, :n. Otra vez el Palo blanco.
<00, 449, 42. Y vuelve el Quebracho: EsApocfnea.
100, 449, 46, En la página 448 está el nombre técnico de la Pal-
mera «Mbocayó» en cita de Fontana; pero dice ^íeroco-
mia íoíay en vez de Acrocomia toíay, por error de im-
pronta ó lapsus calami.
100, 400, :í. «Probablomenle».
100, 4B0. í). Vuelta al Timbó.
100, 41)0, 42. No puedo decirlo.
100, 4í)l, ¿. Poro, por favor i he dicho yo que en la República
Argentina haya Chamcerops indígenas? He afirmado que
las palmeras dibujadas en la fig. 31, p. 450, tienen hojas
como pantallas, como las de CAamcerop^; pero no es eso
motivo para tnn extemporánea nota.
100, 4i)l, 10. Ño he citado ninguna Cecropta pe/Zaía, ni he soña-
do con tal nombre. Lo que dice en la cita es ^Cecropia
(^palmata?)» Si inventa nombres para tener oportunidad
de citar á Ono Kuntzb, eso va es otra cosa .
UNA crítica 289
< 01 , 45 1 , 23. Lo veremos.
104, 452, 6 á 453, 39. Son casi todas notas para repetir lo di-
cho, corregir indebidamente como en el caso de Arando
DonaXy que en Buenos Avres se llama realmente « Caña
de Castilla» ó para tener oportunidad de bombardear con
nuevos O. K., L. y M., B. H. y Confr,
404 , 453, 40. Mas tarde veremos si es megapotamica 6 megalopo--
tamica. Megas entra en composición con genitivo, y asi
se dice : Megalomanía, Megalosaurus, etc. Si he escrito
IponuBa megalopotamica ha sido porque pensaba que así
debía escribirse.
El « (non Choisst)» está de más, porque yo no he citado
á Choissy. Pero lo que no admite duda, es que la obra de
Grisebach no se titula Plantae Lorentzii.
102, 453, 43. No se necesita ver nada.
402, 454 (1) Tanto peor para la Guasca.
402, 455, 4. Aquí también se llama «Plumerillo» la Calliandra
Tweedity y «Penacho colorado » ó «Penacho rojo».
402, 455, 44. He dicho simplemente « Dorsteniay>. No sé en qué
se funda para afirmar que es la brasiliensis.
102, 455, 29. (2). Debe ser así . En cuanto á la especie, prefiero no
«tener motivo». Parece que entre estos Filodendros ha
habido gran contusión. He oido decir, al Dr. Spegazzini^
que una de nuestras especies está fundada con las hojas
de una y el espato (con escapo) de otra.
102, 456, 47. Asi debe ser.
102, 457, 4. Personadas y Escrofularineas son la misma cosa. Y
vaya de Confr.
402,457,4. Confr.l
402, 458, 57, 3, 6, 21 . «Ficácea » está bien dicho, aunque otros
botánicos prefieran Artocdrpeas ó Urlicdceas, etc.
402, 458, 47. No lo dudo. Pero insisto en que la palabra emplea-
da es correcta, porque expresa mejor la idea que deseo in-
dicar. Adherirse no significa nada. Con goma arábiga»
cola, pega-pega, etc., se puede adherir, mientras que
« anastomosar» significa otra cosa, que se encuentra en
cualquier tratado de Botánica.
102,459.4. Estanota es supérflun. En la figura que representa
el bosque de Araucarias de San Pedro (Misiones) están am-
bos nombres.
A». SOC. CIENT. ARG. — T. XLVIII I9
290 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
103, 460, 28. No señor; lo que he querido decir es lo que he dicho
y repito : Plerídeas, Tribu VI, Sub -orden 11. Confr. Hoo-
KER y Baker, Synopsis Filicum^ 1868, pp. 9 y 1 1 3, gg. 21-33.
No parece sino que hubiera espulgado los nombres con
bastardilla, sin buscar el motivo de supresencia, para de-
cir cualquier cosa del embuchado. Ahora se verá.
102, 460, 28. No he dicho, fíjese bien, que haya «Hypolepis » en
la República Argentina. Mi texto dice: «especialmente de
lina Plcrfdea que no puedo referir á ningún género, pero
que presenta afinidades marcadas con Hypolepisy^, Com-
pare mi descripción de la planta con lo que dicen Hoorer
y Baker de aquel género y verá si hay ó no motivo para re-
ferirla con aproximación ó más. Encontrando después en el
catálogo de Niederlein y en la obra de Hieronym us un Chei^
lanthes radíala, so me ocurrió buscar su descripción, que
coincide bastante bien con la mía (Hooker y Baker, op. c.
p. 132, n. 5) y, cosa interesante, cuando por vez primera
describió HooKER la especie, la llamó Hypolepis radíala.
¿Eh? Y no es la única. Muchos de los Cheilanlhes fueron
primitivamente descritos como Hypolepis.
103, 460, 34. Sus apuntes no andan bien por el lado de la sinoni-
mia, y ese defecto es mucho más grave que el de decir
Cácteas ó Solcineas. Comparolas pinas de la planta que
describo (p. 460) con un fronda de Asplenium ereclum. No
locitodel país, como Usted escribe sin fijarse. Pero es que
el A, ereclum es especie Argentina. Mis apuntes sobre los
Heléchos de este país estaban fundados en la obra de Hoo-
ker y Baker que le dan este nombre (p. 202^ n. 64). Al fi-
nal de la nota, dicen: «Kunze and Mettenius consider
this... to be the A. lunulalum of Swartz, lYhichis an older
ñame than erecíumy^. Y con aquel nombre [lunulalum) lo
cita Grisebach en Symbolae, p. 344, n. 2243. La publica-
ción del trabajo de Hieronymus me obliga á revisar todas
las notas mías sobre Heléchos. Haga usted tomismo. Tam-
poco he dicho que exista en la República la especie Pteris
(üoryopleris) sagillifolia, sino que Kyle me entregó 4 Pie-
ris del subgénero DoryopleriSy una de las cuales se parece
ala sagiUifolia (por la descripción). Usted me atribuye la
ortografía üoryopleris; es un error, porque así está escri-
to en HooEBR y Baker. Pero si trata de cambiar ese nom-
UNA crítica 291
bre porque Otto Euntze lo escribe de otro modo, analice
un poco la etimología, y verá que Dryopteris signiñca He-
lecho del bosque, nombre trivial, de Drys, dryos; mien-
tras que Doryopteris podría venir de Dóry, dóralos, tallo,
lanza, dardo, etc., aludiendo á la forma (por ej. sagülifo-
lia) 6 contorno de las frondas en este grupo.
103, 462, 5. «Arboresce» es una palabra muy elegante y que no
tiene nada de indecente. Es muy largólo que usted pro-
pone. El castellano, con todas sus mojigaterías académi-
cas es un noble y generoso idioma que admite en su seno
toda palabra que haya nacido en pañales griegos ó lati-
nos. Y escribiré siempre glauco y arboresce aunque usted
piense otra cosa.
i 03, 462, 12. Volvemos á Nothochlcena. Grisebach (Symbohe,
p. 342) escribe Notholcena.
103, 462, 13. No señor; usted se equivoca de un modo muy feo.
No he querido decir lo que usted propone; ni lo he pen-
sado. Quiero decir loque he dicho, es decir, géneros de
las tribus citadas. .En cuanto á que no tiene anotado
ningún Nephrolepis de la República Argentina, lo siento
mucho. En mi catálogo figura como de Buenos Ayresel
N, cordifolia, Bakbr (H. & B. op. c. p. 300, n. !.)•
103, 462, 13. Así es. Error de imprenta.
103, 462, 17. En Viajes al Tandil y d La Tinta, en Actas de la
Acad. Nacional,!. V, cité como especie Argentina (que
no lo habla sido antes) la Cassebeera triphylla. Así la de-
terminé por HooKER y Baker y siento mucho que le hayan
cambiado el nombre.
103, 462, 13 y 17. Anemia escriben Hookbr y Baker. No tengo
tiempo para averiguar por qué le parece á usted mejor
Aneimia. ¿Porque Kuntze no admite diptongos? ¿Y qué
me importa eso? Tanto peor para él y para usted. Si los
griegos modernos no hubiesen cambiado en is aquella
hermosa terminación clásica en oís, no hablarían la abo-
minable gerigonza actual.
104, 462, 17. Sí, es Dicksonia. Error de imprenta.]
104, 463, 9. Ufl Solaneasl
104, 464, 31. Aquí salió la «dilución». Ya me ocupé de esto
{Confr. 91, 428, 11).
lOÍ, 465, 46. He escrito en Castellano y está bien.
292 anülLes de la sociedad científica argentina
104^ 463, 46. Sinantéreas y Compuestas. Dale I
404, 465, 47 áceas I
104, 463, 47. Tropeoláceas I
404, 463, 47 áceas I
104^ 466, 20. Muy bien. Con otra como esta... I
104, 466, 34. Asi es, con íh y nó con t.
104, 466, 25 áceasl
104, 466, 25. Mil gracias.
Í04, 466, 33, Té pampa. Confr. I
104, 466, 34. Ñandubay y Calden. Confr.
104, 466, 42. Debe decirse como he dicho : «sugirió» pretérito
perfecto de sugerir, y no « surgió » como propone, pues
seria un desatino. Además, en mi texto no dice « surgi-
rió » I Qué pisada ! I
104, 466, 46. ...áceasl
105, 467, 48. Sinantéreas Con/r. Compuestas!
105, 466, 49. Oh I E,sai Hydrocotyle es una Umbelifera, no una
Umbelíferas.
105, 467, 37. Otra vez las Enoléreas I
105, 467, 38. Hid rodea es en Español.
105, 470, 47. Perfectamente!
105, 472, 26. En efecto. Si la Cruziana no es sinónimo de la
regia, debia emplear aqui aquel nombre.
105, 468 á 474. Es cuestión de gustos, señor mió. Si usted pre-
fiere los vegetales que cita á esas páginas que yo he es-
crito, eso quiere decir que usted tiene más paladar en la
boca y yo en el cerebro. « No es solamente de pan que se
alimenta el hombre ». ¿Por qué habria de quejarme s¡
usted no tiene vista interior para entresacar todo lo cien-
tifico que se halla escondido en ese cuento de hadas? Qué
culpa tengo yo deque usted no entienda? Pero es inútih
Agregar aqui una palabra seria como machacar en hierro
frió.
He terminado la revisión de sus notas. Puede continuar escri-
biendo otras. Las leeré, quizá ; mas nó las contestaré. Tan pesado
es lo uno como lo otro.
Si usted hubiese hecho una critica en forma, dos ó tres páginas
habrian bastado ; pero ha escrito 39 de ellas, con 304 notas que
se repiten á veces hasta el cansancio.
UNA CRÍTICA 293
Mucho antes que usted, me escribió el Dr. Kubtz una carta cri-
tica. En una página manuscrita ha puesto más médula que usted
en sus 39 impresas. Ella será publicada cuando se me despeje la
cabeza de todos sus áceas y Confr, B. y H., L. y M. y Otto Kuntzb.
Ahora reconozco, lleno de placer, que mi cerebro está bien aloja-
do : he podido resistir (como el Fram á los hielos) á sus 304 notas,
y abrigo la confianza de que no me faltará energía para cuando
usted publique sus 1500 páginas in folio que, no lo dude, con
cada Otto Kuntz£ y cada Confr. que usted les pondrá al pié, llega-
rán á i g ó 20.000.
Vuelvo á repetirle lo que le dije al comenzar. No he escrito para
botánicos, porque ellos pueden enseñarme. Lo hice para lectores
generales con más gusto literario que usted y que no hubieran
podido digerir su crítica si ella hubiese ocupado las páginas en
que se pasea libremente la imaginación de un artista, que tanto
disgusto le ha causado.
Tache lo que no sea correcto, y acepte un apretón de manos de
E. L. HOLMBBRG.
286 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
96, 443, 20. Puede ser un Clidanthus. Si no me engaño, la de-
ternniné en 1877 ó 78 por Kunth, Genera plantarum, ele.
Por lo dennás, he mencionado el Clidanthus frograns al
ocuparme de dicha planta.
96, 443. 25 | Cácteas I
96, 443, 31. Si no he olvidado mi gramática, él no es articulo,
sino pronombre. Pero estoy seguro de que en la latina de
Nebrija dice : Arbo7' est nomen muliebris, sed excipiantur:
mas Olcaster, Acer neutnim cum Subere Bobur. Esta re-
gla no rige en Castellano. Por favor, señor Stuckert. En
las obras de carácter literario, una de las primeras cuali-
dades del escritor es la decencia. Si vo he escrito «el
Tipa » refiriéndome al Machoerium, es porque « la Tipa », .
como usted quiere que escriba, es otra cosa. Aun en
ciencias se guarda cierta circunspección. En 1894 estuve
en Montevideo con el Dr. Berg, en misión oficial, y en
cuanto nos fué posible fuimos á visitar el Museo Nacional
que entonces dirigía el Dr. Arechavaleta, y que Berg de-
jara hacía poco. AI llegar á un armario donde habla
pescados, vi uno, en cuyo tarro continente de vidrio había
una etiqueta (letra de Berg) con el nombre técnico (que
no hace al caso) y se agregaba : « Nombre vulgar C
real» Pregunté á Arechavaleta lo que era, y me lo dijo
al oído. Diga « el Tipa » — es mas propio.
97, 443, 42. La de Griserach.
97, 443, 44. Y esto ¿á qué viene?
97, 444, 22. Para mi obra, entregada á la Comisión en Julio de
1897, no puede regir lo que Hieronymus ha publicado
después; de manera que todas esas correcciones á Grisb-
BACH no tienen aplicación al caso.
97, 444, 23. Esta vez la acertó. Donde digo Bromelias, quiero
decir Bromeliáceas.
97, 444, 24. En alguna parte del texto lo he dicho, aunque sólo
haya indicado las familias.
97, 444, 29. Me alegro.
98, 444, 49. | Qué fastidio 1 Otra vez lasSolaneasy Solanáceas.
98, 445, 1 . La palabra glauca no es latina sino griega, la adoptó
el latin, y en castellano es permitido usarla (y se usa en
el lenguaje literario y en el científico) para evitar « el
verde mar grisáceo ».
4 mf}i> ^«*^.*j.':e aii" ^'»í> vX'c: -4 nt^ 1 1 . •' f> M'f :\fe>í>ií í : «^^ uq
4 «iDi> »ciaj iros repnft?*eaCjL: :•> ■i-'ce drí^tr : vj:!^ r^pne-sit-cfr-
*i rait-io ef irae -t-j. rexil. C¿;.ur'^iii* fajóte %, — Yo» c>j« sjibiA
aiaacTTíLca mees o^nipl^latii't^cíCe fciu>n;ibU\ la K\» ><^lo»;
per> CTi3Ei«i> rae niuervien. tvmo la h;i hecho StrcKESi»
esa crit^-ca 54? lee en socte^iad vie aait;COc> 5 $4? ev>tnetilíi»
Iraa^íQese como habrá sk!»> trrktad;! I¿i ñola que me ivu*
pa. tatre los preseotes, caarbio Ut lei\ esU^ba Avíii^setti
♦J. B.\ qaíea aijnegó: ^ To también sin- muT amíg^^ de
JtETHFissEL Casualmente en su compañía hemos ca«
za'io el CaifVirtes f'j^Sens ». Melano. • . .
98, Uo, 8. Me alegro.
98, 445, 9 T 18- Cae de su peso que, al citar lo que dice Lulo»
no tiene nada que rer el Ma¡/tenus. ni la Bumelia.
93, 445, 31. Desde que cito un nombre técnico, cualquiera conw
prende que me refiero especialmente a ese-
99, 445, 37. Lo réremos.
99, 445, 40. Una parte es riruta» t lo que dice del Yuchan ó Palo
¿orracAolohedichoenel teito.Porlodemás, latamiliaBom-
báceas no ha sido establecida por Lb Maout t Drc\isxk sino
porKcTfTH, jlahan aceptado De Caioioli^, E:<idlicheii Totit)s.
99, 446, 5. No he hablado de ningún árbol de Corrientes y Mi-
siones llamado Samuhú^ sino del Chaco j del Paraguay.
!fo niego que se llame Eriodendron Samauna^ Mart. : pero
si el Tuchan es Bombácea también lo es el Sumuhú.
99, 446, 36. Otra vez el Coco.
99, 447, II. Vaja una novedad-
99, 448, 15. Hay diversas plantas que se denominan « Palo
blanco». En cuanto á los nombres técnicos del Laurel,
y del Timbó, ó Pacará, ú Oreja de negro, también los he
dado en el texto v en las láminas. El sinónimo del Ente^
rolofnum timbouva, Mart. como Feuilléea contortisilíqua
* Este paréntesis es mió. Aqael gerundio es ud exotismo. H.
** ¿ No dan paisajes los bosques ? H.
288 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
(Vell.) o. K., supongo alude, en la abreviatura (Vell.) al
botánico brasileño Vellozo. Ladislao Netto, ex-director
del Museo Nacional de Rio Janejro publicó, ocupando un
tomo de los Anales, la Flora del Brasil por Vellozo, cuyos
manuscritos se conservaban inéditos. Si esta obra es la
que ha adoptado Otto Kuntze para establecer el sinónimo,
debe recordarse que ella no tiene prioridad sobre el tra-
bajo de Martius. Si se trata de una publicación ante-
rior, no he dicho nada.
99, 449, 15. «Ojalá me equivoque, pero dudo que el Dr. Kurtz
« publique la descripción de las plantas que trajo de For-
« mosa ». ¿ Por qué dice usted esto? ¿ Porque todo lo que
trajo ya estaba descrito? Prevengo á usted que yo fui el
Gefe de la Comisión Científica que visitó el Chaco en 1885,
y, como tal, tengo el deber de avisarle que el Dr. Kurtz
tiene la obligación de exigir de usted una explicación so-
bre el significado de sus palabras.
99, 449, 22. Vuelta á las Enotéreas.
100, 449. 23. L. y M. no son los fundadores de la familia Can-
naceae.
iOO, 449, 28. Vuelta al Guayacan. .
100, 449, 30. Con «probablemente» no se afirma.
100, 449, 37. Otra vez el Palo blanco.
100, 449, 42. Y vuelve el Quebracho: EsApocinea.
100, 449, 46. En la página 448 está el nombre técnico de la Pal-
mera «Mbocayá» en cita de Fontana; pero dice ^leroco-
mia totay en vez de Acrocomia totay, por error de im-
prenta ó lapsus calami.
100, 430, 3. «Probablemente».
100, 450, 5. Vuelta al Timbó.
100, 430, 42. No puedo decirlo.
100, 431, 2. Pero, por favor ¿ he dicho yo que en la República
Argentina haya Chamcerops indígenas? He afirmado que
las palmeras dibujadas en la fig. 31, p. 450, tienen hojas
como pantallas, como las de Chamcerops ; pero no es eso
motivo para tan extemporánea nota.
100, 431 , 19. Ño he citado ninguna Cecropia peltata, ni he soña-
do con tal nombre. Lo que dice en la cita es ^Cecropia
(palmata?)» Sí inventa nombres para tener oportunidad
de citar á Otto Kuntze, eso va es otra cosa .
DNA crítica f89
401, 451, 23. Lo veremos.
101, 452, 6 á 453, 39. Son casi todas notas para repetir lo di-
cho, corregir indebidamente como en el caso de Arando
Donax, que en Buenos Ajres se llama realmente « Caña
de Castilla» ó para tener oportunidad de bombardear con
nuevos O. K., L- y M., B. H. y Confr.
101 , 453, 40. Mas tarde veremos si es megapotamica ó megalopo-
íamica. Megas entra en composición con genitivo, y asi
se dice: Megalomanía^ Megalosaurus, etc. Si he escrito
Ipomcea megalopotamica ha sido porque pensaba que asi
debia escribirse.
El « (non Choisst)» está de más, porque yo no he citado
á Choisst. Pero lo que no admite duda, es que la obra de
Grisebach no se titula Plantae Lorentzii.
102, 453, 43. No se necesita ver nada.
102, 454 (1) Tanto peor para la Guasea.
102, 455, 4. Aquí también se llama «Plumerillo» la Calliandra
Tweedii, y «Penacho colorado» ó «Penacho rojo».
102, 455, 14. He dicho simplemente « Dorsteniay^. No sé en qué
se funda para añrmarque es la brasüiensis.
402, 455, 29. (2). Debe ser asi . En cuanto á la especie, prefiero no
«tener motivo». Parece que entre estos Filodendros ha
habido gran contusión. He oído decir, al Dr. Spbgazzini,
que una de nuestras especies está fundada con las hojas
de una y el espato (con escapo) de otra.
102, 456, 47. Asi debe ser.
102, 457, 1. Personadas y Escrofularineat son la misma cosa. T
vaya de Confr.
102,457,1. Confr.!
102, 458, 57, 3, 6, 21 . «Ficácea » está bien dicho, aunque otros
botánicos prefieran Ártocdrpeas ó Urlicdeeas, etc.
102, 458, 17. No lo dudo. Pero insisto en quela palabra emplea-
da es correcta, porque expresa mejor la idea que deseo in-
dicar. Adherirse no significa nada. Con goma arábiga,
cola, pega-pega, etc., se puede adherir, mientras que
«anastomosar» significa otra cosa, que se encuentra en
cualquier tratado de Botánica.
102,459.4. Esta nota es superfina. En la figura que representa
el bosque de Araucarias de San Pedro (Misiones) están am-
bos nombres.
AA. toe. CmT. AM. ^ T. XLVIH U
290 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
103, 460, 28. No señor; lo que he querido decir es lo que he dicho
y repilo : Pterideas, Tribu VI, Sub-órden II. Confr. Hoo-
KER y Baker, Synopsis Füicum, 1 868, pp. 9 y 1 1 3, gg. 21-33.
No parece sino que hubiera espulgado los nombres con
bastardilla, sin buscar el motivo de su. presencia, para de-
cir cualquier cosa del embuchado. Ahora se verá.
102, 460, 28. No he dicho, fíjese bien, que haya « Hypolepis » en
la República Argentina. Mi texto dice: «especialmente de
una Ptcrídea que no puedo reierir á ningún género, pero
que presenta afinidades marcadas con Hypolepisn^, Com-
pare mi descripción de la planta con lo que dicen Hooker
y Baker de aquel género y verá si hay ó no motivo para re-
ferirla con aproximación ó más. Encontrando después en el
catálogo de Nibderlein y en la obra de Hieronymus un CAeí-
lanthes radíala, so me ocurrió buscar su descripción, que
coincide bastante bien con la mia (Hooker y Baker, op. c.
p. 132, n. 5) y, cosa interesante, cuando por vez primera
describió Hooker la especie, la llamó Hypolepis radíala.
¿Eh? Y no es la única. Muchos de los Cheilanlhes fueron
primitivamente descritos como Hypolepis.
103, 460, 34. Sus apuntes no andan bien por el lado de la sinoni-
mia, y ese defecto es mucho más grave que el de decir
Cácteas ó Sola neas. Comparolas pinas de la planta que
describo (p. 460) con un fronda de Asplenium erectum. No
locitodel país, comoUsted escribe sin fijarse. Pero es que
el A. erectum es especie Argentina. Mis apuntes sobre los
Heléchos de este país estaban fundados en la obra de Hoo-
ker y Baker que le dan este nombre (p. 203^ n. 64). AI fí-
nal de la nota, dicen: «Kunze and Metteníus consider
this... to be the A. lunulatum of Swartz, \vhichis an older
ñame than ereclurnn^. Y con aquel nombre [lunulatum) lo
cita Grisebach en Symbolae, p. 344, n. 2243. La publica*
cíon del trabajo de Hieronymus me obliga á revisar todas
las notas mías sobre Heléchos. Haga usted lo mismo. Tam-
poco he dicho que exista en la República la especie IHeris
{üoryopteris) sagitli folia, sino que Kyle me entregó 4 We-
ris del subgénero Doryopterisy una de las cuales se parece
ala sagiltifolia (por la descripción). Usted me atribuye la
ortografía üoryopteris; es un error, porque asi eitá escri-
to en Hooker y Baker. Pero si trata de cambiar ese nom-
UNA CRÍTICA 291
bre porque Otto Euntzb lo escribe dé otro modo, analice
un poco la etimología, y verá que Dryopteris signifíca He-
lecho del bosque, nombre trivial, de Drys, dryos; mien-
tras que Doryopterís podría venir de Dóry, dóralos, tallo,
lanza, dardo, etc., aludiendo á la forma (por ej. sagitlifO'
lia) ó contorno de las frondas en este grupo.
103, 462, 5. « Arboresce » es una palabra muy elegante y que no
tiene nada de indecente. Es muy largo lo que usted pro-
pone. El castellano, con todas sus mojigaterías académi-
cas es un noble y generoso idioma que admite en su seno
toda palabra que haya nacido en pañales griegos ó lati*
nos. Y escribiré siempre glauco y arboresce aunque usted
piense otra cosa.
103, 462, 12. Volvemos á Nolhochlcena . Grisebach {Symbole,
p. 342) escribe Notholcena.
103, 462, 13. No señor; usted se equivoca de un modo muy feo.
No he querido decir lo que usted propone; ni lo he pen-
sado. Quiero decir lo que he dicho, es decir, géneros de
las tribus citadas. .En cuanto á que no tiene anotado
ningún Nephrolepis de la República Argentina, lo siento
mucho. En mi catálogo figura como de Buenos Ayresel
yV. cordifolia, Baksr (H. & B. op. c. p. 300, n. 1.).
103, 462, 13. Asi es. Error de imprenta.
103, 462, 17. En Viajes al Tandil y á La Tinta, en Actas de la
Acad. Nacional, T. V, cité como especie Argentina (que
no lo había sido antes) la Cassebeera triphylla. Así la de-
terminé por HooKER y Bakbr y siento mucho que le hayan
cambiado el nombre.
103, 462, 13 y 17. Anemia escriben Hookbr y Bakbr. No tengo
tiempo para averiguar por qué le parece á usted mejor
Aneimia. ¿ Porque Kuntzb no admite diptongos? ¿Y qué
me importa eso? Tanto peor para él y para usted. Si los
griegos modernos no hubiesen cambiado en is aquella
hermosa terminación clásica en ois, no hablarían la abo-
minable gerigonza actual.
104, 462. 17. Sí, es Dicksofíia. Error de imprenta/
104, 463, 9. un Sotaneas I
104, 464, 31. Aquí salió la «dilución». Ya me ocupé de esto
(Confr. 91.428, II).
104, 463, 46. Ho escrito en Castellano y está bien.
292 anülLes dr la sociedad científica argentina
104, 463, 46. Sinantéreas y Compuestas. Dale I
104, 465, 47 áceasl
104, 463, 47. Tropeoláceas I
104, 465, 47 áceas I
104, 466, 20. Muy bien. Con otra como esta... I
104, 466, 24. Asi es, con íh y nó con t.
104, 466, 23 áceasl
104, 466, 23. Mil gracias.
104, 466, 33, Té pampa. Confr.l
104, 466, 34. Ñandubay y Calden. Confr.
104, 466, 42. Debe decirse como he dicho : «sugirió» pretérito
perfecto de sugerir, y no « surgió » como propone, pues
sería un desatino. Además, en mi texto no dice « surgí-
rió » I Qué pisada 1 I
104, 466, 48. ...áceasl
105, 467, 48. Sinantéreas Con/r. Compuestas!
103, 466, 49. Oh I Esa Hydrocotyle es una Umbelifera, no una
Umbelíferas.
105, 467, 37. Otra vez las Enoléreas I
103, 467, 38. Híd rodea es en Español.
103, 470, 47. Perfectamente I
105, 472, 26. En efecto. Si la Cruziana no es sinónimo de la
regia, debía emplear aquí aquel nombre.
105, 468 á 474. Es cuestión de gustos, señor mió. Si usted pre-
fiere los vegetales que cita á esas páginas que yo he es-
crito, eso quiere decir que usted tiene más paladar en la
boca y yo en el cerebro. « No es solamente de pan que se
alimenta el hombre ». ¿Por qué habría de quejarme si
usted no tiene vista interior para entresacar todo lo cien-
tífico que se halla escondido en ese cuento de hadas? Qué
culpa tengo yo deque usted no entienda? Pero es inútil.
Agregar aquí una palabra sería como machacar en hierro
frió.
He terminado la revisión de sus notas. Puede continuar escri-
biendo otras. Las leeré, quizá ; mas nó las contestaré. Tan pesado
es lo uno como lo otro.
Si usted hubiese hecho una crítica en forma, dos ó tres páginas
habrían bastado ; pero ha escrito 39 de ellas, con 304 notas que
se repiten á veces hasta el cansancio.
DNA crítica 293
Mucho antes que usted, me escribió el Dr. Kubtz una carta cri-
tica. En una página manuscrita ha puesto más médula que usted
en sus 39 impresas. Ella será publicada cuando se me despeje la
cabeza de todos sus deeas y Confr, B y H., L. y M. y Otto Kuntzs.
Ahora reconozco, lleno de placer, que mi cerebro está bien aloja-
do: he podido resistir (como el Fram á los hielos) á sus 304 notas,
y abrigo la confianza de que no me faltará energía para cuando
usted publique sus 1500 páginas io folio que, no lo dude, con
cada Otto Kuntze y cada Confr. que usted les pondrá al pié, llega-
rán á loó 20.000.
Vuelvo á repetirle lo que le dije al comenzar. No he escrito para
botánicos, porque ellos pueden enseñarme. Lo hice para lectores
generales con más gusto literario que usted y que no hubieran
podido digerir su crítica si ella hubiese ocupado las páginas en
que se pasea libremente la imaginación de un artista, que tanto
disgusto le ha causado.
Tache lo que no sea correcto, y acepte un apretón de manos de
E. L. HOLMBIRG.
LA ACTUALIDAD
FÁBRICA NACIONAL DB SOMBREROS DEL SEÑOR CAYETANO DELLAGHÁ
Señor Presidente de la Sociedad Científica Argentina.
Como estaba anunciado, veríñcóse en la mañana del 10 de sep-
tiembre último la interesante visita de la Sociedad que Vd. preside,
representada por una numerosa concurrencia de sus socios, á la
fábrica de sombreros La Actualidad, de la que es propietario el se-
ñor Cayetano Dellachá.
Fué con esta la segunda vez que los miembros de esa Sociedad
han tenido ocasión de visitar este importante establecimiento indus-
trial, habiéndose efectuado la primera visita el día 12 de abril de
1891 . Con motivo de ella, los ingenieros doctor Marcial R. Candioti
y señor Miguel Iturbe, designados por la junta directiva, presenta-
ron un detallado informe al respecto, el que fué publicado oportu-
namente en los Anales de la Sociedad.
Comisionados los suscritos por la Junta Directiva para darcuenta
nuevamente de esta segunda visita, tenemos el honor de elevar al
señor Presidente, el presente informe, en el cual hemos creido con-
veniente, á pesar de la prolija descripción de los señores Candioti
é Iturbe, hacer una nueva exposición de la fábrica, detallando al
mismo tiempo las operaciones déla industria que en ella se desa-
rrolla, porque no solamente se han introducido desde la fecha de
esa primera visita hasta esta última, numerosas modificaciones
LA ACTUiUDU»
TiBta g*a«rRl de !• FábrloK
Biorltorlo* át U AdmlnlatrMolón
296 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tendentes al perfeccionamiento de los productos, sino también por
las vistas que agregamos, cuyos clichés nos fueron facilitados por
el señor Dellachá, á los cuales nos referiremos en el curso de este
informe, mostrando así con mayor claridad la verdadera importan-
cía del establecimiento.
La fábrica de que tratamos, situada en esta capital, en la manza-
na formada por las calles Uspüllata, Perdriel, Anchoris y Los Pa-
tos, tiene su entrada principal por el número llISde la primera de
éstas y ocupa una superficie total de trece mil metros cuadrados.
La fundación data de 1885, y la primera fábrica fué instalada en
Barracas al Sud, donde el señor Dellachá poseía la fábrica de fós-
foros en compañía de su hermano Cav. Ambrosio de Moncalieri.
El actual establecimiento, en el cual hay capitalizados alrededor
áedos millones de pesos, fué edificado á fines del año 1888 bajo la
inmediata dirección de su mismo propietario é inaugurado en el
mes de Octubre del año siguiente.
La parte edificada, que consta de varios cuerpos, ocupa una su-
perficie total de doce mil metros cuadrados, los que están distri-
buidos como sigue: dos mil en el subsuelo, seis mil en el piso bajo,
dos mil quinientos en el primer piso, y mil quinientos en el se-
gundo.
En el subsuelo se encuentran : el departamento de lavar la lana,
el depósito de las materias colorantes, gomas, etc., el depósito de
la lana lavada, el departamento para limpiar y cardar la lana y el
depósito de pelos.
En el piso bajo : la casa particular del señor Dellachá, los escri-
torios de la administración, el departamento para oarmenary cardar
la lana y embastir los sombreros de lana, el taller para la prepara-
ción y corte de los pelos; la separación y mezcla de los mismos, el
departamento para embastir los sombreros de pelo, el departamento
para la batanadura de los sombreros de lana y de pelo, el taller
para batanar á mano, los talleres para pulir y satinar sombreros
claros y negros, el departamento para amoldar los sombreros, el
departamento para la carbonización de los sombreros de lana, la
tintorería y el desecador, el salón de distribución y control, el
depósito de fieltros de lana y de pelo, el laboratorio químico, el ta-
ller para la preparación de la goma, las estufas y vaporizadores, el
motor y calderas, el taller mecánico y de carpintería, el depósito de
las materias primas, y la caballeriza y cochera destinada al uso del
establecimiento.
Lí ICTUAUDAD
Personal dlreotlvo, adminlatratlTo 7 téonioo
Orupo d» obreros de la Fabrica
AKAI.es he la SOCIBDAb aENTtriCA ARGENTINA
DepÓBito de lana y lavadei-o
LA ICTUiLIDAD
Taller d« onrd*s
Compreaora* do cnmpana* 7 batanam
300 ANALES DE LA SOCIEDAD CIEMTIFICA ARGENTINA
En el primer piso: los vaporizadores para los sombreros de lana,
los vaporizadores para los de pelo, taller de engomar y estufas, el
salón de prensar y terminar la apropiación de los sombreros, el de-
partamento para cortar los forros, el taller de costura á máquina y
á mano, el depósito del control y de distribución á las costureras,
el depósito del control y distribución para la apropiación, la
tipografía y litografía, el taller para las impresiones en seco y en
oro, el depósito de guarniciones y otros artículos para la confec-
ción de sombreros, el taller de embalaje, y el depósito para el des-
pacho.
Por último, en el segundo piso : el taller para preparar cajas y
otros artículos de embalaje, el taller para la confección de los
mismos y el depósito de artículos variados.
Empecemos el recorrido de la fábrica.
Se entra primeramente en un salón subterráneo, que es el lava-
dero de la lana y el depósito de ésta en bruto, y donde se conservan
también los pelos de varios animales, protegidos de la humedad y
del excesivo calor, que los alterarían, siendo la temperatura de esta
cámara casi constante. En uno de sus ángulos está el depósito de
lana sucia, grasicnta, en vellones obscuros y compactos. Frente á
este depósito, está el gran lavadero llamado /ema/dn, que consiste en
cuatro grandes piletas, unas á continuación de otras y sobre las qu i
están suspendidos peines de dientes largos y deforma especial, que
mueven hacia adelante la masa del líquido; estos depósitos están
llenos de agua caliente cuya temperatura decrece rápidamente de la
primera pileta ala última. La lana se echa f^n la primera pileta, donde
los peines la sacuden en el seno del agua y es colocada después por
estos lentamente sobre un plano inclinado, en el cual es tomada por
un aparato que la exprime ligeramente y la echa en la pileta inme-
diata con agua más limpia. De igual manera, pasa á la tercera y
cuarta pileta.
La lana debe ser exprimida, pero no comprimida, porque los fila-
mentos de su pelo harían de ella una masa inextricable, lo cual se
obtiene, poniendo la lana, como ha salido de la última pileta, en
secaderos centrífugos.
Cuando se extrae de estos secaderos, está todavía húmeda ; se la
acaba de secar extendiéndola sobre largas telas de alambre que se
introducen en cámaras cerradas en las que se hace pasar una co-
rriente de aire caliente. Estas cámaras se ven cerradas, á la dere-
cha del grabado.
LA ACTUALIDAD
C*iuM» d« oftrboiiliaol¿a
Tftllsr para pulir
AKAIES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Sopladoras de pelo
LA ACTUILIDAD
Nuevki maquin** ■!« flaltrar
Comprotora* pl*i
304 ANALES DE LA SOCIEDAD GIBMTfFIGA ARGENTINA
Por un largo corredor se pasa al segundo departamento, el de las
batidoras. La lana lavada y seca, se coloca primeramente en la
máquina carmenadora que le quita las pajas, abrojos, espinas, etc.,
mediante ciertos ganchos de que está provista.
Eliminados esos cuerpos, pasa á una primera batidora, máquina
provista de varios cilindros consecutivos munidos de dientes, y de
rotación encontrada, todos encerrados en una caja; esta máquina
abre las Obras de la lana v las extiende.
De esta pasa á otra batidora en que la lana es extendida en una
larga estera que la introduce sobre unos rodillos provistos también
de dientes, que concluyen el trabajo con más perfección.
Se pasa en seguida á los depósitos de pelo de varias clases, espe-
cialmente de nutria, donde se guardan y conservan éstos, ya pre-
parados y prontos para la fabricación de sombreros.
Pasamos ahora á un gran salón del piso superior en cuya ala iz*
quierda hay una fila de cardas y á la derecha otras más pequeñas y
que hacen les sombreros en su primera forma. Las cardas son las
máquinas que acaban de desenredar la lana, extenderla y unirla
formando un velo sutil y transparente, para lo cual están provistas
de una serie de cilindros erizados de puntas muy finas, de rotación
encontrada, que llevan la lana á un último cilindro liso, del que es
separada mediante un peine que está en movimiento alternativo,
yendo en forma de velo á envolverse en un gran tambor hasla for-
mar un espeso colchón.
Este colchón es cortado y llevado á las pequeñas cardas de con-
figuración idéntica á las anteriores, pero mucho más chicas, las
cuales trabajan nuevamente la lana transformándola en un velo aún
más fínoy sutil que antes, el cual descendiendo suavemente, seen-
vuelve en una forma que consiste en dos conos de madera, unidos
por su base y redondeados en sus vértices ; gira esta forma alrede-
dor de si misma apoyada sobre cuatro conos más pequeños, los que
girando también sobre sí mismos, imprimen el movimiento á aquel.
Cuando la lana se ha envuelto un cierto número de veces sobre la
parte media de la forma, que corresponde alas alas del sombrero,
empieza aquella á moverse suavemente en vaivén describiendo ar-
cos horizontales de círculos de unos 130 grados próximamente; con
este doble movimiento de la forma, queda ésta completamente cu-
bierta de lana, continuándose ese movimiento, hasta dar á aquella
la consistencia necesaria, siendo la parte que menos lana requiere
la que corresponde á la copa del sombrero.
LÁ ÁCTDAUDAD
T*ll«r p»r* enfurtir i
TBU*r p*rm prapkrar U foma y «nfomar
I. lOC CICIT. IRC— T. ILTDI
806 ANALBS DB LA 80GIBDÁD CIBHTÍFICA ARGENTINA
Concluida esta operación y detenida la máquina, se corta la lana
por la base de los conos, dando así dos grandes conos de lana, como
primera etapa del sombrero, que tienen 125 centímetros de cir-
cunferencia y 30 de altura, no debiendo exceder ni ser menor de
un peso determinado (80 á 90 gramos), lo que es verificado por
una persona especialmente encargada de este control.
Ahora, es necesario someter estos fieltros á una serie de opera-
ciones para obtener que toda esa lana suelta, plegándose v contra-
yéndose, quede perfectamente unida y adquiera á la vez gran con-
sistencia.
Para ello, se empieza por colocar los fieltros sobre una armadura
cónica, y cubiertos enteramente poruña campana de fundición muy
pesada que se adapta á la armadura y que forma parte de la misma
máquina ; de manera que el fieltro es comprimido en todas sus par-
tes por todo el peso de esa campana, la que tiene dos movimientos,
uno vertical alternativo y otro irepidatorio, y durante los cuales, la
lana de los fieltros es embebida con vapor de agua. Terminada la
operación, se levanta la campana y se extrae el cono, el cual se ha
reducido mucho, y tomado un aspecto idéntico al de los conos
de pelo.
Estas máquinas se llaman compresoras y las hay de dos clases,
las compresoras de campana, que son las descriptas, y las compre-
soras planas que veremos más adelante.
Retirados los fieltros de las compresoras son inmediatamente su-
merjidos en un baño de agua caliente, pasando después á los bata-'
neSy máquinas que tienen por objeto comprimir las formas y darles
mayor consistencia, reduciendo á un tercio las dimensiones primi-
tivas ; dos grandes martillos de madera golpean los fieltros alter-
nativamente, logrando así la renovación continua de estos, habien-
do tenido el cuidado previo de replegar hacia adentro la copa de
cada cono, porque siendo la parte más delgada, no resistiría esta
operación. Cada batán puede operar sobre 600 ú 800 formas á la vez.
Se ponen ahora sobre una armadura caliente, de la cual pasan á
un tirador ó abridor, máquina formada por un cono cortado h lo
largo del eje, cuyas mitades se separan mediante palancas adecua-
das y que tiene por objeto estirar interiormente lo que será después
la copa del sombrero.
Los fieltros son colocados posteriormente entre unos rodillos, los
cuales están provistos alrededor de su superficie de salientes circu-
lares en número de cuatro, que tienen un movimiento especial que
LA ICTOAUDAD
TkporUadorea
908 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
alisan el fieltro y le hacen desaparecer las impresiones del tirador.
Antes de terminarlas operaciones preliminares, se agitan toda-
vía en agua caliente, y envueltos después se les hace pasar rápida-
mente entre dos cilindros que se mueven en sentido contrario, ope-
ración que se repite un cierto número de veces, tantas como acon-
seja la práctica. La forma que presenta ahora un fieltro, es la de un
grueso cono de cartón, del espesor por lo menos de un centímetro.
De aquí se mandan á carbonizar^ operación que tiene por objeto
consumir en el fieltro lodo aquello que por casualidad pudiera en-
contrarse de impuro, como pajitas, pedacitos de madera, etc. Para
esto se sumerjen los fieltros en un bañode a^ua caliente, que contie-
ne cierto ácido en disolución, el cual, carbonizando las impurezas,
no ataca la lana, operación que se termina colocando los fieltros en
las estufas de carbonización, cuya temperatura es de 90^ Celcius.
Retirados de la estufa se lavan en agua fría y se ponen en un se-
cadero centrífugo. Se aplican en seguida á un cono redondeado en
su vértice y con salientes alrededor, en el cual se los estira hasta
que la parle superior adquiera la forma de esa armadura.
Después, pasan los fieltros á otro salón donde son alizados com*
pletamente, para lo cual se les adapta á otra forma colocada sobre
un pie que gira con gran velocidad, donde se les aplica papel recu-
bierto de polvo muy fino de piedra pómez ó de esmeril. Las partí-
culas que se desprenden durante esta operación son recogidas por
un aspirador neumático, que mantiene el aire del taller muy
puro. Pasan todavía los fieltros á las máquinas pulidoras en las
cuales adquieren ese lustre suave aterciopelado que les es caracte-
rístico, y por último, son mandados al depósito, junto con los conos
de pelo, de donde salen para otra serie de operaciones.
Tomemos ahora el sombrero de pelo, el que seguiremos hasta el
mismo depósito de los de lana.
Estos sombreros están formados por pelos de diversas pieles,
mezclados, siendo el mejor de ellos el de castor, pero su elevado
precio restringe mucho su empleo. Se utiliza principalmente la piel
de nutria, que se consigue con relativa facilidad, cuyo pelo es mez-
clado con los de las liebres de Francia y Asia y con los del conejo de
Escocia.
De las pieles desecadas y estiradas de los animales se recortan
ciertas partes inútiles, como el hocico y la oreja, y se cepillan en di-
rección contraría al pelo, para hacer sobresalir mejor las cerdas,
Ll iCTVlLtDAO
Tktler para nmoldar lombreroi
Socadorai a vapor
310 ANALES DE LA SOCIEDAD aENTlFIGA ARGENTINA
que se arrancan á mano. En seguida se les da un baño mercurial,
que tiene la propiedad de hacer que, en las operaciones que deberá
sufrir después, adquiera cierta facilidad de resbalamiento y pueda
reducirse de tamaño ; si ese deslizamiento del pelo fuera excesivo
bastaría agregarle pelo que no haya recibido ese baño.
Despuntadas las pieles y secadas de nuevo, se procede á separar-
les el pelo, para lo cual se emplea la cortadora. Consiste esta má-
quina en un cilindro giratorio que da unas mil seiscientas vueltas
por minuto, y sobre cuya superficie se encuentran aseguradas cua-
tro cuchillas helicoidales, las cuales en su movimiento pasan por
delante de otra cuchilla fija, que íormacon aquellas como si fuesen
tijeras. Dos cilindros acanalados hacen entrar poco á poco la- piel
entre las cuchillas, quedando ésta separada del pelo y cortada en
filamentos delgados, los cuales caen al suelo, en tanto que el pelo
es recogido, unido y desmenuzado.
Ahora hay que separarlo según su grado de fineza. Se hace esto
primeramente con las sopladoras y después con ventiladores, de las
cuales nos bastará describir uno.
Consisten en un conducto cerrado de cerca de siete metros de
largo, y de unos veinte centímetros de altura, cuyo fondo está tapi-
zado con un paño tosco. Sobre este conducto se encuentran seis
compartimentos como de un metro de altura y que comunican unos
con otros por su parte superior. El pelo se extiende en una estera,
la que en su movimiento, lo lleva hasta el conducto cerrado donde
es tomado por un ventilador, que lo lanza hasta la otra extremidad
por donde, entre dos paredes estrechas, asciende para recorrer los
compartimentos. Durante este trayecto, los pelos más gruesos son
retenidos por el paño de la cámara cerrada ; el resto que pasa á
los compartimentos va depositándose en éstos sucesivamente, sien-
do los primeros los más pesados. Concluida la operación se extrae
el pelo acumulado en el fondo de cada compartimento, de cuyas
varias calidades se hacen mezclas convenientes.
Hechas las mezclas, se pasa á otro compartimento, el de fieltrar,
es decir, aquel en que se ha de dar la primera forma al som-
brero. Las nuevas máquinas de fieltrar consisten en una especie
de cuarto redondo abovedado, con una puerta de cristal que per-
mite ver el funcionamiento en su interior, en el cual hay un pie
cuya plataforma gira rápidamente y tiene en su parte central un
agujero provisto de un aspirador, que produce una fuerte corriente
de aire; sobre esta plataforma se coloca una armadura de hilos
U UnUUDAD
Prcnaks bldrinltoai
TklUp pant U «prepUolAn
312 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
cobre tejidos de la fprma do un giupso cono redondfado en el
^vérl¡ce..üna obrera, coloca delante de un soplador, de que eslá pro-
vísla la ínáquinai^l pelo necesario para un fieltro, el que ha sido
pesado previamente; este pelo entra disperso por la parte superior
del cuarto y se deposita en la forma de cobre, atraído por la co-
rriente de aire del aspirador.
Terminado que sea el depósito de pelo, se abren las puerlas de
la cámara, y se moja el fieltro formado sobre el cono metálico,
con una fuerte lluvia de agua caliente que sale porun inyector ade-
cuado, operación que es necesaria para unir todo ese pelo, que de
lo contrario se desprendería por sí solo. El fieltro así formado,
presenta, como los de lana, menor espesor en la parte correspon-
diente á la copa del sombrero.
Sacados los fieltros de la forma de cobre, se doblan y se envuel-
ven de á cuatro en una lona y se llevan á un secadero centrífugo.
Exprimidos que sean, se desenvuelven y se llevan á prensar entre
unos rodillos revestidos de caucha, que tienen un doble movi-
miento, giratorio y trasversal, que les da mayor consistencia.
Después de esta primera compresión, los operarios los repasan y
examinan cuidadosamente, y si en alguna parte el velo es muy
sutil, le aplican otros, bastando que estén húmedos para que se
adhieran.
Se hacen ahora envoltorios de muchos conos de fieltro y se ponen
en una gruesa tira de caucho, atravesada por salientes paralelos,
la cual es extendida en un tablero inclinado y envuelta en cilindros
que exprimen los fieltros, los que pasando por toda la longitud de
esa tira, se los hace salir por la parte opuesla.
Para enfurtir esos fieltros, es decir, para reducirlos y darles ma-
yor consistencia, no se emplean los batanes á martillo ya descritos
al tratar de los fieltros de lana, sino que se llevan á las compresoras
planas^ máquinas compuestas cada una de catorce cilindros para-
lelos, dispuestos sobre un tablero horizontal, dotados de un doble
movimiento muy rápido giratorio y de trepidación. El cono de fiel-
tro introducido entre esos rodillos, es llevado hacia adelante sobre
el tablero, al mismo tiempo que se ve obligado el pelo á deslizarse
hacía la copa, espesándola, operación que se efectúa el número de
veces que sea necesario, hasta que se hayan reducido sus dimen-
siones á un tercio. Se termina esta operación pasándolos en frío
entre dos cilindros que los aplanan y alisan. Se secan y se someten
al afeitador.
LA iOTD&UMD
Tallar p«rft preninr lombrvroa duro*
Tallar para armar tombraroi duroi
314 ANALES DE LA SOQEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
El fieltro se pone así sobre una armadura y una lámina afilada
que se acerca cuanto se quiera, recorre todo el sombrero con un
rápido movimiento de vaivén transversal y el pelo que se despren-
de es tomado por un aspirador. En seguida, se sumerjen los fiel-
tros en agua caliente, se colocan sobre un píe y se comprimen por
el medio, de manera que venga á formarse en su alrededor un plie-
gue; se sumerjen de nuevo y se forma otro cono menor, sin alterar
el pliegue del contorno, y comprimiendo aún este segundo cono
del medio, se forma un segundo pliegue, concéntrico é interno a^
primero y asi sucesivamente hasta dejar un pequeño disco plano
en el centro. Ahora se alarga con la mano ese disco haciendo desa-
parecer el primer pliegue y cuando se ha alargado lo suficiente, se
coloca el fieltro en una forma compuesta de dos partes, se lo com-
prime alrededor hasta que quede hecha la copa, y concluido esto
se le ata con un hilo fuerte en la parte correspondiente á la cinta
del sombrero; después, vuelto á sumergir en agua caliente, para
poder extender el ala que deberá quedar plana.
Por último se seca, se alisan y se pulen, llevándolos después al
depósito, junto con los de lana, de donde se retiran, según los pedi-
dos, para las operaciones sucesivas que son muchas.
Pasemos ahora á la preparación de los sombreros duros, la cual
requiere una serie de operaciones especiales.
La primera operación, es la de engomarlos, para lo cual se re-
quieren dos baños sucesivos, uno para las alas y otro para la copa ;
siendo la composición de estos baños, el alcohol, la gomalaca y el
alquitrán en proporciones convenientes, cuya preparación se efec-
túa en barriles inclinados giratorios. Después del baño, se raspan
para sacarles el excedente de esa preparación, colocándolos en se-
guida en estufas especiales de alta temperatura, y vueltos al depó-
sito, donde se examinan cuidadosamente, preparados ya para las
operaciones siguientes.
De aqui pasan primeramente á la tiníoreria, donde se les da un
color determinado. Es este un amplio salón, en el cual se ven en
uno de sus extremos dos grandes depósitos llenos de tinta negra, y
sobre cada uno de los cuales está suspendida una gran rueda en
cuyos rayos se colocan enormes cantidades de sombreros. La rueda
así cargada, se sumerje una de sus mitades en la tintura, el tiempo
que sea necesario para el teñido y luego la otra mitad.
Después se colocan en un inmenso tambor de madera, de un me-
L4 &CTDAUDAD
Dapóslto do ffukmlaionei
Tftllvr d« Impranu j d* dorado
316 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tro de largo y de un diámetro de tres, cuya superficie cilindrica
está formada por varillas separadas unas de oirás por pequeños
intersticios. Mientras el tambor gira, se le echa adentro agua, pri-
mero caliente y después fría, que lava los fieltros, los cuales no se
retiran hasta que no salga el agua tan limpia como antes de en-
trar ; y aún este lavaje no es suíiciente, para lo cual hay una se-
rie de depósitos por los que deben pasar, con el objeto de separar
hasta el más pequeño exceso de tintura. Se concluye fijando el co-
lor con una goma especial.
Para darle la forma definitiva, hay varios sistemas. El fieltro hú-
medo se impregna de vapor y se pone primeramente en la máquina
que debe ensancharle la copa ; la armadura sobre la cual se pone
está formada por semicírculos que se cruzan y que dejan entre
ellos espacios vacíos que corresponden á una serie de varillas os-
cilatorias encorvadas hacia afuera que forman parte de una corona,
la cual descendiendo, obliga al fieltro á ensancharse, introducién-
dolo como pliegues en los vacíos de la armadura. Obtenido así el
ensanchamiento de la copa del sombrero se ensancha también la
parte que formará el ala, para lo cual se coloca en la armadura con
el ala sostenida por una corona de rayos^ los que alargándose y
contrayéndose, extienden el fieltro, obligándolo á ceder. De estas
máquinas hay varios sistemas más ó menos ingeniosos.
Después de estas dos operaciones, se pone el sombrero á recibir
la forma. Un procedimiento es éste : se pone en una horma metá-
lica, quedando el ala asentada en un plano circular ; en cierto mo-
mento, mientras desciende una corona que estira el fieltro sobre la
horma, una serie de dientes que se agarran del borde del ala ea
todo su contorno, estiran fuertemente á ésta ; durante esa opera-
ción, el aparato tiembla ligeramente.
En el otro procedimiento, el sombrero se introduce en una cavidad
con la copa hacia abajo, donde es en seguida calentado y humede-
cido con vapor ; se coloca entonces la horma y se le cierra con una
lapa provista de una tuerca que |!^rensa fuertemente el todo, dando
la forma al sombrero.
En fin, en los de lana, se da todavía la forma por el antiguo sis-
tema á mano ; colocado el fieltro en una campana de cobre que lo
calienta y humedece de vapor, no se le golpea, sino que con la
mano se le obliga á tomar la que se desea.
Recibida esta primera forma aproximada, por cualquiera de esos
procedimientos, se llevan á los secaderos ó estufas á vapor; estos
Lk ACTDIUDAD
Taller de t«i oaitur«ra>
Tallar de cartonería
318 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTlllA
están instalados en un salón cuyo piso está formado por varillas de
madera ; la construcción de ellos es tal, que sólo se pierde una pe-
queña parte del calor encerrado, y esto sólo mientras se abren ó se
cierran.
De aquí son llevados los sombreros primeramente á un salón, el
de aprestar, donde se les sumerje en soluciones de goma ó de cola
más ó menos densa, para que adquieran cierta consistencia, y des-
pués á un inmenso taller, de mucho movimiento por el gran
número de operarios que en él trabajan y por las múltiples
operaciones que se efectúan. A la derecha de este taller, se en-
cuentran instaladas una serie de prensas hidráulicas, destinadas
á dar al sombrero una última tensión, y que <ilcanzan á desarro-
llar una presión de unas treinta y cinco atmósferas ; en frente, ar-
marios abiertos por ambos lados llenos de hormas de metal del es-
pesor y solidez necesarios, provistas cada una desús accesorios para
las alas.
Estas hormas se colocan en las prensas con la copa hacia abajo,
y adentro de ellas los sombreros dejando las alas afuera ; en se-
guida se aplica sobre el ala de cada sombrero una corona de cuero
y encima una de bronce ; de la plancha superior de la prensa, cuel-
ga un sombrerete da goma ó de caucho, lleno de agua, que al des-
cender se introduce en el sombrero, apretando la plancha al mismo
tiempo las alas ; en este momento se abre una llave y la presión
hidráulica ejercida en el sombrerete, lo dilata y obliga al sombrero
á adherirse perfectamente contra las paredes de la horma.
Falla aun cortar el ala alrededor y darle una última forma, que
es el levantamiento y pliegue hacia adentro ; lo primero se efectúa
con una pequeña rueda cortante giratoria y lo segundo en hormas
de madera en las que se introduce la copa del sombrero, y que tie-
nen la forma del ala ; una prensa especial que comprime el todo,
deja estampada la forma.
Para terminarlo, hay que darle lustre y pulimento, lo quese efec-
túa con papeles de piedra pómez, planchas, papeles esmerilados, etc.
Esto para los sombreros blandos ; para los duros, las operaciones
aunque son semejantes, son un poco más complicadas respecto de
las alas, para cuyas operaciones el establecimiento posee máquinas
hidráulicas especiales, que los prensan y los arman definitiva-
mente.
Dejando terminadas así las múltiples operaciones en la confec-
ción de los sombreros, pasemos á recorrer algunas otras dependen-
LA ACTDALIDAD
Taller de embalaje
Taller meoáníoo
3S0 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
cias de la fábrica y á dar algunos otros detalles relativos á las dis-
tintas instalaciones.
Tenemos primero el depósito de guarniciones; una gran pieza
con estanterías en su alrededor donde se encuentran depositados,
paños, rasos para forros, cueros para tafiletes, etc. Después el ta-
ller de impre7ita y dorado con las máquinas y accesorios para todas
las necesidades del establecimiento. De aquí pasamos á un salón
donde se cortan los forros de los sombreros v á otro salón, el taller
de costuras á mano y á máquina, dispuestas éstas en filas paralelas
y cuyos movimientos se obtienen de la transmisión general de la
fábrica y regulados por un pedal. Un salón ocupa la cartoneria, en
la cual hay máquinas que cortan, arman las cajas, y ponen bro-
ches ; pasando de aquí á otro taller donde se revisten las cajas con
papeles de colores ; aquí es donde t^imbíén se confeccionan los
forros de papel de seda que han de revestir los sombreros para pro-
tegerlos del polvo. Se pasa después al taller de embalaje y depósito
para el despacho .
En un cuerpo aislado del edificio principal^ se encuentran insta-
lados, la herrería y taller mecánico, la carpintería y tornería, la
fundición de las hormas ; es aquí donde, bajo la direcííión de su ex-
perto propietario el señor Dellachá, se han hecho muchas de las
máquinas que funcionan en el establecimiento, donde se preparan
todos los elementos para los desperfectos que puedan ocurrir, ha-
ciéndose las reparaciones de las máquinas más complicadas y de-
licadas.
Anexoáeste edificio está la caballerizay cocheras necesarias para
el movimiento del establecimiento.
Cuenta también el establecimiento con un laboratorio químico^
donde se reconocen las materias primas, se analizan los paños y
fieltros de los sombreros, preparaciones de tinturas, etc.
Para la producción del vapor y fuerza motriz, el establecimiento
está provisto de un motor Ruston Proctor, de doble expansión
con condensador, con un volante de cerca de cuatro metros de diá-
metro, y de una fuerza de 150 caballos nominales; de dos calderas
Cornish y una mullitubular de Babcok y Wilcox, con una superficie
total de 300 metros cuadrados de calefacción- El consumo diario
de carbón CardiíTes de cuatro toneladas.
La fuerza motriz está distribuida por todos los talleres por medio
de un árbol que se extiende en una galería subterránea á lo largo del
edificio, y por otro árbol nórmala aquel, que comunica con todo el
LX ACTUALIDAD
Taller de carpintería
Laboratorio qutuiioo
AMALES DE tA SOCIEDAD CIEHTIfIGÁ ARGBHTINA
LA ÁCTÜAUÜAD 323
ancho del mismo. La transmisión total tiene una longitud de unos
trescientos metros y un peso aproximado de quince mil kilogramos.
El establecimiento posee un servicio completode aguas corrientes
y además un pozo semi-surgente, provisto de dos bombas que dan
setenta y cinro metros cúbicos de agua por hora, y una instalación
completa Gallet para la purificación del agua, que produce dos-
cientos cuarenta metros cúbicos por día. Un estanque de la capaci-
dad de cien metros cúbicos, situado á diez y siete metros del suelo,
distribuye el aguaé los talleres.
La producción diaria de la fábrica es de dos mil sombreros de
lana y mil de pelo» pudiendo elevarse, en caso de necesidad, hasta
cinco mil de los primeros y dos mil de los otros, á cuyo efecto se
puede disponer de la instalación completa de maquinarias, las que
se elevan á quinientas treinta, contando también los aparatos para
las varias elaboraciones. El número de obreros es alrededor de
quinientos, de los cuales, unos trescientos son hombres, y el resto
mujeres y niños hasta de la edad mínima de doce años.
No dejaremos, antes de terminar estas líneas, de hacer mención
de una nueva industria que el activo industrial señor Dellachá ha
establecido dentro de la misma fábrica. Nos referimos á la elabo-
ración déla goma y del caucho, con los cuales se fabrican diversos
objetos, como tubos, herraduras, jeringas, llantas para bicicletas,
telas impermeables, etc.
Para mostrar la bondad de los productos que salen de este gran
establecimiento, los que rivalizan ventajosamente con los europeos
damos á continuación una lista de los premios obtenidos, que ha-
cen un alto honor á su propietario el señor Cayetano Dellachá: cua-
tro grandes diplomas de honor en las exposiciones de Buenos Aires
en 1886(3* italiana), de Genova en 1892, de Turin en 1898, y Nacio-
nal en 1898, que fué el único en ésta para sombreros; una medalla
de bronce en la exposición de París en 1889; una medalla de plata,
especial del Ministerio de Industriasy rx>mercio del Reino de Italia
en 1 892, y cuatro medallas de oro, una de este Ministerio en 1886, de
Mendoza en 1885, de Buenos Aires en 1886 y del Paraná en 1887.
Dando así por terminada nuestra honrosa misión, saludamos
atentamente al señor Presidente.
Armando Homero. — Luis Miguens.
Bueoos Aires, NoTÍembre de 1899.
FABRICAS DE SOMBREROS Y DE TEJIDOS
DE LOS
Señores G. FRANGHINl y C^
Las fábricas de sombreros y de tejidos de los señores G. Franchini
j compañía están instaladas en un terreno de 10000 varas cuadra-
das, situado en el pueblo de Belgranoy rodeado por las calles Mon-
tañeses, San Martín, Blandengues yOlazábal, á media cuadra del
arroyo Vega. Los edificios ocupados han sido construidos especial-
mente para el objeto á que se les ha destinado, habiendo empezado
á funcionar las fábricas en el año 1 893, con algunas dificultades por
la falta de obreros competentes, que sólo la acertada dirección de
los señores Franchini y compañía pudo suplir, formando en su fá-
brica muchos de ellos.
Las materias primas empleadas en la fabricación son compradas
casi en su totalidad en el país ; lana virgen, pelo de conejo y de lie-
bre, cartón, etc.
Los artículos elaborados en estas fábricas son: sombreros (de to-
das formas) y tejidos de lana de todas clases : paños, frazadas, pon-
chos, mantas, etc. Esta elaboración ha alcanzado mucha importan-
cia, pues se fabrican actualmente más de 3500 sombreros (de pelo y
de lana) y de 1000 á 1200 metros de.tejido por día. Estos productos
han encontrado colocación fácil en este país así como en las repú-
blicas limítrofes del Paraguay, Bolivia y Uruguay.
Describiremos rápidamente las transformaciones que sufren las
materias primas para llegar á su estado final, empezando por la
fabricación de los sombreros.
Las materias primas empleadas son el pelo de castor, de conejo.
FABRICAS DB SOMBREROS T DE TEJIDOS 325
(le liebre, de niilria v la lana. Las cuatro últimas se obtienen en el
país; pero el pelo de castor y gran cantidad de pelo de conejo y de
liebre se importan del extranjero.
La elaboración de los sombreros es distinta, según se trate de som-
breros de pelo ó de lana. Para los primeros se empieza por mezclar
las distintas clases de pelo en las proporciones determinadas, las
cuales varían con la calidad del sombrero que se quiere obtener.
Una vez mezclados los pelos, se pasa esta mezcla á las batliseuses,
en donde se hace el fieltro para lo cual el pelo cae suavemente á
impulsos de una corriente de aire, y en la cantidad necesaria, sobre
un cono metálico al cual rodea completamente; este cono está lle-
no de agujeros pequeños, por los cuales se^produce una aspiración
á causa de otra corriente de aire que tiende á hacer el vacío en el
interior del cono metálico. Esta aspiración hace que los pelos se
adhieran al cono, y como al mismo tiempo cae una fina lluvia de
vapor de agua, se tiene al cabo de un cierto tiempo (30 segundos
generalmente) una capa espesa de pelo: embastidura.
Los (ieltros se retiran de los conos donde se han formado j se so-
meten inmediatamente á un esprimido á mano, envolviéndolos en
gruesos palotes y haciendo girar estos sobre una mesa apretando-
los,y en seguida á uno mecániro, con lo cual se les quita el agua que
contenían y se les da mayor consistencia.
Las embastiduras pasan entonces á las máquinas de abatanar en
las cualns son comprimidas y estregadas fuertemente por la acción
de numerosos cilindros (¿2 en cada máquina) que poseen un mo-
vimiento circular y otro trepidalorio y que se mueven dentro de
agua á diversas temperaturas. Debido á la compresión que sufren
las embastiduras en estas máquinas, disminuyen considerablemen-
te de grandor hasta tener el necesario para la confección del som-
brero y aumenta su espesor y consistencia. En seguida van á las po-
mezadoras, que es una forma sostenida por un eje vertical giratorio
donde el fieltro os alisado con papel de lija graduado, pasando
luego los fieltros á la sección de tintorería, donde se les da el color
necesario, introduciéndolos en calderas de dobles paredes que con-
tienen el liquido colorante calentado por una corriente de vapor de
agua que circula entre las paredes de la caldera. Después de cierto
tiempo se sacan los fieltn^s y se dejan secaral aire; se introducen
nuevamente en el baño colorante, se vuelven á secar, y se repite la
operación seis ó siete veces para que el color penetre bien casi toda
la masa del fieltro. Los colorantes usados son la alizarina y colores
326 ANALES DB LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
vegetales y en ciertos casos antes de teñir los fieltros se les expone á
la acción de un mordiente, empleándose como tal el ácido clorhí-
drico diluido.
Después de teñidos, se lavan los fieltros, se vaporizan y se secan
primero en estufas especiales y luego en el secadero general, gran
aparato de tres pisos situado sobre la sección de generadores de va-
por de la fábrica y en el que se aprovecha el calor de estos para se-
car los sombreros. Los fieltros, una vez secos, se colocan en gran-
des campanas donde se les da un baño de vapor de agua y pasan en
seguida al taller de conformación, en el que por medio de prensas
hidráulicas se les da la forma que se desee, se alisan nuevamente,
se recortan las alas y llegan finalmente al taller de guarniciones, en
el cual se les coloca forro, ribete, cinta, etc., etc.
Concluidos ya los sombreros son acondicionados en cajas y pues-
tos en depósito..
En cuanto á la fabricación de los sombreros de lana se empieza
por lavar la lana en una máquina Leviathan ,se le quita las impu-
rezas que pueda tener cardándola, y se hace pasar por máquinas
especiales de las que sale bajo forma de tenue tela, la cual se en-
vuelve al salir en un aparato formado por dos conos unidos por sus
bases, aparato que gira alrededor del eje común de los dos conos y
que se mueve por un mecanismo apropiado de modo que la lana se
reparte uniformemente sobre la superficie del aparato, formando
dos capuchones unidos por sus bases y que constituye cada uno
una embastidura. Se separan éstas y se pesan para quitarles el ex-
ceso de lana que puede haber.
Estas embastiduras se someten dos veces á un prensado mecáni-
co y se llevan en seguida á los batanes ó fulones, donde dos grandes
martillos los golpean haciendo que su espesor y tamaño disminu-
yan considerablemente hasta adquirir la solidez necesaria. La for-
ma especial de los martillos hace que los sombreros golpeados se
renueven solos de modo que todos son comprimidos. Después de
esto so redondean las puntas de las embastiduras por medio de pe-
queñas máquinas, se alisan las superficies y pasan á ser teñidos
los sombreros. Esta operación así como las siguientes son casi
iguales á las que sufren los sombreros de pelo después de ser teñi-
dos, con pocas variaciones.
La casa posee un taller especial de cartonería é imprenta anexo
á la fábrica, en el cual se hacen las cajas para los sombreros, le-
treros, etiquetas, y lodo loque atañe á esas ramas. Hay además
Fabricas de sombreros y de tejidos 327
un taller de hormas, en el que se Tunden las hormas de zinc para
la conformación de los sombreros, y uno de carpintería.
La fábrica de tejidos de lana se. halla instaladaen un edificio
contiguo al que ocupa la fábrica de sombreros.
La materia prima es la lana virgen que se consigue en el país,
y que antes de ser empleada es perfectamente lavada en un baño
de agua con jabón ó soda, en seguida es secada, batida y cardada,
después de lo cunl pasa por una carda especial de la que sale bajo
forma de cinta. Estas cintas se hacen pasar sucesivamente por
otras cardas que doblan las cintas reduciéndolas á cordones resis-
tentes de lana. Estos cordones pasan á las máquinas de hilar que
son cuatro con quinientos husos cada una. Los hilados que se
obtienen van unos á las urdidoras mecánicas que forman la cadena
de hilos de los telares y otras máquinas especiales para hacer las
madejas que se ponen en las navetas délos telares. Preparadas las
cadenas v las navetas funcionan los telares de los cuales la fábrica
posee más de setenta y muchos de ellos telares Jaccard.
Los tejidos se tiñen en seguida si se les ha de dar algún color,
se lavan y pasan á los fulones en los cuales deben pasar rápida-
mente por un espacio relativamente estrecho para su ancho con lo
que el tejido encoge mucho (un tercio de su longitud próximamente)
al mismo tiempo que adquiere una gran resistencia y se hace mu-
cho más durable. Como los tejidos al pasar por los fulones se su-
merjen en un baño de agua con jabón, son lavados al sacarlos de
esas máquinas pasando inmediatamente á sufrir la cardadura. Esta
operación tiene por objeto levantar las extremidades délas fibras
y tenderlas todas en un mismo sentido, lo cual se consigue hacien-
do pasar ol tejido: frazadas, franelas, etc., sobre un cilindro de
madera que gira rápidamente y cuya superficie está totalmente cu-
bierta por las cabezuelas espinosas de una dipsácea.
Estos tejidos, una vez secos, se someten á una tundidura con el
objeto de reducirlos aun espesor determinado, y son planchados
en seguida.
En cuanto á los paños una vez teñidos, lavados y secados se tun-
den por medio de f'ilindros con cuchillas helicoidales de acero, pa-
sando luego á las máquinas de somallarque queman las fibrillas
aisladas de lana. Se les da lustre entonces planchándolos, para lo
cual se les hace pasar entre dos cilindros que los comprimen fiior-
tcmente, terminando con esto la fabricación do paños. Estos son lue-
go cortados y dispuestos en piezas de díferonics tamaños.
328 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Las dos fábricas anteriores disponen de una fuerza naolriz de 400
caballos, producida por cinco motores. Cinco calderas generan el
vapor necesario para el nnovimiento de estos motores así como el
necesario para los departamentos de abatanar y prensar los som-
breros, para el lavaje de la lana, paralas campanas de vapor y
para las secciones de tintorería.
Sobre las calderas y aprovechando el calor de éstas se ha ins-
talado el secadero general de sombreros.
Hay además dos dinamos: uno de 500 lámparas y otro de 200 (de
16 bugías cada lámpara), que dan la luz necesaria á las dos fábri-
cas).
Para arreglar lodos los desperfectos que pudieran ocurrir en las
numerosas máquinas del establecimiento, la casa dispone de un
taller mecánico. Posee también un taller de carpintería.
En las mismas fábricas se encuentran los depósitos de las ma-
terias primas, así como el de manufacturas.
En los dos establecimientos trabajan 800 obreros (450 hombres,
250 mujeres y 100 niños varones).
Con la rápida descripción hecha de las fábricas podemos darnos
cuenta de la importancia del establecimiento de los señores G. Fran-
cliini y C% establecimiento que se avalúa en conjunto en dos y
medio millones de pesos moneda nacional.
Luis B. Laporte.
NOVA ADDENDA
AD
FLORAM PATAGONIGAM
AUCTORB
CAROLO SPEGAZZIXI
(PAR8 I)
244. Erigero» semiahplbxicaulis Mey. =Gay, Fl. Chil., IV, f. 28.
Hah. Non rarus in uliginosis secus Rio San^a Cruz, Febr. 1882
(C. S.)elOct. 4897 (V. R.).
Obs, Huc pro parle perlinel A. scorzonerifolius (Rmy) Speg.,
IMant. Pal. austr. n. 176.
245. Erigeron Remyanüs (Rmy) Speg. = Gay, Fl. Chil., IV, f. 25
(sub K. myosotis Rmy).
Hab. Non rarus ín sabulosis editíoribus Insulae Pavón in Rio S.
Cruz, Febr. 1882 (C. S.).
Obs. Capitula saepius solitaria acrogena (6-7 mm long. = 8-10
mm (iiarn.), achaeniisangustis (3 mm long.) laxo puberulis,
pappum rufescentem aequautibus, ligulis lilacinis parum
oxerlis. Folia radicalia obovata v. spathulata, ápice latissime
rotundata, submucronulala v. subretusa utrimque subcane-
scenti-hirtella.
246. CoNYZA ALBiDA Wild. = DC, Pr. V, f. 378.
Hab. Non rara in praeruptís dumetosis secus Rio Negro, Febr.
1898 (C.S.).
330 ANALBS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
247. CoNYZA CHiLBNSis Spr. = DC, Pr. V, f. 378.
Hab. Yulgata ubique praecipue sub umbra arbuscularum secus
Rio Negro, Jan.-Febr, 1898 (C, S.).
248. Tessaria absintioides DC, = DC, Pr. V, f. 457.
Hab. Rarissima; semel tantum inyenia in Isla de Crespo prope
Carmen de Patagones, Febr. 1898 (C S.).
249. PsiLOCARPHUS GLOBULiFERUS (DC) Speg. = MicTópus globuHfefus
DC, Pr. V, f. 460. — Bezanüla chilensis Remy in Gay, Fl.
Chil.IV, f. 109.
Hab. Non rarus in aridis denudatis secus Rio Sania Cruz, Oci.
1897 (V, B.) et secus Rio Sehuen, nec non prope Chonkenk-aik
secus Rio Chico, Febr. 1898 (C A.).
250. MiCROPSis nana DC = DC, Pr. V, f. 460.
Hab. Non rara in campis inter caespites graminacearum secus
Rio Negro, Febr. 1898 (C S.).
251. Chevreülia stolonifera Cass. = DC, Pr. VIL f. 45.
Hab. Non rara in pulvinulis herbosis ad ripas Rio Negro, Jan.
el Febr. 1898(C S.).
252. Faceus apicülata Cass. = DC, Pr. VII, f. 47.
Hab. Frequens in fissuris rupium ad ripas Rio Negro, Febr. 1898
(C S.).
253. AcHYROCLiNE saturbioides (Lam.) DC. = DC, Pr. VII, f. 22(1.
Hab. Non communis in campis fertilioribus siccis ad ostia Rio
Negro, Febr. 1898 (C.S.).
254 Gnaphalium filagineum DC = DC, Pr. VI, f. 75. — Gay, FI.
Chil. IV, f. 232.
Hab. Vulgatum in campis sabulosis et aridis Eman-aik secus Río
Chico (C A.) et ubique secus Rio Negro, Febr. 1898 (C S.).
255. Ambrosia tenuifoua Spreng. = Bkr, in Mart., FI. Bras.,
fs. XCIII, f. 152.
Hab. Vulgata ad ripas et in insulis sabulosis et uliginosis secus
Rio Negro, Jan. et Febr. 1898 (C S.).
IfOY^ ÁODENDA AD FLORAM PATAOONICAM 331
Obs. Rhizomata ienuia subíilíformia alba, glabra, remote nodu-
losa ac ramosa, profunde delitesceniiay hinc inde tubérculos
ellípsoideos concolores, pisi v. aTellanaemagnitudine,gerentia.
256. Xanthium ambrosioidks Hook. & Arn. = Walprs, Rep. II, f. 153.
Hab. Hinc inde sporadice ín campis secus Río Negro, Febr. 1898
(C. S.).
257. Xanthium itaucum Mor. = DC, Pr. V, f. 523.
Hab. Non rarum ad marginem hparum Rio Negro, Febr. 1898
(C. S.).
258. Xanthium spinosum Linn. = DC, Pr. V, f. 523.
Hab. Frequens ad víarum latera et secus ripas Rio Negro, Febr.
1898 (C.S.).
Obs. Fructus lorrefacti, ut íllí Coffeae arabicae, ad potum coníi-
cíendum adhíbunturl
259. Verbesina austraus (Hook. & Arn.) Bkr = Bkr, in'Mart., Fl.
Bras.,fs. XCni, f. 216.
Hab. Vulgata hinc inde praecipue secus ripas Rio Negro, Jan. et
Febr. 1898 (C. S.).
260. Spilanthes arnicoidss DC. var. leptophylla (DC.) Bkr. := Bkr.,
in Mrt., Fl. Br., fs. XCIII, f. 234.
Hab. Non rara hinc índeín campis etad ripas Río Negro, Febr.
1898 (C.S.).
261. TuBLESPEBMA MEGAPOTAMicux (Spr.) OK. = OK., Rcv. gen. pl.y
n, 2, f. 182.
Hab, Vulgatissimum in franosis secus ripas Rio Negro, Febr.
1898 (C. S.).
262. Htmenathbrux belenidium DC. = DC, Pr. VII, f. 292.
Hab. Non rarum ín colliníssaxosis et pirosis secus Río Negro,
Jan. el Febr. 1898 (C S.).
263. Tagetes glandulifera Schr. = DC.^ Pr. V. f. 644.
Hab. Snt frequens in cultis v. circa tuguría secus Rio Negro,
Febr. 1898 (CS.).
333 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
264. Gaillardia scabiosoides (Arn.) Grisb. = Grisb., Symb. ad Fl.
Arg., f. 199.
Hab. Vulgatá in aridís praecipue sabulosís secus Río Negro,
Jan. el Febr. 1898 (C. S.).
Obs. Species folíorum forma máxime luderHta^ adestintegrifolia,
donlata pinna^ifída et bipinnntifida; capitula semper longe
podunculala erecta discoidea ílava.
265. Hyhenoxys anthemoides Cass. = DC, Pr. V, f. 661.
Hab. Non rara ín uliginosís sálsis, ad margines salinarum prae-
cipue, secus Rio Negro, Jan. et Febr. 1898 (C. S.).
Obs. Pili achaeniorum bícuspidati I
266. Anthemis cotui.a Linn. = Speg., Planl. austr., n. 199.
Hba. Non rara in pratis et insulis edilioribus secus Rio Negro,
Jan. etFebr. 1898 (C. S.).
267. Artemisia magellanica Sch. Bip. = Speg., Plant. Pal. austr.,
n. 201
Hab. Non rara in pratis subuliginosis propeLa^o 0/anco, Chubut,
Nov. 1898 (n. 146, Koslowsky).
(Continuará).
MISCELÁNEA
La determinación de la posición g'eofcri^ttca de San Ra-
fael ^provincia de Mendoza).— La Indivisión del estado mayor general del ejércilo
determinó la posición geográfica de San RaficL en el mes de marzo de este año.
Se refiere la posición determinada al pilar de manipostería que se encuentra en el
palio de la municipalidad.
La determinación fué hecha con un instrumento de pasos acordado de la casa
Breilhaupt é hijos de Cassel» que tiene un poder amplificador de 55 diámetros, y
puede ajustársele un nivel muy sensihle perpendicular al eje, como también Kirar
el micrómetro en el ocular de 90^ para poder usar este instrumento para la de*
terminación de la latitud por el método Talcolt-Horrebow.
La latitud fué determinada por este método ; la longitud, cambiando señales de
péndulo por el telégrafo con el observatorio de Córdoba.
Para esta última operación se disponía de un péndulo de compensación de
mercurio, con contacto eléctrico, de ia casa Hawelh de Viena, y de un cronógrafo
construido en los talleres del telégrafo nacional.
El instrumento fué instalado en una carpa que tiene una abertura de 1 metro
de ancho, de manera que estando esta última destapada, el instrumento quedaba
casi al aire libre.
El péndulo fué instalado en una pieza que se hallaba cerca del lugar de la
carpa en donde fue también instalado el cronógrafo. En la carpa se oían en un
pequeño reíais los golpes del péndulo para observaciones al oído, y se instaló un
cronómetro de Bond, también de contacto elMrico, pero el cual no se usó.
La latitud fué observada por el método de llorrebow-Talcolt.
Se eligieron veinte parejas de estrellas, cuyas declinaciones se tomaron de los
siguientes catálogos :
Catálogo general argentino, 1875.
Catálogo del Cabo de Stono. ]880.
Catálogo del Cabo de Gilí, 18X5.
Second Melbourne Catalogue, 188()
Catálogo de Greenwich para ISK).
Catálogo de Washington Yamal I para 186().
En el catálogo de Córdoba están todas las estrellas que se han usado ; en el
334 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
catáldgo de Stone casi todas, y solamente algunas en los demfts. Las declinacio-
nes se han calculado teniendo en cuenta el número de observaciones de cada
catálogo, y teniendo en cuenta los movimientos propios que á las diferentes es-
trellas asignan los catálogos.
El valor de una división del nivel fué determinada cuidadosamente durante la
operación, varías veces, y se ha usado un valor medio en el cómputo.
El largo de la burbuja, en toda la operación, ha sido 20 divisiones, y el nivel
casi siempre se ha tenido en las mismas divisiones en cada pareja de estrellas.
El valor de una vuelta del tornillo micrométrico fué determinado con mucho
cuidado, así como el error periódico y progresivo del mismo, y se halló para el
valor de una revolución del tornillo :
81 '655 do 0*21.
El error progresivo y periódico es4á suicitoCemente representado por la ex*
presión :
— 0"031 +• 0^28 sen a + 0.023 eos a,
siendo a el valor angular de la revolución.
En las observaciones se han bisectado cinco veces cada estrella entre los hilos
fijos del retículo, y con la distancia ecuatorial conocida de los mismos se ha
corregido el promedio de las cinco bisecciones por la curvatura del paralelo, y
después se le ha aplicado la corrección por el tornillo y nivel.
De las 20 parejas se hicieron 78 observaciones, para las cuales en la reducción
de las declinaciones medias á las aparentes, se ha tenido en cuenta el término
lunar.
El error medio de una pareja, una vez observada, es de casi :i: 0*80, lo que
es algo fuerte, pero debe atribuirse á las declinaciones no muy seguras aun de
muchas de las estrellas, y en parte debe contribuir una no completa eliminación
del error del tornillo por la expresión de más^arriba, pero que en promedio gene-
ral seguramente está casi del todo eliminado.
Los valores obtenidos son :
Numero de parejas
Numero
de observaciones
1
34^34 '60*22
3
2
60.87
3
3
59.59
3
4
58.22
3
4'
58.71
60.86
1
5
3
6
60.16
4
7
60.27
4
8
59.95
4
9
59.98
61.01
5
10
5
11
59.62
4
12
59.64
4
MISCELÁNEA
Numero de pai*c|jaa
Numero
de obeervaciones
13
60.41
3
14
59.33
59.95
58.09
59.37
58.44
2
15
4
16
3
17
3
18
3
19 ,
59.08
59.35
2
20
2
335
Para la formación del promedio se dio un peso á cada ¡pareja que resulta dei
error de declinación de cada estrella j del número de observaciones de cada
PAHUA.
Es la latitud definitiva del Pilar en San Rafael :
34034' 59*95 ± 0*05.
En otra oportunidad nos ocuparemos de la determinación de la longitud.
bibliografía
I. — INGENIERÍA
Comisión del Ferrocarril intercontinental. — Intercontinental Rail-
-way Comxnission.
Volumen I. Tomo I. Informe general de las transacciones de la comisión y
DE LOS ESTUDIOS T EXPLORACIONES VERIFICADOS POR SUS INGENIEROS EN CeNTRO Y
SuD- América, 1891-1898.— A condensed report of the transaitions of the
COMMISSION AND THE SURVEYS AND EXPLORATIONS OF ITS ENGINEERS IN CeNTRAL AND
South America, 1891-1898. — Washington, 1898.
Volumen I. Tomo II. Informe sobre los trabajos de exploración y estudios
practicados por el cuerpo N' 1, EN Guatemala, el Salvador, Honduras, Nica-
ragua Y Costa Rica, 1891-1893. — Report of surveys and explorations made
bt corps N* 1 IN Guatemala, el Salvador, Honduras, Nicaragua and Costa
Rica, 1891-1893. — Washington, 1898 (con un atlas de mapas y perfiles).
Volumen II. Informe sobre los trabajos de exploración y estudios, prac-
ticados POR EL CUERPO N* 2 EN CoSTA RiCA, COLOMBIA Y EcUADOR, 1891-1893.—
Report of surveys and explorations made bt corps N* 2 in Costa Rica, Co-
lombia AND Ecuador, 1891-1893. — Washington, 1896 (con un atlas de mapas
y perfiles).
Volumen III. Informe sóbrelos trabajos de exploración y estudio practica-
dos POR EL CUERPO N* 3 EN EL EcUADOR Y EN EL PERÓ, 1891-1892. — RePORT OF
Surveys and explorations made by corps N* 3 in E^iuador and Perú, 1891-1892.
— Washington, 1895 (con un atlas de mapas y perfiles) ¡1).
(1) Tratándose de una obra tan extensa como la presente, que comprende cuatro roag-
nf fieos tomos de texto en inglés y español, profusamente ilustrados, y tres grandes
carpetas de mapas, planos y perfiles, consideramos que no nos sería posible presentarla
mejor á nuestros lectores que traoscribiendo íntegro el interesante articulo escrito sobre
dicha obra por Uno de los miembros de la delegación argentina en la conferencia de
Washington, el ingeniero Miguel Tedín, quien lo ha publicado en el número 91 de la
Revista Técnica, aparecido el 30 de septiembre del corriente año.
No pueden ser más atinadas las conclusiones que formula el ingeniero Tedín, con su
reconocida competencia en la materia.
BIBLIOGRAFÍA 337
En el mes de febrero de 1891 se reunió en la ciudad de Washiogion la delega-
ción de las repúblicas americanas, con el objeto de tralar del proyecto de ligar-
las por medie de una vía férrea, que servirá para estrechar sus vínculos políticos
y desarrollar sus intereses materiales, según había sido resuello por el Congreso
Pan-Americano reunido en la misma ciudad el año anterior.
Estuvieron representadas en aquel acto las repúblicas Argentiua, Brasil, Colom-
bia, Ecuador y Perú, Guatemala, Méjico, Paraguay, Salvador, Estados Unidos,
Uruguay y Venezuela, y en las conferencias que celebraron sus delegados se re-
solvió nombrar tres comisiones ó cuerpos de ingenieros con el objeto de que es-
tudiasen y trazaran una linea que uniera los principales centros de población y
de comercio, del Norte, Centro y Sud América; debiendo ser este estudio no de
carácter definitivo, sino preliminar ó de investigación, y ser acompañado de me-
morias descriptivas y presupuestos aproximativos de] costo de la línea : debiendo,
sin embargo, completarlo con más extensas exploraciones y estudios cuando las
cr»ndiciones del país lo exigieran y su probable desarrollo futuro indicase la ne-
cesidad.
Las comisiones se componían de un ingeniero jefe, tres ayudantes, un médico
y demás personal administrativo necesario para esta clase de campañas ; ha-
biendo sido designados oficiales del ejército de los Estados Unidos para desem-
peñar aquellas funciones.
Las instrucciones generales dadis á los ingenieros fueron las siguientes :
1* En las exploraciones el inf^eniero jefe procurará seguir en cuanto fuese po-
sible y practicable la ruta {general indicada por la Cotuísión de Trazados : pu-
dieu'io, sin embargo, alterarla siempre que el estudio del terreno y los informes
que obtuviera, le autorizaran á creer que los intereses técnicos y económicos que-
darían mejor servidos eligiendo otra.
¿* Estos estudios se harán con toda la precisión que sea necesario, á íin de ob-
tener los datos indispensables para levantar un mapa topográfico de la ruta y de-
signar **n él la línea escogida y para hacer un perfil de ella. Se tomarán tam-
bién notas :
a) í)e la topografía general de las comarcas atravesadas:
6/' De las diferentes formaciones geológicas;
cj De la naturaleza del suelo, condiciones del clima, agricultura y otras in-
dustrias;
dJ De la población;
e De los materiales de construcción en ellas existentes y que puedan ser apro-
vechados.
:)* Para todas las medidis deberá emplearse el sistema métrio. Para los pla-
nos Ke adoptará la escala de 1:24000, pira loi perfiles correspondientes á la líoea
estudiada la de 1:34.000 en lo horizontal y 1:2400 en lo vertical
La primera comisióup teniendo por jefe al Capitán Edgar /. Stéever tuvo en-
cargo de estudiar la América Central, desde la frontera de Méjico y Guatemala
hasta la de Costa Rica y el Ecuador : la cual provista de los elementos necesario»
p ira observaciones astronómicas, pudo determinar las coordenadas geográficas
de los principales puntos de la región á su cargo. Además, verificó la triangula-
ción de la faja de terreno entre la frontera mejicana y el volcán de Motanibo eo
Nicaragua, empleando para ello un teodolito de tránsito, modelo de montaña,
con limbo azimutal y círculo zenítal de 4^ de diámetro y nonius^de 1^ de divisióo.
AH toe. CldVT. AR6.~ T. XtVIll 29
3J8 AXiLLES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Las observaciones, repetidas por series, permitieron computar con bastante
exactitud.
Los azimuts de las líneas de triangulación se determinaron haciendo una serie
de observaciones por "^el método de las alturas correspondientes del sol y del
mismo modo se determinó la variación de la aguja magnética.
Una base astronómica se estableció, midiendo una distancia y empleando para
ello el teodolito y la estadia. La base medida, de 8,6 millas, dio otra base astro-
nómica de 111,76 millas, que se adoptó como base trigonométrica de la triangu-
lación. Las altitudes de los picos ocupados fueron deducidas de los ángulos de
elevación medidos reciprocamente y de observaciones practicadas con el baróme-
tro de mercurio y los aneroides, siendo casi iguales los resultados obtenidos por
uno y otro método.
La línea principal fué levantada coa el teodolito, determinando las distancias
horizontales por medio de la estadia y deduciendo por el mismo método las alti-
tudes de los puntos ; observando los ángulos de elevación y depresión y compro-
bándolos después por medio del barómetro aneroide y en algunos casos con el
de mercurio.
En algunas partes donde el espesor de los bosques tropicales qo permitía la
aplicación de estos medios se le sustituyó por el acústico para determinar la di-
rección y las distancias por el sonido. Giras líneas se trazaron por medio de la
brüjula y do la estadia.
Partiendo del pueblo de Ayutla, en la frontera de Méjico y Guatemala, la línea
trazada sigue la dirección de la costa del mar, elevándose á media altura antes
de llegar á la altiplanicie de esa región ; os decir, que pasa por la zona destinada
al cultivo del café y encuentra las ciudades de Rehtbulen, San José y Santa Lucí.*)
en Guatemala ; Acayutla, Santa Ana, San Vicente, San Miguel y San Salvador o?»
la República de este nombre : y desciende hacia el mar, en Corinto, León, Ma-
nagua, Granada y Rivas on Nicaragua, para llegar al rio Golíito en Costa Rica.
La mayor elevación que alcanza la linea trazada en esta región es de 212*2 píes
en Santa Ana del Salvador.
La distancia total, desde Ayutia hasta el río Golíito, es de 1043 millas ó sean
1678 kilómetros, de los cuales están construidos sólo 340 kilómetros; quedando,
por consiguiente, para construirse 1338. con un costo aproximado de 17.154.517
pesos oro por obras de albañilería, nivelación y puentes.
La segunda Comisión, á cargo del ingeniero Wiliiam P. Shunk, tuvo encargo
de estudiar la región comprendida entre la ciudad de Quito en el Ecuador y Co-
lombia, á lo largo del Istmo de Panamá, hasta ligar su trazado con el de la pri-
mera Comisión que lo terminó en el río Gollito en Costa Rica. La línea proyec-
tada corre á lo largo del Istmo, cercana á la costa, pasando por las poblaciones do
Divala, David, Santiago. Antan, Panaucá y Cartagena, sin mayores diferencias
de nivel, para penetrar luego en la América del Sud, tocando las ciudades de
Cáceres, Antioquia, Medellin, Calí, Popayán y Pasto y elevándose hasta alturas
de 10.000 pies sobre el nivel del mar ; hasta llegar al rio Carchi, en la frontera
con el Ecuador.
La longitud total de la traza proyectada en esta sección, es deoir, desde el río
Golflto al río Carchi, es de 1354 millas ó sean 2179 kilómetros, y su costo por
obras de nivelación, mamposteríay puentes está calculado en 33.738.421 pesos
oro ó sea 24.917 pesos oro por kilómetro.
BIBLIOGRAFÍA 339
La tercera Coiiiisiún, que tenía por jeíü al ingeniero Imbrié Miller, tuvo á su
cargo el estudio y trazado de la línea en el Ecuador y Perú.
Desde el pueblo de (piales sobre el río Carchi, la línea se dirige al Sud, man-
teniéndose en alturas de ocho y once mil pies sobre el nivel del mar, y pasando
por las ciudades de Julcán, Ibarra, Quito, Arabate, Tígsaí, Cuenca y Loja hasta
llí'gar al río Carchi, en la frontera del Perú.
La longitud de la línea en esta República seríti de 658 millas, ó sea 1054 ki-
lómelros. y su costo se ha estimado en ¿G.863.8i'»5 pesos oro ó .sea un promedio
de pesos oro ¿5.369 por kilómetro.
Desde el río Carchi, que está A una altura de 3000 pies, la línea penetra en el
Perú con una sucesión de subidas á las altiplanicies y descensos á los valles ;
llegando hasta 14.3fX) pies de elevación en Cerro do Pasco : es decir, aún más
elevado que el ff*rro carril de Lima á Oroya, para lo cual es necesario construir
obras de arle importantes y ascender pendientes de 4 '/„ Pasa por las ciudad^^s
do Trujillo, Cajarnarca, EEuamachucho, Caray, Uuary, Cerro de Pasco, Oroya,
Acobamba, Ayacucho, Huancabay, Albancay y Cuzco, en donde terminan los
trabajos de esta Comisión y desde donde, por las líneas existentes y proyectailns,
el ferrocarril intercontinental se ligaríi con los ferrocarriles de Bolivia y de la
República Argentina.
Así, pues, la distancia desde el río (Carchi hasta Puno ó Desaguadero s»'ría
de 1785 millas ó sean ¿873 kilómetros : de los cuales sólo 244 están construidos;
quedan<lo para construirse 2629 kilómetros, cuyo costo de nivelación, mamposle-
ría y puenti's se calculan en 65.758.1 10 pesos oro.
La longitud total del ferrocarril proyectado desdo .\yutla hasta el Desaguade-
ro sería de 1840 millas ó sea 7790 kilómetros ; de los cuales sólo 584 están cons-
truidos y quedan por construir 7206, con un presupuesto de 143 514.942 pesos
oro por obras de nivelación, mampo'^tería y puentes.
Los datos antes consignados son tomados del informe presentado por el pre-
sidente de la comisión del ferrocarril intercontinental, señor Alexander J.
Cassat, delegad í de los Estados Unidos, resumiendo los informes de los jefes de
comistión ; los i'uales constituyen cada uno un grueso volumen de texto y otro
de mapas y perfiles de la zona estudiada.
Los referidos informes revisten el mayor interés, no sólo porque contienen
extensas descripciones geográficas de Li región atravesada, de su población,
industrias y riquezas naturales : sino también porque revelan los método» cien-
tilicos que se han empleado en cada caso para el estudio preliminar de la vía
férrea más importante que hasta ahora se haya concebido, y de las S(duciones
especiales de ingeniería que en casos difíciles se proponen. Y tiene e^pecial
intt'ré^ para los estudiantes la trianjíulación hecha para levantar la carta de la
Aii erica Central, puen e»tán descriplos con toda minuciosidad los métodos em-
pleados y lo.-* n*sultados obtenidos.
Ahora ocurre preguntar : ¿se realizará en un tiempo más ó menos inmediato
el pensamiento que surgió dfl í>)níreso Pan-Americano? ~ Nos inclinamos á
creer que no y que los esiudio«i realizados sólo servirán para allegar un nuevo
contingente Je literatura científica á i.i que \a en otras ocasiones ha dado lugar
la magna idea.
En efecto, los ferrocarriles son instrumentos de comercio, destinados á facili-
tar las transacciones ó cambios de productos entre diversas regiones ó paísef>,
340 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
y sólo pueden subsistir merced al alimento que estos den á su actividad.
Sólo en casos rauy excepcionales se construyen por razones de un orden
político exclusivamente ó por otras ajenas á los intereses del comercio. En el
caso actual, primarían las razones de carácter político ; pero tís dudoso que los
países que en ello pudieran tener interés, estuvieran dispuestos á invertir
un capital tan considerable sin la espectativa de resultados económicos inme-
diatos.
Las naciones del Centro y del Sud de América se íiallan próximamente en el
mismo grado de progreso industrial y sus productos naturales están destinados á
consumirse en los grandes mercados europeos, y servir al intercambio de los
artículos manufacturados, que ellos aún no producen. De ahí, pues, la necesidad
de que todos ellos busquen su salida más inmediata al mar : para lo cual el
ferrocarril intercontinental sería de poca ó ninguna utilidad, pues en una
larga extensión corre en dirección de la costa y en otra se eleva á las altiplani-
cies sin ninguna comunicación con ella.
En estas condiciones, el ferrocarril sólo serviría para comunicar entre sí,
ciudadades mediterráneas con pocos productos de intercambio, y de consiguiente
sin necesidades reales que satisfacer. Tampoco podrá esperarse que esa sea la
ruta del comercio para los Estados Unidos, porque no existe producto que pueda
soportar el costo de transporte terrestre, por seis ó siete mil millas, por bajas
que sean las tarifas, y por lo tanto, nunca podrá competir con los transportes
marítimos. De consiguiente, los estudios realizados ^ólo servirán para demostrar
que si bien es posible la construcción de un ferrocarril á lo largo de la Amé-
rica, bajo el punto de vista de la ingeniería, y sin salir de los límites de lo
regular; bajo su faz económica ó de su costo, no es realizable, teniendo en
cuenta las causas eficientes, que determinan la ejecución de una obra de esta
naturaleza.
M. Tedin.
II. - CIENCIAS NATURALES
1. Ameg^hino (Dr. Florentino). Un sobreviviente actual de los Mecate-
terios de la antigua Pampa, en : La Pirámide, Junio 15, pág. 51-54, y
Julio 1% pág. 82-84. La Plata, 1899.
(Publicado en folleto, conjuntamente con la parte pertinente de Sinopsis, etc.,
bajo el título de El Mamífero misterioso de la Patagonia (Neomylodon ListaiJ.
Un sobreviviente actual de los m^galerios de la antigua Pampa, La Plata, 1899.,/
3. Sinopsis geológico-paleontológica, en : Segundo Censo Nacional de
la República Argentina, tomo I, pág. 111-225 con 105 flguras, Buenos Aires,
1898, Suplemento (Aoiciones t correcciones), julio de 1899, La Plata, 1899.
3. Uforeno ¡Dr. F. P.). On a portion oí Mammalian Skin, named Neomy-
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7. Ilaulhal í Rodolfo). I. Reseña de los hallazgos en las cavernas de Ul-
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8. Roth (Santiago). II. Descripción db los restos encontrados en la caverna
DE Ultima F1spbr\nza, pág. 419-459 fechado, agosto de 18íí9 .
9. I^ehmaiin-rVitHflie (Hobert). III. Coejcistencia dil hombre con un
GR4N desdentado Y UN EQUINO EX LAS CAVERNAS PATAGÓNICAS, pág. 460-478 (fc-
chado, agosto de 1899).
10. tlacob Dr. Christfried . Bxaxnen xnicrosoópico de la piesa cutánea
del maxnífero misterioso de la Patagonia « Grypotherium domesti-
oum «, rn : Revista del Museo de La Plata, tomo X, pág. 61-62 (con una
lámina , La Plata, ocluhre de 1899.
A fin de coniplotar los datos que ya conocen los lectores de los Anales (*)
sobre los interesantes hallazf?os de mslos relativamente frescos de un extraño
mamífero en la Patagonia austral, varaos á hacer un rápido análisis de los traba-
jos aparecidos sobre este tema en los últimos meses, artículos que dejamos enu-
merados en t'[ orden en que han llegado á nuestro conocimiento.
Sabido es que la primera noticia y descripción de un curioso cuero provisto de
liuesecillos parecidos á los déla armadura dermal í\q Mylodon fué dada por el
doctor Florentino .\mephino, quien propuso el nombre de i\eomylodon Listai
para de'-ignar al d»*sdenlado poseedor de esa envcltura /* .
Al cono.'er esa noticia el doctor Lónnberg, estudió en l'ppala restos análogos
de cuero con huesecillos y una garra, llevados de Patagonia por el doctor Otto
G. Nordenskjitld y publicó exactas descripciones de esos hallazgos *
• »
(') Véa»<e: Ánalet de la Sociedad Científica Argentina, entref^a 5 (novienilire de 189H),
tomo XLVI, páffinn 2^U, y enlregn tí (junio de 1HÍH>), tomo XLVII, página -irñ-^tíl.
i**) AMi>;niNo (F.) Premier^ notice sar le y'romyhdou Listai, un représentant rirant
des ancient Edentés iWatigrades foxtites de V Argnüine, Lo Pinta. ago<«to i'de 1«98. Án eris.
linif Ground-Shih in Patagonia, en : yatural Science, \ol. XIII. n* 81, pág. 3:¿1-U^6
(Eitractiis en : Salural ,Sciencc, n" 80, pjíg. ¿«8 ; — Amímp^ vol. 58, u* IfilO. pág. 54*; : —
iSatHncixxeuxchaftliche Rundtchau, XIII, n* rr¿ ; ~ Anales df la Soctrdad Científica Argen-
tina, tomo XLVI. entrega T), p.í(f. íííl-^05).
(••*> Ló^XRFRG (Dr.E.). (ht some remainsnf « ^eomyhdon Lixtair brought home hy tke
Sw^dish ^Tpeditinn to Tierra del Fuego, lHt».Vl8{»7, en : Svetiako iCrpeditionm till Mage-
Uansldndrnta, tomo II. n* 7, pág. 119-170 (lám. XU-XIV). (Extracto en : Anales de la
Socintad Científica Argmtina, tonioXLVU, entregn «, p.ig. -.í.'iH-ViU) .
342 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Quedaban, sin embargo, muchos puntos obscuros, que no consiguen dilucidar
por completo los trabajos recientemente aparecidos.
Para no incurrir en constantes repeticiones varaos á proceder con cierto méto-
do dejando de lado todo aquello que no aporte un nuevo elemento de juicio á es-
te debate.
Veamos, ante todo, la procedencia de los restos.
Ameghino no la indica en su primer artículo, lo que sorprende á Lónnberg*
quien dice textualmente en la página 169 de su trabajo : We are, sírangely enough
not informed about Ihe exact localiLy from where Ameghino has received the
fragments which mude him invent the ñame « Neomylodon Listáis».
Todos los demás restos proceden de la cueva Eberhardt, situada á seis kiló-
metros al nordeste del Puerto Consuelo, Seno de Ultima Esperanza (51^35' Lal-
S. 72^33' Long. W.), gruta llamada del Neomylodon por NordenskjÓld en su
mapa geológico del territorio de Magallanes. Esta gruta fué descubierta en enero
de 1895 por el capitán Eberhardt y algunos otros caballeros, según refiere Hau-
thal (7), mientras Lónnberg atribuye el descubrimiento á unos peones y More-
no [3] á algunos oficiales argentinos. De allí provienen los objetos estudiados
por Lónnberg, los del Museo de La Plata, llegados en julio de 1898, y estudia-
dos por Moreno ¡3) y Woodward ¡4;, ciertos trozos llevados por marinos chilenos
y que hoy están en el Museo de Santiago, los encontrados por Erland Nordens-
kjÓld (5¡ y finalmente las valiosas colecciones traídas por Hauthal y estudiadas
por él mismo (7;, Roth (8), Lehmann Nitsche (9í y Jacob (10;.
Probablemente por confusión Carlos Ameghino, que tantos fósiles recoge en Pa-
tagonia, atribuye, en carta á su hermano, los huesecíllos que dieron lugar á la
primera publicación sobre este asunto, al cuero de un legendario animal que los
indios llaman lemisch ó tigre del agua *).
En consecuencia, el doctor Ameghino reproduce esa carta en su artículo (l)y
trata de conciliar la leyenda de lemisch con ciertos párrafos del padre Lozmo re-
ferentes á un espantoso animal llamado Su ó Succarath. Pero ni los caracteres
del lemisch ni del Succarath, fantásticamente descriptos por indios y cronistas,
coinciden con el aspecto probable del Neomylodon, que el mismo doctor Ameghi-
no apunta en su suplemento á la Sinopsis Geológico-Paleontológica del Cen-
so (2^
Mayores divergencias existen acerca de la posición sistemática del curioso
animal.
Por el solo examen del cuero indicaba Ameghino su parentesco con Mylodon
y Glossotherium, y propuso colocarlo en un nuevo género al que llamó Neomy-
lodon,
Lónnberg acepta esta colocación y Woodward espera más datos para pronun-
ciarse sobre la cuestión. Moreno lo cree primero Mylodon (3) y luego Glosso-
therium (6).
Hautbal recoge una abundante colección de restos atribuidos á este animal cn-
(*) Muster después de referir (Unter den Pdtagonien, pág. 110, lena, 1873), la leyen-
da del lemisch afirma que dicho animal debe ser una nutria. Esto coincide con la equi-
valencia de las palabras lémechin =-. NtUria que da Lista en su vocabulario Tehuelche.
{ Revista de la Sociedad Geográfica Argentina, tomo III, pág. 335).
bibliografía 343
tre los cuales se hallan partes del cráneo, mandíbulas, dientes, vértebras, costi-
llas, restos de los miembros, etc., uñas, cuero, pelo y hasta excrementos y es-
tiércol pisoteados, que es lo único que ha recogido E. Nordenskjold.
Con todos estos elementos Roth lo determina como Grypotherium domesticum.
La descripción de las piezas está detalladamente hecha por Roth (8) y Leh-
niann-Mtsche (9) é ilustrada con bellas figuras que ocupan tres láminas. En
cuanto á la exactitud de la atribución al género Grypotherium Reinhardt :Glo8-
sotherium Ameghino) deben pronunciarse los paleontólogos, pero no puede me-
nos de sorprendernos el cambio del nombre especifico Listai de Ameghino. Se
funda para ello Roth en que <? no se sabe de qué animal provienen los huesecillos
descriptos por Ameghino ». Sin embargo, antes ha dicho : « Tengo muchos mo-
tivos para creer que los huesecillos que Ameghino ni., nciona, en la primera no-
ticia, provengan de un cuero que fué traído á nuestro Museo, en el mes de julio
de 1898, y que era el resto do un cuero que el señor Nordenskjold llevó á Euro-
pa en 1897, d'l cual otras personas también han sacado pedazos . En tal caso no
se trataría de un nuevo animal, y el nombre Neomylodon sería un sinónimo »•
No hay duda que si la atribución genérica de Roth es exacta, Sepwylodon será
un sinónimo, pero aun en ese caso debe primar el nombre específico Liatai, pues
la prioridad de Ameghino es indiscutible.
Por otra parte, todos los que han estudiado los restos de este desdentado lo
han identificado con el que anunció Ameghino.
Moreno, director del Museo de La Plata io acepta en sus dos trabajos. Después
de afirmar (3) que el cuero que llevó á Londres ha dado origen al folleto de Ame-
ghino, dice: Y have an idea that señor Ameghino never saw the skin itself,
hut only 8ome of Ihe small incrusted bones of ivhich he had obtained posses-
sion,
Y en (6) (*)... while Mr, Ameghino has announced Ihat another piece of
the same skin pertains to a mammal still living^ of small size, irhich he cal^
led Neomylodon.
También diceE. Nordenskjold (5) : Ein anderer Theil derselben Haut ist von
Dr, Ameghino unter dem Ñamen <f Neomylodon Listai* bese hriebefi tr orden.
Roth admite sin vacilar que las descripciones de Lonnberg y Smith Woodward
corresponden á su Grypotherium {**) y ambos se refieren á restos de Neomylo-
don Listai Ameghino.
Por si quedara alguna duda de que se trata de un mismo animal, vamos á trans-
cribir aquella parte de la descripción de Ameghino del Neomylodon Listai ¿, pá-
gina 8 . que puede cotejarse ron las descripciones y figuras de Roth, con las cua-
les concuerda por completo.
... el Sfomylodon Lixtai Amegh., tan corpulento como un buey de gran (amaño, pe-
ro de piernns m.i(i cortas, y por consiguiente, mucho más bajo, más ó menos un tercio
más pequeño que el Mylodon robustw. Tiene el cuerpo cubierto por pelo espeso, grueso
(*) Haremos notar de paso que Moreno habla en este articulo del hallazgo en Patagonia
de una tortuga muy parecida á J/io/ania, tortuga que Ameghino describe su sctnta mente
i2, página iO) bajo el nombre de Siolamia argentina n. g., n. sp.
(**) «El cuero, pelo y huesecillos han sido muy detalladamente deacríptos por el doc-
tor Lonnberg y por el señor A. Smith Woodward... (M, pág. 438, 32 del tiraje aparte).
344 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
y denso, de una estructura parecida al pelo de Bradypm y de un color bsyo unifornie
sobre todo el cuerpo. Las cerdas de la linea mediana del dorso sobre el cuello y la par-
te anterior del cuerpo son un poco más largas formando como una crin, mientras que
sobre las piernas se vuelve gradualmente más corto hasta que desaparece. El cuero, muy
espeso, presenta la parte más profunda del dermis llena de pequeños buesecillos dér-
micos iguales á los del género fósil Mylodon, colocados unos al lado de otros, dando á
la superficie interna del cuero en la región dorsal, una disposición y un aspecto parecido
al del empedrado de una calle. La cabeza es proporciona Imente algo más larga que la de
Mylodon, terminando en hocico delgado, y las orejas de pabellón rudimentario. El cráneo,
por su conformación, presenta una mezcla de caracteres de Glossotherium y de Mylodofi.
La dentadura se parece más á la del Glossotherium que á la del Mylodon, tanto por la
forma de la última muela inferior bilobada como por la forma sub-cilíndrica de las de-
más, pero el diente anterior aunque no está separado por una barra del que le sigue ha-
cia atrás, es un poco más largo, algo caniniforme y arqueado hacia atrás, tanto en el crá-
neo como en la mandíbula; la región sinfisaria de esta última es más prolongada que ea
Mylodon. Los pies son deprimidos, con los dedos unidos por membrana natatoria á la vez
que armados de grandes unas falciformes, más parecidas á las de Glossotherium y Cato-
nyx que á las de Mylodon. . .
•
AÚD dejando de lado sus publicaciones anteriores, bastarían los precedentes pá-
rrafos de Ameghino, publicados en julio de este año, para establecer su priori-
dad, de modo que el animal se llamará Neomylodon^ Mylodon^ GlossoiheHum ^
Grypotherium ó lo que se determine, pero siempre Listai (Amegh.), á me-
nos que se comprobara su identidad específica con otro ser ya descripto. lo que es
muy improbable.
Pasemos ahora á referir las opiniones emitidas respecto á la edad de los restos
encontrados, cuestión muy delicada y sobre la cual reposa principalmente el inte-
rés de estos hallazgos por la importancia que tendría la existencia presente de uo
representante tan característico de los extinguidos desdentados gigantescos de la
América del Sud.
Los restos tienen, sin duda, un aspecto sorprendentemente fresco; el cuero
conserva el pelo y las substancias colágenas y gelatinosas, los huesos tienen en
muchos casos el periostio y trozos de tendones, los excrementos tampoco parecen
de una gran antigüedad. Ameghino considera al Neowylodon como actualmente
existente y supone que pueden encontrarse ejemplares vivos. No es esta, sin em-
bargo, la opinión general, fundada en que es difícil admitir que un animal tan
grande haya escapado hasta ahora á la observación do los viajeros y explora-
dores.
Lonnberg cree que se trata do un animal extinguido, aun cuando ha vivido
muy posteriormente á sus análogos y ha sido contemporáneo del hombre hasta
una época relativamente reciente, que no puede fijar con exactitud.
Opinaba Moreno ¡3] que el cuero pertenece á un Mylodon pampeano genuino,
conservado en circunstancias peculiares, análogas á las que han protegido á los
cueros y pieles de Moa.
Siempre ha sostenido que los desdentados pampeanos desaparecieron en la
época histórica y cita en su apoyo varios casos y ejemplos. Así ha encontrado
Panochthus enterrados en el humus; en 1884 descubrió en una caverna, cerca
del Rio de los Patos, en la Cordillera, pinturas en ocre rojo que le parecen repre-
sentar el Glyptodon. Relata también tradiciones indias de monstruos extraños,
pero dice que nunca se refíeren á anímales existentes. El cuero puede haberse
BIBLIOGRAFÍA 345
conservado desde uoa gran antigüedad por las condiciones de la gruta. Cerca del
lago Argentino, descubrió en 1877 una momia humana maravillosamente conser-
vada que parece pertenecer á algún representante de tas antiguas razas patagóni-
cas, encontradas en los cementerios del valle del Rio Negro. Varias otras mo-
mias ha descubierto en análogo estado de conservación. Apoyándose en estas
pruebas de las favorables condiciones de aquel clima para la conservación de ca-
dáveres muy remotos, siipDne que se trata de un animal extinguido muy bion
conservado.
Interesante es la opinión de A. Smith Woodward (4 , quien ha examinado
los restos de mammuth y rinoceronte de Siberia y de moa de Nueva Zelandia y
encuentra que, en comparación de aquellos, el cuero de Neomylodon hcut a re-
tnarkably fresh and modern aupect and I should unhesilalingly express^the
opinión that it belouged to an animal killed shortly before D' Moreno recog-
nized ist interest...
No se decide, sin embargo, á considerarlo tan fresco, aunque la presencia del
serum en dicha piel lo induciría á creerlo así, si bien es cierto que tam-
bién se ha hallado serum en las momias egipcias.
Hauthal [1, considera absurdo opinar que este animal viva actualmente, pues
la región pampeana de la i^atagonia austral o^tá bastante poblada, en la boscosa
se hubieran notado f.lcilmente sus huellas y en la cordillera propiamente dicha,
que es la menos explorada, faltaría alimento para un ser tan voluminoso. Lo
cree contemporáneo del hombre y aún doméstico.
Aunque Rolh (S) no pueda aOrmar con toda seguridad que este desdentado se
haya extinguido por completo, tiene la convicción de que no vive actualmente
en Patagonia.
Este hallazgo y otros anteriores le demuestran que en época muy moderna to-
davía han vivido desdentados gigantescos en esta parte de América, los cuales ya
no existían cuando tuvo lu^ar la conquista española. Reconoce que los restos de
Ultima Esperanza presentan un aspecto mucho más fresco que los encontrados en
la pampa, puesto que conservan hasta libras carnosas en los huesos, pero así
mismo creo que el dendenlado que llama, según sabemos Grypotherium do-
me.tticum, por considerarlo doméstico, de acuerdo con Hauthal, un felino que
desigua iemiiich Lislai y un caballo Onohippidium Saldiasi, cuyos restos en el
mis^mo esUiloile conservación, se han encontrado mezclados con estiércol y ceni-
za en la gruta Kberhardt, deben suponerse* todos extinguidos.
Lehmann-Nilsche (9) después de describir detalladamente los objetos encontra-
dos por Hauthal opina que su edad debe ser relativamente moderna, de la época
geológica actual, habiéndose extinguido probablemente por el hombre, que ma-
taba al desdentado para alimentarse de su carne y emplear su cuero.
Kn renumen, vemos que todos concuerdan en atribuir á estos restos una edad
bastante mod^'rna, pues aunque tuvieran algunos miles de años como las momias
egipcias, siempre serian geológicamente actuales. No puede alirmarse a priori
que no e\i>ta aún alguno vivo, pero esto parece muy poco probable por la falta de
notieiis precisas al respecto.
De todos modos el hecho es interesantísimo y de trascendental importancia
para el mejor conocimiento paleontológico y geológico de la América meridional
y p»iede tal vez modificar las ¡deas corrientes respecto de la antigüedad de ciertas
faunas.
346 AN4LES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTJNA
Reconocido el desdentado como contemporáneo del hombre, ilauthal ;7/ avanza
la opinión de que fuera doméstico, fundándose para ello en que los huesos destro-
zados así como el cuero cortado en pedazos, se encuentran en una gruesa capa de
estiércol y ceniza, mezclados con leznas y otros artefactos de la industria humana.
El estiércol está en parte muy pisoteado y pulverizado, pero asimismo se hallan
grandes bostas de forma algo parecida á la de caballo pero mucho mayores.
Concreta Hauthal su opinión en esta forma :
Considerando las siguientes circunstancias:
1" Que la capa de estiércol está limitada al espacio comprendido entre la lomita y
el terraplén (*); espacio que puede cerrarse con mucha facilidad;
2' Que al píe interior de la lomita, un poco más arriba del estiércol, encontré mucho
pasto seco debajo de la misma capa de tierra y piedras que cubre el estiércol. Este pasto
puede haber sido traído á ese sitio solamente por el hombre;
3° Que la manera como se presenta la capa de estiércol indica la existencia de un chi-
quero, exactamente igual á un corral viejo.
He parece lógico deducir que los hombres que. hace siglos vivieron allí, tenían la cos-
tumbre de encerrar sus animales domésticos en esa parte de la caverna, reservándose la
otra para su habitación.
Lehmann-Nitsche considera que no se trata de un animal verdaderamente do-
méstico, sino salvaje en cautividad, lo que parece más probable.
Como hemos dicho Lehmann-Nitsche cree que el hombre mataba al desdentado
para comerlo, mientras E. Nordenskjold supone que el encontrado en la caver-
na fué muerto por un puma ó algún otro carnicero.
Los exámenes microscópicos del cuero, del pelo y los huesecillos publicados por
Jacob ;10) y Smith Woodwardi4/ coinciden en general con las conclusiones de
Lónnberg (*), si bien Smith Woodward hace notar que lo que Lonnherg llama
células de pigmento en los osículos fósiles de Mylodon, son infiltraciones dendri-
ticas de óxido de manganeso y manchas de óxido de fierro.
Por los datos que hemos extractado rápidamente puede verse la importancia
é interés délos problemas que suscita este curioso mamífero y se comprende el
entusiasmo que tales hallazgos han producido en todo el mundo científico y aun
entre el público en general, como puede comprobarse por los muchos artículos
aparecidos en la prensa política y noticiosa, y hasta en los periódicos de carica-
turas, que no han dejado de aprovechar la voga que tan rápidamente ha adquirido
el desdentado patagónico para sus chistosas alusiones políticas y financieras.
La imaginación ha jugado un gran papel en muchos de los artículos referentes
á este animal y nuestro principal propósito al confeccionar este análisis compara-
tivo ha sido habilitar á nuestros lectores para que distingan la parte realmente po-
sitiva de las hipótesis más ó menos fundadas con que ha sido adornada.
A. Gallardo.
Comunicaciones del Museo Nacional de Buenos Aires. Tomo I, n* 4.
— Buenos Aires, 29 de septiembre de 1899 (1).
(♦) En el interior de la gruta. — A. G.
(1) Véase : Anales de la Sociedad Cientifica Argentina, tomo XLYII, pág. 260.
Aprovechamos esta oportunidad para corregir un error en que incurrimos al dar
cuenta de la aparición del n' 1 de las Comunicaciones ^ en el tomo XLVI, página 244
BIBLIOGRAFÍA 347
Continúa el doctor Berg »{is comunicacioneíf ictiológicas^ dando datos sobre la
rara y sínf^ular lamprea Exomegas macrostomus rBurm.) Gilí., cuya descrip-
ción corrige y completa, sobre el mero Polyprion atnericanus (Bl. Schn.) O.
Costa, y acerca de Curimaía latior (Spix) C. \\, Rhaeboides bonaerensis Stud.,
Uh. prognalhus (Blgr.) Üerg, y de la merluza Genyplerus capensis (A. 8m.)
Glhr,
Kn la polémica sobre geología de la Patagonia austral, replica Hauthal al
articulo de Mercera l. aparecido en el número anterior de las Comunicaciones.
Kl doctor Berg dn la sinonimia y bibliografía completa de dos mariposas, Brenthis
Cytheris{\)rüvy) Butl. y It.Dexamene (B^d.) Berg, agregando nuevos datos, ano-
taciones y figuras exactas, en la esperanza de que no serán confundidas y des-
criptas de nuevo, como tantas veces ha sucedido.
Kn unas notas fi lo ter ato lógicas presenta Gallardo casos de fasciación en
varías plantas, entre otras en un Cotyledon, representado, según fotografía, y en
una Bixinea, Xylosma Salzmanni Eichl. Indica además casos de contorsión
helicoide en uua^rama de cerezo, Prunus cerasus L., de fisión de la nervadura
media en hojas á^ Kuony mus japónica Thnb., de pleiolaiis en la corola y
androeceo del jazmín del país, Jasminum officinale L., de proUficación lateral
de la inflorescencia femenina del maíz, Zea mays L., que produjo una espiga
múltiple, con siete espigas laterales y algunas otras anomalías que se presentan
con mayor frecuencia.
Kn sus interesantes apuntes dipterológicos se ocupa el doctor Berg de la
mosca brava. Stomoxys nebulosa F., de la mosca Trypeta (Ácrotoxa) frater-
culus (Vi wdem.) Lw., cuya larva, llamada vulgarmente gusano^ vive dentro de
las peras, de Trypeta (Plagiotoma) obliqua Say, y de Sarcophaga lambens
(Wiedem.), parásito en estado larval de la langosta, y de la cual había ya tra-
tado el doctor Berg en el número ¿ de las Comunicaciones, llamándola
Agria acridiorum, bajo la fe de la determinación genérica del profesor Mik.
Esta mosca es generalniente conocida entre nosotros con el nombre de y'emorea
acridiorum que le dio Weyenbergh. Es probable que deba considerarse como
destructora de los huevos de la langosta á la larva de la mosca Chortophila
rubrifrons Big., en cuyo caso habría que agregarla al número de los enemigos
pequeños del voraz ortóptero. Anota finalmente datos biológicos sobre el díptero
uruguayo Midas lestaceiveníris Macq.
Prosiguiendo sus dt'scripciones latinas de algunas plantas nuevas de la América
austral f nos presenta el doctor Spegazzíui las siguientes especies : Calandrinia
macrocarpa. Saxífraga trigyna Rmy var. azorelloides Speg.. Ürachycladus
Stuckertiy Verbena nubigena y Strongylomopsis fuegiana, representante de un
nuevo genero.
Corrige el doctor Berg, al final de este nuevo é interesante número, un error
de imprenta relativo á la longitud del Mermis acridiorum (Weyenb.) Berg»
entrega de octubre de 18d8, de estos Analet, donde al extractar el artlcolo Variation de
régime, dijimos que hw Carábidos chilenos del género Ceroglostut Sol., siendo CAnií-
voros, comen el fruto de Vaecinum myrfií/iit L.. mientras que en realidad el doctor Berg
afirma que dicho** coloópleros comen los frutos de Arittotelia mo^ui L'Héril., muy
parecidos á los de Vaecinum myrtilhu L.
348 ANALES DE LA SOCICDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
DomatelmÍMto que aparece tambiéD como parásito en la langosta adulta, y no
sólo en la saltona como hasta ahora se creía.
A. Gallardo.
III. - CIENCIAS MÉDICAS
De Uladpid (doctor Samuel , profesor de Histología en la Universidad do
Buenos Aires. — Lecciones elementales de Histología é Histogenia. —
Tomo I, Buenos Aires, 1899.
Muy favorable impresión produce este hermoso volumen de 335 páginas, profu-
samente ilustrado con más de doscientas figuras de artística ejecución. La satisfac-
ción se acrecienta al considerar que esta obra de aliento y de abundante informa-
ción, en materias novísimas que realizan constantes progresos y transformaciones,
es obra de un joven médico argentino, que ya ha revelado sin duda en varios ar-
tículos anteriores especiales aptitudes para los estudios serios y la sólida produc-
ción, pero que asimismo no puede menos de sorprender á nuestro reducido mun-
do científico con la publicación de un trabajo de la importancia del actual, tanto
más meritorio cuanto que, por desgracia, nuestra juventud nos ofrece raras veces
este agradable género de sorpresas.
No conocemos en lengua española un tratado de micrografía que pueda com-
pararse con el libro de de Madrid, que contiene los principales resultados de los
más 'modernos tratados alemanes, ingleses, norte americanos, ingleses, franceses é
italianos, así como también do muchos estudios aparecidos últimamente en las re-
vistas especiales y esto aumenta singularmente el mérito de la obra que nos ocupa
y la utilidad que ella puede prestar á los estudiantes de medicina y á todos aquellos
que se interesen en estudios histológicos y micrográ fieos.
Su estilo claro y sencillo y las figuras abundantemente intercaladas en el texto
facilitan la fácil y completa inteligencia de la materia tratada.
No dudamos quesería posible indicar ligeras deficiencias é incorrecciones de
detalle, pero estas críticas minuciosas deben acallarse ante la importancia y mag-
nitud del esfuerzo en medio de las dificultades de todo orden, idiomáticas, biblio-
gráficas y de consulta, con que debe lucharse entre nosotros para la preparación
y confección de una obra de esta índole.
Una rápida reseña délos catorce capítulos en que se halla dividido este primer
tomo permitirá apreciar la amplitud con que ha sido encarado el tema y el caadal
de información que el libro ofrece.
Después de un breve prefacio se transcribe el discurso con que inauguró de Ma-
drid su cátedra de Histología.
Trátase en el primer capítulo de las manipulaciones histológicas en general.
con datos sobre los instrumentos empleados.
En el siguiente capítulo se describen los más modernos modelos de microsco -
píos compuestos, con recomendaciones prácticas para su empleo, así como indica-
ciones sobre las fuentes de luz empleadas para las observaciones y los procedi-
mientos usados para condensarla ó descomponerla.
Dedica el tercer capítulo á los accesorios del microscopio como ser microespec-
MOVIMIENTO SOCIAL
OCTUBRE
Interesantes ^^sitas.— Tres visitas ha realizado la sociedad durante el
mes transcurrido A todas ellas asistió un crecido número de socios que pudieron
constatar los progresos industriales realizados en ios diferentes ramos. Agrade-
ciendo nuevainente las atenciones recibidas por nuestros consocios en todos los
establecimientos visitados, nos limitaremos por ahora á indicar las fechas de las
excursiones, esperando que ios comisionados que la Junta Directiva designó en ca-
da caso, presenlen sus respectivos informes para hacerlos conocer de nuestros
lectores.
Compañía g^eneral de fósforos.— El domingo 8 de octubre tuvo lu-
gar la visita de la importante fábrica de fósforos que posee esta compañía en Ba-
rracas.
La concurrencia apreció debidamente el vasto y bien montado taller de lito-
grafía que ejecuta no solamente la provisión de los 14.000.000 de cajas de fósforos
mensuales que utiliza la compañía sino también muchos trabajos que le son en-
cargados por otras industrias ó por particulares.
Las ingeniosas máquinas que confeccionan las cajas llamaron particularmente
la atención de los visitantes.
Compañía Sud-amerioana de billetes de banco. — Los ta-
lleres de esta compañía fueron visitados en la mañana del H de octubre. El ge-
rente delaempr»*sa señor Rodolfo Lans acompañó á los visitantes en el recorri-
do de los diversos dt'partamentos* fundición de tipos, tipografía, litografía, foto-
grafía, encuademación, etc., que componen este establecimiento que honra al
país, dándola medida del progreso que han a'lcanzido las artes gráficas entre nos-
otros.
El departamento d«* valores donde se imprimían las nuevas estampillas de co-
rríaos que fueron puestas ese día en circulación, pudo tambí<^n visitarse, gracias
á la amabilidad del señor gerente y previas las formalidades que requiere la en-
trada á esa sección.
350 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Kslki primer número, después de explicar el origen y programa de la revista,
da ciaras nociones generales sobre el aparato respiratorio humano y explica las
causas de la tuberculosis. Indica luego las medidas para evitar el contagio de la
tuberculosis en los trenes y hoteles, y, después de algunos datos sobre sana-
torios ofrece una revista de las principales novedades científicas relacionadas
con esta enfermedad.
Suministra indicaciones acerca del modo de tomar la temperatura axilar, parí
lo cual conviene secar la axila y dejar el termómetro en buen contacto durante
diez minutos.
Algunas noticias y explicaciones sobre los estudios de Tornii en lassieiras
de Córdoba, cierran este número, del que se han tirado 5000 ejemplares, cuyo
precio es de 20 centavos, quedando el pago á voluntad del lector, pues su direc-
tor se propone en primera línea difundir estos conocimientos sin móvil intere-
sado alguno.
A. Gallardo.
Cpanwell (Daniel J.), profesor sustituto y jefe de clínica quirúrgica de la
Facultad de Medicina de Buenos Aires. Equinocoous de la pleura. Bue-
nos Aires, 1899.
Da el autor interesantes datos sobre estos raros casos de quistes hidatidicos
df-mostrando buen conocimiento de la bibliografía, unido á su considerable
práctica clínica y operatoria.
Expone luego la historia de un caso excepcional, felizmente operado, y llega
á la conclusión de que estos quistes intra torácicos pueden tratarse con ventajas
por el procedimiento de la sutura sin drenaje, por grandes que ellos sean.
A. Gallardo.
IV. — VARIEDADES
Liecomte (Henri), doctor en ciencias, agregado de la Universidad de París. —
Le Cafó. Culture. Manipulation. Phoduction. — París, 1899.
Esta obra constituye una historia del cultivo y de la producción del café en el
mundo. Su autor ha reunido en un volumen de 334 páginas, con 60 figuras y
diagramas, editado por Carré y Naud, todos los datos necesarios ó útiles á los
plantadores de café.
La primera parte contiene la descripción y distribución geográfica de los
cafeteros, especialmente de Coffea arábica^ C. stenophylla, C. liberica y (7.
mauritiana.
Trata luego de los procedimientos de cultivo y preparación, terminando con
el estudio de las condiciones económicas de la producción y del consumo, así
como de los succedáneos del café. Un índice bibliográfico completa esta obra.
MOVIMIENTO SOCIAL
OCTUBRE
Interesantes visitas.— Tres visitas ha roalizado la sociedad durante el
nu's transcurrido A todas ellas asistió un crecido número de socios que pudieron
coiKstatar los progresos industriales realizados en los diferentes ramos. Agrade-
ciendo nuevamente las atenciones recibidas por nuestros consocios en todos los
establecimientos visitados, nos limitaremos por ahora á indicar las fechas de las
excursiones, esperando que los comisionados que la Junta Directiva designó en ca-
da caso, presenten sus respectivos informes para hacerlos conocer de nuestros
lectores.
Compañía gi'enepal de fósforos.— El domingo 8 de octubre tuvo lu-
gar la visita de la importante fábrica de fó>foros que posee esta compañía en Ba-
rracas.
La concurrencia apreció debidamente el vasto y bien montado taller de lito-
grafía que ejecuta no solamente la provisión de los 14.000.000 de cajas de fósforos
mensuales que utiliza la compañía sino también muchos trabajos que le son en-
cargados por otras industrias ó por particulares.
Las ingeniosas máquinas que confeccionan las cajas llamaron particularmente
la atención de los visitantes.
Compañía Sud-amerioana de billetes de banco» — Los ta-
lleres de esta compañía fueron visitados en la mañana del li de octubre. El ge-
rente delaemprosa señor Rodolfo Laas acompañó á los visitantes en el recorri-
do de los diversos departamentos* fundición de tipos, tipografía, litografía, foto-
grafía, encuademación, etc., que componen este establecimiento que honra al
país, dando la medida del progreso que han a'lcanzidolas artes gráficas entre nos-
otros.
El departamento de valores donde se imprimían las nuevas estampillas de co-
rreos que fueron puestas ese día en circulación, pudo también visitarse, gracias
á la amabilidad del señor gerente y previas las formalidades que requiere la en-
trada á esa sección.
352 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Compañía alemana tpansatlántica de electricidad. — La
gran usina que esta importante compañía acaba de instalar en la manzana com-
prendida por las calles Reconquista, Paraguay, CLarcasy Paseo de Julio, fué visi-
tada el domingo S2 de octubre.
Nuestros consocios pudieron apreciar la magnitud y novedad de esas instala-
ciones que permitirán en breve la producción en grande escala de la energía eléc-
trica, tanto para el alumbrado público y privado del municipio como para fuerza
motriz.
Los visitantes conservan el más agradable recuerdo de estos tres importantes es-
tablecimientos, así como de la amabilidad del personal superior de los mismos.
ANALES
DE LA
CIENTÍFICA
ARGENTINA
Director : iDgeoiero ÁNGEL GALLARDO
SiCRBTARios : Señores Eduardo Latziüa y Carlos Lagos García
REDACTORES
Ingeniero Eduardo Aguirre, señor Juan B. Ambrosetti, doctor P»ídro N. Arata,
ingeniero Alberto de Arteaga. ingeniero doctor Manuel B. Bahía, ingeniero
Santiago E. Barabino, ingeniero Federico Birabén, arquitecto Juan A. Bus-
chiazzo, ingeniero Emilio Candía ni, ingeniero José S. Corti, doctor Eduardo L.
Holmberg, doctor Atanasio Quiroga, ingeniero Francisco Seguí, doctor Enrique
Tornii, doctor Roberto Wernicke, doctor Eálanislao S. Zebailos.
DICIEMBRE 1899. — ENTREGA VI. - TOMO XLVIII
PUNTOS Y PRECIOS DK SUSCRIPCIÓN
LOCAL DB LA SOCIEDAD, CCVALLOH 2)1, T FRINOIPALES LIIIREUÍAS
Por mea $ nvn loo
Por año " í*"^^
Número atrujiado >* -•*^*
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La suscripción se pa(j<i ai\lic\p(tda
BUKNOS AIRKS
IMPRENTA Y CVSA KOITOIU DK 0)\\ III lOUNOS
684 — CALLE PBRÚ — tW^
1899
JUNTA DIRECTIVA
Presidente . . Ingeniero doctor Marcial R.Candioti
Vice-Presidente I"" Ingeniero doctor Carlos M. Morales
Id. 2^ Mayor ingeniero Arturo M. Lügones
Secretario de actas Ingeniero Eleodoro A. Damianovich
— correspondencia Agrimensor Cristóbal Hicken.
Tesorero Ingeniero Armando Romero.
Bibliotecario Señor Liiis Migüens.
Ingeniero Domingo Nocetl
Ingeniero Claro C. Dassen.
Ingeniero Domingo Carrique.
Vocales { Ingeniero Emilio Palacio.
Ingeniero Luis A. Huerco (hijo).
Ingeniero Oronte A. Valerga.
Gerente Señor Juan Botto.
índice de la presente entrega
Adolfo Hurillo (Necrología) 353
Pedro N. Abata. Desnaturalización de alcoholes para usos industriales 356
Pedro N. Abata. Alcohol para la desnaturalización 364
JoLRS KúNCKEL d*Hbrculais. Empleo de las langostas como abono 308
Pedro N. Arata. Lavaderos y lavado de ropa en Buenos Aires a'íH
JüA.N M. Thome. Los meteoritos de Noviembre 391
Bibliografía: Keiler, Calcul et constructiun des transmissions. — Bucbelkr, Ma-
nuel de distillerie 395
Índice general de las materias contenidas en el tomo cuadragésimo octavo 397
Doctor Adolfo MuriUo
ADOLFO MÜRILLO
El telégrafo nos ha transmitido la triste nueva del fallecimiento
del doctor Adolfo Murillo, ocurrido en Santiago de Chile el 14 de
noviembre próximo pasado.
El nombre del doctor Murillo está íntimamente vinculado al
progreso de las instituciones científicas, medicas y Hiantrópícas
chilenas y su inesperada desaparición ha sido sinceramente sentida
tanto en el país vecino, como entre nosotros^ donde contaba con
numerosos amigos. *
La muerte le sorprende á los 61 años de edad, en plena actividad
científica y profesional, mientras preparaba, con el entusiasmo y
actividad que le caracterizaban, los exámenes de sus alumnos de
obstetricia y ginecología de la Universidad, quienes pierden en él
un maestro querido y competentísimo.
Desde muy joven demostró decidida vocación por el estudio y
poco después de graduarse doctor en medicina comenzó á publicar
artículos y libros relacionados con diversas materias, fecunda pro-
ducción intelectual que ha continuado hasta su muerte en medio
de las atenciones más variadas y de una clientela profesional cada
día más numerosa.
Sus trabajos médicos versan principalmente sobre obstetricia,
ginecología, higiene y teratología. Escribió además un texto de
Historia Natural, asignatura que dictó durante algún tiempo, y dos
importantes estudios sobre las plantas medicinales de Chile. No
siéndonos posible dar una lista biblíográñca completa de su vasta
labor, nos limitaremos á agregar que muy poco antes de su falle-
cimiento había presentado á la Facultad de .Medicina de Santiago
dos interesantes trabajos sobre Mortalidad en Santiago y Ebriedad
AN. toe. civrr. arg. ^ t. ilviii i3
354 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
y Locura, y deja preparado otro sobre Diminución gradual de la
viruela en Chile. Tan halagüeña diminución se debe á la constan-
te é inteligente actividad desplegada por Murilio en la presidencia
de la Junta Central de Vacuna, consiguiendo admirables resultados
con la difusión de ese poderoso profiláctico, como pudo verse por
una de sus comunicaciones al Congreso Científico Latino Americano
y en varias de sus publicaciones y memorias.
Llamado á la presidencia de la Société Scientifique du Chili, im-
pulsó vigorosamente el progreso de esa importante institución
científica, que adquirió bajo su dirección verdadero carácter na-
cional chileno.
Ha sido el alma de los Congresos Científicos Generales Chilenos,
cuya quinta sesión se celebró el año pasado en Chillan. Esas reu-
niones que periódicamente tienen lugar en las principales ciuda-
des de la república trasandina han contribuido poderosamente al
progreso científico en Chile, vinculando y estimulando á sus hom-
bres de estudio. Ellas pueden considerarse hoy definitivamente
arraigadas y su creciente prosperidad es acabada prueba de los
beneficios que ellas reportan.
Como extensión de esos congresos proyectó el doctor Murilio la
realización de un congreso científico sudamericano que ampliase
á todo el continente las ventajas que á Chile habían producido estas
solemnidades. Dificultades inherentes á este género de empresas
impidieron su realización, hasta que la Sociedad Científica Argen-
tina inició el Congreso Científico Latino Americano, del cual puede
considerarse precursor al doctor Murilio, y que encontró en él un
entusiasta colaborador, de acuerdo con sus elevados ideales de
confraternidad americana.
Murilio era un sincero amigo de la República Argentina, á la que
se hallaba vinculado por su matrimonio con una distinguida des-
cendiente del general Lavalle y por sus relaciones personales ó
científicas con muchos argentinos, contraídas tanto en sus viajes
á Buenos Aires como en la generosa hospitalidad que brindaba en
su país á nuestros compatriotas. Su amor por la Argentina > sus
deseos de una fraternal unión entre ambos pueblos no se desmin-
tieron ni aun en los momentos más difíciles, y puede considerarse
como uno de los distinguidos obreros de las pacíficas soluciones
alcanzadas, fiel á su bello lema Paxet Scientia.
Su constante preocupación era el mejoramiento de las condí*
cienes materiales y morales del pueblo chileno y en ese sentido no
ADOLFO MORILLO 355
ahorraba esfuerzos en pro de la implantación de medidas higiéni-
cas y de saneamiento, asi como de todo aquello que fomentara
las instituciones benéñcas que protegen a! niño^ á la mujer y al
desvalido.
El progreso científico y de la instrucción general en Chile y su
más fácil comunicación material é intelectual con los centros de la
civilización, tenianen Murillo un incansable apóstol. Era, en efecto,
una de las características de su espíritu el don de proselitismoy
propaganda en favor de todas las ideas nobles y elevadas que de-
fendió siempre calurosamente desde la cátedra, la tribuna ó las
columnas de la prensa política y cientííica.
Nobilísima pero ardua es la tarea de los hombres como Murillo
en nuestras sociabilidades latino-americanas y pocos son los que,
como él, se sobreponen á los desfallecimientos y desilusiones que
los combaten en un medio indiferente cuando no hostil, y consi-
guen conservar el fuego sagrado de un patriótico y elevado entu-
siasmo hasta el instante mismo en que caen en la brecha con la
conciencia de haber cumplido su*deber en la medida de sus fuer-
zas y la satisfacción de que su prédica constituye una semilla de
cultura cuyos frutos recogerán las futuras generaciones.
Dada la desinteresada y benéfica vida del doctor Adolfo Murillo
no debe sorprendernos el hecho de que su sepelio haya revestido
gran solemnidad, concurriendo representantes de todas las corpo-
raciones científicas y de beneficencia de Santiago.
Hicieron uso de la palabra en ese acto Ventura Carvallo Elizalde,
en nombre de la Facultad de Medicina; Augusto Orrego Luco, en
nombre de la Escuela de Medicina; Mariano Guerrero, en repre-
sentación de la junta de beneflcencía; Luis Dávila Larrain, y varios
otros oradores que supieron poner en relieve las dotes del extinto.
La Sociedad Científica Argentina que le designó socio correspon-
sal el 3 de noviembre del año anterior, haciendo justicia á sus re-
levantes condiciones científicas y de carácter, se asocia al duelo cau-
sado por la muerte de este campeón del progreso y la cultura de
la América del Sud.
DESNATURALIZACIÓN DE ALCOHOLES
PARA USOS INDUSTRIALES
La desnaturalización que la ley concede á los alcoholes que se
usan en la industria química, para la calefacción ahora, y tal vez se
usarán mañana para el alumbrado^ debe ser una operación autori-
zada por la Administración, hecha bajo su control y vigilancia, en
salvaguardia de los intereses fiscales del Estado. Esto es evidente, y
el decreto reglamentario de 31 de Enero tiende á satisfacer estos pro-
pósitos. Las leyes que imponen fuertes contribuciones á los alcoholes
de alimentación que entran en la composición de licores y bebidas,
tienen un propósito bien definido de obtener renta, necesaria para
la marcha de la Administración. Se habla de higiene, de combatir
el alcoholismo, pero, á la verdad, la cuestión humanitaria es muy
secundaria, pues el Estado no se guia por sentimentalismos incon-
ducentes; y por otra parte, está demostrado que por más que estos
impuestos se aumenten no disminuye por eso su consumo.
Los países más civilizados proceden de esta manera.
La necesidad de redondear un presupuesto lleva á los Estados
hasta las manifestaciones innobles de la ferocidad. ¿No se ha titu-
beado en ir hasta la guerra, para imponer el comercio del opio á la
China, embruteciendo el 20 Vo de su población, sólo para obtener
un impuesto de dos millones de libras esterlinas en beneficio de una
colonia ?
Nuestras necesidades fiscales nos han traido, en 1890, los impues-
tos internos, y uno de los renglones más vistosos ha sido precisa-
mente el del alcohol. A la verdad, el resultado no ha satisfecho los
DESNATURALIZACIÓN DE ALCOHOLES 357
cálculos que se habían hecho sobre su rendimiento. Las causas son
múltiples.
Si para la importación existe el peligro del contrabando; páralos
impuestos inlernosexisleel de la defraudación, tanto másgrave entre
nosotros, por cuanto el control de esta renta del Estado es más diíícil
que en cualquier otro país, por la extensión desmedida de nuestro
territorio, por la falta de educación cívica, que no vé en el defrauda-
dor á un ladrón sino á un hombre vivo y por la complicidad mis-
ma de los consumidores, que comparten con el defraudador una
parte del valor del impuesto. Habría verdadera ingenuidad en pre-
tender que esto no sucediera. Además, la denuncia nos la represen-
tamos como acto muy villano; resulta que, explotando sentimientos
nobles por un lado y la codicia que abarca una región más (') menos
grande en el corazón de la humanidad, la defraudación tiene hon-
das raíces y los defraudadores poderosos aliados en la masa de la
comunidad.
La ley debiera establecer que la defraudación del impuesto es
un cnwie;?; y habría que convencerá las masas que con ella se roba
no sólo al estado sino á aquellos que pagan religiosamente el im-
puesto, y que se arruina al comerciante honrado.
Admitido que el propósito de la ley es gravar al alcohol de bebida
bajo cualquier forma que se expenda y que la desnaturalización
debe ejecutarse en las condiciones más apropiadas para que ese
alcohol, librado parcialmente de impuesto^ no sea usado en la ali-
mentación, veamos cuáles son los medios de qué se dispone para
conseguir el cumplimiento de la ley.
Si la diferencia entre el impuesto del alcohol de bebida y el des-
naturalizado no llegara á ser de 90 pesos por hectolitro, que imporla
seis veces su precio venal, no habría mucho que preocuparse de los
desnaturalizantes; puesel costo de su eliminación, agregándose las
contingencias legales de una operación fraudulenta, no haría viable
esa tentativa. Pero, con el aliciente de una ganancia vistosa á ex-
pensas del íisco y con la complicidad de los consumidores que he-
mos mencionado^ toda precaución que se tome será perfectamente
justificada y necesaria, bajo el punto de vista fiscal.
Según el propósito de las Administraciones, un buen desnatura-
lizante debe llenar las siguientes condiciones :
1' Dar al alcohol caracteres tales de impropiedad y mal gusto,
que no permitan usarlo como bebida en las preparaciones en que
entre como elemento fundamental ;
358 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
2^ La dosisdel desnaturalizante debe ser relativamente débil, pa-
ra no causar estorbo, en la operación misnna, á la Administración ;
al comercio ;
3» La materia desnaturalizante no debe ser muy venenosa^ v si
loes, las dosis tóxicas no deben sobrepasar los limites en que se
usa, dada la unidad de alcohol, de ingestión posible por error;
4^ No debe aumentar los peligros de incendio ó de explosión y
serde fácil caracterización;
5" No debe existir normalmente en el alcohol industrial impuro,
que se destina á la desnaturalización ;
6" La materia empleada en la desnaturalización no debe acarrear
inconvenientes graves en el uso doméstico del alcohol desnatura-
lizado ; es decir, no debe dar por combustión olor desagradable, ni
desprendimento de humo ó de vapores ácidos irritantes ; las man-
chas que produce deben ser eliminadas con facilidad ;
7^ Debe serde una baratura tal, que no sea un obstáculo para
su empleo económico ;
8"^ El desnaturalizante debe ser una composición tal, que los tra-
tamientos químicos y físicos, á disposición de los falsificadores re-
vivificadores, no les permita su regeneración fácil y económica;
9"" Por fín, los desnaturalizantes que se emplean no deben dañar
los productos que han de resultaren una elaboración industrial,
beneficiada por la ley.
Muchas de estas condiciones parciales se pueden conseguir fácil-
mente ; pero un desnaturalizante que las reúna todas es un deside-
rátum en todos los Estados sometidos al régimen del impuesto del
alcohol.
Los métodos de revivificación del alcohol desnaturalizado son
múltiples y todos al alcance del químico de laboratorio; de manera
que, bajo este punto de vista, puede afirmarse que no hay desnatu-
ralizante ninguno eficaz .
No sucede lo mismo, sin embargo, para el químico industrial ; és-
te debe tropezar con un factor importante : con la masa de alcohol
desnaturalizado, con los inconvenientes de las diluciones, de trata-
mientos químicos, de destilaciones y rectificaciones de volúmenes
considerables de materia ; operaciones que no pueden realizarse, ni
cómoda ni fácilmente, sin que llame la atención de inspectores con-
Iroladores, que, por la ley, deben visitar diaria ó, por lo menos, fre-
cuentemente los establecimientos. Las operaciones en pequeña es-
cala, si bien pueden tener un éxito, no son de gran peligro fiscal»
DESNATURALIZACIÓN DE ALCOHOLES 859
pues cualquier sospecha, cualquier equivocación en la compulsa
de los libros del industrial, puede poner á la inspección de los al-
coholes en el camino de descubrir el fraude ; y entonces el defrauda-
dor estaría sujeto á penas pecuniarias gravísimas que le causarían
una ruina inmediata ó próxima.
Pasemos, ahora, en revista los medios de revivificación.
Estos pueden ser físicos ó químicos.
Métodos físicos. — Los defraudadores usan la dilución con agua,
que precipita muchos desnaturalizantes, por ser menor la solubi-
lidad del desnaturalizante en el alcohol diluido; consiguen su eli-
minación por filtración con filtros porosos y especialmente por el
llamado Carbón Jseli, de un poder absorbente mayor que el carbón
animal común; y, por fin, destilan fraccionadamente, por medio de
columnas, que les permiten hacer una separación perfecta de cuer-
pos volátiles de punto de ebullición diferente al del alcohol etílico.
Por otra parte, estos medios pueden ser combinados diversamente.
Uno eficaz, sería el lavar el alcohol desnaturalizado, diluido á 20**/o,
con petróleo, el que elimina una cantidad de substancias solubles
en él y de redcstilar el caldo alcohólico purificado en columnas
ordinarias. De esta manera se purifican los alcoholes de cola y cabeza.
Los medios químicos, que deben ser usados conjuntamente con los
físicos, se proponen, principalmente, eliminar los cuerpos básicos
con los ácidos diluidos, las acetonas y aldehidos por reducción que
los convierte en alcohol, los nitroderivales aromáticos convirtién-
dolos en amidoderivados básicos, que los ácidos á su vez eliminan,
etc., etc., y, por fin, recurriendo á una destilación y á una subsi-
guiente rectificación final.
Me complazco en hacer conocer todos estos medios para que los
Inspectores déla Administración los tengan presentes y les sirvan de
indicadores para el mejor desempeño de sus funciones. Más aún, de-
bo exponer algunas condiciones de cada desnaturalizante en parti-
cular; datos que, si bien pueden servir á los defraudadores, aun
mejor servirán á los encargados de vigilarlos.
Las substancias desnaturalizantes usadas en los diferentes países
sujetos al régimen del impuesto con liberación parcial, son los si-
guientes: metileno, bases pirídicas, aceite de alquitrán, petróleo,
esencia de trementina, aceite animal de Dippel, éter, goma laca,
esencia de lavanda, esencia de romero, nitrobenzol, verde mala-
360 ÁRALES DE LA SOQEDAD dEKTiriCA AMXSTOA
quítd; fenoIflaleiDa, aceite de acetona. Yéamos su manera de com-
portarse, en relación á las condiciones que establecíamos para un
desnaturalizante conveniente.
Metileno, — Así se denomina el espíritu de madera ó éter piro-
leñoso proveniente de la destilación de la madera. Es una mez-
cla! de alcohol metílico, acetona, acetal, etc. Reúne las condiciones
exigidas en 1<',6^y7^ Sólo, para conseguir una buena desnaturaliza-
ción delie usarse un diez por ciento por lo menos. Pero si se lleva á
20 Vocomo en Francia, aumentan los peligros de explosión. El alco-
hol desnaturalizado con el raetileno, pasado por el carbón Iseli, pier-
do las substancias de mal gusto y los colorantes y resulta una mezcla
de alcohol etílico y metílico, que puede ser usada en la fabricación
de licores. Según experiencias recientes, hasta resultaría que este
alcohol es menos tóxico que el alcohol ordinario.
Con el meíileno, tenemos que la acción desnaturalizante no es
debida ai alcohol metílico, sino á sus impurezas. Su misma carac-
terización, cuando existe en pequeñas proporciones, es insegura. No
ofrece, pues, garantías suficientes y debe ser rechazado.
Bases piridicas. Aceite animal de Dippel. — La acción de estas
substancias se manifiesta á dosis de medio por ciento; son baratas,
pero no llenan la condición segunda; el alcohol da humo porcombus-
tión y puede ser eliminado el desnaturalizante, tratándolo por los
cloruros férrico, ó de mercurio, zinc, cadmio, ó destilando con agua
acidulada.
Aceites de alquitrán. — Tienen el inconveniente de dar humo por
combustión. Con 10 kilogramos de carbón Iseli se puede revivificar
un hectolitro de alcohol al uno por ciento.
Petróleo, — Se puede eliminar completamente por filtración con
carbón.
Éter. — Por aereación se elimina y no es un inconveniente para
la fabricación de licores.
Las esencias de trementina, lavanda y romero sólo pueden ser eli-
minadas por dilución, filtración por carbón y luego destilación y
rectificación.
La dosis debe ser por lo menos de 4 por mil.
La terpinolina, propuesta por el doctor Lavalle^ es esencialmente
una esencia de trementina oxidada á la que agrega naftalina.
También esta substancia, como está demostrado, se elimina
por dilución, filtración y luego destilación, seguida de rectifica-
ción.
DESNATURALIZACIÓN DE ALCOHOLES 361
La esencia de mirbana ó nürobenzol, cuyo uso estamos permitien-
do como desnaturalizante, en la proporción de 5 por mil, se puede
eliminar por reducción con zinc y ácido sulfúrico, pero diluyendo
el alcohol previa mente con agua y luego destilando y rectificando el
alcohol revivificado.
La goma laca y las resinas se eliminan por destilaciones del al-
cohol desnaturalizado.
Las materias colorantes como verde malaquilay azul de metileno,
se pueden eliminar por repetidas filtraciones por carbón.
La fenol ftaleina, usada en Austria-Hungría, se manifiesta por una
coloración roja óro«adaen presencia de los álcalis, es difícil de eli-
minar por el carbón, pero puede serlo por destilación y muy fácil-
mente.
Aceites de acetona. — En estos últimos años se ha adoptado en
Suiza, como desnaturalizante, una substancia compleja llamada
Aceite de acetona. No es precisamente la acetona metílica producto
de la destilación del acetato de calcio, sino los residuos menos
volátiles que resultan de su preparación. Son- una mezcla quí-
micamente formada por acetonas metil, etil, propil, bulílicas
— substancias de sabor y olor acre y penetrante y que lo mani-
fiestan y comunican al alcohol, aún en la dosis mínima de 10 á
20 por mil.
Estos aceites de acetona eran, hasta hace poco, un producto raro,
pues en su origen se limitaba á la escasa producción que pro-
porcionaban las fábricas de acetona metílica, como producto secun-
dario de elaboración.
Mas en estos últimos años se ha encontrado una fuente de este
material, en el residuo incómodo de los lavaderos de lana del Norte
de Francia. Esas aguas que contienen en solución las substancias
solubles del juére ó 5umr, entre otros cuerpos: acetatos, propia-
nato, etc., de potasio. Por la evaporacióny destilación seca del resi-
duosalino con cal se obtiene una metiletilacetona ; que es una subs-
tancia análoga á los aceites de acetona y muy aparente parala des-
naturalización del alcohol.
Según experiencias hechas, de cada metro cúbico de agua de la-
vado de la lana de una densidad de 11^ Baumé, se obtienen pró-
ximamente 15 litros de aceite de acetona, es decir, la cantidad su-
ficiente para desnaturalizar 1000 litros de alcohol.
Nuestras lanas, son las que se lavan en esa región de Francia y
las que dan la materia prima para la preparación délos aceites
362 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
de acetona que se han adoptado últimamente para la desnaturali>
zacíón en Europa.
Aquí tenemos, por una de tantas anomalfas, pocos lavaderos de
lanas ; pero por fortuna hay uno en Barracas al Sud, comparable á
cualquiera de los europeos, y que podría dar, por el tratamiento de
sus aguas por el método indicado, grandes cantidades de estos acei-
tes de acetona, No he estudiado su preparación bajo el punto de
vista económico, pero es evidente que conservada la relación entre
los jornales y combustibles necesarios para la elaboración ; el pro-
ducto necesario para desnaturalización podría ser obtenido idénti-
co al que se usa en Francia.
Si juzgamos el aceite de acetona bajo el punto de vista de la re-
vivificación del alcohol con el desnaturalizado, podríamos decir
que también éste puede ser regenerado. Por reducción la metil-etil-
acetona puede ser convertida en alcohol butílico secundario que
hierve á 98 grados y que por destilación puede ser separado del etí-
lico. Tal vez aún más fácilmente podría ser eliminada combinándola
con los bisulfitos alcalinos.
Señalo las condiciones de este desnaturalizante que se desig-
na como el mejor, para demostrar que no eans^en en la actualidad
desnaturalizantes tan eficaces s tan seguros ({xnd satisfagan á los pro-
pósitos fiscales y den una garantía absoluta, como la pretenderían
los intereses de la Administración.
Hay, pues, dos desnaturalizaciones: una absoluta y otra relativa.
La primera permanece aún en el terreno de lo ideaL la segunda, la
relativa, es la práctica y la única á que podemos aspirar por ahora y
tal vez para siempre; pues, si la Química encuentra un cuerpo nuevo
capaz de mezclarse á los alcoholes y comunicarles las propiedades
que se pretendan de un desnaturalizante, la misma Química se en-
cargará luego de buscar medios de separarlo del alcohol con que
ha sido mezclado, y regenerándolo en su primitiva pureza.
Descartada la idea del desnaturalizante absoluto, ideal, y que
será siempre un desideratumj nos queda la desnaturalización rela-
tiva qs\í^cab\ y ({ue ^xx^áesBvmv Qn cada caso de acuerdo con las
necesidades de los industriales, tal como se viene practicando en-
tre nosotros.
A mi juicio, no hay conveniencia, ni oportunidad en fijar el des-
naturalizante o/{cia/, pues está probado que oo existe ninguno tan
seguro y eficaz que merezca ser tomado como tipo, y su provisión
al gremio de losdesnaturalizadores, aún suponiendo que existiera.
DESNATURALIZACIÓN DE ALCOHOLES 363
no habia de convenir igualmente para las necesidades de todas las
industrias.
La idea de mantener secreta la composición del desnaturalizante
y de variarlo con reserva y periódicamente, como se ha pretendido
hacerlo en algún Estado, no lo reputo de resultados eficaces; serían
secretos muy parecidos al de Polichinela, que de oído en oído re-
correría la República en pocos días.
La idea de monopolizar para el Estado el servicio de desnatura-
lización me es poco simpática.
El estado no ejerce bien éstas y análogas funciones, por la
dificultad de hallar hombres aparentes que las dirijan y admi-
nistren. Sería á mi juicio montar una máquina administrativa
más, de rodajes complicados y que sólo por excepción funcionaría
bien.
Reasumiendo este ya demasiado largo escrito, me permito re-
cordar sus principales conclusiones :
1* No existe ni se conoce desnaturalizante alguno absoluto^ tan
eficaz y tan seguro que autorice á la Administración á proclamarlo
desnaturalizante oficial ;
2* Que no es conveniente establecer por cuenta del Estado la pro-
visión de desnaturalizantes secretos;
S*" Que debe continuarse el sistema actual de desnaturalización,
dejando á cada interesado la facultad de proponer el que le con-
venga en cada caso, bajo la reserva de aceptarlo ó rechazarlo se-
gún los casos y las circunstancias, sin que esto importe crear pri-
vilegio para desnaturalizante determinado.
P. N. Arata.
360 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
quita, fenolftaleina, aceite de acetona. Veamos su manera de com-
portarse, en relación á las condiciones que establecíamos para un
desnaturalizante conveniente.
Metileno. — Así se denomina el espíritu de madera ó éter piro-
leñoso proveniente de la destilación de la madera. Es una mez-
cla de alcohol metílico, acetona, acetal, etc. Reúne las condiciones
exigidas en i®,6**y7®. Sólo, para conseguir una buena desnaturaliza-
ción debe usarse un diez por ciento por lo menos. Pero si se lleva á
20 7o como pn Francia, aumentan los peligros de explosión. El alco-
hol desnaturalizado con el metileno, pasado por el carbón Iseli, pier-
de las substancias de mal gusto y los colorantes y resulta una mezcla
de alcohol etílico y metílico, que puede ser usada en la fabricación
de licores. Según experiencias recientes, hasta resultaría que este
alcohol es menos tóxico que el alcohol ordinario.
Con el metileno, tenemos que la acción desnaturalizante no es
debida al alcohol metílico, sino á sus impurezas. Su misma carac-
terización, cuando existe en pequeñas proporciones, es insegura. No
ofrece, pues^ garantías suficientes y debe ser rechazado.
Bases pirldicas. Aceite animal de Dippel, — La acción de estas
substancias se manifiesta á dosis de medio por ciento; son baratas,
pero no llenan la condición segunda; el alcohol da humo porcombus-
tión y puede ser eliminado el desnaturalizante, tratándolo por los
cloruros férrico, ó de mercurio, zinc, cadmio, ó destilando con agua
acidulada.
Aceites de alquitrán. — Tienen el inconveniente de dar humo por
combustión. Con 10 kilogramos de carbón Iseli se puede revivificar
un hectolitro de alcohol al uno por ciento.
Petróleo. —Se puede eliminar completamente por filtración con
carbón.
Éter, — Por aereación se elimina y no es un inconveniente para
la fabricación de licores.
Las esencias de trementina, lavanda y romero sólo pueden ser eli-
minadas por dilución, filtración por carbón y luego destilación y
rectificación.
La dosis debe ser por lo menos de 4 por mil.
La terpinolina, propuesta por el doctor Lavalle^ es esencialmente
una esencia de trementina oxidada á la que agrega naftalina.
También esta substancia, como está demostrado, se elimina
por dilución, filtración y luego destilación, seguida de rectifica-
ción.
ALCOHOL PAR\ LA DESNATURALIZACIÓN 365
(alcohol impuro), los que vuallos á destilar elevan (según la per-
fección de los aparatos y el cuidado en las operaciones) de 75 á
80 Vo el rendimiento total de un alcohol puro. El 20 ó 25 % ^ lo
i/ue se denomina alcohol impuro de cola y cabeza, que la higiene
rechaza de los usos de la alimentación, para el encabezamiento de
vino, fabricación de licores, etc., etc. Estos alcoholes son los que
las artes aprovechan en la fabricación de barnices, en operaciones
químicas industriales diversas de extracciones, en los que el al-
cohol representa el papel de un disolvente, en la calefacción, en la
iluminación, etc., etc.
Indudablemente á este veinte por ciento de cola y cabeza se re-
fieren las palabras citadas del artículo 85 del decreto reglamenta-
rio que tratamos de poner en claro.
Este 20 7o de colas y cabezas, no están, ni pueden estar consti-
tuidos por materias del todo diferentes del alcohol etílico puro, sino
debe ser una mezcla del alcohol etílico mencionado, con aldehídas,
éteres, bases pirídicas, alcoholes superiores, ácidos, etc., produc-
tos todos que destilan al comienzo (cabeza) y al final (cola) de las
rectificaciones del alcohol industrial.
Yo entiendo que la franquicia que la ley y el decreto reglamen-
tario han querido dará los destiladores responde á dos propósitos:
uno higiénico y otro económico. El higiénico, con la idea deque
los destiladores preparen fácilmente un alcohol libre de esos pro-
ductos de cola y cabeza, que son reputados dañosos para el orga-
nismo cuando los alcoholes que los contienen se usan en la ali-
mentación ; y el económico, para dar una aplicación práctica á esas
colas V cabezas en la calefacción é iluminación. En efecto, no sería
posible que pagando al fisco tos fuertes impuestos con que se gra-
va al alcohol de bebida pudiesen hacer competencia al gas, kero-
sene, que no pagan esos impuestos ; y obligarlos á repetidas recti-
ficaciones de sus alcoholes los expondría á encarecer una substan-
cia de un precio elevado por el gravamen que soporta ó á arrojarlo,
sin provecho para el fisco, con perjuicio evidente para la industria,
sin utilizar el beneficio que el consumidor puede obtener de ese
material inapto para la alimentación, pero muy propio para la
calefacción y la iluminación.
Asi, pues, pienso que todo industrial destilador tiene el derecho
de entregar un veinte por ciento de su alcohol elaborado á la des-
naturalización que autoriza el artículo 85 del decreto reglamen-
tario.
ALCOHOL PARA LA DESNATURALIZACIÓN
Se me pregunta ¿qué cantidad de impurezas debe contener un
alcohol para estaren las condiciones exigidas por el articulo 85
del decreto reglamentario de la ley 3761 ?
En la segunda parte del mencionado artículo leo textuiíl—
mente:
« Sólo serán desnaturalizables los alcoholes empleados en la ca-
lefacción, iluminación... cuando contengan una porción de cabeza
y cola no inferior al 20 por %. »
Para resolver el problema propuesto, presento algunos datos
sobre la composición de los alcoholes industriales que definen lo
que debe entenderse por cabeza y cola de una destilación, con los
criterios actuales.
Tomo un ejemplo de una rectificación hecha de 400 hectolitros
próximamente de flegmas, citada por E. Sorel en su libro sobre la
Hectification de ValcooL Calculando el rendimiento por cienío se
obtuvieron :
Malos gustos de cabeza 4.96
Gustos medianos de cabeza 22.06
Buen gusto (alcohol puro) 61 . 42
Gustos medianos de cola 5 . 97
Malos gustos de cola 5.31
Pérdida en la operación 0.28
100.00
Resulta, pues, de esta operación: 61.42 Vo de alcohol puro y
10.27 de malos gustos de cola y cabeza, y 28.03 de gustos medianos
ALCOHOL PARA LA DESNATURALIZACIÓN 365
(alcohol impuro), los que vueltos á destilar elevao (según la per-
fección de los aparatos y el cuidado en las operaciones) de 75 á
80 '^ o el rendimiento total de un alcohol puro. El 20 ó 25 7o es lo
i/ue se denomina alcohol impuro de cola y cabeza, que la higiene
rechaza de los usos de la alimentación, para el encabezamiento de
vino, fabricación de licores, etc., etc. Estos alcoholes son los que
las artes aprovechan en la fabricación de barnices, en operaciones
químicas industriales diversas de extracciones, en los que el al-
cohol representa el papel de un disolvente, en la calefacción^ en la
iluminación, etc., etc.
Indudablemente á este veinte por ciento de cola y cabeza se re-
fíeren las palabras citadas del articulo 85 del decreto reglamenta-
rio que tratamos de poner en claro.
Este 20 7o de colas y cabezas, no están, ni pueden estar consti-
tuidos por materias del todo diferentes del alcohol etílico puro, sino
debe ser una mezcla del alcohol etílico mencionado, con aldehídas,
éteres, bases piridicas, alcoholes superiores, ácidos, etc., produc-
tos todos que destilan al comienzo (cabeza) y al tlnal (cola) de las
rectifícaciones del alcohol industrial.
Yo entiendo que la franquicia que la ley y el decreto reglamen*
tario han querido dará los destiladores responde á dos propósitos:
uno higiénico y otro económico. El higiénico, con la idea de que
los destiladores preparen fácilmente un alcohol libre de esos pro-
ductos de cola y cabeza, que son reputados dañosos para el orga-
nismo cuando los alcoholes que los contienen se usan en la ali-
mentación ; y el económico, para dar una aplicación práctir^i á osas
colas V cabezas en la calefacción é iluminación. En efecto, no seria
posible que pagando al ñsco los fuertes impuestos con que se gra-
va al alcohol de bebida pudiesen hacer competencia al gas» kero-
sene, que no pagan esos impuestos : y obligarlos á repetidas recti-
ficaciones de sus alcoholes los expondría á encarecer una substan-
cia de un precio elevado por el gravamen que soporta óá arrojarlo,
sin provecho para el fisco, con perjuicio evidente para la industria,
sin utilizar el beneficio que el consumidor puede obtener de ose
material inapto para la alimentación, pero muy propio para la
calefacción y la iluminación.
Así, pues, pienso que todo industrial destilador tiene el derecho
de entregar un veinte por ciento de su alcohol elaborado á la d«»s-
naturalización que autoriza el articulo 8-5 del d^'creto reglamen-
tario.
9
r
EMPL EO
DE
LAS LANGOSTAS GOMO ABONO
Por JULES KUNCKEL D'HERCULAIS
Buenos Aires, septiembre 19 de 1899.
Señor Presidente de la Comisión central de Extinción de las lan-
gostas, doctor don Carlos Salas.
En respuesta á la nota de julio 31 del corriente año que tuvo us-
ted á bien dirigirme, manifestándome que esa comisión deseaba
conocer los esludios que yo tuviese hechos respecto del empleo
de las langostas como abono, tengo el honor de elevar al señor
presidente el siguiente informe, que es una exposición completa de
la cuestión de la utilización de la langosta.
Este informe comprende, al propio tiempo, las reflexiones que me
han sugerido mis estudios personales.
Ha ocurrido siempre, en las épocas de las grandes invasiones
de langostas, que tantos estragos han causado á la agricultura,
que agrónomos y sabios de los más autorizados pensaran en sacar
provecho de las langostas como abono.
En 1866, cuando la grande invasión que azotara toda el África
del norte, el doctor Maurin, antiguo maítre de conférences del
Instituto nacional agronómico de Versailles, fígura entre los
* Versión directa del original francés.
EMPLEO DE LAS LANGOSTAS COMO ABO»0 369
más ardientes propagand islas de la utilización de las langostas como
materia fertilizante. « Las langostas como abono — decía — tie-
nen una importancia extraordinaria y compensan, gracias al pro-
ducto que darán al cabo de dos años de enterradas, todos los
sacrificios que los cultivadores se hayan impuesto ». Las aserciones
del doctor iMaurin eran esencialmente teóricas, pues no se fundaban
sobre ningún análisis químico ; por lo cual los publicistas de la
época no le ahorraron las críticas. Además, personas experimenta-
das — como el doctor A.gnély,.M. Ch. Lallemant, farmacéutico, el
doctor A. Darru, profesor de agricultura de la Escuela Normal de
Argel— protestaron de su optimismo. Los dos últimos se fundaban
en análisis que, por más que proporcionaban el tenor en fosfato de
cal (1,65 Vo) y en ázoe (13,95 Vo) (1), no les permitieron sin em-
bargo ser tan afirmativos como el antiguo maííre de conférences. Así,
el primero llegó á la conclusión de que el último de los estiércoles
de hacienda era preferible al composl de langostas ; el segundo,
refiriéndose además á experiencias hechas sobre el terreno, — las
que habían sido poco satisfactorias —arribó á la conclusión deque
no hay que esperar que en el porvenir se halle en la plaga de lan-
gostas ningún producto compensador.
Por su parle, el Ministro de agricultura, comercio y obras pú-
blicas, M. Armand Béhic, encargó al Laboratorio de la Escuela
imperial de Puentes y Calzadas de proceder á analizar muestras
enviadas por el gobernador general de Argelia, mariscal de Mac-
Mahon.
Las langostas que habían sido encerradas en bocales, llegaron á
París convertidas en una masa húmeda en que los animales habían
conservado poco más ó menos su forma, pero que se deshacía bajo
los dedos; esa masa daba 81,53% por evaporación, y el análisis de
las cenizas dio 0,22 % de ácido fosf\5rico y 1 .40 % de ázoe solamen-
te. El señor ingeniero Armand Clayc llegaba en su informe á esta con-
clusión : « la riqueza en ázoe de la materia analizada equivale á la
de un polvillo de estiércol de calidad media y que es pobre en ele-
mentos fertilizantes ; en el estado en que ha sido remitida al La-
boratorio, sólo tiene un mediocre valor agrícola que podría esli-
marse en dinero á 2 francos 50 los 100 kilogramos ». Agregaba
(1) Ese ázoe era considerado como contenido en la chitina, substancia consti-
tutiva del tegumento de los insectos, que es de las más inalterables, puesto que
resiste á la acción de la potasa y de la soda cáustica.
Alf. BOC. CIENT. ARG. — T. XLVIII 24
370 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
todavía que, « si fuera posible liacer desecar los montones de lan-
gostas antes de levantarlos, sin que el desperdicio de ázoe sea de-
masiado activo, la dosis de ázoe se elevaría á 7 V2 por ciento
próximamente de la materia supuesta seca ». En resumen, según
él, los montones de langostas no podrán ofrecer sino un recurso 1
restringido á la agricultura, salvo en los parajes en que fuera po-
sible emplearlos ahí mismo y sin transporte.
Cuando las invasiones que se sucedieron en Argelia de 1871 á
1877, la cuestión de la utilización de las langostas volvió á plan-
tearse. INuevos análisis fueron practicados por el doctor Jaillard, el
que reconoció á las langostas desecadas un tenor en ázoe de 8 VoJ
en ácido fosfórico de 0,96 %. La comisión encargada del examen
del informe se apresuró á concluir en el sentido de que el abono de
langostas estaba llamado á figurar entre los más ricos abonos natu-
rales conocidos.
En 1881 , el señor Juan J. J. Kyle, profesor del Colegio Nacional
de Buenos Aires, hizo un análisis de las langostas de la República
(Argentina Schistocerca paranense) que da á conocer su tenor en
ázoe y en ácido fosfórico. Hé aquí ese análisis, hecho sobre ejem-
plares secos (1) :
Agua 1 6,35
Materias orgánicas 77,37
Cenizas 6,28
Las materias orgánicas contenían 9,61 5 de ázoe, correspondiente
á 11,83 de amoníaco ', las cenizas contenían una cantidad de fos-
fato correspondiente á 2,09 de ácido fosfórico. El señor Kyle lle-
gaba en sus investigaciones á la conclusión de que las langostas
perfectamente secas tenían un valor como engorde absolutamente
igual al de la sangre desecada ; y agregaba que sería sensible
destruir por la incineración una materia de tan gran valor, y quf^
habría interés para la agricultura argentina en utilizarla, dada su
riqueza en ázoe y en ácido fosfórico, como materia fertilizante de
sus campos de trigo.
[1; El análisis reproducido en el Standard [octubre de 1881), contiene un
error tipográfíco que lo desnaturaliza enteramente. El señor profesor Kyle ha te-
nido á bien comunicarme las cantidades exactas, que son las que reproducimos
aquí.
EMPLEO DE LAS LANGOSTAS COMO ABONO 371
Habiendo desaparecido las langostas de Argelia, las cosas que-
daron en eslo; pero los señores A. Müniz, profesor del Instituí na-
tional agronomique y VÁÚ Girard, jefe del laboratorio de química del
mismo, volvieron á considerar la cuestión ab ovo é hicieron análi-
sis metódicos (1887), llegando á esta conclusión: «Las langostas
constituyen un abono que se puede emplear con provecho sobre el
terreno mismo, pero que no consiente gastos de transporte, ni de
manipulación ». Hé aquí los resultados de esos análisis :
SubHtAnciii<4 - - -
Fre«»ca!i
Ázoe 8,41
Ácido fosfórico. . 1 ,50
Potasa 0,96
Cal 0,91
Agua 26 »
LATtOOñTkM
S««;a.«(
Sec&n
y át*frik*ú*lAH
1 1 .36
H »
2,03
2,30
1,30
1.60
1,23
1.52
»
»
En 1888, M. Müntz, á pedido del Ministro <ie agricultura, rea-
nudó el estudio de la cuestión, llegando á los siguientes resul
tados :
Subftanciiis
Fresca ü
Ázoe 3,16
Ácido fosfórico 0,60
Potasa 0,28
Cal 0,06
Magnesio 0,02
LAlllfOKtAl
11,50
2,18
1,02
0,23
0,08
Las conclusiones del trabajo de M. Müntz merecen ser reprodu-
ridns : « Las langostas, enterradas en el paraje mismo, constituyen
pues un abono muy rico, sobre lodo del punto de vista del ázoe.
Si se quisiera transportarlas, habría que someterlas previamente á
una desecación para evitar la podredumbre que se manifiesta rápi-
damente en la masa húmeda. En ese estado, ronstítuirla un abono
concentrado que no dejaría de tener alguna analogía con los gua-
nta más ricos en ázoe, y su descomposición en ol suelo, en razón
fiel débil estado de agregación de la materia azoada que las consti-
tuye, puede considerarse como muy rápida. Además, ellas contienen
31% ANALES DE LA iOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
canlídades muy sensibles de ácido fosfórico y de potasa que au-
mentan su valor fertilizante.
« Si se quisiera concentrar todo lo posible los elementos fertili-
zantes que las langostas contienen, se las podría sumergir, en es-
tado fresco, en el ácido sulfíirico y desecar la masa carbonosa ob-
tenida, que contendría una gran parte del ázoe en estado de sulfato
de amoníaco. Esta operación se parecería á la que se hace experi-
mentar á otras substancias azoadas, como los residuos de cueros v
lanas.
« Sea lo que fuere, si se quisiera sacar partido de las langostas,
lejos de los parajes de producción, habría lugar de hacerles expe-
rimentar diversas preparaciones, entre las cuales sería la más
eficaz y práctica la desecación. »
Para obtener un abono verdaderamente industrial con las lan-
gostas, la Revue de chimie industrielle proponed método siguiente,
ya experimentado y que ha dado muy buenos resultados :
« Colocada la masa de los insectos en una caldera cilindrica ó
esférica^ de la clase de las que se emplean en las fábricas de papel
para el lavado de los trapos, se la calienta bajo presión de vapor
igual á 5 ú 8 atmósferas. La materia orgánica que entra en la com-
posición de la langosta se modifica y se transforma en una subs-
tancia azoada negruzca líquida y que se solidifica en una masa
compacta y friable por el enfriamiento. Esa masa contiene todo el
ázoe, todo el ácido fosfórico y toda la potasa que existía previamente
en el animal. El ázoe se encuentra en una forma mucho más asi-
milable.
« Hé aquí el análisis de una muestra de ese abono de langosta :
Por ciento
Ázoe 11 ,25
Acido fosfórico 1,69
Potasa 0, 10
«En esa forma, la langosta puede transportarse fácilmente, es de
una conservación indefinida y de muy fácil empleo.
« Agregando en ía caldera de 1 á 2 % de cal y 0,5 Vo de soda
cáustica, se obtiene un abono todavía más apropiado á la asimila-
ción y que contiene una parte de su ázoe en estado de amoníaco.
Para evitar todo desperdicio en amoníaco, conviene agregar, hacia
el final de la operación, una pequeña cantidad de cloruro de calcio,
EMPLEO DE LAS LANGOSTAS COMO ABONO 373
di» cloruro de magnesio ó deyeso. Puédese también mezclar a la ma-
sa, con el mismo lin, de 3 á 5 Vo de un superfosfalo cualquiera.
H He aqui el análisis de una muestra de abono preparado con
2"/o de cal y O.o'^/o de soda cáustica :
Por ciento
Ázoe H ,00
Ázoe amoniacal 1 ,00
Acido fosfórico 1 ,50
Potasa 0,50
« Estas indicaciones permitirán sacar un partido ventajoso de las
langostas y trasformar la plaga parasitaria que azota á Argelia en
una fuente de recursos. ^ (1)
Tales son los principales trabajos emprendidos por los químicos
en vista de establecer la composición elemental de las langostas.
Esos trabajos concuerdan en sus grandes lineas y permiten concluir
en el sentido de la posibilidad de utilizar las langostas ; pero dejan
el campo libre á los agrónomos para hacer ensayos metódicos con
el fin de determinar la acción sobre los vegetales y especialmente
sobre los que son objeto ríe grandes cultivos. Tampoco se hablan
ocupado en lo más mínimo l*)s químicos de la cuestión del costo de
la materia prima ; los economistas tenían, pues, que encararla po-
sibilidad del empleo de las langostas, en relación al valor de la co-
secha y al costo del transporte. Toca, pues, á los agrónomos y
economistas el pronunciarse. Veámoslos á la obra.
La cuestión permaneció en el dominio teórico hasta 1891 y aun
1802 y 1893, pues nadie entró entre tanto en la vía práctica — la
de la colecta y preparación de las langostas como abono, ni en la
vía experimental — la de su empleo en la agricultura. M. Hippol}te
(Vssoliers aborda entonces la cuestión apo}ándose en los trabajos de
MM. Muntz y Girard. Para demostrar el valor de las langostas
como abono y apoyar su argumentación, sostiene con la pluma un
vigon)So alegato ; pero no tarda en pasar de la teoría á la práctica,
y se empeña desde luego en recolectar grandes cantidades de lan*
gostas, para, en seguida, experimentar metódicamente en sus
dominios de Tenes el abono de langostas (i).
f\j La (rascripciÓD perient*ce á la Revue scienti^que 28 de Agosto de 1891 .
i, M. J. KÜDckel J'llerculais era miembro de la comisión oficial instituida
para controlar los trabajos del ingeniero Dessoliers.
374 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Empleó comparalivamenle: superfosfaloy}eso,con superfosfalo
mezclado con nitralo de soda^ con superfosfalo sólo, con langos-
tas mezcladas al superfosfalo, con langostas mezcladas al yeso
— cuidando conservar testigos desprovistos de abono. Cada campo
de experiencia lenía una área de 500 metros cuadrados.
Reduciendo á la hectárea las cantidades de abono empleadas y
los rendimientos, se consiguen elementos comparativos mucho
más sugestivos. Asi se ha hecho en el siguiente cuadro deM.
Dessoliers :
Cuadro demostrativo del resaltado de experiencias sobre el abono de
langostas realisadas en un campo de experiencias oreado en octubre
de 1892, en el dominio de Ma'inis (camino mixto de Tévés), por M.
H. Dessoliers, ingeniero.
09
s
h
a.
-3
Abono recibido por hectárea
^(400 k* dé superfosfalo con 16 "/• de ácido fosfórico.
^200 k* de nitrato de soda con 16 % de ázoe
o
fe.
O
i7
8
9
11
U
13
14
18
Y-
420
■3 -fe
cu
400 k» de superfosfalo + 200 k'de nitrato -f 400 k«
de yeso
Testigo no abonado
400 k* de superfosfalo -h 400 k' de yeso
600 k* de langosta
600 k» de langosta + 400 k» de superfosfalo
600 k' de langosta + 400 k» de yeso
Testigo no abonado
1.500
1.060
1.220
1.100
1.440
1.140
900
2.120
2.250
1.460
1.780
1.700
2.340
1.920
1.520
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■oc o
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g -^
E
354 80 92 40
375 60
262 40
304 »
276 *
363 60
289 20
228 40
113 20
49 50
25 »
116 »
46 »
Cada banda cultivada medía 50 metros de largo por 10 metros de ancho, eslo
es, 500 metros cuadrados.
Los incrementos de producido con relación á los testigos han sido calculados
del número 9 al número 18, suponiend ) que el suelo hubiera variado de un modo
regular entre esas dos bandas.
« Resulta de la comparación de las bandas 9 y ii que si se des-
precia la acción del yeso, que ha sido casi nula, esos 400 k i logra-
EMPLEO DE LAS LANGOSTAS COMO ABONO 375
mos de superfosfalo del número 1 1 han sido pagados á razón de 49
francos 50, y que, en consecuencia, los 600 kilogramos de langos-
tas del número 13 han sido pagadas á razón de H6 — 49,50=66
francos 50. Una tonelada de langosta habría dado un incremento
de producido de I II francos, cantidad que representa su valor real
en primera cosecha ; pero conviene agregar que esas langostas han
abandonado al suelo un stock de ázoe considerable. En efecto, el
incremento ha sido, del número II al número 13, de:
para la paja 23 qm. 40 — 17 qm. 40 = 560 kg.
para el trigo 14 qm. 40 — 12 qm. 20 = 220 kg.
« La paja liene un tenor de 0,7 Vo de ázoe y el trigo, de 2,3 Vo.
Los 560 kilogramos de paja han absorbido pues 3 kilogramos 92 de
ázoe, y tos ¿20 kilogramos de trigo, 5 kilogramos 06 de ázoe; lo
que da un total de 8 kilogramos 98 de ázoe, ó sean 9 kilogramos.
Aliora bien, los 600 kilogramos de langostas á 1 1 % de ázoe han
reportado 66 kilogramos de ázoe; quedan, pues, 57 kilogramos, no
habiéndose absorbido pues en realidad sino 14 ""o del ázoe propor*
Clonado. .
«El examen de las bandas números 8 y 13 demuestra que el
abono compuesto de langosta y de superfosfato es tan eficaz como
el abono compuesto de fosfato y de nitrato, que es el tipo del abono
completo de nuestras tierras. La parcela número 8 ha dado un in-
cremento de producido bruto de 1 13 francos, y la parcela número
13 un incremento de 1 16 francos. (Invierno muy seco)».
Agreguemos, para completar nuestras citas, que, en 1896, el se-
ñor Kyle hizo nuevos análisis de langostas argentinas, desecadas y
pulverizadas, análisis que le dieron los resultados siguientes :
Agua 5,20
Grasa II ,40
Materias albuminóídeas 60,37
Celulosa, azúcar, etc 1 5,78
Lenizas /,2)
Total 100,00
I^s langostas ronlenian :
Agua 78 "o
376 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Las materias albuminoideas contenían : í!
I
Ázoe 9,66, correspondiente á amoníaco 11,73
Las cenizas contenían :
Ácido fosfórico (Ph^O^) 1 ,535
Si bien es cierto que todos los químicos se hallan de acuerdo
para corstatar, según sus análisis, la presencia de una cantidad
media de ázoe de 11,5 Vo y la de una cantidad de ácido fosfórico
que varia de 1 á 2 7o ; si están unánimes en considerar las langos-
tas, privadas de agua, como susceptibles de proporcionar un abono
utilizable, también es cierto que ellos no se han preocupado de
ciertas particularidades que dificultan la preparación de esos in-
sectos .
En efecto, las materias grasas contenidas en las langostas, cuando
se amontonan esos insectos ó cuando se los entierra en fosas, en-
tran muy rápidamente en putrefacción, y los productos de las
transformaciones químicas que se operan entonces pertenecen á la
serie butírica ; los olores que esas materias exhalan son de tal
modo repugnantes que, para evitar esas exhalaciones mefíticas y la
contaminación de las aguas, se ha tenido que prescribir el mezclar
con cal viva, sobre el terreno mismo, tos cadáveres de las saltonas
y de las voladoras.
Esa operación tenia por objeto saponifícar los cuerpos grasos,
que, así fijados se volvían casi insolubles. La preparación de los
cadáveres de las langostas brutas destinadas al abono ha sido en-
sayado en Argelia en la usina en que se transforman los residuos de
los mataderos ; y los peones, acostumbrados sin embargo á mane-
jar materias cloacales, se han rehusado á manipular las langostas
en vía de descomposición.
Haremos observar todavia que las langostas no podrían ser em-
pleadas inmediatamente ; es menester que el tiempo haya hecho su
obra, destruyendo las materias grasas que se transforman en ácidos
grasos nocivos á las plantas; para emplear las langostas inmedia-
tamente, es necesario someterlas á una preparación previa, sea la
desecación, sea el tratamiento por la cal, sea la maceración en el
ácido sulfúrico.
A los economistas corresponde juzgar si la cosecha, la manuten-
EMPLEO DE LAS LANGOSTAS COMO ABONO 377
ción^ el transporte, el tratamiento qufmicode las langostas no serán
demasiado oneroso para que el abono de langosta pueda entrar en
competencia con los abonos preparados y dosados que la industria
puede poner á disposición de los agricultores.
Sea lo que fuere, he emprendido en el campo de Palermo una se-
rie de experiencias en vista de controlar las de M. H. Dessoliers y de
conocer la influencia que podrían ejercer sobre el desarrollo vegeta-
tivo del trigo y del maíz los cadáveres desecados de langostas. Su
empleo sin ninguna preparación química nos parece más práctico,
sobre todo en los lugares mismos invadidos, puesto que se dismi-
nuyen considerablemente los gastos de transporte y manutención y
se suprimen absolutamente los gastos de manipulación y prepara-
ción. Habría, además, ¡nter<^s en seguir la acción del abono de lan-
gostas según los medios y según las condiciones de sequedad y de
humedad del suelo, pues aquella acción se halla bajo la dependen-
cia absoluta de esos diversos actores.
Tendré el honor de dar á conocer á usted los resultados de esos
estudios. Al efecto de darles el desarrollo necesario, ruego á usted
se sirva hacerme enviar algunas bolsas de las langostas que se des-
truyen en la actualidad mediante el fuego, lasque, así desecadas,
pueden ser transportadas sin entraren putrefacción.
•
Quiera el señor Presidente aceptar la expresión de mis senti-
mientos más distinguidos.
JüLES KÜNCKEL d'HeRCULAIS.
380 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
gíénícos, para encargarse del lavado de las ropas de las familias y
para el uso del gremio délas lavanderas, poniendo al alcance tle
éstas: agua, secadores, desinfección ; lodo lo necesario.
La Municipalidad hubo de desistir de sus iniciativas, desde que
había conseguido su objeto, evitar el lavado en los conventillos,
en la ribera, y se limitó á prohibir por Ordenanza el lavado en es-
tos sitios.
Los lavaderos públicos se construyeron, se reglamentaron y se
entregaron al servicio público para comodidad de las lavanderas.
Tan plausible resultado, por lo parcial, no llenó sin embargo, las
aspiraciones públicas, y los accionistas de los lavaderos no logra-
ron tampoco sus esperanzas, por causas difíciles de analizar.
Los lavaderos públicos que hubiesen sido tan provechosos, corno
eran necesarios, ni se construyeron, ni se terminaron en el númoro
que exigía la población ; ni pudo hacerse obligatoria, á causa de
esta deficiencia, la concurrencia á ellos de las lavanderas todas...'
la sociedad por falta de capitales hubo de liquidarse. La Munici-
palidad, ese gran paño de lágrimas de tantas empresas fracazadas,
hubo de adquirir tres de esos lavaderos : uno al sud y dos al oeste.
Un cuarto lavadero al norte cayó en manos de un particular, que
lo subarrienda para su explotación.
Estos cuatro establecimientos públicos y diez lavaderos particu-
lares más, con unas 2000 lavanderas que ejercen libremente la
profesión, son los elementos de limpieza de la ropa que disfriila
Buenos Aires.
Para darme cuenta exacta del funcionamiento de los estableci-
mientos públicos y privados, los he visitado personalmente á casi
todos y los he estudiado atentamente. Después de esíe trabajo que
he realizado con buena intención y empeño, creo estar autorizado
para emitir un juicio desapasionado y exacto del estado en que se
encuentran y del problema del lavado de la ropa en Buenos Aires.
Para que se ponga atención y se tome interés en conocer lo que
voy á detallar, desde ya diré : que el lavado de la ropa en Buenos
Aires se hace en las peores condiciones imaginables, y que no se
respetan las reglas más elementales de higiene, y que el destrozo que
las ropas sufren es deplorable.
Empezaré por hablar de lo menos malo que he observado. Me
refiero á los lavaderos privados. Estos tienen la clientela de los
hoteles, colegios, administraciones públicas ó privadas, sirviendo
á institutos, empresas ú personas que, por la calidad ó importan-
LAVADEROS Y LAVADO DE ROPA 381
cia del trabajo que encargan, tienen empeño en hacerlo ejecutar en
las condiciones más favorables para sus propios intereses. Estos
lavaderos llenan su cometido de una manera relativamente satis-
foctoria en cuanto al objeto de la limpieza. Cuidan de la ropa
hasta cierto punto, tratan de hacer el menor destrozo posible de
ella, sin dejar por eso de facilitarse el trabajo para que resulte lo
menos oneroso.
El problema de estos lavaderos consiste: en economizar jabón,
emplear más bien legías cáusticas, poco combustible para calentar,
y usarlo más bien como fuecza motora, que sacude de uno á otro
lado, y con refregadura no muy racional elimina las manchas y no
pocas fibras de la ropa, que se confía á esos mecanismos ásperos é
irracionales.
Si el agua es abundaiUey cuesta poco, se usa con profusión ; cuan-
do la pagan por medidor, la escasean y limitan como es consiguien-
te v necesario á sus intereses.
El asoleado de la ropa es operación desconocida por completo; se
sustituye económicamente por el blanqueo hecho con substancias
descolorantes y corrosivas como el hipoclorito de calcio, el agua de
Javelle; ordinariamente usando estos agentes de una manera irra-
cional. Se seca por torcido^ que rompe las fibras de los tejidos; en
casos más favorables se usa la compresión elástica y en los más ra-
ros, disponen de las turbinas, que debieran ser los únicos aparatos
permitidos.
íióiesehien esio: ninguno de estos lavaderos particulares tiefie
una estufa de desinfección que garanta la inmunidad de la ropa como
vehículo de gérmenes de infección. Y nótese además que toda la ropa
que va al lavadero, se mezcla, se macera en frío ó en caliente, en
una cuba de agua; que como la misericordia de Dios todo lo abarca,
lodo lo ampara en una comunidad desesperante.
El agua con su dosis de jabón ó de legía de cenizas de sosa, moja,
empapa la ropa, repartiendo uniformemente en la masa los benefi-
cios que puede proporcionar su acción detergente ó el mal que
puede producir en esta comunidad heterogénea de objetos delica-
dos con los de funciones las más innobles.
El resto de perfume delicado de un vestido elegante se confunde
con las emanaciones provenientes de los residuos más asquerosos.
La acción química de los álcalis saponifica las grasas de cual-
quier proveniencia, y van en montón á constituir la primer agua de
lavado característica por su policronisrao acentuado. Por fortuna,
382 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
una segunda, á veces una tercera agua purifica de la contannina-
ción primera de igualdad (hecha en beneficio de la celeridad y eco-
nomía) objetos tan desemejantes, tan disparatados.
Ese comunismo sería verdaderamente ejemplar si los objetos que
confunde tuviesen igual noblezal
En los lavaderos no se hace distinción de la suciedad, ni se tie-
nen para nada en cuenta los gérmenes que la ropa acarrea. Estos
son barridos unas veces por el agua de jabón, en los casos más fa-
vorables; ó quedan en la ropa misma donde brotan y pululan con-
taminando todo lo que está en su contacto.
¿Cuántas enfermedades de la piel no tienen su origen en la ropa
mal lavada? ¿Cuántas enfermedades contagiosas no se transmiten
por este medio? Conocida es la resistencia á la muerte que poseen
algunos bacterios y sus esporos. En ropa que no ha sido desinfec-
tada, su existencia es siempre posible, y son incalculables los peli-
gros que esto importa para la población. Hay verdadera urgencia
en hacer cumplir la ordenanza de mayo de 1894 que obliga á todos
los lavaderos del municipio á proveerse de una estufa de desinfec-
ción ; debiendo en virtud de la misma clausurarse aquellos que no
la poseen.
Sobre este punto debe hacerse notar que sólo un lavadero del
municipio tiene estufa de desinfección y ésta esld arrumbada é in-
servible.
Los lavaderos particulares deque me ocupo, situados unos a!
norte, otros al sud y sudoeste del municipio, los más lo están
fuera del radio de las cloacas. Las aguas servidas provenientes del
lavado de la ropa infectada se echan sobre la superficie del suelo
en algunos establecimientos y en otros van á sumideros profundos
y contaminan la segunda napa de agua semísurgentede la ciudad,
en contra de disposiciones de una ordenanza vigente.
Como es sabido estas aguas, por su composición química, su poca
dureza, por su sabor agradabley por la circunstancia de sufrir una
filtración permanente en la arena de que manan, eran excelentes ;
pero de algún tiempo á esta parte se va notando su contaminación
creciente, debido al uso abusivo que se hace deéstas capas de agua.
Son la cloaca que han elegido las industrias surgidas fuera del ra-
dio de la red, y por medio de ella se libran de sus aguas servidas.
Como en los lavaderos particulares no se asolea ; se usa y abusa
del cloro para el blanqueo de la ropa.
En resumen los lavaderos particulares, con excepción de dos ó
LAVADEROS Y LAYADO DE ROPA 383
tres; están todos instalados de una manera defectuosa, y constitu-
yen verdaderos focos de infección.
En ellos se lava ropa de hospitales, vapores de ultrannary de los
ríos, de colegios, hoteles, posadas, casas de familia, todas juntas,
sin precauciones ni control, pues no existe ordenanza que los re-
glamente.
Se me ha denunciado que existen además muchos pequeños lava-
deros clandestinos, que no pagan ni patente ni impuestos, y algu-
nos de ellos ejercen la industria del lavado de trapos sucios recogi-
dos en la basura.
Estos lavaderos no tienen ni aguas corrientes ni cloacas y sus
aguas servidas son arrojadas á los pozos absorbentes de que hemos
hablado.
Cuatro grandes lavaderos públicos, tres de los cuales son muni-
cipales y uno de propiedad privada, pero del mismo tipo, están á
la disposición de las tres mil lavanderas calculadas para la ciudad.
Teniendo una capacidad complexi va total de mil sitios de trabajo, los
lavaderos apenas ocupan en ellos la mitad de las piletas.
Son establecimientos de modelo uniforme, de muchas comodida-
des, con agua fria y caliente á disposición de todos, bien aereados,
ventilados é iluminados, provistos de aparatos de lavado mecánico,
de secadores al aire libre y al vapor, con pisos impermeables y
cloacas para eliminar las aguas servidas.
Sólo carecen de tachos para la lexiviación y de estufas de desin-
fección, y es menester proveerlos de estos últimos, en cumplimiento
de la ordenanza para completarlos en sus planos. El particular tie-
ne á la verdad estufa, pero no está habilitada y se me ha dicho que
no funciona regularmente: está en condiciones de inutilidad por
ahora.
He asistido en todos estos establecimientos al lavado que hacen
las lavanderas; y la impresión que he recibido no puede ser peor.
Alli no se lava, no se asea la ropa, se la destruye, se la maltrata; y
tengo la convicción que la eficacia del lavado es muy problemá-
tica, pues se devuelve á las familias ropa imperfectamente lavada
y aún lo que es peor, con todos los peligros de una contaminación
posible.
La lavandera que alquila una ó dos piletas, las llena con agua,
echa en ellas la ropa sucia que lleva, la jabona rápidamente y la
somete á una maceración, echando cristales de sosa á veces. Or-
LAVADEROS Y LAVADO DE ROPA
EN BUENOS AIRES
El problema del lavado de la ropa, en todas partes, es de higiene
y de economía doméstica ; dos faces interesantes, tanto una como
otra, y que me permito examinar en este informe, para provocar
resoluciones que favorezcan á la comunidad.
El estado de estos establecimientos no puede, á mi juicio, ser más
deplorable ; el mal que causan, bajo el punto de vista económico,
como los peligros que entrañan para la higiene pública no pueden
ser mayores.
Es hoy una vulgaridad repetir, que las ropas que se han usado
es un semillero de agentes de putrefacción, de substancias de des-
perdicio del organismo y vehículo de enfermedades contagiosas
que se transmiten alas lavanderas, á sus allegados, y que pueden
infestar todo lo que con esas ropas se pone en contacto.
Por otra parte, las familias económicas están cada vez más alar-
madas, por el desgaste anormal y extraordinario que la ropa sufre
de pocos años á esta parte, en manos de las lavanderas. Los lava*
deros públicos y privados son principalmente los más dañinos bajo
este punto de vista.
Ambas fases, como se ve, merecen la atención de la administra^
cíón pública, de las familias : una aféctala higiene^ otra la riqueza
y el bienestar general.
En una época no lejana, las lavanderas de Buenos Aires se valían
exclusivamente del río, de los arroyos y lagunas de los alrededo-
res para la limpieza de la ropa. Los pobres lavaban y las familias
LAVADEROS Y LAVADO DE ROPA 379
acomodadas hacían lavar su ropa en los fondos de las casas. Cuan-
do se establecieron las aguas corrientes se arraigó aún más este
sistema. Las cloacas complementaron á estas últimas, y se hu-
biese llegado al ideal en materia de higiene de la limpieza de
la ropa, si las casas del municipio hubiesen poseído todas, locales
convenientes para asolearla y secarla con facilidad. Pero está es-
crito que toda felicidad y bienestar no han de ser completos. Un
beneficií» trae un perjuicio correlativo. Los alquileres aumentaron
de precio, los locales se fueron estrechando y el espacio disponi-
ble se redujo en la mayoría de las casas á términos tan angustio-
sos, que el lavado no era ya posible.
La necesidad del lavado externo por medio de lavanderas se ha
hecho imperiosa, indispensable. Hoy, Buenos Aires tiene más de
tres mil lavadoras profesionistas, según cálculos que repulo más
bajos de la realidad.
* Hace treinta años la ciudad lenía uno ó dos lavaderos, cuya
clientela se limitaba á la ropa de los hoteles, colegios y pocas ins-
tituciones públicas. Lavanderas de oficio, no muy numerosas, ser-
vían á las familias que no utilizaban la servidumbre propia en
este trabajo.
Con motivo de la epidemia colérica última, durante la administra-
ción Alvear, se suscitó la cuestión del lavado higiénico de la ropa;
se pensó prohibir el uso del río para evitar la contaminación de
las aguas. Las ideas nuevas del contagio por este vehículo se ha-
bían popularizado é imponían sus preceptos bajo forma impera-
tiva. Se nombró una comisión de estudio, déla que tuvo el honor
de formar parte, y ésta llegó sin violencia á la conclusión de que el
municipio debía propender por todos los medios posibles á croar
establecimientos especiales lavaderos públicos modelos á semejan-
za de los existentes en las ciudades europeas, para remediar los
peligros que entrañaba el lavado de la ropa en el interior de las
casas» principalmente en los conventillos, y sobre todo en la ribera
del río, por la razón principal del peligro de la contaminación de
las aguas de bebida de la población.
Se proyectaron, á raíz de este informe, lavatieros económicos que
debían ser administrados por el Municipio y como obra de urgente
necesidad. Desaparecida la epidemia, la iniciativa privada se ma-
nifestó en forma espontánea y categórica hasta el extremo de hac(»r
innecesaria la acción municipal.
Se organizaron sociedades anónimas para crear lavaderos hi-
380 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
giénicos, para encargarse del lavado de las ropas de las familias y
para el uso del gremio de las lavanderas, poniendo al alcance fie
éslas: agua, secadores, desinfección; lodo lo necesario.
La Municipalidad hubo de desistir de sus iniciativas, desde que ;
había conseguido su objeto, evitar el lavado en los conventillos, 'i
en la ribera, y se limitó á prohibir por Ordenanza el lavado en es-
tos sitios.
Los lavaderos públicos se construyeron, se reglamentaron y se
entregaron al servicio público para comodidad de las lavanderas.
Tan plausible resultado, por lo parcial, no llenó sin embargo, las
aspiraciones públicas, y los accionistas de los lavaderos no logra-
ron tampoco sus esperanzas, por causas difíciles de analizar.
Los lavaderos públicos que hubiesen sido tan provechosos, corno
eran necesarios, ni se construyeron, ni se terminaron en el númoro
que exigía la población ; ni pudo hacerse obligatoria, á causa de
esta deficiencia, la concurrencia á ellos de las lavanderas todas...*
la sociedad por falta de capitales hubo de liquidarse. La Munici-
palidad, ese gran paño de lágrimas de tañías empresas fracazados,
hubo de adquirir tres de esos lavaderos : uno al sud y dos al oeste.
Un cuarto lavadero al norte cayó en manos de un particular, que
lo subarrienda para su explotación.
Estos cuatro establecimientos públicos y diez lavaderos particu-
lares más, con unas 2000 lavanderas que ejercen libremente la
profesión, son los elementos de limpieza de la ropa que disfruta
Buenos Aires.
Para darme cuenta exacta del funcionamiento de los estableci-
mientos públicos y privados, los he visitado personalmente á casi
todos y los he estudiado atentamente. Después de este trabajo que
he realizado con buena intención y empeño, creo estar autorizado
para emitir un juicio desapasionado y exacto del estado en que se
encuentran y del problema del lavado de la ropa en Buenos Aires.
Para que se ponga atención y se lome interés en conocer lo que
voy á detallar, desde ya diré: que el lavado de la ropa en Buenos
Aires se hace en las peores condiciones imaginables, y que no se
respetan las reglas más elementales de higiene, y que el destrozo que
las ropas sufren es deplorable.
Empezaré por hablar de lo menos malo que he observado. Me
refiero á los lavaderos privados. Estos tienen la clientela de los
hoteles, colegios, administraciones públicas ó privadas, sirviendo
á institutos, empresas u personas que, por la calidad ó importan-
LAVADEROS Y LAVADO DE ROPA 381
cía del trcibajo que encargan, tienen empeño en hacerlo ejecutar en
las (ondiriones más favorables para sus propíos intereses. Estos
lava<leros llenan su cometido de una manera relativamente satis-
factoria en cuanto al objeto déla limpieza. Cuidan de la ropa
hasta cierto punto» tratan de hacer el menor destrozo posible de
ella, sin dejar por eso de facilitarse el trahcijo para que resulte lo
menos oneroso.
El problema de estos lavaderos consiste: en economizar jabón,
emplear más bien legías cáusticas, poro combustible para calentar,
y usarlo más bien como fuecza motora, que sacude de uno á otro
lado, y con refregadura no muy racional elimina las manchas y no
pocas fibras de la ropa, que se confia á esos mecanismos ásperos é
irracionales.
Si el agua es abundantey cuesta poco, se usa con profusión ; cu.an-
do la pagan por medidor, la escaseany limitan como es consiguien-
te V necesario á sus intereses.
El asoleado de la ropa es operación desconocida por completo; se
sustituye económicamente por el blanqueo hecho con substancias
descolorantes y corrosivas como el hipoclorito de calcio, el agua de
Javelle; ordinariamente usando estos agentes de una manera irra-
cional. Se seca por torcido^ que rompe las fibras de los tejidos; en
casos más favorables se usa la compresión elástica y en los más ra-
ros, disponen de las turbinas, que debieran ser los únicos aparatos
permitidos.
Nótese bien eslo : ninguno de estos lavaderos particulares tiene
una estufa de desinfección que garanta la inmunidad de la ropa como
vehículo de gérmenes de infección. ¥ nótese además que toda la ropa
que va al lavadero, se mezcla, se macera en frío ó en caliente, en
una cuba de agua; que como la misericordia de Dios todo lo abarca,
todo lo ampara en una comunidad desesperante.
El agua con su dosis de jabón ó de legia decenizasdc sosa, moja,
empapa la ropa, repartiendo uniformemente en la masa los benefi-
cios que puede proporcionar su acción detergente ó el mal que
puede producir en esta comunidad heterogénea de objetos delica-
dos con los de funciones las más innobles.
El resto de perfume delicado de un vestido elegante se confunde
con las emanaciones provenientes de los residuos más asquerosos.
La acción química de los álcalis saponifica las grasas de cual-
quier proveniencia, y vanen montón á constituir la primer agua de
lavado característica por su policronisroo acentuado. Por fortuna.
;
38i ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
dinariamenle cuando dispone de una sola pileta lleva unas cuencas
ó tinas suplementarias, en las que efectúa esta nriaceracíón y otras
operaciones que describríré luego. La ropa algo jabonada se some-
te á la acción de un mazo de un kilogramo ó más de peso, con el
que la lavandera golpea la ropa sobre una tabla. Los palos caen
sobre la ropa, sobre la tabla, sobre la pileta, v destrozan ropa, ta-
bla y pileta. Para dar vigor á este apaleo, la lavandera suele canlnr,
con voz más ó menos desatinada, los aires populares de su tierra.
Este conjunto de golpes, de los cantos, de los gritos descompasados,
la algarabía de los pequeñuelos que las acompañan, d.an una idea
aproximada de lo quesera el coro de las lavanderas el dia del juicio.
Agregúese á este ruido que ofende los oídos, el espectáculo del
movimiento de los trapos sucios, esparciendo olores nauseabundos;
y la vista y el olfato muy pronto se ponen al unísono en este pan^
demonio inmundo que es un lavadero público. El orden, lo impone
en una fila, una vieja de cara avinagrada; y el desorden lo causa
en la lateral una mozuela desvergonzada con dichos, y á veces algo
más. Las palabrotas, los dicharachos alegres ó airados se cruzan
en esa atmósfera saturada de vapor de agua, de emanaciones pestí-
feras y de una corrupción que se respira en el ambiente general.
Las inmundicias del cuerpo; del alma tienen allí una exhibición
tan naturalista, que es menester alejarse para respirar. Se saca una
impresión de tristeza y de repugnancia, que sólo el aire fresco y el
olvido pueden curar. Alguna nota cómica queda vibrante en el ce-
rebro; pero ésta misQia no hace agradable ese ambiente.
Venciendo repugnancias, se puede observar algo más; y he tenido
que hacerlo para dar cumplimiento á la misión que me llevaba.
Respecto de los daños que las lavanderas hacen á la ropa hemos
señalado ya el batido con el mazo ó pala que la estropea. Peroexis-
ten otras causas peores de deterioro.
El cepillo de fibras vegetales gruesas, que desgarra la trama del
tejido de la ropa y la desmenuza. Los cuellos y los puños de cami-
sa no se lavan con agua y jabón; sino con un poco de éste, menos
agua, y mucho cepillo se les aparta los ribetes de suciedad. Otro
agente que tiene abundante empleo en los lavaderos es el cloro, clo-
ruro de cal ó hipoclorito de calcio.
Esta substancia se vende en los lavaderos mismos en paquetes de
un cuarto de kilogramo, y con otra porción 'e cristales de soda 6
sea carbonato sódico, las lavanderas ejercen su acción destructora
sobre la ropa.
LAVADEROS Y LAVADO DE ROPA 385
i5,'j- Las propiedades descolorantes del cloro fueron observadas desde
un \ el siglo pasado por su descubridor el célebre Sebéele, pero sólo fue-
ron utilizadas por Berthollet en Francia y Watt en Inglaterra. En vez
de cloro se usa el hipoclorilo de calcio que contiene de 32 á
34 por Vo de esta substancia descolorante. Su poder es tal, que un
-^m; kilogramo basta para blanquear de 150 & 300 kilogramos de
M ropa seca.
El cloruro de cal obra enérgicamente sobre las materias orgáni-
cas coloreadas, destruyéndolas, ya sea por la influencia del cloro ó
del ácido hipocloroso que contiene, ó por el oxigeno que desprende
al estado naciente y en presencia del agua. Su acción queda exal-
tada por el calor y los ácidos. Es aun más enérgica su influencia
sobre los trapos mojados y expuestos á la acción del aire, y la acción
de éste hace más activa la descoloración.
Witz, estudiando esta acción, ha demostrado que cuando se pro-
yecta polvo de cloruro de cal sobro un tejido mojado y se deja ex-
puesto al aire se producen agujeros en los puntos en que ha caido
el cloruro descolorante. Después do blanquear la fibra, la destruye
totalmente.
Estoes precisamente lo que hacen las lavanderas, en su propó-
sito de lavar mucho y ligero; nunca recurren al asoleado de la ropa
mojada para blanquearla ; el cloro, romo dicen, se encarga de ha-
cerlo, pero ¿cómo? Echan el polvo de cloruro sobre la ropa con man-
chas, sobre los puntos sucios de los cunllos y puños de camisa
principalmente, lo refriegan con el cepillo, por sí solo destrozador :
el cloro ejerce su acción, destruye la materia colorante que forma
la suciedad, la mancha; pero también luego se lleva una parte del
tejido. Esta es la razón por la cual la ropa en Buenos Aires no dura,
desde que las lavanderas han aprendido á usar del cloro.
En absoluto, no condenaría el empleo del cloruro de cal desde
<]ue careciendo nuestros lavaderos de estufas de desinfección, se
tiene en esta .substancia, un desinfectante, que si no muy enérgico,
es por lo menos de alguna eficacia. Lo que es menester prohibir es el
uso irracional que de este agente se hace. La dosis del hipoclorilo
como descolorante debe ser de medio gramo por litro y marcar me-
dio grado Baumé. Nuestras lavanderas echan en un balde de 10 li-
tros un paquete de 3 )0 gramos, de manera que un litro contiene
una onza. E$ decir, cincuenta veces más de lo necesario.
Queda, pues, superabundantemente explicada la causa de la des-
trucción de la ropa.
AN. toe. CICXT. ARG. ^ T. XLVIM ¿ó
Total 40.20
La operación de lalexiviación déla ropa dura cinco horas, al cu-
bo de lasque los paquetes son entregados á las lavanderas par»
continuar su limpieza. Tienen agua fria á discreción y pagan por la
pileta que ocupan francos 0.40 por día ó francos 0.20 por medio día
de trabajo. El agua caliente les cuesta 5 centavos por balde de 12
á 14 litros. Si quieren secar al aire libre pagan trancos 0.35 por 84
horas.
Este sistema de lexiviación debiera ser adoptado en nuestros la-
I
386 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIfICA ARGENTINA
De igual eficacia y de acción más fácil de moderar es el agua de
Javelle y ésta debiera sustituir al cloruro de cal.
Pero hay otra causa más de destrozo y es el torcido de la ropa.
Es un aforismo da ama de llaves, qiie torcer la ropa es romperla.
A pesar de poseer turbinas en los lavaderos, que escurren y secan
la ropa empapada, se usan poco y sólo después de haberla torcido.
En vez de esta operación, debiera aconsejarse la compresión meca- |
nira por medio de rodillos de cautchoucy emplear luego el turbi-
nado.
En los lavaderos son poco usados los aparatos mecánicos de lava-
do y sería menester entre nosotros estimular su empleo. Debiera, á
mi juicio, hacerse también el lavado por medio déla legía y en un
tacho encábente, que además de asegurar su desinfección, lava la
ropa sin desgastarla.
Esta operación de la lexiviación de la ropa sucia, la única que se
usaba en la antigüedad, tiende á ser abandonada por engorrosa,
pero es la sola racional é higiénica, y es conveniente volver á ella.
Es por otra parte más económica que el lavado por el jabón.
El ejemplo que saco de una obra especial sobre los lavaderos de
París demuestra la economía del sistema. He aquí cómo se prac-
tica : las lavanderas hacen paquetes de 2 kilos de ropa seca (hú-
meda pesa el doble) y son señalados por una chapa de zinc nume-
rada, pagando porcada uno 10 centesimos de tranco.
Haciendo un cocimiento de mil kilos de ropa seca ó dos mil
de ropa húmeda se obtiene un beneficio de cincuenta francos por
operación con los gastos siguientes :
26 kilos sosa á 28 francos los 100 kilos. . . . 6.00
Combustible 4.20
LAVADEROS T LAVADO DE ROPA 381
vaderos. Más aún, <lebíera hacerse la modifícacíón que se ha intro-
ducido úitimamenle en los lavaderos militares de Alemania. Por
cada litro de agua alcalina se agrega I gramo de petróleo. Esta
substancia favorece la limpieza, ase^cura la desinfección y conserva
mojor el color de la ropa y evita su desgaste.
A pesar de las ventajas que ofrecen á las lavanderas, los lavade-
ros municipales son pocos concurridos, algunos tienen diaria-
mente muchas piletas desocupadas.
De las tres rail lavanderas que se calculan para Buenos Aires,
corno hemos dicho, apenas una sexta parte aprovecha estos esta-
blecimientos. El resto continúa lavando en la ribera del río, en los
arroynelos y lagunas de los alrededores y las más en sus casas y
en los conventillos, á pesar de la prohibición de la ordenanza.
La insuficiencia de los lavaderos y su distribución desigual en el
municipio, no permite aplicar la ordenanza que prohibe el lavado
fuera de estos establecimientos; y es á mi juicio necesario aumen-
tar su número para proceder á la aplicación rigurosa de sus dis-
posiciones.
Sobre las lavanderas que lavan en sus casas, habría que repetir
lo que hemos dicho : conocen el cloro, ninguna asolea y todas apa-
lean, tuercen y destrozan la ropa y no conocen ni saben lo que es
desinfección. Tienen, sin embargo, una ventaja sóbrelas de lavade-
ros : como lavan la ropa de una familia toda junta, está eliminada
esa pesca eventual de alguna enfermedad contagiosa, de que los
lavaderos públicos son causa.
Como consecuencia de esta inspección me he permitido proponer
el adjunto reglamento que he consultado con los empleados muni-
cipales de estos lavaderos; los que me han favorecido además con
muchos datos que registro en este informe.
Termino encareciendo la necesidad de nuevos lavaderos parala
población, obra que el Intendente sabrá emprender, conelentusia-
mo que le caracteriza y en cumplimiento de la máxima que debe
gravar en el frente del primero de ellos :
« La limpieza es necesaria para salud, favorece la dignidad y
moralidad del hombre, y es enemiga del abandono y de la mise-
ria. >>
Pedro íN. Arata.
388 ANALES üfi LA S(»C1£DAD Cl£NTtFIGA ARGENTINA
PROYECTO DE DECRETO REGLAMENTARIO DE LOS LAVADEROS
Art. 1**. — Los lavaderos municipales son eslableci míenlos pú-
blicos á los que pueden concurrir los que se ocupan del lavado de
la ropa, todos los días hábiles de 6 a. m. á 6 p. m. en los meses de
verano } de 7 a. m. á 5 p. m. en los de invierno. Sólo se suspen-
derá el trabajo de II a. m. á 13 y media.
Art. 2®. — Para usar del lavadero pagarán el importe del boleto
fijado por el Honorable Consejo Deliberante y recibirán una chapa
numerada de la pileta á que tienen derecho de usar.
Boleto y chapase colocará en parte visible de la pileta para faci-
litar la verificación.
Este boleto da derecho al uso de agua íria y caliente que provee
el lavadero y al empleo por turno del aparato de escurrir y al seca-
dor al aire libre.
El servicio suplementario délas máquinas de lavar, secadero á
vapor, se pagarán por separado en la forma establecida por la ad-
ministración.
Arl. 3°. — El uso de agua fría y caliente, que es gratuito, no da
derecho á desperdiciarla inconsideradamente, bajo penas de mulla
de 1 á 10 pesos.
Ningún concurrente al lavadero tiene derecha de usar más de
una pileta y exclusivamente la alquilada, so pena de mulla de I
peso al contraventor.
Art. 4"^. — Es absolutamente obligatoria la limpieza diaria de la
pileta, no pudiéndose dejar ropa en remojo en ella como tampoco
en tinas próximas, pues deben cuidar del aseo déla pileta ocupada,
de sus anexos y de la porción del local circunvecino.
En caso de contravención serán multados en 1 peso, y en caso de
reincidencia serán expulsados del lavadero.
Art. 5®. — Cada concurrente debe cuidar de la ropa que lava, ni
la administración responderá por pérdidas ó sustracciones de ro-
pas; interviniendo en estos casos sójo como autoridad investigado-
ra, sin perjuicio de dar la participación que corresponda á la auto-
ridad competente.
LAVADEROS T LAVADO DR ROPA 389
Arl. <>•. — La pérdida de las chapas del lavadero, los desper-
fectos ocasionados en la pileta y demás útiles del lavado, provis-
tos por el establecimiento, serán pagados por los causantes del
daño.
Art. 7®. — En el lavadero no puede usarse de palo, ni maza
<|ue al batir la ropa la destruya, asi como se prohibe el uso de ce-
pillos rígidos que la desgasten y maltraten.
El lavado se hará con jabón, con cristales de sosa y es absoluta-
mente prohibido el uso del cloruro de cal.
Solo se tolerará el empleo del agua deJavelledela concentración
no mayor de medio grado Baumé.
Los contraventores á estas disposiciones pagarán una multa de
I peso, según el caso.
Art. 8"". — Es absolutamente prohibido el lavado de ropa de en-
fermos en las piletas comunes. Estas ropas, como las que provienen
de casas en que haya enfermos contagiosos ó sospechosos, deberá
sor necesariamente desinfectada, de acuerdo con las prescripcion^'s
especiales que so dicten.
Art. 9**. — Los concurrentes que no denuncien esta clase de
ropa sospechosa á la administración del lavadero, y no se sometan
á las prescripciones que se dirl<Mi, serán penados con la expul-
sión del lavadero sin perjuicio de someterlos á la autoridad com-
petente.
Art. 10. — No es permitida la entrada al lavadero de personas
extrañas á la profesión, asi como tampoco podrán entraren él nego-
ciantes ambulantes, ni otras personas que no hayan obtenido per-
miso especial de la administración.
La venta de leglas para el lavado, de agua de Javelloy substan-
cias análogas sólo será permitida con el control do la Oficina Quí-
mica Municipal.
Arl. M. — Los desórdenes internos en el establecimiento serán
penados por el guarda del mismo, debiendo dar parte de losque en
él tengan lugar, asi como dar intervención á la autoridad policial en
caso necesario.
Art. I¿. — Los encargados de los lavaderos son personalmente
responsables del cumplimiento de estas disposiciones, bajo la res-
ponsabilidad que ellos acarrean y la gravedad de los casos.
Arl. 13. — Se nombrará un inspector de lavaderos municipales
y particulares que tendráel cargodo inspeccionarlos y visitarlos en
forma periódica permanente, dando cuenta á la inspección general
390 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
de higiene, contaduría y aún al Intendente, de cualquier caso grave
que ocurra en ellos.
Art. 14. — Este inspector se asociará al administrador general y
al mecánico para practicar inspecciones quincenales á los lavado-
ros particulares é informar acerca de las infracciones á este regla-
mento.
A RATA.
LOS METEORITOS DE NOVIEMBRE
La serie de observaciones de las Leónidas practicadas en el Ob-
servatorio Nacional durante los últimos cuatro dias han resultado
parciales y defectuosas, á causa délas malas condiciones atmosféri-
cas, en primer lugar ; por la fuerte iluminación eléctrica en la ciu-
dad, á través de la cual teníamos que hacerlas, por el poco tiempo
disponible, apenas hora y medía efectivas, y por la poca elevación
sobre el horizonte del radiante, ó punto de partida de los meteori-
tos, que alcanzó sólo 30 grados á su máxima altura. Aun en la ma-
ñana de los días 12 y 13, cuando las condiciones eran admisibles
en lo demás del cielo, la parte debajo del radiante, entre éste y el
horizonte, fué siempre cargada de una atmósfera tan densa que no
permitía vislumbrar los meteoritos. De modo que quedábamos for-
zosamente limitados, durante todo el tiempo, á las apariciones su-
periores, que son menos que la mitad en la actualidad, pues, co-
mo es conocido, los meteoritos divergen en todas direcciones des-
de el radiante, dejando rastros luminosos semejantes á las líneas
meridianas trazadas en los globos terrestres. Los que vinieron por
la derecha, y que solían aparecer como puntitos muy transítoriost
tampoco podíamos ver
Por la mañana dell 4, 15 y 16, el cielo estaba nublado, y sólo por
intervalos cortos se podía distinguir uno que otro rastro por entre
las nubes, siéndome imposible formar juicio déla cantidad actual.
Las apariciones notadas eran las siguientes:
Met«orlu>«
Noviembre 12, claro desde 2.30 hasta 4 a.m 4
— <3 — 2.30 — 4 — ¿o
— ! 4. nublado desde 2.20 á 2.32 10
— i:> — 2.30 á 4 U)
— 16, nublado ^
392 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Eslos corresponden en 2i horas á ün término medio de:
Meteoritos
i2 i8
13 240
14 840
ib ; 192
Nuestras observaciones se limitaron á la parte del cielo incluida
en un círculo de 30 grados de radio trazado alrededor de un pun-
to radiante aproximado, y las trayectorias eran trazadas en mapas
preparados al efecto. Prolongadas éstas en sentido inverso al mo-
vimiento observado, concurren en un punto que es el radiante, y
que he fijado en 10** 1*", y 22" 20' norte, próximamente.
El número de apariciones observadas, comparadas con aquellas
dadas en otras épocas^ resulta pequeño, aún aumentándolas diez
veces, bajo la suposición deque las condiciones atmosféricas asi
lo requerían. Se debe, sin embargo, recordar que los meteoritos
vistos en el año 1833, por ejemplo, que eran de miles por minuto,
no fueron vistos en toda la tierra, sino en una parte muy limitada.
Aquí aparecía, efectivamente, que Íbamos entrando en una región
más poblada en la madrugada del día 15, y es posible que la caída
de meteoritos fuera mucho más numerosa durante el día.
Estábamos prevenidos para el caso de una lluvia fenomenal, pero
nuestra tarea se limitó, como ya he dicho, á notar los visibles, su
curso por entre las estrellas, y á exponer unas placas fotográficas
para conseguir impresiones de los rastros. Las observaciones se
hicieron según un plan común, y en combinación con observatorios
y observadores situados alrededor de la tierra, de modo que du-
rante los cinco días algunos de los observadores fueron convenien-
temente situados para practicarlas. En previsión de que estuviese
nublado aquí, y para emplearen lo posible nuestro concurso, he
solicitado la ayuda de mis amigos los directores de las escuelas
normales en la Rioja y Concepción del Uruguay, quienes me la
prestaron eficazmente.
Por los datos así reunidos, la relativa densidad de diferentes
porciones del enjambre,' la posición del punto radiante y otros de-
talles importantes, podrán calcularse con una exactitud superior á
todos los anteriores.
Por las anteriores determinaciones del punto radiante, se ha pro-
LOS METEORITOS DE NOVIEMBRE 393
badoque la órbita de las Leónidas es una elipse que coincide en
parte con la órbita de la Tierra en su perihelio, y en su afelio, ó
mayor distancia del sol, curva fuera de la órbita de Urano, y su
inclinación es de 17 grados. Cuando los cuerpos nieteóricos se lan-
zan por nuestra atmósfera, son detenidos por el frotamiento con
ésta, y en consecuencia se calientan suficientemente para ser visi-
bles, y luego son vaporizados, dejando rastros luminosos, débiles en
su mayor parte y muy transitorios. Principian á encenderse á una
altura de 25 á 30 leguas, y son completamente quemados y redu-
cidos á cenizas en uno ó dos segundos, sin el menor ruido. No se
tiene conocimiento que hubiesen caído partículas de Leónidas so-
bre la tierra .
Como el último paso ocurrió en noviembre 14 de 1866, el si-
guiente era esperado, según la tabla de apariciones, el 15 de no-
viembre de este año. El cambio de un día durante el intervalo de
33 aíios tiene su causa, sin duda, en las perturbaciones que sufrió
la masa en su larga trayectoria. A más las perturbaciones parecen
haberse aumentado en los últimos años, pues las apariciones en
éste y en el año pasado resultaron poco numerosas. El enjambre,
en el transcurso de los mil y tantos años do su existencia ha cam-
biado en tal grado, que ahora la tierra necesita algunos años para
cruzarlo, y es posible también que el núcleo que la tierra atravesó
en 1799, 1 833 y 1866 haya variado tanto, que en la actualidad
cruce nuestra órbita después que la tierra pasa el nodo, y no vea-
mos sino l<i vanguardia este año, y veremos la retaguardia en 1900
y nños siguientes.
El enjambre se acercó á Saturno en el año 1870, y á Júpiter en
agosto de 1898. Los nuevos cálculos, tomando en cuenta las per-
turbaciones producidas por estas aproximaciones, indican una di-
minución en su distancia del sol al perihelio de unas 300.000 le-
guas, y hay una diferencia correspondiente en la distancia del no-
do al sol, que podría llevar la parte del cauce que cruzamos hasta
dentro de la órbita de la tierra, sin cruzarla.
Los planetas que más influyen por su acción perturbadora son
Júpiter, Saturno y Urano. Cinco revoluciones de las Leónidas co-
rresponden á catorce de Júpiter y á dos, próximamente, de Urano ;
y ocho de las Leónidas á nueve de Saturno. Las perturbaciones no
sólo difíeren de diferentes revoluciones, sino que aun en la misma
revolución las partes son afectadas diferentemente por los plane-
liis. Los cálculos de Adams, que determinó la órbita de las Leóni-
396 ANALES DE LA SOCIEDAÜ CIENTÍFICA ARGENTINA
etc., explicando también las disposiciones generales parala detención é inver-
sión del movimiento de rotación.
La última parte comprende la combinación de dos movimientos de rotación
efectuados por bielas rigidas, comenzando por consideraciones teóricas y genera-
les del movimiento, siguiendo con el movimiento simple de manivela, árboles
acodados y excéntricos y concluyendo con las disposiciones del movimiento de
manivela con balanceos.
Creemos que los que se dedican á estudios de mecánica, encontrarán en este
libro muchas cosas útiles y de valor, y que con ayuda de esta obra y la aplica-
ción práctica llegarán á ser representantes hábiles déla mecánica, hallando tam-
bién aliento para un trabajo personal más extendido.
Cristóbal M. Hicken.
II. — VARIEDADES
Büehelep (Dr. M.)> director del Instituto técnico de Destilería de Weihenste-
phan (Beviera). Manuel de Distillerie.
Aun cuando la literatura técnica sea bastante rica en tratados sóbrela fabrica-
ción del alcohol, el manual del doctor Bücheler es una obra recomendable por la
precisión y claridad, rara en publicaciones de este género, debidas principalmente
á la gran experiencia adquirida por el autor durante su larga carrera como direc-
tor al frente del Instilulo técnico de Destilería en Baviera.
La edición francesa comprende no sólo el tratamiento de las substancias amilá-
ceas (granos, papas) sino también la alcoholización de las materias sacarosas, re-
molachas, topinambur. Los aparatos destilatorios usados en Alemania y Francia,
la fabricación del alcohol bruto, su purificación y refinamiento, son otros tantos
asuntos descritos magistral mente en este libro. El procedimiento novísimo de la
sacarificación y alcoholización délas materias amiláceas por las mucedíneas es
tema de todo un capítulo. Con este procedimiento ideado por Gollette et Boidio,
se puede realizar industriaimente la fermentación en vaso cerrado, es decir al
abrigo de gérmenes nocivos. Sin duda alguna que este tratamiento es una de
las más hermosas y fecundas aplicaciones industriales de la microbiolo^^fa,
ciencia creada por Pasteur.
Este libro del sabio profesor de Weihenstephan, será acogido favorablemente
por los destiladores y creemos que podrá prestar muchos servicios á todos aque-
llos que se ocupan de la fabricación del alcohol, tanto más, cuanto que se halla
al nivel del estado actual de la ciencia.
Cristóbal M. Hicken.
índice general
DE LáS
haterías contenidas en el tono GUAÜRA6ÉSIM0 OCTAVO
La reorganiauíción universitaria 5
Cuestiones sanitarias (conclusión), por vemccrlo Sasaulnine 14
Evolución y destrucción del pulgón lanígero, 8egún J. iJsnlére* 31
Nota addfnda ad Floram Patagonieam (continuación), por Cario* UpegaB-
BlBl 44. 17Í, 239, 3?9
XX Vil aniversario de la Sociedad Científica Argentina H5
Observaciones al capítulo La Flora Argentina, por el doctor E. L. Holmberg en el
Segundo Censo de la República Argentina (tomo I, página 385-474), por Teodoro
(»laeker« (J7
Pedagogía matemática (Artículo bibliográfico y crítico;, por rederleo Mira-
fc«« 106. 156
La Liga contra la tuberculosis, por nokorto Weraleke U'i
La fábrica nacional de paños de A. Prat, por C'rlotébal il. Mlcken 168
La industria del cobre en Chile, por J. VelAo^nea iBlnéBes 209
Cna crítica sobre «La Flora Argentina», por ednardo i.adUlno Molmbors. .. iyj
«La Actualidad », Fábrica Nacional de Sombreros, por Armondo Romero y l^nlo
mSMOBo 2iH
Fábricas de Sombreros y de Tejidos de los señores G. Pranchini y Cía., por Lulo
m. I«opor«e 3¿4
Adolfo Mnrillo (Necrología) 353
Desnaturalización de alcoholes para usos industriales, por Peilro M. AroCo 356
Alcohol para la desnaturalización, por Pedro l«. Arotn :U>1
Empleo de las langostas como abono, por Jallo üliackel 4*llercalalM 36rt
Lavaderos y lavado de ropa en Buenos Aires, por Pedro X. Árala ^i78
Los meteoritos de Noviembre, por Jaaa M. Tlioaie 391
BIBLKtGRAFU
ingfnifrla
A I zot.A Y lliMOMDo (P. de). Las obras públicas en España 196
Brillií (H.). TorpilUs et Torpiileurs 196
400 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
I* {»l: i II as
Visita al «Bélgica » 206
Visita á la fábrica de Franchini :?06
Socios nueTos ?55
Canjes ¿55
Acciones donadas 255
Representación de la Sociedad en los Congresos Indastríal y de Orientalistas 2fS
Fomento de la Biblioteca 256
Visita á la fábrica de Dellachá ¿56
Interesantes visitas 4ól
Compañía General de Fósforos iói
Compañía Sudamericana de Billeles de Banco :5I
Compañía alemana trasatlántica de Electricidad i'r2
PRIMER INSTITUTO
ÓPTICO OGULlSTlGO
DE SCHNABL Y LUTZ
(ANTIGUA CASA OLIVA Y SCHNABL)
171 — FLORIDA. — ITl
BUENOS AIRES
SUCUHSAI^ KN HOniTKVIDEU
Instrumentos dQ Geodesia
Matemáticas, Electricidad, Meteorología
Bacteríologia, Enología, etc.
TALLER MECÁNICO DE PRECISIÓN
Para construcción de Instrumentos científicos
composturas de Teodolitos y Niveles
etc., etc.
OBRAS EN VENTA
EN EL LOCAL DE LA
SOCIEDAD CIENTÍFICA
ARGENTINA
269 - CEVALLOS - 269
Av¿ LALLEMANT (Germán). El Paramillo de Uspa-
Uata, 1 tomo de 136 páginas y 5 planchas. Buenos Aires,
1890 $ a
LLERENA (Juan). Fisiografia j Meteorologia de los Mares
del Globo, 2 tomos de 514 j 801 páginas. Buenos
Aires, 1888 y 1890 5
QUIROGA (Atanasio). Informe sobre cemento argentino... 1
SCHlVEIDEWIFID (Alberto) Teoría del trazado de ferroca-
rriles de Guillermo Launfaardt, 1 tomo de 268 páginas
con 4 planchas. Buenos Aires, 1896 5
Valentín (Juan). índice general de los Anales de la
Sociedad Científica Argentina (tomos I á XL, años 1876
á 1895) 1 tomo de 168 páginas 2
MAPA
Expedición minera argentina á las Cordilleras de los
Andes, bajo la dirección del ingeniero de Minas Juan
José de ElíSi Mapa publicado por el ingeniero de Mi-
nas señor Germán Ave Lallemant, año 1886 2
PUBLICACIONES DEL CONGRESO CIENTÍFICO LATINO AMERICANO
Primer tomo : Organización y resultados generales del
Congreso, 133 páginas, 1898 1
Cuarto tomo : Ciencias médicas, 768 páginas, 1898 5
EL LOCAL PERMANECE ABIERTO TODAS LAS NOCHES DE 8 A 10.30
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