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Full text of "Anales de la Sociedad Científica Argentina"

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ANALES 


DE    LA 


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ANALES 


DE     LA 


SOCIEDAD  científica 


ARGENTINA 


•  • 


DiüBCToa  :  logeoLero  4NGEL  G4LLA.R00 
SiCRKTARios  :  Señorea  Eduardo  Latzira  y  Cáelos  Lagos  García 


TOMO    XLVII 

Prñmer  eeroestne  de    1890 


BUENOS     AIRES 

UfPREPITA   DB    PABLO   E.  COMÍ  t  HUOS,   ESPEQAL    PARA  OBRAS 

680  —  CALLE  mú  —  680 
4899 


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FE    DE    ERRATAS 


QUE  CONTIENE  EL  ESCRITO  DE  «  La  FlORA  ArGENTINA  » 

-  EN  LOS  — 

Anales  de  la  Sodedad  Cientifica  Argentina,  tomo  XLVllI  p.  67-105 


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Bosq.  antarticos 

mas  importancia 

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416.  20 

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416.  34 

416.  9  y  siguientes 

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es  según  el 

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pág.  394  lín.  1 

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424.  48 

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barba-trigridis 

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los  del  Lycium 

427.  24 

espigas 

descrito 

Argeuteum 

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gramíneas 

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leerse: 


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pá^.  41.5 

CompaesCa 

43a  22 

G.  boerhaaTÚefolía  W. 
Ara.  ili.  f.)  Tar.  obtusi- 
folia  OK. 

Bef^ón  antartica 

DrimTS 

438. 28.  BegíÓB  de  la  Pona 
de  la  alta  Cordillera 

439.30 

Región  subtropical 

442:  20 

Formación  del  Monte 

442.  27 

442.  46 

442.  47 

Poligóneas 

442.  47 

Gualanguay 

P¿ff.  411 

margínata 

Canarias.  Amér.  tropical  & 

la  especie  citada  Clidan- 
thus  fragrans  Herb. 

444.26 

444.  26 

Formación  del  Monte 

confr.  obs:  á  pág.  454  li- 
nea 7 

Región  subtropical 

OKI  C^ez) 

pág.  457  linea  1 

verdemar 

Celastrinea 

Calyptranthes 

Faga  ras 

Feuilléea 

Mim. 

A.  Richard 

Sínaniérea:* 

Compuestas 

pág.  466  linea  48 

Plantae  Lorentzianae 

Ipomoea 

Argyreia 

pág.  544  lin.  24 

Tweediei 

458  SS 

459.9 

sustituirse 

•Xotocblaena» 

Aspidieae 

pág,  428 

pág.  414  lin.  28 

linea  36 

466.  48 

confr.  pág.  83  linea  21 

pág.  465  Tin.  46 


en  lugar  de:   |>ág.  515 
compuesta 


t. 


de 


4.33.  32 

G.  boerhavifolia 
W.  Arn.  var  ob- 
tusa OK. 

región  antartica 

Drvmis 

437.  28.  Región  de 
la  Puna 

439.  39 

región  subtropical 

440   22 

form.  del  monte 

440.  27 
440.  46 
440.  47 
Poligonéas 
440.  47 

Guacalanguay 
pag.  412 
Marginata 
Canarias  etc. 
varias  especies 

Cli>lanthus. 
444.  22 
UL2ñ 

form.  del  Monte 
obs.á  pag. 423.1.27 

y  pág.  443  1. 13 
región  subtropical 
OK.  (mg.; 
pág.  4~>H  linea 
verde  mar 
Celestrlnea 
Calyptrauthos 
Fra^ras 
FeuiUeí'a 
Mis. 

á  Richard, 
sinantéreas 
compuestas 
pág.  446,  linea  48 
Plantae  Lorentzü 
Argyreia 
Ipomoea 
pág.  444  linea  34 
Tweedii 
458.57. 3. 6. 21 
459.4 

substituirse 
•Nothochlena» 
Áspid  iea 
pág.  228 

„     414  linea  33 
linea  49 
467.  48 

pág.  .  .  .  linea  39 
pág.  65  linea  46 


DUÁE  SPECIES  NOVAE  ARGENTffIAE 


GYPONAE    GENERIS 


SCRIPSIT 


CAROLUS    BER6 


1.  Gypona  sellata  Birg,  d.  sp. 


Hobusta,  sordide  olivaceo-flavescens,  subíuspallidior,  virescens, 
immaculata;  margine  antico  capitis  dimidioque  basali  clavi 
aut  hujus  fascia  inedia,  parle  basali  nee  non  ápice  imo,  fuscis ; 
pronoto  raro  lineis  obsolelissimis  antrorsum  convergenlibvis 
fulvescentibus  omaiis  eiposticeviridi-tincio;  dorso  abdominis 
alisque  prope  scutellum  obscure  fuscis.  — Long.  corp.  et  corp. 
cum  legm.  40-44,5;  lat.  3^5-4  mm. 

Femina  segmento  ventrali  ultimo  quam  paenultimo  fere  duplo 
longiore,  ápice  usque  ad  médium  ellipticosinuato,  sinus 
ipsus  medio  lóbulo  parvo  triangulariter  exdso  instructvs^ 
lobulis  lateralibas  longis,  rotundatis. 

Hab.  Territorium  Missionum. 

Gyp.  pingui  St&l  quadammodo  similís,  sed  piciura  corporís 
structuraque  segmentí  ultimí  ven  tris  optíme  diversa.  Capul  supra 
subtusque  depressum  apicem  versus  attenuatum,  antíce  satis 
rotundatum;  vértice  medio  quam  ad  oculos  plus  quam  dimidio 


6  AiráLES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

longiore,  distíncte  stríato,  stríis  medíísetlateralibusobliquetrans- 
versis,  ínter  se  apícem  versus  convergentibus,  línea  ímpressa 
medía  ínterdum  obsoleta;  ocellis  roséis,  ante  médium  verticís 
sítís,  ínter  se  et  ab  oculís  fere  aeque  longe  dístantibus  vel  ínter  se 
quam  ad  oculos  paulo  magis  propínquís;  fronte  clypeoque  aeger- 
rime  punctulatis,  hoc  apícem  versus  nonnihil  ampliato  et  medio 
usque  ultra  elevato,  illa  utrimque  serie  tubercuiorum  minutorum 
instructa.  Pronotum  quam  vértex  dimidío  longíus,  transversim 
strigosum,  antice  et  ad  margines  laterales  subtilíter  rugulosum, 
postice  late  sínuatum,  marginibuslateralibusanticisquam  posticís 
quasí  duplo  longioribus.  Scutellum  valde  acuminatum,  basi  pun- 
etatum,  post  médium  rugosum.  Tegmina  brevia,  apícem  abdominís 
non  superantia,  venís  clavi  utrimque  fortiterpunctatis,  apéndice 
raembranae  angusta.  Álae  subvitrea,  prope  basin  valde  infuscatae. 
Abdomen  virescenti-flavídum,  prope  scutellum  nigrescens.  Subtus 
cum  pedibus  flavido-virescens,  immaculata. 

De  esta  especie  poseo  varios  ejemplares  que  fueron  recogidos  en 
el  Territorio  de  Misiones,  por  el  señor  Carlos  Backhausen. 


Í2.    Gypona  retifera  Berg,  d.  sp. 


Parva,  flavido-vere^cens ;  capite  pronotoqiie  vittis  duabus  vel 
quatuor  obsoletissimis  luridis  omatis;  tegminibus  omnino 
laxe  venoso-reíiculatis,  areolis  luridis^  venís  virescentibus. 

Mas  segmento  ultimo  ventrali  quam  paenultimo  dimtdio  /cin- 
giore,  ápice  latissime  rotundato.  —  Long.  corp,  6,  cum  tegm. 
7,5;  lat.  3  mm. 

Hab.  Territorium  Missionum. 

Gyp.  brachycephalae  Spngb.  fortasse  simílis.  Caput  breviuscu- 
lum,  supra  subtusque  parce  depressum,  ad  apícem  aliquanto 
attenuatum;  vértice  subcirculari,  subtillissime  striato,  stríis  fere 
transversalibus ;  ocellis  magnis,  flavis,  ante  médium  verticís  sitis, 
ínter  se  quam  ab  oculís  fere  duplo  longe  remotis;  fronte clypeoque 
subtílissime  punctulatis,  hoc  apícem  versus  paulo  angustato,  illa 


CTPOKAI   €nBUS  7 

ad  latera  pamm  stríata.  Prooolum  Iransverse  strígosam,  aniíoe 
foreolis  Donnallis  indíslíoclís  praedítam,  tíIüs  lurídis  tíx  con- 
spicois,  marginibus  lateralibus  anlicis  el  postícis  fere  aequilongis. 
Tegmina  omnino  parcíus  TeDoso-rPliculala,  lurida,  yenis  laete  ▼írí- 
dibos,  apéndice  merobranae  angusla.  Álae  subTiirede.  Abdomen 
pedesque  Tirescenti-flaTÍda,  illad  ápice  ▼irídi-Unclum. 

Poseo  un  solo  ejemplar  de  esta  especie,  recogido  en  Misiones. 
Está  caracterizada  principalmente  por  sus  pequeñas  dimensiones^ 
la  posición  y  distancia  de  los  ocelos,  j  la  coloración  y  los  retículos 
de  las  t^mínas. 


UNA    PLANTA    NUEVA 


DE   LA   FLORA  URUGUAYA 


Á  mediados  del  mes  de  mayo  próximo  pasado  recibí  del  distinguí- 
do  botánico  y  amigo  señor  don  J.  Árechayaleta,  Director  del  Museo 
Nacional  de  Montevideo,  un  paquetito  de  plantas  uruguayas,  para 
que  yo  viese  si  fuera  posible  determinarlas  por  comparación  con  el 
material  de  mi  herbario,  á  causa  de  que  los  ejemplares  recogidos 
eran  incompletos,  careciendo  en  su  mayoría  de  flores  y  frutos. 

Entre  las  varias  especies  de  ese  paquete,  me  llamó  sobremanera 
la  atención  una  rama  recolectada  en  los  montes  de  la  sierra  del  Pan 
de  Azúcar,  cuyas  hojas  enteras  y  apergaminadas  llevaban  al  pie  un 
par  de  enormes  estípulas,  dándole  casi  el  aspecto  de  una  Bizacea; 
los  óif;anos  reproductores  estaban  representados  solamente  por 
unas  inflorescencias  axilares  filiformes  cilindricas,  cubiertas  por 
un  gran  número  de  bracteitas  triangulares  semi  abrazan  tes  y  empi- 
zarradas decolor  rojo-morado  obscuro  con  bordes  vellosos  cenicien- 
tos; en  la  axila  de  dichas  brácteas  existían  botoncitos  rudimenta- 
rios de  flores  pero  sin  que  pudieran  servir  para  un  estudio  taxonó- 
mico. Contestando,  pues,  al  señor  Arechavaieta,  le  manifesté  mi  in- 
terés por  el  curioso  vegetal,  encareciéndole  que  buscara  de  obtener 
ejemplares  más  completos  y  desarrollados. 

Mis  deseos  no  tardaron  en  ser  satisfechos  enviándome  el  señor 
Arechavaieta,  el  14  de  septiembre  próximo  pasado  unos  hermosos 
ejemplares  del  mismo  vegelal  en  plena  floración .  El  estudio  de  las 
flores  me  reveló  que  se  trataba  de  una  Samidacea  y  probablemente 
de  un  género  nuevo,  pues  la  planta  no  calzaba  en  ninguno  de  los 


imiL  PLANTA  HDBYA  DE  LA  FLORA  URUGDaTA  9 

géneros  que  figarao  en  la  obra  de  Bentham  y  Hooker  (Genera  plan" 
tarum,  vol.  I,  p.  79i  y  siguientes);  así  lo  hice  saber  atáctico  bo- 
tánico uruguayo,  haciéndole  al  mismo  tiempo  presente  la  necesidad 
de  obtener  los  frutos,  para  estar  más  seguro  de  la  determinación  y 
en  tal  caso  poder  dar  una  descripción  completa  del  nuevo  repre- 
sentante  de  la  Flora  de  la  Banda  Oriental. 

Con  fecha  26  de  noviembre,  el  señor  Arechavaleta  me  anunciaba 
haber  hallado  el  fruto  de  la  interesante  Samidacea  en  una  de  sus 
últimas  excursiones,  agregando  :  mel  fruto  es  esférico,  del  íamaño 
de  un  guisante^  con  el  estilo  persistente,  tres  placentas  con  semillas 
numerosas,  un  tanto  comprimidas  por  presión,  no  presentando  [dila- 
tación  externa  ningunas,  y  el  7  de  diciembre  me  comunicaba  ha- 
berme remitido  por  correo  un  ejemplar  tructifero,  ejemplar  que, 
desgraciadamente  y  no  sé  por  qué  causa,  no  llegó  á  mis  manos,  te- 
niendo entonces  que  reclamar  otro  del  descubridor,  el  cual  me 
complacía  enviándome  otro  el  30  de  diciembre  próximo  pasado. 

El  estudio  de  todo  este  material  me  confirmó  mayormente  en  mi 
opinión  primitiva  y  boy  estoy  plenamente  convencido  que  se  trata 
de  un  género  y  especie  nueva  de  la  familia  de  las  Samidaceas,  gé- 
nero y  especie  perfectamente  caracterizados,  queme  permito  publi- 
car en  esta  corta  relación,  tomándome  la  libertad  de  dedicar  dicho 
género  á  su  sabio  é  infatigable  descubridor,  como  testimonio  de 
gratitud  y  cariño  amistoso  para  con  él. 


ARECHAVALETAIA    Speg.,  n.  gen.  Samydacearum 


Char.  Caseariea.  Catyx  primo  subglobosus  dein  hemisphaerico- 
turbinatus  apertus,  sepalis  4  valvatis.  Pétala  O.  Stamina  circiter 
SO  hypogyna,  i-S-sticha  libera,  pilis  saepiusmajusculis immixta, 
filamentts  brevibus,  antheris  subelhpsoideis  extrorsuu  dehiscbn- 
TiBus,  STAMiifODUS  ifULLis.  Ovarium  ovoideum,  uniloculare,  in 
stylum  iifTBGRUií  ápice  TRUfiCATUN  elongatum,  productum,  ovulis 
00 ,  placentis  tribus  paríetalibus  i-é-seriatim  adfixis,  anatropis 
subhorizontalibus.  Fructus  subbaccatus  indehiscens  polyspermus 
stylo  persistente  armatus.  Semina  subglobosa  exarillata  exalata- 
que,  testa  coriácea,  albumine  proteico  copioso,  embryone  párvulo 
axili,  cotyledonibus  subovatis  radiculam  superam  non  v.  tnx  su- 


10  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

perantibus» — Arbuscula,  Folia  alterna  subdisticha  integra  v, 
subserrata,  epunctata;  stipulae  maxiuae  persistentes  ovatae  ses- 
siles  V.  petiolulatae .  Flores  parvuli  breviter  pedunculati  uni- 
bracteolati  in  spicis  aasillaribus  pendulis  dense  congesti . 

Genus  prope  Euceream  Mart.  et  Lunanian  Hook'.  inserendum  ab 
ómnibus  Ordinis  rite  distinctum. 


A.  upug^ayensis  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Glaberrirna,  plurimetralis,  foliis  patulis  ellipttcts  per- 
gameneis  integris  v.  utroque  margine  irregulariter  paucidentatts , 
petiolis  brevibus  internodia  non  aequantibus  fultis,  bc^i  stipulis 
magnis  ex  orbiculari  ovatis  persistentibus  v.  brevissime  petiolu- 
latis,  spicis  floralibus  petiolos  duplo  v.  triplo  superantibus  cer- 
nuis,  ftoribus  atro-purpureis  dense  congestis,  stylo  longe  exerto, 
fructibus  globosis  parvulis  e  virescenti  roséis  glabris. 

Hab.  In  silvis  et  dumetis  montium  Pan  de  Azúcar  t;oca¿oruir, 
ReipuAlicae  Uruguay ensis,  leg.  PraecL  J.  Arecha válela,  veré 
4898. 

Es,  según  parece  por  las  muestras  que  poseo,  un  arbusto  de  bas- 
tante elevación,  normalmente  ramificado  y  bastante  tupido;  sus 
ramas,  que  se  separan  del  tronco  bajo  un  ángulo  más  ó  menos 
abierto,  son  cilindricas  lisas,  presentando  sólo  las  viejas  unas 
arrugas  longitudinales  poco  marcadas,  vestidas  por  una  corteza  de 
color  marrón  más  ó  menos  ceniciento  y  provistas  de  un  regular 
número  de  lenticelas  más  pálidas  ó  blanquecinas,  siendo  la  ma- 
dera bastante  resistente  y  compacta,  blanca,  con  un  canal  medular 
poco  desarrollado,  relleno  de  una  médula  blanco-rosada;  los  inter- 
dios  son,  por  lo  general,  cortos  (5-iO  mmno.  de  long.)  y  provistos 
de  cojinillos  foliiferos  más  ó  menos  salientes  y  angulosos.  Las  ho- 
jas son  alternas,  tendidas  casi  horizontalmente,  dispuestas  en  72 
en  las  ramas  jóvenes  y  por  lo  tanto  disticas,  en  las  viejas  en  2/5; 
los  limbos  son  á  voces  elípticos,  á  veces  lanceolados  (I  :  3),  gene- 
ralmente más  anchos  en  la  mitad  superior  (de  40  á  70  mm.  de 
largo  por  12-25  mm.  de  ancho),  rígidos  casi  apergaminados,  pero 
bastante  delgados,  sin  puntos  ni  lineas  transparentes,  de  color 
verde  obscuro  y  brillantes  en  la  cara  superior,  sin  brillo,  de  color 


isilami  un  ciierra  ü»  mait  .Quuc;Hift  x^  j«:ua 
inioe»    lii Mili  111  i  4B  ior  rae  jn^»  :íq  si  j^tq^thi 

oKiitD.  Ba  jna  paiaoia^  i&  :ia  araiKiu  ii^siaQte  ^amctütf  ^  jm.^ 
•iei 


t^AJL.)»   ^^«l^aSLV. 


12  AMAUIS  DE  LA  SOGIBOAB  CIENTÍFICA  ARaENTlNA 

hacia  la  parte  externa  de  la  flor,  abriéndose  longitudinalmente, 
desprovistas  de  espolones  ó  apéndices  y  con  un  conectivo  muy  poco 
visible;  entre  los  estambres  se  observan  numerosos  pelos  blanque- 
cinos, de  los  cuales  algunos  son  cortos  y  cilindricos,  mientras 
otros  igualan  á  los  estambres,  siendo  más  gruesos  y  chatos,  pare- 
ciendo unicelulares. 

El  ovario  es  globoso  ú  ovalado  obtusamente  triangular,  muy  pe- 
queño (de  1  mm.  de  alto  y  de  ancho),  lampiño,  de  color  morado, 
casi  negro,  enangostándose  repentinamente  en  la  parte  superior, 
prolongándose  en  un  estilo  cilindrico  (de  2  mm.  de  long.)  que  so- 
bresale bastante  de  entre  los  sépalos,  tronchado  y  entero  en  la  ex- 
tremidad; al  interior  el  ovario  no  presenta  más  que  una  sola  cavi- 
dad, con  tres  placentas  parietales,  sobre  cada  una  de  las  cuales  hay 
un  gran  número  de  óvulos  anátropos  casi  horizontales,  dispuestos 
por  lo  general  en  tres  hileras  verticales. 

El  fruto  es  una  especie  de  baya  muy  poco  pulposa,  irregularmen- 
te globosa  (6-6  mm.  de  diám.)  sésil  ó  casi,  de  color  rosado  sucio, 
con  nubecilla  cerosa  azuleja  y  provista  en  la  parle  superior  del  es- 
tilo persistente  y  rigido  (2  mm.  de  largo)  negruzco  y  delgado;  el 
pericarpio  es  relativamente  delgado,  pero  bastante  tenaz  y  á  la  ma- 
durez se  abre  partiéndose  irregularmente;  en  el  interior  se  hallan 
de  4  á  10  semillas  perfectas,  mezcladas  á  algunas  otras  abortadas, 
sin  substancia  intersticial.  Las  semillas  son  casi  globosas  (de  3  mm. 
de  long.  por  1,5  mm.  de  ancho  y  grueso),  algo  angulosas  por  la 
presión  mutua,  sin  alas,  arillos  ó  carúnculas,  sobresaliendo  en  la 
parte  inferior  el  rafe  apenas,  lisas,  lampiñas,  de  color  negro  más  ó 
menos  brillante,  con  el  testa  apergaminado  bastante  duro.  Cortadas, 
presentan  una  parte  hueca  y  otra  ocupada  por  el  albumen  blanco 
albuminoideo,  en  el  centro  del  cual  se  halla  escondido  el  embrión 
muy  pequeño  axil  verde,  con  cotiledones  anchamente  ovalados  y 
obtusos  y  con  una  raicilla  cilindrica  de  igual  lonp^itud  de  los  coti« 
ledones  dirigida  hacia  el  ápice  ó  sea  la  chalaza  de  la  semilla. 

Respecto  de  la  planta  él  señor  Arechavaleta  me  escribe  : 

<(  Es  arbusto  de2á  3  metros,  al  menos  el  último  que  hallé  media 
esta  altura,  pero  según  noticias  que  después  me  dieron  puede 
alcanzar  á  más  aún. 

«  Los  primeros  ejemplares  se  encontraban  en  las  orillas  del  arroyo 
de  Pan  de  Azúcar,  á  la  sombra,  de  otros  árboles,  y  los  últimos  entre 
Scutia  buxifolia,  contra  los  cuales  parece  que  se  sostenían  derechos. 
Aunque  el  terreno  era  bastante  elevado  y  peñascoso  tengo  razones 


UNA  PLANTA  NUEVA  DE  LA  FLORA  URUGUAYA  13 

para  creer  que  las  raices  corríeudo  entre  las  piedras,  debían  llegar 
á  fondos  muy  húmedos  y  puede  ser  que  á  napas  subterráneas;  á 
poca  distancia  se  hallaba  una  galería  de  mina  inundada  de  agua  I 
«  Los  más  lindos  ejemplares  en  flor  que  tengo  en  mi  herbario 
proceden  de  un  pie  nacido  entre  dos  peñascos  de  conglomerado,  en 
cuya  orilla  corría  un  arroyuelo  de  agua  cristalina ;  supongo  que 
en  épocas  lluviosas  debe  bañarlo  continuamente  el  líquido  ele- 
mento. En  una. palabra,  es  un  arbusto  bastante  crecido  y  amigo 
del  agua  1  » 


La  Plata,  ^  de  diciembre  de  1896. 


Carlos  Spsgazzini. 


TESORO 

DK 


CATAMARQUENISMOS 

CON  ETIMOLOGÍA  DE  NOMBRES  DE  LUGAR  T  DE  PERSONAS  EN  LA   ANTIGUA 

PROVINCIA   DEL    TUCCMAn 

Por  SAMUEL  A.  LAFONB  QUEVBDO  M.  A.  Gantab. 

Miembro  corrMponnl  dal  Insütalo  6eoitrá9eo  Aigeatfao  7  mitmbro 
eomspoii4ieiite  de  1«  Sociedad  Científica  Argentina 

iConUnuaeión) 


APÉNDICE  A 

PADRÓN    DE  QÜILMES   Y  CALIANES   (1682) 

(Del  Archiyo  Nacional  de  Baenos  Airef) 

Papel  para  los  años 
1684,  1685  y  1686. 

En  el  Pueblo  y  reducción  de  Santa  Cruz  de  los  Quilmes,  tres  le- 
guas poco  más  ó  menos  de  la  ciudad  de  la  Trinidad  Puerto  de  Bue- 
nos Aires,  en  12  dias  del  mes  de  Abril  de  1682  años :  El  Capitán  Don 
Miguel  Castellanos  Contador  Juez  OGcial  de  la  Real  Hacienda  en  di- 
cha ciudad  y  sus  provincias  del  Rio  de  la  Plata  y  Paraguay.  Por 
S.  M.  que  Dios  guarde ;  para  efecto  de  hacer  padrón  de  los  Indios  é 
Indias  de  dicho  pueblo  y  reducción  y  reconocer  los  que  deben  pagar 
Tassa,  ó  ser  reservados  de  ella  en  presencia  de  mi  el  presente  escri- 
bano y  asimismo  estando  presentes  el  Doctor  Don  Melchor  delzarra 
Cura  doctrinante  de  dho.  pueblo  y  el  Sargento  Don  Miguel  Troncoso 
sucorreiidor  juntamente  con  el  alférez  Clemente  Rodríguez  Protec- 
tor General  de  los  Naturales.  Y  assí  todos  juntos  y  havíéndose  reco- 
gido toda  la  gente  de  dicha  Reducción  á  toque  de  campana  que  se 
estuvo  tocando  por  más  tiempo  de  dos  horas,  y  con  el  libro  de  Co- 
leturias  que  manifestó  el  dicho  Cura  Doctrinante  y  con  la  lista  del 
último  Padrón  que  se  hizo  de  los  Indios  de  esta  dha.  reducción  el 
año  passado  de  1680  en  dos  dias  del  mes  de  Mayo.  Se  hizo  este  Pa- 
drón en  la  forma  y  manera  siguiente : 


IS 


T  r%II>TWiS  «l> 


AbanroT  tm.i. 
Ibandij  (B.). 
Ibau. 
Abaü. 

Ibauchaj  i  m.). 
Abajao. 

Abajan  (Galiaoo). 
AcanseT. 

Aechoca  Cacique). 
Achaípi  (Galiano). 
Achaípi  Calíano  (m.). 
Alei  (Calíano). 
Alichay  (Caliano). 
Aliue. 

A]san  (Alean,  9*  Cod.). 
Allampa. 
Allanqoi. 
Amblaquf. 

Amilca  (á  milea,  Cod.  2*),  Calia- 
no (m.)- 
Aropalla. 
Anchajo. 
Anchila. 

Anjurí  (Calíano). 
Anllagua  (m.). 
Añaípí  (yp,  Cod.  2^). 
Apaussa  (Calíano). 
Aquilaa  (an?)  (Caliano). 


Apil. 
AqaÍDchaT. 


Astaban. 

Atanco  ^AqoiliajK 

Ancho. 

Anquí  (Calíano). 

Ates. 

Afcnña. 


Balinchaj  (Calíano). 

Saltos. 

Bailáis  Téase  Vallaisj. 

Bancux  (m.)* 

Barrigón. 

Bíndus  (Vindus,  Cod.  S*,  Calíano). 


Cabana. 

Cabilmay  (uilmay,  Cod.  i^^  Ca« 

liano). 
Cachaupe  (ype,  Cod.  2*). 
Cachícachi  (Caliano). 
Cachiqui  (Caliano,  ra.). 
Cachiqui. 
Cachi  may. 


{1)  Para  facilidad  de  referencia  se  ha  reducido  la  siguiente  lista  de  apellidos  á 
orden  alfabético.  El  signo  (m.!  significa  que  el  apellido  que  lo  precede  es  de 
mujer.  Cuando  no  se  indica  procedencia  se  entiende  que  es  Quilme. 


16 


ANALES  DB  LA  SOCIIBAI»  CUNTÍFICA  ARfiBHTINA 


Gaipicha  (pichi,  Cod. 

2«). 

Chanco!  (Caliano). 

Gaipuchis(^cAi,  Cod.  2"",  Calíano 

\    Chansaba  (zaba,  Cod.  S"",  m.)* 

(m.). 

Chalpi(m.)* 

Calauza. 

Cbapi  (m;). 

Calchiuar. 

Chapuma. 

Calimay  (Cal ¡ano). 

Chascagua  (m.). 

Caliua  (Cal ¡ano). 

Chascaguay  (agua,  Cod.  2*^). 

Caliva. 

Chauchica  (m.). 

Cailafí. 

Chavel  (m.). 

Camincha(m.). 

• 

Chaya uca. 

Camllapi  (m.). 

Chay^pi. 

Campacay  (Caliano). 

Chilcomay  (Caliano). 

Campilla  (m.). 

Chucuncay. 

Canilla  (ó  ista)  (m.). 

Chumay. 

Casilla  (m.). 

Calali  fCathali,  Cod. ! 

n 

F 

• 

Calalme. 

Calibas. 

Famacalla. 

Cauanan. 

Filca. 

Cauanche. 

A   1  I  V/«A.  ' 

Cauasi  (ciy  Cod.  3^,  Caliano,  m.] 

). 

Caypiccha. 

G 

Comanchao  (m.). 

Cunaype. 

Gachipay. 
Guacha  mpa. 

GH 

Guachil  (m.). 
Gualquitay  (Caliano). 

Chacaba(m.). 

Gualyaca. 

Chacassí  (así,  Cod.  2*", 

Caliano, 

Guallquipa. 

m.). 

Guam pichan  (Caliano). 

Chafa. 

Gualchicay. 

Chaipí  (m^. 

Guanpichan. 

Chainl  (Caliano,  m.). 

Guaquilmay. 

Chama  (m.). 

Guaquinchay. 

Chamíca  (m.). 

Guayanble  (Caliano). 

Chamilca  (m.). 

Guayanble  (m.). 

Champusa. 

Guayanchil  (Caliano). 

Chanagua  (m.). 

Guaya  npi. 

Chanaype  (m.). 

. 

Guayaquil. 

Chancano. 

Guitflu. 

1/ 

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TESORO  DK  CATAM ARQUEÑISMOS 

Liasca  (CaliaDO,  m.). 
Liaypucha  (m.)* 


17 


Ichaua. 

Iguanchay  (Caliano,  m.). 

Ijama  (la  j  f) 

Illaua  (m.)- 

Iluchaíme  (m.). 

Impaxil  (m.). 

Incaize. 

Inca pacha. 

Inquina  (m.). 

Ipallam. 

Iquicho  (m.)* 

Iquimay. 

Isayan  (Calí ano). 


M 


Malanzá. 
Mallica  (m.). 
Maquitay. 
Miquinay. 
Mitís  (Caliano). 


N 


Naycagua(m.)- 


O 


Laguachí  (m.). 

Laguachi  (m.). 

Laíx  vel  Layx  (Cod.  2**). 

Lamac. 

Límpay. 

LL 


Llabca  (m.). 
Dabincay  (Caliano,  m.)- 
Llacche. 
Uacapas  (m.)- 
Llacas. 
Llaica  (n).)- 
Llamac  ((laliano,  m.)- 
Llampa. 

Llamuc  ((laliano,  m.)* 

Llaoen. 

Llaquinchay  (Caliano,  m.)« 


Opuccha  (m.). 

Osla  t;e/Hosta  (Cod.  S^"). 


Paco. 

Pajanni  (Caliano,  m.)- 

Pallamay. 

Pallamay  (m.)* 

Pasagua(m.). 

Parabay. 

Peguante. 

Perendengue. 

Pichaguay. 

Pipis  (m.). 

Pisay  (ra.). 

Piscay. 

Piscay  (m.)*     * 

Pisiaca  oel  Píssi  (Cod.  2*). 


fOC  CIINT.  Alft.  —  T.  XLTn 


18 


ANALES  DE  LA  SOCIBDAD  CIRNTÍFICA  ARGENTINA 


Pili. 

Sipilmana. 

Piuanche. 

Sipitulpa. 

Sipitulpa  (Cali 

iano). 

Q 

Siquimíiy. 
Siquinay. 

Quichauel  (m.). 

Siquitay  (Caliano). 

Quichincha. 

Subcala. 

Quílintay. 

Quisami  (m.). 

T 

Quizampa  (Calíano). 

Tancolmay. 

• 

Tan  til  (m.)- 

s 

Taquilo. 

* 

Ti  layan. 

Sabanquít?6/Sauanquí(Co(l.  2^). 

Sachamon. 

U 

Sachica. 

Sachica  (m.). 

Uchapa  (m.). 

Sachica  (Caliano). 

Uchucan. 

Samaya  (Caliano,  m.). 

Üguenche. 

Samayan  (Caliano,  m.)- 

Uncacha  (m.). 

Saminta  (Caliano). 

Uncalla  (m.). 

Sancalroay. 

Uncasil  (m.). 

Saipu(m.). 

Uti. 

Sanquinay. 

Sapajan  (Caliano). 

V 

Sapa  tuda. 

Sa  patulea. 

Valinchay  vel  Balin  (Cod.  2""). 

Sapaucan  (Caliano). 

Valláis  vel  Ballays  (Cod.  2"*). 

Sialtaud  (m.). 

Vichicay  (ra.). 

Sicca  (Caliano). 

Sílpicay  (Caliano). 

Siipiguay  (ra.). 

Y 

Silpina. 

Silpincay  ó  Silpiucay. 

Tabanchin  (ra.) 

. 

Silun. 

Yampaxil  ü6/ Yanpasil(Cod.  2^^ 

Sillamay. 

m.). 

Símanan  (Caliano). 

Yapay  (m.). 

Simichan  (m.). 

Yutayan  (Caliano). 

Sinquinay. 

• 

Zanquil  (m.)- 
Zapalií  (m.). 


TESORO  DE  CATAN ARQUEÑISMOS  19 

Zapan  (m.)- 
Zapatuda. 

Jupiche  (4  upiche,  Cod.  2**).  (Du- 
doso, posiblemente  Quilme). 


APÉNDICE  B 


APELUDOS  DE  INDIOS  DE  AMBOS  SEXOS  QUE  SE  ENCUENTRAN 
EN  UNOS  EMPADRONAMIENTOS  DE  FINES  DEL  SIGLO  XVII  Y  PRINCIPIOS 

DEL  XVIII  EN  EL  ARCHIVO  DE  CATAMARCA 


Aballay. 

Aballay  :  cacique  Guachajchi. 

Aba  Hay  :  cacique  Paysípa. 

Aballay  :  cacique  Machigasla. 

Abaucha. 

Abauchay. 

Abilinday  :  Tinogasta. 

Acampi  :  Tinogasta. 

Acanchi  (m.) :  Ingamana. 

Achamín  :  Olcagasta. 

Achapac  :  Guachajchi. 

Achaupac. 

Achipay  (m.)  :  Ingamana. 

Achuela  (m.) :  Ingamana. 

Achuxna  (m.)  :  Pisapanacu. 

Achuxna  (m.) :  Guachajchi. 

Ai  mache. 

Alimin  :  Olcagasta. 

Aiimin  :  Paysípa. 

Alucao. 


Alugon  :  Pisapanacu. 

Allaimi  :  Guachajchi. 

Ampi  :  Paysípa. 

Anitay. 

Añacay. 

Asaica  :  Pisapanacu. 

Asanu  (m.) :  Pisapanacu. 

Asimin  :  cacique  Olcagasta. 

Asintay  :  Pisapanacu. 

Aucaba  ó  Aneaba  :  Tinogasta. 

Aumpa :  Huasan. 

Auquio  :  Tucumangasta. 

Avalos. 

Axlato. 

Ayachi  (m.) :  Ingamana. 

Ayachi :  Pisapanacu. 

Ayampox(m.)  :  Tinogasta. 

Ay macha  :  Calchaquí. 

Aysampas  (m.) :  Tucumangasta 

Ayuchil  (m.)  :  Ingamana. 

Ayunda. 

Ayunda  :  Pisapanacu. 

Ayuxna  (m.) :  Ingamana. 


20 


▲NALES  DE  Lk  SOCIEDAD  CIEEf TÍFICA   ARttENTINA 

Calamón. 

Calamón  :  Tinogasta. 
B  Calinluclla. 

Cauana  (m.) :  Ingamana. 
Conela  :  Guachaxse. 
Colaoy  :  Olcagasla. 
Coyuca  :  Tioogasla. 
Guicha  (m.)  :  Ingamana. 
Cuma  I  i  :  Pisapanaco. 
Cumali :  Amangasla. 
Cumanse  :  Huachasche. 
Cumanse  (m.) :  Sabuil  ó  Saujil 
Cumansi  (m.) :  Pisapanaco. 
Cumansi  (m.) :  Pípanaco. 
Cumansi  (ra.) :  Tinogasla. 
Cumansi. 

Cuneas  (m.) :  Ingamana. 
Cuninja  :  Amangasla. 
Cunínjua  :  Paysipa. 
Culayan  :  Machigasla. 
Cutoyan  :  Paysipa. 


Bacalí. 

Baíamble  :  Huachaschi. 

Balanpis  (u?)  :  Pisapanaco. 

Bal  cusa. 

Balimba  :  Huachaschi. 

Bicamsa  (m.)  :  Olcagasla. 

Billa  :  Huachaschi. 


Cachusna  :  Huachaschi. 
Caimí  :  Ingamana. 
Caimincha  :  Pisapanaco. 
Caimincha  (m.) :  Pisapanaco. 
Cajilla  :  Ingamana. 
Calduse  :  Pipanaco. 
Calí :  Tinogasta. 
Caliba  ó  Calibas  :  Tinogasla. 
Caliba  :  Olcagasla. 
Caliba  :  Paysipa. 
Caliva  :  Guachaxse. 
Calsapi :  Ingamana. 
Calsapi :  cacique  Tioogasla. 
Callamuy  :  Paysipa. 
Callave  :  cacique  Pipanaco. 
Callaxve  :  Ingamana. 
Callaxue  :  Ingamana. 
Camisa  :  Ingamana. 
Camisa :  Paysipa. 
Camisa  :  Machigasla. 
Campilla  (m.) :  Ingamana. 
Cañacha  (m.) :  Amangasla. 
Capilba  :  Sabuil-Saujil. 
Capilma  :  Sabuil-Saujil. 
Casanpa  :  Pipanaco. 


CH 

Chacampi  (m.) :  Pisapanaco. 
Chacani. 

Ghacarac  :  Ingamana. 
Chacomo  :  Tinogasla. 
Chaicsa  (m.)  :  Ingamana. 
Ghaicsa  :  Guasau. 
Chaicsa  (m.) :  Huachaschi. 
Chamaica  (m.) :  Pisapanaco. 
Chamaico  :  Guachaxse. 
Chamaico. 
Chambleca  :  Saujil. 
Chamasin  (m.) :  Ingamana. 
Chamaya  (m.) :  Pisapanaco. 
Chamhana  (m.) :  Pisapanaca 
Chamixla  (m.) :  Pisapanaco. 


UNA  PLANTA  NUKVA  DE  LA  FLORA  URUGUAYA  11 

mas  pálido  ó  algo  rojizo  en  la  inferior  (en  la  juventud  se  hallan 
ligeramente  vestidos  de  unanubecilla  azuleja  cerosa),  con  nerva- 
duras bien  marcadas  en  ambas  caras,  una  primaria  más  gruesa 
central  con  8  ó  10  secundarias  en  cada  lado,  las  que  se  anastomo- 
zan  en  arco  antes  de  tocar  el  borde;  la  parte  superior  ó  punta  del 
limbo  es  acuñado-redondeada,  más  ó  menos  aguda  ú  obtura,  á 
veces  hasta  con  un  diminuto  mucrón;  la.  parte  inferior  ó  base  es 
siempre  claramente  acuñada  ;  el  margen  es  llano  ó  con  un  reborde 
sumamente  angosto  doblado  hacia  la  cara  inferior,  en  ciertas  ra- 
mas enterísimo,  en  otras  aveces  entero,  á  veces  con  uno  á  siete 
dientes  en  cada  lado  bastante  agudos  pero  poco  profundos;  los  pe- 
ciolos son,  generalmente,  muy  cortos  (de  3  á  5  mm.  de  loog. ) cana- 
liculados en  el  vientre,  convexos  al  dorso  y  provistos  en  su  base 
de  dos  grandes  estipulas  apergaminadas,  anchamente  ovaladas 
(delOálS  mm.  de  long.  por  7á  15mm.  de  ancho)  muy  redon- 
deadas en  la  parte  superior,  en  la  posterior  oblicuamente  troncha- 
das con  ambas  orejitas  obtusas,  la  exterior  muy  pronunciada,  á 
veces  sentadas,  otras  veces  sostenidas  por  un  peciolito  muy  corto 
y  chato,  de  bordes  enterísimo  ó  con  varios  dientes  anchos  y  cortos. 
Las  inflorescencias  de  color  morado  obscuro  nacen  en  la  axila  de 
las  hojas  superiores  de  las  ramas,  siendo  unas  espigas  casi  sésiles, 
de  15  á  25  flores,  muy  tupidas  (de  lOá  I5mm.  de  largo  por  5  mm. 
de  diámetro),  generalmente  pendientes  ó  dobladas  hacia  abajo.  Las 
flores  son  muy  apretadas  y  sostenidas  por  un  pedunculíto  muy 
corto  y  bastante  grueso  (de  0,5  á  4  mm.  de  long.)  que  sale  de 
la  axila  de  una  bracteita  corta  anchamente  triangular  semiabraza- 
dora,  morada,  con  borde  velloso-ceniciento  ;  al  estado  de  botón  son 
casi  globosas  (de  1,8  á  2,2  mm.  de  largo  por  1,5  á  2,2  mm.  de 
díám .)  y  más  tarde,  al  abrirse,  toman  una  forma  hemisférica  ó  casi 
de  un  cono  invertido;  los  sépalos  son  valvaresy  en  número  de  cua- 
tro, bastante  carnosos,  de  color  morado  azulejo  y  lampiños  por 
afuera,  por  adentro  cubiertos  de  un  vello  corto  tupido  ceniciento, 
cortamente  soldados  en  tubo  en  la  base,  libres  y  ovalados,  modera- 
damente agudos  en  sus  dos  tercios  superiores.  No  hay  pétalos.  El 
disco  está  representado  por  cuatro  glandulitas  verdes  diminutas 
sentadas  en  la  base  inferior  y  al  centro  de  cada  sépalo.  Los  estam- 
bres, que  no  superan  nunca  los  sépalos,  son  en  número  de  18  á  20, 
dispuestos  en  torno  del  ovario  en  tres  ó  cuatro  hileras,  completa- 
mente libres  y  lampiños,  formados  por  filamentos  cortos  casi  cilin- 
dricos amarillentos  y  anteras  eliptico-ovaladas  rojizas  dispuestas 


ii 


ÁNALBS  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 


ÍDcasapa  :  Ingamana. 

Inrasil  ó  jil  (m.) :  Guachaxse. 

Inquina. 

Inquina  (m.)  :  Huachaschí. 

Inquina  (m.)  :  Pisapanaco. 

Inquina  (m.) :  Ingamana. 

Inquina  :  Tinogasta. 

Inquina  (m.)  :  Olcagasta. 

Inquina  :  Paysipa. 

Insama. 

Iquisina  :  Tinogasta. 

Iquitina  :  Tinogasla. 

Isanqui  (m.) :  Tinogasta. 

Itincapax  :  Paysipas. 


Jotaan  :  Amangasta. 
Julaya  :  Machigasta. 


Laicsa  :  Pipanaco. 


Llacapa3(m.)  :  Ingamana. 
Llain  :  Pipanaco. 
Llauaico  (m.) :  Guasan. 
Liauchipa  (m.) :  Ingamana. 
Lldvaico(m.)  :  Ingamana. 
Llumpa :  Ingamana. 


M 


Machigasta  :  Machigasta. 


Mananqui  :  Ingamana. 
Maraña  :  Amangasta. 
Matapal  :  Tinogasta. 
Maucasi  :  Olcagasta. 
Mocayun  :  Tinogasta. 


O 

Obensa.. 

Ojachic  (m.) :  Olcagasta. 

Olalla.    * 


Pahuan  :  Machigasta. 
Pallamaide  :  Ingamana. 
Pallamay  :  Pipanaco. 
Pamostax  ó  lamostax  :  Aman- 
gasta. 
Panhacha  (m.)  :  Ingamana. 
Paraguay  :  Pipanaco. 
Paraguay  :  Paysipa. 
Pasauca  :  Ingamana. 
Pasiña  :  Paysipa. 
Pasiquin  :  Tinogasta. 
Payauca. 

Piguala :  Guachaxse. 
Pigunnse  :  Ingamana 
Pisóla. 

Pisóla :  Huachaschi. 
Pisóla  :  Guasan. 
Pulcho  :  Amangasta. 
Pulpai :  Pisapanaco. 


Q 

Quichanqui  :  Huachaschi. 
Quichanqui  :  Olcagasta. 


TESORO  DE  GATAMÁRQUEfYlSIIOS 


23 


u 


Sabcala  :  Tinogasta. 
Sacaba  :  cacique  Tinogasta. 
Saca  pac :  Guachaxse. 
Sacháis  (m.) :  Tinogasta. 
Salaba :  Amangasta. 
Saliga  :  Pipanaco. 
SaDialca(m.) :  Amangasia. 
Samalca  (m.)  :  Tinogasta. 
Samolca(m.) :  Olcagasta. 
Sancaicha  :  Tinogasta. 
Sanquinay  :  Huachaschi. 
Saquilan  :  Tinogasta. 
Saquilan  :  Olcagasta. 
Sigampa. 

Sigampa  :  cacique  Tinogasta 
Supino  :  Tucumangasta. 
Sillamay  :  Pipanaco. 
Simincha  :  Guachaxse. 
Simuxcha  (ni.)  :  Guachaxse. 
Sincollay  (m.) :  Paysipa. 
Sínchoca  :  Ingamana. 
Siquimi  :  Pisa pa naco. 
Siquinay. 

Siquiñay:  Olcagasta. 
Soliga  :  Pisapanaco. 


Talcayac  :  Amangasta. 
Tancaba  :  Tinogasta. 
Tibsílay :  Tinogasta. 
Tilian  :  Tinogasta. 
Tilian  :  Amangasta. 
Toclagua  :  Tinogasta. 
Tupula  :  Huachasche. 


Uchumin  :  Olcagasta. 
Ulima  :  Tinogasta. 
Uncachis  :  Pipanaco. 
Usi  :  Tucumangasta. 
Utimba  :  Guachaxse. 


Yaquinsay :  cacique  Pisapanaco 


X 


Xamaico  (m.) :  Saujil 


Yabati  (m.) :  Paysipa. 
Yabatis  (m.) :  Machigasta. 
Yacsapa  :  cacique  Amangasta. 
Yaguachi  (m.)  :  Paysipa. 
Yamostac  :  Amangasta. 
Yampas(m.) :  Guachaxse. 
Yampas  :  Pisapanaco. 
Yampax  :  Paysipa. 
Yampos  :  Pipanaco. 
Yamsil  (m.)  :^Ingamana. 
Yamsil  (m.) :  Huachasche. 
Yamuxin  (m.) :  Guasan. 
Yauquin  :  Huachasche. 
Yausil :  Amangasta. 
Yemalí  (m.) :  Huachasche. 
Yobate  (m.) :  Tinogasta. 
Yucachac  :  Tinogasta. 
Yucsilpi :  Amangasta. 


u 


AHILES  DE  LÁ  SOCIEDAD  GIENTÍllCA  ARGENTINA 


PADRÓN   DE    1688 


Abatí  :  Calchaqui. 
Abaucai  :  Calchaqui. 
Abayu  :  cacique  Alto. 
Aculpa  :  Tocan. 
Anguio  :  Guachaxse. 
Apotauca  (n?)  :  Ascata. 
Ascati :  Paquilingasta. 
Atan  ó  Catan  :  Collagasta. 
Axlato :  cacique  Ingamana. 
Ayumna  :  Colpes. 
Ayuncha  :  cacique  Hampagcas- 

chas. 
Ayunda  :  cacique  Paquilingasta. 
Ayunta  :  cacique  Motemo. 


Camalan  :  curaca  Lacmi. 

Casíba  :  Alto. 

Casiba  :  Santa  Gertrudis,  Lon 

dres. 
Catamon  :  Asabgasta. 
Catan  (Atan?)  :  Collagasta. 
Cauilaua  :  Calchaqui . 
Caxcha  :  Calchaqui. 
Cocta  :  Calchaqui. 
Colloupe  :  Calchaqui. 
Concaui  (nf)  :  Villapin^a. 
Cósala n  :  Tocan. 
Coyamichi :  nación  Zerana. 
Cumansi  :  Paquilingasta. 


B 

Bachacsi :  Calchaqui. 
Bajinan  :  Asabgasta. 
Balincha  :  cacique  Sijan 
Balinchay  :  Ascata. 
Balincho.  :  Calchaqui. 
Bilimpa  :  Calchaqui. 


GH 

Chacum  :  Pituil. 
Chalimin  :  Calchaqui. 
Chanampa  :  cacique  Tinogasta. 
Chancanqui. 
Chancon  :  Vilgo  ó  Silgo. 
Changano  :  Guachaxse. 
Chasampi :  Colana. 
Chaxuique  :  Inganoana. 
Chiccha  :  Calchaqui. 
Chisco  :  Calchac. 
Chunoai  :  Calchaqui. 
Chupalli :  Calchaqui. 


Cachoca  :  tocan.  E 

Caliba  :  Amangasta. 

Calsapí:  cacique  Pantano  (1712).  Escupal  :  Tocan. 
Callavi :  cacique  Pipanaco. 


TESORO  DE  GATANÁRQUEÑISNOS 


25 


F 


Fílala  :  Mocoví  (?). 


G 


Guacamay :  Calchac  (7). 
Guachilca  :  Asabgasla. 
Guagalsiax  :  Calchac  (7). 
Gualampi :  (?). 
Gualcusa :  Colana. 
Gualchaj  :  Calchaquf  (7). 
GuaÜDcha  :  Calchaquí. 
Gualsi  :  (7). 

Guambicha  :  Lacmi  Calchac. 
Guanchicay  :  Guachaxse. 
Guaquilmay  :  Yocan. 
Guenca  :  Calchaquí  (7). 


Linden  :  Alto. 

Liquimay :  cacique  Ingamana 


LL 

Llocain  :  Calchac. 
Llumpa  :  Ingamana. 


M 

Machagbai  :  Paquilingasta 
Macha pnl :  Calchaquf» 
Machico  :  Collagasta. 
Maquicha  :  Paquilingasta. 
Maquis :  Yillapiroa. 
Moca  :  Calchaqui  (7). 


Hampasti  :  Calchac. 
Hampi :  Yillapima. 


O 


Olalla  :  Asabgasta. 


Icain. 

.  Iculcha  :  Calchac. 
Incayan  :  Yocavil. 
loga  :  Huasan. 
Iquinnay :  Yocavil  (7). 
Itaquil  :  Yocavil  (7). 


Pabíl  :  Calchaquí. 
Palintay  :  Calchaquí. 
Pallamay  :  Colpes. 
Pasiquin  :  Asabgasta. 
Piguala  :  cacique  Colana 
Pisayaca  :  Guachaschi. 
Piluil  :  Pituil. 


Juaychapi :  Calchac. 


26 


ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 


Q 


Quemupi :  Yocagasla  ó  Pachian. 


Sitican  :  Motemo. 
Sinchuca  :  Calchac. 
Subpalaz  :  Pituil. 


Sacaba  :  cacique  Aséala. 
Sacaba  :  cacique  Ascata  (171^). 
Saculpa  :  Yocan. 
Sachamon  :  Calchac. 
Saliga  :  Golpes. 
Saligua  :  Hampagcaschas. 
Sanquinay :  cacique  Colana. 
Selayan  :  Calchac. 
Sicampa  :  Calchac. 
Sigamba :  cacique  Yillapima. 
Silcuyo  :  Calchaquí. 
Silpiaa  :  Gualíin. 
Síipian  :  Yocan. 
Supino :  Calchac. 
Silpino :  Tucumangasta. 


Ticopares  :  Paquilingasta. 
Tilian  :  cacique  Asabgasta. 


Yacsapa  :  Londres. 
Yucama  :  Calchaquí. 
Yucayo  :  Tinogasta  ó  Calchac. 


Zacayan  :  Lacmi. 


APÉNDICE  C 

NOMBRES   SACADOS    DE   LOS    EMPADRONAMIENTOS    DE   INDIOS 

EN    SAN    MIGUEL   DE   TUCUMAN 


1711 
Mellepcdy. 

Padrón  de  Yucmaníta  y  padrón  de  Toxpo,  sin  apellidos  de  indí- 
genas. 

Padrón  del  Convenlillo,  indios  Anconquixas,  Gastonas  y  EIdeles: 
Batumsa  ó  Bauimsa,  cacique  de  Anconquija ;  Sula,  cacique  de 
Gastonas  y  EIdetes  (hoy  Concepción  y  Medinas). 

Padrones  de  Lacme  en  la  Ramada  (Concepción),  de  Nacchey 
Niogasta;  sin  apellidos  indígenas. 


TESORO  DB   CÁTAMARQUEÑISMOS  27 

Padrón  de  Santa  Ana  :  Catibos,  alcade;  Anilainñ,  cacique. 
Padrón  de  Marapa :  Lapan,  cacique. 
Padrón  de  Anchaxpa  :  Sinchuca,  cacique. 
Padrón  de  Chiquiligasta  :  Chalin,  cacique. 
Padrón  de  Anamupila,  en  Monteros  :  sin  apellidos  indígenas. 
(Del   archivo  que  estaba  en   la  escribanía    del    señor  Lauro 
Román.) 

17U 

Título  de  cacique  á  favor  de  Alonso  Chamcana,  curaca  de  los 
indios  Amaichas,  que  hoy  viven  en  el  valle  de  Calchaquí,  cerca  de 
Santa  María,  á  la  entrada  del  valle  ó  quebrada  que  conduce  á  Tafí. 

Genealogía  del  cacique  don  Diego  üti  Quaiiina  (1),  padre  de  don 
Francisco  Chanca,  casado  con  doña  Josepha  Cam  YaJbe,  padres  de 
don  Alonso  Camcana. 

(Mismo  archivo^  legajo  número  36). 


1788 

Un  indio  de  Tasa,  llamado  Francisco  Apomaiia  hace  su  testa- 
mento. (Legajo  número  19.) 


1668 

Reclamación  de  unos  indios  huérfanos  en  que  son  declarantes 
Juan  Callafe,  Rodrigo  Caspamac  y  Juan  Ybalo,  naturales  del  pueblo 
de  Anconquija,  situados  en  aquel  entonces  en  Naschi. 


1606 

En  unas  diligencias  de  Merced  de  la  familia  histórica  de  Medina 
se  nombra  á  los  caciques  don  Alonso  Quispe  Ynga  y  don  Alonso 
Sichacafíar. 


(1)  Ed  otras  partes  de  Cstamarca  existe  aún  familia  de  Guaytim<ís,  creo  que  ea 
linogasta. 


28  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTIIIA 


«720 

En  un  legajo  con  número  14  se  halla  un  Empadronamiento 
levantado  por  orden  de  don  Estevan  de  Urizary  Arespacochaga. 
Sólo  se  citarán  los  Padrones  que  contienen  apellidos  indígenas. 

Padrón  de  Chiquiligasta  :  apellidos  Sa/cao,  Ntogasta,  Inga. 

Padrón  de  Santa  Ana  :  apellidos  Ácapianta,  Ásogasla,  Calimba. 

Padrón  de  Marapa  :  apellidos  Catintucla,  íbalo. 

Padrón  de  Anconquija  :  apellidos  Gayunsa  (el  cacique),  Sola 
(cacique  de  los  Eidetes). 

Padrón  de  Uclicha  :  apellido  Sos  (cacique). 

Padrón  de  Amaicha  :  apellidos  Chuque  (el  cacique),  Lasalpe^ 
Áyapac. 

Padrón  de  Quilmes  :  apellido  Catin  (curaca). 

Padrón  de  Tocpo  :  apellido  Ya  Sanios  (cacique). 


i7H 


En  el  legajo  número  36  está  otro  Empadronamiento  del  mismo 
don  Estevan  de  Urizar  y  Arespacochaga. 

Padrón  de  Famaillá :  apellidos  Chasique^  el  «  curaquilla  »  llamá- 
base Lucas  Incaio. 

Padrón  de  Quilmes  :  sin  apellidos  indígenas. 

Padrón  de  Amaicha  :  apellidos  Chau  (el  curaca),  AiaCj  Conse^ 
máy,  Liquimáy,  Calante,  Masan,  Casindy,  Cusülo. 


TESOBO  OR  GÁTA1URQUBÑISII08  29 


APÉNDICE    D 

C   CUZCO    D    DE    MAGA   GÓMEZ,    DE   UUACO    (1884) 

Mi  hijo  :  Churiy,  dice  el  padre. 

Mí  hijo  :  Hiiayf  dice  la  madre. 

Casa  blani^a  :  Huasi  yurac. 

Varón  lindo  :  Ccari  sumah. 

Esto  es  mió  :  Cayca  noccapah. 

Esto  es  tuyo  :  Cayca  ceampah. 

Tengo  plata  :  Noccapini  collquecta. 

¿Tú  tienes  plata?  ¿Apinquichu  collquecta? 

Pedro  tiene  plata  :  Pedro  aptn  collquecta. 

Nos,  etc.  :  Noecanchis  apinchis  collquecta. 

I  Hay  pasto  ?  :  ¿Apinquichu  postula? 

No  hay  :  Mana  aptn. 

To  hallo  :  Nocca  tarini,  suc  rumita. 

Todavía  no  he  dormido  :  Manarac  pañunichu. 

¿Qué  andas  buscando?  ¿Ymata  mascanqui?  vel  ¿ymata  mascas 

purinqui? 
Yo  estaba  queriendo  al  niño  :  Nocca  muñas  tiyani  huahuata. 
¿Está  mí  padre?  ¿ilfana  tatayca  tiyanchu?  la  y  casi  no  suena. 
Traemelo  esto.  :  Apampuay. 
Trabanjando  estaba  y  me  cansé  :  Llancas  tiani  saycuni. 


C   CUZCO    »    DE   ROSA   CUSILLO,    DE   SÜAN    (1887   Y    1888) 

Yinuta  eouay  íucuckanaypae  :  Vino  dame  para  que  lo  acabe  yo. 

Bilula  couay  ciranaypac  :  Hilo  dame  para  que  lo  hile. 

Na  wañurka  :  Ya  murió. 

Nocaea :  Yo(no  ño). 

Wanusíiani :  Me  estoy  muriendo. 

Áiarini :  Levantarme. 

PaypÍ8:t\. 


30  Álf ALES  DB  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Chunca :  Mucha  gente. 

Machi :  Médico. 

Ámpisca :  Curar. 

Waracacha :  Correr  (en  Quichua  es  :  correr  A  pedradas). 

Yocay :  Subir. 

Caballumpi :  A  caballo. 

Chavaban :  Suri  corredor. 

Charabon^nto  :  %\\ñ  chico. 

Dedollacla :  Dedos. 

Morco :  Vieja. 

Uñapa :  India  vieja. 

Huipi :  Decía  la  liebre. 

IS'occa :  Yo. 

Kjam :  Tú. 

Pay :  Él. 

Noccanchis :  Nosotros. 

Kjamcunay  kjamkichis :  Vosotros. 

Paycuna :  Ellos,  ellas. 

Huasiy :  Mi  casa. 

Huasiyki :  Tu  casa. 

Huasin :  Su  casa. 

Huasinchis  :  Nuestra  casa . 

Huasinkichis  :  Vuestra  casa . 

Kjampa  huasiyki  :  De  Vd.  es  la  casa. 

Kayca  noccapa  :  Esto  es  mió. 

Llamiata  apumuy  :  Dame  leña. 

Churay  ninapi :  Ponió  en  el  fuego. 

Kayca  Pedropas  sara  :  Este  maíz  es  para  Pedro. 

Kayca  kjampa  sara  :  Este  maiz  es  tuyo. 

Noccami  bueno  cani :  Yo  soy  bueno. 

Bellaco  carca  Pedro  :  Pedro  era  malo. 

Huayna  suma  :  Lindo  mozo. 

S hipas  suma  :  Linda  moza. 

¿  y  mala  rúas  purinki?  :  ¿  Qué  andas  haciendo  ? 

Tarpustiani:  Ando  sembrando. 

¿Aica  regas  rinkiJ  ;  Cuándo  vas  á  regar? 

Caya  :  Mañana. 

Na  (sa)  huañorka  :  Ya  se  murió. 

Chayia  micus  rinki  uañunki :  Sí  comes  eso  te  morirás. 

Vañunas  tiani :  Estoy  por  morirme. 


TESORO  DB  CATAMARQUEAISIIOS  31 

Couaychü  micunas liani :  Dadme  que  estoy  por  comer;  tia  no  ch  de 

actualidad. 
Cunan  punchan  :  Hoy. 
Caya :  Mañana. 

Caya  mincha  :  Pasado  mañana. 
Caina :  Ayer. 
Suyay  :  Espera. 

Kjam  sajara  canki  nocca  sumas  cani :  Yo  soy  más  lindo  que  tú. 
Yscaymi  puñus  rini:  Vamos  á  dormir  los  dos. 
Cuchillop  makipi  liyancu  (errado)  :  Tiene  el  cuchillo  en  la  mano 

(mal). 
Adiós  na  rini :  Adiós,  ya  me  voy. 
¿Imata  nipus  rinki?  ¿Qué  le  vas  á  decir? 
Nocca  risa  caya :  Yo  iré  mañana. 
Pay  hamunca  cay  a :  Él  vendrá  mañana. 
Caya  suyas  rinki :  mañana  me  vas  á  esperar. 
¿Aycapi  chayankif  ¿(guando  has  llegado? 
Ynti  rupas  lian  :  El  sol  está  quemando. 
Lucero  llocsis  lian  :  El  lucero  está  llegando. 
Nocca  coiki :  Yo  te  doy. 
Kjam  couanki  :  Tú  me  das. 
Pedrecosunka  :  Pedro  le  dará. 
Mesasanipi  churay  :  Pónlo  sobre  la  mesa. 
Mesa  urampi churay  :  Pónlo  abajo  de  la  mesa. 
Churi  :  Hijo,  dice  el  padre. 

Nocca uauaypamamancani :  Yo  de  la  criatura  soy  madre. 
Shipas  noccapa  canki  :  Tú  eres  mi  hija. 
¿Maymanrincushipas  cuna?  ¿Dóode  se  han  ido  las  mozas?  decían 

los  padres. 
Concor :  Rodilla. 

Arasíianki  labranzapi  :  Estás  labrando  en  la  labranza. 
Quistupa,  le  decían  al  talka,  y  lo  hacían  saltar. 
Huayras  tiyan  :  Está  con  viento. 
Ánchala  :  Mucho. 

Buayraca  pucaya  hamunca  :  Viene  coloreando  el  viento  (vendrá). 
Manca  alunla  sayachinki  :  Olla  grande  ha  de  parar,  fut.  pro.  imp. 
Aichala  euchinki  cuchilluan  :  Carne  has  de  cortar  con  el  cuchillo. 
Bombillaiqui  coUquemanla  :  Tu  bombilla  es  de  plata. 
Camaiki  puñunaykipac  :  Tu  cama  es  para  dormir. 


32 


▲NALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 


APÉNDICE  E 


NOMBRES  DE  LUGAR 


PROVINCIA   DE  TUGUMAN 


Deparíamento  Tafi-Colaláo 


Quichua. 

Tio-punco. 
Machogua  ñusca. 
Ñuñorco. 
Huacho. 
Huasamayu. 
Quiscutula. 
Quichca  Grande. 
Tacana. 
Cara  punco. 


Castellano. 

Puerta  de  arena. 
Viejo  muerto. 
Cerro  conno  pecho. 
Potrerillo  del  huérfano. 
Rio  de  atrás. 
Espina  chica. 
Espina  grande. 
Mano  de  mortero. 
Puerta  de  cuero. 


Cocán  :  Tafí,  Encalilla,  Coialao,  Quilmes,  Anjuana,  Pichao, 
Amaycha  ó  Amhuaycha^  Churqui,  Managua,  Talapasu,  Tuchaya, 
Siambon. 

Departamento  de  Trancas 


Tacanas. 

Chuica. 

Molleyaco. 

Cachiyaco. 

Ch^iecha. 

Quefiua. 

Guasamayo. 

Chaqui  vil. 

Vi  pos. 


Golpeador  ó  Morteros. 

El  menor. 

Agua  del  Molle. 

Agua  de  la  Sal. 

Que  sacude. 

Nombre  de  árbol. 

Río  de  atrás. 

Vil  del  pié. 

Nombre  de  un  pescado  (Vípos). 


TESORO  DB  CATAM ARQDBUISMOS  33 

Quichua.  Castellano. 

Pingollar.  Lugar  de  flautas. 

Totora.  Enea  (especie  de  junco). 

Cocán  :  Colalao,  Tipas,  Taramí,  Choromoros,  Mizos  Notco,  Anca- 
juli,  Anfama,  Vipos,  Ticucho,  Yararoi  (cerro). 


Departamento  de  Burro  Yaco 

Burro-yaco.  Aguada  del  burro. 

Suncha!.  Donde  crece  esta  yerba. 

Nío  ó  Mío.*  Yerba  venenosa. 

Talapampa.  Pampa  del  tala. 

Tarucapampa.  Pampa  del  venado. 

Chilca.  Nombre  de  planta. 

Carahuasi.  Casa  de  cuero. 

Anta.  Tapir. 

Allpasinchi.  Tierra  fuerte. 

Talapozo.  Pozo  del  Tala. 

Overopozo.  Pozo  del  overo. 

facctn  ;  La m paso,  Chañar  (nombre  de  cirbol),  Culirné  (?),  Yni- 
ma  (T),  Yuchan  (Palo  borracho),  Uncos  (?). 


Departamento  de  la  Capital 
Cocán  :  Raco,  Anfama,  Tafí  Viejo,  Taíicillo,  Salí. 


•  I 


Departamento  de  Famayllá 


Cocán  :  Famayllá. 


Departamento  de  Leales 

Piruas.  Trojes. 

Cuchihuasi.  Casa  del  chancho. 

411.  SOC.  aCIT.  AKG.  —  T.  XL7I1  3 


34                         ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Quichua.  Castellano. 

Talacocha.  Laguna  del  Tala. 

Sunchopozo.  Pozo  del  suncho. 

Yuluyaco.  Agua  de  la  fierdiz. 

uturunco.  Tigre. 

Churqui.  Especie  de  aromo. 

Yantapallann.  Alzadero  de  leña. 

Cachiyaco.  Agua  de  sal. 

Condorhuasí.  Casa  de  cóndor. 

Cacan  ;Mancopa  (?),  Quilmes,  Sandi  (?),  Diclo(?). 


Departamento  de  Monteros 

Yacuchina.  Henibra  de  la  aguada. 

Aranilla.  Lugarcito  de  labranza. 

Huasapampa.  Pampa  de  atrás. 

Pampamayu.  Río  de  la  Pampa. 

Cocán  :  Caspinchango,  Yonopoogo,  Pilco,  Simoca,  Calancha  (?). 


Departamento  de  Chicligasta 

'  Allpachiri.  Tierra  fría. 

Chílímayu.  Río  del  frío. 

Yucuco.  Dos  en  cópula. 

Chimpana.  Yadeadero. 

Yngas.  Familia  de  este  apellido. 

Yacuchiri.  Agua  fría. 

Cocán  :  ¡aya,  Yltico,  Belicha,  Chicligasta,  Níogasta,  Yaiapa,  Am 
pata,  Ampatilla,  Arocas. 


Departamento  de  Rio  Chico 

Tacanas.  Manos  de  mortero  ó  morteros. 

Hollé.  Un  árbol  así  llamado. 


TESORO  DE  GATANARQURÑISIIOS  35 

Quichua.  Castellano. 

Ychupuca.  Paja  colorada* 

Yanamaju.  Río  del  negro. 

Quixca.  Espina. 

« 

Caedn  :  Escava,  Marapa,  Yaquilo,  Churqui,  Naschi  (?),  Tipa,  Ma- 
tasambo  (??). 

Departamento  de  Graneros 

Huacra.  Cuerno. 

Suncho.  Una  planta. 

Cocha.  Laguna. 

Pampamuyo.  Pampa  redonda. 

Huillapujio.  Manantial  de  la  liebre. 

Taroralo.  Pocos  algarrobos. 

Rumiyuraj.  Piedra  blanca. 

Sauceguascbo.  Sauce  huérfano. 

Rumipunco.  Puerta  de  piedra. 

Cacan  :  Bajastiné  (?),  Mistol,  Coco  (?)(un  árbol),  Yapachin.  Tala- 
sancha  (?). 


PROVINCIA   DE   CATAMARCA 

Departamento    de   La    Paz 

Tacopampa.  Pampa  del  algarrobo. 

Condorhuasi.  Casa  del  cóndor. 

Pumavaco.  Aguada  del  león. 

Suncho.  Planta. 

Cacdn  :  Quimilo,  Olta,  Motegasta^  Ycano,  Sichan,  Anjnli,  Alibi* 
g<ista. 

Departamento  de  Ancasti 

Totoral.  Pajonal  de  eneas. 

Taco.  Algarrobo. 


36  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Quichua .  Castellano . 

Tacana.  Golpeador   (mano    de    mortero)  ó 

mortero. 

Caerdn  :  Allega,  Si  pea,  Ypisca,  Ancasti,  Simbol,  Anquínsila,  An- 
chocah 

Departamento  del  Alto 

Yuturunluna.  Hueveadero  de  perdiz. 

Surnipiana.  Lugar  deslumbrador. 

Tacopunco.  Puerta  de  algarrobo. 

Puncochacra.  Chacra  de  la  puerta. 

Mollepampa.  Pampa  del  molle. 

Choya.  Claro. 

Collagasta.  Gasta  del  colla. 

Tíntigasta.  Gasta  de  la  langosta. 

Unquillo.  Sanguijuela  pequeña. 

Allpasarcuna  (?).  Pisadero  de  tierra. 

Churqui-patta.  Churqui  ancho. 

Cacan :  Albigasta,  Yilapa,  Tapayor,  Bilismán,  Achalco^  Simo- 
gasta,  Ancuja,  Huayamba,  Amaypchala,  Guamuna,  Quíscoyan  (?), 
Yloga,  Súcuma,  Aillapaso,  Talasí,  Simbollán. 


Departamento  de  Santa  Rosa 

Huacra.  Cuerno. 

Cacan  :  km p'áWo,  Ovanta,  Alijilan,  Quimillpa,  Jarilla  (un  ar- 
busto), Yaquicho. 

Departamento  de  Paclin 

Chamico.  Una  solanácea. 

Cacdn  :  Yocán,  Carán,  Paclin,  Sumampa,  Catamarca,  Balcosna, 
Quico. 


TESORO    3B  CATANABQüEfllSIIOS  37 


Departamento  de  Piedra  Blanca 


Caeán  :  Fariñaogo. 


Departamento  de  Valle  Viejo 


Quichua. 

Castellano. 

Pampa. 

Campo  despejado. 

Guaicama. 

Puros  zanjones. 

CMdn  :  Sévila,  Polco,  Motimo. 

Departamento  de  Capayán 

Villapima.  Ajuar  de  la  liebre. 

Capayán.  Camino  real. 

Chum bicha.  Que  hace  la  faja. 

Trampasacha.  Árbol  de  la  trampa. 

Tipana.  Que  sirve  para  canastos. 

Pampichuela.  Pampa  pequeña. 

Cacdn  ;Coneta,  Guico,  Biliján,  Tipana,  Visco. 

Departamento  de  Amhato 

Humaya  (I),  Ayapuman.      Calavera. 

Pucarilla.  Diminutivo  de  Pucar»^ 

Cocán  :  Humaya,  Singuil,  Enjamizajo  (cabeza  mala). 

Departjmento  de  Pomán 

Unquillo.  Sanguijuelita. 

Suriyaco.  Agua  del  Avestruz. 

(1)  Si  la  voz  es  del  Cuzco  la  constracción  seria  ésta  :  Cabeza  cadavérica;  por* 
que  80  nuestra  regióo  el  adjetivo  se  posterga,  contrariando  la  regla  del  Quichua. 


38 


ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 


Quichua. 

Burroyaco. 

Huaicohondo. 

Condorhuasi. 

Ambato. 

Ck)lana. 

Apoyaco. 

Tiiscamayo. 

Tacusuni. 

Rumíyana. 


Castellano. 

Agua  del  burro. 
Quebrada  honda 
Casa  del  cóndor. 
Sapo. 

Lo  más  alto. 
Agua  del  Señor. 
Río  de  la  tusca. 
Algarrobo  largo. 
Piedra  negra. 


Cocán  :  Culanao,  Huíllanco  ó  Huillanca,  Minchis,  Pihuains,  Sa- 
^uillar,  Salcamanao,  Tucumanao,  Tuscha,  Cativas,  Yalgar,  Lam- 
pasillo,  Mutquin,  Tuscamayo,  P<ijanco,  Sijan,  Malcasco,  Mishango, 
Saujil,  Pisapanaco,  Joyango,  Colpes,  Pijanco,  Muchareal,  Pipanaco, 
Asayan,  Huañumil. 


Departamento  de  Tinogasta 


Chilca. 

Totora, 

Copacabana. 

Cachiyuyo. 

Huaico. 

Ojota. 

Pillohuasi. 

Jasipunco. 

Huasayaco. 

Condorhuasi. 

Tola. 

Yngahuasi. 

Istataco. 

Yacuchull. 

Pailca. 

Toroyaco. 

Chucho. 


Una  planta. 

Enea. 

Mirador  de  lo  azul. 

Yerba  de  sol. 

Quebrada. 

Sandalias. 

Casa  del  pillo. 

Puerta  de  la  tosca. 

Agua  de  atrás. 

Casa- del  cóndor. 

Arbusto. 

Casa  del  Inca. 

Cabello  de  ángel. 

Aguadíta. 

Horqueta. 

Agua  del  toro. 

Fiebre. 


Cacan  :  Saujil,  Andulucas,  Vinquis,  Chilca,  Abaucán,  Tinogasta, 
Chananopa,  Machaco,  Jasi,  Aniyaco,  Batungasta,  Sunjal,  Saujil, 


TBSORO  DE   CATAHAROUEÑISHOS  39 

Fiambalá,  Guanchin,  Apocango^  Anchoca,  Golpe,  Chaschuil,  Pillo- 
huasi,  JasipuDco,  Chañar,  Chuquisaco,  Golpes,  Taton,  Istataco, 
Quislo,  Lampallo,  Pairíquí.  Purulla,  Ilanco,  Antofagasta,  Anto* 
falla,  Oirí,  Meringuaco,  Gbusídaca,  Joti,  Yjaser,  Tujlli. 


Deparlamento  de  Belén 


Quichua. 

Yacutula. 

Goodorhuasi. 

Vicuñorco. 

Guasamaco. 

Jasipunco. 

Altohuasi. 

Papachacra. 

Gachiñan. 

Rumimonton. 

Ghuclaguaico. 

Rumiyaco. 

Garachípampa. 

Pomahuasi. 


Castellano. 

Aguada  pequeña. 
Gasa  dfil  cóndor. 
Gerrode  la  vicuña. 
Aguada  de  atrás. 
Puerta  de  la  tosca. 
Gasa  en  el  alto. 
Ghacra  de  las  papas. 
Gamino  de  la  sal. 
Montón  de  piedras. 
Quebrada  de  la  casa  prestada. 
Agua  déla  piedra. 
Pampa  de  las  costras.. 
Gasa  del  león. 


Cacdn :  Famayíil,  Zapata,  Asampái,  Loconte,  Tooonáo,  Yanipe- 
senco,  Gulumpajáo,  Yasipozo  Ampujaco,  Gualfin,  Eje,  Yillavil, 
Astái,  Lampasillo,  Ghangorreal,  Llepe,  Gompo,  Yaculuti,  Aparuma. 

Departamento  de  Andalgala 


Pam  payana. 

Piscuyaco. 

Pucará. 

Tacupalta. 

Tacoyaco. 

Garapunco. 

Gochuua. 

Huasán. 

Pichanal. 

Ghana  ryaco. 

Ghaquiago. 


Pampa  negra. 
Agua  del  pájaro. 
El  Fuerte. 
Árbol  ancho. 
Agua  del  algarrobo. 
Puerta  de  cuero. 
Guchillo,  etc. 
Alto  de  atrás. 
Monte  de  retamas. 
Agua  del  chañar. 
Agua  del  pié. 


40 


ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 


Quichua. 

Choya. 

Muschaca. 

Guasán. 

Ingahuasi. 

Carachípampa. 

Yacuchuya. 

Tampa-Tampa. 

Chaupiyaco. 

Quinchana. 

Concha. 


Castollaoo. 

Claro. 

El  puente. 

Alto  de  atrás. 

Casa  del  Inca. 

Tarnpa  de  la  sarna. 

Agua  clara. 

Enredado. 

Agua  del  medio. 

Que  sirve  para  quinchar. 

Algo  de  fuego. 


Cacdn  :  Huañumil,  Biscochán,  Lampaso^  Anconquija,  Písavil, 
Villavil,  Pilciáo,  Tulisquin  (un  árbol),  Ingamana,  Muschaca,  Ama- 
náo^  Malico,  Ari. 


Departamento  de  Santa  Haría 


Siquimil. 

Lorohuasi. 

Chañarpunco. 

Tampa-tampa. 

Piscuyaco. 

Palomayaco. 

Huanacoyaco. 

Chafíñan. 

Talcatuclla. 

Guasamayo. 

Uturunco. 

Yutuyaco. 

Pu  maguada. 

Toro vaco. 

Chaupimayo. 

Piscacruz. 

Míchito. 


Vil  del  trasero. 

Casa  del  loro. 

Puerta  del  chañar. 

Enredo. 

Agua  del  pájaro. 

Agua  de  la  paloma. 

Agua  del  guanaco. 

Camino  de  la  falda. 

Enlasador  de  guanacos. 

Río  de  atrás. 

Tigre. 

Agua  de  la  perdiz. 

Aguada  del  león. 

Agua  del  loro. 

Río  del  medio. 

Cinco  cruces. 

El  gatito. 


Cacan  :  Balasto,  Pajanguillo^  Aropajaogo,  Andahuala,  Muchísla, 
Yapes,  Caspinchango,  Masáo,  Famabalasto,  Chaññán,  Chiñucán, 
Cachuán,  Churcha,  Suriana. 


BIBLIOGRAFÍA 


I.  —  CIENCIAS  EXACTAS 


Delassns  (Et.),  Chargé  de  conférences  a  rUnÍTersité  de  Lille.  —  iie9on8  sur 
la  Tbóorie  analytique  des  équations  aux  dérivées  partielles  da  pre- 
mier ordre.  —  A.  Hermann,  Paris,  1898  M  foll.  de  88  p.]. 

Reseña  crítica  por  Fehr  (H.),  Privat-Docent  k  rUoiversité  de  Genéve,  en 
Revue  genérale  des  seiences,  marzo  15  de  1898  (año  9*,  o*  5,  p.  193;. 

Dice  el  autor  del  breve  aoálisis  dedicado  á  esta  obra,  que  ella  merece  ser 
colocada  al  lado  del  tratado  clásico  de  M.  Goursat. 

...Tiene  por  objeto  —  dice  —  la  teoría  analítica  de  las  ecaaciones  de  derivadas  parciales 
del  primer  orden,  expuesta  desde  un  punto  de  vista  nuevo,  gracias  é  la  introducción  de 
una  forma  canónica  abgolutamente  general.  Esa  forma  da  á  la  teoría  mucho  mayor  unidad 
que  la  que  tenía  hasta  hoy;  no  exige,  para  los  métodos  de  integración,  la  distinción  entre 
el  caso  en  que  la  incógnita  figura  en  las  ecuaciones  y  aquel  en  que  no  figura. 

Después  de  haber  presentado  la  reducción  de  los  sistemas  á  la  forma  canónica,  el  autor 
establece  el  teorema  fundamental  de  la  existencia  de  las  integrales  de  un  sistema  canó- 
nico. Es  el  teorema  de  Caueky  generalizado.  Después  define  el  pro6/«ma  de  Cauchy  relativo 
á  on  sistema  cualquiera  del  primer  orden.  Luego  vienen  la  reducción  á  ecuaciones  suce- 
sivas y  la  reducción  á  una  sola  ecuación.  Esas  trasformaciones  conducen  inmediatamente 
al  método  de  Mayer  para  la  integración  de  los  sistemas  lineales. 

Termina  M.  Pehr  su  reseña  con  algunas  iodicacioDes  relativas  á  la  última  parte  : 
integración  de  los  sistemas  do  lineales,  basada  sobre  la  teoría  conocida  por  de  la 
integración  completa.  —  P.  Birabsn. 

Richard  (J.),  Professeur  de  mathématiques  au  Lycée  de  Tours.  —  Le9on8 
8Tir  les  métliodea  de  la  géométrie  moderne.  —  Société  d'édltións  scien- 
tifiques,  Paria,  1898  [1  vol.  in-8°  de  ^40  p.,  con  fig. ;  6  fr.). 


Ai  ANiltes   ÜE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Reseña  crítica  par  C.-A.  Laisant,  Docteur  és-scíences,  en  Revue genérale  dea 
Sciences,  junio  30  de  1898  (año  9*,  n*  12,  p.  504). 

Dice  M.  Laisant  que  el  Gn  perseguido  por  el  aulor  de  este  libro  —  destinado 
sobre  todo  á  la  enseñanza  —  no  puede  ser  más  útil;  que  la  geometría  moderna 
ofrece  recursos  de  que  se  encuentran  desprovistos  la  mayor  parte  de  los  alumnos, 
aun  eu  las  clases  de  «^  Matemáticas  especiales  »  de  los  colegios.  Pero  reprocha  al 
autor  el  punto  de  vista  demasiado  analítico  en  que  se  ha  colocado,  á  despecho 
del  título,  lo  que  por  otra  parte  se  explica  por  la  tentencia  actual  de  la  enseñanza. 
Repróchale  también  el  haber  querido  introducir  demasiados  sujetos  en  su  libro, 
A  pesar  de  conservarle  una  forma  sumaria. 

Hechas  estas  reservas,  IVI.  Laisant  termina  diciendo  que  no  por  ellas  deja  de  con- 
siderar la  tentativa  de  M.  Richard  como  eminentemente  interesante,  pues  es  triste 
ver,  en  el  país  de  Charles  y  Poncelet,  el  estudio  de  la  geometría  moderna  poco 
menos  que  abandonado  en  la  enseñanza  ;  y  M.  Richard  le  parece  ser  la  persona 
indicada,  por  su  vasta  instrucción  y  su  amor  á  la  ciencia,  para  realizar  la  obra 
útil  que  queda  aiín  por  hacer  en  este  orden  de  ideas.  —  F.  Birabfn. 


Darboux  (Gastoni,  Membre  de  Tlnstitut,  Professeur  de  géométrie  supérieure  k 
rUniversité  de  Paris.  —  Letona  sur  les  systémes  oxrthogonaux  et  les 
ooordonnées  ourvilignes.  —  Gauthier-Villars  et  Gis,  Paris,  1898  (1  vol. 
in-8»  de  340  p. :  10  fr.) 

Reseña  crítica  por  J.  Hadamard,  Maítre  de  conférences  á  la  Faculté  des 
Sciences  de  Paris,  en  Revue  genérale  des  sciences,  agosto  15  de  1898  (año  9*, 
n*  15.  p.  623-624). 

El  conocido  profesor  de  la  Facultad  de  París  dedica  un  análisis  bastante 
extenso  é  interesante  —  para  los  que  se  preocupan  de  las  teorías  elevadas  de  la 
ciencia  matemática  —  á  la  nueva  obra  del  eminente  sabio  francés,  con  la  cual  éste 
acaba  la  exposición  de  la  ciencia  geométrica  actual,  comenzada  años  atrás  con 
las  célebres  Legons  sur  la  théorie  des  surfaces,  «  Así  conio  estas  tienen  por  punto 
de  arranque  la  representación  de  los  puntos  de  una  superGcie  mediante  dos  coor- 
denadas —  dice  —  el  estudio  de  las  propiedades  del  espacio  independientes  de  la 
geometría  de  las  superGcies  descansa  sobre  el  empleo  de  los  sistemas  de  tres 
coordenadas  curvilíneas  y,  en  particular,  de  las  más  interesantes  de  ellas,  los 
sistemas  ortogonales  ». 

Difícil  sería  presentar  aquí  un  resumen  de  este  resumen  de  la  importante  y 
elevada  obra.  El  tema,  de  por  si  abslrnso,  íntimamente  relacionado  con  las  nuevas 
concepciones  del  hiperespacio,  no  puede  tener  interés  sino  para  un  número  muy 
restringido  de  lectores :  y  no  abundan  aún  entre  nosotros  los  especialistas  en  estas 
nuevas  y  abstrusas  materias.  —  F.  Birabbn. 


IVaa  (F.),  du  clergé   de    París.   —  Formation  et  extinotion  du  clapotls 
(Th^se  de  la  Faculté  des  sciences  de  Paris).  —  Gauthier-Villars  et  Gis,  Paris, 
189tí(rfoll.  in-4*,  de  56  p.;. 
Reseña  crítica  por  Léon  Autonne,  Mattre  de  conférences  á  la  Faculté  des 


BIBLIOGRAFÍA  43 

scioDcos  de  Lyoo,  en  Revue  genérale  des  sifiences,  junio  30  de  1898  (ano  9". 
D«  12,  p.  504). 

Es  M.  \au  uno  de  los  numerosos  alumnos  del  emiuente  saliío  Boussinesq,  á  quien 
tan  importantes  contribuciones  debe  la  Física  matemática  y  la  Mecánic^i  de  los 
fluidos.  Fn  este  trabajo,  el  primero  generaliza  y  completa  en  varios  puntos  la 
teoría  del  segundo,  aplicándose  principalmente  al  cálculo  de  la  constante  que 
regula  la  extiucióu  del  clapolis  bajo  la  influencia  de  los  frotamientos.  El  autnr 
considera  los  diversos  casos  del  diflcultoso  fenómeno  hidráulico  :  en  mar  ,' medio 
indeünido,  frotamientos  exteriores  nulos. ;  en  un  cubo  rectangular  acuario) ;  en 
un  tubo  en  U  ;  en  un  vaso  cilindrico. 

Estos  curiosos  y  muy  difíciles  estudios  —  algo  abstrusos  y  teóricos  aún  —  son 
más  antiguos  de  lo  que  pudiera  creerse.  Así.  afuera  de  la  noticia  histórica  sucinta 
que  presenta  M.  Ñau,  ae  encuentra  (según  M.  Autonne)  un  análisis  histórico  razo- 
nado y  muy  completo  de  la  materia  en  la  memoria  De  la  Houle  et  du  Clapolis 
publicada  por  el  ingeniero  Flama nt  en  colaboración  con  el  célebre  de  Saint-Ve- 
nant  ¡"Annales  des  ponU  etchaussées.  1888,  p.  705-808).  Ahí  se  hallan  citados  los 
nombres  de  Leonardo  de  Vinci,  Newton,  Laplace,  Poisson,  Ostrogradski...En  los 
últimos  años  los  esludios  ni/is  importantes  sobre  la  materia  se  deben  á  Boussinesq. 

Gracias  á  los  progresos  de  la  fotografía  del  movimiento,  estos  estudios  teóricos 
de  hidráulica  pueden  controlarse  por  la  experimentación,  cuyos  resultados  con- 
cuerdan  con  los  de  la  teoría.  Así,  en  el  laboratorio  de  M.  Marey  se  fotografían 
perfectamente  masas  líquidas  sometidas  al  clapolis,  con  pequeños  flotadores  en 
suspensión  (bolillas  plateadas'.  —  F.  Birabeit. 


II.  —  CIENCIAS  NATURALES 


Comanicaciont»  del  Museo  nacional  de  Buenos  Aires,  Tomo  I,  n*  ?, 
~  Buenos  Aire»,  diciembre  17  de  1898. 

Con  materiales  muy  interesantes  y  de  verdadera  importancia  ha  aparecido  la 
segunda  entrega  de  la  nueva  publicación  que  dirige  el  doctor  Carlos  Berg. 

Sobre  los  enemigos  pequeíios  de  la  langosta  peregrina  Schisiocerca  peregrina 
fBurm.J  se  titula  el  primer  articulo,  debido  al  doctor  fierg. 

Se  estudian  en  él  la  lombriz  Mermis  acridiorum  ¡Weyenb.)  Berg.  la  mosca 
Agria  acridiorum  (Weyenb.)  Berg,  y  el  coleóptero  llamado  Champi  (Trox  sube- 
rosus  F  .', 

La  lombriz,  que  es  un  v»^rdadero  parAsito  de  la  langosta  migratoria,  vive  en  las 
cavidades  abdominal  y  torácica,  alimentándose  del  cuerpo  adiposo  y  alcanza  hasta 
655  milímetros  de  longitud. 

Según  mis  observaciones  hechas  sobre  miles  de  langostas,  sólo  se  encuentra  en  las 
saltonas  (larvas),  impidiendo  su  desarrollo  al  estado  de  insecto  perfecto. 

Conjuntamente  con  el  doctor  Rafael  Herrera  Vegas,  he  investigado  en  su  establecimiento 
de  Lujan,  á  principios  del  año  pasado,  grandes  cantidades  de  langostas  respecto  á  este 


44  AMALES   DE  LA  SOCIEDAD  (CIENTÍFICA  ARGENTINA 

parásito,  y  hemos  constatado  que  cerca  de  un  50  A  60  */•  se  hallaban  infestados,  pero 
únicamente  en  estado  de  larva.  Era  tan  notable  la  diferencia  de  aspecto  entre  los  ejem- 
plares atacados  por  la  Mermis  y  los  que  no  la  tenían,  que  á  simple  vista  ya  podíamos 
diagnosticar  su  presencia  ó  falta. 

Como  en  otras  ocasiones  ya  he  indicado,  no  conviene  quemar  las  langostas  que  se 
recogen  para  su  destrucción,  para  no  destruir  al  mismo  tiempo  el  enemigo  natural  que 
se  aloja  en  su  cuerpo,  á  fin  de  que  éste  pueda  procrearse,  en  beneficio  de  la  agricultura. 
Debe,  más  bien,  aconsejarse  el  enterramiento  de  la  langosta  para  asegurar  su  muerte  sin 
perjudicar  la  vida  del  parásito. 

La  mosca  Agria  acridiorum  (^'"eyanb.)  Berg,  cuya  exacta  posición  sistemática 
sólo  ahora  se  ha  determinado,  es  un  poderoso  enemigo  de  la  langosta  iroladora,  á 
la  cual  destruye  en  gran  número,  ya  sea  produciendo  directamente  su  muerte  ó 
bien  inhabilitándola  para  la  reproducción. 

La  larva  parásita  vive,  por  lo  general,  en  la  cavidnd  torácica  del  ortóptero,  más  raras 
veces  en  la  abdominal,  en  número  de  1  á  6.  Llegada  al  estado  de  adulto,  abandona  á  su 
huésped  para  transformarse  debajo  de  tierra  en  crisálida  ó  pupa,  y  después  de  12  á  15 
días,  en  el  insecto  perfecto,  es  decir  la  mosca  en  cuestión. 

La  mosca  deposita  los  huevos  en  el  cuello  ó  protórax  (cerca  de  las  incisuras)  del  saltón, 
cuando  éste  hace  la  última  muda  de  piel,  época  en  la  cual  está  débil,  blando  y  algo  vis- 
coso. La  larva  saUda  del  huevo  penetra  en  el  interior  de  la  langosta,  para  hacer  allí  su 
obra  destructora. 

También  en  este  caso  conviene  proteger  el  parásito  enemigo  de  las  langostas,  no  que- 
mando á  éstas  cuando  las  recogen  con  el  fin  de  destruirlas. 

El  champí,  de  vasta  distribución  geográfica,  ha  sido  presentado  como  voraz 
engullidor  de  huevos  de  lanfi^osta. 

Mis  observaciones  me  han  conducido  á  reconocer  que  lo  que  este  coleóptero  en  reali- 
dad apetece,  no  son  los  huevos,  sino  la  substancia  protectora  que  los  envuelve  ó  tapa. 
De  esta  manera  el  champí  priva  á  los  huevos  de  la  cubierta  que  los  protege  contra  la 
intemperie,  de  donde  resulta  su  pronta  descomposición. 

Es  entonces  que  la  mosca  común  deposita  sus  huevos  cerca  de  las  ooteca»  (espigas  de 
huevos)  putrescentes  de  la  langosta,  para  asegurar  el  alimento  á  su  prole.  La  larva  de  la 
mosca,  después  de  nacer,  encuentra  así  la  materia  nutritiva,  es  decir,  los  huevos  de  lan- 
gosta descompuestos,  de  manera  que  tampoco  ps  dostructora  del  ortóptero  ó  de  sus  huevos, 
como  erróneamente  se  ha  asegurado  algunas  veces. 

Conclusión  :  El  champí  es  un  destructor  indirecto  de  los  huevos  de  langosta ;  la  mosca 
común  no  lo  es  ni  directa  ni  indirectamente. 

En  Descríptio  novi  generís  Cerambycidarum  Reipublícae  Argentinae  describe 
ol  doctor  Berg  la  nueva  especie  Cherrocríus  Bruchí  Berg,  tipo  del  nuevo  género 
Cherrocrius. 

El  doctor  Felipe  Silvestri  nos  da  una  Primera  noticia  aceren  de  Ins  Tisanuros 
argentinos,  por  la  que  se  eleva  á  siete  el  púmero  de  las  especies  indicadas  para 
este  país,  del  cual  sólo  se  había  mencionado  una.  Se  caracteriza  una  nueva 
especie  Grassiella  praestans  del  nuevo  género  Grassiella. 

El  doctor  Berfi[  da  una  noticia  Sobre  el  Langostín  y  el  Camarón,  dos  crustdceoft 
macruros  de  aguas  argentinas  y  uruguayas  en  que  divulga  el  conocimiento  de 
la  existencia  en  nuestras  aguas  de  Pleoticus  Mülleri  Bate  y  Artemesia  longinaris 
Bate. 


BIBUOGRAFÍA  45 

Describe  Sil  ves  trí  en  ^ovaGeophüoidea  Argentina  áos  nuevas  especies  :  Orino- 
philus  platensis  y  Aphilodon  Spegazzinii,  tipo  este  últiino  de  un  nuevo  género. 

Sustituye  el  doctor  Berg  varios  nombres  genéricos  y  contesta  la  observación 
del  señor  Remy  Saint-Loup  que  considera  como  variedad  á  Dolichotis  salinicola» 

En  el  artículo  Plantae  novae  nonnullae  Americae  australis.  I,  describe  el  doctor 
Spegazzini  las  nuevas  especies  siguientes  :  Hraya  cachensU,  Thlaspi  chionophi- 
¡um,  Trifolium  argentinense.  Senecio  argentinensis  y  Begonia  argentinensis. 

El  doctor  Berg  amplía  la  descripción  de  un  escorpión-araña  en  una  nota 
Sobre  el  Thelyphonus  maximu8  Tamani.  —  A.  Gallardo. 

IIaD§^  (Émile),  Maitre  de  couférences  á  la  Faculté  des  sciences  de  TUniversité  de 
París.  —  Revue  anauelle  de  Góologie.  —  Artículo  en  Revue  genérale  des 
sciences,  junio  30  de  1898  (año  9%  n»  12,  p.  495-503). 

■ 

Hé  aquí  el  contenido  de  esta  extensa  revista  : 

I.  La  clasificación  de  las  facies. 

II.  Los  mares  paleozoicos. 

III.  El  jurábíco  boreal. 

lY.  El  limite  del  cretáceo  y  terciario. 

El  articulo  contiene  algunas  referencias  relativas  á  la  geología  norte  y  sud- 
americanas (trabajos  de  Stanton,  Steinmann,  Hatcher  y  Fl.  Ameghino). 

F.  BlHABEN. 


Boalen§^ep  (G.  A.i.  —  A  List  of  Reptiles,  Batraohlana  and  Flahes  col- 
leoted  by  Cav.  Quido  Boggianl  Izi  the  Northern  Chaco.  —  En  :  Annali 
del  Museo  Cioieo  de  Storia  Naturale,  vol.  9(39),  pág.  125-127.  —Genova, 
1898. 


Saint-Lioup  Remy].  —  Le  Dolichotis  patagónica.  —  Recherohes  d*ana- 
tomie  comparée.  —  FiO  *  Ar^n.  Soc.  nat.  ZooL,  tomo  VI,  pág.  293-371  ; 
372-374.  -  París,  1898. 


F.  A  ).  —  Poissons  de  rexpédition  scientlflque  á  la  Terre  de  Fea, 
soas  la  direction  du  Jocteur  O.  Nordenskjóld,  recuellis  par  le  docteur  A.  Ohlíii 
et  M.  H.  Akorman.  —  I.  Nototheriae.  —  En  :  Bils-k.  Svensk.  Vet.  Akad, 
Udlgr.,  lomo  XXIIL  n*  3,  pág.  35-37.  -  1898. 

Thomaif  I^Udf.^  —  On  some  Mamáis  obtained  by  the  late  M'  Henry 
Dumford  in  Chubut,  B.  Patagonia.  —  Proe.  ZooL  5oc.,  lomo  II,  pág. 
210-212.  —  Londres,  1898. 


4G  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  GIENTÍFIGA  ARGENTINA 


III.  —  CIENCIAS  MÉDICAS 


Tatti  [doctor  Silvio),  director  del  laboratorio  del  hospital  Riyadavía.  —  Basa! 
sur  un  nouveau  si^rz^e  olinique.  La  pulaation  da  piad.  —  Buenos  AireS; 
1898. 

Los  estudios  del  autor,  que  lo  han  conducido  á  hallar  un  nuevo  é  importante 
signo  cHutco,  partieron  de  la  observación  aparentemente  banal  del  movimiento 
oscilatorio  que  anima  el  pie  pendiente  de  toda  persona  que  se  sienta  con  las 
piernas  cruzadas. 

Por  una  serie  de  investigaciones  se  convenció  e)  doctor  Tatti  que  este  fenómeno 
es  fisiológico,  pero  que  difiere  según  el  estado  de  salud  del  jsujeto. 

También  ha  comprobado  que  la  oscilación  no  proviene  déla  compresión  de  los 
vasos  poplíteos,  lo  que  explica  las  diferencias  de  su  trazado  con  el  que  se  obtiene 
para  la  arteria  radial,  aunque  coincide  en  el  número  de  pulsaciones. 

Para  producir  estos  trazados  gráficos  ha  ideado  Tatti  un  aparato  inscriptor, 
representado  en  su  conjunto  en  una  hermosa  lámina. 

El  transmisor  consiste  en  un  tambor,  cuya  superficie  inferior  está  formada  por 
una  lámina  de  cauchu  bien  tensa,  sobre  la  cual  apoya  una  varilla  ligada  al  pie 
del  sujeto  por  una  especie  de  estribo. 

A  cada  oscilación  el  pie  levanta  la  varilla  y  comprime  el  aire  del  tambor,  com- 
presión que  es  transmitida  instantáneamente  por  medio  de  un  tubo  de  goma  al 
receptor  formado  por  un  tambor  vertical  sobre  el  cual  está  adaptada  una  palanca 
de  aluminio  que  se  pone  en  movimiento  perlas  presiones  recibidas  y  que  inscribe 
las  oscilaciones  sobre  un  cilindro  de  bronce  que  gira  por  medio  de  un  movimiento 
de  relojería. 

También  pueden  obtenerse  est')s  trazados  con  un  esfigmógrafo  de  Dudgeon, 
convenientemente  modificado,  y  éste  fué  el  aparato  con  el  cual  obtuvo  el  autor 
sus  primeros  resultados. 

Estudia  luego  el  doctor  Tatti  la  característica  de  los  trazados  gráficos  en  las 
personas  normales,  lo  que  le  permite  establecer  el  signo  normal.  Se  acompañan 
varios  trazados  obtenidos  en  niños,  adultos  y  ancianos,  con  las  modificaciones 
debidas  á  la  temperatura,  el  ejercicio  muscular,  etc. 

Son  interesantes  los  trazados  producidos  por  mujeres  en  cinta,  los  que  difieren 
en  caso  de  edema  en  los  miembros  inferiores. 

Se  estudian  y  reproducen  los  trazados  en  diversas  enfermedades  del  aparato 
circulatorio  como  ser  la  insuficiencia  aórtica  del  tipo  cardíaco  y  del  tipo  arterial, 
insuficiencia  mitral,  estrechez  mitral  propia  (enfermedad  de  Duroziez;,  arterio- 
esclerosis,  miocarditis,  etc.,  así  como  también  el  temblor  debido  á  la  intoxicación 
alcohólica  crónica  y  le  parálisis  agitante. 

De  sus  numerosas  observaciones  y  de  atinadas  consideraciones  fisiológicas 
deduce  Tatti  que  «  el  signo  del  pie  procede  de  contracciones  absolutamente 
rítmicas  de  las  arteriolas  y  los  capilares  que  riegan  la  región  sometida  al  estudio, 


BIBLIOGRAFÍA  47 

coD  el  coDcarso  de  los  filetes  nerviosos  Taso-motores  »,  por  lo  que  sería  tai  vez 
más  exacto  llamarle  pulsación  de  la  pierna: 

Damos  en  seguida  las  conclusiones  del  autor  bajo  el  punto  de  vista  de  la 
clÍDÍca : 

Los  miembros  inferiores  estln  animados  de  un  movimiento  dp  oscilación,  regalar  é 
igual,  perfectamente  visible  en  la  extremidad  del  pie,  cuando  estáu  cruzadas  las  piernas. 

Este  signo  existe  en  todos  los  sujetos ;  es  pues  fisiológico. 

El  método  gráfico  caracteriza  el  signo  de  los  sujetos  normales  (adultos,  niños  y 
viejos)  por  un  trazado  siempre  idéntico,  pero  susceptible  de  variaciones  bajo  la  influencia 
de  causas  diversas  que  obran  sobre  el  aparato  circulatorio. 

Este  signo  no  procede  absolutamente  de  la  compresión  de  los  vasos  del  hueco  poplíteo; 
es  debido  á  la  contracción  rítmica  de  las  arteriolas  y  los  capilares  que  irrigan  la  región 
de  la  pierna. 

El  trazado  es  considerablamente  modificado  en  las  enfermedades  del  aparato  circula- 
tono,  ya  se  trate  de  alteraciones  orgánicas  ó  de  un  cambio  cualquiera  de  la  presión 
sanguínea. 

Las  modificaciones  del  trazado  del  pie  son  mucho  más  sensibles  que  las  del  trazado  de 
la  arteria  radial,  especialmente  en  los  casos  en  que  está  comprometido  el  sistema  arterial 
periférico. 

El  estudio  del  signo  permite  reconocer  la  presencia  de  edemas  periféricos,  y  prevenir 
por  consiguiente,  en  muchos  casos,  la  ruptura  de  equilibrio  de  la  presión  sanguínea. 

Be  vela  geguramente  la  arterio-escltrotis  desde  el  comienzo. 

Bajo  otro  punto  de  vista,  esta  disposición  del  miembro  inferior,  favorece  la  obtención 
de  los  trazados  relativos  de  diversas  enfermedades  de  los  sistemas  nerviosos  y  muscular. 

Ilustran  el  folleto  veintidós  hermosas  láminas  que  contienen  además  de  la 
vista  general  del  aparato  inventado  por  Tatti,  156  trazados  del  pie  ó  de  la  arteria 
radial. 

Es  particularmente  interesante  el  cuadro  comparativo  de  los  trazados  obtenidos 
para  sujetos  normales  y  en  diversos  estado.^  patológicos. 

Felicitamos  sinceramente  al  joven  médico  argentino  que  ilustra  la  ciencia  con 
tan  importante  contribución,  revelando  la  existencia  de  un  nuevo  y  precioso  signo 
dioico  al  que  liga  su  nombre  por  la  originalidad  de  la  concepción  y  por  la  rigu- 
rosa precisión  científica  de  los  métodos  usados  en  su  estudio.  —  A.  Gallardo. 


IV.   -   VARIEDADES 


Wjsdone  Quevedo  (Samuel  A.).  —  Bl  Barco  y  SantiH^^o  del  Bstero.  — 
Estudio  histórico  y  topográfico.  Bl  Barco,  en  :  Boletín  del  Instituto  geográfico 
argentino,  tomo  XIX,  n*'  1-6,  pág.  3-36.  —  Enero  á  junio,  1898. 

Quli*o§^a  (doctor  Adán).  —  Monamentoa  megaliticoa  de  Colalao.  —  (Trabajo 
íoédito  leido  en  el  Congreso  científico  latino  americano),  en  :  Boletín  del  Insti- 
tuto geográfico  argentino,  tomo  XIX,  n**  1-6,  pág.  37-45.  —  Enero  á  junio, 
1896. 


48  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

AmbPOseiiilJuan  B.).  — Notas  de  arqueología  calchaqui.  —  En  :  Boletín 
del  Instituto  geográfico  argentino,  iomo  XIX,  n**  1-6,  pág.  46-47;  193-228. 
—  Enero  á  junio,  1898. 


Elzciippa  ¡Pedro),  ingeniero  civil.  —  Camino  indio  entre  los  ríos  Negro  y 
Ghabut.  La  travesía  de  Valoheta.  —  En  :  Boletín  del  Instituto  geográ- 
fico argentino, Aomo  XIX,  n"  1-6,  pág.  134-138,  con  un  inapa.  —  Enero  á 
junio,  1898. 

Coppea  Lana  (Carlos).  —  informe  sobre  las  circunstancias  de  la  muerte 
del  explorador  Ramón  Lista.  —  En  Boletín  del  Instituto  geográfico  argén- 
tino,  tomo  XIX,  n»  1-6,  pág.  151-180.  —  Enero  á  junio,  1898. 


ANALES 


DE     LA 


SOCIEDAD  científica 

ARGENTINA 


Director  :  lutreniero  ÁNGEL  GALLARDO 


■« 


Sbcrbtarios  :  Señores  Eduardo  Latzina  y  Carlos  Lagos  García 

REDACTORES 

ÍDgeoiero  Eduardo  Aguirre,  señor  Juan  B.  Ambrosetti,  doctor  Pedro  N.  Árala, 
ingeniero  Alberto  de  Arteaga,  iogeuiero  doctor  Manuel  B.  Bahía,  ingeniero 
Santiago  E.  Barabino,  ingeniero  Federico  Birabén,  arquitecto  Juan  A.  Bus- 
chiazzo,  ingeniero  Erailio  Candiani,  ingeniero  José  S.  Corti,  doctor  Eduardo  L. 
Holmberg,  doctor  Atanasio  Quiruga,  ingeniero  Francisco  Seguí,  doctor  Enrique 
Tornú,  doctor  Roberto  Wernicke,  doctor  Estanislao  S.  Zeballos. 


FEBRERO  1899.  —  ENTREGA  II.  —  TOMO  KLVII 


PUNTOS    Y    PRECIOS    DE    SUSCRIPCIÓN 

L0C\L  DE   LA   SOCIEDAD,    CBVALLüS   ¿'39,    Y    PRINCIPALES    LIBRERÍAS 

Por   mes $  ni/íi  l.oo 

Foraño • »  li.üu 

Nuiú»iro   atni»íi'io • »  s.uO 

—                   par.'l  \\,H  mJ'JÍO-í »)  l.Sü 

La  suscripción  se  payí  anticipada 


Oi 


BUENOS     AIRES 

UIPRENTA   DE    PABLO   E.   CONI  É  HIJOS.    ESPECIAL    PAR\   OBRAS 

680  —  CALLE  PERÚ   —  6SU 


1899 


kP 


JUNTA     DIRECTIVA 

Presidente Ingeniero  doctor  Marcial  R,  Candioti. 

V ice-Presidente  í°  Ingeniero  doctor  Carlos  M.  Morales. 
Id,  2^  Mayor  ingeniero  Arturo  M.  Lugones. 

Secretario  de  actas  Ingeniero  Eleodoro  A.  Damianovich. 
—  correspondencia  Agrimensor  Cristóbal  Hicken. 

Tesorero Ingeniero  José  M.  SaGastume. 

Bibliotecario Señor  Llis  Miguens. 

/  Ingeniero  Domingo  Nocetl 

Ingeniero  Claro  C.  Dassen. 

Ingeniero  Demetrio  Sagastume. 
Vocales [  Ingeniero  Emilio  Palacio. 

Ingeniero  Luis  A.  Huergo  (hijo). 

Ingeniero  Alejandro  Claypole. 

Ingeniero  Oronte  A.  Valerga. 
Gerente Señor  Juan  Botto. 


índice  de  la  presente  entrega 


José  S.  Corti.  Refracción  astronómica 19 

A.  Mercbrat.  Sur  de  nouveaux  restes  fossiles  de  carnassiers  primitifs  de  Monte 
Hermoso 56 

Florentino  Ameghino.  Nota  preliminar  sobre  el  Loncanaurus  argeutinus  ;  un  repre- 
sentante de  la  familia  de  los  Megalosauridae  en  la  República  Argentina 61 

H.  YON  Jhering.  Descripción  de  la  Ostrea  guaranitira 03 

La  fiesta  de  la  Facultad  de  Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales 65 

J.  R.  Hatcher.  Estudios  geológicos  de  la  Patagonia 77 

Miscelánea  :  Empleo  de  la  palabra  asimilación  en  Rotánica 80 

Bibliografía  :  Boclanger,  Quadrature  du  cercle.  —  Mallol,  Tramway  eléctrico 
«  La  Capital  ».  —  Era  y,  On  the  relalion  of  the  ílora  of  the  lower  Sonoran  zone 
in  North  America  to  the  flora  of  the  arid  zones  of  Chili  and  Argentine.  —  Suess, 
La  face  de  la  Ierre. —  Perrier,  L'origine  des  vertebres. —  Dklage  y  Hérocard, 
Traite  de  Zoologie  concrete.  —Maillard,  La  cristal  i  sation  des  matiéres  albumi- 
noides  et  les  crístalloídes  protéiques  de  la  niicrographie.  —  Roule,  L'anatomie 
comparée  des  animaux  basée  sur  I'Embriologie. —  Robín,  L'évolution  de  la  Mé- 
canique  chimique  et  ses  tendances  actuelles.  —  Glangeaud,  La  distribution  des 
Foraminiféres  pélagiques  á  la  surface  et  au  fond  de  TOcéan.  —  Repin,  La  guérí- 
son  du  tétanos  declaré 8-2 


REFRACCIÓN  ASTRONÓMICA 


En  el  Bulletin  of  the  Universüy  of  Wiscousin,  Sciences  Series, 
volumen  I,  junio  1895,  páginas  60-63,  el  profesor  GeoC.  Comstock, 
director  del  Observatorio  de  Washburn  (Estados  Unidos  de  Norte 
América),  establece  una  fórmula  numérica  para  el  cálculo  de  la 
refracción  astronómica,  que  puede  substituir  á  las  Tablas  de  Re- 
fracción publicadas  por  el  Observatorio  de  Pulkowa,  con  suGciente 
aproximación  práctica,  para  distancias  cenitales  que  no  pasen 
de  75^ 

Habiendo  ligeras  diferencias  entre  las  Tablas  de  Pulkowa,  y  las 
que  el  Observatorio  de  Córdoba  ha  publicado  en  sus  Efemérides  de 
Circumpolares  para  4896,  he  adaptado  la  fórmula  de  Comstock  á 
las  tablas  de  Córdoba,  con  el  siguiente  resultado  : 

La  fórmula  de  Bessel 

R  =  a3V  tang  z  (*), 

que  generalmente  se  emplea  para  el  cálculo  prolijo  de  la  refracción 
astronómica,  exige  el  uso  de  Tablas  especiales,  de  las  cuales  se 
loman  las  cinco  cantidades  a,  0,  y.  A,  X. 

He  aquí  cómo  puede  transformarse  la  anterior  expresión,  á  Rn 
de  que  la  refracción  pueda  ser  calculada  sin  más  que  el  auxilio  de 
las  Tablas  de  logaritmos  : 

La  expresión  que  da  la  refracción  media  puede  ser  desarrollada 
en  función  de  las  potencias  impares  de  tang  s,  asi : 

R,„  =  a  tang  J5  =  a,  lang  «  —  «j  tang^  z  . . .  = 

a,  íl ^  lang^  z  j  tan  s  (nproximadamente). 

O  Chaüve!íbt,  Sphericnt  and  practical  Ástronomy,  vol.  I,  pág.  166 

AX.   SOC.  CIKST.   ARG.  —  T.  XLVII  4 


50  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

De  las  tablas  de  Córdoba  se  deduce  : 


y  si  con  estos  valores  se  calcula  la  expresión 


=  a,  (i  —^iauffz) 


y  se  compara  con  los  valores  tabulares  de  a,  se  obtiene  la  siguiente 
satisfactoria  concordancia  : 

X  o»  20°  40»  60*»  75' 

«tabular 57''75l       oT'Tii       57''70i       57*^545      be'Si^ 

por  fórmula. .       o7''750      57^741       57^703      57*551       56*828 

La  cantidad  X  es  una  función  complicada  de  la  distancia  ceni- 
tal z,  pero  para  valores  de  zque  no  pasen  de  75^,  puede  expresarse 
por  medio  de  la  fórmula  empírica  : 

A  =  1  +  A  tang^  z, 

en  que  A  =  0,001427. 

La  comparación  de  los  valores  tabulares  de  X,  con  los  calculados 
asi,  da 

X  50*  60*  70*  75* 

X  tabular....       1,0023        1,0046        1.0111         1.0197 
por  fórmula..       1,0021         1,0043        1,0108        1,0199 

Indicando  con  e  el  coeficiente  de  dilatación  del  aire  para  un  grado 
centígrado (*),  con  to  la  temperatura  normal  del  aire  adoptada  para 
las  Tablas  de  refracción,  y  con  t  cualquier  otra  temperatura,  se 
tendrá  (**)  : 


(*)  <  =  0,0036438,  Chaüvenbt,  toI.  h  pág.  160. 
í**)  Chauvbnbt,  voI.  i»  pág.  165. 


REFRACCIÓN  ASTRONÓMICA  51 

La  fórmula  del  binomio,  aplicada  á  la  expresión 


y'=[Í    +e(T-To)] 


-  O  ^  h  tang*  s) 


da,  si  se  desprecian  los  términos  en  e^  y  siguientes  : 

Y^  =  1  —  (I  +  A  tang^  z)  e  (t  —  To)  =  I  —  e  (t  —  To)  — 

eA  tang^  j5  (t  —  tq). 

Si  al  último  miembro  de  esta  expresión,  se  le  agrega  el  tér- 
mino 

£^A  lang^  2  (t  —  To)^ 
cuyo  valor  es  despreciable,  se  tendrá  : 

Y^  =  1  —  e  (t  —  To)  —  eA  lang^  ^  ('  —  tq)  +  e^A  tang^ «  (t  —  To)^ 
ó  agrupando  : 


Y^  =  [1  -  e  (t  ^To)]  [I  -  eA  tang^  ;í  (t  -  to)J; 


y  como  : 


e       +  "^0        I    +  eT, 


o 


r^  +  'z  I  +  ex 


=    I    --   6  (t  —  To), 


sí  se  desprecian  los  términos  en  e'y  siguientes,  se  podrá  escribir 


e      "r  ^ 

Para  distancias  cenitales  menores  que  75^,  el  exponente  Ano 
difiere  sensiblemente  de  la  unidad.  Asi  es  que  : 

en  que  po  es  la  presión  barométrica  normal  de  las  tablas,  y  p  la 


52  AN4LES  DE   Lk  SOCIEDAD  CÍBNTIfIGA   ARGENTINA 

presión  de  observación,  es  decir,  la  lectura  barométrica  b  hecha  á 
la  temperatura  l,  reducida  á  0°  por  medio  de  la  fórmula 

p  =  b[i  —  0,000160. 

Poniendo  en  la^  fórmula  de  Bessel,  en  vez  de  a,  p^,  y^  los  valores 
hallados,  se  tendrá,  despreciando  el  término    que  depende  de 

-  eA  (t  — To)  tang*2  : 

R  =  «,£!ll¿3langz)l-r?^  +  eMT-T„)ltong*«j. 

De  las  tablas  de  Córdoba,  se  deduce  : 

Po  =  751°"d;  to  =  9°3I  C, 

y  como  e"  *  =  274,44, 

se  tendrá,  haciendo  loscálculos^  é  indicando  con  tt  á  la    cantidad 
encerrada  entre  corchetes  : 


R  =  [1.33855]^^^^^^^ 


p  .  lang  z        1 

•   F 


ÍT  » 


donde  el  número  entre  paréntesis  rectangular  representa  un  loga- 
ritmo. 


De 


|í  =  1   -  [^  +  ^M^  "  ^o)]  tang^  z, 


se  deduce  aplicando  la  fórmula  : 


•I         'i         j 


/  .  i  =  -  /  .  F  =  / )  I  -  [^^  4-  e/t  (-  -  -.)]  tang^  s  j  =  - 

I  —  +  eA  (t  —  To)    lang'  z  . . . 


REFRACCIÓN  ASTRONÓMICA 

esto  es,  despreciando  los  términos  en  e^  y  siguientes  : 

/  .  F  =  í sAto  +  eAt  j  lang^  z, 

ó  log  .  F  =  0,4343  r^  —  eh-zo  +  zh'^j  tang^  z. 


53 


Poniendo  valores  numéricos,  se  tendrá  por  fin  : 


R  =  [1 ,33855] 


6(1  —  0,000160  tang  2     1 


274,44  +  T 


—  > 


log  F  =  (47,7  +  0,22t)  long'z, 

en  que  6  es  la  lectura  barométrica  en  milímetros,  t  la  temperatura 
del  mercurio  y  t  la  del  aire,  ambas  en  grados  centígrados,  y  log  F 
está  expresado  en  unidades  del  quinto  orden  decimal. 

Las  planillas  siguientes,  relativas  á  los  datos  : 

25  =  74^30';       b  =  727»'";       t=  +  13^.;       t=+  12°6- 


Tablas 


1,75500 


r7t7             •  •  • 

—  O.ÜlWO 

*  +  IW       •  •  ■ 

—  0.00082 

—  0,01522 

0 

•     •     •                        |m^                        •     •     • 

9,98478 

T  -»•  !»,«        •  •  • 

—  0,00501 
—  05 

X  =  <,0I86 

—     4 

•  *  •             r            •  •  • 

-  0,00510 

9,99490 

tang  z  . . . 

0,55701 

R  = 

495'75 

logR 

2,29169 

54  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 


Fórmula 


O 


t 

6t      ... 

13,5    )          , 
810S         >■    J 

•  •  •            i  >dOoOO 

i 

0,0021  60 

9,99784 

274,44     )    tangz 
-       12,6       i 

. . .       9,99906 

...       2,86153 

...      0.55701 

4,75615 

(47,7 
,22'}    2.52 
(       25 
50,47 
tangf  z 

¡           287,04 

1 ,703 
1,114 

-     2,45794 

2,817 

-            656 

R  — 195'73                          loirP 

1            2.29165 

hacen  ver  que  el  cálculo  de  la  refracción  por  medio  de  la  fórmula, 
no  es  más  laborioso  que  el  cálculo  por  medio  de  la  tablas. 

El  cuadro  siguiente  contiene  las  refracciones  correspondientes  á 
valores  de  z,  variables  de  15*^  en  15°  entre  js  =  lo""  y  js  =  75°, 
para  í  =  0°  C.y  t  variable  de  1 0°  en  1 0° ,  desde  —1 5°C.  hasta  -f  35°<: . 
Las  cantidades  escritas  arriba,  en  el  medio  y  abajo,  en  cada  casilla, 
corresponden  á  p  =  600""",  700"""  y  790"",  respectivamente.  Así. 
por  ejemplo,  las  cifras  200''66— 69,  que  se  leen  en  la  casilla  -:=  +  5° , 
z  =  75°,  expresan  que  la  refracción  calculada  con  las  tablas  para 
p  =  700»",  T  =  +  5°,  ¿  =  0°,  js  =  75°,  es  de  aoo'eo,  mientras 
que  el  cálculo  con  la  fórmula  da  300''69. 


REFRACCIÓN   ASTRONÓmCA 


55 


T 

15° 

z 

75° 

30* 

45° 

60° 

—  15- 

13*51-51 
15*^76-76 
17*90-90 

29*10-10 
a3*95-95 
38*56-56 

50*38-38 
58*77-77 
66*75-75 

87*07-07 
101*58-59 
115*36-37 

185*53-54 
216*44-46 
245*82-84 

-  5^ 

13*01-01 
15*18-18 
17*24-24 

28*02-02 
32*69-69 
37*13-13 

48*50-50 
56*59-59 
64*27-27 

83*82-83 

97*^9-80 

111*07-08 

178*51-53 
208*25-28 
236*52-55 

+  5^ 

12*54-54 
14*63  6:3 
l6''62-62 

27*02-02 
31*02-52 
35*80-80 

46*76-76 
54*56-56 
61*96-96 

80*81-82 

94*28-29 

107-07-08 

171*99-102 

200*66-69 

227*89-93 

i-  15° 

• 

12-11-11 
14''13-13 
16*05-05 

26*09-09 
30*43-43 
34*56-56 

45*15-15 
52*67-67 
59*82  82 

78*01-01 

91 ''00-02 

103*36-37 

165*93-95 
193*59-61 
219*86-89 

+  25« 

11*71-71 
13*66-66 
15*51-51 

25*22-21 
29*42-42 
33*41-41 

43*64-64 
50*91  91 
57*82-82 

75*39-40 
87*95-96 
99*89-90 

160*29-30 
187*00-02 
212*38-10 

+  35' 

ll*a3-33 
13*22-22 
15*01-01 

24*40-40 
28*47-47 
32*33-33 

42*22-22 
49*26-26 
55*94-95 

72*94-95 
85*10-11 
96*65-66 

155*01-01 
180*84-84 
205*38-38 

El  examen  de  este  cuadro  demuestra  que  los  resultados  que  se 
obtienen  con  el  empleo  de  la  fórmula,  siempre  que  z  no  pase  de 
75^,  difieren  de  los  que  se  obtienen  con  las  Tablas,  en  cantidades 
inferiores  á  la  indecisión  de  los  valores  tabulares,  y  en  general  infe- 
ríore:i  también  á  los  errores  de  observación. 

La  fórmula  es,  pues,  prácticamente  aceptable  para  substituirá 
las  Tablas  de  Refracción  del  Observatorio  de  Córdoba. 

Jos¿  S.   CORTI. 


Punta  de  Vacas  (Cordillera  de  los  Andes),  enero  de  1899. 


SUR  DE  NOUVEAUX 


RESTES  FOSSILES  DE  CARNASSIERS  PRIMITIFS 


DE     MONTE      HERMOSO 


Par  a.  MERCERAT 


Des  resles  fossiles  de  carnassiers  primitifs  n'onl  été  renconlrés, 
jusqu'&  maintenant,  dans  la  République  Argentine,  en  certaine 
abondance,  que  dans  les  lerrains  patagoníques  et  santacruziens  de 
la  Patagonie  Australe. 

On  avait  cru  d'abord  pouvoír  les  classifierdans  le  sous-ordre  des 
Creodontia  :  M.  Ameghino  avait  méme  consideré  Tune  ou  Taulre 
forme  comme  des  représentants  de  familles  établies  sur  des  resles 
fossiles  de  TAmérique  du  Nord  el  d'Europe  (I).  Lorsqu'en  <891,  je 
roe  suis  occupé,  au  Musée  de  La  Plata,  de  l'étude  des  restes  de  ees 
aniroaux,  qui  se  trouvaient  alors  dans  les  collections  de  cet  établís- 
sement(3),  j'ai  pu  me  convaincre  que  ees  animaux  présentaient 
des  diflFérences  profondes  avee  les  Creodontia,  de  Théraisphére  bo- 
real, au  point  qu'il  devenait  impossible  de  faire  rentrer  aucun  des 
genres  alors  connus  dans  les  familles  déjá  établies  de  ce  sous- 
ordre. 

Les  restes  que  j'avais  alors  k  ma  disposition  se  limitaient  k  des 
fragments  plus  ou  moins  complets  de  maxillaires  et  des  dents 

(1)  Ambohino,  Rev.  Árg,  de  Hist.  Nat.,  t.  I,  p.  147-I51, 1891 ;  8». 

(2)  Mercbrat,  Caract.  diag,,  etc.,  Rev.  Mus.  La  Plaia^  t.  II,  p.  51-56, 
1891 ;  8«. 


RESTES  FOSSILES  DE  GARNASSIERS  PRIMITIFS  DE  MONTE  HERMOSO         57 

ísolées;  les  autres  parties  du  squelette  restaieot  si  imparfaitement 
conaues,  qu'il  était  impossible  d'ea  tirer  des  caracteres  pour  la 
classiñcation.  En  1894,  en  présence  de  matériaux  beaucoup  plus 
abondanls,  M.  Ameghino  a  proposé  de  séparer  ees  camassiers  pri- 
mitífs  des  Creodonlía,  eta  élabli  le  riouveau  sous-ordre  des  Sparas 
sodontia  (1). 

Les  Sparassodontia  prouvent  par  leurs  caracléres,  comme  le  fail 
observen  avec  raison  M.  Ameghino,  qu'il  n'est  pas  posible  d'établir 
une  limite  bien  tranchée  entre  les  camassiers  marsupiaux  et  les 
camassiers  placentaires,  mais  cela  ne  justifíe  pas  du  tout  la  classi- 
Qcalion  decetauleur,  qui  propose  de  reunir  dans  son  ordre  des 
Sarcobora  (2),  les  sous-ordres  des  Peditnana,  Insectívora^  üasyura, 
Sparassodonta,  Creodonta,  Carnívora ei  Pinnipedia.  Lesaffinités  des 
Sparassodontia  avec  les  Creodontia  sont  beaucoup  plus  grandes 
qu*avec  les  Dasyura,  principalement  en  ce  qui  concerne  Tévolution 
dentaíre,  telle  qu'elleest  connue  maintenant;  et.  il  me  paraít  plus 
naturel  deconsidérer  cesanimaux  comme  un  sous-ordre  des  Carní- 
vora, Cei  ordre  comprendrait  ainsi  les  sous-ordres  des  S/?aras5o- 
dontia,  Creodontia,  Fissipedia  et  Pinnipedia, 

Achlysictis  paranensis,  Amegh. ;  Theriodictis  platensis,  Mere,  et 
Notocynus  hermosicus,  Mere,  sont  les  seuls  Sparassodontia  de  pro- 
venance  autre  que  la  Patagonie,  connus  jusqu'á  maintenant  de  la 
République  Argentine.  Le  premier  de  ees  animaux  est  connu  par 
un  fragment  de  maxillaire  inférieur  des  environs  de  la  ville  de 
Paraná.  On  connaít  du  second  une  dent  (m-2)  recueillie  á  Mar  del 
Plata.  N.  hermosicus,  est  établi  sur  un  maxillaire  inférieur  de 
Monte  Hermoso.  C'est  un  animal  qui  n'a  pas  dépassé  beaucoup  la 
taille  de  Didelphys  Azarae ;  A.  Leloncjii  est  de  taille  assez  forte,  et 
r.  platensis  parait  avoír  alteint  et  méme  dépassé  la  taille  des  plus 
forts  représentants  de  ce  sous-ordre. 

La  découverte  de  restes  de  Sparassodontia  á  Mar  del  Plata  et  á 
Monte  Hermoso,  est  un  fait  qui  est  venu  modifíer  quelque  peu  les 
idees  que  Ton  pouvait  se  faire  relativement  á  l'áge  géologique  des 
affleurements  sur  ees  deux  points.  Sans  s'appuyer  sur  aucune  preu- 
ve,  el  malgré  la  description  assez  precise  que  j'ai  donné  du  maxij- 

fl¡  Ameghino.  Enum/r.  synop,,  etc.,  Bol.  Acad.Nac,  Cien.,  t.  XIII,  1892,  8», 
p.  364  ;ia  date  d'apparitioD  de  cette  publícatioD  est  le  7  septerobre  1894). 

(2)  Ameghino.  Mam.  cr^í.,  etc.,  Bol,  In$t.  Geogr.  Árg.,  t.  XVIII,  1897,  8*» 

(exlr.  p.  97). 


58  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

laire  inférieur  (1),  M.  Ameghino  a  arbiirairemeni  ídenlifié  Noso- 
cynus  hermosicus  Mere,  avec  Didelphys  ( Peratherium)  triforata 
Amegh.  (2).  M.  le  docleur  Trouessarl,  de  París  (3),  a  bonnemenl 
acceplécelle  interprétalion  saoschercher  á  la  vérifier,  et  ¡1  la  re- 
produil  dans  son  catalogue,  récemment  publié  (4),  bien  que  j'ai  eu 
Toccasion  déjá  de  protesler  conire  celte  identificalion  (5). 

M.  S.  Pozzí,  préparaleur  au  Musée  de  La  Plata,  dans  une  rápida 
excursión  faite  á  Monte  Hermoso,  au  commencement  de  Tannée 
1892,  a  eu  la  bonne  fortune  d'y  renconlrer  de  nouveaux  restes  d'un 
crane  de  Sparassodontia.  Ces  restes  n*ont  malheureusemenl  per- 
mis  de  restaurer  que  les  deux  maxillaires  supérieures.  Le  maxil- 
laire  du  colé  gauche  comprend  lacanineet  les  sept  mollaires,  celui 
du  colé  droit  présente  lessix  derniéres  molaires  seulement.  Toutes 
ces  dents  sont  parfaitement  intacles.  Elles  sont  disposées  en  serie 
continué,  serrées  les  unes  contre  les  autres,  sans  présenter  aucun 
diastéme.  Elles  sont  de  lype  semi-sectorial. 

Cetle  piéce,  comparée  aux  malériaux  qui  sont  connus  des  Spa- 
rassodontia, indique  un  genre  nouveau,  dont  le  caraclére  le  plus 
imporlant  esl  fourni  par  le  mode  de  disposition  des  éléments  pri- 
mitifsdes  vraies  molaires.  Sur  ces  dents,  le  protocone  tíst  rejeté 
vers  rintérieur,  de  maniere  á  se  trouver  avec  l'hypocóne  et  le  me- 
tacSne  sur  une  méme  ligne  droite.  qui  représenterait  l'hypolhénuse 
du  triangle  rectangle,  que  forme  la  section  iransversale  de  ces 
dents.  C'esl  lá  un  caractere  qui  permet  de  reconnaílre  facilement 
ce  genre  des  autres  Sparassodontia,  chez  lesquels  rhypo-,  le  proto- 
et  le  métac6ne  ne  sonl  pas  disposés  suivant  une  ligne  droite. 

L'hypocóne  esl  relativement  mieux  développé  que  dans  HalhUa- 
cynv^;  le  protocone  Test  par  contre  moins.  Le  paracórie  est  tres  fai- 
ble,  et  se  trouve  silué  directement  en  avant  du  protocone.  II  possé- 

ll)  Mercerat,  Sobre  un  max.  inf.,  etc.,  Rev,  Mus.  La  Plata,  t.  II,  1891,  8", 
p.  80-81. 

;2)  Ameghino,  Rev.  Arg,  Hist.  Nat.,  1. 1,  1891,  8*,  p.  438. 

(3)  Troüessart,  Ann,  GéoL  Univ,,  t.  VIII,  1891,  8*,  p.649. 

(4)  Ibid,  Calalogus  Mammalium  tan  viventium  quam  fossilium :  Berolioi, 
1898,  8%  p.  1232.  Ce  catalogue  du  docteur  Troüessart,  pour  ce  qui  concerne  les 
mammiféres  fossiles  de  la  République  Argentine,  demande  une  revisión  comple- 
te. J'ai  á  ce  sujet  un  travail  en  préparation,  que  je  publíerai  aussitdt  que  les 
circonstances  oae  le  permettront. 

(5)  Mercerat,  Contrib.,  ele,  An.  Soc,  Cient.Arg,,  t.  XXXVI,  1893,  8*,  p.  91. 


mi 

ra2 

m3 

mi 

3,3 

3,5 

4 

1,3 

2,8 

3,3 

3,6 

4.5 

RESTES  FOSSILES  DE  CARNASSIERS  PRIMITIFS   DE  MONTE  HERMOSO         59 

de  par  centre  un  talón  qui  se  développe  sous  forme  de  tubercule, 
occupant  précisément  le  sommet  de  l'angledroitdu  triangle  rectan- 
gle  que  présente  la  sectíon  transversale  de  ees  dents.  Ce  talón 
constitue  un  tubercule  plus  forl  que  le  paracdne  lui-méme. 

Par  les  caracteres  que  j'aí  fait  connaítre  du  maxillaire  inférieur 
de  lYoíocynuí,  il  est  permís,  me  semble-t-il,  d'admettre  que  cel 
animal  devait  presenten  de  vraies  molaires  supérieures  qui  se  rap- 
prochent  de  celles  des  genres  Agusíylus  Amegh.  et  Hathliacynus 
Amegh.,  etdiíTérentes  de  celles  de  Panimal  qui  fait  l'objet  de  cette 
note,  pour  lequel  je  propose  le  nom  de  Sparassocynus  Bahini  Mere, 
g.  et  sp.  nov.  (1). 

La  formule  dentaire  de  ce  cráne  de  Sparassocynus  Bahiai  est  : 
i?,  ci,  pm?,  mi.  La  serie  des  huit  derniéres  denls  sur  ce  cráne  occu- 
pe  un  espace  de  22,8  mm.  dont  12  mm.  correspondent  aux  vraies 
molaires,  et  7  mm.  aux  prémolaires.  Yoici  le  tableau  des  dimen- 
sioDS  des  dents  : 

el       pml      pm?      pm? 

Díamétre  antéro-postérieur. .      3,8      1,6      2,4      3 
—       transversal 2,7      1,4      1,6      1,8 

La  canino  (tí)  n'est  pas  tres  fortemenl  arquee,  et  légérement 
comprimée  transversalement.  La  parlie  extra-alvéolaire  de  cette 
dent  est  tres  élevée.  Sa  hauteur  atteinl  9,3  mm.  Les  prémolaires 
ont  un  protocóne  assez  elevé.  Le  métacdne  a  un  développement 
assez  faible.  La  paracóne  est  plus  faíble  encoré  et  manque  sur 
pmí.  L'hypocóne  est  rudimentaire.  Sur  les*  vraies  molaires  le  pro- 
tocóne s'éléve  assez  sensiblement  au-dessus  du  niveau  des  autres 
élémenls,  qui,  á  parí  le  mode  de  disposition  dont  j'ai  parlé  plus 
haut,  ne  présentent  rien  de  parliculier.  Mi  a  la  forme  caraclé- 
ristique  que  Ton  connaít  á  cette  dent  chez  les  représentants  du 
sous-ordre  des  Sparassodontia.  Un  fragment  de  ce  cráne  permet 
de  constater  que  la  sagitale  a  eu  le  méme  développement  quedans 
le  genre  Didelphys,  Les  apophyses  post-orbitaires  par  centre  revé- 
tent  la  forme  d'un  triédre  et  sont  assez  élevées.  Le  trou  sous-orbi- 
taire  a  son  oriñce  au  niveau  du  pm^ 

Sparatsoeynus  Bahiai  Mere,  a  eu  une  taille  de  plus  de  moitié 
plus  faible  que  cel  le  de  P^oíocynus  hermosicus  Mere.  La  taille  est 

(1)  Ed  rhonneur  du  savant  professeur  de  la  Faculté  des  Sciences  Exactes  de 
Buenos  Aires,  ringénieur  doctenr  M.  Bahía. 


60  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

plus  faible  encoré  que  celle  de  Dasyurus  viverrinus  (Shaw).  Comparé 
au, Dasyurus^  cel  animal  esl  un  lype  de  rostre  raccourci. 

Puisque  Ton  a  moniré  tant  de  persístance  á  vouloir  ¡dentifler 
Notocynus  Mero,  a  veo  Didelphys  (Peratherium),  el  qu'il  ne  m'esl 
pas  donné  d'accompagner  cette  note  d'une  planche,  dans  laquelle 
íigureraienl  les  piéces  en  queslion,  il  n'esl  peut-éire  pas  déplacé 
de  rappeler  ici  que  les  vraies  molairesdu  genre  Didelphys  présen- 
tent  cinq  tubercules,  les  inféríeures  aussi  bien  que  les  supérieures. 
Sur  les  \raies  molaires  inférieures,  on  compte  un  tubercule  anté- 
rieur,  deux  mojens  et  deux  postérieurs ;  tandis  que  sur  les  vraies 
molaires  supérieures,  les  tubercules  sont  disposés  dans  un  ordre 
inverse  :  deux  sont  antérieurs,  deux  moyens  et  un  postérieur.  Les 
genres  Agusiylus  Amegh.  et  Hathliacynus  Amegh.,  qui  m'ont 
servi  de  termes  de  comparaison,  etqui  sont  bien  des  Sparassodontia 
córameles  genres  Tolocyniís  Mere,  et  Sparassocynus  Mere,  eux- 
mémes,  ont  parcontre,  comme  on  le  sait,  des  vraies  molaires  in- 
férieures qui  ne  présentent  que  trois  tubercules,  un  proto-,  un  para- 
et  un  métacóne,  et  les  vraies  molaires  supérieures  n'en  présentent 
que  quatre  :  un  proto-,  un  para-,  un  meta-  et  un  hypocdne,  ce  der- 
nier  situé  á  l'angle  anléro-interne  de  la  dent. 

Avec  Sparassocynus  Bahiai,  la  liste  si  importante  et  si  courte 
encoré,  des  fossiles  qui  m'a  permis  d'élablir  les  relations  de  syn- 
chronisme  qui  existent  dans  les  affleurements  tertiaires  de  la  Pata- 
gonie  Australe,  de  Monte  Hermoso,  de  Mar  del  Plata,  du  Paraná  et 
de  la  Prov¡ncedeCalamarca(l),  vientdes'augmenterd'unnouveau 
membre. 

(1)  Mbhcerat,  Bosquejo  geoL,  An.  Soc.  Cient.  Árg.,  t.  XLlll,  1897,  8*,  p.  367. 


NOTA  PRELIMINAR 


SOBRE  EL 


LONGASAURUS  ARGENTINOS 


U5  REPRESENTANTE  DE  LA  FAMILIA  DE  LOS  MBGiLOSAURIDVE  EN  LA  REPÚBLICA  ARGENFINA 


POR  FLORENTINO  AMEGHINO 


Los  reptiles  extinguidos  de  la  subclase  de  los  Dinosaurios  son 
los  vertebrados  más  característicos  de  la  época  mesozoica.  La  ma- 
yor parte  de  estos  reptiles  son  de  tamaño  gigantesco  y  se  distribu- 
yen entres  órdenes:  los  Sauropocía  que  comprenden  formas  her- 
bívoras, los  Theropoda,  todos  carnívoros,  y  Jos  Predentaía  herbívo- 
ros y  de  una  conformación  especial. 

En  la  República  Argentina,  hasta  ahora,  sólo  se  había  señalado 
la  presencia  de  algunos  géneros  del  orden  de  los  Sauropoda,  como 
los  gigantescos  Tilanosaurus  y  Argyrosaurus  de  la  formación  gua- 
ranitíca  de  Patagonia.  Así,  es  doblemente  interesante  el  descubri- 
miento recienleen  los  mismos  yacimientos  de  restos  de  un  repre- 
sentante del  orden  de  los  Theropoda,  que  designo  con  el  nombre  de 
Loncosaurus  argentinus  (n.  g.,  n.  sp.). 

Por  la  conformación  del  fémur,  de  cuerpo  hueco,  y  la  forma 
aplanada,  cortante  y  denticulada  de  los  dientes,  es  seguramente 
un  representante  de  la  familia  de  los  Megalosauridce,  El  género  se 
distingue  por  la  forma  de  los  dientes  que  tienen  el  borle  anterior 
denticulado  hasta  la  base  de  la  corona  y  por  el  gran  desarrollo  del 
trocánter  interno  del  fémur. 


63  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Los  dientes  tienen  de  38  á  33  milímetros  de  largo,  con  el  borde 
anterior  curvo,  corlante  j  denticulado  hasta  la  base  de  la  corona  ; 
losdienlecillos  son  anchos  y  dirigidos  horizontalmcnte,  menos  cer- 
ca de  la  cúspide  en  donde  toman  una  dirección  oblicua  hacia  arri- 
ba. Estos  dientes  son  muy  comprimidos  y  la  capa  de  esmalte  que 
cubre  la  corona  sumamente  delgada. 

El  fémur  se  distingue  por  el  gran  desarrollo  del  trocánter  interno 
que  probablemente  era  un  poco  uncinado.  El  cuerpo  del  hueso  es 
cilindrico  y  con  una  gran  Ce-jvidad  medular,  tan  grande  como  en  los 
mamíferos  rumiantes.  La  extremidad  proxímal  tiene  un  ancho  de 
H  centímetros  y  el  cuerpo  del  hueso  un  diámetro  de  4  Vo  á  o  centí- 
metros. El  fémur  entero  debía  tener  próximamente  un  largo  de 
50  centímetros,  lo  que  indica  un  animal  mucho  más  pequeño  que 
el  Megalosaurus  Bucklandi. 

Estos  restos  han  sido  descubiertos  por  Carlos  Ameghino  en  la 
formación  guaranítica  del  Rio  Sehuen ;  fueron  extraídos  de  una  ca- 
pa de  arenisca  colorada  asentada  encima  de  un  banco  de  Ostrea 
guaranilica  Jh.,  lo  que  permite  referir  la  existencia  de  este  saurio 
hacia  el  fin  de  la  época  cretácea. 


DESCRIPCIÓN 


DE  LA 


OSTREA  GUARANÍTIGA 


POR  H.  voN  JHERING 
Director  del  museo  de  San  Pablo 


Recibí  algunas  ostras  provenientes  del  piso  sehuensedela  forraa- 
ciÓD  guaranitica  de  Patagonia,  encontradas  por  Carlos  Ameghíno 
eo  Par-aík,  sobre  el  río  Sehuen.  Las  considero  como  de  una  espe- 
cie nueva,  de  laque  doy  la  descripción  siguiente: 

Ostrea  guaranitica  sp.  n .  Testa  oblango-ovata,  crassa;  valva  in- 
feriore  profunda,  transversim  rugoso-lamellata,  interdum  obtuse 
patiei-costatay  in  rostrum  haud  breve  ad  la  tus  curvatum,  terminata, 
margine  interiore  subtiliter  crenulata,  área  ligamentali  oblicua 
triangularij  profundata;  valva  superior e  plana,  ápice  excéntrico 
plerumque  spiraliter  incurvato,  tenuiter  creberrime  striata .  —  Val- 
vae  inferioris  long.  75,  lat.  43,  alt.  25  mm. ;  —  Valvae  superioris 
long.  62,  lat.  34,  alt.  7  mm. 

La  valva  inferior  nada  ofrece  de  especial.  La  fosa  ligamental  es 
larga,  algo  excavada  abajo,  y  curvada á  veces  poco,  aveces  comple- 
lamenle  hacía  el  lado^  con  la  extremidad  de  la  valva  superior 
arqueada  en  la  misma  direción  i,  e,  al  lado  del  cual  está  situa- 
da la  impresión  excéntrica  del  aductor  más  ó  menos  en  el  medio  del 
ancho.  Tales  ejemplares  aseméjanse  mucho  al  género  fTO^yra;  co- 
rresponden todavía  mejor  al  género  Ámphidonta  Fisch.  (v.  Ziltel, 
PalcLeozoologie,  t.  II,  p.  20,  1885)  que  tiene  la  valva  superior  con 


64  AMALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

el  ápice  arrollado  en  espiral  y  las  márgenes  de  ambas  valvas  crene- 
ladas  como  acontece  en  nuestra  especie. 

Recibí  también  del  señor  Florentino  Ameghino,  cofno  procedente 
de  la  formación  guaranítica  de  Misiones,  en  el  arrojo  San  Juan, 
Alto  Paraná,  cerca  de  Santa  Ana,  la  valva  inferior  de  otra  ostra  que 
juzgo  idéntica  á  la  precedente.  Este  ejemplar  estaba  acompañado 
de  otro  más  incompleto  que  parece  referirse  á  la  Oslrea  hemispherí- 
ca  D'Orb.  del  cretáceo  de  Coquimbo. 

Las  ostras  del  piso  sehuense  están  acompañadas  por  moldes  de 
algunos  otros  moluscos,  siendo  los  más  comunes  los  de  Venus  (ó  As- 
tarté)  sp.  y  de  una  Melania.  Aún  no  las  he  sometido  á  un  examen 
detenido  é  ignoro  si  se  encuentran  en  estado  que  permita  una  de- 
terminación segura. 

Estas  especies  no  permiten  determinarcon  seguridad  la  edad  geo- 
lógica de  las  capas  deque  proceden,  siendo  preciso  notar  que  faltan 
entre  ellas  especies  cretáceas  características. 

H.  voN  Jhering. 

San  Pablo,  septiembre  19  de  1898. 


LA    FIESTA 


DE  LA 


FACULTAD  DE  CIENCIAS  EXACTAS,  FÍSICAS  Y  NATURALES 


En  el  primer  día  del  corriente  año  se  realizó  una  simpática  fies- 
ta en  el  histórico  edificio  de  la  Facultad  de  Ciencias  Exactas  con 
motivo  de  la  solemne  entrega  de  premios  universitarios  y  diplomas 
á  ex-alumnos  de  la  misma.  El  local  de  la  Facultad  habla  sido  ador- 
nado al  efecto  con  plantas  y  con  gran  número  de  dibujos  y  otros  tra- 
bajos prácticos  ejecutados  por  alumnos  del  establecimiento.  En  el 
gran  patío  donde  se  realizó  el  acto  se  había  levantado  una  tribuna 
que  fué  ocupada  á  las  cuatro  y  media  de  la  tarde  próximamente, 
por  el  señor  Ministro  de  Instrucción  Pública  doctor  Magnasco,  de- 
cano de  la  Facultad  de  Ciencias  Exactas  ingeniero  don  Luis  Silvey- 
ra,  subsecretario  de  Instrucción  Pública,  y  por  la  mayor  parte  de 
los  profesores  de  la  Facultad. 

Después  déla  distribución  de  los  premios  y  diplomas,  efectuada 
por  el  secretario,  el  señor  decano  dirigió  la  palabra  á  los  ex-alum- 
nos  pronunciando  con  este  motivo  un  conceptuoso  discurso  que  fué 
muy  aplaudido.  Contestóle  el  distinguido  ingeniero  Claro  C.  Dassen, 
en  nombre  de  los  ex-alumnos,  con  el  brillante  discurso  que  publica- 
mos más  abajo.  Finalmente,  el  señor  Ministro  de  Instrucción  Pú- 
blica cerró  el  acto  con  las  hermosas  palabras  llenas  de  aliento  y 
estimulo  para  los  premiados  y  diplomados,  palabras  que  fueron 
varias  veces  interrumpidas  por  salvas  de  aplausos. 
He  aquí,  ahora,  la  nómina  de  los  premiados  y  diplomados: 


Alf.  SOC.  CIENT.   ARG.  —  T.  XLVII 


66  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 


Ex-alumnos  que  terminaron  en  4896 

Medalla  de  oro:  Ing.  Julio  Labarthe. 

Diplomas  de  honor:  Ing.  Fernando  Segovia^  Ing.  Armando  Rome- 
ro, Ing.  Sebastián  Ghigliazza,  Ing.  Alberto  Otamendi,  Ing.  Domingo 
Selva,  Ing.  Domingo  Carrique. 

Ex-alumnos  que  terminaron  en  4897 

Medalla  de  oro:  Ing.  Claro  C.  Dassen. 

Diploma  de  honor  :  Ing.  Pedro  Aguirre,  Ing.  Pedro  Male  re  Ing. 
Andrés  Rodríguez,  Ing.  Eugenio  Sarrabeyrouse,  Ing.  Carlos  Real  de 
Azúa. 

Ex-alumnos  diplomados  en  diciembre  de  4898 

Ing.  Juan  B.  Seré,  Ing.  Federico  Beltrami,  Ing.  Nolasco  Cornejo, 
Ing.  Carlos  Rodríguez  de  la  Torre,  Ing.  Petronilo  Escudero. 

Á  continuación  publicamos  los  discursos  en  el  orden  en  que  fue- 
ron pronunciados. 


DISCURSO  DEL  SEÑOR  DECANO,    INGENIERO  LUIS  SILVEYRA 

Señores  laureados: 

He  tenido  el  honor  de  poner  en  vuestras  manos  el  premio  que 
la  Universidad  de  Buenos  Aires  os  ha  acordado.  Es  una  alta  distin- 
ción á  que  os  habéis  hecho  acreedores  por  vuestros  estudios  j  que, 
con  vínculos  tan  gratos  como  poderosos^  os  ligará  de  hoy  en  ade- 
lante á  esa  alma  mater  (\\iQ  nunca  deberéis  olvidar,  y  al  país  que 
ha  puesto  sin  restricciones  á  vuestra  disposición  todos  los  elementos 
necesarios  para  llegar  al  fin  de  vuestra  carrera. 

Quedáis  obligados  con  la  Universidad  de  Buenos  Aires,  porque 
tenéis  el  deber  de  propender  al  desarrollo  intelectual  de  la  sociabi- 
lidad argentina,  continuando  la  obra  noble  de  los  que  os  precedie- 
ron y  de  los  que,  siguiendo  el  orden  natural,  desaparecerán  del 
escenario  de  la  vida  en  un  plazo  más  ó  menos  breve.  Quedáis  tam- 
bién en  deuda  con  el  país,  porque  tendréis  que  devolverle  con   el 


LA  FIESTA  DE  LA  FACULTAD  DE  CIENCIAS  EXACTAS  67 

trabajo  honrado,  los  beneficios  que  de  él  habéis  recibido,  perseve- 
rando en  el  estudio  científico  que  dignifica  y  eleva  el  espíritu  á  las 
más  grandes  acciones,  que  constituyen  la  verdadera  gloria  délos 
pueblos. 

Contrariedades  y  desfallecimientos  habréis  experimentado  más 
de  una  vez  para  llegar  al  término  de  vuestros  anhelos;  apenas  co- 
menzáis á  trepar  la  ardua  pendiente  de  la  ciencia,  distais  mucho 
déla  cumbre,  y  sólo  podréis  alcanzar  á  ella,  mediante  la  perseve- 
rancia en  el  estudio.  Desgraciado  de  aquel  que  creyere  que  los 
laureles  universitarios  son  solos  suficiente  título  para  no  quedar 
rezagados  en  el  camino  de  la  vida.  No  en  vano  dijo  el  Eclesiastes  : 
quien  ciencia  añade,  añade  también  trabajo . 

No  penséis  que  sea  tarea  fácil  la  que  os  sea  necesario  realizar 
para  obtener  un  sitio  distinguido  en  los  dominios  de  la  ciencia  ma- 
temática, á  que  os  habéis  dedicado.  Sabéis  perfectamente  que  en 
los  actuales  límites  de  la  ciencia  pura,  se  cuentan  alrededor  de 
cien  diferentes  teorías  matemáticas,  entendiéndose  por  tales,  las 
grandes  ramas  como  el  cálculo  infinitesimal,  la  geometría  proyec- 
tiva,  el  método  de  los  cuaterniones,  etc.,  etc.  Pues  bien,  el  célebre 
Sylvester,  una  de  las  eminencias  del  presente  siglo,  que  no  hizo 
otra  cosa  que  estudiar  hasta  su  avanzada  edad  de  84  años,  solamente 
alcanzó  á  dominar  sesenta  teorías. 

Newton,  de  quien  Bertrand  dice  que  no  puede  anteponérsele  ad- 
jetivo alguno,  porque  los  más  encoiniásticos  resultan  diminutos, 
ocupó  los  largos  años  de  su  existencia  en  el  estudio  continuado  y 
tenaz.  Sabéis  quién  íué  Newton,  pues  habéis  encontrado  su  nombre 
en  todas  las  ramas  de  la  matemática.  Pues  bien,  ese  ingenio  sin 
rival,  como  lo  llamó  Voltaire  al  tratar  de  aplicar  la  teoría  de  la  gra- 
vitación universal  —  después  de  haber  demostrado  científicamente 
las  leyes  de  Keppler  —  al  caso  de  la  atracción  déla  tierra  á  la  luna, 
tomó  datos  erróneos  respecto  á  la  figura  del  planeta,  porque  enton- 
ces no  se  conocían  bien  sus  dimensiones,  y  durante  muchos  años, 
por  los  resultados  á  que  había  llegado,  creyó  que  la  teoría  de  la 
gravitación  fallaba,  quedando  estéril  su  inmensa  labor. 

Newton  se  desanimó  acaso?  No,  lejos  de  eso,  y  es  un  ejemplo  que 
deberéis  siempre  tener  presente :  como  un  escolar,  se  puso  ardien- 
temente á  la  obra  en  cuanto  obtuvo  datos  correctos  y  volviendo  a 
rehacer  sus  cálculos  llegó  á  la  comprobación  de  la  gravitación  uni* 
versal  que  rige  el  movimiento  inmutable  de  los  astros.  La  gravita- 
ción es  el  credo  de  la  astronomía  moderna.  Y  con  qué  sencillez  tan 


68  AN4LESDE   LA  SOCIEDAD   CIENTÍFICA  AnGENTINA 

elocuente  decía  Ne^vton,  al  terminar  SU  fecunda  vida:  he  sido  un 
niño  que  me  he  entretenido  juntando  piedrecitas  en  la  playa,  mien- 
tras que  el  océano  inmenso  de  la  verdad,  permanece  inexplorado  d  mi 
vista. 

Las  generaciones  presentes  están  empeñadas  en  descorrer  el 
velo  que  oculta  las  leyes  que  dominan  los  fenómenos  de  la  natura- 
leza, al  parecer  insondables.  Ahi  está  vuestro  puesto;  dedicad  á 
aquellos  vuestra  energía,  tratad  de  investigar  el  secreto  que  los  en- 
vuelve; no  importa  que  no  lleguéis  al  fin,  basta  cualquier  adelanto 
por  pequeño  que  sea,  porque  él  podrá  ser  fuente  de  grandes  descu- 
brimientos. Estos  reposan  comunmente  en  trabajos  emprendidos 
de  largo  tiempo  atrás,  muchas  veces  con  miras  diversas,  y  entre 
los  más  recientes  pueden  citarse  el  teléfono  y  el  fonógrafo  que  se 
basa  principalmente  en  la  teoría  de  la  transmisión  de  las  vibracio- 
nes, cuyos  comienzos  debe  la  ciencia  al  genio  de  Sofía  Germain. 
Aun  más,  la  propagación  de  las  ondas  luminosas  y  de  las  eléctricas 
se  estudiaban  no  ha  mucho  por  caminos  y  con  hipótesis  muy  dife- 
rentes, hasta  que  Hertz  demostró  que,  tanto  unas  como  otras,  obe- 
decían á  las  mismas  leyes.  ¿No  habrá  una  sola  ley  general  para 
todas  las  ondas:  sonoras,  calóricas,  eléctricas,  etc.  ? 

Pero  no  es  únicamente  en  el  campo  de  la  ciencia  abstracta  en  el 
queestáis  llamados  á  desplegar  vuestras  facultades  y  conocimien- 
tos. Nuestro  país  es  nuevo,  extensísimo  y  permanece  engiban  parte 
inculto  é  inexplorado.  Sus  montañas  encierran  riquezas  incalcula- 
bles que  es  necesario  desentrañar  ;  de  sus  bosques  exuberantes 
sólo  se  explota  una  mínima  parte  y  ésta  en  la  forma  más  primitiva; 
las  inmensas  llanuras  hoy  secas  é  improductivas  se  convertirán  en 
verjeles  cuando  el  ingeniero,  después  de  un  estudio  inteligente,  los 
haya  cruzado  con  canales  de  irrigación  y  nuestras  vías  fluviales  sólo 
esperan  la  acción  de  poderosos  trenes  de  dragado,  para  que  el  ac- 
ceso de  las  naves  á  los  puertos  que  existen  en  sus  feraces  riberas 
sea  fácil  y  el  intercambio  de  nuestros  productos  con  los  de  los  otros 
países,  pueda  realizarse  sin  grandes  esfuerzos. 

No  voy  á  abundar  en  más  ejemplos,  sólo  os  repetiré  que  sin  tra- 
bajo perseverante  y  asiduo  no  hay  ciencia.  Solamente  con  ella,  en 
las  aplicaciones  de  vuestra  carrera  podréis  ser  útiles  al  país  y  hon- 
rar á  la  Facultad  de  Ciencias  Exactas,  en  cuyo  nombre  tengo  la  sa- 
tisfacción de  felicitaros  deseándoos  prosperidad  y  acierto. 


LA  FIBSTl  DB  LA  FACULTA»  DE  CIENCIAS  EXACTAS  69 


DISCUBSO  DEL  INGENIERO  CLARO  C.  DASSE5 

Señor  ministro. 

Señor  decano. 

Señores  académicos  y  profesores. 

Señoras  v  señores: 

En  medio  délas  preocupaciones  propias  al  que  recién  se  inicia 
en  el  ejercicio  activo  de  una  carrera  profesional;  en  los  albores  de 
una  nueva  faz  de  la  existencia  exaltada  por  las  dudas  sobre  aquello 
que  el  destino  nos  depara,  por  el  materialismo  de  la  lucha  vital, 
por  las  responsabilidades  que  gravitan  sobre  aquel  que  debe  en 
adelante  basarse  en  sus  propíos  esfuerzos;  hanos  de  pronto  sor- 
prendido la  noticia  de  que  la  Facultad  de  Ciencias  Exactas,  Fí- 
sicas y  Naturales,  rompiendo  con  su  tradicional  costumbre  de  eje- 
cutar en  privado  cuantos  actos  afectan  su  marcha  interna  ó  externa, 
había  resuelto  celebrar  con  una  simpática  ñesta  social  la  regla- 
mentaria distribución  de  premios  y  diplomas  universitarios. 

Esta  noticia  ha  provocado  en  nosotros  una  visión  retrospectiva 
hacia  aquellos  tiempos  en  que  llenos  de  esperanzas  y  de  ilusiones 
ingresamos  en  las  aulas  de  este  antiguo  é  histórico  edificio,  dis- 
puestos á  lidiar  contra  las  dificultades  de  un  estudio  renombrada- 
mente largo  y  pesado. 

¿Quién  de  nosotros,  sin  ignorar  los  sinsabores  y  el  relativo  des- 
prestigio social  de  la  carrera  que  abrazaba,  no  se  imaginaba  en  su 
creencia  íntima  que  una  excepción  cualquiera  se  produciría  en  pro 
de  él  una  vez  en  posesión  del  anhelado  diploma  ? 

Dichosas  ilusiones  que  sostienen  al  hombreen  el  momento  de  la 
lucha. 

Mucho  debemos  celebrar  el  paso  dado  por  nuestra  Facultad;  im- 
porta un  adelanto  hacia  la  conquista  del  rango  social  que  le  per- 
tenece. 

Tiempo  es  ya  que  desaparezca  la  época  en  que  se  confunde  un 
ingeniero  con  el  que  puede  medir  cuatro  hectáreas  de  campo  ó  que 
entiende  en  albañilería.  Esta  confusión  no  debe  subsistir  desde  el 
momento  en  que  los  ingenieros  forman  un  cuerpo  de  personas  ins- 
truidas, quienes  se  han  tomado  la  molestia  de  prepararse  de  la  mejor 
manera  posible  para  el  trabajo. 


70  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

La  ciencia  que  profesan  es  la  que,  agigantando  el  hombre,  le  per- 
mite empeñarse  en  igual  batalla  contra  cuantos  obstáculos  á  sus 
deseos  materiales  se  oponen;  es  ella  que  conteniendo  el  vigoroso 
empuje  del  océano  le  arrebata  sus  dominios  para  convertirlos  en 
nuevo  campo  de  sus  proezas;  es  ella  que  torturando  ya  el  vapor,  ya 
la  electricidad,  ya  cavando  istmos,  ya  perforando  rocas,  transporta 
el  espíritu  del  hombre  desde  los  estrechos  limites  del  aislamiento 
antiguo  hasta  el  grandioso  concierto  de  la  civilización  moderna. 

Es  ella,  fínalmeote,  que  cual  titán  invencible,  subleva  los  obstá- 
culos como  subleva  el  huracán  los  mares. 

Si  noble  y  grandiosa  es  la  ciencia  que  tales  prodigios  realiza, 
mucho  debemos  cuidar  deque  aquellosque  la  profesan  tengan  cam- 
po para  ejercitarla  y  perfeccionarla.  Me  sugiere  esta  reflexión,  la 
general  y  gratuita  ofensa  de  que  es  victima  el  cuerpo  de  ingenieros 
argentinos,  abandonados  de  una  clientela  que  permitiría  transfor- 
mar en  liberal,  una  profesión  por  esa  causa  asalariada:  pospuestos, 
y  hasta  excluidos  de  los  lugares  que  lógicamente  les  corresponde 
ocupar. 

No  de  otra  suerte  puede  uno  expresarse  cuando  presencia  el  triste 
espectáculo  de  la  denigración  del  elemento  genuinamente  nacional 
en  pro  de  otro  extranjero :  quien  á  los  nobles  anhelos  de  la  ciencia 
une  la  tendencia  fatal  á  la  explotación  de  un  país  extraño,  la  falta 
de  cariño  natal  no  puede  evitarle  de  caer  en  el  dominio  del  cálculo 
vil  y  tiránico. 

Lejos  de  mi  querer  negar  el  valioso  y  decidido  concurso  que  ha 
traído  y  trae  el  extranjero ;  era  y  es  aún  necesario  en  un  pais  nuevo 
que  necesita  de  maestros;  pero  que  éstos,  al  venir  de  afuera,  quie- 
ran explotar  nuestra  relativa  infancia,  no  debemos  tolerarlo,  seño- 
res, y  hago  votos  para  que  el  Gobierno  y  las  personas  que  por  la  po- 
sición que  ocupan  estén  llamados  á  intervenir  en  este  asunto  re- 
nuncien á  este  desastroso  sistema. 

Cuando  sea  necesario  el  concurso  del  extranjero,  tráiganse  inge- 
nieros profesores,  quienes  deberán  obligarse  á  tomar  su^  demás  co- 
laboradores en  la  lista  de  los  ingenieros  argentinos  para  que  éstos 
sean  después  sus  sucesores  en  los  puestos  y  en  la  cátedra . 

No  se  incluyan  en  esa  lista  á  aquellas  personas  que  la  debilidad 
proteccionista  ampara  como  tales  y  usurpando  un  titulo  que  no  les 
pertenece  lo  bastardean  y  deprimen. 

Pónese  como  argumento  para  justificar  el  menoscabo  en  que  se 
tiene  á  los  ingenieros  argentinos,  la  poca  práctica  que  se  adquiere 


ÍA  FIESTA  DE  LA  FACULTAD  DE  CIENCIAS  EXACTAS  71 

en  nuestra  Facultad ;  aún  aceptando  la  verdad  del  dicho,  el  remedio 
está  por  eso  mismo  claramente  marcado  ;  facilítense  los  medios  de 
lanzarse  en  la  vida  profesional  activa,  la  práctica  viene  pronto 
cuando  está  precedida  por  una  sólida  teoría. 

¿Por  qué  no  podremos  hacer  lo  que  hacen  los  ingenieros  extran* 
jeros  ?  ¿  Acaso  alegaremos  inferioridad  de  raza  ? 

Nuestros  compatriotas,  nuestros  naturales  defensores  se  ridiculi- 
zan al  rebajar  un  cuerpo  de  personas  destinadas  á  darles  lustre. 

Podrá  el  ingeniero  novicio  tener  sus  vacilaciones  al  inaugurar 
un  cargo,  pero  los  brillantes  resultados  posteriores  compensarán 
sobradamente  la  flojedad  primera,  y  la  Nación  poseerá  lo  que  por 
no  dar  ese  inicial  empuje  debe  perpetuamente  pedir,  con  mengua, 
al  extranjero. 

Suprímase  el  favoritismo  inicuo. 

El  hombrts digno  no  debe  verse  obligado  á  pedir  lo  que  de  dere- 
cho le  corresponde. 

Redúzcase  la  jerarquía  administrativa  en  los  puestos  técnicos  á 
lo  estrictamente  necesario  j  no  se  transforme  en  vasallaje  la  rela- 
ción del  superior  al  inferior  cuando  entre  uno  y  otro  la  diferencia 
estriba  solamente  en  la  estrecha  noción  de  autoridad,  siendo  así 
que  ostentanel  mismo  título  ante  el  tribunal  de  la  ciencia.  Para  és- 
te, la  opinión  del  uno  es  tan  digna  de  respeto  como  la  del  otro. 

Asi  evitaremos  la  depresión  moral  que  mata  todo  entusiasmo  y 
aleja  toda  idea  progresista . 

Tratemos  de  mantenernos  unidos  á  fin  de  hacernos  fuertes  contra 
la  invasión  de  nuestros  fueros  ;  no  podremos  levantarnos  mientras 
formemos  una  simple  masa  de  unidades  sin  conexión  luchando  ca- 
da una  por  su  cuenta,  ya  para  vivir,  ya  procurando  llegar  ala  ca- 
beza de  los  otros . 

Lo  dijo  Colingwood  en  otra  ocasión  : 

«  Debemos  cultivar  un  esprit  de  corps  por  el  cual  vengamos  á  sen- 
tir que  si  uno  sufre  todos  sufren  ;  por  el  cual  el  mundo  vea  que  no 
trabajamos  sólo  por  jornal  y  por  el  cual  nos  hagamos  sentir  entera- 
mente acreedores  al  reconocimiento  como  hombres  profesionales  y 
á  ser  tratados  de  acuerdo. 

Que  la  comunidad  aprenda  que  el  ingeniero  es  un  hombre  ilus- 
trado, que  para  satisfacer  á  las  siempre  crecientes  atenciones  que 
requieren  las  grandes  obras  modernas  y  las  más  grandes  aún  que 
se  siguen  á  cada  avance  cumplido,  debe  llamar  á  su  ayuda  toda  la 
ciencia,  tanto  antigua  como  moderna  ;  que  él  debe  conocer  los  tra- 


72  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD   CIENTÍFICA  ARGENTINA 

bajos  de  otros  y  emplearlos  en  el  mejor  interés  de  sus  semejantes, 
que  la  más  amplia  erudición  le  es  necesaria  y,  cuando  esto  sépanlos 
hombres  principiarán  á  comprender  que  la  ingeniería  es  verdade- 
ramente una  profesión  y  digna  de  los  emolumentos  tan  liberal- 
mente  acordados  á  las  otras  profesiones  letradas. 

«  Es  justo  que,  ya  por  su  posición  como  juez  y  arbitro  en  las  em- 
presas que  ayuda  á  desarrollar,  no  le  es  permitido  interesarse  ma- 
terialmente en  ellas,  debiera  ser  bien  remunerado  por  sus  servicios 
profesionales.» 

Señores :  Me  ha  cabido  el  honor  de  ser  designado  para  hacer  uso 
de  la  palabra  en  este  acto  en  nombre  de  los  premiados  y  de  los  gra- 
duados. Siendo  el  primero  que  se  realiza  en  esta  forma  en  nues- 
tra Facultad,  siento  doble  satisfacción  por  la  parte  que  así  viene  á 
tocarme  en  él,  á  la  cual  añadiré  otra  más,  cual  es  ser  personalmen- 
te uno  délos  premiados. 

I  Cuánta  alegría  para  nosotros,  para  nuestras  familias,  para  esos 
seres  queridos  que  sin  repararen  sacrificio  alguno,  ven  en  este  día 
coronados  sus  votos,  sobrepasadas  sus  esperanzas  I 

|Ay  I  la  destructora  mano  de  la  Parca,  cruel  á  muchos  padres, 
este  gozo  postrero  ha  arrebatado.  Paz  en  sus  tumbas. 

En  este  solemne  instante,  posesionados  del  diploma  final  que  per- 
mite hacer  valer  doquier  la  autoridad  científica,  de  pie  entredós 
faces  de  la  vida,  |  cuánta  ternura  envuelve  las  preocupaciones  ve- 
nideras, con  el  encanto  de  las  fugitivas  horas  que  terminan  I 

Grato  recuerdo  dejará  esta  fiesta  en  la  memoria  de  aquellos  que 
se  interesan  en  el  adelanto  de  nuestra  Facultad,  hermosa  página 
llenará  en  la  historia  de  esta  última...  A  lasduras  tareas  déla  cien- 
cia, acompañemos  las  generosas  expansiones  del  alma.  El  abuso 
de  abstracción  es  un  peligro.  La  oportuna  diversión  lo  aleja. 

Celebremos  el  triunfo  obtenido.  Recojamos  los  laureles  otorga- 
dos; más.  cuidemos  que  no  nos  envalentonen  :  tratemos  de  no 
dejarnos  seducir  por  esa  sola  prenda,  á  las  instintivas  expansiones 
acompañemos  la  seriedad  del  caso. 

Señores,  en  nombre  de  los  laureados  v  colados  : 

Un  voto  de  gracias  ai  señor  Decano  y  á  los  señores  Académicos  or- 
ganizadores de  esta  fiesta. 

Al  señor  Ministro  que  le  ha  dado  realce  al  asistir  á  ella. 

A  la  selecta  concurrencia  que  le  ha  dado  carácter  aceptando 
abandonar  sus  hogares  en  este  primer  día  de  año  nuevo. 

A  las  hermosas  damas  que,  por  primera  vez,  honran  con  su  pre- 


LA  FIESTA  DE  LA  FACULTAD  DE  CIENCIAS  EXACTAS  73 

seocia  este  rudo  santuario  de  las  ciencias  exactas,  rejuvenecido  boy 
por  tan  dulces  apariciones. 

A  los  señores  Profesores,  que  durante  tantos  años  han  sido  nues- 
tros guías  inculcándonos  sus  conocimientos  y  que  hoy  deben  anhe- 
lar el  mejor  provecho  de  sus  lecciones. 

También  á  la  memoria  de  los  grandes  apóstoles  de  la  ciencia,  de 
los  grandes  sabios  y  maestros  que  en  el  transcurso  de  siglos  han 
elevado  la  ingeniería  al  rango  que  actualmente  ocupa,  echando  los 
fundamentos  de  las  ramas  del  saber  que  nosotros  aprovechamos 
en  nuestras  rápidas  lecciones,  un  voto  solemne  de  admiración  y 
respeto . 

Una  felicitación  á  todos  los  J3resentes  en  este  primer  dia  del  año 
que  fínaliza  un  fecundo  siglo. 

Un  voto  para  el  rápido  adelanto  de  la  Facultad  de  Ciencias  Exac- 
tas, Físicas  y  Naturales,  para  la  mayor  prosperidad  de  la  ingenie- 
ría argentina. 

He  dicho. 


DISCURSO  DEL  SEÑOR  MINISTRO  DE  INSTRUCCIÓN  PUBLICA 

DOCTOR    OSVALDO  MAGNASCO 

Comprendo,  señores  ex-alumnos,  las  legitimas  satisfacciones 
que  experimentáis  en  este  momento  que  la  justicia  consagra  por 
entero  al  mérito.  Y  era  tiempo  ya  que  la  Facultad  de  Matemáticas 
incorporara  esta  fiesta  á  las  análogas  que  las  otras  facultades  ce- 
lebran, porque  si  bien  las  sanciones  morales  de  la  conciencia  son 
el  mejor  galardón  para  los  hombres  que  saben  encontrar  la  fuente 
de  sus  propios  estímulos  en  las  sugestiones  misma  del  deber,  las 
recompensas  externas  son  como  su  necesario  complemento,  por- 
que ngregan  á  las  voces  de  la  íntima  aprobación  el  grato  halago  de 
las  ratificaciones  autorizadas. 

Es  según  ese  concepto  que  se  os  acaba  de  hacer  entrega  de  los 
premios  con  que  esta  Facultad  recompensa  las  más  nobles  virtu- 
des de  sus  estudiantes  y,  la  solemnidad  de  este  día  me  impone  el 
deber,  ya  que  no  de  leeros  la  pieza  académica  de  estilo  en  estas 
nobles  fiestas,  impedido  por  urgentes  ocupaciones,  el  de  deciros 
siquiera  dos  palabras,  de  merecido  elogio  la  una,  de  cariñoso  estí- 
mulo la  otra. 

Habéis  abrazado  una  de  las  más  arduas  carreras  universitarias: 


m  ■_ 


1^  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

la  que  quizá  exija  más  clara  y  enérgica  vocación  ;  la  que  no  brinda 
los  alicientes  de  las  grandes  resonancias,  ni  conduce  á  las  muchas 
veces  vanas  satisfacciones  del  pergamino  doctoral.  Vuestros  nom- 
bres, apenas  si  han  asomado  á  fínes  de  curso  en  las  publicaciones 
reglamentarias  para  ser  nuevamente  devueltos  á  las  modestias  de 
las  listas  del  aula  cuyo  ambiente  no  predispone  sin  duda,  á  tem- 
pranas exhibiciones,  porque  la  índole  de  vuestros  estudios,  exactos 
y  experimentales  por  excelencia,  poco  margen  da,  ya  lo  sé,  á  esas 
explicaciones  doctrinarias  que  suelen  no  ser  el  menor  incentivo  de 
otras  carreras. 

Sin  embargo,  hasta  aquí  habéis  vencido  y  llegado  laureados  al- 
gunos de  vosotros,  al  término  de  la  jornada  preparatoria  y,  al  par 
que  os  felicito  en  nombre  de  este  gobierno,  amigo  del  buen  espíritu 
universitario,  formulo  con  patriótica  ansiedad  mis  más  íntimos  vo- 
tos por  vuestra  suerte  ulterior. 

Pero,  vosotros  sabéis  que  estos  diplomas  y  esas  medallas  no  han 
de  infundiros  sobrenaturales  vigores,  ni  aquel  don  profético,  que 
según  la  leyenda  daba  el  laurel  clásico  al  ser  ceñido  en  las  sienes 
de  los  antiguos  triunfadores.  El  hombre  vive  mucho  menos  de  ge- 
nerosas ilusiones  quede  su  propia  labor,  labor  tanto  más  ruda 
y  exigente  cuanto  más  complejo  se  ha  hecho  el  problema  social  en 
la  vida  moderna.  Ya  no  puede  ser  el  tiempo  de  la  universidad  me- 
tafísica exclusiva :  las  artes  prácticas,  las  ciencias  de  aplicación  se 
han  impuesto  en  toda  la  redondez  de  la  tierra  como  una  condición 
no  sólo  del  progreso  colectivo  sino  del  progreso  individual  mis- 
mo. La  última  gran  victoria  de  las  armas  británicas  es  las  más  re- 
ciente confirmación  de  tal  verdad,  porque  ha  sido  la  victoria  del 
ferrocarril,  paciente  obcecadamente  llevado  á  través  de  inmensas 
soledades,  hasta  los  aduares  mismos  del  bárbaro,  del  bárbaro  que 
si  pudo  burlar  antes  los  generosos  ardimientos  de  otro  pueblo  que 
sólo  fiara  en  su  tradicional  denuedo,  no  pudo  hacer  lo  mismo  cuan- 
do fuera  abordada  análoga  empresa  por  el  genio  práctico  de  ese 
otro  pueblo  que  parece  templar  su  persistencia  al  calor  de  sus  fra- 
guas y  regirse  menos  por  leyes  de  sociología  que  de  ingeniería  me- 
cánica. 

Bueno,  vosotros  ya  sois  hombres  y  pocas  recomendaciones  tengo 
que  haceros  con  este  motivo.  Yo  sé  que  en  la  hora  presente,  nadie 
hay  que  no  tenga  conciencia  de  las  direcciones  á  que  es  menester 
subordinar  la  actividad  y  que,  dar  por  concluida  la  campaña  al 
clausurar  el  período  de  instrucción,  importaría  esterilizar  todo  el 


LA  FIESTA  DE  LA  FACULTAD  DE  CIENCIAS  EXACTAS  75 

esfuerzo  de  vuestra  vida  de  estudiosos,  vuestras  virtudes  hoy  re- 
compensadas, los  nobles  anhelos  de  esta  Facultad  y,  como  os  lo 
acaba  de  decir  su  distinguido  señor  decano,  el  fruto  de  los  sacriñ- 
cios  hechos  por  la  nación  en  vuestro  beneficio. 

Desviarse  de  esas  corrientes  por  puro  espíritu  de  comodidad, 
buscar  la  solución  del  problema  de  la  existencia  en  el  inerte  pesar 
de  las  ubicaciones  administrativas ;  dar  en  prenda  á  los  presupues- 
tos oficiales  el  honroso  titulo  universitario,  dejándose  tasar  por  el 
salario  las  aspiraciones,  podría  ser  además  de  personalmente  de- 
presivo, un  doloroso  contrasentido  en  esta  época  y,  sobre  todo,  en 
esta  tierra  cuyo  pródigo  suelo  es  pura  seducción  para  el  espíritu 
de  trabajo,  de  iniciativa  y  de  empresa  y  sólo  pideá  sus  hijos  hones- 
tidad, labor  y  perseverancia. 

Señores  ex-alumnos:  Un  genio  antiguo,  genio  familiar  de  esta 
casa,  porque  lo  es  de  vuestros  estudios,  dijo  un  día  alborozado 
esto  que  conocéis  mejor  que  yo  :  da  ubi  consistam  et  ccelo  terram- 
que  movebo,  dad  me  donde  apoyarme  y  yo  moveré  el  cielo  y  la  tierra.  No 
os  podéis  quejar  vosotrosde  la  falta  de  ese  punto  de  apoyo  que  en  sus 
puros  transportes  de  sabio  pidiera  el  gran  geómetra.  Si  tenéis  la 
palanca  del  amor  al  trabajo,  el  punto  de  apoyo  os  lo  ofrece  el  am- 
plio y  rico  territorio  de  la  nación.  Vuestro  maestro  os  ha  mostrado 
recién  el  detalledelas  excelencias  del  teatro  en  que  vais  á  actuar. 
Pero,  permitidme  un  consejo  más,  sugerido  por  algunas  pala- 
bras del  discurso  del  ex-aiumno  laureado :  practicad  ante  todo  la 
incomparable  virtud  déla  humildad  -,  no  os  vanagloriéis  de  vuestro 
titulo,  no  soñéis  desde  ya  con  las  grandes  empresas ;  no  pretendáis 
hacer  antes  de  la  aplicación  de  las  matemáticas,  diré,  ordinarias,  la 
aplicación  de  las  matemáticas  audaces.  Ensayad  vuestras  aptitudes 
en  la  subordinación  como  es  necesario;  comenzad  sin  pueriles 
sonrojos  por  donde  han  comenzado  todos    los  que  concluyeron 
por  ser  los  benefactores  de  su  país  ó  los  grandes  benefactores  de 
la  humanidad,  partiendo  istmos  y  suprimiendo  desiertos;  reaccio- 
nad contra  la  opinión  de  los  que  creen  que  el  título  ó  la  medalla 
son  algo  más  que  una  mera  presunción  legal  de  suficiencia  ;  confun- 
dios en  las  modestas  falanges  del  trabajo,  mostrad  en  las  luchas  de 
la  vida  positiva  que  sois  fuertes  y  que  sabéis  ser  útiles  y  ya  veréis 
cómo  el  criterio  social  no  se  extravía  respecto  de  vosotros  y  los  inte- 
reses públicos  y  los  intereses  privados  reclamarán  á  su  hora  la  ac- 
ción de   vuestra  inteligencia  y  el  fruto  sazonado  de  vuestro  es- 
fuerzo. 


7Ó  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD  CIBNTÍFIGA  ARGENTINA 

He  ahi  todo  cuanto  debía  deciros  antes  de  separaros  de  esta  casa. 
No  quiero  deteneros  más  ni  perturbar  vuestras  justas  alegrías  con 
exhortaciones  supérfluas. 

Señores  :  en  nombre  del  gobierno  de  la  nación  adhiero  á  los  votos 
formulados  por  el  señor  decano  con  tan  intima  sinceridad  y  po- 
niendo por  testigos  á  las  más  altas  autoridades  de  esta  Facultad  aquí 
presentes,  á  los  señores  profesores  y  á  la  distinguida  concurrencia 
que  me  escuchan,  declaro  comprometidas^  señores  ex-alumnos» 
vuestra  seriedad,  vuestro  patriotismo  y  vuestras  virtudes  científi- 
cas en  pro  de  la  obra  nunca  concluida  del  progreso  nacional. 


ESTUDIOS    GEOLÓGICOS   DE   LA    PATAGONIA 


POR  J.  B.  HATCHER 


En  el  American  Journal  o f  Science  del  33  de  noviembre  de  1897, 
publica  el  autor  el  resultado  de  sus   investigaciones  en  el  terreno. 

El  autor  ha  estado  ocupado  en  juntar  restos  de  mamíferos  para 
la  universidad  de  Princeton,  por  los  alrededores  de  Santa  Cruz  en 
Patagonia  del  Sud,  desde  el  1*"  de  mayo  de  1896  hasta  el  5  de  junio 
de  4897.  En  el  presente  trabajo  ha  reunido  los  resultados  estrati- 
gráfícos  y  los  geológicos  generales  de  sus  observaciones. 

Los  sedimentos  más  antiguos  en  el  territorio  de  Santa  Cruz  apa- 
recen como  pizarras  muy  duras  con  numerosos  amonites  si  bien 
muy  mal  conservados,  las  que  el  autor  ha  denominado  Mayer  Ri- 
ver  beds ;  pueden  tener  alrededor  de  1 500  pies  de  espesor  y  son 
probablementejurásicas.  En  discordancia,  yacen  sobre  estas  piza- 
rras, areniscas  de  color  pardo  claro,  abigarradas  en  las  partes  su- 
periores, de  más  ó  menos  1 000  pies  de  espesor  y  de  una  pobreza 
íosilifera  que  se  extiende  hasta  restos  de  vegetales  poco  caracte- 
rísticos. El  autor  las  coloca,  con  Carlos  Ameghino,  en  el  cretáceo. 
Cretácicas  son  también  las  capas  guaraníticas  compuestas  de  are- 
niscas abigarradas  y  arcillas  de  unos  2000  pies  que  contienen 
en  gran  cantidad  troncos  de  árboles  siliciñcados,  juntos  no  po- 
cas veces,  con  restos  de  dinosaurios.  Entre  estas  capas  y  las  are- 
niscas desprovistas  de  fósiles  parece  existir  también  una  discordan- 
cia. Según  Ameghino,  el  cretáceo  guaranítico  se  confunde  (íe  un  modo 
inmediato  con  las  capas  del  Pyrotherium,  en  las  cuales  aparecen 
restos  de  mamíferos  juntos  con  dinosaurios,  por  lo  que  estas  últimas 
deben  ser  colocadas  en  el  cretáceo.  El  autor  ha  examinado  durante 


78  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

varias  semanas  todo  el  conjunto  de  capas  entre  la  arenisca  sin  fó- 
siles y  el  terciario  inconfundible  sin  encontrar  el  menor  vestigio 
de  un  mamífero,  llegandoasi  á  la  conclusión  de  que  las  capas  del 
Pyroíherium  se  encuentran  arriba,  probablemente  encima  de  las 
capas  de  Santa  Cruz.  También  le  parecen  los  mamíferosde  las  capas 
del  Pyroíherium  más  bien  más  modernas  que  la  fauna  de  las  capas 
de  Santa  Cruz, antes  que  másantiguos.  La  fauna  del  Pyroíherium, 
notablemente  semejante  á  la  de  Santa  Cruz,  comprende  formas  casi 
todas  muy  grandes,  algunas  hasta  gigantescas,  lo  que,  prescindien- 
do de  todo  lo  demás,  habla  decididamente  en  contra  de  su  edad  cre- 
tácica. El  dato  de  Ameghino,  de  que  los  Pyroíherium  (mamíferos) 
hayan  sido  encontrados  juntos  con  dinosaurios,  consiste,  según  el 
autor,  en  que  probablemente,  ó  bien  los  últimos  se  encontraban  en 
yacimientos  secundarios  ó  bien  que  al  reunirse  en  regiones  que 
fueron  muy  perturbadas  se  hayan  mezclado  entre  sí  las  faunas  de 
dos  horizontes  muy  diferentes. 

Mientras  que  las  formaciones  hasta  aquí  nombradas  están  desa- 
rrolladas  en  el  interior  del  territorio  y  especialmente  en  la  cordi- 
llera, la  formación  marina  patagónica,  que  se  introduce  en  el  terri- 
torio, está  muy  extendida  especialmente  en  la  costa.  Ameghino  creía 
que  las  capas  inferiores  del  piso  patagónico  debían  ser  colocadas 
en  el  cretáceo;  el  autor  opina  sin  embargo,  y  tal  vez  con  razón,  que 
por  la  falta  de  las  amónicas  y  rudistes  se  puede  sacar  la  consecuen- 
cia de  que  la  totalidad  de  las  capas  patagónicas  sean  eocénicas. 
Su  espesor  representa  algunos  cientos  de  pies ;  después  que  se 
depositaron  se  realizó  una  traslación  costanera  negativa,  por  la  cual 
quedaron  aisladas  durante  algún  tiempo,  habiendo  sufrido  tam- 
bién en  parte  una  fuerte  erosión.  Las  capas  más  modernas  que  si- 
guen inmediatamente,  las  llamadas  areniscas  y  arcillas  supra-pata- 
gónicas  son  igualmente  marinas  puras ;  parece  que  son  más  ex- 
tendidas que  las  capas  patagónicas,  por  lo  menos  se  las  encuentra 
al  pie  déla  cordillera  sobre  las  mismas  capas  guaraníticas ;  su  es- 
pesor es  relativamente  pequeño,  y  los  fósiles  que  aseguran  su  an- 
tigüedad miocéníca  difieren  completamente  de  los  que  contienen  las 
capas  patagónicas. 

Estas  capas  miocénicas  marinas  las  pone  Ameghino  en  comuni- 
cación inmediata  con  las  capas  deSanta  Cruz,  tan  ricas  en  mamífe- 
ros. Esto  último  no  lo  puede,  sin  embargo,  admitir  el  autor.  Este 
pudo  observar  que  las  capas  supra-patagónicas  están  enderezadas 
á  los  píes  de  la  cordillera  mientras  que  en  su  inmediata  proximí- 


ESTUDIOS  GEOLÓGICOS  DE  LA  PATAGOMIA  79 

dad  yacen  horizontalmente  las  capas  de  Santa  Cruz ;  estas  y  otras  ra- 
zones le  han  llevado  á  la  suposición  de  que  las  capas  de  Santa  Cruz, 
que  á  juzgar  por  su  flora  diatoméica  han  sido  depositadas  en  aguas 
salobres  ó  dulces,  descansan  sobre  la  superficie  erosionada  del 
mioceno  marino,  sin  alternar  con  este  último,  como  lo  sostiene 
Ameghino.  El  «  Santacruziano  »  no  puede  ser,  según  el  modo  de 
ver  del  autor,  más  antiguo  que  el  mioceno  medio  y  no  más  moder- 
no qué  el  plioceno  inferior.  En  él  se  puede  distinguir  un  complejo 
de  capas  inferior  con  marsupiales  herbívoros  y  pájaros  gigantes- 
cos en  los  ríos  Chalía  y  Chico  y  otro  superior  con  marsupiales, 
carnívoros,  desdentados,  hoplópodos  y  roedores,  en  la  costa  y  en 
el  río  Gallegos.  Sobre  las  capas  de  Santa  Cruz  se  encuentran  en 
algunos  lugares  capas  marinas  del  plioceno,  las  Cape  Fairweather 
beds.  Los  bancos  de  cantos  rodados  (formación  tehuelche)  no  se 
hallan  sobre  la  base  del  plioceno  marino,  como  sostiene  Ameghino, 
sino  encima  de  él  y  permiten  llegar  á  la  conclusión  de  que  en  el 
período  cuaternario  ha  habido  una  congelación  de  todo  el  territo- 
rio. Los  lagos  salados  que  se  encuentran  distribuidos  sobre  toda  la 
llanura  los  considera  el  autor  como  reliquias  del  mar  plioceno  que 
ha  depositado  los  Cape  Fairweather  beds.  El  lóss  fué  observado  én 
algunos  puntos  aislados,  si  bien  en  espesor  considerable. 

A  distancia  de  unas  cien  millas  inglesas  al  este  de  la  cordillera 
se  extiende  una  cadena  de  pequeños  volcanes  al  través  de  la  llanu- 
Dura.  Según  el  modo  de  ver  del  autor,  estos  volcanes  han  estado 
en  actividad  en  el  tiempo  de  la  formación  de  las  capas  de  Santa 
Cruz  á  las  cuales  han  suministrado  mucho  materia],  y  en  algunos 
parajes  han  funcionado  también  posteriormente. 

Para  los  grandes  valles  transversales  de  la  llanura  patagónica  su- 
pone Ameghino  una  edad  muy  moderna  ;  no  deben  haber  existido 
en  la  edad  piiocénica,  habiéndose  formado  más  tarde  por  violentos 
movimientos  geológicos.  El  autor  puede,  sin  embargo,  poner  en 
evidencia  que  los  valles  transversales  de  la  Patagonia  austral  no  son 
sino  sencillamente  valles  de  erosión  que  estaban  ya  formados  antes 
de  la  edad  piiocénica  cuyos  sedimentos,  juntos  con  los  de  la  forma- 
ción tehuelche  que  los  cubre,  se  encuentran  conservados  en  algunos 
parajes  de  dichos  valles. 

E.  Philippi. 


(*)  De  /Veuei,  Jahrbuih  für  Mineralogie  Geologie  und  Palaontotogie,  1898,  U  Buch,  UI 
Heft 


MISCELÁNEA 


Empleo   de  la  palabra  «asimilación»  en  botánica (!)•  ~ 

En  los  últimos  años  han  ido  reconociendo  gradualmente,  lo»  que  se  ocupan  de 
tisiología  vegetal,  cuan  inadecuado  es  el  uso  del  término  asimilación  para  desig- 
nar la  elaboración  de  substancias  hidrocarbonadas.  La  autoridad  del  gran  nombre 
de  Sachs  para  tal  aplicación  de  dicha  palabra  la  ha  mantenido  en  su  sitio  por 
muchos  años. 

Ha  sido  atraída  la  atención  sobreesté  uso  impropio  por  la  publicación  del  ma- 
gistral tratado  de  fisiología  vegetal  de  PfeíTen  en  el  cual  usa  como  encabeza- 
miento (3)  la  frase  Asimilación  fotosintética  para  designar  lo  que  antes  (3J  ha  lla- 
mado asimilación.  Al  reseñar  Hansen  (4)  la  obra  de  PfeíTer  llama  la  atención  sobre 
el  uso  que  éste  hace  de  la  palabra  asimilación.  Hansen  está  penetrado  de  la  nece- 
sidad de  una  palabra  específica  (eíndeutiges  Wort!  para  designar  el  proceso  de 
elaboración  de  los  hidratos  de  carbono  y  propone  el  término  fotosíntesis  (pho- 
tosynthesis). 

Ha  sido,  sin  embargo,  precedido  hace  lagotiempo  en  esta  proposición.  Sin  nin- 
guna pretensión  de  discusión  histórica,  debemos  señalar  aquí  que  Weisner  ha  in- 
dicado hace  largo  tiempo  la  carencia  de  una  palabra  adecuada.  Refiriéndose  al 
proceso  de  la  formación  de  los  hidratos  de  carbono,  dice :  «  Pero  parece  que  eo 
el  sentido  limitado  que  se  da  en  el  texto,  falta  una  palabra  para  aquel  impor- 
tante proceso  que  se  ha  designado  hasta  ahora  como  asimilación  (5). 

En  una  comunicación  leida  ante  la  Sección  Botánica  de  la  Asociación  Amerí- 

(1)  Perfectamente  de  acuerdo  sobre  la  necesidad  de  substituir  la  palabra  asimilación  en 
el  sentido  botánico  por  otra  más  adecuada,  traducimos  la  parte  esencial  de  un  interesan- 
te articulo  que  acaba  de  publicar  el  Profesor  Carlos  R.  Barnes  de  la  Universidad  de  Chica- 
go en  Botanitchet  Centralblatt,  tomo  LXXVI,  número  8,  página  257-259. 

(2)  Ppbffbr,  Pflanxenphyiiologie,  I.  página  28i,  1897. 

(3)  Op.  cit.,  página  271. 

(4)  Botanische  Zeitung,  LYI.  Parte  11,^898,  página  22. 

(5)  Elemente  der  Wittensch,  Bot.  I,  página  332. 


MISCELÁNEA  8i 

cana  para  el  adelanto  de  la  cíeociá  eo  su  re'iDión  en  Madisoa  en  agosto  de  1893  (1), 
propuse  Henar  esta  necesidad  por  la  palabra  fotosintaxis  (phosyntax) .  He 
empleado  desde  entonces  este  término  en  mis  conferencias  y  escritos  y  es  usa- 
do por  un  cierto  número  de  estadiantes  de  este  pafs.  Al  mismo  tiempo  el  pro- 
fesor Mac  Millan,  de  la  Universidad  de  Minnesota,  expresaba  su  preferencia  por  el 
término  fotosíntesis,  que  yo  indicaba  en  la  misma  comunicación  como  palabra 
equivalente,  pero  que  rechazaba  como  menos  correcta  etimológicamente.  El  úl- 
timo término  ha  sido  adoptado  por  el  profesor  Mac  Dougal,  de  la  Universidad  de 
Minnesota,  y  usado  por  él,  tanteen  su  traducción  de  las  Pflanzenphysiologische 
Versuche  de  Oels  como  en  su  Experimental  Plant  Physiology. 

La  proposición  del  mismo  término  por  Hansen  tiene  sólo  valor  como  un  tardío 
reconocimiento  del  hecho  que  no  puede  continuarse  usando  correctamente  el  tér- 
mino asimilación.  No  importa  que  fotosintaxis  ó  fotosíntesis,  ó  cualquier  otra  pa- 
labra sea  la  que  finalmente  alcance  el  uso  general  para  descubrirla  elaboración 
de  los  hidratos  de  carbono  por  los  tejidos  verdes  bajo  la  acción  de  la  luz.  Es 
más  que  tiempo,  sin  embargo,  de  que  abandonemos  tan  pronto  como  sea  posible 
el  uso  de  asimilación  para  dicho  proceso  ó  cualquier  otro  análogo.  He  expuesto 
con  cierta  extensión  las  razones  para  ello  en  la  comunicación  On  the  food  of 
greens  plants  á  que  ya  me  he  referido. 

Carlos  R.  Barnes. 


[\)Botanical  Gaxxette,  XVIII,  página  409,  1893 


A5.  SOC.  CI»T.  AII6.  ^  T.  XLVIl  6 


BIBLIOGRAFÍA 


I.  —  CIENCIAS  EXACTAS 


Boulang^ep  (M.).  —  Quadrature  du  Cercle.  —  W.  KuQdig  et  flis,  Géoéve, 
1898  [1  foll.  de  60  p.,  con  fig.). 

Reseña  crítica  por  C.-A.  L.  eo  Revue  genérale  des  Sciences,  mayo  15  de 
1898  (año  9*,  n»  9.  p.  381). 

Traoscribiremos  íntegra  la  breve  reseña  de  M.  Laisant : 

«  Tal  es  el  titulo  de  uo  pequeño  Tolumen  de  unas  60  páginas  que  el  autor  acaba 
de  publicar,  con  4  láminas  y  haciendo  preceder  al  título  con  la  divisa  :  Labor  im- 
prohus  omnia  vincit.  Sólo  lo  citamos  aquí  á  título  de  curiosidad,  y  para  poner  en 
guardia  á  los  imitadores  contra  tristes  ilusiones. 

«  El  autor  hace  la  cuadratura  del  círculo...  ¡  sirviéndose  de  la  cicloide  !  Y  no 
sólo  cree  haber  descubierto  algo,  sino  que  se  imagina  haber  conquistado  un  in- 
comparable título  de  gloria. 

«  Después  de  los  trabajos  definitivos  y  tan  convincentes  deM.-M.  Hermite,  Lin- 
demann,  Klein,  se  podía  esperar  que  la  lista  de  los  cuadradores  estuviera  cerrada. 
Estaba  escrito  que  el  fin  del  siglo  xix  vería  surgir  uno  más.  Puede  ser,  desgra- 
ciadamente, que  el  siglo  xx  nos  reserve  otros  más,  pues  (la  ilusión  científica  es 
una  de  las  dolencias  del  espíritu  humano. » 

M.  Laisant  nos  dice  demasiado  poco  para  poder  apreciar  el  interés  que  pueda 
tener  esta  nueva  tentativa  de  «cuadratura  del  círculo  ».  No  hay  que  perder  de  vis- 
ta,-en  todo  caso,  que  ésta  es  una  cuestión  que,  por  su  carácter  especial,  no  puede 
tener  en  sí  sino  un  interés  de  mera  curiosidad  científica;  pero  que  sin  embargo 
puede  tener  un  interés  indirecto,  del  punto  de  vista  del  método,  por  ejemplo. 
Así,  esa  nos  parece  ser  también  una  de  las  cuestiones  á  las  cuales  se  refiere  el 
mismo  M.  Laisant  en  la  reseña  que  acompaña  á  la  actual,  en  el  mismo  número  de 
la  Revue  genérale  {Rouse  Rall,  Récréations  et  ProhUmes  des  temps  aneiens  el 
modernes),  cuando  dice  :  «  Los  libros  de  esta  naturaleza  provocan  siempre  la 
curiosidad  á  justo  título,  y  los  matemáticos  harían  muy  mal  en  desdeñar  esos 
sujetos,  malgrado  la  futilidad  aparente  (pero  aparente  solamente)  que  presentan 
á  veces.  » 


BIBLIOGRAFÍA  83 

CoD  motiYO  de  esta  nueva  teotativa,  oo  estará  de  más,  quizás,  consignar  aquí 
algunas  consideraciones  respecto  de  este  problema  famoso  de  la  cuadratura  del 
círculo,  del  punto  de  vista  de  su  posibilidad,  ó  mejor  dicho  de  su  imposibilidad, 
pues  suele  reinar  una  sensible  confusión  al  respecto. 

Supónese,  en  general,  que  esa  imposibilidad  reside  en  el  hecho  de  ser  ^  incon- 
mensurable; pero  una  ligera  reflexión  bastaría  para  desvanecer  tan  errónea  idea. 
Abundan,*  aun  en  las  matemáticas  elementales,  las  cantidades  inconmensurables 
(todos  las  irracionales  de  segundo  grado,  por  ejemplo)  susceptibles  de  una  cons- 
trucción exacta,  con  la  regla  y  el  compás.  Conviene  fijarse  también  en  que  en  esto 
último  reside  todo  el  problema,  es  decir  que,  prácticamente,  este  problema  con- 
siste en  el  fondo,  en  la  construcción  de  un  segmento  rectilíneo  rigurosamente 
igual  á  la  circunferencia  pero  mediante  el  trazado  de  un  número  finito  de  rector  y 
círculos;  de  lo  cual  resulta  que  la  posibilidad  ó  imposibilidad  del  problema  se  re- 
duce á  que  el  número  n  pueda  ó  no  ser  raiz  de  ecuación  de  cualquier  grado  con 
coeficientes  racionales. 

Pues  bien,  esta  cuestión  ha  quedado  resuelta  en  1882  por  el  matemático  alemán 
Lindemann,  fundándose  en  ciertas  fórmulas  establecidas  por  M.  Hermite  en  su 
demostración  de  que  e,  base  del  sistema  neperiano,  no  puede  ser  raíz  de  una  ecua- 
ción de  cualquier  grado  de  coeficientes  racionales.  El  número  ^  goza  de  la  misma 
propiedad;  por  lo  tanto,  la  imposibilidad  de  la  cuadratura  del  círculo  mediante 
la  regla  y  el  compás  queda  demostrada. 

Pero  es  claro  que  esto  no  quiere  decir  qu«^  sea  imposible  resolver  el  problema 
mediante  curvas  distintas  del  circulo;  mas  entonces  la  cuestión  pierde  sin  duda 
todo  su  valor  práctico,  6  el  valor  que  su  solución  pueda  tener  se  vuelve  entera- 
mente problemático.     ' 

En  la  obra  clásica  de  Ronché  y  Camberousse  f  Traite  de  Géométrie)  encontrará 
el  lector  una  interesante  nota  (agregada  al  primer  tomo)  sobre  el  famoso  problema, 
y  la  demostración  de  la  imposibilidad,  según  los  mencionados  trabajos  de  Hermile 
y  Lindemann.  Recomendamos  su  lectura.  —  F.  Biraben. 


II    —  INGENIERÍA 


[h.  J),  Ingeniero  rivil.  —  Tramway  eléctrico  •  La  Capital  •.  Des- 
cripción general  de  la  usina,  vías  y  material  rodante.  —  Buenos  Aires,  1898. 

En  estilo  sencillo  y  al  alcance  del  público,  historia  el  ingeniero  Mallol,  la  eje- 
cución de  las  obras  y  explica  el  sistema  eléctrico  de  tracción,  describiendo  la 
asina  y  estaciones,  vias  y  material  rodante. 

Como  se  sabe  el  sistema  adoptado  es  el  de  conductor  aereo,  llamado  sistema 
irolley. 

La  usina  productora  de  fuerza  se  halla  en  la  esquina  Comercio  y  paseo  Colón, 
y  cerca  de  los  nuevos  mataderos  se  ha  construido  el  edificio  de  acumuladores, 
destinados  á  regularizar  la  tensión  eléctrica  en  el  cable  aereo,  manteniéndolo  al 
mi^mo  potencial,  y  á  servir  como  depósito  de  reserva  de  electricidad. 

Los  ríeles  de  acero  son  de  dos  tipos  :  en  la  sección  de  Plaza  Mayo  á  Flores, 


84  AXALES  DB  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

ríeles  Johnson  de  22,5  centímetros  de  alto,  de  44  kilogramos  de  peso  por  metro 
lineal  y  de  Flores  á  los  Mataderos,  ríeles  de  la  Pennsylvania  C*  de  17,5  centíme- 
tros de  alto  y  de  36  kilogramos  por  metro  lineal. 

Los  rieles  han  sido  colocados  sobre  darmientes  de  madera  dura  que  reposan 
sobre  un  contrapiso  de  concreto,  de  piedra  quebrada  y  arena  ó  de  ladrillo  que- 
brado. 

El  sistema  de  alimentación  se  hace  por  cables  alimentadores  {feeders;,  y  el 
hilo  de  trabajo,  estando  dividida  la  línea  aerea  en  varías  secciones  ó  circuitos, 
cada  una  de  las  cuales  se  alimenta  por  una  ó  varias  conexiones  al  feeder. 

Los  coches  son  cómodos  y  elegantes,  con  capacidad  para  24  pasajeros  en  el 
interior,  24  en  el  imperial  y  6  en  las  plataformas. 

El  trolley  es  de  polea  y  los  motores  y  controllers  son  de  la  General  Electric 
(lompany  de  Estados  Unidos. 

Numerosos  planos,  esquemas  y  vistas  ilustran  este  interesante  folleto,  que  da 
somera  cuenta  del  importante  trabajo  realizado  por  nuestro  consocio,  el  inge- 
niero Mallol,  constructor  de  la  línea  eléctrica,  á  quien  felicitamos  cordial- 
mente.  —  A.  Gallardo. 


III.  -  CIENCIAS  NATURALES 


Bpay  'William  L.  ¡.  On  the  relation  of  the  flora  of  the  Icw-er  Sonoran 
soné  izL  North  Aznerioa  to  the  flora  of  the  arid*  sones  of  Chili  and 
Argentine,  in  The  Botanical  Gazette,  tomo  XXVI,  ü*  2,  p.  r21-147,  1898. 

Suess  (Ed.),  Professeur  de  Géologie  á  l'Université  de  Vienne,  Correspondant 
de  rinslitut  de  France.  —  La  Face  de  la  Terre  (Das  Antlítz  der  Erde).  — 
Traduit  avec  I' autorisation  de  Vauteur  et  annotésous  la  direction  de  M.  Em- 
manxiel  de  Margerie,  avec  une  pr é face  par  M.  Marcel  Bertrano,  de  VAcadémie 
des  Sciences,  Tome  I.  —  A.  Colin  et  C*,  París,  1898  Q  vol.  in-8*  de  XV-835  p.; 
2  cartes  en  coulear  et  122  fígures,  dont  75  exécutées  spécialcment  pour  l'éditioa 
fran^aise). 

Reseña  crítica  por  Kilian  [W.),  Professeur  de  Géologie  á  la  Faculté  des 
Sciences  de  Grenoble,  en  Revue  Genérale  des  Sciences,  marzo  15  de  1898  (año  9", 
n*  5,  p.  193-95). 

Dignas  del  mayor  interés  nos  parecen  las  consideraciones  que  preceden  el 
excelente  análisis  consagrado  á  la  monumental  obra  de  Suess.  Por  eso  los  trans- 
críbi remos  íntegramente  á  continuación  : 

«  Las  personas  que  han  seguido  de  cerca  el  desarrollo  y  las  tendencias  de  las 
ciencias  geológicas  en  estos  quince  últimos  años  deben  estar  sorprendidas  por  la 
transformación  que  se  nota  en  las  preocupaciones  de  los  geólogos.  Ha  podido 
notarse  —  en  Francia  sobre  todo  —  la  evolución  rápida  experimentada  por  la  alta 
enseñanza  geológica.  No  está  lejana  aún,  en  efecto,  la  época  en  que  se  podía 
asistir  en  los  cursos  de  nuestras  Facultades  á  las  fastidiosas  enumeraciones  de 
pisos  féiages)  y  de  nombres  de  fósiles,  cuya  nomenclatura  parecía  ser  el  fin 


BIBLIOGRAFÍA  85 

supremo  propuesto  ala  curiosidad  del  auditorio.  A  estos  amontonamientos  de  deta- 
lles, cuya  aparente  inutilidad,  chocaba  las  vocaciones  y  hastiaba  las  buenas  volun- 
tades, se  han  substituido  interesantes  nociones  sobre  la  historia  de  nuestros 
continentes ;  se  nos  ha  mostrado  cómo  de  los  documentos  largamente  acumulados 
se  desprendía  en  fin  la  imagen  délos  océanos  pasados;  se  ha  reproducido  ante 
nosotros  las  migraciones  de  las  faunas  marinas,  la  formación  de  las  superficies 
continentales  y  el  desarrollo  de  sus  habitantes.  Los  geólogos  se  han  empeñado 
más  activamente  en  saber,  después  de  Eiie  defieaumont,  cómo  esas  capas,  que  hasta 
entonces  habían  sido  analizadas,  descríptas  sin  preocuparse  de  su  posición,  habían 
sido  enderezadas,  dislocadas,  plegadas  fplissées),  y  cuáles  eran  los  fenómenos 
generales  de  la  deformación  de  la  corteza  terrestre.  Los  principales  relieves  fueron 
estudiados  en  su  estructura ;  se  nos  hizo  ver  que  había  ahí  una  serie  de  tipos,  de 
individualidades  distintas  y,  al  elevarse  á  la  investigación  de  las  relaciones  exis- 
tentes entre  estas  unidades,  se  arribó  á  consideraciones  del  más  alto  interés  sobre 
el  plan  general,  sobre  la  edad  y  sobre  la  causa  de  esas  deformaciones. 

«  Inicióse  una  nueva  era  para  la  geología,  según  la  feliz  expresión  de  M.  Mar- 
cel  Bertrand  (cuyo  papel  en  esa  evolución  de  nuestra  ciencia  fué  preponderante). 
Pero  este  movimiento,  que  ha  producido  en  Francia  tan  hermosa  eflorescencia  de 
trabajos  originales,  no  había  nacido  en  nuestra  país;  era  debida  en  gran  parte  á 
la  obra  genial  de  un  hombre  cuya  influencia  había  penetrado  á  nuestra  escuela 
francesa.  A  M.  Suess,  profesor  de  la  Universidad  de  Viena,  corresponde,  en  efecto, 
el  honor  de  haber  abierto  á  la  geología,  ya  desde  1883>  esas  vías  nuevas  y  fecundas, 
por  su  magnífico  libro  :  Das  Antlitz  der  Erde,  Este  sabio  ha  sido  el  primero  en 
mostar  que,  en  geología,  «  la  era  de  los  tanteos  había  pasado  y  que  era  posible 
y  legítimo,  sin  dejará  la  hipótesis  una  intervención  demasiada  lata,  extraer  ya 
conclusiones  del  mayor  alcance  de  la  masa  de  las  observaciones  recogidas  por 
varias  generaciones  de  investigadores.  » 

«Así,  se  debe  al  genio  de  M.  Suess  el  haber  puesto  en  evidencia  la  diversa 
edad  de  los  grandes  océanos  y  la  existencia  de  un  antiguo  continente  ecuatorial. 
La  irregularidad  de  contornos  de  las  cadenas  de  montañas,  la  disimetría  de 
estructura  de  estas  zonas  plegadas  (plissées)  de  la  corteza  terrestre,  el  trazado  de 
líneas  directoras  que  permitieron  reconstituir  algunas  de  entre  ellas,  hoy  fragmen- 
tadas é  interrumpidas  por  hundimientos  parciales,  la  formación  de  dobleces  ("p/i^J 
más  recientes  (postumos;  en  el  emplazamiento  de  las  antiguas  cadenas,  el  papel 
de  los  macizos  resistentes,  las  distancias  entre  los  movimientos  de  doblez  [plisse" 
ment)  y  los  fenómenos  de  descensos,  la  importancia  de  estos  últimos,  son  nociones 
clásicas  hoy  día ,  con  igual  título  que  la  existencia  de  una  serie  de  zonas  dobladas 
de  edades  varias.  Otro  tanto  ocurre  con  fenómenos  de  regresión  y  trasgresión  de 
las  mares  antiguos  que  se  suelen  manifestar  en  el  mismo  instante  sobre  grandes 
extensiones,  cuya  generalidad  é  importancia  en  la  historia  del  globo  ha  revelado 
M.  Suess  antes  que  nadie.  » 

Pasando  entonces  á  ocuparse  de  la  obra  misma,  M.  Kiliau  principia  por  hacer 
resaltar  toda  la  importancia  que  ella  está  llamada  á  tener  por  la  influencia  que 
ha  de  ejercer  en  la  evolución  científica  mencionada,  y  felicita  á  M.  de  Margerie 
por  el  acierto  con  que  ha  dirigido  la  difícil  traducción  de  la  importante  obra  del 
sabio  austríaco,  ~  traducción  que,  por  lo  demás,  tiene  cierta  originalidad,  pues 
ella  ha  sido  considerablemente  enriquecida  con  numerosas  notas  de  comentario 
y  bibliografía,  mediante  el  concurso  de  colaboradores  competentes. 


86  ANALES   DE   LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

«  Incorporados  discretamente  como  lo  hao  sido,  á  las  notas  del  aator,  esos 
comentarios  lejos  de  hacer  desmerecer  á  la  obra  del  Maestro,  hacen  más  sencillos 
las  progresos  realizados  bajo  su  impulso,  y  señalar  revelan  muy  á  menudo  al  lector 
sorprendido  cu&n  confirmadas  han  sido  por  las  exploraciones  ulteriores  las  vistas 
profundas  que  M.  Suess  había,  por  una  suerte  de  adivinación,  apoyado  sobre 
unos  pocos  indicios  esparcidos  aquí  y  acullá. 

<  Sin  duda,  algunas  de  las  concepciones  de  M.  Suess  han  sido  vivamente  com- 
batidas, cierto  número  de  sus  conclusiones  no  han  sido  ratificadas  por  las  inves- 
tigaciones ulteriores;  pero  esas  divergencias  sólo  atañen  á  un  muy  pequeño 
número  de  puntos,  y,  después  de  catorce  años,  uno  se  encuentra  confuso  al  ver 
qué  lugar  ocupan  en  la  ciencia  las  ideas  emitidas  en  la  Áutlitz  der  Erde.  » 

Después  de  señalar  «  el  muy  notable  prefacio  en  el  cual  M.  Bertrand  ha  carac- 
terizado con  tanta  elevación  y  precisión  la  obra  de  M.  Suess  »,  el  autor  de  la 
reseña  pasa  á  esbozar  brevemente  el  plan  seguido  por  el  autor. 

«  La  obra  entera  debe  comprender  tres  partes,  en  las  cuales  serán  estudiadas 
sucesivamente  los  movimientos  de  la  corteza  terrestre,  las  principales  cadenas  de 
las  montañas,  los  cambios  de  forma  de  los  océanos,  y  que  completará  una  cuarta 
parte,  coronamiento  de  la  obra,  en  que  ese  sabio  geólogo  «  comparará  las  trans- 
formaciones telúricas  expuestas  en  los  tres  primeros  volúmenes  con  las  que  las 
faunas  terrestres  han  experimentado  á  partir  del  período  terciario  en  el  hemisferio 
norte.  » 

«  La  traducción  que  tenemos  bajo  los  ojos  corresponde  á  las  dos  primeras 
divisiones  de  este  programa.  » 

En  una  introducción  muy  original  el  autor  plantea  magistralmente  los  princi- 
pales problemas  geológicos,  en  la  cual  conduce  á  la  independencia  de  los  grandes 
movimientos  de  las  mares  respecto  de  los  fenómenos  orogénicos  propiamente 
dichos. 

En  la  primera  parte,  consagrada  á  los  movimientos  de  la  costra  exterior  del 
globo,  el  autor  estudia  sucesivamente  :  el  diluvio  bíblico  —  poniendo  en  evi- 
dencia su  carácter  esencialmente  local ;  los  terremotos  —  demostrando  con  parti 
cular  empeño  que  nunca  se  ha  constatado  ningún  levantamiento  real  de  la  corteza 
terrestre :  las  dislocaciones  terrestres  en  sus  diversas  formas  —  que  refiere  á  dos 
categorías  :  por  movimientos  tangenciales  y  por  hundimientos  (movimiento  radial) 
los  que  se  pueden  combinar;  los  volcanes  y  macizos  eruptivos  —  que  conducen 
al  autor  á  consideraciones  diversas  interesantes  ;  la  clasificación  de  los  terrenos 
según  su  origen. 

En  la  segunda  parte,  titulada  Las  montañas,  el  autor  estudia  sucesivamente  : 
los  rasgos  salientes  de  la  estructura  de  cierto  número  de  regiones  naturales, 
precisando  la  edad  de  los  principales  accidentes  orogénicos ;  varías  individuali- 
dades tectónicas  que  examina  en  sus  relaciones  mutuas  :  el  ante-pais  (Vorland) 
del  sistema  alpino,  el  sislema  alpino  propiamente  dicho,  el  hundimiento  de  la 
región  adriática»  el  Mediterráneo  —  y  su  historia,  la  gran  planicie  «  desértica  » 
(Sahara,  Egipto,  Abisinia,  Arabia,  Siria),  los  fragmentos  del  continente  indio,  los 
haces  montañosos  de  la  India,  las  relaciones  entre  los  Alpes  y  las  cadenas  asiáti- 
cas, la  América  del  Sud,  las  Antillas  y  la  América  del  Norte. 

Termina  el  libro,  según  dice  M.  Kilíau,  con  un  resumen  grandioso  de  las 
nociones  anteriormente  adquiridas,  en  que  se  enumeran  las  diversas  unidades 
tectónicas,  así  como  las  varias  manifestaciones  y  local izaciones  de  los  esfuerzos 


bibuografía  87 

oroiénicos :  M.  Suess  liega  en  su  exposición  á  atribuir  á  los  handimientos  ana 
importancia  preponderante  en  la  historia  del  globo. 
Termina  M.  Riliau  con  el  siguiente  párrafo  que  trascribiremos  íntegro  también  : 
c  Tai  como  nos  es  presentado,  este  primer  volumen  constituye  una  mina  ina- 
gotable de  ideas  y  de  documentos,  un  instrumento  de  trabajo  absolutamente 
necesario  á  todos  los  que  se  ocupan,  desde  cualquier  punto  de  vista,  de  la  ciencia 
del  globo.  Puede  decirse  con  M.  Bertrand,  que  para  los  trabajadores,  «  al  lado  de 
los  servicios  ya  prestados,  este  libro  puede  prestar  aun  otros  mayores  ».  Es 
permitido  esperar  también  que,  al  revelar  mejor  que  cualquier  otro  á  los 
espíritus  elevados  la  importancia  y  la  magnitud  de  los  problemas  geológicos,  al 
recordar  la  parte  que  corresponde  á  la  escuela  francesa  en  el  desarrollo  de  la 
geología,  la  obra  de  M.  Suess  contribuirá  á  devolver  á  la  ciencia  del  globo,  en 
Duestro  país  y  en  nuestros  programas,  el  lugar  á  que  tiene  derecho  y  que  la  niega 
un  deplorable  ostracismo  ».  —  F.  Biraben. 

Pender  (Edmond),  de  l'Académie  des  Sciences,  Professeur  an  Muséum.  — 
L*Origlne  des  Vertebres.  —  Article  en  Revue  genérale  des  Sciences ^  agosto 
15  de  1888  (año  9^,  n*  15,  p.  601-608). 

En  la  presente  contribución,  el  sabio  profesor  del  Muséum  se  ha  propuesto 
demostrar  cómo  la  aplicación  rigurosa  de  principios  incontestados  de  la  zoología 
conduce  á  una  solución  única  y  enteramente  satisfactoria  del  problema  de  la  deter- 
minación del  grupo  de  invertebrados  que  ha  podido  dar  nacimiento  á  los  verte- 
brados. Este  problema,  de  primera  importancia  para  la  teoría  de  la  evolución, 
había  dado  lugar  á  varias  soluciones  distintas  por  diversos  autores.  «^  Tales  diver- 
gencias —  según  M.  Perrier  —  suponen  evidentemente  que  los  principios 
fundamentales  de  la  zoología  se  encuentran  aún  mal  definidos  ó  frecuentemente 
perdidos  de  vista,  y  que  no  ha  habido  suficiente  preocupación  en  precisar  la 
oataraleza  de  los  caracteres  de  los  vertebrados,  cuya  explicación  había  que  pedir 
i  las  formas  ancestrales  ». 

Después  de  consignar  los  caracteres  esenciales  de  los  vertebrados,  el  sabio 
zoólogo  expone  los  caracteres  que  excluyen  el  parentesco  de  los  vertebrados  con 
los  nemertos,  los  balanoglosos,  los  apendiculares  y  los  artrópodos,  así  como  los 
caracteres  que  denotan  el  pasaje  de  los  gusanos  anélidos  á  los  vertebrados ;  en  fin, 
consigna  la  regla  de  fijación  de  las  actitudes. 

Ed  cuanto  á  los  caracteres  esenciales  de  los  vertebrados,  son  los  siguientes, 
según  M.  Perrier  :  <  1*  el  cuerpo  es  bilateralmento  simétrico  y  metameridado 
(métaméridé),  es  decir,  dividido,  en  toda  su  longitud,  en  segmentos  cuya  expre- 
sión en  el  esqueleto  son  las  vértebras  y  costillas,  todas  semejantes  entre  sí ; 
2*  pelos  (ciU)  vibrátiles  tapizan  una  extensión  importante  de  sus  superficies 
externas  ó  internas,  principalmente  de  las  superficies  respiratorias;  3*  cuando 
menos  en  el  período  embrionario,  la  región  anterior  del  tubo  digestivo  comunica 
siempre  con  ei  exterior,  mediante  hendiduras  laterales ;  4*  el  aparato  circulatorio 
está  cerrado  y  presenta  un  corazón  situado  debajo  del  tubo  digestivo ;  5*  el  aparato 
secretor  está  constituido  por  un  sistema  de  conductos  que  no  se  repiten,  en  el 
embrión,  en  toda  la  longitud  del  cuerpo,  y  proporcionan  al  aparato  genital  sus 
conductos  escretores;  6*  arriba  del  tubo  digestivo  se  extiende,  en  el  embrión,  en 
toda  la  longitud  del  cuerpo,  un  cordón  celular  lleno,  la  cuerda  dorsal,  alrededor 


88  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

del  cual  se  forman  las  vértebras  del  animal  adulto ;  7^  arriba  de  la  cuerda  dorsal 
se  encuentra  el  sistema  nervioso  central,  situado  en  su  totalidad  á  un  mismo  lado 
del  tubo  digestivo,  desprovisto  de  color  esofágico  y  de  volumen  considerable ; 
8*  con  relación  al  mundo  exterior,  el  corazón  y  el  | eje  nervioso  longitudinal 
ocupan,  en  el  vertebrado  y  en  el  invertebrado  segmentados,  una  posición  inversa, 
de  tal  manera  que,  si  se  llama  ventral  la  cara  del  cuerpo  dirigida  hacia  el  suelo 
y  dorsal  la  cara  opuesta,  el  eje  nervioso  es  dorsal  en  los  vertebrados,  ventral  en 
los  animales  segmentados,  y  los  vasos  contráctiles  ocupan  la  cara  del  cuerpo 
opuesta  al  sistema  nervioso  ». 

En  cuanto  á  la  regla  de  fijación  de  las  actitudes,  —  que  según  M.  Perrier,  no  de- 
biera nunca  ser  perdida  de  vista  cuando  se  busca  la  explicación  de  los  fenómenos 
morfológicos,  y  que  no  es  más  que  un  corolario  del  principio  de  Lamarck  relativo 
al  uso  ó  á  la  falta  de  uso  de  los  órganos  —  ella  se  expresa  del  siguiente  modo  : 

«  Cuando  sobreviene^  en  el  género  de  vida  ó  en  la  conformación  de  un  animal, 
algún  cambio  que  coloque  d  órganos  importantes  en  condiciones  desfavorables 
a  su  funcionamiento ,  el  animal,  por  un  cambio  de  actitud,  trae  poco  d  poco 
estos  órganos  d  ocupar  una  posición  que  les  permita  cumplir  lo  mejor  posible 
su  función  ;  la  nueva  actitud,  provocada  por  el  sentimiento  de  la  necesidad,  y 
primero  mds  ó  menos  momentánea,  se  fija  poco  d  poco  por  una  modificación 
permanente  de  los  órganos  que  Ifi  han  producido,  luego  se  vuelve  hereditaria  y 
se  encuentra  ser,  así,  el  punto  de  arranque  de  una  nueva  descendencia  (lignée) 
de  las  formas  orgánicas», 

M.  Perrier,  después  de  haber  aplicado  esa  importante  regla  al  problema  que  se 
había  propuesto,  indica  en  la  última  parte  de  su  trabajo  otras  aplicaciones  — 
pero  sólo  las  más  notables  —  de  que  es  susceptible.  —  P.  Biraben. 

Oelag'e  (Yves),  Professeur  k  la  Faculté  des  Sciences  de  París,  et  Hérouapd 
(S.).  Chef  des  Travaux  de  Zoologie  a  la  Faculté  des  Sciences  de  París.  —  Traite 
de  Zoologie  conoréte.  —  Tohb  V  :  Les  Vermidiens.  —  Schleicher  fréres,  París, 
1898  (1  vol.  in  -8*  de  372  pág.;  avec  46  planches  en  couleurs  et  523  fig.  dans  le 
texle;  12  fr.). 

Reseña  critica  por  H.  Beauregard,  Assistant  au  Muséum,  en  Revue  genérale 
des  Sciences,  mayo  15  de  1898  (año  9*,  n*  9,  pág.  383-84). 

Este  volumen  —  el  quinto  según  el  plan  adoptado  por  los  autores  —  es  el  segun- 
do aparecido  del  importante  Trat<ido  de  Zoología  concreta.  El  lector  recordará 
la  reseña  que  en  estos  mismos  Anales  (1)  hemos  dedicado  á  esa  obra  fundamental, 
que  se  propone  realizar  una  nueva  y 'Original  concepción  didáctica  de  los  autores. 

Según  M.  Beauregard,  este  nuevo  tomo  no  desmerece  en  nada  al  que  le  ha  pre- 
cedido, ni  en  cuanto  á  ejecución,  ni  por  los  servicios  que  está  llamado  á  prestar. 
La  particularidad  más  notable  es  la  introducción  de  un  nuevo  grupo  zoológico  con 
el  nombre  de  «  Vermidios  »  (vermidiens),  constituido  por  la  reunión  de  formas 
que  tienen  relaciones  más  ó  menos  estrechas  con  los  Gusanos  —  entre  los  cuales 
se  las  había  colocado  hasta  hoy,  lo  que  traía  ciertos  inconvenientes.  Según  51. 
Beauregard,  esa  tentativa  es  interesante  y  plausible,  —  á  pesar  de  ciertas  objecio- 
nes que  apunta.  —  F.  Biraben. 

(1)  Entrega  de  julio  de  1897  (t.  XLIV,  p.  70). 


BIBLIOGRAFÍA  89 

Maillard  L.-,  Préparaleur  de  Chimie  á  la  Faculté  de  Médecine  de  Nancy.  — 
La  cristalisationdesznatiéresalbuxninoides  et  les  cristalloídes  protéi- 
ques  de  la  znicrographie.  —  Artículo  en  Revue  genérale  des  Sciences, 
agosto  15  de  1898  (año  9\  d*  15,  p.  608-614). 

El  interesante  artículo  de  M.  Maillard  vieue  acompañado  de  uoa  completa 
anotación  bibliográfica  sobre  la  materia,  que  contribuye  sin  dada  á  darle  mayor 
importancia.  El  autor  se  refíere  también  á  sus  estudios  propios,  tendentes  á  resolver 
varías  cuestiones  que  examina.  Sobre  la  más  importante  llega  á  la  siguiente 
conclusión  : 

Qae  In  formación  de  los  cristaloides  baya  sido  vital  ó  artifícial.  si  las  formas  irregulares 
fueran  residuos  de  ellas,  los  cristaloides  de  la  micrografía  podrían  pues  constituir  series 
regresivas,  cadáveres  de  cristales  en  diversos  grados  (stades)  de  destrucción.  A  las  inves- 
tigaciones biológicas  corresponde  decidir  cuál  es  en  cada  caso  la  interpretación  admisible ; 
pero  esa  decisión  debe  apoyarse  en  consideraciones  extrañas  á  los  cristaloides  mismos. 
La  regularidad  más  ó  menos  geométrica  de  sus  formas  es  por  sí  solu  impotente  para 
proporcionar  estos  datos  cronológicos  de  tan  alta  importancia  para  la  fisiología  celular. 

Este  estudio  es  un  trabajo  del  Laboratorio  de  Química  biológica  de  la  Facultad 
de  Medicina  de  Nancy.  —  F.  Biraben. 

Roale  (Louis),  Professeur  á  la  Faculté  des  Sciences  de  Toulouse.  —  L*Anato- 
mie  coznparée  des  animaux  basóe  sur  rBxnbriologie.  —  G.  Masson  et 
C%  Paris,  1898  (2  vol.  ¡n-8*,  en  1972  p.  et  1202  fig. ;  48  fr.¡. 

Reseña  crítica  por  R.  Koehler,  Professeur  de  Zoologie  a  la  Faculté  des 
Sciences  de  Lyon,  en  Revue  genérale  des  Sciences,  junio  30  de  1898  (año  9*, 
ü*  12,  p.  505-506). 

Según  M.  Koehler,  esta  obra  no  se  parece  en  nada  á  ninguno  de  los  tratados  de 
anatomía  comparada  ó  de  zoología  publicados  basta  hoy.  «  Es  una  obra  entera- 
mente personal  y  de  corte  enteramente  original,  en  que  encontramos  nuevamente 
las  cualidades  que  el  autor  ha  demostrado  en  sus  libros  anteriores,  Xd  Embriología 
general  y  la  Embriología  comparada,  analizados  ya  por  la  Revue,  La  Anatomía 
comparada  completa  esas  dos  obras,  de  que  viene  á  ser  continuación  natural  y  en 
cierto  modo  necesaria  » . 

Dice  todavía  el  autor  de  la  interesante  reseña,  que  el  fin  perseguido  por  M.  Roule, 
«  no  ha  sido  el  de  exponer,  en  su  conjunto,  la  estructura  detallada  de  los  animales, 
y  de  señalar  todos  los  hechos  que  conciernan  á  todos  los  grupos  de  seres ;  se  ha 
contentado  con  indicar  los  más  importantes  de  esos  hechos  y  de  utilizarlos  para 
investigar  las  semejanzas  y  diferencias  existentes  entre  las  subdivisiones  del  reino 
animal  ». 

Transcribe  M.  Ko^ler  algunos  párrafos  en  que  el  autor  se  esfuerza  por  precisar 
su  propósito,  según  el  cual :  h  Este  libro,  así  preparado  y  presentado,...  es  una 
demostración  de  la  verdad,  cada  día  más  neta  y  párente  del  principio  de  Milne- 
Edwards :  La  naturaleza  va  de  lo  sencillo  d  lo  complejo,  gracias  d  una  diferen- 
ciación dé  las  formas  siempre  mds  acentuada,  correlativa  d  una  división  siempre 
mayor  del  trabajo  vital.  Este  principio  es  verdaderamente  la  ley  directiva,  tanto 
en  las  ciencias  biológicas  como  en  las  que  á  ellas  se  vinculan ;  es  la  guía  constante 
sin  la  cual  no  se  tiene  sino  falsedad  y  error. . . » 


90  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Lo  que  caracteriza  la  obra  de  M.  Roule  es,  pues,  el  estar  basada  sobre  la  Embrio- 
logía ;  y  segiio  el  autor  de  la  reseña,  M.  Roule,  embriologista  de  profesión,  — uno 
de  los  raros  que  se  cuentan  en  Francia  —  estaba  admirablemente  preparado  para 
escribir  una  obra  de  ese  g^ero. 

No  nos  es  posible  seguir  á  M.  Kcehler  en  su  rápido  análisis  de  la  obra,  entera- 
mente favorable,  —  salvo  una  pequeña  critica  de  detalle  que  visa  al  editor. 

P.  BlRABEN. 

Robín  (G.),  Chargé  du  cours  de  Chimie  physique  á  la  Sorbonne.  —  VBvolu- 
tiozL  de  la  Mécanique  chiznique  et  sea  tendanoes  aotuelles.  —  Artículo 
en  Revue  genérale  des  sciences,  marzo  15  de  1898  (año  9*,  n^  5,  p.  174-78). 

Según  lo  explica  la  dirección  de  la  Revue,  este  artículo  es  la  reproducción  de 
una  lección  del  finado  Gustavo  Robin  dada  en  la  Sorbonne,  como  introducción  á 
su  curso  de  Química  matemática,  antes  de  habérsele  encomendado  de  enseñar  en 
esa  facultad  la  Química  física.  Esa  reproducción  ha  sido  hecha  según  los  apuntes 
que  el  autor  había  redactado  para  su  curso,  recogidos  por  un  confidente  íntimo  que 
se  propone  editarlos.  Responde  dicha  reproducción  al  propósito  de  servir  los 
intereses  de  la  ciencia  llamando  la  atención  de  los  lectores  de  la  Revue  sobre  las 
nuevas  tendencias  de  la  química,  cuyo  espíritu  y  alcance  Robin  había  penetrado 
y  comprendido  notablemente.  «Habíase  apasionado  por  la  filosofía  natural  y  veía 
en  las  fórmulas  y  las  notaciones  exentas  de  hipótesis  la  condición  misma  del 
desarrollo  de  la  ciencia  positiva.  Había  meditado  profundamente  sobre  las  doc- 
trinas y  los  sistemas,  en  medio  del  aislamiento  aparente  en  que  se  había  colocado 
al  vivir  por  largo  tiempo  retirado  del  mundo  de  los  sabios,  en  la  única  sociedad 
de  los  libros.  Por  eso,  fué  una  revelación  para  la  generalidad  del  público  cuando 
distinguido  por  un  maestro  perspicaz  y  llamado  á  la  Sorbonne,  emprendió  ense- 
ñar en  ella  los  principios  del  mecanismo  en  química.  i¿l  talento  que  desplegó  en 
su  curso  asegurará  á  su  memoria  el  reconocimiento  y  el  respeto  de  todos  aquellos 
que  se  agolpaban  en  sus  lecciones  ». 

Tal  es  la  breve  introducción  con  que  la  dirección  de  la  Revue  precédela  trascrip- 
ción de  la  larga  é  interesantísima  lección  de  Robin.  Como  el  lector  lo  sabe,  carece- 
mos de  toda  competencia  para  emitir  juicios  sobre  estas  materias,  por  lo  cual  sólo 
nos  proponemos,  en  lo  que  sigue,  reflejar  mediante  algunos  extractos  lo  que  esa 
magistral  exposición  tiene  de  interesante  desde  el  punto  de  vista  de  la  filosofía  de 
las  ciencias. 

Principia  M.  Robin  su  lección  en  los  siguientes  términos  : 

Despaés  de  haber  permanecido  por  largo  tiempo  una  ciencia  descriptiva,  la  química 
esta  en  vías  de  volverse  una  ciencia  racional ;  y  y  a  el  poderoso  instrumento  del  Aná- 
lisis matemático,  al  cual  se  había  mostrado  tantos  años  rebelde,  ha  sabido  hallar  la 
juntura  por  la  cual  ha  de  penetrar.  Difícil  sería  definir  en  pocas  palabras  los  múltiples 
objetos  de  esa  Química  nueva.  Sólo  diré  que  el  más  importante  es  el  estudio  matemático 
de  las  causas  que  provocan  ó  limitan  las  trasformacioues  de  la  materia.  Esas  causas  son 
de  dos  clases  :  unas,  como  ser  las  proporciones  relativas  de  los  elementos  puestos  en 
contacto,  son  inherentes  al  sistema  en  vía  de  formación ;  otras  como  la  temperatura  y  la 
presión,  emanan  del  medio  en  cuyo  seno  ese  sistema  se  encuentra  sumido.  Pero  creo 
que  haré  comprender  mejor  la  naturaleza  de  los  problema»  que  nos  van  á  ocupar, 
investigando  los  orígenes,  en  la  historia,  de  esta  ciencia  cuya  creación  parece  ser  de 
fecha  reciente,  pero  que  no  ha  visto  el  día  sino  después  de  un  laborioso  parto. 


BIBLIOGRAFÍA  9f 

M.  Robín  hace  remontar  el  origen  de  la  historia  de  esa  química  nueva  al  año 
1804,  fecha  de  la  publicación  del  Ensayo  de  estática  química  de  fierthollet,  que 
funda  una  teoría  que  no  debía  durar  mucho,  pues  iba  á  caer  toda  entera  á  los 
embates  de  Proust,  que  consiguió  hacer  triunfar  definitivamente  la  ley  de  las 
proporciones  definidas  que  fierthollet  contestaba  al  sostener  que  los  cuerpos  di- 
sueltos  |9odrán  unirse  unos  á  otros  en  proporciones  indeterminadas.  Hé  aquí 
como  caracteriza  M.  Robin  á  la  obra  de  Berthollet  : 

...  De  esa  obra  original,  en  que  la  verdad  se  mezcla  al  error  de  una  manera  tan  intima 
qae  es  poco  cómodo  señnlar  la  parte  de  unii  y  otro,  se  desprende  una  idea  de  una  exac- 
titud profunda  :  es  que  los  pesos  relativos  de  los  cuerpos  que  toman  parte  é  una  reacción 
química  tienen  una  influencia  marcada  sobre  el  grado  final  de  la  trasformación.  Esa 
influencia  es  la  acción  de  masa,  según  una  expresión  introducida  por  Berthollet,  y  que 
ha  subsistido  en  la  ciencia... 

Abandonada  en  Francia,  donde  sucumbió  bajo  la  indiferencia  general,  la  teoría 
de  Berthollet  tampoco  pudo  encontrar  refugio  en  el  extranjero,  pues  las  comunica- 
ciones eran  difíciles  en  esa  época  de  guerras  incesantes.  El  inglés  Thompson, 
autor  de  un  Sistema  de  quimica,  dice  que  recién  pude  procurarse  un  ejemplar  de 
la  Estática  química  en  1816,  después  de  la  conclusión  de  la  paz;*  y  ya  toda  reac- 
ción en  favor  de  la  teoría  abandonada  era  imposible. 

En  efecto,  el  mundo  sabio  acababa  de  acoger  con  entusiasmo  al  sistema 
seductor  que  le  proponía  el  sueco  Berzelius.  «  La  sencillez  de  ese  sistema,  que 
reducía  la  afinidad  química  á  la  atracción  de  las  electricidades  contrarias,  de  que 
ya  Davy  había  dotado  los  átomos,  cautivó  á  los  espíritus,  inclinados  en  esa  época 
ya  lejana  á  confundir  lo  que  es  simple  y  claro  con  lo  que  es  verdadero  ».  La 
nueva  teoría  no  debía  reinar  como  soberana  incontestable  más  que  un  cuarto  de 
siglo  :  fué  destronada  en  un  abrir  y  cerrar  de  ojos  el  día  en  que  tuvo  que  confe- 
sarse incapaz  de  explicar  cómo  el  cloro,  elemento  electro-negativo  por  excelencia, 
podía,  en  multitud  de  compuestos,  substituirse  tan  fácilmente  al  hidrógeno  electro- 
positivo. 

Señala  entonces  M.  Robin  la  aparición  de  la  teoría  atomística  exhumada  por 
Dalton  de  las  ruinas  de  la  antigüedad,  que  trae  una  era  de  prosperidad  inaudita 
para  la  química  orgánica.  «  ^i  se  hubiera  de  juzgar  de  un  árbol  por  sus  frutos  y 
del  valor  de  un  sistema  por  sus  resultados  prácticos,  ninguna  doctrina  en  el  mundo 
podría  sostener  la  comparación  con  la  doctrina  atómica  ».  Debe  ésta  principal- 
mente &  su  in^^eniosa  notación  la  mayor  parte  de  sus  innumerables  éxitos,  pero 
no  consiste  en  ello,  según  M.  Robin,  el  principal  mérito  de  la  teoría  atómica;  y 
<  duda  mucho  que  el  tiempo  respete  esas  pequeñas  obras  maestras  de  una  arqui- 
tectura curiosa,  pero  bizarra  y  frágil,  que  se  llaman  el  exágono  de  Kékulé,  el 
prisma  de  Ladenburg  y  el  tetraedro  de  Van't  HoíT  », 

Consignado  así  el  brillante  vuelo  de  la  química  técnica  al  influjo  de  las  ideas 
de  Dalton,  M.  Robin  pasa  á  ocuparse  de  la  química  racional  que  iba  á  recomenzar 
su  lenta  evolución,  después  de  haber  bajado  casi  á  la  tumba  con  RerthoUet.  Ese 
renacimiento  data  de  1840,  en  cuyo  año  el  alemán  Hess  descubre  el  principio 
fundamental  y  único  de  esa  Termoqufmica  que  debían  ilustrar  más  tarde  Julius 
Thompson  y  Narcellin  Berthelot :  Una  rea4:ción  desprende  siempre  la  misma 
cantidad  de  calor,  ya  sea  ella  directa  ó  indirecta.  Esta  ley  era  una  de  las  múl- 
tiples faces  de  una  gran  verdad  que,  incubada  desde  largo  tiempo,  se  hallaba  en 


92  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

íib  á  punto  de  nacer  :  el  principio  de  la  conservación  de  la  energía,  promulgado 
en  1842  por  Julio  Roberto  Mayer. 

En  1853,  el  danés  Thomsen  reconoce  la  idenlidad|de  la  ley  de  Hess  y  del  prin- 
cipio de  Mayer,  y  trae  á  la  Termodinámica  otro  principio  nuevo  :  toda  reacción 
química  está  necesariamente  acompañada  de  un  desprendimiento  de  calor.  Pero, 
según  M.  Robin,  este  principio  aceptado  primero  con  confianza  como  uiía  indis- 
cutible verdad,  no  es  sino  una  paradoja  insostenible,  á  pesar  de  los  grandes 
esfuerzos  hechos  por  Berthelot  en  Francia,  para  fundar  en  esa  ley  —  renovada  en 
su  forma  y  modificada  en  su  alcance  (1875)  —  su  nueva  teoría  de  Termoquímica. 
Refiriéndose  á  la  grande  obra  de  Berthelot,  dice  M.  Robín  : 

...  Un  hombre,  que  acababa  de  conquistarse  una  gloría  inmortal  operando,  con  un  arte 
cercano  al  prodigio,  síntesis  cuyo  secreto  la  naturaleza  viviente  había  guardado  celosa- 
mente antes  de  él,  tomó  bajo  su  potente  protección  la  ley  amenazada.  Aplicáronse  todos  los 
recursos  de  una  inteligencia  tan  sutil  como  fecunda  en  demostrar  que  alguna  fuerza 
quedaba  aún  á  esa  ley  en  todas  las  ocasiones  en  que  era  manifiestamente  vencida. 
Hízose  primero  una  excepción  en  favor  de  esas  trasformaciones  limitadas  que,  decidi- 
damente, se  tomaban  demasiado  molestas  :  dispensóselas  de  obederer  á  la  ley,  sin  bien 
justificar  ese  favor  de  exención.  Reserváronse  todos  los  rigores  de  esa  ley  para  esas 
trasformaciones  totales  cuyo  número  iba  desgraciadamente  decreciendo  á  medida  que 
observaciones  más  precisas  revelaban  la  sorprendente  generalidad  de  Jos  fenómenos  de 
equilibrio  químico.  Dióse  en  fin  á  la  expresión  misma  de  esa  ley  una  circunspección 
mayor,  diciéndose  que  toda  reacción  química  que  se  verifica  sin  la  intervención  de  una 
energía  extraña,  tiende  hacía  la  producción  del  sistema  de  cuerpo  cuya  formación  da 
lugar  al  mayor  desprendimiento  de  calor.  Pero  la  ciencia  no  sabe  lo  que  son  tendencias, 
no  conoce  más  que  actos,  sólo  tiene  en  cuenta  los  hechos;  y  los  hechos,  de  acuerdo  con 
la  teoría,  condenan  á  ese  principio  á  desaparecer  de  la  ciencia,  en  la  cual  ocupa  un  lugar 
usurpado.  Al  pronunciar  estas  palabras,  tengo  el  pesar  de  contradecir  á  un  maestro  de 
que  la  Francia  se  honra  ajusto  título;  pero  no  olvido  que  ese  maestro  ilustre,  al  perseguir 
con  infatigable  actividad  una  verdad  general  que  huía  siempre  ante  él,  ha  sabido  adquirir 
una  porción  de  verdades  parciales  del  más  alto  valor;  pues,  en  la  esfera  de  la  inteli- 
gencia como  en  el  mundo  de  la  materia,  una  ley  justa  quiere  que  grandes  fuerzas  no 
sean  gastadas  en  vano;  y  la  ciencia,  enriquecida  por  él  por  tantos  resultados  nuevos, 
dolada  por  él  de  tantos  métodos  originales,  señalará  siempre  honrosamente  á  aquel  que 
ha  preparado  tan  rico  arsenal  para  sus  conquistas  futuras. 

Pasa  luego  M.  Robín  á  exponer  cómo,  después  de  introducirse  así  en  la  química 
la  noción  de  calor,  fué  reintegrada  á  ella  la  de  masa. 

Señala  el  sabio  profesor,  como  punto  de  partida  de  la  reparación  hecha  á  una 
¡dea  ya  emitida  por  Berthollet  en  su  célebre  Estática  química,  los  espléndidos 
experimentos  de  Berthelot  y  Pean  de  Saint-Gilíes  sobre  la  eterifícación,  que  inau- 
guran un  período  nuevo  en  la  historia  de  la  mec&nica  química.  Partiendo  de  ellos, 
dos  sabios  escandinavos,  Guldberg  y  Waage  proclamaron,  los  primeros,  la  in- 
fluencia que  la  masa  de  un  ácido  ejerce  en  la  reacción  que  se  produce  cuando  se 
calienta  un  alcohol  con  un  ácido  orgánico  (formándose  un  éter  compuesto  y  agua, 
pero  sin  que.  la  trasformación  sea  completa,  pues  es  limitada  por  una  reacción 
inversa  debida  á  esa  acción  de  la  masa). En  cuanto  á  la  explicación  racional  deesa 
acción  de  masa^  que  aparece  cada  día  más  como  un  hecho  culminante  de  la  quí- 
mica, ella  se  encuentra  en  un  principio  que  es  una  de  las  mayores  conquistas  — 
la  mayor  tal  vez  —  que  el  genio  humano  haya  hecho  sobre  la  naturaleza  :  el 
principio  de  Carnot,  que  aparece  á  quien  lo  profundiza  <  como  la  ley  universal 


BIBLIOGRAFÍA  93 

de  la  estabilidad  ».  que  es  <  el  solo  paso  que  la  idea  de  equilibrio  baya  becbo 
desde  Arqaímedes  ».  Fué  Uortsmaon  .1873  quien  relacionó  la  ley  numérica  del 
equilibrio  químico  de  las  gases  al  principio  de  Carnot,  advirüendo  por  primera 
vez  la  r«izón  de  ser  de  la  acción  de  masa. 

Volviendo  algo  hacia  atrás  ,1860,,  M.  Robin  recuérdala  revolución  fecunda  que 
Henri  Sainte-Claire  Deville  realizó  en  la  química,  haciendo  desaparecerla  infran- 
queable barrera  que  antes  la  separaba  de  la  física,  mediante  la  introducción  de  la 
noción  de  las  desociaciones  ó  «  descomposiciones  incompletas  y  reversibles  », 
cuya  generalidad  sosprendente  él  sospechó  por  primera  vez.  Para  M.  Robin,  la 
obra  de  Deville,  del  punto  de  vista  de  la  ciencia  racional,  revela  la  influencia 
de  las  condiciones  externas  sobre  el  equilibrio  químico.  —  al  par  que  las  expe- 
riencias de  Berthelot  y  Pean  de  Saint-Gilíes  revelan  la  influencia  de  las  condicio- 
nes internas.  Esas  dos  influencias,  lejos  de  excluirse,  se  superponen  al  con- 
trarío. 

Siguiendo  en  el  desarrollo  de  sus  ideas,  M.  Robin  afirma  que  asistimos  todos 
los  días  á  destrucciones  y  creaciones  de  matería,  verdad  que  no  es  más  que  la 
traducción  fiel  y  correcta  de  los  hechos,  expresada,  es  cierto,  en  un  lenguaje  cuya 
novedad  sosprende  y  choca  tal  vez.  Precisando  su  concepto,  agrega  que  la  subs- 
tancia destruida  renace  en  la  substancia  creada,  pero  á  la  manera  de  una  madre 
que  renace  en  su  hija...  Para  el  sabio  químico,  la  « trasformación  »  de  la  materia, 
(ó  trasmutación  de  los  antiguos  alquimistas)  es  «  la  substitución  de  un  sistema  de 
cuerpos  á  otro  ». 

Llegado  á  este  punto,  M.  Robin  sienta  que  en  todo  lo  que  ha  dicho  hasta  en- 
tonces «  no  hay  lugar  á  hipótesis  » ;  y  agrega  :  ^  ¿Dónde  encontramos  la  hipótesis 
sino  en  la  doctrina  que  promulga  como  un  dogma  la  existencia  de  esas  substan-' 
cias  simples,  inalterables,  inmutables,  capaces  de  participar  á  uniones  en  que 
conservan,  aunque  substrayéndoles  á  nuestros  groseros  órganos,  su  inalterable 
identidad  ?  » . 

Termina  el  eminente  químico  esta  primera  lección  de  su  curso  (después  de 
señalar  su  fin  :  la  Química  «  teórica  »  ó  «  de  los  principios  »)  con  algunas  refle- 
xiones sobre  la  ciencia  racional  eu  si;  y  puesto  que  es  precisamente  en  este 
punto  de  vista  filosófico  que  nos  esforzamos  siempre  por  colocarnos  en  estas  sim- 
ples reseñas  bibliográficas,  no  podemos  menos  de  trascribir  íntegros  estos  ültimos 
y  notables  párrafos,  en  que  M.  Robin  se  manifiesta  como  un  empirista  convencido  : 

Dos  maneras  hay  de  concebir  la  explicación  de  este  mundo. 

Uno  es  el  fruto  del  pensamiento  griego.  Este  pensamiento  se  perpetúa  Á  pesar  de  nos- 
otros en  el  nuestro,  relacionando  el  éter  de  Huygens  al  quinto  elemento  de  Platón,  los 
torbellinos  de  WilliamThomsen  al  grano  solitario  de  Léucipo.  Opone  á  nuestro  yo  siempre 
cambiante  una  matería.  siempre  una,  que  nuestros  sentidos  infieles  deforman  y  diversifican 
como  el  prísma  de  vidrío  resuelve  el  blanco  en  una  multitud  de  colores.  Procura  explicar 
lo  conocido  por  lo  desconocido,  lo  visible  por  lo  invisible,  el  cuerpo  que  palpamos  por 
el  átomo  intangible,  la  ley  que  hiere  á  nuestros  ojos  por  el  éter  que  no  vemos.  Lógica 
extraña,  meditadlo  bien,  muy  digna  de  una  raza  de  poetas,  por  más  que  la  apliquemos 
aún  y  que  ella  no  choque  casi  ninguno  de  nosotros,  pero  que  causará,  segtin  creo,  extra- 
ñeza  al  porvenir;  ciencia  bien  imperfecta,  á  la  verdad,  que  no  puede  probar  las  causas 
ni  siquiera  cuando  prevé  sus  efectos. 

Pero,  á  esa  concepción  de  las  cosas,  á  la  vez  materialista  y  poética,  podemos  oponer 
otra,  idealista  y  positivista  conjuntamente,  cuyo  mérito  corresponde  al  filósofo  más 
grande  de  la  edad  moderna,  al  único  que  pueda  parangonarse  con  Aristóteles  y  Platón, 


94  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

á  aquel  cuyo  pensamiento  siempre  nuevo,  siempre  original,  fué  en  todo  la  contraparte 
del  pensamiento  antiguo,  á  Manuel  Kant. 

En  esta  concepción,  á  que  nos  cuesta  habituamos  porque  contradice  nuestras  ilusiones 
hereditarias;  en  esa  concepción  proAinda,  el  mundo  somos  nosotros,  son  nuestras  sen- 
saciones. No  se  plantea  pues  siquiera  el  problema  de  buscar  fuera  de  nosotros  mismos 
la  causa  de  lo  que  sentimos,  para  descubrir,  bajo  las  apariencias,  lo  que  llamamos  falsa- 
mente el  fondo  de  las  cosas,  es  decir,  algo  que  subsistiera  mientras  que  nosotros 
pasamos.  No,  la  cuestión  que  se  presenta  á  nosotros  es  harto  máa  sencilla,  por  más  que 
lo  solución  matemática  sea  mucho  más  difícil  y  esté  mucho  menos  avanzada.  Trátase 
solamente  de  saber  cómo  nuestras  sensaciones,  aunque  diversas  é  irreducibles  unas  á 
otras,  se  atraen  unas  á  otras  y  se  encadenan  en  un  orden  lógico;  ó  para  hablar  el  len- 
guaje de  la  ciencia  positiva,  se  trata  de  reunir  por  un  vínculo  que  no  sea  Octicio  ciertos 
hechos  conocidos  á  otros  hechos  que  no  lo  son.  Ahora  bien,  ese  vinculo,  no  lo  podemos 
hallar  en  hipótesis  que  llamo  metafísicas,  porque  ellas  traspasan  el  alcance  de  nuestros 
sentidos,  en  movimientos  invisibles  de  átomos  incognoscibles,  en  las  oscilaciones 
supuestas  de  un  éter  que  ningún  ojo  humano  podrá  jamás  ver :  pues  el  calor  no  es  un 
movimiento,  la  luz  no  es  un  movimiento,  la  electricidad  no  es  un  movimiento,  como  tam- 
poco una  presión  ó  un  fluido.  Pero  debemos  buscar  ese  vinculo  ~  si  lo  queremos  sólido 
y  duradero  —  en  leyes  ó  hipótesis  físicas  con  raíces  en  la  experiencia,  en  hipótesis- 
principios,  que  no  sean  sino  la  generalización  legítima  de  hechos  larga  y  conscientemente 
observados.  Tales  son  los  tres  grandes  principios  de  Lavoisier,  de  Roberto  Mayer  y  de 
Sadi-Carnot.  A  la  multiplicación  de  tales  principios,  y  no  á  la  reducción  de  todas  las 
cosas  á  una  quimérica  unidad,  debe  tender  todo  el  esfuerzo  de  la  ciencia.  Será  de  todos 
modos  necesario  que  ella  acabe  por  expulsar  de  su  dominio  el  éter,  el  torbellino^  el 
átomo,  ensueños  que  nos  ha  legado  la  Grecia,  y  en  las  cuales  se  extasió  complaciente- 
mente su  imaginación  ingenua.  A  tal  precio  solamente  podremos  elevar  sobre  los  destrozos 
de  la  ciencia  provisoria  la  ciencia  definitiva  de  que  vemos  ya  despuntar  aqui  y  acullá 
algunas  raras  superstructuras. 

Es  en  este  espíritu  enteramente  moderno,  de  que  muchos  de  vosotros  están  ya  pene- 
trados, estoy  seguro,  que  vamos  á  abordar  el  estudio  de  la  Mecánica  química. 

Como  se  ve,  las  ideas  de  Robin  se  encuadraban  en  los  corrientes  modernas  de  las 
teorías  físicas,  qae  tienden  cada  día  más  hacia  la  desaparición  ó  transformación 
del  mecanismo  propiamente  dicho  derivado  del  atomismo  puro.  En  ese  sentido 
sin  dada  debía  ser  particularmente  interesante  la  teoría  de  Mecánica  química 
que  se  propuso  desarrollar  en  su  curso,  del  que  no  nos  es  dado  indicar  nada  más 
al  lector.  De  todos  modos,  nos  ha  parecido  realmente  interesante  ofrecerle  un 
resumen  detenido  de  la  notable  exposición  que  el  sabio  químico  hace,  en  la  primera 
lección,  de  las  teorías  químicas  anteriores.  —  P.  Biraben. 

Glang'eaud  (H.),  Docteur  és  Sciences,  Collaborateur  au  Service  de  la  Carte 
geólogique  de  la  France.  —  La  distribution  des  Forazniniféres  pélagiques 
a  la  surface  et  au  fond  de  rooéan.  —  Art.  en  Revue  genérale  des  Sciences, 
junio  30  de  1898  (año  9%  n*  12,  pág.  490-94,  5  fig.  grab.). 

El  autor  ha  puesto  á  contribución  especialmente,  en  el  presente  trabajo,  el  im- 
portante y  reciente  estudio  del  sabio  oceanógrafo  inglés  M.  John  Murray,  titulado  : 
Sur  la  distribution  des  Foraminiféres  pélagiques  a  la  surface  et  au  fond  de 
l'Océan  (Natural  Science,  voi.  XI,  n*65),  obra  que  ha  contribuido  mucho  á  fijar 
las  ideas  sobre  el  género  de  los  depósitos  en  los  océanos. 

M.  Glangeaud  se  propone  en  su  trabajo  dar  á  conocer  las  conclusiones  á  que 
llega  M.  Murray  en  su  obra.  —  M.  Murray  ha  sido  uno  de  los  miembros  en  la  fa- 


BIBLIOGRAFÍA  95 

mosa  expedición  científica  del  Challenger  alrededor  del  mundo,  que  duró  unos 
tres  años  y  fué  de  resultados  considerables  para  la  ciencia,  en  oceanografía  sobre 

todo.  —  F.  BlRABEN. 


IV.  -   CIENCIAS  MÉDICAS 


Répin  (D'  Ch.),  Attaché  á  Tlnstitut  Pasteur.  —  La  guérison  du  tétanos  de- 
olaré.  —  UifB  nouvblle  ¿tape  de  la  sérothérapie.  —  Artículo  en  Revue  gené- 
rale des  Sciences,  abril  30  de  1898  (año  9%  n'  8,  p.  320-3:24]. 

En  este  muy  interesante  cuanto  excelente  artículo,  M.  Répin  se  ha  propuesto  dar 
á  conocer  los  resultados,  tan  notables  alcanzados  por  MM.  Roux  y  Borrel  (del  Insti- 
tuto Pasteur)  en  la  investigación  de  un  método  curativo  del  tétano,  respecto  de  cuya 
enfermedad  se  conocía  ya  el  remedio  preventivo»  por  la  seroterapia  también  (1). 

Principia  M.  Répin  exponiendo  un  pequeño  debate  provocado  poruña  experien- 
cia de  los  bacteriólo^'os  alemanes  Wassermann  y  Takati  que  parecía  contradecir  la 
famosa  teoría  de  la  fagocitosis  del  célebre  MetcbnikofT,  hasta  hoy  generalmente 
aceptada  para  explicar  la  inmunidad.  Esa  teoría  consiste  en  que  la  inmunidad, 
tanto  natural  como  adquirida,  es  una  propiedad  de  los  leucocitos  ó  glóbulos  blan- 
cos de  la  linfa  ó  de  la  sangre :  son  estas  células,  exclusivamente,  las  encargadas 
de  defender  el  organismo  y  de  librarlo  de  todos  los  cuerpos  nocivos  que  se  hayan 
introducido  en  él.  Los  leucocitos  ó  fagocitos  (de  fagos,  comer,  y  cytos,  célula) 
tendrían  por  misión,  segün  esta  teoría,  rodear  el  microbio  causante  de  la  enfer- 
medad, para  comerlo  y  digerirlo,  es  decir,  destruirlo. 

La  mencionada  experiencia  —  publicada  en  el  Berliner  klinische  Wochen- 
schrift  de  enero  3  de  1899  ~  consistía  en  lo  siguiente,  segün  M.  Répin.  «  Estos 
dos  sabios  hacían  una  emulsión  con  el  encéfalo  ó  la  médula  de  cobayos,  mezcla- 
ban toxina  tetánica  á  esa  emulsión,  dejaban  macerar  el  todo  algunas  horas,  y  lue- 
go centrifugaban  para  separarla  parte  líquida  de  la  parte  sólida.  Constataban  en- 
iooces  que  el  líquido  habia  perdido  toda  su  toxicidad  primitiva,  y  esta  acción  era 
tan  marcada  que,  en  un  caso,  8  miligramos  de  cerebro  de  cobayo  han  bastado 
para  preservar  á  una  rata  contra  la  dosis  seguramente  mortal  de  toxina  tetánica. 
Parecía  que  los  elementos  nerviosos  se  hubieran  comportado  como  si  hubieran 
estado  dotados  de  propiedades  antitóxicas  y  como  si  hubieran  neutralizado  á  la 
toxina.  Tal  fué  la  conclusión  de  M.  Wassermann  ».  De  ella  hacía  derivar  este  sabio 
una  interpretación  del  hecho  de  la  inmunidad  natural  que  contradecía  la  teoría 
de  MetchnikoíT:  y  respecto  de  la  inmunidad  adquirida,  adoptaba  la  opinión  emi- 
tida anteriormente  por  Rhrlich,  igualmente  contradictoria  de  las  ideas  del  «  pas- 
toríano  »  ruso. 

Como  era  de  suponerse»  M.  MetchnikoíT  sometió  inmediatamente  al  control  el 
experimento  de  Wassermann,  y  no  tardó  en  establecer  algunos  hechos  que  com- 

(I)  Al  sabio  M.  Nocard  se  debe  sobre  todo  la  generalización  de  la»  inyecciones  preven- 
tívts  de  tuero  antitetánico.  VerP.  Biraben,  nocard  d'Alfort,  en  Anales  Soc.  Cient.,  diciem> 
bre  1898  (tomo  XLYI,  pág.  351). 


96  ANALES   DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

prometían  la  teoría  del  sabio  alemán,  tanto  en  cuanto  á  la  inmunidad  natural  como 
á  la  adquirida.  Pero  quedaba  siempre  en  pié  la  explicación  satisfactoria  del  inte- 
resante experimento  de  Wassermann ;  y  es  en  este  punto  que  intervienen  las 
investigaciones  capitales  de  Roux  y  Borrel  á  que  se  refiere  principalmente  el  artí- 
culo del  preparador  del  Instituto  Pasteur. 

MM.  Roux  y  Borrel  se  han  planteado  desde  luego  la  cuestión  siguiente  :  ¿qué 
se  vuelve  esa  misma  toxina  tetánica  que  parece  quedar  neutralizada  cuando  se  le 
adiciona,  in  vitro,  una  emulsión  de  centros  nerviosos,  si  se  la  lleva  directamente 
á  los  centros  nerviosos  del  animal  vivo  ?  Como  se  ve,  la  idea  de  los  nuevos  inves- 
tigadores es  la  de  substituir  la  inoculación  intracerehraí  á  la  practicada  ordinaria- 
mente (en  cualquier  región  del  cuerpo;. 

El  primer  resultado,  muy  curioso,  alcanzado  por  los  señores  Roux  y  Borrel,  fué 
el  de  que  el  animal  contraía  por  la  inoculación  intracerebral  de  la  üubstancia 
mencionada  una  nueva  enfermedad  caracterizada  por  síntomas  bien  distintos  de 
los  del  tétano  ordinario,  pero  que  eran,  sin  embargo,  de  un  tétano  de  tipo  especial  ; 
al  par  que  esa  misma  inyección,  hecha  debajo  la  piel  en  cualquier  otra  parte  del 
cuerpo,  no  habría  provocado  ningún  síntoma  tetánico. 

Repitiendo  entonces  la  misma  experiencia  con  un  animal  inmunizado  contra  el 
tétano,  se  obtiene  el  mismo  resultado  como  con  el  animal  nuevo,  pero  mediante 
una  condición,  que  es  la  de  operar  sin  provocar  hemorragia,  pues  desde  que  la 
sangre  llega  á  ponerse  en  contacto  con  la  toxina  inyectada,  el  resultado  cambia 
enteramente :  los  animales  no  contraen  el  tétano,  ó  lo  contraen  atenuado.  Con 
mayor  razón  sucede  esto  si  se  mezcla  la  toxina,  antes  de  inyectarla,  con  la  canti- 
dad de  suero  antitetánico  suficiente  para  neutralizarla. 

En  cuanto  á  los  animales  que  han  recibido  preventivamente  una  dosis  de  suero 
antitetánico,  es  decir,  que  poseen  la  inmunidad  pasiva,  las  cosas  pasan  exacta- 
mente del  mismo  modo. 

Estos  hechos,  fáciles  de  interpretar,  permiten  á  los  señores  Roux  y  Borrel  expli- 
car satisfactoriamente  el  experimento  de  Wassermann.  «Si,  dicen,  en  el  experi- 
mento de  Wassermann,  la  toxina  parece  neutralizada,  es  que  en  realidad  ella  se 
fija  sobre  la  substancia  nerviosa  muerta,  absolutamente  como  sobre  la  substancia 
nerviosa  viva ;  así  fijada,  ella  se  vuelve  insoluble  y  por  lo  tanto  inofensiva  para  el 
animal  á  que  se  la  inoculara  con  su  substratum. » 

Varios  hechos  vienen  á  corroborar  esa  manera  de  ver,  los  que  resultan  de  una 
antigua  experiencia  de  MM.  Roux  y  Vaillard  y  de  una* nueva  de  M.  Metchnikoff. 

Dilucidada  la  cuestión  de  cómo  se  comporta  el  sistema  nervioso  respecto  de  la 
toxina  tetánica,  MM.  Roux  y  Borrel  se  encontraban  en  condición  de  poder  disi- 
par muchas  otras  obscuridades  que  rodean  la  cuestión  del  tétano  y  principalmente 
la  de  su  curación.  Después  de  dilucidar  el  por  qué  de  la  impotencia  del  suero  tetá- 
nico —  tan  prodigiosamente  prevejitivo  —  como  agente  curativo,  los  sabios  bac- 
teriólogos realizan  una  serie  de  experiencias  que  los  llevan  á  la  completa  solución 
del  problema  de  la  curación  del  tétano  por  las  inyecciones  intelectuales,  que 
queda  un  hecho  adquirido,  en  el  animal  al  menos.  —  Respecto  de  la  aplicación 
al  hombre,  M.  Répin  emite  esperanzas  de  que  se  la  alcance. 

Termina  el  articulista  con  unas  muy  interesantes  consideraciones  sobre  el  nue- 
vo y  fecundo  método  inaugurado  por  MM.  Roux  y  Borrel,  que,  según  él,  son  apli- 
cables  á  otras  enfermedades,  —  lo  que  le  da  suma  importancia  terapéutica.  — 

F.  BlRABEK. 


ANALES 


DE     LA 


SOCIEDAD  científica 

ARGENTINA 


Director  :  Ingeniero  ANGÉL  GALLARDO  '^^ 

SiCRiTARios  :  Señores  Eduardo  Latzina  y  Carlos  Lagos  García 

REDACTORES 

In^niero  Eduardo  Aguirre.  señor  Juan  B.  Ambrosetti,  doctor  Pedro  N.  Arata, 
ingeniero  Alberto  de  Arteaga,  ingeniero  doctor  Manuel  B.  Bahía,  ingeniero 
Santiago  E.  Barabino,  ingeniero  Federico  Birabén,  arquitecto  Juan  A.  Bus- 
chiazzo,  ingeniero  Emilio  Candiaoi,  ingeniero  José  S.  Gorti,  doctor  Eduardo  L. 
Holmberg,  doctor  Atanasio  Quiruga,  ingeniero  Francisco  Seguí,  doctor  Enrique 
Toroá,  doctor  Roberto  Wernicke,  doctor  Estanislao  S.  Zeballos. 


MARZO  1899.  —  ENTREGA  III.  -  TOMO  XLVII 


PUNTOS   Y    PRECIOS    DE    SUSCRIPCIÓN 

LOCAL  DB   LA  SOCIEDAD,   CBVALLOS   2(39,    Y    PRINCIPALES    LIBRERÍAS 

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BUENOS     AIRES 

IMPRENTA   DE    PABLO   E.   CONI  É  HIJOS,    ESPECIAL    PARA  OBRAS 

680  —  CALLE  pbrO  —  680 

1899 


JUNTA    DIRECTIVA 

Presidente Ingeniero  doctor  Marcial  R.  Candioti. 

Vice-Presidente  I""  Ingeniero  doctor  Carlos  M.  Morales, 
Id.  2"*  Mayor  ingeniero  Arturo  M.  Lugones. 

Secretario  de  actas  Ingeniero  Eleodoro  A.  Damianovich. 
—  correspondencia  Agrimensor  Cristóbal  Hicken. 

Tesorero Ingeniero  José  M.  Sagastume. 

Bibliotecario Señor  Luis  Miguen  s. 

Ingeniero  Domingo  Noceti. 
Ingeniero  Claro  C.  Dassen. 
Ingeniero  Demetrio  Sagastume. 

Vocales ( Ingeniero  Emilio  Palacio. 

I  Ingeniero  Luis  A.  Huergo  (hijo). 
I  Ingeniero  Alkjandro  Claypole. 
\  Ingeniero  Oronte  A.  Valerga. 
Gerente Señor  Juan  Botto. 


índice  de  la  presente  entrega 


Demetrio  Sagasturme  (Necrología ) 97 

J.  KÜ.NCKEL  D'Hbrcdlais.  De  la  mué  chez  les  in«;eclps,  consid«^rée  comnie  moyen 
de  défense  contre  les  parasites  végétaux  ou  animaux.  Hóles  spéciaux  de  la  mué 
trachéule  et  de  la  mué  intestinale 100 

Federico  Villarbal.  Viga  empotrada  en  sus  dos  exlroraos 104 

Otto  Krausf.  Instrucción  industrial.  Su  implnnlnrión  en  el  país 129 

J  J.  KvLE.  El  manganeso  argentífero  de  «  La  Gorladerita  »  (provincia  de  Mendoza).       143 

Bibliografía  :  Drach,  Rssai  sur  une  theoriií  genérale  d«  Tintegration  el  sur  la 
classíficationdes  trascendantes.  — ÜARoTTii,  Lesé<iualionsdiirérentÍPÍies  linéaires 
et  la  théorie  des  groupes.  —  Mo.ntii.lot,  Télégrapliie  pr.iiique  :  Traite  complet 
de  télégraphie  électrique. —  Wirz,  Traite  tluMiriíjiif  í*i  praliíiuc  des  moteurs  á 
grtz  et  á  petrolfi  et  de.s  voitures  aufoniülíiU's.  — <»i;ii  i.almk,  l/echelle  d»  spectre. 
—  BoLTZMv.w.  VoriesuMgori  üIxt  (ja/fri»'ori*'.  —  (- \i\>()T.  Trait'''  d'nnalvse  des 
sii!)stanc»'s  iiiiiit'raies.  —  Gi,  \.\r.i.vi'M,  Le--  \ii«'s  ruaivílk's  ^u^  los  causes  de  r^j)o- 
que  í,'lacia¡if\  -  L\ní>('U7V,  Les  sérofln  raf»i'<.  —  Soi  »v,  Les  localisalidn^í 
cerebrales  des  centres  corticanx  de  la  sei'«.ili'lHí  j:ei'éi;le.  —  LtUM  \N-NiT>cnK, 
¿Lrpra  precnlnmhiaii.i? —  H.vvnó.  La  Aii^li.-lia  aiuei.Ima.  —  rhiiT.  L'étalactuel 
et  les  besoin-^  d"  ''iütii.'-irií- de  j.-  I'¡ar-^er  ie.  -  L'.-iri  [di.-tí  -  íaj.|]i(iue.  —  Vvii.im, 
L'arliiletie  ;  n;.téri"l,  «¡rgaii'H.-.ii- ri.  —  r,i  uii:.  I  cs  hi>(in<  lie  Bocquond  el  le 
PuloiiiLun 147 


INGENIEBO     DEMETRIO     SAGASTUME 

t  d  )i>  Je  Febrero  ile  Hm 


DEMETRIO  SAGASTUME 


Una  gran  pérdida  acaba  de  experimentar  la  ingeniería  nacional 
con  el  trágico  fallecimiento  del  ingeniero  Demetrio  Sagastume,  ocu- 
rrido el  20  de  febrero. 

Dejemos  de  lado  el  misterio  de  su  muerte  para  ocuparnos  sólo  de 
su  vida  y  de  la  fecunda  actividad  que  desplegó  en  los  breves  años 
de  su  laboriosa  existencia. 

Nacido  en  el  Bragado  (provincia  de  Buenos  Aires)  el  22  de  diciem- 
bre de  486i,  sobresalió  desde  niño  en  las  bancas  de  la  escuela  de 
aquel  pueblo.  Para  proseguir  sus  estudios,  tan  brillantemente  ini- 
ciados, se  trasladó  á  Buenos  Aires  en  1879,  ingresando  ese  mismo 
año  al  Colegio  Nacional,  en  donde  pronto  se  distinguió  entre  sus 
condiscípulos,  llegando  á  ser  uno  de  los  alumnos  más  notables  del 
establecimiento. 

Sus  triunfos  escolares  le  valieron  el  nombramiento  de  celador  en 
dicho  colegio  en  el  año  4884,  mientras  su  reputación  se  extendía 
fuera  de  las  aulas  atrayéndole  numerosos  alumnos  particulares  que 
le  permitían  costearse  sus  estudios  y  ayudar  á  su  familia. 

El  joven  profesor  y  alumno  pasó  en  1886  á  la  Facultad  de  Cien- 
cias Exactas,  Físicas  y  Naturales,  siguiendo  su  vocación  matemá- 
tica, para  cuyo  arduo  estudio  tenía  notable  facilidad  y  condiciones. 
Continuaba  mientras  tanto  dictando  lecciones  particulares  y  én 
Varios  colegios  con  todo  éxito,  hasta  que  en  1891  fué  llamado  á  de- 
sempeñar una  cátedra  en  el  Colegio  Nacional  de  la  capital  cuando 
acababa  de  obtener  su  título  de  ingeniero  civil.  Al  año  siguiente 
renunció  el  cargo  conjuntamente  con  el  distinguido  núcleo  de  pro- 
fesores que  fundó  el  Instituto  Libre  de  Enseñanza  Secundaria,  al 
que  consagró  toda  su  actividad,  como  catedrático  y  como  rector  más 

AH.  80C.  CtE?fT.  AR6.  —  T.  XLVIl  7 


98  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

tarde,  siendo  el  alma  de  ese  ensayo  de  la  iniciativa  privada  en  la 
instrucción  pública  argentina,  cuja  decadencia  comenzó  al  aban- 
donar Sagaslume  su  dirección,  hasta  que  lo  hemos  visto  desapare- 
cer en  los  mismos  días  de  la  muerte  de  su  activo  promotor.  Se  nece- 
sitaba, en  efecto,  la  persistencia,  desinterés  é  inteligencia  de 
Sagastume  y  su  tenaz  dedicación  á  esa  generosa  tentativa  para 
asegurar  su  triunfo  definitivo  en  nuestra  rutinera  sociabilidad^ 
acostumbrada  á  esperarlo  todo  de  las  esferas  oficiales. 

En  1893  fué  nombrado  profesor  sustituto  de  álgebra  en  la  Facul- 
tad de  Ciencias  Exactas,  entrando  enseguida  en  ejercicio,  por  ausen- 
cia del  titular.  No  podía  tomar  ésto  de  sorpresa  al  joven  sustituto, 
que  á  una  sólida  y  profunda  preparación  matemática  unía  su  larga 
práctica  en  la  enseñanza.  Triunfó,  pues,  como  profesor  en  la  mis- 
ma vieja  casa  donde  pocos  años  antes  sobresaliera  como  alumno. 

El  20  de  septiembre  de  1895  fué  nombrado  prosecretario  de  las 
Obras  de  Salubridad,  abandonando  el  vicerectorado  del  Instituto 
Libre,  y  dos  años  más  tarde  ocupó  la  secretaría  de  tan  importante 
repartición,  donde  se  hizo  apreciar  de  sus  superiores  y  subalternos 
por  sus  relevantes  condiciones.  Muchas  de  sus  iniciativas  y  proyec- 
tos fueron  aprobados  por  la  comisión  y  otros  lo  serán  más  tarde, 
pues,  con  la  visión  del  progreso  de  esta  capital,  se  había  adelantada 
á  las  necesidades  actuales  para  preveer  y  estudiar  las  futuras. 

Sus  trabajos  técnicos  y  administrativos  no  le  hacían  descuidar, 
mientras  tanto,  las  más  elevadas  investigaciones  matemáticas,  á  las 
que  dedicaba  todo  el  tiempo  que  le  dejaban  libre  las  atenciones  de 
su  empleo. 

Ascendía  al  mismo  tiempo  en  el  profesorado,  pues  el  27  de  agosto 
de  1895  era  nombrado  profesor  sustituto  de  resistencia  de  materia- 
les en  la  Facultad,  de  cuya  cátedra  se  hizo  cargo  al  año  siguiente, 
desempeñándola  hasta  su  muerte.  Sus  vastos  estudios  le  permitie- 
ron abordar  con  seguridad  la  enseñanza  de  la  difícil  é  importantí- 
sima materia  que  se  le  confiaba.  Dio  también  á  su  curso  un  carácter 
prácticoy  de  utilidad  inmediata  para  el  ingeniero,  sin  descuidar  los 
más  elevados  fundamentos  de  la  teoría  matemática  que  le  eran 
familiares  y  constituían  uno  de  sus  estudios  predilectos. 

Su  notable  éxito  como  profesor  está  atestiguado  por  la  opinión 
unánime  de  los  que  fueron  sus  alumnos.  Véase  como  se  expresa  al 
respecto  uno  de  sus  discípulos  más  distinguidos :  «  Poseía  excelen- 
tes condiciones  de  maestro,  y  ésto,  unido  á  su  vasta  preparación 
en  la  materia,  hacía  que  el  curso  que  él  dictara  fuese  verdadera- 


DEHBTRIO    SAGASTÜIIE  99 

mente  proTecboso  para  sus  alumnos,  exísliendo  la  creencia  general 
que,  basta  la  fecba,  la  cátedra  no  babía  contado  con  profesor  mejor 
que  él ». 

Finalmente,  cuando  se  oi^nizó  el  Ministerio  de  Obras  Públicas, 
fué  llamado  para  ocupar  el  alto  cargo  de  director  general  de  la  sec- 
ción de  vías  de  comunicación  j  arquitectura,  designación  justísi- 
ma, pues  sus  brillantes  antecedentes  y  extraordinarias  condiciones 
compensaban  ampliamente  su  juventud. 

Ha  sido  uno  de  los  más  constantes  colaboradores  de  la  Sociedad 
Cientlflca  Argentina,  en  cuya  Junta  Directiva  ba  desempeñado  car- 
gos importantes  en  diversas  ocasiones,  desde  el  de  vicepresidente 
basta  el  de  vocal,  que  ocupaba  en  el  presente  periodo  administrativo. 

Ha  colaborado  también  en  las  páginas  de  estos  Anales  j  en  la 
prensa  diaria,  aunque  su  modestia  no  permitía,  por  lo  general,  que 
firmara  sus  producciones. 

En  el  Congreso  Cíertifico  Latino-Americano,  celebrado  el  año  pa- 
sado, ocupó  con  toda  actividad  y  competencia  el  bonroso  y  difícil 
puesto  de  secretario  de  la  primera  sección  de  ciencias  exactas  é 
ingeniería,  granjeándose  la  simpatía  y  el  aprecio  de  los  señores 
delegados  extranjeros  por  la  corrección  de  sus  procederes. 

Sagastume  deja  numerosos  amigos  que  apreciaban  la  virtud  ^ 
independencia  de  su  carácter,  su  tenacidad  y  constancia  para  el 
trabajo  y  su  absoluta  intransigencia  para  todo  aquello  que  su  deli- 
cada susceptibilidad  consideraba  incorrecto  ó  deprimente. 

No  conocía  los  placeres»  las  diversiones,  ni  paseos ;  la  labor  y  el 
estudio  han  ocupado  toda  su  vida,  sin  más  descanso  que  los  mo- 
mentos dedicados  á  su  familia,  su  esposa  y  sus  hijos  que  adoraba. 

Reciban  todos  ellos  la  expresión  del  más  sentido  pésame  de  los 
miembros  de  esta  Sociedad  Científica  Argentina,  por  cuyo  progreso 
tanto  se  esforzó. 


DE  LA  MUÉ  GHEZ  LES  INSEGTES 

CONSIOBRÉE  COMME   MOYEN    DE   DBFBNSE   CONTRB 
LES  PARAiSITEB  VÉGÉTAUX  OU    AMIMAUX.  —  r6lBS    SPÉCIAUX    DE    LA    MUB  TRACHÉALE 

BT  DE   LA   MUB   INTESTINALB 

Par  M.  J.  KüNCKEL  D'HERCÜLAIS  {•) 


Dans  les  expériences  que  nous  avons  faites  en  Algérie  pour  ten- 
ter  d'infesler  direetemenl  de jeunes  Acridiens  (^Criquets  pélerins)  au 
moyen  de  spores  du  Champignoo  découvert  par  nous  sur  les  adul- 
tes,  le  Laehnidium  Acridiorum  Giard,  nous  avons  constaté  que  les 
mués  répétées  de  ees  insectes,  mués  s'eífectuant,  temps  mojen, 
tousles  huít  jours,  s'opposaient  k  la  fíxation  des  spores  sur  les  té- 

("]  Los  Anales  de  la  Sociedad  Científica  tienen  el  honor  de  incorporar  desde 
hoy  á  su  redacción  un  elemento  valioso  en  la  persona  de  nuestro  sabio  huésped 
M.  Künckel  d'Herculais.  Sus  lectores  recibirán  sin  duda  con  simpatía  y  satisfac- 
ción la  atención  del  eminente  entomólogo.  Pero  quedarán  doblemente  reconocidos 
á  M.  Künckel  d'Herculais  :  primero  por  su  deferente  acogida  á  la  invitación  de  la 
dirección  de  los  Anales ;  segundo,  por  la  significación  misma  de  su  determina- 
ción, que  es  un  acto  de  plausible  cooperación  al  adelanto  intelectual  de  nuestro 
país,  un  ejemplo  que  será  muy  grato  ver  imitar. 

No  nos  corresponde,  por  cierto,  emitir  juicio  alguno  respecto  de  la  breve  con- 
tribución cientí6ca  que  encierra  la  presente  entrega  de  los  Anales  (comunicada  á 
la  Academia  de  Ciencias  de  Francia) ;  pero  su  interés  é  importancia  parecen  tanto 
más  obvios  cuanto  que  ella  se  refiere  á  una  cuestión  que  por  su  oportunidad  y 
diGcultad  es  seguramente  de  aquellas  que  más  deben  hoy  preocupar  á  los  natu- 
ralistas en  nuestro  país. 

Las  circunstancias  nos  deparan  nuevamente  el  honor  de  presentar  este  otro 
sabio  extranjero  á  los  lectores  de  los  Anales :  la  dirección  de  éstos  ha  creído  de- 
ber conñarnos  esa  grata,  si  bien  pesada...  y  tal  vez  arriesgada  tarea. 

Esperamos  poder  realizar  en  breve  ese  deseo  de  la  dirección,  presentando  á 


DE   LA  MUÉ  CHEZ  LES  INSECTBS  101 

guments  (i) ;  d'autre  parí,  si  Ton  tient  compte  que  ce  sont  souvenl 
les  ouvertures  stigmatiques  qui,  chez  les  adultes,  servent  de  voies 
de  pénétration  aux  spores,  et  sí  Ton  veul  bien  se  rappeler  que,  les 
spores  ayant  germées,  les  ramifications  d'un  épais  mycelium  en- 
combrenl  les  tronos  trachéens,  déterminant  des  phénoménes  d'as- 
phyxie  (2),  on  esl  obligé  de  reconnaílre  que  chez  les  jeunes  Acri- 
díens,  le  rejet,  avec  le  tégument,  de  la  tuníque  interne  des  tronos 
trachéens  est  un  obstacle  sérieux  á  la  oonservation  des  spores  dans 
le  milieu  propre  a  leur  germination. 

Au  cours  de  la  mission  que  nous  remplissons  auprés  du  gou- 
vernement  de  la  République  Argén  tí  ne,  nous  avons  été  á  niéme  de 
fairedes  observations  qui  donnent  une  plus  grande  portee  á  ees 
premieres  remarques. 

En  appelant  Tattention  sur  le  role  des  pigments  dans  les  phéno- 
ménes d'histolyse  et  d'hístogenésequí  accompagnent  la  métamor- 

oaestros  lectores  una  noticia  biográfica  que  refleje,  siquiera,  algo  de  lo  que  la 
vasta  y  meritoria  labor  cien  tilica  del  sabio  entomólogo  representa  ya. 

Para  llevar  á  buen  término  nuestro  designio,  contamos,  sobre  todo,  con  el  con- 
curso del  amable  y  espiritual  sabio.  Su  actuación  en  ciertas  esferas  del  mundo 
científico  podrá  motivar,  sin  duda,  más  de  una  interesante  enquéte ;  sus  trabajos 

—  capitales  varios  de  ellos  —  parecen  haber  sido  informados  generalmente  por  un 
espíritu  de  continuidad,  de  lógica,  diriamos,  que  no  carece  de  cierta  filosoña  y 
00  puede  menos  de  haberles  impreso  ese  sello  genuino  de  las  obras  personales  y 
de  aliento  que  sería  útil  poner  en  transparencia. 

Así  comprendida  la  biografía,  ella  se  torna,  creemos,  un  género  verdaderamente 
didáctico,  fértil  en  enseñanzas  provechosas.  Seguir  paso  á  paso  la  evolución  del 
sabio,  asistir  á  la  formación  de  su  personalidad  bajo  la  doble  influencia  objetiva 
de  los  elementos  exteriores,  educación,  medio,  época ;  y  subjetiva,  del  propio 
temperamento  ó  genio :  esto,  que  no  puede  dejar  de  ser  interesante  en  sí,  tratán- 
dose de  quien  se  trata  en  este  caso,  se  vuelve  tanto  más  útil  y  benéfico  si  de  ello 
puede  resultar,  para  nuestca  juventud  estudiosa,  enseñanzas  saludables  por  el 
mejor  conocimiento  de  los  factores  diversos  y  poderosos  que  cooperan  al 
adelanto  científico,  y  especialmente  Jila  formación  de  los  hombres  de  ciencia.  — 

F.  BlRABZN. 

'D  J.  KiiNCKiL  d'Herculaim  et  Ch.  Langlois,  Les  Champignons  parasites  des 
Áeridiens,  C.  R.  de  la  Soc.  de  Biol,  9r  serie,  tom.  III,  1891,  p.  490  '20  juin). 

—  C.  R.  de  l'Ac.  des  .Ve,  T.  CXIII,  1891,  p.  1465  ¡22  juin).—  Ánn.  de  la  Soc. 
Ent.  deFr.,  T.  LXI,  1891,  BulL  p.  CVI  (24  juin  1891). 

(2,  A.  GiARO,  Observations  sur  les  Champignons  parasites  de  VAcridium  pe- 
regrinum,  C,  R.  de  la  Soc.  de  Z/toi.,9-  ser.  T.  III,  1891,  p.  492  ¡20  juin).  — 
^fin.  de  la  Soc.  Ent,  de  Fr.,  T.  LXI,  1891,  BulL  p.  CIX  (24  juin).  Nouvelles 
études  sur  le  Lachnidium  Acridiorum  Gurd,  Champignon  parasite  du  Criquet 
p^lerin,  Reu.  gen.  de  Bot.,  T.  IV.  1892,  p.  459  et  p.  460. 


102  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

phose  chez  le  Criquel  pélerin  (Schistocerca  peregrina  Oliv.J  (1), 
nousavons  faít  ressorlir  qu'á  la  suile  de  chaqué  mué  ees  Aerídiens 
rejetaíent  de  la  raatié^re  pigmentaíre  avec  les  excréments  qui  se 
Irouvaienl  ainsi  colores  en  rose,  au  lieude  demeurer  brun  verdálre 
comrae  au  cours  de  chacun  des  stades  de  leur  évolution .  Suívant 
de  Irés  prés  le  développement  du  Criquel  du  Paraná  (Schistocerca 
paranensis  Burm.)  pour  voir  si  nous  ne  découvrions  pas  quelque  par- 
ticularité  qui  avait  pu  nous  échapper,  nous  avons  été  conduit  a 
examiner,  aprés  rachevemenl  de  la  mélamorphose,  les  premiers 
excreta ;  il  en  est  resultó  celle  conslalation,  c'esl  qu'ils  étaient 
chargés  comme  ceux  de  Tespéce  africaine  de  granulations  pig- 
mentaires  rouges;  mais  celte  fois,  poussanl  plus  loin  Tanalyse, 
l'examen  microscopique  nous  révélail  que  ees  excreta  étaient  en  réa- 
litó  des  sortes  de  sacs  constitués  par  la  cutínule  intestinale ;  ees  sacs 
aussitót  rejetés,  plongés  dans  Teau  distillée,  présentaient  les  plus 
¡ntéressanles  particularités ;  des  Tabord  on  les  voyait  gonflés  par 
grosses  bulles  d'aír  qui  les  maintenaient  en  suspensión;  ees  bulles 
n'étaient  autres  que  les  restes  des  massesd'air  qui  remplissent  le 
tube  digestir  pour  permettre  la  mélamorphose,  ainsi  que  nous 
Tavons  demontre  par  nos  eludes  anlérieures  (2) ;  de  plus  au  milieu 
des  granulations,  produits  del'histolyse  des  tissus,  el  des  granu- 
-lalions  de  pigmenl  resorbe,  on  ue  tardaitpas  á  apercevoir  nombre 
de  Grégarines.  Ainsi  done  ees  Protozoaires  étaient  rejetés  comme 
déchets,  au  méme  litre  que  les  produits  de  Thistolyse.  On  congoit 
d'aprés  cela,  que  chaqué  mué  esl  la  determinante  non  seulement 
de  la  regenera tion  des  tissus  normaux,  mais  qu'elle  a  encoré  pour 
résultatde  débarrasser  Torganismedesparasites  qui  causent  la  dé- 
nutrition  de  ees  tissus. 

De  ees  faits,  ¡I  est  á  déduire  une  serie  de  conséquences,  les  unes 
d'ordre  physiologique^  les  autres  d'ordreessentiellementpra  tiques. 
En  eífet,  les  observateurs  et,  en  particulier  M .  Louis  Léger,  qui  ont 

(4)  J.  KÜNCKBL  d'Hbrculais,  ¿e  Criquet  pHerin  (Schistocerca  peregrina  Oliv.) 
et  ses  changements  de  coloration.  —  Role  des pigments  dans  les  phénoménes  d'his- 
íolyse  et  d'histogenése  qui  accompagnent  la  mélamorphose.  C,  R.  de  la  Soc. 
de  BioL,  9-  serie.  T.  IV,  1892,  p.  56.  C,  R.  de  l'Ac.  des  Se,  T.  CXIV, 
1892,  p.  240(1"  février.  — yinn.de/aSoc.  Ent.  de  Fr.,  T.  LXII,  1892,  Bull. 
p.  25. 

(5)  J.  Küngkeld'Herculais,  Du  role  del'air  dans  le  mécanisme  physiologique 
de  léclosion,  des  mués  et  de  la  mélamorphose  chez  les  Insectes  orihoptéres  de 
la  famille  des  Acridiens.  C.  R.  de  VAc.  des  Se,  T.  CX,  1890,  p.  807. 


DE  LA  MUÉ  GHEZ  LES   INSEGTES  103 

recherché  lesGrégarines  dans  lelubedigestif  des  Acr¡d¡ens(1),s'ils 
n'ont  pas  réussi  á  renconirer  ees  parasites  chez  les  Criquets  péle- 
rins,  alors  qu'il  les  onl  trouvés  dans  des  espéces  du  méme  groiipe, 
c'esl  que  ceux-ci  s'en  élaient  débarrassé  par  exuvialion  de  la  culi- 
cule  inteslinale;  entre  les  nnues  íls  abondenl  chez  le  Criquet  du 
Paraná  ;  ils  diminuent  de  nombre  aprés  chaqué  mué  (2).  D'aulre 
parí,  chacun  sait  qu'on  a  fondé  de  grandes  esperances  en  Europe 
(Russie,  France,  etc.),  en  Afrique  (Algérie,  Cap  de  Bonne-Espérance), 
commeen  Amér¡qúe(Etats  Unis,Républ¡queArgenline),sur  certains 
organismes  parasitaires  (Champignons,  Bacilles,  Protozoaires)pour 
arréteria  multiplication  des  insectesdéprédateurs  el  en  particulier 
des  Acridiens  migraleurs;  on  voit  par  ees  observations  que  ees  in- 
secles,  á  développemenl  rapide,  onl  en  leur  possession  un  mojen 
fort simple  de  se  débarrasser  de  ees  organismes  de  fagon  á  pauvoir 
se  régénérer  á  chaqué  stade  de  leur  évolulion;  ainsi  peut  se  com- 
prendre  la  résistance  que,  dans  des  conditions  de  vie  nórmale^  les 
insectes  peuvent  offrir  íi  la  contamination  ou  á  Taclion  désorgani- 
salrice  des  parasites  végétaux  ou  animaux. 


(I)  Louis  LÉ6ER,  Sur  une  Grégarine  nouvelle  des  Acridiens  d^ Algérie.  C.  R. 
de  VAc.  des  Se,  T.  CXVII,  1893(4  décerabre  1893). 

(2;  Cette  Grégaríoe  appartient  au  genre  Clepsidrina^  Hammerschmidt  et  nous 
nous  la  désigueroQS  parle  nom  de  C,  paranepsis,  pour rappeler  á  la  fois  qu'elle 
setrouve  dans  la  contrae  que  traverse  le  Paraná  et  qu'elle  estrhdte  derAcridien 
migrateur  de  rAmériqae  du  Sud,  Schistocerca  paranensis  [*].  Si  elle  atteint  la 
taille  de  C.  Acridiorum  Léger,  si  son  deutomérite  est  aussi  qaatre  fois  plus 
grand  que  son  protomérite,  elle  difiere  par  la  forme  genérale  du  deutomérite 
qui  est  ellipsoi'dal  au  lieu  d'étre  cyliodríque,  par  la  coloration  des  ^ranulations 
de  l'entocyte  qui  ne  sont  pas  teintées  de  jaune-rougeAtre,  mais  sont  uniformé- 
ioent  d'un  ton  blanc  jaunátre. 

(*)  II  est  probable  qu'elle  habite  aussi  le  tube  digestí fd*autres  espéces  d'Acridiens. 


VIGA  EMPOTRADA  EN  SUS  DOS  EXTREMOS 

MEMOKU  PRESENTADA  A  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Por    bl    doctor    FEDERICO    VILLAREAL 

Proíefor  en  la  Escuela  de  Ingenieros  de  Lima 


1.  Ea?/)/?cacV(ín.— Sea  la  viga  AB  (fig .1)  horizontal,  empotrada 
en  el  extremo  A  y  en  el  B,  sometida  á  la  fuerza  concentrada  ¥,  que 
dista  /'  de  A  y  I'  de  B,  siendo  /' +/''=/ la  longitud  de  la  viga.  Se 
trata  de  determinar: 

1**  Las  reacciones  en  los  apoyos ; 

2**  Los  esfuerzos  cortantes  en  cada  sección  de  la  viga  ; 

3**  La  ley  de  los  momentos  de  flexión  ; 

i""  Los  momentos  de  empotramiento. 

Con  estas  determinaciones  es  fácil  resolver  los  dos  problemas  de 
Resistencia  de  Materiales: 

1°  Determinar  la  sección  déla  viga; 

2®  Calcular  la  flecha  después  de  la  deformación. 

Tal  es  el  objeto  de  la  presente  memoria,  ea  que  nos  proponemos 
hacer  el  estudio  analítico  y  geométrico,  usando  el  Cálculo  Inflnite- 
simal  y  la  Estática  Granea,  terminando  por  generalizar  para  los 
casos  en  que  existan  muchas  fuerzas  concentradas  en  la  viga  y  en 
que  ésta  soporte  una  fuerza  continua,  sea  ó  no  uniformemente  re- 
partida. 

I 

PARTE  ANALÍTICA 

2.  Planteo  general.  —  Cuando  la  viga  está  cargada,  el  eje  neutro 
AB  se  deforma,  tomando  la  forma  AOB ;  tomamos  como  eje  de 
abscisas  la  horizontal  A 'OB';  eje  de  ordenadas  la  vertical  OC.  Lla- 
mando A  y  B  las  reacciones  en  los  apoyos;  uyu*  los  momentos  de 
empotramiento,  el  equilibrio  da  las  siguientes  ecuaciones: 


TIGA    EMPOTRADA  EN   SUS  DOS  EXTREMOS  105 

I""  Siendo  B  el  centro  de  los  momentos  estáticos 

A/=Fr  +tt  — u'. 
Tomando  A  como  centro  de  momentos 

Bl=Pl'  +u'  —u. 

2*  El  equilibrio  elástico  del  segmento  Am,  da  la  proyección  ver- 
tical, llamando  T  el  esfuerzo  cortante  en  m. 

F/'  +  tt  -  «' 

1  =  A  = 1 » 

y  para  el  segmento  6m',  llamando  T'  en  el  de  la  sección  m',  el 
valor 

F/'  +u'  —  u 


T'  =  B  = 


/ 


3^  El  mismo  equilibrio  elástico  del  segmento  Am,  da  el  momen- 
to de  flexión  M  para  la  sección  en  m 

M  =  A(/'— a?)  — u, 

y  para  el  segmento  Bm',  el  momento  de  flexión  M '  en  la  sec- 
ción m' 

M'=B(/'— íü')  —u'. 

i^  De  lo  anterior  resulta,  que  todo  queda  enteramente  conocido 
cuando  estén  determinados  los  momentos  de  empotramiento  u,  u ' 
de  lo  cual  nos  vamos  á  ocupar. 

3.  Ecuaciones  de  la  fibra  deformada.  —  Para  la  fíbra  OA  tenemos, 
recordando  la  ecuación  fundamental : 

en  que  E  es  el  coeficiente  de  elasticidad,  I  el  momento  de  inercia, 
respecto  de  la  horizontal,  que  pasa  por  el  centro  de  gravedad  de  la 
sección  vertical  de  la  viga, 

EI^  =  A(/'-í»)-u. 


i06  ANALES  DB  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

y  para  la  fibra  OB,  tendremos  su  ecuación  diferencial  ; 

Integrando  estas  ecuaciones  y  observando  que  la  constante  es 
la  raisnna,  pero  de  signo  contrario,  por  ser  la  tangente  común  en 
O  á  los  dos  segmentos  de  la  fibra  deformada  : 


El 


Volviendo  á  integrar  y  notando,  que  las  constantes  de  esta  segun- 
da integración  son  nulas,  supuesto  que  los  segmentos  de  la  fibra 
deformada  pasan  por  O,  se  tiene: 

Ely '  =  B  ^i  ro)'^  -  J  a?'3^  -  i  u '0?'^  -  O'. 

Para  determinar  u,  u',  C,  tenemos  las  condiciones:  por  los  empo- 
tramientos en  A,  -^=  Oparaa?  =  /' y  enB,  -i^,  =0  para»' = /*" 
que  da  las  dos  ecuaciones : 

0  =  1a/'*-u/'4  C  0) 

o  =  ^Br*-u'r  —  c.  (2) 

Para  a?=  /',  y  =  a  ;  llamando  a  la  distancia  vertical  del  origen 
de  coordenadas  O,  respecto  de  la  viga  antes  de  la  deformación  y 
para  a;'  =  /\  y '  ==  a  en  las  ecuaciones  de  la  segunda  integración, 
las  que  dan : 

EIa  =  r,A/''*— iu/'2  +  c/'  (3) 

Ela=ÍB/"  — i«'/7*  — cr.  (4) 


TICA  EMPaniÁDA  EN  SUS  bOS  EXTREMOS  i  07 

Tenemos cualro  ecuaciones,  con  cuatix)  incógnitas  u,  tt\  C  a. 
Sumando  las  dos  primeras  y  sustituyendo  ios  valores  de  A  j  B 
se  tiene: 

I  Fr  +  ti  —  u'  ,,j   ,   4  Fr  4-  ti'  —  a„,         ,,   ^     ,,. 
2 1 ^     +5 1 r-  =  tt/'  +  u'l  , 

recordando  que  /=  /'  +  I'  resulta  simplificando 

F/T 


M   -4-  IC      _ 


Consecuencia  notable,  porque  el  segundo  miembro  es  el  máximo 
del  momento  de  flexión  de  la  viga  sobre  dos  apoyos  de  nivel,  cuan- 
do no  está  empotrada ;  supuesto  que  cuando  u  =  O,  u'  =0,  las 
ecuacione&del  planteo  se  reducen  á 

A/=F/-;       B/  =  F1';       M  =  ^{l'-^x);     M'=^^  (I' —x'); 

cuyo  máximo  para  M  es  cuando  ¿9  =  0,  lo  mismo  que  el  de  M '  para 
íc'=rO,  dando  el  valor 

F/T 
Max  =  — 'j — • 

de  aquí  nuestro  teorema : 

I.  —  La  suma  de  los  momentos  de  empotramiento  de  una  viga  ho- 
rizontal,  sometida  d  una  fuerza  concentrada,  es  igual  al  mdoinmo  del 
momento  de  flexión  de  la  misma  viga,  cuando  ésta  no  está  empotra^ 
irada,  es  decir,  d  la  fuerza  multiplicada  por  los  segmentos  de  la  viga 
y  dividiendo  por  la  longitud  total. 

Eliminando  Centre  la  primera  y  la  tercera: 

6  z 

Lo  mismo  la  eliminación  de  Centre  la  segunda  y  cuarta 

EIa=  -^Br'  +1^''"- 


108  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Restando  estas  dos  últimas  ecuaciones,  se  tiene: 
Sustituyendo  los  valores  de  A  y  de  B,  resulta: 
Como  hemos  sacado  la  relación 


u  +  u'  = 


I 


se  obtiene  sustituyendo,  para  eliminar  la  fuerza  ^ 

(u  4-  W)  {r  —  I")  +  (u'  —  u)  {r'  ~  r/'  +  /'*)  + 

3u/'2  —  3u'/'«  =  0; 

que  da  simpliñcando: 

y  finalmente  resulta  la  relación: 

ul'  =u'l' ; 
de  aquí  nuestro  teorema  segundo : 

II.  —  Los  momentos  de  empotramiento  de  una  viga  horizontal, 
sometida  á  una  fuerza  concentrada,  están  en  razón  inversa  de  las 
distancias  de  la  fuerza  á  los  extremos  de  la  viga. 

Tendremos  en  función  de  los  datos. 

fi'i'   r  _  /• 

«  —  u'  = 


Medíante  estos  dos  teoremas  quedan  determinados  los  momentos 


VIGA  EMPOTRADA  EN  SUS  DOS  EXTRBBfOS  109 

de  empotramiento  y  por  consiguiente  las  reacciones  en  los  apoyos, 
los  esfuerzos  cortantes  en  cada  sección  de  la  viga  y  la  ley  de  los 
momentos  de  flexión. 

4.  Ejemplo  numérico. — Una  viga  de  8  metros  de  largo,  empotra- 
da en  los  dos  extremos,  está  sometida  á  una  fuerza  concentrada  de 
2000  kilogramos,  á  las  distancias  3  y  5  metros  de  los  apoyos. 

a)  La  suma  de  los  momentos  de  empotramiento  es 

,      ,       2000x3x5      ^.„^, 
u  +  u'  = =  3750  kgm ; 


dividiendo  los  3750  kilográmetros  en  razón  inversa  de  las  distan- 
cías,  como  se  ejecuta  con  las  fuerzas  paralelas 

u  =  ?^^^í5^=  2343,75  kgm. 
u '  =  3l£í^  =  1 406,25  kgm. 

b)  La  diferencia  de  estos  momentos  es  937,50  kilográmetros;  por 
consiguiente,  tendremos  las  reacciones  y  esfuerzos  cortantes 

T  =  A  =  ^000  X  \+  937.50  _  ^^^^^^..  .^ 
^,^3^2000X3-937.50^    632.8125  kg. 

mientras  que>  si  la  viga  no  estuviese  empotrada,  sino  únicamente 
reposando  sobre  los  dos  apoyos  de  nivel,  las  reacciones  se  obten- 
drían dividiendo  los  2000  kg.  en  razón  inversa  de  3  y  de  5,  dando 
entonces  para  el  apoyo  A  =1250  kg.  y  para  el  apoyo  B  =  750  kg. 

c)  La  ley  délos  momentos  de  flexión  para  cada  segmento,  será, 
poniendo  lo  valores  numéricos  respectivos  : 

M  =  1 367, 1 875  (3  —  w)  —  2343,75 
M'=    632,8125  (5 —a?')  — 1406,25. 

cuyo  valor  máximo  es  para  »=  O  ó  »'  =0,  es  decir,  en  el  punto 
de  aplicación  de  la  fuerza,  1 757,8 1 25  kilográmetros  por  ambas  ecua- 
ciones . 


110  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Las  fórmulas  analíticas  de  las  reacciones  en  función  de  los  da- 
tos son: 

-Ki)'-^^^      B=p(í:y.íi±ií:. 

5.  Sección  de  la  viga. —  La  resistencia  de  materiales  da  la  ecua- 
ción para  calcular  una  viora  que  trabaja  á  la  flexión  : 

M  =  — » 

V 

siendo  M  el  momento  mayor  de  flexión ;  R  la  resistencia  práctica 
del  material;  I  el  momento  de  inercia  de  la  sección,  respecto  de 
la  horizontal,  que  pasa  por  el  centro  de  gravedad;  v  la  mayor  dis- 
tancia de  ese  centro  á  las  caras  horizontales  de  la  viga. 

Las  ecuaciones  de  los  momentos  de  flexión  dan  los  máximos  para 
a?  =  0,  a?'=0 

M  =  A/'  —  u;  M'  =  B/'  —  u'  ; 

sustituyendo  los  valores  de  A  y  de  B,  ambas  ecuaciones  dan  el 
mismo  máximo 

Fl'l'  —  ul'  —u'V 
Max  = -, » 

ó  bien  atendiendo  al  primer  teorema  ul  +  u'l^^Vl'T  : 

ul'  +  u'l\ 


Max  = 


/ 


y  conforme  al  segundo  teorema  uV  =iu'V ,  resulla 

u'V       ui 


Max  = 


11    ~~  U 


lo  que  da  nuestro  tercer  teorema : 

III.  — El  momento  máximo  de  flexión  se  encuentra  en  el  punto  de 
aplicación  de  la  fuerza  y  es  igual  al  momento  de  empotramiento  mul- 
tiplicado por  su  respectivo  segmento  y  dividido  por  la  mitad  de  la 
longitud  de  la  viga. 


VIGA  EMPOTRADA  EN  SUS  DOS  EXTREMOS  i  11 

La  fórmula  analítica  del  momento  máximo  de  flexión  en  función 
de  los  datos  es 


Max 


_  F      fl'l'X 

~ir\rT) 


En  el  ejemplo  numérico  anterior  hemos  sacado 

u  =  3343,75;         W  =U06,2o; 

^           2343,75  X  3        ,.«^  o,^-        1406,25X5 
Max  = =  <7o7,812o  = • 

4>  4 

De  aquí  resulta,  que  el  major  momento  de  flexión,  en  valor  ab- 
soluto, es  el  mayor  momentode  empotramiento. 

6.  Ejemplo  numérico.  —  Calcular  la  sección  de  una  viga  de  ma- 
dera de  8  metros  de  largo,  empotrada  en  ambos  extremos,  cargada 
con  una  fuerza  de  2000  kg.  á  la  distancia  de  3  y  5  metros,  siendo 
la  resistencia  de  60  kg.  por  centímetro  cuadrado  y  la  base  dos  ter- 
cios de  la  altura. 

Llamando  b  la  base,  a  la  altura,  se  tiene 

*  =  r'  '  =  i2*-^=Í8^'  ^  =  2^' 

M  RI  ^         D  3 

entonces  :  M  =  —  =  -  .  R  .  a% 

V        9 

para  M  tenemos  el  mayor  m  =  2343,75,  siendo  R  =  600.000 

2343,75  =  ^  600000  .  a^ 

a3  =  0,03515625; 

2 
luego  la  altura  a  =  0,327  metros;  la  base  6  =  -  a  =  0,21 8  metros. 

7.  Deformación.  —  En  la  ecuación  de  la  fibra  deformada  del  pri- 
mer segmento,  eliminando  C  lo  mismo  que  en  la  derivada  de  aque- 
lla ecuación,  resultan: 

EIy  =  A(i/'a^-la^-i/-«,)-«(ía^-i'.) 


112  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  ClENTfFIGA  ARGENTINA 

para  la  máxima  ordenada»  hagamos  la  derivada  nula 

*^Xx'  +  (u  —  Kl')x,—  ul'  +Ía/'^  =  0. 

que  da  las  siguientes  raíces : 

_  _A/-  -2u  _  I'  ^l' 

a,_í  ,  X—        j        ___^.  i   , 

sustituyendo  en  la  primera  tendremos : 

EIa  =  — Ja/'^  +  Íu/'* 
6  2 


EI6  =  — ¿A/'^  +  4u/'«-^r2 


a  es  la  ordenada  máxima,  b  la  mínima,  supuesto  que  la  segunda 
derivada 


se  convierte  respectivamente  en  —  w  y  +u  para  las  raíces  x,  lo  que 
esotra  condición  notable  de  los  momentos  de  flexión.  Restando 
estas  dos  ordenadas»  seHíene 

"<'-')  =  Ip  =  |'"-(fT5f)'- 

Como  a  —  6  es  la  flecha  tendremos 

f  —  ?  JíL 
'  ~  3  EIA^' 

de  aquí  el  cuarto  teorema. 

IV. — La  flecha  se  encuentra  en  el  punto  de  la  viga,  cuyo  momento 
de  flexión  es  igual  al  momento  menor  de  empotramiento  con  signo 
contrario;  y  es  igual  d  dos  tercios  del  cubo  de  ese  momento,  dividido 
por  el  cuadrado  de  la  reacción  respectiva  y  por  el  producto  El. 


TIGA  EHPOnUDA  EX  SC5  DOS  CXTECSOS  113 

Ed  los  puntos  de  ioflexióD,  la  segunda  derivada  es  nula,  luego 
el  momento  de  flexión  es  cero :  por  consiguiente  : 

M  =  A  (/  —  x)  —  ti  =  O 

nr—u        2/  • 


/•  4-3/' 


contando  del  extremo  A  de  la  viga  se  tiene  para  el  punto  de  inflexión 


u 


una  distancia  de  aquel  igual  á  t  J  para  la  posición  de  la  flecha,  una 
distancia  -r-  í  luego  nuestro  quinto  teorema  es  : 

V.  —  Los  punios  de  inflexión  de  la  viga  distan  de  sus  extremos,  el 
momento  de  empotramiento  dividido  por  la  respectiva  reacción  y  la 
flecha  dista  el  doble,  con  tal  que  no  pase  del  punto  de  aplicación  de 
la  fuerza. 


Poniendo 

ó  en  función  de  los  datos  : 

rf: 

n 

/• 

~/'  +  3/' 

•  •  » 

se  tiene  la  flecha 

• 

í 

M     Et     ~ 

4  ud" 
%  E[ 

8.  Ejemplo  numérico.  —Calcularla  flecha  de  la  viga,  que  hemos 
tomado  como  aplicación  de  nuestras  fórmulas. 
Hemos  obtenido  los  siguientes  valores : 

u  =  2343,75;        A  =  1367,1873;  7=  1,714; 

u' =1406,23;        A=    632,8 1  S-i;         í^=  2,222; 

D 

luego,  el  punto  de  inflexión  dista  del  extremo  A  de  la  viga  1,714 
metros  y  el  otro  punto  de  inflexión  de  la  fibra  deformada  dista  del 
extremo  B,  2,222  metros. 

El  doble  del  primero  es  3,428,  que  pasa  los  3  metros  donde  esto  la 

AN.  SOC.  CIBXT.  AR6    —  T.  XLTII  8 


il4  ANALES  DB  LA  SOCIEDAD  CIBÜTÍFIGA  ARGENTINA 

fuerza;  el  doble  del  segundo  es  iHH,  que  no  llega  á  los  5  metros  ; 
luego  la  flecha  se  encuentra  álos  i'^iii  del  extremo  B,  ósea  0,556 
de  O ;  el  momento  de  flexión  es : 

M '  =  632,8125  (5  —  0,536)  —  1406.25  ;=  1403,97, 

igual  al  momento  menor  de  empotramiento,  según  el  teorema. 
También  hemos  sacado  la  sección: 

a  =  0,327;         6  =  0,218;  *  •  <       • 


121       ba^       0,00763 
d  =  ^  =  4,444 :        (P  =  87,528 ;        B  =  632,8  \  23 ; 

D 

7  admitiendo  el  coefíciente  de  elasticidad  E  =  15,10^  tenemos 

r—L,     B  .  d^_  632,8125  X  87,528  _ 
'"■12I"      E      ~    0,007d3xl3,IO«    —  "' '"'^' 

la  flecha  es,  por  consiguiente,  igual  á  cinco  milímetros. 

Finalmente  las  constantes  C,  a  de  la  integración  en  función  de 
los  datos  son 


'  /«V  3 


o=-,.(-)"l^:        E.  =  lp.(-) 


9,  Caso  particular^  la  fuerza  en  el  centro, 
a)  Se  tiene  :  /'  =  /•  =  !/; 

entonces  :  — r—  =  jFl; 

los  momentos  de  empotramiento  son  iguales : 

u  =  u'  =^F/; 

6)  Su  diferencia  es  nula,  las  reacciones  son  iguales 


VIGA  EMPOTSADA  EN  SDS  DOS  EXTREMOS  115 

e)  El  momento  máximo  de  flexión  : 

d)  Puntos  de  inflexión  : 

e)  La  flecha  está  á  la  doble  distancia  de  la  inflexión  y  es: 

d  =  U, 
2 

mitad  de  la  longitud  de  la  viga  y  su  magnitud  : 

\     Ad^_J_     I     I     Fl_  8  F^ 

'  ""2  •   El  ~  12  *  2  '  8  •  El  ~2  .  4  .6.8  El" 


II 


PARTE   GRÁFICA 


10.  Suma  de  los  momentos  de  empotramiento,  —  La  Estática  Grá- 
fica nos  permite  construir  fácilmente  los  resultados  analíticos  que 
hemos  obtenido. 

Sea  AB  la  viga  (flg.  2)  y  Fia  fuerza.  Trazando  las  verticales  que 
representan  las  líneas  de  acción,  tomemos  ab  igual  á  la  intensidad 
de  la  fuerza,  y  con  polo  P,  á  la  distancia  3,  tiremos  los  rayos 
polares  Pa,  P6  y  paralelos  á  ellos  el  polígono  funicular  p(/r^  cuya 
jínea  de  enqierro  es  pr  ;  digo  que  qs  multiplicado  por  i  es  la  suma 
de  los  momentos  de  empotramiento. 

Demostración.  —  En  efecto,  tracemos  Pe  paralela  á  pr.  Los  trián- 
gulos semejantes  psq,  c?a,  que  tienen  sus  lados  paralelos,  dan  : 

sq  _l^^ 
ac       B ' 


i  16  ÁXALES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Del  mismo  modo,  los  triángulos  semejantes  srq,  cVb,  da  n  : 

sq  _V^ 

cb        8  ■ 

De  donde : 

sq  X  I  =i  ac  X  I'  =  cb  X  l\ 

tenemos  la  proporción : 

ac V_,  ac      ac /'       /'. 

cb~T''  ac  +  cb~l  ~  I'  +  /•  ~F' 

F/' 
de  manera  que  ac  =  -^r »' 

¥1'  I' 
luego  5í/  X  5  =  ac  X  / '  =  — r—  =  u  +  u ' , 

según  nuestro  primer  teorema. 

11.  Momento&  de  empotramiento , — Tomemos  a '6'  igual  á  sq  y 
con  un  polo  P'  cualquiera,  tracemos  los  rayos  polares  P'a',  P'6' 
y  paralelos  á  éstos  el  polígono  funicular  p '7 'r',  cuya  línea  de  en- 
cierro es/? 'r';  su  paralela  P'c'  determina  a'c' que  multiplicada 
por  8,  es  el  momento  de  empotramiento  en  A  y  c'b'  también  multi- 
plicada por  8  da  el  momento  de  empotramiento  en  B. 

Demostración,  ^ En  efecto,  los  triángulos  semejantes  p's'q\ 
c'P'a'  dan  la  proporción  entre  bases  y  alturas  : 

s'q'  _V 


a'C       8' 


Los  triángulos  semejantes 5 'r'^',  c'P'6',  también  dan: 


I  ^  t 


sq    _  /^. 
c'b'  ~l'  ' 

de  aquí  resulta  : 

s'q'  =  a'c'  X  /'  ==  c'b'  X  /', 


VIGA   EMPOTRADA  EN   SUS  DOS  EXTREMOS  117 

de  donde  se  saca  la  proporción  : 


a'c' 

— 

v 

o' 

a'c' 

r 

1- 

c'b' 

C  -f- 

c'b' 

/' 

+  /• 

c'b' 

1' 

a'c' 

■    + 

c'b' 

/' 

+  /•' 

obteniéndose: 

/'  Fl'l'      L' 

iXic'b'  =lxa'b'X  ^,  ^^.  =^  'J  =  ^'^ 

según  nuestro  segundo  teorema. 

12.  Reacciones . —lomemos pm  iguala  a'c',  rn  igual  ác'6'  tra- 
zando la  línea  de  encierro  mn.  Tracemos  su  paralela  P/'por  el  pri- 
mer polo  P,  entonces  a/"  es  la  reacción  en  A,  y  bf  la  reacción 
en  B. 

Demostración.  —  Tracemos  por  n  la  nt  paralela  á  la  primera  lí- 
nea de  encierro  pr;  los  triángulos  semejantes  tnm,  cP/'dan,  compa- 
rando bases  y  alturas: 

á  =  r  cf=tmxj  =  (pm-rn)y 

pero  prn  =  a'c=-*  rn  =  c'6'=— » 

sustituyendo  resulta: 

u  —  u' 


cf  = 


Por  consiguiente,  obtendremos 


/ 


af=  ac  +  cf—  -j-  H j — . 

#./•        A        i-              I'         e      F^'       u  —  u' 
bf  =  cb  —  cf=ac  .  p  —  cf  =  —. j —  p 


118  ANALES  DB  LA  SOCIEDAD   CIENTÍFICA  ARGENTINA 

que  son  respectivamente  los  valores  analíticos  de  las  reacciones  en 
A  y  en  B. 

13.  Esfuerzos  cortantes,  —  Trazando  por  /  la  horizontal  /flf  para 
representar  la  viga,  se  tiene  trazando  por  a  y  por  b  las  horizontales 
jz,  hb  la  representación  granea  de  los  esfuerzos  cortantes  por  las  or- 
denadas j^,  fb  en  los  segmentos  déla  viga. 

14.  Momentos  de  flexión.  —  El  polígono  funicular  tnp^rnm,  re- 
presenta la  ley  de  los  momentos  de  flexión  para  un  punto  cual- 
quiera de  la  viga.  Bajando  la  vertical  y  multiplicando  por  S,  la 
parte  interceptada  por  dicho  polígono  á  partir  de  la  línea  de  en- 
cierro, se  obtiene  el  respectivo  momento  de  flexión. 

Demostración.  —  Sea  iM  un  punto  de  la  viga.  Trazando  la 
vertical  se  tiene  NH,  que  multiplicada  por  5  es  el  momento  de 
flexión. 

En  efecto,  trazando  7nt;  paralela  kpq,  los  triángulos  semejantes 
Nm/c,  aVf,  dan  comparando  bases  y  alturas : 

at  ~       8      ' 
luego:  NKx  3  =  A(/'  —x). 

Pero  tenemos  también : 

NHXS  =  (NK  — HK)S  =  (NK— pm)a  =  A(/'  -  a?)  —  u  =  M, 
según  las  fórmulas  del  planteo  general : 

M  =  A(/'  —x)  —  u. 

15.  Momento  máximo  de  flexión.  —  Está  en  la  vertical  de  la 
fuerza  y  es  la  parte  Q9  multiplicada  por  1. 

Demostración.  —  Los  triángulos  semejantes  Qmü,  aP/*,  dan  : 

af       o 


VIGA  EMPOTRADA   EN   SUS   DOS  EXTREMOS  119 

Pero  tenemos  también : 

09  X  5  =  (Qü  ^qv)h  =  (Qv  —  pm)  8  =  A/'  —  u, 
que  es  la  fórmula  analítica  del  momento  máximo  deflexión  (n®  5). 

16.  Inflexión  de  la  viga,  —  Como  en  esos  puntos  los  momentos 
de  flexión  son  nulos,  basta  levantar  las  verticales  de  las  intersec- 
ciones de  los  lados  del  polígono  funicular;  se  encuentran  asi  los 
puntos  CyD. 

n.  Lugar  de  la  flecha.  —  Como  es  la  doble  distancia  de  la  infle- 
xión á  partir  del  extremo  de  la  viga,  basta  tomar  DC  =  DB,  entonces 
en  C  se  encuentra  la  flecha  y  bajando  U  vertical  r'n"  =  rw,  son  los 
momentos  iguales  y  de  signo  contrarío  al  empotramiento  menor  u\ 

i8.  Dimensiones  y  de  formación  de  la  viga. — Por  lo  anterior  re- 
sulta: que  gráficamente  se  pueden-  resolver  los  dos  problemas  de 
Resistencia  de  Materiales,  ejecutando  las  tres  construcciones  indi- 
cadas en  los  números  10,  11  vi  3. 

I*"  Porque  entonces  se  tiene  el  máximo  momento  deflexión  : 

para  determinar  la  sección  transversal  de  la  viga  por  la  fórmula: 

—  =  M  =  li. 

V 

2*  También  se  tiene  el  punto  G,  donde  está  la  flecha,  la  que  se 
calcula  por  la  fórmula  : 

_2dV. 
'  ""  3    El  ' 

siendo  u'  =  r/i  x  8  ;  d  =  CB ; 

y  E  é  I,coeQciente  de  elasticidad,  y  momento  de  inercia  de  la  sec- 
ción de  la  viga  respectivamente. 

19.  Escalas.  —  Como  no  es  posible  dibujar  la  viga  en  su  verda- 
dera dimensión  hay  que  usar  escalas,  sea  para  las  longitudes  en 


no  ANALES  DE   LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

i  1 

metros  -'»  sea  para  las  toneladas  en  metros  —f  por  toqúese  multi- 

plican  los  datos  para  ejecutar  el  dibujo. 

Al  contrario,  tomando  una  línea  del  dibujo,  para  obtener  su  re- 
presentación, se  multiplica  por  e  si  son  metros,  por  e'  para  obtener 
toneladas^  por  ejemplo:  el  momento  de  flexión,  para  el  punto  M, 
hemos  dicho  que  es  en  verdadera  dimensión 

M  =  NHX5, 

pero  si  se  ha  usado  para  la  fuerza  NH  la  escala  e'  y  para  las  longi- 
tudes 3  la  escala  e,  tendremos,  que  entonces  ese  momento  será  toma- 
do en  la  escala  del  dibujo: 

M  =NHxí  xe.e', 

en  toneladas  metros;  asi,  pues,  para  los  momentos  de  flexión  la  es- 
cala es  ^ee' ;  si  queremos  que  seae^,  tendremos  : 

5  .  e  .  e'  =  e* ; 
entonces  la  distancia  polar  se  lomará  igual: 

e  .  e' 

t 

20.  Ejemplo  gráfico.  —  Sea  para  las  longitudes,  la  escala  r^rr- 

Entonces  una  viga  de  8  metros  estará  representada  por  AB  =  0"08 
(fig-  2)»  y  si  la  fuerza  está  entre  los  segmentos  3  y  5  metros,  toma- 
remos AF  =  0"ü3  y  FB  =  0"05,  para  trazar  las  verticales,  Adop- 

tandopara  las  fuerzas  en  toneladas  la  escala  — f  para  2  toneladas 

tendremos  a6  =  0"02.  Si  queremos  además  que  los  momentos  estén 

también  á  la  escala  de  jjrz  tomaremos: 

Con  estas  escalas  hemos  dibujado  la  figura  2,  que  nos  ha  ser- 
vido para  las  demostraciones  gráficas,  usando  elementos  lineales 


VIGA  EMPOTRADA  EN  SUS  DOS  EXTREMOS  1^1 

para  las  construcciones  que  no  son  necesarias  en  la  práctica.  Como 
se  ve,  ac  =  1250  kilogramos ;  cb  =  750  kilogramos  cuando  no  hay 
empotramiento;  mientras  que  íl/==  1360,  fb  =  640  cuando  lo  hay, 
valores  muy  próximos  á  los  que  arroja  la  parte  analítica.  Del  mis- 
mo modo  se  pueden  comprobar  gráficamente  á  la  escala  de  un  cen- 
tesimo los  valores  que  se  han  obtenido  algebraicamente. 

21 .  Varias  fuerzas  concentradas.  —  Sea  la  viga  AB(fig.  3)  de  lon- 
gitud /,  sometida  á  las  fuerzas  concentradas  F',  F',  F",  . . .,  que 
distan  del  extremo  A  las  distancias  /',  I" ,  T,  . . .;  tendremos  ana- 
líticamente los  momentosde empotramiento: 

«  =  1 ^i — ^'         «'=2j f — ■' 

el  mayor  de  éstos  es  el  que  se  pondrá  en  la  fórmula: 

V 

para  determinar  las  dimensiones  de  la  viga. 

Yov  Estática  Gráfica,  tendremos  trazando  las  verticales,  que  in- 
dican las  líneas  de  acción  y  tomando  1 ,  2,  3. . .  iguales  á  las  inten- 
sidades F',  F*  ,  F**,  . . . ,  con  el  polo  P  y  los  rayos  polares  respectivos 
se  traza  el  polígono  funicular  M6'6*6"'N.  Entonces  prolon- 
gando los  lados  b'b'\b'*b"*,  ...,  hasta  las  verticales  límites  y 
mediante  las  líneas  auxiliares  de  encierro  se  tienen  los  momentos 
a'6',  a'b\  a'^b",  ...  que  se  toman  como  nuevos  elementos 
dinámicos  y  haciendo  1',  2',  3',...  iguales  respectivamente  á 
ellos;  con  el  nuevo  polo  P'  se  traza  el  nuevo  polígono  funicular 
M'XZYN' ,  la  línea  de  encierro  M'N'  determina  la  paralela  P'p; 
entonces  mp  es  el  momento  de  empotramiento  u  en  A  y  pn  es  el 
momento  de  empotramiento  u'  enel  extremo  B  de  la  viga. 

Se  llevan  á  su  respectiva  posición  u  en  Mm,  u'  en  Nn,  entonces 
mn  es  la  verdadera  línea  de  encierro  y  el  polígono  funicular 
mVlb'b''b'^Nnm  por  sus  segmentos  verticales,  contados  desde  la 
linea  deencierA,  multiplicados  porki  distancia  polar  de  P,  dan  los 
momentos  de  flexión  para  cada  punto  de  la  viga. 

Trazando  Vs  paralela  á  mn,  las  reacciones  son  as  =  A,  65  =  B  á 
la  escala  de  fuerzas;  finalmente,  tirando  st  horizontal  para  eje  de 
abscisas  de  los  esfuerzos  cortantes  y  proyectando  las  fuerzas  1,2,3... 


122  ANALES   DE   LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

resultan  los  segmentos  paralelos  horizontales  T,  T,  T,  T, . . .  que  dan 
la  ley  de  los  esfuerzos  cortantes  en  cada  punto  de  la  viga. 

Como  en  este'polígono  funicular  la  línea  de  encierro  corta  á  los 
lados,  proyectando  las  intersecciones  en  D  y  en  C  resultan  los  puntos 
de  inflexión  de  la  viga,  donde  los  momentos  deflexión  son  nulos. 

22.  Casos  de  fuerzas  continuas,  —  Llamando  p  la  fuerza  por  uni- 
dad de  longitud  en  el  punto  que  dista  x  del  extremo  A,  se  tiene  que 
en  dicho  punto  su  valores  F  =  pdx. 

a)  El  momento  máximo  de  la  viga  sin  empotramiento: 

F/'/'  _p  .  X  {I  —  x)  .  dx 
I     ~  I 

lo  que  da  paradw,  du' ,  repartiendo  en  razón  inversa  ; 

,         p  .  X  .  (I—  xf  .  dx  .          j   ,        p  ,  a?  .  (I  —  x)  ,  dx . 
du  =  ^ p — '- ,  dW  =  ^ ^-p '- • 

integrando  desde  x  =  0  hasta  x  =  I,  tendremos  las  fórmulas  : 

u=z  j2   í   p  '  ^  {I  —  xf  .  dx;     w '  =  72   /    p  '  x^  {I  -—  x)  ,dx\ 

las  que  dan  los  momentos  de  empotramiento  cuando  se  conozca  p  en 
función  de  x. 

Sea  en  primer  lugar  p  constante.  La  viga  soporta  entonces  \ii\i\ 
fuerza  uniformemente  repartida  y  ambas  integrales 

1 

u  =  u'  =j^pl'. 

Sea  en  segundo  lugar  p  proporcional  á  x^  como  sucede  en  las 
compuertas  hidráulicas,  cuando  la  viga  es  vertical,  empotrada  arri- 
ba y  abajo,  entonces  p  =  ax,  siendo  a  el  peso  del  metro  cúbico  de 
agua  : 

^  ~  F  /  ^M(  —  «)^  •  ^^^  =  3Q  «^  • 


u 


■=pt^(í-<»)-<í^=^<^i^- 


Tales  son  los  momentos  de  empotramiento. 


VIGA  EMPOTRADA  EN  SUS  UOS   EXTREMOS  123 

b)  Para  las  reacciones,  lomando  B  como  centro  de  momentos : 


* 
A/=  /  p(l  —  x)  dx  +  u  —  u'; 


tomando  A  como  origen  de  los  momentos : 


B/  =  I  px  .  dx  -\-  u'  —  u, 


las  integrales  se  extienden  desde  a?  =  O  hasta  a?  =  /. 
Sea  p  constante  entonces  u  =  u'  y  las  reacciones  son  iguales 

M  =  Bl  =  ^pp. 
Sea  p  =  ax,  como  en  las  compuertas  hidráulicas  : 


A/ 


B/ 


XI  3 

x(l  —  x)dx  +  u  —  W  =—aP 

M  7 

=  a  j    x^dx  +  W  —  u  =  ^aP. 


Luego  las  reacciones  en  los  extremos  de  la  compuerta  serán 
e]  Los  esfuerzos  cortantes  son  en  este  caso  : 


T  =  A  —  J  pdx, 


integrando  desde  cero  hasta  a?. 
Cuando  p  es  constante : 

Ed  este  caso  los  esfuerzos  cortantesestán  representados  poruña  recta 
Cuando  p  =  axse  tiene : 

T  =  — aP  — -  ax\ 
20  2 


124  ANALES   DE   LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Los  esfuerzos  cortantes  están  definidos  por  las  ordenadas  de  una 
parábola. 
d)  Por  último,  los  momentos  de  flexión  serán  : 

M  =  Aa?  —  /  px  .  dx  —  M, 

extendiendo  la  integral  desde  cero  hasta  o?. 

Cuandop  es  constante,  resulta  para  los  momentos  de  flexión  : 

ecuación  de  una  parábola  de  segundo  grado. 
Cuando  p  =  ax,  tendremos  para  los  momentos  de  flexión  : 

"=!«'''"- a!)  «''-^*'^- 

Para  obtener  los  momentos  máximos  de  flexión,  igualemos 
á  cero  los  esfuerzos  cortantes,  que  como  se  sabe,  son  las  derivadas 
de  los  momentos  de  flexión;  en  el  caso  de  carga  uniformemente 
repartida : 

1  1  1 

que  es  la  mitad  de  los  momentos  de  empotramiento;  luego  para  de- 
terminar la  sección  de  la  viga,  se  tiene: 

Para  el  caso  de  una  compuerta  hidráulica,  resulta  : 

0  =  |ja/*-ia!B^;  »  =  / ^ü;30  =  0,547/; 

Max=  ^0.1  v'M  — ^j  a/»  =  0,02Ua/'; 

mientras  que  el  momento  mayor  de  empotramiento  es  0,05  al^. 


VIGA  EMPOTRADA  EN  SUS  DOS  EXTREMOS  125 

que  es  el  que  debe  tomarse  para  determinar  la  seeción  de  las  vigas 
que  constituyen  la  compuerta,  mediante  la  fórmula  : 

RI        i     ,3 

17  =  20^^- 

Como  se  nola^  en  los  casos  usuales,  el  momento  mayor  de  flexión 
es  el  mayor  de  los  momentos  de  empotramiento  : 
I""  Si  la  viga  empotrada  tiene  una  fuerza  concentrada 

2^  Si  la  tuerza  concentrada  está  en  el  medio  de  la  viga 

«  =  ÍF/: 

3®  Si  la  fuerza  está  uniformemente  repartida 

4^  Si  la  fuerza  es  proporcional  ala  abscisa,  como  en  com- 
puertas 

«=¿'^^'- 

Tales  son  los  momentos  mayores  de  flexión  para  determinar  la 
sección  déla  viga;  en  el  caso  de  varias  fuerzas  concentradas,  y  va- 
rias continuas,  se  calculan  los  momentos  de  empotramiento,  que 
corresponden  á  cada  una  para  los  extremos  de  la  viga,  se  suman  y  el 
mayor  de  los  totales  se  emplea  en  el  cálculo  de  la  sección  (fíg.  i) 
para  el  ejemplo  siguiente. 

23.  Ejemplo  numérico,  —  Calcular  los  momentos  de  empotra- 
miento de  una  viga  de  16  metros  de  largo,  empotrada  en  ambos 
extremos, teniendoáparlir  déla  izquierda, álosi  metros, una  fuerza 
concentrada  de  2000  kilogramos,  á  los  10  metros  una  segunda  de 
3000  kilogramos  y  á  los  12  metros  otra  tercera  de  3000 kilogramos.' 
Además  soporta  una  fuerza  continua   uniforme  de  400  kilogramos 


126  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

por  metro  en  los  5  primeros  metros,  y  otra  fuerza  continua,    tara 
bien  uniforme  de  500  kilogramos  por  metro  en  los  últimos  6  me- 
tros, 
a)  Para  las  fuerzas  concentradas,  tenemos  las  fórmulas: 


^««^\*''''    4500 

2000.  4M  2 

,g2    —  <oOO 

3000.  iO.  6»    .^,„ 
i  6'       *^'^ 

3000.  10^  6 

16='       '"**' 

3000.  12.  4^ _ 

,6^    =  22o0 

3000.42^.4 

Í6^    -  6750 

10969 


15281 


b)  Para  las  fuerzas  continuas  teueinas  las  fórmulas,  siendo/',/', 
los  límites  de  la  integración,ó  sea  de  laaccióndela  fuerza  continua: 


- 1^.(1- -n 


+  i'^pif*-n 

• 

3  .  400  .  5*  =   5000 

2 

1   400  „, 
3  •  16  •'' 

1042 

-|.^«.5.  — ^8* 

1   400  .  5*  —  - 
4  •  16* 

-  244 

+  1. »»?..-   m 

798 

3160 


5.o00(t6*— 10*)=     39000 

_2  500(16"— 10')=— 64500 
3'  16 
1  500(16^—100=  27117 

"^4 '16* 


5  .^(16'- 10»)=  32250 

i.^(l6*-100 27117 

5133 


1617 


VIGA  EMPOTRADA  EN   SUS  DOS  EXTREMOS  127 

Luego  los  momentos  de  empotramiento  serán: 

Para  A  Para  B 

Fuerzas  concentradas 10. 969  1 5 .  28 1 

Primera  fuerza  continua 3 . 1 60  798 

Segunda  fuerza  continua 1.617  5.133 

u=  15.746    u' =21.212 

Lo  que  puede  comprobarse  por  las  fórmulas  que  dan  la  suma, 
a)  Para  las  fuerzas  concentradas,  suma  de  empotramientos: 

u  +  u'  = ^ 

t|t  .  2000.  4  .  12=  6000 
lo 

¿  .  3000  .  10  .  6  =  11250 
15 

¿  .  3000.  12  .  4=  9000 
16 

26250 
6)  Para  fuerzas  continuas,  siendo  /',/',  límites  de  su  acción  : 

m 

1.400.3*=     5000  |.  300(16^—10^=     39000 

— 5  •  T?  •  3'= -i  042         -i .  Í^(  1 6'- 10') =-32230 
O     lo  o     lo 

3958  6750 

Fuerzas  concentradas ti  +  u'  =  26. 250 

Primera  fuerza  continua 3.958 

Segunda  fuerza  continua 6.750 

36.958 
Para  calcular  la  sección  de  la  viga  se  tendrá  : 

RT 

—  =21212. 

V 


128  ANilLES  DB   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Para  calcular  las  reacciones  en  este  ejemplo,  tendremos  : 
a)  Fuerzas  conceutradas,  las  fórmulas: 

Ai  =  F  (/—/•)+ u  —  W  Bl  =  Fr  +U—U 

2000  .12  +  3000  =  27000  2000  .     i  —  3000  =    oOOO 

3000.    6  —  2812  =  15188  3000.10  +  2812=32812 

3000  .    4  —  4500  =   7500  3000  .12  +  4500  =  40500 


49688  78312 

A=    3105,5  B=    4894,5 

¿)  Fuerzas  continuas,  las  fórmulas,  siendo  la  acción  /'  —  /' : 
A/=/)/(/-— /O—ipC/'*— /'*)+«— u'     B/=5p(/-*— Z'»)  +  u'— u 

400.16.5=       32000  |.  ,«0  .  5' ^       5000 

—,.400.    5'       =-    5000  „._„  =  _  2362 


u  —  u-=         2362 


2638 


29362  B  =         1 65 

A=         1835 

500  .16.6     =     48000         J  .  500  .  (16^  —  10«)  =  39000 

_|.500. (16^- 10^)=- 39000  ""'  -  ^  =  J^ 

2  42316 

u  —  W  =—   3516  B_-  2657 

5484 
A=         343 

Reuniendo  los  Ires  valores  de  A  =  5283,5  y  los  Ires  de  B  =  77i  6,5 
que  suman  13.000  kilogramos,  peso  total  igual  á 

2000  4-  3000  +  3000  +  400  X  5  4-  500  X  6  =  13000. 

La  Estática  Gráfica  aplicada  á  este  ejemplo,  daría  fácilmente  la 
ley  de  los  momentos  de  flexión  y  la  ley  de  los  esfuerzos  cortantes, 
siguiendo  el  método  que  hemos  indicado  para  el  caso  de  varías 
fuerzas  concentradas. 

Federico  Yillareal. 

Lima,  enero  31  de  1899. 


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INSTRUCCIÓN   INDUSTRIAL 


SU  IMPLANTACIÓN  EN  EL  PAÍS 


I 


El  nacimiento  de  las  induslrias,  la  mayor  circulación  de  los  pro- 
ductos de  exportación,  las  luchas  de  competencia  de  algunas  ra- 
mas de  la  producción  y  el  desenvolvimiento  natural  de  la  Nación, 
por  una  parte;  las  creaciones  grandiosas  de  la  industria  moderna, 
así  como  los  progresos  del  arte  y  de  las  ciencias  en  los  Estados 
Unidos  de  Norte-América  y  en  varias  naciones  de  Europa,  por  otra; 
han  demostrado  la  insuficiencia  de  nuestra  institución  educacional 
para  satisfacer  las  nuevas  exigencias  que  han  nacido  de  tal  orden 
de  cosas,  y  que  ha  llegado  el  momento  de  dar  un  nuevo  rumbo  á  la 
instrucción  pública. 

La  opinión  pública,  en  verdad,  se  manifiesta  descontenta  ó  no 
satisfecha  con  Jos  resultados  obtenidos  en  nuestros  establecimientos 
de  educación. 

Los  niños  salen  de  las  escuelas  graduadas  con  una  instrucción 
trunca  en  idiomas,  en  letras,  en  ciencias,  en  dibujo  y  en  música, 
habiéndoles  hecho  pasar  durante  el  tiempo  de  su  instrucción,  ante 
su  vista,  como  por  un  caleidoscopio,  todos  los  ramos  del  saber  hu- 
mano, hasta  los  más  complejos,  sin  que  su  espíritu  haya  asimilado 
ningún  conocimiento  completo,  y  sin  haber  perfeccionado  ni  los 
ramos  más  elementales.  Asi,  los  hijos  de  padres  no  acomodados, 
que  á  la  edad  de  doce  á  catorce  años  deben  ayudarlos  en  el  trabajo 
diario  para  contribuirá  la  subsistencia  de  toda  la  familia,  noapor- 

AN.  80C.  CIB.Tr.  ARG.  —  T.  XLVIl  9 


130  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

tan  al  hogar,  como  elemento  nuevo  para  la  lucha  por  la  vida» 
sino  una  mala  letra  y  una  ortografía  deficiente,  sin  poder  hacer 
con  seguridad  ninguna  operación  aritmética  ni  resolver  los  pro- 
blemas más  sencillos  de  la  pequeña  industria  ó  comercio  á  que 
están  destinados. 

Los  hijos  de  familias  más  acomodadas,  que  con  mayores  aspira- 
ciones ingresan  á  los  colegios  nacionales,  van  destinados  de  ante- 
mano, si  su  inteligencia  lo  permite,  á  seguir  una  carrera  universi- 
taria ;  pues  son  raros  los  que  en  estos  establecimientos  estudian 
solamente  para  elevar  su  cultura  intelectual,  establecimientos  que, 
por  otra  parte,  dada  su  organización  actual,  son  inadecuados  para 
llenar  este  último  propósito. 

La  enseñanza  preparatoria  en  los  colegios  nacionales  es  también 
deficiente,  porque  obliga  á  las  facultades  de  Ingeniería  y  de  Medi- 
cina á  alargar  los  estudios  profesionales  á  seis  y  siete  años  respecti- 
vamente, cuando  podrían  hacerse  en  cuatro  y  niñeo,  como  sucede 
en  Europa ;  y  los  jóvenes  que  se  dedican  al  estudio  del  derecho 
salen  generalmente  mal  preparados  en  letras  é  idiomas. 

Hay,  por  lo  tanto,  sobrados  motivos  para  que  se  trate  de  mejo- 
rar la  instrucción  pública  en  general. 

Pero  no  es  este  el  objeto  inmediato  de  mi  trabajo,  sino  que. deseo 
hacer  resaltar  una  deficiencia  esencial  que  todos  hemos  notado  en 
materia  de  instrucción  pública,  y  que  subsanada  contribuiría  indu- 
dablemente á  abrir  nuevos  horizontes  y  proporcionar  campos  más 
vastos  en  donde  la  juventud  naciente  podría  ejercitar  su  actividad 
intelectual  y  material. 

Las  intelectualidades  sólidas,  formadas  por  estudios  profundos, 
y  que  disponen  al  mismo  tiempo  de  la  experiencia  y  práctica  más 
adelantada  en  cada  una  de  las  profesiones  liberales  universitarias, 
en  ninguna  parte  del  mundo  dejan  de  alcanzar  un  éxito  seguro  en 
poco  tiempo. 

Son  sin  embargo  relativamente  pocos  aquellos  á  quienes  la  na- 
turaleza ha  proporcionado  las  dotes  suficientes  para  sobresalir  en 
el  ya  muy  pequeño  mundo  de  los  sabios  que  cultivan  las  elevadas 
ciencias;  pero  en  cambio  la  misma  naturaleza  nos  pone  en  contacto 
más  inmediato  con  sus  productos  naturales,  colocándolos  al  alcan- 
ce de  todos  aquellos  que  tienen  vista  educada  para  distinguirlos  y 
manos  hábiles,  máquinas  ó  aparatos  para  transformarlos,  hacién- 
dolos útiles  ó  simplemente  agradables  á  nosotros  mismos  y  á  nues- 
tros semejantes.  Esta  observación  es  aún  más  resaltante,  y  es  más 


INSTRUCCIÓN  INDUSTRIAL  131 

fácil  de  llegar  ó  un  éxito  seguro  por  tratarse  de  un  país  como  el 
nuestro,  rico  en  productos  naturales,  muy  estimados  y  valiosos, 
que  son  hasta  ahora  poco  ó  nada  explotados. 

En  este  terreno  de  la  actividad  humana,  esto  es,  en  el  de  las  in- 
dustrias, poco  se  ha  hecho  por  parte  de  la  instrucción  pública  para 
fomentar,  no  diré,  tan  sólo  su  desarrollo,  porque  esto  depende 
además  de  otras  medidas  v  disposiciones  gubernativas  que  no  son 
del  caso  mencionar;  pero  si  para  fomentar  el  gusto  y  el  amor  á 
los  trabajos  industriales,  difundiendo  su  enseñanza  por  medios 
elementales  al  alcance  del  mayor  número  posible  de  personas  áfin 
de  transformar  poco  á  poco  nuestro  carácter  de  nación  consumidora 
en  nación  productora  é  industrial. 


II 


El  origen  de  las  industrias  se  pierde  en  la  obscuridad  de  los 
tiempos  prehistóricos,  y  puede  decirse  que  ha  nacido  con  el  hom- 
bre. Desde  que  éste  se  vio  obligado  á  atender  á  su  prepia  subsis- 
tencia con  el  «  sudor  de  su  frente  »,  es  decir  á  trabajar,  ó  en  otros 
términos,  á  proveer  á  todas  las  necesidades  de  su  existencia  con  sus 
esfuerzos  musculares  é  intelectuales,  se  empeñó  en  mejorar  sus 
condiciones  de  vida,  imaginando  y  trayendo  en  su  auxilio  elemen- 
tos de  todas  clases.  Para  aliviar  sus  esfuerzos  musculares,  inventó 
primero  herramientas  y  armas  para  defenderse  de  sus  enemigos 
y  otras  para  la  caza  y  pesca  como  ser  el  hacha,  el  chuzo,  el  cuchillo, 
la  red,  el  arco, y  la  flecha.  Más  tarde,  cuando  debió  permanecer  en 
tierras  limitadas,  se  dedicó  á  la  agricultura  y  á  la  ganadería,  que 
le  proporcionaban  los  elementos  suficientes  para  la  vida,  é  inventó 
entonces  la  pala,  el  arado  y  la  hoz. 

Con  el  progreso  de  la  civilización  aumentaron  también  las 
necesidades  y  se  pensó  en  extraer  de  la  tierra  substancias  útiles 
como  el  hierro  y  otros  metales,  datando  desde  ese  tiempo  la  inven- 
ción de  las  herramientas  que  sirvieron  para  la  construcción  de  vi- 
viendas, y  que  son  la  sierra,  el  barreno,  cepillos,  tornos,  mesa  de 
alfarero  y  muchos  útiles  más  que  forman  aún  hoy  día  la  base  de 
todas  los  herramientas  é  instrumentos  más  perfeccionados  de  la 
actualidad. 


132  '  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD  GtENTÍFIGA    ARGENTINA 

El  auxilio  de  las  fuerzas  elementales,  el  viento,  el  agua,  el  vapor 
de  agua  y  la  electricidad,  vino  después;  estos  dos  últimos  agentes 
pertenecen  ya  á  nuestra  época  moderna. 

En  la  actualidad  son  sorprendentes  y  maravillosas  las  produccio- 
nes industriales.  Basta  recordar,  entre  muchos  ejemplos,  que  un  solo 
hombre  puede  hacer  en  un  día,  con  las  máquinas  modernas,  más  de 
veinticinco  pares  de  medias  ;  que  una  máquina  de  imprimir  puede 
tirar  hasta  20.000  hojas  en  una  .hora.  Las  fábricas  de  tejidos,  de 
papel,  los  grandes  transatlánticos,  los  ferrocarriles,  son  otros  tantos 
ejemplos  de  la  grandiosidad  de  las  industrias  modernas. 

El  hombre  civilizado  actual  se  ha  creado  un  ambiente  propio 
dentro  de  las  industrias  y  no  puede  vivir  sin  los  innumerables  pro- 
ductos de  que  ha  menester  para  su  vida  material  é  intelectual, 
tanto  como  del  aire,  del  agua  y  de  la  luz. 

Las  industrias  son  una  de  las  principales  manifestaciones  del 
genio  humano  y  vienen  á  ser  la  verdadera  base  del  estado  social,  y 
de  la  riqueza  y  prosperidad  de  las  naciones. 

Es,  pues,  hasta  cierto  punto  inconcebible  que  debiendo  ser  la 
producción  material  la  ocupación  principal  de  la  vida  de  la  gran 
mayoría  de  los  ciudadanos,  no  se  déá  estos  últimos  una  instruc- 
ción adecuada  á  tal  objeto. 

La  instrucción  pública  actual,  en  general,  adolece  precisamente 
del  defecto  de  no  tener  suficientemente  este  fin  primordial  :  «  la 
utilidad  inmediata  para  la  producción  ».  De  las  matemáticas, 
ciencias  naturales,  de  la  física  y  química  que  se  enseñan  actual- 
mente, casi  puede  decirse  que  no  tienen  más  que  un  fin  especula- 
tivo, no  alcanzando  á  comprender  la  gran  mayoría  de  los  alumnos 
su  aplicación  práctica,  cuando  son  éstas  precisamente  las  ciencias 
que  concurren  con  sus  principios  y  resultados  de  una  manera  más 
eficiente,  en  el  proceso  de  todas  las  industrias. 

La  ciencia  abstrusa  debía  haber  pasado  hace  tiempo  á  la  catego- 
ría de  las  leyendas  y  haberse  reemplazado  por  una  enseñanza  con- 
creta de  fácil  comprensión,  útil  desde  el  principio  para  la  vida 
práctica  ordinaria.  Per  inductionem  et  experimenta  omnia. 

Los  pueblos  más  adelantados,  los  que  marchan  á  la  cabeza 
de  la  civilización,  soíí  grandes  potencias  no  tanto  por  sus  ejér- 
citos y  elementos  bélicos,  como  por  su  importancia  industrial.  In- 
glaterra, Estados  Unidos,  Francia  y  Alemania  sobresalen  como 
naciones  productoras.  Esta  última  nación,  tan  aferrada  hasta  la 
segunda  mitad  del  presente  siglo  á  la  enseñanza  llamada  humanista, 


INSTRUCCIÓN   INDÜSTRUL  133 

que  se  basaba  en  el  estudio  de  las  lenguas  muertas,  la  teología, 
la  filología  y  la  filosofía  profundizada  hasta  los  últimos  extremos, 
ha  cambiado  casi  totalmente  sus  tendencias  en  materia  de  instruc- 
ción. Una  lucha  de  más  de  medio  siglo  entre  la  escolástica  antigua, 
que  establecía  la  enseñanza  por  y  para  la  escuela  y  el  espíritu  mo- 
derno que  quiere  que  la  enseñanza  sea  basada  sobre  hechos  reales 
y  positivos,  tendencia  que  en  Alemania  se  llama  «realismo»,  ha 
dado  lugar  á  la  creación  de  las  Realschulen,  escuelas  reales  y  las 
escuelas  industriales,  Gewerbeschulen,  tan  difundidas  hoy  día  y  que 
tanto  han  contribuido  al  adelanto  de  las  industrias  y  del  comercio 
en  aquella  nación. 

Non  scholae  sed  vitae  discendum. 

Las  épocas  de  grandeza  y  de  poderío  de  un  pueblo  coinciden  casi 
siempre  con  las  de  florecimiento  de  las  industrias  y  del  comercio ; 
Enrique  IV,  Richelieu^  el  gran  Coibert  ministro  de  Luis  XIV,  Napo- 
león I,  etc.,  personifican  todos  ellos  épocas  de  prosperidad  indus- 
trial y  gracias  á  ella  ha  podido  reaccionar  la  Francia  tan  sorpren- 
dentemente después  de  sus  infortunios  del  70. 


III 


Las  escuelas  graduadas  actuales  no  pueden  ser  escuelas  profe- 
sionales porque  están  destinadas  á  cultivar,  en  general,  la  inteli- 
gencia de  los  niños  desde  la  edad  de  6  á  1 2  y  1 4  años,  y  su  enseñanza 
debe  tener  únicamente  por  objeto  despertar  primero  las  facultades 
intelectuales  y  facilitar  después  el  ejercicio  de  las  tendencias  é  in- 
clinaciones naturales  para  alguna  de  las  actividades  humanas 
útiles.  Es,  pues,  necesario  que  esta  enseñanza  deje  en  el  cerebro  de 
los  educandos  ideas  y  principios  bien  definidos  á  manera  de  jalones 
escalonados  que  señalen  los  diferentes  rumbos  en  que  pueden  ejer- 
citarse y  perfeccionarse  los  variados  conocimientos  adquiridos 
por  la  ciencia  y  la  experiencia,  debiendo  tener  cada  jalón  su  leyenda 
bien  clara  como  los  letreros  de  las  encrucijadas  de  los  caminos  que 
evitan  al  viandante  que  se  extravíe  en  su  ruta. 

Para  llegar  á  este  resultado  y  al  mismo  tiempo  para  estimular  las 
inclinaciones  de  los  niños  hacia  las  industrias,  es  preciso  que  la 
enseñanza  en  las  escuelas  sea  real  y  positiva,  sin  descuidar  por  esto 


134  ANALES    DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

la  formación  del  carácter  de  la  juventud  basada  en  los  nnós  puros 
principios  de  la  moral  ni  tampoco  todo  aquello  que  conduzca  á 
fortalecer  el  espíritu  nacional. 

Entiendo  por  enseñanza  positiva  aquella  que  desde  un  principio 
va  modelando  el  cerebro  del  niño  y  dirigiendo  todas  las  facultades 
físicas  é  intelectuales  hacia  un  fin  útil  para  el  hombre,  despertando 
en  él,  por  consiguiente,  la  afición  y  el  interés  para  crear  ó  producir. 

No  debemos  temer  que  con  una  enseñanza  de  esta  índole  venga- 
mos á  caer  en  un  endemonismo  exagerado,  pues  las  sociedades 
disponen  de  otros  medios,  la  religión  cristiana,  por  ejemplo,  que 
sirven  de  moderadores  á  los  móviles  humanos. 

Los  colegios  nacionales  como  institutos  de  enseñanza  preparato- 
ria para  las  carreras  universitarias,  tienen  también  su  misión  bien 
definida  y  no  pueden  satisfacer  ampliamente  las  necesidades  de  la 
enseñanza  industrial. 

La  Facultad  de  Ingeniería  como  institución  científica  superior, 
donde  se  perfeccionan  las  ciencias  matemáticas,  físicas  y  naturales 
en  sus  más  elevadas  concepciones,  sin  descuidar  su  aplicación  á 
las  industrias  y  á  las  construcciones,  llena  bien  su  misión  en  la 
sociedad,  proporcionando  ingenieros  capaces  de  concebir  y  ejecutar 
las  grandes  construcciones  y  dirigir  importantes  industrias.  Sus  es- 
tudios;  sin  embargo,  basados  en  las  matemáticas  superiores,  son 
demasiado  extendidos  para  que  la  enseñanza  pueda  vulgarizarse  de 
tal  modo  que  esté  al  alcance  del  mayor  número  de  personas,  for- 
mado de  artesanos  y  pequeños  industriales. 

La  ciencia  pedagógica,  por  otra  parte,  establece  y  con  mucha  sa- 
biduría que  á  la  par  del  desarrollo  intelectual  debe  desarrollarse  y 
fortalecerse  el  cuerpo  por  medio  de  ejercicios  físicos.  Aconseja  tam- 
bién el  cultivo  de  la  tierra  ó  el  aprendizaje  de  algún  oficio,  espe- 
cialmente el  de  carpintero  ó  de  tornero  en  madera,  consejos  que  de- 
berían ser  aprovechados  por  todos  los  padres  de  familia,  haciendo 
que  sus  hijos  adquieran  una  habilidad  manual  cualquiera  utilizando 
para  ello  las  vacaciones  y  las  horas  que  les  dejan  libres  los  estudios. 
Debe  tenerse  presente  que  si  se  hiciera  obligatorio  este  apren- 
dizaje en  las  escuelas  graduadas,  normales  y  colegios  nacionales, 
como  en  algunos  casos  se  ha  hecho  ya  y  se  pretende  hacer  en 
otros,  éste  además  de  tener  que  singularizarse  á  un  solo  objeto,  re- 
dundaría en  perjuicio  de  la  instrucción  general  la  cual  si  se  ejerce 
á  fondo,  absorbe  todo  el  tiempo  disponible  de  los  alumnos,  apare- 
jando como  consecuencia  una  adaptación  imperfecta  de  una  y  otra 


INSTRUCCIÓN   INDUSTRIAL  135 

enseñanza.  Además,  el  aprendizaje  del  trabajo  manual  en  estas  con- 
diciones no  podrá  tener  nunca  otro  carácter  sino  el  de  un  mero  pa- 
satiempo, porque  para  que  tuviera  el  carácter  industrial,  la  instruc- 
ción teórica  tendría  que  ser  correlativa,  lo  que  no  puede  exigirse  á 
instituciones  que  tienen  otro  fín. 

No  puede  alegarse  tampoco  que  el  ofício  aprendido  en  la  escuela 
sea  el  ñn  de  una  carrera,  porque  seria  realmente  muy  mezquina  esta 
perspectiva  ;  por  otra  parte  el  alumno  habría  conseguido  más  ven- 
icijas  positivas  ingresando  á  un  taller  cualquiera,  en  donde  á  la  par 
de  tener  mejor  oportunidad  de  perfeccionarse  por  la  mayor  variedad 
de  trabajos,  tendría  al  mismo  tiempo  una  remuneración  correspon- 
diente. 

Para  que  sea  ventajosa  la  enseñanza  del  trabajo  manual  es  nece- 
sario que  vaya  acompañada  de  una  instrucción  adecuada  que  per- 
mita al  individuo  progresar,  es  decir,  perfeccionar  poco  á  poco  su 
trabajo,  aumentar  su  producción  y  convertirse  en  un  pequeño  in- 
dustrial primero,  y  si  su  actividad  é  inteligencia  le  ayudan,  elevarse 
aún,  mas  tarde,  en  la  escala  industrial  v  comercial. 


IV 


Como  he  dicho  más  arriba,  las  escuelas  graduadas  pueden  des- 
pertar en  el  niño,  desde  su  iniciación  en  los  primeros  estudios, 
las  inclinaciones  portas  industrias,  pero  no  tienen  de  ninguna  ma- 
nera capacidad  sufíciente  para  prepararlos  y  dotarlos  de  la  instruc- 
ción y  habilidad  requerida  en  el  ejercicio  de  las  mismas ;  para  esto 
son  necesarios  los  establecimientos  profesionales  especiales. 

Las  escuelas  industriales  como  establecimientos  de  enseñanza 
complementaria,  están  destinadas  á  la  formación  de  industriales 
prácticos  en  las  especialidades  que  surgen  naturalmente  de  los  di- 
ferentes procedimientos  conocidos  para  la  elaboración  de  la  materia 
bruta,  transformándola  en  objetos  útiles. 

Llamo  la  atención  sobre  el  siguiente  punto :  el  tecnicismo  debe 
tener  siempre  como  base«  en  estas  escuelas,  los  procedimientos  ele- 
mentales de  las  ciencias,  á  íin  de  que  los  alumnos  que  salen  de  las 
escuelas  graduadas  puedan  fácilmente  y  en  poco  tiempo  asimilarlo. 

La  enseñanza  industrial  debe  ser  dividida  en  las  tres  especialida- 


136  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

des  siguientes:  Industrial  (especialidad  mecánica).  Industrial  (es- 
pecialidad química)  y  Constructor  de  Obras;  división  que  concuerda 
con  los  procedimientos  conocidos  para  la  transformación  de  los  pro- 
ductos naturales  esto  es,  el  procedimiento  químico,  el  físico  ó  me- 
cánico y  aquel  que  permite  aprovechar  los  materiales  elaborados  en 
parte  ó  totalmente  para  las  construcciones. 

Los  esludios  técnicos  se  han  de  dividir  en  teóricos,  de  experimen- 
tación física,  de  laboratorio,  tecnología  y  trabajos  manuales ;  los 
primeros  solamente  en  la  medida  necesaria  para  comprender  los 
principios  y  leyes  que  rigen  las  operaciones  tecnológicas,  á  cuyo 
efecto  se  han  de  emplear  los  métodos  más  modernos  y  abreviados 
que  permitan  en  poco  tiempo  adquirir  los  conocimientos  esenciales. 

Es  notorio  entre  nosotros  la  escasez  de  hombres  prácticos  en  las 
industrias  de  las  dos  primeras  especialidades,  y  en  cuanto  á  la  ter- 
cera está  casi  toda  ella  en  manos  de  albañiles  extranjeros  más  ó  me- 
nos inteligentes  que  se  han  elevado  por  sí  mismos  á  la  categoría  de 
maestros  constructores,  teniendo  sólo  conocimientos  muy  rudimen- 
tarios de  su  oficio. 

Las  industrias  mecánicas,  que  son  las  que  más  han  contribuido  á 
la  civilización  y  cultura  de  las  sociedades,  no  tenían  hasta  el  pre- 
sente entre  nosotros  su  institución  de  enseñanza. 

La  química  no  ha  pasado  aún  de  los  dinteles  de  las  farmacias  y 
de  algunos  laboratorios  particulares  de  análisis  de  visceras  y  de  di- 
ferentes secreciones  humanas,  trabajos  siempre  muy  bien  remune- 
rados, pero  que  no  dejan  ningún  beneficio  positivo  al  país.  Es  ne- 
cesario fomentar  las  aplicaciones  de  la  química  en  la  industria, 
campo  tan  vasto  y  tan  poco  explotado  todavía  y  sin  embargo  de  tanto 
provecho  si  se  aplican  con  inteligencia  los  resultados  de  esta  cien- 
cia á  la  obtención  de  productos  útiles. 


La  producción  industrial  en  la  actualidad  tiene  que  ser  al  mismo 
tiempo  muy  perfecta  y  lo  más  barata  posible. 

Para  el  logro  de  estos  resultados  concurren  varios  principios. 

A .  División  del  trabajo.  —  El  principio  de  la  división  del  trabajo 
es  uno  de  los  más  importantes  á  que  están  sujetas  las  operaciones 


INSTRUCCIÓN   INDUSTRIAL  .  137 

manufactureras,  como  medio  de  creación  rápida  y  económica,  y 
puede  considerarse  bajo  dos  faces  diferentes  :  a)  Bajo  el  punto  de 
vista  del  trabajador  en  si  mismo ;  y  b)  bajo  el  punto  de  vista  del 
empleo  de  este  trabajador. 

a)  Las  ventajas  de  la  división  del  trabajo  para  aumentar  la  pro- 
ducción del  trabajador  son  numerosas.  Las  principales  son  :  I*"  la 
extrema  habilidad  que  adquiere  el  obrero  al  repetir  un  mismo  de- 
talle; 2"  economía  en  el  tiempo  empleado,  pues,  sería  mucho  mayor 
si  tuviera  que  cambiar  frecuentemente  de  ocupación,  haciendo  uso 
sucesivamente  de  útiles  que  operan  de  maneras  diversas;  3"  el 
obrero  que  está  constantemente  sobre  el  mismo  trabajo  simple  de 
detalle  y  que  le  absorbe  toda  su  atención,  se  encuentra  en  las  mejo- 
res condiciones  para  descubrir  útiles  y  métodos  nuevos  destinados 
á  simplificar  cada  vez  más  las  operaciones. 

b)  Bajo  el  punto  de  vista  del  empleo  del  trabajador,  la  división 
del  trabajo  ^ntre  varias  personas  permite  emplear  para  cada  ope- 
ración, solamente  la  dosis  de  inteligencia  y  de  esfuerzos  estricta- 
mente necesaria  al  trabajo  que  debe  producirse.  Es  evidente  que  si 
todo  un  trabajo  es  hecho  por  un  obrero  que  gana  4  pesos  moneda 
nacional  por  día,  su  costo  tendría  que  ser  proporcional  á  ese  jornal, 

•  pero  si  la  parte  más  simple  puede  ser  hecha  por  un  niño  ó  una 
mujer  que  no  ganan  más  que  I,o0  pesos  moneda  nacional  por  día, 
es  claro  que  el  precio  total  del  trabajo  podrá  bajarse  en  la  misma 
proporción. 

Sobre  esta  división  del  trabajo  es  que  están  organizadas  las  fá- 
bricas. 

Es  necesario  observar  que  la  simplicidad  de  las  operaciones  que 
tienen  que  efectuar  los  obreros,  sobre  todo  cuando  tienen  el  auxilio 
délas  máquinas,  permite  á  estos,  hacer  su  aprendizaje  fácilmente, 
siendo  el  tiempo  que  transcurre  durante  el  trabajo  impi*oductivo 
muy  corto,  é  insignificante  el  material  gastado. 

Cuando  es  una  industria  dada,  la  experiencia  ha  hecho  conocer  á 
la  vez,  el  número  más  ventajoso  de  operaciones  parciales  en  qué 
deberá  dividirse  la  fabricación  y  el  número  de  obreros  que  haya 
que  emplear.  Todos  los  establecimientos  manufactureros  similares 
que  no  se  sujetasen  á  estas  conclusiones,  fabricarán  caros  sus  pro- 
ductos. Es  así  como  actualmente  ciertos  objetos  no  pueden  fabri- 
carse en  condiciones  económicas  sino  en  inmensos  establecimientos 
que  permiten  llevar  la  división  del  trabajo  hasta  el  límite  necesario 
tanto  entre  las  máquinas  como  entre  los  obreros. 


438  AM4LES  DE  LA  SOCIEDAD  CiENTÍFIGA  ARGENTINA 

Notemos  aún  que  una  buena  división  del  trabajo  no  puede  obte- 
nerse sino  por  una  buena  disposición  de  los  talleres,  que  eviten 
transportes  inútiles  y  faciliten  la  vigilancia  necesaria  para  obtener 
el  nnejor  concurso  de  todas  las  inteligencias  y  de  todos  los  esfuer- 
zos. 

B.  Empleo  de  las  máquinas.  —  El  empleo  de  las  máquinas  en  las 
industrias  es  hoy  en  día  la  condición  esencial  de  la  producción 
económica.  Mientras  no  se  trate  sino  de  producir  algunos  ejempla- 
res de  un  objeto  dado,  la  habilidad  manual  con  la  ayuda  de  algu- 
nos útiles  más  ó  menos  simples,  bastará  para  hacer  estos  objetos; 
pero,  cuando  se  trate  de  fabricar,  es  decir,  cuando  haya  que  repro- 
ducir un  gran  número  de  veces  objetos  de  la  misma  naturaleza,  en- 
tonces la  intervención  de  las  máquinas  que  no  pueden  en  general 
repetir  sino  una  sola  y  misma  operación,  reduce  considerablemente 
el  costo  del  trabajo.  El  último  progreso  del  empleo  de  las  máquinas 
es  la  fabricación  automática.  Cuando  una  industria  ha  llegado  á 
este  punto,  la  lucha  no  podrá  tener  lugar  sino  entre  establecimien- 
tos montados  según  el  mismo  sistema,  pues  las  otras  no  podrán  ya 
subsistir,  si  bien  sus  máquinas,  aunen  parte  solamente, fueran 
menos  perfectas. 

C.  Conlabilidad . —  La  contabilidad  de  un  establecimiento  indus- 
trial debe  ser  llevado  con  el  mismo  cuidado  que  la  de  una  casa  de 
comercio.  Es  sólo  así  que  es  posible,  en  cualquier  instante,  el  control 
de  los  gastos  irregulares  que  pueden  presentarse  y  hallaren  seguida 
el  remedio  inmediato  á  las  causas  que  los  engendran. 

D.  Comercio.  —  La  venta  de  los  productos,  ó  en  otros  términos,  el 
comercio  de  un  establecimiento  industrial,  constituye  quizás  la  con- 
dición más  esencial  de  su  prosperidad,  condición  que  a  priorí  pa- 
recerá secundaria  aunque  se  pueda  afirmar,  con  el  sabio  inglés 
Babbage,  que  sobre  diez  fabricantes  que  se  arruinan,  hay  dos 
por  haber  sido  malos  fabricantes  contra  ocho  que  han  sido  malos 
comerciantes. 

El  comercio  del  industrial  es  á  menudo  de  una  dificultad  muy 
grande.  Teniendo  que  hacer  los  negocios  con  las  grandes  casas  de 
comercio,  que  son  generalmente  muy  hábiles,  está  á  su  merced, 
por  poco  que  las  necesidades  de  dinero  le  obliguen  á  vender;  y  en 
todo  caso  el  comerciante  que  llena  sus  almacenes  durante  la  baja 
de  los  precios,  aprovecha  casi  siempre  él  solo  el  alza,  dejando  al 
productor  una  ganancia  insignificante. 


INSTRUCCIÓN  INDUSTRIAL  139 


VI 


Dadas  las  condiciones  múltiples  á  que  están  sometidas  las  indus- 
trias manufactureras  para  que  puedan  desenvolverse  favorablemente 
y  que  han  sido  enumeradas  someramente  en  el  capitudo  anterior, 
¿cuál  deberá  ser  la  Índole  ó  el  carácter  de  las  escuelas  industria- 
les? El  primer  objetivo  será  evidentemente  ayudar  á  las  industrias 
existentes,  formando  hombres  prácticos  que  puedan  ser  utilizados 
inmediatamente,  y  en  segundo  lugar  fomentar  la  realización  de 
nuevas  industrias,  que  crearían  fuentes  nuevas  de  trabajo  en  donde 
encontrarían  ocupación  lucrativa  muchos  jóvenes  que  ahora  se  de- 
dican á  los  empleos  de  las  oficinas  públicas.  Los  candidatos  á  estos 
puestos  son  tan  numerosos  que  demuestran  la  necesidad  de  desviar 
esta  tendencia  á  otros  rumbos  más  provechosos  para  los  mismos 
interesados  y  para  el  país  en  general. 

La  habilidad  de  los  obreros  es  uno  de  tantos  factores  importantes 
que  contribuyen  á  la  prosperidad  de  los  establecimientos  indus- 
triales; pero  ya  hemos  demostrado  al  principio,  que  esta  habilidad, 
dada  la  división  del  trabajo  indispensable  hoy  en  día,  la  adquieren 
en  poco  tiempo  trabajando  en  las  mismas  fábricas.  Por  otra  parte, 
la  diversidad  enorme  de  las  operaciones  industriales  existentes,  ha- 
ría materialmente  imposible  su  enseñanza  metódica  en  una  escuela, 
á  no  ser  que  se  dispusiera  de  un  capital  inmenso  que  permitiera, 
aunque  fuera  en  pequeña  escala,  instalar  fabrilmente  la  mayor  par- 
te de  las  industrias  existentes. 

Si  es  fácil  á  las  fábricas  formar  sus  obreros,  no  sucede  lo  mismo 
con  sus  directores,  capataces  y  maestros  de  talleres.  Estos,  además 
de  los  detalles,  es  menester  que  tengan  conocimientos  exactos  del 
conjunto  de  cada  grupo  de  operaciones  que  están  bajo  su  dirección 
y  vigilancia,  que  sepan  apreciar  no  sólo  la  calidad  del  trabajo  pro- 
ducido por  sus  obreros  sino  también  hacer  que  las  máquinas  y  todo 
el  personal  marchen  armónicamente ;  que  el  trabajo  sea  continuado 
sin  interrupciones  y  sobre  todo  que  conozcan  los  principios  técnicos 
sobre  que  están  basadas  las  elaboraciones  ó  ejecución  de  sus  pro- 
ductos. Todas  estas  condiciones  requieren  no  sólo  experiencia  sino 
también  conocimientos  teóricos  que  no  todos  se  pueden  adquirir  en 
las  mismas  fábricas  donde  deben  ser  aplicados  desde  el  primer 


140  AN4LES  DE  LA  SOCIEDAD.  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

momenlo.  Estos  maestros  y  direclores  son  los  que  en  realidad  tienen 
que  instruir  á  sus  obreros  eligiendo  para  cada  uno  el  trabajo,  de 
acuerdo  con  su  inteligencia  y  sus  fuerzas. 

Otro  de  los  fines  de  estas  escuelas  es  el  de  preparar  técnicamente 
á  jóvenes  que  por  sus  condiciones  de  fortuna  ú  otras  causas  no 
pueden  dedica-r  á  este  objeto  sino  un  tiempo  relativamente  corlo. 
Por  eso  la  enseñanza  técnica  debería  versar  tan  sólo  sobre  las  mate- 
rias indispensables  que  son  :  la  mecánica,  construcciones,  la  tecno- 
logía y  sus  subdivisiones  más  importantes,  sirviendo  de  base  á  estos 
estudios  las  matemáticas  elementales,  las  ciencias  naturales  y  el 
dibujo  en  sus  dos  ramas,  á  pulso  y  con  instrumentos.  La  tecnología, 
las  aplicaciones  de  la  mecánica  y  las  construcciones,  vienen  á  serla 
síntesis,  el  objetivofinal  de  todoslosestudioselementales  y  superiores 
de  las  carreras  del  ingeniero.  Se  comprenderá,  pues,  fácilmente  que 
con  la  base  de  las  matemáticas  elementales  solamente,  la  prepara- 
ción de  estos  alumnos,  tendrá  que  ser  esencialmente  práctica. 

Con  este  propósito  y  para  Uenar  uu  verdadero  vacío  en  la  instruc- 
ción pública  se  ha  implantado  la  Escuela  Industrial  anexa  á  la  Es- 
cuela Nacional  de  Comercio,  déla  que  saldrán  en  adelante  jóve- 
nes preparados  prácticamente  para  ejercer  su  profesión,  no  sólo 
en  su  propio  provecho  sino  también  en  beneficio  del  país  en  general, 
pues  indirectamente  fomentarán  el  desarrollo  de  las  industrias.  El 
Plan  de  Estudios  correspondiente,  en  cuyo  informe  explicativo  se 
encontrarán  mayores  dalos  ilustrativos,  se  acompaña  al  presente 
trabajo.  Este  plan  está  en  vigencia  sólo  en  parte,  pues  en  la  fecha 
funcionan  sólo  los  tres  primeros  años  de  estudios. 

Para  desarrollar  convenientemente  un  plan  de  esta  naturaleza  es 
necesario  disponer  de  profesores  idóneos  que  no  son  siempre  fáciles 
de  encontrar  en  las  provincias ;  así  que  por  ahora  sería  imposible 
establecer  en  cada  capital  una  escuela  industrial.  Considero  que 
bastaría  por  el  momento  con  instalar  otras  dos  más,  en  las  ciu- 
dades donde  pueda  contarse  con  un  personal  competente  ó  donde 
por  lo  menos,  no  fuera  difícil  radicarlo. 

Las  ciudades  más  apropiadas  serían,  Córdoba  y  el  Rosario  de 
Santa  Fe. 


INSTRUCCIÓN  INDUSTRUL 


141 


PLAN  DE  ESTUDIOS  PARA  INDUSTRIALES 


Especialidad  química 


MATERIAS 

Idioma  nacional 

Caligrafía 

Fraocés 

Historia  y  geografía 

Ciencias  naturales 

Dibujo  á  pulso 

Matemáticas 

Dibujo  lineal  y  geometría  descriptiva 

Física 

Química 

—  especial 

—  orgánica 

Estática  gráfica  y  resistencia  de  materiales. 

Tecnología  química 

Práctica  de  laboratorio  

Mineralogía 

Contabilidad 

Mecánica 

Calor  y  sus  aplicaciones  industriales 

Construcciones 

Máquinas 

Trabajo  manual  y  operaciones  industriales 


HOHA8  POH 

SEMANA 

(Años) 

l* 

2* 

3» 

4« 

5» 

6« 

3 

3 

» 

» 

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3 

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4 

4 

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3 

3 

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2 

3 

2 

» 

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3 

3 

4 

4 

4 

4 

6 

6 

6 

6 

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3 

4 

4 

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3 

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3 

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12 

12 

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» 

» 

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2 

2 

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» 

3 

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» 

» 

» 

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3 

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» 

» 

2 

2 

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» 

» 

» 

2 

4 

» 

» 

» 

» 

» 

2 

12 

12 

12 

12 

12 

12 

36      36      36      3' 


41       41 


Especialidad  mecdnica 


Idinma  nacional 3 

Caligrafía 3 

Francés 4 

Historia  y  geografía 3 

Ciencias  naturales 2 

Dibujo  á  pulso 3 

Matemáticas 6 

DibujoJineal  y  geometría  descriptiva » 

Dibujo  de  máquinas > 

Tecnología  química » 

Física » 

Química » 

Estática  gráfica  y  resistencia  de  materiales.  » 

Mecánica » 

Elementos  de  máquinas » 


3 

» 

3» 

» 

3» 

» 

3» 

3» 

3» 

31 

4 

» 

3» 

» 

3» 

3 

» 

» 

3» 

3» 

2 

2 

3» 

3» 

3> 

3 

4 

4 

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4 

6 

6 

6 

3 

3» 

3 

4 

4 

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3» 

» 

» 

3» 

8 

10 

« 

3» 

3» 

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3 

3» 

3» 

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3» 

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2 

3 

3» 

3» 

» 

3» 

3 

3» 

3» 

» 

» 

3> 

2 

4 

142 


ANALES  DE   LA  SOCIEDAD  ClENTfriCA  ARGENTINA 


Especialidad  mecánica  (continuación) 


MATERIAS 

I» 

Construcciones » 

Construcción  de  máquinas  y  tecnología  me- 
cánica          » 

Electrotécnica,  teoría,  manipulación  y  tra- 
bajos prácticos 

Calor  y  sus  aplicaciones  industriales 

Contabilidad 

Topografía 

Trabajo  manual  y  operaciones  industriales. 


HORAS  POR  SEMANA 

(Años) 


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12 

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12 

10 

10 

86 

36 

36 

37 

43 

41 

Maestrog  mayores  de  obras 


Idioma  nacional 

Caligrafía 

Francés 

Historia  y  geografía 

Ciencias  naturales 

Dibujo  á  pulso. 

Matemáticas 

Dibujo  lineal  y  geometría  descriptiva 

Estática  gráfica  y  resistencia  de  materiales. 

Física 

Mecánica 

Química 

Contabilidad 

Calor  y  sus  aplicaciones  industríales 

Construcciones  y  dibujo  de  construcciones. 
Proyecto  de  construcciones,  inclusive  insta- 
laciones rurales 

Presupuestos 

Materiales  de  construcción 

Arquitectura 

Topografía 

Trabajo  manual 


3 

3 

» 

» 

» 

» 

3 

» 

» 

» 

» 

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2 

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3 

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4 

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6 

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3 

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2 

2 

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2 

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12 

12 

12 

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10 

36 

36 

36 

47 

43 

46 

Otto  Krause. 

BueDOs  Aires,  marzo  de  1899. 


EL  MAiNGANESO  ARGENTÍFERO  DE  «LA  CORTADERITA- 


(PROVINCIA  DE  MENDOZA) 


Desde  hace  dos  años,  entre  los  minerales  remitidos  á  ia  Casa  de 
Moneda  para  su  ensayo,  han  venido  muestras  «comunes»  de  un 
mineral  argentífero  con  ley  de  oro,  procedentes  de  la  provincia  de 
Mendoza.  Su  ley  de  plata  variaba  entre  0.6  y  1.5  Vo  y  su  ganga 
consistía  en  gran  parte  de  óxidos  de  manganeso.  Dichos  «comunes» 
representaron  fuertes  remesas  de  mineral  destinadas  á  la  exporta- 
ción á  los  establecimientos  metalúrgicos  en  Europa.  Estando  el 
mineral  en  estado  de  polvo  fino,  era  imposible  observar  sus  carac- 
teres físicos  originales,  pero  comprendiendo  que  se  trataba  de  un 
mineral  argentífero  poco  común  con  criadero  manganífero,  cuya 
existencia  en  el  país  no  había  sido  señalada  por  los  autores,  traté 
de  averiguar  su  procedencia  y  de  procurar  muestras  del  mineral 
en  estado  original. 

Últimamente  se  recibió  en  el  laboratorio  un  «común»  remitido 
por  mi  amigo  el  doctor  José  A.  Salas,  Ministro  de  Hacienda  de  la 
provincia  de  Mendoza,  y  procedente,  según  él,  de  una  mina  de  su 
propiedad,  «La  Esperanza»,  y  siendo  esta  muestra  de  igual  carác- 
ter á  las  ensayadas  anteriormente,  con  una  ganga  manganffera, 
pedí  ai  doctor  Salas  me  hiciera  el  favor  de  mandar  ejemplares  del 
mineral  sin  previa  pulverización. 

Prontamente  fué  satisfecho  mí  deseo  y  recibí  varios  ejemplares 
del  mineral,  algunos  elegidos  especialmente  con  oro  á  la  vista, 
otros  sacados  al  acaso  de  distintas  partes  de  la  veta. 

La  mina  «Esperanza»  se  halla  en  el  distrito  minero  llamado 
«  La  Cortaderita »,  situado  á  distanciado  14  kilómetros  al N.O.  de 


i4i  ANALES   DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

la  ciudad  de  Mendoza,  siendo  su  posición  geográfíca:  Lat.  33^ 
19'  45"  y  Long.  69^  7'  30\  ocupando  una  extensión  de  o  kiló- 
metros de  largo  por  3  kilómetros  de  ancho.  Su  altura  sobre  el  ni- 
vel del  mar  es  2500  metros.  De  muy  reciente  descubrimiento,  su 
formación  geológica  ha  sido  descrita  por  el  ingeniero  don  Carlos 
Madariaga,  en  la  Memoria  oficial  de  minas  de  la  Provincia  de 
Mendoza,  que  se  publicó  para  la  Exposición  Internacional  de 
Minería  y  Metalurgia  de  la  República  de  Chile  en  el  año  1894.  El 
ex-ingeniero  de  Sección  del  Departamento  Nacional  de  Minas  don 
E.  Allchurch,  en  su  informe  al  señor  jefe  del  Deparlamento,  da  una 
breve  descripción  del  mismo  distrito.  (Véase  Memoria  del  Depar- 
tamento Nacional  de  Mina^  y  Geología  correspondiente  al  año 
/S96).  El  señor  Madariaga  menciona  la  mina  «Esperanza»  des- 
cribiendo los  caracteres  de  la  veta,  cuya  potencia  media  es  de 
0.23  metros  y  diciendo  que  las  especies  minerales  que  la  constitu- 
yen son  «sulfuro  de  plomo  y  cloruro  de  plata  en  qn  criadero  ferru- 
ginoso». Parece  que  la  presencia  del  óxido  de  manganeso,  mucho 
más  abundante  que  el  de  fierro,  no  ha  sido  observada  por  el  autor 
citado,  á  pesar  de  ser  muy  evidente  en  la  muestra  número  43,  de  la 
colección  presentada  por  él  y  descrita  en  su  memoria.  Minerales 
manganíferos  con  cierta  ley  de  plata  no  son  muy  comunes;  los  hay 
en  algunos  distritos  mineros  en  las  montañas  Rocallosas  desde 
las  fronteras  del  Canadá  hasta  las  de  Méjico,  y  algunos  minerales 
argentíferos  en  el  estado  de  Colorado,  E.U.,  son  de  una  ley  de  man- 
ganeso bastante  elevada  para  poderlos  utilizar  en  la  fabricación 
del  ferro-manganeso.  Siendo  el  óxido  de  manganeso  un  buen  fun- 
dente, se  emplean  aveces  estos  minerales  argento-manganíferos 
para  facilitar  la  fundición  de  otros  minerales  de  plata  más  refrac- 
tarios. (Véase  el  Arkansas  Geological  Survey,  Memoria  del  año 
1890,  vol.  I,  pág.  4i8  y  siguientes). 

El  color  del  mineral  de  la  mina  «Esperanza»  es  en  general  ne- 
gro tirando  á  rojizo  en  algunas  partes,  es  amorfo,  poco  compacto, 
casi  esponjoso  en  algunos  ejemplares.  En  ciertas  muestras  elegidas  se 
observan  filamentos  de  oro  nativo,  y  tengo  en  mi  colección  un  ejem- 
plar en  el  que  el  oro  constituye  la  masa  principal. 

Sin  embargo,  en  general,  el  oro  no  es  visible,  hallándose  enpol  vo 
muy  fino  diseminado  en  la  masa,  siendo  apreciable  sólo  mediante 
el  ensayo  por  vía  seca.  Como  no  fué  posible  separar  mecánicamen- 
te para  su  investigación  los  diferentes  elementos  mineralógicos  del 
mineral,  practiqué  su  análisis  químico,  empleando  con  este  ob- 


EL  MANGANESO  ARGENTÍFERO  <f  DE  LA  GORTADERITA  >       145 

jeto  un  4(común»  que  no  presentaba  oro  á  la  vista.  Por  vía  seca 
determiné  la  ley  de  oro  y  plata,  y  la  de  ésta  se  controló  después, 
disolviendo  el  cloruro  contenido  en  el  mineral  en  amoníaco  y  luego 
precipitándolo  con  ácido.  La  identidad  del  resultado  en  ambos  en- 
sayos demuestra  que,  salvo  la  corta  cantidad  asociada  al  oro,  la 
plata  se  encuentra  como  plata  cornea. 

El  manganeso  fué  determinado,  precipitándolo  por  el  bromo  en 
presencia  de  acetato  amónico  y  su  grado  de  oxidación  por  el  mé- 
todo de  Fresenius.  He  aquí  los  resultados  del  análisis  general 
del  común  desecado  á  I20^C.  para  eliminar  el  agua  higroscópica. 

Agua  de  combinación 7 .  340 

Bióxido   de  manganeso 72.910)  „  ,.^  ^^ 

„,..,.         ^  «,.,/>[  Manganeso  52.02 

Protóxido  de  manganeso 7.740  )         ^ 

Oxido  de  zinc 0.800 

Oxido  férrico 3.700 

Oxido  de  calcio 2.000 

Cloruro  de  Plata 0.822  i  l\^^^    J'ff* 

(  Cloro    0 . 1 98 

Oro 0.004 

Antimonio 0.419 

Plomo 0.546 

Azufre , 0.247 

Sílice 3.40Ü 


99.928 


Del  análisis  se  deduce  que  el  mineral  de  la  «  Esperanza»  es   de 
composición  muy  compleja;  su  criadero  formado  principalmente 
de  los  óxidos  de  manganeso  anhidros  é  hidratados,  y  poco  ferru- 
ginoso, lleva  en  estado  de  mezcla,  cortas  cantidades  de  los  sulfuros 
de  plomo,  antimonio  y  zinc,  plata  cornea  y  oro  nativo. 

Me  consta  que  la  ley  de  plata  en  algunas  partes  de  la  veta  es 
mucho  más  alta,  pues  he  ensayado  comunes  con  1.3  y  1.5  por 
ciento  de  este  metal  y  en  una  colpa  con  ganga  de  carbonato  de 
manganeso  he  hallado  3.6  por  ciento  ó  sea  36  kilos  por  tonelada 
métrica . 

En  cuanto  al  oro  nativo  que  lleva  el  mineral,  su  distribución 
es  naturalmente  muy  irregular,  pero  he  ensayado  un  lingote  que 
obtuve  personalmente  beneficiando  menos  de  6  kilos  de  piedra  ele- 

All.  80C.  CIBNT.  AR6.  —  T.  XLVIl  10 


146  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD   CIENTÍFICA   ARGENTINA 

gida  con  oro  á  la  vista ;  el  lingote  pesaba  234  gramos^  siendo  la  ley 
de  oro  '753.4  y  243  la  ley  de  plata. 

Queda,  pues,  demostrada  la  existencia  en  la  República  Argentina 
de  un  mineral  manganifero  rico  en  oro  y  plata^  con  ley  de  estos 
metales  que  es  muy  superior  á  la  ley  .de  los  minerales  análogos  de 
las  montañas  Rocallosas,  y  que  no  se  trata  de  una  mera  curiosidad 
mineralógica  sino  de  una  mina  en  explotación,  una  verdadera  fuen- 
te de  riqueza  para  el  industrial  minero. 


Juan  J.  J.  Kyle, 

Químico-ensayador  de  la  Casa  de  Moneda. 

Buenos  Aires,  Febrero  de  20  1896. 


BIBLIOGRAFÍA 


I.  —  aENCIAS  EXACTAS 


Drach  (Jules),  Anden  éléve  de  TÉcole  Nórmale  Supérieure.  —  Bssal  sur  une 
théorie  genérale  de  l*Inté^ration  et  sur  la  classiflcation  des  transcen- 
dantes.  Thhe  de  la  Faculté  des  Sciences  de  París.—  Gauthier-VíUars  et  fils, 
París,  1898  (1  vol.  ¡n-4',  140  pág.). 

Af apotte  (P.),  Agrégé  préparateur  á  l'École  Nórmale  Supéríeure.  —  Les  Bqua- 
tions  différentlelles  linéaires  et  la  Théorie  des  Oroupes.  Thése  de  la 
Faculté  des  Sciences  de  París.  —  Gauthier-Viilars  et  fils,  París,  1898  (1  vol. 
in-4%  192  pág.). 

Reseña  crítica  por  Autonne  (Léon),  Maítre  de  conférences  de  Mathématiques 
a  rUniversité  de  Lyon  ;  Revue  genérale  des  Sciences^  enero  30  de  1899  (año  10, 
n'  2.  pág.  73). 

Transcríbiremos  íntegra  la  reseña  de  M.  Autonne,  que  nos  parece  constituir 
una  interesante  síntesis  de  las  elevadas  cuestiones  tratadas  en  estas  nuevas  tesis. 
Difícil  nos  sería  suprimir  el  menor  párrafo  del  breve  y  substancial  resumen,  sin 
exponernos  á  disminuir  su  valor,  y  nuestra  ninguna  competencia  en  tan  ardua  ma- 
tena  nos  príva  de  agregar  lo  más  mínimo  de  nuestra  cosecha  propia. 

«  Han  abordado  ios  señores  Drach  y  Marotte,  problemas  distintos,  pero  me~ 
diante  métodos  cuyo  principio  es  ei  mismo.  Para  evitar  repeticiones,  reúno 
ambas  reseñas. 

<  Se  sabe  CGallois,  M.  Jordán,  . . .)  que  á  toda  ecuación  algebraica  corresponde 
un  grupo  G  (grupo  de  la  ecuación)  de  sustituciones  entre  las  raíces.  G  tiene  la 
propiedad  siguiente  :  toda  función  racional  de  los  coeficientes  y  de  las  raíces,  in~ 
variable  respecto  de  G,  es  susceptible  de  expresarse  racionalmente  en  función  de 
los  coeficientes  ;  recípr  ocamente,  toda  función  así  indicada  es  un  invariante  de 
G.  La  estructura  de  G  da  la  clave  de  la  naturaleza  íntima  de  la  irracionalidad  alge- 
braica propia  de  las  raíces.  Ya  se  ha  hecho  clásico  todo  esto. 

«  Más  recientemente,  con  los  señores  Klein,  Lie,  Picard,  Vessiot,  .. .,  la  idea 
genial  de  Galois  penetró  ampliamente  en  el  cálculo  integral. 

^  Denominemos  cuerpo  S  á  un  sistema  cuyos  miembros  serán  : 


148  ANALES   DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

«  1'  n  fuDcioues  z  de  m  variables  independientes  x  ; 

«  2°  Todas  las  funciones  obtenidas  operando  sobre  las  z  por  diferenciación,  y  por 
procedimiento  A  dado  de  antemano  (A,  por  ejemplo,  comprende  todas  las  opera- 
clones  racionales,  efectuadas  también  sobre  las  x). 

«  Sean  :  G  un  grupo  de  transformaciones  operadas  sobre  los  dos  miembros 
de  S,  y  íi  una  expresión  construida  sobre  las  x  y  lo»  miembros  del  cuerpo,  de 
un  modo  B  dado  (por  ejemplo,  racionalmente).  Se  puede  buscar  un  G  que  posea 
las  propiedades  siguientes  : 

«  P  Toda  expresión  ii.  invariable  respecto  de  G,  es  susceptible  de  expresarse 
con  las  X  de  un  modo  C  dado  (por  ejemplo,  o.  es  racional,  meromorfo,  unifor- 
me, etc.) ; 

«  3*  Toda  expresión  n  susceptible  de  expresarse  del  modo  C  es  un  invariante 
de  G. 

«  G  es,  según  el  caso,  el  grupo  de  racionalidad  de  meromorfía,  monodro- 
mfa,  etc.  La  estructura  de  G  proporciona  la  naturaleza  íntima  de  las  funciones  z 
y  los  elementos  para  una  clasiñcación  de  las  trascendentes  r,  fundada  en  las  pro- 
piedades de  los  grupos. 

«  Las  relaciones  (sistema  H]  que  ligan  miembros  del  cuerpo  S,  ya  entre  sí,  ya 
á  las  m  variables  s,  son  ecuaciones,  diferenciales  para  m  =  1,  de  las  derivadas 
parciales  para  m  >  1.  Las  z  son  las  integrales  del  sistema  H  y  la  noción  de  gru- 
po penetra  profundamente  en  el  problema  del  cálculo  integral. 

«  Comienza  M.  Drach  recordando  los  principios,  de  un  modo  elegante  y  ori- 
ginal. Luego  escoge  el  caso  en  que  m  =>  n  4-  1,  y  en  que  el  sistema  H  se  reduce 
á  una  ecuación  h  lineal,  homogénea,  del  primer  orden,  con  coeíicientes  raciona- 
les. Los  procedimientos  A  y  B  son  racionales.  Las  funciones  z  son  n  soluciones 
distintas  de  h.  Si  se  considera  las  z  como  coordenadas  en  un  espacio  de  n  dimen- 
siones. G  es  el  grupo  de  las  transformaciones  puntuales  en  dicho  espacio.  Estudia 
M.  Drach  el  grupo  de  la  racionalidad.  Sigúese  paso  á  paso  la  marcha  de  Galois 
¡formación  de  la  resolvente,  etc.j*  Esto  lleva  á  la  investigación  directa  de  las  inte- 
grales racionales,  problema  muy  arduo. 

«  Escoje  M.  Marotte  el  caso  en  que  m  =:  1  y  en  que  el  sistema  A  se  reduce  á 
lina  ecuación  h  diferencial,  lineal,  homogénea  de  orden  n,  con  coeficientes  racio- 
nales. Los  procedimientos  A  y  B  son  racionales.  Las  z  son  las  n  funciones  de  un 
sistema  fundamental  de  integrales  de  h.  Las  transformaciones  de  G  son  las  sus» 
tituciones  lineales  homogéneas,  con  coeficientes  constantes  (colineaciones  del 
espacio  á  n  dimensiones)  que  sufren  las  :;  cuando  x  viaja  en  una  región  de  su 
plano,  por  ejemplo,  alrededor  de  un  punto  singular.  Búscase  los  puntos  de  mero- 
morfía, racionalidad,  monodromia,  etc..  para  n  =  2,  3  y  4.  Intervienen  las  inte- 
grales cuya  derivada  logarítmica  es  algebraica  y  las  ecuaciones  diferenciales  de 
M.  Painlevé,  en  que  la  integral  general  contiene  de  un  modo  conocido  los  para- 
metros  arbitrarios. 

<^  Como  se  ve,  consiste  el  fondo  de  las  cosas,  en  las  investigaciones  de  los  se- 
ñores Drach  y  Marotte,  en  hacer  aprovechar  al  cálculo  integral  de  los  datos  regu- 
larmente completos  que  se  poseen  sobre  ciertas  categorías  de  grupos. 

«  Complácese  M.  Drach  en  remover  las  ideas  generales,  y  lo  hace  con  elegan- 
cia. Pero,  no  le  es  posible,   bien  entendido,  recorrer  el  vasto  dominio  en  que 
penetra.  Ocurre  á  menudo  que  sólo  pueda  encontrarse,  sobre  una  misma  cuestión» 
un  simple  programa  de  investigaciones.  El  autor  mismo  lo  reconoce. 


bibliografía  149 

c  Confínase  M.  Marotte  en  un  campo  más  estrecho,  y  elabora  resultados  más 
completos. 

«  Sea  lo  que  fuese,  ambas  tesis  son,  con  diferencias  en  sus  cualidades,  muy  in- 
teresantes. »  —  F.  BlRABEN. 


II.  —  INGENIERÍA 


Montillot  (L.),  Inspecteur  des  Postes  et  Télégraphes.  ~  Télégrapliie  prati- 
que.  Traite  coxnplet  de  Télégraph.ie  électrique.  —  Y*  Ch.  Duood,    Paris, 
1898.  il  vol.  in-8',  624  pág.  con  356 íig.  y  6  lám.;  ¿5  fr!,  encuad.). 

Reseña  crítica  por  Ch.-Ed.  Quillauzne,  Physicien  au  Bureau  ínternational 
des  Poids  el  Mesures,  en  Revue  genérale  des  Sciences,  enero  30  de  1899  (año 
10,  n'  2,  pág.  73-74). 

El  eminente  autor  de  la  reseña  recomienda  tácitamente  la  obra,  al  señalar  con 
TÍsible  complacencia  ciertas  particularidades  de  ella.  Constata  de  paso  que  es 
muy  clara  y  está  ilustrada  con  abundancia  y  elegancia,  y  agreg»  que  las  pocas 
fórmulas  que  contiene,  no  pasan  de  los  límites  del  álgebra  más  elemental.  — 

F.  BlRABEN. 

^^Itz  (A),  Ingénieur  des  Arts  et  Manufactures,  Professeur  á  la  Faculté  libre  des 
Sciences  de  Lílle.  —  Traite  th.éorique  et  pratique  des  znoteurs  a  gas 
et  á  pétrole  et  des  voitures  autoxnobiies.  Tome  III.  —  E.  Bernard  et  C", 
Paris,  1899  il  vol.  gr.  in-8»  de  600  p.,  214  fig  ;  20  fr.». 

Reseña  crítica  por  Gérard  Lavergne,  Ingénieur  Civil  des  Mines,  en  Revue 
genérale  des  Sciences,  enero  15  de  1899  (año  10,  n*  1,  p.  28;. 


III.  -  CIENCIAS  FÍSICAS  Y  NATURALES 


GuUlaiiine  íCh.-Ed.),  Docteur  és-sciences,  Physicien  du  Bureau  ínternational 
des  Poids  et  Mesures.  —  L*óoh.elle  du  speotre.  —  Art.  en  Revue  genérale 
de$  Sciences,  enero  15  de  1899  (año  10,  n*  1,  p.  5-8;  3  fig.). 

Estudia  M.  Guillaume  sucesivamente  las  diversas  definiciones,  ó  determinacio- 
nes, de  las  radiaciones,  las  representaciones  diversas  del  espectro  que  de  ellns 
han  resultado,  para  llegar  á  proponer  un  nuevo  sistema  de  representación  ó  escala 
que,  por  la  ley  que  la  caracteriza,  denomina  «  logarítmica  ». 

Procuraremos  resumir  breve  y  fielmente  el  interesante  trabajo  del  ilustrado 
físico,*-  que  merecería,  indudablemente,  los  honores  de  una  reproducción  íntegra. 

Examinando  previamente  la  cuestión  desde  un  punto  de  vista  más  bien  histó- 


150  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

rico,  M.  Guillaume  expooe  las  definiciones  sucesivamente  adoptadas  por  ios  físi- 
cos, á  medida  de  la  evolución  misma  de  la  ciencia. 

La  primera  definición  de  la  radiación  que  se  haya  presentado  al  espíritu,  la 
única  conocida  durante  una  larga  serie  de  siglos,  se  fundaba  en  el  calor,  pero  era 
tan  poco  precisa  como  falaz,  puesto  que  la  misma  sensación  coloreada  puede 
corresponder  á  fenómenos  totalmente  distintos. 

La  idea  de  definir  las  radiaciones  por  su  índice  de  refracción  debió  conside- 
rarse, pues,  como  un  inmenso  progreso,  «  como  la  primera  creación  en  el 
caos  ».  Habíase  encontrado  la  escala  del  espectro  que  pudo  considerarse  per- 
fecta Ínterin  las  medidas  fueron  bastante  poco  precisas  y  poco  variadas  como 
para  que  pudiera  creerse  á  la  proporcionalidad  de  los  índices  de  las  diversas 
substancias  transparentes  para  todas  las  radiaciones. 

Creyóse  luego  lograr  la  fugitiva  solución  en  ciertas  relaciones  naturales  apa- 
rentes, entre  la  extensión  de  los  colores  espectrales  y  varias  otras  longitudes 
—  como  ser  la  de  segmentos  de  cuerda  que  dan  las  notas  de  la  gama,  Pero 
cuando  la  base  misma  de  esas  ingeniosas  síntesis  —  la  igualdad  de  la  dispersión  — 
fué  reconocida  falsa,  esos  frágiles  edificios  se  derrumbaron  por  sí  mismos. 

Pudo  creerse  en  esa  época  que  ia  escala  natural  del  espectro  quedaría  per- 
dida para  siempre  (1). 

Vino  entonces  la  teoría  de  las  ondulaciones,  maravillosamente  discernida 
por  Presnel,  y  ella  trajo  su  claridad  en  el  dédalo  inextricable  de  las  radiaciones. 
Quedaba  hallada  la  variable  independiente  buscada  :  era  la  longitud  de  onda  ;  el 
índice  de  refracción  no  era  más  que  una  función  de  la  misma,  bien  definida  para 
una  substancia  dada,  variable  de  un  cuerpo  á  otro.  Y  muy  luego,  gracias  á  los 
descubrimientos  de  Wollaston  y  Fraunhofer—  que  dieron  á  las  longitudes  de  on- 
da una  significación  metrológica  precisa  —  la  escala  del  espectro,  creada  en  teo- 
ría, quedó  también  prácticamente  establecida. 

Sentados  estos  prolegómenos,  pasa  M.  Guillaume  á  estudiar  los  dos  sistemas  de 
escalas  actualmente  adoptados. 

Las  dos  ciencias  de  la  ondulación,  la  Óptica  y  la  Acústica,  proceden  diversamente 
en  la  clasificación  de  las  ondas.  La  primera  las  dispone  según  su  longitud ;  la 

(1)  Con  este  motivo,  M.  Guillaume  consigna  de  pasada,  en  ana  notita,  algunas  obser- 
Taciones  que  nos  parece  interesante  transcribir  integras. 

«  La  investigación  de  las  relaciones  numéricas  entre  fenómenos  no  semejantes  pnede 
parecemos,  hoy,  infantil.  Las  correspondencias  entre  estos  colores  y  los  intervalos  mu- 
sicales sólo  podría  existir  debido  al  azar  y  sin  que  haya,  entre  ambos  órdenes  de 
fenómenos,  ningnna  conexión  verdadera.  Pero,  si  la  investigación  de  algunas  de  esas 
coincidencias  ha  sido  estéril,  no  hay  que  olvidar  que  toda  la  admirable  síntesis  por  la 
cual  Maxwell  ha  agrupado,  bajo  causas  semejantes,  los  fenómenos  de  la  Óptica  y  de  la 
Electricidad,  ha  tenido  por  punto  de  partida  una  relación  numérica,  cuya  razón  se  hallaba, 
primero,  absolutamente  velada.  ¿  No  es  acaso  una  investigación  puramente  empírica  de 
relaciones  numéricas  la  que  oondujo  á  Kepler  al  inmortal  descubrimiento  de  sus  leyes  ? 
Y,  aún  hoy,  ¿  sabemos  acaso  si  ciertas  relaciones  antiguamente  conocidas  en  Astronomía 
tienen  una  causa  oculta  ó  son  el  simple  juego  del  azar?  Si  la  ley  de  Bode  permanece 
aun  por  algunos  siglos  sin  explicación,  ó  si  un  hecbo  nuevo  viene  á  destruir  su  armo- 
nía, ya  no  se  la  considerará  sino  como  una  curiosidad.  Pero  sería  imprudente  negar 
desde  ya  que  ella  sea  una  manifestación  de  un  principio  todavía  desconocido. 


BIBLIOGRAFÍA  i5t 

segunda,  según  su  frecuencia.  Ahora  bien,  si  se  examina  de  cerca  la  caestión,  se 
observa  que  la  única  razón  de  tal  divergencia  estriba  en  los  procedimientos 
empleados  en  la  medición  de  la  propiedad  fundamental  de  las  ondas ;  y  es  en- 
tonces el  caso  de  preguntarse  sí  un  procedimiento  de  laboratorio  puede  impo- 
ner una  clasificación,  si  no  existen  otros  motivos  de  conservar  ó  modificar  la 
escala  adoptada  en  uno  ú  otro  caso. 

H.  Guillaume  llega  desde  luego  á  la  conclusión  de  que  la  frecuencia  es  más 
inmediata  y  primordial  que  la  longitud  de  onda,  y  más  invariable  á  la  vex. 
La  razón  parece,  pues,  aoonsejar  el  abandono  del  uso  que  prevalece  en  Óptica 
por  el  de  la  Acústica.  Pero  el  autor  agrega,  á  ésta,  otras  razones  que  militan 
en  el  sentido  expresado. 

Penetrando  más  á  fondo  en  la  cuestión,  el  autor  examina  las  ventajas  y 
defectos  particulares  de  los  dos  puntos  de  vista  opuestos,  según  los  cuales  la 
variable  del  espectro  es  una  longitud  6  una  inversa  de  un  tiempo.  Esos  defec- 
tos se  hacen  evidentes  representando  mediante  un  diagrama  una  extensión 
considerable  del  espectro  en  uno  y  otro  sistema. 

Así,  para  hacer  figurar  el  espectro  eléctrico  en  la  primera  escala,  ha  habido 
que  condensar  el  espectro  ultravioleta^  el  espectro  visible  y  el  espectro  infrar- 
rojo—  es  decir  todas  las  radiaciones  propiamente  dichas  —  en  un  espacio  tan 
reducido,  que  se  hace  imposible  discernir  lo  más  mínimo  en  él.  —  En  la  se- 
gunda escala,  el  ultravioleta  ocupa  casi  todo  el  espacio,  al  par  que  las  osci- 
laciones eléctricas  se  encuentran  recostadas  junto  al  eje  de  las  ordenadas. 

En  un  caso,  pues,  las  radiaciones  propiamente  dichas  quedan  sacrificadas  ;  en 
el  otro,  las  oscilaciones  eléctricas  desaparecen.  Ambos  sistemas  son,  por  consi- 
guiente, defectuosos  en  cuanto  á  la  representación  total  del  espectro. 

Considerando  entonces  la  cuestión  desde  otro  punto  de  vista,  M .  Guillaume  pa- 
sa á  establecer  algunas  condiciones  á  que  debería  satisfacer  una  escala  racional 
del  espectro. 

En  primer  lugar,  parece  existir  cierta  necesidad  lógica  en  rechazar  al  infinito 
las  dos  extremidades  del  espectro,  para  señalar  bien  la  distancia  que  separa  los 
fenómenos  de  la  región  media  del  fenómeno  que  nace  en  un  extrema  de  la  fre- 
cuencia, y  de  aquel  cuya  existencia  es  imposible  en  el  otro  extremo. 

Por  otra  parte,  el  desarrollo  histórico  de  nuestro  conocimiento  del  espectro 
demuestra  que  ciertas  regiones  son  muy  rápidamente  exploradas,  al  par  que  otraa 
no  consienten  sino  ínfimos  progresos,  siempre  conquistados  &  buen  precio.  Fuera 
de  la  dificuldad  inherente  al  descubrimiento,  las  propiedades  de  las  radiaciones — 
consideradas  en  sí  mismas  ó  en  sus  relaciones  con  la  materia  —  varían  rápida- 
mente con  la  longitud  de  onda  cuando  ésta  es  débil,  y  mucho  más  lentamente 
cuando  se  vuelve  considerable. 

Consideremos  la  representación  por  longitudes  de  onda.  Ella  hace  aparecer  la 
absorción  en  una  forma  disimétrica.  Cada  una  de  las  fajas  de  absorción,  creciendo 
del  borde  al  centro,  sube  rápidamente  en  opacidad  del  lado  de  las  longitudes  de 
ondas  cortas,  y  vuelve  á  bajar  más  lentamente  hacia  las  grandes  longitudes.  — 
Ocarre  lo  contrario  en  los  diagramas  por  frecuencias» 

Ahora  bien,  si  se  admite  que  un  aumento,  para  ser  bien  apreciado,  debe  ser 
referido  á  la  longitud  de  onda  á  la  cual  se  agrega,  se  llega  á  una  ley  análoga  á 
la  del  ambral  (seuil)  en  la  Psicofisiología,  es  decir,  á  atribuir  á  las  diversas 


152  AKALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

regiones  del  espectro  espacios  proporcionales  á  sus  logaritmos^  coDsideraDdo 
como  correspondientes  á  porciones  de  igual  importancia,  ]as  distancias  iguales 
del  eje  de  las  abscisas.  Esa  representación  logaritmica  satisface  á  los  requisitos 
señalados  antes  :  rechaza  al  infinito  la  ausencia  de  la  oscilación  7  la  vibración 
de  energía  infinita  ;  trae  la  simetría  en  las  fajas  de  absorción  y  parece  propor> 
cionar  la  variable  natural  de  este  género  de  fenómenos.  Análogas  consideraciones 
aplicadas  al  espectro  de  frecuencias,  llevan  también  á  una  representación  loga- 
rítmica ;  pero,  aquí,  lo  que  se  representa  en  el  diagrama  no  es  el  aumento  de  la 
frecuencia,  sino  el  cociente  de  su  aumento  por  la  frecuencia  á  que  se  agrega.  El 
diagrama  así  obtenido  es  simétrico  del  otro,  haciéndose  indiferente  la  elección 
de  uno  ú  otro. 


M.  Guillaume  completa  sus  explicaciones  con  los  diagramas  correspondientes 
á  las  tres  escalas  señaladas  :  en  longitudes  de  onda,  en  frecuencias  y  en  loga- 
ritmos de  longitudes  de  onda. 

Concluye  el  autor  cotí  algunas  consideraciones  sobre  la  representación  en  ocla- 
vas,  usada  en  la  Acústica,  haciendo  ver  que  la  representación  logarítmica  con- 
duce á  ella,  y  señalando  las  ventajas  que  presenta,  —  las  que  se  reconocerán 
mejor  cuando  esté  más  generalizada  (1). 

Tal  es,  en  substancia,  lo  esencial  del  interesante  trabajo  que  nos  ocupa.  En 
justificación  de  su  publicación,  el  autor  señala  el  temor  de  que,  por  falta  de 
discutirse  anticipadamente  la  cuestión,  resulte  que  el  hábito  ó  el  azar  hagan  pre- 
valecer en  el  uso  una  división  que  más  tarde  sea  juzgada  defectuosa.  «  Sería 
bueno  —  termina  diciendo  —  que  una  discusión  profunda  en  uno  de  los 
próximos  Congresos  de  Física  condujera  á  una  regla  fija  para  la  división  del 
espectro ;  los  promotores  de  las  pocas  tentativas  aisladas  hechas  en  esta  vía,  se 
adherirían  á  ella  con  gusto.  »  —  P.  Biraben. 

Boltzinann  [Ludwigj,  Professeur  de  Physique  théorique  a  TUniversité  de 
Vienne.  —  Vorlesusgen  über  Ga£theorie  (Lecons  sur  la  théorie  des  gaz). 
y   Partie :    Thkorie    des   gaz  a    molécules  monoatohiques,   de  dimensión» 

NÉGLIGEABLES     PAR    RAPPORT    AU    PARC0UR3    LIBRB    HOYEN,     i*    Partie  .*     ThÉORIE 

DB   Van  der  Waals.  Gaz  a  aioléculbs  polyatohiques.  Dissociation  des  gaz. 
Remarques  finales..  —  Johann  Ambrosius  Barth,  Leipzig,  1895-1898  (2  vol. 
in-8-j. 

Reseña  crítica  por  M.  Brillouin,  Maitre  de  conférences  á  l'École  Nórmale 
Supérieure,  en  Revue  genérale  des  Sciences^  enero  15  de  1899  (año  10,  n*  1, 
p.  29J. 

Dice  M.  firillouin  que  gracias  á  esta  segunda  parte  de  la  obra  del  doctor  Boltz- 
mann  —  cuya  aparición  fué  demorada  durante  tres  años  por  el  autor  —  se  posee 
•  en  fin  una  exposición  sistemática  y  completa  de  las  partes  más  difíciles  de  la  tco- 


( 1)  Por  un  capricho  de  la  naturaleza,  dice  M.  Guillaume,  el  espectro  visible  ocupa  casi 
exactamente  una  octava  natural  (la  3'  de  las  octavas  de  las  radiaciones  reconocidas).  En  el 
infrarrajoy  se  conoce  hasta  la  10"  octava,  y  el  espectro  eléctrico  arranca  de  la  15*. 


BIBLIOGRAFÍA  153 

ría  conocida  antes  con  el  nombre  de  teoría  cinética  de  los  gases,  pero  que  hoy 
merece  con  más  justicia  el  de  teoría  molecular  de  los  fluidos, 

Hé  aquí  ol  índice  de  las  materias  abarcadas  en  esta  importante  obra  (alrededor 
de  500  páginas) : 

I'  PARTE  :  I.  Moléculas  esféricas  ;  presencia  de  fuerzas  exteriores  y  de  movimientos 
de  conjunto.  —  II.  Moléculas  centros  de  fuerzas ;  (fuerzas  exteriores  ;  [movimientos  de 
conjunto  del  gas.  —  121.  Moléculas  actuando  en  razón  inversa  de  la  5*  potencia  de  la 
distancia. 

2*  PARTE  :  I.  Fundamentos  de  la  teoría  de  Van  der  Waals. —  II.  Discusión  física  de  la 
teoría  de  Van  der  Waals. —  III.  Teoremas  de  la  Mecánica  general  necesarios  á  la  teoría 
de  los  gases.  —  IV.  Gases  con  moléculas  compuestas.  —  V.  Establecimiento  de  la  ecua> 
ción  de  Van  der  Waals  mediante  el  Yiriel.  —  VI.  Teoría  de  la  disociación.  —  VIL  Equi- 
librio del  calor  en  los  gases  con  moléculas  compuestas. 

El  autor  de  la  reseña  termina  con  elogio  su  análisis  de  la  obra  del  doctor 
Boitzraann,  formulando  el  voto  de  que  vea  realizada  cuanto  antes  una  edición 
francesa  del  libro,  —  destinado,    agrega,   á   ser  traducido  en  breve  al  inglés.  — 

P.    BinABEN. 

Clarnot  (Adolphe),  Membre  de  Flnstitut,  Inspecteur  general  des  Mines,  Profes- 
seur  á  TÉcole  Supérieure  des  Mines.  —  Traite  d'Analyse  des  substances 
minerales.  Tome  I :  Méthodes  genérales  d'analtse  qualitative  bt  quanti- 
TATivE.  —  V  Ch.  Dunod,  Paris,  1898  (1  vol.  gr.  in-8*,  990  p.,  356  fig.;  35  fr). 

Reseña  crítica  por  Q.  Ch.arpy,  Docteur  és-sciences,  en  Revue  genérale  des 
Sciences,  enero  15  de  1899  ¡año  10,  n*  1,  p.  29-30). 

Según  el  autor  de  esta  breve  reseña,  la  obra  de  M.  Carnot  —  hijo  del  malogrado 
y  célebre  presidente  Sadi-Carnot  —  encierra  un  interés  real,  tanto  por  su  valor 
intrínseco  y  sus  cualidades  de  exactitud  y  precisión,  como  por  hallarse  al  corriente 
de  los  trabajos  más  recientes.  «  ta  redacción  de  este  Tratado  es  un  nuevo  é 
importante  servicio  prestado  á  los  químicos  por  el  sabio  profesor  de  la  Escuela 
de  Minas,  que  ha  sabido  atraerse  no  sólo  el  respeto,  sino  también  la  simpatía  de 

todos».—  ?.    BlRABEN. 

Glaniceaud  [Ph],  Docteur  és-sciences,  Collaborateur  au  Service  de  la  Carte 
géologique  de  la  Prance.  —  Les  vues  nouvelles  sur  les  causes  de  I*épo- 
qae  g'laoiaire.  —  Art.  en  Eevue  genérale  des  Sciences^  enero  15  de  1899  'año 
10,  n*  1.  p.  21-27  ;  1  grabado;. 

El  autor  se  propone,  en  este  estudio,  exponer  y  discutir  las  dos  teorías  más 
recientes  y  acreditadas  propuestas  para  explicar  la  época  glacial,  introducida  en 
Geología  por  Joan  de  Charpentier,  en  1834.  La  primera  de  esas  teorías  es  la 
hipótesis  de  M.  de  Lapparent,  el  sabio  geólogo  francés ;  la  segunda  es  la  hipótesis 
del  geólogo  norteamericano  Mr.  Ed.  Hull. —  El  autor  termina  con  algunas  vistas 
generales  propias  que  los  estudios  de  los  últimos  años  le  sugieren.  ~  F.  Biraben. 


154  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD    CIENTÍFICA  ARGENTINA 


IV.  -  CIENCIAS  MÉDICAS 


Liandouzy  (L.),  Professeur  a  la  Faculté  de  MédeciDe  de  París,  Médecin  de 
rilópilal  Laénnec.  —  Les  Sérothérapies. —  Georges  Carré  et  C.  Naud,  París, 
1898  (1  vol.  gr.  in-8%  de  530  pág.,  avec  27  fig.;  20  fr.). 

Reseña  crítica  porRoger  (H.),  Professeur  agregé  á  la  Faculté  de  Médecinede 
Paris,  en  Revue  genérale  des  Sciences,  mayo  15  de  1898  (año  9",  0*9,  p.384). 

Presenta  M.  Roger  un  análisis  bastante  completo  de  la  obra  ya  muy  acreditada 
de  M.  Landouzy,  partidario  convencido  de  las  nuevas  doctrinas  microbianas  que 
tan  profunda  revolución  han  traído  en  la  terapéutica.  Esta  obra  no  es  sino  el  cur- 
so de  esa  materia  de  la  Facultad  de  medicina  de  París,  durante  el  año  1895-96. 

Después  de  algunas  breves  nociones  sobre  la  Seroterapia  general,  el  autor  abor- 
da inmediatamente  el  estudio  particular  délos  sueros,  principiando  por  el  antite- 
tánico,  tan  importante  ya  entonces  como  medio  profiláctico  ó  preventivo  —  mien- 
tras llegue  á  serlo  como  medio  terapéutico  ó  curativo  (1).  Examina  sucesivamente 
los  sueros  :  antivenenosos,  estreptocóccicos,  antidiftérico,  etc.  Además  de  la  se- 
roterapia artificial,  M.  Landouzy  se  ocupa  todavía  de  la  tuherculina  y  maleinaf 
esos  dos  agentes  diagnósticos  tan  importantes,  que  se  han  vuelto  dos  agentes  me- 
diatos de  la  Terapéutica.  —  F.  Biraben. 

Soupy  (Jules),  Directeur  adjoínt  a  l'École  pratique  des  Hautes-Études.  —  Les 
localisations  cerebrales  des  centres  corticaux  de  la  sensibilité  gené- 
rale. —  Artículo  en  Revue  genérale  des  Sciences,  marzo  15  de  1898  ^año  9*, 
n'  5,  p.  185-91 ;  con  2  grabados). 

L<ehinaiiii-Xitsche  (Dr.  Robertj,  Encargado  de  le  sección  antropológica  dei 
Museo  de  la  Plata.  ¿  Lepra  precolombiana  ?  en  :  Revista  del  Museo  de  La 
Plata,  tomo  IX,  página  337-371.  La  Plata,  1898. 

El  doctor  Ashmead  suscitó  la  cuestión  sobre  si  deben  atribuirse  á  la  lepra  las 
mutilaciones  representadas  en  ciertas  alfarerías  peruanas  antropomorfas. 

Con  este  motivo  la  existencia  de  la  lepra  en  América  antes  del  descubrímiento, 
ha  dado  lugar  á  muchas  discusiones  en  varios  congresos  cientifícos  europeos  y 
fué  también  presentada  al  Congreso  Científico  Latino  Amerícano,  por  el  doctor 
Lehmann  Nitsche,  sin  que   se  haya  resuelto  definitivamente  la  cuestión. 

En  el  artículo  que  analizamos,  el  autor  da  un  resumen  de  la  reciente  discusión 
del  asunto  en  la  Sociedad  antropológica  de  Berlín  y  describe  y  reproduce  en  her- 
mosas figuras  diez  vasijas  existentes  en  el  Museo  de  La  Plata,  que  presentan  las 
mutilaciones  de  que  se  trata. 

Discute  luego  cuál  puede  ser  la  causa  de  dichas  mutilaciones,  que  unos  atribu- 


(I)  Véase  la  reseña  del  artículo  de  M.  Répin  :  La  guérifion  du  tétanos  confirméet  en  la 
entrega  anterior. 


bibliografía  155 

yeD  á  la  lepra,  otros  á  la  sífilis,  quienes  á  amputaciones  hechas  como  castigo  á 
criminales  ó  mendigos  y  algunos  á  una  enfermedad  especial  llamada  <t  llaga  ». 
Tiene  en  cuenta  en  ésta  discusión  las  opiniones  anteriormente  emitidas  y  las  que 
le  comunica,  por  carta,  el  doctor  Carrasquilla,  de  Bogotá. 

Como  conclusión  «resulta  que  esas  mutilaciones  han  sido  producidas  por  enfer- 
medades cuya  naturaleza  nos  es  desconocida  por  ahora,  y  que  quizá  nos  será 
también  imposible  descubrir  su  secreto  más  tarde:  Es  casi  cierto  que  no  se  trnta 
de  la  lepra». 

Una  lista  bibliográfíca,  completa  este  interesante  artículo.— A.  Gallardo. 


V.  —  VARIEDADES 


Paypó  (Roberto  J.),  Miembro  corresponsal  del  Instituto  Geográfico  Argenti- 
no. La  Australia  Argentina.  Excursión  periodística  á  las  costas  patagóni- 
cas, Tierra  del  Fuego  é  Isla  de  los  Estados.  Buenos  Aires,  1898. 

En  un  volumen  de  450  paginas  acaba  de  publicar  el  señor  Roberto  J.  Payró  el 
interesante  relato  de  la  excursión  periodística  que  llevó  á  cabo  en  1898,  enviado 
por  La  Nación,  en  cuyo  folletín  aparecieron  estos  mismos  estudios  que  hoy 
adoptan  la  forma  definitiva  del  libro. 

Es  difícil  dar  cuenta  en  un  rápido  análisis  del  contenido  de  una  obra  de  este 
género,  en  la  cual  no  sólo  se  hallan  descritos  el  viaje  mismo  y  los  paisajes  con- 
templados, sino  que  también  «  están  presentados  con  amplitud  y  buena  crítica 
los  antecedentes  históricos  y  geográficos  que  el  asunto  comporta,  así  como  los 
que  se  relacionan  con  la  historia  natural»,  según  dice  el  ilustre  general  Bartolo- 
mé Mitre  en  la  carta-prólogo  que  precede  y  sirve  de  presentado  n  al  trabajo  de 
Payró. 

Los  que  quieran  darse  cuenta  del  libro,  deben  leerlo,  pues  no  perderán  su  tiem- 
po, ya  sea  que  traten  de  instruirse  acerca  de  esos  territorios  australes  que  co- 
mienzan á  despertarla  atención  pública,  ó  bien  que  busquen  sólo  el  solaz  de  una 
lectura  a  trayente. 

Por  mi  parte,  puedo  decir  que  lo  he  leído  con  el  mismo  interés  que  la  relación 
del  viaje  de  Nansen  ó  de  la  expedición  al  África  en  busca  de  Livingstone,  realizada 
por  Stanley,  otro  periodista  que  descubrió  así  la  vocación  de  explorador  que  ha- 
bía de  ligar  eternamente  su  nombre  á  la  geografía  africana.  Si  bien  las  presentes 
aventuras  son  menos  extraordinarias  que  las  de  aquellos  célebres  viajeros,  en  cam- 
bio las  regiones  recorridas  tienen  para  nosotros  un  interés  y  una  importancia 
mayores,  por  tratarse  de  parte  integrante  del  suelo  de  la  patria. 

Partiendo  de  Buenos  Aires  el  12  de  febrero  en  el  transporte  nacional  Villa- 
riño  toca  Payró  en  Puerto  Madryn,  Santa  Cruz,  Gallegos,  Punta  Arenas, 
Ushuaia,  Lapataia,  Buen  Suceso  y  San  Juan  del  Salvamento,  en  la  Isla  de  los  Es- 
tados, donde  pasó  algún  tiempo  hasta  la  llegada  del  transporte  /'  de  Mayo,  en 
el  que  regresó  á  Buenos  Aires. 

No  sólo  trata  de  los  sitios  visitados,  sinoqne  también  agrega  valiosas  informa- 
ciones sobre  el  interior  del  país,  costas,  etc.,  con  datos  estadísticos,  etuográfi- 


154  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD    CIENTÍFICA  ARGENTINA 


IV.  -  CIENCIAS  MÉDICAS 


Liandouzy  [L.J,  Professeur  á  la  Faculté  de  Médecine  de  París,  Médecin  de 
rilíipilal  Laéonec.  —  Les  Sérothérapies. —  Georges  Carré  et  C.  Naud,  París, 
1898  (1  vol.  gr.  in-8%  de  530  pág.,  avec  27  flg.;  20  fr.;. 

Reseña  crítica  por  Roger  (H.),  Professeur  agregé  a  la  Faculté  de  Médecine  de 
París,  en  Revue  g/^néraU  des  Sciences,  mayo  15  de  1898  (año  9%  n*9,  p.384). 

Presenta  M.  Roger  un  análisis  bastante  completo  de  la  obra  ya  muy  acreditada 
de  M.  Laodouzy,  partidario  convencido  de  las  nuevas  doctrinas  microbianas  que 
tan  profunda  revolución  han  traído  en  la  terapéutica.  Esta  obra  no  es  sino  el  cur- 
so de  esa  materia  de  la  Facultad  de  medicina  de  París,  durante  el  año  1895-96. 

Después  de  algunas  breves  nociones  sobre  la  Seroterapia  general,  el  autor  abor- 
da inmediatamente  el  estudio  particular  de  los  sueros,  principiando  por  el  antite- 
tánico,  tan  importante  ya  entonces  como  medio  profiláctico  ó  preventivo  —  mien- 
tras llegue  á  serlo  como  medio  terapéutico  ó  curativo  (Ij.  Examina  sucesivamente 
los  sueros  :  antivenenosos,  estreptocóccicos,  antidiftérico,  etc.  Además  de  la  se- 
roterapia artificial,  M.  Landouzy  se  ocupa  todavía  de  la  tuherculina  y  maleina, 
esos  dos  agentes  diagnósticos  tan  importantes,  que  se  han  vuelto  dos  agentes  me- 
diatos de  la  Terapéutica.  —  F.  Biraben. 

Soupy  (Jules),  Directeur  adjoint  a  TÉcole  pratique  des  Hautes-Études.  —  Les 
localisations  cerebrales  des  centres  corticaux  de  la  senslbilité  gené- 
rale. —  Artículo  en  Revue  genérale  des  Sciences,  marzo  15  de  1898  ^año  9*, 
n'  5,  p.  185-91 ;  con  2  grabados). 

Liehmami-Xltsche  (Dr.  Robert],  Encargado  de  le  sección  antropológica  dei 
Museo  de  la  Plata.  ¿  Lepra  precolombiana  ?  en  :  Revista  del  Museo  de  La 
Plata,  tomo  IX,  página  337-371.  La  Plata,  1898. 

El  doctor  Ashmead  suscitó  la  cuestión  sobre  si  deben  atribuirse  á  la  lepra  las 
mutilaciones  representadas  en  ciertas  alfarerías  peruanas  antropomorfas. 

Con  este  motivo  la  existencia  de  la  lepra  en  América  antes  del  descubrimiento, 
hadado  lugar  á  muchas  discusiones  en  varios  congresos  científicos  europeos  y 
fué  también  presentada  al  Congreso  Científico  Latino  Amerícano,  por  el  doctor 
Lehmann  Nitsche,  sin  que   se  haya  resuelto  definitivamente  la  cuestión. 

En  el  artículo  que  analizamos,  el  autor  da  un  resumen  de  la  reciente  discusión 
del  asunto  en  la  Sociedad  antropológica  de  Berlín  y  describe  y  reproduce  en  her- 
mosas figuras  diez  vasijas  existentes  en  el  Museo  de  La  Plata,  que  presentan  las 
mutilaciones  de  que  se  trata. 

Discute  luego  cuál  puede  ser  la  causa  de  dichas  mutilaciones,  que  unos  atribu- 


(I)  Véase  la  reseña  del  artículo  de  M.  Répin  :  La  guériaon  du  tétanos  confirmée,  en  la 
entrega  anterior. 


bibliografía  155 

yeD  á  la  lepra,  otros  á  la  sífilis,  quienes  á  amputacioDes  hechas  como  castigo  á 
criminales  ó  mendigos  y  algunos  á  una  enfermedad  especial  llamada  ^  llaga  ». 
Tiene  en  cuenta  en  esta  discusión  las  opiniones  anteriormente  emitidas  y  las  que 
le  comunica,  por  carta,  el  doctor  Carrasquilla,  de  Bogotá. 

Como  conclusión  «resulta  que  esas  mutilaciones  han  sido  producidas  por  enfer- 
medades cuya  naturaleza  nos  es  desconocida  por  ahora,  y  que  quizá  nos  será 
también  imposible  descubrir  su  secreto  más  tarde:  Es  casi  cierto  que  no  se  tmta 
de  la  lepra». 

Una  lista  bibliográfica,  completa  este  interesante  artículo.— A.  Gallardo. 


V.  —  VARIEDADES 


Paypó  (Roberto  J.),  Miembro  corresponsal  del  Instituto  Geográfico  Argenti- 
no. La  Australia  Argentina.  Excursión  periodística  á  las  costas  pata^róni- 
cas,  Tierra  del  Fuego  é  Isla  de  los  Estados.  Buenos  Aires,  1898. 

■ 

En  un  volumen  de  450  paginas  acaba  de  publicar  el  señor  Roberto  J.  Payró  el 
interesante  relato  de  la  excursión  periodística  que  llevó  á  cabo  en  1898,  enviado 
por  La  Nación,  en  cuyo  folletín  aparecieron  estos  mismos  estudios  que  hoy 
adoptan  la  forma  definitiva  del  libro. 

Es  difícil  dar  cuenta  en  un  rápido  análisis  del  contenido  de  una  obra  de  este 
género,  en  la  cual  no  sólo  se  hallan  descritos  el  viaje  mismo  y  los  paisajes  con- 
templados, sino  que  también  «  están  presentados  con  amplitud  y  buena  crítica 
los  antecedentes  hiatóricos  y  geográficos  que  el  asunto  comporta,  así  como  los 
que  se  relacionan  con  la  historia  natural»,  según  dice  el  ilustre  general  Bartolo- 
mé Mitre  en  la  carta-prólogo  que  precede  y  sirve  de  presentado  n  al  trabajo  de 
Payró. 

Los  que  quieran  darse  cuenta  del  libro,  deben  leerlo,  pues  no  perderán  su  tiem- 
po, ya  sea  que  traten  de  instruirse  acerca  de  esos  terrítorios  australes  que  co- 
mienzan á  despertarla  atención  pública,  ó  bien  que  busquen  sólo  el  solaz  de  una 
lectura  a  trayente. 

Por  mi  parte,  puedo  decir  que  lo  he  leído  con  el  mismo  interés  que  la  relación 
del  viaje  de  Nansen  ó  de  la  expedición  al  África  en  busca  de  Livingstone,  realizada 
por  Stanley,  otro  periodista  que  descubrió  asila  vocación  de  explorador  que  ha- 
bía de  ligar  eternamente  su  nombre  á  la  geografía  africana.  Si  bien  las  presentes 
aventuras  son  menos  extraordinarias  que  las  de  aquellos  célebres  viajeros,  en  cam- 
bio las  regiones  recorridas  tienen  para  nosotros  un  interés  y  una  importancia 
mayores,  por  tratarse  de  parte  integrante  del  suelo  de  la  patria. 

Partiendo  de  Buenos  Aires  el  12  de  febrero  en  el  transporte  nacional  Villa- 
riño  toca  Payró  en  Puerto  Madryn,  Santa  Cruz,  Gallegos,  Punta  Arenas, 
Ushuaia,  Lapataia,  Buen  Suceso  y  San  Juan  del  Salvamento,  en  la  Isla  de  los  Es- 
tados, donde  pasó  algún  tiempo  hasta  la  llegada  del  transporte  /*  de  Mayo,  en 
el  que  regresó  á  Buenos  Aires. 

No  sólo  trata  de  los  sitios  visitados,  sinoqne  también  agrega  valiosas  informa- 
ciones sobre  el  interior  del  país,  costas,  etc.,  con  datos  estadísticos,  etuográfi- 


156  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍI^ÍCA  ARGENTINA 

eos,  históricos,  cliaiato lógicos  y  otros  obtenidos  en  las  mejores  fuentes.   En  par 
ticuiar  se  trata  con  cierta  extensión  de  las  costumbres,  tradiciones  y  rasgos  ét- 
nicos de  los  fueguinos,  quienes  están  en  camino  de  extinguirse. 

Los  gobernantes  deben  leer  y  meditar  este  libro.  En  todas  partes  los  valerosos 
pioneers  se  quejan  amargamente  de  las  trabas  que  se  les  oponen  y  del  abandono 
en  que  se  les  deja  por  la  falta  de  comunicaciones. 

Patagonia  no  debe  oí  gobierno  sino  vejámenes  unas  veces,  desdenes  oUras. 

Gallegos  mismo,  que  comienza  á  prosperar  hoy,  está  amenazado  de  muerte  segura^  si 
la  convención  reformadora  ha  dicho  la  última  palabra  respecto  de  su  suerte. . . 

Vivir  de  Punta  Arenas  es  bien  triste  para  los  que  habitan  zonas  tan  favorecidas  por  la 
naturaleza;  vivir  sin  ella  es  imposible,  cuando  no  se  tienen  comunicaciones  con  el  resto  del 
pafs.  y  cuando  sólo  gabelas  se  aguardan  de  sus  gobernantes,  que  no  quieren  abrir  los 
ojos. Todo  es  exigencia  de  los  argentinos  para  aquellos  parajes;-  todo  es  tolerancia,  de 
parte  de  los  chilenos,  para  aquella  comarca. 

Luego,  más  adelante,  se  lee : 

La  Tierra  del  Fuego  seria  diez  veces  lo  que  es  hoy,  si  el  gobierno  nacional  hubiera  he- 
cho por  ella  la  cuarta  parte  de  lo  que  debía  hacer. 

Aquí  sería  conveniente  abrir  un  paréntesis,  para  demostrar  cómo  la  Argentina  ha  he- 
redado de  España  su  falta  de  aptitudes  de  colonizadora,  que  constituirá  un  peligro  si 
se  continúa  en  el  mismo  rumbo;  para  demostrar  la  orfandad  en  que  se  encuentran  los 
territorios,  como  punto  inicial  de  una  posible  disgregación;  para  recordar  que  Inglaterra 
envió  á  éstos  sus  exploradores  y  avanzadas  en  forma  de  misioneros,  conociendo  el  mé- 
rito de  estas  tierras;  para  presentar  á  estos  desiertos  detenidos  en  su  progreso  por  las 
rapiñas  mezquinas,  más  perjudiciales  y  retrógradas,  —aunque  parezca  paradoja,  —que 
los  grandes  negocios  leoninos,  que  dejan  siquiera  algún  rastro  de  adelanto  para  cubrir 
las  apariencias. . . 

En  aquellas  tierras  nuevas  se  plantean  transcendentales  problemas  de  todo  or- 
den :  económicos,  políticos,  etnográficos  y  sociales. 

—  ¿Qué piensa  Vd.  de  Patagonia? 

Y  mientras  aguardaba  la  respuesta,  ella  iba  formulándose  en  mi  mente,  clara  y  deter- 
minada, cuando  el  interlocutor,  perplejo,  buscaba  las  paAibras  para  vestir  la  idea.  Recor- 
daba los  nombres  de  sus  exploradores,  sus  trabajos  científicos,  sus  esfuerzos,  que  pocos 
tienen  hoy  en  cuenta,  hacía  revÍMta  de  los  viajes  y  de  las  recaladas,  cuando  marinos 
valerosos  iban  á  surcar  aquellos  mares,  á  vela,  desafiando  los  peligros  que  no  desafían 
hoy  los  barcos  de  vapor.  Asociaba  ios  nombres  de  la  costa  á  los  nombres  de  los  que  la 
visitaron  cuando  aquello  parecía  buena  presa  para  las  potencias  marítimas.  Soñaba  en  el 
estadista  que  hubiera  hecho  de  aquellas  comarcas  un  centro  nuevo  de  civilización. 

Pero  esos  nombres  son  casi  todos  de  difícil  pronunciación  para  lengua  y  labios 
latinos. 

Algunos  de  esos  puntos  habían  sido  bautizados  ya  por  los  españoles;  pero  rebautizados 
por  los  ingleses,  su  segundo  nombre  ha  prevalecido  al  fin,  por  ser  el  que  figura  en  las 
cartas  del  Almirantazgo,  de  tal  modo,  que  en  un  país  de  habla  castellana,  la  nomencla- 
tura geográfica  es  casi  exclusivamente  inglesa,  aunque  no  sean  los  ingleses  los  prime- 
ros que  han  descubierto  y  descrípto  muchos  de  esos  parajes. 

La  mayor  parte  de  los  pobladores  son  también  ingleses,  alemanes  y  rusos. 


BIBLIOGRAFÍA  157 

En  PaUígonia  seprepnra  una  raza  distinta  de  la  nuestra,  no  sólo  porque  el  medio  lo 
exige  así,  sino  también  porque  los  elementos  que  trabajan  en  su  formación,  los  antepasa- 
dos de  los  nietos  por  venir,  son  diferentes  en  absoluto  de  nuestros  abuelos. 

Agregúese  á  ello  que  en  los  centros  de  población  los  hijos  del  país  se  conside- 
ran como  extraños  ó  como  enemigos.  Van  allí  como  se  va  á  ana  tierra  conquista- 
da y  pesan  sobre  los  pobladores  de  otras  nacionalidades  con  toda  su  autoridad 
sea  ésta  legal  ó  usurpada. 

¿Qué  consecuencia  puede  tener  todo  esto  ? 

Supongamos  que  aquellas  tierras  continúen  creciendo  en  el  mismo  abandono  y 
progresando  á  pesar  de  todos  los  obstáculos. 

Patagonia  estaba  ya  poblada  desde  Vjedma  hasta  la  punta  Dungeness,  desde  el  Atlán- 
tico hasta  los  valles  habitables  de  los  Andes;  cada  puesto  era  un  pueblo,  cada  caleta  una 
aldea;  luego  la  población  se  hacía  más  densa  á  medida  que  avanzaba  á  la  falda  de  la  cor- 
dillera, donde  vivía  con  una  vida  intensa  y  pacifica,  libre  y  feliz.  Esos  pobladores  eran 
ya  tostidos  y  nervudos  hombres  de  campo,  derechos  sobre  el  caballo  ó  encorvados  sobre 
la  esteva,  manufactureros  vigorosos,  leñadores,  mineros.  Los  trenes  llevaban  á  la  costa 
los  productos  de  todo  el  interior.  Por  los  grandes  ríos  que  bajan  de  la  montaña,  iban  y 
venían  las  chatas  á  vapor,  llenas  de  mercaderías,  de  minerales,  maderas.  Variaba  el  cli- 
nia«  brotaba  el  bosque  ha^ta  en  el  arenal;  perdía  Patagonia  su  fisonomía  misteriosa  y 
amenazadora,  y  de  aquel  territorio  inculto  y  casi  desierto,  sorgfan  una,  dos,  tres  provin- 
cias que  reclamaban  el  self-governmerU.  con  más  razón  que  muchas  otras,  diciendo  : 
c  j  Ah !  noit  habéis  dejado,  y  hemos  crecido  solas,  por  nosotras  mismas,  con  nuestras 
fuerzas  personales,  sin  ayuda,  sin  simpatía,  sin  educación  casi,  y  hoy  tenemos  otro  mo- 
do de  ser,  otras  costumbres,  otros  hijos  distintos  de  los  vuestros.  Y  contad  con  que  sólo 
queremos  ser  estados  dentro  del  estado. . .  Nos  habéis  dado  gobiernos  que  han  detenido 
nuestro  progreso,  preocupados  sólo,  egoísta,  delictuosamente,  del  progreso  individual  de 
los  que  los  componían;  nos  habéis  hecho  permanecer  largos,  muy  largos  años,  en  un 
destierro  que  comercialmente  nos  acercaba  á  Inglaterra  y  á Chile  más  que  á  vosotros. .. 
Ahora  venimos  á  daros  la  sorpresa  de  nuestra  mayoría  de  edad,  en  que  no  pensasteis 
nunca,  para  la  cual  no  nos  habéis  preparado. . .» 

Estas  son  las  cuestiones  que  se  ofrecen  á  la  consideración  del  político,  del  soció- 
logo, del  patriota. 

Para  el  artista  y  el  amante  de  la  naturaleza  hay  pintorescos  ó  imponentes  es- 
pectáculos en  los  canales  australes. 

y  los  paisajes  iban  desarrollándose  cada  vez  más  interesantes  á  nuestra  vista,  con  un 
lujo  de  color  que  nadie  esperaría  encontrar  en  aquellas  regiones.  Por  momentos  aparecía 
c\  sol,  dorando  las  alturas  crecientes,  y  dando  caprichosos  matices  á  los  gruesos  monto- 
nes de  nubes,  que  al  propio  tiempo  señalaban  y  ocultaban  los  montes  elevados,  casi 
eternamente  envueltos  en  una  capa  de  densos  vapores.  Comenzaba  la  vegetación  desa- 
rrollándose paulatinamente,  formando  una  línea  que  se  extendía  hasta  perderse  de  vista, 
sobre  la  que  se  destacaba  con  tonos  más  obscuros  y  enérgicos,  la  roca  pelada,  salpica- 
da aquí  y  allá  por  alguna  mancha  de  nieve. 

Parecíame  estar  en  plena  cordillera  de  los  Andes  y  recorrer  una  vez  más  aquellos 
parajes,  pero  después  de  un  desastre  colosal,  de  un  diluvio  que  hubiera  cubierto  va- 
lles y  hondonadas,  dejando  sólo  descubiertas  las  cumbres  de  la  montaña.  Aquí,  la  Isla 
Onemada,  por  cuyas  grietas  parece  aún  correr  el  humo,  y  cuyo  desolado  aspecto  tiene 
algo  de  fantástico  y  teatral;  allí  un  rincón  de  verdura  en  que  crece  el  musgo  amarillento 
junto  á  las  gramíneas  de  un  verde  más  intenso  y  vivo;  allá  una  ensenadita  de  aguas  es- 


158  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD   CIENTÍFICA  ARGENTINA 

peculares  en  que  se  retrataba  la  costa  rígida,  de  lineas  violentas;  acullá  la  ligera  ondula- 
ción de  la  corriente  en  el  canal...  Y  todo  esto  móvil,  envuelto  en  las  gasas  ligerísimas 
de  una  neblina  apenas  perceptible,  esfumado  en  las  lejanías  como  un  sueño  vago,  con 
masas  de  nubes  y  claros  de  azul  purísimo,  algo  semejante  á  las  extrañas  y  efectistas 
creaciones  de  Gustavo  Doré. ..  ¿  Por  qué  no  van  allí  los  pintores  argentinos  ?  ¿  Por  qué 
no  se  inspiran  en  aquella  naturaleza  salvaje,  tan  rica  de  color,  tan  variada  y  tan  nueva? 
Allí  encontrarían  tema  para  tantos  paisajes,  para  tantas  manc/ios  admirables,  como  puede 
darlos  la  Suiza.  Ya  un  lago  tranquilo  cubierto  de  hojas  de  cachiyuyo  rodeado  de  altas 
rocas,  por  las  que  trepa  el  ejército  de  fagus,  ese  árbol  austral  por  excelencia,  que  resis- 
te las  nieves  y  los  huracanes,  con  su  copa  verde  tendida  á  favor  de  los  vientos  más  fre- 
cuentes y  terribles;  ya  un  panorama  polar,  con  los  irisam lentos  del  hielo  transparente  y 
blancura  mate  y  fría  de  la  nieve;  ya  un  pedazo  de  selva  virgen,  con  las  yerbas  altas,  y 
en  que  se  entrecruzan  los  troncos  del  fagusy  el  canelo,  y  donde  crecen  grandes  flores» 
blancas  ó  rojas  como  sangre,  selva  que  parece  tropical,  tanta  es  su  vitalidad;  ya  —  cuan- 
do el  otoño  comienza  — el  cariñoso  matiz  sonrosado  que  toman  las  hojas  perennes  de  la 
haya,  contrastando  sobre  los  diferentes  verdes  del  resto  de  la  vegetación. 

InteresaD  al  hombre  de  negocios  y  al  estadista  las  indicaciones  sobre  las  ri- 
quezas naturales  y  medios  de  explotarlas,  al  estudioso  los  informes  todos  sobre 
aquellas  tierras,  sus  producciones  y  habitantes,  mientras  el  curioso  encuentra  in- 
teresantes anécdotas,  aventuras  de  viaje,  creencias  y  costumbres  de  los  naturales. 

El  señor  Payró  ha  prestado,  sin  duda,  un  verdadero  servicio  al  país  al  popula- 
rizar, en  forma  amena  y  adecuado  estilo,  el  conocimiento  de  tan  importante  por- 
ción del  patrimonio  nacional.  —  A.  Gallardo. 

Petit  (P.),  Professeur  a  TUniversité  de  Nancy,  Directeur  de  TÉcole  de  Brasserie 
de  Nancy.  —  L*etat  actuel  et  les  besoins  de  l*iiidu8trie  de  la  brasse- 
rie. —  Art.  en  Revue  géfiérale  des  Sciences,  enero  1.5  de  1899  íaño  10,  n*  1, 
pág.  8-30;  4  grab.:  cuadr.  esladíst.). 

Estudia  sucesivamente  el  autor  en  este  interesante  trabajo,  los  siguientes 
puntos  : 

I.  —  Fuentes  principales  de  los  progresos  recientes  :  I**  Conocimiento  del  papel 
que  desempeñan  los  fermentos;  -2*  Producción  industrial  del  frío;  3®  El  empleo  de  los  gra- 
nos crudos,  arroz  y  maíz,  como  succedáneos  de  la  malta ;  4*  Los  filtros  y  los  aparatos  de 
extracción  á  contrapresión. 

II.  —  Braceaje  (Brassage)  :  !•  Material;  2*  Infusión  ;  3°  Decocción ;  4«  Granos  crudos; 
b*  Cocimiento,  Enfriamiento, 

UI. —  Fermentación  :  1*  Fermentación  baja;  2*  Fermentación  alta;  3"  Levaduras 
puras. 

IV.  —  Las  especies  diversas  de  cervezas. 

y.  —  Producción  de  la  cerveza  en  Francia.  Importación.  Exportación  (3  cuadros 
estadísticos). 

VI.  —  Enseñanza  técnica. 

Muy  dignas  de  ser  señaladas  á  la  atención  del  lector  son  las  consideraciones 
que  el  autor  del  presente  trabajo  consagra  al  punto  tan  importante  de  la  ense- 
ñanza profesional  de  rama  tan  especial  como  es  el  de  la  cervecería.  Examina 
todo  lo  que  se  hace  en  Alemania  que,  en  esto  también,  debe  encontrarse  á  la 
cabeza  de  las  naciones  europeas  más  adelantadas  en  materia  de  enseñanza  técnica. 


BIBLIOGRAFÍA  159 

M.  Petit  dedica  también  algunas  consideraciones  atinadas  al  estado  de  la  men- 
cionada enseñanza  en  Francia,  —  donde  está  representada  por  dos  Escuelas  : 
1*  la  de  Douai,  que,  como  la  de  Weihenstephan,  corresponde  al  tipo  de  escuelas 
que  reciben  alumnos  provistos  solamente  de  cierta  cultura  previa  general  que  la 
escuela  completa  en  el  sentido  de  la  aplicación  á  la  industria  de  la  cervecería  ;  2* 
la  de  Nancy  que  corresponde,  como  la  de  Berlín,  al  tipo  de  escuelas  que  admiten 
alumnos  ya  prácticos,  provistos  del  aprendizaje  adquirido  en  la  fábrica,  y  cuya 
instrucción  general  previa  se  hace  en  la  escuela  misma,  aunque  muy  rápida  y 
¿««meramente. —Discute  M  .  Petit  las  ventajas  é  inconvenientes  de  ambos  sistemas, 
inclinándose  al  parecer  al  segundo.  —  F.  Biraben. 

Li'Apí  Photógraphique.  —  Los  conocidos  editores  parisienses  Carré  y 
Naad  van  á  crear  una  importante  publicación  que  aparecerá  mensualmente  en 
gran  formato,  conteniendo  por  lo  menos  cuatro  reproducciones  fotográficas  gra- 
badas, impresas  en  papel  de  lujo  y  en  tonos  variados. 

Esta  artística  revista  costará  25  francos  al  año,  siendo  su  precio  de  sólo  20 
francos  para  los  primeros  500  suscritores,  ventaja  que  hacemos  notar  á  los  aficio- 
nados pertenecientes  á  nuestra  sociedad. 

Vallier  ¡le  comniandantj.  L*Artillerie.  Matéridl.  Orgunisation. —  Un  tomo 
de  250  pág.  encuadernado  y  con  muchos  grabados.  ^  Georges  Carré  et  C. 
Naud,  editores,  Paris,  1899. 

Remitida  por  los  señores  Garre  y  C.  Naud,  acabamos  de  recibir  esta  obra  que 
da  una  idea  bastante  completa  sobre  la  artillería  en  su  estado  actual. 

Se  divide  en  dos  partes.  La  primera  trata  de  generalidades  sobre  artillería,  y 
en  ella  hace  el  autor  una  descripción  minuciosa  de  los  mejores  sistemas  de  bocas 
de  fuego  modernas,  de  las  distintas  clases  de  afustes,  pólvoras  y  proyectiles 
usados  en  la  actualidad,  terminando  con  nociones  sobre  teoría  del  tiro  y  em- 
pleo de  la  artillería  de  campaña.  En  la  segunda  parte,  el  autor  estudia  la  artille- 
ría de  las  diversas  potencias,  expresando  los  sistemas  usados  por  cada  una  de 
ellas,  número  de  piezas  según  los  calibres  y  proyectiles  empleados. 

El  libro  está  escrito  con  gran  claridad,  pudiendo  ser  utilizado,  con  provecho, 
por  los  candidatos  á  oficiales  de  artillería  de  nuestra  guardia  nacional. 

Copie  'Sklodowska).  —  Les  rayons  de  Beoquerel  et  le  polonium.  —  Art. 
en  Revue  genérale  des  Sciences,  enero  30  de  1899  (año  10,  n*  2,  pág.  41- 
50). 

La  autora  de  este  estudio  <  relativo  á  trabajos  hechos  en  común  con  su  esposo 
SI.  Curie,  físico  inglés,  según  creemos),  es  una  de  las  representantes  más  emi- 
nentes de  la  novel  falange  femenina  en  la  esfera  de  las  ciencias.  Explicando  su 
propósito,  dice  que  el  descubrimiento  de  los  rayos  de  Becquerel  se  relaciona  con 
ciertas  investigaciones  perseguidas  desde  el  célebre  descubrimiento  de  Roentgen 
sobre  los  efectos  fotográficos  de  ciertas  substancias  fluorescentes  y  fosforescentes, 
->  investigaciones  que  parecen  proyectar  una  nueva  luz  sobre  toda  una  parte  de 
la  Física.  En  consecuencia,  la  autora  se  propone  exponer,  á  este  respecto,  algu- 
nos hechos  recientemente  adquiridos  y  discutir  la<  ideas  que  ellos  aportan  á  la 
filosofía  natural. 


\ 


NOVA    ADDENDA 


▲D 


FLORAM   PATAGONIGAM 


AUCTORE 

C4R0L0  SPEGAZZLVI 

(PARS  l) 


Ed  vista  de  la  importancia  que  están  tomando  los  Territorios  Pata- 
gónicos y  del  vivo  interés  que  están  despertando  en  todo  el  mundo 
científico,  creo  oportuna  la  publicación  de  este  trabajo,  en  el  cual 
sólo  me  limitaré  á  describir  las  plantas  que  considero  como  nuevas 
y  á  mencionar  las  que  por  causa  de  los  trabajos  anteriores,  mios  ó 
de  otros  autores,  necesiten  una  pronta  reclifícación  sinonímica. 

Los  materiales  que  me  sirvieron  de  base  para  este  opúsculo,  son 
los  siguientes  : 

i**  Una  colección  hecha  por  mi,  durante  el  viaje  que  efectué  á 
lo  largo  del  Río  Negro,  en  el  verano  1897-98  (C.  S.). 

Ü^  Una  hermosa  colección  efectuada  por  el  incansable  paleontó- 
logo Carlos  Ameghino,  durante  sus  viajes  por  el  Territorio  de  Santa 
Cruz,  en  los  años  1897  y  98  (C.  A.)- 

3^  El  herbario  que  había  empezado  á  formar  el  malogrado  geó- 
logo Doctor  Juan  Valentín,  en  el  Chubut,  á  fínes  del  año  1897. 

4*  Una  pequeña  pero  interesante  colección  dol  interior  del  Chu- 
but, juntada  por  el  naturalista  J.  Koslowsky,  á  fínes  del  1898. 

El  estudio  de  estas  dos  últimas  colecciones,  me  fué  permitido 
por  el  Director  del  Museo  Nacional  de  Buenos  Aires,  Doctor  Carlos 
Berg,  á  quien  rae  es  grato  manifestar  aqui  mi  reconocimiento  por 
esta  amable  concesión. 

Carlos  Spegazzini. 

La  Plata,  l*de  Marzo  de  1899. 

A2f.  SOC.  aEMT.  ARG.  ^  T.  XLYU  II 


?;: 


162  ANALES  DE  Ul  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 


PHANEROGAMAE 


DICOTYLEDONEAE 


4.  Ranunculus  POTAMOGETONoiDES  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Hecatonia,  validus,  glaherrtmus,  flagelliferus,  flagellis 
radicantibus ,  ápice  /asciculato-foliatis,  foliis  longe  peliolatis 
limbo  integerrimo  subpeltalo  ex  orbiculart  ovato,  ápice  obttiso, 
basi  rotundalO'Subcordato  angustissime  peliato-marginato ;  flo^ 
ribus  solilariis,  pedunculis  folia  non  aequaníibus  suffultis^ 
capitulis  fructiferis  subglobosis,  achaeniis  numerosissimis  elli- 
ptico-obovatis,  obaolete  longitudinalüer  striaíis,  loro  ovalo  pa- 
pillato  laxe  paluleque  hispidulo. 

Eab.  In  aquis  lente  fluentíbus  Rio  S,  Cruz,  anno  1884  (T.  F.)  el 
loco  dicto  Orr-aik  prope  Lago  Viedma,  Mart.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Species  jam  in  Plant.  Pal.  aust.  f.  488,  n.  5,  edita  ut  varíelas 
R.  Bovei  Speg.,  sed  nunc,  specinninibus  Cl.  C.  Ameghinoi  in- 
spectís,  videlur  autónoma  el  satis  riteque  distincta.  Caules  limo 
immersí  teretes  crassiusculi (4-5  mm  crass.)  hincinde  ramoso- 
flagelliferí,  internodiis  longiusculis  (25-50  mm  long.),  ad  nodos 
non  V.  leniter  incrassati  atque  dense  comoso-radicali,  radiculis 
lenuibus  longiusculis  (20-35  mm  long.)  parce  breviter  pa- 
tenlimque  ñbríllosis;  folia  ad  apicem   Hagellorum  5-8-  fas- 
ciculata  alterna,  peliolis  elongatis  leretibus  (60-150mm  long. 
=  1,5-3  mm  crass.)  pallidevirescentíbusbasi  (non  auriculatis) 
in  pericladio  membranáceo  fuscescente   (10-20    mm  long.) 
sensim  deorsuin  ampliato  ac  vaginante  productís,  limbis  viri- 
dibus  crassiuscule   membranaceis   glaberrimís    inlegerrimis 
ovalís  V.  suborbiculatis  (15-40  mm  long.  =  15-40  mm  lal.) 
antice  rotundatis  apiceque  non  v.  víx  subreluso  púnelo  calloso 
saepius  fuscescente  ornatiS;  basi  etiam  late  rotundatis  sed 
saepius  leniter  cordalis,  marginibus  ín  parle  anleriore  pelio- 
lorum  connivenlibus  angusteque   pellato-marginatis,  nervis 
non  prominulis   primariis  3  ápice   convergen  ti  bus,   celeris 
permultís  arcuato-reticulalis;  scapí  axillares  v.  pseudo-apica- 


NOTA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  163 

les  erecti,  íolíis  breviores  teretes  glaberrimi  (SO-f^O  mm  long. 
=  1,5-2  crass.)  laeves  nudi  uniflori,  floribus...  non  vísis, 
sepalis  petalis  staminibusque  cito  decíduis ;  capitula  fructífera 
subglobosa  (7  mm  alt.  et  diam.)  achaeniis  virescentibus  gla- 
bris  100-150,  rhomboideo-obovatis  v.  ellipticis  (2-3,2  mm 
loDg.  =  1-1,3mm  lat.)  e  lalere  compressís  et  longitrorsum 
leDÍter  striatís,  postice  cuneatis  antice  subtruncato-rotandatis 
(centro  et  margine  partis  externae  non  v.  víi  carinato*acutis) 
primo  stylo  longiusculo  tenui  aculo  armatisdein  mutícis  v.  vix 
acutatis,  loro  ovalo  (5-6  mm  alL  el  diam.)  carnosulo  laxe 
minuteque  subluberculoso-cica tricoso,  pilis  hyalinis  deciduís 
patulis  ornato. 

2.  Draba  australis  Hook.  f.  =  Walprs.,  Ann.  I,  f.  37  —  D.  argen- 
tina Speg.,  Contr.  flor,  Vent.,  n.  10  —  Plant.  Pal.  austr.,  n.  20. 
Hab.  In  pratis  aridis  saxosis  in  Babia  de  San  Blas,  ann.  1874  (C. 

Berg),    in  S.  Cruz,  anno  \S8i  (C.  S.)  et  in  Sierra  Ventana, 
ann.  1896  (C.  S.). 
Obs.  Species  mox  dignoscenda  statura  pusilla,  siliculis  giabris, 
foliorumque  pilisad  hypophyllum  slellatis,  ad  epiphyllum  sím- 
plicíbus. 

3.  Draba  graminifolia  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Glaberrima,  perennis,  caepttoso-slolonifera,  foliis  in  ápice 
romulorum  fasciculatis,  antice  acutiusculis  postice  in  petiolo 
angosto  praelongo  ba^i  dilatato-subvaginante  attenuatis,  sea-- 
pis  e  centro  foliorum  exsurgentibus  validis  majusculis,  a 
medio  laxe  patentimque  racemoso-pedicelligeris^  pedicellis 
inferís  folio  suffultis  superis  nudis,  siliculis  lanceola tis  v.  an- 
guste  ellipticis  stigmate  subsessili  coronatis, 

Bab,  In  rupestribus  prope  Lago  Argentino,  Joco  JTarr-aiA  vocato, 
Mari.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Radix... ;  rami  seu  stolones  repentes  lorluosi  longitudina- 
Ittersulcato-striati,  cortice  tenui  flavescente  frustulalim  sece- 
dente  tecti,  plus  mínusve  ramulosi  (30-50  mm  long.  =  2-3 mm 
crass.)  arcuato-adscendenles  densiuscule  fasciculato-foliati ; 
folia  sal  numerosa  erecta,  glaberrima,  viridia,  crassiuscule 
membranácea,  limbo  spathulato  oblanceolato  v.  angusle 
elliptico  (15-20  mm  long.  =  3-4  mm  lat.)  integerrimo  ápice 
attaDuato-cuneato  sed  obtusíusculo,  ñervo  primario  tantum 


164  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

ad  hypophyllum  vix  manifestó,  postíce  plus  minusve  sensim 
angustato  alque  in  peliololongissimo  (40*70  mm  long.  =  1  mm 
lat.)  subfoliaceo,  basi  dilatatulo  atque  plus  minusve  amplexí- 
cauli-subvaginante  producto  donata;  scapi  e  centro  foliorum 
oxsurgentes  solitarii  erectí  v.  vix  arquatulí  gráciles  (lO-Hcm 
long.  =  1-1,3  mm  crass.)  simplices  glaberrimi  pallescentes, 
obsolete  longilrorsum  sulcati  v.  anguloso-costulati,  in  tertio 
V.  dimidio  infero  nudi,  ceterum  laxiuscule  racemoso-pedicel- 
ligeri ;  pedicelli  omnes  gráciles  uniflori  plus  minusve  paten- 
tes, infimi  reraoti  longissimi  (30-40  mm  long.)  et  medii 
magis  conferti  brevíoresque  folio  brevíore  radicalibus  similli- 
mo  sed  minore  (10-20  mm  long.  =  1,5-2,15  mm  lat.)  bracteati, 
supremi  conferti  abbreviati  (10  mm  long.)  folio  destituti. 
Flores  laxe  racemosi  parvi,  fere  omnes  jam  delapsi,  petalis 
(6-7  mm  long.)  albis  obovato-spathulatis  longe  tenuiterque 
unguiculatis  donati.  Síliculae  erectae  saepius  lanceol/itae 
utrimque  attenuatae  acutatae  (superne  longius)  (9-10  mm 
long.  =:  2-2,5  mm  lat.),  slylo  brevissimo  (0,3-0,5  mm  long.) 
stigmate  bilobo  minute  capitellato  coronato  ornatae,  valvis 
mox  deciduis  subpergameneís  opacis  glaberrimis  laevibus  v. 
obsoletíssime  nervulosis,  replo  gracili,  septo  tenui  hyalino 
saepius  latissime  fenestrato  donatae,  loculis  4-6  seminiferis, 
funiculis  brevibus  tenuibus ;  semina  párvula  elliptica  v.  sub- 
ovala,  compressa,  laevia,  rufescenlia;  embryo  normalis. 

Species  eximia  habitu  Dr.  oligospermae  Speg.  nonnihil 
accedens,  Dr.  depili  Ph.  etiam  affinis,  a  quibus  tamen  statura 
conspicue  majore,  foliis  pedicellisque  valdelongioribus,  flori- 
bus  racemos  i  s  sat  recedit. 

i.   Draba  karr-aikensís  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Perennis  glaberrima  viridi-glaucescens  succosa  ramosa, 
foliis  carnosulis  ex  orbiculari  obovatis  crenatis  dentatis  v, 
incisis,  scapis  foliosis  ápice  pateníim  spicato-corymbosis, 
siliculis  ex  ovato  lanceolatis  ápice  stylo  elongato  capitellato- 
stigmatifero  armatis,  valvis  turgidis  enerviisy  seminibus  in 
quoque  lóculo  4-8,  biseriatis. 

Hab.  In  praeruptis  denudatis  aridissimis  Patagoniae  australis 
Martio  et  Apr.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Radix...  ápice  pluriceps  plus  minusve  dense  rosulato-folii- 
fera  1-4-  scapigera;  scapi  simplices  e  rosularumacro-v.  pleu- 


ROTA  ADDBNDÁ  AD  FLORAM  PATAGONICAM  165 

rogeni  erecti  v.  saepius  acquato*adscendenles  lignosulh  ligno 
flavescente,  caruosulo-corticati  virides,  nubécula  glaucesoente 
adspersi  ad  apicem  usque  foliati^  ob  foiíorum  décurrentiam 
angulato-costulati  (an  in  sícco  tantum?),  sursum  abrapte 
patentimque  racerooso-subcorvmbosi ;  folia  rosulaniro  obova- 
to-spalhulata  (10-43  mm  long.  =  3-23  mm  lat.)  plus  mi- 
nusve  longe  cuneato-petiolata,  illa  scaporum,  inlernodíis 
breviora  v.  longiora,  orbicularia,  obovata  v.  subspathulata 
sessilia,  basi  non  v.  vix  minute  auriculata  alque  integra,  in 
parte  supera  rotundata,  crenata  dentata  v.  incisa,  cnisse  car- 
nosula  avenia  vírídia  glaucescentia.  InÚorescentiae  primitus 
corymbosae  dein  leníter  elongatae  et  racemosae,  rachide  pri- 
maria brevi  (3-10  mm  long.)»  10-20-florae,  nudae  v.  quando- 
que  basi  folio  caulino  pedicellis  intimis  interjecto  ornatae, 
pedicellis  tenuibus  glabris  ebracteatis  (3-8  mm  long.  =  0,5 
rom  crass.)  primo  adscendentibus,  post  anthesin  patenlíssimi 
unifloris.  Flores  aibi  (3-6  mm  long.  =  i  mm  diam.);  sepalis 
membranaceis  (3,3-4  mm  long.  =  1,3  mm  lat.)  erectiusculis 
ellipticis  ápice  obtusis  basi  subcuneatis  non  saccatís  neo  gíb- 
bosís,  dorso  virescenlibus,  pilis  paucis  simplicibus  v.  furcatis 
hyalinis  adpressis.  oruutis,  margine  albescentibus  glabris; 
petalis  late  obovato-spalhulalis  (5,5-6  mm  long.  =  2,3-3  mm 
lat.)  albis  integris  sépala  tertio  supernntibus,  deorsum  longe 
attenuato-unguiculatis ;  staminibus  subaequilongis  tilamentis 
albis  tenuibus  glabris  basi  ux  dilatatis(3  mm  long.),  antheris 
concoloribus  ellípsoideis  (0,8  mm  long.)donatis ;  ovario  glau- 
co-viridi  íusoideo*elliptÍGO  glabro,  superne  in  stylo  terete 
longiusculo  (1,3  mm  long.)  concolore  ápice  sligmate  albo 
capitellato  coronato  producto. 

Siliculae  lanceolatae  v.  ovato-lanceolatae  (3-6  mm  long.  = 
2-2,5  mm  diam.),  pedicellis  non  v.  vix  elongatis  sed  incrassa- 
tis  fere  lignosulis  ínsidentes,  glaberrimae  deorsum  subrotun- 
datae,  sursum  longiuscule  attenuatae,  atque  in  stylo  terete 
(2  mm  long.)  gracili  rígido  persistente  ápice  capítellato-sti- 
gmatoso  productae,  valvis  valde  convexulis,  utrimque  acutis 
subpergameneis  mox  deciduis,  replo  persistente  gracili,  funi- 
culis  callosis  retrorsis,  septo  ex  albo  hyalino  diu  persistentibus 
donatae.  Semina  e  lateritio  fusca  glabra  laevia  anguste  elli- 
ptica  (2  mm  long.  =  1  mm  lat.)  superne  obtusa  subtruncata, 
postice  acutata  suba ppend ¡culata  e  latere  compressa  (0,5  mm 


166  ANALES  DB  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

crass.)  in  quoque  latere  sulco  profuDdiusculo  nótala,  testa 
rígidula  subtenui,  embryone  flavido,  cotyledonibus  eximie 
accumbenlibus. 

Species  notis  plurirnís  ad  Cochleariam  vergens,  ob  locorum 
altitudíoem  habitu,  statura,  foiiorum  forma  sal  lúdeos  et  va- 
rietates  sequentes  nobiliores  distinguendae  : 

a)  Major  :  caules  erecli  elatiusculi  (70-iOO  mm  alt.  =  2,5-4 
mm  crass.),  íoliis  valdecarnosis  inferis  longe  cuneato-spathu- 
latis  ápice  subtruncato-rotundatis  grosse  3-S-inciso-dentatis 
(iO-45  mm  long.  =  20-22  mm  lat.)  caulinis  obovato-orbicu- 
laribus  (30  mm  long.  =  25-30  mm  lat.)  in  parte  postica 
cuneatis  integris,  in  antica  rotundata  grosse  9-15  inciso-denta- 
tis,  dentibus  (utroque  latere  4-7)  triangulari-ovatis  obtusis 
latis,  sinubus  acutis  donatis,  internodia  duplo  v.  triplo  supe- 
rantíbus. 

Prope  Lago  argentino,  loco  Karr-aik  vocato. 

b)  Media :  caules  erecti  mediocres  (50-70  mm  long.  =  2-3 
rom  crass.),  foliis  modice  carnosis  ómnibus  obovato-spathulatis 
deorsum  longe  cuneatis  integris.  in  parte  antica  plusmínusve 
rotundatis  3-7  dentatis  (10-20  mm  long.  =  5-10  lat.),  internodia 
aequantibus  v.  vix  subduplo  superantibus. 

Prope  Lago  Argentino  loco  Karr-atk  vocato. 

c)  Minor  :  caules  humiles  rosulati  arcuato-adscendentes 
(40-50  mm  long.  =  1,5-2  mm  crass.),  foliis  crassiusculis  sed 
parce  carnosulis  inferis  obovato-spathulatis  (15-20  mm  long. 
=  6-8  mm  lat.)  longiuscule  cunea to-attenuatis,  caulinis  ses- 
silibus  exorbiculari  obovdtis(&-8  mm  long.  =  5-6  mm  lat.) 
ómnibus  in  parte  cuneata  integris,  in  parte  antica  rotundata 
dentibus  acutiusculís  minutis  13-17  donatis,  internodia  ae- 
quantibus V.  duplo  brevioribus. 

Secus  Rio  Sehuen  Joco  Parr-aik  vocato. 
Inflorescentíae  in  varietatibus  ómnibus  identicae. 

5.    SiSYMBRIUlf  CANBSCKNS  Nutt.  —  Gaj,  Fl.  Chil.  I,  f.  128. 

Hab.  Vulgatum  in  cultis  prope  Carmen  de  Patagones,  Febr. 
1898  (C.S.). 

Obs.  Species  v.  varietates  Sisymbriorum  sectionis  Sophiae  quae 
mihi  e  Patagonia  adsunt,  characteribus  sequentibus  distin- 
guendae : 


NOTA  ADDENOA  AD  FLORAK  PATAGONlGAM  i  67 

Ítóta  stellata 8 
in  caule  glandulosa,  in  foliis  stellata i 
tota  glandulosa 5 

.  (longe  pecJunculato 5.  deserticola  Speg. 

2. 5^ligmate|^^^^.,.    3 

«...     .    í  glabris S.  sophia  L. 

^        (  stellato-puberulis 5.  Cumingianum  F.  et  M. 

ÍbipÍDnatiñd¡s,lobisintegrís.    5.  canescens  Nutt. 
tnpinnatifiinis,  lobisdenta-^  ^.  ,.  V      i-  o  .      • 

;.        ...     .  { stellato-puberulis S.ícnuw- 

tis  :  siliquis I  ^^, 

^  \     simum  Ph. 

5.  Síliquis  glaberrimis S.  gtanduliferum  Speg. 

6.  SiSTMBRiUM  FUBGiAifUM  (Speg.)  Speg.  Plant.  per  Fueg.,  n.  85  et 

Plant.  Pat.  austr.,  n.  íii  {snh  Schizopetalo?). 

Hab.  In  rupestribus  prope  Lago  Argentino,  loco  Karr-aik  voca- 
lo,  Mart.  1897  (C.  A.). 

Obs.  Plantae  ílorentes  nunc  tantum  repertae.  Flores  racernoso- 
subcorymbosi,  pedicellis  longíoribus  v.  brevioribus  suífultí, 
mediocres  (7-8  mm  long.  et  lat.) ;  sépala  ovato-elliptica  (i  mm 
long.)  integra  ex  albido  pallide  virescentia,  obsolete  trinervía, 
margine  subcoalescentia  glabra,  8  externa  parura  latiera  (8mm 
lat.)  basi  lenissime  gibbosula,  8  interna  parum  angustiora 
(1,5  mm  lat.) ;  pétala  candida  sepalis  duplo  longíora  (7-8  mm 
long.  =  8  mm  lat.)  spathulata,  antice  obtusa  integerríma, 
leniter  inaequilateralia,  postíce  longe  attenuato-unguiculata, 
obsoletísslme  3-nervia ;  stamina  brevíora  sépala  non  v.  vix 
aequantia,  longíora  illa  vix  superantia,  filamentis  albis  tenui- 
bus  glabris,  anteris  ovatis  ochroleucís ;  ovarium  e  terete  ellí- 
pticum  utrimque  rotundatum,  sessile,  viríde,  in  dimidio  infero 
pilis  paucis  (6-8)  majusculis  furcatis  onustum,  ápice  stylo 
brevi  cylindraceo  stigmate  latiusculo  subhemisphaerico  coro- 
nato  donatum,  cum  stylo  sepalorum  longitudinem  vix  aequans. 
Siliquae  albescentes  v.  purpurascentes,  valvis  ñervo  longitu- 
dinali  mediano  tenuiter  costulatis,  ceterum  obsoletissíme  reti- 
culatis  non  deciduis  donatae,  seminibus  sub-8-seriatis. 

Species  ob  pétala  integra  a  Sehizopetalo  removenda,  sed 
Ínter  Sisymbrium  et  Malhewsiam  sat  nutans. 

Specimina  patagónica  a  typo  nonnihil  recedunt  sed  nullo 
modo  separanda.  Folia  radícalia  (80-85  cm  long.  tot.)  in  eolio 


i 68  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

radiéis fasciculata  ereclo-patentia,  limbo  lanceolato  (40-15  cm 
loDg.  =  3-i  cm  lat.)  ápice  plus  minusve  obtuso,  rachide 
crassa  donato,  5-9-pinnato-parlilo,  lobis  jugorum  oppositis  v. 
leniter  alternís,  infimis  parvulis  remotis,  mediís  majoribus 
(15-20  mm  long.  =  10-15  mm  lat.)  apToxiroalis,  supremis 
íterum  decrescenlibus  confluentibusque,  ómnibus  late  ovatis 
obtusis  ad  marginem  superum  dentibus  1  v.  2  latis  obtusissi- 
mis,  ad  inferum  minute  obsoleteque  2-3  dentatis  sed  basi 
lóbulo  majusculo  v.  aurícula  ovala  rachin  obtegente  orna- 
tis  donato,  petíolo  (5-10  cm  long.  =5-6  mm  lat.)  longitudi- 
naliter  sxríato,  ad  veotrem  applanato  v.  subcanalículato,  ad 
dorsum  convexulo  praedita  ;  folia  caulina  radicalibus  símilli- 
ma,  nisi  sensim  brevius  petiolata  supremaque  sessilia  et  tune 
basi  non  attenuata  sed  tnincata  ae  subamplexicaulia. 

Ob  pubescentiam  (pili  dum  adsunt  semper  furcati)  varíeta- 
tes  duae  distinguendae : 

a)  Glabra  :  partibus  ómnibus  glabrís,  base  caulium  atque 
foliis  juvenilibus  squarruloso-farinosisexceptis,  foliis  rígidu- 
lo-membranaceis  pallide  virescentíbus  v.  subpurpurascentibus, 
leníter  glaucescentibus. 

b)  Hispida:  caulibus  deorsum  longe  patentimque  hispídissi- 
mis,  foliis  juvenilibus  pannoso-canescentibus,  evolutis  molli- 
ter  mcmbranaceis,  plus  minusve  pubescentibus,  intense  virí- 
dibus. 

7.  SisTMBRiUM  SAGiTTATUM  Hook.  &  Am.  —  Gay,  Fl.  Chih,  I,  f.  12i. 
Hab.  Vulgatum  pertotam  Patagonianí  australem  per  ann.  1874- 
98  (C.  Berg,  C.  A.,  C.  S.),  et  ín  valle  del  Lago  Blanco,  Chubut, 
Nov.  98  (n.  101,  Koslowsky). 
Obs.  Species  sat  varíabilis,  quandoque  rígida  lignosula  virídis, 
quandoque  herbácea  subtenera  glaberrima  glaucescens  v.  pilis 
furcatis  plus  minusve  adspersa,  foliis  integris,  dentatis,  pinna- 
tilobis,  etc.,  inferís  attenuato-peliolatis,  caulinis  sessilibus 
basi  plus  minusve  longe  acuteque  auriculato-sagittatis,  inflo- 
rescentiis  racemosissimplicibusv.  composítis,  multi-v.  pauci- 
florís  floribus  albís  mediocribus,  siliculis  pedicello  breví  val- 
de  dicaricato,  lenuibus,  praelongis  saepe  flexuoso-vermicula- 
ribus  ápice  in  stylo  brevi  crasso  stigmate  capitellato  integro  v. 
bilobo  coronato  productis. 
Varíetates  sequentes  Ínter  alias  numerosas  nobíliores : 


NOVA  ADDEKDA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  169 

a)  Communis  :  herbácea,  pílis  parcissimís,  foliis  víridibus, 
inferís  dentato-subruncinatis,  caulÍDÍs  subintegris,  auriculis 
brevibus  obtusis,  infloresceDtia  pauciflora,  sepalis  víridibus. 

Prope  S.  Cruz,  Febr.  1874  (C.  Berg.),  Febr.  1882  (C.  S.),  Jan. 

1894  (C.  A.). 

b)  Andina  (Vh.)  Speg.,  Planl.  Pal.,  n.  22  :  herbácea,  parcis- 
sime  pilosa,  foliis  glaucís  inferís  sinualo-deatatis,  caulinis 
vixdenliculatis  aurículis  brevibus  acutiusculis,  inflorescentia 
ramosa,  multiflora,  sepalis  viridi-glaucescentibus. 

In  Golfo  de  S.  Jorge,  Febr.  1896  (C.  A.). 

c)  Purparaseens  :  lignosula  rígidula  in  partibus  basalibus 
deusiuscule  hispidula,  in  superioríbus  glabrala,  foliis  inferís 
acule  sinualo  denla  lis  ad  hypophyllum  violaceo-purpurascen- 
libus,  caulinis  paucis  minulis  inlegrisbasi  iruncalis  vixobluse 
auriculnlís,  inílorescenlia  ramosa  pauciflora,  sepalis  purpu- 
rasceniibus  albo-marginalis. 

Secus  Rio  Chico,  prope  Chonkenk-aik,  Febr.  98  (C.  A.). 

d) Glauca:  herbácea  elala  omnirio  glabrala  v.  vix  in  margine 
peliolorum  cilíalo-slellala,  foliis  el  caulibus  inlense  cinéreo- 
glaucis,  íoliis  inferís  oblanceolalis  grosse  parceque  angulalo- 
repandis,  caulinis  angusle  linearibus  inlegerrimis  auriculis 
praelongis  aculissimis  ornalis,  inflorescenlia  ramosa  pauci- 
flora,  sepahs  glaucescenlibus. 

Secus  Rio  Gallegos,  Sepl.  1897  (E.  B.). 

e)  Exauriculata :  herbácea  rígidula,  parce  sparseque  pilo- 
sula,  viridis,  foliis  inferís  oblanceolalis  oblusis  parce  sínualo- 
denlalis,  caulinis  inlegrís  sessílibusin  parle  poslica  altenuatis 
nec  auriculalis,  inflorescentiis  ramosis  paucifloris. 

8.    SlSTMBttlUII  SUBSCANDENSSpeg.,  n.  Sp. 

Diag.  Plurimetrale,  perenne  viride  caulibus  debilibus  subscan- 
áenltbus,  tenuibus  glabris,  nodosis,  foliis  ad  nodos  subfascicu- 
laiis  subspathulaiis  obiusis  grosse  parceque  jAnnaiilobis,  margine 
V.  etiam  hypophyllo  pilosulis,  pilis  furcalisy  inflorescentiis  ma- 
ximis  paucifloris,  siliquis  vermicularibus  praelongis  divaricatis 
breviter  pedieellatis  apiee  attenuato-^tigmatosis. 

Hab.  In  dumelis  secus  Rio  Negro  prope  Carmen  de  Palagones, 
Feb.  1898(C.  S.). 

Obs.  Radíx  alba  nodosa  subsímplex  (30-40  cm  long.  =  5-7  mm 
crass.)   ápice  pluríceps;    rami  in  arbuslis  circumslanlibus 


170  ANALES  DB  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

subscaDdentes  elatí  (80-150  cm  alt.)  gráciles  (3-4  mm  crass.) 
flexuosi  rigídi  iignosi,  lígDO  flavido  compacto,  cortice  cinereo- 
fusco  donati,  in  parte  infera  nudi,  apicem  versus  ad  nodos 
subfascículato-folíati;  folia  obovata  v.  spathulata  (15-iO  mm 
long.  =  0-15  mm  lat.)>  antice  obtusa  postice  longiuscule 
cuneato-attenuata,  utrimque  margine  dentibus  3-4,  alteráis, 
supremis  latis  obtusis  parum  profundis,  inferís  angustis  dí- 
stantibus  saepe  pinnifprmibusornata,  membranácea  viridía, 
pilis  minutis  albis  furcatis  margine  ciliata,  saepe  pilis  non- 
nullis  ad  hypophyllum,  rarius  ad  epiphyilum  etiam,  adspersa, 
ñervo  centrali  tantum  manifestó.  Inflorescentiae  racemosae 
compositae  divaricatae,  multiflorae  sed  relaiatae;  flores  jam 
delapsi  non  visí.  Siliquae  patentissímae  praelongae  (50-60 
mm  long.  =  1  mm  diam.)  rectiusculae  utrínque  attenuatae, 
ápice  acutato-stigmatosae,  basi  pedicello(8-10  mm  long.=0,5 
mm  crass.)  íultae. 
Species  eximia  sed  ob  flores  ignotos  nonnihil  dubia. 

9.  Brata  lycopodioides  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Caespitoso-e/fusa,  ramis  obscure  subdichoíomis  repeníibus 
ápice  erectis,  foliis  pro  more  majusculis  anguste  linearibus 
acutis  crasse  carinaíis,  margine  minutissime  acúleo  lato -pee  ti- 
naíis,  ómnibus  conformibus,  floribus  apicalibus,  silicula 
majuscula  ex  obovato  late  oblanceolata,  pedúnculo  folia  suprema 
non  superante  fulla. 

Hab.  In  altiplanitie  sicca  et  aridissima  pendicis  austro-occíden- 
talis  montis  Kmann-aik,  prope  Rio  Chico,  Feb.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Species  majuscula  habitu  Benthamiellae  acutifoliae  similli- 
ma.  Caules  laxe  caespitosi  rosulatim  repenti-effusi  (10-20cm 
long.)  non  radicantes,  laxe  obscureque  subdichotomi,  ápice 
breviter  arcuato-erectiusculi,  toti  densiuscule  imbricato-folíosí 
(3-5  mm  diam.).  Folia  omnia  isomorpha,  ramo  adpressa  recta 
V,  sursum  leniter  curvula,  infera  vetusta  et  emortua  cinera- 
scentia,  supera  v.  apicalia  viva  virescentia  non  nitentia,  cras- 
siuscula  coriacella  rigidula,  sat  longa  (6*6,5  mm  long.),  ad 
epiphyilum  plana  v.  vix  sub  ápice  leniter  concava,  \n  parte 
dimidia  supera  anguste  linearía  (0,5-1  mm  lat.)  atque  dorso 
grosse  obtuseque  carinato-costata,  in  parte  dimidia  infera 
dilatato-amplexicaulia  plana  ecostata,  ápice  acuta  non  v.  vix 
mucronulata  (sed  non  pungentia),  margine  praecipue  in  parte 


NOVl  ÁDDBNOÁ  AO  FLORAM  PATAGONIGAM  171 

angustiore  minute  et  plus  minusve  dense  pectinato-aculeolata. 
Flores...,  non  visi.  Peduncul  i  fructiferi  ín  ramis  terminales,  ínter 
folia  suprema  abscondili  et  illis  breviorescrassiusculi(8-6mm 
long.  =  0,5  mm  crass.)  rigíduli  nudi  glabri  obsolete  sulcati 
monocarpici.  Siliculaeochroleucae  obovatae  v.  oblanceolatae 
(6-7  mm  long.  sine  stylo  =  3-4  mm  lat.  et  crass.)  utrimque 
attenuato-subcuneatae  (poslice  longius  quam  superne)  stylo  e 
terete  subconoideo  plus  minusve  elongato  (0,5-1  mm  long.) 
crassiusculo  rigidulo  ápice  non  v.  víx  incrassato-stigmatifero 
coronatae,  replo  diu  persistente  crassiusculo  rígido,  septo 
integro,  tenui  ex  albo  hyalino,  funiculis  in  quoque  lóculo  3 
subapicalibus  obliquis  brevibus  ornatae,  valvis  subpergame- 
neis  rigidís  glaberrimis,  valde  convexis  dorso  longitudinaliter 
saepius  valide  acutiusculeque  carinato-costatis,  ceterum  non 
V.  obsoletissíme  nervuloso-reticulatis  mox  decid uis  donatae. 
Semina  e  funiculis  péndula  exelliplico  obovata  (2  mm  long. 
=  4-1,2  mm  lat.  =  0,5-0,6  mm  crass.)  ápice  obtuse,  basi 
acutiuscule  rotundata  glabra  obsolete  longitudinaliter  subsul- 
cata,  testa  rufescente  tenui  rigidula,  embryone  majusculo  satú- 
rate viridi,  radícula  terete  cotyiedones  incumbentes  aequante. 
Circa  siliculas  nonnullas  observantur  sépala  et  stamina  sub- 
persistentia;  sépala  subscariosa  rígida  glabra  integerrima 
linearía  (5  mm  long.  =  i-,5-2  mm  lat.)  dorso  convexo-obtusa 
crassiuscule  costulato-3-nervia,  margine  ialiuscule  subhya- 
lina,  ventre  subcanaliculato-concava,  ápice  obtusa  subcucul- 
lata,  basí  non  v.  vix  gibbu1oso-callosa|;  stamina  erecta 
filamentis  tenuibus  albís  glabris  ómnibus  subaequilongis 
(i, 5-5  mm  long.),  antheris  basifixís  línearibus  (1  mm  long.) 
ochroleucis  donata.  Species  B.  monanthae  (Gilg)  Speg.  (in 
Otto  Kuntze,  Bev.  gen.  pl.,  III,  2,  f.  4,  sub  Draba)  valde  affi- 
nis  et  facile  ejusdem  varietas  major. 

10.  Brava  patagónica  Speg.,  n.  sp. 
Diag.  Caespüoso^eongesta  compaetiuscula,  ramis  brevibus  erectis 

confertts,  foliis  parvulis  ovatis  obtusis,  omnibtis  isomorphis, 

silicula  medioeri  late  elliptica,  pedúnculo  folia  suprema  leniter 

superojite  fulla. 
/Ía6.  Inaltiplanitiesicca,  aridissima  loco  dicio  Karr-aik,  propé 

Lago  Argentino,  Mart.  1898  (C.  A.). 
Ote.  Caules  dense  brevíterque  subbotryose  ramulosi,  pulvínulos 


17!2  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

subhemisphaericos  (10-15  cm  diam.  =  3-4  cm  crass.)  sed 
parum  compactos  efficientes,  ramulis  teretibus  (3  mm  crass.)» 
totis  dense  loricato-foiiatís.  Folia  omnia  isomorpha  glaberrima, 
ramo  arete  adpressa,  infera  arescentia  sordide  cinereo-nigre- 
scentia,  suprema  et  viva  ex  albo  argéntea  crassíuscula  subco- 
ríacella  sed  vix  rígida,  ad  epipyllum  leniter  concava,  dorso 
convexula,  non  v.  vix  obsolete  (in  parte  infera)  costulata  laevia, 
e  triangulari  ovata  v.  elliptica  (2-3  min  long.  ==  1,3-3  mm 
lal.)  ápice  e  cuneato  rotundata,  non  v.  vix  subcucullata,  in 
parte  dimidia  supera  margine  nuda,  in  dimidia  infera  dense 
mínuteque  pectinato-ciliolata.  Flores  in  ápice  ramulorum  soli- 
tarii  foliis  supremis  subcupulatim  cinctí,  pedúnculo  brevis- 
simo  (1  mm  long.)  fulti  obovati  v.  turbinati  (3-3,5  mm  alt. 
=  1,5-3  mm  diam.)  ex  albo  ochroleuci  (in  sicco  I)  sépala 
glabra  obovata,  ápice  cucullato-obtusa,  postice  attenuata 
(3  mm  long.  =  1,3  mm  lat.)duobus  extimis  basi  extus  le- 
niter gibbuloso-callosis;  pétala  glabra  alba  subspathulata, 
ápice  obtusa  integra,  deorsum  longiuscule  attenuato-ungui- 
culata  (3,5  mm  long.  =  0,8-1  mm  lat.);  stamina  6,  petalis 
tertio  breviora,  antheris  linearibus  albis,  filamentos  conco- 
lores breves  duplo  superantibus,  poUine  subgloboso  flavo; 
ovarium  pusillum  obovatum  viride  glabrum,  stylo  fere  nullo, 
stigmate  obovato  integro  obtuso  coronatum.  Silículae  pedún- 
culo florali  valde  accreto  nudo,  folia  brevíter  superante, 
crasso  rigido  glabro  (3-i  mm  long.)  suífultae,  ex  elliptico 
obovatae  (5  mm  long.  =  3,5  mm  lat.  et  crass.)  utrimque  suf- 
fulto  aeque  et  modice  rotundato-subcuneatae,  stigmate  minu- 
to crassiusculo,  stylo  fere  nullo  suifulto  coronatae,  replo  persi- 
stente crassiusculo  rigidulo,  septo  tenui  ex  albo  subhyalino, 
integro  v.  medio  plus  minusve  fenestrato,  in  quoque  lóculo 
funiculís  3  subapicalibus  brevibus  obliquis  ornatae  :  valvís 
pergameneo-subcoriaceis  satconvexisglaberrimis,  medio  dorso 
longitudinaliter  (praecipue  in  parte  infera) carinato-costulatis, 
ceterum  leniter  reticulato-nervulosis,  mox  deciduis  donatae. 
Semina  obovata  superne  obtusa,  inferné  subacutiuscule  ro* 
tundata  fuliginea  laevia,  non  v.  obsolete  costulata,  magnitu- 
-  diñe,  testa  et  embryone  ut  in  specie  praecedente. 

11.  Brata  PTCifOPHYLLOiDBS  Speg.,  n.  sp. 
Diag.  Caespüoso-congesta  compacta^  ramis  breviusculis  erectis. 


NOVA  AODENDA  AD  FLORAM  PATAGONIGAM  173 

foliis  pustllimis  triangulari'Ovatvi  subbiformibus,  eaulinis 
minoribus  argentéis,  subfloralibus  latioribus  pallescentibuSj 
floribus  acrogenis  solitariis  brevissime  pedicellatis  foliis  sub- 
floralibus  late  cupulato-cinctis,  silicuUs  minoribus  obovato- 
oblanceolatis  pedúnculo  folio  non  superante  fultis. 

Hab.  In  praeruplis  aridissimis  loco  Orr-aik  dicio,  prope  Lago 
Viedraa,  Mari.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Species  praecedenti  sat  affinis  et  forsan  ejusdem  varíetatem 
minorem  sistens,  habitu  ita  ad  Beníhamiellam  pycnophylloi- 
dem  accedít  ut  plantae  ulríusque  generis  floribus  destítutae 
peraegre  Ínter  se  dístinguendae.  Caulas  densissime  botryoso- 
ramulosi,  pulvinulos  convoxo-applanatos  (5-12  era  diam.  = 
35-30  mm  erass.)  compactos  duríusculos  efiicientes,  ramulis 
leretibus  (3-2,5  mm  crass.)  v.  e  mutua  pressione  subhexa- 
gonis,  totis  dense  loricato-foliatis.  Folia  subdimorpha,  omnia 
taraen  glaberrima  arete  adpressa,  infera  v.  vetusta  arescentia 
sordide  cinereo-nigricantia,  supera  et  viva  albo-argentea  niten- 
tiuscula,  crassiuscula  subcoriacella  rigidula,  ad  epiphyllum 
concaviuscula,  ad  hypophyllum  convexula  non  carinata  nec 
costata,  sursum  cuneato-rotundata  obtusiuscula,  margine 
superne  nuda  inferné  plus  minusve  ciliolato-pectinata,  ciliolis 
minutis  hyalinis  rectis  v.  subretrorsis,  caulina  ovata  supra 
basin  leniter  coarctata  argéntea  nitida  (2  mm  long.  =  4  mm 
lat.)t  subfloralia  v.  suprema  triangularía  basi  non  coarctata 
sed  magis  dilatato-amplexicaulia  magísque  obtusa  et  rigida 
(3  mm  long.  =  1,5  mm  lat.)  ex  albo  ochroleuca  opaca  ad 
apicem  ramulorum  fere  cupulam  efformantia.  Flores  in 
ramulis  acrogeni  solítarii  inter  folia  subfloralia  (una  cura  1  v. 
2  gemmis  foliaceis  pusillis)  fere  absconditi,  pedúnculo  bre- 
vissimo  (1  mm  long,)  fulti,  obovati  v.  obconici  (1,25  mm 
alt.  =1,50  mm  diam.)  ex  albo  achroleuci  (in  sicco!);  sépala 
glabra  obovato-cochleata  antice  obtusa  subcucullata  postice 
cunea to-attenuata  (1,25  mm  long.  =  1.50  mm.  lat.)  pétala 
glabra  alba  obovata  superne  obtüsissima  leniterque  undulata, 
deorsum  cuneata  atque  breviterattenuato-unguiculata  sepalis 
non  V.  vix  longiora;  staraina  6  subaequilonga  pétala  fere 
aequantia,  antheris  albis  ellipsoideis,  filamenta  concoloria 
glabra  triplo  superantía;  ovarium  minutum  obovatum  vire- 
'  scens,  stjlo  brevi  sensim  in  stigmate  turbinatulo  sublobulato 
dilatato  cDronatum.  Siliculae  lignicolores  pedúnculo  crasso 


17!2  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

subhemisphaericos  (10-15  cm  diam.  =  3-i  cm  crass.)  sed 
parum  compactos  eíBcientes,  ramulis  teretibus  (3  mm  crass.)» 
totis  dense  loricato-foliatis.  Folia  omnía  isomorpha  glaberríma, 
ramo  arete  adpressa,  infera  arescentia  sordide  cinereo-nigre- 
scentia,  suprema  el  viva  ex  albo  argéntea  crassiuscula  siibco- 
riacella  sed  víx  rígida,  ad  epípyllum  leniter  concava,  dorso 
convexula,  non  v.  vix  obsolete  (in  parte  infera)  costulata  laevía, 
e  triangulari  ovala  v.  elliptica  (2-3  mm  long.  =  1,3-3  mm 
lal.)  ápice  e  cunéalo  retúndala,  non  v.  vix  subcucullata,  in 
parle  dimídia  supera  margine  nuda,  in  dimidia  infera  dense 
minuteque  pectinalo-ciliolala.  Flores  in  ápice  ramulorum  soli- 
tarii  foliis  supremis  subcupulatim  cincti,  pedúnculo  brevis- 
simo  (1  mm  long.)  fulti  obovati  v.  lurbinali  (2-2,5  mm  alt. 
=  1,5-3  mm  diam.)  ex  albo  ochroleuci  (in  sicco  I)  sépala 
glabra  obovala,  ápice  cucullato-obtusa,  postice  alienuata 
(2  mm  long.  =  1,3  mm  lal.)duobus  exlimis  basi  extus  le- 
niter gibbuloso-callosis;  pétala  glabra  alba  subspathulala, 
ápice  obtusa  integra,  deorsum  longiuscule  atlenuato-ungui- 
culata  (2,5  mm  long.  =  0,8-1  mm  la(.);  slamina  6,  petalis 
terlio  breviora,  antheris  iinearibus  albis,  filamentos  conco- 
lores breves  duplo  superantibus,  pollíne  subgloboso  flavo; 
ovarium  pusillum  obovatum  viride  glabrum,  slylo  fere  nullo, 
sligmate  obovato  integro  obtuso  coronalum.  Silículae  pedún- 
culo florali  valde  accreto  nudo,  folia  breviler  superante, 
crasso  rigido  glabro  (3-4  mm  long.)  suffullae,  ex  elliplico 
obovalae  (5  mm  long.  =  3,5  mm  lal.  el  crass.)  utrimque  suf- 
fullo  aeque  el  modice  rotundalo-subcuneatae,  sligmate  minu- 
to crassiusculo,  stylo  fere  nullo  suifullo  coronatae,  replo  persi- 
stente crassiusculo  rigidulo,  septo  tenuí  ex  albo  subhyalino, 
integro  v.  medio  plus  minusve  fenestralo,  in  quoque  lóculo 
funiculis  2  subapicalibus  brevibus  obliquis  ornatae  :  valvís 
pergameneo-subcoriaceis  satconvexisglaberrimis,  medio  dorso 
longitudinaliter  (praecipue  in  parte  infera) carinato-costulatis, 
ceterum  leniter  reticulato-nervulosis,  mox  deciduis  donatae. 
Semina  obovala  superne  obtusa,  inferné  subacutiusculero- 
túndala  fuliginea  laevia,  non  v.  obsolete  costulata,  magnitu- 
'  diñe,  testa  el  embryone  ut  in  specie  praecedente. 

11.  Brata  ptcnophylloidbs  Speg.,  n.  sp. 
Diag.  Caespiíoso-congesta  compacta,  ramis  bremusculis  erectis. 


NOVA  AODENDA  AD  FLORAM  PATAGONIGAM  173 

foliis  pusillimis  triangulan- ova tis  subbiformibits,  eaulinis 
minoribus  argentéis,  subfloralibus  latioribus  pallescentibus, 
floribus  acrogenis  solttariis  brevissime  pedicellatis  foliis  sub- 
floralibus late  cupulato-cinctis ,  siliculis  minoribus  obovato- 
oblanceolatis  pedúnculo  folio  non  superante  fultis. 

Hab.  In  praeruplís  aridissímis  loco  Orr-ai k  dicio,  prope  Lago 
Viedma,  Mart.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Species  praecedenti  sat  affinis  el  forsan  ejusdem  varíetatem 
minorem  sistens,  habitu  ita  ad  Benlhamiellam  pycnophylloi- 
dem  accedit  ul  plantae  utríusque  generis  floribus  destitutae 
peraegre  Ínter  se  distinguendae.  Caules  densíssíme  botryoso- 
ramulosi,  pulvinuios  convoxo-applanatos  (5-12  cm  diam.  = 
35-30  mm  crass.)  compactos  duríusr.uios  efScíentes,  ramuiis 
teretibus  (2-2,5  mm  crass.)  v.  e  mutua  pressione  subhexa- 
gonis,  totis  dense  loricato-foliatis.  Folia  subdimorpha,  omnía 
lamen  glaberrima  arete  adpressa,  infera  v.  vetusta  arescentia 
sordíde  cinereo-nigrícantia,  supera  et  viva  albo-argentea  niten- 
tiuscula,  crassiuscula  subcoriacella  rigidula,  ad  epiphyllum 
concaviuscula,  ad  hypophyllum  convexula  non  carinata  nec 
costata,  sursum  cunento-rotundata  obtusiuscula,  margine 
superne  nuda  inferné  plus  minusve  ciliolato-pectinata,  ciliolis 
minutis  hyalinis  rectis  v.  subretrorsís,  caulina  ovala  supra 
basín  leniter  coarctala  argéntea  nítida  (2  mm  long.  =  4  mm 
lal.),  subfloralía  v.  suprema  triangularía  basi  non  coarctala 
sed  magís  dilalato-amplexícaulia  magisque  obtusa  et  rígida 
(3  mm  long.  =  1,5  mm  lal.)  ex  albo  ochroleuca  opaca  ad 
apicem  ramulorum  fere  cupulam  eiformantia.  Flores  in 
ramuiis  acrogeni  solilarii  ínter  folia  subfloralía  (una  cum  1  v. 
2  gemmis  foliaceis  pusillis)  íere  abscondili,  pedúnculo  bre- 
vissimo  (1  mm  long,)  fulti,  obovali  v.  obconici  (1,25  mm 
all.  =1,50  mm  diam.)  ex  albo  achroleuci  (in  sicco!);  sépala 
glabra  obovato-cochleata  antice  obtusa  subcucullala  postice 
cunealo-atlenuala  (1,25  mm  long.  =  1.50  mm.  lal.)  peíala 
glabra  alba  obovala  superne  oblusíssíma  leniterque  undulala, 
deorsum  cunéala  atque  brevíterattenualo-unguiculata  sepalis 
noD  V.  víx  longíora;  stamina  6  subaequílonga  pétala  fere 
aequanlía,  antheris  albis  ellípsoídeís,  íilamenla  concoloria 
glabra  Irí pío  superantía;  ovarium  minutum  obovatum  vire- 
scens,  stjlo  breví  sensim  in  stigmale  turbinalulo  suhlobulato 
dilátalo  coronalum.  Síliculae  lignicolores  pedúnculo  crasso 


176  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

<9.  CoLOBANTHüs  LTCóPODioíDss  Gf.  =  C.  Lechlerí  Ph.  —  C.  polycne^ 

moldes  Hier.  —  Speg.,  Plant.  Pal.  austr.,  n.  57.  —  Prim.  Flor. 

Chub.,  n.  24. 
J7a6.  Per  Patagoniam  mediam  et  austraiem  vulgatus  per  ann. 

1874-98. 
Obs.  Specimina  in  Freto  Magellanico  lecta  minus  robusta  ramís 

subherbaceís,  chubutensía  vero  valida  radice  lignosa,  ramís 

pulvinulato-contractis  rigidioríbusque. 

20.  Ltchnis  ANTÁRCTICA  OK.  —  Olto  Kuntze,  Rev.  gen.  plant.,  III,  2, 
f.  14.  —  I.  chilensis  Speg.  (non  Gay),  Plant.  Pat.  auslr.,  n.  30. 

Hab.  Non  rara  in  rupíbus  collinis  propo  Lago  Argentino,  1884 
(T.  F.)etFeb.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Species  antea  a  me  ut  varietas  nana  v.  depaupérala  L.  chi- 
lensis G.  Gay  sumpta.  Specimina  mea  lamen  a  descríptione  Cl. 
O.  Kuntzei  recedunt  scapís  saepe  2  v.  3  juga  íoliorum  geren- 
libus  el  praecipue  calyce  minute  glanduloso-puberulo  neo  crí- 
spalo pubescente  I 

21.  Calandrinia  PATAGÓNICA  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Perennis,  humilis  glaticescens,  undique  laxe  papilloso- 
viscosa,  foliis  ad  scaporum  basin  fasciculatis,  anguslissime 
linearíbus  subacutiusculis,  scapis  4-3  floris  vix  folia  superan- 
tibus,  sepalis  ovatis  glanduloso-viscosis  dorso  margineque 
parce  grosseque  fimbriato-appendiculatis  quam  peíala  glabra 
ladea  persistentia  atque  capsula  ovala  brevioribus. 

Hab.  In  arenosis  aridis  prope  Emelk-atk  secus  Rio  Chico,  Dec. 
1 897  elpropeíarr-aiAsecus  Lago  Argén  tino,  Mari.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Species  sectíonis  B,  I,  5  Philippianae  (cnfrl.  Phil.  in  An.  Un. 
Chil.  vol.  LXXXV,  f.  171)  prope  C.  Vidali  Ph.(l.c.,  f.  190) 
inserenda. 

Rhizoma?  gracile  longiusculum  (5-20  cm  long.  =  2-3  mm 
crass.)  cortice  laevi  fusco  tectum  bine  inde  nodulosum,  ad 
nodos  ramulos  solitarios  plus  minusve  clongatos  superfíciem 
soli  allingentes  emiltens.  Ramuli  in  parle  Ierra  abscondila 
(5-20  mm  long.  =  1  mm  crass.)  nudi  ochroleuci,  in  parle 
exerla  (30-60  mm  long.)  deorsum  dense  fasciculatim  foliolalí, 
sursum  scapiformes  subnudi  apiceque  pauciQori.  Folia  con- 
fería anguslissime  linearía  (15-35  mm  long.  .=  0,7-1  mm 
iat.)  crassiusculecarnosula,  deorsum  longe  attenuata,  sursum 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGONIGAM  177 

acutiuscula,  ad  epiphyllum  conve&ulo-plana.  ad  hypophyllum 
leníter  canalículata  atque  obsolete  costulata  (an  ín  sicco 
tantum?),  e  viridi  glauccscentía,  ubique  papíllis  minutissi- 
mis  subhyalinis  vix  perspicuís  laxe  adspersa»  viscosula  atque 
granulis  arenae  plus  minusve  dense  veslita.  Scapi  folia  panim 
superantes  virides  v.  subpurpurascentes  recti  v.  sigmoideo- 
flexuosi,  íoliis  paucis  quam  radicalia  duplo  v.  triplo  brevio- 
ribus  rennotis  ornati,  superne  alterne  2-3-flori. 

Flores  pedicello  ante  et  per  anthesin  folio  fulcrante  breviore 
V.  aequilongo  (3-3  mm  long.)»  post  anthesin  duplo  longiore 
(7-iO  mm  iong.)  fulti;  sépala  ovata  obtusiuscula  (3-4  mm 
long.  =  2,5  mm  lal.)  integra  sed  margine  (utroque  latere  3-3) 
et  dorso  (3-6)  fimbriis  carnosulis  subcylindricis  (0,3-1  mm 
long.)  tenuibus  obtusis  ornata  ut  scapi  el  pedicelli  papilioso- 
viscosula  atque  arena  vestita;  pétala  3  candida  obovata  v. 
spathulata  (3-6  mm  long.  =  3-2,3  mm  lat.)  obtusa  integra 
sepalis  subduplo  longiora,  glaberrima,  post  anthesin  exare- 
scentia  persistentia;  stamina  3  petalís  fere  duplo  brevíora 
libera,  filamentis  tenuibus  hyalinisdilalatulis,  postice  margine 
minute  ciliolatis,  antheris  parvulis  erectis  albis  linearibus; 
ovarium  viríde  glabrum  ellipticum  v.  ovatum  (1,3  mm  long. 
=  1  mm  diam.)  superne  ín  stylo  albescente  cylindraceo  illius 
longitudinem  non  v.  vix  superante  apiceque  in  lobulis  3  diva- 
ricatis  ovatis  ciliolatis  partito  productum. 

Capsula  ovato-elliptica  ^6  mm  long.  =  3  mm  diam.) 
superne  corolla  arescente  tecta,  calyce  accrelo,  illam  aequante, 
vestita,  glaberrima,  tenuiler  membranácea  utriculiformis,  8-16 
sperma;  semina  suborbicularia  (0,3-0,7  mm  diam.)  com- 
pressa,  sed  lateribus  convexulis,  margine  acula  (subalata) 
glabra,  fusco-castanea,  nitentia,  laevia  (vix  sub  lente  validis- 
sima  minutissime  obsoleteque  papilloso-reliculata). 

(Continuará). 


áh.  toe.  cnirr.  aug.  —  t.  xltii  12 


LA  ECUACIÓN  LINEAL 


COEFICIENTES    CONSTANTES 


Fórmula  general.  —  Tomemos  la  ecuación  lineal  : 
siendo  P,  Q,  . . . ,  R,  T  constantes,  V  función  de  x ;  hagamos  : 


■k=fe"ud»,  (O 


y  tomemos  z  y  u  como  funciones  dea;  s  variable  independiente, 
tendremos  diferenciando  con  respecto  á  w  : 


^,  =  fz'.e-ud.. 


de  donde  : 


\ z=T  f  e'' .  u  .  dcL  +  R  f  z  .  e"'  .  u  .  djL  +  ...  + 

P  f  z""-'  .e^'  .udoL+  f  z"" .  e*- .  udoL, 

poniendo  todo  bajo  el  mismo  signo  integral,  y  sacando  el  factor 
común  e^udx,  viene : 

V  =  J  [T  +  Ra  4-  ...  +  Qz"  "  ^  +  Pz'' "  *  -t-  z^]  e'^uda; 


LA  ECUACIÓN  LINEAL  Á  COEFiaENTES  CONSTANTES  179 

haciendo : 

T  +  R2  +  ...  +  Qz'*  -  *  +  P^''  "  '  +  z"  —  J  =  ?(^); 
tendremos  por  ser  [9  (z)  w  ==  1]  : 

Y=  f  ^(z)  e'-udoL  =  f  e^dd  . . .  ;  (M) 

llevando  á  (1)  el  valor  de  u,  habrá  : 

Estas  dos  fórmulas  resuelven  el  problema. 

Pueden  presentarse  dos  casos,  y  son  :  que  [9  {z)  =  0],  no  tenga 
raíces  iguales,  ó  que  las  tenga. 

Primer  caso :  [9  {z)  =  0]  no  tiene  raíces  iguales.  —  En  este  caso 
habrá  : 

<f{z)       z  —  rt       z  —  r-i  '   z—r,   '  z—r^-i 


z  —  rn 


(2) 


siendo:  r, ,  r.¿,   ...,  r^,   ....  r;».,,r^, 

las  raíces  de  [9  (z)  =  0],  y  además  : 

9  (Z)  9  (Z) 

llevando  el  valor  de  — r^»  dado  por  la  fórmula  (2),  á  la  (N),  ten- 

9  (z)  ^ 

dremos  : 


•  •  •  +  A„  f-^  d«;       (3) 


180  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD   GIEMTIFIGA  ARGEMTIlfA 


Z  —  Tg 


^o' 


tendremos,  diferenciando  con  respecto  á  x  : 

dvg rze^'dx 

dx       J  z  —  r, 

de  donde  : 

,-^.-Ji-77/«=V  =  ^— .«.;  (4) 

pero  en  la  ecuación  lineal  de  primer  orden  : 

dy  +  y^  (a?)  íto  =  F  (x)  dx, 
el  valor  de  y  es  : 

aplicando  esta  fórmula  á  la  ecuación  (4),  tendremos  : 

V,  =  e'-'^  .   f  Ve-  '••da?  =  e"*  fc.  +  /^Ve"  ''''da?!  : 

siendo  (G«)  constante  arbitraria. 
Llevando  esta  expresión  á  la  (3),  resultará  : 

[  aTci  +  fe'  '•^'  .  \dx^  e^'   +   AíTCa  +  fe-  ''^  .  Vd»!  e''-*  +  ... 


X=     + 


+ 


+     ...     +  A„  [/'e-  '•-^Vda?  +  C  J  e''^ . 


Segundo  caso  :  [9  (z)  =:  0]  íie/ie  raíces  iguales,  —  El  desarrollo 
de  — TT'  dado  en  la  fórmula  (2),  no  conviene  cuando  hay  raíces 
iguales,  pues,  si  [r^  =  r^  ^1],  resultará  [A^  =  00  ]  y  [Ap  + ,  =  00  J, 


LA  ECUACIÓN  LINEAL  Á  COEFICIENTES  CONSTANTES 


181 


por  lo  tanto  el  valor  de  X,  dado  por  la  fórmula  anterior,  sería 
ilusorio. 
Ahora  bien,  en  la  ecuación  [9  (z)  =  0]  del  grado 

n  =  [flo  +  a,  +  ^2  +  . .  •  +  a,  +  . .  •  +  «m], 

puede  eslar  la  raíz  [r^],  repelida  [a^]  veces;  la  (rj),  (a»)  veces;  . . . ; 
la  (r.),  (o,)  veces;  . . . ;  y  la  (r„),  (a„)  veces,  luego  ; 

9  (2)  =  [z  —  ro]"o   .   [z  —  »•,]«.    .   [z  —  r,]"»  ...   [2  —  r,]<^ 

...  (z  —  r„]«-; 


1 


y  el  único  desarrollo  que  admite  -7-^1  en  este  caso,  es  : 


?(«) 


Ro[o] 


R«[í] 


Rolt] 


Ro[ao— 1j 


[a  -  rol««  "•"  (z  -  ro]««  -  '  "•"  -  +  [z  -  ro]«.  - '  "•"  -  "•"      z  -  n 

R.  [<>1     .       R.f]       .       ,       R.  N       .       ,  R.  [q.  -  <  1 

[5  —  r,|«.  "^  [z  -  r,J«.  -  .  "^  -  "^  [z  _  r,]«-  " '  "^  •"  "^  "T^^TT" 


+ 


+ 


?(3) 


R.  [»»1 


RJí] 


R.  ['1 


R.  I  a.  -  i] 


[z  -  r,J«-  "*"  [z  -  r.j«--  '  "^  -  "^  [z  -r.]«.  -  '•  "^  -  "^  "X= 


+ 


+ 


RmfO]         ,  Rm[1]  R».  [ij  ,     RmK-1] 

(«-rj-"^  [z-r„J— '  ^  -  +  (a_r„]«--«-  "^  -  ^ 


z  —  r 


llevando  este  valor  á  la  fórmula  (N),  tendremos  : 


e'-d: 


e"di 


^e"da  \ 


Ro  Wfjib^.  +  -  +  RoW/f,-^^.-  + .-  +  Ro  [oo  -  i  J/I^ 
+ 


e"da 


/. 


+ + 


e"da 


e*'da 


■>.l«l/p^+...+i«4.l/p^^+...+H.K-.j/^ 


182  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Tomemos  la  fórmula  hallada  anteríormeote  : 

—-—  =  e''*^   /   Ve-  '•■  «^díí? ; 
diferenciando  {i  —  \)  veces  con  relación  á  (r^),  tendremos  : 

de  donde  por  ser  : 

[1  .  2  .  3  ...  (¿  —  1)]  =r(0: 
resulta  : 


1 


d^        ^r   e-da  1        ^--(e^/^-V^ 

.2. ..(/—I)      j(z_rj^-r(í)  •  dr.^-'  '    ^ 


por  lo  tanto,  las  fórmulas  (P)  y  (Q)  resuelven  el  problema. 

Sea  F  (»),  y  (p (a?)  funciones  enteras  de  (a?);  F  (a?)  del  grado  {q) ; 
(f  (a?)  del  grado  (p) ,  [q<p  +  n\,y  además  F (o?),  9  (x)  y  (a?  —  a), 
primos  entre  sí,  tendremos  : 

P(^)  ^  A  N  ?  (^)  +  (a?  —  ^)"  F^  (a^). 

(x  —  a)"  9  (a?)  (a?  —  a)'*  9  (a?) 

siendo  fa  (x)  de  grado  (n  —  1),  tendremos  que  fa  (a?)  9  (a?)  será  de 
grado  inferior  al  (p  +  w).  [/a  (»)  y  Fi  (a?),  funciones  enteras  de  x]  ;y 
como  F  (a?)  es  también  de  grado  inferior  al  (p  +  n),  (a?  —  o)**  Fi  (a?) 
también  lo  será,  y,  por  lo  tanto,  Fi  (a?),  será  de  grado  inferior  á 
9  (a?),  luego  : 

(x  —  af  9  (a?)       (a?  —  a)'*  "^  9  (a?)  '  ^     ^ 

pero  7-^^ — —;>  por  ser  /a  (a?)  de  menor  grado  que  (n),  se  puede  des- 

\X  — —  d) 

arrollar,  solamente  en  la  forma  única  : 

fa  (a?)     _        Aq Al 

(a._a)«-(a,_a)'^"^(a^-ay*-^^  '••  "^  .   .^,. 

A  A      1     ^  '^^ 

(aj—a)'»-*  ^  •••  ^a;  — a 


LA  ECUACIÓN  LINEAL  Á   COEFICIENTES  CONSTANTES  183 

y  por  ser  Fi  (x)  de  grado  inferior  á  7  (x),  también  habrá  (sí  es  que 
en  9  (x),  no  existe  un  factor  (a?  -   by) :  ^ 

Fi(a^)_     B  C  \     ^     ' 
r  - — -  -h  . . .  -| — 


9  (a?)        X  —  b       X  —  c       "         X  —  r 

siendo  :  9  (a?)  =  (a?  —  6)  .  (a?  —  c)  . . .  ^a?  —  r) ; 

pero  si  existe  un  factor  del  grado  t,  habrá  : 

Fi(cg)         ^     f,(x)         F,(a>) 
(X  -  by  ?,  (x)       {X  -  by  "^  9i  (»)  * 

de  manera  análoga,  á  la  anterior,  demostraríamos  que  fb  {x)  es  del 
grado  (/—  1),  y  que  Fgla?)  es  de  grado  inferiora 91  (a?),  luego,  pues, 
en  general : 

{X  -  ar(x  ~  by  ...  {x^  cT       (X  -  ar  '^  (x  -  by  ^ 

•  •  •      I 


{X  —  c)'^ 


aplicando  la  fórmula  (2'),  y  haciendo  : 


(a?  —  aT  (x  ^  by  ...  (a?  —  c)'"  =  ^J  (a?), 
tendremos  : 

i  (»  —  a)"  ■*■  (»  —  o)"  -  '  "^  ■  "  "•"  (£0  —  a)"  -  ' 
B«         ,  Bi  ,     B,  _  1 


í  _  1  +   •  •  •  ~r 


X  —  6 

4- + 


M)  ,     Ci ,  ,      Cm  -  1 


{X  -  cy       (» —  c)"*  -  *  a  —  c 

Ahora  oien,  volvamos  á  la  ecuación  (1 ')«  pongamos  en  fa  (x),  en 
vez  de  w,  su  igual  [x  —  a  +  a],  desarrollemos  según  el  teorema  de 


184  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIEUTÍFICA  ARGEHTINA 

Taylor,  y  puesto  que  x  está  tomada  hasta  la  potencia  (n  —  1 ), 
tendremos  : 

...  +  (x  —  af'^ 


I  .  2  ...  (n  — 1) 
dividiendo  todo  por  (a?  —  a)'*,  tendremos  : 

df{a)  d'f{a)        I 


fa(x)     ^      fia)  da  da'       '\  ,2  ^ 

(a? --a)"       Ix  —  ay^ix  —  ay-'^    (x  —  a)'"''    "^     ( 

da'*-*    '  i  .  2  ...  (n  —  O     1 


d«- 

...   + 


(a?  —  a)  i 


pero  como  (1  ')f  sólo  admite  un  solo  desarrollo  de  esta  forma,  es 
necesario  que  (2')  y  (4')  sean  idénticas,  luego  : 

d^fja)  d''-'f(a) 

k,-f(a),     A,--^.     ^^-(—2'      -     *"-^-1.2...(n-1)' 

Ahora  sólo  nos  falta  averiguar  el  valor  de  /"(a). 
Multipliquemos  los  dos  miembros  de  la  ecuación  (1  ')por(a;~a)'', 
tendremos  : 

gg  =  /■„(») +  "—>•■/■('"; 

pero  como  por  hipótesis  : 

(x  —  a);      F{x)      y      ?  (a?), 

son  primos  entre  sí,  tendremos  para  {x  =  a) : 

9(a) 


LA  ECUACIÓN  LIRBAL  Á  COEFICIENTES  CONSTANTES  185 

Yolviendo  á  la  ecuación  lineal  tendremos  :  aplicando  estas  fór- 
mulas y  haciendo : 

(z-n)<"_  (g-r,)«._  •(z-r,)°-_ 

9  (a)      - '  ^""'^ '         ?(z)     -'^'^"     •••  ?(z)     -'^'^•^• 

respectivamente  para 


(2  =  ro) ;         (2  =  r,) ;         . . .  ;        (z  =  r.) ; 
que 


d'fin) 


R.(0)  =  Aro);       R„(0  =  ^:        ...;    Ro(t)=^  .tfs.i 


R.(0)  =  ^(r.);      R.0)=^^^       ...;     R.  (O  =  ^TyfVri- 

llevemos  á  (P),  los  valores  de  R  hallados  aqui,  y  además  pongamos 
en  vez  de 


/ 


(3  —  r.y 


rf'  -  't>. 

rfr  *  ~  * 
SU  igual  ' 


\  .  2  .  (<—  1) 
tendremos  : 

(/«.-'v,      rf/-(ro)     d«.-2t;o  d'^'-'fíu) 


drt"»  - »  ,      dro       dro««  -  2  ,  dro« 


—  1 


oro       aro"»  -  z  ^        _^ «rp-»  -  • 

I  .2.(a«—  1)"^  I  .  2. ..(o,  — 2)        -  "I"!  .2.3...  (««—  I)     ""^ 

d«-  - '«,        d/'(r,)     rf°--»t>i  rf°'-Y(r,) 

*—    I  .2.  (a, —  1)^1  .2...  (a,  — 2)   '    "*       i  .  2  .  3  ..,(«,— 1) 

+ 

/^  "-^¿r^g— ■     ,     rfr„.        dr^»-»   .  dr„.°— ■ 


<  .  2  .  (a„  — 1)  '  <  .2...  (a„  —  2)  '     ■"    '1.2.3...  (fl„.  —  I) 


186 
pero 


AMALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 


dPf(u) 


dro' 


T-t- 


+ 


tk\     ~l  •    •    •         l"       • 


1  .2.(ao— I)   '    1  .2...  («0  —  2)       1.2...  {úo-  3) 


dro* 


ri|.^ao-(t-Hi) 


1  .  2  ...  t     I  .2.3...[ao— (t+  1)] 


+  ...  + 


í/ro^o  -  * 


I  .  2  ...  (Oo  —  I) 


.    1^0, 


es  igual  á 

luego,  finalmente  : 


i  .2  ...(flo— O^^'o'**""^ 


i  .  2  .  3  ...  (ao—  1)  .dro«o-* 
¿a.~i  I  gr,x     re-'''^V.da?./'(r,)  I 
i  .  2  .  3  ...  (fli— 1)  .  íir,«.-»   "*" 


+ 


X  = 


/ 


+ 


¿a,  -  1  je'-'^  fe-'-'-^V  .  da?  .  /'(r,)  1 

1  .  2  .  3  ...  (a,  —  1)  .  dr,^'^^  "^ 
+ 


d«- 


-l    rgr«,a;    r 


^r^jo  I  cr^'-^y  .  da? 


.  r(r.n)] 


1.2.3...  (a,„  —  I )  .  dr,„''-  - » 


Manuel  Gonzílbz. 


Buenos  Aires,  1899. 


CUESTIONES   SANITARIAS 


Por  el  ingeniero  DEMETRIO  SAGASTOHE 


(1) 


Ál  doctor  Guillermo  Udaondo, 


Es  evidente  la  necesidad  y  urgencia  de  conlinuar  el  saneamienlo 
de  la  ciudad  de  Buenos  Aires,  hoy  limitado  á  las  dos  terceras  partes 
del  radio  de  Baleman  de  1876  y  al  distrito  30  (Boca  y  Barracas),  pro- 
yectado en  1884,— mediante  la  provisión  de  agua  y  el  servicio  de 
cloacas. 

Para  extenderlo  hasla  los  límites  del  proyecto  del  eminente  in- 
geniero, se  necesita  dos  cosas :  agua  suficiente  y  varios  millones 
de  pesos. 

¿Cómo  se  obtendrán  el  agua  y  el  dinero? 

En  principio  de  ejecución  ya  los  trabajos  que  permitirán  dispo- 
ner de  150.000  metros  cúbicos  de  agua  por  día,  máximo  posible  en 
aguas  bajas,  con  el  conjunto  de  obras  actuales,— es  necesario  que 
ese  volumen  baste  para  los  600.000  habitantes  en  que  puede  cal- 
cularse la  población  dentro  de  ese  radio. — Y  bastaría  si,  como  dice 
Mignet,  «  los  hombres  supiesen  entenderse  cediendo  unos  lo  super- 
fluo  y  contentándose  los  otros  con  lo  necesario». 

Son  superiluos  los  33  litros  más,  por  día  y  por  persona  consumí- 
dos  en  1896  (véase  cap.  II)  sobre  los  181  que  calculó  Bateman,  y  sí 


(1)  Es  de  gran  actualidad  la  publicación  que  comenzamos  de  este  importante 
estadio  de  nuestro  malogrado  consocio  el  ingeniero  Demetrio  Sagastume,  cuya 
desaparición  lamentan  todos  los  que  le  conocieron. 


188  ANALBS  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

los  abonados  no  los  ceden  se  dispone  para  obligarlos  de  un  medio 
rauy  sencillo  y  efícaz  :  la  generalización  del  medidor  en  la  dis- 
tribución. 

El  fundamento  filosófico,  diremos  así,  de  cada  uno  de  los  dos 
sistemas  principales  de  distribución  de  agua,  hoy  en  pugna  en  las 
grandes  ciudades,  puede  expresarse  del  siguiente  modo: 

Sistema  de  distribución  cpntinua  con  canilla  libre.  Considera  á  la 
humanidad  tal  cual  debiera  ser. 

Sistema  de  distribución  continua  con  medidor.  La  considera  tal 
como  es :  egoista  antes  que  altruista. 

Este  incita  el  interés  particular  en  pro  del  interés  general,  de 
modo  que  cuidando  lo  propio  se  cuida  también  lo  ajeno;  aquél, 
anulando  el  interés  individual,  permite  se  malgaste  lo  propio  y  lo 
ajeno. 

En  el  primero,  cuánta  más  agua  se  tiene,  más  se  necesita;  ha- 
ciendo la  demanda  ilimitada,  como  dice  Couche,  no  permite  jamás, 
cualquiera  sea  la  cantidad  de  agua  de  que  se  disponga,  hacer  un 
servicio  satisfactorio. 

En  el  sistema  del  medidor  hay  tantos  interesados  en  la  conve- 
niente utilización  del  agua,  cuantos  abonados  existen :  en  el  de 
canilla  libre,  los  esfuerzos  del  único  interesado, — la  Administra- 
ción,— se  estrellan  contra  la  falta  de  cooperación  de  la  mayor  parte 
de  los  abonados. 

En  el  capitulo  II  de  este  ensayo  se  intenta  la  demostración  de  la 
suficiencia  de  los  150.000  metros  cúbicos  de  agua  por  día  para  ser- 
vir con  amplitud  á  la  población  calculada  dentro  de  todo  el  radio  de 
Bateman  supuesto  saneado. 

¿Y  EL  DINERO?  El  cambio  del  sistema  de  distribución  implica  el 
de  la  renta  :  en  vez  de  un  tanto  por  ciento  sobre  el  precio  locativo 
del  inmueble  (que  según  la  picante  frase  del  Director  del  servicio  de 
agua  en  Brookiyn  Mr.  Forbes,  equivale  á  contar  los  arcos  de  un 
barril  de  harina  para  apreciar  el  valor  de  su  contenido),  se  estable- 
ce el  precio  de  la  unidad  de  volumen  de  agua  suministrada  y  eli- 
minada, 12  centavos  y  8  centavos  por  metro  cúbico  respectivamen- 
te (véase  cap.  IV  donde  sediscute  ampliamente  este  punto). 

El  mejor  aprovechamiento  del  agua  permitirá,  rebajando  las 
tarifas,  aumentar  no  obstante  las  entradas:  Paris  y  Berlin  ofrecen 
ejemplos  notables  de  ello  (cap.  III  y  IV). 

Y  si  las  entradas  aumentan,  hasta  permitir  por  ejemplo  el  servi- 
cio de  la  deuda  de  las  obras  de  salubridad  ¿  habrá  dificultad  en 


CUESTIONES  SANITARIAS  189 

oblener  un  empréstito  de  45  á  20  millones  de  pesos  moneda  nacio- 
nal para  llevar  á  cabo  las  ampliaciones  ? 

Ninguna, y  hasta  será  ventajoso:  para  el  gobierno  será  un  alivio, 
para  el  público  de  fuera  del  radio  actual  importará  la  seguridad 
de  tener  pronto  servicios  sanitarios,  para  el  de  dentro,  aparte  de 
las  posibles  ventajas  de  una  diminución  en  el  monto  de  los  servi- 
cios, habrá  las  seguras  de  una  evidente  mejoría  en  la  higiene  ge- 
neral debido  al  ensanche  del  radio  saneado. 

Algunos  de  estos  conceptos  no  aparecen  muy  claros  á  primera 
vista. 

¿  Es  qué  consistirá  el  alivio  para  el  gobierno  ? 

Reanudado  el  servicio  de  la  deuda  externa  debe  abonar  cada  año 
1.912.500  pesos  oro  para  el  del  empréstito  de  obras  de  salubridad, 
suma  que  durante  unos  6  años  tendría  que  extraerse  de  rentas  ge- 
nerales si  el  Gobierno  destinase  cada  año  á  las  obras  de  ampliación 
el  exceso  de  las  entradas  sobre  los  gastos  de  la  Administración  de 
Obras  de  Salubridad,  que  oscila  al  rededor  de  3.000.000  de  pesos 
moneda  nacional  por  año.  Es  difícil  ó  mejor  dicho  imposible  que 
pueda  efectuarlo:  en  cambio  sería  llevadero  atender  á  una  deuda  á 
mayor  plazo,  como  ¡es  un  empréstito  sobre  todo  cuando  las  obras 
mismas  aseguren  su  servicio. 

Por  otra  parte  ¿es  justo  que  de  rentas  generales  se  distraigan 
esas  sumas  que  han  de  emplearse  en  servicios  eminentemente  mu- 
nicipales? ¿No  sería  mejor  que  Buenos  Aires  pagase  sus  servicios 
de  salubridad  imitando  á  Paris,  aunque  sin  llegar  á  lo  que  hace 
Berlín,  que  después  de  abonar  interésy  amortización  de  su  emprés- 
tito correspondiente  al  servicio  de  agua  deja  todavía,  como  en  el  año 
fínanciero  1890-91,  una  utilidad  de  2.193.133  marcos? 

La  seguridad  de  los  habitantes  defuera  del  radio  actual  de  tener 
en  menor  tiempo  los  servicios,  por  los  medios  que  sostenemos  en 
este  ensayo,  quedará  demostrada  con  esta  simple  enunciación,  para 
que  el  Gobierno  pudiera  en  6  años  entregar  18.000.000  de  pesos 
moneda  nacional  á  la  Comisión  de  Obras  de  Salubridad  tendría  que 
disponer  de  1 1 .475.000  pesos  oro  en  igual  término  para  el  pago  del 
servicio  de  la  deuda.  Necesidades  para  él  más  perentorias  le  im- 
pedirán hacerlo. 

Pero  en  la  enunciación  délas  ventajas  está  la  que  muchos  consi- 
deran como  una  utopía  :  la  posible  diminución  en  el  monto  de  los 
servicios  en  propiedades  dentro  del  radio  actiuil  á  consecuencia  de  la 
generalización  del  medidor. 


190  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Hemos  tratado  de  demostrar  en  el  capitulo  lY  que  esto  será  una 
realidad  para  los  que  se  contengan  dentro  de  un  justo  límite  en  el 
consumo,  como  lo  ha  sido  en  París,  enBerlin  y  doquiera  se  ha  es- 
tablecido el  sistema. 

Sirvan  estas  cuatro  palabras  como  de  síntesis  de  esta  parte  de 
nuestro  imperfecto  ensayo.  Si  obtenemos  algunos  datos  que  nos 
faltan,  trataremos  la  cuestión  propuesta  de  aumentar  la  provisión 
de  agua  á  250  litros  (valor  medio)  por  día  y  habitante  para  una  po- 
blación de  un  millón  de  personas,  lo  que,  a  priori,  no  nos  parece 
factible  sino  por  el  establecimiento  de  una  distribución  de  agua  sin 
filtrar  para  dotación  abundante  de  servicios  públicos  é  industriales 
y  en  todo  caso  es  cuestión  que  deberá  resolverse  recién  después  de 
completar  el  radio  de  Bateman. 

(Continuará). 


MISCELÁNEAS 


Lios  nuevos  fósforos.  -  Parece  estar  resuelto  un  difícil  problema  que 
mocho  ha  preocupado  á  tos  higienistas,  el  de  la  proscripción  del  fósforo  blanco  en 
U  fabricación  de  las  cerillas  fosfóricas.  Buscóse  en  Taño  durante  muchos  años  la 
sustitución  del  fósforo  venenoso  —  causa  de  la  neurosis  maxilar,  de  envenena- 
miento crónico  en  los  obreros  —  por  un  agente  menos  deletéreo,  hasta  que,  al 
On,  hacen  unos  pocos  meses,  la  solución  parece  haber  sido  hallada,  y  satisfactoria. 
Tomamos  de  un  reciente  artículo  del  doctor  Cartaz;  publicado  en  La  Naiure  (18 
de  febrero  los  siguientes  datos  al  respecto. 

La  solución  de  la  cuestión  se  debe  á  los  señores  Sev^ne  y  Cahen,  ingenieros 
de  las  manufacturas  del  Estado,  que  han  conseguido  confeccionar  fósforos  coa 
una  combinación  fosfórica  menos  deletérea,  el  sesquisulfuro  de  fósforo. 

El  período  de  ensayos  se  ha  cerrado  desde  hace  tiempo,  y  hacen  ya  varios  me  - 
ses  que  todas  las  manufacturas  de  Francia  no  emplean  ya  ese  agente,  como  se 
hecha  de  ver  en  las  cajas,  que  llevan  la  marca  S.  C. 

Para  darse  cuenta  de  la  toxicidad  relativa  de  ambas  clases  de  fósforos,  basta 
consignar  los  siguientes  datos.  Una  dosis  de  fósforos  blanco  de  3  miligramos 
por  día  basta  para  matar  rápidamente  un  cobayo:  con  el  sesquisulfuro  se  ne- 
cesitarían 10  veces  más,  es  decir,  3  centigramos  por  día  (ó  sea  3^*^50,  es  decir, 
el  peso  de  sesquisulfuro  contenido  en  6000  fósforos,  para  un  adulto). 

En  cuanto  á  la  composición  de  la  pasta,  es  la  siguiente,  para  fósforos  de  leña 
paraílnada : 

Sesquisulfuro  de  fósforo.  • 6 

Clorato  de  potasa ÍU 

Blanco  de  zinc 6 

Ocre  rojo * 6 

Polvo  de  vidrio 6 

Cola 18 

Agua 34 

La  comp<>sición  varía  algo  según  se  trate  de  fósforos  azufrados,  parañnados  ó 
de  cerilla. 

En  fin,  los  procedimientos  de  fabricación  no  han  variado  sensiblemente,  lo 
que  es  de  grande  importancia  económica. 


192 


UTALBS  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 


liOs  pesos  atómicos. —  La  comisióo  nombrada  por  la  Sociedad  alema- 
na de  química  y  compuesta  de  los  señores  Laodolt,  Ostwald  y  Seubert»  para  de- 
terminar los  valores  de  los  pesos  atómicos  á  emplear  eo  la  práctica,  recomienda: 

1*  Tomar  el  peso  atómico  del  oxígeno  igual  á  16,000  y  calcular  los  pesos  ató- 
micos de  los  otros  elementos  según  las  proporciones  de  sus  combinaciones  con 
el  oxígeno  determinadas  directa  ó  indirectamente ; 

2*  Adoptar  los  valores  siguientes  que  son  probablemente  los  valores  más  co- 
rrectos conocidos  hasta  la  fecha : 


PesoB 
Nombres  y  Símbolos  atómicos 

Aluminio,  Al  27.1 

Antimonio»  Sb 120 

Argón  í?),  A 40 

Arsénico,  As 75 

Bario,  Ba :..  137.4 

Bismuto.  Bi 208.5 

Boro,  B  11 

Bromo,  Br 79.96 

Cadmio,  Cd 112 

Cesio,  Cs 133 

Calcio,  Ca  .' 40 

Carbono,  C 12.00 

Cerio,  Ce 140 

Cloro,  Cl 3"). 45 

Cromo,  Cr    * 52.1 

Cobalto,  Co 59 

Colombio,  Cb 94 

Cobre,  Cu 63.6 

Erbio  (?1.  Er 166 

Fluor,  F 19 

Galio.  Ga 70 

Germanio,  Ge 72 

Glucinio.  Gl 9.1 

Oro,  Au 197.2 

Helio  (?j,  He 4 

Hidrógeno,  H 1.01 

Indio,  In 114 

Iodo.  I 126.85 

Iridio,  Ir 193 

Fierro,  Fe 56 

Lántano,  La 138 

Plomo,  Pb 206.9 

Litio,Li 7.03 

Magnesio,  Mg 24.36 

Manganeso,  Mn 55 

Mercurio,  Hg 200.3 


Nombres  y  Símbolos  aWiJü^s 

Molibdeno,  Mo 96 

Neodimio  (?),  Nd  144 

Nickel,  Ni 58.7 

Ázoe,  N 14.04 

Osmio,  Os 191 

Oxígeno,  O 16 

Paladio,  Pd 106 

Fósforo,  Ph 31 

Platino,  Pt 194.8 

Potasio,  K 39.15 

Presodimio  (?),  Pr 140 

Rodio,  Rh 103 

Rubidio,  Rb 85.4 

Rutenio,  Ru 101.7 

Samarío  (?),  Sa 150 

Scandio,  Se 44.1 

Selenio.  Se 79.1 

Silicio,  Si 28.4 

Plata,  Ag 107.93 

Sodio,  Na 23.05 

Estroncio,  Sr 87.6 

Azufre.  S 32.06 

Tántalo,  Ta 183 

Teluro,  Te 127 

Talio,  TI 204.1 

Torio,  Th 232 

Estaño,  Su 118.5 

Titanio,  Ti 48.1 

Tungsteno,  W 184 

Uraraio,  ü 239.5 

Vanadio,  V 61.2 

Yterbio,  Yb 173 

Ytrio,  Y 89 

Zinc,  Zn  . , 65.4 

Zirconio,  Zr 90.6 


Estos  números  son,  en  principio,  dados  solamente  con  un  número  de  deci- 


MISCELÁNeA  193 

males  tal  qaela  líltima  paeda  ser  considerada  como  exacta.    Los  pesos  atómicos, 

determinados  por  Stas,   por  ejemplo,  son  dados  coq  dos  decimales,  pues  sólo 

comportan  errores  de  3  á  6  unidades  de  la  tercera  decimal.    Los  demás  pesos, 

determinados  menos  exactamente,  sólo  están  dados  con  un  decimal,  ó  no  lo  son 

(ou  pas  du  toui). 

Los  pesos  seguidos  de  un  ?;  pueden  no  ser  exactos  ni  siquiera  ]en  su   parte 

entera. 

{Revue  scientifique^  febrero  4  de  1899.) 

Una  reciente  discusión  sobre  la  eonsangruinidad.  —  La 

Revue  scientifique  del  11  de  febrero  último,  trae  un  resumen  de  una  interesante 
discusión  sobre  el  tema  expresado  en  el  título,  levantada  en  la  Academia  de  me- 
dicina de  Bélgica  hace  poco. 

He  aquí  la  conclusión  que  se  adoptó  después  de  un  debate  contradictorio  bas- 
tante largo:  conclusión,  formulada  por  M.  DeneíTe  :  «  Creo  con  M.  Demarbaixque 
es  contrario  á  las  leyes  de  la  biología  admitir  que  la  consanguinidad,  por  sí 
misma,  pueda  engendrar  enfermedades  en  los  descendientes;  la  prueba  de  ello  se 
ha  dado  un  gran  número  de  veces,  tanto  en  el  hombre  como  en  los  animales  ». 

« 
La  desnatupalización  del  alcohol*  —  La  cuestión  de  la  desnatura- 
lización del  alcohol  es  de  aquellas  que  preocupan  siempre  al  fisco  y  á  la  industria, 
pero  á  títulos  absolutamente  opuestos.  Si  el  primero  pudiera  proceder  á  su  an- 
tojo, el  problema  estaría  pronto  resuelto :  un  producto  cualquiera  que  hiciera  el 
alcohol  imbebible,  ininflamable,  que  lo  privara  de  la  mayor  parte  de  sus  propie- 
dades y  que  por  lo  mismo  impidiera  toda  tentativa  de  regeneración.  Pero  la  in- 
dustria ó  mejor  las  industrias  reclamarían,  con  razón,  contra  tal  tratamiento,  que 
haría  inutilizable  para  ellas  el  alcohol.  Ahora  bien,  como  la  desnaturalización  se 
hace  precisamente  para  permitir  á  ciertas  industrias  el  empleo  del  alcohol  exone- 
rado de  derechos  fiscales,  sin  que  ellas  puedan,  por  fraude,  regenerarlo  y  ven- 
derlo como  bebida,  se  ve  bien  que  giraríamos  en  un  círculo  vicioso. 

Es  necesario,  pues,  que  un  buen  desnataralizador  dé  seguridades  al  fisco  y  no 
ponga  trabas  á  los  empleos  industriales  del  alcohol.  Este  problema  parece  senci- 
llo: en  realidad  es  excesivamente  complejo,  vista  la  diversidad  de  industrias  que 
utilizan  el  alcohol ;  lo  que  no  estorba  á  una  es  por  el  contrario  un  inconveniente 
para  la  otra.  Para  ciertas  industrias,  la  cuestión  de  un  desnaturalizador  es  tan  im- 
portante que  la  Cámara  sindical  de  la  perfumería  francesa  ha  abierto  un  concurso 
entre  todos  los  químicos  franceses  para  la  invención  de  un  desnaturalizador  del 
alcohol,  susceptible  de  ser  empleado  en  la  fabricación  de  los  productos  de  la  per- 
fumería ;  el  premio  propuesto  era  de  cincuenta  mil  francos.  El  desnaturalizador 
debía  ser  incoloro,  no  modificar  el  gusto  ni  el  olor  del  alcohol,  estar  desprovisto 
de  toda  acción  química,  no  disminuir  el  poder  disolvente  del  alcohol  para  las 
esencias  y  otras  materias  utilizadas  en  perfumería,  no  ser  ni  tóxico  ni  nocivo  y 
.  ser,  por  fin,  de  un  precio  modesto. 

;  Un  verdadero  mirlo  blanco  ! 

Pero  no  es  esto  todo,  bajo  el  punto  de  vista  fiscal,  el  desnaturalizador  una  vez 
incorporado  al  alcohol,  no  podrá  ser  separado  ni  práctica  ni  económicamente  por 
ningún  medio,  y  deberá  poder  ser  delatado  fácilmente  en  cualquier  líquido  alco- 
hólico por  una  reacción  sencilla.  El  concurso  cerrado  el  15  de  junio  del  año  pa- 

111.  SOC.  CISTr.   ARG.  —  T.  XLVII  13 


194  AN4LES   DE   LA   SOCIEDAD   CIENTÍFICA   ARGENTINA 

sado  no  ha  dado,  que  separaos»  un  resultado  práctico,  á  pesar  de  la  importancia 
del  premio  propuesto.  Es  necesario  convenir  que  las  condiciones  exigidas  para 
el  desnaturalizaüor  son  bien  difíciles  de  encontrar  reunidas  en  un  solo  cuerpo. 

Colocándose  en  otro  punto  de  vista  :  la  aplicación  del  alcohol  á  la  calefacción, 
al  alumbrado  ó  á  la  fabricación  de  ciertos  productos  químicos,  el  problema,  aun 
cuando  complicado,  ha  recibido  una  solución  bastante  satisfactoria  por  el  empleo 
del  aceite  de  acetona. 

No  es  aún,  seguramente,  el  desnaturalizador  ideal  que  se  aplica  á  todos  los  casos, 
pero  es  incontestablemente  uno  de  los  más  eficaces,  en  los  casos  antes  enume- 
rados. 

El  aceite  de  acetona  ha  sido  preconizado  como  desnaturalizador^por  Lang,  di- 
rector del  laboratorio  del  estanco  federal  suizo  y  est€  país  lo  ha  adoptado.  En 
Francia,  la  Comisión  técnica,  nombrada  por  el  gobierno  francés  para  estudiar  la 
cuestión  de  la  desnaturalización  del  alcohol,  aunque  reconociendo  la  superioridad 
del  aceite  de  acetona  sobre  los  otros  desnaturalízadores,  no  ha  adoptado  este  pro- 
ducto, pues  su  producción  industrial  es  demasiado  re$trin>;ida. 

No  se  conocían,  en  efecto,  más  que  dos  fuentes  de  producción  :  los  residuos  de 
la  fabricación  de  la  acetona  y  la  oxidación  do  los  aceites  brutos  que  resultan  de 
la  rectificación  del  alcohol;  ninguna  de  las  dos  permitía  tener  el  aceite  de  acetona 
en  cantidad  y  á  bajo  precio.  Puesto  entonces  al  corriente  de  la  cuestión  'por  el 
eminente  químico  Priedel,  miembro  de  la  Comisión  de  desnaturalización,  el  pro- 
fesor A.  Buisine,  de  la  universidad  de  Lílle,  comenzó  a  estudiar  la  cuestión,  en 
colaboración  con  su  hermano  P.  Buisine  y  la  resolvió  en  un  laboratorio  de  una 
manera  tan  satisfactoria  que  el  estado  le  acordó  una  subvención  para  hacer  ensa- 
yos de  fabricación  en  grande  escala. 

El  aceite  de  acetona  está  constituido,  en  gran  parte,  por  un  homólogo  superior 
de  la  acetona  ordinaria:  la  metiletilacetona  que  hierve  á  81^  C..  temperatura  pró- 
xima al  punto  de  ebullición  del  alcohol.  Un  procedimiento  general  de  preparación 
de  la  acetona  consiste  en  someter  á  la  destilación  seca,  el  acetato  de  cal. 

Tomando  una  mezcla  de  ácidos  grasos  'propióníco,  butírico,  etc.),  se  obtienen 
aceites  de  acetona,  y  los  señores  A.  y  P  Buisine,  en  un  hermoso  trabajo  de  con- 
junto sobre  las  aguas  de  desengrase  de  la  lana,  han  mostrado  que  estas  aguas  su- 
fren espontáneamente  una  fermentación  especial  compleja,  que  desarrolla  en  par- 
ticular ácidos  grasos  volátiles. 

Las  aguas  de  grasa  de  lana  fermentadas  (ocho  días)  son  desembarazadas  del 
amoníaco  por  ebullición,  luego  aciduladas  con  un  ácido  mineral :  los  ácidos  volá- 
tiles son  extraídos  por -el  vapor  de  agua,  se  les  satura  por  la  cal  y  se  evapora  á 
sequedad.  Las  sales  de  cal  deshidratadas  son  entonces  sometidas  á  la  destilación 
seca. 

Los  productos  destilados  son  rectificados  dos  ve^^es,  suministran  así  60  por  lOQ 
de  aceite  de  acetona  (metiletilacetona). 

Esta  fuente  de  aceite  de  acetona  es  muy  abundante,  puesto  que  solamente  en 
Roubaix  y  en  Tourcoing,  se  produce  cada  día,  más  de  500  metros  cúbicos  de  aguas 
de  grasa  de  lana  que  darían  7500  kilogramos  de  aceite  de  acetona ;  la  cantidad  de 
alcohol  que  podría  ser  desnaturalizada  por  este  procedimiento  no  exigiría  una 
producción  mayor  de  300  á  400  kilogramos  de  aceite  por  día. 

En  cuanto  al  precio,  los  señores  Buisine  no  lo  han  podido  establecer  aún  defl- 
nitivamente,  pero  piensan  que  no  sobrepasaría  de  2  francos  ó  2,50  francos  el  kilo- 


MISCELÁNEA  i  95 

gramo;  y  como  basta  1  á  1,50  por  100,  su  empleo  sería  sensiblemente  más  eco- 
nómico que  el  del  metileno  actualmente  empleado  como  desnaturalizador.  En 
efecto,  hay  que  calcular  para  este  último  6  á  8  francos  para  desnaturalizar  un 
hectolitro  de  alcohol.  Con  el  aceite  de  acetona  el  gasto  se  reduciría  á  3  ó  4  fran- 
cos, ó  sea  50  por  100  de  economía;  1200  francos  por  día  á  razón  de  400  hectoli- 
tros desnaturalizados  por  e^^te  procedimiento  ;  es  decir,  oerca  de  500.000  francos 
por  año,  tomando  en  cuenta  la  actual  producción,  que  no  puede  menos  que  au- 
mentar. 

Como  propiedades,  el  aceite  de  acetona  tiene  un  olor  que  no  es  desagradable, 
pero  su  sabor  muy  acre  y  cáustico  se  comunica  al  alcohol,  aun  por  una  débil  adi- 
ción il  á  ¿por  100^.  Es  difícil  regenerar  el  alcohol  así  desnaturalizado  y  ciertos 
reactivos  muy  sensibles  permiten  reconocer  sus  vestigios  en  los  alcoholes  que  re- 
sultan de  tentativas  de  regeneración  ;  estos  alcoholes  por  otra  parte  conservan  un 
sabor  acre. 

El  aceite  de  acetona  puede,  pues,  emplearse  con  ventaja  para  la  desnaturaliza- 
ción del  alcohol  destinado  al  alumbrado,  á  la  calefaccióg,  á  la  preparación  de  bar- 
nices. En  muchos  casos,  su  presencia  no  será  incómoda  para  la  fabricación  de  un 
gran  número  de  productos  químicos. 

Si  tienen  éxito  los  ensayos  de  producción  en  grande  escala  que  se  hacen  actual- 
mente en  Lille,  y  todo  lo  hace  creer  asi,  resultará  la  creación  de  una  pequeña  in- 
dustria muy  interesante,  que  dará  mayor  valor  á  las  aguas  de  desengrase  de  la 
lana  únicamente  explotadas,  hasta  hoy,  para  la  producción  de  la  potasa.  Esta,  por 
otra  parte,  no  será  perdida  y  se  podrá  además  retirar  de  las  aguas  de  grasa  una 
gran  cantidad  de  amoníaco  hoy  perdido. 

Una  vez  más  la  ciencia  dará  su  concurso  á  la  industria  permitiendo  realizar  un 
progreso  provechoso  á  todos. 

Pero  como  todo  progreso  se  realiza  á  expensas  de  lo  que  existe,  serán  perjudi- 
cados en  el  caso  presente  los  fabricantes  de  metileno.  Se  emplea  en  efecto  10  li- 
tros de  metileno  para  100  litros  de  alcohol,  ó  sea  15.000  hectolitros  de  metileno 
p>r  año  á  razón  de  400  hectolitros  desnaturalizados  por  día,  lo  que  representa 
1.500.000  francos.  Si  se  cambia,  pues,  de  desnaturalizador,  los  destiladores  de  ma- 
dera deberán  buscar  otras  salidas,  ó  bien  por  una  rebaja  de  precio  ;el  alcohol 
metílico  vale  160  francos  y  el  etílico  45  francos,  tratar  de  aumentar  el  consumo 
de  este  alcohol  quj  tiene  aplicaciones  bástanle  numerosas  y  que  tendría  muchas 

más  si  fuera  de  un  precio  menos  elevado. 

León  Lefévre. 

fia  Nature,  n»  1339). 


£1  ffri^an  anleojo  de  f  900.  —  Extractamos  los  datos  siguientes  de 
dos  interesantes  artículos  del  astrónomo  L.  Barré,  del  Observatorio  de  París,  apa- 
recido s  en  La  Nature. 

Es  sabido  que  Gautier,  el  célebre  constructor  de  instrumentos  astronómicos, 
prepara  en  este  momento,  para  la  Exposición  de  1900,  un  anteojo  único  en  el 
mundo.  Este  anteojo  figurará  en  un  «  Palacio  de  la  Óptica»,  instalado  cerca  de  la 
Torre  Kifiel. 

El  poderoso  anteojo,  debido  á  la  iniciativa  del  señor  Francisco,  Deloncle  sobre 
pasará  á  todos  los  construidos  hasta  hoy. 

Los  visitantes  de  la  Exposición  tendrán,  pues,á  su  disposición  un  instrumento 


196  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

incomparable  que  les  permitirá  admirar  ios  mundos  del  sistema  solar  y  sobre 
todo  nuestro  satélite  como  jamás  ha  sido  posible  hacerlo. 

El  mayor  anteojo  actualmente  existente  es  el  del  observatorio  Yerkes,  cayo 
objetivo  tiene  un  metro  de  diámetro  y  cuya  distancia  focal  es  próximamente  de  20 
metros. 

Se  mueve  alrededor  de  un  eje  fíjado  en  el  centro  de  una  vasta  cúpula  hemisfé- 
rica de  24  metros  de  diámetro.  El  peso  de  este  instrumento  es  tal  que  ha  hecho 
ceder  sus  soportes. 

El  anteojo  de  1900  tiene  un  objetivo  de  un  metro  veinticinco  centímetros  de 
diámetro  y  de  sesenta  metros  de  distancia  focal ;  su  peso  es  mayor  de  20.000  ki- 
logramos. 

No  se  podía,  pues,  pensar  en  colocar  este  instrumento  bajo  una  cüpula  de  64 
metros  de  diámetro  que  habría  exigido  cimientos  de  excepcional  solidez ;  la  ma- 
niobra hubiera  sido  difícil ;  las  ñexiones  y  deformaciones  de  los  tubos  y  vidrios 
serían  considerables  y  los  gastos  enormes. 

El  constructor  Gautier  ha  adoptado  una  forma  muy  feliz  que  se  imponía  en  esta 
circunstancia :  la  del  siderostato  de  Poucault. 

Este  instrumento  se  compone  esencialmente  de  un  espejo  plano  móvil,  arras- 
trado por  un  movimiento  de  relojería  que  lo  hace  mover  de  tal  suerte  que  los 
rayos  luminosos  lanzados  por  un  astro  sobre  este  espejo  son  reflejados  en  una  di- 
rección fija  y  absolutamente  invariable.  Si  se  coloca  en  esta,  dirección  el  eje  de 
uu  anteojo,  el  observador  que  mire  por  el  ocular  verá  constantemente  la  imaf^en 
durante  todo  el  tiempo  que  el  astro  permanezca  sobre  el  horizonte.  El  siderostato 
actual  conr.prende  un  espejo  circular  de  2  metros  de  diámetro,  absolutamente 
plano,  que  da  excelentes  imágenes  y  de  un  anteojo  de  60  metros  colocado  horí- 
zontalmente  en  la  línea  que  va  de  norte  á  sud.  El  anteojo  trasmite  estas  imágenes 
á  su  foco  donde  pueden  ser  examinadas  por  medio  de  un  ocular  ó  bien  impresio- 
nar una  placa  sensible,  ó  en  fin  ser  proyectadas  sobre  una  pantalla  colocada  en 
una  sala  de  proyecciones  donde  serán  expuestas  á  la  vista  de  un  numeroso  pú- 
blico. 

El  sostén  del  instrumento  comprende  24  tubos  de  espeso  palastro  de  acero» 
cada  uno  de  los  cuales  tiene  2,50  metros  de  largo  y  1,50  metro  de  diámetro. 

El  sostén  del  espejo  tiene  10  metros  de  alto  y  deberá  soportar  la  parte  móvil 
del  siderostato  que  pesa  14.000  kilogramos. 

Una  de  las  grandes  dificultades  ha  sido  la  construcción  del  espejo  de  2  metros 
de  diámetro,  80  centímetros  de  espesor  y  3600  kilogramos  de  peso. 

El  director  de  la  cristalería  de  Saint-Gobain  no  se  comprometió  á  realizar  un 
trabajo  tan  inusitado  y  tan  difícil. 

El  proyecto  iba  á  ser  abandonado  cuando  Despret,  director  de  las  cristalerías  de 
Jeumont,  se  ofreció  á  tentar  este  tour  de  forcé. 

Fundió  12  discos  para  obtener  uno  bueno :  en  efecto,  fallaron  11  y  sólo  resultó 
sin  defecto  el  primero. 

Para  obtener  un  pulimento  perfecto  de  este  espejo,  Gautier  ha  querido  realizar 
todo  el  trabajo  mecánicamente.  Sin  entrar  en  los  detalles,  diremos  que  el  espejo 
es  soportado  por  una  plataforma  de  acero  móvil :  arriba  del  espejo  hay  un  rodillo 
igualmente  móvil  de  1.20  metros  de  diámetro.  El  pulido  se  opera  por  medio  de 
un  movimiento  de  trasmisión  que  hace  girar  regularmente  el  espejo,  mientras  que 
el  rodillo  es  animado  de  un  movimiento  alternativo  de  vaivén. 


MISCELÁNEA  ^9*^ 

El  rodillo  no  loca  al  espejo ;  lo  que  aclúa  sobre  el  vidrio  es  una  mezcla  de  agua 
y  esmeril.  A  medida  que  el  espejo  se  aplana  se  emplea  esmeril  más  fino  y  se  apro- 
xima el  rodillo  á  la  superficie  del  vidrio  Los  defectos  de  la  planitud  del  espejo 
son  examinados  todos  los  días  con  ayuda  de  un  método  tan  preciso  que  se  puede 
apreciar  la  mínima  dilatación  causada  por  la  aproximación  de  la  mano  ala  super- 
ficie. Obtenida  la  planitud  perfecta  del  espejo  se  le  pule  durante  un  mes  en  seco 
con  tripoli  de  Venecia. 

Terminado  el  pulido  se  platea  el  espejo. 

Los  objetivos  son  también  trabajados  mecánicamente.  Los  trabajos  necesarios 
para  su  terminación  son  de  una  lentilud  y  dificultad  extraordinarias  y  á  cada 
instante  se  corre  el  riesgo  de  perder  todo.  Uno  sólo  de  los  dos  (lints  pesa  360  ki- 
logramos y  vale  75.000  francos.  Los  crowns  pesan  220  kilogramos.  Todos  estos 
discos  una  vez  terminados  tendrán  un  valor  de  600.000  francos. 

Habrá  dos  objetivos:  uno  fotográfico  y  el  otro  visual,  intercambiables  á  volun- 
tad. El  aumento  será  de  6000  diámetros  y  podrá  elevarse  excepcionalmente  hasta 
10.000.  Recordemos  que  los  más  fuertes  aumentos  obtenidos  bastó  hoy  son  de 
4000.    • 

Con  este  instrumento  se  podría  seguir  á  la  distancia  de  la  tierra  á  la  luna  las 
evoluciones  de  un  cuerpo  de  ejército,  la  marcha  de  un  gran  trasatlántico,  etc. 

Se  calcula  que  podrá  verse  la  luna  tól  como  si  distara  100  kilómetros  del  obser- 
vador. 

Este  magnífico  instrumento  será  la  obra  maestra  de  óptica  y  mecánica  del  siglo 
diez  y  nueve  y  las  maravillas  que  nos  revele  serftn  el  legado  astronómico  de  nuestra 
época  á  los  siglos  futuros. 


BIBLIOGRAFÍA 


L  —  INGENIERÍA 

« 

Massau  (J.),  IngCDieur  principal  des  Ponts  et  Chausscs,  Professeur  a  rUni- 
versité  de  Gand.  — Cours  de  Mécanique.  —  Gauthiers-Víllars  el  fils,  París 
(2  vol.  in-1',  autographiés;  478  y  3:^0  p. ;  con  fig. ;  19  fr.) 

Reseña  crítica  por  ^witz  [A.;  Professeur  á  la  Faculté  libre  des  Sciences  de 
Lille,  en  Revue  genérale  des  Sciences,  febrero  15  de  1899 (año  10*,  n*  3,  p.  116). 

Esta  obra  constituye  la  tercera  edición  completada  y  revisada  del  Curso  de  Mecá- 
nica profesado  por  el  autor  en  la  Universidad  de  Gand,  desde  1881.  Cl  primer 
fascículo  del  primer  volumen  está  consagrado  á  la  Geometría  simbólica,  á  la  Es- 
tática y  á  la  Cinemática;  el  segundo  fascículo  constituye  un  apéndice  de  cinco 
capítulos,  en  los  cuales  se  hallan  expuestos  la  Geometría  vectorial  de  3  y  de  n 
dimensiones,  la  teoría  de  los  cuaterniones  y  el  método  de  Grassmann.  El  segundo 
volumen  encierra  la  Dinámica,  la  Hidrostática  y  la  Hidrodinámica. 

Caracterizan  al  Curso  de  M.  Massau  --  según  M.  wiiz  —  métodos  particulares  y 
originales  que  la  distinguen  de  los  tratados,  clásicos  franceses.  Entre  esas  parti- 
cularidades» el  autor  de  esta  breve  reseña  señala:  la  aplicación  de  la  teoría  de  la 
función  vectorial  lineal  al  estudio  de  los  momentos  de  inercia,  de  la  rotación  de 
los  sólidos  y  de  los  torbellinos :  los  movimientos  relativos  de  los  proyectiles  y 
riel  péndulo  sobre  la  superíicie  de  la  tierra,  tratados  por  un  método  dicho  «  del 
observatorio  auxiliar»;  la  teoría  del  girósi^opo  tratada  por  el  mismo  procedimien- 
to. —  F.    BlRABEN. 

He  Mauni  f Barón).  — Les  bandages  pneuznatiques  et  la  Résistance  au 
roulement.  —  V  Ch.  Ounod,  Paris,  1899  (1  vol.  in-16  de  140  p. ;  2  fr.). 

Reseña  crítica  por  Lavergne  [Gérard),  Ingénieur  civil  des  Mines,  en  Revut 
genérale  des  Sciences,  febrero  15  de  1899  (año  lO",  n*  3,  p.  116-117). 

Hepvé  (Henri!.  —  Les  ballons  a  déviateurs.  —  Art.  en  Revue  scienti/ique , 
febrero  15  de  1899  (S'«  4,  t.  11,  n^  5,  p.  138-140). 


BIBLIOGRAFÍA  1 99 


II.  —  CIENCIAS  FÍSICAS  Y  NATURALES 

Hnpand, ¡de  Gros  .,  J.  P.  — Aper^us  de Taxinomie genérale.  —  Félix  Alean, 
París,  1899  (1  vol.  in-8*,  de  la  Bibliotheque  de  philosophie  contemporaine : 
5  fr.,. 

Reseña  crítica  eo  Revue  scienti/ique,  febrero  11  de  18)9  (S.  4,  t.  XI,  n*  6, 
p.  179,. 

Aunque  conocido  también  como  filosofo,  M.  Darand  (de  Gras),  es  sobre  todo 
eminente  como  biólogo  :  hn  consagrado  toda  su  vida  á  los  estudios  biológicos,  y 
su  obra  actual  se  refiere  también  á  ellos,  principalmente  al  menos. 

Según  el  autor  de  la  reseña,  el  afamado  ¡«abio  despliega  en  esta  nueva  obra  las 
cualidades  habituales  de  su  espíritu  inventivo  é  iniciador.  En  un  tema  que  hubiera 
podido  creerse  agotado,  ha  revelado  un  vacío  enorme  é  indicado  los  medios  de 
colmarlo.  Puede  decirse  sin  exageración  que  ha  fundado  la  ciencia  general  de  las 
clasificaciones ;  ha  hecho  para  el  método  taxinómico  algo  equivalente  á  lo  hecho 
por  Aristóteles  para  el  método  deductivo.  Su  libro  será'el  Organum  de  la  Taxi- 
nomia. 

«  En  efecto,  —  sigue  diciendo  el  autor  de  la  noticia,  que  no  podemos  dejar 
de  citar  íntegramente  en  esta  parte,  por  el  real  interés  que  el  carácter  enteramente 
original  de  la  obra  le  da,  ~  en  efecto,  hasta  aquí  la  teoría  de  la  clasificación  se  hallaba 
dividida  en  dos  trozos,  cuya  relación  se  sospechaba  á  penas.  I'or  una  parl<>,  la  ló- 
gica formal  encerraba  algunas  consideraciones  abstractas  sóbrela  generalización, 
la  definición  y  la  división,  separadas  por  un  inmenso  intervalo  del  dominio  de 
las  ciencias  y  apenas  susceptibles  de  aplicaciones  prácticas  ;  por  otra  parte,  la  ló- 
gica aplicada,  ó  metodología,  abordaba  inmediatamente  el  estudio  délas  clasifica- 
ciones tales  como  las  practican  las  ciencias  naturales.  Entre  ambas  partes,  nin- 
guna comunicación,  ningún  vínculo  existía.  Ahora  bien,  lo  que  faltaba  entre  una 
y  otra,  no  era  nada  menos,  como  lo  ha  visto  M.  Durand  ;de  Gros).  que  la  Taxi- 
nomía  general,  la  ciencia  general  de  las  clasificaciones.  Háse  esforzado,  precisa- 
mente, en  establecer  los  principios  de  esta  ciencia  —  entrevistos,  creemos,  por 
Leibnitz. 

«  Después  de  haber  mostrado,  algo  someramente  quizá,  que  la  serie  es  la  forma 
elemental  de  toda  clasificación,  distingue  cuatro  grandes  órdenes  taxinómicos, 
más  ó  menos  confundidos  entre  sí,  hasta  hoy:  el  orden  de  generalidad  ó  de  pa- 
recido (ressemblancej ,  fundado  en  la  relación  del  género  á  la  especie  y  de  la  es- 
pecie al  género,  el  único,  casi,  que  los  lógicos  hayan  aun  considerado  :  el  orden 
de  composición  ó  de  colectividad,  fundado  en  la  relación  del  todo  á  la  parte  y  de 
la  parte  al  todo,  del  que  se  tiene  un  perfecto  ejemplo  elemental  en  nuestro  sis- 
tema de  numeración  decimal:  el  orden  áe  jerarquía,  fundado  en  la  relación  del 
superior  al  inferior  y  del  inferior  al  superior,  que  se  superpone  por  lo  general  á 
uno  ú  otro  de  los  dos  precedentes,  pero  que  no  por  eso  deja  de  ser  menos  pro- 
fundamente distinto  de  uno  y  otro;  en  fin.  el  orden  de  genealogía  ó  de  evolución, 
fundado  en  las  relaciones  de  parentesco.  Cada  uno  de  esos  órdenes  se  encuentra 
metódicamente  analizado,  de  modo  k  determinar  sus  propiedades  generales  y  á 
diferenciarlo  exactamente  de  los  tres  otros.  Este  estudio,  absolutamente  nuevo,  y 


200  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

que,  <  n  sus  resultados  esenciales,  merece  hacerse  clásico,  es  evidentemente  bas- 
tante difícil  de  seguir  «para  todo  lector  que  no  está  acostumbrado  al  manejo  de 
las  ideas  abstractas...» 

Esto  en  cuanto  á  la  primera  parte  de  la  obra.  —  La  segunda  comprende  las 
aplicaciones  que  el  autor  hace  de  su  teoría  al  examen  de  los  más  importantes 
problemas  taxinómicos.  «  Discute,  en  un  largo  capítulo  mu/  documentado,  la 
cuestión,  capital  en  biología,  de  la  clasificación  natural,  probando  en  él  lumino- 
samente que  la  verdadera  clasiíicación  natural  de  los  seres  vivos  debe  pertenecer, 
no  al  orden  de  generalidad  ó  de  parecido,  como  hasta  hoy  se  ha  querido  creer  por- 
fiadamrnie,  sino  al  orden  de  genealogía  ó  de  evolución.  Se  notará  en  ese  libro 
una  muy  seria  crítica  del  ensayo  de  clasificación  evolucionista  de  Hoeckel...  » 

En  suma,  —  termina  diciendo  e!  autor  de  la  reseña  —  el  nuevo  libro  deM.  Du- 
rand  (de  Gros)  es  uno  de  los  que  deberán  conocer  y  meditar  á  la  vez  los  sabios, 
sobre  todo  los  naturalistas  y  los  filósofos,  sobre  todo  los  lógicos  y  metafísicos, 
pues  les  abre  una  vía  en  que  el  autor,  según  su  propia  confesión,  sólo  ha  dado 
los  primeros  pasos  y  en  que  sendas  exploraciones  y  sin  duda  aun  sendos  descu- 
brimientos esperan  á  todos.  —  F.  Biraben. 

Og^ep  (J.),  Chef  du  Laboratoire  de  Toxicologie  a  la  Prefecture  de  Pólice,  Mem- 
bre  du  Comité  consulta tif  d'Hygiéne  publique.  —  Traite  de  Cliimie  Toxioo- 
logique.  —  O.  Doin,  Paris,  1899.  (1  vol.  in^;  838  p.  y  90  fig.;  Í6  fr.). 

Reseña  crítica  por  Hugonnenq  (Dr.  L.),  Profeseur  de  Chimiekla  Faculté 
de  Médecine  de  Lyon,  en  Revue  genérale  des  Sciences  {año  10,  n*  á,  p.  76.) 

M etznep  (Rene),  Préparateur  á  la  Faculté  des  Sciences  de  Paris.  — Sur  quel- 
ques  coxnposés  du  Sélénium  et  du  Tellure.  Thése  de  la  Facultades  Scien" 
ees  de  Paris.—  Gauthiers-Villars  etfils.  Paris,  1899.  (Ifoll.  in-8»  de  90  p.) 

Reseña  crítica  por  Pigeon  (Léon),  Professeur  adjointá  la  Faculté  des  Scien- 
ces de  Dijon,  en  Revue  genérale  des  Sciences,  enero  30  de  1879  (año  10,  n*  2, 
p.  74] 

Sniípnov  (Jean  N.),  Professeur  á  TUniversité  de  Kazan.  —  Las  poblaciones 
finesas  de  los  valles  del  Volga  y  de  la  Kama.  Estudios  de  Etnografía 
histórica,  traducidos  del  ruso  y  revisadas  por  Paul  Boyer.  Professeur  a  TEcole 
des  Langues  orientales.— E.  Leroux,  Paris.  1899  ¡1  vol.  in-8",  de  406  p.¡. 

Reseña  crítica  por  Leger  (Louis),  Professeur  au  Collége  de  France,  en  Revue 
genérale  des  Sciences,  enero  30  de  1899  [año  10*,  n*  2,  p.  74-76). 

Soupy  (Jules],  Directeur  d'Etudes  a  TEcole  pratique  des  Haates-Etudes  (Sor- 
bonne,. —  Les  récents  travaux  sur  l*origine  de  l*lLoninie,  d'aprés  M. 
Brnest  Hseckel.—  Art.  en  Revue  genérale  des  Sciences,  enero  30  de  1899, 
año  10,  n»9,  p.  50-55). 

Resume  el  autor  en  este  artículo  el  discurso  pronunciado  por  Ernest  Haeckel 
en  el  Cuarto  Congreso  Internacional  de  Zoología,  reunido  en  Cambridge  el 
26  de  agosto  de  1898.  Había  elegido  el  célebre  naturalista  la  cuestión  que, 
para  el  hombre,  domina  á  todas  las  otras,  «la  cuestión  de  las  cuestiones»,  se- 
gún expresión  de  Thomas  Huxley :  «la  cuestión  de  nuestros  orígenes  ». 


BIBLIOGRAFÍA  201 

Según  Haeckel,  est.aba  reservada  á  la  Zoología  el  resolver  fioalmeote  ese  pro- 
blema capital.  El  hombre  desciende  de  una  familia  de  monos  extinguidos,  pero 
de  los  que  —  sf»gun  Haeckel,  dice  M.  Soury  —  se  han  vuelto  á  encontrar  restos 
fósiles  pertenecientes  á  una  forma  intermedia  que  debe  ligar  el  hombre  á  los 
antropoides  actuales  el  missing-link  de  Huxley. 

Todos  los  problemas  cuya  solución  se  ha  propuesto  el  espíritu  humano,  de- 
penden, en  último  análisis,  según  Hseckel,  de  la  teoría  psicológica  del  cono- 
cimiento; y  ésta,  á  su  vez.  depende  de  la  cuestión  del  origen  del  hombre,  de  su 
naturaleza,  de  su  filogenia  y  de  su  ontogenia.  Únicamente  sobre  el  funda- 
mento del  conocimiento  verdadero  de  ese  origen,  puede  ediñcarse  esa  teoría 
del  conocimiento  base  inconmovible  de  la  Psicología  científica  y  de  toda  la  Fi- 
losoña  casuista  de  la  naturaleza. 

Examina  detenidamente  Heeckel  en  su  discurso  las  tres  disciplinas  que  pro- 
porcionan á  esa  ciencia  los  documentos  que  pone  en  obra  :  la  Anatomía  compa- 
rada, \di  Paleontologia  y  la  Embriología  ú  Ontogenia. 

El  autor  llega  i  la  conclusión  de  que  la  descendencia  del  Hombre  de  Primat3s 
terciarios  no  es  ya  una  hipótesis:  es  un  hecho  histórico.^?.  Birabbn. 

Mascart  (E).  Membre  de  l'Institut,  Professeur  au  Collége  de  France,  Direc- 
teur  du  Burean  central  meteorologique.  ~  Le9on8  sur  rElectrioité  et  le 
Magnetisme  fde  E.  Marcart  et  J  Joubert).  Tome  II:  Mrthodes  de  Mesure 
ET  Applications.  Deuxiéme  édition  entiérement  refondue.  —  Gauthier-Villars 
etfilsetG.  Masson  et  C*,  Paris,  1898  (1  vol    gr.  ¡n-8*,  917  pág.;  160  fig.). 

Reseña  crítica  por  Guillaume  (Ch.—Ed.l,  Physicien  au  Burean  internatio- 
nal  des  Poids  et  Mesures,  en  Revue  genérale  des  Sciences,  febrero  15  de  1894 
año  lO*,  n'3,  p.  117). 

Recomendamos  la  lectura  de  esta  reseña  de  la  acreditada  obra  del  eminente 
electricista  francés.  Según  el  autorizado  autor  de  la  primera,  la  obra  de  M. 
Mascart,  siempre  al  día,  contribuirá  aún  á  formar  una  nueva  generación  de 
electricistas.  —  F.   Biraben. 

Giran  'H.),  Dtrecteur  des  iravaux  pratiques  de  chimie  á  la  Faculté  des  Scien- 
ces de  MontpellJer.  —  Traite  éléxnentaite  de  travaux  pratiques  de  Clii- 
mie.  —  Société  d'Editions  scientifiques,  Paris,  1899  (1  vol.  ¡n-l2  de  192  p. 
fig.;  4  fr.¡. 

Reseña  critica  por  de  Fororand  (R.).  Professeurde  Chimie  k  la  Faculté  des 
Sciences  de  Montpellier,  en  Revue  genérale  des  Sciences,  febrero  15  de  18^J9 
(año  10,  n*  3\  p.  118). 

Según  el  autor  de  la  reseña,  esta  obríta  es  una  guía  elemental  y  muy  segura, 
llamada  á  prestar  grandes  servicios  á  los  estudiantes  de  Química  analítica. 

En  la  primera  parte  [Preparaciones],  muy  lata  pero  con  todo  suficientemente 
completa,  el  autor  da  todas  las  explicaciones,  de  carácter  exclusivamente  prác- 
tico, que  el  alumno  puede  necesitar  en  cuanto  á  montaje  de  los  aparatos  ó  mo- 
dos de  calentar,  y  á  los  principales  tipos  de  experiencias  que  puedan  hacerse  con 
los  gases. 

La  segunda   parte  ^Andlisis),  es  mucho   más  extensa  y  constituye    un  pe- 


iOi  ANALES   ÜE   LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA    ARGENTINA 

qaeúo  tratado  de  análisis  cualitativo  por  vía  húmeda,  redacída  á  los  casos   más 
sencillos.  —  F.  Biraben. 

De  I^appapent  (A.).  Membre  de  rinstitiit.—  Le^ons  de  aéographie  phy- 
sique.  2"  ¿diUon,  —  G.  Masson  et  C*%  París,  1898.  .1  vol.  in-S' de  718  p.; 
163  fig.  y  1  lám.  coloreada;  12  fr.) 

Reseña  crítica  porBigot  (A.),  Professeur  de  Géologie  k  rUniversité  de  Caen, 
en  Revue  genérale  des  Sciences,  febrero  15  de  1899  (aÍH)  10,  n*3,  p.  118 . 

El  autor  de  la  reseña  se  ha  propuesto  solamente  llamar  la  atención  del  autor 
sobre  los  perfeccionamientos  introducidos  por  el  sabio  minerálogo  en  la  primera 
edición  de  sus  clásicas  lecciones.  Estos  perfeccionamientos  se  refieren,  sobrr^todo, 
á  las  descripciones  regionales,  á  los  océanos  fagregado),  á  un  ensayo  de  clasifi- 
cación de  las  cadenas  de  montañas  (agregado).  Dice  M.  Bigot  que  en  estas  nue- 
vas adiciones  se  vuelven  á  encontrar  las  mismas  condiciones  de  claridad,  facili- 
dad y  elegancia  peculiares  al  aut(»r,  que  esta  nueva  edición  está  llamada,  como 
la  primera,  á  seguir  cooperando  poderosamente  á  la  amplia  difusión  de  las  nue- 
vas doctrinas  geográficas.  El  elogio  no  podría  ser  mejor.  —  F.  Bihaben. 

Ohlinüllep(Dr.  W.),  Professeur  d'Hygiéne  a  TUniversité  de  Berlin.--  Gui- 
de  pratique  pour  ranalyse  de  Teau.  Traduction  de  M.  L.  GaüTíer.—  Bau- 
dry  et  C".  París,  1899  íl  vol.  in-8*  de  290  p.;  77  Gg.  y  1  lárn.;  10  fr.  1. 

Reseña  crítica  porMolinié  (Marcel,,  en  Revue  genérale  des  Sciences,  febre- 
ro 15  de  1899  [año  10,  n»  3,  p.  119:. 

Según  M.  Molinié  esta  traducción  de  la  importante  obra  del  doctor  OhlmüUer 
viene  á  colmar  un  verdadero  vací'>,  pues  existen  pocos  manuales  verdadera  mentó 
prácticos  sobre  el  análisis  de.  las  nguas,  que  agrupando  los  métodos  empleados  en 
los  laboratorios,  y  extrayendo  la  parte  útil  de  las  numerosas  memorias  publica- 
das todos  los  días,  pongan  al  alcance  de  los  químicos  analíticos  los  procedimien- 
tos más  sencillos,  rápidos  y  exactos. 

El  manual,  muy  bien  imitado,  nítidamente  impreso,  se  divide  en  tres  partes 
relativas  á  los  análisis  químicos,  microgrd/icos  y  bacteriológicos,  ampliados  con 
algunas  páginas  concernientes  á  la  interpretación  de  los  resultados.— P.  Biraben. 

Copdiep  'i.  G.),  Professeur  k  l'Ecole  de  Médecine  de  Reims,  Direcleur  du  La- 
boratoire  de  Microbiologie,  et  Le  Grand  (Nap.-E.  >,  Ancien  secrétaire-archi- 
viste  du  Syndicatdu  commerce  des  Vins  de  Champagne.  — L*état  actuel  et 
besoins  de  Tindustrie  des  vins  de  Champagne.  I.  Culture  bt  fabrication. 
II.  Statistique  et  conditions  sociales  du  travail.  —  Art.  en  Revue  genérale 
des  Sciences,  febrero  15  de  1899  (año  10%  n»  3,  p.  92-102). 


Veraeau  !R.l.  —  La  main  chez  les  znammiféres  MonodelpMs  au 
point  de  vue  du  squelette.  10*  conférence  transformiste  k  la  Société 
d'Anthropologie  de  Paris.  —  En  Revue  Scieniifíque,  febrero  15  de  1899  .4'  S.i 
t.  11,  n*  5,  p.  129-138). 

Le  Bon  [Gusta ve).  —  De  la  transparence    des  corps  opaques   pour  des 


BIBLIOGRAFÍA  203 

radiations  lumineuses   de  grande   longueur  d*ozide.  —  Art.  en    Revue 
scientifique,  febrero  11  de  1899  (4"  s.,  t  XI.  n^G/p.  161-167). 
Ue  aqu{  el  sumario  de  este  importante.  contribuciÓQ  : 

I.  Razoaes  de  la  opacidad  aparente  de  los  cuerpos  para  la  luz.  —  11.  Método  de  obser- 
vaciÓQ. —  ni.  Determinación  de  la  trasparencia  de  los  varios  cuerpos  opacos.  —  IV. 
Determinación  de  la  posición  en  el  espectro  de  las  radiaciones  que  atraviesan  á  los 
cuerpos  opacos,  y  medida  de  sus  longitudes  de  onda.  —  Y.  Razón  de  las  divergencias  exis- 
tentes entre  los  resultados  que  preceden  y  los  anteriormente  conseguidos  por  diversos 
físicos  —  VI.  Utilización  posible  de  las  radiaciones  de  grande  longitud  de  onda. 

Después  de  haber  asistido  á  la  repeticióo  de  la  mayor  parte  de  las  experieociti< 
consignadas  eo  este  trabajo.  —  dice  en  uoa  nota  el  autor,  —  M.  Poincaré  presentó 
recientemente  á  la  Academia  de  ciencias  un  resumen  que  ha  sido  incluido  en  los 
Compte- rendus  déla  sesión  del  30  de  enero  de  1899.  —  Este  dato  basta  para 
comprender  la  trascendencia  de  estos  nuevos  estudios  del  ilustrado  físico,  uno 
de  los  precursores  de  Roentgen.  —  F.  Biraben. 

Fletéhep  ÍR.  L.).  —  Bssais  qualitatifs  et  quantitatifs    au  chaluzneau, 
traducción  francesa  de  E.  Morineau.  París.  1898. 

Los  editores  Baudry  y  C  de  Paris  han  publicado  este  interesante  libro  que  puede 
ser  muy  útil  á  todos  los  que  necesitan  darse  cuenta  rápidamente  del  valor  comer- 
cial de  los  minerales  hallados  en  una  exploración. 

Dice  el  traductor  en  su  prefacio  : 

El  soplete  sólo  ha  sido  hasta  ahora  un  instrumento  de  investigacionea  bastante  suma- 
rias, abandonado  en  manos  de  los  mineralogistas  Los  trabajos  de  los  sabios  americanos 
é  ingleses  lo  han  convertido,  en  estos  últimos  tiempos,  no  sólo  en  un  instrumento  útil  para 
simples  análisis  cualitativos,  sino  en  un  aparato  admirablemente  apto  para  hacer  análisis 
cuantitativos,  análisis  comerciales.  Uno  de  estos  sabios,  Fletcher.  ha  resumido  estos 
conocimientos  útiles,  indispensables  á  todo  ingeniero,  en  la  obrita  que  presentamos. 

Para  el  químico  americano  el  soplete  es  una  máquina  que  le  sirve  para  producir  á  vo- 
luntad una  atmósfera  reductriz  ú  oxidante,  según  las  necesidades ;  el  minúsculo  crisol  ó 
copela,  es  un  homo  en  el  cual,  gracias  á  la  adición  de  fundente 3  bien  elegidos,  re- 
produce en  algunos  minutos  todas  las  operaciones  tal  cual  se  pasan  en  la  industria.  En 
una  palabra  con  un  soplete  y  un  crisol,  hace,  por  decirlo  así,  metalurgia  infinitamente 
pequeña,  microscópica. 

Se  concibe  muy  bien  que,  para  minerales  ricos,  sea  cual  fuese  su  naturaleza,  se  pueda 
llegar,  aun  partiendo  de  un  peso  relativamente  poco  considerable,  á  obtener  un  producto 
metálico  débil,  pero  sin  embargo,  ponderable  ;  pero  cuando  se  trata  de  minerales  de  oro 
que  tienen  sólo  algunas  onzas  ó  algunos  gramos  por  tonelada,  ¿cómo  pesar  estas  cantida- 
des tanto  más  pequeñas  cuanto  más  débil  es  la  masa  inicial  de  la  cual  se  parte  ? 

La  incertídumbre  en  la  pesada  de  los  resultados  es  la  más  seria  causa  de  errores  en  los 
ensayos  de  metales  preciosos  ;  pero  ¿  cómo  transportar  en  una  expedición  una  balanza 
de  precisión,  frágil  y  de  una  instalación  siempre  delicada? 

Los  americanos  han  salvado  la  dificultad.  Partiendo  del  principio  de  que  el  botón  de 
plata  ó  de  oro  obtenido  en  la  copela  por  medio  del  soplete,  es  matemáticamente  esférico. 
en  lugar  de  pesar  el  botón,  miden  su  diámetro  por  medio  de  un  instrumento  llamado  regla 
de  Plattner,  y  del  diámetro  deducen  el  volumen,  y  luego  el  peso  de  la  esfera.  Mantenién- 
dose en  ciertas  condiciones  de  ensayo  en  cuanto  al  peso  de  materia  empleado,  la  regln, 
gracias  á  la  ayuda  de  un  cuadro,  indica  la  riqueza  en  onzas  por  tonelada,  suprimiendo 
ñsi  todos  los  cáfculos. 


204  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Puede  consultarse  en  nuestra  biblioteca  oste  volumen,  que  además  del  uso  del 
soplete,  reactivos,  etc.,  indica  los  procedimienlos  para  los  ensayos  de  la  plata,  oro, 
plomo,  cobre,  estaño,  mercurio,  niquel,  cobalto  y  bismuto.  —  A.  Gallardo. 

Cotton(A.j,  Mattre  de  conférences  de  Physique  a  l'Université  de  Toulonse.  — 
Ij^aspeot  aotuQl  de  la  loi  de  Kirchhoff.  —  Art.  en  Revue  genérale  de  Scün- 
ees,  Febrero  15  de  1899  (año  lO*,  n»  3,  p.  102-115). 

Después  de  una  breve  introducción  en  que  recuerda  el  origen  de  la  ley  de  Kir- 
chhoíT,  el  autor  expresa  en  los  siguientes  términos  el  propósito  de  su  estudio. 

«  Confúndese  casi  siempre  bajo  ese  nombre  dos  relaciones  distintas.  Esa  confu- 
sión era  permitida  en  el  tiempo  de  Kirchhoíf,  ya  no  lo  es  hoy. 

«  Estudiaré  primero  la  regla  cualitativa  que  liga,  para  un  cuerpo  dado^  la 
absorción  y  la  emisión.  Buscaré  cómo  conviene  enunciar  esta  regla.  Sólo  permite 
concluir,  del  hecho  üe  que  un  cuerpo  emite  ciertas  radiaciones,  que  él  las  ab- 
sorbe cuando  vienen  de  otra  parte.  A  esta  regla  muy  general,  se  refieren,  como 
casos  particulares,  los  fenóuienos  de  inversión  frenversement)  de  las  rayas  es- 
pectrales. 

c  Examinaré  en  seguida  la  ley  de  Kirchhoff  propiamente  dicha.  Esta  ley  esta- 
blece una  relación  entre  los  diversos  cuerpos,  y  define  completamente  la  relación 

-  del  poder  emisivo  y  del  poder  absorbente  (convenientemente  definido) :  esta 

relación  es  una  función  conocida  de  la  temperatura  y  de  la  longitud  de  onda, 
función  que  es  la  misma  para  todos  los  cuerpos. 

«  Esta  ley,  lo  veremos,  no  se  aplica  á  los  fenómenos  de  luminiscencia,  al  par 
que  la  regla  cualitativa  abarca  más  hechos.  Así,  las  llamas  amarillas  coloreadas 
por  las  sales  de  sodio,  con  las  cuales  se  hace  el  experimento  clásico  de  lá  inver- 
sión de  la  raya  D,  obedecen  á  la  regla  cualitativa,  pero  no  á  la  ley  de  Kirchhoff 
propiamente  dicha  (Paschen).  » 

Pasa  entonces  el  autor  á  desarrollar  su  tema  estableciendo  »ucesivamente  va- 
ríos  hechos  importantes  hasta  llegar  á  las  conclusiones  generales  señaladas.  He 
aquí  el  sumario  de  esa  extensa  y  sentida  exposición  : 

I.  Regla  cualitaiiüa.  —  ll.Verilieación  de  la  regla  cualitativa,  §  1.  Espectros  de  rayas, 
inversión  de  las  rayas.  §  2.  Espectros  de  fajas.  §  3.  Caso  de  los  cuerpos  fluorescentes.  — 
I  [I.  Introducción  del  estado  de  polarxsación  de  las  vibraciones.  —  IV.  Asimilación  á  los 
fenómenos  de  resonancia.  —  V.  La  ley  de  Kirchhoff  propiamente  dicha.  §  1-  Poder  emi- 
sivo e.  §  2.  Poder  absorbente  a.  $3.  Cuerpo  perfectamente  absorbente.  S  4.  Cuerpo 
perfectamente  negro.  —  VL  Consecuencias  de  la  ley  de  Kirchhoff.—  VII.  ¿Ha  sido  compro- 
bada  experimentalmente  la  ley  de  Kirchhoff  ?  $  1.  Rayas  del  arco.  §2.  Rayas  amarillas  del 
sodio.  S  3-.  Faja  enfrarroja  del  gas  carbónico.  —  VIII.  La  ley  de  Kirchhoff  extendida  á 
un  conjunto  de  radiaciones.  —  IX.  La  ley  de  Kirchhoff  y  la  polarización  por  emisión,  — 
X .  La  ley  de  Kirchhoff  y  el  equilibrio  de  temperatura. 

Como  ultima  síntesis  de  su  estudio,  ^\.  Cotton  concluye  diciendo: 
«  Se  ve  así  cómo  esa  ley,  que  relaciona  entre  sí  tantos  hechos  experimentales, 
trae  una  contribución  importante  al  estudio  teórico  de  esas  relaciones,  tan  miste- 
riosas aún,  existente  entre  el  Éter  y  la  Materia  .»  —  F.  Birabbn. 


BIBLIOGRAFÍA  205 


III.  —  CIENCIAS  MÉDICAS 

Cartaz  (Dr.  A.).  —  li'Opothérapie.  —  Art.  en  La  Nalure,  enero  28  de  1899 
¡año  27,  •!•'  S.,  n*  1340,  p.  138-139  . 

Eo  un  oorto  pero  substancial  articulo  de  vulgarización,  el  Dr.  Cartaz  expone  el 
origen  y  las  transformaciones  sucesivas  del  célebre  —y  celebrado  —  método 
cSecuardiano»,  asi  llamado  primero,  del  nombre  de  su  ilustre  descubridor  Brown- 
Séquard  (1889). 

Según  el  autor,  la  «sequardoterapia»  ha  tomado  hoy  un  rango  importante  en 
la  terapéutica  moderna;  constituye  la  «orj^anoterapia»  ü  «opoterapia»,  como  la 
ha  definitivamente  bautizado  el  Dr.  Landouzy.  Ambos  términos  son  igualmente 
empleados:  el  de  organoterapia  se  define  por  sí  mismo;  el  de  opoterapia  pro- 
viene del  griego  (ows,  juífo,  humor;  Ot^v-mM,  tratamiento  cura).  —  En  Alemania 
se  han  combinado  ambas  expresiones  para  hacer  la  organsaftherapie,  que  sig- 
nifica textualmente:  tratamiento  por  los  jugos  de  órganos. 

«La  idea  que  había  conducido  á  Brown  Sequard  á  imaginar  este  nuevo  nré- 
todo  terapéutico  —  dice  el  Dr.  Cartaz  —  deriva  de  las  leyes  y  de  los  progresos 
de  la  biología.  Desde  tiempo  atrás,  profesaba,  en  su  curso,  la  opinión  según  la 
cual  todas  las  glándulas,  tengan  ó  no  conductos  excretores,  dan  A  la  sangre 
principios  útiles  cuya  ausencia  se  hace  sentir  cuando  son  extirpadas  ó  destruidas 
por  una  enfermedad.  Era  la  confirmación  de  la  hipótesis  de  las  secreciones  in- 
ternas que  Claudio  Bernard  había  señalado,  de  cuya  realidad  en  los  accidentes 
del  mexidemo  Schiff,  entre  los  primeros,  habia  mostrado.  Estas  secreciones  in- 
ternas no  son  solamente  una  función  especial  propia  á  tal  ó  cual  glándula;  son 
ana  función  común  á  todos  los  tejidos  vivos.  De  estas  ideas  ha  nacido  el  método 
terapéutico;  y  de  su  conocimiento  más  completo  data  la  extensión  que  ha  tomado 
recientemente.  » 

No  seguiremos  detalladamente  al  autor  en  su  interesante  exposición,  favorable 
á  la  nueva  y  ruidosa  doctrina  de  que  es  evidentemente  un  prosélito  convencido. 
Después  de  emplear  las  preparaciones  diversas  del  famoso  elixir,  expone,  con 
ejemplos  al  caso,  los  resultados  alcanzados  en  el  tratamiento  de  afecciones  de  índo- 
le muy  diversa,  —  pues  el  método  parece  susceptible  de  aplicaciones  variadas. 

Termina  el  Dr.  Cartaz  diciendo:  «La  opoterapia  no  suprimirá,  pienso,  cualquier 
otro  procedimiento  terapéutico:  pero  es  un  medio  nuevo,  de  los  más  activos, 
de  los  más  enérgicos,  que  se  completará  poco  á  poco,  cuyas  indicaciones  se 
precisarán,  y  que  permitirá  llenar  más  completamente  el  fin  de  la  medicina  : 
«aliviará veces».  —  Se  sabe  que  Brown-Séquard  pretendía  algo  más,  y  afirmaba 
haberlo  conseguido.  —  F.  Birabkn. 

Apaoz  Alfapo  (D'  Gregorio).  Profesor  sustituto  en  la  Facultad,  Jefe  del  ser- 
vicio de  niños  del  Hospital  San  Roque.  —  Sobre  la  profilaxis  y  el  tratamiento 
de  las  diarreas  estivales  de  los  niños ;  en:  Anales  del  Circulo  Médico  Ar- 
gentino !año  XXII,  n*  2,  páginas  33-44,  y  n"  3,  páginas  69-85.  Buenos  Aires, 
1899). 


206  ÁXALES   06   LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Durante  el  pasado  verano  han  predominado  en  grado  extraordinario  las  afec- 
ciones digestivas  en  la  morbilidad  infantil,  comprobándose  nuevamente  que  los 
niños  criados  al  pecho  se  enferman  rara  vez  y  sus  afecciones  digestivas  son  ordi- 
nariamente cortas  y  benignas,  lo  que  está  en  completo  desacuerdo  con  la  curiosa 
opinión  ligeramente  emitida  por  el  presidente  del  Departamento  nacional  de  higiene 
al  preconizar  la  lactancia  artificial. 

El  autor  estudia  luego  el  tratamiento,  aconsejando  la  dieta  h  id  rica,  sin  excluir 
otros  medios  en  los  casos  graves,  y  la  hidroterapia  en  reemplazo  de  los  antipiré- 
ticos químicos. 

Considera  el  opio,  empleado  con  las  debidas  precauciones,  como  agente  precioso» 
pues  la  experiencia  le  ha  hecho  perder  el  recelo  con  que  se  le  miraba  última- 
mente. 

No  nos  cansaremos  de  repetir  que  en  nuestro  concepto,  los  medios  dietéticos  son  los 
que  ocupan  el  primer  lugar  en  el  tratamiento  y  que,  si  desde  el  principio  de  toda  afec- 
ción digestiva,  se  prescribiera  la  dieta  hfdrica  absoluta,  que  debiera  serle  enseñada  á 
toda  madre  para  que  aun  en  ausencia  del  médico  la  practique,  verfamos  mucho  menor 
número  de  diarreas  graves,  de  esas  que  tan  frecuentemente  matan  ó  dejan  estigmas  in- 
delebles en  el  desarrollo  del  niño.  Deseamos  también  insistir  sobre  la  necesidad  de  una 
terapéutica  simple  y  racional,  condenando  una  vez  más  el  afán  de  dar  medicamentos  sin 
cesar,  y  el  hábito  de  una  poiifarmacía  lamentable  que  no  consigue,  en  general,  sino  agra- 
var las  perturbaciones  digestivas  de  los  niños. 

Con  estos  prudentes  consejos  termina  el  interesante  artículo  del  joven  y  dis- 
tinguido pediatri  argentino.  —  A.  Gallardo. 

Pinard  (Adolphe).  —  De  la  oonservation  et  de  ramélloration  de  Tespéce. 
Lecon  d'ouverture  faite  k  la  Cliniqne  Baudelocque,  le  7  novembre  1898.  —  En 
Revue  scimtifiqm,  febrero  11  de  1809(8.4,  t.  XI.  w*  6,  p.  167-174). 

Hug^ouuenq  (Dr.  L.),  Professeur  ^  la  Faculté  de  Lyon,  correspondant  de 
TAcadémie  de  Medccine.  —  La  constitution  des  albumines  et  les  récents 
travaux  de  TEcole  AUemande;  les  bases  hexoniques.  —  Art.  en  Revue 
genérale  des  Sciences,  febrero  15  de  1899  (año  10*,  n"3,  p.  89-91). 


IV.  -  VARIEDADES 

A^^eiss  Pierre),  Maitre  de  Conférences  de  Physique  á  la  Faculté  de  Sciences  de 
Rennes.  —  Les  nouveaux  laboratolres  techniques  de  l*Ecole  polytechni- 
que  de  Zurich  et  ceux  de  nos  Facultes  des  Sciences.  —  Art.  en  Revue 
genérale  des  Sciences,  enero  30  de  1899  (año  10,  n*  2,  p.  55-63;  2  grabados). 

Agítase  desde  varios  años  atrás,  en  Francia,  la  cuestión  de  la  enseñanza  supe- 
rior, y  uno  de  los  resultados  más  considerables  alcanzados  en  este  orden  de  ideas 
ha  sido  el  establecimiento  de  la  autonomía  en  las  antiguas  Facultades,  ascendién- 
dolas al  rango  de  Universidades.  Pero  entonces  se  ha  planteado  el  problema  de 
la  reforma  de  esas  viejas  instituciones,  de  su  modernización  y  progreso,  de  ahí 
numerosas   contribuciones  aparecidas  desde  algün  tiempos  atrás,  no  pocas  de 


BIBLIOGRAFÍA  207 

ellas  en  la  misma  Recue  genérale  des  Sciences  que  se  ha  incorporado -decidida  y 
eficazmente  á  ese  benéfico  moTimiento. 

El  presente  artículo  se  inspira  precisamente  en  él:  es  una  contribución»  muy 
autorizada,  á  una  de  las  cuestiones  más  interesantes  de  la  enseñanza  técnica  su- 
perior. 

El  autor,  procediendo  con  método  encomiabie  ha  dividido  su  trabajo  en  va- 
rías partes  que  concurren  eficaziuente  al  desarrollo  conveniente  de  su  tema. 

Refiriéndose,  primero,  al  ejemplo  más  interesante  quizás  en  materia  de  crea- 
ción de  laboratorios  didácticos  de  estudios  y  ensayos  físicos  y  mecánicos,  —  el 
de  la  CtcueU  de  Zurich,  —  M.  Weíss  expone  la  organización  dada  en  la  gran- 
de escuela  Suiza  al  Instituto  de  Física,  una  de  sus  más  notables  fundaciones. 
Insiste  particularmente  sobre  su  sección  más  interesante:  el  laboratorio  de 
Electrotécnica,  que  es  más  especialmente  la  del  Instituto,  obra  de  su  eminente 
director  M.  V.-K.  Weber. 

Esto  da,  ya,  á  M.  Weiss,  la  oportunidad  para  una  interesante  comparación. 
As{»  después  de  escribir  rápidamente  la  instalación  y  el  régimen  de  trabajos  del 
laboratorio,  M.  Weiss  agrega .- 

«No  nos  entretendremos  en  la  descripción  de  los  trabajos  de  Física  general 
en  vista  de  la  preparación  á  la  carrera  de  la  enseñanza.  Este  género  de  estudios 
se  halla  muy  desarrollado  entre  nosotros,  y  creo  que  se  encontraría  difícil- 
mente en  /urich  un  conjunto  tan  rico  de  manipulaciones  correspondientes  al 
^rado  de  la  licenciatura  que  el  del  laboratorio  de  enseñanza  de  la  Sorbonne. 
Estríba  la  diferencia  principal  con  nuestros  métodos  en  el  hecho  de  que  se 
sacrifica  siempre  el  numero  de  manipulaciones  á  la  calidad.  En  Zurich,  uu 
alumno  continúa  trabajando  una  misma  cuestión  hasta  llegar  h  un  resultado  sa- 
tisfactorio, en  vez  de  ejecutar,  á  hor'i  fija,  un  trabajo  que  suele  ser  interrumpido 
á  menudo  por  la  llegada  de  un  turno.  Este  meto  lo  supone  esencialmente  que  los 
aparatos  permanecen  sobre  las  mesas,  según  el  hábito  alemán,  y  no  en  los  ar- 
marios, como  entre  nosotros;  lo  que  exige  más  lugar  que  el  de  que  disponemos 
en  general.  Luego,  teniendo  los  exámenes  un  carácter  menos  enciclopédico,  no 
es  necesario  considerar  el  laboratorio  como  una  ocasión  de  colmar  las  lagunas 
del  curso.  Se  tiene  toda  libertad  para  graduar  la  duración  y  la  importancia  de 
los  trabajos,  de  modo  á  traer  progresivamente  el  estudiante  á  la  producción 
científica  original,  á  la  cual  se  ha  de  ensayar  en  su  tesis  doctoral.  La  opinión 
del  profesor  Weber,  según  la  cual  un  solo  trabajo  profundizado  contribuye  más 
á  formará  un  físico  que  un  gran  número  de  ejercicios,  me  parece  absolutamen- 
te justificada. 

«¿No  se  podría  acaso,  entre  nosotros,  reemplazar  el  tercero  de  los  Certificados 
de  estudios  superiores  que  constituyen  la  licenciatura  por  una  tesis  de  impor- 
tincia  menor  que  la  del  doctorado?  Ocurre  á  menudo  que  la  elección  de  ese  cer- 
tificado sea  dictada  por  la  sola  preocupación  de  llegar  rápidamente  al  fin  con  el 
menor  esfuerzo.  Sería  enteramente  ventajoso  sustituirle  un  estudio  que  podría 
ser  hecho  con  interés  y  que  sería  tanto  más  benéfico  cuanto  que  pondría  en 
juego  otras  facultades  del  espíritu  que  el  esfuerzo  memorial  y  de  asimilación, 
siempre  idéntico  á  sí  mismo.  » 

Pasa  entonces  M.  Weiss  á  ocuparse  de  los  Laboratorios  de  Mecánica,  que 
pertenecen  á  dos  tipos  muy  distintos :  de  resistencia  de  materiales  y  de  meca" 


208  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

nica  propiamente  dicha.  —  Estos  ultimes  tieDen  por  objeto  el  estadio  de  la 
producción  y  trasmisión  de  ía  fuerza  motriz  y  de  algunas  cuestiones  conexas  ; 
tienen  tan  poca  relación  con  las  primeras,  como  los  laboratorios  de  Física  con 
los  de  Mecánica,  y  no  hay  por  qué  reunirlosá  ellas. 

Así  sucede  en  /^urlch,  donde,  desde  largos  años  existe  un  notable  labora- 
torio de  ensayo  de  resistencia  de  materiales  organizado  y  dirigido  par  el  céle- 
bre Tetmayer, —  al  par  que  recién  está  por  concluirse  la  organización  del  La- 
boratorio de  Mecánica  en  el  concepto  moderno.  El  primero  de  esos  laboratorio^ 
es  ya  célebre  en  los  anales  de  la  enseñanza  técnica :  pero  además  está  orj^anizado 
sobre  el  pie  de  un  establecimiento  publico,  que  ha  prestado  no  pocos  servicios. 
Así,  en  1895  han  pasado  de  29.000  los  ensayos  diversos  hechos,  sobre  toda  cla- 
se de  materiales  de  construcción. 

Tanto  sobre  el  antiguo  laboratorio  de  resistencia  de  materiales,  como  sobre  el 
nuevo  de  Mecánica,  consigna  M.  Weiss  interesantes  explicaciones,  que  sentimos 
no  poder  referir  con  el  detalle  que  merecen. 

Expuesto  lo  que  se  hace  en  Suiza,  M.  Weiss  aborda  de  lleno  la  cuestión  que 
constituye  el  objetivo  de  su  trabajo. 

Compara  primero  lo  que  las  escuelas  francesas  están  en  condiciones  de  hacer 
para  responder  al  desiderátum  de  la  industria  moderna  con  lo  que  se  hace  en  el 
extranjero,  llegando  á  un  resultado  enteramente  desfavorable  para  la  enseñanza 
francesa.  ^^  Es,  pues,  de  toda  evidencia  —  agrega  —que  nuestra  industria  no  lucha 
con  armas  iguales  contra  la  concurrencia  extranjera  y  que  una  de  las  condicio- 
nes esenciales  de  su  levantamiento  es  una  mayor  difusión  de  los  conocimientos 
científicos.»  Llega,  pues,  el  autora  la  necesidad  de  reformar  la  organización  de  la 
enseñanza  francesa  en  el  orden  que  nos  ocupa. 

Cree  que  la  solución  completa  del  problema  consistiría  en  la  creación  —  en  al- 
gunos centros  industriales  de  provincia  —  de  escuelas  politécnicas  ampliamente 
dotadas  y  que  gozaran  de  entera  libertad  en  su  enseñanza.  Pero  como  sería  im- 
posible realizar  desde  ya  tal  solución,  propone  simplemente  que  se  reúnan  en  un 
pequeño  numero  de  Universidades  los  alumnos  que  posean  ya  cierta  cultura 
técnica,  así  como  todos  los  establecimientos  que  puedan  cooperar  á  la  enseñanza 
superior  técnica. 

Estudiando  las  consecuencias  que  tal  reforma  traería,  dice  que  no  se  haría  des- 
pués de  todo,  sino  lo  mismo  realizado  en  Alemania. 

Indica,  en  ñn,  el  autor  ciertas  providencias  que  tendrán  que  tomarse  para  con- 
currir convenientemente  al  objetivo  que  se  tiene  en  vista,  —  insistiendo  particular- 
mente en  la  necesidad  de  hacer  colaborar  á  esa  reforma  varios  servicios  hasta 
hoy  extraños  á  las  Facultades  de  Ciencias.  —  P.  Biraben. 


JUNTA     DIRECTIVA 

Presidente Ingeniero  doctor  Marcial  R,  Candioti, 

Vice-Presidente  I""  Ingeniero  doctor  Carlos  M.  Moféales. 
Id,  2"*  Mayor  ingeniero  Arturo  M.  Lugones. 

Secretario  de  actas  Ingeniero  Eleodoro  A.  Damianovich. 
—  correspondencia  Agrimensor  Cristóbal  Hicken. 

Tesorero Ingeniero  José  M.  SaGastume. 

Bibliotecario Señor  LuisMiguens. 

/  Ingeniero  Domlngo  Nocetl 
Ingeniero  Claro  C.  Dassen. 

Vocales ^  Ingeniero  Emilio  Palacjo. 

Ingeniero  Luis  A.  Huergo  (hijo). 

Ingeniero  Alejandro  Claypole. 
'  Ingeniero  Oronte  A.  Valerga. 
Gerente Señor  Juan  Botto. 


índice  de  la  presente  entrega 


Demetrio  Sagastume.  Cuestiones  sanitarias  fConlimiacitmJ 209 

C;(ROLO  SpRGAzziNi.  Nova  addenda  ad  Floram  Patagonicam  (Continuacum) 224 

Él  viaje  del  «  Bélgica  » 240 

Misceláneas  :  El  contagio  por  medio  de  los  insectos 243 


t 


CUESTIONES    SANITARIAS 

Por  el  ixr.ENiERO  DEMETRIO  SAGAStUME 
{  Continuación  J 


CAPÍTULO  I 


Distritos  que  faltan  para  completar  el  radio  de  Bateman  de  1876.  —  Cálculo  apro- 
ximativo  del  costo  de  las  obras  á  efectuarse  para  completarlo.  — ObligacioDos 
impuestas  al  Gobierno  por  diversas  leyes  :  gastos  para  su  cumplimiento. — Ne- 
cesidad de  contraer  un  empréstito  para  terminar  las  obras.  —  Ventajas  de  esta 
solución  para  el  Gobierno  y  el  público. 

En  este  capítulo  se  han  compilado  todos  los  antecedentes  del 
asunto,  pero,  desgraciadamente,  faltan  ciertas  cifras  que  no  per- 
miten obtener  los  resultados  definitivos. 

No  es,  pues,  posible  publicar  tan  importante  capítulo,  ya  que  la 
muerte  impidió  á  su  autor  completar  ios  datos  necesarios  para 
calcular,  siquiera  aproximadamente,  el  costo  de  las  obras  que  aún 
faltan  para  completar  el  radio  de  Bateman,  y  los  gastos  impuestos 
al  Gobierno  por  la  construcción  del  conducto  general  de  desagüe  y 
por  diversas  leyes. 

Puede,  sin  embargo,  deducirse  de  los  datos  reunidos  por  Sagaslu- 
roe,  queel  total  de  gastos  será  muy  elevado,  lo  que  justifica  su 
idea  de  contraer  un  empréstito,  cuyas  ventajas  ya  ha  indicado  en 
términos  generales,  en  la  página  189  del  presente  tomo  de  los 
Anales. 

AN.  80C.  CIKfT.  AHC.  ^  T.  XLVU  14 


I 


210 


ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 


CAPÍTULO  II 


El  radio  de  Bateman  debe  ser  provisto  con  el  agua  del  río,  filtrada :  los  ceDtros, 
que,  como  Flores  7  Belgrano,  constituyen  núcleos  de  población  separados  de  la 
antigua  Capital,  tendrán  su  servicio  por  medio  de  pozos  semisurgentes. 

Hemos  dinho  que  una  vez  ejecutadas  las  obras  para  el  aumento 
de  la  provisión  hasta  150.000  metros  cúbicos  por  día,  se  dispondrá 
de  agua  sufíciente  para  todo  el  radio  de  4876  :  la  demostración  de 
esta  verdad  será  el  objeto  principal  de  este  capítulo. 

Bateman  calculó  las  obras  para  un  consumo  medio  de  181  litros 
por  día  7  habitante.  Los  datos  oficiales  contenidos  en  las  memorias 
de  la  Comisión  de  Obras  de  Salubridad,  correspondientes  á  los 
años  1894-95  y  96,  nos  indican  que  esta  cifra  ha  sido  superada  en 
la  forma  que  se  ve  en  el  cuadro  que  sigue  : 


Aflo 

Consumo  medio 
por  día 

Exceso  sobi'e 
elconNumo  medio 

Consumo 

por  habitante 

el  día 

Población 
que   usaba 

y  habitante 

por  Bateman 

de  mayoi'  gasto 
de  agua 

el  agua 

1 

i 

3 

4 

5 

1894 

186  litros 

5  litros 

257  litros 

400.000  habiUn- 
tes  ¡pág.  37, 
Memoria  1894 

1805 

202     » 

21     » 

279     » 

414.529  habiUo- 
tes  (pág.  10, 
Memoria  1895) 

1896 

214     » 

33     » 

280     » 

440.000  habitan- 
tes (pág.  22, 
Memoria  1896; 

En  1894,  el  consumo  medio  excedió  al  calculado  en  5  litros  por 
día  y  habitante;  en  21  el  año  1895  y  en  33  el  año  1896  (1). 


(1)  CoD  el  exceso  de  coosumu  de  cada  €0  habitantes,  el  año  1896,  se  habíera 
podido  servir  á  once,  á  razón  de  180  litros  diarios  por  persona.  En  una  ciudad 


CUESTIONES  SANITARIAS  !2li 

Aceptaremos  que  los  181  litros  por  habitante,  asignados  por  Ba- 
teman  como  consumo  medio  diario,  y  que  implican  350  litros  para 
el  consumo  de  la  época  estival,  como  demostraremos  en  seguida^  res- 
ponden á  una  provisión  suficiente  aun  con  el  sistema  de  canilla 
libre,  sobre  todo  cuando  los  servicios  públicos  é  industriales  no 
tienen  un  gran  desarrollo,  como  es  el  caso  de  Buenos  Aires. 

La  relación  entre  cada  número  de  la  columna  4  y  su  correspon- 
diente en  la  columna  2,  es  importante,  pues  sirve  para  determinar 
el  consumo  máximo  en  función  del  consumo  medio. 

Esta  relación,  como  puede  fácilmente  comprobarse,  varía  entre 
1 ,3  y  i  ,4,  lo  que  significa  que  las  obras  deben  tener  una  capacidad 
tal  que  permita  suministrar  un  máximo  de  litros  de  agua  por  día 
á  cada  habitante  igual  á 

181  X  1,3  =  235, 

ó  181  X  1,4=253,4; 

ó  sea  250  litros,  redondeando  las  cifras.  Esta  necesidad  resulta  de 
que  una  provisión  de  agua  debe  responder  á  las  exigencias  de  toda 
la  estación  estival,  y  particularmente  del  día  de  mayor  Consumo, 
para  que  en  ningún  caso,  el  público  sienta  escasez  de  elemento  tan 
necesario. 

Así,  pues,  con  450.000  metros  cúbicos  (1)  por  dia,  se  puede  servir 
perfectamente  i  una  población  de  600,000  habitantes,  con  484  litros 
diarios  término  medio  y  lo  que  supone  250  litros  el  día  de  mayor  con- 
sumo. En  tal  número  de  habitantes  puede  apreciarse  la  población 
comprendida  en  los  distritos  4  d  30  de  las  Obras  de  Salubridad. 

La  conclusión  contenida  en  el  párrafo  precedente,  reposa  sobre 
dos  premisas,  cuya  exactitud  voy  á  demostrar  más  ampliamente 
por  la  importancia  que  revisten,  á  saber  : 

i^  Con  una  provisión  media  de  484  litros  diarios  por  persona,  se 
satisfacen  las  necesidades  de  una  gran  población  ; 


como  Buenos  Aires,  eo  que  gran  parte  de  la  poblacióo  carece  de  servicio  de 
agua,  es  ilógico  permitir  que  el  derroche  de  uoos  prive  á  otros  de  elemento  tan 
indispensable.  Regularizar  el  consumo  es,  pues,  de  especial  importancia  entre 
nosotros,  j  el  medio  de  conseguirlo  es  la  implantación  del  medidor. 

'1)  Debe  notarse  que  nos  colocamos  en  el  caso  más  desfavorable  :  coincidencia 
de  una  gran  bajante  del  rio,  con  el  consumo  máximo  en  la  población. 


21¿  ANALES   DE  LA  SOCIEDAD   CIENTÍFICA  ARGENTINA 

2**  La  relación  entre  el  consumo  máximo  y  el  consumo  medio,  se 
aproxima  á  /,4. 

Para  la  deraoslración  del  primer  punto,  citaremos  ejemplos  de 
ciudades  europeas,  entre  las  cuales,  en  primera  línea,  figura  la 
ciudad  de  Londres,  con  sistema  de  distribución  intermitente  v 
que  poco  á  poco  tiende  á  hacerse  continuo,  no  usándose  por  ahora 
medidor. 

«  El  consumo  total  en  los  diversos  distritos  de  Londres,  en  los 
cuales  el  agua,  conducida  artificialmente,  existe  desde  más  de  una 
generación,  y  es  usada  por  todas  las  clases  de  la  población,  varía 
desde  120  á  174  litros  diarios  por  persona,  v  asciende  en  media  á 
141  litros,  »  dice  la  Enciclopedia  del  Ingeniero,  por  Heussinger  von 
Waldegg. 

«  El  agua  no  entra  en  las  casas  sino  en  ciertas  horas  del  día,  y 
llena  los  recipientes  que  en  ellas  existen  (sistema  intermitente).  Pa- 
ra precaverse  contra  la  falta  de  agua,  estos  recipientes  son  mayores 
que  lo  necesario  y  el  deseo  de  tener  agua  fresca  induce  á  los  habi- 
tantes á  dejar  descargar  toda  el  agua  existente  en  aquellos  antes 
de  que  llegue  la  nueva  remesa  ».  (El  mismo  autor.) 

En  Liverpool,  el  consumo  medio  por  día  y  habitante,  indicado 
por  el  mismo  autor,  es  de  109  litros,  y  en  Edimburgo  de  163 
litros. 

Si  pasamos  al  continente,  Berlín  nos  ofrece  un  ejemplo  notable 
de  aprovechamiento  del  agua  :  el  año  1890-91  (el  año  financiero 
concluye  en  marzo),  para  una  población  de  1.388.530  habitantes, 
han  bastado  34.770.828  metros  cúbicos,  v  en  el  año  financiero 
1894-95,  con  46.548.620  metros  cúbicos  ha  podido  servirse  una 
población  de  1.703.481  habitantes  :  el  consumo  medio  por  día  y 
habitante  es  de  68  litros,  siendo  digno  de  notarse  <¡ue  este  valor  se 
conserva  casi  constante  desde  años  atrás. 

En  Berlín,  todos  los  servicios  de  agua  se  conceden  con  medidor, 
y  es  debido  en  gran  parte  á  esta  circunstancia  que  la  cantidad  de 
agua  que  allí  bastó  para  1.388.530  habitantes  (año  1890-91),  es 
sensiblemente  la  misma  que  en  Buenos  Aires  (año  1896,  34.452.955 
metros  cúbicos)  sólo  ha  podido  servir  á  440.000  habitantes. 

Es  de  advertirse  que  el  sistema  de  cloacas  de  la  capital  alemana 
es  análogo  al  nuestro,  de  modo  que  una  gran  ciudad,  cuya  área 
saneada  és  de  más  de  5000  hectáreas  (el  radio  de  Bateman  de  1876 
sólo  comprende  unas  2000)  llena  sus  necesidades  con  68  litros  dia- 
rios por  habitante. 


CUESTIONES   SANiTÁRUS  213 

La  dudad  alemana  de  Bresiau,  con  320.000  habitanles  en  1889- 
90,  tiene  obras  de  salubridad  que  se  citan  con  encomio,  y  allí  todas 
las  casas  están  provistas  de  servicio  de  agua  con  medidor  y  cloacas. 
Er  el  citado  año,  el  consumo  medio  por  habitante  fué  de  75  litros. 
Desde  diez  años  atrás,  por  lo  menos,  este  valor  se  mantiene  casi 
constante^  habiendo  sido  en  1879-80  de  73  litros. 

Danzig,  también  con  cloacas  del  mismo  sistema  de  Berlín  y  Bres- 
lau,.  ha  gastado  el  año  1889  á  razón  de  74  litros  diarios  por  persona, 
con  una  población  de  105.000  habitantes. 

En  Munich,  con  agua  de  fuente,  que  llega  por  gravitación,  los 
398.000  habitantes  servidos  el  año  1889,  gastaron  93  litros  por  día 
y  por  persona. 

En  Frankfurt-o-Main,  los  180.000  habitantes  servidos,  gozaron 
de  132  litros  por  día  y  habitante,  el  mismo  año,  siendo  también 
provista  la  ciudad  con  agua  de  fuente,  que  llegaba  á  ella  por  gra- 
vitación. 

Los  366.000  habitantes  de  Dresde,  dispusieron  el  año  1889  de  80 
litros  diarios  por  persona  de  agua  sin  filtrar^  levantada  por  má- 
quinas a  vapor. 

Hanover,  con  178.000  habitantes;  Dusseldorf,  con  150.000;  Bro- 
men, con  138.000;  Stuttgarl,  con  138.000;  Altona,  con  153.000 
usaron  el  año  1889  un  volumen  de  agua  por  día  y  habitante  que 
no  alcanza  á  100  litros  (Gilí,  Onsale  of  water  by  meter  in  Berlín). 

Éntrelas  ciudades  alemanas  de  importancia,  solamente  Ham- 
burgo  tiene  un  consumo  comparable  al  de  Buenos  Aires,  309  litros 
por  día  y  habitante,  pero  es  de  agua  sin  filtrar. 

Respecto  al  segundo  punto,  los  tres  años,  1894-95-96,  nos  indi- 
can para  Buenos  Aires  que  el  valor  de  la  relación  antedicha,  varía 
entre  1,3  v  1,4. 

En  el  notable  estudio  publicado  en  Minutes  of  Proceedings  ofthe 
Institution  of  Civil  Ingineers ,  London,  1892.  por  HenryGill,  inge- 
niero jefe  de  la  provisión  de  agua  en  Berlín,  titulado  The  sale  of 
water  by  meter  in  Berlín,  se  consigna  este  resultado  :  «  La  magni'- 
tud  de  las  obras  de  provisión  de  agua  para  ciudades  en  que  la  pro- 
visión es  constante,  y  la  venta  del  agua  se  hace  exclusivamente  por 
medidor,  ha  sido  determinada  en  Berlín,  y  confirmada  por  la  eccpe^ 
ríencia  de  las  ciudades  alemanas  Breslau,  Magdeburgo,  Charlotlen- 
burgOf  Estrasburgo,  Chemnitz,  Mannheim,  Darmstadt,  Halberstadty 
Weimar,  Stade  y  Basel,  y  puede  formularse  asi :  si  el  consumo  medio 

DIARIO  KS  1 ,  EL   CONSUMO  DEL  VERANO  EN  EL  DÍA  DE  MAYOR  GASTO   ES  1 ,4, 


214  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Y  EL  CONSUMO  DURANTE  LA  HORA  DE  MAYOR  GASTO  ES  i  ,5   VECES    EL   VALOR 
DE   LA  24  AVA  PARTE  DEL  CONSUMO  TOTAL  DE  ESE  DÍA.  » 

La  experiencia  ajena  es,  pues,  á  este  respecto,  casi  concordante 
con  la  nuestra,  por  lo  que  puede  asegurarse  que  un  consumo  medio 
de  480  litros  diarios,  presupone  uno  de  250  litros,  en  el  día  de  mayor 
consumo . 

Con  las  razones  consignadas  en  este  capítulo,  creo  haber  dení)0s- 
trado  que  con  180  litros  diarios  como  consumo  medio,  se  tiene 
una  provisión  de  agua  suficiente. 

Se  objetará,  con  los  mismos  números  de  las  memorias  citadas 
de  la  Comisión  de  Obras  de  Salubridad  correspondientes  á  i894- 
95-96,  que  la  experiencia  ha  demostrado  lo  contrario  en  Buenos 
Aires.  Y  bien  :  estas  son  las  consecuencias  prácticas  del  sistema  de 
distribución  que  rige  en  Buenos  Aires,  de  provisión  continua  con 
canilla  libre  :  cuanto  más  agua  se  tiene,  más  se  gasta,  sin  que  al- 
cance jamás  á  servirse  á  toda  la  población  á  medida  desús  deseos. 
Ó,  como  dice  Couche,  sistema  con  el  que  se  llega  á  este  resultado 
insensato :  «  esto  es,  no  tener  jamás  agua  para  todo  el  mundo,  por 
grande  que  sea  el  volumen  que  se  distribuya  ». 

Lo  que  sucede  en  Buenos  Aires,  ha  sucedido  antes  en  otras  ciu- 
dades que  se  han  visto  obligadas  á  recurrir  al  medidor,  como  for- 
zosamente tendremos  que  hacer  en  esta  capital,  para  contener  el 
consumo  dentro  de  límites  razonables. 

Eün  París,  por  ejemplo,  el  año  1880,  no  obstante  una  provisión 
triple  de  laque  el  público  tenía  derecho  á  exigir,  de  acuerdo  con  el 
monto  de  las  pólizas  de  abono,  no  alcanzaba  el  agua  para  aquellos 
que  habitaban  los  pisos  altos  de  la  casas,  ó  que  vivían  en  barrios  de 
nivel  elevado.  Impuesto  el  medidor  por  el  reglamento  municipal 
de  25  de  julio  de  1880,  resultó  que  desde  1881  hasta  1884,  no  te- 
niendo AUN  todas  las  CASAS  DICHO  APARATO,  con  la  misma  cantidad  de 
agua  que  el  80  no  alcanzaba,  pudo  servir  á  6389  abonados  nuevos^  y 
que  en  los  tres  años  mencionados,  el  público  ganó  á  consecuencia  de 
la  rebaja  en  la  tarifa  2. 500.000  francos,  y  la  administración  vio 
aumentar  sus  ingresos  en  4.500.000  francos.  En  otros  términos,  el 
importe  del  agua,  cuyo  desprecio  evitaron  los  medidores,  fué  en  esos 
tres  años  de  4. 000. 000  de  francos.  (Véase  :  Couche,  Les  eaux  de 
París  en  4884.) 

«  Era  mediante  este  sistema  (de  provisión  continua  y  canilla  li- 
bre) que  la  compañía  que  proveía  á  Berlín  desde  1856  á  1874,  ven- 
día el  agua  á  los  habitantes.  La  concesión,  que  debía  terminar  ei) 


CUESTIONES  SANITARIAS  215 

"1881,  prescribía  una  provisión  continua  y  permitía  una  tasa  del 
4  ""/a  sobre  la  renta  de  la  casa  para  el  agua  empleada  en  usos  do- 
miciliarios (1),  incluyendo  la  provisión  para  baños  y  water-closets. 
Se  permitía  una  tasa  adicional  para  consumos  industriales  y  agua 
para  jardines.  Todo  el  agua  debía  suministrarse  á  una  presión 
suficiente  para  alcanzar  hasta  los  pisos  más  elevados,  á  una  altura 
máxima  de  66  pies  sobre  el  nivel  de  la  calle.  En  4865,  antes  de 
que  la  población  provista  hubiera  alcanzado  al  número  para  el 
cual  las  obras  se  construyeron,  fué  necesario  ampliarlas.  El  des- 
perdido  era  excesivo  y  no  podía  ser  evitado,  ni  aún  aminorado  por 
las  inspecciones  domiciliares  (2).  Existía  la  facultad  de  cortarla 
provisión  ;  pero  aún  en  casos  de  grandes  abusos  persistentes,  debía 
ejercitarse  con  gran  discreción.  Habiendo  iniciado  gestiones  para 
prolongar  la  concesión,  era  imperativo  no  contrariar  el  rápido  au- 
mento de  abonados  que  entonces  tenia  lugar,  satisfacer  a  todos  y 
todavía  afrontar  la  provisión  de  otros,  en  cuanto  fuera  posible.  La 
posición  de  la  compañía  era  crítica.  Había  una  resistencia  justifi- 
cada á  emplear  el  capital  de  reserva,  á  menos  que  hubiera  proba- 
bilidad de  que  se  continuase  obteniendo  uu  interés  conveniente,  y 
que  las  obras  alcanzasen  un  buen  valor  al  expirar  la  concesión.  El 
autor,  M.  Gilí,  ya  citado,  que  había  sido  ingeniero  y  director  de  la 
empresa  desde  su  comienzo,  propuso  un  cambio  en  el  sistema  de 
«obro  del  agua,  con  la  idea  de  que  la  venta  se  hiciera  exclusiva- 
mente por  medidor,  creyendo  que  asi  se  salvaría  más  fácilmente 
las  dificultades  de  la  situación.  Aceptada  la  idea,  se  obtuvo  el  capi- 
tal, y  las  ampliaciones  de  las  obras  (filtros  y  máquinas),  se  ejecu- 
taron sin  demora.  » (Gilí,  On  sale  of  water  by  meter  in  Berlín^  ya 
citado.) 

Alas  autorizadas  opiniones  de  ingenieros  como  Couche  y  Gilí, 
cabe  agregar  la  muy  respetable  de  nuestro  distinguido  higienista 
doctor  Emilio  R.  Coni,  quien  ha  defendido  con  brillo  la  generaliza- 
ción del  medidor  en  Buenos  Aires.  (Véase  :  Memoria  de  las  Obra^de 
Salubridad^  Sino  i  89 o,  anexos.) 


¡1)  El  4  °/o,  doDde  los  alquileres  soo  tan  altos  como  en  Berlín,  dice  Gilí,  cons- 
tituye una  buena  entrada  :  no  obstante  hubo  que  modificar  el  sistema  implan- 
tando el  medidor. 

(2)  Estas  visitas  son  «  repugnantes  al  abonado  por  el  sistema  basado  en  el 
alquiler  »,  y  por  el  contrario  «  simpáticas  al  abonado  por  medidor.  (El  mismo 
autor.) 


216  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

La  experiencia  ajena  demuestra  la  eficacia  del  medidor^  para 
contener  el  consumo  dentro  de  límites  razonables  :  su  aplicación 
en  Buenos  Aires  permitirá,  cpn  los  150.000  metros  cúbicos  de  agua 
diarios  de  que  se  dispondrán  una  vez  construida  las  obras  de  am- 
pliación, proveer  de  agua  á  todo  el  radio  de  Bateman,  y  esta  provi- 
sión bastaría  por  muchos  años. 

Esto  último  es  consecuencia  de  la  constancia  del  consumo  medio 
por  día  y  habitante^  observada  durante  una  serie  de  años,  en  po- 
blaciones que  usan  medidor,  como  lo  hemos  hecho  notar  en  este 
mismo  capítulo,  al  citar  los  ejemplos  de  Berlín  y  Breslau. 

En  cuanto  á  Flores,  la  solución,  sobre  lodo  hoy  que  la  experien- 
cia de  Belgrano  ha  acallado  resistencias  que  se  levantaron  en  un 
principio,  es  la  de  la  provisión  por  medio  de  pozos  semisur- 
gentes. 

Es  esta,  efectivamente,  la  aceptable,  y  ya  la  oficina  técnica  de  las 
obras  de  salubridad  confecciona  el  proyecto  correspondiente. 

En  la  actualidad  (diciembre  4898),  está  aprobado  el  proyecto  de 
provisión  de  agua  á  Flores. 


CAPÍTULO  III 


La  explotación  de  las  obras  de  salubridad  desde  1891  hasta  la  fecha.  —El  sisteroa 
de  reata  basado  en  el  precio  locativo  del  inmueble.  —  Necesidad  de  modifícarlo. 

Hemos  visto  algunos  de  los  inconvenientes  del  sistema  de  canilla 
libre  que  rige  en  Buenos  Aires  :  en  este  capítulo  estudiaremos  la 
cuestión  bajo  el  punto  de  vista  rentístico. 

Rescindido  el  contrato  de  arrendamiento  de  las  obras  de  salubri- 
dad, éstas  volvieron  á  poder  del  gobierno,  siendo  desde  entonces 
administradas  por  una  comisión  cuyo  nombramiento  se  hizo  por 
decreto  de  31  de  agosto  de  1891 . 

Esta  comisión  tenía  que  resolver,  además  de  las  complicadas 
cuestiones  con  la  empresa  ex-arrendataria,  el  dificilísimo  problema 
de  hacer  construir  las  cloacas  domiciliarias  en  plena  crisis  :  es  de 
estricta  justicia  consignar  que  lo  resolvió  cumplidamente,  como  lo 
reconoce  el  mismo  vecindario,  que  en  un  principio  protestaba  contra 
la  estrictez  con  que  hacía  cumplir  sus  disposiciones. 


CUESTIONES  SANITARIAS  217 

Poco  después  de  recibirse  de  las  obras,  con  los  escasos  datos  que 
pudo  recoger,  se  ocupó  de  la  tarifa,  no  llegando  á  establecerla  sino 
con  carácter  provisorio:  he  aquí  las  palabras  con  que  se  expresa  en 
la  primera  de  sus  memorias  elevadas  al  gobierno:  «Al  tratar  de  la 
percepción  de  la  renta,  la  comisión  encontró  que  era  indispensable 
establecer  tarifas  más  equitativas  y  más  bajas  que  las  adoptadas 
por  la  compañía  arrendataria,  dentro  de  las  facultades  acordadas 
al  poder  ejecutivo  por  la  ley  de  30  de  enero  de  1891.  Después  de 
un  detenido  estudio,  propuso  las  que  se  hallan  actualmente  en 
vigencia  aun  cuando  la  modificación  introducida  en  las  tañías  de 
la  compañía  disminuía  considerablemente  el  producto  de  la  explo- 
tación de  las  obras,  sobre  todo  por  la  supresión  del  impuesto  deno- 
minado de  desagüe,  autorizado  por  el  contrato  de  arrendamiento, 
pero  que  tantas  resistencias  suscitó  en  el  público  (Memoria,  1891- 
92,  pág.  15). 

Y  más  adelante,  página  74  y  siguientes,  dice,  en  ñola  de  sep- 
tiembre de  1891  :  «  Como  resultado  de  sus  estudios,  ha  adquirido 
la  convicción  de  que  es  necesario  introducir  reformas  fundamen- 
tales en  la  fijación  del  impuesto  y  su  aplicación,  buscando  la  manera 
de  que  cada  habitante  del  municipio  pague  lo  que  justamente  le 
corresponde  en  razón  al  beneficio  que  las  obras  le  reportan, 

«  Pero  para  llegar  d  este  resultado  se  necesita  tiempo  y  elementos 
de  que  no  ha  dispuesto  la  comisión,  y  es  necesario  por  otra  parte, 
proceder  sin  demora  á  cobrar  el  servicio  de  los  dos  trimestres  cita- 
dos (julio  á  diciembre  de  1891).  Por  esta  razón  cree  que  por  el 
momento  podrían  introducirse  algunas  modificaciones  de  impor- 
tancia en  la  tarifa  vigente,  aunque  conservando  el  padrón  que 
tiene  la  empresa,  dejando  para  el  año  próximo  (1893)  la  reforma 
general  que  debe  hacerse  al  respecto. 

«  Consecuente  con  las  ideas  enunciadas,  la  compañía  opina  que 
el  impuesto  debe  hacerse  efectivo  sobre  los  alquileres  á  partir  de 
40  pesos  moneda  nacional  y  hasta  cualquiera  cifra  que  representen. 
Propone  una  planilla  con  24  categorías,  en  vez  de  12,  que  existen 
en  la  tarifa  actual,  pudiendo  aplicarse  proporciona  I  mente  sóbrelos 
alquileres  que  sobrepasen  á  la  última  categoría,  los  coeficientes 
que  ha  adoptado  como  base. 

«  El  servicio  de  obras  de  salubridad  se  dividirla  en  dos  cuotas: 
una  correspondiente  d  cloacas  y  otra  á  aguas  corrientes,  suprimién- 
dose por  ahora  la  de  desugüe. 

«  Como  base  para  el  impuesto,  la  comisión  propone  cobrar  el  3  Vo 


216  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  GIEP 

La  experiencia  ajena  demuestra 
contener  el  consumo  dentro  de  lír' 
en  Buenos  Aires  permitirá,  cpn  Ir 
diarios  de  que  se  dispondrán  ur  5 
pliación,  proveer  de  agua  á  to*  <  j. 
sión  bastaría  por  muchos  año  ^W 

Esto  último  es consecuep  /  s\^    ^% 
por  día  y  habitante,  obse  4  l'i  %% 
blacíones  que  usan  med  1%  z\ 
mismo  capítulo,  al  cit*'  i^\^ 


i 


En  cuanto  á  Flore? 
cia  de  Belgrano  ha  |  ^ 
principio,  es  la   /  s 
gentes.  v  • 

Es  esta,  efer;'^ ' 
obras  de  sal» ' 

En  la  act 
provisión 


ARGEffTlNA 

vrrientes  (i)  y  5  V* 
educción  respecto  á 
1  la  aplicación  del 
en  general ;  pe»^ 
cierta  catep^ 
a  y  por 
ie  á  Ir 


< 


.cas, 
urros  y  oit 
jun  medidor,  al  p. 
.    el  servicio  de  cloacas  u, 
i^7ra  los  demás  impuestos  ó 
actuales  tarifas  (se  refiere  á  agua- 
íes,  etc.).» 


^0  hacer  presente  á  V.  E.  que  la  base  de  3  V© 
,6  (Véase  Memoria  de  4884,  el  informe  de  25  de 
^>resentado  por  los  señpres  Francisco  Madero,  Juan  J. 
un  Coghian  y  Rufino  Várela,  relativo  á  tarifas)  para  el 
Je  aguas  corrientes  es  la  que  se  cobró  siempre  hasta  que 
uras  pasaron  á  la  empresa  arrendataria,  aun  cuando  la  pro- 
isíón  de  agua  es  en  la  actualidad  mucho  más  abundante  y  regular. 
Ifay,  pues,  una  rebaja  efectiva  en  la  retribución  de  este  importante 
servicio  y  la  comisión  espera  que  comprendiéndolo  así  el  vecin- 
dario, desaparezcan  las  dificultades  que  había  para  la  percepción 
de  la  renta.» 

Aprobada  esta  tarifa,  que  fué  propuesta  con  carácter  provisorio, 
es  la  que  actualmente  rige,  salvo  las  siguientes  modificaciones : 

i"  Por  decreto  de  19  de  febrero  de  1892,  recaído  á  consecuencia 
de  la  nota  de  27  de  enero,  dirigida  al  ministerio  por  la  comisión,  se 
elevó  á  20  centavos  el  precio  del  metro  cúbico  de  agua,  por  medidor, 

(1)  Ed  Londres  varía  del  4  al  7  ^',  */o  segúo  las  compañías  y  excede  estos  lími- 
tes eo  los  barrios  altos.  Se  añade  suplementos  íljos  para  water-closets,  baños, 
robinetes  colocados  en  los  pisos  altos,  etc.  Para  otros  usos,  jardines,  caballeri- 
zas, consumos  industriales :  precio  convencional  (Becbmann,  Salubrité  urhaine), 

(3)  Elevado  después  d  20  centavost  por  decreto  de  19  febrero  de  1893. 


"S   SANITARIAS 


cobrándose  además  un  al 
por  cada  medidor  para  i 
*e\  capital  que  esosar 
'•  Por  decreto  de. 
'  agua  sumini 
de  aRua  u 
".reto  i 


'^gistrados  por  medidor,   sólo  la 

{lación  de  la  renta,  lo  que  no  es 

í  >s  (servicios  públicos),  son  ru- 

4  Dodido  consumir  8.45Í.322 

I  i 

^  ^  ''■S  a^'í"*(l"  piso,  que  son 
^  i_  'er  que  las  bajas  en  los 
^  é'     '\  ■">>  no  obstante  ser  las 


96,  confirman  tas 

t 
reprt.  -■  < 

firecio  estabi<  \ 

1  pago  actual  basau,,  ,■% 

.oy  que  tenemos  lo  que  la  c 

puso  la  tarifa  provisoria  á  que  hei.  *  ^"^ 

enseñanza  de  varios  años  ile  expiotac.  * 

demostrar  que  no  se  ha  obtenido  con  ella  ^  '6 

expresado  en  las  siguientes  palabras  :  n  la  . 

habitante  del  municipio  pague  lo  que  justamente  . 

ra%^  al  beneficio  que  las  obras  le  reportan  » . 

Intentemos  la  demostración  : 

El  año  1893  se  ha  emitido  boletas 

correspondientes  á  servicio  de 

agua  por  renta  fija  (3  '/o  sobre 

el  alquiler  de  acuerdo  con  la 

escala)  por  valor  de &  m/n  1.601.930  74 

Agua  para  construcciones »  47.736  It 

Total »       <  .649.686  88 


Ninguna  de  estas  partidas  ha  sido  obtenida  aplicando  un  precio 
á  la  unidad  de  volumen  de  agua. 

La  memoria  de  la  comisión  suministra  el  dato  del  volumen 
registrado  por  medidor;  para  ese  año  fué  ; 

Servicio  de  agua  por  medidor m'  700.300 

Aguadores »    135.462 

Suma »   835.762 


iiO  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  QEKTÍFICA  ARGENTINA 

Deduciendo  del  consumo  total  en  el  año,  que  es  de  17.744.407 
metros  cúbicos,  los  835.762  metros  cúbicos  registrados  por  medi- 
dor, se  obtiene : 

Para  servicio  general  y  gratuito  á  la 

municipalidad  y  oficinas  públicas m^  t6.908.6i5 

cifra  indicada  en  la  memoria. 

Como  por  todo  ese  volumen  la  administración  ha  emitido  boletas, 
por  1.649.687  pesos  moneda  nacional,  resulta  un  valor  medio  del 

metro  cúbico  de  pesos  — ^ ■ —  =  0,0973  pesos  moneda  na- 

16.908.643 

cional,  esto  es  973  diez  milésimos  de  peso  por  cada  metro  cúbico. 

Si  el  agua  costaba,  según  cálculo  á  que  hace  referencia  la  nota 
de  27  de  enero  de  1892,  transcripta  en  la  Memoria,  9  centavos  oro 
por  metro  cúbico,  se  vé  que  pagándola  á  9  y  Vi  de  centavos  papel,  ó 
á  13  centavos  suponiendo  que  los  servicios  gratuitos  consumieran 
un  25  7o  de  lo  no  registrado  por  medidor,  el  público  ha  estado 
muy  distante  de  abonar  lo  que  justamente  le  correspondía  en  razón 
al  beneficio  que  las  obras  le  reportaban. 

Hay  que  reconocer  que  era  difícil,  sino  imposible,  que  el  año 
1892  los  consumidores  de  los  17.744.407  metros  cúbicos  de  agua 
pagasen  el  servicio  integro  del  empréstito  que  el  gobierno  hizo  para 
que  las  obras  de  salubridad  volviesen  á  su  poder,  ó  lo  que  equi- 
vale, en  lo  relativo  al  agua,  que  abonasen  los  9  centavos  oro  por 
cada  unidad  de  volumen. 

Pero  es  que  en  1896,  con  un  consumo  casi  doble,  no  se  ha  alcan- 
zado á  hacer  el  servicio  de  la  deuda.  —  Se  llega  escasamente  á  la 
mitad,  —  y  el  consumo  se  aproxima  al  máximo  posible  con  las 
obras  actuales. 

Independientemente  de  la  consideración  del  servicio  de  la  deuda 
que  debía  hacerse  con  el  producto  de  las  obras  según  ley,  hay  otras 
dos  consecuencias  que  se  deducen  de  los  números  indicados  y  que 
prueban  la  falta  de  equidad  del  sistema  de  renta. 

I  ■  Los  abonados  á  canilla  libre,  —  es  decir,  los  que  pueden  mal- 
gastar el  agua  d  medida  de  su  deseo  y  eliminar  los  residuos  cloacales 
sin  recargo  d  la  tarifa,  —  son  los  que  han  abonado  menos  por  cada 
metro  cúbico  de  agua. 

En  efecto:  para  que  cada  metro  cúbico  hubiera  sido  abonado  por 
ellos  á  razón  de  19  y<¿  centavos,  sería  preciso  admitir  que  de  los 


CUESTIONES  SANITARIAS  221 

16.908.645  metros  cúbicos  no  registrados  por  medidor,  sólo  la 
mitad  hubiera  contribuido  á  la  formación  de  la  renta,  lo  que  no  es 
admisible,  pues  los  servicios  gratuitos  (servicios  públicos)^  son  ru- 
dimentarios entre  nosotros,  y  no  han  podido  consumir  8.434.332 
metros  cúbicos  el  año  i  892. 

3®  En  igualdad  de  condiciones  las  casas  altas  {i''^  piso,  que  son 
las  que  abundan),  figuran  con  mayor  alquiler  que  las  bajas  en  los 
registros  de  renta  :  son,  pues,  la^  que  más  abonan,  no  obstante  serlas 
peor  servidas. 

Las  cifras  que  siguen,  relativas  á  1893  y  1896,  confirman  las 
consecuencias  : 

ANO  1893 

Emitido  por  renta  fija  (3  7o  sobre  el  alqui- 
ler)   2.208.374  35 

Aguadores 30 .  460     * 

Agua  para  construcciones 70.219  16 

Total 2.309.253  51 

El  volumen  registrado  por  medidor  es  de  1 .117.193  metros  cú- 
bicos (pág.  11,  Memoria  de  4895),  y  como  el  consumo  total  es  de 
30.357.737  metros  cúbicos,  resulta  que  lo  no  registrado  por  medi- 
dores 29.440.564  metros  cúbicos. 

El  precio  medio  del  metro  cúbico  de  agua  no  registrada  por  me- 
didor es  de 

2»-"«-«*  =0,0784, 


2.309.233.51 


6  sea  784  diez  milésimos  de  peso  moneda  nacional. 

Comparando  este  precio  con  el  correspondiente  á  1892,  se  ve  que 
éste  es  menor  que  aquél  en  19  milésimos,  vale  decir  casi  ¿  centa- 
vos por  metro  cúbico. 

aSo  1896 

$  nVíi 

Emitido  por  renta  fija 2.305.386  60 

Aguadores 30.720     » 

.4gua  para  construcciones 82.103  39 

Total 2.418.209  99 


iiO  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD   CI^ 

Deduciendo  del  consumo  total  8' 
metros  cúbicos,  los  835.762  mef 
dor,  se  obtiene  : 


4 

Para  servicio  general  y  ;.  ^ 
municipalidad  y  oBc»  '/? 

II 


cifra  indicada  en  la  men^ 

Como  por  todo  ese  vr 
por  1.6Í9.687  pesos  r;| 

metro  cúbico  de  üe¡  2^ 

V 

cional,  esto  es  9** 
Si  el  agua  co  ^ 
de  27  de  ener 
por  metro  c' 


^14 


^ 


* 


ARGENTINA 

?. 406. 035  metros  cú- 
etros  cúbicos,  lo  do 

registrada  por 
ntavo  men 

saer 
i/ 


«¿ 


< 


á  13centa' 
un  25  *» 
muy  d' 
al  ber 

H 
18' 
r 


otra  fot . 
alcanzó  á  16.b 
o49. 686,88  pesos;  el  . 
o  no  registrados  por  medidor, 
.d,  lo  que  significa  que  habiendo 
a,  de  agua  no  registrada,  el  producido 


o» 


aS  nuevas  propiedades  á  que  se  provea  de 

.  la  ampliación  de  las  obras,  será  menor,  debido 

«las  lejana  del  centro  de  los  alquileres  elevados,  se 

.ema  actual,  basado  en  el  alquiler,  hará  sentir  cada  vez 

fectos  perjudiciales  para  el  Gobierno,  sin  que  el  público 

ya  rebaja  alguna. 

Con  el  sistema  del  medidor,  ó  el  gobierno  hubiera  aumentado 

su  renta,  que  es  lo  que  corresponde  para  poder  servir  la  deuda,  ó 

hubiera  podido  hacer  una  rebaja  al  consumidor  :  en  uno  ú  otro 

caso  las  ventajas  tendrían  una  apreciación  pecuniaria. 

En  la  memoria  de  la  Comisión  de  Obras  de  Salubridad  (año  1895, 
pág.  10  y  11),  se  manifiesta  que  el  modo  de  evitar  el  consumo  ex- 
cesivo resultante  del  sistema  de  canilla  libre,  y  podría  agregarse : 
«  y  de  mejorar  el  sistema  rentístico  »,  «  sería  generalizar  el  uso  del 
medidor.  La  comisión  está  convencida  de  la  necesidad  de  esta  re- 
forma, y  sólo  espera  la  oportunidad  para  llevarla  á  cabo  ». 

Parece  que  esa  oportunidad  ha  llegado  :  se  ejecutan  ya  los  pri- 
meros trabajos  para  la  ampliación  del  servicio  á  l.oOO.OüO  metros 
cúbicos  diarios  y  no  se  puede  seguir  con  un  sistema  de  distribu- 
ción, ó  de  renta,  como  el  que  tenemos. 

Por  lo  que  respecta  al  servicio  de  cloacas,  lo  consideraremos  tan 
sólo  en  los  años  1 895, 96  y  97.  Tenemos  los  siguientes  datos  oficiales : 


a» 


emitido  por  S' 
uido  clo^ 


D  FLORAM  PikTAGONlCAM  225 

\.  peraffinis,  a  qua  lobis  calycinis 
'is  carpidiorum   minimis  v.  vix 
s  subpalaris  crassa  majuscula 
s.)  parum  ramosa  ápice  mul- 
Mi  crassiusculi  subfistulosi 
)  glabri  V.  sparse  pilosi. 
rosulalo-foliati,  sursum 
'le  paniculatim  peduri- 
'^o  subpergameneo  ab 
lis)  calycern  persi- 
ana ex  Rio  iNegro 
'ío  e  contra  calv- 


*o¡l¡do  por  servicio 
Líquido  cloacal  bombee 
Chico,  metros  cúbicos 

de  donde  resulta  un  promedio  de  4,^4  cc 
Esta  cifra  es  brrónsa  porque  ese  año  debió 

PERO  NO  SE  bombeó  EN  PuENTE  ChICO,  SE  ARROJÓ  MUC 
POR  LOS  CONDUCTOS  DE  TORMENTA. 


\  f.  ^8)Cr.? 
C.  ?  patago- 


•    •    « 


I. 


•>« 


AÑO  1897 

Emitido  por  cloacas,  pesos 

Bombeado  en  Puente  Chico,  metros  cú- 
bicos   


1.689.792  48 


34.201.044 


lo  qne  da  un  promedio  para  el  metro  cúbico  de  4,94  centavos. 

Por  razón  de  filtración  en  el  conducto,  servicios  públicos  gra- 
tuitos, etc.,  supongamos  que  lo  percibido  sólo  deba  repartirse  entre 
las  Vi  partes  del  liquido  bombeado,  entonces  lo  que  realmente  se 
ha  pagado  el  año  *897  sería  : 


4,94  X  5  =  6,59  centavos. 


En  la  tarifa  que  proponemos  más  adelante,  basándonos  en  la 
relación  existente  entre  1  ®/o  de  agua  y  cloacas  que  se  cobra  actual- 
mente, asi  como  en  los  gastos  correspondientes  de  explotación, 
llegamos  á  8  centavos  por  metro  cúbico. 


NOVA    A.DDENDA 


Al) 


FLORAM   PATAGONIGAM 


AÜCTORE 


CAROLO  SPEGAZZINI 


(PAR8  l) 


22.  PORTULACA  OLERÁCEA  L.  =  DC,  Fp.  III,  f.  353. 

Hab.  Vulgala  in  cullis  el  in  eampis  secus  Rio  Negro,  Jan.  el  Febr. 
1898  (C.S.). 

23.  PüRTULACA  PILOSA  L.  =  DC,  Pp.  III,  f.  354. 

Hab.  Non  rara  in  dunis  el  locis  aridis  secus  Rio  Negro,  Jan.  1898 
(G.  S.). 

065.  Forma  palagonica  petalis  purpuréis  sépala  non  v.  vix  duplo 
superanlibus,  seminibus  cinereo-nitenlibussublaevibusv.ob- 
solelissime  subpunclulatís,  (oliis  carnosis  semilerelibus  quaní 
pili  axillares  sal  longioribus  gaudenlelíacile  var.  mucronatam 
(Lk.)OK.  sistunl! 

24.  Cristaria  LiNOiDES  (Hiern.)  Speg.  =  Malvastrum  linoide  Hier., 
Serl.  pal.,  f.  10.  n.  27. 
Hab.  Vulgala  in  praeruplis  aridis  secus  Rio  Negro,  Sepl.  1894 
(leg.  Dr.  C.  Berg)  et  Jan.  el  Febr.  1898  (C.  S.),  nec  non  prope 
Chonkenk-aik  secus  Rio  Chico,  Febr.  1898  (C.  A.). 


NOVA  ADDEIfDA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  235 

Obs.  Species  Cr.  dissectae  Hook.  peraffinis,  a  qua  lobis  calycinís 
obtusioribus  et  praecipue  alis  carpidiorum  minímís  v.  vix 
evolutis  recedit.  Radix  perennís  subpalaris  crassa  majuscula 
(15-30  cm  long.  =  5-15  mm  crass.)  parum  ramosa  ápice  mul- 
ticeps;  rami  annui  herbaceí  virgati  crassiuscuii  subfístulosi 
(25-150  cm  all.  =  3-10  mm  crass.)  glabri  v.  sparse  pilosi, 
laete  vírides,  interne  densiuscufe  subrosulato-foliati,  sursum 
nudi  V.  remotissime  foliali  ápice  ampie  paniculatim  pedun- 
culigeri.  Carpella  8-13  fusco*cinerea,  disco  subpergameneoab 
axeos  basi  evolulo  (ul  in  Crislariis  plurimis)  calycem  persi- 
stentem  non  v.  aequante  sufTulta.  Specimina  ex  Rio  íSegro 
calyce  omnino  glabro  gaudenl,  illa  ex  Rio  Chico  e  contra  caly- 
cem  laxe  adpresseque  pilosum  habent. 

Crislaria?  patagónica  OK.  (Rev.  gen.  pl.  III,  f.  18)  Cr./ 
Kuntzei  (OK.)  Speg.  nuncupanda  ob  homonymum  CJpaiago- 
nici  Ph.  in  Linn.  XXXIIÍ,  f.  28,  n.  632. 

25.  Sida  Ameghínoi  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Perennis,  e  repente  erecta  totapilis  stellatis  pulverulcnto-ca- 
nescens,  foliis  remotis  limbo  late ovato-cordalo  tripartito,  laciniis 
pinnatifidisobtusisimis,  petiolo  in  inferís  duplo  longiore  in  supe- 
ris  subaequilongo  suffultis,  stipulis  e  triangulari  ovatis,  floribus 
ad  axillas  foliorum  superiorum  suhsolitariis  pedúnculo  supra 
médium  articúlalo  sed  non  bracteato  petiolum  folii  fulcraníis 
non  V.  vix  superante  fulíis,  calyce  ad  médium  usque  o-fido,  lobis 
ovatis  subacutis,  corolla  glabra  caerulea  parum  longiore  donatis, 
fructibux  conoideO'h&msphaericis  glaberrimxs,  ^S-carpellatis 
cúpula  axili  insidentibus. 

Hab,  In  pratís  aridis  et  saxosis  prope  Chonkenk-aik  secus  Rio 
Chico,  Febr.  1898(C.  A.). 

Obs.  Rhizoma  horizontale  tenue  térra  vix  infossum  praelongum 
(20-50  cm  long.  =  2,5  mm  crass.)  glabrum,  cortice  ochroleuco 
laeví  V.  minute  ruguioso  tectum^  ad  nodos  (internodiis  sat 
elongatis  5-6  cm  long.)  radicans,  ápice  e  solo  erumpens  atque 
parce  ramosum.  Rami  aerei  e  decumbenti  erecti  gráciles 
(20-40 cm  long.  =  1 ,5-3  mm  crass.)  deorsum  alterne  laxe  patu- 
leque rarnulosi^  sursum  subsimplices,  e  terete  obtuse  angulosi 
virides,  sed  tomento  denso  subpulverulento  e  pilis  stellatis 
minutis  composíto  vestiti,  internodiis  satis  longitudine  luden- 
tibus,  infimis  et  supremis  abbrevialís  (10-25  mm  long.)  inter- 

áN.  90C.  CIBNT.   ARG.  —  T.  XLVII  15 


>  « 


•^• 


226  ANALBS  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

mediis  longis  v.  loDgissimis  (50-200  mm  long.)*  Folia  ad  nodos 
solitaria  patula,  petiolís  in  inferís  longiusculis  (30-50  mm 
Iong.)>  ínsuperísbreviusculis(8-10mmlong.)tenuibus,  dorso 
convexis,  ventre  aplanalo-subcanaliculatis,  plus  minusve  stel- 
lalim  pulverulento-canescentibus;  limbis  e  cordato  ovatis 
suborbícularibus  (10-30  mm  long.  =  10-30  mm  lat.)  basi 
rotundalis  v.  truncato-cordatis*  ápice  obtusis,  utrimque  pilis 
stellatis  vestitis,  inferné  densius  atque  tomentoso-canescen- 
libus,  superne  laxius  ac  virescentibus,  ómnibus  trípartitis, 
laciniis  trifidís,  lobis  trilobulaiis,  lobulis  ómnibus  ovatis 
obtusisimis  non  v.  vix  1  v.  2  dentatis;  stipulis  herbaceis 
tenuibus  ex  ovalo  triangularibus  plus  minusve  acutatís  (2-3 
mm  long.  =  1-2  mm  lat.  bas.),  dorso  pulverulentis,  ventre  gla- 
bris,  margine  integris  subciliolatis.  Flores  ad  axillas  fóliorum 
inferorum  solitaríi,  superorum  saepe  2-4  aggregati,  pedicello 
stellatím  pulverulento  petiolum  folii  fulcrantís  non  v.  vix  supe- 
rante supra  médium  articúlalo  sed  ebracteolato  fulti,  ante  et 
per  anthesim  ad  articulationem  pedunculi  reflexi  atque  cernui ; 
calyx  (4-5  mm  alt.  =  5-6  mm  diam.)  ovatus  membranaceus 
virescens,  extus  plus  minusve  stellatim  tomentosus  intus 
glaber,  quinquefidus,  lobis  ovato-triangularibus  subacutiu- 
sculis;  corollaglaberrima  quinqueparlita,  petalis  pulchrecae- 
ruleis  margine  pallescentibus,  basi  macula  obscuriore  notatís 
obovatis  (5-6  mm  long.  =  3-4  mm  lat.);  columna  staminea 
brevissima  pallidecaerulea, basi pilissimplicibus  longiusculis 
paucis  ádspersa,  ápice  in  filamentis  20-24  tenuibus  longiu- 
sculis purpuréis  antheras  uniloculares  párvulas  concolores 
reniformes  sustinentibus  soluta;  ovarium  conico-hemisphae- 
rícum  parvulum  glaberrimum  12-carpellatum,  ápice  in  stylis 
12,  parle  quarta  infera  pallidioribusconnatis,  ceterum  liberis 
atro-purpureis,  ápice  minute  capitellatis,  antheras  non  v.  vix 
superantibus  productum. 

Fructus  calyce  parum  accreto  inclusus  e  conoideo  hemi- 
sphaericus  (7  mm  diam.  bas.  =  3-3,5  mm  alí.)  glaberrimus, 
ápice  late  trunca  to-umbilicatus,  carpellis  1 2  triangularibus  (3,5 
mm  long.  =  1 ,8  mm  lat.  =  1 ,2  mm  crass.)  dorso  cinereo-oliva- 
scenlibus  laevibus  applanalis  longitrorsum  rimóse  dehiscen- 
tibus,e  latere  grosse  irregulariterque  rugulosis,  monospermis 
efformatus.  Semina  in  quoque  carpello  solitaria  péndula  ovata 
glabra  fusco-atra,laev¡arhaphedorsalicinereomajusculo  nota  ta. 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  227 

Axis  íructus,  cuicarpella  adhaerent,  crassussubcylindricus, 
basi  in  discum  cupuliformem  subcartilagineum^  cum  calyce 
(post  carpellorum  delapsum)  persistentem  expansus. 

Specíes  puchella  Cristariis  accedens,  sed  carpellís  alis  plañe 
destitutís,  etiam  ad  maluritalem,  recedens.  An  Cristaria? 
patagónica  Vh.1 

26.    OXALIS  NAHUELHUAPIENSIS  Speg.,  n.  Sp. 

Díag.  Caules  repentes  crassi  carnoso- lignosi^  cortice  crasso  lateritio 
relaxato  laxe  squamoso  vestiti^  squamis  linear  i- triangularibus 
concoloribw^  rigidis  in  petiolis  tenuissimis  aphyllts  productis; 
ramuli  novelli  ex  axillis  squamarum  caulium  enati  erectiusculi 
pallidí  laxe  fasciculato-foliosi,  petiolis  gracillimis  elongatis, 
foliolis  ternatis  profunde  cordato-bilobiSj  lobis  latis  obtusis  sub^ 
carnosulis  subglabrisy  pedunculis  pluribvs  bifloris,  floribus 
subparvulis  glabris, 

Hab.  Id  umbrosis  rupestribus  secus  Lago  Nahuel-huapi,  Jan. 
1898.  (C.  S.). 

Obs.  Caules  v.  stolones  (an  e  radice  tuberculosa  enascentes?) 
elongati  el  crassi  (10-25  cm  loríg.  =  2-3  mm  crass.)  axi  albe- 
scente  ligneo  duplo  tenuiore  percursi  corlice  reláxalo  (an  in 
senectule  tantum?)  crasso  e  teslaceo  badio  obsolelissime  glau- 
cescentetecti,  squamis  concoloribus  allernis  linearibus  (8-'l5 
mm  long.  =  2  mm  lat.  bas.)  adpressis  v.  vix  leniler  patulis 
Ínter  se  remotís  (3-o  mm)  ornato  vestiti;  squamae  sunt  bases 
peliolorum  annorum  praeteritorum  et  saepe  ápice  petiolos 
arescentes  gracillimos  praelongos  (60-120  mm  long.)  rarissime 
folióla  adhuc  sustinentes  geruni.  Rami  novelli  ex  axilla  bra- 
ctearum  exsurgentes  erectiusculi  (1-2  cm  long.  =  1-1,5  mm 
crass.)  pallide  e  viridí  glaucescenles  v.  subrosei  densíuscule 
atque  subfasciculatím  folíosi.  Folia  erecta,  petiolis  teretibus 
gracilibus  (5-10  cm  long.)  glaberrimis  basi  cum  pericladio 
submembranacco  subamplexicauli  (2-3  mm  long.  =  I  mm 
lat.)  subroseo  margine  minulissime  laxeque  subciliolato  ob- 
scure  articulatis,  ápice  trifoliolatis,  foliolis  petiolulis  aequi- 
longís  (0,5  mm  long.)  laxe  adpressissimeque  setulosis  fultis, 
obcordato-triangularibus  (7-8  mm  long.  =  7  mm  lat.),  postice 
cuneatis,  antice  truncato-rotundatis,  profunde  bilobis,  lobis 
foliolí  tertiam  partem  aequantibus  rotundatis,  sinu  aeutiusculo 
saepe  macula  violasccnte  notato  separalis,  margine  integerri- 


228  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

mis  membranaceo-subcrassíusculís  ulrimque  pulchre  ÍDlense 
que  viridíbusetglaberrimís  sed  ad  hypophyllumsaepepallide 
glaucescentibus  atque  praecipue  in  juventute  secus  nervulos 
pilos  paucos  minutos  adpressos'  laxos  gerentes.  Pedunculi  ex 
axíllis  foliorum  exsurgentes,  plures  in  quoque  ramulo,  petíolis 
subbreviores  (5-8  cm  long.)  sed  leniter  crassiores  ápice  biflori 
4-bracteolati ;  pedicelli  uniflori,  alter  elongatulus  (4-5  mm 
long.)  alter  brevissimus  (1-2  mm  long.)  saepius  arcuati, 
basi  bibracteolatí,  bracteolís  ex  albo  subhyalinis  linearíbus 
pusillis  (i-!,5  mm  long.)  minute  adpresseque  ciliolatis;  ala- 
bastra  cernua  ovata  (4  mm  long.  =  2  mm  diam.)  viridia 
glabra  ápice  violácea  minuteque  albo-penicillata;  flores  me- 
diocres noudum  evoluti ;  sépala  ianceolata  (3,5  mm  long.  = 
1,2-1,5  mm  lat.)  viridia  glaberrima  ápice  non  glandulosa  sed 
macula  violácea  majuscula  atque  íasciculo  albo  párvulo  pilo- 
rumpusillorumornata;corolla(lilacina?)adhuccalyce  inclusa, 
deorsum  glaberrima  sursum  pulverulento  pubescens;  stamina 
10  libera,  filamenlis  externis  brevioribus,  ómnibus  glabris, 
antheris  flavis;  styli  5  virides  subpubescentes. 

Species  pulcherrima   stolonibus    crassiusculis    squamosis 
ochraceis  mox  dignoscenda. 

27.  OxALis  STENOPHYLLA  Spcg.,  n.  sp.  =  0.  rubra  S.  Hil.  var,  pata- 
gónica Hiern.,  Sert.  pat.,  f.  13,  n.  33. 

Diag.  Radice  tuberosa  obovata,  ápice  midticipite^  ramis  ápice 
obovatO'Squamosis  rosuíato-foUiferis,  foliis  longissime  petiolatis 
trifoliolatis,  foliolis  cuneatis  profundissime  bifidis,  laciniis 
linearíbus  eglandulons  obtusiusculis,  pedunculis  floriferís  gra- 
cilibus  folia  saepius  superantibus,  ápice  trichotomo-umbellatis, 
floribus  mediocrihus  pallide  lilacinis. 

Hab,  Vulgatissima  ubique  secus  Rio  Negro,  Sept.  1874  (G.  Berg), 
Jan.  etFebr.  1898  (C.  S.). 

Obs,  Tuberculus  plus  minusve  profunde  infossus  (1-5  cm  prof.) 
obconico-obovalus  (2-4  cm  long.  =  1-2,5  cm  diam.)  inferné 
longe  attenuatus  atque  laxe  longeque  (5-10  cm  long.)  Hbroso- 
radicatus,  superne  obtuse  rotundatus,  modice  umbilicatus, 
intus  albus  carnoso-compactus  ex  insípido  acidulus,  cortice 
tenui  laevi,  (v.  in  parte  supera  obsolete  squarruloso)  ochraceo 
tectus,  e  centro  umbilici  ramulos  1-6  erectos  superficem  solí 
attingentes  emittens.  Rami  plus  minusve  gráciles  et  longi(1-6 


NOVA  AODENOA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  2¿9 

cm  long,  =  l-t,5  mm  crass.)  erecli  simplices  v.  ápice  subo- 
tryose  ramululosi,  deorsum  nudi,  sursum  squamis(petioIorum 
báseos  arescenlium  vestigiis)  fusco-och racéis  lenuibiis  linea- 
rjbus  f4-8  mm  long.  =  1 ,5-2  mm  lat.)  l-r>erviis  glabris  dense 
imbrícatis  vestíti  et  tándem  capitalo-clavulati.  Folia  ex  ápice 
ramorum  v.  ramululorum  e centro  squamarumexsurgentia,  pc- 
tiolis  erectis  gracilibus  teretibus  (5-10  cm  long.)  glaberrimis, 
basi  breviter  applanato-dilatatis,  ápice  foliolis  tribus  cuneato- 
triangularibus  (6-1 4  mm  long.  =1=5-1 0  mm  lat.  apic.)  sessilibus, 
a  quarta  parte  infera  biíidis,  laciníís  linearibus  (1-1,4  mm 
lat.)divaricatulis  oblusiusculis  imperspícue  1-nerviis,  plañe 
eglandulosis,  atrinque  glabris,  epipbyllo  laete  viridi,  hypo- 
phyllo  pallídiore  subglaucescente  in  sicco  minutissime  álveo- 
lato-reticulato  donata.  Pedunculiecentrofoliorum  exsurgentes, 
saepius  plures in  quoque  ramo,  folia  aequantes  v.  plus  minusve 
longiores  (5-15  cm  long.)  gráciles  erecti  glabri  virides,  ápice 
subumbellatim  trichotomi,  pedicellis  centralibus  ceteros 
aequantibus,  primariis  et  secundariis  basi  bracteola  pusilla 
(l-S  mm  long.)  lineari  acuta  e  virescente  hyalina  margine 
saepe  minute  cilíolataornatis,  anleet  per  anlhesin  erectis  post 
anthesin  detlexis.  Flores  (7-15  in  quaque  inflorescentia)  sub- 
mediocres  (10  mm  long.  =  8  mm  diam.);  sépala  lineari-lan- 
ceolata  acuta  (3  mm  long.  =  1  mm  lat.)  glaberrima  dorso 
viridia  margine  albescentia  ápice  glándula  párvula  lineari- 
elliptica  aurantiaca  v.  purpurea  ornata,  ibique  saepe  minute 
ciliolata ;  oetala  glabra  angusle  spathulata  (8-10  mm  long.  = 
2,5-3  mm  lat.)  inaequilateralia  pallide  e  roseo  lilacina,  lineis 
paucisobscurioribuslongítrorsumpicta,unguibusjongiusculi$ 
albisinterseplus  minusvecoalítis.  Stanüná  libera  10,5  externa 
sepalislongiorafilamentíslongiusculeadpressequealbo-pílosis^ 
oinlerna  sepalisbreviora  glabra  tenuia  filamentisglabrisviridi- 
bus,omníumantherisparvulis  flavis;ovariumelliptico-ovatum 
viride  glabrum  ápice  stylis  5  dimidiobrevíoribus  stígmatibus 
capilellatis  fuscis  terminatis  coronatum.  Capsula...  non  visa. 
Species  O.  rubrae  S.  Hil.  certe  cognata,  sed  statura  omnium 
partium  minore,  foliorum  laciníís  semper  angustis  utrinique 
glabris  eglandulosís  stylísque  brevíbus  sat  distincta. 

28.  CoNDALiA  uifEATA  A.  Gray  ^  Un.  SL  Expl.,  f.  275.  —  C.  micro" 
phylla  Cav.,  Gay,  Fl.  Chil.  II,  f.  21. 


330  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA    ARGENTINA 

Hab.  Yulgatissiroa  ín  altiplanítíe  secus  Rio  Negro,  Jan.  et  Febr. 
1898  (C,  S.). 

0¿s.  Arbuscula  nana  saepius  subhemisphaeríca  i  v.  1,5(raríus 
2-)  melralis,  lignodurissimo, dense  patuleque  spinoso-horrida, 
valde  fructífera,  drupis  globosis  ovatis  v.  ellíptieis  plus  mí- 
nusve  pulposís  et  sapídis.  In  regione  cítala  dumeta  extensis- 
sima  constituít  et  secundum  drupaVum  eolorem  formae  tres 
distínguendae  : 

a)  Melanocarpa  :  drupis  nigris  parum  pulposís  et  sapídis. 

b)  Erythrocarpa  :  drupis  rubris   sat  pulposís  sed  parum 
sapídis. 

c)  Xanthocarpa  :  drupis  flavis  v.  ochroleucis  saepius  valde 
carnosís  et  sapídis. 

29.  OcHETOPHiLA  TRiNERvis  Poepp.  =  Mícrs,  Conlr.  to  Bol.  I,  f.  281, 
f.  39,  A. 

Hab.  In  dumelis  montanis  secus  Lago  Nahuel-huapi,  Jan.  1898 

(C.  S.). 

30.  DiscARiA  ANDINA  (Miers)  Speg.  =  Miers,  Conlr.  lo  Bol.  I,  f.  271 , 
lab.  37,  E. 

Hab.  Rarius  in  rupestribus  secus  Lago  Nahuel-huapi,  Jan.  1898 
(C.  S.). 

Obs.  Specimina  slerilia  quandoque  inermia  quandoque  plusroi- 
nusve  subspinosa,  ramis  juvenilibus  pulveruiento-puberulis, 
spinis  seu  ramulís  aborlívís  brevíbus  sub  ápice  diphyllis, 
folíisellipticis  integerrimis  ápice  subaUenuato-rolundatisbasi 
rotundato-cunealis  (15-16  mm  long.  =  6-7  mm  lat.)  in  prima 
juvenlule  subpuberulis  per  aelalem  glabratis,  peliolis  brevíbus 
(1-2  mm  long.)  pulverulenlis  fuitis, 

31 .  DiscARiA  coGNATA  (Mícrs)  Spcg.  =  Micrs,  Conlr.  lo  Bol.  I,  f .  269, 
lab.  37,  B.  —  Speg.,  Planl.  Pal.  auslr.,  n.  75. 

Hab.  Rarissima  in  rupestribus  prope  Lago  Nahuel-huapi,  Jan. 
1898  (C.  S.). 

Obs.  Specimina  slerilia  quae  nunc  adsunt  ab  illís  prope  Lago 
Argentino  anno  1884  leclis  satis  recedunt.  Arbuscula  erectiu- 
scula  v.  proslrato-effusa  vjx  metralis,  plañe  inerrais  v.  parce 
spinosa.  Ramuli  sublelragoni  in  juvenlule  pulverulenti  per 


NOVA  ADDENDA   AD  FLORAM  PATAGONICAM  231 

aetalem  glabra  ti,  decussatim  folíosi,  foliís  ovatis  (10-12  mm 
long.  =  5-7  mm  lal.)  basi  rotundatis  ápice  cuneato-rotundatis 
oblusíusculis  margine  argute  undulato-serralís  (denticulis 
ulrimque  saepius  12)  ad  epiphyllumglabris  1-nerviisobscure 
viridibus,  ad  hypophyllum  primo  pulverulentis  dein  glabratis 
pallidioribussublríplinerviis,  petiolopusillosedbenedístiDcto 
(0,5-1  mm  long.)  fultis;  slipulis  axillaribus  parvulis  ferru- 
gineís  puberulis  linea  transversa  ínter  se  junctis.  An  melius 
nova  species? 

32.  DiscARiA  FOLiosA  (Micrs)  Speg.  =  Miers,  Contr.  to  Bol.  1 ,  f.  268. 
lab.  37,  B  —  Speg.,  Planl.  Pal.  auslr.,  n.  74. 

Hab.  Non  rara  ad  ripas  Rio  Negro  prope  Carmen  de  Patagones  el 
circa  Lago  Nahuel-huapi,  Jan.  el  Febr.  18'J8  (C.  S.). 

Obs.  Species  incaute  ab  auctoribus  nonnullis  cum  D,  discolore 
(Hook.)  Speg.  conjuncla  sed  nequidem  comparanda,  slalura 
subarborea  4-5  melrali,  subínermís,  foliis  lanceolalis  duplo  el 
ultra  majoribus  tenuioribusque  (21  mm  long.  =  4  mm  lal.) 
leniter  crenalo-denlatis,  inferné  pallidioribus,  floribus  in 
axillis  superioribus  di  v.  lernalis  (4  mm  long.  =  4  mm  diam.) 
albis,  capsulis  oblusis  sublrilobis  laxe  obsoleteque  pubescen- 
tibus. 

33.  Anarthrophyllum  desiderátum  (DC.)  BHgp.  =  A.  Bergii  Hiern., 
Sen.  pal.,  n.  40  —  A.  Morenonis  OK.,  Rev.  gen.  pl.,  III,  2,  f.  50 
—  Speg.,  Plant.  Pal.  auslr.,  n.  80. 

Hab.  Vulgalum  per  lolam  Patagoniam  auslralem  el  Fuegiam 
nordicam  orienlaiem  perann.  1874  (C.  Berg),  1882  (C.  S.)  el 
1894-98  (C.  A.). 

Obs.  Species  habitu  dislinctíssíma,  vix  variabilís.  quandoque 
laciniis  foliorum  brevissimis  (3-5  mm  long.)  valde  sericeo- 
pubescenlibus,  quandoque  elongatis  (10-25  mm)  subglabralis, 
saepe  in  eadem  planta  inveniendis,  donata,  calycis  sericeo- 
canescenlis  labio  infero  tridenlalo  v.  itrisecto,  corolla  auran- 
liaca  v.  flava,  vexillo  sépala  vix  aequanle,  alis  carinaque  valde 
productis  duplo  v.  triplo  longioribus. 

Specimína  typica  in  Herbario  De  Candollei  sérvala, 'el  a  me 
ínspecln,  laciniis  íoliorum5-l5mm  longitudine el  calycis  labio 
infero  tridenlalo  gaudenl.  A,  Bergii  Hiern.,  A.  Morenonis  OK., 


232  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

et  íacile  etíam  A.  Toninii  OK.  et  A,  Beaufilsii  OK.  vix  formas 
hujusdem  speciei  sistunt. 

34.  Anarthrophyllun  rigiduh  (GilI.)HierD.  =  Hiern.,  Sert.  pal.,  n. 
39.  —  Speg.,  Planl.  Pal.  austr.,  n.  8\  ■—  OK.,  Rev.  gen.  plant. 
III,  2,  f.  50. 

Hab.  Non  rarum  ¡n  praeruplis  praecipue  secus  flumina  S.  Cruz, 
annoi874(C.  Berg),  1882  (C.  S.)  el  Rio  Chico  Jan.  1897  (C.  A.), 
et  in  montuosis  cenlralibus  Chubut  1898  (Koslowsky). 

Obs.  Species,  hace  etiam  nonnihil  variabilis,  glabra  v.  adpresse 
seríceo-canescens,  laciniís  foliorum  plus  minusve  elongatis 
(5-15  mm.  long.)  ápice  eximie  cuspidato-mucronatis ;  flores 
auranliaei  in  pedicello  brevi  sericeo-canescenle  acrogeni  ge- 
minali  v.  ternali  sessiles  (8-9  mm  long.),  calyce  (4-5  mm  long.) 
sericeo-canescenle  bilabiato,  labio  supero  breviore  e  sepalis 
ovalis  ad  lerlium  supcrum  usque  connalis  eflormalo,  infero 
leniter  longiore  tridentato,  corolla  longe  exerta  auranliaca, 
vexHlo  alas  el  carinam  leniler  supérame  dorso  canescente- 
sericeo  dónala.  Legumina  hispida  ovala  (8-9  mm  long.  =  4- 
4,5  mm  lal.)  leniler  inaequilaleralia  ápice  in  mucrone  slylari 
aculo  elongaló  (2  mm  long.)  producía,  i-2-sperma ;  semina  e 
globoso  ovala  compressula  (3  mm  =  2,5  mm  lal.  =  2  mm 
crass.)  e  melleo  ochrácea  pulchre  badio-marmorala. 

Characleres  A.  rigidi  (Gilí.)  Hiern.  el  i4.  elegantis  (Gilí.)  Ph. 
a  Cl.  OUone  Kunlzeo  1.  c.  dali,  valde  incerli  el  nullius  mo- 
menli. 

35.  Trifolium  argentinense  Speg.  =  Speg.  in  Com.  del  Mus.  Nac. 
deB.  Aires,  Dec.  1898. 

Hab.  Rarius  in  herbosis  subuliginosis  secus  Rio  Negro,  Jan.  et 
Febr.  1898  (C.  S.). 

36.  Trifolium  repens  L.  =  DC,  Pr.  II,  f.  198. 

Hab,  Vulgalum  in  pralís  subuliginosis  secus  Rio  Negro,  Jan. 
1898  (C.S.). 

37.  Medicago  LUPOLiNA  L.  =  DC,  Pr.  H,  f.  172. 

Hab.  Vulgala  in  pralis  subuliginosis  secus  Rio  Negro,  Jan.  et 
Febr.  1898  (C.  S.). 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGONIGAM  233 

38.  Meoicago  maculata  Willd.  =  DC,  Pr.  II,  f.  179. 
Hab.  Vulgata  fere  ubique  praecipue  ad  víarum  latera  secus  Rio 
Negro,  Jan.  el  Febr.  1898  (C.  S.). 


39.  Melilotüs  PARViFLORA  Dsf.  =  DC,  Pr.  II,  f.  187. 

Hab.  Vulgata  in  pratís  editioribus  secus  flumina  Rio  Negro, 
Limay  elNeuquen,  Dec.  1897  (C.  S.). 

40.  Galega  officinalis  L.  =  DC,  Pr.  II,  f.  248. 

Obs,  Non  rara  el  sponlanea  ad  ripas  Rio  Negro,  cerle  ex  cullis 
aufuga,  Jan.  el  Febr.  1898  (C  S.). 

41 .  AsTRAGALüs  Arnottianus  (GíII.)  =  Gay,  Fl.  Chil.  II,  f.  103. 
Hab.  In  sabulosis  aridissimis  ad  confluenliam  fluminum  Limay 

elNeuquen,  Dec.  1897  (C  S.). 

i3.  AsTRAGALus  Bergi  Hlem.  =  Hiern.,  Serl.  pal.,  n.  45. 
Hab.  Non  rarus  in  praeruplis  ad  ripas  Rio  Negro,  Jan.  el  Febr. 

1898.  (C  S.). 
Obs.  Specimina  mea,  pro  parle  floribus  serolinis  dónala,  pro  parle 
fruclifera,  a  descriplione  citala  nonnihil  recedunl;  habilu 
A.  liengifoi  Ph.  accedunl  el  ab  A.  striato  (Clos)  longissime 
recedunl  nec  quidem  comparada.  SuíTrulex  perennis  rigidulus 
laxe  inlricaleque  ramosus  (áO-60  cm  all.);  caules  teretes  fi- 
sluiosi  deorsum  crassíusculi  (3-4  mm  díam.)  pallide  virides 
glabri  longiludínalíler  plus  minusve  valide  slriali,  sursum 
sensim  graciliores  e  viridi  canescenles  laeves  adpresse  pube- 
scentes subdicholome  ramosi,  inlernodiis  elongalis  (15-80  mm 
long.];  folia  inlernodia  superanlia  (35-80  mm  long.^  slipulis 
opposilíroliis  lanceolalis  aculis  (5-6  mm  long.)  centro  viridibus 
margine  e  hyalinoalbcscenlibus  dorso  pubescenlíbus,  peliolis 
adpresse  puberulo-canescentibus  gracilibus  ex  erecto  arcuato- 
patulis  parum  supra  basin  folioligeris,  foliolis  imparipinnatis 
6-1  l-jugis,  jugis  Ínter  se  valderemotis,  subopposítislinearibus 
(5-12  mm  long.  =  1,5-2  mm  lal.)  arele  plicalis,  ventri  glabris 
viridibus,  dorso  cinerascenli-pubescenlibus,  ápice  plus  mi- 
nusve rotundaio-obtusalis.  Pedunculi  foliis  duplo  v.'  triplo 
longiores  ereclo-arcuali  (10-16  cm  long.)  anle  anthesin  sub- 


234  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

mol  les  gráciles,  posl  anthesín  valde  elongati  recti  rígidi  ramos 
crassiludine  aequanlibus.  Flores  10-42  mediocres  (7-9  mm 
long.)  ad  apicem  pedunculorum  congesli,  ante  anlhesin  sub- 
spicalo-capitati  erecti,  per  anthesin  sensim  spicato-relaxati 
deflexi,  infimis  remolis;  pedicelli  breves  (2  mm  lonj?.)  pilosuli 
saepius  solilarii  V.  false  geminali  v.  lernali  uniflori,  e  brac- 
leola  minuta  lineari  acula  pilosula  breviore  v.  aequilonga 
exsurgentes;  calyces  obovalo-lurbinali  (3-4  mm  long.)  laxe 
pubescentes,  piljs  parvulis  adpressis  quandoque  ómnibus 
ciñereis,  quandoque  alteris  uigricantíbus  coinmixtis  vestíti, 
.dentibussetaceisbrevissimis(l  mm  long.)  acutis;  corollaegla- 
brae  calycem  bis  aequantes,  vexillo  (8  mm  long.)  violascenle 
centro  macula  plus  minusve  perspicua  flavescente  notato, 
alas  roseas  (7  mm  long.)  carina  albescente  (5  mm  long.)  ápice 
violaceo-maculata  terlio  longiores  vix  superante  donatae ; 
stamina  alba  glabra;  ovarium  lineare  canescenti-sericeum. 
Spicae  retrorse  frucliferae  summopere  elongatae  et  relaxatae 
(parte  carpophora,  6-12  cm  long.,  partem  sterilem  saepe  exce- 
dente) crassae  (2-2,5  mm  diam.)  rigidae  sublignosae  glabratae 
valide  striato-angulosae  pallescen tes;  legumina  relaxata,  pe- 
dicello  incrassatulo  rigidissimo  lignoso  eximie  arcuato-reflexo 
(3  mm  long.)  fulta,  rachide  arete  adplicila  glaberrima  palle- 
scentia  tola  sublignosa  anguste  elliplica  (8-14  mm  long.  =  3-4 
mm  diam.)  subsigmoidea,  subteretia,  ventri  carina to-rotun- 
data,  dorso  rotundala  v.  subcanaliculata,  basí  cunéala,  ápice 
acula' atque  breviter  valvalo-dehiscenlia,  unilocularia  10-H 
sperma,  seminibus  ventralibus  biserialibus  suborbicularibus 
(2  mm  diam.)  compressis  e  mutua  pressione  angulosis  atque 
difformibus  glabris  laevibus  subochraceis. 

43.  AsTRAGALUS  PROCüMBENS  Hk.  &  Am.  =  Gay,  Fl.  Chil.  II,  f.  113. 
Hab.  In  pratis  editioribus  prope  Lago  Nahuel-huapi,  Dec.  1897 

(C.  S.). 

44.  Adesmia  Anegrinoi  Speg.  =  Speg.,  Plant.  Pal.  austr.,  n.  93. 
Hab,  Vulgala  in  campis  sabulosis  Sehuen-aik  vocatis  secus  Rio 

Sehuen,  Febr.  1898  (C.  A.). 

45.  Adesmia  boronioides  Hook.  f.  =  Speg.,   Pía  ni.  Pal.   austr., 
n.  95. 


HOYA  ADDEX1I4  Afi  FLORAM  PATAGORICAM  S35 

Hab.  Noo  rara  in  rupestribus  prope  NahueUhuapi,  Jan.  1898 
(C.  S.)  et  iu  Talle  Lago  Blanco  et  Valle  Rio  Mayo,  No%\  et  Dec. 
1 898  (n .  8 1  - 1 39,  Koslowsky ) . 

46.  Adesmia  CA^fESCEKs  (A.  Gray)  BUgp.  =  Walp.,  Ann.  lY,  f.  333 
—  Benth.  &  Hook.,  gen.  pl..  I,  f.  317. 

Hab.  Non  rara  ín  praeruptis  secus  Quinina  S.  Julián  1894, 
Emelk-aik  1897.  Boron-aik  1898  (C.  A.),  in  Chubut  1897 
(Valentín)  et  praecipue  secus  rio  Negro,  Jan.  et  Febr.  1898 
(C.  S.). 

Obs.  Genus  Streptodesma  A.  Gr.  nullo  modoab  Adesmia  DC.  di- 
stinguendum,  ut  praecl.  Bentham  et  Hooker  I.  c.  benemonue- 
mn{;Ádesmiae  canescenti  Ph.  idcirco  nomen  mutandum,  et 
A.  Rudolfi  (Ph.)  Speg.  nuncupanda  I 

47.  Adesmia  filipes  A.  Gr.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr.,  n.  94. 
Hab,  Sat  communis  in  arenosis  loco  dicto  Emelk-axk  secus  Río 

Chico,  Jan.  el  Dec.  1897  (C.  A.). 
Obs,  Species,  ut  videtur,  A.  confertae  Hk.  &  Arn.  habitu  valde 
accedens,  sed  distinguitur  tamen  leguminibus  plumoso-setu- 
losis  nec  tantum  muricato-glandulosis. 

48.  Adesmia  gracilis  Mey.  =  Gay,  Fl.  Chíl.  II,  f.  302. 

Ilab.  Non  rara  ad  ripas  flumínis  S.  Cruz,  anno  1883  (C.  S.),  atque 
prope  S.  Julián  anno  1894,  prope  Emelk-aik  et  Parr-aik  annis 
1897-98  (S.  A.),  nec  non  in  montuosís  central  ¡bus  Chubut, 
Dec.  1898  (n.  113,  Koslowsky). 

49.  Adesmia  karraikensis  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Chaetotricha ;  perennis  lignosa  párvula,  ramis  subcaespilo- 
sis  simplicibus  brevibus,  allerts  velustis  nudis  spiniformibus, 
alteris  novellis  confertiuscule  foliiferis  apiceque  brevissime 
raeemoso^ftoriferis,  petiolis  a  medio  folioliferis,  foliolis  impa- 
ripinnaiis  á-jugis  ellipticis  crassiusculis  tnteqerrimis  enerviis 
supra  minute  adpresseque  setuloso-canescentibus  subtus  subgla- 
bratis,  stipularum  lobis  Hberis  majusculis  ovato-triangularibus 
subobtusis;  floribus  paucis  inler  folia  suprema  abscondilis  bre- 
viter  pedunculaiiSy  aurantiacis;  leguminibus  4-5  articulalis 
setis  longis  albo-plumosis  ornatis. 


236  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍnCA  ARGENTINA 

Hab.  In  declivibus  denudalís  aridissimis  loco  Karr-aik  vocalo 
prope  Lago  Argentino,  Mari.  1898  (C.  A.)- 

Obs.  Caudices  subterranei  crassi  profunde  delítescentes  lígnosí 
laxe  rarnosi,  ramís  superficem  soli  attingentibuseíTusis  v.  plus 
minusve  ereclis  (4-7  cm  long.)  sublerelibus  (2-7  mm  crass.) 
saepius  tuberculoso-nodosis,  cortice  crasso  cinéreo  veslitis, 
ligno  compacto  albo  donatis,  ápice  abrupe  confertiusculeque 
ramulosis.  Ramuli  omnes  siraplicissimi  erecti  breves  (20-40 
mm  long.  =  2-3  mm  crass.)  biformes  :  vetusti  lignosi  rigidi 
indurati  allenuato-acutati  spinescenles  nudi;  celeri  confer- 
liiiscule  folüferi  v.  folio-floriferi.  Folia  e  viridi  canescentia 
erecta  (25-40  mm  long.),  petiolo  inter  lobos  ovatos  v.  triangu- 
lares subacutos  stipularum  amplexícaulium  fuscescentium 
exsurgente,crass¡usculosubterete,  dorso  convexo  glabro,  ventri 
applanato  (non  v.  obsoletissime  submargínato-alato  et  ad 
foliorum  ortum  constrictulo)  minute  adpresseque  pubescenti- 
canescente,  in  parte  dimidia  infera  nudo,  in  dimidia  supera 
foliolifero;  foliolis  imparipinnatis  (saepius  9)  4- jugis  subre- 
motiusculis  patentissimis  oppositis  sessilibus,  ellipticis  (ra- 
rius  leniter  ovatis  v.  subobovatis)  enerviis  crassiusculis  (3-6 

'  mm  long.  =  2-4  mm  lat.)  utrimque  obtusiusculis  ad  epiphyl- 
lum  adpresse  minuteque  hispidulo-canescentibus,  ad  hypo- 
phyllum  glabris  v.  subglabris.  Flores  pauci  (3-7)  ad  apicem 
ramulorum  inter  folia  suprema  breviier  productum  (5-10  mm 
long.)  subracemosi,  pedunculis  brevibus  teretibus  canescen- 
tibus  (2-4  mm  long.)  basi  bractea  anguste  triangulan  acuta 
brevioreornatis,  ápice unifloris;  calyxlurbinatus(3,D  mm  long. 
^  3  mm  diam.)  adpresse  canescenti-pubescens,  dentibussub- 
aequalíbus,  triangularibus  subacutusculis,  tubo  dimídio  bre- 
vioribus;  corolla  e  purpureo  aurantia  (8  mm  long.)  calyce 
duplo  longiore  vexillo  dorso  adpresse  pubescen li-canescente^ 
alas  et  carinam  pallidiores  vix  superante  donata. 

Legumen  4-o-arliculatum,  articulis  obtuse  triangularibus 
(4  mm  lat.  et  alt.),  basali  nudo  v.  subnudo,  ceteris  setulis 
pluribus  longis  (4-5  mm  long.)  albo-plumosis  ornatis;  se- 
mina subtriangulari-lenticularia  (2,5  mm  long.  =  2  mm  lat.) 
glabra  pallide  sordideque  cinérea  laevia. 

50.  Adesmia  lanata  Hook.  f.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr.,  n.  91  — 
i4.  parvifolia  Ph.,  Linn.  XXVIII,  f.  683,  n.  153. 


NOVA  ADOENOA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  237 

Hab.  In  campis  saxosis,  Emelk-aik  secus  Rio-  Chico,  Jan.  4897, 
Sehuen -aik  secus  Rio  Seliuen,  Febr.  1898  (C.  A.),  ad  conflu- 
entiam  fluminum  Limay  et  Neuquen,  Dec.  1897  (C.  S.)  el  in 
montuosis  cenlralibus  chubutensibus,  Nov.  et  Dec.  1898  (n.  92 
et  423,  Koslowsky). 

Obs.  Species  ad  seclíonen)  Palagonium  pértinens  sat  variabilis 
quandoque  pusilla  contracta  subcaespílosa,  quandoque  plus 
mínusve  eiata.  subgiabra,  puberula  vel  villosa,  foliis  pedun- 
cuiorum  magnitudíne  sat  ludens,  floribus  pallide  e  lilacino 
albis  (vexíllo  coeruleo carina albescente)  purpureo  maculatis  v. 
virgalis  atque  alís  anguslis,  carinam  non  aequantibus,  ungui- 
bus,  eorumdem  limbo  aequílongísmoxdígnoscenda.  Legumen 
puberulum4-5-art¡culatum,  arliculisinprimajuventuteparum 
rnanífestis,deinsinubusprofundísangustissimísquesepardtis. 

51.  AOESMIA  LEPTOPODA  Speg.^  H.  Sp. 

Diag.  Patagonium;  caules  gracillimi  eff'usi  glaherrimi,  foliis  in- 
lemodia  longe  superantibus,  shpulis  ovatis  connalo-ampleorí- 
caulibus,  peliolo  supra  médium  foliolifero,  foliolis  S-d-jugis 
sessilibm  e  lanceolaio  v,  elliptico  linearibtxs  utrimque  acutis 
integerrimis,  non  v.  vix  pilis  nonnullis  adpressis  adspersis, 
floribus  solitariis  axillaribus  pedúnculo  tenuissimo  folium  ful- 
crans  aequante  v.  saepe  superante  fullis^  calyce  puberulo  lobis 
tríangularibus  tubo  brevioribus,  corolla  aurantiaca  glabra 
calycem  bis  aequante,  legumine  é-o-arliculato  vix  puberulo, 

Hab.  In  pratís  editioribus  et  mngis  humidís  secus  Río  Chico^ 
Jan.  1897  (C.  A.). 

06s.  Radix... ;  rami  repenti-effusi  (10-20  cm  long.)  vix  v.  non 
apicem  versus  leniter  exsurgenles  gracillimi  glaberrimi,  palli- 
dissime  virides,  inlernodiis  infimis  brevibus  (2-5  mm  long.). 
mediis  longiusculis  (15-20  mm),  supremis  iterum  sensím 
abbreviatis;  folia  intima  (10  mm  long.)  et  suprema  párvula, 
media  normalia  (30-40  mm  long.)  suberectiuscula  e  viridi 
subglaucescentia,  glabra  v.  pilis  minutissimis  adpressis  plus 
minusve  laxe  adspersa,  partibus  foliaceis  enerviis  viridibus 
angustissime  obsoleteque  albo-margínatis  inlegerrimis,  sti- 
pulisconnato-vaginantibus  ovatis  (3-4,3  mm  long.  =2-3  mm 
lat.)  obtusiusculis,  petiolograciÜ  in  parte  dimidia  infera  nudo, 
indimidíasuperafoliolífero, foliolis  pari  v.  imparipinnatís(7-9) 
3-4-jugis,  e  lineari  lanceolatis  v.  elliplicis  utrimque  acutis  (4-8 


238  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

mmlong.  =  1,5  mm  lat.)  plañís.  Flores  a d  axíllas  foliorum 
superiorum  solítarii,  pedúnculo  praeiongo  (25-40  mm  long.) 
gracilique  glabro  v.  víx  pilis  remotíssimis  nonnullis  adsperso 
unifloro  fulli;  calyce  obovalo  (4  mm  long.)  minute  adpresse- 
puberuio,  lobis  triangularibus  subacutis  tubo  brevioribus 
donato;  corolla  aurantiaca  (7-8  mm  long.),  vexillo  lineis  non- 
nullis purpuréis  notatoglaberrímo,  alasetcarinampallidiores 
leniter  superante  donata.  Legumen  immaturum  4-5-artícula- 
tum  ad  suturas  laxe  minute  adpresseque  puberulum,  ad  latera 
glabrum. 

Species  praecedenti  peraflíinis,  a  qua  tamen  foliolis  saepius 
4-jugis,  stipulis  brevioribus  latioribusque,  pedunculis  cons- 
picue  longioríbus  bene  distincta  videtur. 

52.  Adesnia  lotoides  Hook.  f.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr.,  n.88. 

Hab.  Vulgata  in  pratis  sabulosis  per  totam  Patagoniam  austraiem 
per  annos  1882-98. 

Obs.  Species  Ínter  sectiones  Chaetotricham  et  Patagonium  media, 
tota  pilis  málpig Macéis  plus  minusve  densis  vestita,  quare 
Ínter  ceteras  distinctíssima ;  floruin  corollae  aurantiacae, 
vexillo  et  carina  maculisatro-purpureis  plus  minusve  notatis ; 
legumina  saepius  5-arliculata,  articulis  triangularibus  isthmo 
angustissímo  junctis  dense  malpighiaceo-sericeis,  appendici- 
bus  (setulis?)  nonnullis  crassis  brevibus  subadpressis  etiam 
mapilghiaceo-pílosis  appendiculatis. 

ínter  specimina  perplurima  et  nonnihil  variabilia  formae 
haec  nobiliores  distinguendae  : 

a)  Typica  :  statura  mediocri,  ramis  suberecticulis  (5-6  cm 
alt.)  foliolis  ex  oblanceolalo  obovatis  (8-10  mm  long.  =  3-4 
mm  lat.)  complicatis  utrimque  argén teo-sericeis  in  stipulis 
sessilibus  V.  subsessilibus,  pedicello  folium  duplo  v.  triplo 
superante  (20  mm  long.),  floribus  mediccribus  (11  mm  long.) 
vexillo  dorso  sericeo  —  Chonkenk-aik  secus  Rio  Chico,  Febr.  98 

(C.  A.). 

b)  Normalis :  statura  mediocri^  ramis  ex  eíTuso  sUbcaespi- 
tulosis  (5-6  cm  long.),  foliolis oblanceolatis  complicatis  (7  mm 
long.  =  3  mm  lat.)  utrimque  argentco-sericeis  in  stipulis  ses- 
silibus, pedicello  folium  aequante  v.  parum  superante  (6-10 
mm  long.),  floribus  intermediis  (12  mm  long.)  vexillo  dorso 
sericeo.  —  Santa  Cruz,  Jan.  1892  (C.  S  ). 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  239 

c)  Brachypoda  :  statura  párvula  v.  pusilla,  ramis  ex  eifuso 
caespíloso-contractís  (3-3  cm  long.)  foliolis  oblanceolatisulrím- 
que  sericeis  (5-7  mm  long.)  floribus  mediocríbus  (1 1  mm  long.) 
vexíllo  dorso-sericeo.  —  In  praeruptis  Pan  de  Azúcar  secus 
Rio  Chico,  Dec.  1897  (C.  A.). 

d)  Elata  :  stalura  valida,  ramis  late  eíTusis  (10-20  mm  long.)» 
foliolis  oblanceolatis  v.  lineari-oblanceolalis  (18-25  rom  long. 
=  4-5mm  lat.)  planis,  supra  subglabris, subtus  plus  minusve 
laxe  sericeis,  in  stipulis  sessilibus  v.  rarius  subsessilibus, 
pedicello  quam  folium  breviore  (12-15  rom  long.),  floribus 
majoribus  (13  mm  long.),  vexillo  glabro.  —  Secus  Rio  Chico 
Jan.  1897  (C.  A.). 

e)  Petiolulata  :  statura  mediocri,  ramulis  erectiusculis  (7-8 
era  alu),  foliolis  linean -oblanceolatis  (10-25  mm  long.)  com- 
plicatis,  utrimque  sericeis,  petiolo  inter  aurículas  stipularum 
exsurgente  bene  evoluto  (3-5  mm  long.)  fultis,  pedicello  folia 
aequante  v.  breviore  (15  mm  long.)  floribus  intermediís  (12 
mm  long.)  vexillo  dorso  glabro  v.  obsoletissime  margine  pube- 
rulo.  —  Secus  Rio  Chico  Jan.  1897  (C.  A.). 

53.  Adesxia  patagónica  Speg.  =  Speg.,  Plant.  Pal.  austr.,  n.  97. 
Hab.  In  praeruptis  aridissimis  Emelk-aik,  Jan.  et  Dec.  1897, 

nec  non  prope  Kman-aik,  secus  Rio  Chico,  Febr.  1898  (C.  A.). 
Obs.  Specimina  nunc  inventa  eximie  fructífera,  leguminibus  4-5- 
articulatís,  arliculisglaberrimisutroque  latere  fere  in  centro 
gibba  cónica  plus  minusve  elevata  ornatís.  Species  habilu 
Adesmiae  canescenti  (A.  Gray)  BHgp.  valde  accedit,  sed  legu- 
minibus structura  mox  dignoscenda  I 

54.  Adesmia  puhila  Hook.  f.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr.,  n.  89. 
Hab,  Rara  in  pratis  editioribus  secus  Rio  Chico,  Jan.  1897 (C.  A.). 
Gbs,  Rami    late  repenti-efl^usi  ;    pedunculi    frucliferi  saepius 

cycneo-incurvati  foliis  aequilongi  v.  breviores;  legumina  1  v. 
rarius  i  articúlala,  artículis  glabrís  e  latere  convexis  centro 
gibbuloso-luberculosis  radíatimque  laxe  nervosis. 

(Continuará). 


EL  VIAJE  DEL  «  BÉLGICA  >> 


La  expedición  austral  belga  comandada  por  el  capilán  tierlache 
se  halla  de  regreso  en  Punta  Arenas,  teniendo  que  lanientarse  el 
fallecimiento  del  médico  de  á  bordo  y  de  un  marinero. 

Poco  se  puede  saber  acerca  de  los  resultados  científicos  de  la 
exploración,  pues  los  miembros  de  ella  están  comprometidos  con  la 
Sociedad  Geográfica  de  Bélgica,  iniciadora  de  la  empresa,  á  reser- 
varle las  primicias  de  los  estudios  practicados. 

Algunas  generalidades,  sin  embargo,  se  han  podido  conocer, 
gracias  á  la  presencia  en  Buenos  Aires  del  doctor  Racowitz,  natu- 
ralista de  la  expedición,  quien  se  detuvo  algunos  dias  entre  nosotros 
de  paso  para  Europa. 

Parece  que  el  objeto  real  del  viaje  era  hallar  un  canal  que  atra- 
vesando las  tierras  australes  diera  paso  del  Atlántico  al  Pacífico.  La 
existencia  de  este  canal  había  sido  indicada  por  los  tripulantes  del 
navio  inglés  Jason,  que  exploró  hace  poco  tiempo  aquellos  mares. 

Con  esos  antecedentes  zarparon  los  exploradores  del  Bélgica 
de  San  Juan  del  Salvamento,  último  puerto  desde  el  cual-  se  tuvo 
noticia  de  ellos,  é  hicieron  rumbo  á  las  islas  Shetland. 

Navegaron  sin  inconveniente  en  el  mar  libre  hasta  que  un  día 
nebuloso,  bonancible  y  sin  viento,  echaron  la  zonda  hallando  fondo 
de  piedra  á  treinta  metros. 

Las  islas  debían  estar  próximas  y  Gerlache  mandó  parar  la 
máquina. 

Cuando  el  buque  estaba  casi  inmóvil  se  sintió  una  sacudida  y  el 
Bélgica  quedó  varado  sobre  una  de  las  piedras  que  rodean  hasta 
larga  distancia  á  las  islas. 

Al  disiparse  la  niebla  vieron  los  navegante  á  las  Shetland,  á  cinco 


EL  VIAJE  DEL   C BÉLGICA»  241 

millas  de  distancia  y  dos  enormes  témpanos  á  uno  y  otro  lado, 
varados  como  ellos  sobre  la  roca. 

Felizmente  pudo  zafar  el  buque  de  la  varadura,  cuya  gravedad 
pudo  ser  muy  grande  sin  la  oportuna  detención  de  la  máquina. 
Siguiendo  su  navegación  no  tardó  en  fondear  en  Puerto  Foster. 

De  allí  se  dirigieron  los  navegantes  á  Bahía  Hughes  en  el  interior 
de  la  cual  no  tardaron  en  encontrar  la  entrada  del  canal  que  iban  á 
recorrer  en  toda  su  extensión  y  al  que  han  bautizado  provisional- 
mente con  el  nombre  de  su  buque. 

El  canal  Bélgica  corre  desde  la  parte  norte  de  las  tierras  australes, 
entre  Palmer  al  oeste  y  Luis  Felipe  al  este,  dirigiéndose  al  sur  en 
un  trayecto  de  ciento  cincuenta  millas  más  ó  menos.  Al  este  lo 
limita  el  continente,  que  en  esa  costa  toma  el  carácter  de  una  larga 
cadena  de  montañas  de  600  á  800  metros  de  altura,  formadas  pura- 
mente de  granito  y  gneiss. 

Es  digno  de  notarse  qae  esta  parte  sólo  ofrece  rocas  cristalinas 
mientras  que  más  al  oriente  los  navegantes  del  Jason  han  hallado 
abundantes  depósitos  fosilíferos  que  han  sido  referidos  á  la  época 
terciaria. 

Esta  costa  oriental  del  canal  es  absolutamente  inaccesible  como 
pudieron  comprobarlo  Gerlache  y  sus  compañeros  en  veintidós 
desembarcos  infructuosos. 

Aquellas  montañas,  aunque  relativamente  poco  elevadas,  están 
cubiertas  de  ventisqueros  surcados  por  inmensas  grietas,  sin  valles 
ni  quebradas  que  rellena  la  nieve  fofa;  sólo  en  pocos  parajes  mues- 
tran desnuda  su  armazón  de  granito,  pero  allí  las  rocas  forman  ba- 
rrancas á  pico,  pulidas  por  los  témpanos,  arrastrados  por  el  vaivén 
de  las  corrientes. 

Al  oeste,  el  canal  está  limitado  porunespesoarchipiélago,  llamado 
por  Biscoe,  Tierras  de  Graham. 

La  desembocadura  del  canal  Bélgica  se  halla  al  nordeste  de  las 
islas  Biscoe,  sobre  el  Océano  Pacífico. 

Una  vez  en  las  aguas  de  este  último,  hicieron  rumbo  al  sudoeste 
y  no  tardaron  en  encontrar  el  mar  cubierto  por  una  capa  de  hielo. 

Se  internaron  en  él,  aprovechando  una  gran  abertura  que  se  les 
ofreció  y  navegaron  siguiendo  el  paralelo  71  ^  sur. 

Al  llegar  al  meridianos!^  un  descenso  rápido  de  la  temperatura 
soldó  unos  con  otros  los  témpanos  flotantes  y  el  Bélgica  quedó  apri- 
sionado por  loshielosque  lo  arrastraron  en  dirección  generaloeste, 
siempre  bajo  el  paralelo  '1^. 

A:t.   SOC.  CIEXT.   ARf..  ^  T.  XI.VII  Ití 


242  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Así  pasaron  la  inactiva  y  tediosa  invernada. 

El  termómetro  bajó  hasta  40°  C.  bajo  cero  y  el  barómetro  mos- 
traba una  extraordinaria  variabilidad. 

Llegado  el  verano,  no  consiguieron  libertarse  de  los  hielos  y  en 
esta  afligente  situación  comenzaba  ya  el  mes  de  marzo,  precursor 
de  un  nuevo  invierno,  en  el  cual  no  tendrían  con  qué  alimentarse. 

Por  fin  el  hielo  se  abrió  y  e\  Bélgica,  libre  de  su  prisión,  hizo 
rumbo  al  norte,  recalando  catorce  días  después  en  Punta  Arenas. 

Los  sondajes  efectuados  han  permitido  constatar  la  existencia 
de  una  meseta  continental  austral  cubierta  de  trozos  estriados  que 
denotan  la  acción  glacial. 

En  ciertas  zonas  el  fondo  marino  está  cubierto  de  un  banco  rico 
de  globigerinas. 

En  general  la  fauna  del  mar  tiene  carácter  abisal.  Abundan  los 
Pentacrinidos,  Gorgónídos,  etc.,  y  crustáceos  de  gran  profundidad. 
En  el  plancton  se  han  hallado  dos  formas  de  gusanos  ya  conocidas 
del  Mediterréneo. 

En  las  costas  de  las  Tierras  de  Graham  abundan  las  focas  (cuatro 
especies)  y  pingüines. 

Las  colecciones  zoológicas  son  muy  abundantes  y,  aun  cuando  no 
ha  sido  posible  hacer  todavía  la  determinación  de  las  especies,  es 
probable  que  haya  muchas  novedades. 

La  escasa  flora  de  aquellas  regiones  está  representada  por 
musgos  y  liqúenes  y  por  gran  cantidad  de  algas  microscópicas, 
(diatomeas,  etc.). 

En  ciertas  partes  un  alga  verde  cubre  completamente  la  nieve 
presentándose  como  una  vasta  alfombra  de  un  hermoso  color  verde. 

Los  paisajes  polares,  lejos  de  ofrecer  la  monótona  blancura  que 
podría  suponerse,  manifiestan  bellísimas  coloraciones  por  los 
juegos  de  luz  sobre  la  nieve  y  el  hielo. 

La  nieve  tiene  sombras  de  color  azul  intenso  y  el  hielo  de  agua 
de  mar  tiene  color  verde  manzana. 

Esto  es  todo  lo  que  hemos  podido  averiguar  de  la  expedición 

Gerlache. 

Pronto  se  publicará  el  informe  oficial  y  los  especialistas  europeos 
estudiarán  las  colecciones  recogidas  que  contribuirán  al  mejor  co- 
nocimiento deesas  vastas  y  casi  inexploradas  regiones  australes. 


MISCELÁNEA 


Kl  contagio  pop  medio  de  los  inseetos.  ~  El  mecaaismo  de  la 
transmisiÓD  de  las  enfermedades  contagiosas  está  aún  lejos  de  ser  conocido  en 
todas  sus  modalidades. 

Admitiendo  que  el  contagio  puede  efectuarse  sea  por  el  contacto  inmediato  del 
enfermo,  sea  mediatamente,  por  el  transporte,  en  el  agua  ó  en  el  aire,  de  gérme- 
nes  provenientes  del  enfermo,  y  contenidos  principalmente  en  sus  secreciones,  se 
está  en  condiciones,  sin  duda,  de  responder  á  todas  las  cuestiones  que  suscita  la 
filiación  de  los  casos  observados  en  el  curso  de  las  endemias  y  de  las  epidemias. 

Pero  estas  respuestas  son  hechasen  términos  muy  generales  y,  por  consiguiente, 
un  poco  vagos,  y  que  están  lejos  de  satisfacer  el  espíritu  en  las  pesquisas  relativas 
á  casos  particulares,  muchos  de  los  cuales  permanecen  en  suma  sin  explicación 
suficiente. 

Por  otra  parte  el  mecanismo  del  contagio,  considerado  desde  tan  lejos  y  desde 
tan  alto,  no  puede  comportar,  bajo  el  punto  de  vista  de  las  medidas  precisas  de 
profilaxia  que  deben  oponérsele,  más  que  indicaciones  banales,  y,  por  consiguiente, 
inaplicables  ó  insuficientes. 

Desde  hace  algunos  años  se  ha  introducido  en  la  ciencia  una  noción  que  abre 
respecto  á  la  cuestión  de  los  orígenes  del  contagio,  un  capítulo  completamente 
nuevo  y  cuyo  sólo  titulo  es  bien  sugestivo. 

Se  trata  del  papel,  no  sospechado  hasta  estos  últimos  tiempos,  que  desempeñan 
los  insectos  en  el  transporte  é  inoculación  de  los  microbios  patógenos. 

En  diversas  partes,  los  observadores  han  tenido  fija  su  atención  sobre  hechos 
extremadamente  curiosos»  que  ponían  dicho  papel  en  evidencia;  y  sus  relaciones, 
confirmadas  por  un  cierto  número  de  experiencias  demostrativas,  constituyen  des- 
de ya  un  conjunto  de  documentos  que  permiten  bosquejar  todo  un  capítulo  de 
patología  y  de  epidemiología  tan  interesante  para  los  sabios  y  para  los  médicos, 
como  para  el  público. 

A  propósito  de  las  últimas  epidemias  de  cólera  se  sospechó  que  las  moscas  pu- 
dieran desempeñar  un  papel  en  la  diseminación  de  los  gérmenes  infecciosos. 

Para  comprender  el  origen  de  ciertos  casos  inexplicables  por  la  infección  del 
agua  de  bebida,  se  notó  que  el  transporte  del  contagio  hubiera  podido  muy  bien 
efectuarse  por  intermedio  de  moscas  que  después  de  haberse  posado  sobre  deyec 


244  ANAi.ES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

cioaes  de  coléricos,  hubieran  contaminado  los  alimentos  de  personas  que  habita- 
ran en  los  alrededores. 

La  hipótesis  era  ingeniosa  y,  en  seguida,  fue  verificada  por  un  experimento  de 
laboratorio.  Se  encerró  bajo  una  campana  un  cierto  número  de  moscas,  una  vasi- 
ja que  contenía  un  caldo  de  cultura  de  bacilos  del  cólera  y  placas  de  gelatina  cul- 
tivable. Dos  días  después,  como  resultado  de  esta  cohabitación,  se  pudo  constatar 
que  las  moscas,  después  de  haberse  alimentado  sucesivamente  del  caldo  colérico 
y  de  la  gelatina  en  placas,  habían  sembrado  estas  últimas  con  sus  patas  mojadas 
en  el  liquido  virulento  de  cultura.  Entonces  se  pensó  en  el  contagio  de  la  tubercu- 
losis, contagio  tan  temible  en  las  familias  ;  y  se  comprendió  cómo  las  moscas  po- 
dían favorecer,  en  un  apartamento,  el  transporte  de  los  bacilos  que  encierran  en 
cantidad  innumerable  las  expectoraciones  de  los  tísicos.  Un  experimento  análogo 
al  precedente  vino  aún  á  confirmar  lo  bien  fundado  de  esta  hipótesis :  y  así  se 
pueden  explicar  ahora  muchos  hechos  obscuros.  Así  aparece  además  una  gran  la- 
guna en  las  medidas  higiénicas  que  se  creían  suficientes  para  hacer  imposible  el 
contagio  á  los  que  rodeaban  á  enfermos. 

Últimamente,  por  fin,  estalló  una  gravísima  epidemia  de  fiebi*e  tifoidea,  que  fué 
atribuida  igualmente  á  las  moscas.  Se  trata  de  la  epidemia  que  diezmó  las  tropas 
americanas  reunidas  en  vista  de  la  expedición  de  Cuba. 

Habiéndose  encargado  una  comisión  médica  de  investigar  las  causas  del  mal, 
la  conclusión  fué  que  las  moscas  que  pululaban  sobre  los  excreta  é  ingesta  de 
los  hombres,  habían  sido  los  agentes  más  activos  y  más  inmediatos  de  la  difusión 
de  los  gérmenes  de  la  enfermedad,  traídos  primeramente  por  algunos  voluntarios 
llegados  de  todos  los  puntos  de  los  Estados  Unidos. 

En  fin,  se  ha  atribuido  á  las  moscas  el  mismo  papel  de  agente  vector  en  la  tras- 
misión del  microbio  de  la  oftalmía  purulenta. 

Estos  primeros  hecíios  son,  seguramente,  ya  muy  dignos  de  interés,  sobre  todo 
desde  el  punto  de  vista  práctico  de  las  medidas  de  profilaxia  que  deben  oponerse 
á  las  enfermedades  en  cuestión.  Tanto  más  cuanto  que  es  permitido  extender  las 
consideraciones  que  de  ellos  se  desprenden  á  otras  enfermedades  aún,  el  contagio 
de  la  difteria,  por  ejemplo,  y  también  a!  contagio  de  las  fiebres  eruptivas,  de  la 
viruela  ó  del  sarampión,  en  las  cuales  la  filiación  de  los  casos  escapa  á  veces  alas 
pesquisas  más  rigurosas. 

Pero,  en  realidad,  el  papel  de  las  moscas,  en  estas  diversas  circunstancias,  no 
es  más  que  un  papel  banal,  que  refuerza,  encierlo  modo,  el  del  viento  que  trans- 
porta ios  polvos  peligrosos,  las  excreciones  virulentas  desecadas :  y  no  hay  en 
ello  nada  de  especial  á  la  constitución  del  insecto  mismo,  y  á  sus  condiciones 
biológicas.  Mucho  más  curiosos  son  los  hechos  que  vamos  ahora  á  referir  con 
cierto  detalle;  pues,  sorprendemos  en  ellos  á  los  insectos  en  flagrante  delito  de 
inoculación  mortífera,  inyectando  en  el  organismo  de  los  seres  cuya  piel  perforan 
para  chuparles  la  sangre,  los  microbios  de  que  está  contaminado  su  dardo. 

Hay  en  ello  una  verdadera  operación  quirúrgica  análoga  á  la  del  médico  que 
transporta  la  vacuna  en  la  punta  de  su  lanceta. 

El  insecto  no  es  ya  un  agente  pasivo  de  diseminación  de  gérmenes  que,  sin  él, 
habrían  podido  aún  ser  absorbidos  bajo  formado  polvo;  no  es  ya  el  vehículo  cuyo 
papel  se  limita  á  transportar  estos  gérmenes  á  las  cercanías  de  los  individuos. 

Se  convierte  en  el  instrumento  necesario  del  contagio,  sin  el  cual  este  contagio 
sería  imposible.  Es  él  quien  practica  la  única  puerta  de  entrada  por  donde  nume- 


MISCELÁNRA  245 

rosos  microbios  penetraD  en  el  organismo  y  sin  la  cual  estos  microbios  do  podrían 
invadirlo.  No  es  un  agente  banal,  susceptible  sólo  de  multiplicar  en  cierta  medida 
los  casos  de  contagio.  Es  el  agente  especial,  sino  único  de  este  contagio,  la  causa 
eficaz,  real,  de  la  enfermedad,  puesto  que  sin  él  no  podría  sin  duda  existir  esta  en- 
ermedad. 

48fcomo  ciertos  insectos  transportan  adherido  álos  pelos  de  sus  patas  ó  de  su 
abdomen,  el  polen  que  va  á  lo  lejos  á  fecundar  flores  que,  sin  su  visita,  habrían 
permanecido  estériles,  así  también,  por  una  complicidad  inconsciente,  los  insectos 
conlagiferos  van  á  sembrar  organismos  con  gérmenes  que,  sin  ellos,  jamás  ha- 
brían sido  patógenos. 

En  muchas  especies,  en  efecto,  se  trata  de  microbios  que  requieren  una  verda- 
dera efracción  para  penetrar  en  el  medio  orgánico,  y  que,  sin  esta  efracción  reali- 
zada por  el  insecto,  jamás  hubieran  encontrado  puerta  de  entrada  conveniente. 

iCl  carbunclo  es  ciertamente  la  enfermedad  cuya  transmisión  ha  sido  atribuida 
más  antiguamente  á  un  Insecto. 

Antes  que  fuera  conocido  el  microbio  de  esta  infección  (la  bacteridia  carbunclo- 
sa),  y  que  Pasteur  hubiera  demostrado  su  acción,  se  admitía  que  las  picaduras  de 
ciertas  moscas,  alimentadas  con  la  sangre  de  cadáveres  de  animales  en  putrefac- 
ción, podían  causar  esta  enfermedad. 

Se  sabe  hoy  que  para  que  estos  animales  sean  el  origen  de  la  infección  carbun- 
closa,  deben  haber  muerto  ellos  mismos  del  carbunclo  y  que  las  moscas  peligro  - 
sas  deben  haber  extraído  de  la  sangre  de  estos  animales  la  bacteridea  específica. 

Se  sabe  también  que  las  picaduras  de  estas  malas  moscas  son  mucho  más  raras 
de  lo  que  se  creía,  y  que  la  póstula  maligna,  lejos  de  ser  siempre  una  picadura  de 
insecto  microbifero,  es  más  frecuentemente  el  resultado  de  la  infección  de  una 
pequeña  herida,  de  una  ligera  desgarradura  de  los  tejidos  preexistente,  y  conta- 
minada por  las  manos,  manchadas  de  sangre,  de  los  obreros  que  manipulan  las 
pieles  de  ciertos  animales,  como  el  carnero,  sensibles  á  la  enfermedad. 

De  cualquier  manera  es  necesario  considerar  al  carbunclo  como  una  enfermedad 
inoculable  por  intermedio  de  insectos  picadores. 

Pronto,  por  otra  parte,  se  iban  á  formular  acusaciones  precisas  contra  otros  in- 
secto» además  de  la  mosca,  y  el  mosquito  fue  á  su  vez  vigorosamente  denunciado. 

Se  publican  primeramente  observaciones  muy  curiosas  relativas  á  la  trasmisión 
de  una  enfermedad  cuyo  origen  había  permanecido  misteriosísimo  durante  mucho 
tiempo. 

Se  trataba  de  la  filariosis,  que  determina  en  el  hombre  la  enfermedad  conocida 
bajo  el  nombre  de  elefantiasis  de  los  árabes. 

La  íllarii  de  Medina  es  una  especie  de  gusano  blanco,  de  50  á  80  centímetros  de 
largo,  que  se  encuentra  en  Arabia,  en  la  costa  de  Guinea,  en  Abisinia,  en  Egipto, 
Nubia,  etc. 

Kn  el  hombre  se  localiza  el  parásito  en  el  tejido  conjuntivo  subcutáneo,  en  las 
piernas,  los  pies,  también  á  veces  en  la  cabeza,  en  el  cuello,  el  tronco,  las  manos 
y  aun  en  órganos  más  profundos. 

Enrollado  en  espiral,  determina  la  formación  de  tumores  superficiales,  muy  do- 
lorosos á  veces. 

Se  habían  emitido  numerosas  hipótesis  para  explicar  la  penetración  de  este  gu- 
sano eo  el  cuerpo  del  hombre  y  de  los  animales,  perro,  caballo  y  buey,  que  están 
frecuentemente  expuestos  á  él. 


M6  ANALES  DE  LA  SOGIEDáD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Hoy  día,  se  sabe  que  los  embriones  de  este  gusano  se  desarrollan  en  el  agua. 

Pero,  mientras  que  ciertos  autores  piensan  que  los  mosquitos  van  á  extraer  del 
agua  esos  embriones  para  inocularlos  en  sus  picaduras,  otros  sostienen,  con  Man- 
son,  que  los  mosquitos  los  toman  primero  en  la  sangre  del  hombre  enfermo,  pi- 
cándolo, y  siembran  en  seguida  el  agua  donde  van  á  morir  y  donde  dichos  embrio- 
nes, puestos  entonces  en  libertad,  sufren  una  cierta  fase  de  su  evolución,  después 
de  la  cual  se  hacen  aptos  para  adquirir  su  completo  desarrollo  en  el  cuerpo  de  los 
animales,  donde  penetran  con  el  agua  de  bebida. 

Habría,  pues,  así,  un  ciclo  de  tres  elementos,  constituido  por  los  animales,  los 
insectos  y  el  agua,  y  correspondiente  á  fases  distintas  de  la  evolución  del  parási- 
to. La  noción  de  este  desarrollo  circular  era  importante  adquirirla  y  otros  hechos 
análogos  indican  que  tal  círculo  no  es  único  en  patología  animada  (1). 

Nos  ofrece  otro  ejemplo  la  infección  malárica,  que  se  traduce,  como  se  sabe,  por 
accesos  de  fiebre  de  formas  muy  variadas,  cuyo  conjunto  constituye  el  paludismo, 
fiebre  de  los  pantanos,  fiebre  de  los  bosques,  fiebres  intermitentes,  accesos  perni- 
ciosos, etc.,  tratables  todos  por  el  sulfato  de  quinina.  Desde  hace  unos  veinte 
años  La  verán  nos  enseñó  el  agente  patógeno  de  esta  infección,  una  oscilaria  poli- 
morfa, animálculo  unicelular,  parásito  de  los  glóbulos  sanguíneos,  en  los  cuales 
se  desarrolla,  destruyéndolos.  Pero  el  conocimiento  de  este  hematozoario,  análogo 
á  los  que  se  encuentran  en  ciertas  enfermedades  á  que  están  sujetas  ciertas  espe 
cies  de  aves,  no  había  aclarado  en  nada  el  mecanismo  de  la  infección  palú- 
dica. 

¿  Se  introducía  con  el  agua  el  hematozoario  en  el  organismo?  Era  muy  difícil 
decidir  el  hecho,  dado  que  en  el  medio  exterior  no  se  encontraba  ninguna  forma 
semejante  k  las  que  se  observan  en  la  sangre  de  los  palúdicos. 

Además  el  constante  fracaso  de  los  ensayos  de  cultivo  del  hematozoario  del  pa- 
ludismo en  el  agua,  en  la  tierra  húmeda  y  en  gran  número  de  otros  medios,  pa- 
recía demostrar  que  no  se  debe  buscar  este  microbio  en  el  medio  exterior  bajo  las 
mismas  formas  que  en  la  sangre,  y  era  el  caso  de  preguntarse  si  no  existiría  para 
él,  como  para  otros  parásitos,  un  huésped  intermediario. 

Sugestionado  por  el  papel  atribuido  á  los  mosquitos  en  la  trasmisión  de  la 
filaría,  Laveran  fijó  su  atención  en  estos  insectos.  Un  gran  número  de  circunstan- 
cias parecían  designar,  en  efecto,  la  acción  especial  del  mosquito. 

En  primer  lugar,  los  mosquitos,  muy  frecuentes  en  las  localidades  palustres, 
desaparecen  en  las  alturas,  precisamente  donde  cesa  la  endemia  palúdica. 

En  Constantina,  los  mosquitos  son  extremadamente  numerosos  en  el  valle  del 
Rummel.  que  es  insalubre,  y  no  existen  en  la  parte  alta  de  la  ciudad  que  es  salu- 
bre. La  misma  cosa  pasa  en  Roma.  En  Roma,  los  barrios  centrales,  indemnes  de 
mosquitos,  son  igualmente  salubres. 

En  Madagascar,  lo3  soldados  franceses  tan  combatidos  por  las  fiebres  en  la  últi- 
ma expedicición,  habían  sido  asaltados  por  legiones  de  mosquitos. 

Por  otra  parte,  el  drenaje  del  suelo,  que  suprime  las  fiebres,  hace  también  des- 
aparecer los  mosquitos. 

Las  fiebres  de  primera  invasión  no  reinan  más  que  en  la  época  en  que  abundan 
los  mosquitos  ;  pues  durante  el  resto   del  año  no  se  observan  más  que  recaídas. 

(1)  Según  el  profesor  Grassi,  la  pulga  es  huésped  intermediario  de  la  Tenia  canina  en 
su  pasaje  del  perro  al  hombre.  (Nota  del  traductor.) 


MISCELÁNEA  247 

Además,  se  sabe  que  es  peligroso,  en  los  países  palustres,  acostarse  con  las  veo  ta- 
cas abiertas.  Ahora  bien,  la  mejor  precaución  que  se  puede  tomar  contra  la  inva> 
sión  de  los  mosquitos  ooosiste  en  cerrar  las  ventanas  por  la  noche. 

Durante  la  noche  se  está  más  expuesto  á  contraer  el  paludismo  y  precisamente 
durante  la  noche  es  cuando  más  se  encarnizan  los  mosquitos  con  sus  presas. 

En  las  localidades  palustres,  es  peligroso  acostarse  sobre  el  suelo  y  se  ha  nota- 
do que  en  las  casas  los  pisos  superiores  son  más  sanos  que  el  del  nivel  del  piso  y  el 
primer  alto ;  ahora  bien,  los  mosquitos  abundan  sobre  todo  al  ras  del  suelo. 

Aun  mfts.todo  el  mundo  ha  podido  observar  que  la  predisposición  á  las  Gebres 
es  tanto  más  marcada  cuanto  la  piel  es  más  fiua  y  más  delicada;  ahora  bien,  ios 
niños,  que  tanto  sufren  de  los  mosquitos,  son  más  atacados  por  las  flebres  palus- 
tres que  los  adultos. 

Loa  negros,  cuya  piel  es  espesa,  resistente  y  que  e.stán  poco  sujetas  á  las  pica- 
duras de  los  mosquitos,  gozan  precisamente  de  una  notable  inmunidad  para  el 
paludismo.  Es  muy  posible,  digámoslo  desde  ahora  para  no  volver  sobre  ello,  que 
la  inmunidad  de  los  negros  para  \n  fiebre  amarilla  se  explique  de  la  misma  ma- 
nera ;  pues  la  fiebre  amarilla  sólo  se  observa  en  las  costas  marítimas  y  á  lo  largo 
de  losrursos  de  agua,  y,  según  Finlay,  los  mosquitos  jugarían  también  un  papel 
preponderante  en  la  transmisión  de  esta  enfermedad,  como  lo  veremos  más  ade- 
lante. 

En  fin,  el  aire  es  saneado  en  las  regiones  donde  existen  azufreras,  y  se  ha  reco- 
mendado encender  grandes  fuegos  cuando  se  está  obligado  á  pasar  la  noche  en  las 
localidades  palustres  ;  ahora  bien,  los  mosquitos  son  destruidos  por  los  vapot-es 
de  ácido  sulfuroso  y  vienen  á  quemarse  en  los  fuegos  si  el  humo  no  basta  para 
ahuyentarlos. 

En  verdad,  los  mosquitos  abundan  en  localidades  que  no  son  febrígenas.  Pero 
el  mosquito  no  bs  peligroso  por  si  mismo  ;  sólo  llega  á  serlo  cuando  transporta^  el 
germen  parásito  del  paludismo,  del  mismo  modo  que  sólo  es  susceptible  de  pro- 
pagar la  filariosis  cuando  existen  individuos  atacados  de  esta  enfermedad  y  capaces 
de  infectar  los  insectos  que  á  su  vez  infectan  el  agua. 

En  estas  dos  enfermedades,  la  filariosis  y  el  paludismo,  el  mosquito  no  seriaren 
efecto,  un  mero  agente  de  transporte  y  de  inoculación  del  microbio,  sino  que 
desempeñaría  un  tercer  papel,  constituyendo  para  el  parásito  un  medio  de  tras- 
misión, necesario  á  una  de  sus  transformaciones. 

Así  ha  demostrado  Manson  que  las  filarías  embrionarias  que  se  encuentran  en 
la  sangre  del  hombre,  no  son  aptas  para  reproducirse  directamente  en  el  medio 
exterior  y  que  es  indispensable  que  sufran  una  fase  de  su  evolución  en  el  cuerpo 
de  los  mosquitos. 

Las  filarías  embrionarias,  chupadas  por  el  mosquito  en  la  linfa  humana  é  intro- 
ducidas en  su  estómago,  atraviesan  las  paredes  de  éste  y  van  á  alojarse  en  los 
músculos  torácicos  del  insecto. 

Cuando  los  mosquitos  mueren  y  caen  al  agua,  las  filarías  se  escapan  y  la  in- 
fección se  produce  entonces  por  el  agua  potable  asi  contaminada. 

Y  bien,  algo  análogo  pasaría  con  el  hematozoario  del  paludismo,  el  cual  no 
podría  infectar  directamente  al  hombre  por  el  agua  debebidaó  por  los  polvos  ema- 
nados de  un  suelo  infectado,  sino  que,  antes  de  ser  apto  para  multiplicarse  en  la 
sangre  del  hombre,  debería  sufrir  un:i  transformación  previa  en  el  organismo  d(  1 
insecto. 


248  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Para  Koch  los  mosqaitos  absorben  primero  los  parásitos  en  el  agua,  los  tras- 
miten á  sus  huevos  y  á  las  jóvenes  larvas,  y  sería  sólo  la  generación  siguiente  la 
que  llevaría  al  hombre  la  infección  malárica. 

El  mismo  autor  cita  el  caso  de  cinco  viajeros  que  para  atravesar  una  región  fuer- 
temente palustre,  se  proveyeron  de  mosquiteros  y  no  tomaron  las  fiebres,  mien- 
tras que  otros  viajeros  que  atravesaron  las  mismas  regiones  algün  tiempo  antes, 
sin  tomar  precauciones,  habían  sido  infectados. 

A  todas  estas  observaciones,  que  no  tienen,  en  rigor,  más  que  el  valor  de  fuertes 
presunciones  en  favor  de  la  teoría  de  los  mosquitos,  se  pueden  hoy  agregar  expe- 
rimentos que  han  aportado  á  esta  teoría  el  apoyo  valioso  de  una  prueba  directa. 

Estos  experimentos  fueron  hechos  por  Grassi,  Bastianelli  y  Bignami,  en  el 
Hospital  del  Espíritu  Santo  en  Roma,  durante  la  última  estación  de  las  fiebres. 

Han  consistido  en  someter  cuatro  individuos,  indemnes  de  todo  antecedente 
malárico,  á  las  picaduras  reiteradas  del  mosquito  Culex  pipiens,  haciendo  dormir 
á  los  sujetos  de  experimentación  en  una  pieza  en  la  que  se  había  introducido  un 
gran  número  de  estos  insectos  capturados  on  regiones  palustres. 

Habiendo  dado  un  resultado  negativo  este  primer  ensayo,  se  instituyó  otro  so- 
bre uno  de  los  cuatro  individuos  precedentes,  quien  fué  expuesto  esta  vez  á  las 
picaduras  de  Anopheles  claviger,  Culex  penicillaris  y  Culex  malarice,  especies 
de  mosquitos  propios  á  las  localidades  palustres  y  que  Grassi  considera  como  par- 
ticularmente sospechosas  bajo  el  punto  de  vista  de  la  propagación  de  la  malaria . 

Ahora  bien,  este  individuo  contrajo  fiebres,  que  fueron  precisamente  del  mismo 
tipo  que  las  fiebres  reinantes  en  la  región  de  donde  provenían  los  insectos. 

Debe  agregarse  que  el  sirviente  del  Jaboratorío,  que  se  había  ocupado  de  la 
captura  de  los  mosquitos,  fué  igualmente  atacado  por  accesos  característicos  de 
fiebre. 

En  estos  experimentos,  la  inocuidad  del  Culex  pipiens  es  tanto  más  notable 
cuanto  que  un  observador,  Ross,  había  constatado  directamente  que  los  hemato- 
zoaríos  de  la  fiebre  estivo-otoñal  de  los  alrededores  de  Roma  no  se  desarrollan  en 
el  organismo  de  este  mosquito  (Ij. 

Hemos  citado  de  pasada  la  opinión  de  Pinlay,  de  la  Habana,  sobre  el  papel 
desempeñado  por  los  mosquitos  en  la  transmisión  de  la  fiebre  amarilla.  Hace  ya 
quince  años  que  Pinlay  ha  formulado  esta  teoría. 

Haramond,  colega  americano  de  Pinlay,  confirmaba  sus  vistas  en  1887.  Recor- 
daba que  en  1839  hubo  una  epidemia  de  fiebre  amarilla  en  Augusta  (Georgia;, 
donde  abundaban  los  mosquitos^  pero  que  ningún  caso  se  produjo  en  Summervi- 
lie,  localidad  vecina,  situada  en  los  médanos,  y  enteramente  desprovista  de  estos 
insectos. 

Algunos  años  más  tarde,  habiéndose  construido  un  camino  al  través  de  los 
pantanos  y  habiéndose  excavado  cisternas,  los  mosquitos  hicieron  su  primera 
aparición  en  Summerville,  y  durante  la  epidemia  de  1854,  esta  ciudad  fué  atacada 
como  las  ciudades  vecinas. 

La  Roche  refiere  que  durante  la  epidemia  de  1853  en  Natchy  y  en  Clinton,  los 
mosquitos  fueron  más  abundantes  que  nunca  y  casi  tan  insoportables  como  la 
enfermedad  misma. 

(1)  Sería  interesante  estudiar  el  papel  de  las  especies  argentinas  de  mosqaitos  en  la 
trasmisión  del  chucho.  (Nota  del  traductor.) 


MISCELÁNEA  349 

BéraDger  Féraud,  tralaudo  de  limitar  el  foco  primitivo  del  vómito  negro,  lo  lo- 
caliza en  la  región  llamada  Costa  de  los  Mosquitos. 

Notemos  antes  de  abandonároste  asunto,  que  Pinlay  ha  creído  poder  servirse  de 
los  mosquitos  mismos  para  practicar  vacunaciones  contra  la  fiebre  amarilla ;  pues 
dice  haber  observado  que  teniendo  encerrados  durante  cuatro  ó  cinco  días,  los 
mosquitos  repletos  de  sangre  de  individuos  atacados  de  la  enfermedad,  se  efec- 
tda  una  digestión  de  esta  sangre  y  al  mismo  tiempo  una  atenuación  de  los  gér- 
menes patógenos  que  contiene,  atenuación  tai,  que  su  inoculación  por  la  picadu- 
ra de  estos  mosquitos  á  individuos  sanos  no  les  comunica  más  que  uua  infección 
ligera  de  la  que  curan  prontamente  y  que  les  confiere  desde  entonces  la  inmu- 
nidad. 

He  ahí  á  la  verdad  una  domesticación  del  mosquito  bastante  imprevista  y  una 
ingeniosa  manera  de  forzará  nuestros  enemigos  á  trabajar  honestamente  para  no- 
sotros, practicando  el  arte  de  atenuar  los  virus. 

Desgraciadamente,  este  procedimiento  origínalisimo  de  vacunación  no  parece 
haber  tenido  fortuna. 

Ha  llegado  el  momento  de  hablar  de  dos  enfermedades  quQ  son,  en  verdad,  es- 
peciales á  los  animales,  por  lo  menos  hasta  el  presente,  precisamente  porque  son 
inoculadas  por  insectos  que  sólo  atacan  en  general  á  los  animales. 

Pero  hay  que  guardarse  bien  de  creer  que  el  hombre  no  podría  ser  víctima  á  su 
vez  en  un  momento  dado.  Son  por  otra  parte  historias  médicas  tan  interesan- 
tes é  instructivas  que  no  podemos  resistir  al  placer  de  referirlas. 

Se  trata  además  de  enfermedades  que,  por  la  naturaleza  de  sus  parásitos,  se 
aproximan  á  la  malaria  y  que  están  aquí  en  su  sitio. 

La  primera  de  estas  enfermedades  es  la  fiebre  de  Tejas,  que  ataca  los  rebaños 
de  bovídeos  de  los  Estados  de  Norte  América,  y  también  de  las  costas  orientales 
de  África,  donde  Roberto  Koch  la  ha  estudiado  ahora  últimamente. 

Para  que  una  tropa  sea  atacada,  no  es  necesario  que  haya  contacto  directo  de 
los  animales  enfermos  con  los  sanos.  El  paso  de  una  tropa  sana  por  una  pradera 
atravesada  poco  antes  por  una  tropa  enferma,  basta  para  que  haya  contagio. 

Los  criadores  y  los  comerciantes  habian  presumido,  desde  hace  largo  tiempo, 
que  este  extraño  contagio  era  debido  á  las  garrapatas,  especie  de  acáridos  que 
acompaña  casi  siempre  á  los  ganados  de  Tejas ;  pero  la  luz  no  pudo  hacerse  sobre 
este  punto  hasta  después  que  Smíth  hubo  encontrado  que  la  sangre  de  los  anima- 
les atacados  de  la  fiebre  de  Tejas  contenía  un  parásito  (Pirosoma  bigeminumj  que 
habita  en  los  glóbulos  rojos,  como  el  hematozoario  del  paludismo. 

Smith  hizo  entonces  experimentos  sobre  el  papel  que  representan  los  acáridos 
en  la  transmisión  de  la  enfermedad.  Hizo  venir  de  Tejas  animales  que  llevaban 
adheridos  estos  acáridos  y  los  puso  en  contacto  con  los  ganados  del  Norte  de 
América.  El  contagio  se  produjo.  Por  el  contrario,  cuando  se  tenía  cuidado  de 
desembarazar  completamente  de  sus  huéspedes  á  los  bueyes  de  Tejas,  antes  de 
ponerlos  en  relación  con  los  del  Norte,  estos  últimos  no  contraían  la  enfer- 
medad. 

En  un  tercer  experimento,  Smith  esparció  los  acáridos  solos  en  una  pradera 
donde  puso  á  pastar  bueyes  procedentes  de  los  Estados  del  Norte.  Estos  animales 
contrajeron  la  fiebre  de  Tejas,  lo  que  demostraría  evidentemente  que  son  las  ga* 
rrapatas  las  que  trasmiten  la  infección. 

A  estos  experimentos,  ha  agregado  Koch  otro  de  especial  interés.  Tomó  en 


250  AiXALES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

uDa  tropa  infectada,  acáridos  provenientes  en  parle  de  animales  sanos  y  en  parte 
de  un  animal  Rravemente  atacado. 

Estas  garrapatas  fueron  colocadas  en  vasijas  separadas.  Depositaron  en  ellas  sus 
huevos  y  pronto  después  se  desarrollaron  los  jóvenes  acáridos.  El  experimentador 
transportó  estos  últimos  á  una  localidad  distante  diez  días  de  marcha  de  aquélla 
en  que  habían  sido  recogidos  é  indemne  de  todo  alcance  de  la  fiebre. 

Poniendo  entonces  á  las  jóvenes  garrapatas  en  contacto  con  animales  nuevos, 
algunos  de  estos  presentaron  á  ios  veinte  y  dos  días  todos  los  síntomas  de  la  fie- 
bre  de  Tejas  y  se  pudo  encontrar  en  su  sangre  los  parásitos  característicos.  Pero 
los  animales  enfermos  fueron  exclusivamente  aquellos  que  habían  sido  picados 
por  garrapatas  provenientes  délas  que  habían  sido  recogidas  sobre  animales  igual- 
mente enfermos. 

Así  ¿:e  demostraba  la  posibilidad  del  transporte  del  parásito  por  los  descendien  - 
tes  de  los  acáridos  infectados;  y  este  hecho  es  muy  importante,  porque  confirma 
observaciones  análogas  que  hemos  mencionado  á  propósito  de  la  trasmisión  de  la 
malaria  por  los  mosquitos  íl/. 

La  segunda  enfermedad,  particular  á  ciertas  especies  animales,  de  que  también 
tenemos  que  hablar,  es  la  enfermedad  de  la  mosca  Tsé-Tsé,  que  se  produce  en 
/ululand. 

Los  relatos  de  los  viajeros  están  llenos  de  anécdotas  relativas  á  esta  terrible 
mosca  Tsé-Tsé,  que  hace  inhabitables  ó  peligrosas  de  atravesar  ciertas  regiones  y 
que,  se  dice,  es  tan  temida  de  los  animales,  que  su  sólo  zumbido  los  pone  furiosos 
ó  los  liace  huir. 

Según  David  firuce,  que  ha  hecho  un  estudio  completo  de  esta  enfermedad,  la 
nagana,  la  verdad  sería  mucho  menos  dramática.  La  mosca  Tsé-Tsé  es  una  pe- 
queña mosca  del  tamaño  de  la  que  vive  en  Europa  sobre  el  ganado,  y  cuya  pica« 
dura  es  dolorosa,  pues  ya  sea  muerta  en  el  sitio  ó  sea  que  pueda  llenar  su  abdo- 
men de  la  sangre  de  su  victima,  el  rubor  y  el  dolor  que  siguen  á  la  herida  no  son 
más  acentuados  que  los  que  produce  la  picadura  del  tábano  vulgar.  En  cuanto  á 
las  consecuencias  son  nulas  y  por  más  que  Bruce  ha  ido  á  buscar  Tsés-Tsés  á  las 
regiones  reputadas  más  peligrosas  y  las  ha  hecho  picar  animales  muy  sensibles  á 
sus  mordeduras,  ninguno  se  enfermó,  salvo  uno  deque  se  hablará  en  seguida. 

Existe,  sin  embargo,  una  enfermedad  de  la  mosca,  invariablemente  mortal  para 
el  caballo  y  el  perro,  pero  de  la  cual  se  reponen  algunas  veces  la  vaca  y  el  cerdo. 
Se  caracteriza  por  la  fiebre,  una  infiltración  de  linfa  en  los  tejidos  del  cuello,  del  ab- 
domen ó  de  las  extremidades,  una  emaciación  extrema,  una  destrucción  más  ó 
menos  rápida  de  los  glóbulos  rojos  de  la  sangre  y  la  presencia  constante  en  la  cir- 
culación de  un  hematozoario  idéntico,  ó  por  lo  menos  muy  análogo,  al  Trypanoso- 
ma  Evansi,  encontrado  en  una  enfermedad  parecida  al  nagana  y  que  se  manifiesta 
en  la  India. 

Este  hematozoario  tiene  la  forma  de  un  cuerpo  transparente  y  alargado,  muy 
móvil,  que  se  desliza  á  la  manera  de  una  serpiente  entre  los  glóbulos  de  la  sangre 
y  que  parece  vivir  de  ellos  ó  tener,  por  lo  menos,  la  facultad  de  dislocarlos. 

(1)  Análogo  debe  ser  el  papel  de  la  garrapata  común  en  la  República  Argentina  (muy 
probablemente  Bcemaphysalis  rosea  C.  L.  K.,  según  dice  Holmberg  en  la  página  600  del 
tomo  1*  de  la  obra  del. Censo  de  1895],  en  la  trasmisión  de  la  tristesa.  Esta  es  por  lome- 
nos  la  opinión  de  Nelson,  Méndez  y  Lemos.  (Nota  del  traductor.) 


MISCELÁNEA  251 

Ahora  bien,  Bruce  parece  haber  demostrado  rigurosamente  el  papel  de  la  mos- 
ca Tsé-Tséen  la  propagación  de  esta  enfermedad. 

Ya  hemos  dicho  que  l^  picadura  de  estas  moscas  es  perfectamente  inofensiva  ; 
pero  si  uno  de  estos  insectos  ha  chupado  precedentemente  la  sangre  de  un  animal 
atacado  de  nagana  é  infectado  de  hematozoarios,  su  dardo  proboscfdeo,  queda 
cubierto  ile  ellos  é  inocula  el  parásito  y  la  enfermedad  al  animal  sano  que  ha 
picado. 

Esto  es  lo  que  resulta  de  experimentos  muy  claros  hechos  sobre  los  perros,  ani- 
males muy  sensibles  á  la  enfermedad.  Se  encierra  las  moscas  en  un  saco  de  gasa  ; 
se  coloca  éste,  primero,  sobre  un  aninial  enfermo,  luego  se  lleva  sobre  un  animal 
sano.  Algunos  días  despuéa%  este  último  presenta  los  síntomas  habituales  déla 
enfermedad  y  aparecen  parásitos  en  su  sangre.  Se  puede  también  inocular  directa- 
mente la  sangre  de  un  animal  enfermo  en  un  animal  sano  :  el  resultado  es  el  mis- 
mo. 

He  aquí,  pues,  otra  enfermedad  que,  muy  ciertamente,  es  trasmitida  por  interme- 
dio de  una  mosca,  transportadora  de  gérmenes  peligrosos  que  inocula  en  sus  pica- 
duras y  que  muy  verosímilmente,  es  únicamente  trasmitida  por  este  procedi- 
miento. 

Hemos  llegado  á  un  asunto  de  interés  más  general;  pues  el  insecto  cuyos  aten- 
tados vamos  á  desenmascarares  la  pulga,  insoportable  parásito  de  todos  los  tiem- 
pos y  todos  los  países  y  la  enfermedad  con  que  ella  nos  amenaza  es  nada  menos 
que  la  peste. 

Gracias  á  valerosos  observadores,  que  nos  han  dado  excelentes  estudios  de  la 
la  peste  que  reina  actualmente  en  las  Indias  y  que  parece  esforzarse  por  franquear 
las  regiones  donde  quería  podérsela  encerrar,  para  extenderse  sobre  otros  conti- 
nentes, se  sabe  hoy  día,  de  una  manera  indiscutible  que  las  ratas  juegan  un  pa- 
pel capital  en  la  propagación  de  esta  enfermedad. 

Todas  las  epidemias  locales  son  precedidas  por  una  mortalidad  inusitada  de 
estos  anímales,  á  punto  que  en  ciertas  aldeas,  antes  desvastadas,  los  habitantes 
se  apresuran  á  emigrar  en  cuanto  ven  multiplicarse  de  manera  desacostumbrada 
los  cadáveres  de  las  ratas  en  las/;alles  y  casas. 

¿Son  las  ratas  las  primeras  atacadas  y  trasmiten  en  segnida  el  mal  al  hombre,  ó 
bien  da  el  hombre  primero  la  enfermedad  á  las  ratas,  las  cuáles  van  en  seguida  á 
propagarla?  No  está  resuelto  este  punto.  Pero  lo  que  es  seguro,  es  que  las  ratas 
son  muy  sensibles  ala  peste  y  que  muy  frecuentemente  sucede  que,  en  una  lo- 
calidad hasta  entonces  indemne,  la  primera  víctima  es  el  individuo  que  ha  estado 
encargado  de  desembarazar  una  habitación  de  los  cadáveres  de  ratas  que  la  infes- 
taban. 

En  el  momento  en  que  la  rata,  agonizante,  sale  en  pleno  día  de  su  escondite,  y 
se  muestra  en  las  calles  y  las  casas  medio  paralizada  ya,  arrastrando  las  patas  de 
atrás,  sin  cuidarse  déla  presencia  de  los  hombres,  de  los  gatos  y  de  los  perros, 
hasta  que  se  acuesta  sobre  el  lomo  en  una  última  convulsión,  es  cuando  este  ani- 
mal es  especialmente  temible  para  el  hombre.  Si  éste  lo  recoge,  toma  la  peste. 

¿Pero,  se  trasmite  verdaderamente  la  enfermedad  por  este  simple  contacto?  No, 
ciertamente  ;  pues,  en  ciertas  circunstancias,  es  manifiesto  que  no  basta  tocar  un 
cadáver  de  rata  para  adquirir  la  peste,  como  tampoco  basta  tocar  un  pestífero. 

Ciertos  experimentos  han  probado  aún  que  la  inhalación  del  microbio  de  la  pes- 
te con  el  polvo,  que  su  absorción  en  el  agua  de  bebida,  que  aun  el  depósito  de  cul- 


252  ANá.LES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

turas  virulentas  sobre  uoa  llaga  saugrienta,  eran  condiciones  generalmente  ino- 
fensivas. 

Paitaba,  pues,  despejar  una  incógnita. 

Uno  de  los  médicos  de  la  marina  francesai  Simond,  á  quien  debemos  uno  de  los 

.más  completos  estudios   sobre  este  asunto,  constató,  observando  atentamente, 

que  los  cadáveres  de  ratas  podían  ser  manejados  sin  peligro,  con  la  condición  de 

que  estuvieran  fríos.  Por  el  contrario,  el  contagio  era  seguro,  si  estos  cadáveres 

eran  recogidos  aún  calientes,  en  las  horas  que  siguen  á  la  muerte. 

Esta  simple  observación  debía  permitirle  hallar  la  pista  del  intermediario,  des- 
conocido hasta  entonces,  que  aseguraba  la  trasmisión  del  mal  de  la  rata  al  hom- 
bre. Se  trata  de  un  insecto  que  pasa  del  uno  al  otro,  y  que,  habiendo  absorbido  el 
virus  sobre  la  rata,  lo  inocula  al  hombre;  y  este  iosectoes  la  pulga. 

Si  se  examina  una  rata  cautiva  desde  hace  largo  tiempo,  en  un  laboratorio,  por 
ejemplo,  es  raro  que  se  le  puedan  descubrir  pulgas;  pues  los  laboratorios  están 
generalmente  exentos  de  estos  insectos,  por  la  sencilla  razón  que  su  suelo  se 
lava  frecuentemente  y  que  el  agua  es  el  mayor  enemigo  de  las  pulgas. 

Pero  no  sucede  lo  mismo  con  la  rata  en  libertad,  que  frecuenta  gustosa  sus  re- 
tiros preferidos:  piezas  obscuras,  graneros,  almacenes  de  paja  y  de  forraje.  Por 
consiguiente  es  incomodada  por  estos  parásitos  al  mismo  título  que  el  perro  y  el 
gato.  Cuidadosa  de  su  persona,  no  las  tolera  largo  tiempo  sobre  si  misma  y  se 
desembaraza  de  ordinario  de  ellas  muy  diestramente.  Pero  sobreviene  la  enfer- 
medad, descuida  su  toilette  y  cesa  de  defenderse.  Entonces  las  pulgas  invaden  por 
millones  su  piel  y  chupan  su  sangre  impunemente. 

Simond  ha  constatado  que  el  microbio  de  la  peste  se  cultivaba  en  el  intestino 
de  la  pulga,  como  en  el  de  la  mosca,  por  otra  parte,  y  que  era  posible  trasmitir  la 
peste  á  ratas  sanas,  entregándolas  únicamente  á  las  picaduras  de  pulgas  tomadas 
sobre  ratas  pestíferas.  Experimento  sencillo,  pero  elegante,  que  ponía  fuera  de 
duda  el  mecanismo  del  contagio  pestilente,  aún  tan  misterioso. 

Sigamos  ahora  de  cerca  los  comienzos  de  la  peste  en  el  hombre.  En  el  mayor 
número  de  los  casos  el  mal  comienza  por  un  pequeño  botón,  que  presenta  en  su 
centro  una  vesícula,  una  flictena,  que  contiene  un  líquido  primero  transparente, 
luego  sanguinolento  y  purulento. 

Esta  pequeña  lesión  local  aparece  antes  de  cualquier  otro  síntoma  y  dura  hasta 
el  fín  de  la  enfermedad.  Los  infartos  ganglionares,  los  bubones  característicos, 
considerados  antes  como  el  síntoma  primitivo,  son  en  realidad  consecutivos  á  esta 
primera  lesión,  y  están  siempre  en  relación  con  el  sitio  que  ella  ocupa. 

.VI arcan  la  primera  etapa  del  virus,  desde  su  sitio  de  penetración ;  son  los  infar- 
tos ganglionares  que  se  acostumbra  ver  sucediendo  á  las  llagas  iofecciosas  en  ge- 
neral. 

Las  flictenas  iniciales  se  muestran  de  preferencia  sobre  los  puntos  del  cuerpo 
donde  la  piel  es  fina  y  delicada,  y  en  todos  los  casos  en  que  Simond  ha  examinado 
el  contenido  ha  constatado  en  él  la  presencia  del  bacilo  de  la  peste. 

.4hora  bien,  como  se  ha  demostrado  que  ni  el  contacto  del  microbio  cultivado.* 
ni  el  de  la  sangre  de  un  animal  pestífero  ó  de  sus  secreciones  con  la  piel  sana, 
pueden  realizarla  trasmisión  de  la  enfermedad,  es  necesario  admititir  que  el  virus 
ha  debido  ser  introducido  de  una  manera  activa,  por  un  agente  exterior,  y  preci- 
samente en  los  puntos  en  que  se  han  desarrollado  las  flictenas. 

Sólo  una  intervención  parasitaria,  la  de  la  pulga  de  la  rata  sobre  el  hombre,  tal 


MISCELÁNEA  253 

veztambiéo,  la  de  la  chinche  del  hombre  sobre  el  hombre,  puede  eulonces  expli- 
car la  penetración  del  bacilo  al  través  de  la  piel.  En  efecto,  la  flictena  •inicial  de 
la  peste  es  una  simple  picadura  de  pulga,  que  se  hace  luego  infecciosa  y  cambia 
entonces  de  aspecto. 

Nuestros  antepasados,  que  habían  estudiado  la  peste  muy  de  cerca,  durante  las 
epidemias  de  la  Edad  Media  y  hasta  fínes  del  último  siglo,  y  que  eran  maravillosos 
observadores,  habían  notado  ya  ciertos  hechos  que  hoy  encontramos  en  perfecta 
concordancia  con  esta  noción  déla  intervención  de  un  parásito  cutáneo  como  agen- 
te del  contagio.  Así  habían  notado  expresamente  que  no  era  de  ninj^una  manera 
peligroso,  manejar,- para  enterrarlos,  los  cadáveres  enfriados.  Esta  era  también  la 
opinión  de  Desgenettes,  que  había  atendido  á  los  pestíferos  de  JaíTa. 

Ahora  bien,  sabemos  que  las  pulgas  no  permanecen  en  los  cadáveres,  de  los  cua- 
les se  alejan  al  mismo  tiempo  que  los  abandona  el  calor. 

Otros  observadores  habían  ya  constatado  que  los  viejos  gozaban  de  una  inmuni- 
dad relativa  contra  la  peste,  que  parecía,  por  el  contrario,  marcar  cierta  preferen- 
cia por  los  jóvenes,  las  mujeres  y  los  niños^  Pero  también  sabemos  que  en  una 
reunión  de  personas  de  edad  y  sexos  diferentes,  las  pulgas  eligen  precisamente 
para  ejercer  sus  ataques,  y  con  un  segurísimo  instinto,  las  personas  cuya  piel  es 
más  fácilmente  atacable. 

Estas  son,  sin  duda,  enseñanzas  que  no  deberíamos  descuidar,  llegada  la  oca- 
sión. Nada  hay  mejor  para  defenderse,  que  conocer  bien  su  enemigo;  y  por  ágil  y 
menudo  que  sea  aquel  del  que  tendamos  que  preservarnos,  la  lucha  será  siempre 
más  fácil  contra  él  que  contra  miasmas  misteriosos  é  intangibles. 

Contra  la  pulga  y  otros  parásitos,  podríamos,  en  efecto  protegernos  de  dos  ma- 
neras diferentes :  directa  é  indirectamente. 

Directamente,  por  el  lavado  de  los  pisos  de  las  habitaciones :  pues,  como  lo  di- 
jimos hace  poco,  el  agua  es  el  mayor  enemigo  de  la  pulga  ;  y  también,  tal  vez.  si 
se  tratase  de  personas  que  vivan  en  un  medio  particularmente  peligroso,  untándo- 
se la  piel  con  un  aceite  perfumado  de  alguna  substancia  desagradable  á  los  insec- 
tos, como  la  nicotina ;  de  la  misma  manera  que,  para  sustraerse  á  las  picaduras 
de  los  mosquitos,  basta  tomar  un  baño  en  una  decocción  de  Quassia  amara. 

Indirectamente,  por  la  destrucción  de  los  animales  portadores  de  parásitos 
peligrosos  ;  la  menor  amenaza  de  una  mvansión  de  la  peste  debería  ser  entonces 
la  señal  de  la  declaración  de  una  guerra  de  exterminio  á  todas  las  ratas,  desde  los 
albañales  hasta  los  graneros. 

Y  así  seria  sin  duda  cosa  muy  sencilla  circunscribir  los  primeros  casos,  por  la 
supresión  de  los  principales,  sino  de  los  únicos  agentes  de  la  diseminación  del 
mal. 

Después  de  la  pulga,  la  chinche;  pues  está  visto  que  pasaremos  en  revista  to- 
dos nuestros  enemigos  íntimos.  Los  teníamos  por  simplemente  incómodos  y  aún 
nos  burlábamos  de  ellos  :  en  realidad  son  asesinos  terribles,  á  los  cuales  es  nece- 
sario declarar  decididamente  una  guerra  sin  piedad  y  sin  demora. 

Un  médico  ruso,  Tikine,  fué  el  primero  en  acusar  á  las  chinches  de  ser  agentes 
de  contagio:  y  ello  fué  con  ocasión  de  una  epidemia  do  tifus  recurrente  que  sede- 
claró  en  Odesa,  y  que  debía  atacar  diez  mil  personas  en  dos  años. 

Un  hecho  había  llamado  la  atención  de  este  observador :  á  saber  que  la  mayor 
parte  délos  enfermos  eran  concurrentes  á  los  asilos  nocturnos  y  sobre  todo,  por  lo 
menos  al  principio,  de  los  asilos  situados  en  los  alrededores  del  puerto. 


254  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Se  trataba,  pues,  de  encontrar  la  causa  de  la  propagación  de  la  infección  en  estos 
asilos.  Dado,  por  una  parte,  que  la  trasmisión  de  la  fiebre  recurrente  se  efectúa 
por  la  sangre  cargada  de  microbios,  —  espirilos  ó  espiroquetas,  —  y  que,  por  otra 
parte,  en  los  asilos  mejor  tenidos,  se  encuentra  un  número  considerable  de  pa- 
rásitos de  todas  especies,  el  autor  pensó  que  estos  últimos  podían  servir  de  agentes 
de  trasmisión. 

Ahora  bien,  en  los  asilos  infectados,  las  chinches,  al  invadir  un  individuo  en- 
fermo, se  hinchaban  de  sangre  cargada  de  espiroquetas;  luego  ellas  emigraban  so- 
bre otro  huésped,  cuando  aquel  había  sido  enviado  al  hospital ;  y  es  entonces  muy 
verosímil  que  al  picar  á  su  nueva  víctima,  ellas  contaminasen  la  pequeña  herida 
que  acababan  de  abrir,  al  derramar  en  ella  un  poco  déla  sangre  que  había  queda 
do  en  sa  trompa  á  consecuencia  de  las  operaciones  precedentes.  O  bien  aún  ellas 
eran  aplastadas  por  el  individuo  que  se  rascaba  y  que  se  inoculaba  así  la  sangre 
de  la  chinche. 

Para  verificar  esta  hipótesis,  el  autor  ha  buscado  las  espiroquetas  en  los  parási- 
tos provenientes  de  los  asilos  :  en  los  piojos,  los  resultados  fueron  negativos  ;  pero 
en  las  chinches  hinchadas  de  sangre  fué  descubierto  siempre  el  parásito  microbia- 
no y  en  gran  abundancia,  aún  dos  días  después  de  la  última  picadura. 

Faltaba  saber  si  los  microbios  habían  conservado  su  virulencia.  A  este  efecto, 
el  autor  aplicó  chinches  en  ayunas  sobre  la  piel  de  monos  atacados  de  fiebre  re- 
currente, recogió  en  seguida  la  sangre  de  estas  chinches  y  la  inoculó  á  un  mono 
sano.  Tres  días  después  este  mono  caía  enfermo,  y  su  sangre  contenía  el  parásito 
característico.  Así  quedaba  bien  y  debidamente  probado  el  papel  de  las  chinches 
como  agentes  de  contagio. 

Que  el  cáncer  sea  una  enfermedad  parasitaria,  es  cosa  que  hoy,  si  no  está  demos- 
trada, parece  por  lo  menos  bien  verosímil  por  el  examen  del  contenido  de  las  cé- 
lulas de  que  están  formados  los  tumores,  contenido  que  tiene  todas  las  aparien- 
cias de  un  esporozoario,  análogo  á  las  coccidias  ó  á  las  psorospermias,  que  son 
patógenas  para  diversas  especies  animales. 

Por  otra  parte,  si  el  cáncer  es  una  enfermedad  parasitaria,  es  contagioso,  y  re- 
cíprocamente; y  si  se  demostrara  que  es  contagioso,  su  naturaleza  parasitaria  se- 
ría demostrada  al  mismo  tiempo. 

Ahora  bien,  sucede  actualmente  para  el  cáncer  lo  que  ha  pasado,  hace  unos 
treinta  años,  para  la  tuberculosis,  cuando  Villemin  se  lanzó  á  declarar  que  era 
concagicsa.  antes  que  se  conociera  su  microbio;  se  es  aún  escéptico,  pero  comien- 
zan á  hacerse  conocer  observaciones  que  aportan  fuertes  presunciones  en  favor  de 
este  contagio.  Se  habla  de  ciudades,  se  nombran  aldeas,  en  las  que  el  cáncer  es 
más  frecuente  que  en  otras  partes  |lj ;  se  habla  aún  de  casas  de  cáncer  en  las  cua- 
les ios  habitantes  se  suceden  y  mueren  de  cáncer  unos  después  de  otros. 

En  fin,  si  la  imposibilidad  de  realizar  experimentos  sobre  el  hombre  ha  retar- 
dado hasta  ahora  la  solución  de  una  cuestión  sencillísima  en  sí  misma,  las  in- 
vestigaciones experimentales  hechas  sóbrelos  animales  parecen  haber  respondido 
desde  ya,  de  una  manera  suficientemente  clara,  para  dar  á  los  partidarios  de  la 
naturaleza  microbiana  y  de  la  contagiosidad  del  cáncer  el  derecho  de  afirmar  su 
opinión. 

(1)  Según  el  doctor  Gaché,  en  la  Concepción  del  Uruguay  la  estadística  del  cáncer  es 
alarmante.  (Nota  del  traductor.) 


MISCELÁNEA  255 

Muchos  animales,  en  efecto,  están,  como  el  hombre,  sujetos  al  cáncer.  Así  su- 
cede con  el  perro  y  el  gato,  por  ejemplo. 

Es  verdad  que  su  cáncer  no  es  el  mismo  del  hombre,  y  parece  causado  por  pa- 
rásitos de  raza  ó  de  especie  diferente  de  la  del  parásito  humano,  diferentes  por  sus 
formas  y  también  por  el  hecho  de  no  serles  inoculable  el  cáncer  del  hombre.  Pero 
por  lo  menos  es  posible  estudiar  el  contagio  del  cáncer  de  animal  á  animal  y  deter- 
minar las  condiciones  de  dicho  contagio. 

Ahora  bien,  hace  algunos  años,  en  1895,  el  señor  Enrique  Moran,  estudiando 
el  canceren  la  laucha  blanca,  ha  conseguido  trasmitir  la  enfermedad  á  este  ani- 
mal, por  inoculaciones  en  serie. 

Pero,  y  este  es  el  punto  que  nos  interesa  particularmente,  sucedió  que  las  jau- 
las que  contenían  estas  lauchas  fueron  invadidas  por  chinches  y  Moran  tuvo  la 
feliz  curiosidad  de  querer  determinar  experimentalmente  el  papel  que  podían  ju- 
gar estos  parásitos  en  los  resultados  que  obtenía.  Para  ello  colocó  una  serie  de 
parejas  de  lauchas  sanas  en  jaulas  nuevas,  aisladas  sobre  pies  sumergidos  en  cu- 
bas llenas  de  esencia  de  trementina  alcanforada.  A  unas  se  les  dejó  solas,  mien- 
tras que  á  las  otras  les  agregó  un  gran  número  de  chinches  tomadas  en  las  jaulas 
ya  infectadas.  Algunos  meses  después  los  resultados  del  experimento  no  dejaban 
ninguna  duda  sobre  el  papel  de  estos  parásitos  en  la  propaj^ación  de  la  enferme- 
dad. Todas  las  lauchas  de  las  jaulas  con  chinches  se  habían  vuelto  cancerosas, 
mientras  que  las  otras  estaban  absolutamente  sanas. 

De  manera  que  en  la  continuación  de  sus  investigaciones  Moran  sustituía 
á  menudo  la  picadura  de  la  chinche  á  la  de  la  aguja,  como  medio  de  inoculación. 

Se  ve,  sin  que  haya  necesidad  de  insistir,  todas  las  deducciones  que  sugiere  este 
experimento,  si  se  transporta  la  enseñanza  del  laboratorio  á  nuestras  habitaciones; 
y  como  el  papel  ignorado  de  la  chinche,  y  tal  vez  el  de  algunos  otros  parásitos 
más,  aclaran  el  origen  de  casos  de  cáncer,  para  los  cuales,  un  poco  imprudente- 
mente, se  cree  poder  alejar  toda  verosimilitud  dé  contagio. 

Añadamos  á  estas  consideraciones  que  se  conoce  desde  hace  largo  tiempo  una 
afección  cutánea  á  la  que  están  sujetos  los  pavos,  las  gallinas,  las  palomas  y  los 
ganzos,  afección  muy  comparable  al  cáncer,  y  á  la  cual  se  ha  dado  los  nombres 
de  psorospermiosis  cutánea,  de  Epithelioma  contagiosum  y  de  Molluscum  con- 
tagiosum,  denominaciones  todas  que  recuerdan  bien  su  naturaleza,  su  aspecto  y 
su  contagiosidad. 

Ahora  bien,  esta  enfermedad  es  fácilmente  inoculable  por  medio  de  simples 
picaduras  hechas  en  la  piel  de  las  aves  en  cuestión  y,  si  se  quiere  notar  que  estos 
animales  están  generalmente  cubiertos  de  parásitos,  se  admitirá,  como  verosímil 
por  lo  menos,  que  estos  parásitos  puedan  ser  los  vehículos  ordinarios  del  con- 
tagio. 

Hemos  llegado  al  término  de  nuestra  pesquisa  :  y  los  numerosos  documentos 
que  hemos  aportado  nos  parecen  legitimar  lo  que  decíamos  al  principio  acerca  del 
papel  considerable  desempeñado  por  los  insectos  en  la  trasmisión  de  las  enferme- 
dades contagiosas. 

En  una  época  en  la  cual  se  organiza  de  todos  lados  una  defensa  razonada  contra 
las  enfermedades  evitables,  era  oportuno  denunciar  á  la  atención  y  la  sospecha 
de  los  interesados,  es  decir,  de  lodo  el  mundo,  toda  una  categoría  de  agentes  des- 
conocidos del  contagio. 

La  limpieza  del  cuerpo  y  la  limpieza  de  la  habitación  son  dos  factores  primor- 


256  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

diales  de  la  higiene  iodividual ;  pero  sobre  este  terreno  de  la  higiene,  la  solidari- 
dad social  aparece  de  una  manera  brillante  y  dicta  á  cada  uno  sus  deberes.  No 
sólo  es  necesario,  en  los  medios  acomodados,  declarar  una  guerra  sin  piedad 
á  todos  los  insectos  familiares,  sino  que  hay  que  perseguirlos  hasta  en  las  humil- 
des moradas  del  obrero  y  del  pobre.  A  falta  de  consideración  humanitaria  de  or- 
den más  elevado,  el  interés  personal  exige  este  cuidado,  pues  nadie  puede  preveer 
la  suerte  de  un  microbio  adherido  á  las  patas  ó  escondido  en  los  flancos  de  un 
insecto. 

Esta  cacería  de  insectos  es  fácil,  por  lo  demás.  El  agua,  el  fuego,  el  veneno 
encontrarán  su  aplicación  según  las  especies  y  las  circunstancias. 

Pero,  desconfiad  de  las  moscas  alrededor  de  los  tísicos,  temed  de  los  mosqui- 
tos en  los  países  de  fiebre;  huid  de  las  pulgas. . .  como  de  la  peste,  en  tiempos 
de  epidemia,  y  no  toleréis  las  chinches  bajo  ningún  pretexto. 

D'  J.    HÉRICOURT, 

Director  adjunto  del  Laboratorio  üsiológico 
de  la  Facultad  de  Medicina  de  París. 

fRevue  des  Revues,  I*  de  abril  de  1899.) 


ANALES 


DE     LA 


SOCIEDAD  científica 

ARGENTINA 


Director  :  logeaiero  ÁNGEL  GALLARDO 
Sbcrbtarios  :  Señores  Eduardo  Latzina  y  Carlos  Lagos  García 

REDACTORES 

Inj^eniero  Eduardo  Aguirre,  señor  Juan  B.  Ambrosetti,  doctor  Pedro  N.  Arata, 
ingeniero  Alberto  de  Artenga,  ingeniero  doctor  Manuel  B.  Bahía,  ingeniero 
Santiago  E.  Barabino,  ingeniero  Federico  Birabén,  arquitecto  Juan  A.  Bus- 
chiazzo,  ingeniero  Emilio  Candían!,  ingeniero  José  S.  Corti,  doctor  Eduardo  L. 
Holmberg,  doctor  Atanasio  Quiruga,  ingeniero  Francisco  Seguí,  doctor  Enrique 
TorDÚ,  doctor  Roberto  Wernicke,  doctor  Estanislao  S.  Zeballos. 


JUNIO  1899.  —  ENTREGA  VI.    -  TOMO  XLVII 


PUNTOS   Y    PRECIOS    DE    SUSCRIPCIÓN 

LOCAL   DE  LA   SOCIEDAD,    CBVALL09   269,    Y    PRINCIPALES    LIBKBRÍAS 

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680  —  CALLE  PIRÓ  —  680 

1899 


JUNTA    DIRECTIVA 

Presidente Ingeniero  doctor  Marcial  R.  Candioti. 

Vice-Presidente  I""  Ingeniero  doctor  Carlos  M.  Morales. 
Id.  2"*  Mayor  ingeniero  Arturo  M.  Lugones. 

Secretario  de  actas  Ingeniero  Eléodoro  A.  Damianovich. 

—  correspondencia  Agrimensor  Cristóbal  Hicken. 

Tesorero Ingeniero  José  M.  Sagastume. 

Bibliotecario Señor  Luis  Miguens, 

Ingeniero  Domingo  Nocetl 
Ingeniero  Claro  C.  Dassen. 

Vocales { Ingeniero  Emilio  Palacio. 

Ingeniero  Luís  A.  Huergo  (hijo). 

Ingeniero  Alejandro  Claypole. 

Ingeniero  Oronte  A.  Valerga. 
Gerente Señor  Juan  Botto. 


índice  de  la  presente  entrega 


Ángel  Gallardo.  El  Neomylodon  Listai 267 

Carlos  Spegazzini  .  Mycetes  argentinenses 262 

—    Nova  addenda  ad  Floram  Patagonicam  f  Continuación J 274 

Segunda  reonióa  del  Congreso  Científico  Latino  Americano  en  Montevideo 291 

Visita  á  los  nuevos  mataderos 292 

Miscelánea  :  El  congreso  internacional  de  matemáticos.  —  La  vida  animal  es  una 
simbiosis  con  microbios 294 

Bibliografía:  Berg,  Observaciones  sobre  lepidópteros  argentinos  y  otros.  ^Gurci, 
Sur  la  phylogénie  et  le  polymorphisme  des  bactéries.  —  Berro,  La  vegetación 
uruguaya.  —  Comunicaciones  del  Museo  Nacional  de  Buenos  Aires .  — Gacbb,  La 
tuberculose  dans  la  République  Argentino.  —  Lehmann-Nitsche,  Quelques  obser- 
vations  nouvelles  sur  les  indiens  guayaquis  du  Paraguay.  —  Zeballos,  Orígenes 
nacionales.  —  Lafonk  Qoevedo,  El  Barco  y  Santiago  del  Estero.  —  Quiroga,  K1 
simbolismo  de  la  Cruz  y  el  Falo  en  Calchaquí.  —Martínez,  Etnografía  del  Río 
de  la  Plata 296 


EL  NEOMYLODON  LISTAI 


Ya  nos  hemos  ocupado,  aunque  sólo  por  referencias,  en  la  en- 
trega de  noviembre  de  1898  de  estos  Anales  (lomo  XLVI,  pág.  294), 
del  articulo  en  que  Ameghíno  describe  un  trozo  de  cuero  hallado 
en  Patagonia,  y  que  considera  como  perteneciente  á  una  especie 
desconocida  de  desdentados,  á  la  que  bautiza  con  el  nombre  de 
Neomylodon  Listai. 

Gran  interés  ha  despertado  esta  publicación  en  el  mundo  cientí- 
fico, porque  ella  revela  el  hallazgo  de  un  representante  actual  de 
]os antiguos  gravigrados  fósiles  de  la  República  Argentina. 

La  existencia  de  tan  curioso  animal  no  ha  dejado  de  despertar  du- 
das y  promover  discusiones  y  bastase  han  costeado  expediciones 
para  buscar  un  ejemplar  vivo  ó  por  lo  menos  bastante  completo 
que  permita  resol  ver  definitivamente  la  cuestión. 

El  telégrafo  nos  ha  comunicado  también  la  noticia  de  haberse 
pronunciado  en  la  Sociedad  Real  de  Geografía  de  Londres  una  con- 
ferencia por  Moreno,  quien  llevó  al  Museo  Británico  trozos  de  esa 
misma  piel  ó  de  otra  parecida. 

Estamos  en  pleno  reinado  de  lo  maravilloso,  debido  á  la  divulga- 
ción de  estas  noticias,  pues  muchos  esperan  de  un  momento  á  otro 
<;ontempIarvivo  y  enjaulado  alguno  de  estos  animales,  sobre  los 
cuales  la  imaginación  popular  comienza  á  bordar  las  más  extra- 
ñas fábulas. 

La  curiosidad  y  comentarios  del  público  nos  traen  al  recuerdo 
una  pintoresca  anécdota  referida  por  el  doctor  Juan  María  Gutié- 
rrez en  el  discurso  pronunciado  en  el  primer  aniversario  de  la  So- 
ciedad Paleontológica  argentina,  el  año  1867. 

Se  sabe  que  el  primer  esqueleto  de  raegaterio  que  se  llevó  áEuro- 

Alf.  SOC.  CIENT.   ÁRG.  ^  T.  XLVII  17 


258  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

pa  fué  extraído  délas  orillas  del  río  Lujan  en  1789  j  transportado  á 
España,  donde  se  conserva  en  el  Museo  Real  de  Historia  Natural  de 
Madrid. 

Carlos  líl,  que  entonces  reinaba,  uno  de  los  Borbones  más 
aficionados  á  fieras  exóticas,  entusiasmado  con  el  gigantesco  es- 
queleto que  le  enviaban  del  Río  de  la  Plata,  ordenó  á  su  ministro 
don  Antonio  Porlier,  que  dirigiese  una  orden  al  marqués  deLoreto, 
virrey  de  Buenos  Aires,  para  que  le  mandase  vivo  uno  de  aquellos 
animales,  aunque  fuese  algo  más  pequeño.  Disponía,  además, que 
en  caso  de  que  las  grandes  dificultades  de  tomar  un  animal  tan  fe- 
roz y  urañocomo  se  ledebía  suponer,  impidieran  conseguirlo  vi- 
vo. Su  Majestad  se  contentaría  con  uno  embalsamado. 

¿Estaremos  en  vísperas  de  que  se  realice  algo  análogo  al  deseo 
del  rey  Carlos  III? 

Para  dar  á  conocer  de  nuestros  lectores  lo  que  se  ha  publicado 
hasta  ahora  sobre  el  asunto  vamos  á  analizar  detalladamente  un  fo- 
lleto del  doctor  Einar  Lónnberg,  titulado  On  some  remains  ofNeo- 
mylodon  Listai  Ameghino,  hrought  home  by  the  Swedish  Expedition 
to  Tierra  del  Fuego^  1895-1897,  publicado  con  hermosas  láminas 
á  principios  de  este  año  en  Estocolmo,  en  Svenska  Expedüionen 
lili  Magellans  lándema,  tomo  II,  número  7,  página  149-170,  el  cual 
cual  acaba  de  llegar  á  nuestras  manos  y  que,  con  el  artículo  de 
Ameghino,  á  que  nos  hemos  referido,  forman  por  ahora  las  dos 
únicas  descripciones  precisas  y  científicas  de  los  hallazgos  que  tan- 
ta emoción  han  producido. 

Veamos  cómo  explica  Lónnberg  la  historia  del  descubrimiento. 

Nordenskjóld  llegó  en  los  primeros  días  de  abril  de  1896  á  la  es- 
tancia Eberhardt  cerca  del  Seno  de  Ultima  Esperanza,  y  supo  allí 
que  se  habia  descubierto  algún  tiempo  antes  una  gruta  situada  á 
pocos  kilómetros  de  la  costa  del  mar. 

Esta  gruta,  hoy  famosa,  tiene  próximamente  30  metros  de  alto, 
300  de  largo  y  50  de  ancho  y  está  situada  á  una  altura  de  160  me- 
tros sobre  el  nivel  del  mar.  Su  techo  es  inclinado  y  las  paredes  es- 
tán cubiertas  de  estalactitas.  Los  peones  que  la  habían  reconocido 
hallaron  en  su  interior  varios  objetos,  entre  ellos  unos  trozos  de 
cuero  grueso  muy  extraño  que  llevaron  á  las  casas  y  un  esqueleto 
humano  que  quemaron. 

Nordenskjóld  visitó  la  gruta  y  encontró  en  ella  otros  trozos  del 
curioso  cuero,  unas  pelotas  de  cuero  de  guanaco,  una  gran  uña  y 
algunos  huesos. 


EL  NEOHTLODON  LISTÁI  359 

Todos  estos  restos  fueroD  llevados  á  Upsala,  donde  los  ha  estudia- 
do el  doctor  Einar  Lónnberg,  inducido  por  una  noticia  del  Natural 
Science  sobre  el  artículo  de  Ameghino. 

Los  huesos  son  en  parte  de  Anchenia  y  en  parte  humanos. 

Mucho  más  interesantes  son  los  dos  trozos  del  cuero. 

IJno  de  ellos  es  triangular,  de  15  centímetros  de  largo  por  7,5  de 
ancho  y  1  de  espesor.  La  superficie  exterior  está  densamente  cu- 
bierta de  pelo  de  color  ocre  ó  amarillo  sucio.  Los  pelos  de  este  pe- 
dazo tienen  sólo  dos  ó  tres  centímetros  de  largo,  pues  todos  ellos 
están  muy  gastados  ó  mutilados. 

La  superficie  interior  está  densamente  cubierta  de  osículos  arre- 
glados  como  las  piedras  irregulares  y  redondeadas  de  un  empedra- 
do antiguo.  El  mayor  osículo  tiene  17  milímetros  de  diámetro, 
otros  sonde  lOá  13  milímetros  y  los  más  pequeños  de  7  á  4. 

El  trozo  mayor  del  cuero  mide  76  centímetros  de  largo  próxima- 
mente por  10  de  ancho  en  su  parte  superior.  La  parte  inferior  se 
estrecha  y  mide  sólo  10-13  centímetros  en  una  extensión  de  35  á 
40  centímetros.  Todas  estas  medidas  son  sólo  aproximadas  porque 
el  cuero  se  ha  arrugado  y  encogido  al  secarse. 

La  forma  del  cuero  hace  creer  áLónnberg  que  debía  cubrir  la  pala 
anterior  izquierda  del  animal.  Su  espesor  es  de  10  á  12  milímetros 
en  casi  todas  partes.  Está  cubierto  de  pelo  grueso  y  áspero  del  mis- 
mo color  que  en  el  otro  trozo,  pero  como  este  pelo  no  está  tan  es- 
tropeado^ es  considerablemente  más  largo,  por  lo  general  de  5  á  tí 
centímetros,  y  en  la  parte  baja  de  la  pata  alcanza  hasta  8  y  9  cen- 
tímetros. 

La  superficie  interior  de  este  trozo  no  muestra  huesecillos  arre- 
glados como  pavimento.  Poro  en  el  borde  superior,  recientemente 
cortado,  se  encuentran  los  osículos  dermales  aunque  completamen- 
te implantados  en  el  tejido  conectivo. 

Estos  no  son  tan  grandes  como  losotros.  El  mayor  mide  9  milí- 
metros pero  son  por  lo  común,  aun  menores,  de  5  á  6  milímetros  ó 
menos.  No  están  tampoco  tan  próximos  sino  que  dejan  generalmen- 
te entre  ellos  espacios  que  varían  desde  pocos  milímetros  hasta  I 
ó  8  centímetros.  A  veces  se  encuentran  dos,  situados  el  uno  arriba 
del  otro.  Lososiculos  disminuyen  en  tamaño  y  frecuencia  hacia  la 
parte  que  se  supone  inferior  de  la  pata. 

Se  han  encontrado  también  en  la  cueva  la  parte  cornea  de  una 
uña  ó  garra  que  no  puede  garantirse  que  pertenezca  al  mismo  ani- 
mal que  estuvo  cubierto  por  el  cuero,  pero  que  el  autor  considera 


260  AfTALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

también  como  un  fragmento  de  Neomylodon,  porque  no  se  parece  á 
las  partes  correspondientes  de  ningún  animal  actual  de  Sud  Amé- 
rica. La  uña,  ligeramente  encorvada,  tiene  109  milímetros  de  lar- 
go por  34  milímetros  de  ancho  en  la  parte  que  debe  haber  quedado 
fuera  de  la  piel  del  animal.  El  color  es  castaño  claro*  y  amarillento 
hacia  la  extremidad. 

Respecto  de  las  pelotas  de  pelo  de  guanaco  encontradas  en  la  cue- 
va, emite  Lónnberg  extravagantes  hipótesis,  cuando  sólo  son,  pro- 
bablemente, esas  agrópilas  ó  cálculos  pilosos  que  se  hallan  con 
relativa  frecuencia  en  el  estómago  de  los  rumiantes. 

Pasa  luego  el  autor  á  comparar  los  huesecillos  del  cuero  con  los 
del  mílodonte,  notando  algunas  diferencias  en  la  forma  y  tamaño  y 
especialmente  por  la  falta  de  las  depresiones  que  existen  en  los  osí- 
culos del  extinguido  itfy/o£/on.  Llega,  sin  embargo,  á  la  conclusión 
de  que  las  diferencias  apenas  podrían  ser  genéricas. 

El  estudio  microscópico  revela  también  analogías  en  su  estruc- 
tura que  es  incompletamente  ósea,  pues  carecen  de  laminillas  bien 
diferenciadas  y  de  canales  de  Haver. 

Los  de  Mylodon  tienen,  además,  células  de  pigmento  que  no 
existen  en  los  modernos. 

La  comparación  con  los  escudos  de  Dasypns  muestra  grandes 
diferencias. 

Después  de  algunas  consideraciones  filogenéticas  estudia  el  pe- 
lo, el  cual  carece  de  hueco  central.  Aunque  este  estudio  es  muy  di- 
fícil por  ser  los  pelos  muy  duros  y  quebradizos,  encuentra  Lónn- 
berg cierta  semejanza  con  el  pelo  de  Bradypus, 

Parece  que  los  pelos  se  hallan  dispuestos  sin  orden  determi- 
nado. 

En  cuanto  á  la  garra  ó  uña  no  encuentra  el  autor  ninguna  seme- 
jante en  los  animales  actuales.  Las  del  Mylodon,  aunque  análogas 
en  su  aspecto  general,  son  más  encorvadas  y  tienen  mayor  diáme- 
tro vertical. 

Se  plantea,  finalmente,  el  autor  las  siguientes  cuestiones : 

¿Existe el  Neomylodon  aun  vivo? 

¿  De  qué  tamaño  es  ó  ha  sido  ? 

¿  Puede  considerarse  idéntico  al  animal  sobre  el  cual  hizo  fuego 
Lista  ? 

Ninguna  de  ellas  es  fácil  de  contestar. 

Nordenskjóld  cree  recordar  que  el  mayor  trozo  de  cuero  que  vio 
era  de  1.50  metros  y  eso  que  no  estaba  completo  en  ninguna  di- 


EL  NEOMTLODON  LISTAI  261 

reccíón.  Le  hizo  la  impresión  de  haber  pertenecido  á  un  animal 
grande  tal  como  el  león  marino.  Considerando  que  el  cuero  se  ha- 
bía encogido  al  secarse,  de  un  tercio  por  lo  menos,  deduce  que  el 
animal  debió  tener  como  mínimum  dos  metros  de  largo  y  proba- 
blemente más  aun,  sin  contar  la  cabeza  y  la  cola.  El  alto  lo  calcula 
en  130  á  140  centímetros  según  las  dimensiones  del  cuero  que  su- 
pone ser  déla  pata. 

En  resumen,  considera  que  el  animal  serta  del  tamaño  de  un  pe- 
queño rinoceronte. 

Le  parece  difícil  que  un  animal  de  estas  dimensiones  no  haya 
sido  observado  ni  por  los  viajeros  y  habitantes  blancos  de  Palago- 
nia,  ni  tampoco  por  los  indios,  á  quienes  Nordenskjóld  y  sus  compa- 
ñeros no  han  oído  nada  de  tal  ser. 

Debe  haber  sido  contemporáneo  del  hombrey  hay  que  notar  que  las 
substancias  colágenas  y  gelatinosas  del  cuero  se  conservan  aún. 
Se  inclina,  sin  embargo,  á  considerarlo  como  extinguido,  aunque 
debe  haber  alcanzado  hasta  una  época  relativamente  próxima. 

Cree,  por  fin,  que  el  animal  que  vio  Lista  no  puede  haber  sido  un 
Neomylodon,  pues  éste  sería  mucho  moyor  que  el  pangolín  con  el 
cual  lo  comparaba  nuestro  malogrado  consocio,  y  no  hubiera  po- 
dido desaparecer  con  tanta  rapidez  por  la  lentitud  de  sus  movi- 
mientos. 

Para  completar  esta  noticia  diremos  que,  según  versiones  publi- 
cadas en  la  prensa  diaria,  los  señores  Erland  Nordenskjóld  y  Borge 
han  hallado  nuevos  restos  del  Neomylodon  en  la  misma  gruta  Eber- 
hardt,  donde  posteriormente  Hauthal,  prosiguiendo  las  excavacio- 
nes ha  conseguido  también  cosechar  diferentes  piezas  que  consi- 
dera pertenecientes  áestos  misteriosos  animales. 

Refiérese  también  que  Lord  Cavendish,  en  las  proximidades  del 
lago  Musters,  ha  encontrado  excrementos  y  huellas  de  pisadas  que 
atribuye  al  Neomylodon,  al  que  espera  dar  caza,  aun  cuando  toda- 
vía no  ha  conseguido  verlo. 

Aguardemos  los  resultados  de  estas  expediciones  que  permitirán 
tal  vez  decidir  si  se  trata  de  una  especie  extinguida  ó  no. 

Ángel  Gallardo. 


MYCETES  ARGENTINENSES 


AUCTORK 


CAROLO  SPEGAZZÍNl 


(series  i) 


^.  Lepiotaochroleucá  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Clypeolaria,  caespitosa,  píleo  e  campanulalo  expanso,  gros- 
se  obscureque  umbonato,  ex  ochroleuco  flavescente,  dense  minute- 
que  granulosO'Squarruloso^  non  striato,  lamellis  pallidioribus 
confertis  subaridis  utrimque  acutis  a  stipite  remotis,  stipite  ex 
albo  flavido  terete  basin  versus  incrassatulo  subglabro,  annulo 
mobili  subevanido  candido  ornato. 

Hab.  In  umbrosis  pinguibus  hortorum,  La  Plata,  Dec.  1898. 

Obs.  Caespitosa,  e  térra  erumpens.  Pileus  primo  subglobosus 
ochroleucusv.  flavescens  minute  denseque  granuloso- v.  squar- 
ruloso-pulverulentus,  centro  magis  obscurus  et  sordidus  lae- 
vis,  ambitu  pallidiorct  laxius  pulverulentus,  margine  stipite 
adpressus  atque  veto  connatus,  dein  campanulato-explanatus 
(30-45  mm  diam.)  ochroleucus,  non  v.  obtuse  latissimequo 
umbonatus,  carnosulus,  rigidulus,  cute  dense  minute  subcon- 
centrice  e  pulverulento  squamuloso-rímulosa,  margine  tenui 
membranáceo  integro  non  striato  subinvoluto  ornatus;caro 
ex  albo  flavescens  subexsucca  eompactiuscula  mollis,  in  um- 
bono  (2  mm  crass.)  et  in  dimidia  pilei  parte  centrali  sat  evo- 
luta  ambitu  nulla  sed  píleo  non  striato  nec  sulcato.  Lamellae 
sat  numerosae,  a  stipite  valde  remotae,  utrimque  attenuato- 
acutatae,  medio  parum  latae  {'2  mm  lat.)>  püeo  concolores  v. 
pallidiores;  areola  ad  apicem  stipitis  latissima  (2  mm  lat.) 
non  marginata.  Stipes  erectus  rectus  v.  fiexuosulus  (50  mm 


MYGETES  ARGENTINBNSES  263 

ioog.)  superne  teres  (imm  crass.)  píleo  víx  pailidior^  glaber  v. 
laxissime  pulverulentus,  deorsum  subfusoideo-íncrassatus(G- 
8  mm  crass.)  glaber  v  vix  pruínulosus  flavescens,  ápice  a 
píleo  discreto,  ad  tertium  superum  annulo  teauíssíme  mem- 
branáceo descendente  mobílí  facillime  evanído  flavescente  or- 
natuSy  intus  plus  mínusve  late  Hstuiosus  cavit^te  iibris  albo- 
gossypinis  farcta.  Sporae  albae.  Odor  farináceas. 

Specíes  non  marcescens  sed  corrugato-arescens,  ¿.  hialhu- 
loidi  Speg.  valde  aflinis,  sed  magis  carnosa  et  píleo  non 
slriato. 

2.  Tricholoma  ARGYROPOTAificus  Speg.,  n.  sp. 

Díag.  Pileus  camosus  hemisphaericus,  dense  squamuloso- floecu- 
losus  cinereus,  ambüuintegeralbussubnudus,  margine  lamellas 
excedens,  lamellis  relaxatís  crcissis  ex  albo  roséis  sinaatis  non 
V.  vix  adnatis,  stipile  fardo  ápice  laevi  basique  subsquamuloso 
subincrassato  albo. 

Hab.  Ab  terram  denudatam  pinguem  ín  Parque  de  La  iPlaUi, 
Mart.  1898. 

Obs.  Pileus  hemísphaericus  convexus  (45*50  mm  diam.)  carno- 
sas, cute  sicca  flocculosa  cinerascente  centro  reticulato-dif- 
íracta,  ceteruní  subsquamulosa,  ambitu  nuda  alba,  margine 
(1  mm)  lamellas  excedente  tectus;  caro  (10  mm  crass.  ad 
centr.)  alba  immutabílis  compacta,  sapore  terreo  dulci-acri, 
ad  marginem  usque  producía.  Lamellae  (6  mm  lat.)  relaxatae 
3-  macriae  rigidulo-fragiles  crassíusculae^  acie  integerrímae, 
antice  acutato-rotundatae,  postice  sinuato-adnatae;  stipes  (50 
mm  crass.),  teres  ápice  leníter  incrassatus  (8  mm  crass.), 
deorsum  iterum  incrassatus  sed  ima  basí  attenuato-obtusatus 
(5  mm  crass.),  farctus,  carnoso-íibrosus,  intus  albus,  extus 
superne  laevís  subnilens,  medio  subannulatus,  postice  minu- 
te squamulosus  v.  furfurellus  ac  fuscescens,  sub  parte  innata 
Bbrilioso-striatus  ac  flavescens.  Sporae... 

3.  OvPHAUA  Arbchavaletai  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Umbraculifera^  subsolitarialerrestris,  pilco  convexuloewum- 
bonaio  subcoecineo  glabro  laevi,  carne  citrina^  lamellis  primo 
ciírtnis  dein  subglaucescenítbus,  stipile  fistuloso  compressulo 
basi  attenuato  e  livido-aurantio  subglaucescente,  sporis  laevi^ 
btAS  ovatis. 


264  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFIGA  ARGENTINA 

Hab.  Ad  terram  iq  pratiseditioribusprope  Montevideo,  Maj.  1898 
(leg.  Cl.  J.  J.  Arecha válela). 

06*.  Solitaria  v.  paueigregaria.  Pileus  hemisphaericus  (ÍO-15 
mm  diara.)  convexas,  carnosuius,  exumbonatus,  centro  glaber 
v.  pulvisculo  heterogéneo  adspersus,  margine  integer,  in  ju- 
ven tute  subin volutas;  caro  tenuis  flocculosa  citrina;  lameilae 
subangustae  atque  subconfertiusculae,  acie  integrae  polyma- 
cride,  antíce  acutae  postíce  truncato-adnatae  denticuloque 
breviter  decurrentes,  primo  citrinae,  dein  nubécula  ex  albo 
vioiascenle  velatae;  slipes  erectus  flexuosulus,  saepius  com- 
prcssus  saepeque  longitudinaliter  grosse  parceque  sulcatus 
(30-85  mm  long.  =  2,5-5  mm  crass.)  basi  aitenuatus  ápice 
abrupte  in  pileo  expansus,  glaber  laevis,  inferné  citrínus, 
medio  flavus,  superno  aurantius  et  saepe  glauco-pruinulosus, 
intus  latissime  fistulosus.  Sporae  ovatae  v.  ellipticae  (12  ijl 
long.  =  6-7  iJL  diam.)  nubiloso- farctae,  hyalinae. 

4.  Claudopus  ARGSNTiNENSis  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  MajoVj  hemisphaericus,  vix  inaequilateralis  subargeníeus, 
pileo  vix  centro  carnoso,  latnellis  latís  confertis  a  stipite  remo- 
tis  ex  albo  roseo-cameis,  stipite  farcto  elongatulo  albo-fibri lioso 
V.  subreticulato. 

Hab.  Ad  truncos  emortuosputrescentes£uca/yp¿i^/o¿u/t\  Parque 
de  La  Plata,  Mart.  1898. 

Obs.  Pileus  irregulariler  orbicuiaris  (8-9  cm  diam.)  el  leniter 
inaequilateralis,  horizontalis  convexus,  centro  late  obluseque 
umbonatus  margine  incurvulus  integer  v.  vix  sinuoso-repan- 
dulus,  cute  tenui  saepius  radiatim  minute  fibrilloso-rírnosa 
sordide  argéntea  v.  subcinerea.  in  vivo  subviscosa,  in  sicco 
subsericea  vestilus;  caro  candida  immutabiiis,  in  umbone 
flocculoso-compactíuscula  super  lameilas  tenuissima  vix 
evoluta,  cum  illa  stípitis  continua.  Lameilae  segmentiformes 
tenuisculae  (10-12  mm  lat.)  membranaceae  confertiusculae 
poljmacriae,  pro  ratione  latissimae,  antice  attenuato-rotun- 
dalac,  postice  abrupte  subtruncato-rotundatae  a  stipite  remo- 
tae,  primo  albae,  dein  roseae,  postremo  pallide  corneae. 
Slipes  latera  lis  adscendente-incurvus  teres  (7-8  cm  long.  = 
6-7  mm  crass.),  insititíus,  intus  farctus  albus,  extus  albus  v. 
subpallescens  saepius  plus  minusve  obsoleteque  fibriiloso- 
reliculatus  v.  ííbrilloso-striatus.  Sporae  carne  aepulverulen- 


MTGBTBS  ÁRGENTINENSES  265 

tae,  ovatae,  ínaequilaterales  (8  {x  long.  =  4  (a  lat.)  laeves. 

5.  Ceriomtcbs  ?  Stückerti  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Truncigenus^  irregulartler  subglobosus  majuseultis ,  lottts 
iníttó  extusque  obscure  fenrugineus ,  basi  lignoso^ fibrosus  compac- 
tus  radians^  ambitum  versiís  relaxalus  floccosus,  superfieialtíer 
pulverulentus,  sports  globosis,  laevibus  intense  aurantto-ferru- 
gineis. 

Hab.  Ad  truncos  dejectos  putrescentes  prope  Córdoba,  Maj.  1899 
(leg.  T.  Sluckerl). 

Obs.  Sessilis,  e  suberoso  lignosus  repando-globosus  (10«-20cm 
diam.  =  8-13cm  crass.)»  contextu  fibroso- radiante  ad  basin 
compacto  sublignoso  intense  fulvo-ferrugineo,  ambítü  sensím 
relaxatosubstupposo;  sporae  pulverulentaedensissimeconsti- 
patae  stratum  crassiusculum  superfícialem  (3-8  mm  crass.) 
eílicíentes  pulchre  íerrugíneae,  globosae  (10-15  (Jidiaro.)  epi- 
sporio  crasso  laevi  vestitae,  intus  protoplasmate  dense  mí nute- 
que  granuloso íarctae;  saepe  adsunt  sporae  alterae  pyriformes 
(15-20  ij.  long.  =  10-14  [jl  diam.)  antice  rotundatae^  postice 
cunea tae  atque  in  pedicello  breviusculo  attenuatae. 

6.  Oligoiveha  nitens  Rost.  =  List,  A  Mon.  of  Mvcetz.  f.  173. 

Hab.  Ad  tigillum  putrem  et  terram  humosam,  Parque  de  La 

Plata,  Nov.  1898. 
Obs.  Sporae  globosae  (14-15  /diam.),   laxe  reticulato-papil- 

losae. 

7.  PuccmiA  GiLLESi  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Micropuccinia  ?;  maculis  nulliSf  soris  sparsis  erumpenti- 
bus  minutis  irregularibus  subpulverulentis  atris,  teleutosporis 
cllipticis  modice  umbonatis,  episporio  dense  verruculoso  vestitis, 
pedicello  duplo  longiores  hy atino  fultis, 

Hab.  Ad  folia  viva  Salviae  Gillesi  in  monlanis  prope  Córdoba, 
Maj.  1899  (leg.  T.  Stuckert). 

Obs.  Maculae  nullae;  acervuli  amphigeni  sparsí  rarius  pauci- 
gregarii  sed  non  confluentes  difformes  (0,5-1^5  mm  diam.) 
erumpenti-prominulí  aterrimí  subpulvcrulenti:  teleutosporae 
ellipticae  v.  subobovatae  (40-45  (ji  =  30  [j.),  medio  unisoptatae 
non  V.  vix  constrictae,  episporio  crassíusculo  ápice  leniter 
umbonato  et  sublaevi,  ceterum  dense  majusculeque  papilloso 


266  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

vestitae,  subopace  atro-fuligíneae,  peHicello  hyalino  crassiu- 
sculo  (50-75  [L  =  6-8  \l)  subpersislenle  fultae. 

8.  PucGimA  Stuckerti  Speg.,  n.  sp.. 

Ding.  Micropuccinia? ;  maculis  nullis;  soris  amphigenis  hemi- 
sphaericO'lentícularibus  valde  prominuHs  suhpulverulentis,  so- 
litariis  V.  dense  gregariis  conflueniilmsque  a  Iris  ;  teleulosporis 
late  ellipticis,  ubique  crasse  aequalilerque  tunicatis^  medio  /- 
septalis  non  constrictis,  episporio  laevt,  pulchre  ferrugineisy 
pedicello  ipsas  aequaníe  hy aliño  suffultis. 

Hab.  Ad  folia  viva  Gow/íArenac  prope  C.órdoba,  Maj.  1899  (leg. 
T.  Stuckerl). 

Obs,  Afaculae  plañe  nullae;  sori  quandoque  minutí  (Ú,5-1  mm 
diaro.)  quandoque  obooniluentíam  majusculi  (2-5  mmdiam.) 
lentículari-promínuli,  amphigeni  e  pulverulento  compactiu- 
sculi  atri;  leleulosporae  elliplicae  v.  subobovatae,  utrimque 
obtusissimae,  laeves  (34  ia  long.  =  25-26  jx  diam.)*  episporio 
crassiusculo  ubique  aequalí  vestilao,  medio  1-  sep<atae  sed 
non  conslriclae,  loculis  saepius  <-  gutlulalis,  intense  ferrugi- 
neae,  pedicello  mox  fluxili  crassiusculo  (30-40  \k  =  5-7  jx)  hya- 
lino  fultae. 

9.  Uromyces   euphorbiae  Cke&Pk.  =  Saco.,  Syll.  fung.  VII,  2, 

f.  556. 
Hab,  Sat   vulgatus  ad  folia    viva  Euphorbiae  heierophyllae  et 

E.   Lorentzii  prope  Córdoba,  Mart.  et  Apr.    1899  (leg.    T. 

Stuckert). 
Obs.  Uredosporae  globosae  (20-22  (jl  diarn.)  pallide  ferrugineae 

laxe  minuteque  papíliosae,  teleutosporae  obovatae  (18-25  [l  = 

18-20  pi)  dense  verruculosae,  pedicello  hyalino  longiore  mox 

fluxili  fultae. 

10.  Melampsora  ARGENTiNENSisSpeg.,  n.  sp. 

üiag.  Eumelampsora ;  maculis  nullis,  soris  uredosporicis  erum- 
pentibus  rufis  pulverulenlis y  uredosporis  globosis  verruculosis 
teleuiosporicis  minimis  innato- crus tacéis  atris,  teleutosporis 
subcylindraceis  ápice  crasse  tunicalis  fuscescentibusque  lae- 
vibus. 

Hab.  Ad  folia,  petiolos  caulesque  vivos  Crotonis  hirti  prope  Cór- 
doba, Apr.  1899  (leg.  T.  Struckerl). 


MTGETES  AROBNTIlfBNSES  267 

Obs.  Maculae  plañe  nullae  v.  partes  infectae  obsoletissime  palle- 
scenies.  Sori  amphi^eni,  quandoque  sparsi,  quandoque  circí- 
uantes  mínuti  (0,25  —  0,50  mm  díam.)»  urcdosporici  erum- 
peoti-prominuli,  pulverulenti  e  rufo  aurantíaci,  teleutesporicí 
applanati  subsclerotiacei  innati,  oranes  plus  mínusve  in 
eadem  parte  commixlí.  Uredosporae  globosae  (20-25  \l  diam.)« 
episporio  tenuí  dense  minuteque  papuloso  vestitae,  grosse  I- 
guttulatae  rufo-fumosae;  teleutosporae  subcylíndraceae  (60- 
80  iJ.  long.  =  10-15  (Ji  crass.)  saepius  geminatim  e  cellula  pro- 
lifera  basali  oriundae,  infra  médium  saepe  coarctatulae,  laeves 
ápice  inincatae,  episporio  antice  incrassato  atque  infuscato 
vestitae.  Species  M.  helioscopiae  (Prs.)  Cast.  peraffinis  sed  notis 
plurimis  ut  videtur  sat  distíncta  I 

11.  Aecidium  ribesicola  Speg.,  n.  p. 

Diag.  Macults  epiphyllis  pallescentibus  videterminatis,  pseudope- 
ridiis  saepius  hypophyllis  densissime  constipatis  pulvinulum 
callosum  efficienttbtis  flavescentibus,  aecidiosporis  globosis  loe* 
vibus, 

Hab.  Ad  folia  viva  Ribis  magellanici  in  montanis  prope  Lago 
Nahuel-huapi,  Dec.  1897. 

Obs.  Foliicola  rarius  petioli-  v.  flori-cola;  maculae  iere  nullae 
oppositae  indeterminatae  saepius  pallescentes  atque concaviu- 
sculae;  pseudoperidia  minuta  (0,5-0,7  mm  all.  =  0,20  —  0,25 
mm  diam.)  densissime  constipata  atque  pulvinulum  sat  pro- 
mínulum  superne  applanatum  ostiolato-alveolatum,  margine 
obtusum  repando-orbiculatum  (2-6  mm  diam.)  effícientia, 
pallide  flavescentia ;  túnica  pseudoperidii  tenui  alba  e  ceilulis 
hexagonis  (25-30  (j.  diam.)  crasse  tunicatis,  dense  minuteque 
verruculosisefformata;  aecidiosporae globosae  (22-25  (ji  diam.) 
episporio  laevissimo  tenui  hialino  tectae,  intus  nubiloso-farc- 
tae  aurantiacae. 

12.  Uredo  boopidicola  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Macults  fere  nullts,  soris  parvulis  sparsis  subhemisphaeri- 
cis  atro^ferrugineis,  uredosporis  subglobosis  laevibus  maju- 
sculis. 

Hab.  Ad  folia  viva  Hoopidis  squarrosae  prope  Chonkenk-aik,  secus 
Rio  Chico,  Feb.  1898  (leg.  C.  Araeghino). 

Obs.    Foliicola,  rarius  caulicoia;   maculae  quandoque  nullae, 


268  ANALES  DB  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFUCA  ARGENTINA 

quandoque  pallescentí-flavescentesindetermínatae;  sorierum- 
pentes  hemisphaerici  (0,5-1  ram  diam.)  subcompactíusculi,  e 
ferrugineo  atri;  uredosporae  subglobosae,  e  mutua  pressione 
obluse  ¡rregulariterque  angulosae  (25-30  [l  long.  =  20-30  jx 
diam.)  laeves,  tenuítor  tunicatae,  nubiloso  farctae,  ferrugi- 
nae. 

13.  Uredo  ?  prüni  Casi.  =  Speg.,  Fung.  Arg.  n.  v.  crit.,  n.  438. 
Hau.  Ad  folia  languenlia  Persicae  vulgaris  prope  Córdoba,  Maj. 

1899  (leg.  T.  Sluckert). 
Obs.  Specíes  vulgatissima,  cujus  status  teleutosporicus  adhuc 
ignotusest,  autumnali  tempore  per  totam  Rempublicam,  sed 
in  speciminibus  cordubensibus  adsunt  sporae  dimorphae ;  spo- 
rae  alterae  (teleulosporae  v.  mesosporae?)  obovalae,  in  parte 
antica  v.  supera  crasse  acuteque  umbonatae  laeves  obscureque 
íuiigineae,  celerum  laxe  majusculeque  papillosae  pallidiores, 
1-guttulatae  (30-iO  [l  long.  =  16-20  [a  diam.)  pedicello  hyalíno 
brevi  (10-20  ia  =  5-7  \¡,)  mox  fluxili  fultae;  alterae  (uredospo- 
rae verae  I)  globosae  (18-20  \l  diam.)  dense  grosseque  papillo- 
sae, tenuiter  tunicatae,  uniguttulatae  pallíde  fuivae. 

14.  Xtlopodium  Bonacinai  Speg.,  n.  p. 

Díag.  Majíisculum  álbum,  primo  clavatum  clausum,  dein  sursum 
exoperidio  calyptralim  denudalum,  endoperidio  irregulariter 
lacinia tO'fisso  revolutoque  infundibulari  dehiscens,  gleba  pul- 
vurulenta  tsabellina,  floccis  nullis,  sporis  globosis  chlorinis 
laevibus. 

Hab.  In  aridis  sabulosis  et  saxosis  secus  Rio  Colorado  prope 
Fortin  Mercedes  post  pluvias,  Majo  1898  (leg.  et  misit  PraecK 
Presb.  P.  Bonacina). 

Obs.  Fungus  pulcherrimus,  solitarius  v.  hinc  inde  2-3-grega- 
rius,  súbito  abunde  exsurgens  atque  sat  perdurans,  magnitu- 
dine  nonnihil  ludens  (8-20  cm  ait.).  Nodulus  mvcelialis  basa- 
lis  térra  infossus  e  globoso  obovatus  (2-3  cm  long.  =  2-2,5  cm 
diam.)  compactiusculus  extus  subspongiosus  granulis  arenae 
implexus;  peridíum  primitus  obovatum  clausum  (3-10  cm 
long.  =  2,5-6  cm  diam.)  álbum,  laeve  v.  grosse  laxe  subcon- 
centrice  relrorseque  squamoso-rimosum,  ápice  obtuse  rotun- 
datum  atque  in  stípite  ejusdem  longitudinem  subaequante 
(3-8  cm  long.  =  1-2  cm  diam.)  terete  v.  compressulo  concolore 


MTCETES  ARGENTINENSBS  369 

longitudioaliter  miimle  strialo-sulcato,  cortice  squamuloso 
'.exoperidii  vestigiís)  frustuiatim  secedente  tecto,  intus  farcto 
coriáceo  rigidulo  attenuatum,  dein  exoperidio  crassiusculo 
calvptratim  caduco  orbotum,  endoperidío  raox  longiludinali- 
teriacinatím  dehiscente,  laciniis  5-9  irregulariter  linearibus 
V.  lanceolatis  flexilibus  rcvotulis,  ÍDÍundibulariter  apertum. 
Gleba  subtabacína  oulverulenta  copiosissima  cavum  totum 
endoperidii  implectens,  sporis  minutis  globosis  'i-3  (ji  diam.) 
laevibus  chiorínis  eíformata,  floréis  oinnino  destituía. 

Species  X.  Delestrei  Dur.  &  Mntgn.  valde  affinis  sed  ut 
videtur  satis  riteque  distincta. 

ib.    COELOSPUAERIA  ?  PUSILLIMA  Speg.,  D.  Sp. 

Diag.  Superficialis,  minulissima,  dense  gregaria,  saepius  obligue 
longiusculeque  ostiolata,  ascispusillis  clavatis  octosporis  farda , 
sporis  biguttulalis  hyalinis. 

Hab.  Ad  ramos  denúdalos  putrescentesErytArtnae  rm¿a-j|fa//iin 
uliginosis  Insulae  Santiago,  prope  La  Piala,  Apr.  4899. 

Obs.  Maculae  nutlae  v.  tota  tígni  superficies  pallescens;  perithe- 
cia  densiuseule  gregaria  sed  non  constípala  el  saepius  late 
diffusa,  ligno  semiinsculpta,  globosa  (120-150  [jl  diam.), 
osliolo  saepius  elongato  ipsa  aequanle  obliquo  gracili  obtuso 
ármala,  carbonacea,  glabra;  asci  numerosissimí  clavulati, 
anlice  obluse  rotundali  postice  cunea to-altcnua ti  brevilerque 
pedicellali  (p.  sp.  15  [a  =  6  [a  ^  ped.  3-10=  1-2  íjl).  octospori 
aparaphysali;  sporae  botuliformes  leniter  curvulae,  ulrimque 
obtusae  atque  minute  unígutlulatae  ^-3  pi  =  1  [j.)  hyalinae. 

Species  valde  si ngularís  a  genere  osliolo  elongato  sal  rece- 
dens;  an  raelius  Pleurosloma  ? 

16.  DALDiifiA  CONCÉNTRICA  (Bolt.)  Ccs.  &  DNtrs  =  Speg.,  Fung.  Puig., 
f.  139,  n.  273. 
Hab.  Ad  truncos  dejectos  pulrescenles  in  sylvis  Pan  de  Azúcar, 
Uruguay,  Apr.  1899  (leg.  J.  J.  Arechavalela). 

17.    NeOPECKIA  ARGENTINENSIS  SpCg.,  n.  Sp. 

Diag.  Laxe  gregaria^  subsuperficialis,  dense  sordideque  subcine- 
reo-villosa^  ascis  cylindraceis  octosporis,  sporis  medioeribus  /- 
seplatis  non  consirielis,  fuligineis. 


210  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Rab.  Ád  ramos  dejeclos  pulrescentes  Erythrinae  crisla-galli  in 
nVigmosis  Insulac  Santiago^  prope  La  Plata,  Apr.  4899. 

Ohs,  Matrix  in  superficie  infuscata  (an  heteregenee  ?);  perithecia 
sparsa  v.  laxe  gregaria,  ovala,  basí  vix  ínsculpta,  ápice  obtusa, 
per  aetatem  saepius  írregulariter  lateque  perfora ta,  fusco-atra, 
membranácea  e  carnoso  coríacella,  contextu  parum  distincto 
fuligineo,  hyphis  septulatis  laevibus  pallide  olivascentibus  v. 
fumosis  (100-150  [A  =  5-7  |jl)  críspulis  vestila;  asci  cylindra- 
cei,  antice  obtuse  rotundatí,  poslícc  brevissime  noduloseque 
pedicellali  (125-135  ia  =  7-8  pi),  oclospori,  aparaphysati  ?; 
sporae  recte  monoslichae,  cvlindraceae,  utrimque  obtusiu- 
scule  rotunda tae  (16-17  |x  =  6  ja)  medio  1-septatae,  non  v.  vix 
subconstrictae,  loculís  aequilongís^grosse  1-guttulatis  dona- 
tae,  laeves,  pulchre  fuligineae. 

18.  Hypocrea  platensis  Speg.,  n.  sp. 

Díag.  Pezizaeformis,  sessilis,  margine  acula,  disco  concaviíisculo 
aurantiolaevi.periíheciisimmersis  minutis^  ostiolis  non  promi- 
nulis,  ascís  cylindraceis  octosporis,  sports  bilocularibus  olivaceis 
loculis  mox  secedenti-liberis. 

Hab,  Ad  ramos  dejectos  putrescentes  Erythrinae  crista-galli  in 
uliginosis  Insulae  Santiago  prope  La  Plata,  Apr.  1899. 

Ohs.  Stromata  sparsa  v.  laxe  gregaria,  orbicularia  (2-5  mm 
diam.),  superno  concaviuscula  v.  vix  undulata,  epunctata, 
aurantia,  margine  acula  integra,  inferné  convexula  paluda 
glaberrima  laliuscule  adnato-se§si1ia.  Perithecia  numerosissi- 
ma  constipala-globutosa  (90-100  ^diam.)  vix  ostiolata,  mollea 
núcleo  oliváceo  farota;  asci  cylindracei,  antice  obtuse  rotun- 
dati,  postice  breviter  atlenuato-pedicellati  (70-90  [x  =  4-4,5  jx), 
oclospori  aparaphysati;  sporae  recte  monoslichae,  ol i vaceae, 
biloculares,  loculis  mox  secedentibus  globosis  v.  subglobosis 
(3,5-4  [x)  laevibus. 

Species  H.  pezizaeformi  Speg.  simillima,  sed  slromatibus 
aurantiis  sporisque  olivaceis  sal  recedens. 

19.  Phyllosticta  soRDiDissiMA  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Maculis  orbicularibus  determinatis,  arescenti-squarrosis 
sordide  cinerascentibus^  peritHeciis  minutis  atro-cinereis,  spo^ 
rulis  subellipticis  biguttulatis  majusculis. 


MTCETES  ÁRGBNTlIfEtfSES  271 

Hab.  Ad  folia  lánguida  Chorüligmatis  Stuckertiani  prope  Córdo- 
ba, Apr.  el  Maj.  1899  (leg.  T.  Sluckerl). 

Obs.  Maculae  epiphyllae^  eximie  determínatae,  sordide  cinereae, 
centro  saepius  rimosae  v.  squarroso-furfuraceae ;  perithecia 
in  centro  macularunr)  parce  aggregata  sublentícularia  (80-90 
(xdiam.)atro-olivacea  v.  cinerascentia  glabra,  contesta  ostio- 
loque  parum  manifestis;  sporulae  elliptícae  v.  ovatae  saepe 
medio  coarctatulae  continuae,  utrimque  obtusiusculae  atque 
1-guttulatae  (10-15  [jl  long.  =  5-6  (x  crass.)  hyalinae  laeves. 

20.  Phtllosticta  Stuckerti  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Maculis  minutis  orbcularibus  determinalis,  obscure  areola^ 
lis,  subhyalinis,  perilheciis  pusillü  innaíis  late  ostiolatis, 
sporulis  subcylindraceis  majusculis  multiguUulatis . 

Hab.  Ab  folia  viva  v.  lánguida  Ipomoeae  cujusdam  prope  Cór- 
doba, Apr.  1899  (leg.  T.  Stuckert). 

Obs-  Maculae  amphigenae,  mínutae  (0,5-3  lum  diam.)  sparsae 
determinatae,  areola  plus  minusve  lata  purpurascente  cinc- 
tae;  perithecia  ín  maculis  saepius  centralia  pauca  mínima 
(100-150  (xdíam.)  lenticularía,  ostíolo  máximo  (35  \l  diam.) 
períorata,  contextu  oliváceo  parum  distincto;  sporulae  cvlin- 
draceae  (14-16  iJL=  o  jx)  rectae  v.  leniler  curvulae,  utrimque 
obtusiusculae,  grosse  multiguttulatae,  hyalinae.  A  Phyllostic- 
lis  ceteris  in  Convolvulaceis  vigentibus  longissime  abhor- 
rens. 

21.  Ptrenocuaeta  tualini  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Maculis  amphigenxs  arescenlibus,  perilheciis  innato -^erum- 
penlibus  minutissimis^  seluloso-ostiolalis,  sporults  mediocribus 
subelliplicis  hyalinis, 

Hab.  Ad  folia  lánguida  Thalini  cujusdam  prope  Córdoba,  Apr. 
1899  (leg.  T.  Stuckert). 

Obs.  Maculae  orbiculares,  determinatae,  ambitu  saepius  repan- 
dulae  (3-6  mm  diam.)  arescentes,  concentrice  rugosae,  per 
aetatem  deciduae  ct  folium  perforatum  relínquentes;  perithe- 
cia amphigena  in  parenchymate  macularum  immersa,  ostiolo 
papillulato  epidermidem  perforante  atque  setulas  3-8  tenues 
atrás  opacas  acutiusculas  simplices  (75-80  {x  =  3-4  (x)  gerente 
ornata;  sporulae  ex  elliptico  naviculares  utrimque  acutiuscule 
rotundatae  continuae  laeves  hyalinae  (10  (x  =  3  (x). 


272  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

22.  Septoria  Hookeri  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Maculis  amphigenis  determinatis  fuligineis,  peritheciis 
sparsis  pusillimts,  sporulis  cylindraceis  arcuatulis  oblusis  sae- 
pius  biseptatis , 

Hab,  Ad  folia  lánguida  ¿e^a^ueae  Hookeri  prope  Córdoba,  Maj. 
1899(leg.  T.  Sluckert). 

Obs,  Maculae  sparsae  sed  in  quoque  folio  numerosae,  parvulae 
(1-5  mra  diam.)  amphigeiíae,  repando-orbiculares  delemnina- 
tae,  obscure  sordideque  fuligineae,  per  aelalera  saepe  centro 
arescentí-cinerascenles;  perilhecia  in  nnaculis  saepius  circi- 
nanti£^  aegre  perspicua  innata  vixerumpentialenticularia  (90- 
100  [X  diam.)  modice  ostiolata,  contextu  fuligineo  indístincto ; 
sporulae  cylindraceae  v.  subclavulalae  saepius  curvulae, 
crassiusculae  (40-50  jx  =  4  jx),  utrinnque  obtusiusculae,  1-3 
(saepius  2)-septatae,  ad  sepia  non  v.  vix  conslrictae  hyalinae, 
laeves. 

23.  Septoria  lyciicola  Speg.^  n.  sp. 

Diag.  Maculis  orbicularibus  determinatis  subochraceis,  peritheciis 
pusillimis  amphigenis,  sporulis  cylindraceis  flexuosis  continuis 
V.  i'Septatvs. 

Hab.  Ad  folia  lánguida  Lycii  cestroidis  prope  Córdoba,  Maj.  1899 
(leg.  T.  Sluckert). 

Obs.  Maculae  arnphigenae  orbiculares  (1-5  mm  diam.)  determi- 
natae,  areola  angusta  obscuriore  saepius  cinciae  pallide  ochra- 
cenev.  isabellinae;  perilhecia  minutissima,innato-prominula, 
pauca  in  quoque  macula  subperipherica  e  globoso  lenticularia 
(50-80  [t,  diam.),  alro-olivacea,  contextu  ostioloque  parum 
perspicuis;  sporulae  lineares  angustae  subobtusiusculae  (25- 
30  iJL  long.  =  1 ,5-2  [k  crass.)  hyalinae  laeves,  flexuosulae,  con- 
tinuae  v.  1-septatae,  ad  septum  non  conslrictae. 

24.  Septoria  Stuckertiana  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Maculis  orbicularibus  determinatis  sordide  fusco-cinera" 
scentibus,  peritheciis  epiphyllis  minimis,  sporulis  suAclavulato^ 
fíliformibus  continuis. 

Hab.  Ad  folia  lánguida  Bidentis  bipinnatae  in  herbosis  prope 
Córdoba,  Apr.  1899  (leg.  T.  Struckert). 

Obs.  Maculae  amphigenae  parvulae  (2-5  mm  diam.)  ambilu  re- 


MTCETES  ARGEErriNENSES  273 

pandulae  v.  saepe  angulosae,  determínatae,  saepe  concentrice 
rugosae,  fuscae,  centro  saepe  cínerascentí-pallidiores;  perí- 
tliecia  saepius  epiphylla,  lentícularia  (60-80  (a  diam.)  atra, 
contextu  parenchyniatíco  oliváceo  donata,  ostiolo  minuto-per- 
forata;  sporulae  rectae  v.  curvulae  (50*55  ii=  ¿-3  \ii  hyalinae 
continuae, utrimqueacutiusculae.  AS.  bidentis Hace,  longissi- 
me  abhorrens. 

35.  Cercosporella  peronosporoidbs  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Haculú  amphigenis  indeterminatis  subflavescentibus,  cae- 
spitulis  hypophyllis  déme  constipatis  plagulas  albo-cinereas 
angulosas  efficientibus,  hyphis  brevibus^  conidvis  polymorphis. 

Hab.  kd  folia  ¡anf^niddi  Jatrophae  anisophyllae,  prope  Córdoba, 
Apr.  Í899(T.  Struckert). 

Obs.  Maculae  díffusae  flavescentes  indeterminatae  (2-5  mm 
diam.);  caespituli,  peronosporarum  more,  pulvinulos  albo- 
cinéreos farínosulos  crassiusculos  efficientes,  semper  hypo- 
phylli  et  nervationibus  limitati;  hyphae  eliípticae  v.  cylin- 
draceae,  gibbosae,  nodosae  v.  geniculaiae  (1 0-25  (a  =  5-6  (a) 
hyalinae;  conidia  acro-pleurogena  eliiptica,  cylíndracea  v. 
clavata  (IO-6O11.  =  5-7  (a)  continua  v.  4-3-septata,  ad  septa 
non  V.  vix  constricta,  laevia,  hyaiina,  saepius  muUiguttu- 
lata. 

Species  C.  pseudoidio  Speg.  affinis,  sed  satis  riteque  di- 
stincta. 

(Continuará) 


AN.  SOC.  CIBfT.  AR6.  —  T.  ZLTIl  18 


NOVA    ADDENDA 


AD 


FLORAM  PATAGONIGAM 


AUGTORB 

CAROLO  SPEGAZZINI 

(PARS  I) 


55.  Adesmu  SALicoRNioiDEs  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Patagonium ;  perennis  caespitosa,  valde  carnosa  glaberrima, 
foliis  confertis,  stipularum  subconnato-vaginantium  lobis  ovatis, 
petiolo  brevissimo,  foliolis  3  subteretibus  obovatis,  floribus  in 
ramulis  acrogenis  solilariis  sessilibus,  dentibus  calycinis  linea- 
ribus  obtusis  lubum  aequanttbus,  corolla  aurantia  calyce  duplo 
longiore,  legumine  i-S-articulaio  nudo  glabro. 

Hab.  Id  Kssuris  rupium  basdltícarum  \oco  Karr^aik  vocato  prope 
Lago  Argentino,  Mari.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Plantulae  quandoque  dense  pulvinato-caespitosae  (caespi- 
tibus  5-10  cm  diam.  =  i-5  cm  crass.),  quandoque  relaxatae 
subeífusae,  ramís  semper  obscure  subdichotomis  (1-10  cm 
long.  =  2-3  mm  crass.),  deorsum  vesligüs  arescenlibus  sor- 
dide    alro-fuscescenlíbus    foliorum   annorum    praeterilorum 
vestitis,  pseudoarticulatis,  sursum  vírescenlibus  atque  folíí- 
feris.  Folia  confería  glaberrima  carnosa,  postice  stipulislonge 
connato-vaginantibus  (4-5  nim   long.)  subturbinatis,  basin 
versus  exalbído  pallidissime  purpurascentíbus,  ápice  liberis, 
lobis  adpressis  ovatis  subobtusiusculis  viridibus  ornata,  pe- 
tiolo brevissimo  e  globoso  obconico  (1,5  mm  long.  =  I  mm 
crass.),  foliolis  tribus  v.  rarius  duobus  (impare  saepe  deciduo 
V.  inevoluto)  obovatis  V.  oblanceolatis  (3-5  mm  long.  =  2-2,5 
mm    crass.),   deorsum  cuneatis,  sursum  breviter  cuneato- 
rotundatis  subteretibus,  ad  epiphyllum  lenitercanaliculatis  v. 
depressis  obsolete  glaucescentibus,  ad  hypophyllum  convexis 
plañe  enerviis.  Flores  ad  apicem  ramulorum  solítarii  sessiles 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  275 

(8  mm  long.);  calyx  obscure  víridis  turbinatus  (4  mm  long.) 
lobis  parum  inaequalibus  linearibus  obtusiusculis  (saepelaxe 
subimperspícueque  puberulis)  tubum  aequantibus;  corolla 
post  anthcsin  arescens  et  subpersistens  e  rubescenli  auran- 
tiaca,  vexillo  suborbículari  dorso  glabro  v.  vix  obsoletissime 
pulverulento-pubescente,  alas  et  carinam  pallidíores  leniter 
superante,  ovario  3-4-ovulifero  glabro,  stylo  aculo  tenui  lon- 
gíusculo  annato.  Legumina  1  v.  3  articúlala,  arliculis  mox 
decidáis  ex  orbiculari  triangularibus  (2,5  mm  lal.  et  alt.) 
valde  corapressis  nudis  glabris. 

Species  eximía,  habilu  peculiari,  fere  Salícomiaecujusdam, 
mox  dignoscenda. 

56.  Adesmia  süpfocata  Hook.  f.  =  Speg.,  Plant.  Pal.  austr.,  n.  90. 
Hab.  Abunde  in  sabulosis  aridissimis  loco  Chonkenk-aik  vocato 

secus  Rio  Chico,  Jan.  1897  (C.  A.). 
Obs.  Legumina  adhuc  plañe  ignota  necunquam  inventa ! 

57.  Adbsxia  tehuelcha  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Chaetotricha  ;  perennis  primo  vtsu  glabra  sed  pilis  tubercu- 
losis (glandulosis?)  plus  minusve  hispida  y  ramis  herbaccis 
pallide  virentibus  e/fuso-adscendentibu^  subsxmplidbus,  remóte 
foliiferis,  stipulis  ovatis,  petiolis  crassis  a  medio  folioliferis, 
foliolis  crassís  eveniis  S-jugis  spathulatis  obsolete  laxissimeque 
scabridis,  floribus  ad  apicem  ramorum  laxissime  racemosis^  in 
pedunculis  scabridis  hamatis  folio  v.  bractea  fulcrante  longiori- 
bus  acrogenis  aurantiads,  calyce  subhispido  laciniis  linearibus 
tubo  longioribus,  corolla  [glabra  calycem  fere  duplo  superante, 
leguminibus  pluriarticulatis  longe  plumoso-setuliferis. 

Hab.  In  altipianítie  altíssima  loco  Parr-aik  vocato  secus  Rio 
Sehuen,  Apr.  -1898  (C.  A.). 

0¿s.  Caudex...;  rami  majusculi  deorsum  prostrali,  sursum  ar- 
cuato-adscendentes  crassi  (20-45  cm  long.  =  3-5  mm  crass.) 
succosi  laete  pallideque  virides  quandoque  glaberrimí  quan- 
doque  pilis  símplícibus  parvulis  basi  tuberculosis  ápice  saepe 
guttula  viscosa  ornatis  erectís  adspersi  non  v.  parce  ramulósi^ 
remote  folíatí ;  folia  (10-30  mm  long.)  infera  internodia  non  v. 
vix  aequanlia,  supera  longiora  carnosula,  stipulis  inaequila- 
teraliter  ovatis  obtusiusculis  (i-5  mm  long.  =  3-3,5  mm  lat.) 
saepíus,  margine  praecipue,  minute  laxeque  híspidulis,  petiolo 


276  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

crasso  (2-20  mm  long.)  dorso  convexo,  ventri  applaDatulo  non 
margínalo,  ín  juventute  minute  adpresseque  puberulo,  per 
aetatem  sparse  hispidulo,  ín  senectute  saepíus  glabrato,  vix 
infra  médium  foliolifero;  foliolis  imparipínnatis  (1-7)  inferís 
3-jugis  superis  saepe  ad  unicum  termínale  reductis,  obovatís 
(5-12  mm  long.  =  2-5  mm  lat.),  postice  cuneatís  antice  obtu- 
sissime  rotundatís  (sed  rarissime  subretusis)crassecarnosulis 
enervíís  margine  subrevolutís,  ín  prima  juventute  adpresse 
minute  canescentí-puberulís,  dein  ad  epiphyllum  laxíssime 
pulverulento-puberulís,  ad  hypophyllum  glabratis,  postremo 
glabrís  vix  margine  obsolete  remoteque  scabrido-subdenticu- 
latis.  Flores  (9  mm  long.)  ín  dimídia  supera  parte  ramorum 
exsurgentes;  peduneulis  inferís  folio  fulcrante  stípulato  1-3 
foliolatOy  superis  bracteas  ovata  elliptíca  v.  spathulata  hispí- 
dula  basí  ornatís,  elongatís  (10-30  mm  long.)parum  patentibus 
rectís  sed  ápice  abruple  recurvato-hamatís,  laxe  patuleque 
híspidulis,  unifloris;  calyce  turbinato(6  mm  long.)  laxe  mínu- 
teque  hispidulo,  lobís  línearibus  acutis  tubum  leniter  supe- 
ran tí  bus;  corolla  calyce  tertío  longiore,  vexillo  glaberrimo 
subaurantiaco,  alas  el  carínam  e  flavescente  ochroleucas  vix 
superante.  Legumína  cernua  4-5  arlículata,  articulís  ex  orbí- 
culari  triangularíbus  (3,5  mm  alt.  =  3  mm  lat.)  setulis  plu- 
mosis  longis  (5  mm  long.)  albis  eleganter  comatis,  semioibus 
elliptico-ovatis,  basi  subtruncatulis  (3  mm  long.  ==  2  mm 
diam.)ex  ochroleuco  ciñereis  minute  obsoletequefusco-macu- 
latis,  glabris  laevibus. 

Species  A.  karraikensi  Speg.  valdeaffinissedcerte  distincta, 
A.  Femandezi  Ph.  et  A.  Toreae  Ph.  notinihil  accedens. 

68.  Adesmia  trijuga  GíH.  =  Gay,  Fl.  Chíl.  II,  f.  200. 
Hab.  In  montuosís  centralibus  Chubut,  Nov.  1898  (n.  74-86, 
Koslowsky). 

59.  Adesmia  villosa  Hook.  f.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr.,  n.  92.  — 

A.  Morenonis  Harms  in  OK.,  Rev.  gen.  plaat.,  lil,  2,  f.  70. 
Hab.  Non  rara  ín  montuosís  Pan  de  Azúcar  vocatís  prope  Rio  Chico, 

Dec.  1897  (C.  A.),  nec  non  in  Valle  Río  Mayo,  Nov.  1898  (n.  120 

Koslowsky). 
Obs.  Species  .4.  pumilae  Hook.  f.  ioogissime  abhorrens  aec  qui- 

dem  comparandal  Adest  etiam  varietas  aeuíifolia,  íoliolis 


NOTA  ADDBIIDA  AD  FLORAM  PáTAOONICAM  277 

adpresse  longeque  sericeis  subargenteis  foliolís  lanceoiatis 
acutíSy  sed  nullo  modo  a  tvpo  separanda. 

60.  Vicia  bijüga  Gilí.  =  Gay,  Fl.  Chil.  II,  f.  128. 

Hab.  Rarius  in  pratis  edítioribus  prope  Chonkenk'aik  secus  Rio 
Chico  Jan.  1897  (C.  A.). 

Obs,  Species  V.  Safforii  Ph.  el  V.  sencellae  Speg.  valde  af&DÍs 
sed  ul  videtur  satis  distincta.  Stipulae  nectario  destitutae; 
pedunculí  puberulí  prope  basin  articulati  (3-3  mm  long.); 
•  calyx  turbínatus  adpresse  puberulus  (3  mm  long.)  dentibus 
subaequalibus  late  triangularibus  acutiusculis  (I  mm  long.) 
donatas;  corolla  ochroleuca  (6-7  mm  long.)  glabra  vexillo 
suborbicularí  alas  carina  aequílongas  nonnihil  superante 
donata;  ovarium  lineare,  viride,  glabrum  6-ovulatum. 

61.  Vicia  bijuga  Gilí.  var.  longipes  Speg. 

Hab.  In  pratis  herbosis  loco  Salinas  dicto  secus  Rio  Santa  Cruz, 
Jan.  1882  (C.  S.)  et  prope  Sehuen-aik  secus  Rio  Sehuen  Febr. 
1898  (C.  A.). 

Obs.  A  typo  recedit  folíis  inferís  obovatis  obtusis  mucronatís, 
superis  linearibus  acutis,  pedunculis  ante  anthesin  petiolo 
brevioribus  v.  aequilongís,  post  anthesin  duplo  et  ultra  lon- 
gioribus. 

62.  Vicia  gramínea  Sims.  =  Franchet,  Miss.  d.  Cap.  Horn.,  Phan. 

f.  331 . 
Hab.  Non  rara  in  dumetis  ad  ripas  fluminis  Rio  Negro,  Jan.  et 

Febr.  1898  (C.  S.). 

« 

63.  Vicia  patagónica  Hook.  f.  =  Speg.,  Fl.  Pat.  austr.  n.  99. 

Hab.  In  herbosis  Chonkenk-aik  secus  Rio  Chico,  Jan.  1897  et 
prope  Sehuen-aik  secus  Rio  Sehuen,  Febr.  1898  (C.  A.). 

64.  Vicia  patagónica  Hook.  f.  var.  depaupérala  (Clos).  =  Speg., 
Prim.  Fl.  Chub.,  n.  45. 

Hab.  In  herbosis  prope  Isla  Pavón,  Febr.  1882  (C.  S.)  el  secus 
Rio  Deseado  Jan.  1894,  nec  non  prope  Chonkenk-axk  secus 
Rio  Chico,  Febr.  1898  (C.  A.). 

065.  Ped  uncu  I  i  glabri  v.  pubescentes  2-4«florí ;  pedicelli  pube- 
scentes calyce  subbrevíores;  flores  (10-12  mm  long.)  erecti  v. 


278  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

patuli,  calyce  plus  minusve  adpressc  laxeque  puberulo-vire- 
scenle  v.  coerulescenle  (3  mm  long.)  denlibus  parurn  inaequa- 
libus  triangularibus  acutiusculis,  corolla  glabra  triplo  longiore, 
vexilloobovalo  (9-9,5  mm  long.)  plus  minusve  late  intenseque 
coeruleo,  alas  ex  ochroleuco  coerulescenles  (8-8,5  mm  long.) 
carina  ápice  intense  alro-coerulea  (6,5  mm  long.)  longiores 
superante.  Legumen  lineare  (16-30  mm  long.  =  4-5  mm  lat.) 
glabrum  10-12  spermum  —  Huc  ducenda  liam  V.  lUorenonis 
Harms. 

65.  Vicia  magellamca  Hook.  f.  =Speg.,  Pl.  Pal.  auslr.,  n.  98. 
Hab.  Non  rara  in  pratis  fertilioribus  secus  Rio  Chico,  Febr.  1898 

(C.  A.). 
Obs.  Vicia  magellanica  Eook.  f.,  F.  Saffordi  Ph.,  V.  patagónica 
Hook.  f.,  V.  andicola  HBK.,  F.  andícola  Ph.  nec  non  plurimae 
aliae  límites  inter  se  non  habent,  sed  semperpedunculis  pedi- 
cellis  calyceque  plus  minusve  pubescentibus  donalae,  idcirco 
formas  v.  varielates  unius  speciei,  V.  setifoliae  HBK.  tantum 
sistunt,  sed  a  V.  graminea  Sims  omnino  glabrata  longe  abbo- 
rrent. 

66.  Vicia  nigricans  H.  et  Arn.  =Speg.,  Prim.  flor.  Chub.,  n.  46. 
Hab.  Non  rara  in  dumetis  prope  Lago  Nahuel-huapi,  Dec.  1897 

(C.  S.). 
Obs.  Variat  glabra  et  pubescens,  foliis  plus  minusve  magnis, 

ibiiolis  elliplicis  ovatis  v.  obovatis,  stipulis  integris  dentatis  v. 

lacíniatis,  pedunculis  folia  non  aequantibus  v.  duplo  tnplove 
.  longioribus,  etc.;   V.  Macraei  H.  &  Arn.,  V.  fodinarum  Ph., 

V.  speciosa  Ph.  etc.  hujus  speciei  varielates  tantum  sistunt. 

67.  Vicia  sebicella  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Perennis  laxe  canescenti-sericea,  caule  debili  prostrato  ápice 
ramoso  adsurgente,  foliis  internodiis  valde  brevioribxis,  stipulis 
óvatisvixcalcaratis,petiolo  brevimculo,  cirro  simplicesubbrevi. 
foliolis  oblanceolatis,  nonv.  calloso-mucronatis  saepius  2-jugis, 
utrimque  acutiusculis,  ad  hypophyllum  subparallete  longitudi- 
naliter  rugoso- sulcaíis,  floribus  mediocribus  in  axillis  superio- 
ribus  sessilibus  saepius  geminatisy  calycis  pubescentis  dentibus 
linearibus  acutiusculis  tubum  subaequantibus,  corollae  glabrae 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  279 

veanllo  coeruleo  triplo  calyce  longiore  alas  carinamque  albe* 
scentes  longe  superantes,  ovario  glabro. 

Hab.  lu  pratis  vallis  Lago  Blanco,  Nov.  1898  (n.  38-103,  Kosiow- 
sky). 

Obs.  Stolones  longissimi  albescentes  (10-25  mm  long.  =  1  mm 
rrass.)  nudi  parce  ramosi,  ramis  hinc  inde  superfícem  solí 
altingentesetabrupte  rarnulosis;  ramuli  arcuato-adscendentes 
(3-10  cm  long.  =  0,5-0,8  mm  crass.)  subsímplices  virides 
tetragoni  sulcati,  minute  palentim  pílosuli,  internodiis  infi- 
mis  (5-8  mm  long.)  el  supremis  (3-3  mra.loug.)  brevibus, 
mediis  valde  elongatis  (10-20  mm  long.);  folia  laxe  seri- 
ceo-pilosa  viridi-canescentia  sericeo-nitentiuscula  crassiu- 
scula  ad  hypophyllum  longíludinaliter  semper  el  eximie 
rugosa,  infera  et  suprema  inlernodíum  aequanlia,  media 
duplo  V.  triplo  breviora  (10-12  mm  long.),  slipulis  dimidiato- 
ovatis  (4-3  mm  long.  =  2-2,5  mm  lal.)  integris  ápice  acutis, 
basi  rolundalis  v.  calcare  brevi  integro  v.  sub-2-3-denliculato 
acutoque  ornatis  nectario  destitutis,  petiolis  brevibus  (2-6  mm 
long.)  in  cirro  (2-8  mm  long.)  mucroniformi  v.  elongatulo 
simplice  plus  minusve  circinato  productis,  foliolis  saepius 
2-jugis  (rarissime  1-3)  oblanceolatis  (3-9  mm  long.  =  1,5-2,5 
mm  lat.)  deorsum  elongalo-cuneatis,  sursum  abbreviato-cu- 
neatis  inermibus  v.  mucronealbescente  crasso  brevique  arma- 
tis,  opposítis  V.  alternis  interse  remotis  v.  aproximatis.  Flores 
ad  axillas  foliorum  3-6  superiorum  enascentes,  fere  semper 
geminati,  sessiles  v.  vix  pedicellati  (ped.  1  mm  long.),  patentes 
mediocres  (9-10  mm  long.),  calyce  turbinato  viridi  adpresso 
sericeo  piloso,  dentibus  triangularibus  acutis,  inter  se  subae- 
quilongiSy  tubum  aequantibus  donato,  corolla  glabra  tere 
calycem  teraequante,  vexillo  coeruleo  suborbiculari-obcordato 
(9-9,3  mm  long.  =  6  mm  lat.)  alas  albo-ochroleucas  carina 
alba  minute  coeruleo-maculata  (5  mm  long.)  terlio  longiores 
(6,5  mm  long.)  superante,  staminibus  alte  connatis  glabris, 
ovario  oblanceolato  (4,5  mm  long.  =  1,5  mm  lat.)  glaberrimo 
viridi  6-ovulato,  stylo  brevi  crass  i  uscu  loque  (1,5  mm  long.) 
abrupte  sursum  refracto  apiccque  longe  albo-barbato. 

Specíes  2  caeterís  hujusdem  regionis  distinctissima   vix 
I".  Solisi  Ph.  nonnihil  accedens. 

68.  Vicia  Saffordi  Ph.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  aust.,  n.  100. 


980  ANALES  BB  LA  SOCII^AD  CIENTÍHCA  ARGENTINA 

Hab.  Non  rara  in  pratís  prope  Chonkenk^aik^  secus  Rio  Chico, 
Jan.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Forma  eximie  cum  descriplíone  Philippiana  con^ruens  sed 
folia  etsí  tenuia  nonnihil  rigidulaetad  hypophyllum  pulchre 
ceraceo-glaucescentia,  infera  parum  longioraet  iatíora  (10  mm 
long.  =  2,2  mm  lat.).  Stipulae  nectario  destitutae;  calyx 
'puberuius;  corollae  vexillum  alas  vix  superante  sed  carina 
tertío  longius;  ovarium  glabrum  4-6-spermum. 

69.  Latmyrus  MAGBLLAificus  Lam.  =  Speg.,  Plant.    Pat.  austr., 
n.  101. 

Hab.  In  dumetis  ad  ripas  LagoNahuel-huapi,  Dec.  1897  (C.  S.). 
Obs.  Specimina  haec  formam  gladiatam  OK.  sistunl,  sed  a  typo 

nonnihil  receduntpendunculíscrassis  (ut  in  L.  crasstpede  Ph.) 

foliis  duplo  longioribus  ápice  8-12  florisl 

70.  Lathyrus  pubescens  Hook.  &  Arn.  =  Walprs,  Rep.  I,  f.  722. 
—  Gay,  Fl.Chil.II,  148. 

Hab.  Non  rarus  per  totam  Patagoniam,  ann.  1882-98. 
Obs,  ínter  specimina  plurima  quae  mihi  adsunt  formae  tres  di- 
stinguendae  : 

a)  Normalis  :  Foliolis  ellipticis  pubescentibus,  calyce  pu- 
bescente. Rio  S.  Cruz,  Febr.  82  (C.  S.). 

b)  Glaucescens:  Foliolis  ellipticis  vix  pubescentibus  plus 
minusveglaucescentibus,calyceglabraio,  glaucescente.  Sehuen- 
aik,  Febr.  98  (C  A  ). 

c)  Lepiophylla :  Foliolis  linearibus  parum  pubescentibus, 
calyce  pubescente.  Téka-choique^  Nov.  89  (C.  Moyano). 

71.  Lathyrus  sbriceus  Lam.  =  DC,  Pr.  II,  f.  369. 

Hab.  In  dumetis  ad  ostia  fluminis  Rio  Negro,  Febr.  1892. 

72.  HoFFVANSEGGiA  TftiFOLiATA  Cav.  =  Spcg.,  Plaut.  Pat.  austr., 
n.  103. 

Hab.  Vulgaia  per  totam  fere  Paiagoniam  per  ann.  1882-98. 

Obs.  Species  stipulis  ovatis  acutis,  foliis  ternatís,  foliolis  plus 
minusve  ovatis  subacutíusculis  nervosulís  sat  distincta,  sed 
habitu  statura  et  pubescentia  summopere  variabilis;  inler 
specimina  permulta,  quae  mihi  sunt,  formae  haec  distín- 
guendae  : 


NOTA  ADDBNDA  AD  PLORAM  PATAOOmCAM  281 

a)  Glaberrima :  Robusta,  tota  glaberrima  eglandulosa,  foliis 
fere  ómnibus  radicalibus,  stí pulís  ova tís  acutis  ciliolatis  pur- 
puréis, petioliserectis  (30-40  rom  long.)  subpurpurascentibus, 
foliis  sem per  ternis  patulis  (18-25  mm  long.)  paripinnatis, 
8-9-jugis,  foliolis  parum  supra  basin  evolutis  confertis  sub- 
imbricatis  alternis  v.  suboppositis  subellipticis  (5-8  mm  long. 
==  3,5  mm  lat.)  basi  rotundato-subtruncatis,  ápice  acutato- 
rotundatís  mínuteque  apiculatis  valde  inaequilaleralibus 
crasse  coriaceis  nervosis  víridibus,  margine  praecipue  pur- 
purasoentibus;  scapi  robusti  (10-U  cm  long.  =  2-3  mmcrass.) 
e  viridi  glaucescentes  erecli  nudi  v.  parum  supra  basin 
i-foliati,  in  parte  dimidia  supera,  folia  superante,  dense  race- 
moso-floriferi.  Flores  15-30  in  quoque  racemo  majores(i2mm 
long.  =  15  mm  diam.)  pedicellis  breviusculis  (3-5  mm  long.) 
purpuréis  glaberrimis  bracteissubpersistentibus  illos  aequan- 
tibus  V.  leniter  superantibus  lanceolatis  acutis  concoloribus 
margine  minute  albo-cilíolatis  ornatis  fulti;  calyxobconicus 
(6-7  mm  long.)  sepalis  breviter  connatis  elliptico-linearibus 
(5  mm  long.  =  2  mm  lat.)  acutiuscule  rotundatis,  deorsum 
purpuréis  sursum  plus  minusve  virescentibus  glaberrimis, 
illis  florum  inferiorum  margine  minute  albo-ciliolatis  excep- 
tis ;  corolla  e  purpui'eo  aurantia  calyce  fere  duplo  longior,  pe- 
talis  glabris  basin  et  in  ungue  breviter  glandulifero-setulosis; 
stamina  libera  in  dimidio  infero  incrassata  albescentia  retror- 
sum  híspidula,  sursum  tenuiora  glabra  purpurea.  Loco  Emelk- 
aik  vocato  secus  Rio  Chico,  Jan.  1897  (C.  A.). 

b)  Kormalxs:  Praecedenti  simillima  nisi  tota  plus  minusve 
pubescens  v.  villosa,  sed  eglandulosa;  scapi  1-3-foliati  patu- 
lepuberuli  elati  (15-25  cm  long.)  in  dimidia  parte  supra  laxe 
racemoso-floriferi ;  pedicelli  (4-6  mm  long.)  glabri,  bracteis 
basalibus  mox  deciduis  etnon  visis ;  flores  mediocres  (10  mm 
long.  =  12  mm  diam.)>  sepalis  calycis  (6  mm  long.)  líneari- 
bus(4  mm  long.)  puberulis  v.  pubescenti-canesoentibus  acu- 
tiusculis,  corolia  aurantiaca  glabra,  legumineglaberrimo  pa- 
rum falcato(30-40  mm  long.  =  3  mm  lat.)  8-12-spermo.  Secus 
Rio  S.  Cruz  Febr.  1892  et  secus  Rio  Negro  Febr.  1898  (C.  S.), 
secus  Río  Chico,  Febr.  1898  (C.  A.)  et  in  Paso  de  los  Indios 
Chubut(n.  57,  Koslowskj). 

c)  MicrophylH :  Gracilis  subpubescens  foliis  radicalibus  et 
caulinis  sat  numerosis  ;  petioli  erecti  (40-70  mm  long.)  glabri 


282  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

tenues  virides;  folia  sem per  terna  patula  (25-45  mm  long.) 
paripínnata  lO-H-juga,  folíolis  pusíllís  parum  supra  basin 
evolutis  valde  ínter  se  remotis  (interuodium  aequantíbus), 
ómnibus  allernis  ovalis  (2-4  mm  long.  =  i-2  ram  lal.)  deor- 
sumdimidiato-cordatis  sursum  attenuato-rotundatis  non  v. 
vix  apículatiSy  valde  inaequilateralíbus  crassiusculís  coria- 
ceís  viridibus,  utrimque  adpresse  mínuteque  puberulis;  scapí 
e  prostrato  erecti  (15-20  cnn  long.)  gráciles  in  dimidia  parle 
infera  nodoso-foiiiferí,  saepequead  nodos  geniculali,  in  dimi- 
dia supera  nudi,  vix  in  parte  suprema  (3-4  cm  long.)laxissime 
racemoso-pauciflori.  Flores  5-10  in  quoque  racemo  minores 
(8  mm  long.  =  10  mm  diam.)pedicellis  mediocribus  (5-6  mm 
long.)  basi  bractea  villosula  párvula  mox  decidua  ornatis,gla- 
bris  sed  glanduiis  perpaucis  fuscescentibus  pedicellatis  ad- 
spersis;  corolla  flava  calyce  vix  terlio  longior  pelalis  dorso 
dense  papiiloso-glandulosis;  stamina  ut  in  praecedenlibus. 
In  dunís  maritimis  ad  ostia  Río  Negro,  Febr.  1898  (C.  S.). 

d)  Glandulosa:  Habitu  et  pubescentia  norma/t  símíliimased 
magis  humílís  et  petiolís,  pedunculís,  pedícellis  calycíbusque 
laxegrossequeíusco-glanduloso-scabridis.  Scapí  folia  aequan- 
tes  V.  parum  superantes  (5-8  cm  long.);  petioli  foliis  ternatis 
subaequilongi  (30-40  mm  long.),  foliolis  8-i4-jugis,  utrimque 
pubescenti-canescentibus,  ovalis  valide  purpureo-mucronatis; 
pedicelli  breves  (3-4  mm  long.);  calyx  canescens  (6-8  mm 
long.);  pétala  flava (7-9  mm  long.)  ad  basin  dorso pallideden- 
siusculeque  glandulosa;  stamina  ut  in  praecedenlibus.  In 
pratis  loco  «  La  Pantanosa  »  vocato  secus  Rio  Negro,  Febr.  1898 
(C.  S.). 

73.  HOFFHANSEGGiA  TRiFOLiATA  Cav.  var.  pentuphylla  Speg. 

Hab.  In  sabulosis  aridissimis  ad  confluentíam  flumínum  Limav 
et  Neuquen,  Dec.  1897  (C.  S.). 

Obs.  Varíelas  habitu  formaenonn«/t  eimicrophyllae  speciei  símil- 
lima,  sed  foliis  quinquefoliatis  cum  paucis  trifoliatis  commix- 
tis.  Slípulae  ovatae  aculiusculae  foliaque  ellíplico-subovata 
nervulosa  !  An  hybridus  H.  trifoliatae  Cav.  el  ff.  falcariae  Cav.? 

74.  HoFFMANSEGGiA  FALCARÍA  Cav.  =  Gay,  Fl.  Chíl.II,  f.  233. 
Hab.  In  altíplanitie  secus  Río  Negro  prope  Carmen   de  Patago- 
nes, Febr.  1898  (C.  S.). 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGOMICAM  283 

Obs.  Forma  a  specimínibus  Ghilensibus  el  Mendozinis  vix  statura 
omnium  partíum  paulo  minore  recedentia,  plañe eglandulosa. 
Petioli  tereomnes  radicales  (35-45  mm  long.)  glabri  víridesin 
parte  dimídía  supera  tantum  foliiferi,  basi  stipulís  ovatis  ob- 
lusis  pubescentíbus  donati ;  folia  4-5-juga  cum  impare  O  0-20 
mm  long.),  a  basi  (impa'ri  excepto)  ioliolosa ;  folióla  4-8-juga 
conferta  subimbricata,  obtusissime elliptíca  v.  obovata  (2-5  mm 
long.  =  1-2,5  mm  lat.)  numquam  mucronata  crassiuscula 
enervia,  minute  adpressissimeque  pulverulento-pubescentia  ; 
scapi  folíís  fere  duplo  longíores  (6-'10  cm  long.)  subgracilos 
glabri,  in  dimidia  parte  infera  nudi,  in  dimidia  supera  laxe  ro- 
cemoso-floriferi ;  flores  patuli  v.  cernui  (10-1  i  mm  long.)  ca- 
lyce  pubescenti-canescente  obovato  (6  mm  long.)  laciniis  sub- 
ellipticis  (4-5  mm  long.  =  1,5  mm  lat.)  subacutis,  petalis 
sépala  bisaequantibusüavisspatulatís,  unguis  margine glan- 
duloso-ciliolatis,  staminum  fílamentis  in  parte  dimidia  infera 
retrorse  pubescen  ti  bus.  Species  a  praecedentibus  foliis  multi- 
jugis,  folíolis  non  nervosis  magisobtusis  subobovatis  non  api- 
culatis  mox  dignoscenda. 

75.    HOFFMANSEGGIA  PATAGÓNICA  Speg.,  n.  Sp. 

Diag.  Humilis  subglaberrima  foliis  radicalibus  et  caulinis  con- 
formibtis,  stipulís  tinearibus  ciliolatis,  pettolis  elongatis,  foliis 
3*4'jugis  {cum  impare),  foliolis  mtnuíis  ovatis  (vix  síib  lente 
validissima  laxe  puberulis)  é-S-jugis  rigidis  crassis,  scapis 
ylabris  folia  superantibus  parce  racemoso-floriferts,  floribus 
mediocribuSy  pedúnculo  bracteola  acula  fulcrante  vix  longiore 
fultis,  calyce  glabro  purpureo,  coro  lia  flava,  legumine  glabro. 

Hab.  In  altiplanitie  aridissima  prope  Trelew,  Nov.  1897  (Valen- 
tín). 

Obs.  Species  pulchella  H.  trifoliatae Cay.  var.  microphyllae  Speg. 
habitu  valde  accendens  sed  foliis  multijugis  ut  videtur  satis 
distíncta.  Radix  recta  profunde  infossa  teres  (70-1 00  mm  long. 
=:  2-3  mm  crass.)  parum  comosa,  cortice  cineroo-fusco  vestí- 
ta,  adsoli  superfícem  abrupte  denseque  caespitoso-ramosa ; 
ramí  ligoosi  nodosi  sursum  in  scapis  abeuntes.  Folia  erecta 
(25-40  mm  long.)  basi  sti pul isoch racéis  linearibus  (1-2  mm 
long.)  subacutiusculis  margine  ciliolatis  ornata  ;  petíolo  recto 
rigídulo  glaberrimo  in  dímidio  v.  tertiis  duobus  inferís  nudo, 
superne  folíifero,  folíís  5-7  patentíbus  ínter  se  valde  remotis, 


284  ANALES  DB  LA  SOdíDAD  dEIfTinCA  ARGENTINA 

internodia  (i-6  mm  long.)  subduplo  aequantibus  (5-15  mm 
long.),  a  basi  fere,  supremo  excepto,  ibiioliferis ;  folíola  8-16 
in  quoque  folio  plus  minusve  alterna  et  pseudoparipinnata, 
ovata,  valdeinaequilateraiia,  basi  rotundata  ápice  acutiuscula 
(1*2  mm  long.  =»  0,5*1  mm  lat.)  saepius  minute  purpureo- 
mucronulata.  confertíuscula,  crassíuscula  rigidula  enervia 
oculo  nudo  glabra  sed  sub  lente  valida  minute  laxeque  pube- 
rula.  Scapi  seu  rami  floriferi  (6-8  cm  alt.  a  superficie  soli)  lere- 
les  virides  glabri,  deorsum  (¡n  lertio  infero)  3-6-subgenicula- 
to-nodosi  ac  foliiferi,  medio  nudi  atque  in  tertio  supero  laxe 
racemoso-floriferi.  Flores  6-12  in  quoque  racemo  mediocres 
(6-8  mm  long.  =  8-9  mm  diam.) ;  bracteae  pedicellorum  ova- 
tae  minutae  purpureae  eximiae  pectinato-cilíolatae  in  mucro- 
nesetaceo  longiore(2-3  mm  long.  rum  muer.)  productae;  pe- 
dícelli  glabri  purpurascentes  (3-3,5  mm  long.)  patuli;  calyx 
obconicus  (4-4,5  mm  long.)  purpureus  glaberrimus,  laciniís 
ellipticis  (2,5  mm  long.  =  1,5  mm  lat.)  atque  acutiusculis 
(margine  obsoletissime  pubescentibus) ;  enrolla  flava  calycem 
bis  aequantepetalis  spathulatis(8  mm  long.  =  4  mm  lat.)  gla- 
bris  eglandulosis  ;  stamina  10  petalis  vix  breviora  flava  fíla- 
mentis  minute  retrorse  hispidis ;  ovarium  lineare  virescens 
glabrum,  stylo  elongato  stamina  non  v.  vix  superante  corona- 
tum.  Legumenadhucimmaturum lineare  subrectum  glabrum. 

76.  GoüRLiEADECORTiCANsHk.  &  Am.  =  Hook,  Bol.  Mise,  ni,  207, 
t.  106. 

Hab.  Frequentissima  in  altiplanitíe  secus  flumina  Rio  Negro, 
Limay  et  Neuquen,  ftec.  1897  et  Jan.  et  Febr.  (C.  S.). 

Obs.  Arbuscula  quandoque  nana  dense  congesta,  horridepaten- 
tim  spínosa  quandoque  erecta  plurimetralrs  sub  arbórea  el 
subinermis.  Folia  saepe  dimorpha :  a)  in  ramis  aeréis  saepius 
parvula(15-20  mm  long.),  imparipinnata  3-juga,  foliulis  oppo- 
sitis  subsessilibus  ellípticis  v.  ieniter  obovatis,  (4-8  mm  long. 
=  i, 5-3  mm  lat.)  utrimque  rotundatis  ápice  non  v.  Ieniter  re- 
lusis,crassiusculisrigidulisglabrisv.subimperspícuepulveru- 
lentis  margine  non  v.  parcissime  obsoletissime  punctatoglan- 
dulosis,  ab  ápice  basin  versus  Ieniter  decrescentibus,  petiolis 
puberulís  fere  a  basifolíoligeris,  stipulís  ovato^triangularibus 
minutissimis  mox  deciduis;  b)  in  ramis  virgatis  sparse  glan- 
duloso^seabridis  ex  radicibus  térra  denudatis  exsurgentibus 


NOVA  AUUBMPA  AD  FLOEAM  PATAGONIGAII  285 

majuscula  (40-50  mm  long.),  iroparipinData  3-4-juga,  folíolis 
alternís  brevissime  petiolulatis  ellipticís  v.  obovatis  (40-85  mm 
long*=  7-12  mm  lal.)  postice  cuneatis  v.  cuneato-rotundatis, 
ápice  plus  minusve  obtüse  rotundatis,  non  retusis,  foliaceis 
sed  subrigidulís  glaberrimís  glaucescentibus,  margine  plus 
minusve  dense  fusco-glanduloso-denliculatis,  ab  ápice  basin 
versus  quandoque  vix  quandoque  valde  decrescentibua,  peíio- 
lis  glaberrimis  fere  a  basi  foliolígeris,  stipuiis  linearibusan- 
gustis  subobtusis  (3-4  mm  long.  —  1  mm  lat.  bas.)  glabris  v. 
ciliolato-puberulis  persislentibus. 

77.  Cassia  Arnottiana  Gilí.  &  Hook.  =  Gay,  Fl.  Chil.,  II,  f.  235. 
Hab.  Non  rara  in  dumetiscirca  LagoNahuel-huapi,  Jan.  1 898(C.S.). 

78.  Cassia  APHYLLACav.  var.  divaricaíaEieru.  =  Hiern.,Sert.  pat., 

n.  56. 
Hab.  Vulgatissima  ubique  secus  ilumina  Rio  Negro,  Limay  et 
Neuquen  Sept.  1874  (C.  Berg.),  Jan.  et  Febr.  1898  (C.  S.). 

79.  PoiNCiANA  GiLLESU  Hook.  =  Gaj,  Fl.  Chil.  II,  f.  225. 

Hab.  Non  vara  io  praeruptis  secus  Río  Negro  praecipue  prope 
Carmen  de  Patagones,  Febr.  1898  (C.  S.). 

80.  Prosopis  DBifUDANS  BntH.  =  Walprs,  Rep.  I,  f.  862. 

Hab.  In  aridis  saxosis  altipLanitiei  Chubutensis,  loco  Paso  de  los 
Jndtos  vocalo,  Nov.  1898  (n.  58,  Koslowsky). 

Obs.  Specíes  P.  patagonicae  Speg.  peraffinis,  a  qua  tamen  rece- 
dit,  folíolis  in  petíolis  secundariis  saepius  5,  quarum  3  inferís 
alternís  et  2  supremis  oppositis,  ómnibus  línearibus  ápice  e 
rotundato  subacutiusculis  pulverulento-pubesoentibus,  rachi- 
dibusque  spicarum  floral ium  puberulis.  Legumen  in  utraque 
adhuc  noninventuin. 

81.  Paosopis  HUXiLis  Gilí.  =  Gay,  Fl.  Chil.  II,  f.  246. 

Hab.  Non  rara  ad  marginem  salinarum  in  altiplaniiíe  secus  Río 

Negro,  Jan  et  Febr.  1898  (C.  S.). 
Obs.  Forma  liumíUima  dense  intricata,  caespítoso-eíTusa,  floríbus 

legumínibusque  e  coccíneo  purpuréis  donata. 

82.  Paosopis  svaiATA  Rath.  =  Speg.,  Plant  Pat.  austr.,  o.  106. 


28t>  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Hab.  Vulgatissima  in  locis  sabulosis  ad  ripas  fluminis  Rio  Ne- 
gro, Jan.  el  Febr.  1898  (C.  S.). 

Obs.  Specíes,  ut  jam  I.  c.  monui,  fruclu  lomentaceo  articulatim 
deciduo  ad  maturitatem  distincta  alque  a  genere  sai  recedens 
et  novae  sectionis  Lomentaria  nucupandae  tjpum  sistens. 

83.  Prosopis  strombulifera  Bnth.  =  Gay,  Fl.  Chíl.  II,  f.  249. 

Hab.  Sporadíce  non  rara  in  altiplanitie  secus  Río  Negro,  Jan.  et 

Febr.  1898  (C.  S.). 
Obs.  Species  ab  íneolis  «Betortuno  »  v.  «  Mastuerzo»  nuncupata. 

In  dunnetís  adest  saepe  forma  inermis  ramis  virgatis  gracili- 

bus  sed  a  typo  nullo  modo  separanda  I 

84.  Cerasus  caproniana  DC.  —  O  grioUa=^  DC.^  Pr.  II,  f.  356. 
Hab.  Non  rara  spontanea,  sed  certe  excultisaufuga,  in  insulís  et 

ad  ripas  fluminis  Rio  Negro,  praecipue  prope  Carmen  de  Pata- 
gones, Jan.  etFebr.  1898  (C.  S.). 

85.  Geuw  CHiLOEifSE  Balb.  =  Speg.,  Pl.  Pat.  austr.,  n.  107  et  Prim. 
Fl.Chub.,  n.55. 

Hab.  Vulgatum  in  pascuis  edítíoribus  prope  Na huel-huapí,  Dec. 
1897  (C.  S.). 

86.  Fragaria  chilensis  Ehrb.  =  Speg.,  Prim.  Fl.  Chub.,  n.  54. 
Hab.  Satcommunis  in  umbrosis  monlanis  prope  Lago  Nahuel- 

huapi,  Dec.  1897  (C.S.). 

87    Potentilla  anserina  L.  =  Gay,  Fl.  Chil.  II,  f.  304. 
Hab.  Rarissime  ad  margines  rivulorum  inmontanis  prope  Lago 
Nahuel-huapi,  Dec.  1897(C.  S.). 

88.  Margyrocarpus  acanthocarpus  Speg.=Speg.,  Plant.  Pat.  austr., 
n. 111. 

Hab,  In  praeruplis  siccissimis  prope  Pan  de  Azúcar  secus  Rio 
Chico,  Dec.  1897  (C.  A.). 

89.  Margyrocarpus  Ameghinoi  Speg.  =  Speg.,  Plant.  Pat,  austr., 
n.110. 

Hab.  In  planitie  aridissima  saxosa  prope  Lago  Nahuel-huapi, 
Dec.  1897  (C.  S.)  et  in  altiplanitie  centralí,  Chubut,  loco  Paso 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAN   PATA60NIGAM  287 

de  los  Indios  vocalo,  Nov.  el  Dec.  1898  (n.  90-46,  Koslowsky). 

90.  Margtrocarpus  paiagonicus  Speg.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr., 

n.  109. 
Hab,  In  saxosis  v.  arenosís  aridissimís  prope  Lago  Nahuel-hua- 
pi,  Dec.  1897  (C.  S.). 

91 .  Margyrocarpüs  sktosus  R.  &  P.  =  Gay,  Fl.  chil.  II,  f.  279. 
Hah.  Satfrequens  in  campis  siccís  secusRio  Negro,  Jan.  et  Febr. 

1898  (C.  S.). 

92.  AcAENA  ADSCENDENS  Vahl..=  Gaj,  Fl.  chil.  II,  f.  299. 

Hab.  In  dumetís  mon tan ís  prope  Lago  Nahuel-huapí,  Jan.  1898 
(C.  S.). 

93.  AcAENAEUPATORiACham.  et  Schll.  =  Mart.,  Fl.  Bras.,  14,  II,  f. 
170.  —Á.  Hieronymi  OK.  in  Rev.  gen.  plant.  III,  2,  f.  74. 

Hab.  Non  rara  inaridissimis  altiplanitiei  secus  Rio  Negro,  Jan. 
eiFebr.  1898  (C.  S.). 

94.  AcAENA  FUEGiNA  Ph.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr.,  n.  121 . 

Hab.  Vulgata  in  campis  aridis  sabulpsís  secus  Rio  Chico,  Jan. 

1897  (C.  A.). 

95.  AcABNA  iNTBGERRiiiA  Gilí.  =  Spcg.,  Plant.  Pat.  austr.,  n.  119. 
Hab,  Sat  vulgata  in  campis  prope  Emelk-aik  secus  Río  Chico, 

Jan.  1897  (C.  A.),  et  rarius  prope  Lago  Nahuel-huapi,  Dec.  1897 

(C.  S.). 

96.  AcAENA  LAEviGATA  Ait.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr.,  n.  1 18. 
Hab.  Frequens  in  pratis  editioribus  prope  Cabo  Raso,  Chubut, 

aest.  1896  (F.  Fischer)  et  prope  Lago  Nahuel-huapi,  Jan.  1898 
(C.  S.). 

97.  AcAENA  MULTiFiDA  J.  D.  Hook.  =Gay,  Fl.  chil.  II,  f.  287. 

Hab.  In  pratis  sabulosis  et  saxosis  prope  Lago  Nahuel-huapi, 
Dec.  1897,  ad  coníluentiam  fluminum  Limay  et  Neuquen,  Jan. 

1898  (C.  S.),  nec  non  prope  Chonkenk-aik  secus  Rio  Chico, 
Febr.  1898  et  in  altiplanitie  Karr-aik  prope  Lago  Argentino, 
Mart.  1898  (C.  A.). 


288  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Obs.  Specíesabil.  pinnatifida  K.  &  P.,  etsi  folíis  valde  siinilis, 
lamen  fructibus  obpyramydalo-tri-v.  lelra-gonis,  angulis  in 
acúleo  subbrevi  valde  dilata to-decur rente  productis,  ínter  án- 
gulos glabrísetínermíbus  dístincta.  Yaríatfoliisplus  minusve 
glabratis  v.  adpresse  sericeo-villosís. 

98.  AcAENA  PLATYACANTHA  Spcg.  =  Spcg.,  Plaut.  Pat.  austr.,  n.  116. 
Hab.  Sat  connmunis  in  altiplanitie  secus  Bio  Chico,  praecipue 

prope  Pan  de  Azúcar,  Jan.  el  Dec.  1897  (C.  A.) 

99.  AcAENA  piNNATiPiDA  R.  &  P.  =  Spcg.,  Plaut.  Pal.  austr.,  n.  i  12. 
Ha6.  Non  rara  in  altiplanitie  arida.secus  Rio  Chico,  Dec.  1897 

(C.  A.). 
Obs.  Fructus  elliplico-ovati,  aculéis  teretibus  gracilibus  non  v. 
vix  decurrenti-dilatatis  armali,  interaculeoscanescenti-villosi. 

i 00.  AcAENA  sPLENDEifs  H.  &  Am.  ?  =  Gaj,  Fl.  Chil.,  II,  f.  291 . 
Hab.  In  altiplanitie  aridissima  secus  Rio  S.  Cruz,  Nov.   1897 

(¥•  B.). 
Obs.  Specimina  sterilia,  idcirco  nonnihil  dubiosa,  sed  foliorum 

forma  eximio  ab  A.  mtegemma  H.  &  Aro.  el  a  caeteris  af&ni- 

busdistincta. 

1  01  .    ACAENA   TEHUELCHA  SpCg. ,  n.  Sp. 

Diag.  Euacaena,  párvula  caespitosa  sericeo^argentea,  foUis  oblon- 
gO'Spathulatis  pinnaUpartitts,  pinnts  i-S^fidis,  laciniis  planis 
oblanceolatis  uírimque  sericeis,  flcribus  dimofphis,  alieris  in 
axillis  foliorum  absconditis  fqemineis^  alieris  scapicolis  herma' 
phrodiliSf  scapis  gracilibus  e  glabrato  pilosulis  interruple  ca- 
pitato-glomeruliferis,  fructibus  pericladiicolis  compressis  luíe- 
scentibus  subglabris  marginibus  alato-aculeatts,  scapicolis 
puberulo-canescentibus,  ex  elliptieo  subtelragonis,  angulis  acu- 
leato-glochidiatiSj  fadebus  aculeolis  minoribus  armatis. 

Hab.  In  praeruplisaridissimis  loco  Pan  de  Azúcar  vocaio  secus 
Rio  Chico  Dec.  1897  el  Karr-aik  prope  Lago  Argentino,  Mari. 
1898  (C.  A.). 

Obs.  Species  A.  írifidae  R.  &  P.  nec  non  A.  plaiyacanihae  Speg. 
affinis  sed  íloribus  fructibusque  dimorphís  mox  dignoscenda. 
Caudices  lígnosicrassi  squamis(pericladiis  foliorum  annorum 
praeteritorum)    nigricantibus    dense    loricato-vestiti,    ápice 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGONIGAM  289 

abrupte    denseque  botryoso-ramosi   ac   coespites  subhemi- 
phaericos(5*IO  cm  alt.)  efficientes;  ratní  erectí  subsimplices 
(8-15  mm  long.  =3-4  mm  diam.),  alteri  abbreviati  foliiferi, 
aiteri  elongati  folio-scapigeri,  sed  omnes  tertiles.  Folia  parvu- 
vula  (15-30  mm  long.  =5-7  mm  lal.),  basi  pericladio  ovalo 
(7-9  mm  long.  =  5-6  mm  lat.)  amplexicaule  subscariosogla- 
berrimo  e  lúteo  v.  ferrugineo  aurantio  margine  longiuscule 
subpectinatimque  albo-ciliolato  v.  piloso,  sursum  sensim  in 
petiolo  attenuato  donata,  petiolo  gracilí  (1()-20  mm  long.)  in 
tenia  parte  infero  nudo,  ceterum  foliolifero,  dorso  convexulo, 
ventre  applanato  adpresse  pubescenti-canescente ;  foliolis5-11 
adpresse  denseque  argenteo-serniceis  sessilibus  subconfertis 
(Ínter  juga  2-4  mm  long.)  a  basi  apicem  versus  sensim  majo- 
ribus,  infimis  rainimis  (1-1 ,5  mm  long.  =: 0,5-1  mmlal.)s¡m- 
plicibus,  mediis  (2-3  mm  long.  =  1,5-3  mm   lat.)  bifidisv. 
trifidis,  supremis  (4-5  mm  long.  =  3-5  mm  lat.)  5-fidis  v. 
meliustriparlilis,  lóbulo  medio  trídentato,  lateralibus  bífídis, 
lobis  ómnibus  planis  cilipticis  v.  oblanceolatisutrimque  obtu- 
siuscule  acutatis.  Flores dimorphi,  alteri  tanlum  fpemínei  (an 
semper?)  ovario  irregulariter  triangulari  applanato,  sepalis 
ellipticí^  sericeis  pusillis,  in  axillis  pericladiorum  solitarii  v. 
2-5-gIomerulati   absconditi,   alteri    normales   hermapbrodili 
ovario  ellipsoideo  spinuloso  pubescente  sepalis  ovatis  extus  se- 
riceis medíocribus,  staminibus  2  et  stylis  plumosis  purpuréis 
exertis  donatí,  in  scapis  interrupte  ^lomerati.  Scapi  erectiu- 
sculi  (5-8  cm  long.)  teretes  gráciles,  laeves  v.  obsolete  striati, 
e  virescentépurpurei,  glabri  v.  laxe  adpresse  autpatule  pilosu- 
li,bracteisovatisamplexicaulibus  majusculis(4-5mmlong.  =: 
2  mm  lat.)  dorso  canescentibus  1-4  (saepius 2)  remotís donati^ 
ad  axillas  bractearum  1-5-flori,  ápice  capitulum  8-16  florum 
ellipticum  V.  subglobosum  (6-10  mm  long.  =5-6  mm  diam.) 
gerentes.  Fructus  dimorphi;  alteri  in  axillis  pericladiorum 
1-5  absconditi  glabri  v.  vix  pulverulento-puberulie  lutescente 
ferruginei  obovato-triangulares  (4-5  mm  long.  =:  3  mm  lat.) 
compressissimi  dorso  non  v.  obsolete  nervoso-subcarinati,po- 
sticeattenuato-acutissimi,  margine  angustesubalati  atqueirre- 
gulariler  denticulato-aculeati  aculéis  planiusculis  (rectis  v. 
subruncinatis),  brevibus  minute  puberulo-glochidiatís,  calyce 
minutissimo  persistente  coronati ;  alteri  scapicolae  ellipticí  v. 
ovati  (3-4  mm  long.  =  3-2,5  mm  diam.)e  virescente  minute 

AN.  SOC.  CISXT.  AR6.  —  T.  XL¥II  19 


390  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

deitseque  puberulo-canescentes  saepius  subtetragoni,  angulis 
aculéis  3  v.4  superpositis  compressulís  víx  fructusdiamelrum 
aequantibus  praeditis,  valleculis  ínter  ángulos  seriem  acúleo- 
lorum  roinorum  gerentibus,  aculéis  ómnibus  totís  pubescenti- 
glochidatis. 

102.  AcAENA  trífida  R.  P.  =  Speg.,  Plant.  Pal.  austr.,  n.  H5. 
Hab.  Sporadice  in  campis  saxosis  loco  Pan  de  Azúcar  vocato  se- 
cus  Rio  Chico,  Jan.  1897  (C.  A.). 

(Conlinuard). 


SEGUNDA  REUNIÓN 


DBL 


CONGRESO  CIENTÍFICO  LATINO  AMERICANO 


EN  MONTEVIDEO 


El  Comité  de  organización  nombrado  en  la  asamblea  de  clausura 
del  primer  Congreso  Científico  Latino  Americano  (20  de  abril  de 
1898),  para  preparar  la  segunda  reunión  del  Congreso  que  debe 
tener  lugar  el  año  1901  en  Montevideo,  ha  entrado  en  un  período 
de  franca  labor,  que  augura  el  mejor  éxito  á  sus  trabajos. 

Por  lo  pronto  ha  designado  un  Comité  ejecutivo  encargado  de 
correr  con  todas  las  diligencias  preparatorias. 

Este  Comité,  en  el  que  figuran  altas  personalidades  intelectuales 
uruguayas,  está  constituido  de  la  manera  siguiente  : 

Préndente  :  Doctor  Juan  Carlos  Blanco. 

Vicepresidentes :  Profesor  José  Arechavaleta  y  doctor  Joaquín  de 
Salterain. 

Tesorero :  Ingeniero  Juan  José  Castro. 

Secretarios  :  Doctores  Ernesto  Fernández  Espiro  y  Manuel 
B.  Otero. 

Vocales  :  Doctores  Carlos  M.  de  Pena,  José  Scoseria  é  ingeniero 
Carlos  Honoré. 

La  Sociedad  Científica  Argentina,  iniciadora  de  estas  fraternales 
solemnidades,  acompaña  con  sus  más  vivas  simpatías  los  trabajos 
preliminares  de  la  reunión  confiada  á  la  ciudad  de  Montevideo,  y 
desea  que  ella  alcance  el  más  brillante  resultado. 


VISITA  A  LOS  NUEVOS  MATADEROS 


El  domingo  21  de  mayo  realizó  la  Sociedad  una  interesante  visita 
á  los  nuevos  mataderos  de  Liniers. 

A  las  8\/2  de  la  mañana  un  numeroso  grupo  de  socios  ocupó 
un  coche  especial  del  tramway  eléctrico  «  La  Capital  )>  que  debía 
transportarlos  desde  el  punto  de  reunión,  en  la  esquina  Victoria  y 
Defensa,  hasta  el  sitio  de  la  visita. 

Después  de  una  hora  de  viaje  llegaron  los  visitantes  á  los 
mataderos,  penetrando  el  coche  á  la  estación  destinada  á  la  carga 
de  las  reses  muertas  en  los  wagones  frigoríficos  del  tramway  «  La 
Capital  »  para  ser  conducidas  á  la  ciudad. 

Nuestro  vicepresidente,  ingeniero  doctorearlos  M.  Morales, quien 
presidía  la  excursión,  y  el  ingeniero  Benito  Mallol,  director  de  las 
construcciones  del  tramway  eléctrico,  explicaron  el  funcionamiento 
de  los  guinches  eléctricos  y  los  dispositivos  adoptados  para  los 
wagones  destinados  al  transporte  de  carne. 

Recorriéronse  luego  todas  las  instalaciones  de  los  mataderos,  en 
las  que  se  ha  tenido  que  luchar  con  inconvenientes  causados  por 
la  mala  situación  de  los  mismosy  muchas  defectuosas  disposiciones 
de  las  que  es  responsable  la  empresa  que  obtuvo  la  concesión  de 
construirlos.  Rescindido  el  contrato,  la  Ofícina  de  Obras  Públicas 
de  la  Municipalidad  ha  tratado  de  salvar  en  lo  posible  estos  vicios 
originales,  algunos  de  los  cuales  no  admiten  enmienda. 

El  desagüe  de  los  mataderos,  por  ejemplo,  ofrece  dificultades 
casi  insuperables  para  efectuarlo  en  correctas  condiciones,  pues  las 
construcciones  se  han  ejecutado  en  un  sitio  tan  bajo  que  no  hay  la 
suficiente  diferencia  de  nivel  para  que  los  líquidos  cloacales  corran 
por  simple  gravitación.  Este  serio  problema  aún  no  ha  sido  resuelto. 


VISITA  i  LOS  NUEVOS  MATADEROS  293 

La  Municipalidad  trata  de  habilitar  en  breve  plazo  la  mitad  de 
las  obras,  con  lo  cual  no  sólo  obtendrá  buena  renta  sino  que  la 
matanza  se  hará  en  mucho  mejores  condiciones  que  en  los  actuales 
corrales. 

A  pesar  de  estas  ventajas  no  puede  menos  de  deplorarse  que  se 
haya  gastado  tanto  dinero  (cerca  de  cinco  millones  de  pesos,  cuando 
estén  las  obras  completas)  para  dotar  al  municipio  de  obras  cuyos 
defectos  fundamentales  no  pueden  ser  compensados  ni  evitados  por 
los  perfeccionamientos  de  detalle  que  ha  introducido  en  ellas  la 
Oficina  de  Obras  Públicas. 

La  visita  terminó  en  la  casa  de  la  administración,  desde  cuya  alta 
torre  se  goza  de  un  amplio  panorama  de  los  suburbios  bonaerenses. 

En  uno  de  los  salones  de  esta  casa  fué  servido  un  abundante 
almuerzo  ai  que  hicieron  debido  honor  los  concurrentes. 

En  seguida  regresaron  los  visitantes  en  el  tramway  eléctrico, 
muy  agradecidos  á  las  atenciones  de  que  habían  sido  objeto. 


MISCELÁNEA 


El  Gongi^eso  internacional  de  IO0  Matemáticos. —  Anuncia- 
se como  un  acontecimiento  délos  más  importantes  del  mundo  matemático,  el 
próximo  Congreso  internacional  de  los  Matemáticos  que  debe  reunirse  en  París 
del  6  al  12  de  agosto  del  año  entrante  y  de  cuya  preparación  se  ocupa  activa- 
mente la  Sociedad  Matemática  de  Francia. 

Tomamos  de  la  Revue  genérale  des  Sciences  las  siguientes  informaciones  que 
nuestros  lectores  leerán  sin  duda  con  interés. 

Una  circular  lanzada  desde  hace  varías  semanas  hace  conocer  las  condiciones 
generales  del  Congreso,  que  estará  relacionado  con  la  Exposición  universal,  pero 
cuyas  sesiones,  en  su  mayor  parte,  se  realizarán  en  el  Quartier  Latin  (probable- 
mente en  la  Sorbonne).  Habrá,  por  lo  menos,  dos  sesiones  generales,  sesiones 
de  secciones,  visitas  científicas,  excursiones  facultativas  y  un  banquete. 

El  1*  de  febrero  ya  habían  contestado  á  las  circulares  de  invitación  unos  859 
corresponsales,  entre  los  cuales  533  anunciaban  su  presencia  probable  y  la  de 
377  personas  de  sus  familias. 

Todo  hace  esperar  que  el  futuro  congreso  —  al  cual  ha  precedido  el  congreso 
preparatorio  de  1897  (Zurich)  que  tuvo  grande  éxito  —  será  un  brillante  aconteci- 
miento científico,  destinado  á  ejercer  una  poderosa  acción  en  el  desenvolvimien- 
to futuro  de  la  Ciencia. 

Por  otra  parte,  agrega  la  noticia  de  Ib,  Revue,  se  nos  anuncia  que  representan- 
tes de  las  Academias  de  Viena,  de  Munich,  y  de  las  Sociedades  de  Gottin^^en  y  de 
Leipzig  se  han  reunido  en  Góttingen  hacen  pocos  meses,  y  han  resuelto,  en  prín* 
cipio.  formar  una  unión  entre  las  varias  acadenjias  del  mundo  entero  para  llevar 
á  buen  término  las  obras  que  interesan  á  todos  los  matemáticos.  Es  esa  una  ex- 
celente iniciativa  que  merece  ser  estimulada  y  cuyo  éxito  es  de  desearse.  Esta 
suerte  de  federación  académica  en  el  terreno  matemático,  si  llegara  á  fundarse, 
daría  á  la  organización  de  los  Congresos  internacionales  su  complemento  natural 
y  un  carácter  de  permanencia  profundamente  apetecible. 

lia  vida  animal  es  una  simbiosis  con  micpobios.—  Con  es- 
te título  la  Revue  scienti/íque  de  11  de  febrero  publica  una  extensa  noticia  rela- 
tiva á  la  cuestión,  agitada  de  tiempo  atrás,  de  la  posibilidad  de  la  vida  aséptica, 


MISCELÁNEA  295 

68  decir,  de  la  vida  sin  el  concurso  de  los  microbios,  cuando  menos  de  los  que 
se  hallan  en  el  instestino. 

Parece,  eu  efecto,  que  estos  terribles  pequeños  seres  no  son  únicamente  los 
formidables  enemigos  de  la  vida:  ¡son  también  de  condición  indispensable  J 

El  autor  de  la  noticia  de  la  Revue  scienii/ique  nos  ofrece  un  interesante  ex- 
tracto de  un  trabajo  de  M.  Duclaux,  el  sabio  director  del  Tnstituto  Pasteur  pu- 
blicado en  los  Annales  de  éste,  en  el  cual  ha  resumido  un  estudio  del  bacteriólogo 
alemán  Max  Schottelius  sobre  el  problema  de  la  vida  aséptica. 

Sentimos  no  poder  entrar  en  el  detalle  de  los  minuciosos  experimentos  realiza- 
dos para  llegar  al  esclarecimiento  de  la  difícil  cuestión,  y  nos  limitaremos  á  trans- 
cribir los  últimos  párrafos  de  la  noticia  que  nos  ocupa,  en  que  se  sintetiza  los 
resultados  alcanzados. 

«Se  comprende  entonces  que  la  supresión  de  esa  digestión  microbiana  durante 
los  primeros  días  de  la  vida  del  pollo  pueda  ser  penosa  ó  funesta  al  joven  ani- 
mal, muy  débil  en  ese  momento.  La  presencia  de  los  microbios  en  el  canal  in- 
testinal es  entonces  útil  ó  necesaria.  Más  tarde,  se  vuelve  coadyuvante:  puede 
hacerse  hasta  nociva  si  la  fermentación  toma  mal  giro  y  vierte  en  demasiada  can- 
tidad diástasis  ó  toxinas  hostiles  á  los  tejidos  en  los  intestinos . 

«  En  resumen,  toda  nuestra  vida  implica  la  existencia  de  una  simbiosis  con  los 
huéspedes  de  nuestro  canal  intestinal,  y  ya  no  se  trata  de  contestarles  su  papel 
digestivo;  trátase  de  medirlo  y  ensancharlo,  ó  de  restringirlo  según  los  casos,  pa- 
ra volverlo  higiénico  y  hacerlo  contribuir  al  entretenimiento  de  la  salud,  al  par 
que  hoy  es  el  origen,  ya  de  perturbaciones  momentáneas,  ya  de  desórdenes 
crónicos. » 


BIBLIOGRAFÍA 


1.  — CIENCIAS  NATURALES 

Bergf  (doctor  Carlos).  Observaciones  sobre  lepidópteros  argentinos  y 
otros  sudamerioanos,  en  :  Anales  del  Museo  Nacional  de  Buenos  Aires, 
tomo  VI,  pág.  369  á  390.  fiueoos  Aires,  6  de  mayo  de  1899. 

Presenta  el  autor  sus  observaciones  sobre  veintidós  especies  de  mariposas, 
corrigiendo  errores  en  las  descripciones,  determinación  ó  nomenclatura  de  las 
mismas.  Se  establece  en  cada  caso  la  sinonimia  completa  de  los  géneros  y  espe- 
cies. La  consulta  de  este  nuevo  artículo  del  sabio  director  del  Museo,  se  facilita 
por  un  índice  alfabético. 

A.  Gallardo. 

Cupci  (Vincentj.  Sur  la'phylogenie  et  le  polymorphisme  des  baotéries, 
.Montevideo,  1898. 

Cn  un  folleto  de  88  páginas  publica  el  autor  en  francés  la  comunicación  presen 
tada  al  Congreso  científico  latino  americano,  en  la  que  expone  sus  opiniones  sobre 
esta  interesante  cuestión,  que  deberá  ser  resulta  por  los  especialistas. 

Berro  (Mariano  B.).  La  vegetación  uruguaya.  Plantas  que  se  hacen 
distinguir  por  alguna  propiedad  útil  ó  pexjudicial.  En  :  Anales  del 
Museo  Nacional  de  Montevideo,  t.  II.  fascículo  XI,  p.  89-196.  Montevideo,  1899. 

Enumera  el  autorías  plantas  uruguayas  más  abundantes  y  conocidas,  indicando 
sus  nombres  vulgares  y  las  aplicaciones  de  que  ellas  son  susceptibles. 

Comunicaciones  del  Museo  Nacional  de  Buenos  Aires.  Tomo  I,  n**  3, 
Buenos  Aires,  24  de  mayo  de  1899. 

Interesantes  trabajos  científicos  comprende  esta  tercera  entrega  de  las  comuni- 
caciones del  Museo. 

El  doctor  Berg  se  ocupa  de  los  Coleópteros  de  la  Tierra  del  Fuego,  coleccio- 
nados por  el  señor  Carlos  Backhausen  y  describe  las  siguientes  especies  nuevas : 


bibliografía  297 

Cylindrorrhinus  confuianetts,  Ádioristus  fuegianuSy  Seoioeharwt  lateralis  y 
Coccinella  duplaris. 

Describe  el  señor  Teodoro  Stackert  Uua  leguminosanueva  de  la  flora  argentina 
á  la  cual  da  el  nombre  de  Prosopis  barha-tigridie. 

Dos  buenas  láminas  nos  dan  el  aspecto  general  7  detalles  de  las  flores  j  fratos 
de  este  extraño  vegetal  espinoso. 

Alcides  Mercerat  responde  en  francés  á  las  ataques  de  Hauthal  quien  criticó  en 
revistas  europeas  los  trabajos  sobre  geología  de  la  Patagonia  publicados  por  el 
autor.  Rectifíca  las  añrmaciones  de  Hauthal  y  aporta  nnetros  datos  sobre  los  pantos 
discutidos. 

Continúa  el  doctor  Berg  la  substitución  de  nombres  genéricos  incorrectos  ó 
preocupados. 

Carlos  Spegazzini  prosigue  la  descripción  en  latín  'de  algunas  PUtntiís  nuevas 
de  la  America  austral,  dando  á  conocer  las  siguientes  especies  :  Utricularia 
platensis,  Aristoloehia  melanoglossa,  A.  Stuckerti^  Tillandsia  chlorantha  y 
Staurostigma  vermicida. 

Como  se  vé  la  importancia  de  estas  nuevas  comunicaciones  no  desmerece  de 
las  anteriores.  A.  Gallardo. 


II. -CIENCIAS  MÉDICAS 

Gaché  (doctor  Samuel).  La  Tuberoulose  dans  la  BépubUqne  Argentino. 

Buenos  Aires,  1899. 

En  un  hermoso  volumpn  de  más  de  350  páginas  acaba  de  publicar  el  Dr.  Gaché 
un  importante  estudio  de  conjunto  sobre  esta  terrible  enfermedad,  trabajo  que 
ha  merecido  con  toda  justicia  los  más  lisonjeros  juicios  de  los  profesores  Pozci 
(de  París),  Palmberg  (de  Finlandia)  y  Gartner  (de  Jena). 

Vasto  es  el  plan  de  la  obra  y  se  encuentran  reunidos  en  ella  todos  los  datos  y 
antecedentes  necesarios  para. apreciar  el  estado  en  que  se  halla  entre  nosotros  la 
importante  cuestión  de  la  lucha  contra  la  tabercuJosis,  así  como  las  condiciones 
favorable?  ó  nocivas  que  presentan  las  diversas  regiones  del  país. 

Comienza  el  autor  por  dar  una  reseña  general  de  la  República  Argentina,  su 
extensión,  población,  topografía,  clima  y  morbilidad. 

Trata  luego  del  contagio  de  la  tuberculosis  por  inhalación,  estudiando  las 
opiniones  de  los  autores  antiguos  y  modernos  ilustradas  con  ejemplos  oportunos. 
Es  de  interés  el  estudio  de  los  medios  de  desinfectar  los  vehículos  de  tramway 
y  ferrocarril,  medida  indispensable  hoy  día,  en  particular  en  las  líneas  que 
sirven  sitios  á  donde  acuden  los  tuberculosos  en  busca  de  climas  ó  condiciones 
favorables.  Por  desgracia  no  se  ha  encontrado  aún  el  procedimiento  que  reúna 
la  efieada  á  la  facilidad  de  empleo,  comodidad  y  baratura. 

El  desiderátum  sería  el  aislamiento  de  los  enfermos  contagiosos  en  coches 
especiales. 

La  transmisión  de  la  tuberculosis  por  ingestión  conduce  á  tratar  del  ganado  en 
la  Argentina  y  de  las  medidas  adoptadas  para  impedir  la  importación  ó  consumo 
de  ammalea  enfermos. 

La  importante  relación  de  la  lubercolosis  y  la  leche  está  ampliamente  tratada 


298  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

y  termina  con  el  voto  de  que  se  establezcan  en  Buenos  Aires  compañías  lecheras 
modelo  que  alejen  los  peligros  de  transmisión  de  enfermedad  por  la  leche  y 
doten  á  la  población  de  este  alimento  en  las  mejores  condiciones.  (1) 

Las  curiosas  relaciones  entre  la  tuberculosis,  los  animales  domésticos,  los 
insectos  y  parásitos  ocupan  otro  capitulo. 

Ocúpase  luego  Gaché  de  la  controvertida  cuestión  de  la  herencia  de  la  tuber- 
culosis. 

Un  resumen  de  la  legislación  concerniente  á  los  animales  tuberculosos  en 
Europa  y  en  América  cierra  esta  parte  general. 

Pásase  luego  á  estudiar  la  ciudad  de  Buenos  Aires  bajo  el  punto  de  vista  de 
esta  enfermedad.  Resulta  en  general  que  Buenos  Aires  no  es  de  las  ciudades 
más  atacadas  y  que  se  nota  cierta  tendencia  favorable  en  las  cifras  de  mortalidad. 

Viene  en  seguida  el  estudio  de  cada  una  de  las  provincias  con  todas  las  con- 
diciones geográficas,  meteorológicas,  higiénicas,  etc. 

Interesante  es  el  capitulo  que  trata  de  la  tuberculosis  entre  los  negros  y  loi^ 
indios  en  la  República,  donde  se  muestra  como  van  éstos  desapareciendo  en  la 
competencia  vital. 

La  profilaxia  de  la  tuberculosis  con  todas  las  reglas  y  consejos  más  acredita- 
das, la  suerte  de  los  tísicos  en  los  hospitales  y  datos  sobre  la  casa  de  aislamiento 
en  Buenos  Aires  completan  esta  parte. 

Los  sanatoria  para  el  tratamiento  climatérico  de  la  tuberculosis  con  el  estudio 
de  sus  condiciones,  servicios  que  prestan  y  opiniones  á  su  respecto,  son  luego 
tratados.  Esto  nos  conduce  al  proyecto  del  autor  de  establecer  un  sanalorium  en 
la  República  Argentina,  para  lo  cual  pasa  en  revista  las  localidades  más  apropia- 
das tanto  en  el  país  como  en  el  resto  de  América. 

La  frecuencia  de  la  tuberculosis  en  América  y  Europa  nos  muestra  cuáles  son 
sus  estragos  en  casi  toda  la  América  latina  en  particular  en  Chile  y  en  el  Perú 
donde  alcanza  cifras  espantosas.  En  cambio  la  República  Argentina,  ofrece  cifras 
relativamente  bajas  aun  con  respecto  á  muchos  países  europeos. 

Véanse  las  conclusiones  del  autor  : 

La  tuberculosis  en  la  República  Argentina,  se  encuentra  en  cada  ciudad  con  una  fre- 
coencia  variable.  Su  proporcionalidad  sobre  100  fallecimientos  generales  fué  en  Buenos 
Aires  de  7,7  en  1895:  llegó  á  ser  9,3  en  1896  y  en  1897  ha  alcanzado  11,4. 

En  la  provincia  de  Buenos  Aires  sobre  una  mortalidad  de  17.580  personas  en  el  año 
1896,  la  tuberculosis  cuenta  1314  víctimas,  es  decir,  7,04  por  100  ;  en  La  Plata  la  pro- 
porción es  de  8  por  100. 

En  Santa  Fe  está  comprendida  entre  9  y  10  por  100.  En  la  ciudad  del  Rosario  es  de 
8,5  por  100.  En  la  provincia  de  Entre  Ríos  oscila  entre  6  y  8  por  100. 

En  Corrientes  es  de  12  por  100,  pero  estadísticas  minuciosas  hacen  subir  esta  cifra  ál5 
por  ciento. 

Córdoba  da  10  por  100,  San  Lnis  7,  Mendoza  7,  San  Juan  5,  La  Ríoja  5,  Santiago  del 
Estero  5,  Catamarca  4,  Tncumán  3,  Salta  4,7 ;  Jujuy  menos  de  3  por  ciento. 

La  influenza  ha  invadido  el  país  desde  1890  y  contribuye  é  aumentar  la  cift'a  de  la 
tuberculosis. 

(1)  Sabido  es  que  una  comisión  últimamente  nombrada  por  la  Intendencia  Municipal 
para  el  estadio  de  la  provisión  de  leche  á  Buenos  Aires,  se  ocupa  activamente  de  resol* 
ver  este  problema,  habiendo  encontrado  sólo  dos  empresas  (La  Martona  y  la  Granja 
Blanca)  que  suministren  leche  con  garantías  suficientes  de  pureza. 


BIBLIOGRAFÍA  209 

Ciudades  como  Mendoza,  donde  hace  35  años  la  tuberculosis  era  desconocida,  le  pagan 
hoy  tributo,  debido  á  la  afluencia  de  personas  que  atrae  la  fama  de  su  clima.  Las  facili- 
dades del  transporte  por  ferrocarril  han  contribuido  al  contagio  sembrado  por  enfermos 
venidos  de  otra  parte. 

Además  del  aislamiento  de  los  enfermos  y  la  desinfección  de  los  locales  ocupidos  por 
ellos,  la  profilaxia  de  la  tuberculosis  debe  comprender  la  desinfección  de  los  coches  de 
ferrocarril  y  el  lavado  de  los  tramways  y  coches  de  alquiler,  lo  más  que  sea  posible. 
Los  vapores  y  los  ferrocarriles  deben  tener  una  sección  especial  para  alojar  á  los  tuber- 
culosos y  sería  preferible  que  éstos  tuvieran  vehículos  especialmente  construidos  para 
este  objeto  y  cuya  desinfección  sea  fácil. 

Una  comisión  de  ingenieros  sanitarios  debe  estudiar  la  cuestión. 

Se  debe  colocar  en  ios  sitios  públicos  salivaderas  que  contengan  una  solución  anti- 
séptica y  avisos  en  diferentes  lenguas  llamando  la  atención  sobre  la  ventaja  que  habría 
para  los  enfermos  en  no  escupir  más  que  en  estos  recipientes. 

En  las  casas  donde  se  encuentra  en  tratamiento  un  tuberculoso  se  debe  proceder  ante 
todo  á  la  desinfección  de  su  ropa,  antes  de  entregarla  á  las  lavanderas,  pues  que  sabe- 
mos demasiado  que  las  familias  no  siempre  reclaman  ios  servicios  de  la  administración 
sanitaria. 

Desinfección  de  los  vasos,  cubiertos,  etc.,  en  los  restaurants,  cafés,  etc. 

Barrido  de  los  teatros  y  sitios  de  diversiones  públicas,  con  riego  previo. 

Barrido  de  las  calles  durante  la  noche,  después  de  riego  para  no  levantar  polvo. 

Empleo  obligatorio  de  la  tuberculina  en  las  vacas ;  esta  substancia  deberá  ser  gratuita 
para  los  pequeños  propietarios. 

Vigilancia  de  los  almacenes  de  pajareros. 

Inspección  rigurosa  de  la  leche  y  de  la  carne.  Examen  bacteriológico  de  la  leche. 

Hospitales  especiales  para  los  tuberculosos  fuera  de  las  ciudades. 

Sanatorium  en  Capilla  del  Monte  (provincia  de  Córdoba)  para  tuberculosos  en  estado 
de  aprovechar  el  tratamiento  de  altura. 

Sanatorinm  marítimo  en  Mar  del  Plata. 

£n  las  pequeñas  villas  donde  las  autoridades  no  podrían  soportarlos  gastos  ocasionados 
por  la  profilaxia  pública,  los  habitantes  deben  hacerlo,  y  comprar  las  estufas  y  los  ele- 
mentos más  indispensables. 

Necesidad  de  sanear  todas  las  ciudades  argentinas,  excepción  hecha  de  Buenos  Aires. 
Mendoza  y  Corrientes,  que  ejecutan  en  este  momento  este  programa. 

Estos  trabajos  son  aun  más  necesarios  en  el  Brasil,  en  Chile  y  Perú,  donde  la  morta- 
lidad está  representada  por  cifras  muy  elevadas.  En  estos  últimos  países  la  tuberculosis 
es  de  una  frecuencia  terribleiftente  alarmante. 

Dar  A  la  masa  popular  instrucciones  sobre  el  peligro  del  contagio  y  esparcir  por  todos 
los  medios  posibles  las  ideas  verdaderas  sobre  este  punto. 

Señala  también  el  autor  las  medidas  especiales  que  deben  ponerse  en  práctica 
60  las  estaciones  de  montaña  para  evitar  que  el  microbio  se  establezca  y  pro- 
pague. 

Repetiremos  para  terminar,  haciéndolas  muestras,  las  palabras  que  dirige  el 
profesor  Pozzi  al  doctor  Samuel  Gacha  y  qae  demuestran  que  nuestro  compa- 
triota se  ha  adelantado  á  muchos  sabios  europeos. 

«  Sería  de  desear  que  en  cada  país  se  encontrara  un  sabio  de  vuestro  valor 
para  recoger  los  documentos  y  coordenarlos  con  método  y  sacar  luego  de  ellos 
sabias  conclusiones  bajo  el  punto  de  vista  de  la  higiene  pública.  Habéis  merecido 
bien  de  vuestra  patria  en  particular  y  de  la  ciencia  en  general.  » 

A.  Gallardo. 


300  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIINTÍFIGA   ARGENTINA 


III.  — CIENCIAS  VARIAS 

liehmann-IVitsehe  (doctor  Robert).  Quelques  observations  nouvelles 
sur  les  indiens  Guayaquis  du  Paraguay,  en :  Revista  del  Museo  de 
La  Plata,  tomo  IX,  pág.  399-408.  La  PlaU,  1899. 

Da  el  doctor  Lebroann-Nitscbe  algunos  datos  craneológicos,  antropológicos  y 
aun  lingüísticos  sobre  esta  tribu  primitiva  tan  poco  conocida. 

Una  bermosa  lámina  con  el  retrato  de  una  niña  guayaquf  ilustra  esta  contri- 
bución. 

A.  Gallardo. 

Zeballos  (doctor  Estanislao  S.)  Orígenes  nacionales.  Despoblación  de 
Buenos  Aires  por  Irala  el  10  de  abril  de  1541  en  :  Boletín  del  Insti- 
tuto Geográfico  Argentino^  tomo  XIX,  pág.  263-271.  Buenos  Aires,  1898. 

Publica  el  doctor  Zebados  un  interesante  documento  inédito  de  gran  impor- 
tancia para  la  etnografía  argentina  por  ser  el  fruto  de  seis  años  de  obsenración 
directa  y  escrito  en  presencia  de  lo  que  en  él  se  describe. 

liaffone  Quevedo  (Samuel  A.)  Bl  Barco  y  Santiago  del  Bstero.  Se- 
gunda parte  en:  Boletín  del  Instituto  Geográ/ico  Argentino^  tomo  XIX, 
pág.  27'¿-d(>4  (con  un  mapa.)  Buenos  Aires,  1898. 

Quipog^a  (doctor  Adán).  Bl  simbolismo  de  la  Orus  y  el  Falo  en  Cal- 
chaqui,  en :  Boletín  del  Instituto  Geográfico  Argentino^  tomo  XIX,  pági- 
na 305-843.  Buenos  Aires,  1898. 

Interesante  artículo,  profusamente  ilustrado,  en  el  que  se  ejercita  la  ciencia  é 
imaginación  del  autor  para  interpretar  las  manifestaciones  del  arte  é  industria 
calchaquí. 

Martinez  (Benigno  F.}.  Htnografia  del  Rio  de  la  Plata  en :  Boletín  del 
Instituto  Geográfico  Argentino,  tomo  XIX,  pág.  344-359.  Buenos  Aires,  1898. 

Es  la  ampliación  del  discurso  pronunciado  en  el  Congreso  Científico  Latino 
Americano. 


índice  general 


DE    LAS 


MATERIAS  CONTENIDAS  EN  EL  TOMO  CÜADRAfiÉSIMO  SÉPTIMO 


Páginas 

Duae  species  noviie  argentinae  Gyponae  Generís,  por  Carlos  Berg 5 

Una  planta  nueva  de  la  flora  uruguaya,  por  Car  ion  spegasalnl 8 

Tesoro  de  Catamarqueñismos,  por  Hamuel  A.  Lafone  ^ueveda 14 

Refracción  astronómica,  por  Jasó  0.  Carti 49 

Sur  de  nouveaux  restes  fossiles  de  Caroassiers  primitifs  de  Monte  Hermoso,  por 

Aleidea  Mercerat 56 

Nota  preliminar  sobre  el  Loncasaunu  argentinus,  un  representante  de  la  familia  de 

los  Megalosauridae  en  la  República  Argentina,  por  FlarenUBo  Ameghina. ...  61 

Descripción  de  la  Oslrea  guaranítica,  por  H.  van  Jherlng 63 

La  fiesta  de  la  Facultad  de  Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales 65 

Estudios  geológicos  de  la  Patagonia  por  J.  B.  Hatcher,  por  E.  Phillppl *; ; 

Demetrio  Sagastume  (Necrología) 9*7 

De  la  mué  chez  les  insectes,  considerée  comme  moyen  de  defense  contre  les  para- 
si  tes  Tégétaux  ou  animaux.— Boles  spéciaux  de  la  mué  trachéale  et  de  la  mué  in- 

testinale,  por  J.  Küackel  d^nerevlals 100 

Viga  empotrada  en  sus  dos  extremos,  por  Federica  Vlilareal 101 

Instrucción  industrial.  —  Su  implantación  en  el  país,  por  Otia  Krause 129 

El  manganeso  argentífero  de  «La  Gortaderita»  (provincia  de  Mendoza),  por  Jvan  J. 

J.  üylc 143 

Nova  addenda  ad  Floram  Patagonicam.  por  Carlas  Spegaaslni 161,  221,  274 

La  ecuación  lineal  á  coeficientes  constantes,  por  Manuel  Ganadlea 178 

Cuestiones  sanitarias,  por  Demetria  Sagaiitunie 187,  209 

El  viaje  del  Jíélgica 240 

El  Neomylodon  Littai,  por  Ángel  Gallarda 257 

Mycetes  argentinenses,  por  Carlas  Spegaaalnl 262 

Segunda  reunión  del  Congreso  Científico  Latino  Americano  en  Montevideo 291 

Visita  á  los  nuevos  mataderos 292 


BIBLIOGRAFÍA 

Ambrosetti  (J.  B.).  Notas  de  arqtieologia  cakhaqui 48 

Araos  Al  faro  (O.).  Sobre  la  profilaxis  y  el  tratamiento  de  las  diarreas  estivales  de  los 
niños 9ü5 


302  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Páginas 

Art  Photographique  (L\) 159 

Brrg  iC).  Observaciones  iobre  lepidópteros  argentinos  y  otros  sudamericanos S96 

Berro  (H.  B.).  La  vegetación  uruguaya    Plantas  que  se  hacen  distinguir  por  alguna 

propiedad  útil  ó  perjudicitU 

BoLTZMANN  (L.).  Vorlesuugen  über  Gaxtkeorie 153 

BouLANGER  (M.).  Quadrature  du  cercU 82 

BouLENGER  (G.  A  ).  A  List  of  Reptiles,  Batrachians  andFiskes  coUectedby  Cav,  Guido 

Boggiani  in  tke  Northern  Chaco 45 

Brav  (W.  L.).  On  the  relationx  of  the  flora  of  the  lower  Sonaran  soné  tn  North  Ame- 
rica to  the  flora  of  the  arid  xones  of  Chili  and  Argentine 81 

Carnot  (A.).  Traite  d'Analyse  des  substances  minerales.  Tomo  1 153 

Cartaz  (A.).  L'opothérapie 205 

Comunicaciones  del  Museo  Nacional  de  Buenos  Aires,  n*  2 43 

Comunicaciones  del  Museo  Nacional  de  Buenos  Aires,  n*5 296 

CoRDiER  (J.  G.)  y  Lb  Grand  (N.  £.)•  L'état  actuel  et  besoins  de  Vindustrie  des  vins  de 

champagne 202 

Correa  Luna  (C).  Informe  sobre  las  circunsíancias  de  la  muerte  del  explorador  Ra- 
món Lista 48 

CoTTON  (A.)-  Vatpect  actuel  de  la  loi  de  Kirchhoff. 204 

Curie  (S.).  Les  rayons  de  Becquerel  et  le  Polonium 159 

CuRCí  (y.).  Sur  la  phylogenie  et  le  polymorphisme  des  bactéries 296 

Darboux  (G.)-  Lecons  sur  les  systémej  orthogonaux  et  les  coordonnées  curviligne4 42 

Dblage  (Y.)  y  Hbrouard  (S.).  Traite  de  xoologie  concrete.  Tomo  V 88 

Delassds  (E  ).  Lefons  sur  la  Théorie  analytique  des  équations  aux  derivées  partidles 

du  premier  ordre 41 

Drach  (J.).  Essai  sur  une  théorie  genérale  de  Vintégration  et  sur  la  classification  des 

transcendantes 147 

DuRAND  DE  Gros  (J.  P.}-  Apcrpju  de  Taxinomie  genérale 199 

EzcuRRA  (P.)'  Camino  indio  entre  los  ríos  Negro  y  Chubut,  Travesía  de  VaUheta 48 

Fletcher  (E.  L.).  Essais  qualitatifs  au  ehalumeau 203 

Gaché  (S).  La  Tuberculose dans  la  République  Argentine 297 

GiRAU  (H.).  Traite  élémentaire  de  travaux  pratiques  de  chimie 201 

Glangeadd  (H.).  La  distribution  des  Poraminiféres  pélagiques  á  la  surface  et  au  fond 

de  Cocean 94 

—  Les  vues  nouvelles  sur  les  causes  de  Vépoque  gladaire 153 

GciLLAUME  (C.  E.).  Léchelle  du  spectre 149 

Haug  (E.j.  Revue  annuelle  de  géologie 45 

Her¥¿  (H.).  Les  bcUlons  á  déviateurs 198 

HuGOüNBNQ  (L.).  La  constitution  des  albumines  et  les  récents  travaux  de  CEcoU  Alie- 

mande;  les  bases  hexoniques 206 

Lafone  Queveoo  (S.  A.).  El  Barco  y  Santiago  del  Estero.  I  parte 47 

—  El  Barco  y  Santiago  del  Estero,  II  parte 300 

Landouzt  ( L.).  Les  sérothérapies 154 

Lapparent  (A.  de,.  Lecons  de  géographie  physique 202 

Lehmann-Nitsche  (R.)'  ¿  Lepra  precolombiana ? 154 

—  Qwlques  observations  nouvelles  sur  les  indiens  Guayaquis  du  Paraguay 300 

Le  Bon  (G.).  fíe  la  transparence  des  corps  opaques  pour  des  radiations  lumineuses  de 

grande  longueur  adonde 203 

Maillard  (L.).  La  cristalisation  des  moHéres  albuminoides  et  les  cristalloxdes  proíéi- 

ques  de  la  micrographie 89 

Hallol  (B.  J.).  Tramway  eléctrico  c  La  Capital  » 83 

Marottb  {?.).  Les  équations  ditférentielles  linéaires  et  la  Théorie  des  Groupes 147 


ÍNDICE  GENERAL  303 

Páginas 

Martínez  (B.  F.).  Etnografía  del  Rio  de  la  Plata 300 

Mascart  (E.).  Lepru  tur  CElecíricUit  et  le  Magneiisme.  Tomo  II 901 

Massao  (J.).  Cours de  Méeanique 198 

Manni  (Barón  de).  Les  bandages  pneumatíques  eí  la  résistcuice  au  roulemenl IQg 

Metzner  (R.)  .  Sur  quelques  eomposis  du  Selénium  eí  du  Tellure ¿00 

MoMTtLLOT  (L.)-  Télégraphie  ¡n'atique.  Traite  complet  de  Télégraphie  électrique 149 

Naü  (P.).  Formaüon  et  ertinction  du  elapotts 42 

Ogier  (J.).  Traite  de  Chimie  Toxicologique 200 

Ohlmüller.  Guide  pratique  pour  Vanalyse  de  Veau 203 

Patró  (R.  J  ).  La  Awtralia  Argentina I55 

Perrikr  (E.).  LOrigihe  des  Vertebres 87 

PrriT  (P.).  Vetat  aetuel  et  les  besoins  de  l'indtutrie  de  la  brasserie 158 

PLf  ARD  (A.).  De  la  eonservation  et  de  ramélioration  de  Vespéee 206 

QciROGA  (A.).  Monumentos  megalítieos  de  Colalao 47 

—    El  simbolismo  de  la  Crux  y  el  Falo  en  Calehaqui 300 

Repin  (Ch  ).  £a  guérison  du  tétanos  declaré 95 

Richard  (J.)   Legón  sur  les  méthodes  de  la  géométrie  moderne. 41 

RoRiN  (G.).  Vévolution  de  la  méeanique  nhimique  et  ses  tendanees  actuelles 90 

RouLB  (L.).  Vanatomie  comparée  des  animaux  basée  sur  Vembriologie 89 

Saint  Loup  (R.).  Le  Dolichotis  patagónica.  Recherehes  d'anatomie  comparée 45 

Shirnot  (J.  N.).  Las  poblaciones  finesas  de  los  valles  del  Volga  y  de  la  Kama 200 

Smitt  (P.  G.> .  Poissons  de  Vexpédition  scienti/ique  á  la  Terre  de  Feu 45 

SooRY  (J.).  Les  localisations  cerebrales  des  centres  corticaux  de  la  sensibilité  genérale.  154 

~    Les  récente  travaux  sur  Vorigine  de  l'homme,  Saprés  M.  Emest  HtBckel 200 

SüESs  (E.).  La  Face  de  la  Terre 81 

Tatti  (S.)>  Euai  sur  un  nouveau  signe  clinique  La  putsation  du  pied 46 

Thomas  (O ).  On  some  Mamáis  obtained  6y  the  late  M'  Henry  Dumford  in  Chubut, 

E.  Patagonia 45 

Vallier.  VArHllerie.  MaterieL  Organisation 159 

Verneau  (Rr).  La  main  chex  les  mammiféres  Monodelphis  au  point  de  vue  du  squelette,  202 
Weiss  (P.).  Lesnouveaiux  laboratoires  techniques  de  VEcole  polyteehnique  de  Zurich  et 

ceux  de  nos  Facultes  des  Sciences 206 

Witz  (A.).  Traite  théorique  et  pratique  des  moteurs  ágax  et  á  pétrole  et  des  noitures 

auHomobiles,  Tomo  1(1 149 

Zbballos  (E.  S.).  Orígenes  nacionales.  Despoblación  de  Buenos  Aires  por  Irala  el  40 

de  abril  de  4544 300 


MISCELÁNEA 

Barnes  (C.  R).  Empleo  de  la  palabra  f  asimilación  »  en  boUSnica 80 

Los  nneT'o^iosforos 191 

Los  pesos  atómicos 192 

Coa  reciente  disensión  sobre  la  consanguinidad 198 

LefAvrb  (L  ).  La  desnatnralización  del  alcohol 193 

El  gran  anteojo  de  1900 195 

Hbricourt  ( J.).  El  contagio  por  medio  de  los  infectos 243 

El  Congreso  internacional  de  los  Matemáticos 294 

La  vida  animal  es  ana  simbiosis  con  microbios 294 


.V 


/ 
/ 


dj' 


ANALES 


DE     LA 


SOCIEDAD  científica 

ARGENTINA 


biBECTOR  :  logeDiero  ÁNGEL  GALLARDO 
Sbcrktarios  :  Señores  I^duardo  Latzina  y  Carlos  Lagos  García 

REDACTORES 

IngeDiero  Eduardo  Aguirre,  señor  Juan  B.  Ambrosetti,  doctor  Pedro  N.  Arata, 
ingeniero  Alberto  de  Arteaga,  iageniero  doctor  Manuel  B.  Bahía,  ingeniero 
Santiago  E.  Barabino,  ingeniero  Federico  Birabén,  arquitecto  Juan  \.  Bus- 
chiazzo,  ingeniero  Emilio  Candiani,  ingeniero  José  S.  Corti,  doctor  Eduardo  L. 
Holnaberg,  doctor  Atanasio  Quiroga,  ingeniero  Francisco  Seguí,  doctor  Enrique 
Tornú,  doctor  Roberto  Wernicke,  doctor  Estanislao  S.  Zeballos. 


JULIO  1899.  —  ENTREGA  I.  -  TOMO  XLVIII 


PUNTOS    \   PRíSaOS    DE    SUSCRIPCIÓN 

LOCAL   DE   LA    SOCIEDAD,    CBVALLOS   269,    Y    PRINCIPALES    LIBRERÍAS 

Por  roca.. $  "V4i  lOO 

Foraño >»  is.üo 

Número  atnt::)ailo • »  2. 00 

—                para  lus  socio» o  i .  50 

La  suscripción  se  paga  anticipada 


BUENOS     AIRES 

IMPRENTA   OE    PABLO    E.   CONl  É  UUOS,   ESPECIAL    PARA  OBRAS 

680  —  CALLE  PBRÚ  —  680 

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JUNTA    DIRECTIVA 

Presidente Ingeniero  doctor  Marcial  R.Candioti. 

V ice-Presidente  í°  Ingeniero  doctor  Carlos  M.  Morales. 
Id.  2^  Mayor  ingeniero  Arturo  M.  Lugones. 

Secretario  de  actas  Ingeniero  Eleodoro  A.  Damianovich. 

—  correspondencia  Agrimensor  Cristóbal  Hicken. 

Tesorero Ingeniero  José  M.  Sagastume. 

Bibliotecario. .....   Señor  Llis  Miguens. 

Ingeniero  Domingo  Nocetl 
Ingeniero  Claro  C.  Dassen. 

Vocales { Ingeniero  Emilio  Palacio. 

Ingeniero  Luis  A.  Huerco  (hijo). 
Ingeniero  Alejandro  Claypole. 
\  Ingeniero  Oronte  A.  Valerga. 
Gerente Señor  Juan  Botto. 


índice  de  la  presente  entrega 


La  reorganización  universitaria 5 

Demetrio  Sagastumr.  Cuestiones  sanitarias 14 

J.  LiGNi^RES.  Evolución  y  destrucción  del  pulgón  lanígero 31 

Carlos  Speoazzini.  Nova  addenda  ad  Fioram  Patagonicam  fContinudciónJ 44 

HiscELÁNEA  :  Manera  de  remediar  las  inundaciones  del  Rio  Negro 60 

Hirliografía:  Mallol,  Afirmados  :  estudios  sobre  los  pavimentos  de  la  ciudad  de 
Buenos  Aires.-^PoiNCAR^,  La  théorie  de  Maxwell  et  les  oscillations  hertziennes. 
—  DoERiNG,  Alturas  tomadas  en  la  provincia  de  Córdoba.— Doering,  Resultados 
bipsométricos  de  algunos  viajes  del  doctor  G.  Bodenbender.  —  Dokhing,  De 
Soto  á  Villa  Mercedes  :  Determinaciones  barométricas  de  alturas  —  Delage  et 
Hbrouard,  Traite  de  zoologie  concrete.  —  Jcdulikn,  QuelqueB  notes  sur  plu- 
sieurs  Caprophages  de  Buenos  Aires.  —  F.  Lr  Dantkc,  La  sexualité.  —  Bard, 
La  spécificité  cellulaire 6) 


ANALES 


DB    LA 


ANALES 


DE     LA 


SOCIEDAD  científica 


ARGENTINA 


DiRBGTOR  :  iDgeDiero  ÁNGEL  GALLARDO 
SiGRRARios  :  Señores  Eduardo  Latzika  y  Garios  Lagos  García 


TOMO    XLVIII 

Segundo   semestre   de   1800 


BUENOS     AIRES 

IMPRENTA   DE    PABLO   E.   CONI  É  UUOS,   ESPECIAL    PARA   OBRAS 

680  ^  CALLE  PERO  —  680' 

1800 


n  ^  ^ 


LA  REORGANIZACIÓN  UNIVERSITARIA 


OPINIÓN  DEL  CONSEJO  SUPERIOR 


Nos  hemos  ocupado  anteriormente,  con  cierta  extensión,  en  las 
páginas  de  estos  Anales  (1)  del  serio  problema  de  la  organización 
de  nuestras  universidades. 

Para  completar  nuestra  investigación  respecto  de  las  ideas  domi- 
nantes en  los  centros  intelectuales,  publicamos  enseguida  el  medi- 
tado informe  que  ha  formulado  la  Universidad  Nacional  de  Buenos 
Aires,  en  contestación  á  la  consulta^que  le  dirigiera  la  comisión  de 
Instrucción  Pública  de  la  honorable  Cámara  de  Diputados  de  la 
Nación  acerca  de  la  opinión  del  Consejo  Superior  Universitario  sobre 
los  tres  proyectos  de  ley  sometidos  al  estudio  de  dicha  comisión. 

Sería  tal  vez  ésta  la  oportunidad  de  abrir  juicio  sobre  el  proyecto 
de  plan  de  enseñanza  general  y  universitaria  que  acaba  de  presen- 
tar el  Poder  Ejecutivo  á  la  consideración  del  Congreso,  pero  nos 
abstenemos  de  ello,  por  ahora,  en  vista  de  la  importancia  y  magni- 
tud del  asunto,  que  exige  un  maduro  y  detenido  examen  y  no  admi- 
te improvisaciones. 

Abrigamos,  por  otra  parte,  el  convencimiento  que  dicho  plan  ge- 
neral, á  pesar  de  contener  bellas  ideas,  elocuentemente  expresadas 
en  el  mensaje  que  lo  acompaña,  está  destinado  á  sufrir  modificacio- 
nes fundamentales,  pues  la  simple  lectura  revela  en  él  gravísimos 
inconvenientes,  que  harían  imposible  su  aplicación  práctica. 

fi;  A.  Gallardo.  La  Reforma  univer$itaria,  tomo  XLVI,  entrega  IV,  octabre 
1898,  páginas  193-223.  —  £1  problema  de  la  organización  universitaria,  tomo 
XLVI,  entrega  V,  noviembre  1898,  páginas  268-276. 


6  ANA.LES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Baste  decir  que  pretende  mantener  á  los  estudiantes  en  es- 
cuelas simplemente  profesionales  hasta  los  treinta  años,  precisa- 
mente en  un  pais  que  requiere  la  rápida  y  efícaz  preparación  de  esos 
mismos  profesionales  para  que  colaboren  cuanto  antes  al  progreso 
nacional;  desmesurada  extensión  délos  estudios  profesionales,  que 
'no  se  encuentra  en  ningún  pais  del  mundo,  ni  aún  en  aquellos  en 
que  la  competencia  y  abundancia  de  obreros  de  todas  categorías, 
podría  hasta  cierto  punto  explicar  la  dedicación  de  las  dos  terceras 
partes  de  la  existencia  de  un  hombre  á  prepararse  para  el  ejercicio 
de  una  profesión  que  debe  precisamente  servirle  para  ganarse  la 
vida. 

¿Cuántos  años  se  necesitarán  para  alcanzar  el  título  de  doctor, 
según  el  criterio  ministerial? 

Dejemos,  pues,  de  lado  este  vastísimo  plan  para  cuando  sea  discu- 
tido en  el  Congreso,  y  concretémonos  á  presentar  el  informe  del  Con- 
sejo Superior,  á  que  nos  hemos  referido  más  arriba. 

Helo  aquí  : 

Baenos  Aires,  junio  13  de  1899. 

Señor  Presidente  de  la  Comisión  de  Instrucción  Pública  de  la  Hono- 
rable Cámara  de  Diputados  de  la  Nación . 

Llevada  á  conocimiento  del  Consejo  Superior  la  nota  que  el  señor 
Presidente  se  sirvió  dirigirme  el  9  de  septiembre  del  año  próximo 
pasado,  me  ha  encargado  que  le  conteste  con  el  siguiente  informe, 
que  contiene  su  opinión  respecto  de  la  reforma  de  la  ley  universi- 
taria vigente : 

La  Universidad  de  Buenos  Aires,  que  la  componían  el  departamen- 
to de  jurisprudencia,  el  de  estudios  preparatorios  y  la  Facultad  de 
Ciencias  Exactas  estaba  bajo  la  dirección  del  Rector  y  constituía  una 
dependencia  del  Poder  Ejecutivo  de  la  provincia,  quien  dictaba  sus 
reglamentos,  nombraba  sus  profesores,  resolvía  los  casos  contencio- 
sos y  aún  las  solicitudes  de  los  alumnos  que  pretendían  alguna 
concesión  especial.  La  Facultad  de  Medicina  no  formaba  parte  de  la 
Universidad  ;  la  dirigía  una  academia,  cuyos  miembros,  incluso  el 
Presidente,  eran  nombrados  por  el  Poder  Ejecutivo,  constituyendo 
también  una  dependencia  del  mismo  poder,  en  ¡guales  condiciones 
á  las  de  la  Universidad. 

Esta  organización  duró  hasta  la  sanción  de  la  Constitución  que  la 


LA.  REORGANIZACIÓN  UNIVERSITARIA  7 

provincia  de  Buenos  Aires  se  dio  en  1873,  la  que  alteró  substancial- 
mente  sus  bases  al  establecer  las  reglas  á  que  debian  sujetarse  las 
leyes  orgánicas  y  reglamentarias  de  la  instrucción  superior. 

En  esas  reglas  se  encuentra  el  origen  de  la  autonomía  de  que  go- 
za la  Universidad,  desde  1874,  que,  si  no  ha  sido  ni  es  absoluta,  es 
por  lo  menos  la  mayor  de  que  puede  gozar  una  institución  que  se 
sostiene  exclusivamente  con  las  rentas  de  la  Nación. 

Según  estas  reglas^  la  instrucción  superior  debía  estar  á  cargo 
de  la  Universidad  y  ésta  componerse  de  un  Consejo  superior  presi* 
dido  por  el  Rector,  y  delegados  de  las  diversas  facultades. 

La  misma  Constitución  determinó  cómo  debían  formarse  el  Con- 
sejo y  las  Facultades ;  fijó  las  atribuciones  del  primero,  encomen- 
dándole dictar  los  reglamentos  que  exigieran  el  orden  y  la  discipli- 
na de  los  establecimientos  de  su  dependencia,  la  aprobación  de  los 
presupuestos  anuales  para  ser  sometidos  á  la  sanción  legislativa, 
la  jurisdicción  superior  policial  y  disciplinaría  que  las  leyes  y  regla- 
mentos le  acordaran,  y  la  decisión  en  última  instancia  de  todas  las 
cuestiones  contenciosas  decididas  en  la  primera  por  una  de  las  Fa- 
cultades ;  le  encomendó,  también,  que  promoviera  el  perfecciona- 
miento de  la  enseñanza,  la  creación  de  nuevas  facultades  y  cátedras; 
que  reglamentara  la  expedición  de  matrículas  y  diplomas  y  fijara 
los  derechos  que  pudieran  cobrar  por  ellos.  Determinó,  además, 
las  atribuciones  de  las  facultades,  encomendándoles  la  elección  de 
su  decano  y  secretario,  el  nombramiento  de  profesores  titulares  ó 
interinos,  la  dirección  de  la  enseñanza,  formación  délos  programas 
y  la  recepción  de  exámenes  y  pruebas,  la  fijación  de  las  condiciones 
de  admisibilidad  de  los  alumnos,  la  administración  de  los  fondos 
que  les  correspondiera,  rindiendo  cuenta  al  Consejo,  proponer  á 
éste  los  presupuestos  anuales  y  toda  medida  conducente  á  la  mejo- 
ra de  los  estudios  ó  régimen  interno  de  las  facultades. 

Mientras  se  dictaban  las  leyes  orgánicas  y  reglamentarías,  el  Po- 
der Ejecutivo  de  la  provincia  dio  el  decreto  de  26  de  marzo  de  4874, 
y  desde  entonces  la  Facultad  de  Medicina  quedó  incorporada  á  la 
Universidad  y  ésta  adquirió  una  independencia  casi  absoluta,  pues 
la  intervención  que  se  reservaron  los  poderes  públicos  se  limitó  á 
la  fijación  de  los  sueldos  y  gastos  y  á  suministrarle  los  fondos  con 
que  debía  atenderlos. 

En  esta  organización  universitaria  prevalecieron  las  ideas  si- 
guientes : 

1*  La  de  unidad  y  solidaridad  entre  las  facultades,  sirviendo  de 


8  AlfALBS  DB  LA  SOCIEDAD  CIBRTinCA  ARGENTINA 

vínculo  común  el  Consejo  Superior,  compuesto  de  los  decanos  y 
delegados  de  las  mismas  facultades,  presidido  por  el  Rector,  con 
encargo  de  ejercer  la  jurisdicción  superior  y  disciplinaria,  de  dic- 
tar los  reglamentos  generales  y  comunes  á  todas  las  facultades  y  de 
velar  por  el  adelanto  de  la  Universidad  ;  2*  La  de  dejar  á  ésta  su 
propia  dirección,  su  reglamentación  y  el  nombramiento  de  todas 
sus  autoridades ;  3*  La  de  encomendar  á  las  facultades  la  dirección 
de  la  enseñanza,  el  nombramiento  de  sus  miembros  académicos  y 
profesores  y  el  mantenimiento  déla  disciplina  dentro  de  sus  propios 
institutos. 

Nacionalizada  la  Universidad  de  Buenos  Aires^  la  ley  de  3  de  ju- 
lio de  4895  se  inspiró  en  estas  mismas  ideas,  puesto  que  le  conservó 
su  unidad  y  su  organización  ;  mantuvo  la  alta  autoridad  del  Conse- 
jo Superior  y  dejó  á  las  facultades  la  dirección  de  la  enseñanza,  á 
cuyo  efecto  señaló  entre  sus  atribuciones  la  de  proyectar  los  planes 
de  esludios,  formar  los  programas  y  proponer  el  nombramiento  y 
destitución  de  los  profesores. 

Las  limitaciones  que  introdujo  en  las  atribuciones  de  las  autori- 
dades universitarias,  no  alteraron  fundamentalmente  la  organiza- 
ción de  la  Universidad,  pues  ellas  se  redujeron  á  dar  al  Poder  Eje- 
cutivo intervención  en  la  redacción  de  los  Estatutos,  en  la  fijación 
de  los  derechos  universitarios  y  en  el  nombramiento  y  destitución 
délos  profesores,  dejando  siempre  al  Consejo  Superior  ó  á  las  Fa- 
cultades la  iniciativa  en  estos  mismos  actos. 

Con  esta  organización  la  Facultad  de  Derecho,  primero,  y  la  de 
Medicina,  después,  han  adquirido  su  casa  propia,  la  de  Ciencias 
Exactas  ha  mejorado  considerablemente  la  suya,  ensanchando  el 
local  con  el  edificio  que  tenia  la  antigua  Universidad  y  constru- 
yendo varios  salones  para  laboratorios  y  clases. 

La  enseñanza  era  dada  por  ocho  profesores  en  la  Facultad  de  De- 
recho,  doce  en  la  de  Medicina  y  once  en  la  de  Ciencias  Exactas,  y 
hoy  ese  número  ha  aumentado  á  veinte  y  dos  en  la  primera,  trein- 
ta y  tres  en  la  segunda,  cuarenta  y  uno  en  la  tercera,  habiendo, 
además,  once  en  la  de  Filosofía  y  Letras. 

No  solamente  se  ha  dado  mayor  extensión  á  la  enseñanza  teórica 
con  la  creación  de  nuevas  cátedras  y  la  división  de  algunas  de  las 
existentes,  sino  que  se  ha  atendido  preferentemente  á  los  estudios 
prácticos,  con  la  instalación  de  gabinetes  y  laboratorios  formados 
y  fomentados  con  las  subvenciones  del  presupuesto  y  los  recursos 
propios  de  las  facultades,  los  cuales,  si  bien  no  han  llegado  aún  al 


LA   REORGANIZACIÓN  UNIVERSITARIA  9 

grado  de  adelanto  que  fuera  de  desear,  prestan,  sin  embargo»  desde 
ahora,  servicios  de  importancia  y  es  de  esperar  que  formen  algún 
día  verdaderos  planteles  para  el  estudio  de  las  ciencias  que  se  cul- 
tivan en  las  facultades  de  Medicina  y  Ciencias  Exactas,  Físicas  y 
Naturales. 

El  número  de  alumnos  matriculados  en  1873  era  de  493  en  Juris- 
prudencia y  Procedimientos,  de  286  en  Medicina,  Farmacia,  Obs* 
tetricia.  Odontología  y  Flebotomía,  y  de  76  en  la  Facultad  de  Cien- 
cias Exactas;  en  1 898  ese  número  ha  aumentado á 766 en  la  Facultad 
de  Derecho,  1517  en  la  de  Medicina,  345  en  la  de  Ciencias  Exactas, 
Físicas  y  Naturales,  habiendo,  ademas,  37  en  la  de  Filosofía  y  Le- 
tras. 

En  estos  adelantos  ha  influido,  sin  duda,  el  aumento  de  pobla- 
ción ;  pero  no  puede  desconocerse  que  la  reforma  de  la  organiza- 
ción universitaria  iniciada  en  1874  y  mantenida  con  pequeñas  va- 
riaciones hasta  ahora  ha  contribuido  poderosamente  á  realizarlos. 

De  ahí  que  el  Consejo  Superior  piense  que  las  bases  de  esa  orga- 
nización no  deben  alterarse  para  volver  al  pasado,  aunque  conviene 
que  se  modifiquen  en  el  sentido  de  dar  á  la  Universidad  su  completa 
autonomía  económica  y  la  mayor  posible  en  la  dirección  de  la  en- 
señanza . 

En  presencia  del  aumento  en  el  número  de  alumnos,  el  consejo 
superior  cree  que  ha  llegado  el  momento  de  que  la  Univer*sidad  con- 
tribuya á  costear  los  gastos  de  su  enseñanza,  limitándose  á  recibir 
de  los  poderes  públicos  de  la  Nación  una  subvención,  que,  por  aho- 
ra, podría  fijarse  en  400.000  pesos  ó  sea  menos  de  las  dos  terceras 
partes  del  presupuesto  actual,  el  cual  asciende  á  pesos  613.300,  sin 
incluir  el  Hospital  de  clínicas,  la  maternidad  ni  las  jubilaciones. 

De  esta  manera  no  sólo  se  aliviaría  el  tesoro  de  la  Nación,  sino 
que  la  Universidad  podría  dar  más  amplitud  y  desarrollo  á  la  ense- 
ñanza, sobre  todo  á  la  práctica,  fomentando  los  gabinetes  y  labora- 
torios y  procurando  poner  al  frente  de  ellos  á  personas  competentes 
que  se  dedicaran  exclusivamente  á  las  investigaciones  científicas  y 
á  la  preparación  de  alumnos,  que  en  el  futuro,  llegarían  á  ser  sus 
directores. 

Contribuyendo  la  Nación  al  sostenimiento  de  la  enseñanza  supe- 
rior por  medio  de  una  subvención  únicamente,  la  autonomía  de  la 
Universidad  deberla  ser  completada  con  la  facultad  de  dictar  su  pre- 
supuesto y  de  determinar  los  derechos  universitarios  que  hayan  de 
cobrarse  con  relación  á  las  necesidades  de  su  enseñanza,  de  modo 


i  o  AMALES  DB  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

que  ésta,  sin  ser  eoteramente  gratuita,  como  no  lo  es  en  país  algu- 
no, tampoco  sea  de  tal  modo  onerosa  que  prive  de  sus  beneficios  á 
los  jóvenes  de  escasos  recursos. 

Elconsejo  superior  adhiere  al  proyecto  número  3  porque  consi- 
dera que, con  las  modificaciones  que  más  adelanteindicará,  satisface 
enteramente  á  las  ideas  que  predominan  en  oí  cuerpo  universitario, 
manteniendo  la  cohesión  délas  facultades  que  componen  la  Uni- 
versidad de  Buenos  Aires,  y  adelantándose  á  las  aspiraciones  de  los 
que  desean  establecer  una  universidad  autónoma  sin  perder  su  ca- 
rácter oficial,  que  le  da  el  prestigio  de  que  actualmente  goza. 

La  autonomía  universitaria  no  es  la  independencia  de  las  facul- 
tades ;  la  Universidad  da  la  idea  de  unidad,  de  comunidad,  de  vín- 
culo entre  las  diversas  facultades,  que  no  debe  desaparecer,  si  no 
se  quiere  retrogradar. 

La  Francia,  que  suprimió  sus  universidades  en  1789,  las  ha  res- 
tablecido por  la  ley  de  julio  de  1896,  dando  ese  nombre  y  organiza- 
ción á  los  grupos  de  facultades  que  existían. 

Las  facultades  deben  tener  autonomía  para  dirigir  su  propia 
enseñanza  y  para  mantener  la  disciplina  dentro  de  sus  institutos 
respectivos;  á  este  fin  conviene  encomendarles  la  iniciativa  en  la 
elección  de  sus  profesores,  la  organización  de  su  enseñanza,  su  dis- 
tribución, su  orden,  sus  programas,  la  forma  de  los  exámenes  ó 
pruebas  para  acreditar  la  competencia  de  los  alumnos  y  el  estable- 
cimiento de  las  reglas  que  hayan  de  regir  la  disciplina  del  instituto. 

El  consejo  superior  universitario  compuesto  de  los  decanos  y  de- 
legados de  las  mismas  facultades,  presidido  por  el  rector,  que  es  el 
representante  de  la  Universidad,  no  puede  quedar  reducido  al  papel 
de  tribunal  de  apelación  en  las  cuestiones  contenciosas  de  escasísi- 
ma importancia,  porque  en  lo  general  sólo  se  refieren  á  las  relacio- 
nes éntrelas  facultades  y  los  alumnos ;  su  misión  tiene  que  ser  otra, 
él  sirve  de  vínculo  de  unión  entre  las  facultades,  él  debe  fijar  los 
derechos  universitarios  comunes  á  todas,  para  que  el  acceso  de  los 
alumnos  á  cualquiera  de  ellas  pueda  ser  igual ;  él  debe  discutir  y 
votar  el  presupuesto  de  todas  y  atender  á  sus  gastos  para  que  puedan 
ayudarse  recíprocamente ;  él  debe  fijar  las  reglas  generales  que  sean 
comunes  á  todas  las  facultades  para  mantener  la  unidad  que  carac- 
teriza á  la  Universidad. 

Dar  á  las  academias  la  atribución  de  fijar  los  derechos  universi- 
tarios y  de  dictar  su  presupuesto  reconociéndoseles  el  derecho  de 
exigir  que  la  Nación  las  subvencione  con  la  cantidad  necesaria  para 


LA  RBORGAMUACIÓN  UMIYERSITARIA  11 

cubrir  el  déficit,  como  se  propone  en  el  proyecto  n^  1 ,  es  encomendar 
al  H.  Congreso  el  papel  secundario  de  votar  fondos  para  cubrir  gas- 
tos que  él  no  ha  autorizado,  y  cuyo  monto  dependerá  de  la  mayor  ó 
menor  largueza  que  muestren  ias  academias  para  determinar  los 
gastos  y  los  sueldos  de  sus  profesores  ó  empleados. 

Alguna  de  las  academias  podría  fijar  derechos  bajos  que  aumen- 
tarían el  déficit  y  otras  tan  elevados,  para  hacerlo  menos  sensible, 
que  impedirían  la  entrada  de  alumnos  á  sus  facultades. 

El  consejo  superior  no  es  un  cuerpo  extraño  á  las  facultades,  pues- 
to que  se  compone  de  los  miembros  que  ellas  mismas  designan  para 
representarlas  y  de  los  decanos  que  las  presiden ;  no  hay  peligro  al- 
guno de  que  él  pueda  trabar  la  marcha  de  ellas  y  hay  verdadera 
conveniencia  en  mantenerlo  con  las  altas  atribuciones  que  señala 
el  proyecto  n^  3,  para  que  vele  por  todas  y  mantenga  la  unidad  de 
propósitos  y  fines  que  persiguen. 

El  consejo  superior,  cree  también  que  debe  mantenerse  la  igualdad 
de  representación  de  las  facultades  en  la  asamblea  universitaria, 
como  la  han  tenido  hasta  ahora,  igualdad  que  desaparecería  si  se  le 
incorporaran  todos  los  profesores  titulares  y  suplentes,  porque  el 
número  de  éstos  es  muy  elevado  en  algunas  y  muy  reducido  en  otras. 
Reconoce  que  debe  darse  representación  ai  cuerpo  docente  tanto  en 
ia  asamblea  como  en  la  composición  de  las  academias,  pero  man- 
teniendo la  igualdad  de  representación  en  la  primera. 

Esto  se  obtendría  autorizando  al  cuerpo  de  profesores  titulares  y 
suplentes  de  cada  facultad  para  que  nombre  diez  delegados  que 
formarían  parte  de  la  asamblea  universitaria,  y  estableciéndose  que 
la  tercera  parte  de  los  miembros  académicos  sea  nombrada  por  el 
mismo  cuerpo  docente. 

El  consejo  superior  considera  que  el  proyecto  que  responde  mejor 
á  las  ideas  que  deja  manifestadas  es  el  número  tres  (I)  y  que  debe 
aconsejar  su  adopción,  proponiendo  las  siguientes  modificaciones : 
Reformar  la  base  3^  del  artículo  1"*  en  la  siguiente  forma  : 
«  Costeará  los  gastos  de  la  enseñanza  con  sus  rentas  propias  y  con 
una  subvención  nacional  que  se  fija,  por  ahora,  en  cuatrocientos 
mil  pesos  anuales.» 

Agregar  en  el  artículo  3"* :  «  Nombra  y  remueve  á  los  profesores 
titulares  á  propuesta  de  la  facultad  respectiva. 

(1)  Publicado  en  estos  Anales  en  el  tomo  XLVI,  entrega  V,  noviembre  18d8. 
pág.  274-276. 


12  ANALES  DB  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

«  Después  de  dos  apercibimientos  á  un  profesor^  el  consejo  podrá 
destituirlo  por  sí  sólo. » 

Sustituir  en  el  artículo  i''  el  inciso  relativo  al  nombramiento,  y 
remoción  de  profesores  por  el  siguiente  :  «  propone  el  nombramien- 
to y  remoción  de  los  profesores  titulares ;  y  designa  y  separa  á  los 
suplentes». 

Modificar  la  primera  parte  del  artículo  5^  en  la  siguiente  forma  : 

«Componen  la  asamblea  general: 

«  a)  Los  miembros  titulares  de  todas  las  facultades; 

«  b)  Diez  profesores  titulares  ó  suplentes  de  cada  facultad,  nom- 
brados por  el  cuerpo  docente,  compuesto  de  titulares  y  suplentes ; 

«  c)  Cinco  diplomados  de  cada  facultad,  que  los  respectivos  cuer- 
pos académicos  y  docentes  elegirán  por  tiempo  determinado. » 

Sustituir  el  inciso  I**  del  artículo  5*"  por  el  siguiente : 

«Reformar  los  estatutos  de  la  Universidad  á  propuesta  del  con- 
sejo superior. » 

Redactar  así  el  inciso  2°  :  «  Nombrar  rector  y  vicerector  déla  Uni- 
versidad ;  y  admitir  ó  desechar  sus  renuncias. » 

Sustituir  el  artículo  9^  por  éste:  «Por  esta  sola  vez  el  consejo 
superior  sancionará  los  estatutos  dentro  de  los  dos  meses  siguientes 
á  la  promulgación  de  la  presente  ley. » 

Agregar  el  siguiente  artículo  :  «  Constituyese  un  fondo  universita- 
rio con  los  siguientes  recursos  :  I""  las  sumas  y  valores  actualmente 
acumulados ;  ¿®  el  excedente  de  las  rentas  de  la  universidad  después 
de  cubierto  su  presupuesto ;  3**  las  donaciones  y  legados  que  se  ba- 
gan á  la  Universidad  ;  i'^los  derechos  que  se  perciban  por  habilita- 
ción de  títulos,  con  arreglo  al  tratado  internacional  de  Montevideo. 

De  estos  fondos,  que  podrían  invertirse  en  títulos  de  renta,  se 
dispondrá  para  adquisición  de  inmuebles  y  construcción  de  edificios 
destinados  á  las  facultades. 

Para  poner  en  ejecución  este  proyecto,  si  fuese  convertido  en  ley, 
el  consejo  superior  necesitaría  disponer  de  todos  los  derechos  uni- 
versitarios, y  como  la  mayor  parte  de  éstos  han  sido  destinados  por 
las  leyes  números  3551  y  3379,  de  18  de  octubre  de  1897,  y  18  de 
agosto  de  1896,  para  la  construcción  del  edificio  de  la  Facultad  de 
Derecho,  y  de  un  instituto  de  anatomía  patológica  y  otras  instalacio- 
nes, será  menester  reemplazar  ese  recurso  con  los  fondos  que  vote 
el  H.  Congreso,  pues  no  es  posible  abandonar  el  propósito  de  llevar 
á  cabo  aquellas  construcciones  que  son  indispensables  para  el  re- 
gular funcionamiento  de  las  escuelas  de  derecho  y  de  medicina. 


LA  RBORGAMIZAaÓM  UMIVBRSITÁRIÁ  13 

También  sería  conveniente,  para  evitar  dificultades  de  interpre- 
tación, derogar  expresamente  las  leyes  números  1597,  de  3  de  julio 
de  1885,7  3271  de  2  de  octubre  de  1895,  complementaria  de  la  pri- 
mera. 

Finalmente,  el  consejo  superior,  opina  que  la  Universidad  de 
Buenos  Aires  debe  conservar  su  carácter  oficial,  y  que  no  es  oportuna 
la  creación  de  universidades  libres,  cuva  necesidad  no  se  ha  hecho 
sentir  hasta  ahora. 

Saludo  al  señor  presidente  con  mi  consideración  distinguida. 

Leopoldo  Basavilbaso, 

Rector. 

Eduardo  L.  Bidau, 
Secretario  general. 


Puede  verse  que  el  informe  precedente  está  de  acuerdo  con  las 
conclusiones  á  que  arribó  la  investigación  universitaria  iniciada  por 
la  dirección  de  estos  Anales  y  que  se  hallan  consignadas  en  la  página 
222  del  tomo  XLYI.  Es  digna  de  notarse  la  simpática  iniciativa  de 
integrar  la  Asamblea  general  universitaria  con  representantes  del 
personal  docente  y  de  los  diplomados  de  cada  facultad,  dando  así 
un  carácter  más  amplio  y  democrático  á  la  elección  del  rector  y  vice- 
rector  y  aumentándola  suma  de  opiniones  consultadas  en  la  apro- 
bación y  reforma  de  los  estatutos  universitarios,  en  la  creación  y 
organización  de  nuevas  facultades  y  en  la  solución  de  los  graves 
asuntos  contenciosos  que  ella  debe  resolver. 

En  resumen,  el  proyecto  del  consejo  superior  representa  un 
notable  progreso  sobre  la  actual  organización,  sin  caer  en  la  fanta- 
sía y  el  prurito  de  reformarlo  todo,  teniendo  además  la  ventaja  de 
estar  fundado  en  las  ideas  y  experiencia  de  quienes  deben  llevarlo 
á  la  práctica. 


CUESTIONES    SANITARIAS 

Por  el  ingeniero  DEMETRIO  SA6ASTUME 
fConelutiónJ 


CAPÍTULO  IV 


Proyecto  para  pasar  del  sistema  actual  al  del  medidor.—  Rebajas  que  se  ofirecerfan 
al  público.—  Precio  del  metro  cúbico  de  agua  saministrada  y  su  eliminación. 


Probada  en  los  capítulos  anteriores  la  conveniencia  y  oportuni- 
dad de  reformar  el  sistema  de  renta  en  las  Obras  de  Salubridad  de 
Buenos  Aires,  implantando  el  medidor,  tratemos  de  indicar  la  ma- 
nera de  pasar  de  uno  á  otro  sistema. 

No  se  nos  oculta  que,  debido  á  las  múltiples  condiciones,  algunas 
contradictorias^  del  problema,  el  proyecto  que  presentamos  no  las 
satisface  por  completo;  pero  siendo  transitorio,  sus  deficiencias  se 
irán  corrigiendo  paulatinamente. 

Los  mínimos  de  consumo  fijados  para  las  casas,  están  basados 
sobre  el  alquiler  con  que  actualmente  figuran  en  los  libros  de  ren- 
ta:  es  un  defecto,  porque  más  exacto  y  justo  hubiera  sido  basarlos 
sobre  el  número  de  habitaciones  de  cada  una,  pero  esto  no  es  prác- 
ticamente posible :  este  defecto  será  sólo  sensible  para  los  que  con- 
suman menos  que  el  mínimo  indicado,  pero  para  ellos  tendrá  su  ate- 
nuación pues  les  permitirá  gozar  de  una  rebaja  de  ^0  á  20  y  o,  según 
el  caso,  sobre  la  tasa  actual  del  servicio. 


CUESTIONES  SANITARIAS  15 

Por  Otra  parte,  la  fijación  de  un  minimO;  basado  en  el  alquiler, 
tiene  ya  precedente  en  la  administración :  es  lo  que  se  ha  hecho  en 
los  conventillos  que  tienen  medidor,  con  la  diferencia  de  que  aquí 
fijamos  un  mínimo  menor  y  por  tanto  más  favorable  para  el  pú- 
blico. 

A  medida  que  se  vayan  viendo  los  resultados  prácticos,  no  ha- 
brá inconveniente  en  reducir  los  mínimos  para  las  casas  de  alqui- 
ler elevado:  «el  número  de  consumidores  en  Berlín  fué  crecien- 
do, inducidos  por  las  sucesivas  reducciones  en  la  cuota  mínima 
trimestral»  dice  Gilí,  y  aquí  podría  hacerse  otro  tanto  cuando  la 
práctica  demostrara  que  no  habría  peligro,  ni  higiénico  ni  rentís- 
tico, en  disminuir  la  cuota  mínima  para  ciertas  casas. 

El  proyecto  está  resumido  en  los  cuadros  números  1,  2,  3  y  i ; 
los  cuadros  números  1  y  2  (véase  fin  del  capítulo),  se  refieren  á  lo- 
cales que  tienen  servicio  de  agua  y  cloacas;  en  el  cuadro  número  1 
están  los  37037  locales  cuyos  alquileres  varían  de  40  hasta  450  pe- 
sos motíeda  nacional  inclusive;  en  el  número  2  los  1514  cuyos  al- 
quileres varían  desde  500  hasta  9500  pesos  mensuales,  especifi- 
cándose el  número  de  locales  de  cada  categoría  según  el  dato  exac- 
to correspondiente  aM2  de  junio  de  1897,  deducido  de  los  registros 
de  renta  de  tas  Obras  de  Salubridad,  el  alquiler  mensual,  la  cuota 
actual  (5Vo  sobre  el  alquiler  :  3  Vo  correspondiente  al  agua  y 
2Vo  al  servicio  de  cloacas),  la  cuota  mínima  que  les  correspondería 
con  una  rebaja  del  20  Vo  y  del  10  %  respectivamente,  el  número 
de  metros  cúbicos  á  que  tendrían  derecho  por  mes,  suprimiendo 
e)  precio  del  metro  cúbico  de  agua  limpia  á  12  centavos  y  á  8  el  de 
eliminación  del  líquido  servido  y  admitiendo  que  la  eliminación 
iguale  á  la  provisión,  y  por  último  el  número  de  metros  cúbicos 
por  mes  á  que  ascenderían  los  abonos  mínimos  en  la  forma  pro- 
puesta . 

Los  cuadros  números  3  y  4  son  idénticos  á  los  anteriores,  sólo 
que  se  refieren  á  locales  que  únicamenienie  tienen  servicio  de  agua. 

Explicada  así  la  estructura  material  de  los  cuadros,  pasemos  á 
indicar  las  razones  en  que  nos  hemos  fundado  para  establecer  las 
bases  sobre  que  reposan,  á  saber  : 

1*  Fijación  de  un  mínimo  de  consumo.  Este  mínimo,  mensual 
en  el  cuadro,  sería  anual  en  la  práctica,  para  permitir  la  compen- 
sación entre  el  exceso  de  consumo  del  verano  y  las  economías  del 
invierno; 

2*  Para  las  casas  con  cloacas  se  admite,  en  favor  del  público,  la 


16  ANALES  DB   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

igualdad  entre  el  volumen  de  agua  suministrada  y  el  de  la  elimi- 
nada por  la  cloaca  (agua  servida  y  de  lluvia); 

3"  Precio  del  metro  cúbico  de  agua  suministrada  y  de  su  elimi- 
nación. La  relación  entre  estos  precios  está  fundada  en  los  gastos 
de  explotación; 

i**  Rebajas  que  se  ofrecen  al  público. 

1  *  Fijación  de  un  mínimo  de  consumo :  razones  para  fijarlo  por  año 
y  no  por  mesó  trimestre. —  La  tijación  de  un  mínimo  responde  á 
consideraciones  de  carácter  higiénico  y  rentístico.  La  objeción  más 
importante  que  los  enemigos  del  sistema  del  medidor  han  formu^ 
lado  en  su  contra,  consiste  en  que  la  restricción  en  el  consumo  que 
ocasiona  puede  hacer  peligrar  la  higiene.  Bien ;  pero  fijando  un 
mínimo  de  consumo  que  evite  el  peligro,  la  objeción  está  levantada. 
Es  ésta  precisamente  la  solución  á  que  se  ha  recurrido  en  Berlfo, 
en  Yiena  y  en  París,  con  excelentes  resultados ;  la  adoptada  en 
Buenos  Aires  para  los  conventillos  en  que  se  colocó  medidor  y  la 
que  proponemos  para  la  generalización  de  ese  aparato  en  la  dis- 
tribución. 

Ella  tiende  también  á  asegurar  un  mínimo  de  entradas  necesa- 
rio y  que  en  nuestro  caso  se  aproxime  á  las  del  año  i  897 .  «  Se  com- 
prende, dice  Couche,que  á  partir  del  momento  en  que  el  Municipio 
(aquí  las  Obras  de  Salubridad)  acepta  una  póliza  por  medidor,  to- 
ma por  tal  motivo  el  compromiso  de  servir  al  abonado,  en  el  mo- 
mento que  lo  desee  y  sin  previo  aviso,  una  cantidad  de  agua  que  en 
el  hecho  es  indeterminada  a  priori  y  aun  cuando  el  abonado  no 
usara  de  ese  derecho,  esta  obligación,  que  conduce  á  mantener 
siempre  en  reserva  un  gran  volumen  de  agua,  es  onerosa  y  no  pue- 
de consentirse  si  no  se  asegura,  en  cambio,  un  cierto  mínimo  de 
entradas. 

Los  suplementos  de  consumo  deberán  pagarse  por  año. —  El  re- 
glamento de  Paris,  del  año  1880,  prescribía  que  se  pagarían  por 
trimestre  ;  el  consumidor  que  hubiera  gastado  menos  que  su  abo- 
no fijo  durante  enero  y  febrero  (invierno)  no  podía  compensar  por 
esta  economía  sus  excedentes  de  consumo  de  julio  y  agosto  (verano). 
«  Era  justo,  dice  Conche,  porque  el  agua  durante  el  invierno  es- 
tá en  exceso  y  hay  poca  demanda,  por  consiguiente  tiene  poco  va- 
lor, sucediendo  lo  contrario  en  el  verano.  Las  reducciones  de  con- 
sumo durante  los  fríos  no  producen  para  el  Municipio  sino  una 
compensación  absolutamente  ficticia  á  los  suplementos  consumi- 
dos durante  los  calores. 


CUESTIONES  SANITARUS  17 

«  Pero  estas  consideraciones  no  eran  bástanle  sencillas  para  que 
las  entendiera  la  masa  del  público,  que  ha  creído  ver  en  el  arreglo 
de  cuentas  trimestral  una  iniquidad. 

«  Hoy  (1884)  el  consumidor  no  debe  suplemento  sino  á  partir  del 
dia  en  que  el  total  de  su  abono  anua/ ha  sido  superado;  es  ésta  una 
gran  satisfacción  dada  al  público  y  me  asombraría  que  perjudica- 
se al  Municipio  en  cien  mil  francos  al  año.» 

En  Berlin  los  abonos  son  por  trimestre,  entre  nosotros  al  aplicar 
el  sistema  á  los  conventillos  en  que  se  colocó  medidor^  se  determinó 
que  los  arreglos  fubban  hensuales.  Para  que  se  comprenda  fácil* 
mente  la  diferencia,  veamos  cómo  se  ha  cobrado  los  servicios  de 
Ceva  I  los  1258-74,  por  ejemplo:  Véanse  en  los  cuadros  S**  4  y  2  los  9 
meses  en  que  el  consumo  ha  sido  menor  que  195  metros  cúbicos 
(cantidad  que  le  corresponde  á  razón  de  1 0  centavos  el  metro  cúbico 
por  los  19,50  pesos  que  abonaba  según  el  sistema  de  renta  fija  sobre 
el  alquiler)  se  le  ha  cobrado  como  si  hubiera  consumido  195  me- 
tros cúbicos,  aquellos  en  que  se  ha  excedido,  se  cobró  el  consumo 
efectivo. 

Tenemos  pues: 

P«808 

9  meses  á  pesos  19,50  c^u 175.50 

Enero  254  m'  á  1 0  cenUvos 25.40 

Febrero  200  m'  á  1 0  centavos 20.00 

Noviembre  209  m^  á  1 0  centavos 20.90 

Total  en  el  año 241 .80 

Clonsumo  en  el  año :  1 657  m^ 

Con  la  compensación  anual  podría  haber  consumido  2340  metros 
cúbicos  mediante  234  pesos:  de  ahí  que  se  establezca  en  el  cuadro 
que  en  contra  del  abonado  hay  7,80  pesos  y  683  metros  cúbicos. 

Podría  dársele,  como  dice  Couche,  «una  gran  satisfacción»,  en 
este  caso  más  necesaria  que  en  el  de  París,  estableciendo  que  el 
abonado  sólo  pagará  suplemento  desde  el  día  en  que  el  consumo 
anual  que  se  le  fije  haya  sido  superculo.  Con  esto  también  se  evita- 
rla la  tendencia  que  indican  algunas  cifras  del  cuadro  á  consumir 
el  mismo  volumen  en  invierno  que  en  verano,  lo  que  no  es  natural. 

La  modificación  que  propiciamos  no  es  de  poca  monta,  como  lo 
veremos  examinando  los  cuadros  que  se  acompañan. 

En  Salta1606,  por  ejemplo,  por  1059  metros  cúbicos  consumidos 

ají.  SOC.  UBIT.  AKG,  -^  T.  ILVUI  S 


18  AMALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

el  año  1897  se  ha  pagado  129  pesos  (sin  tener  en  cuenta  el  alquiler 
del  medidor)  ósea  12,2  centavos  el  metro  cúbico  (siendo  de  10 
centavos  el  precio  del  m^),  mientras  que  con  la  compensación 
anual  entre  excesos  y  economías  podía  haberse  consumido  201 
metros  cúbicos  más  pagando  3  pesos  menos,  ó  traduciéndolos  me- 
tros cúbicos  en  pesos  á  razón  de  10  centavos  por  metro  cúbico, 
la  diferencia  en  contra  del  consumidor  sería  de  24,10  pesos  en 
esta  casa. 

En  San  José  747-59  podía  haberse  consumido  484  metros  cúbi- 
cos más  ó  sea  11  litros  más  por  día  y  habitante  no  obstante  un 
gasto  de  2,70  pesos  menos :  los  484  metros  cúbicos  representan  el 
34  por  ciento  del  consumo  hecho. 

En  Lorea  479-83,  con  12,40  pesos  menos  podía  haberse  consu- 
mido 265  metros  cúbicos  más,  ó  sea  76  litros  más  por  día  y  por 
persona;  en  San  José  715-43,  los  17  litros  diarios  más  por  persona 
que  se  hubiera  podido  consumir^  sobrarían  para  hacer  desaparecer 
el  desaseo  notado  en  las  inspecciones  que  en  él  se  hicieron,  pudien- 
do  decirse  otro  lanío  de  Cuyo  1431-35,  Viamonle  1461-75  y  Cevallos 
1258-74,  en  los  que  hubiera  podido  consumirse  616,  430  y  683 
metros  cúbicos  másrespeclivamente. 

Expresando  en  moneda  nacional  á  10  centavos  por  metro  cúbico 
el  precio  de  esos  volúmenes  y  agregando  los  números  de  la  colum- 
na anterior,  se  tiene  438,90  pesos  en  contra  de  los  abonados  ó  sea 
el  1 4  Vo  de  lo  que  pagaron. 

2*  Igualdad  entre  el  volumen  de  agua  suministrada  y  el  de  la  eli- 
minada por  la  cloaca.  Ninguna  relación  existe  entre  la  canlidad  de 
agua  que  se  gasta  en  una  casa  y  el  alquiler  que  ella  produce.  Tanto 
valdría,  dice  Mr.  Forbes,  director  del  servicio  de  agua  en  Brooklyn, 
contar  las  pizarras  del  techo  de  un  edificio  y  basar  en  su  número  una 
tarifa  para  el  agua,  ó  contar  los  arcos  de  un  barril  de  harina  para 
apreciar  el  valor  de  su  contenido. 

Tampoco  existe  relación  entre  la  canlidad  del  líquido  eliminado 
por  la  cloaca  de  una  propiedad  y  su  valor  locativo.  Resolver,  pues, 
de  una  manera  racional  el  problema  de  la  tarificación  del  agua 
pura  y  dejar  subsistente  la  tasa  que  rige  para  el  pago  del  servicio 
de  cloacas  no  seria  lógico.  Por  otra  parte,  considerando  el  asunto 
bajo  el  punto  de  vista  administrativo,  el  sistema  mixto  complicaría 
singularmente  las  operaciones  relativas  á  la  renta. 

No  pudiendo  medirse  directamente  la  cantidad  de  líquido  cloacal 
y  agua  de  lluvia  que  se  elimina  por  la  cloaca  de  un  inmueble. 


CUESTIONES  SANITARIAS  19 

buscamos  una  manera  fácil  de  resolver  la  cuestión  y  sentamos  la 
hipótesis  de  la  igualdad  entre  esta  cantidad  y  la  de  agua  pura  su- 
ministrada (1). 

Mr.  Higgin,  ingeniero  director  de  la  construcción  de  las  obras  de 
salubridad,  anticipaba  (memoria  de  1875,  pág.  1 15)  que  la  cantidad 

DE  LÍOUIDO  cloacal  ESTARÁ  REPRESENTADA  CASI  EXACTAMENTE  POR  LA  CAN- 
TIDAD DE  AGUA  CONSUMIDA. 

El  siguiente  cuadro  formado  con  elementos  que  suministran  las 
memorias  de  1895, 96  y  97  ilustrará  el  punto  : 

Año  Agua  consumida  Liquido  cldacaJ 

ea  metros  cúbicos  en  metros  cilblcos 

1892 17.719.367  11.860.412 

1893  22.966.731  18.854.173 

1894  27.237.688  26.782.299 

1895  30.557.757  30.473.601 

1896  34.452.955  32.814.106 

1897  33.898.793  34.201 .044 

A  medida  que  el  usode  las  cloacas  ha  ido  generalizándose,  la  dife- 
rencia entre  los  números  de  la  segunda  y  tercera  columnas  ha  idodis- 


(1  j  La  Comisión,  en  sesión  del  12  de  julio  de  1896,  ha  aprobado  una  tarifa  para 
servicio  de  desagüe  de  agua  de  condensación  de  motores  de  usina  á  los  conduc- 
tos de  tormenta,  basada  en  el  volumen  máximo  qun  pueden  descargar. 

La  tarifa  es  así : 

Capacidad  del  conducto  por  hora  Cuota  Cuota 

mensual  mínima 

HasU  30  metros  cúbicos B  30,00  » 

De  31  á  40         —          40.00  j» 

De  41  á  50         —          50,00  >* 

De  51  i  ^QO,  por  metro  cúbico 1,00  » 

De  201  á  500                —          0 ,75  200 

De  501  á  1000               —          0,50  375 

De  1001  i  2000             —          0.35  500 

De  más  de  2000            —           0,30  700 

Como  se  ve,  está  aceptado  ya  el  principio  de  que  se  pague  según  el  volumen: 
el  criterio  allí  adoptado  de  volumen  máximo  á  que  puede  dar  salida  la  cañería  no 
seria  de  ningún  valor  en  el  caso  del  desagüe  domiciliario ;  los  precios  tampoco, 
habiendo,  como  hay.  diferencias  fundamentales  entre  este  desagüe  y  el  domici- 
liario. 


20  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

minuyendo  punto  que  sólo  alcanza  á  84156  metros  cúbicos  el 
año  1895;  sí  el  1896  se  aparta  déla  regla,  el  hecho  se  explica  en 
las  siguientes  palabras  tomadas  de  la  memoria  correspondiente  á 
ese  año  (páginas  28  y  29) :  «  Se  colocan  á  la  vez  y  por  administra- 
ción las  nuevas  máquinas  (destinadas  al  bombeo  del  líquido 
cloacal).  Se  cree  que  podrán  estar  listas  para  funcionar  á  princi- 
pios de  Diciembre  del  corriente  año(l897).  Es  de  la  mayor  impor- 
tancia que  así  suceda,  porque  las  bombas  existentes  no  dan  abas- 
to, habiendo  sido  necesario,  en  más  de  una  ocasión  tomar  medidas 
extraordinarias  para  evitar  inconvenientes  mayores  » . 

En  1897,  no  sólo  se  restablece  la  ley  de  los  años  anteriores  si  no 
que  el  líquido  cloacal  es  mayor  que  el  de  agua  consumida,  lo  quese 
explica  fácilmente,  teniendo  en  cuenta  que  ha  sido  un  año  en  que  el 
invierno  fué  muy  lluvioso  (1). 

Resulta,  pues,  que  si  la  hipótesis  admitida  de  la  igualdad  no  es 
materialmente  exacta,  en  la  práctica,  y  beneficiando  al  público, 
puede  admitirse  como  tal. 

3*  Precio  del  metro  cúbico  de  agua  y  de  su  eliminación.  —  En 
el  capítulo  III  hemos  manifestado  que  el  precio  del  metro  cúbico 
de  agua  por  medidor  fué  de  12  centavos,  habiéndose  elevado  en 
1892  á  20  centavos.  Creemos  que  podría  restablecerse  el  de  \t 
centavos,  como  resulta  del  análisis  de  los  mismos  números  consig- 
nados en  dicho  capítulo,  admitiendo  que  del  volumen  no  registrado 
por  medidor  se  distribuyese  gratuitamente  un  25  7ü  más  ó  menos. 
En  cuanto  á  la  eliminación,  la  eslimamos  en  8  centavos  por  metro 
cúbico  y  admitimos  que  el  volumen  de  líquido  eliminado  sea  igual 
al  de  agua  suministrada.  En  estos  términos  en  vez  de  cobrar  como 
ahora  20  centavos  por  cada  metro  cúbico  de  agua  y  el  3  Vo  sobre  el 
precio  locativo  del  inmueble  como  retribución  del  servicio  cloacal 
en  lascabas  (no  siendo  conventillo)  que  tienen  medidor,  proponemos 
se  cobre  únicamente  20  centavos  por  cada  metro  cúbico  de  agua  sumi- 
nistrada, en  cuyo  precio  ya  está  incluido  el  servicio  de  eliminación. 
Esto  importaría  ya  de  por  sí  una  buena  rebaja,  aparte  de  las  que 
pueden  obtenerse  como  lo  explicaremos  más  adelante. 

La  relación  entre  los  precios  12  y  8  centavos  es  igual  á  la  que 

3       12 
existe  ahora  -  =  —  é  igual  también  á  la  de  los  gastos  de  explota- 

o  o 

ción.  En  nota  pasada  por  el  Ingeniero  Jefe  al  Presidente  de  la  Co- 

(1)    Paede  preverse  que  otro  tanto  sucederá  el  año  1898. 


CUESTIONES  SANITARIAS  21 

misión  de  Obras  de  Salubridad,  manifiesta  que  los  gastos  de  explo- 
tación se  reparten  en  esta  forma  60  Vo  para  la  provisión  de  agua  y 
40  **/o  para  el  servicio  de  cloacas. 

Nos  ha  parecido  conveniente  mantener  esta  relación  aun  cuando 
si  nos  basáramos  en  el  costo  de  las  obras  correspondientes  y  los 
gastos  de  explotación,  resultaría  que  el  servicio  de  eliminación  de 
aguas  debería  pagarse  á  mayor  precio  que  el  de  provisión.  Influye 
en  ello  la  circunstancia  de  que  en  las  obras  de  eliminación  están 
comprendidas  las  costosísimas  de  desagüe  de  lluvia. 

Pero,  suprimido  provisionalmente  el  impuesto  de  desagüe  el  año 
1892  (Memoria,  1891-92,  pág.  75),  medida  á  que  los  años  dieron  ya 
carácter  de  resolución  definitiva,  fuerza  será  aceptarla  en  la  forma 
consagrada :  por  otra  parte,  el  público  se  resistiría  á  abonar  más 
por  la  eliminación  del  agua  servida  que  por  la  provisión  de  agua 
pura,  entre  otras  razones  por  loque  le  cuestan  las  obras  domicilia- 
rias de  salubridad. 

4'  Rebajas  que  se  ofrece  al  público.  —  Mediante  las  rebajas  de  10 
y  20  Vo  indicadas,  de  que  gozarán  íntegramente  aquellos  abonados 
que  no  se  excedan  en  el  consumo  que  se  fija  como  mínimo,  quedan- 
do siempre  un  gran  margen  para  los  que  usen  el  agua  con  la  debida 
mesura,  el  gobierno  podría  disponer  que  en  un  término  prudencial, 
2ó  3  años  por  ejemplo,  todos  los  abonos  se  hagan  por  medidor.  En 
París,  el  reglamento  de  1880  ya  citado  daba  un  plazo  de  3  años. 

Aun  cuando  en  otro  capítulo  hemos  hecho  somera  referencia  á 
las  ventajas  obtenidas  por  el  público  y  el  erario  en  dicha  ciudad,  á 
consecuencia  de  la  generalización  del  medidor,  no  pacece  fuera  de 
lugar  la  transcripción  de  lo  que  dice  Conche,  ex-ingeníero  jefe  del 
servicio  de  aguas  en  su  notable  obra  Leseaux  de  Parts  en  4884, 

«Veamos,  desde  luego^  en  cuánto  han  reducido  las  disminuciones, 
en  los  tres  años  que  estudiamos,  el  producto  total  de  los  abonos 
anteriores,  en  otros  términos,  qué  suma  había  que  volver  á  ganar 
para  mantener  solamente  las  entradas. 

«  Las  reducciones  operadas  en  1881  se  han  elevado  á  500.000  fran- 
cos repartidos  casi  uniformemente  durante  el  año ;  ellas  han  pro- 
ducido su  efecto  medio  en  un  semestre  y  por  consiguiente  han  afec- 
tado en  250.000  francos. 

«En  1882  la  revisión  de  las  pólizas  ha  marchado  más  ligero  y 
740.000  francos  de  reducciones  nuevas  se  han  agregado  á  los 
500.000  francos  del  año  precedente  alcanzando  casia  1.240.000  fran- 
cos el  descenso  en  el  monto  de  los  abonos  anteriores. 


22  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

«  La  pérdida  sufrida  en  el  ejercicio  de  1882  comprende  pues: 

I "  La  totalidad  de  las  reducciones  de  1 881 . .     500.000 

2«  La  mitad  de  las  repartidas  sobre  el  82. .     370.000  870.000 

En  1883  se  ha  efectuado  reducciones  por 
360.000  francos,  lo  que  ha  elevado  ía  pér- 
dida del   tercer  ejercicio  á  500.000  + 

740.000  +  ^^V""  = 1.420.000 

Total  que  los  abonados  beneficiaron .  2.540. (»00 

ü  Ahora  bien :  la  marcha  de  la  renta  ha  sido  la  siguiente : 
«  El  producto  bruto  de  1880  fué  excedido : 

Francos 

En  1881 305.881   22 

En  1882 467.951  57 

En  1883 720.045  31 


Total 1.493.878.10 

«  Así  el  conjunto  de  los  tres  años  ha  presentado  á  la  vez: 

Francos 

Diminuciones  en  beneficio  de  los  abonados 2.540.000 

Aumento  en  las  entradas 1 .494.000 

«  Ha  sido,  pues,  necesario  que  el  importe  de  las  nuevas  aguas  ven- 
didas, que,  lo  repito,  no  provenían  de  nuevos  medios  de  alimenta- 
ción sino  de  aprovechamiento  de  lo  que  se  desperdiciaba,  se  eleva- 
se para  este  período  al  total  de  las  dos  sumas  ó  sea  á  4.034.000 
francos. 

«  Esta  suma  de  más  de  4.000.000  ha  sido  producida :  parte  por 
antiguos  abonados  á  robinete  libre,  que  el  medidor  obligó,  por 
primera  vez  y  con  mucha  justicia,  á  pagar  su  consumo  real;-pero 
parte  por  6389  nuevos  abonados  que  no  habíamos  podido  servir 
con  el  antiguo  sistema. 

«  Se  ve  que  la  demasiada  extensión  del  robinete  libre,  costaba  & 
la  vez  al  municipio  y  al  público,  á  aquél  en  diminución  de  entra- 
das á  éste  en  diminución  de  servicios.» 

Indicadas  las  razones  que  nos  han  movido  á  establecer  las  bases 


CUESTIONES  SANITARIAS  23 

sobre  que  reposan  los  cuadros  n""'  3  y  4,  veamos  qué  entrada  anual 
quedaría  asegurada  como  mínimo  sí  se  eslableciesen  los  abonos  en 
la  forma  propuesta. 


Entrada  anual  mínima  asegurada  si  se  estableciesen  abonos 
en  la  forma  que  se  indica  en  los  cuadros  n""*  3,  4,  5  y  6 

Pesos 

I5.98í.i90m3aguaá20centavos(prov.yelim.).  3.196.438 

1 .098.261  m^^agua  á  12  centavos  (provisión) 431.791 

Agua  para  construcciones 100.000 

Aguadores 30.000 

Vaciadero  de  carros  atmosféricos 3.000 

Agua  Belgrano 50.000 

Eventuales 80.000 

Total... 3.591.229 

Para  llegar  á  lo  recaudado  durante  el  año  1897  falta  algo  más  de 
1 .000.000  de  pesos;  pero  en  cambio  la  cantidad  de  agua  que  pro* 
ducirá  esta  renta  no  alcanzaría  á  18.000«000  de  metros  cúbicos  que- 
dando unos  17.000.000  de  metros  cúbicos  disponibles. 

Asignemos  para  servicios  gratuitos  15.000  metros  cúbicos,  tér- 
mino medio,  por  día,  ósea  5.475.000  metros  cúbicos  al  año,  di- 
gamos 5.500.000;  nos  queda  aún  11.500.000  metros  cúbicos  que, 
parte  dentro  del  radio  actual  y  parte  fuera  de  él,  tendrían  segura 
colocación,  para  lo  que  sería  necesario  extender  la  cañería  á  dis- 
tritos que  esperan  con  ansiedad  el  servicio  de  agua.  Calculando  ca- 
da metro  cúbico  á  14  centavos,  término  medio  (pues  parte  se  com- 
putarán á  20  y  parte  á  12  centavos),  producirían  1.610.000  pesos, 
que  agregados  á  los  3.591 .000  anteriores,  elevarían  el  producto  to- 
tal de  las  obras  á  5.301.000  pesos  moneda  nacional. 

En  verdad,  el  cálculo  de  15.000  metros  cúbicos  diarios  para  ser- 
vicios gratuitos  no  está  fundado  en  estadística  alguna  de  valor  lo- 
cal, por  no  haberse  llevado  ni  en  las  Obras  ni  en  la  Municipalidad, 
que  es  la  que  gasta  una  gran  parte  del  agua  cedida  gratuita- 
mente. 

El  único  dato  que  á  este  respecto  se  encuentra  en  las  memorias, 
existe  en  la  del  año  1892,  donde  dice  que  en  riego  de  calles,  jardi- 
nes, hospitales,  mercados  y  demás  servicios  municipales  el  volu- 


24  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  aBKTÍFlGA  ARGENTINA 

men  consumido  excederá  de  5000  metros  cúbicos  por  día.  Segura- 
mente no  nos  quedamos  cortos  si  incluyendo  otros  servicios  gratui- 
tos elevamos  la  cifra  á  15.000  (i). 

Si  no  existe,  por  desgracia,  estadística  local,  contamos  para  for- 
mar idea  del  gasto  en  cuestión  con  datos  comparativos  de  impor- 
tancia, y  he  aquí  uno:  en  Berlín,  en  el  año  financiero  1890-91, 
el  consumo  total  fué  de  34.770.828  metros  cúbicos  (próxima- 
mente igual  al  de  Buenos  Aires  en  1896),  de  los  cuales  4.537.227 
metros  cúbicos  ó  sea  el  13,05  Vo  del  total,  se  usaron  en  lavado  de 
cloacas,  riego  de  calles,  riego  de  parques  y  jardines  públicos,  en 
mingitorios  y  letrinas  públicas  y  en  fuentes  municipales,  compren- 
diendo además  pérdidas  en  lascañerfas  maestras  (Gilí,  ya  citado). 

Si,  no  obstante  lo  que  estas  cifras  (2)  muestran,  pareciera  es- 
casa la  cantidad  de  15.000  metros  cúbicos  diarios,  asignemos 
20.000  ó  sea  el  21 ,2  7o  del  consumo  medio  diario  en  1896,  en  cu- 
yo caso  en  vez  de  11  V«  millones  disponibles  para  la  venta  ten- 
dríamos 9.700.000  metros  cúbicos  que  á  14  centavos  producirían 
1.358.000  pesos,  y  el  producto  total  se  elevaría  á  4.949.000  pesos 
moneda  nacional. 

Esta  suma  está  formada  de  dos  sumandos,  de  los  cuales  el  ma- 
yor, 3.591.000  pesos,  es  absolutamente  exactoi  Voy  á  tratar  de  de- 
mostrar que,  si  el  otro  es  erróneo,  lo  será  más  bien  por  defecto,  pa- 
ra lo  cual  haré  el  siguiente  análisis:  el  consumo  asegurado,  sin 
contar  agua  para  construcción  (véanse  las  dos  primeras  partidas, 


(!)  Parte  de  los  servicios  gratuitos  han  sido  estimados  en  la  memoria  de 
1897  (aparecida  después  de  escrito  este  ensayo) :  811.565  metros  cúbicos  corres- 
ponden en  el  año  á  establecimientos  nacionales  y  municipales  ó  sea  2233  metros 
cúbicos  por  día . 

(2)  Un  dato  más  reciente  relativo  también  á  Berlín  se  encuentra  en  la  obra 
de  Edmond  Badois,  Assainissement  comparé  de  Paris,  Berlin,  Londres^  etc,  año 
1898,  librería  Baudry  (corresponde  á  1893). 

De  los  40.035.922  metros  cúbicos  consumidos,  el  86,011*/*  pertenece  al  con- 
sumo de  los  habitantes  de  la  ciudad  y  el  13,989*/*  restante  i  servicios  gratuitos 
y  necesidades  de  las  usinas. 

Las  cifras  se  descomponen  así : 

Metros  cúbicos 

1*  Para  las  necesidades  particulares  de  las  usinas 296.533 

2*  Gratuitamente  para  servicios  públicos 5.290.603 

3*  Pagados  por  el  público 34.448.786 

Totel 40.035.922 


CUESTIONES  SANITARIAS  25 

pág.  23)  es  de  17. 080.431  melros  cúbicos  por  año  ó  sea  103  litros 
diarios  por  persona,  calculando  en  450.000  habitantes  la  población 
servida.  Como  además  se  asigna  30.000  metros  cúbicos  por  día 
para  servicios  públicos,  tendríamos  que  agregar  44  litros  diarios 
más  por  habitante,  lo  que  eleva  el  consumo  á  147  litros  por  día  y 
por  persona.  Hasta  los  181  que  asigna  Bateman  faltan  34  litros  ó 
sean  5.584.300  metros  cúbicos  en  el  año ;  de  modo  que  tendría- 
mos 5.584.500  metros  cúbicos  á20  centavos,  pesos  1.116.900,  que 
agregados  á  los  3.591.000  pesos  darían  4.707.900,  es  decir  una 
renta  superior  (1)  á  la  del  año  1897,  quedando  4.113.500  metros 
cúbicos  disponibles  para  la  venta.  Si  suponemos  que  sólo  la  mitad 
se  vendan  á  12  centavos,  tendríamos  346.930  pesos  más,  ó  sea  un 
total  de  4.954.830  pesos  y  un  exceso  de  2.957.750  metros  cúbicos 
de  agua  ;  exceso  que  no  se  bombearía,  en  caso  de  no  ser  posible 
su  colocación,  con  ventaja  para  la  explotación,  por  la  economía 
que  esto  importaría  ;  ó  que  se  podría  deslinar  á  la  ampliación,  en 
cierta  escala,  de  los  servicios  públicos  y  particulares. 

De  todo  esto  resulta  que  se  obtendrían  ventajas  inmediatas: 
aumento  del  número  de  servicios  y  del  monto  de  la  renta,  pero  ellas 
apenas  son  comparables  con  las  que  se  conseguirían  una  vez  rea- 
lizadas las  obras  de  ampliación. 

Compárese  :  20.000  metros  cúbicos  por  día  á  12  centavos  el  me- 
tro cúbico  aumentarían  la  renta  en  876.000  pesos  anuales,  mien- 
tras que  35.306  metros  cúbicos,  aumento  del  consumo  medio  dia- 
rio desde  1892  hasta  1895,  sólo  han  hecho  crecer  la  renta  en 
629.891,63  pesos  moneda  nacional. 


(1)  Esto  fué  escrito  antes  de  aparecer  la  memoria  de  1897.  Como  contando 
los  eventuales  el  producto  fué  4.760.818,21  pesos,  resulta  que  debe  decirse  casi 
igual  en  vez  de  superior  .'julio  13  de  1898). 


26 


ANALBS  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 


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GUBSTIONES  SANITARIAS 


27 


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Santíajfo  del  Estero.  193Tm. 
Salta  (hoy  Vieytes  ,  1606 . . . 

San  Juao.  348  56 

San  José,  749'59 

Lorea,  243/Ó7 

Lorea,  479-83 

Cuyo,  1417/23 

Cayo.  14311^ 

Viamonte,  1461/75 

Paraguay.  1477/85 

Cevaílos,  1258/74 

San  José.  715/43 

Chile,  1853OT 


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1059 
3272 
1352 
2407 
1463 
2674 
1796 
2234 
2772 
1657 
1585 
3007 


iy«) 

1260 
2160 
1836 
2160 
1728 
2376 
2412 
3664 
1800 
2340 
2232 
1944 


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198  60 
129  00 
327  90 
186  30 
253  90 
185  20 
276  10 
243  10 
270  40 
283  90 
241  80 
224  30 
305  00 


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DirauLivciA 

COirrRA  DEL  ABOKADO 


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198  00 
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183  60 
240  70 
172  80 
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13  50 
12  40 
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392 
201 

484 

265 


241  20 

1  90 

616 

266  40 

4  99 

430 

277  20 

6  70 

—i 

234  00 

7  80 

683 

223  20 

1  10 

647 

300  70 

4  30 

— . 

Ag^ua  7  cloacas  '12  de  junio  de  1897j 

Consumo  minimo  d  razón  de  20  centavos  el  metro  cúbico  de  agua  limpia 

suministrada  y  su  eliminación 


N«  s 


Numero  de  locales 


2.641 

o .  iO«j 

5.400 

3.722 

5.080 

2.a39 , 

2.68-1 

2.200 

1.615 

(J06 

778 

229 

37.037 


Alquiler 

actual 

por  mes 

Cuota  actual 
agua 

y 

cloacas 

Cuota 
mínima 

Metros 

cübicos 

de  airua  por 

mes  que  les 

ToUl 

de 

metros  cúbicos 

en 

pesos  ni/n 

por  mes 
en   })e808  m/n 

corresponde 

por  me^ 

t 

8 

4 

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6 

40 

2.00 

1.60 

8.00 

21.128  00 

60 

3.00 

2.40 

12.00 

55.080  00 

80 

4.00 

3.20 

16.00 

82.448  00 

100 

5.00 

4.00 

20.00 

108.000  00 

120 

6.00 

4.80 

24.00 

89.328  00 

150 

7.50 

6.00 

30.00 

152.400  00 

180 

9.00 

7.20 

36.00 

ai. 204  00 

200 

10.00 

8.00 

40.00 

107.360  00 

250 

12.50 

10.00 

50.00 

110.000  00 

300 

15.00 

12.00 

60.00 

96.900  00 

350 

17.50 

14.00 

70.00 

42.420  00 

400 

20.00 

16.00 

80.00 

62.240  00 

450 

22.50 

18.00 

90.00 

20.610  00 

1.032.118  00 

Nota.  —  El  ntaraero  de  locales  corresponde  á  la  planilla  que  el  seAor  contador  formuló  y  dan  el 
estado  exacto  el  12  de  Julio  de  iSIfí.  >  No  se  tiene  en  cuenta  el  alquiler  del  medidor. 

OriiA.  —  Para  los  locales  que  pagan,  sefrun  alquiler,  hasta  i50  pesos  Inuiutive.  se  admlle  un 
minimo  de  abono  que  permita  una  economía  al  nlionado  del  SO  •/• :  pfti'*  locales  de  SOO  pesos  arriba 
ana  de  10  •;•• 


28 


ANALES    DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 


Ag^ua  7  cloacas 


Abono  mínimo  que  permita  una  economía  de  40  7o  d  los  abonados 

si  no  lo  exceden 


N*  4 


Numero  de  locales 


430 

81 
221 

54 
142 

28 
154 

14 

24 

6 

118 

4 

10 
3 

37 

12 
2 

11 
1 

34 
3 
8 
3 
2 
9 
1 
1 
1 

36 
2 

1.452 


Alquiler 

actual 

por  mes 

en  pesos  m/n 


500 

550 

600 

650 

700 

750 

800 

850 

900 

950 

1.000 

1.050 

1.100 

1.150 

1.200 

1.300 

1.350 

1.400 

1.450 

1.500 

1.550 

1.600 

1.650 

1.700 

1.800 

1.850 

1.900 

1.950 

2.000 

2.200 


Cuota  actual 
agua 

y 

cloacas 

por  meb 

en  pesos  m/n 

3 


25.00 
27.50 
30.00 
32.50 
35.00 
37.50 
40.00 
42.50 
45.00 
47.50 
50.00 
52.50 
55.00 
57.50 
60.00 
65.00 
67  50 
70.00 
72.50 
75.00 
77.50 
80.00 
82.50 
85.00 
90.00 
92.50 
95.00 

100.00 
110.00 


Cuota 
mínima 


22.50 
24.75 
27.00 
29.25 
31.50 
33.75 
36.00 
38.25 
40.50 
42.75 
45.00 
47.25 
49.50 
51.75 
54.00 
58.00 
60.75 
63.00 
65.25 
67.50 
69.75 
72.00 
74.25 
76.50 
81.00 
83.25 
85.50 
87.75 
90.00 
99.00 


Metros 

cüblcos 

de  a^a  por 

mes  que  les 

corresponde 


112.50 
123.75 
135.00 
146.25 
157.50 
168.75 
180.00 
191.25 
202.50 
213.75 
225.00 
236.25 
247.50 
258.75 
270.00 
292.50 
303.75 
315.00 
326.25 
337.50 
348.75 
360.00 
371.21 
382.50 
405.00 
416.25 
427.50 
438.75 
450.00 
495.00 


Total 

de 

metros  cüblcos 

por  mes 


48.375  00 

10.023  75 

29.835  00 

8.097  50 

22.365  00 

4.725  00 

27.720  00 

2.677  50 

4.860  00 

1.282  50 

26.550  00 

945  00 

2.475  00 

976  25 

9.990  00 

3.510  00 

607  50 

3.465  00 

326  25 

11.476  00 

1.046  25 

2.880  00 

1.113  75 

765  00 

3.645  00 

416  25 

427  50 

438  75 

16.200  00 

990  00 


248.003  75 


CUESTIONES  SANITARIAS 


29 


Ag^ua  7  cloacas 

Abono  minitno  que  permita  una  economía  de  40  */•  d  los  abonados 

si  no  lo  exceden 

N»4  {continuousión) ^ 


Número  de  locales 

1 

Alquiler 

actual 

por  mes 

en  pesos  m/n 

2 

Cuota  actual 
agua 

y 
cloacaB 

por  mes 
en  pesos  m/n 

3 

Cuota 
mínima 

4 

Metros 

cúbicos 

de  agua  por 

mes  que  les 

corresponde 

s 

Total 

de 

metros  cúbicofl 

por  mes 

6 

2 

2.300 
2.400 
2.450 
2.500 
2.550 
2.700 
2.900 
3.000 
3.150 
3.500 
3.000 
4.100 
4.500 
4.650 
5.000 
5.500 
6.000 
7.200 
7.700 
8.000 
9.000 
9.500 

115.00 

120.00 
122.50 
125.00 
127  50 
135.00 
145.00 
150.00 
157.50 
175.00 
200.00 
205.00 
225.00 
232.50 
250.00 
275.00 
300.00 
360.00 
385.00 
400.00 
450.00 
475.00 

« 

103.50 
108.00 
110.25 
112.50 
114.75 
121.50 
130.50 
135.00 
141.75 
157.50 
180.00 
184.50 
202.50 
209.25 
225.00 
247.50 
270.00 
324.00 
346.50 
360.00 
405.00 
427.50 

507.50 

540.00 

551.25 

562.50 

573.75 

607.50 

652.50 

675.00 

708.75 

787.50 

900.00 

922,50 

1012.50 

1046.25 

1125.00 

1237.50 

1350.00 

1620.00 

1732.50 

1800.00 

2025.00 

2137.50 

1.03)  00 

4 

2.160  00 

1 

551  25 

13 

7,312  00 

1 

573  75 

2 

1.215  00 

1 

652  50 

11 

7.425  00 

1 

708  75 

3 

2.362  50 

7 

6.300  00 

2 

1.845  00 

1 

1.012  50 

1 

5 

1.046  25 
5.625  00 

1 

1.237  50 

1 

1.350  00 

1 

1.620  00 

1 

1.732  50 

1 

1.800  00 

1 

2.025  00 

1 

2.137.50 

62 

51.737  50 

Resumen  de  los  cuadros  3  y  4 


Cuadro  número  3,  metros  cúbicos  por  mes... 
Cuadro  número  4,  metros  cúbicos  por  mes. . . 

Total  de  metros  cúbicos  por  mes. . . 


1.032.118  00 
299.731  25 


1.331.849  25 

Por  año  15.98i.190  metros  cúbicos  d  iO  centavos 


30 


ANALBS   DB   LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 
Locales  oon  agrua  sola 


N*»  5  y  6 


Alquiler  mensual 


Numero 

de 
locales 


Cuota  actual 
por  mes 


Cuota 
mínima 


Metro* 

cübicos  que 

le  corresponde 

a 

12  centavos 


Total 

de 

metros  cúbicos 

por  mes 


Abono  mínimo  que  permite  una  economía  de  tO  Vo  d  los  abonados 

si  no  lo  exceden 


622 

1  20 

0  96 

8 

4.976  oO 

972 

1  80 

1  44 

12 

11.664  Oü 

860 

2  40 

1  92 

16 

13.760  00 

667 

3  00 

2  40 

20 

13.340  00 

322 

3  60 

2  88 

24 

7.728  00 

345 

4  50 

3  60 

30 

10.350  00 

128 

5  40 

4  32 

36 

4.608  00 

140 

6  00 

4  80 

40 

5.600  00 

77 

7  50 

6  00 

50 

3.850  00 

74 

9  00 

7  20 

60 

4.440  00 

18 

10  50 

8  40 

70 

1.260  00 

28 

12  00 

9  60 

80 

2.240  00 

4 

13  50 

10  80 

90 

360  00 

84.176  00 

40. 

60. 

80. 
100, 
120, 
150 
180. 
200. 
250. 
300. 
350. 
400. 
450. 


Abono  mínimo  que  permite  una  economía  de  40  •/•  d  los  abonados 

si  no  lo  exceden 


500. 

550. 

600. 

650. 

700. 

750, 

800. 

900. 
1000. 
1050. 
1300. 
1500. 


24 

15  00 

2 

16  50 

6 

18  00 

1 

19  50 

3 

21  00 

1 

22  50 

4 

24  00 

1 

27  00 

3 

30  00 

1 

4. 

31  50 

1 

39  00 

2 

45  00 

112  50 
123  50 
135  00 
146  25 
157  50 
168  75 
180  00 
202  50 
225  00 
236  25 
292  50 
337  50 


2.700  00 

247  00 

810  00 

146  25 

472  50 

168  75 

720  00 

202  50 

675  00 

236  25 

292  50 

675  00 

7.345  75 

Resumen  de  los  cuadros  5  y  6 

Cuadro  número  5 84.176  00 

Cuadro  niímero  6 

Total  metros  cúbicos  por  mes. . . 


7.345  75 


91.521  75 
Por  año  i 098264  metros  cúbicos  d  4S  centavos 


LA  EVOLUCIÓN  Y  DESTRUCCIÓN 


DEL 


PULGÓN     LANÍGERO 


SEGÚN  J.  LIGNIÉRES 


Los  daños  causados  á  los  manzanos  por  el  pulgón  lanígero  han 
llamado  sobre  él  la  atención  de  los  naturalistas,  quienes  se  han 
preocupado  de  estudiar  su  desarrollo  y  los  procedimientos  más  ade- 
cuados para  destruirlo. 

Como  este  pulgón,  Schizoneura  lanígera  Eansmann y  ataca  tam- 
bién nuestros  frutales  nos  ha  parecido  interesante  extractar  un 
trabajo  publicado  sobre  él  por  el  señor  Ligniéres,  actual  director  del 
Instituto  de  la  Asociación  de  Hacendados,  en  Palermo. 

El  artículo  de  Ligniéres  apareció  en  el  Bulletin  du  Ministére  de 
VAgriculture,  de  Francia,  bajo  el  título  JRapport  sur  Vévolution  du 
Puceron  lanigére  y  apesar  de  haber  transcurrido  más  de  tres  años 
desde  su  publicación,  sus  conclusiones  no  se  han  generalizado 
tanto  como  fuera  de  desear. 

Este  artículo  es  el  fruto  de  ocho  años  de  observaciones  continuas 
y  perfectamente  controladas. 

Ya  en  los  almacigos  el  pulgón  hace  sufrir  mucho  á  las  jóvenes 
plantas  y  más  tarde  ataca  de  preferencia  á  los  manzanos  de  los 
huertos,  mientras  íjue  causa  menos  daño  á  los  que  se  crían  en 
campo  abierto. 

Este  insecto  mata  muy  lentamente  á  su  huésped,  así  que  se  le 
deja  vivir  años  y  años  sobre  los  manzanos  sin  parar  en  él  la  alen- 


32  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

ción  y  generalmente  es  muy  tarde  para  intervenir  útilmente  cuando 
se  constatan  sobre  el  tronco  y  las  ramas  una  cantidad  de  tumores 
y  resquebrajaduras  al  mismo  tiempo  que  una  diminución  sensi- 
ble en  las  cosechas. 


ORIGEN 

Ligniéres  admite  el  origen  americano  del  pulgón. 

Para  apoyar  esta  hipótesis  se  había  hecho  notar  justamente  que 
Schizoneura  lanígera  está  muy  esparcido  en  el  nuevo  mundo;  que 
es  extremadamente  fácil  á  los  ápteros  muy  jóvenes  esconderse  bajo 
las  escamas  ó  las  ranuras  de  las  ramas  sin  llamar  la  atención,  y 
que,  en  fin,  su  aparición  ha  sido  sólo  señalada  en  Europa  en  1789. 

Debe  observarse,  sin  embargo,  que  antes  de  1789las  investigacio- 
nes entomológicas  no  estaban  aún  muy  avanzadas  y  que  podría  ha- 
ber sucedido  que  el  pulgón  lanígero  hubiera  quedado  largo  tiempo 
ignorado  ó  que  por  lo  menos  no  hubiera  provocado  ninguna  rela- 
ción escrita. 

Aumenta  para  Ligniéres  la  probabilidad  déla  introducción  de 
Schizoneura  lanígera  en  manzanos  americanos  importados  á  Europa 
la  presencia  sobre  los  manzanos  de  un  Kermes  (Kermes  conchifor- 
mis,  Myíilaspis  pomicoriicis)  y  dedos  Acáridos  (Tyroglyphus  ma- 
lus  Shimer,  Hemisarcoptes  coccisugus  Ligniéres)  que  viven  sobre 
los  escudos  del  Kermes^  animales  todos  muy  comunes  en  América. 

Fallaría  averiguar  sobre  qué  plantas  americanas  vivía  el  pulgón 
antes  de  la  introducción  de  los  manzanos  en  América  y  si  no  sería 
más  probable  que  estos  parásitos,  importados  á  ella  conjuntamen- 
te con  los  manzanos,  hubieran  adquirido  más  abundante  desarrollo 
en  América,  de  donde  fueron  luego  nuevamente  introducidos  á 
Europa. 

EVOLUCIÓN 


Como  la  evolución  sufre  modificaciones  muy-  sensibles  por  las 
influencias  exteriores  no  se  pueden  generalizar  en  absoluto  las  ob- 
servaciones de  Ligniéres  y  las  daremos  sólo  como  un  tipo  medio 
de  desarrollo. 


EL  PULGÓN  LÁKIGERO  33 


Forma  áptera 

Cuando  llega  la  primavera  se  apercibe  sobre  los  tumores  y  en  las 
cavidades  del  tronco  y  de  las  ramas  los  primeros  signos  de  la 
vuelta  de  los  pulgones  que  se  manifiestan  por  pequeñas  manchas 
de  un  blanco  azulado,  producidas  por  un  solo  pulgón  adulto  ó  por 
tres  ó  cuatro  individuos  reunidos. 

Al  mismo  tiempo  comienza  el  desarrollo  de  los  embriones.  En 
efecto,  mientras  que  en  invierno  casi  no  hay  embriones  en  el  inte- 
rior de  las  hembras  adultas,  al  comenzar  la  primavera  se  encuen- 
tran en  cada  una  de  ellas,  por  término  medio,  tres  grandes  embrio- 
nes, dos  medianos  y  muchos  pequeños. 

Más  tarde,  las  manchas  se  extienden  sensiblemente  y  encierran 
ya  veinte  ó  veinticinco  ápteros  adultos  en  los  que  se  cuenta  de  vein- 
tidós á  veinticuatro  embriones  bien  formados  y  un  gran  número  de 
pequeños. 

Las  manchas  azuladas  se  ponen  completamente  blancas  y  son 
visibles  aun  para  personas  poco  experimentadas,  pero  aún  faltan 
sobre  los  jóvenes  brotes  del  año.  Estos  no  tardan  en  ser  invadidos 
y  se  nota  en  la  base  del  peciolo  de  las  hojas  la  aparición  de  peque- 
ñísimos puntos  azulados  formados  por  uno  ó  dos  pequeños  pulgo- 
nes de  cinco  ó  seis  dias  de  edad  próximamente. 

La  invasión  del  árbol  se  efectúa,  pues,  maniñestamente  desde  el 
tronco  hacia  la  extremidad  de  las  ramas. 

A  fínes  de  la  primavera  todas  las  nuevas  colonias  se  agrandan  y 
forman  sobre  el  árbol  numerosos  y  espesos  focos,  en  los  cuales  los 
pulgones  se  encuentran  á  menudo  extremadamente  apretados  los 
unos  contra  los  otros. 

Estos  focos  son  muy  visibles  por  la  substancia  cerosa  blanquizca 
de  aspecto  lanoso,  segregada  abundantemente  por  los  insectos. 

Los  pulgones  ápteros  se  vuelven  adultos  en  un  tiempo  variable, 
pero  siempre  muy  corto. 

Según  las  observaciones  de  Ligniéres,  la  primera  generación  evo- 
luciona completamente  en  veintitrés  dias  y  á  medida  que  se  avanza 
en  la  estación  cálida  la  evolución  se  efectúa  en  veinte,  diez  y  ocho, 
quincey  hasta  doce  dias.  En  otoño  aumenta  nuevamente  el  tiempo 
necesario  para  alcanzar  la  forma  adulta,  de  manera  que  requieren 

áH,  SOC.  CIE7IT.  ARG.  —  T.  XLVIII  3 


34  ANALES   DE  LÁ  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

veinlícíncodfas  y  más,  hasta  que  aquellos  que  nacen  á  principios 
del  invierno  terminan  á  menudo  su  desarrollo  en  la  primavera  si- 
guiente. 

Las  observaciones  efectuadas  por  Ligniéres  en  Francia  le  han 
mostrado  que  las  generaciones  de  pulgones  ápteros  que  se  suceden 
en  un  año  son  de  doce  á  catorce. 

Dado,  por  otra  parte,  que  una  sola  hembra  áptera  da  nacimiento 
á  cincuenta  ó  sesenta  pulgones,  se  puede  juzgar  el  número  tabuloso 
de  pulgones  que  nacen  en  un  año  sobre  un  manzano. 

Estos  ápteros  pasan  su  vida  en  las  ramas  y  no  han  sido  encpntra- 
dos  en  las  raíces. 

Ninfas 

Ciertos  pulgones  ápteros  no  agotan  completamente  su  puesta  de 
huevos  y  sufren  una  primera  muda  suplementaria  que  los  convier- 
te en  ninfas,  muy  reconocibles  pur  su  forma  y  por  la  presencia  á 
los  lados  del  cuerpo,  de  dos  pequeños  sacos  blancos  que  contienen 
los  rudimentos  de  las  alas.  Esta  primera  ninfa,  según  lo  ha  obser- 
vado muy  claramente  Ligniéres,  sufre  una  segunda  muda  que  la 
deja  aún  en  ese  estado  pero  que  le  da  una  talla  un  poco  más  consi- 
derable ;  por  ñn,  una  tercera  muda  la  transforma  en  pulgón  alado. 

Todas  las  ninfas  se  nutren  abundantemente  de  savia. 


Forma  alada 

En  el  momento  de  la  eclosión,  el  pulgón  tiene  las  alas  enrolla- 
das, blancas  y  opalinas,  el  cuerpo  color  rojo  castaño  bastante  cla- 
ro ;  pero  en  cuatro  horas  á  lo  más  las  alas  se  despliegan  y  ponen 
transparentes,  y  el  cuerpo  adquiere  un  tinte  obscuro,  casi  negro. 

Debe  notarse  que  la  hembra  alada  no  toma  jamás  alimento, 
aunque  posee  un  rostro  que  por  lo  demás  es  muy  corto.  Si  se  exa- 
mina el  contenido  de  una  hembra  alada  se  encuentran  seis,  ocho, 
diez  y  hasta  doce  embriones  bien  desarrollados. 

Ya  sea  volando  á  otro  árbol  ó  bien  sobre  el  mismo  en  que  ha  na- 
cido, deposita  la  hembra  su  cría,  unas  veces  entre  los  grupos  de 
ápteros  y  otras  sobre  las  hojas  ó  las  ramas. 

El  insecto  alado  pone  generalmente  tres  ó  cuatro  días  después  de 


BL  PULGÓN  LANÍGERO  35 

SU  salida  de  la  ninfa,  sin  embargo  la  puesta  puede  hacerse  sólo  á 
los  ocho  ó  diez  dias,  de  manera  que  tiene  todo  el  tiempo  necesario 
para  encontrar  un  sitio  favorable  al  depósito  de  su  progenitura.  El 
insecto  sucumbe  poco  después  de  la  puesta  que  les  deja  el  abdomen 
extraordinariamente  retraido. 


Individuos  sexuales 

Siendo  relativamente  pobre  la  literatura  concerniente  al  desarro- 
llo, modo  de  vivir  y  cópula  de  los  individuos  sexuales,  Ligniéres  se 
ha  esforzado  en  llenar  este  vacío. 

Para  observarlos  con  comodidad  los  criaba  en  una  celda  forma- 
da por  una  entalladura  de  bordes  oblicuos  de  arriba  hacia  abajo  y 
profunda  de  4  á  5  milímetros,  practicada  en  un  trozo  de  médula 
de  saúco. 

En  su  fondo  se  practican  anfractuosidades  irregulares,  poco  pro- 
fundas, destinadas  á  alojar  á  los  pulgones. 

Se  pega  el  todo  sobre  Una  lámina  de  vidrio  que  sirva  de  soporte 
y  se  encierra  á  los  insectos  por  medio  de  otra  lámina  de  vidrio 
adherida  á  los  bordes  de  la  celda  con  un  poco  de  parafina. 

Se  pueden  seguir  entonces  todas  las  evoluciones  de  los  pulgones 
aun  bajo  el  microscopio. 


Macho 

El  macho  es  siempre  muy  sensiblemente  más  pequeño  que  la 
hembra,  pero  mucho  más  alargado  ;  su  color  es  verdoso.  No  posee 
ni  trompa  ni  chupadores  y  durante  su  vida  no  toma  alimento.  Su- 
fre tres  mudas  á  intervalos  variables  de  dos  á  cinco  días,  según  las 
estaciones,  para  alcanzar  el  estado  adulto. 

Se  distingue  entonces  de  las  hembras  por  su  cuerpo  esbelto  y 
sus  antenas  relativamente  largas.  En  la  parte  inferior  y  completa- 
mente posterior  del  abdomen,  se  encuentra  el  aparato  genital,  for- 
mado de  una  pieza  quitinosa  en  forma  de  V,  abierta  del  lado  del 
ano  y  de  la  cual  sale  á  veces  un  pene  encorvado. 

Busca  á  las  hembras  con  extraordinaria  é  incesante  actividad,  y 
cuando  encuentra  una  no  la  abandona  hasta  que  efectúa  la  cópula. 


36  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  GIEMTÍP1CA   ARGENTINA 

Si  la  hembra  do  está  apta  para  recibirlo,  el  macho  se  sube  sobre 
su  lomo  y  se  adhiere  muy  fuertemente  con  ayuda  de  sus  patas. 
Puede  permanecer  en  esta  posición  uno  ó  dos  días,  pero  en  cuanto 
la  fecundación  es  posible  efectúa  inmediatamente  la  cópula  y  se 
retira  para  correr  con  su  primitivo  ardor  en  busca  de  otra  hembra. 

Este  manejo  no  cesa  hasta  la  muerte  del  macho,  que  tiene  lugar 
del  octavo  al  décimo  día  después  de  la  tercera  muda. 


Hembra 

Como  el  macho,  la  joven  hembra  se  aloja  desde  su  nacimiento  en 
una  pequeña  anfractuosidad.  Se  distingue  ya  claramente  del  ma- 
cho por  su  color,  primero  amarillo  claro,  después  un  poco  castaño, 
su  volumen  más  considerable,  su  forma  más  robusta,  sus  antenas 
siempre  más  cortas. 

Inmediatamente  después  de  la  salida  del  cuerpo  del  insecto  ala- 
do la  hembra  muestra  ya  en  el  abdomen  un  pequeño  huevo,  cuyo 
polo^  dirigido  hacia  la  cabeza,  está  provisto  de  una  mancha  brillan- 
te, blanca  y  redondeada. 

Esta  hembra  sufre  tres  mudas  antes  de  poderse  acoplar.  Después 
de  cada  muda,  el  huevo  aumenta  sensiblemente  de  volumen,  al 
mismo  tiempo  que  cambia  de  aspecto ;  por  otra  parte,  el  insecto, 
aunque  no  toma  ningún  alimento,  aumenta  algo  de  volumen.  Así, 
después  de  la  primera  muda,  el  huevo  ya  ha  crecido;  se  encuen- 
tra aún  en  el  polo  anterior  la  mancha  brillante  ya  señalada. 

Esta  mancha  desaparece  después  de  la  segunda  muda  que  au- 
menta aún  el  volumen  del  huevo.  Este  llena  casi  completamente 
después  de  la  tercera  muda  la  cavidad  abdominal  de  la  hembra 
que  parece  tener  un  doble  contorno. 

El  intervalo  que  separa  las  mudas  es  casi  el  mismo  que  para 
los  machos.  Después  déla  tercera  la  hembra  permanece  inmóvil  en 
su  esccmdite^  esperando  el  macho,  y,  hecho  curioso  é  interesante, 
si  la  cópula  no  se  efectúa  en  los  cinco  ó  seis  días  que  siguen  á  la 
tercera  muda,  ella  sufre  una  cuarta.  Además,  el  contacto  de  los 
machos  con  las  hembras  que  han  sufrido  esta  cuarta  muda,  sólo 
puede  hacerse  durante  las  primeras  horas  transcurridas  después 
de  ella. 

Ligniéres  ha  constatado  que  las  hembras  no  fecundadas  son  ab- 


KL  PULGÓN  LANÍGBRO  31 

solutamente  incapaces  de  poner  y  acaban  por  morir  veinte  ó  trein- 
ta días  después  de  la  cuarta  muda.  Es  decir  que  todos  los  huevos 
que  pone  son  fecundos. 

Después  de  la  cópula,  la  hembra,  que  no  ha  abandonado  su  es- 
condite, se  entierra  más  en  él,  pero  esta  vez  con  la  extremidad  pos- 
terior del  cuerpo  dirigida  hacia  el  fondo. 

La  puesta  comienza  de  ordinario  el  segundo  día  después  de  la 
cópula  y  termina  el  tercero.  Para  poner  la  hembra  retrae  progre- 
sivamente las  paredes  del  abdomen  hasta  dejar  en  definitiva  el 
huevo  desnudo,  de  manera  que  el  insecto  que  primitivamente  po- 
seía un  abdomen  voluminoso  y  cilindrico  parece  perderlo  casi  por 
completo  después  de  la  puesta. 

Queda  luego  inmóvil,  cerca  de  su  huevo,  como  muerta,  pero  al  día 
siguiente  comienzan  á  apercibirse,  sobre  todo  en  la  parte  posterior 
de  su  cuerpo,  pequeños  puntos  blanquizcos  de  substancia  lanosa. 
En  menos  de  dos  ó  tres  días,  largos  filamentos  lanosos  recubren 
más  ó  menos  completamente  el  huevo.  La  hembra  puede  aún  vi- 
vir ocho  ó  diez  días,  durante  los  cuales  su  cuerpo  toma  un  color 
cada  vez  más  obscuro,  hasta  que  muere. 

El  huevo,  siempre  pcduncM/ado,  es  primero  rojizo  y  luego  rojo 
castaño. 

Su  eclosión  tiene  lugar  en  la  primavera  siguiente.  Entonces  los 
jóvenes  pulgones  ápteros  que  de  ellos  salen  encuentran  abundante 
savia  para  su  desarrollo. 

Así  termina  el  ciclo  evolutivo  que  se  desarrollará  de  nuevo  el 
siguiente  año. 


COSTUMBRES 


Ya  se  ha  dicho  que  los  ápteros  aparecen  en  primavera  sobre  los 
antiguos  puntos  de  infestación,  es  decir  sobre  los  tumores  y  res- 
quebrajaduras del  tronco  y  de  las  gruesas  ramas.  Las  manchas 
que  forman  son  menos  abundantes  en  la  parte  superior  de  las  ra- 
mas, así  se  encuentran  los  insectos  al  abrigo  de  las  intemperies  y 
sobretodo  de  los  rayos  solares.  El  pulgón  lanígero  sufre  mucho, 
en  efecto,  por  el  calor  seco  y  el  vello  lanoso  que  segrega  parece  es- 
lar  especialmente  destinado  á  protejerlo  contra  la  desecación.  Es 
más  abundante  en  pleno  verano  mientras  que  en  invierno  los  pul- 


38  AMALES  DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

gones  se  despojan  casi  compietamente  de  él  ó  sólo  lo  conservan  bajo 
forma  de  una  substancia  grisácea,  pulverulenta,  muy  poco  abun- 
dante. 

Los  ápteros,  escondidos  bajo  su  abundante  lana,  fijan  sus  cuatro 
estilos  en  el  vegetal  para  chuparle  la  savia,  y  depositan  al  mismo 
tiempo  en  las  heridas  una  saliva  irritante  cuya  presencia  provoca 
una  hipertrofia  de  los  tejidos,  que  se  traduce  exteriormente  por  la 
formación  de  tumores. 

Privados  de  alimento,  los  ápteros  resisten  muy  fácilmente  unos 
diez  días  en  la  buena  estación  y  hasta  veinte  dias  en  los  primeros 
fríos;  no  toman  ningún  alimento  durante  el  invierno.  En  todos  los 
casos,  los  jóvenes  soportan  mucho  más  fácilmente  la  abstinencia 
que  los  adultos. 

Cuando  un  manzano  infestado  muere  ó  es  bruscamente  arranca- 
do en  primavera  ó  verano  los  pulgones  no  tardan  en  abandonarlo; 
mientras  que  durante  el  invierno  permanecen  durante  varios  dias 
adheridos  al  vegetal  muerto  sin  tratar  de  huir. 

Al  aproximarse  el  invierno  muchos  pulgones  perecen  por  efecto 
del  frío,  mientras  que  otros  se  introducen  en  las  resquebrajaduras 
de  la  corteza,  en  los  muros  próximos  ó  bajo  la  corteza  de  otros 
árboles  para  invernar. 


INFESTACIÓN 


Los  ápteros  muy  jóvenes  son  mucho  más  temibles  bajo  el  punto 
de  vista  del  contagio,  gracias  á  su  débil  volumen^  á  su  agilidad  y  á 
su  gran  resistencia . 

i ""  Infestación  artificiaL  Las  jóvenes  plantas  y  los  ingertos  pro- 
venientes de  almacigos  infestados  pueden  esconder  en  resquebra- 
jaduras microscópicas,  éntrelas  escamas  de  una  yema,  algunos 
individuos  de  Schizoneura  lanígera,  que  el  más  atento  examen  no 
puede  siempre  descubrir. 

Bien  fácil  es,  pues,  comprender  la  contaminación  de  nuevos  huer- 
tos por  la  introducción  de  plantas  ó  ingertos  infestados. 

La  extensión  de  la  enfermedad  en  los  huertos  se  realiza  con 
enorme  rapidez  cuando  se  dirige  contra  los  pulgones  insecticidas 
ineficaces,  ó  cuando  uno  se  limita  acepillar  los  puntos  infestados. 


EL  PULGÓN  LANÍGERO  39 

I 

Por  estas  maniobras,  aun  cuando  se  hace  algunas  victimas,  se 
proyecta  al  suelo  una  enorme  cantidad  de  ápteros,  sobre  todo  jó- 
venes, que  se  esfuerzan  en  alcanzar  un  punto  favorable. 

Después  de  algunos  días,  se  constata  una  desaparición  momen- 
tánea de  los  pulgones,  pero  bien  pronto  pululan  de  nuevo  y  hay 
que  recomenzar  la  operación.  De  manera  que  no  sólo  se  pierde  el 
tiempo  sino  que  se  contribuye  á  la  propagación  de  la  plaga.  A  la 
verdad  que  si  se  considera  sólo  la  lentitud  relativa  de  los  pulgones, 
no  puede  creerse  muy  importante  esta  diseminación,  pero  sabiendo 
que  un  joven  áptero  es  capaz  de  ayunar  durante  diez  días  como 
mínimum,  en  los  cuales  no  cesa  de  buscar  un  huésped,  y  que  no 
es  raro  ver  á  uno  de  estos  insectos  recorrer  15  centímetros  en  cinco 
minutos,  es  fácil  calcular  que  marcharán  1,80  metros  en  una  hora, 
y  43^20  metros  al  día  ó  sea  432  metros  en  diez  días. 

Este  simple  cálculo^  inferior  á  menudo  á  la  verdad,  basta  para 
demostrar  que,  aún  descontando  los  instantes  de  reposo,  las  contra- 
marchas y  desvíos,  resulta  que  los  pulgones  son  capaces  de  recorrer 
espacios  relativamente  considerables.  Aunque  muchos  Schizoneura 
no  encuentran  manzanos  y  gran  número  perecen  accidentalmente, 
los  millones  dispersados  por  el  cepillado  de  los  árboles  constituyen 
siempre  un  grave  peligro. 

La  poda  de  los  manzanos  cubiertos  de  pulgones,  puede  tener  las 
mismas  consecuencias  si  no  se  destruyen  por  el  fuego  las  partes 
cortadas. 

En  fín  los  vestidos,  las  manos  y  los  instrumentos  agrícolas  de  los 
hortelanos  pueden  también    transportar  pulgones. 

2"^  Infestación  natural.  Al  abandonar  los  pulgones  sus  retiros 
de  invernada  recorren  grandes  distancias  para  buscar  manzanos, 
así  que  estas  peregrinaciones  contribuyen  á  esparcir  la  infesta- 
ción. Los  pulgones  que  caen  al  suelo  volti¿ados  por  la  extraordina- 
ria multiplicación  del  insecto  que  ocupa  todo  el  espacio  en  las 
plantas  infestadas,  constituyen  un  importante  medio  de  propaga- 
ción. 

Por  fín,  los  alados  contribuyen  también  muy  activamente  á  la 
diseminación  del  pulgón  lanígero,  pero  debe  notarse  que  esta  di- 
seminación difíere  esencialmente  de  las  precedentes  en  cuanto  se 
hace  casi  siempre  á  gran  distancia  y  crea  así  nuevos  focos  en  loca- 
lidades hasta  entonces  indemnes. 

« 

Asi  Ligniéres  ha  capturado  unalado  en  los  alrededores  del  bosque 
de  Vincennes  en  un  punto  alejado  500  metros  de  todo  jardín. 


40  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  aElfTiFlCA  ARGENTINA 

Ligniéres  sólo  conoce  un  enemigo  natural  verdaderamente  terri- 
ble para  el  Schizoneura :  el  frío  intenso  y  prolongado.  Los  inviernos 
largos  y  rigurosos  de  los  países  frios  matan  un  enorme  número  de 
pulgones  lanígeros. 


DESTRUCCIÓN 


Como  es  mejor  prevenir  que  curar,  debe  recomendarse  el  no  in- 
troducir en  los  almacigos  ó  huertos  no  infestados,  planta  ó  inger- 
to alguno  sin  haberlo  tratado  por  un  insecticida  apropiado. 

El  Schizoneura  lanígera  resiste  tenazmente  á  los  medios  de  des- 
trucción, por  la  dificultad  de  alcanzarlo  en  todos  sus  escondites, 
por  el  número  fabuloso  de  sus  individuos  y  sobre  todo  por  su  gran 
resistencia  á  los  diversos  agentes  químicos. 

Ligniéres  ha  demostrado  en  el  Congreso  pomológico  del  Oeste, 
celebrado  en  París  en  4889,  que  los  líquidos  acuosos,  incapaces  en 
general  de  penetrar  el  vello  blanquizco  secretado  por  el  pulgón  y 
por  consiguiente  de  mojar  á  este  parásito,  eran  completamente  ine- 
ficaces. 

2so  sucede  con  las  soluciones  de  sulfato  de  cobre  ó  de  zinc,  po- 
tasa, jabón,  ácido  sulfúrico,  clorhídrico,  nítrico  y  el  mismo  jugo  de 
tabaco,  cuyas  propiedades  insecticidas  son  tan  justamente  apre- 
ciadas. 

El  experimento  siguiente  es  decisivo. 

En  un  vaso  lleno  de  jugo  de  tabaco  diluido  en  agua,  se  proyecta 
á  los  pulgones  lanígeros  tal  como  se  los  encuentra  en  los  manzanos, 
es  decir,  recubiertos  de  su  substancia  cerosa.  Inmediatamente  se 
deslizan  por  la  superficie  del  líquido  y  llegan  al  borde,  donde  pue- 
den permanecer  muy  largo  tiempo  sin  morir;  sumergidos  en  la 
substancia  insecticida  salen  de  ella  sin  haber  sido  mojados  y  perma- 
necen activos. 

Si  en  el  ensayo  precedente,  se  reemplaza  la  decocción  de  tabaco 
por  alcohol,  se  ve  en  seguida  que  éste  penetra  en  la  substancia  la- 
nosa y  moja  perfectamente  al  insecto  que  cae  al  fondo. 

Por  esta  razóp  se  ha  preconizado  el  alcohol  diluido  en  igual  vo- 
lumen de  agua,  pero  como  no  siempre  se  emplea  alcqhol  á  90^  su- 
cede que  esta  mezcla  moja  muy  difícilmente  al  pulgón. 


EL  PULOÓN  LANIOERO  41 

Por  otra  parte  Ligniéres  ha  demostrado  que  el  alcohol  á  60  gra- 
dos^ el  espirita  de  madera,  el  mismo  alcohol  á  90  grados  tienen 
una  acción  mucho  más  aparente  que  real  sobre  Schizoneura  lani^ 
gera. 

El  blanqueo  con  cal  no  obra  más  que  por  acción  mecánica,  la 
cual  es  insuficiente.  Para  que  esta  substancia  no  dañe  al  vegetal 
sólo  puede  aplicarse  en  invierno  y  en  capa  relativamente  delgada. 
En  esta  época  los  pulgones  están  escondidos  y  en  primavera  se  es- 
tablecen perfectamente  en  las  ramas  de  donde  han  volteado  la  cal 
las  lluvias  y  las  heladas. 

En  cuanto  á  la  bencina,  petróleo,  esencia  mineral,  esencia  de  tre- 
mentina, sulfuro  de  carbono,  etc.,  son  muy  eficaces  contra  el  pulgón 
al  que  mojan,  perfectamente  y  matan  al  instante,  pero  son  difíciles 
de  manejar  por  la  destrucción  de  las  yemas  y  partes  verdes  de  las 
plantas  tocadas  por  estas  substancias,  de  modo  que  el  remedio  es  á 
menudo  más  peligroso  que  el  mal. 

El  hecho  principal  que  resulta  de  estos  datos  es  que  el  pulgón  la- 
nígero es  muerto  sólo  por  líquidos  susceptibles  de  mojarlo  per- 
fectamente. 

Es  fácil,  pues,  obtener  insecticidas  eficaces,  combinando  ciertas 
substancias. 

Así  se  podría  emplear  alguno  de  los  líquidos  siguientes : 

A.  Agua. ,.     iOO 

Alcohol  á  60« 150 

Potasa 5 

B.  Agua 100 

Espíritu  de  madera 1 25 

Posata 5 

C.  Jugo  de  tabaco I 

Alcohol  á  60« 3 

D.  Alcohol 100 

Jabón  negro 1  Oú 

Esta  última  preparación  sería  excelente  si  conservara  mejor 
su  propiedad  de  mojar  á  los  pulgones  cuando  se  la  diluye  en  una 
notable  cantidad  de  agua  y  sobre  todo  si  costara  menos  caro. 


42  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFIGA  ARGENTINA 

A  fin  de  reunir  ambas  cualidades,  Ligniéres  ha  tratado  de  reem- 
plazar el  alcohol  ordinario  por  los  productos  finales  de  la  destila- 
ción industrialdelosalcoholes  de  granos,  de  remolachas  ó  depapas, 
productos  conocidos  bajo  el  nombre  de  aceites  esenciales  y  cuyo 
precio  de  costo  es  extremadamente  bajo. 

Estos  ensayos  fueron  coronados  de  completo  éxito  y  Ligniéres 
obtuvo  un  insecticida  compuesto  así : 

Aceites  esenciales 1 00 

Jabón  negro i  00 

Tratamiento  práctico.  En  invierno  cuando  la  ausencia  de  hojas 
permite  ver  de  la  mejor  manera  posible  los  puntos  infestados,  se 
proyecta  por  medio  de  un  pulverizador  el  insecticida  al  Vio  sobre 
el  tronco,  las  gruesas  ramas,  los  tumores  y  las  resquebrajaduras 
que  pueden  apercibirse;  ó,  lo  que  es  aún  mejor,  se  rocía  completa- 
mente cada  manzano,  sin  preocuparse  de  las  yemas. 

El  licor  insecticida  es  de  fácil  preparación:  basta  hacer  disolver 
i  00  parles  de  jabón  negro  ó  verde  en  100  partes  de  aceites  esen- 
ciales; estos  últimos,  naturalmente  insolubles  ó  poco  solubles  en 
agua,  se  hacen  mixibles  á  este  liquido  después  de  haber  dísuelto 
el  jabón. 

Se  agregan  luego  nueve  partes  de  agua  á  una  de  la  solución  al- 
cohólica. 

Al  mismo  tiempo  que  se  polvorea  los  árboles,  conviene  hacer  la 
misma  operación  en  los  muros  y  todo  lo  que  pueda  contener  pulgo- 
nes escondidos  y  el  suelo,  que  luego  será  bueno  remover  con  la 
azada. 

Para  terminar  este  tratamiento  de  invierno  se  untarán  con  pincel 
todas  las  resquebrajaduras  y  tumores  con  la  mezcla  siguiente: 

Alquitrán 100 

Bencina 15 


Para  destruir  los  pulgones  sobrevivientes  conviene  tratar  de  nue- 
vo en  primavera  á  los  manzanos,  proyectando  sobre  las  manchas 
de  pulgones  la  solución  alcohólica  diluida  al  Vis  para  no  dañar  á 
las  yemas,  las  hojas  tiernas  y  las  flores. 


EL  PULGÓN  LANÍGERO  43 

Conviene  emplear  un  pulverizador  en  el  tratamiento  de  prima- 
vera, para  gastar  menos  insecticida  y  matar  tVt  situ  á  los  pulgones 
proyectando  directamente  sobre  ellos  fínas  gotitasdel  liquido. 

Todos  los  ensayos  hechos  con  este  insecticida  en  Francia  y  otros 
países  han  dado  muy  buenos  resultados. 

Es  conveniente,  pues,  tenerlo  presente  para  la  destrucción  del 
pulgón  lanígero  y  otros  parásitos  en  la  República  Argentina  en  caso 
que  llegaran  á  perjudicar  el  cultivo  industrial  y  comercial  de  los 
manzanos,  poco  desarrollado  aún. 


NOVA    ADDENDA 


AD 


FLORAM   PATAGONIGAM 


AUCTORB 

CAROLO  SPEGAZZINI 

(PAR8  l) 


103.  Saxífraga  caespitosa  L.  var.  Pavonti  (Don).  =  Gay,  Fl.  Cliil., 
III,  f.  41. 

Hab.  In  rupestribus  monlanis  Karr-aik  prope  Lago  Argentino, 
Man.  1898  (C.  A.). 

104.  RiBES  LACARENSE  Ph.  =  Ph.,  Att.  Un.  Chil.,  LXXXV,  f.  498. 
Hab.  Jn  rupestribus  vallis  Lago  Rlanco,  Chubut,  Nov.  1898 

(n.  106-136,  Koslowsky). 
Obs.  Species  distinctissima  I  Folia  in  specimínibus  chubuten- 
sibus  limbo  suborbieulari  (8-9  mm  alt.  et  lat.)  basi  leniter 
cuneato,  saepius  trinervio  et  triñdo,  lobis  obovatis  tridentatis, 
petiolo  exappendiculato  (4-5  mm  long.),  pedunculis  cernuis 
quam  petioli  paulo  brevioribus  (3-4  mm  long.)  minutissime 
pulverulento-puberulis  saepius  trifloris,  bracteis  ovato-orbi- 
cülaribus  (3-4  mm  diam.)obtusis  integerrimis  glabris,  floribus 
sessilibus  parvulis  glaberrimis,  ovario  purpureo,  sepalis 
acutis  roséis. 

105.  RiBES  MAGELLANicuM  Poít.  =  Gay,  Fl.  Chíl.  III,  f.  36. 

Hab.  Non  rarum  in  dumetismontanis  prope  Lago  Nahuel-buapi, 
Dec.  1897  (C.S.). 

106.  Tillaba  moschata  DC.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr.,  n.  126. 
Hab.  Non  rara  ad  ripas,  prope  ostia  praecipue,  fluminis  Rio 

Negro,  Febr.  1898  (C.  S.). 


NOVA  ADDENOA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  45 

407.  Tillara  peduncularis  Smith.  =  DCm  Pr.  III,  f.  382. 
Hab.  Non  rara,  praecipue  in  pelrosis,  secus  Rio  Negro,  Jan.  et 
Febr.  4898.  (C.S.). 

108.  HiPPURis  vuLGARis  L.  ==  Speg.,  Plant.  Pat.  austr.,  n.  127. 
Hab.  In  píscinis  p^rope  Chonkenk  aik  secus  Rio  Chico,  Febr. 

Í898(C.  A.). 

109.  GUNNERA  CHiLENsis  Lam.  =  Gay,  Fl.  Ghil.  II,  f.  363. 

Hab.  Non  rara  in  unabrosis  secus  rivulos  montanos  prope  Lago 
Nahuel-huapi,  Dec.  1897  (C.  S.). 

110.  GuNNERA  MAGELLANiCA  Lnk.  =  Speg.,  Planl.  Pat.  austr.  n.  128. 
Hab.  Ad  ripas  Lago  Nahuel-huapi,  Dec.  1897  (C.  S.). 

111.  Myriophyllum  ELATiNoiDEGaud.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr. 
n.  129. 

Hab,  In  uliginosis  secus  Rio  Chico  prope  Chonkenk-aik,  ¥eh\\ 
1898  (C.  A.). 

112.  Myriophyllum  elatinoidb  Gaud.  var.  temaium  (Gaud.).  = 
Gay,  Fl.  Chil.  II,  f.  339. 

Hab.  Cum  typo  in  piscinis  secus  Rio  Chico  prope  Chonkenk-aik, 
Febr.  1898.  (C.  A.). 

• 

113.  CuPHAEA  GLüTinosA  Cham.  &  Schlt.  =  Walprs,  Rep.  II,  f.  109. 
Hab,  Non  rara  in  insulis  et  ad  ripas  Rio  Negro  praecipue  prope 

ostia.  Jan.  et  Febr.  1898  (C.  S.). 

114.  Lythruv  HTSSOPiFOLiuM  L.  =  DC,  Pr.  III,  f.  81. 

Hab.  Vulgatum  in  ulignosís  secus  Rio  Negro,  Jan  et  Febr.  1898 
(C.  S'.). 

115.  Pleuropuora  PATAGÓNICA  Spcg.  =  Spcg.,  Plant.  Pat.  austr. 
D.  130. 

Hab.  In  campís  saxosis  aridissiníiís  prope  Trelew,  Chubut,  Nov. 
1897  (Dr.J.  Valentin). 

Obs.  Specimina  chubutensia  magis  elata  atque  relaxata  (15-30 
cm  alt.),  ramulís  macrophyllis  magis  elongatis  (10-15  cnn 
long.)  quandoque  floriferís  quandoque  sterilibus. 


46  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD  GIENTÍPICA   AR6BMT1NA 

M6.  Epilobium  Lechleri  Ph.  &  Haussk.  =  Speg.,  Plant.  Pal.  austr. 
n.  132. 
Hab.  Non  rarum  in  uliginosis  prope  Kman-aik  el  Chonkenk-aik 
secus  Rio  Chico,  Febr.  1898  (C.  A.). 

117.  Oenothera  austraus  Saisb.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr.  n.  136. 
Hab.  Vulgata  in  sabulosis,  praecipueadostia^  fluminisRioNegro, 

Febr.  1898  (C.  S.). 

118.  Oenothera  chilensis  (Brt.)  Dietr.  =  Speg.,  Plant.  Pal.  austr., 
n.  135. 

Hab.  Vulgata insabulosisadconfluentiamfluminuniLímay elNeu- 
quen  nec  non  secus  Lago  Nahuel-huapi.  Dec.  1897  (C.  S.)  el  in 
Valle  del  Rio  de  Mayo,  Chubul,  Nov.  1898  (n.  1 19,  Koslowsky). 

119.  Oemothera  magellánica  Ph.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr.  n.  137. 
Hab,  In  monlanis  cenlralibus  Chubul,  Nov.  1898  (n.  22,  Kos- 

lowsk)'). 

120.  Oenothera  mollissima  L.  =  DC,  Pr.  III,  f.  48. 

Hab,  In  sabulosis  ad  ripas  Lago  Nahuel-huapi,  Dec.  1897  (C.  S.). 

121.  Oenothera  odorata  Jacq.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr.  n.  138. 
Hab,  Vulgala  ad  ripas  fluminis  Rio  N^gro,  Jan.  el  Febr.  1898 

(C.  S.). 

122.  Oe^otükr A  íEpüobiopsis)  pygmaea  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Annua  jmsilla,  e  pubescenti glabrata,  foliis  sessilibus  ovatis 
obtusiiisculis  remote  calloso-denticulatis,  floribus  pusillis  axil- 
laribus  solüariis  sessilibus,  ovario  tetrágono  puberulo  subunilo- 
culari  tuboque  calydno  brevüsimo  pubescentibus ,  sepalis  ovatis, 
petalis  albO'TOseis  bilobis.  staminibus  4,  filamentis  tenuibus 
antheris  breviter  ovatis,  capsula  uniloculari  loculicide  d-valvi, 
seminibus  oo  minutis  ovato-elongatis  compressimis  e  funiculo 
adscendente  pendulis, 

Hab.  In  álveo  torrentium  etlaculorum  exsiccatorum  ^guadales  » 
vocalorum  prope  Chonkenk-aik  secus  Rio  Chico,  Jan.  1897 
(C.  A.). 

065.  Speciesnovaesectionis,  v.generis,  Epi7o6top5t5nuncupandae, 
typus  sistens,  floribus  pusillis,  tubocalycino  brevissímo,  petalis 


NOVA  AODENDA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  47 

bilobis,  staminibus  quaternis,  antheris  brevibus,  capsula  sub- 
uniloculari  seminibusque  subfoliaceis  a  funículo  adscendente 
pendulis  distincta. 

Radix  recliuscula  lenuis  teres  (20-50  mm  long.  =  0,5-1  mm 
crass.)simplex  v.  parcissime  barbel  la  to-ramosa ;  caulis  síraplex 
V.  ab  orlu  3-4-ramosus,  ramís  laleralibus  subeffusis,  cenlrali 
erecto  (20-50  mm  long.)»  gracilis  teres  (0,5-0,8  mm  crass.) 
inferné  glabratus  albescens,  superne  virescens  atque  plus 
minusve  pubescens;  folia  confertiuscula  internodiis  longiora, 
ovata  V.  elliptica  (6-12  mm  long.  =  3-4  mm  lal.)  ápice  obtu- 
siuscula  margine  integra  V.  remotiuscule  denticulato-callosa, 
sessilia,  ínfima  opposíta  mox  decidua,  supera  persístenlia 
alterna,  crassíuscule  membranácea,  in  juventute  laxe  minu- 
teque  puberula,  per  aetatem  glabrata.  Flores  ad  axíllas  folio- 
rum  solitaríi,  folio  fulcranti  breviores,  ovario  (4-5  mm  long. 
=  1  mm  crass.)  sessilí  e  terete  tetrágono,  minute  pubescentí- 
subcanescente,  sursum  attenuato  apíceque  coarctatulo  ac  in 
tubo  calycino  brevissimo  producto,  sepalis  4  valvatis  ovalis 
(1^25  m  long.  =  0,5  mm  lat.)  tubo  duplo  longíoribus  pube- 
rul¡s,petalis  elongalo-spathulatis  (2,5-3**  long.  =  0,8-1,25 
mm  lat.)  ápice  obtusis  longiuscule  bilobis  glabris  ex  albo 
roséis,  staminibus  4,  sepalis  opposítis,  ínter  basin  petalorum 
enascentibus,  filamentis  teretibus  tenuibus  (1  mm  long.) 
glabris  albescentibus,  antheris  ovatis  minutis  introrsis  flaví- 
dis,  stylo  terete  stamina  non  v.  vix  aequante  glabro  albescente 
ápice  c^pitato-quadrílobo,  lobis  minutis  conniventibus.  Cap- 
sulae  maturae  folio  fulcrante  nonnihilbreviores(6-8  mm  long. 
=  1,5  mm  diam.)  minute  puberulae  sessiles  subtetragonae 
utrimque  leniter  attenuatae  ápice  minute  4-denticuIatae,  locu- 
licide  ad  médium  et  ultra  valvatim  dehiscentes,  valvis  medio 
placentis  septiformibus^  inferné  latiusculísdonatis,  biseriatím 
seminiferis,  seminibus  numerosís  ex  ellíptico  lanceolaiis 
utrimque obtusíusculis,  compressissimis  ferefoliaceis,  glober- 
rimis  laevibus  ochraceis  exappendículatis,  non  comatis,  pen- 
dulis, funiculis  tenuibus  adscendentibus  sublongíusculis 
placentis  adplicitis  fultis. 

Species  habitu  Epílobíi  cujusdam  nani  v.  depauperati  v. 
fere  Speculariae  perfoliaiae  DC.  I 

123.  Oeucthera  stricta  Ledeb.  =  Gay,  Fl.  Chil.,  II,  f.  333. 


48  ANALBS  DB  LA  SOCIEDAD  CIBVTÍFIGA  ARGENTINA 

Hab.  In  sabulosis  ad  confluentiam  fluminum  LimayetNeuquen, 
Dec.  1897(C.  S.). 

124.  OEifOTHERA  TENELLA  Cav.  =  Gay,  FI.  Chil.  II,  f.  333  (sub  Godeíia 
Cavanillesii  Spach). 
Hdb.  Non  rara  in  campís  editioribus  prope  Lago  Nahuel-huapi, 
Dec.  Í897. 

135.  FucHSiA  MACROSTEMA  B.  &  P.  =  Speg.,  Prim.  Fl.  chub.  n.  77. 
Hab.  Non  rara  in  dutnetís  montanis  secus  rívulos  prope  Lago 
Nahuel-huapi,  Dec.  1897  (C.  S.). 

126.  Cajophora  PATAGÓNICA  (Speg.)  Urb.  &  Gilg  in  litt.  =  Loasa 
patagónica  Speg.,  Plant.  Pal.  austr.,  n.  139. 

Hab.  In  campis  aridis  saxosís  prope  Chonkenk-aik,  secus  Rio 
Chico,  Febr.  1898  (C.  A.). 

127.  Cajophora  scANDENS  Mey.  var.  orieníalis  Vrh.  &  Gilg  in  lili. 
=  Loasa  Bergi  Hiern.,  Serl.  Pal.,  n.  64. 

Hab,  Vulgala  in  dumelis  ad  ripas  Rio  Negro,  praecipue  prope 
Carmen  de  Palagones,  Feb.  1898  (C.  S.)  el  secus  Rio  Chubut 
loco  diclo  Paso  de  los  Indios,  Nov.  1898  (n.  56  Koslowsky). 

128.  LoASA  PATAGÓNICA  Urb.  &  Gilg  =  L.  pinnatifida  Speg.  (non 
Gilí.).  Prim.  Flor.  Chub.  n.  78. 

Hab.  Non  rara  in  dumelis  loco  Karr-aik  vocalo  prope  Lago 
Argenlino,  Mari.  1898  (C.  A.). 

129.  Loasa  ARGENTINA  Urb.  &  Gilg  in  lili.  =  L.  pinnatifida  Gil!, 
var.  gracilis  Speg.,  Prim.  Flor.  Chub.,  n,  79. 

Hab.  In  aridissimis  sabulosis  «  guadales  »  vocalís  prope  Sehuen- 
aik  secus  Rio  Sehuen,  Mari.  1898  (C.  A.). 

130.  Loasa  tricolor  Lam.?  =  Gay,  Fl.  Chil.  II,  f.  448. 

Hab.  In  campis  saxosis  siccis  prope  Lago  Nahuel-huapi,  Dec. 
1897  (C.S.). 

131.  Passiflora  coerulea  L.  =  DC,  Pr.  III,  f.  330. 

Hab.  In  sepibus  rarissima  secus  Rio  Negro  prope  Carmen  de 
Palagones,  Jan.  el  Febr.  1898  (C.  S.). 


NOVA  ADDBNDA  AD  FLORAM  PATAGONIGAM  49 

Obs.  Ao  ex  cultis  aufuga?. 

432.  Ckrbus  PATAGÓNICA  Web.  =  Speg.,  Pr.  Fl.  chub.  n,  59. 

Hab.  Vulgalus  íq  arídis  prope  S.Cruz,  Apr.  1899  (leg.  Dr.  F. 
Lahílle). 

Obs.  Fructus  ovatus  (45  mm  long.  =  13  mm  diam.)  subsiccus 
sordide  ex  albo  roseus  villo  albo  breví  denso  el  setulís  nigri- 
cantibus  (5-15  mm  long.)  tenuibus  ornalus;  semina  nigra 
(2-2,5  mm  mago.)  glabra  minute  subareolato-aveolata. 

433.  Cereus  coerulescens  S.  Dyck.  =  K.  Scb.,  Mon.  cactac,  f.  421. 
Hab.  Yulgatissimus  ad  ripas  flumínis  Rio  Negro,  Jan.  et  Febr. 

.  1898.  (C  S.). 

134.  Cersus  Duseni  Web.  (in  lilt.) 
Hab.  In  praeruplis  saxosis  prope  Trelew,  Chubut,  Nov.  4897 

(Dr.  J.  Valentín.). 
Obs.  Species  slalura  párvula  (20-60  cm  alt.  =  3-5  cm  crass.), 
6-8costata,  areolis  sal  remotis.  multíspinosis,  spinis  radian- 
tibus   brevioríbus  acutis  6-40,  4-3  centralibus  longíoríbus 
erectis  ápice  uncínato-recurvis. 

Species  distinctissima  C.  Beríinii  Cels.  valde  accedens. 

435.  EcHiNOPSis  LEUCANTHA  Walp.  =  K.  Sch.,  Mon.  cactac,  f.  240. 
Hab.  Vulgata  in  altiplanitie  árida  saxosa  ad  margines  salinarum 

nec  non  ad  ripas  fluminum  Rio  Negro,  Neuquen  et  Lymai, 
Jan.  et  Febr.  4898  (C.  S.). 

436.  Opüntia  platyacantha  S.  D.  =  K.  Sch.,  I.  c,  f.  693. 

Hab.  In  aridissimis  saxosis  prope  Trelew,  Chubut,  Nov.  1897 
(Dr.  J.  Valentín.). 

437.  Opuntia  Darwimi  Hensl.  =  K.  Sch.,  1.  c,  f.  695. 

Hab.  Vulgata  ad  ripas  flumínis  Rio  Negro,  Jan.  et  Febr.  1898 

(C.  S.). 
Obs.  Specimína  observata  et  collecta  sat  numerosa,  sed  spinae 

praecipue  in  juventute  semper  integerrimae  nec  trífidae. 

438.  Opüntia  SULFÚREA  Gilí.  =  K.  Sch.,  I.  c,  f.  746. 

Hab.  Communís  in  tota  altiplanitie  secus  Rio  Negro,  Jan.  et  Febr. 
1898  (C.S.). 

Alf.  80C.  ClDfT.  ARG.  —  T.  ZLVUI  4 


50  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

439.  EcHiNOCACTUS  ACUATUS  Lk.  &  Otl.  var.  tetracantha  Lehm. 
Hab.  Rarissime  in  collinis  saxosis  prope  ostia  fluminís  Rio 
Negro,  Febr.  Í898  (C.  S.). 

140.  EcHiNOCACTUS  GiBBOSUS  DC  =  K.  Sch.,  I.  c,  f.  406. 

Hab.  Vulgatissimus  in  tota  altiplanitie  secus  Rio  Negro,  Jan.  et 
Febr.  1898  (C.  S.). 

141.  EcHiNOCACTus  GiBBOSUS  DC.  vat.  cerehriformts. 

Hab.  Rarius  cum  tjpo  ad  ripas  Rio  Negro  prope  Carmen  de  Pata- 
gones, Febr.  1898  (C.  S.). 

Obs.  Yarietas  monstruosa  costis  valde  numerosis  continuis  irre- 
gulariter  gyrosocontortis,  spínis  brevibus  inaequalibus. 

« 

142.  Maihüenia  Poeppigii  (Olt.)  Web.  =  K.  Schm.,  1.  c,  f.  755. 
Hab.  Non  rara  in  arídissimís  saxosis  prope  Trelew,  Chubut, 

Nov.  1897  (Dr.  J.  Valentin.). 

r 

143.  Maihüenia... 

Hab.  Sporadice  in  altiplanitie  aridissima  centrali  Chubutensi, 
Nov.  1898  (n.  108,  Koslowsky). 

144.  PterocactÚs  Kuntzei  K.  Schm.  =  K.  Sch.,  1.  c,  f.  753. 

Hab.  Valde  communis  in  dunis  et  locis  aridissimis  ad  ripas 
fluminis  Rio  Negro,  Jan.  et  Febr.  1898  (C.  S.). 

Obs.  Specimina  patagónica  a  descriptione  el  adumbratione 
praecl.  Schumann  nonnihil  recedunt  et  plantae  Kuntzeanae 
facile  formam  alpinam  depauperataroque  tantum  sistunt. 

Tuber  radicale  irregulariter  ex  elliptico  subglobosum  (3-10 
cm  alt.  =  9-6  cm  diam.)  epidermide  tenui  laevi  v.  vix  rugulosa 
cinérea  tectum,  intus  carnosum  corapacturo  álbum,  inferné 
funiculis  radicalibus  paucis  irregulariter  donatum,  superna 
rotundatum  atque  hinc  inde  ramulos  plures  emittens.  Rami, 
ex  tubere  profunde  infosso  oriundi  funículo  gracili  albo 
suffulti,  ex  tubere  superficial  i  v.  subsuperfíciali  sessíles, 
cylindrici  teretes  (5-20  cm  long.  =  5-15  mm  crass.)  postice 
leníter  attenuati,  antice  fértiles  rotundati  non  v.  vix  attenuati, 
steriles  plus  minusve  longe  attenuati  quandoque  simpliees, 
quandoque  prolifero-ramulosi,  obsolete  subdichotomí,  laeves 
glaberrimi,  e  cinéreo  viridesmaculis  oblanceolatis  (ex  aerolís 


NOTá  áDDERDA  AD  FLORáM  PATAGOlflCAM  5.1 

decurreatibus)  v.  anguste  írregularilerque  linearibus  (inler 
areolas)  obscure  virescentibus  nitentibusque  variegati,  areolis 
pusillís  obovatis  (1  mm  diam.)  in  seriebus  8  I  o  ngi  ludí  nal  i  bus 
dispositis,  spatio  8-10  mm  inier  superpositas  ejusdem  seriei 
separatis,  ín  parte  postíca  glabris  in  antica  fascículo  minuto 
pilorum  crispulorum  canescentium  ornatis,  aculéis  6-14 
armatis,  quorum  5-10  longioribus  (3-5  mm  lon^.)  hyalinis 
adpressis  radianlibus  et  1-i  centralibus  v.  inferioribus  sub- 
erectis  brevior¡bus(1-2  mm  long.)  leníter  crassioribus  nigri- 
cantibusqueornatis.  Flores  ad  apicem  ramorum  sessiles  rotatí 
(i-5  cm  diam.)  et  cum  ramo  vix  summo  ápice  leníter  subtur- 
binato-ampliatus  continuí;  peíala  3-i-sticha,  externa  4-6 
ovala,  dorso  viridia  crassiuscule  cosíala,  intima  8-10  obovalo- 
spathulala  plus  minusve  retusa  el  denliculata,  omnia  sub- 
scariosula  sericeo-nitentia,  subpellucida  e  flavescenli  aeneo- 
rufescenlia  (25  mm  long.  =  14  mm  lat.);  slamina  lubum 
perigonii  vestienlía  flavida,  filamenlis  lenuibus  glabris  (8  mm 
long.).  anlheris  mediofixis  (2  mm  long.)pallideflavescenlibus 
donata:  slylus  teres  ereclus  longe  slamina  superans,  sed  peíala 
dímidia  v.  vix  ultra  altingens  albo-carneus  (23  mm  long.  = 
1,5  mm  crass.)  ápice  sligmale  subgloboso  (3  mm  diam.)  ante 
anlhesin  alro-cyaneo,  post  anthesin  viridí,  6-denlato  v.  6-fido 
coronatus. 
Slamina  lacla  v.  irrítala  abruplesuper  slylum  conlrahunlurl 
Capsula  cum  ramo  deflorato  ápice  Iruncalo-umbilicato  con- 
tinua, circumscisse  debiscens,  sicca,  5-20  seminifera ;  semina 
sordide  albescenlia  pellalo-orbicularia  (4-5  mm  diam.),  ambítu 
late  lenuilerque  membranácea  integra,  centro  crassiuscule  ac 
sublignose  nucleala. 

145.  Pterocactus  Valentini  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Fruticulitó  subluberosiu  e  basi  ramostis  caespilosiu  glauce- 
scens,  ramis  brevibus  crassis  íeretibus  obtusis,  aculéis  25-35 
ómnibus  hyalinis  lenuissimis  retrorsis  adplicitis,  (loribus 
fusco- flavesceníibus. 

Hab.  In  aridis  saxosis  prope  Trelew,  Nov.  4897  (Dr.  J.  Valentín) 
el  in  Península  Valdes,  Jan.  1898  (D'  F.  Lahílle). 

Obs.  Species  praecedenti  aíBnis  sed  dislinclissima  et  primo  visu 
dignoscenda.  Tuberculum  radicale  e  globoso  obovalum  (2-4 
cm  long.  =  1-2  cm  diam.)  poslice  longe  atlenualo-radícalum, 


52  ANALBS  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

antice  rotundaium,  parce  ramiferum,  epidermide  sordidealba 
tectum,  ÍDtus  carnoso-compactum.  Ramí  aereí  basi  aitenualí 
atque  tuniculo  gracili  tubérculo  adnali,  cylindracei  teretes 
crassi  (4-8  cm  long.  =  10-15  mm  crass.)  ápice  semper  obtu- 
sissime  rotundatí,  simplices  v.  inordinate  prolífero-ramulosi, 
virides,  sed  ob  aculéis  deusis  subintertextis  albocanescentes, 
areolis  pusillis  orbícularibus  (1,5  mm  diam.)  ín  seriebus6-8 
non  V.  vix  spiralibus  disposílis,  spatio  inter  areolas  superpo- 
sitas  ejusdem  seriei  brevi  (3-5  mm)  separatis,  in  parte  supera 
inermibus  sed  pulvínulocrispulelanuginosoalbo-cinerascente 
pusillo  ornatis,  postice  dense  aculeoliferis,  aculéis  25-35  in 
quaque  areola,  ómnibus  conformibusadpressis  (3-4  mm  long.) 
hvalinís  el  retrorse  radiantibus  armatis. 

•i 

Flores  el  fructus  ut  in  especie  praecedenle,  nisi  semina 
angustius  repanduleque  alata. 

146.  Sesuvium  portulacastrum  Lin.  =  DC,  Pr.  III,  f.  453. 

Hab.  Vulgatus  in  campís  uliginosis  salsis  nec  non  ad  ripas 
fluminis  secus  Rio  Negro,  Jan.  el  Febr.  1898  (C.  S.). 

147.  Tetragonia  Ameghinoi  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Annua  mediocrts  glaberrima  prostrata  v.  erectiuscula, 
ramis  oppositis  v,  allernis  divaricaíiSj  foliis  allemis  sessüibus 
linearibus  subsemiieretibus  obtusis,  floribus  solüariis  ad  cLxillas 
foliorum  supremorum  sessüibus  v,  rarius  pedicellalis,  ovario 
obovato,  sepalis  4  crucialis,  2  exlimis  magnis  2  intimis  mini- 
mis,  fruclu  ellíptico  v,  ovalo  glabro  epicarpio  membranáceo  e 
viridi  purpurascenlc,  mesocarpio  spongioso-velutino,  endocarpio 
osseo,  inordinate  majusculeque  í'5-loculari. 

Hab.  Inlocissabulosíssubsalsís  aridissimis  <igaudales  »  vocatis 
in  Chonkenk-aik  secus  Rio  Chico,  Jan.  1897  el  in  Orr-aik  prope 
Lago  Viedma,  Mari.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Planta  glaberrima  crassa  valde  carnosa  quandoque  purpu- 
rascens,  exsiccando  valde  corrúgala  el  defórmala,  saepenodulis 
erumpenlibus  efílorescentibus  albis  laxe  adspersa. 

Radix  rectiuscula  verticalis  (5-20  cm  long.  =  3-8  mm 
crass.)  epidermide  sordide  albescenle  veslila  simpliciuscula, 
axi  lignoso  gracili  (2-3  mm  crass.)  cortice  carnoso  induto; 
caules  ab  orlu  pseudo-lricholomi;  rami  (veré  allerni  sed  inter- 
nodio  brevissimo,  saepe  parum  manifestó,  sejunctí)  laterales 


NOVA   ADDENDA  AD  FLORAK  PATAGONICAM  53 

eífusi,  centralis  erectus,  plus  minusve  elongati  crassiuscuii 
(5-20  cm  long.  =  3-5  mm  crass.)  ex  albo  virides  subtereies 
obsoleto  angulato-striati,  alterne  v.di-v.  trí-chotomeramulosi, 
internodiis  longitud] ne  ludentibus(1-15  mm  long.),  ramulis 
divaricatis  v.  arcualo-adscendentibus.  Folia  e  viridi  subglau- 
cescentia  apicem  versus  saepe  purpurascentia  glaberrima, 
oronia  alterna,  sed  Ínfima  (ín  plantis  novellis  tantum  inve- 
nienda)  pseudo-opposila  (inlernodio  brevissimo  parum  mani- 
festó separata)  linearía  majuscula  (13-15  mm  long.  =3-4mm 
diam.)  relaxata,  supera  minora  (4-6  mm  long.  =  3-4  mm 
crass.)  confertiuscula,  praecipue  ad  ramulorum  apicem,  ad 
axillas  saepe  fasciculum  foliorum  parvulorum  gerentia,  omnia 
basi  e  rotundato  subcuneata,  ápice  obtusisime  rotundata, 
dorso  convexa,  ventreapplanata,  margine  obtusa.  Flores  omnes 
jam  deflorati,  ad  axillas  foliorum  superiorum  sessilesv.  rarius 
in  ramulo  axillari  bifoliolato  plus  minusve  elongato  acrogeni, 
parvuli  (5  mm  long.  =  3  mm  lat.)  glabri  virides,  ovario  obo- 
vato  (3  mm  long.  =  3  mm  diam.),  sepalis  4,  duobus  extimis 
lateralibus  majoribus  linearibus  (1,5-2  mm  long.  =  0,8-i  mm 
lat.)  obtusiusculís,  duobus  intimis  minimis  ovatís  (0,8-1  mm 
long.  =0,5  mm  lat.)  acutiusculis,  staminibus  et  stylís  non 
visis.  Fructus  ellipticí  utrimque  acuti  (10-15  mm  long.  =  6-8 
mm  diam.)  glabri  virides  v.  saepius  purpurascentes,  sepalis 
persistentibus  et  accretis  ornatus,  duobus  extimis  majoribus 
(6-8  mm  long.  =  1 ,5-2  mm  lat.)  parum  supra  médium  evolutis 
ab  intimis  apícalibus  minutis  (3-4  mm  long.  =  1,5  mm  lat.) 
valde  remotis,  épica rpio  tenui  membranáceo  mox  frustulatim 
evascente,  ac  endocarpío  osseo  mesocarpío  setuloso-spongioso 
vestido  atque  dense  hispido-velutino;  loculi  in  quoque  fructu 
paucí  inordinali,  saepe  superpositi,  diíTormes  compressi  (3-3 
mm  diam.)  embrione  annulari  sat  magno,  albumine  albo  fari- 
noso centrali  repleti. 

Species  ab  ómnibus  mihicognitisdistinctissíma,necquidem 
comparanda. 

148.  Htdrocotyle  araucana  Ph.  var.  patagónica  Speg. 
Hab.  Vulgata  in  uliginosis  insularum  fluminis  Rio  Negro,  Jan. 

etFebr.  1898  (C.  S.). 
06s.Varielasadescriptionetypi(An.ün.Ch¡l.v.LXXXV,f.491)rau- 

libusrepentíbusatqueparlibusomnibusglaberrimísrecedentia. 


54  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

149.  Hydrocotyle  Bonplandi  A.  Rich.  =DC.,  Pr.  IV,  f.  62, 

Bab.  Non  rara  in  uliginosissecus  Rio  S.Cruz,  Febr.  1882etsecus 
Rio  Negro,  Jan.  et  Febr.  1898  (C.  S.). 

150.  Hydrocotyle  modesta  Chara.  &  Schlt.  =  Gay,  Fl.  Chil.  III, 
f.  64. 

Hab.  Non  rara  in  petrosis  ad  ripas  fluminís  Rio  Negro^  prope 
Carmen  de  Patagones,  Febr.  1898  (C.  S.). 

151.  Hydrocotyle  ranunculoides  L.  f.  ==:  Gay,  Fl.  Chil.  III,  f.  65. 
Hab.  Non  rara  in  inundalis  secus  Rio  Negro,  Jan.  et  Febr.  1898 

(C.  S.). 

152.  Hydrocotyle  umbellata  L.  var.  bonariensis  (Lam.)  =DC.,  Pr. 
IV,  f.  60. 

Hab,  Vulgata  in  sabulosis  secus  Rio  Negro,  Jan.  et  Febr.  Í898. 

153.  Azorella  Ameghinoi  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Perennis  caespüosa  squamoso-argentea,  foliis  eonfertis  5u6- 
imbricatis  ovatis  v.  lanceo  lato -linearibus  involutis^  squamis 
majusculis  linearibus  v,  ovatis  albo-hyalinis  obieciU,  peiiolo 
gracili  squamoso  in  pericladio  vaginante  ampliato  suffuUis, 
umbellis  acrogenis  pedúnculo  foliis  breviore  longe  albo-villoso 
donaiis,  í-O-floris,  floribus  subglabris  pusillis. 

Hab,  In  rupeslribus  aridis  Pan  de  azúcar  et  Chonkenk-aik  secus 
Rio  Chico,  Dec.  1897  el  Febr.  1898,  nec  non  Parr-aik  Rio 
Sehuen,  Mart.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Species  ab  ómnibus  adhuc  nolis  dislinclissima,  prope 
A.  filamentosae  Lam.  el  A,  fuegianae  Speg.  lamen  inserenda. 
Caespiles  subhemisphaerici  (5-25  cm  diam.  =  3-10  cm 
crass.),  quandoque  densi  compacli  duriusculi,  quandoque 
subrelaxati  molles;  ramí  teretes  breves  v.elongalísursum  plus 
minusve  dense  bolryoso-ramulosi,  loti  imbricalo-foliosi;  folia 
in  parle  infera  ramorum  arescenti-evanida,  saepius  ad  peri- 
cladium  bracleífornii  reduela,  supera  confería  imbrir^la, 
supremaque  subrosulala,  limbo  quandoque  (in  forma  reláxala) 
lanceolalo-lineari  ulrimque  aculiusculo  (7-9  mm  long.  = 
\  ,5-2  mm  lat.)  quandoque  (in  forma  contracta)  ovalo  (3-4  mm 
long.  =  1,5-2  lat.)  sursum  aculo  deorsum  rolundalo-cuneato, 
semper  integerrimo,  crassiusculo  rigidulo  subplícalo,  margi- 
nibus  semper  plus  minusve  involutis,  squamis  Iriangulari- 


NOVA  AOBENDá  AD  FLORAM  PATAGONICAM  55 

ovatis  ápice  acutts  v.  obtusis  saepeque  ínaequilateralibus 
deoticulatísque  hyaliDÍs  ímbricalís  arele  adpressis  vestiio, 
postice  in  petíolo  gracilí  limbo  plus  miousve  brevioreanguste 
tongeque  albo-squamoso  attenuato,  basi  ín  pericladío  palle- 
scente  ovalo  glabro  víx  mai^ine  squamoso-cílialo  amplíalo. 
Umbellae  inler  folia  apicalia  rosulaolia  subsessiies  sed  vero 
pedicello  foliis  brevíore,  squarois  aibo-h^valinis  loügíssimis 
aogusiissimis  acuiis  subfimbríatulís  veslilo  suffuilae»  invo- 
lucro infundibulari  3-5-parliU),  laciniis  acuiis  pedúnculo 
brevioribussubglabris  parum  perspicuis  dónalo  ornalae.  Flores 
minulisubglabri  4-6  iii  quaque  umbella  sessiles  v.  brevissime 
inaequaliierque  pedícellali,  ovario  obovalo-pjramidalo,  calvéis 
denlibus  5  minulis  bisquamosis,  pelalis  ovalis  glabrísflavidís 
V.  virescenti-subpurpurascenlibus,  staminibus  slylisque  ñor- 
malibus  flavis.  Fruclus  sessiles  glabri  e  didymo  sibglobosi 
obluse  obscureque  lelragoni  ulrimque  rolundali(8  mm  long.= 
2  mm  diam.)  virides. 

454.  AzoRELLA  FUEGiANA  Speg.  =  Speg.,  Planl.  Pal.  ausl.,  n.  447. 
Hab.  No!i  rara  in  salubosis  aviáis  Karr-aik,  prope  Lago  Argen- 
tino el  Sehuen-aik,  secus  Río  Sehuen,  Mari.  4898  (C.  A.). 

455.  MuuNUM  LvcoPODioPsis  Speg.^  n.  sp. 

Diag.  Glaberrimum,  dense  compacteque   caespiíoso-pulvinatum, 

'foliis  erectis  adpressis  parvulis  dense  imbricalis  trifidis  in 

pericladio  ovato-vaginante  non  ciliato  integro  subsessilibiis, 

(loribus  pseudoacrogenis    solüariis,    pedicello    brevi    medio 

3-bracleolato  fultis,  fructibus  mediocribus  ovalis. 

Hab.  In  rupeslribus  excelsioribus,  Pan  de  Azúcar  secus  Río 
Chico,  Dec.  1897  el  Karr-aik  prope  Lago  Argenlino,  Mari.  1898 
(C.  A.). 

Obs.  Species  Azorellae  lycopodioidis  Gaud.  habílu  simillima, 
sed  vaginis  peliolisque  non  denlículalisel  praecipue  frucluum 
solitariorum  fabrica  mox  dignoscenda. 

Caespiles  majusculi  (10-15  cm  diam  =  4-6  cm  alu)  densi 
compacli  un  in  Azorella  supracílala,  virides  glaberrimi;  rami 
lignosi  densiuscule  atque  subdicholomice  bolryoso-ramulosi, 
loli  ímbriealo-folíosi.  Folia  in  parle  infera  ramulorum  subre- 
láxala  árida  nigricanlía,  in  ápice  densissime  confería  viridia, 
limbis  cuneatis  (3-5  mm  long.)  IrifidiS)  laciniis  subaequi- 
longis  linearibus   planiusculis  ápice  cunealo-subrolundalís 


56  ANALB8  DE  LA  SOCIEOAD  (HBHTIPICA  ARGENTINA 

minute-mucronulatis  (2-8,5  mm  long.  =  0,8-1  mm  Iat.)f 
petiolis  nullis  v.  brevissimis  in  pericladio  membranáceo  limbo 
aequilongo  v.  longiore  ovato  latíssimo  vaginante,  margine 
integerrimo,  non  denticulato  nec  ciliolato  ampliatis.  Flores 
glaberrimi  ex  axillís  foliorum  supremorum  solítarie  exsur- 
genles  etpseudoacrogení,  pedúnculo  brevíssimo  pericladium 
fulcrans  breviore,  medio  bracteolis  (involucro)  linearibus 
pusillis  angustis  acutis  3  ornato  fulli,  ovario  ovato,  calycís 
dentibus  minimis^  petalis  virescenlíbus  ovaiís,  staminibus 
brevibusflavidis,  slylopodiis  conoídeis  parvuiis  donati.  Fructus 
ovati  (i  mm  long.  =  3  mm  lat.  bns.),  basi  non  v.  vix  sinuali, 
sursum  rotunda to-cunea ti,  dorso  planiuscuii  v.  concaviusculi 
laeves,  margine  acutissime  angulato-alati. 

456.  MuLiNUM  PATAGONicuM  Speg.^  n.  sp. 

Diag.  Perenne  caespitosum  glaberrimum,  foliis  medxocribus  erec- 

tiusculis  imbricatis  trifidis,  petiolo  gracili  limbo  breviore  in 
'   pericladio  vaginante  basi  ampliato  suffuUis,  umbellis  pseudoa- 

crogenis  paucifloris  brevissime  pedunculatis,  involucro  minuto 

3'5'phyllo,  fniciibus  pedicellos  duplo  aequantibus  pyramidato- 

ovatis. 
liab.  In  rupestribus  montanis  prope  Lago  Nahuei-Huapi,  Dec. 

1897  (C.S.). 
065.  Caudices  lignosi  crassi  (5-Í5  cm  long.  =  5-15  mm  crass.) 
corlice  atro-fusco  ruguloso-scrupuloso  lectis,  ápice  abruple 
densiusculeque  ramoso-  intricatí  atque  caespiles  hemisphae- 
ricos  (5-15  cm  diam.  el  alt.)  laxiusculos  eflicientes.  Folia 
glaberrima  imbrícala,  in  parle  ramorum  infera  arescentia 
nigrescenlia  subrelaxala,  in  supera  confería  viridia,  limbis 
Iriangulari-cunealís  (5-7  mm  long.  =  4-5  mm  lat.)  Iriparlitis, 
laciniis  linearibus  ápice  atlenualo-mucronatis  planiusculis, 
dorso  non  v.  obsolete  nervoso-slrialis,  ventre  valide  sulcato- 
nervosis,  postice  in  petiolo  plus  minusve  abbreviato  et  gracili 
(2-3  mm  long.  =  1-1,5  mm  lat.)  allenuatis,  basi  in  pericladio 
ovato  vaginante  (2-3  mm  long.  et  lat.)  pallescente  margine 
utrimque  in  juventute  ciliis  3-5  longiusrulis  ornato,  peraetalem 
nudo  amplatis.  Umbellae  ex  axillis  foliorum  supremorum 
exsurgentes,  pseudo-acrogenae,  pedúnculo  folium  fulcrans 
non  aequanle  (3-4  mm  long.)  donalae,  involucro  3-5  parlito 
laciniis  linearibus  acutis  pedicellos  aequantibus  v.  leniter 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  57 

superanlibus  (2-3  mm  long.)  ornatae.  saepius  3-(rarius  4-5) 
florae.  Fructus  lale  ovali  v.  pyramidati  (4,5-5  mm  long.  = 
4-4,5  mm  lal.  has.),  poslice  sublruncalo-rotundali,  non  v.  vix 
subsinuati^  antice  cunea  ti  glaberrimi,  pedicellos  superantes, 
alque  in  angulis  basin  versus  late  membranaceo-alati. 

Species  M.  lycopodiopsi  Speg.  sat  añinis,  sed  habitu  et  prae- 
cipue  fructuum  forma  sat  distincta. 

157.  MüLiNUM  Valentini  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Dioicum,  perenne,  caespitosum  flavescens,  foliis  subimbri- 
catis  recurvO'patulis  rigidis  subasperulis  trisectis,  lobis  trian- 
gulari'linearibus  obtusis  non  mucronatis,  ad  epiphyllum  eximie 
sulcato-nervosis,  petiolo  brevi  in  pericladio  vaginante  margine 
cilialo  ampliato,  umbellis  pseudo-acrogenis  4^6  floris  pedúnculo 
petiolos  pedicellosque  vix  aequaníe  suffuUis,  floribus  parvulis 
flavidis. 

Hab,  In  aridis  saxosis  prope  Trelew,  Chubut,  Nov.  1898  (doctor 
J.  Valentín). 

Obs.  Caudices  crassiusculi  teretes  (5-8  mm  diam.)  subherbacei 
ápice  densissimecaespitoso-ramosi,  ramis  subfragilibuspulvi- 
nuloshemisphaericos(6-16cm  diam. :=  3-6  cm  crass.)  compac- 
tiusculos  sed  non  duros  efíicientibus,  sublaxe  imbrica to-foliosis. 
Folia  infera  arescentia  cinérea,  apicalia  pallide  virescentia  v. 
subflavescentia  subrosulata,  rigidula  non  papulosa  sed  taclu 
asperula,  recurvato-patula,  limbis  late  triangularibus  (3-3  mm 
long.  =  4-5  mm  lat.)  trisectis,  laciníis  ovato-linearibus  diva- 
ricatis  recurvis  ápice  obtusis,  ad  hypophyllum  eximie  profun- 
deque  sulcalo-nervosis,  dorso  sublaevihus,  in  petiolo  brevi 
(1,5-2,5  mm  long.  =  I -i  ,25  mm  lat.)  atlenuatis,  basi  in 
pericladio  late  ovato  vaginante,  margine  in  juventute  longe 
albo-ciliolato  ampliatis.  Umbellaead  apirem  ramulorum  pseu- 
doacrogenae  pedúnculo  anguloso  brevi  (.3-4  mm  Iong.)crassi- 
usculo  fultae, involucro 3-5-partito,laciniis  linearibus  angustis 
acutis(2-3  mm  long.),  donatae,  pedicellis  inaequalibus,  lacinias 
involucri  non  v.  vix  superantibus,  4-6  unifloris.  Flores  in  spe- 
ciminibus,  quae  mihi  adsunt,  omnes  masculi,  glabri.  parvuli 
flavídi,  ovario  nullo,  sepalis  dentiformibus  minimis  vix  pori- 
spicuís,  petalis  ovatis  ápice  obtusis  repandulis  ventre  lenitor 
costulatis,  staminibus  flavis  pusillis.  disco  carnosulo  plano- 
concaviusculo  stylis  stylopodiisque  destituto. 


58  AlfALES  D£  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Species  if.  albo-'vaginaío  Gilí.  &  Hook,  nec  non  M.  cunéalo 
Hook.  &  Arn.  próxima,  ab  utraque  tamen  foliorum  laciniis 
obtusis,  eximie  nervoso-sulcatis,  floribusque  dioicis  (an  sem- 
per?)  satis  superque  dislincla. 

458.  Eryngium  ebractkatum  Lam.  =  DC,  Pr.  IV,  f.  97. 
Hab.  Sal  comune  in  insulis  et  locís  uliginosís  secus  Rio  Negro, 
Jan.etFebr.  1898.  (C.  S.). 

159.  Eryngium  paniculatum  Laroche  =  DC,  Pr.  IV,  f.  96. 

Hab.  In  ulígínosis  ad  ripas  fluminis  Rio  Negro,  Jan.  et  Febr. 
1898  (C.S.). 

160.  CoNiUM  MACULATÜM  L.  =  DC.  Pr.  IV,  f.  242. 

Hab.  Vulgatum  in  hortis  prope  Carmen  de  Patagones,  Dec.  1897 
(C  S.). 

•161.  Apium  amxi  (Jacq.)  ürb.  var.  /ep/opAy//a(DC)OK.  =0.  Kntze, 
Rev.  gen.  pl.,  III,  2,  f.  111. 
Hab.  Non  rara  in  berbosís  edítioribus  secus  Rio  Negro,  Jan.  et 
Febr.  1898  (CS.). 

462.  Apium  aüstrale  Thouars  =  DC,  Pr.  IV,   f.  101.  =  Speg., 
Planl.  Pat.  austr.  n,  155  (sub  A.  Commersonit) . 
Hab.  Non  rarum  in  uliginosís  secus  Rio  Negro,  Jan.  et  Febr. 
1898(C  S.). 

163.  Apium  graveoi.ens  L.  =  Speg.,  Plant.  Pal.  austr.,  n.  156. 
Hab.  Sporadicum   ad    ripas    Lago    Nahuel-huapi,    Dec.    1897 

(C  S.). 

164.  Ammi  visnaga  Lam.  =  DC,  Pr.  IV,  f.  113. 

Hab.  Non  rara  in  cultis  secus  Rio  Negro  prope  Carmen  de  Pata- 
gones, Febr.  1898  (C  S.). 

165.  SiuM  LATiFOLiuM  L.  ?  =  DC,  Pr.  IV,  f.  124. 

Hab.  fn  inundalis  hortorum  secus  Rio  Negro,  Carmen  de  Pata- 
gones, Febr.  1898  (C  S.). 

Obs.  Speciminaelsiflorenliasemper  sterilia  et  fructibus  carentía, 
ergo  nonnihildubia. 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  59 

166.  FoENiCüLüM  PiPERiTüM  DC.  =  DC,  Pr.  IV,  f.  142. 

Hab.  In  aridis  ad  rípas  Rio  Negro  prope  Carmen  de  Patagones, 
Febr.  1898  (C.  S.). 

167.  Crantzia  lineata  Nutt.  =  Speg.,  Plant.  Pal.  austr.,  n.  157. 
Hab.  In  uliginosis  prope  0oron-at7c  secus  Rio  Chico,  Jan.  1898 

(C.  A.),  nec  non  secus  Rio  Negro,  Febr.  1898  (C.  S.). 

168.  Pastinaca  sativa  L.  =  DC,  Pr.  IV,  f.  188. 

Hab.  Ad  limina  hortorum  et  in  insulis  fluminís  Rio  Negro, 
prope  Carmen  de  Patagones,  Febr.  1898  (C.  S.)- 

169.  Daucus  püsillüs  Michx.  =  DC,  Pr.  IV,  f.  213. 

Hab.  In  pratis  sabulosis  sat  fertilibus  ad  confluentiam  fluminum 
Limay  et  Neuquen,  Dec.  1897  (C  S.)- 

(Conlinuará). 


MISCELÁNEA 


Manera  de  pemediap  las  inundaciones  del  Rio  IVeg^ro.— 

Creyendo  que  la  idea  propuesta  merece  tenerse  en  cuenta  por  los  poderes 
públicos,  extractamos  en  seguida  un  interesante  articulo  del  ingeniero  Constan- 
te Tzaut,  publicado  en  el  número  85(15  de  junio)  de  nuestro  excelente  colega 
Revista  Técnica,  que  da  siempre  sensatas  opiniones  y  datos  de  importancia  y 
actualidad  en  todas  las  cuestiones  relacionadas  con  la  profesión  del  ingeniero 
argentino. 

El  ingeniero  Tzaut  que  ha  recorrido  en  diversas  ocasiones  los  valles  del  Río 
Negro,  del  Neuquen  y  del  Límay,  observando  sus  condiciones  topográficas,  indi- 
ca una  ingeniosa  solución  del  problema  de  las  inundaciones  del  Río  Negro. 

Según  él,  en  la  margen  izquierda  del  río  Neuquen,  frente  al  fortín  Vidal,  exis- 
te una  gran  laguna  ó  lago  cuyo  fondo  está  situado  á  unos  cincuenta  metros 
debajo  del  nivel  del  río.  Mediante  un  canal  de  tresá  cuatro  kilómetros  de  lon- 
gitud, sería  posible  hacer  comunicar  el  río  con  la  laguna  y  embalsar  en  dicha 
depresión,  que  es  inmensa,  toda  el  agua  proveniente  de  las  crecientes  del  Neu- 
que  durante  meses,  pues  se  calcula  su  extensión  en  no  menos  de  20  leguas 
cuadradas  una  vez  llena. 

Además,  cada  año  podríase  embalsar  las  agus  de  las  avenidas  y  tener  asi  siem- 
pre en  este  estanque  natural  bastante  agua  para  asegurar  el  riego  del  valle  del 
río  Negro. 

Tzaut  calcula  que  podrían  embalsarse  más  de  cincuenta  mil  millones  de  me- 
tros cúbicos  de  agua. 

Trátase,  pues,  de  una  obra  colosal  en  sus  resultados,  pero  relativamente  sen- 
cilla en  su  ejecución,  pues  bastaría  excavar  un  canal  de  acceso  y  otro  de  de- 
sagüe que  requeriría,  en  ciertas  partes,  pasar  en  túnel. 

Debidamente  llevada  á  cabo  facilitaría  la  irrigación  de  una  extensa  y  valiosa 
zona,  disminuiría  considerablemente  los  efectos  de  las  inundaciones  en  el  valle 
del  río  Negro  y  ahorraría  á  las  poblaciones  y  al  ferrocarril  del  Neuquen  el  ha- 
cer costosas  obras  de  defensa  para  garantirse  contra  ellas. 


BIBLIOGRAFÍA 


I.  -  ingeniería 

Hiallol  (J.  B.),  Afirmados.  Bstudio  sobre  los  pavimentos  de  la  oiudad 
de  Buenos  Aires.  Memoria  distinguida  con  el  segundo  premio  del  concurso 
de  temas  celebrado  por  el  Centro  Nacional  de  Ingenieros.—  Buenos  Aires,  1899. 

Después  de  una  breve  ojeada  histórica  y  del  estudio  de  los  afirmados  con  base 
de  hormigón  ó  sin  ella,  bajo  el  punto  de  vista  de  la  higiene  pública,  da  Hallol  una 
idea  general  de  los  diferentes  sistemas  de  afirmados.  Estudia  rápidamente  el 
granito,  las  maderas  empleadas,  entre  las  que  sobresalen  el  algarrobo  y  el  asfal- 
to, con  datos  sobre  sus  ventajas,  inconvenientes  y  costo. 

Preconiza  la  conveniencia  de  establecer  un  plan  racional  de  pavimentación  y 
llega  á  la  conclusión  de  que  las  calles  importantes  deben  ser  pavimentadas  de 
granito  con  adoquines  de  tipo  especial  y  contrapiso  de  hormigón,  las  menos  im- 
portantes con  adoquines  llamados  ingleses  y  el  mismo  contrapiso  y  finalmente 
las  de  poca  importancia  con  adoquín  común  sobre  uno  de  cascote  apisonado  y 
arena  del  río. 

La  madera  se^reservará,  según  Mallol,  para  las  cuadras  que  requieran  pavimen- 
to silencioso  y  al  asfalto  no  le  asigna  ubicación,  probablemente  porque  sólo  quie- 
re tratar  de  afirmados  económicos  que  interpreta  como  baratos. 

Algunas  consideraciones  sobre  pliegos  de  condiciones,  contratos  y  conservación 
de  afirmados  y  la  transcripción  de  las  leyes,  ordenanzas  y  proyectos  de  leyes  so- 
bre pavimentación  cierran  esta  memoria,  en  la  cual  no  encontramos  un  concepto 
general  del  problema  que  aventaje  á  los  ya  conocidos,  en  particular  al  estudio 
presentado  al  Congreso  Científico  Latino  Americano  por  el  doctorearlos  M.  Mo- 
rales, aun  cuando  contiene  interesantes  datos  y  opiniones. 

A.  Gallardo. 


II.  —  CIENCIAS  FÍSICAS 

Poincsapé  (H.).  La  théorie  de  Maxwell  etles  osolUatioos  liertsiennes, 
un  tomo  de  ochenta  páginas  con  figuras  intercaladas.  — Carré  y  Naud,  editores. 

Un  verdadero  servicio  acaba  de  prestar  á  la  instrucción  pública  el  ilustre  pro- 


62  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

fesor  de  la  Sorbonne  con. la  publicación  de  esta  obrita  en  la  que  se  expone  con 
palabras  llenas  de  claridad  aquella  parte  difícil  de  la  Electricidad  moderna  que  en 
los  tratados  clásicos  se  presenta  obscura  é  ininteligible  para  el  principiante. 
Nos  referimos  á  la  teoría  de  Maxwell  y  á  sus  inmediatas  consecuencias  que  han 
servido  para  explicar  la  naturaleza  de  la  luz  y  electricidad.  Todo  eso  y  la  serie  de 
hechos  experimentales  más  importantes  que  han  comprobado  la  exactitud  de  la 
teoría  entre  los  cuales  figuran  en  primera  línea  las  clásicas  experiencias  del 
físico  Hertz,  aparece  metódicamente  expuesto  en  los  13  capítulos  de  la  obra 
cuya  lectora  pferá  £MÍUtará  indudablemente  el  estudio  de  esa  parte  ultra-cientí- 
fica de  la  Electricidad  moderna. 

E.  Latzina. 

I>oering^  ¡Osear).  Alturas  tomadas  en  la  provínola  de  Oórdobaí  en  :  Bo- 
leíin  de  la  ÁccLdemia  Nacional  de  Ciencias  en  Córdoba,  tomo  XVI,  entrogil'i 
páginas  5-32.  —  Buenos  Aires,  1899. 

Las  alturas  están  calculadas  sobre  la  base  de  547  observaciones  barométricas 
efectuadas  en  334  ocasiones  y  servirán  conjuntamente  con  otras  anteriormente 
medidas  por  el  mismo  autor  y  otros  observadores,  para  confeccionar  un  mapa  hip- 
sométrico  que  figurará  en  la  Geografía  General  de  la  provincia  de  Córdoba,  con- 
fiada á  los  ingenieros  Manuel  Río  y  Luis  Achával. 

I>oerin|^  (Osear).  Besultados  Mpsométrloos  de  algunos  -viajes  deldootor 
G.  Bodenbender,  en :  Boletin  de  la  Academia  Nacional  de  Ciencias  en  Cór- 
doba, tomo  XVI,  entrega  1\  páginas  33-48.  —  Buenos  Aires,  1899. 

Doering^  (Osear).  De  Soto  á  Villa  Mercedes.  Determinaciones  baromé- 
trloas  de  alturas,  en  :  Boletin  de  la  Academia  Nacional  de  Ciencias  ^n  Cór- 
doba, tomo  XVI,  entrega  1',  páginas  49-116.  —  Buenos  Aires,  1899. 


III.  —  CIENCIAS  NATURALES 


Delag^e  (Ivés)   et   Hepouard   [Edgard).-- Traite  de  Zoologle  concrete: 
T.  VIH,   Lw  Procordbs,  París,  1898. 

Ya  nos  hemos  ocupado  en  estas  noticias  bibliográficas  de  los  dos  tomos  ante- 
ríormente  aparecidos  de  este  excelente  texto  de  zoología  (véase :  tomo  XLIV, 
pág.  70-71  ytomoXLVIl,  pág.  88). 

El  nuevo  tomo,  admirablemente  ilustrado  con  54  láminas  en  colores  y  375  fi- 
guras en  el  texto  se  ocupa  del  tipo  que  crean  los  autores  bajo  el  nombre  de  Pro- 
cordatos  fProchordata),  en  el  cual  reúnen  el  Balañoglossus^  el  Amphioxus 
(Branchiostomu)  y  los  Tunicados. 

A  primera  vista  parece  extraordinario,  casi  absurdo,  que  se  píense  en  colocar  en  un 
mismo  grupo  seres  de  apariencia  tan  poco  semejantes,  que  los  zoólogos,  hace  sólo  vein- 
ticinco años,  colocaban  al  uno  entre  los  gusanos,  al  otro  entre  los  peces  y  los  últimos 
entre  los  moluscoideos,  al  lado  de  los  moluscos. 


BIBLIOGRAFÍA  63 

Es  cierto  qne  so  aspecto  exterior  es  tan  diferente  como  pnede  serlo,  pero  sabemos 
que  éste  es  un  carácter  al  que  no  se  debe  atribuir  gran  importancia  en  la  determinación 
de  las  afinidades.  Hoy  que  el  estudio  de  su  organización  interior  ha  sido  llevado  muy 
lejos,  en  razón  del  particularísimo  interés  que  presentan,  no  hay  zoólogo  que  niegue  su 
estrecha  semejanza.  Muchos,  en  verdad,  los  clasifican  de  otra  manera  que  nosotros,  juz- 
gando que  presentan  afinidades  más  estrechas  con  otros  grupos  del  reino  animal,  pero 
nadie  piensa  en  mirar  esta  aproximación  con  el  mismo  criterio  que  se  habrfa  visto  hace 
un  cuarto  de  siglo. 

Los  vertebrados  están  esencialmente  caracterizados  por  tres  rasgos  de  orgraizaeión  : 

1*  Tienen  todo  el  sistema  nervioso  del  mismo  lado  del  Cobo  digestivo,  del  lado  dor- 
sal ;  ninguna  parte  forma  una  masa  ventni  ligida  al  resto  por  conectivos  periesofágeos 
como  sucede  en  la  mayor  p«rt»  de  los  invertebrados ; 

2*  Tienen  una  notoeorda,  pieza  esquelftica  de  estructura  característica  y  de  origen  en- 
dodérmieo,  fftnada  entre  su  tubo  digestivo  y  su  cordón  nervioso  dorsal ; 

3*  Aquellos  que  tienen  una  respiración  acuática,  respiran  por  medio  de  hendiduras 
branquiales  que  atraviesan  la  pared  de  su  faringe. 

Estos  tres  caracteres  no  se  encuentran  en  ningún  invertebrado,  salvo  en  aquellos  que 
se  han  reunido  bajo  el  nombre  de  Proeordatos. 

Los  Procordatos  deberían,  pues,  ateniéndose  á  estos  tres  caracteres,  ser  unidos  á  los 
vertebrados.  Pero  un  gran  número  de  razones  de  las  más  serias  se  oponen  á  esta  reu- 
nión, y  por  ello  se  les  coloca  juntos  en  un  grupo  que  se  considera  como  el  lazo  de 
unión  entre  los  invertebrados  y  los  vertebrados  propiamente  dichos. 

Los  Procordatos  se  dividen  eo  tres  clases :  Himichordia  (Balanoglossui),  Ce* 
PHALOCHOROiA  {Ámphioxus)  y  Urochordia  (Tunicados). 

Del  mayor  interés  filosófit*^  es  el  capítulo  final  que  trata  del  origen  de  los  ver- 
tebrados! pasando  en  revista  las  teorías  emitidas  al  respecto.  Indica  luego  como 
vía  más  probable  la  que  está  jalonada  por  el  Ámphioxus,  el  Balanoglossus.  el  Ce- 
phalodiscas.  los  Geflreos,  los  Nemertíneos,  los  Equinodermos  y  los  Celenterados. 

Después  de  hacer  notar  cuan  incompletos  son  los  datos^que  suministran  á  la  fi- 
logenia, la  paleontología  y  la  ontogenia,  agregan : 

En  estas  condiciones  es,  tal  vez,  permitido  tratar  de  representarse,  con  algunas  proba- 
bilidades de  éxito,  las  grandes  líneas  de  la  descendencia.  Hemos  indicado  la  que  nos 
parece  más  probable  para  los  vertebrados.  Los  hechos  recordatíos  nos  permiten  también 
figuramos  el  árbol  genealógico  general,  no  como  se  hace  de  ordinario,  bajo  la  forma  de  un 
abeto  que  emite  ramas  en  toda  la  altura  de  su  tronco,  sino  más  bien  como  uno  de  esos 
árboles  de  los  trópicos,  cuyas  ramas  principales  parten  todas  separadamente  del  suelo. 

¿  Pero  no  es  insensato  pretender  perseguir  en  detalle  la  evolución  ancestral  de  una 
forma  cualquiera  ? 

Es  una  ocupación  que  puede  tener  un  cierto  encanto  tratar  de  conducir  una  forma  da- 
da hasta  su  antecesor  primitivo  supuesto,  manejándola  como  cera  maleable  para  darle 
sucesivamente  la  figura  de  todos  los  antepasados  intermediarios  que  se  le  suponen :  se 
desplazan  los  órganos,  se  les  hace  cabalgar  los  unos  sobre  los  otros,  se  atrofian  los  que 
incomodan,  se  desarrollan  los  rudimentos  de  aquellos  de  que  se  tiene  necesidad  y  final- 
mente se  reconstituye  una  evolución  completa  en  la  cual  no  falta  ni  un  detalle.  Repitá- 
moslo, es  un  pasatiempo  agradable  y  lícito.  Pero  lo  que  parece  inverosímil  es  que  des- 
pués de  haber  imaginado  todo  eso  se  pueda  creer,  ni  por  un  instante,  que  se  ha  encon- 
trado la  verdad ! 

Prudentes  palabras  que  conviene  tener  presentes  á  los  que  se  arriesgan  en  aven- 
turadas hipótesis  y  pretenden  erigirlas  en  leyes  naturales. 

A.  Gallardo. 


64  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

tíudolien  (F.).  Quelques  notes  sur  plusieurs  Copropkiages  de  Buenos 
Aires,  en  :  Revista  del  Museo  de  La  Platas  tomo  IX,  página  371-380,  La 
Plata,  1899. 

Describe  la  nidiñcación  y  costumbres  de  varios  coleópteros  coprófagos  bonae- 
renses,  á  saber  de  :  Phanaeus  splendidulus  F.,  Ph,  Milon  BL,  Megathopa  bico- 
lor Guér.,  M.  intermedia^  Gromphafi  inermis  Har.,  Boüiites  onitoides  Har.. 
Onthopha^us  hirculus  Mannerh.,  Canthon  bispinus  Germ.,  C.  mutieus  Har.,  C. 
eduntulus  Har.,  Scaptophilus  dasypleurus  Germ.,  y  Diloboderus  Ábderus 
(Sturm.)  Reiche.  El  artículo  está  ilustrado  con  una  lámina. 


IV.  —  CIENCIAS  MÉDICAS 


F.  le  Daotec.  LaSexualité.  Un  tomo  de  cien  páginas.  —  Carré  y  Naad,  edi- 
tores. 

Sobre  tema  tan  abstruso  é  intrincado  sólo  debe  primar  un  espíritu  severo  y  ex- 
clusivamente analítico  y  de  observación  personal.  En  la  obra  de  Le  Dantec  es 
digno  de  encomio  el  predominio  de  aquellas  calidades  sobre  el  prurito  de  crítica 
sutil  y  refinada  que  á  muchos  autores  permite  el  campo  enmarañado  y  osbcuro  de 
este  capítulo  de  fisiología  esencial.  Como  los  jalones  que  pueden  guiar  á  quien 
pretende  estudiar  asunto  tan  interesante,  no  siempre  son  resultado  de  la  experi- 
mentación, sino  proyecciones  hipotéticas  más  ó  menos  bien  basadas.  La  obra  poco 
sintetiza,  á  pesar  de  lo  cual  merece  leerse  con  detención,  pues  desarrolla  con 
acertada  lógica  la  génesis  plastidular,  sus  ulteriores  evoluciones,  y  las  teorías 
biológicas  correlativas  á  los  diversos  períodos. 

E.  Prins. 

L<.  Bapd,  Profesor  de  la  Facultad  de  Medicina  de  Lyon.  La  spóoifloité  cellu- 
laire.  Ses  conséquences  en  biologie  genérale,  un  tomo  de  cien  páginas.  Garre  y 
Naud,  editores. 

Esta  importante  cuestión  de  biología  la  desarrolla  el  autor  en  los  cuatro  capí- 
tulos en  que  está  dividida  la  obra  y  que  se  titulan  :  Lindifférence  et  la  spéci^— 
cité  cellulaire.  La  fixité  héreditaire  des  types  cellulaires  dans  les  organismes 
adultes,  La  constitution  des  espéces  cellulaires  au  cours  du  développement.  La 
spéci^cité cellulaire  etlesgrands  problémes  de  la  biologie  genérale. 


ANALES 


DE     LA 


SOCIEDAD  científica 

ARGENTINA 


DiREcrOR  :  [Qf^eoiero  ÁNGEL  GALLARDO 
Secretarios  :  Señores  Eduardo  Latzina  y  Carlos  Lagos  García 

REDACTORES 

Ingeniero  Eduardo  Aguirre,  señor  Juao  B.  Arabrosetti,  doctor  Pedro  N.  Arata, 
ingeniero  Alberto  de  Arteaga.  iogeníero  doctor  Haauel  B.  Bahía,  ÍDgeniero 
Santiago  E.  Barabino,  ingeaiero  Federico  Birabéa,  arquitecto  Juao  A.  Bus- 
cbiazzo,  ÍDgeniero  Eiuilio  Candiani,  ingeniero  José  S.  Corti,  doctor  Eduardo  L. 
Holmberg,  doctor  Atanasio  Quiruga,  ingeniero  Francisco  Seguí,  doctor  Enrique 
Tornú.  doctor  Roberto  Wernicke,  doctor  Estanislao  S.  Zebalios. 


AGOSTO  1899.  —  ENTREGA  II.  —  TOMO  XLVIII 


PUNTOS   Y    PRECIOS    DE    SUSCRIPCIÓN 

LOCAL  DE   LA   SOCIEDAD,   CRVALLOS   239,    Y   PRINCIPALES    LIBRERÍAS 

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Foraño '»  12.00 

Numero  atrasado »            i. 00 

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La  suscripción  se  paga  anticipada 


BUENOS     AIRES 

IMPRENTA    DE    PABLO    E.   CON!  É  HIJOS,    ESPECIAL    PARA   OBRAS 

580  —  GALLE  PERÚ   --  6S0 

1890 


JUNTA     DIRECTIVA 

Presidente Ingeniero  doctor  Marcial  R.Candioti. 

Více-Presidente  I""  Ingeniero  doctor  Carlos  M.  Morales. 
Id.  2^  Mayor  ingeniero  Arturo  M.  Lugones. 

Secretario  de  actas  Ingeniero  Eleodoro  A.  Damianovich. 
—  correspondencia  Agrimensor  Cristóbal  Hicken. 

Tesorero Ingeniero  Armando  Romero. 

Bibliotecario Señor  Luis  Miguens. 

Ingeniero  Domingo  Noceti. 

Ingeniero  Claro  C.  Dassen. 

Ingeniero  Domingo  Carrique. 
Vocales [  Ingeniero  Emilio  Palacio. 

Ingeniero  Luis  A.  Huerco  (hijo). 

Ingeniero  Julio  Labarthe. 
y  Ingeniero  Oronte  A.  Valerga. 
Gerente Señor  Juan  Botto. 


índice  de  la  presente  entrega 


XXVII^  aniversario  de  la  Sociedad  CientíGca  Argentina 65 

Teodoro  Stucker.  Observaciones  al  capitulo  de  La  Flora  Argentina,  por  el  doctor 
L.  Holmberg,  en  el  Segundo  Censo  de  la  República  Argentina  (tomo  I,  páginas 
385-474) 67 

Federico  Birabrn.  Pedagogía  matemática  (bibliografía  y  crítica) 106 

Bibliografía  :  Noaillbs,  El  ferrocarril  al  Neuquen.  —  Dr  Launat,  Recherche, 
captage  et  aménagement  des  sources  thermo-minérales.—  Romagosa,  La  carrera 
de  ingeniero  civil  en  el  proyecto  de  plan  de  enseñanza.  —  Anales  del  Hnseo 
Nacional.  —  Míndez,  Suero  antic arbuncloso.  —  Brinton,  A  record  of  study  in 
aboriginal  amerícan  languages.  —  Bri.nton,  Le  lenguistic  cartography  of  the 
Chaco  región.  —  Boggiani,  Cartografía  lingüística  del  Chacho.  —  Boggiani, 
Guaicurú 131 


XXVII»  ANIVERSARIO 


DE  LA 


SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 


Alrededor  de  una  bien  servida  mesa  del  Aue's  Keller,  tomaron 
asiento  varios  representativos  miembros  de  nuestra  sociedad,  para 
conmemorar,  el  28  de  julio  próximo  pasado,  el  XXVII  aniversario 
de  la  instalación  de  la  Sociedad  CientiRca  Argentina. 

La  simpática  fiesta,  amenizada  por  un  excelente  programa  musi- 
cal á  cargo  de  la  orquesta  Furlotti,  se  prolongó  hasta  las  1 1  de  la 
noche  en  medio  de  la  amistosa  y  espiritual  conversación  de  los 
asistentes  al  banquete  entre  los  que  recordamos  á  los  doctores  Car- 
los Berg,  Marcial  R.  Candioti,  Carlos  M.  Morales  y  Eduardo  L. 
Holmberg,  ingenieros  Luis  A.  Huergo,  Santiago  Brian,  Eduardo 
Aguirre,  Otto  Krause,  Carlos  Ecbagüe,  Luis  A.  Huergo  (hijo),  Eleo- 
doro  Damianovich  y  Ángel  Gallardo,  agrimensor  Cristóbal  M.  Hic- 
ken  y  señores  Juan  B.  Ambrosetti,  Luis  Míguens,  Arturo  Canoví, 
Juan  Botto,  etc. 

El  presidente  doctor  Marcial  R.  Candioti,  inició  los  brindis  con  las 
elocuentes  palabras  que  publicamos  más  adelante,  siguiéndole  en 
el  uso  de  la  palabra  el  doctor  Berg  que  aludió  espiritualmente  á 
ciertas  patrañas  y  fábulas  cientfficas,  los  ingenieros  Huergo,  Briau  y 
4jallardo,  los  doctores  Holmberg  y  Morales  y  el  señor  Canovi. 


BRINDIS   DEL    PRESIDENTE   DOCTOR    MARCIAL   R.   CANDIOTI 


Señores  : 

La  Sociedad  Científica  Argentina  festeja  con  esta  fiesta  intima  el 
2V  aniversario  de  su  instalación. 

Alt.  toe  UEXT.  AR6.  —  T.  XLTIII  5 


66  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Al  saludaros  en  nombre  de  la  Junta  Directiva,  que  tengo  el  honor 
de  presidir,  hago  mis  más  fervientes  votos  porque  la  prosperidad  y 
el  adelanto^  en  su  vigésimo  octavo  año,  hagan  que  ella  sea  como 
hasta  hoy  la  que  marcha  á  la  vanguardia  entre  las  corporaciones 
científicas  de  la  Argentina. 

Veinte  y  siete  de  años  de  existencia  con  unpasado  envidiable  que 
debe  dejar  orgullosos  á  sus  iniciadores^  le  aseguran  ya  su  esta- 
bilidad y  un  porvenir  lisonjero. 

Oigo  á  menudo  esta  frase  al  hablar  de  una  corporación  científica 
«  es  como  todo  lo  que  se  hace  entre  nosotrosi^y  significando  con  ello 
que  es  inútil  el  esfuerzo  individual  ó  colectivo  de  los  amantes  déla 
ciencia.  Nuestra  sociedad,  señores,  es  el  mejor  desmentido  á  esta 
especie  de  refrán  que  hoy  quiere  aplicarse  á  todo.  Ahí  están  sus 
iniciativas  y  sus  hechos,  desarrollados  en  sus  publicaciones,  en  sus 
conferencias,  en  sus  excursiones  científicas,  en  sus  concursos  y  ex- 
posiciones, coronadas  finalmente  por  el  Primer  Congreso  Científico 
de  la  América  latina  que  ha  sido  todo  un  éxito  indiscutiblemente. 

Trabajemos,  pues,  con  fe  y  con  entusiasmo.  Los  pueblos  se  enri- 
quecen con  el  adelanto  de  sus  artes  y  de  sus  industrias,  pero  un 
pueblo  se  agiganta  cuando  su  riqueza  material  es  complementada 
con  su  adelanto  intelectual. 

Nuestra  sociedad,  señores,  tiene  una  misión  muy  grande  que 
llenar,  y  para  ello  necesita  del  concurso  de  todos  y  de  cada  uno. 

Y  al  hacer  esta  manifestación  no  quiero  dejar  pasar  esta  oportu- 
nidad, para  manifestar  una  vez  masen  la  intimidad  de  esta  fiesta- 
mi  más  profundo  agradecimiento  por  el  alto  honor  que  me  dispen- 
saron mis  colegas  al  llevarme  al  elevado  puesto  que  ilustraron 
los  Rawson,  Berg,  Kyle,  Huergo  y  tantas  otras  personalidades  de 
nuestro  mundo  científico. 

Señores:  Propongo  un  brindis  por  la  prosperidad  de  la  Sociedad 
Científica  Argentina,  porque  en  ocasiones  análogas  nos  congregue- 
mos con  el  mismo  entusiasmo  que  hoy,  y  por  la  felicidad  personal 
de  los  fundadores  de  esta  institución,  muchos  de  los  cuales  nos 
acompañan  en  estos  momentos. 

He  dicho. 


OBSERVACIONES 

AL  CAPÍTULO 

LA    FLORA    ARGENTINA 

POR  EL  DOCTOR  E.  L.   BOLHRBRG 
EN  EL   «   SEGUNDO   CENSO  DE  LA    REPÚBLICA    ARGENTINA  » 

(TOMO  I  PÁGINAS  385-474) 

Por    TEODORO    STUCKERT 


He  leído ea  varios  periódicos,  publicaciones  escritas  referentes 
al  trabajo  titulado  Flora  Argentina  del  doctor  Holnnberg  que  acabo 
de  mencionar;  y  esto  excitó  mi  curiosidad,  por  tratarse  de  un  hombre 
á  quien  tengo  en  alto  concepto  cientíñco  y  de  un  asunto  al  que  he 
dedicado  algunos  años  de  pacientes  investigaciones. 

Para  satisfacer  este  deseo  me  he  informado  de  la  parte  del  primer 
tomoáque  se  reñeren,  he  ojeado  el  libro,  anotando  metódicamente 
loque  me  llamaba  la  atención,  de  lo  cual  provienen  las  presentes 
lineas. 

Tal  vez  sedirá  que  hay  algo  de  impertinencia  de  mi  parteen  esie 
estudio,  pero  esto  no  es  una  razón  para  que  excuse  la  exposición 
de  mi  opinión  al  respecto,  porque  mi  propósito  al  revisar  el  trabajo 
aludido  responde  al  objeto  de  no  ver  desconocida  la  República  Ar- 
gentina ante  propios  y  extraños,  en  tratándose  de  su  importante 
Flora . 

A  ese  fln  voy  á  indicar  en  la  forma  que  conceptúo  indispensable 
los  errores  y  omisiones  más  resaltantes  que  he  encontrado  en  él ; 
aun  sobre  el  cambio  de  apreciaciones  que  no  considero  correctas. 
No  poseo  la  ciencia  en  el  verdadero  sentido  de  la  palabra  ;  pero  soy 
aficionado  y  admirador  de  la  naturaleza  y  mayormente  de  sus  teso- 
ros vegetales. 

Mis  estudios  botánicos  no  son  de  decenio;  comprendo  no  obstan- 
te que  si  el  doctor  Holmber^  ha  escrito  la  Flora  Argentina  en  (A 


68  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

corto  tiempo  de  tres  meses,  sin  más  preparación  que  la  de  los  re- 
cuerdos de  sus,  múltiples  viajes,  ha  hecho  una  hazaña  y  esa  es  se- 
guramente la  causa  de  los  errrores  que  contiene  su  exposición  in- 
serta en  el  Censo  Nacional^  obra  oficial  y  de  trascendencia. 

Por  las  razones  enunciadas,  es  claro  que  el  contenido  de  ese  es- 
crito no  puede  satisfacer  las  exigencias,  ni  aun  las  esperanzas  que 
dejan  concebir  obras  de  esta  índole.  Es,  pues,  sensible  queen  el  Cen- 
so, en  el  que  debe  reflejarse  la  expresión  genuina  de  lo  que  el  país 
ofrece,  veamos  representada  su  Flora  por  unas  cuantas  páginas  que 
dan  una  idea  vaga  ó  incompleta  de  su  riqueza,  por  cuya  razón  el 
escrito  es  á  todas  luces  deficiente  á  los  productos  de  ésta  y  por  con- 
siguiente forma  un  concepto  equivocado  de  lo  que  se  representa  en 
esta  materia. 

La  obra  sobre  la  Flora  Argentina,  del  doctor  Holmberg,  encierra 
en  efecto  y  sin  entrar  en  detalles,  la  base  de  las  diferentes  formacio- 
nes fitogeográñcas,  que  hace  veinte  años  nos  hizo  conocer  el  doctor 
Lorentz.  Muchas  líneas  regionales  de  Lorentz  fueron  trazadas  al 
acaso  ó  por  datos  inseguros,  así  es  que,  recién  después  de  su  épo- 
ca y  no  obstante  no  haberse  alterado  fundamentalmente  las  primi- 
tivas observaciones,  ha  podido  notarse  un  ensanche  de  conocimien- 
tos en  la  materia,  debido  á  investigaciones  ulteriores  de  algu- 
nos hombres  observadores  y  de  ciencia,  inclusive  las  del  doctor 
Holmberg. 

El  hallazgo  de  una  serie  de  plantas  nuevas  imprimió  un  tipo  más 
característico  á  cada  formación,  aumentando  así  su  composición 
numérica  ;  pero  no  fué  ésta  la  causa  principal  para  la  fijación  más 
exacta  de  nuevas  líneas  de  demarcación  de  las  distintas  formacio- 
nes. Lo  que  contribuyó  más  eficazmente  áella  fué  el  conocimiento 
más  amplio  del  área  geográfica  de  numerosas  especies  ya  conocidas. 
Influyeron  no  poco  en  este  adelanto  las  mejores  nociones  alcan- 
zadas en  estos  últimosaños,  referentes  á  las  condiciones  geológicas, 
metereológicas,  climatéricas  y  topográficas  del  país.  De  mqnera 
que  debido  á  estos  nuevos  esclarecimientos  se  han  producido  cier- 
tas modificaciones  en  el  conjunto  de  las  líneas  de  formación  fito- 
geográfícas,  que  han  facilitado  con  cierta  precisión  la  demarcación 
de  algunas  divisiones  dentro  de  sus  propios  límites. 

En  muchos  pasajes  del  escrito,  veo  impresa  la  palabra  Buenos 
Aires  con  y  griega,  mientras  queen  la  mayor  parte  de  la  misma 
obra,  inclusa  la  carátula  está  estampada  la  i  latina  y  sucede  tam- 
bién que  en  el  curso  de  aquélla  se  encuentra  impresa  la  palabra 


LA   PLORA  ARGENTINA  69 

«  Córdoba  »  con  6  larga  con  excepción  de  la  parte  de  la  Flora  en 
donde  usa  la  v  corta.  Hubiera  sido  de  desear  más  uniformidad  en 
la  manera  de  escribir  nombres  propios. 

En  el  interés  de  saber  á  punto  fijo  de  qué  planta  se  trata,  hubiera 
sido  preferible,  que  el  doctor  Holmberg  hubiera  agregado  al  nom- 
bre latino  de  cada  especie  de  planta  que  cita,  el  nombre  de  su  au- 
tor, aunque  sólo  en  abreviatura,  para  así  no  confundirla  con  los 
sinónimos. 

Con  el  propósito  de  facílitarcomparaciones  entre  la  Flora  del  au- 
tor y  las  establecidas  por  mi  parte,  indico  en  cada  observación  en 
la  primera  columna  el  número  de  la  página  y  en  seguida  el  de  la 
linea  del  Censo,  pudiendo  de  este  modo  encontrarse  sin  demora  lo 
que  se  desea  buscar. 

En  las  observaciones  pongo  las  palabras  ó  pasajes  del  texto  del 
Censo  entre  dos  llamadas  y  los  que  á  mi  juicio  deben  reemplazarlas 
en  letras  más  visibles. 

Las  palabras  «Nombre  vulgar»,  las  expreso  porN.  v. 

Cuando  se  repiten  palabras  ó  pasajes  idénticos  ó  parecidos  que 
necesitan  la  misma  observación,  lo  reñero  á  la  señal  Confr.  lo  que 
significa  «  confróntese  ». 

El  principal  libro  sistemático  y  que  me  sirvió  de  base  para  la  re- 
visión del  escrito  del  autor,  es  el  titulado  Genera  p/an(arum  por 
Bentham  y  Hooker  y  cuando  lo  cite  en  las  lineas  subsiguientes  lo 
haré  sólo  con  la  abreviatura  B.  H.;  aceptando  también  como  conti- 
nuación del  mismo,  el  Index  Gen.  Planl.  Phanerog.  por  Th.  Du- 
rand  ;  el  que  citaré  por  la  abreviación  Dur.  Ind.  No  omitiré  autori- 
dad de  las  obras  sistemáticas  de  otra  división,  que  tratan  esta  ma- 
teria, por  ejemplo:  la  de  los  señores  Le  Maoüt  et  Decaisne  en  su 
Traite  de  Bolanique  y  las  citaré  cuando  se  presente  el  caso  por  me- 
dio déla  abreviatura  L.  M.;  la  deOtto  Kuntzc,  Revisto Generum Plan- 
larum,  la  que  citaré  por  la  abreviación  0.  K.  Rev. 

No  he  introducido  en  absoluto  la  nomenclatura  reformada  del 
doctor  O.  Kuntze:  1°  para  que  el  lector  se  dé  mejor  cuenta  de  cuál 
plantase  trata  en  comparación  al  trabajo  del  doctor  Holmberg; 
limitándome  á  indicar  por  las  notas  enumeradas  en  cada  nombre 
latino,  el  cambio  al  cual  pueden  ser  susceptibles  aquellas ;  2"*  por- 
que esta  nomenclutura,  que  importa  un  cambio  fundamental  de  la 
actualidad  existente,  no  ha  sido  autorizado  aún  por  algún  congreso 
científico. 

Entremos  en  materia  : 


70  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

389,  59.     Si  el  autor  nombra  aquí  al  doctor  Federico  Schicken- 

dantz y  al  señor  Avé-Lallemand, creo  que  con  mucha  razón 
y  justicia  hubiera  debido  hacer  flgurar  también  á  otros 
coleccionistas  aficionados  y  algunos  de  ellos  bastantes  ilus- 
trados, como  el  doctor  Domingo  Parodi,  quien  residió  mu- 
chos años  en  Corrientes,  Misiones  y  Paraguay  y  lia  com- 
pilado un  herbario  muy  voluminoso,  formado  en  aquellas 
comarcas.  Este  caballero  se  dedicó  recién  á  una  edad  ma- 
dura ála  botánica,  la  que  desde  entonces  fué  su  entrete- 
nimiento predilecto.  Es  posible  que  por  este  motivo  haya 
olvidado  algo  de  su  preparación  científica,  pero  juzgo  que 
poseía  más  aptitudes  y  entusiasmo  para  este  ramo,  que 
los  otros  dos  señores  antes  citados. 

Parodi  publicó  varios  opúsculos  sobre  plantas  y  algunos 
de  sus  trabajos  científicos  literarios  han  sido  publicados 
en  los  Anales  de  la  Sociedad  Científica  Argentina  de  Bue- 
nos Aires. 

Por  desgracia,  sus  descripciones  carecen  de  sistema^ 
pudiendo  notarse  en  ellas  cierta  confusión,  debido  proba- 
blemente al  inmenso  material  que  deseaba  dominar  y  á 
la  disconformidad  de  los  autores  de  los  libros  de  que  él 
disponía  para  sus  determinaciones  botánicas. 

390,  21 .     Me  es  completamente  nuevo  y  supongo  sea  alguna  mala 

interpretación  del  autor,  que  el  doctor  Federico  Kurtz, 
hombre  de  gran  talento,  de  vastos  conocimientos  en  la  ma- 
teria y  una  verdadera  autoridad  en  la  ciencia  botánica, 
haya  recorrido  la  Patagonia. 

390,  22.  Fuera  de  los  indicados,  cónstame  la  existencia  de  va- 
rios otros  herbarios  sostenidos  por  aficionados  particu- 
lares. 

390,  31.  Es  realmente  deplorable  que  hasta  ahora  no  se  haya  for- 
mulado é  impreso  una  reseña  sistemática  de  todas  las 
plantas  indígenas  conocidas  y  descriptas  hasta  la  fecha. 

Tanto  más  sensible  es  este  vacío,  cuanto  que  todos  los 
países  limítrofes,  en  primer  lugar  Chile,  tienen  sus  Floras 
debidamente  descriptas  ó  á  lo  menos  catálogos  de  enume- 
ración de  los  espontáneamente  existentes  en  cada  país. 

Además  el  autor  incurre  en  este  párrafo  en  una  contra- 
dicción abierta,  porque  dice  en  la  página  430,  línea  33  : 
«  que  debemos  llenar  nuestros  catálogos  »,  \o  que  prueba 


Li  PLOEÁ  ABGUITIMA  71 

evidentemente  que  él  sabe  que  existen,  no  uno  solo,  sino 
varios  catálogos  de  las  plantas  argentinas. 

390,  49.     En  cuanto  á  los  herbarios (contr.  obs.  á  pág.  390, 22;  línea 

391 ,  linea  1)  me  abstengo  de  todo  juicio,  porque  fuera  de 
el  del  Museo  botánico  de  la  Universidad  de  Córdoba  que  he 
recorrido  ligeramente,  y  el  particular  del  doctor  Kurtz, 
no  he  visto  en  el  pais  ningún  otro,  excepto  el  mió. 

391,  1.     Dada  la  actividad,  la  ilustración  científica,  las  numero- 

sas relaciones  que  frecuenta  y  en  vista  del  tiempo  más  ó 
menos  largó  que  el  doctor  Spegazzini  consagra  á  este  ra- 
mo de  In  ciencia,  hay  razón  para  creer  que  su  herbario  sea 
uno  de  los  más  completos  de  ejemplares  de  la  República 
Argentina. 

392,  4.    Según  B.  H.,  la  familia  de  las  Leguminosas  se  divide  en 

tres  subfamilias  :  Papilionáceas^Cesalpineasy  Mirnoseas; 
L.  M.,  divide  esta  familia  en  cuatro  subfamilias:  Mimoseas, 
Swartzieas^  CesalpineasyPapílionáceas;  de  modo  que  me 
parece  más  á  propósito  decir  subfamilia  de  Mimoseasy  no 
«(tribu»,  á  menos  queel  autor  haya  querido  decir  tribu 
Eumimoseas. 
392,  9.  Si  domina  en  una  región  el  género  Prosopis,  que  traduci- 
do al  castellano  es  Algarrobo,  no  es  preciso  añadir  espe- 
cialmente « los  Caldenes »,  pues  éstos  pertenecen  á  una 
especie  del  mismo  género  Prosopis. 

392,  1 7.     El  autor  llama  la  familia  unas  veces  «  Cactáceas  »  y  otras 

veces  Cácteas ;  es  una  falta  de  uniformidad.  B.  H.  y  L.  M. 
aceptan  Cácteas,  lo  mismo  que  la  Academia  Española  ;  al- 
gunos autores,  inclusive  Warmíng,  y  también  O.  K.  Bev. 
la  denominan  Cactáceas.  Lo  que  repruebo,  esei  cambio  de 
palabras  á  voluntad  del  autor,  quien  escribe  en  un  punto 
el  nombre  de  una  misma  familia  de  un  modo  y  en  otro 
punto  de  otro  modo.  (Coofr.  obs.  á  pág.  410,  línea  4 ;  obs. 
á  pág.  4H,  línea  19;  obs.  á  pág.  434,  linea  33.) 

393,  37.     No  dudo  que  el  doctor  C.  Berg,  el  doctor  C.  Spegazzini, 

el  doctor  F.  Kurtz  y  el  doctor  F.  P.  Moreno,  tengan  cada 
uno  su  catálogo  de  plantas  argentinas  más  ó  menos  com- 
pleto. (Coofr.  obs.  ápág.  390,  linea  41  ;  á  pág.  430,  línea 
33.)  Por  mi  parte  y  como  fruto  de  un  asiduo  trabajo  de 
una  serie  de  años,  he  compuesto  una  obra  de  tres  to- 
mos en   folio  de  500  páginas   más  ó  menos  cada  uno. 


72  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

en  la  cual  está  contenida  la  enumeración  sistemática 
de  todas  las  especies,  variedades  y  formas  de  plantas 
Fanerógamas  y  Criptógamas  vasculares  que  crecen  es- 
pontáneamente  en  la  República  Argentina,  que  se  han 
naturalizado  en  ella,  que  son  objeto  de  cultivo  en  mayor 
escala  y  que  hasta  la  fecha  han  sido  descriptas  como  exis- 
tentes en  ella.  (Confr.  obs.  á  pág.  416,  línea  38.) 

Esta  obra  encierra  además  los  principales  nombres  si- 
nónimos científicos  de  las  plantas  expuestas,  los  diferentes 
nombres  vulgares  y  locales  de  ellas  ([as  que  calculo  en 
unas  diez  mil)  y  las  provincias  y  territorios  en  donde  cre- 
cen. En  ella  he  preferido,  para  más  claridad,  seguir  el 
ejemplo  del  doctor  Híeronymus  en  su  Plantae  diaphoricae 
indicando  para  cada  una  su  lugar  ó  lugares  de  proceden- 
cia según  la  geografía  política,  añadiendo  á  veces  datos 
sobre  parajes  determinados  ó  alturas,  para  así  precisará 
qué  región  fi togeográf ica  pertenece  la  planta  á  consultar. 
Lo  hecho  parecióme  poco,  y  mis  aspiraciones  han  ido 
más  lejos,  pues  comprendí  que  debía  ser  de  importancia 
suma  conocer  al  mismo  tiempo  todos  los  datos  acerca  de 
la  Composición  química^  del  tiso  y  de  la  aplicación  empi- 
rica  yjra/'Aonnl  de  cada  una  de  ellas,  como  también  de  los 
daños  y  perjuicios  que  pueden  ocasionar,  tantoá  las  gen- 
tes como  á  las  haciendas  v  á  tos  medios  de  contrarestar 
sus  efectos. 

Para  conseguir  mi  objeto  he  añadido  á  la  denominación 
de  cada  plántalas  citas  de  los  libros  que  he  consultado,  los 
que  tratan  de  sus  usos  industriales,  de  nociones  y  pro- 
piedades químicas^  de  sus  empleos  farmacéuticos  y  tera- 
péuticos, de  sus  efectos  fisiológicos,  inclusive  los  tóxicos, 
sin  olvidar  la  cita  del  libro  de  mis  propios  apuntes. 

Foreste  medio  me  he  puesto  en  condición  de  encontrar 
sin  demora  todo  lo  que  se  haya  dicho  y  escrito  sobre  cual- 
quier vegetal  argentino. 

Referente  al  área  geográfica  de  cada  planta  he  creido 
conveniente  hacer  una  comparación  de  nuestra  Flora  con 
la  de  los  países  limítrofes,  Chile,  Uruguay,  Brasil  y  So- 
livia citando  al  efecto,  á  más  del  área  geográfica  limitada 
ala  República  Argentina,  la  de  los  paises  circunvecinos, 
é  indicando,  en  cuanto  ha  sido  posible,  la  cita  de  los  li- 


LA  FLORA   ARGENHIfA  73 

bros,  en  los  cuales  plantas  argentinas  quedan  referidas 
como  pertenecientes  tarabién  á  una  ú  otra  de  aquellas  re- 
públicas. 

Conñeso,  sin  embargo,  que  no  me  ha  sido  dado  obtener 
otras  obras,  de  las  cuales  algunas  contienen  descripciones 
de  varias  plantas  nuevas,  y  otras  que  me  eran  necesarias 
para  la  comparación  de  sinónimos. 

Réstame  enumerar  las  plantas  CHpíógamas  celulares  de 
baja  esfera,  trabajo  que  juzgo  de  menor  tarea  que  el  an- 
terior, por  razón  que  fuera  del  doctor  Spegazzini,  ningún 
otro  se  ha  ocupado  en  el  país  de  su  recolección,  determi- 
nación y  descripción. 

Existen,  sin  embargo  algunos  folletos  que  contienen  la 
descripción  de  una  serie  de  plantas  Criptógamas,  escritos 
en  el  extranjero  por  hombres  científicos  especialistas  en 
este  ramo.  Con  mi  propia  colección  de  algunos  cientos, 
de  vegetales  de  esta  clase  ó  sean  Algas,  Hongos  y  Musgos, 
poco  he  contribuido  al  mejor  conocimiento  de  esta  parte 
de  la  Flora  argentina. 

Por  el  índice  de  mi  enumeración  he  podido  calcular, 
que  existen  en  la  República  Argentina^  hasta  la  fecha  co- 
nocidas y  determinadas,  incluyendo  las  variedades  más 
distinguidas,  las  naturalizadas  y  algunas  de  las  más  co- 
munmente cultivadas,  una^  ocho  mil  plantas  Fanerógamas 
y  Criptógamas  vasculares.  El  número  de  plantas  conocidas 
y  determinadas  de  las  Criptógamas  celulares,  lo  calculo  en 
más  ó  menos  tres  mil  especies,  y  el  número  de  las  por 
conocer  lo  estimo  en  muchísimo  más. 
394,  46.  No  obstante  de  que  los  resultados  que  he  obtenido 
superan  considerablemente  á  las  listas  publicadas  por  el 
autor,  soy  de  la  misma  opinión  del  tloctor  Holmberg  res- 
pecto á  que,  aunque  se  adelanta  gradualmente  y  á  paso 
lento  en  el  conocimiento  de  nuestra  Flora,  apenas  se  ha 
descubierto  una  cuarta  parte  de  las  Fanerógamas  y  tal  vfz 
ni  una  décima  de  las  Criptógamas;  de  modo  que  quedará 
todavía  campo  de  estudio  para  generaciones  venideras. 
394,  I  y  siguientes.  El  autor  se  queja  aquí  de  falta  de  unidad  de 
sistema  on  los  diversos  trabajos  hechos  sobre  la  materia 
por  diferentes  autores;  según  mi  opinión  esto  no  es  incon- 
veniente alguno,  porque  el  que  escribe  una  Flora  debe 


74  ANiLLBS  DE  LK  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

hacerlo  según  algún  orden  sistemático  y  si  se  le  presentan 
obras  escritas  en  otro  régimen,  trasponer  de  aquella  la 
familia  ó  género  á  las  que  pertenecen  según  el  sistema 
bajo  el  cual  el  escritor  desea  redactar  su  obra. 
394)  16.  El  género  Mollugo,  por  ejemplo,  pertenece  según  B.  H.  á 
las  Ficoidéas  (1),  tribu  Molugineas,  mientras  que  muchos 
otros  autores  lo  incluyen  con  razones  poderosas  entre  las 
«  Cario6leas  »  (según  B.  H.  Cariofiláceas)  y  quizá  otros 
entre  las  Mesembriantemeas  (las  que  según  B.  H.  forman 
parte  de  las  Ficoidéas)  y  así  pudiera  citar  muchos  ejemplos 
más.  • 

395,  i .     Formación  de  la  Pampa. 

El  autor  omitió  citar  aquí  los  dos  folletos  de  J.  Ball 
Contribuciones  á  la  Flora  de  Patagonia,  en  las  que  so 
encuentran  anotadas  muchas  plantas  de  la  formación 
pampeana.  Existen  también  colecciones  particulares  reci- 
bidas de  la  provincia  de  Buenos  Aires. 
395,  6.     Formación  del  Monte. 

El  autor  tampoco  ha  tenido  presente  las  varias  publica- 
ciones inglesas  como  ser  :  Hooker.  Bot.  Mise,  I,  II,  III; 
Journal  ofBotany ;  Companion  to  the  Botanical  magazine, 
London^Journal  of  Botany;  Journal  of  Boíany  and  Kew 
Carden  Miscellany  y  el  folleto  del  doctor  F.  Kurtz  :  Sertum 
Cordobense. 

Existen  además  colecciones  abundantes  é  importantes 
de  varios  aficionados. 
395, 12.     Formación  patagónica. 

El  autor  ha  omitido  igualmente  los  datos  ilustrados  que 
contienen  los  folletos  de  J.  Ball  arriba  citado;  y  última- 
mente se  ha  empezado  la  publicación  de  un  nuevo  trabajo 
del  doctor  Spegazzini  intitulado  Nova  addenda  ad  Floram 
Patagonicam. 

En  O.  K.  Rev.  III,  2,  existen  publicadas  á  la  par  de  un 
gran  número  de  plantas  de  varias  formaciones  de  la 
República  Argentina  también  cierta  cantidad  de  la  Pata- 
gonia,  recolectadas  por  el  doctor  F.  P.  Moreno,  señores 
Tonini  y  Beaufils. 

(1)  OK.  Rev.,  I,  pág.  213.  No  acepta  el  diptongo  ai  y  escribe,  por  consiguiente, 
el  nombre  de  la  familia  :  Ficodeas. 


LA  FLORA  ARGENTINA  75 

395,  30.     Bosques  antarticos. 

Fuera  de  los  citados,  se  han  recibido  datos  y  colecciones 
particulares  de  aquellas  regiones. 

395,  33.     fíegtón  de  la  Puna. 

También  son  incompletas  las  citas  del  autor,  porque  no 
menciona  las  de  las  obras  de  Hooker  arriba  indicadas,  que 
contienen  las  determinaciones  de  una  serie  de  plantas  reco- 
gidas por  los  doctores  Gillies  y  Tweedie  y  las  de  los  dos 
Sertum  Mendocinum  por  el  doctor  R.  A.  Philippi.Las  varias 
publicaciones  del  doctor  F.  Kurtz  sobre  plantas  mendo- 
cinas,  y  que  el  autor  cita  en  otra  parte.  Existen  datos  y 
colecciones  de  particulares. 

396,  1 .     Formación  subtropical. 

En  Engler  Bot.  Jahrbücher  se  encuentran  datos  y  des- 
cripciones de  plantas  nuevas,  tanto  de  ésta  como  de  otras 
regiones.  Existen  además  variadas  colecciones  recibidas 
deTucumán,  Salta  y  Jujuy. 

396,  1 1 .     Formación  del  Chaco. 

Como  literatura  para  esta  formación,  puede  citarse  el 
escrito  del  doctor  T.  Morong  :  Enumeración  de  plantas 
del  Paraguay,  en  el  cual  están  contenidos  numerosos 
vegetales  encontrados  en  suelo  argentino.  En  la  publica- 
ción de  Graham  Kerr  se  halla  expuesta  una  larga  serie 
de  plantas  recolectadas  en  las  cercanías  del  fortín  Page, 
territorio  de  Formosa.  Hay  también  colecciones  enviadas 
de  Formosa. 

396,  <3.     Formación  misionera. 

Fuera  de  los  libros  referidos,  existe  el  del  doctor  Do- 
mingo Parodi,  Plantas  usuales;  el  del  señor  Eduardo 
Matoso,  Cien  industrias;  el  de  D.  Juan  Queirel,  Misiones. 
Hay  también  datos  y  colecciones  recibidos  de  aquellos 
parajes. 

396,  24.     Formación  mesopotdmica. 

Además  del  citado  existe  un  opúsculo  del  doctor  HoíT- 
man  Plantae  Lorentzianae  y  oíros.  Asimismo  se  han  reci- 
bido datos  y  colecciones  de  Entre-Rios. 

397  á  401.  Las  exposiciones  numéricas  de  las  especies  de  cada 
familia,  bien  pueden  tener  alguna  utilidad  relativa  y 
comparativa;  pero  son  poco  inteligibles  para  legos  en  la 
materia.  No  pueden  servir  de  norma  para  cada  formación 


76  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARCENTINA 

fitogeográfíca  por  haberse  estudiado  sólo  en  parte  algunas, 
mientras  que  otras  no  lo  han  sido  absolutamente. 

402,  i'f.  Por  algunos  autores  inclusive  L.  M.  las  «  Sesámeas  »  son 
consideradas  como  una  familia  separada.  En  B.  H.  el 
género  de  Martynia  pertenece  á  la  familia  de  las  Pedali- 
neas  (3),  tribu  Marti nieas.  Las  dos  especies  indígenas, 
Martynia  lútea  Lindl.  y  M.  montevidensis  Cham.  N.  v.  : 
Cuernos,  astas,  uñas  ó  espuelas  del  diablo,  son  muy  co- 
munes y  despreciados. 

402,  43,  Según  L.  M.  y  otros  autores  las  <t  Verbasceas  »  forman 
una  familia  particular.  B.H.  hacen  figurar  las  Verbasceas 
como  una  tribu  de  la  familia  de  las  Escrofularineas  (3). 
Del  género  Verbascum  tenemos  la  especie  V.  virgatum 
With.,  de  que  habla  el  autor.  N.  v. :  Barbasco,  Polillera  y 
también  desde  algunos  años  naturalizada  aquí  la  especie 
V.  ñlattaria  Lin.  N.  v.  Gordolobo,  propio  también  á  varias 
otras  especies  de  Verbascum. 

402,  51.  El  doctor  Spegazzini  publicó  en  abril  un  folleto  titulado 
Fungi  Argentini,  en  el  que  da  á  conocer,  fuera  de  las 
ya  publicadas  anteriormente,  un  número  de  más  de  800 
especies  de  Hongos. 

405,  36.  El  «  Caldén  »  es  según  el  doctor  Hieronymus  en  Plant. 
diaph.y  pág.  91,  la  Prosopis  Algarrobilla  Gris.  Pl.  Lor. 
n**  236  y  Symb.n''  673;  la  que  dice  ser  idéntica  con  la 
Prosopis  Ñandubay  Lor.  en  Gris.  Symb»  n**  671. 

Por  consiguiente,  según  este  autor,  el  Caldén  de  San  Luis 
sería  igual  al  Ñandubay  de  Entre-Kios,  Sania  Fe  y  Córdoba. 
Hay  mucha  probabilidad  de  que  la  una  sea  notable  varie- 
dad de  la  otra  y  también  la  hay  deque  pueda  desdoblarse 
en  dos  especies  y  que  el  autor  tenga  razón  en  lo  que  dice 
en  la  página  466,  línea  34.  El  Ind.  Kewens.  las  cita  como 
dos  especies  distintas. 

Paréceme  por  otra  parle  que  el  «  Caldén  »  debe  ha- 
ber sido  el  niño  mimado  del  autor,  pues  no  hallo  otro 


(2)  O.  K.  Rev.  II,  pág.  480,  acepta  en  lugar  de  Pedalineas,  el  nombre  de  Pedaliá- 
ceas como  valido  para  esta  familia  y  une  las  dos  especies  bajo  la  denominación 
M.  lútea  Lindl. 

(3)  O.  K.  Rev.,  II,  pág.  496,  acepta  en  lugar  de  Escrofularineas  el  nombre  de 
Escrofulariáceas  como  propio  para  esta  familia. 


LA  FLORA  AROEHTINA  77 

motivo  fundado  para  que  se  ocupe  tanto  de  un  árbol  que 
carece  aun  de  entidad  mediana  (confr.  obs.  á  pág.  421^  1. 34 
á  i6),  tratando  así  unos  árboles  con  criterio  desigual  y 
olvidando  otros. 

Numerosos  árboles  tienen  seguramente  más  impor- 
tancia, más  divulgación  y  trascendencia  que  el  Caldén. 
El  autor,  no  obstante  eso,  apenas  los  recuerda  con  el 
nombre  ú  omite  la  cita,  como  por  ejemplo  el  Qtiebraeho 
Colorado,  Schinopsis  Lorentzii  Engl.  (4)^  Anacardiácea, 
(confr.  obs.  á  pág.  424,  I.  31 ;  y  á  pág.  449,  I.  42.)  y  el 
Palo  Santo,  Bulnesia  Sannienti  Lor.  in  Gris.  Symb.  n""  433, 
Zigofílea  (5). 

406,  25.  Con  el  párrafo  respecto  á  observadores  y  coleccionistas 
estoy  muy  conforme,  y  convengo  en  que,  para  el  conoci- 
miento de  la  Flora  Argentina  y  su  fitogeograíia  sería  un 
gran  adelanto,  si  no  sólo  en  cada  provincia,  sino  en  cada 
Departamento  hubiera  algún  coleccionista  entendido,  que 
juntase  y  secase  bien  las  especies  de  su  distrito  durante 
varios  años.  Más  todavía  se  progresaría,  si  el  aficionado, 
después  de  fechar  los  ejemplares  y  de  indicar  en  cada  uno 
el  sitio  de  su  procedencia,  pudiese  añadir  á  cada  planta 
su  nombre  vulgar  y  local  y  los  usos  industriales,  los  em- 
pleos medicinales  empíricos,  la  utilidad  que  presta  alas 
haciendas  y  el  daño  que  pueda  ocasionarlas,  y  algunas 
observaciones  propias. 

407  y  415,  7.  Sería  de  poca  utilidad  práctica  é  inoportuno  por  el 
momento  extenderse  en  observaciones  sobre  las  5u¿/orma- 
ciones  de  pastos  duros  y  tiernos;  pero  puede  ser  que  en 
otra  ocasión  volvamos  sobre  el  tema.  La  familia  de  las 
Gramíneas  es,  seguramente,  después  de  la  de  las  Com- 
puestas, la  que  exhibe  más  representantes  en  especies  en 
la  República  Argentina ;  en  cambio,  es  sin  disputa  la  que 
demuestra  mayor  número  de  individuos  que  ninguna  otra. 


(4)  O.  K.  Rev.,  III,  S,  pág.  45,  restituye  el  género  Quebrachia  en  lugar,  del  de 
Schinopsi$  establecido  por  Eogier  en  su  reemplazo  y  adoptado  por  Dur.  Ind. ;  de 
modo  que  en  rigor  y  por  prioridad  pertenece  a  este  árbol  el  nombre  de  Quebrachia 
Lorentzii  Gris. 

'^'5;  O.  K.  Rev..  I,   pág.  89,  acepta  por  nombre  propio  de  esta  familia  él  de 
Zigofildceas. 


78  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Las  Gramíneas  son  las  que  tienen  para  el  hombre,  tal 
vez  más  que  las  Leguminosas,  la  mayor  importancia, 
pues  están  directamente  relacionadas  con  su  existencia. 
Es  la  familia  que  en  este  país  ha  contribuido  y  sigue 
contribuyendo  poderosamente  al  adelanto  del  bienestar  de 
sus  habitantes. 

Ella  está  representada  en  la  República  Argentina  por 
trece  tribus,  104  géneros  divididos  entre  491  especies  y  69 
variedades  determinadas,  y  143  especies  aún  indetermi- 
nadas, de  lo  que  resulta  que  tenemos  un  total  de  703  com- 
ponentes de  la  familia  de  las  Gramíneas  en  nuestra  Repú- 
blica, sin  contar  las  especies  cuyo  género  no  ha  podido  ser 
constatado  y  las  que  todavía  no  se  han  encontrado ;  siendo 
casi  seguro  que  estas  triplicarán  el  número  de  las  deter- 
minadas. 

Creo  que  la  falta  de  conocimiento  de  esta  parte  de  la 
Flora  argentina  debe  imputarse  á  que  ningún  coleccionis- 
ta del  país  ha  prestado  atención  especial  á  las  Gramíneas, 
por  ser  plantas  poco  vistosas  y  sin  atractivos^  siendo  á 
más,  la  mayor  parte,  de  modesta  presencia  y  bajo  creci- 
miento. 
410,  4.  L.  M.  establecen  una  familia  «Cariofileas)^;  B.  H.  la  deno- 
mina Cariofildceas , 
410,  4.     L.  M.  admiten  una  familia  «Soláneas»,  la   misma  ala 

que  B.  H.  le  dan  el  nombre  de  Solanáceas. 
410,  21 .     Supongo  que  el  nombre  del  género  Nothochlaena  R.  Br. 
(no  Nothochlena  como  dice  el  autor)  ha  sido  reformado  y 
aceptado  así  por  muchos  botánicos  por  el  de  Notholaena, 
pero  O.  K.  Rev.  II,  página  816,  ha  restituido  su  verdadero 
nombre.  (Confr.  obs.  á  pág.  462,  I.  12.) 
410,  26.     En  lugar  de  «Enotérea»  debe  decirse  Onagrariea,  por- 
que el  género  «Oenothera»  pertenece  según  L.  M.  y  B.  H,, 
á  la  familia  de  las  Onagrarieas  (6). 
41  K  9.     Casi  todas  las  especies  de  Gerardia  son  llamadas  en  la 
sierra  Salvia  de  la  hora,  Salvia  lora,  Salvilora ;  convengo, 
sin  embargo,  que  el  nombre  de  «conejillas  de  la  sierra», 
sería  muy  apropiado  para  plantas  de  este  género,  por  pa- 
ís o.  K.  Rev.  I,  pág.  250,  determina  el  nombre  propio  á  esta  familia  por  0/ia- 
grdceas. 


LA   FLORA   ARGBNTUIA  79 

recerse  las  flores  mucho  á  las  de  las  coDejíllas  de  jardin, 
especies  de  Anlirrhinum,  Escrofularínea.  (Escrófula riácea 
O.  K.  Rev.;  confr.  ñola  3). 

411,  12  Á  pesar  de  ser  «Crocea»  una  palabra  castellana,  ella  es 
poco  usada  y  casi  incomprensible  á  mucha  gente  ameri- 
cana, por  loque  hubiera  sido  preferible  la  palabra  azafra- 
nada, dorada,  amarillo  subido. 

41 1 ,  13.  Si  el  autor  habla  de  la  familia  de  las  Gramíneas,  me  pa- 
rece que  hubiera  correspondido  decir  Ciperáceas  en  lugar 
dé  «Ciperos)^,  pues  no  se  trata  únicamente  de  especies 
del  género  Cyperus,  sino  también  de  las  de  otros  de  la  fa- 
milia, SctrpuSj  etc. 

411,  13.  Existen  en  la  República  Argentina  unas  veinte  especies 
de  Eringios  bien  determinados,  los  que  crecen  casi  todos 
cerca  del  agua ;  por  consiguiente,  me  parece  impropio  de- 
cir «el  Eringio»,  como  si  no  hubiera  más  que  una  sola 
especie  bien  conocida. 

411,13.  Ño  sabía  y  es  raro  que  la  Blumenbachia  insignis  Schrad., 
(Loasea  ^  Loasácea  O.  K.)  tuviera  el  N.  v.  de  amores 
secos.  La  planta  es  de  flor  hermosa,  tiene  hojas  grandes 
con  pelos  quemantes  igual  ó  peor  que  la  ortiga. 

En  Chile  se  aplica  el  nombre  de  Amor  seco  á  la  Acaena 
pinnatifidaR  y  P. ;  la  que  existe  también  en  Patagonia, 
mientras  que  la  planta  determinada  por  Hieron^mus,  con 
este  nombre  científlco,  resultó  ser  la  Acaena  eupatoria 
Cham.  (Rosáceas). 

En  la  República  Argentina  se  atribuye  e\  nombre  Amor 
seco  al  Heterospermum  diversifolium  Kth.  (7)  y  al  Bidens 
leucanthus  Willd.  (Compuestas). 

411,  17.     L.  M. establecen  la  familia  de  «Dicondreas»,  B.  H.  con- 
sideran el  género  Dichondra  como  perteneciente  á  la  fa- 
milia de  las  Convolvuláceas,  tribu  Dicondreas  {Con(r,  obs. 
.     á  pág.  426,  1.8). 

411,  20.  Compréndese  por  el  nombre  vulgar  y  local  de  «Zarza- 
parrilla» muchas  plantas  distintas  y  á  las  que  se  da  más 
comunmente  esta  denominación  son  :  Varias  especies  de 


7,  Supongo  que  por  prioridad  O.  K.  Rev.,  III,  2,  pág.  158,  substituye  el  nombre 
posterior  de  Heterospermum  aceptado  por  B.  H.  y  Dur.  Ind.,  por  el  de  Heteras- 
pervta  y  el  de  la  especie  por  E.  pinnatum  var.  c  diver^ifnl.  O   K.  ;H.  B.  K.\ 


80  ANALES   DE  LA  SOCIEDAD  aBNTÍFIGA  ARGENTINA 

Smilaa,  Liliáceas,  la  Muehlenbeckia  (H) sagiUi folia  Meissn. 
Poligonea  ('J);  la  Macfadyena  cynanchoides  {C\iwai.)  Mo- 
rong,  Bignoniácea(IO);  el  Liabum  candidum  Gris.,  Com- 
puesta. 
413,  lo.  Existen  varias  especíesele  Euforbiáceas  «rastreras»,  por 
ejemplo,  la  Euphorbia  Lorentzii  Muell.  N.  v. :  Yerba  de  la 
golondrina. 

412,  15.     En  la  República  Argentina  existen  y  arias  Hiperícineas, 

pero  sólo  para  una  de  ellas  tengo  anotado  como  lugar 
oriundo  la  provincia  de  Buenos  Aires,  es  decir,  la  región 
de  la  que  trata  el  autor  en  esta  página,  y  es  el  Hypericum 
connaíuma  Lam.  N.  v. :  Oreja  de  gato,  etc.  Existe  también 
un  H.  bonariensis  descripta  por  Grisebach  en  Symb,  Fl. 
arg.,  núm.  216,  y  en  Lillo,  Flor.  Tuc,  pág.  63,  pero  esta 
especie  aunque  lleva  el  adjetive  de  bonariensis  es  origina- 
ria deTucumán.  Encaso  de  crecer  en  la  región  citada  por 
el  autor  otros  Hipéricos  (que  yo  no  conozco)  puede  decirse 
algunas  Hipericinea^s  (11),  y  si  no  existe,  como  creo,  sino 
una  especie,  no  debe  emplearse  el  plural. 

413,  1  y  9,  y  nota  1.     Curmamoel  óCurúmamoel,  Espina  cruz,  Cru- 

cerilla,  Quina,  son  nombres  triviales  dados  á  la  Co//e¿m 
Cruciata  Gilí.  Ramnea  (12)  y  es  posible  que  el  cerro  de 
Currúmamuel  haya  recibido  su  nombre  de  la  planta,  ó 
vice- versa. 
413,  9(1).  Para  la  Colletia  ferox  Gilí,  tengo  anotado  los  N.  v.  : 
de  Barba  de  tigre,  Tola,  Quina  del  campo.  Crucero,  pero, 
á  estar  á  lo  que  dice  el  autor,  puede  añadirse  á  ella  los  dos 
otros  nuevos  brusca  ó  BrusquUla.  Para  mi  estos  últimos 

(8)  Según  O.  K.  Rev.,  II,  pág.  553,  el  género  Muehlenbeckia  ha  sido  unido  con 
el  de  Polygonunif  de  consiguiente  esta  planta  debe  llamarse  hoy  según  el  autor 
citado:  PoligonumsagiUifolium  O.  K.  (Rev.  III,  2  pág.  369). 

(9)  O.  K.  Rev.,  II.  pág.  552,  acepta  el  nombre  de  Poligonáceas  para  la  misma 
familia  que  B.  H.  y  Dur  Ind.  llaman  Poligoneas. 

(lOj  Según  O.  K.  Rev.,  III,  2  pág.  243,  esta  planta  debe  llamarse  Dolichandra 
cynanchódes  Ch.  y  Schl.  (no  admitiendo  O.  K.  el  diptongo  oi), 

(11)  En  lugar  de  Hipericineas,  nombre  de  familia  expuesto  por  B.  H.  y  Dur. 
Ind.;  O.  K.  Rev.,  I,  pág.  58,  reconoce  el  de  Hipericdceas. 

(12)  O.  K.  Rev.,  I,  pág.  117,  acepta  el  nombre  de  RamndceM,  en  lugar  de 
Ramneas, 


LA  FLORA  ARGENTINA  81 

nombres  pertenecen  á  la  Discaria  longispvia  Miers.  Ram- 
nea  (12).  que  también  se  produce  en  aquella  región. 
(Confr.  obs.  á  pág.  HS,  I.  36.) 
414,  5.  El  autor  se  horrorizarle  ver  el  aspecto  aterrorizador de 
Curmamuel.  ¿Qué  sería  sí  viese  algún  ejemplar  adulto  de 
la  verdadera  barba  de  tigre,  Prosopis  barba-tigridis  Stuck. 
Leguminosa-Mimosea?  Esta  tiene  espinas,  ó  más  bien  di- 
cho, púas  mucho  mayores,  mucho  más  duras  y  tupidas  y 
en  mnyorcantidadqueel  Curumamuel,presentándosecomo 
árbol  de  5  á  6  metros  de  altura,  es  un  montón  de  espinas 
desde  el  suelo  hasta  la  cima  y  ocupando  un  espacio  esfé- 
rico de  4  á  5  metros  de  diámetro.  |Qué  hermosos  ejem- 
plares para  traerlos  del  campo  en  la  mano  y  colocarlos  en 
el  herbario  de  un  coleccionista  I  Merecería  el  nombre  de 
Prosopis  feroxissima  ó  en  castellano  el  de  «  Erizo». 

414,  7.  Según  tengo  entendido  llaman  en  Rio  Negro  y  la  Patago- 
nia  boreal  con  el  nombre  de  Calafate  á  la  Berberís  hete- 
rophylla  Juss.  Berberidea  (13) ;  los  indios  de  la  Patagonia 
también  la  llaman  «  Gayaukhia  »,  mientras  que  á  la  Ber- 
beris  rmctfolia  Lam;  que  también  se  produce  en  aquellas 
comarcas  y  en  la  formacifin  del  monte  la  llaman  «Que- 
brachillo,  Quebrachilla,  Sacha-uva,  Espina  colorada. 

414,  31.  No  conocí  el  nombre  vulgar  de  «Penacho  blanco»  para 
el  Gynerium  argenteum  Nees,  Graminea  (14),  sino  sólo  los 
de  Cortadera  ó  Paja  brava;  reconozco,  sin  embargo,  que  la 
planta  tiene  cierto  derecho  dé  poseer  ambos. 

414,  28.     He  oido  varias  veces  llamar  á  una  yerba  Té  pampa,  pero 

no  supe  que  esta  fuera  una  gramínea,  ni  me  fué  posible 
obtener  el  nombre  cientifíco,  ni  tampoco  ejemplares  con 
este  nombre  vulgar. 

415,  1 .     Por  Café  de  Misiones  ó  Café  negro  se  conocen  las  semillas 

tostadas  de  la  Cassia  oceidentalis  Lin.,  Leguminosa-Cesal- 
pinea.  En  Córdoba  y  provincias  del  Norte  llaman  Café  del 
paisa  la  Cassia  bicapsularis  Lin.,  y  con  mayor  razón  tam- 
bién sus  semillas  tostadas. 


(13j  OK.  Rev.,  I.  pág.  10,  reemplaza  el  nombre  de  Berberideas  por  el  de  Ber- 
bériddeeas, 

(14)  OK.  ReT.,  lU,  2,  pág.  354,  devuelve  á  esta  planta  el  nombre  de  Gynerium 
dwecum  Dalliére,  el  cual,  según  este  autor,  le  corresponde  por  prioridad. 

ají.  SOC.  CI»T.  aro.  ->  T.  XLVIII  6 


82  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

415,  5.  Mis  ideas  concuerda n  con  las  del  autor  en  lo  referente  á 
..  que  es  de  gran  utilidad  y  hasta  de  necesidad  que  un  buen 
botánico  visite  en  época  conveniente  nuestros  territorios, 
deteniéndose  en  cada  parada  para  recorrer  sus  alrede- 
dores,, para  poder  formarse^  después  de  algunos  viajes 
circulares,  una  idea  exacta  de  las  formaciones  fítogeográ- 
fícasdel  país. 

Por  otra  parte  y  sin  dejar  de  reconocer,  que  el  Gobierno 
Nacional  hace  muchos  esfuerzos  para  fomentar  en  todo 
sentido  el  progreso  del  país,  me  os  difícil  creer  en  contra 
de  la  opinión  del  autor,  que  algún  botánico  serio  encuen- 
tre gran  apoyo  en  los  poderes  nacionales  para  esta  clase 
de  empresas. 

La  causa  que  obsta  á  ella  es,  según  mi  opinión,  la  gran 
crixis  pecuniaria  porque  actualmente  atravieza  nuestro 
país ;  y  también  sucede  que  muchos  de  nuestros  manda- 
tarios tienen  un  horizonte  demasiado  estrecho,  una  idea  más 
bien  despreciativa  de  las  producciones  naturales  del  país, 
faltándoles  cierto  esclarecimiento  para  very  palparla  uti- 
lidad é  importancia  que  encierra  el  conocimiento  déla 
que  el  suelo  produce  espontáneamente. 

No  me  retiero  tanto  al  reino  animal  y  mineral,  sino 
mayormente  al  reino  vegetal,  siendo  la  Flora  de  un  país^ 
la  que  debe  formar  la  base  primordial  del  bienestar  de 
su  economía  pública. 

415,  25.  Es  de  desear  conocer  el  nombre  científico  de  la  estipa 
denominada  Lig-mallin. 

415,  47.  En  la  Patagonia  boreal  se  aplica  también  el  nombre 
de  Alfilerillo  al  Geranium  patagonicum  Hook.,  Gera- 
niácea. 

41 5»  48.  Macachin  es  nombre  guaraní,  común,  á  todas  los  Oxali- 
deas  en  particular  á  las  especies  del  género  Oxalis  (15). 

415,  i9.  La  denominación  Mastuerzo  es  aplicable  á  varias  plan- 
tas, entre  ellas  al  Nasturtium  bonariense  Poir.  (16),  Crucí- 

(15)  O.  K.  Rev.,  I,  pág.  96,  restablece  por  prioridad  el  género  de  Ácelosella  en 
lugar  del  áeOxalis,  que  era  aceptado  generalmente. 

(16)  Seg.  O.  K.,  Rev.,  I,  pág.  23,  al  Nasturtium  bonariense  Poir.  pertenece 
el  nombre . Cardawtnc  indica  O.  K.  (L.)  y  honariensis  O.  K.  (Poir.  D.  C.)  (non 
Cardamine  bonariensis  var.  Pers.). 


LA  FLORA  ARGENTINA  83 

fera  y  á  la  Prosopis  strombulifera  Benlh.,  Leguminosa- 
Mimosea  y  á  otras. 

416,  3.  Ignoro  que  haya  una  familia  de«Ambrosiáceas»,  pues  se- 
gún L.  M.  y  B.  H.  el  género  Xanthium,  al  cual  pertenece 
el  Ahrojo  y  el  Cepacahallo,  es  atribuido á  la  familia  délas 
Compuestas  (Sinantéreas,  según  otros  autores)  tribu  He- 
liantoideas. 

416,  4.  El  autor  separa  en  las  líneas  subsiguientes  las  Compues- 
tas (Sinantéreas)  como  si  en  realidad  las  dos  Xanthium  no 
perteneciesen  á  la  misma  familia. 

416^  5.  Sigue  diciendo  dos  ó  tres  especies  de  Manzanillas  ó  Camo- 
milas, cuyo  último  nombre  puede  suprimirse  y  las  dos  ó 
tres  especies  de  manzanillas  pueden  reducirse  á  las  dos 
especies  i4n¿Aemi5  arvensis  Lin.  y  A.  Coíula  Lin.  Com- 
puestaSy  naturalizadas  en  el  pais. 

416,  16.  La  palabra  imaran^u^  debe  escribirse  sin  A  (no  Ama- 
ranthus)  • 

416,  20.  Los  dos  hinojos,  asnal  y  vulgar,  Foeniculum  piperitum  D. 
C.  y  vulgare  Gaertn.  Umbelíferas  que  tenemos  aquí,  son 
naturalizadas  en  el  país,  mientras  que  el  Coriandro,  Cu- 
lantro, Cilantro,  Coriandrum  sativum  Lin.,  Umbelífera,  se 
encuentra  cultivado  y  raras  veces  espontáneo,  como  por 
ejemplo:  en  laPatagonia  según  O.  K.  Rev.  III,  2,  página 
112.  El  Coriandrum  foeniculum  no  lo  conozco. 

416,  23.  Como  L.  M.  admiten  una  familia  «Sotaneas»  el  autor 
atribuye  á  ella  el  Chamico,  Datura  Slramonium  Lin.,  esta 
especie  pertenece  según  B.  H.,  Dur.  Ind.,  y  O.  K.  á  la  fa- 
milia de  las  Solanáceas. 

416,  25.  El  nombre  áe  Ximenesia  microptera  D.  C.  es  sinónimo  de 
Verbesina  encelio'ides  Benth.  Hook.  y  laque  debe  llamarse 
hoy  según  ^0.  K.,  Rev.,  IIP,  página  183.  Verbesina  aus- 
tralesBkr.,  Compuesta.  N.  v.:  Mirasol,  Santa-María,  Que- 
yú-cisa  (guaraní). 

416,  29.  Algunos  autores,  inclusiveO.K.  Rev.,  I.,  página  56,  acep- 
tan una  familia  «  Porlulacáceas  »,  mientras  que  L.  M.  y 
B.  H.  sólo  registran  el  nombre  de  Portulaceas  para  esta 
familia. 

41 6|  34.  Tratándose  de  familias  Primuláceas,  Rubiáceas,  etc.,  debe 
ponerse  para  guardar  armonía  y  simetría  (según  B.  H.) 
Verbenáceas  j  Solanáceas  y  no,  «  Verbenas  y  Solaneas». 


84  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

416,  38.  En  cucilquier  punto  de  la  República,  que  un  añeíonado 
ó  diletante  se  dedique  al  estudio  de  la  botánica  puede  es- 
tar se^ro  de  encontrar  vasto  cannpo  para  sus  investiga- 
ciones y  una  superabundante  cosecha. 

416,  42  y  siguientes.  Es  precisannente  la  referida  falta  de  unidad 
y  unifornf)idad  que  quize  evitar  reconcentrando  bajo  un 
único  sistema  en  un  sólo  catálogo  todas  las  plantas  existen- 
tes en  la  República  Argentina,  para  cuyo  trabajo  acepté  el 
libro  sisteniático  de  B.  H.  con  las  reformas  y  modificacio- 
nes aceptadas  por  la  mayoría  de  los  botánicos.  (Confr. 
obs.  á  pág.  393,  línea  37.) 

416,  9  y  siguientes.  No  deseo  interpretar  mal  lo  que  el  autor  quie- 
re expresar  en  este  pasaje,  ni  suponer  haya  tenido  la  más 
leve  intención  de  ofender  á  alguien,  pero  en  obsequio  á 
la  verdad,  este  pasaje,  además  de  que  quedarla  mejoren 
una  novela,  contiene  un  insulto  disimulado  á  todos  los  ha- 
bitantes Aumanos  de  la  República  Argentina  y  en  particu- 
lar d  siLS  hombres  de  ciencia,  porque  si  empezamos  por  la 
linea  10,  en  la  cual  dice,  que  el  buey  es  el  único  químico 
que  ha  analizado  los  pastos,  por  analogía  debe  ser  tam- 
bién el  mejor  botánico  y  en  consecuencia,  como  conclu- 
sión, pudiéramos  indicarel  mismo  rumiante  para  escribir 
nuestra  Flora,  no  necesitando,  como  dice  en  la  línea  27, 
ningún  «Huevo  de  Colón  »  para  conocer  el  resultado  de 
su  digestión. 

418,  35.  En  lugar  de  « Cangrejales»  me  hubiera  parecido  mejor 
y  lo  creo  también  más  comprensible  poner  la  palabra 
pantanos  ó  fangos.  Entiéndase  por  Esparto  varias  es- 
pecies de  Gramineas  y  Ciperáceas.  En  cuanto  á  la 
especie  Spartina  australis  citada  por  el  autor,  mis  libros 
no  la  registran  como  existente  en  la  República  Argentina. 
Ter^o  anotadas  como  indígenas  las  especies  Spartina 
brasiliensis  Raddi;  Sp.  ciliata  Kth. ;  Sp.  montevidensis 
Arech. ;  Sp.  patagónica  Speg. ;  Sp.  densiflora  Brong.,  Gra- 
míneas. 

418,  36.  Brusca  ó  Brusquilla  es  la  Discoria  longispina,  Miers., 
Ramnea,  es  según  el  autor  la  Colletia  ferox  Gilí.  Ram- 
nea  (17).  (Confr.  obs.  á  pág.  413,  línea  9.) 

(17)  SegÚD  O.  K.  Rev.  :  Ratnnácea;  confr.  nota  1^. 


LA   PLORA  ARGENTINA  85 

420,  50.  Referente  &  Mimoseas  y  Cesalptneas.  (Confr.  obs.  á  pág. 
394,  linea  1.) 

490,  16.  El  Algarrobo  es  la  Prosopis  confr.  pág...  La  Prosopis  alba 
Gris.,  Algarrobo  blanco,  no  es  más  que  an  representante 
de  tantas  especies,  no  siendo  tampoco  ésta  la  más  esparci- 
da. La  algarroba  (fruta)  se  vende  por  fanegas  en  los  mer- 
cados, no  sólo  en  la  ciudad  de  Tucumán  sino  también  en 
las  provincias  de  Córdoba,  Santiago  y  Salta  y  en  toda  la 
campaña.  Los  estancieros  suelen  guardarla  con  más  cui- 
dado que  el  maíz. 

420,  37.     Al  decir  «  Quebracho  colorado»  en  este  sitio  es  segura- 

mente un  error  grave  del  aulor,  pues  debe  ser  Quebracho 
blanco,  Aspidosperma  quebracho  Schlcht  (18).  Apocinácea. 
(Confr.  obs.  á  pág.  424,  linea  31 .) 
484,  1.  No  he  oido  denominar  á  la  Jodina  rhombifolia  Hook.  et 
Arn.,  (19)  Santalácea,  «Quebracho  blanco»  pero  si  Qu€- 
¿rracAo /Zq/o,  Peje,  Sombra  de  toro,  Choan  (Rioja),  Quin- 
chilin,  QuinchmnyQuirilin  (Córdoba). 

421,  34  y  46.    Confr.  lo  dicho  en  obs.  á  página  405,  I.  39. 

421 ,  28.    En  cuanto  al  Chañar  y  Gourliea  decoríicans.  Gilí .,  Legumi- 

nosa-Papilionáeea,  he  hecho  las  mismas  observaciones  que 
el  autor  refíere  como  suyas  (!)  y  para  ver  si  tarde  ó  tem- 
prano puede  sacarse  á  luz  una  buena  variedad  ó  una 
nueva  especie,  he  recogido  muestras  de  varios  árboles  flo- 
ridos, que  presentaban  ciertas  diferencias.  Lo  cierto  deT 
caso  es,  que  las  frutas  del  Chañar  de  Córdoba  son  pulpo- 
sas, dulces  y  agradables  y  no  ásperas  ó  astringentes,  pre- 
parándose de  ella  una  aloja,  como  también  patay  y  sobre 
todo  arrope. 

422,  32.     L.  M.  y  otros  autorizan  como  nombres  de  familia  «  Apoci- 

neas  y  Samideas»  mientras  queB.  H.  y  O.  K.  Rev.  las  es- 
criben Apoctndceas  y  Samiddceas. 

423,  3.    Existen  tres  especies  de  Morrenia  en  la  República  Argen- 

gentina  ;  la  Morrenia  brachystephana,  Gris.,  la  M.  odorata 


(18)  O.  K.  Rev.,  I,  pág.  416,  restablece  por  prioridad  el  género  Macaglia  Vahl. 
tl810),  en  cambio  del  de  Áspidosperma,  así  que  según  él  [confr  Rev.,  lU  S.  pág. 
198)  el  4.  Quebracho  Schl.  debe  ser  llamado  Macaglia  Quebracho  O.  K(Sch1.;. 

¡19)  Según  O.  K.  Rev.,  III,  2,  pág.  283.  Esta  planta  debe  llamarse  hoy  Jo- 
dina  bonariemie  O.  R. 


86  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  aBNTÍFICA  ARGENTINA 

Lindl.yotra  indeterminada,  Asclepiadeas  (20),  creo  que 
la  M.  odorata  es  la  más  esparcida . 

Compréndese  por  tasi  ó  taxi,  etc.,  sobre  todo  tratándose 
de  la  fruta,  una  serie  de  especies  de  Asclepiadeas  y  no  só- 
lo las  especies  de  Morrenia. 
423,  32.     La  Poinciana  Gilliesii  Hook.  es  hoy  la  Caesalptnia  Gillie^ 
sii  Benth.  (21 X  Leguminosa-Cesalpinea. 

423,  42.     La  Lippia  lycioides Sieud.  (32),  Verbenácea,  tiene  á  más 

el  nombre  vulgar  de  Cedrin^  según  el  paraje,  muchos  otros 
sinónimos  triviales,  porejemplo:  Azahar  silvestre,  Azahar 
del  campo,  Cedrón,  Cedrón  silvestre,  Ángel  ó  Palo  ángel, 
Oreganillo,  Palo  amarillo,  Niño-rupá  (Corr.),  Muña  del 
moiite  (Oran),  Choique-mamoel  (Pat.). 

424,  30.     Debe  decirse  entre  paréntesis  Caesalpinia  praecox  R.  y 

P.,  Leguminosa-Cesalpínea  (23). 
424,  31.  En  esta  parte  el  autor  incurre  en  un  error  craso, 
pues  confunde  el  <(  Quebracho  blanco  »  con  lo  que  en 
rigor  se  llama  Quebracho  Colorado^  Schinopsis  Lorentzii 
Engl.,  (24)  Anacardiácea,  existiendo  además  otras  tres 
especies  muy  aliadas  que  llevan  el  mismo  nombre  vulgar ; 
Schinopsis  Marginata  Engl.,  Ba/an^ae  Engl .  y  Morongii 
Britton  (sub  Quebrachia),  la  primera,  de  la  provincia  de 
Córdoba,  formación  del  Monte,  y  las  dos  últimas  de  Co- 
rrientes y  Chaco,  formación  chaqueña.  (Confr.,  obs.  á  pág. 
405,  linea  36,  y  á  pág.  425,  línea  30.) 

Quizá  por  no  creerlo  necesario  en  virtud  de  ser  dema- 
siado conocidas  esas  especies  de  árboles,  el  autor  hace  caso 
omiso  de  la  gran  importancia  que  tiene  la  madera  de 
aquéllos ;  no  tanto  por  los  múltiples  usos  que  prestan  en 
el  mismo  país,  sino  por  la  demanda  que  tienen  para  su 
exportación  al  extranjero,  cuyo  valor  alcanza  d  millones 

(20)  SegÜD  O.  K.  Rev.,  II,  pág.  147,  el  nombre  de  esta  familia  debe  ser  Áicle- 
piaddceas, 

(31)  O.  K.  Rev.,  III,  3,  pág.  53,  da  como  autor  de  esta  planU,  Wall.  [H.  K.j. 

(22)  O.  K.  Rev.  III,  2,  pág.  252,  restituye  por  prioridad  á  esta  planta  el  nombre 
de  Lippia  ligus trina  O.  K. 

(23)  O.  K.  III,  2,  pág.  54,  cita  como  autor  de  esta  planta Hk.  et  Am.  %h,  y  K »• 

(34)  Corresponde  igual  observación  que  á  la  nota  4  y  con  idéntica  razón  debe 
ponerse  Quebrachia  Balansae,  Quebrachia  marginata  y  Quebrachia  Morongii. 


LA  rUHUl  ABGUmKA  87 

de  pesos  anuales .  Me  hubiera  gustado  leer  algo  acerca  de 
estos  vegetales,  pues  creo  son  de  preferente  estudio  al 
Caldén,  Prosopis algarrobilla  Gris.,  Leg.-Mímos.  (Confr. 
obs.  á  pág.  449,  linea  43.) 

434,  33.    Lo  dicho  sobre  Cácteas.  (Confr.  obs.  á  pág.  392,  línea  37.) 

424,  37.    Por  Jumes  se  comprenden  varios  arbustos  ó  matas  leño- 
sas de  terrenos  salitrosos,  de  la  familia  de  las  Quenopodiá- 
ceas,  pertenecientes  á  los  géneros  Spirostachys^  Helero- 
•      stachys  (25)  (Halopeplis )  y  Suaeda  (26). 

434,  48.  No  conozco  ninguna  «  Euforbiácea  >  achaparrada  que 
llamen  «  Oreja  de  gato  ^ ;  tal  vez  sea  algún  Crotón.  (Oxy- 
dectes,  según  O.  K.). 

El  nombre  vulgar  de  Ore;a  de  i/ato,  confr.  obs.  á  pág.  412, 
linea  14,  es  dado  á  la  Diehondra  serieea,  Sw.,  (27)  Convol- 
vulácea, y  al  Hyperieum  Connatum  Loro.,  Hípericinea(28). 

428,  36.  Al  citar  el  autor  en  esta  parte  al  Guayacán  con  el  nom- 
bre cíentftico  de  Porliera  (29)  hygrométriea  comete  un 
error  y  una  confusión.  En  efecto,  el  arbusto  llamado  Gua- 
yacan  de  Córdoba  fué  determinado  por  Grisebach  con 
este  nombre  científíco,  el  que,  en  realidad,  pertenece  á  un 
árbol  de  Chile  y  del  Perú  ;  pero  más  tarde  el  doctor  Engler 
apercibió  el  error  de  Grisebach  é  instituyó  para  él  una  nue- 

(25)  o.  K.  Rev.,  II,  pág.  655,  y III,  2,  pág.  266,  eoglobael  géoero  Heterostaehys 
en  el  de  Spirostachys,  del  caal  según  este  mismo  autor  no  existe  sino  una  espe- 
cie, que  es  la  Sp.  ritterana  Ung.  Sterub.  (=  Halopeplis  Gilliesii  Gris.  =s  Hete- 
rostaehys  RitUrana  Ung.  Stern.jy  las  dos  especies  Sp.  patagónica  j  Sp.  vagi- 
nato citadad  por  Gris,  pertenecen  seg.  O.  K.  al  nuevo  género  Allenrolfea  y  á 
las  especies  A.  patagónica  O.  K.  (Grís)  y  4.  vaginata  O.  K.  (Gris.). 

(26)  O.  K.  Rev.,  II,  pág.  549,  y  III,  3,  pág.  115,  reduce  el  género  Suaeda^  por 
prioridad,  al  de  Lerchea  Hall. 

(27)  O.  R.  Rev.,  Id,  2,  pág.  216,  considera  esta  especie  como  variedad  de  otra  y 
expresa  su  definición  por  :  Diehondra  evolvulacea  Brítton  var.  d.  sericea  Poir. 

(Sow.) 

(28)  Según  O.  K.  Rev. :  Hiperícinea  B.  H.  =Hipericdcea  O.  K.(  Confr.  nota  11). 

(29)  Supongo  que  el  género  instituido  por  Rufzy  Pavón  en  su  FJora  pfruatia.página 
55,  sea  el  de  Porlieria^  pero  debe  haber  sido  incorrectamente  establecido  con 
este  nombre  porque  si  aquél  fué  dedicado  al  honor  de  algún  sabio  llamado  Porlíer, 
necesariamente  el  nombre  del  género  debía  ser  Porliera  y  no  Porlieria.  Pero  una 
vez  asentada  esta  última  denominación,  la  mayoría  de  los  botánicos  han  seguido 
empleándola.  Stendel  Nomencl.  y  O.  K.  Rev.,  III,  2,  pág.  90,  sólo  reconocen 
Porliera. 


88  ANALES  DE  LA  80GISPAD  CIJSNTIFIGA  ARGENTINA 

va  especie  denominándola  Porliera  Lorentzii  Engl.,  Zigo- 
filea  (30). 

Esta  planta  es  llamada  en  Córdoba  Guayacán  y  en  San- 
tiago, Tucumán  y  Salta,  en  donde  toma  las  proporciones 
de  árbol,  la  llaman  Chucupí  ó  Cucharero. 

El  autor  confunde  el  Guayacán  de  Córdoba  con  el  Gua- 
yacan  de  Tut^cumán  y  Corrientes,  que  es  la  Legumínosa- 
Cesalpínea,  Caesalpinia  melanocarpa  Gris,  (confr.,  obs.  á 
pág.  449,  linea  28  y  línea  40).  Con  todo  lo  dicho  no  es 
imposible  que  algún  día  se  encuentren  en  los  montes  de 
Tucumán  ó  Salta  ejemplares  de  la  verdadera  Porliera 
hygrometrica  R.  y  P. 

425,  39.     No  conozco  ninguna  especie  que  lleve  el  nombre  cientí- 

fico de  Prosopis  aphylla.  La  especie  á  que  se  refiere  el  au- 
tor, es  sin  duda  la  Prosopis humilis.  Gilí.,  Leguminosa-Mi- 
mosea,  de  flores  rojas.  N.  v. :  Algarrobilla  del  gato  ó  de  la 
perdiz.  Existen  varias  Prosopis  indígenas  que  en  sentido 
lato  pueden  llamarse  áfilas  (sin  hojas),  como  ser  además 
(le  la  humilis,  la  sericantha  Gilí,  y  la  barba-trigridis  Stuck . 

426,  7.     La  especie  determinada  por  Grisebach  por  Gossypianthus 

australis  fué  traspuesta  por  Hookcr  al  género  Guillemi- 
nea  (31)  llamándola  Guilleminea  australis  (Gris.)  Hook., 
Amarantácea. 

Esta  planta  la  denominan,  lo  mismo  que  otras.  Amaran- 
táceas  rastreras,  ierba  del  pollo,  y  particularmente  ^er¿a 
de  la  urpila,  muy  esparcida  no  sólo  en  las  sierras  de  varias 
provincias,  sino  que  se  encuentra  también  en  los^  ai  rededo- 
res de  poblaciones,  cubriendo  á  veces  trechos  considera- 
bles, dando  así  al  suelo  un  precioso  aspecto  de  alfombrado. 

426,  8.     Lo  dicho   sobre  Dicondreas,  cfr.,  obs.  á  página  411, 
línea  17. 

426,  11.     Según  B.  H.  el  género  Zanthoxylum  (32)  pertenece  á  la 

(30)  Según  O.  K.  Rev.,  Zigofilea  B.  H.  =Z¡gofilácea  O.  K.  (confr.  cota  6¡. 

(31J  A  pesar  que  varios  autores  escriben  el  nombre  de  este  género  Guilleminea^ 
O.  K.  Rey.,  II,  página  537,  lo  escribe  Guilleminía, 

(3^1  O.  K.  Re?.,  I,  pág.  102,  acepta  en  1891  el  género  de  Zanthoxylum;  mien- 
tras que  en  O.  K.,  ÍII,  2,  pág.  34,  rechaza  el  nombre  de  este  género  y  lo  reemplaza 
por  prioridad  por  el  de  Pagaras  Burm.,  de  modo  que  según  O.  K.,  1.  c,  la  planta 
aqui  citada  debe  llamarse  Pagaran  coco,  Engl.  (Gili.J. 


LA  FLORA  ARGENTINA  89 

familia  de  las  Rutáceas,  tribu  zantlK)XÍleas(y  no  tribu  Ru- 
láceas). 

El  Zanihoxylum  coco.  Gilí . ,  lo  llaman  en  San  Luis  y  Cór- 
doba Coco,  y  en  Tucumán  y  Salta,  en  donde  se  eleva  á 
mayoraltura  CocAucAo.  (Confr.,  obs.  á  pág.  446,  linea 36). 
Su  madera  es  blanda,  de  color  amarillo,  á  veces  con 
vetas  negras. 

426,  21.  Existe  en  aquellas  comarcas  la  especie  Mimulus  luteus^ 
Lin.,  pero  la  más  abundante  es  la  de  Mimulus  parviflo- 
rus  Lindl. 

426,  22.  La  especie  que  fué  determinada  por  Gris.,  Woodsia  obtu- 
ra ha  venida  á  ser  denominada  Woodsia  montevidensis 
por  Hieron . 

426,  37.  La  Bignoniácea  de  flor  roja,  es  la  misma  que  el  autorcita 
en  la  pág.  443.  línea  13,  (confr.  pág.  411,  línea  20),  con 
el  nombre  de  Dolichandra  cynanchoides  Cham.  y  la  que 
es  hoy  Macfadyena  Cynanchoides  (Cham.)  Morong  (33) 
llamada  con  mucha  vulgaridad  Zarzaparrilla. 

426,  41 .  El  color  de  la  flor  del  Lycium  que  cita  el  autor  no  es  «  azul  )^ 
sino  morado,  como  lo  indica  á  página  443,  linea  9,  es 
el  Lycium  cestroides  Schiecht.,  (34)  Solanácea,  existiendo 
sin  embargo  otros  de  flores  mas  ó  menos  moradas  como 
por  ejemplo  los  del  Lycium  pruinosum  Gris.,  I.  elongatum 
Miers.,  etc.  El  Lycium  argentinum  Hier.  produce  flores 
blancas  grandes  con  rayas  víolaceo-claras. 

Entre  las  especies  áe  Lycium  se  han  formado  una  serie 
de  híbridas  debido  á  la  fecundación  de  una  especie  sobre 
otra,  resultando  así  un  Lycium  argenttno-cestroides 
Hier,  (35);  un  L.  argentino-elongaium  Stuck.,  un  L.  elon-- 
gato-cestroides  Hier.  y  otros. 

426,  44.     Comprendo  por  Cufeas  plantas  del  género  Cuphea  de  la 

33)  Segiio  O.  K.,  coofr.  nota  10,  la  Mae fadyena cynanchoides  (Chana.)  Moroog. 
debe  ser  la  Dolichandra  cynanchoides ^  Ch.  y  Schl. 

34)  Según  O.  K.  Rev.,  III,  2,  p.  221,  debe  ser  ¿yctum  cestrodes  Schl. 

35)  Según  O.  K.  Rev.,  III,  2,  pág.  221,  el  Lycium  argentinum  Hieron.  es 
idéntico  con  el  £.  ciliatum  Schl.  y  admite  la  hibrída  £.  cestrodes  X  L.  ciliatum 
citada  por  Hier.  siendo  quizá  según  este  autor,  las  híbridas  citadas  variedades 
del  ¿.  ciliatum,  por  ejemplo,  var.  fi  hetermorphum  O.  K.  ó  var.  y  cordo- 
bense  O.  K. 


90  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD  CIEUTÍFICA  ARGENTINA 

familia  de  las  Litrarieas  (36)  tribu  Litreas.  Se  encuentran 
muy  particularmente  cerc^  de  acequias  ó  aguas  corrientes, 
y  casi  todas  son  de  flores  morado-claras,  llamadas  San- 
guinaria y  Sieíe  Sangrías. 

426,  45.     En  lugar  de  «  Enolereas  »  debe  decirse  Onagrarieas  (37) 

(Confr.  obs.  á  página  410,  linea  36.) 

427,  24.     Al  citar  el  autor  en  este  punto  un  clavel  del  aire  ó  flor 

del  aire  con  el  nombre  de  «  TiUandsia  circinalis  »  de  flor 
olorosa  blanca  debe  haberse  trascordado,  porque  la  especie 
T.  circinalis  de  Gris,  hoy  TiUandsia  Duraíii  Vis.,  Brome- 
liácea,  produce  flores  moradas  de  poca  fragancia,  y  existe 
en  numerosos  ejemplares  en  las  barrancas  del  Rio  i"",  en 
los  alrededores  de  Córdoba  y  en  casi  toda  la  falda  oriental 
de  la  sierra  chica  de  Córdoba. 

La  especie  á  que  el  autor  se  refiere  y  que  es  de  flor 
blanca  olorosa^  es  la  que  Gris,  determinó  con  el  nom- 
bre de  TiUandsia  max^ronemis  Gris.,  hoy  T.  añphioi- 
des  Ker. 

427,  5.  Las  Bromeliáeeas  terrestres  de  flores  amarillas,  de  vara 
corta,  espiga  más  compacta  pertenecen  al  género  Deina- 
canthon  y  las  otras  de  espigas  más  abierta  de  vara  larga, 
casi  todas  al  género  Dyckia. 

De  este  último  género,  por  ejemplo,  existen  en  el  Norte 
cantidades  inmensas,  yendo  por  el  camino  carretero  que 
conduce  de  Tucumán  á  la  Colonia  Rivadavia  (situada  á 
orillas  del  Rio  Bermejo)  y  después  de  haber  pasado  unas  1 6 
á  18  leguas  el  rioUrueña,  al  Nordeste  de  un  lugar  llamado 
«Laguna  Negra  »,  entre  el  grado  64  y  65  de  longitud  y  el 
25  y  26  de  latitud,  se  encuentran  extensiones  de  leguas 
cubiertas  casi  exclusivamente  de  Bromeliáeeas  de  esta 
clase,  que  son  el  terror  de  los  estancieros.  Estas  plantas 
contienen  una  fibra  textil  tan  resistente  y  blanca,  que 
fácilmente  puede  llegar  á  ser  objeto  de  exportación.  Su 
nombre  vulgar  es  «  Chaguar  ». 

427,  46.  Creo  que  se  emplea  más  la  palabra  Relamo  con  ter- 
minación en  o  y  no  con  la  terminación  en  a,  siendo 
también    su    denominación  científica     Bulnesia    Reía- 

(36)  o.  K.  Rev.,  I,  p.  348,  adopta  para  esta  familia  el  nombre  de  Lítráceas. 

(37)  SegÜD  DOta  6  las  Onagrarieas  de  BH.  =  Onagraceas  de  O.  K.  Rev. 


LA  FLORA  ARGENTINA  91 

mo  (38)  (Gilí.)  Gris.»  Zigoñlea  (39)  y  no  Retama.  Existe 
eo  aquella  región  la  Bulnesia  foliosa,  Gris,  que  ileva  idén- 
tico nombre  vulgar,  aunque  he  oido  hablar  de  Retamo 
macho  y  hembra. 
428,  4.  La  Tncomaria  Usillo  Hook.  et  Arn.  N.  v.  :  Usillo,  Suripe- 
lado,  pertenece  á  la  familia  de  las  Malpighidceas  (y  no 
Cácteas)  y  no  encuentro  razón  alguna  para  que  haya  me- 
recido el  pomposo  nombre  de  «  Gigante  de  las  Cácteas  ». 
428,  5.  El  autor  cita  en  este  renglón  un  Oxycladus  aphyllus  Gris., 
perteneciente  á  las  Mimoseas,  cometiendo  así  dos  errores  : 

1^  Miers  ha  descrito  una  planta  anómala  como  perte- 
neciente á  la  familia  de  las  Bignoniáceas  con  el  nombre 
de  Oxycladus  aphyllus  y  Gris.,  en  Plantae  Lorentzianae 
aceptó  esta  determinación. 

Posteriormente,  cuando  Gris,  recibió  más  material  y  se. 
presentó  una  otra  especie  de  este  mismo  género  pudo 
entonces  constatar  que  estas  plantas  pertenecían  á  la 
familia  de  las  Escrofularineas  (40). 

Gris.  ,en  su  Symb.  ad  Flor.  Arg.  las  colocó  con  toda 
seguridad  en  el  género  chihno  Monttea.  La  primera  planta 
recibió  por  esta  razón  el  nombre  de  IHonttea  aphylla  Gris. 
N.  V. :  Elcui  (Patag.)  y  Ala  (Mendoza).  La  segunda  especie, 
denominada  por  Hieron.  Moniiea  Schickendantztú  fué 
también  descripta  por  Gris,  y  lleva  el  nombre  vulgar  de 
Tintilla  y  Olivilla. 

2^  El  segundo  error  del  autor  es  el  de  atribuir  esta 
planta  á  las  Mimoseas  (Leguminosas),  en  lugar  de  á  las 
Escrofularineas. 
428,  H .  En  sustitución  de  la  expresión  «  dilución  »  que  se  usa 
hablando  de  líquidos,  mejor  hubiera  sido  signifícara  el 
concepto  con  la  propiedad  que  corresponde  de  repetición 
en  grado  diminutivo. 

(38)  O.  K.  Rev.,  III,  2,  pág.  29,  indica  B,  Retama  Gris.  Yo  creo  que  debe  ser 
Retamo,  porquesupongo  que  U.  A.(«  Gilí.  » )  lo  denominaron  primero  ZygophyUum 
Retamo  (con  o).  Gris,  lo  cambió  en  a  en  Pl.  Lor,  y  reconociendo  la  prioridad  con 
O.,  en  Symb.  lo  volvió  á  escribir  con  o. 

Así  que,  á  iqí entender,  la  planta  debe  llamarse  B,  Retamo  Gris.  ¡Gilí.;. 

(39)  Según  O.  K.,  confr.  nota  5,  Zigofileas  R.  H.  =  Zigofildceas  O.  K.  Rev. 

(40)  Escrofularineas  de  B.  H. :»  Escrofularíáceas  O.  K.  Rev.,  confr.  nota  3. 


92  ANULES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

428,  10-20.  En  lugar  de  decir  «  Arundinácea  »  me  parece  mejor 
decir  Arundinea,  pues  L.  M.  establecen  una  tribu  con  el 
nombre  de  Arundineas.  Según  B.  H.  el  génetx)  Arundo  está 
encerrado  en  la  tribu  de  Festuceas.  Hay  dos  especies  indí- 
genas de  Arundo  determinadas  y  otras  dos  sin  determi- 
narse. Generalmente^  se  da  el  nombre  de  Carrito  ó  Carriza 
á  Gramíneas  de  hojas  ñlosas  como  el  Gynerium  Argenteum 
Nees.  (i1).  Sería  de  desear  conocer  el  nombre  científico  de 
la  especie  de  que  habla  el  autory  que  los  indios  araucanos 
llaman  Ranquil. 

428,  25.  Existen  varias  especies  indígenas  de  Jarilla,  todas  perte- 
necientes al  género  Larrea,  Zigofilea  (42),  las  cuatro 
especies  determinadas  de  la  República  Argentina  son  : 
L.  Ameghinoi  Speg.,  L.  cuneifolia  Cav.,  L.  divaricala  Cav . 
y  I.  fluida  Cav. 

Quien  conozca  el  camino  recto  desde  Chumbicha  á  la 
Rioja  y  que  por  falta  de  locomoción  ajena,  haya  tenido 
que  recorrerlo  per  pedes  aposiolorum,  á  la  fuerza  tiene  que 
llevar  grabado  en  su  memoria  de  una  manera  indeleble  la 
imagen  de  uujarillar,  pues  creo  que  la  jarilla  es  casi  el 
único  vegetal  (sin  excluir  las  gramíneas)  que  se  encuen- 
tra en  este  trecho. 

428,  50.     Confr.  lo  dicho  en  obs.  á  la  pág.  393,  línea  39.   Cácteas 

B.  H.  =  «Cactáceas  »  O.  K. 

429,  17.     La  Opuntia  aorantha   Lam.,  Cáctea;  es  común  en  las 

provincias  de  San  Juan  y  Mendoza,  donde  la  llaman  Re- 
taca, perteneceá  la  tribu  de  las  opuncieas,  sección  Tephro- 
cactus. 

429,  29.  No  conozco  la  Prosopis  de  que  habla  el  autor  con  el  nom- 
bre de  Retortuña;  comprendiéndose  generalmente  en 
las  provincias  del  centro  bajo  este  nombre  á  la  Prosopis 
Strombulifera  Benth.  Leguminosa-Mimosea.  pero  esta 
lleva  hojas  menudas  y  no  anchas  como  dice  el  autor,  asi 
es,  que  debe  ser  otra  especie  aún  no  descripta,  tal  vez  la 
misma  que  en  Rio  Negro  llaman  «  Pata  de  gallo  ».  (Confr. 
á  pág.  515,  línea  49.) 

429,  33.  obs.  (2).  Rama  negra  llaman  en  algunos  puntosa  la  Cas- 

(41)  Gynerium  argenteum  Nees.  =  Gynerium  dtoecum  Dalí.,  confr.  nota  3.' 
4'>)  Zigofíleas  B.  H.  =  Zigoñláceas  O.  K.  Rev.,  confr.  nota  5. 


LA  FLORA  ARGENTINA  93 

sia  Gorymbosa  Lam.  Leguminosa-Cesalpinea,  pero  pien- 
so que  el  autor  no  se  refiere  á  este  arbusto. 

430,  9.  Lo  dicho  de  Jte^ama.  Confr.  obs.  ápág.  427,  linea  46, 
igual  á  Retamo. 

430,  10.  El  autor  dice  :  «  el  monte  se  diluye»,  pero  según  el  dic- 
cionario de  la  Academia  Española,  se  entiende  por  diluir, 
extender  un  líquido,  mezclarlo  con  agua.  En  el  presente 
caso  creo  mejor  empleada  la  palabra  ralear  ó  ralearse. 
(Confr.  obs.  á  pág.  428,  linea  11.) 

430,  34.  Estoy  muy  de  acuerdo  con  el  autor,  respecto  al  asunto 
naturalistas,  pero  no  es  el  caso  de  llenar  catálogos,  sino 
de  establecer  herbarios  públicos  sostenidos  por  hombres 
científicos  ilustrados,  para  que  cualquier  individuo  pueda 
conocer  y  comparar  sus  hallazgos  vegetales,  obteniendo 
su  determinación  científica  sin  demora,  salvo  casos  exep- 
cionales.  (Confr.  obs.  á  pág.  390,  línea  31.) 

432,  37.    Cita  correctamente  el  autor  algunos  representantes  de  la 

formación  patagónica,  de  un  interés  secundario,  peroomi- 
le  uno  muy  interesante  indicado  por  Ball.  y  que  es  el  Mari'' 
zaiiOj  Pyrus  malus,  Lin.,  Rosácea,  del  cual  existen  grandes 
extensiones  en  dicha  región. 

433,  7.     Que  yo  sepa,  la  Mata  negra  de  Patagonia  es  el  mismo 

arbusto,  que  en  otra  parte  llaman  Atamisque,  Aíamisquea 
emarginata  Míers  (43),  Caparidea  (44);  á  veces  llaman 
también  Mata  negra  á  la  Cyclolepis  genistoides  GiW.  (45), 
compuesta,  la  que  en  otros  lugares  se  denomina  Tupis, 
Usillo  (Mend.),  Surimicunn  (Riqja). 
433,  33.  No  atino  á  qué  arbusto  podrá  atribuirse  el  nombre  de 
Uña  de  tigrej  pudiera  ser  quizá  á  la  Acacia  praecox Gris .  ^ 
Leguminosa-Mimosea  ;  pero  me  cuesta  creer  que  ella  al- 
cance hasta  esta  latitud  ;  y  en  cuanto  á  la  Grabowskia  ob- 
tusa Walk.  (46),  Solanácea  que  tengo  anotada  con  este 

(43j  O.  K.  Rev.,  III,  2,  pág.  6,  une  el  género  Atamisquea  con  el  Capparís,  de 
modo  que  la  planta  indicada  debe  llamarse  hoy  según  O.  K.  Capparis  Atamis- 
quea O.  K. 

(44;  Caparidea  B.  H.  =  Caparidácea  O.  K.  Rev. 

¡45j  Cyclolepis  genistoides  Gilí.  =  C.  genistodes  Gilí,  in  O.  K.  Rev. 

(46)  [Grabowskia  obtusa  Walk.  es  probablemente  G,  boerhavifolia  W.  Arn. 
var.  obtusa  O.  K.  Rev. 


92  ANULES  DE  LA  SOCIEDAD  aENTÍFICA  ARGENTINA 

428,  10-20.  En  lugar  de  decir  «  Arundinácea  »  me  parece  mejor 
decir  Arundinea,  pues  L.  M.  establecen  una  tribu  con  el 
nombre  de  Arundineas.  Según  B.  H.  el  género ilruntío  está 
encerrado  en  la  tribu  de  Festuceas.  Hay  dos  especies  indí- 
genas de  Arundo  determinadas  y  otras  dos  sin  determi- 
narse. Generalmente^  se  da  el  nombre  de  Carrito  ó  Carriza 
á  Gramíneas  de  hojas  ñlosas  como  el  Gynertum  Argenteum 
Nees.  (i1).  Sería  de  desear  conocer  el  nombre  cientffíco  de 
la  especie  de  que  habla  el  autory  que  los  indios  araucanos 
llaman  BanquiL 

428,  25.  Existan  varias  especies  indígenas  de  Jarilla,  todas  perte- 
necientes al  género  Larrea,  Zigofilea  (42),  las  cuatro 
especies  determinadas  de  la  República  Argentina  son  : 
I.  Ameghinoi  Speg.,  L.  cuneifolia  Cav.,  L.  dtt?arica/o  Cav. 
y  I.  nítida  Cav. 

Quien  conozca  el  camino  recto  desde  Chumbicha  á  la 
Rioja  y  que  por  falta  de  locomoción  ajena,  haya  tf^nido 
que  recorrerlo  per  pedes  apostolorum^  á  la  fuerza  tiene  que 
llevar  grabado  en  su  memoria  de  una  manera  indeleble  la 
imagen  de  mu  jarillar ,  pues  creo  que  la  jarilla  es  casi  el 
único  vegetal  (sin  excluir  las  gramíneas)  que  se  encuen- 
tra en  este  trecho. 

428,  50.     Confr.  lo  dicho  en  obs.  á  la  pág.  393,  línea  39.   Cácteas 

B.  H.  =  «Cactáceas  »  O.  K. 

429,  17.     hñOpuntia  aoraniha   Lam.,  Cáctea;  es  común  en  las 

provincias  de  San  Juan  y  Mendoza,  donde  la  llaman  Re- 
taca,  perteneceá  la  tribu  de  las opuncieas» sección  Tephro- 
cactus. 

429,  29.  No  conozco  la  Prosopis  de  que  habla  el  autor  con  el  nom- 
bre de  Retortuña;  comprendiéndose  generalmente  en 
las  provincias  del  centro  bajo  este  nombre  á  la  Prosopis 
Strombulífera  Benth.  Leguminosa-Mimosea,  pero  esta 
lleva  hojas  menudas  y  no  anchas  como  dice  el  autor,  asi 
es,  que  debe  ser  otra  especie  aún  no  descripta,  tal  vez  la 
misma  que  en  Rio  Negro  llaman  «  Pata  de  gallo  ».  (Confr. 
a  pág.  515,  línea  49.) 

429,  33.  obs.  (2).  Rama  negra  llaman  en  algunos  puntosa  la  Cas- 

(41)  Gyneriwn  argenteum  Nees.  =  Gynertum  dioeeum  Dalí.,  confr.  nota  3.' 
4'2)  Zigoñleas  B.  M.  =  Zigofíláceas  O.  K.  Rev.,  confr.  nota  5. 


LA  FLORA  ARGENTINA  93 

sia  Gorymbosa  Lam.  Leguminosa-Cesalpinea,  pero  píen- 
so  que  el  autor  no  se  refíere  á  este  arbusto. 

430,  9.  Lo  dicho  de  iietoma.  Confr.  obs.  á  pág.  427,  linea  46, 
igual  á  Retamo, 

430,  10.  El  autor  dice  :  «  el  monte  se  diluye»,  pero  según  el  dic- 
cionario de  la  Academia  Española,  se  entiende  por  diluir, 
extender  un  liquido,  mezclarlo  con  agua.  En  el  presente 
caso  creo  mejor  empleada  la  palabra  ralear  ó  ralearse. 
(Confr.  obs.  á  pág.  428,  linea  11.) 

430,  24.  Estoy  muy  de  acuerdo  con  el  autor,  respecto  al  asunto 
naturalistas,  pero  no  es  el  caso  de  llenar  catálogos,  sino 
de  establecer  herbarios  públicos  sostenidos  por  hombres 
científicos  ilustrados,  para  que  cualquier  individuo  pueda 
conocer  y  comparar  sus  hallazgos  vegetales,  obteniendo 
su  determinación  cientifíca  sin  demora,  salvo  casos  exep- 
cionales.  (Confr.  obs.  á  pág.  390,  linea  31.) 

432,  27.    Cita  correctamente  el  autor  algunos  representantes  de  la 

formación  patagónica,  de  un  interés  secundario,  peroomi- 
te  uno  muy  interesante  indicado  porBall.  y  quees  el  Ifan- 
zanOj  Pyrus  malus^  Lin.,  Rosácea,  del  cual  existen  grandes 
extensiones  en  dicha  región . 

433,  7.     Que  yo  sepa,  la  Mata  negra  de  Patagonia  es  el  mismo 

arbusto,  que  en  otra  parte  llaman  Atamisque,  Atamisquea 
emarginaia  Miers  (43),  Caparidea  (44);  á  veces  llaman 
también  Mata  negra  á  la  Cyclolepis  genistoides  Gilí.  (45), 
compuesta,  la  que  en  otros  lugares  se  denomina  Tupis, 
Usillo  (Mend.),  Surimicunn  (Rioja). 
433.  33.  No  atino  á  qué  arbusto  podrá  atribuirse  el  nombre  de 
Uña  de  tigre,  pudiera  ser  quizá  á  la  Acacia  praecoo? Gris., 
Legurainosa-Mimosea  ;  pero  me  cuesta  creer  que  ella  al- 
cance hasta  esta  latitud  ;  y  en  cuanto  á  la  Grabowskia  ob- 
tusa Walk.  (46),  Solanácea  que  tengo  anotada  con  este 

(43j  O.  K.  Rev.,  III,  2,  pág.  6,  une  el  género  Atamisquea  con  el  Capparís,  de 
modo  qae  la  planta  indicada  debe  llamarse  hoy  según  O.  K.  Capparis  Atamis^ 
quea  O.  K. 

;44    Caparidea  B.  H.  =s  Caparidácea  O.  K.  Rev. 

',4b}  Cyclolepis  genistoides  GiW.  =»  C.  genistodes  Gilí,  in  O.  K.  Rev. 

;46)  [Grabowskia  obtusa  Walk.  es  probablemente  G.  boerhavifolia  W.  Arn. 
var.  obtusa  O.  K.  Rev. 


96  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTIfIGA  ARGENTINA 

norte  de  la  provincia  de  Córdoba  es  la  Tctbebuta  nodosa 
Gris.  (5i).  Arbusto  singular,  llamado  Palo  cruz,  Cruz- 
caspi,  Quiñac  (Santiago). 

i43y  9.  Lo  dicho  sobre  Lyeium  cestroides  Schiecht.  (Coafr.  obs.  á 
pág.  426.  línea  41). 

443,  13.  Lo  dicho  sobre  «  Dolichandra  cynanchoides  Cham.  »  hoy 
ñfacfadyena  cynanchoides  (Cham.)  Morong.  (Confr.  obs.  á 
pág.  413,  línea  30  y  á  pág.  436,  linea  37.) 

443,  14.  La  «  Trompetilla  de  Venus  »  es  según  el  autor  el  Pilhe- 
coctenium  clematoideum  Gris.,  Bignoniácea. 

443,  17.  Para  la  planta  determinada  por  Gris.  Asterosligma 
vermitoxicum  (según  B.  H.  Slatirostigtna  vermüoancum)  el 
doctor  Engler  instituyó  el  nuevo  género  Synandrospadix, 
obteniendo  por  consiguiente  la  planta  el  nombre  científlco 
Synandrospadix  vermitoxicum  Engl.,  Aroidea  (53).  Ella  es 
llamada  vulgarmente  en  Santiago,  Tucumán  y  Salta; 
Sachacol.  Presidenta,  Choclo  del  diablo,  etc.  El  jugo  de 
ella  es  cáustico  y  todas  las  partes  (disecadas  y  pulveri- 
zadas) de  esta  planta  sirven,  espolvoreándolas  en  las 
heridas  infectadas  de  los  animales  domésticos,  para  matar 
los  gusanos  producidos  ahí  por  la  mosca;  lo  que  le  ha 
valido  su  nombre  de  vermitoxicum»  Es  también  una  délas 
pocas  plantas  que  no  es  atacada  por  la  langosta. 

443,  30.  Referente  á  la  especie  que  el  autor  opina  pertenecer  al 
género  «  Pancratiumy^  me  inclino  á  creer  que  sea  una 
especiedeClidanthus,  porla  razón  de  queel  área  geográfíca 
del  género  Pancratium  se  reduce  á  la  Región  mediterránea. 
Islas  Canarias  é  Indias  Orientales  y  porque  tenemos  varias 
especies  indígenas  de  Clidanthus  (Amarilideas)  (54). 

443,  35.  Sobre  Cácteas  B.  H.  =  Cactáceas  O.  R.  Rev.  (Confr.  obs.  á 
pág.  393,  línea  37.) 

443,31.  Siempre  he  oido  denominar  los  árboles  de  Tipa  con  el 
articulo  la  y  no  con  el  él,  sonando  mejor  la  tipa  y  no  el 
tipa.  Los  de  Tucumán  pertenecen  á  dos  especies  del  mismo 

¡52)  o.  K.  Rev.  une  también  el  género  Tabebuja  con  el  de  Gelseminum.áe  ma- 
nera que  según  este  autor  Rev.  pág.  245  la  planta  debe  llamarse  :  Gelseminum 
nodosum  O.  K.  (Gris.) 

(53)  Aroideas  B.  ü.  =  Araceas  Engl.  y  O.  K.  Rev. 

(54)  Amarilideas  B.  H.  =s  Amarilidáceas  O.  K.  Rev. 


LA  FLORA  ARGENTINA  97 

género,  Machaerium  tipa  Benth.  y  M.  pseudo-tipa  Gris. 
Leguminosas-Papilíonáceas  (55). 
443,  42.     La  Bromeliácea  citada  por  Gris,  con  el  nombre  de  «  Che- 
valiera  grandiceps  »  es  la  Áechmeapolystaehya  de  Mez.  (56). 

443,  44.     La  planta  parásita  Loranthus  Cuneifolius  R.  &  P.,  Loran- 

tácea,  es  muy  común  no  sólo  en  la  región  subtropical, 
sino  en  latitudes  mucho  más  australes,  presentándose  en 
San  Luis,  Córdoba.  Santa  Fe,  Entre  Ríos.  La  llaman  vul- 
garmente Liga,  Liguilla. 

444,  22.    ,E\  hermoso  helécho  determinado  por  Gris,  con  el  nombre 

de  Davalía  inaequalis  resultó  deber  registrarse  boy  bajo 
el  nombre  de  Dennstaedlia  teñera  Mett.  var.  dentata 
Hieron. 

444,  23.  En  lugar  de  Bromelias  me  parece  mejor  en  el  presente 
caso  decir  Bromeliáceas,  porque  se  trata  no  sólo  del  género 
Bromelia,  sino  de  plantas  pertenecientes  á  la  familia  de 
las  Bromeliáceas,  como  por  ejemplo  del  género  Billbergia, 
Áechmea  (57),  Puya  y  otros. 

444,  24.  Llámase  Sachagúasea  ó  Sacha-huasca  no  sólo  á  algunas 
Bignoniáceas^  sino  por  ejemplo  á  la  Malpighiácea,  Hiraea 
brevifolia  B.  H.  (=  ¡Uascagnia  brevifolta  Gris.)  de  Oran  ; 
la  4sclepiadea  (58)  Laseguea  Hookeri  Muell.  (Echites 
Tnecdiana,  Hieron.)  (59)  de  la  formación  del  Monte  y 
región  subtropical.  (Confr.  obs.  á  pág.  426,  linea  37,  y 
443,  linea  13.) 

444,  29.  En  el  Cerro  Negro,  departamento  Rosario  de  la  Fron- 
tera, provincia  de  Salta  he  visto  montes  de  Urera  baccifera 


(55)  Seg.  OK.  Rev.  III,  2,  pág.  72,  las  dos  especies  citadas  deben  unirse  bajo  la 
sola  denomiDaciÓD  de  Ttpiíafia  Tipa  O.  K.  (supongo  que  Tipu  sea  error  de  im- 
prenta). 

(56)0.  K.  en  Rev.,  II,  pág.  698  (1891)  admite  el  género ilecAmea.  pero  en  O.  K.  III, 
2,  pág.  303,  reemplaza  el  género  Áechmea  R.  et  P.  por  prioridad  con  el  de  Hoiriri 
Ad. ;  de  consiguiente  la  planta  citada  debe  llamarse  según  O.  K.  Hoiriri  polysta- 
chyaO.  K.  (Mg.). 

(57)  Según  O.  K.  Rev.,  1(1,  2,  Áechmea  R.  et  P.  =  Hoiriri  Ad. 

(58)  Asclepiadea  B.  H.  =  Asclepiadácea  O.  K.  Rev. 

(59)  O.  K.  Rev.  III,  2,  pág.  197,  cita  una  Laseguea  erecta  Muell.  como  sinónima 
de  Echites  Tweediana  Hieron.,  tal  vez  que  ella  sea  idéntica  con  la  Laseguea 
Hookeri  Muell. 

AN.  SOC.  CIGVT.  AR6.  —  T.  XLVIII  7 


98  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENtÍFICA  ARGENTINA 

Oaudích.  Urticacea.  N.  v.  :  Ortiga  brava  ú  O.  grande,  de 
varios  metros  de  altura,  tanto  que  tapaba  el  ginete  á 
cabiadlo.  (Gonfr.  obs.  á  pág.  458,  línea  1.) 

444,  49.    Las  «  Sotaneas  »  de  L.  M.  =  Solanáceas  B.  H.  y  O.  K. 

Rev.  (Confr.  obs.  á  pág.  410,  linea  4.) 

445,  I .     La  palabra  «  glauca  »  es  latina  y  significa  un  verde  mar 

grisáceo. 

445,  5.  Somos  bastante  amigos  con  el  señor  Adolfo  Methfessel ;  es 
un  insigne  pintor  y  ha  producido  centenares  de  magníficos 
cuadros  representando  bosques  y  paisajes  de  las  provin- 
cias de  Catamarca^  Tucumán,  Salta,  etc.  En  su  compañía 
hemos  cazado  el  cuervo  real,  Calhar tus  papa. 

415,  8.  El  árbol  denominado  por  Chalchal  ó  Chalchalero  y  otros 
nombres  vulgares  fué  determinado  por  Juss.  con  el  nom- 
bre de  Schmidelia  edulis  y  citado  por  Gris,  fué  traspuesto 
á  otro  género  y  es  hoy  Allophyllus  edulis  St.  Hil.,  Sapin- 
dácea. 

445,  9  y  18.  El  nombrede Horco-mollees  aplicado  ávariasplantas: 
1^  á  la  Celestrinea  (60)  Mayienus  magellanica  Hook. ;  ella 
es  de  Patagón  id,  Mendoza  y  Córdoba;  2""  á  la  Sapotácea 
Bumelia  obtusifolia  Roem.  y  Schult.  (61)  de  la  región 
subtropical,  provincia  de  Tucumán;y3'^  según  el  doc- 
tor Miguel  Lillo,  á  una  Mírtácea  del  género  Calyptran- 
thos  (62)  de  la  región  subtropical  quizá  la  Calyptranthes 
aromática  Sí.  Hil.  de  Misiones  y  Brasil. 

445,  31.  Con  el  nombre  vulgar  de  Lapacho  compréndese  no  sólo 
la  Bignoníácea,  Tabebuia  Avellanedae  Lor.  sino  también 
á  la  Tabebuia  flavescens  Benth.  et  Hook.  (63)  y  algunas 
otras  de  la  misma  familia  aún  no  determinadas. 


(60)  CelastríDeas  B.  H.  =  Celastráceas  O.  K.  Rev. 

(61)  O.  K.  Rev.,  II,  pág.  406,  substituye  por  prioridad  el  género  Btmelia  por 
el  de  Lyciodes  L.,  de  modo  que  esta  plaata  debe  llamarse  según  O.fK.  Lyciodei 
obtusifolia  O.  R.  (R.  et  S.). 

(62)  O.  K.  Rev.,  I,  pág.  238,  reconstituye  por  prioridad  el  género  Chytraculia  P. 
Br.  en  lugar  del  de  Calyptranthes  Sw. 

(63) O.K.  Rev.,  III,  2,  p&g.  245,  engloba  los  géneros  Tecoma  y  Tabebuia  en  el  de 
Gelseminum  Weinm.  por  consiguiente  según  este  autor  las  dos  Bignoniáceas  cita- 
das deberían  llamarse  :  Gelseminum  Avellanedae  O.  K.  (Grís.)  y  G.  flavescens 
B.  H.  (Confr.  notós  51  y  52). 


hk  FLORA  ARGENTINA  99 

445,  37.    Compréndese  por  Arrayán  la  Mírtacea  Eugenia  uniflora 
Lin.  (64)  y  otras  especies  del  mismo  género. 

445,  40.     L.  M.  establecen  una  familia  separada  «  Bombáceas  » ;  se- 

gún B.  H.  el  género  Chorisia  pertenece  á  la  familia  de  las 
Malváceas,  tribu  Bombáceas.  La  Chorisia  insignis  H.  B.  K. 
es  llamada  N.  v.  Yuchdn  ó  Palo  borracho.  Se  encuentra  en 
abundancia  en  ciertos  parajes  de  las  provincias  del  norte. 
(Confr.  obs.  á  pág.  448,  Ifnea  15.) 

446,  5.     El  árbol  que  existe  en  Corrientes  y  Misiones  llamado  Sa- 

muhú  ha  sido  concierta  duda  adscriploal  género Erioden- 
dron,  Malvácea,  y  á  la  especie  Eriodendron  Samauna 
Mart.  (65). 

446,  36.     Lo  dicho  sobre  coco,  Zanthoxylum  coco  Gilí.  (66).  (Confr. 

obs.  á  pág.  436,  linea  11.) 

447,  11.     Las  Compuestas  B.  H.  son  sinónimos  de  las  Sinantéreas. 

448,  15.     El  Palo  blanco,  Aguay,  Mata  ojo,  es  el  Chrysophyllum- 

lucumifolium  Gris.,  Sapotácea. 

El  Laurel  es  el  árbol  determinado  por  Gris,  con  el  nom- 
bre de  Neclandra  porphyna  Gris.  Laurínea  (67).  Este  fi- 
gura hoy  bajo  la  denominación  Phoebe  porphyria  (Gris.) 
Mez. 

El  Timbó  ó  Pacará  es  el  Enterolobium  iimbouva  MarU 
Leguminosa-Mimosea  (68). 

449,  15.     Ojálame  equivocara,  pero  dudo  queel  doctor Kurtz  pu- 

blique la  descripción  délas  plantas  que  trajo  de  Formosa. 

449,  23.    El  género  Oenothera  pertenece  á  las  Onagrarieas  (Ona- 

gráceas,  según  O.  K.).  (Confr.  obs.  á  pág.  41  ü,  linea  26.) 


(64)  o.  K.  en  Rev.,  I,  pág.  238,  admite  el  género  Eugenia;  mieDtras  que  en 
Rev.,  III,  pág.  89,  lo  engloba  en  el  género  de  Myrtus  :  la  especie  Eugenia  uniflora 
L.  la  reduce,  1.  c,  á  Myrtus  brasiliana  L.  (1753).  var.  «  normalis. 

(65)  O.  K.  I.  pág.  74,  substituye  por  prioridad  al  género  Eriodendron  D.  C.  el  de 
lylon  L. ,  de  modo  que  la  planta  debería  llamarse  segdn  este  autor  Xylon  Samau- 
na O.  K.  (Mart.) 

(66;  Zanthoxylum  coco  Gilí.  =  Fragaras  coco  Engl.  (Gilí.).  (Confr.  nota  32  . 

67j  Lauríneas  B.  U.  =  Lauráceas  O.  K.  Rev. 

(68)  O.  K.  Rev.,  I,  pág.  182,  repone  al  género  Feuilleca  (Pevillaea)  por  prioridad 
en  lugar  del  de  Enterolobium  Mart.,  y  según  O.  K.,  III  %  pág.  63,  la  planta  llamada 
Bules  Enterolobium  timbouva  Mart..  debe  llamarse  hoy  Feuilléea  contortisiliqua 
O.  K.  (Vell.) 


100  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

449,  33.  L.  M.  establece  una  familia  «Canáceas»  B.  H.  engloba 
el  género  Canna  en  la  familia  de  las  Zingiberáceas  (69). 
Tenemos  varias  especies  de  Canna,  llamadas  Achiras. 

449,  28.  El  Guayacdn  de  este  territorio  es  cx)mo  dije  en  la  obser- 
vación á  página  425,  línea  36,  la  Leguminosa-Cesalpinea, 
Caesalpiniamelanocarpa  Gris,  (y  no  Porliera  hygrometrtca 
R.  y  P.).  (Confr.  obs.,  á  pág.  425^  línea  36.) 

449,  30.  La  Árislolochia  de  flores  grandes  es  probablemente  la  Á. 
Macroura^  Gómez,  Aristoloquiácea. 

449,  37.  El  Palo  blanco  es  Chrysophyllum  lucumifoliumy  Gris.  Sa- 
potácea.  (Confr.  obs.  pág.  448,  linea  15.) 

449,  42.  El  Quebracho  colorado  es  Quebrachia  Lorenlzii  Gris,  ó 
Schinopsis  Lorentzii  Engl.,  Anacardiácea,  y  no  como  pone 
equivocadamente  el  autor  «  Aspidosperma».  (Confr.  nota 
n«4.) 

449,  46.     El  nombre  de  if¿oca^(í  .se  aplica  á  Pal  mas  pertenecientes  á 

las  especies  Acronomia  ioíay  Mart.  y  A.  sclerocarpa  Mart. 

450,  3.     Muchas  Bromeliáceas  llevan  el  nombre  vulgar  de  Cara- 

guatá. La  especie  de  la  que  probablemente  se  trata  aquí 
es  la  Billbergia  Jiuíans,  Wendt.  denominada  también  Plu- 
mas del  Brasil. 
'450,  5.     Timbó  6  Pacará  es  el  Enterolobium  timbouva  Mari.  Leg.- 
Mis.  (Confr.  obs.  á  pág.  448,  linea  15)  (70). 

450,  42.     El   nombre  de  Guayabo  se  da   á  la  Mirtácea  Psidium 

guayaba  Raddi  y  á  otras  especies  de  la  misma  familia  (71). 
451  y  2.     Del  género  Chamaerops,  Palmas,  no  tenemos  representan- 
tes en  la  República  Argentina. 

451,  19.     La  Cecropia  pelíata  L.,  Urticácea,  que  cita  el  autores 

hoy  el  Coiíoíapalus  peltaíus  (L.)  Britton  (72). 
Esta  planta  lleva  los  nombres  vulgares  siguientes  :  Am- 

(69)  O.K.  Rev.,  I,  engloba  las  Zingiberáceas  en  la  familia  de  las  Eseitamindceas, 

(70)  Enterolobium  timbouva  ÍAsltí.  ==  Feuilléea  contar tisiliqua  O.  K.  (Vell.). 
(Confr.  noto  68). 

(71)  O.  K.  Rev.,  I.  pág.  239,  reduce  el  género  Psidium  L.  al  de  Guayava  Moehring 
y  en  O.  K.  Rev.,  III,  2,  pág.  89,  aún  el  de  Guayava  al  de  Myrtus  L.  y  llama  en  la 
pág.  91,  la  planta  antes  citada  Myrtus  Guayava  O.  K.  (L.) 

(72)  O.  K.  Rev.,  I,  pág.  623,  reconstruye  por  prioridad  el  nombre  del  género 
Amhaiba,  Barrare,  de  modo  quesegdn  el  mismo  autor,  1.  c.  la  planta  debe  lla- 
marse Ambaiba  peltata  O.  K.  (L.). 


LA  FLORA  ARGENTINA  101 

bay»  Ambaí,  Ambauva,  Imbahyba,  Taruma,  Ambaí-tinga, 
Arvore  da  trorobeta  (Bras.)- 

451,  23.  La    Vicíoría  Cruziana  d'Orbigny  es  sinónima  con  la 

«  Victoria  regia  Hook.  »,  Nimfeácea.  N.  v. :  Irupé  (Corr.)- 
(Confr.  obs.  á  pág.  472,  línea  25.) 

452,  6.    Araucaria  brasiltensis  á  Rich.   Conifera,  N.  v.  :  Pino  de 

Misiones  (73). 

452,  10.     La  yerba  mate  es  la  lleco  paraguayensis  Si.  Hil.,  liici- 

nea  (74). 

453,  41 .     Sobre  Caraguatá,  confr.  lo  dicho  obs.  á  pág.  450,  línea  3. 

452,  50.    Arundo  Donax  Lín.  Gramínea,  tribu  Festuceas.  N.  v.  : 

Caña  común. 

453,  4-5,  47,  4.     De  la  familia  de  las  Gramineas,  tribu  Bambú-- 

seas,  tenemos  en  Corrientes,  Chaco  y  Misiones  una  infini- 
dad de  individuos,  pero  su  determinación  presenta  alguna 
dificultad.  Los  que  hasta  ahora  se  conocen,  representan 
los  géneros  Arundinaria,  Arthrostylidium,  Merostachys , 
Chusquea,  Bambusa  (75)  y  son  llamados  en  .guaraní  Ta- 
cuara, Bambú-taquara,  Taquaré,  Taquara-assú,  Taquara- 
guazú,  Taquara-assy,  Taquapará,  Tacuarembó,  Tacuaru- 
zú;  todos  producen  cañas,  más  ó  menos  huecas,  de 
diferentes  aspectos  y  longitudes. 

453,  36.  L.  M.  admiten  una  familia  de  «Canáceas»  según  B.  H. 
el  género  Canna  pertenece  á  la  familia  de  las  Zingiberá- 
ceas (76),  tribu  Caneas.  (Confr.obs.  ápág.  449,  línea  23.) 

453,  39.  Las  sinantéreas  son  sinónimas  con  las  compuestas.  (Confr. 
obs.  á  la  pág.  447,  línea  11,  446,  línea  48  y  otras.) 

453,  40.  En  lugar  de  Ipomea  megalopotamica  debe  decirse  Ipomoea 
megapotamica  Gris,  (non  Choissy)  (77),  Convolvulácea, 
N.  V,:  Mechoacán.  Esta  planta  no  pertenecen  ni  al  género 
Argyreia  determinada  por  Gris,  en  Plantae  Lorentziiy  ni 

(73)  Según  O.  K.  Rev.,  111,2,  pág.  375,  el  Dombre  que  corrresponde  á  esta  plan- 
ta es  el  de  Araucaria  angustifolia  O.  K. 

i74)  Ilicinéas  B.  H.  =  Áquifoltdeeas  O.  K.  Rev. 

(75)  O.  K.  Rev.,  II,  pág.  750,  sustituye  por  prioridad  al  género  de  Bamhuta 
Schreb.  el  de  Arundarbar  Ruropf. 

(76)  Zingiberáceas  B.  H.  =  Eseitamindceas  O.  K.  Rev.  (Confr.  nota  69). 

(77)  Según  O.  R.  Rev.,  III*,  317,  el  nombre  Maripa  debe  ser  reemplazado  por 
prioridad  por  el  de  Murueoa  A  ubi.  y  llamarse  la  planta  Murueoa  megapotamiea 
O.  K.  (Grís.). 


i 02  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

al  de  Ipomoea  determinada  por  Gris,  en  Symb,  sino  ai 
género  Martpa  Aubi.  y  debe  recibir  el  nombre  de  Maripa 
megapotamica  (Gris.)  sec.  B.  H. 

433,  43.  Véase  lo  dicho  sobre  la  palabra  i^glaíicay^  á  la  obsserva- 
ción  de  la  página  445,  línea  1. 

454,  (1)  Guosca/SacAa^uasca.Confr.lodrchoálaobservación página 
4S6jinea  37,y  página  443Jínea  13,  y  página  444,  línea  34. 

435,  4.  Ldi  CalliandraTweediiBenih.  {18)^  Leguminosa-Mímosea. 
N.  V.:  Plumerillo. 

433,  14.  La  Dorstenia  brasiliensis  Lara.,  Urticácea.  N.  v,:  Con- 
trayerba del  Perú,  Higuerrilla,  Caá-piá,  Taropi,etc.(Bras.) 

435,  29  (2).  En  lugar  de  Phy llodendron  debe  decirse  Fhiloden- 
dron,  Aroidea  (79).  Tengo  motivos  de  creer  que  la  espe- 
cie existente  en  aquella  región  es  el  Philodendron  bipin- 
natifidum  Schott.  N.  v. :  Ananga-iba,  Banana  de  imbé,  B. 
timbó,  Fruto  de  macaco  (Bras.). 

456,  47.  En  lugar  de  «Bignonias»  debe  decirse,  tratándose  de 

fanvilias,  Bignonidceas. 

457,  i.  En  lugar  de  Personadas  debe  decirse  según  B.  H.  Escrofu- 

laríneas  (80). 

457,  1.  Referente  á  Ortiga  brava,  Urera  6acc¿/era  Gaudich.,  Ur- 

ticácea, confr.  observación  á  la  página  444,  linea  29. 

458,  57.  3,  6,  21.  En  lugar  de  «Ficácea»  debe  decirse  especie 

de  Ficus,  pues  según  B.  H.  el  género  Ficus  pertenece  á  la 
familia  délas  Urticáceas,  tribu  Artocarpeas.  El  Ficus  Iba- 
pohy  ó  mejor  el  Ucus  Iba-pohy  D'Orbigny  es  llamado  en 
Corrientes,  Misiones  y  Paraguay,  N.  v.  :  Guapoy,  Ibapoy, 
Ibapohy,  Iba  puta,  Ibaterrey,  Higuerón. 

438,  17.  En  lugar  de  la  palabra  «anastomosarse»  me  hubiera  pare- 

cido más  sencillo  y  más  comprensible  la  palabra  adherirse. 

439,  4.  La  A  r  aucaria  br  asiliensis,  X.  Richard  y  (81)  Conifera,  es  el 

pino  de  Misiones. 

(78)  Según  O.  K.  Rey.,  I,  pág.  182,  el  género  Calliandra  debe  ser  englobado 
por  prioridad  y  pertinencia  en  el  de  Feuilléea  L. ;  por  consiguiente  la  Callian- 
dra Tweedii  Blh.  debería  llamarse  Feuilléea  Tweedii  O.  K.  (Bth.¡. 

(79)  Aroideas  B.  H.  =  Áraceas  Engl.  y  O.  K.  Rev. 

(80)  Escrofularíneas  B.  H.  =  Escrofularidcea»  O.  K.  Rev.  (Confr.  nota  3). 

(81)  Según  O.  K.,  \b  Araucaria  bra9ilien$is  A.  Rich.  =i4.  angustifolia  O.  K. 
(Confr.,  nota  73). 


LA  PLORA  ARonrriNA  403 

i60y  28.  En  lugar  de  «Pterideas»  me  hubiera  parecido  mejor  de- 
cir especie  del  género  Píeris  6  tal  vez,  para  dar  á  la  palabra 
un  sentido  más  lato,  Heléchos  6  Pteridofitas. 

i60,  28.  Representantes  del  género  Hypolepis,  que  yo  conozca  no 
existen  en  la  República  Argentina. 

460»  34.  Tanto  los  representantes  del  género  Ásplenium  como  los 
del  género  Pteris,  son  numerosos  en  la  República  Argenti- 
na, pero  no  encuentro,  ni  la  especie  Ásplenium  erectum, 
ni  la  especie  Doryopteris  (82)  ó  Pteris  sagitti folia,  anota- 
das por  el  autorcomo  existentes  en  la  República  Argentina. 

462,  5.  En  lugar  de  decir  «  arboresce  »  roe  parece  más  correcto 
expresarse  :  loma  forma  arborescente. 

462,  1 2.  Debe  substituirse  la  palabra  ^Nothochlena  »  por  el  Notho^ 
chlaena,  lo  mismo  que  en  la  línea  17.  (Confr.  obs.  á  pág. 
4t0jinea2l.) 

462,  13.  Hubiérame  parecido  más  comprensible,  que  el  autor 
hubiera  dicho,  en  lugar  de  «  Blechneae  (83)  Asplenieae« 
Áspid íea»  (84);  y  á  la  linea  9  :  «  Polydodieae »  especie 
de  Blechnum,  Ásplenium,  Áspidium,  Polypodium. 

Del  género  Nephrolepis  no  tengo  anotado  ningún  repre- 
sentante en  la  República  Argentina. 

462,  13.  En  lugar  de  «  Villaria  »  debe  decirse  Viítaria. 

462,  17.  El  autor  cita  en  esta  línea  el  género  Cassebeera ;  á  lo  que 
objeto :  que  la  especie  Cassebeera  íriphylla  (Lam.)  Kaulí. 
enumerada  por  Parodi,  Ball,  Niederlein  y  otros,  es  hoy 
aceptada  bajo  el  nombre  de  Pellaea  triphylla  (Lam.) 
Prantl.  (85). 

462,  1 3  y  n.  Me  parece  más  correcto  Áneimia  y  no  Anemia  (86). 

(83)  Según  O.  K.  bev.  el  nombre  genérico  es  Dryopteris  y  no  DuryopUru  co- 
mo dice  el  autor. 

(83)  O.  K.  Rev.  I»  pág-  820  restituye  por  prioridad  el  género  Spicania  Hall, 
al  de  BUchnum  L  .de  modo  que  según  O.  K.  debe  decirse  Spieanta  y  no  BUch- 
num;  EspieanUa»  en  lugar  de  BUcnea$, 

(84)  O.  K.  Rev.,  II,  pág.  808,  engloba  el  género  Áspidium  ¡junio  con  el  de  Se- 
phrodium  en  el  género  EhryopUrii. 

'85)  O.  K.  Rev.,  III,  %  pág.  387  llama esU  especie  i?aitoroplm«  triphyllaO.  K. 
(1891,  Kaulf.) ;  reemplata  por  lo  demás  por  prioridad  el  género  Pelloea  Link  por 
el  de  Allosorui  Bemh. 

(86)  Como  O.  K.  Rev.  II,  pág.  806  no  admite  diptongos,  llama  á  este  género 
Anemia  en  lugar  de  Áneimia.  Confr.  O.  K.  Rev.,  III.  2,  pág.  377. 


i  04  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

462,  17.  En  lugar  de  «  Diksonia  »  debe  decirse  Dicksonia. 

463,  9.    Sotaneas  L.  M.  =  Solanáceas  B.  H.  y  O.  K.  Rev. 

464,  31.    En  lugar  de  «dilución»  paréceme  mejor  en  este  caso  áe- 

cir :  comparación  diminuta  ó  mezquina.  (Confr.  obs.  á 
pág.  228,  Ifnea  11 ,  y  á  pág.  430,  linea  9.) 

465,  46.    En  lugar  de  «Hidrocleas»  debe  decirse  Hydrocleis,  (Confr. 

obs.  á  pág.  467,  línea  38.) 
464,  46.     Las  «  Sinantéreas  »  son  sinónimas  con  las  Compuestas 
de  B.  H.  y  de  O.  K.  Rev.  (Confr.  obs.  á  pág.  447,  linea  11.) 

464.  47.     L.  M.  admiten  la  familia  de  «Pasiflóreas»  B.  H.  establecen 

la  de  Pasifloráceas , 

465,  47.     L.  M.  admiten  la  familia  «Tropeóleas  »  (no  Tropeolá- 

ceas). B.  H.  engloban  el  género  Tropaeolum  (87)  en  la  fa- 
milia de  las  Geraniáceas,  tribu  Pelargonieas. 

465,  47.    La  familia  de  las  «  Dioscoreas  »  de  L.  M.  corresponde  á 

la  de  las  Dioscoreáceas  B.  H. 

466,  30.     El  género  ^Duvauar^  (88) admitido  por  L.  M.  ha  sido  en- 

globado por  B.  H.  en  el  de  Schinus  y  la  familia  de  «  Tere- 
bintáceas» (sin  s  sí  se  trata  de  un  solo  representante)  es  la 
misma  que  B.  H.  W^xmím  Anacardiáceas . 

466,  24.  En  lugar  de  «  Pitecoctenium  »  debe  decirse  Pithecocte- 
nium. 

466,  25.  En  lugar  de  «Ranunculáceas»  debe  decirse  Ranunculá- 
cea  (sin  s). 

466,  25.  Después  de  «  pitito  »  puede  añadirse  Tropaeolum  (89) 
pentaphyllun Lam.  Geraniácea-Pelargoaiea. (Confr.  obs.  á 
pág.  415,  línea  47.) 

466,  33.     Véase  lo  dicho  sobre  Té  pampa  obs.  á  pág.  414,  línea  39. 

466,  34.  Confróntese  lo  dicho  sobre  Ñandubay  y  Caldén  en  obser- 
servación  á  página  405,  línea  39. 

466,  42.     Creo  debe  decirse  surgió  en  lugar  de  «  surgiríó  ». 

466,  46.     Apocineas  L.  M.  =Apocináceas  B.  H« 

(87)  SegÚD  O.K.  Rev.  Tropaeolum  L.  :=  Trophaeum  L. 

[88/  O.  K.  Rey.,  III*,  pág.  46,  á  pesar  de  englobar  también  como  B.  H.  y  Dur. 
lod.  el  género  Duvaua  en  el  de  Schinus,  juzga  sin  embargo  mejor,  por  las 
diferencias  grandes  qae  existen  entre  ambas  divisiones,  de  separar  el  género  en 
las  especies  de  Schinus  y  Duvaua. 

(89)  Según  O.  K.  Rev.  el  género  Tropaeolum  L.  debe  ser  sustituido  por  el  de 
Trophaeum,  (Gonf.  notas  48  y  87).) 


LA  FLORA  ARGBlITUfA  105 

467,  48.  Sínantéreas.  =  Comp^iesíns  de  B.  H.  (Confr.  obs.  á  pág. 
447,  linea  11.) 

46t>,  49.  En  lugar  de  í^m6e/{/era  (singular)  paréceme  mejor  decir 
umbelíferas  (jp\\xreí\).  (Confr.  obs.  á  pág.  linea  39.) 

467,  37.  En  lugarde  «  Enoterea»  debe  decirse  Onagrartea{=  Ooa- 
gracea  O.  K.  Rev.).  (Confr.  obs.  á  pág.  410,  linea  36.) 

467,  38.  En  lugar  de  «Hídrocleas»  debe  decirse  Hydrocleis. 
(Confr.  obs.  á  pág.  65,  linea  46.) 

470,  47.  Según  L.  M.  las  «  Butomeas  »  constituyen  una  familia 
aparte;  según  B.  H.,  forman  una  tribu  déla  familia  de  las 
A  lismdceas. 

472,  36.  Aqui  el  autor  llama  «  Victoria  regia,  Hook. »,  Nimfeácea, 
á  la  misma  planta  que  en  la  página  451,  linea  23,  de- 
nomina Victoria  Cruziana  (tOrbigny. 

468  á  474.  Con  el  capítulo  sobre  «Camalotes»  el  autor  entra 
en  una  esfera  de  literatura  ajena  á  la  Índole  de  un 
Censo,  pareciéndose  más  bien  á  la  introducción  de  una 
novela  ó  á  un  cuento  de  hadas.  Estimo  que,  para  el  mejor 
acierto  de  la  obra,  este  capitulo,  sin  importancia  alguna, 
hubiera  podido  reducirse  y  en  el  sobrante  del  espacio 
ocupado,  introducirse  por  el  autor  algunos  párrafos  sobre 
los  vegetales  cultivados  en  mayor  escala  en  nuestra  re- 
pública ;  porejemplo :  sobre  árboles  frutales  y  de  adorno, 
sobre  maíz,  mani,  mandioca,  trigo,  tabaco,  papas,  lino, 
alfalfa,  etc.,  para  asi  obtener  una  reseña  general  y  más 
completa  de  lo  que  es  la  Flora  Argentina. 

m 

Córdoba,  jaoio  26  de  1899. 


PEDAGOGÍA  MATEMÁTICA 


(artículo  bibliográfico  y  crítico) 


Reunimos  bajo  eltílulo  común  que  encabeza  á  estas  páginas  dos 
reseñas  que,  con  un  mero  propósilo  bibliográfico,  teníamos  pen- 
sado consagrará  las  interesantes  publicaciones  á  que  este  artículo 
se  refiere.  Al  resolvernos  á  formar  un  solo  conjunto  con  esas  reseñas, 
creímos  útil  ensanchar  el  cuadro  primitivo,  y  ello  nos  ha  llevado  á 
dar  cierto  carácter  crítico  á  la  segunda  parte  de  nuestro  trabajo.  El 
lector  verá,  por  lo  demás,  que  no  nos  mueve  á  ello  ninguna  oira 
intención  que  la  muy  sincera  de  contribuir  al  mejor  esclarecimiento 
de  las  interesantes  cuestiones  que  se  plantean  y  aun  se  procura 
resolver  en  dos  de  las  publicaciones  que  examinamos. 

El  objetivo  principal  de  nuestro  trabajo  es  propender  á  la  di- 
vulgación, al  estudio,  entre  nosotros,  de  las  cuestiones  de  enseñanza 
de  las  matemáticas.  La  dilucidación  cientírica  de  éstas  presenta 
cada  día  mayor  interés,  —  como  lo  comprueba  la  misma  apari- 
ción de  las  publicaciones  que  motivan  este  articulo.  Entre  nosotros, 
ello  serviría,  siquiera,  para  encaminarnos  más  rápidamente  hacia 
mejoras  que  están  á  la  orden  del  día,  en  los  colegios  principal- 
mente. 

No  es  nuestra  intención  insistir  más  al  respecto,  por  hoy.  La 
plena  justificación  de  lo  que  decimos  tocante  á  la  importancia 
real  de  estas  cuestiones  nos  llevaría  muy  lejos.  Sería  menester,  qui- 
zás, abordar  el  asunto,  más  vasto,  de  la  legitimidad  de  la  Peda- 
dogía  como  ciencia^  para  derivar  de  ella  la  de  una  «  Pedagogía  ma- 
temática ».  Para  nosotros,  ella  es  más  que  un  arte,  ó  en  todo  caso. 


pedagogía   MATBlfiTICA  407 

un  arte  bien  complicado,  cuyo  aprendizaje  es  de  los  más  difíciles 
y  delicados.  Sea  lo  que  fuere  al  respecto,  sea  ó  no  una  ciencia  la 
adusta  Pedagogía,  esperamos  que  la  importancia  y  dificultad  de 
algunos  de  los  problemas  que  ante  ella  se  plantean  no  escapará  al 
que  lea  estas  páginas.  Podrá  entonces  colegir  la  trascendencia  y 
complicación  del  problema  considerado  en  toda  su  amplitud  y  en 
sus  reales  proyecciones. 

En  la  segunda  parte  de  este  artículo,  tendremos  ocasión  de  pre- 
sentar, en  síntesis,  la  materia  principal  de  lo  que  podría  lla- 
marse la  Pedagogía  matemática  primaria.  Ello  permitirá  apreciar 
el  real  interés  que  presenta  el  estudio  de  los  problemas  pedagó- 
gicos en  general. 


I 


UNA  NUEVA  REVISTA  INTERNACIONAL  DE  ENSEÑANZA  MATEMÁTICA 


I/EliiBeig^eiiieat  mathématlque.  Revue  interaatioDale,  paraissant 
tous  les  deux  mois.  —  G.  Garre  et  C.  Naud,  París,  1899.  —  Año  1%  d*  1,  enero 
15 ;  pr.  :  15  fr.  al  año  (Uoión  postal). 

Directeurs :  O.  A.  Laisant,  Docteur  és-sciences,  Répétiteur  á  l'ÉcoIe  poly- 
techniqae  de  París,  et  H.  Feíir,  Prívat-docent  k  TUniversité  de  Geoéve,  Pro- 
fesseur  au  Collége  et  á  TÉcole  professioDoelle. 

Comité  dé  patronage :  P.  Appbll  (París).  —  N.  Rougaibv  (Moscou).  —  Morítz 
Cantor  (Heidelberg).  —  L.  Crbmona  (Roma).  —  E.  Czubbr  (Viena).  —  Z.-G.  de 
Galdbano  (Zaragoza).  —  A.-G.  Grbbnhill  (Woolwich).  —  F.  Klbin  (Góttingen). 
-—  V.  Li6U]NB(Var80TÍa).  —  P.  Mansión :Gand¡.—MiTTA6-LBPPLER  (Stockholm). 

—  G.  OLTRAMARE(GeDéve).  —  Jalius  Petersen  ¡Copenhague).  —  E.  Picaro  f Pa- 
rís). —  H.  PomcARÉ  (París).  —  P.  H.  Schoütb  (Groningae).  —  C.  Stbphanos 
(Atenas).  —  F.  Gomes  Tbixeira  (Porto).  —  A.  Vassiuep  (Kassan).  —  A.  Ziwet 
(Ann-Arbor,  Michigan,  U   S.  A.j. 

SOMMAIRE  (N*   1) 

Les  Directeurs,  VEnseignement  maihématique.  —  Z.  G.  de  Galdeano,  Leu 
Mathématiques  en  Etpagne.  —  C.  A.  Laisant,  Lei  Queitions  de  Terminologie, 

—  Alfred  Birbt,  La  Pédagogie  seienti/íque.  —  H.  Laurent,  Considérations  $ur 
Vefueignement  des  mathématiques  dan$  lee  claeses  de  spécialee  de  France. 
-~  U.  Pehr,  Sur  Venseignement  des  éléments  de  irigonométrie.  —  G.  Fontené, 
Sur  Venseignement  de  la  théorie  des  Vecteurs, 

Chronique  :  Congrés  de  Düsseldorff^  D'  Maurer  (Düsseldoríf;.  —  La  Société 


108  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

italienne  Uathe$i8,  F.  Giüdicb  (Genes).  —  Les  programmes  de  Venseigtiement 
intérieur  de  l'École  polyteehnique  de  Parts.  —  Récente  traites  classiques  de 
géomitrie  en  Italie  et  en  Franee.  —  Congrés  intemational  des  mathémati- 
ciens  de  4900,  —  Les  moyens  physiques  dans  le  caleul,  —  La  Bibliothéque 
mathématiqíie  des  travailleurs,  D'  Hulmann  (París).  —  Société  mathématique 
de  Franee. 
Bibliographie  :  Lazziri  e  Bassani,  Eleménti  di  Geomeiria  [L.  Ripert,  París). 

—  P.  ÁPPELt,  Elemente  d'analyse  matMmatique  {X.  C.Giucbnhili.,  Woolwich). 

—  G.  Oltraharb,  Caleul  de  généralisation  (C.  A.  Laisant).  —  LÉducation 
mathématique,  joaroal  publié  par  P.  Griess  et  H.  Vuibbrt.  —  Ánnuaire  pour 
Van  4899,  publié  par  le  Bureau  des  Lonj^itudes. 

BulletÍD  bibliographique. 

La  fundación  de  VEnseignement  mathématique  es  seguramente 
un  acontecimiento  digno  de  sercelebrado  por  todos  aquellos,  sin 
distinción  de  nacionalidades,  que  se  interesan  en  los  progresos  de 
la  ciencia  matemática.  Sucarácter  francamente  internacional,  pri- 
mero; los  nombres  de  sus  reputados  fundadores,  en  los  cuales 
pueden  verse  representadas,  más  ó  menos  directamente,  pero  satis- 
factoriamente, las  dos  tendencias  ó  escuelas  que  hoy  priman  en  la 
ciencia  (la  francesa  y  la  alemana);  los  nombres,  en  fín,  de  los 
ilustres  sabios  bajo  cuyo  alto  amparo,  con  cuyo  elevado  concurso 
moral,  y  aun  efectivo,  nácela  nueva  revista;  todo  hace  que  esta 
iniciativa  salga  de  lo  ordinario  y  tenga  desde  luego  conquistada, 
ni  par  que  el  respeto,  la  simpatía  universal. 

Deseoso  por  nuestra  parte  de  traer  á  tan  feliz  suceso  nuestro  hu- 
milde tributo,  concurriendo,  en  una  débil  medida  siquiera,  ala  difu- 
sión de  la  bella  publicación  de  los  señores  Laisant  y  Fehr,  nos  pro- 
ponemos hacer  un  análisis  detenido  del  primer  número  de  la  nueva 
revista,  — el  único  que  hasta  ahora  haya  llegado,  á  nuestras  manos. 
Aprovechando  la  ocasión  que  se  ofrecía  de  consignar  los  rasgos  bio- 
gráficos de  la  mayor  parte  de  los  nombres  eminentes  vinculados  á 
esa  notable  empresa,  nos  hemos  dejado  llevar  un  poco  por  nuestra 
afición  á  las  investigaciones  de  ese  orden,  reuniendo  algunos  datos 
que,  aunque  escasos,  contribuirán  tal  vez  á  realzar  el  interés  de 
estas  páginas.  Principiaremos  por  ellos.  Luego  nos  detendremos  un 
poco  en  el  programa  de  la  nueva  publicación. 


PEDAGOGÍA  MATEMÁTICA  109 


I.    ^    DATOS   BIOGRÁFICOS 


DIRECTORES 

Laisant  (C.-A.).  Nació  en  Nantes  en  1841.  Es  tan  conocido  como  político  que 
como  matemático.  Respecto  de  lo  primero,  sólo  diremos  que  M.  Laisant  ha  sido 
diputado    de    tinte   muj  radical  y  uno  de  los  partidarios  más  ardientes  del 
general  Boulanger,  habiéndose  retirado  de  la  política,  cuando  la  disolución  del 
primitivo  partido  «  nacionalista  »,  con  el  más  sincero  aplauso  de  sus  numerosos 
amigos  y  admiradores  del  mundo  de  las  ciencias.  Como  matemático,  se  señaló 
desde  1877  con   una    importante   tesis    de    doctorado,  titulada    Le9  appliea- 
tions  mécaniques  du  calcul  des  cuatemions.  Luego  publicó,  siempre  sobre  las 
materias   de    su  predilección,  la  Introduction  h  la  méthode  des  cuatemions 
1881)  y  la  Théorie  et  applicaíion  des  équipollences.  También  se  le  deben  otras 
obras,  no  tan  especiales,  elementales  algunas,  entre  las  cuales  hay  que  citar  el 
Recueü  de  prohlémes  de  mathématiques  (1893;,   muy  completa,  y  una  última  y 
notable  obra  á  la  cual  no  debe  ser,  sin  duda,  indiferente  su  actual  iniciativa  : 
La  Mathématique.  Philosophie;  Ensbignbiibnt  (1   vol.   in-8*,  de  296  pág.,  con 
5  fíg.;  G.  Carré  et  C.  Naud,  París,  1898».  —  M.  Laisaot  es  un  escritor  de  nota. 
Es  uno  de  los  fundadores  de  la  Grande  Encyclopédie^  en  curso  de  publicación, 
que  es  la  compilación  francesa  más  notable  en  su  género  y  en  la  cual  ha  colabo- 
rado principalmente,  con  artículos  relativos  á  las  ciencias  matemáticas,  natural- 
mente. Colabora  también  activamente  en  la  Revue  genérale  des  Seienees,  en  su 
sección  bibliográfica.  Ha  sobresalido  como  periodista,  habiendo  dirigido  en  1879 
el  Pe lit  parisién.  En  fin.  M.  Laisant  es  desde  años  atrás  repetidor  en  la  Escuela 
Politécnica  de  París,  de  la  cual  ha  sido  alumno. 

Fehr  (U.).  privat-docent  de  la  Universidad  de  Ginebra,  profesor  en  el 
Colegio  y  en  la  Escuela  profesional  de  la  misma  ciudad.  Ha  traducido  al  francés 
algunas  obras  alemanas ;  colabora  activamente  en  la  Revue  genérale  des  Sciences 
(bibliografía),  y  sin  duda  en  otras  publicaciones. 

COMITÉ  DE   PATROCINIO 

Appel  (Paul),  miembro  de  la  Academia  de  ciencias  de  Francia,  profesor  de 
Mecánica  de  la  Facultad  de  ciencias  de  París  y  de  Análisis  matemático  de  la 
Escuela  central  de  Paris.  Es  uno  de  los  matemáticos  más  eminentes  de  Francia. 
Se  le  debe,  entre  otras  obras,  el  Traite  de  tnécanique  rationnelle  (Faculté  des 
sciences,  1893:;  suslefona  sur  I' attractionet  la  fonetionpotentielle  Sorhonne, 
189.W1892;,  y  sus  recientes  Éléments  d*analyse  mathématique  (École  céntrale, 
1898'. 

Cantor  .Morilz),  que  no  hay  que  confundir  con  Georg  Cantor,  su  hermano, 
creemos,  más  célebre  aún.  sobre  todo  por  sus  fundamentales  trabajos  sobre  la 
historia  y  la  filosofía  de  las  Matemáticas.  Nació  en  Manuheim  ¡1829, .  Estudió 


1  10  ANALES    DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

eD  Heidelberg,  Gottiogen  y  Berlín,  y  se  graduó  (1853)  para  la  enseñanza  en  la 
primera  de  estas  ciudades,  donde  es  aún  profesor  honorario.  Ha  escrito  nume- 
rosas  obras,  y  colabora  en  la  importante  revista  alemana  Zeitschrifi  für  Mathe- 
matik  und  Physik  [Leipzig). 

Cremona  (Luigí).  Nació  en  Pavía  (1830) ;  actuó  en  las  guerras  de  la  indepen- 
dencia (1848-49),  ingresando  luego  á  la  Universidad  de  Pavía.  Después  de  una 
brillante  carrera  en  el  profesorado  elemental  y  superior,  llegó  (1873)  á  ocupar  la 
cátedra  de  Matemáticas  superiores  en  la  Universidad  de  Roma,  y  luego  la  direc- 
ción de  la  Escuela  Politécnica  de  Roma.  Ha  publicado  numerosos  trabajos  en 
diversas  revistas  :  uno  de  ellos  (sobre  superflcies  de  3"  grado)  fué  coronado 
con  el  premio  Steiner  por  la  Academia  de  ciencias  de  Berlín.  Pero  su  gran 
título  de  gloría  consiste  en  sus  trabajos  sobre  Geometria  proyecliva  y  la  Esidtica 
gráfica  :  en  esta  última  rama  se  ha  colocado  al  lado  del  mismo  Culman,  con  su 
célebre  obra  Le  figure  reciproche  nella  statiea  gráfica  (3*  edición,  1879).  Sus 
Elementi  di  calcólo  gráfico  (1874),  han  sido  traducidos  al  alemán,  y  sus  Elementi 
di  geometria  projettiva  (1873),  son  célebres  también.  La  influencia  de  Cremona 
en  los  progresos  de  la  enseñanza  científica  italiana  (sobre  todo  en  la  organización 
de  las  escuelas  técnicas],  ha  sido  preponderante.  Es  también  senador  del  Reino. 

Oaubep  (E.).  Es  profesor  de  la  Escuela  Politécnica  de  Viena.  Ha  escrito  Vor- 
lesungen  über  Differential  und  Integralrechnung  (1897-98,  2  tomos). 

aaldeano  (Zoel  G.  de),  matemático  español  muy  distinguido,  autor  de  apre- 
ciados trabajos  sobre  Pedagogía  matemática  (1874-1895),  de  que  hablaremos 
más  adelante.  Fundador  de  la  importante  revista  El  Progreso  matemático,  de 
Zaragoza. 

Qreenliiii  (A.-O.),  profesor  de  Matemáticas  en  el  Colegio  de  artillería  de 
Woolwich,  miembro  de  la  Sociedad  Real  de  Londres.  Es  autor  (entre  otras  obras, 
sin  duda)  de  un  gran  tratado  sobre  Las  funciones  elípticas  y  sus  aplicacioneSy 
que  acaba  de  publicarse  vertido  al  francés,  con  un  prefacio  de  M.  Appell. 

Klein  (F.;.  Nació  en  Dusseldorf  (1849) ;  estudió  en  Bonn,  Góttinf^en  y  Berlín, 
y  se  graduó  en  Góttingen  (1871).  Fué  sucesivamente  nombrado  profesor  ordina- 
rio en  la  Universidad  de  Erlangen  (1872),  en  la  Escuela  Politécnica  de  Munich 
(1875),  en  la  Universidad  de  Leipzig  (1880),  y  en  Góttingen  (1886).  Sus  trabajos 
más  célebres  se  refieren  á  la  Geometría  (especialmente  á  la  geometria  noeucU" 
deaj,  á  las  ecuaciones  algebraicas  del  5*,  é""  y  7*  grados,  á  las  ecuaciones  dife- 
renciales lineales  algebraicamente  integrables,  y  á  las  funciones  elípticas,  hiper- 
elípticas  y  de  Abel.  Casi  todos  sus  trabajos  han  aparecido  en  la  Mathematische 
Ánnalen,  cuya  redacción  tenía  con  Ad.  Mayer,  en  1875.  Es  uno  de  los  matemá- 
ticos más  eminentes  de  nuestros  tiempos. 

Mansión  (Paul).  Es,  según  creemos,  con  M.  Neuberg.  el  más  eminente  mate- 
mático de  Bélgica.  Es  antiguo  profesor  de  la  Universidad  de  Gaud ;  ha  publicado 
numerosas  obras  didácticas  :  Resume  du  cours  d'analyse  infinitésimale  de 
Vüniversité  de  Gand  (1887) ;  Cours  d'algéhre  supérieure  de  Vüniversité  de  Gar\d 
(1889) ;  Mélanges  mathématiques  (1874-82) ;  Éléments  de  la  théorie  des  déter- 


PEDAGOGÍA  UArEmkmk  111 

minan t8  (1883) ;  Précis  de  la  théorie  des  fonctionn  hyperboliques  (1884) ;  Précis 
de  l'histoire  des  mathématiques.  —  H.  Mansión  dirige  con  II.  Neuberg  la  célebre 
revista  Mathesis,  de  que  es  fundador,  según  creemos. 

Mltta^LefEler  (Gósta).  Nadó  en  Estokolmo  (1846).  Discípulo  del  ilustre 
Weierstrass,  —  el  primer  matemático  de  su  tiempo,  quizás,  muerto  pocos  años 
há.  Profesor  de  matemáticas  en  Helsingfors  (1877!,  y  en  la  nueva  Universidad 
de  Estokolmo  (1881).  Sus  trabajos  principales  se  refieren  á  la  teoría  de  ta  Fun- 
ciones, complementando  los  de  Weierstrass  y  Hermite.  En  1882  ha  fundado  la 
célebre  revista  Áeta  mathematica.  Es,  según  algunos,  uno  de  los  primeros,  sino 
el  primero,  de  los  matemáticos  actuales. 

Oltraxnare  (G.),  ilustre  matemático  suizo.  Decano  actual  de  la  Facultad  de 
ciencias  de  Ginebra.  Su  grande  obra  consiste  en  la  creación  de  un  cálculo  (el 
edículo  de  generalizaciónj,  en  cuya  labor  ha  invertido  largos  años  de  esfuerzos, 
y  al  cual  se  refiere  el  tratado  de  que  se  habla  más  adelante. 

Patersen  (Julius),  miembro  de  la  Academia  real  danesa  de  ciencias,  profesor 
en  la  Escuela  real  politécnica  de  Copenhague.  Es  autor  de  una  muy  citada  obra 
titulada  :  Mithodes  eí  théories  pour  la  résolution  des  prohlémes  de  constnictions 
géométriques,  traducción  francesa  (1892;. 

Pioard  (Émile),  miembro  de  la  Academia  de  Ciencias  de  Francia,  profesor  en 
la  Facultad  de  Ciencias  de  París.  Además  de  su  clásico  Traite  d'Analyse  (1891  y 
sig.),  M.  Picard  tiene  publicadas  varias  obras,  entre  las  cuales  citaremos  :  la  Théo- 
rie desfonctions  algébriques  de  deux  variables  indépendantes  (1898¡,  recién  prin- 
cipiada, en  colaboración  con  M.  Sieuart,  repetidor  de  la  Escuela  Politécnica. 

Poinoaré  (Uenri),  miembro  de  la  Academia  de  Ciencias  de  Francia,  profesor 
en  la  Facultad  de  Ciencias  de  París.  Nació  en  Nancy  (1854).  Fué  sucesivamente  : 
alumno  de  la  Escuela  Politécnica  (1873; ;  ingeniero  de  minas  y  doctor  en  ciencias 
matemáticas  (1879) ;  encargado  del  corso  de  Análisis  en  la  Facultad  de  Ciencias 
de  Caen  (1879) ;  maitre  de  conférences  en  la  Facultad  de  ciencias  de  París  (1881), 
encargado  del  curso  de  Mecánica  física  y  experimental  (1885),  y  profesor  luego 
de  Física  matemática,  Cálculo  de  Probabilidades  y  Mecánica  celeste.  A  más 
de  numerosas  monografías  en  revistas  diversas,  francesas  y  extranjeras.  M. 
Poincaré  ha  publicado  .*  Les  méthodes  nouvelles  de  la  Mécanique  celeste  [1892- 
98);  el  Curso  de  física  matemática  (1887-1899;,  que  comprende  las  siguientes 
partes  :  Théorie  mathématique  de  la  lumiére  (I  et  II),  Électricité  et  optique  (I 
et  II),  Thermodynamique,  Le^ons  sur  la  théorie  de  Vélasticité,  Théorie  des  tour- 
bilhns.  Les  oscillations  électriques,  Capillarité^  Théorie  analytique  de  la  pro- 
pagation  de  la  chaUury  Calcul  des  probabilités^  Théorie  du  potentiel  Newtonien 
(1889):  y  el  Curso  de  mecánica  física  fen  prensa),  que  comprende  :  Cinémati- 
que,  Potentiel,  Mécanisme  des  fluides.  También  ha  publicado  notables  trabajos 
sobre  la  aplicación  de  los  métodos  infinitesimales  á  la  Teoría  general  de  los 
números,  y  sobre  la  interpretación  de  las  Geometrías  noeuclldeas,  —  ^\.  Poincaré 
es  considerado  por  algunos  como  el  primer  matemático  actual,  y  honra  mucho 
á  su  país  ;  sus  trabajos  han  sido  coronados  con  el  gran  premio  Ponrelet  (1885) 
por  ta  Academia  de  Ciencias  de  París,  y  con  el  gran  premio  (1889^  instituido  por 


112  AN4LES  UE   LA  SOCIEDilD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

el  rey  de  Suecia  y  Noruega  en  ocasión  del  60*  aniversario  de  su  nacimiento  — 
habiéndose  invitado  á  concurrir  á  él  á  todos  los  matemáticos  de  Europa  :  el 
segundo  (medalla  de  oro),  fué  obtenido  por  otro  matemático  francés,  M.  Appell. 

Teii^eira  (F.  Gomes),  sabio  matemático  portugués,   autor,  entre  otras  obras, 
de  un  gran  tratado  de  Análisis  infínitesimaL 


II.  —  PROGRAMA  DE  LA  REVISTA 

Los  directores  de  la  nueva  revista  han  expuesto  ia  razón  de  ser 
de  su  iniciativa  y  la  forma  en  que  piensan  realízark,  en  unas  pocas 
pero  bien  pensadas  páginas  que  encabezan  el  primer  número,  el 
cual  no  desmerece  del  cuadro  atrayenle  que  en  ellas  se  bosqueja. 

Haciendo  el  debido  honor  á  la  consagración  é  inteligencia  de  to- 
dos aquellos  á  quienes  está  encomendada  la  misión  delicada  de  la 
enseñanza  matemática  en  los  diversos  países,  los  directores  creen 
hacerse  sus  intérpretes  al  afirmar  que  «existen,  en  los  medias  pe- 
dagógicos empleados,  perfeccionamientos  posibles;  en  la  hora  en 
que  la  ciencia  tanto  ha  progresado,  ciertas  simplificaciones  pueden 
ser  deseables^  los  programas  de  las  varias  ramas  de  la  enseñanza 
reclaman  reformas  más  ó  menos  completas,  y,  á  más,  existe  una 
cuestión  fundamental  cuya  importancia  sería  imposible  desconocer: 
la  de  la  preparación  del  cuerpo  docente  ». 

Ahora  bien,  tales  transformaciones  no  podrían  verificarse  brusca- 
mente, sin  serias  reflexiones  previas ;  además,  no  se  podría  pro- 
ceder á  semejante  labor,  confinándose  en  el  aislamiento  del  propio 
país:  aquí  también  una  ley  de  solidaridad  social  'obliga  á  inte- 
resarse en  lo  que  pasa  fuera  de  casa.  —  Entretanto,  sobre  organi- 
zación de  la  enseñanza,  sobre  los  programas,  los  métodos,  la  regla- 
mentación en  todas  sus  faces,  sobre  todo,  puede  decirse,  cada  cual 
vive  en  la  perfecta  ignorancia.  «  A  pesarde  las  relaciones  frecuentes 
creadas  en  nuestra  época  entre  sabios  que  cultivan  un  mismo  sujeto 
de  estudio,  á  pesar  de  los  congresos  internacionales,  tan  brillante- 
mente inaugurados  en  Zurich  en  1897  y  cuyo  principio  ha  quedado 
definitivamente  consagrado,  el  mundo  de  la  enseñanza  propiamente 
dicha  no  ha  podido  asociarse  hasta  ahora  á  ese  gran  movimiento 
(le solidaridad  científica  tan  completamente  como  era  de  desearse». 

Con  la  publicación  de  su  Revista,  los  directores  esperan,  pues, 
vencer  los  obstáculos  que  puedan  oponerse  á  la  realización  de  tal 
desiderátum,  creando  4(una  suerte  de  correspondencia  mutua,  con- 


PEDAGOGÍA  MÁTBIIÁTICA  1t3 

tinua,  entre  los  hombres  que  han  consagrado  su  vida  á  esta  noble 
misión  :  la  educación  matemática  de  la  juventud  ».  La  constitución 
del  comité  de  patrocinio,  cuya  feliz  composición  (1)  conocemos  ya, 
abona  la  sinceridad  y  firmeza  de  intenciones  de  los  fundadores  á 
este  respecto. 

La  elección  de  la  lengua  en  la  cual  habría  de  publicarse  tEnsei- 
gnement  malhémaíique  \\n  sido  motivo  de  alguna  vacilación  para 
sus  fundadores,  que  explican  y  justifican  plenamente  la  preferencia 
dada  á  la  solución  del  idioma  único  —  que  no  podfa  ser  otro  que 
el  francés,  por  sus  condiciones  de  universalidad.  Por  nuestra  par- 
le, los  hispano-americanos  debemos  felicitarnos  particularmente 
por  ello:  todos,  quien  más  quien  menos,  comprendemos  el  francés 
escrito,  cuando  no  el  hablado;  y  la  nueva  revista  vendrá  á  constituir 
una  fuente  preciosa  de  información  para  nuestros  profesores. 

En  cuanto  al  plan  mismo  de  la  publicación,  cada  número  de 
VEnseignemnent  mathématique  contendrá,  por  regla  general :  I*"  artí- 
culos generales ;  2^  estudios  pedagógicos ;  S"*  una  crónica  y  corres- 
pondencias; 4^  una  parte  bibliográfica.  Esto,  que  no  tiene  nada  de 
absoluto,  no  se  opondrá  á  las  útiles  modificaciones  que  las  circuns- 
tancias sugieran. 

El  plan  que  anuncian  los  directores,  al  cual  se  ajusta  estricta- 
mente el  primer  número  de  la  revista,  realiza  cumplidamente  el 
programa  que  tienen  en  vista.  Cabe  en  efecto  en  él.  toda  la  materia 
pedagógica,  desde  las  cuestiones  doctrinarias  que  interesan  la  teo- 
ría misma  de  la  ciencia  de  la  enseñanza,  sean  ellas  filosóficas,  pe- 
dagógicas ó  matemáticas,  hasta  las  de  la  prdc^tca  pedagógica — ya 
didácticas  ó  reglamentarias.  Pero  conviene  insistir  en  un  punto 
importante  del  programa  de  la  revista. 

Dicen  los  directores,  refiriéndose  á  la  organización  de  la  enseñanza 
matemática  en  los  diversos  países :  «Como  conviene,  en  estas  ma- 
terias, descender  de  las  vistas  de  conjunto  á  las  cuestiones  de  deta- 
lle, nos  sería  particularmente  grato,  por  ejemplo,  poder  publicar  en 
nuestros  primeros  números  estudios  bajo  la  rúbrica  :  «  VEnseigne- 
ment  mathématique  en..,  »  Muchos  profesores,  en  todos  los  paises 
del  mundo,  están  en  condiciones  de  proporcionar  asi  un  cuadro  no- 
table de  la  enseñanza  de  su  país ;  y  gracias  á  la  benevolencia  de 
los  miembros  de  nuestro  comité  de  patrocinio,  no  será  difícil  á  és- 


(1,  Con  todft  justicia  dicen  los  directores  que  «  comprende  nombres  que  son  el 
honor  de  la  ciencia  en  el  mando  matemático  actual  ». 

Áll.  SOC.  CICNT.  AR6.  —  T.  XLVIll  8 


114  AMALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

tos  el  reclutarnos  brillantes  y  Útiles  colaboradores».  Es  de  esperar 
que  respondan  solícitamente  á  tan  loable  demanda  aquellos  que 
por  sus  títulos  y  autoridad  estén  en  condiciones  de  poder  coope- 
rar á  esa  obra  meritoria  y  benéfica,  pues  asi,  en  un  lapso  quizás  re- 
lativamente breve,  podrían  los  hombres  de  estudio  disponer  de  una 
fuente  preciosa  de  información  sobre  cuestiones  que  son  hoy  ver- 
daderamente de  interés  universal,  merced  á  las  estrechas  relacio- 
nes que  espontáneamente  se  han  creado  entre  los  hombres  y  entre 
las  instituciones  sociales  de  todo  género.  —  Todo  se  relaciona  y  aun 
vincula  hoy,  en  una  grande  é  irresistible  corriente  de  solidaridad 
social,  asi  en  el  orden  material  como  en  el  moral,  así  en  la  esfera 
de  los  intereses  materiales  como  en  la  del  espíritu. 

MM.  LaisantyFehr  terminan  con  un  llamamiento  sincero  y  empe- 
ñoso al  concurso  de  todos.  «  Abrigamos  la  Arme  confianza  —  dicen, 
que  nuestros  esfuerzos  al  respecto  no  serán  defraudados.  Entre 
nuestros  lectores,  deberá  crearse  un  vínculo  más  estrecho  que  las 
relaciones  vulgares  de  un  abonado  con  el  director  de  su  diario.  Co- 
laboramos, por  la  fuerza  misma  de  las  cosas,  á  una  obra  común  ; 
tenemos  fe  que  esta  obra  tiene  un  alcance  más  vasto  todavía  en 
realidad  que  en  apariencia.  El  porvenir  de  la  civilización  depende 
en  gran  parte  de  ladirección  de  espíritu  que  reciban  las  jóvenes  ge- 
neraciones en  materia  científica ;  y  en  esta  educación  científica  el 
elemento  matemático  ocupa  un  lugar  preponderante.  Sea  del  punto 
de  vista  de  la  ciencia  pura,  sea  del  de  las  aplicaciones,  el  siglo  xx, 
que  se  va  á  inaugurar,  revelará  exigencias  que  nadie  debe  ni 
puede  eludir. 

«Aesta  tarea  hemos  querido  contribuir  al  crear  esta  nueva  Re- 
vista...» 

Aspiración  tan  noble  y  benéfica  no  puede  sino  merecer  el  aplau- 
so, el  estímulo,  la  cooperación  de  todos  los  espíritus  elevados. 


III.  —  ANÁUSIS  BIBLIOGBÁFICO  (N°   4) 

Hemos  dichoya  que  el  primer  número  de  V Enseignement  mathé- 
maíique  realiza  plenamente  su  lisonjero  programa.  Para  demos- 
trarlo, bastará  pasaren  revista,  siquiera  rápidamente,  el  interesan- 
te material  que  encierra. 

Sin  duda,  por  una  delicada  atención  inspirada  en  un  sentimiento 


pedagogía  matemática  115 

de  generosa  consideración, — á  que  no  podríamos  quedar  indiferentes 
los  hispano-americanos  y  que,  de  cualquier  modo,  no  puede  sino 
sorprendernos  grataniente, — la  primera  entrega  de  la  nueva  revista 
viene  encabezada  con  un  trabajo  del  señor  Zoel  de  Galdeuno.  Titúlase 
Les  Mathématiques  en  Espagne,  y  es  una  exposición  interesante  del 
pasado  y  presente  de  la  enseñanza  matemática  en  España. 

El  pasado  no  remonta  á  muy  lejos  —  al  principio  del  siglo  ape- 
nas, con  algunos  traductores  y  dos  ó  tres  autores  de  los  que 
apenas  sobrevive  el  nombre  de  Vallejo..  La  obra  del  preciáronlo- 
sofo  y  matemático  Rey  y  Heredia  (1865),  es  indudablemente  la  más 
saliente  de  la  escasa  y  casi  totalmente  confínada  producción  cíentf- 
fica  posterior  de  la  decadente  é  infortunada  España  ;  el  señor  de 
Galdeano  la  presenta  en  una  breve  pero  substancial  síntesis,  muy 
digna  de  leerse  por  aquellos  que  se  interesan  en  las  cuestiones  de 
filosofía  matemática. «  En  resumen  —  concluye  diciendo  —  la  obra 
del  señor  Rey  y  Heredia  comprende  tres  ideas  principales  :  1*  el 
símbolo  de  la  perpendicularidad,  según  Buée  y  Argand  ;  2*  el  pen- 
samiento de  Pascal :  los  números  imitan  el  espacio,  i  pesar  de  la  di- 
versidad de  naturaleza ;  3®  el  cuadro  de  las  categorías  del  entendi- 
miento indica  todos  los  momentos  de  una  ciencia  especulativa 
proyectada,  y  da  su  ordenación  y  régimen  ».  Del  señor  Rey  y 
Heredia  derivan  algunos  matemáticos  de  nota,  entre  ellos  el 
señor  Luciano  Navarro,  de  Salamanca,  que  se  ha  ocupado  en  lo 
sucesivo  con  preferencia  de  cuestiones  relativas  á  la  constitu- 
ción de  la  ciencia  matemática,  siendo  autor  de  varías  obras  didác- 
ticas que  tienen  un  fin  muy  marcado  de  reforma.  —  Siempre  en  la 
esfera  del  análisis,  hay  que  citar  ios  nombres  de  los  matemáticos 
Dominguez  Hervella  y  Apoliiiarío  Pola. 

En  la  esfera  de  la  geometría,  en  el  análisis  luego,  sobresale 
más  tarde  el  eminente  ingeniero,  escritor,  físico  y  matemático,  don 
JosédeEchegaray,  muy  vinculado  alas  reformas  introducidas  en  los 
altos  estudios  matemáticos  en  España  desde  dos  ó  tres,  lustros  atrás. 
—  No  podemos  detenernos  en  muchos  otros  nombres  que  el  señor 
de  Galdeano  menciona  muy  justamente;  pero  merece  citarse  este  pá- 
rrafo sugestivo :  «  Entre  nosotros,  la  carencia  de  una  tradición  cien- 
tífica nacional  no  ha  permitido  desarrollar  la  ciencia  en  su  parte 
técnica;  pero  en  las  recepciones  de  los  miembros  de  la  Academia  de 
ciencias  y  en  las  inauguraciones  de  los  cursos  académicos,  ella  ha 
sido  desarrollada  en  su  parte  formal  ó  en  su  concepción  filosófica» 

El  señor  deGaldeano  consagra  una  buena  parte  del  final  de  su  es- 


116  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

ludio  á  SUS  propios  trabajos,  lo  que  se  explica,  pues  ellos  se  refie- 
ren exclusivamente  á  la  nialeria  misnna  que  constituyela  razón  de 
ser  de  la  nueva  revista.  Con  una  convicción  y  perseverancia  que 
nada  ha  cejado,  el  distinguido  matemátícoespañol  viene  persiguien- 
do desde  1874  acá,  en  el  campo  de  la  Matemática,  una  vasta  obra 
de  reforma  subordinada  enteramente  á  un  amplio  espíritu  pe- 
dagógico. Este  «fin  pedagógico  »  ha  sido  la  única  y  persistente  preo- 
cupación del  erudito  matemático  español,  cuya  labor  no  puede  me- 
nos dedejarsus  frutos:  la  exposición  que  él  mismo  presenta  inspira 
ol  respeto  y  la  simpatía  (1). 

En  seguida  del  señor  de  Galdeano,  M.  Laisanl  nos  ofrece  con  este 
título:  Les  queslions  de  terminologie,  un  artículo  en  que  expone  muy 
acertadas  reflexiones  sobre  esa  interesante  materia.  Constata  pri- 
mero el  autor,  sin  gran  trabajo,  los  graves  inconvenientes  que  la 
confusión  reinante  produce,  los pe%ro5  que  ella  ofrece  tratándose 

(1)  Hemos  tenido  ocasiÓD,  hace  algunos  años,  de  conocer  parte  de  la  obra 
del  señor  de  Galdeano,  gracias  á  la  colección  de  su  excelente  re?ista  El  Pro- 
greso matemático,  que  existe  en  nuestra  Sociedad  Cieiitiflca.  Se  la  recibía  al 
principio :  pero  á  los  tres  ó  cuatro  años,  creemos»  dejó  de  llegar,  y  se  pensó  que 
hubiera  muerto,  al  par  de  tantas  otras,  —  como  efecti?amente  parece  despren- 
derse del  actual  artículo  de  su  fundador.  El  descubrimiento  de  la  pequeña  revista 
había  sido  precioso  para  nosotros,  por  una  circunstancia  enteramente  especial  y 
que  nos  será  permitido  consignar  aqu(. 

Estábamos  en  esa  época  (1895)  entregado  cuerpo  y  alma  á  tareas  exclusiva- 
mente pedagógicas,  y  el  campo  (que  creíamos  casi  enteramente  inexplorado)  de 
la  pedagogía  de  las  matemáticas,  se  había  abierto  naturalmente  á  nuestro 
estudio.  Entre  otras  cuestiones»  habíamos  abordado  desde  dos  años  atrás  el 
estudio  de  un  plan  racional  de  Matemáticas  elementales  que  obedecía,  sobre 
todo,  á  esa  preocupación  del  ñn  pedagógico  que  ha  inspirado  la  obra  del 
profesor  español.  Los  fragmentos  de  algunas  producciones  de  éste  que  cayeron 
bajo  nuestra  insaciable  curiosidad,  fueron  toda  una  revelación  para  nosotros, 
—  motivo  de  gratísima  sorpresa  en  más  de  un  caso,  al  creer  encontrar  la 
confirmación  de* algún  resultado  tímidamente  presentido...  Pero  El  Porvenir 
matemático  había  muerto  ya,  si  mal  no  recordamos,  y  las  obras  del  señor  de 
Galdeano  estaban  muy  lejos  :  no  pudimos,  pues,  beneficiar  sino  escasamente  del 
notable  caudal  que  ha  aportado  á  esta  rama  nueva  de  la  ciencia. 

Por  otra  parte,  nuestros  estudios  tuvieron  que  interrumpirse  también,  brusca- 
mente, por  las  vicisitudes  de  la  vida  :  de  ellos  no  han  quedado  sino  algunos 
cuadernos  que  duermen  desde  años  en  un  cajón,  y  el  grato  recuerdo  de  esas  horas 
de  pleno  abandono  á  los  goces  íntimos  del  espíritu...  Como  se  estará  apercibiendo 
el  lector,  no  desesperamos  de  reanudar  seriamente  esos  interrumpidos  estudios, 
para  los  cuales  sentimos  siempre  una  invencible  atracción. 


pebagogíá  matkmítica  117 

de  enseñania,  siotetizando  su  peosaiDiento-  en  estos  magnificas 
Tersos  de  Mosset : 

Le  caur  ¿"un  komwu  rterge  esl  im  rose  profamd; 
Lartque  ¡a  premiére  eau  quom  y  rfrse  tti  iwifwrt^ 
La  mer  y  posserotf  sams  lartr  ¡a  souillwrt^ 
Car  Vabime  esl  immetue  et  la  iaehe  est  au  fond. 

Cílaen  seguida  M.  Laísant  numerosos  casos  que  consUluven 
verdadera  aberraciones  plomándolos  en  las  ramas  diversas  de  la 
ciencia)  j  autorizan  las  conclusiones  que  luego  saca,  que  son  va- 
rias :  la  primera  es  la  necesidad  de  obrar  con  la  mayor  prudencia 
en  materia  de  neologismos;  la  segunda,  que  nuevos  y  más  genera- 
les estudios  son  indispensables  (á  los  cuales  se  abren  ampliamente 
las  páginas  de  la  nueva  revista);  la  tercera,  el  interés  capital  que 
ofrecerla  un  vocabulario  comparativo,  aun  incompleto,  que  contu- 
viera la  equivalencia,  nada  más  que  de  las  expresiones  clásicas, 
consagradas  definitivamente,  y  siquiera  en  las  lenguas  alemana, 
inglesa,  española,  francesa  é  italiana ;  en  fin,  la  consoladora  refle- 
xión que  existe,  en  presencia  del  mal,  el  remedio  posible  —  que 
hay  que  buscar  en  la  institución  de  los  congresos  internacionales. 

M.  Laísant  da  forma  práctica  á  su  idea  proponiendo,  con  motivo 
de  la  próxima  reunión  del  Congreso  de  matemáticos  de  1900  (Expo- 
sición universal),  la  constitución  con  ese  fin  de  una  comisiófi  inter- 
naeúmal permanente  que  comprendiera  profesores,  filósofos,  histi>- 
riadoresy  filólogos  pertenecientes  ai  mundo  matemático.  La  tarea 
no  serla  pequeña,  conviene  en  ello  M.  Laisant:  diez  años,  veinte 
quizás  se  necesitarán...  Pero  se  acabaría  por  llegar  al  fin  an- 
helado.—En  esperando  esa  «solución  ídeaU,  el  eminente  di- 
rector de  rEmeignetnent  malhématique  excita  á  lodos  á  anticiparse 
á  esa  obra  necesaria,  mediante  la  publicación  de  observaciones  y 
discusiones,  que  no  podrían  menos  de  mejorar  el  presente  estado 
de  cosas. 

La  Pédagogie  scientifique  :  tal  es  el  titulo  de  un  notable  estudio 
que  el  sabio  director  del  Laboratorio  de  psicología  de  la  Sorbona, 
M .  Alfred  BineU  nos  ofrece  en  seguida,  y  que  ios  directores  de  la  re- 
vista han  acogido  con  visible  complacencia,  no  sin  anticiparse  á  la 
objeción  prevista  de  más  de  un  lector  ajeno  á  ciertos  progresos  ó 
desdeñoso  de  ellos  por  atavismo. . . 


118  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Para  M.  Binel,  los  términos  de  pedagogía  científica  y  de  pedago* 
gía  experimental  son  sinónimos,  y  esto  no  es  de  extrañar,  puesto 
que  es,  ante  todo,  un  evperimentador,  y  por  eso  mismo  tal  vez  un 
empírico  en  doctrina.  Por  nuestra  parte,  nos  parece  difícil  suscri- 
bir á  esa  opinión  ajustada  á  un  positivismo  estricto,  pues  sería 
reducir  toda  la  pedagogía  ó  ciencia  de  la  educación  á  lo  que  no  es, 
ó  no  debe  ser  sino  parte  integrante  de  ella  (la  pedagogía  experi- 
mental), desconociendo  injustamente  el  mérito,  el  valor  de  las  doc- 
trinas y  teorías  acumuladas  en  el  trascurso  de  los  siglos,  de  las 
cuales  derivan  sin  embargo  las  prácticas^  ya  tan  perfeccionadas, 
que  hacen  eficaz,  y  aun  fecunda  para  el  progreso  de  la  ciencia,  la 
acción  indispensable  de  la  escuela.  No  es,  por  otra  parte,  el  caso  de 
renovar  aquí  una  discusión  cuya  utilidad  sería  muy  discutible. 

Lo  importante  es  que  ya  existe  un  germen  de  «  psicología  expe- 
rimental »  ;  y  es  justo  constatar  que  M.  Binet  es,  en  Francia,  sumas 
eficiente  obrero.  UAnnée  psychologiqve  de  M.  Ribot  se  encarga  año 
tras  año  de  dará  conocer  los  interesantísimos  resultados  de  su  la- 
boratorio. 

Mas  esa  labor  no  se  reduce  á  la  «  experimentación  »  propiamente 
dicha  ó  de  laboratorio.  La  «  observación  »  sobre  el  terreno  mismo 
es  loque  lo  preocupa  ahora.  Y  no  se  crea  que  se  trate  de  la  obser- 
vación ordinaria,  que  cualquiera,  merced  á  ciertas  dotes  naturales 
propicias,  pueda  efectuar.  Muy  acertadamente,  M.  Binet  se  empeña 
desde  luego  en  prevenir  tal  error,  citando  unos  oportunos  casos, 
para  pasaren  seguida  á  exponer  los  métodos  de  la  Pedagogía  expe- 
rimental, que  son  tres  principalmente  :  el  de  los  cuestionarios,  el  de 
la  observación  y  el  de  la  experimentación.  El  primero  debe  ser  consi- 
derado sobre  todo  como  preliminar;  los  otros  dos  no  son  sino  uno  en 
el  fondo:  son  dos  grados  sucesivos  de  una  operación  única  por  su 
ñn  ;  además,  tanto  la  observación  como  la  experimentación,  pueden 
hacerse  de  dos  modos  diversos  :  individualmente  y  colectivamente, 

M.  Binet  explica  todo  eso  con  la  maestría  del  sabio  verdadero,  en 
un  estilo  digno  de  su  ciencia  :  hay  que  leer  ese  pequeño  artículo, 
pues  el  lema  es  verdaderamente  interesante,  y  está  expuesto  ma- 
gistralmente,  aunque  con  llaneza  y  brevedad. 

Como  estudios  pedagógicos  especiales,  la  primera  entrega  de 
r Enseignement  mathématique  trae  tres  trabajos  debidos  á  los  seño- 
res H.  Laurent,  H.  FehryG.  Fontené,  titulados,  respectivamente: 
Considérations  sur  V enseignement  des  mathématiques  dans  les  classes 


pedagogía  matemática  119 

de  spéciales  en  Frunce,  Sur  Fenseignement  des  élémenls  de  Trigonomé- 
trie,  Sur  V enseignemeni  de  la  théorie  des  Veeteurs . 

M.  Laurent,  partiendo  de  la  tesis  de  que  la  enseñanza  matemática 
debe  ser  utilitaria,  se  esfuerza  en  probar  que  la  enseñanza  de  la 
clase  de  «  Matemáticas  especiales  »  de  Francia  podría  adquirir  fácil- 
mente ese  carácter,  aun  con  los  actuales  programas  de  admisión  á 
la  Escuela.  Poli  técnica.  Sentada  asi,  a  priori,  la  tesis  de  M.  Laurent 
nos  parece  difícil  de  suscribir;  y  las  consideraciones  que  expresa 
luego  para  las  necesidades  de  su  demostración  nos  parecen  suscep- 
tibles también  de  más  de  una  reserva. 

M.  Fehr,  en  su  breve  pero  bien  pensado  artículo,  sostiene  que  la 
trigonometría  limitada  á  su  objeto  principal,  es  decir,  la  resolu- 
ción de  los  triánguíosy  debe  seguir  á  la  geometría  plana  ;  y  desa- 
rrolla en  sus  grandes  líneas  un  programa  en  ese  sentido.  El  autor 
parece  tender  á  la  absorción  de  la  trigonometría  en  la  geometría, 
sacriOcando  algo  la  unidad  que  se  ha  acabado  por  darle,  en  detri- 
mento—á  nuestro  parecer  también — de  respetables  consideraciones 
de  orden  superior  que  no  es  el  momento  de  exponer  ahora. 

Eu  cuanto  al  trabajo  de  M.  Fontené,  su  carácter  es  enteramente 
especial,  lo  que  nos  dispensa  de  insistir  sobreél. 

Las  secciones  restantes  de  la  entrega  de  r Enseignemeni  mathéma" 
¿t'^ue  no  son  por  cierto  las  menos  interesantes:  mucho  sentimos 
no  poder  detenernos  cuanto  desearíamos  en  su  examen  y  iener  que 
limitarnos  á  una  rápida  enumeración. 

La  Crónica  se  abre  con  una  breve  noticia  relativa  al  Congreso  de 
/)üsse/dor^(sept¡embrede  1898).  por  el  doctor  Maurer(Düsseldorff). 
Con  sensible  premura,  el  ilustrado  sabio  alemán  refiere  los  resulta- 
tados  más  saliente  de  los  trabajos  de  la  sección  «  Enseñanza  de  las 
ciencias  matemáticas  y  naturales»  (número  46)  de  ese  Congreso. 
Sigue  áésla,  otra  noticia  del  matemático  F.  Giudici  (Genova),  sobre 
La  sociedad  italiana  Mathesis,  en  que  se  narra  á  grandes  rasgos  su 
desarrolloy  situación  actual.  Luego  vienen  varias  otras  noticias, 
entre  las  cuales  hay  que  mencionar,  por  su  interés  especial  :  una 
relativa  á  Los  medios  físicos  en  el  cálculo  (con  motivo  de  un  curioso 
artículo  de  M.  Michel  Petrovich,  de  Belgrado,  sobre  la  integración); 
otra  relativa  á  La  Biblioteca  matemática  de  los  trabajadores,  por  el 
doctor  Hulmann  (París),  útilísima  institución  cuyo  propósito  es 
poneral  alcance  de  sus  abonados  obras  concernientes  á  las  matemá- 
ticas puras  y  aplicadas  ;  y,  en  fin,  otra  noticia  sobre  el  Certifieado 


120  AMALES  DE  LA  SOGISDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

de  enseñanza  secundaria  superior  enPrusia,  que  es  del  mayor  in- 
terés. 

La  sección  Bibliografía  es  bien  digna  de  los  autores ;  las  tres  re- 
señas criticas  que  ocupan  casi  toda  su  extensión  (1 0  páginas  en 
cuerpo  chico;  ofrecen  el  mayor  interés. 

La  primera  reseña,  debida  á  M.  L.Ripert  (París)  es  muy  comple- 
ta ;  se  refiere  á  la  notable  obra  de  los  matemáticos  italianos  G.  La- 
zari  y  A.  Bassani,  profesores  de  la  R.  Academia  Naval,  titulada: 
Elementi  di  Geomeíria  (2*  edición,  1  vol.  en  8®,  con  313  fig.,  R. 
Giusti,  1898,  Livourne).  Dos  ideas  fundamentales  dominan  esa  in- 
teresante tentativa:  i""  la  necesidad  de  independizarla  Geometría 
de  la  Aritmética  y  del  Algebra  ;  2^  la  fusión  íntima  y  sistemática  de 
arabas  geometrías,  plana  y  del  espacio,  principio  que  merece  la 
aprobación  del  crítico  (I ). 

La  segunda  reseña  es  debida  al  matemático  inglés  Mr.  Greenliill 
(Woolwich)  y  está  consagrada  á  la  última  obra  clásica  de  M.  Appell: 
Elémenls  d'analyse  mathématique  a  Víisage  des  ingénieurs  ei  des 
physiciens.  Es  un  trabajo  critico  de  primer  orden,  tan  notable  por 
la  erudición  que  el  autor  revela,  como  por  el  estilo  nada  vulgar  de 
que  hace  gala.  Más  de  un  párrafo  sería  digno  de  reproducción;  se- 
ñalaremos sólo  el  primero  por  la  apreciación  que  implica  respecto 
de  la  escuela  francesa  :  «  El  estilo  general  de  los  tratados  matemá- 
ticos de  nuestra  época  ha  quedado  fijado  por  los  trabajos  de  La- 
grange,  Laplace,  Legendre,  Lacroix,  Poisson  y  otros  matemáticos 
franceses.  Han  introducido  en  ellos  todos  los  recursos  de  intensi- 
dad y  delicadeza  de  que  tan  bien  provista  está  la  lengua  francesa 
para  expresar  clara  y  lógicamente  laá  ideas. 

<(  Las  tradiciones  de  esos  escritores  son  conservadas  aún  hoy  tan 
cuidadosamente,  que  todos  los  trabajos  concernientes  á  los  métodos 
de  instrucción  destinados  á  los  matemáticos  franceses,  como  el  libro 
de  que  queremos  hablar,  son  estudiados  con  ardor  por  los  extran- 
jeros, atentos  y  deseosos  de  beneficiar  de  ellos  en  provecho  propio.  » 
M.  Greenhill  se  extraña,  no  sin  razón,  que  no  haya  sido  adoptada 
eo  Francia  la  notación  introducida  por  los  ingleses  para  expresar 
las  funciones  circulares  inversas:sen"*a?,  cos~*  a?,  iang"*a?,  ...  Ha- 
ce ver,  con  multitud  de  ejemplos  en  apoyo,  cuan  justificado  está  su 
empleo  en  la  teoría  de  las  substituciones.  Varias  otras  observacio- 

(1)  Ed  un  próximo  trabajo  sóbrela  Pedagogía  matemática  secundaría,  nos  pro- 
ponemos  estudiar  estos  puntos. 


oes  ioleresantes  habría  que  señalar  aqaf,  pero  nos  es  imposible  de- 
tenernos más  en  este  ya  excesivamente  largo  examen. 

Eo  cnanto  á  la  tercera  reseña  que  mencionibamos,  es  debida  al 
mismo  M.  Laisant  t  versa  sobre  el  Calad  ie  généraÜsation.  obra 
del  materoátirosuizoM.  G.  Oltramare  (Hermano,  París,  1899,  I  voL 
gr.  in-8*).  En  esa  obra,  el  eminente  sabio  gio^ríno  presenta  en  su 
constitución  definitiva  ese  nuevo  cálculo,  creado  por  él,  cuva  base 
es  la  representación  de  las  funciones  uniformes,  siendo  una  de  sus 
principales  ventajas  la  aplicación  que  de  él  puede  hacerse  á  la 
integración  de  las  ecuaciones.  M.  Laisant  expresa  el  voto  de  ver 
introducirse  en  la  enseñanza  siquiera  los  primeros  elementos  de 
su  nuevo  método,  al  lado  de  los  que  están  en  uso. 

En  fin,  un  muy  completo  Bolelin  hibtiogrdfieo  cierra  la  primera 
entrega  de  fEnseignemení  tnathémalique.  Ese  boletín  abarca  las 
publicaciones  periódicas  más  importantes  de  Europa  relacionadas 
principalmente  con  la  enseñanza  matemática,  y  varias  de  las  úU 
timas  obras  didácticas  aparecidas  recientemente.  Las  revistas  ale- 
manas figuran  en  primera  fila,  y  es  justo  decir  las  que  más  se 
relacionan  especialmente  con  la  Pedagogía  matemática. 


II 


DOS    CONFERENCIAS   SOBRE   ENSEÑANZA   MATEMÁTICA '  PRIMARIA 

L«'Enselfpieinent  des  mathématiqaes.  Conférooce  faite  á  l'Associa- 
tioD  philothecDJque,  par  B.  DuoUux,  de  l^Iostitut.  ^  Rexmt  teien tinque,  ib 
roars  1899;  4'  s..  t.  XI,  n*'l2,  p.  353-385. 

I/Initiation  mathématique.  Conférence  faite  á  rinstitut  psychophysío- 
logique,  par  O.  A.  Laisant,  docteur  és-sciences,  r^pétiteiir  a  TÉcole  poÍytech> 
Dique  de  París.  —  Revue  seienti/ique,  25  roars  1899;  4*  s.,  t.  XI,  n*  li,  p.  385- 
468. 

Son  tantos  tos  puntos  de  contacto  de  estas  dos  conferencias,  co~ 
mo  lo  dejan  presentir  sus  títulos  y  hasta  su  inserción  conjunta  en 
el  mismo  número  de  la  Revue  Rose,  que  hemos  creído  conveniente 
reunir  en  ono  solólos  análisis  quede  ellas  nos  propoufaroos  hacer. 

No  hemos  de  insistir  aquí  para  ponderar  el  interés  que  ofrecen 
estas  notables  conferencias,  pues  ello  podría  parecer  una   redun- 


_i 


12S  ANALBS  OB  LA  SOCIEDAD  CIBNTfnCA  ARGENTINA 

daDcia.  Pero  hay  una  circnnstancia  muy  digna  de  ser  señalada  á  la 
atención  de  los  que  se  preocupan  del  progreso  intelectual  en  todas 
sus  manifestaciones.  Los  autores  de  tan  plausibles  contribuciones 
son  dos  sabios  eminentes  (1)  entregados  habitualmente  á  las  más 
altas  especulaciones  de  la  ciencia.  Pues  bien,  ellos  no  desdeñan 
descender  de  la  elevada  esfera  en  que  se  los  podría  creer  conñnados, 
en  un  olímpico  desinterés  por  las  cosas  de  abajo,  para  ocuparse  de 
las  cuestiones  de  la  modesta  educació.i  primaria,  procurando 
la  solución  de  problemas  que  evidentemente  deben  preocupar- 
los en  altogrado.  Es  un  síntoma  de  progreso  verdaderamente  ha- 
lagüeño. 

Analizaremos  brevemente  cada  una  de  las  dos  conferencias,  de- 
jando para  después  las  observaciones  y  reflexiones  que  nos  haya 
sugerido  su  examen,  y  ello,  porque  no  siendo  un  espíritu  de  critica 
estrecha  el  que  nos  dicta  tal  propósito,  convendrá  condensar  dichas 
observaciones,  pues  nuestro  objetivo  (inal  es  el  de  procurar  extraer 
del  conjunto  de  la  cuestión  las  conclusiones  que  su  dilucidación 
autorize. 

I.  —  Conferencia  de  M  .  Duclaux 

Principia  el  sabio  director  del  Instituí  Pasíeur  explicando  las 
circunstancias  que  lo  han  llevado  á  hacer  su  conferencia.  «  Ella  ha 
venido,  ha  dicho  á  su  popular  auditorio  —  en  el  cual  debía  predo- 
minar el  magisterio  primario  —  como  consecuencia  de  una  carta  á 
vuestro  presidente,  M.  Buisson,  carta  inserta  en  el  Manual  general j 
y  en  la  cual  insistía  sobre  la  ausencia  casi  absoluta  del  espíritu 
científico  en  la  enseñanza  primaría  ».  Invitado  por  numerosos 
interesados,  miembros  del  magisterio,  á  explayar  sus  ideas,  á  «  no 
limitarse  á  una  crítica,  y  á  mostrar  en  detalle  en  qué  consistía  la 

(1)  Hemos  dado  ya  los  rasgos  bibliográficos  principales  de  M.  Laisant.  En 
cuanto  á  M.  Duclaux,  nos  bastará  decir,  de  pasada,  que  es  el  sucesor  de  Pasteur 
en  la  dirección  del  célebre  Instituto  fundado  por  éste,  el  más  espectable  discípulo 
del  gran  maestro,  unánimemente  indicado  para  recoger  su  herencia  científica : 
es  el  jefe  incontestado  de  los  «  pastorianos  ».  Espíritu  elevado,  preferen- 
temente sintético,  se  comprende  muy  bien  que  la  preocupación  de  ciertas  grandes 
cuestiones  lo  haya  invadido  á  él  también.  Se  le  ha  visto,  con  satisfacción  sin 
duda,  á  la  cabeza  de  la  falanje  selecta  de  los  tildados  «  intelectuales  >  que  han 
luchado  con  admirable  tesón  en  Francia  en  pro  de  las  imprescriptibles  reivindi- 
caciones de  la  Verdad  y  Justicia  inmanentes. 


pbdagogIa  matemática  423 

enseñanza  que  soñaba  ^,  M.  Duclaux  aborda  resuelta  roen  te  la  cues- 
tión, no  sin  manifestar  previamente  que  para  tratarla  debidamente 
se  requirirla  largos  desarrollos  y  basta  un  libro,  que  no  tendría 
tiempo  de  escribir. 

Planteada  aquélla  en  toda  su  generalidad,—  dice  —  ella  es  toda- 
vía demasiado  vasta.  «  Tenía  que  escoger  entre  la  enseñanza  de  las 
ciencias  naturales,  la  de  las  ciencias  físicas  y  químicas,  la  de  las 
matemáticas.  Las  dos  primeras  implican  dificultades  de  material  : 
mientras  no  sean  resueltas(y  creo  que  pueden  serlo  mucho  más  eco- 
nómicamente de  loque  se  supone),  todo  progreso  es  difícil.  Pero 
para  los  matemáticos  no  hay  nuevos  instrumentos  que  adquirir, 
sólo  hay  que  cambiar  un  poco  los  métodos». 

Entrando,  pues,  en  materia,  M.  Duclaux  comienza  por  descartar 
de  entre  las  asignaturas  que  comprende  la  cultura  científica  del 
ciclo  primario  :  la  aritmética,  el  álgebra  y  los  rudimentos  de 
cosmografía.  Considera,  en  efecto,  bastante  juicioso  el  programa 
de  aritmética,  malgrado  ciertas  sutilezas  que  le  achaca  :  preferiría 
que  el  tiempo  malgastado  en  deletrear  ciertas  cuestiones  (mínimo 
múltiplo  común,  etc.),  fuera  aprovechado  en  el  estudio  de  los 
comienzos  del  álgebra,  hasla  las  ecuaciones  de  primer  grado  ; 
piensa,  no  sin  acierto,  que  el  simbolismo  del  álgebra  permite  con- 
cretar en  cierto  modo  las  abstracciones  de  la  aritmética,  proporcio- 
nando por  lo  mismo  un  excelente  recurso  pedagógico.  Pero  es  sobre 
todo  la  geometría  la  asignatura  que  ha  de  cooperar  á  inculcar  al 
niño  el  espíritu  científico .  Escuchémoslo  un  momento. 

«  La  geometría  opera  sobre  cosas  visibles,  lineas,  superfícies,  vo- 
lúmenes: quítales,  es  cierto,  algo  de  su  materialidad  para  tener 
mayor  libertad  en  sus  deducciones;  la  línea  y  el  plano  se  vuelven 
cosas  sin  espesor  que  no  serían  susceptibles  de  realizarse  física- 
mente ;  pero  el  espíritu  se  las  representa  bien  mediante  el  trazo  de 
un  fino  tiralíneas,  ó  una  hoja  de  papel  bien  tensa ;  una  vez  he- 
cha esa  concesión,  el  espíritu  se  encuentra  en  presencia  de  un  edí- 
6cio  maravilloso  que,  sólidamente  asentado  en  algunas  proposi- 
ciones muy  sencillas,  evidentes  por  sí  mismas,  llamadas  axiomas, 
se  eleva  hasta  las  verdades  más  elevadas,  y  es  capaz  de  soportar, 
sin  ceder,  sin  que  nada  lo  conmueva,  sin  que  haya  nada  que  cam- 
biar á  ninguna  de  sus  piedras,  las  superestructuras  y  las  complica- 
ciones que  los  sabios  le  imponen  á  diario.  Agregad  á  esto  que  la 
geometría  es  una  obra  griega.  A  la  solidez  de  los  cimientos,  une 


124  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIBNTinCA  ARGENTINA 

como  el  Partenón  la  elegancia  de  las  fbrmas,  y  está  ilumíi;ada  y 
frangeada  con  las  mismas  claridades. 

«Es,  pues,  un  instrumento  pedagógico  admirable  para  dará  la 
vez  al  espíritu,  la  confíanza  en  si  mismo,  sin  la  cual  nada  puede, 
y  la  prudencia  que  lo  incita  á  vigilar  cada  uno  de  sus  pasos  para 
no  extraviarse.  Desgraciadamente,  en  esto  como  en  todo,  el  mal 
vino  del  exceso  del  bien  ;  aunque  el  fondo  subsista  siempre  el  mis- 
mOy  se  ha  perfeccionado  tanto  la  forma  pedagógica  que  ella  se  ha 
convertido  en  una  suerte  de  formulario,  una  suerte  de  liturgia  ex- 
puesta á  aletargar  el  espíritu  en  vez  de  despertarlo.  » 

¿  Cómo  ha  sido  ello  ?  El  conferenciante  se  empeña  en  poner  de  ma- 
níñesto  el  carácter  genuino  de  ese  monumento  de  extremada  cohe- 
sión y  estrictez  lógica  que  se  llama  los  «  Elementos  de  Euclides  )», 
asi  como  la  incontestable  superstición  de  que  fuera  objeto  por  más 
de.  veinte  siglos  la  obra  inmortal  del  gran  geómetra  griego. 

«  Esa  superstición,  bien  entendido,  —  agrega  —  no  existe,  ó  no 
existía  sino  en  pequeña  medida  entre  los  profesores.  Si  los  elementos 
de  Euclides  eran  tan  apreciados,  era  á  causa  de  su  valor  pedagógi- 
co, que  ha  sido  poco  á  poco  reforzado,  en  el  sentido  dogmático, 
tanto  por  los  jesuitascomo  por  la  Universidad,  á  punto  que  hoy  la 
geometría  ha  tomado  el  aspecto  de  un  fuerte  atrincherado,  blinda- 
do, con  una  especie  de  laberinto  en  su  interior,  para  el  cual  sólo 
dos  salidas  existen  :  aquella  por  la  cual  se  ha  penetrado  y  por  la 
cual  se  precipitan  los  alumnos  que  aflojan  desdelos  primeros  días; 
luego  In  otra,  por  la  cual  desemboca,  primero  la  multitud  de  los 

resignados,  candidatos  por  lo  general  al  bachillerato,  que  no  han 
visto  gran  cosa  en  el  viaje,  luego  un  pequeño  batallón  escogido  que 
tiene  verdadera  conciencia  de  la  sencillez  real  que  presenta,  bajo 
su  aparente  complicación,  el  edificio  que  acaba  de  recorrer.  » 

Aborda  entonces  M.  Duclaux  la  cuestión  del  lado  de  los  programas 
oficiales  de  la  enseñanza  primaria,  tanto  de  varones,  como  de  niñas. 
A  los  primeros,  repróchales  el  no  impedir  (á  pesar  de  las  vagas 
recomendaciones  de  las  instrucciones)  que  la  enseñanza  degenere 
en  el  «método  euclídeo»;  á  los  segundos,  el  suprimir  (gracias 
á  las  mismas)  el  esfuerzo,  ó  mejor  dicho,  el  reemplazarlo  por  un 
esfuerzo  de  memoria. 

Llegado  aquí,  el  conferenciante  se  empeña  en  demostrar  que  no 
liny  razón  para  llevar  el  «fetiquismo»  hasta  creer  que  no  haya 
otra  guía  posible  que  la  de  Euclides.  Para  él,  efectivamente,  esa  guía 
tiene  tres  defectos  capitales,  pero  de  que  se  la  puede  corregir:  es 


PEDAGOGÍA  MATEMÁTICA  425 

meticuloso,  es  pedante,  y  todo  lo  sutiliza.  Para  probarlo,  M .  Duclaux 
pone  en  acción  el  «  método  euclideo  i»  en  varios  casos  elegidos  — 
naturalmente  —  en  vista  de  las  necesidades  de  la  causa. 

Pues  bien,  dice  M.  Duclaux,  existe  un  librito  firmado  por  un 
gran  geómetra,  Clairaut,  que  expone  una  geometría  más  esbelta, 
más  ligera  y  más  rápida  en  su  marcha  que  la  geometría  euclidea. 
«  En  lugar  de  esos  cortes  por  teoremas  que  dan  á  los  libros  clásicos 
el  desalentador  aspecto  de  un  largo  catecismo  por  preguntas  y  res- 
puestas, es  casi  un  discurso  bien  ligado,  claro  y  sin  embargo  con- 
ciso, en  el  cual  se  ponen  bien  en  evidencia  tas  relaciones  de  los 
teoremas  unos  con  otros,  asi  como  la  cadena  deductiva  que  une  á 
todas  esas  verdades  para  no  formar  sino  una.  Ese  librito  de  350  pá- 
ginas más  ó  menos,  habla  sido  editado  por  la  casa  Hachette  en  la 
época  de  la  bifurcación,  hacia  1853.  Habíase  creído  poderlo  propo- 
ner para  la  enseñanza  de  la  geometría  en  Us  clases  de  letras  que 
el  nuevo  plan  de  estudios  separaba  totalmente  de  las  clases  de  cien- 
cias. No  era  bastante  formalista  para  la  enseñanza  universitaria,  y 
fué  abandonado.  ¿Quizás  pudiera  hacerlo  resucitar  vuestra  asocia- 
ción, libre  como  es  de  toda  traba?  » 

Después  de  afírmar  su  convicción  de  que  lo  que  pide  merecerá  la 
aceptación  de  las  maestras  de  las  escuelas  de  niñas^  M.  Duclaux 
manifiesta  que  está  igualmente  seguro  de  que  su  demanda  corre 
gran  riesgo  de  no  conseguir  tan  favorable  acogida  por  parte  del  ele- 
mento masculino,  tanto  por  parte  del  cuerpo  docente,  como  por  la 
de  la  administración. 

Abordando  pues  francamente  ese  lado  de  la  cuestión,  aboga  to- 
davía en  favor  de  la  geometría  de  Clairaut,  que  no  es  inferior  á  la 
de  Euclídes :  «  Es  otra,  hé  ahí  todo  ;  y  si,  con  esto,  ella  es  más  rá- 
pida y  da  más  aun  la  noción  de  la  continuidad  en  el  encadena- 
miento de  las  verdades  de  más  en  más  abstractas,  ella  ya  deja  de 
ser  inferior,  y  se  vuelve  superior,  del  punto  de  vista  pedagógico,  á 
los  métodos  clásicos».  Refiriéndose  á  la  objeción  que  se  le  pudiera 
hacer  en  nombre  de  la  «enseñanza  integral  »,  del  punto  de  vista  de 
In  uniformidad  de  la  enseñanza,  M.  Duclaux  manifiesta  sin  reparo 
que  considera  áesta  preocupación  de  la  uniformidad,  en  todos  los 
grados  de  la  enseñanza,  como  una  de  las  plagas  de  la  Francia;  y 
dice  por  qué. 

E(i  fin,  sintetizando  su  pensamiento  en  la  cuestión  planteada  de 


iÍ6  ANALES    DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

la  introducción  de\  espíritu  científico  en  la  enseñanza  primaria^  sin 
excluirá  la  de  las  niñas,  el  sabio  conferenciante  concluye  diciendo: 
«Al  limitarmeá  laenseñanzadelageonoetria,  he  procurado  mos- 
traros porqué  vías  se  la  puede  hacer  entrar  en  cerebros  que  aún  no 
ha  conseguido  penetrar.  Donde  se  pedia  la  pasividad,  yo  pido  el 
esfuerzo  y  la  espontaneidad  del  espíritu.  La  geometría  es  un  ins- 
trumento maravilloso  de  disciplina  intelectual,  porque,  si  uno  se 
extravía,  con  ella  se  está  siempre  seguro  de  volver  á  hallar  el  ca- 
mino. Pero  sólo  necesita  esto  quien  se  ha  extraviado  haciendo  uso 
de  su  libertad.  Toda  enseñanza,  toda  educación  que  enseñe  á  no 
abandonar  los  caminos  trillados,  deja  de  ser  liberadora,  de  estar 
impregnada  de  espíritu  científico.  y> 


II.  —  Conferencia  de  M.  Laisant 

•  * 

Ante  un  auditorio  del  cual  no  habían  sido  excluidas  las  madres 
de  familia  —  al  contrario,  M.  Laisant  se  ha  propuesto  desarrollar  con 
la  amenidad  del  caso,  el  tema  de  la  « iniciación  matemática». 

Trataremos  de  resumir  exacta,  si  bien  rápidamente,  su  larga  y 
brillante  causerie. 

Pide  desde  luego  el  conferenciante,  que  esa  primera  iniciación 
sea  dada  cuanto  antes,  y  esto  precisamente  para  evitar  el  surmenage 
intelectual —  cuya  aterradora  visión  suele  sugerir  un  aplazamien- 
to de  los  estudios  matemáticos,  en  realidad  contraproducente.  La 
única  condición  que  exige,  es  que  tal  iniciación  se  haga  de  modo 
un  poco  racional.  ¿Cómo? 

«  Pido  que  se  me  conceda  entrar  por  un  instante  —  principia  di- 
ciendo M.  Laisant-  en  un  dominio  un  poco  filosófico  y  abstracto, 
para  proclamar  un  axioma'  sobre  el  cual,  creo,  la  mayor  parte  de 
los  hombres  que  han  reflexionado  un  poco  en  las  cosas  déla  ciencia, 
estarán  de  acuerdo  conmigo.  Considero  que  todas  las  ciencias, 
sin  excepción,  son  experimentales,  al  menos  en  cierta  medida; 
á  despecho  de  ciertas  doctrinas  que  han  querido  hacer  de  las  cien- 
cias matemáticas  una  serie  de  operaciones  de  pura  lógica,  basada 
en  ideas  puras,  es  permitido  afirmar  que  en  matemáticas,  como  en 
todos  los  demás  dominios  científicos,  no  existe  una  noción,  una 
idea  que  pueda  penetrar  en  nuestro  cerebro  sin  la  previa  contem- 
plación del  mundo  exterior  y  de  los  hechos  que  ese  mundo  ofrece  á 


pedagogía  MánmmkrKá,  127 

nuestra  contemplación.  Esta  sola  afírmación,  que  no  discutiré, 
porque  eso  nos  llevaría  demasiado  lejos,  puede  daros  ya  una  no- 
ción precisa  sobre  la  forma  en  que  convendría  proceder  para  procu- 
rar hacer  penetrar  las  primeras  nociones  matemáticas  en  el  cerebro 
del  niño. 

«  Es  el  mundo  exterior,  el  que  hay  que  enseñar  á  ver  al  niño  ante 
todo,  y  respecto  del  cual  hay  que  darle  cuantas  nociones  se  pueda, 
•  nociones  que  no  tendría  ninguna  diñcultad  en  almacenar,  creedlo 
bien.  Es  á  ese  mundo  exterior  al  que  hay  que  pedir  las  primeras 
nociones  matemáticas,  á  que,  más  tarde,  deberá  suc^er  una 
abstracción  de  que  quizás  hemos  de  decir  algunas  palabras  dentro 
de  un  instante,  y  que  es  la  cosa  menos  complicada  del  mundo,  á 
despecho  de  los  prejuicios  y  de  las  apariencias. » 

Examina  entonces  M.  Laisantcómo  pasan  las  cosas  en  la  actua- 
lidad, en  materia  de  enseñanza  matemática,  en  los  tres  grados,  pri- 
mario, secundario  y  superior ;  y  llega  á  conclusiones  que  implican 
la  ineficacia  y  la  esterilidad  de  esa  importante  disciplina.  Volvien- 
do luego  al  pequeño  niño,  el  conferenciante  principia  planteándose 
las  cuestiones  que  se  presentan  previamente  al  espíritu:  primero, 
la  de  las  aptitudes  especiales  que  la  educación  matemática  pudie- 
ra requerir  como  condición  previa;  luego,  la  de  la  edad  á  que  con- 
venga principiar  el  aprendizaje  de  nociones  tan  abstractas,  es  de- 
cir»  tan  difíciles. 

Para  M.  Laisant,  la  iniciación  en  matemáticas  no  difiere  substan- 
cialmentede  la  que  se  reñereá  la  lectura  y  á  la  escritura,  y  ella  se 
impone  con  igual  titulo  en  uno  y  otro  caso.  Más  aún,  le  parece 
que  los  primeros  elementos  de  las  nociones  matemáticas  —  no  me- 
nos útiles  y  necesarias  que  ellas—  pueden  ser  asimiladas  con  mu- 
cha menos  fatiga  que  las  primeras  nociones  de  lectura  y  escritura, 
siempre  que  la  enseñanza  se  inspire  en  el  principio  filosófíco  antes 
sentado. 

Después  de  constatar  con  cuanta  facilidad  se  consigue  inculcar 
intuitivamente  las  primeras  nociones  matemáticas  á  los  niños, 
merced  al  sencillo  recurso  de  objetos  usuales  de  uso  doméstico, 
M.  Laisant  presenta  á  su  auditorio  algunos  ejemplos  ilustrativos, 
referentes  á  la  enseñanza  intuitiva  de  las  primeras  nociones  de 
aritmética.  Hace  ver  cómo  se  puede  enseñar  á  los  niños  las  tablas 
de  sumar  y  multiplicar,  haciéndolas  construir  al  alumno  mismo 


128  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

medíante  objetos  apropiados  y  un  casillero;  y  ello,  antes  de  que 
el  niño  sepa  escribir  las  cifras  representativas.  La  noción  de  nume- 
ración es  otra  de  las  que  desearía  ver  inculcar  muy  pronto  por  pro* 
cedimientosanáiogos,— -y  no  sólo  la  noción  del  sistema  decimal,  sino 
la  de  los  sistemas  en  general.  Cita  de  pasada  él  célebre  librito  de 
Jeaii  Macé:  la  Arühmélique  du  Grand-Papa,  por  cierto  no  descono- 
cido de  los  niñosde  las  dos  últimas  generaciones  en  Francia  ;  pero 
cuyos  procedimientos  pedagógicos,  ingeniosos  y  atrayentesá  la  vez 
que  fecundos,  no  han  penetrado  suficientemente,  por  desgracia,  en 
el  mundo  pedagógico. 

Las  primeras  nociones  de  la  geometría  no  ofrecerían  mayores  di- 
ficultades á  un  aprendizaje  intuitivo;  y  et  conferenciante  desarro- 
lla con  toda  facilidad  un  pequeño  programa,  pero  sólo  en  sus  pun- 
tos principales.  Más  aún,  prosiguiendo  en  la  misma  vía,  M.  Laisant 
se  complace  en  hacer  ver  cómo,  á  favor  de  recursos  y  considera- 
ciones geométricas,  ciertas  propiedades  de  las  progresiones  y  los 
principios  del  álgebra  podrían  ser  inculcados  en  seguida  á  los  ni- 
ños. Por  ejemplo,  las  nociones  de  cantidades  positivas  y  negativas 
podrían  ser  sugeridas  intuitivamente,  sin  mayor  dificultad  ni  in- 
conveniente. 

Refiriéndose  al  pequeño  material  necesario  para  todo  eso,  M.  Lai- 
sant dice :  «  El  primer  elemento  de  ese  material  es  el  papel  cuadri- 
culado, instrumento  maravilloso  que  debería  encontrarse  siempre 
en  manos  de  todo  aquel  que  cultive  las  matemáticas  (desde  la  fami- 
lia ó  la  sala  de  asilo  hasta  la  Escuela  Politécnica,  y  aun  más  allá), 
y,  de  una  manera  general,  de  todo  aquel  que  cultive  la  ciencia...  > 
—  Hemos  trascripto  expresamente  y  con  real  complacencia  el  pá- 
rrafo, pues  compartimos  enteramente  desde  buen  tiempo  atrás 
esa  opinión. 

En  síntesis,  quiere  M.  Laisant  que,  á  favor  de  la  intuición  y  á 
manera  de  un  juego^  se  haga  penetrar  en  los  tiernos  é  impresiona- 
bles cerebros  de  los  niños  las  nociones  más  rudimentarias  de  tas 
matemáticas:  en  eso  ha  de  consistir  la  «iniciación  matemática». 

Pem  si  esa  enseñanza  primera  ha  de  ser  esencialmente  objetiva, 
concreta,  esto  no  quiere  decir  que  ella  no  envuelva  cierta  abstrac- 
ción; al  contrario,  ésta  es  igualmente  esencial  y  tan  natural  que  se 
hace  intuitivamente.  De  espontánea  que  es  primero,  la  abstracción 
se  va  transformando  paulatinamente  en  una  operación  consciente 
y  voluntaria^  disciplinándose  cada  vez  más  basta  convertirse  en  el 


PEDAGOGÍA  MATEMÁTICA  i  29 

instrumento  principal  de  la  construcción  lógica  de  las  ciencias. 
Mas  ello  no  se  ha  de  alcanzar  sino  por  una  sabia  y  prolongada  gra- 
dación, haciendo  intervenir  la  intuición  siennpre  que  se  pueda, 
gradualmente  también  pero  en  sentido  inverso.  —  Esto  es,  creemos, 
lo  que  sobre  todo  ha  querido  significar  M.  Laisantal  ocuparse  de  la 
abstracción. 

Sin  embargo,  —  dice  M .  Laisant  —  las  ideas  expuestas  no  son  de 
ély  ni  son  recientes.  «  Se  las  encuentra,  en  una  forma  algo  distinta, 
pero,  con  todo,  idénticas  en  el  fondo,  en  el  Ensayo  de  educación 
nactona/ publicado  por  La  Challotais  en  1763».  Después  de  una 
justiciera  referencia  á  otros  precursores  en  este  orden  de  ideas — Jean 
Macé,  Edouard  Lucas, — M.  Laisant  transcribe  con  gran  complacen- 
cía  algunos  párrafos  del  Essai  de  La  Challotais,  que  son  un  anima- 
do alegato  en  favor  de  la  enseñanza  de  las  matemáticas  (y  sobre 
todo  de  sus  primeras  nociones  á  los  niños),  inspirado  naturalmente 
en  las  ideas  expuestas  por  el  conferenciante. 

Termina  M.  Laisant  su  notable  conferencia  afirmando  su  con- 
vicción respecto  de  los  beneficios  que  había  de  reportar  una  direc- 
ción de  la  educación  primaria  inspirada  en  los  principios  expues- 
tos. «Creo  que  — dice  M.  Laisant  —  si  una  dirección  de  espíritu  tal 
como  la  que  dejo  indicada  fuera  dada  á  la  educación  primaria  de 
la  infancia,  pronto  veríamos  resultar  de  esa  transformación  una 
verdadera  revolución,  no  sólo  en  la  enseñanza  primaria,  sino  aun 
en  la  enseñanza  secundaria.  Lo  que  se  llama  «el  campo  elemental 
de  las  matemáticas»  quedaría  singularmente  ensanchado  val  mis- 
mo tiempo  desbrozado  de  multitud  de  superfetaciones  que  ho  sub- 
sisten en  ella  sino  por  la  fuerza  de  la  tradición  y  del  hábito.  Podría 
irse  mucho  más  lejos  de  lo  que  se  va  hoy,  y  el  conjunto  de  los  cono- 
cimientos medios  que  todo  el  mundo  puede  y  debe  adquirir  en 
matemáticas  resultaría  considerablemente  ampliado  y  purificado  ». 
Esfuérzase  también  M.  Laisanten  disipar  el  equivoco  que  pudiera 
nacer  en  algunos  espíritus  temerosos  de  que  se  fuera  á  caer  en 
el  extremo  de  formar  una  generación  de  matemáticos  con  semejante 
tendencia:  considera  tan  ilusorio  el  peligro  como  deplorable  tal 
extremo.  Para  formarse  el  matemático,  se  requieren  aptitudes  na- 
turales especiales,  ni  más  ni  menos  que  para  formar  el  músico. 
Seria  tan  inútil  formar  puros  especialistas  en  matemáticas,  como 
es  indispensable^  «en  un  mundo  como  este  en  que  vivimos  actual- 
mente, que  el  espíritu  de  un  ser  humano  dotado  de  cierto  grado  de 

AN.  SOG.  CIENT.  ÁR6.  —  T.  XLTIJI  9 


190  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

cultura  no  carezca  de  nociones  primeras,  generales,  sobre  la  cien- 
cia de  la  extensión,  de  la  medida,  de  las  magnitudes,  del  movi- 
miento.» Hay  para  ello,  según  M.  Laisant,  una  necesidad  de  edu- 
cación general  y  también  una  iveoesidad  material. 

Tales  son  las  consideraciones  que  terminan  la  interesante  confe- 
rencia. 


(Continuará.) 


Federico  Bi rasen. 


BIBLIOGRAFÍA 


I.  ^  in(;eni£R1a 


Valiente  IVoailles   (Luis).    Bl  Ferrocarril  al   Neuquen,  eu    Revista 
Técnica,  año  V,  número  85,  pág.  65-70,  Buenos  Aires,  junio  15  de  1899. 

Comienza  este  interesante  artículo  por  explicar  los  desperfectos  ocasionados  en 
la  línea  por  las  últimas  inundaciones,  deduciendo  que  r  la  creciente  actual  tiene 
qne  haber  revestido  una  importancia  excepcional  para  dejar  defraudadas  las  pre- 
visiones de  los  ingenieros  »  que  en  posesión  de  los  antecedentes  conocidos  pro- 
yectaron y  ejecutaron  este  ferrocarril. 

Debe  notarse  que  al  propio  tiempo  que  esto  acontecía  en  la  falda  oriental,  grandes 
crecientes  de  los  ríos  del  lado  chileno,  ocasionaban  la  pérdida  de  algunos  pnentes,  arras- 
trados por  la  eorríenle  impetuosa. 

Por  la  falta  de  un  plan  general  de  ferrocarriles  y  de  estudios  completos,  varias 
líneas  argentinas  han  sufrido  en  otras  ocasiones  análogos  desperfectos. 

En  el  año  1888,  á  los  dos  años  de  abierta  la  línea  del  Ferrocarril  de  Buenos 
Aires  al  Pacífico  hasta  Villa  Mercedes  de  San  Luis,  se  produjo  entre  los  kilómetros 
385  y  576  una  inundación  que  destruyó  cerca  de  200  kilómetros  de  vía  y  que 
interrumpió  completamente  el  tráfico  durante  10  meses.  Nada  hacía  preveer  una 
inundación  semejante  que  no  ha  vuelto  á  repetirse.  Un  año  después  de  construida 
la  línea  á  Campana,  en  mayo  de  1877,  un  temporal  destrozó  compIetamentH  la 
vía  en  largas  extensiones  arrastrando  puentes  y  terraplenes  (1¡. 

Los  ferrocarriles  Gran  Oeste  Argentino,  Transandino,  Central  Norte,  Dean  Punes 
á  Chilecito»  Argentino  del  Este  y  últimamente  los  de  la  provincia  de  Santa  Pe, 
han  sufrido  también  las  consecuencias  de  inundaciones  que  no  fueron  previstas 
al  estudiarse  las  respectivas  trazas. 

No  está  demás  mencionar,  qne  la  empresa  del  Ferrocarril  del  8ad  confió  los  estudios 

(1)  Véase :  Clark,  E.,  Obiervaeiones  meteorológicat  y  daios  tobre  la  reconttfucción 
de  la  linea  férrea  de  Campana,  destruida  por  la  tormenta  que  tuoo  lugar  en  mayo  de 
49T7,ea  :  Anales  S,  C.  4.,  tomo  V,  pág.  23-33.  1878. 


132  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

y  la  dirección  de  la  construcción  de  esta  prolongación  á  un  ingeniero  que  había  dado 
pruebas  de  competencia  en  trabajos  ejecutados  en  el  país  desde  30  años  atrás ;  el  inge- 
niero Carlos  Malmen,  que  á  su  larga  práctica  en  trabajos  de  esta  clase  reunía  la  circuns- 
tancia de  conocer  especialmente  la  región  andina. 

La  línea  al  Neuquen  comprende  los  556  kilónnetros  qae  medían  entre  la  estación 
«  El  Puerto  »  de  Bahía  Blanca  y  la  estación  «Neuquen»  situada  sobre  la  margen 
derecha  de  este  río  á  dos  kilómetros  y  medio  arriba  de  la  confluencia  con  el  Li- 
may.  La  diferencia  de  nivel  entre  los  puntos  extremos  es  de  260  metros.  La  gra- 
diente máxima  sólo  llega  á  cinco  y  medio  por  mil.  El  perfll  general  de  la  línea 
está  caracterizado  por  cinco  tramos  principales.  El  primero  hasta  el  meridiano  5^ 
[kilómetro  112)  tiene  una  gradiente  media  inferior  al  medio  por  mil,  sube  luego 
á  la  altiplanicie  que  limita  el  valle  del  Colorado  con  4,66  por  mil  de  gradiente 
media  que  se  reduce  en  la  altiplanicie  á  un  poco  más  del  medio  por  mil,  hasta  el 
kilómetro  161,  en  que  baja  el  valle  del  Colorado  con  4,86  por  mil  de  pendiente. 

En  el  valle,  hasta  el  kilómetro  273,  es  próximamente  el  medio  por  mil,  que 
aumenta  á  4,17  por  mil  al  subirá  la  altiplanicie  que  separa  arabos  ríos,  donde,  es 
de  un  cuarto  por  mil,  hasta  el  kilómetro  334,  en  que  baja  al  valle  del  Río  Negro, 
con  4,12  por  mil.  que  se  reduce  en  el  valle  mismo  á  cosa  de  medio  por  mil. 

En  cuanto  á  la  planimetría,  la  línea  se  dirige  al  N.  O.  á  la  salida  de  Bahía  Blanca 
á  fin  de  evitar  los  anegadizos  del  puerto  y  despuntar  los  salitrales ;  gira  al  O.  por 
corto  trecho,  para  tomar  la  dirección  S.  O.  hasta  la  estación  «  Médanos»  Ikil.  48), 
salvando  los  altos  médanos,  luego  se  dirige  al  O.,  inclinada  ligeramente  al  S.,  bas- 
cando un  paso  favorable  para  cruzar  el  río  Colorado,  como  lo  hace  abajo  de  Ca- 
rrucho por  medio  de  un  puente  de  120  metros  de  abertura.  Hállanse  en  el  trayecto 
las  estaciones  «Algarrobo  »  y  «  Gaviotas  ». 

De  la  estación  «Río  Colorado»  (kil.  172],  situada  en  la  margen  derecha  del  río, 
la  línea  dobla  al  N.  O.,  siguiendo  el  valle  en  una  extensión  de  110  kilómetros, 
con  las  estaciones  «  Juan  de  Garay  »,  «  Pichi-Mahuída*  y  «  Fortín  Uno  »  ;  tuerce 
luego  bruscamente  al  >^.  O. ,  en  dirección  &  Choelechoel,  salvando  la  travesía  en 
la  cual  está  la  estación  «Benjamín  Zorrilla  ». 

Cuatro  ó  cinco  kilómetros  antes  de  alcanzar  Choelechoel.  dobla  en  ángulo  recto 
á  la  derecha  hasta  el  kilómetro  349,5,  en  que  se  halla  situada  la  estación,  á  unos 
siete  kilómetros  del  río  Negro.  De  «  Choelechoel»  hasta  su  término,  sigue  la 
linea  á  lo  largo  del  lado  norte  del  valle,  manteniéndose  á  regular  distancia  del  río 
según  la  altitud  del  terreno,  alcanza  «Chimpay  •  (kil.  385)  y  aproximándose  cada 
vez  más  al  rio  llega  á  «Chilforó»  ¡kil.  420). 

Para  seguir,  la  línea  tiene  que  abandonar  el  fondo  del  valle,  faldeando  la  ba- 
rranca, porque  el  río  se  recuesta  contra  ella ;  entre  los  kilómetros  421  y  449  se  en- 
cuentran los  movimientos  de  tierra  más  importantes,  pues  existen  trincheras  de  14 
metros  y  terraplenes  de  9  metros.  Tiene  este  trozo  una  media  de  19  metros  cúbi- 
cos por  metro  lineal  de  vía,  mientras  toda  la  línea  tiene  sólo  4  metros  cúbicos. 
Vuelve  en  seguida  la  línea  al  plano  del  valle  hasta  «  Roca»  y  el  «  Neuquen  »  pa- 
sando las  estaciones  «  Chinchinales  »  (kil.  458,5)  y  «Río  Negro»  (kil.  511).  El 
rio  Neuquén  es  cruzado  entre  los  kilómetros  554  y  555  con  un  puente  de  260  me- 
tros de  abertura,  después  del  cual  viene  la  estación  terminal  «Neuquen»  (kil. 
556). 

La  parte  más  poblada  del  valle  es  la  colonia  General  Roca. 

Explica  luego  Valiente  Noailles  las  razones  que  se  han  tenido  en  vista  para  este 


BIBUOCRAFÍ  A  i  33 

trazado,  que  debía  no  sólo  responder  á  exigencias  militares  sino  también  al  fo- 
mento de  la  población  en  la  zona  recorrida. 

Un  plano  y  perfil  general  de  la  línea  ilustran  el  importante  artículo  que  deja- 
mos extractado  en  sa  parte  más  esencial. 

A.  Gallardo. 


De  Liamiay  (L.),  Profesor  en  la  Escuela  Nacional  de  Minas  de  París.  Raoher- 
ehe.  oaptage  et  axnénaffement  des  souroes  thermo-mlnéralea.  OaiGiNB 

DBS  BAUX   THBRMO-MINBRALES.    GbOLOGIB.  PrOPRIBTBS   PHYSIQUBS   BT  CHIIIIQUBS.— 

Baudry  y  C.  París,  1899. 

Este  libro,  que  viene  á  llenar  la  sentida  necesidad  de  ana  obra  general  que  se 
ocupara  de  estas  cuestiones  tan  importantes  por  sus  aplicaciones  higiénicas  y 
medicinales,  trata,  con  toda  competencia,  del  estudio  de  las  fuentes  termo- 
minerales,  de  su  captación  y  de  su  aprovechamiento. 

La  obra  comprende  dos  divisiones  principales  :  en  la  parte  teórica,  estudia  el 
autor,  el  origen  de  las  fuentes  termales,  su  modo  de  emergencia,  sus  propiedades 
físicas  y  químicas  y  su  repartición  en  la  superficie  del  globo ;  en  la  parte  técnica 
se  ocupa  de  la  busca  y  captación  de  las  fuentes,  indicando  además  los  proce- 
dimientos para  transportarlas  al  punto  de  consumo,  conservando  la  temperatura 
que  las  caracteriza,  su  mineralización,  abundancia  de  gases,  etc. 

Demuestra  también  cómo  es  posible,  en  muchos  casos,  aumentar  la  produc- 
ción de  estas  fuentes,  su  temperatura,  mineralización  y  hasta  su  eficacia,  es  decir 
la  riqueza  de  toda  una  región,  gracias  á  trabajos  poco  costosos. 

Hoy  día  que  empiezan  á  estudiarse  y  aprovecharse  algunas  de  las  muchas  ri- 
quezas termales  de  la  Argentina,  puede  este  libro  prestar  inmensos  servicios  á 
los  que  quieran  establecer  ó  mejorar  estaciones  balnearias  en  el  país. 

A.  Gallardo. 

Romag^osa  (José),  Ingeniero  civil,  Profesor  suplente  en  la  Facultad  de  Cien- 
cias Exactas,  Físicas  y  Naturales  de  Buenos  Aires.  La  Carrera  de  ingeniero 
oivil  en  el  proyecto  de  plan  de  enaeñania.  Conferencia  dada  en  el 
«  Centro  Nacional  de  Ingenieros  »  el  96  de  junio  de  1899.  —  Buenos  Aires, 
1899. 

En  esta  valiente  conferencia,  en  la  que  demuestra  tener  un  claro  concepto  de 
la  carrera  de  ingeniero  y  de  las  necesidades  profesionales  del  país,  expone  Roma- 
gosa.  muchas  de  las  deficiencias  de  que  aún  adolece  nuestra  escuela,  á  pesar  de 
los  innegables  progresos  realizados,  y  propone  las  modificaciones  que  á  su  juicio 
deben  introducirse  en  la  enseñanza. 

Aunque  disentimos  con  algunas  de  sus  apreciaciones  y  conclusiones,  no  puede 
menos  de  aplaudirse  la  sincera  y  franca  discusión  de  estas  cuestiones  de  trascen- 
dental interés,  así  como  la  tendencia  general  de  sus  reformas,  que  es  justísima, 
desde  el  punto  de  vista  profesional. 

No  estamos  de  acuerdo  con  cierto  desprecio  hacia  los  estudios  teóricos  y  de 
ciencia  pura  que  fluye  de  la  conferencia,  pues  estas  elevadas  investigaciones  son 
indispensables  en  todo  país  que  quiera  distinguirse  por  algo  mfts  que  por  su 
desarrollo  material.  No  sólo  de  pan  vive  el  hombre.  Pero  hay  que  distinguirlos 


134  AMALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

de  los  estudios  profesionales,  y  hacer  de  modo  que  se  completen  y  que  no  se 
estorben  entre  sí. 

Hechas  estas  salvedades,  pasaremos  al  extracto  detallado  de  esta  interesante 
conferencia,  que  tanto  ha  llamado  la  atención  en  los  círculos  profesionales. 

Después  de  algunas  consideraciones  generales  y  de  indicar  que  cuando  se  exa- 
mink  un  plan  de  estudios,  ó  un  sistema  de  educación,  lo  que  importa  es  conocer 
el  valor  relativo  de  cada  ciencia,  dice  Romagosa  : 

Para  proceder  con  método,  conviene  antes  de  pasar  á  determinar  el  valor  relativo  de 
los  varios  conocimientos  que  se  incluyen  en  el  plan  de  enseñanza  de  Ingeniería  civil, 
fijar  previamente  el  concepto  de  nuestra  profesión.  ¿Existe  este  concepto  en  el  país? 
Después  de  madura  reflexión  puedo  contestar  que  no.  No  existe  en  las  esferas  oficiales, 
ni  en  la  sociedad,  ni  de  nna  manera  bien  definida  en  el  cuerpo  académico  de  las  Facul- 
tades. Y  no  existe,  porque  el  falso  rumbo  que  se  ha  impreso  siempre  6  la  educación 
nacional,  no  ha  permitido  qae  se  forme  dicho  concepto.  No  existe  á  causa  del  origen 
bastardo  de  nuestras  escuelas  de  ingeniería,  y  porque  se  ha  procedido  al  crear  las 
Facultades  de  ciencias  contra  las  leyes  de  la  evolución  social. 

Y  más  adelante  agrega  : 

La  instrucción  de  los  diez  ó  veinte  doctores  en  ciencias  que  las  dos  Facultades  nacio- 
nales han  fabricado  á  costa  de  los  estudiantes  de  ingeniería,  ha  minado  por  su  base  la 
enseñanza  profesional,  ha  obligado  á  cortar  la  carrera  á  jóvenes  de  talento  que  se 
estrellaban  contra  la  infranqueable  barrera  de  ciencia  abstracta  que  le  presentaban  en 
los  primeros  años,  y  ha  creado  el  concepto  erróneo  de  la  profesión  que  hoy  existe  en  el 
país. 

Mientras  las  demás  carreras  liberales  están  en  íntima  comunicación  con  la  sociedad  y 
Con  el  estado,  nuestra  ciencia  se  encuentra  reñida  con  el  mundo  real.  El  ingeniero  civil 
es  un  ser  incompi^ensible  para  nuestra  sociedad ;  mitad  sabio,  mitad  albañil  ó  herrero, 
unos  lo  consideran  como  un  pozo  de  ciencia  abstracta  y  lo  confunden  con  el  matemático, 
otros  lo  llaman  media  cuchara,  con  desprecio,  ó  cuando  más  le  hacen  el  honor  de  con- 
cederle el  título  de  constructor. 

Establece  que  la  profesión  de  ingeniero  es  un  medio  para  resolver  los  grandes 
problemas  económicos  y  no  un  /in,  como  se  cree. 

Así,  pues,  la  instrucción  armónica  del  ingeniero,  requiere  tres  órdenes  de  conocimien- 
tos, á  saber : 

1"  Conocimientos  fundamentales ; 

20  Conocimientos  profesionales ; 

3*  Conocimientos  finales. 

El  primer  orden,  no  es  solamente  disciplina  mental,  sino  que  enseña  al  ingeniero  á 
determinar  las  justas  proporciones  de  una  obra,  á  emplear  los  materiales  más  adecuados 
en  cantidad  estrictamente  necesaria  y  suficiente  para  que  todas  las  partes  resistan  á  los 
esfuerzos  á  que  se  han  de  hallar  sometidas ;  el  segundo  le  enseña  la  disposición  y  cons- 
trucción de  las  obras,  en  forma  tal  que  se  realicen  las  hipótesis  que  le  han  servido  de 
base  para  el  cálculoxie  la  estabilidad ;  el  tercero,  la  manera  de  adaptar  su  obra  á  las 
necesidades  de  la  sociedad  y  del  estado. 

El  primer  orden  es  ciencia;  el  segundo,  arte;  el  tercero,  economía. 

Quien  sólo  posee  el  primero  es  un  calculista;  un  constructor  ó  artesano,  el 
que  sólo  domina  el  segundo;  el  que  conoce  el  tercero,  hombre  de  gobierno  6  de 
ne^octos,  según  se  trata  de  obras  públicas  ó  particulares,  pero  únicamente  es 
ingeniero  civil,  el  que  posee  en  justa  proporción  y  sepa  aplicar  estos  tres  órde- 
nes de  conocimientos. 


BlBUOGRAPfá  135 

La  ingeniería  civil  es  ana  carrera  esencialmente  nacional,  j  por  filtarles  los 
conocimientos  fundamentales  y  finales,  escollan  muchas  yeces  los  especialistas 
extranjeros,  por  más  que  sean  eximios  profesionales. 

Una  obra,  admirable  como  constmcción,  puede  en  un  caso  estar  bien,  y  en  otro  estar 
mal. 

Bl  puerto  de  Buenos  Aires,  irreprochable  desde  el  punto  de  vista  de  la  construcción* 
estaría  muy  bien  en  las  costas  de  Inglaterra,  pero  está  muy  mal  en  las  riberas  del  rio  de 
la  PlaU. 

Entra  luego  á  analizar  Romagosa,  el  plan  de  estadios  de  la  escuela,  de  acuerdo 
con  esta  división  en  tres  órdenes  de  conocimientos. 

En  los  fundamentales,  dedica  el  alumno  34  horas  semanales,  repartidas  en  los 
seis  años  al  estudio  de  las  matemáticas,  —  lo  que  encuentra  excesivo. 

Nadie  puede  poner  en  duda  que  las  Matemáticas  son,  de  las  ciencias  fondamentales 
del  ingeniero,  una  de  las  más  importantes,  pero  no  son  la  principal,  ni  tiene  la  exage- 
rada importancia  que  generalmente  se  les  atribuye. 

Rs  más  :  no  titubeamos  en  asegurar  que  el  exceso  de  Matemáticas  puras,  es  perjudicial 
al  ingeniero. 

Estos  ramos  cansan  y  fastidian  al  alumno,  lo  desvian  del  propósito  principal,  y  le 
hacen  perder  de  vista  el  fin  práctico  de  su  profesión. 

El  estudio  excesivo  de  las  Matemáticas,  tal  como  hoy  se  practica  en  las  Facultades, 
acostumbra  al  ingeniero  á  lo  abstracto  y  á  lo  exacto,  cuando  en  la  práctica  profesional 
no  encuentra  sino  lo  concreto  y  lo  aproximado ;  imbuido  en  la  idea  adquirida  en  la  Uni- 
versidad de  que  las  ciencias  exactas  son  la  única  base  científica  de  su  carrera,  experi- 
menta el  mayor  desengaño,  cuando  en  el  estudio  de  los  problemas  técnicos  que  se  le 
presentan  en  la  práctica  no  encnentra  sino  soluciones  aproximativas,  afectadas  de  innume- 
rables factores  indeterminados,  y  diametralmente  distintas  de  las  que  está  acostumbrado  á 
obtener  en  la  resolución  de  los  problemas  algebraicos.  Poseído  de  ^^  extraña  supers- 
tición por  los  símbolos,  el  ingeniero  novel  halla  defectuosas  las  obras  más  notables  del 
ingenio  humano,  y  no  reconoce  sus  méritos  ni  es  capaz  de  apreciar  la  suma  de  previsión 
é  inteligencia  que  se  ha  necesitado  poner  en  juego  para  llegar  á  ciertos  resultados  prácti- 
ticos.  Abandona  las  aulas  cargado  de  prejuicios,  y  no  considera  dignas  de  ocupar  su 
atención  sino  aquellas  cuestiones  que  puedan  someterse  al  cálculo  analítico.  Desdeña  el 
estudio  económico  de  los  problemas  técnicos,  que  son,  aunque  lo  ignora,  el  fin  objetivo 
de  su  profesión,  y  se  queda  en  las  puertas  de  la  Facultad,  acariciando  la  idea  de  obtener 
un  día  un  diploma  de  Doctor  en  ciencias,  porque  á  los  arduos  problemas  de  la  ingeniería 
resueltos  al  aire  libre  y  á  la  lux  del  sol,  prefiere  los  placeres  solitarios  de  la  resolución 
de  las  X  en  las  penumbras  de  su  gabinete  de  estudio.  Le  causa  pena  el  abandonar  unos 
conocimientos  que  pierden  su  valor  en  uto,  y  su  valor  en  cambio  una  vez  que  se  han 
salvado  los  dinteles  de  la  Facultad. 

Poco  á  poco  las  rudas  enseñanzas  de  la  vida  lo  van  sacando  de  su  error ;  poco  á  poco 
se  va  dando  cuenta  del  falso  rumbo  inicial  con  que  al>andonó  las  aulas ;  poco  á  poco  va 
comprendiendo  que  la  Facultad  le  dio  piedras  en  lugar  de  pan;  y  cuando,  después  de 
algunos  años  de  ejercicio  profesional,  se  le  presenta  la  oportunidad  de  resolver  algún 
problema  que  exija  la  aplicación  de  las  matemáticas  superiores,  nota  con  sorpresa  y 
desagrado  que  ha  olvidado  por  completo  la  teoría  que  tanto  le  costó  aprender. 

No  se  crea  por  esto  que  el  conferenciante  considera  innecesario  para  el  inge- 
niero el  estudio  de  las  matemáticas,  lo  que  sería  evidentemente  equivocado. 

Las  matemáticas  son  un  instrumento  importante  para  el  ingeniero,  y  debe  saberlas 
manejar  bien;  pero  se  ha  de  tener  siempre  presente  que  lo  que  no  tiene  aplicación 
práctica  debe  desecharse  como  incómodo  y  perjudicial.  Lo  importante  es  dominar  bien 


136  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD   CIENTIfICA  ARGENTINA 

las  noatemáticas  elementales*  y  conocer  y  saber  aplicar  aquellas  nociones  del  cálculo 
infinitesimal  que  sean  indispensables  para  el  estudio  de  la  mecánica  aplicada,  que  es  el 
ramo  científico  por  excelencia  del  ingeniero. 

Refiriéndose  á  la  química  que  tendrá  que  estudiar  en  cinco  años  el  ingeniero 
civil,  repartidos  así  entre  los  preparatorios  y  profesionales  :  uno  de  inorgánica, 
otro  de  orgánica,  dos  de  analítica  y  uno  de  química  industrial,  dice  con  toda 
razón  Romagosa  : 

¿Para  qué  sirre  la  química  al  ingeniero  ci^il?  Es  útil,  se  dirá,  Porque  algún  día  puede 
tener  necesidad  de  analizar  un  compuesto  orgánico.  Esta  respuesta  no  merece  réplica . 
Es  simplemente  inicuo  y  absurdo  lo  que  se  está  haciendo.  He  oído  decir  alguna  vez  que 
se  obliga  á  los  alumnos  á  estudiar  esta  materia,  porque  de  otro  modo  no  se  cultivaría  la 
química  en  nuestro  país.  ¿Es  esto  cultiva'r?  Lo  que  se  hace  es  peijudicar  á  los  alumnos 
de  ingeniería,  sin  considerar  que  estos  perjuicios  son  irreparables. 

El  ingeniero  civil  no  necesita  la  química,  sino  para  el  mejor  conocimiento  de  los 
materiales  de  construcción,  y  para  esto  no  hay  necesidad  de  cursos  especiales,  ó  por  lo 
menos  no  hay  necesidad  de  darle  tanta  extensión. 

Los  análisis  de  cales,  arcillas,  etc.,  se  pueden  enseñar  en  el  curso  de  materiales  de 
construcción,  materia  importantísima  que  está  ahora  relegada  á  un  lugar  secundario, 
englobada  en  uno  de  los  cursos  de  construcciones.  Todavía  no  conocemos  las  propieda- 
des físicas  ni  mecánicas  de  nuestras  maderas,  de  nuestras  cales,  de  nuestros  cimentos, 
de  nuestros  ladrillos,  de  nuestras  piedras,  y  nos  damos  el  lujo  de  estudiar  cinco  años  de 
química.  Antes  de  fundar  laboratorios  de  química,  necesitamos  fundar  laboratorios  de 
ensayos  de  materiales  de  construcción. 

Se -hace  notar  que  en  las  Escuelas  Politécnicas  de  Alemania,  sólo  se  estudia 
un  semestre  de  química  inorgánica. 

Lo  único  plausible  que  encuentra  Romagosa  en  esta  parte  del  plan  de  estudios 
es  la  ubicación  y  extensión  que  se  da  á  la  física  experimental. 

El  plan  actual  de  la  Facultad,  y,  por  consiguiente,  el  propuesto  por  el  ministerio,  es, 
pues,  en  lo  relativo  á  conocimientos  fundamentales,  un  plan  empírico  y  rutinario,  que 
no  resiste  á  la  menor  crítica. 

Pasando  al  segundo  orden  de  conocimientos,  propone  el  siguiemte  medio  para 
fijar  la  utilidad  relativa  de  los  conocimientos  profesionales  : 

Tomemos  la  lista  de  los  ingenieros  que  han  salido  de  las  Facultades  de  Buenos  Aires  y 
Córdoba,  preguntémonos  adonde  han  ido,  qué  conocimientos  han  necesitado  para  ejercer 
con  éxito  su  profesión,  y  si  les  han  bastado  los  adquiridos  en  la  Facultad. 

Podremos  entonces  clasificarlos  por  grupos,  según  su  destino,  descartando  los  que  por 
uno  ú  otro  motivo  han  abandonado  la  profesión  para  dedicarse  á  otra  actividad  extraña 
áella. 

Hallaremos  que  unos  tienen  estudio  abierto,  trabajan  especialmente  en  los  tribunales 
(en  peritajes,  tasaciones,  etc.),  ó  construyen  edificios,  hacen  mensuras,  ó  son  empresa- 
rios de  obras ;  otros  están  empleados  en  las  diversas  reparticiones  del  Ministerio  de 
Obras  Públicas ;  un  gran  número  está  en  la  Municipalidad  de  la  Capital ;  otros  andan 
diseminados  en  las  provincias,  ejerciendo  de  ingenieros  municipales  ó  de  directores  y 
empleados  de  los  departamentos  topográficos  y  de  obras  públicas ;  otros  están  en  los 
ferrocarriles  particulares ;  otros,  en  fin,  y  son  los  menos,  han  instalado  fábricas  y  están 
dedicados  á  la  industria. 

Y  bien,  de  todos  éstos  ¿cuáles  son  los  que  al  llegar  á  sus  respectivos  puestos  han 
podido  decir  que  la  instrucción  adquirida  en  la  Facultad  les  bastaba  ? 

Muy  pocos,  casi  ninguno. 


bibliografía  137 

Enamera  luego  los  conocimientos  que  en  absoluto  les  faltan  para  esas  diver- 
sas actuaciones,  como  ser  :  agrimensura  y  arquitectura  legal,  legislación  civil  y 
administrativa,  coustruoción  y  funcionamiento  de  cloacas,  provisión  de  agua, 
saneamiento  de  las  ciudades,  pavimentación,  ensanche  y  trazado  de  las  agrupa- 
ciones urbanas,  instalación  de  servicios  municipales,  teoría  y  práctica  del  riego, 
drenage  y  desagüe,  defensa  contra  las  inundaciones,  canalización,  etc.,  etc. 

En  esta  deficiencia  de  la  enseñanza  de  la  ingenieria  ¿  no  deberfamos  buscar  acaso  las 
cansas  de  la  desconfianza  que  inspira  nuestra  profesión  en  el  público,  y  en  las  altas 
esferas  oficiales? 

Después  de  recabar  para  la  ingeniería  las  grandes  aplicaciones  de  la  higiene, 
llega  ai  tercer  orden  de  conocimientos,  que  ha  llamado  finalef. 

El  ingeniero  no  puede  limitarse  á  estudiar  las  grandes  obras  públicas  desde  el  punto 
de  vista  analítico  y  constructivo,  sino  que  ha  de  estudiar  también  su  adaptación  al 
medio  político  y  social  en  que  esas  obras  se  van  á  encontrar.  Las  obras  de  ingeniería 
no  se  construyen  para  probar  la  habilidad  del  ingeniero,  sino  para  satisfacer  necesidades 
sociales.  El  hombre  en  sus  relaciones  con  la  vida  pública  nacional  é  internacional  ch  el 
término  de  nuestra  profesión.  El  ingeniero  debe  conocer  y  estudiar  la  evolución  econó- 
mica del  país,  y  las  necesidades  económicas  de  la  nación  en  que  actúa. 

Demuestra  luego  el  papel  que  le  correspondería  desempeñar  al  ingeniero,  en 
la  administración  y  establecimiento  de  las  obras  públicas,  trazado  de  ferrocarri- 
les, estudio  de  sus  tarifas  y  conveniencia  de  su  administración  por  el  Estado  ó 
por  particulares,  etc. 

El  ingeniero  argentino  ni  siquiera  puede  tomar  parte  en  la  preparación  de  un  plan 
financiero  para  la  ejecución  de  una  gran  obra  pública,  pues  no  conoce  la  organización 
de  esos  grandes  establecimientos  de  crédito  en  cuyas  manos  se  encuentra  centralizado 
el  capital  del  mundo.  No  sabe  lo  que  son  acciones  de  preferencia,  lo  que  son  obligacio- 
nes; lo  que  son  fondos  públicos;  y  no  puede  hacer  viable  la  obra  que  ha  concebido  con 
su  inteligencia,  pues,  su  enorme  y  pesado  bagaje  matemático  no  sirve  desgraciadamente 
para  hacerse  entender  de  bolsistas  y  banqueros.   - 

Sintetizando  sus  observaciones,  dice  Romagosa  : 

Los  propósitos  del  poder  ejecutivo,  en  cuanto  á  la  enseñanza  de  nuestra  carrera  y  al 
modo  de  administrar  los  conocimientos  al  alumno  son  excelentes,  y  debemos  poner  de 
nuestra  parte  todo  el  empeño  posible  para  que  se  realicen. 

El  plan  propuesto  por  el  Ministerio  realiza, sin  embargo,  todo  lo  contrarío;  no  es  posi- 
ble encontrar  mayor  antagonismo  entre  la  teoría  y  la  práctica  (1). 

Propone,  por  último,  el  siguiente  proyecto  de  plan  de  estudios  que  deberá  ser 
luego  detallado  y  completado,  con  programas  adecuados  : 

1*  En  lo  relativo  á  los  conocimientos  fundamentales,  la  enseñanza  de  las  matemdticait 
se  ha  de  reducir  ft  lo  estrictamente  necesario  para  el  estudio  de  la  mecánica  aplicada; 
la  química  se  ha  de  limitar  é  la  inorgánica,  y  á  lo  necesario  para  el  estudio  de  los  mate- 
riales de  construcción ;  el  eonoeimiento  de  lot  materiales  de  c«mttrucción  se  ha  de  practi- 
car desde  el  primer  año,  y  se  ha  de  continuar  en  los  siguientes,  con  ensayos  prácticos 
en  un  laboratorio  de  ensayos  que  se  ha  de  fundar  cuanto  antes  para  ese  objeto  y  para  el 

(1)  Esas  mismas  contradicciones  se  observan  en  todo  el  plan  ministerial.  Los  funda- 
mentos del  Mensaje  suministran  excelentes  argumentos  para  combatir  el  plan  que  pre- 
ten  le  hacerlos  prácticos.  —  A.  G. 


i  38  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

estudio  de  la  resistencia  y  propiedades  físicas  de  los  materiales  del  país  ;  la  fltka  expe- 
rimental se  ha  de  enseñar  con  la  mayor  amplitud  posible,  á  An  de  acostumbrar  el  alum- 
no á  observar  é  interpretar  los  fenómenos  naturales,  sin  ayuda  del  maestro ;  la  mecánica 
general  (empezando  por  la  dinámica,  y  no  por  la  estática),  y  los  elementos  de  construcciones 
se  han  de  dar  también  en  los  primeros  años. 

Alrededor  de  estos  ramos,  que  son  esenciales,  se  han  de  agrupar  otros  que  son  también 
imprescindibles  para  el  ingeniero,  como  la  topografía,  el  dibigo,  la  higiene  general,  etc. 

2*  En  lo  relativo  á  los  conocimientos  profesionales,  se  han  de  agregar  al  plan  actual 
los  siguientes  ramos  : 

Hidráulica  agrícola  (que  comprende  riegos,  drenajes,  desagües,  defensa  contra  las 
inundaciones) . 

Ingeniería  sanitaria  (saneamiento  de  las  ciudades  y  abastamiento  de  agua  potable). 

Ingeniería  municipal  (construcción,  conservación  y  limpieza  de  las  calles  urbanas, 
alumbrado  público,  extracción  de  basuras,  ensanche  de  ciudades  y  trazado  de  villas 
nuevas) . 

Se  ha  de  suprimir  la  geodesia,  porque  pertenece  á  la  especialidad  de  agrimensor,  y 
no  es  un  ramo  esencial  del  ingeniero,  ó  muy  rara  vez  tiene  necesidad  de  aplicarla. 

Se  han  de  enseñar  los  órganos  de  máquina  y  las  máquinas  que  se  emplean  en  las 
obras,  y  los  elementos  de  arquitectura,  que  son  imprescindibles  para  el  ingeniero  civil, 
sin  que  por  esto  se  le  habilite  para  entrar  en  las  atribuciones  del  ingeniero  mecánico  y 
del  arquitecto  que  son  especialidades  consagradas  desde  hace  muchos  años. 

3*  En  lo  referente  á  los  conocimientos  finales,  además  de  la  economía  política,  y  de 
los  otros  ramos  que  figuran  en  el  plan  propuesto,  se  han  de  instituir  cursos  de  ciencia 
administrativa,  operaciones  de  banco  y  bolsa,  historia  económica  y  política  de  los  ferro- 
carriles y  otros  medios  de  transporte,  teoría  y  práctica  de  la  tarificación  ferrocarri- 
lera. 

La  conveniencia  de  estas  modificacioDes  es  innegable,  pero  nos  parece  que 
por  huir  de  la  falta  actual  de  los  conocimientos  llamados  finales,  se  incurre  en 
el  extremo  opuesto  al  proponer  la  creación  de  tantos  cursos  nuevos. 

El  ingeniero,  en  efecto,  no  necesita  ser  un  financista,  pues,  ya  se  trate  de 
obras  públicas  ó  privadas,  se  encuentra  convenientemente  asesorado  y  tiene  ya 
limitada  de  antemano  la  tarea,  por  los  poderes  püblicos  respectivos,  por  los  di- 
rectorios y  consejos  consultivos  de  las  sociedades  ó  los  recursos  y  deseos  de 
los  particulares. 

Con  los  cursos  propuestos  por  el  ministerio  y  algunas  ampliaciones  en  el 
estudio  y  preparación  de  presupuestos,  se  llenaría  ¿  nuestro  juicio  las  exigencias 
profesionales  á  este  respecto. 

Se  contribuiría  así  á  reducir  la  duración  de  los  estudios  que  Romagosa  con- 
sidera que  deben  permitir  la  s^alida  de  los  alumnos  á  los  veinticinco  años. 
Nosotros  creemos  que  la  longitud  de  las  carreras  profesionales  se  debe  calcular 
de  modo  que  puedan  terminarse,  como  mínimo  á  los  veintidós  años,  cuando  un 
hombre  adquiere  su  plena  capacidad  civil,  y  como  máximo  á  los  veinticuatro  ó 
veinticinco  años.  Puede  entonces  completar  prácticamente  en  el  ejercicio  mismo 
de  su  carrera,  la  preparación  que  ha  adquirido  en  la  escuela  y  formarse  una 
cierta  clientela  ó  autoridad  profesional  que  lo  habiliten,  antes  de  los  treinta  años, 
para  poder  subvenir  con  su  trabiyo  á  sus  necesidades  y  á  las  de  su  familia. 

Las  modificaciones  y  reformas  que  propone  el  conferenciante,  son  muy  dignas  de 
tenerse  en  cuenta  por  quienes  están  encargados  de  la  instrucción  nacional,  á  fin 
de  mejorar  nuestra  enseñanza  profesional,  cuyas  deficiencias  son  notorias,  á 
pesar  de  haber  progresado  bastante  en  los  últimos  años,  dentro  de  limitados  re- 


BIBLIOGRAFÍA  139 

carsos,  gracias  á  los  esfuerzos  del  personal  académico  y  docente,  cajas  baenas 
inteociones  no  se  puede  desconocer  sin  ínjasticia. 

Mucho  queda  aún  por  hacer  para  que  la  enseñanza  de  la  in^nieria  alcance  el 
nivel  y  el  carácter  que  le  corresponde,  y  debemos  felicitamos  de  que  Roroagosa 
haya  abordado  con  claro  criterio,  este  importante  problema  tan  íntimamente 
vinculado  con  el  progreso  y  porvenir  de  la  República.  ~  A.  Gallardo. 


H.  —  CIENCIAS  NATURALES 


Anales  del  Muaeo  Nacional  de  Buenoa  Airea.  Tomo  VI  (Serie  2*,  tomo  III). 
—  Buenos  Aires,  18d9. 

Ha  aparecido  un  nuevo  tomo  de  417-50  páginas,  con  siete  láminas,  de  esta  im- 
portante publicación  científica  que  dirige  el  doctor  Carlos  Berg. 

Ya  nos  hemos  ocupado  de  algunos  de  sus  artículos  en  la  época  de  su  aparición 
de  manera  que  sólo  extractaremos  aquellos  de  que  no  ha  quedado  constancia  en 
estas  páginas. 

El  doctor  Berg  contribuye  al  conocimiento  de  la  fauna  erpetológica  (véase 
Anales  de  la  Sociedad  Cientiliea  Argentina,  tomo  XLVI,  páginas  243-44)  y  lepi- 
dopterológica  argentina  (véase  Anales  de  la  Sociedad  Científica  Argentina^  tomo 
XLVII,  página  396). 

Silvestri  trata  de  nuevos  diplópodos  sudamericanos  (véase  XnaJef  de  la  Sociedad 
Científica  Argentina^  tomo  XLVI,  página  ¿47)  y  da  en  italiano  una  breve  descrip- 
ción comparativa  de  Lepidocampa  Oudros,  con  Campodea  Westw.  de  la  cual  re- 
sulta que  estos  dos  géneros  son  muy  próximos  y  que  el  primero  puede  considerar- 
se como  una  adaptación  para  vivir  en  sitios  secos  que  ha  sustituido  por  escamas 
los  pelos. 

Gallardo  se  ocupa  de  algunos  casos  de  teratología  vegetal  describiendo  fascia- 
ciones  en  Cynara  Cardunculus  L.  Eehium  violaceum  L.'y  varias  anomalías  en 
Digitalie  purpurea  L. 

Trata  Jhering  las  especies  de  Ampullaria  de  la  República  Argentina,  enume- 
rando ocho  especies  con  su  sinonimia  y  distribución  geográfica. 

Spegazzini  presenta  un  importante  trabajo  de  conjunto  sobre  nuevos  ó  críti- 
cos hongos  argentinos.  Describe  las  siguientes  nuevas  especies  :  Lepiota  pialen- 
ata.  L,  Reeandi,  £.  pygmea^  L.  to6a,  £.  imeraecen»,  £.  laevicepe^  £.  lycorper- 
dinea,  /,.  pluvialis,  L.  citrinella^  L.  hiatuhidee^  L,  denticulata,  L,  platensie, 
£.  erylhrella^  £.  fu$eo-ro$eola,  £.  tnicroecopiea,  £.  pueilla,  L.  Holmhergi, 
Ar  miliaria.^  A  meghinoi^  A,  pía  tenéis.  A,  sal  tenéis,  A.  argentina,  Tricholoma 
pampeanum,  T,  latifolium,  Clytocybe  guaehiparum,  Myeena  cortinarioides, 
Jf.  Resandi^  Jf.  pinhuarum,  Jf.  polygrammoides,  Jf.  trémula,  Omphalia 
caesio-atra,  O.  pusillima,  Pleurotus  pusillimus,  Marasmius  pseudoperonatus, 
Jf.  platensis,  M,  bonaérensis,  Jf.  brachypus,  Jf.  graminicola,  Jf.  hirtipes, 
Lentinus  platensis,  Lenxites  argentina^  Voltaria  platensis^  Annularia  cam- 
porum,  Pluteus  argentinum  n.  gen.  Volvariella  argentina,  Entoloma  pampea- 
num,  Eccilia  platensist  Claudopus  argentinus,  Pluteolus  argentinus,  Pholiota 


140  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

pseudoblattaria,  Ph,   pseíidofascicularis,    Ph.    pl/i¿enm,  Inocyhe  argentina^ 
i.   platensis,   I.   variahillima,    I.    lepidoeephala,   I.   microcephala,  Hebeloma 
piálense,  H.  argentinum,   Flammula  argentina,  F.  pampeana,  F,  salUnsis^ 
Naucoria  Bergi,  N.  pusillima^  N,  pampicola,    N,   brachypus^    N,  ?  fimicola, 
N.  macrorhiza.  Galera  ?  strialipes,  G.   argentina^  G,  crystallophora,  Tubaria 
Cisneroana,  T.  fimiseda,  T,  plaUnsiSf   Paxillus  ?  argentimu,  Bolbiíius  Ame- 
ghinoi,  B.  albicep$,  Ágaricu$  jodoformicus,  A.  argén tinu$,  A,  farinosus.  A. 
lepiotoides^  A .  lividus,  A.  cinereus^A.argyropotamieus,  Stropharia  dunicola,  S. 
pampeana,  Uypholoma  stellula,  Psylocybe  torlipes,  Deconica  argentina,  Psa- 
tirella  argentina^  P.  pampeana,  P.  platensis,  Coprinus  speciosulus,  C.  deserti- 
colat  C.  psamathonophilus,  C.  edulis,   C.  platensis,  C.  humiliSf  C.  glandulifer, 
C,  platysporus,  Montagnites  argentina,  Polyporus  caseicamis,  P.  tikcumanen- 
8Í8,  P.  Sttickertianus,  Fomes  sordidissimus ,  Polystictus  hybridus^  P.  cnrduben- 
sis,  P.  Fontanai,  P.  fallaciosus,  Poria  gossypium,  P,  hexagonoides,  P.  Bergi, 
P.  geoderma,  P.  brevipora,  Trámeles   argyropotamicus .  T,  sórdida^  T.  argen- 
tina, T,  tucumanensis,  Daedalea  pampeana,  O.  delicatissima,  Favolus  salten- 
sis,  F,  fuegianus,   Hydnum?  Stuckertianum,  Hirpex?  platensis,  Mucronella 
argentina,  Cladodenis  platensis,  Steretmi  argentinum,   Corticium  pampeanum, 
Uypochnus  peronosporoides,    Cyphella  uvieola.  Clavaria  pampeana,  d.  gen.; 
Alboffiella  argentina,  Cyathus  elegans,   Gyrophragmium  argentinum,  Podaxon 
argentinum,  P.  patagonicum,  n.  gen. ;  Chlamydopus  clavatus,  C,  amblaiensis. 
Batanea  guachiparum,  B,  patagónica,  Geaster  pampeanus,  G.  argentinus,  G. 
platensis,  G.  deserticola,  Bovista?  perpusilla,   Lycoperdon  bonariense,  ¿.  ar- 
gentinum, Physarum  delicatissimum,  Ph.  piálense,  Ph,  crustiforme,  Condrio- 
derma  ?  micraspis,  Didymium  piálense,  Stemonites  platensis,  Lycogala  piálen- 
se, Mucnr  funebris,   Jf .   olivacellus,  M.  caespitulosus,  Ustilago  americana,  U, 
panid-carlhagenensis,  U,  globigena,  U.  abortifera,  ü.  paspali,  U,  deserticola, 
Entyloma  bidentis,  E.  hydrocotylis,  Tolyposporium?  reticulatum,  T.  pampea- 
num,  Tecaphora  andropogonis,    Uromyces  tordillensis,  U.  carthagenensis,  U  ^ 
Ameghinoi,  U.  mulini,  U.  platysporus,  V,  megalospermus,  U.  psamathonophi- 
lus,  Puccinia  nubigena,  P.  Bunneisteri,  P,  heteromorpha,  P.  lyciicola,  P,  lip- 
piae,  P.  megalopotamica,  P,  thalassica,  P.  collignoniae,  P.  ensenadeñsis.  Ra- 
venelia  platensis,   R.    papulosa,  Aecidium  acanthinum,  Ae.    azorellae,  Ae. 
baccharidicola,  Ae.  heteromorphum,   Ae.    microspermum ,    Ae.    moneniae,  Ae. 
rivinae.  Uredo  desmodiicola,  U.  Lilloi,   U.  magellanica,  ¿/.  medicdginicola,  £/. 
novissima,    U,  mulinicola,    U,   sensitiva,    U.    chaenocephali,    U.  cleocharidi- 
cola,    U,  invisa,    U.   micropsidis,    U,   minitans,   U.   parthenii,    U.   pitanga, 
U,  polypogonis,    U.  uromicoides,   U.  imperialis,  Caeomu?  argentinum,   Ery- 
siphe   deserticola,     Cephalotheca  ?    argentina,     Eurotium    sacchari,     Euly- 
pella  citricola,   Eutypa  andicola,   E,  erythrinae,   Cryptosphaeria  populicola, 
Diatrypella  platensis,    Laestadia    eucalypti,    L.    Lorentzii,    Botryosphaeria 
pinicola,    Chactomium   rostratum,    Sordaria    apiculifera,    S.    brevicaudata, 
S.    macrostoma,   5.  cirrifera,    S.    hispidula,    S,     taediosa,  Hypocopra  pu- 
silla,  Copr o  lepa  intermedia,   Rosellinia  bonaérensis,  R.?  macrosperma,   An- 
thostoma  yatay,  Xylaria  Holmbergi,  X.   mierura,  Hypoxylon  enteroleucum, 
H.  megalosporum,  Sphaerella  Harioliana,  S.   ziíaniicola,  Epicymactia  micros- 
pora,   Venturia  tucumanensis,  Apiospora  phomatopsis,  A.  platensis,  Myrmae- 
cinm  endophaeum,  Diaporthe   broussonetiae,  D.   colletiae,    D.  dickiae,  O.  ipo- 


BIBU06RAFÍA  Ul 

moeae,  D.  Beneciicola,  D.  ialae,  D,  zetna,   D.  colUiiicola,    D.  polygonieola,  D, 
xanihiicola,  Phaeosphaerella  gyneriorum,  Didymosphaeria  ^  gynerii,  D.  mas- 
sarioides,  Deliischia?  perpusilla,    Valíaria  pseudohypoxylon,  Eucknosphae- 
ria  rhizophilay    Ácanthostigma  dimerosporioide,   Metasphaeria  arundinicola, 
Massarina  talae,  Melanomma  vietoris,  Sporormia  capyharae,  S.  pyriformis, 
¡Aptüsphaeria  anthostomella^  L.  gynerii^   L.    melanommoides^   L.  proteispara, 
L  ?  subieulifera,   Pleospora  piptochaetii,  P.  protei$pora,   Pyrenophora  chaelo" 
tnioideSyJubella  argentina,  n,  gen.;  Balzania  platensis,  Mekmoipora  pampeana  * 
ffeclria  aurantiella,  N,  macrosperma^  N.peiargonii,  N.  peponicola,  N .  sórdida, 
N.  subimperspieua,  N.  tropicalis,  N.  phaeostoma,  Hypocrepsis  hypoxyhides, 
MaUirolia?  nivea,  Phyllachora  apiculata,  Phyllaehora  ?  megalospora,  Ph.  ?  ti- 
pae,   n.  geo. ;  Alboffía  oreophila,   Plovcrightia?  andicola,   Dothidella  Lilloan, 
Microthyrium  vittiforme,  Cha^tothyrium  musarum^   Seynesia  platensis.    Lo- 
phiostoma  speciüsulum,  Phymatosphae  ria  argentina,  Endogone?  argentina,  Try- 
blidium?   colUtiae,  Acetabula  nemoralis,  Geopyxis  aparaphysata.   Humaría 
phoenicea,  Neottiella^  argentina,  Ciboria  UpU)rhiza,  C,  poronioides,  Belotiella 
velutina,  Ascobolus  laevisporus,  A.  megalospermus^  Saccobolus  aparaphysatus, 
Ascophanus  perpusillus,   ümula  platensis,    Bargellinia?  Belti,  Phyllosticta 
boussingaulliaet  Ph.  cestri,  Ph.  drymidiSy  Ph,  Etylis.  Ph.  hal9phHa,  Ph.  ?  oxa- 
lidicola,  Ph.  eapsici.  Ph.  tillandsiae,  Ph.  cissampeli,  Ph,  smilacina,  Pyreno- 
chaeta  dichondrae,  Phoma  adenocauli,  Ph.  opuntiicola,  Ph.  iodinae,  Ph,  orehi- 
dicola.  Sirococcus  persicae y  Do thior ella  acervulata,  D.   proteiformis,  Cytospo- 
relia  cereina^  C.  yatay^  C.  eucalyptina,  C.  macrocera,  C,  populina,  Sphaeropsis 
palorum^    Coriiothyrium     dasylirii^     Haptosporella  ?    talae^    metastelmatis, 
Diplodia  colletiae,  Ascoehytafabae,  Hender soniacylindrospor a,  H.  chenopodii- 
cola.  Septoria  ambrosioideSy  S,  convolvulina,  S.  lyeopersici,  S,  nicotianae,   S. 
sisyrinchiiy  S.  solanina,  Cytosporina  peregrina,  C,  sapii,  C,  p^rkinsoniae,  Lep- 
tothyrium  sclerotiaceum,  L,  Irithrinasis,  Melophia  Arechavaletai,  Hainesia  ly- 
copersiciy  Gloesporium    passiflorae^    Melanconium  yatay,  M?  patagonicum, 
Chromosporium  albo-roseum,  Bothryosporium  ?  palmicola,  Lepodonium  sulfú- 
renme Spicaria  mucoricola,  Diplosporium  caudatum,   D.  macrosporum.  Ramu- 
laria  chenopodii,  Cereosporella  oenotherae,  C.   asterina^  Fusoma?  vastator, 
Botryotrichum  villosum,  Cordella  argén  tina  j  Catenularia  megalospora,  Dema- 
tium  ehaetopsis,  Cladosporium  ?  stercoris^  Fusicladium  cephalanthi^  Stigmina? 
phragmidioideSy  Helminthosporium  eucalypti,  H-  penicillus^  Cercospora  Aratai, 
C.  calystegiae,  C.densissima^C,   physalidicola,  C.ricini,  Napicladium  pyri- 
forme,  Isaria  arachnicida,  I.  argentina,  i.  tinearum,  I.   geophila,   Stysanut 
calycioideSy  S,  ?  stilboides^  Tubercularia  ?  endógena^  T.  orehidearum,  T.  pelar- 
gtmii,  Patellina  talae,  P.   tropiealis^    Volutella  aeutipilisa,   Fusarium  ailan- 
thinum,  F.  glocosporoide,  F.  opuntiarum^  F.  pseudoneetria^  F.  ?  sapindophi- 
lum,  Pionnotes  vagans,  y  las  siguientes  formas  nuevas  de   micelios  estériles  : 
Rhizomorpha  formiearum^Sclerotiumcitrinellum^  S.  pulverulentum,  S,  opun- 
tiarum. 

Por  la  larga  lista  precedente  puede  verse  que  son  nuevas  la  mayor  parte  de  las 
882  especies  conteuidas  en  la  extensa  contribución  micológica  del  doctor  Speg&z- 
zini. 

El  señor  Konow  se  ocupa  de  los  nuevos  Tentredioidos  sudamericanos  que  le 
fueron  enviados  para  su  estudio  por  el  Museo  Nacional. 


144  AN4LES  DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

del  país  donde  ellos  viven;  y  esta  gran  ventaja  lleva,  en  este  caso  el  señor  Bog- 
giani. 

A  la  distancia  se  cae  siempre  en  gravísimos  errores,  debido  generalmente  á 
mala  información,  como  el  primero  en  que  incurre  el  señor  Brinton  de :  que 
la  región  norte  del  Chaco  es  de  altas  y  estériles  altiplanicies. 

J.  B.  Ambrosetti. 

Bog'g^ani  (Guido).   Quaicurú,  SuL  nomb,  posizionb  geográfica  é  rapporti 

ETNIGI   É  LINGUI8TÍC1   DI   ALCUNE  TRIBU,    ANT1CBE  E  MODERNE   DELL  AMERICA   NBRI- 

DiONALE  (con  una  carta;.  En  Memorie  della  Societh  Geográfica  Italiana  (vol. 
Vil,  parte  2-,  1898). 

Como  su  título  lo  indica,  en  este  trabajo  de  55  páginas  estudia  detenidamen- 
te  los  asuntos  que  se  reñeren  al  nombre  guaicurú  del  que  el  señor  Lafone 
Quevedo,  á  quien  está  dedicado  este  folleto,  decía  en  1896  al  tratar  del  Idioma 
Mbaya :  «^  El  nombre  de  guaicurú  ha  servido  para  mucha  confusión  en  la  et- 
nografía y  lingüística  del  Chaco  ». 

El  señor  Boggiani  ha  abordado  la  parte  etnográfica  de  la  cuestión  y  bien  in- 
formado, como  siempre,  dilucida  una  cantidad  de  cuestiones  sobre  los  indios 
del  grupo  Mbaya-guaycurú  y  corrige  de  paso  muchos  errores  clásicos,  corrien- 
tes en  la  etnografía  de  las  tribus  chaqueñas-paraguayas. 

Pasa  en  revista  todo  lo  que  se  ha  dicho  y  se  refiere  á  los  Payaguás  y  Len- 
guas, á  los  guanas  de  Miranda  (Guana,  Chañas  ó  Cianá  ó  Layanasj,  distintos 
de  los  guana  del  Chaco  (Guand,  Sapuchí,  Sanapaná,  Angaitá  y  Lengua],  á  los 
Chamacocos-Tumanahá,  á  los  Mbaya  (Caduveos)  y  por  fin  aborda  el  tema  de  los 
guaicurús  ?  deshaciendo  la  serie  de  intríngulis  que  se  había  producido  alrede- 
dor de  este  nombre,  que  es  sólo  genérico  y  general  y  de  los  demás  de  otras 
tribus  de  autores  diversos  antiguos  y  modernos  ;  dejando  en  claro  la  existen- 
cía  de  las  siguientes  tribus,  que  es  bueno  queden  deslindadas  una  vez  por  todas  : 

Payaguá, 

Lengua, 

Angaité,  (     Lenguas,  Guaicurús  Machicuis,  Machicuys,  Eniman- 

Sanapaná,  (  gas.  Enimacas,  etc..  de  varios  escritores. 

Supuchí, 

Guana  (del  Chaco) 

Tumanahá  (Chamacocos    bravos)  )-,...        «,.    .    v      ^    .  .. 
Chamacocos    (mansos)  j  Ti"»»»»»».  T.minabas  de  Jolis  y  Hervas. 

Todas  estas  tribus  ocupan  hoy,  lo  mismo  como  en  tiempo  de  la  conquista 
española,  precisamente  casi  todo  el  triángulo  contenido  entre  el  Río  Paraguay  y 
el  Pilcomayo  y  cuyo  vértice  sería  la  Asunción ,  menos  una  pequeña  parte  que, 
ocupada  antiguamente,  fué  abandonada  hace  más  de  un  siglo  y  medio  por  los 
mbaya-guaicurús  y  por  los  gitand  (de  Miranda]. 

Termina  el  interesante  estudio  con  un  cuadro  comparativo  de  los  siguientes 
idiumas  chaqueños  : 

Mbaya-guaicurú,  Caduveo,  Guana  (del  Chaco),  Sanapaná,  Angaité,  Lengua, 
Chamacoco,  Kinikinao  Tereno,  Guana  (de  Miranda),  y  Payaguá  y  un  mapa  étni- 
co de  la  región  comprendida  entre  el  rio  Pilcomayo  y  Coimbra  ó  mejor  entre 
el  paralelo  W  al  25^. 

J.  B.  Ambrosetti. 


ANALES 


DE     LA 


científica 


ARGENTINA 


Director  :  Ingeniero  ÁNGEL  GALLARDO 
S1CRBTAR103  :  Señores  Eduardo  Latzina  y  Carlos  Lagos^.García 

REDACTORES 

lo^eniero  Eduardo  Aguirre,  señor  Juan  B.  Ambrosetti,  doctor  Pedro  N.  Arata, 
ingeniero  Alberto  de  Arteaga,  ingeniero  doctor  Manuel  B.  Bahía,  ingeniero 
Santiago  E.  Barabino,  ingeniero  Federico  Birabén,  arquitecto  Juan  A.  Bu.s> 
chiazzo,  ingeniero  Emilio  Candiani,  ingeniero  José  S.  Cortí,  doctor  Eduardo  L. 
Uolmberg,  doctor  Atanasio  Quiroga,  ingeniero  Francisco  Seguí,  doctor  Enrique 
Toroú,  doctor  Roberto  Wernicke,  doctor  Estanislao  S.  Zeballos. 


SEPTIEMBRE  1899.  —  ENTREGA  III.  -  TOMO  XLVIII 


*    PUNTOS   Y   PRECIOS    DE    SUSCRIPCIÓN 

LOCIL  DB  LA   SOCIEDAD,   ORVALLOS  ^>9,    T   PRINCIPALES    LIBRSRÍAS 

Formes S  "VÍi  íOO 

Por  año «  i«.00 

Nüiiieru  atriiijado »  s.oo 

— >               jíMTíi  los  socio»* «  l . so 

La  suscripción  se  paga  anticipada 


BUENOS     AIRES 

IMPRENTA   DE    PABLO    E.   CONI  É  lilJOS,    ESPECIAL    PARA   OBRiS 

680  --  CALLE  pbr6  —  6SU 

i  899 


JUNTA    DIRECTIVA 

Presidente Ingeniero  doctor  Marcial  R.Candioti 

Vice-Presidente  í°  Ingeniero  doctor  Carlos  M.  Morales, 
Id.  2"^  Mayor  ingeniero  Arturo  M.  Lugones. 

Secretario  de  actas  Ingeniero  Eleodoro  A.  Da-niiánovich. 
—  correspondencia  Agrimensor  Cristóbal  Hicken. 

Tesorero Ingeniero  Armando  Romero. 

Bibliotecario Señor  Llis  Miguens. 

Ingeniero  Domingo  Nocetl 

Ingeniero  Claro  C.  Dassen. 

Ingeniero  Domingo  Carrique. 

Vocales '  Ingeniero  Emilio  Palacio. 

I  Ingeniero  Luis  A.  Huerco  (hijo). 

Ingeniero  Julio  Labarthe. 

Ingeniero  Oronte  A.  Valerga. 
Gerente Señor  Juan  Botto. 


índice  de  la  presente  enthega 


Roberto  Wrrmcke.  La  liga  contra  la  tuberculosis Ufi 

Fkobrico  BiRADRN.  Pedagogía  matemática  (bibliografía  y  crítica)  (Conclusión) 156 

Cristóbal  M.  Hickbn.  La  fdbrica  nacional  de  paños  de  A.  Prat 168 

Carlos  SpEr.AZZiNi.  Nova  addenda  ad  Floram  Patagonicam  { Continuación J 17-2 

Miscelánea  :  Terminología  española  de  electricidad.  —  XUl»  Congreso  interna- 
cional de  medicina.  —  Modo  de  evitar  las  inundaciones  del  río  Negro 191 

IUbliookafia  :  Alzóla  \  Mino.ndo,  Las  obras  públicas  de  España.  —  Brillié, 
Torpilles  et  torpiileurs.  —  Moragas,  Génesis  de  las  rocas.  —  Trl'chot,  Les  tcrres 
rares.  —  Wissenchaftlichen  Ergebnisse  des  Schwedischen  Expedition  nach  den 
Magellanslander.  —  Outes,  Esludios  etnográficos.  —  Lenz,  Crítica  de  la  Langue 
Auca  del  señor  Raoul  de  la  Grasserie.  —  Plate,  Fauna  chilensis.  —  Ergebnisse 
der  Haraburger  Magalhaensischen  Sammelreise.  —  Roger,  Introduction  á  l'étúde 
de  la  médecine.  —  Tatti,  La  corteza  del  pan  como  vehículo  de  gérmenes  infec- 
ciosos. ~  MuRiLLo,  Memoria  de  la  Junta  Central  de  Vacuna  correspondiente  á 
1898.  —  Mercanti  y  Dessy,  Sobre  una  enfermedad  del  ganado  lanar.  —  Rocques, 
Les  eaux-de-vie  et  liqueurs.  —  Piazza,  Sobre  la  leche  y  la  manteca  que  se  des- 
pachan en  el  mercado  de  La  Plata 106 

Movimiento  social  :  Concurso  para  1000.  —  Visita  á  la  fábrica  de  Prat.  —  Visita 
al  liéUjica.  —  Visita  á  la  fábrica  de  Pranchini 205 


LA  LIGA  CONTRA  LA  TUBERCULOSIS 

SUS  FINES,  SU  GONSTITDGIÓK,  SUS  MEDIOS 


EXPOSICIÓN     HECHA     EN     EL     ATENEO     EL     31     DE     JULIO     DE     1899 


POR  ROBERTO  WERNICKE 


Señoras,  señores: 

Por  una  serie  de  coincidencias  é  incidentes  que  no  es  del  caso 
detallar,  me  veis  exhibiéndome  en  tan  honroso  puesto.  Honor  es, 
y  grande,  el  poder  dirigir  la  palabra  á  tan  distinguidas  personas 
como  las  que  vemos  aquí  congregadas. 

Cumploconun  deber  al  declarar  que  el  honor  de  haber  iniciado 
la  fundación  de  una  liga  contra  la  tuberculosis,  pertenece  en  un 
lodo  al  señor  doctor  Samuel  Gaché.  A  él  le  hubiera  correspondido 
de  derecho  hablar  esta  noche ;  por  hallarse  en  viaje  á  Europa,  falta 
áesta  reunión  j  en  vez  de  escuchar  su  elocuente  palabra,  os  habréis 
de  resignar  á  oir  mi  exposición. 

La  idea  emitida  por  el  señor  doctor  Gaché  fué  discutida  primero 
en  un  pequeño  grupo  y  luego  auspiciada  por  el  Círculo  Médico  Ar- 
gentino. Esta  asociación  reunió  en  sus  salones  á  los  que  se  intere- 
saban por  la  cuestión,  para  las  sesiones  preparatorias. 

Y  así  algunos  días  después,  en  el  local  de  la  Sociedad  Médica  Ar- 
gentina, se  constituye  el  comité  provisorio  de  propaganda  en  cuyo 
nombre  tengo  el  honor  de  hablar  en  estos  momentos. 

Los  nombres  que  figuran  en  la  circular  que  se  ha  repartido  invi- 
tando á  esta  reunión,  prueban  la  importancia  que  tiene  nuestra  ini- 
ciativa y  me  complazco  en  constatar  la  gran  simpatía  con  que  ella 
ha  sido  acogida,  simpatía  que  se  revela  de  manera  evidentísima, 
por  la  cantidad  y  calidad  de  las  personas  que  forman  esta  asam- 
blea. 

La  mujer  argentina,  de  nobleza  que  puede  ser  igualada  pero  no 
superada,  viene  á  probar  una  vez  más,  cuan  grande  es,  cuando  se 

JM.  80C.  UBNT.  AM.  —  T.  XLYItl  10 


146  ANALES  DB  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

le  llama  á  socorrer  al  desvalido  ó  aprevenir  una  desgracia  que  pue- 
de llegar  á  ser  nacional . 

La  tuberculosis,  la  tisis,  es  una  enfermedad  conocida  desde  que 
se  estudian  enfermedades.  Los  médicos  de  la  más  remota  anti- 
güedad consignan  en  los  escritos  que  nos  legaron,  observaciones  de 
que  podemos  deducir  cuánto  la  temían  y  cuan  pobres  en  recursos 
se  consideraban  para  sanarla. 

Hace  ya  siglos  que  algunos  observadores  sagaces,  médicos  unos, 
profanos  los  otros,  aseguraban  que  se  trataba  de  una  enfermedad 
trasmisible  por  el  contagio. 

Conservamos  en  nuestros  archivos  una  disposición  de  autorida- 
des napolitanas,  ordenando  (en  el  año  1781)  se  aplicaran  determi- 
nados procedimientos  en  las  habitaciones  y  á  los  objetos  de  uso  de 
tísicos  que  fallecieron,  tratando  de  evitar  por  esas  medidas  la  trans- 
misión déla  enfermedad  á  individuos  que  llegaran  á  ocupar  tales 
habitaciones  óá  usar  tales  objetos. 

Un  médico  francés,  Villemin,  trató  de  probar  por  el  experimen- 
to, la  transmisibilidad  de  la  tuberculosis  del  hombre  á  animales. 

Los  quede  microbios  nos  ocupamos,  hacía  ya  mucho  que  espe- 
rábamos hallar  —  ó  mejor  dicho  ver  hallado,  el  causante  de  la  en- 
fermedad. 

Fué  en  1881  que  Roberto  Koch,  por  investigaciones  cuya  perfec- 
ción nunca  fué  bastante  ponderada,  probó  de  una  manera  indiscu- 
tible que  el  microbio  que  él  hallara  en  los  enfermos,  cultivara  en 
sus  vasijas  é  inoculara  en  los  animales  de  laboratorio  produciendo 
la  infección,  era  el  causante  de  la  más  mortífera  de  las  pestes. 

Con  ese  descubrimiento  entró  de  lleno  en  una  nueva  faz  la  doc- 
trina de  la  tisis  pulmonar;  hallado  el  causante  del  mal,  se  buscó 
con  empeño  y  se  halló  el  camino  que  esos  microbios  seguían  al  sa- 
lir del  cuerpo  de  un  hombreó  animal  enfermo,  hasta  llegar  á  un 
organismo  sano,  en  el  cual  sentaban  sus  reales  empezando  su  tra- 
bajo de  devastación. 

Conocido  el  causante,  conocidos  los  caminos  que  él  mismo  sigue 
para  conquistar  nuevas  víctimas,  pudo  pensarse  en  emprender  una 
lucha  eficaz  contra  su  propagación,  contra  sus  avances. 

En  los  últimos  años  comenzóse  á  hacer  lo  que  hoy  día  proyec- 
tan implantar  entre  nosotros  los  caballeros  que  me  han  nombrado 
su  vocero:  formar  una  asociación  que  como  falange  disciplinada 
se  opusiera  á  su  invasión  en  la  medida  de  lo  evitable. 


LA  LIGA  CONTRA  LA  TUBERCULOSIS  147 

¿Válela  pena  de  ocuparse  de  poner  vallas  á  esta  enfermedad? 

Casi  parece  innecesario  contestar  á  esta  pregunta.  Si  es  que  se 
trata  de  un  mal  evitable  debe  evitársele,  —  dijo  el  príncipe  de  Ga- 
les, que  es  el  que  preside  la  liga  inglesa. 

La  enorme  importancia  que  para  la  humanidad  tiene  la  tuber- 
culosis la  prueba  un  solo  hecho  —  un  décimo  de  los  hombres  su- 
cumbe por  la  acción  directa  del  bacilo  de  la  tuberculosis  ó  por  al- 
teraciones que  sólo  pudieron  establecerse  en  un  terreno  que  él 
mismo  preparara. 

He  buscado  y  hallado  en  una  obra  del  doctor  Gaché,  la  cifra  que 
índica  la  mortalidad  por  tuberculosis  desde  1870  hasta  1897  y  su- 
mando esas  cifras  he  hallado  que  en  esos  27  años,  según  los  regis- 
tros oficiales  en  Buenos  Aires,  se  han  enterrado  más  de  35.000  in- 
dividuos muertos  tísicos. 

Si  á  esta  cifra  agregamos  los  casos  de  tísicos  que  murieron  por 
complicaciones,  los  que  murieron  sin  que  se  diagnosticara  la  en- 
fermedad, y  aquellos  casos  en  los  cuales  se  ocultó  la  enfermedad, 
no  creo  exagerar  al  duplicar  la  cantidad  que  he  enunciado.  Llega- 
ríamos así  á  la  espantosa  cifra  de  50.000  defunciones  por  tubercu- 
losis pulmonar  y  de  los  demás  órganos. 

Tenemos,  pues,  motivo  y  sobrado  de  preocuparnos  ;  aún  más,  de 
afligirnos. 

Si  unimos  nuestras  fuerzas  todas  para  evitar  un  mal  que  nos  viene 
de  fuera,  con  mucha  más  razón  y  seguramente  con  mayores  espe- 
ranzas de  éxito,  debemos  unirnos  para  luchar  con  un  enemigo  que 
tenemos  en  casa,  enemigo  que  combatiremos  para  defendernos  nos- 
otros mismos,  para  defender  á  nuestros  hijos  y  para  defender  á  las 
generaciones  que  nos  sucedan  en  el  suelo  argentino. 

• 

La  tuberculosis  es  una  enfermedad  difundidísíma;  todos  los 
presentes  tenemos  díarimentc  oportunidad  para  contagiarnos,  y  si 
es  que  no  estamos  contagiados  todos,  es  porque  el  contagio  sólo  se 
efectúa  bajo  determinadas  condiciones.  Si  la  tuberculosis  atacara 
á  todos  los  que  se  han  expuesto  á  su  contagio,  hoy  dia  ya  no  ha- 
bría humanidad,  mucho  antes  de  la  época  en  que  nacieron  nues- 
tros tatarabuelos,  hubieran  ya  desaparecido  los  tatarabuelos  de  es- 
tos por  la  acción  mortífera  del  bacilo  de  Koch. 

Las  fuentes  de  donde  emana  el  contagio  para  adquirir  la  tuber- 
culosis pulmonar,  la  constituyen  indiscutiblemente  en  primera  lí- 
nea y  probablemente  casi  de  una  manera  exclusiva,  los  seres  huma- 


148  ANALES  DB  LA  SOCIEDAD  CIBNTfFICA  ARGENTINA 

DOS  macados  de  esa  enfermedad.  Para  las  otras  lesiones  que  el 
bacilo  de  Koch  puede  producir,  entran  á  jugar  un  rol  importante, 
animales  domésticos  infestados  por  el  mismo  microbio. 

Que  el  hombre  enfermo  es  el  elemento  más  peligroso,  eso  nos  lo 
prueba  la  observación  cuotidiana,  eso  lo  vemos  comprobado  por  los 
casos  de  tuberculosis  de  familias  ó  de  agrupaciones  humanas. 

Las  grandes  agrupaciones  de  seres  humanos,  las  grandes  ciuda- 
des, especialmente  las  fabriles,  vienen  á  corroborar  este  aserto. 
Donde  hay  muchos  hombres,  hay  seguramente  muchos  tisicos, 
donde  los  hombres  viven  hacinados  en  contacto  más  intimo  viene  á 
facilitarla  transmisión  ola  adquisición  del  mal. 

Los  centros  rurales,  las  poblaciones  de  los  campos,  bosques, 
montañas  é  islotes,  por  ejemplo,  presentan  una  mortalidad  por  tu- 
berculosis mucho  menor  de  la  que  se  ve  en  las  ciudades. 

La  decantada  salubridad  de  algunas  regiones,  la  tantas  veces  ci- 
tada inmunidad  de  algunos  parajes,  siempre  y  siempre,  se  refíereá 
puntos  de  la  tierra  con  una  población  muy  poco  densa ;  los  hombres 
desparramados  en  un  gran  territorio  se  juntan  poco,  los  tísicos  exis- 
tentes se  reúnen  relativamente  pocas  veces  con  sanos^  y  éstos,  por 
consiguiente,  se  exponen  raras  veces  á  la  infección. 

No  niego,  y  es  opinión  muy  difundida  que  comparto,  que  inter- 
vienen para  la  propagación  del  mal  aún  una  serie  de  otros  facto- 
res, factores  que  por  el  corto  tiempo  de  que  dispongo  no  puedo  ni 
debo  entrar  á  exponer  y  mucho  menos  á  discutir ;  pero  si  sólo  quie- 
ro dejar  constancia  deque,  con  todos  los  presentes,  creo  que  cuanto 
más  pobre  sea  una  población,  cuantas  mayores  sean  las  penurias 
que  ella  pasa,  tanto  mayor  es  en  ella  el  número  de  los  tisicos. 

El  hecho  que  he  aducido  de  ser  el  hombre  enfermo  el  elemento 
más  peligroso  en  la  propagación  de  su  enfermedad,  es  una  tristísi- 
ma verdad.  Verdad  triste  digo,  porque  el  temor  que  la  enfermedad 
infunde  en  débiles  de  carácter  y  en  los  que  no  recuerdan  ó  no  saben 
que  existen  medidas  precaucionales  efícaces,  adaptables  sin  morti- 
ficar por  ello  á  enfermos  ó  á  sanos,  producen  digo,  actos  de  califi- 
cación imposible  que  redundan  en  perjuicio  de  las  desgraciadas 
víctimas  de  la  tuberculosis. 

Aun  arriesgando  pecar  de  repetición,  vuelvo  á  declarar  y  á  insis- 
tir enérgicamente  en  ello,  que  el  contagio  posible,  lejos,  pero 
muy  lejos  de  ser  fatal,  puede  perfecta  y  casi  seguramente  ser 
evitado.  ,  ' 

Suelo  decir  á  mis  enfermos  ó  más  bien  á  los  que  los  cuidan,  que 


hk  LMU  CONTBÁ  LA  TOURGULOSIS  t49 

et  miedo  ó  el  ternir,  diluidos  conveaientMaente,  se  traDsformaD  eo 
prudeoeia  y  previsión. 

Cuanto  mayor  es  un  peligro  tanto  mayor  sangre  f ria  se  aecesita 
para  afronta  rio,  para  salvar  de  él  con  seguridad. 

La  liga  cuya  fundación  hoy  debe  tener  l'Ugar,  es  una  consecuencia 
de  este  raciocinio. 

Cuanto  mayor  sea  el  número  deadscriptosque  ella  cuente,  tanto 
mayores  serán  los  resultados  que  ella  va  á  obtener. 

La  tarea  que  deberá  afrontar  es  grande  y  digna  de  los  mayores 
sacriñcios,  es  necesario  seguir  adelante  con  fé  y  dejar  en  la  lucha 
á  un  lado  toda  consideración  pequeña,  sólo  todos  unidos  bajo  una 
sola  y  común  dirección  llegaremos  á  declaramos  vencedores.  Sí 
nos  separamos  en  grupos  que  persigan  cada  uno  fines  distintos, 
aunque  tendentes  al  ro-ismo  objeto,  se  perderán  fuersas,  muchas 
fuerzas  estérilmente.  La  unidad  de  acción  nos  asegura  un  éxito 
grande,  en  muy  poco  tiempo. 

Gran  parte  de  los  que  me  hacen  el  honor  de  escucharme  tendrán 
la  idea  de  que  esta  liga  debería  ser  dirigida,  cuando  no  constituida 
exclusivamente,  por  personas  del  gremio  al  que  me  honro  parte-* 
necer. 

No  pensamos  así  los  que  figuramos  como  miembros  del  comité 
provisorio  de  propaganda  ^  al  contrario,  podría  decirse,  creemos 
todos  ó  casi  todos,  que  los  miembros  dirigentes  de  esta  gran  aso- 
ciación, deben  ser  profanos  en  la  ciencia  ó  el  arte  de  curar. 

Nuestra  posición  especial  en  la  sociedad,  me  refiero  á  los  médi- 
eos,  limita  nuestra  esfera  de  acción  de  una  manera  notable,  además 
nos  hallamos  por  esta  posición  misma  impedidos  para  proceder 
unidos,  como  un  cuerpo  de  ejército  que  del^e  entrar  en  cómbale. 

Cada  uno  de  los  presentes  tiene  su  médico,  cada  uno  ha  elegido 
á  aquel  que  mayor  confianza  le  inspira,  cada  uno  está  vinculado  á 
su  médico  por  lazos  de  agradecimiento  ó  de  cariño:  el  que  tiene  un 
médico  lo  tiene  para  consultarlo  y  para  seguir  sus  consejos.  Por  el 
otro  lado  cada  uno  de  nosotros,  los  médicos,  tiene  interés  especia- 
lisimó  en  tener  la  mayor  clientela  posible,  el  médico  de  mucha 
suerte  debe  tener,  forzosamente,  muchos  colegas  que  envidien  su 
posición. 

Tengan  la  bondad  de  meditar  por  un  momento  sobre  los  axiomas 
que  acabo  de  enunciar,  y  seguro  estoy  que,  como  corolario*  de  los 
mismos,  pronto  declararán  conmigo  que  la  liga  contra  la  tubercu- 
losis,  iniciada  por  un  médico  y  presentada  á  vuestra  consideración 


150  ÁlfALBS  DE  LA  SOaEDAD  CIENTÍFICA  ABOENTINA 

por  Otro,  debe  estar»  forzosamente,  en  manos  de  profanos,  en  todo 
lo  que  se  refiera  á  administración  y  propaganda,  y  sólo  si  asesora- 
da por  miembros  del  cuerpo  médico,  que  aquí  como  en  todas  par- 
tes, antes,  ahoray  siempre,  han  estado  dispuestos  á  ponerá  servicio 
de  tan  santa  causa,  su  cabeza,  su  corazón  y  todo  su  cuerpo  entero, 
llevando  su  abnegación  hasta  el  punto  de  exponer  su  salud  y  sa- 
crificarlo todo,  todo,  hasta  su  vida  en  aras  de  la  humanidad. 

Y  asi,  demos  por  el  momento  instalada  defínitivamente  la  comi- 
sión de  la  liga  contra  la  tuberculosis. 

¿Cuáles  serán  las  tareas  que  en  primera  linea  se  le  imponen  ? 
':^|No  titubeo  un  momento  al  declarar,  que  ante  todo  deberá  echar 
mano  á  todo  cuanto  recurso  disponga  para  instruir  á  los  que  no  sa- 
ben, enseñando  á  todos  cuáles  son  los  peligros  que  los  enfermos 
de  tuberculosis  ofrecen  y  cómo  puede  llegarse  á  disminuirlos  ó 
evitarlos. 

La  primera  tarea  de  estos  caballeros  sería,  pues,  conseguir  que 
médicos  que  á  ello  se  prestaran,  —  y  ¿quién  que  sepa  decir  cuatro 
palabras,  se  resistiría  á  hacerlo?  —  tengan  la  oportunidad  de  expo- 
ner sus  ideas,  de  una  manera  popular  y  fácilmente  comprensible  á 
auditorios  ó  concurrentes  de  ambos  sexos  y  pertenecientes  á  todas 
las  capas  sociales,  que  la  comisión  se  encargaría  de  reunirles. 

Estoy  desde  ya  autorizado  á  nombrar  á  distinguidos  colegas  que 
se  me  han  ofrecido  como  conferenciantes  y  aseguro  que  los  pocos 
que  se  ofrecen  hoy,  llegarán  á  ser  más  de  ciento  si  se  les  brinda  la 
oportunidad  de  hacerse  escuchar. 

He  dicho  hace  un  momento  que  será  necesario  que  se  tengan  au- 
ditorios compuestos  por  miembros  de  ambos  sexos  y  pertenecientes 
á  todas  las  capas  sociales,  porque  estoy  convencido  de  que  el  ejem- 
plo dado  por  la  llamada  alta  sociedad,  es  absolutamente  necesario. 
Si  llegaran  nuestros  círculos  dirigentes  á  considerar  que  es  tan  de 
buen  tono  asistir  á  tales  conferencias  como  el  asistirá  teatros  ó  ter- 
tuliaSy  entonces,  |oh  entonces!  seguramente  la  acción  efícaz  de  la 
liga  contra  la  tuberculosis  sería  un  hecho  en  muy  poco  tiempo 
comprobable  I 

El  tiempo  empleado  en  escuchar  á  los  conferenciantes,  tiempo 
que  alguien  pudiera  considerar  perdido,  es  un  tiempo  empleado  en 
bien  de  todos,  las  opiniones  que  se  emitan,  los  hechos  ú  observa- 
ciones que  se  comuniquen,  sugerirán,  en  la  mayor  partede  los  oyen- 
fes,  reflexiones  que  hoy  por  hoy  le  son  ajenas. 

¿  Dónde  se  darían  las  conferencias? 


LA  U6Á  CONTRA  LA  TUBERCULOSIS  i  51 

Pues  simplemente  en  todas  partes;  en  localesde  centros  sociales 
cedidos  gentilmente  como  hoy  el  Ateneo,  en  los  locales  ocupados 
por  las  escuelas  que  mantiene  el  estado,  en  escuelas  particulares,  y, 
Analmente,  si  requerido  fuera,  en  el  domicilio  de  algún  entusiasta 
partidario  de  la  liga. 

Si  la  comisión  consigue  público,  no  le  faltará  el.  conferenciante 
que  sepa  ilustrarlo  y  quizá  deleitarlo  por  su  elegante  dicción  ó  en- 
tusiasmarlo por  su  elocuencia. 

Otro  punto  de  apoyo  y  quizá  el  más  importante  para  su  acción 
eficaz,  lo  buscará  la  comisión  de  la  liga  al  ponerse  en  relación  con 
las  muchas  asociaciones  de  caridad  y  beneficencia,  y  aún  religiosas, 
éntrelas  cuales  se  ha  repartido  la  parte  más  importante  de  nuestra 
población,  me  refiero  á  las  muchas  sociedades  formadas  por  nues- 
tras respetabilísimas  damas. 

Creo  imposible  que  tocando  los  resortes  correspondientes  y  de 
una  manera  conveniente  no  se  pueda  conseguir  de  todas  ellas,  y 
sin  excepción,  que  en  el  articulo  que  trata  de  sus  fines,  mtroduzcan 
sólo  tres  palabras  que  serian  éstas  :  combatir  la  tuberculosis. 

Todas  las  socias  de  esas  agrupaciones,  agregarían  á  sus  deberes 
uno  que  es  una  obra  de  caridad,  enseñar  al  que  no  sabe.  Irían  ellas 
á  los  hogares  de  los  pobres  y  enfermos  á  comunicarles  de  casa  en 
casa,  con  un  modo  tan  insinuante  ó  tan  enérgico  como  sólo  sabe  y 
puede  usarlo  la  mujer,  los  consejos  y  las  medidas  que  las  medita- 
ciones, ó  las  conferencias,  les  hubieran  sugerido  ó  enseñado. 

Iría  la  comisión  de  la  Liga  á  las  autoridades  escolares  á  ofrecer- 
les sus  servicios,  su  personal,  y  éstas,  convencidas  como  deben 
estarlo,  de  la  importancia  que  tiene  para  la  generación  que  hoy 
se  educa  y  mañana  gobernará  nuestra  patria,  la  adquisición  de 
estas  nociones,  se  prestarán  gustosas  á  conferirle  todo  el  apoyo  que 
merece  tan  generosa  iniciativa. 

Se  ha  dicho  que  el  maestro  de  escuela  prusiano  ganó  la  batalla 
de  Sadowa,  y  venció  en  Sedán.  El  maestro  de  escuela  argentino  — 
nuestro  personal  docente,  —  puede  darnos  una  generación  fuerte 
por  lo  que  sabe^  y  fuerte  por  haberle  enseñado  á  defenderse  de  la 
enfermedad  que  más  vidas  destruye,  que  más  fuerzas  inutiliza. 

Irla  la  comisión  de  la  Liga  á  hablar  con  las  autoridades  naciona- 
les y  las  convencería  de  que  un  tísico  no  debe  ser  soldado  y  que  un 
soldado  no  puede  ser  un  tísico. 

Pediría  á  nombre  de  las  madres  de  los  conscriptos  que  se  les 


4&2  ANALES  DB  hk  iOClEDiD  CISVIÍFICA  ARGENTINA 

acuartelara  en  edifieiosapropiadosynoen  madrigueras  donde  se  les 
hacixia,  como  buscando  la  propagación  de  la  tisis,  adoiitiéDdo  en 
ellas  á  enfermos  ó  manteniendo  en  ellas  ¿  los  que  se  enfermen  y 
sirvan  allí  de  focos,  de  los  cuales»  graeias  á  las  fatigas  j  prÍTaciones 
que  al  soldado  hay  que  imponer,  ofrecen  terreno  casi  especialmente 
elegido  para  sejrvirde  pasto  al  microbio  de  la  tuberculosis. 

Diría  la  comisión  á  esas  mismas  autwidades,  que  nuestra  po- 
blación de  operarios,  gran  elemento  de  progreso  en  la  actualidad  y 
de  mucho  mayor  jmportancia  en  un  futuro  muy  próximo,  necesita 
una  protección  que  hoy  no  se  te  confiere. 

Diría  la  comisión  á  esas  mismas  autoridades,  que  ni  las  cárceles, 
ni  los  asilos,  ni  tampoco  los  nosocomios  deben  ofrecer  facilidades 
para  la  infección  —  la  reclusión  que  sufren  en  ella  los  desgraciados 
no  puede  ni  debe  ser  agravada  con  un  peligro  grande  para  su  salud 
ó  para  su  vida. 

Agregaría  la  comisión  á  la  denuncia  de  los  hechos,  las  medidas 
que  creyera  conducentes  para  desterrar  el  mal,  ó  por  lo  menos  pa- 
ra aminorar  sus  efectos. 

Si  se  me  objetara  que  estas  autoridades  tienen  sus  asesores  en- 
cargados de  informarles  sobre  estos  puntos  dos  ó  tres  hechos  que 
pudiera  citar  cualquiera  de  los  presentes,  probarían,  que  losconse* 
jos  que  esos  asesores  dieron,  no  fueron  atendidos.  Es  necesario  que 
esos  consejos,  queesas  medidas  propuestas,  vayan  apoyadas  por  una 
gran  agrupación,  por  una  gran  sociedad  que  tenga  [sus  socios,  sus 
delegados  en  todas  partes :  en  la  Casa  Rosada  y  en  el  Palacio  de 
Justiciaren  el  parlamento  y  en  la  escuela,  en  el  templo  y  en  el 
taller. 

Iría  la  comisión  á  las  redacciones  de  los  periódicos  de  esta  ca- 
pital á  pedir  su  valioso  é  irreemplazable  concurso.  En  ellas  se  pe- 
diría el  apoyo  de  las  ideas  fundamentales  que  persigue  la  Liga,  por 
ellas  se  daría  á  conocer  á  las  autoridades  y  al  país  entero  cuáles 
son  las  medidas  que  se  aconsejaron  para  subsanar  las  deficiencias 
ó  corregir  los  defectos  comprobados. 

A  los  periódicos  se  pediría  que  insistieran  en  exponer  la  impor- 
tancia de  la  obra  iniciada,  por  ellos  se  convocaría  á  las  reuniones  á 
celebrarse,  y  en  sus  columnas  se  publicarían,  para  hacerlas  conocer 
del  mayor  número  posible  de  habitantes,  los  resúmenes  ó  conclu- 
siones de  las  conferencias  más  importantes. 

¿  Cree'i  Yds.  que  habrá  periódico  alguno  capaz  de  negar  su  coo- 
peración ? 


L4  UGA  GOMTIU  LA  TUBERCULOSIS  453 

Me  parece  imposible  suponerlo. 

Todo  lo  expuesto  es  realizable  y  realizable  fácilmente  sin  sacrifi- 
cios gandes  —  los  gastos  que  esta  propaganda  requiere  son  ni- 
mios; más  de  un  ciudadano  argentino,  lo  creo  capaz  de  ofrecerse  á 
costearlos  él  sólo,  de  su  propio  peculio. 

Si  no  llegara  á  hallarse á  tal  persona,  una  contribución  minina, 
de  fracciones  de  peso  por  mes,  bastaría  para  subvenir  á  estas  nece- 
sidades. Una  institución  popular,  grande,  como  la  soñamos  quizá, 
debe  mantenerse  ella,  sola  y  no  acudir  á  las  autoridades, cual- 
quiera que  sea  su  categoría,  cualquiera  que  sean  sus  atribuciones 
ó  su  nombre,  pidiendo  subsidios.  Ella  puede  y  debe  bastarse  y  só« 
lo  asi  quedará  grande  é  independiente. 

Si  más  adelante  habiéndose  hecho  buena  campaña,  haya  llegado 
á  posesionarse  toda  ó  gran  parte  déla  población  de  las  miras  tras- 
cendentales de  la  nueva  institución,  entonces  habrá  llegado  el  caso 
de  pensar  en  otras  cosas. 

No  se  tratará  ya  solamente  de  evitar  enseñando,  se  tratará  de 
evitar  curando ;  entonces  podremos  pensar,  —  pero  sólo  cuando  sea 
ya  popular  la  institución,  —  en  construir,  fundaré  mantener  asilos 
destinados  exclusivamente  á  la  asistencia  de  enfermos  de  tubercu- 
losis. 

Llegará  entonces  el  momento  de  pedir  á  los  adherentes  de  la  li- 
ga, y  de  pedir  con  éxito  seguro,  los  elementos  necesarios  para  fun- 
dar sanatorios —  esta  es  la  palabra  consagrada  ;  — sanatorios  que 
á  la  vezque  albergan  al  tuberculoso,  contribuyendo  á  sanar  su  en- 
fermedad, ó  á  allegar  al  organismo  debilitado  fuerzas  que  sirvan 
para  resistir  mejor  al  mal,  eliminen  por  más  ó  menos  tiempo,  de 
éntrelos  sanos,  á  aquellos  que  sean  peligrosos. 

La  cuestión  sanatorios,  entre  nosotros,  es  todavía  cuestión  á  es- 
tudiarse, los  de  altura  han  dado  grandes  resultados  en  Europa, 
asi  como  han  dado  y  siguen  dando  grandes  resultados  los  sanato- 
rios marítimos.  Pero  para  la  primera  instalación  que  se  haga  no  es 
eso  lo  que  deberemos  pretender,  necesitaríamos  en  primera  línea 
un  asilo  grande,  muy  grande,  á  las  puertas  de  esta  gran  Capital ,  en 
elcual  pudieran  alojarse  por  uno,  por  dos  ó  tres  meses,  las  madres, 
los  padres  ó  los  hijos  que  tienen  sus  allegados  en  esta  ciudad  ;  alo- 
jándolos cerca  se  les  pueden  dar  todas  las  condiciones  requeridas 
para  una  asistencia  racional,    sin  sacarlos  de  la  inmediación   de 


154  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

los  suyos.  Proporcionando  á  mil  ó  más  enfermos  una  estadía  de  es- 
tancia, si  se  me  permite  la  expresión,  habremos  ya  hecho  muchísi- 
mo por  ellos^  y  si  enlaelección  que  de  los  casos  se  haga  se  proce- 
de con  tino,  podremos  probar  con  centenares  de  ejemplos  lo  que 
hace  mucho  nos  han  enseñado  observaciones  aisladas,  y  es,  que 
nuestras  planicies  sirven  admirablemente  para  mejorar  en  ellas  á 
tísicos. 

Si  más  adelante  se  consiguen  mayores  fuerzas,  esta  liga  puede 
ir  mucho  más  lejos  aún^  y  no  es  una  utopía  creer  que  alguna 
vez  pueda  ella  disponer  de  los  tres  tipos  d.e  sanatorio  que  se  esti- 
lan, los  de  planicie,  los  de  montaña  y  los  marítimos;  y  si  quisiéra- 
mos seguir  soñando  en  prosperidades,  llegaríamos  al  íin  por  soñar 
que  esta  misma  liga  podría  llegar  á  formar  establecimientos  cien- 
tíficos, dirigidos  por  personas  de  alta  competencia,  para  hacer  en 
ella  trabajos  de  investigación  relacionados  con  la  tuberculosis  — 
establecimientos  parecidos  al  que,  gracias  á  la  tenacidad  de  algu- 
nos, hoy  día  ya  existe  entre  nosotros  para  estudiar  las  enfermeda- 
des contagiosasile... 

Veo  que  me  he  separado  del  plan  que  me  había  trazado  —  he 
salido  de  la  senda  positiva  entrando  á  divagar,  suplicóse  me  per- 
done la  digresión  de  un  entusiasmado. 

Antes  de  terminar  quisiera  tocar  aún  un  punto.  Para  conseguir 
con  seguridad  un  resultado  en  nuestros  trabajos,  es  necesario  que 
recordemos  que  una  de  nuestras  grandes  cualidades  nacionales, 
puede  llegar  á  ser  uno  de  nuestros  grandes  defectos  en  este  caso, 
como  ya  lo  ha  sido  en  otras  ocasiones. 

Para  obtener  una  liga  que  viva,  crezca  y  florezca,  es  necesario 
que  le  permitamos  ó  señalemos  un  desarrollo  metódico. 

Empecemos  por  establecerla  en  la  capital  —  los  grandes  recursos 
que  aquí  se  hallan  reunidos,  nos  posibilitarán  un  rápido  crecimien- 
to— y  cuando  entre  nosotros,  aquí,  en  Buenos  Aires,  ya  haya  toma- 
do cuerpo  la  idea,  se  haya  ya  hecho  sangre  y  carne  la  misma,  en- 
tonces habrá  llegado  el  momento  de  extenderse  al  resto  de  nuestra 
República.  De  aquí  saldrán  los  apóstoles  para  todas  partes,  y  la 
experiencia  que  aquí  se  recoja,  y  sólo  podrá  ser  recogida  resignán- 
dose á  sufrir  algunos  contratiempos  y  aún  fracasos  y  quebrantos 
serios,  — soportables  solamente  en  un  medio  como  el  de  una  gran 
ciudad,  —  esa  experiencia,  digo,  se  utilizará  al  instalar  las  diversas 
sucursales  que  deben  llegar  hasta  los  últimos  villorrios  y  loá  para- 
jes más  alejados  del  bullicio  de  nuestra  agitada  vida. 


LA  LIGA  CONTRA  LA  TUBERCULOSIS  155 

Señoras  y  señores : 

Espero  que  daréis  por  terminada  hoy  la  tarea  del  Comité  Provi- 
sorio de  propaganda. 

Hagoos  entrega  de  la  iniciativa,  recibis  de  nosotros  una  planta 
exótica,  pero  parienta  cercana  de  muchas  que  han  crecido  bien  en 
suelo  argentino  —  recibidla,  cuidadla  sólo  un  poco,  y  veréis  que  en 
muy  poco  tiempo  crecerá,  florecerá  y  llevará  precioso  fruto :  sa- 
lud y  vidas  salvadas. 

A  nombre  del  Comité  de  propaganda  os  agradezco  vuestra  asis- 
tencia y  os  declaro,  para  terminar,  que  el  iniciador  de  la  idea,  los  se- 
ñores del  Comité  de  propaganda  y  el  que  os  habla,  darán  por  mil 
veces  retribuidos  sus  trabajos,  si  alguna  vez  llegaran  á  convencerse 
que  esta  liga  ahorrara,  una  vez,  á  una  madre,  una  lágrima,  una 
sola  I 


4&2  ANALKa  DB  hk  aoaSDAD  OBVTfFlCA  ARGENTIIIA 

acuartelara  en  edifieíos apropiados; Qoen  madrígueras  donde  se  les 
hacixia,  como  buscando  la  propagación  de  la  tisis,  adoiitiéDdo  en 
ellas  á  enferinos  ó  manteniendo  en  ellas  ¿  los  que  se  ei^nnen  y 
sirvan  alU  de  focos,  de  los  cuales»  gracias  á  las  fatigas  y  prÍTaciones 
que  al  soldado  hay  que  imponer,  ofrecen  terreno  casi  especialmente 
elegido  para  sejrvirde  pasto  al  microbio  de  la  tubereatóais. 

Diría  la  comisión  á  esas  mismas  autmdades,  que  nuestra  po- 
blación de  operarios,  gran  elemento  de  progreso  en  la  actualidad  y 
de  mucho  mayor  .importancia  en  un  futuro  muy  próximo,  necesita 
una  protección  que  hoy  no  se  te  confiere. 

Diría  la  comisión  á  esas  mismas  autoridades,  que  ni  las  cárceles, 
ni  los  asilos,  ni  tampoco  los  nosocomios  deben  ofrecer  facilidades 
para  la  infección  —la  reclusión  que  sufren  en  ella  los  desgraciados 
no  puede  ni  debe  ser  agravada  con  un  peligro  grande  para  su  salud 
ó  para  su  vida. 

Agregaría  la  comisión  á  la  denuncia  de  los  hechos,  las  medidas 
que  creyera  conducentes  para  desterrar  el  mal,  ó  por  lo  menos  pa- 
ra aminorar  sus  efectos. 

Si  se  me  objetara  que  estas  autoridades  tienen  sus  asesores  en- 
cargados de  informarles  sobre  estos  puntos  dos  ó  tres  hechos  que 
pudiera  citar  cualquiera  de  los  presentes,  probarían,  que  los  conse- 
jos que  esos  asesores  dieron,  no  fueron  atendidos.  Es  necesario  que 
esos  consejos,  queesas  medidas  propuestas,  vayan  apoyadas  por  una 
gran  agrupación,  por  una  gran  sociedad  que  tenga  [sus  socios,  sus 
delegados  en  todas  partes :  en  la  Casa  Rosada  y  en  el  Palacio  de 
Justicia,  en  el  parlamento  y  en  la  escuela,  en  el  templo  y  en  el 
taller. 

Iría  la  comisión  á  las  redacciones  de  los  periódicos  de  esta  ca- 
pital á  pedir  su  valioso  é  irreemplazable  concurso.  En  ellas  se  pe- 
diría el  apoyo  de  las  ideas  fundamentales  que  persigue  la  Liga,  por 
ellas  se  daría  á  conocer  á  las  autoridades  y  al  país  entero  cuáles 
son  las  medidas  que  se  aconsejaron  para  subsanar  las  deficiencias 
ó  corregir  los  defectos  comprobados. 

A  los  periódicos  se  pediría  que  insistieran  en  exponer  la  impor^ 
tancia  de  la  obra  iniciada,  por  ellos  se  convocaría  á  lajs  reuniones  á 
celebrarse,  y  en  sus  columnas  se  publicarían,  para  hacerlas  conocer 
del  mayor  número  posible  de  habitantes,  los  resúmenes  ó  conclu- 
siones de  las  conferencias  más  importantes. 

¿  Creen  Yds.  que  habrá  periódico  alguno  capaz  de  negar  su  coo- 
peración ? 


L4  Uük  GOMTIU   LA  TUBERCULOSIS  453 

Me  parece  imposible  suponerlo. 

Todo  lo  expuesto  es  realizable  y  realizable  fácilmente  sin  sacrifi- 
cios gandes  —  los  gastos  que  esta  propaganda  requiere  son  ni- 
mios j  más  de  un  ciudadano  argentino,  lo  creo  capaz  de  ofrecerse  á 
costearlos  él  sólo,  de  su  propio  peculio. 

Si  no  llegara  á  hallarse  á  tal  persona,  una  contribución  minina, 
de  fracciones  de  peso  por  mes,  bastaría  para  subvenir  á  estas  nece- 
sidades. Una  institución  popular,  grande,  como  la  soñamos  quizá, 
debe  mantenerse  ella,  sola  y  no  acudir  á  las  autoridades, cual- 
quiera que  sea  su  categoría,  cualquiera  que  sean  sus  atribuciones 
ó  su  nombre,  pidiendo  subsidios.  Ella  puede  y  debe  bastarse  y  só- 
lo asi  quedará  grande  é  independiente. 

Si  más  adelante  habiéndose  hecho  buena  campaña,  haya  llegado 
á  posesionarse  toda  ó  gran  parte  de  la  población  de  las  miras  tras- 
cendentales de  la  nueva  institución,  entonces  habrá  llegado  el  caso 
de  pensar  en  otras  cosas. 

No  se  tratará  ya  solamente  de  evitar  enseñando,  se  tratará  de 
evitar  curando ;  entonces  podremos  pensar,  —  pero  sólo  cuando  sea 
ya  popular  la  institución,  —  en  construir,  fundar  ó  mantener  asilos 
destinados  exclusivamente  á  la  asistencia  de  enfermos  de  tubercu- 
losis. 

Llegará  entonces  el  momento  de  pedir  á  los  adherentes  de  la  li- 
ga, y  de  pedir  con  éxito  seguro,  los  elementos  necesarios  para  fun- 
dar sanatorios  —  esta  es  la  palabra  consagrada  ;  —  sanatorios  que 
á  la  vezque  albergan  al  tuberculoso,  contribuyendo  á  sanar  su  en- 
fermedad, ó  á  allegar  al  organismo  debilitado  fuerzas  que  sirvan 
para  resistir  mejor  al  mal,  eliminen  por  más  ó  menos  tiempo,  de 
entre  los  sanos,  á  aquellos  que  sean  peligrosos. 

La  cuestión  sanatorios,  entre  nosotros,  es  todavía  cuestión  á  es- 
tudiarse, los  de  altura  han  dado  grandes  resultados  en  Europa, 
asi  como  han  dado  y  siguen  dando  grandes  resultados  los  sanato- 
rios marítimos.  Pero  para  la  primera  instalación  que  se  haga  no  es 
eso  lo  que  deberemos  pretender,  necesitaríamos  en  primera  linea 
un  asilo  grande,  muy  grande,  á  las  puertas  de  esta  gran  Capital ,  en 
elcual  pudieran  alojarse  por  uno,  por  dos  ó  tres  meses,  las  madres, 
los  padres  ó  los  hijos  que  tienen  sus  allegados  en  esta  ciudad  ;  alo- 
jándolos cerca  se  les  pueden  dar  todas  las  condiciones  requeridas 
para  una  asistencia  racional,    sin  sacarlos  de  la  inmediación   de 


PEDAGOGÍA  MATEMÁTICA 


(Continuación) 


III.  —  OSERYACIONES  CRÍTICAS 

I 

Tócanos  ahora»  según  el  programa  que  nos  hemos  trazado,  ex* 
poner,  siquiera  ligeramente,  las  observaciones  que  las  ideas  emiti- 
das por'los  dos  sabios  conferenciantes  nos  sugieren.  Gomólo  hemos 
manifestado  ya,  no  es  un  espíritu  de  crítica  estrecha  el  que  nos 
anima.  Pero  el  análisis  que  nos  falta  hacer  es  enteramente  nece- 
sario en  vista  de  nuestro  propósito  final. 

/ .  Conferencia  de  M.  Duclaux 

En  síntesis,  la  interesante  conferencia  deM.  Duclaux  se  redu- 
ce á  un  hábil  alegato  en  favor  de  la  mejor  utilización  de  la  geome- 
tría como  medio  de  cultura  científica  en  la  escuela  primaria,  en 
vista  de  comunicar  á  la  enseñanza  ese  «  espíritu  científico»  que 
constituye  su  principal  preocupación  y  que  procura  definir  al  final 
—  pero  sólo  de  pasada  y  sin  nrayor  insistencia  —  como  implicando 
un  doble  espíritu  de  espontaneidad  y  de  libertad  en  el  esfuerzo. 

Podrá  haberse  hecho  al  eminente  sabio  el  reproche  de  no  haber 
insistido  suficientemente  en  el  desarrollo  del  punto  que  constituye 
el  fondo  de  su  tesis:  la  introducción  del  espíritu  científico  en  la  en- 
señanza primaria.  Es  que  él  ha  dado  indudablemente  por  sentada 
su  necesidad  y  sóloseha  contraído  á  investigar  el  medio  de  realizar 
el  objetivo  final.  Por  nuestra  parte,  nos  limitaremos  á  lamentar 


PEDlOOaU  MATEMÁTICA  157 

ese  vacio,  pues  él  dos  ba  privado  de  algunas  páginas  que  habrían 
estadoi  no  lo  dudamos,  impregnadas  de  ese  ftierle  espiritu  filosó- 
fico propio  de  los  talentos  elevados. 

Gomo  se  ha  visto,  M.  Duclaux  aboga  por  una  geometría  eienta 
de  los  graves  defectos  que  reprocha  á  la  que  en  realidad  se  enseña, 
más  ó  menos  amoldada  en  su  forma  á  lo  que  denomina  el  «  mé- 
todo euclldeo»,  ó  sea,  á  los  viejos  «  Elementos  de  Euclides  ».  Más 
aún,  concretando  francamente  su  pensamiento,  señala  con  el  dedo 
una  obra  ya  existente  que  le  parece  realizar  su  desiderátum:  la 
antigua  y  demasiado  olvidada  obra  de  otro  gran  geómetra,  deClai- 
raut.  Hay  que  celebrar  desde  luego  el  buen  tino  que  demuestra 
M.  Duclaux  al  no  confinarse  — como  tantas  veces  ocurre  -^  en  el 
terreno  deleznable  de  las  vagas  generalidades;  después,  el  acierto 
de  que  ha  dado  prueba  en  la  eleoxión. 

Dos  son  los  puntos  que  debemos  examinar  aquí:  el  de  los  repro- 
ches que  se  hacen  á  la  grande  obra  de  Euclides,  el  de  las  ventajas 
de  aquellas  por  las  cuales  se  ha  tratado  de  reemplazarla. 

Los  reproches  que  M.  Duclaux  —  después  de  tantos  otros— hace 
al «  método  euclídeo  »  (como  dice),  nos  parecen  muy  justos,  desde 
el  punto  de  vista  estrictamente  pedagógico  en  que  ellos  son  hechos. 
Ello  no  quiere  decir,  por  lo  demás,  que  estemos  enteramente  de 
acuerdo,  en  este  punto,  con  todas  las  apreciaciones  del  hábil  confe- 
renciante. Podría  reprochársele,  á  su  vez,  el  insistir  demasiado  en 
detalles  que  no  son  quizá  los  más  importantes,  el  no  ser  del  todo 
exacto  en  sus  alegaciones.  El  conferenciante  parece,  también, 
ponerse  en  contradicción  con  sí  mismo  cuando  atribuye  Asna  valor 
pedagógico  »  el  grande  aprecio  en  que  eran  tenidos  los  «  Elementos 
de  Euclides»,  siendo  que,  en  el  fondo,  los  critica  en  nombre  de 
reivindicaciones  verdaderamente  pedagógicas.  Mas  ello  es  sólo 
aparente  :  M.  Duclaux  se  refiere  en  aquel  pasaje  á  la  antigua 
pedagogía,  pero  critica  —  muy  razonablemente  —  en  nombre  de  la 
nueva. 

Volviendo  á  los  «  Elementos  de  Euclides»,  debemos  decir  desde 
luego  que  nuestra  admiración  por  el  más  antiguo  y  períecto  monu- 
mento científico  queexista,  no  es  menor  que  la  que  cualquiera  pue- 
da tributarle .  Apreciamos  como  el  que  más  su  perfección  lógica 
No  negamos  tampoco  que  sus  reformadores — como  Legendre— 
hayan  cometido  enmiendas  poco  felices  que  ha  habido  que  condenar 


160  ANALES  DE  LA  80GIBDA0  dtmrfriCA  ARGEHTINA 

eitractos  del  prefacio  del  autor  (lo  úaico  que  de  la  obra  conocemos 
por  nuestra  parte,  desgraciadamente) : 

«  Aunque  la  geometría  sea  en  si  misma  abstracta,  hay  que  con- 
fesar sin  embargo  que  las  d  i ficul  tades  que  experimentan  aquellos  que 
abordan  su  estudio,  provienen  lo  más  á  menudo  de  la  manera 
según  la  cual  se  la  enseña  en  los  elementos  ordinarios.  Se  comien- 
za siempre  en  ella  por  un  gran  número  de  deñniciones,  de  pregun- 
tas, deaxiomas  que  no  parecen  prometer  al  lectorsinosequedad...  — 
«  Algunas  reflexiones  que  he  hecho  sobre  el  origen  de  la  geometría 
me  han  hecho  esperar  que  podría  interesará  la  vez  que  ilustrará  los 
principiantes...))  —  «  La  medición  délas  tierras  me  ha  parecido  ser 
lo  más  apropiado  para  hacer  nacer  las<  proposiciones  de  la  geome- 
tría. Empeñóme  primero  en  hacer  descubrir  á  los  principiantes  las 
nociones  de  que  puede  depender  la  simple  medición  de  los  terrenos 
y  de  las  distancias  accesibles  ó  inaccesibles.  De  ahí  paso  á  otras 
investigaciones  que  tienen  tal  analogía  con  las  primeras,  que  la 
natural  curiosidad  en  los  hombres  los  lleva  á  detenerse  en  ellas,  y 
así  consigo  hacer  recorrer  todo  lo  que  la  geometría  elemental  tiene 
de  más  interesante...»  —  «  Se  me  reprochará  quizás,  en  alguna  parte 
de  estos  Elementos,  el  referirme  demasiado  al  testimonio  de  los 
ojos,  y  de  no  preocuparme  lo  suficiente  de  la  exactitud  rigurosa  de 
las  demostraciones.  Pido  á  aquellos  que  pudieran  hacerme  tal 
reproche,  tengan  á  bien  observar  que  sólo  paso  á  la  ligera  sobre 
proposiciones  cuya  verdad  se  descubre  por  poco  que  se  ponga  en 
ello  alguna  atención.  Que  Euclides  se  tome  el  trabajo  de  demostrar 
que  dos  círculos  que  se  cortan  no  tienen  el  mismo  centro,  que  un 
triángulo  encerrado  dentro  de  otro  tiene  la  suma  de  sus  lados 
menor  que  la  de  los  lados  del  triángulo  en  que  está  encerrado,  etc. , 
nadie  se  admirará  por  ello  :  ese  geómetra  tenía  que  convencer  á 
sofistas  obstinados...;  pero  las  cosas  han  cambiado  de  faz;  todo 
razonamiento  referente  á  lo  que  el  buen  sentido  decide  de  antemano, 
es  tiempo  perdido  y  sólo  propio  para  obscurecer  la  verdad.  » 

Como  lo  diceM.  Maximilien  Marie  (1),  «  en  esta  obra,  completa  por 
lo  demás,  no  sólo  evita  Clairaut  el  aparato  pedantesco  de  las  divisio^ 
nes  llamadas  teoremas,  problemas,  corolarios  y  escolios,  sino  que 
recurre  lo  menos  posible  á  la  forma  abstracta  del  razonamiento 
silogístico.  El  disculpo  se  sigue  en  ella  como  en  todos  los  tratados 

(1¡  Artículo  QicmktñME  del  Dictiannaire  Larou8$e^  que  sopoDemos  escsilo  por 
ese  notable  matemático,  autor  de  la  apreciada  Historia  de  las  MatemdUcas, 


PEPAGOGfA  MATBIliTlGA  161 

diferentes  de  la  geometría  y  las  verdades  se  encadenan  natural-* 
mente  por  el  ñn  común  á  que  tienden  en  cada  parte  de  la  obra.  El 
método  de  Clairaut  constituía  seguramente  un  progreso,  pero  era 
bien  difícil  que  prevaleciera  á  la  vez  contra  los  hábitos  adquiridos, 
contra  la  pereza  intelectual  de  los  alumnos  y  contra  la  decidía 
de  los  maestros.  La  geometría  no'  alcanzó  en  efecto,  un  grande 
éiito». 

Citaremos  todavía  los  Elementos  de  Geometría  del  célebre 
S.G.  Lacroix  (Paris,  1799),  más  melódicos,  severos  y  completos  que 
los  de  Clairaut,  pero  pertenecientes  á  la  misma  familia  en  razón  de 
la  supresión  de  todas  las  proposiciones  evidentes  por  sí  mismas, 
de  la  elección  de  los  medios  de  demostración  y  de  su  sobriedad  (I). 

—  A  pesar  de  haber  contado  con  el  apoyo  ministerial  (en  tiempo  del 
segundo  Imperio),  la  obra  no  pudo  tampoco  vencer  los  hábitos 
adquiridos  y  prosperar  en  la  enseñanza. 

Otros  ensayos  existen  sin  duda,  y  quizás  pudiéramos  citar 
algunos  (2).  Pero  no  es  nuestra  mente  profundizar  más  la  cuestión, 
lo  que  nos  llevaría  muy  lejos;  más  adelante  nos  hemos  de  referir 
todavía  áella. 

2.  Conferencia  de  M.  Laisanl 

Aunque  algo  diverso  del  que  había  propuesto  M.  Duclaux, — 
pues  se  refiere  más  bien  aun  grado  de  aprendizaje  todavía  inferior, 

—  el  tema  desarrollado  por  M.  Laisant  encuadra  en  el  mismo  orden 
general  de  ideas,  como  resulta  del  simple  resumen  que  de  su  con- 
ferencia hemos  hecho.  Tememos  sin  embargo  que  la  prédica  del 
sabio  matemático,  á  despecho  de  la  maestría,  de  la  elocuencia 


'1)  Una  de  las  particularidades  de  esta  obra  notable  era  la  adopción  del  prin* 
cipio  de  clasificación  en  relaciones  de  posición  y  métricas,  cuya  aplicación  se  ha 
observado  rigurosamente  en  la  geometría  plana,  y  en  cierta  medida  también  en  la 
geometría  del  espacio.  —  Veremos  la  importancia  que  para  nosotros  tiene  ese 
principio  en  un  estadio  sobre  Pedagogía  matemática  secundaria  que  pensamos 
publicar  dentro  de  poco  en  estos  mismos  Anales, 

%  Agreguemos  de  pasada  que  recordamos  haber  tenido  en  mano,  hacen  unos 
años,  un  tratado  de  Geometría  de  D.  Avelino  Díaz,  profesor  de  matemáticas,  allá 
por  los  años  18^  y  tantos,  en  nuestro  embrión  universitario  de  entonces.  La 
obrita  debía  inspirarse  en  principios  parecidos  á  los  de  la  obra  de  Clairaut,  que 
ignorábamos  en  esa  época. 

AH .  soc.  ucrr.  aro.  —  t.  xlviii  11 


462  ANALES   DB  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

desplegada  en  su  conferencia,  no  tenga  la  eficacia  necesaria.  No  será 
ello  debido,  lo  repetimos,  á  falta  de  acierto  en  la  eiposición  de  las 
ideas,  ni  á  que  éstas  puedan  considerarse  como  en  modo  alguno 
revolucionarias.  No,  las  ideas,  los  principios  sostenidos  por  M. 
Laisant  no  son  en  realidad  sino  los  que  constituyen  la  concep- 
ción pedagógica  más  adelantada.  La  ciencia  pedagógica  moderna 
no  tiene  otros  principios  que  los  que  él  ha  invocado  Detengá- 
monos un  momento  en  este  primer  punto  que  la  interesante  con- 
ferencia de  M.  Laisant  ofrece  á  nuestra  atención. 

El  principio  fundamental  que  el  conferenciante  enuncia  cuan- 
do pide  que  las  nociones  matemáticas  penetren  en  el  cerebro 
del  niño  á  favor  de  las  sugestiones  del  mundo  exterior,  no  es 
sino  el  que  sirve  de  base  á  lo  que  ha  dado  en  llamarse  mé" 
todo  intuitivo  ú  objetivo,  es  decir,  á  lo  que  caracteriza  esen- 
cialmente la  concepción  pedagógica  moderna,  siendo  una  de 
sus  primordiales  adquisiciones.  —  Sin  querer  hacer  por  ello  un 
reproche  á  M.  Laisant,  no  podemos  impedirnos  una  reflexión  al 
respecto.  Para  fundar  ese  principio,  ha  creído  deber  invocar  su 
conocida  fe  empirista,  al  decir:  ti  Considero  que  todas  kis ciencias,  sin 
excepción,  (el  subrayado  es  de  M.  Laisant)  son  experimentales,  al 
MENOS  EN  CIERTA  MEDIDA  (cl  subrayado  es  nuestro).»  Sabemos  que 
M.  Laisant  ha  escrito  no  hace  mucho  una  obra  (1)  en  que  sostiene 
en  un  sentido  enteramente  radical,  creemos,  la  tesis  «  empirista». 
No  sabemos  si  su  lectura  — que  no  hemos  teñido  el  gusto  de  ha- 
cer —  contribuirá  más  que  la  de  otros  alegatos  á  conmover  nuestra 
fe  «  racionalista  »;  pero  no  podemos  admitir  que  haya  de  hacerse 
derivar  de  la  doctrina  empirista  el  principio  que  M.  Laisant  esta- 
blece como  punto  de  partida.  En  efecto,  ese  es  un  principio  pro- 
piamente pstco/d^tco,  de  antiguo  ya  aceptado  por  todos,  empíristas 
ó  racionalistas  de  todos  matices  (modernos,  se  entiende);  al  par 
que  la  cuestión  que  á  éstos  tiene  divididos  es  de  orden  esencial- 
meniemetafísico :  interesa  solamente  á  la  «Teoría  del  conocimiento». 
No  había  pues  por  qué  traerla  aquí  para  fundar  en  ella  lo  que  es 
base  inconmovible  de  la  Pedagogía  moderna,  cimentada,  en  cuanto 
á  sus  métodos  al  menos,  en  la  Psicología.  Es  cierto,  por  otra  parte^ 
que  con  el  agregado  que  M.  Laisant  ha  puesto  á  su  afirmación  (sub- 
rayado por  nosotros),  ha  atenuado  singularmente  su  alcance,  á 
punto  de  que  pudiera  ser  muy -bien  que,  en  la  forma  que  le  ha  dado> 

(1)  La  Mathématique.  Ensbignbmbnt  ;  Philosophib 


pedagogía  matemática  163 

tuviera  la  virtud  de  poner  de  acuerdo  á  todos,  empiristas  y  racio- 
nalistas. 

Pero  volvamosá  la  cuestión,  de  la  cual  nos  hemos  apartado  quizás 
demasiado.  Decíamos  que  mucho  nos  temíamos  que  los  sabios  con- 
sejos de  M.  Laisant  no  obtuvieran,  á  pesar  de  todo,  el  efecto  de- 
seado. ¿Por  qué?  Porque  la  «conferencia  »  pública,  reducida  á  ella 
misma,  es  un  recurso  insuficiente  en  materia  de  reforma,  máxime 
tratándose  de  enseñanza  primaria.  La  sola  exposición  ea^-ca^Aedra 
y  de  vulgarización  no  basta  cuando  se  trata,  sobre  todo,  de  obrar 
sobre  el  numeroso  cuerpo  docente  de  un  magisterio  ya  formado  en 
prácticas  inveteradas...  Más  que  conferencias,  son  lecciones  mo- 
delo, lo  que  se  precisaría  para  hacer  eficaz  la  alta  enseñanza  de 
M.  Laisant.  Ellas  no  bastarán  aún.  Serán  necesarios  todavía  el 
«  manual »  ó  el  texto  apropiado  que  exponga  y  comente  conveniente- 
mente la  materia  á  los  maestros,  dentro  del  espíritu  de  las  reformas 
que  se  tienen  en  vista,  y  hasta  el  «  libro  »  ó  texto  escolar  que  rea- 
lize  en  el  detalle  las  nuevas  concepciones. 

Estamos,  por  otra  parle,  bien  convencido  de  que  los  defectos  que 
con  acierto  señala  M.  Laisantson,  masque  todo,  debidos  á  dificul- 
tades de  orden  práctico.  El  arte  del  maestro  primario  se  está  hacien- 
do difícil.  Debería  poderenseñar  de  todo,  y  precisamente  en  lo  más 
fundamental  y  por  lo  mismo  más  delicado  del  saber.  Así  se  ex- 
plica que  tantas  aspiraciones  de  la  Pedagogía  no  se  realicen  en  la 
práctica. —  La  deficiencia  de  la  preparación  magistral  debe  entrar  en 
ello,  es  claro ;  y  nosotros  vemos  Ahí  también  otra  de  las  dificultades 
de  orden  práctico.  ¿  Queréis  que  el  «  espíritu  científico  »  anime  á 
la  enseñanza  de  los  niños,  en  vista  de  las  exigencias  ulteriores? 
Pues  será  menester  que  vuestros  maestros  estén  embebidos  del 
mismo,  quesean  otros  tantos  hombres  de  ciencia,  — en  pequeño 
al  menos.  Asi  mismo,  el  hecho  prneba,  al  parecer,  que  la  «  prepa- 
ración» del  maestro  en  la  escuela  normal  no  basta.  Es  que,  en 
efecto,  creemos  que  el  libroó  texto  escolar  es  también  indispensable 
para  auxiliar  la  tarea  del  maestro. 

M.  Laisant  parece  haber  pensado,  es  cierto,  á  este  lado  de  la 
cuestión,  que  es  el  verdaderamente  práctico ;  pero  no  ha  hecho  más 
que  una  citación,  y  de  una  obrita  que  sólo  podría  servir  para  inspi- 
rar nuevos  ensayos.  Es  que  ese  librito  por  hacer  no  es  la  cosa  más 
fácil,  por  las  múltiples  condiciones  áque  habría  de  satisfacer.  No 
es  dudoso,  por  otra  parte,  que  se  han  debido  hacer  numerosas  ten- 
tativas; podríamos  citar  varias,  entre  ellas  las  de  Maximilien  Ma- 


164  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD    CIEflTÍPICA  ARGENTINA 

ríe  y  de  Paul  Beri  (1).  Ellas  no  han  teoido,  sin  embargo^  el  éxito 
esperado. 

Volviendo  á  la  conferencia  de  M.  Laisant,  debemos  agregar  que, 
á  pesar  de  la  observación  de  carácter  general  hecha  respecto  de  la 
eficacia  de  la  prédica  del  sabio  matemático,  estamos  bien  conven- 
cidos del  beneficio  que  de  las  numerosas  indicaciones  de  carácter 
práctico  que  aquélla  contiene.  Ellas  permitirían,  por  cierto,  á  un 
maestro  inteligente  é  instruido  combinar  un  buen  programa,  una 
vez  bien  penetrado  de  los  principios  que  deberá  aplicar,  expuestos 
ahí  mismo  con  bastante  detalle.  Fácil  le  serla,  además,  ampliar  por 
sí  mismo  el  caudal  de  elementos  proporcionado  por  el  conferen- 
ciante. Mas  esto  será  siempre  la  excepción,  creemos.  Para  conseguir 
resultados  eficaces  y  generalizar  la  reforma  será  menester  cimentar 
sobre  bases  más  sólidas  la  reforma,  de  acuerdo  con  lo  que  deja- 
mos expuesto. 


(1)  Hé  aquí  algunos  datos  sobre  ellas. 

La  primera  obrita  se  titula ; 

Petit  cours  de  géométrie  experiméntale,  en  douze  planches  accompagnáes  de 
figures  mobiles,  pour  faciliten  liutélligence  et  la  démonstration  des  príncipaux 
faits  de  la  géométrie  plañe ;  par  M.  Maximilien  Mane,  repétiteur  de  TEcole 
polytechnique  (París,  1886,  Larousse  et  Boyer). 

El  autor  mismo,  probablemente,  ha  dado  de  esa  obrita  una  breve  reseña  en  el 
Dictionnaire  Larousse  (G¿om¿trie):  es  todo  lo  que  de  ella  sabemos.  «Elfín  que  se 
ha  propuesto  el  autor  de  esa  obrita,  —  dice,  —  es  desarrollar  en  los  niños  el 
gusto  por  la  geometría,  sin  sacrificar,  ni  el  orden  de  las  proposiciones,  ni  la  exac- 
titud de  los  enunciados,  pero  sustituyendo  verificaciones  experimentales  á  las 
demostraciones  silogisticasv.  —  La  obrita  era  destinada  tanto  á  la  enseñanza 
escolar  como  &  la  doméstica 

Convenientemente  ampliada,  si  acaso,  la  pequeña  obra  del  autorizado  mate- 
mático podría  — no  lo  dudamos—  servir  de  base  á  algún  ensayo  inspirado  en  las 
ideas  de  reforma  de  que  se  trata. 

La  obrita  del  célebre  fisiólogo  y  estadista  Paul  Bert  se  titula :  Premiers  élé- 
ments  de  Géométrie  experiméntale  (París,  1886),  cuya  traducción  española  tene- 
mos á  la  vista.  Demás  está  decir  que  se  inspira  en  ideales  de  reforma  que  no  son 
otras  que  las  de  nuestros  sabios  conferenciantes. 

Recordemos  también  el  librito  del  padre  del  célebre  filósofo  inglés  Herbert 
Spencer:  Geometria  inventiva,  que  forma  parte  de.  la  pequeña  colección  norte- 
americana de  la  t  Cartillas  científicas  »  de  Roscoe,  —  traducida  al  español.  Es 
propiamente  una  colección  de  ejercicios,  como  el  subtítulo  lo  indica  :  *  Serie  de 
problemas  destinada  á  familiarizar  al  discípulo  con  los  conceptos  geométricos  y  á 
ejercitar  su  facultad  inventiva  ». 

Estas  tres  obritas  proporcionarían,  por  lo  menos,  útiles  sugestiones  á  aquellos 
que  quisieran  renovar  el  ensayo. 


PEDAGOGÍA  MATEMÁTICA  165 

Otro  punto  de  la  conferencia  de  M.  Laisant  que  parece  suscep- 
tible de  una  interesante  discusiones  el  del  alcance  que  atribuye 
á  la  « iniciación  matenaática»  que  propicia.  Así/después  de  trazar 
un  cuadro  bastante  exacto  de  la  situación  en  materia  de  estudios 
matemáticos,  poniendoen  evidencia  sus  resultados  generalmente  ne- 
gativos —  y  ello  enlos  tres  grados,  primario,  secundario  y  superior, 
M.  Laisant  manifiesta  que  cree  posible  modificar  ese  estadódecosas 
mediante  muy  pequeños  esfuerzos,  y  pasa  inmediatamente  á  desa- 
rrollar su  tema,  pero  t;ontrayéndose  exclusivamente  á  la  primera 
enseñanza,  y  aun  á  la  enseñanza  maternal.  A  pesar  de  las  breves 
consideraciones  fínales  con  que  el  conferenciante  cree  Justificar  el 
alcance  que  atribuye  á  las  reformas  que  preconiza,  pensamos  que  es 
permitido  dudar  deque  éstos  den  tales  frutos  sin  un  complemento 
de  reformas  en  el  orden  secundario  —  que  constituiría  otra  cuestión 
tan  considerable  como  la  que  el  conferenciante  ha  tratado.  En 
realidad,  esa  nueva  cuestión  no  sería  sino  el  desarrollo  de  la  otra ; 
pero  su  dilucidación  no  sería  asunto  pequeño. 

Creemos,  con  esto,  haber  tocado  los  puntos  esenciales  de  la  im- 
portante conferencia. 


lY .  Conclusiones  generales  sobre  la  enseñanza  matemática 

PRIMARIA 

Como  nos  prometíamos  desde  el  principio,  nos  proponemos  aho- 
ra, llegado  al  término  de  esta  larga  é  interesante  exploración  á 
través  del  campo  exuberante  de  la  enseñanza  matemática  prima- 
ria, procurar  extraer  del  conjunto  délas  ideas  expuestas,. tanto  por 
los  eminentes  conferenciantes  como  por  nosotros,  las  conclusiones 
diversas  que  legítimamente  puedan  inferirse. 

Trataremos  de  poner  algún  orden  en  nuestras  propias  deduccio- 
nes, y  de  darles  toda  la  precisión  y  claridad  deseables. 

I.  La  iniciación  matemática  de  la  niñez,  ó  sea  la  cultura  matemá- 
tica primera,  correspondiente  al  grado  primario  de  la  enseñanza, 
debe  merecer  particular  solicitud  por  parte  de  aquellos  á  quienes 
está  confiada  la  difícil  misión  de  secundar  el  despertar  de  las  tier- 
nas inteligencias  juveniles.  Esa  primera  iniciación,  importante 
como  disciplina  mental  por  las  aptitudes  que  desarrolla,  es  también 


166  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

benéfica  por  cuanto  proporciona  nociones  que  son  la  base  de  prove- 
chosas aplicaciones  en  la  vida  práctica. 

II.  En  esa  imporlantey  saludable  iniciación,  habrá  que  poner  par- 
ticular empeño  en  respetar  los  principios  psicológicos  que  rigen  el 
desenvolvimiento  intelectual  del  niflo.  Habrá  que  dar  en  conse- 
cuencia á  la  intuición  sensible  la  intervención  principal  que  le 
corresponde  en  la  elaboración  del  conocimiento,  y  la  que  conviene 
atribuirle  como  soslén  de  la  imaginación,  incitadora  del  juicio  j 
auxiliar  del  raciocinio.  La  enseñanza  matemática  primera  será  pues, 
por  fuerza,  esencialmente  empírica,  —  sin  perjuicio  de  lo  que  de- 
cimos más  lejos  tocante  «al  espíritu  cientlñco». 

III.  Deberán  tenerse  presente  los  principios  pedagógicos  áiyersos 
que,  favoreciendo  el  aprendizaje,  son  también  condiciones  esen - 
ciales  de  su  eficacia.  No  deberá,  pues,  descuidarse  ninguno  de  los 
múltiples  y  variados  recursos  que  concurren  á  hacer  fádl^  CLgra- 
dable  y  activa  la  eiiseñanza. 

lY.  Debiendo  la  iniciación  matemática  primaria  servir  de  baseá  la 
cultura  matemática  de  la  enseñanza  secundaria,  convendrá  pro- 
pender á  comunicarle  gradualmente  ese  espíritu  científico — ca- 
racterizado por  la  espontaneidad  y  libertad  en  el  esfuerzo,  dentro 
de  la  lógica  de  los  actos  —  que  el  segundo  grado  de  la  enseñanza 
requiere  para  llenar  cumplidamente  su  misión. 

V.  Concurrirán  principalmente  á  la  cultura  matemática  primaria 
la  aritmética  con  rudimentos  de  álgebra  (cálculo  literal),  y  la  geo- 
metría debidamente  coordinadas. 

VI.  El  programa  se  desenvolverá  gradualmente  de  acuerdo  con 
los  principios  pedagógicos  que  deben  regirlo,  especialmente  los  de 
ordenación  lógica  y  unidad  de  doctrina. 

VIL  La  experiencia  comprueba  que  existen  dificultades  prácticas 
serias  para  la  conveniente  realización  de  una  enseñanza  matemática 
primaria  racional  y  eficaz.  Hay  que  preocuparse  de  allanarlas,  y 
para  ello,  procurar  reformar  el  orden  de  cosas  existentes,  tanto  en 
cuanto  ala  preparación  del  cuerpo  docente  de  magisterio  primario, 


PEDAGOGÍA  MATEMÁTICA  167 

como  en  cuanto  á  los  medios  de  que  éste  dispone  para  hacer  efectiva 
su  enseñanza. 

La  i nsuñcientepre/9arac¿dn  del  personal  sólo  puede  remediarse 
por  la  acción  docente,  reformando  en  consecuencia  •  la  enseñanza 
que  los  mismos  maestros  reciben.  Para  ello  habrá  que  poner  en 
sus  manos  «  manuales  »  ó  textos  que  participen  en  cierta  medida  del 
espíritu  de  la  reforma  que  se  persigue.  Más  aun,  habrá  que  for- 
marlos en  la  práctica  misma  de  los  nuevos  métodos. 

El  metíto  ó  auxiliar  más  eñcaz  del  maestro  en  esl&  difícil  enseñan- 
za  será  el  «  libro  »  ó  texto,  pero  concebido  y  ejecutado  según  prin- 
cipios verdaderamente  pedagógicos,  es  decir,  de  tal  manera  que 
constituya  un  instrumento  didáctico  verdadero  sin  implicarla  abdi- 
cación del  maestro.  Lejos  de  suprimir  los  diversos  recursos  de 
inluiciÓTiy  debe^  al  contrarío,  porporcionarlos  numerosos,  variados 
y  pedagógicos  en  lo  posible.  El  libro  no  suprimirá,  pues,  el  apro- 
piado material  didáctico  que  los  ejercicios  de  intuición  requieren. 
—  En  geometría,  habrá  que  tener  presente  que  el  molde  rígido  de 
los  antiguos  «  Elementos  de  Euclides  »,  con  su  armazón  exclusiva- 
mente lógica  y  su  contextura  fragmentada,  no  satisface  á  los  múl- 
tiples requisitos  pedagógicos  de  una  enseñanza  racional.  No  hay 
pues  por  qué  conservar  ese  molde  anticuado,  y  hay  que  procurar 
inspirarse,  al  contrarío,  en  las  diversas  tentativas  realizadas  con 
el  propósito  de  abandonarlo. 

Sin  agotar  por  cierto  la  vasta  materia  de  la  Pedagogía  matemática 
primaria,  las  conclusiones  que  dejamos  consignadas  encierran 
quizá,  en  síntesis,  sus  preceptos  más  esenciales  (1). 

Federico  Birabsn. 


(1)  Pensamos  publicar  en  breve  un  estudio  análogo  sobre  Pedagogía  matemd- 
Oca  Becwidaria. 


164  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD    CIENTÍFICA  ARGENTINA 

ríe  y  de  Paul  Bert  (1).  Ellas  no  han  teoido,  sin  embargo^  el  éxito 
esperado. 

Volviendo  á  la  conferencia  de  M.  Laisant,  debemos  agregar  que, 
á  pesar  de  la  observación  de  carácter  general  hecha  respecto  de  la 
eficacia  de  la  prédica  del  sabio  matemático,  estamos  bien  conven- 
cidos del  beneficio  que  de  las  numerosas  indicaciones  de  carácter 
práctico  que  aquélla  contiene.  Ellas  permitirían,  por  cierto,  á  un 
maestro  inteligente  é  instruido  combinar  un  buen  programa,  una 
vez  bien  penetrado  de  los  principios  que  deberá  aplicar,  expuestos 
ahi  mismo  con  bastante  detalle.  Fácil  le  sería,  además,  ampliar  por 
sí  mismo  el  caudal  de  elementos  proporcionado  por  el  conferen- 
ciante. Mas  esto  será  siempre  la  excepción,  creemos.  Para  conseguir 
resultados  eficaces  y  generalizar  la  reforma  será  menester  cimentar 
sobre  bases  más  sólidas  la  reforma,  de  acuerdo  con  lo  que  deja- 
mos expuesto. 


(1)  Hé  aquí  algunos  datos  sobre  ellas. 

La  primera  obrita  se  titula  : 

Petit  cours  de  géométrie  experiméntale^  en  douze  planches  accoropagnées  de 
fígures  mobiles,  pour  faciliter  liutélligence  et  la  demonstra  tío  n  des  prínclpaux 
faits  de  la  géométrie  plañe ;  par  M.  Maximilien  Mane,  repétiteur  de  TEcole 
polytechnique  ¡París,  1886,  Larousse  et  Boyer). 

El  autor  mismo,  probablemente,  ha  dado  de  esa  obrita  una  breve  reseña  en  el 
Dictionnaire  Larousse  (G¿om¿trie):  es  todo  lo  que  de  ella  sabemos.  «Elñn  que  se 
ha  propuesto  el  ¿lutor  de  esa  obrita,  —  dice,  —  es  desarrollar  en  los  niños  el 
gusto  por  la  geometría,  sin  sacrificar,  ni  el  orden  de  las  proposiciones,  ni  la  exac- 
titud de  los  enunciados,  pero  sustituyendo  verificaciones  experimentales  á  las 
demostraciones  silogísticas v.  —  La  obrita  era  destinada  tanto  á  la  enseñanza 
escolar  como  &  la  doméstica 

Convenientemente  ampliada,  si  acaso,  ia  pequeña  obra  del  autorizado  mate- 
mático podría  — no  lo  dudamos—  servir  de  base  á  algún  ensayo  inspirado  en  las 
ideas  de  reforma  de  que  se  trata. 

La  obrita  del  célebre  fisiólogo  y  estadista  Paul  Bert  se  titula :  Premiers  élé- 
ments  de  Géométrie  experiméntale  [París,  1886),  cuya  traducción  española  tene- 
mos á  la  vista.  Demás  está  decir  que  se  inspira  en  ideales  de  reforma  que  no  son 
otras  que  las  de  nuestros  sabios  conferenciantes. 

Recordemos  también  el  librito  del  padre  del  célebre  filósofo  inglés  Herbert 
Spencer:  Geometría  inventiva^  que  forma  parte  de.  la  pequeña  colección  norte- 
americana de  la  «  Cartillas  cientíñcas  »  de  Roscoe,  —  traducida  al  español.  Es 
propiamente  una  colección  de  ejercicios,  como  el  subtítulo  lo  indica  :  « «Serte  de 
problemas  destinada  á  familiarizar  al  discípulo  con  los  conceptos  geométricos  y  á 
ejercitar  su  facultad  inventiva  » . 

Estas  tres  obritas  proporcionarían,  por  lo  menos,  útiles  sugestiones  á  aquellos 
que  quisieran  renovar  el  ensayo. 


PEDAGOfifA  MATEMÁTICA  165 

Otro  puDto  de  la  conferencia  de  M.  Laisant  que  parece  suscep- 
tible de  una  interesante  discusiones  el  del  alcance  que  atribuye 
á  la  « iniciación  matemática»  que  propicia.  Así,  después  de  trazar 
un  cuadro  bastante  exacto  de  la  situación  en  materia  de  estudios 
matemáticos,  poniendo  en  evidencia  sus  resultados  generalmente  ne- 
gativos —  y  ello  en  los  tres  grados,  primario,  secundario  y  superior, 
M.  Laisant  manifiesta  que  cree  posible  modificar  ese  estadodecosas 
mediante  muy  pequeños  esfuerzos,  y  pasa  inmediatamente  á  desa- 
rrollar su  tema,  pero  t;ontrayéndose  exclusivamente  á  la  primera 
enseñanza,  y  aun  á  la  enseñanza  maternal.  A  pesar  de  las  breves 
consideraciones  finales  con  que  el  conferenciante  cree  justificar  el 
alcance  que  atribuye  á  las  reformas  que  preconiza,  pensamos  que  es 
permitido  dudar  deque  éstos  den  tales  frutos  sin  un  complemento 
de  reformas  en  el  orden  secundario  —  que  constituiría  otra  cuestión 
tan  considerable  como  \a  que  el  conferenciante  ha  tratado.  En 
realidad,  esa  nueva  cuestión  no  seria  sino  el  desarrollo  de  la  otra ; 
pero  su  dilucidación  no  sería  asunto  pequeño. 

Creemos,  con  esto,  haber  tocado  los  puntos  esenciales  de  la  im- 
portante conferencia. 


lY .  Conclusiones  generales  sobre  la  enseí^anza  matemática 

PRIMARIA 

Como  nos  prometíamos  desde  el  principio,  nos  proponemos  aho- 
ra, llegado  al  término  de  esta  larga  é  interesante  exploración  á 
través  del  campo  exuberante  de  la  enseñanza  matemática  prima- 
ria, procurar  extraer  del  conjunto  délas  ¡deas  expuestas,. tanto  por 
los  eminentes  conferenciantes  como  por  nosotros,  las  conclusiones 
diversas  que  legítimamente  puedan  inferirse. 

Trataremos  de  poner  algún  orden  en  nuestras  propias  deduccio- 
nes, y  de  darles  toda  la  precisión  y  claridad  deseables. 

I.  La  iniciación  matemática  de  la  niñez,  ó  sea  la  cultura  matemá- 
tica primera,  correspondiente  al  grado  primario  de  la  enseñanza, 
debe  merecer  particular  solicitud  por  parte  de  aquellos  á  quienes 
está  confiada  la  difícil  misión  de  secundar  el  despertar  de  las  tier- 
nas inteligencias  juveniles.  Esa  primera  iniciación,  importante 
como  disciplina  mental  por  las  aptitudesque desarrolla,  es  también 


j 


166  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

benéñea  por  cuanto  proporciona  nociones  que  son  la  ba$ede  prove- 
chosas aplicaciones  en  la  vida  práctica. 

II.  En  esa  imporiantey  saludable  iniciación,  habrá  que  poner  par- 
ticular empeño  en  respetar  los  principios  psicológicos  que  rigen  el 
desenvolvimiento  intelectual  del  nifio.  Habrá  que  dar  en  conse- 
cuencia ala  intuición  sensible  la  intervención  principal  que  le 
corresponde  en  la  elaboración  del  conocimiento,  y  la  que  conviene 
atribuirle  como  soslén  de  la  imaginación,  incitadora  del  juicio  y 
auxiliar  del  raciocinio.  La  enseñanza  matemática  primera  será  pues, 
por  fuerza,  esencialmente  empírica,  —  sin  perjuicio  de  lo  que  de- 
cimos más  lejos  tocante  «al  espíritu  cientíñco». 

III.  Deberán  tenerse  presente  los  principios  pecía^d^tcos  diversos 
que,  favoreciendo  el  aprendizaje,  son  también  condiciones  esen  - 
ciales  de  su  eficacia.  No  deberá,  pues,  descuidarse  ninguno  ^e  los 
múltiples  y  variados  recursos  que  concurren  á  hacer  fácil,  agra^ 
dable  y  activa  la  eiiseñanza. 

lY.  Debiendo  la  iniciación  matemática  primaria  servir  de  base  á  la 
cultura  matemática  de  la  enseñanza  secundaria,  convendrá  pro- 
pender á  comunicarle  gradualmente  ese  espín/u  cienXí/ico  —  ca- 
racterizado por  la  espontaneidad  y  libertad  en  el  esfuerzo,  dentro 
de  la  lógica  de  los  actos  —  que  el  segundo  grado  de  la  enseñanza 
requiere  para  {leñar  cumplidamente  su  misión. 

y.  Concurrirán  principalmente  á  la  cultura  matemática  primaria 
la  aritmética  con  rudimentos  de  álgebra  (cálculo  literal),  y  la  geo- 
metría debidamente  coordinadas. 

s 

VI.  El  programa  se  desenvolverá  gradualmente  de  acuerdo  con 
los  principios  pedagógicos  que  deben  regirlo,  especialmente  los  de 
ordenación  lógica  y  unidad  de  doctrina. 

VIL  La  experiencia  comprueba  que  existen  dificultades  prácticas 
serias  para  la  conveniente  realización  de  una  enseñanza  matemática 
primaria  racional  y  eficaz.  Hay  que  preocuparse  de  allanarlas,  y 
para  ello,  procurar  reformar  el  orden  de  cosas  existentes,  tanto  en 
cuanto  á  la  preparación  del  cuerpo  docente  de  magisterio  primario. 


pedagogía  matemática  167 

como  en  cuanto  á  los  medios  de  que  éste  dispone  para  hacer  efectiva 
su  enseñanza. 

La  ¡nsuñciente  preparación  dei  personal  sólo  puede  remediarse 
por  la  acción  docente,  reformando  en  consecuencia  •  la  enseñanza 
que  los  mismos  maestros  reciben.  Para  ello  habrá  que  poner  en 
sus  manos  «  manuales  »  ó  textos  que  participen  en  cierta  medida  del 
espíritu  de  la  reforma  que  se  persigue.  Más  aun,  habrá  que  for- 
marlos en  la  práctica  misma  de  los  nuevos  métodos. 

El  medto ó  auxiliar  más  eficaz  del  maestro  en  eslii  difícil  enseñan- 
za será  el  «  libro  »  ó  texto,  pero  concebido  y  ejecutado  según  prin- 
cipios verdaderamente  pedagógicos,  es  decir,  de  tal  manera  que 
constituya  un  instrumento  didáctico  verdadero  sin  implicarla  abdi- 
cación del  maestro.  Lejos  de  suprimir  los  diversos  recursos  de 
intuición^  debe»  al  contrarío,  porporcionarlos  numerosos,  variados 
y  pedagógicos  en  lo  posible.  El  libro  no  suprimirá,  pues,  el  apro- 
piado material  didáctico  que  los  ejercicios  de  intuición  requieren. 
—  En  geometría,  habrá  que  tener  presente  que  el  molde  rígido  de 
los  antiguos  «  Elementos  de  Euclides  »,  con  su  armazón  exclusiva- 
mente lógica  y  su  contextura  fragmentada,  no  satisface  á  los  múl- 
tiples requisitos  pedagógicos  de  una  enseñanza  racional.  No  hay 
pues  por  qué  conservar  ese  molde  anticuado,  y  hay  que  procurar 
inspirarse,  al  contrario,  en  las  diversas  tentativas  realizadas  con 
el  propósito  de  abandonarlo. 

Sin  agotar  por  cierto  la  vasta  materia  de  la  Pedagogía  matemática 
primaria,  las  conclusiones  que  dejamos  consignadas  encierran 
quizá,  en  síntesis,  sus  preceptos  más  esenciales  (I). 

Federico  Birabem. 


(1)  Pensamos  publicar  en  breve  un  estudio  análogo  sobre  Pedagogía  materna' 
íiea  secundaria. 


LA 


FÁBRICA  NACIONAL  DE  PAÑOS 


DE  A.   PRAT 


Á  una  cuadra  de  la  estación  del  Retiro  se  levanta  una  fábrica 
sencilla  y  severa,  sin  pretensiones  algunas  y  que  revela  por  sus 
distintos  gustos  arquitectónicos  haber  sido  formada  poco  á  poco, 
ensanchándose  á  costa  de  los  edificios  vecinos;  es  la  fábrica  nacio*^ 
nal  de  paños  de  A.  Prat. 

Al  recorrer  rápidamente  el  edificio,  se  maniñestan  los  inconve-* 
nientes  que  presenta  todo  establecimiento  que  no  ha  sido  levantado 
conforme  á  un  plan  determinado  y  metódico  y  en  que  los  distintos 
departamentos  han  surgido,  tratando  de  aprovechar  las  construc- 
ciones ya  existentes. 

Galpones  de  madera  y  zinc,  en  su  mayor  parte,  tabiques  ende-* 
bles,  pisos  á  distinto  nivel,  rincones  y  pasadizos  sin  objeto  visible, 
son  las  consecuencias  inmediatas  de  tal  procedimiento  y  que  de- 
muestran á  la  inspección  más  ligera  la  afirmación  anterior.  Y  no 
podía  ser  tampoco  de  otro  modo. 

Fundada  la  fábrica  en  épocas  bien  difíciles,  tuvo  que  luchar 
desde  un  principio  con  toda  clase  de  inconvenientes,  hasta  que 
logró  asegurar  su  vida  gracias  á  la  perseverancia  y  laboriosidad  de 
su  inteligente  propietario. 

La  índole  y  naturaleza  misma  del  establecimiento  hacía  su  exis- 
tencia hipotética,  comprendiéndose  fácilmente  la  inconveniencia 
de  arriesgar  grandes  capitales  en  la  erección  de  un  edificio  modelo 
y  de  vastas  proporciones,  para  una  empresa  cuyo  éxito  era  difícil 
pre  veer. 


LA  FÁBRICA  RACIONAL  ÜB  PAÜOS  DE  A.   HUT  169 

Hoy  día,  ei  problema  ya  está  resuelto;  la  fábrica,  bien  organizada, 
dotada  de  máquinas  modernas,  con  un  buen  personal  técnico»  con- 
templa con  toda  tranquilidad  la  obra  realizada. 

Asef^üradoel  éxito  de  esta  empresa,  esta  nueva  industria  para 
nuestra  República,  ya  ha  encontrado  imitadores,  de  modo  que  en 
un  porvenir  no  muy  lejano,  esta  producción  alcanzará  todo  el  desa- 
rrollo de  que  es  susceptible  en  un  país  que  produce  la  materia  pri- 
ma en  tan  grande  cantidad. 

En  la  imposibilidad  de  redactar  un  informe  prolijo  sobreestá 
fábrica,  me  limitaré  á  dar  una  rápida  reseña  sobre  las  operaciones 
sucesivas  á  que  es  sometida  la  lana  para  transformarse  en  paño. 

Un  gran  portón  de  fíerro  da  entrada  á  un  espacioso  galpón,  en 
el  cual  se  apilan  los  vellones  de  lana  adquiridos  en  ei  Mercado 
Central  de  Frutos. 

Esta  lana  es  clasificada  antes  de  someterla  á  la  primera  operación, 
que  consiste  en  un  lavado,  diríamos  químico-mecánico. 

Después  de  haber  sido  sumergida  en  un  baño  de  ácido  sulfúrico, 
que  destruye  los  residuos  vegetales,  adheridos  á  la  lana,  como  son 
los  abrojos,  espinas,  trozos  de  hojas,  gramillas,  etc.,  se  la  hace 
recorrer  una*serie  de  piletas  con  agua  fría  primero,  para  quitar  el 
exceso  de  ácido,  y  caliente  después,  en  la  cual  se  ha  disuelto 
soda  y  jabón,  donde  se  efectúa  el  lavado  propiamente  dicho. 

De  este  baño  sale  la  lana  completamente  limpia  y  blanca,  suave 
al  tacto  y  pronta  para  ser  teñida. 

Esta  operación  se  efectúa  en  unas  grandes  cubas  cilindricas,  que 
contienen  la  materia  colorante,  añil,  etc.,  disuelta  en  agua  calien- 
te. Unos  operarios  agitan  continuamente  la  lana  para  impregnarla 
uniformemente,  mientras  otros  extienden  la  lana  ya  teñida  sobre  el 
Suelo  para  aerearla,  con  lo  cual  el  añil  al  contacto  del  aire  se  obs- 
curece, adquiriendo  un  color  obscuro  invariable. 

Después  de  haber  secado  la  lana  perfectamente  en  centrífugas,  se 
la  engrasa  con  oleína,  que  comunicándole  suavidad  la  hace  más 
flexible,  facilitando  mucho  toda  manipulación. 

El  cardado  se  efectúa  en  una  serie  de  máquinas  que  mezcla  bien 
toda  la  lana,  estira  la  fibra  formando  una  especie  de  velo  y  corta 
el  hilo  que  lo  arrolla  sobre  unos  grandes  cilindros.  Siendo  impro- 
pio este  hilo  para  cualquier  trabajo  por  su  falta  de  consistencia,  se 
le  hace  adquirir  esta  última  propiedad  en  máquinas  conocidas  con 
el  nombre  de  self^faeting  que  lo  estira  y  trenza,  arrollándolo  sobre 


NOVA   ADDENDA 

FLORAM  PATAGONIGAM 

AUCTORB 

CAROLO  SPEGAZZINI 

(PÁH8  1} 


170.  Yalxriana  Motanoi  Speg.  :=  Speg.,  Prim.  Fl.  Chub.  n.  89.  — 
V.  crassiscaposa  OK.,  Rev.  gen.  pl.  III,  2,  f.  125. 

Hab.  Id  rupestribus  uliginosis  Karr-aik,  prope  Lago  Argentino, 
Mart.  I898(C.  A.). 

171.  Phyllactis  carnosa  (Sni  i  ib)  Speg.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr. 
n.  162.  « 

Hab.  In  uliginosis  editioribus  secus  Lago  Nahuel-huapi,  Dec. 
1897  (C.  S.),  nec  non  in  monianis  Chubui  centralis,  Nov.  1897 
(n.  42,  Koslowsky;. 

172.  Phyllactis  clarioneifolia  (Pb.)  Speg.  =  Speg.,  Plant.  PaL 
austr.,  n.  163. 

Hab.  In  pratis  secus  Rio  S.  Cruz,  Oct.  1874  (C.  Berg),  prope  Lago 
Nabuel-huapi,  Dec.  1897  (C.  S.)  et  in  Valle  Lago  Blanco,  Chubut, 
Nov.  1898  (n.  127,  Koslowsky). 

1 73.  Phyllactis  lapathifolia  (Vahl .)  =  Gay,  Fl.  Chil.  III,  f.  21 7  (sub 
Valeriana) . 

Hab.  In  umbrosis  secus  rivulos  prope  Punta  Arenas,  Jan.  1897 
(C.  S.). 

174.  Phyllactis  magellanica  (Hmbr.  &  Jacq.)  var.   azorelloides 

Speg. 


HOYA  ADDENOA  AO  FLORAll  PATAQONICAll  178 

Hab.    In  altiplanítíe  excelsa  Karr-aik  prope  Lago  Argentino, 

Mart.  1898(C.  A.)- 
Obs.  Varietas  a  tjpo  recedens  trunculis  lignosis  crassis  densis* 

sime  botryoso-ramulosis,  caespites  hemisphaerícos  máximos 
(25-135  cm  diam.  =  5-20  cm  crass.)  compactissimos  atque 
durissimos  more  azorellarum  nonnullarumefficientíbus.  Folia 
normaliadensissíme  Constípala,  imbrícala,  ad  apicem  ramorum 
rosulala,  limbo  elliptico-ovalo  (2-3  mm  long.  =  1 ,5-2  mm  lal.) 
obtuso,  in  vivo  plano,  in  sicco  subcomplicalo  crassiusculo 
viridi  glaberrimo,  basi  in  petiolo  v.  pericladio  (2,5-3  mm 
long.)  subtenuiore  margine  minute  laxeque  peclinalo-ciliolalo 
vixcoarclalo  producía.  Flores  incenlrorosularum  3-8-aggregati 
sessiles.  Fruclus  glabri  oblanceolati  ulrimque  obtusiusculi  ex 
applanalo  obsolele  sublrigoni  (2,5  mm  long.  =  I  mm.  lal.) 
ápice  dentibus  calycinis  brevissimis  involutis  coronati. 

175.  Phtllactis  rbgularis  (Clos)  Speg.  =  Gay,  FL  Chil.,  III,  f.  225 
(sub  Valeriana). 

Hab.  In  uliginosis  dumetosis  ad  ripas  Lago  Nahuel-huapi,  Dec. 
1897  (C.  S.). 

Obs.  Panjculis  latissime  effusis  dichotomis,  floribus  fructibus- 
que  laxissimis  quam  bracteae  fulcrantes  lanceolalae  aculae 
integrae  brevioribus,  adpresse  canescenli-puberulis. 

176.  Phtllactis  polystachya  (Sm.)  Hook.  &  Bnlb.  =  Hook.  & 
Bnth.,  Gen.  pl.,  vol.  II,  p.  I,  f.  154. 

Hab.  Non  rara  in  uliginosis  insularum  el  ad  ripas  fluminis  Rio 
Nqgro,  Febr.  1898  (C.S.). 

177.  Pbyllactis  sALiCARiiFOLiA  (Vahl)  Speg.  =  DC,  Pr.  IV,  f.  634 
(sub  Valeriana). 

Hab.  Rarissime  in  paludosis  ad  limina  horlorum  secus  Rio  Negro 
prope  Carmen  de  Palagones,  Febr.  1898  (C.  S.). 

178.  Gauum  RicHARDiAifuii  (Gül.)  Endl.  =  Speg.,  PlanU  Pal.  austr., 
n.  160. 

Hab.  In  pratís  aridis  SeAuen-at/r  secus  Rio  Sehuen,  Febr.  1898 
el  Karr-aik  prope  Lago  Argentino,  Mari.  1898  (C.  A.). 

179.  Galium  relbun  Endl.  =  Speg.,  Prim.  Fl.  Chub.,  n.  85. 


il6  AULLES  DE  LA  SOaEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

deque  ex  ápice  producto  caulis^  quandoque  ramulo  ex  axillís 
foliorum  supremorum  enascente  efformati,  folia  non  superantes 
(10-15  mm  loíig.  =2-4  mm  crass.),  nudí  v.  foliolati,  ápice 
bracteís  v.  foliís  minoribus  late  obovatis  v.  spathulatis  tenuio- 
ríbus  dentato-incisis  donati  capitato-floriferí.  Capitula  exin- 
volucrata;  flores  ad  axillas  bractearum  coníertarum  3-5-glo- 
merali,  paleis  linearibus  acutís  integris  (3-6  mm  long.  = 
0,5-0,7  mm  lat.)  ornati,  virescentes,  ovario  obconico  S-S-gono 
(3  mm  long.  =  0,5  mm  díam.)  víridi,  ápice  dentibus  calycínís 
5  triangularibus  pusillis  coronato,  corolla  obconica  albo-vire- 
scente  deorsum  saccata,  ad  médium  usque  5-loba,  lobisovatis 
subacutiusculis,  staminibus  inclusis,  stylo  longeexerto  ápice 
minute  sed  eximie  hemisphaerico-capitato. 

187.  Boopis  ANTHEMOiDES  Juss.  =  Miers.,  Contr.  to  Bot.  II,  f.  23. 
Hab.  In  altiplanitie  árida  sabulosa  ad  confluentiam  fluminum 

Limay  et  Neuquen,  Dec.  1897  (C.  S.). 

188.  Boopis  ANTHEMOIDES  Juss.  var.  subscandens  Speg. 

Hab.  Vulgata  in  dumetis  altiplanilieí  secus  Rio  Negro,  Jan.  et 
Febr.  1898  (C.  S.). 

Obs.  Yarietas  a  tjpo  distincta  caule  elongato  gracíli  in  arbustís 
subscandente  involucris  5-8-dentatis,  dentibus  triangularibus 
in  lacinia  praelonga  (5-15  mm  long.  =  1-1,5  mm  lat.)  integra 
V.  1-2-dentata  patulo  recurva  capitulum  longe  superante  pro- 
ductis. 

189.  Boopis  AUSTRALis  Dcsu.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr.,  n.  164. 
Hab.  In  ulginosis  secus  Rio  Chico  prope  Chonkenk-aiky  Febr. 

1898  (C.A.). 

190.  Boopis  FiUFOLiA  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  (Uaberrimaj  acaults,  rhizomate  filiformi  subterráneo  nudo, 
ramis  aeréis  brevtbus  fasciculalo-foliosis,  foliis  confertis  angu^ 
stissime  linearibus  tníegerrimts  obtitsiusculis,  capilulissolttartis 
acrogenis  inter  folia  sessilibvLS  mediocnbus,  involucris  hemi- 
sphaericis  d-éS-deníatis,  dentibus  triangularibus,  paleis  nuUis. 

Hab.  In  sabulosis  aridis  secus  Rio  Santa  Cruz,  Oct.  et  in  Pan  de 
Azúcar  secus  Rio  Chico,  Dec.  1897  (C.  A.). 

Obs.  Rhizoma  subterraneum  filiforme,  praelongum  tenue  (5-30 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGONIGAM  177 

cm  long.  =  1  mm  crass.)  teres  glabnim  nudum  álbum  v.  ro- 
seum,  sparse  remoleque  nodulosum  V.  ramosum;  rami  aereí 
verticales  superticem  soli  attingentes  sed  parum  exerti,  breves 
(¿5-40  mm  long.  =  I  mm  crass.)  in  parte  solo  infossa  lon- 
giore  nudi,  ín  parte  exerla  breviore  símplices  v.  rarius  a  basi 
bi-v.  trí-fidí,  dense  fasciculato-foliosi,  ápice capituligeri.  Folia 
conferta  erecta  v.  rosulatím  patientia,  anguste  linearía  (15-20 
mm  long.  =  0,5-0,8  mm  lal.)  integerrima  víridia,  sursum 
vix  sublatiora  ápice  rotundata  v.  brevissime  attenuata,  ima 
basi  in  pericladio  triangulan  párvulo  modice  dilatata,  ventre 
canaliculata,  dorso  obsolete  carinulata.  Capitula  floralia  in 
ápice  ramorum  aércorum  sessilia  hemisphaerica  (6-8  mm  alt. 
=  9-10  mm  díam.X  involucro  viridi  monophyllo  turbinato  ad 
médium   fere  usque    6-12-inciso,  [dentibus   triangularibus 
ápice  acutíuscule  obtusatis,  receptáculo  centrali  conoideo  pár- 
vulo, palei  nullis  v.  3-4  tantum  margínalibus  late  foliaceis 
cum  dentibus  involucris  plus  minusve  connatis,  floribus  40- 
50  donata.  Flores  aibi  (5  mm  long.  =  1   mm  diam.)  teretes, 
ovario  brevi  acute  3-o-gono  (2  mm  long.)  dentibus  calycinis 
triangularibus  brevissimis  obtusiusculis,  corollis  albís  subcy- 
lindraceis  (3  mm  long.)  deorsum  vix  attenuatis,  dentibus 
(1  mm  long.)  5  ovatis  obtusiusculis,  antheris  flavis  inclusis, 
stylofílirormi  loiigissíme  exerto.  Fructus  desiderati,sed  ínvo- 
lucri  lobis  post  anlhesin  saepius  in  appendice  linearí  eorura 
longitudinem  aequante  productis. 

191.  Boopis  LEPTOPHYLLASpeg.,  n.  sp. 

Diag.  Glaberrima  elata,  foliis  radicalihus  confertis  praelongis 
linearibus  oblusis,  integris  v.  in  parle  sapera  lobis  v.  dentibus 
2-3  ulrimque  donaíis,  scapis  ereclis  angulato-strialis,  remole 
[oliosis,  ápice  groase  capiluligeris,  capilulis  nonnullis  minoribus 
longe  pedunculalis  ex  axillis  foliorum  superiorum  addilis,  in'- 
volucro  5'8'fido  laciniis  elongalis  obl^ists. 

Hab.  In  sabulosis  uiiginosis  prope  Kman-aik,  secus  Rio  Chico, 
Febr.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Radix... ;  folia  radicalia  numerosa  conferta  rosulantia  pa- 
tentissima  linearia  (50-200  mm  long.  =  2-4  mm  lal.)  glaber- 
rima subcrassiuscula  viridíautrímque  plana  atque  ñervo  pal- 
lescente  ad  apicem  fere  usque  perspicuo  percursa,  quandoque 
integerrima,  quandoque  in    parte  supera  dentibus   duobu  s 

AH,  90C.  Cien'.  AH6.  —  T.]XLV|tI  12 


188  ANALES    DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

225.  Baccharis  Darwinii  Hook.  &  Arn.=Speg.,  Planl.  Pal.  auslr., 
n.  183. 

Hab.  In  campis  dumetosis  secus  Rio  ChicOy  Jan.  4897  (C.  A.)t  in 
sabulosis  ad  confluentiam  fluminum  Limay  el  Neuquen,  Dec. 
1897  el  secus  Rio  Negro  prope  Carmen  de  Patagones,  Febr. 
1898.  (C.S.). 

Obs.  Specimina  Palagoniae  ausiralis  el  subandinae  prostrala 
sed  folííslatioribus  donata;  illa  autem  ex  Rio  Negro  elala  erecta 
(50-80  cm  all.)  patenlím  ramosa,  foliis  magis  remolis  alque 
parvis . 

226.  Baccharis  ulicina  Hook  &  Arn.  =  Wlprs,  Rep.  II,  f.  598. 
Hab.  Vulgatíssima  in  campis  secus  Rio  iNegro,  Jan.  et  Febr. 

1898.  (C.  S.). 
Obs.  Planta  caespilosa  intense  víridis,  alimenturo  salutare  prae- 
cipue  ovibus  praebens,  ei  pasto  vel  yerba  de  las  ovejas  ab  in- 
colis  nuncupata . 

227.  Baccharis  JÚNCEA  Dsf.=Speg.,  Plnl.  Pal.  auslr.,  n.  185. — 
Prim.  Fl.  Chub.  n.  100. 

Hab.  Yulgata  in  uligínosís  praecipue  salsis  secus  Rio  Negro, 

Dec.  el  Febr.  1898.  (C.  S.). 
Obs.  Yarial  plus  minusve  elata  (50-180  cm  all.)  alque  foliis 

quandoque  elongalis  aculiusculis  integerrimis  v.  minute  den- 

seque  serrulatis  quandoque  abbrevialis,  oblusis  laxegrosseque 

denla  lo-repandis. 

228.  Baccharis  trímera  DC.  var.  viscosissima  Speg. 

Hab.  Ad  mnrginem  salínarum  el  in  campis  salsis  secus  Rio  Ne- 
gro, Febr.  1898  (C.  S.). 

Obs,  Specimina  patagónica  a  typo  sal  recedunt  elfacile  novam 
speciem  sistunt,  sed  omnia  jam  omnino  floribus  orbata,  alque 
non  describenda.  Humilis  (20-30  cm  all.)  laxe  v.  dense  caespi- 
losa, ramis  fastígialis  gracilibus  (1,5-2  mm  díam.)  inler- 
ruple  tríeosla to-subalalis,  ad  nodos  itiTeros  nudisad  superos 
sensim  magis  aproximatos  foliis,  utrimque  oblusis  linearibus 
gradalim  majoribus(inGm¡sl-2  mm  long.  =0,5-1  mm  lal.  = 
superis  i-6  mm  long.  =  1  mm  lal.)  crassiusculis  donalis, 
ómnibus  dense  viscoso-vernicosis. 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATA60NIGAM  179 

4  95.  EuPATORiUM  SAucECHicoENSE  Hiem.  =  Engieres  Bot.  Jahrbu- 
chern,  Bnd  22,  Hft  4-5.  1897,  f.  775,  n.  164. 
Hab.  Rarissimein  altiplaDitie  aridissima  secus  Rio  Negro,  Febr. 

1898  (C.S.). 
Obs.  Species  fragrans,  floribus  pallide  lilacinis  v.  roséis  donata. 
Specimina  mea  a  descriptione  citata  recedunt,  foliorum  flora- 
liunri  ápice  non  mueronulato-spínoso,  superficie  foliorum 
ramealium  pulverulenta  parum  viscosa  et  praecipue  squamis 
involucrorum  non  glanduloso-ciliatis. 

1  96.  MiKANiA  scANDENs  (L.)  Willd.  =  DC,  Pr.  V,  f.  199. 
Hab.  Rarissime  in  arbustis  scandens  secus  Rio  Negro  prope 

Carmen  de  Patagones,  Febr.  1898  (C.  S.). 
Obs.  Forma  gracilis,  íoliis  deltoideis  validiusculeobtusequeden- 
tatis  superne  pubescentibus  inTerne  scabridisi 

197.  GuTiERREZiA  GiLLESii  Grisb.  ?  =  Grisb.,  Pl.  Lor.,  n.  427. 
Hab.  Yulgata  in  dumetis  alliplanitiei  secus  Rio  Negro,  Jan.  et 

Febr.  1898  (C*  S.). 
Obs.  Rami  variant  glaberrimi  et  laevissime  minuteque  papuloso- 
scabriusculi ;  Tolia  semper  linearia  crassiuscule  membranácea 
viridia  glaberrima  obsolete  minuteque  punctulato-impressa, 
viscosula,  primaria  v.  infera  majora  (30-50  mm  long.  = 
2-3  mm  lal.)  subtriplinervia  (nervislaleralibus  ad  epiphyllum 
tantum  aegre  perspicuis)  secundaria  v.  supera,  ad  ramulos 
steriles  axíllares  fasciculata  v.  per  ramulos  floriferos  sparsa, 
lineari-subsubulata  (5-10  mm  long.  =  0,5-1  mm  lal.)  uniner- 
via.  Capitula  turbinatula  (6-7  mm  long.  =  3-4  mm  diam.) 
squamis  16,  4-serialis,  floribus  22,  o?nnt6u5  lacléis,  quorum  10 
iabiato-radialibus/ertilíbus,  12centralibustubuIosissterilibus. 
Achaenia  fertilia  e  tereti  subturbinata,  obsolete  longitudinalitor 
8-sulcata  (2,5  mm  long.  =  1  mm  crass.)  dense  villoso-cane- 
scentia,  pappo  paleaceo,  paleís  12-14  inaequilongis  (1-2  mm 
long.)  hyalino-scariosis,  lineari-lanceolatis  acutis,  in  parte 
infera  dense  pectinato-ciliolalis,  corónala. 

198.  Grindelia  brachystephana  Grisb.  var.  Bergi  Hiern.  =  Hiem., 
Serl.  Pal.,  n.  77. 

Hab.  Vulgata  in  dumetis  secus  Rio  Negro,  Jan.  el  Febr.  1898 
(C.  S.). 


180  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Obs.  Plantae  gracillimae  lateeffusae  in  arbuscuiis  subscandentes 
et  saepe  1-1,50  m  altitudinem  attingentes;  variant  glabrae, 
pruínulosae  v.  eliam  subvíllosulae,  pedunculis  floralibus 
elongatis  v.  abbreviatis,  nudis  v.  foliosis,  capitulísque  non  v. 
plus  minusve  viscosis. 

199.  Grindelia  SPECIOSA  Lndl.  &  Paxt.  =  Speg.,  Piant,  Pat.  austr., 
n.  168.  —  Prim.  Fl.  Chub.,  n.  94.  —  Gr.  Volkensn  OK.,  Rev. 
gen.  plant.  III,  3,  f.  156. 

Hab.  Vulgata  in  dunis  ad  ostia  el  secus  Rio  Negro,  Jan.  et  Febr. 

1898  (C.S.). 
065.  Arbuscula  perennis  valida  1-1,50  m  alt.,  dense  ramosa, 

quandoque  non  v.  vix  viscida;  variat  etiam  summopere  Tolüs 
plus  minusve  magnís  incisis  v.  dentatis,  oblusis  v.  acutis, 
deorsum  attenuato-petiolatis  v.  cuneato  subsessilibus,  pedi- 
cellisfloriferis  elongatis  V.  abbreviatis  nudis  V.  íoliolatis  etc. 

200.  Hysteuionica  JASiONOiDES  Wild.  =  DC,  Pr.  V,  f.  325  et  VII, 
í.  258. 

Hab.  Vulgatissima  ubique  in  campis  secus  Rio  Negro^  Jan.  et 

Febr.  1898  (C.  S.). 
Obs,  Species,  sub  hoc  nomine  in  Speg.,  Contr.  Flora  Ventana, 

f.  32,  n.  124  per  errorem  edita,  ad  H.  pmi foliam  {foir.)  Bkr 

pertinet. 

201 .  Haplopappus  Aheghinoi  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Lejachaenium;perennisglaber,pulvinato-caespitosus,  ramis 
valde  abbreviatis  confertis  ápice  subrosulato-foHiferis,  foliis  ex 
oblanceolato  subspalhulalis,  limbo  petiolum  aequante,  dentalo- 
pinnatifido,  lobulis  crispulis  subdenticulatis,  capitulis  acrogenis 
solilariis  sessilibus  hemtsphaericis,  bracteis  tiumerosis  4  -5-se- 
riatis  lanceola  tis  glabris,  flores  numerosissimos  inter  pappi 
setulas  subabsconditos  aequantibus. 

Hab.  In  campis  depressis  aridis  limoso-sabulosis,  hiemali  tem- 
pore  inundatis,  prope  Chonkenkaik  secus  Rio  Chico,  Jan. 
1897  et  Febr.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Species  praedistincta  ab  ómnibus  generis  valde  recedens. 
Radix  simplex  elongata  teres  (20  cm  et  ultra  long.  =  4-6  mm 
diam.  ad  apicem)  parce  remote  patentimquebdrbellata,cortice 
cinereo-fusco  crassiusculo  rugoso  tecta,  ápice  superficem  soli 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  181 

attíngente  atque  abrupte  dense  breviterquecaespítoso-ramosa. 
Rami  erecli  v.  prostrali  (20-50  mm  long.  =  4-6  mm  diam.) 
iignosi,  ligno  albescente  fibroso  tenaci  non  v.  víx  meduilato, 
postice  nudi  sordíde  fusci,  medio  residáis  foliorum  vetustorum 
subnigricantibus  vestití,  antice  subrosulatím  fasciculato-folii- 
feri,  caespites  saepius  hemisphaerieos  subcompactiusculos 
(5-10  cm  diam.  =  3-4  cm  crass.)  efiicíentes.  Folia  glaberrima 
erectiuscula  v.  patentiuscula  (20-30  mm  long.)  víridia  limbo 
oblanceolato  V.  subspathulalo  (40-15  mm  long.  =  5-6  mm  lat.) 
viríde  crassiusculo  laevi  v.  obsolete  laxeque  punctulato-im- 
presso  (in  speciminibus  siccando  non  compressis  corrugalis), 
vértice  saepius  acutiusculo,  margine  dentalo  v.  pinnatiñdo 
lobis  crispulis,  alternis  v.  oppositís.  utroque  latere3-5,  sinubus 
inferís  profundíoribus  latioribusque,  superis  minus  incisis 
separatis,  integris  v.  minute  irregulariterque  1-3-denticulatiSy 
apicibus  acutis  non  v.  vix  eallosulo-mucronulatis  sed  non 
spinuiosis,  postice  cuneato-attenuato  atque  in  petiolo  angusto 
(10-15  mm  long.)  crassiuscule  costato  leniter  sensimquebasin 
versus dilátalo  producto.  Capitula  acrogena  sessilia  hemisphae- 
rica(1 0  mm  diam .  sine  lig.  =8-9  mm  alt.)  subtus  leniter  depres- 
so-subumbilicata,  in  discoconvexula,squamis  intimiscorollas 
et  pappos  aequantibus  donata;  squamae  glabrae  50-60,  4-5- 
seriatae,  subrigidula»  extimae  triangulari-lineares  breviores 
(5  mm  long.  =  1-1,5  mm  lat.),  intimae  lanceolatae  v.  ovato- 
lanceolatae  (6  mm  long.  =  2-2,6  mm  lat.)  basi  coriacellae 
pallescentes,  mai^ine  non  v.  anguste  hyalinae  integrae,  ápice 
attenuato-acutataeherbaceaesubappendiculatae  obsolete  punc- 
tulatae;  receptaculum  e  plano  convexulum  (5  mm  diam.) 
dense  alveolato-punctatum  glabrum  nudum;  flores  circiter  80 
parvuli  (6,5-7  mm  long.)*  20-25  marginales  ligulati  a  ceteris 
tubulifloris  parum  distincti,  omnesaequilongi,squamascapi- 
tuli  vix  superantes,  pappum  autem  non  v.  vix  aequantes, 
rorollis  flavis  (4  mm  long.)  glabris,  achaenio  anguste  obovato 
curvulo  (2-2,5  mm  long.)  fuscidulo  laevi  non  costato  nec 
angulato,  pappo  sordide  albo  (4,5-5  mm  long.)  facile  caduco, 
setqlis  rigidulis  denticulatis,  subuniserialibus,  basi  subannu- 
latim  breviterque  coalescentibus  circiter  30. 

202.  Haplopappus  Illini  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Lejachaenium  ;  perennis  glaber,  pulvinato-caespitosus,  ra- 


482  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

misvalde  abbreviatis  ápice  rosulato-foliiferis^  foliis  obovató- 
spathulatis,  limbo  peliolum  non  aequante  crenato-dentato , 
deníibus  obtusis  iniegerrimis,  capiiulis  acrogenis  soliíariii  sub- 
sessilibits  hemisphaerico-subturbinatis,  bracteis  numerosis  4- 
seriatis  lanceolatis  glabris  discum  aequantibtis,  floribus  40-50^ 
ligulalis  longe  radiantibus  aurantiacis. 

Hab,  In  rupestribus  siccis  ínter  Choique-lauen  el  Lago  Musters, 
Jan.  1899.  (N.  lllin). 

Obs.  Species  praecedenli  aífinis  sed  foliorum  fabrica  praecipue 
satis  superque  distincta.  Radix  lignosa  rhizomatiformis  tor- 
tuosa (40-80  mm  long.  =  5-6  nnm  crass.)  verrucoso-rugosa 
tusco-cortícata  ápice  abrupte  deNseque  subbotryose  ramosa. 
Rami  caespítoso-congesti,  saepe  bine  índe  radicantes,  radici- 
bus  elonga tissimplicibus  (40-50  mm  long.  =  1-1,5  mm  crass.), 
simplices  y .  pluries  partiti  (20-30  mm  long.  =  3-4  mm  crass.) 
deorsum  nudi,  medio  ob  residua  foliorum  annorum  praeteri- 
torum  sordMe  fusco-squarrosí,  ápice  rosulato-folíiferi.  Folia 
glaberrima  patentíuscula  (12-20  mm  long.),  omniaisomorpha 
viridia,  limbo  obovato  v.  spathulato  (5-8  mm  long.  =5-6  mm 
lat.),  crassiusculo  laevi  (in  speciminibus  siccando  non  com- 
pressis  corrugatis)  vix  obsolete  subalveolato-reliculato,  vértice 
semper  late  rolundato  obtuso,  margine  crenulato  v.  dentato, 
dentibus  planis  oppositis,  utroque  latere  3-6,  sinubus  superis 
angustissimis  atque  brevibus^  inferís  non  v.  vix  latioribus 
obtusioríbusque  (sed  non  semper),  apicibus  obtusis  non  mu- 
cronatis,  postice  cuneato-attenuato  atque  in  petiolo  angusto 
(6-12  mm  long.  =  1  mm  lat.)  crassiusculecostato  basi  sensím 
in  pericladio  membranáceo  violascente  glaberrimo  subvagi- 
nanti-amplexicauli  dilatato  producto.  Capitula  acrogena  soli- 
taria sessi  lia  V.  brevissime  subpedunculata  erecta  e  campa- 
nulalo  hemisphaerica  mediocria  (10-12  mm  diam.=8  mm 
alt.)  inferné  rotundata  non  umbilicata,  in  disco  plauiuscula, 
squamis  intimís,  corollas  tubulosas  atque  pappos  aequantibus 
donata;  squamaeglaberrimae  non  v.  vix  subviscosulae 40-50, 
4-seriatae,  subrigidulae,  extimaelanceolato-lineares  breviores 
(3  mm  long.  =:  1,20  mm  lat.),  intimae  latiuscule  lineares  (6 
mmlong.  =2mm  lat.),  deorsum  subscariosae  pallescenles, 
margine  integrae,  sursum  non  appendículatae  acutiusculae, 
laeveSjSaepiusobscurepurpurascentes;  receptaculum  planum 
(4  mm  diam.)  leniterfavoso-areolatumglabrumnudum;  flores 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  i 83 

circiter  40-50,  quorum  1 2-1 5  marginales  ligulali,  límbis  pa- 
tentissirois  ellíptíco-Iinearibus  (8  mm  long.  ^  3-4  mm  lat.) 
ápice  obtusis  subintegris  auranliacis,  ceteri  centrales  (25-36) 
tubulosi  (6  mm  long.  =  1  mm  diam.),  flavi  glabri,  squamas 
capituli  vix  superantes,  pappum  autem  non  v.  vix  aequantes, 
ovario  glaberrimo  anguloso-compresso  (1,25  mm  long.)  insí- 
dentes,  pappo  sordide  albo,  e  setulis  rigidulis  inaequalibus 
subuniseriatis  (circiter  20-35)  vix  pubescentibus  (4-6  mm 
long.),  facile  deciduis,  basi  subannulatim  breviterque  coale- 
scentibus  efformato  cincti. 

203.  Haplopappus  Mustbrsi  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Lejachaenium  ;  perennis  glaber  humilis,  caespüoso-relaxa- 
tus,  ramis  elongatulis  simplicibus  v.  vix  ramulosis,  monoce- 
phalis,  crebre  sed  reláxate  foliiferisy  foliis  elongato  subspathu- 
latisv,  linearibus,  limbo  petiolis  duplo  triplove  breviore^  inferís 
grosseS'S'dentalo-lobatis,  superisintegrisv.  integerrimis,  capí-- 
tulis  solitariis  hemisphaericis  majusculis,  bracteisS-ó  serialibus 
lanceolatis  glabris  diseum  aeqitantibus,  floribus  ultra  4i0^  li- 
gulatis  longe  radiantibus  aureis. 

Hab.  Ad  marginem  fontium  manantiales  vocatarum  in  altiplani- 
lie  Ínter  CAot^uc-Zauen  et  Lago  Musters,  Dec.  <898  (N.  Illin). 

Obs.  Rhizomata  térra  parum  infossa  v.  superfícialia  laxe  írregu- 
lariterque  divisa  (50-200  mm  long.  =  3-5  mm  crass.)  subte- 
retia  bine  inde  nodulosa  et  radicantia,  radicibussubsimplicibus 
elongatis  (30-100  mm  long.  =  1  mm  crass.),  corlice  fuscescente 
glaberrimo  vestita,  ad  ápices  1-5-ramigera.  Rami  subcaespi- 
tosi  V.  relaxatuli  prostraii  v.  arcuato-adscendentes  (40-100  mm 
long.)  glaberrimi,  simpliccs  v.  in  parte  supera  remote  2-3-ra- 
muligeri,  ramulis  simplicibus,  ima  basi  pericladiis  foliorum 
delapsorum  subscariosis  pallide  fuscescentibus  vaginantibus- 
que  vestiti,  ceterum  crebre  foliosi,  ápice  monocepbali.  Folia 
glaberrima  viridiacrassiuscula,  non  rígida  nec  reliculato-ner- 
vulosa,  limbis  inferorum  oblanceolatis  (10-20  mm  long.  =  5- 
10  mm  lat.)  sursum  subacutiusculis,  margine  utrimquesub- 
pinnatim  1-3-dentatis,  dentibus  ómnibus  obtuse  acutatis  et 
non  mucronatis,  anticís  brevibus  latioribus,  posticissubpinnu- 
lirormibus  angustioribus  longioribus  palentibusque,  deorsum 
sensim  altenuatis,  limbis  superorum  linearibus  v.  oblanceola- 
tis integris  (7-12  mm  long.  =  2-3  mm  lat.)f  petiolis  omnium 


484  ANALES  DE   LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

limbo  duplo  V.  triplo  longioribus  (20-40  mm  long.  =  1-2  mm 
lat.h  basi  iii  perícladio  submembranaceo  paliescente  v.  sub- 
violascente  plus  mÍDusve  vaginante  dilatatis  donata.  Capitula 
ramis  ramulisque  non  v.  víx  elongatis  fere  semper  foliis  plu- 
rimis  linearíbus  bracleiformibus  (5-10  mm  long.  =  0,5-1  mm 
lat.)  remotiusculis  ad  apicem  usque  ornatis  non  ¡nerassatis 
acrogená,  solitaria,  primo  cernua  dein    erectiuscula,   hemi- 
sphaerica  majuscula(per  anth.  20  mm  diam.  sinelig.  =10-12 
mm  alt.)»  inferné  rotundata  leniterque  umbilicata;  squamae 
60-70,  5-6-serialae  imbricato-adpressae  sed  semper  plañe  li- 
berae,  extimae  angustiores  brevioresque  (5  mm  long.  =  1  mm 
lat.)  quandoque  breves  quandoque  elongatae  subfoliirormes 
patentiusculae  (10-12  mm  long.  ==  1  mm  lat.)  glabrae  v.  vil- 
lo  araneoso  non  v.  vix  perpicuo  adspersae,  ceterae  sensim 
elongatae  et  latiores  (7-9  mm  long.  =  1 ,5-1 ,8  mm  lat.)glaber- 
rimae  non  v.  vix  subglutinosae,  deorsum  rigidae  subseariosae 
pallidiores  erectae  (intimae  medio  subpurpurascentes),  sur- 
sum  herbaceae  virides  non  v.  leniter  reflexae,  omnes  planiu- 
sculae  ápice  obtusae  margineque  integerrimae,nonciliatae;  re- 
ceptaculum  convexulum  (8-10  mm  diam),  glabrum,  nudum, 
leniler  sed  eximie  favoso-areoletum;  flores  marginales  foemi- 
nei  25,  ligulati,  limbo  líneari  acutiusculo  (9-10  mm  long.  = 
1 ,5-1 ,8  mm  lat.)  integro  áureo,  centrales  tubulosi  (8  mm  long- 
=  1  mm  lat.)  circiter  100,  flavi  glabri,  ápice  5-dentati,  stig- 
matibus  lanceolatis  hirtellis  obtusiusculis  superati,  pappuní 
aequantes,  ovario  glaberrimo  e  tereti  anguloso  (1 ,5  mm  long.) 
insidentes  ;  pappus  e  setulis  valdeinaequalibus(5-8  mm  long.) 
tenuibus  sed  rigidulis  vix  pubescentibus,  circiter  50  v.  60, 
subuniseriatis,  basi  coalescentibus  dtque  facile  deciduis  eflbr- 
matus.  Capitula  postanthesin  sataccrescentía  (30  mm  diam.); 
achaenia  glaberrima  obsolete  longitudinaliter  5-12  vittata,  e 
tereti  compressula  subcurvula  (4  mm  long.  =  1 ,5  mm  diam.), 
utrimque  obtusa,  mox  pappo  orbata,  pallide  lignicoloria. 

Species  praecedentibusferecognata,  ff.  bellidtfoliofh.  etiam 
accedens,  sed  satis  riteque  dístincta. 

204.  Haplopappus  tehuelches  Speg.  ==  H.  patagonicus  Speg.  (non 
Ph.),  Pl.  Pal.  austr.  n.  171. 
Hab.  Non  rarus  in  dumosis  aridis  prope  Santa  Cruz,  Febr.  1883 
(C.  S.)  et  prope  Rio  Deseado,  Mart.  1894  (C.  A.). 


NOVA  ADDBNDA  AD  FLORAM  PATAOONICAM  485 

Obs.  Species  bona  sed  nomcn  ejusdem  mutandum  ob  homoní- 
mum  Cl.  Philippíi  (Linnaea  XX,  f.  726), 

205.  Haplopappus  prünelloides  (Poepp.)  DC.  =  DC,  Pr.  V,  f.  346. 

—  Gay,  Fl.  Cliil.  IV,  f.  44. 

Hab.  Non  rarus  in  rupestríbus  prope  Lago  Nahuel-huapi,  Dec. 
1897  (C.  S.). 

206.  SoLiDAGO  MiCROGLOssA  DC  =  DC,  Pr.  V,  f.  332,  —  S.  lineari- 
foliaüC,  Pr.  V,  f.  341.  —  Speg.,  Planl.  Pal.  ausir.,  n.  173. 

—  Id.,  Pr.  Fl.  Chub.,  n.  97. 

Hab.  Vulgatissíma  per  totam  Patagoniam  centrulem  et  nordicam, 
prope  Lago  Nahuel-huapi,  Dec.  1897  (C  S.),  ¡n  Chubul  central  i, 
Nov.  1898  (n.  6, 11,  12,  Koslowsky). 

Obs.  Species  summopere  varíabilis,  statura  quandoque  nana 
(20-30  cm  all.)  quandoque  gigantea  (50-185  cm  alt.)  vírgata, 
foliís  oblanceolatis  inferís  serratis,  mediis  angustíoribus 
remote  denticulatis,  supremís  linearíbus  inlegerrimis  acutis 
glabris  sed  margine  minute  adpresseque  ciliolatis,  panicula 
ampia  ramosa,  ramis  secundis,  vel  contracta  erecta  subspici- 
formí,  capitulis  turbinatis  (6-8  mm  long.  =  3  mm  diam.), 
pedicello  breviore  (U5  mm  long.)  suffultis,  squamis  glabris  v. 
subglabris,  linearíbus  saepius  acutiusculis  (4-5  mm  long.), 
flosculis  sat  numerosís(l8-30),  ovaríispuberulis  v.  hispidulis, 
rarius  subglabris. 

207.  Nardophyllum  humilb  (Hook.  f.)  A.  Gray  =  Chiliotrichum 
humile  Hook.  f.  —  Anactinia  Hookeri  Remy  —  Nardophyllum 
parvifolium  Pb.  -  Aslernardophyllutn  OK.  —  Speg.,  Planl. 
Pat.  austr.,  n.  174. 

Hab.  Vulgatum  in  aridissimis  secus  Río  Santa  Cruz,  Oct.  1897 

(Y.  B.),  rarius  in  monlanis  prope  Nahuel-huapi,  Dec.  1897 

(C.S.). 
Obs.  Variat  foliis  longioribus  (10-15  mm  long.)  et  brevioribus 

(4-6  mm  long.),  glabratis  v.  incanis,  capitulis  sessilibus  v. 

breviuscule  pedicellatis,  5-12-floris. 

208.  Lageivophora  hirsuta  Poepp.  =  DC,  Pr.  V,  f.  307. 

Hab.  Non  rara  in  rupestribus  muscosis  prope  Lago  Nahuel- 
huapi,  Dec.  1897  (C  A.). 


186  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIE1ITÍFICA  ARGENTIRA 

209.  AsTER  uNiFOLius  L.  =  Grisb.,  Synib.  Fl.  Arg.,  f.  178,  n.  1056. 
Hab.  Yulgatus  io  pratis  subuligínosís  secus  Río  Negro,  Jan.  et 

Pebr.  (C.  S.)  et  prope  Chonkenk-aik  et  EmelU-aik  secus  Río 
Chico,  Febr.  1898  (C.  A.). 

210.  Áster  montevidesnsis  (Spr.)  Grisb.  =  DC.^  Pr.  V,  f.  349  sub  n. 
23.  —  Grisb.,  Pl.  Lriz.,  n.  421. 

Hab.  Non  rarus  in  pratis  aridis  sabulosis  circa  salinarum  secus 
Rio  Negro  prope  Carmen  de  Patagones,  Febr.  1898  (C.  S.). 

211.  Áster  haplopappus  (Remy)  OK.  =Gay,  Fl.  Chil.  VI,  f.  19.  — 
OK.,  Rev.  gen.  plant.,  III,  2,  f.  130. 

Hab.  Sat  vulgatus  in  aridissimís  secus  Rio  Negro,  prope  Carnien 
de  Patagones,  Febr.  1898  (C.  S.). 

212.  Chiliotrichum  diffusuh  (Frst.)  OK.  =  Ch.  amelloideum  Cass. 
—  Speg.,  Plant.  Pal.  austr.,  n.  177. 

Hab.  Rarum  ín  dumetis  montanis  prope  Lago  Argentino,  Febr. 
(C.  A.),  in  Chubut  centrali,  Nov.  1898  (sine  n.,  J.  Koslowskj), 
nec  non  in  rupestribus  monlanís  prope  Nahuel-huapi,  Dec. 
1897  (C.  S.). 
Obs.  Ob  íoliorum  magnitudinem  formae  tres  distinguendae  : 
a)  Typica  :  foliis  ex  obovato  oblanceolatis  (25-30  mm  long. 
=  7-8  mm  lal.),  planis  v.  vix  in  parle  antica  leniter  revolutis, 
subobtusiusculis-ex  Lago  Argentino. 

h)  Media  :  foliis  oblanceolatis  (15-20  mm  long.  =  3-4  mm 
!at.),  planis,  subobtusiusculis,  ex-Chubut. 

c)  Angustifolia  :  foliis  lineari-oblanceolatis(10-20  mm  long. 
=  2-3  mm  lat.),  valide  revolutis,  acutis-ex  Nahuel-huapi. 

213.  ViTTADiNiA  TRiFüRCATA  (Lcss.)  Bnth.  &  Hook.  =  DC,  Pr.  V, 
f.  296  et  VII,  f.  275.  —  Bnth.  &  Hook.,  Gen.  pl.  II,  f.  282. 

Hab.  Sporadica  sed  rara  in  campis  saxoso-sabulosis  secus  Rio 
Negro  praecipue  prope  Carmen  de  Patagones,  Febr.  1898 
(C.  S.). 

214.  Baccharis  PATAGÓNICA  Hook,  &  Arn.  =  Wlprs,  Rep.  II,  f.  596. 
Hab.  In  dumetis  montanis  secus CarreM-/eo/ii,  Jan.  1880(C.  M.). 

2\'i.  Baccharis  hagbllanica  Pers.  =  DC,  Pr.  V,  f.  405. 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGOMGAU  187 

Hab.  Non  rara  in  rupestribus  montanis  et  alpinis  prope  Lago 

Nahuel-huapi,  Dec.  4897  (C.  S.). 
Ohs.  Species  fere  sine  dubío  ullo  cum  B.  alpina  HBK .  idéntica  I 

216.  Bacgharis  UMBELLiFORMis  DC  =  DC,  Pr.  V,  f.  410.  —  Gay,  Fl. 
Chil.  IV,  f.  95. 

Hab.  Non  rara  in  dumelis  montanis  prope  Lago  Nahuel-huapi, 
Dec.  1897  (C.  S.). 

217.  Bacgharis  coNFERTiFOLiA  Colla  =i=  Gav,  Fl.  Chil.  IV,  í.  85. 
Hab.  Non  rara  in  valleculis  montanis  prope  Lago  Nahuel-huapi, 

Dec.  1897  (C.  S.). 

218.  Bacgharis  flabellata  Hook.  &  Arn.  =  Wlprs,  Rep.  II,  f.596. 
Hab.  Rarissíme  in  praeruptis  saxosis  et  sabulosis  ad  confluen- 

tiam  flumiuum  Liraay  et  Neuquen,  Dec.  1897  (C.  S.). 

219.  Bacgharis  rosmarinifolia  Hook.  &  Arn.  =  DC,  Pr.  V,  f.  419. 
Hab,  Vulgata  in  rupestribus  collinís  et  montanis  prope  Lago 

Nahuel-huapi,  Dec.  1897  (C.  S.). 

220.  Bacgharis  Baldwinii  Hook.  &  Arn.  =  Wlprs,  Rep.,  II,  f.  596. 
Hab.  Non  rara  in  dumelis  altiplanitiei  secus  Rio  Negro,  Febr. 

1898  (C.  S.). 

221 .  Bacgharis  ARTEMisioiDES  Hook,  &  Arn.  =  Vk^lprs,  Rep.  II,  f.  597. 
Hab.  Non  rara  in  pratis  aridis  sabulosis  altiplanitiei  secus  Rio 

Negro,  Febr.  1898  (C.  S.). 

222.  Bacgharis  pingraeaDC.=DC.,  Pr.  V,  f.  420. 

Hab.  Sat  vulgata  in  editioribus  secus  Rio  Negro,  Jan.  et  Febr. 
(C.  S.)  et  in  Chubut,  Dec.  1898.  (n.  18,  Koslowsky). 

223.  Bacgharis  PiNGRAEADC.var.  anguslissima  DC.=DC.,Pr.  V,f.420. 
Hab.  Vulgatissima  in  dumetis  altiplanitiei   secus  Rio  Negro, 

Febr.  1898.  (C.  S.). 

224.  Bacgharis  saligifolia  Pers.  =  DC,  Pr.  V,  f.  401 . 

Hab.  Vulgatissima  in  insulis  prope  ostia  Rio  Negro  nec  non  in 
uliginosis  prope  Choel-choel,  Jan.  et  Febr.  1898.  (C.  S.). 


188  ANALES    DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

225.  Baccharis  Darwinii  Hook.  &  Arn.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr., 
n.  183. 

Hab.  In  campis  dumeíosís  secus  Rio  Chico ^  Jan.  1897  (C.  A.),  in 
sabulosís  ad  coníluentiam  fluininum  Limay  et  Neuquen,  Dec. 
1897  et  secus  Rio  Negro  prope  Carmen  de  Patagones,  Febr. 
1898.  (C.S.). 

Obs.  Specimina  Patagoniae  australís  et  subandinae  prostrata 
sed  foliislatioríbus  donata;  illa  autem  ex  Rio  Negro  elata  erecta 
(50-80  cm  alt.)  patentim  ramosa,  foliís  magis  remotis  atque 
parvis. 

226.  Baccharis  ulicina  Hook  &  Arn.  =  Wlprs,  Rep.  II,  f.  598. 
Hab.  Yulgatissima  in  campis  secus  Rio  iNegro,  Jan.  et  Febr. 

1898.  (C.  S.). 
Obs.  Planta  caespitosa  intense  viridis,  alimentum  salutare  prae- 
cipue  ovibus  praebens,  ei  pasto  vel  yerba  de  las  ovejas  ab  ¡n- 
colis  nuncupata. 

227.  Baccharis  JÚNCEA  Dsf.  =  Speg.,  Plnt.  Pat.  austr.,  n.  185. — 
Prim.  Fl.  Chub.  n.  100. 

Hab.  Vulgata  in  uliginosís  praecipue  salsis  secus  Rio  Negro» 

Dec.  et  Febr.  1898.  (C.  S.). 
Obs.  Variat  plus  minusve  elata  (50-180  cm  alt.)  atque  foliis 

quandoque  elongatis  acutiusculis  integerrimis  v.  minute  den- 

seque  serrulatis  quandoque  abbreviatis,  obtusis  laxegrosseque 

dentato-repandis. 

228.  Baccharis  trímera  DC.  var.  viscosissima  Speg. 

Hab.  Ad  marginem  salinarum  et  in  campis  salsis  secus  Rio  Ne- 
gro, Febr.  1898  (C.  S.). 

Obs.  Specimina  patagónica  a  typo  sat  recedunt  et  facile  novam 
speciem  sistunt,  sed  omnia  jam  omnino  floribus  orbata,  atque 
non  describenda.  Humilis  (20-30  cm  alt.)  laxe  v.  dense  caespi- 
tosa, ramis  fastigiatis  gracilibus  (1,5-2  mm  díam.)  inter- 
rupte  tricostato-subalatis,  ad  nodos  inferos  nudisad  superes 
sensim  magis  aproximatos  foliis,  utrimque  obtusis  línearibus 
gradatim  majoribus(inGmis1-2  mm  long.  =0,5-1  mm  lat.  = 
superis  4-6  mm  long.  =  1  mm  lat.)  crassiusculis  donatis, 
ómnibus  dense  viscoso-vernicosis. 


NOVA  ADDENDA  AD  FLORAM  PATAGONIGAM  189 

229.  Baccharis  cylindrica  DC.  =  DC,  Pr.  V,  f.  426. 

Hab.  Non  rara  sub  umbra  arbuscularum  in  al  tipian  itie  secus 
Rio  Negro,  Jan.  el  Febr.  1898  (C.  S.). 

230.  Baccharis  melanopotamica  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Perennis  fruticulosa  párvula  subglaberrima,  ramis  graci- 
libus  sulcaíO'Síriatts  acrogme  monocephalis,  foliis  alternis  lan- 
ceolato  V.  spat huíalo -sub linearibus  sessilibus  subuninerviis 
margine  pectinaiim  denticulalo-spinulosis,  capitulis  subcorym- 
bosis  turbinalis  bracteis  4-5  seriaíis  lanceolalis  acuíis  obscure 
viridibus,  margine  pallidis  vix  ciliolaío-pubescenlibus. 

Hab.  Vulgata  in  aridissímis  alliplanitiei  secus  Rio  Negro,  Jati. 
etFebr.  1898  (C.  S.). 

Obs.  Rhizoma  plus  minusve  profunde  delítescens  ramosum,  ra- 
mis subferraneis  elongatis  subcarnosulís  (15-25  cm  long.  = 
2-4  mm  crass.)  albescentibus  glaberrimis  laxe  adpresseque 
alíeme  squamulosis  v.  cicalricosis,  superfícem  soli  allingen- 
libus  ibique  ramos  aéreos  emillenlibus.  Rami  aerei  frulicu- 
losi  erecli  v.  subproslrati  (10-25  cm  long.  ==  1-2,5  mm  crass.) 
solilarii  V.  saepius  subfasligiatis,  a  basi  plus  minusve  laxe 
adpresseque  allerne  ramulosi  virides  v,  subcinerascentes  longi- 
ludinaliler  sulcato-slriali  glabri  v.  saepe  (praecipue  in  juven- 
lule)!axíssime  minulissimique  pulverulenlo-hispiduli,  laxiu- 
SGule  foliosi,  ápice  monocephalí;  folia  infera  lineari-spalhulala 
inlernodiis  duplo  triplove  longiora  (10-15  mm  long.  =  4-5 
mm  tal.)  oblusiuscula,  media  suhlineari-lanceolalainlernodia 
aequaalia  (8-10  mm  long.  =  2-2,5  mm  lal.)  subaculiuscula, 
suprema  linearía  inlernodiis  breviora  (4-5  mm  long.=  1  mm 
lal.)  acula,  omnia  erecla  ramis  salís  adpressa,  membranácea 
rigidula  glaberrima  epunclala  (v.  vix  in  prima  juvenlule,  sub 
lente  valida,  minute  obsoleleque  punclulala)  plana,  deorsum 
non  V.  vix  allenuala  sessilía  non  amplexicaulia^  ima  basi 
3-nervia,  sed  nervis  duobus  laleralibus  moxevanidis,  lertio 
centrcili  lamen  dorso  ad  apicem  fere  usque  perspicuo,  margi- 
gine  laxe  pectinaiim  denticulalo-spinulosa,  denlibus  utrimque 
saepius  6-9  parum  prominulis  .sed  spinulis  (vix  in  foliis  non- 
nullis  supremis  defícientibus)  palentíssimis  elongatulis  (0,5- 
mm  long.)  acutis  rigidulis  albicantibus  armatis.  Capitula  ad 
apicem  ramorum  solitaria  sed  in  planta  corymbosula,  lur- 
binala  (6-7  mm  long.  =4  mm  diam.)  poslice  rolundala,  basi 


188  ANALES    DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

225.  Baccharis  Darwinii  Hook.  &  Arn.  =  Speg.,  Plant.  Pat.  austr., 
D.  183. 

Hab.  In  campis  dumetosis  secus  Rio  Chico^  Jan.  1897  (C.  A.),  ín 
sabulosís  ad  confluentiam  fluininum  Límay  et  Neuquen,  Dec. 
1897  et  secus  Río  Negro  prope  Carmen  de  Patagones,  Febr. 

1898.  (C.S.). 
Obs.    Specimina  Patagoníae  australis  et  subandinae  prostrata 
sed  folíislatioribus  donata;  illa  autem  ex  Rio  Negro  elata  erecta 
(50-80  cm  alt.)  patentim  ramosa,  foliís  magis  remotis  atque 
parvis. 

226.  Baccharis  ulicina  Hook  &  Arn.  =  Wlprs,  Rep.  II,  f.  598. 
Hab.  Yulgatissima  in  campis  secus  Rio  iNegro,  Jan.  et  Febr. 

1898.  (C.  S.). 
Obs.  Planta  caespitosa  intense  viridis,  alimentum  salutare  prae- 
cipue  ovibus  praebens^  et  pasto  vel  yerba  de  las  ovejas  ab  ín- 
colís  nuncupata . 

227.  Baccharis  JÚNCEA  Dsf.=Speg.,  Plnt.  Pat.  austr.,  n.  185. — 
Prim.  Fl.  Chub.  n.  100. 

Hab.  Yulgata  in  uligínosís  praecipue  salsis  secus  Río  Negro, 

Dec.  etFebr.  1898,  (C.  S.). 
Obs.  Yariat  plus  mínusve  elata  (50-180  cm  alt.)  atque  foliís 

quandoque  elongatis  acutiusculís  integerrimis  v.  minute  den- 

seque  serrulatis  quandoque  abbreviatis,  obtusis  laxegrosseque 

dentato-repandis. 

228.  Baccharis  trímera  DC.  var.  viscosissima  Speg. 

Hab.  Ad  marginem  salinarum  et  in  campis  salsis  secus  Rio  Ne- 
gro, Febr.  1898  (C.  S.). 

Obs.  Specimina  patagónica  a  typo  sat  recedunt  et  facíle  novam 
speciertí  sistunt,  sed  omnia  jam  omnino  floribus  orbata,  atque 
non  describenda.  Humilis  (20-30  cm  alt.)  laxe  v.  dense  caespi- 
tosa, ramis  fastigiatis  gracilibus  (1,5-2  mm  diam.)  ínter- 
rupte  tricostato-subalatíSy  ad  nodos  inferos  nudisad  superos 
sensim  magis  aproximatos  foliís,  utrimque  obtusis  linearibus 
gradatim  majoribus(inflmis1-2  mm  long.  =0,5-1  mm  lat.  = 
superis  4-6  mm  long.  =  1  mm  lat.)  crassiusculis  donatis, 
ómnibus  dense  viscoso- vernicosís. 


NOVA  ADDENOA  AD  FLORAM  PATAOONICAM  189 

229.  Baccharis  cyundrica  DC  =  DC,  Pr.  V,  f.  426. 

Hab.  Non  rara  sub  umbra  arbuscularum  in  altíplanitie  secus 
Rio  Negro,  Jan.  et  Febr.  1898  (C.  S.). 

230.  Baccharis  mblanopotaiiica  Speg.,  n.  sp. 

Diag.  Perennis  fruticulosa  párvula  subglaberrima^  ramis  graci- 
libus  sulcato-strtatis  acrogene  monocephalis,  foliis  aUernis  ton- 
ceolato  V,  spat  huíalo -sub  linearibus  sessilibus  subuninervits 
margine  peclinatim  denticulaío-spinulosis,  capitulis  subcorym- 
bosis  turbinatis  bracleis  4-5  seriatis  lanceolatis  aculis  obscure 
viridibus,  margine  pallidis  vix  ciliolato-pubescenlibus. 

Hab.  Vulgata  in  aridissímis  alliplaniliei  secus  Rio  Negro,  Jan. 
el  Febr.  1898  (C.  S.). 

Obs.  Rhizoma  plus  minusve  profunde  delítescens  ramosum,  ra- 
mis subCerraneis  elongatis  subcarnosulis  (15-25  cm  long.  = 
2-4  mm  crass.)  albescentibus  glaberrimis  laxe  adpresseque 
alterne  squamulosis  v.  cicatricosis,  superíicem  solí  attíngen- 
tibusibique  ramos  aéreos  emittentibus.  Rami  aereí  fruticu- 
losi  erecti  v.  subprostrati  (10-25  cm  long.  ==  1-3^5  mm  crass.) 
solitarii  V.  saepius  subfastigíatis,  a  basi  plus  minusve  laxe 
adpresseque  alterne  ramulosí  víridesv.  subcinerascentes  longi- 
tudínaliter  sulcalo-striati  glabri  v.  saepe  (praecipue  ín  juven- 
tute)laxissime  minutissimique  pulverulento-hispiduli,  laxiu- 
scule  foliosi,  ápice  monocephali;  folia  infera  lineari-spathulata 
luternodiis  duplo  triplove  longiora  (10-15  mm  long.  ==  4-5 
mm  lat.)  obtusiuscula,  media  sublineari-lanceolatainternodia 
aequaatia  (8-10  mm  long.  =  2-2,5  mm  lat.)  subacutiuscula, 
suprema  linearía  internodiís  brevíora  (4-5  mm  long.=  1  mm 
lat.)  acuta,  omnia  erecta  ramis  satis  adpressa,  membranácea 
rigidula  glaberrima  epunctata(v.  vix  in  prima  juventute,  sub 
lente  valida,  minute  obsoleteque  punctulata)  plana,  deorsum 
non  V.  vix  attenuata  sessilia  non  amplexicaulia^  ima  basi 
3-nervia,  sed  nervis  duobus  lateralibus  moxevanidis,  tertio 
centnili  tamen  dorso  ad  apicem  fere  usque  perspicuo,  margi- 
gine  laxe  pectinatim  denticulato-spinulosa,  dentibus  utrimque 
saepius  6-9  parum  prominulis  sed  spinulis  (vix  in  foliis  non- 
nullis  supremis  defícientibus)  patenU'ssímis  elongatulis  (0,5- 
mm  long.)  acutis  rigidulis  albicantibus  armatis.  Capitula  ad 
apicem  ramorum  solitaria  sed  in  planta  corymbosula,  tur- 
binata  (6-7  mm  long.  =4  mm  diam.)  postice  rotundata,  basi 


19¿  ANALBS  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

conductor  caya   resistencia    sea    de  un    ohmio,   produce  la  corriente  de  un 
amperio. 

El  Diccionario  de  la  Academia  que  en  breve  ha  de  ver  la  luz  pública,  comprenderá  en 
su  apéndice  las  deflniciones  de  las  unidades  eléctricas  más  usuales. 

El  dar  nombre  á  estas  diversas  unidades  parece  empresa  fácil,  porque  en  rigor  ya  todas 
tienen  su  denominación  propia,  y  sin  embargo  es  empresa  diffcil,  porque  tales  nombres 
son  todos  ellos  de  autores,  de  sabios,  de  inventores  extranjeros,  y  cuesta  trabajo,  mucho 
trabajo,  acomodar  á  nuestra  fonética  palabras  que  con  diflcultad  pronuncian  nuestros  la- 
bios y  que  en  nuestros  oídos  suenan  ásperas  y  aán  á  veces  ridiculas. 

Y  sin  embargo,  era  preciso  incluir  todos  estos  vocablos  en  el  apéndice  del  nuevo  dic- 
cionario, porque  muchos  de  ellos  van  siendo  de  uso  común,  y  hasta  aquí  no  existe  regla 
alguna  ni  para  sus  terminaciones,  ni  para  sus  plurales,  ni  para  sus  adjetivos. 

El  sabio  académico  y  eminente  hombre  de  ciencia  don  Eduardo  Saavedra,  en  el  último 
discurso  que  leyó  á  la  Academia  de  la  lengua,  al  contestar  al  del  señor  Cortázar,  trató 
magistral  mente  esta  cuestión  en  que  ahora  nos  ocupamos.  Y  los  preceptos  y  las  reglas  que 
formuló  son  los  que  han  prevalecido. 

De  las  razones  y  de  las  doctrinas  en  dicha  Memoria  expuestas,  nada  diré ;  limitándome 
en  este  artículo,  y  acaso  en  otro,  á  la  parte  que  pudiéramos  llamar  constituida,  sin  tratar 
para  nada  de  la  parte  constituyeme :  la  ley  está  á  punto  de  ser  promulgada,  pues  á  la  ley 
me  atengo. 

Los  radicales  de  los  nuevos  nombres  de  unidades  eléctricas  son  los  de  aquellos  sabios 
que  han  prestado  algún  gran  servicio  á  la  ciencia  eléctrica,  ya  teórica,  ya  práctica ;  ó  en 
el  gabinete  del  experimentador  ó  en  las  regiones  de  la  teoría. 

Estos  nombres  son  los  siguientes:  Coulomb,  Ampére,  Yolta.  Ohm,  Watt,  Faraday  y 
Joule ;  sin  contar  otros  que  quedan  para  más  adelante. 

La  parte  radical  délos  nuevos  términos  hay  que  tomarla,  pues,  en  los  nombres  prece- 
dentes, porque  son  nombres  aceptados  por  todas  las  naciones  civilizadas ;  verdaderos 
monumentos  en  honor  del  genio  universal  levantados ;  tributo  á  la  memoria  de  los  que 
honraron  el  trabajo  y  la  ciencia  humana. 

De  suerte  que  sobre  estos  radicales  no  cabe  discusión,  se  imponen ;  sería  una  preten- 
sión ridicula  escoger  otros  y  hay  que  aceptarlos  y  hay  que  respetarlos. 

La  única  misión  de  la  Academia  ha  consistido  en  dar  forma  á  las  terminaciones,  aco- 
modada á  la  índole  de  nuestro  idioma  y  que  se  preste  á  la  construcción  de  plurales  y  ad- 
jetivos. 

La  terminación  general  para  todos  estos,  que  pudiéramos  llamar  términos  eléctricos, 
propuesta  por  el  señor  Saavedra  en  la  Memoria  ya  citada,  por  las  razones  que  ampliamente 
desarrolla,  es  la  terminación  en  io. 

Cierto  es,  que  el  uso  de  alguno  de  estos  nombres  venía  siendo  otro.  Así,  á  la  unidad 
de  corriente  eléctrica  se  le  daba  el  nombre  de  amper ;  nombre  fácil  de  pronunciar,  y  cuyo 
plural  amperes  es  también  sencillo  y  de  sonido  agradable.  Pero  en  cambio  hay  otros 
nombres  que  es  imposible  conservar.  Por  ejemplo,  la  unidad  de  resistencia,  que  se  de- 
signa siempre  por  el  vocablo  Ohm.  Porque  en  este  caso,  ¿cuál  iba  á  ser  el  plural? 

¿Ohmes?  ¿0hmos?¿Óhm8? 

Ninguno  de  los  tres  ha  parecido  aceptable;  y  el  último  sería  de  todo  punto  inadmisi- 
ble por  la  acumulación  de  las  tres  consonantes /i,  mjs;  por  la  dificultad  de  la  pronun- 
ciación, y  porque  en  castellano  jamás  se  forman  los  plurales  de  este  modo. 

Otro  tanto  podemos  decir  del  nombre  que  designa  la  unidad  de  fueraa  electro-motrix,  á 
saber  de  la  palabra  volt.  El  plural  volts  es  aún  más  inadmisible  que  el  plural  Ohms. 

Nuestro  idioma  rechaza,  por  regla  general,  esta  acumulación  de  consonantes.  Hacen 
daño  al  oído,  y  aún  hacen  daño  á  la  vista  la  /,  la  í  y  la  í,  constituyendo  una  unidad  fo- 
nética. 

Para  nosotros  los  españoles,  cada  consonante  es  como  una  montaña  más  ó  menos  dspera 


MISCELÁNEA  193 

y  en  cambio  cada  rocal  es  como  un  valle  que  tiene  suavidad  y  dulzura.  Y  entre  montaña 
y  montaña,  pedimos  con  ansia  un  valle  en  qué  reposar,  que  es  como  decir  que  entre  con- 
sonante y  consonante  nos  complace  y  anima  encontrar  una  vocal. 

Y  así.  en  la  palabra  volts,  trepar  por  la  I,  y  sin  descanso  alguno  emprender  la  subida 
de  la  f,  y  encontrarnos  por  último  con  la  f,  es  trabajo  que  rinde  todo  nuestro  aparato 
bocal . 

Verdad  es,  que  podríamos  emplear  la  palabra  volta,  cuyo  plural  voltas  es  de  fácil 
pronunciación.  Pero  aplicar  un  sistema  distinto  para  cada  palabra  es  romper  la  unidad 
de  la  nomenclatura  eléctrica.  Y  si  en  las  formaciones  de  carácter  popular  la  variedad, 
antes  es  provechosa  y  estética  que  desagradable  y  perjudicial,  porque  es  señal  de  fuerza 
creadora  y  de  riqueza  y  vida,  esta  variedad  es  inadmisible  en  las  nomenclaturas  cien  - 
tificas,  que  por  su  carácter  propio  son  artificiales. 

Por  todas  estas  razones,  que  someramente  apunto,  se  ha  adoptado— como  queda  dicho 
— la  que  llamaré  unidad  de  terminación  en  lo ;  estableciéndose  los  nombres  siguientes  : 

Culombio,  para  la  unidad  de  cantidad  eléctrica . 

Y  Culombios  será  el  plural . 
Amperio^  para  la  unidad  de  corriente  y 
Amperios  será  asimismo  el  plural  de  dicha  palabra. 
Amperímetro  será  el  aparato  de  medida  de  los  Amperios. 

Y  es  inútil  insistir  sobre  la  formación  de  plurales,  pues  todos  siguen  la  regla  general 
de  la  gramática. 

Ohmio  ha  de  ser  la  unidad  de  resistencia.  Y  de  este  substantivo  se  deriva,  sin  difícul- 
tad  alguna,  el  adjetivo  óhmico,  algo  raro,  pero  inevitable. 

Voltio f  derivado  de  Volta,  constituye  la  unidad  de  fuerza  electromotriz,  Y  de  esta  pa- 
labra se  deducirán: 

Voltímetro,  aparato  para  medir  voltios,  y  que  no  hay  que  confundir  con  otro  aparato 
antiguo  llamado  voltámetro.  Y  al  mismo  tiempo  la  palabra 

Voltaje  6  conjunto  de  voltios,  término  que  ya  está  muy  en  uso. 

Vatio,  designa  la  unidad  de  trabajo  eléctrico,  y  aunque  pudiera  haber  dudas  respecto  á 
este  término  porque  se  deriva  de  Watt  y  la  w  no  suena  en  inglés  como  v,  sino  como  u, 
la  comisión  ponente  adoptóla  solución  indicada. 

Faradio  fué  la  palabra  elegida  para  designar  la  capacidad  eléctrica,  como  derivada  de 
Faraday,  sustituyendo  tan  sólo  á  la  terminación  inglesa  ay  la  terminación  io,  de  excelente 
aplicación  para  este  caso. 

Por  último  se  designó  por 

Julio  la  unidad  de  medida  del  trabajo  eléctrico  con  independencia  del  tiempo  y  como 
derivado  del  nombre  propio  Joule. 

Sí  el  dar  nombre  á  la<;  unidades  eléctricas  á  gusto  de  todo  el  mundo,  á  satisfacción  de 
todos  los  oídos,  con  facilidad  para  todos  los  aparatos  bocales  y  respetando  al  mismo 
tiempo  el  universal  convenio  de  todas  las  naciones,  era  trabajo  arduo,  no  lo  ha  sido 
menos  el  de  definir  cada  uno  de  estos  términos,  porque  había  que  evitar  por  una  parte 
las  definiciones  excesivamente  científicas  y  por  otra  parte  no  era  posible  consignar  en  el 
Diccionario  definiciones  tan  sencillas  ó  tan  vulgares  que  resultaran  erróneas. 

XIII  Cong^reso  Intepaaclonal  de  Medleina.  —  Por  primera 
vez  se  ha  invitado  especialmente  á  nuestro  país  á  concurrirá  un  congreso  médico 
internacional  de  la  importancia  del  que  debe  celebrarse  en  París  del  ¿al  9  de 
agosto  de  1900.  constituyéndose  aquí  un  comité,  presidido  por  el  doctor  Eufemio 
Uballes,  Idéntico  á  los  que  funcionan  en  Us  capitales  de  mayor  adelanto  científico . 

El  congreso,  presidido  por  el  doctor  Lanneloogue,  comprenderá  cinco  secciones, 
dedicadas  á  las  ciencias  biológicas,  médicas,  quirúrgicas,  obstetricia  y  ginecolo- 
gía y  medicina  pública. 

Añ,  SOC.  CIC^T.  ARG.  —  T.  XLVIll  13 


194  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Es  de  esperarse  que  la  cooperación  de  los  médicos  argentinos  dejará  bien  sen- 
tado el  nombre  científico  del  país,  presentando  un  considerable  numero  de  adhe- 
siones y  de  trabajos  de  importancia,  cosa  fácil  de  preveer  por  el  éxito  de  la  sección 
de  ciencias  médicas  en  el  Congreso  Científico  Latino  Americano. 

Las  solicitudes  de  cartas  de  admisión  (que  sólo  cuestan  5  pesos  oro  y  dan  de- 
recho á  rebajas  en  los  pasajes  y  á  las  publicaciones  del  Congreso)  y  el  anuncia 
de  los  trabajos,  deben  dirigirse  antes  del  1*  de  abril  de  1900,  al  secretario  del 
Comité  Nacional,  doctor  G.  Aráoz  Alfaro,  Santa  Pe,  2394. 

Modo  de  evitar  las  inundaciones   del  pío  Xeg^po*  —  En  la 

entrega  de  julio  de  este  año  (página  60)  indicamos  la  solucióu  propuesta  enla/?6> 
vista  Técnica  por  el  ingeniero  Constante  Tzaut  para  remediar  las  desastrosa» 
inundaciones  del  río  Negro,  que  tantos  perjuicios  causan  á  las  nacientes  pobla- 
ciones é  industrias  de  las  márgenes  de  ese  río . 

Habiéndose  formulado  algunas  objeciones  á  ese  proyecto,  su  autor  el  ingeniera 
Tzaut,  las  refuta  atinadamente  en  el  número  86  de  la  misma  revista,  cuyos  conti- 
nuos progresos  y  creciente  interés  nos  es  grato  hacer  constar  de  nuevo  con  esta 
oportunidad. 

Aduce  en  defensa  de  su  idea  los  resultados  alcanzados  en  otros  países  y  los 
datos  adquiridos  en  su  práctica  y  conocimiento  personal  de  aquellas  localidades. 

La  bondad  del  remedio  señalado  por  Tzaut  es  también  confirmada  por  los  si- 
guientes párrafos  del  extenso  informe  elevado  al  ministerio  de  obras  públicas  por 
el  ingeniero  Cesar  Cipolleti,  quien  propone  exactamente  la  misma  solucióu,  apo- 
yada en  excelentes  razones. 

Como  es  sabido,  el  rio  Negro  se  forma  por  la  confluencia  del  Neuquen  y  el  Limay,  que 
tienen  sus  orígenes  en  las  altas  cumbres  de  la  Cordillera  con  un  frente  total  de  560  kiló- 
metros de  los  cuales  260  kilómetros  pertenecen  al  Neuquen  y  300  ai  Limay.  Es  conocida 
también  la  extrema  irregularidad  de  la  distribución  de  la  lluvia  en  esas  regiones;   mien- 
tras que  en  la  alta  Cordillera  por  un  ancho  variable  de  20  á  50  kilómetros  las  precipita- 
ciones meteóricas    de   agua  y  nieve  son  copiosísimas  y  no  inferiores  á  dos  metros  ¡tor 
año,  en  la  zona  inmediata  de  sus  contrafuertes  se  reduce   á  una  media  no  superior  á  ios 
30  ó  40  centímetros,  desapareciendo  casi  del  todo  en  los  territorios  inferiores,  alcanzan- 
do en  Roca  á  pocos  centímetros.  De  estas  condiciones  de  cosas  se  concluye  que  las  cre- 
cientes de  este  río  se  forman  exclusivamente   en   la  alta  Cordillera,  influyendo  en  ellas 
poco  y  sólo  accidentalmente  los  territorios  inferiores. 

Las  cuencas  hidrográficas  del  Limay  y  Neuquen  difieren  en  que  mientras  á  cada  valle 
(le  la  primera  corresponde  un  gran  lago  ó  serie  de  lagos  y  lagunas  sucesivas,  que  fun- 
cionan como  moderadores  de  las  aguas  que  afluyen  en  ellas,  el  Neuquen  está  casi  des- 
provisto de  tales  benéficos  auxiliares.  Pero  en  cambio  de  estos  lagos  superiores,  la  natu- 
raleza ha  dotado  la  parte  inferior  del  Neuquen  de  una  vasta  cuenca  que  puede  ser  apro- 
vechada con  el  mismo  objeto. 

Esta  es  la  cuenca  ó  la  laguna  Vidal,  situada  á  30  kilómetros  de  la  confluencia  y  A 
tres  kilómetros  de  distancia  de  la  margen  izquierda  del  río,  de  una  superficie  extensísi- 
ma y  con  un  fondo  muchos  metros  más  bajo  que  el  nivel  del  río  mismo. 

El  caudal  del  río  Negro  varía  entre  un  mínimum  de  440  metros  cúbicos  en  su  estiaje 
alcanzando,  para  una  corriente  de  cinco  metros  á  3100  metros  cúbicos,  y  á  seis  metros, 
3900  metros  cúbicos. 

Los  lagos  principales  de  la  cuenca  del  Limay,  desde  Nahuel-Huapi  hasta  el  Alumine, 
son  nueve,  con  una  superficie  total  algo  superior  á  1000  kilómetros  cuadrados,  de  los 
cuales  la  mitad  pertenecen  al  primero.  El  volumen  de  agua   que  sale  de  este  lago,  varía 


MISCELÁNEA  197) 

entre  180  y  lí-0  metros  cúhicos  por  serondo,  por  una  oscitación  máxima  del  nivel  del  la- 
go de  *<uO  metros.  El  ancho  del  cauce  de  los  desagúes  que  salea  de  estos  lagos  varían 
entre  un  miximo  de  80  metros  en  el  NahueUHnapi  y  entre  10  y  20  metros  en  los  demás. 
Esta  circunstancia  permite  con  toda  facilidad  cerrarlos  con  obras  transversales  pro^i^tAs 
de  compuertas,  con  objeto  de  levantar  artifícialmente  sus  niveles.  Si  tal  levantamiento  se 
limitara,  por  ejemplo,  i  ¿.50  metros,  se  tendría  la  posibilidad  de  acumular  en  los  lagos, 
un  volumen  de  agua  de  2.500.000.000  de  metros  cúbicos  y  disminuir  el  caudal  del  Limay 
durante  todo  un  mes  en  1000  metros  cúbicos  por  segundo  ó  1500  por  veinte  días,  que 
pueden  considerarse  la  duración  máxima  de  un  período  extraordinariamente  lluvioso. 

Por  cuanto  se  reOere  ¿  la  cuenca  de  Vidal,  se  ha  comprobado  que  su  superficie  abarra 
próximamente  250  kilómetros  cuadrados,  siendo  rodeada  por  todas  partes  de  altas  barran- 
cas, y  que  su  fondo  se  encuentra  á  40  metros  bajo  el  nivel  del  río. 

La  distancia  del  río  á  la  cuenca  es  de  tres  kilómetros  con  terrenos  bajos,  de  modo  que 
aún  actualmente  se  verifican  desbordes  que  penetran  allí  formando  salitrales  y  lagunas. 
El  grun  inconveniente  de  esta  cuenca  es  que  no  es  posible  dar  salida  á  las  aguas  acumu- 
ladas en  ella  sin  obras  colosales  de  las  cuales  no  es,  al  presente,  ni  el  caso  de  pensar. 

Para  su  desagüe  no  se  puede  contar  sino  con  las  oscilaciones  del  nivel  del  río,  que  ava- 
lúo en  tres  metros  sobre  las  aguas  ordinarias,  y  con  la  evaporación  é  infiltración  de  la 
superficie  y  fondo  de  la  laguna,  que  avalúo  en  tres  metros  como  mínimo.  Ouedarían,  por 
lo  tanto,  disponibles  siete  metros  de  altura  al  año,  que  por  250  kilómetros  cuadrados  <lo 
superficie,  dan  1.750.000.000  de  metros  cúbicos  con  que  se  pueden  extraer  del  Neuquen 
I0(K)  metros  cúbicos  por  segundo  y  por  veinte  días  seguidos. 

Pero  teniendo  presente  qae  mientras  las  crecientes  extraordinarias  se  suceden  con  in- 
tervalo de  unos  años,  y  que  la  evaporación  y  filtración  funcionan  continuamente,  será  ló- 
gico concluir  que  el  volumen  de  embalse  efectivamente  disponible  para  casos  extraonlí- 
narios  será,  á  lo  menos,  tres  ó  cuatro  veces  mayor  de  lo  indicado. 

Los  gastos  de  estas  obras  no  serán  excesivos.  Se  levantaron  planos  acotados  de  los 
desagúes  de  los  lagos  Nahuel-Huapí  y  Trafül,  y  se  tienen  croquis  de  los  demás  Los  estu- 
dios correspondientes  para  las  obras  de  embalse  no  han  sido  concluidos,  pero  puedo  ase- 
gurar que  no  excederán  de  1.000.000  de  pesos  para  los  nueve  lagos  considerados  y  t\o 
350.000  si  se  limitaran  al  solo  Nahuel-Huapi . 

Para  utilizar  la  cuenca  Vidal  se  precisa  crear  en  la  orilla  del  río  y  frente  á  la  misma 
un  desagüe  de  superficie  (diversivo)  al  nivel  y  con  el  largo  necesario,  abriendo  atrás  tle 
él  un  canal  de  150  metros  de  ancho  hasta  encontrar  otra  vez  el  plano  inclinado  que  hiija 
á  la  cuenca.  Esta  obra  podrá  importar  medio  millón  de  pesos. 

Las  conclusiones  son  que,  según  los  datos  ya  adquiridos,  es  posible  hacer  desaparer<>r 
las  crecientes  ordinarias  y  hacer  inofensivas  las  extraordinarias  con  un  gasto  que,  do  (o. 
dos  modos,  no  alcanzará  á  dos  millones  de  pesos. 

Concluye  el  informe  diciendo  que  lo  que  se  propone  eo  ól  no  es  un  proyecto 
concreto,  pues  para  llegar  A  ésto  se  precisan  aún  muchos  datos  y  largos  estudios; 
pero  tiene  la  convicción  de  que  éstos  do  podrán  modificar  radicalmente  los  con- 
diciones indicadas  y  que  los  fondos  empleados  serán  insignificantes  en  compari- 
ción de  las  grandes  ventajas  que  pueden  conseguirse,  tratándose  do  heneíln.ir 
centenares  de  millares  de  hectáreas,  librándolas  de  las  inundaciones,  proporci>)- 
nándolas  el  agua  necesaria  para  el  riego  y  mejorando  al  mismo  tiempo  la  hnv>>- 
gabilidad  del  río. 


bibliografía 


I.  -   INGENIERÍA 


Alzóla  y  Hfinondo  (Pablo  de).  Las  Obras  Públioas  en  Bspaña.  Biblio- 
teca  de  la  Revista  de  Obras  Públicas,  Bilbao,  1899. 

Es  UD  prolijo  estadio  histórico  de  las  obras  públicas  españolas,  en  particular 
de  sus  vías  de  comuDÍcaciÓD,  qae  termina  aconsejando  á  España  que  adopte 
ff  como  lema  de  su  regeneración  el  apotegma  de  que  es  preciso  ser  fuertes,  per- 
siguiendo este  fin  primordial  en  un  largo  período  de  orden»  de  paz,  de  recogimiento, 
de  moralidad  y  de  trabajo,  que  acreciente  el  patriotismo  nacional,  hasta  alcanzar 
la  riqueza  y  el  saber,  bases  imprescindibles  para  la  fortaleza  de  las  naciones. 

Brillié  (H.).  Torpilles  et  Torpilleurs.  Garre  y  Naud.  Paris,  1898. 

En  un  elegante  volumen,  con  hermosas  figuras  y  láminas,  sintetiza  el  autor 
todo  lo  referente  á  estas  poderosas  máquinas  de  la  guerra  moderna. 

Al  tratar  de  las  cualidades  náuticas  de  los  torpederos,  cita  el  viaje  á  vela  de 
dos  torpederos  argentinos,  tipo  Yarrow,  que  vinieron  en  72  días  de  Londres  k 
Buenos  Aires,  el  año  1881. 

Una  bonita  lámina  muestra  el  aspecto  que  presentaba  con  sus  velas  desplegada 
uno  de  dichos  torpederos. 

Dado  el  método  seguido  por  Brillié,  el  libro  puede  servir  como  obra  didáctica 
en  las  escuelas  navales  y  de  torpedistas. 


II.  —  CIENGIAS  NATURALES 


Uforag^as  (Gonzalo).   Ohénesis  de  las  Rooas.   Biblioteca  de  la  Revista  de 
Obras  Públicas.  Madrid,  1898. 


bibliografía  197 

Ei  aator  dice  coDocer  miiy  superficialmente  la  óptica  ;  saber  may  poco  de 
mineralogía  y  cristalografía,  y  todavía  menos  de  química,  mientras  sólo  tiene 
ideas  muy  generales  acerca  la  geología,  lo  que  no  obsta  á  que  consigne  en  este 
libro  los  resaltados  y  conclusiones  á  que  ha  llegado  después  de  mucho  tiempo 
dedicado  al  estudio  de  las  rocas. 

No  pretende  haber  hecho  una  obra  didáctica  de  petrología  : 

No  encontrará  en  él  el  lector  casi  nada  de  cuanto  ae  encuentra  en  las  obras  didácticas; 
pero  sí  encontrará,  tal  vez,  mucho  muy  interesante  para  estudiar  aquellas  con  provecho. 

Me  es  imposible  indicar  á  qué  clase  de  lectores  destino  mi  trabajo.  Que  ha  de  tener 
algunas  ideas  científicas  generales  quien  lo  lea,  es  indudable.  Que  su  lectura  puede  ser 
útil  á  muchos,  que  saben  mucho  más  que  nosotros,  lo  creo  cierto.  A  los  primeros  les 
servirá  para  proceder  con  método  en  el  estudio  de  las  rocas,  si  á  él  quieren  dedicarse;  y 
á  los  segundos,  tal  vez,  se  persuadirán  de  que  los  más  portentosos  trabajos  analf ticos, 
deben  ir  acompañados  de  alguna  síntesis  que  haga,  no  sólo  útil,  sino  más  agradable  y 
ameno  el  estudio. 

Trucho!  (P.}.  Les  Terrea  rarea.  Minéralogik.  Propribt¿s.  Analtse.  Carré  y 
Naud,  París,  1898. 

No  podríamos  presentar  mejor  á  nuestms  lectores  este  interesente  libro,  que 
trascribiendo  |as  siguientes  palabras  de  su  autor : 

Se  designa  t>ajo  el  nombre  de  «  Tierras  raras  >,  un  cierto  número  de  sesquióxidos 
díflcilmente  reductibles,  y  cuyas  propiedades  físicas  y  químicas  difieren  extremada- 
mente poco.  Se  les  encuentra  acumuUdos  en  un  cierto  número  de  minerales  poco  co- 
munes, tales  como  la  cerita.  la  gadolinita,  la  samarskita.  la  euxenita,  la  xenotina,  la 
monazita,  el  zirconio,  la  thorita,  etc. 

En  estos  últimos  años,  se  ha  descubierto  uq  cierto  número  de  yacimientos  muy  impor- 
tantes de  estos  tres  últimos  minerales  en  las  dos  Américas ;  la  monazita  bajo  forma  de 
«  arenas  monazitadas  »,  en  los  Estados  Unidos  y  en  el  Bra.sil ;  la  xenotima  por  Gorceix, 
en  la  pronncia  de  Hinas-Geraes ;  así  como  también  un  yacimiento  considerable  de  zir- 
conio,  en  Nueva  Zelandia. 

Estos  óxidos  raros  tienden,  pues,  á  hacerse  más  y  más  comunes  y  parecen  bastante 
repartidos  en  la  naturaleza.  Se  les  ha  encontrado  en  pequeña  cantidad  casi  en  todas 
partes,  en  la  schcelita,  en  el  mármol  de  Carrara,  en  los  granitos  noruegos,  en  los  huesos 
y  hasta  en  la  orina  humana.  Es  de  preveer  que  los  descubrimientos  de  yacimientos  un 
poco  importantes  irán  multiplicándose,  si  se  nota  que  los  principales  de  ellos,  en  parti- 
cular, en  lo  concerniente  á  la  monazita,  el  sirconio  y  la  xenotina,  se  encuentran  siempre 
ó  casi  siempre  en  los  yacimientos  auríferos  ó  diamantíferos,  provenientes  de  la  desa- 
gregación de  las  rocas  primitivas.  Los  yacimientos  de  la  Carolina  del  Norte,  del  Idaho  y 
de  Minas  Geraes,  son  un  ejemplo  notable  de  ello. 

A  los  metales  de  las  Tierras  raras,  propiamente  dichas,  cerio,  lanthano.  dídymo,  yttrio, 
ytterbio,  etc.,  se  agregan  en  esta  obra  la  descripción  del  glucinio,  del  zirconio  y  de 
thorío,  que  se  encuentran  casi  invariablemente  asociados  á  los  primeros,  en  los  minerales 
de  que  hemos  hablado. 

El  gerroanio,  recientemente  descubierto  por  Winkler  en  la  argirodita  de  Freyberg, 
será  objeto  de  una  descripción  especial. 

r.omo  la  química  de  los  metales  de  las  Tierras  raras,  se  hace  cada  día  más  complejo,  y 
va  siempre  creciendo  el  número  de  elementos  descubiertos,  nos  ha  parecido  interesante 
fijar  el  detalle  de  los  conocimientos  físicos  y  químicos  que  poseemos  actualmente  sobre 
estos  metales. 

Sólo  en  estos  últimos  quine**  anos,  se  ha  acrecentado  notablemente  la  lista  de  estos 
cuerpos. 


i  98  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Para  alguno  de  eJIos,  no  se  ha  conseguido  demostrar  por  ahora  de  una  manera  con- 
cluyente  su  verdadero  carácter  de  simplicidad. 

Explicando  la  división  del  libro  en  tres  grandes  partes,  dice  : 

1*  La  parte  mineralógica,  que  comprende  un  cuadro  de  los  minerales  de  las  Tierras 
raras,  el  estudio  detallado  de  los  principales  de  ellos,  en  particular  de  las  arenas  mona- 
zitadas,  que  son  actualmente  empleadas  exclusivamente  en  la  fabricación  de  manchone  s 
incandescentes,  y  en  Gn  un  resumen  sobre  la  situación  geográfica  de  los  principales 
yacimientos ; 

2*>  La  parte  general,  en  la  cual  se  encuentra  la  descripción  de  cada  uno  de  los  metales 
raros  y  de  sus  sales,  ya  sean  de  ácidos  minerales  ü  orgánicos.  Se  relatan  los  últimos 
descubrimientos  científicos ;  en  particular  los  notables  trabajos  de  Moissan,  Etard,  Lang- 
feld  y  Lebeau  sobre  los  carburos  de  las  Tierras  raras,  de  Delafontaine  sobre  el  philip- 
pium,  de  G.  Urbain  y  de  Boudouard  sobre  el  neodymo  y  la  praseodyma,  etc.; 

3*  La  parte  analítica  que  comprende  todo  lo  que  se  sabe  actualmente  sobre  los  dife- 
rentes métodos  de  fraccionamiento  y  de  reparación,  los  caracteres  analíticos  de  los  dife- 
rentes metales  raros,  y,  en  fin,  los  diversos  procedimientos  de  análisis  de  productos 
comerciales,  nitrato  de  thorio,  precipitado  de  thorio,  arenas  monazitadas,  manchones  de 
incandescencia,  etc. 

Las  aplicaciones  de  las  Tierras  raras,  serán  objeto  de  otro  libro. 

'Wissenoh.aflioh.en  Ergebnisse  der  Sch-wedischen  Bxpedition  naoh  den 
Magellanslaendern.  1895-1897 .  Unter  leitung  yon  D'  Otto  Nordenskjold  ; 
Band  I :  Gbologie,  Geographie  und  Anthropologie.  —  Estocolmo,  1899. 

Ha  aparecido  la  primera  entrega  de  la  publicación  que  contiene  los  resultados 
científicos  de  la  expedición  sueca  á  la  región  roagallánica,  efectuada  por  el  doc- 
tor Nordenskjold. 

Contiene  los  siguientes  interesantes  artículos  : 

Nordenskjold,  O.  Preliminary  Report  of  the  Origin,  Plan,  and  General  Pro- 
gress  of  the  Swedish  Expedition  to  the  Magellan  Territories. 

Nordenskjold,  O.  Ueber  die  posttertíáren  Ablagerungen  der  Magellanslánder 
nedest  einer  kurzen  Uebersicht  ihrner  tertiáren  Gebilde. 

Nordenskjold,  O.  Explanatory  notes  to  accompany  the  Geological  Maps  of 
the  Magellan  Territories,  con  un  mapa  en  Visooooc 

Dusen,  P.  Ueber  die  tertiáre  Plora  der  Magellanslánder. 

Los  resultados  generales  de  la  expedición  son  conocidos  de  los  lectores  de  los 
Anales,  por  la  conferencia  dada  por  el  doctor  Nordenskjold  en  la  Sociedad  Cien- 
tífica y  publicada  en  el  tomo  XLIV,  pág.  190-197. 

Outes  í Félix  F.¡.  Bstudios  Btnográflcos.  Primera  serie  :  I.  Critica  al  artí- 
culo Orígenes  Nacionales,  del  doctor  Estanislao  S.  Zeballos ;  II.  Réplica  al 
doctor  Daniel  G.  Brinton  ;  III.  Los  pobladores  indígenas  de  la  Gobernación  del 
Río  de  la  Plata,  según  un  documento  inédito.  —  Buenos  Aires,  1899. 

Lienz  (Rodolfo).  Critica  de  la  •  Langue  Auca  *  del  señor  Raoul  de  la 
arasserie.  Anales  de  la  Universidad  de  Chile.  Agosto  1898. 

El  doctor  Lenz,  justamente  indignado  por  la  inútil  publicación  del  señor  de  la 
Grasserie,  ha  publicado  este  trabajo  de  critica  en  el  que  demuestra  no  sólo  los 
enormes  errores  de  que  está  plagada  dicha  Langue  Auca,  sino  que  también  pro- 


BlBLIOGRAFÍil  199 

tesUi  seriamente  de  la  «  manera  escandalosa  como  ha  falsificado  »  su  trabajo, 
copiando  más  de  sesenta  y  seis  páginas  de  los  estudios  araucanos,  y  «  de  la 
desfachatez  con  que  se  ha  atrevido  á  desfigurarlo  »,  y  como  dice  el  doctor  Lenz. 
«  sin  decir  ni  siquiera  en  una  nota  que  no  es  responsable  de  la  jeríngonza'  que 
él  ofrece  á  sus  lectores,  como  lengua  araucana  ». 

ESta  manía  que  tienen  muchos  autores  de  ocuparse  de  las  cosas  de  América, 
sin  haber  estado  en  ella,  y  guiándose  sólo  por  los  libros  publicados,  buenos  y 
malos,  y  sobre  todo  sin  el  criterio  suficiente  para  poderlos  entender,  es  la  causa 
de  esta  cantidad  de  publicaciones  exóticas  desastrosamente  malas,  con  las  que 
se  mistifica  á  la  buena  fe  científica  de  los  estudiosos. 

Si  alguno  de  nosotros  se  permitiera  ocuparse  de  cuestiones  europeas  ú  orien- 
tales, con  igual  criterio,  ellos  mismos  serían  los  primeros  en  exclamar  indigna- 
dos :  C'est  trop  fort  I 

Lo  mismo  hacemos  nosotros  con  toda  razón . 

El  doctor  Lenz  termina  su  crítica  con  las  siguientes  conclusiones  : 

Resumo  ahora  mi  crUica  de  la  Langw  Auca  del  señor  Raúl  de  la  Grasserie  en  lo$ 
puntos  principales,  como  sigue : 

1*  La  introdacción  sobre  los  araucanos  está  llena  de  disparates; 

2*  La  gramática  contenida  en  el  libro,  es  una  mediocre  traducción  al  francés  de  la  más 
incompleta  de  las  antiguas  gramáticas,  á  saber  de  la  del  P.  Luis  de  Valdivia,  del  año  1606; 

3*  Los  extractos  de  los  vocabularios  del  P.  Valdivia  y  de  Febrés-Larsen,  se  han  hecho 
sin  ningún  criterio  y  contienen  muchos  centenares  de  traducciones  falsas  y  errores  ma- 
nifiestos ; 

4*  Los  textos  araucanos  tomados  de  Valdivia  están  muy  mal  reimpresos  y  peor  analiza- 
dos; lofl  que  se  han  sacado  de  los  Estudios  Áraucetnot  están  tan  desfigurados  por  falsas 
interpretaciones  de  los  signos  fonéticos,  y  de  muchas  palabras,  que  son  enteramente 
inservibles ; 

.V  De  consiguiente,  todo  el  libro  es  completamente  inútil  y  sin  valor  alguno,  no  aumenta 
en  nada  nuestros  conocimientos  de  la  lengua  y  es  muy  inferior  á  cualquiera  de  las  artes 
de  los  misioneros  de  los  siglos  pasados ; 

6*  Á  causa  de  los  varios  millares  de  erratas  y  faltas  es  completamente  imposible  tuar  el 
libro  para  fines  científicos  tatito  como  prácticos, 

7*  El  señor  Raúl  de  la  Grasserie  manifiesta  en  su  libro  Langw  Auca  no  sólo  una  lamen- 
table escasez  de  conocimietitos  científicos,  sino  también  una  absoluta  falta  de  seriedad  y 
cu* dado  en  el  modo  de  trabajar  y  aún  falta  de  honradez  litereaHa  y  científica.  Es  de  de- 
sear qne  el  autor  no  continúe  con  la  publicación  de  otras  obras  semejantes  sobre  lenguas 
americanas. 

Cuando  se  hace  publicaciones  como  la  que  nos  ocupa,  y  para  que  ellas  tengan 
inmediatamente  el  aplauso  y  la  adhesión  de  los  estudiosos,  es  necesario  que  el 
autor  tenga  un  capital  científico  ya  conocido,  y  éste  no  le  falta  seguramente  al 
doctor  Lenz. 

Una  serie  de  interesantísimas  monografías  que  ha  reunido  después  bajo  el 
título  general  de  Estudios  Araucanos ^  contienen  un  cúmulo  de  material  de 
primer  orden,  que  indiscutiblemente  lo  colocan  en  el  caso  de  ser  hoy  la  primera 
autoridad  en  la  materia. 

Sus  estudios  han  sido  hechos  como  deben  ser,  in  aífu,  él  conoce  á  los  Indios 
personalmente,  los  ha  conversado  como  se  les  debe  de  conversar,  y  después  de 
haber  reunido  un  buen  bagaje  de  datos  en  sus  viajes,  ha  procedido  con  plena 
conciencia  al  trabajo  de  gabinete  y,  con  un  criterio  sano  y  sin  prejuicios,  ha  podido 


200  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

realizar  su  obra,  la  que  con  perseverante  labor  ha  ido  apareciendo  en  los  Anales 
de  la  Universidad  de  Chile  y  en  la  reyista  Verhandlungen  des  Deutschen 
Wissenschaftlichen  Vereins  zu  Santiago  de  Chile,  desde  1895  hasta  1897. 

Creemos  oportuno  publicar  á  continuación  la  nómina  de  las  monografías  que 
contiene  la  obra  del  doctor  Lenz,  y  que  nos  hacemos  un  deber  de  recomendar  á 
los  estudiosos. 

Introducción  á  los  Estudios  Araucanos;  De  la  lengua  araucana;  Una  carta  del  P.  Andrés 
Febrés  al  P.  Bernardo  Havestadt. 

ESTUDIOS  ARAUCANOS 

i.  Viaje  al  país  de  los  Manzaneros,  contado  en  dialecto  huilliche  por  el  indio  Domingo 
Quiutuprai.  — II.  Diálogos  en    dialecto  huilliche.  —  III.  Diálogo  en  dialecto  picunche.— 
IV.  Trozos  menores  en  picunche  y  hailliche:  \,  La  fiesta  de  la  trilla  entre  los  indios  de 
Collipulli,  por  Juan  Amasa  (picunche) ;  2.   Episodio  histórico ;  3.  La  erupción  del  volcán 
Calbuco;  4.  La  llegada  del   forastero;  5.  Canto  del  borracho,  por  Domingo  Quintuprai 
(huilliche).  —  V.  Diálogos  en  dialecto  pehuenclie  chileno.— VMX.  Cuentos  araucanos,  re- 
feridos por  el  indio  Cal vun  (Segundo  Jara),  en  dialecto pehuenche  chileno.  — VI.  i.  Cuentos 
de  animales  ;  Introducción.  I.  El  traro  y  el  jote ;  2.  El  jote  y  el  zorro ;  3.  El  zorro  y  el 
tábano;  3.  El  zorro  y  el  tábano  (otra  versión) ;    4.  El  zorro  y  el  tigre;   5.  El  zorro  y  el 
zorzal ;  6.  El  pollito ;  7.  El  pajarito  llamado  caminante ;  8.  El  zorro,  el  león  y  el  armadi- 
llo; 9.  El  potro  libre  y  la  muía;  10.  El  pan  y  el  zorro;  11.  El  gallo  de  oro;  12.  El  tigre 
con  el  zorro. —VII.  ii.  Cuentos  míticos;  Introducción.  1.  La   novia  del  muerto;    2.  El 
viejo  Latrapai;  3.  Las  apuestas;  4.  Los  dos  perritos;  5.  Las  transformaciones;  6.  La  hija 
delt!herruve¡  7.  Huenchumir,  el  hijo  del  oso. t— VIII.  iii.    Cuentos  de  origen  europeo; 
Introducción.  1.  Las  tres  hermanas;  2.    Los  tres  hermanos;   3.  Plata,  hongos  y  talero; 
4.  La  flor  amarilla;  5.  Las  tres  señas.  —  Apéndice  á  ios  estudios  VI,   Vil  y  VIH.  Notas 
comparativas.  La  filiación  de  los  cuentos  de  Calvun.  —  IX.  iv.  Cuentos  históricos;  Intro- 
ducción. I.  Calvucura  y  Tontiao;    2.  Quilapan;    3.  Un  malón;  4.  Calvucura  en   Voroa; 
5'  Relación  de  Añihual;  h^  Canto  de  Añihual;  5«  Nota  sobre  Añihual ;  6.  Pelea  de  Huen- 
chupan ;  7'  R<  lacíón  de  Mariñamco ;  T^  Canto  de  Maríñamco ;  8*  Relación  de  Trehualpe- 
ye;  8*"  Canto  de  Trehualpeye.  — Cantos  araucanos  en  moluche  y  pehuenche  chileno;  In- 
troducción. Cantos  araucanos  en  dialecto  moluche;  1.  Versos  de  Benito  Naguln;  2.  El 
ladrón;  3.  La  vuelta  del  borracho;  4.  Cantos  de  amor,  I,  II,  III.  Cantos  araucanos  dicta- 
dos por  Calvun,  dialecto  pehuenche  chileno;  5.  La  queja  de  la  mujer;  6-9.  Cantos  de 
amor;  10.  Canto  de  Ranculantu;  11.  La  queja  de  la    viuda.    Cantos  guerreros;  12.  Canto 
de  Nahuelcbeu;  13.  Desafío;  14.  Canto  de  Calviao.  Cantos  épicos;  15.  Canto  del  cacique  Ma- 
rihual ;  16.  Canto  de  Livonso ;  Canto  de  Pranao ;  18.  Canto  d^  Puelmapu.  Cantos  sueltos ; 
19.  Canto  de  Samuel  Quipúe ;  20.  Canto  de  Bartolo ;   21.  El  canto   de  la  Curiche.  Ináku- 
dun  ;  22.  Canto  del  Machi.  — XI.  Trozos  descriptivos  y  documentos  para   el  estudio  del 
folk-lore  araucano;  Introdución.  1.  Descripción  de  la  trilla  entre  los  pehuenches;  2.  La 
piedra  santa  de  Retricura  ;  3.  Viaje  á  Liukura ;  4.  Viaje  á    Huinfali ;    5.  El  maleficio  del 
Lagarto  ;  6.  El  pleito  de  Trureu;  7.  Paseo  al  monte.  — XII.  Diálogos  en  dialecto  moluche, 
Epilogo. 

J.  B.    AHBR09ETT1. 

Píate  ¡L.).  Fauna  oliilensis.  Tomo  I.  —  lena,  1898. 

El   primer  tomo  de  esta  importante  publicación  comprende    los   siguientes 
artículos  : 

Plate,  L.  Die  Anatomie  und  Phylogenie  der  Chitonen. 
Wernbr,  F.  Die  Reptilien  und  Batrachien  der  Samralung  Píate. 


bibliografía  201 

STBüfDACHNBiWi  F.   Die  Fische  der  Sammlang  Píate. 
Stbhpbll,  W.  Beitrage  zur  Kenotoiss  der  Nuculiden. 
LuDwiG,  H.  Die  Holothuriens  der  Sammlung  Píate. 
Brbitfuss,  L.  Die  Kaikschwámme  der  Sammlung  Píate. 
MiCHABLSBN,  W.  Die  Oligochaeten  der  Sammlung  .Píate. 
Bbrgh,  R.  Die  OpisthobraDchien  der  Sammlung  Píate. 
VoN  WissBL,  K.  Beitrage  zur  Anatomie  der  Gattung  Oncidiella. 
ScHALOw,  U.  Die  Vdgel  der  Sammlung  Píate. 
LuDwiG,  H.  Die  Ophiurender  Sammlung  Píate. 

La  obra  nos  interesa  para  la  comparación  de  las  faunas  de  ambas  laderas  de 
los  Andes. 

Brgebnisse   der   Haxnburger   MagaUxaensisolien    Sammelrelse.  —  Uam- 
burgo,  1896-1899. 

Damos  á  continuación  el  contenido  de  las  cuatro  entregas  aparecidas  hasta  la 
fecha  de  los  resultados  de  la  exploración  efectuada  á  las  tierras  magallánicas 
por  el  doctor  Michaelsen,  enviado  por  el  Museo  de  Historia  Natural  de  Ham- 
burgo. 

Primera  entrega,  1896  :  Michablsbiv,W.,  Reisebericht ;  Bbddard,  F.  E.,Naiden, 
Tubifíciden  und  Terrícolen  ;  Udb,  H.,  Enchytraciden;  Fischer,  W.,  Gephyreen  ; 
LóNNBERG,  E.,  Cestoden;  Brann,  M.,  Trematoden  ;  Yon  Linstow,  Nemathelm- 
inthen. 

Segunda  entrega,  1897  :  Ehlrs,  E.,  Polychaeten  ;  Grap  Attems,  C,  Myríopo- 
den;  Scbabpfbr,  C,  Apterygoten;  Brbdoin,  G.,  Memipteren. 

Tercera  entrega,  1898  :  Ludwig,  11.»  Holothurien ;  Vávra,  W.,  Süsswasser- 
Ostracoden;  Kraher,  P.,  Acariden;  Matscbie,  P.,  Sáugethieren. 

Cuarta  entrega,  1899  :  Carlorbn,  O..  Zoantharien;  Mat,  W.,  Alcyonaríen : 
LuDwiG,  H.»  Ophiuroideen ;  Ludwig,  H.,  Crínoideen;  Büngbr,  O.,  NemeKinen; 
Weltner,  W.,  Cirripedien;  Stavdinger,  O.,  Lepidoptereu. 

Muchas  nuevas  especies  se  describen  en  estas  importantes  monografías,  que 
contribuyen  notablemente  al  mejor  conocimiento  de  la  fauna  austral  argen- 
tina. 


III.  —   CIENCIAS  MÉDICAS 


Rog^er  (II. .\  Profesor  substituto  en  la  Facultad  de  Medicina  de  París.  Intro- 
duotion  á  l'étude  de  la  médecine. 

Fsta  pequeña  obra,  reproducción  de  las  conferencias  dadas  por  el  autor  en  la 
Facultad  de  medicina  de  París,  durante  el  semestre  de  1897  á  1898,  y  destinado 
á  quienes  se  inician  en  el  estudio  de  la  medicina,  tiene  por  único  móvil  allanar 
las  numerosas  dificultades  con  que  necesariamente  se  tropieza  en  los  comienzos 
de  esta  ciencia. 

Con  la  amplitud  que  lo  permiten  sus  reducidas  dimensiones  dedica  sus  prí- 
roeros  capítulos  á  la  patología  general,  versándonos  sobre  todo  lo  que  á  su  juicio 
es  indispensable  y  constituye  la  base  para  los  estudios  médicos. 


!202  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Su  segunda  parte  está  destinada  al  estudio  del  pronóstico  y  diagnóstico,  termi- 
nando con  ligeras  nociones  acerca  de  la  terapéutica. 
Además,  trae  consigo  un  (ndice  analítico  y  léxico  de  todos  aquellos  vocablos 

más  comunmente  usados  en  medicina. 

C.  Lagos  García. 

Tatti  ¡D'  Silvio'.  Director  del  laboratorio  del  Hospftal  Rivadavia.  La  cortesa 
del  pan  como  vehículo  de  gérmenes  infeoolosos ;  en  :  Anales  de  Sanidad 
Militar,  tomo  I,  número  VIII.  —  Buenos  Aires,  agosto  de  1899. 

Este  laborioso  médico  argentino,  cuyo  nombre  es  ya  conocido  en  la  ciencia  por 
e\  estadio  de  un  nuevo  signo  clínico,  la  pulsación  del  pié  ó  signo  de  Tatti.  nos 
presenta  ahora  un  completo  trabajo  sobre  las  infecciones  que  puede  causar  la  iu- 
gestión  del  alimento  por  excelencia,  el  pan.  - 

Después  de  pasar  en  revista  los  elementos  que  se  necesitan  para  la  preparación 
de  la  harina,  la  naturaleza  de  las  aguas  empleadas  en  la  panificación,  las  condi- 
ciones de  los  sujetos  que  intervienen  en  esta  elaboración  y  la  acción  de  la  tom- 
poratura  del  horno  sobre  los  diversos  gérmenes  experimental  mente  agregados  al 
pan,  estudia  bacteriológicamente  la  parte  interna  y  corteza  del  pan  en  los  diversos 
momentos  y  circunstancias  de  su  reparto  y  distribución. 

Cinco  láminas  fotográficas  ilustran  los  resultados  de  los  cultivos,  que  han  de- 
mostrado la  existencia  de  numerosos  peligros  al  ingerir  el  pan  en  las  actuales 
condiciones,  en  especial  por  la  presencia  del  bacilo  de  Eberth. 

En  conclusión  exige  Tatti : 

I"  Necesidad  de  un  aseo  absoluto  en  la  preparación  del  pan ; 

2*  Necesidad  de  establecer  una  reglamentación  especial  con  respecto  á  su  extracción  del 
horno  y  su  distribucióa ; 

3"  Higiene  individual  estricta  de  los  encargados  de  la  distribución  y  sobre  todo  bue- 
nas condiciones  de  salud  ; 

4°  En  épocas  de  epidemia,  obligación  en  los  barrios  infestados,  de  esterilizar  el  pan 
en  una  estufa  especial,  antes  de  consumirse; 

5"  Las  mismas  prácticas  de  esterilización  deberdn  emplearse  en  los  cuarteles,  cárceles, 
etc.,  aún  en  épocas  normales. 

Resumiendo,  dice: 

Hemos  visto  que  la  parte  interna  del  pan,  cuando  éste  está  bien  preparado,  es  asép- 
tica, de  modo  que  todos  los  gérmenes  que  hubiesen  podido  agregarse  al  prepararlo, 
quedan  destruidos  por  el  pasaje  por  el  homo.  La  infección  del  pan  empieza  cuando 
comienza  su  extracción,  pero  por  esto  no  hay  que  dejar  de  vigilar  los  trabajos  necesa- 
rios para  su  preparación,  pues  hemos  visto  que  7ogel  ha  encontrado  hornos  infectados. 

Estando  probado  bajo  el  punto  de  vista  químico  que  la  corteza  del  pan  reúne  mayores 
propiedades  nutritivas  que  la  miga,  no  puede  dejar  de  administrarse  á  cierta  clase  de 
enfermos  y  aún  á  muchos  sanos  y  muy  especialmente  á  los  niños  en  general. 

Las  conclusiones  de  este  estudio  no  nos  obligan  á  suprimir  la  corteza  del  pan  de  la 
alimentación,  como  podría  creerse  sino  que  permite  llegar  á  exigir  una  vigilancia  muy 
estricta,  con  respecto  á  su  preparación  y  sobre  todo  á  su  distribución. 

Es  verdaderamente  inexplicable  que  haya  pasado  desapercibido  hasta  ahora  este 
peligro  de  contaminación,  mientras  se  evita  para  los  otros  alimentos  fundamen- 
tales, empleando  la  cocción  para  las  carnes,  la  esterilización  ó  ebullición  para  la 
leche,  y  la  filtración  y  hervido  para  el  agua,  y  es  tiempo  de  que  se  dicte  una  ro- 


BIBLIOGRAFÍA  203 

glamenUcióii  racional  que  dos  permita  comer  sin  sobresalto  « el  pan  naestro  de 
cada  día». 

A.  Gallardo. 

Hf  orillo  (D*^  Adolfo  .    Memoria  de  la  Junta  Central  de  Taouna,  corres- 
pendiente  á  1898.  —  Santiago  de  Chile,  1899. 

Dorante  el  año  se  practicaron  255.739  Tacunaciones  en  toda  la  república»  apro- 
vechando el  acuartelamiento  de  la  Guardia  Nacional  para  vacunar  y  revacunar 
no  menos  de  30000  conscriptos. 

Se  ha  creado  una  nueva  oficina  en  Magallanes  extendiendo  hasta  el  extremo 
austral  del  continente  los  beneficios  de  este  poderoso  medio  profiláctico  que  ha 
reducido  la  mortalidad  por  viruela  en  Chile  de  6754,  que  fué  en  1890,  á  330  en  el 
año  pasado. 

R<stas  cifras  demuestran  elocuentemente  la  eficacia  de  los  trabajos  de  la  junta 

tan  activa  y  dignamente  presidida  por  nuestro  distinguido  socio  corresponsal  doc- 

tor  Muríllo. 

A.  Gallardo. 

Mepcanti  TJ  y  Dessy  'S.),  Oire«>tor  y  Subdirector  del  Instituto  de  Higiene 
experimental.  Sobre  una  enfermedad  del  ganado  laxiar,  en  Anales  de  la 
Direción  General  de  Salubridad  Pública  de  la  provincia  de  Buenos  Aires ^ 
números  1  á  6.  La  Plata»  1899. 

Rn  un  folleto  de  44  páginas,  dan  cuenta  los  señores  Mercanti  y  Dessy  de  los 
resultados  de  sus  estudios  sobre  la  enfermedad  vulgarmente  llamada  lombriz  de 
las  ovejas,  debido  á  la  creencia  de  que  es  producida  por  la  presencia  de  ciertos 
gusanos  del  género  Strongylus,  en  el  cuajar  y  los  bronquios  de  las  ovejas,  en 
particular  de  St.  contortus  y  St.  fílaria,  que  son  los  más  abundantes. 

Después  de  una  síntesis  de  la  anatomía  patológica  de  la  enfermedad  y  del  estu- 
dio histológico  de  los  órganos  de  los  animales  enfermos,  deducen  los  autores  que 
«  faltando  otra  explicación,  surge  espontánea  la  hipótesis  que  esta  enfermedad 
pueda  ser  debida  á  un  agente  de  naturaleza  microbiana  ». 

Las  observaciones  bacteriológicas  les  llamaron  la  atención  sobre  un  pequeño 
coco  oval,  cuyas  dimensiones  algo  variables,  no  llegan  á  1  micromilímetro  de 
diámetro. 

Este  microbio  aerobio  fué  cultivado  en  los  medios  usuales,  provocando  tam- 
bién con  él  experimental  mente  la  enfermedad,  por  medio  de  inoculaciones  de 
cultivos  vivientes  y  de  toxina»,  practicadas  de  diversas  maneras. 

Obtuvieron  así  dos  formas  de  enfermedad  experimental  :  una  agudísima,  pro- 
vocada por  inyecciones  endovenosas  ó  endoserosas  del  microbio  ó  de  sus  toxinas, 
y  una  crónica,  que  puede  ser  producida  por  inoculaciones  repetidas,  ó  c^n  la 
inyección  en  la  tráquea  de  los  cultivos  vivientes. 

El  microbio  eislado  por  Mercanti  y  Dessy  no  es  parecido,  según  los  autores,  á 
ninguno  de  los  cocos  conocidos,  y  lo  consideran  como  la  causa  principal,  sino  la 
única,  de  la  llamada  lombriz  de  las  ovejas,  en  contra  de  la  opinión  de  Ligniéres, 
quien  atribuye  esta  enfermedad  á  un  coco-hacterio  Pasteurella  ovina,  hallado  en 
los  estudios  que  realiza  en  el  laboratorio  de  la  Sociedad  de  Hacendados,  estudios 
aprobados  por  el  profesor  Nocard,  después  de  revisarlos  y  controlarlos,  durante 
8u  visita  á  la  Argentina. 


204  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Los  señores  Mercan  ti  y  Dessy  confían  poder  esclarecer  yarios  puntos,  obscuros 
de  la  patogenia  de  esta  enfermedad,  en  una  tercera  contribución  que  piensan 
publicar  en  breve. 


IV.  -  VARIEDADES 


Rocques  (X.),  Químico  del  Laboratorio  municipal  de  París.  Les  eaux-de-vie 
et  liqueurs.  —  Un  tomo  de  220  páginas  é  ilustrado  con  numerosos  gra- 
bados. 

Constituye  un  estudio  completo  é  interesante  á  proposito  de  los  alcoholes  y 
licores,  fabricados  actualmente  en  Francia. 

A  continuación  de  una  ligera  reseña  sobre  las  substancias  amiláceas  y  azucara- 
das, se  inicia  un  notable  trabajo  de  comparación  y  clasificación  de  los  alcoholes, 
considerados  bajo  el  punto  de  vista  de  la  higiene,  de  su  uso  ó  de  su  origen. 

Todos  los  procedimientos  industriales  empleados  hoy  en  la  obtención  de  esta 
substancia,  son  tratados  detalladamente,  terminando  su  estudio  en  consideracio- 
nes acerca  de  los  licores  y  jarabes  más  conocidos,  tales  como  :  el  ajenjo,  kirsch, 

bitter,  vermouth,  jarabe  de  goma,  granadina,  etc. 

C.  Lagos  García. 

Piazza  (Juan  E.),  Ayudante  del  Instituto  de  Higiene  experimental  de  la  Pro- 
vincia de  Buenos  Aires.  Sobre  la  leche  y  la  manteca  que  se  despachan  en 
en  el  mercado  de  La  Plata ;  en  Anales  de  la  Dirección  General  de  Salu- 
bridad Pública  de  la  provincia  de  Buenos  Aires  y  números  1  á  6.  —  La  Plata; 
1899. 

De  sus  estudios  deduce  que : 

La  leche  de  La  Plata,  ya  sea  por  la  caatidad  de  la  suciedad  que  la  contamina,  ya  sea 
por  el  número  de  los  microbios  que  he  podido  encontrar  en  las  muestras  recién  ordeña- 
das, no  puede  considerársela  muy  mala,  si  se  compara  con  la  que  se  despacha  en  mu- 
chas otras  ciudades. 

El  porcentaje  del  mismo  bacilo  tubercular,  sea  en  la  leche,  sea  en  su  producto  más 
importante,  la  manteca,  es  inferior  al  que  otros  observadores  han  hallado  en  ciudades 
que  tienen  buena  fama  por  sus  condiciones  de  higiene. 

Indica  la  conveniencia  de  una  mejor  vigilancia  y  reglamentación,  y  confía  ea 
que  la  transformación  de  la  industria  lechera,  que  quedará  en  manos  de  grandes 
empresas  responsables  y  progresistas»  ha  de  traer  la  completa  solución  de  la  cues- 
tión de  la  buena  leche. 


MOVIMIENTO  SOCIAL 


Gonciipso  para  1900.  —  En  el  deseo  de  estimular  el  amor  al  estudio 
entre  los  socios  de  la  Sociedad  Científica  Argentina  y  de  contribuir  á  la  solución 
de  interesantes  cuestiones  teóricas  y  prácticas,  la  junta  directiva  ha  resuelto  lia- 
mar  á  un  concurso  á  nuestros  consocios  bajo  las  bases  siguientes  : 

4r  1*  Se  establece  un  premio  consistente  en  una  placa  de  oro  y  diploma  co- 
rrespondiente á  la  mejor  composición  sobre  Estudio  de  transformación  de  ecua- 
ciones. 

«2*  Se  establece  igualmente  una  medalla  de  oro  y  diploma  correspondiente  al 
mejor  trabajo  sobre  Estudio  de  los  materiales  de  construcción  del  país. 

« 3*  Al  primer  premio  podrán  optar  sólo  los  socios  estudiantes  y  al  segando 
cualquier  miembro  de  la  sociedad. 

«  4*  Los  trabajos  serán  presentados  antes  del  día  30  de  junio  de  1900 ;  llevarán 
un  lema,  y  en  un  sobre  cerrado  el  mismo  lema,  conteniendo  el  nombre  del  autor 
en  su  interior. 

«  5*  Los  trabajos  serán  estudiados  y  clasificados  por  un  jurado  de  cinco  miem- 
bros nombrados  por  la  Junta  Directiva. 

«6*  El  jurado  á  que  se  refiere  el  anterior  artículo  abrirá  los  sobres  correspon- 
dientes á  los  lemas  de  los  trabajos  merecedores  de  premio  y  citará  á  su  autor, 
quien  deberá  sostener  á  satisfacción  las  proposiciones  presentadas. 

«7*  Si  la  defensa  áque  se  refiere  el  precedente  artículo  no  diera  al  jurado  la  se- 
guridad de  pertenecer  al  firmante  la  memoria  correspondiente,  ésta  será  declarada 
fuera  de  concurso,  abriéndose  juicio  de  la  misma  manera  sobre  los  demás 
trabajos. 

^  8*  La  clasificación  del  jurado  será  fundada  en  un  informe  escrito,  y  la  asam- 
blea, previo  los  informes  que  crea  necesarios,  decidirá  si  ha  de  acordarse  el 
premio.  Acto  continuo  el  jurado  declarará  el  nombre  ó  los  nombres  de  los  agra- 
ciados, debiendo  conservarse  en  secreto  los  nombres  de  los  demás  autores. 

<9*  Los  premios  serán  entregados  en  sesión  pública  el  28  de  julio  de  1900, 
aniversario  de  la  instalac^ión  de  la  sociedad. 

«  Marcial  R.  Ca!«dioti, 
«Presidente. 

«  Cristóbal  M.    Hicken^ 
«  Secretario. » 


205  ANALES   DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Debemos  confiar  en  que  se  presentarán  numerosas  é  importantes  memorias, 
respondtendo  dignamente  á  la  progresista  iniciativa  de  la  Junta  Directiva. 

Visita  á  la  fábrica  de  Prat.  —  El  3  de  agosto,  un  grupo  de  más  de 
sesenta  socios  visitó  la  importante  fábrica  de  tejidos  de  Prat.  Lá  visita  se  pro- 
longó desde  las  8  hasta  las  10  de  la  mañana. 

En  otro  sitio  de  esta  misma  entrega  se  publica  el  interesante  informe  del  agri- 
mensor Cristóbal  M.  llicken,  secretario  de  correspondencia  de  la  Sociedad,  sobre 
dicha  fábrica. 

Visita  al  «Bélg^ica».— Interesantísima  resultó  la  visita  realizada  por  un 
numeroso  grupo  de  miembros  de  la  Sociedad  Científica  el  lunes  7  de  agosto,  al 
Bélgica,  fondeado  en  nuestro  puerto,  de  regreso  de  su  expedición  austral. 

Cun  toda  amabilidad  hizo  el  capitán  Gerlache  los  honores  de  su  pequeña  y  só- 
lida embarcación,  explicando  á  los  concurrentes  el  interesante  material  científico 
de  que  está  provisto  el  barco  y  mostrando  en  las  cartas  marinas  la  rula  reco- 
rrida. 

Nuestros  consocios  pudieron  ver  las  sondas  empleadas  en  los  sondages  de  gran 
profundidad,  los  termómetros  y  aparatos  destinados  á  recoger  muestras  de  agua 
y  plancton,  etc.,  las  redes  y  dragas  conque  se  han  recogido  numerosos  repre- 
sentantes de  seres  pelásgicos,  así  como  también  los  vestidos,  calzados  y  trineos 
usados  por  los  expedicionarios. 

Respecto  de  los  resultados  científicos  de  la  exploración,  nada  podemos  agregar 
á  lo  ya  publicado  en  estos  Anales  (tomo  XLVII,  entrega  V,  paginas  240-34-^ 
mayo  de  1899),  pues,  como  es  sabido,  se  reservan  para  el  informe  oficial  destinado 
á  la  Sociedad  de  (geografía  de  Bruselas. 

Los  visitantes  agradecieron  al  capitán  Gerlache  las  atenciones  recibidas,  felici- 
tándolo por  el  éxito  de  su  viaje. 

Visita  á  la  fábric^a  de  FranchinL  —  Con  todo  éxito  realizó  la  socie- 
dad, el  15  de  agosto,  una  interesante  visita  á  la  fábrica  de  sombreros  y  tejidos  de 
los  señores  Franchini  y  C%  situada  en  fielgrano. 

Transcribimos  á  continuación  la  excelente  crónica  que  publicó  El  Diario  en  su 
primera  edición  del  dia  siguiente,  pues  da  ella  exacta  cuenta  de  las  impresiones 
de  los  visitantes. 

El  argentino  necesita  ir  á  Europa  para  hacerse  turista  y  carioso.  Dentro  de  las  fronte- 
ras nacionales,  sufre  de  una  apatía  incurable.  Allá,  víctima  del  anhelo  de  ver  todo,  lo 
aburrido  y  lo  bueno,  se  vuelve  un  Colón  de  insignificancias,  y  no  pocas  veces  en  cartas 
públicas  y  privadas,  refiere  candorosamente  impresiones  que  á  veces  hacen  reír  por  lo 
tontas  y  otras  indignan  por  lo  petulantes.  En  su  tierra  nada  vale  nada,  sencillamente 
porque  no  se  llevan  las  narices  más  allá  de  la  calle  Florida  ó  de  Palermo. 

Y  Buenos  Aires  no  tiene,  es  cierto,  una  Alhambra,  ó  una  plaza  de  la  Concordia,  ó  un  Be- 
gent  Circus,  ó  un  Coliseo...  pero  para  los  hombres  estudiosos  y  observadores,  ofrece  un 
sinnúmero  de  curiosidades,  entre  las  cuales  deben  mencionarse  fábricas  y  talleres,  faz 
interesantísima  de  la  actividad  bonaerense,  ancho  campo  en  que  al  par  que  el  grado  de 
adelanto,  puede  juzgarse  la  potencia  del  impulso  y  la  importancia  de  la  vida  metropoli- 
tana. 

Vemos  sonreír  á  muchos.  Naturalmente !  Pueden  ustedes  seguir  adelante,  señores  pa- 
risienses ;  no  vamos  á  hablar  ni  de  Cleo  de  Merode,  ni  de  ivelte  Guilbert,  ni...  pero  si  ni 


MOVIMIENTO    SOCIAL  207 

siqniera  vamos  á  referirnos  al  último  can-cán  en  boga !  No  lean  ustedes  más.  vao  á  abu- 
rrirse. Pero  sigan  aquellos  que  amana  su  tierra,  y  piensan,  y  sienten,  y  anhelan  el 
futuro  bienestar,  la  grandeza,  el  poder  material  que  procura  después  todos  los  poderes. 
Sigan  aquellos  que  pueden  vivir  á  gusto  fuera  del  boulevar  des  Italiens,  en  plena  Avenida 
Alvear,  que  son  capaces  de  algo  bueno  en  favor  del  país:  esos,  estamos  seguros,  se  van 
á  sentir  satisfechos  y  orgullosos. 

La  Sociedad  Científica  Argentina,  que  tiene  el  pecado  original  de  ser  argentina  y  de  lle- 
var una  vida  sería  y  modesta,  pero  útil  y  benéfica,  no  se  conforma  con  saber  que  cada 
seis  meses  se  levanta  un  nuevo  edificio  en  la  Avenida  de  Mayo,  que  se  ha  asfaltado  la 
calle  Florida  ó  que  va  adelante  el  palacio  del  congreso...  Quiere,  y  con  razón,  pulsar  el 
verdadero  adelanto  déla  metrópoli  y  conocer  afondo  cuanto  encierra,  para  aprender  y 
para  juzgar  con  conciencia.  Todo  ello  muy  plausible  y  digno  de  alabanza  !  Por  eso  orga- 
niza para  sus  asociados  visitas  interesantes,  llenas  de  atractivos  y  de  novedades,  leccio- 
nes vivas  que  dejan  en  el  espíritu  de  los  pocos  iniciados  recuerdos  imborrables  y  que 
resultan,  como  la  de  ayer,  verdaderas  y  sorprendentes  revelaciones. 

No  descubrieron  nada,  por  cierto,  los  miembros  de  la  Sociedad  Científica.  Muy  sabido 
es  para  la  generalidad,  que  existen  en  el  municipio  fábricas  de  tejidos  y  sombreros. 
Ahora,  ¿dónde  quedan?  ¿quiénes  son  los  empresarios?  ¿qué  importancia  tienen?  ¿có- 
mo funcionan  ? 

Ayer,  en  Belgrano,  entusiasmados  en  la  fábríca  de  Franchini  y  C,  preguntamos  á  uno 
de  los  directores:  ¿¿Tienen  ustedes  muchas  visitas?  —  ¿  Visitas?  nos  respondió  sor- 
prendido. —  Si,  señor,  visitas.  — No  señor,  nuestra  fábrica  no  es  visitada  sino  allá  muy 
de  tarde  en  tarde,  por  algún  interesado...» 

Hemos  dicho  todo:  ayer,  la  Sociedad  Científica  representada  por  su  presidente,  inge- 
geniero  Marcial  R.  Candioti  y  unos  cincuenta  socios,  visitó  la  gran  fábrica  de  Belgrano, 
establecimiento  que  hace  honor  por  su  capacidad  y  por  sus  trabajos  á  una  ciudad  como 
Buenos  Aires  y  que  lo  haría  á  cualquier  otra  ciudad  del  mundo.  Escribimos  bajo  la  gra- 
tísima impresión  que  la  visita  dos  produjo  y  lamentamos  sinceramente  que  la  eterna 
lucha  con  el  espacio  nos  impida  hacer  crónica  menuda:  merece  aquello  más  que  un  suelto 
de  generalidades. 

La  fábríca  está  dividida  en  dos  grandes  partes  :  para  fabricación  de  sombreros  la  una ; 
para  tejidos  la  otra. 

En  la  prímera  asistimos  á  la  más  curiosa  de  las  transformaciones :  aquella  que  lleva  el 
sombrero  desde  su  origen,  bien  mezquino  en  verdad,  hasta  su  forma  definitiva,  en  la  cual 
no  falta,  por  de  contado  —  oh  vanidad  humana !  —  la  etiqueta  bien  inglesa  y  el  nombre 
de  nuestros  sombrereros  más  en  boga...  ¿Por  qué  etiqueta  extranjera?  ¡Pues  sencilla- 
mente por  lo  mismo  que  nos  obliga  á  poner  la  palabra  club  atrás  de  Jockey  y  hotel  atrás 
de  Tigre  ó  Brístol  ! 

Hay  que  ser  smarU  pschutt,  higK-lift^  lion,  chic, 

i  Qué  inmensa,  qué  fecunda  labor  en  aquellos  talleres !  ¡  Qué  actividad  prodigiosa  ! 
¡  Oh,  las  formas  burdas,  toscas,  groseras,  que  van  á  través  de  máquinas  y  manos  de 
obreros  habilísimos  transformándose  vertiginosamente  en  continua,  interminable  cadena. 
para  ser  distribuidos  mañana  en  toda  la  ciudad,  en  toda  la  república,  finos,  livianos, 
elegantes,  suaves,  producto  perfecto  de  la  inteligencia  y  de  la  labor  de  centenares  de 
hombres ! 

Y  si  este  elogio  brota  espontáneo  para  una  sección  de  la  fábríca  ¿  qué  decir  de  aque- 
lla en  que  cincuenta  ó  sesenta  telares,  preparan  con  una  precisión  artística  las  telas  de 
%*erano  que  hemos  de  lucir  en  todas  partes  dentro  de  algunos  meses  ?  Aquello  es  positi- 
vamente una  maravilla  y  no  se  sabe  qué  admirar  más,  si  la  precisión  de  las  complica- 
dísimas máquinas,  el  gusto  y  la  perfección  de  los  tejidos  ó  la  habilidad  de  los  obreros. 
Sin  temor  de  errar,  aseguramos  que  el  espectáculo  de  aquel  inmenso  salón  lleno  de  tela- 
res no  lo  ofrece  más  hermoso  la  ciudad  más  industriosa  del  viejo  continente. 

Esta  crónica  no  sería  totalmente  exacta  si  no  tuviese  un  capítulo  breve  pero  enérgico 


208  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

sobre  un  abuso  que  hemos  podido  palpar  ayer  y  que  no  es  sólo  cometido  por  los  señores 
Franchini :  nos  referimos  á  la  maño  de  obra  empleada  en  grande  escala  en  las  fábricas, 
ios  niños. 

La  culpa  y  la  responsabilidad,  bien  grave  por  cierto,  la  tienen  las  autoridades.  Existen 
leyes  que  obligan  de  la  manera  más  terminante  á  los  padres  de  familia  á  enviar  sus  hi- 
jos á  la  escuela  de  tal  á  cual  edad.  ¿Por  qué    no  se  cumplen  esas  leyes? 

¿Por  qué  se  permite  que  criaturas  que  se  inician  á  la  vida,  que  tienen  apenas  8  á  10 
años,  vayan  á  talleres  estrechos,  muchos  de  ellos  mal  ventilados,  á  comprometer  su  salud 
y  su  porvenir,  medíante  retribuciones  mezquinas,  cuando  debían  llevar  una  vida  higiéni- 
ca y  tranquila?  ¿Por  qué  se  (olera  este  crimen?  ¿Qué  no  salta  á  la  vista  que  se  están 
preparando  generaciones  raquíticas,  por  torpeza,  cuando  no  por  incuria?  Hay  que  reme- 
diar, sin  pérdida,  de  tiempo,  este  mal  de  incalculables  proyecciones,  hay  que  aplicar 
rigurosamente  la  ley,  castigando  con  fuertes  multas  á  los  dueños  de  fábricas  ó  talleres 
que  admitan  niños  8in  comprobar  en  cctda  cato  por  medio  de  la  fe  de  bautismo^  que  están 
en  edad  de  ser  obreros. 

Volviendo  al  asunto  que  motiva  estaei  líneas,  agregaremos  que  trabajan  en  la  fábrica 
de  Franchini  hasta  900  hombres,  mujeres  y  niños,  que  sus  productos  tienen  constante 
colocación  en  la  plaza  y  que  hacen  ruda  competencia  á  los  exXranjeros,  siendo  más  y 
más  solicitados  cada  día. 

Tres  horas  estuvieron  los  miembros  de  la  Sociedad  Científica  visitando  los  talleres.  Al 
retirarse  fueron  obsequiados  con  una  copa  de  oporto,  y  el  doctor  Gandioti  en  un  brindis 
oportuno  sintetizó  las  impresiones  favorables  de  los  presentes,  felicitando  calurosamente 
á  patrones  y  obreros. 

Agradecemos  sinceramente  al  colega  los  amables  conceptos  que  dedica  á  naes- 
tra  sociedad  y  á  la  labor  que  ella  realiza. 


ANALES 


DE     LA 


SOCIEDAD  CIENTÍFICA 

ARGENTINA 


Director  :  IngeDÍero  ÁNGEL  GALLARDO 
Secretarios  :  Señores  Eduardo  Latzina  y  Carlos  Lagos^^García 

REDACTORES 

iDgeoiero  Kduardo  Aguirre,  señor  Juan  B.  Ambrosetti,  doctor  Pedro  N.  Árala, 
ingeniero  Albtírto  de  Arteaga,  ingeaiero  doctor  Manuel  £.  Bahta,  iiigeniero 
Santiago  E.  Barabino,  ingeniero  Federico  Birabén,  arquitecto  Juan  A.  Bu.s- 
chíazzo,  ingeniero  Emilio  Candiani,  ingeniero  José  S.  Cortl,  doctor  Eduardo  L. 
Holmberg,  doctor  Atanasio  Quiruga,  ingeniero  Praocisco  Seguí,  doctor  Enrique 
Tornú,  doctor  Roberto  Wernicke,  doctor  Estanislao  $.  Zeballos.         % 


OCTUBRE  1899.  —  ENTREGA  IV.  -  TOMO  XLVIII 


PUNTOS    Y    PRECIOS    DE    SUSCRIPCIÓN 

LOCAL  DE  LA   SOCIEDAD,    CRVALLOS   339,    Y    PilINClPALKS    URIIEUÍAS 

Por  roes S  "Víi        íOO 

Por  año n  i á . oo 

Niimtíro  ntnisntlo »»  2.00 

—                para  lus  socios »•  i..%o 

La  suscripción  xe  paga  anticipada 


■é 


BUENOS     AIRES 

IMPRENTA  Y  CVSA  KDITORA  DK  CO.M  HERMANOS 
684  —  CALLE  PBRÚ  —  684 

1890 


JUNTA    DIRECTIVA 

Presidente Ingeniero  doctor  Marcial  R.Candioti. 

Vice-Presídente  1^  Ingeniero  doctor  Carlos  M.  Morales. 
Id.  5°  Mayor  ingeniero  Arturo  M.Lugones. 

Secretario  de  actas  Ingeniero  Eleodoro  A.  Damianovich. 
—  correspondencia  Agrimensor  Cristóbal  Hicken. 

Tesorero Ingeniero  Armando  Romero.' 

Bibliotecario Señor  Luis  Miguens. 

Ingeniero  Domingo  Nocetl 

Ingeniero  Claro  C.  Dassen. 

Ingeniero  Domingo  Carriqüe. 
Vocales { Ingeniero  Emilio  Palacio. 

Ingeniero  Luis  A.  Huergo  (hijo). 

Ingeniero  Oronte  A.  Valerga. 
Gerente Señor  Juan  Botto. 


ÍNDICE  DE  LA  PRESENTE  ENTREGA 


J.  Velazquez  Giménez.  La  industria  del  cobre  en  Chile ¿09 

Carlos  Speoazzini.  Nova  addenda  ad  Floram  Patagonicam  (ContinwKiónJ 2.]9 

Miscelánea  :  Algunas  aplicaciones  del  aire  liquido 243 

Bibliografía  :  Mehcerat,  Die  fossilen  Yógel  Patagoniens.  —  Hercerat,  Caroli- 
bergia  azulensis.  »  Delagb  y  Hérouaad,  Traite  de  zoologie  concrete.  —  Ah- 
BRosETTi,  Notas  dc  arqueología  calchaquf.  —  Qoiroga,  Ruinas  de  Anfama  :  El 
pueblo  prehistórico  de  la  Ciénaga.  —  Congreso  científico  general  chileno.  — 
Binet,  Le  premier  devoir  de  Téducation.physique '24() 

Movimiento  social  :  Socios  nuevos.  —  Canges  nuevos.  —  Acciones  donadas.  — 
Representación  de  la  Sociedad  en  el  Congreso  Industrial  y  de  Orientalistas.  — 
Fomento  de  la  biblioteca.  —  Vista  á  la  fábrica  de  Dellachá 2r>r) 


LA  INDUSTRIA  DEL  COBRE  EN  CHILE 


Por  muchos  años  la  única  industria  de  Chile  que  pudo  soportar 
las  cargas  del  Estado,  fué  la  de  la  explotación  de  los  filones  de 
cobre  de  las  provincias  de  Atacama  y  Coquimbo. 

Sin  los  bullicios  ni  los  deslumbramientos  de  los  accidentados 
trabajos  délos  metales  nobles,  sin  los  desfallecimientos  ni  disipa- 
ciones que  produjeron  los  metales  preciosos  encontrados  en  Cara- 
coles, Chañarcillo  y  Tres  Puntas,  el  cobre  fuá  el  amparo  del  pobre 
minero  chileno  y  de  cuantos,  con  bastante  energía  para  luchar  contra 
la  miseria,  abandonaron  las  estrechas  tierras  del  sud  emigrando 
á  los  desiertos  del  norte. 

Nada  fueron  para  la  energía  humana  concentrada  allí,  la  pobreza 
de  las  minas,  ni  las  grandes  fluctuaciones  del  valor  del  cobre.  A  tra- 
vés de  vicisitudes  de  todo  género  y  A  fuerza  de  trabajo,  Chile  llegó 
A  exportar  hasta  50.000  toneladas  de  cobre  anuales,  alcanzando  en 
rango  el  tercer  lugar  entre  los  países  productores  de  este  metal  en 
el  mundo. 

Seiscientos  millones  de  pesos  como  valor  del  metal  obscuro 
extraído  de  las  minas  de  Chile  hasta  1896,  representan  la  actividad 
de  esta  industria  y  dan  idea  del  papel  que  ha  debido  desempeñar 
en  la  economía  chilena. 

Hasta  1831,  la  explotación  y  la  metalurgia  del  cobre  en  Chile  no 
ofrecen  nada  de  notable.  Apenas  si  hasta  esa  época  se  extrajeron 
los  crestones  de  los  afloramientos  de  las  vetas.  Superficialmente  se 
extraían  los  minerales  oxidados  que  eran  los  únicos  que  se  fundían, 
porque  con  el  fuego  daban  cobre  metálico.  En  esa  labor  se  recono- 
cieron casi  todas  las  vetas,  abandonándoselas  cuando,  al  llegarse  á 
cierto  nivel,  se  encontraban  con  los  sulfuras. 

AN.  SOC.  CIEXT.  ARG.  —  T.  XLVIII  U 


210  ANALES  ÜE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Los  chilenos,  con  sus  escasos  conocímieulos  metalúrgicos,  se 
enconlraban  cnlonces  con  melales  refractarios,  porque  fundidos 
en  el  horno  sólo  daban  arenillas.  Sin  medio  alguno  cómo  poder 
obtener  el  cobre  de  esos  minerales,  declaraban  las  vetas  en  broceo 
aun  cuando  la  potencia  y  la  ley  de  los  filones  brindase  amplio 
campo  á  la  explotación. 

Fué  por  esos  tiempos  que  en  contraposición  se  encontraban,  por 
un  lado,  los  enormes  desmontes  de  las  más  poderosas  minas  del 
señor  Solar :  Pizarro,  Almagro  y  Clialeco  y  otras  pertenencias,  ama- 
rinando con  la  profusión  de  los  metales  despreciados;  por  otra 
parte,  los  escoriales  de  Guamalato,  formando  verdaderas  montañas 
de  ejes  triturados  por  la  acción  del  tiempo  y  del  descuido. 

En  esa  época  dos  hombres  vienen  á  imprimir  á  la  industria 
tiuevo  rumbo:  el  ingeniero  francés  Lamben,  aplicando  los  proce- 
dimientos Swansea  á  los  minerales  sulfurados  de  cobre  y  el  indus- 
trial  chileno  señor  J.  T.  Urmeneta  desarrollando  toda  su  actividad 
de  minero  en  benefi'MO  de  la  industria. 

Allá  por  el  año  18i0,  Lambert,  siendo  químico  de  laCompañia 
Inglesa  de  Minas,  y  de  tránsito  para  Coquimbo,  se  encontró  en  Gua- 
malato  con  las  montañas  de  escorias  resultado  de  antiguos  trata- 
mientos. Con  mucha  sagacidad,  y  en  medio  de  las  burlas  de  los 
propietarios,  adquirió  esos  escoriales  y  levantó  en  el  puerto  de 
Coquimbo  un  establecimiento  con  4  chancadoras  y  2  hornos  de 
reverbero  tales  como  se  usaban  en  Swansea  y  rodeó  su  oficina  de 
allds  murallas.  El  loco,  como  lo  llamaban,  trató  de  guardar  sigilo- 
samente su  secreto  (I). 

ün  eureka  unánime  se  pronunció  en  toda  la  región,  cuando 
después  de  varios  días  de  trabajo,  se  vio  abrir  las  puertas  de  la 
oficina  para  dar  paso  á  las  barras  de  cobre.  Desde  «{ue  el  producto 
salió  del  establecimiento,  ya  Lambert  no  pudo  mantener  el  secreto. 

Tales  resultados  no  pudieron  menos  que  imprimir  vigoroso 
impulso  á  la  minería,  uno  de  los  hombres  más  entusiasmados  por 
estos  sucesos  fué  el  señor  Urmeneta,  quien  repentinamente  con- 
vertido en  minero  tuvo  suficiente  juicio  práctico  y  energía  para 
habilitar  labores  mineras  que  por  más  de  50  años  han  rendido,  y 
siguen  rindiendo,  gran  parte  de  los  minerales  que  produce  Chile. 
Basta  decir  que  ese  industrial,  que  pobremente  había  principiado 

(1)  Como  se  sabe,  el  tratamiento  de  los  ejes  estribaba  en  uoa  serie  de  tostados 
y  fundicioaes  reductivas.  Hasta  hoy  funciona  la  oficina  fundada  por  Lambert. 


Lk  INDUSTRIA  DEL  COBRE  EN  CHILE  211 

en  la  minila  Moliecns,  insignificante  zona  del  cerro  Tamaya  (I). 
concluyó  por  ser  el  propietario  de  toda  la  montaña,  extendiendo  su 
ofícaz  acción  á  toda  la  provincia  de  Coquimbo. 

Con  los  capitales  que  obtuvo  en  las  primeras  explotaciones 
levantó  los  célebres  establecimientos  metalúrgicos  de  Guayacán  y 
Tongoy  (2)  situados  en  los  puertos  de  Coquimbo  y  Tongoy  respecti- 
vamente. Unió  estas  oñcinas  con  los  minerales  por  medio  del  ferro- 
carril de  Tongoy  á  Tamaya.  Impulsó  empresas  carboneras  del  sud, 
con  lo  que  adquirió  combustibles  para  las  fundiciones,  encargó 
vapores  para  transportes  y  en  general  habilitó  muchas  faenas 
mineras. 

Generalizado  ya  el  modo  de  tratar  los  suKuros  y  demás  metales 
complejos  de  cobre,  la  industria  entró  en  plena  actividad  y  cada 
uno  se  preocupó  de  explotar  tanto  como  le  permitían  sus  recursos; 
es  así  como  de  la  mediocre  producción  del  año  30  al  40,  de  10  á  15 
mil  toneladas,  se  llegó  en  1876  á  exportar  52.360  toneladas  de 
cobre  de  primera  ley,  continuándose  en  los  años  siguientes  la 
exportación,  más  ó  menos  alta,  hasta  1886>  qué  se  produjo,  en  total, 
3U.000  toneladas.  Desde  esa  época,  anualmente,  la  producción  ha 
ido  decreciendo. 

El  desarrollo  de  la  industria  en  Chile  se  puede  apreciar  por  la 
estadística  de  exportación  : 

Años  Toneladas  de  1000  kilr>gramoH 

187(5 52.300 

1879 fO.099 

1880 43.603 

1881 ^ 38.607 

1882 *. 43.596 

1883 41.757 

188J 42.314 

1885 39.116 

1886 36.195 

1887 29.616 

1888 31.740 

1889 24.638 

1S9Ü 26.721 

1)  El  cerro  Tamaya  ha  sido  la  formación  inioeralizada  más  rica  en  cobre  de 
Chile. 

2.  Ambas  oficinas  son  hoy  de  primera  clase.  Guayacán  solo  ha  llegjdo  á  mandar 
por  año  á  Europa  hasta  10  millones  de  kilogramos  de  cobre  de  primera  clase, 
sin  contar  los  50  á  60  mil  kilogramos  de  ejes. 


212  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIESITtFlCA   ARGENTINA 

Años  Toneladas  de  1000  kilogramo: 

1891 19.875 

1892 22.565 

1893 21 .350 

1 894 2 1 . 340 

1895 24.000 

1896 23.000 

1897 21.900 


Desde  hace  20  años  el  valor  del  cobre  ha  sufrido  variaciones 
nolables. 

En  1858  los  cobres  bestselecíed  eran  cotizados  en  el  mercado  do 
Londres  ú  £  100  la  tonelada  nnélrica. 

Djsde  entonces,  y  á  consecuencia  de  la  explotación  de  nuevos 
distritos  nnineros,  el  valor  del  cobre  lia  bajado  constantemente. 

Según  la  estadística  publicada  por  Morton  y  C  de  Londres  los 
valores  del  cobré  puro  en  lingotes  desde  1873  han  seguido  así  : 


Libras  por  tonelada  métrica 

1873  (30  junio: 80.10 

1874  (30  junio) 78    » 

1875 82    » 

1876 74    !> 

1877 69    » 

1878 64    » 

1879 56    » 

1880 60    » 

1881 58.10 

1882 ^ 67     » 

1883 64    » 

1881 62    » 

1885 39    » 

1886 39.12 


A  íin  de  1886  el  valor  bajaba  hasta  €  38.10. 

Ya,  con  este  precio,  el  Sindicato  de  los  Cobres  resolvió  hacer  una 
especulación,  y  para  ello  comenzó  á  acaparar  el  articulo,  llegando 
en  1888  á  adquirir  178.000  toneladas  de  cobre,  sobre  una  produc- 
ción total  del  mundo  de  275.370  toneladas.  Entonces  el  Sindicato, 
ya  dueño  del  mercado,  hizo  subir  el  precio  del  cobre  como  no  se 
tenían  precedentes  desde  30  años. 

Las  fluctuaciones  de  esta  memorable  especulación  es  la  siguiente : 


LA  INDUSTRrA  DEL  GODRB  EN  GHILB  ¿13 

Libras  esterlinas 

1887  Setiembre  30 39.10 

*    Noviembre  30 66.15 

»    Diciembre  31 85    » 

1888  Enero  31 77.02 

»    Febrero  29 78. 17 

»    Marzo  31 80.02 

»    Abril  30 80.02 

>  Mayo  31 80.15 

»  Junio  30 81     * 

»  Julio  31 80.10 

>  Agosto  31 89    » 

»  Setiembre  31 100    » 

»  Octubre  31 78.05 

«  Noviembre  30 77. 10 

»  Diciembre  31 77. 10 

1889  Enero  31 77  10 

»  Febrero  28 78    » 

.4lcanza(Io  ese  precio  principió  ia  desmonelización  y  la  transfor- 
mación en  barras  de  cuanto  objeto  de  cobre  había  á  la  mano. 

Además,  antiguas  minas  abandonadas  desde  muchos  años  se 
pusieron  nuevamente  en  labor,  todo  lo  que  contribuyó  á  aumentar 
notablemente  la  producción.  Pero  el  slock  fué  creciendo  sucesiva- 
nfienley  el  sindicato,  para  sostener  el  alto  precio,  se  vio  obligado 
á  comprar  cuanto  se  producía;  en  1889  había  inmovilizado  un 
capital  de  250  millones  de  francos. 

A  pesar  de  los  recursos  del  sindicato,  éste  no  pudo  seguir 
haciendo  frente  á  la  producción  cada  vez  en  aumento  y  la  catás- 
trofe se  produjo  á  fin  de  marzo  de  1889.  El  cobre  que  valió  á  fín  de 
febrero  ¿  78,  no  valió  más  que  ¿  39  á  (In  de  marzo. 

Desde  entonces  el  precio  se  ha  elevado  poco  á  poro  sujetándose 
á  la  ley  natural  de  la  oferta  y  de  la  demanda.  A  fín  de  1889  el  precio 
fué  de  €  50;  en  1892  de  £  49;  en  1895  de  £  42  y  en  1897  de  £  49 
á50(l). 

A  pesar  de  estas  enormes  fluctuaciones  las  minas  y  ofícinas  chi- 
lenas siguieron  produciendo  cobre,  llegando  ya  con  el  precio  de 
£  39  á  una  crisis  general. 

Pero  en  osas  variaciones  del  mercado  no  fueron  los  melalurgislas 
los  que  sufrieron  las  consecuencias:  fueron  los  mineros  las  víctimas 
del  ajio  capitalista  y  para  muchos  de  ellos  sobrevino  la  ruina. 

1   En  la  actualidad  el  precio  alcanza  de  £  70  á  75. 


214  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD   CIEMTinCA  ARGENTINA 

En  la  incertidumbre  de  conseguir  algún  rendimiento  inmediato,  so 
siguieron  en  las  labores  internas  trabajos  desesperados,  creyendo 
siempre  que  seria  el  último  momento  de  aprovechar  de  las  minas; 
sin  concierto  ni  plan  alguno  se  siguió  la  máxima  de  arrancar 
cuantoy  como  se  pudiese,  dando  ala  postre  esas  cuevas  y  laberinlos 
que  lanío  perjudican  á  las  explotaciones  actuales. 

En  la  fuerza  del  trabajo  se  ha  llegado  pronto  á  las  zonas  estériles. 
A  la  profutididad  de  300  á  500  metros  la  mineralización  potente  de 
los  sulfuros  ha  degenerado,  y  desaparecido  el  filón  central  para 
ramificarse  en  venas  de  muy  escaso  valor.  ¥  este  empobrecimiento 
de  la  mayor  parte  de  las  vetas,  ha  dado  lugar  á  que  se  siente  como 
principio  que  á  determinado  nivel  los  filones  desaparecen.  Hoy  se 
encuentran  en  ese  estado  la  mayor  parte  de  las  minas  chilenas.  Los 
yacimientos  de  Carrizal,  de  Vallenar  y  de  Freirina  en  la  provincia 
deAtacama,  los  de  la  Higuera,  Coquimbo,  La  Serena,  Tamaya  y 
Panulcíllo  en  la  de  Coquimbo,  y  los  de  Tiltil,  Batuco,  Lampa  y 
Las  Condes  en  la  de  Santiago,  con  más  ó  menos  acentuación,  pasan 
por  el  periodo  de  empobrecimiento. 

Es  asi  cómo  se  explica  el  descenso  continuo  de  la  explotación 
acentuado  año  tras  año,  de  las  18  oficinas  de  fundición,  contando 
grandes  y  pequeñas,  que  funcionaban  hasta  hace  cinco  años  ;  hoy 
sólo  quedan  ocho.  Por  ahora  puede  decirse  que  la  industria  del 
cobre  en  su  decadencia  sigue  el  camino  de  la  desaparición. 

Si  ahora  se  examinan  las  verdaderas  causas  que  originan  el  actual 
estado  de  la  industria  del  cobre  en  Chile,  encontraremos  como  causa 
principal  el  desdén  con  que  hoy  se  miran  las  explotaciones  cupri- 
ícras,  que  sólo  rinden  centavos,  frente  á  negocios  más  lucrativos, 
como  los  de  salitre. 

Con  las  nuevas  expansiones  territoriales,  el  chileno  ha  ido  per 
diendo  poco  á  poco  su  vigor  y  su  sobriedad  comercial.  De  ahí  que 
cuando  en  las  minas  se  han  presentado  esas  dificultades  donde 
más  que  nunca  se  necesitan  energía  y  constancia^  el  minero  de  oca- 
sión pero  no  de  hábito,  ha  cambiado  de  rumbo  á  su  dinero,  en  busca 
de  dividendos  más  positivos.  Y  así  las  minas  han  pasado  de  pro- 
pietario en  propietario,  cada  uno  aprovechando  de  los  filones  por 
todos  los  medios  posibles,  sin  acordarse  del  porvenir,  ni  de  que  las 
vetas  muchas  veces  no  rinden,  no  por  la  ley  y  proporciones  mismas 
de  los  minerales,  sino  por  los  gravámenes  que  acarrea  una  explota- 
ción antigua  defectuosa. 

De  acuerdo  con  las  ideas  emitidas  por  el  ingeniero  señor  San 


LA  INDUSTRIA  DEL  COBRE  EN  CHILE  2I& 

Romád,  creemos  que  el  actual  empobrecimiento  de  las  minas  de 
cobre  se  debe  á  una  zona  estéril  general  para  toda  la  formación, 
pero  que  bajo  esta  zona  continúan  las  vetas  bien  formadas  y 
poderosas. 

Como  prueba  se  pueden  ofrecer  los  siguientes  casos.  Por  mucho 
tiempo  se  creyó  que  la  famosa  región  de  Carrizal  Alto  se  había 
agotado  defínitivamenle.  Gracias  á  la  constancia  de  su  propietario 
y  contrariando  la  opinión  de  todos,  hiciéronse  trabajos  de  explora- 
ción en  profundidad;  después  de  vencer  las  dificultades  consi- 
guientes á  los  400  metros  de  hondura,  pudo  cortarse  la  veta  de  la 
mina  Armonia,  obteniéndose  minerales  de  11  y  13  por  ciento  de 
ley.  Lo  mismo  ha  pasado  con  la  mina  Santa  Margarita  y  con  la 
Astillas. 

En  Copiapó  la  Compañía  Inglesa  de  Minas,  que  desde  principios 
del  siglo  sigue  explotaciones  de  cobre,  trabaja  actualmente  con 
mucho  éxito  la  mina  Dulcinea  á  más  de  700  metros  de  profun- 
didad, siguiendo  dos  potentes  filones  de  minerales  piritosos  con 
SO  por  ciento  de  ley  media. 

Estos  ejemplos,  en  armonía  con  la  génesis  do  los  filones  cupríferos 
de  Chile,  podían  servir  de  base  para  nuevas  exploraciones,  pero 
para  esto  se  necesitaría  del  empuje  de  los  grandes  capitales.  En  las 
circunstancias  en  que  se  encuentran  las  minas  de  cobre,  nada  se 
podrá  hacer  con  pequeños  capitales,  sobre  lodo,  cuando  hay  que 
luchar  con  los  derrumbes  y' los  aterramientos  producidos  por  el 
bárbaro  trabajo  de  los  pirquineros. 

En  la  actualidad,  y  no  produciéndose  más  que  20.000  toneladas 
anuales  de  cobre  con  tendencia  á  la  diminución,  todos  los  mine- 
rales se  benefician  en  el  país  en  8  oñcinas  escalonadas  de  norte  á 
sur  de  la  manera  siguiente  : 

Ofícina  inglesa  de  fundición  en  Antofagasta; 

Fundición  de  Tierra  Amarilla,  cerca  de  Copiapó; 

Fundición  de  Gonzales  Izaga  y  C*,  en  Carrizal; 

Fundición  de  Guayacán,  en  Coquimbo; 

Fundición  de  Tongoy^  en  Tongoy; 

Fundición  de  La  Compañía,  en  La  Serena ; 

Fundición  de  Las  Condes,  cerca  de  Santiago; 

Fundición  de  Lota,  en  el  puerto  de  Lola. 

El  origen  de  todas  estas  oficinas  ha  sido  muy  humilde;  se  prin- 
cipió con  algunos  hornos  de  ladrillos  en  donde  se  fundían  minerales 
bajo  el  calor  de  la  leña  de  los  bosques.  Pocoá  poco  las  instalaciones 


216  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

se  han  ido  aumentando  basla  obtener  las  proporciones  actuales. 

De  todas  las  ofícinas  las  más  importantes  son  : 

Fundición  de  Tierra  Amarilla ; 

Fundición  de  Guayacán; 

Fundición  de  Lola ; 
las  que  benefícian  las  cuatro  quintas  partes  del  cobre  que  exporta 
Chile. 

Describiremos  el  primero  y  el  último  establecimiento,  así  como 
los  procedimientos  y  variantes  que  se  siguen  en  ellos. 


ESTABLECIMIENTO    DE   BENEFICIO    DE   TIERRA    AMARILLA 

Esta  ofícina,  la  más  importante  de  la  provincia  de  Atacama,  está 
situada  sobre  la  linea  del  ferrocarril  de  Copiapó  y  á  16  kilómetros 
al  este  de  esa  ciudad.  Pertenece  á  la  Sociedad  industrial  deAtacama, 
es  decir,  á  negociaciones  del  Banco  Edwards. 

El  origen  del  establecimiento  ha  sido  humilde,  desarrollándose 
poco  á  poco  hasta  obtener  la  capacidad  actual. 

La  crisis  porque  pasa  la  minería  de  la  provincia,  natural- 
mente ha  afectado  á  Tierra  Amarilla:  así,  á  pesar  de  explotar  la 
Sociedad  machas  minas  y  de  comprar,  por  medio  de  agentes  esta- 
blecidos en  lodos  los  centros  mineros,  la  mayor  parte  de  los  mine- 
rales extraídos,  el  establecimiento  no  tiene  la  provisión  necesaria 
y  ha  de  disminuir  el  tercio  de  sus  operaciones. 

La  disposición  general  del  establecimiento,  la  clase  de  aparatos 
usados  y  la  naturaleza  de  los  trabajos  efectuados  no  son  de  lo  más 
perfecto,  por  cuya  razón  nos  ocuparemos  sólo  de  describirlos. 

La  oficina  está  situada  en  la  quebrada,  muy  cerca  de  la  vertiente 
derecha.  A  pesar  de  esto  no  se  ha  aprovechado  la  desnivelacir>n  del 
terreno  y  todas  las  instalaciones  sobre  el  mismo  plano  originan 
grandes  gastos  para  manejar  el  mineral  en  todas  las  operaciones. 
Por  otra  parte,  habiéndose  formado  el  establecimiento  poco  á  poco, 
la  situación  de  los  distintos  departamentos,  y  aún  de  los  órganos 
de  una  misma  sección,  es  desacertada.  Así,  por  ejemplo  :  los  hornos 
de  reverbero  están  distribuidos  sin  concierto,  lo  que  origina  grandes 
incomodidades  en  la  carga  y  descarga;  además,  cada  uno  de  dichos 
hornos  tiene  su  chimenea,  lo  que  no  sólo  es  costoso  como  instala- 
ción, sino  defectuoso  como  principio,  pues  con  esto,  no  pueden 


LA  INDUSTRIA  DEL  COBRE  EM  CHILE  217 

establecerse  cámaras  de  condensación  de  huníios  ricos,  ni  regulari- 
zarse el  tiro,  que  en  general  es  débil,  además  de  que  se  gasta  mucho 
combustible.  En  cuanto  á  los  demás  órganos,  los  stallcs  y  hornos 
de  calcina  están  muy  lejos  de  los  hornos  de  fundición;  lo  mismo 
sucede  con  el  motor  y  el  cuerpo  de  bombas. 

Dos  procedimientos  se  siguen  en  Tierra  Amarilla  en  la  metalurgia 
del  cobre  : 

i°  Método  inglés,  esto  es,  en  que  todas  las  operaciones  se  hacen  en 
hornos  de  reverbero. 

2**  Método  continental,  en  que  se  usan  stalles  y  hornos  de  viento 
con  camisa  de  agua. 

Método  inglés 

Naturaleza  de  los  minerales.  —  La  mavoría  de  los  minerales 
que  se  tratan  son  del  género  de  los  minerales  oxidados,  carbonatos, 
silicatos  y  óxidos,  con  ganga  muy  cuarzosa  y  poco  ferruginosa.  La 
ley  media  de  estos  metales  es  de  10  á  15  por  ciento.  También  so 
benefician  pirilas  dobles  de  fierro  y  de  cobre. 

Los  minerales  oxidados  se  tratan  dircclamente,  mientras  que  los 
sulfurados  son  previamente  tostados. 

El  tratamiento  en  general  consta  de  las  siguientes  operaciones  : 

a)  Tostado  (para  los  minerales  sulfurosos); 

b)  Fundición  para  mala  bronce; 

c)  Tostado  y  fundición  para  mata  blanca; 

d)  Afinado. 

Tostado,  —  El  tostado  de  los  minerales  sulfurosos  se  hace  en 
stalles.  Estos  son  formados  por  una  cavidad  rectangular  cuya  pared 
menor  está  en  comunicación  con  el  rampante  de  una  chimenea. 
Dicha  pared  agujereada  da  paso  á  las  llamas  que  efectúan  el 
tostado.  El  funcionamiento  de  los  stalles  es  de  todos  conocido. 

Fundición  para  mata  bronce,  —  Preparado  convenientemenle 
el  lecho  de  fusión,  tanto  bajo  el  punto  de  vista  de  la  formación  de 
escorias  pobres,  cuanto  para  obtener  la  cantidad  de  malas  estricla- 
mente  necesarias,  se  carga  en  un  horno  de  reverbero,  lo  que  so 
ofeclúa  por  una  puerta  que  hay  en  la  bóveda. 

Los  hornos  son  de  ladrillos  refractarios  ingleses  con  una  super- 
ficie de  parrillas  Vi5<'<?l  laboratorio.  Tienen  dos  puertas,  una  lateral 
sobre  el  eje  transversal  que  sirve  para  la  extracción  de  las  matas,  y 
otra  de  trabajo  sobre  el  eje  longitudinal  para  la  extracción  de  las 


216  ANAiBS  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  AIlGE^TlNA 

se  han  ido  aumentando  hasta  obtener  las  proporciones  actuales. 

De  todas  las  oHcinas  las  nnás  importantes  son  : 

Fundición  de  Tierra  Amarilla ; 

Fundición  de  Guayacán ; 

Fundición  de  Lota; 
las  que  benefician  las  cuatro  quintas  partes  del  cobre  que  exporta 
Chile. 

Describiremos  el  primero  v  el  último  establecimiento,  así  como 
los  procedimientos  y  variantes  que  se  siguen  en  ellos. 


ESTABLRCIMIEISTO    DE   BENEFICIO    DE   TIERRA   AMARILLA 

Esta  oficina,  la  más  importante  de  la  provincia  de  Atacama,  está 
situada  sobre  la  línea  del  ferrocarril  de  Copiapó  y  &  16  kilómetros 
al  este  de  esa  ciudad.  Pertenece  á  la  Sociedad  industrial  deAtacama, 
es  decir,  á  negociaciones  del  Banco  Edv^ards. 

El  origen  del  establecimiento  ha  sido  humilde,  desarrollándose 
poco  á  poco  hasta  obtener  la  capacidad  actual. 

La  crisis  porque  pasa  la  minería  de  la  provincia,  natural- 
mente ha  afectado  á  Tierra  Amarilla:  así^  á  pesar  de  explotar  la 
Sociedad  machas  minas  y  de  comprar,  por  medio  de  agentes  esta- 
blecidos en  todos  los  centros  mineros,  la  mayor  parte  de  los  mine- 
rales extraídos,  el  establecimiento  no  tiene  la  provisión  necesaria 
y  ha  de  disminuir  el  tercio  de  sus  operaciones. 

La  disposición  general  del  establecimiento,  la  clase  de  aparatos 
usados  y  la  naturaleza  de  los  trabajos  efectuados  no  son  de  lo  más 
perfecto,  por  cuya  razón  nos  ocuparemos  sólo  de  describirlos. 

La  oficina  está  situada  en  la  quebrada,  muy  cerca  de  la  vertiente 
derecha.  A  pesar  de  esto  no  se  ha  aprovechado  la  desnivelación  del 
terreno  y  todas  las  instalaciones  sobre  el  mismo  plano  originan 
grandes  gastos  para  manejar  el  mineral  en  todas  las  operaciones. 
Por  otra  parte,  habiéndose  formado  el  establecimiento  poco  á  poco, 
la  situación  de  los  distintos  departamentos,  y  aún  de  los  órganos 
de  una  misma  sección,  es  desacertada.  Así,  por  ejemplo  :  los  hornos 
de  reverbero  están  distribuidos  sin  concierto,  lo  que  origina  grandes 
incomodidades  en  la  carga  y  descarga;  además,  cada  uno  de  dichos 
hornos  tiene  su  chimenea,  lo  que  no  sólo  es  costoso  como  instala- 
ción, sino  defectuoso' como  principio,  pues  con  esto,  no  pueden 


LA  INDUSTRIA  DEL  COBRE  ER  CHILE  217 

establecerse  cámaras  de  condensación  de  humos  ricos,  ni  regulari- 
zarse el  tiro,  que  en  general  es  débil,  además  de  que  se  gasta  muclio 
combustible.  En  cuanto  á  los  demás  órganos,  los  slallcs  y  hornos 
de  calcina  están  muy  lejos  de  los  hornos  de  fundición ;  lo  mismo 
sucede  con  el  motor  y  el  cuerpo  de  bombas. 

Dos  procedimientos  se  siguen  en  Tierra  Amarilla  en  la  metalurgia 
del  cobre  : 

i  **  Método  inglés,  esto  es,  en  que  todas  las  operaciones  se  hacen  en 
hornos  de  reverbero. 

S""  Método  continental,  en  que  se  usan  stalles  y  hornos  de  viento 
con  camisa  de  agua. 

Método  inglés 

Naturaleza  de  los  minerales.  —  La  mavorfa  de  los  minerales 
que  se  tratan  sonde!  género  de  los  minerales  oxidados,  carbonatos, 
silicatos  y  óxidos,  con  ganga  muy  cuarzosa  y  poco  ferruginosa.  La 
ley  media  de  estos  metales  es  de  10  á  15  por  ciento.  También  so 
benefician  piritas  dobles  de  fierro  y  de  cobre. 

Los  minerales  oxidados  se  tratan  directamente,  mientras  que  los 
sulfurados  son  previamente  tostados. 

El  tratamiento  en  general  consta  de  las  siguientes  operaciones  : 

a)  Tostado  (para  los  minerales  sulfurosos); 

b)  Fundición  para  mata  bronce; 

c)  Tostado  y  fundición  para  mata  blanca; 

d)  Afinado. 

Tostado.  —  El  tostado  de  los  minerales  sulfurosos  se  hace  en 
stalles.  Estos  son  formados  por  una  cavidad  rectangular  cuya  pared 
menor  está  en  comunicación  con  el  rampante  de  una  chimenea. 
Dicha  pared  agujereada  da  paso  á  las  llamas  que  efectúan  el 
tostado.  El  funcionamiento  iW.  los  stalles  es  de  todos  conocido. 

tundición  para  mata  bronce.  —  Preparado  convenientemente 
el  lecho  de  fusión,  tanto  bajo  el  punto  de  vista  de  la  formación  de 
escorias  pobres,  cuanto  para  obtener  la  cantidad  de  matas  estricta- 
mente necesarias,  se  carga  en  un  horno  de  reverbero,  lo  que  se 
efectúa  por  una  puerta  que  hay  en  la  bóveda. 

Los  hornos  son  de  ladrillos  refractarios  ingleses  con  una  super- 
ficie de  parrillas  '  15  del  laboratorio.  Tienen  dos  puertas,  una  lateral 
sobre  el  eje  transversal  que  sirve  para  la  extracción  de  las  matas,  y 
otra  de  trabajo  sobre  el  eje  longitudinal  para  la  extracción  de  las 


920 


ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  AROEKTIRA 


En  lo  que  concierne  á  rendimientos  en  el  beneficio  y  á  costo  de 
tratamientos,  guarda  la  administración  completa  reserva. 


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Disposición  de  la  oficina 


A,  I"  cancha  para  melnles. 

B,  2"  cancha  para  melales. 


LA  INDUSTRIA  DEL  COBRE   EN  CHILE  221 

C,  Stalles  para  (oslado. 

D,  Chimenea  para  stall  circular. 

F,  F',  Sección  para  Iralamienlo  de  minerales  de  oro. 

G,  Malacate  á  vapor  para  accionar  el  elevador. 
H,  Cuarto  de  bombas. 

I,  Hornos  de  viento. 

J,  Hornos  de  reverbero. 

K,  Castillo  de  madera  para  el  elevador. 

L,  Hornos  de  reverbero. 

M,  Molor  para  accionar  el  ventilador. 

N,  Caldero. 

O,  Laboratorio. 

P,  Administración. 


ESTABLECIMIENTO   DE   FUNDICIÓN   DE   LOTA 


Lola,  puerto  de  mar  situado  al  sud  de  Valparaiso,  es  un  impor- 
tante centro  productor  de  carbón. 

La  compañía  explotadora  de  Lola  y  Coronel,  hoy  representada  por 
la  testamentaría  Cousiño,  con  sus  poderosos  elementos,  trabaja  en 
grande  escala  los  numerosos  mantos  de  lignita. 

Con  su  flota  de  vapores  y  buques  provee  de  carbón  á  casi 
(odas  las  factorías  y  oficinas  del  norte  del  país,  cargando  á  la 
vuelta  minerales  de  cobre  que  conduce  á  Lota  sin  gravamen  al- 
guno. 

Con  grandes  recursos  cuenta  la  compañía  para  sus  trabajos 
actuales  y  para  los  de  porvenir.  Grandes  también  han  sido  los  de 
su  primer  período.  Del  interior  de  las  minas  se  extraen  mensual- 
mente  de  20  á  33  mil  toneladas  de  carbón,  de  las  cuales  el  50  por 
ciento  se  tritura  y  reduce  á  carboncillo. 

Este  producto,  que  no  es  vendible  y  que  está  destinado  á  perderse, 
lo  ha  utilizado  la  misma  compañía  estableciendo  industrias  que 
necesitasen  el  fuego  como  agente  principal  de  trabajo. 

Así,  á  la  sombra  de  los  residuos  del  carbón  pasado  por  los  cerni- 
dores, de  la  arcilla  de  los  mantos  carboníferos  v  de  las  arenas 
cuarzosas  de  la  formación  del  lugar,  se  han  desarrollando  :  la 
fundición  de  cobre,  la  usina  de  cerámica  y  la  fábrica  de  vidrios. 


22  i  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

La  ley  medía  de  los  minerales  es  de  15  por  cienlo. 

La  Compañía  de  Lola  tiene  contratos  con  derlas  compañías  explo- 
tadoras de  minas,  entre  otras  la  Compañía  Inglesa  de  Copiapó,  la 
que  mensualmenle  le  entrega  10.000  quintales  métricos  de  mine- 
rales de  \ey  de  20  por  ciento  más  ó  menos. 

Desembarque  de  los  minerales.  —  Para  el  desembarque  de  los 
minerales  se  ha  construido  un  muelle  de  madera  de  300  metros 
de  largo  donde  atracan  los  vapores.  Una  serie  de  poderosos  pes- 
cantes levantan  unos  toneles  de  fierro  que  elevan  el  mineral  desde 
la  embarcación  hasta  3  metros  encima  del  piso  del  muelle. 

El  muelle  tiene  dos  líneas  de  rieles  de  1.20  metro  de  ancho 
recorridas  por  carritos  que  reciben  el  mineral  volcado  de  los  toneles. 
Los  canchas  de  depósito  de  minerales  están  á  2.30  metros  más  bajo 
que  el  nivel  del  muelle.  En  la  cancha  y  por  medio  de  una  vía  sobre 
caballetes  al  nivel  del  muelle,*so  reparten  á  voluntad  los  minerales 
(losembarcados. 


Sistema  de  beneficio 


Como  se  sabe,  en  la  metalurgia  del  cobre  existen  dos  mélodosde 
tratamiento  :  el  inglés  y  el  americano.  En  el  primero  se  usa  exclu- 
sivamente y  para  todas  las  operaciones,  el  horno  de  reverbero,  y  en 
el  segundo  gran  parte  del  trabajo  se  efectúa  en  hornos  de  viento. 
Aunque  las  reacciones  son  las  mismas,  sin  embargo  difieren  nota- 
blemente las  manipulaciones.  A  estos  procedimientos  podemos 
agregar  el  novísimo  método  de  los  convertidores. 

En  Lola  no  se  sigue  con  rigurosidad  ningún  ^sistema;  se  ha 
adoptado  una  combinación  de  los  distintos  métodos,  aprovechando 
del  mejor  trabajo  que  da  cada  aparato.  Esta  disposición  compleja 
es  la  adoptada  generalmente  en  las  instalaciones  modernas,  pues 
la  adopción  de  un  sistema  exclusivo  corresponde  sólo  á  una  di  las 
faces  porque  ha  pasado  la  metalurgia  del  cobre. 

Losaparatosyel  usoquesehacedeellosen  Lola  son  los  siguientes: 

Hornos  de  reverbero  para  tostado  y  formación  de  matas; 

Convertidores  Manhes  para  la  transformación  de  las  malas  en 
cobre  negro ; 

Hornos  de  viento  para  el  tratamiento  de  las  escorias  de  los  con- 
vertidores; 


LA  INDUSTRIA  DEL  GODRB  EN  CHILE  225 

Hornos  de  reverbero  pequeños  para  el  afinado  del  cobre  negro. 

Antiguamente  en  Lota  se  usaban  los  hornos  de  reverbero  para 
todas  las  operaciones.  Fué  sólo  en  el  año  1890  que  se  introdujeron 
los  convertidores  para  simplificar  la  serie  de  tostados  y  fundiciones 
al  reverbero  que  antes  habla  que  efectuar.  Posteriormente  se  adoptó 
el  horno  de  viento  para  repasar  las  escorias  de  los  convertidores. 
Es  de  notarse  que  á  pesar  de  haber  transcurrido  tantos  años  desde 
que  se  generalizaron  los  hornos  de  viento  para  las  fundiciones  del 
cobre,  en  Lota  no  se  les  ha  adoptado,  y  recientemente  se  ha  insta- 
lado uno  para  el  tratamiento  de  las  escorias  ric^s. 

El  hecho  se  explica  asi  :  el  horno  de  viento  es  muy  poderoso 
como  capacidad  de  tratamiento  y  muy  económico  bajo  el  punto  de 
vista  del  gasto  de  combustible  y  de  mano  de  obra ;  pero  en  cambio 
necesita  para  la  marcha  el  coke  ó  el  carbón  de  leña. 

Como  en  Lota  no  hay  más  combustible  que  la  lignita,  que  des- 
pués de  destilada  no  da  coke,  ha  habido  que  conservar  forzosamente 
los  reverberos  á  fin  de  utilizar  los  residuos  de  carbón,  bajo  cuyo 
único  aliciente  ha  podido  desarrollarse  la  fundición, 

El  empleo  de  aparatos  más  perfectos,  tales  como  los  hornos  de  vien- 
to, habría  originado  la  necesidad  de  importar  el  combustible  (coke), 
producto  que  no  se  consigue  en  América  en  grandes  cantidades. 

En  tales  condiciones,  en  Lota  el  procedimiento  de  reverbero  es 
más  económico  que  el  del  horno  de  viento,  y  aun  hace  frente  al  del 
convertidor. 

Puede  decirse  que  el  costo  de  combustible  en  el  tratamiento  de 
Lota  es  la  tercera  parte  del  mismo  gasto  que  en  los  demás  estable- 
cimientos de  su  género  en  Chile. 

Formadán  de  los  lechos  de  fusión.  —  Una  vez  efectuados  los 
montones  de  las  distintas  procedencias  y  clases  de  minerales,  se 
pasa  á  formar  los  lechos  de  fusión,  para  lo  cual  el  fundidor  toma 
las  proporciones  convenientes  de  las  diferentes  clases,  tendiendo 
siempre  á  formar  una  escoria  monosilicatcida. 

En  Lota  no  se  usa  un  solo  fundente  de  incorporación  especial. 
Las  gangas  de  los  minerales  son  suficientes  por  su  conjunto  para 
escorificar  lo  estéril.  A  ello  facilita  la  naturaleza  variada  de  los 
minerales,  los  que  puede  decirse  que  son  más  bien  un  poco  infu- 
sibles. Además,  como  hay  poco  azufre  en  los  minerales,  aun  en 
menor  cantidad  de  lo  que  so  necesita,  no  hay  necesidad  de  tostar, 
evitándose  esta  operación,  que  en  otros  establecimientos  y  con  otros 
minerales  hay  que  tener  en  cuenta. 

A!f.  SOC.  ClKMr.  ARC.  ^  T.  XLVIll  15 


226  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Fundición  para  mata  bronce.  —  Confeccionado  el  lecho  de  fusión 
se  pasa  á  la  formación  de  la  mata  bronce.  La  operación  consiste  en 
una  fusión  reductora,  que  produce  por  una  parte  escorias  sili« 
catadas  y  por  otra  mata  bronce  que  encierra  todo  el  cobre  y  una 
parte  del  fierro,  arsénico  y  antimonio  del  mineral.  La  opera- 
ción se  efectúa  en  hornos  de  reverbero,  tal  como  se  hace  en  Ingla- 
terra. 

El  lecho  de  fusión  en  contacto  del  fuego  se  funde  :  el  óxido  de 
fierro  se  une  á  la  sílice  de  la  ganga  para  dar  la  escoria  y  el  óxido 
de  cobre  descompone  una  parte  del  sulfuro  de  fierro  para  producir 
la  mata.  Con  todo,  la  acción  reductriz  es  mucho  menos  enérgica  en 
el  reverbero  que  en  el  horno  de  cuba ;  el  Fe^O^  no  es  reducido  ;  de 
alli  resulta  que  las  escorias  bastante  espesas  contienen  Fe^O^  y 
arrastran  mecánicamente  granallas  de  las  matas. 

Los  reverberos  son  iguales  á  los  de  Swansea,  de  ladrillos  refrac- 
tarios fabricados  en  el  mismo  lugar.  Solamente  las  bóvedas  se  hacen 
con  ladrillos  ingleses  que  se  contraen  menos. 

El  lecho  de  fusión,  con  una  ley  aproximada  de  45  por  ciento,  se 
carga  por  una  tolva  que  existe  en  la  bóveda.  El  combustible  tam- 
bién se  carga  en  el  hogar  por  otra  tolva;  pura  esta  operación  no 
tiene  el  horno  puerta  alguna.  La  entrada  del  aire  se  efectúa  por 
unos  agujeros  que  hay  en  la  pared  lateral  del  hogar,  esto  es,  en  la 
pared  normal  al  eje  mayor  del  horno.  Con  la  supresión  de  la  puerta 
del  hogar  se  obtiene  una  ventaja.  En  efecto,  no  habiendo  entradas 
bruscas  de  aire  frió  en  los  momentos  de  alimentar  el  hogar,  la 
temperatura  del  horno  se  mantiene  siempre  elevada. 

Los  hornos  se  encuentran  enfilados;  una  linea  férrea  corre  en- 
cima de  ellos,  por  donde  unos  carritos,  con  puerta  en  el  fondo  con- 
ducen y  reparten  el  mineral  que  se  vacía  en  las  tolvas,  y  de  éstas 
pasa  á  los  hornos.  Una  vez  la  carga  en  el  fondo  del  laboratorio,  se 
le  extiende  rápidamente  sobre  el  suelo  en  capa  uniforme  por  media 
de  un  rastrillo;  después  se  cierran  las  puertas  de  trabajo  y  se  activa 
el  fuego.  Cuando  la  carga  está  fundida,  lo  que  necesita  cerca  de 
siete  horas,  se  remueve  bien  la  masa  en  fusión  compuesta  de  matas 
y  escorias ;  en  seguida  se  espuman  éstas  por  la  puerta  de  las  esco- 
rias situada  sobre  el  eje  menor  del  horno;  se  carga  de  nuevo  el  horna 
con  nuevos  lechos  de  fusión  y  la  operación  se  repite. 

Cuando  el  piso  del  horno  está  cubierto  por  un  baño  formado  de 
malas,  se  destapa  la  puerta  situada  sobre  el  eje  mayor  y  se  hace 
correr  el  eje  liquido  sobre  unos  moldes  de  tierra  que  se  hallan  al 


LA  INDUSTRIA  DEL  COBRE  EN  CHILE  227 

exterior,  al  píe  del  horno^  y  preparados  sobre  el  piso  del  estableci- 
miento. Allí  los  ejes  se  enfrian. 

Como  los  ejes  al  llenar  los  moldes  lo  efectúan  por  rebose,  la  masa 
fundida  de  los  primeros  moldes  al  contacto  del  aire  se  enfria  y  no 
deja  correr  el  reslo.  Un  operario  con  un  gancho  largo  va  rompiendo 
las  superticics  solidificadas  á  medida  que  se  forman. 

Las  leyes  de  los  ejes  que  se  obtienen  varían  con  las  de  los  lechos. 
Con  minerales  pobres  de  10  por  ciento  se  obtienen  ejes  que  no 
pasan  de  30  por  ciento;  sin  embargo,  con  lechos  más  ricos  llegan  á 
obtenerse  hasta  de  50  por  ciento. 

La  práctica  establecida  en  Lota  es  que  sólo  deben  tratarse  en  los 
convertidores  ejes  de  50  por  ciento  de  ley  de  cobre  para  arriba.  Los 
ejes  de  menor  ley  hay  que  enriquecerlos,  operación  que  se  efectúa 
por  medio  de  un  tostado  y  de  una  nueva  fusión. 

Tostado.  —  Los  ejes  previamente  chancados  en  trozos  de  5  centí- 
metros, más  ó  menos,  de  diámetro  se  reducen  á  granallas  ó  arena 
para  que  el  tostado  sea  más  fácil  y  rápido.  La  molienda  se  efectúa 
por  medio  de  dos  pares  de  cilindros  moledores.  El  eje  molido  que 
sale  de  los  dos  primeros  cilindros  pasa  por  un  tamiz  que  separa  la 
parte  fina  que  queda  lista  para  trasladarse  ó  los  hornos  de  la  gruesa, 
que  es  levantada  por  una  noria  hasta  el  segundo  cilindro  moledor 
para  sufrir  una  nueva  molienda. 

La  tuesta  se  efectúa  en  hornos  de  reverbero  de  tres  plazas  escolo- 
nadas  con  dos  series  de  puertas  de  trabajo.  Como  pasa  en  los  hornos 
de  fundición,  tanto  el  mineral  como  el  combustible  se  cargan  por  la 
bóveda  por  medio  de  tolvas.  La  tuesta  completa  del  mineral,  con- 
tando desde  que  cae  en  el  primer  piso  hasta  que  sale  al  exterior 
por  el  último,  dura  12  horas,  cuatro  en  cada  piso. 

La  composición  de  los  ejes  antes  del  tostado  es  : 

Cobre 30  á  50  •/• 

Fierro 40  á  2o    » 

Azufre 30  á  26    » 

Después  del  tostado,  el  azufre  sólo  queda  reducido  á  3  por  ciento. 

Los  hornos  están  enfilados  como  los  de  fusión,  teniendo  cada  dos 
de  ellos  un  rampantc  que  se  empalma  con  el  rampante  general 
de  la  chimenea.  El  horno  se  descarga  por  una  abertura  que  hay 
en  el  piso  por  donde  cae  el  quemadillo  en  una  cavidad  que  existe 
bajo  el  piso  y  como  á  70  centímetros  más  bajo  que  el  nivel  del 


228  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

piso  general ;  se  le  echa  agua  para  enfriarlo  y  para  oxidar  aún  más 
los  ejes ;  por  último  se  extrae  de  allí  con  rastrillos}'  palas  y  se  carga 
en  carritos. 

Tratamiento  de  las  matas  de  ley  menor  que  50  por  denlo,  —  Una 
vez  tostadas  las  matas  bronces,  se  someten  á  una  fusión  reductora 
en  un  horno  de  reverbero  para  elevarla  á  50  por  ciento  y  más  si  es 
posible,  esto  es,  para  obtener  mala  blanca. 

Los  hornos  son  de  1 8  pies  de  eje  mayor  y  1 2  de  eje  menor,  iguales 
en  sus  disposiciones  á  los  hornos  para  mata  bronce;  lo  único  que  los 
diferencia  son  las  proporciones,  pues  en  los  que  estudiamos  la  rela- 
ción de  la  superficie  del  hogar  á  la  de  la  plaza  es  de  Vio- 
Una  vez  efectuada  la  fusión  reductora  y  separada  la  mata  blanca 
de  las  escorias,  éstas  se  hacen  correr  en  moldes  de  tierra  y  no  se 
arrojan,  pues  contienen  granallas  de  eje.  Las  matas  fundidas  salen 
conducidas  hacia  el  convertidor  por  un  canal  de  fierro  revestido 
interiormente  de  material  refractario.  Basta  inclinar  el  convertidor, 
colocar  el  extremo  del  canal  dentro  de  la  abertura  circular  superior 
y  abrir  la  puerta  de  los  ejes,  para  que  éstos  corran  dirigiéndose  al 
convertidor. 

Los  ejes  que  salen  son  por  lo  menos  de  50  por  ciento  de  ley,  y  se 
tratan  directamente  en  los  convertidores. 

Tratamie7itos  de  las  malas  de  50  por  ciento  para  cobre  metálieo 
de  98  por  ciento.  Convertidores  Manhes.  —  Por  el  antiguo  procedi- 
miento inglés  las  matas  con  ley  de  50  por  ciento  aproximadamente, 
habla  que  tratarlas  de  nuevo  en  hornos  de  reverbero  por  una  serie 
de  tostados  y  fusiones  reductivas,  que  producían  matas  más  y 
más  ricas  y  permitían  la  eliminación  de  lodos  los  elementos 
extraños,  sea  bajo  forma  de  escorias  ó  de  compuestos  volátiles 
arrastrados  por  las  llamas.  En  la  suposición  de  una  mala  ya  bas- 
tante rica,  se  trataba  nuevamente  en  reverbero  para  eliminarle 
completamente  todo  su  azufre  tratándola  á  muerte.  Después  de  esto 
se  procedía  á  la  fundición  para  reducir  el  óxido  de  cobre  formado 
por  el  tostado  y  escorificar  el  resto  de  fierro. 

Como  se  ve,  los  procedimientos  de  fabricación  del  cobre  negro 
exigían  operaciones  numerosas  y  un  gasto  considerable  de  combus- 
tible. Por  esto  hasta  los  últimos  años  la  metalurgia  del  cobre  sólo 
se  había  desarrollado  en  los  países  en  que  los  combustibles  eran 
baratos. 

Numerosos  ensayos  se  han  efectuado  para  remediar  estos  incon- 
venientes; los  hornos  se  han  agrandado,  se  han  generalizado  los 


LA  INDUSTRIA  DEL  COBRE  EN  CHILE  229 

proüuctos  del  loslado,  se  han  cambiado  completamente  las  dispo- 
siciones de  ios  hornos,  pero  el  consumo  de  combustible  ha  dismi- 
nuido muy  poco  y  aún  alcanza  á  20  toneladas  por  tonelada  de  cobre 
producido. 

Los  hornos  de  viento  con  camisa  de  agua  fueron,  en  comparación 
á  los  de  reverbero,  una  innovación  radica],  pues  de  40  á  50  por 
ciento  de  gasto  de  combustible,  se  reduce  de  15  á  18,  independien- 
temente que  se  redujeron  en  mucho  los  gastos  de  mano  de  obra  y 
aumentó  la  capacidad  productora  con  la  sustitución  del  material 
refractario  corroible  y  con  la  inyección  del  aire  bajo  fuerte  presión. 

Pero,  á  pesarde  esto,  había  siempre  necesidad  de  algunos  tostados 
y  fusiones  reductivas,  y  cuando  el  mineral  era  muy  impuro  y  con- 
tenia arsénico  y  antimonio,  reduciéndose  estos  elementos  pasaban 
casi  enteramente  á  los  ejes,  impurificándolos.  Por  consiguiente,  era 
forzoso  tratarlos  en  hornos  de  reverbero,  donde  la  eliminación  es 
más  sencilla. 

Pero  de  todas  las  innovaciones,  la  más  importante  ha  sido  la  de 
la  aplicación  del  procedimiento  Bessemer  de  fabricación  del  acero 
al  tratamiento  de  las  matas  cupríferas.  Con  este  procedimiento  se 
ha  modificado  en  esencia  la  metarlugia  del  cobre. 

El  procedimiento  consiste  en  inyectará  través  de  la  masa  fundida 
el  aire  bajo  fuerte  presión;  atravesando  la  masa  liquida  el  oxigeno 
del  aire,  quema  las  diversas  impurezas  y  añna  el  metal.  Un  meta- 
lurgista de  Lyon,  el  señor  Fierre  Manhés,  ha  adoptado,  después  de 
numerosos  ensayos,  definitivamente  este  método  para  purificar  las 
matas  (véase  Schnabel«  Metalurgie,  y  Weiss,  Le  Cuivre). 

Las  analogías  entre  la  fabricación  del  fierro  y  del  cobre  son,  en 
efecto,  muy  grandes.  En  los  altos  hornos  el  mineral  es  reducido  al 
estado  de  fundición,  combinación  de  fierro  y  de  cobre;  del  mismo 
modo  el  mineral  de  cobre  es  transformado  por  una  simple  fusión 
en  un  compuesto  sulfurado  formado  de  cobre,  fierro  y  azufre.  En 
estas  dos  operaciones  se  separan  los  metales  de  las  gangas  y  se 
obtienen  productos  principales  análogos;  de  un  lado  es  un  carburo 
y  un  siliciuro  de  fierro  y  de  manganeso;  de  otro  un  sulfuro  doble 
de  fierro  y  de  cobre.  Por  la  simple  acción  del  viento  se  elimina 
durante  la  operación  Bessemer  el  silicio,  el  carbón  y  el  mangane- 
so; de  la  misma  manera  se  quita  á  la  mata  su  azufre  y  su  fierro 
que  son,  los  dos,  más  oxidables  que  el  robre. 

Pero  las  dificultades  que  se  presentan  en  el  tratamiento  de  las 
matas  son  mucho  mayores  que  aquellas  que  se  presentan  en  el 


230  ANALES    DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

tralamieDto  de  las  fundiciones.  En  estas  últimas,  los  elementos  que 
se  deben  oxidar  no  pasan  de  9  á  10  por  ciento  del  peso  del  metal. 
En  las  inatas,  al  contrario,  su  ley  en  cobre  es  tanto  más  pequeña 
cuanto  mayor  es  el  trabajo  que  se  desee  ejecute  el  convertidor. 
Como  ellas  en  general  tienen  30  por  ciento  de  cobre  hay  que  elimi- 
nar por  oxidación  80  por  ciento  de  las  materias  tratadas. 

Por  otra  parle,  los  elementos  extraños  de  la  fundición,  sílice  y 
carbón,  desarrollan,  quemándose,  una  cantidad  considerable  de 
calor  : 

Calorías 

Sílice 7800 

Carbón 8000 

lo  que  eleva  notablemente  la  temperatura  del  baño  metálico  é 
impide  todo  peligro  de  enfriamiento  debido  á  la  acción  del  aire 
inyectado.  El  azufre  y  el  fierro,  al  contrario,  no  producen  más  que 
2200  y  1500  calorías  respectivamente;  por  esto  los  primeros  ensa- 
yos hechos  en  Inglaterra  por  Mr.  Holway  para  tratar  las  matas  por 
el  convertidor  Bessemer  dieron  un  fracaso  completo. 

El  señor  Manhés  no  se  desanimó  por  el  Rasco  del  metalurgista 
inglés,  é  hizo  numerosos  ensayos  en  la  oficina  francesa  Védénes.  Se 
valió  para  ello  de  una  pequeña  retorta  con  una  capacidad  como 
para  50  kilogramos  de  matas  y  dispuesta  lo  mismo  que  el  aparato 
Bessemer  ordinario  con  cajas  de  viento  en  la  base  y  toberas  vertica- 
les por  donde  se  inyectaba  el  aire,  de  abajo  arriba,  en  el  baño  metá- 
lico. 

La  mata  con  que  se  experimentaba  contenia  de  25  á  30  por  ciento 
de  cobre,  siendo  previamente  fundida,  y  vaciada  luego  en  la  retorta. 

Veamos  lo  que  pasaba  :  al  inyectarse  el  viento  á  través  de  la  masa 
líquida  oxidaba  rápidamente  el  azufre  y  el  (ierro.  El  azufre  se 
escapaba  al  estado  de  ácido  sulfuroso,  el  fierro  formaba  con  la 
arcilla  del  revestimiento  de  la  retorta  una  escoria  fluida;  la  com- 
bustión del  fierro  y  del  azufre  eran  suficientes  para  mantener  el 
baño  metálico  y  las  escorias  bien  fluidas;  por  consiguiente  la  ope- 
ración marchaba  bien. 

Pero,  poco  á  poco,  la  mata  se  espesaba ;  la  inyección  del  aire  daba 
lugar  auna  ebullición  tumultuosa  acompañada  de  proyecciones  de 
escorias  fuera  del  aparato.  Aun  más,  el  cobre  formado  al  reunirse 
en  el  fondo  de  la  retorta  se  aglomeraba  alrededor  de  las  toberas 
obstruyéndolas,  poco  á  poco,  lo  que  ocasionaba  la  paralización  an- 


LA  INDUSTRIA   DEL  COBRE  EN  CHILE  231 

les  de  que  la  mnta  hubiera  sido  desprovista  de  lodo  su  fíerro  j  azufre. 

Ante  estas  difícullades,  el  señor  Manhés  suslituyó  las  loberas 
verticales  por  otras  que  inyectaban  el  viento  en  el  baño  por  en- 
cima del  fondo  de  la  retorta,  reemplazó  la  caja  de  viento  poruña 
corona  circular  hueca  provista  de  orificios  laterales  inyectando  el 
viento  horizontalmenle  en  el  baño  metálico.  Con  esta  disposi- 
ción sucedía  que  todo  el  cobre  que  se  generaba  se  iba  al  fondo  sin 
obstruir  las  toberas;  pero  cuando  se  trataban  matas  pobres,  como 
durante  el  tratamiento  se  enriquecian  constantemente  al  volverse 
más  y  más  pesadas,  ganaban  el  fondo  del  convertidor,  donde  la 
acción  oxidante  del  aire  no  llegaba.  Escapándose  estas  porciones 
al  tratamiento  no  podía  obtenerse  cobre  puro. 

Nuevos  trabajos  del  señor  Manhés  le  permitieron  obviar  la 
dificultad.  Para  ello  se  sirvió  de  un  convertidor  cilindrico  de  eje 
horizontal  que  pudiese  girar  á  voluntad  á  su  alrededor.  Con  esta 
disposición  bastaba  inclinar  más  ó  menos  el  aparato,  para  hacer 
llegar  el  viento  á  un  punto  determinado  y  al  nivel  más  útil  para  la 
materia  que  se  purificaba. 

Tales  fueron,  en  tesis  general,  las  modificaciones  más  importantes 
introducidas  por  el  señor  Manhés  en  las  retortas  Bessemer  para  el 
tratamiento  de  las  matas. 

Describiremos  el  aparato  tal  cual  ha  sido  patentado  y  también 
las  lijeras  variantes  que  se  han  introducido  en  Lola  y  Maitenes, 
ambos  establecimientos  de  la  testamentaria  Cousiño. 

Descripción  (figura  n*  3).  —  El  convertidor  patentado  Manhés  se 
compone  de  un  cilindro  horizontal  de  palastro  A  revestido  interior- 
mente con  ladrillos  refractarios,  formando  un  cilindro  embutido  en 
el  primero  B.  La  altura  del  cilindro  es  igual  al  diámetro.  Este 
cilindro  descansa  sobre  un  sólido  carrito  formado  de  cuatro  ruedas 
Ry  móvil  sobre  una  línea  férrea.  Como  es  necesario  que  el  cilindro 
pueda  girar  alrededor  de  su  eje  existe  en  su  parte  inferior  y  for- 
mando cuerpo  con  él :  1**  un  arco  cremallera  á  dientes  oblicuos  L  ; 
2^  una  rueda  deniada  M  con  sus  soportes  P  y  manubrio  N;  accio- 
nando sobre  éste  se  hace  desplazar  el  arco  dentado  y  con  él  el 
cilindro. 

Los  soportes  del  cilindro  sobre  el  carrito  tienen  que  ser  especíales 
para  permitir  la  rotación  suave  del  cilindro,  loque  se  consigue  con 
la  disposición  adoptada  en  los  hornos  Bruckner,  esloes,  dos  anillos 
de  fricción  K  descansan  Jo  sobre  cuatro  ruedecilas  soportes  gira  lo- 
rias J . 


238  ÁRALES  DE   LA   SOCIEDAD  aEKTfPICA  ARGENTINA 

Las  matas  se  cargan  por  la  boca  oblicua  H. 

La  inyección  del  aire  se  efectúa  por  una  serie  de  canales  inclina- 
dos E,  dispuestos  según  la  generatriz  del  cilindro.  A  consecuencia 
de  la  movilidad  de  éste  ha  sido  necesaria  la  adopción  de  articula- 
ciones en  la  cañería  conductora  de  aire  comprimido,  lo  que  se  veri- 
fica por  un  Juego  de  codos  rótulas. 

El  aire  comprimido  entra  en  una  caja  metálica  D,  de  la  que  se 
reparte  por  medio  de  tos  conductos  E. 

A  ñn  de  poder  limpiar  estos  ¿onductos  en  la  cara  delantera  de  la 
coja,  existe  una  serie  de  agujeros  correspondiendo  uno  para  cada 


eanal,  con  su  tapónde  madera,  por  donde  se  introducen  ñerros,  co- 
mo se  hace  en  las  toberas  de  los  hornos  de  viento. 

En  fin,  una  tolva  con  chimenea  da  paso  á  los  gases  que  se  desa- 
rrollan durante  el  tratamiento  de  las  malas  (SO',  As'O',  Sb^íP). 

Conducción  de  la  operación.  —  La  retorta  previamente  calentada  al 
rojo,  recibe  una  carga  de  iOOO  kilógramosde  mata  líquida.  Ad- 
vertiremos que  esta  es  la  carga  normal  del  horno  cuando  está  nue- 
vo; pero  á  medida  que  trabaja  se  van  escorificando  sus  paredes  ; 
aumentando  por  tanto  su  capacidad. 

A  través  de  la  mata  fluida  se  inj'ectael  viento  auna  presión  de  80  ó 
30  centímetros  de  mercurio.  En  Lota  la  presión  es  de  56  centímetros. 

Estando  el  convertidor  en  suposición  normal,  las  boquillas  bu- 
zas están  algo  debajo  del  nivel  de  la  mata. 


LA  INDUSTRIA  DEL  COBRE  EN  CHILE  233 

Con  la  acción  del  aire  inyectado,  la  temperatura  se  eleva  rápida- 
mente; vapores  sulfurosos,  arseniosos  y  antimoniosos  bajo  forma  de 
penachos  densos  amarilloverdosos  se  desprenden,  escapándose  por 
la  tolva  y  la  chimenea.  A  medida  que  la  operación  avanza  se  hace 
girar  el  cilindro  de  manera  de  inyectar  siempre  el  viento  en  la  ma- 
ta y  no  en  la  escoria  que  sobrenada.  Después  de  15  ó  20  minutos 
de  fuerte  inyección,  los  humos  disminuyen  y  se  vuelven  verdosos ; 
enseguida  desaparecen  súbitamente. 

Como  en  la  operación  se  ha  ido  inclinando  más  y  más  el  conver- 
tidor, al  finalizarse  la  marciía,  ya  la  boca  está  á  la  altura  de  un 
hombre.  Entonces  el  operario  por  medio  de  un  rastrillo  y  garOos, 
espuma  y  arrastra  las  escorias  dejándolas  caer  en  el  suelo,  ó  mejor 
aún,  sobre  un  volquete  móvil  que  corre  sobre  oira  vía  férrea  para- 
lela á  la  del  convertidor.  En  cuanto  al  cobre,  se  le  recibe  en  lingo- 
teras de  fundición. 

Los  ensayos  hechos  dan  para  las  escorias: 

Si^O* 85.90 

Al«0' 1.76 

FeO 55.83 

MnO 0.22 

ZqO 0.86 

Cu 2.14 

El  cobre  bruto  tiene  generalmente  : 

Cu 98.5  á  98.8 

Si 0.9  »    0.8 

Fe 0.6  »    0.4 

Un  convertidor  puede  soportar  20  operaciones,  es  decir,  tratar 
masó  menos  20  toneladas.  Después  de  este  trabajo,  como  las  paredes 
interiores  refractarias  han  contribuido  á  la  purificación  del  cobre 
y  se  han  ido  gastando,  hay  que  renovarlas.  Para  ello  basta  arras- 
trar el  carrito  que  soporta  el  convertidor  y  en  su  lugar  se  coloca 
otro  nuevo. 

Retirado  el  convertidor  viejo  se  le  echa  mucha  agua  en  el  interior 
y  exterior  lo  que  contribuye  á  desagregar  el  resvesti miento  que  por 
pfeclo  de  la  cscorifícación  había  formado  un  conjunto  muy  sólido. 
Para  que  el  agua  del  interior  pueda  renovarse  y  producir  enfria- 
miento rápido,  todo  el  cuerpo  de  palastro  está  lleno  de  agujeritos. 


234  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD  CICRTÍFICA  AnOENTIKA 

Una  vez  limpio  el  cilindro  de  flerro  se  procede  A  formar  nueva- 
menle  el  revestimienlo  inlerior  con  ladrillos  refractarios  y  barro  de 
arcilla. 

Ensaj'os  rigurosos  liechos  en  Francia  han  probado  que  con 
el  sistema  de  los  convertidores  para  obtener  cobre  de  la  misma  ley, 
sólo  se  gasta  un  tercio  de  combustible  de  lo  que  se  gastarla  con  el 
procedimiento  inglés  del  reverbero. 

En  Lola,  después  de  haber  adoptado  el  aparato  que  describimos 
en  la  práctica  se  han  encontrado  con  una  serie  de  dificultades,  sea 
inherentes  a)  aparato  mismo,  sea  á  la  naturaleza  de  los  minerales,  ó 
porque  no  se  conocía  el  aparato.  Lo  cierto  es  que  alli  los  converti- 
dores no  trabajan  ni  rinden  lo  mismo  que  en  los  Estados  Unidos, 
que  es  donde  más  se  han  generalizado. 

lino  de  los  inconvenientes  más  grandes  ha  sido  el  desgaste  rá- 
pido del  revestimiento  interior.  Se  ha  tratado  de  corregir  esto  agre- 
gando cargas  de  cuarzo,  pero  sin  resultado;  ese  defecto  origina  sim- 
plemente en  composturas  el  tercio  del  gasto  de  tratamiento. 

En  la  necesidad  de  hacer  durar  más  los  convertidores  no  sólo  se 
ha  aumentado  el  espesor  del  revestimienlo,  sino  que  se  le  ha  mo- 


dificado subslanciolmente  (figura  i).  El  fondo  en  lugar  de  ser  cir- 
cular es  plano,  de  manera  que  al  principio  la  pequeña  cantidad 
dé  cobre  y  mala  más  pura  que  regenera  están  bajo  forma  de  lámi- 
na. A  medidaque  la  operación  se  continúa  y  se  aumenta  el  espe- 
sor del  cobre  formado,  para  aprovechar  la  acción  oxidante  del  aire 
inyectado  se  va  inclinando  el  convertidor;  de  ese  modo  el  cobre 
se  deposita  en  el  ¡ingulo  y  el  aire  siempre  actúa  sobre  las  ma- 
tas. La  c!Spacidad  inlerior  ya  no  es  por  esta  disposición  cilindrica 
sino  tronco-prismática  áarislas  horizontales. 
Otra  de  las  innovaciones  introducidas  está  en  las  buzas;  las  an- 


LA  INDUSTaiA  DEL  COBRE  EN  CHILE  235 

liguas  de  fierro  se  obstruían  y  gastaban  con  mucha  rapidez.  Des- 
pués de  varias  tentativas  se  han  reemplazado  con  un  bloc  de  arcilla 
refractaria  cocida  con  agujeros  á  través  de  su  masa,  por  donde  pasa 
ei  aire.  Los  agujeros  de  las  buzas  están  una  pulgada  sobre  el  nivel 
del  fondo. 

A  pesar  de  estas  disposiciones  para  evitar  las  corrosiones  rápidas 
se  ha  resuelto  tratar  sólo  matas  de  50  por  ciento  para  arriba.  Esto 
ha  obligado  para  ciertos  minerales,  á  tener  que  tratarlos  varias 
veces  en  reverbero  hasta  obtener  mala  azul. 

En  Lota  se  han  dispuesto  dos  hornos  de  reverbero  para  la  trans- 
formación de  la  mata  bronceen  mata  azul  que  debe  alimentar  cada 
convertidor. 

No  obstante  la  variante  introducida  en  la  disposición  interior  de 
los  convertidores,  el  trabajo  de  éstos  se  efectúa  en  malas  condicio- 
nes. Basta  decir  que  para  cobre  de  97  por  ciento  de  ley  la  mayor 
parte  (le  las  escorias  que  salen  tienen  20  por  ciento  de  cobre  en 
granalla,  lo  que  obliga  á  tratarlas  nuevamente. 

Sorprende  ver  salir  del  convertidor  esas  escorias  tan  poco  fluidas 
y  tan  ricas  por  lo  mismo,  que  los  únicos  elementos  extraños  que 
contienen  las  matas,  en  proporciones  ponderables,  son  el  azuíre  y  el 
fíerro  ;  el  primero  se  quema  y  volatiliza ;  en  cuanto  al  segundo, 
como  se  sabe,  debe  formar  con  el  cuarzo  una  escoria  fluida,  pues 
la  única  sílice  que  se  toma  del  revestimiento  es  la  necesaria  para 
escorificar  el  fierro  de  los  ejes. 

Examinando  por  mi  propio  criterio  la  cuestión,  opino  que  por 
efecto  de  la  presión  tan  elevada  que  se  emplea  alli  (53  centímetros 
de  mercurio)  no  sólo  se  escorifica  el  fierro,  sino  que  aún  el  mismo 
cobre  generado  ataca  á  la  sílice  dando  un  silicato  doble  de  fierro  y 
de  cobre  bastante  infusible. 

En  todas  las  oficinas  que  se  usa  el  convertidor  no  se  trabaja  sino 
con  25  á  30  centímetros  de  mercurio  (1);  de  ahí  que  no  hay  lugar 
á  la  reducción  que  indicamos. 

La  causa  que  se  da  para  usar  esta  presión  en  Lola  es  la  ne- 
cesidad de  emplearse  en  la  operación  el  menor  tiempo  posible, 
pero  se  olvida  que  lo  que  se  gana  en  rapidez  se  pierde  en  rendi- 
miento. 

El  ingeniero  Henrichsen,  director  de  la  oficina,  dice  que  lo  mejor 

;l)  En  casi  todas  las  oficinas  que  usan  convertidor  hay  tendencia  ¿  disminuir 
la  presión  en  2b  centímetros  de  mercurio. 


236  AN4LES  DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

serla  sólo  purificar  al  90  por  ciento  en  el  convertidor,  pues  hasta 
esa  lej  las  escorias  son  muy  fluidas,  y  que  por  causa  de  tener  que 
elevar  más  la  ley  del  cobre  las  escorias  se  espesan  y  arrastran  mu- 
cho cobre.  Yo  creo  que  mejor  sería  disminuir  la  presión  del  viento 
con  que  se  trabaja,  con  lo  que  se  obtendría  la  ley  del  cobre  que  se 
quisiera,  necesitándose  por  supuesto  mayor  tiempo.  Así,  se  evita- 
ría que  por  la  temperatura  elevadfsima  se  perdiera  el  cobre  bajo 
forma  de  silicato. 

La  formación  del  silicato  es  un  hecho,  pues  en  las  escorias  se 
nota  el  color  característico  de  la  crisocola. 

En  Lota  sólo  funcionan  dos  convertidores. 

La  chimenea  para  eliminar  los  gases  se  reduce  á  una  pequeña 
tolva  á  cuya  continuación  sigue  un  tubo  que  pasa  hasta  fuera  del 
techo.  Con  esto  no  es  posible  dar  salida  á  los  gases,  de  manera  que 
se  difunden  en  el  ^Q\6n  escapándose  como  pueden.  Analizados  los 
humos  condensados  en  la  techumbre  tienen  hasta  5  por  ciento  de 
cobre,  loque  prueba,  una  vez  más,  que  por  efecto  de  tan  alta  tem- 
peratura no  sólo  hay  reacciones  perjudiciales,  sino  también  volati- 
lización. Dos  operarios  y  un  muchacho  atienden  el  servicio  de 
cada  convertidor. 

Escorias.  —  Hemos  dicho  que  las  escorias  que  salen  del  conver- 
tidor son  muy  fígosas  y  tienen  hasta  20  por  ciento  de  ley.  Su  gran 
abundancia  ha  exigido  un  tratamiento  especial,  que  consiste  en 
mezclarlas  con  minerales  nuevos  para  formar  lecho  de  fusión,  lo 
que  se  trata  en  un  horno  de  viento. 

Este  horno  es  de  tres  pies  de  diámetro.  La  instalación  es  de 
Frasser  Chalmers.  El  horno  es  á  crisol  exterior,  ó  sea  un  hornito  elíp- 
tico adonde  corre  todo  lo  que  se  funde  en  el  horno  grande;  en  el 
hornito  se  efectúa  con  tranquilidad  la  separación  de  las  matas  de 
las  escorias. 

El  hornito  crisol  tiene  dos  puertas,  una  elevada  para  la  salida  de 
las  escorias, y  otra  inferior  para  las  matas;  sobre  la  bóveda  existe 
una  abertura  circular  por  la  que  se  efectúa  la  limpieza. 

La  instalación  se  compone: 

De  un  horno  de  soplete  para  30  toneladas  y  un  hornito  de  rever- 
bero para  las  licuaciones  ; 

De  un  ventilador  Root,  n®  4  ; 

De  un  motor  de  10  caballos. 

Nada  de  nuevo  ofrece  este  horno,  como  instalación  y  trabajo,  sal- 
vo la  válvula  de  seguridad  de  que  últimamente  se  le  ha  dotado. 


hk   INDUSTRIA  DEL  GOBRB  EN  CHILE  231 

Esta  disposición  es  de  lo  más  útil  y  trata  de  evitar  lo  siguiente: 
cuando  por  cualquiera  causa  se  paraliza  la  inyección  del  aire,  el 
ácido  carbónico  y  el  óxido  de  carbono  que  se  desprenden  como  pro- 
ductos de  la  combustión  por  el  rampante,  encuentran  camino  más 
fácil  por  la  tubería  que  conduce  al  ventilador. 

Sabemos  que  estos  gases  en  contacto  con  determinadas  propor- 
ciones de  aire  dan  mezclas  explosivas ;  de  ahí  resulta  que  muchas 
veces  veriñcándose  estas  mezclas  hay  explosiones  en  el  mismo  ven- 
tilador, el  que  se  hace  pe^iazos.  Para  evitar  que  los  gases  del  horno 
inviertan  el  sentido  de  su  circulación  hasta  llegar  ai  ventilador,  se 
ha  dispuesto  un  registro  en  la  tubería ;  de  manera  que  inmediata- 
mente que  pasa  el  ventilador,  el  operario  actúa  sobre  el  registro, 
cortando  la  comunicación  por  medio  de  un  juego  de  palancas;  esta 
sola  acción  del  operario  se  transforma  en  abertura  de  una  válvula 
por  donde  se  escapan  al  exterior  los  gases  del  horno.  Este  aparatí- 
to  funciona  bastante  bien,  adoptándosele  después  de  la  explosión 
que  se  verificó  en  el  establecimiento  Maitenes. 

El  combustible  empleado  en  la  marcha  del  horno  de  viento  es  el 
coke  traído  de  Inglaterra.  Algunos  experimentos  se  han  hecho  para 
fabricar  coke  de  la  lignita  que  allí  se  tiene,  pero  no  se  ha  obtenido 
resultado  alguno. 

Afinado  y  refinado 

El  cobre  bruto  obtenido  en  Lota  ya  por  fusión  en  horno  de  rever- 
bero, yn  por  el  procedimiento  Manhes,  contiene  aún  algunos  ele- 
mentos extraños  que  hay  que  eliminar  antes  de  poderlos  entregar 
al  comercio. 

Para  realizar  esta  purifícación,  se  somete  el  cobre  bruto  á  una 
fusión  oxidante,  durante  la  cual  el  Herró  y  otros  metales  desapare- 
cen completamente  bajo  forma  do  escorias;  mientras  que  el  azufre, 
el  arsénico  y  el  antimonio  permanecen  aun  combinados  con  el  co- 
bre. Para  efectuar  la  eliminación  de  estos  elementos  se  prolonga  la 
oxidación  de  manera  de  poder  transformar  una  pequeña  cantidad 
de  cobre  en  óxido  que  forma  una  escoria  muy  básica  y  reacciona 
sobre  los  metales  restantes,  haciéndolos  pasar  al  estado  de  óxidos 
metálicos  que  son  absorbidos  por  las  escorias.  El  metal  asi  obte- 
nido se  llama  cobre  de  roseta,  tiene  un  bello  color  rojo  debido  á  la 
presencia  del  óxido  de  cobre;  se  transforma  en  cobre  comercial  so- 
metiéndolo á  una  fusión  reductiva. 


'238  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  GIENtIfICA  ARGENTINA 

Estas  operaciones  son  las  que  constituyen  el  afinado  y  refinado, 
efectuándose  ambas,  una  á  conlinuación  de  la  otra,  en  un  mismo 
horno  de  reverbero. 

Estos  hornos  tienen  el  piso  algo  cóncavo,  en  donde  se  reúne  el 
cobre  purificado.  La  relación  de  la  superfície  del  hogar  al  labora- 
torio es  un  décimo.  La  carga  del  horno  es  de  10  toneladas  de  co- 
bre bruto.  La  operación  se  conduce  así :  cargando  el  hogar  con 
carbón  por  una  tolva  superior  se  sostiene  el  fuego  de  manera  de 
poder  fundir  lentamente  el  metal;  la  fusión  completa  se  concluye 
al  cabo  de  15  á  20  horas.  Es  necesario  remover  constantemente  la 
masa  fundida;  de  esa  manera  sobrenadan  las  escorias,  las  que  se 
retiran  con  un  rastrillo;  se  ejecuta  esta  operación  hasta  el  mo- 
mento que  comienza  á  colorear  de  rojo  por  la  formación  del  óxido 
de  cobre.  Entonces  se  deja  actuar  esta  escoria  una  ó  dos  horas  so- 
bre la  masa  fundida;  en  fin,  se  termina  el  primer  período,  cuando 
tomando  una  muestra  de  la  masa,  el  metal  ya  frió  presenta  una 
fractura  de  gruesos  granos  y  un  hermoso  color  rojo.  Entonces  se 
espuma  por  última  vez  y  se  cierran  todas  las  puertas  de  manera 
de  tener  en  el  horno  una  atmósfera  reductriz,  lo  que  se  ayuda  pro- 
yectando un  poco  de  carbón  de  madera  para  reducir  el  óxido  de 
cobre  formado. 

La  reducción  se  activa  introduciendo  por  la  puerta  de  trabajo  al- 
gunos troncos  y  ramas  verdes  coq  lo  que  se  remueve  el  baño ;  el  gas 
y  el  vapor  de  agua  que  se  desprenden  de  la  madera  producen  una 
violenta  hervición  en  el  baño  fundido  y  favorecen  el  contacto  del 
carbón  de  madera  con  el  óxido  de  cobre  que  debe  reducir. 

Durante  toda  esta  segunda  operación  se  van  tomando  muestras 
del  interior.  Al  principio  las  muestras  están  bursufladas  por  el 
desprendimiento  del  ácido  sulfuroso;  al  fin  la  masa,  al  enfriarse, 
permanece  compacta,  dando  un  metal  rosado  difícil  de  quebrar  y 
de  una  fractura  limpia  con  brillo  soyeux.  Entonces  se  produce  el 
vaseado  y  moldeado.  El  cobre  refínado  se  extrae  del  horno  en  va- 
sos ó  crisoles  de  fierro  revestidos  de  arcilla;  se  vacía  el  líquido  en 
moldes  de  fierro  dando  barras  de  70  kilogramos  de  peso,  en  cuya 
base  existe  la  marca  de  la  fundición;  dice:  Lota. 


Juan  Velásquez  Jiménez, 

Ingeniero  civil  y  de  minas. 


NOVA    ADDENDA 


AD 


FLORAM   PATAGONIGAM 


AUGTORB 


CAROLO  SPEGAZZINI 


(PAR8  I) 


231.  Heterothalamus  tenellus  (Hook.  &  Arn.)  OK.  —  Otto  Kuntze, 
Rev.  gen.  plant.,  III,  3,  f.  158.  —  Speg.,  Plant.  Pal.  austr. 
n. 188. 
Hab.  In  aridis  saxosis  Loma  del  Saladero  prope  Carmen  de  Pata- 
gones, Febr.  1898  (C.  S.)  el  prope  Paso  de  los  Indios,  Chubul, 
Nov.  1898  (n.  51,  Koslowsky). 

233.  Heterothalaiius  spartioides  H.  ft  Arn.  —  Speg.,  Plant.  Pat. 
austr.,  n.  189. 
Hab.  Vulgatus  secus  Rio  Negro  in  uliginosis  fere  ubique,  Jan.  el 
Febr.  1898  (C.  S.)  et  prope  Rio  Chubut,  Dec.  1898  (A.  Fischer). 

233.  Erigbron  andícola  DC.  =  DC,  Pr.  V,  f.  387.  =  Gay,  Fl.  Chil. 
IV,  f.  24. 
Hab.  In  praeruptis  secus  Golfo  de  San  Jorge^  Febr.  1896  (C.  A.). 


240  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIE?(TÍF1CA  ARGENTINA 

Obs.  Capitula  ex  hemisphaerico  campanulata  (10  mm  long.  = 
12  mm  diam.),  acheniis  glaberrimis  anguslis  (4  mm  long.)) 
pappo  leniler  rufescenle  brevioribus,  ligulis  angustis  breviu- 
sculís  lilaeinis  donata. 

234.  Erigkron  angustifolius  Ph.  =  Ph.,  An.  Univ.  Chil.,  vol. 
LXXXVII,  f.  418. 

Hab.  Sporadice  in  rupestribus  aridis  Karr-aik  vocatis  prope  Lago 
Argentino,  MLart.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Caules  (20  cm  alt.)  gráciles  laxe  patentimque  pilosuli, 
monocephali,  basí  foliis  laxe  subrosulatis  erectiusculis  (5-10 
cm  long.  =  2-2,5  mm  lat.)  ápice  subacutiusculis  breviter  atte- 
nuatis,  deorsum  longissime  attenuatis,  utrimque  subcane- 
scenti-hispidulis  ornati,  sursum  laxe  adpresseque  foliali; 
capitula  subhemisphaerica  (9  mm  long.  =  10  mm  diam.) 
squamis  acutis  viridibus  dense  canescenti-hispidis,  achaeniis 
puberulis  anguslis  compressis  (3  mm  long.)i  pappo  subbre- 
viore  vix  rufesrente  coronatis,  ligulis  ex  albo  roséis  angustis 
parum  elongalis  donata. 

235.  Erigeron  bonariersis  L.  =  DC,  Pr.  V,  f.  289,  f.  glabraía  Speg. 
Hab.  Vulgatus  in  dumelis  secus  flumcn  Rio  Negro,  Febr.  <898 

(C.  S.). 
Obs.  A  typo  recedit  caule  subglabro  v.  sparsim  seluloso  foliisque 
fere  tantum  ad  hypophyllum  nervis  et  margine  ci lióla to-pube- 
scantihus;  capitula  (7  mm  diam.  et  long.)  squamis  quam 
discum(admAturitatem)dimidiobrevior¡bus;achaeniis(2-9,25 
mm  long.)  valde  compressis  margine  nervoso-costulatis, 
pubescentibus,  lateribus  enerviis  semper  sparse  pilosulis. 

236.  Erigeron  brevicaulis  Ph.  =  Ph.,  An.  Univ.  Chil.   LXXXVII, 
f.  416. 

Hab.  Non  rarus  in  rupestribus  monlanis  loco  dicto  Karr-aik 
prope  Lago  Argentino,  Mart.  1898  (C.  A.). 

Obs.  Species enana  et  contracta;  distinguitur  mox  lamen,  ligulis 
conspicuo  latioribuset  longioribus,  capiluli  longitudinem  fere 
aequantibus  (6  mm  long.  =  0,7  mm  lat.),  intense  lilaeinis; 
capitula  (7-9  mm  long.  =  12-13  mm  diam.)  squamis  acutis 
hispiclis,  achaeniis  anguslis  (2  mm  long.)  puberulis,  pappo 
vix  rufescenle  terlio  brevioribus  donata. 


NOVA.  ADOENDA  AD  FLORAM  PATAGONICAM  Sil 

237.  Erigkron  Philippii  Sch.  Bip.  =  Wed.,  Clil.  And.  I,  f.  192. 
Hab,  In  rupeslribus  aridis  loco  Karr-aik  vocato  prope  Lago  Ar- 

genlino,  Mari.  1898  (C.  A.). 
Obs.  Specitnina  patagónica  a  chilensibus  recedunt  foliís  saepius 
ohlusioribus  latioribusque,  squamisque  c^pilulorum  ín  parte 
infera  canescenti-hispidulís,  in  supera  atropurpurascenlibus 
glabris  sub  lenle  valida  laxe  papilluloso-glandulosis.  Achenía 
sení)per  laxe  adpresseque  puberula. 

Adsuntformae  duae  : 

aj  Humilis:  caule  basi  subdecumbente  (30-50  mm  alt.) 
adpresse  canescenli-hispidulo,  capilulis  minoribus  (9  ram 
diam.)  lígulis  pulchre  coeruleis. 

b)  Elatior:  caule  erecto  (150-180  mm  alt.)  laxe  palentimque 
piloso,  capitulis  submajoribus  (12  mm  diam.)  ligulis  albis. 

238.  Erigeron  Gatanus  Rmy  var.  leptophylla  Speg. 

Hab.  In  pratis  editioribus  inler  Choiquelduen  et  Lago  Musters, 
Chubut,  Dec.  1898.  (N.  I.) 

Obs,  Specimina  a  typo  nonnihil  recedunt,  statura  saepe  majore 
(10-20  cm  alt.)  caule  foliolato  ápice  quandoque  monocephalo, 
quandoque  3-6  cephalo,  folíis  linearibus  radicalibus  longiori- 
bus  angustioribus  (5-12  cm  long.  =  3-5  mm  lat.)  sursum 
obtuse  acutalis  deorsum  longissime  attenuatis,  glabris  v.  in 
petiolo  sparsim  patentimque  ciliatís,  caulinis  sessilibus  dense 
cíliatís,  capitulis  (10-12  mm  diam.)  breviter  pedunculatis, 
pedicello  canescenti-pubescente,  squarais  viridibus  v.  purpu- 
rascentibus  adpresse  hispidulis,  ligulis  parum  elongatis  albi- 
dis,  achaeniis  adpresse  puberults,  pappo  non  v.  vix  subrufe- 
scente  brevioribus  I 

239.  Erigeron  Leculeri  Sch.  Bip.  =  Sch.  Bip.,  in  Flora,  1855, 
f.  1 14.  — Walprs,  Ann.  V,  f.  181.  —  Speg.,  Plant.  Pat.  austr., 
n.  181  (sub  E.  spiculoso). 

Hab.  In  campis  editioribus  secus  Rio  Santa  Cruz,  Febr.  1882 

(C.  S.). 
Obs.  Capitula  hemisphaerico-campanulata  (5-7  mm  long.  =  5-7 

mm  diam.),  achaeniis  (1,5  mm  long.)  compressulis,  adpresse 

puberulis,  pappo  rufescente. 

240.  Erigeron  UYosoTYS  Prs.  =:  Speg.,  Plant.  Pat.  austr..  n.  180. 

AH,  80C.  avn.  ÁR6.  ^  T.  ZLTIII  16 


242  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD   CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Hab.  Id  glareosis  aridissimis  prope  Puerto  Deseado,  Jan.  1898 

(C.  A.). 
Obs.  Haec  speciroina  formam  nonnihil  ad  E.  RemyanumVfed. 

accedentera  sislunt.  Capitula  subhemisphaerica  (8  mm  long. 

=  10-12  mm  díam.),  achaeniis  angustís  (2  mm  long.)  pube- 

rulis  pappo  non  v.  vix  rufescente  brevioribus,  ligulis  aibis 

elongatís  angustís  órnala. 

241.  Erigkron  PoEPPiGi  DC.  =  DC,  Pr.  V.  f.  287.  —  Gay,  Fl.  Chil., 
IV,  f.  23. 

Hab.  In  aridis  saxosis  montanís  loco  Orr-aik  vocalo  prope  Lago 
Viedma.  Mart.  1898  (C  A.). 

Obs.  Caules  stricli  erecli  saepe  simplices  el  monocephali  (20-30 
om  all.),  capitulis  hemisphaericis  (7-8  mm  long.  =  10-12 
mm  diam.),  achaeniis  compressis  (4  mm  long.)  glaberrimis, 
pappo  roseo- rufescente  ieniter  brevioribus,  ligulis  elongatís 
albo-roseis  donatis.  Folia  linearía  angusta  subobtusiuscula,  ut 
tota  planta,  laxe  palentimque  hispidula.  An  ab  E.  VfüUamsi 
Ph.  sat  distinctus? 

242.  Erigeron  spiCüLOSUs  Hook.  &  Arn.  =  DC,  Pr.  V,  f.  289  (non 
Speg.,  Plant.  Pat.  austr.  n.  181). 

Hab.  Non  rarus  in  dumelis  prope  Lago  Nahuel-huapi,  Jan.  1898 

(C.  S.). 
Obs.  Caulis  ápice  corymbose  paniculatus,  capitulis  subcampa- 
nulatís  (5  mm  lat.  =  7  mm  diam.),  achaeniis  laxe  hispidulis 
(2  mm    long.),  marginibus  nervosis  densiuscule,   lateribus 
enervíis  sparse,  pilosulis,  pappo  albescenle. 

243.  Erigeron  sórdidos  Gilí.  =  Griseb.,  Symb.  Fl.  Arg.,  f.  175. 
Hab.  Non  rarus  in  dumelis  praecípue  ad  ripas  fluminum,secus 

Rio  Negro,  Febr.  1898  (C.  S.)  el  secus  Rio  Chubut,  Jan.  1899 
(A.  Tonnellier). 
Obs.  Panícula  ampia  diffusa,  capitulis  campanulatis  parvulis 
(4-5  mm  long.  =  2,5-3,5  mm  diam.) ;  achaenia  (1 ,5  mm  long.) 
valde  compressa  margine  nervoso-incrassata  densiuscule^ 
laleribus  enerviís  sparse,  sed  semper  adpresse,  pilosula. 

(  Continuar  d). 


MISCELÁNEA 


Alfpinas  aplicaciones  del  aire  líquido  (1).  —  El  novelista  inglés 
Feltham  que  en  16¿7,  hablaba  burlescameale  de  aquel  loco  que  vendía  aire  en 
botellas  en  el  Temple  de  Londres,  no  suponía  que  su  cuento  fantástico,  con  el 
cual  se  divertían  los  contemporáneos  de  Carlos  I,  se  convertiría  en  realidad  dos- 
cientos setenta  y  dos  años  más  tarde.  Tan  cierto  es  que,  buscándolo  bien,  se 
descubre  que  ninguna  invención  moderna  ha  sido  ignorada  por  los  soñadores  y 
los  imaginativos  de  antaño.  Parecen,  porotra  parte,  del  dominio  de  los  visionarios 
en  razón  misma  de  su  aparente  extravagancia,  todas  estas  conquistas  de  la  cien-' 
cía  de  nuestros  días,  tan  estupefacientes  como  atrevidas.  Entre  ellas  el  aire  líquido 
es  ciertamente  el  record  de  la  física.  Ayer  era  sólo  una  curiosidad  de  laboratorio; 
ahora  es  un  objeto  de  comercio  que  ha  entrado  corrientemente  en  la  aplicación 
práctica  y  que  llegará  á  ser  de  un  uso  tan  familiar  como  la  electricidad  y  el 
vapor. 

Hace  algunos  meses  los escépticos  sonreían  diciendo^  «¿El  aire  líquido?  Sin 
duda  alguna  nueva  broma  como  cien  más  que  por  ahí  corren  ».  Hoy  ya  nu  se  rien, 
lo  van  á  comprar  por  algunos  centavos  el  litro;  en  Nueva  York  todas  las  tiendas 
lo  tendrán  antes  de  Gn  de  año,  y  en  1900  todo  París  lo  verá  anunciado  en  las 
vidrieras,  como  el  petróleo  Oriflama. 

Desde  ya  se  ingenian  en  multiplicar  sus  servicios.  He  ahí  el  ventilador  que, 
cargado  áfi  aire  líquido  cambia  automáticamente  la  atmósfera  pesada  y  asfixiante' 
de  una  habitación  en  brisa  ligera  y  de  deliciosa  frescura.  He  aquí  el  aparato  re- 
frigerante en  el  cual  el  aire  líquido  reemplaza  el  hielo  y  mata  seguramente  todos 
los  gérmenes  infecciosos  ;  pronto  no  se  empleará  otro  método  para  la  conserva- 
ción de  los  frutos,  carnes,  pescados,  de  todo  lo  que  se  hecha  á  perder.  He  allí 
un  explosivo  mucho  más  poderoso  que  todos  los  adoptados  hasta  hoy,  el  fluido 
fabricado  según  los  procedimientos  deTripler  se  transporta  con  la  misma  facilidad 
y  de  una  manera  tan  inofensiva  como  la  leche  en  un  tarro,  y,  bajo  una  presión 
matemáticamente  calculada,  determina  la  detonación  de  un  cañón  de  grueso  ca- 
libre. 

Ved  aquí  la  fuerza  motriz  de  mañana  que  va  á  poner  en  acción  máquinas  de 
coser,  telares,  locomotoras,  prensas,  automóviles,  trenes  y  á  resolver  mil  proble- 
mas mecánicos  que  se  creían  insolubles. 

(I)  De  un  ínteresonte  artículo  de  G.  Roux,  aparecido  eo  el  número  del  1*  de  septiem- 
bre de  La  Revue  det  Hevues,  año  X,  vol.  XXX,  páginas  519-517. 


244  ANALES   DE   LA  SOCIEDAD   CIENTÍFICA  ARGENTINA 

El  ventilador  de  aire  líquido  os  debido  á  Osear  P.  Ostergren.  Data  de  priaci- 
pios  de  junio.  El  inventor  ha  querido  destronar  al  ventilador  eléctrico,  que  no 
respondía  á  las  promesas  de  sus  inventores,  y  lo  ha  conseguido. 

La  construcción  es,  por  otra  parte,  sencillísima.  Comprende  un  depósito  cilin- 
drico de  bronce  sobre  el  cual  se  halla  una  especie  de  trompo  en  espiral,  montado 
sobre  un  eje  al  que  se  adapta  un  ventilador  ordinario  de  metal  con  varias  aletas. 
El  deposite»  se  llena  de  aire  líquido  que  al  evaporarse  pone  en  movimiento  al  ven- 
tilador que  envía  en  todas  direcciones  este  aire  fresco,  cuya  temperatura  puede 
compararse  con  la  de  la  brisa  de  montaña  y  refresca  rápidamente  la  pieza  más  ca- 
liente, i  Qué  diferencia  con  el  ventilador  eléctrico  que  sólo  mueve  el  aire  caliente 
cargado  de  emanaciones  dañosas ! 

El  aire  líquido  en  su  estado  normal  de  expansión  gaseosa  produce  una  atmós- 
fera tan  pura  como  la  de  la  cima  de  las  más  altas  montañas.  Tiene  el  olor  del 
ozono  y  está  absolutamente  exento  de  gérmenes,  pues  todos  los  microbios  que 
podía  contener  han  sido  destruidos  cuando  estaba  en  estado  líquido  á312  grados, 
Fahrenheit  bajo  cero  ¡— 191%í. 

El  costo  de  la  manipulación  del  ventilador  Ostergren  es  insignifícanle.  Para 
refrescar  un  taller  en  el  que  se  reúnen  por  lo  menos  veinte  obreros  en  una  pieza 
recalentada,  se  tiene  un  gasto  de  un  franco  por  día.  A  decir  verdad,  la  invención 
no  está  aún  á  disposición  de  los  compradores,  pues  Ostergren  quiere  añadirle  un 
perfeccionamiento,  pero  se  pondrá  en  venta  muy  próximamente  y  los  pedidos 
afluyen  ya  de  todas  partes. 

La  vasija  adoptada  para  el  transporte  y  conservación  del  aire  líquido  es  un  tarro 
redondo  de  cobre  en  cuyo  interior  hay  varias  cámaras  de  aire  y  espacios  llenos  de 
lana  poco  apretada.  Se  impide  así  la  penetración  directa  del  calor  exterior  has- 
ta el  aire  liquido  que  se  halla  en  el  centro  del  tarro. 

Es  bueno  recordar  que  la  temperatura  de  un  día  de  verano  en  que  el  termó- 
metro marca  88  grados  Fahrenheit  (3 PC.)  es  de  400  grados  {222®C.)  superior  á 
la  del  aire  líquido  cuyo  frío  glacial  alcanza  hasta  312  grados  [~191^C.)  bajo  cero. 
Se  necesitan  180  grados  de  calor  (lOO^C.)  para  elevar  el  agua  helada  á  la  tempe- 
ratura de  ebullición  y  convertirla  en  vapor.  Por  consiguiente  no  es  de  sorprender 
que  el  aire  líquido  exija  400  grados  de  calor  (222^C.)  para  volver  á  tomar  su  forma 
gaseosa  natural.  Colocado  sobre  un  trozo  de  hielo  el  aire  líquido  continúa  hirvien- 
do, pues  el  hielo  tiene  344  grados  ílQI^C.j  más  que  él. 

Gracias  al  procedimiento  indicado  más  arriba  para  impedir  el  contacto  del  aire 
caliente  exterior  con  el  aire  líquido»  este  último  puede  ser  conservado  durante 
varios  días  y  hasta  toda  una  semana. 

El  mismo  procedimiento  permite  emplear  el  aire  líquido  como  refrigerante,  sus- 
tituyéndolo al  hielo;  una  cantidad  de  aire  líquido  que  puede  costar  tres  francos 
equivale  á  una  tonelada  de  hielo. 

Otra  ventaja  es  que  el  aire  líquido  permanece  siempre  perfectamente  seco, 
mientras  que  el  hielo  fundente  produce  una  atmósfera  húmeda,  que  daña  á  la 
conserración  de  los  frutos,  carnes  ó  pescados  para  los  cuales  se  emplea. 

Actualmente,  según  el  método  practicado  en  los  Estados  Unidos,  donde  se  trans- 
porta en  vehículos  refrigerantes  las  mercaderías  que  se  deben  conservar  frescas, 
uno  de  estos  vehículos  dividido  en  dos  compartimentos  puede  conducir  un  peso 
muerto  de  10  toneladas  de  hielo,  pero  este  hielo  debe  ser  renovado  cada  dos  ó 
tres  días  durante  el  viaje.  La  provisión  de  hielo  ocupa  la  sexta  parte  del  espacio 


MISCELÁNEA  245 

que  ofrece  el  vehículo.  Con  el  aire  líquido  desaparece  el  peso  muerto  de  hielo  y 
todo  el  espacio  puede  ser  ocupado  por  los  frutos,  carues  ó  pescados  que  se  quie- 
ran transportar,  pues  el  aparato  que  contiene  el  aire  líquido  no  necesita  más  que 
un  pequeño  sitio  en  lo  alto  del  vehículo  y  consiste  en  un  largo  cilindro  de  metal 
con  tubos  y  válvulas. 

El  aire  frío  y  seco  distribuido  es  á  la  vez  germicida,  tónico  y   refrigerante. 

Cada  wagón  puede  transportar  próximamente  225  litros  de  aire  líquido  y  un 
termómetro  automático  mantiene  la  temperatura  uniforme.  Sin  embargo,  la  carga 
de  aire  líquido  almacenado  en  el  depósito  del  acumulador  no  puede  servir  más 
que  para  tres  días.  Así  que  será  necesario  establecer  en  los  largos  trayectos  de- 
pósitos que  sirvan  para  volver  á  cargar  el  aparato. 

La  usina  de  Ostergren  no  se  limita  á  la  construcción  de  ventiladores  refrigeran- 
tes de  aire  líquido.  Los  inventores  se  han  propuesto  igualmente  aplicar  el  des- 
cubrimiento de  Tripler  á  la  locomoción  de  vehículos  de  todas  clases,  de  manera 
que  se  obtengan  resultados  más  eficaces  y  más  económicos  que  con  el  aire  com- 
primido ó  la  electricidad.  Para  los  automóviles  los  motores  de  aire  líquido  se- 
rán preferidos  antes  de  poco  á  los  motores  de  petróleo. 

En  cuanto  á  los  cañones  de  aire  líquido,  tal  como  los  concibe  Ostergren,  harán 
abandonar  todos  los  sistemas  usados  precedentemente  y  aún  el  aire  comprimido, 
la  dinamita,  etc.  Todas  las  desventajas  de  estos  diversos  sistemas  — y  larga  sería 
la  lista  de  los  inconvenientes  y  los  peligros  —  serán  suprimidas,  y  por  otra  parte 
ya  no  habrá  más  explosiones  de  navios  cargados  de  materias  inflamables  y  ex- 
plosivas, puesto  que  el  aire  líquido  sólo  se  hace  explosivo  por  la  mezcla  ó  el  con- 
tacto con  una  cierta  substancia. 

Además,  como  lo  hace  notar  Ostergren,  el  aire  líquido  puede  ser  empleado  con 
piezas  de  todo  calibre,  desde  las  más  pequeñas  hasta  las  más  enormes. 

Para  aprovisionar  á  cada  navio  de  guerra  de  una  cantidad  suficiente  de  aire  lí- 
quido, bastaría  instalar  pequeñas  usinas  poco  costosas  y  fáciles  de  establecer. 
Otra  ventaja  considerable  es  que  el  aire  liquido  se  fabrica  en  muy  poco  tiempo. 
Se  obtiene  una  cantidad  suficiente  para  toda  la  batería  de  cañones  de  un  navio  en 
sólo  una  hora.  De  esta  manera  se  hace  inútil  el  tener  depósitos  de  materias  ex- 
plosivas y  no  se  está  ya  expuesto  á  las  catástrofes  que  siempre  son  de  temer  con 
los  polvorines,  y  se  ahorran  los  millones  actualmente  gastados  para  depósitos  y 
almacenes  de  dinamita. 

Eü  una  palabra,  si  créenos  á  los  yankees  el  siglo  veinte  sería  el  siglo  del  aire 
líquido.  Los  destiladores  van  á  ponerlo  á  la  moda  para  «  envejecer  »  los  cognacs 
y  otros  espirituosos,  los  vinicultores  para  dar  más  aroma  á  los  burdeos  y  borgo- 
ñas  masó  menos  auténticos,  los  perfumistas  para  obtener  esencias  más  exquisitas, 
los  fabricantes  de  conservas  para  ofrecer  á  su  clientela  frutos  tan  deliciosos  co- 
mo si  acabaran  de  sacarse  del  árbol ;  los  cirujanos  para  hacer  sus  operaciones  en 
condiciones  antisépticas  absolutamente  perfectas,  los  embalsamadores  para  com- 
batir victoriosamente  la  descomposición  de  los  tejidos  ;  y,  ¿quién  sabe  ?si  la  lon- 
gevidad misma  no  beneficiará  también  de  él  y  algún  escudriñador  de  manuscri- 
tos nos  anunciará  un  día  de  estos  que  la  famosa  fuente  mitológica  en  la  cual 
inetamorfoseó  Júpiter  á  la  bella  ninfa  Juvencia,  dándole  la  virtud  de  rejuvene- 
cer á  aquéllos  que  se  bañaran  en  sus  aguas,  no  era  en  suma  más  que  de  aire 
líquido. 


BIBLIOGRAFÍA 


I.  —  ClENaAS  NATURALES 


M epeepat(Alcide).  —  Die  fossilen  Vogel  Patagoniens.  —  EiN  Bbitrag  zür 

EnTWICKELUNGSGESCHICHTE    UND   SISTBMATISGHEN    StELLUNG   DER    StEREORNITHES  , 

en:   Veroffentlichungen  der  Deutschen  Akademischm  Vereinigung  xu  Buenos 
Aires,  lomo  I,  parte  1',  pág.  1-14,  Bueoos  Aires,  1899. 

Este  articulo  contiene  la  interesante  conferencia  pronunciada  por  el  autor  so- 
bre las  aves  fósiles  de  Patagonia,  el  3  de  Junio  de  1898,  ante  la  Unión  Acadé- 
mica Alemana  de  Dueños  Aires  (1). 

Comienza  por  exponer  el  carácter  general  de  la  paleontología  argentina,  co- 
nocida hace  poco  principalmente  por  restos  de  mamíferos. 

Sabido  es  que  Mercerat  fué  el  primero  que  estudió  en  conjunto  las  aves  fósiles  de 
la  República  Argentina,  estableciendo  el  orden  úe  los SlereornitheSj  que  compren- 
de la  mayor  parte  de  los  restos  más  antiguos  hallados  hasta  hoy.  Ameghino  ha- 
bía descrito  como  de  mamífero  las  piezas  de  Phororhacos,  gigantesca  ave  dolada 
de  una  cabeza  más  voluminosa  que  la  del  caballo,  error  que  después  reconoció. 

En  estos  Anales,  tomo  XLIII,  página  222  á  240,  puede  verse  un  artículo  de 
Mercerat  sobre  estas  aves  fósiles. 

En  su  conferencia  confirma  Mercerat,  después  del  estudio  comparativo  de  sus 
caracteres,  la  posición  sistemática  de  los  Stereornühes, 

(i)  Muchos  de  nuestros  lectores  ignorarán  que  existe  en  Buenos  Aires,  desde  septiem- 
bre de  1897,  una  asociación  científica  alemana  llamada  Deutsche Akademische  Vereinigung, 
que  cuenta  á  la  fecha  con  más  de  cincuenta  miembros  activos,  diplomados  en  las  univer- 
sidades alemanas  ó  autores  de  publicaciones  científicas.  Su  primer  presidente  fué  nues- 
tro malogrado  consocio  el  doctor  Juan  Valentín.  Forman  parte  de  ella,  bajo  la  presiden- 
cia del  doctor  Wolíf,  distinguidos  elementos  científicos  é  intelectuales  que  dan  idea  de  la 
importante  cooperación  alemana  en  la  obra  de  nuestro  progreso. 

Alto  concepto  de  la  actividad  de  este  simpático  y  civilizador  centro  nos  dan  las  veinti- 
tantas  conferencias  celebradas,  en  las  cuales  han  sido  tratados  con  toda  competencia, 
trascendentales  lemas  científicos,  filosóficos,  técnicos,  históricos,  sociológicos,  artísti- 
cos, literarios,  pedagógicos,  etc.  Inicia  ahora  sus  publicaciones,  cuya  primera  entrega 
la  constituye  el  artículo  que  analizamos. 


BIBLIOGRAFÍA  247 

• 

Estas  aves  gigantescas  deben  considerarse  en  regresión,  lo  que  sin  embargo  no 
está  tan  acentuado  en  ellas  como  en  las  aves  actuales  denominadas  Ratitae. 

Los  caracteres  reptílicos  que  presentan  responden  á  la  descendencia  de  formas 
más  primitivas.  Ofrecen  caracteres  de  las  Cartnatae  y  de  las  Ratitae^  mostrán- 
donos á  la  naturaleza  en  pleno  proceso  de  transformación  y  confirmando  la  opi- 
nión de  que  las  Ralitae  no  forman  una  división  filogenética  independiente. 

En  la  clasificación  de  Fürbringer  deben  formar  los  Stereornithes  un  grupo  (Gens) 
del  sub-orden  Ciconiiformes,  orden  Pelargornithes, 

A.  Gallardo. 

M epcepat  (Alcide).  —  Oarolibergia  asulensls.  —  Un  nouvbau  rbpr¿9bntant 
Pampeen  oü  sousordre  des  toxüdontia  —  en  :  Anales  del  Museo  Nacional  de 
Buenos  Aires,  tomo  Vil,  pág.  1-23.  Buenos  Aires,  19  de  agosto  de  1899. 

Este  nuevo  representante  de  los  Toxodontia,  el  más  especializado  tal  vez  de  ellos, 
ha  sido  establecido  por  Blercerat  sobre  los  fragmentos  de  un  cráneo,  hallado  en  las 
márgenes  del  río  Azul,  en  una  capa  de  arena  blanquizca  verdosa  de  granos  finos. 

El  animal  debía  ser  de  la  talla  de  Toxodon  Burmeisteri  Gieb.  y  su  fórmula 
dentaria,  de  acuerdo  con  los  materiales  estudiados,  sería 

.10  4        3 

>  ^     c  -^     pm  ^     m  ^ 

Si  bien  el  estudio  de  Carolibergia  no  modifica  mayormente  las  hipótesis  actuales 
respecto  á  la  descendencia  de  este  grupo,  demuestra  la  importancia  de  las  dife- 
rencia»  en  la  forma  de  la  sección  transversal  de  los  dientes,  la  cual  varía  con 
la  edad  mucho  menos  de  lo  que  varios  autores  admiten. 

La  reducción  en  el  número  de  incisivos  se  opone  también  á  la  idea  de  Ly- 
dekker  deque  el  desarrollo  relativo  de  los  incisivos  de  las  diferentes  especies  de 
Toxodon  fuera  sólo  un  carácter  de  dimorfismo  sexual. 

Este  artículo,  ilustrado  con  tres  hermosas  láminas,    suministra  á  Mercerat  la 

oportunidad  de  rectificar  ciertas  afirmaciones  de  Roth. 

A.  Gallardo. 

Dclaf^e  lYves)  et  Hépouapd  (Edgard).  —  Traite  de  Zoologie  oonoréte. 
Tomo  II,  1*  parte.  Mesozoaires.  Spongiaires.  París,  1899. 

Un  nuevo  tomo  ha  aparecido  del  magnífico  tratado  de  Zoología  concreta  de 
Delage  y  Hérouard,  ilustrado  con  274  figuras  y  15  preciosas  láminas  coloreadas. 

No  desmerece  de  los  anteriores  tomos  I,  V  y  VIII,  de  cuya  aparición  nos  he- 
mos ocupado  oportunamente. 

Eq  su  primera  parte,  comienza  el  estudio  del  grupo  intermedio  entre  los  pro- 
tozoarios  y  los  mclazoarios,  tratando  con  todo  detalle  del  curioso  roesozoario, 
Salinella  salve,  hallado  una  sola  vez  por  Prenzel  en  las  salinas  de  Córdoba. 

En  cuanto  á  la  posición  sistemática  de  los  espongiarios,  los  autores  se  dect* 
den  por  separarlos  de  los  celenterados,  fundándose  especialmente  en  la  inver- 
sión del  sentido  de  la  invaginación  normal  al  formarse  la  gástrula.  Los  argumen- 
tos en  pro  de  esta  separación  están  ampliamente  consignados  en  el  presente  tomo 
y  fueron  comunicados  por  Delage  al  Congreso  de  Zoología  de  Cambridge,  de 
1896,  el  cual  no  resolvió  la  cuestión. 


248  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Esta  forma  de  iovagÍDaciÓD,  ijnica  entre  los  animales,  asigna  á  las  esponjas 
un  lugar  aparte,  pudiéndose  oponerlas  á  todos  los  demás  roetazoaríos,  bajo  el 
nombre  de  Enantiozoa  fEvavTío5=  inverso),  propuesto  por  Delage. 

Tanto  por  su  estilo  y  método  como  por  su  aspecto  tipográfico  y  bellas  ilustra- 
ciones, este  nuevo  volumen  confirma  nuestra  opinión  de  que  la  Zoología  con- 
creta es  el  mejor  tratado  didáctico  moderno  en  esta  materia. 

A.  Gallardo. 


Ambrosetti  (Juan  B.).  — Notas  de  Arqueología  Calchaqui,  en  el  Boletín 
del  Instituto  Geográfico  Argentino ^  tomo  XX,  pág.  162-188.  —  Buenos  Aires, 
1899. 

Continúa  el  señor  Ambrosetti  la  publicación  de  sus  interesantes  notas  descrip- 
tivas de  objetos  pertenecientes  á  los  antiguos  habitantes  de  los  valles  calcha- 
quíes,  notas  que  aportan  un  valiosísimo  contingente  de  datos  para  futuros  inves- 
tigadores, que  con  un  criterio  más  amplio,  más  generalizador^  estudien  el  pasado 
de  aquella  parte  de  nuestra  República. 

Aunque  esos  apuntes  no  obedecen  en  su  publicación  á  un  plan  perfectamente 
delineado,  son  presentados  por  el  seiñor  Ambrosetti  agrupados  de  manera  tal  que 
las  diferentes  series  de  objetos  que  considera  se  relacionan  más  ó  menos  entre 
si.  Quisiéramos  hacer  una  nota  bibliográfica  considerando  el  trabajo  en  general, 
pero  no  podemos  realizar  nuestros  deseos  por  una  razón  fundamental :  y  es  la 
falta  de  espacio.  Seremos,  pues,  breves  en  nuestro  estudio.  El  señor  Ambrosetti 
ha  sentado  en  sus  notas  algunas  conclusiones  demasiado  atrevidas,  las  que  no  de- 
ben dejarse  pasar  sin  hacer  do  ellas  una  crítica  detenida  ;  tal  es  la  de  que  los  Incas 
no  domiuarou  la  región  calchaqui,  suposición  en  la  que,  á  nuestro  juicio,  se 
equivoca  el  distinguido  etnólogo. 

En  cuanto  al  contenido  de  la  última  serie  de  notas,  prosigue  el  autor  la  descrip- 
ción de  hachas  de  piedra,  comenzada  en  el  anterior  tomo  del  Boletín.  Nos  presenta 
uu  amuleto  ofidio  (fálico?)  para  la  lluvia,  «tallado  en  piedra  verde,  negra  y  dura» 
y  termina  con  la  interpretación  del  simbolismo  del  «  Suri».  Esto  último  es  lo  más 
interesante. 

Estudia  el  señor  Ambrosetti  la  iconografía  del  avestruz  en  la  alfarería  calcha- 
qui y  de  argumento  en  argumento  llega  á  decir  que  el  «Suri»  es  la  representa- 
ción del  pájaro  que  los  indígenas  llamaban  «cpignerao  »,  compañero  de  otra  divi- 
nidad, el  Catequil.  A  pesar  de  ser  una  interpretación  ingeniosa,  deja  vulnerable 
algunos  puntos  que  pueden  dar  asidero  á  la  crítica.  No  se  fíe  mucho  el  señor  Am- 
brosetti de  los  «  papiros  de  arcilla»  como  llama  á  los  cacharros  en  general,  pues 
aún  no  se  ha  hallado...  la  piedra  Roseta  para  descifrarlos.  Por  el  momento,  es 
necesario  estudiar  las  representaciones  mitológicas  comparativamente  y  si  hay  algo 
difícil  en  arqueología,  es  la  interpretación  de  figuras  que  cada  autor  puede  tra- 
ducir como  mejor  le  plazca.  Son  indudablemente  trabajos  meritorios,  pero  no  pa- 
ra ser  tratados  en  forma  de  notas.  Pueden  ser  motivo  de  un  estudio  detenido  y 
verdaderamente  científico  y  que  nadie  mejor  que  el  señor  Ambrosetti  con  su  pre- 
paración y  práctica  puede  llevar  á  cabo. 

F.  F.  OüTBS. 


bibliografía  249 

Ijafoiie  Quevedo  (Samuel  A.;.  —  Progresos  de  la  Btnologia  en  el  Rio 
de  la  Plata  durante  el  año  de  1898,  en  el  Boletín  del  Instiluto  Geográfico 
Argentino,  tomo  XX,  pág.  3-64.  —  Buenos  Aires,  1899. 

Este  erudito  trabajo  del  señor  Lafone  Quevedo  está  consagrado  á  revisar  y  cri- 
ticar los  estudios  etnográficos  publicados  durante  el  año  1898.  por  los  señores 
Estanislao  S.  Zeballos,  Guido  Boggiani,  Félix  P.  Cutes,  Benigno  T.  Martínez,  Da- 
niel G.  Brinton  y  Enrique  Peña. 

El  señor  Lafone  Quevedo  rebate  con  criterio  reposado,  las  opiniones  de  algunos 
de  los  autores  que  mencionamos  más  arriba  y  lo  ,hace,  en  algunos  casos,  de  una 
manera  bastante  feliz. 

El  trabajo  del  doctor  Brinton  sobre  «^  Cartografía  lingüistica  del  Chaco  »,  ha  dado 
elementos  suficientes  al  señor  Lafooe  para  refutar  las  conclusiones  un  tanto  erra- 
das del  distinguido  profesor  de  Filadelfía  y  estudia  de  una  manera  analítica  los 
diferentes  capítulos  del  opúsculo  del  doctor  Brinton. 

Los  escritos  de  los  señores  Boggíani,  Martínez  y  Peña,  merecen  ligeras  obser- 
vaciones del  señor  Lafone  por  estar  sus  conclusiones  más  ó  menos  acordes  con  las 
de  aquellos  autores. 

El  artículo  publicado  por  el  doctor  Estanislao  S.  Zcballos  en  el  tomo  XIX  del 
Boletín  del  Instituto  Geográfico  (Orígenes  nacionales^  motiva  una  protesta  del 
señor  Lafone  á  las  impugnaciones  gratuitas  del  doctor  Zeballos  y  refuta  somera- 
mente algunos  de  los  errores»  de  este  ultimo  autor. 

Por  último,  nuestro  trabajo «  Etnografía  Argentina»,  merece  algunas  observa- 
ciones del  señor  Lafone  á  las  que  contestaremos  en  oportunidad. 

Es  lástima  que  el  carácter  de  simple  nota  bibliográfica  de  estas  líneas  nos  pri- 
ve de  detenernos  en  punto  tan  interesante,  pues  el  trabajo  del  señor  Lafone  Que- 
vedo envuelve  cuestiones  etnográficas  de  verdadero  valor,  las  que  son  encaradas 
con  el  sabio  criterio  de  su  distinguido  autor. 

F.   F.  OlTES. 

Qniroií^a  doctor  Adán;.  —  Ruinas  de  Anfama.  Bl  pueblo  prehistórico  de 
la  Ciénega  en  el  Boletín  del  Instituto  Geográfico  Argentino,  tomo  XX, 
pág.  95-133.  —  Buenos  Aires,  1899. 

Como  todos  deben  saber,  el  Instituto  Geográfico  Argentino  envió  el  pasado  año 
de  1898,  una  expedición  á  los  valles  calchaquíes,  la  cual  iba  dirigida  por  el 
conocido  arqueólogo  doctor  Adán  Quiroga  á  quien  acompañaba  en  calidad  de  fotó- 
grafo y  dibujante  el  señor  Eduardo  A.  Holmberg. 

El  primer  estudio  que  presenta  el  doctor  Quiroga  sobre  los  resultados  de  su  ex- 
pedición, es  el  que  motiva  esta  noticia  bibliográfica.  En  él,  da  los  primeros  datos 
sobre  dos  interesantes  pueblos  prehistóricos  de  la  provincia  de  Tucumán  :  Anfama 
y  La  Ciénega. 

La  primera  parte  de  su  estudio  está  consagrada  al  primero  de  estos  dos  pueblos 
y  la  segunda  á  estudiar  los  diferentes  grupos  de  ruinas  que  constituyen  la  derruida 
aldea  de  La  Ciénega. 

Cree,  con  razón,  el  doctor  Quiroga,  que  tanto  Anfama  como  Colalao  y  La  Cié- 
nega, son  otros  tantos  jalones  de  una  civilización  pasada,  que  probablemente  fué 
la  misma  que  ha  dejado  sus  rastros  en  Tiahuanaco,  en  la  república  de  Bolivia,  es- 
tando caracterizada  en  la  provincia  de  Tucumán  por  la  presencia  de  roenhires. 


250  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

hallados  por  vez  primera  por  el  viajero  Juan  B.  Arobrosetti  y  ahora  nuevanieote 
por  el  doctor  Quiroga. 

La  población  de  Anfaina  se  halla  situada  eo  la  provincia  de  Tucumán,  en  el 
trayecto  entre  las  estancias  de  La  Hoyada  y  La  Ciénega,  en  un  lugar  algo  eleva- 
do y  rodeado  de  altas  cunibres. 

La  derruida  aldea,  esta  constituida  por  grupos  de  habitaciones  formadas  por 
«pirkas  »  de  piedras,  que  se  hallan  construidas  en  los  sitios  algo  elevados,  de  mo- 
do que  sus  habitantes  tuviesen  el  horizonte  despejado.  También  los  raenhires  cons- 
tituyen una  característica  de  Anfama. 

La  Ciénega  se  halla  situada  en  pleno  macizo  del  Aconquija,  en  una  profunda 
quebrada  formada  por  los  cerros  de  Anfama  y  el  Pabellón. 

Es  allí  donde  el  doctor  Quiroga  ha  encontrado  lo  que  él  ha  creído  conveniente 
considerar  como  dólmenes,  además  de  grutas  naturales,  las  que  fueron  segura- 
mente habitadas  por  los  primitivos  indígenas.  Las  construcciones  de  La  Ciénega, 
presentan  la  curiosa  particularidad  de  ser  todas  de  forma  circulaf. 

Ha  dividido  el  doctor  Quiroga  las  ruinas  de  la  Ciénaga  en  varios  grupos :  el  de 
la  Familia,  la  Yareta,  el  Anta,  Punta  de  la  Cañada,  etc. 

Es  el  más  interesante  el  de  la  Familia,  tanto  por  el  número  de  construcciones  que 
reúne,  como  por  los  hallazgos  hechos  en  sus  ruinas. 

Dice  haber  hallado  el  doctor  Quiroga,  un  grupo  de  habitaciones,  afectando  la 
forma  de  un  falo.  A  propósito  de  falo  se  nos  ocurre  una  observación.  Nuestros 
arqueólogos  están  poseídos  de  una  especie  «  falomanía  »  que  les  hace  ver  en  todo 
objeto  ó  dibujo  de  una  forma  más  ó  menos  significativa,  una  representación  de 
los  órganos  sexuales  masculinos,  indudablemente  que  en  algunos  casos  tienen 
razón,  pero,  con  la  prodigalidad  con  que  juzgan  estas  piezas,  hemos  hallado  que 
en  más  de  una,  sólo  con  una  idea  preconcebida  se  podrán  considerar  como  falos. 

La  expedición  del  doctor  Quiroga  hizo  en  las  ruinas  de  La  Ciénaga  excavacio- 
nes, que  dieron  por  resultado  el  hallazgo  de  algunas  piezas  arqueológicas  de 
valor. 

Al  terminar  esta  rápida  nota,  queremos  hacer  otra  observación  al  trabajo  del 
doctor  Quiroga. 

Los  dólmenes  hallados  son  algo  más  que  convencionales  y  no  titubeamos  en  ma- 
nifestar que  la  figura  N^'SS  no  representa  un  grupo  de  dólmenes,  siendo  lo  más 
probable»  una  reunión  de  pedruzcos  informes  que  en  nada  se  parecen  á  aquellas 
construcciones  megalíticas. 

El  único  dolmen  perfectamente  caracterizado  que  nos  ofrece  el  doctor  Quiroga 
en  su  trabajo,'  es  el  representado  en  la  figura  24. 

Sería  de  desear  que  el  doctor  Quiroga  continúe  publicando  los  resultados  de  la 
fructuosa  expedición  que  dirigió  con  tanta  competencia. 

F.    F.    OüTES. 


II.  —  VARIEDADES 

V  Cong^peso  Científico  tieneral  Chileno,  celebrado  en  la  ciudad 
DE  Chillan,  del  27  de  febrero  al  3  de  marzo  de  1898,  Santiago  de  Chile,  1898. 

Hemos  recibido  un  volumen  de  LX  y  528  páginas  que  contiene  los  resultados 


DIBLIOORAFÍA  251 

del  Congreso  Científico  celebrado  en  la  ciudad  de  Chillan,  el  año  pasado,  por 
iniciativa  de  la  Sociélé  Scienti fique  du  Chilij  la  cual  ha  conseguido  arraigar  en  la 
vecina  república  estas  progresistas  asambleas. 

Muchos  elogios  merece  en  este  sentido  la  civilizadora  labor  de  los  miembros  de 
esa  sociedad  y  en  particular  el  doctor  Adolfo  Marillo,  alma  *de  aquella  reunión. 

Entre  los  trabajos  publicados,  que  han  sido  seleccionados,  presentándose  sólo 
los  más  importantes,  hay  muchos  de  verdadero  interés,  pero  desgraciadamente 
hay  algunos  que  no  condicen  con  el  carácter  de  una  asamblea  científica. 

Los  enumeraremos  rápidamente. 

Después  de  las  nóminas  de  las  comisiones,  congresistas  y  reglamento  se  pu- 
blican los  discursos  de  la  sesión  inaugural  pronunciados  por  el  doctor  Adolfo 
Murillo,  Guillermo  Viviauí,  y  una  composición  poética  del  señor  Tondreau. 

En  las  actas  délas  sesiones  es  de  lamentarla  falta  de  las  discusiones  y  conclu- 
siones, así  como  délos  votos  que  no  se  hallan espl (cita mente  formulados  en  ningu- 
na parte.  Debe  mencionársela  brillante  intervención  del  doctor  Paulino  Alfonso 
en  el  debate  sobre  el  alcoholismo,  al  que  aportó  nuevos  dattis  é  interesantes  puntos 
de  vista,  criticando  con  firmeza  á  los  que  consideraba  responsables  en  parte  del 
actual  estado  de  cosas. 

En  la  sesión  de  clausura  figuran  los  discursos  del  doctor  ligarte  Gutiérrez, 
contra  el  alcoholismo  creciente  en  Chile,  cuyos  habitantes  consumen  seis  millo- 
nes de  hectolitros  de  bebidas  alcohólicas,  lo  que  significa  más  de  dos  hectolitros 
para  cada  chileno  al  año,  niños  y  mujeres  comprendidos  ;  del  señor  Sanhueza 
Lizardi  y  un  canto  á  la  ciencia  por  la  señora  de  Meyer,  dedicado  á  este  congreso, 
en  el  cual  se  lee  : 

i  Honor  al  jénio,  i  á  la  ciencia  magna 
Que  guardan  de  los  siglos  el  claro  eco 
Y  adorna  cual  antorcha  |  bello  fleco! 
El  recuerdo  del  hombre  pensador ! 

El  discurso  de  clausura  fué  pronunciado  por  el  Intendente  de  Nuble,  don  Vi- 
cente Prieto  P. 

Comenzando  las  memorias  científicas  encontramos  un  interesante  estudio  sobre 
las  termas  minerales  de  Chillan  por  el  doctor  P.  Puga  Borne  y  una  disertación  de 
la  hiperbiliasis  por  el  doctor  A.  Marín- 

£1  doctor  Murillo  presenta  un  monstruo  isquiópago  y  un  caso  de  su  acredi- 
tada clínica  obstétrica  en  que  ha  asistido  al  parto  normal  en  una  focomélica. 

El  doctor  Beca  da  un  resumen  de  los  estudios  de  antropología  criminal  y  pro- 
pone la  adopción  en  Chile  de  la  antropometría  criminal,  introducida  hace  tiempo 
y  perfeccionada  entre  nosotros. 

Su  ocupa  el  profesor  Ugarte  Gutiérrez  del  tratamiento  de  las  asociaciones  mt- 
crobianasy  que  define,  dando  datos  sobre  la  fagocitosis,  antitoxinas  y  seroterapia, 
y  de  la  estreptococia. 

Aboga  el  doctor  Perrer  por  el  establecimiento  Je  sanatorios  marítimos  para 
niíws  linfáticos. 

Publica  el  doctor  Hederra  un  caso  de  tétanos  en  un  recién  nacido,  y  el  doctor 
Pardo  C.  estudia  la  presentación  de  frente. 

Con  el  propósito  de  obtener  la  determinación  exarta  de  la  superficie  del  cuerpo 
humano  deduce  el  doctor  Luís  Vergara  Plores  una  fórmula  absolutamente  falsa. 


252  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIBIiTiFIGA  ARGENTINA 

Basto  decir  que  parte  de  la  idea  de  que  las  superñcies  de  los  cuerpos  son  pro- 
porcionales á  sus  volümeoes  y  que  al  avaluar  la  superficie  de  los  cilindros  rec- 
tos toma  sólo  eo  cuenta  la  superfíce  lateral,  olvidando  las  bases. 

Acumulando  errores  sobre  errores  llega  á  la  proporción  R  :  r  ::  R*  :  r*   que 

demostraría  que  -  es  igual  á  ¿,  á  r^,  etc. ;  y  ^  á  5,  etc. 

Estos  originales  métodos  matemáticos  le  dan  superñcies  pequeñísimas  para  el 
cuerpo  humano»  de  donde  deduce  la  inexactitud  de  las  fórmulas  europeas  y  recla- 
ma para  sí  «el  honor  de  dar  á  conocer  al  mundo  científico»  un  procedimiento 
eiacto  de  avaluación  de  superñcies  no  geométricas,  que  pretende  sea  consecuencia 
delpr  incipio  de  Arquímedes. 

El  doctor  Hederra  apela  á  la  enseñanza  anti-alcokóUca  y  la  iniciativa  pri- 
vada como  medio  para  combatir  el  alcoholismo  en  el  pueblo  chileno  « tan  tris- 
temente ignorante  y  desprovisto  de  sentido  moral  ». 

Contribuye  el  doctor  Sierra  M.  al  estudio  de  los  abscesos  hepáticos  de  focos 
múltiples. 

El  Morrhuinol  es  un  nuevo  medicamento  extraído  del  aceite  de  hígado  de  ba- 
cálao  por  Larenas  A. 

El  señor  Obrecht  cree  que  se  podría  dar  como  definición  de  la  linea  recta, 
que  es  aquella  línea  que  siempre  queda  confundida  con  sí  misma  cuando  se  la 
hace  girar  alrededor  de  dos  cualesquiera  de  sus  puntos. 

Recordamos  haber  leido  allá  por  el  año  1882,  cuando  estudiábamos  geometría 
plana,  en  el  tratado  de  Ricart,  editado  en  1873,  la  misma  deñnición  que  considera 
nueva  el  Director  del  Observatorio  Astronómico  de  Santiago  de  Chile,  quien  da 
cuenta  también  de  haber  determinado  la  gravedad  en  Santia^o^  obteniendo  el 
valor  de  g  =  9,7953  m.  que  concuerda  exactamente  con  el  que  da  la  fórmula  de 
Bouguer. 

E\  señor  Germain  hace  una  amena  disertación  sobre  acontecimientos  geológi- 
cos puestos  en  evidencia  por  la  entomología. 

Las  inexactitudes  debidas  d  los  filtros  de  papel  en  ciertos  análisis  cuantitati- 
vos preocupan  al  señor  Lemótayer  y  el  señor  Bidez  desea  que  las  formas  arqui- 
tecturales respondan  á  las  formas  constructivas  reales. 

Ocúpase  el  señor  Prado  de  los  abonos  en  el  estado  actual  de  la  agricultura 
chilena^  y  el  doctor  Briones  de  la  determinación  del  ázoe  en  el  guano. 

El  señor  Astorquiza  proclama  la  conveniencia  de  introducir  la  vid  americana 
en  Chile  y  el  señor  Rivera  da  algunas  observaciones  sobre  el  empolvoramiento 
de  algunas  especies  del  género  Loasa,  que  así  llama  á  la  polenación  de  estas 
plantas,  sobre  cuyo  mecanismo  no  adelanta  nada  nuevo. 

Preconiza  el  señor  Alamos  A.  la  conveniencia  del  cultivo  del  lúpulo^  mientras 
el  profesor  Monfallet  publica  sus  recherches  sur  l'tnfection  bronchique  et  pul- 
monaire  du  ehevaly  presenta  un  caso  de  actinomycose  des  os. 

Recopila  ciertos  datos  generales  de  molinería  práctica  y  económica  el  señor 
Voigt. 

El  señor  Eduardo  de  la  Barra  propone  tres  reglas  para  obtener  la  reforma  ra- 
dical de  la  acentuación  castellana,  que  están  lejos  de  comprender  todos  los  ca- 
sos, dejando  confundidos  el  artículo  el  y  el  pronombre  ^^  por  ejemplo,  para  no 
mencionar    muchos  otros  pronombres,    relativos,  adverbios,  etc.  que  no  ha  te- 
nido en  cuenta. 


BIBLIOGRAFÍA  253 

Critica  el  señor  Salinas  los  exámenes  escolares  sin  proponer  sustitutivo  ade- 
cuado. 

Interesaatísimo  es  el  erudito  trabajo  del  señor  Eduardo  de  la  Barra  sobre  Len- 
guas  Celio -la  tinas,  en  el  cual  sostiene,  con  numerosos  argumentos  y  ejemplos, 
la  tesis  de  que  el  castellano  y  demás  lenguas  llamadas  latinas  no  derivan  del  latín, 
teniendo  sólo  una  parto  de  vocabulario  latino,  mientras  su  estructura  gramatical 
analítica  es  del  tipo  celta.  Abundantes  notas  ilustran  diversos  aspectos  del  vasto 
tema. 

Considera  el  señor  Salinas  á  la  instrucción  pública  como  base  de  la  prosperi- 
dad nacional  y  aboga  calurosamente  por  el  establecimiento  de  escuelas  técnicas. 

Busca  el  señor  Vera  remedio  á  la  vagancia  infantil  en  el  aumento  de  las  es- 
cuelas correccionales  que  han  comenzado  á  crearse  en  Chile,  en  estos  últimos 
años. 

El  conjunto  de  los  trabajos  de  este  Congreso,  que  es  el  quinto  que  realiza  Chile 
y  uno  délos  más  importantes,  impresiona  favorablemente  y  demuestra  el  plausi- 
ble esfuerzo  de  nuestros  vecinos  por  incorporarse  al  movimiento  científico  mo- 
derno. 

A.   Gallardo. 


Binet  {A),  Directeur  du  Laboratoire  psychologique  de  la  Sorbonne.  —  Le  pre- 
znier  devoir  de  1*  éduoation  physique.  —  Artículo  en  :  Revue  des  Revues, 
marzo  16  de  1899  ^año  X,  vol.  XXVIII,  n"  6). 

En  este  interesante  artículo,  M.  Binet  se  ha  propuesto  exponer  sucintamente  en 
qué  forma  podría  establecerse  un  sistema  racional  de  mediciones  relativas  al  de- 
sarrollo físico  de  los  niños  de  las  escuelas  y  colegios. 

El  autor  ha  querido  hacer  una  oportuna  indicación,  con  motivo  del  nombra- 
miento de  una  comisión  encargada  de  la  reorganización  de  la  educación  física  en 
los  establecimientos  de  Francia.  De  pasada,  M.  Binet  ha  recordado  el  caso  de  una 
comisión  ministerial  alemana,  reunida  hace  pocos  años  en  Breslau,  con  la  mi- 
sión de  investigar  si  los  estudios  de  los  gimnasios  de  esa  ciudad  ocasionaban  en 
los  alumnos  el  surmenage  intelectual,  cuya  comisión,  en  vez  de  perorar  sobre  teo* 
rías»  había  tenido  la  feliz  inspiración  de  trasladarse  á  las  escuelas  mismas  y  de 
emplear  métodos  susceptibles  de  medir  la  fatiga  de  los  alumnos.  De  más  está 
decir  cuánto  desearía  M.  Binet  ver  seguir  por  la  comisión  francesa  el  plausible 
ejemplo  de  la  comisión  alemana. 

En  dos  consideraciones  capitales  funda  el  sabio  eiperiroentador  una  de  las  pri- 
meras medidas  que  preconiza  en  el  orden  de  ideas  que  lo  ocupa  :  el  control  del 
desarrollo  físico.  Una  de  ellas  es  la  de  las  ventajas  que  resultarán  al  saber,  en  cada 
caso  individual,  sí  el  desarrollo  del  niño  se  hace  normalmente,  ó  si  es  muy  rápi- 
do,  ó  si  se  halla  retardado  ó  detenido :  en  efecto,  sólo  así  es  cómo  se  podrá  for- 
mar un  juicio  exacto  sobre  el  género  y  la  cantidad  de  esludios  intelectuales  y  de 
ejercicios  ñsicos  que  convenga  aconsejar  en  cada  caso.  Otra  consideración  ~  por 
cierto  de  peso  también  —  es  la  de  la  necesidad  de  encontrar  un  criterio  serio  para 
la  elección  de  los  métodos  que  convengan  realmente  á  la  educación  física,  res- 
pecto de  los  cuales  subsiste  el  mayor  desacuerdo.  Así,  los  sistemas  artificiales 
(c  gimnástica  >  propiamente  dicho),  son  múltiples  y  muy  diversos  en  los  diversos 
países ;  por  otra  parte,  los  fi«iologistas  persisten  en  condenar  esos  métodos   en 


254  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

nombre  de  consideraciones  mny  serias.  «  ¿  Dónde  está  la  verdad  ?  Nadie  lo  puede 
decir  aún,  puesto  que  ninguna  afirmación  ha  sido  hasta  ahora  acompañada  de 
una  prueba  experimental.  Los  profesionales  de  la  gimnástica  sólo  tienen  para  s( 
la  rutina,  y  los  fisiologistas  sólo  invocan  hipótesis  en  apoyo  de  su  opinión  ;  la 
prueba  experimental  —  quiero  decir  la  prueba  metódica,  rigurosa  —  no  ha  sido 
proporcionada  aún,  ni  siquiera  ha  sido  buscada  ». 

Ahora  bien,  ¿en  qué  condiciones,  según  qué  plan  podrá  ser  organizado  es'e 
control  del  desarrollo  físico?  M.  Binet  piensa  que  bastará  someter  cada  sujeto  á 
im  examen  mensual,  examen  que  durará  á  lo  más  unos  diez  minutos  por  niño. 
Esa  prueba  versará  sobre  :  1*  el  peso  ;  2*  la  estatura  ;  3'  la  vuelta  del  pecho ;  4*  la 
capacidad  respiratoria  ;  5**  la  fuerza  muscular  de  las  dos  manos  ;  6*  la  fuerza  mus- 
cular  del  dorso  (reins);  T  la  sensibilidad  táctil. 

Describe  entonces  M.  Binet—  aunque  muy  someramente  —  los  procedimientos 
que  podrían  ser  empledos  en  esas  diversas  operaciones,  en  concepto  de  tratarse 
sólo  de  un  programa  provisorio.  En  cuanto  al  costo  de  los  apáralos  necesarios, 
para  una  escuela  de  100  á  200  alumnos,  no  pasará  de  300  francos,  suma  por 
cierto  modesta. 

Una  última  cuestión,  de  carácter  práctico,  aborda  H.  Binet:  «  ¿  A  quién  conñar 
esas  mediciones ?  ¿  Al  personal  de  la  escuela,  al  director,  al  médico  ?»  A  ninguno 
de  ellos :  á  especialistas,  convenientemente  preparados  para  la  delicada  tarea,  y 
enteramente  consagrados  á  ella,  los  cuales  deberían  ir  de  escuela  en  escuela,  obte- 
niendo  por  sí  mismos  la  mayor  parte  de  los  datos  experimentales. 

Tal  es,  en  substancia,  el  interesante  estudio  de  M.  Binet.  Escrítocon  la  facilidad 
y  claridad  que  caracterizan  el  estilo  del  autor,  completado  con  algunos  grabados, 
su  lectura  no  podrá  ser  sino  grata  al  lector.  —  F.  Birabbn. 


MOVIMIENTO  SOCIAL 


Socios  nuevos.  —  Han  ingresado  últimameDte  los  socios  siguientes  :  Doc- 
tor Raimundo  Wilmart,  Capitán  Ingeniero  José  II.  Uriburu,  Teniente  Enrique 
Mosconi,  Alférez  Ignacio  Chamorro,  Alférez  Benjamín  Mallea,  Alejandro  L.  Mar- 
queston,  Higinio  Reynoso,  Claudio  Pais  y  Sadoux,  Germán  Dates,  Carlos  Parera 
Muñoz,  Ricardo  J.  Gutiérrez,  Benjamín  Zalazar,  Pedro  Iríbarne,  Pablo  Matharán, 
Felipe  Meyer  Arana,  Carlos  Smíth  Pedernera,  Luis  Jaurreguiberry,  Gustavo  A. 
Eppens,  Luis  Estévez,  Amoldo  Checci,  Pedro  Spfnola,  Alberto  Chapar,  Emilio 
Pereyra,  Umberto  Gamberale,  Luis  F.  Loyola,  Alberto  Mermos,  José  Padilla,  Um- 
borto  Pádula,  José  Repossini,  Antonio  Relies,  Mario  Romano,  Rodolfo  Santángelo, 
UugoTaíana,  José  C.  Gómez,  Leandro  Rivas  Jordán,  Ramón  Castañeda,  Carlos  D. 
Speroni,  Pranklin  Arroyo. 

Canjes  nuevos.  —  Aumentamos  nuestros  canjes  con  los  siguientes  : 

Sitzungsberichte   des  deutschen  Nat,  Medicinisehen^  Praga. 

BulUtin  des  Sciences  de  la  Société  Nationale  d'AgricuUure  de  France. 

The  GeographicalJournal.  Londres. 

Wiseonsin  Geological  and  Saiural  Hisiory  Survey. 

Recueil  de  Médecine  VélMnaire  d'Álfort. 

BuHetin  de  la  Société  de  Géographie  de  Marseille. 

Transactions  of  the  Wiseonsin  Ácademy  o f  Sciences ^  Arls  andLetters. 

Ihe  Philosophical  Society.  Washington. 

Revista  de  Ciencias  de  Lima. 

Informaciones  y  Memorias  de  la  Sociedad  de  Ingenieros  del  Perú. 

Boletín  demográfico  argentino. 

Acciones  donadas.  —  El  señor  Ingeniero  Vicente  Castro  ha  donado  las 
dos  acciones  (número  830  y  531 )  con  que  se  habfa  suscrito  para  la  erección  del 
edificio  social. 

La  señora  madre  del  malogrado  socio  Alberto  Casal  Carranza  ha  donado  tam- 
bién las  acciones  números  953  á  957.  Ambas  donaciones  han  sido  debidamente 
agradecidas. 


256  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Representación  de  la  Sociedad  en  los  Cong'pesos  Indas- 
tpial  y  de  Orientalistas.  —  La  Junta  Directiva  en  su  sesión  del  31  de 
julio  próximo  pasado  nombró  al  señor  ingeniero  Eleodoro  A  Damianovich  para  re- 
presentar á  la  sociedad  en  el  Congreso  Industrial  Argentino  y  en  su  sesión  del 
25  de  agosto  designó  a(  señor  ingeniero  Santiago  E.  Barabíno  para  representarla 
en  el  Congreso  Internacional  de  Orientalistas  que  se  celebrará  en  Roma  en  el  mes 
de  octubre  del  corriente  año. 

Fomento  de  la  Biblioteca.  —  Han  ingresado  á  ella  varias  obras  dona- 
das por  sus  autores  ó  editores,  de  que  nos  hemos  ocupado  ó  nos  ocuparemos  en 
la  sección  bibliografíca. 

Además  se  ha  resuelto  la  adquisición  de  los  siguientes  libros  : 

Jamin,  M.  Cours  de  Physique^  Paris,  1891,  5  vol. 

WiTz  AiMÉ,  Traite  théorique  etpratique  des  Moteurs  h  gaz  et  h  petrole^  Paris, 
1899,  3  vol 

Picaro,  Ph.  Chauffage  et  Ventilation^  Paris,  1897,  1  vol. 

Flahant,  A.  Mécanique  apliqué  (Hydraulique),  Paris,  1898,  1  vol. 

Madaubt,  a.  Résistance  des  Materiaux,  Paris,  1891, 1  vol. 

Laroche,  F.  Travaux  Mari  times  (Texto  y  Atlas),  Paris,  1891. 

RoucHE  Y  Ch.  Cohberousse,  Tratado  de  Geometría  Eíemen ¿ai,  Madrid,  1898, 
1  vol. 

Hebrard,  Albert,  Architecture,  Paris,  1897,  1  vol. 

FoRMENTi,  Carlo,  La  Pralica  del  Fabricare ^  2  atlas  y  2  vol.  Milano,  1893. 

Sarazin,  C.  Cours  d'Electricité,  Paris,  1898.  1  vol. 

AscHiERi,  F.  Geometría  Descriptiva^  Milano,  1896.  1  vol. 

Tessari,  D.  La  Teoria  delle  Ombre  e  del  Chiaro-Scuro,  Torino,  1880,  1  vol. 

CoROEUAY,  G.  nE.  Travaux  Maritimes  et  Construction  des  Ports,  Paris,  1888, 
texto  y  atlas. 

Visita  á  la  fábrica  de  Dellachá.  —  Tuvo  lugar  el  10  de  septiembre 
una  interesante  visita  á  la  fábrica  de  sombreros  de  Dellachá. 

La  numerosa  concurrencia  de  socios  fué  obsequiada  con  un  lunch  al  terminar 
el  recorrido  del  establecimiento. 

En  la  próxima  entrega  se  publicará  un  detallado  informe  del  ingeniero  Ar- 
mando Romero,  sobre  esta  importante  usina. 


ANALES 


DE     LA 


SOCIEDAD  científica 

ARGENTINA  ' 


Director  :  logeaiero  ÁNGEL  GALLARDO 
Secretarios  :  Señores  Eduardo  Latzixa  y  Garlos  LA609.,GARcfA 

REDACTORES 

iDj^niero  Eduardo  Aguirre,  señor  Juan  B.  Ambroseltl,  doctor  Pedro  N.  Arata, 
ingeoiero  Alberto  de  Arteaga,  ingeniero  doctor  Manuel  B.  Bahía,  ingeniero 
Santiago  E.  Barabioo,  ingeniero  Federico  Birabén,  arquitecto  Juan  A.  Bus- 
chíazzo,  ingeniero  Emilio  Candiani,  ingeniero  José  S.  Corti,  doctor  Eduardo  L. 
Holmberg,  doctor  Atanasio  Quiroga,  ingeniero  Francisco  Seguí,  doctor  Enrique 
Tornií,  doctor  Roberto  Wernicke,  doctor  Estanislao  S.  Zeballos. 


NOVIEMBRE   1899.  —   ENTREGA  V.   -   TOMO    XLVIII 


PUNTOS   Y   PRECIOS    DE    SUSCRIPCIÓN 

LOCAL   DB   LA   SOCIEDAD,    CKVALLOS   289,    Y   PRINCIPALES    LIBRERÍAS 

Por  raes $  iMi  LOO 

Foraño »  12.00 

Número  atrasado »  2.00 

—              para  los  socios» »  i.so 

La  suscripción  se  paga  anticipada 


BUENOS     AIRES 

IMPRENTA  Y  CASA  EDITORA  DE  CONI  HERMANOS 
Ó84   —  CALLE  PBRÚ  —   684 

1899 


256  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Representación  de  la  Sociedad  en  los  Cong^resos  Indus- 
trial y  de  Orientalistas.  —  La  Junta  Directiva  en  su  sesión  del  31  de 
julio  próximo  pasado  nombró  al  señor  ingeniero  Eleodoro  A  DamianoYÍch  para  re- 
presentar á  la  sociedad  en  el  Congreso  Industrial  Argentino  y  en  su  sesión  del 
25  de  agosto  designó  al  señor  ingeniero  Santiago  E.  Barabino  para  representarla 
en  el  Congreso  Internacional  de  Orientalistas  que  se  celebrará  en  Roma  en  el  mes 
de  octubre  del  corriente  año. 

Fomento  de  la  Biblioteca.  —  Han  ingresado  á  ella  varias  obras  dona- 
das por  sus  autores  ó  editores,  de  que  nos  hemos  ocupado  ó  nos  ocuparemos  en 
la  sección  bibliografíca. 

Además  se  ha  resuelto  la  adquisición  de  ios  siguientes  libros  : 

Jamin,  M.  Cours  de  Physique^  Paris,  1891,  5  ?ol. 

WiTz  AiHÉ,  Traite  tkéorique  etpratique  des  Moteurs  h  gazet  h  petrole,  París, 
1899,  3  vol 

Picaro,  Ph.  Chauffage  et  Ventilatioriy  Paris,  1897,  1  vol. 

Flahant,  A.  Mécanique  a/^ít^w^  (Hydraulique),  Paris,  1898,  1  vol. 

Madahbt,  a.  Résistance  des  MaUriaux,  Paris,  1891, 1  vol. 

Laroche,  F.  Travaux  MarUimes  (Texto  y  Atlas),  Paris,  1891. 

RoucHÉ  T  Ch.  Cohberousse,  Tratado  de  Geometría  Elemental^  Madrid,  1898, 
1  vol. 

Hebrard,  Albert,  Árchitecture,  Paris,  1897,  1  vol. 

FoRMBNTi,  Carlo,  La  Pralica  del  Fabricare,  2  atlas  y  2  vol.  Milano,  1893. 

Sarazin,  C.  Cours  d'Electricité,  Paris,  1898.  1  vol. 

AscHiBRh  F.  Geometría  Descriptiva,  Milano,  1896.  1  vol. 

Tessari,  D.  La  Teoria  delle  Omhre  e  del  Chiaro-Scuro,  Torino,  1880,  1  vol. 

CORPEUAY,  G.  DE.  Travaux  Maritimes  et  Construction  des  Ports,  Paris,  1888, 
texto  y  atlas. 

Visita  á  la  fábrica  de  Dellachá.  —  Tuvo  lugar  el  10  de  septiembre 
una  interesante  visita  á  la  fábrica  de  sombreros  de  Dellachá. 

La  numerosa  concurrencia  de  socios  fué  obsequiada  con  un  lunch  al  terminar 
el  recorrido  del  establecimiento. 

En  la  próxima  entrega  se  publicará  un  detallado  informe  del  ingeniero  Ar- 
mando Romero,  sobre  esta  importmte  usina. 


ANALES 


DE     LA 


científica 


ARGENTINA  * 


Director  :  lof^eniero  ÁNGEL  GALLARDO 
Sbcrbtarios  :  Señores  Eduardo  Latzina  y  Carlos  Lagos.,Garc(a 

REDACTORES 

Ingeniero  Eduardo  Aguirre,  señor  Juan  B.  Ambroselti,  doctor  Pedro  N.  4rata» 
ingeniero  Alberto  de  Arteaga,  ingeniero  doctor  Manuel  B.  Bahía,  ingeniero 
Santiago  E.  Barabino,  ingeniero  Federico  Birabén,  arquitecto  Juan  \.  Bus- 
chiazzo,  ingeniero  Emilio  Candíani,  ingeniero  José  S.  Corti,  doctor  Eduardo  L. 
Holmbcrg,  doctor  Atanasio  Quíroga,  ingeniero  Francisco  Seguí,  doctor  Enrique 
Tornú.  doctor  Roberto  Wernicke,  doctor  Estanislao  S.  Zebaiios. 


NOVIEMBRE   1899.  —   ENTREGA  V.   -   TOMO   XLVIII 


PUNTOS    Y    PRECIOS    DK    SUSCRIPCIÓN 

LOCAL  DB   LA   SOCIEDAD,   GKVALLOS   2t39,   T   PRINCIPALES    LIBRKRÍAS 

Por  mes $  nvii  l-OO 

Foraño »  ii.oo 

Número  atrusadu >»  s.OO 

—               puru  iüd  socios »  l.'iO 

La  suscripción  se  paga  anticipada 


BUENOS     AIRES 

I.MPKKNTA  Y  C\SA  KDITORA  DE  COM  HERMANOS 

684  —  CALLE  nnú  —  (i84 
1899 


JUNTA    DIRECTIVA 

Presidente Ingeniero  doctor  Marcial  R.Candioti. 

V ice-Presidente  V  Ingeniero  doctor  Carlos  M.  Morales. 
Id.  2""  Mayor  ingeniero  Arturo  M.  Lügones. 

Secretario  de  actas  Ingeniero  Eleodoro  A.  Damianovich. 
—  correspondencia  Agrimensor  Cristóbal  Hicken. 

Tesorero Ingeniero  Armando  Romero. 

Bibliotecario Señor  Luis  Miguens. 

Ingeniero  Domingo  Nocetl 

Ingeniero  Claro  C.  Dassen. 

Ingeniero  Domingo  Carrique. 
Vocales \  Ingeniero  Emilio  Palacio. 

Ingeniero  Luis  A.  Huerco  (hijo). 

■ 

Ingeniero  Oronte  A.  Valerga.  ! 

Gerente Señor  Juan  Botto.  ' 


índice  de  la  presente  entrega 


Eduardo  L.  Holmberg.  Una  critica  sobre  « la  Flora  Argentina  »,  publicada  en  el 
«Segundo  Censo  de  la  República  Argentina»  (t.  I,  p.  385-474)  y  que  ha  apa- 
recido en  estos  Ánahs  de  la  Sociedad  Científica  Argentina,  tomo  XLVIII,  entrega 
2",  páginas    67  á  105,  y  cuyo  autor  es  el  señor  Teodoro  Stuckert 257 

Armando  Romero  y  Luis  Miguens.  «La  Actualidad)»,  fábrica  nacional  de  sombre- 
ros del  señor  Cayetano  Dcllachá 294. 

Luis  B.  Laporte.  Fábricas  de  sombreros  y  de  tejidos  de  los  señores  G.  Franchi- 
ni  y  C« 324 

Carlos  Specazzini.  Nova  addenda  ad  Floram  Pata^onicam  (Continuación) 329 

Miscelánea  :  La  determinación  de  la  posición  geográfica  de  San  Rafael  (provincia 
de  Mendoza) 333 

Bibliografía:  Comisión  del  Ferrocarril  internacional.  ~  Ameghino,  Moreno,  Smith 
Woooward,  Nordenskjólu,  ÜArTiiAL,  Roth,  Lermann-Nitsche,  Jacob.  Sobre  el 
mamífero  misterioso  de  la  Patngonia.  ->  Comunicaciones  del  Museo  Nacional  de 
Buenos  Aires.  —  De  Madrid.  Lecciones  elementales  de  histología  é  histogc- 
nia.  _  La  Profilaxia.  —  Ckanwell.  Equinococus  de  la  pleura.  —  Lecomte. 
El  café 336 

Movimiento  social  :  Interesantes  visitas.  —  Compañía  General  de  fósforos.  — 
Compañía  Sudamericana  de  Billetes  de  Banco.  ^  Compañía  alemana  trasatlán- 
tica de  electricidad 351 


UNA  CRÍTICA 


SOBRE 


«LA     FLORA     ARGENTINA» 

POBLICiDA  EX  EL  «  SEGUNDO  CENSO  DK  lA  BEPCBL.C*  ARGENTINA  » 

(T.  I.  P.  385-n4) 

V   OUE  «A   APABECDO  EN  ESTOS  ANA..S   DE  LA   SOC.EOAO   C.BNTlP.CA  ARGENTINA 

T.   XLVIIl,  ENT.   2*,  PP-  OT    *    '"'> 
y  CÜVO  AUTOR  ES  EL  SEÑO»  TEODORO  STOCKERT. 

POR   EL  DOCTOR   EDUARDO   HDISLAO   H0LM8ERG. 


Apenas  llegó  á  mis  manos  la  enlreRa  de  los  Anales  que  conUene 

la  c?Uica  Mué  alude  el  epígrafe.  ««'"«"'^^V''"'"  T  t«'nnr1a 
que  debe  suponerse,  tratándose  de  una  pubhcacion  hecha  por  la 

Sociedad  Cientiaca.  y  é  propósito  de  la  obra  de  uno  ^e  su.  míe  n- 
bros  que  lo  es  además  de  la  Comisión  Redaclora,  y  d.ré.  para  no 

ratár'espiralesde  trompo,  de  una  obra  mia.  --P  «^--;  ^^    : 
desde  la  primera  linea  hasta  la  úluma.  por  su   e.l.lo.  P^'J^^^ 
pr  chos.  por  sus  defectos,  por  su  lenguaje,  y  por  el  resplandor  de 
^  "u  ¡a;L  patriótico  que  la  inspiró  la  .lictó  y  la  rec^c  ó. 

Sin  que  pretenda  por  esto  i"f«"^ '« '"«"«''f  ^^^  ^arm^ 
critica   debo  declarar  que  no  le  conocía,  y  « '«"-^  P^^'^^,; J¿^^*¡ 
flue  8   él  tenía  .le  mí  un  «  alto  concepto  c.enlifico  ».  según  ahrma 
Z  piim^r  ;tafo.  lo  d.bio  probablemente  ^  -versaaones^^^^^ 
mis  amigos  deCórdova.  en  particular  los  IVofesore.  ^^ '»  "'  '^«;j' 
dad  porque  después  de  leer  la  crítica  á  que  aludo,  mego  al  autor 
ir  ;r„pet::;ia  n'ecesaria  para  juzgar  mis  t-bajos  ¡erda^^^^^^^^ 
científicos,  entre  los  cuales  coloco,  en  primera  linea,  los  ArácntOos 

Ti 


AM.  SOC.  CIEMT.  ARO.  —  T.  XLVÜI 


258  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

del  Informe  oficial  déla  Comisión  Científica  agregada  al  Estado  Mayor 
de  la  expedición  del  General  Roca  al  Rio  Negro,  las  monografías  sobre 
Mecicobolhrium  y  Neothereuíes  en  el  Boletín  de  la  Academia  Nacio- 
nal, la  parle  sistemática  que  he  redactado  en  Viajes  al  Tandil  y  á 
La  Tinta,  en  Actas  de  la  misma,  la  que  he  dedicado  á  los  Arácnidos 
é  Himenópteros  en  los  Anales  de  la  Sociedad  Científica,  etc. 

Cuando  un  crítico  dedica  215  notas,  como  las  que  ha  publicado  el 
Señor  Stuckert  en  estos  Anales,  á  la  obra  de  un  autor  por  quien 
se  tenía  «alto  concepto  científico  »,  se  confiesa  tácitamente  que  ese 
concepto  se  ha  derrumbado  ó  ha  existido  fundado  sobre  arena, —  en 
otros  términos,  que  ese  autor  no  merecía  tal  concepto,  porque  era 
un  badulaque. 

A  estas  horas,  el  crítico  debe  abrigar  la  convicción  de  que  ha 
aplastado  la  obra  que  apareció  en  el  Tomo  I  del  Censo,  y,  lo  que  es 
peor,  la  de  que  todos  losque  han  leido  la  crítica  consideran  que  esa 
obra  representa  la  mas  acabada  expresión  de  nulidad  humana.  Si 
ello  es  así,  lamento  tener  que  despertarle  de  su  sueño  de  oro. 

Con  esto  he  dicho  todo  lo  malo  que  tenía  inpectore,  he  desahogado 
el  humor  negro  que  me  causaron  algunas  ñolas  impertinentes  y 
maliciosas,  me  he  agacliado  como  Anteo  para  tocar  la  Madre  Tierra, 
y,  lleno  ahora  de  nuevo  vigor,  invoco  la  Musa  retozona  que  jamás 
me  ha  negado  su  protección  en  casos  comoeste,  y  entro  en  materia. 

Señor  Stuckert,  no  vaya  á  enojarse  con  lo  que  viene  en  seguida. 
Usted  me  ha  dado  una  verdadera  paliza  á  su  modo.  Fíjese,  ahora, 
de  qué  manera  se  la  voy  á  dar  yo. 

Mis  observaciones  no  tienen  ningún  carácter  de  personalidad  ;  y, 
si  encuentra  algo  ofensivo  que  no  presente  la  justísima  medida,  la 
perfecta  equivalencia  de  lo  que  usted  ha  escrito,  eso  no  vale,  no  lo 
he  dicho,  lo  retiro. 

Al  leer  la  crítica  á  que  me  refiero,  comprendí  que  el  autor  no  era 
de  habla  castellana,  lo  cual  habría  pasado  absolutamente  inadver- 
tido, si  no  hubiese  observado  en  algunas  de  sus  notas  cierta  tenden- 
cia á  enmendarme  la  plana,  á  enseñarme  mi  propio  idioma  y  hasta 
escribir  una  nota  por  un  error  de  imprenta.  Semejantes  correccio- 
nes me  son  gratas  cuando  proceden  de  una  persona  que  conoce  el 
castellano  mejor  que  yo;  pero  que  pretenda  semejante  cosa  quien 
escribe  ciertos  desatinos  que  no  válela  pena  recordar,  de  un  autor 
que  no  sabe  puntuar,  y  que,  tratándose  de  una  obra  como  La  Flora 
Argentina  (del  Censo),  en  la  que  se  ha  puesto  especial  cuidado  en  la 
redacción  para  que  los  adornos  literarios  distraigan,  en  cierto  modo. 


UNA  CRÍTICA  259 

al  lector  general,  de  la  aridez  del  tema,  —  no  entiende  una  palabra 
de  lo  que  es  una  figura  retórica  ;  que  allí  donde  digo  «  la  Forma- 
ción se  diluye,  por  decirlo  así...  »  |  me  sale  con  la  definición  far- 
macéutica de  dilución  I  Confieso  ingenuamente  que  eso  no  es  para 
mi;  dígame  romántico,  dígame  ignorante,  dígame  «individuo», 
pero  no  me  obligue,  en  un  párrafo  en  el  cual  pongo  los  cinco  senti- 
dos para  regalar  á  mi  lector  literario  un  periodo  bien  hecho,  á  es- 
cribir que  una  lágrima  es  unn  solución  de  cloruro  de  sodio,  etc.,  en 
agua.  Eso  se  hace  al  tratar  de  las  secreciones,  en  un  libro  ó  en  una 
clase  de  Fisiología.  Tome  nota  délas  siguientes  estrofas,  hágalas 
traducir,  y,  cuando  esté  de  buen  humor,  cántelas  con  música  de 
Loreley : 

BALADA. 


Se  deslizó  en  su  pálida  mejilla 
medio  gramo  de  líquido  salino 
que  cayó  en  el  respaldo  de  la  silla 
y  rebotó,  y  pegó  en  la  pantorrilla 
del  taciturno  y  flaco  peregrino. 

—  «  i  Una  lágrima,  oh  !   {  quién  lo  diría  1  » 
Su  sístole  y  su  diástole  aumentaron. 

—  «  ¡Es  cloruro  de  sodio,  niña  mía, 
disuelto  en  agua  !  »  —  « ¡  Ya  lo  suponía  !  » 
Y  los  húmedos  ojos  se  encontraron. 


Por  ahora,  dejemos  esto,  no  sin  recordar  que  el  autor  de  la  críti- 
ca ha  prescindido  completamente  de  los  transcripciones.  Allí  don- 
de escribo :«  Fulano  de  tal  me  ha  comunicado  lo  siguiente»...  ó 
4(  El  autorcual  afirma  que... »  ó  <(  Me  parecequo  puede  ser  tal  cosa  » 
—  zas  I  ahí  descarga.  Despacio  por  las  piedras ;  mire  que  se  puede 
recalcar  un  tobillo.  Pero  donde  se  muestra  con  una  ingenuidad  de- 
liciosa es  cuando  escribe  una  nota  para  decir  «  Yo  nosabia  es(o...  y^ 
Y  bueno;  ahora  lo  sabe.  Sin  queeslo  represente  por  parte  mía  una 
expresión  de  vanidad  ó  petulancia,  permítame  preguntarle:  ¿Se 
animaría  Yd.  á  escribir  otro  articulo  en  el  que,  sin  ocultar  nada, 
consignase  todo  lo  que  no  sabia  cuando  leyó  La  Flora  T  ¿  Sabía  Vd. 
lo  que  me  pidió  la  Comisión  Central  del  Censo  ?  Me  pidió  20  ó  30 
páginas  de  Fbra  y  otras  tantas  de  Fauna,  ¿  No  lo  sabia?  ¿Qué  ha- 
bría escrito  Vd.  en  ese  espacio?  El  tiempo  faltaba   hasta  para 


260  ANALES   DE   LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

ser  lacónico.  No  és  cierto  que  yo  haya  escrito  el  capitulo  Flora  en 
tres  meses.  Cuando  la  Comisión  me  invitó  á  tomar  parte,  con  otros 
colaboradores,  en  la  redacción  del  Tomo  I  del  Censo,  se  me  ofreció 
que  eligiera  entre  la  Flora  y  la  Fauna,  y  me  excusé  diciendo  que  la 
Flora  debía  ser  escrita  por  los  Doctores  Kurtz  ó  Spegazzini  y  la  fau- 
na por  el  Dr.  Behg.  Se  insistió  diciendo  que,  por  motivos  especiales, 
se  deseaba  mi  participación  en  la  obra  y  entonces  dije  que,  si  el 
Dr.  Berg  escribía  la  Fauna,  redactaría  la  Flora.  Dos  dias  después, 
se  me  comunicó  que  el  Dr.  Berg  se  excusaba  por  sus  muchas  ocu- 
paciones y  por  su  próximo  viaje  á  Europa,  y  que  se  me  ofrecía  la 
Fauna  también,  porque  para  mí  sería  misó  menos  un  juguete  es- 
cribir ambas,  como  que  había  escrito  los  dos  capítulos  análogos 
para  el  libro  del  Censo  de  la  Provincia  de  Buenos  Ayresen  1881,  diez 
y  seis  años  atrás.  Aquella  era  una  candidez  de  personas  que,  por  la 
naturaleza  de  sus  conocimientos,  ignoraban  de  lo  que  se  trataba. 
Pero  el  tiempo  urgía.  Era  necesario  escribir  esos  capítulos.  La  Co- 
misión no  podía,  no  debía  mendigar  ese  servicio  por  aquí  y  por 
allí,  porque  lenía  plenos  poderes  para  publicar  el  primer  tomo 
sin  ellos,  como  lo  ha  tenido  para  hacer  todo  lo  que  ha  querido.  Y 
acepté  pues.  Pero  nó  sin  previa  consulta  en  el  Ministerio,  porque 
debía  saber  si  se  me  facilitarían  los  medios  para  conocer  dos  zonas 
que  no  había  visitado  aún :  de  Buenos  Ayres  á  Mendoza  y  San  Juan, 
y  la  cruzada  de  Entre  Ríos  desde  Paraná  hasta  Uruguay.  Una  vez 
que  se  me  dijo  que  sí,  presenté  mi  nota.  «Si  la  Comisión  me  pro- 
porciona... tales  y  cuales  elementos...  entregaré  los  matiuscrilos  á 
á  los  tres  mesesjustos  de  despachado».  Y  esto  sucedió  el  12  deAbril 
á  las  4.30  p.  m.  Salí  de  Buenos  Ayres  el  14,  permanecí  3  dias  en 
Villa  Mercedes,  llegué á Mendoza,  partía  la  Cordillera,  penetré  por 
el  Paso  de  la  Iglesia  en  Chile,  regresé  á  Mendoza,  fui  á  San  Juan,  y, 
á  los  pocos  dias  de  estar  en  la  Capital,  en  preparativos,  marché  á 
Formosa,  bajé  al  Paraná,  crucé  Entre  Rios  hasta  Concepción  del 
Uruguay,  y  el  dia  27  de  Mayo  estaba  en  Buenos  Ayres  con  mis  com- 
pañeros, todos  enfermos  de  influenza,  de  modo  que  recien  el  8  de 
Junio  pude  comenzar  á  escribir,  á  revisar  libros,  apuntes,  colec- 
cionar láminas  ilustrativas,  etc.,  disponiendo  solamente  de  31  dias 
para  cumplir  lo  prometido.  Lea  Vd.  la  nota  al  pié,  en  la  página  386. 
El  12  de  Julio  á  las  4  y  30  en  punto  entregué  los  manuscritos 
completos  de  la  Flora,  y  el  esbozo  general  de  la  Fauna,  manifes- 
tando que  los  manuscritos  de  la  misma,  incompletos  en  ciertaspar- 
tes,  serían  entregados  inmediatamente,  si  así  se  deseaba. 


UNA    CRfTIGA  261 

El  crítico  debió  leer  lodo  esto,  porque,  como  dice  en  la  primera 
página  (67)  ha  «ojeado»  el  libro.  Para  hacer  una  critica  no  se  ojea 
un  libro,  se  Ide  todo,  una,  dos  veces,  se  compara,  se  medita,  se  es- 
tudia, pero  no  se  coloca  en  la  picota  un  trabajo  que  es  una  explo- 
sión de  buena  voluntad,  y,  me  atrevo  á  decir  que  de  patriotismo, 
porque  el  Censo,  con  lodos  sus  defectos,  es  un  monumento  nacio- 
nal. Por  mi  parte,  conservaré  siempre  la  satisfacción  de  haber 
hecho  cuanto  me  dieron  las  fuerzas  para  cumplir  lo  que  había  pro- 
metido, y  salvar  i\  la  Comisión  del  error  en  que  incurrió  al  confiar  á 
manos  ineptas,  tros  años  antes,  la  Descripción  física  de  la  Repú- 
blica. 

Sí,  señor, dirá  el  crítico,  todo  esto  es  muy  laudable,  pero  ningu- 
na peroración  es  suíicienlo  para  negar  los  errores.  Estoy  completa- 
mente de  acuerdo.  Pero  es  necesario  no  olvidar  que  el  objeto  deesa 
f'/oraera  presentar,  á  los  lectores  generales,  una  obra  que  se  pudiera 
leer,  que  les  permitiera  darse  cuenta  de  la  fisonomía  general  de  la 
vegetación  do  la  República,  y  creo  que  lo  he  conseguido.  Si  en  cada 
página,  puede  decirse,  eslá  de  manifiesto  que  no  he  escrito  para 
botánicos;  si  no  he  pensa<lo  trazar  una  sola  línea  que  pudiera  ser- 
virle al  Sr.  SiucKERTpaia  aumentar  su  «obra  de  tres  lomos  en  folio 
de  500  páginas  más  ó  menos  cada  uno  y>  (p.  71) ;  si  la  Comisión  no 
quería  eso ;  lo  que  quería  era  un  trabajo  por  el  estilo  de  Camaloles 
etc.  (v.  p.  386,  Flora);  no  quería  la  obra  del  ratón  de  biblioteca, 
quería  la  biblioteca  entera  que  vale  la  pincelada  de  un  artista.  No 
son  las  obras  de  3  tomos  ín  folio  de  500  páginas  cada  uno  las  que 
despiertan  en  un  niño,  ó  un  joven,  el  amor  á  una  ciencia.  Hace  22 
años,  sentados  á  la  sombra  deunosCochuchos  en  la  Sierra  de  Cór- 
dova,  conversaba  con  el  I)r.  Hieronyiius  y  los  otros  profesores  de  la 
Universidad  que  tomaron  parle  en  aquella  excursión  (Drs.  A.  Dok- 
RiNGy  H.  Weybnbbrgh)  y  hablando  de  la  influencia  de  las  primeras 
lecturas  en  un  niño,  decía  el  primero:  «No  puedo  negar  que  mi 
entusiasmo  por  la  Botánica  y  por  los  viajes  lo  debo  al  Robinson 
Cru5oe».  Julio  VKRNEy  Mayne  Reíd  han  creado  mas  hombres  de 
ciencia  que  el  Prodromus  de  De  Candolle,  ó  Genera  plantarum  de 
JussiEU  ó  de  Bentiiam  y  Hookbr.  Vea,  señor  crítico.  Cuando  quiero 
escribir  una  obra  que  nadie  lee,  la  escribo  en  latín.  Mis  ma- 
nuscritos sobre  Arácnidos,  Abejas,  Avispas  y  Peces  deben  andar  por 
las  5000  páginas.  Imagínese  si  en  vez  de  redactar  la  Flora,  con  el 
estilo  lijero  que  tiene,  hubiese  echado  mano  depapelesanálogos  I  E^- 
toy  convencido  de  que  su  obra  de  <500  páginas,  sobre  plantas,  de- 


2Ó2  ANALES   DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

be  ser  nolabilisima,  y  estoy  deseando  que  la  publique  para  ver  si 
puedo  decir  de  ellaloqueconsigno  enel  penúltimo  párrafo  de  Ja  pá- 
gina 386:  «  Dos  botánicos  famosos  etc  ».  Yo  también  debo  tener  unas 
1 000  páginas  sobre  plantas,  pero  eso  no  es  para  publicar.  Son  apun- 
tes, notas,  bocetos,  etc.  etc.,  para  mi  uso.  Cada  uno  tiene  sus  pape- 
les. Yo  no  sabía  que  usted  tuviera  los  suj^os.  Ahora  sé  de  ellos  y  de 
usted. 

Antes  de  examinar  cada  una  de  las  notas,  voy  á  despejar  dos  le- 
tras que  han  llamado  la  atención  del  crítico. 

Ciertas  personas  que  se  ocupaban  de  ortografía,  encontrando  que 
la  acentuación  castellana  era  bástanle  arbitraria,  procuraron  uni- 
formarla, y  un  dia,  no  sé  cual,  establecieron  un  sistema  particular 
que  sirvió  desde  entonces  para  sorprender  á  los  lectores:  corazón, 
situación,  después,  etc.  etc. 

¿  Le  gusta  á  Vd.  el  olor  del  Floripondio  ó  Floripon  (Datura  arbó- 
rea)? Y  el  del  Nardo?  Son  muy  agradables.  A  mí  me  causan  jaque- 
ca. En  Buenos  Ayresesta  enfermedad  es  muy  frecuente.  Para  ella 
casi  no  se  llama  médico,  al  cual,  sin  embargo,  se  consulta  siempre 
al  respecto,  pero  de  un  modo  accidental.  Cuando  me  ha  ocurrido 
esto,  no  he  recetado  nada.  Pero  he  dicho  :  i<  Afuera  los  nardos,  á 
la  calle  las  azucenas,  corten  ese  floripon  ».  Los  acentos  nuevos  me 
dan  jaqueca.  Y  no  crea  usted  que  porque  son  nuevos,  ni  porque 
son  acentos. 

Al  contrario :  les  tengo  cariño.  Son  tan  graciosos,  hacen  un 
efecto  tan  pintoresco  en  la  página:  Corazón  I  Dígame  si  esa  ó,  con 
su  acento,  no  le  recuerda  un  gorrito  veneciano  con  una  pluma  df» 
gallina,  de  la  cola  de  la  gallina,  eh? 

En  cierta  ocasión,  hace  años  de  esto,  entré  en  una  imprenta  en  la 
que  se  comenzaba  á  imprimir  un  librito  mió. —  «  ¿Quiere  Vd. 
que  se  imprima  con  la  ortografía  moderna  ó  con  la  antigua?  »  me 
preguntó  el  Regente.  —  «  ¿  Eh  ?  »  —  «  Sí,  porque  estamos  en  plena 
Academia  Española;  acentuamos  todos  los  terminados  en  ón.  )>  — 
«¿Eh?  ¿Y  quién  de  ustedes  se  vá  á  permitir  modificar  mis  ma- 
nuscritos?» I  Los  terminados  en  ón  I  Así  entiende  muchísima  gente 
la  modificación  establecida  ahora.  Individuos  que  no  son  capaces 
de  idear  dos  oraciones,  le  discuten  dos  horas,  defendiendo  ese 
acento  particular. 

Pero  pregúnteles  por  qué  motivo  no  acentúan  el  pretérito  imper- 
fecto de  Indicativo,  cuando  termina  en  ía,  como  había,  tenia,  y  es 
mas  oscuro  que  griego.  Entre  los  extranjeros  es  muy  frecuente  ha- 


0NA   CRÍTICA  263 

llar  ese  respeto  por  los  acentos.  Redactan  á  veces  de  un  modo  abo- 
mínable,  dicen  cada  disparate  que  fulmina,  pero  lo  que  es  el  go- 
rrito  veneciano  con  pluma,  ese  no  falta.  Bueno.  Es  el  caso  que,  no 
teniendo  tiempo  para  ocuparme  de  acentos,  escribo  como  puedo  y 
acentúo  como  se  me  dá  la  real  gana,  porque  prefiero  que  se  diga 
que  acentúo  mala  la  antigua,  y  no  que  he  cometido  un  solo  error  á  la 
moderna.  Las  pruebas  de  imprenta  d?  mi  trabajo  han  sido  correji- 
das  por  mi  y  llevan  los  acentos  que  yo  uso.  Pedí  á  la  Comisión  que, 
puesto  que  llevaba  mi  firma,  debía  ser  yo  quien  revisara  las  prue- 
bas. Lo  concedió.  Ahora  bien  :  escribo  Buenos  Ayres  con  y  y  r.(3r- 
dova  con  v  porque  se  me  dá  la  real  gana.  En  Chile  escriben  con  i 
porque  se  les  dá  la  misma,  y  muchos  redactan  kuando  un  onbre  es 
kabezon eic.  por  la  misma,  así  como  usted  escribe  «  surgió  »  en  vez 
de  «sugirió»  porque  se  le  dá  la  imperial  gana. 

La  manera  de  resolver  esle  punto  es  muy  simple.  Cuenta  Voltai- 
RE  en  Zadif/  ó  el  deslino  que,  cuando  Zadig  fué  nombrado  ministro 
en  Babilonia,  los  magos  estaban  divididos  en  dos  sectas  furiosas  la 
una  contra  la  otra.  Pretendía  ésta  que  era  un  pecado  abominable 
comer  huevos  de  Basilisco  y  aquella  que  no  era  pecado,  porque  el 
Basilisco  no  existía.  Se  nombró  juez  á  Zadig.  —  hí  Es  pecado?  no 
coman.  ¿No  existe  el  Basilisco?  Pues  mayor  ra/on  para  que  no  co- 
man sus  huevos.  »  ¿  No  le  gustan  á  Vd.  Buenos  Ayres  y  Córdova  con 
y  y  con  r,  pues  escriba  como  quiera  y  no  coma  huevos  de  Basilisco. 
«  En  el  interés  de  saber...»  etc.  (p.  69,  I.  4)  Como  para  nombres 
latinos  y  de  autores  era  la  oportunidad.  No  tenía  tiempo  para  abre- 
viar el  manuscrito,  pulirlo  y  darle  unidad,  y  me  iba  á  ocupar  de 
los  nombres  de  autores  I  Gracias  que  lo  hallase  para  abrir  uno  que 
otro  libro. 

El  crítico  adopta  las  obras  de  Bbxtham  y  Hookbr,  de  Lií:  .MaoúI  y 
DscAiSNEy  do  Otto  Kuntze  para  revisar  nii  trabajo  (p.  69),  y  dice 
que  no  ha  «  introducido  en  absoluto  la  nomenclatura  reformada 
del  doctor  Otto  Kuntze...»  por  dos  razones  que  cita.  Es  un  absur- 
do ;  pero  no  un  absurdo  completo,  porque,  sí  lo  hubiera  h^ho,  ha- 
bría debido  empezar  por  las  obras  de  los  maestros:  Bbntham  y 
Hooker,  Genera,  etc.,  y,  para  nuestra  Flora,  todo  lo  que  han  es- 
crito Grisebach,  Hieronyiius,  Lorbntz,  Kurtz,  Spegazzini  y  otros. 
De  Otto  KuffTZE,  ó  todo  ó  nada.  Estas  elasticidades  del  criterio  son 
las  que  perpetúan  ios  errores.  Si  la  obra  de  Kuntze  se  amolda  á 
los  principios  regulares  de  la  nomenclatura,  es  necesario  adoptarla 
en  absoluto,  aunque  ningún  congreso  científico  la  haya  autorizado. 


264  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

¿Qué  autoridad  es  usted  para  usar  parcialmente,  en  una  critica,  ia 
obra  citada  ?  ¿Qué  unidad  vá  usted  á  dar  á  su  trabajo? 

Ahora  contesto.  El  primer  número  del  margen  es  el  de  ia  página 
de  la  critica  y  el  segundo  el  de  la  nota . 

70,  389.  Como  en  todas  las  notas  del  Sr.  Stuckert,  hay  aqui  una 
parle  que  corresponde  á  mi  trabajo  y  el  resto  á  un  des- 
pliegue innecesario  de  erudición.  Como  el  critico,  según 
afírma  (p.  67),  ha  «ojeado»  mi  obra,  ha  pasado  por  alto 
las  numerosas  referencias  que  hago  á  una  Bibliografía^  la 
cual  fué  suspendida  (nó  publicada)  por  resolución  de  la 
Comisión,  dada  la  premura  del  tiempo^  lo  que  consta  al 
fin  del  trabajo,  p.  474,  y  que  Stuceert  no  ha  «  ojeado  ». 
El  hecho  de  que  usted  opine  quién  sabia  más,  no  me 
prueba  nada,  ni  podia  saber  de  tal  opinión,  porque,  cuando 
escribi  tales  cosas,  ni  siquiera  sabía  de  su  existencia  de 
usted,  loque  he  modificado  después  que  publicó  alguna 
planta  de  Córdova,  alrededor  de  lo  cual  se  hizo  demasia- 
da bulla^  porque  la  tal  planta  podía  muy  bien  ser  de 
aparición  reciente,  tanto  más  cuanto  que  se  trata  de  un 
género  con  semillas  voladoras,  lo  que  explicaría  sencilla- 
mente el  hecho  de  que  no  la  hubiesen  visto  los  activos 
botánicos  que  le  precedieron.  — Donde  dice  «bastantes 
ilustrados»  debe  decir  bastante^  porque  los  adverbios 
no  se  pluralizan^  y  este  disparate  de  pluralizar  un  ad- 
verbio es  mucho  mayor  que  el  de  escribir  Buenos  Ayres 
con  y,  que  era  como  escribían  los  proceres  de  la  Indepen- 
dencia Argentina. 

70,  390,  21.  La  cita  á  que  alude  corresponde  á  un  artículo  pu- 
blicado por  mí  en  1887  en  El  Nacional :  Los  trabajadores 
de  la  primera  hora^  y  al  decir  tal  cosa,  fué  porque  los 
diarios  de  Buenos  Ayres  lo  habían  anunciado.  Si  el  Doctor 
KuRTZ,  cuyos  méritos  soy  el  primero  en  reconocer  cada 
vez  que  lo  menciono,  no  ha  recorrido  la  Patagonía,  tanto 
peor  para  él.  Pero  esta  nota  es  graciosísima  si  uno  la  lee 
como  está  escrita  y  prescinde  de  la  intención  y  del  hecho 
notorio  de  que  ha  querido  pasarle  la  cola  con  miel  al 
Dr.  RuRTZ.  Leámosla  aplicándole  el  misrno  criterio  lite- 
rario y  admitamos  también  el  científico  con  que  el  señor 
Stuckert  ha  criticado  mi  obra.  «  ¿  Cómo  es  posible  que  el 


UNA   CRÍTICA  265 

Dr.   Federico  Kurtz,  hombre  de  gran  talento,  de  vastos 
conocimientos  en  la  materia,  y  una  verdadera  autoridad 
en  la  ciencia  botánica  haya  recorrido  la  Patagonia  ?  )> 
70,  390,  2¿.     Me  alegro.  Así  lo  haré  constar  cuando  haga  otra 
edición  de  mi  obra;  quizá  en  el  año  verde. 

70,  390,  31.     En  esta  nota,  en  la  que  deplora  algo  deplorable  que 

también  yo  deploro,  salta  á  una  afirmación  de  la  pági- 
na 430,  I.  33,  y  que  no  ha  entendido.  Al  decir  «catálo- 
gos» se  refiere  á  una  suma  mayor  ó  menor  de  hojas  de 
papel,  1500  por  ejemplo,  con  nombres  de  plantas,  auto- 
res, etc.,  etc.  Yo  me  refiero  á  la  entidad  que  llamaremos 
abstracta,  es  decir,  algo  como  la  suma  de  nuestros  cono- 
cimientos relativos  á  cada  uno  de  los  grupos,  ó  á  la  tota- 
lidad de  la  Flora;  lo  quera  hay  hecho,  toqúese  puede 
reunir,  lo  que  ya  se  sabe,  etc. 

71,  390.     Hace  muy  bien. 

71,  391.  Supongo  que  el  crítico  no  ha  tenido  intención  de  supo- 
ner que,  al  hablar  del  herbario  del  Dr.  Spegazzini,  he  pre- 
tendido contar  ai  lector  un  cuento  de  hadas.  Su  afirma- 
ción en  esta  nota  es  una  de  las  impertinencias  que  él 
sospechaba.  El  autor  de  La  Flora,  en  la  República  Ar- 
gentina, es  considerado  como  una  persona  que  no  nece- 
sita de  que  sus  afirmaciones  de  este  género  sean  apoyadas 
por  la  opinión  favorable  del  Sr.  Stuckbrt.  «  Hay  razón 
para  creer...  »  En  efecto,  hay  bastantes  razones.  (Aquí 
bastantes  no  es  adverbio  sino  adjetivo). 

7!,  392,  8.  Me  parece  supérfluo  contestar  esto.  Desde  que  el  crítico 
toma  solamente  Bentiiam  y  Hooker,  Le  Maout  y  Decaisnc  y 
(sólo  en  parte)  Otto  Kuntze,  debo  recordarle  que  hay  mu- 
chos otros  botánicos  que  han  escrito  libros,  que  han  to- 
mado parle  en  la  legislación  botánica,  y,  para  quienos, 
las  divisiones  de  las  Leguminosas  se  llaman  tribus,  y 
supongo  que  sabe  que,  para  algunos,  sim  consideradas 
como  familias  independientes.  ¿A  qué  viene  eso  de  «Eu- 
mimoseas  »  si  está  cantando  que  me  he  referido  á  la  divi- 
sión inmediatamente  subordinada?  Si  vo  hubiera  critica- 
do  la  obra  habría  dicho:  39¿,  8.  «Hubiera  sido  mejor 
i\ecir  Subfamilia  de  las  Mimoseas)^.  Y  nada  más.  La  cita 
es  falsa :  no  es  i  sino  8.  Observaciones  como  esta  vamos 
á  encontrar  en  gran  número. 


266  ANALES   DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

71,  392,  9.     Prosopts,  traducido  al  Castellano,  no  es  Á ¡garrobo ,  Es 
una  palabra  griega  que,  traducida  al  Castellano,  es  cara, 
hocico,  mascarita,  etc.,  etc.  Se  ha  aplicado  á  un  género  de 
Mimoseas,  en  el  que  figuran  el  Calden,  el  Algarrobo  y 
otras  especies,  de  la   misma  manera  que  Rlumenbachia, 
traducido  al  Castellano,  no  es  Amores  secos j  sino  el  nombre 
de  un  gran  sabio,   Blumenbach,  con  la  desinencia  ia  que 
es  una  de  Jas  que  se  usan  al  formar  nombres  genéricos, 
y,  si  se  quiere  traducir  el  nombre  del  sabio,  hay  que  des- 
componerlo (nó  por  vía  seca  ni  húmeda)  sino  en  la  forma 
que  lo  reclama  la  composición  de  las  palabras  alemanas, 
y  'tenemos  blume  flor  y  bach  arroyo.  Arroyo  de  flores.  De 
esto  á  Amores  secos  parece  que  hay  íiferencia.  ¿Tendrá  á 
bien  el   crítico  darle  su  beneplácito  para  que  me  crean 
los  lectores?—  La  corrección  que  rae  ha  hecho  es  perfec- 
tamente absurda   é  infinitamente  falsa.  Al  decir  «entre 
las  que  domina  el    género  Prosopis  (los  Algarrobos,  Cal- 
denes,  etc.)..,»  coloco  esos  nombres  entre  paréntesis  para 
dar  al  lector  que  no  lo  sepa  una   ¡dea  de  las  especies  de 
Prosopis  con  sus  nombres  viilgares.   Los  «Algarrobos» 
son  los  numerosos  ejemplares  de  Algarrobo,  de  la  especie 
llamada  así  por  antonomasia,  la  Prosopis  alba,  y  la  prue- 
ba está  en  que  digo  «  Caldenes»  cuando  no  hay  más  que 
un  Calden,  la  Prosopis  Algarrobilla,  \  Esto  de  no  entender 
y  meterse  á  crítico! 
H,  392,   17.     Cácteas,  ó  Cactáceas  es  la  misma  cosa,  y  siendo  así 
no  valía  la  pena  aflijirse  ni  reprobarme  por  tan  poco. 

Eso  estaría  bueno  en  una  obra  de  otro  corte;  pero  no 

tiene  importancia  alguna  en  esta  (en  La  Flora  Árg.).  ¿  Vd. 

cree  que  lo  hago  de  gusto  ?  ¿  Me  creería  esta  vez  si  le  dijera 

que  no  lo  hago  degusto?  Lo  hago  sin  querer.  Vea,  si  usted 

confr.  p.  387,  I.  3,  leerá  lo  que  digo  del  Castellano :  «el 

idioma  más  hermoso  que  hablan  hombres  civilizados». 

Un  dia,  hace  ya  bastantes  años,  mi  viejo  Profesor  de 

alemán,  al  leer  mi  conferencia  sobre  La  noche  clásica  de 

Walpurgis,  se  enojó  conmigo  al  escuchar  mis  expresiones 

de  enlusiamo  por  las  bellezas  del  alemán.  —  «  Mira,  »  — 

me  dijo  —  «yo  he  estudiado  el  sánscrito  y  el  griego,  y  éste 

lo  he  estudiado  bien  ;  pero,  cuando  vine  á  Buenos  Ayres, 

y  oí  por  vez  primera  el  castellano,  casi  me  postré  de  ro- 


UNA  CRÍTICA  267 

clillas.  Nunca  soñé  que  los  hombres  hablaran  un  idioma 
lan  hermoso.  »  |  Pero  qué  idioma  pretencioso!  Creo  que 
usted  nolosíenle  todavía,  ónoiohaoido,  ólo  ha  oído  mal, 
ó  no  quiere  sentirlo. 

En  una  obra  de  corte  literario  como  La  Flora,  es  pre- 
ciso condescender  un  tanto  con   la  eufonía  del  período,  y 
en  unos  casos  hay  que  decir  Cácteas  y  en  otros  Cactáceas. 
Es  como  Gramíneas  y  Gramíneas,  Orquídeasy  Orquídeas. 
V  le  prevengo  que  yo  no  soy  purista  ni  cultiparlante,  ni 
voy,  como  usted,  al  Diccionario  de  la  Academia  Española, 
para  sabor  si  se  debe  decir  Cácteas  6  Cactáceas,  porque 
dicha  Academia  no  es  autoridad  en  materia  de  nomencla- 
tura, y  los  señores  que  la  forman  tienen  bravas  las  pul- 
gas y  son  mas  bien  conservadores,  y  como  los  Congresos 
tjentííicos  suelen  á  veces  innovar  sin  necesidad,  es  pro- 
bable que  algún  dia  se  fastidien  los  inmortales  y  manden 
al  Diablo  á  las  Cácteas,  Cactáceas  y  Cactíneas,  Junto  con 
todos  los  críticos  habidos  y  por  haber.  Al  revisar  esta  nota, 
he  sentido  como  un  malestar.  No  parece,  según  el   Sr. 
Stuckert,  sino  que  yo  hubiese  hecho  de  la  adquisición  de 
la  ignorancia  el  problema  de  toda  la  vida,  como  dice  Mark 
TwAiN  en  un  una  de  sus  Drolleries. 

Hubo  aquí  en  otro  tiempo  un  célebre  caricaturista  lla- 
mado H.  Meyer.  Creo  que  ahora  está  en  París.  Los  par- 
tidos políticos  habían  encendido   sus  fuegos,  las  iras  de 
Belona  daban  pávuloá  las  de  los  adversarios  i  eh  ?...  total : 
ibaá  haber  una  de  San  Quintín.  Meyer  había  fundado  El 
ilosqiülo,  del  cual  se  hiíjp  cargo  mi  amigo  Stein  ¿  no  es  V<l. 
amigo  de  Stbin?  Bien.  En  uno  de  esos  momentos  álgidos 
del  furor  político,  se  le  ocurrió  á  Meyer  representar  á  un 
personaje  del  partido  contrario  en  forma  de  toro  rabioso 
que,  con  la  boca  abierta  y  llena  dees|)uma,  parecíi  querer 
machucar  á  alguien.  Pero  le  puso  dientes  inrisivos  supe- 
riores I  El  sabio  BuRMEisTER  que  había  llegado  hacía  poco, 
pensó  que  aquello  era  una  gran  barbaridad  y  escribió  una 
carta  á  Meyer.  —  «  Señor:  he  visto  con  profundo  disgusto  » 
—  le  decía  más  ó  menos  —  «que  en  el  último  número  de 
ELVosquiío  ha  publicado  usted  un  toro  con  dientes  inci- 
sivos superiores,  lo  que  es  una  gran  barbaridad  cientí- 
fica, pues  el  animal  no  los  tiene.  Errores  tan  groseros  no 


268  ANALES   DE   LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

deben  aparecer  en  un  periódico  que  anda  en  manos  de  io- 
dos, porque  así  se  fomenta  la  ignorancia...  »  Meter  pu- 
blicó la  caria,  y  ella  sirvió  de  fuente  de  partida  de  todas 
las  grandes  rabietas  que  después  tuvo  el  ilustre  viejo  sa- 
bio, que  no  era  lerdo.  Le  recordaba  este  pequeño  inciden- 
te, porque  usted  tiene  la  mano  un  poco  pesada.  Sí 
usted  quiere  ver  si  yo  sé  lo  que  es  método  y  unidad, 
examine  un  poco,  por  ejemplo,  la  parte  sistemática  de 
mis  Viajes  al  Tandil  y  á  La  Tinta  (Act,  Acad.  Nacional, 
T.  V.)  y  particularmente  la  dedicada  á  las  Abejas. 

Usted  nosabe  lo  que  es  escribir  una  obra  al  correr  de  la 
pluma,  y,  para  que  Vd.  se  convenza  deque  en  el  caso  par- 
ticular de  la  Cácteas  ó  Cactáceas  eso  no  es  un  error,  usted 
mismo  cita  á  Bentham  y  HooKERy  la  Academia  Española  que 
las  llaman  Cácteas.  ¿Por  qué  no  recuerda  también  que  De 
Candolle  en  el  Prodromus,  en  Revue  des  Cacíées,  Miquel, 
Enducher,  etc.,  las  llaman  también  Crfc/eas?  ¿No le  ha  pa- 
sado siquiera  por  la  imaginación  que  esa  uniformidad  en 
los  nombres  de  las  familias  nótenla  importancia  alguna 
en  una  obra  popular,  máxime  si  se  recuerda  que  en  este 
caso  no  había  un  disparate,  pues  muy  sesudos  autores 
la  llaman  de  un  modo  v  otros  no  más  sesudos  lasdenomi- 
nan  del  otro? 

71,  393.  Estoes  una  cosa  que  no  tiene  nada  que  ver  con  mi  Ira- 
bajo,  á  pesar  de  todos  los  confr.  que  el  crítico  le  intercala. 
Pero  aquí  es  donde  el  autor  nos  habla  de  sus  tres  volú- 
menes en  folio  de  unas  300  páginas  cada  uno.  La  Comi- 
sión debió  pedírselos  p^ra  publicarlos  en  el  primer  to- 
mo del  Censo. 

73,  390,  46.  Aquí  hay  un  error  de  números.  Pero  la  nota  es  con- 
tinuación de  la  anterior. 

73,  394,  I.  Esta  nota  es  una  perogrullada.  ¿  ¥  bien  ?  ¿  Qué  es  lo 
que  yo  he  dicho?  Si  el  lector  quiere  darse  cuenta  déla 
manera  de  criticar  de  este  Señor Stuckert,  lea  lo  que  he  es- 
crito en  el  comienzo  de  la  p.  394.  Pues  precisamente  por  esa 
falta  de  unidad  es  un  trabajo  inmenso  el  transponer,  má- 
xime cuando  hay  que  escribir  á  vapor.  Yo  no  he  hablado 
de  la  unidad  de  cada  uno,  sino  de  la  unidad  general.  Esta 
falta  de  unidad  no  le  parece  inconveniente,  pero  que  yo 
escriba  Cácteas  ó  Cactáceas,  uf  ]  qué  horror  1 


UNA  CRÍTICA  269 

74,  394,  15.  Aqui  no  hace  más  que  repetir  io  que  yo  he  dicho. 
Es  claro.  Sí  los  autores  no  dan  el  mismo  nombre  ácada 
familia,  y  no  concuerdan  en  la  colocación  del  género,  cae 
de  su  peso  que  uno  tiene  que  uniformar,  y  es  lo  que  he 
liecho. 

74,  395,  I.  Volvemos á  la  «ojeada)».  Pero  ¿  qué  realmente  no  ha 
visto  en  su  «ojeada  »  que  á  cada  paso  hablo  de  una  Bi- 
bliografíal  Y  esas  colecciones  que  existen  ¿dónde  existen? 
¿en  qué  parte?  «  Existen  también  colecciones  particulares 
recibidas  de  la  provincia  de  Buenos  Ayres».  Y  yo  ¿qué 
tengo  que  hacer  con  eso?  Me  alegro. 

74.  395,  G.     La  misma  cosa. 

74,  395,  12.     La   misma  cosa.  Cuando  trabajé   los  cuadros  que 

empiezan  en  la  p.  397  se  estaba  imprimiendo  la  obra  del 
Dr.  SpEGAZZiNi  Primiíiíe  Floree  chubuiensis  y  envié  á  mi 
excelente  amigo  una  lista  de  las  familias  de  los  cuadros 
para  que  él  llenara  la  columna,  lo  que  hizo.  Mal  podía 
entonces  conocer  lo  que  apenas  se  ha  empozado  á  publi- 
car en  Julio  de  1899. 

75,  395,  30.     Buen  provecho. 

75,  395,  33.     Es  claro.  Volvemos  á  la  Bíft/íojrra/ía  suprimida. 

75,  396,   I.     La  misma  rosa. 

75,  396,  10.     Machaca. 

75,  396,   13.     Dale  que  le  dale. 

75,  396.  24.     ítem. 

75.  397  á  401.     Nadie  lo  pone  en  duda.  «  Pero  son  poco  inteligi- 

bles para  legos  en  la  materia)^.  Naturalmente.  Como  lo 
es  toda  obra  que  se  critica  por  una  «  ojeada». 

76,  402,  42.     <(Por*  debe  ser  tipara)^.  Volvemos  á  las  andadas 

con  L.  M.  v  B.  H.  Bonitos  íbamos  á  andar  citando  á  cada 
momento  las  sinonimias  de  las  familias  ó  sus  correspon- 
dencias en  los  distintos  autores.  No  sé  por  qué  motivo  las 
especies  de  Martynia  son  ílespreciados,  ni  lo  dice  el  críti- 
co, ni  explica  por  qué  razón  ^  especies  »  sustantivo  feme- 
nino, no  concuerda  en  género  con  su  adjetivo  «desprecia* 
dos»,  masculino. 

76,  402,  43.     Es  una  nota  de  erudición.  Me  alegro  de  que  sea 
erutlito. 

76,  402,  51.     .Me  alegro  mucho.  Pero  en  1897,  yo  no  podía  incluir 
en  mi  obra  lo  que  ha  publicado   Spegazzini  en  Abril  de 


270  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

1899.  Somos  muy  amigos  y  me  ha  enviado  esa  publicación 
á  su  tiempo.  Cuando  escriba  usted  otra  crítica,  no  deje 
de  decirnos  si  también  es  amigo  del  excelente  botánico. 

76,  405,  36.     En  esta  nota  no  resuelve  nada.  Mejor  hubiera  sido 

reservarla  para  uno  de  sus  3  tomos  de  300  páginas  cada 
uno.  —  En  cuanto  áque  el  Calden  haya  sido  «el  niño  mi- 
mado» se  lo  explica  cualquiera  que  haya  visitado  esa 
región.  Allí  domina  casi  por  completo,  y  es,  no  un  «niño» 
sino  el  «Señor  de  la  comarca».  Es,  para  las  personas 
que  han  aprendido  á  contemplar  la  Naturaleza  con  los 
ojos  de  HuMBOLDT  y  nó  con  los  de  un  ratón  de  biblioteca, 
un  árbol  espléndido,  y  abrigo  la  convicción  de  que,  cuan- 
tío aparezca  en  San  Luis  un  Luis  Domínguez,  escribirá  ver- 
sos excelentes  dedicados  al  Caldén.  Otra  vez  que  escriba 
sobre  este  árbol  lo  haré  en  verso.  Tiene  la  ventaja  de  ri- 
mar con  sartén.., 

77,  406,  25.     Así,  mi  abuela.   Yo  también  escribo  213  notas,  vi- 

tuperando, ampliando,  criticando,  aceptando  lo  que  dice 
el  autor  que  examino,  ó  escribiendo  pamplinas  como  al- 
guna que  hemos  de  ver  más  adelante.  Esta  nota,  pues, 
está  de  más. 

77,  407  y  413,  7.     ¡Ayl  |Ay!  ¡Ayl  ¿  Y  á  qué  viene  esto? 

78,  410,  4.     Pío  es  cierto  que  Le  Maout  y  Decaíste  establezcan  una 

familia  «Cariofileas»^  porque  estos  autores  han  escrito 
en  francés,  y  Cariofileas  es  la  expresión  castellana.  No  es 
verdad  tampoco  que  sean  ellos  lo  que  la  establecieron, 
pues  lo  hizo  mucho  antes  A.  L.  de  Jussieu  en  su  Genera  y 
la  aceptó  de  Candolle  en  su  Prodromus,  etc. 

78,  410,  4.     Volvemos  á  las  5o/anea5  y  5o/a/ídceas. 

78j  410,  i\.  En  esta  nota  hay  un  paréntesis  de  mala  fé;  ó,  si  no 
es  de  mala,  se  debe  á  que  el  crítico  es  ciego.  No  he  escri- 
to Nothochlena  sino  NolhochlcBna.  Si  la  imprenta  ha  usado 
el  diptongo  oe  ha  sido  porque  le  faltaba  cp.  En  Hookeb  y 
Baker,  Synopsis  filicum^  está  con  ce.  En  cuanto  al  Confr, 
462,  I.  1S  es  tan  falso  como  el  anterior.  Si  los  anteojos 
no  le  bastan,  sírvase  de  lente.  Lo  demás  no  tiene  que  ver 
con  mi  trabajo.  ¿Ha  sido  usted  maestro  de  primeras  le- 
tras alguna  vez? 

Pero,  ya  que  el  crítico  se  ocupa  de  nimiedades  seme- 
jantes, voy  á  mostrarle,  esta  vez  por  todas,  que  también 


UNA  crítica  271 

enliendode  eso,  y  que,  cuando  la  oportunidad  se  presen- 
la,  puedo  ser  tan  nimio  como  él.  Dice  en  p.  78,410,21. 
que  he  escrito  Noihochlena  en  vez  de  Nothochlaena .  Exa- 
niinando  el  texto  impreso  (p.  410,21),  encuentro  que 
no  dice  Noihochlena  sino  Nolochlcena  y  que  la  primera  h 
falta. . .  Pero  es  el  diptongo  lo  que  le  ha  llamado  la  aten- 
ción. Si  se  íijabífui  (con  lente),  en  la  bastardilla  de  tipo 
medieval  que  se  ha  usado  en  la  imprenta,  el  diptongo  ae 
(ce)  (compárese  ISolochlcena,  p.  410,  1.  21  y  p.  462, 
I.  13)  tiene  su  primera  parle,  ó  su  mitad  a  piriforme 
oblicua,  mientras  que  el  diptongo  oe  (ce)  la  tiene  elíptica 
oblicua  (compárese  Didt/mochlaena,  p.  462,1.  lOyAo- 
lochlopna,  p.  462,  1.  20)  Hooker  y  Baker,  Synopsis  ¡i- 
licum,  escriben  Didymochlcena  y  Nothocht(pna,  iNo  hago 
hincapié  en  el  diptongo,  porque  me  doy  por  bien  servido 
deque  mi  texto  no  se  haya  impreso  peor  en  la  imprenta 
de  la  Penitenciaría;  pero,  por  qué  motivo  he  escrito  tres 
veces  Nolo. . .  en  vez  de  Nolhu. . .  no  me  acuerdo.  El  cri- 
tico vé  siempre  Kolho. . .  donde  no  lo  hay.  Mejor  hubiera 
sido  que  anotase,  lo  que  no  ha  hecho,  que  en  más  de  un 
caso  aparece  Adianlhum  en  vez  de  Adianlum  que  es  como 
escriben  Hooker  v  Baker  el  sic  de  cceleris. 

78,  410,  26.  Para  ser  mentiroso,  se  necesita  tener  buena  memo- 
ria. Para  ser  critico  de  nimiedades,  necesario  es  no  dejar 
escapar  ni  una  sola.  Si  en  vez  de  «Enolérea)^,  lo  que  es- 
tá bien  dicho,  debí  decir  «  Onagrariéa  »  usted  se  equivo- 
ca, porque  debí  decir,  según  aquello  que  usted  sabe, 
«  Onagrariáeeas  »  —  y  lo  que  sabe  es  lo  de  Cdcleas  y  Cac^ 
laceas.  Parece  que  usted  no  sabe  que  Endlicher  díóá  la 
familia  en  cuestión  el  nombre  de  Oinolherecp,  lo  que,  en 
castellano,  es  Enotéreas.  Hablando,  pues,  de  la  Jussieua 
Swarlziana,  no  tiene  nada  de  particular  que  diga  que  es 
una  Enolérea.  Pero  usted,  crítico  de  horizontes  estrechos, 
se  ha  impuesto  una  especie  de  arquetipo  de  nomenclatu- 
ra, y  lo  que  no  se  encuadra  en  él,  tiene  que  modificarse. 

78,  411,  9.  lEsta  nota  es  un  modelo  de  impertinencia.  Por  otra  par- 
le, yo  no  he  dicho  «  Conejillas  de  la  sierra  »  sino  <(  Cone- 
jillos de  de  las  sierras  ».  Si  usted  dice  «  el  vaca  >»  yo  di- 
go « la  vaca  »  y  si  yo  digo  «  Der  Sonne  »  usted  dice  «  Die 
Sonne  ».  —  Suum  caique. 


372  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

79,  4H;  12.  Esta  nota  es  otro  modelo  de  impertinencia.  Dice  asi : 
«  Á  pesar  de  ser  «Crocea  »  una  palabra  castellana,  ella  es 
poco  usada  y  casi  incomprensible á  (debe  decir  para*) 
mucha  gente  americana,  por  lo  que  hubiera  sido  preferi- 
ble la  palabra  azafranada,  dorada,  amarillo  subido», 
ün  hombre  tan  prolijo  como  el  señor  crítico,  supongo  que 
sabrá  latín.  Si  le  traduzco  á  este  idioma  sus  tres  adjeti- 
vos: crocea,  aurata,  satúrate  flava,  encontrará  cientos  de 
naturalistas  que  reconocerán,  en  las  tres  tintas,  suficiente 
intensidad  para  distinguir  especies.  /  Crdcea  igual  á  do- 
rada,  \  oh  I 

Si  la  voz  es  castellana  ¿  qué  le  importa  á  usted  que  los 
que  entienden  este  idioma  no  la  entiendan  ?  ¿Cree  usted 
que  las  personas  que,  bajo  su  sabia  dirección,  van  á  preo- 
cuparse de  las  Gácteas'y  Cactáceas,  Soláneas y  Solaná- 
ceas (confr.  etc.,  B.  H.  y  L.  D.y  O,  K,,  etc.,  etc.),  no  van  á 
saber  lo  que  es  «crócea  »  ?  Además,  yo  no  he  escrito  «Cro- 
cea »  sino  «crócea  ».  —  Tuve  yo  un  ayudante  del  Norte  de 
Europa  que  me  preguntó  cierto  dia  cómo  se  IMa  en  cas- 
tellano techo.  Y  le  dije  « techo  ».  —  «  ¡  No  I »  —  me 
contestó  —  «  se  lee  ¿e/o,  porque  la  cA  en  alemán  suena  co- 
mo/castellana  ».  ¡Beati  lili  quiinpatrum  limbo  potius 
fuerinl  I 

79,  411,  13.  Nó,  usted  se  equivoca.  Donde  digo  Ciperos,  digo  Ci- 
peros, y  nó  Ciperáceas.  Si  hubiese  querido  decirlo,  lo  ha- 
bría dicho.  Usted  con  su  vista  de  lince  (confr.  NotochlcB^ 
na)  podrá  alguna  voz  encontrar  allí,  en  ese  mismísimo 
punto,  especies  de  Scirpus,  ele.  Yo  no  las  vi.  ¿  Y  cómo,  al 
liablar  de  Gramineas,  voy  á  decir  Ciperáceas?  Digo  y  re- 
pilo :  «  Ciperos»  — y  usled  sabrá  lo  que  son  cuando  es- 
criba Cyperus. 

79,  411,  13.^  Esta  nota  alude  auna  transcripción  de  algo  que  escri- 
bí en  1881.  Tengo  un  sentimiento  literario  de  que  cuando 
digo  «el  Eriiígio»  digo  bien,  porque  me  refiero  á  cierto 
Eringio.  Es  menester,  pues,  que  el  crítico  se  busque  la 
totalidad  de  la  obra  para  §iaber  á  cual  de  las  20  especies 
se  aplica  la  designación. 

79,  411,   13.     Esta  línea  13  ha  sido  niña  mimada  del  crítico.  ¿  Con 

*  Este  paréatesises  raio.—  E.  L.  H. 


UNA  CRÍTICA  273 

que  «No  sabía  y  es  raro  II  »  que  la  Blumenbachia  insignis 
tenia  el  nombre  vulgar  de  Amores  secosf  Bien,  me  alegro, 
ahora  lo  sabe.  Donde  dice  que  llene  «pelos  quemantes 
igual  ó  peor  que  la  ortiga  »  debe  decir  «  pelos  quemantes 
iguales  ó  peores  que  los  de  la  ortiga  ».  No  dicíéndolo  así, 
usted  se  espone  á  que  muchos  brutos  americanos,  que  ha- 
blamos la  lengua  de  Castilla,  no  podamos  entenderle,  por- 
que, aun  sin  haber  estudiado  la  gramática,  sabemos  que 
el  sustantivo  concierta  con  el  adjetivo  en  género,  número 
y  caso.  Si  hubiera  dicho  «urentes»  habria  sido  más  ele- 
gante; si  hubiese  explicado  por  qué  motivo  son  «peor» 
que  la  ortiga  se  habría  hecho  entender;  mientras  que  la 
supresión  del  paréntesis  «(Loasea  =  Lüasácea.  O.  K.)» 
me  habria  impedido  decirle  que,  en  mi  texto  dice,  entre 
paréntesis  «  Loasácea»;  —que  el  nombre  LoasecB  lo  dio 
JussiEU  en  su  Genera,  y  que  la  desinencia  Loa$ace(P  es  de 
LiNDLKvy  nodeOiTO  Kuntze,  el  cual  Kuntze  nunca  escribió 
«Loasácea»,  sino  corno  Lindlby.  Lo  demás  es  viruta  para 
el  caso. 
79,  411,  17.  Ya  me  está  cansancio  esto.  Ni  soñaban  en  escribir 
Bentuam  y  HooKER  cuando  ya  Dichondra  era  Convolvu- 
lácea. 

79,  411,  20,     Se  vé  que  al  redactar  esta  nota  el  crítico  no  se  da- 

ba cuenta  de  lo  que  decía,  porque  no  ha  entendido  el  texto 
mió.  Al  referirme  á  las  Sierras  inmediatas  al  pueblo  del 
Tandil,  digo(l.  c.)  que  había  allí  dos  Mimoseas,  una. 
inerme,  \íí  Mimosa Itocce  y  oirá  «espinosa  )>,  cuvo  nombre 
específico  do  conocía  y  que  llaman  allí  «Z<irza parrilla  »,  es 
decir,  allí  en  el  Tandil,  y  por  eso  he  inscrito  «  nombre  lo- 
cal ».  Admito  que  si>  prenda  de  un  pelo,  mas  nó  de  un  pe- 
lo imaginario  para  mostrar  sus  conocimientos.  Comienza 
con  «  vulgar  y  locaU  y  no  entiende  lo  que  dice. 

80,  41 2|  15.     Lo  celebro  mucho.  Yo  también  lo  sé.  Pero  no  he  de- 

terminado aún  la  especie  á  que  aludo,  y,  si  es  como  dice, 
peor  para  los  dos,  porque  no  sé  sí  es  la  E,  Lorentzii. 

80,  412,  15.  Esto  lo  resolverá  el  Dr.  Hibronymus.  Cuando  el  crí- 
tico sepa  mejor  el  castellano  verá  que  se  puede  decir  « ios 
Hipéricos»  aunque  se  trate  de  una  sola  especie.  Por  lo 
demás,  hay  allí  dos. 

80,  113,  I  y  9,  y  nota  I.    Esta  nota  es  característica.  Se  vé  que 

AN,  80C.  aSNT.  ARO.  —  T.  ILTIil  18 


274  ANULES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

el  critico  comienza  á  vacilar.  Ya  está  cansado,  ó  lo  parece» 
de  la  cantilena  en  áceas  y  dice  que  el  Cura-mamoel  es  una 
Rámnea,  pero...  en  nota  al  pié,  todavía  tenemos  las  Ram- 
náceas de  O.  K.  que  no  son  de  O.  K.  sino  de  Lindlet 
(Rhamnaceae).  Bueno  ;  pero  lo  mejor  es  que  ya  empieza 
á  despuntar  el  lingüista.  No  hay  remedio.  Hay  que  se- 
guirle en  este  terreno,  arrinconarle,  y,  si  es  posible,  des- 
ahogarle del  aire  critico  que  aún  le  quede  respirable.  Di- 
ce que  «es  posible  que  el  Cerro  de  Currúmamuel  haya  reci- 
bido su  nombre  de  la  planta  ó  vice- versa  ».  No  es  posible» 
y  hace  usted  mal  en  meterse  en  canniisa  de  once  varas. 
En  idioma  araucano,  árbol  se  dice  mamüll  y  cerro,  huin- 
cul  ó  mahuida,  empicándose  también  esta  última  palabra 
para  designar  una  loma  f  Fa-maAMtda-«Yamoidá»)  ó  una 
sierra  ó  serrezuela  (Pichi-mahuida).  De  modo,  pues,  que, 
si  el  critico  sabe  que  en  araucano  el  adjetivo  se  antepone 
al  sustantivo,  el  Cerro  Currúmamuel  no  ha  podido  dar  su 
nombre  á  la  planta,  porque  Curú  ó  curi  es  negro ^  color 
del  que  no  participa  el  Curá-mamoel  (Colleíia  crueiata, 
no  Crueiata),  Entonces  aquel  cerro  (que  no  conozco)  debe 
su  nombre  á  alguna  planta  negra,  la  Matanegra^  ^OTel^^vd" 
p\o  (Atamisqueaemarginata).  Y  ahora  me  doy  cuenta  de 
que  el  verdadero  nombre  araucano  dedicha  Colletia  debe 
ser  Cura'mamúll=:  Cura  y  piedra  ;  mamulla  árbol,  es  decir, 
como  en  inglés,  idioma  en  el  cual  la  sustancia  de  que  está 
hecha  una  cosa  desempeña  función  de  adjetivo (Sírato-Aaí 
paja  sombrero,  sombrero  de  paja,  etc.,  etc.)  —  lo  que 
equivaldría  á  Árbol  de  piedra,  ó  pétreo,  por  la  extremada 
dureza  de  sus  espinas.  La  palabra  mamüll,  como  la  escri- 
be el  P.  Febrés  me  explica  por  qué  no  podia  yo  discernir 
(nota  i,  p.  413),  oyéndola  á  Indios,  si  era  mamoel  ó  ma-- 
muel,  Y  abúr. 

80,  413,  9.     Puede  ser  que  el  crítico  tenga  razón.  Cuando  dispon- 

ga de  tiempo  para  estudiar  ó  hacer  estudiar  la  planta,  le 
haré  saber  si  es  Colletia  ó  Discaria. 

81,  414,  o.    Ya  no  me  horrorizo  de  nada. 

81,  414,  7.  Pues  yo  tenía  y  tengo  entendido  que  la  Berberís  ru-^ 
scifolia,  es  el  Calafate,  y  no  es  culpa  mia  si  también  se  dá 
el  mismo  nombre  á  la  b.  heterophylla.  Mal  pueden  desig- 
narla los  indios  de  Patagoniacon  el  nombre  de  Quebrad-^ 


UNA   CRÍTICA  275 

lia  ó  -  chilla  (díminulivo  de  Quebracho  =  Quiebra  hacha) 
porque  esto  es  español  del  Norle,  por  Córdova,  y  Sacha- 
uva,  dei  Castellano  uva  y  del  quichua  Sacha  que  equivale 
ai  ídeoiogisrao  chino  de  cuatro  rasgos  mu/r,  por  la  idea  de 
vegetal,  planta,  árbol,  bosque,  silvestre,  etc.  ¿EhT  ¿qué 
tal?  La  palabra  Gayaukhia  no  me  parece  patagónica  —  ha 
de  ser  fueguina  no  más,  Ona,  Aluculuf  ó  Yagan.  Por  otra 
parte  las  Berberidaceae  son   de   A.  Richard,  no  de  Otto 

KUNTZE. 

81,  414,  33  (no  31).  Esta  nota  es  triturante.  Pues  amigo,  luci- 
dos estamos  si,  cada  vez  que  no  conoce  un  nombre  vulgar, 
vá  á  consignar  que  no  lo  sabía.  Ahora  lo  sabe,  pues.  Lo 
único  que  le  ha  faltado  ha  sido  apuntar  que  en  los  carros 
fúnebres  para  los  solteros  se  colocan  penachos  blancos 
(de  plumas)  que  no  son  de  Gynerium  ó  Cortadera. 

81,  414,  28.  Esto  es  lo  mismo.  Remitiré  al  Dr.  Kurtz  ejempla- 
res de  Té  pampa  y  él  le  dirá,  si  no  es  Stipa,  que  es  de  un 
género  inmediato. 

81,  415,  1.     ILe  dicho  que  e\  Café  de  Misiones  es  una  Cassia.  No 

habiendo  traído  ejemplares  de  allí,  ni  tenido  libros  en  Mi- 
siones para  determinarla,  sólo  la  conozco  por  el  género. 
Cuál  es  la  especie,  eso  es  harina  dentro  costal.  Usted, 
hasta  ahora,  me  ha  dado  demasiadas  pruebas  de  no  cono- 
cer la  anarquía  que  en  nuestro  país  reina  respecto  de  ta- 
les nombres  vulgares  para  que  yo  pueda  lomar  á  lo  st^rio 
susdeterminacionnes  (Confr.  «Zarzaparrilla» — Mimosea 
etc.) 

82,  415,  5.  •  Me  alegro  mucho  que  esté  de  acuerdo  conmigo.  Dis- 

culpe que  disienta  en  lo  que  se  refiere  á  la  protección  que 
el  Gobierno  Argentino  dispensa  á  los  trabajos  científicos 
serios.  El  Gobierno  Argentino  jamás  les  ha  negado  su 
3poyo,  á  tal  punto  que  más  de  una  vez  lo  ha  prestado  has- 
ta á  uno  que  otro  badulaque  mas  ó  menos  recomendado. 
Casi  todo  loque  hoy  se  sabe  de  la  Flora  Argentina  y  en 
particular  de  su  Goa,  se  debe  á  su  protección. 

No  se  dice  reino  animal,  ni  mineral,  sino   reino  do  los 

animales,  délos  vegetales,  de  los  minerales. 

82»  415,  25.     Lig-mallin  no  es  una  especie  de  Slipa.  He  dicho  «  es- 

tipales»,  el  conjunto  de  una  ó  varias  especies  de  Slipa, 

qneblaíiquean^  ó  hacen  un  moiré  ó  moaré  cuando  el  vien- 


276  AN/LLES   DE   LA   SOCIEDAD   CIENTÍFICA    ARGENTINA 

lo  pasa  por  encima  de  ellas.  Si  así  no  lo  comprende,  por- 
que no  lo  ha  visto,  véalo,  ó  llágaselo  explicar  por  cual- 
quier hombre  de  campo  en  que  haya  «  estipales  ». 

En  araucano /i(/ es  blanco  y  malliu  es  pasto,  césped, 
prado,  y  aquella  g  delig  se  vuelve  7i,  como  en  griego,  y 
siguiendo  la  misma  eufonía,  cuando  precede  á  la  </  ó  á 
la  A.  Así,  garrote  blanco  es  iin-kolkol  de  lig,  kolkoL 

82y  415,  47.  Hablo  en  mi  lextode  la  subformacion  de  los  pastos 
blandos  ó  tiernos,  que  corresponden  á  la  porción  prime- 
ramente poblada  de  la  Provincia  de  Buenos  Ayres,  y  el  crí- 
tico sale  con  hi  Patagonia  Boreal.  En  China,  al  té,  lo  lla- 
man schú  ;  mas  en  Persia  sha  es  el  Emperador,  que  equi- 
vale á  Kaiser  en  Alemán,  á  Caesar  en  la  ti  n,  decido,  ccedi^ 
ccessum;  en  Rusia  Czar  ó  Tzar.  Es  curioso  que  en  el  Perú 
se  les  diera  el  nombre  de  Incas.  Ahora,  en  el  Japón,  se 
llama  Mikado,  nombre  compuesto  de  mica,  un  silicato,  y 
do,  una  nota  musical. 

82,  415,  18,  Dice  así :  «Macachin  es  nombre  guaraní,  común,  á 
todas  las  Oxalídeas  en  particular  á  las  especies  del  género 
Oxalis  ( 1 5).  »  —  Mi  amigo  Florencio  de  Basaldúa  me  dice 
que  Macachin  es  vasco,  y  se  puede  descomponer  así: 
maca,  señal;  chin,  brillar,  por  lo  que  brillan  ó  aparecen 
(el  griego  phaino)  como  señales,  con  sus  flores  rosadas  ó 
amarillas.  Y  también  lo  descompone  de  este  modo:  ma^ 
succión;  ca,  acción  ;  chin,  brillar. 

82,  415,  49.     En  Buenos  Ayres  jamás  he  oído  llamar  mastuerzo 

sino  á  las  especies  que  he  indicado,  Capsella  bursa-pasto- 
ris,  el  Mastuerzo  maclio,  y  Senebiera  pinnatifida,  el  m. 
hembra.  En  sentido  figurado... 

83,  416,  3.     Es  claro  :  desde  que  Usted  se  ha  encastillado  en  Bkn- 

THAM  y  HooKER  y  Le  Maoút  y  Degaisne,  no  puede  conocer  ni 
el  nombre  de  la  familia  Ambrosiáceas.  Busque,  busque. 
Si  no  sabe  más  que  alemán,  no  puede  entender  el 
chino,  y  si  no  sabe  el  araucano,  no  puede  precisar  aquello 
de  que  antes  hablamos.  No  se  dice  «el  Cepacaballo»  sino 
« la  Cepacaballo». 
83,  416,  4.  Es  claro,  porque  he  seguido  mi  opinión  y  no  la  suya. 
Desde  que,  para  usted,  no  existe  la  familia  Ambrosiáceas, 
he  hecho  mal  en  no  colocar  los  dos  Xanlhium  en  las  Com- 
puestas. El  Xanthtum  ambrosioides  existe  en  el  Tandil. 


UNA  crítica  277 

83,  416,  5.  Aqui  se  equivoca  de  plano.  Si  sus  observaciones  se 
refieren  á  la  comarca  que  usted  habita,  nada  digo;  poro 
le  afirmo  que  mucha  gente  aquí,  en  Buenos  Ayres,  dá 
lambioná  las  Manzanillas  (A^Uhemis)  (i]  nombre  de  Ca- 
momilas. Y  debe  comprender  que  algo  ha  de  haber  al 
respecto,  si  le  digo  que,  en  más  de  una  ocasión,  se  pide  Ca- 
momila en  la  botica,  y  el  boticario  despacha  Manzanilla, 
y  el  enfermo  se  cura  lo  mismo,  porque  el  mismo  efecto  le 
habría  producido  el  agua  caliente  sola. 

83,  416,  16.  «La  palabra  Amarantus  debe  escribirse  sin  h  {no 
Amaranthus))f>.  Usted  debe  ser  un  gran  helenista,  Señor 
crítico.  Es  cierto  que  la  terminación  anthus  no  viene  del 
griego  anthos,  flor,  porque  amaranhis  deriva  de  o,  par- 
tícula privativa  y  maraino,  marchitar,  es  decir,  que  no  se 
marchita.  Pero  usted  me  concederá  que  semejante  afirma- 
ción tan  categórica  podría  haber  venido  acompañada  por  el 
motivo.  Vd.  que  ha  explicado  y  dicho  tantas  cosas  inútiles 
en  su  crítica  de  215  notas,  pudo  muy  bien  agregar  que  i4ma- 
rantus  s  wue  del  griego  Amáranton.  Le  acepto  la  corrección, 
mas  debo  pre\onirlo  que,  no  obstante  el  apuro  conque 
escribí  la  Flora,  C(>m|)robé  la  ortografía  de  los  nombres 
técnicos,  y  si  he  escrito  entonces  Imara/i/Aws,  debe  creerse 
que  no  estaba  dispuesto  para  etimologías,  y  quo  Jussieii, 
Martius,  LiNDLKY,  Enducher,  A.  RiCHARD  y  otros  no  me* 
nos  ilustres,  han  escrito  con  th.  Nos  hemos  equivocado, 
hem ! 

83,  416,  ¿0.  Le  admito  la  corrección  relativa  á  los  Hinojos.  Es 
error  viejo,  d»*  16  años  atrás.  Por  qui»  lo  cometí  entonces  y 
persistió,  podría  explicarlo,  pero  esto  sería  tiempo  per- 
dido. 

83,  416,  23.  Aquí  volvemos  á  la  simpleza  de  las  Solaneas  y  So- 
lanáceas. 

83,  416,  25.  No  defiendo  ni  discuto  sinónimos.  Donde  el  crlli«^o 
dice  Verhesina  australes  deb<>  ser  ausíralis.  Supongo 
que  será  error  fh»  imprenta. 

83,  416,  29.  Al  leer  esta  nota  podría  creerse  que  el  crítico  piensa 
que  hay  dos  familias  distintas:  una  Portuláceas  y  otra 
Portulacáceas —  v  son  la  misma  cosa. 

83,  416,  31.  No  señor,  Cuamlo  digo  Verbenas,  quiero  decir  Ver- 
benas, es  «lecir,  especies  del  género  Verbena  (sin  la  palo- 


278  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

ma)  y  cuando  digo  Sotaneas  ó  Solanáceas,  quiero  signifi- 
car los  mienibros  de  la  familia,  sin  expresar  los  géneros, 
por  escribir  rópidamenle,  ó,  lo  que  usted  aceptará  mejor, 
por  ignorancia. 

84,  416,  38.     Nota  inútil,  pues  repite  mi  texto  en  su  espíritu. 

84,  416,  42  y  siguientes.  Otra  nota  completamente  inútil.  Su 
contenido,  como  el  de  muchísimas  otras,  podría  haber 
servido  de  lema  para  un  trabajo  especial,  que  yo  habría 
sido  el  primero  en  aplaudir,  como  lo  he  hecho  tantas  ve- 
ces con  los  trabajadores  asiduos,  como  lo  es  él  Sr.  Stuckert. 
Pero  ocuparse  con  insistencia  de  su  obra,  que  no  está  pu^ 
blicada,  de  la  que  ni  siquiera  tenía  noticia  en  1897,  es 
gana  de  escribir  sin  ton  ni  son.  Y  déle  confr.  y  déle 
B.  H.  y  L.  M.  y  O.  K.  y  áceas  y  eos. 

8i,  416,  9  y  siguientes.  Esta  noto,  de  un  humorismo  ridículo, 
me  atribuye  una  expresión,  simplemente  espiritual,  de 
Martin  Fierro  (Jostí  Hernández).  Sospechar  que  he  en- 
vuelto en  ella  un  insulto  á  los  hombres  de  ciencia  del 
país,  es  no  entender  jola  de  lo  que  está  escrito.  ¿Quiere, 
por  otra  parte,  el  crítico,  decirme  qué  trabajo  general,  en 
un  sentido  económico,  científico,  se  ha  publicado  aqu( 
sobre  los  pastos  Argentinos,  con  clasificación  agrícola  y 
análisis  químico  de  los  mismos? 

84,  418,  35.  Los  «Cangrejales»  se  llaman  cangrejales  porque  en 
muchos  de  ellos  abundan  los  cangrejos.  La  Sparíina 
auslralis  me  fué  indic<ida  por  el  Dr.  Spegazzini.  El  hecho 
deque  no  figure  en  el  libro,  en  los  3  volúmenes  in-folio 
de  500  páginas  cada  uno,  del  Sr.  Stuckert,  no  quiere 
decir  absolutamente  nada. 

84,  418,  36.     No  hay  para  qué  volver  á  la  Brusca  ó  Brusquilla 

(Confr.  413,9).  No  es  «Discoriay^  sino  Discaria^ 

85,  420,  6  (nóoOl)     |  Dale  otra   vez  con   las  Mimoseas  y  Cesal- 

píneas! 

8o,  420,  16.  Empieza  con  el  furor  de  con/r.  y  es  una  nota  fuera 
de  lugar.  Yo  también  he  dicho  que  entiendo  especial- 
mente por  Algarrobo  la  Prosopis  alba,  etc.  etc. 

85,  420,  37.  Antes  que  el  Sr.  Stuckert,  me  había  criticado  por 
carta  el  Dr.  Federico  Kurtz  el  nombre  vulgar  de  «Que- 
bracho colorado»  aplicado  ala  Apocinea  Aspidosperma 
quebracho.  Los  nombres  vulgares  los  dá  el  vulgo,  y  si  el 


UNA  crítica  279 

vulgo  se  ha  equivocado  al  preguntarle  «qué  árbol  es  éste» 
no  tengo  yo  la  culpa.  Asi  me  nombraron  en  San  Luis,  en 
1897,  en  Córdova  en  1877,  y  en  Formosa  (Chaco)  en  1885 
y  97  la  planta  cuyas  hojas  describo  en  la  p.  420.  Sí  esa 
planta  no  es  una  Apoclnea  (confr.  Apocinárea),  una  Áspú 
dosperma  quebracho,  que  diga  San  Canuto  lo  que  es.  La 
Quebrachia  Lorentzii,  la  Anacardiácea,  me  la  señalaron  en 
Córdova,  en  1877,  como  «Quebracho  blanco».  En  Formosa, 
en  1897,  recogí  fragmentos  de  color  rojizo  acanelado  su- 
bido, de  un  tronco  que  habla  sido  hachado,  y  preguntando 
de  qué  eran,  me  dijeron  «  de  Quebracho  colorado»  y  me 
señalaron  un  árbol  vivo  cuyas  hojas  eran  como  las  des- 
critas en  la  p.  430.  Encontrando  en  el  suelo  grandes  se- 
millas aladas,  muy  deprimidas,  se  me  dijo  que  eran  de 
Quebracho  colorado,  y  las  semillas  de  las  Anacardiáceas 
no  son  así.  Suprímase,  si  se  quiere,  el  nombre  vulgar,  pues 
en  todos  mis  trabcijos  he  repetido  hasta  el  cansancio  que 
no  valen  nada,  que  están  buenos  para  la  conversación, 
pero  que,  en  este  país,  están  envueltos  en  la  mayor  anar- 
quía. Sien  alguna  parte  de  la  obra  he  dicho  que  la  Aspi- 
dosperma  Quebracho  (*)es  una  Anacardiáceay  la  Quebrachia 
Lorentzii  una  Apocínea,  venga  el  aporreo.  Yo  tengo  mejor 
oido  que  ustedes,  señores  sabios  alemanes,  para  entender 
el  idioma  de  mi  tierra. 

85,  421 ,  1 .  Y  cuando  he  dicho  que  he  oido  nombrar  «  Quebracho 
blanco»  también,  on  Tucuman,  á  la  lodina  rhombifolia,  es 
porque  así  lo  he  oido* 

85,  421,  34  y  46.     Este  confr.  debe  referirse  al  Calden. 

85,  421,  28.  Esta  nota  me  parecería  una  insolencia  si  no  fuera  tan 
simple,  tan  ingenua,  tan  infantil.  ¿Cómo?  y  se  imagina 
que  las  observaciones  sobre  el  Chañar,  que  refiero  como 
mías,  no  son  mías?  ¿Ha  publicado  usted  las  suyas  en  al- 
guna parte?  ¿  Piensa  que  yo  iba  á  meter  la  nariz  en  sus  3 
tomos  in-foliodeoOO  páginas,  para  buscar  sus  observacio- 
nes y  publicarlas  como  mías?  ¿He  vuelto  yo  á  pasar  por 


{*/  Ed  la  nota  18  de  Stuckiíit,  p.  85.  hay  uo  error  de  acotación  de  autores. 
No  debe  escribirse  Macaglia  Quebracho  O.  K.  tScHL.)  sino  (Schl..  O.  K.^  En  la 
linea  11,  en  la  llamada,  escribe  Schlcht.  Peca  contra  la  uniformidad  este 
Catón. 


280  ANALES    DE   LA    SOCIEDAD   CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Córclova,  después  de  1877,  allí  donde  usled  guarda  sus 
1500  páginas?  Ya  lo  creo  que  las  refiero  como  mías,  pues 
que  lo  son. 
85,  422,  32.     Eas !  óceas!  confr.  oh  I 

85,  423,     3.     Me  alegro. 

86,  423,  32.     Es  una  felicidad. 

86,  423,  42.  Es  una  calamidad.  Todos  estos  nombres  vulgares  co- 
rresponden, nó  á  la  Lippia  lycioides  sola,  sino  á  cuatro, 
por  lo  menos  tres  especies,  bien  marcadas,  y  cuyos  nom- 
bres vulgares  en  Buenos  Ayres  son,  Cedrin,  Cedrón  y  Fa- 
vorita (esta  última  Niño-rupá  ó  Niño  del  Monte  Araupá 
en  Corrientes). 

86,  423,  30.     Conocí  esa  planta  ron  ese  nombre.   Usted  puede 
poner  lo  que  guste  entre  paréntesis. 

86,  424,  31.     Volvemos  fi  los  Quebrachos.  Confr.  lo  que   antes 

dije.  Si  se  hubiera  publicado  la  Bí6/togfra/ía,  el  crítico 
habría  encontrado  que  ya  se  había  escrito  lo  bastante  á 
su  respecto.  Me  aflije  hasta  las  lágrimas  que  lanto  le  ha- 
ya incomodado  mi  entusiasmo  por  el  Calden,  sobre  cuyo 
inocente  nombre  vuelve  á  descargar  su  Confr.  respectivo. 

87,  424,  33.     Cácteas! 

87,  424,  37.     Los  Jumes.  No  era  mi  objeto  saber  lanto. 

87,  424,  48.  Ya  verá  usted,  cuando  algún  dia  me  ocupe  de  pulir 
mi  trabajo,  si  hay  ó  no  una  «  Euforbiácea  achaparrada» 
que  lleva  el  nombre  vulgar  de  Oreja  de  gato.  Y  puesto 
que  he  dicho  «  Euforbiácea  »  se  comprende  que  no  me  he 
referido  á  Dichondra^  ni  &  Hypericum.  —  Pero  esta  nota 
contiene  la  más  alta  prueba  de  que  Stückert  ha  tenido 
tiempo  de  sobra  para  escribir  de  más.  Si  vitupera  mi 
falta  de  uniformidad  porque,  al  mencionar  las  familias, 
lio  les  doy  siempre  la  desinencia  en  áceas  ¿  cuál  es  el  mo- 
tivo para  que  él,  el  uniforme,  escriba  Hipericinea,  de  lo 
que  no  he  hecho  mención  (I.  c.)  y  para  mayor  abunda- 
miento y  fastidio  embuta  una  nota  (la  28)  al  pié  de  la  pá- 
gina 87?  En  la  nota  87,  424,  37  hizo  la  misma  cosa.  Yo 
había  escrito  «  los  Jumes  » ;  amplía  con  todas  sus  equiva- 
lencias, y  una  de  ellas  le  hace  escribir  la  nota  25  (p.  87) 
al  pié.  Con  motivo  del  ié,  en  chino,  y  en  otros  casos,  creo 
haberle  dado  pruebas  de  lo  impertinentes  que  hemos  sido 
los  dos  al  salir  del  tiesto. 


UNA  crítica  281 

87,  428,  36.     En  sus  observaciones  sobre  el  Guayncan  debe  lenrr 

razón  y  yo  nó.  Puede  ser  que  haya  connelido  una  confu- 
sión ;  pero  lo  cierto  es  que  procedí  con  fanta  ligereza  al 
consignar  el  nombre  técnico,  corno  rapidez  al  redactar. 
Me  he  referido  á  una  planta  que  en  Tucuman,  en  Salla  y 
en  el  Chaco  me  designaron  como  Guayacan.  Como  tengo 
ejemplares  (sin  flores,  que  nunca  le  vi)  se  puede  liacer  su 
estudio  y  fijar  lo  que  es.  En  cuanto  á  las  discusiones  de 
nomenclatura  y  sinonimia  en  que  se  desparrama  en  la 
observación  y  en  la  nota  al  pié  (39)  no  vienen  al  caso.  Es 
un  simple  despliegue  de  erudición. 

88,  423,  39.     Al  escribir  Prosopis  aphylla  lo  hice  de  memoria,  y 

es  tanta  la  confusión  que  reina  en  la  misma  después  de 
aquel  esfuorzo  cerebniJ»que  lleva  en  el  Censo  el  título  de 
Flora  Argentina^  y  tanto  el  aporte  de  enredo  que  me  ha 
producido  con  su  critica  el  Sr.  Stuckert  que  no  puedo 
ahora  contestarle.  Cuando  revise  mi  trabajo  le  diré  lo 
que  hay. 

88,  426,  7.  Xota  excesiva  y  con  apéndice.  Es  claro  que  se  trata 
del  nombre  dado  por  Grisebacu. 

88,  426,  8.     Una  repetición  con  su  confr. 

88.  426,  H.     Esta   nota  no  es  de  buena  fé.  En  la  primera   parte 

me  hace  decir  lo  que  no  he  dicho.  Ho  escrito  que  el  Coco 
de  Córdova  es  una  Zantoxilea  (milagro  que  no  salió  á  bai- 
lar eldceas)y,  entre  paréntesis  <(  (tribu  Rutáceas,  para 
algunos))^.  Es  evidente  que,  si  en  la  página  397  de  mi 
trabajo,  figuran  una  familia  32,  Rut<^ceas  y  33,  Zantoxí- 
leas,  no  puedo  admitir  que  la  3i  sea  tribu  de  la  33,  y  si 
he  dicho,  por  <lesplegar  eru<licíon:  «(tribu  Rutáceas, 
para  algunos)  »  lo  que  Stlxkbrt  no  sabe,  he  demostrado, 
sin  querer,  que  la  erudición  á  destiempo  es  una  imper- 
tinencia. La  segunda  parte,  ó  el  segundo  párrafo,  incluye 
lo  mismo  que  he  dicho  sobre  los  nombres  del  Coco,  y  lo 
que  agrega  de  la  madíMa  no  es  una  novedad.  Otros  lo  es- 
tamparon antes  que  el. 

89,  426,  21.     He  tenido  y  tengo  la  costumbre  de  respetar  á  los  es- 

pecialistas. Al  llegará  la  localidad  citada  en  mí  texto, 
no  había  (<'n  1877)  mas  Mimuluson  flor  que  el  luleus, 
de  eso  estoy  seguro,  y  allí  mismo,  al  preguntar  á  Hiero- 
NYMus  cual  era  el  nombre  de  la  planta,  me  dio  el  consig- 


282  ÁlfA.LES  DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

nado.  ¿Qué  necesito  yo  de  lo  que  usted  sabe  ó  no  sabe 
para  decir  lo  que  he  visto? 

89,  436,  22.  No  he  níiencionado  ninguna  Woodsia  obtura  sino  la 
Woodsia  obtusa,  que  he  determinado  por  el  libro  de  Hoo- 
KER  y  Baker,  Synopsis  jfilicum,  y  mal  podía  consignar  el 
nombre  dado  por  Hierontmus  desde  que  mi  sabio  amigo 
aún  no  había  publicado  su  monografía  sobre  los  Heléchos 
Argentinos  cuando  escribi  la  Flora. 

89,  426,  27.     Otra  sinonimia,  sin  objeto. 

89,  426,  37.     ídem. 

89,  426,  41.  Pues,  por  lo  mismo  que  existen  flores  de  Lycium 
«mas  ó  menos  moradas»  ¿no  le  parece  que  al  decir 
«  morada  »  es  porque  así  lo  vi,  y  cuando  digo  «  azul  »  es 
porque  era  «  mas  ó  menos  morada  »  y  la  vi  azul?  Lo  de- 
más, y  la  nota  al  pié,  es  tan  viruta  como  toda  la  obser- 
vación . 

89,  436.  44.     Erudición,  nó  crítica. 

90,  426,  45.     Enotéreas  —  al  bombo. 

90,  427,  2(nó24).  Puede  ser  que  haya  habido  una  confusión. 
Pero  tengo  por  seguro  haber  visto  en  flor  (blanca  y  muy 
olorosa)  una  Tillandsia,  traída  del  Interior,  con  las  hojas 
envueltas  como  las  de  la  circinalis.  Creo  que  era  de  Tu- 
cuman  ó  de  Salta.  Por  ahora  dejo  el  resto  de  lado  y  opto 
porque  se  suprima  el  nombre  técnico  de  la  línea  2. 

90,  427,  5.     Erudición  con  longitudes  y  latitudes. 

90,  427,  46.     Retamo  y  Retama  tienen   igual  uso.  Toda  una  his- 

toria por  una  letra. 

Al  revisar  esta  página  427  habría  sido  noble  y  cortés, 
por  parte  del  crítico,  «ojear»  y  transcribir  la  nota  que 
lleva  ai  pié. 
9!,  428,  4.  y  428,  5.  Lea  de  nuevo  mi  texto  y  verá  que  estos 
errores  no  son  mios.  Usted  no  lee**,  no  examina.  Dá  palo 
de  ciego  y  muerde  la  lima. 

91,  428,  11.     Gaudeamusl  Escritores  que  valen  más  que  usted  y 

que  yo,  dicen,  por  ejemplo,  cuando  se  refieren  á  un  ora- 
dor ó  á  un  escritor  que  «emplea  metáforas  como  came- 
llos para  expresar  ideas  como  mosquitos  »  que  diluyen 
una  idea  insignificante  en  un  mar  de  palabra^,  etc.,  etc. 
Dispénseme,  señor  crítico.  Usted  que  es  hombre  aplica- 
do, estudioso  y  trabajador,  que  ha  cometido  ya  sus  tres 


UNA  crítica  S83 

volúmenes  de  apuntes  de  500  páginas  cada  uno,  oorrija- 
me  mis  errores,  con,  ó  sin  Orro  ILuntzb,  L.  y  M.,  B.  y  H. 
Co;í/r.  ele,,  en  loque  se  refiere  á  Hinojos,  Manzanillas, 
Tíllandsia,  Quebrachos,  etc. ;  pero  en  materia  literaria, 
en  lo  que  se  refiere  á  figuras  de  retórica  y  otras  yerbas 
semejantes,  vea,  usted  no  tiene  dedos  para  guitarrero. 
93,  ii8,  10-30.  Realmente.  Aquí  ácea  está  muy  mal.  Lo  demás 
es  conversación. 

92,  428,  2o      Conversación. 

93,  4^8,  50.     Malditas  Cácteas  que  no  acaban  de  jorobarle  á  uno 

la  paciencia. 

92,  429,  1  (nó  17).  Stuckert  escribe  aorantha  y  en  el  texto  dice 
aoracantha.  No  sé  sí  ha  escrito  esta  nota  para  cometer 
aquel  error  ó  para  agregar  una  viruta  más. 

92,  429,  29.  Yo  no  tengo  la  culpa  si  usted  no  la  conoce;  tampo- 
co la  tengo  de  que  usted  me  haga  decir  Retortuña  donde 
digo  Retortuño,  ni  debía  llevar  su  furor  de  los  Confr. 
hasta  citar  pág.  515,  linea  49,  porque  La  Flora  termina 
en  la  pag.  474  ;  y  si  ha  de  ser  415,  entonces  no  abrigo  la 
menor  duda  de  que  puede  haber  un  error  de  imprenta  y 
que  su  objeto  al  confr.  era  para  que  no  se  me  fuese  de  la 
memoria  la  idea  de  Mastuerzo.  Pero  cita  también  la  «  Pa- 
ta de  gallo  »  lo  que  podría  corresponder  á  La  Fauna,  que 
incluye  la  p.  515,  en  la  cual  me  he  ocupado  de  los  Cris- 
pines  y  Pirrínchas,  pero  nó  de  los  Gallos,  que  no  son  de 
nuestra  Fauna.   Debe  haber  sido  a  Pata  de  catre». 

92,  439,  33,  obs.  3.     No  es  la  Cesalpfnea.  He  cometido  un /apsu5- 

calami,  es  Mata  negra,  y  debe  ser  la  Atamisquea  emargu 
nata  porque  este  nombre  técnico  es  el  que  consigna  el 
Dr.  HiKRONYiius  para  aquel  vulgar,  en  su  trabajo  sobre 
las  plantas  traídas  de  Patagonia  por  el  Dr.  Bbrg.  Nunca 
he  visto  un  ejemplar  como  ese  que  observé  cerca  del  Rio 
Negro,  y  á  pesar  de  haberme  encontrado  en  presencia  de 
muchísimos  de  ellos  en  diversos  puntos  del  país.  Es  la 
misma  planta  á  que  se  alude  en  la  p.  433. 

93,  430,  9.     Retamo,  Retama.  Confr. 

93,  430,  iO.  No  he  escrito  «  el  monte  se  diluye  »  sino  <  el  monte 
se  diluyela  lo  que  implica  algo.  Además,  no  me  gusta  la 
palabra  ralear.  Me  parece  que  no  es  elegante,  y  sí  algu- 
na vez  la  uso,  es  para  decir  «Gallo  de  mala  ra/ea».  El 


284  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Confr.  428,  I.  i1,  me  lleva  otra  vez  á  lo  mismo  y  encuen- 
tro que  usled  recomienda,  anlos,  decir  a  repetición  en 
grado  diminutivo».  Si  aplica  usled  las  reglas  de  la  Gra- 
mática castellana  quiere  obligarme  á  escribir  repetición- 
cita,  o -cica,  ó -cilla,  lo  cual  no  está  ni  puede  estar  en 
ningún  Diccionario,  y,  si  está,  es  un  solemne  disparale. 

93,  430,  24.     Conversación. 

93,  432,  27.  Si  hubiera  hecho  lo  que  usted  aconseja,  tendría  que 
caracterizar  la  Flora  de  Santa  Fé  por  el  Trigo,  y  la  Fauna 
de  Buenos  Ayres  por  las  vacas  y  ovejas,  así  como  su  Flora 
por  los  eucaliptos.  No  pensaba  nacer  Ball  cuando  ya 
corría  en  lelra  de  molde  que  en  Palagonia  había  extensos 
manzanares.  Shayhueque  era  llamado  «Rey  de  las  man- 
zanas »  ó  «  R.  del  país  de  las  manzanas»,  y  hasta  en  an- 
tiguas notas  oficiales  se  lée  »  Región  de  los  manzanos  »  ó 
«  Pais  de  las  manzanas  ». 

93,  433,  7.  La  Mata-negra  debe  ser  la  Atamisquea  emarginata. 
Después  de  27  años  no  puedo  afirmar  que  lo  sea.  Mas  el 
recuerdo  que  conservo  del  carácter  de  sus  hojas  me  hace 
pensar  que  «así  será,  pues». 

93,  433,  33.     «No  atino,  etc.»    Pero  ¿cómo  vá  á  atinar,  señor 

Stuckert?  ¿No  está  viendo  que  en  el  texto  digo  que  son 
datos  que  me  suministró  Moyano?  Si  este  excelente  amigo 
jamás  pretendió  sor  botánico.  A  falta  de  dalos  impresos, 
pedí  los  verbales.  Pero  Moyano  ha  traído  muchas  plantas 
de  allí  y  estoy  seguro  de  que  Spkgazzini  las  ha  publicado 
en  Primitice  Floree  chubutensis,  que  no  he  visto.  Si  hu- 
biera podido  disponer  de  un  ejemplar  habría  consignado 
lo  que  era.   Lo  demás  es  viruta. 

94,  435,  15.     «  Lo  dicho. . .  I  »  Cácteas. . .  I 
94,  435,  16 II! 

94,  437,  21.  Vuelva  á  leer  mi  obra,  y  encontrará  que  no  era  ne- 
cesario que  usted  consignase  que  el  Piche  es  Fabiana  im- 
bricala. 

94,  437,  23.  Y  lo  mismo  sucede  con  el  Canelo.  He  dicho  que  es 
necesario  determinar  si  el  «  Canelo  »  de  la  región  que  es- 
ludio  es  la  misma  planta  que  lleva  igual  nombre  en  Chile, 
«en  cuyo  caso  sería  la  Magnoliácea  Drimys  Winteriy>.  Y 
para  usted,  porque  se  llama  Canelo^  tiene  que  ser  Drimys 
Winteri.  Mejor  hubiera  sido  que  consignara  muchas  co- 


UNA  crítica  285 

sas  que  usted,  como  farmacéutico,  debe  saber,  por  ejem- 
plo, que  también  se  llama  «Árbol  de  Winter»,  y  á  su 
corteza  «  Cascara  de  Winter»,  etc.,  etc.,  etc. 

94,  437,  28.  Hem  I  tieml  Dígale  eso  al  Dr.  Kuhtz  y  lo  pondrá  de 
oro  y  azul.  niPerobscura  mihi  Puna  videíury^  escribí  al 
finalizar  la  escasa  porción  de  texto  que  dediqué  á  !a  Puna. 
He  citado  á  Lorentz  y  á  Lillo.  Vuelva  á  leer  y  no  se  apuro. 

94,  439,  4.  Para  mí,  Tropa*olum  es  una  Tropeolácea.  Si  á  usted 
no  le  gusta,  lo  siento  mucho.  Botánicos  eximios  lo  con- 
signan así  en  sus  obras.  Si  Otto  Kuntze  le  restituye  el 
nombre  de  Trophoeum  eso  no  quiere  decir  sino  que  IVo- 
phodutn  es  una  Tropeolácea.  —  Pero  ¿qué  es  esto?  ¿qué 
veo?. . .  .H. . 

94,  439,  7.     I  Cácteas  I  |  Otra  vez  I  Confr.  1 1 

94,  439,  39.     Conversación. 

94,  440,  22.     Superior. 

95,  440,  27.     Ahora  sí  que  se  van  á  ocupar  de  los  bosques,  en  el 

Ministerio  de  Agricultura,  después  de  esta  nota  suya. 

95,  440,  33.     Me  alegro  mucho. 

95,  440,  40.  Los  que  miden  la  importancia  de  las  críticas  por  su 
volumen  y  nó  por  lo  que  contienen,  se  encuentran  obli- 
gados á  leer  esta  nota  para  explicarse  cómo  ha  podido 
usted  escribir  215^  más  las  89  de  pié  de  página^  lo  que 
suma  304  I  Esto  es  una  Melanorrea. 

95,  440y  47.     Ya  verá  usted  lo  que  vá  á  salir  del  Jacaranda.  No 

será  un  Kúri-kolkol,  ni  nada  que  se  le  parezca  ;  pero  vá 
á  tener  que  quemarse  las  pestañas  para  poner  en  orden 
sus  notas.  Lo  demás  es  conversación. 

96,  443,  9.     Volvemos  al  Lycium. 
96,  443,  13.    Y  á  la  Dolichandra. 

96,  443,  14.  Y  así  no  más  es,  en  Buenos  Ayres.  El  nombre  que 
consigna  Grisbbacii  es  te  Tripa  de  braya»  según  Lorentz, 
«  Braya  »  confr.  «  Fraile»  SymbolcB. 

96,  443,  17.  Fuera  de  la  erudición  que  contiene  esta  nota,  me 
interesa  particularmente  la  ignorancia.  Dice  «la  mosca». 
Sería  interesante  saber  qué  mosca.  Aquí  podría  yo  hacer 
una  disertación  sobre  Miasis.  Me  guardaré  muy  bien .  Y 
en  el  fmaí :  <(Una  de  las  pocas  plantas  que  no  es  atacada 
por  la  langosta  ».  Debe  decir.  «  .  • . .  que  no  soif  ataca- 
das. ...»  Confr.  diluir,  surgió. . . .  Cácteas  I 


286  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

96,  443,  20.  Puede  ser  un  Clidanthus.  Si  no  me  engaño,  la  de- 
terminé en  1877  ó  78  por  Kunth,  Genera  planlarum,  ele. 
Por  lo  demás,  he  mencionado  el  Clidanthus  frograns  al 
ocuparme  de  dicha  planta. 

96,  443,  25 i  Cácteas  I 

96,  443,  31.     Si  no  he  olvidado  mi  gramática,  él  no  es  artículo, 

sino  pronombre.  Pero  estoy  seguro  de  que  en  la  latina  de 
Nebrija  dice  :  Arbor^  est  nomen  muliebris,  sed  excipiantur: 
mas  Olcaster,  Acer  neutrum  cum  Subere  Robur.  Esta  re- 
gla no  rige  en  Castellano.  Por  favor,  señor  Stuckert.  Eq 
las  obras  de  carácter  literario,  una  de  las  primeras  cuali- 
dades del  escritor  es  la  decencia.  Si  vo  he  escrito  «el 
Tipa  »  refiriéndome  al  Machcdrium,  es  porque  «  la  Tipa  »,  . 
como  usted  quiere  que  escriba,  es  otra  cosa.  Aun  en 
ciencias  se  guarda  cierta  circunspección.  En  4894  estuve 
en  Montevideo  con  el  Dr.  Berg,  en  misión  oficial,  y  en 
cuanto  nos  fué  posible  fuimos  á  visitar  el  Museo  Nacional 
que  entonces  dirigía  el  Dr.  Arechavaleta,  y  que  Berg  de- 
jara hacía  poco.  Al  llegar  á  un  armario  donde  había 
pescados,  vi  uno,  en  cuyo  tarro  continenlede  vidrio  había 
una  etiqueta  (letra  de  Berg)  con  el  nombre  técnico  (que 

no  hace  al  caso)  y  se  agregaba  :  «  Nombre  vulgar  C 

real»  Pregunté  á  Arkchavaleta  lo  que  era,  y  me  lo  dijo 
al  oído.  Diga  «  el  Tipa  »  —  es  mas  propio. 

97,  443,  42.     La  de  Grisbrach. 
97,  443,  44.     Y  esto  i á  qué  viene? 

97,  444,  22.  Para  mi  obra,  entregada  á  la  Comisión  en  Julio  de 
4897,  no  puede  regir  lo  que  Hieronymus  ha  publicado 
después;  de  manera  que  todas  esas  correcciones á  Grise- 
RACH  no  tienen  aplicación  al  caso. 

97,  444,  23.  Esta  vez  la  acertó.  Donde  digo  Bromelias,  quiero 
decir  Bromeliáceas. 

97,  444,  24.  En  alguna  parte  del  texto  lo  he  dicho,  aunque  sólo 
haya  indicado  las  familias. 

97,  444,  89.     Me  alegro. 

98,  444,  49.     | Qué  fastidio  I   Otra  vez  lasSolaneasy  Solanáceas. 
98,  445^  4 .    La  palabra  glauca  no  es  latina  sino  griega,  la  adoptó 

el  latín,  y  en  castellano  es  permitido  usarla  (y  se  usa  en 
el  lenguaje  literario  y  en  el  científico)  para  evitar  «  el 
verde  mar  grisáceo  ». 


UNA  crítica  28T 

98,  445,  3.  Esta  noUi,  integra,  merece  ser  transcrita  aquí:  «  So- 
«  mos  bastante  amigos  con  el  Sr.  Adolfo  Methfessel ;  os  un 
«  insigne  pintor,  y  ha  producido  centenares  de  magnífí- 
«  eos  cuadros  representando  (debe  decir  :  que  represen- 
«  tan  *  bosques  y  paisajes  **  de  las  provincias  de  Cata- 
«  marca,  Tucuman,  Salta,  etc.  En  su  compañía  hemos 
«  cazado  el  cuervo  real,  Cathartus papa  y^ .  — Yo  no  sabía 
queínese Cathartus, sino  Caihar tes (Confv,  304,  4).  Cuando 
una  critica  me  es  completamente  favorable,  la  leo  solo ; 
pero  cuando  me  muerden^  como  lo  ha  hecho  Stuckkrt, 
esa  critica  se  lee  en  sociedad  de  amigos  y  se  comenta. 
Imagínese  cómo  habrá  sido  tratada  la  nota  que  me  ocu- 
pa. Entre  los  presentes,  cuando  la  leí,  estaba  Ambrosetti 
(J.  B.),  quien  agregó:  «Yo  también  soy  muy  amigo  de 
Methfessel.  . . .  Casualmente  en  su  compañía  hemos  ca- 
zado ol  Cathartes  foslens  ».  Metano, . . . 

98,  445,  8.     He  alegro. 

98,  443,  9  y  18.    Cae  de  su  peso  que,  al  citar  lo  que  dice  Lillo, 

no  tiene  nada  que  ver  el  Maylenus,  ni  la  Bumelia. 
93,  445,  31.     Desde  que  cito  un  nombre  técnico,  cualquiera  com- 
prende que  me  refiero  especialmente  á  ese. 

99,  445,  37.     Lo  veremos. 

99,  445,  40.  Una  parte  es  viruta,  y  lo  que  dice  del  Yuchan  ó  Palo 
¿orracAo  lo  he  dicho  en  el  texto.Porlodemás,  la  familia  Bom- 
báceas  no  ha  sido  establecida  por  Le  MaoQt  y  Decaisne  sino 
porKuNTH,  ylahan  aceptado DeCandolle,  ENDUCHERyotros. 

99,  446,  5.  No  he  hablado  de  ningún  árbol  de  Corrientes  y  Mi- 
siones llamado  Samuhú,  sino  del  Chaco  y  del  Paraguay. 
No  niego  que  se  llame  Eriodendron  Samaunüy  Nart.  ;  pero 
si  el  Yuchan  es  Bombácea  también  lo  es  el  Sumuhú. 

99,  446,  36.     Otra  vez  el  Coco. 

99,  447,  \\.     Vaya  una  novedad. 

99,  448,  15.  Hay  diversas  plantas  que  se  denominan  «Palo 
blanco)^.  En  cuanto  á  los  nombres  técnicos  del  Laurel, 
y  del  Timbó,  ó  Parará,  ú  Oreja  de  negro,  también  los  he 
dado  en  el  texto  v  en  las  láminas.  El  sinónimo  del  Ente- 
rolobium  timbouva,  Mart.  como  Feuilléea  conioriisiliqua 

*  Este  paréntesis  es  mío.  Aquel  geruodio  es  un  exotismo.  H. 
**  ¿  No  dan  paisajes  los  bosques  ?  H. 


:<:.  Mu*^.  ^^^i,\K.>..  '>,  K; .  Jarirj.ro  pubíi^i,  ccapanio un 
?ó'í,o  </^  /6«  iífol^t,  !a  FT'jn*  «ir:!  Bn^.I  j>'jr  Veuloio,  cutos 
ífi;íí,'j*;''ríto*  ^  í-ori^^rrah^D  ¡ff^ütos-  Sí  esta  ob-a  es  la 
q'i*:  fia  aiof/;í  !o  (mo  iujnzi  para  •.>taL¡'=<?er  e!  sÍDÓnimo. 
^í 'Iví  reí:or'{':r'5e  que  e.Ia  f,o  líene  pri*>ri'lad  sobre  el  Ira- 
Iftyf  d-;  Ma»ti':?5.  Sí  se  irala  í:e  oíia  pabií^acioo  anle- 
ñor,  íio  he  dic^io  fi^'Ja. 
9Í^  4W,  l'í.  *  Oj'íL'j  me  equivoque,  pero  «luJo  que  el  Dr.  Kurlz 
^  publique  l/j  descripción  de  las  plantas  que  Irajo  de  For- 
éé  rno-»a  *,  ¿  í'ar  qué  dice  usled  esto?  ¿  Porque  lodo  lo  que 
lr;ijo  yn  fir^Viba  descrito?  Prevengo  á  usted  quejo  fui  el 
(íefe  de  la  (>>rni.s¡on  Cientlíica  que  tísííó  el  Chaco  en  1883, 
y,  rorno  tal,  tengo  el  deher  de  avisarle  que  el  Dr.  Kubtz 
tiene  la  obligación  de  exigir  de  usled  una  explicación  so- 
bre el  sígnifícado  de  sus  palabras. 

99,  449,  i2.     Vuelta  á  las  Enoléreas. 

400,  449*  ¿>i,  L.  y  M.  no  son  los  fundadores  de  la  familia  Can- 
nacea», 

<00,  449,  28.     Vuelta  al  Guayacan. 

100,  449,  lio.     Con  «  probablemente»  no  se  afirma. 
<00,  449,  :n.     Otra  vez  el  Palo  blanco. 

<00,  449,  42.     Y  vuelve  el  Quebracho:  EsApocfnea. 

100,  449,  46,  En  la  página  448  está  el  nombre  técnico  de  la  Pal- 
mera «Mbocayó»  en  cita  de  Fontana;  pero  dice ^íeroco- 
mia  íoíay  en  vez  de  Acrocomia  toíay,  por  error  de  im- 
pronta ó  lapsus  calami. 

100,  400,  :í.     «Probablomenle». 

100,  4B0.  í).     Vuelta  al  Timbó. 

100,  41)0,  42.     No  puedo  decirlo. 

100,  4í)l,  ¿.  Poro,  por  favor  i  he  dicho  yo  que  en  la  República 
Argentina  haya  Chamcerops  indígenas?  He  afirmado  que 
las  palmeras  dibujadas  en  la  fig.  31,  p.  450,  tienen  hojas 
como  pantallas,  como  las  de  CAamcerop^;  pero  no  es  eso 
motivo  para  tnn  extemporánea  nota. 

100,  4i)l,  10.  Ño  he  citado  ninguna  Cecropta  pe/Zaía,  ni  he  soña- 
do con  tal  nombre.  Lo  que  dice  en  la  cita  es  ^Cecropia 
(^palmata?)»  Si  inventa  nombres  para  tener  oportunidad 
de  citar  á  Ono  Kuntzb,  eso  va  es  otra  cosa . 


UNA  crítica  289 

<  01 ,  45 1 ,  23.     Lo  veremos. 

104,  452,  6  á  453,  39.  Son  casi  todas  notas  para  repetir  lo  di- 
cho, corregir  indebidamente  como  en  el  caso  de  Arando 
DonaXy  que  en  Buenos  Avres  se  llama  realmente  «  Caña 
de  Castilla»  ó  para  tener  oportunidad  de  bombardear  con 
nuevos  O.  K.,  L.  y  M.,  B.  H.  y  Confr, 

404 ,  453,  40.  Mas  tarde  veremos  si  es  megapotamica  6  megalopo-- 
tamica.  Megas  entra  en  composición  con  genitivo,  y  asi 
se  dice :  Megalomanía,  Megalosaurus,  etc.  Si  he  escrito 
IponuBa  megalopotamica  ha  sido  porque  pensaba  que  así 
debía  escribirse. 

El  « (non  Choisst)»  está  de  más,  porque  yo  no  he  citado 
á  Choissy.  Pero  lo  que  no  admite  duda,  es  que  la  obra  de 
Grisebach  no  se  titula  Plantae  Lorentzii. 

102,  453,  43.     No  se  necesita  ver  nada. 

402,  454  (1)    Tanto  peor  para  la  Guasca. 

402,  455,  4.    Aquí  también  se  llama  «Plumerillo»  la  Calliandra 
Tweedity  y  «Penacho  colorado  »  ó  «Penacho  rojo». 

402,  455,  44.  He  dicho  simplemente  «  Dorsteniay>.  No  sé  en  qué 
se  funda  para  afirmar  que  es  la  brasiliensis. 

102,  455,  29.  (2).  Debe  ser  así .  En  cuanto  á  la  especie,  prefiero  no 
«tener  motivo».  Parece  que  entre  estos  Filodendros  ha 
habido  gran  contusión.  He  oido  decir,  al  Dr.  Spegazzini^ 
que  una  de  nuestras  especies  está  fundada  con  las  hojas 
de  una  y  el  espato  (con  escapo)  de  otra. 

102,  456,  47.     Asi  debe  ser. 

102,  457,  4.  Personadas  y  Escrofularineas  son  la  misma  cosa.  Y 
vaya  de  Confr. 

402,457,4.     Confr.l 

402,  458,  57,  3,  6,  21 .  «Ficácea  »  está  bien  dicho,  aunque  otros 
botánicos  prefieran  Artocdrpeas  ó  Urlicdceas,  etc. 

402,  458,  47.  No  lo  dudo.  Pero  insisto  en  que  la  palabra  emplea- 
da es  correcta,  porque  expresa  mejor  la  idea  que  deseo  in- 
dicar. Adherirse  no  significa  nada.  Con  goma  arábiga» 
cola,  pega-pega,  etc.,  se  puede  adherir,  mientras  que 
«  anastomosar»  significa  otra  cosa,  que  se  encuentra  en 
cualquier  tratado  de  Botánica. 

102,459.4.  Estanota  es  supérflun.  En  la  figura  que  representa 
el  bosque  de  Araucarias  de  San  Pedro  (Misiones)  están  am- 
bos nombres. 

A».  SOC.  CIENT.  ARG.  —  T.  XLVIII  I9 


290  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

103,  460,  28.  No  señor;  lo  que  he  querido  decir  es  lo  que  he  dicho 
y  repito  :  Plerídeas,  Tribu  VI,  Sub -orden  11.  Confr.  Hoo- 
KER  y  Baker,  Synopsis  Filicum^  1868,  pp.  9  y  1 1 3,  gg.  21-33. 
No  parece  sino  que  hubiera  espulgado  los  nombres  con 
bastardilla,  sin  buscar  el  motivo  de  supresencia,  para  de- 
cir cualquier  cosa  del  embuchado.  Ahora  se  verá. 

102,  460,  28.     No  he  dicho,  fíjese  bien,  que  haya  «Hypolepis  »  en 

la  República  Argentina.  Mi  texto  dice:  «especialmente  de 
lina  Plcrfdea  que  no  puedo  referir  á  ningún  género,  pero 
que  presenta  afinidades  marcadas  con  Hypolepisy^,  Com- 
pare mi  descripción  de  la  planta  con  lo  que  dicen  Hoorer 
y  Baker  de  aquel  género  y  verá  si  hay  ó  no  motivo  para  re- 
ferirla con  aproximación  ó  más.  Encontrando  después  en  el 
catálogo  de  Niederlein  y  en  la  obra  de  Hieronym us  un  Chei^ 
lanthes  radíala,  so  me  ocurrió  buscar  su  descripción,  que 
coincide  bastante  bien  con  la  mía  (Hooker  y  Baker,  op.  c. 
p.  132,  n.  5)  y,  cosa  interesante,  cuando  por  vez  primera 
describió  HooKER  la  especie,  la  llamó  Hypolepis  radíala. 
¿Eh?  Y  no  es  la  única.  Muchos  de  los  Cheilanlhes  fueron 
primitivamente  descritos  como  Hypolepis. 

103,  460,  34.     Sus  apuntes  no  andan  bien  por  el  lado  de  la  sinoni- 

mia, y  ese  defecto  es  mucho  más  grave  que  el  de  decir 
Cácteas  ó  Solcineas.  Comparolas  pinas  de  la  planta  que 
describo  (p.  460)  con  un  fronda  de  Asplenium  ereclum.  No 
locitodel  país,  como  Usted  escribe  sin  fijarse.  Pero  es  que 
el  A,  ereclum  es  especie  Argentina.  Mis  apuntes  sobre  los 
Heléchos  de  este  país  estaban  fundados  en  la  obra  de  Hoo- 
ker y  Baker  que  le  dan  este  nombre  (p.  202^  n.  64).  Al  fi- 
nal de  la  nota,  dicen:  «Kunze  and  Mettenius  consider 
this...  to  be  the  A.  lunulalum  of  Swartz,  lYhichis  an  older 
ñame  than  erecíumy^.  Y  con  aquel  nombre  [lunulalum)  lo 
cita  Grisebach  en  Symbolae,  p.  344,  n.  2243.  La  publica- 
ción del  trabajo  de  Hieronymus  me  obliga  á  revisar  todas 
las  notas  mías  sobre  Heléchos.  Haga  usted  tomismo.  Tam- 
poco he  dicho  que  exista  en  la  República  la  especie  Pteris 
(üoryopleris)  sagillifolia,  sino  que  Kyle  me  entregó  4  Pie- 
ris  del  subgénero  DoryopleriSy  una  de  las  cuales  se  parece 
ala  sagiUifolia  (por  la  descripción).  Usted  me  atribuye  la 
ortografía  üoryopleris;  es  un  error,  porque  así  está  escri- 
to en  HooEBR  y  Baker.  Pero  si  trata  de  cambiar  ese  nom- 


UNA  crítica  291 

bre  porque  Otto  Euntze  lo  escribe  de  otro  modo,  analice 
un  poco  la  etimología,  y  verá  que  Dryopteris  signiñca  He- 
lecho  del  bosque,  nombre  trivial,  de  Drys,  dryos;  mien- 
tras que  Doryopteris  podría  venir  de  Dóry,  dóralos,  tallo, 
lanza,  dardo,  etc.,  aludiendo  á  la  forma  (por  ej.  sagülifo- 
lia)  6  contorno  de  las  frondas  en  este  grupo. 

103,  462,  5.  «Arboresce»  es  una  palabra  muy  elegante  y  que  no 
tiene  nada  de  indecente.  Es  muy  largólo  que  usted  pro- 
pone. El  castellano,  con  todas  sus  mojigaterías  académi- 
cas es  un  noble  y  generoso  idioma  que  admite  en  su  seno 
toda  palabra  que  haya  nacido  en  pañales  griegos  ó  lati- 
nos. Y  escribiré  siempre  glauco  y  arboresce  aunque  usted 
piense  otra  cosa. 

i 03,  462,  12.  Volvemos  á  Nothochlcena.  Grisebach  (Symbohe, 
p.  342)  escribe  Notholcena. 

103,  462,  13.  No  señor;  usted  se  equivoca  de  un  modo  muy  feo. 
No  he  querido  decir  lo  que  usted  propone;  ni  lo  he  pen- 
sado. Quiero  decir  loque  he  dicho,  es  decir,  géneros  de 
las  tribus  citadas.  .En  cuanto  á  que  no  tiene  anotado 
ningún  Nephrolepis  de  la  República  Argentina,  lo  siento 
mucho.  En  mi  catálogo  figura  como  de  Buenos  Ayresel 
N,  cordifolia,  Bakbr  (H.  &  B.  op.  c.  p.  300,  n.  !.)• 

103,  462,  13.    Así  es.  Error  de  imprenta. 

103,  462,  17.  En  Viajes  al  Tandil  y  d  La  Tinta,  en  Actas  de  la 
Acad.  Nacional,!.  V,  cité  como  especie  Argentina  (que 
no  lo  habla  sido  antes)  la  Cassebeera  triphylla.  Así  la  de- 
terminé por  HooKER  y  Baker  y  siento  mucho  que  le  hayan 
cambiado  el  nombre. 

103,  462,  13  y  17.     Anemia  escriben  Hookbr  y  Baker.  No  tengo 

tiempo  para  averiguar  por  qué  le  parece  á  usted  mejor 
Aneimia.  ¿Porque  Kuntze  no  admite  diptongos?  ¿Y  qué 
me  importa  eso?  Tanto  peor  para  él  y  para  usted.  Si  los 
griegos  modernos  no  hubiesen  cambiado  en  is  aquella 
hermosa  terminación  clásica  en  oís,  no  hablarían  la  abo- 
minable gerigonza  actual. 

104,  462,  17.     Sí,  es  Dicksonia.  Error  de  imprenta.] 
104,  463,  9.     Ufl  Solaneasl 

104,  464,  31.     Aquí  salió  la  «dilución».   Ya  me  ocupé  de  esto 

{Confr.  91,  428,  11). 
lOÍ,  465,  46.     He  escrito  en  Castellano  y  está  bien. 


292  anülLes  de  la  sociedad  científica  argentina 

104^  463,  46.     Sinantéreas  y  Compuestas.  Dale  I 

404,  465,  47 áceas  I 

104,  463,  47.     Tropeoláceas  I 

404,  463,  47 áceas  I 

104^  466,  20.    Muy  bien.  Con  otra  como  esta... I 

104,  466,  34.     Asi  es,  con  íh  y  nó  con  t. 

104,  466,  25 áceasl 

104,  466,  25.     Mil  gracias. 

Í04,  466,  33,     Té  pampa.  Confr.  I 

104,  466,  34.     Ñandubay  y  Calden.   Confr. 

104,  466,  42.  Debe  decirse  como  he  dicho  :  «sugirió»  pretérito 
perfecto  de  sugerir,  y  no  «  surgió  »  como  propone,  pues 
seria  un  desatino.  Además,  en  mi  texto  no  dice  «  surgi- 
rió  »   I  Qué  pisada  !  I 

104,  466,  46.     ...áceasl 

105,  467,  48.     Sinantéreas  Con/r.  Compuestas! 

105,  466,  49.  Oh  I  E,sai  Hydrocotyle  es  una  Umbelifera,  no  una 
Umbelíferas. 

105,  467,  37.     Otra  vez  las  Enoléreas  I 

105,  467,  38.     Hid rodea  es  en  Español. 

105,  470,  47.     Perfectamente! 

105,  472,  26.  En  efecto.  Si  la  Cruziana  no  es  sinónimo  de  la 
regia,  debia  emplear  aqui  aquel  nombre. 

105,  468  á  474.  Es  cuestión  de  gustos,  señor  mió.  Si  usted  pre- 
fiere los  vegetales  que  cita  á  esas  páginas  que  yo  he  es- 
crito, eso  quiere  decir  que  usted  tiene  más  paladar  en  la 
boca  y  yo  en  el  cerebro.  «  No  es  solamente  de  pan  que  se 
alimenta  el  hombre  ».  ¿Por  qué  habria  de  quejarme  s¡ 
usted  no  tiene  vista  interior  para  entresacar  todo  lo  cien- 
tifico  que  se  halla  escondido  en  ese  cuento  de  hadas?  Qué 
culpa  tengo  yo  deque  usted  no  entienda?  Pero  es  inútih 
Agregar  aqui  una  palabra  seria  como  machacar  en  hierro 
frió. 

He  terminado  la  revisión  de  sus  notas.  Puede  continuar  escri- 
biendo otras.  Las  leeré,  quizá  ;  mas  nó  las  contestaré.  Tan  pesado 
es  lo  uno  como  lo  otro. 

Si  usted  hubiese  hecho  una  critica  en  forma,  dos  ó  tres  páginas 
habrian  bastado ;  pero  ha  escrito  39  de  ellas,  con  304  notas  que 
se  repiten  á  veces  hasta  el  cansancio. 


UNA  CRÍTICA  293 

Mucho  antes  que  usted,  me  escribió  el  Dr.  Kubtz  una  carta  cri- 
tica. En  una  página  manuscrita  ha  puesto  más  médula  que  usted 
en  sus  39  impresas.  Ella  será  publicada  cuando  se  me  despeje  la 
cabeza  de  todos  sus  áceas  y  Confr,  B.  y  H.,  L.  y  M.  y  Otto  Kuntzb. 
Ahora  reconozco,  lleno  de  placer,  que  mi  cerebro  está  bien  aloja- 
do :  he  podido  resistir  (como  el  Fram  á  los  hielos)  á  sus  304  notas, 
y  abrigo  la  confianza  de  que  no  me  faltará  energía  para  cuando 
usted  publique  sus  1500  páginas  in  folio  que,  no  lo  dude,  con 
cada  Otto  Kuntz£  y  cada  Confr.  que  usted  les  pondrá  al  pié,  llega- 
rán á  i  g  ó  20.000. 

Vuelvo  á  repetirle  lo  que  le  dije  al  comenzar.  No  he  escrito  para 
botánicos,  porque  ellos  pueden  enseñarme.  Lo  hice  para  lectores 
generales  con  más  gusto  literario  que  usted  y  que  no  hubieran 
podido  digerir  su  crítica  si  ella  hubiese  ocupado  las  páginas  en 
que  se  pasea  libremente  la  imaginación  de  un  artista,  que  tanto 
disgusto  le  ha  causado. 

Tache  lo  que  no  sea  correcto,  y  acepte  un  apretón  de  manos  de 

E.   L.  HOLMBBRG. 


286  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

96,  443,  20.  Puede  ser  un  Clidanthus.  Si  no  me  engaño,  la  de- 
ternniné  en  1877  ó  78  por  Kunth,  Genera  plantarum,  ele. 
Por  lo  dennás,  he  mencionado  el  Clidanthus  frograns  al 
ocuparme  de  dicha  planta. 

96,  443.  25 |  Cácteas  I 

96,  443,  31.     Si  no  he  olvidado  mi  gramática,  él  no  es  articulo, 

sino  pronombre.  Pero  estoy  seguro  de  que  en  la  latina  de 
Nebrija  dice  :  Arbo7'  est  nomen  muliebris,  sed  excipiantur: 
mas  Olcaster,  Acer  neutnim  cum  Subere  Bobur.  Esta  re- 
gla no  rige  en  Castellano.  Por  favor,  señor  Stuckert.  En 
las  obras  de  carácter  literario,  una  de  las  primeras  cuali- 
dades del  escritor  es  la  decencia.  Si  vo  he  escrito  «el 
Tipa  »  refiriéndome  al  Machoerium,  es  porque  «  la  Tipa  »,  . 
como  usted  quiere  que  escriba,  es  otra  cosa.  Aun  en 
ciencias  se  guarda  cierta  circunspección.  En  1894  estuve 
en  Montevideo  con  el  Dr.  Berg,  en  misión  oficial,  y  en 
cuanto  nos  fué  posible  fuimos  á  visitar  el  Museo  Nacional 
que  entonces  dirigía  el  Dr.  Arechavaleta,  y  que  Berg  de- 
jara hacía  poco.  AI  llegar  á  un  armario  donde  habla 
pescados,  vi  uno,  en  cuyo  tarro  continente  de  vidrio  había 
una  etiqueta  (letra  de  Berg)  con  el  nombre  técnico  (que 

no  hace  al  caso)  y  se  agregaba  :  «  Nombre  vulgar  C 

real»  Pregunté  á  Arechavaleta  lo  que  era,  y  me  lo  dijo 
al  oído.  Diga  «  el  Tipa  »  —  es  mas  propio. 

97,  443,  42.     La  de  Griserach. 
97,  443,  44.     Y  esto  ¿á  qué  viene? 

97,  444,  22.  Para  mi  obra,  entregada  á  la  Comisión  en  Julio  de 
1897,  no  puede  regir  lo  que  Hieronymus  ha  publicado 
después;  de  manera  que  todas  esas  correcciones á  Grisb- 
BACH  no  tienen  aplicación  al  caso. 

97,  444,  23.  Esta  vez  la  acertó.  Donde  digo  Bromelias,  quiero 
decir  Bromeliáceas. 

97,  444,  24.  En  alguna  parte  del  texto  lo  he  dicho,  aunque  sólo 
haya  indicado  las  familias. 

97,  444,  29.     Me  alegro. 

98,  444,  49.     |  Qué  fastidio  1   Otra  vez  lasSolaneasy  Solanáceas. 
98,  445,  1 .     La  palabra  glauca  no  es  latina  sino  griega,  la  adoptó 

el  latin,  y  en  castellano  es  permitido  usarla  (y  se  usa  en 
el  lenguaje  literario  y  en  el  científico)  para  evitar  « el 
verde  mar  grisáceo  ». 


4  mf}i>  ^«*^.*j.':e  aii"  ^'»í>  vX'c:  -4  nt^  1 1 .  •'  f>  M'f  :\fe>í>ií í :  «^^  uq 
4  «iDi>  »ciaj  iros  repnft?*eaCjL:  :•>    ■i-'ce  drí^tr  :  vj:!^  r^pne-sit-cfr- 

*i  rait-io  ef  irae  -t-j.  rexil.  C¿;.ur'^iii* fajóte  %,  —  Yo»  c>j«  sjibiA 

aiaacTTíLca  mees  o^nipl^latii't^cíCe  fciu>n;ibU\  la  K\»  ><^lo»; 
per>  CTi3Ei«i>  rae  niuervien.  tvmo  la  h;i  hecho  StrcKESi» 
esa  crit^-ca  54?  lee  en  socte^iad  vie  aait;COc>  5  $4?  ev>tnetilíi» 
Iraa^íQese  como  habrá  sk!»>  trrktad;!  I¿i  ñola  que  me  ivu* 
pa.  tatre  los  preseotes,  caarbio  Ut  lei\  esU^ba  Avíii^setti 
♦J.  B.\  qaíea  aijnegó:    ^  To  también  sin-  muT  amíg^^  de 

JtETHFissEL Casualmente  en  su  compañía  hemos  ca« 

za'io  el  CaifVirtes  f'j^Sens  ».  Melano.  • . . 
98,  Uo,  8.     Me  alegro. 

98,  445,  9  T  18-    Cae  de  su  peso  que,  al  citar  lo  que  dice  Lulo» 

no  tiene  nada  que  rer  el  Ma¡/tenus.  ni  la  Bumelia. 
93,  445,  31.     Desde  que  cito  un  nombre  técnico,  cualquiera  conw 
prende  que  me  refiero  especialmente  a  ese- 

99,  445,  37.     Lo  réremos. 

99,  445,  40.  Una  parte  es  riruta»  t  lo  que  dice  del  Yuchan  ó  Palo 
¿orracAolohedichoenel  teito.Porlodemás,  latamiliaBom- 
báceas  no  ha  sido  establecida  por  Lb  Maout  t  Drc\isxk  sino 
porKcTfTH,  jlahan  aceptado  De  Caioioli^,  E:<idlicheii  Totit)s. 

99,  446,  5.  No  he  hablado  de  ningún  árbol  de  Corrientes  y  Mi- 
siones llamado  Samuhú^  sino  del  Chaco  j  del  Paraguay. 
!fo  niego  que  se  llame  Eriodendron  Samauna^  Mart.  :  pero 
si  el  Tuchan  es  Bombácea  también  lo  es  el  Sumuhú. 

99,  446,  36.     Otra  vez  el  Coco. 

99,  447,  II.     Vaja  una  novedad- 

99,  448,  15.  Hay  diversas  plantas  que  se  denominan  « Palo 
blanco».  En  cuanto  á  los  nombres  técnicos  del  Laurel, 
y  del  Timbó,  ó  Pacará,  ú  Oreja  de  negro,  también  los  he 
dado  en  el  texto  v  en  las  láminas.  El  sinónimo  del  Ente^ 
rolofnum  timbouva,  Mart.  como  Feuilléea  contortisilíqua 

*  Este  paréntesis  es  mió.  Aqael  gerundio  es  ud  exotismo.  H. 
**  ¿  No  dan  paisajes  los  bosques  ?  H. 


288  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

(Vell.)  o.  K.,  supongo  alude,  en  la  abreviatura  (Vell.)  al 
botánico  brasileño  Vellozo.  Ladislao  Netto,  ex-director 
del  Museo  Nacional  de  Rio  Janejro  publicó,  ocupando  un 
tomo  de  los  Anales,  la  Flora  del  Brasil  por  Vellozo,  cuyos 
manuscritos  se  conservaban  inéditos.  Si  esta  obra  es  la 
que  ha  adoptado  Otto  Kuntze  para  establecer  el  sinónimo, 
debe  recordarse  que  ella  no  tiene  prioridad  sobre  el  tra- 
bajo de  Martius.  Si  se  trata  de  una  publicación  ante- 
rior, no  he  dicho  nada. 
99,  449,  15.  «Ojalá  me  equivoque,  pero  dudo  que  el  Dr.  Kurtz 
«  publique  la  descripción  de  las  plantas  que  trajo  de  For- 
«  mosa  ».  ¿  Por  qué  dice  usted  esto?  ¿ Porque  todo  lo  que 
trajo  ya  estaba  descrito?  Prevengo  á  usted  que  yo  fui  el 
Gefe  de  la  Comisión  Científica  que  visitó  el  Chaco  en  1885, 
y,  como  tal,  tengo  el  deber  de  avisarle  que  el  Dr.  Kurtz 
tiene  la  obligación  de  exigir  de  usted  una  explicación  so- 
bre el  significado  de  sus  palabras. 

99,  449,  22.     Vuelta  á  las  Enotéreas. 

100,  449.  23.     L.  y  M.  no  son  los  fundadores  de  la  familia  Can- 

naceae. 

iOO,  449,  28.     Vuelta  al  Guayacan.  . 

100,  449,  30.     Con  «probablemente»  no  se  afirma. 

100,  449,  37.     Otra  vez  el  Palo  blanco. 

100,  449,  42.     Y  vuelve  el  Quebracho:  EsApocinea. 

100,  449,  46.  En  la  página  448  está  el  nombre  técnico  de  la  Pal- 
mera «Mbocayá»  en  cita  de  Fontana;  pero  dice  ^leroco- 
mia  totay  en  vez  de  Acrocomia  totay,  por  error  de  im- 
prenta ó  lapsus  calami. 

100,  430,  3.     «Probablemente». 

100,  450,  5.     Vuelta  al  Timbó. 

100,  430,  42.     No  puedo  decirlo. 

100,  431,  2.  Pero,  por  favor  ¿  he  dicho  yo  que  en  la  República 
Argentina  haya  Chamcerops  indígenas?  He  afirmado  que 
las  palmeras  dibujadas  en  la  fig.  31,  p.  450,  tienen  hojas 
como  pantallas,  como  las  de  Chamcerops ;  pero  no  es  eso 
motivo  para  tan  extemporánea  nota. 

100,  431 ,  19.  Ño  he  citado  ninguna  Cecropia  peltata,  ni  he  soña- 
do con  tal  nombre.  Lo  que  dice  en  la  cita  es  ^Cecropia 
(palmata?)»  Sí  inventa  nombres  para  tener  oportunidad 
de  citar  á  Otto  Kuntze,  eso  va  es  otra  cosa . 


DNA  crítica  f89 

401,  451,  23.     Lo  veremos. 

101,  452,  6  á  453,  39.  Son  casi  todas  notas  para  repetir  lo  di- 
cho, corregir  indebidamente  como  en  el  caso  de  Arando 
Donax,  que  en  Buenos  Ajres  se  llama  realmente  «  Caña 
de  Castilla»  ó  para  tener  oportunidad  de  bombardear  con 
nuevos  O.  K.,  L-  y  M.,  B.  H.  y  Confr. 

101 ,  453,  40.    Mas  tarde  veremos  si  es  megapotamica  ó  megalopo- 

íamica.  Megas  entra  en  composición  con  genitivo,  y  asi 
se  dice:  Megalomanía^  Megalosaurus,  etc.  Si  he  escrito 
Ipomcea  megalopotamica  ha  sido  porque  pensaba  que  asi 
debia  escribirse. 

El  « (non  Choisst)»  está  de  más,  porque  yo  no  he  citado 
á  Choisst.  Pero  lo  que  no  admite  duda,  es  que  la  obra  de 
Grisebach  no  se  titula  Plantae  Lorentzii. 

102,  453,  43.     No  se  necesita  ver  nada. 
102,  454  (1)    Tanto  peor  para  la  Guasea. 

102,  455,  4.    Aquí  también  se  llama  «Plumerillo»  la  Calliandra 
Tweedii,  y  «Penacho  colorado» ó  «Penacho  rojo». 

102,  455,  14.  He  dicho  simplemente  «  Dorsteniay^.  No  sé  en  qué 
se  funda  para  añrmarque  es  la  brasüiensis. 

402,  455,  29.  (2).  Debe  ser  asi .  En  cuanto  á  la  especie,  prefiero  no 
«tener  motivo».  Parece  que  entre  estos  Filodendros  ha 
habido  gran  contusión.  He  oído  decir,  al  Dr.  Spbgazzini, 
que  una  de  nuestras  especies  está  fundada  con  las  hojas 
de  una  y  el  espato  (con  escapo)  de  otra. 

102,  456,  47.     Asi  debe  ser. 

102,  457,  1.  Personadas  y  Escrofularineat  son  la  misma  cosa.  T 
vaya  de  Confr. 

102,457,1.     Confr.! 

102,  458,  57,  3,  6,  21 .  «Ficácea  »  está  bien  dicho,  aunque  otros 
botánicos  prefieran  Ártocdrpeas  ó  Urlicdeeas,  etc. 

102,  458,  17.  No  lo  dudo.  Pero  insisto  en  quela  palabra  emplea- 
da es  correcta,  porque  expresa  mejor  la  idea  que  deseo  in- 
dicar. Adherirse  no  significa  nada.  Con  goma  arábiga, 
cola,  pega-pega,  etc.,  se  puede  adherir,  mientras  que 
«anastomosar»  significa  otra  cosa,  que  se  encuentra  en 
cualquier  tratado  de  Botánica. 

102,459.4.  Esta  nota  es  superfina.  En  la  figura  que  representa 
el  bosque  de  Araucarias  de  San  Pedro  (Misiones)  están  am- 
bos nombres. 

AA.  toe.  CmT.  AM.  ^  T.  XLVIH  U 


290  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

103,  460,  28.  No  señor;  lo  que  he  querido  decir  es  lo  que  he  dicho 
y  repilo  :  Pterideas,  Tribu  VI,  Sub-órden  II.  Confr.  Hoo- 
KER  y  Baker,  Synopsis  Füicum,  1 868,  pp.  9  y  1 1 3,  gg.  21-33. 
No  parece  sino  que  hubiera  espulgado  los  nombres  con 
bastardilla,  sin  buscar  el  motivo  de  su. presencia,  para  de- 
cir cualquier  cosa  del  embuchado.  Ahora  se  verá. 

102,  460,  28.    No  he  dicho,  fíjese  bien,  que  haya  «  Hypolepis  »  en 

la  República  Argentina.  Mi  texto  dice:  «especialmente  de 
una  Ptcrídea  que  no  puedo  reierir  á  ningún  género,  pero 
que  presenta  afinidades  marcadas  con  Hypolepisn^,  Com- 
pare mi  descripción  de  la  planta  con  lo  que  dicen  Hooker 
y  Baker  de  aquel  género  y  verá  si  hay  ó  no  motivo  para  re- 
ferirla con  aproximación  ó  más.  Encontrando  después  en  el 
catálogo  de  Nibderlein  y  en  la  obra  de  Hieronymus  un  CAeí- 
lanthes  radíala,  so  me  ocurrió  buscar  su  descripción,  que 
coincide  bastante  bien  con  la  mia  (Hooker  y  Baker,  op.  c. 
p.  132,  n.  5)  y,  cosa  interesante,  cuando  por  vez  primera 
describió  Hooker  la  especie,  la  llamó  Hypolepis  radíala. 
¿Eh?  Y  no  es  la  única.  Muchos  de  los  Cheilanlhes  fueron 
primitivamente  descritos  como  Hypolepis. 

103,  460,  34.     Sus  apuntes  no  andan  bien  por  el  lado  de  la  sinoni- 

mia, y  ese  defecto  es  mucho  más  grave  que  el  de  decir 
Cácteas  ó  Sola  neas.  Comparolas  pinas  de  la  planta  que 
describo  (p.  460)  con  un  fronda  de  Asplenium  erectum.  No 
locitodel  país,  comoUsted  escribe  sin  fijarse.  Pero  es  que 
el  A.  erectum  es  especie  Argentina.  Mis  apuntes  sobre  los 
Heléchos  de  este  país  estaban  fundados  en  la  obra  de  Hoo- 
ker y  Baker  que  le  dan  este  nombre  (p.  203^  n.  64).  AI  fí- 
nal  de  la  nota,  dicen:  «Kunze  and  Metteníus  consider 
this...  to  be  the  A.  lunulatum  of  Swartz,  \vhichis  an  older 
ñame  than  ereclurnn^.  Y  con  aquel  nombre  [lunulatum)  lo 
cita  Grisebach  en  Symbolae,  p.  344,  n.  2243.  La  publica* 
cíon  del  trabajo  de  Hieronymus  me  obliga  á  revisar  todas 
las  notas  mías  sobre  Heléchos.  Haga  usted  lo  mismo.  Tam- 
poco he  dicho  que  exista  en  la  República  la  especie  IHeris 
{üoryopteris)  sagitli folia,  sino  que  Kyle  me  entregó  4  We- 
ris  del  subgénero  Doryopterisy  una  de  las  cuales  se  parece 
ala  sagiltifolia  (por  la  descripción).  Usted  me  atribuye  la 
ortografía  üoryopteris;  es  un  error,  porque  asi  eitá  escri- 
to en  Hooker  y  Baker.  Pero  si  trata  de  cambiar  ese  nom- 


UNA  CRÍTICA  291 

bre  porque  Otto  Euntzb  lo  escribe  dé  otro  modo,  analice 
un  poco  la  etimología,  y  verá  que  Dryopteris  signifíca  He- 
lecho  del  bosque,  nombre  trivial,  de  Drys,  dryos;  mien- 
tras que  Doryopterís  podría  venir  de  Dóry,  dóralos,  tallo, 
lanza,  dardo,  etc.,  aludiendo  á  la  forma  (por  ej.  sagitlifO' 
lia)  ó  contorno  de  las  frondas  en  este  grupo. 

103,  462,  5.  «  Arboresce  »  es  una  palabra  muy  elegante  y  que  no 
tiene  nada  de  indecente.  Es  muy  largo  lo  que  usted  pro- 
pone. El  castellano,  con  todas  sus  mojigaterías  académi- 
cas es  un  noble  y  generoso  idioma  que  admite  en  su  seno 
toda  palabra  que  haya  nacido  en  pañales  griegos  ó  lati* 
nos.  Y  escribiré  siempre  glauco  y  arboresce  aunque  usted 
piense  otra  cosa. 

103,  462,  12.  Volvemos  á  Nolhochlcena .  Grisebach  {Symbole, 
p.  342)  escribe  Notholcena. 

103,  462,  13.  No  señor;  usted  se  equivoca  de  un  modo  muy  feo. 
No  he  querido  decir  lo  que  usted  propone;  ni  lo  he  pen- 
sado. Quiero  decir  lo  que  he  dicho,  es  decir,  géneros  de 
las  tribus  citadas.  .En  cuanto  á  que  no  tiene  anotado 
ningún  Nephrolepis  de  la  República  Argentina,  lo  siento 
mucho.  En  mi  catálogo  figura  como  de  Buenos  Ayresel 
yV.  cordifolia,  Baksr  (H.  &  B.  op.  c.  p.  300,  n.  1.). 

103,  462,  13.     Asi  es.  Error  de  imprenta. 

103,  462,  17.  En  Viajes  al  Tandil  y  á  La  Tinta,  en  Actas  de  la 
Acad.  Nacional,  T.  V,  cité  como  especie  Argentina  (que 
no  lo  había  sido  antes)  la  Cassebeera  triphylla.  Así  la  de- 
terminé por  HooKER  y  Bakbr  y  siento  mucho  que  le  hayan 
cambiado  el  nombre. 

103,  462,  13  y  17.     Anemia  escriben  Hookbr  y  Bakbr.  No  tengo 

tiempo  para  averiguar  por  qué  le  parece  á  usted  mejor 
Aneimia.  ¿  Porque  Kuntzb  no  admite  diptongos?  ¿Y  qué 
me  importa  eso?  Tanto  peor  para  él  y  para  usted.  Si  los 
griegos  modernos  no  hubiesen  cambiado  en  is  aquella 
hermosa  terminación  clásica  en  ois,  no  hablarían  la  abo- 
minable gerigonza  actual. 

104,  462.  17.     Sí,  es  Dicksofíia.  Error  de  imprenta/ 
104,  463,  9.     un  Sotaneas  I 

104,  464,  31.     Aquí  salió  la  «dilución».   Ya  me  ocupé  de  esto 

(Confr.  91.428,  II). 
104,  463,  46.     Ho  escrito  en  Castellano  y  está  bien. 


292  anülLes  dr  la  sociedad  científica  argentina 

104,  463,  46.     Sinantéreas  y  Compuestas.  Dale  I 

104,  465,  47 áceasl 

104,  463,  47.     Tropeoláceas  I 

104,  465,  47 áceas  I 

104,  466,  20.     Muy  bien.  Con  otra  como  esta... I 

104,  466,  24.     Asi  es,  con  íh  y  nó  con  t. 

104,  466,  23 áceasl 

104,  466,  23.     Mil  gracias. 

104,  466,  33,     Té  pampa.  Confr.l 

104,  466,  34.     Ñandubay  y  Calden.   Confr. 

104,  466,  42.  Debe  decirse  como  he  dicho  :  «sugirió»  pretérito 
perfecto  de  sugerir,  y  no  «  surgió  »  como  propone,  pues 
sería  un  desatino.  Además,  en  mi  texto  no  dice  «  surgí- 
rió  »  I  Qué  pisada  1  I 

104,  466,  48.     ...áceasl 

105,  467,  48.     Sinantéreas  Con/r.  Compuestas! 

103,  466,  49.  Oh  I  Esa  Hydrocotyle  es  una  Umbelifera,  no  una 
Umbelíferas. 

105,  467,  37.    Otra  vez  las  Enoléreas  I 

103,  467,  38.     Híd rodea  es  en  Español. 

103,  470,  47.     Perfectamente  I 

105,  472,  26.  En  efecto.  Si  la  Cruziana  no  es  sinónimo  de  la 
regia,  debía  emplear  aquí  aquel  nombre. 

105,  468  á  474.  Es  cuestión  de  gustos,  señor  mió.  Si  usted  pre- 
fiere los  vegetales  que  cita  á  esas  páginas  que  yo  he  es- 
crito, eso  quiere  decir  que  usted  tiene  más  paladar  en  la 
boca  y  yo  en  el  cerebro.  «  No  es  solamente  de  pan  que  se 
alimenta  el  hombre  ».  ¿Por  qué  habría  de  quejarme  si 
usted  no  tiene  vista  interior  para  entresacar  todo  lo  cien- 
tífico que  se  halla  escondido  en  ese  cuento  de  hadas?  Qué 
culpa  tengo  yo  deque  usted  no  entienda?  Pero  es  inútil. 
Agregar  aquí  una  palabra  sería  como  machacar  en  hierro 
frió. 

He  terminado  la  revisión  de  sus  notas.  Puede  continuar  escri- 
biendo otras.  Las  leeré,  quizá  ;  mas  nó  las  contestaré.  Tan  pesado 
es  lo  uno  como  lo  otro. 

Si  usted  hubiese  hecho  una  crítica  en  forma,  dos  ó  tres  páginas 
habrían  bastado ;  pero  ha  escrito  39  de  ellas,  con  304  notas  que 
se  repiten  á  veces  hasta  el  cansancio. 


DNA  crítica  293 

Mucho  antes  que  usted,  me  escribió  el  Dr.  Kubtz  una  carta  cri- 
tica. En  una  página  manuscrita  ha  puesto  más  médula  que  usted 
en  sus  39  impresas.  Ella  será  publicada  cuando  se  me  despeje  la 
cabeza  de  todos  sus  deeas  y  Confr,  B  y  H.,  L.  y  M.  y  Otto  Kuntzs. 
Ahora  reconozco,  lleno  de  placer,  que  mi  cerebro  está  bien  aloja- 
do: he  podido  resistir  (como  el  Fram  á  los  hielos)  á  sus  304  notas, 
y  abrigo  la  confianza  de  que  no  me  faltará  energía  para  cuando 
usted  publique  sus  1500  páginas  io  folio  que,  no  lo  dude,  con 
cada  Otto  Kuntze  y  cada  Confr.  que  usted  les  pondrá  al  pié,  llega- 
rán á  loó  20.000. 

Vuelvo  á  repetirle  lo  que  le  dije  al  comenzar.  No  he  escrito  para 
botánicos,  porque  ellos  pueden  enseñarme.  Lo  hice  para  lectores 
generales  con  más  gusto  literario  que  usted  y  que  no  hubieran 
podido  digerir  su  crítica  si  ella  hubiese  ocupado  las  páginas  en 
que  se  pasea  libremente  la  imaginación  de  un  artista,  que  tanto 
disgusto  le  ha  causado. 

Tache  lo  que  no  sea  correcto,  y  acepte  un  apretón  de  manos  de 

E.   L.  HOLMBIRG. 


LA  ACTUALIDAD 


FÁBRICA   NACIONAL  DB   SOMBREROS   DEL   SEÑOR   CAYETANO   DELLAGHÁ 


Señor  Presidente  de  la  Sociedad  Científica  Argentina. 

Como  estaba  anunciado,  veríñcóse  en  la  mañana  del  10  de  sep- 
tiembre último  la  interesante  visita  de  la  Sociedad  que  Vd.  preside, 
representada  por  una  numerosa  concurrencia  de  sus  socios,  á  la 
fábrica  de  sombreros  La  Actualidad,  de  la  que  es  propietario  el  se- 
ñor Cayetano  Dellachá. 

Fué  con  esta  la  segunda  vez  que  los  miembros  de  esa  Sociedad 
han  tenido  ocasión  de  visitar  este  importante  establecimiento  indus- 
trial, habiéndose  efectuado  la  primera  visita  el  día  12  de  abril  de 
1891 .  Con  motivo  de  ella,  los  ingenieros  doctor  Marcial  R.  Candioti 
y  señor  Miguel  Iturbe,  designados  por  la  junta  directiva,  presenta- 
ron un  detallado  informe  al  respecto,  el  que  fué  publicado  oportu- 
namente en  los  Anales  de  la  Sociedad. 

Comisionados  los  suscritos  por  la  Junta  Directiva  para  darcuenta 
nuevamente  de  esta  segunda  visita,  tenemos  el  honor  de  elevar  al 
señor  Presidente,  el  presente  informe,  en  el  cual  hemos creido  con- 
veniente, á  pesar  de  la  prolija  descripción  de  los  señores  Candioti 
é  Iturbe,  hacer  una  nueva  exposición  de  la  fábrica,  detallando  al 
mismo  tiempo  las  operaciones  déla  industria  que  en  ella  se  desa- 
rrolla, porque  no  solamente  se  han  introducido  desde  la  fecha  de 
esa  primera  visita  hasta  esta  última,  numerosas  modificaciones 


LA  ACTUiUDU» 


TiBta  g*a«rRl  de  !•  FábrloK 


Biorltorlo*  át  U  AdmlnlatrMolón 


296  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

tendentes  al  perfeccionamiento  de  los  productos,  sino  también  por 
las  vistas  que  agregamos,  cuyos  clichés  nos  fueron  facilitados  por 
el  señor  Dellachá,  á  los  cuales  nos  referiremos  en  el  curso  de  este 
informe,  mostrando  así  con  mayor  claridad  la  verdadera  importan- 
cía  del  establecimiento. 

La  fábrica  de  que  tratamos,  situada  en  esta  capital,  en  la  manza- 
na formada  por  las  calles  Uspüllata,  Perdriel,  Anchoris  y  Los  Pa- 
tos, tiene  su  entrada  principal  por  el  número  llISde  la  primera  de 
éstas  y  ocupa  una  superficie  total  de  trece  mil  metros  cuadrados. 

La  fundación  data  de  1885,  y  la  primera  fábrica  fué  instalada  en 
Barracas  al  Sud,  donde  el  señor  Dellachá  poseía  la  fábrica  de  fós- 
foros en  compañía  de  su  hermano  Cav.  Ambrosio  de  Moncalieri. 
El  actual  establecimiento,  en  el  cual  hay  capitalizados  alrededor 
áedos  millones  de  pesos,  fué  edificado  á  fines  del  año  1888  bajo  la 
inmediata  dirección  de  su  mismo  propietario  é  inaugurado  en  el 
mes  de  Octubre  del  año  siguiente. 

La  parte  edificada,  que  consta  de  varios  cuerpos,  ocupa  una  su- 
perficie total  de  doce  mil  metros  cuadrados,  los  que  están  distri- 
buidos como  sigue:  dos  mil  en  el  subsuelo,  seis  mil  en  el  piso  bajo, 
dos  mil  quinientos  en  el  primer  piso,  y  mil  quinientos  en  el  se- 
gundo. 

En  el  subsuelo  se  encuentran :  el  departamento  de  lavar  la  lana, 
el  depósito  de  las  materias  colorantes,  gomas,  etc.,  el  depósito  de 
la  lana  lavada,  el  departamento  para  limpiar  y  cardar  la  lana  y  el 
depósito  de  pelos. 

En  el  piso  bajo :  la  casa  particular  del  señor  Dellachá,  los  escri- 
torios de  la  administración,  el  departamento  para  oarmenary  cardar 
la  lana  y  embastir  los  sombreros  de  lana,  el  taller  para  la  prepara- 
ción y  corte  de  los  pelos;  la  separación  y  mezcla  de  los  mismos,  el 
departamento  para  embastir  los  sombreros  de  pelo,  el  departamento 
para  la  batanadura  de  los  sombreros  de  lana  y  de  pelo,  el  taller 
para  batanar  á  mano,  los  talleres  para  pulir  y  satinar  sombreros 
claros  y  negros,  el  departamento  para  amoldar  los  sombreros,  el 
departamento  para  la  carbonización  de  los  sombreros  de  lana,  la 
tintorería  y  el  desecador,  el  salón  de  distribución  y  control,  el 
depósito  de  fieltros  de  lana  y  de  pelo,  el  laboratorio  químico,  el  ta- 
ller para  la  preparación  de  la  goma,  las  estufas  y  vaporizadores,  el 
motor  y  calderas,  el  taller  mecánico  y  de  carpintería,  el  depósito  de 
las  materias  primas,  y  la  caballeriza  y  cochera  destinada  al  uso  del 
establecimiento. 


Lí  ICTUAUDAD 


Personal  dlreotlvo,  adminlatratlTo  7  téonioo 


Orupo  d»  obreros  de  la  Fabrica 


AKAI.es   he  la  SOCIBDAb  aENTtriCA  ARGENTINA 


DepÓBito  de  lana  y  lavadei-o 


LA   ICTUiLIDAD 


Taller  d«  onrd*s 


Compreaora*  do  cnmpana*  7  batanam 


300  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIEMTIFICA  ARGENTINA 

En  el  primer  piso:  los  vaporizadores  para  los  sombreros  de  lana, 
los  vaporizadores  para  los  de  pelo,  taller  de  engomar  y  estufas,  el 
salón  de  prensar  y  terminar  la  apropiación  de  los  sombreros,  el  de- 
partamento para  cortar  los  forros,  el  taller  de  costura  á  máquina  y 
á  mano,  el  depósito  del  control  y  de  distribución  á  las  costureras, 
el  depósito  del  control  y  distribución  para  la  apropiación,  la 
tipografía  y  litografía,  el  taller  para  las  impresiones  en  seco  y  en 
oro,  el  depósito  de  guarniciones  y  otros  artículos  para  la  confec- 
ción de  sombreros,  el  taller  de  embalaje,  y  el  depósito  para  el  des- 
pacho. 

Por  último,  en  el  segundo  piso :  el  taller  para  preparar  cajas  y 
otros  artículos  de  embalaje,  el  taller  para  la  confección  de  los 
mismos  y  el  depósito  de  artículos  variados. 

Empecemos  el  recorrido  de  la  fábrica. 

Se  entra  primeramente  en  un  salón  subterráneo,  que  es  el  lava- 
dero de  la  lana  y  el  depósito  de  ésta  en  bruto,  y  donde  se  conservan 
también  los  pelos  de  varios  animales,  protegidos  de  la  humedad  y 
del  excesivo  calor,  que  los  alterarían,  siendo  la  temperatura  de  esta 
cámara  casi  constante.  En  uno  de  sus  ángulos  está  el  depósito  de 
lana  sucia,  grasicnta,  en  vellones  obscuros  y  compactos.  Frente  á 
este  depósito,  está  el  gran  lavadero  llamado /ema/dn,  que  consiste  en 
cuatro  grandes  piletas,  unas  á  continuación  de  otras  y  sobre  las  qu  i 
están  suspendidos  peines  de  dientes  largos  y  deforma  especial,  que 
mueven  hacia  adelante  la  masa  del  líquido;  estos  depósitos  están 
llenos  de  agua  caliente  cuya  temperatura  decrece  rápidamente  de  la 
primera  pileta  ala  última.  La  lana  se  echa  f^n  la  primera  pileta,  donde 
los  peines  la  sacuden  en  el  seno  del  agua  y  es  colocada  después  por 
estos  lentamente  sobre  un  plano  inclinado,  en  el  cual  es  tomada  por 
un  aparato  que  la  exprime  ligeramente  y  la  echa  en  la  pileta  inme- 
diata con  agua  más  limpia.  De  igual  manera,  pasa  á  la  tercera  y 
cuarta  pileta. 

La  lana  debe  ser  exprimida,  pero  no  comprimida,  porque  los  fila- 
mentos de  su  pelo  harían  de  ella  una  masa  inextricable,  lo  cual  se 
obtiene,  poniendo  la  lana,  como  ha  salido  de  la  última  pileta,  en 
secaderos  centrífugos. 

Cuando  se  extrae  de  estos  secaderos,  está  todavía  húmeda  ;  se  la 
acaba  de  secar  extendiéndola  sobre  largas  telas  de  alambre  que  se 
introducen  en  cámaras  cerradas  en  las  que  se  hace  pasar  una  co- 
rriente de  aire  caliente.  Estas  cámaras  se  ven  cerradas,  á  la  dere- 
cha del  grabado. 


LA    ACTUALIDAD 


C*iuM»  d«  oftrboiiliaol¿a 


Tftllsr  para  pulir 


AKAIES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 


Sopladoras  de  pelo 


LA   ACTUILIDAD 


Nuevki  maquin**  ■!«  flaltrar 


Comprotora*  pl*i 


304  ANALES   DE   LA   SOCIEDAD  GIBMTfFIGA   ARGENTINA 

Por  un  largo  corredor  se  pasa  al  segundo  departamento,  el  de  las 
batidoras.  La  lana  lavada  y  seca,  se  coloca  primeramente  en  la 
máquina  carmenadora  que  le  quita  las  pajas,  abrojos,  espinas,  etc., 
mediante  ciertos  ganchos  de  que  está  provista. 

Eliminados  esos  cuerpos,  pasa  á  una  primera  batidora,  máquina 
provista  de  varios  cilindros  consecutivos  munidos  de  dientes,  y  de 
rotación  encontrada,  todos  encerrados  en  una  caja;  esta  máquina 
abre  las  Obras  de  la  lana  v  las  extiende. 

De  esta  pasa  á  otra  batidora  en  que  la  lana  es  extendida  en  una 
larga  estera  que  la  introduce  sobre  unos  rodillos  provistos  también 
de  dientes,  que  concluyen  el  trabajo  con  más  perfección. 

Se  pasa  en  seguida  á  los  depósitos  de  pelo  de  varias  clases,  espe- 
cialmente de  nutria,  donde  se  guardan  y  conservan  éstos,  ya  pre- 
parados y  prontos  para  la  fabricación  de  sombreros. 

Pasamos  ahora  á  un  gran  salón  del  piso  superior  en  cuya  ala  iz* 
quierda  hay  una  fila  de  cardas  y  á  la  derecha  otras  más  pequeñas  y 
que  hacen  les  sombreros  en  su  primera  forma.  Las  cardas  son  las 
máquinas  que  acaban  de  desenredar  la  lana,  extenderla  y  unirla 
formando  un  velo  sutil  y  transparente,  para  lo  cual  están  provistas 
de  una  serie  de  cilindros  erizados  de  puntas  muy  finas,  de  rotación 
encontrada,  que  llevan  la  lana  á  un  último  cilindro  liso,  del  que  es 
separada  mediante  un  peine  que  está  en  movimiento  alternativo, 
yendo  en  forma  de  velo  á  envolverse  en  un  gran  tambor  hasla  for- 
mar un  espeso  colchón. 

Este  colchón  es  cortado  y  llevado  á  las  pequeñas  cardas  de  con- 
figuración idéntica  á  las  anteriores,  pero  mucho  más  chicas,  las 
cuales  trabajan  nuevamente  la  lana  transformándola  en  un  velo  aún 
más  fínoy  sutil  que  antes,  el  cual  descendiendo  suavemente,  seen- 
vuelve  en  una  forma  que  consiste  en  dos  conos  de  madera,  unidos 
por  su  base  y  redondeados  en  sus  vértices ;  gira  esta  forma  alrede- 
dor de  si  misma  apoyada  sobre  cuatro  conos  más  pequeños,  los  que 
girando  también  sobre  sí  mismos,  imprimen  el  movimiento  á  aquel. 
Cuando  la  lana  se  ha  envuelto  un  cierto  número  de  veces  sobre  la 
parte  media  de  la  forma,  que  corresponde  alas  alas  del  sombrero, 
empieza  aquella  á  moverse  suavemente  en  vaivén  describiendo  ar- 
cos horizontales  de  círculos  de  unos  130  grados  próximamente;  con 
este  doble  movimiento  de  la  forma,  queda  ésta  completamente  cu- 
bierta de  lana,  continuándose  ese  movimiento,  hasta  dar  á  aquella 
la  consistencia  necesaria,  siendo  la  parte  que  menos  lana  requiere 
la  que  corresponde  á  la  copa  del  sombrero. 


LÁ  ÁCTDAUDAD 


T*ll«r  p»r*  enfurtir  i 


TBU*r  p*rm  prapkrar  U  foma  y  «nfomar 

I.   lOC   CICIT.   IRC—   T.  ILTDI 


806  ANALBS  DB  LA  80GIBDÁD  CIBHTÍFICA  ARGENTINA 

Concluida  esta  operación  y  detenida  la  máquina,  se  corta  la  lana 
por  la  base  de  los  conos,  dando  así  dos  grandes  conos  de  lana,  como 
primera  etapa  del  sombrero,  que  tienen  125  centímetros  de  cir- 
cunferencia y  30  de  altura,  no  debiendo  exceder  ni  ser  menor  de 
un  peso  determinado  (80  á  90  gramos),  lo  que  es  verificado  por 
una  persona  especialmente  encargada  de  este  control. 

Ahora,  es  necesario  someter  estos  fieltros  á  una  serie  de  opera- 
ciones para  obtener  que  toda  esa  lana  suelta,  plegándose  v  contra- 
yéndose, quede  perfectamente  unida  y  adquiera  á  la  vez  gran  con- 
sistencia. 

Para  ello,  se  empieza  por  colocar  los  fieltros  sobre  una  armadura 
cónica,  y  cubiertos  enteramente  poruña  campana  de  fundición  muy 
pesada  que  se  adapta  á  la  armadura  y  que  forma  parte  de  la  misma 
máquina ;  de  manera  que  el  fieltro  es  comprimido  en  todas  sus  par- 
tes por  todo  el  peso  de  esa  campana,  la  que  tiene  dos  movimientos, 
uno  vertical  alternativo  y  otro  irepidatorio,  y  durante  los  cuales,  la 
lana  de  los  fieltros  es  embebida  con  vapor  de  agua.  Terminada  la 
operación,  se  levanta  la  campana  y  se  extrae  el  cono,  el  cual  se  ha 
reducido  mucho,  y  tomado  un  aspecto  idéntico  al  de  los  conos 
de  pelo. 

Estas  máquinas  se  llaman  compresoras  y  las  hay  de  dos  clases, 
las  compresoras  de  campana,  que  son  las  descriptas,  y  las  compre- 
soras planas  que  veremos  más  adelante. 

Retirados  los  fieltros  de  las  compresoras  son  inmediatamente  su- 
merjidos  en  un  baño  de  agua  caliente,  pasando  después  á  los  bata-' 
neSy  máquinas  que  tienen  por  objeto  comprimir  las  formas  y  darles 
mayor  consistencia,  reduciendo  á  un  tercio  las  dimensiones  primi- 
tivas ;  dos  grandes  martillos  de  madera  golpean  los  fieltros  alter- 
nativamente, logrando  así  la  renovación  continua  de  estos,  habien- 
do tenido  el  cuidado  previo  de  replegar  hacia  adentro  la  copa  de 
cada  cono,  porque  siendo  la  parte  más  delgada,  no  resistiría  esta 
operación.  Cada  batán  puede  operar  sobre  600  ú  800  formas  á  la  vez. 

Se  ponen  ahora  sobre  una  armadura  caliente,  de  la  cual  pasan  á 
un  tirador  ó  abridor,  máquina  formada  por  un  cono  cortado  h  lo 
largo  del  eje,  cuyas  mitades  se  separan  mediante  palancas  adecua- 
das y  que  tiene  por  objeto  estirar  interiormente  lo  que  será  después 
la  copa  del  sombrero. 

Los  fieltros  son  colocados  posteriormente  entre  unos  rodillos,  los 
cuales  están  provistos  alrededor  de  su  superficie  de  salientes  circu- 
lares en  número  de  cuatro,  que  tienen  un  movimiento  especial  que 


LA  ICTOAUDAD 


TkporUadorea 


908  ANALES  DE    LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA    ARGENTINA 

alisan  el  fieltro  y  le  hacen  desaparecer  las  impresiones  del  tirador. 

Antes  de  terminarlas  operaciones  preliminares,  se  agitan  toda- 
vía en  agua  caliente,  y  envueltos  después  se  les  hace  pasar  rápida- 
mente entre  dos  cilindros  que  se  mueven  en  sentido  contrario,  ope- 
ración que  se  repite  un  cierto  número  de  veces,  tantas  como  acon- 
seja la  práctica.  La  forma  que  presenta  ahora  un  fieltro,  es  la  de  un 
grueso  cono  de  cartón,  del  espesor  por  lo  menos  de  un  centímetro. 

De  aquí  se  mandan  á  carbonizar^  operación  que  tiene  por  objeto 
consumir  en  el  fieltro  lodo  aquello  que  por  casualidad  pudiera  en- 
contrarse de  impuro,  como  pajitas,  pedacitos  de  madera,  etc.  Para 
esto  se  sumerjen  los  fieltros  en  un  bañode  a^ua  caliente,  que  contie- 
ne cierto  ácido  en  disolución,  el  cual,  carbonizando  las  impurezas, 
no  ataca  la  lana,  operación  que  se  termina  colocando  los  fieltros  en 
las  estufas  de  carbonización,  cuya  temperatura  es  de  90^  Celcius. 

Retirados  de  la  estufa  se  lavan  en  agua  fría  y  se  ponen  en  un  se- 
cadero centrífugo.  Se  aplican  en  seguida  á  un  cono  redondeado  en 
su  vértice  y  con  salientes  alrededor,  en  el  cual  se  los  estira  hasta 
que  la  parle  superior  adquiera  la  forma  de  esa  armadura. 

Después,  pasan  los  fieltros  á  otro  salón  donde  son  alizados  com* 
pletamente,  para  lo  cual  se  les  adapta  á  otra  forma  colocada  sobre 
un  pie  que  gira  con  gran  velocidad,  donde  se  les  aplica  papel  recu- 
bierto de  polvo  muy  fino  de  piedra  pómez  ó  de  esmeril.  Las  partí- 
culas que  se  desprenden  durante  esta  operación  son  recogidas  por 
un  aspirador  neumático,  que  mantiene  el  aire  del  taller  muy 
puro.  Pasan  todavía  los  fieltros  á  las  máquinas  pulidoras  en  las 
cuales  adquieren  ese  lustre  suave  aterciopelado  que  les  es  caracte- 
rístico, y  por  último,  son  mandados  al  depósito,  junto  con  los  conos 
de  pelo,  de  donde  salen  para  otra  serie  de  operaciones. 

Tomemos  ahora  el  sombrero  de  pelo,  el  que  seguiremos  hasta  el 
mismo  depósito  de  los  de  lana. 

Estos  sombreros  están  formados  por  pelos  de  diversas  pieles, 
mezclados,  siendo  el  mejor  de  ellos  el  de  castor,  pero  su  elevado 
precio  restringe  mucho  su  empleo.  Se  utiliza  principalmente  la  piel 
de  nutria,  que  se  consigue  con  relativa  facilidad,  cuyo  pelo  es  mez- 
clado con  los  de  las  liebres  de  Francia  y  Asia  y  con  los  del  conejo  de 
Escocia. 

De  las  pieles  desecadas  y  estiradas  de  los  animales  se  recortan 
ciertas  partes  inútiles,  como  el  hocico  y  la  oreja,  y  se  cepillan  en  di- 
rección contraría  al  pelo,  para  hacer  sobresalir  mejor  las  cerdas, 


Ll    iCTVlLtDAO 


Tktler  para  nmoldar  lombreroi 


Socadorai  a  vapor 


310  ANALES   DE  LA  SOCIEDAD  aENTlFIGA  ARGENTINA 

que  se  arrancan  á  mano.  En  seguida  se  les  da  un  baño  mercurial, 
que  tiene  la  propiedad  de  hacer  que,  en  las  operaciones  que  deberá 
sufrir  después,  adquiera  cierta  facilidad  de  resbalamiento  y  pueda 
reducirse  de  tamaño ;  si  ese  deslizamiento  del  pelo  fuera  excesivo 
bastaría  agregarle  pelo  que  no  haya  recibido  ese  baño. 

Despuntadas  las  pieles  y  secadas  de  nuevo,  se  procede á  separar- 
les el  pelo,  para  lo  cual  se  emplea  la  cortadora.  Consiste  esta  má- 
quina en  un  cilindro  giratorio  que  da  unas  mil  seiscientas  vueltas 
por  minuto,  y  sobre  cuya  superficie  se  encuentran  aseguradas  cua- 
tro cuchillas  helicoidales,  las  cuales  en  su  movimiento  pasan  por 
delante  de  otra  cuchilla  fija,  que  íormacon  aquellas  como  si  fuesen 
tijeras.  Dos  cilindros  acanalados  hacen  entrar  poco  á  poco  la-  piel 
entre  las  cuchillas,  quedando  ésta  separada  del  pelo  y  cortada  en 
filamentos  delgados,  los  cuales  caen  al  suelo,  en  tanto  que  el  pelo 
es  recogido,  unido  y  desmenuzado. 

Ahora  hay  que  separarlo  según  su  grado  de  fineza.  Se  hace  esto 
primeramente  con  las  sopladoras  y  después  con  ventiladores,  de  las 
cuales  nos  bastará  describir  uno. 

Consisten  en  un  conducto  cerrado  de  cerca  de  siete  metros  de 
largo,  y  de  unos  veinte  centímetros  de  altura,  cuyo  fondo  está  tapi- 
zado con  un  paño  tosco.  Sobre  este  conducto  se  encuentran  seis 
compartimentos  como  de  un  metro  de  altura  y  que  comunican  unos 
con  otros  por  su  parte  superior.  El  pelo  se  extiende  en  una  estera, 
la  que  en  su  movimiento,  lo  lleva  hasta  el  conducto  cerrado  donde 
es  tomado  por  un  ventilador,  que  lo  lanza  hasta  la  otra  extremidad 
por  donde,  entre  dos  paredes  estrechas,  asciende  para  recorrer  los 
compartimentos.  Durante  este  trayecto,  los  pelos  más  gruesos  son 
retenidos  por  el  paño  de  la  cámara  cerrada  ;  el  resto  que  pasa  á 
los  compartimentos  va  depositándose  en  éstos  sucesivamente,  sien- 
do los  primeros  los  más  pesados.  Concluida  la  operación  se  extrae 
el  pelo  acumulado  en  el  fondo  de  cada  compartimento,  de  cuyas 
varias  calidades  se  hacen  mezclas  convenientes. 

Hechas  las  mezclas,  se  pasa  á  otro  compartimento,  el  de  fieltrar, 
es  decir,  aquel  en  que  se  ha  de  dar  la  primera  forma  al  som- 
brero. Las  nuevas  máquinas  de  fieltrar  consisten  en  una  especie 
de  cuarto  redondo  abovedado,  con  una  puerta  de  cristal  que  per- 
mite ver  el  funcionamiento  en  su  interior,  en  el  cual  hay  un  pie 
cuya  plataforma  gira  rápidamente  y  tiene  en  su  parte  central  un 
agujero  provisto  de  un  aspirador,  que  produce  una  fuerte  corriente 
de    aire;  sobre  esta  plataforma  se  coloca  una  armadura  de  hilos 


U  UnUUDAD 


Prcnaks  bldrinltoai 


TklUp  pant  U  «prepUolAn 


312  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

cobre  tejidos  de  la  fprma  do  un  giupso  cono  redondfado  en  el 
^vérl¡ce..üna  obrera,  coloca  delante  de  un  soplador,  de  que  eslá  pro- 
vísla  la  ínáquinai^l  pelo  necesario  para  un  fieltro,  el  que  ha  sido 
pesado  previamente;  este  pelo  entra  disperso  por  la  parte  superior 
del  cuarto  y  se  deposita  en  la  forma  de  cobre,  atraído  por  la  co- 
rriente de  aire  del  aspirador. 

Terminado  que  sea  el  depósito  de  pelo,  se  abren  las  puerlas  de 
la  cámara,  y  se  moja  el  fieltro  formado  sobre  el  cono  metálico, 
con  una  fuerte  lluvia  de  agua  caliente  que  sale  porun  inyector  ade- 
cuado, operación  que  es  necesaria  para  unir  todo  ese  pelo,  que  de 
lo  contrario  se  desprendería  por  sí  solo.  El  fieltro  así  formado, 
presenta,  como  los  de  lana,  menor  espesor  en  la  parte  correspon- 
diente á  la  copa  del  sombrero. 

Sacados  los  fieltros  de  la  forma  de  cobre,  se  doblan  y  se  envuel- 
ven de  á  cuatro  en  una  lona  y  se  llevan  á  un  secadero  centrífugo. 
Exprimidos  que  sean,  se  desenvuelven  y  se  llevan  á  prensar  entre 
unos  rodillos  revestidos  de  caucha,  que  tienen  un  doble  movi- 
miento, giratorio  y  trasversal,  que  les  da  mayor  consistencia. 

Después  de  esta  primera  compresión,  los  operarios  los  repasan  y 
examinan  cuidadosamente,  y  si  en  alguna  parte  el  velo  es  muy 
sutil,  le  aplican  otros,  bastando  que  estén  húmedos  para  que  se 
adhieran. 

Se  hacen  ahora  envoltorios  de  muchos  conos  de  fieltro  y  se  ponen 
en  una  gruesa  tira  de  caucho,  atravesada  por  salientes  paralelos, 
la  cual  es  extendida  en  un  tablero  inclinado  y  envuelta  en  cilindros 
que  exprimen  los  fieltros,  los  que  pasando  por  toda  la  longitud  de 
esa  tira,  se  los  hace  salir  por  la  parte  opuesla. 

Para  enfurtir  esos  fieltros,  es  decir,  para  reducirlos  y  darles  ma- 
yor consistencia,  no  se  emplean  los  batanes  á  martillo  ya  descritos 
al  tratar  de  los  fieltros  de  lana,  sino  que  se  llevan  á  las  compresoras 
planas^  máquinas  compuestas  cada  una  de  catorce  cilindros  para- 
lelos, dispuestos  sobre  un  tablero  horizontal,  dotados  de  un  doble 
movimiento  muy  rápido  giratorio  y  de  trepidación.  El  cono  de  fiel- 
tro introducido  entre  esos  rodillos,  es  llevado  hacia  adelante  sobre 
el  tablero,  al  mismo  tiempo  que  se  ve  obligado  el  pelo  á  deslizarse 
hacía  la  copa,  espesándola,  operación  que  se  efectúa  el  número  de 
veces  que  sea  necesario,  hasta  que  se  hayan  reducido  sus  dimen- 
siones á  un  tercio.  Se  termina  esta  operación  pasándolos  en  frío 
entre  dos  cilindros  que  los  aplanan  y  alisan.  Se  secan  y  se  someten 
al  afeitador. 


LA  iOTD&UMD 


Tallar  p«rft  preninr  lombrvroa  duro* 


Tallar  para  armar  tombraroi  duroi 


314  ANALES  DE  LA  SOQEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

El  fieltro  se  pone  así  sobre  una  armadura  y  una  lámina  afilada 
que  se  acerca  cuanto  se  quiera,  recorre  todo  el  sombrero  con  un 
rápido  movimiento  de  vaivén  transversal  y  el  pelo  que  se  despren- 
de es  tomado  por  un  aspirador.  En  seguida,  se  sumerjen  los  fiel- 
tros en  agua  caliente,  se  colocan  sobre  un  píe  y  se  comprimen  por 
el  medio,  de  manera  que  venga  á  formarse  en  su  alrededor  un  plie- 
gue; se  sumerjen  de  nuevo  y  se  forma  otro  cono  menor,  sin  alterar 
el  pliegue  del  contorno,  y  comprimiendo  aún  este  segundo  cono 
del  medio,  se  forma  un  segundo  pliegue,  concéntrico  é  interno  a^ 
primero  y  asi  sucesivamente  hasta  dejar  un  pequeño  disco  plano 
en  el  centro.  Ahora  se  alarga  con  la  mano  ese  disco  haciendo  desa- 
parecer el  primer  pliegue  y  cuando  se  ha  alargado  lo  suficiente,  se 
coloca  el  fieltro  en  una  forma  compuesta  de  dos  partes,  se  lo  com- 
prime alrededor  hasta  que  quede  hecha  la  copa,  y  concluido  esto 
se  le  ata  con  un  hilo  fuerte  en  la  parte  correspondiente  á  la  cinta 
del  sombrero;  después,  vuelto  á  sumergir  en  agua  caliente,  para 
poder  extender  el  ala  que  deberá  quedar  plana. 

Por  último  se  seca,  se  alisan  y  se  pulen,  llevándolos  después  al 
depósito,  junto  con  los  de  lana,  de  donde  se  retiran,  según  los  pedi- 
dos, para  las  operaciones  sucesivas  que  son  muchas. 

Pasemos  ahora  á  la  preparación  de  los  sombreros  duros,  la  cual 
requiere  una  serie  de  operaciones  especiales. 

La  primera  operación,  es  la  de  engomarlos,  para  lo  cual  se  re- 
quieren dos  baños  sucesivos,  uno  para  las  alas  y  otro  para  la  copa  ; 
siendo  la  composición  de  estos  baños,  el  alcohol,  la  gomalaca  y  el 
alquitrán  en  proporciones  convenientes,  cuya  preparación  se  efec- 
túa en  barriles  inclinados  giratorios.  Después  del  baño,  se  raspan 
para  sacarles  el  excedente  de  esa  preparación,  colocándolos  en  se- 
guida en  estufas  especiales  de  alta  temperatura,  y  vueltos  al  depó- 
sito, donde  se  examinan  cuidadosamente,  preparados  ya  para  las 
operaciones  siguientes. 

De  aqui  pasan  primeramente  á  la  tiníoreria,  donde  se  les  da  un 
color  determinado.  Es  este  un  amplio  salón,  en  el  cual  se  ven  en 
uno  de  sus  extremos  dos  grandes  depósitos  llenos  de  tinta  negra,  y 
sobre  cada  uno  de  los  cuales  está  suspendida  una  gran  rueda  en 
cuyos  rayos  se  colocan  enormes  cantidades  de  sombreros.  La  rueda 
así  cargada,  se  sumerje  una  de  sus  mitades  en  la  tintura,  el  tiempo 
que  sea  necesario  para  el  teñido  y  luego  la  otra  mitad. 

Después  se  colocan  en  un  inmenso  tambor  de  madera,  de  un  me- 


L4  &CTDAUDAD 


Dapóslto  do  ffukmlaionei 


Tftllvr  d«  Impranu  j  d*  dorado 


316  ANALES  DE   LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

tro  de  largo  y  de  un  diámetro  de  tres,  cuya  superficie  cilindrica 
está  formada  por  varillas  separadas  unas  de  oirás  por  pequeños 
intersticios.  Mientras  el  tambor  gira,  se  le  echa  adentro  agua,  pri- 
mero caliente  y  después  fría,  que  lava  los  fieltros,  los  cuales  no  se 
retiran  hasta  que  no  salga  el  agua  tan  limpia  como  antes  de  en- 
trar ;  y  aún  este  lavaje  no  es  suíiciente,  para  lo  cual  hay  una  se- 
rie de  depósitos  por  los  que  deben  pasar,  con  el  objeto  de  separar 
hasta  el  más  pequeño  exceso  de  tintura.  Se  concluye  fijando  el  co- 
lor con  una  goma  especial. 

Para  darle  la  forma  definitiva,  hay  varios  sistemas.  El  fieltro  hú- 
medo se  impregna  de  vapor  y  se  pone  primeramente  en  la  máquina 
que  debe  ensancharle  la  copa  ;  la  armadura  sobre  la  cual  se  pone 
está  formada  por  semicírculos  que  se  cruzan  y  que  dejan  entre 
ellos  espacios  vacíos  que  corresponden  á  una  serie  de  varillas  os- 
cilatorias encorvadas  hacia  afuera  que  forman  parte  de  una  corona, 
la  cual  descendiendo,  obliga  al  fieltro  á  ensancharse,  introducién- 
dolo como  pliegues  en  los  vacíos  de  la  armadura.  Obtenido  así  el 
ensanchamiento  de  la  copa  del  sombrero  se  ensancha  también  la 
parte  que  formará  el  ala,  para  lo  cual  se  coloca  en  la  armadura  con 
el  ala  sostenida  por  una  corona  de  rayos^  los  que  alargándose  y 
contrayéndose,  extienden  el  fieltro,  obligándolo  á  ceder.  De  estas 
máquinas  hay  varios  sistemas  más  ó  menos  ingeniosos. 

Después  de  estas  dos  operaciones,  se  pone  el  sombrero  á  recibir 
la  forma.  Un  procedimiento  es  éste  :  se  pone  en  una  horma  metá- 
lica, quedando  el  ala  asentada  en  un  plano  circular  ;  en  cierto  mo- 
mento, mientras  desciende  una  corona  que  estira  el  fieltro  sobre  la 
horma,  una  serie  de  dientes  que  se  agarran  del  borde  del  ala  ea 
todo  su  contorno,  estiran  fuertemente  á  ésta  ;  durante  esa  opera- 
ción, el  aparato  tiembla  ligeramente. 

En  el  otro  procedimiento,  el  sombrero  se  introduce  en  una  cavidad 
con  la  copa  hacia  abajo,  donde  es  en  seguida  calentado  y  humede- 
cido con  vapor ;  se  coloca  entonces  la  horma  y  se  le  cierra  con  una 
lapa  provista  de  una  tuerca  que  |!^rensa  fuertemente  el  todo,  dando 
la  forma  al  sombrero. 

En  fin,  en  los  de  lana,  se  da  todavía  la  forma  por  el  antiguo  sis- 
tema á  mano ;  colocado  el  fieltro  en  una  campana  de  cobre  que  lo 
calienta  y  humedece  de  vapor,  no  se  le  golpea,  sino  que  con  la 
mano  se  le  obliga  á  tomar  la  que  se  desea. 

Recibida  esta  primera  forma  aproximada,  por  cualquiera  de  esos 
procedimientos,  se  llevan  á  los  secaderos  ó  estufas  á  vapor;  estos 


Lk  ACTDIUDAD 


Taller  de  t«i  oaitur«ra> 


Tallar  de  cartonería 


318  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTlllA 

están  instalados  en  un  salón  cuyo  piso  está  formado  por  varillas  de 
madera ;  la  construcción  de  ellos  es  tal,  que  sólo  se  pierde  una  pe- 
queña parte  del  calor  encerrado,  y  esto  sólo  mientras  se  abren  ó  se 
cierran. 

De  aquí  son  llevados  los  sombreros  primeramente  á  un  salón,  el 
de  aprestar,  donde  se  les  sumerje  en  soluciones  de  goma  ó  de  cola 
más  ó  menos  densa,  para  que  adquieran  cierta  consistencia,  y  des- 
pués á  un  inmenso  taller,  de  mucho  movimiento  por  el  gran 
número  de  operarios  que  en  él  trabajan  y  por  las  múltiples 
operaciones  que  se  efectúan.  A  la  derecha  de  este  taller,  se  en- 
cuentran instaladas  una  serie  de  prensas  hidráulicas,  destinadas 
á  dar  al  sombrero  una  última  tensión,  y  que  <ilcanzan  á  desarro- 
llar una  presión  de  unas  treinta  y  cinco  atmósferas ;  en  frente,  ar- 
marios abiertos  por  ambos  lados  llenos  de  hormas  de  metal  del  es- 
pesor y  solidez  necesarios,  provistas  cada  una  desús  accesorios  para 
las  alas. 

Estas  hormas  se  colocan  en  las  prensas  con  la  copa  hacia  abajo, 
y  adentro  de  ellas  los  sombreros  dejando  las  alas  afuera ;  en  se- 
guida se  aplica  sobre  el  ala  de  cada  sombrero  una  corona  de  cuero 
y  encima  una  de  bronce ;  de  la  plancha  superior  de  la  prensa,  cuel- 
ga un  sombrerete  da  goma  ó  de  caucho,  lleno  de  agua,  que  al  des- 
cender se  introduce  en  el  sombrero,  apretando  la  plancha  al  mismo 
tiempo  las  alas  ;  en  este  momento  se  abre  una  llave  y  la  presión 
hidráulica  ejercida  en  el  sombrerete,  lo  dilata  y  obliga  al  sombrero 
á  adherirse  perfectamente  contra  las  paredes  de  la  horma. 

Falla  aun  cortar  el  ala  alrededor  y  darle  una  última  forma,  que 
es  el  levantamiento  y  pliegue  hacia  adentro ;  lo  primero  se  efectúa 
con  una  pequeña  rueda  cortante  giratoria  y  lo  segundo  en  hormas 
de  madera  en  las  que  se  introduce  la  copa  del  sombrero,  y  que  tie- 
nen la  forma  del  ala ;  una  prensa  especial  que  comprime  el  todo, 
deja  estampada  la  forma. 

Para  terminarlo,  hay  que  darle  lustre  y  pulimento,  lo  quese  efec- 
túa con  papeles  de  piedra  pómez,  planchas,  papeles  esmerilados,  etc. 

Esto  para  los  sombreros  blandos ;  para  los  duros,  las  operaciones 
aunque  son  semejantes,  son  un  poco  más  complicadas  respecto  de 
las  alas,  para  cuyas  operaciones  el  establecimiento  posee  máquinas 
hidráulicas  especiales,  que  los  prensan  y  los  arman  definitiva- 
mente. 

Dejando  terminadas  así  las  múltiples  operaciones  en  la  confec- 
ción de  los  sombreros,  pasemos  á  recorrer  algunas  otras  dependen- 


LA  ACTDALIDAD 


Taller  de  embalaje 


Taller  meoáníoo 


3S0  ANALES   DE   LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

cias  de  la  fábrica  y  á  dar  algunos  otros  detalles  relativos  á  las  dis- 
tintas instalaciones. 

Tenemos  primero  el  depósito  de  guarniciones;  una  gran  pieza 
con  estanterías  en  su  alrededor  donde  se  encuentran  depositados, 
paños,  rasos  para  forros,  cueros  para  tafiletes,  etc.  Después  el  ta- 
ller de  impre7ita  y  dorado  con  las  máquinas  y  accesorios  para  todas 
las  necesidades  del  establecimiento.  De  aquí  pasamos  á  un  salón 
donde  se  cortan  los  forros  de  los  sombreros  v  á  otro  salón,  el  taller 
de  costuras  á  mano  y  á  máquina,  dispuestas  éstas  en  filas  paralelas 
y  cuyos  movimientos  se  obtienen  de  la  transmisión  general  de  la 
fábrica  y  regulados  por  un  pedal.  Un  salón  ocupa  la  cartoneria,  en 
la  cual  hay  máquinas  que  cortan,  arman  las  cajas,  y  ponen  bro- 
ches ;  pasando  de  aquí  á  otro  taller  donde  se  revisten  las  cajas  con 
papeles  de  colores  ;  aquí  es  donde  t^imbíén  se  confeccionan  los 
forros  de  papel  de  seda  que  han  de  revestir  los  sombreros  para  pro- 
tegerlos del  polvo.  Se  pasa  después  al  taller  de  embalaje  y  depósito 
para  el  despacho . 

En  un  cuerpo  aislado  del  edificio  principal^  se  encuentran  insta- 
lados, la  herrería  y  taller  mecánico,  la  carpintería  y  tornería,  la 
fundición  de  las  hormas ;  es  aquí  donde,  bajo  la  direcííión  de  su  ex- 
perto propietario  el  señor  Dellachá,  se  han  hecho  muchas  de  las 
máquinas  que  funcionan  en  el  establecimiento,  donde  se  preparan 
todos  los  elementos  para  los  desperfectos  que  puedan  ocurrir,  ha- 
ciéndose las  reparaciones  de  las  máquinas  más  complicadas  y  de- 
licadas. 

Anexoáeste  edificio  está  la  caballerizay  cocheras  necesarias  para 
el  movimiento  del  establecimiento. 

Cuenta  también  el  establecimiento  con  un  laboratorio  químico^ 
donde  se  reconocen  las  materias  primas,  se  analizan  los  paños  y 
fieltros  de  los  sombreros,  preparaciones  de  tinturas,  etc. 

Para  la  producción  del  vapor  y  fuerza  motriz,  el  establecimiento 
está  provisto  de  un  motor  Ruston  Proctor,  de  doble  expansión 
con  condensador,  con  un  volante  de  cerca  de  cuatro  metros  de  diá- 
metro, y  de  una  fuerza  de  150  caballos  nominales;  de  dos  calderas 
Cornish  y  una  mullitubular  de  Babcok  y  Wilcox,  con  una  superficie 
total  de  300  metros  cuadrados  de  calefacción-  El  consumo  diario 
de  carbón  CardiíTes  de  cuatro  toneladas. 

La  fuerza  motriz  está  distribuida  por  todos  los  talleres  por  medio 
de  un  árbol  que  se  extiende  en  una  galería  subterránea  á  lo  largo  del 
edificio,  y  por  otro  árbol  nórmala  aquel,  que  comunica  con  todo  el 


LX   ACTUALIDAD 


Taller  de  carpintería 


Laboratorio  qutuiioo 


AMALES  DE  tA  SOCIEDAD  CIEHTIfIGÁ  ARGBHTINA 


LA  ÁCTÜAUÜAD  323 

ancho  del  mismo.  La  transmisión  total  tiene  una  longitud  de  unos 
trescientos  metros  y  un  peso  aproximado  de  quince  mil  kilogramos. 

El  establecimiento  posee  un  servicio  completode  aguas  corrientes 
y  además  un  pozo  semi-surgente,  provisto  de  dos  bombas  que  dan 
setenta  y  cinro  metros  cúbicos  de  agua  por  hora,  y  una  instalación 
completa  Gallet  para  la  purificación  del  agua,  que  produce  dos- 
cientos cuarenta  metros  cúbicos  por  día.  Un  estanque  de  la  capaci- 
dad de  cien  metros  cúbicos,  situado  á  diez  y  siete  metros  del  suelo, 
distribuye  el  aguaé  los  talleres. 

La  producción  diaria  de  la  fábrica  es  de  dos  mil  sombreros  de 
lana  y  mil  de  pelo»  pudiendo  elevarse,  en  caso  de  necesidad,  hasta 
cinco  mil  de  los  primeros  y  dos  mil  de  los  otros,  á  cuyo  efecto  se 
puede  disponer  de  la  instalación  completa  de  maquinarias,  las  que 
se  elevan  á  quinientas  treinta,  contando  también  los  aparatos  para 
las  varias  elaboraciones.  El  número  de  obreros  es  alrededor  de 
quinientos,  de  los  cuales,  unos  trescientos  son  hombres,  y  el  resto 
mujeres  y  niños  hasta  de  la  edad  mínima  de  doce  años. 

No  dejaremos,  antes  de  terminar  estas  líneas,  de  hacer  mención 
de  una  nueva  industria  que  el  activo  industrial  señor  Dellachá  ha 
establecido  dentro  de  la  misma  fábrica.  Nos  referimos  á  la  elabo- 
ración  déla  goma  y  del  caucho,  con  los  cuales  se  fabrican  diversos 
objetos,  como  tubos,  herraduras,  jeringas,  llantas  para  bicicletas, 
telas  impermeables,  etc. 

Para  mostrar  la  bondad  de  los  productos  que  salen  de  este  gran 
establecimiento,  los  que  rivalizan  ventajosamente  con  los  europeos 
damos  á  continuación  una  lista  de  los  premios  obtenidos,  que  ha- 
cen un  alto  honor  á  su  propietario  el  señor  Cayetano  Dellachá:  cua- 
tro grandes  diplomas  de  honor  en  las  exposiciones  de  Buenos  Aires 
en  1886(3*  italiana),  de  Genova  en  1892,  de  Turin  en  1898,  y  Nacio- 
nal en  1898,  que  fué  el  único  en  ésta  para  sombreros;  una  medalla 
de  bronce  en  la  exposición  de  París  en  1889;  una  medalla  de  plata, 
especial  del  Ministerio  de  Industriasy  rx>mercio  del  Reino  de  Italia 
en  1 892,  y  cuatro  medallas  de  oro,  una  de  este  Ministerio  en  1886,  de 
Mendoza  en  1885,  de  Buenos  Aires  en  1886  y  del  Paraná  en  1887. 

Dando  así  por  terminada  nuestra  honrosa  misión,  saludamos 
atentamente  al  señor  Presidente. 

Armando  Homero.  —  Luis  Miguens. 
Bueoos  Aires,  NoTÍembre  de  1899. 


FABRICAS  DE  SOMBREROS  Y  DE  TEJIDOS 


DE  LOS 


Señores  G.  FRANGHINl  y  C^ 


Las  fábricas  de  sombreros  y  de  tejidos  de  los  señores  G.  Franchini 
j  compañía  están  instaladas  en  un  terreno  de  10000  varas  cuadra- 
das, situado  en  el  pueblo  de  Belgranoy  rodeado  por  las  calles  Mon- 
tañeses, San  Martín,  Blandengues  yOlazábal,  á  media  cuadra  del 
arroyo  Vega.  Los  edificios  ocupados  han  sido  construidos  especial- 
mente para  el  objeto  á  que  se  les  ha  destinado,  habiendo  empezado 
á  funcionar  las  fábricas  en  el  año  1 893,  con  algunas  dificultades  por 
la  falta  de  obreros  competentes,  que  sólo  la  acertada  dirección  de 
los  señores  Franchini  y  compañía  pudo  suplir,  formando  en  su  fá- 
brica muchos  de  ellos. 

Las  materias  primas  empleadas  en  la  fabricación  son  compradas 
casi  en  su  totalidad  en  el  país  ;  lana  virgen,  pelo  de  conejo  y  de  lie- 
bre, cartón,  etc. 

Los  artículos  elaborados  en  estas  fábricas  son:  sombreros  (de  to- 
das formas)  y  tejidos  de  lana  de  todas  clases  :  paños,  frazadas,  pon- 
chos, mantas,  etc.  Esta  elaboración  ha  alcanzado  mucha  importan- 
cia, pues  se  fabrican  actualmente  más  de  3500  sombreros  (de  pelo  y 
de  lana)  y  de  1000  á  1200  metros  de.tejido  por  día.  Estos  productos 
han  encontrado  colocación  fácil  en  este  país  así  como  en  las  repú- 
blicas limítrofes  del  Paraguay,  Bolivia  y  Uruguay. 

Describiremos  rápidamente  las  transformaciones  que  sufren  las 
materias  primas  para  llegar  á  su  estado  final,  empezando  por  la 
fabricación  de  los  sombreros. 

Las  materias  primas  empleadas  son  el  pelo  de  castor,  de  conejo. 


FABRICAS  DB   SOMBREROS  T  DE  TEJIDOS  325 

(le  liebre,  de  niilria  v  la  lana.  Las  cuatro  últimas  se  obtienen  en  el 
país;  pero  el  pelo  de  castor  y  gran  cantidad  de  pelo  de  conejo  y  de 
liebre  se  importan  del  extranjero. 

La  elaboración  de  los  sombreros  es  distinta,  según  se  trate  de  som- 
breros de  pelo  ó  de  lana.  Para  los  primeros  se  empieza  por  mezclar 
las  distintas  clases  de  pelo  en  las  proporciones  determinadas,  las 
cuales  varían  con  la  calidad  del  sombrero  que  se  quiere  obtener. 
Una  vez  mezclados  los  pelos,  se  pasa  esta  mezcla  á  las  batliseuses, 
en  donde  se  hace  el  fieltro  para  lo  cual  el  pelo  cae  suavemente  á 
impulsos  de  una  corriente  de  aire,  y  en  la  cantidad  necesaria,  sobre 
un  cono  metálico  al  cual  rodea  completamente;  este  cono  está  lle- 
no de  agujeros  pequeños,  por  los  cuales  se^produce  una  aspiración 
á  causa  de  otra  corriente  de  aire  que  tiende  á  hacer  el  vacío  en  el 
interior  del  cono  metálico.  Esta  aspiración  hace  que  los  pelos  se 
adhieran  al  cono,  y  como  al  mismo  tiempo  cae  una  fina  lluvia  de 
vapor  de  agua,  se  tiene  al  cabo  de  un  cierto  tiempo  (30  segundos 
generalmente)  una  capa  espesa  de  pelo:  embastidura. 

Los  (ieltros  se  retiran  de  los  conos  donde  se  han  formado  j  se  so- 
meten inmediatamente  á  un  esprimido  á  mano,  envolviéndolos  en 
gruesos  palotes  y  haciendo  girar  estos  sobre  una  mesa  apretando- 
los,y  en  seguida  á  uno  mecániro,  con  lo  cual  se  les  quita  el  agua  que 
contenían  y  se  les  da  mayor  consistencia. 

Las  embastiduras  pasan  entonces  á  las  máquinas  de  abatanar  en 
las  cualns  son  comprimidas  y  estregadas  fuertemente  por  la  acción 
de  numerosos  cilindros  (¿2  en  cada  máquina)  que  poseen  un  mo- 
vimiento circular  y  otro  trepidalorio  y  que  se  mueven  dentro  de 
agua  á  diversas  temperaturas.  Debido  á  la  compresión  que  sufren 
las  embastiduras  en  estas  máquinas,  disminuyen  considerablemen- 
te de  grandor  hasta  tener  el  necesario  para  la  confección  del  som- 
brero y  aumenta  su  espesor  y  consistencia.  En  seguida  van  á  las  po- 
mezadoras,  que  es  una  forma  sostenida  por  un  eje  vertical  giratorio 
donde  el  fieltro  os  alisado  con  papel  de  lija  graduado,  pasando 
luego  los  fieltros  á  la  sección  de  tintorería,  donde  se  les  da  el  color 
necesario,  introduciéndolos  en  calderas  de  dobles  paredes  que  con- 
tienen el  liquido  colorante  calentado  por  una  corriente  de  vapor  de 
agua  que  circula  entre  las  paredes  de  la  caldera.  Después  de  cierto 
tiempo  se  sacan  los  fieltn^s  y  se  dejan  secaral  aire;  se  introducen 
nuevamente  en  el  baño  colorante,  se  vuelven  á  secar,  y  se  repite  la 
operación  seis  ó  siete  veces  para  que  el  color  penetre  bien  casi  toda 
la  masa  del  fieltro.  Los  colorantes  usados  son  la  alizarina  y  colores 


326  ANALES  DB  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

vegetales  y  en  ciertos  casos  antes  de  teñir  los  fieltros  se  les  expone  á 
la  acción  de  un  mordiente,  empleándose  como  tal  el  ácido  clorhí- 
drico diluido. 

Después  de  teñidos,  se  lavan  los  fieltros,  se  vaporizan  y  se  secan 
primero  en  estufas  especiales  y  luego  en  el  secadero  general,  gran 
aparato  de  tres  pisos  situado  sobre  la  sección  de  generadores  de  va- 
por de  la  fábrica  y  en  el  que  se  aprovecha  el  calor  de  estos  para  se- 
car los  sombreros.  Los  fieltros,  una  vez  secos,  se  colocan  en  gran- 
des campanas  donde  se  les  da  un  baño  de  vapor  de  agua  y  pasan  en 
seguida  al  taller  de  conformación,  en  el  que  por  medio  de  prensas 
hidráulicas  se  les  da  la  forma  que  se  desee,  se  alisan  nuevamente, 
se  recortan  las  alas  y  llegan  finalmente  al  taller  de  guarniciones,  en 
el  cual  se  les  coloca  forro,  ribete,  cinta,  etc.,  etc. 

Concluidos  ya  los  sombreros  son  acondicionados  en  cajas  y  pues- 
tos en  depósito.. 

En  cuanto  á  la  fabricación  de  los  sombreros  de  lana  se  empieza 
por  lavar  la  lana  en  una  máquina  Leviathan  ,se  le  quita  las  impu- 
rezas que  pueda  tener  cardándola,  y  se  hace  pasar  por  máquinas 
especiales  de  las  que  sale  bajo  forma  de  tenue  tela,  la  cual  se  en- 
vuelve al  salir  en  un  aparato  formado  por  dos  conos  unidos  por  sus 
bases,  aparato  que  gira  alrededor  del  eje  común  de  los  dos  conos  y 
que  se  mueve  por  un  mecanismo  apropiado  de  modo  que  la  lana  se 
reparte  uniformemente  sobre  la  superficie  del  aparato,  formando 
dos  capuchones  unidos  por  sus  bases  y  que  constituye  cada  uno 
una  embastidura.  Se  separan  éstas  y  se  pesan  para  quitarles  el  ex- 
ceso de  lana  que  puede  haber. 

Estas  embastiduras  se  someten  dos  veces  á  un  prensado  mecáni- 
co y  se  llevan  en  seguida  á  los  batanes  ó  fulones,  donde  dos  grandes 
martillos  los  golpean  haciendo  que  su  espesor  y  tamaño  disminu- 
yan considerablemente  hasta  adquirir  la  solidez  necesaria.  La  for- 
ma especial  de  los  martillos  hace  que  los  sombreros  golpeados  se 
renueven  solos  de  modo  que  todos  son  comprimidos.  Después  de 
esto  so  redondean  las  puntas  de  las  embastiduras  por  medio  de  pe- 
queñas máquinas,  se  alisan  las  superficies  y  pasan  á  ser  teñidos 
los  sombreros.  Esta  operación  así  como  las  siguientes  son  casi 
iguales  á  las  que  sufren  los  sombreros  de  pelo  después  de  ser  teñi- 
dos, con  pocas  variaciones. 

La  casa  posee  un  taller  especial  de  cartonería  é  imprenta  anexo 
á  la  fábrica,  en  el  cual  se  hacen  las  cajas  para  los  sombreros,  le- 
treros, etiquetas,  y  lodo  loque  atañe  á  esas  ramas.  Hay  además 


Fabricas  de  sombreros  y  de  tejidos  327 

un  taller  de  hormas,  en  el  que  se  Tunden  las  hormas  de  zinc  para 
la  conformación  de  los  sombreros,  y  uno  de  carpintería. 

La  fábrica  de  tejidos  de  lana  se.  halla  instaladaen  un  edificio 
contiguo  al  que  ocupa  la  fábrica  de  sombreros. 

La  materia  prima  es  la  lana  virgen  que  se  consigue  en  el  país, 
y  que  antes  de  ser  empleada  es  perfectamente  lavada  en  un  baño 
de  agua  con  jabón  ó  soda,  en  seguida  es  secada,  batida  y  cardada, 
después  de  lo  cunl  pasa  por  una  carda  especial  de  la  que  sale  bajo 
forma  de  cinta.  Estas  cintas  se  hacen  pasar  sucesivamente  por 
otras  cardas  que  doblan  las  cintas  reduciéndolas  á  cordones  resis- 
tentes de  lana.  Estos  cordones  pasan  á  las  máquinas  de  hilar  que 
son  cuatro  con  quinientos  husos  cada  una.  Los  hilados  que  se 
obtienen  van  unos  á  las  urdidoras  mecánicas  que  forman  la  cadena 
de  hilos  de  los  telares  y  otras  máquinas  especiales  para  hacer  las 
madejas  que  se  ponen  en  las  navetas  délos  telares.  Preparadas  las 
cadenas  v  las  navetas  funcionan  los  telares  de  los  cuales  la  fábrica 
posee  más  de  setenta  y  muchos  de  ellos  telares  Jaccard. 

Los  tejidos  se  tiñen  en  seguida  si  se  les  ha  de  dar  algún  color, 
se  lavan  y  pasan  á  los  fulones  en  los  cuales  deben  pasar  rápida- 
mente por  un  espacio  relativamente  estrecho  para  su  ancho  con  lo 
que  el  tejido  encoge  mucho  (un  tercio  de  su  longitud  próximamente) 
al  mismo  tiempo  que  adquiere  una  gran  resistencia  y  se  hace  mu- 
cho más  durable.  Como  los  tejidos  al  pasar  por  los  fulones  se  su- 
merjen  en  un  baño  de  agua  con  jabón,  son  lavados  al  sacarlos  de 
esas  máquinas  pasando  inmediatamente  á  sufrir  la  cardadura.  Esta 
operación  tiene  por  objeto  levantar  las  extremidades  délas  fibras 
y  tenderlas  todas  en  un  mismo  sentido,  lo  cual  se  consigue  hacien- 
do pasar  ol  tejido:  frazadas,  franelas,  etc.,  sobre  un  cilindro  de 
madera  que  gira  rápidamente  y  cuya  superficie  está  totalmente  cu- 
bierta por  las  cabezuelas  espinosas  de  una  dipsácea. 

Estos  tejidos,  una  vez  secos,  se  someten  á  una  tundidura  con  el 
objeto  de  reducirlos  aun  espesor  determinado,  y  son  planchados 
en  seguida. 

En  cuanto  á  los  paños  una  vez  teñidos,  lavados  y  secados  se  tun- 
den por  medio  de  f'ilindros  con  cuchillas  helicoidales  de  acero,  pa- 
sando luego  á  las  máquinas  de  somallarque  queman  las  fibrillas 
aisladas  de  lana.  Se  les  da  lustre  entonces  planchándolos,  para  lo 
cual  se  les  hace  pasar  entre  dos  cilindros  que  los  comprimen  fiior- 
tcmente,  terminando  con  esto  la  fabricación  do  paños.  Estos  son  lue- 
go cortados  y  dispuestos  en  piezas  de  díferonics  tamaños. 


328  ANALES   DE  LA   SOCIEDAD   CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Las  dos  fábricas  anteriores  disponen  de  una  fuerza  naolriz  de  400 
caballos,  producida  por  cinco  motores.  Cinco  calderas  generan  el 
vapor  necesario  para  el  nnovimiento  de  estos  motores  así  como  el 
necesario  para  los  departamentos  de  abatanar  y  prensar  los  som- 
breros, para  el  lavaje  de  la  lana,  paralas  campanas  de  vapor  y 
para  las  secciones  de  tintorería. 

Sobre  las  calderas  y  aprovechando  el  calor  de  éstas  se  ha  ins- 
talado el  secadero  general  de  sombreros. 

Hay  además  dos  dinamos:  uno  de  500  lámparas  y  otro  de  200  (de 
16  bugías  cada  lámpara),  que  dan  la  luz  necesaria  á  las  dos  fábri- 
cas). 

Para  arreglar  lodos  los  desperfectos  que  pudieran  ocurrir  en  las 
numerosas  máquinas  del  establecimiento,  la  casa  dispone  de  un 
taller  mecánico.  Posee  también  un  taller  de  carpintería. 

En  las  mismas  fábricas  se  encuentran  los  depósitos  de  las  ma- 
terias primas,  así  como  el  de  manufacturas. 

En  los  dos  establecimientos  trabajan  800  obreros  (450  hombres, 
250  mujeres  y  100  niños  varones). 

Con  la  rápida  descripción  hecha  de  las  fábricas  podemos  darnos 
cuenta  de  la  importancia  del  establecimiento  de  los  señores  G.  Fran- 
cliini  y  C%  establecimiento  que  se  avalúa  en  conjunto  en  dos  y 
medio  millones  de  pesos  moneda  nacional. 

Luis  B.  Laporte. 


NOVA    ADDENDA 


AD 


FLORAM   PATAGONIGAM 


AUCTORB 

CAROLO  SPEGAZZIXI 

(PAR8  I) 


244.  Erigero»  semiahplbxicaulis  Mey.  =Gay,  Fl.  Chil.,  IV,  f.  28. 
Hah.  Non  rarus  in  uliginosis  secus  Rio  San^a  Cruz,  Febr.  1882 

(C.  S.)elOct.  4897  (V.  R.). 
Obs,  Huc  pro  parle  perlinel  A.  scorzonerifolius  (Rmy)  Speg., 
IMant.  Pal.  austr.  n.  176. 

245.  Erigeron  Remyanüs  (Rmy)  Speg.  =  Gay,  Fl.  Chil.,  IV,  f.  25 
(sub  K.  myosotis  Rmy). 

Hab.  Non  rarus  ín  sabulosis  editíoribus  Insulae  Pavón  in  Rio  S. 
Cruz,  Febr.  1882  (C.  S.). 

Obs.  Capitula  saepius  solitaria  acrogena  (6-7  mm  long.  =  8-10 
mm  (iiarn.),  achaeniisangustis  (3  mm  long.)  laxo  puberulis, 
pappum  rufescentem  aequautibus,  ligulis  lilacinis  parum 
oxerlis.  Folia  radicalia  obovata  v.  spathulata,  ápice  latissime 
rotundata,  submucronulala  v.  subretusa  utrimque  subcane- 
scenti-hirtella. 

246.  CoNYZA  ALBiDA  Wild.  =  DC,  Pr.  V,  f.  378. 

Hab.  Non  rara  in  praeruptís  dumetosis  secus  Rio  Negro,  Febr. 

1898  (C.S.). 


330  ANALBS   DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

247.  CoNYZA  CHiLBNSis  Spr.  =  DC,  Pr.  V,  f.  378. 

Hab.  Yulgata  ubique  praecipue  sub  umbra  arbuscularum  secus 
Rio  Negro,  Jan.-Febr,  1898  (C,  S.). 

248.  Tessaria  absintioides  DC,  =  DC,  Pr.  V,  f.  457. 

Hab.  Rarissima;  semel  tantum  inyenia  in  Isla  de  Crespo  prope 
Carmen  de  Patagones,  Febr.  1898  (C  S.). 

249.  PsiLOCARPHUS  GLOBULiFERUS  (DC)  Speg.  =  MicTópus globuHfefus 
DC,  Pr.  V,  f.  460.  —  Bezanüla  chilensis  Remy  in  Gay,  Fl. 
Chil.IV,  f.  109. 

Hab.  Non  rarus  in  aridis  denudatis  secus  Rio  Sania  Cruz,  Oci. 
1897  (V,  B.)  et  secus  Rio  Sehuen,  nec  non  prope  Chonkenk-aik 
secus  Rio  Chico,  Febr.  1898  (C  A.). 

250.  MiCROPSis  nana  DC  =  DC,  Pr.  V,  f.  460. 

Hab.  Non  rara  in  campis  inter  caespites  graminacearum  secus 
Rio  Negro,  Febr.  1898  (C  S.). 

251.  Chevreülia  stolonifera  Cass.  =  DC,  Pr.  VIL  f.  45. 

Hab.  Non  rara  in  pulvinulis  herbosis  ad  ripas  Rio  Negro,  Jan. 
el  Febr.  1898(C  S.). 

252.  Faceus  apicülata  Cass.  =  DC,  Pr.  VII,  f.  47. 

Hab.  Frequens  in  fissuris  rupium  ad  ripas  Rio  Negro,  Febr.  1898 
(C  S.). 

253.  AcHYROCLiNE  saturbioides  (Lam.)  DC.  =  DC,  Pr.  VII,  f.  22(1. 
Hab.  Non  communis  in  campis  fertilioribus  siccis  ad  ostia  Rio 

Negro,  Febr.  1898  (C.S.). 

254  Gnaphalium  filagineum  DC  =  DC,  Pr.  VI,  f.  75.  —  Gay,  FI. 
Chil.  IV,  f.  232. 
Hab.  Vulgatum  in  campis  sabulosis  et  aridis  Eman-aik  secus  Río 
Chico  (C  A.)  et  ubique  secus  Rio  Negro,  Febr.  1898  (C  S.). 

255.  Ambrosia   tenuifoua  Spreng.  =  Bkr,  in  Mart.,   FI.  Bras., 
fs.  XCIII,  f.  152. 
Hab.  Vulgata  ad  ripas  et  in  insulis  sabulosis  et  uliginosis  secus 
Rio  Negro,  Jan.  et  Febr.  1898  (C  S.). 


IfOY^  ÁODENDA  AD  FLORAM  PATAOONICAM  331 

Obs.  Rhizomata  ienuia  subíilíformia  alba,  glabra,  remote  nodu- 
losa  ac  ramosa,  profunde  delitesceniiay  hinc  inde  tubérculos 
ellípsoideos  concolores,  pisi  v.  aTellanaemagnitudine,gerentia. 

256.  Xanthium  ambrosioidks  Hook.  &  Arn.  =  Walprs,  Rep.  II,  f.  153. 
Hab.  Hinc  inde  sporadice  ín  campis  secus  Río  Negro,  Febr.  1898 

(C.  S.). 

257.  Xanthium  itaucum  Mor.  =  DC,  Pr.  V,  f.  523. 

Hab.  Non  rarum  ad  marginem  hparum  Rio  Negro,  Febr.  1898 
(C.  S.). 

258.  Xanthium  spinosum  Linn.  =  DC,  Pr.  V,  f.  523. 

Hab.  Frequens  ad  víarum  latera  et  secus  ripas  Rio  Negro,  Febr. 

1898  (C.S.). 
Obs.  Fructus  lorrefacti,  ut  íllí  Coffeae  arabicae,  ad  potum  coníi- 

cíendum  adhíbunturl 

259.  Verbesina  austraus  (Hook.  &  Arn.)  Bkr  =  Bkr,  in'Mart.,  Fl. 
Bras.,fs.  XCni,  f.  216. 

Hab.  Vulgata  hinc  inde  praecipue  secus  ripas  Rio  Negro,  Jan.  et 
Febr.  1898  (C.  S.). 

260.  Spilanthes  arnicoidss  DC.  var.  leptophylla  (DC.)  Bkr.  :=  Bkr., 
in  Mrt.,  Fl.  Br.,  fs.  XCIII,  f.  234. 

Hab.  Non  rara  hinc  índeín  campis  etad  ripas  Río  Negro,  Febr. 
1898  (C.S.). 

261.  TuBLESPEBMA  MEGAPOTAMicux  (Spr.)  OK.  =  OK.,  Rcv.  gen.  pl.y 
n,  2,  f.  182. 

Hab,  Vulgatissimum  in  franosis  secus  ripas  Rio  Negro,  Febr. 
1898  (C.  S.). 

262.  Htmenathbrux  belenidium  DC.  =  DC,  Pr.  VII,  f.  292. 

Hab.  Non  rarum  ín  colliníssaxosis  et  pirosis  secus  Río  Negro, 
Jan.  el  Febr.  1898  (C  S.). 

263.  Tagetes  glandulifera  Schr.  =  DC.^  Pr.  V.  f.  644. 

Hab.  Snt  frequens  in  cultis  v.  circa  tuguría  secus  Rio  Negro, 
Febr.  1898  (CS.). 


333  ANALES   DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA    ARGENTINA 

264.  Gaillardia  scabiosoides  (Arn.)  Grisb.  =  Grisb.,  Symb.  ad  Fl. 
Arg.,  f.  199. 

Hab.  Vulgatá  in  aridís  praecipue  sabulosís  secus  Río  Negro, 

Jan.  el  Febr.  1898  (C.  S.). 
Obs.  Species  folíorum  forma  máxime  luderHta^  adestintegrifolia, 

donlata  pinna^ifída  et  bipinnntifida;  capitula  semper  longe 

podunculala  erecta  discoidea  ílava. 

265.  Hyhenoxys  anthemoides  Cass.  =  DC,  Pr.  V,  f.  661. 

Hab.  Non  rara  ín  uliginosís  sálsis,  ad  margines  salinarum  prae- 
cipue, secus  Rio  Negro,  Jan.  et  Febr.  1898  (C.  S.). 
Obs.  Pili  achaeniorum  bícuspidati  I 

266.  Anthemis  cotui.a  Linn.  =  Speg.,  Planl.  austr.,  n.  199. 

Hba.  Non  rara  in  pratis  et  insulis  edilioribus  secus  Rio  Negro, 
Jan.  etFebr.  1898  (C.  S.). 

267.  Artemisia  magellanica  Sch.  Bip.  =  Speg.,  Plant.  Pal.  austr., 
n.  201 

Hab.  Non  rara  in  pratis  subuliginosis  propeLa^o  0/anco, Chubut, 
Nov.  1898  (n.  146,  Koslowsky). 

(Continuará). 


MISCELÁNEA 


La  determinación  de  la  posición  g'eofcri^ttca  de  San  Ra- 
fael ^provincia  de  Mendoza).— La  Indivisión  del  estado  mayor  general  del  ejércilo 
determinó  la  posición  geográfica  de  San  RaficL  en  el  mes  de  marzo  de  este  año. 
Se  refiere  la  posición  determinada  al  pilar  de  manipostería  que  se  encuentra  en  el 
palio  de  la  municipalidad. 

La  determinación  fué  hecha  con  un  instrumento  de  pasos  acordado  de  la  casa 
Breilhaupt  é  hijos  de  Cassel»  que  tiene  un  poder  amplificador  de  55  diámetros,  y 
puede  ajustársele  un  nivel  muy  sensihle  perpendicular  al  eje,  como  también  Kirar 
el  micrómetro  en  el  ocular  de  90^  para  poder  usar  este  instrumento  para  la  de* 
terminación  de  la  latitud  por  el  método  Talcolt-Horrebow. 

La  latitud  fué  determinada  por  este  método  ;  la  longitud,  cambiando  señales  de 
péndulo  por  el  telégrafo  con  el  observatorio  de  Córdoba. 

Para  esta  última  operación  se  disponía  de  un  péndulo  de  compensación  de 
mercurio,  con  contacto  eléctrico,  de  ia  casa  Hawelh  de  Viena,  y  de  un  cronógrafo 
construido  en  los  talleres  del  telégrafo  nacional. 

El  instrumento  fué  instalado  en  una  carpa  que  tiene  una  abertura  de  1  metro 
de  ancho,  de  manera  que  estando  esta  última  destapada,  el  instrumento  quedaba 
casi  al  aire  libre. 

El  péndulo  fué  instalado  en  una  pieza  que  se  hallaba  cerca  del  lugar  de  la 
carpa  en  donde  fue  también  instalado  el  cronógrafo.  En  la  carpa  se  oían  en  un 
pequeño  reíais  los  golpes  del  péndulo  para  observaciones  al  oído,  y  se  instaló  un 
cronómetro  de  Bond,  también  de  contacto  elMrico,  pero  el  cual  no  se  usó. 

La  latitud  fué  observada  por  el  método  de  llorrebow-Talcolt. 

Se  eligieron  veinte  parejas  de  estrellas,  cuyas  declinaciones  se  tomaron  de  los 
siguientes  catálogos  : 

Catálogo  general  argentino,  1875. 

Catálogo  del  Cabo  de  Stono.  ]880. 

Catálogo  del  Cabo  de  Gilí,  18X5. 

Second  Melbourne  Catalogue,  188() 

Catálogo  de  Greenwich  para  ISK). 

Catálogo  de  Washington  Yamal  I  para  186(). 

En  el  catálogo  de  Córdoba  están  todas  las  estrellas  que  se  han  usado  ;  en  el 


334  ANALES   DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

catáldgo  de  Stone  casi  todas,  y  solamente  algunas  en  los  demfts.  Las  declinacio- 
nes se  han  calculado  teniendo  en  cuenta  el  número  de  observaciones  de  cada 
catálogo,  y  teniendo  en  cuenta  los  movimientos  propios  que  á  las  diferentes  es- 
trellas asignan  los  catálogos. 

El  valor  de  una  división  del  nivel  fué  determinada  cuidadosamente  durante  la 
operación,  varías  veces,  y  se  ha  usado  un  valor  medio  en  el  cómputo. 

El  largo  de  la  burbuja,  en  toda  la  operación,  ha  sido  20  divisiones,  y  el  nivel 
casi  siempre  se  ha  tenido  en  las  mismas  divisiones  en  cada  pareja  de  estrellas. 

El  valor  de  una  vuelta  del  tornillo  micrométrico  fué  determinado  con  mucho 
cuidado,  así  como  el  error  periódico  y  progresivo  del  mismo,  y  se  halló  para  el 
valor  de  una  revolución  del  tornillo  : 

81  '655  do  0*21. 

El  error  progresivo  y  periódico  es4á  suicitoCemente  representado  por  la  ex* 
presión  : 

—  0"031  +•  0^28  sen  a  +  0.023  eos  a, 

siendo  a  el  valor  angular  de  la  revolución. 

En  las  observaciones  se  han  bisectado  cinco  veces  cada  estrella  entre  los  hilos 
fijos  del  retículo,  y  con  la  distancia  ecuatorial  conocida  de  los  mismos  se  ha 
corregido  el  promedio  de  las  cinco  bisecciones  por  la  curvatura  del  paralelo,  y 
después  se  le  ha  aplicado  la  corrección  por  el  tornillo  y  nivel. 

De  las  20  parejas  se  hicieron  78  observaciones,  para  las  cuales  en  la  reducción 
de  las  declinaciones  medias  á  las  aparentes,  se  ha  tenido  en  cuenta  el  término 
lunar. 

El  error  medio  de  una  pareja,  una  vez  observada,  es  de  casi  :i:  0*80,  lo  que 
es  algo  fuerte,  pero  debe  atribuirse  á  las  declinaciones  no  muy  seguras  aun  de 
muchas  de  las  estrellas,  y  en  parte  debe  contribuir  una  no  completa  eliminación 
del  error  del  tornillo  por  la  expresión  de  más^arriba,  pero  que  en  promedio  gene- 
ral seguramente  está  casi  del  todo  eliminado. 

Los  valores  obtenidos  son  : 


Numero  de  parejas 

Numero 
de  observaciones 

1 

34^34 '60*22 

3 

2 

60.87 

3 

3 

59.59 

3 

4 

58.22 

3 

4' 

58.71 
60.86 

1 

5 

3 

6 

60.16 

4 

7 

60.27 

4 

8 

59.95 

4 

9 

59.98 
61.01 

5 

10 

5 

11 

59.62 

4 

12 

59.64 

4 

MISCELÁNEA 

Numero  de  pai*c|jaa 

Numero 
de  obeervaciones 

13 

60.41 

3 

14 

59.33 
59.95 
58.09 
59.37 
58.44 

2 

15 

4 

16 

3 

17 

3 

18 

3 

19 , 

59.08 
59.35 

2 

20 

2 

335 


Para  la  formación  del  promedio  se  dio  un  peso  á  cada  ¡pareja  que  resulta  dei 
error  de  declinación  de  cada  estrella  j  del  número  de  observaciones  de  cada 

PAHUA. 

Es  la  latitud  definitiva  del  Pilar  en  San  Rafael  : 

34034' 59*95  ±  0*05. 

En  otra  oportunidad  nos  ocuparemos  de  la  determinación  de  la  longitud. 


bibliografía 


I.  —  INGENIERÍA 

Comisión  del  Ferrocarril  intercontinental.  —  Intercontinental  Rail- 
-way  Comxnission. 
Volumen  I.  Tomo  I.  Informe  general  de  las  transacciones  de  la  comisión  y 

DE  LOS  ESTUDIOS  T  EXPLORACIONES  VERIFICADOS    POR    SUS    INGENIEROS  EN   CeNTRO  Y 

SuD- América,  1891-1898.—  A  condensed  report  of  the  transaitions  of  the 

COMMISSION  AND  THE  SURVEYS  AND  EXPLORATIONS  OF  ITS  ENGINEERS  IN  CeNTRAL  AND 

South  America,  1891-1898.  —  Washington,  1898. 

Volumen  I.  Tomo  II.  Informe  sobre  los  trabajos  de  exploración  y  estudios 
practicados  por  el  cuerpo  N'  1,  EN  Guatemala,  el  Salvador,  Honduras,  Nica- 
ragua Y  Costa  Rica,  1891-1893.  —  Report  of  surveys  and  explorations  made 
bt  corps  N*  1  IN  Guatemala,  el  Salvador,  Honduras,  Nicaragua  and  Costa 
Rica,  1891-1893.  —  Washington,  1898  (con  un  atlas  de  mapas  y  perfiles). 

Volumen  II.  Informe  sobre  los  trabajos  de  exploración  y  estudios,  prac- 
ticados POR  EL  CUERPO  N*  2   EN  CoSTA  RiCA,  COLOMBIA  Y   EcUADOR,  1891-1893.— 

Report  of  surveys  and  explorations  made  bt  corps  N*  2  in  Costa  Rica,  Co- 
lombia AND  Ecuador,  1891-1893.  —  Washington,  1896  (con  un  atlas  de  mapas 
y  perfiles). 

Volumen  III.  Informe  sóbrelos  trabajos  de  exploración  y  estudio  practica- 
dos POR  EL  CUERPO  N*  3  EN  EL  EcUADOR  Y  EN  EL  PERÓ,  1891-1892.    —   RePORT   OF 

Surveys  and  explorations  made  by  corps  N*  3  in  E^iuador  and  Perú,  1891-1892. 
—  Washington,  1895  (con  un  atlas  de  mapas  y  perfiles)  ¡1). 

(1)  Tratándose  de  una  obra  tan  extensa  como  la  presente,  que  comprende  cuatro  roag- 
nf fieos  tomos  de  texto  en  inglés  y  español,  profusamente  ilustrados,  y  tres  grandes 
carpetas  de  mapas,  planos  y  perfiles,  consideramos  que  no  nos  sería  posible  presentarla 
mejor  á  nuestros  lectores  que  traoscribiendo  íntegro  el  interesante  articulo  escrito  sobre 
dicha  obra  por  Uno  de  los  miembros  de  la  delegación  argentina  en  la  conferencia  de 
Washington,  el  ingeniero  Miguel  Tedín,  quien  lo  ha  publicado  en  el  número  91  de  la 
Revista  Técnica,  aparecido  el  30  de  septiembre  del  corriente  año. 

No  pueden  ser  más  atinadas  las  conclusiones  que  formula  el  ingeniero  Tedín,  con  su 
reconocida  competencia  en  la  materia. 


BIBLIOGRAFÍA  337 

En  el  mes  de  febrero  de  1891  se  reunió  en  la  ciudad  de  Washiogion  la  delega- 
ción de  las  repúblicas  americanas,  con  el  objeto  de  tralar  del  proyecto  de  ligar- 
las por  medie  de  una  vía  férrea,  que  servirá  para  estrechar  sus  vínculos  políticos 
y  desarrollar  sus  intereses  materiales,  según  había  sido  resuello  por  el  Congreso 
Pan-Americano  reunido  en  la  misma  ciudad  el  año  anterior. 

Estuvieron  representadas  en  aquel  acto  las  repúblicas  Argentiua,  Brasil,  Colom- 
bia, Ecuador  y  Perú,  Guatemala,  Méjico,  Paraguay,  Salvador,  Estados  Unidos, 
Uruguay  y  Venezuela,  y  en  las  conferencias  que  celebraron  sus  delegados  se  re- 
solvió nombrar  tres  comisiones  ó  cuerpos  de  ingenieros  con  el  objeto  de  que  es- 
tudiasen y  trazaran  una  linea  que  uniera  los  principales  centros  de  población  y 
de  comercio,  del  Norte,  Centro  y  Sud  América;  debiendo  ser  este  estudio  no  de 
carácter  definitivo,  sino  preliminar  ó  de  investigación,  y  ser  acompañado  de  me- 
morias descriptivas  y  presupuestos  aproximativos  de]  costo  de  la  línea  :  debiendo, 
sin  embargo,  completarlo  con  más  extensas  exploraciones  y  estudios  cuando  las 
cr»ndiciones  del  país  lo  exigieran  y  su  probable  desarrollo  futuro  indicase  la  ne- 
cesidad. 

Las  comisiones  se  componían  de  un  ingeniero  jefe,  tres  ayudantes,  un  médico 
y  demás  personal  administrativo  necesario  para  esta  clase  de  campañas  ;  ha- 
biendo sido  designados  oficiales  del  ejército  de  los  Estados  Unidos  para  desem- 
peñar aquellas  funciones. 

Las  instrucciones  generales  dadis  á  los  ingenieros  fueron  las  siguientes  : 
1*  En  las  exploraciones  el  inf^eniero  jefe  procurará  seguir  en  cuanto  fuese  po- 
sible y  practicable  la  ruta  {general  indicada  por  la  Cotuísión  de  Trazados :  pu- 
dieu'io,  sin  embargo,  alterarla  siempre  que  el  estudio  del  terreno  y  los  informes 
que  obtuviera,  le  autorizaran  á  creer  que  los  intereses  técnicos  y  económicos  que- 
darían mejor  servidos  eligiendo  otra. 

¿*  Estos  estudios  se  harán  con  toda  la  precisión  que  sea  necesario,  á  íin  de  ob- 
tener los  datos  indispensables  para  levantar  un  mapa  topográfico  de  la  ruta  y  de- 
signar **n  él  la  línea  escogida  y  para  hacer  un  perfil  de  ella.  Se  tomarán   tam- 
bién notas : 
a)  í)e  la  topografía  general  de  las  comarcas  atravesadas: 
6/'  De  las  diferentes  formaciones  geológicas; 

cj  De  la  naturaleza  del  suelo,  condiciones  del  clima,  agricultura   y  otras  in- 
dustrias; 
dJ  De  la  población; 

e  De  los  materiales  de  construcción  en  ellas  existentes  y  que  puedan  ser  apro- 
vechados. 

:)*  Para  todas  las  medidis  deberá  emplearse  el  sistema  métrio.  Para  los  pla- 
nos Ke  adoptará  la  escala  de  1:24000,  pira  loi  perfiles  correspondientes  á  la  líoea 
estudiada  la  de  1:34.000  en  lo  horizontal  y  1:2400  en  lo  vertical 

La  primera  comisióup  teniendo  por  jefe  al  Capitán  Edgar  /.  Stéever  tuvo  en- 
cargo de  estudiar  la  América  Central,  desde  la  frontera  de  Méjico  y  Guatemala 
hasta  la  de  Costa  Rica  y  el  Ecuador  :  la  cual  provista  de  los  elementos  necesario» 
p  ira  observaciones  astronómicas,  pudo  determinar  las  coordenadas  geográficas 
de  los  principales  puntos  de  la  región  á  su  cargo.  Además,  verificó  la  triangula- 
ción de  la  faja  de  terreno  entre  la  frontera  mejicana  y  el  volcán  de  Motanibo  eo 
Nicaragua,  empleando  para  ello  un  teodolito  de  tránsito,  modelo  de  montaña, 
con  limbo  azimutal  y  círculo  zenítal  de  4^  de  diámetro  y  nonius^de  1^  de  divisióo. 

AH    toe.   CldVT.  AR6.~  T.  XtVIll  29 


3J8  AXiLLES  DE   LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Las   observaciones,  repetidas   por  series,  permitieron   computar  con    bastante 
exactitud. 

Los  azimuts  de  las  líneas  de  triangulación  se  determinaron  haciendo  una  serie 
de  observaciones  por  "^el  método  de  las  alturas  correspondientes  del  sol  y  del 
mismo  modo  se  determinó  la  variación  de  la  aguja  magnética. 

Una  base  astronómica  se  estableció,  midiendo  una  distancia  y  empleando  para 
ello  el  teodolito  y  la  estadia.  La  base  medida,  de  8,6  millas,  dio  otra  base  astro- 
nómica de  111,76  millas,  que  se  adoptó  como  base  trigonométrica  de  la  triangu- 
lación. Las  altitudes  de  los  picos  ocupados  fueron  deducidas  de  los  ángulos  de 
elevación  medidos  reciprocamente  y  de  observaciones  practicadas  con  el  baróme- 
tro de  mercurio  y  los  aneroides,  siendo  casi  iguales  los  resultados  obtenidos  por 
uno  y  otro  método. 

La  línea  principal  fué  levantada  coa  el  teodolito,  determinando  las  distancias 
horizontales  por  medio  de  la  estadia  y  deduciendo  por  el  mismo  método  las  alti- 
tudes de  los  puntos  ;  observando  los  ángulos  de  elevación  y  depresión  y  compro- 
bándolos después  por  medio  del  barómetro  aneroide  y  en  algunos  casos  con  el 
de  mercurio. 

En  algunas  partes  donde  el  espesor  de  los  bosques  tropicales  qo  permitía  la 
aplicación  de  estos  medios  se  le  sustituyó  por  el  acústico  para  determinar  la  di- 
rección y  las  distancias  por  el  sonido.  Giras  líneas  se  trazaron  por  medio  de  la 
brüjula  y  do  la  estadia. 

Partiendo  del  pueblo  de  Ayutla,  en  la  frontera  de  Méjico  y  Guatemala,  la  línea 
trazada  sigue  la  dirección  de  la  costa  del  mar,  elevándose  á  media  altura  antes 
de  llegar  á  la  altiplanicie  de  esa  región  ;  os  decir,  que  pasa  por  la  zona  destinada 
al  cultivo  del  café  y  encuentra  las  ciudades  de  Rehtbulen,  San  José  y  Santa  Lucí.*) 
en  Guatemala  ;  Acayutla,  Santa  Ana,  San  Vicente,  San  Miguel  y  San  Salvador  o?» 
la  República  de  este  nombre  :  y  desciende  hacia  el  mar,  en  Corinto,  León,  Ma- 
nagua, Granada  y  Rivas  on  Nicaragua,  para  llegar  al  rio  Golíito  en  Costa  Rica. 
La  mayor  elevación  que  alcanza  la  linea  trazada  en  esta  región  es  de  212*2  píes 
en  Santa  Ana  del  Salvador. 

La  distancia  total,  desde  Ayutia  hasta  el  río  Golíito,  es  de  1043  millas  ó  sean 
1678  kilómetros,  de  los  cuales  están  construidos  sólo  340  kilómetros;  quedando, 
por  consiguiente,  para  construirse  1338.  con  un  costo  aproximado  de  17.154.517 
pesos  oro  por  obras  de  albañilería,  nivelación  y  puentes. 

La  segunda  Comisión,  á  cargo  del  ingeniero  Wiliiam  P.  Shunk,  tuvo  encargo 
de  estudiar  la  región  comprendida  entre  la  ciudad  de  Quito  en  el  Ecuador  y  Co- 
lombia, á  lo  largo  del  Istmo  de  Panamá,  hasta  ligar  su  trazado  con  el  de  la  pri- 
mera Comisión  que  lo  terminó  en  el  río  Gollito  en  Costa  Rica.  La  línea  proyec- 
tada corre  á  lo  largo  del  Istmo,  cercana  á  la  costa,  pasando  por  las  poblaciones  do 
Divala,  David,  Santiago.  Antan,  Panaucá  y  Cartagena,  sin  mayores  diferencias 
de  nivel,  para  penetrar  luego  en  la  América  del  Sud,  tocando  las  ciudades  de 
Cáceres,  Antioquia,  Medellin,  Calí,  Popayán  y  Pasto  y  elevándose  hasta  alturas 
de  10.000  pies  sobre  el  nivel  del  mar  ;  hasta  llegar  al  rio  Carchi,  en  la  frontera 
con  el  Ecuador. 

La  longitud  total  de  la  traza  proyectada  en  esta  sección,  es  deoir,  desde  el  río 
Golflto  al  río  Carchi,  es  de  1354  millas  ó  sean  2179  kilómetros,  y  su  costo  por 
obras  de  nivelación,  mamposteríay  puentes  está  calculado  en  33.738.421  pesos 
oro  ó  sea  24.917  pesos  oro  por  kilómetro. 


BIBLIOGRAFÍA  339 

La  tercera  Coiiiisiún,  que  tenía  por  jeíü  al  ingeniero  Imbrié  Miller,  tuvo  á  su 
cargo  el  estudio  y  trazado  de  la  línea  en  el  Ecuador  y  Perú. 

Desde  el  pueblo  de  (piales  sobre  el  río  Carchi,  la  línea  se  dirige  al  Sud,  man- 
teniéndose en  alturas  de  ocho  y  once  mil  pies  sobre  el  nivel  del  mar,  y  pasando 
por  las  ciudades  de  Julcán,  Ibarra,  Quito,  Arabate,  Tígsaí,  Cuenca  y  Loja  hasta 
llí'gar  al  río  Carchi,  en  la  frontera  del  Perú. 

La  longitud  de  la  línea  en  esta  República  seríti  de  658  millas,  ó  sea  1054  ki- 
lómelros.  y  su  costo  se  ha  estimado  en  ¿G.863.8i'»5  pesos  oro  ó  .sea  un  promedio 
de  pesos  oro  ¿5.369  por  kilómetro. 

Desde  el  río  Carchi,  que  está  A  una  altura  de  3000  pies,  la  línea  penetra  en  el 
Perú  con  una  sucesión  de  subidas  á  las  altiplanicies  y  descensos  á  los  valles  ; 
llegando  hasta  14.3fX)  pies  de  elevación  en  Cerro  do  Pasco  :  es  decir,  aún  más 
elevado  que  el  ff*rro  carril  de  Lima  á  Oroya,  para  lo  cual  es  necesario  construir 
obras  de  arle  importantes  y  ascender  pendientes  de  4  '/„  Pasa  por  las  ciudad^^s 
do  Trujillo,  Cajarnarca,  EEuamachucho,  Caray,  Uuary,  Cerro  de  Pasco,  Oroya, 
Acobamba,  Ayacucho,  Huancabay,  Albancay  y  Cuzco,  en  donde  terminan  los 
trabajos  de  esta  Comisión  y  desde  donde,  por  las  líneas  existentes  y  proyectailns, 
el  ferrocarril  intercontinental  se  ligaríi  con  los  ferrocarriles  de  Bolivia  y  de  la 
República  Argentina. 

Así,  pues,  la  distancia  desde  el  río  (Carchi  hasta  Puno  ó  Desaguadero  s»'ría 
de  1785  millas  ó  sean  ¿873  kilómetros  :  de  los  cuales  sólo  244  están  construidos; 
quedan<lo  para  construirse  2629  kilómetros,  cuyo  costo  de  nivelación,  mamposle- 
ría  y  puenti's  se  calculan  en  65.758.1 10  pesos  oro. 

La  longitud  total  del  ferrocarril  proyectado  desdo  .\yutla  hasta  el  Desaguade- 
ro sería  de  1840  millas  ó  sea  7790  kilómetros  ;  de  los  cuales  sólo  584  están  cons- 
truidos y  quedan  por  construir  7206,  con  un  presupuesto  de  143  514.942  pesos 
oro  por  obras  de  nivelación,  mampo'^tería  y  puentes. 

Los  datos  antes  consignados  son  tomados  del  informe  presentado  por  el  pre- 
sidente de  la  comisión  del  ferrocarril  intercontinental,  señor  Alexander  J. 
Cassat,  delegad  í  de  los  Estados  Unidos,  resumiendo  los  informes  de  los  jefes  de 
comistión  ;  los  i'uales  constituyen  cada  uno  un  grueso  volumen  de  texto  y  otro 
de  mapas  y  perfiles  de  la  zona  estudiada. 

Los  referidos  informes  revisten  el  mayor  interés,  no  sólo  porque  contienen 
extensas  descripciones  geográficas  de  Li  región  atravesada,  de  su  población, 
industrias  y  riquezas  naturales  :  sino  también  porque  revelan  los  método»  cien- 
tilicos  que  se  han  empleado  en  cada  caso  para  el  estudio  preliminar  de  la  vía 
férrea  más  importante  que  hasta  ahora  se  haya  concebido,  y  de  las  S(duciones 
especiales  de  ingeniería  que  en  casos  difíciles  se  proponen.  Y  tiene  e^pecial 
intt'ré^  para  los  estudiantes  la  trianjíulación  hecha  para  levantar  la  carta  de  la 
Aii  erica  Central,  puen  e»tán  descriplos  con  toda  minuciosidad  los  métodos  em- 
pleados y  lo.-*  n*sultados  obtenidos. 

Ahora  ocurre  preguntar  :  ¿se  realizará  en  un  tiempo  más  ó  menos  inmediato 
el  pensamiento  que  surgió  dfl  í>)níreso  Pan-Americano?  ~  Nos  inclinamos  á 
creer  que  no  y  que  los  esiudio«i  realizados  sólo  servirán  para  allegar  un  nuevo 
contingente  Je  literatura  científica  á  i.i  que  \a  en  otras  ocasiones  ha  dado  lugar 
la  magna  idea. 

En  efecto,  los  ferrocarriles  son  instrumentos  de  comercio,  destinados  á  facili- 
tar las  transacciones  ó  cambios  de    productos  entre  diversas    regiones  ó  paísef>, 


340  ANALES   DE    LA    SOCIEDAD   CIENTÍFICA    ARGENTINA 

y  sólo  pueden  subsistir  merced  al  alimento  que  estos  den  á  su  actividad. 
Sólo  en  casos  rauy  excepcionales  se  construyen  por  razones  de  un  orden 
político  exclusivamente  ó  por  otras  ajenas  á  los  intereses  del  comercio.  En  el 
caso  actual,  primarían  las  razones  de  carácter  político ;  pero  tís  dudoso  que  los 
países  que  en  ello  pudieran  tener  interés,  estuvieran  dispuestos  á  invertir 
un  capital  tan  considerable  sin  la  espectativa  de  resultados  económicos  inme- 
diatos. 

Las  naciones  del  Centro  y  del  Sud  de  América  se  íiallan  próximamente  en  el 
mismo  grado  de  progreso  industrial  y  sus  productos  naturales  están  destinados  á 
consumirse  en  los  grandes  mercados  europeos,  y  servir  al  intercambio  de  los 
artículos  manufacturados,  que  ellos  aún  no  producen.  De  ahí,  pues,  la  necesidad 
de  que  todos  ellos  busquen  su  salida  más  inmediata  al  mar :  para  lo  cual  el 
ferrocarril  intercontinental  sería  de  poca  ó  ninguna  utilidad,  pues  en  una 
larga  extensión  corre  en  dirección  de  la  costa  y  en  otra  se  eleva  á  las  altiplani- 
cies sin  ninguna  comunicación  con  ella. 

En  estas  condiciones,  el  ferrocarril  sólo  serviría  para  comunicar  entre  sí, 
ciudadades  mediterráneas  con  pocos  productos  de  intercambio,  y  de  consiguiente 
sin  necesidades  reales  que  satisfacer.  Tampoco  podrá  esperarse  que  esa  sea  la 
ruta  del  comercio  para  los  Estados  Unidos,  porque  no  existe  producto  que  pueda 
soportar  el  costo  de  transporte  terrestre,  por  seis  ó  siete  mil  millas,  por  bajas 
que  sean  las  tarifas,  y  por  lo  tanto,  nunca  podrá  competir  con  los  transportes 
marítimos.  De  consiguiente,  los  estudios  realizados  ^ólo  servirán  para  demostrar 
que  si  bien  es  posible  la  construcción  de  un  ferrocarril  á  lo  largo  de  la  Amé- 
rica, bajo  el  punto  de  vista  de  la  ingeniería,  y  sin  salir  de  los  límites  de  lo 
regular;  bajo  su  faz  económica  ó  de  su  costo,  no  es  realizable,  teniendo  en 
cuenta  las  causas  eficientes,  que  determinan  la  ejecución  de  una  obra  de  esta 
naturaleza. 

M.  Tedin. 


II.  -  CIENCIAS  NATURALES 

1.  Ameg^hino  (Dr.  Florentino).  Un  sobreviviente  actual  de  los  Mecate- 
terios  de    la  antigua  Pampa,  en  :  La  Pirámide,   Junio  15,  pág.  51-54,  y 
Julio  1%  pág.  82-84.  La  Plata,  1899. 
(Publicado  en  folleto,  conjuntamente  con  la  parte  pertinente  de  Sinopsis,  etc., 

bajo  el  título  de  El  Mamífero  misterioso  de  la  Patagonia  (Neomylodon  ListaiJ. 

Un  sobreviviente  actual  de  los  m^galerios  de  la  antigua  Pampa,  La  Plata,  1899.,/ 

3.  Sinopsis  geológico-paleontológica,  en  :  Segundo  Censo  Nacional  de 
la  República  Argentina,  tomo  I,  pág.  111-225  con  105  flguras,  Buenos  Aires, 
1898,  Suplemento  (Aoiciones  t  correcciones),  julio  de  1899,  La  Plata,  1899. 

3.  Uforeno  ¡Dr.  F.  P.).  On  a  portion  oí  Mammalian  Skin,  named  Neomy- 
lodon Listaiy  from  a  cavern  near  Consuelo  Cove,  Last  Hope  Inlet,  Patü- 
gonia.  —  With  a  Description  of  the  (Specimen  by  A.  Smitb  Woodward,  en  : 
Proceedings  of  the  Zoological  Society   of  London  for  the  year  4899,  pág^ 

3144-156,  (Lám.  XIH-XV),  junio  1*,  Londres,  I.  Account  of  thb  Discovbrt,  pág. 
144- 148. 


BIBLIOGRAFÍA  341 

4.  Sniith  Wood^vard  (\.  .  11.  Description  and  comparison  0¥  tre  Spe- 
GIMEN,  pág.  148-156. 

5.  IVopdenskJAld  (Erland!.  Neue  Untersuchungen  über  Neoxnylodon 
Listai,  en:  Zoologischer  Ánzeiger,  lomo  XXII,  n*  593,  pág.  335-336,  julio 
31  de  1899. 

6.  ^openo  Dr.  Francisco  P.).  Note  on  the  discovery  oí  Miolania  and  oí 
Glossotherium  íNeomylodonJ  in  Patagonia,  en  :  Nature^  n*  1556,  vol.  60, 
páíT.  390-398,  agosto  2 1  de  1899. 

7.  8.  9.  El  xnaxnifero  misterioso  de  la  Patagonia,  '<  Grypotheriuxn  do- 
znesticum  »,  en  :  Revista  del  Museo  de  La  Plata,  tomo  IX,  pág.  409-478 
con  5  láminas).  La  EMala.  Ocluhre  de  1899. 

7.  Ilaulhal  í  Rodolfo).  I.  Reseña  de  los  hallazgos  en  las  cavernas  de  Ul- 
tima EsPERANZ\  (Patagonia  austral,  pág.  109-418    fechado,  julio  20  de  1899;. 

8.  Roth  (Santiago).  II.  Descripción  db  los  restos  encontrados  en  la  caverna 
DE  Ultima  F1spbr\nza,  pág.  419-459  fechado,  agosto  de  18íí9  . 

9.  I^ehmaiin-rVitHflie   (Hobert).    III.    Coejcistencia    dil  hombre  con  un 

GR4N    desdentado  Y    UN  EQUINO  EX  LAS  CAVERNAS   PATAGÓNICAS,  pág.  460-478  (fc- 

chado,  agosto  de  1899). 

10.  tlacob  Dr.  Christfried  .  Bxaxnen  xnicrosoópico  de  la  piesa  cutánea 
del  maxnífero  misterioso  de  la  Patagonia  «  Grypotherium  domesti- 
oum  «,  rn  :  Revista  del  Museo  de  La  Plata,  tomo  X,  pág.  61-62  (con  una 
lámina  ,  La  Plata,  ocluhre  de  1899. 

A  fin  de  coniplotar  los  datos  que  ya  conocen  los  lectores  de  los  Anales  (*) 
sobre  los  interesantes  hallazf?os  de  mslos  relativamente  frescos  de  un  extraño 
mamífero  en  la  Patagonia  austral,  varaos  á  hacer  un  rápido  análisis  de  los  traba- 
jos aparecidos  sobre  este  tema  en  los  últimos  meses,  artículos  que  dejamos  enu- 
merados en  t'[  orden  en  que  han  llegado  á  nuestro  conocimiento. 

Sabido  es  que  la  primera  noticia  y  descripción  de  un  curioso  cuero  provisto  de 
liuesecillos  parecidos  á  los  déla  armadura  dermal  í\q  Mylodon  fué  dada  por  el 
doctor  Florentino  .\mephino,  quien  propuso  el  nombre  de  i\eomylodon  Listai 
para  de'-ignar  al  d»*sdenlado  poseedor  de  esa  envcltura  /*  . 

Al  cono.'er  esa  noticia  el  doctor  Lónnberg,  estudió  en  l'ppala  restos  análogos 
de  cuero  con  huesecillos  y  una  garra,  llevados  de  Patagonia  por  el  doctor  Otto 
G.  Nordenskjitld  y  publicó  exactas  descripciones  de  esos  hallazgos    * 


• » 


(')  Véa»<e:  Ánalet  de  la  Sociedad  Científica  Argentina,  entref^a  5  (novienilire  de  189H), 
tomo  XLVI,  páffinn  2^U,  y  enlregn  tí  (junio  de  1HÍH>),  tomo  XLVII,  página  -irñ-^tíl. 

i**)  AMi>;niNo  (F.)  Premier^  notice  sar  le  y'romyhdou  Listai,  un  représentant  rirant 
des  ancient  Edentés  iWatigrades  foxtites  de  V Argnüine,  Lo  Pinta.  ago<«to  i'de  1«98.  Án  eris. 
linif  Ground-Shih  in  Patagonia,  en  :  yatural  Science,  \ol.  XIII.  n*  81,  pág.  3:¿1-U^6 
(Eitractiis  en  :  Salural  ,Sciencc,  n"  80,  pjíg.  ¿«8  ;  — Amímp^  vol.  58,  u*  IfilO.  pág.  54*; :  — 
iSatHncixxeuxchaftliche  Rundtchau,  XIII,  n*  rr¿ ;  ~  Anales  df  la  Soctrdad  Científica  Argen- 
tina, tomo  XLVI.  entrega  T),  p.í(f.  íííl-^05). 

(••*>  Ló^XRFRG  (Dr.E.).  (ht  some  remainsnf  «  ^eomyhdon  Lixtair  brought  home  hy  tke 
Sw^dish  ^Tpeditinn  to  Tierra  del  Fuego,  lHt».Vl8{»7,  en :  Svetiako  iCrpeditionm  till  Mage- 
Uansldndrnta,  tomo  II.  n*  7,  pág.  119-170  (lám.  XU-XIV).  (Extracto  en  :  Anales  de  la 
Socintad  Científica  Argmtina,  tonioXLVU,  entregn  «,  p.ig.  -.í.'iH-ViU) . 


342  ANALES  DE   LA   SOCIEDAD   CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Quedaban,  sin  embargo,  muchos  puntos  obscuros,  que  no  consiguen  dilucidar 
por  completo  los  trabajos  recientemente  aparecidos. 

Para  no  incurrir  en  constantes  repeticiones  varaos  á  proceder  con  cierto  méto- 
do dejando  de  lado  todo  aquello  que  no  aporte  un  nuevo  elemento  de  juicio  á  es- 
te debate. 

Veamos,  ante  todo,  la  procedencia  de  los  restos. 

Ameghino  no  la  indica  en  su  primer  artículo,  lo  que  sorprende  á  Lónnberg* 
quien  dice  textualmente  en  la  página  169  de  su  trabajo  :  We  are,  sírangely  enough 
not  informed  about  Ihe  exact  localiLy  from  where  Ameghino  has  received  the 
fragments  which  mude  him  invent  the  ñame  «  Neomylodon  Listáis». 

Todos  los  demás  restos  proceden  de  la  cueva  Eberhardt,  situada  á  seis  kiló- 
metros al  nordeste  del  Puerto  Consuelo,  Seno  de  Ultima  Esperanza  (51^35'  Lal- 
S.  72^33'  Long.  W.),  gruta  llamada  del  Neomylodon  por  NordenskjÓld  en  su 
mapa  geológico  del  territorio  de  Magallanes.  Esta  gruta  fué  descubierta  en  enero 
de  1895  por  el  capitán  Eberhardt  y  algunos  otros  caballeros,  según  refiere  Hau- 
thal  (7),  mientras  Lónnberg  atribuye  el  descubrimiento  á  unos  peones  y  More- 
no [3]  á  algunos  oficiales  argentinos.  De  allí  provienen  los  objetos  estudiados 
por  Lónnberg,  los  del  Museo  de  La  Plata,  llegados  en  julio  de  1898,  y  estudia- 
dos por  Moreno  ¡3)  y  Woodward  ¡4;,  ciertos  trozos  llevados  por  marinos  chilenos 
y  que  hoy  están  en  el  Museo  de  Santiago,  los  encontrados  por  Erland  Nordens- 
kjÓld (5¡  y  finalmente  las  valiosas  colecciones  traídas  por  Hauthal  y  estudiadas 
por   él  mismo   (7;,    Roth  (8),  Lehmann  Nitsche  (9í  y  Jacob  (10;. 

Probablemente  por  confusión  Carlos  Ameghino,  que  tantos  fósiles  recoge  en  Pa- 
tagonia,  atribuye,  en  carta  á  su  hermano,  los  huesecíllos  que  dieron  lugar  á  la 
primera  publicación  sobre  este  asunto,  al  cuero  de  un  legendario  animal  que  los 
indios  llaman  lemisch  ó  tigre  del  agua   *). 

En  consecuencia,  el  doctor  Ameghino  reproduce  esa  carta  en  su  artículo  (l)y 
trata  de  conciliar  la  leyenda  de  lemisch  con  ciertos  párrafos  del  padre  Lozmo  re- 
ferentes á  un  espantoso  animal  llamado  Su  ó  Succarath.  Pero  ni  los  caracteres 
del  lemisch  ni  del  Succarath,  fantásticamente  descriptos  por  indios  y  cronistas, 
coinciden  con  el  aspecto  probable  del  Neomylodon,  que  el  mismo  doctor  Ameghi- 
no apunta  en  su  suplemento  á  la  Sinopsis  Geológico-Paleontológica  del  Cen- 
so (2^ 

Mayores  divergencias  existen  acerca  de  la  posición  sistemática  del  curioso 
animal. 

Por  el  solo  examen  del  cuero  indicaba  Ameghino  su  parentesco  con  Mylodon 
y  Glossotherium,  y  propuso  colocarlo  en  un  nuevo  género  al  que  llamó  Neomy- 
lodon, 

Lónnberg  acepta  esta  colocación  y  Woodward  espera  más  datos  para  pronun- 
ciarse sobre  la  cuestión.  Moreno  lo  cree  primero  Mylodon  (3)  y  luego  Glosso- 
therium (6). 

Hautbal  recoge  una  abundante  colección  de  restos  atribuidos  á  este  animal  cn- 


(*)  Muster  después  de  referir  (Unter  den  Pdtagonien,  pág.  110,  lena,  1873),  la  leyen- 
da del  lemisch  afirma  que  dicho  animal  debe  ser  una  nutria.  Esto  coincide  con  la  equi- 
valencia de  las  palabras  lémechin  =-.  NtUria  que  da  Lista  en  su  vocabulario  Tehuelche. 
{ Revista  de  la  Sociedad  Geográfica  Argentina,  tomo  III,  pág.  335). 


bibliografía  343 

tre  los  cuales  se  hallan  partes  del  cráneo,  mandíbulas,  dientes,  vértebras,  costi- 
llas, restos  de  los  miembros,  etc.,  uñas,  cuero,  pelo  y  hasta  excrementos  y  es- 
tiércol pisoteados,  que  es  lo  único  que  ha  recogido  E.  Nordenskjold. 

Con  todos  estos  elementos  Roth  lo  determina  como  Grypotherium  domesticum. 

La  descripción  de  las  piezas  está  detalladamente  hecha  por  Roth  (8)  y  Leh- 
niann-Mtsche  (9)  é  ilustrada  con  bellas  figuras  que  ocupan  tres  láminas.  En 
cuanto  á  la  exactitud  de  la  atribución  al  género  Grypotherium  Reinhardt  :Glo8- 
sotherium  Ameghino)  deben  pronunciarse  los  paleontólogos,  pero  no  puede  me- 
nos de  sorprendernos  el  cambio  del  nombre  especifico  Listai  de  Ameghino.  Se 
funda  para  ello  Roth  en  que  <?  no  se  sabe  de  qué  animal  provienen  los  huesecillos 
descriptos  por  Ameghino  ».  Sin  embargo,  antes  ha  dicho  :  «  Tengo  muchos  mo- 
tivos para  creer  que  los  huesecillos  que  Ameghino  ni.,  nciona,  en  la  primera  no- 
ticia, provengan  de  un  cuero  que  fué  traído  á  nuestro  Museo,  en  el  mes  de  julio 
de  1898,  y  que  era  el  resto  do  un  cuero  que  el  señor  Nordenskjold  llevó  á  Euro- 
pa en  1897,  d'l  cual  otras  personas  también  han  sacado  pedazos .  En  tal  caso  no 
se  trataría  de  un  nuevo  animal,  y  el  nombre  Neomylodon  sería  un  sinónimo  »• 

No  hay  duda  que  si  la  atribución  genérica  de  Roth  es  exacta,  Sepwylodon  será 
un  sinónimo,  pero  aun  en  ese  caso  debe  primar  el  nombre  específico  Liatai,  pues 
la  prioridad  de  Ameghino  es  indiscutible. 

Por  otra  parte,  todos  los  que  han  estudiado  los  restos  de  este  desdentado  lo 
han  identificado  con  el  que  anunció  Ameghino. 

Moreno,  director  del  Museo  de  La  Plata  io  acepta  en  sus  dos  trabajos.  Después 
de  afirmar  (3)  que  el  cuero  que  llevó  á  Londres  ha  dado  origen  al  folleto  de  Ame- 
ghino, dice:  Y  have  an  idea  that  señor  Ameghino  never  saw  the  skin  itself, 
hut  only  8ome  of  Ihe  small  incrusted  bones  of  ivhich  he  had  obtained  posses- 
sion, 

Y  en  (6)  (*)...  while  Mr,  Ameghino  has  announced  Ihat  another  piece  of 
the  same  skin  pertains  to  a  mammal  still  living^  of  small  size,  irhich  he  cal^ 
led  Neomylodon. 

También  diceE.  Nordenskjold  (5)  :  Ein  anderer  Theil  derselben  Haut  ist  von 
Dr,  Ameghino  unter  dem  Ñamen   <f  Neomylodon  Listai*  bese hriebefi  tr orden. 

Roth  admite  sin  vacilar  que  las  descripciones  de  Lonnberg  y  Smith  Woodward 
corresponden  á  su  Grypotherium  {**)  y  ambos  se  refieren  á  restos  de  Neomylo- 
don Listai  Ameghino. 

Por  si  quedara  alguna  duda  de  que  se  trata  de  un  mismo  animal,  vamos  á  trans- 
cribir aquella  parte  de  la  descripción  de  Ameghino  del  Neomylodon  Listai  ¿,  pá- 
gina 8  .  que  puede  cotejarse  ron  las  descripciones  y  figuras  de  Roth,  con  las  cua- 
les concuerda  por  completo. 

...  el  Sfomylodon  Lixtai  Amegh.,  tan  corpulento  como  un  buey  de  gran  (amaño,  pe- 
ro de  piernns  m.i(i  cortas,  y  por  consiguiente,  mucho  más  bajo,  más  ó  menos  un  tercio 
más  pequeño  que  el  Mylodon  robustw.  Tiene  el  cuerpo  cubierto  por  pelo  espeso,  grueso 

(*)  Haremos  notar  de  paso  que  Moreno  habla  en  este  articulo  del  hallazgo  en  Patagonia 
de  una  tortuga  muy  parecida  á  J/io/ania,  tortuga  que  Ameghino  describe  su sctnta mente 
i2,  página  iO)  bajo  el  nombre  de  Siolamia  argentina  n.  g.,  n.  sp. 

(**)  «El  cuero,  pelo  y  huesecillos  han  sido  muy  detalladamente  deacríptos  por  el  doc- 
tor Lonnberg  y  por  el  señor  A.  Smith  Woodward...  (M,  pág.  438,  32  del  tiraje  aparte). 


344  ANALES  DE   LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

y  denso,  de  una  estructura  parecida  al  pelo  de  Bradypm  y  de  un  color  bsyo  unifornie 
sobre  todo  el  cuerpo.  Las  cerdas  de  la  linea  mediana  del  dorso  sobre  el  cuello  y  la  par- 
te anterior  del  cuerpo  son  un  poco  más  largas  formando  como  una  crin,  mientras  que 
sobre  las  piernas  se  vuelve  gradualmente  más  corto  hasta  que  desaparece.  El  cuero,  muy 
espeso,  presenta  la  parte  más  profunda  del  dermis  llena  de  pequeños  buesecillos  dér- 
micos iguales  á  los  del  género  fósil  Mylodon,  colocados  unos  al  lado  de  otros,  dando  á 
la  superficie  interna  del  cuero  en  la  región  dorsal,  una  disposición  y  un  aspecto  parecido 
al  del  empedrado  de  una  calle.  La  cabeza  es  proporciona Imente  algo  más  larga  que  la  de 
Mylodon,  terminando  en  hocico  delgado,  y  las  orejas  de  pabellón  rudimentario.  El  cráneo, 
por  su  conformación,  presenta  una  mezcla  de  caracteres  de  Glossotherium  y  de  Mylodofi. 
La  dentadura  se  parece  más  á  la  del  Glossotherium  que  á  la  del  Mylodon,  tanto  por  la 
forma  de  la  última  muela  inferior  bilobada  como  por  la  forma  sub-cilíndrica  de  las  de- 
más, pero  el  diente  anterior  aunque  no  está  separado  por  una  barra  del  que  le  sigue  ha- 
cia atrás,  es  un  poco  más  largo,  algo  caniniforme  y  arqueado  hacia  atrás,  tanto  en  el  crá- 
neo como  en  la  mandíbula;  la  región  sinfisaria  de  esta  última  es  más  prolongada  que  ea 
Mylodon.  Los  pies  son  deprimidos,  con  los  dedos  unidos  por  membrana  natatoria  á  la  vez 
que  armados  de  grandes  unas  falciformes,  más  parecidas  á  las  de  Glossotherium  y  Cato- 
nyx  que  á  las  de  Mylodon. . . 

• 

AÚD  dejando  de  lado  sus  publicaciones  anteriores,  bastarían  los  precedentes  pá- 
rrafos de  Ameghino,  publicados  en  julio  de  este  año,  para  establecer  su  priori- 
dad, de  modo  que  el  animal  se  llamará  Neomylodon^  Mylodon^  GlossoiheHum ^ 
Grypotherium  ó  lo  que  se  determine,  pero  siempre  Listai  (Amegh.),  á  me- 
nos que  se  comprobara  su  identidad  específica  con  otro  ser  ya  descripto.  lo  que  es 
muy  improbable. 

Pasemos  ahora  á  referir  las  opiniones  emitidas  respecto  á  la  edad  de  los  restos 
encontrados,  cuestión  muy  delicada  y  sobre  la  cual  reposa  principalmente  el  inte- 
rés de  estos  hallazgos  por  la  importancia  que  tendría  la  existencia  presente  de  uo 
representante  tan  característico  de  los  extinguidos  desdentados  gigantescos  de  la 
América  del  Sud. 

Los  restos  tienen,  sin  duda,  un  aspecto  sorprendentemente  fresco;  el  cuero 
conserva  el  pelo  y  las  substancias  colágenas  y  gelatinosas,  los  huesos  tienen  en 
muchos  casos  el  periostio  y  trozos  de  tendones,  los  excrementos  tampoco  parecen 
de  una  gran  antigüedad.  Ameghino  considera  al  Neowylodon  como  actualmente 
existente  y  supone  que  pueden  encontrarse  ejemplares  vivos.  No  es  esta,  sin  em- 
bargo, la  opinión  general,  fundada  en  que  es  difícil  admitir  que  un  animal  tan 
grande  haya  escapado  hasta  ahora  á  la  observación  do  los  viajeros  y  explora- 
dores. 

Lonnberg  cree  que  se  trata  do  un  animal  extinguido,  aun  cuando  ha  vivido 
muy  posteriormente  á  sus  análogos  y  ha  sido  contemporáneo  del  hombre  hasta 
una  época  relativamente  reciente,  que  no  puede  fijar  con  exactitud. 

Opinaba  Moreno  ¡3]  que  el  cuero  pertenece  á  un  Mylodon  pampeano  genuino, 
conservado  en  circunstancias  peculiares,  análogas  á  las  que  han  protegido  á  los 
cueros  y  pieles  de  Moa. 

Siempre  ha  sostenido  que  los  desdentados  pampeanos  desaparecieron  en  la 
época  histórica  y  cita  en  su  apoyo  varios  casos  y  ejemplos.  Así  ha  encontrado 
Panochthus  enterrados  en  el  humus;  en  1884  descubrió  en  una  caverna,  cerca 
del  Rio  de  los  Patos,  en  la  Cordillera,  pinturas  en  ocre  rojo  que  le  parecen  repre- 
sentar el  Glyptodon.  Relata  también  tradiciones  indias  de  monstruos  extraños, 
pero  dice  que  nunca  se  refíeren  á  anímales  existentes.  El   cuero  puede  haberse 


BIBLIOGRAFÍA  345 

conservado  desde  uoa  gran  antigüedad  por  las  condiciones  de  la  gruta.  Cerca  del 
lago  Argentino,  descubrió  en  1877  una  momia  humana  maravillosamente  conser- 
vada que  parece  pertenecer  á  algún  representante  de  tas  antiguas  razas  patagóni- 
cas, encontradas  en  los  cementerios  del  valle  del  Rio  Negro.  Varias  otras  mo- 
mias ha  descubierto  en  análogo  estado  de  conservación.  Apoyándose  en  estas 
pruebas  de  las  favorables  condiciones  de  aquel  clima  para  la  conservación  de  ca- 
dáveres muy  remotos,  siipDne  que  se  trata  de  un  animal  extinguido  muy  bion 
conservado. 

Interesante  es  la  opinión  de  A.  Smith  Woodward  (4  ,  quien  ha  examinado 
los  restos  de  mammuth  y  rinoceronte  de  Siberia  y  de  moa  de  Nueva  Zelandia  y 
encuentra  que,  en  comparación  de  aquellos,  el  cuero  de  Neomylodon  hcut  a  re- 
tnarkably  fresh  and  modern  aupect  and  I  should  unhesilalingly  express^the 
opinión  that  it  belouged  to  an  animal  killed  shortly  before  D'  Moreno  recog- 
nized  ist  interest... 

No  se  decide,  sin  embargo,  á  considerarlo  tan  fresco,  aunque  la  presencia  del 
serum  en  dicha  piel  lo  induciría  á  creerlo  así,  si  bien  es  cierto  que  tam- 
bién se  ha  hallado  serum  en  las  momias  egipcias. 

Hauthal  [1,  considera  absurdo  opinar  que  este  animal  viva  actualmente,  pues 
la  región  pampeana  de  la  i^atagonia  austral  o^tá  bastante  poblada,  en  la  boscosa 
se  hubieran  notado  f.lcilmente  sus  huellas  y  en  la  cordillera  propiamente  dicha, 
que  es  la  menos  explorada,  faltaría  alimento  para  un  ser  tan  voluminoso.  Lo 
cree  contemporáneo  del  hombre  y  aún  doméstico. 

Aunque  Rolh  (S)  no  pueda  aOrmar  con  toda  seguridad  que  este  desdentado  se 
haya  extinguido  por  completo,  tiene  la  convicción  de  que  no  vive  actualmente 
en  Patagonia. 

Este  hallazgo  y  otros  anteriores  le  demuestran  que  en  época  muy  moderna  to- 
davía han  vivido  desdentados  gigantescos  en  esta  parte  de  América,  los  cuales  ya 
no  existían  cuando  tuvo  lu^ar  la  conquista  española.  Reconoce  que  los  restos  de 
Ultima  Esperanza  presentan  un  aspecto  mucho  más  fresco  que  los  encontrados  en 
la  pampa,  puesto  que  conservan  hasta  libras  carnosas  en  los  huesos,  pero  así 
mismo  creo  que  el  dendenlado  que  llama,  según  sabemos  Grypotherium  do- 
me.tticum,  por  considerarlo  doméstico,  de  acuerdo  con  Hauthal,  un  felino  que 
desigua  iemiiich  Lislai  y  un  caballo  Onohippidium  Saldiasi,  cuyos  restos  en  el 
mis^mo  esUiloile  conservación,  se  han  encontrado  mezclados  con  estiércol  y  ceni- 
za en  la  gruta  Kberhardt,  deben  suponerse*  todos  extinguidos. 

Lehmann-Nilsche  (9)  después  de  describir  detalladamente  los  objetos  encontra- 
dos por  Hauthal  opina  que  su  edad  debe  ser  relativamente  moderna,  de  la  época 
geológica  actual,  habiéndose  extinguido  probablemente  por  el  hombre,  que  ma- 
taba al  desdentado  para  alimentarse  de  su  carne  y  emplear  su  cuero. 

Kn  renumen,  vemos  que  todos  concuerdan  en  atribuir  á  estos  restos  una  edad 
bastante  mod^'rna,  pues  aunque  tuvieran  algunos  miles  de  años  como  las  momias 
egipcias,  siempre  serian  geológicamente  actuales.  No  puede  alirmarse  a  priori 
que  no  e\i>ta  aún  alguno  vivo,  pero  esto  parece  muy  poco  probable  por  la  falta  de 
notieiis  precisas  al  respecto. 

De  todos  modos  el  hecho  es  interesantísimo  y  de  trascendental  importancia 
para  el  mejor  conocimiento  paleontológico  y  geológico  de  la  América  meridional 
y  p»iede  tal  vez  modificar  las  ¡deas  corrientes  respecto  de  la  antigüedad  de  ciertas 
faunas. 


346  AN4LES  DE   LA   SOCIEDAD   CIENTÍFICA  ARGENTJNA 

Reconocido  el  desdentado  como  contemporáneo  del  hombre,  ilauthal  ;7/  avanza 
la  opinión  de  que  fuera  doméstico,  fundándose  para  ello  en  que  los  huesos  destro- 
zados así  como  el  cuero  cortado  en  pedazos,  se  encuentran  en  una  gruesa  capa  de 
estiércol  y  ceniza,  mezclados  con  leznas  y  otros  artefactos  de  la  industria  humana. 

El  estiércol  está  en  parte  muy  pisoteado  y  pulverizado,  pero  asimismo  se  hallan 
grandes  bostas  de  forma  algo  parecida  á  la  de  caballo  pero  mucho  mayores. 

Concreta  Hauthal  su  opinión  en  esta  forma  : 

Considerando  las  siguientes  circunstancias: 

1"  Que  la  capa  de  estiércol  está  limitada  al  espacio  comprendido  entre  la  lomita  y 
el  terraplén  (*);  espacio  que  puede  cerrarse  con  mucha  facilidad; 

2'  Que  al  píe  interior  de  la  lomita,  un  poco  más  arriba  del  estiércol,  encontré  mucho 
pasto  seco  debajo  de  la  misma  capa  de  tierra  y  piedras  que  cubre  el  estiércol.  Este  pasto 
puede  haber  sido  traído  á  ese  sitio  solamente  por  el  hombre; 

3°  Que  la  manera  como  se  presenta  la  capa  de  estiércol  indica  la  existencia  de  un  chi- 
quero, exactamente  igual  á  un  corral  viejo. 

He  parece  lógico  deducir  que  los  hombres  que.  hace  siglos  vivieron  allí,  tenían  la  cos- 
tumbre de  encerrar  sus  animales  domésticos  en  esa  parte  de  la  caverna,  reservándose  la 
otra  para  su  habitación. 

Lehmann-Nitsche  considera  que  no  se  trata  de  un  animal  verdaderamente  do- 
méstico, sino  salvaje  en  cautividad,  lo  que  parece  más  probable. 

Como  hemos  dicho  Lehmann-Nitsche  cree  que  el  hombre  mataba  al  desdentado 
para  comerlo,  mientras  E.  Nordenskjold  supone  que  el  encontrado  en  la  caver- 
na fué  muerto  por  un  puma  ó  algún  otro  carnicero. 

Los  exámenes  microscópicos  del  cuero,  del  pelo  y  los  huesecillos  publicados  por 
Jacob  ;10)  y  Smith  Woodwardi4/  coinciden  en  general  con  las  conclusiones  de 
Lónnberg  (*),  si  bien  Smith  Woodward  hace  notar  que  lo  que  Lonnherg  llama 
células  de  pigmento  en  los  osículos  fósiles  de  Mylodon,  son  infiltraciones  dendri- 
ticas  de  óxido  de  manganeso  y  manchas  de  óxido  de  fierro. 

Por  los  datos  que  hemos  extractado  rápidamente  puede  verse  la  importancia 
é  interés  délos  problemas  que  suscita  este  curioso  mamífero  y  se  comprende  el 
entusiasmo  que  tales  hallazgos  han  producido  en  todo  el  mundo  científico  y  aun 
entre  el  público  en  general,  como  puede  comprobarse  por  los  muchos  artículos 
aparecidos  en  la  prensa  política  y  noticiosa,  y  hasta  en  los  periódicos  de  carica- 
turas, que  no  han  dejado  de  aprovechar  la  voga  que  tan  rápidamente  ha  adquirido 
el  desdentado  patagónico  para  sus  chistosas  alusiones  políticas  y  financieras. 

La  imaginación  ha  jugado  un  gran  papel  en  muchos  de  los  artículos  referentes 
á  este  animal  y  nuestro  principal  propósito  al  confeccionar  este  análisis  compara- 
tivo ha  sido  habilitar  á  nuestros  lectores  para  que  distingan  la  parte  realmente  po- 
sitiva de  las  hipótesis  más  ó  menos  fundadas  con  que  ha  sido  adornada. 

A.  Gallardo. 

Comunicaciones  del  Museo  Nacional  de  Buenos  Aires.  Tomo  I,  n*  4. 
—  Buenos  Aires,  29  de  septiembre  de  1899  (1). 

(♦)  En  el  interior  de  la  gruta.  —  A.  G. 

(1)  Véase  :  Anales  de  la  Sociedad  Cientifica  Argentina,  tomo  XLYII,  pág.  260. 
Aprovechamos  esta  oportunidad  para  corregir  un  error  en  que  incurrimos  al  dar 
cuenta  de  la  aparición  del    n'  1  de  las  Comunicaciones ^    en    el   tomo  XLVI,  página  244 


BIBLIOGRAFÍA  347 

Continúa  el  doctor  Berg  »{is  comunicacioneíf  ictiológicas^  dando  datos  sobre  la 
rara  y  sínf^ular  lamprea  Exomegas  macrostomus  rBurm.)  Gilí.,  cuya  descrip- 
ción corrige  y  completa,  sobre  el  mero  Polyprion  atnericanus  (Bl.  Schn.)  O. 
Costa,  y  acerca  de  Curimaía  latior  (Spix)  C.  \\,  Rhaeboides  bonaerensis  Stud., 
Uh.  prognalhus  (Blgr.)  Üerg,  y  de  la  merluza  Genyplerus  capensis  (A.  8m.) 
Glhr, 

Kn  la  polémica  sobre  geología  de  la  Patagonia  austral,  replica  Hauthal  al 
articulo  de  Mercera l.  aparecido  en  el  número   anterior   de   las    Comunicaciones. 

Kl  doctor  Berg  dn  la  sinonimia  y  bibliografía  completa  de  dos  mariposas,  Brenthis 
Cytheris{\)rüvy)  Butl.  y  It.Dexamene  (B^d.)  Berg,  agregando  nuevos  datos,  ano- 
taciones y  figuras  exactas,  en  la  esperanza  de  que  no  serán  confundidas  y  des- 
criptas  de  nuevo,  como  tantas  veces  ha  sucedido. 

Kn  unas  notas  fi  lo  ter  ato  lógicas  presenta  Gallardo  casos  de  fasciación  en 
varías  plantas,  entre  otras  en  un  Cotyledon,  representado,  según  fotografía,  y  en 
una  Bixinea,  Xylosma  Salzmanni  Eichl.  Indica  además  casos  de  contorsión 
helicoide  en  uua^rama  de  cerezo,  Prunus  cerasus  L.,  de  fisión  de  la  nervadura 
media  en  hojas  á^  Kuony mus  japónica  Thnb.,  de  pleiolaiis  en  la  corola  y 
androeceo  del  jazmín  del  país,  Jasminum  officinale  L.,  de  proUficación  lateral 
de  la  inflorescencia  femenina  del  maíz,  Zea  mays  L.,  que  produjo  una  espiga 
múltiple,  con  siete  espigas  laterales  y  algunas  otras  anomalías  que  se  presentan 
con  mayor  frecuencia. 

Kn  sus  interesantes  apuntes  dipterológicos  se  ocupa  el  doctor  Berg  de  la 
mosca  brava.  Stomoxys  nebulosa  F.,  de  la  mosca  Trypeta  (Ácrotoxa)  frater- 
culus  (Vi wdem.)  Lw.,  cuya  larva,  llamada  vulgarmente  gusano^  vive  dentro  de 
las  peras,  de  Trypeta  (Plagiotoma)  obliqua  Say,  y  de  Sarcophaga  lambens 
(Wiedem.),  parásito  en  estado  larval  de  la  langosta,  y  de  la  cual  había  ya  tra- 
tado el  doctor  Berg  en  el  número  ¿  de  las  Comunicaciones,  llamándola 
Agria  acridiorum,  bajo  la  fe  de  la  determinación  genérica  del  profesor  Mik. 
Esta  mosca  es  generalniente  conocida  entre  nosotros  con  el  nombre  de  y'emorea 
acridiorum  que  le  dio  Weyenbergh.  Es  probable  que  deba  considerarse  como 
destructora  de  los  huevos  de  la  langosta  á  la  larva  de  la  mosca  Chortophila 
rubrifrons  Big.,  en  cuyo  caso  habría  que  agregarla  al  número  de  los  enemigos 
pequeños  del  voraz  ortóptero.  Anota  finalmente  datos  biológicos  sobre  el  díptero 
uruguayo  Midas  lestaceiveníris  Macq. 

Prosiguiendo  sus  dt'scripciones  latinas  de  algunas  plantas  nuevas  de  la  América 
austral f  nos  presenta  el  doctor  Spegazzíui  las  siguientes  especies  :  Calandrinia 
macrocarpa.  Saxífraga  trigyna  Rmy  var.  azorelloides  Speg..  Ürachycladus 
Stuckertiy  Verbena  nubigena  y  Strongylomopsis  fuegiana,  representante  de  un 
nuevo  genero. 

Corrige  el  doctor  Berg,  al  final  de  este  nuevo  é  interesante  número,  un  error 
de  imprenta  relativo  á  la  longitud  del  Mermis   acridiorum  (Weyenb.)  Berg» 


entrega  de  octubre  de  18d8,  de  estos  Analet,  donde  al  extractar  el  artlcolo  Variation  de 
régime,  dijimos  que  hw  Carábidos  chilenos  del  género  Ceroglostut  Sol.,  siendo  CAnií- 
voros,  comen  el  fruto  de  Vaecinum  myrfií/iit  L..  mientras  que  en  realidad  el  doctor  Berg 
afirma  que  dicho**  coloópleros  comen  los  frutos  de  Arittotelia  mo^ui  L'Héril.,  muy 
parecidos  á  los  de  Vaecinum  myrtilhu  L. 


348  ANALES   DE   LA  SOCICDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

DomatelmÍMto  que  aparece  tambiéD  como  parásito  en   la   langosta  adulta,  y  no 
sólo  en  la  saltona  como  hasta  ahora  se  creía. 

A.  Gallardo. 


III.  -  CIENCIAS   MÉDICAS 

De  Uladpid  (doctor  Samuel  ,  profesor  de  Histología  en  la  Universidad  do 
Buenos  Aires.  —  Lecciones  elementales  de  Histología  é  Histogenia.  — 
Tomo  I,  Buenos  Aires,  1899. 

Muy  favorable  impresión  produce  este  hermoso  volumen  de  335  páginas,  profu- 
samente ilustrado  con  más  de  doscientas  figuras  de  artística  ejecución.  La  satisfac- 
ción se  acrecienta  al  considerar  que  esta  obra  de  aliento  y  de  abundante  informa- 
ción, en  materias  novísimas  que  realizan  constantes  progresos  y  transformaciones, 
es  obra  de  un  joven  médico  argentino,  que  ya  ha  revelado  sin  duda  en  varios  ar- 
tículos anteriores  especiales  aptitudes  para  los  estudios  serios  y  la  sólida  produc- 
ción, pero  que  asimismo  no  puede  menos  de  sorprender  á  nuestro  reducido  mun- 
do científico  con  la  publicación  de  un  trabajo  de  la  importancia  del  actual,  tanto 
más  meritorio  cuanto  que,  por  desgracia,  nuestra  juventud  nos  ofrece  raras  veces 
este  agradable  género  de  sorpresas. 

No  conocemos  en  lengua  española  un  tratado  de  micrografía  que  pueda  com- 
pararse con  el  libro  de  de  Madrid,  que  contiene  los  principales  resultados  de  los 
más 'modernos  tratados  alemanes,  ingleses,  norte  americanos,  ingleses,  franceses  é 
italianos,  así  como  también  do  muchos  estudios  aparecidos  últimamente  en  las  re- 
vistas especiales  y  esto  aumenta  singularmente  el  mérito  de  la  obra  que  nos  ocupa 
y  la  utilidad  que  ella  puede  prestar  á  los  estudiantes  de  medicina  y  á  todos  aquellos 
que  se  interesen  en  estudios  histológicos  y  micrográ fieos. 

Su  estilo  claro  y  sencillo  y  las  figuras  abundantemente  intercaladas  en  el  texto 
facilitan  la  fácil  y  completa  inteligencia  de  la  materia  tratada. 

No  dudamos  quesería  posible  indicar  ligeras  deficiencias  é  incorrecciones  de 
detalle,  pero  estas  críticas  minuciosas  deben  acallarse  ante  la  importancia  y  mag- 
nitud del  esfuerzo  en  medio  de  las  dificultades  de  todo  orden,  idiomáticas,  biblio- 
gráficas y  de  consulta,  con  que  debe  lucharse  entre  nosotros  para  la  preparación 
y  confección  de  una  obra  de  esta  índole. 

Una  rápida  reseña  délos  catorce  capítulos  en  que  se  halla  dividido  este  primer 
tomo  permitirá  apreciar  la  amplitud  con  que  ha  sido  encarado  el  tema  y  el  caadal 
de  información  que  el  libro  ofrece. 

Después  de  un  breve  prefacio  se  transcribe  el  discurso  con  que  inauguró  de  Ma- 
drid su  cátedra  de  Histología. 

Trátase  en  el  primer  capítulo  de  las  manipulaciones  histológicas  en  general. 
con  datos  sobre  los  instrumentos  empleados. 

En  el  siguiente  capítulo  se  describen  los  más  modernos  modelos  de  microsco  - 
píos  compuestos,  con  recomendaciones  prácticas  para  su  empleo,  así  como  indica- 
ciones sobre  las  fuentes  de  luz  empleadas  para  las  observaciones  y  los  procedi- 
mientos usados  para  condensarla  ó  descomponerla. 

Dedica  el  tercer  capítulo  á  los  accesorios  del  microscopio  como  ser  microespec- 


MOVIMIENTO  SOCIAL 


OCTUBRE 


Interesantes  ^^sitas.—  Tres  visitas  ha  realizado  la  sociedad  durante  el 
mes  transcurrido  A  todas  ellas  asistió  un  crecido  número  de  socios  que  pudieron 
constatar  los  progresos  industriales  realizados  en  ios  diferentes  ramos.  Agrade- 
ciendo nuevainente  las  atenciones  recibidas  por  nuestros  consocios  en  todos  los 
establecimientos  visitados,  nos  limitaremos  por  ahora  á  indicar  las  fechas  de  las 
excursiones,  esperando  que  ios  comisionados  que  la  Junta  Directiva  designó  en  ca- 
da caso,  presenlen  sus  respectivos  informes  para  hacerlos  conocer  de  nuestros 
lectores. 

Compañía  g^eneral  de  fósforos.—  El  domingo  8  de  octubre  tuvo  lu- 
gar la  visita  de  la  importante  fábrica  de  fósforos  que  posee  esta  compañía  en  Ba- 
rracas. 

La  concurrencia  apreció  debidamente  el  vasto  y  bien  montado  taller  de  lito- 
grafía que  ejecuta  no  solamente  la  provisión  de  los  14.000.000  de  cajas  de  fósforos 
mensuales  que  utiliza  la  compañía  sino  también  muchos  trabajos  que  le  son  en- 
cargados por  otras  industrias  ó  por  particulares. 

Las  ingeniosas  máquinas  que  confeccionan  las  cajas  llamaron  particularmente 
la  atención  de  los  visitantes. 

Compañía  Sud-amerioana  de  billetes  de  banco.  —  Los  ta- 
lleres de  esta  compañía  fueron  visitados  en  la  mañana  del  H  de  octubre.  El  ge- 
rente delaempr»*sa  señor  Rodolfo  Lans  acompañó  á  los  visitantes  en  el  recorri- 
do de  los  diversos  dt'partamentos*  fundición  de  tipos,  tipografía,  litografía,  foto- 
grafía, encuademación,  etc.,  que  componen  este  establecimiento  que  honra  al 
país,  dándola  medida  del  progreso  que  han  a'lcanzido  las  artes  gráficas  entre  nos- 
otros. 

El  departamento  d«*  valores  donde  se  imprimían  las  nuevas  estampillas  de  co- 
rríaos que  fueron  puestas  ese  día  en  circulación,  pudo  tambí<^n  visitarse,  gracias 
á  la  amabilidad  del  señor  gerente  y  previas  las  formalidades  que  requiere  la  en- 
trada á  esa  sección. 


350  ANALES   DE   LA   SOCIEDAD   CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Kslki  primer  número,  después  de  explicar  el  origen  y  programa  de  la  revista, 
da  ciaras  nociones  generales  sobre  el  aparato  respiratorio  humano  y  explica  las 
causas  de  la  tuberculosis.  Indica  luego  las  medidas  para  evitar  el  contagio  de  la 
tuberculosis  en  los  trenes  y  hoteles,  y,  después  de  algunos  datos  sobre  sana- 
torios ofrece  una  revista  de  las  principales  novedades  científicas  relacionadas 
con  esta  enfermedad. 

Suministra  indicaciones  acerca  del  modo  de  tomar  la  temperatura  axilar,  parí 
lo  cual  conviene  secar  la  axila  y  dejar  el  termómetro  en  buen  contacto  durante 
diez  minutos. 

Algunas  noticias  y  explicaciones  sobre  los  estudios  de  Tornii  en  lassieiras 
de  Córdoba,  cierran  este  número,  del  que  se  han  tirado  5000  ejemplares,  cuyo 
precio  es  de  20  centavos,  quedando  el  pago  á  voluntad  del  lector,  pues  su  direc- 
tor se  propone  en  primera  línea  difundir  estos  conocimientos  sin  móvil  intere- 
sado alguno. 

A.  Gallardo. 

Cpanwell  (Daniel  J.),  profesor  sustituto  y  jefe  de  clínica  quirúrgica  de  la 
Facultad  de  Medicina  de  Buenos  Aires.  Equinocoous  de  la  pleura.  Bue- 
nos Aires,  1899. 

Da  el  autor  interesantes  datos  sobre  estos  raros  casos  de  quistes  hidatidicos 
df-mostrando  buen  conocimiento  de  la  bibliografía,  unido  á  su  considerable 
práctica  clínica  y  operatoria. 

Expone  luego  la  historia  de  un  caso  excepcional,  felizmente  operado,  y  llega 
á  la  conclusión  de  que  estos  quistes  intra torácicos  pueden  tratarse  con  ventajas 
por  el  procedimiento  de  la  sutura  sin  drenaje,  por  grandes  que  ellos  sean. 

A.  Gallardo. 


IV.  —  VARIEDADES 


Liecomte  (Henri),  doctor  en  ciencias,  agregado  de  la  Universidad  de  París. — 
Le  Cafó.  Culture.  Manipulation.  Phoduction.  —  París,  1899. 

Esta  obra  constituye  una  historia  del  cultivo  y  de  la  producción  del  café  en  el 
mundo.  Su  autor  ha  reunido  en  un  volumen  de  334  páginas,  con  60  figuras  y 
diagramas,  editado  por  Carré  y  Naud,  todos  los  datos  necesarios  ó  útiles  á  los 
plantadores  de  café. 

La  primera  parte  contiene  la  descripción  y  distribución  geográfica  de  los 
cafeteros,  especialmente  de  Coffea  arábica^  C.  stenophylla,  C.  liberica  y  (7. 
mauritiana. 

Trata  luego  de  los  procedimientos  de  cultivo  y  preparación,  terminando  con 
el  estudio  de  las  condiciones  económicas  de  la  producción  y  del  consumo,  así 
como  de  los  succedáneos  del  café.  Un  índice  bibliográfico  completa  esta  obra. 


MOVIMIENTO  SOCIAL 


OCTUBRE 


Interesantes  visitas.—  Tres  visitas  ha  roalizado  la  sociedad  durante  el 
nu's  transcurrido  A  todas  ellas  asistió  un  crecido  número  de  socios  que  pudieron 
coiKstatar  los  progresos  industriales  realizados  en  los  diferentes  ramos.  Agrade- 
ciendo nuevamente  las  atenciones  recibidas  por  nuestros  consocios  en  todos  los 
establecimientos  visitados,  nos  limitaremos  por  ahora  á  indicar  las  fechas  de  las 
excursiones,  esperando  que  los  comisionados  que  la  Junta  Directiva  designó  en  ca- 
da caso,  presenten  sus  respectivos  informes  para  hacerlos  conocer  de  nuestros 
lectores. 

Compañía  gi'enepal  de  fósforos.—  El  domingo  8  de  octubre  tuvo  lu- 
gar la  visita  de  la  importante  fábrica  de  fó>foros  que  posee  esta  compañía  en  Ba- 
rracas. 

La  concurrencia  apreció  debidamente  el  vasto  y  bien  montado  taller  de  lito- 
grafía que  ejecuta  no  solamente  la  provisión  de  los  14.000.000  de  cajas  de  fósforos 
mensuales  que  utiliza  la  compañía  sino  también  muchos  trabajos  que  le  son  en- 
cargados por  otras  industrias  ó  por  particulares. 

Las  ingeniosas  máquinas  que  confeccionan  las  cajas  llamaron  particularmente 
la  atención  de  los  visitantes. 

Compañía  Sud-amerioana  de  billetes  de  banco» — Los  ta- 
lleres de  esta  compañía  fueron  visitados  en  la  mañana  del  li  de  octubre.  El  ge- 
rente delaemprosa  señor  Rodolfo  Laas  acompañó  á  los  visitantes  en  el  recorri- 
do de  los  diversos  departamentos*  fundición  de  tipos,  tipografía,  litografía,  foto- 
grafía, encuademación,  etc.,  que  componen  este  establecimiento  que  honra  al 
país,  dando  la  medida  del  progreso  que  han  a'lcanzidolas  artes  gráficas  entre  nos- 
otros. 

El  departamento  de  valores  donde  se  imprimían  las  nuevas  estampillas  de  co- 
rreos que  fueron  puestas  ese  día  en  circulación,  pudo  también  visitarse,  gracias 
á  la  amabilidad  del  señor  gerente  y  previas  las  formalidades  que  requiere  la  en- 
trada á  esa  sección. 


352  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Compañía  alemana  tpansatlántica  de    electricidad.  —  La 

gran  usina  que  esta  importante  compañía  acaba  de  instalar  en  la  manzana  com- 
prendida por  las  calles  Reconquista,  Paraguay,  CLarcasy  Paseo  de  Julio,  fué  visi- 
tada el  domingo  S2  de  octubre. 

Nuestros  consocios  pudieron  apreciar  la  magnitud  y  novedad  de  esas  instala- 
ciones que  permitirán  en  breve  la  producción  en  grande  escala  de  la  energía  eléc- 
trica, tanto  para  el  alumbrado  público  y  privado  del  municipio  como  para  fuerza 
motriz. 

Los  visitantes  conservan  el  más  agradable  recuerdo  de  estos  tres  importantes  es- 
tablecimientos, así  como  de  la  amabilidad  del  personal  superior  de  los  mismos. 


ANALES 


DE     LA 


CIENTÍFICA 


ARGENTINA 


Director  :  iDgeoiero  ÁNGEL  GALLARDO 
SiCRBTARios  :  Señores  Eduardo  Latziüa  y  Carlos  Lagos  García 

REDACTORES 

Ingeniero  Eduardo  Aguirre,  señor  Juan  B.  Ambrosetti,  doctor  P»ídro  N.  Arata, 
ingeniero  Alberto  de  Arteaga.  ingeniero  doctor  Manuel  B.  Bahía,  ingeniero 
Santiago  E.  Barabino,  ingeniero  Federico  Birabén,  arquitecto  Juan  A.  Bus- 
chiazzo,  ingeniero  Emilio  Candía  ni,  ingeniero  José  S.  Corti,  doctor  Eduardo  L. 
Holmberg,  doctor  Atanasio  Quiroga,  ingeniero  Francisco  Seguí,  doctor  Enrique 
Tornii,  doctor  Roberto  Wernicke,  doctor  Eálanislao  S.  Zebailos. 


DICIEMBRE   1899.  —   ENTREGA   VI.  -   TOMO   XLVIII 


PUNTOS   Y   PRECIOS    DK    SUSCRIPCIÓN 

LOCAL  DB  LA  SOCIEDAD,   CCVALLOH   2)1,    T   FRINOIPALES  LIIIREUÍAS 

Por  mea $  nvn  loo 

Por  año "  í*"^^ 

Número  atrujiado >*  -•*^* 

~~               |wini  l'»ít  >«>«:iu'> '»  *•'''* 

La  suscripción  se  pa(j<i  ai\lic\p(tda 


BUKNOS      AIRKS 

IMPRENTA  Y  CVSA  KOITOIU  DK  0)\\  III  lOUNOS 
684  —  CALLE  PBRÚ   —  tW^ 

1899 


JUNTA    DIRECTIVA 


Presidente . .  Ingeniero  doctor  Marcial  R.Candioti 

Vice-Presidente  I""  Ingeniero  doctor  Carlos  M.  Morales 
Id.  2^  Mayor  ingeniero  Arturo  M.  Lügones 

Secretario  de  actas  Ingeniero  Eleodoro  A.  Damianovich 
—  correspondencia  Agrimensor  Cristóbal  Hicken. 

Tesorero Ingeniero  Armando  Romero. 

Bibliotecario Señor  Liiis  Migüens. 

Ingeniero  Domingo  Nocetl 

Ingeniero  Claro  C.  Dassen. 

Ingeniero  Domingo  Carrique. 
Vocales { Ingeniero  Emilio  Palacio. 

Ingeniero  Luis  A.  Huerco  (hijo). 

Ingeniero  Oronte  A.  Valerga. 
Gerente Señor  Juan  Botto. 


índice  de  la  presente  entrega 


Adolfo  Hurillo  (Necrología) 353 

Pedro  N.  Abata.  Desnaturalización  de  alcoholes  para  usos  industriales 356 

Pedro  N.  Abata.  Alcohol  para  la  desnaturalización 364 

JoLRS  KúNCKEL  d*Hbrculais.  Empleo  de  las  langostas  como  abono 308 

Pedro  N.  Arata.  Lavaderos  y  lavado  de  ropa  en  Buenos  Aires a'íH 

JüA.N  M.  Thome.  Los  meteoritos  de  Noviembre 391 

Bibliografía:  Keiler,  Calcul  et  constructiun  des  transmissions.  —  Bucbelkr, Ma- 
nuel de  distillerie 395 

Índice  general  de  las  materias  contenidas  en  el  tomo  cuadragésimo  octavo 397 


Doctor  Adolfo  MuriUo 


ADOLFO    MÜRILLO 


El  telégrafo  nos  ha  transmitido  la  triste  nueva  del  fallecimiento 
del  doctor  Adolfo  Murillo,  ocurrido  en  Santiago  de  Chile  el  14  de 
noviembre  próximo  pasado. 

El  nombre  del  doctor  Murillo  está  íntimamente  vinculado  al 
progreso  de  las  instituciones  científicas,  medicas  y  Hiantrópícas 
chilenas  y  su  inesperada  desaparición  ha  sido  sinceramente  sentida 
tanto  en  el  país  vecino,  como  entre  nosotros^  donde  contaba  con 
numerosos  amigos.    * 

La  muerte  le  sorprende  á  los  61  años  de  edad,  en  plena  actividad 
científica  y  profesional,  mientras  preparaba,  con  el  entusiasmo  y 
actividad  que  le  caracterizaban,  los  exámenes  de  sus  alumnos  de 
obstetricia  y  ginecología  de  la  Universidad,  quienes  pierden  en  él 
un  maestro  querido  y  competentísimo. 

Desde  muy  joven  demostró  decidida  vocación  por  el  estudio  y 
poco  después  de  graduarse  doctor  en  medicina  comenzó  á  publicar 
artículos  y  libros  relacionados  con  diversas  materias,  fecunda  pro- 
ducción intelectual  que  ha  continuado  hasta  su  muerte  en  medio 
de  las  atenciones  más  variadas  y  de  una  clientela  profesional  cada 
día  más  numerosa. 

Sus  trabajos  médicos  versan  principalmente  sobre  obstetricia, 
ginecología,  higiene  y  teratología.  Escribió  además  un  texto  de 
Historia  Natural,  asignatura  que  dictó  durante  algún  tiempo,  y  dos 
importantes  estudios  sobre  las  plantas  medicinales  de  Chile.  No 
siéndonos  posible  dar  una  lista  biblíográñca  completa  de  su  vasta 
labor,  nos  limitaremos  á  agregar  que  muy  poco  antes  de  su  falle- 
cimiento había  presentado  á  la  Facultad  de  .Medicina  de  Santiago 
dos  interesantes  trabajos  sobre  Mortalidad  en  Santiago  y  Ebriedad 

AN.  toe.  civrr.  arg.  ^  t.  ilviii  i3 


354  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA    ARGENTINA 

y  Locura,  y  deja  preparado  otro  sobre  Diminución  gradual  de  la 
viruela  en  Chile.  Tan  halagüeña  diminución  se  debe  á  la  constan- 
te é  inteligente  actividad  desplegada  por  Murilio  en  la  presidencia 
de  la  Junta  Central  de  Vacuna,  consiguiendo  admirables  resultados 
con  la  difusión  de  ese  poderoso  profiláctico,  como  pudo  verse  por 
una  de  sus  comunicaciones  al  Congreso  Científico  Latino  Americano 
y  en  varias  de  sus  publicaciones  y  memorias. 

Llamado  á  la  presidencia  de  la  Société  Scientifique  du  Chili,  im- 
pulsó vigorosamente  el  progreso  de  esa  importante  institución 
científica,  que  adquirió  bajo  su  dirección  verdadero  carácter  na- 
cional chileno. 

Ha  sido  el  alma  de  los  Congresos  Científicos  Generales  Chilenos, 
cuya  quinta  sesión  se  celebró  el  año  pasado  en  Chillan.  Esas  reu- 
niones que  periódicamente  tienen  lugar  en  las  principales  ciuda- 
des de  la  república  trasandina  han  contribuido  poderosamente  al 
progreso  científico  en  Chile,  vinculando  y  estimulando  á  sus  hom- 
bres de  estudio.  Ellas  pueden  considerarse  hoy  definitivamente 
arraigadas  y  su  creciente  prosperidad  es  acabada  prueba  de  los 
beneficios  que  ellas  reportan. 

Como  extensión  de  esos  congresos  proyectó  el  doctor  Murilio  la 
realización  de  un  congreso  científico  sudamericano  que  ampliase 
á  todo  el  continente  las  ventajas  que  á  Chile  habían  producido  estas 
solemnidades.  Dificultades  inherentes  á  este  género  de  empresas 
impidieron  su  realización,  hasta  que  la  Sociedad  Científica  Argen- 
tina inició  el  Congreso  Científico  Latino  Americano,  del  cual  puede 
considerarse  precursor  al  doctor  Murilio,  y  que  encontró  en  él  un 
entusiasta  colaborador,  de  acuerdo  con  sus  elevados  ideales  de 
confraternidad  americana. 

Murilio  era  un  sincero  amigo  de  la  República  Argentina,  á  la  que 
se  hallaba  vinculado  por  su  matrimonio  con  una  distinguida  des- 
cendiente del  general  Lavalle  y  por  sus  relaciones  personales  ó 
científicas  con  muchos  argentinos,  contraídas  tanto  en  sus  viajes 
á  Buenos  Aires  como  en  la  generosa  hospitalidad  que  brindaba  en 
su  país  á  nuestros  compatriotas.  Su  amor  por  la  Argentina  >  sus 
deseos  de  una  fraternal  unión  entre  ambos  pueblos  no  se  desmin- 
tieron ni  aun  en  los  momentos  más  difíciles,  y  puede  considerarse 
como  uno  de  los  distinguidos  obreros  de  las  pacíficas  soluciones 
alcanzadas,  fiel  á  su  bello  lema  Paxet  Scientia. 

Su  constante  preocupación  era  el  mejoramiento  de  las  condí* 
cienes  materiales  y  morales  del  pueblo  chileno  y  en  ese  sentido  no 


ADOLFO    MORILLO  355 

ahorraba  esfuerzos  en  pro  de  la  implantación  de  medidas  higiéni- 
cas y  de  saneamiento,  asi  como  de  todo  aquello  que  fomentara 
las  instituciones  benéñcas  que  protegen  a!  niño^  á  la  mujer  y  al 
desvalido. 

El  progreso  científico  y  de  la  instrucción  general  en  Chile  y  su 
más  fácil  comunicación  material  é  intelectual  con  los  centros  de  la 
civilización,  tenianen  Murillo  un  incansable  apóstol.  Era,  en  efecto, 
una  de  las  características  de  su  espíritu  el  don  de  proselitismoy 
propaganda  en  favor  de  todas  las  ideas  nobles  y  elevadas  que  de- 
fendió siempre  calurosamente  desde  la  cátedra,  la  tribuna  ó  las 
columnas  de  la  prensa  política  y  cientííica. 

Nobilísima  pero  ardua  es  la  tarea  de  los  hombres  como  Murillo 
en  nuestras  sociabilidades  latino-americanas  y  pocos  son  los  que, 
como  él,  se  sobreponen  á  los  desfallecimientos  y  desilusiones  que 
los  combaten  en  un  medio  indiferente  cuando  no  hostil,  y  consi- 
guen conservar  el  fuego  sagrado  de  un  patriótico  y  elevado  entu- 
siasmo hasta  el  instante  mismo  en  que  caen  en  la  brecha  con  la 
conciencia  de  haber  cumplido  su*deber  en  la  medida  de  sus  fuer- 
zas y  la  satisfacción  de  que  su  prédica  constituye  una  semilla  de 
cultura  cuyos  frutos  recogerán  las  futuras  generaciones. 

Dada  la  desinteresada  y  benéfica  vida  del  doctor  Adolfo  Murillo 
no  debe  sorprendernos  el  hecho  de  que  su  sepelio  haya  revestido 
gran  solemnidad,  concurriendo  representantes  de  todas  las  corpo- 
raciones científicas  y  de  beneficencia  de  Santiago. 

Hicieron  uso  de  la  palabra  en  ese  acto  Ventura  Carvallo  Elizalde, 
en  nombre  de  la  Facultad  de  Medicina;  Augusto  Orrego  Luco,  en 
nombre  de  la  Escuela  de  Medicina;  Mariano  Guerrero,  en  repre- 
sentación de  la  junta  de  beneflcencía;  Luis  Dávila  Larrain,  y  varios 
otros  oradores  que  supieron  poner  en  relieve  las  dotes  del  extinto. 

La  Sociedad  Científica  Argentina  que  le  designó  socio  correspon- 
sal el  3  de  noviembre  del  año  anterior,  haciendo  justicia  á  sus  re- 
levantes condiciones  científicas  y  de  carácter,  se  asocia  al  duelo  cau- 
sado por  la  muerte  de  este  campeón  del  progreso  y  la  cultura  de 
la  América  del  Sud. 


DESNATURALIZACIÓN  DE  ALCOHOLES 


PARA   USOS    INDUSTRIALES 


La  desnaturalización  que  la  ley  concede  á  los  alcoholes  que  se 
usan  en  la  industria  química,  para  la  calefacción  ahora,  y  tal  vez  se 
usarán  mañana  para  el  alumbrado^  debe  ser  una  operación  autori- 
zada por  la  Administración,  hecha  bajo  su  control  y  vigilancia,  en 
salvaguardia  de  los  intereses  fiscales  del  Estado.  Esto  es  evidente,  y 
el  decreto  reglamentario  de  31  de  Enero  tiende  á  satisfacer  estos  pro- 
pósitos. Las  leyes  que  imponen  fuertes  contribuciones  á  los  alcoholes 
de  alimentación  que  entran  en  la  composición  de  licores  y  bebidas, 
tienen  un  propósito  bien  definido  de  obtener  renta,  necesaria  para 
la  marcha  de  la  Administración.  Se  habla  de  higiene,  de  combatir 
el  alcoholismo,  pero,  á  la  verdad,  la  cuestión  humanitaria  es  muy 
secundaria,  pues  el  Estado  no  se  guia  por  sentimentalismos  incon- 
ducentes; y  por  otra  parte,  está  demostrado  que  por  más  que  estos 
impuestos  se  aumenten  no  disminuye  por  eso  su  consumo. 

Los  países  más  civilizados  proceden  de  esta  manera. 

La  necesidad  de  redondear  un  presupuesto  lleva  á  los  Estados 
hasta  las  manifestaciones  innobles  de  la  ferocidad.  ¿No  se  ha  titu- 
beado en  ir  hasta  la  guerra,  para  imponer  el  comercio  del  opio  á  la 
China,  embruteciendo  el  20  Vo  de  su  población,  sólo  para  obtener 
un  impuesto  de  dos  millones  de  libras  esterlinas  en  beneficio  de  una 
colonia  ? 

Nuestras  necesidades  fiscales  nos  han  traido,  en  1890,  los  impues- 
tos internos,  y  uno  de  los  renglones  más  vistosos  ha  sido  precisa- 
mente el  del  alcohol.  A  la  verdad,  el  resultado  no  ha  satisfecho  los 


DESNATURALIZACIÓN  DE  ALCOHOLES  357 

cálculos  que  se  habían  hecho  sobre  su  rendimiento.  Las  causas  son 
múltiples. 

Si  para  la  importación  existe  el  peligro  del  contrabando;  páralos 
impuestos  inlernosexisleel  de  la  defraudación,  tanto  másgrave  entre 
nosotros,  por  cuanto  el  control  de  esta  renta  del  Estado  es  más  diíícil 
que  en  cualquier  otro  país,  por  la  extensión  desmedida  de  nuestro 
territorio,  por  la  falta  de  educación  cívica,  que  no  vé  en  el  defrauda- 
dor á  un  ladrón  sino  á  un  hombre  vivo  y  por  la  complicidad  mis- 
ma de  los  consumidores,  que  comparten  con  el  defraudador  una 
parte  del  valor  del  impuesto.  Habría  verdadera  ingenuidad  en  pre- 
tender que  esto  no  sucediera.  Además,  la  denuncia  nos  la  represen- 
tamos como  acto  muy  villano;  resulta  que,  explotando  sentimientos 
nobles  por  un  lado  y  la  codicia  que  abarca  una  región  más  (')  menos 
grande  en  el  corazón  de  la  humanidad,  la  defraudación  tiene  hon- 
das raíces  y  los  defraudadores  poderosos  aliados  en  la  masa  de  la 
comunidad. 

La  ley  debiera  establecer  que  la  defraudación  del  impuesto  es 
un  cnwie;?;  y  habría  que  convencerá  las  masas  que  con  ella  se  roba 
no  sólo  al  estado  sino  á  aquellos  que  pagan  religiosamente  el  im- 
puesto, y  que  se  arruina  al  comerciante  honrado. 

Admitido  que  el  propósito  de  la  ley  es  gravar  al  alcohol  de  bebida 
bajo  cualquier  forma  que  se  expenda  y  que  la  desnaturalización 
debe  ejecutarse  en  las  condiciones  más  apropiadas  para  que  ese 
alcohol,  librado  parcialmente  de  impuesto^  no  sea  usado  en  la  ali- 
mentación, veamos  cuáles  son  los  medios  de  qué  se  dispone  para 
conseguir  el  cumplimiento  de  la  ley. 

Si  la  diferencia  entre  el  impuesto  del  alcohol  de  bebida  y  el  des- 
naturalizado no  llegara  á  ser  de  90  pesos  por  hectolitro,  que  imporla 
seis  veces  su  precio  venal,  no  habría  mucho  que  preocuparse  de  los 
desnaturalizantes;  puesel costo  de  su  eliminación,  agregándose  las 
contingencias  legales  de  una  operación  fraudulenta,  no  haría  viable 
esa  tentativa.  Pero,  con  el  aliciente  de  una  ganancia  vistosa  á  ex- 
pensas del  íisco  y  con  la  complicidad  de  los  consumidores  que  he- 
mos mencionado^  toda  precaución  que  se  tome  será  perfectamente 
justificada  y  necesaria,  bajo  el  punto  de  vista  fiscal. 

Según  el  propósito  de  las  Administraciones,  un  buen  desnatura- 
lizante debe  llenar  las  siguientes  condiciones : 

1'  Dar  al  alcohol  caracteres  tales  de  impropiedad  y  mal  gusto, 
que  no  permitan  usarlo  como  bebida  en  las  preparaciones  en  que 
entre  como  elemento  fundamental  ; 


358  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

2^  La  dosisdel  desnaturalizante  debe  ser  relativamente  débil,  pa- 
ra no  causar  estorbo,  en  la  operación  misnna,  á  la  Administración  ; 
al  comercio ; 

3»  La  materia  desnaturalizante  no  debe  ser  muy  venenosa^  v  si 
loes,  las  dosis  tóxicas  no  deben  sobrepasar  los  limites  en  que  se 
usa,  dada  la  unidad  de  alcohol,  de  ingestión  posible  por  error; 

4^  No  debe  aumentar  los  peligros  de  incendio  ó  de  explosión  y 
serde  fácil  caracterización; 

5"  No  debe  existir  normalmente  en  el  alcohol  industrial  impuro, 
que  se  destina  á  la  desnaturalización  ; 

6"  La  materia  empleada  en  la  desnaturalización  no  debe  acarrear 
inconvenientes  graves  en  el  uso  doméstico  del  alcohol  desnatura- 
lizado ;  es  decir,  no  debe  dar  por  combustión  olor  desagradable,  ni 
desprendimento  de  humo  ó  de  vapores  ácidos  irritantes  ;  las  man- 
chas que  produce  deben  ser  eliminadas  con  facilidad  ; 

7^  Debe  serde  una  baratura  tal,  que  no  sea  un  obstáculo  para 
su  empleo  económico  ; 

8"^  El  desnaturalizante  debe  ser  una  composición  tal,  que  los  tra- 
tamientos químicos  y  físicos,  á  disposición  de  los  falsificadores  re- 
vivificadores,  no  les  permita  su  regeneración  fácil  y  económica; 

9""  Por  fín,  los  desnaturalizantes  que  se  emplean  no  deben  dañar 
los  productos  que  han  de  resultaren  una  elaboración  industrial, 
beneficiada  por  la  ley. 

Muchas  de  estas  condiciones  parciales  se  pueden  conseguir  fácil- 
mente ;  pero  un  desnaturalizante  que  las  reúna  todas  es  un  deside- 
rátum en  todos  los  Estados  sometidos  al  régimen  del  impuesto  del 
alcohol. 

Los  métodos  de  revivificación  del  alcohol  desnaturalizado  son 
múltiples  y  todos  al  alcance  del  químico  de  laboratorio;  de  manera 
que,  bajo  este  punto  de  vista,  puede  afirmarse  que  no  hay  desnatu- 
ralizante ninguno  eficaz . 

No  sucede  lo  mismo,  sin  embargo,  para  el  químico  industrial ;  és- 
te debe  tropezar  con  un  factor  importante  :  con  la  masa  de  alcohol 
desnaturalizado,  con  los  inconvenientes  de  las  diluciones,  de  trata- 
mientos químicos,  de  destilaciones  y  rectificaciones  de  volúmenes 
considerables  de  materia  ;  operaciones  que  no  pueden  realizarse,  ni 
cómoda  ni  fácilmente,  sin  que  llame  la  atención  de  inspectores  con- 
Iroladores,  que,  por  la  ley,  deben  visitar  diaria  ó,  por  lo  menos,  fre- 
cuentemente los  establecimientos.  Las  operaciones  en  pequeña  es- 
cala, si  bien  pueden  tener  un  éxito,  no  son  de  gran  peligro  fiscal» 


DESNATURALIZACIÓN  DE  ALCOHOLES  859 

pues  cualquier  sospecha,  cualquier  equivocación  en  la  compulsa 
de  los  libros  del  industrial,  puede  poner  á  la  inspección  de  los  al- 
coholes en  el  camino  de  descubrir  el  fraude ;  y  entonces  el  defrauda- 
dor estaría  sujeto  á  penas  pecuniarias  gravísimas  que  le  causarían 
una  ruina  inmediata  ó  próxima. 

Pasemos,  ahora,  en  revista  los  medios  de  revivificación. 

Estos  pueden  ser  físicos  ó  químicos. 

Métodos  físicos.  —  Los  defraudadores  usan  la  dilución  con  agua, 
que  precipita  muchos  desnaturalizantes,  por  ser  menor  la  solubi- 
lidad del  desnaturalizante  en  el  alcohol  diluido; consiguen  su  eli- 
minación por  filtración  con  filtros  porosos  y  especialmente  por  el 
llamado  Carbón  Jseli,  de  un  poder  absorbente  mayor  que  el  carbón 
animal  común;  y,  por  fin,  destilan  fraccionadamente,  por  medio  de 
columnas,  que  les  permiten  hacer  una  separación  perfecta  de  cuer- 
pos volátiles  de  punto  de  ebullición  diferente  al  del  alcohol  etílico. 

Por  otra  parte,  estos  medios  pueden  ser  combinados  diversamente. 
Uno  eficaz,  sería  el  lavar  el  alcohol  desnaturalizado,  diluido  á  20**/o, 
con  petróleo,  el  que  elimina  una  cantidad  de  substancias  solubles 
en  él  y  de  redcstilar  el  caldo  alcohólico  purificado  en  columnas 
ordinarias.  De  esta  manera  se  purifican  los  alcoholes  de  cola  y  cabeza. 

Los  medios  químicos,  que  deben  ser  usados  conjuntamente  con  los 
físicos,  se  proponen,  principalmente,  eliminar  los  cuerpos  básicos 
con  los  ácidos  diluidos,  las  acetonas  y  aldehidos  por  reducción  que 
los  convierte  en  alcohol,  los  nitroderivales  aromáticos  convirtién- 
dolos en  amidoderivados  básicos,  que  los  ácidos  á  su  vez  eliminan, 
etc.,  etc.,  y,  por  fin,  recurriendo  á  una  destilación  y  á  una  subsi- 
guiente rectificación  final. 

Me  complazco  en  hacer  conocer  todos  estos  medios  para  que  los 
Inspectores  déla  Administración  los  tengan  presentes  y  les  sirvan  de 
indicadores  para  el  mejor  desempeño  de  sus  funciones.  Más  aún,  de- 
bo exponer  algunas  condiciones  de  cada  desnaturalizante  en  parti- 
cular; datos  que,  si  bien  pueden  servir  á  los  defraudadores,  aun 
mejor  servirán  á  los  encargados  de  vigilarlos. 

Las  substancias  desnaturalizantes  usadas  en  los  diferentes  países 
sujetos  al  régimen  del  impuesto  con  liberación  parcial,  son  los  si- 
guientes: metileno,  bases  pirídicas,  aceite  de  alquitrán,  petróleo, 
esencia  de  trementina,  aceite  animal  de  Dippel,  éter,  goma  laca, 
esencia  de  lavanda,  esencia  de  romero,  nitrobenzol,  verde  mala- 


360  ÁRALES  DE  LA  SOQEDAD  dEKTiriCA  AMXSTOA 

quítd;  fenoIflaleiDa,  aceite  de  acetona.  Yéamos  su  manera  de  com- 
portarse,  en  relación  á  las  condiciones  que  establecíamos  para  un 
desnaturalizante  conveniente. 

Metileno, — Así  se  denomina  el  espíritu  de  madera  ó  éter  piro- 
leñoso  proveniente  de  la  destilación  de  la  madera.  Es  una  mez- 
cla! de  alcohol  metílico,  acetona,  acetal,  etc.  Reúne  las  condiciones 
exigidas  en  1<',6^y7^  Sólo,  para  conseguir  una  buena  desnaturaliza- 
ción delie  usarse  un  diez  por  ciento  por  lo  menos.  Pero  si  se  lleva  á 
20  Vocomo  en  Francia,  aumentan  los  peligros  de  explosión.  El  alco- 
hol desnaturalizado  con  el  raetileno,  pasado  por  el  carbón  Iseli,  pier- 
do las  substancias  de  mal  gusto  y  los  colorantes  y  resulta  una  mezcla 
de  alcohol  etílico  y  metílico,  que  puede  ser  usada  en  la  fabricación 
de  licores.  Según  experiencias  recientes,  hasta  resultaría  que  este 
alcohol  es  menos  tóxico  que  el  alcohol  ordinario. 

Con  el  meíileno,  tenemos  que  la  acción  desnaturalizante  no  es 
debida  ai  alcohol  metílico,  sino  á  sus  impurezas.  Su  misma  carac- 
terización, cuando  existe  en  pequeñas  proporciones,  es  insegura.  No 
ofrece,  pues,  garantías  suficientes  y  debe  ser  rechazado. 

Bases  piridicas.  Aceite  animal  de  Dippel.  —  La  acción  de  estas 
substancias  se  manifiesta  á  dosis  de  medio  por  ciento;  son  baratas, 
pero  no  llenan  la  condición  segunda;  el  alcohol  da  humo  porcombus- 
tión  y  puede  ser  eliminado  el  desnaturalizante,  tratándolo  por  los 
cloruros  férrico,  ó  de  mercurio,  zinc,  cadmio,  ó  destilando  con  agua 
acidulada. 

Aceites  de  alquitrán.  — Tienen  el  inconveniente  de  dar  humo  por 
combustión.  Con  10  kilogramos  de  carbón  Iseli  se  puede  revivificar 
un  hectolitro  de  alcohol  al  uno  por  ciento. 

Petróleo,  —  Se  puede  eliminar  completamente  por  filtración  con 
carbón. 

Éter.  —  Por  aereación  se  elimina  y  no  es  un  inconveniente  para 
la  fabricación  de  licores. 

Las  esencias  de  trementina,  lavanda  y  romero  sólo  pueden  ser  eli- 
minadas por  dilución,  filtración  por  carbón  y  luego  destilación  y 
rectificación. 

La  dosis  debe  ser  por  lo  menos  de  4  por  mil. 

La  terpinolina,  propuesta  por  el  doctor  Lavalle^  es  esencialmente 
una  esencia  de  trementina  oxidada  á  la  que  agrega  naftalina. 

También  esta  substancia,  como  está  demostrado,  se  elimina 
por  dilución,  filtración  y  luego  destilación,  seguida  de  rectifica- 
ción. 


DESNATURALIZACIÓN  DE  ALCOHOLES  361 

La  esencia  de  mirbana  ó  nürobenzol,  cuyo  uso  estamos  permitien- 
do como  desnaturalizante,  en  la  proporción  de  5  por  mil,  se  puede 
eliminar  por  reducción  con  zinc  y  ácido  sulfúrico,  pero  diluyendo 
el  alcohol  previa  mente  con  agua  y  luego  destilando  y  rectificando  el 
alcohol  revivificado. 

La  goma  laca  y  las  resinas  se  eliminan  por  destilaciones  del  al- 
cohol desnaturalizado. 

Las  materias  colorantes  como  verde  malaquilay  azul  de  metileno, 
se  pueden  eliminar  por  repetidas  filtraciones  por  carbón. 

La  fenol ftaleina,  usada  en  Austria-Hungría,  se  manifiesta  por  una 
coloración  roja  óro«adaen  presencia  de  los  álcalis,  es  difícil  de  eli- 
minar por  el  carbón,  pero  puede  serlo  por  destilación  y  muy  fácil- 
mente. 

Aceites  de  acetona. —  En  estos  últimos  años  se  ha  adoptado  en 
Suiza,  como  desnaturalizante,  una  substancia  compleja  llamada 
Aceite  de  acetona.  No  es  precisamente  la  acetona  metílica  producto 
de  la  destilación  del  acetato  de  calcio,  sino  los  residuos  menos 
volátiles  que  resultan  de  su  preparación.  Son-  una  mezcla  quí- 
micamente formada  por  acetonas  metil,  etil,  propil,  bulílicas 
—  substancias  de  sabor  y  olor  acre  y  penetrante  y  que  lo  mani- 
fiestan y  comunican  al  alcohol,  aún  en  la  dosis  mínima  de  10  á 
20  por  mil. 

Estos  aceites  de  acetona  eran,  hasta  hace  poco,  un  producto  raro, 
pues  en  su  origen  se  limitaba  á  la  escasa  producción  que  pro- 
porcionaban las  fábricas  de  acetona  metílica,  como  producto  secun- 
dario de  elaboración. 

Mas  en  estos  últimos  años  se  ha  encontrado  una  fuente  de  este 
material,  en  el  residuo  incómodo  de  los  lavaderos  de  lana  del  Norte 
de  Francia.  Esas  aguas  que  contienen  en  solución  las  substancias 
solubles  del juére ó 5umr,  entre  otros  cuerpos:  acetatos,  propia- 
nato,  etc.,  de  potasio.  Por  la  evaporacióny  destilación  seca  del  resi- 
duosalino  con  cal  se  obtiene  una  metiletilacetona  ;  que  es  una  subs- 
tancia análoga  á  los  aceites  de  acetona  y  muy  aparente  parala  des- 
naturalización del  alcohol. 

Según  experiencias  hechas,  de  cada  metro  cúbico  de  agua  de  la- 
vado de  la  lana  de  una  densidad  de  11^  Baumé,  se  obtienen  pró- 
ximamente 15  litros  de  aceite  de  acetona,  es  decir,  la  cantidad  su- 
ficiente para  desnaturalizar  1000  litros  de  alcohol. 

Nuestras  lanas,  son  las  que  se  lavan  en  esa  región  de  Francia  y 
las  que  dan  la  materia  prima  para  la  preparación  délos  aceites 


362  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

de  acetona  que  se  han  adoptado  últimamente  para  la  desnaturali> 
zacíón  en  Europa. 

Aquí  tenemos,  por  una  de  tantas  anomalfas,  pocos  lavaderos  de 
lanas  ;  pero  por  fortuna  hay  uno  en  Barracas  al  Sud,  comparable  á 
cualquiera  de  los  europeos,  y  que  podría  dar,  por  el  tratamiento  de 
sus  aguas  por  el  método  indicado,  grandes  cantidades  de  estos  acei- 
tes de  acetona,  No  he  estudiado  su  preparación  bajo  el  punto  de 
vista  económico,  pero  es  evidente  que  conservada  la  relación  entre 
los  jornales  y  combustibles  necesarios  para  la  elaboración  ;  el  pro- 
ducto necesario  para  desnaturalización  podría  ser  obtenido  idénti- 
co al  que  se  usa  en  Francia. 

Si  juzgamos  el  aceite  de  acetona  bajo  el  punto  de  vista  de  la  re- 
vivificación del  alcohol  con  el  desnaturalizado,  podríamos  decir 
que  también  éste  puede  ser  regenerado.  Por  reducción  la  metil-etil- 
acetona  puede  ser  convertida  en  alcohol  butílico  secundario  que 
hierve  á  98  grados  y  que  por  destilación  puede  ser  separado  del  etí- 
lico. Tal  vez  aún  más  fácilmente  podría  ser  eliminada  combinándola 
con  los  bisulfitos  alcalinos. 

Señalo  las  condiciones  de  este  desnaturalizante  que  se  desig- 
na como  el  mejor,  para  demostrar  que  no  eans^en  en  la  actualidad 
desnaturalizantes  tan  eficaces  s  tan  seguros  ({xnd  satisfagan  á  los  pro- 
pósitos fiscales  y  den  una  garantía  absoluta,  como  la  pretenderían 
los  intereses  de  la  Administración. 

Hay,  pues,  dos  desnaturalizaciones:  una  absoluta  y  otra  relativa. 
La  primera  permanece  aún  en  el  terreno  de  lo  ideaL  la  segunda,  la 
relativa,  es  la  práctica  y  la  única  á  que  podemos  aspirar  por  ahora  y 
tal  vez  para  siempre;  pues,  si  la  Química  encuentra  un  cuerpo  nuevo 
capaz  de  mezclarse  á  los  alcoholes  y  comunicarles  las  propiedades 
que  se  pretendan  de  un  desnaturalizante,  la  misma  Química  se  en- 
cargará luego  de  buscar  medios  de  separarlo  del  alcohol  con  que 
ha  sido  mezclado,  y  regenerándolo  en  su  primitiva  pureza. 

Descartada  la  idea  del  desnaturalizante  absoluto,  ideal,  y  que 
será  siempre  un  desideratumj  nos  queda  la  desnaturalización  rela- 
tiva qs\í^cab\  y  ({ue  ^xx^áesBvmv  Qn  cada  caso  de  acuerdo  con  las 
necesidades  de  los  industriales,  tal  como  se  viene  practicando  en- 
tre nosotros. 

A  mi  juicio,  no  hay  conveniencia,  ni  oportunidad  en  fijar  el  des- 
naturalizante o/{cia/,  pues  está  probado  que  oo  existe  ninguno  tan 
seguro  y  eficaz  que  merezca  ser  tomado  como  tipo,  y  su  provisión 
al  gremio  de  losdesnaturalizadores,  aún  suponiendo  que  existiera. 


DESNATURALIZACIÓN  DE   ALCOHOLES  363 

no  habia  de  convenir  igualmente  para  las  necesidades  de  todas  las 
industrias. 

La  idea  de  mantener  secreta  la  composición  del  desnaturalizante 
y  de  variarlo  con  reserva  y  periódicamente,  como  se  ha  pretendido 
hacerlo  en  algún  Estado,  no  lo  reputo  de  resultados  eficaces;  serían 
secretos  muy  parecidos  al  de  Polichinela,  que  de  oído  en  oído  re- 
correría la  República  en  pocos  días. 

La  idea  de  monopolizar  para  el  Estado  el  servicio  de  desnatura- 
lización me  es  poco  simpática. 

El  estado  no  ejerce  bien  éstas  y  análogas  funciones,  por  la 
dificultad  de  hallar  hombres  aparentes  que  las  dirijan  y  admi- 
nistren. Sería  á  mi  juicio  montar  una  máquina  administrativa 
más,  de  rodajes  complicados  y  que  sólo  por  excepción  funcionaría 
bien. 

Reasumiendo  este  ya  demasiado  largo  escrito,  me  permito  re- 
cordar sus  principales  conclusiones : 

1*  No  existe  ni  se  conoce  desnaturalizante  alguno  absoluto^  tan 
eficaz  y  tan  seguro  que  autorice  á  la  Administración  á  proclamarlo 
desnaturalizante  oficial ; 

2*  Que  no  es  conveniente  establecer  por  cuenta  del  Estado  la  pro- 
visión de  desnaturalizantes  secretos; 

S*"  Que  debe  continuarse  el  sistema  actual  de  desnaturalización, 
dejando  á  cada  interesado  la  facultad  de  proponer  el  que  le  con- 
venga en  cada  caso,  bajo  la  reserva  de  aceptarlo  ó  rechazarlo  se- 
gún los  casos  y  las  circunstancias,  sin  que  esto  importe  crear  pri- 
vilegio para  desnaturalizante  determinado. 

P.  N.  Arata. 


360  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

quita,  fenolftaleina,  aceite  de  acetona.  Veamos  su  manera  de  com- 
portarse, en  relación  á  las  condiciones  que  establecíamos  para  un 
desnaturalizante  conveniente. 

Metileno.  —  Así  se  denomina  el  espíritu  de  madera  ó  éter  piro- 
leñoso  proveniente  de  la  destilación  de  la  madera.  Es  una  mez- 
cla de  alcohol  metílico,  acetona,  acetal,  etc.  Reúne  las  condiciones 
exigidas  en  i®,6**y7®.  Sólo,  para  conseguir  una  buena  desnaturaliza- 
ción debe  usarse  un  diez  por  ciento  por  lo  menos.  Pero  si  se  lleva  á 
20  7o  como  pn  Francia,  aumentan  los  peligros  de  explosión.  El  alco- 
hol desnaturalizado  con  el  metileno,  pasado  por  el  carbón  Iseli,  pier- 
de las  substancias  de  mal  gusto  y  los  colorantes  y  resulta  una  mezcla 
de  alcohol  etílico  y  metílico,  que  puede  ser  usada  en  la  fabricación 
de  licores.  Según  experiencias  recientes,  hasta  resultaría  que  este 
alcohol  es  menos  tóxico  que  el  alcohol  ordinario. 

Con  el  metileno,  tenemos  que  la  acción  desnaturalizante  no  es 
debida  al  alcohol  metílico,  sino  á  sus  impurezas.  Su  misma  carac- 
terización, cuando  existe  en  pequeñas  proporciones,  es  insegura.  No 
ofrece,  pues^  garantías  suficientes  y  debe  ser  rechazado. 

Bases  pirldicas.  Aceite  animal  de  Dippel,  —  La  acción  de  estas 
substancias  se  manifiesta  á  dosis  de  medio  por  ciento;  son  baratas, 
pero  no  llenan  la  condición  segunda;  el  alcohol  da  humo  porcombus- 
tión  y  puede  ser  eliminado  el  desnaturalizante,  tratándolo  por  los 
cloruros  férrico,  ó  de  mercurio,  zinc,  cadmio,  ó  destilando  con  agua 
acidulada. 

Aceites  de  alquitrán.  — Tienen  el  inconveniente  de  dar  humo  por 
combustión.  Con  10  kilogramos  de  carbón  Iseli  se  puede  revivificar 
un  hectolitro  de  alcohol  al  uno  por  ciento. 

Petróleo.  —Se  puede  eliminar  completamente  por  filtración  con 
carbón. 

Éter,  —  Por  aereación  se  elimina  y  no  es  un  inconveniente  para 
la  fabricación  de  licores. 

Las  esencias  de  trementina,  lavanda  y  romero  sólo  pueden  ser  eli- 
minadas por  dilución,  filtración  por  carbón  y  luego  destilación  y 
rectificación. 

La  dosis  debe  ser  por  lo  menos  de  4  por  mil. 

La  terpinolina,  propuesta  por  el  doctor  Lavalle^  es  esencialmente 
una  esencia  de  trementina  oxidada  á  la  que  agrega  naftalina. 

También  esta  substancia,  como  está  demostrado,  se  elimina 
por  dilución,  filtración  y  luego  destilación,  seguida  de  rectifica- 
ción. 


ALCOHOL  PAR\  LA  DESNATURALIZACIÓN  365 

(alcohol  impuro),  los  que  vuallos  á  destilar  elevan  (según  la  per- 
fección de  los  aparatos  y  el  cuidado  en  las  operaciones)  de  75  á 
80  Vo  el  rendimiento  total  de  un  alcohol  puro.  El  20  ó  25  %  ^  lo 
i/ue  se  denomina  alcohol  impuro  de  cola  y  cabeza,  que  la  higiene 
rechaza  de  los  usos  de  la  alimentación,  para  el  encabezamiento  de 
vino,  fabricación  de  licores,  etc.,  etc.  Estos  alcoholes  son  los  que 
las  artes  aprovechan  en  la  fabricación  de  barnices,  en  operaciones 
químicas  industriales  diversas  de  extracciones,  en  los  que  el  al- 
cohol representa  el  papel  de  un  disolvente,  en  la  calefacción,  en  la 
iluminación,  etc.,  etc. 

Indudablemente  á  este  veinte  por  ciento  de  cola  y  cabeza  se  re- 
fieren las  palabras  citadas  del  artículo  85  del  decreto  reglamenta- 
rio que  tratamos  de  poner  en  claro. 

Este  20  7o  de  colas  y  cabezas,  no  están,  ni  pueden  estar  consti- 
tuidos por  materias  del  todo  diferentes  del  alcohol  etílico  puro,  sino 
debe  ser  una  mezcla  del  alcohol  etílico  mencionado,  con  aldehídas, 
éteres,  bases  pirídicas,  alcoholes  superiores,  ácidos,  etc.,  produc- 
tos todos  que  destilan  al  comienzo  (cabeza)  y  al  final  (cola)  de  las 
rectificaciones  del  alcohol  industrial. 

Yo  entiendo  que  la  franquicia  que  la  ley  y  el  decreto  reglamen- 
tario han  querido  dará  los  destiladores  responde  á  dos  propósitos: 
uno  higiénico  y  otro  económico.  El  higiénico,  con  la  idea  deque 
los  destiladores  preparen  fácilmente  un  alcohol  libre  de  esos  pro- 
ductos de  cola  y  cabeza,  que  son  reputados  dañosos  para  el  orga- 
nismo cuando  los  alcoholes  que  los  contienen  se  usan  en  la  ali- 
mentación ;  y  el  económico,  para  dar  una  aplicación  práctica  á  esas 
colas  V  cabezas  en  la  calefacción  é  iluminación.  En  efecto,  no  sería 
posible  que  pagando  al  fisco  tos  fuertes  impuestos  con  que  se  gra- 
va al  alcohol  de  bebida  pudiesen  hacer  competencia  al  gas,  kero- 
sene, que  no  pagan  esos  impuestos  ;  y  obligarlos  á  repetidas  recti- 
ficaciones de  sus  alcoholes  los  expondría  á  encarecer  una  substan- 
cia de  un  precio  elevado  por  el  gravamen  que  soporta  ó  á  arrojarlo, 
sin  provecho  para  el  fisco,  con  perjuicio  evidente  para  la  industria, 
sin  utilizar  el  beneficio  que  el  consumidor  puede  obtener  de  ese 
material  inapto  para  la  alimentación,  pero  muy  propio  para  la 
calefacción  y  la  iluminación. 

Asi,  pues,  pienso  que  todo  industrial  destilador  tiene  el  derecho 
de  entregar  un  veinte  por  ciento  de  su  alcohol  elaborado  á  la  des- 
naturalización que  autoriza  el  artículo  85  del  decreto  reglamen- 
tario. 


ALCOHOL  PARA  LA  DESNATURALIZACIÓN 


Se  me  pregunta  ¿qué  cantidad  de  impurezas  debe  contener  un 
alcohol  para  estaren  las  condiciones  exigidas  por  el  articulo  85 
del  decreto  reglamentario  de  la  ley  3761  ? 

En  la  segunda  parte  del  mencionado  artículo  leo  textuiíl— 
mente: 

«  Sólo  serán  desnaturalizables  los  alcoholes  empleados  en  la  ca- 
lefacción, iluminación...  cuando  contengan  una  porción  de  cabeza 
y  cola  no  inferior  al  20  por  %.  » 

Para  resolver  el  problema  propuesto,  presento  algunos  datos 
sobre  la  composición  de  los  alcoholes  industriales  que  definen  lo 
que  debe  entenderse  por  cabeza  y  cola  de  una  destilación,  con  los 
criterios  actuales. 

Tomo  un  ejemplo  de  una  rectificación  hecha  de  400  hectolitros 
próximamente  de  flegmas,  citada  por  E.  Sorel  en  su  libro  sobre  la 
Hectification  de  ValcooL  Calculando  el  rendimiento  por  cienío  se 
obtuvieron : 

Malos  gustos  de  cabeza 4.96 

Gustos  medianos  de  cabeza 22.06 

Buen  gusto  (alcohol  puro) 61 .  42 

Gustos  medianos  de  cola 5 . 97 

Malos  gustos  de  cola 5.31 

Pérdida  en  la  operación 0.28 

100.00 

Resulta,  pues,  de  esta  operación:  61.42  Vo  de  alcohol  puro  y 
10.27  de  malos  gustos  de  cola  y  cabeza,  y  28.03  de  gustos  medianos 


ALCOHOL  PARA  LA  DESNATURALIZACIÓN  365 

(alcohol  impuro),  los  que  vueltos  á  destilar  elevao  (según  la  per- 
fección de  los  aparatos  y  el  cuidado  en  las  operaciones)  de  75  á 
80  '^  o  el  rendimiento  total  de  un  alcohol  puro.  El  20  ó  25  7o  es  lo 
i/ue  se  denomina  alcohol  impuro  de  cola  y  cabeza,  que  la  higiene 
rechaza  de  los  usos  de  la  alimentación,  para  el  encabezamiento  de 
vino,  fabricación  de  licores,  etc.,  etc.  Estos  alcoholes  son  los  que 
las  artes  aprovechan  en  la  fabricación  de  barnices,  en  operaciones 
químicas  industriales  diversas  de  extracciones,  en  los  que  el  al- 
cohol representa  el  papel  de  un  disolvente,  en  la  calefacción^  en  la 
iluminación,  etc.,  etc. 

Indudablemente  á  este  veinte  por  ciento  de  cola  y  cabeza  se  re- 
fíeren  las  palabras  citadas  del  articulo  85  del  decreto  reglamenta- 
rio que  tratamos  de  poner  en  claro. 

Este  20  7o  de  colas  y  cabezas,  no  están,  ni  pueden  estar  consti- 
tuidos por  materias  del  todo  diferentes  del  alcohol  etílico  puro,  sino 
debe  ser  una  mezcla  del  alcohol  etílico  mencionado,  con  aldehídas, 
éteres,  bases  piridicas,  alcoholes  superiores,  ácidos,  etc.,  produc- 
tos todos  que  destilan  al  comienzo  (cabeza)  y  al  tlnal  (cola)  de  las 
rectifícaciones  del  alcohol  industrial. 

Yo  entiendo  que  la  franquicia  que  la  ley  y  el  decreto  reglamen* 
tario  han  querido  dará  los  destiladores  responde  á  dos  propósitos: 
uno  higiénico  y  otro  económico.  El  higiénico,  con  la  idea  de  que 
los  destiladores  preparen  fácilmente  un  alcohol  libre  de  esos  pro- 
ductos de  cola  y  cabeza,  que  son  reputados  dañosos  para  el  orga- 
nismo cuando  los  alcoholes  que  los  contienen  se  usan  en  la  ali- 
mentación ;  y  el  económico,  para  dar  una  aplicación  práctir^i  á  osas 
colas  V  cabezas  en  la  calefacción  é  iluminación.  En  efecto,  no  seria 
posible  que  pagando  al  ñsco  los  fuertes  impuestos  con  que  se  gra- 
va al  alcohol  de  bebida  pudiesen  hacer  competencia  al  gas»  kero- 
sene, que  no  pagan  esos  impuestos :  y  obligarlos  á  repetidas  recti- 
ficaciones de  sus  alcoholes  los  expondría  á  encarecer  una  substan- 
cia de  un  precio  elevado  por  el  gravamen  que  soporta  óá  arrojarlo, 
sin  provecho  para  el  fisco,  con  perjuicio  evidente  para  la  industria, 
sin  utilizar  el  beneficio  que  el  consumidor  puede  obtener  de  ose 
material  inapto  para  la  alimentación,  pero  muy  propio  para  la 
calefacción  y  la  iluminación. 

Así,  pues,  pienso  que  todo  industrial  destilador  tiene  el  derecho 
de  entregar  un  veinte  por  ciento  de  su  alcohol  elaborado  á  la  d«»s- 
naturalización  que  autoriza  el  articulo  8-5  del  d^'creto  reglamen- 
tario. 


9 

r 


EMPL  EO 


DE 


LAS  LANGOSTAS   GOMO  ABONO 


Por  JULES  KUNCKEL  D'HERCULAIS 


Buenos  Aires,  septiembre  19  de  1899. 

Señor  Presidente  de  la  Comisión  central  de  Extinción  de  las  lan- 
gostas, doctor  don  Carlos  Salas. 

En  respuesta  á  la  nota  de  julio  31  del  corriente  año  que  tuvo  us- 
ted á  bien  dirigirme,  manifestándome  que  esa  comisión  deseaba 
conocer  los  esludios  que  yo  tuviese  hechos  respecto  del  empleo 
de  las  langostas  como  abono,  tengo  el  honor  de  elevar  al  señor 
presidente  el  siguiente  informe,  que  es  una  exposición  completa  de 
la  cuestión  de  la  utilización  de  la  langosta. 

Este  informe  comprende,  al  propio  tiempo,  las  reflexiones  que  me 
han  sugerido  mis  estudios  personales. 

Ha  ocurrido  siempre,  en  las  épocas  de  las  grandes  invasiones 
de  langostas,  que  tantos  estragos  han  causado  á  la  agricultura, 
que  agrónomos  y  sabios  de  los  más  autorizados  pensaran  en  sacar 
provecho  de  las  langostas  como  abono. 

En  1866,  cuando  la  grande  invasión  que  azotara  toda  el  África 
del  norte,  el  doctor  Maurin,  antiguo  maítre  de  conférences  del 
Instituto  nacional   agronómico  de  Versailles,  fígura    entre    los 

*  Versión  directa  del  original  francés. 


EMPLEO  DE  LAS  LANGOSTAS  COMO  ABO»0  369 

más  ardientes  propagand islas  de  la  utilización  de  las  langostas  como 
materia  fertilizante.  «  Las  langostas  como  abono  — decía —  tie- 
nen una  importancia  extraordinaria  y  compensan,  gracias  al  pro- 
ducto que  darán  al  cabo  de  dos  años  de  enterradas,  todos  los 
sacrificios  que  los  cultivadores  se  hayan  impuesto  ».  Las  aserciones 
del  doctor  iMaurin  eran  esencialmente  teóricas,  pues  no  se  fundaban 
sobre  ningún  análisis  químico  ;  por  lo  cual  los  publicistas  de  la 
época  no  le  ahorraron  las  críticas.  Además,  personas  experimenta- 
das —  como  el  doctor  A.gnély,.M.  Ch.  Lallemant,  farmacéutico,  el 
doctor  A.  Darru,  profesor  de  agricultura  de  la  Escuela  Normal  de 
Argel—  protestaron  de  su  optimismo.  Los  dos  últimos  se  fundaban 
en  análisis  que,  por  más  que  proporcionaban  el  tenor  en  fosfato  de 
cal  (1,65  Vo)  y  en  ázoe  (13,95  Vo)  (1),  no  les  permitieron  sin  em- 
bargo ser  tan  afirmativos  como  el  antiguo  maííre  de  conférences.  Así, 
el  primero  llegó  á  la  conclusión  de  que  el  último  de  los  estiércoles 
de  hacienda  era  preferible  al  composl  de  langostas ;  el  segundo, 
refiriéndose  además  á  experiencias  hechas  sobre  el  terreno,  —  las 
que  habían  sido  poco  satisfactorias  —arribó  á  la  conclusión  deque 
no  hay  que  esperar  que  en  el  porvenir  se  halle  en  la  plaga  de  lan- 
gostas ningún  producto  compensador. 

Por  su  parle,  el  Ministro  de  agricultura,  comercio  y  obras  pú- 
blicas, M.  Armand  Béhic,  encargó  al  Laboratorio  de  la  Escuela 
imperial  de  Puentes  y  Calzadas  de  proceder  á  analizar  muestras 
enviadas  por  el  gobernador  general  de  Argelia,  mariscal  de  Mac- 
Mahon. 

Las  langostas  que  habían  sido  encerradas  en  bocales,  llegaron  á 
París  convertidas  en  una  masa  húmeda  en  que  los  animales  habían 
conservado  poco  más  ó  menos  su  forma,  pero  que  se  deshacía  bajo 
los  dedos;  esa  masa  daba  81,53%  por  evaporación,  y  el  análisis  de 
las  cenizas  dio  0,22  %  de  ácido  fosf\5rico  y  1 .40  %  de  ázoe  solamen- 
te. El  señor  ingeniero  Armand  Clayc  llegaba  en  su  informe  á  esta  con- 
clusión :  «  la  riqueza  en  ázoe  de  la  materia  analizada  equivale  á  la 
de  un  polvillo  de  estiércol  de  calidad  media  y  que  es  pobre  en  ele- 
mentos fertilizantes  ;  en  el  estado  en  que  ha  sido  remitida  al  La- 
boratorio, sólo  tiene  un  mediocre  valor  agrícola  que  podría  esli- 
marse en  dinero  á  2  francos  50  los  100  kilogramos  ».  Agregaba 

(1)  Ese  ázoe  era  considerado  como  contenido  en  la  chitina,  substancia  consti- 
tutiva del  tegumento  de  los  insectos,  que  es  de  las  más  inalterables,  puesto  que 
resiste  á  la  acción  de  la  potasa  y  de  la  soda  cáustica. 

Alf.  BOC.  CIENT.  ARG.  —  T.  XLVIII  24 


370  ANALES  DE  LA   SOCIEDAD   CIENTÍFICA  ARGENTINA 

todavía  que,  «  si  fuera  posible  liacer  desecar  los  montones  de  lan- 
gostas antes  de  levantarlos,  sin  que  el  desperdicio  de  ázoe  sea  de- 
masiado activo,  la  dosis  de  ázoe  se  elevaría  á  7  V2  por  ciento 
próximamente  de  la  materia  supuesta  seca  ».  En  resumen,  según 
él,  los  montones  de  langostas  no  podrán  ofrecer  sino  un  recurso  1 

restringido  á  la  agricultura,  salvo  en  los  parajes  en  que  fuera  po- 
sible emplearlos  ahí  mismo  y  sin  transporte. 

Cuando  las  invasiones  que  se  sucedieron  en  Argelia  de  1871  á 
1877,  la  cuestión  de  la  utilización  de  las  langostas  volvió  á  plan- 
tearse. INuevos  análisis  fueron  practicados  por  el  doctor  Jaillard,  el 
que  reconoció  á  las  langostas  desecadas  un  tenor  en  ázoe  de  8  VoJ 
en  ácido  fosfórico  de  0,96  %.  La  comisión  encargada  del  examen 
del  informe  se  apresuró  á  concluir  en  el  sentido  de  que  el  abono  de 
langostas  estaba  llamado  á  figurar  entre  los  más  ricos  abonos  natu- 
rales conocidos. 

En  1881 ,  el  señor  Juan  J.  J.  Kyle,  profesor  del  Colegio  Nacional 
de  Buenos  Aires,  hizo  un  análisis  de  las  langostas  de  la  República 
(Argentina  Schistocerca  paranense)  que  da  á  conocer  su  tenor  en 
ázoe  y  en  ácido  fosfórico.  Hé  aquí  ese  análisis,  hecho  sobre  ejem- 
plares secos  (1)  : 

Agua 1 6,35 

Materias  orgánicas 77,37 

Cenizas 6,28 

Las  materias  orgánicas  contenían  9,61 5  de  ázoe,  correspondiente 
á  11,83  de  amoníaco ',  las  cenizas  contenían  una  cantidad  de  fos- 
fato correspondiente  á  2,09  de  ácido  fosfórico.  El  señor  Kyle  lle- 
gaba en  sus  investigaciones  á  la  conclusión  de  que  las  langostas 
perfectamente  secas  tenían  un  valor  como  engorde  absolutamente 
igual  al  de  la  sangre  desecada ;  y  agregaba  que  sería  sensible 
destruir  por  la  incineración  una  materia  de  tan  gran  valor,  y  quf^ 
habría  interés  para  la  agricultura  argentina  en  utilizarla,  dada  su 
riqueza  en  ázoe  y  en  ácido  fosfórico,  como  materia  fertilizante  de 
sus  campos  de  trigo. 

[1;  El  análisis  reproducido  en  el  Standard  [octubre  de  1881),  contiene  un 
error  tipográfíco  que  lo  desnaturaliza  enteramente.  El  señor  profesor  Kyle  ha  te- 
nido á  bien  comunicarme  las  cantidades  exactas,  que  son  las  que  reproducimos 
aquí. 


EMPLEO   DE  LAS  LANGOSTAS  COMO  ABONO  371 

Habiendo  desaparecido  las  langostas  de  Argelia,  las  cosas  que- 
daron en  eslo;  pero  los  señores  A.  Müniz,  profesor  del  Instituí  na- 
tional  agronomique  y  VÁÚ  Girard,  jefe  del  laboratorio  de  química  del 
mismo,  volvieron  á  considerar  la  cuestión  ab  ovo  é  hicieron  análi- 
sis metódicos  (1887),  llegando  á  esta  conclusión:  «Las  langostas 
constituyen  un  abono  que  se  puede  emplear  con  provecho  sobre  el 
terreno  mismo,  pero  que  no  consiente  gastos  de  transporte,  ni  de 
manipulación  ».  Hé  aquí  los  resultados  de  esos  análisis : 


SubHtAnciii<4  -  -  - 

Fre«»ca!i 

Ázoe 8,41 

Ácido  fosfórico. .  1 ,50 

Potasa 0,96 

Cal 0,91 

Agua 26    » 


LATtOOñTkM 

S««;a.«( 

Sec&n 

y  át*frik*ú*lAH 

1 1 .36 

H    » 

2,03 

2,30 

1,30 

1.60 

1,23 

1.52 

» 

» 

En  1888,  M.  Müntz,  á  pedido  del  Ministro  <ie  agricultura,  rea- 
nudó el  estudio  de  la  cuestión,  llegando  á  los  siguientes  resul 
tados : 


Subftanciiis 

Fresca  ü 

Ázoe 3,16 

Ácido  fosfórico 0,60 

Potasa 0,28 

Cal 0,06 

Magnesio 0,02 


LAlllfOKtAl 


11,50 
2,18 
1,02 
0,23 
0,08 


Las  conclusiones  del  trabajo  de  M.  Müntz  merecen  ser  reprodu- 
ridns :  «  Las  langostas,  enterradas  en  el  paraje  mismo,  constituyen 
pues  un  abono  muy  rico,  sobre  lodo  del  punto  de  vista  del  ázoe. 
Si  se  quisiera  transportarlas,  habría  que  someterlas  previamente  á 
una  desecación  para  evitar  la  podredumbre  que  se  manifiesta  rápi- 
damente en  la  masa  húmeda.  En  ese  estado,  ronstítuirla  un  abono 
concentrado  que  no  dejaría  de  tener  alguna  analogía  con  los  gua- 
nta más  ricos  en  ázoe,  y  su  descomposición  en  ol  suelo,  en  razón 
fiel  débil  estado  de  agregación  de  la  materia  azoada  que  las  consti- 
tuye, puede  considerarse  como  muy  rápida.  Además,  ellas  contienen 


31%  ANALES  DE  LA   iOCIEDAD   CIENTÍFICA    ARGENTINA 

canlídades  muy  sensibles  de  ácido  fosfórico  y  de  potasa  que  au- 
mentan su  valor  fertilizante. 

«  Si  se  quisiera  concentrar  todo  lo  posible  los  elementos  fertili- 
zantes que  las  langostas  contienen,  se  las  podría  sumergir,  en  es- 
tado fresco,  en  el  ácido  sulfíirico  y  desecar  la  masa  carbonosa  ob- 
tenida, que  contendría  una  gran  parte  del  ázoe  en  estado  de  sulfato 
de  amoníaco.  Esta  operación  se  parecería  á  la  que  se  hace  experi- 
mentar á  otras  substancias  azoadas,  como  los  residuos  de  cueros  v 
lanas. 

«  Sea  lo  que  fuere,  si  se  quisiera  sacar  partido  de  las  langostas, 
lejos  de  los  parajes  de  producción,  habría  lugar  de  hacerles  expe- 
rimentar diversas  preparaciones,  entre  las  cuales  sería  la  más 
eficaz  y  práctica  la  desecación.  » 

Para  obtener  un  abono  verdaderamente  industrial  con  las  lan- 
gostas, la  Revue  de chimie industrielle  proponed  método  siguiente, 
ya  experimentado  y  que  ha  dado  muy  buenos  resultados  : 

«  Colocada  la  masa  de  los  insectos  en  una  caldera  cilindrica  ó 
esférica^  de  la  clase  de  las  que  se  emplean  en  las  fábricas  de  papel 
para  el  lavado  de  los  trapos,  se  la  calienta  bajo  presión  de  vapor 
igual  á  5  ú  8  atmósferas.  La  materia  orgánica  que  entra  en  la  com- 
posición de  la  langosta  se  modifica  y  se  transforma  en  una  subs- 
tancia azoada  negruzca  líquida  y  que  se  solidifica  en  una  masa 
compacta  y  friable  por  el  enfriamiento.  Esa  masa  contiene  todo  el 
ázoe,  todo  el  ácido  fosfórico  y  toda  la  potasa  que  existía  previamente 
en  el  animal.  El  ázoe  se  encuentra  en  una  forma  mucho  más  asi- 
milable. 

«  Hé  aquí  el  análisis  de  una  muestra  de  ese  abono  de  langosta : 

Por  ciento 

Ázoe 11 ,25 

Acido  fosfórico 1,69 

Potasa 0, 10 

«En  esa  forma,  la  langosta  puede  transportarse  fácilmente,  es  de 
una  conservación  indefinida  y  de  muy  fácil  empleo. 

«  Agregando  en  ía  caldera  de  1  á  2  %  de  cal  y  0,5  Vo  de  soda 
cáustica,  se  obtiene  un  abono  todavía  más  apropiado  á  la  asimila- 
ción y  que  contiene  una  parte  de  su  ázoe  en  estado  de  amoníaco. 
Para  evitar  todo  desperdicio  en  amoníaco,  conviene  agregar,  hacia 
el  final  de  la  operación,  una  pequeña  cantidad  de  cloruro  de  calcio, 


EMPLEO  DE  LAS  LANGOSTAS  COMO  ABONO  373 

di»  cloruro  de  magnesio  ó  deyeso.  Puédese  también  mezclar  a  la  ma- 
sa, con  el  mismo  lin,  de  3  á  5  Vo  de   un   superfosfalo  cualquiera. 
H  He  aqui  el  análisis  de  una  muestra  de  abono  preparado  con 

2"/o  de  cal  y  O.o'^/o  de  soda  cáustica  : 

Por  ciento 

Ázoe H  ,00 

Ázoe  amoniacal 1 ,00 

Acido  fosfórico 1 ,50 

Potasa 0,50 

«  Estas  indicaciones  permitirán  sacar  un  partido  ventajoso  de  las 
langostas  y  trasformar  la  plaga  parasitaria  que  azota  á  Argelia  en 
una  fuente  de  recursos.  ^  (1) 

Tales  son  los  principales  trabajos  emprendidos  por  los  químicos 
en  vista  de  establecer  la  composición  elemental  de  las  langostas. 
Esos  trabajos  concuerdan  en  sus  grandes  lineas  y  permiten  concluir 
en  el  sentido  de  la  posibilidad  de  utilizar  las  langostas ;  pero  dejan 
el  campo  libre  á  los  agrónomos  para  hacer  ensayos  metódicos  con 
el  fin  de  determinar  la  acción  sobre  los  vegetales  y  especialmente 
sobre  los  que  son  objeto  ríe  grandes  cultivos.  Tampoco  se  hablan 
ocupado  en  lo  más  mínimo  l*)s  químicos  de  la  cuestión  del  costo  de 
la  materia  prima  ;  los  economistas  tenían,  pues,  que  encararla  po- 
sibilidad del  empleo  de  las  langostas,  en  relación  al  valor  de  la  co- 
secha y  al  costo  del  transporte.  Toca,  pues,  á  los  agrónomos  y 
economistas  el  pronunciarse.  Veámoslos  á  la  obra. 

La  cuestión  permaneció  en  el  dominio  teórico  hasta  1891  y  aun 
1802  y  1893,  pues  nadie  entró  entre  tanto  en  la  vía  práctica  —  la 
de  la  colecta  y  preparación  de  las  langostas  como  abono,  ni  en  la 
vía  experimental  —  la  de  su  empleo  en  la  agricultura.  M.  Hippol}te 
(Vssoliers  aborda  entonces  la  cuestión  apo}ándose  en  los  trabajos  de 
MM.  Muntz  y  Girard.  Para  demostrar  el  valor  de  las  langostas 
como  abono  y  apoyar  su  argumentación,  sostiene  con  la  pluma  un 
vigon)So  alegato ;  pero  no  tarda  en  pasar  de  la  teoría  á  la  práctica, 
y  se  empeña  desde  luego  en  recolectar  grandes  cantidades  de  lan* 
gostas,  para,  en  seguida,  experimentar  metódicamente  en  sus 
dominios  de  Tenes  el  abono  de  langostas  (i). 

f\j  La  (rascripciÓD  perient*ce  á  la  Revue  scienti^que  28  de  Agosto  de  1891  . 

i,  M.  J.  KÜDckel  J'llerculais  era  miembro  de  la  comisión  oficial  instituida 
para  controlar  los  trabajos  del  ingeniero  Dessoliers. 


374  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

Empleó  comparalivamenle:  superfosfaloy}eso,con  superfosfalo 
mezclado  con  nitralo  de  soda^  con  superfosfalo  sólo,  con  langos- 
tas mezcladas  al  superfosfalo,  con  langostas  mezcladas  al  yeso 
—  cuidando  conservar  testigos  desprovistos  de  abono.  Cada  campo 
de  experiencia  lenía  una  área  de  500  metros  cuadrados. 

Reduciendo  á  la  hectárea  las  cantidades  de  abono  empleadas  y 
los  rendimientos,  se  consiguen  elementos  comparativos  mucho 
más  sugestivos.  Asi  se  ha  hecho  en  el  siguiente  cuadro  deM. 
Dessoliers : 


Cuadro  demostrativo  del  resaltado  de  experiencias  sobre  el  abono  de 
langostas  realisadas  en  un  campo  de  experiencias  oreado  en  octubre 
de  1892,  en  el  dominio  de  Ma'inis  (camino  mixto  de  Tévés),  por  M. 
H.  Dessoliers,  ingeniero. 


09 

s 

h 
a. 

-3 


Abono  recibido  por  hectárea 


^(400  k*  dé  superfosfalo  con  16 "/•  de  ácido  fosfórico. 
^200  k*  de  nitrato  de  soda  con  16  %  de  ázoe 


o 


fe. 


O 


i7 


8 
9 

11 
U 
13 
14 
18 


Y- 


420 


■3 -fe 

cu 


400  k»  de  superfosfalo  +  200  k'de  nitrato  -f  400  k« 

de  yeso 

Testigo  no  abonado 

400  k*  de  superfosfalo  -h  400  k'  de  yeso 

600  k*  de  langosta 

600  k»  de  langosta  +  400  k»  de  superfosfalo 

600  k'  de  langosta  +  400  k»  de  yeso 

Testigo  no  abonado 


1.500 
1.060 
1.220 
1.100 
1.440 
1.140 
900 


2.120 

2.250 
1.460 
1.780 
1.700 
2.340 
1.920 
1.520 


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2 

c 
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■oc  o 

Si" 

g    -^ 

E 


354  80    92  40 


375  60 
262  40 
304  » 
276  * 
363  60 
289  20 
228  40 


113  20 

49  50 
25  » 

116  » 
46  » 


Cada  banda  cultivada  medía  50  metros  de  largo  por  10  metros  de  ancho,  eslo 
es,  500  metros  cuadrados. 

Los  incrementos  de  producido  con  relación  á  los  testigos  han  sido  calculados 
del  número  9  al  número  18,  suponiend )  que  el  suelo  hubiera  variado  de  un  modo 
regular  entre  esas  dos  bandas. 


«  Resulta  de  la  comparación  de  las  bandas  9  y  ii  que  si  se  des- 
precia la  acción  del  yeso,  que  ha  sido  casi  nula,  esos  400  k  i  logra- 


EMPLEO  DE  LAS  LANGOSTAS  COMO  ABONO  375 

mos  de  superfosfalo  del  número  1 1  han  sido  pagados  á  razón  de  49 
francos  50,  y  que,  en  consecuencia,  los  600  kilogramos  de  langos- 
tas del  número  13  han  sido  pagadas  á  razón  de  H6 —  49,50=66 
francos  50.  Una  tonelada  de  langosta  habría  dado  un  incremento 
de  producido  de  I II  francos,  cantidad  que  representa  su  valor  real 
en  primera  cosecha ;  pero  conviene  agregar  que  esas  langostas  han 
abandonado  al  suelo  un  stock  de  ázoe  considerable.  En  efecto,  el 
incremento  ha  sido,  del  número  II  al  número  13,  de: 

para  la  paja 23  qm.  40  —  17  qm.  40  =  560  kg. 

para  el  trigo 14  qm.  40  —  12  qm.  20  =  220  kg. 

«  La  paja  liene  un  tenor  de  0,7  Vo  de  ázoe  y  el  trigo,  de  2,3  Vo. 
Los  560  kilogramos  de  paja  han  absorbido  pues  3  kilogramos  92 de 
ázoe,  y  tos  ¿20  kilogramos  de  trigo,  5  kilogramos  06  de  ázoe;  lo 
que  da  un  total  de  8  kilogramos  98  de  ázoe,  ó  sean  9  kilogramos. 
Aliora  bien,  los  600  kilogramos  de  langostas  á  1 1  %  de  ázoe  han 
reportado  66  kilogramos  de  ázoe;  quedan,  pues,  57  kilogramos,  no 
habiéndose  absorbido  pues  en  realidad  sino  14  ""o  del  ázoe  propor* 
Clonado.  . 

«El  examen  de  las  bandas  números  8  y  13  demuestra  que  el 
abono  compuesto  de  langosta  y  de  superfosfato  es  tan  eficaz  como 
el  abono  compuesto  de  fosfato  y  de  nitrato,  que  es  el  tipo  del  abono 
completo  de  nuestras  tierras.  La  parcela  número  8  ha  dado  un  in- 
cremento de  producido  bruto  de  1 13  francos,  y  la  parcela  número 
13  un  incremento  de  1 16  francos.  (Invierno  muy  seco)». 

Agreguemos,  para  completar  nuestras  citas,  que,  en  1896,  el  se- 
ñor Kyle  hizo  nuevos  análisis  de  langostas  argentinas,  desecadas  y 
pulverizadas,  análisis  que  le  dieron  los  resultados  siguientes  : 

Agua 5,20 

Grasa II  ,40 

Materias  albuminóídeas 60,37 

Celulosa,  azúcar,  etc 1 5,78 

Lenizas /,2) 

Total 100,00 

I^s  langostas  ronlenian  : 

Agua 78  "o 


376  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Las  materias  albuminoideas  contenían  :  í! 


I 


Ázoe 9,66,  correspondiente  á  amoníaco  11,73 

Las  cenizas  contenían  : 

Ácido  fosfórico  (Ph^O^) 1 ,535 

Si  bien  es  cierto  que  todos  los  químicos  se  hallan  de  acuerdo 
para  corstatar,  según  sus  análisis,  la  presencia  de  una  cantidad 
media  de  ázoe  de  11,5  Vo  y  la  de  una  cantidad  de  ácido  fosfórico 
que  varia  de  1  á  2  7o ;  si  están  unánimes  en  considerar  las  langos- 
tas, privadas  de  agua,  como  susceptibles  de  proporcionar  un  abono 
utilizable,  también  es  cierto  que  ellos  no  se  han  preocupado  de 
ciertas  particularidades  que  dificultan  la  preparación  de  esos  in- 
sectos . 

En  efecto,  las  materias  grasas  contenidas  en  las  langostas,  cuando 
se  amontonan  esos  insectos  ó  cuando  se  los  entierra  en  fosas,  en- 
tran muy  rápidamente  en  putrefacción,  y  los  productos  de  las 
transformaciones  químicas  que  se  operan  entonces  pertenecen  á  la 
serie  butírica ;  los  olores  que  esas  materias  exhalan  son  de  tal 
modo  repugnantes  que,  para  evitar  esas  exhalaciones  mefíticas  y  la 
contaminación  de  las  aguas,  se  ha  tenido  que  prescribir  el  mezclar 
con  cal  viva,  sobre  el  terreno  mismo,  tos  cadáveres  de  las  saltonas 
y  de  las  voladoras. 

Esa  operación  tenia  por  objeto  saponifícar  los  cuerpos  grasos, 
que,  así  fijados  se  volvían  casi  insolubles.  La  preparación  de  los 
cadáveres  de  las  langostas  brutas  destinadas  al  abono  ha  sido  en- 
sayado en  Argelia  en  la  usina  en  que  se  transforman  los  residuos  de 
los  mataderos  ;  y  los  peones,  acostumbrados  sin  embargo  á  mane- 
jar materias  cloacales,  se  han  rehusado  á  manipular  las  langostas 
en  vía  de  descomposición. 

Haremos  observar  todavia  que  las  langostas  no  podrían  ser  em- 
pleadas inmediatamente ;  es  menester  que  el  tiempo  haya  hecho  su 
obra,  destruyendo  las  materias  grasas  que  se  transforman  en  ácidos 
grasos  nocivos  á  las  plantas;  para  emplear  las  langostas  inmedia- 
tamente, es  necesario  someterlas  á  una  preparación  previa,  sea  la 
desecación,  sea  el  tratamiento  por  la  cal,  sea  la  maceración  en  el 
ácido  sulfúrico. 

A  los  economistas  corresponde  juzgar  si  la  cosecha,  la  manuten- 


EMPLEO  DE  LAS  LANGOSTAS  COMO  ABONO  377 

ción^  el  transporte,  el  tratamiento  qufmicode  las  langostas  no  serán 
demasiado  oneroso  para  que  el  abono  de  langosta  pueda  entrar  en 
competencia  con  los  abonos  preparados  y  dosados  que  la  industria 
puede  poner  á  disposición  de  los  agricultores. 

Sea  lo  que  fuere,  he  emprendido  en  el  campo  de  Palermo  una  se- 
rie de  experiencias  en  vista  de  controlar  las  de  M.  H.  Dessoliers  y  de 
conocer  la  influencia  que  podrían  ejercer  sobre  el  desarrollo  vegeta- 
tivo del  trigo  y  del  maíz  los  cadáveres  desecados  de  langostas.  Su 
empleo  sin  ninguna  preparación  química  nos  parece  más  práctico, 
sobre  todo  en  los  lugares  mismos  invadidos,  puesto  que  se  dismi- 
nuyen considerablemente  los  gastos  de  transporte  y  manutención  y 
se  suprimen  absolutamente  los  gastos  de  manipulación  y  prepara- 
ción. Habría,  además,  ¡nter<^s  en  seguir  la  acción  del  abono  de  lan- 
gostas según  los  medios  y  según  las  condiciones  de  sequedad  y  de 
humedad  del  suelo,  pues  aquella  acción  se  halla  bajo  la  dependen- 
cia absoluta  de  esos  diversos  actores. 

Tendré  el  honor  de  dar  á  conocer  á  usted  los  resultados  de  esos 
estudios.  Al  efecto  de  darles  el  desarrollo  necesario,  ruego  á  usted 
se  sirva  hacerme  enviar  algunas  bolsas  de  las  langostas  que  se  des- 
truyen en  la  actualidad  mediante  el  fuego,  lasque,  así  desecadas, 
pueden  ser  transportadas  sin  entraren  putrefacción. 

• 

Quiera  el  señor  Presidente  aceptar  la  expresión  de  mis  senti- 
mientos más  distinguidos. 

JüLES    KÜNCKEL   d'HeRCULAIS. 


380  ANALES    DE  LA    SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

gíénícos,  para  encargarse  del  lavado  de  las  ropas  de  las  familias  y 
para  el  uso  del  gremio  délas  lavanderas,  poniendo  al  alcance  tle 
éstas:  agua,  secadores,  desinfección ;  lodo  lo  necesario. 

La  Municipalidad  hubo  de  desistir  de  sus  iniciativas,  desde  que 
había  conseguido  su  objeto,  evitar  el  lavado  en  los  conventillos, 
en  la  ribera,  y  se  limitó  á  prohibir  por  Ordenanza  el  lavado  en  es- 
tos sitios. 

Los  lavaderos  públicos  se  construyeron,  se  reglamentaron  y  se 
entregaron  al  servicio  público  para  comodidad  de  las  lavanderas. 

Tan  plausible  resultado,  por  lo  parcial,  no  llenó  sin  embargo,  las 
aspiraciones  públicas,  y  los  accionistas  de  los  lavaderos  no  logra- 
ron tampoco  sus  esperanzas,  por  causas  difíciles  de  analizar. 

Los  lavaderos  públicos  que  hubiesen  sido  tan  provechosos,  corno 
eran  necesarios,  ni  se  construyeron,  ni  se  terminaron  en  el  númoro 
que  exigía  la  población  ;  ni  pudo  hacerse  obligatoria,  á  causa  de 
esta  deficiencia,  la  concurrencia  á  ellos  de  las  lavanderas  todas...' 
la  sociedad  por  falta  de  capitales  hubo  de  liquidarse.  La  Munici- 
palidad, ese  gran  paño  de  lágrimas  de  tantas  empresas  fracazadas, 
hubo  de  adquirir  tres  de  esos  lavaderos  :  uno  al  sud  y  dos  al  oeste. 
Un  cuarto  lavadero  al  norte  cayó  en  manos  de  un  particular,  que 
lo  subarrienda  para  su  explotación. 

Estos  cuatro  establecimientos  públicos  y  diez  lavaderos  particu- 
lares más,  con  unas  2000  lavanderas  que  ejercen  libremente  la 
profesión,  son  los  elementos  de  limpieza  de  la  ropa  que  disfriila 
Buenos  Aires. 

Para  darme  cuenta  exacta  del  funcionamiento  de  los  estableci- 
mientos públicos  y  privados,  los  he  visitado  personalmente  á  casi 
todos  y  los  he  estudiado  atentamente.  Después  de  esíe  trabajo  que 
he  realizado  con  buena  intención  y  empeño,  creo  estar  autorizado 
para  emitir  un  juicio  desapasionado  y  exacto  del  estado  en  que  se 
encuentran  y  del  problema  del  lavado  de  la  ropa  en  Buenos  Aires. 

Para  que  se  ponga  atención  y  se  tome  interés  en  conocer  lo  que 
voy  á  detallar,  desde  ya  diré  :  que  el  lavado  de  la  ropa  en  Buenos 
Aires  se  hace  en  las  peores  condiciones  imaginables,  y  que  no  se 
respetan  las  reglas  más  elementales  de  higiene,  y  que  el  destrozo  que 
las  ropas  sufren  es  deplorable. 

Empezaré  por  hablar  de  lo  menos  malo  que  he  observado.  Me 
refiero  á  los  lavaderos  privados.  Estos  tienen  la  clientela  de  los 
hoteles,  colegios,  administraciones  públicas  ó  privadas,  sirviendo 
á  institutos,  empresas  ú  personas  que,  por  la  calidad  ó  importan- 


LAVADEROS  Y  LAVADO  DE  ROPA  381 

cia  del  trabajo  que  encargan,  tienen  empeño  en  hacerlo  ejecutar  en 
las  condiciones  más  favorables  para  sus  propios  intereses.  Estos 
lavaderos  llenan  su  cometido  de  una  manera  relativamente  satis- 
foctoria  en  cuanto  al  objeto  de  la  limpieza.  Cuidan  de  la  ropa 
hasta  cierto  punto,  tratan  de  hacer  el  menor  destrozo  posible  de 
ella,  sin  dejar  por  eso  de  facilitarse  el  trabajo  para  que  resulte  lo 
menos  oneroso. 

El  problema  de  estos  lavaderos  consiste:  en  economizar  jabón, 
emplear  más  bien  legías  cáusticas,  poco  combustible  para  calentar, 
y  usarlo  más  bien  como  fuecza  motora,  que  sacude  de  uno  á  otro 
lado,  y  con  refregadura  no  muy  racional  elimina  las  manchas  y  no 
pocas  fibras  de  la  ropa,  que  se  confía  á  esos  mecanismos  ásperos  é 
irracionales. 

Si  el  agua  es  abundaiUey  cuesta  poco,  se  usa  con  profusión ;  cuan- 
do la  pagan  por  medidor,  la  escasean  y  limitan  como  es  consiguien- 
te v  necesario  á  sus  intereses. 

El  asoleado  de  la  ropa  es  operación  desconocida  por  completo;  se 
sustituye  económicamente  por  el  blanqueo  hecho  con  substancias 
descolorantes  y  corrosivas  como  el  hipoclorito  de  calcio,  el  agua  de 
Javelle;  ordinariamente  usando  estos  agentes  de  una  manera  irra- 
cional. Se  seca  por  torcido^  que  rompe  las  fibras  de  los  tejidos;  en 
casos  más  favorables  se  usa  la  compresión  elástica  y  en  los  más  ra- 
ros, disponen  de  las  turbinas,  que  debieran  ser  los  únicos  aparatos 
permitidos. 

íióiesehien  esio:  ninguno  de  estos  lavaderos  particulares  tiefie 
una  estufa  de  desinfección  que  garanta  la  inmunidad  de  la  ropa  como 
vehículo  de  gérmenes  de  infección.  Y  nótese  además  que  toda  la  ropa 
que  va  al  lavadero,  se  mezcla,  se  macera  en  frío  ó  en  caliente,  en 
una  cuba  de  agua;  que  como  la  misericordia  de  Dios  todo  lo  abarca, 
lodo  lo  ampara  en  una  comunidad  desesperante. 

El  agua  con  su  dosis  de  jabón  ó  de  legía  de  cenizas  de  sosa,  moja, 
empapa  la  ropa,  repartiendo  uniformemente  en  la  masa  los  benefi- 
cios que  puede  proporcionar  su  acción  detergente  ó  el  mal  que 
puede  producir  en  esta  comunidad  heterogénea  de  objetos  delica- 
dos con  los  de  funciones  las  más  innobles. 

El  resto  de  perfume  delicado  de  un  vestido  elegante  se  confunde 
con  las  emanaciones  provenientes  de  los  residuos  más  asquerosos. 

La  acción  química  de  los  álcalis  saponifica  las  grasas  de  cual- 
quier proveniencia,  y  van  en  montón  á  constituir  la  primer  agua  de 
lavado  característica  por  su  policronisrao  acentuado.  Por  fortuna, 


382  ANALES   DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

una  segunda,  á  veces  una  tercera  agua  purifica  de  la  contannina- 
ción  primera  de  igualdad  (hecha  en  beneficio  de  la  celeridad  y  eco- 
nomía) objetos  tan  desemejantes,  tan  disparatados. 

Ese  comunismo  sería  verdaderamente  ejemplar  si  los  objetos  que 
confunde  tuviesen  igual  noblezal 

En  los  lavaderos  no  se  hace  distinción  de  la  suciedad,  ni  se  tie- 
nen para  nada  en  cuenta  los  gérmenes  que  la  ropa  acarrea.  Estos 
son  barridos  unas  veces  por  el  agua  de  jabón,  en  los  casos  más  fa- 
vorables; ó  quedan  en  la  ropa  misma  donde  brotan  y  pululan  con- 
taminando todo  lo  que  está  en  su  contacto. 

¿Cuántas enfermedades  de  la  piel  no  tienen  su  origen  en  la  ropa 
mal  lavada?  ¿Cuántas  enfermedades  contagiosas  no  se  transmiten 
por  este  medio?  Conocida  es  la  resistencia  á  la  muerte  que  poseen 
algunos  bacterios  y  sus  esporos.  En  ropa  que  no  ha  sido  desinfec- 
tada, su  existencia  es  siempre  posible,  y  son  incalculables  los  peli- 
gros que  esto  importa  para  la  población.  Hay  verdadera  urgencia 
en  hacer  cumplir  la  ordenanza  de  mayo  de  1894  que  obliga  á  todos 
los  lavaderos  del  municipio  á  proveerse  de  una  estufa  de  desinfec- 
ción ;  debiendo  en  virtud  de  la  misma  clausurarse  aquellos  que  no 
la  poseen. 

Sobre  este  punto  debe  hacerse  notar  que  sólo  un  lavadero  del 
municipio  tiene  estufa  de  desinfección  y  ésta  esld  arrumbada  é  in- 
servible. 

Los  lavaderos  particulares  deque  me  ocupo,  situados  unos  a! 
norte,  otros  al  sud  y  sudoeste  del  municipio,  los  más  lo  están 
fuera  del  radio  de  las  cloacas.  Las  aguas  servidas  provenientes  del 
lavado  de  la  ropa  infectada  se  echan  sobre  la  superficie  del  suelo 
en  algunos  establecimientos  y  en  otros  van  á  sumideros  profundos 
y  contaminan  la  segunda  napa  de  agua  semísurgentede  la  ciudad, 
en  contra  de  disposiciones  de  una  ordenanza  vigente. 

Como  es  sabido  estas  aguas,  por  su  composición  química,  su  poca 
dureza,  por  su  sabor  agradabley  por  la  circunstancia  de  sufrir  una 
filtración  permanente  en  la  arena  de  que  manan,  eran  excelentes  ; 
pero  de  algún  tiempo  á  esta  parte  se  va  notando  su  contaminación 
creciente,  debido  al  uso  abusivo  que  se  hace  deéstas  capas  de  agua. 
Son  la  cloaca  que  han  elegido  las  industrias  surgidas  fuera  del  ra- 
dio de  la  red,  y  por  medio  de  ella  se  libran  de  sus  aguas  servidas. 
Como  en  los  lavaderos  particulares  no  se  asolea  ;  se  usa  y  abusa 
del  cloro  para  el  blanqueo  de  la  ropa. 
En  resumen  los  lavaderos  particulares,  con  excepción  de  dos   ó 


LAVADEROS  Y  LAYADO  DE  ROPA  383 

tres;  están  todos  instalados  de  una  manera  defectuosa,  y  constitu- 
yen verdaderos  focos  de  infección. 

En  ellos  se  lava  ropa  de  hospitales,  vapores  de  ultrannary  de  los 
ríos,  de  colegios,  hoteles,  posadas,  casas  de  familia,  todas  juntas, 
sin  precauciones  ni  control,  pues  no  existe  ordenanza  que  los  re- 
glamente. 

Se  me  ha  denunciado  que  existen  además  muchos  pequeños  lava- 
deros clandestinos,  que  no  pagan  ni  patente  ni  impuestos,  y  algu- 
nos de  ellos  ejercen  la  industria  del  lavado  de  trapos  sucios  recogi- 
dos en  la  basura. 

Estos  lavaderos  no  tienen  ni  aguas  corrientes  ni  cloacas  y  sus 
aguas  servidas  son  arrojadas  á  los  pozos  absorbentes  de  que  hemos 
hablado. 

Cuatro  grandes  lavaderos  públicos,  tres  de  los  cuales  son  muni- 
cipales y  uno  de  propiedad  privada,  pero  del  mismo  tipo,  están  á 
la  disposición  de  las  tres  mil  lavanderas  calculadas  para  la  ciudad. 
Teniendo  una  capacidad  complexi  va  total  de  mil  sitios  de  trabajo,  los 
lavaderos  apenas  ocupan  en  ellos  la  mitad  de  las  piletas. 

Son  establecimientos  de  modelo  uniforme,  de  muchas  comodida- 
des, con  agua  fria  y  caliente  á  disposición  de  todos,  bien  aereados, 
ventilados  é  iluminados,  provistos  de  aparatos  de  lavado  mecánico, 
de  secadores  al  aire  libre  y  al  vapor,  con  pisos  impermeables  y 
cloacas  para  eliminar  las  aguas  servidas. 

Sólo  carecen  de  tachos  para  la  lexiviación  y  de  estufas  de  desin- 
fección, y  es  menester  proveerlos  de  estos  últimos,  en  cumplimiento 
de  la  ordenanza  para  completarlos  en  sus  planos.  El  particular  tie- 
ne á  la  verdad  estufa,  pero  no  está  habilitada  y  se  me  ha  dicho  que 
no  funciona  regularmente:  está  en  condiciones  de  inutilidad  por 
ahora. 

He  asistido  en  todos  estos  establecimientos  al  lavado  que  hacen 
las  lavanderas;  y  la  impresión  que  he  recibido  no  puede  ser  peor. 
Alli  no  se  lava,  no  se  asea  la  ropa,  se  la  destruye,  se  la  maltrata;  y 
tengo  la  convicción  que  la  eficacia  del  lavado  es  muy  problemá- 
tica, pues  se  devuelve  á  las  familias  ropa  imperfectamente  lavada 
y  aún  lo  que  es  peor,  con  todos  los  peligros  de  una  contaminación 
posible. 

La  lavandera  que  alquila  una  ó  dos  piletas,  las  llena  con  agua, 
echa  en  ellas  la  ropa  sucia  que  lleva,  la  jabona  rápidamente  y  la 
somete  á  una  maceración,  echando  cristales  de  sosa  á  veces.  Or- 


LAVADEROS  Y  LAVADO  DE  ROPA 


EN   BUENOS   AIRES 


El  problema  del  lavado  de  la  ropa,  en  todas  partes,  es  de  higiene 
y  de  economía  doméstica  ;  dos  faces  interesantes,  tanto  una  como 
otra,  y  que  me  permito  examinar  en  este  informe,  para  provocar 
resoluciones  que  favorezcan  á  la  comunidad. 

El  estado  de  estos  establecimientos  no  puede,  á  mi  juicio,  ser  más 
deplorable  ;  el  mal  que  causan,  bajo  el  punto  de  vista  económico, 
como  los  peligros  que  entrañan  para  la  higiene  pública  no  pueden 
ser  mayores. 

Es  hoy  una  vulgaridad  repetir,  que  las  ropas  que  se  han  usado 
es  un  semillero  de  agentes  de  putrefacción,  de  substancias  de  des- 
perdicio del  organismo  y  vehículo  de  enfermedades  contagiosas 
que  se  transmiten  alas  lavanderas,  á  sus  allegados,  y  que  pueden 
infestar  todo  lo  que  con  esas  ropas  se  pone  en  contacto. 

Por  otra  parte,  las  familias  económicas  están  cada  vez  más  alar- 
madas, por  el  desgaste  anormal  y  extraordinario  que  la  ropa  sufre 
de  pocos  años  á  esta  parte,  en  manos  de  las  lavanderas.  Los  lava* 
deros  públicos  y  privados  son  principalmente  los  más  dañinos  bajo 
este  punto  de  vista. 

Ambas  fases,  como  se  ve,  merecen  la  atención  de  la  administra^ 
cíón  pública, de  las  familias  :  una  aféctala  higiene^  otra  la  riqueza 
y  el  bienestar  general. 

En  una  época  no  lejana,  las  lavanderas  de  Buenos  Aires  se  valían 
exclusivamente  del  río,  de  los  arroyos  y  lagunas  de  los  alrededo- 
res para  la  limpieza  de  la  ropa.  Los  pobres  lavaban  y  las  familias 


LAVADEROS  Y  LAVADO  DE  ROPA  379 

acomodadas  hacían  lavar  su  ropa  en  los  fondos  de  las  casas.  Cuan- 
do se  establecieron  las  aguas  corrientes  se  arraigó  aún  más  este 
sistema.  Las  cloacas  complementaron  á  estas  últimas,  y  se  hu- 
biese llegado  al  ideal  en  materia  de  higiene  de  la  limpieza  de 
la  ropa,  si  las  casas  del  municipio  hubiesen  poseído  todas,  locales 
convenientes  para  asolearla  y  secarla  con  facilidad.  Pero  está  es- 
crito que  toda  felicidad  y  bienestar  no  han  de  ser  completos.  Un 
beneficií»  trae  un  perjuicio  correlativo.  Los  alquileres  aumentaron 
de  precio,  los  locales  se  fueron  estrechando  y  el  espacio  disponi- 
ble se  redujo  en  la  mayoría  de  las  casas  á  términos  tan  angustio- 
sos, que  el  lavado  no  era  ya  posible. 

La  necesidad  del  lavado  externo  por  medio  de  lavanderas  se  ha 
hecho  imperiosa,  indispensable.  Hoy,  Buenos  Aires  tiene  más  de 
tres  mil  lavadoras  profesionistas,  según  cálculos  que  repulo  más 
bajos  de  la  realidad. 

*  Hace  treinta  años  la  ciudad  lenía  uno  ó  dos  lavaderos,  cuya 
clientela  se  limitaba  á  la  ropa  de  los  hoteles,  colegios  y  pocas  ins- 
tituciones públicas.  Lavanderas  de  oficio,  no  muy  numerosas,  ser- 
vían á  las  familias  que  no  utilizaban  la  servidumbre  propia  en 
este  trabajo. 

Con  motivo  de  la  epidemia  colérica  última,  durante  la  administra- 
ción Alvear,  se  suscitó  la  cuestión  del  lavado  higiénico  de  la  ropa; 
se  pensó  prohibir  el  uso  del  río  para  evitar  la  contaminación  de 
las  aguas.  Las  ideas  nuevas  del  contagio  por  este  vehículo  se  ha- 
bían popularizado  é  imponían  sus  preceptos  bajo  forma  impera- 
tiva. Se  nombró  una  comisión  de  estudio,  déla  que  tuvo  el  honor 
de  formar  parte,  y  ésta  llegó  sin  violencia  á  la  conclusión  de  que  el 
municipio  debía  propender  por  todos  los  medios  posibles  á  croar 
establecimientos  especiales  lavaderos  públicos  modelos  á  semejan- 
za de  los  existentes  en  las  ciudades  europeas,  para  remediar  los 
peligros  que  entrañaba  el  lavado  de  la  ropa  en  el  interior  de  las 
casas»  principalmente  en  los  conventillos,  y  sobre  todo  en  la  ribera 
del  río,  por  la  razón  principal  del  peligro  de  la  contaminación  de 
las  aguas  de  bebida  de  la  población. 

Se  proyectaron,  á  raíz  de  este  informe,  lavatieros  económicos  que 
debían  ser  administrados  por  el  Municipio  y  como  obra  de  urgente 
necesidad.  Desaparecida  la  epidemia,  la  iniciativa  privada  se  ma- 
nifestó en  forma  espontánea  y  categórica  hasta  el  extremo  de  hac(»r 
innecesaria  la  acción  municipal. 

Se  organizaron  sociedades  anónimas  para  crear  lavaderos  hi- 


380  ANALES    DE  LA    SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

giénicos,  para  encargarse  del  lavado  de  las  ropas  de  las  familias  y 
para  el  uso  del  gremio  de  las  lavanderas,  poniendo  al  alcance  fie 
éslas:  agua,  secadores,  desinfección;  lodo  lo  necesario. 

La  Municipalidad  hubo  de  desistir  de  sus  iniciativas,  desde  que  ; 

había  conseguido  su  objeto,  evitar  el  lavado  en  los  conventillos,  'i 

en  la  ribera,  y  se  limitó  á  prohibir  por  Ordenanza  el  lavado  en  es- 
tos sitios. 

Los  lavaderos  públicos  se  construyeron,  se  reglamentaron  y  se 
entregaron  al  servicio  público  para  comodidad  de  las  lavanderas. 

Tan  plausible  resultado,  por  lo  parcial,  no  llenó  sin  embargo,  las 
aspiraciones  públicas,  y  los  accionistas  de  los  lavaderos  no  logra- 
ron tampoco  sus  esperanzas,  por  causas  difíciles  de  analizar. 

Los  lavaderos  públicos  que  hubiesen  sido  tan  provechosos,  corno 
eran  necesarios,  ni  se  construyeron,  ni  se  terminaron  en  el  númoro 
que  exigía  la  población  ;  ni  pudo  hacerse  obligatoria,  á  causa  de 
esta  deficiencia,  la  concurrencia  á  ellos  de  las  lavanderas  todas...* 
la  sociedad  por  falta  de  capitales  hubo  de  liquidarse.  La  Munici- 
palidad, ese  gran  paño  de  lágrimas  de  tañías  empresas  fracazados, 
hubo  de  adquirir  tres  de  esos  lavaderos  :  uno  al  sud  y  dos  al  oeste. 
Un  cuarto  lavadero  al  norte  cayó  en  manos  de  un  particular,  que 
lo  subarrienda  para  su  explotación. 

Estos  cuatro  establecimientos  públicos  y  diez  lavaderos  particu- 
lares más,  con  unas  2000  lavanderas  que  ejercen  libremente  la 
profesión,  son  los  elementos  de  limpieza  de  la  ropa  que  disfruta 
Buenos  Aires. 

Para  darme  cuenta  exacta  del  funcionamiento  de  los  estableci- 
mientos públicos  y  privados,  los  he  visitado  personalmente  á  casi 
todos  y  los  he  estudiado  atentamente.  Después  de  este  trabajo  que 
he  realizado  con  buena  intención  y  empeño,  creo  estar  autorizado 
para  emitir  un  juicio  desapasionado  y  exacto  del  estado  en  que  se 
encuentran  y  del  problema  del  lavado  de  la  ropa  en  Buenos  Aires. 

Para  que  se  ponga  atención  y  se  lome  interés  en  conocer  lo  que 
voy  á  detallar,  desde  ya  diré:  que  el  lavado  de  la  ropa  en  Buenos 
Aires  se  hace  en  las  peores  condiciones  imaginables,  y  que  no  se 
respetan  las  reglas  más  elementales  de  higiene,  y  que  el  destrozo  que 
las  ropas  sufren  es  deplorable. 

Empezaré  por  hablar  de  lo  menos  malo  que  he  observado.  Me 
refiero  á  los  lavaderos  privados.  Estos  tienen  la  clientela  de  los 
hoteles,  colegios,  administraciones  públicas  ó  privadas,  sirviendo 
á  institutos,  empresas  u  personas  que,  por  la  calidad  ó  importan- 


LAVADEROS  Y  LAVADO  DE  ROPA  381 

cía  del  trcibajo  que  encargan,  tienen  empeño  en  hacerlo  ejecutar  en 
las  (ondiriones  más  favorables  para  sus  propíos  intereses.  Estos 
lava<leros  llenan  su  cometido  de  una  manera  relativamente  satis- 
factoria en  cuanto  al  objeto  déla  limpieza.  Cuidan  de  la  ropa 
hasta  cierto  punto»  tratan  de  hacer  el  menor  destrozo  posible  de 
ella,  sin  dejar  por  eso  de  facilitarse  el  trahcijo  para  que  resulte  lo 
menos  oneroso. 

El  problema  de  estos  lavaderos  consiste:  en  economizar  jabón, 
emplear  más  bien  legías  cáusticas,  poro  combustible  para  calentar, 
y  usarlo  más  bien  como  fuecza  motora,  que  sacude  de  uno  á  otro 
lado,  y  con  refregadura  no  muy  racional  elimina  las  manchas  y  no 
pocas  fibras  de  la  ropa,  que  se  confia  á  esos  mecanismos  ásperos  é 
irracionales. 

Si  el  agua  es  abundantey  cuesta  poco,  se  usa  con  profusión ;  cu.an- 
do  la  pagan  por  medidor,  la  escaseany  limitan  como  es  consiguien- 
te V  necesario  á  sus  intereses. 

El  asoleado  de  la  ropa  es  operación  desconocida  por  completo;  se 
sustituye  económicamente  por  el  blanqueo  hecho  con  substancias 
descolorantes  y  corrosivas  como  el  hipoclorito  de  calcio,  el  agua  de 
Javelle;  ordinariamente  usando  estos  agentes  de  una  manera  irra- 
cional. Se  seca  por  torcido^  que  rompe  las  fibras  de  los  tejidos;  en 
casos  más  favorables  se  usa  la  compresión  elástica  y  en  los  más  ra- 
ros, disponen  de  las  turbinas,  que  debieran  ser  los  únicos  aparatos 
permitidos. 

Nótese  bien  eslo :  ninguno  de  estos  lavaderos  particulares  tiene 
una  estufa  de  desinfección  que  garanta  la  inmunidad  de  la  ropa  como 
vehículo  de  gérmenes  de  infección.  ¥  nótese  además  que  toda  la  ropa 
que  va  al  lavadero,  se  mezcla,  se  macera  en  frío  ó  en  caliente,  en 
una  cuba  de  agua;  que  como  la  misericordia  de  Dios  todo  lo  abarca, 
todo  lo  ampara  en  una  comunidad  desesperante. 

El  agua  con  su  dosis  de  jabón  ó  de  legia  decenizasdc  sosa,  moja, 
empapa  la  ropa,  repartiendo  uniformemente  en  la  masa  los  benefi- 
cios que  puede  proporcionar  su  acción  detergente  ó  el  mal  que 
puede  producir  en  esta  comunidad  heterogénea  de  objetos  delica- 
dos con  los  de  funciones  las  más  innobles. 

El  resto  de  perfume  delicado  de  un  vestido  elegante  se  confunde 
con  las  emanaciones  provenientes  de  los  residuos  más  asquerosos. 

La  acción  química  de  los  álcalis  saponifica  las  grasas  de  cual- 
quier proveniencia,  y  vanen  montón  á  constituir  la  primer  agua  de 
lavado  característica  por  su  policronisroo  acentuado.  Por  fortuna. 


; 


38i  ANALES  DE   LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

dinariamenle  cuando  dispone  de  una  sola  pileta  lleva  unas  cuencas 
ó  tinas  suplementarias,  en  las  que  efectúa  esta  nriaceracíón  y  otras 
operaciones  que  describríré  luego.  La  ropa  algo  jabonada  se  some- 
te á  la  acción  de  un  mazo  de  un  kilogramo  ó  más  de  peso,  con  el 
que  la  lavandera  golpea  la  ropa  sobre  una  tabla.  Los  palos  caen 
sobre  la  ropa,  sobre  la  tabla,  sobre  la  pileta,  v  destrozan  ropa,  ta- 
bla y  pileta.  Para  dar  vigor  á  este  apaleo,  la  lavandera  suele canlnr, 
con  voz  más  ó  menos  desatinada,  los  aires  populares  de  su  tierra. 
Este  conjunto  de  golpes,  de  los  cantos,  de  los  gritos  descompasados, 
la  algarabía  de  los  pequeñuelos  que  las  acompañan,  d.an  una  idea 
aproximada  de  lo  quesera  el  coro  de  las  lavanderas  el  dia  del  juicio. 

Agregúese  á  este  ruido  que  ofende  los  oídos,  el  espectáculo  del 
movimiento  de  los  trapos  sucios,  esparciendo  olores  nauseabundos; 
y  la  vista  y  el  olfato  muy  pronto  se  ponen  al  unísono  en  este  pan^ 
demonio  inmundo  que  es  un  lavadero  público.  El  orden,  lo  impone 
en  una  fila,  una  vieja  de  cara  avinagrada;  y  el  desorden  lo  causa 
en  la  lateral  una  mozuela  desvergonzada  con  dichos,  y  á  veces  algo 
más.  Las  palabrotas,  los  dicharachos  alegres  ó  airados  se  cruzan 
en  esa  atmósfera  saturada  de  vapor  de  agua,  de  emanaciones  pestí- 
feras y  de  una  corrupción  que  se  respira  en  el  ambiente  general. 

Las  inmundicias  del  cuerpo;  del  alma  tienen  allí  una  exhibición 
tan  naturalista,  que  es  menester  alejarse  para  respirar.  Se  saca  una 
impresión  de  tristeza  y  de  repugnancia,  que  sólo  el  aire  fresco  y  el 
olvido  pueden  curar.  Alguna  nota  cómica  queda  vibrante  en  el  ce- 
rebro; pero  ésta  misQia  no  hace  agradable  ese  ambiente. 

Venciendo  repugnancias,  se  puede  observar  algo  más;  y  he  tenido 
que  hacerlo  para  dar  cumplimiento  á  la  misión  que  me  llevaba. 

Respecto  de  los  daños  que  las  lavanderas  hacen  á  la  ropa  hemos 
señalado  ya  el  batido  con  el  mazo  ó  pala  que  la  estropea.  Peroexis- 
ten  otras  causas  peores  de  deterioro. 

El  cepillo  de  fibras  vegetales  gruesas,  que  desgarra  la  trama  del 
tejido  de  la  ropa  y  la  desmenuza.  Los  cuellos  y  los  puños  de  cami- 
sa no  se  lavan  con  agua  y  jabón;  sino  con  un  poco  de  éste,  menos 
agua,  y  mucho  cepillo  se  les  aparta  los  ribetes  de  suciedad.  Otro 
agente  que  tiene  abundante  empleo  en  los  lavaderos  es  el  cloro,  clo- 
ruro de  cal  ó  hipoclorito  de  calcio. 

Esta  substancia  se  vende  en  los  lavaderos  mismos  en  paquetes  de 
un  cuarto  de  kilogramo,  y  con  otra  porción  'e  cristales  de  soda  6 
sea  carbonato  sódico,  las  lavanderas  ejercen  su  acción  destructora 
sobre  la  ropa. 


LAVADEROS  Y  LAVADO  DE  ROPA  385 

i5,'j-  Las  propiedades  descolorantes  del  cloro  fueron  observadas  desde 

un  \  el  siglo  pasado  por  su  descubridor  el  célebre  Sebéele,  pero  sólo  fue- 

ron utilizadas  por  Berthollet  en  Francia  y  Watt  en  Inglaterra.  En  vez 
de  cloro  se  usa  el  hipoclorilo  de  calcio  que  contiene  de  32  á 
34  por  Vo  de  esta  substancia  descolorante.  Su  poder  es  tal,  que  un 

-^m;  kilogramo  basta    para  blanquear  de  150  &  300  kilogramos  de 

M  ropa  seca. 

El  cloruro  de  cal  obra  enérgicamente  sobre  las  materias  orgáni- 
cas coloreadas,  destruyéndolas,  ya  sea  por  la  influencia  del  cloro  ó 
del  ácido  hipocloroso  que  contiene,  ó  por  el  oxigeno  que  desprende 
al  estado  naciente  y  en  presencia  del  agua.  Su  acción  queda  exal- 
tada por  el  calor  y  los  ácidos.  Es  aun  más  enérgica  su  influencia 
sobre  los  trapos  mojados  y  expuestos  á  la  acción  del  aire,  y  la  acción 
de  éste  hace  más  activa  la  descoloración. 

Witz,  estudiando  esta  acción,  ha  demostrado  que  cuando  se  pro- 
yecta polvo  de  cloruro  de  cal  sobro  un  tejido  mojado  y  se  deja  ex- 
puesto al  aire  se  producen  agujeros  en  los  puntos  en  que  ha  caido 
el  cloruro  descolorante.  Después  do  blanquear  la  fibra,  la  destruye 
totalmente. 

Estoes  precisamente  lo  que  hacen  las  lavanderas,  en  su  propó- 
sito de  lavar  mucho  y  ligero;  nunca  recurren  al  asoleado  de  la  ropa 
mojada  para  blanquearla  ;  el  cloro,  romo  dicen,  se  encarga  de  ha- 
cerlo, pero  ¿cómo?  Echan  el  polvo  de  cloruro  sobre  la  ropa  con  man- 
chas, sobre  los  puntos  sucios  de  los  cunllos  y  puños  de  camisa 
principalmente,  lo  refriegan  con  el  cepillo,  por  sí  solo  destrozador  : 
el  cloro  ejerce  su  acción,  destruye  la  materia  colorante  que  forma 
la  suciedad,  la  mancha;  pero  también  luego  se  lleva  una  parte  del 
tejido.  Esta  es  la  razón  por  la  cual  la  ropa  en  Buenos  Aires  no  dura, 
desde  que  las  lavanderas  han  aprendido  á  usar  del  cloro. 

En  absoluto,  no  condenaría  el  empleo  del  cloruro  de  cal  desde 
<]ue  careciendo  nuestros  lavaderos  de  estufas  de  desinfección,  se 
tiene  en  esta  .substancia,  un  desinfectante,  que  si  no  muy  enérgico, 
es  por  lo  menos  de  alguna  eficacia.  Lo  que  es  menester  prohibir  es  el 
uso  irracional  que  de  este  agente  se  hace.  La  dosis  del  hipoclorilo 
como  descolorante  debe  ser  de  medio  gramo  por  litro  y  marcar  me- 
dio grado  Baumé.  Nuestras  lavanderas  echan  en  un  balde  de  10  li- 
tros un  paquete  de  3  )0  gramos,  de  manera  que  un  litro  contiene 
una  onza.  E$  decir,  cincuenta  veces  más  de  lo  necesario. 

Queda,  pues,  superabundantemente  explicada  la  causa  de  la  des- 
trucción de  la  ropa. 

AN.  toe.  CICXT.  ARG.  ^  T.  XLVIM  ¿ó 


Total 40.20 

La  operación  de  lalexiviación  déla  ropa  dura  cinco  horas,  al  cu- 
bo de  lasque  los  paquetes  son  entregados  á  las  lavanderas  par» 
continuar  su  limpieza.  Tienen  agua  fria  á  discreción  y  pagan  por  la 
pileta  que  ocupan  francos  0.40  por  día  ó  francos  0.20  por  medio  día 
de  trabajo.  El  agua  caliente  les  cuesta  5  centavos  por  balde  de  12 
á  14  litros.  Si  quieren  secar  al  aire  libre  pagan  trancos  0.35  por  84 

horas. 
Este  sistema  de  lexiviación  debiera  ser  adoptado  en  nuestros  la- 


I 


386  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTIfICA  ARGENTINA 

De  igual  eficacia  y  de  acción  más  fácil  de  moderar  es  el  agua  de 
Javelle  y  ésta  debiera  sustituir  al  cloruro  de  cal. 

Pero  hay  otra  causa  más  de  destrozo  y  es  el  torcido  de  la  ropa. 
Es  un  aforismo  da  ama  de  llaves,  qiie  torcer  la  ropa  es  romperla. 
A  pesar  de  poseer  turbinas  en  los  lavaderos,  que  escurren  y  secan 
la  ropa  empapada,  se  usan  poco  y  sólo  después  de  haberla  torcido. 
En  vez  de  esta  operación,  debiera  aconsejarse  la  compresión  meca-  | 

nira  por  medio  de  rodillos  de  cautchoucy  emplear  luego  el  turbi- 
nado. 

En  los  lavaderos  son  poco  usados  los  aparatos  mecánicos  de  lava- 
do y  sería  menester  entre  nosotros  estimular  su  empleo.  Debiera,  á 
mi  juicio,  hacerse  también  el  lavado  por  medio  déla  legía  y  en  un 
tacho  encábente,  que  además  de  asegurar  su  desinfección,  lava  la 
ropa  sin  desgastarla. 

Esta  operación  de  la  lexiviación  de  la  ropa  sucia,  la  única  que  se 
usaba  en  la  antigüedad,  tiende  á  ser  abandonada  por  engorrosa, 
pero  es  la  sola  racional  é  higiénica,  y  es  conveniente  volver  á  ella. 
Es  por  otra  parte  más  económica  que  el  lavado  por  el  jabón. 

El  ejemplo  que  saco  de  una  obra  especial  sobre  los  lavaderos  de 
París  demuestra  la  economía  del  sistema.  He  aquí  cómo  se  prac- 
tica :  las  lavanderas  hacen  paquetes  de  2  kilos  de  ropa  seca  (hú- 
meda pesa  el  doble)  y  son  señalados  por  una  chapa  de  zinc  nume- 
rada, pagando  porcada  uno  10 centesimos  de  tranco. 

Haciendo  un  cocimiento  de  mil  kilos  de  ropa  seca  ó  dos  mil 
de  ropa  húmeda  se  obtiene  un  beneficio  de  cincuenta  francos  por 
operación  con  los  gastos  siguientes  : 

26  kilos  sosa  á  28  francos  los  100  kilos. . . .     6.00 
Combustible 4.20 


LAVADEROS  T  LAVADO   DE  ROPA  381 

vaderos.  Más  aún,  <lebíera  hacerse  la  modifícacíón  que  se  ha  intro- 
ducido úitimamenle  en  los  lavaderos  militares  de  Alemania.  Por 
cada  litro  de  agua  alcalina  se  agrega  I  gramo  de  petróleo.  Esta 
substancia  favorece  la  limpieza,  ase^cura  la  desinfección  y  conserva 
mojor  el  color  de  la  ropa  y  evita  su  desgaste. 

A  pesar  de  las  ventajas  que  ofrecen  á  las  lavanderas,  los  lavade- 
ros municipales  son  pocos  concurridos,  algunos  tienen  diaria- 
mente muchas  piletas  desocupadas. 

De  las  tres  rail  lavanderas  que  se  calculan  para  Buenos  Aires, 
corno  hemos  dicho,  apenas  una  sexta  parte  aprovecha  estos  esta- 
blecimientos. El  resto  continúa  lavando  en  la  ribera  del  río,  en  los 
arroynelos  y  lagunas  de  los  alrededores  y  las  más  en  sus  casas  y 
en  los  conventillos,  á  pesar  de  la  prohibición  de  la  ordenanza. 

La  insuficiencia  de  los  lavaderos  y  su  distribución  desigual  en  el 
municipio,  no  permite  aplicar  la  ordenanza  que  prohibe  el  lavado 
fuera  de  estos  establecimientos;  y  es  á  mi  juicio  necesario  aumen- 
tar su  número  para  proceder  á  la  aplicación  rigurosa  de  sus  dis- 
posiciones. 

Sobre  las  lavanderas  que  lavan  en  sus  casas,  habría  que  repetir 
lo  que  hemos  dicho :  conocen  el  cloro,  ninguna  asolea  y  todas  apa- 
lean, tuercen  y  destrozan  la  ropa  y  no  conocen  ni  saben  lo  que  es 
desinfección.  Tienen,  sin  embargo,  una  ventaja  sóbrelas  de  lavade- 
ros :  como  lavan  la  ropa  de  una  familia  toda  junta,  está  eliminada 
esa  pesca  eventual  de  alguna  enfermedad  contagiosa,  de  que  los 
lavaderos  públicos  son  causa. 

Como  consecuencia  de  esta  inspección  me  he  permitido  proponer 
el  adjunto  reglamento  que  he  consultado  con  los  empleados  muni- 
cipales de  estos  lavaderos;  los  que  me  han  favorecido  además  con 
muchos  datos  que  registro  en  este  informe. 

Termino  encareciendo  la  necesidad  de  nuevos  lavaderos  parala 
población,  obra  que  el  Intendente  sabrá  emprender,  conelentusia- 
mo  que  le  caracteriza  y  en  cumplimiento  de  la  máxima  que  debe 
gravar  en  el  frente  del  primero  de  ellos  : 

«  La  limpieza  es  necesaria  para  salud,  favorece  la  dignidad  y 
moralidad  del  hombre,  y  es  enemiga  del  abandono  y  de  la  mise- 
ria. >> 

Pedro  íN.  Arata. 


388  ANALES   üfi   LA   S(»C1£DAD  Cl£NTtFIGA   ARGENTINA 


PROYECTO  DE  DECRETO  REGLAMENTARIO  DE  LOS   LAVADEROS 


Art.  1**.  —  Los  lavaderos  municipales  son  eslableci míenlos  pú- 
blicos á  los  que  pueden  concurrir  los  que  se  ocupan  del  lavado  de 
la  ropa,  todos  los  días  hábiles  de  6  a.  m.  á  6  p.  m.  en  los  meses  de 
verano  }  de  7  a.  m.  á  5  p.  m.  en  los  de  invierno.  Sólo  se  suspen- 
derá el  trabajo  de  II  a.  m.  á  13  y  media. 

Art.  2®.  — Para  usar  del  lavadero  pagarán  el  importe  del  boleto 
fijado  por  el  Honorable  Consejo  Deliberante  y  recibirán  una  chapa 
numerada  de  la  pileta  á  que  tienen  derecho  de  usar. 

Boleto  y  chapase  colocará  en  parte  visible  de  la  pileta  para  faci- 
litar la  verificación. 

Este  boleto  da  derecho  al  uso  de  agua  íria  y  caliente  que  provee 
el  lavadero  y  al  empleo  por  turno  del  aparato  de  escurrir  y  al  seca- 
dor al  aire  libre. 

El  servicio  suplementario  délas  máquinas  de  lavar,  secadero  á 
vapor,  se  pagarán  por  separado  en  la  forma  establecida  por  la  ad- 
ministración. 

Arl.  3°.  —  El  uso  de  agua  fría  y  caliente,  que  es  gratuito,  no  da 
derecho  á  desperdiciarla  inconsideradamente,  bajo  penas  de  mulla 
de  1  á  10  pesos. 

Ningún  concurrente  al  lavadero  tiene  derecha  de  usar  más  de 
una  pileta  y  exclusivamente  la  alquilada,  so  pena  de  mulla  de  I 
peso  al  contraventor. 

Art.  4"^.  —  Es  absolutamente  obligatoria  la  limpieza  diaria  de  la 
pileta,  no  pudiéndose  dejar  ropa  en  remojo  en  ella  como  tampoco 
en  tinas  próximas,  pues  deben  cuidar  del  aseo  déla  pileta  ocupada, 
de  sus  anexos  y  de  la  porción  del  local  circunvecino. 

En  caso  de  contravención  serán  multados  en  1  peso,  y  en  caso  de 
reincidencia  serán  expulsados  del  lavadero. 

Art.  5®.  —  Cada  concurrente  debe  cuidar  de  la  ropa  que  lava,  ni 
la  administración  responderá  por  pérdidas  ó  sustracciones  de  ro- 
pas; interviniendo  en  estos  casos  sójo  como  autoridad  investigado- 
ra, sin  perjuicio  de  dar  la  participación  que  corresponda  á  la  auto- 
ridad competente. 


LAVADEROS  T  LAVADO  DR  ROPA  389 

Arl.  <>•.  —  La  pérdida  de  las  chapas  del  lavadero,  los  desper- 
fectos ocasionados  en  la  pileta  y  demás  útiles  del  lavado,  provis- 
tos por  el  establecimiento,  serán  pagados  por  los  causantes  del 
daño. 

Art.  7®.  —  En  el  lavadero  no  puede  usarse  de  palo,  ni  maza 
<|ue  al  batir  la  ropa  la  destruya,  asi  como  se  prohibe  el  uso  de  ce- 
pillos rígidos  que  la  desgasten  y  maltraten. 

El  lavado  se  hará  con  jabón,  con  cristales  de  sosa  y  es  absoluta- 
mente prohibido  el  uso  del  cloruro  de  cal. 

Solo  se  tolerará  el  empleo  del  agua  deJavelledela  concentración 
no  mayor  de  medio  grado  Baumé. 

Los  contraventores  á  estas  disposiciones  pagarán  una  multa  de 
I  peso,  según  el  caso. 

Art.  8"". —  Es  absolutamente  prohibido  el  lavado  de  ropa  de  en- 
fermos en  las  piletas  comunes.  Estas  ropas,  como  las  que  provienen 
de  casas  en  que  haya  enfermos  contagiosos  ó  sospechosos,  deberá 
sor  necesariamente  desinfectada,  de  acuerdo  con  las  prescripcion^'s 
especiales  que  so  dicten. 

Art.  9**.  —  Los  concurrentes  que  no  denuncien  esta  clase  de 
ropa  sospechosa  á  la  administración  del  lavadero,  y  no  se  sometan 
á  las  prescripciones  que  se  dirl<Mi,  serán  penados  con  la  expul- 
sión del  lavadero  sin  perjuicio  de  someterlos  á  la  autoridad  com- 
petente. 

Art.  10.  —  No  es  permitida  la  entrada  al  lavadero  de  personas 
extrañas  á  la  profesión,  asi  como  tampoco  podrán  entraren  él  nego- 
ciantes ambulantes,  ni  otras  personas  que  no  hayan  obtenido  per- 
miso especial  de  la  administración. 

La  venta  de  leglas  para  el  lavado,  de  agua  de  Javelloy  substan- 
cias análogas  sólo  será  permitida  con  el  control  do  la  Oficina  Quí- 
mica Municipal. 

Arl.  M.  —  Los  desórdenes  internos  en  el  establecimiento  serán 
penados  por  el  guarda  del  mismo,  debiendo  dar  parte  de  losque  en 
él  tengan  lugar,  asi  como  dar  intervención  á  la  autoridad  policial  en 
caso  necesario. 

Art.  I¿.  —  Los  encargados  de  los  lavaderos  son  personalmente 
responsables  del  cumplimiento  de  estas  disposiciones,  bajo  la  res- 
ponsabilidad que  ellos  acarrean  y  la  gravedad  de  los  casos. 

Arl.  13.  —  Se  nombrará  un  inspector  de  lavaderos  municipales 
y  particulares  que  tendráel  cargodo  inspeccionarlos  y  visitarlos  en 
forma  periódica  permanente,  dando  cuenta  á  la  inspección  general 


390  ANALES   DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

de  higiene,  contaduría  y  aún  al  Intendente,  de  cualquier  caso  grave 
que  ocurra  en  ellos. 

Art.  14.  —  Este  inspector  se  asociará  al  administrador  general  y 
al  mecánico  para  practicar  inspecciones  quincenales  á  los  lavado- 
ros  particulares  é  informar  acerca  de  las  infracciones  á  este  regla- 
mento. 

A  RATA. 


LOS  METEORITOS  DE  NOVIEMBRE 


La  serie  de  observaciones  de  las  Leónidas  practicadas  en  el  Ob- 
servatorio Nacional  durante  los  últimos  cuatro  dias  han  resultado 
parciales  y  defectuosas,  á  causa  délas  malas  condiciones  atmosféri- 
cas, en  primer  lugar ;  por  la  fuerte  iluminación  eléctrica  en  la  ciu- 
dad, á  través  de  la  cual  teníamos  que  hacerlas,  por  el  poco  tiempo 
disponible,  apenas  hora  y  medía  efectivas,  y  por  la  poca  elevación 
sobre  el  horizonte  del  radiante,  ó  punto  de  partida  de  los  meteori- 
tos, que  alcanzó  sólo  30  grados  á  su  máxima  altura.  Aun  en  la  ma- 
ñana de  los  días  12  y  13,  cuando  las  condiciones  eran  admisibles 
en  lo  demás  del  cielo,  la  parte  debajo  del  radiante,  entre  éste  y  el 
horizonte,  fué  siempre  cargada  de  una  atmósfera  tan  densa  que  no 
permitía  vislumbrar  los  meteoritos.  De  modo  que  quedábamos  for- 
zosamente limitados,  durante  todo  el  tiempo,  á  las  apariciones  su- 
periores, que  son  menos  que  la  mitad  en  la  actualidad,  pues,  co- 
mo es  conocido,  los  meteoritos  divergen  en  todas  direcciones  des- 
de el  radiante,  dejando  rastros  luminosos  semejantes  á  las  líneas 
meridianas  trazadas  en  los  globos  terrestres.  Los  que  vinieron  por 
la  derecha,  y  que  solían  aparecer  como  puntitos  muy  transítoriost 
tampoco  podíamos  ver 

Por  la  mañana  dell  4, 15  y  16,  el  cielo  estaba  nublado,  y  sólo  por 
intervalos  cortos  se  podía  distinguir  uno  que  otro  rastro  por  entre 
las  nubes,  siéndome  imposible  formar  juicio  déla  cantidad  actual. 

Las  apariciones  notadas  eran  las  siguientes: 

Met«orlu>« 

Noviembre  12,  claro  desde  2.30  hasta  4  a.m 4 

—  <3          —         2.30    —    4  — ¿o 

—  !  4.  nublado  desde  2.20  á  2.32 10 

—  i:>             —            2.30  á  4 U) 

—  16,  nublado ^ 


392  ANALES  DE  LA  SOCIEDAD  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

Eslos  corresponden  en  2i  horas á  ün  término  medio  de: 

Meteoritos 

i2 i8 

13 240 

14 840 

ib ; 192 

Nuestras  observaciones  se  limitaron  á  la  parte  del  cielo  incluida 
en  un  círculo  de  30  grados  de  radio  trazado  alrededor  de  un  pun- 
to radiante  aproximado,  y  las  trayectorias  eran  trazadas  en  mapas 
preparados  al  efecto.  Prolongadas  éstas  en  sentido  inverso  al  mo- 
vimiento observado,  concurren  en  un  punto  que  es  el  radiante,  y 
que  he  fijado  en  10**  1*",  y  22"  20'  norte,  próximamente. 

El  número  de  apariciones  observadas,  comparadas  con  aquellas 
dadas  en  otras  épocas^  resulta  pequeño,  aún  aumentándolas  diez 
veces,  bajo  la  suposición  deque  las  condiciones  atmosféricas  asi 
lo  requerían.  Se  debe,  sin  embargo,  recordar  que  los  meteoritos 
vistos  en  el  año  1833,  por  ejemplo,  que  eran  de  miles  por  minuto, 
no  fueron  vistos  en  toda  la  tierra,  sino  en  una  parte  muy  limitada. 
Aquí  aparecía,  efectivamente,  que  Íbamos  entrando  en  una  región 
más  poblada  en  la  madrugada  del  día  15,  y  es  posible  que  la  caída 
de  meteoritos  fuera  mucho  más  numerosa  durante  el  día. 

Estábamos  prevenidos  para  el  caso  de  una  lluvia  fenomenal,  pero 
nuestra  tarea  se  limitó,  como  ya  he  dicho,  á  notar  los  visibles,  su 
curso  por  entre  las  estrellas,  y  á  exponer  unas  placas  fotográficas 
para  conseguir  impresiones  de  los  rastros.  Las  observaciones  se 
hicieron  según  un  plan  común,  y  en  combinación  con  observatorios 
y  observadores  situados  alrededor  de  la  tierra,  de  modo  que  du- 
rante los  cinco  días  algunos  de  los  observadores  fueron  convenien- 
temente situados  para  practicarlas.  En  previsión  de  que  estuviese 
nublado  aquí,  y  para  emplearen  lo  posible  nuestro  concurso,  he 
solicitado  la  ayuda  de  mis  amigos  los  directores  de  las  escuelas 
normales  en  la  Rioja  y  Concepción  del  Uruguay,  quienes  me  la 
prestaron  eficazmente. 

Por  los  datos  así  reunidos,  la  relativa  densidad  de  diferentes 
porciones  del  enjambre,'  la  posición  del  punto  radiante  y  otros  de- 
talles importantes,  podrán  calcularse  con  una  exactitud  superior  á 
todos  los  anteriores. 

Por  las  anteriores  determinaciones  del  punto  radiante,  se  ha  pro- 


LOS  METEORITOS  DE  NOVIEMBRE  393 

badoque  la  órbita  de  las  Leónidas  es  una  elipse  que  coincide  en 
parte  con  la  órbita  de  la  Tierra  en  su  perihelio,  y  en  su  afelio,  ó 
mayor  distancia  del  sol,  curva  fuera  de  la  órbita  de  Urano,  y  su 
inclinación  es  de  17  grados.  Cuando  los  cuerpos  nieteóricos  se  lan- 
zan por  nuestra  atmósfera,  son  detenidos  por  el  frotamiento  con 
ésta,  y  en  consecuencia  se  calientan  suficientemente  para  ser  visi- 
bles, y  luego  son  vaporizados,  dejando  rastros  luminosos,  débiles  en 
su  mayor  parte  y  muy  transitorios.  Principian  á  encenderse  á  una 
altura  de  25  á  30  leguas,  y  son  completamente  quemados  y  redu- 
cidos á  cenizas  en  uno  ó  dos  segundos,  sin  el  menor  ruido.  No  se 
tiene  conocimiento  que  hubiesen  caído  partículas  de  Leónidas  so- 
bre la  tierra . 

Como  el  último  paso  ocurrió  en  noviembre  14  de  1866,  el  si- 
guiente era  esperado,  según  la  tabla  de  apariciones,  el  15  de  no- 
viembre de  este  año.  El  cambio  de  un  día  durante  el  intervalo  de 
33  aíios  tiene  su  causa,  sin  duda,  en  las  perturbaciones  que  sufrió 
la  masa  en  su  larga  trayectoria.  A  más  las  perturbaciones  parecen 
haberse  aumentado  en  los  últimos  años,  pues  las  apariciones  en 
éste  y  en  el  año  pasado  resultaron  poco  numerosas.  El  enjambre, 
en  el  transcurso  de  los  mil  y  tantos  años  do  su  existencia  ha  cam- 
biado en  tal  grado,  que  ahora  la  tierra  necesita  algunos  años  para 
cruzarlo,  y  es  posible  también  que  el  núcleo  que  la  tierra  atravesó 
en  1799,  1 833  y  1866  haya  variado  tanto,  que  en  la  actualidad 
cruce  nuestra  órbita  después  que  la  tierra  pasa  el  nodo,  y  no  vea- 
mos sino  l<i  vanguardia  este  año,  y  veremos  la  retaguardia  en  1900 
y  nños  siguientes. 

El  enjambre  se  acercó  á  Saturno  en  el  año  1870,  y  á  Júpiter  en 
agosto  de  1898.  Los  nuevos  cálculos,  tomando  en  cuenta  las  per- 
turbaciones producidas  por  estas  aproximaciones,  indican  una  di- 
minución en  su  distancia  del  sol  al  perihelio  de  unas  300.000  le- 
guas, y  hay  una  diferencia  correspondiente  en  la  distancia  del  no- 
do al  sol,  que  podría  llevar  la  parte  del  cauce  que  cruzamos  hasta 
dentro  de  la  órbita  de  la  tierra,  sin  cruzarla. 

Los  planetas  que  más  influyen  por  su  acción  perturbadora  son 
Júpiter,  Saturno  y  Urano.  Cinco  revoluciones  de  las  Leónidas  co- 
rresponden á  catorce  de  Júpiter  y  á  dos,  próximamente,  de  Urano ; 
y  ocho  de  las  Leónidas  á  nueve  de  Saturno.  Las  perturbaciones  no 
sólo  difíeren  de  diferentes  revoluciones,  sino  que  aun  en  la  misma 
revolución  las  partes  son  afectadas  diferentemente  por  los  plane- 
liis.   Los  cálculos  de  Adams,  que  determinó  la  órbita  de  las  Leóni- 


396  ANALES  DE  LA   SOCIEDAÜ  CIENTÍFICA  ARGENTINA 

etc.,  explicando  también  las  disposiciones  generales  parala  detención  é  inver- 
sión del  movimiento  de  rotación. 

La  última  parte  comprende  la  combinación  de  dos  movimientos  de  rotación 
efectuados  por  bielas  rigidas,  comenzando  por  consideraciones  teóricas  y  genera- 
les del  movimiento,  siguiendo  con  el  movimiento  simple  de  manivela,  árboles 
acodados  y  excéntricos  y  concluyendo  con  las  disposiciones  del  movimiento  de 
manivela  con  balanceos. 

Creemos  que  los  que  se  dedican  á  estudios  de  mecánica,  encontrarán  en  este 
libro  muchas  cosas  útiles  y  de  valor,  y  que  con  ayuda  de  esta  obra  y  la  aplica- 
ción práctica  llegarán  á  ser  representantes  hábiles  déla  mecánica,  hallando  tam- 
bién aliento  para  un  trabajo  personal  más  extendido. 

Cristóbal  M.  Hicken. 


II.  —  VARIEDADES 

Büehelep  (Dr.  M.)>  director  del  Instituto  técnico  de  Destilería  de  Weihenste- 
phan  (Beviera).  Manuel  de  Distillerie. 

Aun  cuando  la  literatura  técnica  sea  bastante  rica  en  tratados  sóbrela  fabrica- 
ción del  alcohol,  el  manual  del  doctor  Bücheler  es  una  obra  recomendable  por  la 
precisión  y  claridad,  rara  en  publicaciones  de  este  género,  debidas  principalmente 
á  la  gran  experiencia  adquirida  por  el  autor  durante  su  larga  carrera  como  direc- 
tor al  frente  del  Instilulo  técnico  de  Destilería  en  Baviera. 

La  edición  francesa  comprende  no  sólo  el  tratamiento  de  las  substancias  amilá- 
ceas (granos,  papas)  sino  también  la  alcoholización  de  las  materias  sacarosas,  re- 
molachas,  topinambur.  Los  aparatos  destilatorios  usados  en  Alemania  y  Francia, 
la  fabricación  del  alcohol  bruto,  su  purificación  y  refinamiento,  son  otros  tantos 
asuntos  descritos  magistral  mente  en  este  libro.  El  procedimiento  novísimo  de  la 
sacarificación  y  alcoholización  délas  materias  amiláceas  por  las  mucedíneas  es 
tema  de  todo  un  capítulo.  Con  este  procedimiento  ideado  por  Gollette  et  Boidio, 
se  puede  realizar  industriaimente  la  fermentación  en  vaso  cerrado,  es  decir  al 
abrigo  de  gérmenes  nocivos.  Sin  duda  alguna  que  este  tratamiento  es  una  de 
las  más  hermosas  y  fecundas  aplicaciones  industriales  de  la  microbiolo^^fa, 
ciencia  creada  por  Pasteur. 

Este  libro  del  sabio  profesor  de  Weihenstephan,  será  acogido  favorablemente 
por  los  destiladores  y  creemos  que  podrá  prestar  muchos  servicios  á  todos  aque- 
llos que  se  ocupan  de  la  fabricación  del  alcohol,  tanto  más,  cuanto  que  se  halla 
al  nivel  del  estado  actual  de  la  ciencia. 

Cristóbal  M.  Hicken. 


índice  general 


DE    LáS 


haterías  contenidas  en  el  tono  GUAÜRA6ÉSIM0  OCTAVO 


La  reorganiauíción  universitaria 5 

Cuestiones  sanitarias  (conclusión),  por  vemccrlo  Sasaulnine 14 

Evolución  y  destrucción  del  pulgón  lanígero,  8egún  J.  iJsnlére* 31 

Nota  addfnda  ad   Floram   Patagonieam   (continuación),   por  Cario*   UpegaB- 

BlBl 44.  17Í,  239,  3?9 

XX Vil  aniversario  de  la  Sociedad  Científica  Argentina H5 

Observaciones  al  capítulo  La  Flora  Argentina,  por  el  doctor  E.  L.  Holmberg  en  el 

Segundo  Censo  de  la  República  Argentina  (tomo  I,  página  385-474),  por  Teodoro 

(»laeker« (J7 

Pedagogía   matemática   (Artículo  bibliográfico  y   crítico;,   por  rederleo   Mira- 

fc«« 106.  156 

La  Liga  contra  la  tuberculosis,  por  nokorto  Weraleke U'i 

La  fábrica  nacional  de  paños  de  A.  Prat,  por  C'rlotébal  il.  Mlcken 168 

La  industria  del  cobre  en  Chile,  por  J.  VelAo^nea  iBlnéBes 209 

Cna  crítica  sobre  «La  Flora  Argentina»,  por  ednardo  i.adUlno  Molmbors. ..  iyj 
«La  Actualidad  »,  Fábrica  Nacional  de  Sombreros,  por  Armondo  Romero  y  l^nlo 

mSMOBo 2iH 

Fábricas  de  Sombreros  y  de  Tejidos  de  los  señores  G.  Pranchini  y  Cía.,  por  Lulo 

m.  I«opor«e 3¿4 

Adolfo  Mnrillo  (Necrología) 353 

Desnaturalización  de  alcoholes  para  usos  industriales,  por  Peilro  M.  AroCo 356 

Alcohol  para  la  desnaturalización,  por  Pedro  l«.  Arotn :U>1 

Empleo  de  las  langostas  como  abono,  por  Jallo  üliackel  4*llercalalM 36rt 

Lavaderos  y  lavado  de  ropa  en  Buenos  Aires,  por  Pedro  X.  Árala ^i78 

Los  meteoritos  de  Noviembre,  por  Jaaa  M.  Tlioaie 391 


BIBLKtGRAFU 


ingfnifrla 


A I  zot.A  Y  lliMOMDo  (P.  de).  Las  obras  públicas  en  España 196 

Brillií  (H.).  TorpilUs  et  Torpiileurs 196 


400  ANALES   DE  LA   SOCIEDAD  CIENTÍFICA   ARGENTINA 

I*  {»l:  i  II  as 

Visita  al  «Bélgica  » 206 

Visita  á  la  fábrica  de  Franchini :?06 

Socios  nueTos ?55 

Canjes ¿55 

Acciones  donadas 255 

Representación  de  la  Sociedad  en  los  Congresos  Indastríal  y  de  Orientalistas 2fS 

Fomento  de  la  Biblioteca 256 

Visita  á  la  fábrica  de  Dellachá ¿56 

Interesantes  visitas 4ól 

Compañía  General  de  Fósforos iói 

Compañía  Sudamericana  de  Billeles  de  Banco :5I 

Compañía  alemana  trasatlántica  de  Electricidad i'r2 


PRIMER     INSTITUTO 

ÓPTICO  OGULlSTlGO 

DE   SCHNABL   Y   LUTZ 

(ANTIGUA    CASA    OLIVA    Y    SCHNABL) 
171  —  FLORIDA.  —  ITl 

BUENOS   AIRES 

SUCUHSAI^   KN    HOniTKVIDEU 


Instrumentos  dQ  Geodesia 

Matemáticas,  Electricidad,  Meteorología 

Bacteríologia,   Enología,  etc. 

TALLER    MECÁNICO    DE    PRECISIÓN 

Para   construcción   de   Instrumentos   científicos 

composturas  de  Teodolitos  y  Niveles 

etc.,  etc. 


OBRAS  EN  VENTA 

EN    EL    LOCAL    DE    LA 

SOCIEDAD   CIENTÍFICA 

ARGENTINA 

269  -  CEVALLOS  -  269 


Av¿  LALLEMANT  (Germán).  El  Paramillo  de  Uspa- 
Uata,  1  tomo  de  136  páginas  y  5  planchas.  Buenos  Aires, 

1890 $      a 

LLERENA  (Juan).  Fisiografia  j  Meteorologia  de  los  Mares 
del  Globo,  2  tomos  de  514  j  801  páginas.  Buenos 
Aires,  1888  y  1890 5 

QUIROGA  (Atanasio).  Informe  sobre  cemento  argentino...  1 

SCHlVEIDEWIFID  (Alberto)  Teoría  del  trazado  de  ferroca- 
rriles de  Guillermo  Launfaardt,  1  tomo  de  268  páginas 
con  4  planchas.  Buenos  Aires,  1896 5 

Valentín  (Juan).  índice  general  de  los  Anales  de  la 
Sociedad  Científica  Argentina  (tomos  I  á  XL,  años  1876 
á  1895)  1  tomo  de  168  páginas 2 

MAPA 

Expedición  minera  argentina  á  las  Cordilleras  de  los 
Andes,  bajo  la  dirección  del  ingeniero  de  Minas  Juan 
José  de  ElíSi  Mapa  publicado  por  el  ingeniero  de  Mi- 
nas señor  Germán  Ave  Lallemant,  año  1886 2 

PUBLICACIONES  DEL  CONGRESO  CIENTÍFICO  LATINO  AMERICANO 

Primer  tomo  :  Organización  y  resultados  generales  del 
Congreso,  133  páginas,  1898 1 

Cuarto  tomo  :  Ciencias  médicas,  768  páginas,  1898 5 

EL  LOCAL  PERMANECE  ABIERTO  TODAS  LAS  NOCHES  DE  8  A  10.30 


TITO  MEUCCI  T  C' 

(SU0E:S0R.E3S       DB       RUOGERO       BOSSI      y      OOMf»AÍVTA) 

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Alaaera  ufal,  fimCerla  7  plitartiia,  erliUlM,  TMriM  7  esfejM.  lap«dalÍla4M  m  artkilM 

pan  MutiuccUMi  éñ  farrocarrilM 

Instrumentos  de  ingeniería  j  óptica,  útiles  para  planos  j  dibujos 

ArticBlM  áe  buar  7  Btufa,  llkiifUa  A'ChrltUl*.  Paf«let  pUU4M.  hBltt,MUrat  tCc 

Talltrat  4t  piíUreí,  *tBpap«l«4«rM, 
á«ná»rM,  cu4rM  7  earplitoríi  le  l^|«.  actltM  ■iienlM  pan  alfvlut.  VImi  ie  Mrta,  It  pasto,  carl4a 

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