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Full text of "Biblioteca de autores españoles, desde la formacion del lenguaje hasta nuestros dias"

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BIBLIOTECA 


AUTORES  ESPAÑOLES 

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BIBLIOTECA 


AUTORES  ESPAÑOLES, 


DESDE  LA  FORMACIÓN  DEL  LENGUAJE  HASTA  NUESTROS  DÍAS. 


i>>-  r/f 


COMEDIAS  ESCOGIDAS 


DON   FRANCISCO  DE  ROJAS  ZORUILLA, 

ORDENADAS   EN    CULECCIÜN 


POR  dü:>  bamOx\  de  mesonero  romanos. 


MADRID. 

M.  RIVADENEYRA  -  IMPRESOR  ~  EDITOR, 

CALLE  OE   LA  VADER*,    8. 

1861 


<5  , 


APUNTES  BIOGRÁFICOS,  BIBLIOGRÁFICOS  Y  CBÍTICOS 


DON    FRANCISCO    DE   ROJAS    ZORRILLA. 


Llega,  por  fin,  don  Fn ancuco  de  Uojas  á  ocupar  el  lugar  que  le  corresponde  en  esta  Colección 
de  nuestros  insignes  dramáticos  del  siglo  xvn,  la  más  copiosa,  metódica  y  selecta  que  hasta  ahora 
se  formó  dentro  y  fuera  de  España  de  aquel  inapreciable  tesoro  (1).  Llega,  por  fin,  aunque  más 
tarde  que  debiera ,  y  lo  que  es  peor,  conducido  por  el  último  de  los  críticos  á  quienes  fuera  enco- 
mendada la  delicada  tarea  de  formar  y  comentar  esta  Colección.  La  fortuna  que  merecieron  Lope  y 
Calderón,  Alarcon  y  Tirso,  do  caer  para  ello  en  las  doctas  manos  del  insigne  poeta  y  crítico  señor 
Ilartzenbusch;  y  IVIoreto  en  las  de  su  diligente  y  discreto  biógrafo  é  ilustrador  don  Luis  Fernandez- 
Guerra,  no  alcanzóá  Rojas,  que  por  excusa  de  aquellos  excelentes  críticos  y  por  excitación  amistosa 
(aunque  equivocada)  del  editor  señor  Rivadeneyra,  ha  venido  á  parar  á  las  mías,  débiles  para  ta- 
maña empresa. 

Y  mucho  más  en  esta  ocasión.  Porque  (lo  confieso  francamente)  en  el  solícito  y  amenísimo  estudio 
de  nuestro  antiguo  Teatro,  que  por  afición  especial  y  sólo  para  recreo  propio  me  ocupó  algunos 
años,  no  era  Rojas  mi  autor  predilecto;  Lope,  Tirso  y  Moreto,  Guillen  de  Castro,  Velez  de  Guevara, 
Montalban  y  algún  otro  aun  inferior,  me  habían  inspirado  mayor  simpatía,  y  por  ello  respondí  gus- 
toso á  la  invitación  que  se  me  hizo  de  escoger  para  la  Biblioteca  la  Colección  de  los  autores  con- 
temporáneos y  posteriores  á  Lope,  que  corrió  á  mi  cargo  y  que  forma  cuatro  tomos  de  ella.  Conocía, 
sí,  en  general  el  repertorio  de  Rojas;  estimaba  como  el  que  más,  especialmente  su  incomparable 
drama  del  García  del  Castañar,  y  alguna  otra  de  sus  buenas  producciones ,  pero  no  me  había  dete- 
nido á  estudiarle  y  apreciarle  en  conjunto,  á  analizarle  y  compararle  entre  sí,  ni  con  relación  á  otros 
autores,  con  aquel  interés,  con  aquella  deleitosa  afición  que  me  inclinaba  al  estudio  de  los  ya  dichos. 

Y  hé  aquí  que  la  suerte  y  el  compromiso  amistoso  me  ponen  en  el  caso  de  encargarme  de  colec- 
cionar y  comentar  precisamente  á  uno  de  los  pocos  dramáticos  de  gran  renombre  por  quien  no  había 
sentido  la  mayor  simpatía.  Hube,  pues,  de  recordar  el  dicho  de  cierto  autor:  «Que  el  mejor  modo  de 
aprender  una  materia  que  se  ignora  es  ponerse  á  escribir  un  libro  sobre  ella» ;  y  apelando  á  mi  pro- 
el) Consta  de  diez  y  seit  volúmenes  de  la  Ciclioteca  de  mos  xliii  y  xlv),  escogidos  y  ordenados  por  don 

Autores  EspaSoles,  y  comprende  unas  quinieolas  come-  Ramón  de  Mesonero  Romanos 2 

días;  pueden  clasiGcarse  y  ordenarse  por  separado  en      Comedias  de  don  Pedro  Calderón  de  la  Barca, 

esta  forma :  (tomos  vii,  ix,  xii  y  xiv),  coleccionadas  por  don 

Juan  Eugenio  Hartzenbuscli i 

Comedias  escogidas  de  Lope  de  Vega  Carpió  {lo-  Comedias  de  don  Agustín  Moreto  y  Cabana  (to- 
mos XXIV,  XXXIV,  xu  y  tn),  coleccionadas  por  don  mo  xxxix),  escogidas  y  ordenadas  por  don  Luis 
Juan  Eugenio  Harlzenbusch i  Fernandez  Guerra 1 

Comedias  escogidas  del  Maestro  Tino  de  Molina  Comedias  escogidas  de  don  Francisco  de  Rojas 
(lomo  v),  coleccionadas  por  ol  mismo  señor  Hart-  Zorrilla  (tomo  i.iv),  coleccionadas  por  don  Ra- 
zenbuscb i  mon  de  Mesonero  Romanos 1 

Comedias  de  don  Juan  Riiii  de  Alarcon  ítomo  xx).  Dramáticos  posteriores  á  Lope  de  Vega  ( lomos  xlvii 

coleccionadas  por  el  mismo  señor  Harlzenbusch.      i  y  xlix),  escogidos  y  ordenados  por  don  Ramón 

bramáticot  contemporáneo»  de  Lepe  de  Vega  (to-  de  Mesonero  Romanos 8 

R.  u 


VI  APUNTES  DIOGRAFICOS,  BIBLIOGliÁFICOS  Y  CRÍTICOS 

bada  lalwriosidad  y  buena  fo,  ino  atreví  resucllamente  á  echar  sobre  mis  liombros  aquella  responsa- 
bilidad; abráceme  con  nuestro  Hojas,  y  acepté  el  compromiso  de  conducirle  y  colocarle  sobre  el  ele- 
vado pedestal  que  le  aguardaba  vacio  en  esta  galería. 

Sinanie,  pues,  de  excusa  para  tamaño  atrevimiento  la  franca  declaración  arriba  hecha  de  no 
liaber  podido  rehusarme  al  compromiso  de  esta  tarea ,  para  la  que  no  me  hallaba  preparado,  asi 
como  tanúíien  el  sincero  estudio  que,  desde  el  momento  que  me  la  impuse,  dediqué  al  objeto  de  salii- 
de  ella  lo  más  airosamente  que  fuera  dado  á  mis  escasas  facultades 


Dox  Fran-cisco  de  Rojas  y  Zorrilla  ,  uno  de  nuestros  seis  gi-andes  dramáticos  que  la  crítica  mo- 
derna ha  clasificado  en  el  primer  orden ,  nació  en  Toledo,  á  4  de  Octubre  de  1607,  según  reciente- 
mente se  ha  demostrado  por  la  exquisita  diligencia  del  señor  Hartzenbusch,  quien  acaba  de  hallar 
la  fe  de  bautismo  que  abajo  trascribimos,  y  en  la  que  se  señala  el  nombre  de  sus  padres,  el  alférez 
Francisco  Pérez  de  Rojas  y  doña  Mariana  de  Besga  Ceballos ,  naturales  de  la  misma  ciudad  (1). 

Por  consecuencia ,  caen  por  su  base  las  aserciones  de  las  diversas  naturalezas  atribuidas  á  Rojas 
por  escritores  anteriores ,  como  Montalban ,  que  le  coloca  entre  los  hijos  de  Jladrid ;  y  Huerta  que, 
confundiéndole  con  otro  de  su  mismo  nombre  y  apellido  (de  que  después  hablaré),  le  hace  nacer 
en  San  Esteban  de  Gormáz. 

De  los  estudios  de  Rojas  ni  de  su  vida  política  nada  he  logrado  averiguar;  presumiéndoselo  que 
pudo  cursar  carrera  literaria  en  las  Universidades  de  Toledo  y  de  Salamanca ,  según  se  infiere  de 
sus  comedias,  especialmente  de  las  tituladas :  Obligados  y  ofendidos  y  Lo  que  quisiera  ver  el  Marqués 
de  Viltena,  en  que  pinta  la  vida  de  los  estudiantes  de  Salamanca  con  tan  vivos  colores  y  detalles  lo- 
c  des ,  que  parecen  revelar  que  la  experimentó  prácticamente.  Otros  de  sus  dramas  también  in- 
clinan á  creer  que  pudo  militar  algún  tiempo,  según  la  costumbre  generalmente  seguida  entonces 
por  las  personas  bien  nacidas ,  y  siguiendo  el  ejemplo  de  sus  contemporáneos  Lope ,  Calderón ,  y 
oíros;  sólo  en  la  última  parte  de  su  carrera,  que  es  en  la  de  consagrarse  al  estado  eclesiás- 
tico, es  en  la  que  puede  colegirse  que  no  les  siguió  Rojas,  si  bien  no  consta  todavía  el  año  de  su 
muerte  ni  en  qué  situación  aconteció. 

Ya  en  1632,  época  en  que  Montalban  imprimió  su  Para  todos  ,  aparece  don  Francisco  de  Rojas 
(aunque  falsamente  colocado  entre  los  hijos  de  Madrid)como  poeta  florido,  acertado  y  galante,  como 
lo  dicen  los aplati'ios  de  las  ingeniosas  comedias  que  tiene  escritas;  y  esto  cuantío  contaba  sólo  la 
edad  de  veinte  y  cinco  años ,  lo  cual  prueba  lo  precoz  y  desenvuelto  de  su  juvenil  ingenio  y  la  popu- 
laridad que  desde  luego  se  había  granjeado  en  una  córíe  y  en  una  época  en  que  precisamente  bri- 
llaban en  todo  su  esplendor  los  astros  rutilantes  de  Lope,  Tirso  y  Calderón.  A  la  muerte  del  primero 
de  aquellos  grandes  ingenios,  ocurrida  en  1655,  hállase  un  soneto  de  Rojas  inserto  en  la  Fama 
postuma  que  publicó  Montalban ;  y  eso  que  no  mereció  de  aquél  la  más  mínima  mención  en  el  Lau- 
rel de  Apolo,  donde  apenas  hay  un  nombre  literario  contemporáneo,  siquiera  fuese  el  más  insigni- 
ficante, que  no  hallase  cabida  on  aquel  poético  incensario.  El  Laurel  de  Apolo  fué  publicado  en  1630, 
y  ya  por  entonces  la  nombradía  de  Rojas  debía  ser  demasiado  im¡)ortante  para  olvidada  involunta- 
riamente. -^ 

Desconocidos  como  nos  son  los  acontecimientos  ó  las  fases  de  la  vida  de  Rojas  ,  hay  que^tenerse 
á  algunos  escasos  datos  para  conjeturarla ,  hasta  que  la  casualidad  ó  el  estudio  perseverante  danues- 
tros  críticos  les  haga  tropezar  con  el  hilo  conductor  que  les  dirija  á  esta  averiguación.  Entre  tanto  no 
puede  menos  de  lomarse  en  cuenta  la  curiosa  noticia  que  el  barón  Schact,  ilustrado  extranjero  que 

(1)  Partida  de  baiilismo  de  don  Francisco  de  Rojas  t  ministré  las  sacras  ceremonias  del  Santo  Bautismo  y  le 

Zorrilla,  natural  de  la  ciudad  de  Toledo:  puse  por  nombre  Fran.":  fueron  sus  compadres  Diego 

«  En  cuatro  dias  del  mes  de  Octubre  de  mili  y  seis-  Lucio  y  la  dicha  doña  Juana.  Testipos :  Juan  Martínez  y 

cientos  y  siete  años,  nació  un  bijo  de  fran.°  Pérez  de  Ro-  Juan  Rodrigüci.—  F.l  doctor  Andrade.^ 
jas  y  de  doña  Mariana  de  besga  su  mujer,  al  qual  por  el  Sacada  para  las  pruebas  de  caballero  del  hábito  de 

peligro  de  muerte  bautizó  doña  Juana  de  Besga,  parro-  Santiago  de  don  Francisco  de  Rojas  Zorrilla  en  lodeOc- 

quiana  desta  parrofiuia ,  i  después  en  veinte  y  siete  dias  tubre  de  1614,  con  la  de  su  p.adre,  de  un  libro  que  comien- 

del  mes  de  Octubre  del  dicho  año  fué  traidoel  dicho  niño  za  á  i."  de  Enero  de  15G6,  expresando  que  la  del  hijo 

i  esta  ijílesia  parroquial  de  San  Salvador,  i  ¡o  el  doctor  estaba  « á  fojas  ochenta  y  cinco ». 
Eugenio  de  Andrada ,  cura  propio  de  dicha  iglesia  le  ad- 


DE  DON  IHANCISCO  DE  ROJAS  ZORRILLA.  vii 

liasta  la  presente  es  sin  iluda  alguna ,  y  con  mengua  nuestra,  el  que  mejor  ha  comprendido  y  deli- 
neado la  historia  de  nuestro  Teatro ,  halló  en  ciertos  Avisos  ó  li'elaciones  de  aquella  época  que , 
según  el  señor  La  Barrera  en  su  reciente é  importantísima  obra  (i),  no  son  los  de  Pelliccr,  sino  los 
de  Barrionuevo,  que  existen  inéditos  en  nuestra  Biblioteca  Nacional.  Dicen,  pues,  los  expresados 
Avíaos,  con  fecha  de  24  de  Abril  de  -ICoS  : 

«  Viernes  sucedió  la  desgraciada  muerte  del  poeta  celebrado  don  Francisco  de  Rojas,  alevosamen- 
»te,  sin  que  se  haya  potlido  penetrar  la  causa  del  homicidio,  si  bien  el  sentimiento  ha  sido  general 
»por  su  mocedad.» 

Y  luego,  con  la  de  22  do  Mayo,  añade:  «Ha  corrido  voz  por  la  corte  que  la  muerte  sucedida 
ícn  dias  pasados  del  poeta  Francisco  de  Rojas,  tuvo  su  origen  del  vejamen  que  se  hizo  en  el  palacio 
«del  Retiro  las  Camestolendas  pasadas,  de  donde  quedaron  algunos  caballeros  enfadados  con  el 
«dicho». 

Electivamente,  en  20  de  Febrero  de  1657  (no  1638),  en  las  grandes  fiestas  que  celebró  Felipe  IV 
en  el  Buen  Retiro  para  solemnizar  la  elevación  al  imperio  de  su  cuñado  Fernando  III ,  rey  de  Hun- 
gría y  de  Bohemia ,  aparece  ( según  la  relación  de  dichas  fiestas  hecha  por  León  Pinelo  y  otros  au- 
tores contemporáneos)  que  en  la  Academia  burlesca,  celebrada  con  aquel  motivo  en  Palacio,  fueron 
los  jueces  el  Principe  de  Escjuilache,  don  Luis  de  Haro,  el  conde  de  la  Monclova,  Francisco  de  Rioja, 
don  Francisco  de  Calatayud ,  don  Gaspar  Bonifaz,  Luis  Vclez  de  Guevara,  don  Antonio  de  Mendoza, 
presidente;  Alfonso  de  Batres,  secretario,  y  don  Fkancisco  de  Rojas,  /iscflí.— Consta  además  que 
uno  de  los  premios  lo  llevó  don  Antonio  de  Solis ,  y  el  otro  el  mismo  Rojas  ,  por  mi  romance  que 
tiene  por  argumento  declarar:  Cuál  estómago  es  más  para  envidiado,  clqiie  digiere  grandes  pesadum- 
bres ó  grandes  cenes. 

El  señor  La  Barrera,  en  su  ya  citado  Catálogo  (á  quien  seguimos  forzosamente  en  esta  breve  inves- 
tigación biográfica  de  Rojas),  dice,  que  cvideJitemente  la  noticia  de  la  muerte,  en  1638,  del  poeta 
Rojas,  se  refiere  á  otro  del  mismo  nombre  y  apellido;  y,  en  efecto,  existieron  hasta  cuatro,  según  de- 
muestra después,  pero  ninguno  reúne  las  circunstancias  enunciadas  en  el  Aviso  de  su  edad  moza, 
su  reputación  de  gran  poeta  dramático  y  su  introducción  en  Palacio :  cualidades  todas  que  convie- 
nen perfectamente  á  don  Francisco  de  Rojas  y  Zorrilla;  él,  pues,  fué  el  autor  del  vejamen,  el 
secretario  de  la  Academia ,  y  por  consecuencia ,  á  nuestro  modo  de  ver ,  él  debió  ser  el  herido  ale- 
vosamente también.  En  lo  que  es  imposible  convenir  es  en  su  muerte  á  consecuencia  de  dicha  aco- 
metida en  1638 ;  pues,  no  solamente  se  hallan  poesías  suyas  en  las  Lágrimas  panegíricas  en  la  muerte 
de  ñlontalban  y  en  el  Catálogo  Real  de  Esjmña  de  Rodrigo  Méndez  de  Silva,  impresos  en  1039,  sino 
(^ue  las  dos  Parles  primera  y  segunda  de  sus  Co?neí/¿as,  publicadas  por  él  mismo  en  Madrid,  llevan 
la  fecha  de  1640-1645,  prometiendo  una  Tercera  parte  que  no  llegó  á  publicar.  Además  existen  en 
la  biblioteca  del  señor  duque  de  Osuna  otras  comedias  autógrafas  con  fecha  posterior,  y  el  señor  Du- 
ran posee  también  el  manuscrito  del  Auto  de  la  ascensión  da  Cristo,  en  que  expresa  al  lado  de  la  firma 
hallarse  próximo  á  cumplir  los  cincuenta  y  tres  aíios,  lo  cual  (si  no  es  que  dicho  Auto  sea  de  otro 
Francisco  de  Rojas)  debia  suceder  en  1660. 

Por  todas  estas  fechas  no  está  sujeto  siquiera  á  duda,  que  si  nuestro  don  Francisco  fué ,  en  efecto, 
el  poeta  acometido  tan  villanamente  en  1658,  sobrevivió  á  aquel  accidente,  que  pudo  no  tener  la 
importancia  que  le  atribuye  el  Aviso;  y  asi  vemos  que  en  las  pruebas  que  hizo  para  cruzarse  de  ca- 
ballero j^l  hábito  de  Santiago  en  13  de  Octubre  de  1644,  existia  en  aquella  época  en  el  apogeo  de  su 
vida  política  y  literaria  (2). 

(1)  Catálogo  bibliográfico  y  biográfico  del  Teatro  onti-  jedor,  y  vivió  en  la  plazuela  del  Marques  de  Villena,  y  fué 
guo  cspaitul,  desde  sus  orígenes  haxla  mediados  del  si-  hijo  de  Fulano  de  Rojas,  carpintero,  qiie  tuvo  su  tienda 
glo  xviii ,  por  don  Cayetano  Alberto  do  La  Rarrora  y  Ley-  más  de  cuarenta  años  frontero  de  las  caballerizas  del 
rado ;  obra  premiada  por  la  Biblioteca  Nacional  en  el  con-  conde  de  Fuensalida ,  el  eual  era  mulato,  y  comunmente 
curso  público  de  Enero  de  1800  é  impresa  á  expensas  del  le  llamaban  el  moro,  yansimismoselollamabaniun  biz- 
Gobierno.  Madrid  18G0.  nieto  suyo,  llamado  Rartolomé  de  Rojas,  primo  hermano 

(2)  «Las  pruebas  se  retrasaron  por  haberse  mudado  los  del  pretendiente,  hijo  de  hermano  de  padre,  que  habrá 
nombrados  para  hacerlas  y  porque  tuvieron  contradicción,  seis  meses  que  murió,  siendo  alquilador  de  muías  en  To- 
dicicndose  que  el  pretendiente  descendía  de  morisco,  y  ledo,  y  vivia  en  la  plazuela  del  Conde  de  Fuensalida.  Y  la 
haberse  también  presentado  un  memorial  por  un  lal  Ga-  dicha  Leonor  Ortiz ,  abuela  paterna  del  pretendiente,  fué 
briel  López ,  en  que  manifestaba  que  « los  abuelos  pater-  hermana  de  Juan  de  Soria  Ortiz ,  suegro  de  don  Pedro 
nos  de  aquél  habiao  sido  Juan  Pérez  de  Rojas  y  Leonor  Baca ;  y  la  dicha  Leonor  Ortiz  es  nieta  de  Rodrigo  Ortiz 
Ortiz,  naturales  de  Toledo,  y  que  el  dicho  abuelo  fué  te-  Miscal,  quemadopor  judaizante  añoH90,  y  el  sambenito 


Mn  APUNTES  BIOGHÁFICOS,  DIBLIOGRÁFICOS  Y  CRÍTICOS 

Todavía  puede  sospecharse  que  vivia  Rojas  en  edad  muy  avanzada,  cuando  la  reimpresión  de  las 
dos  Partes  de  sus  comedias,  que  tengo  á  la  vista,  hecha  en  Madrid  en  1680,  en  que  se  inserta  la  ad- 
vertencia del  mismo  autor  (que  pudo,  sin  embargo,  copiarse  de  la  anterior  edición),  pero  habremos 
de  confesar  que  nos  falta  absolutamente  la  senda  que  ha  de  conducirnos  á  la  averiguación  de  la  época 
de  su  fallecimiento. 

La  personalidad  que  muchos  han  confundido  con  la  de  nuestro  autor,  se  refiere  á  un  don  Fran- 
cisco de  Rojas  y  los  Riox,  ayuda  de  cámara  de  Felipe  IV,  y  también  caballero  del  hábito  de  San- 
tiago, que,  según  la  fe  de  bautismo  inserta  en  el  expediente  hecho  para  cruzarse  de  tal  (y  que  también 
inserta  el  señor  La  Barrera),  nació  en  Madrid,  en  2o  de  Noviembre  de  1390,  y  fué  hijo  de  Hernando 
(le  ,»ojas,  guardajoyas  de  la  reina  Margarita,  natural  de  San  Esteban  de  Gormáz,  y  de  doña  Juana 
do  los  Ríos,  de  Castrojeriz,  según  todo  consta  de  la  fe  de  bautismo  en  la  parroquia  de  San  Martin. 
Este  Rojas  y  esta  oriundez  de  Madrid  y  San  Esteban  de  Gormáz ,  y  la  coincidencia  de  ser  también 
caballero  del  hábito  de  Santiago,  es  lo  que  engañó  á  Montalban  y  á  Huerta  para  señalar  á  Rojas 
Zorrilla  aquellas  distintas  naturalezas.  Pero  de  este  palaciego  contemporáneo  y  homónimo  no 
consta  que  fuese  poeta ,  y  sólo  alude  á  él  don  Antonio  de  Mendoza  en  la  colección  de  sus  poesías, 
como  compañero  suyo  en  palacio ;  y  en  la  relación  que  escribió  don  Leonardo  del  Castillo  del  viaje 
hecho  por  Felipe  IV  á  la  frontera  de  Portugal  en  1660,  se  expresa  que  formó  parte  de  la  comitiva  don 
Francisco  de  Rojas,  ayuda  de  cámara  de  S.  M.  y  después  aposentador  de  palacio;  pero  no  se  dice 
ser  caballero  del  hábito  de  Santiago,  acaso  por  referirse  á  un  hijo  del  anterior,  que  por  entonces  debía 
tener  ya  setenta  años. 

No  paró  aquí  la  coincidencia  del  mismo  nombre  y  apellido  en  otros  contemporáneos ,  pues  que, 
según  las  interesantes  noticias  que  el  mismo  señor  La  Barrera  consigna  en  su  Catálogo,  pueden  citarse, 
y  cita  efectivamente,  otros  sugetos,  también  poetas  y  autores  dramáticos ,  que  escribieron  por  aquel 
tiempo  y  llevaban  el  mismo  nombre,  á  saber  :  el  licenciado  Francisco  Hojas,  de  quien  se  conoce 
una  comedia  titulada  :  Nuestra  Señora  de  la  Novena ,  que  está  en  San  Sebastian  de  Madrid ,  com- 
puesta en  1641  por  dicho  licenciado,  natural  de  esta  villa  y  capellán  menor  del  Hospital  Ge- 
neral;—í/o/í  Francisco  de  fíojas  Sandoval,  de  quien  hay  otra :  EL  Manchego  más  honrado  y  Bandido 
por  su  honra  y  valiente  Pedro  Ponce  ;—y  don  Francisco  de  Rojas,  procurador  del  número  de  Toledo, 
de  quien  existe  en  la  biblioteca  de  Osuna  el  manuscrito  de  la  comedia  titulada  :  Las  bodas  en  el  supli- 
cio y  Pinares  de  Cuenca. — Tenemos,  pues,  cuatro  contemporáneos  del  mismo  nombre  y  apellido,  sin 
contar  á  otros  cuatro  autores  del  apellido  solo,  como  el  célebre  comediante  Agustín  de  Bojas,  autor 
del  Viaje  entretenido  ¡—Andrés  de  Bojas  y  Alarcon,  natural  de  Madrid  y  autor  de  la  rarísima  come- 
dia titulada  :  La  Hechicera ;—N.  Bojas'y  Prieto,  autor  de  otra  titulada:  Palas  y  Mercurio;  — y  don 
Diego  de  Rojas  y  Argomeda,  de  quien  es  la  comedia  de  El  patio  de  palacio;  aunque  estos  no  tan 
inmediatos  ó  contemporáneos  de  don  Francisco. 

Pero  esta  identidad  de  nombres  en  tantos  sugetos  (siquiera  ninguno  de  ellos  llegase  á  brillar  á  la 
altura  del  autor  del  Garda)  pudo  dar  acaso  motivo  á  los  descuidados  ó  maliciosos  editores  para 
atribuir  á  aquel  nombre  célebre  alguna  de  las  vulgares  producciones  de  éstos ,  y  afear  ó  embrollar 
más  y  más  con  ellas  el  repertorio  propio  de  Rojas  ,  que  sin  esta  adición  seguramente  ofrece  ya  por 
si  bastantes  producciones  extravagantes,  y  áu;i  detestables,  que  hacen  dudar  sean  hijas  de  su  pluma. 

Sin  embargo,  en  las  queél  mismo  publicó  en  colección,  y  en  las  que  se  insertaron  en  la  general  de 
Comedias  escogidas  de  diversos  ingenios ,  asi  como  también  en  casi  todas  las  suyas  sueltas ,  siem- 
pre, ó  casi  siempre,  se  designa  él  propio  como  tal  autor,  con  los  dos  apellidos  de  Rojas  y  Zorrilla, 
aunque  este  último  no  sabemos  ¡lor  qué  razón ;  pues ,  como  se  ve  en  la  fe  de  bautismo ,  no  era  el 


fislá  en  Sanio  Tomás  de  Toledo.»  En  seniejonlestcTminos  soividoá  su  Majestad  en  guerra  viva  muchos  años,  así 

habla  de  los  abuelos ,  y  algunos  otros  también  dcpusie-  en  las  armadas  de  esta  corona  como  en  las  jornadas  de  In- 

roii  en  contra.  glaterra,  Irlanda,  Islas  Terceras  y  otras  partes,  como 

íResulló  de  las  pruebas,  que  concurrian  en  Rojas  to-  constaba  de  los  papeles  de  sus  servicios  que  se  hablan 

das  las  calidades  que  disponían  los  establecimientos  de  la  presentado  y  obran  originales  en  los  autos  de  las  pruebas. 

Orden  ,  menos  el  que  su  padre ,  el  alférez  Francisco  de  los  cuales  hablan  parecido  bastantes  al  Consejo  para  que 

Rojas ,  natural  de  Toledo,  ejerció  en  la  ciudad  de  Murcia  su  Majestad  le  hiciese  merced  de  escribir  al  embajadordc 

algún  tiempo  el  oficio  de  escribano  del  número,  defecto  Roma  pidiendo  á  su  Santidad  la  dispensación  que  el  pre- 


que  necesitaba  dispensación  de  su  Majestad  para  obte-      tendiente  necesitaba.  A  lo  cual  asintió  el  Rey  en  19  de  Oe- 
ner  la  dicha  merced.  Pero  el  Consejo  de  las  Ordenes  dijo       tubre  de  I&13. »  (  Catálogo  del  señor  La  liarrera.) 
que  el  dicho  alférez ,  Francisco  Pérez  de  Rojas ,  habla 


DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS  ZORRILLA.  it 

de  su  madre  doña  Inés  de  Besga  y  Caballos,  ni  tampoco  el  segundo  de  su  padre  don  Francisco  Peres 
de  Rojas. 

Hé  aquí  todas  las  noticias  biográficas  que  hasta  ahora  han  podido  sacarse  en  limpio  de  nuestro 
insigne  dramático.  Su  contemi)oráneo,  don  Jerónimo  de  Cáncer,  en  el  celebro  Vejamen  dado  en  4649, 
en  que  pasa  revista  personal  y  burlesca  á  todos  los  ingenios  de  la  época ,  dice ,  tratando  do  Rojas  : 
«Volví  la  cara  y  vi  venir  á  un  hombro  que  se  las  pelaba  por  caminar  á  priesa;  traia,  ámi  parecer, 
la  cabeza  colgada  de  la  pretina,  y  sobre  los  hombros  una  calabaza.  Parecióme  extraño  el  modo  de 
caminar,  y  acercándome  más,  conoci  que  era  don  Francisco  de  Rojas,  que  la  priesa  no  le  había 
dado  lugar  de  ponerse  la  cabellera ;  y  al  pasar  junto  á  mí  le  dije : 

íLa  priesa  al  revés  te  pinta, 
Hombre,  para  caminar : 
\o  siempre  be  visto  llevar 
La  calabaza  cu  la  cinta.9 


El  repertorio  dramático  de  Rojas  empezó  á  publicarse  por  él  mismo  en  tomos  ó  Partes ,  de  las 
cuales  la  primera  vio  la  luz  en  Madrid,  en  1640,  y  la  segunda  en  1643,  ofreciendo  una  tercera  (que 
no  llegó  á  publicarse),  aunque  sí  otras  muchas  comedias  suyas ,  ya  en  las  colecciones  de  Varios,  que 
hacían  los  editores  de  Madrid  y  las  provincias,  ya  sueltas,  además  de  otras  que  quedaron  inéditas, 
alguna  de  las  cuales  se  conserva  tal.  Las  dos  Partes  ó  tomos  publicados  comprenden  las  siguientes, 
y  no  sabemos  sí  en  la  colocación  de  ellas  guardó  el  autor-editor  el  orden  cronológico  en  que  fueron 
escritas. 


PARTE  PRIHEnA. 

A'o  hay  amigo  para  amigo. 
' No  hay  tfr  padre  siendo  rey.    ''-'"    "'•'   ' 
Donde  hay  agraviot  no  hay  celos.  (Amo  criado.} 
Casarse  por  vengarse. 

Obligados  y  ofendidos.  {Gorrón  de  Salamanca.) 
Persites  y  Segismundo. 
Peligrar  en  los  remedios. 
Los  celos  de  Hodamonle. 
Santa  Isabel ,  Reina  de  Portugal. 
La  traición  busca  el  castigo. 
El  Profeta  falso  Mahoma. 
Progne  y  Filomena. 


PARTE  SEGUNDA. 

Lo  que  son  mujeres. 

Los  bandos  de  Verona. 

Entre  bobos  anda  el  juego.  {Don  Lúeas  del  Cigarral.) 

.Sin  honra  no  hay  amistad. 

Nuestra  Sefiora  de  .itocha. 

Abre  el  ojo. 

Los  trabajos  de  Tobías. 

Los  encantos  de  Medea. 

Los  tres  blasones  de  España. 

Lo  que  quería  ver  el  Marqués  de  Viltenü. 

El  más  impropio  Verdugo. 


Además  de  estas  veinte  y  cuatro  comedias,  publicadas  en  colección  por  el  mismo  Rojas  en  las 
colecciones  de  Varios  y  sueltas,  so  publicaron  del  mismo,  aunque  alguna  no  le  pertenece,  las  si- 
guientes : 


Del  Rey  abajo  ninguno ,  Garda  del  Castailar. 

Morir  pensando  matar. 

El  Caín  de  Cataluña. 

Donde  hatj  valor  hay  honor. 

El  Caballero  del  Febo  (Auto.) 

Calan  valiente  y  discreto.  (Aulo.) 

Los  Obreros  del  Señor.  { Aunque  este  parece  es  do  Cal  • 

de ron.) 
Los  árboles.  (Aulo.) 
El  gran  palacio.  (Auto.) 
La  más  hidalga  hermosura.  (Fué  impresa  como  de  tres 

ingenios.) 
La  Difunto  pleiteada. {Se  puede  atribuir  á  Lope. ) 


Don  Pedro  Miago. 
Selva  de  amor  y  celos. 
La  vida  en  el  ataúd. 
La  hermosura  y  la  desdicha. 
Varios  prodigios  de  amor. 
La  prudencia  en  el  castigo. 
En  Madrid  y  en  una  casa.  (Se  cree  sea  de  Tirso.) 
El  desden  vengado.  (Es  de  Lope  de  Vega.) 
El  .Sordo  y  el  Montañés.  (Se  publicó  4  uombre  de  Fer- 
nandez deLcon.) 
Buena  sangre  es  lo  mejor. 
Cada  cual  lo  que  le  toca. 
La  confusión  de  fortuna. 


APUNTES  BIOGRÁFICOS,  BIBLIOGRÁFICOS  Y  CRÍTICOS 


El  ietttfío  de  Carlos  Quinto. 

Dou  Gil  de  la  Mancha.  ( Se  cree  de  Lope.) 

Los  encantos  de  la  China. 

La  esmeralda  del  amor.  ( Se  imprimió  como  de  Montal- 

ban  con  el  Ululo  de  Uudama  en  el  amor.) 
Lo  que  mienten  los  indicios,  (llav  una  con  csle  titulo  de 

Diamante.) 
Lo  que  Dios  al  hombre  precia. 
La  Loca  delcielo. 
Lucrecia  y  Tarquiíio. 
Los  Mártires  de  Valencia. 
Más  vale  maña  que  fuerza. 
El  Médico  de  su  amor. 
Murmuraciones  de. Aldea. 
Kadie  haga  bien  á  traidores. 
No  hay  duelo  entre  dos  amigos. 
So  intente  el  que  no  es  dichoso. 


Humánela  destruida. 

Saber  de  una  vez. 

San  Atanasio. 

Los  .Acreedores  del  hombre.  (Auto.) 

Et  cerco  de  Sevilla. 

Sueslra  Señora  del  Rosario  y  corona  más  hermosa.  (Auto.) 

El  patio  de  palacio.  (Es  do  Rojas  Argomeda.) 

El  Rico  avariento.  (Auto.) 

El  robo  de  Elena  y  destrucción  de  Troya.  (Aulo.> 

Sansón.  (Auto.) 

Elsotillode  Madrid.  (Auto). 

Laviña  de  yabot.  {\ulo.) 

La  trompeta  del  juicio. 

Hierusalen  castigada. 

Santa  Taez.  (Se  atribuye  á  ZSrate.) 

Judas  Macabeo.  (Auto.) 

El  más  bueno  y  el  más  malo.  (Auto.) 


Trabajo  además ,  en  colaboración  con  otros  autores ,  las  siguientes 


La  Baltasara.  (Con  Velez  y  Coello.) 

El  catalán  Serrallonga.  (Con  los  mismos.) 

El  monstruo  de  la  fortuna  y  Lavandera  de  Núpolcs.  (Coa 

Calderón  y  Monlalban.) 
OIra  del  mismo  titulo.  (Con  Coello  y  Velez.) 
También  la  afrenta  es  veneno.  (Con  los  mismos.) 
El  mejor  amigo  el  muerto.  (Con  Calderón  y  Belmonte.) 


El  pleito  que  tuvo  el  diablo  con  el  cura  de  Sladriiejos. 

(Con  Velez  y  Miradcmesclia.) 
También  tiene  el  sol  menguante.  (Con  Velez  y  otro.) 
El  bandolero  Solposto.  (Con  Cáncer  y  Rósete.) 
El  Vaquero  gran  Señor  y  gran  Tamborlan  de  Persia. 

(Con  Villauueva  y  maestro  Roa.) 


Resulta ,  pues ,  á  nombre  de  Rojas  (aunque  algunas  con  evidente  fakedad  y  otras  con  presuncio- 
nes de  la  misma)  un  repertorio  hasta  de  ochenta  piezas,  entre  ellas  quince  ó  veinte  autos  sacramen- 
tales ,  sin  contar  con  las  que  escribió  en  colaboración  con  Coello ,  Velez ,  Calderón ,  ¡Hontalban, 
Mirademescua  y  otros.  De  aquellas  sesenta  comedias  (deducidos  los  autos)  hay  que  rebajar  en 
primer  lugar,  algunas  que  se  sabe  ó  se  infiere  con  fundamento  no  ser  suyas,  tales  como  El  desden 
vengado ,  que  hasta  ahora  ha  venido  imprimiéndose  á  nombre  de  Rojas  ,  pero  cuyo  original  autó- 
grafo, con  la  firma  de  Lope,  existe  en  la  biblioteca  del  señor  duque  de  Osuna;  La  Difunta  pleitea- 
da, con  cuyo  título  señala  una  de  las  suyas  el  mismo  Lope  en  la  lista  que  insertó  en  c!  Peregrino,  y 
además  por  su  estilo  revela  no  pertenecer  á  Rojas;  En  Madrid  ij  en  una  casa,  también  impresa  con 
el  titulo  de  Lo  que  hace  un  manía  en  Madrid,  que  el  señor  Hartzenbusch  y  otros  críticos  atribuyen 
con  fundamento  á  Tirso ,  y  se  halla  publicada  como  tal  en  el  tomo  de  comedias  escogidas  en  esta 
Colección;  El  Sordo  y  el  Montañés,  que  aunque  la  tenemos  impresa  con  el  nombre  de  Rojas,  y  con 
distinto  desenlace,  fué  incluida  con  el  de  Fernandez  de  León  en  la  colección  de  Varios,  publicada 
en  vida  de  éste ,  y  también  en  la  que  nosotros  mismos  hemos  publicado  en  esta  Dibmoteca  ;  Lo  que 
mienten  los  iiidicios,  con  cuyo  titulo  es  conocida  una  de  Diamante ;  y  alguna  otra  que  por  su  escaso 
mérito  puede  ser  acaso  de  alguno  de  los  homónimos  de  nuestro  Rojas. 

Más  sensible  deducción  hay  que  hacer  de  otras,  como  Numancia  destruida,  Lucrecia  y  Turquino, 
Murtnuraciones  de  aldea,  Buena  sangre  es  lo  mejor.  Más  vale  maña  que  fuerza.  El  Médico  de  su 
amor,  rio  intente  el  que  no  es  dichoso.  Nadie  haga  bien  ú  traidores  y  alguna  otra,  que  no  han 
llegado  hasta  nosotros ,  ó  por  lo  menos  no  las  he  visto  ni  hallado  en  ninguna  de  las  bibliotecas  pú- 
blicas ni  privadas ,  no  siendo  conocidas  más  que  por  los  títulos ;  y  otras ,  en  tin ,  como  Los  celos  de 
Ilodamontc,  Los  encantos  de  Medea,  Persiles  yScgismunda,  El  Profeta  falso  Mahoma  y  alguna 
más,  que  aunque  notoriamente  de  Rojas,  porque  están  incluidas  en  la  colección  publicada  por  él 
mismo,  ó  llevan  su  nombre  en  los  últimos  versos ,  como  ordinariamente  solía  hacerlo  en  las  suyas, 
no  merecen  acogida  de  la  sana  critica  por  su  desaliño ,  extravagancia ,  y  hasta  monstruosidad  de 
sus  argumentos,  y  no  producen  otro  efecto  en  el  ánimo  del  lector  sino  un  sentimiento  de  lástima  al 
ver  hasta  donde  solían  olvidarse  de  sus  excelentes  dotes  di-amáticas  y  poéticas  nuestros  más  gran- 
des ingenios. 

Depurado,  pues,  y  reducido  á  su  verdadero  caudal  el  repertorio  de  Rojas,  produce  el  número  de 
piezas  que  tbrman  esta  Colección,  y  no  dudo  en  asegurar  que  dificihnente  podría  hallarse  alguna  que 
añadir  á  ella  que  merezca  su  inserción  en  este  volumen.  Diré  más,  y  es,  que  para  completarle. 


DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS  ZORRILLA.  xi 

he  tenido  que  descender  á  dar  cabida  en  él  á  alguna  otra,  tal  como  Nuestra  Sei'wra  de  Atocha ,  Don 
Pedro  Miago,  El  desafío  de  Carlos  Quinto,  Los  áspides  de  Cleopatra  y  La  hermosura  y  la  desdicha, 
que  en  buena  critica  no  merecen  el  titulo  de  escocidas,  ni  sostienen  la  comparación  con  las  demás  qur. 
forman  esta  Colección;  que  también  he  dado  Inflar  en  ella  á  las  tres  (ó  acaso  cuatro)  últimas,  en 
(]ue  Rojas  fué  solo  uno  de  los  co]al)oradores  con  Coello  y  Velez ,  á  saber  :  Los  tres  blasones  de  Es- 
paña ,  El  catalán  Serrallonga ,  La  traición  busca  el  castigo  y  La  más  hidalga  hermosura  (esta, 
aunque  existente  como  de  Rojas  sólo  en  el  manuscrito  de  la  biblioteca  de  Osuna,  fué  impresa  como 
de  tres  ingenios),  porque,  á  mi  juicio,  son  dignas  de  aprecio,  y  porque  en  ellas  brilla  la  musa  dr. 
Rojas  en  competencia  con  la  de  aquellos.  Igualmente  lo  hubiera  hecho  de  la  que  trabajo  con  Cal- 
derón y  Montalban,  con  el  título  de  El  monstruo  de  la  fortuna  xj  Lavandera  de  Ñapóles  si  no  la 
hubiera  ya  incluido  el  señor  Hartzenbusch  en  la  colección  del  mismo  Calderón ;  y  la  original  y 
peregi-ina  de  El  pleito  que  tuvo  el  diablo  con  el  cura  de  Madridejos ,  que  escribió  con  Velcz  y  Mira- 
demescua ,  á  no  ser  porque  el  tercer  acto  de  ella ,  escrito  por  este  último ,  sobrepuja  y  excede  á  las 
jomadas  de  Rojas  y  de  Velez ,  en  tiM-minos  que  las  deja  bastante  mal  paradas. 

De  todos  modos ,  aun  reducido  el  repertorio  de  este  autor  á  esa  treintena  que  hoy  se  reproducen 
(de  las  cuales  sólo  unas  diez  ó  doce  son  conocidas  del  público  y  han  sido  analizadas  por  la  crítica), 
vamos  á  ver  lo  que  esta  ha  sentido  respecto  de  tan  señalado  autor,  y  á  consignar  luego,  aunque 
modesta  y  dcsconíiadamente,  el  juicio  propio  sobi-e  su  interesante  repertorio. 

Ignorando  el  grado  de  estimación  y  de  aplauso  que  concedieron  á  Rojas  sus  contemporáneos, 
sólo  sabemos  que  por  su  fecundidad  y  donaire  era  uno  de  los  peregrinos  ingenios  más  introduci- 
dos en  aquella  poética  corte  de  Felipe  IV ,  en  cuyas  espléndidas  tiestas  palacianas  le  hallamos  fre- 
cuentemente citado ,  alternando  con  Calderón  y  Mendoza ,  Coello ,  Velez ,  Villayzan  y  demás  que 
compartían  el  favor  y  hasta  las  gratas  tareas  literarias  del  Monarca.  En  el  público  debían  tener  tam- 
bién buena  acogida  las  comedias  de  Rojas  Zorrilla,  según  cuida  él  de  recordaren  distintas  ocasio- 
nes, haciendo  al  fin  de  cada  una  afectado  alarde  de  su  laureado  nombre.  Sin  embargo ,  sábese  que 
alguna  de  ellas,  como  la  titulada  :  Cada  cual  lo  que  le  toca,  fué  silbada,  y  el  auto  del  Sotillo  de 
Madrid ,  á  lo  divino,  no  pareció  bien  (1);  y  si  atendemos  al  violento  ó  exagerado  artificio  de  algunas 
otras,  á  su  hiperbólico  y  alambicado  estilo,  en  que  se  ve  palpablemente  al  autor  en  lucha  for- 
zada entre  su  claro  ingenio  y  el  estragado  gusto  del  público,  suponemos  que  sus  fábulas  mito- 
lógicas de  Los  encantos  de  Medca  y  Los  celos  de  Rodamonte  y  otras,  sus  heroicos  despropósitos 
de  El  Profeta  Mahoma ,  Persilcs  y  Segismunda ,  Los  trabajos  de  Tobías ,  Nuestra  Señora  de  Atocha, 
Los  áspides  de  Cleopatra  y  Los  bandos  de  Verona,  serian  por  entonces  las  que  enaltecían  la  fama  del 
insigne  autor  del  Garda  del  Castañar,  mas  bien  que  esta  admirable  producción,  que  ni  siquiera 
lialiamos mencionada  porsus  contenq)Oráncos.  Los  autores  extranjeros  aprovecharon  mejor  el  reper- 
torio de  Rojas.  Tli.  Corneille  tradujo,  con  el  titulo  de  Don  Beltran  del  Cigarral,  la  preciosa  comedia 
de  Enlrebobos  anda  el  juego;  Scarron,  con  el  de  Jodelct  madre  ct  valet,  la  de  Dondeno  hay  agravios 
no  hay  celos;  Rotrou  imitó  en  su  IVenceslas  la  de  No  hay  ser  padre  siendo  rey;  y  Lesage  colocó, 
reducida  á  novela ,  en  la  historia  de  Gil  Blas  de  Santillana  el  drama  de  Rojas  Cacarse  por  vengarse. 

Pasadas  las  tinieblas  de  nuestra  escena,  hacia  fines  del  siglo  xviii,  y  cuando  la  crítica  galicista, 
acaudillada  por  Luzan,  Montiano  y  Nasarre,  se  ocupó  en  estudiar  y  aquilatar  en  el  crisol  de  Ra- 
cine  y  de  Moliere  el  teatro  de  Lope  y  Calderón ,  apenas  tomó  en  cuenta  más  que  á  estos  dos  insig- 
nes autores ,  olvidando  completamente  á  Tirso  y  Alarcon ,  y  apenas  saludando  á  Rojas  y  Morete. 
Algunas  de  las  inmortales  piezas  de  estos  colosos  de  la  escena ,  por  su  extraordinario  mérito  se  abrie- 
ron paso  al  través  de  las  tinieblas  de  la  ignorancia  y  de  los  análisis  químicos  de  la  crítica ,  y  á  par 
de  El  desden  con  el  desden  y  el  Rico  hombre  de  Alcalá,  do  Moreto;  del  Sancho  Ortiz  de  las  Roelas 
y  Lo  cierto  por  lo  dudoso,  de  Lope;  de  La  vida  es  sueño  y  El  Tetrarca,  de  Calderón;  del  Vergon- 
zoso en  Palacio,  de  Tirso;  brilló  de  nuevo  en  la  escena  el  Garda  del  Castañar. 

Andando  los  tiempos,  y  ya  bien  entrado  este  siglo,  los  eminentes  críticos  y  literatos  señores  don 
Francisco  Martínez  de  la  Rosa,  don  Agustín  Duran,  don  Dionisio  Solis  y  don  Alberto  Lista,  em- 
prendiendo con  más  íilosofia,  imparcialidad  y  buen  gusto  el  estudio  de  nuestro  precioso  tesoiM  dra- 
mático, conocieron  y  aquilataron  más  cumplidamente  su  valor,  clasilicaron  su  iinnenso  re|>ei|iirl()  y 
colocaron  á  la  cabeza  de  él  los  seis  grandes  nombres  de  Lope,  Tirso,  Calderón ,  Alarcon ,  Moreto  y 

fl)  «A  don  Francisco  de  Rojas  le  silbaron  la  comedia  (If  ella  un  calinlioro  que  casándose,  halló  violada  de  otro 
Cada  cual  lo  que  le  loca,  por  haberse  atrevido  á  poner  en      amor  á  su  esposa...»  {Dances  Candamo. 


XII  APLiMES  BIÜGRÁFICÜS,  BIBLIOGHAFICOS  Y  CHlllCOS 

Rojas.  El  primero  de  aquellos  ilustres  críticos,  el  señor  Martínez  de  la  Rosa,  en  sus  excelentes  dis- 
cursos, apéndices  y  notas  á  la  Poética,  tomó  la  iniciativa  en  tan  patriótica  cruzada ,  en  tanto  que  los 
señores  Duran  y  García  Suelto  publicaban  en  Madrid  una  colección  bien  escogida  de  comedías  de 
nuestro  antiguo  Teatro;  que  Solis  exhumaba  del  olvido  á  Tirso  de  Molina ,  refundiendo  y  presen- 
tando en  la  escena  sus  mejores  producciones ;  que  Lista  en  sus  cátedras  y  artículos  literarios  re- 
habilitaba aquellos  nombres  inmortales ,  dando  á  conocer  sus  bellezas  respectivas  á  la  generación 
que  aparecía  en  la  arena  literaria,  combatiendo  y  disculpando  sus  errores,  y  tornando  á  su  primitiva 
fama  el  brillo  y  esplendor  que  la  ignorancia  habia  tenido  eclipsados;  y  esto  con  un  juicio,  con  un 
criterio  más  lógico,  sensato  é  iraparcial  que  aquel  que  les  pudieron  aplicar  sus  mismos  contemporá- 
neos. Pero  estos  excelentes  críticos,  llevados  como  aquellos  principalmente  del  entusiasmo  pre- 
dilecto hacia  Lope  y  Calderón  y  considerándoles  como  los  tipos  ó  emblema  de  nuestro  antiguo  Tea- 
tro, no  se  detuvieron,  ámi  entender,  lo  suficiente  en  examinar  y  analizar  los  otros  colosos  dramáticos 
para  justilicar  el  titulo  de  primer  urden  que  parecieron  concederles ;  y  hasta  que  los  señores  Hartzen- 
busch,  Ochoa,  Fernandez-Guerra  (D.  Luís),  Gil  Zarate  y  otros  no  menos  entendidos  han  conti- 
nuado aprovechadamente  aquel  estudio,  é  hicieron  al  público  participe  de  sus  excelentes  trabajos, 
no  pudo  éste  conocer  y  apreciar  debidamente  á  Tirso,  Moreto  y  Alarcon.  Rojas  todavía  (como 
dije  al  principio  de  este  discurso)  es  el  que  hasta  ahora  no  fué  estudiado  con  la  minuciosidad  y  es- 
mero que  merece ;  sin  embargo ,  tUchos  y  otros  críticos  contemporáneos  lian  emitido  sus  juicios 
más  ó  menos  extensos  sobre  este  autor  en  oportunas  frases  y  sensatas  apreciaciones ,  si  bien  revelan 
en  ellos,  á  mi  modo  de  ver,  que  no  pudieron  ó  no  tuvieron  lugar  de  conocer  todo  su  repertorio  para 
apreciarle  en  conjunto. 
Hé  aquí  como  el  señor  Martínez  de  la  Rosa  hablaba  de  Rojas  en  1825: 


«  Cerca  de  Moreto ,  ya  que  no  al  par  suyo,  debe  colocarse  á  su  contemporáneo  FnANcisco  de  Rojas  ,  que  se  le 
asemejó  mucho  en  las  buenas  prendas ,  aunque  le  excedió  lastimosamente  en  defectos.  Cualquiera  que  no  teniendo 
por  sí  noticia  de  este  poeta ,  y  oyendo  celebraiie  como  uno  de  los  mejores  de  España ,  registrase  ansioso  sus  obras, 
¡cuan  burlado  se  quedaría  si  la  casualidad  hiciese  que  topase  con  algunas  de  ellas!  Hasta  sospecharía  que  habían 
querido  hacerle  una  pesada  burla.  Ni  fuera  fácil  formar  otro  concepto  al  leer  el  inmoral  y  desatinado  plan  de 
No  hay  ser  padre  siendo  rey,  ó  la  hinchazón  ridicula  de  Los  áspides  de  Clcopatra  ,  ú  las  necedades  de  El  falso 
Profeta  Mahoma  y  de  Los  celos  de  Bodamon'e,  ó  los  absurdos  de  Santa  Isabel,  reina  de  rortujal,  y  otras  com- 
posiciones de  esa  laya ,  las  cuales ,  lejos  de  desctibrir  ni  aun  visos  de  un  poeta  ingenioso  y  ameno  ,  parecen  úni- 
camente sueños  de  un  delirante.  Hállanse  en  ellas,  en  vez  de  pensamientos  oportunos,  conceptos  falsos  y  alam- 
bicados; en  lugar  de  dignidad ,  hinchazón ;  juguetes  pueriles  en  cambio  de  agudeza  ,  y  metáforas  ridiculas  y  frases 
huecas,  y  estilo  escabroso,  y  todos  los  defectos  juntos  que  pueden  afear  las  composiciones  dramáticas. 

»Pero  en  Rojas  parece  que  se  ven  dos  poetas  distintos :  uno  extravagante  y  afectado,  que  se  afanaba  por  parecer 
elevado  y  sublime  lisonjeando  el  mal  gusto  de  su  época ,  y  otro  lleno  de  amenidad  y  gracia  cuando  dejaba  correr 
libremente  su  talento  sin  oprimirle  ni  hostigarle.  El  mismo  poeta  que  deliraba  en  Persilcs  y  Segismundo,  es  el 
que  mostraba  tanta  invención  y  viveza  en  la  comedia  de  Donde  hay  agravios  no  hay  celes  ,  argumento  suma- 
mente ingenioso ,  más  conocido  fuera  de  España  con  el  segundo  titulo  de  El  amo  criado,  que  es  con  el  que  fu¿ 
trasladado  al  teatro  francés. 

'¡Mucho  menos  sagaz  y  artificioso  mostróse  Rojas  en  la  trama  de  Lo  que  son  mujeres ;  pero  ¡  á  qué  punto  no 
manifestó  en  esa  comedia  la  agudeza  natural  de  su  ingenio ,  su  gracia  para  pintar  defectos  ridiculos ,  su  soltura 
en  el  diálogo,  su  facilidad  para  el  estilo  cómico ,  su  donaire  y  chiste ! 

i).\unmás  propio  todavía  para  sobresalir  en  la  verdadera  comedia  pareció  Rojas  en  otra  composición  intitulada: 
Entre  bobos  anda  el  juego,  presentando  en  ella  un  don  Lúeas  del  Cigarral,  personaje  ridiculo ,  pintado  con  mu- 
cha gracia  y  viveza.  No  es  exacto ,  como  pretende  Nasarre  ,  que  esta  composición  pueda  presentarse  como  sujeta 
á  las  reglas  del  arte ,  pues  aunque  la  unidad  de  acción  no  esté  en  ella  mal  observada  ,  dura  la  acción  dramática 
poco  menos  de  tres  días,  y  la  escena  varia  mis  de  una  vez,  no  sólo  de  lugar,  sino  hasta  de  pueblo.  Pero  en  esa 
comedia  se  admiran,  juntamente  con  la  invención  ingeniosa,  situaciones  inesperadas,  escenas  interesantes,  diálo- 
gos muy  lindos ,  y  aquella  gracia  fácil,  aquella  burla  sazonada  ,  que  es  el  alma  de  esta  clase  de  composiciones. 

uTambien  debe  citarse  como  muestra  del  talento  singular  de  Rujas  la  celebrada  comedia  intitulada :  Abre  el  ojo 
ó  Aviso  á  los  solteros;  pero  por  no  haberse  propuesto  en  ella  su  autor  un  fin  propio,  fijo  y  determinado ,  me  pa- 
rece que  divaga  su  ingenio  sin  norte  ni  rumbo,  y  que  las  escenas  están  en  ella  como  las  hojas  de  un  libro  primo- 
roso ,  pero  flojo  y  muí  encuadernado.  Mas  esto  no  obsta  á  que  se  aplaudan  cual  merecen  algunas  escenas  suma- 
mente cómicas ,  cuadros  bellísimos  de  costumbres  y  de  caracteres ,  facllitlad  en  la  frase  y  en  el  diálogo,  agudeza 
y  donaire ;  todos  los  materiales ,  en  fin ,  propios  para  una  excelente  obra  dramática ,  sí  hubiera  habido  más  inteli- 
gencia y  tino  para  reunidos  y  aprovecharlos. » 


DE  DON  FRANCISCO  DE  HOJAS  ZORRILLA.  xm 

Esta  discreta  apreciación  del  talento  poético  de  Rojas,  hecha  por  el  ilustre  autor  del  Edipo,  seria 
completa  si  por  una  distracción  inconceliihle  no  hubiera  hecho  en  ella  caso  omiso  del  famoso  dra- 
ma del  Garda ,  que  es  el  más  sólido  tündainento  de  la  gloria  de  nuestro  autor. 

Ya  queda  dicho  que  por  este  mismo  tiempo  se  publicaba  por  los  señores  Duran  y  García  Suelto  la 
Colección  general  de  comedias  escogidas,  en  la  cual  dieron  lugar  á  las  de  Garda  del  Castariar,  Lo 
que  son  mujeres ,  Entre  bobos  anda  el  juego ,  El  amo  criado ,  Progne  y  Filomena ,  Abre  el  ojo,  Don 
Diego  de  Noche  y  el  Desden  vengado,  que  equivocadamente  atribuyen  a  Rojas  ,  y  es  de  Lope ,  según 
queda  manilestado ;  y  en  los  discretos  análisis  que  pusieron  al  íin  de  cada  di-ama  hicieron  resaltar 
las  bellezas  de  primer  orden  que  las  recomiendan ,  aunque  no  pudieron  entrar  en  comparaciones  y 
apreciaciones  generales  del  repertorio  de  su  autor,  y  sólo  tuvieron  presentes ,  ó  por  lo  menos  no 
aludieron  á  otras  que  á  dichas  piezas ,  las  únicas  que  dieron  al  público. 

Todas  ellas  se  hablan  conservado  con  aprecio  en  el  teatro,  y  singularmente  la  magnifica  Del  Tic;/ 
abajo  ninguno.  Garda  del  Castañar,  que  brillaba  en  primera  línea  al  lado  de  El  Rico  hombre  de 
Alcalá,  de  Moreto,  desde  que  el  gran  actor  Isidoro  Maiquez  las  hubo  escogido  como  instrumento  de 
dos  de  sus  más  legítimos  triunfos  escénicos ,  siendo  el  drama  de  Rojas  considerado  desde  enton- 
ces como  e!  más  popular  y  simpático  del  Teatro  español,  el  más  completo  y  acabado  cuadro  de  su 
hidalgo  y  poético  carácter.  Al  modesto  y  profundo  literato  don  Dionisio  Solís,  que  fué  quien  creemos 
le  colocó  en  manos  del  Róselo  español ,  y  á  la  sublime  inspiración  de  este  gran  genio  en  interpretarle 
dignamente,  debe  Rojas  sin  duda  su  postumo  renombre  y  el  singular  honor  de  ser  colocado  unáni- 
memente por  los  modernos  críticos  en  primera  linea  al  lado  de  nuestros  autores  de  primer  orden. 

Con  pocos  años  de  diferencia  el  excelente  poeta  y  maestro  don  Alberto  Lista ,  en  sus  diversos  es- 
critos y  lecciones  sobre  el  Teatro  español ,  acabó  de  fijar  el  gusto  de  la  brillante  juventud  que  le  es- 
cuchaba como  su  oráculo ;  enseñóla  á  conocer  el  carácter  y  primores  de  las  musas  de  Lope ,  Tirso  y 
Calderón ,  Alarcon  y  Moreto ;  pero  al  llegar  á  Rojas  ,  la  casualidad  de  terminar  sus  lecciones  en  el 
Ateneo  hizo  que  no  se  detuviese  á  analizarle  con  aquella  escrupulosidad  que  había  dedicado  á  los 
otros,  sus  contemporáneos ;  y  en  una  sola  lección  que  le  consagró ,  la  ocupó  toda  ella  en  el  análisis 
del  Garría,  tocando  muy  someramente  algún  otro  de  los  dramas,  especialmente  trágicos,  del  re- 
pertorio de  Rojas  ,  á  quien ,  sin  embargo,  no  dudó  en  calificar  como  el  más  propio  de  nuestros  au- 
tores para  manejar  el  puñal  de  Melpomene. 

El  señor  Gil  Zarate ,  en  su  apreciable  Manual  de  literatura,  también  puede  decirse  que  absorbió 
el  juicio  de  este  autor  en  el  de  su  drama  más  celebrado ;  sin  embargo,  da  algunas  pinceladas  muy 
oportunas  sobre  el  carácter  general  de  su  ingenio  y  estilo ,  y  se  conoce  que  lo  había  estudiado  con 
más  afición.  Dice,  pues,  asi: 

«El  primer  poeta  dramático  que  empezó  ya  á  apartarse  de  la  sencillez  y  naturalidad  de  los  anteriores ,  creando 
una  nueva  escuela  que  luego  perfeccionó  Calderón,  fué  don  FnANCisco  de  Rojas  Zorrilla.  Esta  escuela  se  dis- 
tinguió por  el  brillante  colorido,  por  el  follaje  ,  la  palabrería  y  un  culteranismo  particular,  que  no  era  precisa- 
mente el  introducido  por  Góngora  en  la  poesía  lírica.  El  Teatro  necesita  siempre  más  claridad  que  las  obras  desti- 
nadas á  la  mera  lectura,  porque  en  él  no  se  da  lugar  á  la  reflction  ni ,  como  en  estas,  puede  el  espectador  volver 
atrás  para  estudiar  lo  que  no  ha  comprendido.  El  carácter  especial  de  las  dos  clases  de  culteranismo  era  la  falsedad 
de  los  conceptos  y  lo  exagerado  de  las  imágenes  y  figuras;  pero  en  el  género  lírico  entraba  además  la  afectación 
de  las  palabras  y  la  oscuridad  de  las  ideas.  El  estilo  introducido  por  Rojas  era  más  retumbante  aun  si  cabe ,  pero 
más  claro,  los  versos  armoniosos  y  ricos  y  las  palabras  en  general  más  corrientes  y  usuales.  Formaba  una  música 
que  encantaba  los  oídos,  y  lo  brillante  de  las  figuras  alucinaba  además  á  imaginaciones  ardientes  que  reparaban 
menos  en  lo  exagerado  de  la  pintura  que  en  lo  espléndido  del  cuadro. 

)>No  obstante  este  defecto  de  hinchazón  y  falla  de  naturalidad ,  ocupará  siempre  Rojas  un  lugar  distinguido  en- 
tre nuestros  poetas  dramáticos.  Su  estilo  es  siempre  culto  y  fluido ;  su  versificicion  dulce ,  fácil  y  sonora ;  sus  pen- 
samientos tienen  robustez  y  elevación ,  abundando  en  rasgos  magníficos  y  sublimes.  Acaso  ningún  dramático  do 
los  nuestros  ha  dado  pinceladas  más  firmes  y  vigorosas,  ni  ha  sabido  prestar  tanta  energía  á  los  caracteres.  Sus 
cuadros  además  están  bien  acabados  y  suelen  ofrecer  escenas  del  mayor  interés  dramático.  El  García  del  Castañar 
no  cede  á  drama  alguno  en  esta  parle,  y  es  una  de  nuestras  comedías  antiguas  que  con  más  gusto  se  ven  en  la  es- 
cena. Sin  embargo  de  sobresalir  en  la  parte  sería  ,  no  es  menos  feliz  en  la  jocosa ,  y  no  es  inferior  á  ninguno  de  los 
contemporáneos  en  sales  cómicas  y  en  gracias  jocosas  y  picarescas.  No  os  tan  ligero  como  Moreto,  pero  es  más 
punzante  en  sus  dichos  y  más  socarrón  sobre  todo.  Pueden  servir  de  muestra  los  dos  siguientes  ejemplos. 


xiT  APUNTES  BIOGRÁFICOS,  BIBLIOGRÁFICOS  Y  CRÍTICOS 

iiEn  la  comedia  de  £'i  más  impropio  Verdugo,  yendo  el  gracioso  á  pedir  perdón  ú  sus  compañeros  por  liaber 
ofrecido  ejercer  con  ellos  aquel  cargo,  les  dice: 

»Yo  os  prometo  degollaros 
Tan  sutil)'  tan  ligero. 
Que  parezca  que  el  cuchillo 
Ha  nacido  en  el  pescuezo. 

«Y  cu  la  de  No  hay  amijo  para  amigo  dice  el  gracioso  liablanüo  de  uno  que  le  lia  dado  un  bufeton: 

»EI  morirá  malogrado, 
Y  perdonarle  quisiera , 
Por  ser  esta  la  primera 
Bofetada  que  habia  dado. 
Pero  según  la  asentaba 
En  la  parte  que  caia, 
Me  parece  á  mi  que  habia 
Mil  años  que  abofeteaba. 

«Es  de  advertir  que  en  sus  piezas  cómicas,  como  Lo  que  sori  mujeres.  Entre  bobos  anda  el  juego,  y  aun  en  los 
pasajes  del  mismo  género  que  introduce  en  las  serias,  es  Rojas  un  modelo  de  facilidad,  de  verdad  y  do  gracia. 
Esto  í-e  explica  con  que  entonces  escribía  sin  pretensiones,  obedeciendo  únicamente  al  impulso  de  su  ingenio, 
mientras  en  sus  demás  obras  buscaba  el  aplauso  popular ,  afectando  el  estilo  hinchado  que  entonces  era  de  moda, 
y  procurando  sobrepujar  en  él  á  sus  competidores. 

»En  Los  áspides  de  Cleopalra  dice  Octaviano  á  los  otros  triunviros,  sus  colegas: 


•  Cuando  el  alba  y  aurora ,  entonces  bellas , 
A  reconocer  salen  las  estrellas; 
Cuando  el  tardo  lucero  sin  decoro 
Murmurando  está  el  sol  bostezos  de  oro, 
Y  el  pájaro  de  verdes  plumas  rico 
Afila  al  tronco  el  argentado  pico , 
Retoza  el  can ,  y  la  que  ruge  fiera 
Muestra  la  presa  con  que  al  tigre  espera. 
Chupa  el  clavel  el  liquido  roció. 
Agota  el  pez  las  márgenes  del  rio, 


Y  en  repetido  tálamo  dichoso 
La  tórtola  se  pica  con  su  esposo , 
y  la  culebra  sola , 
Ondeando  la  arena  con  su  cola , 
Al  asomar  del  sol  temprano  el  coche 
Muda  la  piel  con  que  esperó  la  noche  ; 
Partí  cortando  al  mar  la  verde  bruma 
En  trescieutos  centauros  de  la  espuma ; 
Pues  volar  y  correr  cada  cual  sabe. 
Medio  cuerpo  cristal  y  medio  nave. 


«¿Quién  dijera  que  esos  versos  son  del  mismo  autoi  que  ha  puesto  los  siguientes  en  boca  de  un  gracioso  que, 
ungiéndose  ser  su  propio  amo ,  se  halla  expuesto  á  un  desafío  en  Donde  hay  agravios  no  hay  celos? 
«¡Después  de  Dios,  bodegón!» 

Aquí  trascribe  el  señor  Gil  Zarate  este  delicioso  monólogo,  como  para  contraponer  su  naturalidad, 
donaire  y  agudeza  á  la  hipérbole  y  exageración  del  alambicado  trozo  que  antecede ;  pero  no  necesi- 
taba para  ello  apartarse  del  mismo  drama  tan  anatematizado  de  Los  áspides  de  Cleopalra ,  donde 
á  vueltas  de  cien  absurdos  y  delirios  tropezaría  con  escenas  tan  interesantes ,  diálogos  tan  bellos, 
y  tan  noble  y  poética  entonación  como  en  la  escena  en  que  llegando  Marco  Antonio  por  primera  vez 
á  avistarse  con  la  reina  de  Egipto,  adonde  acude  determinado  á  vengar  el  vencimiento  de  sus  cole- 
gas Lépido  y  Augusto,  se  pone  en  boca  de  ambos  el  siguiente  parlamento : 


Di ,  ¿  quién  eres ,  soldado  ? 

AMONIO. 

Marco  Antonio. 

CI.E0PATRA. 

Temor  de  oir  su  nombre  he  recibido, 
Y  esta  es  la  vez  primera  que  he  temido , 
Pero  es  valor  este  temor  primero; 
Echar  el  velo  á  mi  hermosura  quiero. 
Que  pues  m!  espada  el  triunfo  me  asegura. 
No  quiero  que  le  venza  mi  hermosura. 

Sale  ANTONIO. 

ANTO.MO. 

Cleopalra  valerosa, 

Segim  dice  la  fama,  muy  hermosa. 


Que  es  lo  que  agora  menos  te  asegura , 
Pues  yo  no  he  de  rendirme  á  tu  hermosura; 
Reina  de  Egipto  no  como  solia. 
Porque  hoy  ha  de  ser  mía  Alejandría. 
Yo  vengo  (asi  una  ofensa  restituyo) 
A  llevarte  á  mi  reino  por  el  tuyo. 

CLEOPATRA. 

Marco  Antonio  imprudente. 

Para  con  los  cobardes  muy  valiente, 

Y  según  el  clarin  armonioso. 

Para  con  infelices  venturoso. 

No  rey  del  Asia  ya ,  como  solia , 

Porque  el  Asia  también  ha  de  ser  mia. 

Vuélvete  al  mar  salado. 

Si  no  quieres,  quedando  aprisionado 

En  mi  reino,  que  llama  Europa  suyo. 


DE  DON  FRANMSCO 
Que  vaya  luego  i  conquistar  el  tuyo; 
¿Que  i  Lépido  he  vencido  no  lo  sabes? 

A>TOMO. 

Dióle  sepulcro  el  mar  á  óchenla  naves. 

CLEOPATnA. 

A  Octaviano  venció  mi  brazo  airado. 

A>T0MO. 

Él  se  dejó  vencer  de  enamorado ; 
Tus  ojos  me  contó  que  le  rindieron. 

CLEOPATHA. 

¡Pese  á  mis  ojos,  si  ellos  le  vencieron .' 

{Levantándose.) 
¡  Viven  ellos ,  que  al  sol  causan  enojos, 
Que  no  te  he  de  enseñar  á  ti  mis  ojos, 
Porque  al  verte  vencido 
No  digas  que  mis  qjos  te  han  rendido! 


DE  ROJAS  ZORRILLA. 

CLEOPATRA. 

Aunque  verme  deseas , 
Soy  mucho  yo  para  que  líi  me  veas; 
Ni  he  de  verte ,  por  no  darte  indignado 
Los  méritos  de  haberte  yo  mirado. 


Pues  yo  bien  sé  cuando  á  tu  luz  me  llego. 
Que  no  puede  rendirme  el  amor  ciego. 


Aunque  eso  dices,  responderte  [Hiodo 
Que  no  me  ves  por  no  tenerme  miedo 

CLEOPATOA. 

V  tu  valor  mirarme  no  procura 
Porque  teme  rendirse  á  mi  hermosura. 

ANTONIO. 

Y  aunque  mir.ñra  de  tu  luz  el  fuego... 

CLEOPATRA. 

¿Qué  hicieras  si  me  vieras?  {üescúbresc  yirJra'.c,) 

ANTONIO. 

Morir  luego. 


En  esta  misma  elevada  entonación  continúa  esta  bellísima  escena ,  Iiasta  que  termina  con  ella  la 
jomada  primera. 

El  sefior  Gil  Zarate  continúa  después  su  juicio  de  Rojas  con  el  obligado  elogio  del  García  del  Cas- 
tañar, cuyos  trozos  y  escenas  más  intersantes  compulsa  y  analiza  con  deleite. 

Todavía  va  más  adelante  en  elogio  de  Rojas  el  señor  Ochoa  en  su  Tesoro  del  Tealro  español,  pu- 
blicado en  París,  y  sí  bien  no  convenga  acaso  en  absoluto  con  la  entusiasta  apreciación  con  que 
le  califica ,  no  puedo  prescindir  de  trasladar  las  enérgicas ,  bellas  y  apasionadas  frases  que  dedica  al 
autor. 


(¡Rojas  figura  (dice)  en  primera  linea  entre  tmestros  escritores  droraáticos ,  al  lailo  de  Lope,  Calderón,  Moreto, 
Atareen  y  Tirso,  y  tiene  entre  todos  ellos  el  mérito  de  liaber  sobresalido  en  el  género  couilco  como  en  el  trágico; 
en  este  último ,  sobre  todo ,  dotó  á  nuestro  repertorio  del  mejor  drama  trágico  que  en  nuestro  concepto  posee  la 
lengua  castellana :  hablamos  del  García  del  Castañar. 

«Rojas,  aunque  no  exento  del  culteranismo  de  su  siglo  y  de  los  demás  resabios  que  afean  la  dicción  de  todos  ios 
poetas  de  aquel  tiempo,  sobre  todo  de  los  dramáticos,  es  uno  de  los  grandes  maestros  de  la  lengua.  Esta  proposi- 
ción escandalizaría  tal  vez  á  algunos  clásicos  severos :  á  nosotros  nos  parece  muy  verdadera ,  aunque  no  se  nos 
oculta  que  con  un  poco  de  mala  voluntad  es  fácil  parodiarla  y  hacerla  pasar  por  absurda.  El  que  lo  hiciera  no 
desearía  ciertamente  poner  en  limpio  la  verdad ,  sino  embrollar  la  cuestión  para  lucir  su  ingenio.  Seria  menester 
ser  un  verdadero  insensato,  á  menos  de  ser  rematadamente  tonto  ,  para  ver  un  modelo  de  locución  ni  de  nada 
en  la  monstruosa  comedia  titulada:  No  hay  ser  padre  siendo  rey ,  por  ejemplo ,  que  sólo  puede  compararse  en  lo 
absurda  y  necia  á  la  de  Los  áspides  de  Cleopatra  (I) ;  pero  es  menester  considerar  que  en  Rojas  parece  que  se 
ven  dos  poetas  distintos ,  enteramente  distintos ,  no  sólo  en  el  carácter  de  sus  diferentes  composiciones ,  sino  hasta 
en  el  estilo  y  en  el  lenguaje.  Dejando  aparte  á  Calderón ,  á  quien  ningún  otro  de  nuestros  poetas  dramáticos 
aventajó  en  nada ,  Rojas  iguala ,  sí  no  supera ,  á  todos  sus  rivales  en  jiureza  de  locución ,  y  supera  á  todos  sin  duda 
en  neri;io :  su  frase  es  siempre  más  cómica  y  vigorosa,  sus  expresiones  más  castizas  y  propias,  es  decir,  más 
adecuadas  á  la  situación ;  y  es  esto  tan  cierto ,  que  el  hombre  más  versado  en  nuestra  riquísima  lengua  difícil- 
mente hallaría  una  palabra  que  alterar  con  otra  equivalente  en  un  verso  suyo  sin  quitarle  fuerza  ó  dulzura.  En- 
tiéndase que  esto  es  sólo  en  los  dramas  buenos  de  Rojas  ,  en  aquellos  en  que  le  consideramos  como  un  modelo ,  y 
que  es  tan  fácil  distinguir  de  los  malos ,  que  ni  aun  el  más  rudo  principiante  puede  desconocer  su  diferencia.  En 
ellos  podía  acaso  fallar  alguna  vez  nuestra  regla,  pero  será  seguramente  en  excepciones. 


»¿Qué  decis? 
Mis  precio  entre  aquellos  cerros 
Salir  á  la  primer  luz, 
Prevenido  el  arcabuz , 
Y  que  levanten  mis  perros 
Una  banda  de  perdices 


(Ij  El  señor  Ochoa  se  dejó  llevar  aqui  de  la  aci  iinoiiia,  porque  los  dos  dramas  que  cita  no  son  cstúfiidus  ni  njucho 
menos. 


ív.  APUNTES  BIOGRÁFICOS.  BIBLIOGRÁFICOS  t  CRÍTICOS 

«En  tenia  esta  relación  de  García  del  Castañar,  por  ejemplo,  y  en  la  del  mismo  que  empieza  con  estos  mngnífi- 
C03  versos ; 

»No  soy  quien  piensas,  Alfonso: 
No  soy  villano,  ni  injurio 
Sin  razón  la  inmunidad 
De  tus  palacios  augustos. 
Debajo  de  aqueste  traje 
Generosa  sangre  encubro 

nEs  tan  popular  esta  comedia  en  España,  que  apenas  hay  joven  medianamente  educado  que  no  recite  de  memo- 
ria algunos  trozos  de  ella ;  en  los  teatros  de  las  ciudades  se  representa  continuamente,  y  aun  en  los  lugares  y  aldeas 
es  muy  conocida  por  ser  la  primera  que  sacan  á  relucir  cuando  pasan  por  ellas  las  trashumantes  compañias  de 
cómicos  de  la  legua.  Puede  decirse ,  pues,  que  esta  comedia  es  la  más  generalmente  conocida  en  España  de  todas 
las  de  nuestro  inmenso  repertorio. 

»L'na  celebridad  tan  universal  y  tan  duradera  no  puede  menos  de  fundarse  en  mérito  extraordinario,  sobre  todo 
cuando  se  considera  que  esa  celebridad  no  es  debida  ni  á  ser  la  primera,  ni  mucho  menos  la  única  obra  en  su  gé- 
nero conocida  en  España,  ni  tampoco  á  que  su  carácter  trivial  la  ponga  naturalmente  al  alcance  del  gusto  poco 
delicado  del  vulgo.  Los  doce  Pares  de  Francia  y  el  Bertoldo  y  Cacasaio  ,  por  ejemplo,  deben  su  inmensa  fama 
entre  el  populacho  español  á  esta  última  circunstancia  ;  otras  por  este  estilo  la  deben  á  la  primera.  Pero  el  Garda 
del  Castañar  no  se  halla  bajo  ningún  aspecto  en  estos  casos ;  nuestro  repertorio  ofrece  un  sin  número  de  compo- 
.sicioncs  dramáticas  de  este  género  misto  de  cómico  y  trágico ,  y  justamente  esta  pieza  es  una  composición  seria 
y  profunda.  ¿Mas  qué  mucho  que  esta  comedia  haya  alcanzado  tanta  celebridad,  si  es  tan  admirable  que  no  ha- 
llamos expresiones  con  que  encarecer  su  mérito?  Si  por  una  inconcebible  fataliJ.id  estuviese  destinado  á  desapa- 
recer de  repente  de  la  faz  de  la  tierra  nuestro  antiguo  Teatro ,  y  nos  fuese  dado  salvar  sólo  una  pequeñísima  parte 
de  él,  cuatro  dramas,  como  reliquia  de  tanta  riqueza  ,  nosotros  ,  que  tenemos  en  mucho  las  glorias  literarias  de 
nuestra  nación,  no  vacilaríamos  en  elegir  para  salvarlos  de  ese  espantoso  naufragio  universal.  El  Tetrarca,  de  Cal- 
derón ;  El  desden  con  el  desden  ,  de  Moreto ;  La  verdad  sospechosa  ,  de  Alarcon  ;  y  el  Garda  del  Castañar,  de 
Rojas. 

«García  y  Blanca  son  dos  caracteres  pintados  de  mano  maestra:  el  primero  es  el  modelo  de  los  hombres  nobles  y 
honrados,  la  tJgunda  el  modelo  de  las  esposas  virtuosas.  Hay  dramas  muy  buenos  en  los  que  se  conoce,  sin  embargo, 
que  seria  posible  hacer  alguna  corrección  ,  suprimir  ó  variar  alguna  escena  para  el  mejor  efecto  general  del  todo, 
añadir  algún  toque  á  este  ó  el  otro  personaje  para  darle  más  relieve :  esto  sucede  aún  en  las  obras  de  más  mérito; 
pero  en  García  del  Castañar  introducir  la  más  leve  alteración ,  seria  privarle  de  una  belleza  y  destruir  bárbara- 
mente la  mágica  armonía  del  conjunto. 

i)De?pues  de  la  deliciosa  pintura  de  la  vida  del  campo  con  toda  su  serena  dalzura  que  presenta  el  poeta  en  los 
dos  primeros  actos  de  este  drama  ,  después  de  ofrecernos  un  cuadro  bellísimo  de  la  serenidad  perfecta  de  dos  jó- 
venes esposos,  eleva  en  el  ánimo  del  espectador  el  terror  trágico  á  su  más  alto  punto,  cuando  al  reconocer  Gar- 
cía que  no  es  don  Mcndo  el  Rey ,  como  hasta  entonces  equivocadamente  había  creído ,  exclama  fuera  de  si : 

Honra  desdichada  mia , 
¿Qué  engaño  es  este  que  ves? 

Al  oír  estas  terribles  palabras  conoce  el  espectador  que  no  hay  poder  humano  capaz  de  salvar  á  don  Mendo.  La 
sentencia  de  muerte  está  ya  pronunciada  y  es  irrevocable. 

»¡  Con  qué  artificio  prepara  el  autor  la  acción !  Nada  hay  forzado  en  ella,  nada  que  no  venga  traído  por  el  orden 
natural  de  las  cosas ,  sin  que  jamás  se  vea  el  esfuerzo  del  poeta  por  complicar  los  sucesos  para  aumentar  el  interés. 
Se  conoce  que  Rojas  meditó  mucho  este,  argumento ,  y  así  consiguió  hacer  una  obra  maestra,  j  Lástima  es  que  no 
hicieran  siempre  lo  mismo  nuestros  poetas  del  siglo  xvii!  No  seria  acaso  tan  abundante  nuestro  repertorio,  pero 
contendría  más  obras  de  que  pudiera  decirse  lo  que  del  Garda  del  Castañar:  Es  una  obra  que  se  acerca  á  la 
perfección  cuanto  es  posible.» 

Hasta  aquí  los  críticos  españoles ;  los  extranjeros  conteiniroráneos  que  con  más  acierto  se  han 
ocupado  en  el  estudio  de  la  literatura  española,  los  señores  Ticknor  y  Schact,  consagraron ,  como  no 
podían  menos,  á  nuestro  Rojas  un  lugar  muy  señalado  en  su  estudio ;  el  primero,  sin  embargo,  el 
señor  Ticknor,  se  ocupa  casi  exclusivamente  del  García ,  y  repite,  respecto  de  él  y  de  algunas  otras 
obras  dramáticas  de  este  autor,  lo  que  generalmente  se  venia  diciendo;  todo  ello  muy  de  pasada, 
romo  el  que  no  se  liabia  detenido  suficientemente  á  examinarle  y  comparar  su  mérito.  Pero  el  que 
á  nuestro  modo  de  ver  ha  comprendido  mejor  la  índole  de  nuestro  autor,  el  que  le  ha  estudiado  más 
detenidamente  y  expresado  con  más  exactitud  y  vigor  sus  cualidades  distintivas,  es  el  ilustrado  barón 


DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS  ZORRILLA.  xni 

Schaí^,  en  su  excelente  obra  sobre  el  Teatro  espaüol,  publicada  en  aloman  hace  algunos  años  (i); 
cu  illa  discurre  con  un  acierto,  con  una  sagacidad  y  diligencia  verdaderamente  alemanas,  sobro 
to,  ins  6  casi  todos  los  dramas  de  Rojas  :  los  desentraña  y  analiza  (algunos,  como  el  Garda ,  con  nota- 
ble extensión),  los  compara  y  aquilata  con  gran  conciencia  literaria ,  y  de  este  estudio  saca  conse- 
( luncias  lógicas  para  calificar  la  índole  especial  del  ingenio  de  Rojas  en  trozos  tan  elegantemente 
expresados  como  este  (2). 

(iLa  naturaleza  dotó  á  Rojas  de  las  más  raras  cualidades :  imaginación  poderosa ,  fantasía  creadora ,  locución 
fogosa  y  elevada ,  pintura  viva  de  afectos  en  lo  trágico  y  gran  ingenio  y  agudeza  en  lo  cómico.  Con  tales  dotes 
compuso  obras  maestras ,  que  pueden  figurar  al  lado  de  las  más  notables  de  Calderón ;  pero  le  faltaba ,  para  sos- 
tenerse á  esta  altura ,  el  buen  juicio  y  el  gusto  artístico  razonado  que  lian  de  auxiliar  al  genio  para  que  no  decai- 
ga. Con  esas  grandes  cualidades  tenia  nuestro  poeta  cierta  afición  á  lo  raro  y  á  lo  exagerado,  que  se  observa  ,  ya 
en  el  caprichoso  arreglo  de  sus  piezas,  ya  en  las  extravagancias  de  sus  detalles.  Cuando  se  abandona  á  esta  pro- 
pensión engendra  verdaderos  monstruos,  dignos  de  una  imaginación  calenturienta ,  inventando  los  más  locos  ca- 
prichos y  ofreciendo  caracteres  tan  repugnantes  como  poco  naturales.  Por  lo  que  hace  al  estilo,  muchas  de  sus 
obras  son  en  alto  grado  Gongoristas,  de  falso  brillo,  afectada  oscuridad,  contrastes  de  mal  gusto  y  deslumbradora 
hojarasca  de  palabras.  Y  esta  afición  do  Rojas  al  culteranismo  es  tanto  más  difícil  de  explicar,  cuanto  que  en  va- 
rios dramas  suyos ,  y  hasta  en  escenas  de  los  que  más  se  distinguen  por  esos  defectos ,  aparece  natural  en  la  ex- 
presión, sencillo  y  poco  pretencioso  en  la  frase,  y  dado  á  la  sátira  contra  los  cultos.  En  la  comedia  Sin  honra  no 
hay  amistad  pinta  asi  la  oscuridad  de  la  noche : 

Está  hecho  un  Góngora  el  cielo, 
Más  oscuro  que  su  verso; 

y  en  El  desden  vengado  (acto  primero)  se  encuentran  dos  sonetos  destinados,  según  parece ,  á  parodiar  el  estilo 
culterano. 

»Por  dicha  no  son  muchas  las  piezas  de  Rojas  que  ofenden  por  lo  desbarajustado  del  plan  y  la  afectación  del  len- 
guaje, y  poseemos  en  cambio  un  número  considerable  de  ellas  que  podemos  admirar  con  placer,  las  cuales,  si 
bien  no  e.Tentas  de  critica  del  lodo ,  se  distinguen  por  su  ingeniosa  composición  y  la  maestría  de  sus  detalles ,  hasta 
el  punto  de  merecer  que  se  las  cuente  entre  las  más  preciosas  joyas  del  Teatro  español.  Verdad  es  que  aun  en  es- 
tas mismas  piezas  se  nota  la  inclinación  del  poeta  á  lo  raro  y  lo  maravilloso,  á  veces  hasta  el  exceso ,  y  que  su  len- 
guaje no  carece  de  ciertas  manchas ;  pero  no  debemos  pararnos  en  pequeneces  y  negarle  el  genio,  no  compren- 
diéndolo ,  deteniéndonos  mas  bien  en  sus  defectos  aislados  que  en  la  excelencia  del  conjunto.  Merece  particular 
atención,  como  antes  hemos  dicho,  que  Rojas,  al  paso  que  incurre  alguna  que  otra  vez  en  exageradas  metáforas, 
brilla  en  alto  grado  ,  y  como  pocos  poetas  españoles ,  por  la  naturalidad  de  su  estilo,  y  que  juntamente  con  su 
exuberante  imaginación,  que  se  derrama  aquí  y  allá  en  sus  piezas,  haciéndolas  defectuosas,  poseía  una  inteli- 
gencia varonil  que  la  regularizaba  cuando  queria.  Cuando  dominaba  su  entendimiento,  cuando  su  razón  tenia  en 
equilibrio  á  su  fantasía ,  componía  obras  excelentes,  tan  llenas  de  lozano  estro  poético  como  de  vigorosa  exposi- 
ción ,  completas  y  ricas  en  su  conjunto ,  de  partes  estrechamente  enlazadas  entre  si ,  sembradas  de  poéticos  pen- 
samientos expresados  con  clásica  precisión. 

))De  lo  expuesto  se  deduce ,  que  hemos  desvanecido  el  error  de  los  que  miran  á  Rojas  como  imitador  de  Calde- 
rón ;  por  ningún  concepto  se  le  debe  calificar  así ,  puesto  que  el  análisis  de  sus  obras  demuestra  que  poseía  un 
talento  bastante  original  para  seguir  un  camino  propio,  así  en  lo  trágico  como  en  lo  cómico. « 

Entra  después  en  el  análisis  del  García  y  de  los  demás  dramas  de  Rojas,  probando  con  ellos  las 
observaciones  que  antes  ha  emitido. 


Después  de  los  razonados  y  brillantes  juicios  de  críticos  tan  eminentes,  osado  atrevimiento  pare- 
cerá en  mí  el  consignar  el  propio ,  tanto  por  la  inferioridad  reconocida  de  mi  criterio ,  en  compa- 

(1)  Gesckiehle  der  dramatischen  Literalur  und  llunst  objeto  de  publicarla  y  hacer  esle  servicio  á  nuestra 
ín  Spanien.  Francfort,  1854.  literatura;  pero  el  desden  de  los  editores ,  ó  mas  bien  del 

(2)  Debo  la  versión  al  castellano  de  este  briUante  público  español,  le  hicieron  suspender  su  tarea,  en  tanto 
trozo  al  señor  don  Eduardo  de  Micr,  que  la  ha  hecho  á  queen  Alemaniaseagotaha,convergüenzanuestra,lapri- 
mi  ruego,  y  que  emprendió  hace  tiempo  la  traducción  mera  edición  de  la  obra  de  Schact,  y  procedía  éste  á  una 
completa  de  la  excelente  obra  del  señor  de  Schacb,  con  segunda  en  1834,  que  es  la  que  tengo  á  la  vista  y  poseo. 


XTfi.  APUNTES  BIOCnÁFICOS,  BIBLIOGRÁFICOS  Y  CBÍTICOS 

ración  con  el  de  uiiiioUos ,  cuanto  porque  habiendo  de  convenir  en  la  mayor  parte  de  sus  delicadas 
apreciaciones,  y  repetirlas,  por  consiguiente,  aunque  no  con  tanta  lucidez,  poco  ó  nada  puedo 
añadir  que  de  leer  sea. 

Pero  el  compromiso,  aunque  involuntario ,  que  me  impuse  al  encargarme  de  ordenar  esta  Colec- 
ción ,  me  obliga  virtualmente  á  emitir  la  propia,  aun  después  de  consignadas  tantas  y  tan  respeta- 
bles opiniones ,  contra  cuya  autoridad  seria  hasta  insensato  protestar.  Afortunadamente  ni  es  tal 
mi  presunción  indiscreta ,  ni  existe  tanta  divergencia  entre  los  autorizados  juicios  que  quedan  ex- 
puestos y  el  que  modesta  y  desconfiadamente  voy  a  estampar. 

Por  la  exposición  que  dejo  hecha  de  aquellas  discretas  opiniones  de  la  crítica  moderna  respecto  á 
la  Índole  especial  del  talento  dramático  de  Rojas,  á  su  extensión  y  á  su  estilo,  se  ve  claramente  que 
todos  convienen  en  ciertas  bases  generales,  reconociéndole  como  distintivo  peculiar  la  energía  y  vi- 
gor del  pensamiento ,  el  nervio ,  la  propiedad  y  el  donaire  en  la  expresión ;  que  todos  concuerdan 
en  su  acierto  y  sagacidad  pura  conducir  el  argumento  de  sus  buenos  di'amas  con  punzante  ínteres 
y  desenvoltura ,  lo  que  prueba  bien  el  profundo  conocimiento  que  tenia  de  la  sociedad  y  del  corazón 
humano,  y  cuan  bien  sabia  tocar  los  resortes  propios  para  interesarle  y  conmoverle;  que  todos 
hacen  justicia  á  su  práctica  y  dominio  de  la  escena ;  y  que  todos ,  en  íin ,  deploran  que  un  ingenio 
tan  peregrino  y  que  sabia  en  ocasiones  sostenerse  á  inmensa  altura ,  ya  fuese  por  complacer  y  hala- 
gar el  gusto  del  vulgo ,  ya  por  capricho  propio ,  extravagante  y  veleidoso ,  se  rebajara  en  otras  (por 
desgracia  harto  frecuentes)  á  hacinar  como  de  intento  despropósitos  y  vaciedades  que  rayan  en  el 
absurdo ,  y  que  contra  sus  propias  convicciones  (consignadas  con  el  ejemplo  y  con  la  palabra}  vi- 
niese á  hacerse  el  eco  delirante  de  aquellas  demasías  que  un  público  estragado  apetecía  ó  ensalzaba, 
adormeciéndole ,  mareándole  más  y  más  con  ridículos  abortos  y  desatinos  en  que  no  se  sabe  qué 
admirar  más,  si  la  lastimosa  prostitución  del  ingenio  ó  la  paciencia  ignorante  del  vulgo. 

En  todas  estas  apreciaciones  de  la  buena  critica  no  podrá  menos  de  convenir  todo  aquel  que  haga 
un  estudio  imparcial  del  repertorio  de  Rojas  ,  como  yo  he  debido  hacerle  en  la  presente  ocasión ,  y 
bien  que  acostumbrado  á  esta  incomprensible  asociación  de  lo  más  sublime  con  lo  más  ridículo 
que  plugo  hacer  á  todos  ó  la  mayor  parte  de  nuestros  célebres  dramaturgos  del  siglo  xvii ,  desde  el 
mismo  Lope  hasta  Cañizares,  no  podrá  menos  do  convenir  con  los  buenos  críticos,  en  que  pocos,  aun 
de  los  de  segundo  orden  de  nuestro  Teatro,  llevan  tan  allá  como  Rojas  la  indisciplina ,  el  desento- 
no ,  la  degradación ,  en  fin ,  de  su  magnífico  ingenio.  Sí  hubiera  necesidad  de  probarlo  bastai'ia  con 
sólo  llamar  la  atención  hacia  sus  comedías  ya  citadas :  El  falso  Profeta  MaJioma,  Los  encantos  de  Me- 
dea,  Pcrsiles  y  Segisjinmda,  Los  celos  de  rwdamonte.  Los  trabajos  de  Tobías  y  otras,  y  en  general 
sobre  los  autos  sacramentales ,  en  los  cuales  agotó ,  puede  decirse,  cuantas  incongruencias,  cuantos 
delirios  habían  luego  de  prohijar  las  calenturientas  musas  de  los  Diamantes  y  Candamos :  todas 
las  extravagancias  hiperbólicas  y  ridículos  logogrífos  que ,  especialmente  en  su  último  período, 
oscurecieron  el  cielo  de  nuestra  antigua  escena. 

La  crítica  moderna  cierra  los  ojos  y  tápalos  oídos  delante  do  tamaños  extravíos  del  ingenio,  y  poj 
mi  parte,  para  reunir  y  ordenar  esta  Colección  escogida  del  repertorio  de  Rojas,  he  debido  pres- 
cindir absolutamente  de  esos  dramas  en  que  parece  haberse  olvidado  de  sí  mismo;  aun  hubiera,  repito, 
extendido  á  mayor  número  la  exclusión ,  si  la  necesidad  de  completar  el  tomo  con  el  número  com- 
petente no  me  hubiera  obligado  ádar  en  él  cabida  á  algunas  piezas,  harto  débiles  por  cierto,  aunque 
no  carecen  de  interés  en  el  iondo  y  de  algunos  accidentes  de  mérito,  tales  son  las  tituladas:  Don 
Pedro  Miago,  La  hermosura  y  la  desdicha,  Santa  Isabel  de  Portugal,  Nuestra  Señora  de  Atocha, 
Peligrar  en  tos  remedios  y  alguna  otra,  y  las  últimas  de  Los  tres  blasones  de  España ,  El  catalán 
Serrallonga  y  La  traición  busca  el  castigo,  que  aunque  de  mérito  relativo,  no  son  obra  exclusiva 
de  Rojas,  sino  escritas  por  él  en  colaboración  con  Coello  y  Yelez  de  Guevara. 

A  este  suplemento  me  ha  obligado  también  la  sensible  carencia  de  otros  dramas  de  nuestro  don 
Fbancisco  que,  aunque  figuran  en  los  catálogos,  no  he  conocido  ni  podido  haber  á  las  manos,  ya 
por  no  haber  llegado  hasta  nosotros  ,  ya  por  no  tropezar  con  ellos  en  ninguna  de  las  bibliotecas 
que  he  consultado;  tales  son  Líicrecia  y  Tarquino,  Numancia  destruida  (que  suponen  dos  dramas 
de e\ce\enlesiTgvimenlo  trágico).  Nadie  haga  bien  á  traidores.  Buena  sangre  es  lo  mejor.  Mur- 
muraciones de  aldea  y  alguna  otra  cuyo  expresivo  titulo  me  hace  sospechar  que  no  serian  de  las 
inferiores  de  Rojas,  y  que  hubieran  ocupado  dignamente  un  lugar  en  esta  Colección. 

Escogidas ,  en  fin ,  con  la  posible  escrupulosidad  dentro  del  repertorio  conocido ,  creo  que  la 
treintena  de  piezas  que  la  componen  forma  un  cuadro  bastante  general  y  completo ,  y  á  que  pu- 


DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS  ZORRILLA.  xix 

diera  añadirse  poco  para  dar  á  ronocer  el  talento  de  don  Francisco  de  Rojas  en  ambos  géneros, 
trágico  y  cómico ,  y  hasta  para  familiarizarse  con  los  mismos  extravíos  de  su  ingenio,  que  en  mu- 
chos de  estos  mismos  dramas  alternan  ( n  singular  contraste  con  los  más  preciados  toques  de  su 
poético  pincel.  Y  descoso  de  someter  al  juicio  público  la  decisión  sobre  el  juicio  unánime  de  la  cri- 
tica moderna ,  que  conviene  en  asignar  á  Rojas  cierta  especialidad  para  la  tragedia ,  he  procurado 
escoger  y  presentar  por  iguales  partes  las  más  señaladas  muestras  de  su  ])luma  en  ambos  géneros, 
trágico  y  cómico ,  con  lo  cual  el  lector  inteligente  tiene  á  la  maiio  las  inuebas  ó  títulos  que  han  de 
servirle  para  establecer  la  comparación  y  adherir  ó  no  á  aquella  (ipininu  de  la  critica. 

Los  dramas  heroicos  y  trágicos  á  que  he  dado  cabida  en  e.sta  Colecciou  son  los  siguientes:  Gar- 
cía del  Castañar.— Progne  i/  Filomena.— Casarse  por  vengarse— El  más  impropio  Verdugo.— La 
traición  busca  el  castigo.—Santa  ¡salhi  de  Portugal.— El  Caín  de  Cataluña.— Los  bandos  de  Ve- 
rana.—  ¡S'ohay  ser  padre  siendo  rey.  —  El  desafio  de  Carlos  Quinto.  — Los  áspides  de  Cleopalra. — 
Nuestra  Señora  de  Atocha.— Los  tres  blasones  de  España.  — El  catalán  Serrallonga.— También  la 
afrenta  es  veneno. 

Y  en  el  género  cómico  y  caballeresco,  ó  festiva  pintura  de  costumbres  y  caracteres,  á  otras 
quince ,  a  saber :  Entre  bobos  anda  el  juego. — Obligados  y  ofendidos — No  hay  amigo  para  amigo. — 
Abre  el  ojo. — Donde  hay  agravio  no  hay  celos— Lo  que  son  mujeres.  — Don  Diego  de  Noche. — Sin 
honra  710  hay  amistad. — Lo  que  quería  ver  el  Marqués  de  Villena. —  Peligrar  en  los  remedios. — 
Primero  es  la  honra  que  el  gusto. — La  hermosura  y  la  desdicha. — La  Esmeralda  de  amor. — La 
más  hidalga  hermosura.— Don  Pedro  Miago. 

Ahora  bien,  examinando  y  comparando  entre  si  ambos  repertorios,  trágico  y  cómico,  de  Ro;as, 
vamos  á  ver  si  es  tan  funilada  la  opinión  que  reconoce  en  este  insigne  autor  cierta  predisposición 
para  el  primero ,  y  le  asigna  por  ende  una  marcada  superioridad  en  él  sobre  nuestros  dramáticos 
de  orden  superior. 

Con  lasóla  y  única  excepción  del  García  del  Castañar  (admirable  creación  fuera  de  linea  y 
con  la  que  ninguna  otra  del  mismo  Rojas  puede  ser  comparada),  ¿qué  es  lo  que  hallamos  en  sus 
dramas  trágicos  que  suponga  su  especialidad  en  este  punto,  ni  autorice  por  consiguiente  la  su- 
perioridad (jue  ha  querido  asignársele  sobre  los  otros  autores  que  cultivaron  ambos  como  él?  Se 
han  citado  y  encomiado  (acaso  más  que  lo  merezcan)  sus  conocidos  dramas:  El  más  impropio 
Verdugo,  El  Caín  de  Cataluña,  y  Progne  y  Filomena,  que  son  sin  duda  alguna  aquellos  en  que 
desplega  Rojas  la  viril  energía  de  su  pensamiento ,  la  gala  y  arrojo  de  su  brillante  poesia ;  pero 
ninguno  de  ellos,  á  mi  juicio,  puede  sostenerse  al  lado  de  su  obra  única  inmortal;  tampoco  en  su 
conjunto  revelan  en  su  autor  mayores  dotes  trágicas  que  las  que  ostenta  Lope,  por  ejemplo,  en 
La  Estrella  de  Sevilla  y  El  mejor  alcalde  el  rey;  Calderón  en  La  vida  es  sueño.  El  Telrarca  y 
El  médico  de  su  honra;  Moreto  en  El  rico  hombre;  Tirso  en  El  Burlador  de  Sevilla  y  El  Conde- 
nado por  desconfiado ,  y  Alarcon  en  El  Tejedor  de  Segovia  y  otras.  Y  aun  descendiendo  á  otros 
autores  que  la  crítica  moderna  ha  colocado  en  el  segundo  orden ,  ¿  cuál  de  los  dramas  trágicos  de 
Rojas  (no  siendo,  repito,  el  García)  puede  ponerse  fi'ente  á  frente  con  Las  mocedades  del  Cid,  de 
Guillen  de  Castro ;  Ueinar  después  de  morir,  de  Velez  de  Guevara;  La  Desdichada  Raquel  ó  sea  La 
Judía  de  Toledo,  atribuida  á  Diamante  v  que,  según  Ticknor,  es  de  Mirademescua ;  v  El  Conde  de 
Sex,  de  Coello? 

A  mi  entender,  ninguno;  ni  en  invención ,  ni  en  dignidad  y  conveniencia ,  ni  en  vigor  trágico  de 
los  caracteres,  ni  en  poética  entonación  del  estilo.  Diré  más,  y  es,  que  en  la  mayor  parte  de  los 
argumentos  de  este  género  usados  por  Rojas  ,  rehusó  voluntariamente  á  la  originalidad ,  porque 
todos,  ()  casi  todos,  liabian  ya  sido  presentados  en  la  escena  por  Lope  y  Guillen  de  Castro,  Montalban, 
Mirademescua  y  Velez.  Hasta  en  su  misma  inmortal  creación  del  García,  en  que  por  un  esfuerzo  de 
su  gran  talento  se  elevó  hasta  el  punto  de  hacer  olvidar  cualquier  modelo  ó  reminiscencia ,  se  ha 
observado  ya  que  pudo  tener  á  la  vista  El  Comendador  de  Ocaña,áe  Lope;  La  Mujer  de  Peribañez, 
de  Montalban ;  y  El  Celoso  prudente,  de  Tirso ;  y  yo  mismo,  al  exhumar  del  olvido  y  colocar  entre 
las  de  Velez  de  Guevara  la  titulada  :  La  Luna  de  la  Sierra,  de  este  autor,  me  atreví  á  hacer  la  ob- 
servación de  la  analogía  de  su  argumento,  caracteres  y  situaciones  con  las  del  García  del  Castañar. 
Publicada  está  dicha  comedia  en  el  tomo  u  de  Dramáticos  contemporáneos  á  Lope  de  Vega,  de  esta 
Biblioteca;  allí,  pues,  puede  comprobársela  cita  y  apreciar  en  lo  que  valga  mi  observación;  y  cuenta 
que  esta  no  tiende  á  rebajar  el  gran  mérito  de  Rojas  en  su  drama  privilegiado,  como  tampoco  dispu- 
taron á  Moreto  la  gloria  de  El  desden  con  el  desden  los  que  lucieron  la  observación  de  que  pudo  tener 


jy.  APLNTES  BIOCnÁFICOS,  BIRLIOGRÁFICOS  Y  CRÍTICOS 

l)resciilcs  para  componerla  Los  milagros  del  desprecio  y  La  hermosa  fea,  de  Lope;  y  Celos  con  celos 

se  cnrau,  de  Tirso  de  Molina. 

No  tiié,  empero,  Rojas  tan  feliz  como  en  el  García  en  otras  ocasiones ,  tales  como  en  A'o  hay  ser 
padre  siendo  rey  y  El  más  impropio  Verdugo,  en  que  no  consiguió  hacer  olvidar  La  piedad  en  la 
justicia ,  de  Guillen  de  Castro;  en  Los  bandos  de  Verona  y  Los  celos  de  Rodamonte,  argumentos  tra- 
tados antes  y  mejor  por  Lope;  en  Los  áspides  de  Cleopatra  y  en  Los  encantos  de  Medea,  que  rebajó 
considerablemente  á  un  terreno  vulgar;  en  el  Persiles  y  Segismiinda,  en  que  siguió  al  pié  de  la  letra 
la  novela  de  Cervantes ;  y  en  los  demás  de  sus  dramas  trágicos ,  en  todos  los  cuales,  á  vueltas  de  al- 
guna escena  interesante ,  de  algún  carácter  bien  delineado,  de  alguna  situación  preparada  con  des- 
treza ,  de  tal  cual  trozo  de  elevada  y  brillante  poesía ,  se  tropieza  á  cada  paso  con  la  versabilidad  de 
su  ingenio,  con  la  extravagancia  de  su  capricho,  con  lunares,  en  fin ,  ó  contrasentidos  que  afean  y 
desfiguran  sus  más  bellas  creaciones.  ¿  Quién ,  por  ejemplo ,  puede  sufrir  con  paciencia  las  vacie- 
dades de  los  dos  payasos  en  Progne  y  Filomena ,  al  lado  de  los  torrentes  de  galana  poesia  y  de  los 
trozos  de  verdadera  pasión  que  se  escapan  en  ese  drama  (á  mi  entender  el  mejor  después  del 
Garda)  de  la  pluma  de  Rojas?  ¿quién  las  inconveniencias  históricas  y  teatrales,  los  raptos  de  de- 
lirio gongorizante  que  constituyen  el  tejido  de  Los  áspides  de  Cleopatra,  Los  bandos  de  Verona, 
y  Sa7üa  Isabel  de  Portugal,  y  la  hinchada  afectación  niistica  de  Los  tres  blasones  de  España  y  Nuestra 
Señora  de  Atocha  y  Los  trabajos  de  Tobiast  En  todos  ellos  se  encuentran,  sin  embargo,  escenas  bien 
preparadas,  caracteres  muy  nobles  y  elevados,  diálogos  castizos,  armoniosos  y  llenos  de  pasión  y 
ternura;  pero  sólo  en  el  García  es  donde,  olvidándose  de  sus  malos  resabios ,  sujetando  su  indómito 
capricho,  supo  colocarse  constantemente  á  una  altura  tal  á  que  sus  más  poderosos  rivales  en  vano 
pretenderian  seguirle. 

Por  fortuna ,  no  es  solo  el  García  ni  el  género  á  que  pertenece  el  fundamento  sobre  que  asienta 
la  merecida  fama  de  Rojas  ;  y  aun  disputándole  ó  contradiciéndole  aquella  especialidad  trágica ,  que 
sólo  por  aquella  obra  admirable  le  han  venido  concediendo  los  críticos ,  todavía  ostenta  en  su  re- 
pertorio dramático ,  y  en  el  género  propiamente  cómico ,  títulos  suficientes  para  colocarle  en  la  alta 
categoría  entre  nuestros  más  esclarecidos  autores.  La  discreta  é  ingeniosa  comedia  de  enredo  ó 
de  capa  y  espada ,  de  caracteres  y  de  costumbres  (que  tanto  brilló  en  el  espléndido  cielo  de  nuestra 
escena),  no  tiene  seguramente,  después  de  Calderón  y  Moreto,  representante  más  digno,  intér- 
prete más  propio  y  adecuado  que  don  Francisco  de  Rojas. 

Su  fácil  ingenio,  su  filosofía  sagaz,  su  dicción  correcta  y  feliz,  marchan  en  ella  desembarazadas 
del  penoso  bagaje  de  la  hinchazón  y  aparato  que  le  agobia  en  el  drama  trágico,  pudiendo  desplegar 
con  gallardía  su  profundo  conocimiento  de  la  sociedad,  retratar  los  vicios  ó  ridículos  dominantes; 
trazar  con  una  gracia,  animación  y  donaire  que  arrebatan,  caracteres  verdaderamente  cómicos,  na- 
turales, simpáticos,  escenas  llenas  de  animación  y  de  vida,  diálogos  inimitables  por  su  profunda 
intención,  por  su  castiza  frase  y  brillante  colorido.— Sin  la  malignidad  picaresca  de  Tirso,  es  punzante, 
incisivo  y  cáustico;  sin  la  afectada  hipérbole  de  Calderón,  es  tierno  y  apasionado ;  discreto  y  agudo 
como  Moreto ;  más  estudioso  y  detenido  en  sus  planes  que  Lope ,  y  á  veces  tan  filosófico  en  la  for- 
ma y  correcto  en  la  frase  como  Ruiz  de  Alarcon.— No  tuvo,  en  verdad,  ó  no  obedeció  como  aquellos 
á  una  idea  dominante ;  ni  quiso,  como  Calderón ,  espiritualizar  la  pasión  amorosa ,  ni  como  Tirso 
materializarla  ,  ni  embellecerla  como  Lope ,  ni  discutirla  como  Moreto,  ni  enaltecerla  como  Alarcon. 
Hizo  á  veces  de  todo  esto,  y  en  otras  echó  por  sendas  extraviadas  y  peculiares ;  pero  siempre  con  una 
seguridad,  con  un  aplomo,  hasta  en  los  malos  pasos,  que  pasma  y  seduce  al  lector.  Ciertamente 
que  ninguna  de  sus  comedias,  propiamente  tales,  pueden  citarse  como  un  modelo  acabarlo  de  arti- 
ficio dramático,  ni  acaso  tienen  la  importancia  filosófica  y  literaria  de  La  verdad  sospechosa.  Lo  cierto 
por  lo  dudoso,  El  desden  con  el  desden,  Casa  con  dos  puertas,  ó  El  Vergonzoso  en  palacio,  ú  otras 
de  nuestros  primeros  ingenios;  pero  como  cuadros  de  costumbres,  sin  gran  pretensión  en  el  fondo 
ni  en  la  forma ,  pero  naturales,  vitales,  fáciles  y  sin  esfuerzo  alguno,  pocas ,  muy  pocas ,  de  nuestro 
repertorio  de  primer  orden  excitan  la  simpatía  que  las  de  Rojas  tituladas  :  Lo  que  son  mujeres.  Entre 
bobos  anda  el  juego.  Donde  hay  agravios  no  hay  celos,  Obligados  y  ofendidos ,  Sin  honra  no  hay  amis- 
tad. No  hay  amigo  para  amigo.  Abre  el  ojo,  Don  Diego  de  Noche  y  Lo  que  quería  ver  el  Marqués  de 
Villetia. 

Si  hubiera  de  detenerme  á  analizar  estas  preciosas  joyas  de  nuestra  escena,  convertiría  en  pe- 
sado comentario  estos  breves  apuntes ;  si  hubiera  de  señalar  las  infinitas  bellezas  que  las  recomien- 
dan, preciso  seria  reproducirlas  íntegras,  trasladando  al  prólogo  el  texto  del  libro;  sin  embargo. 


DE  DON  FRANCISCO  DE  lUUAS  ZORRILLA.  xxi 

no  puedo  resistir  á  la  tentación  de  llamar  hacia  alguna  de  ellas  la  atención  del  lector,  siquiera  no 
sea  más  que  para  abrir  su  apetito  y  excitar  su  deseo  de  conocerlas  del  todo ,  y  por  dar,  en  lin ,  á 
estas  descoloridas  lineas  un  sabroso  final. 

Sea  la  primera  la  donosa  pintura  de  don  Lúeas  del  (yicjarral,  personaje  eminentemente  cómico, 
que  hace  el  criado  Cabellera  en  la  preciosa  comedia  titulada  :  Entre  bobos  anda  el  juego. 


Don  Lúeas  del  Cigarral 
íCuTO  apellido  moderno 
No  es  por  su  casa ,  que  es 
Por  un  cigairal  que  ha  hecho) 
Es  un  caballero  flaco, 
Desvaido,  macilento, 
Muy  cortisimo  de  talle 

Y  larguísimo  de  cuerpo; 

Las  manos  de  hombre  ordinario. 
Los  pies  un  poquillo  luengos. 
Muy  bajos  de  empeine  y  anchos , 
Con  sus  juanetes  y  Pedros ; 
Zanil)o  un  poco,  calvo  un  poco, 
Dos  pocos  verdimoreno. 
Tres  pocos  desaliñado 

Y  cuarenta  muchos  puerco. 
Si  cania  por  la  maüana. 
Como  dice  aquel  proverbio, 
No  sólo  espanta  sus  males , 
Pero  espanta  los  ajenos ; 

Si  acaso  duerme  la  siesta. 
Da  un  ronquido  tan  horrendo, 
Que  duerme  en  el  cigarral 

Y  le  escuchan  en  Toledo. 
Come  como  un  estudiante 

Y  bebe  camo  un  tudesco, 


Pregunta  como  un  señor 

Y  habla  como  un  heredero ; 
A  cada  palabra  que  habla 
Aplica  dos  ó  tres  cuentos : 
Verdad  es  que  son  muy  largos , 
Mas  para  eso  no  son  buenos. 
No  hay  lugar  donde  no  diga 
Que  ha  estado;  ninguno  ha  hecho 
Cosa  que  le  cuente  á  él 

Que  el  no  la  hiciese  primero; 
Si  uno  va  corriendo  postas 
A  Sevilla,  dice  luígo: 
«  Yo  las  corri  hasta  el  Perú 
Con  estar  el  mar  en  medio». 
Si  hablan  de  espadas,  él  solo 
Es  quien  más  entiende  desto, 

Y  á  toda  espada  sin  marca 
La  aplica  luego  el  maestro ; 
Tiene  escritas  cien  comedias 

Y  cerradas  con  su  sello. 
Para  si  tuviese  hija 
Dárselas  en  dote  luego. 
Pero  ya  que  no  es  galán , 
Mal  poeta ,  peor  ingenio, 
Mal  músico,  mentiroso, 
Preguntador,  sobre  necio. 
Tiene  una  gracia  no  más , 


Que  con  esta  le  podremos 
Perdonar  esotras  faltas : 
Que  es  tan  misero  y  estreche, 
Que  no  dará ,  lo  que  ya 
Me  entenderán  los  atentos; 
Que  come  tan  poco  el  tal 
Don  Lúeas  ,  que  yo  sospecho 
Que  ni  aun  esto  podrá  dar. 
Porque  no  tiene  excrementos. 
Estas,  damas,  son  sus  partes. 
Contadas  de  verbo  ad  terbum; 
Esta  es  la  carta  que  os  traigo, 

Y  este  el  informe  que  he  hecho; 
Quererle ,  es  cargo  del  alma , 
Como  lo  será  del  cuerpo; 
Partiros ,  no  liareis  muy  bien ; 
Casaros ,  no  os  lo  aconsejo ; 
Meteros  monja  es  cordura ; 
Apartaros  del ,  acierto ; 
Hermosa  sois ,  yo  lo  admiro; 
Discreta  sois ,  no  lo  niego; 

Y  asi,  estimaos  de  herniosa, 

Y  pues  sois  discreta,  os  ruego 
Que  antes  que  os  vais  á  casar 
Miréis  lo  que  hacéis  primero. 


No  es  menos  palpitante  de  verdad  y  de  chiste  la  otra  pintura  que  hace  el  Gorrón ,  de  su  amo, 
tudiante  en  Salamanca,  en  la  comedia  titulada:  Obligados  y  ofendidos. 


CBISPIMLLO. 

Nuestro  estudiante ,  amo  min, 

Y  seis  que  con  él  están  , 
Vive  pegado  al  Dean , 
Junto  á  la  puerta  del  rio. 
Que  para  sus  malas  mañas 
Es  barrio  de  mejor  modo ; 
Tiene  el  aposento  todo 
Colgado  de  telarañas. 
Adonde  pudieras  ver 

De  cordeles  y  de  pino 
Una  cama  de  camino 
Como  muía  de  alquiler; 

Y  advierto  que  no  te  espanto 
Verla  tan  mal  comparada. 
Pues  sobre  ser  alquilada 

Se  derrienga  cada  instante. 
No  hay  más  pintura  y  retrato 
En  su  aposento  infiel 
Que  una  espada  y  un  broquel 

Y  un  candil  de  garabato ; 
Hay,  por  si  comer  previene 
fPorque  hay  dias  que  se  trae) , 
Una  mesa  que  se  cae, 

Y  una  silla  que  se  tiene. 
Compró,  por  si  acaso  hiela , 
De  paño  una  mala  capa ; 
Tiene  un  espejo  sin  tapa 

Y  un  cepillo  que  se  pela. 

R. 


Tan  vieja  guitarra  en  ser 
Toca,  en  muchas  ocasiones. 
Que  á  no  ser  por  los  bordones 
No  se  pudiera  tener ; 
Tiene  un  arca  infame  luego 
Pegada  junto  á  la  cama , 
Muy  maldita  para  dama 
Porque  se  abre  á  todo  ruego. 

DON  l.UIS. 

¿En  qué  entienden,  os  pregunto. 
Él  y  otros  seis  de  Madrid 
Que  viven  juntos? 

CniSPINILLO. 

Cid 
Lo  que  hacen  punto  por  punto. 


Para  limpiar  la  persona 
Servirse  con  opinión , 
Cada  uno  tiene  un  gorrón 

Y  todos  una  gorrona ; 

Y  no  pien.ses  que  es  delito 
Cometido  al  pundonor. 
Porque  su  amor  no  es  amor. 
Que  es  meramente  apetito. 
Que  se  levanta  sabrás 

A  escuelas  con  atención  , 

Y  no  á  estudiar  la  lición 
Sino  á  estorbar  los  demás; 


Tanto,  qi\e  en  mil  ocasiones 
De  todos  sus  compañeros 
Va  derramando  tinteros 
Para  borrar  las  lecciones. 
Va  luego  (no  miento,  cierto). 
Que  esta  es  su  costumbre  y  su 
Maña,  al  mono  de  Tolú 
A  comer  huesos  de  muerto; 

Y  ciertamente  que  es  gloria 
Verle  cuan  hábil  y  atento 
Los  come  de  entendimiento 

Y  los  paga  de  memoria. 
A  su  hora  señalada 

A  comer  la  olla  contina 
Va  con  hambre  estudiantina. 
Que  la  canina  no  es  nada; 
Comen  todos  en  un  plato, 

Y  aguardando  á  que  él  empiece 
Cuando  ellos  comen  parece 
Que  lo  comen  de  barato. 
Cencerrea  la  guitarra. 

Va  á  jugar,  zaino  y  cruel , 
Espada,  daga  y  broquel. 
Después  á  tirar  la  barra; 

Y  mientras  la  noche  espera 
Juega  con  mucha  quietud 
Los  tres  juegos  de  virtud : 
Dados ,  pintas  y  primera. 

Si  juega  y  pierde,  al  instante 


XXM  APUNTES 

Vuelve  con  resolución 

Todo  el  juego  en  colación  , 

Pues  se  acaba  en  Alicante. 

De  noche  se  va  al  mercado. 

Si  no  hay  otro  mal  que  hacer, 

En  otro  Iraje  á  correr 

Asadores  de  adobado. 

Luego  á  ver  amigos  pasa , 

A  escudriñar  y  á  inquirir 

Donde  habrá  algo  que  reñir  : 


niOGRÁFICOS.  BIBLI0GU.\F1C0S  Y  CRÍTICOS 


SI  no  lo  hay,  se  viene  ,'i  cas,i. 
Quiérese  luego  acostar, 
Hágolc  blanda  la  cama, 
Da  treinta  voces  al  ama 
Que  le  suba  de  cenar. 
Llegan  los  tres  mentecatos 
Con  un  respeto  que  admira ; 
Si  alguien  come  más  le  tira 
Los  libros ,  porque  no  hay  platos ; 
Rezar,  aun  no  sabe  tanto; 


Reñir,  es  cosa  precisa; 
Estudiar,  cosa  de  risa : 
Hacer  mal ,  cosa  de  llanto. 
En  la  copia  puedes  ver 
Que  mi  lengua  te  pintó, 
El  hijo  que  te  costó 
Tanto  trabajo  de  hacer. 


¿Se  quieren  muestras  de  rapidez ,  de  fuerza  cómica  y  de  sal  ática  en  el  diálogo?  Véase  el  final  dp 
dos ,  en  la  comedia  de  Lo  que  son  mujeres,  entre  el  casamentero  Gibaja  y  la  criada  Rafaela. 


CIBAJA. 

RAFAELA. 

RAFAELA. 

¿No  puedo  ahora  entrar? 

¿Cuatro?  Pues  voy  ádecillo. 

Ko. 

RAFAELA. 

GIBAJA. 

GIBAJA. 

Espora, 

Dila  tú  que  estoy  aqui. 

¿Tienes  dinero? 

V  á  mi  ama  avisaré ; 

RAFAELA. 

RAFAELA. 

Tampoco 

Gibaja,  ¿qué  la  diré? 

¿Ansí  no  habrá  para  mi 

GIBAJA. 

Un  novio  del  baratillo? 

Dila  que  salga  acá  fuera. 

GIBAJA. 

¿Limpia? 

RAFAELA. 

¿Eres  algo  honesta? 

Famosa  tarde  ha  de  ser. 

RAFAELA. 

¿Los  novios? 

Poco. 

Con  solo  un  vesl 

GIBAJA. 

GIDAJA. 

GIBAJA. 

Tú  los  verá 

5. 

¿  Eres  hacendosa  ? 

¿Doncella  podré  decir? 

RAFAELA. 

RAFAELA. 

¿Cuentos  son? 

RAFAELA. 

¿Yo? 

GIBAJA. 

¿Eres  bien  nacida? 

Y'a  eso  es  mucho  pedir. 

GIBAJA. 

No  traigo 
De  cuatro  para  escoger. 

más 

GIBAJA. 

No  te  faltará  marido. 

Que  en  otra  jomada  glosa  y  vuelve  por  pasiva  en  estos  túrmincs : 


RAFAELA. 

En  tanto,  saber  quisiera 
Y'o  cuando  me  he  de  casar ; 
¿No  me  lo  ofreciste? 

GIDAJA. 

Digo 
Que  á  darte  un  novio  me  alian 
Mas  ¿quiéresle  de  mi  mano? 

RAFAELA. 

Sí. 

GIBAJA. 

Pues  cásate  conmigo. 

RAFAELA. 

¿Juegas? 

GIBAJA. 

Si ,  gracias  á  Dios. 

RAFAELA. 

¿Gastas? 

GIBAJA. 

A  todo  rozar. 

RAFAELA. 

( Viéneste  tarde  á  acostar  ? 


GIBAJA. 

A  la  una  ó  á  las  dos. 

RAF.\ELA. 

¿Callarás? 

GIBAJA. 

¿Pues  qué  he  de  hacer? 

RAFAELA. 

¿  Verás  ? 

GIBAJA. 

No?eré,  á  fe  mia. 

RAFAELA. 

¿Y'  en  casa  estarás  de  dia? 

GIBAJA. 

A  las  horas  de  comer. 

RAF.^ELA. 

¿Vivirás  muy  confiado? 

GIBAJA. 

Y  desconfiado  también. 

RAFAELA. 

¿Y  á  mi  me  tratarás  bien? 


CtBAJXj 
Como  ande  yo  bien  tratad?: 

RAFAELA. 

i  No  me  dejarás  mandar? 

GIBAJA. 

Mucho  puede  la  razón. 

RAFAELA. 

¿Irás  á  una  comisión? 

GIBAJA. 

Si  tu  me  la  hicieses  dar... 

RAFAELA. 

¿Sabrásme  amar  y  querer? 

GIBAJA. 

Cuando  me  toques  á  mí. 

RAFAELA. 

¿Estás  firme  en  eso? 

GIBAJA. 

Si. 

RAFAELA. 

No  te  faltará  mujer. 


En  la  comedia  titulada  :  Donde  hay  agravios  no  hay  celos ,  pone  en  boca  del  criado  Sancho  aquel 
celebrado  monólogo  que  los  primeros  autores  cómicos  aceptarían  con  entusiasmo. 


.sAí^cno. 
¡Después  de  Dios,  bodegón! 
Luego  dirán  que  es  deshonra 
Comerlo  allí  sin  «abor; 
■¡  Bendito  «eais  to(  ,  Señor, 


Que  no  me  habéis  dado  honra! 
En  .ser  hombre  desigual 
Por  más  me  vengo  á  tener; 
Porque  yo  más  quiero  ser 
Picaro  que  cardenal. 


Esto  tengo  por  más  bueno 
Que  ser  señor,  y  aun  reinar, 
Que  allá  suele  en  el  manjar 
Disimularse  el  veneno. 
Pues  ser  picaro  dispongo , 


DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS  ZORBILLA. 


Que,  como  Lope  advirlió, 
A  ningún  hombre  se  vio 
Darle  veneno  en  mondongo. 
Yo  me  entro  á  ser  más  profundo 
Y  JO  me  entro  á  discurrir ; 
Porque  esto  me  ha  de  pudrir. 
Que  se  use  honra  en  el  mundo. 
Porque  uno  llegue  á  plantar 
(Dejemos  á  un  lado  miedos) 
Knmi  cara  cinco  dedos 
í  Le  tengo  yo  de  matar  ? 
Pues  respóndanme,  ¿por  qué? 
Si  hay  barbero  que  me  pone, 
Cuando  afeitarme  dispone , 


Como  4  un  san  Bartolomé , 
Y  llega  con  su  navaja , 
Que  sabe  Dios  donde  ha  andado, 
Y,  en  fin ,  después  de  afeitado. 
Me  toma  el  rostro  y  me  encaja 
Cuatro  ó  cinco  bofetones , 
¿Por  qué  en  otras  ocasiones 
Hay  duelo  é  indignación? 
¿  No  es  mejor  un  bofetón 
Que  quinientos  bofetones? 
¡  Que  aquestos  duelos  prosigan ! 
I  Que  sea  el  mentir  afrenta ! 
¡  Que  no  importa  que  yo  mienta 
E  importa  que  me  lo  digan ! 


¡  Que  haya  en  el  mundo  este  afán ! 
i  Que  este  uso  en  los  hombres  haya ! 
Señor,  üun  los  palos ,  vaya , 
Que  duelen  cuando  se  dan. 
Duelista,  que  andas  cargado 
Con  el  puntillo  de  honor, 
Dime ,  tonto ,  ¿  no  es  peor 
Ser  muerto  que  abofeteado? 
¿Y  que  á  la  muerte  tan  ciertos 
Vayan  ,  porque  el  duelo  acaben? 
;Bien  parece  que  no  saben 
Los  vivos  lo  que  es  ser  muertos  ! 


Y  en  la  de  No  hay  amigo  para  amigo  desplega  aún  más  csfe  carácter  eminentemente  rrtmico  del 
cx)barde  filósofo  en  una  admirable  escena  entre  el  amo ,  pendenciero  de  oficio ,  y  el  criado ,  á  quien 
lian  dado  una  bofetada. 


DON  kOPE. 

Ya  estamos  solos ,  Moscón  ; 
,  A  qué  á  solas  me  has  llamado. 
Todo  el  semblante  turbado 
Y  confusa  la  razón  ? 
¿  Qué  traes  ?  ¿  qué  te  ha  sucedido '; 
¿Qué  quieres  con  tus  pasiones? 

MOSCÓN. 

Que  me  escuches  dos  razones 
Cuatro  dedos  del  oido. 

DON  LOPE. 

Di. 

MOSCÓN. 

(4p.  Preguntarle  es  forzoso 
Si  es  duelo  mi  bofetada.) 
Señor,  el  caso  no  es  nada , 
Mas  yo  soy  escrupuloso. 
No  es  nada. 

DON  LOPE. 

¿Pues  qué  te  pasa? 
Dilo  y  olvida  esos  miedos. 

Con  no  más  de  cinco  dedos 
Me  han  dado  enloda  la  cara. 

do;»  LOPE. 

¡  Eso  sufriste !  oye ,  espera ; 
Más  es  que  lo  escuche  yo. 
¿Quién  te  dio  y  cómo  te  dio? 

MOSCÓN. 

Señor,  de  aquesta  manera. 
( Vfl  á  darle.) 

DON  LOPE. 

Quita,  picaro,  bufón; 
¡  Y  tan  deshonrado ,  estar , 
Cuando  me  ves  enojar , 
De  chanza  en  esta  ocasión ! 
¿No  te  corres  de  decirlo? 

MOSCÓN. 

Tiempo  hay ;  yo  me  correré. 

DON  LOPE. 

Pues  dime ,  i  sobre  qué  fui;  ? 

MOSCÓN. 

¿Sobre  qué?  sobre  un  carrillo. 

DON  LOPE. 

Oye,  ¿qué  es  lo  que  te  dio? 
¿Fué  puñada  ó  bofetada? 

MOSCÓN. 

;  Oh ;  si  me  diera  puñada 
No  se  lo  sufriera  yo. 


BON  LOPE. 

Eso  era  menos. 

MOSCÓN. 

No  sé 
Cuál  de  los  dos  es  mejor. 

DON  LOPE. 

A  mano  abierta  es  peor. 
Pues  de  esa  manera  fué. 

DON   LOPE. 

¿Que  aqueso  un  hombre  consiente? 
Pues  aquí ,  ¿qué  hay  que  dudar? 
¿Sonó  al  llegártela  á  dar? 

MOSCÓN. 

Lo  que  es  sonar,  bravamente. 

DON  LOPE. 

Pues  si  tú  tu  agravio  infieres 

Y  ya  tu  deshonra  ves , 
Estando  á  solas  ¿qué  es 

Lo  que  preguntarme  quieres? 

MOSCÓN. 

Señor,  el  golpe  supuesto 

Y  supuesto  el  bofetón , 
Saber  quiero  en  conclusión 

DON  LOPE. 

Dilo. 

MOSCÓN. 

Si  quedé  bien  puesto. 

DON  LOPE. 

I  Que  esta  razón  llegue  i  oirle ! 
¿Quién  tal  ignorancia  vio? 
Cuando  el  bofetón  te  dio, 
¿Qué  hiciste  tú? 

MOSCÓN. 

liecibirlo. 

DON  LOPE. 

En  fin  ,  no  te  satisfizo; 
¿Cuando  el  bofetón  te  dio 
Te  hizo  cara? 

MOSCÓN. 

Cara  no , 
Porque  antes  me  la  deshizo. 

DON  LOPE. 

;  Que  esa  ofensa  en  ti  no  labre 
Indignar  la  espada  airada ! 

MOSCÓN. 

Dice  el  miedo :  á  etotra  espada , 
Que  esta  vaina  no  se  abre. 


DON  LOPE. 

Buscar  quiero  otro  cri.ido 
Supuesto  lo  que  te  pasa , 
Que  no  ha  de  estar  en  mi  casa 
Hombre  que  está  deshonrado. 

MOSCÓN. 

¿Qué  medio  hay  entre  los  dos? 

DON  LOPE. 

Morir  noble  y  temerario. 

MOSCÓN. 

Pues  pagúeme  mi  salario 

Y  quédese  usted  con  Dios. 

DON   LOPE. 

¿De  suerte ,  Moscón ,  de  suerto 
Que  cuando  agraviado  estás , 
Aun  valor  no  mostrarás 
De  vengarte  con  su  muerte? 

MOSCÓN. 

¿Luego  con  su  muerte  gana 
Lo  que  perdió  mi  opinión? 

DON  LOPE. 

Asi  habrá  satisfacción. 

Hablarais  para  mañana ; 
Lo  que  me  habéis  advertido 
Llega  á  mi  honor  á  importarlo: 
¿Hay  más  que  decir,  matarle, 

Y  hubiéralo  yo  entendido? 
Ahora,  don  Lope,  pues 
Coraje  y  valor  me  sobra , 
A  él,  mañosa  la  obra, 
Buen  corazón. 

DON  LOPE. 

Eso  es. 
Ya  el  agravio  te  despierta, 

MOSCÓN. 

A  matarle  voy  derecho. 

DON  LOPE. 

Hasta  volver  satisfecho 

No  me  entres  por  esa  puerta. 

MOSCÓN. 

Vos  veréis  lo  que  yo  hiciere. 

DON  LOPE. 

Que  has  de  darle  muerte  espera. 

MOSCÓN. 

No  está  más  que  en  que  él  se  muera 
Del  golpe  que  yo  le  diere. 


I\1V 

Pregunto ,  pues  sabéis  de  estu, 
Si  por  valor  6  por  suerte 
ni  me  diera  á  mí  la  muerte, 
¿Cuól  quedará  mejor  puesto? 

D0>    LOPK. 

Tu ,  Moscón ,  vete  con  Dios 
Y  de  tu  venfíanza  trata. 

MOSCÓN. 

Pues,  por  Dios,  que  si  me  mata 
Que  me  he  de  quejar  de  vos. 


APrNTES  BIOGRÁFICOS,  BIBLIOGRÁFICOS  Y  CRlriCOS 


I  Ahora  decidme  ,  Señor, 
¿Será  bueno  en  este  aprieto 
Llevar  un  famoso  peto 
Ileeiio  á  prueba  de  doctor? 

DON  LOPE. 

Corazón  y  manos  ,  loco. 
Son  las  que  dan  opinión. 

MOSCO!*. 

No  la  dará  el  corazón , 
Pero  las  manos  tampoco. 


Yete. 

MOSCÓN. 

Yoinie ;  mi  dolor 
A  darle  muerte  me  inclina. 
¡  Quién  supiera  Medicina 
Para  matarle  mejor ! 


Y  más  ajelante  completa  el  cuadro  de  esta  manera ,  en  que  deja  atrás  á  todo  lo  qiie  en  situación 
ícmejantc  hubieran  imaginado  un  Tirso  ó  un  Moliere. 


MOSCÓN.  {Solo  con  un  rosario.) 
\o  es  nada :  el  señor  Moscón  , 
Porque  sepan  lo  que  pasa , 
Está  ya  en  campaña  rasa 
A  cumplir  su  obligación. 
Envíele  un  bravo  papel 
A  Fernandillo  esta  larde 
Para  que  en  San  Blas  me  aguarde, 
Y'  un  reto  tendido  en  él. 
Rezar  por  él  es  forzoso 
Pues  su  muerte  es  evidente : 
Un  hombre  ha  de  ser  valiente , 
Pero  ha  de  ser  muy  piadoso. 
El  morirá  malogrado 
Y'  perdonarle  quisiera. 
Porque  esta  fué  la  primera 
Bofetada  que  habia  dado. 
Pero  según  la  asentaba 
En  la  parte  que  caia , 
Me  pareció  á  mí  que  habia 
Mil  años  que  abofeteaba. 
Mas  déjenme  que  me  espante 
De  un  disparale  profundo : 
;  Que  haya  quien  riña  en  el  mundo 
Sin  una  tabla  delante ! 
Demos  que  á  las  hojas  llego. 
Demos  también  que  me  dan , 
¿Por  qué  parte  me  darán 
Que  no  haya  responso  luego? 
Ello  hay  heridas  mortales 
En  todas  las  ocasiones: 
El  hígado,  los  ríñones, 
Los  muslos ,  los  atabales, 
Un  corazón,  dos  telillas. 
Sienes,  ojos,  paladar, 

Y  en  el  arca  del  cenar 
Treinta  varas  de  morcillas: 
Una  garganta  vacia ; 
Todo  un  estómago  abierto ; 

Y  con  ser  esto  tan  cierto 
¿Hay  quien  riña  cada  día? 
¿Mas  qué  hago  de  discurrir 
€uando  es  mejor  animarme? 
Ahora  bien ,  quiero  ensayarme 
Como  tengo  de  reñir. 

La  espada  quiero  sacar: 

lié  aquí  que  estoy  esperando, 

ilé  aquí  que  llega  Fernando 

Y  yo  le  veo  llegar. — 

De  esta  manera ,  traidor , 


Pagaré  la  bofetada.  — 
i\o  se  la  di  yo  prestada.— 
¿Pues  cómo?— Dada ,  Señor.  — 
A  satisfacer  me  arrojo 
El  duelo ,  que  en  mi  se  halla.  — 
i  Bravo ,  valor  ¡  —  Riñe  y  calla : 
Toma ,  villano.—  |  Ay  mi  ojo ! 
Pidote  que  rae  perdones.  — 
El  otro  ojo  has  de  perder.  — 
Sin  dos  ojos  ¿qué  he  de  hacer?  — 
Irte  á  rezar  oraciones. 
Digo  que  no  hay  que  pedir, 
Ni  que  estarte  arrodillando; 

Muere ,  cobarde  Fernando 

FERNANDO.  {Que  llega.) 
¿Quién  es  el  que  ha  de  morir? 

MOSCÓN  {Ap.). 
I A  qué  mal  tiempo  ha  llegado ! 

FERNANDO. 

¿Qué  era  aquesto? 

MOSCÓN. 

Señor,  nada. 

FEUNANDO. 

¿Pues  por  qué  envaina  la  espada? 
Porque  esto  ya  está  acabado. 

FERNANDO. 

¿  Con  quién  la  pendencia  fué  ? 
¿Con  quién  riñó  el  mentecato? 

MOSCÓN. 

Si  no  llegas  tú ,  le  mato. 

FERNANDO. 

¿Quién  era  el  hombre? 

MOSCÓN. 

Nosé. 

FERNANTIO. 

Ea ,  pues  ya  yo  he  llegado 
A  reñir  por  su  papel. 

U0SC05. 

¿A  quién  dice  usted? 

FERNANDO. 

A  él. 

MOSCÓN. 

Mire  usted  que  viene  errado. 

FERNANDO. 

Saque ,  pues ,  la  espada  ahora 
Y  en  sangre  su  acero  tina. 

MOSCÓN. 

¿Dos  veces  quiere  que  riña 
Ea  un  solo  cuarto  de  hora? 


FERNANDO. 

Él  un  papel  me  escribió. 
Bien  claro  está :  vele  aquí. 

MOSCÓN. 

¿  r'.ies  qué  me  faltara  á  mí 
Si  hiciera  esa  letra  yo? 

FERNANDO. 

¿  Que  no  es  suyo  ? 

MOSCÓN. 

Señor ,  no. 

FERNANDO. 

Pues  cuyo  sea  no  sé. 

MOSCÓN. 

Verdad  es  que  le  noté , 
Pero  no  le  escribí  yo. 

FERNANDO. 

Sin  duda  que  está  borracho : 
¿  No  le  toca  á  él  reñir  ? 

MOSCÓN. 

No: 
Un  muchacho  le  escribió , 
Riña  usted  con  el  muchacho. 

FERNANDO. 

¡  Qué  tenga  tanto  sosiego ! 

Estos  le  da  mi  impaciencia.  (Pégale.) 

MOSCÓN. 

No  me  tiente  de  paciencia , 
Mire  usted  que  se  lo  ruego. 

FERNANDO 

Yo  me  voy. 

MOSCÓN. 

No  sino  no. 

FERNANDO. 

¿Qué  dice? 

MOSCÓN. 

No  sino  si. 

FERNANDO. 

En  r.n,  es  gallina  aguí. 

MOSCÓN. 

Y  en  principio  lo  fui  yo. 
Hoy  eternizo  mi  nombre 
Con  esta  primera  hazaña ; 
Si  no  saliera  á  campaña 
¿Qué  dijera  de  mi  este  hombre? 
Ya  estáis  con  honra ,  Moscón ; 
Ya  podéis  decir  y  hacer; 
;  Ahora  he  echado  de  ver 
,  Lo  que  importa  el  corazón ' 


DEL  REY  ABAJO  NINGUNO. 


Y  LABRADOR  MAS  IIOIADO,  GARCÍA  DEL  CASTAlAR. 


DON  garcía,  labrador. 
DOÑA  BLANCA,  labrado- 


TERESA ,  labradora. 


BELARDO,  viejo. 
EL  REY. 
LA  REINA. 
DON  MENDO. 


PERSONAS. 


BISAS. 

EL  CONDE   DE   OUGAZ, 

viejo. 
TELLO,  criado. 


Dns  CAP*I,LKI10S. 

Mü.'iicos. 
Ladradobes. 


JORN.^DA  PRIMERA. 


Sale  EL  REY  con  banda  roja  alrave- 
tada ,  leyendo  un  memorial ,  t  DO.N 
MENDO. 

RKT. 

Don  Mendo,  vuestra  demanda 
He  visto. 

DON  MENDO. 

Decid  querella; 
Qne  me  hae.iis,  suplico  en  ella, 
Caballero  de  la  h.inda. 
Dos  meses  liá  que  otra  vez 
Esta  merced  he  pedido; 
Die?.  años  os  he  servido 
En  palacio  y  otros  diez 
En  la  guerra ;  que  mandáis 
Que  esto  preceda  primero 
A  quien  fuere  caballero 
Oe  la  insignia  que  ilustráis. 
Hallo.  Señor,  por  mi  cuenta. 
Que  la  puedo  conseguir. 
Que  sino  fuera  pedir 
Una  merced  para  afrenta  : 
Respondióme  lo  verij, 
Mereí  o  vuestro  favor, 
Y  está  en  opinión  ,  Señor, 
Sin  ella  la  sangre  mia. 

BET. 

Don  Mendo,  al  Conde  llamad. 

DOM  MEPIDO. 

¿Y  á  mi  ruego,  qué  responde  ? 

BEY. 

Está  bien ;  llamad  al  Conde. 

DON  HENDO. 

El  Conde  viene. 

IIET. 

Apartad. 
Sale  EL  CONDE  con  un  papel. 

DON  IIENDO. 

Pedí  con  satisfacción 
La  banda  y  ñola  pidiera, 
SI  primero  no  me  hiciera 
Yo  propio  mi  información. 

RET. 

¿Qué  hay  de  nuevo? 

CONDE. 

En  Algeciras 
Temiendo  están  vuestra  espada; 
Contra  vos  el  de  Granada 
Toda  el  África  conspir^. 

•  «IT. 

¿Hay  dineros? 
R. 


CONDE. 

Reducido 
En  este  veréis.  Señor, 
El  donativo  mayor 
Con  que  el  reino  os  ha  servido. 

REY. 

íta  información  cómo  está 
Que  os  mandé  hacer  en  secreto. 
Conde,  para  cierto  efeto 
De  don  Mendo?  ¿bizose  ya? 

CONDE. 

Sí,  Señor. 

¿Cómo  ha  salido? 
La  verdad  :  ¿qué  resultó? 

CONDE. 

Que  es  tan  bueno  como  yo. 

BEY. 

La  gente  con  que  ha  servido 
Mi  reino,  ¿sera  bastante 
Para  aquesta  empresa  ? 

CONDE. 

Freno 
Seréis,  Alfonso  el  Onceno, 
Con  él  del  moro  arrogante. 

REY. 

Quiero  ver,  conde  de  Orgaz  , 
A  quién  deba  hacer  merced 
Por  sus  servicios.  Leed. 

CONDE. 

El  reino  os  corone  en  paz 
Adonde  el  Geni!  felice 
Arenas  de  oro  reparte. 

REY. 

Guárdeos  Dios,  cristiano  Marte. 
Leed,  don  Mendo. 

DON  «ENDO. 

Así  dice : 
»  Lo  que  ofrecen  los  vasallos 
«Para  la  empresa  á  que  aspira 

•  Vuestra  Alteza  ,  de  Algecira , 
»En  gente,  plata  y  caballos  : 

•  Don  Gil  de  Albornoz  dará 

•  Diez  mil  hombres  sustentados  ; 

•  El  de  Orgaz,  dos  mil  soldados; 

•  El  de  Astorga,  llevará 

•  Cuatro  mil ;  y  las  ciudades 

•  Pagarán  diez  y  seis  mil ; 
•Con  su  gente  hasta  el  Genil 

•  Irán  las  tres  Hermandades 
ȟe  Castilla;  el  de  Aguilar, 
«Con  mil  caballos  ligeros, 

■  Mil  ducados  en  dineros; 
•Garda  del  Castañar 

•  Dará  para  la  jornada 

•  Cien  quintales  de  cecina  , 
•Dos  mil  fanegas  de  harina , 


» Y  cuatro  mil  de  cebada, 
«Catorce  cubas  de  vino, 
«Tres  hatos  de  sus  ganados , 

•  Cien  infantes  alistados, 
iiCien  quintales  de  tocino; 
»Y  doy  esta  poquedad  , 

•  Porque  el  año  ha  sTdo  corto; 
«Masofrézcole,  si  importo,' 

•  También  á  su  Majestad  , 

•  Un  rústico  corazón 

•  De  un  hombre  de  buena  ley, 

•  Que  aunque  no  conoce  al  rey 

•  Conoce  su  obligación.» 

HEY. 

¡Grande  lealtad  y  riqueza ! 

DON  MENDO. 

Castañar,  humilde  nombre. 

RET. 

¿Dónde  resirte  este  hombre? 

CONDE. 

Oiga  quién  es  vuestra  Alteza. 

Cinco  leguas  de  Toledo, 

Corle  vuestra  y  patria  mia. 

Hay  una  dehesa  adonde 

Ksíelabrador-Iíabita, 

Que  llaman  el  Castañar, 

Que  con  los  montes  confina. 

Que  de  esta  imperial  de  fspafia 

Son  posesiones  anticuas. 

En  ella  un  convento  yace 

Al  pié  de  una  sierra  fria. 

Del  caballero  de  Asis, 

De  Cristo  eTígie  divina , 

Porque  es  tanta  de  Francisco 

La  humildad  que  le  entroniza. 

Que  aun  á  los  pies  de  una  sierra 

Sus  edificios  rabrica. 

Un  valle  el  término  incluye 

De  castados,  y  apellidan  ' 

Del  Castañar  por  el  valle 

Al  convento  y  á  García, 

Adonde  como  Ahrahan 

La  caridad  ejercita, 

Porque  en  las  cosechas  andan 

El  cielo  y  él  á  porfía. 

Junto  del  convento  tiene 

Una  casa  compartida 

En  tres  partes;  una  es 

De  su  rústica  familia. 

Copioso  albergue  de  fruto 

De  la  vidj  de  la  oliva. 

Tesoro  donde  se  encierra 

El  grano  de  las  espigas. 

Que  es  la  abundancia  tan  grande 

Del  trigo  que  Dios  le  envía 

Que  los  pósitos  de  España 

Son  de  sus  trojes  hormigas. 

Es  la  segunda  un  jardín. 

Cuyas  llores  repartidas 

Fragantes  estrellas  son 


He  la  lierra  y  del  sol  liij.is; 
'laii  varias  y  tan  lucirulrs 
yuo  part-ce  cuaiiilo  brillan 
gue  bajú  la  cuarta  esfera 
Sus  estrellas  á  esta  Quiíilu; 
Ks  un  cuarto  la  tercera 
Kn  forma  de  galería  , 
Cue  de  jaspes  de  san  Pablo 
Sobre  tres  arcos  estriba. 
Iluslranle  unos  balcones 
lie  verde  y  oro,  y  encima 
lli'l  tejado  de  pizarras 
<;iobosde  esmeraldas  linas 
Kn  él  vive  con  su  esposa , 
■llanca,  la  más  dulce  vida 
Due  vio  el  amor,  compitieni!( 
Sus  bienes  con  sus  ilelicias. 
De  quien  no  copig.  Señor, 
I, a  beldad  que  elsol  envidia, 
I'ür<|ue  ahora  no  conviene 
A  la  ocasión  ni  á  mis  días: 
Baste  deciros .  que  siendo 
Sus  riquezas  inlinilas. 
Con  su  esposa  comparadas 
Es  la  menor  de  sus  dichas. 
Es  un  hombre  bien  dispuesto 
Que  continuo  se  ejercita 
En  la  caza  ,  y  tan  valiente. 
Que  vence  á  un  loro  en  la  lidia 
Jamás  os  ha  visto  el  roslro 

Y  huye  de  vos,  porque  alirma. 
Que  es  sol  el  rey,  y  no  tiene 
Para  tantos  rayos  vista. 
García  del  Castañar 
Kséfte.y  oscerlilica 

Mi  le,  que  si  le  lleváis 
A  la  guerra  de  Algecira , 
Que  llevéis  á  vuestro  lado 
Una  prudencia  que  os  rija  , 
Una  verdad  sin  embozo. 
Una  agudeza  advertida, 
Un  rico  sin  ambición , 
Un  parecer  sin  poifia  , 
Un  valiente  con  iliscurso 

Y  uu  labrador  sin  malicia. 


; Notable  hombre! 

Os  proniPlo 
Que  en  él  las  parles  se  incluyen 
Que  en  palacio  consliluyen 
Un  caballero  perfecto. 

REY. 

¿No  me  ba  visto?  • 

CONUE. 

Elernamer.le. 

REV. 

Pues  yole  tengo  de  ver; 
Del  experiencia  he  de  hacir  : 
Yo  y  don  Meiido  solamoiite 

Y  oíros  dos  hemos  de  ir, 
Pues  es  el  camino  breve- ; 
Lacelrefia  se  lleve 
Porque  podamos  linjíir 
Que  varios  á  caza  ,  que  hoy 
Desta  suerte  le  he  de  halilar, 

Y  eu  llegando  al  Caslafiar 
Nin;;unü  diiá  quien  soy. 
tQué  os  parece  ? 

CO^DE. 

La  agudeza 
A  la  ocasión  corresponde. 


COMLÜIAS  tSCOClÜAS  DE  DO.N  lT,.\.NCláCO  DK  HOJAS. 

Mi  nial  consiiliO  ul  Conde, 

Y  asegurando  (pie  en  mi  esposa  liclb 


Sale  LA  REINA. 


A  buscar 
tesoro  sepultado 
I  el  Conde  ba  manifestado. 


¿Lejos? 


..Vülv 


En  el  Castañar. 

REI.NA. 


Vrew 


lid  caballos,  Conde. 

CONUE. 


{Yase.) 


Luego  que  ensay 
I  En  el  crisol  su  metal. 

I  RFINA. 

I  F.s  la  ausencia  grave  mal. 

REY. 

Antes  que  los  montes  raye 
Kl  sol,  volveré.  Señora, 
A  vivir  la  esfera  mía. 

REINA. 

Noche  es  la  auseiwia. 


Y  vos  mi  aurora. 
^  (  Va.ie  la  Reina.) 

DOV  MENDO. 

Quédecis  á  mi  demanda? 

De  vuestra  noble/a  estoy 

Saiisfeeho,  y  pondré  hoy 

En  vuestro  pecho  p.sia  banda  ; 

Que  si  la  doy  por  honor 

A  un  hombre  indigno,  don  Mendo, 

Será  en  su  pecho  remiendo 

Y  mudará  de  color  : 

Y  al  noble  seré  importuno 
Si  á  su  desigual  permito. 
Porque  si  á  todos  admito 
No  la  estimará  ninguno. 

( Vaiiíe.) 

Sa/í  DON  GARCÍA,  lahrador. 

DOX  GAIlciA. 

Fábrica  hermosa  mia , 

Habitación  de  un  infeliz  dichoso, 

Oculto  desde  el  día 

Que  el  castellano  pueblo  victorioso 

Con  lealtad  oportuna 

Al  niño  Alfonso  coronó  en  la  cun¿. 

En  ti,vivo  contento 

Sin  desear  la  Corte  ó  su  grandeza  , 

Al  ministerio  átenlo 

Del  campo,  donde  encubro  mi  nobleza, 

Kn  quien  fui  peregrino 

Y  extraño  huésped ,  y  quedé  vecino. 
Kn  tí ,  de  bienes  rico. 

Vivo  comento  con  mi  amada  esposa. 

Cubriendo  su  pellico 

Nobleza  .  aunque  ignorada  generosa. 

Que  aniiqne  su  ser  ignoro. 

Si'  su  virtud  y  su  belleza  adoro. 

Kii  la  casa  vivía 

De  un  labrador  de  Orgaz  prudente  y 

Vila,  y  dejóme  un  dia  [cano; 

Como  suele  quedar  en  el  verano, 

Del  rayo  á  la  violencia 

Ceniza  el  cuerpo,  sana  la  apariencia. 


Sangre  ilustre  se  esconde , 

Cáseme  amante  y  me  ilustre  con  ella; 

Que  aendi .  como  es  justo, 

l'i  iiiiero  á  la  ijpiíiíon  y  luego  al  gusto. 

Vivu  en  fijiz  estado, 

Annipii'  11(1  se  quien  es,  y  ella  lo  ignora; 

Sccnld  resel»:ido 

Al  Conde,  ([ue  la  esi inia  y  que  la  adora. 

Ni  jamás  ha  sabido 

Que  nació  noble  el  que  eligió  marido. 

Mi  Blanca  .  esposa  amada  , 

Que  iliverliila  entre  sencilla  gente. 

De  su  jardiii  traslada 

Puros  jaziniíiesásu  blanca  frente  ;  — 

Que  sale  blanca,  pues  que  brota  risa. 

Salen  DONA  DLANCA,  labrmhnn.  con 
flores.  niiAS.  TERESA.  BELARDÜ, 
viejo,  y  Miisicos ,  pastores. 
MiJsir.A. 

rsla  es  Blanca  como  el  so! , 

Que  la  nieve  no; 

Esta  es  hermosa  y  lozana. 

Como  el  sol . 

Que  parece  á  la  mañana. 

Como  el  snl; 

One  aquestos  campos  alegra. 

Como  el  sol , 

Con  guien  es  la  nieve  negra 

y  delnlinenilro  la  flor: 

Ksta  e.i  ¡llanca  como  elsol. 

Que  la  nieve  no. 

DO.N  CARCÍA. 

E.sposa,  Blanca  querida. 
Injustos  son  tus  riüores . 
Si  por  dar  vida  á  las  llores 
Me  quilas  á  mi  la  vida. 


Mal  daré  vida  á  las  flores 
Cuando  pisarlas  suceda. 
Pues  mi  vida  ausente  (|ueda 
Adonde  animas,  amores; 
Porque  asi  quiero.  Garda  , 
Sabiendo  cnanto  me  quieres , 
One  si  tu  vida  perdieres 
Puedas  vivir  ron  la  mia. 

D0>'  GARCÍA. 

No  habrá  merced  qne  sea  mucha, 
Blanca,  ni  grande  favor. 
Si  le  mides  con  mi  amor. 

tlOXA  1(1. ANCA. 

¿Tanto  ine  quieres? 

DO.N  GAnOÍA. 

Escucha :  '; 

No  quiere  el  segador  al  aura  fría. 
Ni  por  abril  el  agua  mis  sembrados. 
Ni  yerba  en  mi  dehesa  mis  ganados. 
Ni  ios  pastores  la  estación  undiría. 

Ni  el  enfermo  la  alegre  luz  del  dia, 
La  noche,l(is  gañanes  fatigados. 
Blandas  coirienteslos  amenos  prados. 
Mas  que  te  quiero,  dulce  esposa  mía; 
Que  si  hasta  hoy  su  aínor  desde  el 
[primero 
Hombre  juntaran ,  cuando  asi  te  "fre- 
[ces. 
En  un  sugeto  á  todos  los  prefiero; 
Y  aun(iue  sé,  Blanca,  que  mi  fe  agra- 
[deces 
Y  no  puedo  querer  más(|uete  quiero, 
Auu  no  te  quiero  como  tú  mereces. 

rO.ÑA  ULANCA. 

No  quieren  más  las  flores  al  rocío  ^ 
Que  en  los  fragantes  vasos  el  sol  bebo, 
Las  arboledas  la  deshecha  uievc, 


Que  es  cima  de  cristal  y  después  rio: 

El  índice  de  piedra  al  Norle  frió, 
El  cainiíKinle  al  iris  cunndo  llueve, 
La  osrura  iioclie  la  traición  aleve, 
Mas  que  le  quiero,  dulce  esposo  mió; 
Porque  es  mi  amor  tan  grande,  que 
[a  lu  noiiihrc 
Como  á  cosa  divina  conslruvera 
Aras  donde  adorarlo;  y  noté  asombre. 
Poique  si  el  sor  de  Dios  no  conooio- 
Dcjára  de  adorarte  como  liomhre.  [ra, 

Y  por  Dios  le  adorara  y  te  tuviera. 

Pues  esl.in  lílanra  v  Gari-i;i 
Como  palomos  de  bien , 
Reqniehréinonos  tamhien 
Porque  desde  elloiro  dia 
Tu  carilla  me  enparrucha. 

TEBF.S*. 

Yá  mi  tu  talle,  mi  Bras. 

ORAS. 

;.Más  que  te  quiero  jo  ma.-» 

TERESA. 

¿Mas  que  no? 

BRAS. 

Teresa .  escuclia  : 
Desde  que  te  vi ,  Teresa , 
El!  el  arrovo  á  pracer, 
Ayud:indoieá  lorcer 
Los  manteles  de  la  mesa  , 

Y  torci  los  y  lavados 

Nos  dijo  cie'rto  estudiante : 
«  Asi  á  un  pobre  pleiteante 
Suelen  dejar  los  letrados.» 
Eres  de  mi  tan  querida 
Como  lo  es  de  un  logrero 
La  vida  de  un  caballero 
Que  dio  un  juro  de  por  vida. 

Sale  TPJ.LO. 

TKI  1.0. 

Envidie,  señor  Garcia , 
Vuestra  vida  el  más  dichoso ; 
Sólo  en  vos  reina  el  reposo. 

DOÑA  BLANCA. 

iQucliay,  Tello? 

TELI.O. 

¡Oh  señora  mia ! 
¡Oh  nianca  hermosa ,  de  donde 
{•roceden  cuantos  jazmines 
Dan  fragancia  á  los  jardines! 
Vuestras  manos  besa  el  Conde. 

DOÑA  BLANCA. 

¿Cómo  está  el  Conde '! 

TELLO. 

Señora , 
A  vuestro  servicio  está. 
DON  gabcía. 
Pues  Tello,  ¿qué  hay  por  aci? 

TELLO. 

Kscucliad  aparte  a.'-ora ; 
Hoy  con  toda  diligencia 
Me' mandó  que  este  os  dejase 

Y  respuesta  no  esperase. 
Con  esto,  dadme  licencia. 

DON  García. 
¿No  descansaréis? 

TE  Lio. 
Por  vos 
Me  quedara  hasta  otro  dia; 
Mas  no  han  de  verme,  Garda  , 
Los  que  vienen  cerca.  Adiós.     ( Vase. 

DON  García. 
El  sobrescrito  esa  mí; 
¿Mas  que  me  riñe  porque 
Corto  el  donativo  fué 


DEL  REY  AHAJO  NINGUNO. 
Qué  hice  al  Rey?  Mas  dice  asi ; 
«El  Rey,  señor  don  Garcia, 
«CHíe  sii  ofreci'iiento  vio, 
«Admirado  preguntó 
«Ouién  era  vueseñorfa. 
«Itíjeleqne  un  labrador 
» Desengañado  y  discreto, 
»Y  ü  examinar  va  en  secreto 
»Su  prudencia  y  su  valor. 
»No  se  dé  por  entendido, 
>\o  di(!3  quien  es  al  Rey, 
•  Poique  aiinqne  estime  su  ley, 
»Fue  de  su  padre  ofendido, 
»Y  sabe  cuiínto  le  enoja 
kOuien  su  memoria  despierta. 
>  Quede  adiós,  y  el  Rey,  advierta, 
»Oiie  es  el  de  lá  banda  roja. 
í  El  conde  de  Orgaz,  su  amigo  -j 
Rev  Alonso,  si  supieras 
Quién  sov.  ;cómo  previnieras 
Contra  mi  sanpre  el  castigo 
De  un  difunto  padre! 

DOÑA  BLANCA. 

Esposo, 
Silencio  y  poco  reposo 
Indicios  de  triste  son. 
¿Qué  tienes? 

DON  GARCfA. 

Mándame,  lílanca. 
En  este  el  Conde,  que  hospede 
A  unos  señores. 

DOÑA  BLANCA. 

Bien  puede, 
I  Pues  tiene  esta  casa  franca. 


DRAS. 

De  cuatro  rayos  con  crines  , 
Generación  española. 
Pe  unos  cómelas  con  cola, 
O  aves,  ó  al  lin  rocines. 
Que  andan  bien  y  vuelan  mal , 
C.ualro  bÍ7arros  señores 
Que  parecen  cazadores 
Se  apean  en  el  portal. 

DON  GABCÍA. 

No  te  des  por  entendida 
De  que  sabemos  que  vienen. 

TERESA. 

¡Qué  lindos  talles  que  tienen  ! 

BRAS. 

Pardiez  que  es  gente  llocida. 

Salen   EL    REY    sin  banda  v  DON 
MENDO  con  banda  y  dos  cvzado- 


r.uárdeos  Dios ,  los  labradores. 

DON  garcía. 
(Aparte.  Ya  veo  al  de  la  divisa  ) 
Caballeros  de  alta  RUisa, 
Dios  os  dé  bienes  y  honores. 
¿Qué  mandáis? 

DONMENDO. 

¿Quién  es  aqiii 
Garcia  del  Castañar? 

DON  gabcía. 
Yo  soy  á  vuestro  mandar. 


BON  I 


Galjn  sois. 


Mayoral  de  sus  porqueros 
/ 1  Só .  y  poique  mucho  valido. 
Miren  si  los  ma"do  en  algo 
En  mi  oficio,  caballeros, 
Que  lo  haré  de  mala  gana 
Como  verán  por  la  obra. 


DON  GARCÍA. 

Quita,  bestia. 

BRAS. 

El  bestia  sobra. 

REY. 

¡Qué  simplicidad  lan  sana! 
Guárdeos  Dios. 

DON  GABCÍA. 

Vuestra  persona. 
Aunque  vuestro  nombre  ignoro. 
Me  aficiona. 

BRAS. 

Es  como  un  oro ; 
A  mi  también  me  inficiona. 

DON  MENDO. 

Llegamos  al  Castañar 
Volando  un  cuervo,  supimos 
De  vuestra  casa,  y  venimos 
A  verla  y  á  descansar 
Un  rato,  mientras  que  pasa 
El  sol  de  aqueste  horizonte. 

DON  GARCÍA. 

Para  labrador  de  un  monte , 

Grande  juzgaréis  mi  casa  ; 

Y  aunqne  un  albersue  pequeño 

Para  tal  gente  será. 

Sus  defectos  suplirá 

La  voluntad  de  su  dueño. 

DON  MENDO. 

¿Nos  conocéis? 

DON  GARCÍA. 

No,  en  verdad , 
Que  nunca  de  aquí  salimos. 

DON  MENDO. 

En  la  cámara  servimos 
Los  cuatro  á  su  Majestad 
Para  serviros.  García, 
¿Quién  es  esta  labradora? 

DON  GARCÍA. 

Mi  mujer. 

DONMENDO. 

Gocéis,  Señora, 
Tan  honrada  compañía 
Mil  años,  y  el  cielo  os  dé 
Mas  hijos  que  vuestras  manos 
Arrojan  al  campo  granos. 

DOÑA  BLANCA. 

No  serán  pocos  á  fe. 

DON  MENDO. 

¿Cómo  es  vuestro  nombre? 

DO.ÑA  BLANCA. 

Blanca. 

DON  UENDO. 

Con  vuestra  beldad  conviene. 

DOÑA  BLANCA. 

No  puede  serlo  quien  tiene 
La  cara  á  los  aires  franca. 

REY. 

Yo  también  ,  Blanca  ,  deseo. 
Que  viváis  siglos  prolijos 
Los  dos,  y  de  vuestros  hijos 
Veáis  más  nietos  que  veo 
Arboles  en  vuestra  sierra. 
Siendo  á  vuestra  sucesión 
Breve  para  habitación 
Cuanto  descubre  esa  sierra. 

BRAS. 

No  digan  más  desatinos; 
Qué  poco  en  hablar  reparan; 
Si  iodo  el  campo  pobraran  , 
¿Dónde  han  de  estar  mis  cochinos? 

DON  GARCÍA. 

Rústico  entretenimiento 
Será  para  vos  mi  gente ; 
Pues  la  ocasión  lo  consiente. 


ItpL'ibid  sin  cnm|ilim¡enln 
Algtin  rególo  pn  mi  casa. 
Tú  dijpoiilo,  Blanca  mía. 

DON  Slf  :SDO. 

(Ap.  Llámala  fuego,  Curri:), 
Puos  el  corazón  me  abrasa.) 


DO.V  CARCIA. 

r.on  psla  misma  llaneía 
Sirviera  i  su  Mnjrslad: 
Cue  ann(|ue  no  le  he  visto,  inlO[ilo 
Servirle  con  afición. 

RET. 

¿Para  no  verle,  hay  razón? 

DOM  garcía. 
Oh.  Señor,  ese  es  gran  cueiilo; 
Dejadle  para  otro  dia. — 
Til,  Blanca.  Bras  y  Teresa, 
Id  á  prevenid  la  mesa 
Con  alguna  niñería. 

{Vanse  los  tres.) 

RET. 

Pnes  yo  sé  que  el  rey  Alfonso 
Tiene  Uüliclas  de  vos. 

DON  HEKDO. 

Tesl'go  somos  los  dos. 

DON  garcía. 

¿El  Rey  de  un  villano  inloiisü? 

BET. 

Y  lanío  el  servicio  admira 
Que  hicisteis  á  su  corona 
Ofreciendo  ir  en  persona 
A  la  guerra  de  Algecira, 
(>ue  si  la  Cone  seguís. 
Os  ha  de  dar  á  su  lado 
El  lugar  mas  envidiado 
De  palacio. 

DON  GARCÍA. 

¿Qué  decís? 
Mas  precio  enire  aquellos  cerros 
Salir  á  la  primer  luz 
Prevenido  el  arcabuz, 

Y  que  levanleii  inis  pi-rros 
Una  banda  de  perdices  , 

Y  codicioso  en  la  empresa 
Seguirlas  por  la  dehesa 
Con  esperanzas  felices 

De  verlas  caer  al  suelo, 

Y  cuando  son  á  los  ojos 
Pardas  iiulies  con  píes  rojos. 
Batir  sus  alas  al  vuelo, 

Y  derribar  esparcidas 
Tres  ó  cuatro,  y  anhelando 
Mirar  mis  perros,  buscando 
Las  que  cayeron  heridas. 
Con  mi  voz  que  los  provoca; 

Y  traer  las  que  palpitan 

A  mis  manos,  que  las  quiliin 
Con  su  gusto  de  su  boca. 
Levantarlas,  ^fer  por  donde 
Entró  entre  la  pluma  el  plomo. 
Volverme  á  mi  casa  como 
Suele  de  la  guerra  el  Conde 
A  Toledo,  vencedor; 
Pelacbs  dentro  en  mi  casa  , 
Perdigarlas  en  la  brasa, 

Y  puestas  al  asador 

Con  seis  dedos  de  un  pemil , 
Que  i  ouairo  vueltas  ó  ires 
Pastilla  de  lumbre  es 

Y  canela  del  Brasil : 

Y  entregársele  á  Teresa 
Oue  con  vinagre  y  aceite 

Y  pimienta ,  sin  afeite 

l.as  pone  en  mi  limpia  me<:3  , 
Donde  en  servicio  de  Dio>¡, 


COMKDIA.S  ESCOGIDAS  DE  DON  FIIANXISCÜ 
Una  yo  y  otra  mi  esposa 
Nos  comemos,  que  no  hay  cosa 
("omo  á  dos  perdices,  dos'; 

Y  levantando  una  presa 
Dársela  á  Teresa,  más 
Porque  tenga  envidia  Bras 
Oue  por  dársela  á  Teresa  ; 

Y  arrojar  á  mis  sabuesos 
El  esqueleto  roido. 

Y  oír  por  tono  el  crngido 
Do  los  dientes  y  los  huesos ; 

Y  en  el  cristal  irasparenle 
Brindar,  y  con  mano  franca 
Hacer  la  razón  mi  Blanca 
Con  el  cr¡st;il  de  una  fuente; 
Levarvtar  la  mesa  dando 
Gracias  i  quien  nos  envia 
El  sustento  cada  dia 
Varias  cosas  platicando : 
Oue  aquesto  es  el  Castañar, 
Que  en  más  estimo.  Señor. 
Que  cuanta  hacienda  y  honor 
Los  reyes  me  puedan  dar. 

REY. 

¿Pues  cómo  al  Bey  ofrecéis 

Ir  en  persona  á  la  guerra 

Si  amáis  tanto  vuestra  tierra? 

DON  GARCÍA. 

Perdonad  .  no  lo  entendéis. 

El  Rey  es,  de  un  hombre  honrado. 

En  necpsiilail  sabida. 

De  la  hacienda  y  de  la  vida 

Acreedor  privilegiado. 

Agora  con  pecho  ardiente 

Se  parte  al  Andalucía 

Para  estirpar  la  herejía 

Sin  dineros  y  sin  gente ; 

Asile  envié "á  ofrecer 

Mi  vida  ,  sin  ambición. 

Por  cumplir  mi  obligación 

Y  porque  me  ha  menester: 
Que,  como  hacienda  deluda  , 
Al  Rey  le  ofrecí  de  nuevo 
Esta  vida  que  le  debo 
Sin  esperar  que  la  pida. 


Pues  concluida  la  guerra , 
¿No  os  quedaréis  en  palacio? 

DON  GARCÍA. 

Vívese  aquí  más  de  espacio, 
Es  más  segura  esta  tierra. 

RET. 

Posible  es  que  os  ofrezca 
El  Rey  lugar  soberano. 

DON  GARCÍA. 

¿  Y  es  bien  que  le  dé  á  un  villano 
El  lugar  que  otro  merezca? 

BET. 

Elegir  el  Rey  amigo 
Es  distributiva  ley. 
Bien  puede. 

DON  GARCÍA. 

Aunque  pueda  el  Rey 
No  lo  acabará  conmigo; 
Que  es  peligrosa  amistad 

Y  sé  que  no  me  conviene. 

Que  á  quien  ama ,  es  el  que  tiene 

Mas  poca  seguridad; 

Que  por  acá  siempre  he  oído 

Que  vive  más  arriesgado 

Él  hombre  del  rey  amado 

Que  quien  es  aborrecido; 

Porque  el  uno  se  confía 

Y  el  otro  se  guarda  del: 
Tuve  yo  un  padre  muy  üel 
Que  muchas  veces  decía , 
Dándome  buenos  consejos. 
Que  tenia  "erlidumhre 


líE  ROJAS. 
Que  ora  el  rey  como  la  lumbre 
Que  calentaba  de  lejos 

Y  desde  cerca  quemaba. 

RET. 

También  dicen  más  de  dos 
Que  suele  hacer  como  Dios, 
Del  lodo  que  se  pisaba. 
Un  hombre  ilustrado,  á  quien 
Le  venere  el  más  bizarro. 

DON  GARCÍA. 

Muchos  le  han  hecho  de  barro, 

Y  le  han  deshecho  también. 

RET. 

Seria  el  hombre  imperfecto. 

Sea  imperfecto  ó  no  sea 
El  Rey  á  quien  no  desea  , 
¿Qué  puede  darle,  en  efecto? 

Daráos  premios. 

DON  GARCÍA. 

Y  castigos. 

RET. 

Daráos  gobierno. 

DON  GARCÍA. 

Y  cuidados. 


Df.N  GARCÍA. 

Envidiados. 

BET. 

Daráos  favor. 

DON  GARCÍA. 

Y  enemigos. 
Y  no  os  tenéis  que  cansar 
Que  yo  sé  no  me  conviene , 
Ni  daré  por  cuanto  tiene 
Un  dedo  ilel  t^astañar. 
Esto  sin  (|ue  un  punto  ofenda 
A  sus  reales  resplandores; 
Mas  lo  que  importa ,  señores  , 
Es  prevenir  la  merienda. 

BEV.  {Ap.) 

Poco  el  Conde  le  encarece; 
Más  es  de  lo  que  pensaba. 


Extremada. 
¿Cuál  lo  mejor  os  parece? 

DON  «ENDO. 

Si  ha  de  decir  la  fe  mía 
La  verdad  á  vuesla  Alteza, 
Me  parece  la  belleza 
De  la  mujer  de  García. 

RET. 

Es  hermosa. 

Es  celestial ; 
Es  ángel  de  nieve  pura. 

RET. 

¿Ese  es  amor? 

DON  MENOO. 

La  hermosura 
¿A  quién  le  parece  mal? 

REY. 

Cubrios,  Mendo,  ¿qué  hacéis? 
Que  quiero  en  la  soledad 
Deponer  la  majestad. 

DON  MENDO. 

Mucho,  Alfonso,  recogéis 
Vuestros  rayos,  satisfecho 
Que  sois  por  fe  venerado. 
Tanto,  que  os  habéis  quitado 
La  roja  banda  del  pecho 


No  nos  conozcan  .  cubrios  , 
yue  importa  disimular. 

DON  «ENDO. 

Ricohombre  soy,  y  de  hoy  mas 
Orantle  es  bien  que  por  vosiiuode. 

Pues  ya  lo  dije,  no  puede 
Volver  mi  palabra  atrás. 

Sale  bOÍ\\  BLANCA. 

DOÑA  BLASCA. 

Entrad  ,  si  queréis ,  señores , 
Merendar,  que  ya  os  espera 
Como  en  una  primavera 
La  mesa  llena  de  llores. 

DON  MEXDO. 

¿Y  qué  tenéis  que  nos  dar? 

DOÑA  BLANCA. 

¿Para  qué  saberlo  quieren? 
Comerán  lo  que  les  dieren, 
f  ues  que  no  lo  han  de  pui<ar, 
ü  quedaránse  en  ayuuas ; 
Mas  nunca  fallan  ,  señores, 
tu  casa  de  labradores 
gueso,  arrobe  y  aceitunas; 
\  l)lanco  pau  les  prometo 
Ijne  amasamos  yo  y  Teresa , 
gue  pan  blanco  y  limpia  meta 
Abren  las  ganas  á  un  muerlo  ; 
También  hay  de  las  tempranas 
Lvas  de  un  majuelo  mió, 

V  eo  blanca  miel  de  rocío 
Uerengenas  toledanas; 
l'eidices  en  escabeche, 

V  de  un  jabalí,  aunque  fea. 
Lúa  cabeza  en  jalea 
Porque  toda  se  aproveche  ; 
Cocido  en  vino  un  jamón, 

V  un  chorizo  (¡ueprovoíiue 
A  <|ue  con  el  vino  aloque 
Hagan  todos  la  razón; 
Dos  añades,  y  cecinas 
Cuantas  los  montes  ofrecen , 
Cuyas  hebras  me  parecen 
Üeshojadas  clavellinas , 
Une  cuando  vienen  á  estar 
Cada  una  de  por  si , 

Como  seda  carijiesl 

Se  puedea  al  torno  hilar. 

REY. 

Vamos ,  Dlanoa. 

DO.ÑA  BLANCA. 

Hidalgos,  ea. 
Merienden ,  y  buena  pro. 
(Vanse  el  Rey  y  los  dos  cazailures  ¡ 

DON  MENUu. 

Labradora,  ¿quién  te  vio 
Uue  amante  no  te  desea? 

DOÑA  BLANCA. 

Venid; callad,  Señor. 

OONMENDO. 

Cuanto  previenes,  trocara 
A  un  plato  que  sazonara 
En  tu  voluntad  amor. 

DOÑA  BLANCA. 

Pues  decidme ,  coriesano, 
El  i|ue  trae  la  banda  roja, 
¿Qué  en  mi  casa  se  os  auUja 
Para  guisarle? 

Don   JIENOO. 
DON»  BLANCA. 

Una  mano  de  alnmOiuic 


JKL  ntV  ABAJO  NINGUNO. 

Dev 

ca  (is  sabrá  n 

.isblen  : 

(¡uai 

,!,■  n¡  ..  lii:  lu 

\ui ,  amen, 

Nos 

yue 

1  -.inn, 

Vnu 

l,.,^    ,|n,r„  l,. 

i.Vluiue. 

Que 

»epiciiie,  y  se 

iepu|ue 

I.a  n 

ano  de  una» 

lana. 

Para 

que  uu  señor 

la  coma. 

DON   MENDO. 

La  voluntad  la  sazone 
para  mis  labios. 

DOÑA     BLANCA. 

Perdone, 
Cien  está  san  Pedro  en  liorna ; 

Y  si  no  lo  habéis  sabido , 
Sabed ,  señor ,  en  mi  trato , 
yue  solo  sirve  ese  plato 

Al  i;uslo  de  mi  marido; 

Y  me  lo  paga  muy  bien, 
Siu  lisonjas  ni  rodeos. 

DON  MEND  ). 

Vo  con  mi  estado,  y  deseos 
Te  lo  pagaré  también. 

DOÑA    BLANCA. 

Kn  mejor  mercadería 
Gastad  ios  inteiilos  vanos, 
yue  uo  comprarán  Gitanos 
A  la  mujer  de  Garcia  , 
yue  es  uiuy  ruda  y  montuiaz. 

DON  UENUO. 

Y  bella  como  una  llor. 

DOÑA     BLANCA. 

¿Que  de  donde  soy,  señor? 
Para  serviros,  de  Orgaz. 

DON    UEtlDO. 

Que  eres  del  cielo  sospecho, 

Y  en  el  rigor,  de  la  sierra. 

DOÑA     BLANCA. 

¿Son  bobas  las  de  mi  tierra? 
Merendad ,  y  buen  proveelio. 

DON    UENDO. 

¿No  me  entiendes,  Blanca  mia? 

DO.ÑA     BLANCA. 

Bien  entiendo  vuestra  trova  , 
yue  no  es  del  todo  boba 
La  de  Urgaz,  por  vida  mía. 

DON    MENDO. 

Pues  por  tus  ojos  amados , 
yue  has  de  oírme  ,  la  de  Oi  :,;ax. 

DO.ÑA  BLANCA. 

Tengamos  la  liesta  en  paz : 
Lnliad  ya  ,  que  están  sentados, 
Y  tened  más  cortesía. 

DO.N    BtNDO. 

Tu  menos  riguridad. 

DOÑA    BLANCA. 

Si  no  queréis,  aguardad  : 
;Ab,  marido  :  ola  ,  García ! 

Sale  DON  GARCÍA. 

DON  garcía. 

tQué  queréis,  ojos  divinos? 

DOÑA  blanca. 
Haced  al  señor  entrar, 
yue  no  quiere  hasta  acabar 
Un  cuento  de  Calamos. 

DON  GAItCÍA. 

í.-lp.  Si  el  cuento  fuera  de  amor 
Del  Rey,  que  Blanca  me  dice  , 
Para  ser  siempre  infelicc? 
Mas  si  viene  a  darme  honor 
Alfonso,  no  puede  ser: 
Cuando  no  de  mi  linaje, 
Se  rae  ha  pegado  del  traje 


La  inaliciuy  pruecd>T: 
Sin  duda  no  quiere  enliar 
Por  no  estar  con  sus  criados 
i:n  una  mesa  sentados; 
i.hiiéroselo  replicar 
De  manera  que  no  entienda, 
One  le  conozco.)  Señor , 
Entrad,  y  h;ireisnie  favor, 

Y  alcanznd  de  la  merienda 
l'n  bocado,  que  os  le  dan 
Con  voluntad,  y  sin  paga  , 

Y  mejor  provecho  os  haga 
Que  noel  bocado  de  Adán 

Sale  BKAS,  jjaca  a'yn  de  coiiu-r,  y  un 
jarro  cubierto. 

BRAS. 

Un  caballero  me  envia 
A  decir  como  os  espera. 

DON   MKNlio. 

¿Cómo,  Blanca,  eres  tan  liera''  (Ime.) 

DOÑA    blanca. 
Asi  me  quiere  García. 

don  gahcía. 
¿lis el  cuento? 

doña  blanca. 
Proceder 
Kn  él  quiere  pertinaz  ; 
Mas  dejala  a  la  de  Orgaz, 
yue  ella  sabrá  responder,         (.Vase  j 

BRAS. 

Todos  eslin  en  la  mesa  , 

Quiero  a  solas, y  sentado 

Mamarme  lo  que  he  arrugado 

Sin  que  me  viese  Teresa  , 

i  yue  bien  que  se  satisface 

Un  hombre  sin  compañía ! 

Bebed,  Bras ,  por  vida  mia. 
DNO.  (Dentro.) 

Bebed  vos. 

OTRO. {Dentro  ) 
¿Yo?  queme  plaoe. 

REY. 

Caballeros,  ya  declina 
Ll  sol  al  mar  Occeano. 

(Saleu  todos.) 

DON  GARCÍA. 

Comed  más,  que  aun  es  temiirano; 
Lnsanchad  bien  la  jietrina. 

REY. 

Quieren  estos  caballeros 
Lili  ave  en  tierra  rasa 
Volarla. 

DON  GARCÍA. 

Puesá  mi  casa 
Os  volved. 

REY. 

Obedeceros 
No  es  posible. 

DON  garcía. 
Cama  blanda 
Ofrezcb  á  lodos,  señores , 

Y  con  almohadas  de  flores. 
Sábanas  nuevas  de  Holanda. 

REY. 

Vuestro  gusto  fuera  ley. 
García,  nr.i-  v  i""!.>n:'is  , 

yuedes'lr  I"      ■    .  !.  "  ■  M-s 
Los  cu;iii  '  i;   '■  . 

Y  es  fufi/,1  •    i."  1-1,  I M  hi , 

I  Blanca,  adiua,  .iilm., ,  l.,iii.ia. 

'  DON    CAIICIA. 

'  Kl  cielo  os  guarde. 

I 


COMtDIAS  ESCOGIDAS  DE  UÜN  KKASCISCO  UE  HOJAS 


liLI. 


Otrodia 
Hoblari^mos  más  despacio.       (Vsíe.) 

DON   HKNDO. 

Labradora ,  hernuisa  niia  , 
'i  c'ii  de  mi  dolor  memoria. 

DOÑA    BLANCA. 

CaliüUero,  aquesa  historia 
Se  lia  de  IraUr  con  Gaicia. 

uo.\  uarcIa. 
¿Qué  decis? 

DON    IIENDO. 

Que  dé  á  los  dos 
El  cielo  vida,  y  cuiiteiito. 

UUÑA  ula.xca. 
Adiós,  scfior,  el  del  cuento. 

DO.N    UENDÜ. 

Muerto  voy,  adiós. 

D0.\  GARCÍA. 

Adiós. 
Y  tú,  bella  como  el  cielo , 
Ven  al  jardiii ,  que  convida 
Con  dulce  paz  a  mi  vida. 
Sin  coiisumii'la  el  anhelo 
Del  pretendiente ,  que  aguarda 
El  mal  soguiü  favor, 
La  seqncdad  del  señor, 
Ni  la  provisión  que  tarda  , 
Ni  la  esperanza  que  yerra, 
Ni  la  ambición arroi;ante 
Del  que  armado  de  diamante 
üusca  al  contrario  en  la  ¡juerra 
Ni  por  los  mares  el  Norte ; 
Que  envidia  pudiera  dar 
\  cuántos  del  Castañar 
Van  esta  larde  á  la  Corte  ; 
.Mas  por  tus  divinos  ojos , 
Adorada  blanca  inia , 
Que  es  boy  el  primero  dia 
Que  he  tropezado  en  enojos. 

DOÑA  BLANCA. 

¿Deque  son  tus  descontentos? 

DON  garcía. 
Del  cuento  del  cortesano. 

DOÑA  BLANCA. 

Vamos  al  jardín,  hermano. 
Que  esos  son  cuentos  de  cuentos. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  LA  REI.NA,  y  EL  CG.NDE. 


Vuestra  extraña  relación 
Me  ba  enternecido,  y  prometo 
Que  lie  de  alcanzar,  cun  elelo, 
l'ara  los  dos  el  perdón; 
Poique  de  Dlaiiea  y  García 
Me  lia  eiic.irecido  su  Alteza  , 
En  el  uno  la  belle/a, 
^  en  otro  la  gallardía. 
\  pues  que  los  dos  se  unieron 
Cun  sucesos  tan  prolijos , 
Como  los  padres,  ios  hijos 
Cun  una  estrella  nacieron. 

CONDE. 

Del  Conde  nadie  concuerda 
Bien  en  la  conspiración: 
Salló  al  lili  de  la  prisión. 
V  dciii  Sancho  de  la  Ceida 
Ilu\u  cun  lllanca,  queera 
De  dos  añus  a  ocasión 
Que  era  yo  cuiilra  Aragón 
General  de  la  Croiilera, 


Donde  el  Cerda  con  su  bija 
Se  pretendió  asegurar, 

V  en  un  pequeño  lupr. 
Con  la  jornada  prolija  , 
AiloIi'Ciú  de  tal  sueile, 

Que  aunque  le  acudí  en  secreto. 
En  deis  dias.en  efelo. 
Cobro  el  tríbulo  la  muerte, 
lliccle  dar  sepultura 
(ion  silencio,  y  apiadado 
Mandé,  que  á  Orgaz  un  soldado 
'  a  inocente  criatura 
Llevase,  y  un  labrador 
La  crió,  hasta  que  un  dia 
La  casaron  con  García 
Mis  consejos  y  su  ,inior: 
Que  quiso,  sin  dada  al;;iina . 
l¿i  cielo,  que  ambos  se  viesen  . 

V  de  los  padres  tuviesen 
Juntas  la  sangre  y  furtuna. 

REINA. 

Yo  os  prometo  de  alcanzar 
Elperdun. 

Sale  Ur.AS. 

DRAS. 

Buscándole, 
P.nrdiobre  que  me  colé. 
Como  fraile,  sin  llamar; 
Tópele :  su  sonseria 
Me  dé  las  manos  y  pies. 

CONDE. 

Bien  venido ,  Bras. 

REINA. 

¿Quién  es? 

CONDE. 

Un  criado  de  García. 

REINA. 

Llegad 

BRAS. 

¡Qué  brava  hermosura! 
Esta  sí  (pie  el  ojo  ahonda  ; 
l'ero  si  vus  sois  la  Coiida 
lendreis  muy  uiula  ventura. 

CONDE. 

,^Y  qué  hay  para  alia ,  mancebo? 

BRAS. 

Como  al  Caslañar  no  van 
Estafetas  (le  Milán  , 
No  he  s.ibido  qué  hay  de  nuevo; 
¿Y  por  acá,  qué  hay  ile  guerra? 

CONDE. 

Juntando  dineros  voy. 

URAS. 

De  buena  gana  los  doy 
Por  i;o/.ar  en  paz  mi  tierra; 
Poniue  el  corazón  me  ensanclia 
Cuando  duerniu  mas  seuuro 


Escribe  bien,  breve  y  grave. 

CONDE.  , 

Ks  sabio. 

REINA. 

A  mi  parecer , 
Más  es  que  serlo,  tener 
Quien  en  palacio  le  alabe. 

Sute  DON  MENDO. 

DON  MENDO. 

Su  Alteza  espera. 

REINA. 

Muy  bien 
La  banda  eslá  en  vuestro  perbo  ( Vase.) 


DON    UENDO. 

Por  vos  su  Alteza  me  ba  hecho 
Aquesta  honra. 

CONDE. 

También 
Tuve  parle  en  esta  acción. 

DON   MENDO. 

Vos  me  disteis  esta  banda , 
Que  mía  fué  la  demanda 
Y  vuestra  la  información. 
Ayer  con  su  Alteza  i'uí , 
Vdióme  esta  insignia ,  Conde, 
Vendo  al  Castañar.  (.Ip.  Adonde 
Libre  fui,  y  otro  volví.) 

Sale  TELLO. 

TELLO. 

El  Rey  llama. 

CONDE. 

Espera,  Dras. 

BRAS. 

El  billorcte  leed. 

CONDE. 

Este  hombre  entretened 
Miémras  vuelvo. 

BRAS. 

Estoy  de  más, 
Desempacbadme  temprano , 
Que  el  palacio  y  los  olores 
Se  hicieron  para  señores, 
.No  para  un  tus^o  villano. 

coNot:. 
Ya  vuelvo. 

(YánseelCondftjTelh.) 

DON    MENDO. 

Conocer  quiero 
Este  hombre. 

BRAS. 

¿No  hay  hablar? 
,.Cónio  fué  en  el  Castañar 
Ayer  tarde,  caballero? 

DON  SIENDO.  {.\p.) 
Daré  á  tus  aras  mil  veces 
llulocaustos.  Dios  de  amor. 
Pues  en  este  labrador 
líemedloá  mi  mal  ofreces. 
;Ay  Blanca!  ¡conque  de  enojos 
.Me  tienes!  ¡Con  qué  pesar! 
¡Nunca  fuera  al  Caslañar ! 
.Nunca  le  vieran  mis  ojos! 
¡  Plujíiera  á  Dios,  que  primero. 
Que  fuera  Alfunso  a  tu  tierra , 
.Muerte  me  diera  en  la  guerra 
lil  corbo  africano  acero ! 
¡Pluguieraá  Dios,  labrador. 
Que  al  áspid  liero  y  beiniObO, 
Que  sirves ,  y  cauteloso 
fué  causa  de  mi  dolor . 
Sirviera  jo,  y  mis  Estados 
Te  diera,  la  renta  mia. 
Que  por  ver  á  Blanca  un  dia 
fuera  á  guardar  sus  ganados! 

BRAS. 

¿Qué  diablos  tiene,  Señor, 
gue  salta  ,  brinca  y  recula? 
Sin  duda  la  tarántula 
Le  ha  picado  ó  tiene  amor. 

DON    MENDO. 

(.4p.  Amor,  pues  norte  me  das, 
De  este  tengo  des;:ber 
Sí  á  Blanca  la  podré  ver.) 
¿Cómo  le  llamas? 


Yo,  Bras. 

MENDO. 


De  dónde  eres? 


BRAE. 

üe  h  villa 
De  Ajofrin  ,  si  sirvo  en  algo. 

DON    MKNiíO. 

¿Y  eres  muy  gentil  hidalgo  1 

BRAS. 

De  los  Brases  de  Caslilla. 

Uü.N  MEADO. 

Ya  lo  sé. 

BRAS. 

Decís  verdad , 
(Juesó  antiguo  ,  auiicjuc  no  rico, 
l'ues  vengo  de  un  viiíaiicicu 
Del  dia  de  iNavidad. 

DU.1    UE.NDO. 

Dneo  talle  tienes. 

BRAS. 

Bizarro; 
Uire  qué  pié  tan  perlelu: 
¿Monda  nísperos  el  pelo? 
¿Y  estos  ojuelos  son  barro? 
00:1   MEMIU. 

¿Y  eres  muy  diicrciu,  liras? 

BHAS. 

lineso  soy  extremado, 
Porque  cuaUjuiera  cuitado 
l'resumo  que  sabe  uias. 

UUM    MENIIÜ. 

¿Quieres  servirme  en  la  Corle  , 
\  Veras  cuauío  le  precio? 

BHAS. 

Caballero,  aunque  só  necio, 
Uazuiiamienl05  acorte , 
Y  SI  algo  quiere  mandarme 
Acabe  ya  de  i^ariilo. 

UOÍl    IIENDO. 

Toma,  Bras,  este  bolsillo. 


Mas,  por  Dios,  quiere  burlúrnn; 
A  ver,  acerque  la  mano. 


tscudos  son. 

BRAS. 

Yo  lo  creo ; 
Mas  por  no  engañarme  ,  veo 
Si  esta  por  de  dentro  vano  ; 
limero  es ,  j  de  ello  muero 
yue  algo  pretende  que  haga  , 
Porque  el  hablar,  bien  se  paga 

DUH    tlE^DO. 

Sólo  que  me  dig.is  quiero  , 
hi  ver  podré  a  lu  scugra. 


¿Para  malo  ó  para  bu 


Para  decirla  que  peno  , 
Y  que  el  corazón  la  adora. 


I.irStima  os  tengo ,  asi  viva, 

Por  loque  li-ugu  en  el  pecho; 

Kueauíiciuerndo,  amor  me  lia  lioclii 

bl  uiiü  cuino  una  criba. 

Yo  Os  quieio  dar  una  traza 

yue  de  provecho  sera: 

Aquestas  noches  se  va 

Aii  amo  García  a  caza 

be  javalies;  vestida 

Le  aguarda  sin  provencion  , 

Y  si  eiitr.iis  por  un  balcón, 
1.a  hallareis  nieuio  dormida  , 
l'ori|ue  hasta  el  alba  le  espera; 

Y  esto  muchas  Veces  p^sa 

A  quien  deja  hermosa  en  casa, 

Y  busca  en  otra  una  íiiTa. 


di:l  uüy  .\1!.\jo  mnülno. 

DUS   >EMi0. 

¿Me  engañas? 

BRAS. 

Cosa  es  lan  cierta, 
Que  de  noche  en  ocasiones 
Suülo  entrar  por  los  balcones 
Por  no  llamar  ala  puerta, 
Ni  que  Teresa  ine  abra  ; 

Y  por  la  honda,  que  deja 
Puesta  Belardo  en  la  reja, 
Trepando  voy  como  cabra, 

Y  la  hallo  sin  embarazo 
Sola,  esperando  á  (jarcia  , 
Porque  le  aguarda  hasta  el  dia 
Uecostada  sobre  el  brazo. 

BOX  UKNUO. 

En  ti  el  amor  me  promete 
Uemediu. 

Pues  esto  haga. 

DO.'»  MbNUO. 

Yo  le  ofrezco  mayor  paga. 

imAS. 
Esto  no  es  ser  alcagiiete. 

DON    UE.VDO. 

Pilanca  ,  esta  noche  he  de  entrar 

A  veite,  á  le  de  español, 

(,lue  para  llegar  al  sol 

Las  nubes  se  hau  de  escalar. 

Yase,  y  salen  EL  HE\  1  EL  CÜ.NÜE. 

RET. 

El  hombre  es  tal,  que  prometo  , 
(Juecon  vuestra  aprobación 
lie  de  llevarle  a  esta  acción, 
\  ennoblecerle. 

CONDE. 

Es  discreto 

Y  valiente;  en  él  están 
Sin  duda  lesplaiidecuiites 
Las  virtudes  convenientes 
Para  hacerle  capitán; 
yue  yo  se  que  supina 

La  fallado  la  e.xiiuriencia 
Su  valor  y  su  prudencia. 


Mi  gente  lo  acetara  , 

Pues  vuestro  valor  le  abona , 

Y  sabe  de  vuestra  ley  , 
Uue  sin  iiiei'itos,  al  Itey 
No  le  proponéis  persona  ; 
Tiaedle  mañana, Conde.  (I 

CONUK.   {Ap.) 

Yo  sé  que  aunque  os  acuitéis , 
Que  eu  la  ocasión  publiquéis 
La  sangre  que  en  vos  se  esconde 

URAS. 

Despachadme,  pues,  que  no, 
benur,  otra  cosa  espero. 

CO.NUK. 

Que  se  recibió  el  dinero, 
Que  al  donaiivo  olrecio. 
Le  decid,  liras,  á  García; 

Y  pódeos  ir  con  esto, 

gue  yo  le  veré  muy  presto  , 

\  responderé  otro  día.  (I' 

BRAS. 

No  llevo  cosa  que  importe; 
Sobre  tardanza  prilija , 
¿Largo  parto  y  parir  hija? 
Propio  despacho  de  Corle.        (1 

Sale  DON  CAliCf.V  de  cazador, 
un  ¡)ii;ial  y  un  arcabuz. 

DOM  GARCÍA. 

Hosipics  niios  frondosos, 


1)  •  !  1   Ir/irÑ,  i  iiuiito  tenebrosos 

la  :    >  ■  N  ■  a^uas  del  Letéü, 

li.iM,,  <|  i.   -..ir  ,u'  laetoii  la  esposa 

Cuiuiíjiia.li-  plinuas  V  de  rosa; 

l'.n  vusotiusdoclr.na  " 

llalla  sobre  quien  Marte  predomina, 

Disponiendo  sangriento 

A  mayores  contiendas  el  aliento  , 

Porque  furor  inlluye 

La  caza  que  á  la  guerra  sobstituye. 

Yo  soy  el  vivo  rayo  [sayo 

Feroz  de  vuestras  fieras,  que  me  eii- 

Para  ser,  con  la  sangre  que  me  inspira. 

Rayo  del  Castañar  en  Algecira;    [ñas. 

Criado  en  vuestras  grutas  y  campa- 

Alcides  español  de  estas  uiuutañas , 

Que  contra  sus  tiranos  [nos. 

Clava  es  cualquiera  dedo  de  mis  ma- 

."ML-ndo  por  iiii  esta  vera 

Prodiga  en  carnes,  abundante  eucera, 

\eiigador  de  sus  robos. 

Parca  común  de  osos  y  de  lobos, 

Que  por  nii  el  cabrilillo  y  simple  oveja 

Del  montañés  pirata  no  se  queja, 

Y  cuando  embiste  airado 

A  devorar  el  tímido  ganado, 

Si  me  arrojo  al  cumbate 

Ocioso  el  can  en  la  palestra  late. 

Que  durmiendo  eiilre  llores, 

fc.n  mi  valor  hados  los  pastores  , 

Cuando  abre  el  sol  sus  ojos  , 

Desperezados  va  los  miembros  llojos, 

Cuando  al  ganado  asisto , 

Cuando  al  corsario  embisto. 

Pisan  dilunla  la  voraz  caterva 

Mas  lobos  sus  abarcas   quenoyerva. 

¿yué  colmenar  lopioso 

No  demuele  deleiisas  contra  el  oso  , 

Faliricaiido  sin  muros 

Dulce  y  blanco  licor  en  nichos  puros? 

Que  por  esto  han  tenido , 

Gracias  al  plomo  á  tiempo  cumpciido, 

Eli  sus  cutos  amenos  , 

Un  enemigo  las  abejas  menos. 

Que  cuaiiOo  el  sol  acaba  , 

Y  en  el  puslreio  parasismo  estaba, 
A  dusculmeiias  ,que  robado  bahía, 
Las  calo  dentro  de  una  fuente  fiia. 
Ahogando  en  sus  ciistales 

Las  abejas  que  obraron  sus  ¡lanales, 

Para  engullir  segura 

La  miel ,  <|ue  misturó  en  el  agua  pura, 

Y  dejó,  bien  que  tuibia,  su  corriente 
El  agua  dulce  de  esta  ciara  fuente. 

^  esta  noche  bajando 

Liijavali  a  aqueste  arroyo  blando, 

Y  cristalino  cebo. 

Con  la  luz,que  mendiga  Ciiitia  a  Eelio, 
Le  miré  cara  a  cara. 
Haciéndose  lugar  entre  la  jara  , 
Despejando  la  senda  sus  cuchillos, 
De  uiarlil  ó  de  acero  sus  colmillos; 
Pero  á  una  bala  presla , 
La  luz  condujo  á  penetrar  la  testa, 
(h elido  el  valle  a  un  tiempo  repetidos 
DÍé  la  pólvora  el  eco   y  los  bramidos. 
Los  dos  serán  troleos  [leos, 

Peiidíenles  en   mis   puertas,   aunque 
Después  que  Diauca    con    su    breve 
[planta 
Su  cerviz  pise,  y  por  ventura  tanta 
Dirán,  tul  áuii  en  la  muerte 
Tiene  el  cadáver  de  un  dichoso  suerte. 
Que  eu  la  ocasión  más  dura  , 
A  las  lleras  no  falta  la  ventura.» 
Mas  el  rumor  me  avisa 
Qiieunjavaiidesciende:congr?,|,.,r¡s, 
S  iielve  liujendo  :  habrá  oidu 
Al:jnii  rumor  distante  su  sei'.iiijy  ■ 
Piiri|iie  en  distancia  larga 


calar  al  arcal'uz  la  ca,. 


ia, 


Y  esparcidas  las  punías, 

Ijiie  sobre  el  cerro  acumulaba  juntas, 
Si  oye  la  bala  ó  menear  la  cuerda. 
Es  ala,  cuaudo  liuve ,  cada  cerda. 

Sale  DON  MKNDO,  ;/  un  criado  con 
tina  escala. 

nOX    MENDO. 

¿Para  eslo  ,  amor  liíano, 
Ücl  cerco  loli'daiio 
Al  mónteme  trajiste. 
Para  perderme  en  su  maleza  trifle? 
iMas  (|ué  esperar  podia  [¡^iiia? 

Ciego,   que  á  un  ciego  le  elit;io  por 
lina  escala  previne,  con  intento, 
Blanca,  de  penetrar  tu  lirmamenlo, 

Y  lo  mismo  emprendiera 

Si  fueras  Diosa  en  la   lonante  esfera, 

No  montañesa  ruda. 

Sin  honor,  sin  esposo  que  te  acuda, 

Que  en  este  loco  abismo 

Intentara  lo  mismo, 

Si  Tueras,  Blanca  bella  , 

Como  naciste  humana  ,  pura  esl relia; 

liien  que  á  la  lieira  ,  bien  que  al  cielo 

[sum 
Bajara  en  polvo,  y  ascendiera  en  üumu 

DON  GARCÍA. 

Llegó  primero  al  animal  valiente, 
Que  i  mi  sentido ,  el  ruido  de   esta 
PON  MENuo.  [seuic 

En  esta  luna  de  Octubre 
Suelen  salir  cazadores 
A  esperar  losjavalles 
Quiero  llamar :  ¡Ha  del  monte ! 

CRIADO. 

¡Hola,  bao! 

DON  GARCi.t. 

Pesia  sus  vidas, 
¿Qué buscan?  ¿de  qué  dan  voces? 

DON   Mf.NDO. 

¿■^1  sitio  del  Castañar 
Lstá  lejos? 

DOX  GARCÍA. 

En  dos  trotes 
Se  pueden  poner  en  él. 

DUN    KRNDO. 

Pasábamos  á  los  montes, 
Y  el  camino  ben)os  perdido. 

D0>-  GARCÍA. 

Aquese  arroyuelo  corre 
Al  camino. 

D0:<    HENDO. 

¿Qué  ñora  es? 

DON  GABCiA. 

Poco  menos  de  las  doce. 


¿De  dónde  sois? 

DOM  GARCÍA. 

Del  inlierno; 
Id  en  buen  bora  .  señores. 
No  me  espantéis  más  la  caza , 
Que  me  enojaré ,  pardiobre. 

do:»  MrMoo. 
¿La  luna  basta  cuando  dnra  ? 

DON  GARCÍA. 

Hasta  que  se  acaba. 

DON  MENDO. 

\  Oye 

n'.i.ue  es  villano  en  el  campo. 

DON  GARCÍA. 

Lo  que  ulO  s^"*""  ^"  '•'  t^ofte. 

.     DON    MKNDO. 

Y,  en  efecto,  ¿hay  donde  errar? 


ESCOGIDAS  DE  DON  EllANUSCO  DE  HOJAS, 

DON    GARCÍA. 

Y,  en  efecto,  ¿no  se  acogen? 

DON   HENDO. 

Terrible  sois. 

DON  GARCÍA. 

Mal  sabéis 
Lo  que  es  estorbar  á  un  hombre 
Eu  ocasión  semejante. 

DON    MENDO. 

¿Quién  sois? 

DON    GARCÍA. 

Rayo  de  estos  montes 


García  del  Castañar, 

Que  nunca  mego  mi  nombre. 

DON   UCNDO. 

t.\p.  Amor,  pues  estás  piadoso 
Dótenle,  porque  no  eiturbe 
Mis  deseos,  y  en  su  casa 
!<lis  esperanzas  malogre, 
^  para  que  á  Blanca  vea 
Dame  túsalas  veloces 
l':u'a  que  más  presto  llegue.) 
Quedaos  con  b.os.  ( 

DON  GARCÍA. 

Buenas  noclie: 
Bizarra  ocasión  perdí , 
Imposible  es  que  la  cobre ; 
Quiero  volverme  á  mi  casa 
Por  el  atajo  del  monle. 
\  pues  ya  me  voy,  oíd 
De  grutas  partos  feroces , 
fealid  y  bajad  al  valle. 
Vivid  en  paz  esta  noche, 
Que  vuestro  mayor  opuesto 
A  su  caba  se  va  ,  auonde 
iJorinirá  ,  no  en  durus  peñas, 
Sino  en  blandos  algodones. 
^  depuesta  lu  liereza, 
1  an  li'ucadüs  mis  acciones  , 
tn  los  brazos  de  mi  espusa 
Verá  el  Argos  de  la  nocbe 
V  el  Polileuio  del  día, 
bi  las  observan  feroces 
\  tiernas ,  que  en  este  pecho 
tje  ocultan  dos  corazones, 
bl  uno  de  blanda  cera. 
El  otro  de  duro  bronce, 
El  blando  para  mi  casa. 
El  duro  para  estos  montes.       I 


TERESA. 

Y  le  echara  á  mogicones 
Si  no  se  entrara  callando ; 
Mas  si  has  de  esperar  que  vcng 
Mi  Señor,  no  estés  en  pié. 
Yo  a  Belardo  llamaré 
Que  tu  desvelo  entretenga; 
Mas  él  viene. 

Sale  BELARDO. 


Lo  ^-.i 


Sale  DOÑA  BLA^CA,  T  TERESA  can 
una  bujia,  y  púnela  encima  de  un 
bufete  que  habrá. 

DOÑA  UI.ANCA. 

Corre  veloz ,  noche  fría , 
Poique  venga  con  la  Aurora 
Del  campo,  donde  eslá ahora, 
A  descansar  un  (jarcia  ; 
Su  luz  anticipe  el  día  , 
H  cielo  se  desabroche, 
>alga  Kaetun  eu  su  coche, 
Vera  su  luz  deseada 
La  primer  enamorada 
Que  ba  aborrecido  a  la  noche. 

TERESA. 

Mejor ,  Señora,  acostada 
Esperarás  á  tu  ausente, 
Porque  asientan  lindamente 
Sobre  la  holanda  delgada 
Los  brazos :  que  por  el  credo , 
Que  aunque  fuera  mi  mando 
Uras,  que  tampoco  ha  venido 
De  la  ciudad  de  Toledo , 
Que  le  esperara  roncando. 

DOÑA    DLANCA. 

Tengo  más  obligaciones. 


BEI.ARD0. 

Pues  al  sol 
Veo  de  noche  brillar. 
El  sitio  del  Castañar 
Es  antípoda  español. 

DOÑA    BLANCA. 

Gelardo,  sentaos. 

BELARDU. 

Señora, 
Acostaos. 

DOÑA  BLANCA. 

En  esta  calma. 
Dormir  un  cuerpo  sin  alma, 
'uera  no  esperar  la  Aurora. 

BELARDO. 

Esperáis? 

DOÑA  ULANCA. 

Al  alma  mia. 


Por  muy  necia  la  condeno, 
l'ues  se  va  al  monte  sereno 
V  os  deja  hasta  qne  es  de  dia. 

BRAS.  (Dentro.) 
SI  vengo  de  Toledo, 
Teresa  mia  : 
Si  vengo  de  Toledo, 
y  no  de  Francia. 

TERESA. 

.Mas  ya  viene  mi  garzón. 

BELAnDO.  , 

A  abrirle  la  puerta  iré. 

TERESA. 

Con  tu  licencia  sabré 

Qué  me  trae,  poc  el  balcón. 

BRAS. 

Que  si  buena  es  la  albohaca, 
'lejor  es  la  cruz  de  Calibaca. 
{lia  de  haber  unas  puertas  como  de  b': 

con,  que  estén  hacia  dentro,  y  ubi 

Teresa.) 

TERESA. 

¿Cómo  vienes,  Bras? 

BRAS. 

Andando. 

HERESA. 

¿Qué  me  traes  de  la  ciudad 
En  muestras  de  voluntad? 

BRAS. 

Yo  te  lo  diré  cantando: 
Tráigate  de  Toledo, 
l'orque  te  alegres. 
Un  galán,  mi  Teresa, 
Como  unas  nueces. 

TERESA. 

Llévele  el  diablo  mil  veces; 
Ved  qué  sartal  ó  corpiñi). 

{Cierra  juntando  el  balcón.) 

¿Qué  le  trae? 

Muy  lindo  aliño  : 
Un  galán  como  unas  nueces. 

DOÑA     BLANCA. 

Será  sabroso. 


íOnéhay, 
Blanca?  Teresa , ;  esloy  muerto ! 
iÜné,  DO  me  abrazas? 

TERESA. 

Por  cieno, 
Por  las  cosas  que  me  irj;. 

Dimoños  sois  las  mujeres: 
¿A  quién  quieres  más? 

TERESA. 

A  Bras. 

BRAS. 

Pues  si  lo  que  quieres  más 
Telraigo,  ¿qué  es  lo  que  quieres? 

DO^A    BLANCA. 

Teresa  llene  razón ; 
Uas sentaos  (Olios,  y  di, 
¿yué  viste  eo  1  oleiio? 

BRAS. 

VI 
De  casas  un  burujón, 

Y  mucha  gente  holgazana, 

Y  en  calles  buenas  y  ruines 
La  basura  á  celemines, 

Y  el  cielo  por  cerbatana  ; 

Y  dicen  que  bay  infinitos 
Desdenes  en  caras  buenas ; 
En  verano  berenjenas , 

Y  en  el  otoño  mosquitos. 

DOÑA  bi.a:(CA. 
¿No  hajf  mas  nuevas  en  la  Corte? 

BRAS. 

Sntiras  pide  el  deseo 
Malicioso  ,  ya  lo  veo  , 
Mas  mi'pluma  no  es  de  corle  : 
Con  otras  rosas  ,  Señora, 
Os  divertid  hasta  el  alba  , 
Que  al  ausente  Dios  le  salva. 

,'  doSa   blanca. 

Pues  el  que  acertare  ahora 
Ksla  enigma  de  los  tres , 
baré  un  vestido  de  paño, 

Y  el  de  (;r;ina.  que  hice  ogaño; 
A  Teresa  digo,  pues: 

¿  Cual  es  el  ave  sin  madre  , 
Oue  al  padre  no  puede  ver 
Ni  al  hijo  .  y  le  vino  á  hacer 
Después  de  muerto  su  padre? 

BRAS. 

(Polainas  y galleruza 
lia  detener? 

DoSa     BIA!<CA. 

Claro  es: 
Digan  en  rueda  los  tres. 

TERESA, 

El  cuclillo. 

BRAS. 

La  lechuza. 

BELARDO. 

No  hay  ave  á  quien  mejor  cuadre, 
Que  el  Fénix  ,  ni  otra  ser  puede  , 
I'ues  esa  misma  procede 
De  las  cenizas  del  padre. 

DOÑA     BLANCA. 

El  Fénix  es. 

BELAROO. 

Yo  gané. 

BRAS. 

Yo  perdi  como  otras  veces. 

DOÑA   bla:sca. 
No  te  doy  lo  que  mereces. 

BRAS. 

Un  gorrino  le  daré 


DEL  REY  ABAJO  NINGUNO. 
A  quien  dijere  el  más  caro 
Vicio  que  hay  en  el  mundo. 

DOÑA    BLANCA. 

En  que  es  el  juego  me  fundo. 

BRAS. 

Mentís ,  Branca ,  y  esto  es  craro. 

TERESA. 

Kl  de  las  mujeres  digo, 
Que  es  más  costoso. 

BRAS. 

Mentís; 
Vos  Belardo ,  ¿qué  decís? 

BELAKDO. 

Que  el  hombre  de  caza  amigo 
Tiene  el  de  más  perdición , 
Mas  costoso,  é  infellce  : 
La  moralidad  lo  dice 
Del  suceso  de  Acteon. 


.Mentís  también,  que  á  mi  juicio , 
Sin  quedar  de  ello  dudoso , 
Es  el  vicio  mas  costoso 
El  del  borracho,  que  es  vicio 
Con  quien  ninguno  compite; 
Oue  si  pobre  viene  á  ser 
De  lo  que  gastó  en  beber 
iNo  puede  tener  desquite. 

{Silba  don  Garcla.\ 

DO.ÑA    BLANCA. 

Oye,  Bras;  amigos  ea, 

Abrid  ,  que  es  el  alma  mia ; 

Temprano  viene  Garcia , 

Quiera  Dios  que  por  bien  sea.  (\ase.) 

DON  garcía.  (Üeiilro.) 
Buenas  noches ,  gente  íiel. 

URAS. 

Seáis,  Señor,  bien  venido. 

Sale  DON  GARClA,  BRAS,  TERESA 
T  DOSA  BLA^CA,  y  arrima  don 
Garda  el  arcabuz  al  bufete. 

DON  GARCÍA. 

¿Cómo  enToIedo  te  ha  ido? 

URAS. 

Al  Conde  di  tu  pnpel, 

Y  dijo  respondería. 

DON  GARCÍA. 

Está  bien:  esposa  amada, 
¿No  estáis  mejor  acostada? 
¿Qué  esperáis? 

DOÑA    BLANCA. 

Que  Tenga  el  dia; 
Esperar  como  solia 
A  su  cazador  la  Diosa  , 
Madre  de  amor  cuidadosa , 
Cuando  dejaba  los  lazos , 

Y  bailaba  en  sus  tiernos  brazos 
Otra  cárcel  más  hermosa ; 
Vinculo  de  amor  estrecho , 
Donde  yacía  su  bien , 

A  quien  díó  parte  también 
Del  alma,  como  del  lecho; 
Mas  yo  con  mejor  derecho , 
Cazador,  que  al  otro  excedes, 
Haré  de  mis  brazos  redes, 

Y  porque  caigas,  pondré 
De  una  tórtola  la  Fe, 

Cuyo  llanto  excusar  puedes. 

Llega,  que  en  llanto  amoroso, 

No  rebelde  javali 

Te  consagro,  un  ave  sí , 

Que  lloraba  por  su  esposo: 

Concédete  generoso 

A  vínculos  permitidos, 

Y  escucharan  tus  oídos , 
En  la  palestra  de  pluma , 


Arrullos  blandos  en  suma 

Y  no  en  el  monte  bramidos. 
Que  si  bien  estar  pudiera 
QuejoM  de  que  te  alejes 

De  noche ,  y  mis  brazos  dejes 
Por  esperar  una  liera, 
Adorote  de  manera. 
Que  aunque  propongo  á  mis  ojos 
Quejas .  y  tiernos  despojos  , 
Cuando  vuelves  de  esta  suerte  , 
Por  el  contento  de  verte 
Te  agradezco  los  enojos. 

DON  GARCÍA. 

Blanca  hermosa,  Blanca  rama 
Llena  por  Mayo  de  llor, 
Que  es  con  tu  bello  color 
Etiope  Guadarrama  ; 
Blanca  ,  con  quienes  la  llama 
Del  rojo  Planeta  oscura  , 

Y  herido  de  su  luz  pura 
El  terso  cristal  pizarra , 

Que  eres  la  acción  más  bizarra 

Del  poder  de  la  hermosura; 

Cuando  alguna  conveniencia 

Me  aparte,  y  auejosa  quedes. 

No  más  dolor  darme  puedes 

Que  el  que  padezco  en  tu  ausencia  ; 

Cuando  vuelvo  á  tu  presencia  , 

De  dejarte  arrepentido , 

En  vano  el  pecho  ofendido 

Me  recibiera  terrible. 

Que  en  la  gloria  no  es  posible 

Atormentar  al  sentido. 

Las  almas  en  nuestros  br.izos 

Vivan  heridas ,  y  estrechas, 

Ya  con  repelidas  flechas, 

Ya  con  recíprocos  lazos; 

No  se  tejan  con  abrazos 

La  vid  ,  y  el  olmo  frondoso 

Más  estrechos  que  tu  esposo 

Y  tu,  Blanca  ;  liega  ,  amor. 
Que  no  hav  contento  mayor 
Que  rogar  á  un  deseoso. 

Y  aunque  no  te  traigo  aquí . 
Del  sol  á  la  hurtada  luz, 
Herido  con  mi  arcabuz 

El  cerdoso  javali. 
Ni  el  oso  ladrón,  que  vi 
Hurtar  del  corto  vergel 
Dos  repúblicas  de  miel , 

Y  después ,  á  pocos  pasos , 
En  el  humor  de  sus  vasos 
Bañar  el  hocico  y  piel , 

Te  traigo  para  trofeos 

Dejavalíesy  osos. 

Por  lo  bien  trabado,  hermosos, 

Y  distintamente  feos 

Un  alma,  v  muchos  deseos 
Para  alfombra  de  tus  pies; 

Y  me  parece  que  es. 
Cuando  tus  méritos  loco  , 
Cuanto  os  he  contado,  poco, 
Como  es  poco  cuanto  ves. 

BRAS. 

¿Teresa  alli?  vive  Dios. 

TERESA. 

Pues  aquí  „quién  vive,  Bras? 

BRAS. 

Aqui  vive  Barrabás, 
Hasta  que  chante  á  los  dos 
Las  bendiciones  el  cura; 
Porque  un  casado,  aunque  pena, 
Con  lo  que  olro  se  oondena, 
Su  salvación  asegura. 

TERESA. 

¿Con  qué? 

BRAS. 

Con  tener  amor 
A  su  mujer,  y  aumentar. 


TERESA. 

Eso,  Bras,  es  trabajar 
En  la  viña  d^l  Señor. 

DOXA  BLANCA. 

Desnudaos,  que  en  lunto  quiero 

l'revemrus,  prenda  amada, 

¡tupa  por  mi  mano  hiiada, 

yue  liuele  njas  que  el  romero, 

\  os  juro  que  es  más  sutil, 

C'Uf  siT  la  de  Hulunda  suele; 

l'(ir(iiie  cuantío  a  limpiíi  huele, 

.No  lia  menester  al  Abril; 

Venid  los  dos.  [Vase.] 

BRAS. 

Siempre  he  oído, 
Que  suele  ecliarse  de  ver 
t.1  amor  de  la  mujer 
En  la  ropa  del  mi>rido. 

TERESA. 

También  en  la  sierra  es  fama 
yue  amor,  ni  honra  no  licué 
yuien  \a  á  la  corle,  y  se  viene 
Sin  joyas  para  su  dama. 
( Vanse.) 

DOM  GARCÍA. 

Envidíenme  en  mi  estado 

Las  ricas  y  ambiciosas  majcílades, 

Mi  bienavenlurado 

Albergue,  de  delicias  coronado. 

\  rico  de  verdades: 

Envidien  las  deidades, 

Profanas  y  ambiciosas, 

Mi  venturoso  empleo, 

Kinidíen  codiciosas, 

yue  cuandii  á  lilaiica  veo, 

hii  beliiad  pone  limite  al  deseo. 

Válgame  él  cielo,  qué  niiio! 

Sale  UO.N  MENDO  abriendo  el  balcón 
de  golpe ,  y  embózase. 

DOM  MENDO.  (.4/).) 

¡Vive  Dios,  que  es  el  que  veo 
liarcla  del  Castañar! 
Valor,  corazón,  ya  es  hecho: 
yuien  de  un  villano  conlia 
No  espere  mejor  suceso. 

nON  GARCÍA. 

Hidalgo,  si  serlo  puede 

yuien  de  acción  tan  baja  es  dueño. 

Si  aiijuna  neee.sidad 

A  roba: me  os  ha  dispuesto, 

Üeciilme  lo  qué  queréis, 

yue  por  (jiiien  soy  os  prometo, 

yne  (le  mi  casa  volváis 

Por  mi  mano  satisfecho. 

DON  HE.^D0. 

Dejadme  volver.  García. 

DON  GARCÍA. 

Eso  no,  porque  primero 
lie  de  ciJiioiei'  quien  sois, 
V  desculnÍDS  muy  presto, 
U  de  este  arcabuz  la  bala 
Penetrará  vuestro  pecho. 

DOM  «ENDO. 

Pues  advenid  no  me  erréis, 

yue  si  con  vos  igual  quedo, 

1,0  que  en  razón  me  lleváis, 

Kn  sangre,  y  valor  os  llevo. 

(Ap.  Vo  sé  que  el  conde  de  Orpaz 

Lo  ha  dicho  á  alguno  en  secreto, 

Informándole  de  mí.) 

La  llanda  que  cruza  el  pecho. 

De  quien  soy  testigo  sea. 

DON  carcIa.  {Ap. ;  ráesele  el  arcabuz.) 

El  Heyes:  ¡válgame  el  cielo! 


ESCOGIDAS  DE  DO.N  1  líANCiSCÜ 

Y  que  le  conozco  sabe; 

llniior  y  lealtad,  ¿qué  haremos? 
¿Qué  conlradicipn  implica 
La  lealtad  con  él  remedio? 

DON  IIF.^DO. 

(.4p.  ¡Qué  propia  acción  de  villano! 
Temor  me  liene  ó  rcspito. 
Aunque  para  un  hombre  humilde 
liastaba  solo  mi  esfuerzo; 
El  que  encareció  el  de  Orgaz 
l'or  valiente,  al  fin  es  viejo.) 
En  vuestra  casa  me  halláis, 
Ni  huir,  ni  negarlo  puedo. 
Mas  en  ella  entré  esta  noche... 

DON  GARCÍA. 

A  hurlarme  el  honor  tiue  tengo: 
Muy  bien  pagáis  á  mi  fe 
i;i  hospedaje  por  cierto 
yne  os  hicimos  lilanca  y  yo; 
\ed  i]ue  contrarios  electos 
Vera  entre  los  dos  el  mundo. 
Pues  yo,  ofendido  os  venero, 

Y  vos,  de  mi  fe  servido. 

Me  dais  agravios  por  premios 

BON  ME.VUO. 

Xo  hay  que  fiar  do  un  villano 
(lleiidi.lo.pues  que  iiuedo, 
.Me  defenderé  con  este. 

DON  GARCÍA. 

¿Qué  haeeis?  dejad  en  el  suelo 

i',l  arcabuz,  y  advenid 

Mué  os  le  estorbo,  porque  quiero 

.No  atribuyáis  á  ventaja 

El  lili  de  aqueste  suceso. 

yue  para  mi  basta  solo 

Lj  banda  de  vuestro  cuello, 

t^inla  del  sol  de  Castilla 

A  cuya  luz  estoy  ciego. 

DO.N  Ub.NUO. 

¿AI  fin,  me  habéis  conocido? 

BO.N  GARCÍA. 

Miradlo  por  los  efectos. 

DON  SIENDO. 

Pues  quien  nace  como  yo 
iNo satisface,  ¿qué  haremos? 

DO.N  GAliClA. 

Que  os  vais,  y  rogad  a  Dios, 
yue  enfrene,  vuestros  deseos; 
^  al  Castañar  no  voivais, 
yue  de  vuestros  desaciertos 
iNü  puedo  tomar  venganza, 
sino  remitirle  al  ciclo. 

DON  MENDO. 

Yo  lo  pagaré,  García. 

DO.^  GARCÍA. 

No  quiero  favores  vuestros. 

DON  UE.NDU. 

No  sepa  el  conde  de  Orgaz 
Esta  acción. 

DON  GARCÍA. 

^o  os  lo  prometo. 
Quedad  con  Dios. 

DON  GARCÍA. 

El  os  guarde, 

Y  á  mí  de  vuestros  intentos 
^  a  blanca. 

DON  MENDO. 

Vuestra  mujer... 

DON  GARCÍA. 

No,  señor,  no  habléis  en  eso, 
Que  vuestra  sera  la  culpa: 
\o  sé  la  mujer  que  tengo. 

DON  HENOO.  (.Ip.) 

¡A}  Blapca!  sin  vida  estoy: 


l)E  KOJAS. 
¡Qué  dos  contrarios  opuestos! 
¡Kste  me  estima  ofendido. 
Tu  adorándote  me  has  muerto! 

DON  CABCÍA. 

¿Adói*de  vais? 

DON  UENDO. 

A  la  puerta. 

DON  GARCÍA. 

¡Qué  ciego  venís,  qué  ciego. 
Por  aquí  habéis  de  salir. 

OOItlIENDO. 

¿Coiioceísme» 

DON  GARCÍA. 

Yo  os  prometo, 
Que  .í  no  conocer  quien  sois, 
yue  bnjáredes  más  presto; 
Mas  timiad  este  arcabuz 
Ahora,  porque  os  advierto, 
yue  hay  en  el  monte  ladrones, 

V  que  podían  ofenderos 
Si.  como  yo,  no  os  conocen; 
Dajad  aprisa.  {Ap.  No  quiero, 
Que  sepa  Blanca  este  caso.) 

DON  MENDO. 

Razón  es  obedeceros, 

DON  GARCÍA. 

Aprisa,  aprisa,  seiior, 
Iteniílid  los  cumplimientos; 

V  mirad  que  al  descender 
Ni)  caigáis,  porque  no  quiero 
yne  tropecéis  en  mí  casa. 
Porque  de  ella  os  vais  mis  presto. 

DON  MENDO. 

¡Muerto  voy!  (lase.) 

DON  GARCÍA. 

B.ijad  seguro, 
Pues  que  yu  la  escal.i  os  tengo. 
¡Cansada  eslal-as,  forlnna, 
Lieest;irte  lija  un  momento! 
¡yue  \ueit..  .liste  tan  ñera! 
¡En  aqueste  mar.  (|Ue  presto 
yue  se  hüii  trocado  los  aires! 
¡Ln  que  diu  laii  sereno, 
(Cintra  mi  segiindail 
Euliiiina  rayos  el  cielo! 
Ciertas  mis  desdichas  son, 
Pues  no  dudo  lo  que  veo; 
yue  á  Ulaiica,  mi  esposa,  busca 
El  rey  Alfonso  encubierto; 
¡Qué  desdichado  que  soy. 
Pues  altamente  naciendo 
fcn  Castilla  Conde,  fui 
De  aquestos  montes  plebeyo 
Labrador,  y  desde  hoy 
A  estado  más  vil  desciendo! 
¿Asi  paga  el  rey  Altonso 
Los  Servicios  (|ue  le  he  hecho? 
Mas  desdicha  será  mía. 
No  culpa  suya,  callemos; 

V  alligido  ciirazun. 
Prevengamos  el  remedio; 
Que  para  animosas  almas 
Son  las  penas  y  los  riesgos. 
Mudemos  tierra  con  blanca, 
Sagrado  sea  otro  reino 

De  su  inocencia  y  mí  honor; 
Pero  diiáii  que  es  de  miedo. 
Pues  no  he  de  decir  la  causa, 
\  que  me  faltó  el  esfuerzo 
Para  ir  contra  Algecira ; 
Es  verdad;  mejor  acuerdo 
Es  decir  al  Uey  quien  suj; 
Mas  no.  García  ,  no  es  bueno, 
yue  te  quitará  la  vida, 
Poriiue  no  estorbe  su  intento; 
Pero  si  lilanca  es  la  causa, 

V  resistirle  no  puedo, 
Qi:e  las  pasiones  de  un  Rey 


No  se  sujetan  -J  freno 

Ni  á  la  raiou:  muera  lilanca. 

(Suca  el  puñal.) 
Pues  es  causa  de  mis  riesgos 

Y  (leshiaior,  v  elijamos. 
Coraion,  del  nía'  lo  menos. 
A  muerte  te  lui  condenado 

>li  lionor,  cuando  no  mis  celos, 

Porque  a  ci^sla  de  lu  vida 

De  una  inramia  me  preservo. 

Perdóname,  Blanca  mia, 

Que  aunque  de  culpa  te  absuelvo, 

Sulo  por  razón  de  estado 

A  la  muerte  te  condeno : 

Mas  ¿es  bien  .que  conveniencias 

De  estado  en  un  caballero, 

Contra  una  inocente  vida 

Puedan  mas  que  no  el  derecho? 

Si,  cuando  la  Providencia. 

Y  cuando  el  discurso  atento, 
Mirjn  el  dañoruluro 

Por  los  presente?  sucesos. 
Mas  ¿yo  lie  de  ser,  lilanca  mia, 
Tan  bárbaro  y  tan  severo. 
Que  be  de  sacar  los  claveles 
Con  aqueste  de  lo  peí  ho 
Deja/mines?  No  es  posible, 
Blanca  liermosa  ,  no  lo  creo, 
Ki  podrá  romper  mi  mano 
De  mis  ojos  el  espejo. 
¿Mas  de  su  beldad  ahora, 
yue  me  va  el  honor  me  acuerdo? 
Muera  Blanca,  y  muera  yo; 
Valor,  corazón,  y  enlrmios 
En  una  á  quitar  dos  vid:is; 
En  uno  á  pasar  dos  pechos; 
En  una  á  sacar  dos  almas; 
En  uiio  á  corlar  dos  cuellos; 
Si  no  me  falla  el  valor. 
Si  no  desmaya  el  alíenlo, 

Y  si  no  al  alzar  los  bra/os, 
Entre  la  voz  v  el  silencio, 
La  sangre  falla  á  las  venas 

Y  el  corle  le  falla  al  hierro. 


JOMADA  TERCERA. 


Sale  el  CONDE  de  camino. 

CONDE. 

Tr.ne  los  caballos  de  la  rienda ,  Tcllo, 

Que  á  pié  quiero  gozar  del  dia  bello: 

Pues  lomó  en  este  monte 

El  día  posesión  de  este  horizonte. 

Iljué  campo  deleitoso! 

Til  que  le  vives  morirás  dichoso, 

Pues  en  él,  don  García, 

Doctrina  das  ;i  la  lilosofia, 

Y  la  mujer  más  cuerda, 

Blanca  en  virtud,  en  apellido  Cerda; 

Pero  si  no  me  míenle 

La  vista,  sale  apresuradamenle 

Con  señas  celestiales 

De  enlre  aquellos  jarales, 

L'na  mujer  desnuda; 

Bella  seiá,  si  es  infeliz,  sin  duda. 

Sale  DOÑA  BLANCA  con  algo  de  sus 
vestidos  en  los  brazos  mal  pueslo. 

DOÑA  BLANCA. 

¿Dónde  voy  sin  alíenlo. 
Cansada,  sin  amparo,  sin  intento, 
Knlre  aquesta  espesura? 
Llorad,  ojos,  llorad  mi  desvenlnni: 

Y  en  lauto  que  me  visto. 
Decid,  pues  no  resisto. 

Lenguas  del  corazón  sin  alegría:   [rial 
¡Ay  dulces  prendas,  cuando  Dios  qiic- 


\^W 


DEL  liEV  AD.\JO  NINGUNO. 

COMlR. 

Aunque  mal  determino, 
Parece  que  se  viste,  y  imagino, 
One  está  turbada  y  sola; 
De  la  sangre  española 
Digna  empresa  es  aquesta. 

DOÑA  BLANCA. 

L'n  hombre  paia  mi  la  planta  apresta. 

CONDE. 

Parece  hermosa  dama. 

DOÑA  BLANCA. 

Quiero  esconderme  entre  la  virde  ra- 
CONDE.  [""• 

.Mujer,  escucha,  tente, 
¿>ales  como  Diana  de  la  fuente 
Para  matar  severa 
Ue  amor  al  cazador  como  á  la  liera? 

DOÑA  BLANCA. 

.Mas  ;ay,  suerte  dicljosa! 
Este  es  el  Conde. 

CONDE. 

Hija,  Blanca  hermosa, 
¿Dónde  vas  de  esta  suerte? 

DOÑA  BLANCA. 

Huyendo  de  m  ¡  esposo,  y  de  mí  muerte. 

Y  á  las  dulces  canciones,  [cones 
Que  en  tanto  que  dormía  en  mis  bal- 
Alternaban  las  aves. 

No  son  ¡oh  Conde!  epitalamios  graves; 
Serán  ¡oh  dueño  mió! 
De  pajaro  funesto  agüero  impío,  [das 
Que  el  dia  entero,  y  que  las  noches  lo- 
teante mi  muei  te,  por  cantar  mis  bodas. 
Trociiie  mi  ventura: 
Oye  la  causa,  y  preslo  le  asegura, 

Y  vé  á  mí  casa,  adonde  [i.'oiide. 
Muerto  hallarás  mi  esposo,  niuerio, 
AqutíSta  noche,  cuando 

Le  aguardaba  mi  amor  en  lecho  blando 
Úlliniü  del  deseo 

'rerinino  santo,  y  templo  de  Himeneo, 
Cuando  yo  le  invocaba 

Y  la  familia  recogida  estaba, 
Entrar  le  vi  severo 

blandiendo  uontra  mí  su  blanco  acero; 

Dejé  entonces  la  cama. 

Como  quien  sale  de  improvisa  llama, 

Y  mis  vestidos  busco, 

Y  al  ponerme  me  ofusco 
Esta  cota  brillante; 

Mira  qué  fuerte  peto  de  diani.mle: 
Vistome  el  faldellín,  y  apcius  puedo 
Hallar  las  cintas  ni  .salir  del  ruedo; 
Pero  sin  compostura 
Le  aplico  á  mi  cintura, 

Y  mientras  le  acomodo. 

Lugar  me  dio  la  suspensión  á  todo. 
La  causa  le  pregunto, 
Mas  él  casi  dilunto, 
A  cuanto  vio,  y  á  cuanto  le  decía, 
'Con  un  suspiro  ardiente  respondía. 
Lanzando  de  su  pedio  y  de  sus  ojos, 
Piedades  contundidas  con  enojos. 
Tan  juntos,  que  dudaba 

i  eran  iras  ó  amor  lo  que  miraba; 

ues  de  mí  retirado 
Le  vi  volver  más  tierno,  más  airado, 
Diciéndome  entre  Geroyentre  amante: 
Tú,  Blanca,  has  de  morir,  y  yo  al  iiis- 
Mas  el  brazo  levanta,  [taiite; 

Y  abortando  su  voz  en  su  garganta, 
Cuando  mi  lin  recelo. 

Caerle  vi  en  el  suelo. 

Cual  suele  el  risco  cano 

Del  aire  impulso  descender  al  llano, 

Y  yerto  en  él.  y  mudo 

De  ai|uel  monte  membrudo. 
Suceder  en  sus  labios,  y  en  sus  ojos 
Pálidas  flores  á  claveles  rojos; 


Y  con  mi  boca,  y  mí  tuibada  mano 
Busco  el  calor  entre  su  hielo  en  vano; 

Y  estuve  de  esla  suerte 

Neulral  un  rato  enlre  la  vida  y  muerte. 

Hasta  que  ya  latiendo, 

01  mi  corazón  estar  diciendo: 

Vete,  Blanca,  infelice. 

Que  no  son  siempre  iguales 

Los  bienes  y  los  niales, 

Y  no  hay  acción  alguna 

Mas  vil  que  sujetarse  á  la  fortuna. 

Yo  le  obedezco,  y  dejo 

Mí  aposento  y  mi  esposo,  y  de  (M  ine 

Y  en  mis  brazos,  sin  brios'         ["''■jt'- 
Mal  acomodo  los  vestidos  mios: 

Por  donde  voy  no  veía, 
Cada  paso  caía, 

Y  era.  Conde,  forzoso. 

Por  volverá  mirar  mi  amado  esposo. 

Las  cosas  que  me  dijo. 

Cuando  la  muerte  me  intimó  y  predijo. 

Los  llantos,  los  clamores. 

La  blüiuluia.  nic/clada  con  rigores. 

Los  aconielimienlüs.  los  retinas. 

Las  disimlas,  las  dudas,  los  suspiros. 

El  verle  amante  y  (iero. 

Ya  derribarse  el  brazo,  ya  severo 

Levantarle  arrogante. 

Como  la  llama  en  su  poslreru  instante; 

El  templar  sus  enojos 

Con  llanto  de  mis  ojos: 

El  luchar,  y  no  en  vano. 

Con  su  puñal  mí  mano. 

Que  con  arte  consiente 

Vencerse  fácilmente, 

Como  amante  que  niega 

Lo  que  desea  dar  á  quien  le  ruega ; 

El  esperar  mi  pecho 

El  crudo  golpe  en  lágrimas  desliccbo: 

Ver  aquel  mundo  breve, 

Que  en  fuego  comenzó  y  acabó  nieve; 

Y  verme  á  mi  asombrada. 

Sin  determinación,  sola  y  tuibada. 

Sin  enconlrar  recurso 

En  mis  pies,  enmímano.eiiniidisciir- 

El  dejarle  en  la  tierra,  [so; 

Como  suele  en  la  sierra 

La  destroncada  encina 

KI  que  o; ó  de  sii  guarda  la  vocina, 

f'ue  deja  al  enemigo 

Desierto  el  tronco,  en  quien  buscaba 

El  buscar  de  mis  puertas,       [abrigo; 

(íOn  las  plantas  inciertas. 

Las  llaves,  cuando  siento 

(Aquí,  Señor,  me  ha  de  faltar  aliento) 

El  abrirlas  á  escuras. 

El  no  poder  hallar  las  cerraduras, 

Tan  turbada  y  sin  juicio. 

Que  la  buscaba  de  uno  en  otro  quicio; 

Y  las  penas  que  pasa 

El  corazón,  cuando  dejé  mí  casa 

Por  estis  espesuras. 

En  cnyas  ramas  duras 

Hallarás  mis  cabellos,  [ellos) 

(Pluguiera  á  Dios  me  suspendiera  en 

Te  Contaré  otro  dia; 

Agora  vé.  socorre  a!  alma  mia, 

Que  queda  de  este  modo  : 

Yo  lo  perdono  todo. 

Que  no  es,  señor,  posible. 

Fuese  su  brazo  conira  mí  terriUte 

Sin  algún  fundamento. 

Bástele  por  castigo  el  mismo  inteiilo, 

Yá  mi  por  pena  básteme  el  cuidado. 

Pues  yace,  si  no  mlierto,  desmayado. 

Acüdele  á  mi  esposo, 

Oh  C.onde  valeroso. 

Sucesor,  y  pariente 

De  tanta,  con  diadema,  honrada  frente; 

Asi  la  blanca  plata. 

Que  per  tu  grave  pecho  se  dilata, 

Hnrra  de  España  las  moriscas  huellas. 


ti  COMEDIAS 

siD  dejar  en  su  saelo  señal  üe  ellas, 

Víue  lus  pasos  dirijas 

Adondi<,  si  eslá  vivo,  le  corrijas 

De  tiereza  laii  dura, 

Y  seas,  porque  cubre  mi  ventura 

Cuando  de  mi  le  inrurnie, 

ArbilroenirelosdoMiueiioscoorornie; 

l'ues  los  liados  fat.iles 

Me  dieron  el  remedio  enlre  los  males; 

l'ues  mi  fortuna  quiso 

Hallase  en  tí  l'avor,  amparo,  aviso, 

l'ues  que  miran  mis  ojos 

No  salteadores  de  qu.eu  ser  despojos, 

Pues  eres.  Conde  ilustre. 

Gloria  de  Ulan  y  de  Toledo  lustre; 

l'ues  que  plugo  á  mi  suerte 

La  vida  hallase  quien  toco  la  muerte. 

COMJE. 

Digno  es  el  caso  de  prudencia  mucha; 
Este  es  mi  parecer:  ;ah  Tello!  escuclia. 


Sale  TELLO. 

Ya  sabes.  Blanca. coniusiempre  esjusto 
Acudas  á  mi  Kusto, 
Asi,  sin  replicarme. 
Con  Tello  al  pnnio,  sin  excusas  darme. 
En  aqueste  caballo,  que  lealmente 
A  mi  persona  sirve  juntamente. 
Caminad  á  Toledo:  [dii: 

Esto  conviene.  Blanca,  esto  hacer  pue- 

Y  tú  a  palacio  llega, 
A  la  Keiiia  la  entrega; 
Que  yo  voy  a  tu  casa, 

Uue  por  llegar  el  corazón  se  abrasa, 

Y  be  de  estar  de  tu  parte 

Para  servirle,  Blanca,  y  ampararle. 

TELLO. 

Vamos,  señora  mia. 

DOÑA  bla:<ca. 
Más  quisiera,  señor,  ver  á  García. 

CO>UE. 

Que  aquesto  importa  advierte. 

I>0.\A  BLANCA. 

Principio  es  de  acertar  obedecerte. 
( Vanse.) 

Sale  DON  GARCIa  con  el  puñal 
desnudo. 

DON  GARCÍA. 

¿Dónde  voy.  ciego  homicida? 

¿Dónde  me  llevas,  honor. 

Sin  el  alma  de  mi  amor. 

Sin  el  cuerpo  de  mi  vida? 

A  Dios  mitad  dividida 

Del  alma,  sol  que  eclipsó 

Una  sombra  ;  pero  no. 

Que  muerta  la  esposa  mia, 

No  tUNiera  luz  el  dia 

Ni  tuviera  vida  yo. 

¡Blanca  muerta!  no  lo  creo. 

El  cielo  vida  l,i  dé. 

Aunque  espesóla  (piilé 

Lo  que  amante  la  deseo: 

Quieru  verla;  pero  veo 

Solo  el  retrete,  y  abierta 

De  mi  aposento  la  puerta. 

Limpio  en  mi  mano  el  puñal, 

Y,  en  lin,  yo  vivo,  señal 

Ue  que  mi  esposa  no  es  muerta, 

Blanca  con  vida  (¡a;  de  mi!) 

¡Cuando  yo  sin  boiira  estoy ! 

Como  ciego  amante  soy. 

Esposo  cobarde  fui. 

Al  Bey  en  mi  casa  vi 

Buscando  mi  prenda  hermosa, 

Y  aunque  noble,  fue  forzosa 
Obligación  de  la  ley. 

Ser  piadoso  con  elltey. 


ESCOGIDAS  DE  ÜO.N  KBA.NCISCO 

Y  tirano  con  mi  esposa. 

^Cuántas  veces  fié  al  tirano 

Acero  la  ejecución? 

i,\  cuantas  el  corazón 

Dispensó  el  golpe  á  la  mano? 

Si  es  muerta.  mi>rires  llano; 

Si  vive,  muerto  he  de  ser: 

Blanca,  Blanca,  ¿aué  he  de  hacer? 

¿Mas  que  me  puedes  decir, 

l'ues  sólo  para  morir 

.Me  has  dejado  en  qué  escoger? 


Sale  el  CONDE. 

CONDE. 

Dígame  vueseñoria, 
,,Contra  qué  morisco  alfange 
Sacó  el  puñal  esta  noche. 
Que  esta  en  su  mano  cobarde? 
¿Contra  una  Uaca  mujer, 
for  presumir  ignorante. 
Que  es  villana?  bien  se  acuerda. 
Cuando  propuso  casarse, 
Que  le  dije  era  su  igual, 

V  mentí,  porque  un  Infante 
De  los  Cerdas  fué  su  abuelo. 
Si  Conde  su  noble  padre. 

Y  con  una  labradora 

Se  afrentara  ,  como  sabe. 
Que  el  Rey  ha  venido  á  verle, 

V  por  mi  voto  le  hace 
Capitán  de  aquesta  guerra, 

Y  me  envía  de  su  parte 
A  que  le  Hevea  Toledo. 

¿Es  bien  que  aquesto  me  pague 
Con  su  muerte,  siendo  Blanca 
Luz  de  mis  ojos  brillante'? 
Pues  vive  Dios,  que  le  había 
De  costar  al  loco,  al  fácil. 
Cuanta  sangre  hay  en  sus  venas. 
Una  gota  de  su  sangre. 

DON  GARCÍA. 

Decidme,  Blanca,  ¿quién  es? 

CONDE. 

Su  mujer,  y  aquesto  baste. 

DON  GARCÍA. 

Reportaos,  ¿quién  os  ha  dicho, 
Que  quise  matarla? 

CONDE. 

Un  ángel. 
Que  hallé  desnudo  en  el  monte: 
Blanca,  que  enlre  sus  jarales. 
Perlas  daba  á  los  arroyos, 
Tristes  suspiros  al  aire. 

DON  GARCÍA. 

¿Dónde  está  Blanca? 

CONDE. 

A  palacio. 
Esfera  de  su  real  sangre, 
La  envié  con  un  criado. 

DON  GARCÍA. 

¡Maladme,  señor,  matad  me ! 
¡Blanca  en  palacio,  y  yo  vivo! 
Agravios,  honor,  pesares, 
¿Cómo  si  sois  tantos  junios 
No  me  acaban  tantos  niales? 
¿Mi  esposa  en  palacio.  Conde? 
,.V  el  Bey.  que  los  cielos  guarden, 
Me  envía  contra  Algecira 
Por  capitán  de  sus  haces 
Siendo  en  su  opinión  villano? 
Quiera  Dios  (|ue  en  otra  parle 
^o  desdore  con  afrentas 
Estas  honras  que  me  hace. 
Yo  me  holgara,  á  Dios  pluguiera, 
Que  esa  mujer  que  criasteis 
En  Orgaz  para  mi  muerte, 
,No  fuera  de  estirpes  reales. 
Sino  villana ,  y  no  hermosa  : 


DE  HOJAS. 

Y  á  Dios  pluguiera,  que  inles 
Que  mi  pecho  enterneciera. 
Aqueste  puñal  infame 

Su  corazón  con  mi  riesgo 
Le  dividiera  en  dos  partes. 
Que  yo  os  escusara.  Conde, 
kl  vengarla  y  el  matarme 
Muriéndome  yo  primero; 
Qué  muerte  tan  agradable 
Hubiera  sido,  y  no  agora 
Oír.  para  aloriiienlarme, 
;Que  está  sin  defensa  ,  adonde 
1  odo  el  poder  la  combate! 
Ilaoed  cuenta  que  mi  esposa 
lis  una  bizarra  nave. 
Que  por  robarla  la  busca 
El  Pirata  de  los  mares, 

Y  en  los  enemigos  puertos 
Se  entró,  cuando  vigilante 
En  los  propios  la  buscaba. 

Sin  pertrechos  que  la  guarden. 
Sin  piloto  que  la  rija, 

Y  sin  limón  y  sin  mástil. 

No  es  mucho  que  tema.  Conde, 
Que  se  sujete  la  nave 
Por  fuerza  ó  por  voluntad 
Al  cipílan  que  la  bale. 
No  quise  por  ser  liumilJe 
Darla  muerte  ni  fué  en  valde ; 
Creed ,  que  aunque  no  la  digu. 
Fue  causa  mas  importante. 
No  puedo  decir  por  qué; 
Mas  advenid,  que  mas  sabe. 
Que  el  enlendido  en  la  ajena. 
En  su  casa  el  ignorante. 

CONUC. 

¿Sabe  quién  soy? 

DON  GARCÍA. 

Sois  Toledo, 

Y  sois  Ulan  por  linage. 

COXDE. 

¿Débeme  respelo? 

DON  GARCÍA. 

Si, 
Que  os  be  tenido  por  padre. 

CONDE. 

¿Soy  su  amigo? 

DON  GARCÍA. 

Claro  eslá. 

CONDE. 

¿Qué  me  debe? 

DON  GARCÍA. 

Cosas  grandes. 

CONDE. 

¿Sabe  mi  verdad? 

DON  GARCÍA. 

Es  mucha. 

COXUE. 

¿Y  mi  valor? 

DON  GARCÍA. 

Es  notable. 

CON;  E. 

¿Sabe  que  presido  á  un  reino? 

DON  GARCÍA. 

Con  aprobación  bástanle. 

CONDE. 

Pues  conliese  lo  que  siente, 

Y  puede  de  mi  li;ii.<e 

El  valor  de  un  caballero 
Tan  afligido  y  tan  grave: 
Óigame  vueseñoria. 
Hijo,  amigo,  como  padre. 
Como  amigo  sus  enojos. 
Cuénteme  lodos  sus  males; 
Refiérame  sus  desdichas: 
¿Teme  que  Blanca  le  agravie? 
Que  es ,  aunque  noble,  mujer. 


DON  CAHCU. 

Vive  Dios,  Conde,  que  os  mate 
Si  pensáis  que  el  sol.  ni  el  oro 
En  sus  iillimos  quilates. 
Pul  a  exuijetar  su  honor 
Es  comparación  baslaute. 


Aun(|ue  habla  como  delie 
Mi  (luda  no  satisface 
Por  su  dolor  regulada; 
Solos  estamos,  acabe; 
Por  la  cru7.  de  aquesta  espada 
He  de  acodille,  amparallo. 
Si  Tuera  Blanca  mi  bija, 
Que  en  materia  semejante, 
Por  su  honra  dt-pondré 
El  amor  y  las  piedades: 
Dígame  si  tiene  celos. 

DON  caucía. 
No  tengo  celos  de  nadie. 

COMDE. 

¿Pues  qué  tiene? 

DOM  GARCÍA. 

Tanto  mal. 
Que  no  podéis  remedialle, 

CONDE. 

¿Pues  qué  hemos  de  hacer  los  dos 
E»  tan  apretado  lance? 

DON  GARCÍA. 

;.No  manda  el  Rey  que  á  Toledo 
Melleveií,  Conde?  llevadme; 
Mas  decid,  ,,sabe  quién  soy 
Su  majestad? 

■^  CONDE. 

No  lo  sabe. 

DON  GARCÍA. 

Pues  vamos.  Conde,  á  Toledo. 

CONDE. 

Vamos,  García. 

DO.N  GARCÍA. 

Id  delante. 
conDE.  (Áp.) 
Fu  honor  y  vida  amenaza  , 
Bl:inca ,  silencio  tan  grande. 
Que  es  peligroso  accidente 
Mal  que  á  los  labios  no  sale. 

DON  GARCÍA.  (Ap.) 

¿No  estás  en  palacio  ,  Blanca? 
;.No  te  fuiste,  y  me  dejaste? 
Pues  venganza  ser.ñ  ahora 
La  que  fué  prevención  antes. 

{Vatise.) 

Salen  la  Rr l\.\  y  D05}.\  BLANCA. 


A  vue'itro  amparo  me  obligo, 

Y  creedme,  que  me  pesa 
De  vuestros  males.  Condesa. 

DOÑA  BLANCA. 

¿Condesa?  no  habla  conmigo: 

Mire  vuestra  majestad. 

Que  de  quien  soy  no  se  acuerda. 

REINA. 

Doña  lilanca  de  la  Cerda, 
Prima,  mis  brazos  tomad. 

DOÑA  BLANCA. 

Aunque  escuchándola  estoy, 

Y  sé  no  puede  mentir. 
Vuelvo,  señora,  á  decir, 
Que  una  labradora  soy. 
Tan  humilde,  que  en  la  \illa 
De  Orgaz  pobre  me  crié 
Sin  padre. 

REINA. 

Y  padre,  que  fué 


DEL  REY  ABAJO  NINGUNO. 
Propuesto  Rey  en  Castilla. 
De  Don  Sancho  de  la  Cerda 
Sois  hija;  vuestro  marido 
Es.  Blanca,  tan  bien  nacido 
Como  vos;  y  pues  sois  cuerda, 

Y  en  palacio  habéis  de  estar. 
En  tanto  que  vuelve  el  Conde, 
No  digáis  (|uién  sois,  y  adunde 

Ha  de  ser  voy  á  ordenar.  ( Yase.) 

DOÑA  BLANCA. 

¿Habrá  alguna  ,  rielo  injusto, 
A  quien  liéel  hado  cruel 
Los  males  tan  de  tropel, 

Y  los  bienes  tan  sin  gusto 
Como  á  mi?  ¿Ni  podrá  estar 
Viva  con  mal  tan  exento, 
Que  no  da  vida  un  contento, 

Y  da  la  muerte  un  pesar? 
;Ay  esposo,  qué  de  enojos 
Mé  debes!  ¿Mas  pesar  tanto, 
Como  lo  dicen  sin  llanto 

El  corazón  y  los  ojos? 

Pone  un  lienzo  en  el  mstro ,  y  sale 
DON  MENDO. 

DON  MENDO. 

Labradora,  que  al  Abril 
Florido  en  la  gala  imita. 
De  los  bellos  ojos  quita 
Ese  nublado  sutil. 
Sino  es  que  con  perlas  mil 
Gordas,  llor.indo.  la  holanda; 
¿Quién  eres?  La  Reina  manila. 
Que  te  guarde  .  y  ya  te  espero. 

DOÑA  BLANCA. 

Vamos,  señor  caballero. 
El  que  trae  la  roja  banda. 

DON  MENUO. 

Bella  labradora  mia, 
¿Conócesme  acaso? 

DOÑA  BLANCA. 

Si; 
Pero  tal  estoy,  que  á  mi 
Apenas  me  conocía. 

DON  MENDO. 

Desde  que  te  vi  aquel  dia, 
Cruel  para  mí,  señora. 
El  corazón  que  te  adora. 
Ponerse  á  tus  pies  procura. 

DOÑA  BLANCA.  (Ap.) 

Sólo  aquesia  desventura, 
Blanca,  te  faltaba  ahora. 


Con  alas  de  amor  por  verte. 
Mudaste  mi  feliz  suerte. 
Mas  no  se  mudó  mi  fe. 
Tu  esposo  en  ella  encontré. 
Que  cortés  me  resistió. 

DOÑA  BLANCA. 

¿Cómo?  qué  dices? 

DON  UENDO. 

Que  no, 
Blanca,  la  ventura  halla 
Amante  que  va  á  buscalla. 
Sino  acaso,  como  yo. 

DOÑA  BLANCA. 

Ahora  sé,  caballero 
Que  vuestros  locos  antojos 
Son  rausa  ile  mis  enojos, 
Que  suirir  y  callar  quiero. 

Sale  DON  GARCÍA. 

DON  GARCÍA. 

Al  conde  de  Orgaz  espero; 
¡.Masqué  miro! 


DON  MENDO. 

Tu  dolor 
Satisfaré  con  amor.' 

DUNA  DLAKCA. 

Antes  quitaréis  primero 
La  autoridad  á  un  lucero, 
Que  no  la  luz  i  mi  honor. 

DON  GARCÍA. 

;Ah  valerosa  mujer! 
;0h  tirana  majestad! 

DON  MENDO. 

Ten,  Blanca,  menos  crueldad. 

DOÑA  BLANCA. 

Tengo  esposo. 

DON  MENDO. 

Y  yo  poder, 

Y  mejores  han  de  ser 

Mis  brazos,  que  honra  te  dan. 
Que  no  sus  brazos. 

DOÑA  BLANCA. 

Si  harán. 
Porque  bien  ó  mal  nacido. 
El  más  indigno  marido 
Excede  al  mejor  galán. 

DON  GARCÍA. 

¿Mas  cómo  puede  sufrir 
Un  caballero  esta  ofensa? 
Que  no  le  conozco  piensa 
El  Rey,  saldréle  á  impedir 

DON  UENDO. 

¡Cómo  le  has  de  resistir? 

DOÑA  BLANCA. 

Con  firme  valor. 

DON  MENDO. 

¿Quién  vió 
Tanta  dureza? 

DOÑA  BLANCA. 

Quien  dio 
Fama  á  Roma  en  las  edades 

DON  MENDO. 

¡o  qué  villanas  crueldades! 
¿Quién  puede  impedirme? 

DON  GARCÍA. 

Yo, 

Que  esto  sólo  se  permite 
A  mi  estado  y  desconsuelo. 
Que  contra  rayos  del  cielo 
Ningún  humano  compile; 

Y  sé,  que  aunque  solicite 
El  remedio  que  procuro, 
Ni  puedo  ni  me  aseguro, 
Que  aquí,  contra  mi  rigor. 
Ha  puesto  el  muro  el  amor, 

Y  aquí  el  respeto  otro  muro. 

DOÑA  BLANCA. 

Esposo  mío.  García. 

DON  MENDO.  {Ap.) 

Disimulares  cordura. 

DON  GARCÍA. 

;0h  m.ilograda  hermosura! 
¡Oh  poderosa  porfía! 

DOÑA    BLANCA. 

¡Grande  fué  la  dicha  mia! 

DON    GARCÍA. 

Mi  desdicha  fué  mayor. 

DOÑA    BLANCA. 

Albricias  pido  á  mi  amor. 

DON  GARCÍA. 
Venganza  pido  á  los  cielos. 
Pues  en  mis  penas  y  celos 
No  halla  remedio  el  honor. 
Mas  éste  remedio  tiene ; 
Vamos,  Blanca,  al  Castañar. 


COMEüUS  EíCüGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  HE  HOJ.VS. 


DON  HENDO. 

En  n-.i  poder  ha  de  estar 
Mientras  olra  cosa  ordene. 
Que  me  han  dirho  qne  conviene 
A  la  quietud  de  los  dos 
El  guardarla. 

DON  garcía. 

Cuárdeos  Dios, 
Por  la  merced  i|ue  la  hacéis; 
Mas  lio  es  justo  vos  guardéis 
1,0  que  he  de  guardar  de  vos: 
Que  no  es  razón  natural. 
Ni  se  ha  visto  ni  se  lia  usado. 
Que  guarde  el  lobo  al  ganado, 
Ni  guarde  el  oso  el  paiiül. 
Antes ,  señor ,  por  mi  mal 
Será  ,  si  á  Rlanca  no  os  quito , 
Siendo  de  vuestro  apetito , 
Oso  ciego,  voraz  lolio, 
O  convidar  con  el  robo , 
O  rogar  con  el  delito. 

DOÑA  BLANCA. 

Dadme  licencia,  señor. 

nON  MENDO. 

Estiis,  lilanca  .  por  mi  cuenta  , 

Y  no  has  de  irte. 

DON  GARCÍA. 

Esta  afrenta 
No  OS  la  merece  mi  amor. 

DON  MENDO. 

Esto  ha  de  ser. 

DON  GAKCÍA. 

Es  rigor 
Que  de  injusticia  procede. 

DON  MENDO. 

{Ap.  Para  que  en  palacio  quede 
A  la  Reina  he  de  acudir.) 
De  aquí  no  habéis  de  salir , 
Ved  que  lo  manda  quien  puede. 

DON  GARCÍA. 

Denme  los  cielos  paciencia 
Pues  ya  me  falla  el  valor. 
Porque  acudiendo  á  mi  honor 
Me  resisto  a  la  obediencia. 
¿Quién  vio  tan  dura  inclemencia? 
Volved  á  ser  liomicida; 
Mas  del  cuerpo  dividida 
El  alma,  siempre  inmortales 
Serán  mis  penas  ,  que  hay  males 
Que  no  acaban  con  la  vida. 

DOÑA  BLANCA. 

García,  guárdele  el  cielo; 
Fénix ,  vive  eternamente, 

Y  muera  yo,  que  inocente 
Doy  la  causa  á  tu  desvelo; 
Que  llevaré  por  corisnelo, 
Pues  de  tu  gusto  procede 

Mi  muerte ,  tú  vive ,  y  quede 
Viva  en  tu  pecho  al  partirme. 

DON  GARCÍA. 

íOueen  efecto  no  he  de  irme? 
«No,  que  lo  manda  (piien  puede.» 

DOÑA  lil.ANCA. 

Vuelve,  si  tu  enojo  es 
Porque  rompiendo  tus  lazos  , 
La  vida  ni>  di  á  tus  brazos 
Ya  te  la  ofrezco  á  tus  pies ; 
Ya  sé  quien  eres,  y  pues 
Tu  honra  está  asegurada 
Con  mi  muerte,  en  tu  alentada 
Mano  blasone  tu  acero. 
Que  aseguró  á  un  caballero, 

Y  mató  á  una  desdichada. 

Que  quiero  que  me  des  muerte 
Como  lo  ruego  á  tu  mano. 
Que  si  le  ti'ini  tirano 
Va  le  solicito  fuerte. 


Anoche  temí  perderte, 

Y  agora  llego  .'i  seiilir 
Tu  pena:  no  has  de  vivir 
Sin  honor ,  y  pues  yo  muero 
Poi'(|ue  vivas ,  solo  quiero 
Que  me  agradezcas  morir. 

DON  GARCÍA. 

liien  sé  que  inocente  estás, 

Y  en  vano  mi  honor  previenes, 
Sin  la  culpa  que  no  tienes, 

La  disculpa  que  me  das ; 
Tu  muerte  sentiré  más ; 
Yo  sin  honra  y  tú  sin  cuipa  , 
Que  mueras  el  amor  culpa  , 
Que  vivas  siente  el  honor, 

Y  en  vano  me  culpa  amor, 
Cu:indo  el  honor  me  disculpa. 
Aquí  admiro  la  razón , 
Ti-ino  allí  la  majestad  , 
Mat:irte  será  crueldad. 
Vengarme  será  traición ; 
Que  tales  mis  males  son, 

Y  mis  desdichas  son  tales , 
Que  unas  á  otras  iguides 
De  tal  suerte  se  suceden 
Que  solo  impedir  se  suelen 
Las  desdichas  con  los  males. 

Y  sin  que  me  falte  alguno ,  ■*- 
Los  hallo  por  varios  modos 
Con  el  sentimiento  a  todos. 
Con  el  remedio  á  ninguno; 
En  lance  t:in  importuno 
Consejo  te  he  de  pedir, 
Dlaiica,  mas  si  has  de  morir, 
¿Qué  remedio  me  has  de  dar , 
Si  lo  que  he  de  remediar 

Es  lo  que  llego  á  sentir? 

DONA  BLANCA. 

Si  he  de  morir,  mi  García, 
No  me  lr;ites  de  esa  suerte , 
Que  lü  dílatuda  muerte 
Especie  es  de  tiranía. 

DON  GARCÍA. 

¡  Ay  querida  esposa  mía  , 
Que  dos  contrarios  exiremos ! 

DOÑA  BLANCA. 

Vamos,  esposo. 

DON  GARCÍA. 

Esperemos 
A  quien  nos  pudo  mandar 
No  volver  al  Castañar. 
Aparta,  y  disimulemos. 

Salen  EL  REY,  LA  REINA,  EL  CON- 
DE Y  DOK  MENDO,  y  los  que  pu- 
dieren. 

RET. 

¿Blanca  en  palacio  y  García? 
Tan  ciintento  deelio  estoy, 
Que  estimaré  tengan  hoy 
De  vuestra  mano  y  la  luia 
Lo  que  merecen. 

DON  ME>UO. 

No  es  bueno 
Quien  por  respetos,  Señor, 
No  satisface  su  honor 
Para  encargarle  el  ajeno : 
Cré;ime.  pues  se  confia 
De  mi  vuestra  Majestad... 

BET. 

(Áp.  Esta  es  poca  voluntad.) 
Mas,  allí  Blanca  y  Garda 
Están.  Llegnd,  porque  quiero 
Mi  amor  conozcáis  los  dos. 

DON  GARCÍA. 

Caballero,  guárdeos  Dios; 
Dejadnos  besar  primero 
De  su  Majestad  los  píes. 


DON  MENDO. 

Aquel  es  el  Rey,  García. 

DON  GARCÍA. 

(Ap.  Honra  desdichada  mía, 
¿Qué  engaño  es  este  que  ves?) 
A  los  dos,  su  Majestad, 
Nos  dad  la  mano.  Señor, 
Pues  merece  este  favor, 
Que  bien  podéis 

BEY. 

Apartad  , 
Onil.nd  la  mano;  el  color 
Habéis  del  rostro  perdido. 

DON  GARCÍA. 

{Ap.  No  le  trne  el  bien  nacido 
Cuando  ha  perdido  el  lionur  ) 
Escuchad  aquí  un  secreto  : 
Sois  sol,  y  como  me  posto 
A  vuestros  ravns.  mi  rostro 
Descubrió  claro  el  efeío. 

REY. 

¿Estáis  agraviado? 

DON  GARCÍA. 

Y  ve 
Mi  ofensor,  porque  me  asombre. 

REY. 

¿Quién  es? 

DON  GARCÍA. 

Ignoro  su  nombre. 

BEY. 

Se.'ialádmele. 

DON  GARCÍA. 

Si  haré. 
(Ap.  á  don  Mendo.  Aqni  fuera  hablaros 
Para  un  negocio  importante,    [quiero 
Que  el  Reyno  ha  de  estar  delante.) 

DON  MENDO. 

En  la  antecámara  espero.  {Vase.) 

DON  GARCÍA. 

¡Valor,  corazón,  valor! 

BEY. 

¿A  dónde,  Garci.i ,  vais? 

DON  GARCÍA. 

A  cumplir  lo  que  mandáis. 

Pues  no  sois  vos  mi  ofensor.      (Vase.) 

REY. 

Triste  de  su  agravio  estoy; 
Ver  á  quién  señala  quiero. 

DON  GARCÍA. 

Este  es  honor,  caballero. 

REY. 

Ten ,  villano. 

DON  MENDO. 

¡Muerto  soy ! 
DON  GARCÍA.  {Sale  envainando  el  puñal 

ensangrentado.) 
No  soy  quien  piensas,  Alfonso; 
No  soy  villano,  ni  injurio 
Sin  razón  la  inmunidad 
De  tus  palacios  augustos. 
Debajo  de  aqueste  traje 
Generosa  sangre  encubro. 
Que  no  sé  más  de  los  montes 
Que  el  desengaño  y  el  uso. 
Don  Fernando  el  Emiilazado 
Fue  tu  pailre,  que  difunto. 
No  menos  que  ardiente  joven 
Asombrado  dejó  el  mundo; 
\  á  ti  de  un  año  ,  en  sazón 
Que  campaba  el  moro  adusto, 
Y  comenzaba  á  tundar 
En  Asía  sn  imjierio  el  Turco; 
Eran  en  Cistilla  entonces 
Poderosos  como  muchos, 
Los  Laras,  y  de  los  Cerdas 


l'.ierio  el  dcreclio,  entre  algunos 
A  lu  corona:  si  bien 
Rey  le  juraron  los  lujos. 
Lealtad  que  en  los  castellanos 
Solamenle  caber  pudo. 
Murmuraban  en  la  cune 
Que  el  conde  Garci  üermudii, 
Oue  de  la  paz  y  la  guerra 
Kra  señor  absoluto. 
Por  tu  (  oca  edad  y  hacer 
Reparo  á  lautos  tumullos. 
Conspiraba  a  que  elidiesen 
Ue  lu  sangre  rey  adulto, 
Y  á  don  Sancho  de  la  Cerda 
Quieren  decir  que  proi>nsi>. 
Si  con  mentira  ó  verdad 
Ni  lo  delieiido  ni  arguyo. 
Mas  los  del  gobierno,  ames 
Que  fuese  en  el  lin  Danubio, 
Kl  que  era  apenas  arroyo, 
O  fílese  rayo  fuiuro 
La  que  era  apenas  centella , 
l.a  vara  tronco  robusto, 
-V  Preso  ri'Stinon  al  Conde 
Knel  alcázar  de  luirlos. 
Don  Sandio,  con  una  hija 
De  dos  años ,  huyó  oculto  , 
Que  no  lió  su  inocencia 
Del  juicio  de  tus  tribunos. 
Con  la  presteza  quedó 
Desvanecido  el  oscuro 
Nublado,  que  á  tu  corona 
Amenazaba  confuso. 
'Su  esposa  ,  que  estaba  cerca , 
Vino  á  la  ciudad  ,  y  trujo 
Consigo  un  hijo  que  eniraba 
En  los  términos  de  un  lusln». 
Pidió  de  noche  á  las  guardas 
Licencia  de  verle,  y  pudo 
Alcanzarla,  si  no  el  llanto. 
El  poder  de  mil  escudos. 
«No  vengo,  le  dijo,  esposo , 
Cuando  le  espera  un  verdugo, 
A  alligirle,  sino  á  dar 
A  tus  desdichas  refugio 

V  libertad.»  y  sacó 

Unas  limas  de  enire  el  rubio 

Cabello  cnn  que  limar 

De  sus  pies  lus  hierros  duros  ; 

Y  ya  libre,  le  entregó 
Las  riquezas  que  redujo 
Su  poder,  y  con  su  manto 
De  suerte  3*1  Conde  compusj, 
Que  entre  las  guardas  salió 
Desconocido  y  seguro 

Con  su  hijo ,  y  entre  lanto 
Que  fatigaban  las  brutos 
Andaluces,  en  su  cama 
Susiiluia  otro  bulto. 
Manifestóse  el  engaño 
(Urodia,  y  presa  estuvo. 
Hasta  que  en  hombros  salió 
De  la  prisión  al  sepulcro. 
•;n  los  montes  de  Toledo 
Para  el  Conde  entre  desnudos 
Peñascos,  y  de  una  cueva 
Vivía  el  centro  profundo  , 
Hurlado  a  la  diligencia 
De  los  que  en  distintos  rumbos 
Le  buscaron,  que  trocados 
En  abarcas  los  conlurnos , 


DEL  P.EY  AUAJÜ  M.NT.INO. 
La  seda  en  pieles,  un  dia 
Que  se  vio  en  el  cristal  puro 
De  un  arroyo,  que  de  un  risco 


ido, 


elrs, 


Sucedido  de  liondire  en  brulo  , 
Se  buscaba  en  el  cristal, 

V  lio  hallaba  su  Irasunto; 
De  cuyas  campañas  ánlcs 
Que  á  las  flores  los  coluros 
Del  sol  en  el  lienzo  vario 
Diesen  el  postrer  dibujo  , 
Llevaba  por  alimcnlo 
Fruta  tosca  en  ramo  inculto  , 
Agua  clara  en  fresca  piel , 
Dulce  leche  en  vasos  rudos, 

Y  á  la  escasa  luz  que  eiilraba 
Por  la  boca  de  aquel  innslio 
üoslezo  que  dio  la  tierra 
Después  del  común  diluvio, 
Al  hijo  las  buenas  letras 

Le  enseñó ,  y  era  sin  uso , 
lijos  despiertos  sin  luz 

Y  una  fiera  con  esludio. 
Pasó  joven  de  los  libros 

Al  valor,  y  al  colmilludo,     ' 
Javali  opuesto  á  su  cueva 
Volvia  en  humor  purpúreo. 
Tenia  el  anciano  padre 
El  rostro  lleno  desoleos, 
l'.nando  le  llamó  la  muerte 
Débil .  pero  no  caduro, 

V  al  joven  le  dijo  :  «Orgaz 
Yace  cerca,  importa  mucho 
Vayas,  y  digas  al  Conde 

Queá  aqueste  albergue  noclurno 
Con  un  religioso  venga, 
Que  un  deudo  y  amigo  suyo 
Le  llama  para  morir.» 
Ibib^o  al  Conde  .  y  él  dispuso 
Su  viaje  sin  pedir 
Carlas  de  creencia  al  nuncio. 
Llegan  á  la  cueva .  y  hallan 
liéhiles  los  flacos  pulsos 
Del  Conde,  que  al  huésped  dijo, 
Viendo  le  observaba  mudo: 
tVes  aquí ,  conde  de  Orgaz, 
l'n  rayo  disuelto  en  humo, 
lina  estatua  vuelta  en  polvos , 
Un  abatido  Nabuco : 
«Este  es  mi  hijo;»  y  entonces 
Sobre  mi  cabeza  puso 
Su  débil  mano:  «Yo soy 
El  conde  Garci  Bermudo, 
En  I  i  y  estas  joyas  tenga 
Coima  los  hadiis  re:urso 
Esie  hijo,  de  quien  padre 
Piadoso  te  sostiiuyo  » 
\  en  brazos  de  un  religioso. 
Pálido  y  los  ojos  turbios , 
"bel  cuerpo  y  alma  la  muerte 
Desató  el  estrecho  nudo. 
Llevárnosle  al  Castañar 
De  noche,  porque  sus  lutos 
Nos  presiase ,  y  de  los  cielos 
l'"uesen  hachas  los  carbunclos; 
Adonde  Con  mis  riquezas 


Tierras  compro  y  casas  fundo . 

Y  con  Blanca  me  casé. 
Como  á  amor  y  al  Conde  plugo. 
Vi\ia  sin  envidiar. 

Entre  el  arado  y  el  yugo , 
Las  cortes,  y  de  lus  iras 
Encubierto  me  aseguro; 
Hasta  que  anoche  en  mi  casa 
Vi  aqnese  liuésped  perjuro. 
Que  en  Blanca  alrevidamente 
Los  ojos  lascivos  puso. 

Y  pensando  que  eras  tú 

Por  cierto  engaño  que  dudo  , 
Le  respeté,  corrigiendo 
Con  la  lealtad  lo  iracundo, 
llago  alarde  de  mi  sangre; 
Venzo  al  temor  con  quien  lucho  : 
Pídeme  el  honor  venganza; 
El  puñal  liicienle  empuño ; 
Sil  corazón  atravieso; 
Mírale  inuerlo,  (|ue  juzgo 
Me  tuvieras  por  infame 
Si  á  quien  de  este  agravio  acuso 
Le  señalara  á  tus  ojns 
Menos  ,  Señor ,  que  difunto . 
Aunque  sea  hijo  del  sol , 
Aunque  de  tus  grandes  uno. 
Allí  que  el  primero  en  lu  gracia, 
Auii<|ue  en  tu  imiierio  el  secundo ; 
Que  eslo  soy,  y  esie  es  mi  agravio , 
Este  el  ofensor  injusto. 
Este  el  brazo  que  le  ha  muerto. 
Este  divida  el  verdugo; 
Pero  en  lauto  que  mi  cuello 
Esté  en  mis  hombros  robuslo. 
No  he  de  permitir  me  agravie 
Del  Rey  abajo  ninguno. 

HE1>A. 

¿Qué  decis? 

REY. 

¡Confuso  estoy! 
doSa  nLA^CA. 
;.Oué  importa  la  vida  pierda? 
De  don  Sancho  de  la  Cerda 
La  hija  infelice  sov; 
Si  mi  e'poso  ha  de  morir. 
Mueran  juntas  dos  mitades. 

HEV. 

¿Qué  es  esto,  Conde? 

CONUE. 

Verdades, 
Que  es  forzoso  descubrir. 

REINA. 

Obligada  á  su  perdón 
Estoy. 

REY. 

Mis  brazos  lomad  : 
Los  vuestros,  Blanca  ,  me  dad. 
Ydev.is,Conde,  la  acción 
Presente  he  de  confiar. 

DON  GARCÍA. 

Pues  truene  el  parche  sonoro, 
Que  rayo  soy  contra  el  Moro 
Que  fulminó  el  Castañar. 

V  verás  en  sus  campañas 
Correr  mares  de  carmín. 
Dando  con  aquesto  fin  . 

V  principio  á  mis  hazañas. 


ENTRE  BOBOS  ANDA  EL  JUEGO, 

DON  LUCAS  DEL  CIGARRAL 


DON  PEDRO. 
DO.N  LUCAS. 
DON  LUIS. 


PERSONAS. 

DON  ANTONIO,  viejo. 
CW.KLIKRX,  gracioso 
CAliRANZA,  criado. 


m'SX    ISABEL    DE    PE- 
RALTA. 
DOSÍA  ALFONSA. 
ANDREA,  criada. 


JORNADA  PRIMERA. 


Salen  DONA  ISABEL  ,  con  boliemio, 
ANDREA,  criada. 

DOÑA  ISAUEL. 

Llegó  elcoclieV 

ANDREA. 

Es  evidente. 

DOÑA  ISABEL. 

Y  1»  litera? 

ANDREA. 

También. 

DOÑA  ISADEL. 

¡Qné  perezoso  es  el  bien 

Y  el  mal:  oh  qué  diligente! 


ANDRF.A. 

Marido  tan  de  lept-nle 
No  puede  ser  buen  marido. 
Jueves  tu  padre  escribió 
A  Toledo,  ¿no  es  asi? 
Pues  viernes  dijo  que  sí. 

Y  el  domingo  por  ti  envió  ; 
Cierta  esta  boda  será. 
Según  anda  el  novio  lisio, 
Oue  parece  que  te  ha  vislo 
En  la  priesa  que  se  da. 

DOÑA  ISAREL. 

A  obedecer  me  condeno 
A  mi  padre,  amiga  Andrea. 

ANDRFA. 

Puede  ser  que  »'sl<'  lo  spa, 
Pero  no  hay  marido  bueno; 
Ver  cómo  se  hacen  temer 
A  los  enojos  menores. 

Y  aquel  hacerse  señores 
De  su  perpetua  mujer; 
Aquella  templanza  rara 
Yquella  vida  tan  fria, 
Donile  no  hay  un,  Mima  mia,i 
Por  un  ojo  de  la  cara; 
Aquella  vida  también 

Sin  cuidados  ni  desvelos, 
Aquel  amortan  sin  celos, 
Los  celos  lan  sin  desden ; 
La  seguridad  prolija, 

Y  las  tibiezas  tan  grandes. 

Que  pone  un  requiebro  en  Flándes 
Quien  llama  á  su  mujer  «hiji.» 
¡Ah  bien  haya  un  aniailor 
Dcslos  que  .se  usan  ahora. 
Que  está  diciendo  que  adora 
Aunque  nunca  lenga  amor! 
Bien  haya  un  galán,  en  fin. 
Que  culio  á  lodo  vocablo. 
Aunque  nna  mujer  sea  diíiblo, 
Dice  que  es  uuseralin  ; 
It. 


Luego  que  es  mejor  se  infiera 
(Haya  embuste  ó  ademan). 
Aunque  más  linja  un  galán 
Que  un  marido,  aunque  más  quiera. 

DOÑA  ISABEL. 

Lo  contrario  he  de  creer 
De  lo  <)ue  arguyendo  estás, 

Y  de  mi  atención  verás 
Que  el  marido  y  la  mujer. 

Que  se  han  de  tener,  no  ignoro, 
Kn  tálamo  repetido. 
Respeto  ella  á  su  marido, 

Y  él  á  su  mujer  decoro; 

Y  éste  callando  querer. 
Mayor  voluntad  se  nombre. 
Que  no  ha  de  tratar  un  hombre 
('.pmo  á  dama  á  su  mujer; 

Y  asi  mi  opinión  verás 

De  mi  argumento  evidente. 
Menos  habla  quien  más  siente, 
Más  quiere  quien  calla  más; 
No  esa  llama  solioi  ., 
Todo  lenguas  al  arder. 
Porque  un  amor  bachiller 
Tiene  indicios  de  apetito ; 

Y  así  tu  opinión  sentencio 
A  mí  enojo  ó  mi  rigor. 
Que  antes  es  seña  de  amor 
La  cautela  del  silencio; 
Dígalo  el  discurso  sabio. 

Si  más  tu  opinión  me  apura, 
Que  no  es  grande  calentura 
La  que  se  permite  al  labio : 
La  oculta  es  la  que  es  mayor, 
Su  dolor  el  más  molesto, 

Y  aquel  amor  que  es  honesto 
Es  el  que  es  perfecto  amor : 

No  aquel  amor  siempre  ingrato, 
Todo  sombras,  todo  antojos, 
Que  este  nació  de  los  ojos, 

Y  aquel  se  engendra  del  trato ; 
Luego  más  se  ba  de  estimar. 
Porque  mi  fe  se  asegure. 
Amor  que  es  fuerza  que  dure 
Que  amor  que  se  ha  de  acabar. 

AltUREA. 

Y  di ,  ¿un  marido  es  mejor 
Que  en  casa  la  vida  pasa? 

DOÑA  ISAREL. 

¿Pues  qué  importa  que  esté  en  casa, 
Como  yo  le  tenga  a  mor? 

AKOREA. 

¿Y  el  que  es  por  fuerza,  no  es  llera 
Pensión  1 

DOÑA  ISABEL. 

Tampoco  me  enfada. 

ANDREA. 

Naciste  para  casada 
Como  yo  para  soltera. 


DOÑA  ISABEL. 

Pues  déjame. 

ANDREA. 

Ya  te  dejo  ■ 
Pero  este  chisgarabís, 
Este  tu  fino  don  Luis, 
Calan  de  lapa  de  espejo. 
Ese  que  habla  á  borboiones, 
De  su  prosa  satisfecho. 
Que  en  una  horma  le  han  hecho 
Vocablos,  talle  y  acciones, 
¿Qué  es  lo  que  de  tí  ha  intentado? 

DOÑA  ISABEL. 

Ese  hombre  me  ba  de  matar, 

Ha  dado  en  no  me  dejar 

En  casa,  calle  ni  prado. 

Con  una  asistencia  rara; 

Si  á  la  iglesia  voy,  alli 

Ove  misa  junto  á  mí; 

Si  para  el  coche,  él  se  para. 

Si  voy  á  andar,  yo  no  sé 

Cómo  alli  se  me  aparece ; 

Si  voy  ensilla,  parece 

Mi  gentil  hombre  de  á  pié ; 

Y  en  efecto,  el  tal  Señor, 
Que  mi  libertad  apura. 
Visto,  es  muy  mala  figura, 
Pero  escuchado,  es  peor. 

ANDREA. 

¿Habla  culto? 

DOÑA  ISABEL. 

Nunca  entabla 
Lenguaje  disparalado. 
Antes  por  hablar  cortado 
Corta  lodo  lo  que  habla  ; 
Vocablos  de  estrado  son 
Con  los  que  á  obligarme  empieza, 
Dice  ciédilo,  fineza. 
Recalo,  alhago,  atención; 

Y  dfslo  hace  mezcla  tal , 
Que  áíin  con  amor  no  pudiera 
Digerirlo,  aunípie  tuviera 
Mejor  calor  natural. 

ANDREA. 

¡Ay,  Señora  mía !  Malo, 
No  le  vuelvas  á  escuchar. 
Que  ese  hombre  te  ha  de  malar 
Con  los  re<|uiel>ros  de  palo. 

DOÑA  ISAUEL. 

Yo  admitiré  tu  consejo, 
Andrea,  de  aquí  adelante. 

ANDREA. 

Señora,  el  que  es  lino  amante 
Habla  castellano  viejo , 
El  atento  y  el  pulido 
Que  este  pretende,  creerás, 
Ser  escuchado  no  más, 
M;is  no  quiere  ser  querido. 

DOÑA  ISABEL. 

Andrea  amiga,  sabrás 


la 


COMEDIAS  ESCOCIDAS  DE  DON  FUANCISCO 


^üc  li'ngo  amor  ;  av  de  mí ! 
A  un  hombre  que  una  vez  vi. 

A.VDnRA. 

¿Dime,  y  no  le  lias  visto  más? 

DOÑA  ISABEL. 

No,  y  .i  llorar  me  jirovoco 
De  U!i  dolor  enleriiecida. 

AxnnEA. 
¿Y  qué  ledehPs? 

DOÑA  ISABEL. 

La  vida. 

ANDREA. 

;.No  sabes  quién  es? 

DOÑA  ISMirL. 

Tampoco 

A>DREA. 

Para  que  esa  enlama  crea, 
¿Cómo  (lo  prejítMilo  yo) 
i)ela  muerte  te  libró? 

DOÑA  ISABEL. 

Oye,  y  lo  sabrás,  Andrea. 

ANDREA. 

P.nra  remediarlo  falta 
Saber  tu  nial. 

DOÑA  ISABEL. 

Oye. 

AKDREA. 
D!. 

CABELLERA.  (Dentro. 
Ha  de  ras.n:  ;.pnsa  aquí 
Doña  Isabel  de  Peralta? 

ANDREA. 

Por  ti  preguntan;  ¿quién  es? 

DOÑA  ISABEL. 

¿Si  vienen  por  mi? 

ANDREA. 

Eso  infiero; 


SaJe  CABELLEP.A. 


DONA  ISABEL. 

Si  esto  que  miro  no  es  sueño. 
No  sé  lo  que  puede  ser. 
¿Cómo  no  me  viene  á  ver 
Ese  primo  de  mi  dueño? 

ANDREA. 

;0h  marido  apretador ! 

DOÑA  ISABEL. 

¿Yo  he  de  irme  con  tanta  priesa? 

CABELLERA. 

Señora,  es  orden  exprosa 

De  don  l.íicas,  mi  Señor; 

Y  p:ir3  él  (lelilo  fuera 

Nü  lli'^íiiile  á  obedecer; 

M;in(b  que  íiun  no  os  venga  á  ver 

Cuando  enlreisen  la  litera. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Quién  ese  don  Lúcases? 


Lnlromc  piimcro, 
Que  yo  lo  diré  después. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Qué  queréis? 

CABFI.LERA. 

Si  li;ilil  iros  puedo. 
Si  nooOinbei^iiidi-n.uJn, 

be  don  Pedro  de  Toledo? 

DOÑA  ISABEL. 

Hablad,  no  estéis  lenieroso. 

CABELLERA. 

¡liuen  talle: 

DOÑA  ISABEL. 

n^iblad. 

CABELLERA. 

Yo  me  animo. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Quiénes  don  Ptdro? 

CABELLERA. 

Es  un  primo 
Di'l  qne  ha  de  ser  vuestro  esposo, 
Que  \ieiie  por  vos. 

DOÑA  ISABEL. 

Sepamos 
¿Qué  es  lo  que  envia  á  decir? 

[Dale  una  carta.) 

CABELLERA. 

Que  es  bora  ya  de  partir; 
Si  estáis  prevenida,  vamos. 


Quien  ser  tu  esposo  previene. 

DOÑA  ISABEL. 

¡Excelente  nombre  tiene 
Para  íjalan  de  entremés! 
¿Vos  le  servis? 

CABELLERA. 

^o  quisiera. 
Mas  sírvele. 

ANDREA. 

¿Buen  humor ! 

CABELLERA. 

Nunca  le  tengo  peor. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Cómo  OS  llamáis? 

CABELLERA. 

Cabellera. 

DOÑA  ISABEL. 

iQuémal  nombre! 

CABELLERA. 

Pues  yo  sé 
Que  6  todo  calvo  aficiona. 

DOÑA  ISABEL. 

¿  No  me  dirás  qué  persona 
És  don  Lúeas? 

CABELLERA. 


DON 


ABEL. 


¿Hay  mucho  que  decir? 

CABELLEIIA. 

Mucho, 

Y  más  espacio  quisiera. 

ANDllEA. 

Tiempo  hay  harto,  Cabellera. 

CABELLERA. 

Pues  atended. 

DOÑA  ISABEL. 

Vaos  escucho. 

CABELLERA. 

Don  Lúeas  del  Cigarral, 
(Cuyo  apellido  moderno 
No  és  por  su  casa,  que  es 
Por  un  Cigarral  que  ha  hecho) 
Es  un  caballero  flaco. 
Desvaido,  macilento, 
Muy  corlisimo  de  talle, 

Y  larguísimo  de  cuerpo; 

Las  manos  de  hombre  orilinario, 
l.os  pies  ifti  po(|uíllo  luengos, 

con  Mis'.hi':'ii:.ú's 'y  Pedros; 
Z.inilio  un  |ui('o,  r;il\o  un  poco, 
líos  pocos  veriliiiioieuo. 
Tres  pocos  desaliñado, 

Y  cuarenta  muchos  puerco. 
Si  canta  por  la  i    ' 


DE  noJ.vs. 

Como  dice  aquel  proverbio. 
No  sólo  espanta  sus  males  , 
Pero  espanta  lus  ajenos  ; 
'  ■  acaso  duerme  la  siesla 
Da  un  ronquido  tan  liorreiulo. 
Que  duerme  en-su  Cigarral 

Y  le  escuchan  en  Toledo; 
como  un  estudiante, 

Y  bebe  como  un  tudesco. 
Pregunta  como  un  Señnr, 

alila  como  un  heredero; 
A  cada  palabra  que  habla 
Aplica  dos  6  tres  cuentos. 
Verdad  es  que  son  muy  largos. 
Mas  para  eso  no  son  buenos; 
No  hay  lugar  donde  no  diga 
Que  ha  estado,  ninguno  ha  hecho 
Cosa  que  le  cuente  á  él 
Que  él  lio  la  hiciese  primero ; 
Si  uno  va  corriendo  pastas 
A  Sevilla,  dice  luego, 
(I  Yo  las  coiTi  hasta  el  Perú, 
Con  eslar  el  mar  en  medio;» 
Si  hablan  de  espadas,  él  solo 
Es  quien  más  entiende  desto, 

Y  á  toda  espada  sin  marca 
La  aplica  luego  el  Maestro ; 
Tiene  escritas  cien  comedias, 

Y  cerradas  con  su  sello, 
Para  si  tuviere  hija 
Dárselas  en  dote  luego; 
Pero  ya  que  no  es  galán, 
Mal  poeta,  peor  ingenio. 
Mal  músico,  mentiroso, 
Preguntador,  sobre  necio, 
Tiene  una  gracia  no  más. 
Que  con  esta  le  podremos 
Perdonar  esotras  faltas : 
Que  es  tan  misero  y  estrecho. 
Que  no  dará,  loque  ya 

Me  entenderán  los  atentos; 
Que  come  tan  poco  el  tal 
Don  Lúeas,  que  yo  sospecho 
Que  ni  aun  esto  podrá  dar. 
Porque  no  tiene  excrementos. 
Estas,  damas,  son  sus  parles. 
Contadas  de  verbo  ad  verbiim; 
Esta  es  la  carta  que  os  traigo, 

Y  este  el  informe  que  he  hecho ; 
Quererle  es  cargo  del  alma. 
Como  lo  será  del  cuerpo; 
Partiros,  no  liareis  muy  bien ; 
Casaros,  no  os  lo aconsVjo; 
Meleros  monja  es  cordura; 
Aparlariis  del,  acierto; 
Ihrmosa  sois,  yo  lo  admiro; 
Iiiscrela  sois,  no  lo  niego; 

Y  asi  e.íti  lilaos  como  hermosa 

Y  pues  sois  discreta,  os  ruigo 
Que  antes  (pie  os  vais  á  casar 
Miréis  lo  que  hacéis  primero. 

DOÑA  ISABEL. 

jDucn  inrorme! 

ANDREA. 

Razonable. 

DOÑA  ISABEL. 

Pero  dime,  ¿cómo  siendo 
Sn  criado  hablas  tan  mal 
De  las  partes  de  tu  dueño? 

ANDREA. 

Cómo  quien  come  su  pan. 

CABELLERA. 

¿Yo  le  Como?  ni  aun  le  almuerzo; 


'  luce  I 


voló  1 


estrecho 


V  estuile  ahora  cumpliendo. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Pues  OS  pasáis  sin  cooier? 


CABELLERA. 

Si  no  fuera  por  don  Pedro, 
Sil  primo,  fuera  criado 
De  vigilia. 

DOÑA  ISABEL. 

Y  diiins  esto. 
Don  Pedro,  ¿quién  es? 

CAUELLERt. 

¿Quiéü  es? 
Es  el  mejor  caballero, 
Má^  bi'/airu  y  más  palan 
Que  abb;ir  puede  el  exceso ; 

Y  á  no  serpohre,  pudiera 
(Uini|ii'lir  con  los  primeros. 
Juega  la  espada  y  la  daga 
Poco  menos  que  el  l'aclicco 
Karvaez,  que  tiene  ajustada 
La  puma  con  el  nlijelo; 

Si  torea  es  Cantillana, 
Es  un  I.one  si  hace  versos. 
Es  agradable,  cortés. 
Es  entendido,  es  alentó. 
Es  üalan  sin  presunción, 
Valieiile  sin  querer  seilo. 
Queriendo  serlo,  hien  quisto, 
Lilieral,  tan  sin  estruendo 
Que  da  y  no  dice  que  ha  dado. 
Que  hay  muy  pocos  que  hagan  esto. 

ANDREA. 

;  Es  posible  qne  tu  padre 
Elif-'iese  aquel  sujeto. 
Pudiéndote  dar  estotro? 

CABELLEnA. 

Ko  me  espanto,  que  en  efeto 
Este  no  tiineun  ocliavo, 

Y  esotro  tiene  dinero. 

ANDREA. 

;,rues  qué  importa  que  lo  tonga, 
bi  lo  guarda? 

DOÑA  ISABEL. 

Yo  no  quiero 
Sin  el  gusto  la  riqueza  ; 
Decidme,  ¿y  ese  don  Pedro, 
Tiene  amor? 

CABELLERA. 

Yo  no  lo  se; 
Mas  trátanle  casamiento 
(.on  la  hermana  de  don  Lúeas. 
Doña  Alfonsa  de  Toledo, 
Que  puede  ser  melindrosa 
Entre  monjas,  y  os  prometo 
Que  se  espanta  de  un  ar.iña, 
Anii(|ue  eslé  ccica  del  ictlio; 
Vid  lili  ratón  el  olrodia 
Eiilnirse  <■»  un  agujero, 

Y  la  diú  de  cura/.on 

Un  mal  con  tan  grave  aprieto 
Que  entre  siele  no  podimos 
Abrirla  siquiera  un  dedo ; 
Pero  son  ellas  Ungidas, 
Como  yo  criailo  vuestro; 
Él  viene  ya  á  recibiros. 

DOÑA  ISADEL. 

No  vendrá,  que  vive  el  cielo, 
(Jue  lioy  ha  de  saber  mi  pad>e... 

Sale  DON  ANTÜMO,  vitjo. 

DON  ANTONIO. 

Doña  Isabel,  ,,quées  aq'jesto? 

DOÑA  ISABEL. 

Es,  que  yo  no  lie  de  casarme, 
ílándenlo  ó  no  tus  preceptos, 
Coa  dou  Lúeas. 

DON  ANTONIO. 

¿Por  (|ué,  hija? 

DOÑA  ISABEL. 

Porque  es  miserable. 


i;ntre  doros  anda  el  julco. 

DON  ANTONIO. 

Eso 
No  te  puede  á  ti  estar  mal 
Siendo  su  mujer,  supuesto 
Qne  venilrás  á  ser  más  rica. 
Cuando  él  fuere  más  atento. 

DOÑA  ISABEL. 

Es  porfiado. 

DON  ANTONIO. 

No  porliar 
Con  él  y  te  importa  menos. 

DOÑA  ISAIIEL. 

Es  necio. 

ION  ANTOMO. 

El  leiüíeirá  bien, 
Y  el  amor  hacediscreíos. 

DOÑA  ISABEL. 

Es  feo. 

DON  ANTONIO. 

Isabel,  los  honiliros 
No  importa  que  sean  muy  feos. 

ANDREA. 

Señor,  es  puerco. 


Limpiarle; 
Pea  lo  que  fuere,  en  elcto, 
Vo  os  he  de  casar  con  él; 
¿Será  mejor  un  mozuelo 
Que  gaste  el  dolé  en  tres  di.is, 
V  que  os  dé  á  comer  requiebros? 
Noramala  nara  vos. 
¿r.ásoos  con  un  caballero 
One  tiene  seis  mil  durados 
De  renta,  y  liareis  pucheros? 
¿Qué  carta  es  esa? 


i,  Y  yo  no  tengo 
Carla  alguna? 

CABELLERA. 

No  señor; 
Voy  á  llamar  á  don  Pedro, 
Porque  hasta  daros  las  cartas 
No  tuve  orden  para  hacerlo; 
Guárdeos  el  cielo.  {Vcse.) 

DON  ANTONIO. 

Él  OS  guarde. 

DOÑA  ISABEL. 

Quitadme  la  vida,  ciclos. 

DON  ANTllMO. 

Veamos;  ¿qué  dice  la  carta. 

DO.ÑA  ISABEL. 

Dice  asi. 

D0:<  ANTONIO. 

Ya  estoy  alentó. 

DOÑA  ISABEL. 

{Lee.)  «nermana:  Yo  tengo  sois  mil 

»y  euaienla  y  dosduc;idn';  de  renlade 

i/iii:ivni  i7i:'i.'  v  irc  I,.mv  ':i   mi  primo 


»del  111,0.  .|i.-^ 
ulosolrus.  jli 
>néof  una  m 


..;...  Dios 
..JO.-,  que  a 


jilay  tal  bestia! 


10 

DOÑA  ISABEL. 

Diine  ahora 
lüen  de  aqueste  majadero. 

DON  ANTONIO. 

Si  liaré,  que  no  es  disparate 
El  que  viene  dicho  á  tiempo; 
Don  Lúeas  es  hoy  marido, 

V  liara  empezar  á  serlo, 
lia  dicho  su  necedad 
Como  tal,  porque,  en  efelo. 
No  es  marido  quien  no  dice 
Un  disparate  primero. 

{Dale  una  mascarilla.) 

DOÑA  ISABEL. 

La  mascarilla  está  aquí. 

ANDREA. 

V  está  en  el  zaguaB  don  Pedro. 

DON  ANTONIO. 

Pues  póntela  antes  que  suba. 

IKIÑA  ISABEL. 

Si  esto  ha  de  ser,  olicdezco. 

{Púnese  la  mascarilla.) 

ANDREA. 

Llamaron. 

DOÑA  ISABEL. 

Llegó  mi  muerte. 

DON  ANTONIO. 

Abre  la  puerta. 

AMiREA. 

Lsloes  hecho. 
Sale  DON  PEünO  y  CABELLEIÍA. 
Sea  usted  muy  bien  venido. 

DON  ANTONIO. 

Don  Pedro,  guárdeos  el  cielo. 

DON  PEDRO. 

Seáis,  señor  don  Antonio, 
Uieu  hallado. 

DON   ANTONIO. 

¿Venís  bueno? 

DON  PEDBO. 

Salud  traigo.  ¿Y  vos? 

DON  ANTONIO. 

Sentaos. 

DON  PEDRO. 

Perdonadme,  que  no  puedo, 
Que  me  ha  ordenado  don  Lúeas 
Qne  llegue  y  no  tome  asieiilo. 
Que  os  pilla  su  esposa  á  vos, 

V  (lue  se  la  lleve  luego. 

DOÑA  ISAIIEL. 

{.\p.  ¡Cielos,  qué  es  esto  que  miro! 
,1-sle  110  es  el  caballero 
Á  quien  le  debí  la  vida?) 
Andrea. 

ANDREA. 

¿Qué  hay?  ¿qué  tenemos? 

DOÑA  ISABEL. 

Este  es  el  que  te  contaba 
(jiie  tengo  amor. 

ANDREA. 

No  te  entiendo. 
;.Rsle  es  quien  le  dio  la  vida, 
(ionio  me  dijiste? 

DOÑA  ISABEL. 

El  mesmo. 

ANDREA. 

¿Y  éste  á  quien  quieres? 

DO.ÑA  ISABEL. 

También. 

ANDREA. 

Si  éste  es  primo  de  tu  dueño, 
¿Qué  has  de  hacer? 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


DOXA  ISADEL. 

Morir,  Andrea. 

DON  PEDRO. 

Aunque  no  merezca  veros, 
Si  las  conjeturas  ven. 
Divina  Isabel,  yo  os  veo. 
Mas  sois  vos,  que  vuestra  fama ; 
Mal  haya  el  que  lisonjero. 
Yendo  á  pintaros  perfecta. 
Aun  no  os  retrató  en  bosquejo ; 
Hírmoso  enigma  de  nieve. 
Que  el  rostro  habéis  encubierto 
Para  que  no  os  adivinen 
Ni  los  ojos  ni  el  ingenio; 
r.erogl-.lieo  difícil, 
Pues  cuando  voy  á  entenderos, 
Cuanto  solicito  en  voces, 
Tanto  acobardo  en  silencios ; 
Permitid  vuestra  hermosura... 
.Mas  no  hagáis  tal,  que  más  quier 
Ver  esa  pintura  en  sombras. 
Que  haber  de  envidiarla  en  lejos: 
Claro  cielo,  sol  y  rayo 
Que  está  esa  nube  tejiendo, 
Venid  á  Toledo  á  ser 
El  más  adorado  objeto 
Que  supo  lograr  Cupido 
En  los  brazos  de  Himeneo; 
La  voz  de  don  Lúeas  lial'la 
En  mi  voz,  yo  soy  quien  ciego 
A  ser  intérprete  vine 
De  aquel  amor  extranjero  : 

Y  pues  sois  rayo,  alunibuid 
Enlresombrasy  reflejos; 
Pues  sois  cielo  y  sol,  usad 
De  vuestros  claros  electos ; 
GerogliQco,  explicaos: 
Enigma,  dad  á  entenderos, 
Pues  descubriéndoos  seréis 
Con  una  causa  y  á  un  tiempo. 
El  geroglilico,  el  rayo, 

El  sol,  la  enigma  y  el  cielo. 

Discreto  parece  el  primo. 

DOÑA  ISADEL. 

Advenid,  señor  don  Pedro, 
Que  se  ha  ido  vuestra  voz 
Hacia  vuestro  sentimiento ; 
Doña  Isabel  es  mi  nombre, 
No  doña  Alfonsa,  y  no  quiero 
Que  allá  le  representéis 

Y  ensayéis  en  mi  el  requiebro ; 

Y  aunque  el  favor  me  digáis 
Por  el  que  ha  de  ser  mi  dueño. 
No  os  estimo  la  alabanza 

Que  me  hacéis,  vedme  primero, 

Y  creeré  vuestras  lisonjas 
Creyendo  que  las  merezco; 
Pero  sin  verme,  alabarme. 

Es  darme  á  entender  con  eso, 
O  que  yo  soy  presumida 
Tanto,  que  pueda  creerlo, 
O  que  don  Lúeas  y  vos 
Tenéis  un  entendimiento. 

DOMPEDRO. 

Pues  el  sol,  aunque  se  encubra 
Km  re  nubes,  no  por  eso 
Deja  de  mostrar  sus  rayos 
Tan  claros,  si  no  serenos; 
El  iris,  ceja  del  sol, 
Más  hermoso  está  y  más  bello 
Cuando  entre  negros  celajes 
Es  circulo  de  los  cielos; 
Más  sobresale  una  estrella 
Con  la  sombra :  los  luceros. 
Porque  esté  oscura  la  noclie, 
No  por  eso  alumbran  menos ; 
Perfume  el  clavel  del  prado 
En  verde  cárcel  cubierto, 
Por  las  quiebras  del  capillo 


Da  á  leer  sus  hojas  luego : 
¿Pues  qué  importa  que  esa  nube 
Ahora  no  deje  veros. 
Si  haheis  de  ser  como  el  iris, 
Clavel,  estrella  y  lucero? 

DOS  AMONIO. 

Doña  Isabel,  ¿qué  esperamos? 
A  la  litera. 

DOS  PEDRO. 
Teneos, 
Que  vos  no  habéis  de  salir 
De  Madrid. 

DON  ASTOMO. 

¿Por  qué,  don  Pedro? 

DON  PEDRO. 

Porque  no  quiere  mi  primo. 

DON  A.NTONIO. 

Pues  decidme ,  ¿cómo  puedo 
Dejar  de  ir  á  acompañar 
A  mi  hija?  Demás  deso. 
Que  si  yo  no  se  la  doy, 
Y  lo  que  ordena  obedezco; 
¿Cómo  me  podrá  dar  cuenta 
De  lo  que  yo  no  le  entrego? 

DON  PEDRO. 

Todo  eso  está  prevenido; 
Ved  ese  papel  que  os  dejo, 
Con  que  no  necesitáis 
De  partiros. 

DON  ANTONIO. 

Va  le  leo. 
¿Qué  es  esto?  papel  sellado. 

{Abre  un  pliego  de  papel  sellado.) 

ANDREA. 

¿Qué  será? 

CADELI.EIIA. 

Y'o  no  lo  entiendo. 

DON  ANTONIO. 

(Lee.)  «r.ecibi  de  don  Antonio  de 
«Salazaruna  mujer,  para  que  lo  sea 
»ni¡a,  con  sus  tachas  buenas  ó  malas, 
valla  de  cuerpo,  pelimorena,ydonce- 
»lla  de  facciones,  y  la  entregaré  tal,  y 
«tan  entera,  siempre  que  me  fuere  pe- 
ndida por  nulidad  ó  divorcio.  En  To- 
»ledo,  á  4  de  Setiembre  de  638  años. 
»—Don  Lúeas  del  Cigarral.  Toledo.y> 

DOÑA  ISABEL. 

¿Para  mi  carta  de  p;igo? 

UON  ANTONIO. 

Don  Pedro,  ¿este  caballero 
Piensa  que  le  doy  mujer, 
O  piensa  que  se  ia  vendo? 

CABELLERA. 

Pues  yo  sé  que  va  vendida 
Doña  Isabel. 

ANDREA. 

Yo  lo  creo. 


Yo  quiero  ver  á  don  Lúeas 
En  las  Ventas;  vamos  luego. 
Ven,  Isabel. 

DOÑA  ISABEL. 

A  morir. 
¡Valedme,  piadosos  cielos! 

DON  PEDRO. 

Aunque  esté  vuestra  pintura 
En  borrón,  tiene  unos  lejos 
Dentro,  que  el  alma  retrata. 
Que  casi  son  unos  mesmos. 

DOÑA  ISAOEL. 

¡Quién  pudiera  descubrirse ! 

DON  PEDRO. 

¡Quién  viera  su  rostro! 

DOÑA  ISABEL. 

¡Cielos, 


DON  ANTORIO. 

Ea,  Isabel,  á  la  litera. 

ANDREA. 

Vé  delante. 

CABELLERA. 

Allá  te  espero. 

DON  ANTONIO. 

Yo  lo  erré;  vamos. 

DOÑA  ISABEL. 

Ya  voy. 

DON  ANTONIO. 

¿Qué  esperáis? 

DO»  PEDRO. 

Va  os  obedezco. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Si  fuese  yo  la  que  quiere? 

DON  PEDRO. 

¡Si  éste  es  mi  perdido  duefio! 

DON  ANTONIO. 

¿Mas  si  don  Lúeas  es  rico. 
Qué  importará  que  sea  necio? 

{Vanse.) 

Salen  DON  LUIS  v  CARPiANZA, 

criado. 

CARRANZA. 

¿No  me  dirás,  don  Luis,  adonde  vamos? 

Ya  en  las  Ventas  estamos 

Del  muy  noble  señor  Torrejoncillo, 

ü  del  otro  segundo  Peralvillo, 

Pues  aquí  la  hermandad  mesonilante 

Asaetea  á  todo  caminante; 

Don  Luis,  habla,  conmigo  te  aconseja, 

¿No  me  dirás  qué  tienes? 

DOS  LUIS. 

Una  queja. 
(Vaséasc.) 

CARRANZA. 

¿A  qué  efecto  has  salido  de  la  Corte? 
¿En  estas  Ventas  ,  di ,  qué  habrá  que 
l'ara  tu  sentimiento?  [importe 

¿Di,  qué  tienes,  Señor? 


Desvalimiento. 

CARRANZA. 

Deja  hablar  afeitado; 
Y  (lime,  ¿á  qué  propósito  has  llegado 
A  estas  Ventas?  reliéreme,  en  elelo  : 
¿Qué  vienes  á  buscar? 

DON  LBIS. 

Uusco  mi  objeto. 

CARRANZA. 

¿Qué  objeto?  habladme  claro,  Señor 
DON  LUIS.  [mió. 

Solicito  á  mi  llama  mi  albedrio. 

CARRANZA. 

¿No  acabaremos,  y  dirás  qué  tienes? 

DON  LUIS. 

¿Quieres  que  te  procure  á  mis  desde- 
CARRANZA.  [nes? 

A  oírlos  en  tu  proa  me  sentencio. 

DON  LUIS. 

¿Y,  en  fin,  han  de  salir  de  mi  silencio? 

CARRANZA. 

Dilos,  Señor. 

DON  LlIS. 

Pues  á  mi  voz  te  pido 
Que  hagas  un  agasajo  con  tu  oido; 
Carranza,  amigo,  yo  mehalléindiTiado, 
Costóme  una  deidad  casi  un  cuidado; 
Mentalmente  la  dije  mi  deseo, 


Aspiraba  a  los  lazos  de  Hiincnco, 

Y  e!la  viendo  mi  amor  enternecido, 
Se  dejó  tratar  mal  del  dios  Cupido ; 
Su  padre,  que  colige  mi  deseo. 

En  Toledo  la  llama  á  nuevo  empleo, 

Y  hov  sale  de  la  Corle 
l'ara'lograr,  indigno,  otro  consorte; 
Por  aquí  ha  de  venir.yaqui  la  espero. 
Convalecer  á  mi  esperan/.a  quiero, 
Dando  al  labio  mis  ímpetus  veloces, 
A  verquéliacensus  ojos  conmis  voces; 
Isabel  es  el  dueño. 

Verdad  del  almay  alma  desteempeño, 
La  que  con  tanto' olvido 
A  un  amante  ferio  por  un  marido; 
Suspiraré,  C;irranza,  vive  el  ciclo. 
Aunque  me  cueste  todo  un  desconsue- 
Inlimaréla  lodo  mi  cuidado,  [lo; 

Aunque  muera  de  liaherle  declarado; 
Culiiaré  aquel  desden  ,  que  el  pecho 
[indicia, 
Aunquedestemple  airada  la  caricin; 
Mas  si  los  brazos  del  consorte  enlaza, 
Indignaréme  con  el  amenaza: 
Mis  ansias,  irritado,  airado  y  fiero , 
Trasladaré  á  las  iras  del  acero, 
Que  es  descrédito  hallarme  yo  corrido, 
quedándose  mi  amor  tan  desvalido. 
Esta  es  la  causa  ,  por  qué  de  esta 
[suelte 
Yo  mismo  vengo  á  agasajar  mi  muer- 
[le; 
De  suerte,  que  corrido,  amante  y  oe- 
[cio 
Vengo  á  entrar  por  las  puerlas  del 
[desprecio: 
Con  vuelo  que  la  luz  penetrar  osa 
Galanteó  mi  muerte  mariposa; 
I'orque  en  este  desden,  que  amante 
[exlraño, 
Me  suelte  mi  albedrio  el  desengaño, 
\  en  este  sentimiento 
Mi  elección  deje  libre  mi  tormento, 

Y  para  qiieJsabel  desconocida 
Lugre  mi  muerte,  pues  logró  su  vida. 

CARRANZA. 

01  tu  relación,  y  maravilla 

üue  con  cuatro  vocablos  de  cartilla. 

Todos  impertinentes, 

Me  digas  tantas  cosas  diferentes. 


Gente  cursa  el  camine,  ¿si  ha  llegado? 

CARRAXZA. 

¿Qué  es  cursa?  ¿este  camino  está  pur- 
u.No.  (Dentro.)        [gado? 
¡Hadelaveota! 

TODOS.  (Dentro.) 

¡Hala! 

mo.  (Dentro.) 

¡lia,  seor  ventero! 
¿Hay  qué  comer? 

DOS.  (Dentro.) 

.No  faltará  camero. 
DNO.  (Dentro.) 
¿Es casado  vusted? 

DOS.  (Dentro.) 

Mas  bá  de  treinta, 
o.xo.  (Dentro.) 
Scgan  eso, carnero  hay  en  la  venta. 

TRES.  (Dentro.) 
Huésped,  asi  su  nómbrese  celebre. 
Véndame  un  galo  que  parezca  liebre. 

TODOS.  (Dentro.) 
¡Hala! 

UNO.  (Dentro.) 
¿Qué  hay? 


ENTRE  I5ÜD0S  ANDA  EL  JULCO. 
DOS.  (Dentro.) 

¡Mentecato! 
Compra  al  huésped  ,  que  es  liebre  y 
CARRANZA,    [tira  á  gato. 
Una  dama,  y  un  hombre  miro. 

DON  LUIS. 

Quedo, 
Espérate,  qae  vienen  de  Toledo. 

CARRANZA. 

Nada,  pues,  te  alborote. 

UNO.  (Dentro.) 
¿Donde  van  Dulcinea  y  don  Quijote? 

DOS.  (Dentro.) 
Dónde  ha  de  ir,  al  Toboso  por  la  cuen- 
DON  LUCAS.  (Dentro.)        [la. 
Voy  al  infierno. 

BNo.  (Dentro.) 

Eso  es,  voy  á  la  Venta. 
DON  lEis.  (Dentro.) 
¡Raro  sugelo  es  este  que  ha  llegado! 

CARRANZA. 

Aqueste  es  un  don  Lúeas,  un  men- 
De  Toledo.  [guado 

UNO.  (Dentro.) 
¡Ah!  seor  huésped,  si  le  agrada, 
Écheme  ese  fiambre  en  ensalada. 

DOS  (Oeníro.)  [asiento, 
Si  va  á  Madrid  la  ninfa  á  estar  de 
En  la  calle  del  Lobo  hay  aposento. 

TRES.  (Dentro.) 
Pues  á  fe  que  es  mujer  de  gran  tra- 
DON  LUCAS.  (Dentro.)  [bajo. 
Pues  ¡voto  á  Jesucristo!  si  me  bajo. 
Que  han  de  entrar  en  la  venta  por  la 
TODOS.  (Dentro.)  [posta, 
(iua,  gua. 

UNO.  (Dentro.) 
Que  la  ha  tendido  don  Langosta. 
DON  LtcAS.  (Dentro.) 
Mentís,  canalla. 

CARRANZA. 

Ahora  ha  echado  el  resto. 
DON  LticAS.  (Dentro.) 
Apeaos,  doña  Alfonsa,  acabad  presto, 
Porque  quiero  reñir. 

do.Sa  alfonsa.  (Dentro.) 

Deleiuc,  espera. 
Que  me  dará  un  desmajo,  que  me 
DNO.  (Dentro.)      [muera. 
Doña  Melindre,  déjele. 

DON  LticAS.  (Dentro.) 

¿Qué  espero? 
Matarélos  á  fe  de  caballero. 

DOÑA  ALFONSA.  (Dentro.) 
Detente,  hermano. 

DON  LtiCAs.  (Dentro.) 

Vínome  la  gana. 

Salen  DON  LUCAS  y  DOS  A  ALFONSA. 
Téngame  cuenta  usted  con  esta  ber- 
DON  LUIS.  [mana. 

¿No  vé  vusted,  que  es  vaya? 

CARRANZA. 

Uced  se  tenga. 

DON  LIJCAS. 

Conmigo  no  ha  de  haber  vava  ni  ven- 
Gentecilla...  ■         [ga. 
TODOS.  (Dentro.) 
Gua,  gua. 


il 

D0.\  LUIS. 

Tened  templanza- 
UNO.  (Dentro.) 
Envaine  vucsarced,  señor  Carranza. 

DON  LliCAS. 

¿A  mí  Carranza,  villanchón  malvado? 

CARRAHZA.        [honrado. 
Vo  soy  Carranza,  y  soy  muy  hombre 

(Em¡itiña  la  espada  Carranza). 
Que  yo  también  me  atufo  y  me  abo- 

DON  LliCAS.         [chorno. 
Mientes  líi,  y  cinco  leguas  en  coiilor- 

CARRAXZA.  [lio- 

Sáquela.  (Saca  la  espada.) 

DON  LUIS. 

Téngase,  que  ya  me  enfada. 

DON  LUCAS. 

Déjeme  darle  solo  esta  estocada. 

DON  LUIS. 

Tened. 

DON  LlJCAS. 

Yo  he  de  tirarle  este  aUiliajo. 

DON   LOIS. 

No  me  desperdiciéis  este  agasajo. 

DON  LUCAS. 

No  os  entiendo. 

BOÑA  ALFONSA. 

Señor,  mira. 

DON  LUIS. 

Repara. 
Que  es  mi  sirviente. 

D0>  LUCAS. 

Fuera. 
DON  PEDRO.  (Dentro.) 

Para. 
TODOS.  (Dentro.) 

Pira. 

DON  LUIS. 

Una  litera  eotró  ,  y  podéis  templaros. 

DON  LUCAS.  [tnros. 

Aunque  entre  un  coche  tengo  de  nia- 

Sale  DON  PEDRO,  DON  ANTONIO, 
CABELLERA  ,  ANDREA  r  DOÑA 
iSAREL,  con  mascarilla. 


Detente. 

DON  l.l'CAS. 

No  me  vayan  á  la  mano, 

DON  ANTONIO. 

¿Con  quién  riñe? 

DON  LUIS. 

Con  este  mi  criado 

DON  ANTONIO. 

Con  un  pobre  criado  asi  indignado? 
Don  Lúeas,  débaos  yo  aquesta  teni- 
DON  LUCAS.  [planza. 

Yo  pensé  que  reñía  con  Carranza. 

DON  LUIS. 

Envainad  ,  pues  os  logro  tan  tcmpla- 

DON  LliCAS.  [lio. 

Primero  ha  de  envainar  vuestro  cria- 
CARBANZA.  [do. 

La  espada  dcsem|iuño, 
(¡envainen.) 

Y  obedezco. 

DON  LUCAS. 

Vo  envaino  la  ilc  Orluño. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Andrea,  ¡qué  mal  hombre!  | 

A.>DREA.  i 

¡(iiié  oseo  y  negro! 

DON  LICAS. 

For  mi  cuenta.  Señor,  ¿vos  sois   mi 
Do>-  AMO.MO.       [suegro? 
Vueslro  padre  seré. 

DO.N  PEDRO. 

Muero  abrasado. 
DOÑA  ALFOSSA.     [liabiado'' 
Don  Pedro,  ¿qué  será  que  no  me  lia 
Mjs  lauíbien  puede  ser  que  no  me 
DUNA  i>ABKL.  [vea. 

Doña  Alfonsa  es  aquella  ,  amiga  An- 
dón LUIS.  [Urea. 
Esta  es  doña  Isabel. 

CARRANZA. 

Callar  intenta. 

ANDREA. 

Don  Luisillo  también  está  en  lávenla. 

DON  ¡.ns. 
No  puedo  resistirme. 

DOÑA  fSABEL. 

¡Que  basta  aquí  haya  venido  á  perrc- 
DiiN  LLCAS.         [guiíniel 
¿Y  hala  visto  mi  lierniaiio? 

DON  ANTONIO. 

■Ni  la  ha  hablado. 

DON  Ll'C  \S. 

¿Vino  siempre  euhieila? 

DON  A.MOMO. 

Asi  ha  ¡icgado. 

DON  I-tCíS. 

¿Y  en  Gn,  me  quiere  bien? 

DON  ANTONIO. 

Por  vos  se  muere. 

DON  LUCAS. 

Y  la  puedo  decir  lo  que  quisiere? 

DON  ANTONIO. 

Si,  podéis. 

DON  LtJCAS. 

¿Puedo'; 

DON  PEDRO. 

Si.  obligarla  intenta. 

DOS  LUCAS. 

Pues  asi  os  guarde  Dios,  que  ten¡;ais 

lili  amor,  que  apenas  osa        [cuenta. 

A  hablaros,  dice  liel. 

Que  una  de  dos,  Isabel, 

O  sois  fea,  ó  sois  hermosa. 

Si  sois  hermosa,  se  acierta 

Kn  cubrir  cara  lan  rara,     . 

Que  no  ha  de  andar  vueslra  cara 

Con  la  cara  de.scubiirta. 

Si  fea.  e!  taparos  sea 

Diligencia  bien  lograda. 

Puesto  que  estando  lapada, 

Nadie  sabrá  si  sois  lea. 

Oue  todos  se  ban  de  holgar,  digo, 

Con  vos,  si  hoy  hermosa  os  ven; 

Mas  si  os  ven  lea,  también 

Todos  se  holgarán  conmigo. 

Pues  estaos  asi  por  Dios, 

Aunque  os  parezca  importuno. 

Que  no  se  ha  de  holgar  ninguno, 

^i  conmigo,  ni  con  \os. 

DOÑA  ISAOEL. 

¿Qué  hombre  es  este,  Andrea? 

ANDREA. 

El  peor 
Que  he  visto,  señora  mia. 


DOS  ANTONIO. 

¡Que  necedad! 

DON  LOIS. 

Grosería. 

DON  LUCAS. 

¿No  me  habláis? 

DOÑA  ISAOEL. 

Digo,  Señor, 
Que  debo  agradecimiento 
A  ansias,  y  pasiones  tales. 
Pues  en  vos  admiro  iguales 
El  talle,  )■  tiileiidimieiiio. 
La  lama  que  vos  leiieis, 
l'iM-  Ser  quien  sois,  os  adamac 
l'ero  no  ilijo  la  lama 
Taiild  como  merecéis. 

V  asi  la  miierle  n  sislo 
Tarde,  pues  qnieio  decir. 
Que  en  vieiuluos  pensé  morir, 

Y  ja  muero  balnéiidoos  visto. 

DON  LUCAS. 

¡Lindo  ingenio! 

DO.t  ANTONIO. 

Asi  lo  crea 
Vuestra  pasión  prevenida. 

DON  LUCAS. 

¿Qué  decís? 

DON  PEDRO. 

Que  es  entendida, 

Y  debe  de  ser  muj  lea. 

DOÑA  ALFONSA. 

Ha?,  que  el  rostro  se  descubra, 
Hermano,  si  verla  intentas. 

DON  LUCAS. 

Dejádmela  brujulear, 
Que  piula  bien. 

DO.Sa  ALFONSA. 

A  qué  espaas? 

DON  LUCAS. 

Isabel,  hacedme  gusto 
Ue  descubriros,  j  sea 
La  mascara  el  primer  velo 
Que  corráis  á  la  modeslia, 
gue  están  a(|ui  debatiendo 
M  sois  lea  ó  no  sois  lea. 

V  si  acaso  sois  herniosa. 
No  es  juslicia  que  yo  lenga 
Mancilla  en  el  corazón. 
Porque  no  tengáis  vergüenza. 

DOÑA   ISAUEL. 

Los  que  son  en  vos  preceptos, 
Han  de  ser  en  mi  obediencias. 
Yo  me  descubro. 

(Quitase  la  mascariUa.) 


Don  Antonio,  á  fe  de  veras. 
Que  hacéis  excelentes  caras. 

Era  su  madre  muy  bella. 

DON  PEDRO.  (Ap ) 
Vive  Dios,  que.  es  Isabel, 
A  quien  en  la  rubia  arena 
De  .Manzanares,  un  día 
Libré  de  la  muerte  hera. 

DON  LUCAS. 

¿Qué  OS  parece  la  fachada, 
Primo  miüV  hablad. 

DON  PEDRO. 

Que  es  bue 

DOÑA  ISARtL    {.\p.) 

Ya  me  conoció  don  Pedro, 
Poniue  son  los  ojos  lenguas. 


DON  PFDDO. 

;.Y  á  ti  qué  te  ha  parecido. 
Doña  AlfoDsa? 

DOÑA  ALFONSA. 

Que  es  muy  fea. 

do:»  PEDRO. 

Eres  mujer,  y  no  quieres 
Que  alaben  otra  belleza. 

DON  LUCAS. 

Pensando  estoy  (pié  deciros. 
Después  que  os  vi  descubierta, 
(iine  no  sé  lo  que  me  di^a. 
l'edro. 

DON  PEDRO. 

Scüor. 


Oyes,  Mega, 

Y  di  por  la  boca  verbos, 
O  lo  que  á  ti  le  parezca: 
Habíala  del  mismo  mudo 
Como  si  yo  mismo  fuera ; 
Dila  aquéllo  qneui  sabes, 
lie  luceros  y  de  estrellas. 
Tierno  como  el  mismo  yo, 
Hasia  dejarla  muy  tierna; 
Que  cubierta,  yo  me  aircvo 

A  hablar  como  una  manteca; 
Pero  en  mi  vida  lie  sabido 
Hablar  tierno  á  descubiertas. 

DON  PEDRO. 

¿Yo  be  de  llegar? 

DON  LUCAS. 

Si ,  primillo. 
Con  mi  propio  poder  llegas. 

DON  PEDRO. 

¿Con  qué  alma  la  he  de  decir 
Los  requiebros  y  ternezas. 
Si  es  fuerza  qué  haya  de  hablar 
Con  la  luya? 

DOS  LIJCAS. 

Con  la  vuestra: 
Señora,  allá  va  Perico, 
No  hay  sino  teneos  en  buenas, 

Y  ndverlid  .  que  los  requiebros 
Que  os  dijere,  los  requiebra 
Con  mi  poder,  respnndedle 
Como  si  á  mi  propio  luera: 
Empezad. 

DON  PEDRO. 

Y'a  le  obedezco. 

DOÑA  ISABEL. 

Déme  mi  dolor  paciencia. 

ANDREA. 

Lindo  empleo  hizo  Isabel. 

DON  PEDRO. 

Amor  alas  tiene,  vuel.i, 
Sni  gió  la  nave  en  el  puerto. 
Hallo  el  piloto  la  eslrella. 
Dio  el  airoyo  con  la  rosa. 
Salió  el  arco  en  la  loruieuta. 
Gozó  el  arado  la  lluvia  , 
Hallaron  el  sol  las  nieblas, 
Rompió  el  capillo  la  flor, 
Encontró  el  olmo  la  yedra. 
Tórtola  halló  su  consorte. 
El  nido  el  ave  ligera. 
Que  eslo  y  baberos  hallado, 
Todo  es  una  cosa  mesma. 
liien  haya  ese  velo  ó  nube, 
Que  piadosanienle  densa. 
Porque  no  ofendiese  al  sol, 
Detuvo  á  la  luz  perpleja. 
\o  lie  visto  nacer  el  dia 
Cotí  clara  luz  y  serena 
Para  castigar  el  prado, 
O  ya  en  sombras  ó  ya  en  nieblas. 
Yo  he  visto  influir  al  sol 
Serenidades  diversas. 


ENl 


noüos  AM)A  1::l  juego. 


Para  engañar  al  mar  cnno 
(0:1  una  y  otra  lormenla; 
I'ero  engañarme  con  sombras, 

Y  herir  con  Iii7.,  es  destreza 
l}ue  ha  invenlado  la  hermosura, 
(,lue  es  de  las  almas  maeslra. 
Vos  sois  más,  que  aquello  más 
Que  cupo  en  luda  mi  idea, 

Y  aun  más  que  aquello  que  miro, 
Si  hay  más  en  vos,  ((ue  mas  sea. 
Que  lan  iguales  se  anudan 

Kn  VüS  ini;enio  y  bLÜcza, 
Vuestro  donaire  tan  uno 
Se  ha  unido  con  la  modestia. 
Que  si  rendirme  no  mas 
Que  3  la  hermosura  quisiera, 
lil  ingenio  me  ha  de  liacor 
Que  del  ingenio  me  venza. 
Si  del  donaire  y  recalo 
Ks  quien  igual  me  snjela, 
Pori|ue  como  estas  virtudes 
Eslan  unidas,  es  fuerza 
Que  ó  no  os  quiera  por  ninguna, 
U  que  por  todas  os  quiera. 
DOX  l.liCAS.  {Ap.) 
.^p^i^ta  la  mano,  Pedro, 
Que  esto  es  poco. 

DON  rFDRO. 

Hermosa  hiena, 
Que  halagaste  con  voz  blanda 
Para  herir  con  muerte  fiera, 
¿Cómo,  decidme,  de  ingrata 
Soberbiamente  se  precia 
Quien  me  ha  pagado  una  vida 
Con  una  muerte  sangrieiilü? 
Desde  el  instante  que  ns  vi. 
Se  rindieron  mis  potencias 
De  suerte... 

DOÑA  I.SAÜFL. 

Mirad.  Señor, 
Que  es  grosería  muy  necia. 
Que  me  vendáis  un  desprecio 
A  la  luz  de  una  fineza. 
Nú  entra  amor  tan  de  repente; 
Por  la  vista  amor  se  engendra 
Del  trato,  y  no  he  de  creer 
Que  amor  que  entra  con  violencia 
Deje  de  ser,  como  el  rayo, 
Luz  luego  y  después  pavesa. 

DON  FEDliO. 

No  engendra  el  amor  al  trato, 
Isibel,  (|iie  si  eso  lucra, 
Fuera  (|uei'ida  también. 
Siendo  discreta  una  lea. 

DOÑA  ISABEL. 

El  trato  engendra  al  amor, 

Y  para  que  la  experiencia 
Lo  enseñe,  si  nu  hay  agiado 
Es  cieno  que  no  lia\  belleza. 
El  agrado  es  hermosura. 
Para  el  agrailo  es  de  esencia 
Que  haya  trato:  luego  el  trato 
Es  el  que  el  amor  engendra. 

DO.»  PF.DKO. 

Con  trato  amor,  yo  confieso. 
Que  es  perl'ectu;  mas  se  emienda, 
Que  amor  puede  haber  sin  trato. 

DO.ÑA  ISAIIF.L. 

Pero  en  fin,  amor  se  acendra 
En  el  trato. 

D0:<  PRDDO. 

Decis  bien. 

DO.ÑA  ISADEL. 

Pues  si  es  asi,  luego  es  fuerza 
Que  os  quede  más  que  quererme. 
Si  mas  que  tratarme  os  queda. 

Do:(  LUCAS.  (.4;;.) 
No  me  agradan  estos  tratos. 


DO:t   PEDRO. 

Concedo  esa  consecuencia, 
Mas  ya  os  trata  amor,  si  os  oye. 
Va  03  quiere  amor. 

DOMLCCíS.  (.4p) 

Mucho  aprieta. 

DOÑA  ISABLL. 

¿Y  me  quercisí 

DOTt  PRnnn. 
Os  adoro; 
Sólo  falta  que  yo  vea 
Vuestro  amor. 

DOÑA  ISADEL. 

Dirá  le  el  tiempo, 

DON  PEDRO. 

No  le  deis  al  tiempo  treguas, 
Teniendo  vos  vuestro  amor. 

DOÑA  ISABEL. 

Pues  como  á  nii  esposo  es  facTía 
Quereros. 

D0>'  PEDIiO. 

Seré  dichoso. 

DOÑA  ISABEL. 

Esta  maao,  que  lo  es  vuestra 
Lo  dirá. 

DON  LrCAS. 

No  es  sino  ni;a; 

{Tómnla  la  mano  don  Lía 
Y  es  muy  grande  desvergüenza 
Que  os  toméis  la  mano  V(]S 
Sin  diirmela  á  mi  en  la  iglesia; 
l'rimillo,  fondo  en  cuñado, 
Idos  un  poco  á  la  lengua. 

DON  PEDH0. 

Si  yo  hablaba  aqui  por  vos. 

DON  LliCAS. 

Sdisnn  hablador,  y  ella 
Es  también  otra  habladora. 


Si,  pero  sois  licenciosa. 

DON  PEDBO. 

Como  tú  dijiste  que  era 
Poco  lo  que  la  decia... 

DON  LLCAS. 

Poco  era,  ((Uien  os  lo  niega; 
Mas  ni  tanto,  ni  tan  poco. 

DOÑA  ALFON.SA.  {Ap.) 

¡Que  ella  le  hablase  lan  tierna, 
V  que  él  le  adore  tan  fino! 

DON  LUCAS. 

Doña  Alfonsa. 

DOÑA  AI.FONSA. 

¿Queme  ordenas? 

DON  LUCAS, 

Llevaos  con  vos  esta  mano. 

(üala  la  mano  de  doña  Isabel.) 

DOÑA  ALFONSA. 

Si  haré,  y  pido  que  me  teugas 
Por  lu  amiga  y  servidora. 
{Ap.  Y  tu  enemiga). 

DON  LUCAS. 

En  Illescas 
Me  he  de  casar  esta  noche. 

DOÑA  ALFONSA. 

Hasta  ir  á  Toledo  espera. 
Para  que  don  Pedro  y  yo 
Nos  Casemos,  yaili  sean 
Tu  boda  y  la  inia  juntas. 

DOÑA  ISABEL. 

[Ap.  Antes  quiera  Amor  que  muera.) 


Señora  niia,  no  estoy 
Para  esperaros  seis  leguas. 

DON  LUIS. 

Muerto  estoy;  á  acompañaros 
Iré  con  vuestra  licencia, 

Y  celebrar  vueslra  boda: 

Vo  soy  don  Luis  de  Contreras, 
Vuestro  servidor  antiguo. 

DON  LIJCAS. 

No  OS  conozco  en  mi  conciencia. 

DON  LUIS. 

Y  amigo  de  vuestro  padre. 

DON  LUCAS. 

.''ed  su  amigo,  norabuena: 
Pero  no  habéis  de  ir  conmigo. 


Llega  el  coche. 


Vo  be'de  i 


ANDBEA. 

La  litera. 

DON  LUIS. 

n  vos. 

DON  LUCAS. 


Voto  á  Dios, 
Que  me  quede  en  esta  Venta. 

DON  LUIS. 

Ya  me  quedo. 

DON  LlJCAS. 

¡Gran  favor! 

DOÑA  ISABEL. 

Mticría  voy. 

CABELLERA. 

¡Hermosa  bestia! 

DOÑA  ALFONSA. 

Muriendo  de  celos  parto. 

DON  PEURO. 

;  Que  esto  mi  dolor  consienta ! 

DON  ANTONIO. 

;Que  esto  mi  prudencia  sufra ! 

DOÑA  ISABEL. 

¡Que  esto  influyese  mi  estrella! 

DON  LUCAS. 

Alfonsa,  ¿guarthis  la  mano? 

DOÑA  ALFONSA. 

Sí,  Señor. 

DON  LCCAS. 

Pues  tened  cuenta. 
Entre  bobos  anda  el  juego; 
Pedro,  entrad. 

DON  PEDRO. 

¡Cielos,  paciencia! 

DON  LUCAS. 

Guárdeos  Dios,  señor  don  Luis. 

DON  LUIS. 

Allá  he  de  ir,  aunque  no  quiera. 


JORNADA  SEGUNDA. 

Sale  DON  PEDRO  en  jubón,  con  som- 
brero, capa  ti  espada,  y  CAÜELLK- 
UA,  medio  desnudo,  por  el  patio  del 


CABELLERA. 

;,A  dónde  vas,  Señor,  de  esta  manera. 
Medio  desnudo? 

DON  PEDRO. 

Calla,  Cabellera. 

CABELLERA.  [do, 

A  las  dos  de  la  noche,  qne  ja  han  da- 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


De  mi  medio  coluirpio  me  has  saca- 
Y  discurrir  no  puedo  [do, 

Doade  abura  me  llevas 

DON  PEDRO. 

Habla  quedo. 

c*nF.Li.EnA. 
Si  hemos  de  ir  fuera  ,  aquí  miro  cer- 
La  puerta  principal  de  la  posada,  [rada 

no.x  lEDno. 
No  ha  sido  ese  mi  iiilerito. 

CABELLERA. 

¿Pues  á  dónde  hemos  de  ir? 
DOX  PEuno. 

A  este  aposento. 

CADELLERA. 

Don  Lúeas  aqui  duerme  recogido, 
Que  se  nye  en  lodo  lllescas  el  ronqui- 
Doña  Alfonsa  su  hermana  [do; 

Duerme  en  otra  alcobilla  á  él  cercana. 

DON  PEDRO. 

¿Y  el  padre  de  Isabel? 

CADELLFRA. 

Duerme  á  aquel  lado. 
En  aquel  aposejitu. 

DOK  PEDRO. 

¿Esiá  cerrado? 

CAHELLERA. 

Cerrado  está;  di  lo  que  quieres,  ea. 

DOS  PEDRO. 

¿Y  dónde  están  doña  Isabel  y  Andrea? 

CADELLERA. 

En  esta  sala  están. 

DUM  PEDRO. 

Ven  poco  á  poco. 
Que  la  tengo  de  hablar. 


Si  no  estás  loco;  [nado, 
Que  has  de  perder  el  seso  he  iniagi- 
¿yué  es  esto»  lü.  Señor,  enamorado 
De  una  mujer,  que  serlo  presto  espera 
De  don  Lúcasf 

DOM  PEDRO. 

Si,  amigo  Cabellera. 

CAUELLERA. 

Ten,  Señor,  más  templanza; 

¿Tu  fallar  de  tu  primo  á  la  confianza? 

Cómo,  ¿lü  enamorado  de  repente? 

DON  PEUllO.  ng. 

Más  anciano  es  el  mal  de  mi  acciden- 
Siglos  ha  que  padezco  un  mal  eleruo. 

CABELLERA. 

Yo  tuve  tu  accidente  por  moderno; 
Pero  si  liene  tanta  edad,  más  sabio 
Ouiero  saber  tu  pena  de  tu  labio; 
Dnue  tu  amor  ,  que  ya  quiero  escu- 
DON  PEDRO.  [charle. 

¿Qué  intentas  con  oirle? 

CABELLERA. 

Disculparle. 

DON  PEDRO. 

¿Me  ayudarás  después? 

CABELLERA. 

Soy  tu  criado. 

DON  PEDRO. 

¿Óyenos  alguien? 

CABELLERA. 

Todo  está  cerrado. 

DON  PEDRO. 

¿Tendrás  secreto? 

CABr.LLERA. 

Ser  leal  intento. 


DOn  PEDRO. 

Pues  escucha  mi  amor. 

CABELLERA. 

Ya  estoy  atento. 

DON  PEDRO. 

Kra  del  claro  JuUu  ardiente  dia  : 
Manzanares  al  solo  presidia. 

Y  en  clase,  que  la  arena  ha  fabricado. 
Lecciones  de  cristal  dictaba  al  prado, 
(Cuando  al  morir  la  luz  del  sol  ardien- 
Solicito  bañarme  en  su  corriente;  [te, 
Kn  un  caballo  sendas  examino , 

Y  á  la  Casa  del  Campo  ine  destino. 
Llego  á  su  verde  falda. 

Elijo  fértil  sitio  de  esmeralda, 

Del  caballo  me  apeo. 

Creo  la  amenidad,  el  cristal  creo, 

Y  apenas  con  pereza  diligente 

La  templanza  averiguo  á  la  corriente. 
Cuando  alegres  también  como  velo- 
[ees, 
A  un  lado  escucho  femeniles  voces. 
Guio  á  la  voz  los  ojos  prevenido, 

Y  sólo  la  logré  con  el  oido; 
Piso  por  las  orillas,  y  tan  quedo, 
Que  penseque  pisaba  con  el  miedo: 
.Masía  voz  me  encamina,  y  m.'is  me 

[llama, 
Voy  apartando  la  una  y  otra  rama, 

Y  en  el  libio  cristal  de  la  ribera 

A  una  deidad  hallé  de  esta  manera, 
lodo  el  cuerpo  en  el  agua  hermoso  y 
[bello, 
Fuera  el  rostro,  y  en  roscas  el  cabe- 
[llo, 
Deshonesto  el  cristal  que  la  gozaba. 
De  vanidad  al  soto  la  enseñaba; 
Mas  si  de  amante  el  soto  la  quería, 
Por  gozársela  él  todo,  la  cubria. 
Quisieron  mis  deseos  diligentes 
Verla  por  los  cristales  trasparentes, 

Y  al  dedicar  mis  ojos  á  mi  pena. 
Estaba  al  movimiento  de  la  arena. 
Ciego  ó  turbio  el  cristal ;  y  dije  luego: 
,.Q«ién  con  esta  deidad  no  ha  de  eslar 
Turbio  el  cristal  estaba,  [ciego? 

Y  cuanto  más  la  arena  le  enturbiaba. 
Mejor  la  vi,  que  al  no  ver  la  corriente, 
sólo  era  su  deidad  lo  trasparente; 

.No  el  rio,  que  al  gozar  lanía  hermosn- 
[ra. 
Él  es  quien  se  bañaba  en  su  blancura. 
Cubria,  para  ser  segundo  velo. 
Túnica  de  Cambray  todo  su  cielo, 

Y  sólo  un  pié  movia  el  cristal  blando, 
Sin  duda  imaginó  que  iba  pisando; 
Pero  cuando  sin  verse  se  mostraba. 
Un  plumaje  del  agua  levantaba. 

Del  curso  propio  con  que  se  movia, 
Viale  entre  el  cri.stal.  y  no  le  via. 
Que  distinguir  no  supo  mi  albedrlo 
Ni  cuándo  era  su  pié,  ni  cuánilo  el  rio. 
Procuraban  ladrones  mis  enojos 
Kobar  sus  perfecciones  con  los  ojos, 
Cnando  en  pié  se  levanta  toda  hielo, 
Cubre  el  cristal  lo  que  descubre  el 
[velo: 
Recatóme  en  las  ramas  dilatadas. 
Prevenidas  la  esperan  sus  criadas; 
Dícenla  todas  que  á  la  orilla  pase, 

Y  nada  se  dejó  que  yo  robase ; 

Y  en  lin,  al  recogerla. 
Tiritando  salió  perla  con  perla; 

Y  yo  dije  abrasado: 

;0h  qué  bien  me  parece  el  fuego  hela- 
Sale  á  la  orilla,  donde  verla  creo,  [do! 
Pónensenie  delante  y  no  la  veo : 
Enjúgala  el  alhago  prevenido 
La  nieve  que  ella  habia  derretido; 
Cuando  un  toro  con  ira  y  osadia 
(Que  era  dia  de  iiestas  este  di.-i) 


Desciende  de  Madrid  al  rio;  y  luego 

Más  irritado,  sí,  que  no  más  ciego, 

Quiere  cruel  é  implo 

De  coraje  beberse  todo  el  rio : 

Bebe  la  blanca  nieve. 

Bebe  más,  y  su  misma  sangre  bebe. 

El  pecho,  pues,  herido,  el  cuello  roto, 

Partea  vengar  su  injuria  por  el  solo, 

Las  cortinas  de  ramas  desabrocha. 

Sacude  con  la  coz  á  la  garrocha,  [ra, 

Y  á  mi  hermosa  deidad  vencer  procu- 
Que  se  quiso  estrenar  en  la  hermosu- 

[ra. 
Huyen,  pues,  sus  criadas  con  recelo, 

Y  ella  se  honesta  con  segundo  velo; 
Que  aunque  el  temor  la  halló  despre- 

[venida. 
Quiso  más  el  recato  que  la  vida. 
Vo,  que  miro  irritarse  el  loro  airado. 
De  amor  y  de  piedad  á  un  tiempo  ar- 
[mado, 
Indigno  la  pasión,  librarla  espero, 

Y  dándole  advertenci:is  al  acero, 
lOsadia  y  pasión  á  un  tiempo  junta) 
El  corazón  le  paso  con  la  punta, 
Con  tan  felice  suerte, 

(Jue  ni  un  bramido  le  costó  la  muerte. 
Conoce  que  á  mi  amor  debe  la  vida, 
Honeslamenle  la  hallo  agradecida; 
Menos,  viéndola  mas,  mi  amor  mitigo, 
Filtra  dentro  del  coche,  y  yo  la  sigo; 
Cierra  luego  la  noche:  [coche; 

Entre  otros,  con  lo  obscuro  pierdo  el 
Búscala  y  no  la  encuentra  mi  cuida- 
[do: 
Vóyme  á  Toledo ,  donde  enamorado 
Le  "dije  mis  hnezascon  enojos 
A  aquel  retrato  que  copié  en  los  ojos. 
Quejóme  sólo  al  viento ; 
Procúrame  mi  primo  un  casamiento; 
La  ejecución  de  sus  preceptos  huyo: 
Voy  á  Madrid  á  efectuar  el  suyo; 
Vuelvo  con  Isabel  (nunca  volviera) [ra) 
Cubre  el  rostro  Isabel  (nunca  le  vie- 
Pues  dice  mi  esperanza,  hoy  más  per- 
Que  es  Isabel  á  la  que  di  la  vida;  [dida, 
Por  valor  ó  por  suerte. 
Que  es  Isabel  la  que  me  da  la  muerte. 

Y  en  fin,  amante  si,  y  no  satisfecho. 
De  la  sombra  esta  noche  me  aprove- 

[cho; 
A  vengar  con  mis  voces  este  agravio. 
Salga  esta  calentura  por  el  labio: 
Sepa  Isabel  de  mi  cruel  tormento. 
Asusten  mis  suspiros  lodo  el  viento; 
Sean  ahora  que  Isabel  me  deja , 
Intérpretes  mis  voces  de  mi  queja; 
Suceda  todo  un  mal  á  todo  un  daño. 
Válgame  un  riesgo  lodo  un  desenga- 
Abora  la  he  de  hablar,  verla  porfío,  [ño; 
Déjame  que  use  bien  de  mi  albedrlo: 
Deja  que  á  hablarla  llegue. 
Para  que  esta  tormenta  se  sosiegue; 
Déjame  que  la  obligue. 
Para  que  este  cuidado  se  mitigue, 

Y  porque  al  referir  pena  tan  liora. 
Mi  gloria  dure  y  mi  tormento  muera. 

CABELLERA. 

Tu  relación  he  escuchado, 

Y  por  Dios  que  me  lastimo 
Que  se  enamore  quien  tiene 
Tan  lindos  cinco  sentidos. 
¿Tú,  Señor,  enamorado? 

DON  PEDRO. 

Eselsugeto  divino. 

CABELLERA. 

Y  lü  muy  lindo  sugelo; 
Pero  puesto  que  has  venido 
A  hablar  con  doña  Isabel, 
Llega  falso  t  habla  fino ; 
Pero  no  andarás  muy  falso 


Con  don  Lúeas,  que  es  tii  primo, 
Pues  til  la  amabas  primero, 

Y  él  hasta  ayer  no  la  ha  visto. 

Y  en  llegando  á  enamorarse 
L'n  hombre  ii  lodo  albedrio, 

No  hay  hermano  para  hermano, 
Ni  hay  amigo  para  amigo. 
Pues  si  un  hermano  no  vale, 
¿Cómo  ha  de  valer  un  primo. 
Que  es  parentesco  de  neyrob? 
Todos  están  recogidos 
Los  huéspedes  del  mesón; 
¿Llamaré? 

ndK  PEDHO. 
Llama  qucdito. 

CABELLERA. 

No  sea  que  el  huésped  nos  sienta. 
Que  es  el  huésped  mas  coci>lu 
Oue  hay  en  lllescas,  y  siente 
iJeulro  en  su  casa  un  mos(iuilo. 

D0:t  PEDRO. 

Oyes ,  ¿viste  anoche  entrar, 
Aun  don  Luis,  que  se  hiio  amigo 
De  don  Lúeas? 

CABELLF.B». 

Embozado 
Tras  la  litera  se  vino, 

Y  anoche  tomó  posada 
Ed  el  mesón. 

:>oy  PEDRO. 
¿Y  has  sabido 
A  qué  viene? 

CABELLERA. 

Galantea 
A  Isabel,  que  asi  lo  dijo 
Su  criado  á  otro  criado, 

Y  aqueste  criado  mismo 
A  otro  criado  después 
Como  cri:ido  fidedigno 
Se  lo  contó,  y  ¿1  á  mi: 
Yo  ahora  á  ti  te  lo  aviso, 
(,iue  no  sirve  quien  no  cuenta 

Lo  que  ha  visto,  y  (¡ue  no  ha  visto. 

DOS  PEDBO. 

Pues  con  amor  y  con  celos 
A  un  tiempo  me  determino 
A  hablar  a  Isabel. 

CABELLERA. 

Pues  manos 
Al  amor:  Amo  v  amigo, 
iLlegoT 

DON  PEDRO. 

No  llegues,  espera , 
Que  est.in  abriendo  el  pusligo 
l'or  de  dentro. 

CABELLERA. 

Dices  bien. 

DOJI  PEDRO. 

¿Quesera? 

CARELLERA. 

No  lo  he  entendido. 

Sale  DO.ÑA  ISABEL  medio  desnuda, 
Y  ANÜIIEA  por  otro  apvtento. 

DOÑA   ISABEL. 

No  me  detengas,  Andrea. 

ANDREA. 

¿Dónde  vas? 

DOÑA  ISABEL. 

A  dar  suspiros 
A  los  cielos  de  mis  quejas. 

ANDREA. 

Témplate. 

DOÑA  ISABEL. 

No  espero  alivio. 


ENTiit:  ñocos  anda  LL  JCEOO. 

ANDREA. 

¿Qué  intentas? 

DOÑA  ISABEL. 

Dusi;ir  mi  padre. 

ANDREA. 

Está  ahora  recogido. 

DOÑA  ISABEL. 

Ven  á  despertarle,  Andrea, 
Que  no  lia  de  ser  dueño  mió 
Don  Lúeas. 

AMDREA. 

Resuella  estás. 

DOMPEDRO. 

Arrimale. 

CABELLERA. 

Va  me  arrimo. 

ANDREA. 

¿Y  si  no  quiere  lu  padre? 

DOÑA    ISABEL. 

No  es  dueño  de  mi  albedrio. 

ANDREA. 

Pues  ¿quién  ha  de  ser  lu  esposo? 

DOÑA    ISABEL. 

Don  Pedro  lia  de  serlo  mió  , 
(I  ninguno  lo  ha  de  ser; 
si  no  es  que  desconocido 
A  Alloiisa  quiere. 

DON  PEDRO.  (Ap.) 

¡Pedidme 

Albricias,  alma  y  sentidos ! 

Vuélvete  á  dormir. 

DO.ÑA  ISABEL. 

No  puedo. 

CABELLERA.  {Ap.) 

Cenó  poco,  no  me  admiro. 

IIOÑA   ISAIIEL. 

¿En  qué  aposento  hallaré 
A  mi  padre? 

ANDREA. 

No  le  lie  visto 
Recoger, yo  no  lo  sé: 
En  habiendo  .Tmanecido 
Podrás  hablarle. 

DOÑA  ISABEL. 

No  alargues 
Plazos  á  un  dolor  prolijo : 
Uoii  Pedro  ha  de  ser... 

(Encuentra  con  don  Pfdro  ) 

DON'  PEDRO. 

Don  Pi  dro , 
Infelice  dueño  mió, 
lia  de  ser  el  que  te  adore 
Tan  amante  y  tan  rendido. 
Que  han  de  ser  alma  y  poiencias 
Lo  menos  que  os  sacrilico. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Quiénes? 

DON  PEDRO. 

Quien  no  os  ha  ganado. 
Cuando  ya  os  hubo  perdido : 
Kl  que  os  ha  granjeado  á  penas, 
El  que  os  mereció  á  suspiros , 
El  que  os  solicila  a  riesgos. 
El  que  os  procura  á  cariños. 

DOÑA  ISABEL. 

Hablad  quedo,  y  ved  que  estamos... 

DON  PEDRO. 

Templar  la  voz  no  resislo. 
Que  esla  es  la  voz  de  mi  amor, 
Y  esta  mi  amor  encendido. 

DOÑA  ISABEL. 

Señor  don  Pedro ,  si  oisleis 

La  venlad  del  dolor  mió, 

Si  aun  no  os  ba  costado  un  ruego 


2j 

La  compasión  de  un  cariño, 
.No  os  llaméis  tan  infeliz 
Como  decis ,  pues  no  he  dicho 
Acaso  que  tengo  amor , 

Y  ya  vos  lo  habéis  sabido. 
Dejad  para  el  desdeñado 
La  queja  ,  llámese  el  digno 
Feliz,  é  infeliz  se  llame 

El  que  nunca  ha  merecido. 
Yo  si  que  soy  desdichada. 
Pues  os  quiero ,  y  lo  repito, 

Y  estando  vivo  el  amor 
Tengo  á  los  celos  más  vivos. 
Ya  habréis  templado  con  verme 
El  mal  de  no  haberme  visto  ; 
Este  si  es  mal ,  pues  que  tiene. 
Viéndoos  mas,  menos  alivio. 
Doña  Alfonsa  ha  de  ser  vuestra , 
Con  que  viene  á  ser  preciso 
Que  no  lo  pueda  yo  ser 

Ni  pueda  llamaros  mió. 
Ella  es  quien  dice  que  os  quiere , 
Con  que  yo  naturalizo 
A  mis  bastardos  temores  , 
Que  son  de  mis  celos  hijos. 
Mirad  ,  pues  ,  cuál  de  los  dos 
El  más  infeliz  ha  sido. 
Pues  vos  lográis  un  amor 

Y  JO  unos  celos  concibo. 

DON  PEDRO. 

¿Yo,  Isabel,  no  tengo  celos, 
Vo,  decis  vos,  que  me  libro 
De  una  verdad ,  que  la  cubro 
Con  la  sombra  de  un  indicio? 
¿No  es  la  flor  Clicie,  don  Luis, 
Que  constante  á  los  peligros 
Está  acechando  los  rayos 
De  vuestro  Oriente  vecino? 
¿No  viene  á  amaros,  Señora? 
¿No  viene  tras  vos?  ¿No  be  visto 
Que  os  quiere? 

DOÑA  ISABEL. 

¿Y  quién  es  el  sol? 
No  con  falsos  silogismos 
Me  arguyáis  .  cuando  estáis  vos 
liespondiéndoos  á  vos  mismo. 
Si  es  la  Clicie  nordi.n  Luis, 
¿Cuándo el  sol  la  Clicie  quiso? 
(Cuándo  para  desdeñarla 
No  es  cada  rayo  un  aviso? 
Si  soy  sol ,  como  decis, 
¿Cuándo  mis  rayos  no  han  sido 
í'ara  desdeñarle  ardientes, 

Y  para  abrasarle  tibios? 

¿Qué  os  daña  á  vos  que  él  me  quiera, 
Pues  veis  que  yo  no  le  estimo  ? 
Mucho  más  florece  el  premio 
De  la  competencia  al  viso. 
Al  clavel  (piiere  la  rosa  , 

Y  él  está  desvanecido 

De  ver  (|ue  le  hayan  premiado 

Encompeienciiis  del  lirio. 

Olmo  (|ue  abrnzó  a  la  jedra. 

Está  másarirailccido 

De  ver  que  siendo  él  distante 

Se  olvidase  del  vecino. 

Así ,  ¿  qué  importa  que  amante , 

Constante,  atento  y  aclivo. 

Me  quiera  don  Luis  á  mi , 

Si  con  ver  un  amor  mismo 

En  los  dos,  con  ser  á  un  tiempo 

Tan  constantes  como  linos, 

Sois  el  preferido  vos  , 

Y  es  él  el  aborrecido? 

DON  PEDRO. 

Luego  aunque  me  quiera  á  mi 
Doña  Alfonsa,  no  hay  indicio 
Para  celos. 

DOÑA  ISAKEL. 

Si  le  hay ; 


-"  COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FÜANCISCÜ  ÜE  liOJAS 

Poniue  vos  no  me  Iiabcis  (lidio 

O'ieiio  la  queréis;  y  to, 

(Jue  aborrezco  á  iloñ  Luis ,  digo, 


DON  PEDRO. 

Pues  yo  solóos  «luiero  á  vos. 

DO.Sa  ISABEL. 

Que  no  meallia^ueisospido 
Cuii  el  amor ,  si  después 
Ale  Ilutáis  con  el  oh  ido; 
Une  niuclio  peor  sera, 
t<i  lio  le  leñéis,  (infirió, 
Une  si  le  tenéis,  callarle; 
l'nes  por  mas  deceine  elijo 
Que  me  ocnlleis  vuestra  llama 
^  os  liallede.<pues  mas  lino, 
Que  no  hallarme  ahoriecida 
Pensando  que  me  lian  querido 

DON  PEimO. 

Pulid  el  bruto  diamante 
I>i.'  lili  amor,  en  cuvds  visos 
Il:.ivis  Claras  experiencias 
Uel  fondo  del  dolor  niio. 

DO.\A  ISABEL. 

Pues  elíjase  un  remedio 
Para  evitar  los  designios 
De  Dii  padre. 

ANDREA. 

Cé,  Señores. 

DON  PEDRO. 

¿Qué  es  loque  dices? 

ANDREA. 

Que  miro 
Abrir  aquel  aposento. 

DON  PEDRO. 

¿Cuyo  es? 

ANPREA. 

El  de  don  Luisillo. 

DO.N  PEDRO. 

¿Oonde  ira? 

ANDREA. 

Habrá  madrugado 
l'aia  tomar  ei  camino 
Antes  que  amanezca. 

CABELLERA. 

Es  cierto. 

DO.ÑA  ISADEL. 

Pues,  Señor,  yo  me  retiro, 
No  me  Vea. 


DONA   ISAUEL. 

Quédate  a  Uius,  dueño  mió. 

DON   peí  RO. 

jEn  Gn,  me  querrás? 

DO.ÑA  ISABEL. 

Soy  luya. 

DO.N  PEDRO. 

¿Y  don  Luis? 


¿Y  Alfonsa? 

DON   PEURO. 

mátela  amor. 

CABELLERA. 

Acabad  ,  cuerpo  de  Cristo , 
Qne  esiu  üon  Luis  en  el  palio. 

DO.ÑA  ISABEL. 

Pues  yo  me  voy ,  ven  conmigo. 

CABELLERA. 

Siñor,  entra  tu  también, 
Pori|uedoii  Luis  ha  salido, 
Y  puede  verte  al  pasar 
A  tu  aposento ,  y  colijo 


Que  no  puede  juzgar  bien 
De  verte  a  esia  hora  vestido. 


DONA  ISABEL. 

Mirad,  don  Pedro... 

DON  PEDRO. 

¿Qué  importa 
Que  esté  un  instante  contigo 
En  lanto  que  este  don  Luis 
Sale  fuera? 

ANDREA. 

Bien  ba  dicho: 
Lu7,  tienes,  y  eres  honrada, 
One  el  le  quiere  bien  he  oído  , 
^  los  qne  son  niá<  amantes 
Son  los  menos  atrevidos. 

DO.ÑA  ISABEL. 

Pues  cierra. 

ANDREA. 

La  puerta  cierro. 

DON  PEDRO. 

Tú  quédate  aqni  escondido. 
Pues  no  importa  que  le  vea. 

CABELLERA. 

Obedecerte  es  preciso. 

ANDREA. 

Lo  dicho  dicho,  lacayo. 

CABELLERA. 

Fregona,  lo  dicho  dicho. 
iF.ntranse  en  elaiwseiilo  deáoñahnhel 
los  tres,  y  queda  Cabellera  fuera.) 

Salen  DO.N  LUIS  t  CARRANZA. 

CARRANZA. 

A  media  noche,  Señor, 
¿Donde  vas? 

DON  LllS. 

Nada  te  espante , 
Vny  3  intimará  mi  amante 
La  justicia  de  mi  amor. 

CARRANZA. 

No  alcanzo  tu  pensamiento. 

DON  LUIS. 

Huella  quedo. 

CARRANZA. 

¿No  dirás 
Dónde á  estas  horas  vas? 

DON  LUIS. 

Solicito  SU  aposento. 

CARRANZA. 

Ten  coriinra,  ten  templanza; 

¡Qne  esto  un  hombre  cuerdo  intente' 

¿Y  si  don  Lúeas  lesieiile? 

DON  LUIS. 

No  me  aconsejes.  Carranza. 

CAIIRANZA. 

Dnrmieiidoá  todos  ahora 
Cunuii  mismo  sueño  ignalo, 
Nnseas  Ari.is  r.(m/al" 
í^i  esta  hecho  el  mesón  Zamora. 
IJe  verla  no  es  ocasión, 
Yesláenquelas  vas  á  hablar, 


CARRANZA. 

Este  es; 
Anoche  se  recogió 
En  este  aposento. 

DON  iris. 


CARRANZA. 

SL 
DOl  LUIS. 


Pues  lian 

(Hume  Carranza  á  otro  aposento  que 

esté  enfrente  riel  de  Isabel.) 

¿Responden? 

CARRANZA. 

No. 
DON  mis. 
Cira  vez  puedes  volver 
A  llamar  por  si  despierta. 

CARRANZA. 

Llamo. 

DOÑA  Ai.FONSA.  (Dentro.) 
¿Quién  anda  en  la  puerta? 

DON  LUIS. 

¿Esta  no  es  voz  de  mujer? 
¿Quien  será? 

carra:»za. 
Isabel  seria. 

DOM  LUIS. 

¡Si  es  Andrea ! 

Carranza, 

No ,  Señor , 
Que  yo  conozco  mejor 
ííu  voz  que  la  propia  mia. 

DON  LUIS. 

Dudoso  en  la  voz  estoy. 

CARRANZA. 

No  es  Andrea,  Señor. 

DON  LUIS. 

Pues 
Si  no  es  Andrea,  ella  es. 

Sale  DOÑA  XLVOÍiSX  medio  desmida. 


.  lima  < 


A  la  moza  del  mesón. 

DON  LUIS. 

A  dedicar  almas  mil 
Veiigo  3  la  luz  por  quien  veo. 
Porque  llueca  vollaipieo 
De  ese  accidente  civil. 

CARRANZA. 

Si  ello  ha  de  ser.  vamos,  puc; 
Mitiga  tu  senljmientu. 

DON  LUIS. 

¿Sabes  cuál  es  su  aposento 
Carranza  amigo? 


DONA  ALFONSA. 

¿Quien  llamaba  aquí? 

Doy  LUIS. 

Yo  soy. 

DO.ÑA  ALFONSA. 

¿Quien  sois? 

CARRANZA. 

Abrieron  la  puerta. 
DON  i.nis. 
Dueño  hermoso  de  mi  vida, 
Uiiien  os  priicnró  ibirmida 
^   os  ha  logrado  despiei  ta; 
Soy  quien  cou  luego  veloz.'.. 

DO.ÑA  ALFONSA.  (Ap  ) 

Que  es  don  Pedro  he  imaginado: 
Como  habla  disimulado 
No  le  conozco  en  la  voz. 

DON   LUIS. 

Trocar  procura  en  caricias 
Alhagos  de  un  solo  Dios, 
Su\  el  que  viene  tras  vos. 

DOÑA  ALFONSA.  (.Ap.) 

Don  Pedro  es:  amor,  albricias. 

DON  LUIS. 

Soy  quien  os  quiere  tan  fiel... 

DOÑA  ALFONSA. 

¿Pues  cómo  (si  eso  es  asi) 

No  me  hablasteis  cuando  os  Ti? 


DON  LUIS. 

f.lp.  Tiene  razón  Isnhcl  ) 
No  hasais  (lcs;iienla  cnoios 
J.as(|ue  ol)ié  liiu'/.as  f:il.in, 
l'iies  lo  (|U(;  iliclalia  el  hLiiO 
itopresfiuabun  los  ojos. 

DOÑA  ALFONSA. 

Perdonad .  i|ue  recelé 

(I,  ue  es  dcscoi.liiiila  quien  ama) 

Oue  mirabuis  a  otra  dama. 


SON 


Ks  verdad  ni 

P.TO  |.l¡.  -I. 
r).'es:i     i; 


Por  lisonja  la;i  dxlios.T 
Premios  mi  verdad  oliezca  , 
M.is  como  yo  os  lo  pare/.ca 
.Ni>  quiero  ser  más  l:eriiiosa; 
Oeer  quiero  lo  que  decis, 
Y  valerme  del  consuelo. 

CAOELLEBA.  (.\p.) 

Doña  Alfonsa  .  vive  el  cielo  , 
Ks  la  que  lialila  con  don  l.uis  ; 
¡Üucna  es  la  oonveí  saciiiu  I 
yue  es  csle  don  Luis  it;iiora; 
¡Cosa  que  le  diese  ahora 
Algún  mal  de  corazón ! 

DON  I.DIS. 

Sola  una  ocasión  deseo 
En  que  yo  pueda  moslrar... 

DOÑA  AI-KONSA. 

non  I.úcas  lia  de  estorbar 
•Nuestro  amor. 

DON  LUIS. 

Así  lo  creo; 
Pero  podéis  estjr  cierta 
yiie  no  ha  de  lograr  su  inlento , 
l'ues  cuando  este  casatnienio... 

»o:(  LUCAS.  {Üfniro.) 
¿Ilola,  quieu  anda  en  la  puerta? 

DON  LUIS. 

¿Quiíaes? 

DO.VA  ALFONSA. 

Don  Lúeas,  ¿quéh^ré'; 

CABELLERA. 

Sentido  los  lia  pur  D.os. 

DON  LIIS. 

¿Don  Lúeas  esiá  con  vos? 

DOÑA   ALFONSA. 

¿Pues  dónde  queréis  que  esté? 

DON    Ll'IS. 

Daré  quejas  á  los  cielos; 
¿Asi  premiasteis  mi  amor? 
¿Como... 

DOÑA  ALFONSA. 

¿O'iéeseslo,  Señor? 
¿l/o  don  Lucas  tenéis  celos? 

DON   LUIS. 

Yo  he  de  ver... 

DOÑA  ALFONSA. 

Tened  templanza 

CAR':AN7.A. 

río  es  (lempo  de  hacer  extremos. 
Vente. 

DOÑA  ALFO^SA. 

Adiós,  luü^o  hablaremos.  {Yase.) 
liUN  Li;is. 
¿Qué  es  esto,  ami;;n  Carranza? 

CARHANZA. 

Fn  la  ceniza  hemos  dado 
Con  el  amor. 


liNTRE  BOBOS  ANDA  EL  JUICGÜ. 

DON   LOIS. 

Ven  tras  mi. 

CARRANZA. 

¿Sale  ya  don  Lucas? 

DON   LUIS. 

Si. 

CARRANZA. 

Por  Dios  que  se  ha  levantado. 

DON   I.LIS. 
PerJi  lamosa  ocasión. 

IVaiisf  los  dos.) 

CAUFI.LKRA. 

Pulpas  lleva  el  don  Lnisillo, 

(lúe  hay  muchas  en  el  mesón. 

A  dormir  de  buena  liana 

Me  l'nera;  Señor,  no  hay  gente, 

(Llama  á  ¡a  puerta  por  donde  entró 

don  Pedro ) 
Sal  presto ;  pero  delente. 

Sale  DON  LUCAS,  medio  vestido  ridi- 
culamente. Clin  espada  ij  una  luz, 
por  el  aposento  de  Alfonsa. 

DON  LUCAS. 

í"l  diablo  está  en  Cantillana; 

¿Ouicn  eslá  aquí? 

[Yeá  Cabellera ,  y  él  vuelve  la  oara.) 

CABELLERA. 

Ya  me  vio; 
A  mi  fortuna  maMigo. 

DON  LUCAS. 

Hombre  ordinario,  ¿qué digo? 
¿nuiéii  suis ,  lioinbrfcillo'í 

CAUELLtrvA. 

Yo. 
( Vuelve  la  cara  Cní-cUcra  y  quiere 
irse.) 

DON   LUCAS. 

«■Qné  es  vo?  con  eso  no  salva 
(na  cuchillada;  fuera, 
Uiga,  ¿quien  es? 

CADEI.LERA. 

Cabellera, 
Al  servicio  de  tu  calva. 

DON   LUCAS. 

¿Qué  haces  aquí? 

CABELLERA. 

(Ap.  Qué  diré?) 
Digo,  estaba,  porque  jo... 

DON  LUCAS. 

¿Llamaste  á  nii  pucita? 

CABELLERA. 

No. 

DON  LUCAS. 

¿Pues  quien  llamo? 

CABELLERA. 

No  losé. 

DON  LUCAS. 

¿Viste  abrir  la  [luerta? 

CABELLERA. 

Si. 

DON  LUCAS. 

¿V  á  quién  era  conociste? 

OABtLLEnA. 

No,  Señor. 

DON  LUCAS. 

¿Yá  (;ué  saliste? 

CABtLLERA. 

Señor,  á  tu  voz  salí. 

DON  Ll'CAS. 

¿Era  hombre  el  que  llamaba? 


CABELLERA. 

Si ,  Señor. 

DON  LUCAS. 

¿Vístele? 

CABELLERA. 

No. 

DON  LUCAS. 

¿A  donde  entró? 

CABELLERA. 

(luéséyo. 

DON   LUCAS. 

Esto  eslá  peor  qie  .  slaba 
Discnno;  ¿no  pu'-il.'  str 
Oneiinien  iue.  roa  nial  intento. 
Por  llamar  á  mi  iiposento 


Y  da 


1  zas 


De  buen  modo  si  le  encuentro. 
(Va  i  la  puerta  don  I.úcas  por  doíide 
entró  don  Pedro.) 

CABELLERA. 

Por  Cristo  que  va  allá  dentro; 
Ah,  Señor,  ¿á  dónde  vas? 

DON  LUCAS. 

A  visitar  mi  mujer. 

CABELLERA. 

¿Cómo  lo  podré  impedir? 
Slira  que  nos  hemos  de  ir, 
Y  que  quiere  amanecer. 

DON  LUCAS. 

¿Qué  importa  eso?     (Va  á  la  puerta.) 

CABELLERA. 

Allá  se  arroja , 
Asi  le  he  de  divertir; 


( Saca  In  espada. ) 


DON  I 


¿Ahora? 

CABELLERA. 

Ahora  la  has  de  ver. 

DON  LUCAS. 

De  Francisco  líuiz  Portilla. 

CABELLERA. 

I.tp.  ¡Que  ahora  no  salga  el  .nsnazo 
De  don  Pedro  ! )  Es  nn  espejo 
La  espada;  diz  que  es  del  viejo. 

DON  LUCAS. 

Del  mozo  es  este  recazo ; 
Quédale  aqui. 

{bale  la  espada  y  vadla  puerta.) 

CABELLERA. 

No  remedia 
Nada,  y  su  intento  no  he  visto; 
;Ah  ,  de  las  que  has  escriio, 
¿ijuieres  leerme  una  comedia  ? 

DON  LUCAS. 

¿A  media  noche? 

CABELLERA. 

Es  verano. 

DON  LUCAS. 

¿Pues  á  dónde  la  oirás? 

CABELLERA. 

En  aquel  pozo ,  y  serás 


28  COMEDIAS 

l'oela  samaritano; 
La  que  se  ha  de  hacer  cien  dias, 
Según  dices. 

DOM  LVCAS. 

Hela  aquí; 

{Saca  lina  comedio) 
Oye  un  paso  que  esciibí 
Enlre  llerodes  y  llerodias. 

CABELLERA. 

¡Será  famoso! 

do:»  LliCAS. 

Siáfe; 
Pero  Ter  primero  intento 
Quién  llamaba  á  mi  aposento. 

{Hace  que  va  al  aposento.) 

CAlltL.LERA. 

Señor,  yo  fui  el  que  llamé. 

DON  LUCAS. 

Si  eras  tú,  yo  me  concluyo; 
¿Y  á  qué  llamaste  si  eras'í 

CABELLERA. 

Llamaba  á  que  me  leyeras 

Algún  irahajíllo  tuyo 

Si  no  doiniias  acaso; 

{Ap.  Don  Pedro  asi  me  ha  de  oír, 

Ahora  es  tiempo  üe  salir.) 

{Dice  recio  este  verso.) 

DOM  LLCAS. 

¿Quien  hade  salir? 

CABELLERA. 

Kl  paso; 
Di  los  versos. 

DONLIJCAS. 

Son  valientes. 

CABELLERA. 

Lope  es  contigo  nové!. 

DON  LliCAS. 

Sale  Herodes,  y  con  él 

Cuatrocientos  inocentes. 

(Asúmanse  Andrea  y  don  Pedro  á  la 

puerta.) 

DOMPEDBO. 

Ahora  á  salir  me  obligo , 
Aunque  allí  está. 

ANDREA. 

¿S;,les? 

DON  PEUIIO. 

Si. 
CABELLERA. 

Vaya ,  Señor. 

DOr»  LtJCAS. 

bice  asi; 
¿Quién  anda  en  aquel  postigo? 
( Velos  don  Lúeas ,  y  cierran  la  puerta.) 

DON   l'EDBO. 

Él  me  vio,  cierra  la  puerta  ; 
Cierra. 

{Cierran  y  tórnanse  á  entrar.) 
amjbfa. 

Naci  desdichada. 

DON  LUCAS. 

¿Conmigo la  hacen  cerrada? 
I'ues  )ü  la  he  de  hacir  ahicila. 

CABELLERA. 

Vive  Dios  que  no  salió. 

DON  LUCAS. 

Cabellera. 

CABELLERA, 

El  ha  de  hallarle; 
¿Quieres  entrar  á  matarle? 
Itespondc. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  liOJAS. 


DON  LICAS. 

No ,  sino  no ; 
Llama  á  la  (luerla. 

{Llame  Cabellera.) 
ANDREA.  {Dentro.) 

¿(,)iiitMi  llama? 

DON  LLCAS. 

¿Esta  es  la  criada? 

CABELLERA. 
DON  LUCAS. 

Hola,  criada  ,  abre  aquí 
Al  marido  de  tu  ama. 

ANDREA. 

Entrad.  {.\brc. 

DON  LliCAS. 

Entra  tu  primero, 
Morirá  á  fe  de  cristiano. 

CABELLERA. 

Pon  la  daga  en  la  otra  mano 

V  dame  ese  candelcro, 

Que  JO  he  de  morir  contigo. 

[Dale  don  Lúeas  la  luz  ú  Cabellera. 

DON  LUCAS. 

Esa  luz  puedes  llevar. 

CABELLERA. 

(.4p.  Así  lo  he  de  remediar:) 
¿No  me  sigues  V 

ON  LUCAS. 

Ya  te  sigo. 

CABELLERA. 

Voy  enojado. 

OON  LtJCAS. 

Voy  ciego. 

CABELLERA 

Adelante,  industria  mia. 

DON  LUCAS 

,  Adulterio  el  primer  día ! 
Entre  bobos  anda  el  juego. 

intranse,  y  salen  DON  PEDRO 
Y  DOÑA  ISABEL  turbados. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Entró  don  Lúeas? 

DON  PEDRO. 

Entró, 
Desnudo  el  airado  acero. 

DOÑA   ISABEL. 

Detrás  de  aquella  cortina 
Te  esconde. 

DON  PEDRO. 

Yo  me  resuelvo. 
Diré  que  tu  esposo  soy. 


DON   PEDRO. 

Advierte... 

DOÑA  ISABEL. 

Escóndele  presto. 
Que  llegan. 

DON  PEDRO. 

No  me  porlies. 

DOÑA  ISABEL. 

Mira   Señor... 

OOM   PEDRO. 

Estoy  ciego. 

DOÑA  ISABEL. 

Haz  esto.  Señor,  por  mi. 

DON  PEDRO 

Isabel,  ya  te  obedezco. 


Escúndese  detras  de  una  cortina,  y 
salen  DON  LUGAS  y  CAÜELLEUA 
con  el  candelera. 

DON  LUCAS. 

Alumbra,  mozo. 

CABELLERA. 

Ya  alumbro. 

DON  LUCAS. 

¿Quién  está  en  este  aposento? 

DOÑA  ISABEL. 

¿Qué  es  esto,  señor  don  Lúeas? 
,.  Como  vos  tan  descompuesto 
Alteráis  de  mi  quietud 
El  recatado  silencio? 

DON  LUCAS. 

¿  Qué  hacéis ,  Isabel ,  vestida 
A  estas  horas? 

DOÑA  ISABEL. 

En  el  lecho 
Desvelada  ,  y  no  desnuda, 
IJsluba  esperando  el  tiempo 
Üe  partir,  y  vos  airado 

Y  titgu,  ¿cómo  resuelto 
Os  entráis  desta  manera? 

DON  LUCAS. 

¿Y  qué  hombre  estaba  aquí  dentro? 

DOÑA  ISABEL. 

¿Estáis  en  vos? 

DON  LUCAS. 

Si,  Señora, 

Y  estoy  en  vuestro  aposento, 

Y  le  he  de  ver  de  pe  a  pa  ; 
Alumbra  ,  hermano  ,  miremos 
Detrás  de  aquella  cortina. 

CABELLERA. 

Has  dicho  muy  bien  ,  yo  llego; 

{Cae  en  el  suelo  Cabellera  fingiendo 

que  tropezó  y  mata  la  luz.) 
;Jesüs! 

DON  LUCAS. 

¿Qué  ha  sido? 

CABELLERA. 

Caer 

Y  matar  la  luz  á  un  tiempo. 

DON  LUCAS. 

Trae  otra. 

CABELLERA. 

Tengo  ([uebrado 
Un  pié;  sal ,  Señor. 

Sale  DON  PEDRO  detras  de  la  cortina 
con  la  mano  delante. 

DON  PEDRO. 

Yo  pruebo 
A  salir  puesto  que  ahora 
No  hay  luces. 

DON  LIJCAS. 

Ha  señor  Nieto, 
Pues  es  huésped,  traiga  luces; 
Ponerme  á  la  puerta  quiero. 
No  sea  que  estando  á  oscuras 
Se  salga  el  que  está  acá  dentro. 
( Vase  n  la  puerta ,  pónese  en  ella ,  ;/  al 

salir  don  Vedro  tropieza  con  H  y 

ásele  don  Lúeas.) 

DOÑA  ISABEL. 

¡Válgame  Dios!  ¿que  he  de  hacer? 

DON  LUCAS. 

¿Quién  anda  aquí? 

DON  PEDRO.   (Ap.) 

¡Vive  el  cielo, 
Que  he  topado  cnn  don  Lucas! 


DON  LUCAS. 

Topé  un  bo.nbre. 

CABELLERA.  (Ap.) 

Peor  es  eslo, 
Porque  al  salir  es  sin  diiila 
(Ine  hn  topado  con  don  Pedro; 
Quiero  decir  que  soy  yo, 
Y  lleparme. 
(Llégase  cara  con  ca<-a  con  tu  amo  ) 

DON  LUCAS. 

Diga  luego 
Quien  es. 

CABFLLEBA. 

Yo,  que  voy  por  luces 

PO^  Ll'CAS. 

Menlis,  que  esde  mejor  pelo 
A  quien  yo  lengo. 

CABELLERA. 

Señor , 
Yo  soy. 

OOX  ll-CAS. 

Ahora  lo  veremos ; 
¡Luces! 

MESONERO.  (Bín/rí)) 
;Andnn  los  demonios 
En  el  mesón? 

{Hace  fuerza  don  Pedro  para 
soltarse.) 

CON  LL'CAS. 

Eslaosquedo. 

Salea  DON  LIIlí?  t  D05sA  ALFONSA 
con  luces. 


Luz  hay  aquí. 


DOÑA  ALFONSA. 


Y  aqui  hay  luz. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Qué miro?  ¡válgame  el  cielo! 

DON  LUCAS. 

Verbum  caro  factum  est: 

¿Pues  qué  hacéis  aqui.  don  Pedro? 

Dan  PEDRO. 
Señor  ,  mirnr  por  tu  honor, 

Y  mirar  por  lo  qne  deho: 
Mirar  quelú  eres  mi  sangre. 

DON  LICAS. 

Dejad  esos  miramienios, 

Y  decid,  ¿qué  hacéis  aqui? 

DO.N  LLIS. 

Ea, responded,  don  Pedro. 

DON  LliCAS. 

¿Quién  os  mete  en  eso  i  vos? 
¿Sois  mi  sombra ,  caballero  ? 

DON  LUIS. 

Soyvncslra  luz,  pues  la  Iraigo. 

DON  LLCAS. 

Pues  llevaos  la  luz.  os  ruego. 
Que  yo  no  la  be  menester. 
¿A  donde  vais? 

DON  LOIS. 

A  Toledo. 

DON  LIGAS. 

Pues  yo  me  vuelvo  á  Madrid 
Solamente  por  no  veros. 

DON  LUIS. 

.Sois  ingrato,  vive  Dios; 

Yo  me  voy.  (Vase.) 

DON  Ll-CAS. 

No  soy  mas  dcsto. 
Válgate  el  diablo  el  don  Luis. 

DO.VA  ALFONSA. 

Don  Lúeas ,  decid ,  ¿  qué  es  eslo  ? 


E.NTRE  BOBOS  ANDA  EL  JIEGO. 

DON  LLCAS. 

Don  Pedro  está  aqui  encerrado. 

DOÑA  ALFONSA. 

¿Vos  le  encontrasteis? 

DON  LUCAS. 

Yo  mcsroo. 

DOÑA  ALFONSA. 

¿Pues  áqué  entró? 

DON  LUCAS. 

Que  sé  yo. 

DOÑA  ALFONSA. 

¿Quiere i  Isabel? 

DON  LlCAS. 

1.0  sospecho , 
Pues  yo  le  he  hallado  escondido 
Ahora. 

DOÑA  ALFONSA. 

iVálgamecI  cielo! 
[Finge  que  le  da  el  mal  de  crazon,  y 
ene  sobre  un  taburete.) 

CADELLEUA. 

Diúle  el  mal. 

DON  Ll'CAS. 

Tenia  esa  mano, 
Y  tírala  bien  del  dedo 
Del  corazón.  ¿No  hay  quien  traiga 
Manteca? 

DOÑA  ISABEL. 

Si ,  yo  la  tengo. 

DON  Ll'CAS. 

Pues  id  por  ella. 

DO.ÑA  ISABEL. 

Yo  voy. 
;.4p.  Llamaré  de  alli  á  don  Pedro.) 

(Vase.) 

CABELLERA. 

¡Qué  gran  mal  1  pobre  Señora. 

DON  LiCAS. 

s,  primo,  lo  que  habéis  hecho? 
Teneclla  esta  mano  vos , 
Porque  voy  á  mi  aposento 
Por  la  uña  de  la  gran  bestia. 
( Vase,  y  don  Pedro  tómala  la  mano.) 

CABELLERA. 

Ponga  su  uña ,  que  es  lo  nicsnio. 

DON  PEDRO. 

¿Fuese? 

CABELLERA. 
SI. 

DON  PEDRO. 

¿Qué  hemos  de  hacer? 

CABELLERA. 

Luego  trataremos  deso; 
Requiebra  á  la  desmayada 
(Si  entra  don  Lúeas)  más  tierno 
Porque  crea  que  la  quieres , 
Que  esto  importa. 

DON  PEDRO. 

Y  eso  inlenío. 

CABELLERA. 

Él  viene  ya. 

DON  PEDRO. 

Doña  AITonsa, 
Mi  luz,  mi  divino  cielo. 
No  le  disfracéis  turbado 
Si  he  de  gozarle  sereno. 
A  vos  os  quiero ,  Señora. 

Sale  DOS  A  ISABEL. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Qué  es  loque  escuclio? 

DON  PLDRO. 


Que  sólo  á  vuestra  hermosura 
Se  consagran  mis  deseos. 
El  alma  sois  por  quien  vivo , 
Vos  sois  la  luz  por  quien  veo. 

DOÑA  ISABEL. 

Pues  traidor ,  falso ,  atrevido , 
Viven  mis  ardientes  celos . 
Dioses  que  hoy  en  mi  coraje 
Tienen  la  corona  y  cetro , 
Que  he  de  pagarte  en  venganzas 
Cuanto  cobro  en  escarmientos. 
Don  Luis  ha  de  ser  mi  esposo, 
Porque  aunque  yo  le  aborrezco. 
Por  vengarme  de  ti  solo 
Vengarme  en  mi  misma  apruebo. 
Quédale. 

DON  PEDRO. 

Espera  ,  Señora, 

(Deja  i  la  desmayada.) 

Y  advierte,  que  estos  requiebros 
Los  pronuncio  con  el  labio 

Y  los  linjo  con  el  pecho. 
Dijelos  porque  don  Lucas 
KiiteiHJiese  que  la  quiero. 
No  porque  á  ti  no  le  adoro; 
Escúchame. 

DOÑA  ISABEL. 

No  te  creo , 
Qne  no  estando  aqui  no  vienen 
Esas  disculpas  i\  tiempo. 

CABELLERA.  (.4p.) 

Si  aqueste  desmayo  fuera 
Fingido ,  estábamos  buenos. 

DON  PEDRO. 

Señora,  sólo  eres  tú 

El  alma  por  quien  aliento. 

La  muerte  por  (|uien  yo  vivo, 

Y  la  vida  por  quien  muero. 
Escucha. 

DOÑA  ISABEL. 

No  tengo  oídos. 

DON  PEDRO. 

Repara  bien... 

DO.ÑA  ISABEL. 

Ya  te  dejo. 

DON  PEDRO. 

Que  sólo  te  adoro  á  ti , 
Que  á  doña  Alfonsa  aborrezco. 
(Levántase  doña  .Mfonsa  del  desmayo 
fingido.) 

DOÑA  ALFONSA. 

Pues  vive  el  cielo ,  cruel , 
Falso,  ingrato.  lisonjero. 
Que  has  de  decir  de  las  dos 
A  cuál  adoras,  supuesto 
Que  a  ella  le  mientes  finezas, 

Y  á  mi  me  finges  requiebros. 

CABELLERA.    í.4p.) 

El  desmoío  era  fingido. 
Todo  el  inlierno  anda  suelto. 

DOÑA  ALFONSA. 

¿Di  á  quien  quieres? 

DOÑA  ISABEL. 

Eso  aguardo. 

DON  PEDRO. 

Mirad... 

DOÑA  ALFONSA. 

jEn  qué  estás  suspenso? 

DOÑA  ISABEL. 

¿Me  quieres? 

DON  PEDRO.  (Ap) 

¿Qué  la  diré? 

DOÑA  ALFONSA. 

¿Me  aborreces ! 


30  CÜMEÜI, 

dü:<  PEDno.  (.1p.) 

¿Qué  liaré,  cielos? 

DOÑA  ISAÜEL. 

¿Qué,  te  elevas? 

DOÑA  AI.FO^SA. 

¿Qué,  te  turbas* 

DOÑA  ISAIlEL. 

¿Quien  merece  tu  desprecio? 

DOÑA  Al.rONSA. 

¿Quién  es  dueño  di'  lu  amor? 

DON  PEDRO.  (.4p.) 

Si  digo... 

CABELLERA.  (Ap.) 

fiuena  la  lia  hecho. 

DON  fEDr.o.  {Ap.) 
Quien  quiero,  á  la  una  agravio 
Si  la  olra  favorezco. 

DOÑA  ALFONSA. 

¿Esta»;  eran  Ins  finesas 

('•■111  i|uc  aun.  he  en  mi  aposento 

Dijiste  que  me  adorabas? 

DON  PEDRO. 

¿Yo  en  tu  aposenln?  ¿qué  es  eslo? 

DOÑA  ISABEL. 

A  Alfonsa  quieres,  traidor. 

DOÑA  Al EONSA. 

Doña  Isabel  es  lu  dueño. 

DOÑA    ISHIEL. 

Hoy  has  de  probar  mis  iras. 

DOÑA  ALF0N5A. 

IIOT  has  de  ver  lu  escarmicnlo. 

D0.\  PEDno. 
Doña  Alfonsa... 


\S  ESCOGIDAS  DE  D0.\  FRANCISCO 

DOÑA  ISADEl. 

Es  sin  remedio. 

D0:<  LECAS. 

Don  Pedro,  dime,  ¿qué  sientes? 

DONPEURO. 

No  tiene  voz  mi  iDnnenio. 


Nii  te  escucho. 


DO.\A  ISABEL. 

Soy  de  fuego. 

DON  PEDRO. 

Mirad... 

Sale  DON  LUCAS. 

DON  LIJCAS. 

Ya  está  aqui  la  uña. 

CABELLERA. 

La  bestia  ha  llegado  á  tiempo. 

DO.V  LUCAS. 

¿Estas  sosegada? 

DOÑA  ALFO.NSA. 

No. 

DOX  LUCAS. 

¿Pues  qué  sieiitcsr 

DO.ÑA  ALFONSA. 

Un  desprecio 

DON  LUCAS. 

,,Qué  es  esto,  Isabel? 

DO.ÑA  ISABEL. 

No  sé. 

DON  LlJCAS. 

TÚ  di  tu  mal. 

DOÑA  ALFONSA. 

Soy  de  hiilo. 

DON  LUCAS. 

TÚ  dime  tu  pena. 

DOÑA  ISABEL. 

Es  grande. 

DON  LECAS. 

¿No  hay  remedio? 


DON 


CAS. 


¿No  lo  he  de  sabt-r? 

DOÑA  ALFONSA. 

Sahrásio. 

DON  LüCAS. 

¿No  me  lo  dirás? 

DUNA  ISABEL. 

No  puedo. 

DON  LUCAS. 

Isabel,  á  la  litera. 
AHonsa  ,  el  coche  está  puesto; 
l'eilro ,  el  rucio  e.^tá  ensillado , 
Eu  Cabanas  nos  veremos. 

DOÑA  ALFONSA. 

Quejas ,  que  muero  de  amor. 

DOÑA  ISABEL. 

Iras,  que  rabio  de  celos. 

DON  LUCAS. 

Honra ,  que  andáis  titubeando. 

DON  PEDRO. 

Dudas,  que  andáis  discurriendo. 

DON  LECAS. 

Pero  yo  lo  sabré  lodo. 

Que  entre  bobos  anda  el  juego. 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  DON  ANTONIO  Y  DON  LUCAS. 

DON  LCCAS.  (Dentro.) 
Ten  ese  macho ,  mulero , 
Que  es  un  poquillo  mollino. 
(Salen  tos  dos.) 

DON  ANTONIO. 

¿  Dónde  fuera  del  camino 
Me  sacáis? 

DON  LUCAS. 

Hablaros  quiero. 

DON  ANTONIO. 

¿Pues  a  qué  nos  apartamos 
Úel  camino?  ¿Qué  queréis? 


DON  I 


CAS. 


Suegro,  ahora  lo  veréis. 

DON  ANTONIO. 

Ya  estamos  solos. 

DON  LUCAS. 

Si  estamos. 
¿Viene  el  coche? 

DON  ANTONIO. 

Se  quedó 
Más  de  una  legua  de  aqui. 

DON  LUCAS. 

¿Queréis  escucharme? 

DON  ANTONIO. 

Si. 

DON  LUCAS. 

¿Habéis  de  enojaros? 

DON  ANTOMO. 

No. 


DON  ANTONIO. 

¿No  lo  sabéis? 


DON  LUCAS. 

Quiero  hablar  quedo. 

DO.N  ANTONIO. 

Hablad  quedo. 
DON  IIJCAS. 

ritimadamenle,  ¿giuedo 
Hablar  á  bullo? 

DON  ANTONIO. 

Podéis; 
¿Tenéis  que  hablar  mucho  ? 

DON  LUCAS. 


Va  os  escucho. 

DON  LIJCAS. 

Yo  soy  (señor  don  Anloitio 
De  Coiilreras)  un  hidalgo 
Bien  entendido,  asi,  asi, 

Y  bien  quisto,  tanto  cuanto: 
Soy  ligero,  luchador. 
Tiro  una  barra  de  >á  cuatro, 

Y  aunque  pese  cuairo  y  libra , 
A  más  de  cuarenta  pasos. 

Sov  dii-siro  como  el  mas  dieslro  , 
Expléiuliilanii'nte  largo. 
Por  el  principio  atrevido, 

Y  valiente  por  el  Cilio. 

l)e  la  esci'pela  en  las  siierles 
Salen  mis  tiros  enldanco, 

Y  puedo  tirar  con  todos 
Cuantos  hay  del  rey  abajo. 
(kiMlo,  bailo  y  represento, 

Y  si  me  pongo  á  caballo  , 
Caigo  bien  sobre  la  silla, 

Y  della  mejor  si  caigo. 
Si  en  Zucudovér  toreo , 
Me  llaman  el  secretario 

De  los  toros,  porque  apenas 
Llegan  cuando  los  despacho. 
Conozco  bien  de  pinturas, 
llago  comedias á  pasto, 

Y  como  todos  también 
Llamo  á  los  versos  trabajos. 
No  soy  nada  caballero 

De  ciudad ,  soy  cortesano , 

Y  naci  bien  entendido 
Aunque  nací  niayniazgo. 
Pues  mi  talle  no  es  muy  lerdo. 
Soy  delgado  sin  ser  llaco , 

Soy  muy  ancho  de  cimura  , 

Y  de  hombros  también  soy  ancho. 
Los  pies  asi  me  los  ipiiero. 
Piernas  asi  me  las  lr;iÍLo, 

Con  su  punta  de  lo  airoso, 

Y  su  encaje  de  eslebado. 
Yo  me  alabo,  perdonad. 

Que  esto  importa  para  el  caso. 

Y  no  he  de  hallar  ipiien  me  alabe 
En  un  campo  despoblado. 

En  lin  ,  disrrelo,  valiente. 
Galán,  airoso,  bizarro, 
Dieslro,  miisico,  poeta, 
Ginete,  toreador,  franco; 

Y  sobre  lodo,  tenieinlo 
De  renta  seis  ii.il  lineados, 

Qi'enoes MH,,'.,-.. lenta 

Paraesi-  .  ; 

Salgo  a  i;;i     i-  .        e:i 

Estas  gr,ir,,i-  <■<■.  .;i,  I. i   i/os, 

Que  nunca  pense  i.nr  Dins 
Venderme  yo  tan  barato; 

Y  hallo  que  con  vuestra  hija 
We  distes  por  liebre  gato. 


do:»  a?¡tomo. 
Advertid ,  que  sois  un  necio. 

DOM  LCCAS. 

¿No  me  oiréis? 

nos  ANTOXIO. 

No  he  de  escucharos, 
Mataros  era  más  justo. 

no^(  LiJCAS. 
Señor  mió,  no  lo  haí;inios 
Peiiilpnci;i;  escuchad  ahora, 

Y  vamos  al  cuento. 

D0:«AM0M0. 

Vanius. 

BOR  tUCAS. 

Lo  primero  envié  i  decir, 
Que  saliese  con  cuidudo 
De  Mailrid  ,  y  se  pu>ifso 
Una  mascará  al  recito. 

Y  ella  Sf  puso  por  una 
Media  mascarilla,  tanto. 
Que  se  le  vio  media  cara 
Desde  la  nariz  abajo. 

Lo  secundo  os  supliqué. 
Que  lio  vinierais ,  enviando 
De  que  á  l^aliel  adniilia 
Un  recilii)  ante  esciibano. 

Y  os  venisteis  no  saliieiiilo 
Que  yo  he  de  vestiinic  llar.o. 
Pues' la  tela  de  niuier 

No  lia  menester  suegro  al  canto. 
I.o  tercero,  luego  al  punto 
Que  me  vio.  se  fué  de  labios, 

Y  me  dijo  mil  reqiiiebnis 
Por  mil  rodeos  exlraiios. 

Y  una  mnjer ,  cuando  es  propia 
Ha  de  and.ir  camino  llano , 
Que  no  ha  de  serliablailor 

ti  amor  que  ha  de  ser  casto. 
Mas.  ar;<uyó  con  mi  primo. 
Daca  el  trato ,  toma  el  trato , 
Con  que  se  le  echa  de  ver 
Que  es  tratante  á  treinta  pasos. 
Luego  le  dijo  y  le  daba  , 
Sin  haberla  nunca  hablado, 
Los  requiebros  en  mi  nombre, 

Y  en  causa  propia  la  mano. 
Mas  un  don  Luis  se  ha  venido 
Amante  zorrero  al  lado 

Por  vuestra  señora  hija  , 

Muy  modesto,  aunque  muy  falso. 

Y  en  lllescas  esta  noche 
Hallé  i  mi  primo  encerrado 
En  la  sala  de  Isabel , 

Y  hoy,  que  á  examinarle  apuardo  , 
Pren'unto ,  ¿qué  fué  la  causa 

De  haber  aiioclie  violado 
El  que  ella  llamaba  templo, 

Y  vos  nombrareis  sagrado? 

Y  dijume ,  que  alli  oculto 
Estuvo ,  por  ver  si  acaso 
Dun  Luis  hablarla  intentara. 
Para  que  su  acero  airailo 
Feriara  á  venganzas  nobles 
Aquellos  celos  villanos. 

DO^r  AJiTOMO. 
¿Y  hablo  con  don  Luis? 

DON  LCCAS. 

No  habló ; 
Pero  es  caso  temerario , 
Que  haya  de  andar  un  marido 
Si  la  ha  hablado  ó  no  la  ha  hablado. 
¿Por  una  mujer,  y  prnpia  , 
He  de  andar  no  vaci lamió, 
Pudicndu  por  mi  pi'isoiia 
Tener  mujeres  á  pasto? 
Ella,  en  lili,  no  es  para  mi; 
MujiT  (lue  Si-  haya  criado 
En  loledo  es  !oque<iuiero, 

Y  aunque  naciese  eu  mi  barrio. 


EMliE  BOBOS  ANUA  EL  JUEGO. 
Mnjer  criada  en  Madrid  , 
Para  mi.  propia,  descarto. 
Oue  son  de  revés  las  unas, 

Y  las  (liras  son  de  Tajo. 
V.  en  electo,  don  Antonio, 
Sjlo  vengo  á  suplicaros 
Que  os  volváis  a  vuestra  hija 
\  vuestra  Calle  de  Francos. 
No  he  de  rasarme  con  ella 
Aunque  me  hicieran  pedazos: 
Sn!os  eslamns  los  dos  , 
N:idie  nos  ove  en  el  campo. 
Volveos  á  misa  Isrdiel 

A  Madrid,  sin  enojaros, 

(,lue  esto  es  entre  padres  y  hijos. 

Que  es  algo  mas  que  enire  hermanos. 

Y  en  lleí;ando  las  sospechas 
A  andar  tan  cerca  del  cáseo. 
En  siendo  los  suegros  turbios 
Han  de  ser  los  yernos  claros. 

DOX  AMONIO. 

Por  cierto,  señor  don  Lúeas, 
O'ie  un  poco  antes  de  escuciiaros 
Os  tuve  por  m.ijadero; 
Pero  no  os  tuve  por  lanto. 
¿Sabéis  con  quién  habláis? 

DON  LCCAS. 

SI; 
Oadine  mi  caria  de  pago, 

Y  llevaos  a  vuestra  hija. 

DON  ANTONIO. 

Ton  ella  habéis  de  casaros 
O  OS  tengo  de  dar  la  miierlc. 
,  t}iié  dirán  de  mi  honra  cuántos 
Uigan  que  á  casar  se  vino? 

DON  LCCAS. 

¿Y  qué  dirin  los  criados 
Que  han  sabido  que  ilon  Luis 
La  anda  siguiendo  los  pasos? 

DON  ANTONIO. 

Don  Luis  camina  á  Toledo. 

DON  LUCAS. 

¿Pues  cómo  va  (an  de  espacio, 
Yendo  Isabel  en  litera 

Y  él  en  muía? 

DON  ANTONIO. 

¿No  está  claro 
Que  es  por  llevar  compañia, 

Y  no  ir  solo? 

DON  l.liCAS. 

Ese  es  el  ra^o, 
Que  por  no  irsnlo  á  Toledo 
Quiere  ir  acompañado. 

DON  ANTONIO. 

¿No  decis  que  vuestro  primo 
Se  encerró  anoche  en  el  cuarto 
Oe  mi  bija? 

DON  LLCAS. 

Asi  lo  digo, 

Y  él  asi  meló  ha  contado, 
Para  ver  mejor  si  hablaba 
Con  él. 

DON  AMONIO. 

Pues  desengañaos, 

Y  logre  esta  diligencia 
Quietudes  á  vueslro  engaño. 
¿Si  no  es  cómplice  en  su  amor. 
Por  qué  queréis  indignado 
Pagarla  en  viles  castigos 
Cuanto  debéis  en  albagos? 
Don  Luis  está  ya  en  Toledo, 
Porque  ya  se  ha  adelantado, 

Y  vü  quedo  con  la  queja 

Y  vos  con  el  desengaño. 
Templaos,  don  Lúeas,  prudente, 
Que,  Vive  Dins,  (|ue  me  espanto, 
Que  no  tengáis  entre  esotras 

La  falta  de  ser  conliado. 


DON  IXCAS. 

¿Cómo no?  si  tengo  tal, 
C'iie  no  soy  tan  mentecato, 
One  11(1  sepa  (|ue  merezco 
M;is  i|ue  el  esio  y  otro  tanto; 
Pero  dieenie  mi  primo. 
Que  es  un  poco  mas  cursado 
Que  las  mujeres  escogen 
Lo  peor. 

DON  ANTONIO. 

Pues  ciinsol:ios. 
Que  no  no  leñéis  mal  partido 
Si  es  verdadero  el  adagio. 

DON  LUCAS. 

Ahora  ,  señor  don  Antonio, 
Vuelvo  á  decir  (pie  estoy  llano 
A  casar  con  vuestra  hija, 
Va  yo  estoy  desen,"añado  ; 
Pero  si  acaso  don  Luis, 
Amaine  dos  veces  zaino. 
Vuelve  á  hacerse  encontradizo 
Con  nosotros ,  no  me  caso. 

DON  ANTONIO. 

Pues  yo  admito  este  partido. 

DON  LICAS. 

Yo  vuestro  precepto  abrazo. 


DON  LCCAS. 

Vamos. 
Así ,  don  Antonio ,  aviso , 
Que  si  hubiere  algún  engaño 
En  el  amor  de  d(jii  Luis, 
Que  si  él  entra  por  un  lado 
A  medias,  como  sucede 
Con  oíros  más  estirados , 
Me  habéis  de  volver  al  punto 
Cuanlo  \o  hubiera  gastado 
En  muías,  coche,  litera. 
Castos  de  camino  y  carros , 
Que  no  es  justicia  ni  es  bien, 
Cuando  yo  me  quedo  en  blanco  , 
Oue  seamos  él  y  yo  , 
Él  del  gusto  y  yo  del  gasto. 

DON  ANTONIO. 

Dios  os  haga  más  discreto. 

DON  LUCAS. 

No  haga  más,  que  ya  ha  liecho  harto. 

(Vúnse.) 
{Dentro  ruido  de  cascabeles  t/  campa- 
nillas, u  representan  todo  lo  que  se 
sigue  dentro.) 

CAMINANTE  1."  {Dentro.) 
Arre  rucia  de  un  puto,  arre  beata. 

CAMINANTE  2."  {Dentro.) 
Dale,  dale,  Perico,  á  la  reata. 

CAMINANTE  1.°.  {Dcntro.) 
Oiga  la  parda ,  como  se  alropella. 

CAMINANTE  2.°  {DCUtrO.) 

Arre  muía  de  aiiuel ,  hijo  de  aquella. 

cabklleua.  {Dentro.) 
Va  una  carrera ,  cocherillo  ingrato. 

caminante  i."  {Dentro.) 
¿Qué  hace  que  no  se  apea  y  corre  un 
CARELLEPA.  {Dentro.)     [rato? 
¿A  dónde  va  el  patán  en  el  matado? 

caminante  L"  (Dentro.) 
A  buscar  voy  á  tu  mujer,  menguado. 

cahellera.  (Dentro.) 
Dígame,  ¿si  va  á  vella. 
Cómo  va  tan  espacio? 

CAMINANTE  1.°  {Dentro.) 
Tal  es  ella. 


32  COMEDIAS 

DON  AtrroNio.  {Dentro.) 
¿Y  él  no  deja  á  sus  hijos  con  el  cura? 

OTRO  CAMItANTE.    (DtntrO.) 

Para,  que  aquí  hay  moiilon. 

CAnELLERA.  (Detitro.) 
¿Pues  qué  hay? 

TODOS. 

Basura. 
MÚSICA.  {Dentro.) 
ffr.zuelai  de  la  Corte,  todo  es  caminar, 
Vnas  van  á  Huete  y  otrat  á  Alcalá. 

CADELLERA.  (DíFl/rO.) 

Para,  cochero,  el  coche  se  ha  volcado. 

CAMÍNAME  1.°  (Dentro.) 
El  ciblcon  del  coche  se  ha  quebrado. 

CAMINANTE  2."  {Dentro) 
Pues. ¿qué  ¡mporla? 

A.NDREA.  {Dentro.) 

¡Qué  lindo  desahago! 
noÑA  ALFONSA.  (Oentro.) 
|S,iqucnint'  .i  mi  primero,  que  me  aho- 
CA[iEi.LERA.  {Dentro.)        ii"'- 
Paren  esa  litera. 

COCHERO.  {Dentro.) 
Para ,  para. 
ANDREA.  (Dentro.) 
Quebróse  la  redoma  de  la  cara. 

Sale  DOSa  ISABEL  t  ANDREA. 


ANDREA. 

En  hora  mala  sea. 

DOÑA  ISABEL.  [drea: 

Don  Pedro  saca  á  doña  Alfonsa  ,  Aii- 

¿Qué  espero?  ya  su  amor  se  ba  decla- 

ANDREA.  [rado. 

¿Si  la  dará  olro  mal  como  el  pasado? 

DO.ÑA  ISABEL. 

¿Cómo  mis  iras  se  hallan  más  templa- 

ANDREA.  [das? 

Previniéndola  están  dos  almohadas. 
En  tanto  que  aderezan  una  rueda. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Queda  mis  que  saber? 

ANDREA. 

Aun  más  te  queda- 

DOÑA  ISABEL. 

Ya  doú»  Alfonsa  en  ella  se  ha  sentado. 

ANDREA. 

Pon  Pedro  en  la  litera  te  ha  buscado, 
V  como  no  te  halla  yo  recelo 
Que  te  viene  á  buscar. 

DOÑA  ISABEL. 


Salen  DON  PEOno  t  CABELLERA. 

DON  l'EDRO. 

Oye,  detente. 
No  quieras... 

DOÑA  ISABEL. 

Déj.mie. 

DON  PEDRO. 

Tan  impaciente 
Malograr  mi  verdad. 

Duna  ISABEL. 

No  hay  quien  la  crea. 

DON  PEliRO. 

Ruégala  que  me  escuche,  amiga  An- 
Aboua  la  mi  fe.  [drea. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS, 


DONA  ISABEL. 

Nada  te  abona. 


DON  PEDRO. 

iras  y  pasos  deten. 

DOÑA  ISABEL. 

Cruel,  diestro  engañador. 
Que  amagas  con  el  amor 
Para  herir  con  el  desden : 
¿Quién  es  tan  ingrato,  quiénf 
¿Quién  fué  tan  desconocido, 
Que  para  haber  conseguido 
IJna  tan  fácil  victoria 
Resucite  una  memoria 
Con  la  muerte  de  un  olvido? 

Y  pues  tus  engaños  veo. 
Delincuente  el  más  atroz , 
¿Para  qué  hiciste  álu  voz 
Cómplice  de  tu  deseo 

Si  sabes  que  no  le  creo. 
Si  conoces  mi  razón? 
¿Porqué  quiso  tu  pasión 
(Viendo  que  es  mayor  agravio) 
Hacer  delincuente  al  labio 
De  loque  erró  el  corazón? 

Y  ya  que  tan  falso  eras, 
Yya(|ueno  me  querías, 
Di ,  ¿para  qué  me  lingias? 
¿Pidüleyo  que  me  quieras? 
Tu  amor  hicieras,  y  fueras 
Poco  fino;  sólo  un  daño 
Sintiera  mi  desengaño; 
Mas  tal  mis  ansias  me  ven 
Que  mucho  más  que  el  desden 
Vengo  á  sentir  el  engaño. 

No  me  hables,  y  mis  enojos 
Menos  airados  verás. 
Que  se  irritan  mucho  más 
Mis  oidos  que  mis  ojos ; 
Quiero  vencer  los  despojos 
De  mi  amor,  si  te  oigo  á  veces , 

Y  tanto  al  verte  mereces. 

Que  aunque  has  Ungido  primero, 
Sólo  miru  que  le  quiero, 

Y  no  oigo  que  me  aborreces. 
Más  vele,  que  he  de  argüir, 
Cuando  me  quiera  lemplar. 
Que  á  mi  no  me  puede  amar 
Quien  á  otra  sabe  fingir; 

Ya  yo  te  he  llegado  á  oir. 
Que  á  lu  prima  has  de  querer, 

Y  aquel  que  llegare  á  ser 
En  mi  amor  el  preferido 
Aun  no  ha  de  decir  Ungido 
Que  procura  otra  mujer. 

A  Alfonsa  dices  que  nuieres, 
A  mi  dices  que  me  acoras. 
Por  una,  fingiendo,  lloras, 

Y  por  otra ,  amando,  mueres; 
¿  Pues  cómo,  si  no  prefieres 
Tu  voluntad  declarada. 
Creerá  mi  pasión  errada  , 
Cuando  es  la  tuya  fingida. 
Que  soy  yo  la  preferida 

Y  es  Alfonsa  la  olvidada? 
Pues  témplese  este  accidente, 
Que  no  es  justicia  que  acuda 
A  una  tan  difícil  duda 

Un  amor  tan  evidente; 
Porque  es  muy  fácil  que  Intente, 
Menos  airado  y  más  sabio , 
Siendo  tan  grande  el  agravio 
A  vista  de  mis  enojos. 
Dar  lágriiiias  á  mis  ojos 
Que  evidencias  a  tu  labio. 
Quiere,  adora  á  Alfonsa  bella , 

Y  sea  yo  la  olvidada. 
Porque  ya  estoy  bien  hallada 
Con  lu  olvido  y  con  mi  estrella  , 


Yo  soy  la  infelice,  y  ella 
Quien  le  merece  mejor, 

Y  pues  luve  yo  el  error 

De  haberle  querido,  es  bien 
Que  pague  con  el  desden 
Lo  que  erré  con  el  amor. 

Y  vele  ahora  de  aqui , 
Porque  no  es  justicia ,  no, 
Que  tenga  la  culpa  yo 

Y  te  dé  la  queja  á  ll. 

DON  PEDRO. 

Hermosa  luz  por  quien  v(. 
Alma  por  quien  animé. 
Deidad  á  quien  adoré. 
No  hagas  con  ciega  venganza 
Que  pague  lu  desconfianza 
Lo  que  no  ha  errado  mi  fe. 
Deja  esa  pasión  que  dura 
En  tus  sentidos  inquieta, 

Y  no  seas  tan  discreta 

Que  no  creas  tu  hermosura ; 
Tú  misma  á  ti  te  asegura. 
Imagínate  deidad, 

Y  creerás  mi  verdad, 
lisa  bien  de  tus  recelos, 

Y  cria  para  estos  celos 
Por  liijo  a  la  vanidad. 

A  doña  Alfonsa  prefieres. 
Bien  como  al  lirio  la  rosa , 
¿Más  qué  importa  ser  hermosa 
Si  no  presumes  lo  que  eres? 
Sé  como  esotras  mujeres , 
Ten  contigo  más  pasión, 
Haz  de  ti  satisfacción. 
Sé  divina  más  humana , 
Que  á  ll  para  ser  más  vana 
Te  sobra  más  perfección. 

DO.ÑA  ISABEL. 

Esa  prudente  advertencia 
Con  que  tu  pasión  me  ayuda , 
Es  buena  para  la  duda , 
Mas  no  para  la  evidencia  : 
Ella  dijo  en  mi  presencia 
Que  tú  en  su  cuarto  has  estado 
Anoche,  que  la  has  hablado; 
¿Pues  cómo ,  si  eslo  es  verdad, 
Con  toda  mi  vanidad 
Sosegaré  á  mi  cuidado? 
¿Y  cuándo  eso  fuera ,  di , 
Di ,  cuándo  con  ella  estabas. 
No  teoi  decir  que  amabas 
A  doña  Alfonsa? 

DON  PEDRO. 

Es  asi. 

DOÑA  ISABEL. 

¿TÚ  no  lo  confiesas? 

DON  PEDRO. 

Si; 
Mas  fingido  mi  amor  fué. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Y  cuándo  te  pregunté 
A  cuál  de  las  dos  (|ueri3s. 
Por  qué  no  me  respondías? 

DON  PEDRO. 

Oye  por  qué. 

DOÑA  ISABEL. 

Di  por  qué. 

DON  PEDRO. 

Porque  es  grosería  errada. 
Nunca  al  labio  perniiliila  , 
Despreciar  la  aborrecida 
En  presencia  de  la  amada; 
Bástela  verse  olvidada 
Sin  que  oyese  aquel  desden , 
Bástela  quererle  bien 
Sin  que  al  ver  desprecio  tal 
La  venga  á  pagar  tan  mal 
Porque  me  quiso  tan  bien 


DOÑA  ISADEL. 

Puesgalan  no  quiero  ahora 
yue  por  no  dejar  corrida 
A  aquella  de  (juien  se  olvida  . 
No  hace  un  guslo  á  la  que  a  Jura ; 
Vele. 

DON  PEDRO. 

Escúchame,  Señora, 
Oue  aurndezca,  no  le  espante. 
Ver  que  me  ame  tan  consume; 
Pero  á  li  te  he  preferido. 

DOÑA  ISABF.L. 

Pues  si  estás  aprailecido. 
Cerca  estás  de  ser  amaulc. 

DON  PEDRO. 

Oye,  Señora, y  verás. 

DOÑA  ISA  DEL. 

No  he  de  oírle. 

DON  PFDRO. 

Aguarda,  cs¡icra. 

CABELLERA. 

Don  Luis  abrió  la  litera , 
\  mira  si  en  ella  estás. 

DO.X  PEDRO. 

¿Y  ahora  laniliien  dirás 
Que  no  le  tiene  aPicionT 

UOÑA  ISABEL. 

Daré  la  satisfacción. 

D0:«  PEDRO. 

Tampoco  te  he  de  creer. 

DOÑA  ISAIIEL. 

I  Quieres  echarme  á  perdci' 
Con  los  celos  mi  razón? 
Pues  no  hadevalerte,  nn. 
Despreciarle  pienso  aqui. 

DON  PEDRO. 

¿Yo  he  de  escucharle? 

DOÑA  ISABEL. 
Si. 

Don  Luis. 

DON  LDIS.  {Dentro  ) 
¿Quién  me  llama? 

DOÑA  ISABEL. 

Yo. 

ANDREA. 

Él  íiene  acá  ,  ya  te  oyó. 

DOÑA  ISABEL. 

Escúndete  entre  esos  ramos. 

CABELLERA. 

La  satisfacción  oigamos. 

DOÑA  ISABEL. 

Yo  he  de  quedar  con  recelos  , 
Y  tu  has  de  quedar  sin  celos. 

CABELLERA. 

Ven,  Señor,  que  llega. 

DOH  PEDRO. 


Escóndense.  ij  tale  ÜU.N  LUIS. 

DON  LUIS. 

Al  cariño  de  tu  voz. 
No  vengo,  divina  ingrata  , 
Como  otras  veces  solia, 
A  consagrar  vida  y  alma  : 
A  ser  escarmiento  vengo 
De  mi  amor,  á  ser  venganza 
De  tu  desden  ,  á  ser  duda 
De  mis  propias  esperanzas. 
Fiera,  al  pa<^o  que  divina. 
Cruel ,  al  paso  que  blanda  . 
Que  me  n.alas  con  los  celo-í, 
Y  con  el  desden  me  alhagas ; 
Yo  soy  el  que  mereció 
Sacrilicarse  á  tus  llamas, 
R. 


EMüE  BODOS  ANDA  EL  JLEC.O 

Si  no  ciega  mariposa, 

Atrevida  salamandra. 

Yo  soy  aquel  que  te  quiso, 

Y  aquel  soy  á  tiuien  agravias. 
El  que  como  el  girasol 
Aspiró  tus  luces  tardas. 

El  que  anoche  en  tu  aposento 
Logró,  nunca  los  lograra, 
De  tu  labio  más  favores 
Que  tu  quejas  de  mis  ansias. 

Y  cuando  a  tan  lino  amor, 
A  tan  lliigulas  palabras. 
Encubridora  la  noche 
Secretamente  mediaba , 
Cuando  un  si  llegó  a  mi  oido. 
Llegó  un  premio  á  inl  esperanza , 
Recójoine  á  mi  aposento . 

Y  cuando  pensé  que  estaba 
Don  Lucas  denlro  del  suyo  , 
Que  á  veces  la  voz  engaña, 
Oigo  en  oiro  cuarto  voces. 
Tomo  luz,  busco  la  causa, 

Y  hallo (ay  Dios!)  que  con  don  Pedro 
Tu  fe  y  mi  lealtad  agravias; 

¿Para  ésto  me  diste  un  si  ? 
iPara  esto,  dime  ,  premiabas 
Un  amor  que  le  he  sufrido 
Al  riesgo  de  una  esperanza? 
No  quiero  ya  tus  favores  , 
Logre  don  Pedro  en  tus  aras 
Las  ofrendas  por  deseos  , 
Que  amante  y  fino  consagra; 
Bastan  tres  años  de  enigmas, 
Tres  años  de  dudas  bastan, 
Desengáñenme  los  ojos 
Con  ser  ellos  quien  me  engañai>; 
Ya  el  si  que  me  diste  anoche 
No  le  estimaré. 


DON   LlIS. 

Ya  no  falta 
Sino  que  también  me  niegues 
Que  me  diste  la  palabra 
Ue  ser  mi  esposa ;  si  piensas 
Que  la  he  de  admitir  le  eogañ 

DOÑA   ISABEL. 

¿Yü  te  hablé  anoche  ? 


,.Eso  niegas? 


DONA  ISABEL. 


Mira., 


¿Mis  celos,  qué  aguardan? 
Sólo  vengo  á  despedirme 
De  mi  amor:  quédate,  falsa ; 
Tus  voces  ya  no  las  creo. 
Tu  amor  ya  me  desengaña : 
A  Madrid  vuelvo  corrido. 
Vuélvase  el  alma  á  la  patria  : 
Del  desengaño  hallé  el  pucí  ¡'>-. 
¿Quién navegó  en  la  borrasca? 
Bazon  tengo ,  ya  lo  sabes  , 
Celos  tengo,  tú  los  causas, 
Y  si  dudosos  obligan 
Averiguados  agravian. 

DOÑA  ISABEL. 

Espera... 

DON   LUIS. 

Voyme. 

DON  PEDRO. 

¡Ab  cruel! 

DOÑA   ISABEL. 


Déjame,  traidora. 


Salen  DON  PEDRO  v  CADELLEilA. 

DON  PEDBO. 

Pídeme  celos  ahora 

De  duna  Alfonsa,  Isabel; 

Habla  ¿qué  le  has  suspendido? 

No  finjas  leves  enojos , 

Di  que  no  han  visto  mis  ojos ; 

Di  que  está  incapaz  mi  oido, 

llesnelto  a  escucharle  estoy  ; 

¿Qué  puedes  ya  responder? 

¿Con  qué  has  de  satisfacer 

Mis  celos? 

DOÑA   ISABEL. 

Con  ser  quien  soy. 

DON  PEDRO. 

¿Pues  cómo  puedes  negar 
QneesluíisLe  (gran  lormenlo!) 
Con  don  Luis  en  tu  aposento? 
Kespóndeme. 


Con  callar. 

DON  PEDRO. 

Isabel  ingrata,  di, 

(Fuego  en  lodas  las  mujeres) 

¿Cómo  niegas  que  le  quieres? 

DOÑA  ISABEL. 

Con  decir  que  te  amo  a  li. 
DON  PEuno. 

¿No  entró? 

DOÑA  ISABEL. 

Acallarniesentenc'io, 
Un  bronce  obstinado  labras. 

DON  PEDRO. 

¿No  crees  tú  mis  palabras, 

Y  he  de  creer  tu  silencio? 
Fiera  homicida  del  alma, 
Malar  con  la  voz  inlenta 
Marque  embozó  la  tormenta 
Con  la  quietud  de  la  calma  : 
Ingrata  la  mas  divina, 
Divina  más  rigorosa. 
Purpúrea  á  la  vista  rosa  , 

Y  al  tacto  cruel  espina , 
Ya  no  podrá  tu  rigor 
Peregrinar  esla  senda  , 

Va  me  he  qnilado  la  venda, 

Y  con  vista  no  hay  amor. 
A  dejarte  me  sentencia 
Una  verdad  tan  desnuda  , 
Que  al  caminar  por  la  duda 
Encontró  con  la  evidencia. 
Ya  no  he  de  ser  el  que  soy , 
Ya  no  quiere  arrepentido 
Sufrir  a  tu  voz  mi  oido; 

Ya  le  dejo,  ya  me  voy. 

DOÑA  ISABEL. 

Pues  falso,  aleve,  infiel. 
Ingrato,  como  enemigo, 
¿Si  estuve  anoche  contigo, 
Cómo  pude  estar  con  él? 
¿Cuándo  habla  de  hablarle  (ospc 
Saber)  cuándo  yo  quisiera? 
Respóndeme. 

DON  PEDRO. 

¿No  pudiera 
Haberte  hablado  primero? 

DOÑA  ISABEL. 

No  pudiera,  y  ese  es 
El  indicio  más  impropio : 
¿No  sabes  tú,  que  tu  propio 
Le  visle  salir  después 
De  su  aposento? 

DON  PEDRO. 

Es  asi. 

DOñÍA  ISADEL. 

¿Luego  el  castigo  mereces? 


COMF.DIAS  ESCOr.IDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS, 


tlON  PEDRO. 

,,No  pudo  salir  dos  veces  ? 

DOÑA  ISABEL. 

Sí  pudo  salir;  más  di , 

,  Cuando  eslahas  escondido, 

Que  JO  le  amaba  no  oíste 'í 

DON  PEDRO. 

Si :  pero  también  pudiste 
Haberme  va  conocido. 

DOÑA  ISABEL. 

Va  que  en  esos  celos  das, 
llinie,  don  Pedro,  por  Dios, 
¿Puedo  JO  querer  á  dos? 

DON  PEDRO. 

A  don  Luis  quieres  no  más. 

DOÑA  ISABEL. 

Y  si  eso  pudiere  ser. 
Que  no  lo  he  de  consentir, 
,  l'or  qué  babia  de  (inyir 
i'.onl¡t;o? 

nO>  PEDRO. 

Por  ser  mujer. 

DOÑA  ISABEL. 

Til  eres  la  luz  de  mi  vida, 
Sólo  á  ti  le  adoro  yo. 

DON  PEDRO. 

¿No  lo  haces  de  amante? 

DOÑA  ISABEL. 


DOX  PEDRO. 

¿Pues  de  qué? 

DOÑA  ISABEL. 

De  agradecida: 
Deja  esa  duda.  Señor, 
No  te  cueste  un  sentimiento, 
Que  no  bay  agradecimiento 
A  donde  no  hay  flno  amor. 

DON  PEDRO. 

Las  finezas  son  agravios. 

DOÑA  ISABEL. 

Mi  bien,  templa  esos  enojos, 

Y  satista};an  mis  ojos 

Lo  que  no  aciertan  mis  labios. 

UON  PEDRO. 

No  be  de  creerle,  cruel. 

DOÑA  ISABEL. 

Advierte... 

DON  PEDRO. 

No  estoy  en  mí. 

Salen  DON  LUCAS  y  DONA  ALFON- 
SA,  cada  uno  por  su  puerta. 

DOÑA  ALFONSA. 

Don  Pedro,  ¿qué  hacéis  aquí? 

DON  LUCAS. 

¿Qué  es  esto,  doña  Isabel  ? 

CABELLERA. {Ap  ) 

Cayeron  en  ratonera. 


¿Qu 


DON  LLCAS. 

el  caso? 

DOÑA   ISABEL. 

Señor,  fue... 

DON  PEDRO. 

Fué,  Señor...  {Ap.  ¿(|ué  le  diré?) 

DOÑA  ISABEL. 

lira  estar  quejosa... 

DON  PEDRO. 

Era, 
Ueñirme  ahora  también 
Porque  entré  con  el  intento 
Que  te  dije  en  su  aposento 
Esta  nocüe. 


DON  I.LCtS. 

Hizo  muy  bien. 

DOÑA  ISABEL. 

( 1/).  Esforcemos  la  salida  .) 
¿Y  á  vuestro  amor  corresponde. 
Que  entre  otro  que  vos  adonde 
Yo  estuviere  recogida? 

CABELLERA. 

Ya  desle  rayo  escapamos. 

DOÑA  ISABEL. 

¿Vos  dudáis,  siendo  quien  soy? 
.Nadie  entra  adonde  yo  estoy. 

DON  Ll'CAS. 

Porqne  no  entre  nadie  andamos. 

DOÑA  ALFONSA. 

Qué  asi  este  engaño  creyó? 
Don  Lúeas,  advierte  ahora , 
Que  no  entró. 

DON  LÚCVS. 

Callad,  Señora, 
Yo  sé  si  entró  ó  si  no  entió. 

DOÑA  ALFONSA. 

Que  creáis  ,  me  maravillo 
l'ste  cnnjo  que  liiigió; 
Él  la  quiere. 

DON  LÍ'CAS. 

Ya  sé  vo 

Que  la  quiete  don  Luisillo; 
Mas  yu  lü  sabré  atajar. 

DOÑA  ALFONSA. 

No  es  sino... 

DON  LUCAS. 

Callad ,  Señora. 
Que  os  habéis  hecho  habladora. 

DOÑA  ALFONSA. 

Mirad... 

DON  LtiCAS. 

No  quiero  mirar. 


Advierte ,  Señor ,  que  es  él. 

DON  LtiCAS. 

Calla ,  hermana ,  no  me  enfades  , 
Háijanse  estas  amistades : 
Daiile  un  abrazo,  Isabel. 

DOÑA   ISABEL. 

No  me  lo  habéis  de  mandar , 
Que  ha  dudado  en  mi  opii:iun. 

DON  LtiCAS. 

Digo  que  tenéis  razón  , 
Pero  le  habéis  de  abrazar. 

DO.ÑA  ISABEL. 

Por  VOS  hago  este  reparo. 

DON  LtiCAS. 

Sois  muy  honesta ,  Isabel. 

DOÑA   ISABEL. 

¿Querrá  él? 

DON  LliCAS. 

Si  (|uerrá  él , 
¿No  está  claro? 

DON  PEDRO. 

Ko  está  claro. 

DON   LtiCAS. 

¿Cómo  no?  viven  los  cielos... 

DON  PEDRO. 

Si  aun  no  tengo  satisfecha 
Una  evidente  sospecha... 

DON   LliCAS. 

¿Qué  sospecha? 

DON   PEDRO.    (Ap.) 

De  unos  celos. 

DOÑA  ALFONSA. 

¿No  lo  has  entendido? 


DON  LECAS. 

No; 
¿Pues  hay  otra  causa? 

DOÑA  ISABEL. 
Si. 
Que  está  doña  Alfonsa  aqui. 

DON  LliCAS. 

¿V  estoy  en  las  Indias  yo? 
Habéis  de  darla  un  abrazo 
Por  mi ;  acabemos  por  Dios. 

DOÑA  ISABEL. 

Voy  á  dársele  por  vos. 

CABELLERA.  (Ap.) 

Que  te  clavas  beslionazo. 

DOÑA  ALFONSA. 

Siendo  ciertos  mis  recelos, 
¿Cómo  mis  iras  reprimo? 

DON  PEDRO. 

Agradacedlo  á  mi  primo. 
{.ibrázanse.) 

DOÑA  ISABEL. 

Agradécelo  á  mis  celos. 

DON  LUCAS. 

Esto  me  parece  bien. 

DOÑA  ALFONSA. 

Mira ,  hermano... 

DON  Ll'CAS. 

Va  es  enfado; 
¿Está  el  coche  aderezado? 

ANDREA. 

Si,  Señor. 

DON   LUCAS. 

Isabel,  ven. 

DOÑA  ALFONSA    (.4;).) 

niréle  que  me  engañó 
Luego  que  salga  de  aqui. 

DON  LtiCAS. 

tEres  su  amiga? 

DOÑA   ISABEL. 

Yo  si. 

DON  LliCAS. 

¿Y  tú  eres  su  amigo? 

DON  PEDRO. 

Aun  no. 

ANDREA. 

Hazlos  amigos,  ¿qué  esperas? 

DON  LUCAS. 

Vuelvan  acá ,  ¿  dónde  van? 

CABELLERA. 

néjalos,  que  ellos  se  harán 
Más  amigos  que  tú  quieras. 
{Vanse.) 

Salen  DON  LUIS  y  CAimANZA. 


¡Desaliñado  lugar! 

CARRANZA. 

La  primer  pulga,  se  dice, 
Que  fue  de  aqui  natural ; 
Aqui  han  de  parar  el  coche 
Ylalilera. 

DON  LUIS. 

Es  verdad , 
Y  aqui  he  de  hablar  á  don  Lúeas. 

CARRANZA. 

Yo  pienso (jue  llegan  ya , 
¿Pero  qué  intentas  decirle, 
Si  le  hablas? 

DON  LUIS. 

Tú  lo  sabris. 


CAIIRAN7Jk. 

¿Tienes  celos  de  Isaliel? 

DOM  I.U1S. 

lie  llegado  á  imaginar 
One  si  anoclie,  como  viste, 
Haliló  conmigo,  será 
Poiifr  manchas  en  el  sol, 
Buscarla  en  su  honestidad  ; 
Demás,  que  aquel  aposento 
En  que  la  hallamos,  está 
Poco  distante  del  otro, 
Y  se  pudo  acaso  entrar 
En  él.  oyendo  la  voz 
De  don  Lúeas. 

CARRANZA. 

Es  verdad. 
Que  él  la  sintió  cuando  tú 
Laliablabus. 

DON   LUIS. 

Tente,  que  ya 
Llegan  todos  á  la  puente. 

CARRANZA. 

¿Qué  intentas? 

DON   Ll'IS. 

Tn  has  de  llamar 
A  don  Lúeas,  y  decirle. 
Que  un  caballero,  que  está 
Por  huésped  desle  aposento 
Dice  que  le  quiere  hablar. 

carra:<za. 
Voy  á  hacer  lo  que  me  ordenas. 

DON  LDIS. 

Con  silencio. 

carranza. 
Así  será.  ( Vcse 

DON    LDIS. 

Sepa  don  Lúeas  de  mi 
Mi  amor,  sepa  la  verd.id 
De  mi  dolor,  que  no  es  bien  , 
Donde  tantas  dudas  hay, 
Ocultar  el  accidente 
Pudiendo  sanar  el  mal. 

Sale  DON  LUCAS. 

DON  LliCAS. 

¿Está  un  caballero  aqui 
Que  me  quiere  hablar? 

DON   LL'IS. 

Si  está. 

DON  LUCAS. 

¿Vos  sois  ? 

DON  LUIS. 

Si,  señor  don  Lúcus. 

DON  LUCAS. 

¿Todavía  camináis? 
¿Vais  en  muía  ó  en  camello? 
Porque  desde  ayer  acá. 
Cuando  os  presumo  delante, 
Os  vengo  á  encontrar  atrás. 
¿Qué  me  queréis,  cabillero. 
Que  un  punto  no  me  dejáis? 

DON  LUIS. 

Quiero  hablaros. 

DON  I.CCAS. 

Yo  no  quiero 
Que  me  habléis. 

DON   LUIS. 

Esperad, 
Que  os  importa  á  vos. 

DON  LUCAS. 

¿A  mí 
Me  importa?  pues  perdmiad. 
Que  con  importarme  a  mi 
Tanto,  no  os  quiero  escuchar. 


E-NTRE  BOBOS  ANDA  EL  JlEf.O. 

DON    LUIS. 

¿Y  si  loca  á  vuestro  honor? 

DON  LUCAS. 

A  mi  honor  no  toca  tal. 
Que  yo  sé  más  de  mi  honra, 
Que  VOS  ni  que  cuantos  hay. 

DON  LUIS. 

,,Dos  palabras  no  me  oireist 

DON  HiCAS. 

¿Dos  palabras? 

DON   LUIS. 

Dos  no  más. 

DON  LUCAS. 

Como  ñame  digáis  tres. 
Lo  admito. 

DON   LUIS. 

Pues  dos  serán. 

DON  LUCAS. 

Decidlas. 

DON   LUIS 

Doña  Isabel 
Me  quiere  á  mi  solo. 

DON   LUCAS. 

Zas; 
Más  habéis  dicho  de  mil 
En  dos  palabras  no  mas ; 
Pero  ya  que  se  ha  .soltado 
Tan  grande  punto  al  hablar. 
Deshaced  toda  la  media , 
Y  hablad  más;  ¿pero  qué  más? 

DON  LUIS. 

Señor,  yo  miré  á  Isabel... 

DON  LUCAS. 

Bien  pudierais  excusar 
Haberla  mirado. 

DON  LUIS. 

El  sol. 
Cuando  con  luz  celestial 
Sale  al  Oriente  divino 
Dorando  la  tierra  y  mar. 
Alumbra  la  más  distante 
Flor,  qne  en  capillo  fugaz 
De  la  violencia  del  cierzo 
Guarda  las  hojas  de  azar. 

DON  LtJCAS. 

No  os  andéis  conmigo  en  Dores; 
Señor  don  Luis,  acabad... 

DON  LUIS. 

Digo  que  adoré  sus  rayos 
Con  amor  tan  pertinaz... 

DON  LtiCAS. 

¿Pertinaz  don  Luis?¿(|nercis 
Que  me  vaya  ahora  á  echar 
l'.n  el  pozo  de  Cabanas , 
Que  en  esta  plazuela  está? 

DON   LUIS. 

Quísome  Isabel,  qne  yo 

Lo  conoci  en  un  mirar 

Tan  al  descuido,  qne  era 
:  Cuidado  de  mi  verdad, 
I  Que  quien  los  ojos  no  entiende... 

DON  LUCAS. 

Oculista  ó  Barrabás, 
Q\¡v  (le-  Is;íIji'1  i'ii  los  ojos 
ll;,ll:,~i(-l:in,r,Mn„-la;i, 
IJccmI ,1 '  ii<  [M-i-mió? 

Y  no  me  habléis  tan  pulido. 

DON  LUIS. 

Premióme  con  no  me  hablar; 

Pero  en  lllcseas  anoche 

Con  ardicnle  actividad 

La  solicité  en  su  leclio, 

.Salió  á  hablarme  hasta  el  zaguán  , 

Y  en  él  me  explicó  la  enigma 


De  toda  su  voluntad. 

Dice  que  lia  de  ser  mi  esposa , 

Y  que  violentada  va 

A  daros  la  mano  á  vos; 
Pnes  si  esto  l'uese  verdad  , 
¿Por  qué  dos  almas  queréis 
He  nn  mismo  cuerpo  apartar? 
Yo  os  tengo  por  entendido, 

Y  os  quiero  pedir... 

DON  LUCAS. 

Callad, 
Que  para  esta ,  y  para  estotra 
Que  me  la  habéis  <le  pagar. 

DOÑA  ALFONSA.  (Dentro.) 
¿Está  mi  hermano  aqui  dentro? 

DON  LUCAS. 

A  esta  alcoba  os  retirad , 

Que  quiero  liablar  á  mi  hermana. 

DON  LUIS. 

Decidme,  ¿en  qué  estado  está 
Mi  libertad  y  mi  vida? 

DON  LUCAS. 

Idos  ,  qne  harto  tiempo  hay 
Para  hablar  de  vuestra  vida 

Y  de  vuestra  libertad. 

Sale  DO.^A  ALFONSA. 

DOÑA  ALFONSA. 

lllermano ! 

DON  LliCAS. 

¿Qué  hay,  doña  Alfonsa? 

DOÑA  AI.FONSA. 

Yo  vengo  á  hablaros. 

DON  LOCAS. 

¡Haylal, 
Oue  dellos  hablarme  quieren  ! 
Mas  si  yo  me  dejo  hablar. 
Hacen  muy  bien  en  hablarme, 

Y  hago  en  oirlos  muy  mal. 

DOÑA  ALFONSA. 

¿Estamos  solos? 

DON  LUCAS. 

Si,  hermana. 

DOÑA  ALFONSA. 

DI,  Señor,  ¿le  enojarás 
De  mis  voces? 

DON  LliCAS. 

iQué  sé  yo ! 

DOÑA  ALFONSA. 

¿Sabes,  Señor... 

DON  LUCAS. 

No  sé  tal. 

DOÑA  ALFONSA. 

Que  soy  mujer... 

DON  LUCAS. 

No  lo  sé. 

DOÑA   ALFONSA. 

Yo,  Señor... 

DON  LUCAS. 

Araba  ya: 
Este  don  Luis,  y  esta  hermana 
Pienso  que  me  han  de  acabar. 

DOÑA   ALFONSA. 

Tengo  amor... 

DON  LliCAS. 

Ten  norabuena. 

DOÑA  ALFONSA. 
A  don  Pfdiü. 

DON  LLCAS. 

Dieneslá. 

DOÑA  ALFONSA. 

Pero  él  no  me  quiere  á  mi. 
Porque ,  amante  desleal , 


30  COMEDÍ, 

A  doña  Isabel  procura 
Contra  mi  fe  y  tu  amistad. 

DON  LUCAS. 

Digo  qne  no  he  de  creerlo. 

DOÑA  ALFOSA 

Ya  sabes  que  me  da  un  mal 
De  corazón... 

DON  Ll'CAS. 

SI,Sef)ora. 

DOÑA  ALFONSA. 

j  Y  también  te  acordarás 
Uue  en  lllescas  me  dióanoclic 
Un  mal  destos? 

DON  LUCAS. 
¿Pues  que  liav? 

DOÑA  A1.F0NSA. 

Sabrás  que  el  mal  Iné  fiiiyido 

DON  LICAS. 


DOÑA  ALFUNsA. 

Importó  disimular, 
Porque  don  Fedro  ,  traiíJor, 
Juzgando  que  era  verdad. 
Dijo  á  Isabel  mil  ternezas; 
Yo  entonces  quise  estorbar 
Su  amor  con  mi  indignación, 

Y  tan  adelante  está 

Su  amor,  que  aun  en  tu  presencia 
La  requebró. 

DON  lOcaS. 

Bueno  eslá. 

DO.ÑAALHiNSA. 

Anoche  estuvo  con  ella 
En  su  aposento;  y  pues  va 
Lleiían  mis  celosa  ser 
Declarados,  tii  podrás 
Tomar  venganza  en  los  dos ; 
Solicita,  pues ,  vengar 
Esta  traición  que  le  ha  hecho 
Contra  la  fidelidad 
Don  Pedro. 

DON  LÚCAS. 

¡Buena  la  hice! 
;Más  quién  puede  examinar 
Si  quiere  á  don  Luis  ó  á  Pedm? 
Pero  á  entrambos  los  querrá. 
Porque  la  tal  Isabel 
Tiene  gran  facilidad. 
Más  de  lo  que  estoy  corrrido 
Más  que  de  todo  mi  mal 
Es ,  que  riñendo  por  celos 
Los  hiciese  yo  abrazar; 
Pero  á  cual  de  los  dos  quiere 
Ahora  he  de  averiguar; 

Y  si  es  don  Pedro  su  amante, 
Por  vida  desta,  y  no  mas , 
Que  he  de  tomar  tal  venganza , 
Que  he  de  hacer  castigo  tal , 
Que  dure  toda  la  vida 
Aunque  vivan  más  que  Adnii , 
Que  darles  muerte  á  los  dus 
Es  venganza  venial. 

DOÑA  ALFO^SA. 

iPues  qué  intentas? 

DON  Ll'CAS. 

¿Uon  .\ntüniu? 

DOÑA  ALFONSA. 

Sentado  está  en  el  zaguán. 

D0.1  Ll'CAS. 

¿Don  Pedro' 

DOÑA  ALFONSA. 

Ya  entra  don  Pedro. 

DON   Ll'CAS. 

¿Doña  Isabel? 


AS  E.SCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Saleu  DON  ANTONIO,  DOSA  ISABEL, 
DO.N  PEDRO  ,  ANDREA  T  CABE- 
LLERA. 

DON  ANTOfnO. 

¿Queme  mandas? 

DOÑA  ISABFL. 

¿Qué me  quieres? 

DON  PEDRO. 

¿Qué  me  ordenas? 

DON  LIJCAS. 

Esperad: 
Cabellera ,  entra  acá  dentro. 

CABELLERA. 

Como  ordenas  entro  ya. 

DON  Ll'CAS. 

Cerrad  la  puerta. 

CADELLtRA. 

Ya  cierro. 

DO.N  LlCAS. 

Dadme  la  Ikive. 


Tomad. 

DON  LlCAS. 

DoD  Luis,  salid. 

DON   LUIS. 

Ya  yo  salgo 

DO.ÑA  ISABEL. 

Di,  ¿qué  intentas? 


¿Qué  será? 

DON  PEDRO. 

¿A  qué  me  llamas? 

DON  LUIS. 

¿Qué  es  esto? 

DOÑA  ALFONSA. 

¿Qué  pretendes? 

DON  LICAS. 

Escuchad : 
El  señor  don  Luis,  que  veis. 
Me  ha  contado  que  es  galán 
De  doña  Isabel;  y  dice 
Oue  con  ella  ha  de  casar , 
Porque  ella  le  dio  palabra 
En  lllescas,  y... 

CABELLERA. 

No  hay  tal , 
Que  yo  en  lllescas  anoche 
Le  vi  á  una  puerta  llamar, 
Y  con  doña  Alfonsa  habló 
Por  Isabel :  ¿No  es  verdad 
Que  tú  la  sentiste  anoche? 
¿Tú  no  saliste  á  buscar 
l'n  hombre  con  luz  y  espada? 
Pues  d  fue. 

DON  LUIS. 

¿Quién  negará 
Que  tú  saliste ,  y  que  yo 
Me  escondí?  pero  juzgad 
Que  yo  hablé  con  Isabel, 
No  con  Alfonsa. 

DOÑA  ALFONSA. 

Aguardad , 
Vofui  taque  alli  os  hablé; 
Pero  yo  os  llegaba  á  hablar 
Pensando  que  era  don  Pedro- 
DON  PEDRO.  (Áp.) 

Amor ,  albricias  me  dad. 

DOÑA  ISABEL. 

I  ^Lo  entendiste? 

I  DON  PEDRO. 

I  Si,  Isabel. 


DON  LUCAS. 

Esto  está  como  ha  de  estar. 
Ya  está  este  galán  á  un  lado. 
Con  esto  me  dejará: 
Pues  vamos  al  caso  ahora. 
Porque  hay  más  que  averiguar : 
Doña  Alfonsa  me  ba  contado. 
Que,  traidor  v  desleal, 
Queréis  á  Isabel. 

DON  PEDRO. 

Señor... 

DON  LtjCAS. 

Decidme  en  esto  lo  que  hay : 
Vos  me  dijisteis  anoche 
Que  entrasteis  sólo  á  cuidar 
Por  nii  honor  en  su  aposento; 
Conque  colegido  está 
Que  de  la  parte  de  afuera 
Le  pudiérades  mirar ; 
Mas  os  ha  escuchado  Alfonsa 
Ternisimo  requebrar 
Y  satisfacerla  amante. 

DON  ANTONIO. 

Dou  Lúeas ,  no  lo  creáis. 

DON  LiCAS. 

Yo  creeré  lo  (|ue  quisiere. 
Dejadme  ahora  y  callad; 
Mas,  os  hablasteis  muy  tiernos 
En  Torrejoncillo;  más. 
Cuando  el  coche  se  quebró 
(Esto  no  podéis  negar) 
Tuvisteis  un  quebradero 
De  cabeza. 

CABELLERA. 

¡Hay  tal  pesar! 

DOn  LUCAS. 

Mas,  al  llegar  á  Cabanas 
(Esto  fue  sin  más  ni  más) 
La  sacasteis  en  los  brazos 
De  la  litera  al  zaguán. 
Más,  desde  tyer  á  estas  ho'.as 
Os  miráis  de  "par  apar. 
Cantando  en  coro  los  dos 
El  tono  del  ay,  ay  ,ay; 
Más,  aqui  os  hicisteis  señas, 
Más,  no  lo  pueden  negar; 
Pues  muchos  mases  son  estos. 
Digan  luego  el  otro  más. 

DOÑA  ISABEL. 

Padre,  y  Señor... 

DON  ANTONIO. 

¿Qué  respondes? 

DOÑA   ISABEL. 

Don  Pedro... 

DON  ANTONIO. 

Remisa  estás. 

DOÑA  ISACEL. 

Es  el  que  me  dio  la  vida 
En  el  rio. 

DON  PEDRO. 

V  el  que  ya 
No  puede  ahora  negarte 
Una  antigua  voluntad: 
Antes  que  tú  la  quisieras 
La  adoré,  no  es  desleal 
Quien  no  puede  reprimir 
Cu  amor  tan  eficaz. 

DON  LUCAS. 

Calla .  primillo,  que  vive... 
Pero  no  quiero  jurar. 
Que  he  de  vengarme  de  ti. 

DON  PEDRO. 

Estrena  el  cuchillo  ya 
En  mi  garganta. 

DON  LliCAS, 

Eso  lio , 


Yo  no  os  tengo  do  matar : 
Kso  es  lo  que  vos  queréis. 

DON  PEDRO. 

¿Pues  qué  intenl;is? 

ASOBEA. 

¿Quo  querrá? 
Entre  bobos  anda  el  jueyo. 

DON  ANTONIO. 

¿(Jué  haces? 

DON  LLCAS. 

Ahora  lo  verás: 
Vos  sois,  don  Pedro ,  muy  pobre, 
Y  á  no  ser  porque  en  mí  halláis 
El  arrimo  de  pariente, 
Perecierais. 

DON  rF.DRO. 

Es  verdad. 

DON  LliCAS. 

Doña  Isabel  es  muy  pobre , 
Por  ser  hermosa  no  más 
Yo  me  casaba  con  ella; 
Pero  no  tiene  un  real 
De  dote. 

DON  ANTONIO. 


Pues  dadla  la  mauo  al  punto, 


EMHE  ÜOBOS  ANDA  EL  JUEGO. 
Que  en  esto  me  he  de  vengar; 
Ella  muy  pobre,  vos  pobre. 
No  tendréis  hora  de  paz. 
El  amor  se  acaba  luego , 
Nunca  la  necesidad; 
Hoy  con  el  pan  de  la  boda 
No  buscaréis  otro  pan. 
De  mí  os  vengáis  esta  noche ; 

Y  mañana  á  más  lardar. 
Cuando  almuercen  un  requiebro , 

Y  en  la  mesa ,  en  ve?,  de  pan , 
Pongan  una  fe  al  comer , 

Y  una  constancia  al  cenar, 

Y  en  vez  de  galas  se  pongan 
Un  buen  amor  de  Milán, 
Una  tela  de  «mi  vida,» 
Aforrada  en  «me  querrás:» 
Echarán  de  ver  los  dos. 
Cual  se  ha  vengado  de  cuál. 

D0NPEDHO. 

Señor... 

DON  LtJCAS. 

Ello  has  de  casarte. 

CABELLERA. 

Cruel  castigo  le  das. 

DON  LLCAS. 

Entre  bobos  anda  el  juego- 
Prestóme  lo  pagarán, 


DON  PEDRO. 

(Ap.  Hacerme  de  rogar  quiero.) 
Señor... 

CABELLERA. 

La  mano  la  da, 
No  se  arrepienta. 

DON  PEDRO. 

Esta  es 
Mi  mano. 

(Dante  las  manos.) 

DO.ÑA   ISABEL. 

El  alma  será 
Quien  solo  ajuste  este  lazo. 

DON  LUCAS. 

Don  Luis ,  si  os  queréis  casar. 
Mi  hermana  está  aquí  de  nones, 

Y  haréis  los  dos  lindo  par. 

DON  LUIS. 

En  Toledo  nos  veremos. 

DON  LtJCAS. 

Irémedél  si  allá  vais. 

CABELLERA. 

Y  don  Francisco  de  Rojas 
A  tan  gran  comunidad 

Pide  el  perdón,  con  que  siempre 
Le  favorecéis  y  honráis. 


PROGNE  Y  FILOMENA. 


PROGNE. 
FILOMENA. 
PASURON,  tu  padre. 


I  REY  TEREO. 
I  HIPÓLITO. 
I  LIBIA,  criada. 


PERSONAS. 


JUANETE, /aíffyo primero.  I  Al'RELIO  ,  fiejo.  golie 
CHILINDRON,  lacai/o  se-\     nadar  de  Tracia. 
giinda.  \ 


JORNADA  PRIMERA. 


So/eFIL011ENA/;ora;ií/o  v  IIU'ULITO. 

HIPÓLITO. 

Deja  el  llanto .  Filomena , 
Oue  si  es  alivio ,  es  ri^or 
t>ue  por  templar  un  dolor 
Me  causes  á  mi  una  pena. 
Los  ojos  tuyos  serena, 
No  los  quiera  tu  piedad 
Aplaudir  con  vanidad 
De  cielos  en  tus  desvelos, 
Que  liara  ver  que  son  cielos 
Lessohra  la  tempestad. 
No  bien  destilado  exbales 
Aljófar  de  más  valor: 
Si  el  llanto  es  señal  de  amor. 
No  dernmes  las  señales ; 
Comunícame  tus  males. 
Sea  el  dolor  repartido, 
Al  paso  (pje  fué  sentido; 

Y  si  con  l'uegn  veloz 
Hiere  tu  penaá  mi  voz, 
Hier.'<  tu  voz  i  mi  oído. 
Cuando  a  los  ojos  prefieres 
Tanto  dolor  reprimido, 
¿Lloras  porque  me  lias  querido  , 
O  lloras  porque  me  quieres? 
Que  es  condición  de  mujeres 
No  ser  constantes  infiero , 

Yo,  pues  que  á  tus  rayos  muero. 
Una  pregunto  y  mil  veces, 
;.  Lloras  porque  me  aborreces, 
O  por  qué? 

FILOMENA. 

Porque  te  quiero; 
¿Cómo,  di,  puedes  dudar 
¿Lo  que  en  mi  lle^'as  .i  ver? 
¿Quién  llora  de  aborrecer, 

Y  quién  no  llora  de  amar  ? 
Tu  sospecha  he  de  culpar , 

Y  que  propongas  me  espanto 
Tanta  duda  ,  dolor  tanln 

En  quien  llora  y  quien  suspira  ; 
Porque  el  oidoar{;nye  ira, 

Y  el  amor  supone  llanto. 

HIPÓLITO. 

Aunquecrecrte  <'S  preciso , 
Por  lo  que  arguyendo  estás. 
Suele  aborrecerse  más 
Aquello  que  antes  se  quiso; 
Sirva  de  ejemplo  ó  de  avisa 
Lo  contrario,  pues  he  hallado 
Iiel  amar  disciplinado. 
Que  sueleser  más  querido 
Aquel  que  antes  fue  admitido 
Que  aquel  que  sólo  fue  amado. 

No  creas  tan  grave  error. 
Que  no  se  aposenta  ,  siento  , 
liien  el  aborrecimiento 
A  donde  vivió  el  amor. 
Si  iun  es  la  ceniza  actor, 


Si  aquel  fuego  es  inmortal , 
No  admitas  ejemplo  tal 
A  una  llama  repetida. 
Porque  es  amor  una  herida 
Que  siempre  deja  señal. 

HIPÓLITO. 

Filomena, envia  ahora 
Con  equivoco  arrebol  , 
Supuesto  que  tú  eres  sol , 
El  llanto  para  la  aurora  ; 
Diine,¿qué  tienes.  Señora? 


No  entenderás  mis  enojos. 
Que  son  en  estos  despojos 
Tan  honestos  mis  agravios. 
Que  al  decirlos  por  los  labios 
Se  han  de  salir  por  los  ojos. 

HIPÓLITO. 

Ciego  es  mi  amor ,  mas  no  tanto 
Que  se  pasase  á  ser  rudo ; 
Yo  las  enliendo,  :iuiiqiie  es  mudo, 
Las  señas  que  hace  tu  llanto; 
Habla,  explícame  esle  encanto. 

FILOMENA. 

Allá  voy  con  mi  tormento. 

HIPÓLITO. 

No  en  llamas  salga  violento  , 
Que  se  huirá  por  ser  veloz. 

FILOMENA. 

No  me  atiendas  á  la  voz , 
Atiéndeme  al  sentimiento. 
Ue  aquel  infelice  dia, 
(Ya  presumo  que  te  acuerdas. 
Si  no  es  que  con  tus  cuidados 
Tu  memoria  se  divierta) 
En  que  por  embajador 
Llegaste  á  esle  reino,  Atenas, 
A  donde  Pandron , mi  padre , 
Bien  obedecí  lo  reina. 
Por  tu  hermano  el  rey  de  Tracia 
Con  mi  padre  hiciste  treguas, 
Y  cuando  con  él  la  paz. 
Conmigo  alteraste  guerra. 
Fui-ioii  también  los  coiicierlns 
(¡Qué  presto  el  mal  se  concierta!) 
Que  tu  hermano  se  casase 
O  con  Pro^'ne  ó  Filoini-na ; 
Mi  herm.iiia  Progne  lo  admile. 
Yo  me  rindo  á  la  obediencia. 
Mí  padre  lo  determina  , 
Tú,  Hipólito,  lo  deseas. 
Enviaste,  pues,  dos  retratos 
Ue  las  dos,  porque  eligiera 
El  rey  Teréo ,  tu  hermano. 
Una  de  las  dos  bellezas. 
(Belleza  dije  ala  mía. 
Suple  esta  alabanza  necia. 
Que  pues  soy  tan  desdichada. 
No  debo  de  ser  muy  fea  ) 
Eligió  tu  hermano,  el  Rey 
A  mi  hermana,  y  porijue'lenga 
Su  amor  un  premio  debido. 
El  reino  una  conveniencia , 


Porque  le  cases  te  envia 
Poder  con  su  lirma  regia, 

Y  tú  por  él  te  casaste 

Con  Progne,  mi  hermana  bella. 
Yo,  viendo  salir  mi  afecto 
De  la  cárcel  de  la  idea , 
Dando  soltura  á  mis  ojos. 
Los  grillos  quité  a  la  lengua; 

Y  viendo,  que  ya  mi  hermana 
De  tu  hermano  es  dulce  preuda. 
Lo  que  calló  tu  lealtad  , 

Dijo  decir  tu  terneza. 
Ilablábasme  con  suspiros. 
Que  son  retórica  nueva 
Que  en  la  clase  del  amor 
lia  inventado  la  modestia. 
Nos  mirábamos  los  dos, 
(¡Oh  quién  pintarlo  supiera  '.) 
Yo  el  de.'-cuido  en  el  cuidado , 
Tú  cobarde  en  la  fineza; 
Yo  culpándote  remiso. 
Tú  lemiéi:dome  soberbia; 
Yo  inienlando  que  me  hablaras, 
I  Tú  intentando  que  le  oyera: 
Por  más  señas  que  unavez , 
Si  no  bastan  estas  señas, 
Al  ir  á  decir  tu  amor 
I  Con  temerosas  finezas, 

O  al  manifestar  tu  incendio, 
I  Viéndome  hablanesevera, 
I  Lo  que  iba  á salir  en  voz 
'  Se  te  congeló  en  vergüenza. 
Siempre  temen  los  amantes, 
Pues  de  colores  diversas 
En  las  vistas  del  amor 
Toma  el  semblante  librea. 
Fingimos  conversación 
De  diferentes  materias 
(Disfraz  (jue  toma  el  deseo 
Para  ganarla  modestia). 
Decíamos  nuestro  amor 
(;oii  equívocas  sentencias. 
Yo  con  fuego,  y  con  tn  liit-lo 
Templábamos  nuestras  quejas; 
Aunque  tal  vez  temeros;! , 


1  hielo 


Pienso  que  no  la  nndíeías. 
Y  en  un  jardin  una  larde , 
Donde  tus  lágrimas  eran , 
Si  de  tu  amor  bien  lloradas, 
De  mi  dolor  satisfechas; 
Apacible  con  tu  ruego, 
Cariñosa  con  lu  queja. 
Creyéndole  como  hermosa , 
Oyéndote  como  tierna . 
Viéndote  activo  en  la  llama , 
Solicito  en  la  empresa , 


W  COMtUl, 

Llegando,  al  verme  remisa, 
La  ijoclie  por  meilianera , 
Al  arrullo  de  tu  voz, 
<:omo  si  muy  niño  fuera , 
Uormido  quedo  mi  lionor 

Y  mi  esperanza  despierta. 

Ni  aun  llores  fueron  lestigos, 

Poniue  la  rosa  doncella 

Se  escondió  en  verde  capullo , 

Y  de  prudente  ú  de  honesta ; 
Arrugóse  en  su  botón 

La  vergonzosa  azucena , 

Y  á  competir  nuestros  lazos 
Se  asomó  la  verde  liiedra. 

A  este  tiempo  { ;0h  qué  nial  tiempo !. 
Mi  padre  anciano  concierta  , 
Puesto  que  Progne,  mi  hermana. 
Es  del  Rey,  tu  hermano,  prenda , 
Que  Jacoho,  hijo  del  rey 
De  Alhania ,  mi  esposo  sea ; 

Y  hoy  también  llegó  un  aviso 

(,)ue  hoy  llega  tu  hermano  á  Atenas, 

Y  que  se  ha  de  partir  hoy 
También  con  mi  hermana  bella, 
Porque  de  su  brevedad 
Pretende  hacer  su  lineza. 

Mira  ahora ,  dueño  mió , 
Si  será  razón  que  sienta 
(Aunque  sentir  las  desdichas 
Suele  ser  consuelo  dellas), 
Que  el  Rey  mi  mano  le  pida, 
(jue  declararle  no  pueda 
A  mi  padrenuestro  amor; 
Y,  en  lin  ,  que  tu  hermano  venga, 

Y  que  hoy  se  vaya  tu  hermano 
A  su  reino ,  donde  es  fuerza , 
Pues  sólo  á  que  venga  aguardas. 
Que  á  su  patria  con  él  vuelvas. 
Casarme  yo  no  es  posible , 

Pues  aunque  yo  lo  quisiera  , 
Tu  amor,  mi  honor  ,  tu  palabra. 
Es  fuerza  que  lo  dehendan ; 
Irte,  también  es  matarme, 
Hipólito  ,  pues  me  dejas 
El  alma  en  el  sentiniiento, 

Y  elsentimienlo  en  la  pena. 
Pues  quedarle  en  este  reino , 
Aunque  es  paga ,  es  imprudencia , 
Pues  viene  á  ser  añadir 

Un  indicio  á  una  sospecha  ; 
De  suerte ,  que  ya  me  quedo , 
Si  con  lu  hermano  te  ausentas , 
Sin  ti  para  mi  dolor. 
Sin  mi  para  mi  nobleza. 
Con  mi  padre  para  el  llanto. 
Para  mi  error  con  mi  ofensa, 
Sin  mi  honor  para  mi  fama, 

Y  sin  ti  para  mi  queja. 

Mas  yo  no  extraño  estos  riesgos. 
Aunque  tan  airados  vengan. 
Que  asi  como  vi  la  calma 
Adiviné  la  tormenta ; 

Y  viendo  tardar  los  males 
Me  dije  un  dia  á  mi  mesnia : 
¿  De  cuándo  acá  las  desdichas 
Vienen  con  tanta  pereza? 

No  los  socorros  de  amante 
Te  pido,  porque  se  yerran. 
Como  anciano  en  las  desdichas 
Algún  medio  me  aconseja ; 
Cuerdo  eres  y  yo  infeliz , 
Estos  dos  exiremos  mezcla ; 
Valiente  eres  y  yo  amante. 
Estas  calidades  templa ; 
Un  riesgo  sane  otro  riesgo , 
Un  mal  uiro  mal  divierta ; 
La  sangrienta  herida  pide 
Medicina  más  sangrienta ; 
Búsquese  grande  remedio 
Donde  hay  tan  grande  dolencia  , 

Y  lo  que  escribió  el  error 
Sepa  corregir  la  enmie-ida , 


\S  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
Que  yo  obediente  y  amante , 
A  tus  preceptos  dispuesta, 
O  me  templaré  prudente , 
Ote  seguiré  resuella , 
Porque  debas  á  mi  amor 
La  ultima  conveniencia. 
Pues  para  enseñarle  el  riesgo 
Hoy  se  ha  quitado  la  venda. 

HIPÓLITO. 

Suspende  el  rigor  mortal 

Y  las  lagrimas  también  , 

Y  escucha  dispuesto  en  bien 
Al  que  tú  llorasen  mal. 

ritoME:»*. 
Pues,  ¿qué  remedio  se  espera 
Cuando  el  riesgo  viendo  esLs? 
;,i;ómo  lo  remediarás? 
Prosigue. 

HlfÓLITO. 

Desta  manera: 
Este  es  el  medio  mejor, 

Y  el  que  estos  daños  allana : 
Supuesto  que  tú  y  tu  hermana 
Os  tenéis  tan  grande  amor , 

O  por  sangre  ó  por  estrella  , 

Y  este  riesgo  viendo  estás, 
A  tu  padre  le  dirás 

Que  no  te  has  de  hallar  sin  ella. 

Y  porque  este  intento  así 
Fácilmente  se  consiga. 
Progne  á  tu  padre  le  diga. 
Que  DO  se  ha  de  hallar  sin  ti; 
Tú  se  lo  avisas  primero, 

Y  con  amorosos  lazos 

Tal  llanto  finge  en  sus  brazos 
Que  parezca  verdadero ; 
Pues  las  mujeres  tenéis 
Dos  llantos  con  que  vivis , 
Kl  usado  si  Ungís, 
Pero  el  tardo,  si  queréis; 
Que  te  has  de  ir  por  su  aticion 
Con  ella  ,  di  desde  luego  , 

Y  finge  de  modo  el  ruego 
Que  pase  a  resolución. 
Que  ella  ha  de  admitirlo  sé. 
Con  que  estos  riesgos  allano , 
Progne  seguirá  á  mi  hermano , 

Y  yo  siguiéndole  iré; 
Divertirás  tu  cuidado 
Siendo  en  tan  feliz  jornada. 
Progne  de  tí  acompañada , 
Tú  amor  de  mi  bien  pagado; 

Y  puesto  que  en  ardid  tal 
Esta  ventura  logremos , 
Ya  que  no  le  remediemos 
.\largarémos  el  mal. 

Salen  JUANETE  t  CHILINDrON. 

JUANETE. 

Albricias  pedirte  quiero. 

CniLIMORON. 

Albricias  vengo  á  alcanzar. 

JUA.VETE. 

Vuesarced  lo  ha  de  contar. 

CMILINDRON. 

(Ap.  ¡Qué  haya  venido  primero!) 
De(iuevi... 

JUANETE. 

Desembarcar... 
cniLi>Dno.'v. 
Déjeme  hablar  el  bufón. 

JUANETE. 

Tiene  muy  grande  razón, 
Vuesarced  lo  ha  de  contar. 

CHILI.MlRON. 

iQue  desle  modo  me  inquiete! 


JUANETE. 

iOué  tenga  yo  esta  pensión! 

FILOMFNA. 

Dilo,  acaba,  Chilindron. 

HIPÓLITO. 

Acaba,  dilo.  Juanete. 

CHM.INDRO:». 

Con  cien  naves  corrió  el  mar... 

JUANETE. 

No  son  sino  ciento  y  dos. 

ClllLINOnON. 

Si  no  callas,  vive  Dios... 

JUANETE. 

Vuesarced  lo  ha  de  contar. 

¿Aun  duran  vuestros  enojos? 
Acabad,  y  sepa  yo... 

CHILINDRON. 

El  Rey,  tu  hermano,  llegó. 

JUANETE. 

Vo  lo  vi  por  estos  ojos. 

CHILINDRON. 

No  ha  vislo  tal. 

JUANETE. 

Pues  no  sea. 

CHILINDRON. 

Pues  á  Otra  vez  que  me  impida... 

JUANETE. 

No  veré  en  toda  mi  vida , 
Si  no  quiere  usted  que  vea. 

CHILINDRON. 

Ya  ha  desembarcado. 

JUANETE. 

¿Y  cómo? 

CHILINDRON. 

Ya  está  en  Atenas ,  en  fin , 
Ya  le  hace  salva  el  clarín, 

Y  ya  le  celebra  el  plomo. 

HIPÓLITO. 

Pues  á  recibirle  voy; 
Adiós,  bella  Filomena. 

FILOMENA. 

Él  te  guarde.  ¡Oh  grave  pena  ! 
Mi  muerte  sintiendo  estoy. 

Chilindron,  Juanete,  hola. 
Seguidme  los  dos  aqui. 

CHILINDRON. 

Él  ha  de  venir  tras  mi. 

JUANETE. 

Y  aun  le  llevaré  la  cola. 

CHILINDRON. 

Que  á  este  quiero  mal ,  inBero 
Por  mi  natural  tamhien. 

JUANETE. 

;Qué  quiera  yo  á  este  hombre  bien. 
Sin  saber  por  qué  lo  quiero! 
{Vaiise.) 

Sale  PROGNE,  con  una  daga, 
asombrada. 

PROGNE. 

Malaréte,  vive  el  cielo; 
Muere, cobarde,  traidor, 
Desta  manera  tu  error... 

FILOMENA. 

¡Hermana! 

PROGNE. 

¡Toda  soy  hielo! 
Este  acero  rigoroso 
Esta  afrenta  ha  de  vengar. 
(Anda  por  el  labiado  sin  responder.) 


FILOMENA. 

Dime,  já  quién  quieres  malarí 

PBOOE. 

Al  rey  Teréo,  mi  esposo. 

FILOHEMA. 

Tente  ,  Progne,  ¿estás  en  lí? 
¿Quién  tal  fantasía  vio? 

PROGME. 

¿No  estabas  herida? 

FILOMERA. 

No. 

PROGNE. 

¿Luego  ha  sido  enguño? 

FILOÍE.NA. 

Si. 

PROGNE. 

Ilusión  pesada  Tué  ; 
Vengar  quiero  á  Filomena. 

FILOMENA. 

Templa, Señora,  esa  pena; 
¿(jué  es  esto,  hermana? 

PROGNE. 

No  sé. 

FILOMENA. 

A  determinar  no  acierto. 

Qué  es  lo  que  te  lia  suspendiilo. 

PROf.NE. 

Tengo  un  desvelo  dormido, 

Y  tengo  un  sueño  despierto. 
Tna  injuria  y  una  afrenta 
Tuja  lloro  temerosa. 

La  una  muy  amorosa , 

Y  la  otra  muy  sangrienta. 
En  ti  soñaba  mi  honor, 
Pur(]ue  es  mi  amor  muy  celoso, 

Y  vi  en  sueños  que  mi  esposo 
Violó  el  templo  de  tu  lionor ; 

Y  para  mayor  tormento 
En  mi  idea  transformada, 
Miré  tu  imagen  borrada 
Con  sangre  del  sentimiento. 
Pues  para  causarme  enojos 
Este  mal  qu«  temo  y  creo , 
Entre  los  ojos  lo  veo 

Sin  mir;irlo  con  los  ojos; 
Pero  cuando  yo  quería 
Vengar  tan  grave  impiedad  , 
Pensé  que  iba  á  la  verdad, 

Y  baíleme  eo  la  fantasía. 

FILOMENA. 

No  en  lastimosas  querellas 
Te  entregues  toda  al  sentir , 

Y  deja  lo  porvenir. 
Progne,  para  las  estrellas; 
No  tus  dudas  y  recelos 
Ocasionen  tus  enojos, 
¿Cómo  han  de  saber  los  ojos 
Lo  que  aun  no  saben  los  cielos 'i 

No  culpes  mi  indignación 
Cuando  yu  te  lloro ,  pues 
Para  las  desdichas  es 
Astrólogo  el  corazón; 

Y  que  hay  riesgo  le  aseguro. 
En  lo  que  ves  aparente. 
Los  ojos  ven  lo  preseule , 

Y  el  corazón  lo  futuro. 

FILOUENA. 

Pues  sólo  saber  quisiera, 
Porque  tu  discurso  alabe , 
i  Cómo  el  corazón  lo  sabe , 

Y  ellos  no? 

PROGNE. 

Oesta  manera: 
El  ciclo ,  que  se  desvela 
En  esta  Union  dividida, 
A  este  fuerte  de  la  vida 


PROGNE  Y  FILOMENA. 
I.e  puso  por  centinela ; 
Los  latidos  con  que  hablando 
.Nuestros  sucesos  predice , 
Son  señales  con  que  dice 
Al  cuerpo  que  está  velando. 
Pues  cuando  eii  sueños  mortales 
Nuestro  descuido  se  inclina. 
El  corazón  examina 
La  campaña  de  los  males ; 
Luego  que  algún  riesgo  hnya, 
¡Cómo  ha  de  venir  derecho 
\  la  muralla  del  pecho 
Si  es  el  pecho  su  atalaya? 
Aunque  en  tardo  paso  intente 
El  riesgo  disimular. 
Apenas  comienza  á  obrar 
Cuando  el  corazón  lo  sieute ; 
No  lo  ve ,  mas  para  hacer 
Kineza  en  el  asistir , 
Él  se  lo  avisa  al  sentir 
Si  él  lo  subsistuye  al  ver. 
Pues  si  para  declararlo 
Por  más  evidente  inliero 
Que  entra  el  sentirlo  primero 
V  después  entra  el  mirarlo  ; 
Luego  en  los  males  y  enojos 
Tiene  más  jurisdicción 
La  saña  del  corazón 
Que  el  indicio  de  los  ojos. 


Olvidad  acero  airado. 
Porque  el  verle  me  ha  ofeudido, 
( Vale  á  quitar  el  acero ,  y  córtase 
la  mano.) 
O  JO  le  arrojo. 

PROGNE. 

¿Qué  ha  sido, 
Filomena? 

FILOMENA. 

Me  he  cortado; 
Pero  no  importa,  no  es  nada. 

PROGNE. 

¿Pues  cómo  el  herirte  fué? 

FILOMENA. 

Por  11 ,  hermana ,  me  corté. 

PROGNE. 

Primero  á  mi  me  matara; 

Porque  aunque  no  hay  riesgo, aquí 

Mi  amor ,  hermana ,  sintió , 

i.iue  siendo  la  causa  yo 

Te  salga  la  sangre  a  ti. 

FILOMENA. 

Tu  amor  es  la  recompensa , 
Y  mi  lealtad  la  disculpa, 
No  será  por  ti  la  culpa 
Si  por  ti  fuere  la  ofensa ; 
i;n  lienzo  disfrazara  (Dale  un  lienzo.) 
Este  ardor  de  mi  pasión. 
{Clarines.) 

PROGNE. 

Estas  las  señales  son 

Que  mi  esposo  ha  entrado  ya. 

FILOMENA. 

Que  te  llegue  á  merecer 
Piadosa  al  cielo  he  rogado. 

PROGNE. 

Jamás  he  visto  acertado 
Casamiento  por  poder. 

I'or  una  puerta  el  REY  PANDRON,  y 
ACOMPAÑAMIENTO ,  ij  por  Otra  el  REY 
TERÉO,    HIPÓLITO   y   acoupaña- 

«lENTO. 

PANDRON. 

Dame  los  brazos,  Terco , 
Por  premio  á  mi  obligación. 


4t 

RCT. 

Hoy  en  los  vuestros,  Pandron, 
Haíló  el  centro  mi  deseo. 

PANDRON. 

¿Cómo  venís? 

FILOMENA.  (.4p.) 

¡Que  me  espante 
Un  prevenido  accidente '. 

REY. 

Como  hijo  muy  obediente, 

Y  muy  tino,  como  amante  , 
Hoy  mi  esperanza  dichosa 
Premio  llegue  á  merecer; 
Mi  esposa  quisiera  ver. 

PANORON. 

Esta  es  Progne ,  vuestra  esposa. 
[F.slín  juntas  Progne  y  Filomena ,  y 
juzga  que  Filomena  es  Progne.) 

REY. 

Bellísima  perfección, 
ídolo  de  mi  üneza, 
Kn  quien  es  mas  la  belleza 
Que  fué  la  imaginación ; 
Alábeos  mi  admiración. 
Que  si  al  más  bello  traslado 
El  pintor  ha  lisonjeado  , 
Hoy  lo  contrario  apercibo , 
Porque  es  más  grande  lo  viro 
Ue  lo  que  fué  lo  pintado. 
Diestro  el  pintor  que  os  copió , 
Porque  eso  fuera  ofenderos , 
Nunca  procuró  excederos. 
Igualaros  procuró ; 
Mas  si  al  copiaros  no  us  vio , 
Porque  vuestra  luz  cruel 
Le  dejó  sin  vista  á  él , 
Conociendo  sus  errores 
Pasó  al  rostro  las  colores 

Y  á  los  ojos  el  pincel. 
Yo  os  adoré  bella  y  pura 
Por  la  copia  licenciosa, 

Y  aun  no  os  juzgué  tan  hermosa 
Como  está  vuestra  pintura; 
Pero  hoy ,  que  con  la  hermosura 
Os  excedéis  desigual. 

Viendo  en  la  copia  error  tal 

Y  en  vuestro  rostro  el  primor. 
Aquello  crece  mi  amor 

Que  crece  el  original. 

De  mi  fortuna  dichosa 
Hoymedoy  el  parabién; 
Como  yo  os  parezca  bien , 
No  quiero  ser  más  hermosa. 

REY. 

Dejad  que  diga  mi  esposa 
Conveniencias  á  mi  pena. 

PROGNE. 

Ya  el  primer  afecto  estrena , 
Va  os  declara  su  desvelo. 

BEY. 

(Ap.  Esta  es  Progne  ,  vive  el  cielo , 

Y  su  hermana  es  Filomena ; 
Mi  dolor  intenta  ahora 
Saberlo,  disimulando. ) 

Yo  á  Progne  estoy  adorando. 

PROGNE. 

Y  Progne  á  vos  os  adora. 

REY. 

Pues  vos.. .aquí  mis  enojos,  {Túrbase.) 
Mi  fuego  allí  más  veloz. 

PROGNE. 

No  os  entiendo  por  la  voz. 

FILOMENA.  {Ap.) 

Yo  le  entiendo  por  los  ojos. 

REY. 

(Ap.  Ya  es  obligación  forzosa 


*i  COMIiDIA 

S:il)orlo  más  claro-asl. ) 
,.Nü  hablará  mi  esposa  aquí  ? 

¿Ya  no  os  hal)la  xuestra  esposa? 

PASDuo;». 
Uos  retratos  he  euviado. 

PROGNE. 

Y  en  ellos...  (.4p  estoy  perdida), 
Yo  fui  de  vos  elegida, 

Y  vos  de  nij  el  adorado. 

RET. 

Pues  el  poder  que  envié 
Fué  para  que  se  ordenase... 

HIPÓLITO. 

Que  con  Progne  te  casase , 

Y  cou  Progne  le  casé. 

BEV. 

(Ap.  ¡Qué  el  cielo  hava  permitido 
Ksie  error!  mas  no  nie  he  errado, 
O  su  padre  me  ha  eoyañado, 
O  mi  hermano  me  ha  ofendido; 
Yo  quiero  disimular 
-Mis  senlimientos  mortales. ) 
Yenid,  bella  Propne.  {Áp.  Males, 
Acabaos  de  declarar.) 

FILOMENA.  (Ap.) 
Con  irme  de  aquí  milipo 
La  violencia  de  este  ardor... 

REY. 

Bella  Propne  ,  i  vos  mi  amor... 
Mas  no  sé  lo  que  me  digo. 

PAlíDROrf. 

Esle  es  el  vuestro  ,  Teréo ; 
Yo  á  mi  cuarto  me  retiro. 
PROGNE.  {Ap  ) 

¡Qué  aun  no  se  alivie  el  suspiro! 

FILOMENA.  {Ap.) 

;Qué  malogre  mi  deseo! 

PROGNE.  (.4p.) 
;Mi  esposo  el  Key  tan  turbado ! 

PANDRON.   (Ap.) 

¡Teréo  tan  suspendido! 

FILOMENA.  (Ap.) 

¡Mi  dolor  tan  prevenido  ! 
HIPÓLITO    (.4p.) 

¡Tan  confuso  mi  cuidado! 

PANDRON.  (.4p.) 

¡Toda  esta  tormenta  es  calma ! 

PROGNE.  (Ap.) 
¿S\  me  mira  aborrecida  1 

FILOMENA.  (.4p.) 

¡Que  yo  tenga  alma  sin  vida! 

RET.  {.Ap.) 
¡Que  yo  tenga  vida  y  no  alma  ! 

HIPÓLITO.  {Ap.) 
Dioses ,  decid .  ¿qué  será 
Lo  que  obliga  á  su  impaciencia? 

RET. 

{Ap.  Yo  curaré  esta  dolencia, 
O  el  tiempo  lo  sanará.) 
Ven,  Hipólito. 

HIPÓLITO. 

Ya  voy. 

PANDRÜ.t. 

Ven,  hija. 

FILOMELA,  {.ip.) 

¡Yo  estoy  mortal! 
HIPÓLITO.  {Ap.) 

¡Que  obre  con  su  industria  el  mal  I 

PROGNE.  {Ap.) 
¡De  mi  propia  enigma  soy ! 

PANDRON.  {Ap.) 
¿Quién  temidára  este  dolor? 


FSl.OtilDAS  DE  DON  |-R.\iNCISCO 

Rtv.  (.4/).; 

¿Quién  trocara  estos  desvelos? 

BIPÓLITO.  {Ap.) 
¡Oh,  quién  no  tuviera  celos! 

FILOMENA.  (.4/).) 

¡Oh,  quién  no  tuviera  amor! 
{Vanse.) 

So/en  JUANETE,  CIIILINDRON  t  LI- 
DIA ,  los  dos  deluiile  acompañándola. 


A  que  se  vayan  espero, 
liémosla  de  acompañar. 

LlllIA. 

Digo ,  que  no  han  de  pasar. 
Pues  envido. 

LIBIA. 

No  le  quiero. 

JUANETE. 

¿Y  quiéreme  usted  á  mi? 

LIRIA. 

Menos:  ¡qué  hombre  tan  cansado! 

JIANETE. 

Eso  es,  poco  y  mal  hablado; 
(.Luego  rae  aborrece? 


El  galanteo  es  donoso ; 

No  he  de  querer  á  ninguno. 

Porque  es  muy  goloso  el  uno , 

Y  el  otro  muy  codicioso; 
De  los  dos  las  mañas  sé , 

Y  dejarlos  es  preciso  : 

Él  me  come  cuanto  guiso , 

Y  él  me  pide  cuanto  ve. 

Y  asi  porque  los  iguale. 
Que  no  quiero  les  prevengo , 
Quien  me  coma  lo  que  tenco , 
Que  busco  quien  me  regale; 

Y  á  él  pido ,  pues  su  error  ve , 
Que  su  codicia  comida  , 

Que  no  busco  quien  me  pida. 
Sino  sólo  quien  me  dé. 

CHILINDRO.N. 

Yo,  Libia  ,  ¿qué  te  be  quitado? 

JBANETE. 

Yo,  Libia,  ¿qué  te  he  pedido? 

¿Qué  dulces  no  me  ha  comido? 
¿Qué  joyas  no  me  ha  usurpado? 

CHILINDRON. 

Pues  á  esto  responde,  y  vete  : 
¿Dado  quealuiioestimar.TS, 
A  cuál  de  los  dos  premiaras? 

JUANETE. 

Responde  á  cuál. 

LIRIA. 

A  Juanete. 

CHILINDRON. 

¡Que  esta  injuria  sufra  yo! 
¿Pues  por  qué  á  mi  me  desearla? 

LIBIA. 

Porque  el  goloso  se  harta , 

Pero  el  codicioso  no.  {Vas 

JUANETE. 

¡Qué  de  este  modo  te  trata ! 

CHILINDRO:*. 

¡Qué  de  esle  modo  te  abona! 
Miente  como  una  fregona. 


JL'AÜETE. 

Miente  como  una  fregata. 

CHUINDRON. 

¿Por  qué  ,  si  le  bace  merced  , 
Le  está  desmltiendo  asi? 

JUANETE. 

¿Por  qué  ha  de  quererme  á  mí 
Si  no  le  quiere  á  vuested? 

CBILl.NDRON. 

Pnes  que  no  me  quiera  digo. 

JUANETE. 

Pues  ni  á  mi  me  ha  de  querer. 
Cuanto  él  hiciere  he  de  hjccr. 

CHILINDRON. 

No  le  quiero  tan  amigo. 

JUANETE. 

Yo  be  de  ser  sn amigo:  ¡hay  tal* 

CHILINDRON. 

Pues  yo  he  de  ser  su  enemigo. 

JUANETE. 

Yo  no  puedo  más  conmigo. 

CHILl:<DR0N. 

¿Por  qué  causa? 

JUANETE. 

Es  natural. 

CHILINDBO:*. 

¿Pues  tiéneroe  obligaciimes? 
¿Por  que  es  mi  amigo  llel 
Si  yo  le  aborrezco  á  él? 

JUANETE. 

Esto  va  en  inclinaciones. 

CHILINDRON. 

Hombre,  de  tu  error  me  espanto , 
Declárate,  acaba  aquí  : 
Dime,  ¿qué  has  hallado  en  mi 
Paraque  me  quieras  tanto? 

JUANETE. 

Vile  yo  nacer,  y  yo 
Le  acallé  el  primer  puchero , 
Yo  le  di  el  beso  primero 
Al  instante  que  nació. 

CHILINDRON. 

Pues  hombre  de  Bercebú, 
Dime ,  ¿  cómo  puede  ser 
Que  tú  me  vieses  nacer. 
Si  soy  más  viejo  que  tú? 

JUANETE. 

¡Qué  hermanos  tuvo !  {.\p.  Es  cruel 
Conmigo.) 

CHILINDRON. 

Calle  el  salvaje. 
No  me  alabe  mi  linaje. 

JUANETE. 

¡Pues su  padre!  asi  fuera  él. 

CHILINDRON. 

Ya  escampa,  ya  se  reporta, 
Voyme. 

JUANETE. 

¿Dónde  vas,  amigo? 

CHILINDRON. 

Alinlierno. 

JUANETE. 

Voy  contigo.  (Va  Iras  él.) 

CHILINDRON. 

Digo  al  infierno. 

JUANETE. 

¿Qué  importa  ? 

CHILINDRON. 

Por  Júpiter ,  gran  cuitado , 
Que  le  mate  a  bofetadas. 

JUANETE. 

Y  estarán  muy  bien  pegadas , 
Porque  ando  muy  demasiado. 


CIlILtNnRON. 

Picaro,  inrame,  goloso, 
¿Mi  resolución  ignora? 

Jl'A>ETE. 

Yo  quiero  enojarme  ahora. 
Si,  mas  DO  soy  codicioso. 


Quédese  para  hombre  bajo. 

JUANETE. 

Por  fuerza  me  he  de  quedar  , 
Peores  el  que  por  guardar, 
Guarda  un  dia  de  trabajo ; 

Y  esle  es  oficio  ingenioso, 

Y  por  eso  le  he  admitido  , 
Que  en  mi  vida  vi  entendido 
Que  no  fuese  muy  goloso. 

CHILINDRON. 

Por  gallina  le  desprecio. 

JUANETE. 

Eso  no  me  da  á  mi  pena; 
Porque  tiene  una  alacena 
De  dulces  ¿  habla  tan  recio? 

CHILINDRON. 

¿Eso  qué  tiene  que  ver 
Con  no  vengar  sus  agravios? 

JOASETE.  (Ái>.) 
Malos  han  de  estar  mis  labios , 
O  se  los  he  de  comer. 

CHILINDRON. 

Quédese. 

JUANETE. 

Nos  quedaremos. 

CHILINDRON. 

Voyme.ynomesigaasi. 
Sa/e  HIPÓLITO. 

HIPÓLITO. 

Juanete,  ¿quéhacesaqui? 

JUANETE. 

Hacemos  lo  que  solemos. 

HIPÓLITO. 

¡Heñís  ?  salios  allá  fuera ; 
Por  aquí  podéis  salir. 
Porque  el  Rey... 

JUANETE. 

Con  él  he  de  ir 
Esta  vez  ,  aunque  no  quiera. 

CHILINDRON. 

Si ,  mas  guardaré  ,  Señor , 
Ocasión  para  intentar... 

JUANETE. 

En  materia  de  guardar, 
Ninguno  lo  hará  mejor. 
{Vanse.} 
Sale  el  REY  eon  una  caria  en  la  mano. 

RET.  (.4p.) 

i  Ay  hermosa  Filomena ! 
Mas  disimulemos ,  pena : 
Prolijo  dolor,  sintamos. 

HIPÓLITO. 

¿Qué  me  queréis  preguntar? 
(/4p.  Su  intento  mi  pecho  it'iwra.) 

REY. 

Idme  respondiendo  ahora 
Lo  que  os  quiero  preguntar. 
HIPÓLITO.   (Ap.) 

¡Tan  severo  el  Rey  conmigo! 

Confuso  y  turbado  quedo; 

No  hay  hielo  como  el  del  miedo. 

IltY. 

(Ap.  Que  mi  hermano  es  mi  enemigo!) 
Hermano,  dame  los  brazos.  [Abráiale.] 


PROGNE  Y  FILOMENA. 

HIPÓLITO. 

Hoy  con  tan  grande  favor... 

(.Ip.  ¡Qué  esté  abrazando  un  traidor 

Y  no  le  haga  mil  pcda/.os!) 
Vele,  cobarde,  de  aquí. 

Si  no  quieres  que  mi  mapo... 

(Kmpiiña  la  espada  ) 

HIPÓLITO. 

Rey ,  Señor ,  amigo ,  hermano , 
¿Tan  cruel? 

REY. 

No  estoy  en  mí. 
HIPÓLITO. 
Cuarda  la  espada  severo , 
Señor,  para  otra  ocasión; 
;.Si  tienes  indignación, 
l'ara  qué  quieres  acero? 
REY.  (.Ap.) 
Al  irá  abrazarle  yo. 
Porque  sus  yerros  arguya, 
Al  tocar  la  sangre  suya 
Mi  sangre  se  alboroto; 

Y  como  enemigos  son, 

Y  en  un  sugeto  enlazados. 
Nunca  están  bien  concertados 
La  lealtad  y  la  traición. 

Saca  mi  discurso  ahora  , 
Pues  no  sufrí  unión  igual , 
Que  si  esta  es  sangre  leal , 
Aquella  es  sangre  traidora. 

HIPÓLITO. 

(Ap.  ¡SI  el  Rey  mi  hermano  ha  sabido 

Que  yo  4  Filomena  adoro! ) 

Cuál  sea  la  causa  ignoro 

En  que  yo  le  haya  ofendido ; 

¿De  mi  amor  no  te  aseguras? 

¿No  das  crédito  á  mí  fe? 

¿Puesdime,  Señor,  por  que? 

REY. 

Mirad  esas  dos  pinturas. 

(Dale  dos  retratos.) 
(.4p.  Recelos,  dejadme,  pues. 
Va  no  hay  consuelo  á  mí  pena.) 


REY. 

Por  la  vuelta  los  mirad. 
Veréis  donde  están  pintados 
Que  están  los  nombres  trocados. 

HIPÓLITO. 

Bien  dice  tu  Majestad.  (MiraloH.) 

O  esta  es  traición  ó  es  error. 

HIPÓLITO. 

Yo,  Señor,  los  envié, 
Pero  yo  no  los  troqué. 

BEY. 

¿Pues  quién  los  trocó? 

HIPÓLITO. 

El  pintor. 

REY. 

Tanto  para  queme  asombre 
Os  divirtió  la  hermosura , 
Que  mirabais  la  pintura 

Y  no  mirabais  el  nombre. 

HIPÓLITO. 

( Ap.  Mi  lealtad  asi  acredito. ) 
No  os  he  de  engañar  aquí; 
Cuando  las  pinturas  vi , 
Ningún  nombre  estaba  escrito ; 
Yo  mandé  escribirlos  luego , 
Mas  después  no  los  miré; 
Que  hiciesen  pliego  mandé, 

Y  el  secretario  hizo  el  pliego; 


Y  sepa  tu  Majestad 

Que  es  cierto  esle  desengaño. 

REY. 

(Ap.  ¡Si  esle  disfraza  sn  engaño 
(^on  máscara  de  verdad ! 
Bien  que  más  posible  fuera 
Suceder  lo  que  ha  contado; 
Mas  otro  modo  he  buscado 
(;on  que  saberlo  quisiera.) 
Aunque  es  enojo,  no  es  pena 
Mi  iiidigiiacíon  valerosa, 
Pues  yo  quiero  á  Progne  hermosa, 

Y  no  quiero  á  Filomena. 
Es  que  cuando  mí  pasión 
Dudó  vuestro  desengaño. 
No  le  admitió  como  engaño. 
Sintiólo  como  traición; 
Pero,  hermano,  si  es  verdad 
Que  fué  error,  mi  error  mitigo. 

HIPÓLITO. 

Sólo  para  mi  testigo 
Os  prometo  mi  lealtad. 

REY. 

A  Filomena  mi  amor 

l'or  la  pintura  ha  excedido, 

Y  Progne  me  ha  parecido 
En  original  mejor. 

(.\p.  Así  veré  sí  se  muestra 
Algún  ardor.)  Yo  quería. 
Puesto  que  ya  es  Progne  mia, 
Que  sea  Filomena  vuestra, 
Tratarlo  quiere  mi  amor. 

HIPÓLItO.  (Ap.) 

Dichas,  dadme  elparabien. 

REY. 

Que  i  su  padre  le  está  bien, 

Y  á  vos  OS  está  mejor. 

HIPÓLITO.  (Ap.) 

¡Cielos,  qué  es  lo  que  he  escuchado ! 

REY. 

F.lla  en  su  estado  es  primera, 

Y  vos  primero  en  mi  eslado ; 

Y  así,  con  mucha  prudencia 
Ordenarlo  pienso  asi. 

Que  me  es  conveniencia  á  mí. 

HIPÓLITO. 

Señor,  pues  sí  es  conveniencia... 

REY. 

¿Qué  decís? 

HIPÓLITO. 

Digo,  Señor, 
Que  por  ti... 

REY. 

¡Válgame  el  cielo: 
Declaraos. 

HIPÓLITO. 

(Ap.  Todo  soy  hielo!) 
Con  Filomena... 

REY. 

(Ap.  ¡Ab  traidor!) 
A  lo  que  os  propongo  yo. 
Dadme  el  no,  ó  decid  el  sí. 
(Ap.  ¡Qué  bien  mi  engaño  (Inpí ! ) 
¿Qué  decís?  ( Vuelve  la  cara.) 

HIPÓLITO. 

Que  sí...  que  no. 

¿Pues  por  qué  decís  aquí. 
Cuando  os  lo  pregunto  yo. 
Con  el  un  afecto  no. 
Ycon  el  otro  que  sí? 
f.4p.  Ahora,  celos,  ahora 
Podéis  con  más  fuerza  obrar.) 

HIPÓLITO,  (.^p.) 
El  Bey  me  quiere  engañar, 
Que  él  á  Filomena  adora; 
Cobrarme  en  los  riesgos  quiero; 


RET. 

A  que  os  declaréis  espero. 

HIPÓLITO. 

Un  si  dije,  y  con  él  doro 
Dos  errores  á  mi  pena; 
Yo  no  quiero  á  Filomena, 
Porque  á  otradamu  enamoro; 
Si  él  no  dijera  adveilido, 
Declarando  mis  temores, 
Fuera  ser  á  lus  favores 
Mí  amor  desagradecido; 
Pues  por  no  desolilii-arie 
Dos  opuestos  mezclé  alli; 
Pues  decirle  solo  el  si 
Era  lambien engañarte; 

Y  asi  con  mayor  decencia. 
Por  dar  á  mi  "fe  un  troleo, 
Kl  no  dijo  mi  deseo, 

Y  elsi  dijo  mi  oliediencia. 


(Ip.  Para  añadirme  un  tormento 

Mi  hermano  a  tantos  enojos, 

l'orel  rastro  de  los  ojos 

Me  iia  sacado  el  sentimiento. 

¡  Quién  tuviera  al  intentarlo, 

Como  tuve  al  conocerlo. 

Industria  para  saberlo. 

Valoren  disimularlo! 

Pero  pues  mi  pena  sale 

Asar  violenta  pasión. 

Valga  una  resolución 

Donde  una  industria  no  vate.) 

Pues  ya  que  os  babeis  negado 

A  mis'descos  constante, 

Ya  que  no  os  negocio  amante , 

Os  be  menester  soldado; 

Luego  de  Atenas  salid 

Con  los  que  traigo  alistados. 

Que  son  treinta  mil  soldados, 

Y  á  la  Valaquia  os  partid ; 
De  vuestro  valor  confio 
Que  rindáis  esa  corona, 

Y  es  ir  allá  mi  persona. 
Puesto  que  la  vuestra  envió; 
Surtas  os  guardo  cien  naves, 
Que  son,  navegando  á  veces. 
Del  cristal  adentro,  peces , 
Del  cristal  afuera,  aves ; 
Antes  que  raye  Faetonte 

El  Antartico,  partid 
Obediente,  discurrid 
Cano  el  mar  de  Negroponte; 

Y  porque  por  mar  y  tierra 
Neutral  fortuna  llevemos , 

A  un  tiempo  de  aquí  saldremos, 
Yo  á  la  paz,  vos  á  la  guerra. 
Ea,  ¿de  qué  os  suspendéis? 
HIPÓLITO,  (.-ip.) 
¡Que  esto  me  haya  sucedido! 


Toda  esta  armada  betraido 
Para  que  vos  la  mandéis. 
HIPÓLITO.  {Ap.) 
Decir  quiero  mi  dolor, 
Y  sanará  esta  dolencia. 

REY. 

O  eso  es  falta  de  obediencia, 
O  es  defecto  del  valor, 
O  bay  algún  amor  en  vos. 

SeBor,  vuestra  Majestad... 

REV. 

¿Queréis  casaros?  Hablad, 
Solos  estamos  los  dos. 


COMEDIAS  ESCO(;iDAS  üE  DON  FRANCISCO 


HIPÓLITO.  (Ap.) 

Ni  sé  si  acierta  ó  si  yerra 
Lo  que  mi  riesgo  eligió. 

REY. 

Generales  tengo  yo 
Que  pueden  ir  á  esta  guerra. 
(Ap.  Si  él  se  llega  á  declarar. 
Disimularé  el  sentirlo.) 

HIPÓLITO. 

Digo...  (Ap.  Has  no  be  de  decirlo.) 


¿Qué? 


RET. 


HIPÓLITO. 

Que  me  voy  á  embarcar. 

Puesea,aüadid  blasones 
A  los  que  á  la  fama  dais; 
Buenos  soldados  lleváis , 
Pertrechos  y  municiones; 
Dad  una  hazaña  á  otra  hazaña; 
Por  la  Valaquia  os  entrad: 
A  fuego  y  sangre  llevad 
La  más  desierta  campaña ; 
Si  la  queréis  sujetar. 
Oigo  que  habéis  menester 
Consejos  para  emprender. 
Tiempo  para  castigar. 

HIPÓLITO. 

De  tu  valor  ayudado, 
Logros  el  mió  interesa. 

REY. 

Dificultosa  es  la  empresa, 
Pero  vos  sois  buen  soldado. 
En  tin,  ¿que  resuello  estáis 
(Ap.  Yo  daré  alivio  á  mi  amor.) 
A  partiros? 

HIPÓLITO. 

Si,  Señor. 

BEY. 

Pues  venced,  Ó  no  volváis.       (Vnse. 

Sale  FILOMENA,  y  halla  suspenso 
á  Hipólito. 

FILOMENA. 

Aquí  está,  y  el  Bey  se  fué, 
Decirle  la  nueva  espero. 
Dulce  dueño  de  mi  vida. 
Si  te  merezco  por  dueño. 
Sabe,  que  mis  tristes  ojos. 
Que  tú  llamaste  tus  cielos. 
De  la  borrasca  del  daño 
Salen á  verle  serenos; 
Licencia  me  diómi  padre. 
Siendo  el  llanto  medianero. 
Para  que  yo  con  mi  hermana 
Vaya  esta  tarde  á  tu  reino; 
Juntos  iremos  los  dos, 
Y  estandojuntos  podremos... 

HIPÓLITO. 

Calla,  calla,  Filomena. 

FILOlfENA- 

¿Qué  es  esto.  Señor?  ¿qué  es  esto? 
¿  La  voz  culpas  á  mi  labio, 
Yámi  lengua  pones  freno? 
¿Con  acciones  tu  dolor. 
Sin  voces  tu  sentimiento? 
¿No  me  hablas?  Pero  bien  haces. 
Supuesto  que  yo  te  entiendo  ; 
Que  está,  aunque  muda  tu  voz, 
Ketórico  tu  silencio. 
¿Qué,  novas  conmigo? 

HIPÓLITO. 

No. 


¿Ni  te  quedas? 


Ni  me  quedo. 


DE  ROJAS. 

FlLOUENA. 

¿Pues  dónde  vas? 

HIPÓLITO. 

A  la  guerra. 

FILOMEMA. 

¿Quién  lo  manda? 

HIPÓLITO. 

Mi  Rey  mesmo. 

riLOUEXA. 

jSabe  tu  amor? 

HIPÓLITO. 

No  lo  sé. 

FILOHENA. 

¿Cuándo  has  de  partirte? 

HIPÓLITO. 

Luego. 

FnoMENA. 

¿Y  te  vas  sin  mi? 

HIPÓLITO. 

Es  violencia. 

FlLOMEiSA. 

¿Has  de  dejarme? 

HIPÓLITO. 

Es  precepto. 

FILOMENA. 

Asi  como  vi  la  dicha. 
Me  previene  daño  luego: 
Indicio  es  el  bien  del  mal, 
Y  el  mal  de  otro  mal  agüero ; 
^'u^ca  bay  dichas  bien  halladas 
Adonde  hay  amantes  tiernos. 
Que  en  este  país  del  alma 
Son  los  bienes  extranjeros. 

HIPÓLITO. 

¿Y  tú  has  de  partirte? 

FiLOllENA. 

SI. 

HIPÓUTO. 

Di  que  te  quedas. 

flLOÜENA. 

No  puedo. 

HIPÓLITO. 

¿Por  qué? 

FILOMENA. 

Quiérelo  mi  hermana. 

HIPÓLITO. 

¿Y  tu  padre? 

FILOMENA. 

El  lo  ha  dispuesto. 

HIPÓLITO. 

¿Pues  qué  te  obliga? 

FILOMENA. 

Un  temor. 

HIPÓLITO. 

¿Pues  qué  temes? 

FILOMENA. 

No  lo  entiendo. 

HIPÓLITO. 

¿Rogástelo  tú? 

FILOMENA. 

Si,  esposo. 

HIPÓLITO. 

¿Y  te  vas? 

FILOMENA. 

No  puedo  menos. 

HIPÓLITO. 


¡Y  que  el  cielo  de  los  ojos 
Los  riegue  para  cogerlos  ! 
i  Y  estando  en  sazón  el  fruto, 
Opimo,  Dorido  y  bello. 


Eche  á  perder  una  lluvia 

Lo  que  tamas  han  compuesto! 

fii.o!ie:<a. 
Ya  descaece  mi  pena, 
Porque  derriban  á  un  tiempo 
Al  espíritu  el  dolor, 

Y  las  desdichas  al  pecho. 
¿Hipólito? 

HIPÓLITO. 

iQué  me  dicesf 

KILOMEn*. 

Desle  modo  me  resuelvo. 

Ahora  te  quiere  activo 

La  que  te  ha  buscado  tierno; 

Yo  he  de  ir  con  Progne,  mi  hermana, 

y  con  tu  hermano  Teréo: 

Tü  por  otra  parte  has  de  ir 

A  volver  ñor  tu  honor  mesiv.o  ; 

Allitu  honor  te  provoca, 

Y  aquí  le  ataja  tu  afecto. 
Pues  mándale  á  tu  valor 
Que  casiigue  tu  deseo; 

Si  aquí,  me  quedo  en  Atenas, 
Luego  que  vuelvas  venciendo, 
Ihis  de  ir  á  llevar  la  nueva 
A  tu  hermano  el  rey  Teréo; 
Dos  ausencias  han  de  ser 
De  una  ausencia  lo  (lue  menos : 
De  vencer  á  tu  reino,  una : 

Y  otra,  desile  alli  á  este  reino; 
Pues  yendo  á  tu  reino  yo 

Con  mi  hermana,  por  lo  menos 
De  dos  daños  que  sentimos 
El  un  daño  atajaremos. 

aiPÓLITO. 

SI ;  mas  dime,  ¿si  mi  hermano 
Te  quisiese?  Porque  entiendo 
Que  enviarme  á  mi  á  la  guerra, 
Lo  ha  fundado  en  sus  recelos. 

FILOMENA. 

Progne,  mi  hermana,  es  su  esposa, 

Y  tú  su  hermano  y  mi  dueño. 
¿Serán  los  celos  posibles 
Para  que  puedan  ser  celos? 

Hipói  rro. 

Y  dime,  ¿si  el  rey  de  Albania 
Enviase  allá  su  heredero 

A  que  conligo  se  case, 
Qué  podrás  hacer? 

FILOMENA. 

En  eso. 
Más  peligro  hay  en  Atenas 
Que  no  en  Tracia;  pues  es  cierto 
Que  sola  podré  atajarlo, 

Y  con  mi  padre  no  puedo. 

HIPÓLITO. 

Para  nuestro  amor,  esposa, 
¡Qué  de  inconvenientes  veo! 

FILOMEMA. 

Por  la  senda  de  los  males 
Esta  vez  caminaremos, 
El  acierto  puede  ser 
Que  nazca  del  mismo  yerro; 
Cuando  buscamos  los  bienes 
Por  los  propios  bienes,  luego 
Encontramos  con  los  males; 
Pues  [lor  los  males  entremos. 
Quizá  hallaremos  las  dichas 
Caminando  por  los  riesgos. 

HIPÓLITO. 

Por  ti  me  gobierno  siempre, 
Porque  eres  mi  norte  cierto ; 
Puesto  que  es  potencia  tuva , 
lüjame  tu  entendimientor." 

FILOMENA. 

Vete,  pues,  esposo  amado, 

Y  esto  sea  sin  requiebros, 
Que  no  es  razón  que  al  valor 


PnOGNE  Y  FILOMENA. 
Eche  á  perder  el  afecto. 
¿Cuándo  nos  veremos? 

HIPÓLITO. 

Tarde. 

FILOMENA. 

Esta  palabra  te  ofrezco. 

HIPÓLITO. 

Di,  consuélame,  Señora. 

FILOMENA. 

No  quiero  darte  consuelo; 
Calilica  muchos  males 
En  tu  idea,  porque  luego 
No  te  extrañen  sucedidos ; 
Que  si  por  suerte  ó  suceso 
Se  te  revoeáre  en  dichas 
Lo  que  consultaste  en  riesgos. 
Te  hará  más  grande  la  gloria 
La  novedad  del  contento. 

HIPÓLITO. 

Pues  quédate,  esposa  amada. 

FILOMENA. 

Pues  vete,  infelice  dueño. 

HIPÓLITO. 

Guárdete  el  cielo. 

FILOMENA. 

Él  te  libre. 

HIPÓLITO. 

Muerto  voy. 

FILOMENA. 

Muriendo  quedo. 

HIPÓLITO. 

Adiós,  bella  Filomena. 

FILOMENA. 

Adiós,  adorado  dueño. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Sale  FILOMENA,  /nedio  desnuda,  co 
una  tu!,  y  una  espada  en  la  mano, 
PHOGNE  con  otra  luz. 

PROGNE. 

¿Dónde,  hermosa  Filomena... 

FILOMENA. 

¿Adonde,  Progne  divina... 

PHOGNE. 

¿Tu  pasión  te  determina? 

FILOMENA. 

¿Te  ha  conducido  tu  pena? 

PHOGNE. 

¡Tú  confusa  y  tü  turbada! 

FILOMENA. 

¡Tú  en  tu  afecto  tan  veloz! 

PROGNE. 

¡Tü  para  espada  la  voz! 

FILOMENA. 

¡Y  tü  para  voz  la  espada! 

PKOGNE. 

¿  Dónde  vamos  á  porfía, 
lil  paso  y  color  turbado  ? 

FILOMENA. 

Yo  á  decirte  mi  cniílado. 

PHOGNE. 

Y  yo  ¿buscarte  salía 
Determinada  y  mortal ; 
Que  digas  tu  pena  espero. 

FILOMENA. 

La  novedad  del  acero 
Dirá  lo  extraño  del  mal. 


PROGNE. 

Templa  el  dolor  inhumano, 
Deja  el  acero  cruel. 

FILOMENA. 

No  me  hallo.  Progne,  sin  él, 

Y  él  no  se  halla  sin  mi  mano; 
Como  una  traición  espero, 
Si  hay  en  el  mal  esperanza  , 
Es  un  imán  la  venganza 
Que  está  trayendo  el  acero. 

PROGNE. 

Que  me  refieras  te  pido 

Kl  mal  que  te  ha  ocasionado  : 

Cuéntame  lo  que  ha  pasado. 

FILOMENA. 

Oye  lo  que  ha  sucedido; 

Y  para  contarlo,  dejo. 
Por  ser  el  mal  tan  extraño, 
Luz  que  fué  mi  desengaño, 

Y  acero  que  fué  mi  espejo. 

(Pone  la  vela  y  la  espada  á  un  lado.) 
Que  salimos  de  Atenas  ya  lo  sabes  ; 
Que  en  diez  ligeras  naves  [do. 

Dos  años  bá  que  á  Tracia  hemos  llega- 

PROGNE. 

Con  llanto  lo  confiesa  mi  cuidado. 

FILOMENA. 

Ya  sabes  que  por  tí  sola  he  venido. 

PROGNE. 

Con  afectos  lo  tengo  agradecido. 

FILOMENA. 

A  Hipólito  ya  sabes  que  le  adoro. 

PROGNE. 

Y  ya  sabes  también  que  no  lo  igncro. 

FILOMENA. 

Que  hádosaños también quele  deseo. 

PROGNE. 

Que  hoy  le  espera  á  que  llegue  el  rey 

FILOMENA.  [TeiéO. 

Que  hoy  llega  áTiacia. 

PKCIGNE. 

Y  que  hoy  Hega  triunfante. 

FILOMENA. 

Esto  importa  saber. 

PROGNE. 

I'ása  adelante. 

FILOMENA. 

Anegóse  en  el  m;ir  el  rubio  coche. 
Las  estampas  de  biz  borró  la  noche, 
Relr.'ijose  á  las  gnilas  vienlo  manso. 
La  fatiga  se  entraba  en  el  descanso, 
Cuando  yo  en  mi  retrete  retraída 
A  mi  esperanza  le  fié  la  vida  ; 
Quebró  el  valor,  porque  el  temor  lo 
[alean/a, 

Y  no  pagóá  nii  viila  mi  esperanza; 
DorniMine  |ii(iciir:il,:i  en  ilolor  tanto, 

Y  el  ruido  me  .■^im  buha  ile  mi  llanto; 
Al  descanso  llaninlia  mi  Kirmento, 
Pero  no  le  dejo  mi  sentimiento. 
Aunque  el  sueño,  callando  mis  enojos, 
Arrullaba  bis  niñas  de  mis  ojos, 

Y  como  se  pagaba  del  cariño. 

Iba  adormir miamor,queamoresniño: 
Apenas  di'sta  suerte 
Hice  el  primer  ensayo  de  mi  muerte, 
Bien  estudiíido,  pero  no  suave, 
Cii:iiul(i  sienlo  (|ne  prueban  una  llave 
A  mi  pneii:i.  v  .sinliendoestos  enojos, 
T(jil(>  mi  oiil>>':il|ini'(j|óá  mis  ojos; 
ICI  .vnsiii  eMiiifio.  la  ocasión  ignoro. 
Sobre  mi  pinpin  lecho  me  incorporo, 
Guardo  todo  mi  aliento  retraído, 
Eneargo  mis  sentidos  al  oído, 

Y  la  llave  reparo,  que  procura 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


No  sentirse  en  la  propia  cerradura, 
Pues  quien  era  tan  quedo  la  lorcia 
yue  el  miedo  pareció  que  se  la  abria; 
A  mi  discurso  acudo. 
La  ver(;úen/.a  vistió  lomas  que  pudo: 
Profeta  de  mi  mal,  mi  as^ravio  lloro, 
Este  acero  le  entrego  i  mi  decoro. 
Que  siempre  lia  reservado  mi  osadía; 
Vuelvo  á  ungir  al  riesgo  que  dormía, 
Mi  descuiílo  dispongo  cauteloso, 

Y  veo  entrar... 

PROGNE. 

¿A  quién? 

FILOMENA. 

Al  Rey,  tu  esposo. 

PROGNE. 

¿Mi  esposo?  ¡oh  celos;  ¡válganme  los 
FILOMENA.  [cielos! 

Ten  lástima  de  mi,  no  tengas  celos; 
Tu  esposo,  digo  que  á  mi  cuarto  en- 
[traba, 
No  pisando  lo  mismo  que  pisaba; 
Requirió  todo  el  lecho, 

Y  de  verme  dormida  satisfecho. 

No  ju7.g;inilo  que  el  sueño  le  fingía. 
La  Iu7.  (|uicre  matar  de  una  bujía ; 
Mirábanle  suspensos  mis  cuidados. 
Los  ojos  entreabiertos  y  cerrados, 

Y  para  ver  cautelas  tan  extrañas 
La  luz  inlroduci  por  las  pestañas ; 
Mata  la  luz,  y  mi  valor  se  asombra. 
Que  le  temí,  como  buscó  la  sombra 
Buscando  el  lecho,  pues,  su  vista  lleg: 
Sin  luz  y  con  amor,  dos  veces  cíeg: 


Si  en  li  no  hay  correspondencia, 

¿Cómo  en  mí  puede  haber  celos? 

Ni  aun  reliquias  de  recelos 

En  mi  créilito  verás, 

Que  en  lo  que  sintiendo  estás 

Kurra  tu  mal  el  mayor. 

Pues  á  ti  te  va  el  honor, 

Y  á  mí  unos  celos  no  más; 
Pero  ahora  he  reparado. 
Que  porque  mi  pena  impida, 
Soy  yo  quien  tiene  la  herida, 

Y  eres  tú  quien  se  ha  quejado; 
Si  el  Rey  te  ha  solicitado. 

Yo  la  distinción  comprendo, 

Y  de  su  traición  me  ofendo, 
No  tu  mal  estoy  llorando. 
Pues  á  ti  te  está  adorando, 

Y  á  mi  me  está  aborreciendo; 
Mi  amor,  viendo  mis  desvelos, 
Mejor  el  riesgo  ha  inferido, 
Puesyo  feriara  su  olvido 

A  la  pensión  de  mis  celos; 
Con  celos  fueran  recelos 
Los  que  mí  pena  sintió, 
Porque  conjeturo  yo. 
Que  el  que  llegó  á  aborrecer 
Puede  volver  á  querer, 
Pero  aquel  que  olvida,  no ; 
Pero  un  medio  hallo  forzoso. 
Con  que  honor  y  quietud  gano. 
Digámosle  que  su  hermano 
Es  tu  amante  y  es  tu  esposo: 
Que  aqueste  incendio  amoroso 
Ha  de  templar  acredito. 
Bien  que  con  esto  le  incito 


...  ,      .       Contra  tu  esposo  a  un  rigor 

Y  o  que  sus  intenciones  comprehendo,  |  jjas  con  decirle  tu  amor 
Para  mi  luz  a  m.  razón  enciendo;  Le  estorbamos  un  delito. 
Al  lecho  se  acercaba 

Al  tiempo  que  del  lecho  me  apartaba;  I  ,    f'LoüENA. 

Y  porque  no  me  errase,  I  No  'o  apruebo,  Progne,  no 
Al  tacto  le  encargó  que  me  buscase ;  I  Delito  igual  viene  a  ser. 

Ya  estaba  entonces  vojuntoálapuerla, '  P"es  ve  que  eres  su  mujer, 
A  quien  su  ceguedad  se  dejó  abierta;    V  que  soy  tu  hermana  yo; 
lluvo  hacia  esotro  cuarto  diligente,       t^- "■-  —  """ -n-in 
Que  honorcuano  más  huye  es  más  va- 
[licnle  ; 
Dhjo  á  amor  burlado  y  ofendido, 
Llumoátucuarlo.yhásmerespondido. 

Y  en  tu  luz,  como  en  mi  espejo, 
¡Oh  Progne  !  me  vengo  á  ver. 
Que  en  ti  sola  he  de  tener 
Mí  consuelo  ó  mi  consejo ; 
Bien  queá  tu  elección  me  dejo. 
Pues  porque  mí  mal  arguya 
De  la  intención  vana  suya, 
Hoy  le  avisa  mi  osadía. 
Que  siendo  esta  ofensa  mia. 
Es  toda  esia  ofensa  luya. 
De  este  Rey,  que  arde" inhumano 
Con  llama  tan  licenciosa. 
Eres  desdichada  esposa, 

Y  mi  esposo  el  que  es  su  hermano; 
En  cuatro  ofensas  tirano 
Con  un  intento  ha  incurrido. 
En  mi  á  su  hermano  ha  ofendido, 
A  su  ley  con  su  trofeo, 
A  mi  con  todo  un  deseo, 

Y  á  ti  con  todo  un  olvido. 
Puesio  que  las  dos  bebemos. 
Bien  que  en  vaso  disfrazado. 
Un  veneno  inficionado. 
Un  aniidotu  apliquemos ; 
Tus  nubles  celos  curemos, 
A  tu  consuelo  apercibo 
Las  dolencias  en  que  vivo, 

Y  obrando  mi  agravio  tal , 
Para  atajar  este  mal 
Pongamos  el  def.'iisivo. 

pnocNE. 
De  mi  esposo  en  los  desvelos, 
De  su  amor  en  la  violencia, 


SI  aun  asi  no  se  templó 

Y  aspiró  á  mi  amor  profano. 
Amante  á  un  tiempo  y  tirano. 
Siendo  igual  delito,  aquí 
Lo  que  no  hiciera  por  tí. 
Menos  lo  hará  por  su  hermano. 

PROGNE. 

Lo  contrario  es  bien  que  argnya. 
Que  cuando  á  ti  te  pretende. 
Sola  nuestra  sangre  ofende, 

Y  allí  ofenderá  á  la  suya. 

FILOHEKA. 

Pues  para  que  te  concluya. 
Más  de  tu  razón  me  irrito, 
Y'  tu  ignorancia  acredito; 
Pues  por  evidente  piensa 
Que  no  mirará  la  ofensa 
Quien  no  miró  en  el  delito. 

PROGNE. 

Pues  un  remedio  procuro 
Que  es  lo  mejor. 

FILOMENA. 

Ya  le  espero ; 
Yo  estoy  ciega  de  mis  iras, 

Y  no  sé  si  acierto  ó  yerro  : 
Quien  mira  el  mal  desde  afuera 
Puede  aplicar  el  consejo. 

PROGNE. 

Yo  no  estoy  fuera  del  mal ; 
Mas  como  el  mal  que  yo  siento 
No  tiene  amor  que  le  ciegue. 
Pienso  <pie  está  más  despierto; 
Hoy  has  de  partirte  á  Atenas. 

FILOMENA. 

;.  De  qué  suerte,  cuando  espero 
Que  hoy  llegue  Hipólito  á  Tracía 


Y  que  hoy  halle  dulce  el  puerto, 
Dando  velas  al  dolor. 

En  el  mar  de  mis  deseos? 

PROGNE. 

Con  él  hoy  has  de  partir. 

FILOMENA. 

¿Pues  cómo? 

PROGNE. 

Escucha  mi  intento  : 
Tú  has  de  escribirle  un  papel 
Con  un  criado  secreto. 
Que  antes  que  llegue  á  la  corte 
Pueda  at.ijarle  primero. 

FILOMENA. 

¿A  qué  intento  es  el  papel? 

PROGNE. 

Óyeme  ahora  el  intento: 
Pídele,  que  junto  al  bosque 
Del  Rey,  prevenga  ligeros 
üus  caballos,  porque  asi 
levitas  preciso  un  riesgo. 
Luego  que  baja  visto  al  Rey ; 
Porque  has  de  ir  con  él  huyendo 
Hasla  la  orilla  del  mar, 

Y  desde  allí  á  nuestro  reino. 

FILOMENA. 

Y  di,  ¿si  escrito  el  papel 
No  acertase  el  mensajero 

A  encontrarle  en  el  camino, 
O  por  desdicha  ó  por  yerro? 

PROGNE. 

Buen  remedio  :  á  otro  criado 

Deja  otro  traslado  mesn.o 

Del  papel  que  tú  le  envías. 

Por  si  le  errare,  y  con  esto 

No  puede  haber  yerro  alguno , 

Pues  no  importará  que  á  un  tiempo 

Reciba  los  tk)s  papeles ; 

Enviando  dos,  por  lo  menos 

Ha  de  recibir  el  uno, 

Vá  un  tiempo  conseguiremos 

Con  dos  papeles  un  bien , 

Y  un  acierto  con  dos  yerros. 

FILOMENA. 

¿,V  be  de  quedarme  sin  ti? 

PROGNE. 

Si,  hermana;  porque  no  quiero 

Anteponer  nuestro  amor 

A  lo  posible  de  un  riesgo ; 

Para  atajar  la  dolencia 

Que  el  alma  introduce  al  cuerpo 

be  nuestro  honor,  es  preciso 

Cortar  el  brazo  derecho ; 

No  adolezcamos  de  agravios, 

Muramos  de  sentimientos, 

.Sintamos  el  mal  de  ausencia. 

No  quede  el  honor  enfermo ; 

Ni  el  mal  siento  de  la  envidia 

Ni  la  congoja  de  celos; 

Mi  honor  solo  me  apasiona. 

Que  tu  honor  es  mi  honor  mesmo; 

Abon  ézcame  mi  esposo, 

Y  no  te  goce  sangriento,  [mentó. 
Porque  aquesta  es  pasión  y  aquel  tor- 
il' es  honrael  alma  cuando  al  cuerpo  es 

FILOMENA.  [celos. 

Por  obedecerte  admito. 
Aunque  les  cueste  á  mis  miedos 
.Muchos  sollozos  de  aljófar 
Que  á  mis  ojos  compré  tiernos. 

PROGNE. 

Barato  sale  un  honor 

A  costa  de  un  sentimiento. 

FILOMENA. 

F.l  Rey  sale  con  su  lio 
Aniilio,  y  es  á  quien  debo 
Mí  vida,  porque  es  amigo 
De  mi  esposo. 


PROGNE. 

Vete  luego 
A  escriliir  los  dos  papeles; 
Vele,  hermana. 

FILOMENA. 

Va  obedezco.  . 

PROOT.. 

Yo  quedo  disimulando. 

FILOMENA. 

Y  yo  le  dejo  muriendo. 

PROGNE. 

Sin  lágrimas,  Filomena; 
Pues  di'iáiulomc  á  esle  liempo, 
Tücaminasáun  amor, 

Y  yo  me  quedo  á  un  desprecio. 

FILOMENA. 

Por  li  solamente  lloro. 

PROGNE. 

lícliasme  a  perder  con  eso. 
Pues  me  importa  más  tu  llanto 
Que  lodo  mi  sentimiento. 

FlLOMtNA. 

Por  aquí  voy  á  mi  cuarto.         {Vase.) 

PROGNE. 

Salir  por  aqui  pretendo. 

Va  á  salir  Progne,  y  encuentra  con  el 

UIÍYtAUUELIO,  s«/ií). 
Señor,  vuestra  .Majestad... 

HKV. 

Bella  Progne,  liermoso  dueño, 

Causa  de  ardores  que  sufro. 

Móvil  de  ansias  que  conservo, 

¿  Dónde  el  paso  sin  aviso. 

El  color  sin  lugar  cierto, 

Sin  orden  suelto  el  adorno, 

Sin  proporción  el  aliento, 

A  sustituir  la  aurora 

Sales  con  aljófar  tierno. 

Que  en  tus  parpados  por  conchas 

Cuaja  el  mar  de  tus  dos  cielos? 

PROGNE. 

Ni  enojos  que  me  habéis  dado. 
Ni  los  desdenes  groseros 
Con  que  tal  veza  mi  amor 
Le  sacaste  de  ser  ciego  : 
K\  las  crueldades  que  lloro. 
Ni  las  injurias  que  os  temo, 
Ni  los  agravios  que  os  sufro. 
Ni  los  yerros  que  os  consiento, 
Para  las  ofensas  mías 
Han  sido  de  tanto  peso. 
Como  son  para  mi  oido 
Extraños  vuestros  requiebros; 
Que  me  aborrezcáis  os  pido, 
Que  no  me  linjais  os  ruego, 
Que  lo  segundo  es  agravio, 
y  lo  pi  ¡mero  es  consuelo. 
¿De  cuándo  acá  vos  conmigo 
Tan  cariñoso  y  tan  tierno? 
Con  máscara  de  lineza 
No  me  enil  oceis  el  desprecio; 
De  una  fuerza  que  sitiáis 
De  meter  socorro  vengo. 
Pues  la  dejo,  porque  dure, 
Consejos  por  basiimenlo; 
Con  ser  vos  tan  poderoso 
A  defenderla  me  he  opuesto: 
Vos  de  noche  la  asaltáis. 
Yo  al  .alba  la  fortalezco; 
Bien  sé  que  no  lia  de  entregarse, 
M  por  trato  ni  coiicierlo. 
Si  lio  es  que  á  fuerza  de  enojos 
Le  entréis  á  sangre  y  á  fuego ; 
Pero  si  vos  la  rompiereis. 
Yo,  que  esta  causa  defiendo. 
Con  mi  queja  irritaré 


PROGNE  Y  FILOMENA. 
Cuatro  elementos  aun  liempo ; 
Sangre  haré  que  Tracia  corra. 
Ponpiede  su  humor  sangriento 
Rojos  vapores  granicen , 
.Nubes que  pueblen  el  viento; 
Daré  voces  contra  vos 
De  lajusliciaal  desierto. 
Aunque  de  los  montes  solo 
Halle  compasivo  al  eco; 

Y  cuando  no,  mi  rigor 
Producirá  de  mi  acero 
Amenazas  para  llores, 

Y  muertes  por  fruto  incierto ; 
No  lie  de  olvidar  á  mi  saña 
Rebellin  desnudo  al  viento, 
Flor  retraída  al  capullo. 
Garza  que  sécale  al  cielo, 
Monte  del  ave  registro, 
Clicie  del  sol  galanteo. 
¿Pero  qué  es  esto  que  digo? 

;.Mi  amor  con  vos  descompuesto? 
Mas  como  se  vio  desnuda. 
Salió  mi  verdad  del  pecho; 
Vos  me  oísteis,  perdonadme, 
Soy  mujer,  y  razón  tengo. 
Tenéis  ojos,  y  os  disculpo  : 
Ya  me  entendéis,  sois  muy  cuerdo ; 
Sed  prudente,  pues  sois  rey. 
Sed  templado,  pues  sois  recto. 
Que  no  sufriré  un  agravio 
Aunque  os  consienta  un  desprecio. 
(Vasí.) 

BEY. 

Todo  Progne  lo  ha  sabido. 
¿Habéis  escuchado,  Aurelio, 
AlaKeina? 

AUnELIO. 

Sí ,  Señor. 

REY. 

Pues  que  registeis  mi  reino 
F.n  mi  ausencia,  y  pues  que  sois, 
O  mi  rienda  ó  mi"  gobierno, 
Con  vos  pretendo  hablar  claro: 
Otro  sois  como  yo  mesmo. 
No  me  habléis  como  quien  soy 
Sino  como  amigo  vuestro, 
Para  ver  si  con  mi  amor 
Se  ajusta  vuestro  consejo. 

AURELIO. 

Ya  de  la  noche  pasada 
Me  habéis  contado  el  suceso ; 
Yo  soy  el  que  más  os  quiere, 
Vuestra  sangre  y  lio  vuestro 
Soy  también,  y  a  Dios  pluguiera 
Que  como  mandé  este  imperio 
Kn  vuestra  ausencia,  que  asi 
Mandara  en  vuestro  deseo. 

RET. 

Oídme  :  yo  me  casé 
Por  poder. 


También  sé  el  yerro 
Que  hubo  de  los  dos  retratos : 
Uend. 

BF,Y. 

Yo  tengo  un  recelo... 

AURELIO. 

Declaradle. 

j  REY. 

De  mi  hermano. 
Que  me  ha  engañado;  sospecho 
Que  á  Filomena  adoraba, 
Y'  sólo  con  este  intento. 
Trocando  los  dos  relratos. 
Me  dio  á  su  elección  el  duiño. 

AURELIO. 

¡  No  sé:  mas  ese  es  engaño, 
!  Que  si  él  quisiera  á  ese  tiempo 
!  Casarse  con  Filomena, 


Que  lio  os  casara,  sospecho. 
Con  Progne,  pues  fuera  ofensa 
Eji-cutar  lo  primero, 
Y  estotro  fuera  traición ; 
Que  hizo  traición  no  lo  creo. 
Ni  en  su  sangre  caber  puede ; 
Pues  colegid,  según  eslo. 
Si  no  os  ofendió  en  lo  más 
Que  no  os  ofendió  en  lo  menos. 

REY. 

Decis  bien;  pero  decidme... 
Salen  JUANETE  y  CHILINDROW. 

CHILINDRON. 

Va  le  pido  y  ya  le  ruego  ' 
Que  me  deje. 

JUANETE. 

No  es  posible ; 
Yo  tengo  buenos  respetos. 
Aunque  te  quisiera  mal 
No  te  dejara  por  cierto. 

CHILINDRON. 

No  tengo  dulce  ninguno 
Que  me  coma. 

JUANETE. 

Ya  lu  huelo... 
(Dónde  llevaste  el  papel? 
Dirae,  ¿hay  algún  chisme  nuevo 
De  cuantos  llevas  al  liey? 

REY. 

Hola,  Juanete,  ¿qué  es  eso? 

Señor,  con  este  soplón 
Miserable  y  avariento... 

REY. 

¿Chilindron? 

CHILINDRON. 

A  vuestra  Alteza 
Quisiera  hablarle  en  secreto. 


Decid. 


REY. 


Declarando  vuestro  intento, 
Que  sepa  de  Filomena 
Los  mejores  pensamientos, 
El  mayor  vengo  á  deciros  : 
Ahora  me  dio  en  secreto 
Filomena  este  papel. 
Porque  le  llevase  luego, 
Y  ,'i  Hipólilo  se  le  diese 
Antes  que  llegase  á  veros. 

REY. 

Dame  el  papel 

ClULIMinON. 

Tómale. 
(Lee  el  fíetj  para  si.) 

BEY. 

Apartaos,  ¡válgame  el  cielo! 

AURELIO    {Ap.) 
Hipólito  me  ha  encargado 
l'íjr  carias,  que  mire  atento 
En  los  ojos  de  su  e.'sposa 
Imaginarios  deseos; 
Alma  es  el  Key  del  honor, 
A  lli|ió!¡lo querer  debo; 
Si  al  Itey  digo  aquel  amor. 


ligo  I 


ido; 


>  SI  a  llipiiliio  auiduse 
Por  mi  amigo,  á  mi  Itey  vendo : 
Aquel  quiero  más  que  al  Hey, 
Pero  el  liey  es  lo  primero. 
¿  Pues  qné  remedio  hallaré 
Knire  un  amigo  y  un  dueño? 
Callarle  á  acpiel  esta  ofensa, 
A  este  encubrirle  aquel  fuego; 
Viva  en  mi  prudencia  lija 


48 

El  olma  de  esle  secreto, 

Y  lo  que  extrañó  el  oído 
Sepa  ocultar  el  silencio, 

Pues  vengo  i  ser  de  esla  suerte, 
Estorbando  aqueste  fucjío, 
Callando  allí  aqueste  afjiavio. 
Amigo  y  leal  á  un  tiempo. 

REY. 

InHinle,  Aurelio,  Señor. 

¿Qué  dccis,  Señor?  ¿qué  es  esto? 

nEv. 
Oid  aqueste  papel : 
Escuchad. 

ALUELIO. 

¡Válgame  el  cielo! 

RET. 

Esperaos  en  esa  cuadra, 

Y  no  os  vais. 

CBILINDRON. 

E.sperarémos. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRA.NCISCO  DE  HOJAS. 


¿Cuyo  es? 

RET. 

Ahora  lo  veréis. 
(Ap.  Dejadme,  viles  recelos.) 

JUANETE.  (Ap.) 
Yo  tengo  atiui  otro  papel 
Para  Hipólito;  mas  esto 
No  lo  ha  de  saber  la  tierra, 
Que  aunque  bufón,  soy  secreto. 
(Yanse  Juanete  y  Chilindron.) 
{Lee elRey  á  Aurelio.)  «Esposo mió, 
«Hipólito :  luego  que  havasdado  al  Bey 
>la  nueva  de  tu  vencimiento,  me  es- 
»pera  esla  noche  junto  al  bosque  con 
«los  caballos,  porque  nos  vamos  á  Alé- 
»nas,  reino  de  mi  padre ;  y  pondrásso- 
«bre  el  monte  una  antorcha  encendida, 
upara  que  yo  no  te  yerre:  no  piocu 
«res  saber  más,  de  que  á  ti  te  va  la 
«honra,  y  á  mi  la  vida.  — Tu  esposa. 
iFilomena.i 

REY. 

En  fin.  he  hallado  traidor 
Aquel  de  quien  me  he  fiado. 

AURELIO. 

Señor,  si  él  está  casado, 
Ya  es  el  delito  menor. 

REY. 

SI,  pero  es  osadía, 

Y  4un  más  traición  viene  á  ser. 
Que  él  admita  por  mujer 

La  que  elegí  para  mía  ; 
No  están  casados  los  dos , 

Y  yo  á  Filomena  quiero. 

AURELIO. 

Quizá  se  casó  primero 
Que  la  quisiésedes  vos. 

REY. 

No  para  mi  desengaño 
Me  deis  tal  satisfacción. 
Que  ya  que  no  hubo  traición. 
Por  lómenos  hubo  engaño; 
Ya  no  puedo  resistir 
Esta  llama  que  arde  fría  : 
Filomena  ha  de  ser  mia 
O  Hipólito  hade  morir. 

AURELIO. 

Señor... 

Es  resolución. 

AURELIO. 


AURELIO.  (.1p.) 

Contradecirle  es  hacer 
Más  ardiente  su  pasión. 

RET. 

iAp.  A  Aurelio  pienso  ocultar 
Loque  lenf!o imaginado. 
Porque  á  Hipólito  ha  orlado 
Y  se  lo  pueile  contar.) 
Hola,  Chilindron. 

Sale  CHILINDRON. 


CHILINDRON. 

¿Qué  mandáis? 

REY. 

Queá  Filomena  digáis 
(Cruel  soy,  mas  tengo  amor) 
Que  ya  disteis  el  papel 
A  Hipólito. 

AURELIO. 

ilnfeli?.  suene ! 


CHILIKDBON. 

Soy  fiel. 

BEV. 

Pues  mirad,  que  no  digáis... 

CHILINDRON. 

¿Qué  me  advertís? 

REY. 

Esto  advierto, 
A  nadie ,  que  yo  le  he  abierto. 


Haré  lo  que  me  mandáis. 

RET. 

A  mi  bosque  id  al  instante, 

Y  allí  luego  me  aguardad, 

Y  ese  criado  llevad 

Con  vos ,  y  aqueste  diamante. 

(Dale  una  sortija.) 

AURELIO. 

Aun  no  he  podido  inferir 

Lo  que  su  Alteza  ha  ordenado. 

CHILINDRON. 

Callare  con  ser  criado.  (Xase) 

REY 

Callad,  si  queréis  vivir. 
Puesto  que  ha  de  ir  Filomena 
Al  bosque  á  aguardar  su  espuso. 
Adelantarme  es  forzoso 

Y  mitigar  esta  pena 

Que  arde  en  mi  pecho  inmortal ; 
Hoy  gozaré  á  Filomena  , 
Pues  poniendo  como  ordena 
Aquella  roja  señal , 
Ha  de  conocer  su  daño , 

Y  yo  he  de  encontrarla  luego ; 
Caiga  su  amor ,  pues  es  fuego  , 
En  las  redes  de  mi  engaño; 

Y  castigaré  también. 
Amoroso  á  un  tiempo  y  sabio, 
En  Hipólito  un  agravio 

Y  en  Filomena  un  desden. 

Sale  JUANETE. 

JUANETE. 

Hipólito  ,  vuestro  hermano , 
De  Valaquia  vencedor, 
Pide  licencia.  Señor, 
Para  besar  vuestra  mano. 


Decid  que  entre. 

AURELIO.  (.4p.) 
¡Qué  cruel 
REY.  (Ap.) 
Yo  quiero  disimular. 

JUANETE.  (Ap.) 
Al  tiempo  que  vaya  á  entrar 
Le  pienso  dar  el  papel. 

AURELIO.  (Ap.) 

¿Si  i  Hipólito  avisaré 
Lo  que  del  Hey  pude  oír? 

REY.  (Ap.) 
Con  él  me  importa  fingir. 
Mas  no  sé  si  acertaré  ; 
Ruego  á  mi  dolor  que  acierte. 

AURELIO.  (Ap.) 
No  hay  deslealtad  que  lo  impida. 

REY.  (Ap.) 
Razón  es  lograr  mi  vida. 

AURELIO.  (.\p.) 
No  es  traición  librar  su  muerte. 

REY.  (Ap.) 
Yo  la  tengo  de  lograr. 

AURELIO.  (Ap.) 
Cruel  está ,  y  téngole  amor. 

REY.  (.\p.) 
Asi  apagaré  mi  ardor. 

AURELm.  (Ap.) 
Su  intento  le  he  de  avisar. 

REY.  (Ap.) 
Asi  mi  deseo  allano. 

AURELIO.  (.íp.) 

Asi  obra  mi  lealtad. 

Sale  HIPÓLITO  al  son  de  cajas,  con  un 
liaslon ,  y  dale  Juanete  un  papel  sin 
que  lo  vea  el  Rey. 

HIPÓLITO. 

Permita  tu  Majestad 

A  mis  labios  la  real  mano. 

REY. 

¿Hermano,  Hipólito,  amigo? 

(Abrázale.) 

HIPÓLITO. 

Mi  Rey  sois  y  mi  Señor. 

BEY. 

jCómo  venís? 

HIPÓLITO. 

Vencedor. 

REY. 

¿De  qué  suerte? 

HIPÓLITO. 

Ya  lo  digo. 

REY. 

Luego  lo  podréis  contar; 
Saberlo  después  espero , 
Que  es  más  justo  que  primero 
Os  entréis  á  descansar. 

HIPÓLITO. 

Referírtelo  no  escuso. 
Que  descanséis  es  forzoso. 

HIPÓLITO.  (Ap.) 

Aquí  el  Rey  tan  cariñoso , 
Aurelio  allí  tan  confuso. 
Afable  el  que  antes  cruel , 
Mi  sospecha  tan  incierta. 
Darme  al  entrar  de  la  puerta 
De  mi  esposa  este  papel '. 

Si  el  Rey  me  finge  inconstante 


Su  afecto,  y  llama  veloí! 
Mas  lo  que  engaña  esla  voz 
He  declara  aquel  semblante: 
Que  hay  alguna  traición  digo. 

AURELIO.  (.Ap.) 
Con  él  va ,  quietóle  hablar. 
Su  intento  le  be  de  contar. 
Quiere  irse  con  Hipiyito.  y  el  Ilcy 
vuelve  locara.) 

RET. 

Aurelio,  venid  conmigo. 

AURELIO.  (.4p.) 

Entendióme:  ¿qué  he  de  hacer? 
¡Que  no  me  quiera  dejar ! 

HIPÓLITO. 

A  Aurelio  quisiera  hablar. 

REY. 

Yo  también  le  he  menester. 

AURELIO.  (.4p.) 
¡Oh  ,  qnién  le  dijera  aqui 
t'ue  el  liey  leyó  aquel  papel, 
Y  que  está  su  vida  en  él! 

{Llévase  el  Rey  á  Aurelio  ) 
RET.  {Ap.) 
Ko  le  he  de  apartar  de  mí. 
nipÚLiTo.  {Ap.) 
Males,  tan  juntos  venis 
Q\ie  aun  no  os  puedo  comprend.'v. 
(Llégase  Aurelio  á  Hipólif»  ñ  hiib!..r,  \ 
vuelve  el  fíey  la  cora.) 

AURELIO.  (.4/).) 

De  esta  manera  ha  de  ser. 
Vamos. 

ACRELIO. 

El  Rey... 

r.ET. 

¿Qué  decís? 

AtnELIO. 

Que  el  Rey  me  lleva  consigo. 

RET. 

Aurelio,  pasatTdelanle , 
Id  á  vuestro  cuarto.  Infante. 
(.4p.  ¿Ay  Filomena !) 

AURELIO.  {Ap.) 

¡Ay  amigo! 

HIPÓLITO.  {.Ip.) 

¡Que  confusión ! 

AURELIO.  {Ap.) 

¡Qué  crue! ! 

REY.    {Ap.) 

Unriendo  de  amor  estoy. 

HIPÓLITO.  (4p.) 
A  esotro  cuarto  me  voy 
A  leer  este  papel. 

AURELIO.  {Ap.) 

¡Qué  desdicha!  Qué  rigor! 

RET.  (.4p.) 
Venganza  piílc  mi  agravio: 
La  voz  prende  coa  el  labio. 
HIPÓLITO.  {Ap.) 

El  premio  pide  mi  amor. 
BEY.  {Ap.) 
Mas  yo  le  he  de  castigar. 
HIPÓLITO.  {Ap.) 

Mas  no  tengo  que  inferir. 

BEY.  {Ap.) 
Al  ver  que  me  he  de  partir, 
Su  intento  pienso  evitar. 
AUBEI.IO.  (.4p.) 

Primero  es  mi  Rey ;  mal  dipo  , 
Que  estotra  pasión  prcliero , 
R. 


PROGNE  V  FILOMIC.NA.  19 

Pues  le  he  criado  y  le  quiero ,  Lo  que  comió  por  arriba 

Es  su  hermano  y  es  mi  amigo.  (Vasc.)    Lo  ha  de  pagar  por  abajo.         (VffSf.) 


Sale  CHILINDRON  con  un  vidrio  de 
conserva ,  un  panecillo ,  un  jarro  da 
agua  y  una  servilleta. 

CHILINDRON. 

El  rey  Terco  ordenó 

Que  en  este  monte  estuviese , 

Y  que  conmigo  trújese 
A  Juanete  me  mandó; 

Y  aunque  siempre  es  tan  mi  amigo, 
Y'  aunque  siempre  me  acompaña , 
En  oliendo  la  campaña 

No  hay  quien  le  haga  andar  conmigo; 
Mas  viendo  que  su  recelo 
En  el  campo  me  temió, 

Y  como  conozco  yo 
Juanetes  de  mi  majuelo, 
Pues  su  golosina  sé. 
Obediente  á  mi  buen  celo. 
Porque  piqueen  el  anzuelo 
Este  cebo  le  apliqué; 
Uespedime,  y  porque  vea 
Que  no  le  quise  engañar, 
Junio  á  él  me  puse  á  comprar 
Este  vidrio  de  jalea; 

Viole,  y  dijo  al  punto:  tale. 
Este  vidrio  sigo  yo, 

Y  al  instante  qué  le  vio 
Se  le  abrió  tanto  gaznate, 
lln  panecillo  he  traído 

Y  este  jarro  para  el  caso , 

Y  al  campo  paso  ante  paso 
Tras  el  dulce  se  ha  venido, 
y  aunque  le  está  deseando. 
Le  ha  de  dañarla  conserva: 
Rendido  sobre  la  yerba    {Mira  airas.) 
Uel  bosque  me  está  acechando. 

Hoy  le  he  de  hacer  un  engaño 
Que  en  Tracia  se  ha  de  sonar , 
l'or  Dios  que  me  ha  de  |iag;ir 
Las  de  o^año  y  las  de  antaño ; 
Hoy  cobrar  he  pretendido, 
Si  otra  venganza  no  tengo. 
Con  la  burla  que  prevengo  , 
Los  dulces  que  me  ha  comido. 
Goloso  es  tan  inhumano. 
Que  viendo  que  dulce  esl:il)a 
Un  hombre  que  enamoraba  , 
Le  dio  un  bocado  á  una  mano ; 
líl  se  come  á  competencia 
Cuatro  cántaros  de  miel , 

Y  el  arrope  es  para  él 
Espejuelo  de  Valencia; 
No  hay  en  el  lugar  cerera 
Que  pueda  mosquearse  de  él , 
Pues  porque  ha  estado  en  la  miel 
Suele  comerse  la  cera  ; 

Pues  para  vengarme  bien 
En  el  vidrio,  a  su  pesar. 
Estos  polvos  quiero  echar. 
Que  son  de  ruibarbo  y  sen  ; 

Y  porque  puedan  obrar , 
Otros  polvo.s  he  juntado 

Que  un  boticario  me  ha  dado. 
Muy  buenos  para  purgar. 
{Echa  en  el  vidrio  los  polvos ,  y  revuél- 
velos. ) 
Revueltos  los  dejo,  y  puesto 
El  papel  con  gran  primor. 
Pan,  porque  coma  mejor, 

Y  agua,  porque  obre  más  presto  ; 
Por  Dios  que  me  ha  de  pagar 
Cuanto  me  ha  comido  asi ; 

Si  él  me  sigue  por  aquí, 
Aquí  lo  quiero  dejar; 
tíl  viene  con  gran  trabajo 
Acechándome  ,  asi  viva , 


Sale  JUANETE. 

JUAriETE. 

Siguiendo  el  vidrio  no  más 
He  venido  en  este  instante , 
Con  tanta  gana  delante. 
Con  lauto  espigón  atrás; 
No  hay  oro  que  cria  el  Tiber, 
No  hay  diamante  que  me  cuadre 
Como  el  dulce ,  que  á  mi  |)adi  e 
Me  lo  comiera  en  almíbar. 
¿Quieren  ver  mí  golosina 
Si  me  crió  bien  capaz? 
Cuando  empecé  a  serrapaz 
Fui  niño  de  la  doctrina; 
Para  ser  goloso  igual 
En  acto  más  importante. 
Fui  paje ,  luego  estudiante, 

Y  después  fui  colegial. 
Sólo  al  dulce  se  reserva 
La  golosina  en  que  trato  , 
O  me  anda  mal  el  olfato, 
O  estaba  aquí  la  conserva ; 

Vidrio  es  este,  ;  pesia  tal!     (Hállale.) 

Ea,  enlendile  la  treta. 

Ítem  más  ,  su  servilleta, 

ítem  agua,  ítem  candial; 

llem,  queeslá  bueno  así 

Para  conierln  á  sazón; 

llem,  que  está  Chilindron 

Más  de  una  legua  de  aqui; 

ítem,  que  para  poder 

Comer,  seniarme  prevengo; 

llem ,  la  gana  que  tengo ,     (Siéntase.) 

llem,  que  empiezo  á  comer; 

¡Qué  pequeño  es  el  vidrillo ! 

¡No  hubiera  sido  mayor !  {Come.) 

¡Qué  tal  e^!  oh  qué  sabor! 

Oiga  el  diablo ,  que  es  membrillo : 

Pues  como  estoy  vagabundo  ,  {Come.) 

El  ser  membrillo  he  sentido , 

Si  esto  no  fuera  estreñido  . 

No  hay  tal  comida  en  el  mundo  : 

Rien  que  cuando  no  se  fragüe  (Come.) 

Suele  ser  algo  molesto ; 

Mas  para  que  corra  presto  , 

liiien  remedio,  echarle  agua  ;   {Dele.) 

Y  tiene,  entre  otras  señales 
De  ser  conserva  muy  rica  , 
Un  sabor  hacia  botica. 

Que  le  da  cuatro  mil  sales.      (Cowíí;.) 

El  tonto  le  trajo  aqui. 

Pensando  que  no  le  viera ; 

A  ser  guindas  no  bebiera, 

Pero  con  membrillo  si.  {DtVe.) 

El  suelo  viéndole  voy  , 

Ya  está  el  vidrillo  inhumano    (Come.) 

Con  la  candela  en  la  mano 

Ahora,  gran  goloso  soy , 

Tanto,  que  si  amante  fiel 

Quiero  alguna  dama  bella, 

Me  llego  mejor  á  aquella 

Que  se  ha  afeitado  con  miel. 

Una  vez,  sin  resistirme 

A  mi  golosina  aguda, 

Porque  me  comí  una  muda. 

Me  VI  á  pique  de  morirme; 

En  efecto ,  se  ha  acabado 

El  vidrio,  y  era  forzoso. 

Que  en  mí  vida  vi  gustoso 

Que  pareciese  pesado. 

Hinchado  estoy,  prevenir 

Quiero  agua  á  mi  dulce  pecho. 

Que  el  agua  es  mejor,  SOSpeclin. 

Para  poder  digerir :  ( l!cl>e.) 

¿Mi'mbrilliis?  no  hay  que  es|iaiitar 

Que  tan  rebeldes  estén, 

Que  hasta  en  el  árbol  también 

Son  tardos  de  madurar. 

4 


Sa/ín  </ REY,  CRIADOS,  CIIILINÜHON 
AUIiELIO,  y  un  CRuno  cnri  una  an 
lorcha  dentro  de  un  fanal. 

Triste  vengo. 


Yo  mortal. 

BEY. 

En  la  cumbre  de  ese  monte , 
Que  averigua  ese  horizonte, 
Pongamos  esta  señal. 

AURELIO. 

No  le  be  enlenditlo  á  Terco. 

REY. 

Esta  que  lijo  en  la  tierra 
Es  roja  señal  de  guerra 
Que  publica  mi  deseo. 

CHILISDRON. 

¿Amigo  Juanete? 

JUANETE. 

¿Amigo? 

CniUNDRON. 

(.4p.  Ya  el  membrillo  se  comió.) 
¿Acá  estás  también? 

JUANETE. 

¿Pues  no? 

AURELIO. 

Que  no  os  he  entendido  digo. 

BET. 

Subid  vosotros ,  soldados , 

Y  aquesta  insignia  fijad. 

AURELIO. 

Mire  vuestra  Majestad... 

REY. 

Hoy  cesarán  mis  cuidados.  • 

CHILIXDRON  (Ap.) 

¿Cómo no  obra  el  niezcladillo 
De  los  polvos  que  le  di? 

JUANETE.  [Ap.) 
Aquello  que  yo  comi 
Sin  duda  no  era  membrillo. 

CIIILINDRON.  {Ap.) 

Y  ámi  la  burla  se  hiciera 
En  haberlo  yo  gustado. 

JUANETE.  {Ap.) 

Pues  parece  que  ha  obrado 
Más  de  lo  que  yo  quisiera. 
CUILINDRON.  {Ap.) 

Y  le  estoy  temiendo  yo. 

JUANETE.  {Ap.) 
Porque  un  poco  se  deshace. 

{¡lace  gestos.) 

CHILINDRON.  {.^p.) 

Parece  que  gestos  hace. 

JUANETE. 

;Ay,  ay,  ay! 

CHILINDRON. 

(.Ap.  Ello  es,  pegó  : 
Ahora  verá  loque  trato 
Para  que  salga  mejor.) 
Vuestra  Majestad,  Señor, 
Detenga  á  Juanete  un  rato, 
Porque  puede  ir  á  contar 
A  Hipólito  tu  intención. 

RET. 

Dicn  decís. 

JUANETE. 

En  conclusión 
Vov  á...  {Quiere  Irse.) 

REY. 

Juanete,  no  os  vais. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 
Mirad... 


JUANETE. 

Señor,  advertid  que  estoy... 
(.1/).  ¿Esto  tenemos  ahora?) 

CHILINDRON.  (Ap.) 

Lo  délos  polvos  ignora. 

REY. 

¿Por  qué  os  vais? 

Jl'ANETE. 

Porque  me  voy. 

REY. 

Decidme,  ¿por  qué? 

JUANETE. 

Después 
Os  lo  diré:  yole  dejo. 

BEY. 

¿\  dónde  vais? 

JUANETE. 

Al  consejo. 

REY. 

¿Cuál? 

JUANETE. 

Al  de  cámara  es. 

REY. 

Decid ,  ¿  á  qué  vais  ahora  ? 

JUANETE. 

A  proveer  en  razón 

De  un  dulce  una  petición. 


Tiempo  hay. 


REY. 


Pues  vos  más  corrientemente 
Me  divertís. 

JUANETE. 

¿Quién? 

REY. 

Vos. 

JUANETE. 

¿Vo? 
{Ap.  Ese  perro  me  engañó;) 
SI ,  pero  estoy  muy  corriente. 

CaiLINDRON.  {Ap.) 
Lindamente  lo  he  trazado. 

JUANETE. 

(Ap.  ¡Qué  traición  tan  grande  haya!) 

Señor,  dejad  queme  vaya 

Si  no  estáis  acatarrado; 

¿Mas  qué  me  ha  de  hacer  que  huya  ? 

REY. 

Chilindron.esto  ha  de  ser. 
Por  Juanete  iréis  á  hacer 
Esta  diligencia  suya. 

JUANETE. 

Señor,  mirad  (¡ay  de  mi!) 
¡Oh ,  pesia  á  quien  me  parió ! 
Que  si  no  lo  hago  yo, 
No  puede  hacerlo  por  mí. 

REY. 

Pues  idos,  si  en  eso  estriba 
Vuestro  crédito  no  más. 

JUANETE. 

Perro,  tillo  pag;irás; 

Si  no  lo  mandáis,  ya  me  iba.    (Vasc. 

BEY. 

De  esta  manera  ha  de  ser: 
Solos  hemiis  de  quedar, 
Del  monte  en  este  pinar 
Nos  podemos  esconder. 

AURELIO. 

Advertid... 

Estáis  muy  viejo. 


BEY. 


Es  grave  dolor. 

AURELIO. 

¡Oh  qué  grande  es  vuestro  error, 
Pues  desecháis  un  consejo ! 

BEY. 

Sí ,  mas  también  llego  á  ver. 
Que  da  un  consejo  el  que  es  viejo, 
Sólo  por  dar  un  consejo , 
Y  no  porque  es  menester. 

CHILINDROtl. 

Él  vuelve  con  gran  dolor 
A  servir  al  Rey  aquí; 
CoD  la  del  martes  le  di. 

Sff/í  JUANETE. 

JUANETE. 

Dióme  con  la  del  doctor 
Aunque  va  lie  convalecido 

{.Alacár.Ccsc ) 
De  este  prolijo  accidente. 
¡Ay,  ay,  ay! 

CHILINDRON. 

Diga,  qué  siento, 
Acabe. 

JUANETE. 

Qué  he  recaído. 

CniLIN-DIlON. 

¿Dónde  va? 

JUANETE. 

Vuelvo  después; 
Déjame  ir ,  camarada. 

CHILINDRON. 

Purga  tiene  ya  cortada 
Para  trabajar  un  mes. 

(Descúbrele  arriba  la  antorcha.) 

REY. 

{Ap.  Ya  está  la  señal  segura 

A  donde  solóse  ve 

Desde  el  camino  ,  y  podré 

Ocultarme  en  la  espesura 

Del  monte.)  En  fin  ,  ¿habéis  dado 

En  contradecir  mi  amor? 

AURELIO. 

Después  de  obrar  un  rigor, 
Os  pesará  haberlo  obrado; 

Y  si  vuestras  iras  dejo. 
Siendo  cómplices  los  dos, 
No  os  culparán  solo  á  vos. 
Sino  á  quien  os  dio  el  consejo. 

BEY. 

Decís  bien,  pero  venid. 

AURELIO. 

Ello  es  fuerza  obedecer. 

BEY. 

Aurelio,  aquesto  ha  de  ser. 

AURELIO. 

Rienda  os  doy ,  males ,  sentid , 

Y  desboqúese  el  dolor 
Precipiíado  y  valiente. 

BEY. 

Suba  activo,  y  suba  ardiente , 

Sí  es  luego  ,  ál  fuego  mi  amor.  ( Vase.) 

Sale  HIPÓLITO  con  una  hacha 
encendida. 
nirÓLiio. 
A  donde  pongo  las  plantas 
Apenas  la  visla  pongo, 
Mirando  sí  á  Filomena 
Descubro  en  el  bosque  umbroso; 
Leí  el  papel  (ay  de  mi!) 
Extrañóle,  jale  lloro. 


Y  luáiilo  disculpo attianlc , 
Vov  sospechando  celoso. 
Al  abono  de  su  fe 

Le  di  mi  amor  por  lesoro ; 
¿Massiipiiebra  la  hermosura, 
Qué  importarán  los  abonos? 
Uos  años  há.  dueño  mió , 
Que  no  me  he  vislo  en  lusoji's; 
¡Qué  haya  ausencia  habiendo  amor '. 
¡Qué  li;iya  amor  habiendo  estorbos  '. 
La  antorcha  quiero  poner 
En  la  punta  de  ese  escollo. 
Aunque  si  la  seña  es  fuepo. 
¿Para  qué  la  antorcha  pongoT 
Si  llamas  de  amor  intimo  , 
Sirva  de  seña  50  propio. 
Cueestt-es  fuego  artificial, 

Y  elenient:d  el  que  arrojo. 

¡  Oh  qué  ligero  que  subo  , 

Y  que  confuso  me  ignoro! 
¿Quién  vio  linces  á  los  pies, 

Y  quién  vio  torpes  los  ojos  ? 
¡Qué  callada  esta  la  nuche! 
jLos  vientos  qué  perezosos! 
¡Los  árboles  qué  dormidos ! 
¡Qué  mudo  el  cristal  sonoro! 
Para  acecharme,  sin  duda, 
Se  piden  silencio  todos; 

El  cristal  como  parlero, 

Y  como  amante  el  Fabonio. 
Su  amor  el  mió  escribió ; 


{Sube  por  una  cuesta,  y  pone  la  en- 
torcha.) 
Mis  celos  era  más  propio. 
Ue  estos  árboles  presumo 
Ocultarme  en  lo  frondoso. 
Por  ver  si  de  esotra  parte 
Descubro  el  dueño  que  adoro.  ( Vaíf.) 

Sale  FILOMENA. 

FILOMENA. 

Desconocida  del  prarlo. 

Asustada  déla  sombra. 

Por  la  cristalina  alfombra 

Del  bosque  á  un  cerro  he  llorado. 

Voces  doy  al  monte  hueco. 

Que  en  viento  me  las  resuelve. 

Pues  despegado  me  vuelve 

Mis  propias  voces  el  eco. 

lina  Iu7.  ve  mi  temor, 

¡Oh  si  de  mi  esposo  fuera  ! 

Será  la  dicha  primera 

QuK  ha  visto  á  tiempo  mi  amor. 

Mudo  un  recelo  embaraza 

Los  pasos  que  me  han  guindo  , 

Que  cualquiera  mal  pasado 

A  otro  mal  futuro  emplaj.a ; 

Ya  no  espero  dicha  alguna , 

Siendo  la  fortuna  quien 

Me  ha  abortado,  que  también 

Pare  monstruos  la  fortuna. 

{Sube  por  el  monte  donde  está  sa 
espoto.) 
Subir  quiero ,  puesto  que  es 
Esta  la  señal  que  veo. 
¡Oh  cielos,  si  mi  deseo 
Suplir  pudiera  á  mis  pies  ! 
Peto,  ó  la  vista  me  engaña, 
O  me  lo  finge  el  temor  , 
O  otra  antorcha  miro  arder 
Del  bosque  en  esta  montaña ; 
Que  es  de  mi  esposo  recelo  ; 
En  dos  montes  miro  iguales 
Dos  prevenidas  señales; 
¿Cuál  será  (¡válgame  el  cielo  1 ) 
La  (|ue  yo  vengo  á  buscar  t 
Mayor  mi  mal  viene  á  ser. 
Que  ames  recelé  el  temer, 
Y  ahora  temo  el  dudar; 


PROr.NE  Y  FILOMliNA. 
¿Qué  prolija  confusión 
Mis  temores  atropella? 
Violenta  está  ardiendo  aquella, 
{La  de  su  esposo.) 

Y  esta  arde  con  prevención ; 

(LadelUeii.) 
Arde  esta  más  vigorosa  . 

(La  de  íueítiifsn.) 
Arde  estotra  más  prudente  ; 

(La  del  Rey.) 
Esia  dura  más  ardiente . 

{La  de  su  esposo.) 

Y  estotra  más  cautelosa  ; 

(La  del  Reí/.) 
Pues  este  indicio  preliero 
A  mi  discurso  mejor, 

(Quiere  seguir  la  dclücy.) 
Cautela  ha  sido  mi  amor. 
La  cautela  seguir  quiero ; 
Pero  sin  justa  razón 
Este  indicio  me  desvela  , 
Que  quien  supone  cautela 
También  supone  traición. 
Seguir  quiere  mi  dolor 
Este  más  ardiente  y  ciego ; 

{Yase  á  la  de  su  esposo.) 
Aquí  es  más  activo  el  fuego, 

Y  donde  hay  fuego  hay  amor. 
Aqui  con  mievos  desvelos 

(La  de  su  esposo.) 
Silencio  el  fuego  ha  enseñado , 
Si  es  fuego  disimulado  . 
Este  es  el  fuego  de  celos. 
¡,  Cuál,  pues,  cielos,  vendrá  á  ser 
i.o  que  sentirá  su  ardor  , 
Celos,  ira.  fuego,  amor? 
Los  celos  quiero  creer; 
Crean  los  celos  mis  recelos 
Con  advertida  prudencia , 
Que  nadie  lloró  una  ausencia. 
Que  no  aludiese  á  los  celos. 
Esta  senda  he  de  buscar. 
Yo  la  busco ,  y  no  la  be  h.illado  , 

(Va  á  la  del  Rey,  y  no  halla  senda.) 
Volver  quiero  á  estotro  lado , 
A  Hipólito  he  de  llamar: 
;.llipól¡to?  Aunque  veloz,  (t/ama  rícia.) 
Mi  voí  le  provoque  ciego. 
Si  no  le  ha  hallado  mi  fuego, 
¿Cómo  le  hallará  mi  voz? 
Ahora  el  discurso  empieza  , 
Con  que  arguirme  quería , 
Dejola  sofistería, 

Y  entro  en  la  naturaleza. 
Aqui  busca  mi  destino 
Estampas  á  este  horizonte  , 
Aqui  no  hallo  senda  al  nionic, 

(La  del  Rey.) 

Y  aquí  he  encontrado  el  camino  ; 

(La  de  su  esposo.) 
Pues  cuando  en  el  mal  que  ignoro 
Dudosa  el  alma  se  ve  , 
¿Cuál  de  los  dos  seguiré. 
El  que  veo  ó  el  que  ignoro  ? 
Fácil  4  este  monte  umbroso 
La  senda  vengo  á  lograr, 

Y  si  aquel  voy  á  buscar. 
Le  extraño  dificultoso: 
Pues  si  pretendió  acert:tr 
Con  sus  intentos  mi  anior , 
Quiero  elegir  el  peor, 

Y  el  seguro  he  de  olvidar. 
Hoy  mis  aciertos  se  ven 

En  la  elección  que  he  juzgado , 
Pues  nunca  vi  desdichado 
Que  hallase  fácil  un  bien. 

{Yase por  la  del  /!<•'/.) 
(Ilipíililo  taja  de  la  cuesta  con  la  an- 
torcha.) 


31 

De  mi  esposa  en  esta  calma , 

0  es  que  como  sirve  al  alma 
Lisonjea  este  sentido. 
Bajar  á  buscarle  intento ; 
lAy  esposa!  aire  veloz, 
Deja  llegar  esta  voz. 

No  la  embargue  tu  elemento. 
¿Filomena?  ¿Filomena? 
Voces  al  viento  voy  dando  . 
No  lo  escucha:  pero  ¿cuándo 
Se  oye  mejor  una  pena? 
Va  sobre  aquel  horizonte 
La  luz  mataron  mayor. 

1  Ay  de  la  luz  de  mi  honor 
Que  anda  también  por  el  monto! 
Que  erró  mi  seña  recelo  , 

Irla  pretendo  á  buscar: 
Del  monte  por  el  pinar 
Entraré. 

FILOMENA.  (Dentro.) 
¡Válgame  el  cíelo! 

HIPÓLITO. 

El  viento  que  se  aconseja 

Para  mi  piedad  veloz. 

Ya  que  me  envía  la  voz 

No  quiso  dejar  la  queja ; 

Voz ,  que  en  tan  violenta  calma 

A  suspendenne  has  venido , 

No  sobornes  al  oido 

Si  me  has  de  irritar  el  alma ; 

¿Mas  cómo  mi  aliento  deja 

üe buscar  este  rigor? 

í  Mas  qué  se  (lueda  el  dolor 

Y  no  vuelvo  á  hallar  la  (pieja  ' 
(Entra  por  una  puerta  ti  sale  por  eUa) 
Del  monte  el  rústico  pié 
lircvemente  he  examinado, 

Y  en  rojo  matiz  bañado 
Este  cabello  encontré; 
¡Hay  indicios  infelices 
Para  mi  llanto  preciso! 
Derribar  el  árbol  quiso 
Quien  le  cortó  las  raices. 

Sí  el  Rey  (¡qué  grave  pasión!) 
Pero  no  puede  ser  digo ; 
Hoy  viene  á  ser  mi  enemigo 
Mi  propia  imaginación. 
Más  indieios  liusco  sabio , 
Hizo  la  crueldad  su  oficio ; 

Sale  FILOMENA  bañada  en  sauprc, 
suelto  el  cabello  y  tin  chapines. 

Iba  4  buscar  un  indicio. 

Y  encontré  con  un  agravio. 
Ángel  bello  ,  dulce  esposa , 
Ignorado  seralin, 
¿Quién  tu  rostro  de  jazmín 
tradujo  purpúrea  rosa? 

;  Ay  OJOS  de  mis  enojos, 
A  quien  mi  dolor  provoca. 

(.Arroja  sangre  por  la  locc.) 
¡Sangre  arrojas  por  la  boca, 

Y  palabras  por  los  ojos! 
¿Quién  le  ha  podido  injuriar? 
¿Qué  activo  dolor  atroz, 

{Hace  señas  y  no  puede  hablar.) 
Te  heló  en  el  cuerpo  la  voz , 
Que  no  me  puedes  hablar? 
(¡lace  señas  que  tiene  el  daño  en  la 

lengua.) 
¡Di,  Filomena  (¡aydemi!) 
El  que  (¡ay  cielos!)  te  ultrajó, 

(.Señala  con  la  cabeza ,  y  las  manos.) 
¿Te  cortóla  lengua?  no, 
¿Ú  te  hirió  la  lengua?  si. 

(Hace  señas  que  no ,  y  que  sí.) 
Filomena ,  di ,  ¿qué  ha  sido? 
Pur(|ue  JO  te  vengaré; 

{Toma  sangre  en  la  mano.) 


Sangre  me  dices  que  fué ; 

,'.Oue  mi  sangre  le  ha  ofendido  ? 

Ahora,  males,  ahora , 

Acabadme  de  malar; 

l.a  ofensa  be  de  examinar. 

üime,  ícónio  fué.  Señora? 

{Quila  la  daga  á  Hipólito,  y  hace  señas 

que  quiere  escribir  en  la  arena.) 
¿Tumi  acero  para  mí? 
¿.No  ves  que  ya  csloy  mortal  ? 
¿Escribir  quieres  lu  mal 
Kn  la  rubia  arena? 

FILOMENA. 

Si. 


CO.MEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DO.N  FRANCISCO 

HIPÓLITO. 

Matarme  intenta  (;quées  esto!) 


Alivi; 


HIPÓLITO. 

Escribe:  de  celos  rabio. 

{Escribe  sobre  la  arena,  y  lee  él.) 
«Tuhernianoel  Rey...»  (qué  inliell) 
Nuuca  faltará  papel 
l'ara  escribir  uu  agravio. 
(Lee.)  «Vengativo  , fué  Urano 
Ooiitra  la  divina  ley;» 
Dejar  quiero  sólo  al  Rey, 
Quiero  borrar  el  hermano.      {Horre.) 
{Lee.)  «Hizo  en  mí,  luvo  podur.-.a 
jAy  pena !  ay  amor !  ay  honra : 
¡Que  alumbre  yo  mi  deshonra  ! 
[Lee.)  tTodo  loque  pudo  hacer...» 
¡  O  si  activo,  ó  si  feroz. 
Para  aliviar  mis  pasiones, 
Te  quitara  las  acciones 
Quien  te  ha  quitado  la  voz ! 

(Borra  la  arena.)  \  Siendo 
.\rena  vil,  ¿cómo  ahora 
Guardas  letras  de  mi  acero? 
;  No  le  mataras  primero , 
Y  no  lloraras  ahora ! 
¿Huyes  de  mi, porque  intente 
Esla  desdicha  templar? 
Contigo  quiero  llorar 
.Mi  pena:  espera. 

{\ase  Filomena.) 


Después  de  mi  deshonor? 

ACRELIO. 

Desbocóse  su  rigor, 
Y  no  parará  tan  presto. 

HIPÓLITO. 

Pues  déjame  de  esla  suerte 
Vencer  su  ira  repelida, 
Daré  á  mi  deshonra  vida 
Si  doy  á  mi  vida  muerte. 

AURELIO. 

I  Pues  quién  te  ha  dicho ,  Señor, 
Si  ya  lu  mal  no  lo  adviene. 
Que  con  lograr  una  muerte 
un  deshonor? 


Sa/e  AURELIO. 

AURELIO. 

Detente; 
¿Dónde  vas? 

HIPÓLITO. 

Sigo  cruel 
Mi  agravio. 

AURELIO. 

Témplate  sabio , 
Que  con  pensar  el  agravio , 
Podrás  morirte  sin  él. 

HIPÓLITO. 

Espérame,  Filomena. 

AURELIO. 

Quiérete  avisar  primero... 

HIPÓLITO. 

¿Por  qué  me  llevas  mi  acero. 
Si  me  has  dejado  tu  pena? 

Al'RELIÜ. 

Que  el  Rey... 

HIPÓLITO. 

¡Ay  honra  perdida ! 

AURELIO. 

Intenta... 

HIPÓLITO. 

Pasos  turbados , 
¿Qué  esperáis? 


Con  cien  soUiaJos.. 

HIPÓLITO. 


AURELIO. 

Quitarte  la  vida 


Deja  .déjame  pasar. 

AURELIO. 

Va  que  no  he  podido  sabio 
Estorbar  tu  grande  agnvio , 
Tu  muerte  quiero  estorbar. 

HIPÓLITO. 

¿  Cómo  atajar  puedo  yo 

El  fuego  en  que  llego á  ardor? 

AURELIO. 

ida  puede  ser, 
lerte  no. 

HIPÓLITO. 

Dame  un  alivio  á  mi  pena , 

sangre  y  mi  amigo. 

AURELIO. 

El  cielo  tiene  castigo. 
Padre  tiene  Filomena. 

HIl'ÓLITO. 

Pnes  para  vengarme  yo 

Del  deshonor  ([ue  hay  en  mi, 

¿Me  darás  remedio? 

AURELIO. 

SI. 

HIPÓLITO. 

¿Me  darás  ayuda? 

AURELIO. 

No. 

HIPÓLITO. 

Ayudarme  es  justa  ley, 
Criándome. 

AURELIO. 

¡Estoy  mortal; 

.HIPÓLITO. 

¿Qué  respondes? 

AURELIO. 

Soy  leal. 

HIPÓLITO. 

¡Y  el  Rey,  mi  hermano! 

AURELIO. 

Es  mi  R( 

HIPÓLITO. 

¿Qué  he  de  hacer  para  mi  pena 

AURELIO. 

Segunda  vez  te  Índigo: 
El  cielo  tiene  castigo, 
Padre  tiene  Filomena. 

HIPÓLITO. 

Pues  suba  mi  queja  al  cielo. 

AURELIO. 

Baje  al  dolor  mi  tardanza. 

HIPÓLITO. 

Mi  agravio  pide  venganza. 

AURELIO. 

Llanto  pide  mi  desvelo. 


DE  ROJAS 

HIPÓLITO. 

A  Atenas  quiero  partir. 

AURELIO. 

A  mi  Rey  he  de  ayudar. 

HIPÓLITO. 

Ya  yo  me  voy  á  vengar. 

AURELIO. 

Y  yo  me  quedo  A  morir. 

HIPÓLITO. 

La  venganza  es  justa  ley , 
Hoy  mi  enojo  ha  de  irritarle. 

AURELIO. 

¡Quién  pudiera  ir  á  ayudarle , 

Y  quedarse  con  su  Rey ! 

HIPÓLITO. 

Filomena,  ya  me  voy. 

AURELIO. 

Infante,  el  cielo  le  guarde. 

HIPÓLITO. 

¿Cuándo  nos  veremos? 

AURELIO. 

Tarde 

HIPÓLITO. 

¡Mármol  quedo ,  fuego  soy '. 

AURELIO. 

Mira  no  te  hallen  aqui. 

HIPÓLITO. 

No  es  mi  injuria  lan  dichosa. 

AURELIO. 

Pues  yo  guardaré  á  tu  esposa. 

HIPÓLITO. 

Ya  está  más  segura  así. 

AURELIO. 

Pues  temor  mío ,  esperanza. 

HIPÓLITO. 

Pues  deshonra  inia ,  enojos. 

AURFLIO. 

Lagrimas,  cansados  ojos. 

HIPÓLITO. 

Venganza ,  cielos ,  venganza^ 


JORNADA  TERCERA. 

Salen  PROGNE  t  LIDIA. 


Deja,  Señora,  el  rigor 

De  tu  pena  y  tu  desvelo , 

Que  el  llamo  es  todo  consuelo, 

Y  lodo  le  haces  dolor; 
¿Lloras  de  celos  ó  amor? 
Este  efecto  que  en  ti  veo, 
Que  estoy  sintiendo,  no  creo 
Que  nace'  á  un  tiempo  y  espira ; 
Dime,¿es  fuego  de  lu  ira, 

O  es  ardor  de  tu  deseo  ? 

PROGiy'E. 

Este  mal  que  en  mis  desvelos 
Violento  el  alma  ha  sentido. 
Es  achaque  de  un  olvido 
Con  accidentes  de  celos; 
Quejas  les  doy  á  los  cielos , 

Y  á  mi  dolor  doy  la  palma ; 
Estos  que  en  suspensa  calma 
Exhalo  libios  despojos. 

No  lágrimas  de  los  ojos , 
Trasudores  son  del  alma. 
Libia ,  yo  te  quiero  bien , 
Contigo  he  de  consolarme , 
Por  ver  si  con  referirlas 
Pueden  mis  penas  templarse; 
El  rey  Teréo,  mi  esposo, 


^'u  rey  de  bs  voluntades. 

Muy  dueño  de  su  albedrío, 

Muy  marido,  y  poco  amaule , 

llubiá  tres  años  y  más 

(Pero  déjame  que  extrañe , 

Cuando  los  lloro  por  siglos  , 

Ouiitar  por  años  mis  niales), 

Que  se  desposó  conmigo 

k.n  el  reino  de  mi  padre , 

Siendo  un  poder  instrumento 

Para  unir  lazos  iguales. 

Viúme,  extrañó  mi  hermosura; 

Mírele,  empezó  á  agradarme; 

Habléle ,  admírele  esi|Uivo; 

Fingióme,  baílele  mudable; 

Vio  á  mi  hermana ,  es  muy  bermosa, 

Adoróla  por  instantes. 

Porque  una  ajena  hermosura 

La  hace  el  deseo  más  grande ; 

Esquiva  la  bailó  á  sus  ruegos, 

A  mi  sus  iras  atable , 

Ve  que  soy  su  esposa  yo , 

Que  es  Filomena  mi  sangre, 

Y  ciego  al  mayor  delito, 
Sordo  á  las  diticultades , 
(Como  es  pasión  de  ios  hombres 
Picarse  de  los  desaires 

Y  recompensar  á  un  tiempo 
Las  finezas  con  ultrajes) 
Con  ser  yo  quien  le  adoraba 

Y  ella  quien  quiso  olvidarle, 
La  buscó  como  imposible, 

Y  me  olvidó  como  fácil. 
Venimos  áTracia(¡ah  cielos, 
Nunca  el  viento  favorable 
Del  trinquete  y  la  mesana 
Higiera  el  blanco  velamen!), 

Y  en  ella  una  noche  el  Key , 
Ya  sin  poder  refrenarse 

De  su  delito,  eligiendo 

A  la  sombra  por  imagen, 

Solicitó  (estaba  ciego) 

Con  mi  hermana  (no  fué  amante). 

Que  no  sabe  violentar 

Él  que  amar  dispuesto  sabe : 

Kntre  Dores  del  silencio 

Oculta  disimularse. 

Para  inlicionar  su  fama. 

Mal  intencionado  áspid. 

Libróse  mi  hermana,  y  yo, 

Kompiendo  dificultades. 

La  aconsejo  que  á  su  reino 

Se  retire  con  mi  padre. 

Mi  amor  templa  el  imposible, 

A  mis  celos  su  fe  aplaude. 

Siendo  esta  la  vez  (|ue  celos 

Permitieron  lisonjearse. 

Y,  en  fin,  una  oscura  noche. 

Que  á  la  estrella  que  la  aplaude 

La  bailó  para  el  daño  lija, 

^  anduvo  á  buscarla  errante, 

f-alió  á  recibir  su  esposo 

I  or  la  cristalina  margen. 

Que  con  pólvora  de  plata 

Ksas  dos  montañas  bate. 

Cuatro  meses  há,  que  ausente 

Lloro,  sin  saber  quejarme, 

Lágrimas  que  de  mis  ojos 

Por  mi  rostro  al  labio  parten; 

Y  como  entran  por  la  boca 
De  mis  penas  al  mar  grande, 

Y  de  este  mar  de  mi  pecho 
Son  los  ojos  manantiales  , 
Saliendo  otra  vezpo--  ellos, 

A  un  tiempo  muiTcn  y  nacen, 
Kn  perlas  al  proceder, 

Y  al  fallecer  en  corales; 
Filomena  no  parece. 
De  Hipólito  no  se  sabe; 

No  sé  si  á  su  reino  huyeron. 
Ni  sé  tampoco  en  qué  parle 
Pueden  haberse  ocultado; 


PKOGNE  Y  FILOMENA, 
Sólo  sé,  que  al  preguntarles 
A  los  criados  del  Rey 
•Si  de  Filomena  saben. 
Aun  callando  con  la  voz 
Lii  dicen  con  el  semblante. 
Alguna  desdicha  temo. 
Que  á  quien  infelice  nace, 
Las  que  entraron  eu  sospechas 
No  saldrán  sin  ser  verdades. 
El  Rey,  mi  esposo ,  estos  dias 
Quejas  repite  á  los  aires , 

Y  en  la  mano  de  su  ira 
El  cetro  por  asta  blande; 
Quéjase  para  consigo. 
Sin  dejar  comunicarse. 
Cuantos  consagra  á  sus  iras 
Son  sacrificios  mentales. 
Divertido  muchas  veces, 

Y  pocas  veces  constante, 
Mace  como  que  me  quiere. 
Sin  querer  hacerlo  que  liaco: 
Si  quiere  fingir  conmigo 

Me  finge  de  tan  mal  arte. 
Que  aiiuello  que  es  aplaudirme 
Sirve  más  para  enojarme. 

Y  en  fin 

LIBIA. 

Detente,  Señora. 

PROííNE. 

¿Por  qué ,  Libia? 

LIBIA. 

Que  el  Rey  sale. 

PROGNE. 

Vete,  pues. 

LIBIA. 

Ya  me  retiro. 

PBOCNE. 

A  este  lado  he  de  apartarme. 

Salen  EL  REY,  CIIILINDRON 
Y  AURELIO. 


Y  vos,  Aurelio,  dejadme. 

AlRtLlO. 

Ya  le  dejo  á  vuestra  Alteza. 

REÍ. 

¿No  os  vais? 

CHILINDBON. 

No  me  voy. 

AURELIO. 

Pesaros, 
No  os  quisiera  tan  piadosos. 
Ya  que  me  rendis,  nialailme.    (Vase.) 

REY. 

¿No  os  digo  que  me  dejéis? 

CniLINDBON. 

No,  Señor,  antes  mandaste 
Que  no  me  fuese. 

REY. 

Mentís. 

CHILINDRÜN. 

Hablé  por  boca  de  sastre.  {Vase.) 

REY. 

¿Soy  el  primero  en  el  mundo, 
Que  sacrilego  profane 
Del  templo  del  Dios  vendado 
Imaginarios  altares? 
ÁTan  gran  delito  es  en  mi 
Ser  activo  siendo  amante? 
¿Qué  circunstancia  un  error 
A  la  Majestad  añade, 


(,tne  el  que  en  el  vasallo  es  leve, 
En  el  rey  viene  á  ser  grave? 
Pero  esto  ya  lo  conozco : 
La  nube,  que  al  viento  nace, 
Mancha  que  cuajó  la  tierra , 
Porque  al  sol  rubio  le  empañe, 
Cuando  en  la  falda  de  un  monte 
A  empapar  las  llores  yace. 
No  extraña  que  al  monte  ofenda , 

Y  admira  que  al  sol  apravie; 

Y  es,  que  al  sol  cualquici  a  sombra. 
Cualquiera  niebla  es  baslaiitc 

Para  hacerle  que  no  luzca. 
Por  ser  rey  de  astros  brillantes; 
Pero  á  la  tierra  no  importa 
Que  oscuras  nieblas  la  manclicn , 
Poniue  ella  es  poco  elemento, 

Y  el  sol  es  planeta  grande. 
El  rey  es  sol  de  la  tierra, 
Los  vasallos  son  capaces 
De  padecer  yerros  viles 

Que  en  el  rey  fueran  más  graves; 
En  él  se  ven  como  á  sol, 
Aqui  entre  sombras  se  esparcen. 
Allá  entre  luces  se  admiran; 
Luego  son  más  disculpables 
Errores  que  hace  un  vasallo 
Que  delitos  que  un  rey  hace. 
¡Que  conociendo  mi  mal 
No  sepa  yo  remediarle! 
;Que  hallase  camino  al  yerro, 

Y  á  la  enmienda  no  le  halle! 

Y  este  amor,  que  ya  venciendo 
Por  segundas  causas  arde. 

Ya  no  es  llama  de  mi  fuego, 
Rebeldía  es  de  mi  sangre. 
iQue  Progne  me  esté  adorando, 

Y  yo  obstinado  á  mismales, 
Cnanto  me  ofrece  en  finezas, 
Kn  viles  despegos  pague! 
jQiie  lio  olvide  á  Filomena . 

Y  que  en  Tracia  no  la  halle 
Buscándola!  ¿Quién  vio  á  alguno. 
Que  al  mismo  que  guiere  agravie  ? 
El  oro,  pues,  de  mi  fe , 

O  se  acendre  ó  se  quilate 
En  su  pecho,  que  es  adonde 
Se  acrisolan  voluntades; 
Progne  en  mi  memoria  viva. 
{Vuelve  ¡a  cara ,  y  halla  Progne). 

PROGNE. 

El  cielo.  Señor,  te  guarde , 
fura  que.  como  en  el  alma. 
En  los  albedrios  mandes. 

REY. 

Escúcheme  vuestro  Alteza. 

PROGNE. 

Va  vi  salir  de  la  cárcel 
De  tu  pecho  á  tu  dolor  , 

Y  con  silencio  cobarde, 
Temiendo  como  infeliz, 
Dudándote  como  fácil. 
Mientras  duraba  ese  afecto. 
Que  en  ti  suele  ser  mudable, 
Como  e.s  manjar  de  mi  amor 
Ese  incendio  que  repartes, 

A  mi  deseo  mandé 

Que  con  tu  voz  se  regale. 

REY. 

Sabe  el  cielo.  Progne  hermosa, 
Que  sois  la  divina  imagen 
Donde  mi  veneración 
Postrada  obediente  yace. 

PROGNE. 

Aunque  ese  amor  que  tenéis 
No  se  eternice  durable. 
Agradeceros  deseo 
Que  deseéis  siquiera  amarme; 
Para  las  tristezas  mías 


COMEDIAS  KSCOUIDAS  DE  DON  FKANCISCO  DE  KüJAS. 


Fué  antldolu  suludable 
Vut'Stro  deseo,  que,  en  lin. 
Aunque  el  mérito  os  engañe. 
El  (|ue  entra  A  ser  deseoso 
l'uedeser  mañana  amante. 

FET. 

Pues  ¿de  qué  es  vuestra  tristeza? 

PHOCSE. 

Filomena  ha  sido  parte 
De  mi  cuidado  en  su  ausencia, 
Ue  su  pérdida  en  mis  males, 
Supuesto  que  no  la  hallan. 
Ya  en  rios,  ó  ya  en  volcanes. 
Lágrimas  que' ciistal  cobra, 
Suspiros  que  guarda  el  aire. 

BET. 

( \p.  ¡Ay,  de  mi!  que  con  el  nombre 

Vuelvo  otra  vez  á  abrasarme, 

Pues  de  la  herida  del  alma 

Se  ha  refrescado  la  sangre.) 

Unos  pastores  dijeron. 

Que  con  mi  hermano  y  su  amante 

Fugitivos  por  el  monte 

Se  huyeron,  y  el  cielo  sabe 

Que  á  encontrar  quien  me  ofendió 

(>on  celos  para  mi  ultraje. 

Átomos  le  hiciera  leves; 

l'ero  mis  temeridades , 

Encontrando  á  Filomena... 

PROGNE. 

En  fin,  Señor,  ;,la  encontraste? 
V ¿donde  esta  Filomena? 

REY. 

Yo  no  la  he  visto.  {Ap.  Pesares, 
¿No  se  librará  mi  voz 
De  mis  penas  inmortales? 
Mi  amor,  mi  voz,  mis  oidos. 
Todos  están  incapaces.) 

PR0G>E.  {Ap.) 
Subió  mi  agravio  á  su  lengua, 
Su  rigor  hizo  el  examen. 
Porque  la  lengua  de  un  rey 
Es  centro  de  las  verdades. 

BEV.  {Ap.) 
Pues  no  fingir,  sentimientos. 

PROGNE.   {Ap.) 

Pues  lágrimas,  anegadnie. 

REY.  (.ip.) 
Vístase  mi  voz  de  injurias, 
^o  mi  dolor  de  disfraces. 

PROG\E.  {Ap.) 
Los  suspiros  que  reprimo, 
¿A  qué  esperan,  que  no  salen, 
Fuego  elemental  que  sube 
A  inventar  región  mas  grave? 

RET.  {Ap.) 
A  Filomena  no  olvido; 
Arda.  pues,  inexpugnable 
Este  incendio,  porque  al  viento 
Con  nueva  forma  se  cuaje. 

PROGNE.  (.1;;.) 
Que  si  encontró  á  Filomena, 
SiiMido  cruel,  aunque  amante , 
Claro  está;  mas  no  es  posible , 
Aum|ue  mi  estrella  lo  allane , 
(,lue  con  todo  su  deseo 
'l'üda  su  deidad  profane. 
RET.  {.Ap). 
Vojme,  pues... 

PRO.XE.  {Ap.) 

Yo  me  retiro... 
REY.  (4p.) 
A  buscar  las  soledades 
A  mi  pena. 


PROCME.  (Ap.) 
A  que  mi  indicio 
Kste  agravio  desentrañe. 
RF.Y.  {Ap.) 

Y  al  ciclo  constante  juio  , 
Que  si  Gira  vez  la  encontrase... 

PROGNE.  {Ap.) 

Y  á  los  dioses  doy  palabra, 
nuesi  hay  ofensa  en  mi  sangre... 

RET.  {Ap.) 
Segunda  vez,  callar  quiero. 

PROCNK.  {Ap.) 
Con  su  acero...;  pero  callen 
.Mis  venganzas. 

1.EY.  {.Ap.) 
Yo  me  voy. 

PROGNE.  {Ap.) 

¡  Ah!  ¡quién  pudiera  apartarse 

IJesI  misma! 

REY. 

{\p.  ¡Quién  pudiera 
Templar  mis  ansias  mortales!) 
(iuarde  el  cielo  á  vuestra  Alteza, 
l'rogne  hermosa. 

PROGNE. 

El  cielo  os  guarde. 
ÍYanse). 

Sale  FILOMENA  vestida  de  pieles,  y 
una  daga  desnuda. 

FILOMENA. 

Muere,  indómito  bruto  coronado 
l'.n  la  verde  república  del  prado; 
.Muere  de  aquesta  suerte ;      [muerte. 
Porque  eres  rey,  no  más,  te  doy  la 
Si  desde  Albania,  fugitiva  fiera, 
!)e  Tracia  te  viniste  a  la  ribera, 
l'orque  el  sueño  te  engaña 
Que  tu  enemigo  corre  á  la  campaña, 
Aquel  pino  que  mira  ese  horizonte. 
Que  es  rey  vegetativo  de  este  monte, 
Postrarlo  presto  espero 
Al  arrojado  Hlode  mi  acero, 

Y  deshojar  esperen  mis  rigores  [res. 
Al  clavel,  porque  es  rey  entre  las  llo- 
Sanó  mi  lengua,  tiene  voz  mi  labio, 

Y  está  obrando  la  herida  del  agravio; 
Pues  fáltele  á  mi  luz  la  luz  del  dia, 

Y  el  luminar  mayor  la  niebla  fría 
Ferie  á  la  luz  del  sol  comunicada, 
Kmbolado  halle  el  filo  de  mi  espada. 
Hollando  al  ofensor,  pues, de  mi  agra- 

[vio. 
Mi  voz  se  anegue  entre  mi  lengua  y 
Csla  fuente  serena  [labio; 

ürote  cristal,  y  se  transforme  arena. 
Siegue  la  yerba  el  sol  que  mece  el 

[viento. 
Mis  iras  sirvan  para  mi  alimento, 
.\unca  llegue  á  colmarse  mi  esperan- 
si  del  Rey  no  tomare  la  venganza,  [za. 
Tan  satisfechas  mis  temeridades , 
Que  á  mi  ejemplo  se  imiteu  las  cruel- 

[dades. 
Dos  años  há,  que  sola  en  esle  monle 
Me  averiguan  las  luces  de  Faclontc; 
Apenas  escondida  en  la  aspereza , 

Y  de  un  roble  en  la  rústica  corteza 
liesista  el  valor  mió 

l.as  inclemencias  del  invierno  frió; 
Va  mi  amor  de  ser  ciego  es  lince  sa- 
[biü. 
Ya  todo  mi  cuidado  es  de  mi  agravio: 
Cielos,  pues  os  movéis  con  tal  mn- 
[danza, 
Infundidme  la  estrella  de  venganza; 
Fiera  soy  vuestra ,  montes  vigilantes, 
^  á  mis  penas  igualo  los  instantes. 


Alma  me  falta,  pues  me  falta  honra: 
(¡Cómo  gasta  la  vidala  deshonra!) 
O  si  al  guardado  agravio  que  consiento 
Sirviera  de  polilla  al  pensamiento. 
Para  que  en  la  custodia  de  mis  venas 
Me  royera  la  tela  de  mis  penas! 
El  aire,  el  ave,  y  el  cristal  sonoro. 
Todos  hallan  venganza,  y  yo  la  ignoro. 
Aquel  monle,  que  primero 
Sufrió  al  año  ofensas  mil. 
Ya  le  desagravia  Abril 
De  las  injurias  de  Enero; 
Del  ave  el  curso  ligero 
Halló  su  consorte  igual, 

Y  el  fugitivo  cristal 

Halló  el  centro  á  su  corriente; 
Pero  mi  mal  solamente 
Se  descuenta  con  mi  mal. 
Clicie,  que  al  sol  enamora , 
Si  con  ingrato  arrebol 
Suele  marchitarla  el  sol, 
La  reverdece  la  aurora; 
Nube  que  el  reüejo  dora. 
Aunque  vierta  su  cristal , 
La  entrega  nuevo  caudal 
Aquel  vapor  diligente; 
Pero  mi  mal  solamente 
Se  descuenta  con  mi  mal. 
Heina  la  rosa  divina 
liel  clavel  y  de  la  flor. 
Para  manos  de  rigor 
Conserva  arqueros  de  espina; 
Yedra  allí,  al  riesgo  vecina, 
No  encuentra  consorte  igual, 

Y  con  amor  natural 

La  abraza  el  olmo  prudente; 
Pero  mi  mal  solanienle 
Se  descuenta  con  mi  mal. 

{Tocan  cajas  i  marchar  dentro). 
Arminio...  pero  eloidu  me  ha  enga- 
[ñado, 
O  el  pino  hiere  al  parche  remeudaUo, 
Que  es  mi  deshonra  infiero. 
Que  anda  juntando  fuerzas  á  mi  acero. 
l.éjos  el  son  se  proporciona  sabio: 
¡Qué  bien  suena  esta  música  á  n.i 
Parece  que  ha  cesado;  [agravio! 

{Cesa.) 
¡Si  mi  deseo  acaso  me  ha  engañado, 

Y  viendo  la  venganza 

Se  revistió  mi  oido  en  la  esperanza! 
¿Ilusión  es,  que  quién  en  esta  tierra 
Los  indicios  marciales  de  la  guerra 
Puede  haber  irritado. 
Si  no  los  acaudilla  mi  cuidado? 
Dejar  quiero  el  recelo, 

Y  quiérome  volver  al  desconsuelo. 
A  la  noche  sigue  el  dia. 

La  calma  á  la  tempestad, 
Al  viento  serenidad, 
\  ence  el  sol  la  niebla  fría; 
A  la  pena  el  alegría, 
lil  desengaño  al  encanto; 
Al  llanto  el  suave  canto. 
Sigue  el  olvido  al  amor; 

Y  sólo  de  mi  dolor 

ICs  consecuencia  mi  llanto. 
Sanidad  goza  también 
Kl  accidente  mortal; 
i'.ualquiera  pensión  de  un  mal 
Tiene  el  desquite  de  un  bien; 
De  la  adversidad  no  hay  quien 
Vencer  no  acierte  el  encanto, 
Deshonra  hay,  que  cesa  en  tanto 
Que  se  procura  un  rigor, 

Y  sólo  de  mi  dolor 

Es  consecuencia  mi  llanto. 

{Tocan  en  otra  parle),  [üúo 
So  hay  bien  alguno  ;  pero  á  aquesic 
Segunda  vez  el  parche  se  ha  queja.! o. 


Y  lan  cerca  los  golpes  he  semillo 
Que  mi  voz  no  es  capaz  para  mi  oiilo. 

{Tocan  en  dos  parles.) 
A  estotro  lado  penelrarine  aguardo 
Ln  la  aspereza  de  este  monte  pardo; 
Pero  á  estotra  también  nuevos  acen- 
[los 
La  raridad  asustan  de  los  vientos. 
Por  dos  distintas  partes 
Bélicos  instrumentos ,  y  estandartes 
Kntoldan  la  región  del  aire  vano; 
Per»  en  el  hueco  deste  rohlecano 
P.etirarnie  procuro. 
De  su  corteza  hacer  pretendo  muro, 
Iras  de  mis  enojos, 

Y  sólo  del  corriente  de  mis  ojos. 

Escóndese  detrás  del  roble ,  y  salen 
HirÚLITü  TPA^UUO^.  cada  uno 
por  su  puerta,  vestidos  de  lulo. 
niPÓLiTu. 

Aqni  en  este  monte  fué, 

Aquí  fué.  Señor,  aquí, 

El  espec'.áculo  triste 

De  mi  tragedia  infeliz. 

Esta  es  la  Inicia,  Pandron, 

Y  oculto  le  traigo  á  ti. 
Para  que  de  tu  venganza 
Tomes  el  felice  Un, 

Pur  holladas  sendas,  no, 
Por  ásperos  montes,  si ; 
Sentidos  no  hemos  de  ser 
Del  viento  apenas  sutil; 
Tanto  como  el  valor  propio 
Ls  necesario  el  ardid; 
Disimulado  se  queje 
El  alambor  y  el  clarin. 
Ya  en  Tracia  desembarcaste 
Para  tan  honrosa  lid 
Con  cuarenta  naves  tuyas, 
Atenienses  veinte  mil. 
De  repente  los  cojamos 
Disimulados  asi. 
Porque  a  un  mismo  tiempo  sea 
El  vencer  y  el  embestir. 
Por  la  muerte  de  mi  honor 
Funesto  luto  vesti, 

Y  hicieron  nocturnas  aves 
Honras  a  mi  fama  alli. 
Aqui  deshojó  Teréo 

La  llor  del  mejor  jardin, 

Y  de  su  purpúrea  sangre 
Cobró  ese  arroyo  matiz. 
En  el  padrón  de  esa  arena 
Yo  propio  la  vi  escribir 
Letras,  que  desde  los  ojos 
Al  corazón  traduci. 

De  ai|uel  ignorado  monte 
En  la  rústica  cerviz. 
Con  mi  fuego  elemental 
El  material  encendí. 
Alli...  pero  ya  lo  sabes. 

PATlDROn. 

Calla,  Hipólito  (ay  de  mil) 

Y  bástele  a  mi  desdicha, 
Que  tan  gran  deshonra  oi , 
Sin  que  para  el  llanto  mío 
Lo  vuelvas  á  repetir. 

El  cristal  de  esos  arroyos 
Reducir  cuido  encarniin, 

Y  en  el  rio  de  su  sangre 
(iordan  de  humor  más  sutil) , 
De  mis  decrépitas  canas 
llemozar  pienso  el  jazinin. 
Muera  Teréo ,  mas  sólo 

Una  desdicha  temi; 
(Jue  Progne,  mi  amada  hijs, 
(Lagrimas,  ¿á  que  veiiisí) 
Ha  de  ser  despojo  infame 
Del  cruel  Teréo,  s: 


PP.OGNE  Y  KILOMLNA. 
\o  la  hurtamos  i  la  saña 
De  su  impiedad. 

HIPÓLITO. 

Más  feliz 
Nos  ha  de  ayudar  la  estrella, 
Que  agravios  sabeinüuir; 
Ya  he  enviado  á  llamar  á  Aurelio, 
Mi  tio,  para  ese  lin. 
Con  una  secreta  espía 
Que  será  nuestro  adalid 
Que  nos  guie,  y  que  le  avise, 
i'ara  que  te  pueda  oir 
Del  palacio,  y  desde  entonces 
De  uno  y  otro  rebellín. 
Que  á  los  embates  del  cierzo 
lia  sabido  resistir. 
Tal  incendio  he  de  forjar, 
Queá  un  tiempo  cuido  afligir 
Al  cielo  con  fuego  noble, 
V  al  sol  con  ceniza  vil. 
¡Ásperos  montes  de  Tracia , 
Que  á  Filomena  encubrís, 
Si  está  Filomena  viva! 
;Si  vive  mi  prenda'. 

FILOMENA.  (Dentro.) 
Si. 

HIPÓLITO. 

El  eco  me  ha  respondido. 
Volver  quiero  á  permitir 
La  voz  a  mi  lengua  muda. 
Yo  vuelvo  á  hablar. 

PANDUO:». 

¡Ay  de  mi! 
Que  por  consolar  á  Progne, 
.\  Filomena  perdí. 

niPÓLITO. 

¿Veré  yo  6  mi  esposa? 

FILOMENA.  [Dentro.) 
No. 

HIPÓLITO. 

Eco  del  monte  gentil, 
¿I'ara  qué  me  das  consuelos 
¿i  has  de  volverme  á  alligu? 
¿Uime  si  podré  encontrarla, 
^  a  que  respondes  asi , 
Con  venganza? 

riLOMEMA.  (Dentro.) 
Con  venganza. 

HIPÓLITO. 


Ko  quede  rubio  pensil, 
A  quien  Mayo,  rey  del  año, 
Bordó  de  rosa  y  jazmín, 
Que  cárdeno  de  mis  iras 
^o  se  reduzca  á  alhelí. 
Venganza,  al  arma,  venganza. 

FiLOME.NA.  (Dentro.) 
Venganza,  al  arma,  venganza. 

HIPÓLITO. 

Montes,  eso  si,  eso  sí, 

En  mi  venganza  y  mi  agravio 

La  indignación  revestid. 

PANDROn. 

Si  no  me  engaña  la  vista , 

Miro  unancjjiio  venir 

Desde  aquel  monte  á  este  llano. 

HIPÓLITO. 

Aurelio  es,  llégate  aqui. 
Sale  AURELIO. 

AURELIO. 

Yo  soy,  Aurelio,  yo  soy. 
Discreta,  y  piadosa  vid. 
Abraza  el  olmo  caduco. 


Que  cortejó  tanto  Abril; 
Dame  los  ¡liés,  ¡oh  Pandron! 

PANDRON. 

Porque  descansara  asi. 
Los  brazas  del  alma  mia 
fe  quisiera  prevenir. 

HIPÓLITO. 

¿Hallóte  el  criado? 

AURELIO. 

Hallóme. 

HIPÓLITO. 

¿líccibiste  el  papel? 

AURELIO. 

Si. 

HIPÓLITO. 

¿Súpolo  el  Rey? 

AURELIO. 

No  lo  supo. 

HIPÓLITO. 

¿Te  ha  visto  alguno  partir? 

AURELIO. 

No  me  ba  visto. 

PANDROS. 

¿Progne  es  viva? 

AURELIO. 

Desquitarla  á  un  tiempo  vi 
A  la  pensión  del  llorar 
El  desvelo  del  vivir. 

HIPÓLITO. 

¿Y  Filomena? 

AURELIO. 

No  sé. 

HIPÓLITO. 

¿Pues  cómo? 

PANnBOJi. 

Muerte,  venid. 

AURELIO. 

No  ha  parecido  en  el  monte. 

HIPÓLITO. 

¿Y  Teréo? 

AURELIO. 

Estádeailui... 


¿Dónde? 

AURELIO. 

Una  legua. 

HIPÓLITO. 

¿En  la  quima 
Del  bosque? 

AURELIO. 

Dejóle  alli; 
¿V  i  qué  me  llamas? 

HIPÓLITO. 

Escucha. 
No  eres... 

AURFLIO. 

Puedes  proseguir. 

HIPÓLITO. 

El  que  fué... 

AURELIO. 

¿En  qué  te  detienes? 
HIPÓLITO. 
¿Mi  amigo? 

Siempre  lii  luí. 

HIPÓLITO. 

¿No  eres  leal? 

AURELIO. 

Soy  tu  sangre. 

HIPÓLITO. 

Pues  ove  mi  intento. 


ítJ 


Mi  agravi 


AtRLLIU. 

Di. 

HIPÓLITO. 

I  inleiilo  vengar. 

AUnELIU. 

;.üe  qué  manera  ha  de  ser? 

HIPÓLITO. 

Üe  ti  me  vengo  i  valer. 

AURELIO. 

¿Cómo? 

HIPÓLITO. 

Til  me  ll:l^  lie  ajudir. 

ALUELIO. 

¿Conlra  quién? 

HIPÓLITO. 

Conlra  mi  lierm 

ALRELIO. 

Esa  fuera  desleallad. 

HIPÓLITO. 

¿No  es  primero  mi  amistad? 

AURELIO. 

No  es  primero. 

HIPÓLITO. 

Pues  en  vano 
A  este  monte  le  llamé. 


HIPÓLITO. 

¿Til  no  me  has  aconsejado 
Aquesta  guerra? 

AURELIO. 

Asi  fué. 

HIPÓLITO. 

¿Pues  cómo  intentas  negar 
Lo  que  tu  labio  irritó? 

AURELIO. 

Si,  mas  no  te  dije  yo 
Uue  te  habia  de  ayudar. 

PANDRON. 

Si  en  tu  amor,  como  en  mi  espejo, 
Se  vio  tu  verdad  desnuda, 
A(|uel  suele  dar  la  ayuda , 
Que  suele  dar  el  consejo. 

AURELIO. 

Cuando  á  ser  leal  me  obligo 
Kii  ülra  opuesta  balanza, 
Aconsejo  la  venganza, 
Pero  no  ayudo  al  casligo. 

HIPÓLITO. 

¿Sigues  á  mi  hermano?  Di. 

AURELIO. 

Es  justa  y  debida  ley. 

PANDRO». 

¿Porqué? 

AURELIO. 

Ha  nacido  mi  Rey. 

HIPÓLITO. 


PAKDRO.N. 

La  ira  indigno  irrilada. 

AURELIO. 

Si,  lo  seré  con  la  espada, 
Pero  no  con  el  deseo; 
Y  asi,  por  darle  más  gloria, 
Le  pienso  servir  de  suerte 
Que  me  entraré  por  la  niii^ri 
Porque  alcances  la  victoria. 

HIPÓLITO. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS, 

PANDRON.  I 

■^igue  mi  parcialidad, 
l'ues  tengo  razón. 

AURELIO. 

No  puedo. 
Que  no  me  loca,  mirad. 
Saber,  viendo  su  pasión, 
Si  tenéis  6  no  razón. 
Sino  que  tengo  lealtad. 

HIPÓLITO. 

A  Prosrne  pienso  librar 
Con  tu  valor,  nuevo  Marte. 

AURELIO. 

Yo  bien  quisiera  ayudarte, 
Mas  no  te  puedo  ayudar  , 

Y  antes  de  tu  indignación 
Se  obligará  mi  amistad, 
Que  esla  fuera  desleallad, 

Y  esotra  fuera  traición. 

HIPÓLITO. 

Pues  vuélvele. 

AURELIO. 

Va  me  vuelvo. 

PANDRON. 


flLOMENA. 

Porque  el  mundo... 

PANDRON. 

¡Feliz  suerte! 

FILOMENA. 

Vea... 

HIPÓLITO. 

¡Qué  vida  y  qué  muerte! 

FILOMENA. 

Que  mi  ira... 


Mas  ¿c 


Pues  deja 

AURELIO. 

Ya  me  voy. 

HIPÓLITO. 

;  Nací  infeliz! 

PANBRON. 

¡Muerlo  soy! 

HIPÓLITO. 

^No  te  vas? 

AURELIO. 

Eso  resuelvo; 
Pero  ya  no  he  de  poder. 


Pues  vuelve  á  estimar  mi  amoi 

AURELIO. 

Digo...  ¡qué  grave  dolor! 

HIPÓLITO. 

¿Me  ayudas? 

AURELIO  . 

No  puede  ser. 

HIPÓLITO. 

Pues  vele. 

AURELIO. 

Mas  ¿en  que  dudo? 
Oigo...  mas  voy  á  morir. 

Sale  FILOMENA. 

FILOMENA. 

Va  no  lo  puedo  sufrir; 

No  importa,  que  yo  os  ayudo. 

Muera  el  traidor. 

PANDRON. 

¡Hija  niia! 

riLOME.NA. 


(Vflse.) 


Y  á  mis  manos.. 


HIPÓLITO. 

¡Filomena! 

FILOMENA. 

•o... 

PANDRON. 

¡Qué  gran  pena! 

FILOMENA. 
HIPÓLITO. 

¡Quéosadia! 

FILOMENA. 


PANDRON. 

¡Soy  desdichado! 

FILOMENA. 

á  los  dos  he  hablado? 
¿Cómo  (contra  mi  dolor) 
llejo  ver  mi  deshonor 
•Sin  haberle  yo  vengado? 
Adiós,  padre,  adiós,  esposo. 
(Vflse  é  dentro  habiéndolos). 

PAi>0R0N. 

Espera. 

FILOMENA. 

No  me  sigáis. 

HIPÓLITO. 

Advierte... 

FILOMENA. 

Al  viento  llamáis. 

HIPÓLITO. 

¿Por  qué  te  vas? 

FILOMENA. 

Es  forzoso. 

HIPÓLITO. 

Seguirte  importa  á  mi  amor. 

FILOMENA. 

Esto  á  mi  honor. 

HIPÓLITO. 

Tras  ti  iré. 

PAt«DRON. 

Pues  DO  la  sigas. 

HIPÓLITO. 

¿Porqué? 

PANDRON. 

Dice  que  importa  á  su  honor. 

HIPÓLITO. 

Ya  la  dejo,  no  la  sigo. 

PANDRON. 

Venga  á  mi  vida  la  muerte; 
Hija,  ¿cuándo  podré  verte? 

FILOMENA. 

En  matando  á  mi  enemigo. 

HIPÓLITO. 

Pues  á  mayores  enojos 
Irritemos  la  osadía. 

PANDRON. 

¡Ay,hija  del  alma  mia! 

HIPÓLITO. 

¡Ay,  esposa  de  mis  ojos! 
{Vanse.) 

Sale  JUANETE  con  una  escala,  mnrlt- 
llo ,  linterna  y  clavos ,  lodo  cubierto 
con  la  capa. 

JUANETE. 

Desde  que  con  los  polvillos 
lie  la  purga  de  ruibarbo 
Me  enjuagué  todo  mi  cuerpo 
;'.omo  si  yo  fuera  jarro , 
\ndo  con  mis  negras  tripas. 
Con  haber  más  de  dos  años , 

I  menudo  de  esquina 
Todo  el  cuerpo  zabucado, 
luda  alguna, señores, 
Los  dulces  eran  pecados, 


Pues  ánn  no  los  coineli, 
Cuando  los  hube  purgado. 
Bien  me  pueden  graduar. 
Pues  le  probé  al  secretario 
En  esla  Universidad 
Cursos  por  cien  licenciados. 
Limpio  estoy  de  todo  dulce, 

Y  con  haberme  ensuciado 
El  bazo  mi  golosina, 
Está  como  un  oro  el  bazo. 
Pensaba  que  era  membrillo, 

Y  echábale  tantos  tragos. 
Que  de  echárselos  tan  nuros, 
Me  vine  á  quedar  aguado; 
Pero  aquí  me  he  de  vengar, 

O  nial  han  de  andar  las  manos; 
Elliadorpide  la  papa. 
Pues  con  la  paga  cumplamos. 
El  Rey  ha  venido  al  bosque 
A  divertir  sus  cuidados 
Con  Progne,  y  Chilindroncillo 
Me  dirá  disimulado: 
Daca  la  purga ;  mas  yo. 
Callando,  piedras  apaño. 
El  me  engnñó  con  un  vidrio, 
Unaservillela,  un  jarro, 
Un  panecillo,  conserva , 

Y  el  purgativo  ruibarbo; 
Pues  ahora  he  de  engañarle. 
Pues  traigo  oíros  tamos  trastos. 
Que  se  verán  á  su  tiempo. 
Aquesta  cisterna  abro 

(.4^^í  la  dilema). 
Que  está  dentro  del  jardin 
Üe  aquesta  quinta  ó  palacio. 
Va  de  burla :  él  me  engaño 
Por  goloso;  pues  yo  trato 
Pegarle  con  la  codicia: 
Desde  alli  me  está  acechando 
Con  su  tenia;  pero  yo... 

(-.uiLiMDROM.  {Dentro.) 
Daca  la  purga. 

Jl'AHETE. 

Esto  es  malo; 
Mala  purga  te  dé  un 
Doctor  de  partido ;  callo. 
Soy  yunque,  quiero  sufrir. 
Yo  le  daré  en  siendo  mazo. 
El  sale,  quiero  empezar; 
Saco  la  linterna,  y  hago 
Como  que  miro  á  la  cueva. 

Sale  CHILINDRON  habtándole. 
cmusüms. 
.Iiianete,  si  no  me  engaño, 
Jurando  está  la  cisterna 
Con  una  luz;  yo  le  hablo. 
JUANETE.  (.Ip.) 
El  ja  viene;  que  te  clavas. 

CHILINDRON. 

¿Qué  haces  aquí? 

(Hace  que  te  turba  Juanete). 

Jl'AMETE. 

Nada,  hermano. 

CinUMURO.ll. 

¿Qué  es  esto?  ¿De  qué  se  turba, 

Y  qué  trae  aqui  debajo? 
Dígamelo  presto,  acabe. 
¿.No  lo  enseña? 

JUAMETE. 

Nada,  hermano. 

CIIILINDRON. 

Descúbrase. 

JUANETE. 

¿Qué  me  quiere! 

CHILI.VDRON. 

Diga,  ¿qué  trae? 


PUOGNE  Y  FILOMENA. 

JUANETE. 

Esto  traigo. 

(Vescúhrelo.) 

CHILINDRON. 

íA  qué  prendimiento  va 
Con  una  linterna  y  clavos. 
Un  marlillo  y  una  escala? 
¿nué  es  aquesto? 

JUANETE. 

Nada,  hermano. 
(Hace  que  se  va.) 
Si  tú  callaras,  anii^jo... 

CHII.INIIRON. 

(.Pues  hay  hombre  más  callailo? 

JUANETE. 

.No  es  nada,  quédese  usted. 

CHILINDRON. 

Mas  que  le  doy  seis  mil  palos 
Si  Mome  dice  su  intento; 
Dígalo  presto. 

JUANETE. 

Hable  paso. 
Porque  .si  nos  oyen  dentro 
Somos  perdidos. 

CHILINDRON. 

Sepamos, 
,.Qué  es  esto? 

JUANETE. 

Yo  lo  diré. 
Va  se  acordara  usted  cuando 
Hizo  el  Rey  á  Filomena 
Aquello,  que  no  está  un  paso 
Antes  de  el  arrepentirse. 

CnlLINDRON. 

Va  lo  entiendo. 

JUANETE. 

Es,  pues,  el  caso... 

CHII.INDRON. 

Acaba. 

JUANETE. 

Que  Filomena 
Traia...  pero  yo  encargo 
La  conciencia,  á  Dios  se  quedo. 

[Qmere  irse  y  detiénele). 

CnlMNDRON. 

Vuelva,  digo. 

JUANETE. 

[Ap.  No  va  malo.) 
Traía  una  jo\a  puesta. 
Que  vale  diez  mil  ducados. 
Con  unos  diamantes  fondos. 
Cada  uno  como  un  muchacho. 
I'ues  ella,  con  la  gran  ira 
De  la  injuria  y  del  agravio... 
Mas  quédese  usted  con  Dios. 
{¡lace  que  se  va  y  detióncle  ) 

CHILINDRON. 

Hable,  no  sea  cansado. 

JUANETE. 

Arrojó  todas  sus  joyas... 

CHILINDRON. 

No  se  vaya  tan  despacio; 
í.Dónde? 

JUANETE. 

¿Eres  buen  nadador? 

CHILINDRON. 

I.n  que  es  ser  nadador  bravo. 

JUANETE. 

En  esta  cisterna  oscura, 
ijue  tiene  de  agua  un  estado; 
\yer  hallé  á  Filomena, 

Y  ella  á  mi  me  lo  ha  contado ; 

Y  así,  con  los  instrumentos 
Que  ves,  he  determinado 
¡'.ajar  á  sacar  la  joya; 


Si  tú  quieres  que  parlamos. 
Con  esta  escala  podremos. 

CHILINDRON. 

Traidor,  infame,  villano. 

Ladrón,  suelta. 

{Dale,  y  quítale  todos  los  instrumentos) 

JUANETE. 

Señor  mió... 

CHILINDRON. 

Suelte,  digo. 

JUANETE.  (.4p.) 

El  se  ha  clavado. 

CHILINDRON. 

Las  joyas  de  Filomena 
Quiere  hurlar  el  ladronazo; 
Vaya  de  aquí. 

JUANETE. 

Sí  haré. 

CHILINDRON. 

Tome,  lome.  (DaleS. 

JUANETE. 

Tomo  y  callo. 

CBILINDROn. 

Vayase. 

JUANETE. 

Siempre  vusted 
Me  hace  ir  por  todos  cabos, 
üye  usted,  no  diga  á  nadie 
Ksto  que  nos  ha  pasado. 
Porque  de  mi  mal  intento 
Yo,  pecador,  me  retracto. 

CHILINDRON. 

Si  no  se  va  lo  diré 
A  todos. 

JUANETE. 

Pues  ya  me  parto. 
Júpiter,  Apolo  y  Venus 
Le  guarden  cuatro  mil  años.     (Vais.) 

CHILINDRON. 

Por  Dios  que  le  he  de  engañar, 

Lindamente  ha  sucedido; 

Ahora  que  ya  se  ha  ido. 

Yo  me  quiero  desnudar.  (Desnúdase  ) 

Yo  prevengo  la  linterna; 

No  fué  la  tracilla  mala; 

Clavo  en  el  suelo  la  escala, 

V  entregóme  á  la  cisterna. 

¿A  qué  esperan  mis  cuidados? 

Si  es  esta  que  arrojo  aquí 

(Clávela  escala,  y  lleve  la  Unieran.) 

Una  joya  que  yo  vi. 

Vale  los  diez  mil  ducados. 

Entro,  y  no  tengo  temor;         (Entra.) 

A  bajar  mi  intento  empiece ; 

Un  poquito  honda  parece, 

Para  eso  soy  nadador. 

No  trocaré  mi  caudal 

Por  el  del  Rey;  bajo  presto. 

¡Qué  bravo  joyones! 

Sale  JUANETE. 

JUANETE. 

Esto, 
No  se  va  poniendo  mal: 
lil  va  bajando,  y  yo  quiero 
Darle  ahora  con  mi  traza; 
Parece  peón  de  plaza. 
Que  va  á  sacar  un  caldero. 
Llego  al  agua,  alegre  estoy. 
Tiro  la  escala  en  que  estriba. 

CHILINDRON. 

¿Quién  lira  la  escala  arriba? 

JUANETE. 

No  es  nadie,  amigo,  yo  soy. 

CaiLINPDON. 

¿Qué  quicrest 


i8 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


JUANETE. 

Mis  compasiones 
Te  vuelven  asi  á  ajudar. 

CHILINDHOn. 

La  escala  me  vuelve  á  echar. 

JUANETE. 

Yo  quiero  echarle  escalones. 

(.Saca  una  espuerta  grande  de  piedras.) 

C11IL1.\1)R0S. 

Pses  ten  de  mi  compasión, 
Poique  me  puedo  anegar. 

JUANETE. 

Eslo  está  como  ha  de  estar; 
Servitor,  seor  Chilindron; 
¿Halló  los  diamantes  linos? 

CHILI.NDRON. 

jCómo,  sien  el  suelo  están? 

JUANETE. 

Diamantes  no  faltarán, 
Pero  Son  algo  cetrinos. 

{Tírale  una  y.eJratla.) 
Que  le  di  en  la  chola,  oiga, 
Ahora  su  engaño  purga; 
Amigo,  loma  la  |)urga;  [Tírale.) 

Amigo,  daca  la  juya. 

CHILINDRON. 

;Qué  me  ahogo!  ¡Ay.  de  mi  triste  1 

JUANETE. 

Mi  amor  puedes  alabar. 
Pues  que  yo  le  hago  tragar, 

Y  tú  destragar  me  hiciste;      {Tírale.) 
Pero  hoy  has  de  ver,  en  lin, 

Oue  te  líago  mayor  alcance ; 
Mucho  le  he  hablado  en  romance, 
Qulérole  hablar  en  latin. 
Accipe.  {Tírale.) 

CHILINDRON. 

Dime,  ¿qué  medras? 
Repara  en  que  he  de  ahogarme , 

Y  lio  tengo  en  qué  alirniaruio. 

JUANETE. 

Afirmarte  en  esas  piedras. 

CHILINDRON. 

Acabóse,  di  en  el  lazo; 
Mi  culpa  paga  la  pena. 

JUANETE. 

La  joya  de  Filomena, 
Perro,  traidor,  ladronazo. 

CHILINDRON. 

Tu  caridad  y  amistad 

La  escala  llegue  á  ofrecer. 

JUANETE. 

La  escala  no  puede  ser, 

Mas  tome  la  caridad.  (Tírale.) 

CHILINDRON. 

¿De  tu  amistad  quién  dirá 
Lna  crueldad  semejante? 

JUANETE. 

Ali ,  si ,  tome  csle  diamante,  (Tírale.) 

yne  se  me  olvidaba  acá. 

Porque  mi  piedad  inlieras 

Ya  te  quiero  perdonar, 

Yo  le  quiero  repasar 

Ahora  las  faltriqueras. 

Lienzo  es  esle  que  he  sacado 

Be  dineros  retraídos. 

¡Oh  qué  propio  es  de  eslrenidus 

Llevar  el  dinero  atado! 

Qué  es  eslo  saber  quisiera ; 

Dos  sortijas  de  diamantes. 

Un  jaboncillo,  unos  guantes, 

liem  una  bigotera. 

Voyme. 

CHILINDRON. 

A  que  arrojes  espero 
La  escala. 


No  puede  ser; 
Harto  me  holgara  querer, 
Pero  por  Dins  que  no  quiero. 
Va  yo  quedo  satisfecho 
De  cuanto  llegue  á  verter, 
.Ninguno  podrá  creer 
La  lastima  que  me  ha  hecho. 

{Llévale  ¡os  vestidos 

CniLINDRüN. 

i.\o  te  mueven  mis  razones? 
Échame  la  escala , acaba. 

JUANETE. 

Ah,  si.  que  se  me  olvidaba. 
La  ropilla  y  los  calzones. 

CHILINDRON. 

;  Posible  es  que  no  te  obligas 
Viéndome  desnudo  asi! 
Déjame  salir  de  aquí. 

JUANETE. 

Ah ,  si ,  el  calzado  v  las  ligas. 
Ah,  Chilindron  ¿hace  frió? 
No  importa,  que  invierno  es. 

CHILINDRON. 

;Qué  tan  riguroso  eslés! 

JUANETE. 

Dios  te  guarde,  amigo  mió.       (^'ase. 
Sale  EL  REY. 

REÍ. 

Toda  mi  vida  es  temor , 
Pues  todo  hoy,  sin  descansar. 
Me  levanto  dé  un  azar, 
Y  tropiezo  en  un  error. 
En  vez  de  aves  lisonjeras , 
Que  son  imán  del  sentido , 
Sólo  en  los  montes  he  oido 
Las  nocturnas  y  agoreras. 
Con  el  pico  riguroso. 
Por  gran  exirañeza  alli , 
Simple  á  una  tórtola  vi 
Que  dio  la  muerte  á  su  esposo  : 
O  el  sol  no  quiere  lucir, 
O  si  luce,  no  le  veo; 
Tengo  hoy  más  tibio  el  deseo. 
CHILINDRON.  (Dentro.) 
|Y'a  cómo  puedo  vivir! 


Aqui  amenaza  mi  vida 

Triste  una  voz  irritada, 

Del  aire  bien  ayudada , 

Del  labio  mal  permitida. 

¿En  mi  jardin,  quién  ha  hablado. 

Para  mi  infelice  suerte  , 

Amenazando  mi  muerte? 

CHILINDRON.  (Ucntro.) 
En  efecto ,  le  has  vengado. 

REY. 

Y  esta  es  propia  semejanza 
Que  á  mi  grande  injuria  irrilo. 
Que  el  que  comete  un  drliio , 
Siempre  Icme  una  venganza. 
ICsta  voz  sigo  (¡ay  de  mi!) 
Porque  intente  mi  crueldad. 

Sale  AURELIO. 


AURELIO. 

Señor,  vuestra  Majestad 


RET, 


Aureli 


qué  hacéis  aqui? 

AURELIO. 

¡Señor,  vengóle á  contar, 
]  Que  hoy  se  irocó  tu  fortuna. 

RET. 

I  No  me  cuentes  cosa  alguna 
I  Que  pueda  darme  pesar. 


Que  no  le  nombréis  os  digo. 

AURELIO. 

Pandron,  el  rey  tu  enemigo.. 

REY. 

Dejadme  :  ¿en  el  viento  vano 

Oísteis  aqui  una  voz 

De  un  sentimiento  irritada  , 


¿No  me  dejaréis?  Callad. 

AURELIO. 

Yo  cumplo  con  mi  lealtad. 

CHILINDRON.  {Deiilro.) 
Subiré  por  la  pared. 

AURELIO. 

'.4p.  Cuando  sus  daños  le  digo , 
La  voz  á  mi  aviso  culpa. 
Debe  de  ser  que  esta  culpa 
Le  trae  buscando  el  castigo : 
Mañana  le  avisaré. 
Quiérale  ahora  dejar.) 
Oid  ,  que  os  quiero  contar. 

Sa/e  CHILINDRO.N  de  la  cisterna  licito 
de  agua  ,  y  bañado  en  sangre. 

CHILINDRON. 

Gracias  á  Dios  que  llegué. 
Tan  mala  la  burla  ha  sido , 
Que  me  he  pensado  morir. 
Mas  yo  me  quiero  vestir; 
Kl  se  ha  llevado  el  vestido. 
{.Uústase  el  Reí/,  y  saca  ¡a  daga ,  y  dé- 
jala caer  en  el  suelo.) 

Hola,  ¿qué  es  eslo?  esperad. 
¿Qué  sombra  es  esta  ó  visión? 
¿Quién  es?  quién  es? 

CHILINDRON. 

Chilindron; 
¿No  lo  ve  tu  Majestad? 

REY. 

¡Qué  asi  mi  dolor  me  inquiete ! 
¿Quién  aquí  os  entró? 

CHILINDRON. 

(Áp.  Vo  le  hablo.) 
Mi  gran  codicia  ,  el  diablo , 
.Ui  mal  discurso  y  Juanete. 

RET. 

6  Qué  codicia  os  ha  obligado 
A  caer  en  yeiro  lal? 

CHILINDRON. 

Para  eso  es  menester  sal , 

Y  yo  estoy  muy  remojado. 
Con  vuestra  licencia  os  dejo. 
Señor,  para  otra  ocasión , 

Y  oslo  diré  de  salmón. 

Que  ahora  estoy  de  abadejo.      ( Yase.) 

AURELIO. 

La  Reina  sale  también 
Al jardin. 

REY. 

¡Yo  estoy  mortal ! 
Ella  es  el  fin  de  mi  mal 

Y  el  principio  de  mi  bien. 

Salen  PROGNE  y  LIBIA. 

PROGNE. 

Vuestra  tristeza ,  Teréo . 
Me  ha  (raido  i.  divertiros. 


(  I;    Mal  reprimidos  suspiros, 
No  le  digáis  mi  deseo.) 
Traigo  i  Libia ,  porque  en  tanto 
(Jue  se  acuesta  vuestra  Alteza , 
Suspenda  tanta  tristeza 
Con  la  suavidad  del  cauto. 

Dios  os  guarde ,  Progne  bella. 

PROGNE. 

Cantad. 

RET. 

¡Oh  grave  dolor! 
Este  amor  no  es  amor, 
luDujo  es  de  alguna  estrella. 
{Canta  Libia.) 

De  las  venas  de  aquel  monte , 
lUy  que  gobierna  los  riscos, 
Se  desangra  un  arroyuelo 
Al  mar ,  imán  de  los  rios. 

REY. 

Esas  metáforas  sou 

Üe  un  monle ,  y  rey  desangrado. 

Conmigo  pienso  que  ba  hablado  : 

I    Mudad  de  tono  y  canción. 

:   MüS  callad  ,  que  se  ha  ofendido 

I  Con  vuestro  canto  mi  vida. 
[Duérmese  Progne.) 

,   De  las  voces  suspendida , 

'    Progne  hermosa  se  ha  dormido : 
Idos  ,  al  mortal  beleño 

I    De  la  vida  se  ba  entregado. 
; Qué  feliz  es  su  cuidado. 
Pues  se  baila  bien  con  el  sueño ! 
{Progne  soñando.) 

PROGNE. 

Filomena... 

RET. 

Ese  es  mi  mal; 
Pero  mi  mal  es  mayor. 
Que  es  natural  esc  amor, 

Y  es  mi  amor  accidental. 
Irme  quiero á  recoger. 
No  la  quiero  recordar. 
Cuanto  me  presta  en  amar 
La  pago  en  aborrecer. 
Culpa  tu  suerte  trocada 
En  tu  desdicha  forzosa. 
Pues  no  siendo  muy  hermosa 

Te  hago  yo  muy  desdichada.     ( Xase.) 

"ialta  FILOMENA Zaí  tapias  con  la  daga 
que  le  quitó  ú  su  esijoso. 

ULOMENA. 

Salté  las  tapias  valiente, 

Y  6  la  quinta  me  he  venido, 

Y  con  mi  industria  y  mi  agravio 
A  mi  ofensor  solicito. 

Hacia  aquí  ha  de  estar  la  sala 
O  el  templo,  en  que  mi  enemigo 
Por  la  muerte  de  mi  fama 
Pienso  que  se  ha  retraído. 
Kei|uerir  quiero  estas  puertas; 
Este  es  el  palacio  indigno 
Donde  mi  inocente  honor 
Padeció  el  mayor  martirio. 

PROGNE.  {Soñando.) 
Espera,  Filomena... 

[Despierta ,  y  vense  las  dos  ) 

FILOMENA. 

¿Quién? 

PROGNE. 

¿Mas ,  qué  veo? 

FILOMENA. 

¿Qué  miio? 

PROGNE. 

¿Filomena? 


PnOGNE  Y  FILOMENA. 

FILOMENA. 

Hermana  niia , 
¿Tú  aquí? 

PROGNE. 

¿Cómo  aqui  has  venido? 

FILOME.NA. 

T  rajóme... 

PROGNE. 

Acaba. 
rn.oMFNA. 
Mi  agravio. 

PROGNE. 

¿Qué  agravio? 

FILOMENA. 

¿Le  ignoras? 

PROGNE. 

Düo. 

FILOMENA. 

Va  te  acuerdas... 

Habla  quedo. 

FILCMENA. 

Ue  la  noche... 

PROGNE. 

¡Grave  indicio! 

FILOMENA. 

Que  eall... 

PROGNE. 

¡Fuerte  dolor! 

FILOMENA. 

De  palacio... 

¡Ay  hado  implo! 

FILOMENA. 

A  buscar... 

PROGNE. 

¡Grave  recelo! 

FILOMENA. 

Por  un  papel... 

PROGNE. 

Fué  el  aviso. 

FILOMENA. 

A  mi  esposo... 

PROGNE. 

Fué  violencia. 

FILOMENA. 


FILOMENA. 

Erréle... 

PROGNE. 

Eres  desdichada. 

FILOMENA. 

Y  encontré... 

PROGNE. 

Tu  mal  colijo. 

FILOMENA. 

A  tu  esposo... 

¡Suerte  airada! 

FILOMENA. 

Intentó... 

PROGNE. 

Dinieel  delito. 

FILOMENA. 

Violar... 

PROGNE. 

Aquí  de  mis  ojos. 

FILOMENA. 

A  mi  honor... 

PROGNE. 

Habla. 


53 

FILOMENA. 

Prosigo  : 
Escucha  la  circunstancia , 
Que  luego  oirás  el  delito. 
Llegué  al  monte  aplazado. 
Mas  un  monleseniudaá  un  desdichado; 
De  un  monte  huello  la  cerviz  altiva, 
Muerto  el  honor  y  la  esperanza  viva, 
Suello  la  voz  del  labio, 

Y  ella  fué  la  trompeta  de  mi  agravio, 
Finge  la  voz  Teréo, 

Y  no  reparó  en  voces  mi  deseo ; 

A  sus  lazos  prevengo  mis  abrazos  , 

Y  nunca  más  que  entonces  fueron  lazos. 
Era  la  noche  oscura. 

Porque  no  se  quejase  mi  ventura ; 
Con  silencio  el  traidor  disimulaba  , 

Y  penseque  de  amante  no  me  hablaba, 
Pues  preciso  se  infiere,  [re. 
Quesebablaménoscuandomássequic- 
Volvi,  pues,  de  mi  engaño,  volví  larde. 
Corrido  el  corazón  ardió  cobarde ; 

A  lo  verde  de  un  monte  me  retiro. 
Siguióme  por  el  rastro  de  un  suspiro; 
Huyo,  pues,  más  adentro, 
Era  fuego  su  amor, era  yo  el  centro; 
Animóme,  doy  voces, 
l.levúselas  el  viento  por  veloces, 
liuégulequeme  deje;  mas  él,  ciego. 
Hizo  salsa  á  su  amor  del  mismo  ruego: 
Irritase  á  mi  voz,  llamas  respira 
(Que  era  amor  que  se  pudo  volver  ira). 
Pierde  alguna,  y  no  toda  la  esperanza 
Inclinase  al  afecto  de  venganza, 

Y  con  infame  mengua 

Fija  el  acero  en  mi  irritada  lengua , 

Y  mi  sangre  derrama. 

Que  era  apetito,  ynoeraamorsiillama. 
l'ropecé  en  una  hiedra  fugitiva. 
Que  le  ayudo  laniliien  por  ser  lasciva; 
Irritarle  nuenlaba  mi  paciencia , 
Impidióme  la  misma  resistencia. 

PROGNE. 

Calla,  no  prosigas  mas. 
Por  ese  móvil  primero 
A  cuyo  curso  se  arrastran 
Esos  inferiores  velos. 
Que  hoy  ha  de  verse  mi  agravio 
be  mi  impiedad  satisfecho  , 
Si  no  es  que  el  cielo  lo  impida; 
Mas  no  ha  de  impedirlo  el  cielo  ; 
Tuyo  es  no  más  el  agravio, 
Mío  el  agravio  y  desprecio; 
A  ti  un  honor  le  ba  importado, 
A  mí  un  honor  y  unos  celos ; 
A  tí  el  amor  de  tu  esposo , 
A  mi  el  amor  que  te  tengo. 
Pues  amor,  honor,  venganza, 
Celos ,  agravio  y  desprecio , 
Con  ese  acero  que  aqui 
Se  ha  dejado ,  lavar  pienso 
Con  su  sangre  su  delito, 
.Mi  injuria,  mí  honor  y  celos. 
Para  que  el  nombre  de  Progne 
Se  escriba  en  bronces  eternos. 
(Va  á  vengarse ,  y  halla  el  acero  qna 
dejó  Teréo.) 

FILOMENA. 

Tente,  que  aquesta  venganza 
Me  toca  á  mí ;  pues  no  quedo 
Satisfecha  de  mi  agravio. 
Si  yo  propia  no  le  vengo. 

PROGNE. 

También  este  agravio  es  mío. 
Di,  ¿cuando  hace  un  adulterio 
Una  mujer,  no  merece 
La  muerte? 

FILOMENA. 

Ya  loconlieso. 

PROGNE. 

¿Porque? 


CO  COJ 

FILOMENA. 

Porque  va  el  honor 
De  9U  espuso. 

PROr.NE. 

Luego  es  cierto, 
Que  si  á  mi  me  va  el  honor 
Tuyo,  siendo  mi  honor  mesmo , 
Con  adulterio  y  aiiravio 
Incurro  en  el  mismo  duelo. 
Luego  con  jusia  razón 
Cobrar  ahora  pretendo 
De  una  muerte  dos  venganzas, 

Y  de  un  castigo  dos  premios. 

filoiie:<a. 
Si ;  pero  vuelvo  á  decir 
Que  no  queda  salisl'echo 
Wi  deshonor. 

PBOGXE. 

ISi  tampoco, 
Aunque  le  des  muerte,  creo; 
l'ues  tu  honor  no  es  tuyo  ahora , 
Sino  de  tu  propio  dueño; 
Su  acero  le  ha  de  vengar. 

FILOMENA. 

Pues  si  ha  ser  con  su  acero , 
Este  acei'o  es  de  mi  esposo , 

Y  es  el  acero  que  un  tiempo 
Fué  la  pluma  de  mi  agravio; 

Y  supuesto  que  le  tengo, 
Yo  quiero  poner  el  brazo. 
Pues  él  pone  el  instrumento. 

PROGNE. 

Pues  venguémonos  las  dos 
Kn  un  sacrilego  pecho; 
Las  dos  somos  agraviadas, 

Y  obrando  las  dos,  con  esto 
Dos  escrúpulos  tan  graves 
Satisfacemos  aun  tiempo. 

FILOMENA. 

Pues  yo  tu  consejo  admito. 


lAS  ESCOGIDAS  DE  DON  1•RA^'CISC0  DE  HOJAS. 

FILOMENA. 

Renglones  de  coral  demos... 

PBOCNE. 

Demos  lineas  de  carmín... 


Pues  yo  tu  valor  apruebo. 

FILOMENA. 

¡Muera  el  traidor! 

PHOGME. 

De  su  sangre 
Se  salpique  rojo  el  suelo. 

FILOMENA. 

Hoy  una  venganza  aguardo... 

PROGNE. 

Hoy  una  victoria  espero... 

FILOMENA. 

Para  mi  honor. 

PROGNE. 

Para  mi  honra, 

FllOME.NA. 

Démosle  pasos  al  riusgo. 

PROGNE. 

Démosle  iras  al  agravio. 

FILOMENA. 

y  de  su  atrevido  pecho... 

PROGNE. 

Y  de  su  sangre  alevosa... 


LAS  DOS. 

A  los  mármoles  eternos. 

PROGNE. 

¡Muera  mi  tirauo  esposo! 

FILOMENA. 

Muera  el  ingrato  Teréo! 
{Vanse.) 

Salen  HIPÓLITO,  PANDIIOS  y  AURE- 
LIO, deteniendo  á  los  dos. 

AURELIO. 

La  puerta  he  de  defender. 

PANDROX. 

Déjanos  pasar,  Aurelio. 

Al'RELIO. 

De  aquí  no  intento  apartarme. 

HIPÓLITO. 

Cobrar  á  Progne  queremos. 
Ya  que  la  noche  nos  dio 
La  oscuridad  y  el  silencio; 
Hemos  de  llevarla  digo. 

ArBKLIO. 

Como  leal  la  deiiendo. 

LOS  DOS.  {Dentro.) 
Morirás. 

FILOMENA.  (Dentro.) 
¡Muere,  traidor! 
;Muere,  tirano  soberbio! 

REY.  (Dentro.) 
Espera,  detente.  Progne. 

PANDRON. 

Tened,  esperad;  ¿qué  es  esto? 

PROGNE.  (Dentro.) 
Morirás. 

PANDRON. 

El  Rey  se  queja. 
REY.  (Dentro.) 
Filomena,  tú  me  has  muerto. 

AURELIO. 

Socorrer  quiero  á  mi  Rey. 

HIPÓLITO. 

Los  dos  á  su  cuarto  entremos 
A  tomar  en  él  venganza. 

Salen  PROGNE  y  FILOMENA. 


No  es  menester;  deteneos. 

PANDRON. 

¿Quién  eres? 

PROGNE. 

Progne ,  tu  hija. 

HIPÓLITO. 

¿Quién  eres? 

FILOMENA. 

Tu  infeliz  dueño. 


PROGNE. 

Vengar  mi : 


¿Qué  has  hechoí 

FILOMENA. 

Vengar  tus  celos. 

PANDRON. 

¿Cómo  fué? 

PROGNE. 

Desia  manera. 

HIPÓLITO. 

¿Di,  cómo? 

FILOMENA. 

Mírale  muerto. 
( Deicúbrese  en  una  cama  muerto 
Teréo.) 

PANDRON. 

¡Gran  valor! 

PROGNE. 

Nací  tu  hija. 

HIPÓLITO. 

¡Noble  ira! 

FILOMENA. 

Llevo  tu  acero. 

HIPÓLITO. 

¿Pues  qué  es  lo  que  ahora  intentas? 

Va  sólo  ahora  pretendo, 
l'ues  muerto  es  tu  hermano  r]  R«>y 
Que  quedes  por  heredero  : 
Rendirme  puedo  á  esas  plauU's. 

HIPÓLITO. 

Tus  lealtades  premiar  debo. 

CHILINDRON. 

iNosoIros  cómo  quedamos? 

JUANETE. 

Pagados  y  satisfechos. 

PANDRON. 

Yo  dichoso. 


FILOMENA. 

Vo  con  honra. 

HIPÓLITO. 

Yo  con  cetro. 

FILOMENA. 

Y  vuestro  perdón  merezca , 
Si  no  mereciere  el  premio , 
De  Progne  y  de  Filomena 
Esta  fábula. 

JUANETE. 

Y  su  dueño 
Se  confiesa  vuestro  esclavo, 
Supuesto  que  para  serlo 
No  ha  menester  más  señal 
Que  la  de  sus  propios  yerros. 


OBLIGADOS  y  OFENDIDOS,  V  GORRÓN  DE  SALAMANCA. 


PERSONAS. 


FÉNIX. 

BKATRIZ. 

EI.Cíi.MIEDEBELFLOU. 

CASANDltA. 


JACINTA. 

AIINF.STO. 

EL  CANCIIÜELO. 

ZAJl.NTü. 


EL  CERNÍCALO. 
EL  MELLAUÜ. 
CHISPILLA. 
CRISPLMLLI). 


JORNADA  PRIMERA. 

Sale  FÉMX,  medio  destílala,  dete- 
niendo al  CONDE,  T  BEATRIZ  con 
lut. 

FÉKIX. 

Cierra  esa  puerta,  Beatriz; 
No  lias  üe  salir,  vive  el  cielo. 

BEATRIZ. 

Ciérrela  y  quilo  la  llave. 

coriDE. 
Ko  con  nngidosextremos 
Ue  detengas. 

FÉMI. 

¡Vive  amor, 
Qat  es  dioá  que  manda  en  mi  peiljn, 
^ue  00  basda  salir! 

CO."(DE. 

¿Qué  importa? 
Romperé  por  tus  preceptos  : 

( lo  d  abrir  y  halla  cerrado.) 
jCcrrasle?  Dame  la  llave. 
Acaba,  Beatriz. 

BEATRIZ. 

Ni  puedo, 
Ki  quiero. 

conDE. 
Dime  por  qué. 

BEATRIZ. 

No  preguntes  á  un  no  quiero. 

CONDE. 

Saldré  por  esas  ventanas. 

nEATRIZ. 

Tienen  rejas,  Labia  quedo. 

CORDE. 

Pues  déjame  ir,  (|ue  ya  es  hura. 

BEATRIZ. 

Mirad  que  iio  duerme  el  viejo  : 
Oüt'  ha  más  de  una  hora  que  escupe 
V  dos  que  tose. 

CONDE. 

En  efecto, 
¿Qué  es  lo  que  inlenlas  de  mi? 

FÉNIX. 

Si  tú  escucharas  mi  intento... 

CONDE. 

D:le,  Fénix. 

FÉ.SIX. 

Ya  le  digo, 
Mas  quisiera... 

COSDE. 

Dilo  presto. 


jue  me  Olgas. 


COXDE. 

Agradecido 


FÉXIX. 

Eso  repruebo : 
No  ama  Dno  el  que  a¡,'radece, 
Que  son,  si  de  amor  lo  íuGero, 
Disculpas  de  aborrecer 
Los  mas  agradecimientos. 

CONDE. 

¿Cómo  he  de.escucharle? 

FÉMX. 

Amante. 

CO.NDE. 

¿Y  en  qué  podrás  conocerlo? 

FÉMX. 

En  tu  atención. 

CONDE. 

El  amor, 
¿Quién  le  colige  en  lo  atento? 

FÉNIX. 

La  atención  supone  amor. 
Disgusto  el  divertimiento ; 
Bien  quiereaque!  que  escuchando 
Se  transforma  en  los  conceíos ; 
O  es  veneración  ó  amor 
Aplaudir  los  sentimientos : 
Afecto  dice  escucliailos, 
Odio  arguye  no  atenderlos; 
Luego  para  conocer 
El  amor  en  dos  sujetos. 
Aquel  se  hallará  más  fino 
Que  estuviere  más  atento. 

Pues  at^  nto  he  de  escucharle. 

FÉNIX. 

Ove. 

CONDE. 

Prosigue. 

FÉMX. 

Ya  empiezo  : 
Desterrado  de  la  corte 
Habrá  dos  años  y  medio 
Que  llegasles, señor  Conde, 
A  esta  ciudad  de  Toledo; 
La  causa  pocos  la  saben, 
l¡  decis  que  fué ,  mas  dejo 
Por  lo  que  loca  á  mi  honor 
Lo  que  no  importa  al  suceso. 
Era  yo  en  esta  ciudad 
A  los  galanes  objeto, 
A  las  hermosas  envidia , 
A  las  discretas  silencio, 
A  los  cariños  desden, 
A  las  porfías  desprecio, 
A  los  méritos  descuido, 
A  los  cuidados  trofeo ; 
Y  si  tuve  algún  amor, 
Le  consentí  tan  honesto. 
Que  le  evitó  mi  atención 
Las  circunstancias  de  ciego. 
Salió  una  mañana  el  sol. 
Que  anda  también  con  el  tiempo, 
A  rizarse  la  guedeja 
Del  Tajo  en  el  claro  espejo; 


EL  BORREGO. 
DON  LUIS,  viejo. 
DON  PEDRO,  estudiante 
UN  ALCALDE  MAYOR. 


Y  de  admiración  y  envidia 
A  verle  salir  tan  bello 

En  el  rigor  del  Diciembre, 
Calmó  borrascoso  el  cierzo, 
Cuando  á  divertir  el  año 
Desordenadas  salieron , 
Bien  que  con  nieblas  del  manto, 
Las  más  Dores  de  Toledo; 
Yo,  muy  rosa  en  lo  temprana , 
Muy  azucena  en  lo  honesto. 
Dueño  de  las  voluntades 

Y  de  mi  alhedrio  dueño; 
En  un  coche  repeti 
Por  el  margen  lisonjero 
Del  rio  que  infunde  avisos 
Las  estampas  y  paseos; 
Escuchaba  yo  de  todos 

De  paso  aquellos  requiebros 
Que  oyéndolos  tantas  veces 
Siempre  parecen  tan  nuevos; 
Llegaste  tú  en  un  caballo 
Dos  veces  á  verme  atento, 
La  primera  vez  por  uso, 
La  segunda  por  deseo. 
Rogábate  que  le  fueses; 
Tú,  porfiado,  sin  ser  necio, 
Conociendo  en  mi  semblante 
La  fuersa  que  hice  á  mi  ruego, 
Obligando  con  suspiros 
Para  indicios  de  tu  incendio, 
Pues  los  recibiste  en  aire 

Y  los  resolviste  en  fuego. 
Lisonjeando  tu  voz 

De  tu  grande  entendimiento 
Por  la  senda  deloido 
A  mi  corazón  tu  afecto 
Tomo  por  firme  padrón  ,      - 
Aunque  esculpió  duraderos 
Con  el  buril  de  la  lengua 
Renglones  de  fe  en  mi  pecho; 
Pues  mis  ojos  envidiosos 
De  mis  oídos,  sintiendo 
Que  entre  amor  por  los  oídos 

Y  que  no  entrase  por  ellos. 
Se  anticiparon  también, 

Y.  en  efecto,  compilieron , 
Ellos  de  oírte  obligados. 
Estos  de  verle  suspensos. 
Tanto,  que  para  (|uererte. 
Como  amarte  fué  precepto, 
Del  sentir  \  del  mirar 
Te  sobró  el  merecimiento : 
Ilasme  querido  dos  años , 
O  liaslo  dicho  por  lo  menos. 
Dos  años  te  be  desdeñado. 
Hoy  confieso  que  te  quiero; 
Por  m.iyor  mi  incendio  allano. 
Por  iiii'iior  mí  mal  te  cuenlo. 
M:is  lieinpo  es  para  una  dama, 
AuiH|ue  sea  su  galán  niesmo, 
A'|uel  en  i|iK'  ama  obligando. 
Que  no  el  (|ue  oculta  fingiendo. 
Salí  esta  noche  á  escucharte 
A  esa  reja  y,  cnefcclo, 
A  tu  ruego  convencida , 


G2 

Y  ohli^Mda  á  tus  afectos , 
Como  la  puerladel  alma 
Te  abrí  la  de  mi  aposenlo. 
Porque  no  haRa  un  edificio 
Más  fuerza  (jue  lii/o  mi  pecho. 
Entraste,  falló  la  luz. 
Que  la  recató  el  secreto, 
Pero  la  luz  noeslorbaha 
A  un  amor  que  estaba  ciego; 
Hablamos,  estuve  lina, 
Pedi  celos  sin  tenerlos, 
Que  no  hay  {jusio  en  el  amor 
Si  no  hay  picante  de  celos; 
Silenciosamente  ,  oh  Conde ! 
A  que  hablamos  en  requiebros , 
Que  amores  á  media  voz 
Siempre  tienen  mejor  puesto : 

Y  como  no  me  mirabas , 
Aunque  me  estabas  oyendo, 
Todo  transformado  en  ti 
Se  divirtió  tu  respeto. 
Hurtar  mi  fama  procuras. 
Sólo  á  mi  hermosura  atento, 
Que  como  es  ladrón  amor 
Se  pagaba  del  silencio: 
Resislome,  solicitas, 
Lloro  y  mis  lágrimas  templo, 
Que  aunque  las  vertió  el  dolor, 
Las  enjugó  mi  deseo. 
Dasme  palabra  de  esposo. 
Que  es  la  añ;ig3Z3  ó  el  cebo 
Con  que  á  la  red  del  engaño 
Se  abalen  los  pensamieulos. 
Creile,  nací  mujer; 
Tuve  amor,  hállete  tierno; 
Vuelvo  á  resistirme  más , 
Porfió,  fué  cumplimieiilo ; 
liuégasme,  cierro  el  discurso  ; 
Lisonjeas,  yo  te  creo; 
Vuelvo  á  dudar,  tú  te  enojas; 
Y,  en  fin  ,  aquí  de  mi  aliento 
Perdi...  ¿cómo  he  de  decirlo? 
;.Mas  pnra  qué  me  detengo 
Ln  ir  buscando  disfraces 
Para  decliirar  mis  yerros? 
Que  viéndome á  mi  amorosa. 
Hallándote  á  ti  severo. 
Viéndote  á  ti  que  me  olvidas. 
Viéndome  á  mi  que  te  ruego, 
.^un  más  que  no  con  mi  voz 
Te  dice  con  lu  despego, 

Y  apenas  (iqué  fuerte  lance!) 
Profanaste  (¡grave  empeño!) 
Mi  fama  (¡cruel  desastre!) 
Cuando  (¡este  si  que  es  tormento!) 
Despegado  (¡qué  tibieza !) 
Te  sales  (yo  lo  merezco) 
De  mi  retrete  (eres  hombre) 
A  esta  sala  (¡qué  grosero  !) 
Oniéresle  ir,  no  lo  permito; 
Porfías,  la  puerta  cierro; 

Y  agora  que  ya  me  escuchas, 
O  bien  airado  ó  violento, 
Quiero  aprovechar  mi  queja 

Y  dar  voces  al  desierto 
De  tu  corazón,  que  antes 
l>a  población  de  aféelos, 
l'or  ver  si  alguna  reli(|ni3 
Desos  ya  carlinnes  niuerlos 
Al  soplo  de  mi  razón 
Se  aviva  en  lu  ardiente  pecho. 

{Mude  representación.) 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DO.N  FRANCISCO 
Sino  manchas  que  le  borran, 
Nieblas  que  le  agravien  ciego; 
¿Qué  accidente,  respondedine. 
Se  ha  crecido  á  vuestro  celo. 
Que  lo  que  en  vos  fué  voz  ncb'e 
Se  ha  vuelto  infame  silencio? 
SI  es  por  andar  con  el  uso 
Renovar  los  sentimientos. 
Pues  sois  al  desden  afable 

Y  desconocido  al  premio, 
N'o  seáis  como  los  más. 
Pues  nacisteis  de  los  menos, 
Dejail  para  la  vulgar 
La  eniivoiiiencia  de  entero. 
A  esla  regla  de  olvidado 
Dadle  la  excepción  de  cuerdo, 

Y  sed  .  siendo  más  que  todos. 
Imitación  de  vos  mesn.o. 
Recompensad  ,  pese  á  ml , 
Todo  mi  honor  con  el  vuestro. 
Pues  en  la  sangre  os  compilo 

Y  en  el  amor  os  excedo. 
Del  uso  os  dejais  llevar, 
¿Y  queréis  gozar  tan  presto 
Del  haber  nacido  hombre 
El  infame  privilegio? 
No,  señor,  eso  no  os  halle 
Dentro  de  vuestro  conecto. 
Que  tanto  como  mi  fama 
A  vuestra  opinión  atiendo. 
Templaos  mas  en  las  violencias. 
No  deroguéis ,  poco  alentó. 
La  ley  que  habéis  promulgado 
En  favor  de  mis  deseos. 
Renovad  vueslra  palabra , 
Para  que  en  decente  lecho 
Unan  nuestras  voluntades 
Firmes  lazos  de  himeneo; 

Y  cuando  la  dilatéis. 
Que  la  confirméis  os  ruego. 
Que  á  vos  no  os  cuesta  un  cuidado 

Y  á  mi  me  vale  unconsuelo 
Ya  porque  habéis  profanado 
De  mi  honestidad  el  templo, 
¿Agrava  para  mi  culpa 
La  obstinación  de  quereros? 
Pues  quereros  pienso,  Conde ; 

Y  asi  con  aljófar  nuevo 
Que  en  mis  párpados  por  concli:is 
Cuajó  el  mar  del  senlimienlo, 
Substituyendo  á  mis  ojos 
De  mi  labio  los  secrelos. 
Que  en  el  deshonor  es  bien 
Hable  más  quien  habla  méms , 
Os  ruego  (aun  este  es  mi  daño) 
Que  am-inle,  si  podéis  serlo, 
A  la  coyunda  durable 
Rindáis  el  erguido  cuello  ; 

Y  si  no,  viven  mis  ojos. 
Que  llamasteis  vuestros  cielos, 
()ue  he  de  reducir  en  iras 
Cuanto  en  caricias  dispenso. 
De  mi  razón  y  mi  agravio 
He  de  forjar  tal  acero. 
Templado  al  fuego  del  alma 
En  la  fragua  de  mi  esfuerzo. 
Que  con  él ,  si,  vive  Dios, 
Os  he  de  hacer...  mas  no  quitro 
Obligaros  con  rigores. 
Cuando  con  finezas  puedo. 
Hermosa  soy,  y  es  vergüenza 
Desconfiar  de  mi  lan  presto. 
Pues  rogar  con  amenazas 
Es  decir  que  no  os  merezco; 

Y  asi  airada  y  amorosa. 
Con  ruegos  os  amonesto, 

1  dude       Con  enojos  os  aviso. 
Con  iras  os  aconsejo. 
Que  os  reduzcáis  cariñoso, 
Que  os  reconozcáis  disrreio. 
Que  os  delerniineis  activo, 

Y  que  os  resolváis  atento 


A  avivar  segunda  vez 
Ese  ya  templado  incendio. 
Puesto  que  para  prenderle 
Os  estoy  prestando  el  fuego. 
Por(|ue  si  vuelvo  á  enojaimc , 

Y  estas  venganzas  remuevo. 
Que  en  el  fundo  de  mi  llanlo 
Han  hecho  amoroso  asiento. 
Indignada,  como  hermosa , 
Rabiosa ,  como  con  celos , 
Resuelta,  como  sin  honra  , 
Airada,  como  sin  riesgos. 
Os  sabré  dar  el  castigo 

Que  merecen  vuestros  yerros , 
Pues  mucho  más  que  mi  agravi 
Senliré  vuestro  desprecio. 

CONDE. 

Fénix  peregrina  y  bella. 
Raro  prodigio  de  amor, 
Para  tanto  prado,  flor. 
Para  tanto  cielo,  estrella ; 
De  enamorado  os  confieso 
Que  al  mirar  vuestra  beldad , 
También  con  la  libertad 
Llegaba  á  perder  el  seso. 
Pero  ya  con  los  despojos 
De  vuestro  llanto  y  mi  ruego , 
Si  ánies  mi  amor  era  ciego, 
Agora  es  amor  con  «jos; 
Que  vueslro  prometí  ser 
Me  habéis  llegado  á  culpar; 
¿Quién  no  promete  al  desear 
Por  llegar  al  merecer? 
Yo  os  prometo  ser  constante 
En  lazo  más  cariñoso. 
Como  olvidando  lo  esposo 
Me  consintáis  en  lo  amante. 
Esta  entereza  segura 
Que  de  mi  fe  compro  al  precio. 
Aunque  le  llamáis  desprecio, 
Yo  le  nombraré  cordura. 
Hoy  me  suspendo  neutral 
Por  no  ver  sin  vista  á  un  dios : 
Sois  hermosa ,  pero  vos 
No  habéis  nacido  mí  igual. 
Decir  que  da  calidad 
A  la  sangre  la  hermosura  , 
Sobre  opinión  mal  segura 
Es  necia  vulgaridad; 
Mas  tened  por  infalible 
Que  os  he  de  amar  y  querer; 
Pero  este  amor  ha  d"e  ser 
Solamente  en  lo  posible. 

Y  siempre  en  el  casamíeulo, 
Si  lo  discurrís  mejor. 
Mucho  más  que  por  amor 
Se  quiere  por  cumplimiento. 
Antes  con  violento  ardor 
Sólo  os  quise  porque  os  vi , 

Y  después  que  os  merecí 
Os  quiero  con  más  amor. 
Serviros  quiero  y  pagar 

Lo  más  que  os  puedo  deber  ; 
Pero  aunque  os  debo  querer. 
Yo  no  me  puedo  casar. 
Y,  en  fin,  no  fuera  decencia 
Que  engañada  os  deje  aquí: 
Vos  sois  discreta,  y  así 
Me  voy  con  vueslra  licencia. 

De  suerte ,  oh  vil  homicida 
De  mi  honra  perturbada. 
Que  por  no  verme  engañada 
Quieres  dejarme  ofendida : 
Sin  que  cumplas  no  saldrás 
Lo  que  tu  amor  prometió. 

COMiE. 

¿Deque  te  quejas,  si  yo 
Quiero  como  los  demás? 

FÉNIX. 

Con  mis  iras  le  amenczo. 


Or.LIGADOS  Y  OFENDIDOS,  Y  GOIíHON  DE  SALAMANCA. 


CONDE. 

Fénix,  de  ti  ¿qoién  temió? 

BEATRIZ.  (.4p.) 

Loque  más  le  alabo  yo 
Es  el  buen  desembarazo. 
¡Bergantes  hombres,  esto  efi 
Ser  rocas  y  ser  diamantes! 
¡Cuáles  son  antes  del  antes! 
¡Cuáles  después  del  después! 

FÉ^^lX. 

Dar  6  mi  pena  un  consuelo 
Atajándote  podré. 

CONDE. 

No  me  tongas  que  echare. 
Fénix,  la  puerta  en  el  suelo. 

FÉ.NK. 

Ta  tu  crueldad  me  da  indicio 
De  tu  inilignado  rigor, 
Que  á  quien  derribó  un  honor, 
¡Qué  le  estorba  un  edificio? 
lias  si  vastan  hilo  ahilo. 
Cuando  á  tu  desden  igualo. 
No  las  lágrimas  que  exhalo 
Sudores  si  que  destilo. 
Si  pueden... 

CONDE. 

¡Grande  porna! 

FÉNIX. 

Cosstantes... 

CONDE. 

¡Grave  pensión! 

FÉNIX. 

Concertar  tu  corazón 
Las  ansias  de  la  fe  mia, 
I'orque  mi  esperanza  incierta 
El  puerto  pueda  lograr... 

CONDE. 

¿Qué  quieres? 

FÉNIX. 

Quiero  rogar... 
(Llaman.) 
¿Qué,  llamaron  á  la  puerta? 

BEATRIZ. 

Tu  padre  nos  ha  sentido. 

FÉMX. 

¡Válgame  Dios!  Qué  he  de  hacer? 
Vos  os  habéis  de  esconder. 

CONDE. 

En  mi  vida  me  he  escondido. 

FÉNIX. 

¿No  veisque  si  le  abro  aquí 
Nos  ha  de  hallar  á  los  dos? 
V  esto  no  lo  haréis  por  vos. 

CONDE. 

¿Pues,  por  quién  ,  Fénix? 

FÉNIX. 

Por  nsi. 

CONDE. 

Pues  que  me  arroje  me  deja 
Por  huir  esta  ocasión 
Agora  desie  balcón 
A  la  calle. 

FÉNIX. 

Tiene  reja. 

CONDE. 

Pues  yo  no  me  he  de  ocultar. 

FÉNIX. 

Esto  habéis  de  hacer  por  mi. 
DON  LUIS.  (Dentro.) 
Ah ,  Beatricilla ,  abre  aqui. 

BEATRIZ. 

Ya  voy.  Señor. 

CONDE. 

¡Qué  pesar! 


FÉNIX. 

¿Esto  en  tal  nobleza  cabe? 
¿Esto  es  fineza?  ¿Es  amor? 

DON  LUIS. 

¿No  aciertas  i  abrir? 

(Anda  Beatriz  con  la  llave  en  la 
puerta.) 

BEATRIZ. 

Señor, 
Está  dañada  la  llave. 

FÉMX. 

¿Asi  de  mi  opinión  cierta 
Profanáis  la  fama  aquí? 

DON  LUIS. 

fíchame  la  llave  á  mi 
Por  debajo  de  la  puerta. 

BEATRIZ. 

Cogióme,  todo  lo  sabe. 

CONDE. 

Fénix,  pues  si  esto  ha  de  ser... 

FÉNIX. 

Acabaos  de  resolver. 

BEATRIZ. 

No  puedo  sacar  la  llave. 

DO!»  LUIS. 

Acaba. 

CONDE. 

A  esta  sala  entro. 
(Métele  en  la  reja  y  cierra  la  ventana.) 

FÉNIX. 

Aquí  te  puedes  quedar. 
Porque  le  podrán  hallar 
Si  te  escondes  allá  dentro. 

coriDE. 
Cn  bronce  obstiD)do  labras. 

FÉNIX. 

Entra  en  la  reja. 

CONDE. 

Si  haré. 

FÉNIX. 

¿Has  cerrado? 

CONDE. 

Ya  cerré. 

FÉNIX. 

Bien  puedes  abrir. 

BEATRIZ. 

Pues  abro. 
Sale  DON  LUIS. 

DON  LUIS. 

Fénix,  ¿lú  vestida  aqui? 

BEATRIZ.    (.\p.) 

Todo  lo  llegó  á  escuchar. 

FÉNIX. 

Señor,  oite  llamar, 
Y  salgo  á  buscarte  asi ; 
De  tus  dolores  prolijos 
Di  el  sentimitnlo  mortal; 
Declara ,  señor,  ln  mal : 
Di,  ¿qué  tienes? 

DON  mis. 
Tengo  hijos. 

BEATRIZ.  (Ap.) 

É\  siente  de  tu  deshonra 
;Ay  Dios!  la  mortal  herida. 

DON  LUIS. 

Que  me  han  de  coslar  la  vida. 
Pues  me  han  de  quitar  la  honra. 

(Ap.  Por  mí  lo  dice  sin  duda. 
Sin  duda  al  Conde  sintió.) 
Señor,  Si  fué  culpa  yo... 


FÉNIX. 

Estoy  muda 

DON    LUIS. 

En  cosas  del  pundonor 
No  puedo  tener  paciencia 

FÉMX. 

(.4p.  Yo  le  digo  mi  dolencia 
Al  remedio  de  mi  honor.) 
Yo  confieso  que  infiel 
Tu  decoro  profanó, 
Pero  palabra  medió... 

DON  LUIS. 

No  estés  volviendo  por  él 

Ni  con  promesas  te  encante, 

Que  tantas  veces  las  dijo. 

Que  aunque  es  tu  hermano  y  mi  hijo. 

Le  basta  ser  estudiante. 

A  Flándes  le  quiero  enviar  : 

Sirva  al  rey,  cuerpo  de  Dios. 

FÉNIX. 

(Ap.  Corazón  volved  en  vos.) 
Señor,  diine  tu  pesar. 
Declárame  tus  cuidados. 


¿Qué  ha  sido,  Señor? 

DON  LUIS. 

Perico 
Me  ha  jugado  cien  ducados. 

FÉNIX. 

¿Por  eso  te  desesperas? 

DON  LUIS. 

No  espere  de  mi  una  blanca  , 
No  h;i  de  ir  más  á  Salamanca  : 
Los  ladrones,  á  galeras. 

FÉNIX. 

r.n  efecto,  ¿no  dirás 
('.(iiun  tan  larde  has  sabido 
Lo  que  aqui  me  has  referido? 

DON  LUIS. 

Escúchame  y  lo  sabrás  : 
Ya  sabes  tú  que  le  di 
iJn  real  sobre  otro  contados 
Para  el  curso  cien  ducados 
No  há  diez  dias. 

Señor,  si. 

DON   LUIS. 

Puesporque  á  piedad  me  obliguo 
A(iuesta  noche  ha  llegado 
El  iiicaro  del  criado 
Cuu  esta  carta. 

FÉNIX. 

Prosigue. 

DON  LUIS.  (Lee.) 

« Jesús,  María  y  José. —  Padre  y  Se- 

sñor  :  Por  esta  sabrá  vuesa  merced 

ícomo  he  jugado  el  dinero  del  curso; 

•  pero  consuélese  vuesa  merced  que 

•  lo  perdi  con  cincuenta  y  cinco;  no  me 
«sucederá  otra  vez,  por(|ue  tengo  he- 
»chn  juramento  de  no  envidar  sin  te- 
snerlas  de  mano.  Ya  sabe  vuesa  mer- 
«eed  que  el  que  no  come  tiene  pena 
»de  muerte :  vuestra  merced  tiene 
«obligación  de  sustentarme,  que  yo 
»no  le  pedi  que  me  engendrase.  Yo 
«estoy  tan  quieto,  que  ya  no  dejo  que 

•  nadie  riña  conmigo.  Ayer  me  rogó 
iitnnlo  un  aragonés,  que  le  costó  un 
»ojii  de  la  cara;  porque  vuestra  mer- 
Bced  iiu  diga  i|Me  soy  perdido,  ahi  le 
«envió  á  C.risiiiiiillo;  vuestra  merced 
>mc  le  \uclva  á  enviar  luego  al  punto 


"-t  COMEDIAS 

•  con  el  plus,  por  olro  nombre  pecu- 
«nia.  Gii;irile  Dios  a  mi  pailrecito,  viejo 
Ȓle  mi  alma,  ImijUre  de  mis  ojos.  Sa- 
«lamanca  y  postrero  de  Ociubre.  Su 
«humilde  hijo,  Perico.  Vuestra  mer- 
!ced  diya  á  mi  hermana  me  enco- 
i-niiende  á  Dios,  que  yo,  aunque  in- 

•  digno,  me  acuerdo  della  en  mis  ora- 
íciones.» 

iHay  tauRranbellaqueria! 
Yo  apostaré.  Fénix,  yo 
yueen  toda  su  vida  no 
lia  rezado  Ave  María ; 
Pero  que  vieses  quisiera 
A  eslütro  medio  estudiante  : 
¡Ah  Crispinillo,  ah  ,  bergante  I 

CRISPIMLLO. 

¿Señor? 

DON  LUIS. 

Salid  acá  fuera. 

Sale  CRISPIMLLO  vestido  de  gorrón, 
con  unas  alforjas,  bolas  y  esp:it'li:s. 

CRISPINILLO. 

Adsum. 

DON  LDIS. 

¿Vos  venis,  en  üji, 
Desde  la  Universidad? 

CRIEPI.MLLU. 

Eliam  Domine. 

DON    Ll'IS. 

Callad, 
Picaron  ,  no  habléis  latin. 

CRISPIMLLO. 

Son  possum. 

DON  mis. 
No  me  engañéis, 
Muy  preciado  de  estudiante, 
(.011  decirme  á  cada  instante 
Tres  latines  que  sabéis ; 
¿Con  bolas  y  con  espuelas 
Y  alforjas?  no  lo  he  entendido, 
¿Pues  sobre  qué  habéis  venido? 

CltlSPIXlLLO. 

Señor,  sobre  cuatro  suelas. 


La  industria ,  por  Dios ,  me  agrada. 

CRISPIMLLO. 

Kslo  es,  si  queréis  oillo. 
Como  f!  (lue  trae  un  palillo 
Sin  haber  comido  nada. 

DON  LDIS. 

Cid. 

CnlSPINILLO. 

¿Qué  mandáis? 

DON  LDIS. 

Yo  OS  llamo... 

CRISPINILLO. 

¿Qué  es  lo  que  vuarced  pretende' 

DON  LUIS. 

¿No  me  diréis  en  qué  entiende 
Kl  ladrón  de  vuestro  amo? 
¿Qué  vida  trae  ó  que  hace  ? 

CnlSPlMLLO. 

En  fin ,  Señor,  me  mandáis... 

DON  i.uis. 
Que  su  vida  me  digáis  : 
Decídmela. 

CRISPINILLO. 

Queme  place; 
Pero  habéis  de  estarme  alentó 
A  mi  labia  prevenida  , 
Pues  de  paso  con  su  vida 
Os  pintaré  su  aposento. 
Nuestro  estudiante,  amo  mió, 
V  seis  que  con  él  están, 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

Vive  pegado  al  Dean , 

Junto  a  la  Puerta  del  rio, 

Que  para  sus  malas  mañas, 

Es  barrio  de  mejor  modo; 

Tiene  el  aposento  todo 

Colgado  de  telarañas , 

Adonde  pudieras  ver 

De  cordeles  y  de  pino 

Una  cama  de  camino 

Como  muía  de  alquiler ; 

Y  advierto  que  no  te  espanto 
Verla  tan  mal  comparada. 
Pues  sobre  ser  alquilada 

Se  derrienga  cada  iiislanic. 
No  hay  más  pintura  y  reliuto 
En  su  aposento  infiel 
Que  una  espada  y  un  broquel 

Y  un  candil  de  garabato ; 
Hay,  por  si  comer  previene, 
(Porque  hay  diasque  se  trae) 
Una  mesa  que  se  cae 

Y  una  silla  que  se  tiene. 
Compró,  por  si  acaso  hiela. 
De  paño  una  mala  capa; 
Tiene  un  espejo  sin  lapa, 

Y  un  cepillo  que  se  pela. 
Tan  vieja  guitarra  en  ser 
Toca,  en  muchas  ocasiones  . 
Que  á  no  ser  por  los  boiduiu's 
No  se  pudiera  tener; 

Tiene  un  arca  infame  luego 
Peg:ida  junto  á  la  cama, 
Muy  maldita  para  dama 
Porque  se  abre  á  cada  ruegn. 

DON  LUIS. 

¿En  qué  entienden,  os  prcgunio, 
Él  y  Otros  seis  de  Madrid 
Qué  viven  juntos? 

CRISPINILLO. 

Oid 
Loque  hacen  punto  por  punto. 

FÉNIX.  {Ap.) 
Que  el  Conde  escucha  imagina 
Lo  que  habla. 

BEATRIZ.  (.4p.) 
Oir.i  mil  consejos: 
Mas  no  puede ,  que  eslá  lejos , 

Y  está  echada  la  cortina. 

FÉNIX.  [Ap.  á  Beatriz.) 
Este  secreto  que  allano, 
A  mi  fama  corresponde  , 
Que  no  ha  de  saber  el  Conde, 
Si  puedo,  que  tengo  hermano. 

CRISPINILLO. 

Para  limpiar  la  persona. 
Servirse  con  opinión , 
Cada  uno  tiene  un  gorrón  , 

Y  lodos  una  gorrona ; 

Y  no  pienses  que  es  delito 
Cometido  al  pundonor. 
Porque  su  amor  no  es  amor, 
Que  es  meramente  apetito. 
Que  se  levanta  sabrás 

A  escuelas  con  atención , 

Y  no  á  estudiar  la  lición 
Sino  á  estorbar  los  demás. 
Tanto,  que  en  mil  ocasiones 
De  todos  sus  compañeros 
Va  derramando  tinteros 
Para  borrar  las  lecciones. 
Va  luego  (no  miento  cierto) 
Que  esta  es  su  costunibie  y  gu 
Maña,  al  mono  de  Tolii 

A  comer  huesos  de  muerto ; 

Y  ciertamente  que  es  gloria 
Verle  cuan  hábil  y  átenlo 
Los  cume  de  enteiidimieiUo 

Y  los  pag:i  de  memoria. 
A  su  hora  señalada 

A  comer  la  olla  contina, 


DE  ROJAS. 

Va  con  hambre  estudiantina, 
Que  la  canina  no  es  uada ; 
Comen  lodos  en  un  plato, 

Y  aguardando  á  que  él  empieco. 
Cuando  ellos  comen  parece 
Que  lo  comen  de  barato. 
Cencerrea  la  guitarra. 

Va  á  jugar  zaino  y  cruel 
Espada  ,  daga  y  broquel, 
Después  á  tirar  la  barra. 

Y  mientras  la  noche  espera , 
Juega  con  mucha  quietud 
Los  tres  juegos  de  virtud  : 
Dados  ,  pintas  y  primera. 

Si  juega  y  pierde ,  al  instante 
Vuelve  con  resolución 
Todo  el  juego  en  colación. 
Pues  se  acaba  en  Alicante. 
De  noche  se  va  al  mercado , 
Si  no  hay  otro  mal  que  hacer. 
En  otro  traje,  á  correr 
Asadiircs  de  adobado. 
Luego  á  ver  amigos  pasa 
A  escudriñar  y  á  inquirir 
Dónde  habrá  algo  que  reñir: 
Si  no  lo  bay,se  vieneácasa. 
Quiérese  luego  acostar, 
Hágole  blanda  la  cama  , 
Da  treinta  voces  al  ama 
Que  le  suba  de  cenar. 
Llegan  los  tres  mentecatos 
Con  un  respeto  qne  admira. 
Si  alguien  come  más,  le  tira 
Los  libros ,  porque  no  hay  plot:; 
Rezar,  aun  no  sabe  tanto. 
Reñir,  es  cosa  precisa. 
Estudiar,  cosa  de  risa. 
Hacer  mal,  cosa  de  llanto. 
En  la  copia  puedes  ver 
Que  mi  lengua  le  pintó. 
El  hijo  que  le  costó 
Tanto  trabajo  de  hacer. 
Ya,  Señor,  le  le  be  pintado ; 
Mira .  aunque  más  te  le  pida , 
Si  habrás  gastado  en  tu  vida 
Dinero  tan  mal  gastado. 

DON  LUIS. 

Vos  sois  lindo  relator, 

Y  de  Perico  imagino 
Que  lleva  lindo  camino 
De  parar  en  oidor; 

Su  mala  vida  he  sentido 
Con  más  disgusto  que  pena: 
¿Tiene  alguna  cosa  bui'iia  .' 

CRISPIMLLO. 

Si,  Señor; es  muy  perdido, 
Muy  activo,  muy  cabal, 
(lis  que  uno  y  otro  te  cuento) 
En  prometer  muy  atento. 
En  cumplir  muy  puntual; 
Muy  corles,  muy  advertido, 
Valor  y  prudencia  mide. 
Lo  que  presta,  no  lo  pide. 
Lo  qne  da,  lo  da  sin  ruido. 

Y  respete  su  valor. 

Si  es  que  de  vivir  gustare. 
Cualquiera  que  le'locárc 
En  la  punta  del  honor. 
Porque  no  hallaras,  recelo. 
Del  mundo  en  la  variedad. 
Caballero  de  ciudad 
Que  esternas  bien  en  el  duelo. 

DON  LUIS. 

Por  Dios,  que  me  da  alboro70 
Lo  que  Crispin  me  ha  conlado, 
El  niuchaehoesini  traslado. 
Yo  era  ansi  cuando  era  mozo. 
Yo  me  determino,  puos 
De  aqueste  modo  lo  quiero, 
Hemitirle  algún  dinero: 
Juegue,  que  muchacho  es. 


CnISPIMLLO.  (,4p.) 

Uucbo  el  diuero  dilala. 

FÉNIX.  (Ap.) 
Acabad  de  llegar,  males. 

DON  I.DIS. 

Crispin,  aquí  están  cabales 

Doclenlos  reales  de  piala  : 

Dádselos.    {Saca  dinero  en  un  bulto.) 

CRISPi:ilLLO. 

Harélo  así; 
Piadoso  padre  te  llamo. 
(ip.  Si  él  supiera  qne  mi  amo 
Ha  tres  dias  que  está  aquí.) 
Yo  parto  á  buscarle  adondi; 
Mi  amo  me  está  esperando ; 
Volé  dejé  galanteando 
La  hermana  de  cierto  Con'le, 
Que  le  be  de  encontrar  es  llano. 

DON  LDIS. 

Idos,  pnes. 

CKISPIWLLO. 

Servirte  quiero; 
íPero  no  me  da  dinero 
Para  que  envide  una  mano  ?      ( Vast\ 

DON  mis. 
Vete  á  acostarte  al  instante, 
Porque  aun  no  serán  las  dns. 
Ah!  si,  llamadle  por  Dios, 
Que  se  olvidó  lo  importante, 

Y  eslo  más  le  avisaré 
Que  prevenirle  quisiera ; 
Llámale  por  la  escalera. 

BEATRIZ. 

jCrispinillo?  Va  se  fué. 
Que  lia  volado  es  cosa  llana, 
Como  el  dinero  ba  cogido. 

DON  LOIS. 

Aun  no  se  puede  baher  ido ; 
Llámale  por  la  ventana. 

BEATRIZ. 

Para  qne  mejor  le  halle, 
(Supuesto  íiue  ya  se  fué), 
Si  lo  permites  saldré 
Ala  puerta  de  la  calle  : 
Asi  remediado  está. 

DON  mis. 
No,  no,  poraqui  es  mejor. 

FÉNIX. 

Espera,  lente,  Señor. 

DON  LOIS. 

Quita. Fénix,  que  se  irá. 

FÉNIX. 

¿Qué  le  quieres? 

DON    LUIS. 

En  verdad. 
Que  es  justo  que  le  prevenga. 
Que  o?año  no  se  nos  venga 
La  Pascua  de  Navidad. 

FÉNIX. 

Él  lo  evitará ,  supuesto 
Que  tan  airado  le  ve. 

DON  LOIS. 

Desde  aquí  se  lo  diré 
(Abra  la  ventana  para  llamor  al  estu- 
diante y  topa  al  Conde  embozado.) 
A  Crispinillo...  ¿Qué  es  esto? 

CONDE. 

Co  hombre  que  en  vuestra  casa 
Oculto  deíta  manera 

Y  desla  determinado 
Pone  su  vida  en  defensa. 

DON   LUIS. 

Hombre  que  dices  lu  culpa 
En  lu  propia  resistencia , 
¿Quién  eres? 
R. 


OBLIG.\UOS  V  OFENDIDOS,  Y  GORRÓN  DE  S.\LAMANXA. 

Ni  el  acero  de  las  canas 
Ni  los  tilos  de  la  lengua. 


CONDE. 

A  esas  preguntas 
Diera  sangrientas  respuestas 
A  bailaros  con  una  espada. 

DON  LUIS. 

Dejadme  salir  por  ella. 

CONDE. 

Ya  espero. 

FÉNIX. 

Padre  y  Señor, 
Advierte... 

DON   LOIS. 

No  me  detengas. 

FÉNIX. 

Que  con  templar  una  ira 
Todo  un  honor  aprovechas. 

DON  LLIS. 

¿Pues  quién  es  el  que  á  mi  vida 
La  espada  indigna  sangrienta? 

FÉMI. 

En  errando  los  principios 
También  los  fines  se  yerran. 

DON  LDIS. 

En  mi  dolor  no  repares 

En  mi  enojo  ó  mis  querellas , 

En  lu  honor  es  bien  que  mires : 

¿Quién  es  el  que  en  mi  prese:ic¡ 

Obligándome  con  ¡ras. 

Me  hace  mayor  las  sospechas? 

FÉNIX. 

Señor,  mi  honor  es  primero 
Que  mi  vida ,  y  pues  intentas 
Médico  de  mi  honor  mismo 
Curar  tan  grave  dolencia. 
El  Conde  me  dio  palabra 
De  esposo. 

DON  LLlS. 

Bilo. 

FÉNIX. 

Y  con  eíla... 


Acaba. 


DON   LUIS. 


fe.m: 


Basta,  Señor, 
Que  ya  le  doy  hartas  muestras 
En  decirte  su  palabra 

Y  en  mostrarte  mi  vergüenza. 

DON  LUIS. 

Conde,  ó  quien  sois,  sólo  alcanzo 
L'n  consuelo  á  lanías  penas , 
Que  se  ha  de  acabar  mi  vida 
SI  no  se  acaba  mi  afrenta. 
A  Fénix  satisfaced 
Con  la  mano  en  mi  presencia , 
O  en  la  presencia  de  Fénix 
iMe  matad  ,  que  es  bien  que  wa 
Que  no  acaricio  la  vida 
Cuando  desdeño  la  ofensa. 

CONDE. 

Antes  con  la  indignación 
Os  irrité  á  la  defensa, 

Y  agora  con  la  templanza 
Está  mí  pasión  modesta ; 
No  aprovecho  yo  el  valor 

En  las  canas,  porque  es  fuerza 
Que  obre  un  valor  solamente 
Donde  hallare  resistencia. 
Ni  á  vos  de  esposo  presumo 
Premiaros  con  la  fineza. 
Que  si  no  la  voluntad, 
La  sangre  nos  diferencia  : 

Y  asi  á  vos  por  ser  tan  viejo. 

Y  á  vos  por  la  sangre  vuestra , 
Al  uno  mi  indignación  , 

Y  á  otro  niego  mi  promesa  ; 
Viejo  sois,  y  vos  mujer, 

Y  sabed  que  no  aprovechan 


La  razón  me  dé  la  espada. 


(Vate  yendo.) 


CONDE. 

No  me  obligaré  á  las  quejas. 

DON  LL'IS. 

¿Os  vais? 


¡Oh  cielos!  y  quién  pudiera... 
Estáis  muy  viejo. 

DON  LOIS. 

Es  verdad ; 
Pero  unas  cenizas  quedan. 

CONDE. 

Son  cenizas. 

FÉNIX. 

Otra  vez 
Será  fuego. 

CONDE. 

■*  Es  sin  materia; 

Y  pues  no  podéis  los  dos. 
Buscad  otro  que  os  defienda.     (Vflje.) 

FÉNIX. 

Yo  sabré... 

DON  LUIS. 

Fénix  ingrata , 
Quilate  de  mi  presencia. 

FÉNIX. 

Ya  yo  me  voy. 

DON  LDIS. 

¿A  qué  agaardas? 

FÉNIX. 

A  sentir... 

DON  LUIS. 

No  le  delengas. 

FÉNIX. 

Mi  dolor... 

DON   LUIS. 

¡Si  él  te  matara! 

FÉNIX. 

Mi  agravio... 

DON  LUIS. 

No  le  refieras, 
ffn  hijo  me  ha  dado  el  cielo; 
Enviar  á  llamarle  es  fuerza : 
Valor  tiene,  yo  estoy  viejo. 
;0b  si  los  cielos  quisieran. 
Que,  pues  las  otras  ignora , 
La  ley  de  venganza  sepa!  {Yase.) 

Salen  Ali.N'ESTO  y  cuatro  valientes, 
MELLADO  ¥  ZAJINTO,  valientes. 

arnesto. 
Aquj  le  hemos  de  esperar. 
valiente  1." 
Pues  muera  si  ha  de  morir. 

mellado. 
¿A  qué  hora  suele  venir? 

arnesto. 
Va  poco  puede  tardar; 
Aguardarle  es  importante 
lin  esta  esquina. 

UELLADO. 

Es  verdad. 


Cü 

ÍAJINTO. 

Pues  muera  si  ha  de  morir. 

ARNESTO. 

Y  homhre  que  sabe  reñir 
Con  diei  ó  doce. 

MELLADO. 

Meor. 


Y  solo  porque  me  enfada 
Le  pretendo  castigar. 

MELLADO. 

¿Cómo  le  liemos  de  matar, 
Üe  estocada  ó  cuchillada? 

VALIENTE  1." 

Como  viuiere  á  calor. 

ar:sesto. 
101  esliomlire  de  tal  modo 
l¡ue  será  menester  lodo, 
Porque  es  bizarro. 

UELLADO. 

Meor; 

Y  olvide  oeé  esos  cuidados. 
Que  yo  liaré  loque  digo. 
Que  en  mi  vida  he  sido  amigo 
De  pelear  coa  cuitados. 


Conozco  vuestro  valor 
Supuesto  que  os  he  elegido. 
Anintiun  hombre  he  temido, 
Y  éste  le  temo. 


ARNESTO. 

(Ap.  Pues  solicita  y  profana 
Este  atrevido  estudiante 
Con  apariencias  de  amante 
La  hermosura  de  mi  hermana , 
A  la  venganza  me  aliento, 
Que  á  mi  sangre  corresponde. 
Antes  que  mi  hermano  el  Conde 
Quiera  castigar  su  intento. 
Pues  porque  mejor  acierte 


¿Vela  vuested  que  es  tizona? 
Luego  la  verá  colada. 

{Melé  la  espala:) 
tiente  á  esta  parte  he  sentido, 
Lástima  me  hace  el  cuitado, 
Déle  uced  por  enterrado. 
Pues  que  la  gente  ha  venido 
Del  pendón  verde  y  la  heria , 
Todos  esperad  atentos. 

Sale  DON  PEDRO  DE  CÉSPEOES, 
estudianle  gorrón,  con  un  maníante, 
Y  CRISPINÍLLO  con  él. 

DON  PEDRO. 

;,No  le  dio  más  de  docienlos? 

CRISPIMLLO. 

Nompha  dado  más. 

DOMPEDRO. 

¡Miseria! 

CRISPIKILLO. 

Queel  viejo,  si  se  repara. 
Es  de  la  miseria  espejo. 

DON  PEDRO. 

No  hables  mal  de  mi  viejo. 
Que  le  corlaré  la  cara. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  I 

CRISPIMLLO. 

Yo  la  daré  por  cortada 
Si  mi  lengua  te  ofendió. 

DON  PEDRO. 

La  hermana  que  Dios  me  dio 
¿Tampoco  no  te  dio  nada? 

CRISPIMLLO. 

No  valió  para  los  dos 

Toda  mi  solicitud. 

No  me  dio  ni  una  salud. 

DON  PEDRO. 

Pues  que  no  se  la  dé  Dios. 

CRISPINÍLLO. 

Tu  intento  me  di  y  á  dónde 
Tu  amor  encendido  pasa. 

DON  PEDRO. 

Galanteo  en  esta  casa 
La  hermana  de  cierto  Conde, 
Que  es  un  titulo  ejtranjeio 
Ue  la  corte  desterrado ; 

Y  puesto  (|ue  hemos  llegado 
Hacer  una  seña  quiero. 

ARNESTO. 

1^1  es,  no  hay  sino  llegar. 

VALIENTES." 

No  liene  mala  persona. 

VALIENTE  1.° 

Tienda  oacé  la  peleona 

Y  déjenos  acá  obrar. 

DON  PEDRO. 

Llamar  quiero  por  aqui.         {Llama. 

CRISPIMLLO. 

iQué  se  atreviese  tu  amor 
A  la  hermana  de  un  señor, 
Titulo  de  Italia! 

DON  PEDRO. 

Si. 

CRISPIMLLO. 

¡Qué  determinado  ardor ! 
La  desigualdad  inUero 
Que  te  tiene. 

DON  PEDRO. 

¡Majadero! 
No  hay  más  sangre  que  el  valor. 

ARNESTO. 

Desla  manera  ha  de  ser. 
Empiece  á  obrar  esla  llama: 
¿Ab,  caballero? 

DON  PEDRO. 

¿Quién  llama? 

ARNESTO. 

Esta  calle  he  menester. 

CRISPINÍLLO. 

Pues  en  la  ceniza  dimos 

(Si  el  miedo  no  me  ha  engañado) 

Con  lodo  nuestro  cuidado. 

DON  PEDRO. 

¿Cuántos  vienen? 

ARRESTO. 

Seis  venimos, 
Qué  preguntáis  ¿no  lo  veis? 

DON  PEDRO. 

¿Seis  DO  más  hablan  asi  ? 

ARNESTO. 

¿Os parecen  pocos? 

DON  PEDRO. 

Si. 
Busquen  siquiera  otros  seis. 

CRISPINÍLLO. 

Señor,  si  en  la  cuenta  enlré 
Oe  aqueste  lance  importuno, 
Por  si  les  faltare  alguno, 
liusquen  cinco  y  yo  me  iré. 


DON  PEDRO. 

r.ien  dices ,  vele  al  instante  . 
Porque  un  gallina  es  sin  duda 
Antes  estorbo  que  ayuda. 


Acabemos,  seo  eslodiante. 

DON  PEDRO. 

El  ferreruelo  pongamos 
Guardado,  y  va  de  valor. 
Que  esto  hace  el  buen  nadador. 

{Compone  la  copa) 

ARNESTO. 

¿No  acaba  ya? 

DON  PEDRO. 

Ya  acabamos : 
{Ap.  Mucho  me  hablan  estos  dos.) 

¿A  este  tan  valiente  pir.Ia? 

DON  PEDRO. 

Pongo  la  vaina  en  la  cinta ,    (Póneh.) 

Y  empiezo  en  nombre  de  Dios. 

(Saca  el  montante  y  empiezan  rf  pflenr 
todos,  lino  á  un  lado  y  otro  n  nlrn. 
repartidos,  y  él  tirando  cada  /«.<- 
tante  y  apartándose  los  valientes,  y 
siempre  peleando  con  Arnesio.) 

VALIENTE   1.° 

Tire  vuasté  á  esotro  lado. 

ARNESTO. 

Que  esloy  herido  recelo. 

DON  PEDRO. 

Vive  Dios ,  que  este  mozuelo 
Me  ha  parecido  alentado 

Y  á  su  valor  os  responde. 

MELLADO. 

Ea,  (Jue  no  hay  que  temer. 

DON  PEDRO. 

Sin  duda  debe  de  ser 
El  hermanillo  del  Conde. 

ARNESTO. 

Mortal  me  discurre  el  hielo, 

Ya  lio  puedo  pelear. 

Él  me  hirió  y  le  he  de  matar. 

DON  PEDRO. 

Válgate  el  diablo,  el  mozuelo ; 
A  quien  eres  correspondes. 

VALIENTE  1.° 

Zajialo,  mosiradle  dientes. 

DON  PEDRO. 

No  pensé  que  eran  valientes 
Los  hermanos  de  los  condes ; 
A  estos  de  las  estocadas 
Quisiera  alcanzarles  yo. 
(Cae  don  Pedro  y  dan  en  ¿I  los  va- 
lientes.) 

MELLADO. 

Vive  el  cielo  que  cayó: 
Ea ,  sobre  él,  camaradas. 

DON  PEDRO. 

Ahora  porque  he  caido 
Tan  airados  embestís: 
Sois  cobardes. 

valiente!." 
Vos  mentís. 

Sale  EL  CONDE. 

CONDE. 

Qué  es  esto,  ¿á  un  hombre  rendido? 
Como  quien  está  á  su  lado 
Quiero  indignar  el  acero; 
Ea,  levantaos,  caballero. 

DON  PEDRO. 

Vida  y  honor  me  habéis  dado ; 
¿Qué  hacéis,  gallinas?  Apelo 


ODLIGADOS  Y  OFENDIDOS,  Y  GORRÓN  DE  SALAMANXA. 


De  mis  manos  á  mis  pk-s  : 
A  lIIüs,  Crispin;  ea,  pues. 

ARMESTO. 

Sliierlo  soy,  ¡válgame  el  cielo! 
{ditirenlot  acuchillando  el  Conde  p< 
Pedro.) 

Sale  CASANDRA  y  JACINTA. 

CASANDRA. 

¿Qué  es  eslo  que  hay  en  la  calle? 

JACINTA. 

Ruido  de  armas  escuché , 

Y  si  no  miente  el  oiiio 

A  vuestro  hermano  Inmhien. 

CASANDRA. 

Sin  duda  ([ue  con  dun  Pedro 

Ha  encontrado;  ¿qué  be  de  Lacei? 

JACINTA. 

¿Qué  es  posible  que  hayas  dado 
Kn  hacer  caso  decjuien 
Ni  de  tu  amor  sera  digno. 
Ni  aun  dij^no  de  tu  desden? 
¿De  un  estudiante? 

CASANDRA. 

Jacinta, 
No  me  le  nombres ,  pues  ves 
Que  es  muy  galán  y  valiente 

Y  yo  he  nacido  mujer. 
Por  burlas  empezó  amor, 

Y  aunque  por  hurla  le  hablé. 
Si  yo  le  escuché  de  veras. 
Que  es  señal  puedes  creer 
De  no  quererle  muy  mal 
Haberle  escuchado  bien. 

JACINTA. 

Salgamos  á  esotro  cuarto. 

CASANDRA. 

Desde  él  podremos  saber... 

Sale  huyendo  CRISPINILLO. 

CRISPINILLO. 

Aqui  de  vuestro  favor 

Y  aquí  de  vuestra  merced  , 
Que  sin  ser  valona  en  cesto 
Pienso  que  me  han  de  prender; 
Señora  ,  si  sois  piadosa, 
Escondedme  si  podéis 
Debajo  del  guardainfante 

Si  no  hay  otra  parte  en  qué ; 
Diez  alguaciles  me  siguen 

Y  escribanos  más  de  seis , 


A  un  hombre  ha  muerto  en  la  cülle 
Mi  señor,  y  otro  con  él 
A  seis  valientes  de  á  cuatro 
Dieron  heridas  de  á  diez  ; 
No  puedo  contaros  nada , 
Porque  estoy  tal ,  por  mi  fe , 
Que  me  iré  por  esta  parle 
Tf  aun  por  las  demás  me  iré; 
¥  asi  con  vuestra  licencia 
Quiero  escudriñar  y  ver 
Si  encontraré  algún  tejado 
Que  esté  á  mano  ó  esté  i  pié. 
ton  eslo  no  soy  más  largo; 
Perdonad ,  damas,  sabed 
Que  si  importa  no  ser  vislo,   , 
,    No  ser  oido  lanibien.  {Entrase.) 

I        Sa/en  EL  CONDE  T  DON  I'EDliO. 

'  CONDE. 

Ya  estáis  dentro  de  mi  casa 
Y  en  esta  pieza  podéis 
Iros  ¿esconder  en  tanto 
,   Que  yo  os  salgo  i  defender. 


DON  PEDRO. 

Ea  fin ,  vos  me  dais  palabra... 

CONDK. 

De  que  la  vida  pondré 

l'or  vos,  y  aun  mi  propia  honra 

Si  la  importare  poner. 

DON  PEDRO. 

Esa  palabra  os  admito. 

CONDE. 

Id  á  retiraros,  pues. 

ALGUACIL,  (üentre.) 
Entrad  todos  á  la  sala , 
Abrid  el  cuarto. 

CONDE. 

¿Quiénes? 
Safe  EL  ALGUACIL  MAYOR. 

ALGUACIL. 

Señor  conde  de  lielllor. 
En  vuestra  casa  entró  quien 
A  vuestro  hermano  dio  muerte  ; 
Esta  desdicha  sabed , 

Y  pues  dentro  desla  casa 
El  mismo  ofensor  tenéis. 
Vos  os  buscad  el  castigo 
Que  tan  necesario  es, 

Y  no  piense  generosa 
Templarme  vuestra  altivez, 
Que  he  de  ver  toda  la  casa. 

CONDE. 

{^p.  ¡Válgame  el  cielo!  ¿Qué  liaré? 
Mi  hermano  fué  el  que  murió 

Y  yo  fui  aquel  que  ayudé 

A  su  muerte,  ¿quién  se  vio 
En  tanta  desdicha,  quién?) 
Supuesto  que  está  en  mi  casa , 
Dejarme  mirar  podéis 
Todo  el  cuarto,  porque  yo 
Lo  más  oculto  veré. 
Esperadme  en  esta  cuadra. 

ALGUACIL. 

Si  es  tan  vuestro  este  interés , 
A  vos  os  toca  mandar 

Y  á  mi  toca  obedecer. 

{Vame.) 

CONDE. 

Cerrar  esta  puerta  quiero  : 
Vete  á  ese  cuarto  y  después 
Puedessalir  acá  fuera. 

CASANDRA. 

Mortal  te  obedeceré.  {Yasc. 

CONDE. 

Buscar  quiero  mi  venganza , 
Desta  manera  ha  de  ser , 
Yo  quiero  llamarle  agora. 
¿Ah,  caballero? 

DON  PEDRO. 

¿Quién  es? 
Sale  DON  PEDRO. 

CONDE. 

¿Conoceisme? 

DON  PEDRO. 

Ya  os  conozco, 
Sois  el  que  esta  noche  fué 
Quien  me  ayudó. 

CONDE. 

I'ues  decidr.íc, 
¿No  me  habéis  visto  otra  vez  ? 


No  os  he  visto. 

CONDE. 

¿Ni  tampoco 
Con  quien  reñísteis  sabéis? 


DON  PEDRO. 

Era  algo  oscura  la  noche ; 
Verdad  es  que  so.specbé 
Que  era  un  iiermano  del  conde 
De  Belllor;  mas  no  losé. 

CONDE. 

Ya  que  á  decírosme  allano 
Lo  que  sabéis  y  dudáis. 
El  muerto  es  el  que  pensáis, 

Y  yo  soy  el  que  es  su  hermano; 
La  mano  y  palabra  os  di, 

Y  yo  os  prometí  ayudar, 
Pero  nadie  puede  dar 
Palabra  que  es  contra  sí. 

DON  PEDRO. 

¿Pues  con  qué  se  satisface 
Lo  que  queréis  intentar? 

COiNDE. 

Con  que  os  tengo  de  matar. 

DON  PEDRO. 

D;iiculto?o  se  me  hace, 

Y  si  lo  (juereis  saber, 
Pucsio  (pie  solos  estamos 

Y  sois  valiente,  riñamos. 

CONDE. 

No  es  aqui  donde  ha  de  ser; 
Mejor  ocasión  espero. 

DON  PEDRO. 

Pues  esa  ocasión  buscad. 

CONDE. 

Lo  primero  imaginad 

Que  os  he  de  ayudar  primero. 

DON  PEDRO. 

Pues  llegad  á  declararme 
En  mi  animoso  temer. 
Cómo  á  un  tiempo  puede  ser 
Darme  muerte  y  ayudarme. 

CONDE. 

Ha  de  ser  desla  manera 
Lo  qne  atento  discurrí. 
Daros  el  ayuda  aqui , 
Pero  la  muerte  allá  fuera. 
Airado  á  un  tiempo  y  fiel 
He  de  resolverme,  en  fin : 
Esta  es  llave  del  jardin 
Bien  podéis  iros  por  él 
Si  mi  propio  dolor  labra 
La  venganza  que  protesto. 
Quedando  en  ella  bien  puesto. 
Quedo  mal  con  mi  palabra. 

Y  así  por  poder  pagaros 
Lo  que  tan  preciso  es  , 
Para  mataros  después 
Es  lo  primero  ayudaros. 

DON  PEDRO. 

Pues  preguntaros  es  bien 
Lo  qne  se  me  ofrece  aqui : 
¿Me  disteis  libertad? 


DON  PEDRO. 

¿Disteme  ayuda? 

CONDE. 

También. 


CONDE. 

Vuestra  espada  le  rindió. 

DON  PEDRO. 

¿Por  vos  vivo  yo? 

CONDE. 

Es  verdad. 

DON  PEDRO. 

¿De  suerte,  Conde,  de  suerte, 


08  COMKD! 

Que  s¡  no  ingrato ,  homicida , 
Os  rf  coiiii.eiiso  una  vida 
Con  la  cul|ia  de  una  niuerle'í 

CO.\DE. 

Cuanto  liablals  es  evidente. 

UOX  PEDRO. 

Pasemos  más  adelante, 

üue  esto  es  lo  más  importanlí. 

¿No  sabéis  que  soy  valiente  í 

CONDE. 

Reñir  á  mi  lado  os  vi 
Resueltamente,  por  Dios. 

DO^  PEDRO. 

l'nc;  algo  lie  de  hacer  por  vos 
Üe  cuanto  hicisteis  por  uii. 

COXDE. 

¿Qué  es  lo  que  intentar  queréis 
Con  unta  resolución? 
l)eci<lme  vuestra  intención. 

voy  PEDRO. 

Irme  donde  no  me  halléis, 
Y  pagar  discretamente 
Lo  que  os  tengo  prometido, 
Que  era  ser  desconocido 
Querer  ser  con  vos  valiente : 
En  nueva  ofensa  ha  incurrido 
Que  obliga  á  duelo  mayor 
Aquel  que  siendo  ofensor 
Va  á  buscar  el  ofendido. 
Yo,  pues,  que  templaros  trato. 
Esta  ofensa  que  en  vos  arde. 
Quiero  parecer  cobarde 
l'or  no  parecer  ingrato. 

COSDE. 

Aunque  me  obliguéis ,  por  Dins , 
Que  no  me  habéis  de  templar, 
Porque  os  tengo  de  buscar. 

DON   PEDRO. 

Yo  he  de  apartarme  de  vos. 

COMDE. 

No  moderáis  mi  pasión. 

DOiS  PEDRO. 

Yo  no  la  intento  evitar. 

COXDE. 

Digo  que  os  he  de  buscar. 

DON  PEDRO. 

Esa  es  vuestra  obligación. 

CONDE. 

Que  no  OS  provoco  ni  os  muevi. 
A  que  osado  os  arrojéis. 

DOX  PEDRO. 

Es  que  hacéis  lo  que  debéis, 
Y  yo  hago  lo  que  debo. 

CONDE. 

Pues  verénionos  los  dos. 

DON  PEDRO. 

Yo  pienso  que  no  os  veré. 

CONDE. 

^No  os  digo  que  os  buscaré? 

DON  PEDRO. 

Yo  me  apartaré  de  vos. 

CONDE. 

¡Esa  es  gallarda  osadía! 
Ved  iiue  parece  temor. 

DON  PEDRO. 

Muchas  veces  es  valor 
Una  honrada  cobardía. 

CONDE. 

Los  dos  somos  dos  extremos. 
Que  ofendemos  y  obligamos; 
Pero  si  nos  encoiilraraos , 
iQiié  hemos  de  hacer? 

DON  PEDRO. 

Reñiremos. 


AS  ESCOGIDAS  DE  DON  EHANC.ISCO 

I  CO.NDE. 

Idos,  no  os  hayan  sentido. 

I  DON  PEDRO. 

Ya  el  valor  se  ha  declarado. 
Yo  estoy  de  vos  obligado. 

CONDE. 

I  Yo  estoy  de  vos  ofendido, 
Y  hoy  he  de  ver  en  mi  suerle 
Mi  venganza  prevenida. 

DON  PEDRO. 

Procuraré  vuestra  vida. 


Vo  he  de  intentar  vuestra  muerte. 

j  DON  PEDRO. 

I  Serán  los  cielos  testigos 

De  la  fe  que  pongo  en  vis ; 
1  ¿Cómo  quedamos  los  dos  , 
I  Pues  me  ayudáis? 

CONDE. 

¡  Enemigos. 

'  DON  PEDRO. 

Pues  no  os  he  injuriado  yo. 

I  CONDE. 

;  Si,  pero  habeisme ofendido. 

DON  PEDRO. 

Y  aunque  no  os  he  convencido, 
¿Podré  reduciros? 

CONDE. 

No. 

DON  PEDRO. 

En  cfeto,  ¿no  os  obligo? 

CONDE. 

Ni  será  posible. 

DON  PEDRO. 

Adiós. 

CONDE. 

jVéngueme  el  cielo  de  vos '. 

DON  PEDRO. 

illágaos  el  cielo  mi  amigo ! 


JORNAD.V  SEGUND.\. 


Salai  CASANDRA  ,  EL  CO.NDE 

V  JACINTA. 

CONDE. 

No  parece  este  estudiante 
Ni  sé  dónde  se  ocultó. 

CASANDRA. 

¿Supiste  SU  nombre? 

CONDE. 

No, 
Y  era  lo  más  importante; 
Dile  libertad  fiel 
Con  debida  voluntad, 
Pero  en  toda  la  ciudad 
No  hallo  quién  me  diga  del. 
Mas  buscarle  determino 
De  mi  pasión  irritado. 
Del  más  oculto  poblado 
Al  más  desierto  camino. 


De  DO  hallarle  no  te  espantes , 
Que  como  es  esta  ciudad 
'lanibien  Universidad. 
Hay  variedad  de  estudiantes , 
Y  pues  que  no  ha  parecidu 
Tu  ofensor,  á  loque  intiero 
Debe  de  ser  forastero. 

CONDE. 

Eso  es  lo  que  he  presumido; 


DE  ROJAS. 
I  Y  dejando  á  mi  esperanza 

Con  irritada  advertencia, 

Y  liando  á  la  prudencia 
I  El  riesgo  de  mi  venganza , 

Les  quiero  comunicar 

A  las  luces  de  tu  espejo. 

Por  mirarme  en  tu  consejo 

Un  contento  y  un  pesar. 

Por  restaurar  mi  opinión  , 

Ya  sabes  tuque  sin  mi 

A  un  caballero  le  di 

En  la  corte  un  bofetón. 

Sabes  que  estará  irritado, 

Pues  yo  quien  le  ofendo  soy. 

Que  por  esta  causa  estoy 

En  Toledo  retirado. 

CASANDRA. 

No  me  vuelvas  á  contar 
Lo  que  sé ,  prosigue. 

CONDE. 

Digo, 
Que  me  ha  escrito  un  grande  ami^o 
Que  me  ha  venido  á  malar. 

Y  agora  aplicar  intento 
Con  afecto  desigual 

Al  acíbar  deste  mal 

Lo  dulce  deste  contento. 

También  me  ha  escrito  una  dama 

A  quien  traté  con  rigor, 

Oue  en  el  incendio  de  amor 

Vuelve  á  habilitar  su  llama. 

Y  no  admires  inhumano 
Violento  el  fuego  en  que  arde, 
Porque  siempre  olvida  tarde 
La  que  quiso  bien  temprano. 
Que  el  que  amor  solia  ser 

A  ser  di-lirio  se  pasa; 
Que  se  ha  mudado  á  otra  caí^a, 
Y,  en  lio  ,  que  la  vaya  á  ver ; 
A  dos  cuidados  me  obligo. 
Cuando  uno  y  otro  me  llama  : 
Uno  á  buscar  á  mi  dama , 

Y  otro  á  buscar  mi  enemigo ; 
Si  a  este  se  arroja  mi  amor. 
Queda  esotro  afecto  en  caluia  , 
Uno  es  incendio  del  alma , 

Y  otro  incendio  de  rigor; 

Si  aquella  ofensa  he  cumplido 
Con  satisfacción  bastante. 
Aquí  vengo  á  ser  amante 

Y  allá  no  soy  ofendido. 
Pues  en  lo  que  honor  recela. 
¿Cuál  me  ordenas  que  prosiga? 
¿Un  rigor  que  no  me  obliga  , 

O  un  amor  que  me  desvela? 

CASANDRA. 

Esto  quisiera  saber. 

COKDE. 

Di,  que  el  consejo  te  pido. 

CASANDRA. 

Una  dama  le  ha  ofendido. 

CONDE. 

¿Qué  importa  siendo  mujer? 

CASANDRA. 

Veme  respondiendo,  y  di. 
De  tu  pasión  mal  guiado, 
¿Esta  ofensa  que  has  callado 
Es  de  honor? 


CASANDRA. 

¿Y  desbocado  tu  ardor 
Quiere  entrarse  por  tu  labio 
A  renovar  el  agravio 
De  una  mujer? 

CONDÍ. 

Tiene  amor. 


CASANDRA. 

^\  lamo,  eu  fín,  acreditas 
i:s:is  pasiones  ingratas, 
(,ii]e  la  otra  ofensa  recatas 
^  :i  estotra  te  precipitas? 
I'iii's  menos  puedes  temer, 
Anmjue  el  consejo  te  asomlire , 
I  odo  el  agravio  de  un  homlin? , 
(,iue  el  duelo  de  una  mujer ; 
Aunque  ames  fuese  querida  , 
si  después  se  ve  ultrajada, 
Ks  ira  cuando  olvidada, 
¿Oué  será  cuando  ofendida? 

V  asi  por  seguro  digo. 
Entre  uno  y  otro  temor, 
One  solamente  tu  amor 
Es  tu  mayor  enemigo. 

V  estará  muy  ciego  ó  necio 
SI  por  lograr  tu  esperanza , 
Teniendo  la  otra  venganza 
No  temes  este  desprecio. 

CO.IDB. 

Ella  me  ha  enviado  á  llamar, 

V  esta  noche  la  he  de  ver. 

.^o  la  vuelvas  á  ofender 
Si  iio  b  intentas  premiar; 
I  rme  esia  nueva  mudanza  , 
i;  .iiiL>  advertido  y  discreto, 
,,Nh  t-alien  en  un  sugelo 
\'.l  jniuT  y  la  venganza? 

CO.-ÍDE. 

Oue  me  tiene  amor  advierto, 

V  le  he  de  corresponder. 

CASANDRA. 

El  amor  de  la  mujer 

No  se  sabe  cuando  es  cierto. 

CO>DE. 

No  ha*  de  llegar  á  obligarme , 
Ni  este  inceudio  templarás. 

CASAJiDRA. 

¿No  ves  el  riesgo  en  que  esiás? 
Mira... 

CONDE. 

Yo  sabré  gua^larme ; 
A  Otra  casa  se  ha  mudado. 
Según  escribe,  y  conmigo 
He  de  llevar  un  amigo. 

CASA.>DRA. 

Kn  notable  tema  has  dado ; 
Has  si  no  bastan  aqui 
Para  mitigar  tu  ardor 
Slis  ruegos  ni  mi  temor... 
{Llamen  recio.) 

CONDE. 

¿Llamaron,  Casandra? 

CASA.>DRA. 

Si. 

CONDE. 

Abre  esa  antesala ,  pues. 

CASA.XDRA. 

¡Notable  susto  be  cobrado! 

JACINTA. 

Voy  á  ver  quién  ha  llamado. 

CONDE. 

Acabad,  mirad  quién  es; 
Si  es  el  que  ofendí,  pensad 
Uue  he  de  esperarle  constante. 

Sale  UN  CRIADO. 

CRIADO. 

Señor,  aquel  estudiante 
A  quien  diste  libertad  , 

V  á  quien  con  tanto  cuidado 
Para  tomar  recompensa 

De  tu  duelo  y  de  tu  ofensa , 


lADOS  Y  OFE.NDIDOS,  V  GORIiO.N  DU  SA 
Por  la  ciudad  lias  buscado, 
Uice  que  te  quiere  hablar. 

CONDE. 

¿r.ómn  buscándole,  di , 
Me  viene  á  buscar  á  mi? 

CRIADO. 

No  lo  sé. 

CONDE. 

Dejadle  entrar. 
(Baja  el  Criado  trayendo  el  Eíludfrriite) 
Por  Dios ,  (|ue  no  le  he  entendido ; 
Nuevo  modo  de  templarme. 
Ofensor  viene  á  buscarme  , 
¿Que  hiciera  más  ofendido? 
I'erocon  mi  bizarría 
Que  no  corresponde  digo; 
Mas  él  llevará  el  castigo. 


CONDE. 

¿<",ómo  os  habéis  atrevido 
A  costa  de  vuestra  muerte 
A  poneros  desta  suerte 
Helante  del  ofendido? 
¿Ue  mi  valor  obligado 
No  disteis  palabra  aqui 
De  recataros  de  mi? 

DON  PEDRO. 

Es  verdad  que  yo  la  he  dado, 
Y  que  la  cumpliese  es  bien. 

CONDE. 

A  nueva  pasión  me  incito, 
,.No  sabéis  que  os  solicito 
Par4  mataros? 

DON  PEDRO. 

También. 

CONDE. 

¿Luego  vuestro  error  se  ve 
N  iuieudo  a  buscarmu  vos  ? 


Quedemos  solos  los  dos, 
yue  luego  os  responderé. 

CONDE. 

Vete,  hermana. 

CASANDRA. 

¡Quién  pudiera 
Templar  tan  grande  cuidado!    (Vasf  ) 

DON  PEDRO. 

Echad  fuera  ese  criado. 

CONDE. 

Tú  también  vete  allá  fuera. 
Para  esle  castigo  es  bien 
Aíurdaresta  dolencia  ; 
¿Qué  intentáis? 

DON  PEDRO. 

Si  dais  licencia 
Cierra  esta  puerta  también. 

CONDE. 

En  iln  ¿qué  (¡uereis  de  mi? 

DON  PEDRO. 

I  Que  leáis  este  papel , 
Pasad  los  ojos  por  él. 

'  COKDE. 

[  Dádmele,  pues. 

DON  PEDRO. 

Veisle  aquí. 

CONDE.  (Leijendo.) 

« Pedro :  Yo  estoy  sin  honra ;  el  ofen- 

»sor  es  poderoso ;  yo  estoy  muy  viejo; 

•  vos  me  dicen  que  sois  valiente :  estu- 

»diad  vuestra  venganza. 

»No  os  digo  quien  es  la  causa  de  mi 
«deshonra  basta  que  me  veáis,  ni  lir- 
»mo  hasta  que  me  venguéis,  que  no 


LAMANCA.  G9 

I  tes  razón  que  estén  Juntos  el  nombre 
I  «del  ofensor  y  del  agraviado,  ni  es  bien 
I  »que  se  nombre  vuestro  padre  quien 
>ino  tiene  honra  que  dejaros,  üius  os 
I  «guarde.» 

I  DON  PEDRO. 

¿Entendisteis  el  papel? 

CONDE. 

Digo  que  y»  le  he  entendido. 

DON  PEDRO. 

Un  padre  tengo  ofendiilo 

Y  mi  agravio  miro  en  él. 

CONDE. 

Pues  por  el  papel  pensad , 
yue  aunque  vuestro  agravio  veis.. 
Hasta  ahora  no  sabéis 
Quién  os  ofendió. 

DON  PEDRO. 

Es  verdad. 

CONDE. 

Ni  quién  lia  sido. 

DO.N  PEDRO. 

Es  asi; 
Esto  es  lo  que  lloraré. 
Ni  aun  el  mismo  agravio  sé. 

CONDE. 

¿Y  queréis  saberle? 

DON  PEDRO. 

SI: 
Pues  agora,  ilustre  Conde, 
Qu8  suspenso  os  calilico. 
Que  genero.so  os  venero, 

Y  vállenteos  determino. 
Vengo  á  ampararme  de  vos; 
Puriiue  aun(|ne  sois  mi  enemigo, 
Quien  fue  padrino  á  mi  vida 
Será  de  mi  honor  padrino ; 

Yo  os  di  palabra.  Señor, 
De  huir  de  vos  ;  mas  colijo 
Que  no  es  romperla  buscaros 
Por  tercero  de  vos  mismo. 
Yo  os  tengo  ofendido  á  vos  , 

Y  ofendido  un  padre  miro  ; 

El  que  me  ha  agraviado  ignoro. 

La  injuria  no  la  he  sabido. 

Pues  con  lágrimas  de  honor 

Que  por  el  alma  destilo. 

Que  estotras  que  al  rostro  salen 

Es  que  han  errado  el  camino, 

O  es  también  que  el  corazón , 

Con  apariencias  de  niño 

Sino  las  viene  de  pena 

Las  suele  brotar  de  vicio ; 

Os  pido  que  me  soltéis 

La  palabra,  y  también  pido 

Que  cnrrijals  ese  ardor, 

En  tanto  que  solicito 

A  mi  agravio  mi  venganza, 

A  mi  ofensor  el  cuchillo, 

A  mi  pasión  mi  valor. 

Mi  templanza  á  mi  delirio ; 

Seamos  amigos  en  tanto 

Que  es|iada  y  pasión  indigr.o 

Para  cobrar  este  honor 

Que  ya  consulto  perdido 

Tiempo  hay  para  nuestro  duelo, 

Y  antes  está  más  activo 
Para  obrar  con  más  violencia 
Un  rigor  envejecido; 

Si  yo  riñese  con  vos 
Agraviado,  y  por  arbitrio 
De  la  fortuna  os  matase. 
Quedaban  á  un  tiempo  mismo 
Sin  lustre  vuestro  valor, 

Y  vuestro  honor  destruido; 

Y  si  vos  me  dierais  muerte. 
No  quedabais  tan  bien  visto ; 
Pues  elegid  generoso 

Este  consejo  ó  aviso, 


C051EDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Ayudadme  á  lener  lionn , 
Pues  con  ella  conseyuimos 
L'os  honores,  vos  y  yo  : 
Vos  en  tener  enemigo 
Con  honra  ,  y  yo  lener  honra 
Para  ser  con  vos  más  digno. 
Mi  agravio  es  vuestro  también; 
Porque  si  vos  vengatÍTO 
Me  (iretenileis  dar  la  muerte, 

Y  esta  deshonra  no  evito 
Es  haceros  otro  agravio 
Vengaros  de  uu  ofendido. 

COJiDK. 

Ni  se  diga  quees  valiente 
Quien  no  fuere  compasivo. 
Ni  que  es  enemigo  grande 
Quien  no  supo  ser  amigo  : 
Amigo  soy  vuestro  en  unto 
Que  examináis  los  caminos 
l)e  cobrar  el  honor  vuestro ; 

Y  advertid ,  que  no  me  obligo 
Con  la  razón  que  me  dais. 
Que  ese  ha  sido  un  silogismo 
Que  le  oigo  como  aparente, 

Y  le  habláis  como  i  preciso; 
Tiempo  hay  para  mi  venganza 

Y  para  vuestro  castigo. 
Al  que  ha  sido  tan  bizarro 
Que  romperme  no  ha  querido 
Una  palabra  que  en  él 
Fuera  cumplirla  delito; 

Al  aue  siendo  tan  valiente 
Me  habla  tan  agradecido 
Que  mi  propia  obligaciou 
Me  cuenta  por  beneticio, 
Téngale  yo  obligación; 

Y  asi  desde  luego  digo 

Que  en  tanto  que  no  os  vengáis 

Y  que  sepáis  quién  ha  sido 
Quién  ofendió  á  vuestro  padre, 
Tengo  de  ser  vuestro  amigo; 
Pero  luego  que  vengado 
Soseguéis  el  brazo  altivo, 
Segunda  vez  irritado 

Mi  nueva  pasión  indigno. 
Esa  es  deshonra ,  esta  ofensa  , 
En  mi  no  hay  honor  perdido. 
Vos  echáis  el  honor  menos , 
Pues  ayudaros  elijo; 
Que  vuestro  amigo  he  de  ser 
Una  y  mil  veces  repito; 
Vuestro  enemigo  después. 
Porque  en  los  dos  se  haya  visto 
Por  duelos  y  obligación 
Ser  amigos  y  enemigos. 

DOn  PEDRO. 

Pues  este  rato  que  soy 
Vuestro  amigo,  sólo  os  pido 
(Porque  quiero  aprovecharme 
Del  tiempo  en  que  os  hallo  lino) 
Que  me  deis  los  pies. 

CONDE. 

Mis  br.TZijs 
Con  los  vuestros  califico. 


Pues,  Señor,  quedaos  agora... 

CONDE. 

tDónde  vais? 

DO^  PEDnO. 

Ya  determino 
Irá  buscar  á  mi  padre. 

COMDE. 

Esperaos ,  porque  be  temido 
No  haya  alguno  que  os  cono/r:i , 
Y  que  den  a  un  tiempo  aviso 
Al  corregidor  que  fui.stes 
Quien  mató  á  mi  hermano. 

DO.'S  PEDRO. 

Digo 
Que  decís  bien,  ¿pues  qué  haré? 


COXDE. 

Dentro  en  mi  casa  escondido 
(Poniue  hay  más  seguridad 
Donde  se  hizo  el  delito) 
Podéis  quedaros. 

D0.1  PEDRO. 

i  Y  cómo 
lie  de  vengarme? 

CONDE. 

Si  os  sirvo, 
Iré  á  buscar  vuestro  padre  : 
Decidme  quién  es. 

DON  PEDRO. 

No  elijo 
Que  sepáis  quién  es  mi  padre. 
Porque  si  mi  padre  mismo 
No  me  escribe  á  mi  su  nombre 
Con  ser  yo  su  propio  hijo 
Por  ver  que  está  deshonrado, 
iNo  fuera  bien  parecido 
Que  diga  yo  pronunciado 
Lo  que  él  me  ba  negado  escriio 

CONDE. 

Bien  decís;  en  este  cuarto 
Entrad  ,  que  yo  necesito 
Para  ir  a  ver  una  dama, 
A  quien  idolatro  tino, 
Por  asegurar  mi  vida 
Ir  á  buscar  á  un  amigo 
Que  me  guarde  las  espaldas : 
Descansad,  que  he  presumido 
Que  habréis  llegado  á  ToUdo 
Muy  causado  del  camino. 

DON  PEDRO. 

Esperad  por  vida  vuestra. 

CONDE. 

,;Qué  queréis? 

DON   PEDRO. 

No  me  couüo 
De  vos. 

CONDE. 

¿Porqué? 

DON  PEDRO. 

Porque  en  vos 
Aun  dura  el  ser  enemigos. 

CONDE. 

Decid  por  qué. 

DON  PEDRO. 

¡Vengo  yo 
Fiado  en  vos  á  deciros 
Todo  un  deshonor  que  llevo 

Y  un  agravio  que  suspiro, 
Fio  de  vos  mi  dolencia 

Y  todo  mi  mal  os  lio, 

Y  no  me  liáis  á  mi 
Idas,  yac 
que  no  sé  huir 

Vais  á  buscar  otro  amigo ! 
Quedaos  cou  Dios ,  señor  Conde. 

CONDE. 

;.No  veis  que  constante  miro 
Que  estorbo  vuestra  venganza 
Si  os  ocasiono  a  un  peligro? 

DON  PEDRO. 

¿Ello  no  ha  de  ser  noche? 

CONDE. 

Claro  es. 

DON  PEDRO. 

Pues  yo  me  convido 
A  guardaros  las  espaldas. 

CONDE. 

No  lo  consiento. 

DON  PEDRO. 

Ya  digo 
Que  he  de  ir  con  vos,  vive  Dios 


CONDE. 

Vuestra  quietud  solicito, 

Y  asi  estorbar  la  venganza. 

DON  PEDRO. 

Si  es  desconlianza.  os  aviso 
Que  en  llegando  á  dar  palabra  , 
Si  fuera  mi  padre  mismo 
Contra  vos.  contra  mi  padre 
Vibrará  el  acero  limpio; 

Y  aunque  importara  mi  honor 
(Prenda  que  tan  noble  estimo. 
Que  está  por  alma  del  alma 
Dentro  del  alma  incluido). 
Mi  propio  honor  no  mirara; 
Que  si  valiente  y  benigno 
l'oneis  por  mi  honor  el  vuestro, 
Al  vuestro  pospongo  el  mió. 

CONDE. 

Pues  no  os  quiero  replicar, 
üien  podéis  venir  conmigo. 

DON  PEDRO. 

Ya  para  acostarse  el  sol 
En  el  lecho  cristalino, 
Le  están  mnlleudo  sirenas 
Lus  transparentes  de  vidrio. 

CONDE. 

Pues  si  63  de  noche,  salgamos. 

DON  PEDRO. 

Otra  vez  agradecido 
:  Al  templo  de  vuestra  fe 
Me  entrego  ó  me  sacrifico. 

I  CONDE. 

¡Oh  cómo  os  soy  obligado 
Aunque  me  siento  ofendido! 

¡  DON  PEDRO. 

I  ¡Oh  cómo  una  sangre  luce 
I  De  la  bizarría  al  viso, 
í  Y  cómo  landiien  me  pesa , 
I  Que  estando  agora  tan  finos  , 
I  En  acabando  este  duelo 
'  No  hayamos  de  ser  amigos! 
(Vanse.) 

Salen  FÉNIX  y  BEATRIZ  con  /..■ 

BEATRIZ. 

En  fin,  ¿le  enviaste  á  llamar 
Habiéndole  ya  dejado? 

FÉNIX. 

¿Qué  he  de  hacer  si  no  he  cnconlraJo 
El  camino  de  olvidar? 
Dura  inapagable  ardor 
En  mi  ofendida  esperanza , 
Pues  le  quiero  por  venganza 

Y  tú  piensas  que  es  amor. 
Hele  llamado  (¡oh  cruel !) 
Por  ver  si  le  templo  así , 

I  Que  ha  de  estar  el  riesgo  en  mi 
Cuando  está  la  ofensa  en  él. 

I  BEATRIZ. 

Paga  su  temeridad 

Con  ingrata  recompensa, 

Y  no  achaques  á  su  ofensa 
Loque  hace  tu  voluntad. 

FÉNIX. 

¡Oh  quién  de  mi  llanto  al  precio 
Feriara  el  mal  que  ha  senlido. 
Porque  siento  más  su  olvido 
Que  mi  injuria  y  su  desprecio ! 

1  BEATRIZ. 

'  Tus  discursos  no  verás 

Qne  están  de  razón  ajenos ; 

;,EI  desprecio  sientes  menos 
I  Y  el  olvido  sientes  más? 

I  FÉNIX. 

I  Sé  que  no  es  pasión  muy  necia 
La  que  yo  lloro  advertida , 


ODLIGADOS  Y  OFENDIDOS,  Y  GORRÓN  Dli  SALAMANCA. 


ijiie  ul  que  desprecia,  no  olv!il;i, 
Tt-ro  el  que  olvida,  desprecia. 
El  que  amaEite  despreció. 
Si  áiues  quiso  á  una  mujer, 
Piieile  volverla  á  querer, 
l'iTi)  el  que  la  olvida  no; 

Y  I  Jii  mi  conclusión 
Ksin^  iifectos admira, 
lii'sprecio  es  pasión  de  ira, 

Y  el  ulvido  no  es  pasión. 
l.ue;;i)  hien  he  colegido 
Por  discurso  natural, 

Outí  el  desprecio  es  menor  mal 
^  niajor  el  del  olvido. 

BEATRIZ. 

DigM,  Kénix,  que  no  dudo 

l.'j  que  arguyes  ,  mas  me  espau: 

Que  discurrir  puedas  tanto. 

FÉNIX. 

Es  el  dolor  muy  agudo; 
Mas  deja ,  que  en  mis  enojos , 
O  puntual  ó  prudente 
Pague  en  aljófar  corriente 
Censo  de  plata  á  mis  ojos. 

BEATRtZ. 

DIme,  Señora,  en  rigor. 
Porque  tu  llanto  me  admira  , 
Tus  lagrimas  ¿son  de  ira 
O  son  lágrimas  de  amor? 

FÉMIX. 

En  mi  pena  y  mi  mudanza 
Facd  puedes  conocer, 
Que  estas  que  miras  verter 
Son  lagrimas  de  venganza. 

BEATRIZ. 

En  una  materia  locas 
yue  no  acierto  á  discurrir, 
En  qué  lo  be  de  colegir. 

FÉNIX. 

En  que  salen  tarde  y  pocas. 

BEATRIZ. 

¿Pues  qué  precisa  evidencia 
Me  has  asegurado  aquí 
Para  conocerlo  asi? 

FÉNIX. 

Óyelo  con  experiencia 

Para  entenderlo  mejor; 

Si  lo  reparas  verás 

Que  siempre  concurren  más 

Las  lágrimas  del  amor. 

Pues  ya  á  la  experiencia  llego; 

Como  este  cuerpo  mortal 

Es  un  leño  racional, 

Y  el  amor  le  prende  el  fuego, 
A  esotro  leño  imitando. 
Cuando  el  fuego  está  prendiencl 
Por  una  parte  está  ardiendo 

Y  por  otra  está  sudando. 
La  experiencia  por  despojos 
Distingue  con  atención, 
Arde  por  el  corazón  , 

Pero  suda  por  los  ojos; 
Pues  hoy  al  contrario  mira , 
Si  a  los  ojos  se  previenen  , 
La  diferencia  que  tienen 
Las  lagrimas  de  la  ira. 
No  hallando  la  ira  esperanzas 
De  ejecutar  sus  pasiones , 
Ni  por  la  boca  en  razones. 
Ni  por  el  brazo  en  vcnganzar, , 
Ardiendo  con  la  pasión. 
No  viéndose  satisfecho. 
Se  aprieta  dentro  del  pecho 
O  se  exprime  el  corazón. 
Pues  para  templar  su  ardor, 
A  los  ojos  los  da  en  tanto 
Aquel  (|ue  parece  llanto 

Y  es  un  leve  trasudor. 
Pues  si  cuando  me  provoco 


A  violentar  mi  ardimiento. 
Para  templar  mi  tormento. 
Lloro  tarde  y  lloro  poco, 
Por  evidencia  mejor 
O  por  consecuencia  admira 
Que  es  todo  mi  llanto  ira 

Y  no  llanto  mi  dolor. 

BEATRIZ. 

Mi  Señora  ,  á  lo  que  iunero. 
Como  la  noche  cerró, 
Gallo  que  ya  se  pasó 
Está  ya  en  su  gallinero; 

Y  la  noche  se  ha  trocado 
Más  cerrada  al  parecer 

t)ue  un  portugués  mercader 
Cuando  le  piden  prestado. 

FÉNIX. 

A  estas  horas  le  escribí 
Me  viese. 

BEATRIZ. 

íY  hasle  avisado 
Como  nos  hemos  muda  lo 
A  esta  casa? 

FÉNIX. 

Beatriz ,  si. 

BEATRIZ. 

Pues  aquí  esperando  estoy, 
A  esnlra  cuadra  se  ve, 

Y  la  seña  escucharé 
Del  Conde. 

FÉNIX. 

Pues  yo  me  voy. 

BEATRIZ. 

Saliera  tu  intento  vano 
Si  tu  hermano  le  encontrase. 
Que  es  posible  que  llegase 
De  Salamanca  tu  hermano. 

Y  porque  mi  duda  cuadre 
Esta  advertencia  prevengo. 

FÉNIX. 

Yo  le  he  dicho  que  no  tengo 

Mas  pariente  que  á  mi  padre. 

Que  como  sin  ver  mi  honra 

Mi  ardiente  amor  me  ha  vencido. 

No  quise  hacer  conocido 

Mi  hermano  por  mi  deshonra. 

BEATRIZ. 

Digo  que  hiciste  bien. 

FÉNIX. 

Pues 
Esas  sospechas  reporta, 
Que  aunijue  le  encuentre,  no  ¡mpo 
Porque  no  sabrá  quién  es ; 
Yo  me  retiro.  {Va 

BEATRIZ. 

Y  yo  creo 
Que  en  la  escalera  he  sentido, 
Si  no  me  engaño,  ruido  : 
¿Quiénes?  ¿Quién  sube? 

Sale  CRISPIMLLO. 

ORISPINILLO. 

Laiis  Veo. 

BEATRIZ. 

¿Crispin? 

CR1SP1NII.L0. 

¿Beatriz? 

BEATRIZ.  (/Ip.) 

¡Que  llegó 
A  esta  ocasión !  ¿Qué  temor? 

CRISUNILI.O. 

¿Entró  en  casa  mi  Señor? 
lorcjue  ya  ha  llegado. 

BÍATRIZ. 

No. 


ORISPINILLO. 

Juntos  habernos  venido. 

BEATRIZ. 

Di,iá  qué?(i4p.  ¡Terrible  pesar  I) 

CRISPIMLLO. 

Su  padre  le  envió  á  llamar ; 
La  causa  uo  la  he  sabido. 

BEATRIZ. 

Oye,  vete  á  recoger. 

Porque  vendrás  muy  cansado. 

CRISPINILLO. 

No  vengo. 

BEATRIZ. 

(Ap.  Si  da  en  porfiado 
Lo  ha  de  echar  lodo  á  perder.) 
Tu  Señor  ¿dónde  quedó? 
Vé  á  buscarle  donde  le  halles. 

ORISPINILLO. 

Al  cruzar  las  cuatro  calles 
Se  me  desapareció. 
Que  fué  alguna  causa  infiero. 
Que  esto  en  tal  ocasión  pasa. 

BEATRIZ. 

Si  se  ha  ido  á  la  otra  casa. 
Donde  vivimos  primero. 
Como  estotra  casa  ignora. 
Que  esto  es  lo  que  he  imaginado... 

CRISPINILLO. 

Puede  ser,  que  yo  me  he  estado 
En  encontrar  esta  una  hora. 

BEATRIZ. 

Búscale. 

CRISPINILLO. 

Porfiada  estás. 
Cuando  ves  que  estoy  cansado. 

BEATRIZ. 

Pues  vete  á  acostar,  menguado, 
Porque  asi  descansarás. 

CRISPINILLO. 

Aunque  más  esté  rendido 
La  cama  me  desespera , 
¿No  me  dejarás  siquiera 
Hablar  de  recien  venido? 
BEATRIZ.  (Ap.) 
¡Hay  tan  gran  flema  !  ¿Qué  haré? 
Si  á  que  llegue  el  Conde  espero... 

CRISPINILLO. 

Pregúntame  algo. 

BEATRIZ. 

No  quiero. 

CRISPINILLO. 

Pues  yo  te  preguntaré. 

BEATRIZ. 

Vete  á  acostar.  (Ap.  ¿Qué  he  de  hacer?) 

CRISPINILLO. 

¡Ay  tal  tema !  ¿Qué  me  quieres? 
Cierto,  Beatricilla,  que  eres 
Desconversable  mujer. 

BEATRIZ.  (.\p.) 
No  me  basta  hacerle  fieros 
Para  echarle  de  mi  lado  : 
No  he  visto  hombre  tan  pesado. 

CRISPINILLO. 

¿Sabes  algo  de  ligeros? 

BEATRIZ.  (Ap.) 
Si  conmigo  se  repunta 
Le  sabré  dar  á  entender... 

CRISPINILLO. 

La  respuesta  debe  ser 
Como  tía  sido  la  pregunta. 
— Un  dia  al  amanecer 
Dijo  un  tuerto  á  un  corcovado  : 
Muy  de  mañana  ha  cargado 
Vuesarced  al  parecer.— 
—Ya  se  ve  que  es  de  mañana , 


72  COMED!. 

Dijo  el  corcovado  al  luerlo, 
Pues  que  vuesarced  no  ha  abierto 
Mas  de  esa  medía  veniaiia.— 

BEATRIZ. 

¿Quieres  irle  á  recoger, 
Oue  asi  no  me  satislaces? 
¿Cuánto  yo  te  pido  haces, 

Y  esto  no  quieres  hacer? 

CRISriSILLO. 

— Escribió  un  hombre  á  Zamora  : 
Tres  os  he  escrito  con  esta, 

Y  no  he  tenido  respuesta 

SI  no  es  de  dos  hasta  agora. — 
El  ejemplo  se  verá. 
Que  asi  deste  modo  ha  sido. 
Pues  de  lo  que  aun  no  has  pedido 
Quieres  la  respuesta  ja. 

{Ruido  en  la  calle.) 

BEATRIZ. 

(.4p.  La  seña  es  esta ,  ¡qué  enojo! 
El  Conde.)  ¿Qué  le  diré 
Que  le  irrite?  Calvo. 

CRISPIJiCLLO. 

A  fe 
Que  diera  por  serlo  un  ojo. 

BEATRIZ. 

Calvo. 

CRISPI.MLLO. 

Si  ser  calvo  igualo 
Con  el  bien  menos  ajeno. 

BEATRIZ. 

¿Pues  qué  hay  en  los  calvos  bueno? 

CRISPIMLLO. 

¿Pues  qué  hay  en  los  calvos  malo? 
Tu  sinrazón  se  comida , 

Y  no  los  quieras  culpar: 
Dime ,  ¿habrás  visto  ahorcar 

A  un  hombre  calvo  en  tu  vida? 
Si  sacan  á  un  azotado 
A  visitarle  el  embés, 
Lo  ordinario  verás  que  es 
Un  picarote  cerrado. 
Que  se  arrepintió  repara 
L"n  calvo  que  á  Dios  nesó  ; 
Mas  Judas  que  le  vendió 
Tuvo  un  copete  de  á  vara ; 
Que  puede  ponerse  arguyo 
El  calvo  en  su  calavera 
El  cabello  de  cualquiera  , 

Y  estotros  no  más  del  sujo; 
Cuando  á  un  santo  que  se  salva 
Pinta  cualquiera  pintor, 

Para  darle  más  primor 
Le  pinta  con  tanta  calva; 

Y  con  cuidado  y  desvelo 
Al  contrario  has  de  mirar. 

Que  si  á  un  diablo  han  de  pintar. 
Le  pintan  con  tanto  pelo. 

BEATRIZ. 

Calla  que  cansada  estoy, 

Y  aun  irritada  también; 
Vete,  Crispin. 

CRISPnlLLO. 

Ahora  bien, 
Si  los  alabas,  me  voy. 


\S  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

Que  le  parezca  que  pisas, 
Según  caminas  atento, 
los  huevos  de  las  despensas , 
Que  desoíros  no  hay  un  huevo.  ( Vt 


No  era  con  poca  pensión , 

Y  asi  te  puedes  quedar ; 
Yo  no  los  he  de  alabar. 

CRISPI^^ILLO. 

Por  Dios ,  que  tienes  razón , 

Y  de  enojarte  me  pesa; 
Voyme,  pues  esto  ha  de  ser; 
Ansí ,  ¿qué  tienes  que  hacer 
Que  me  has  dado  tanta  priesa? 

BEATRIZ. 

Ya  tu  porfia  m«  enfada. 


CRISPIMLLO. 

Voyme ,  ;  qué  lemeridad ! 
Asl,Bealrr/.,  la  verdad , 
¿Hay  alguna  obra  corlada? 

BEATRIZ. 

Mal  presumes  si  esto  adviertes. 

CRISPIMLLO. 

Pues  ir  á  acostarme  quiero.      (Vi 

BEATRIZ. 

Tanto  duermas,  que  el  dinero 
No  pase  cuando  despiertes, 
liuido  siento  en  la  antesala, 
Crispin  se  entró  en  su  aposento; 
Alma  tengo  y  soy  mujer. 
Sola  estoy,  pues  va  de  tercio. 
¡Ce!  ¿Sois  vos? 

Sa/e  EL  CO.\DEa/pa«o 


Sl.miBealriz. 

BEATRIZ. 

No  pude  salir  más  oresto, 

Porque  hay  un  criado  en  casa  , 

Que  es,  después  de  ser  muy  necio, 

Tan  flemático  que  puede 

Ser  guarda  de  un  monumento ; 

Al  cuarto  quiero  llevarle 

De  Fénix. 

CONDE. 

Mata  primero 
Esa  luz ,  portiue  conmigo 
Viene  un  amigo  y  no  quiero 
Que  te  conozca. 

BEATRIZ. 

Bien  dices. 
Ya  la  mato.  {Mátala. 

CONDE. 

No  tan  presto. 

BEATRIZ. 

Yo  la  volveré  á  encender. 
Que  aun  tengo  mi  amor  entero, 
V  podré  con  otro  soplo 
Ponerla  como  de  nuevo. 

Sale  DON  PEDRO  fl//,a;¡í). 

CONDE. 

Déjale  estar  ya  :  llegad 
A  aquesta  sala ,  don  Pedro. 

DON  PEDRO. 

¿Es  dama  de  la  Noruega 
Esladama? 

CONDE. 

En  este  puesto 
Podréis  más  seguramente 
Preveniros  á  mi  riesgo  {Tiente  la  silla 
Si  ella  está  aqui ,  os  asentad. 

DON  PEDRO. 


DON  PEUUO. 

Corrido  me  hallo,  por  Dios, 
Do  haber  venido  á  este  empeño 
Un  hombre  que  es  mi  enemigo; 
Pero  lio  pudo  ser  menos ; 
.\o  habrá  la  aurora  salido 
A  prevenirle  aposento 
Por  la  ecüptica  de  luz 
Al  rey  de  tantos  luceros, 
Cuando  vaya  á  ver  mi  paitlrc, 

Y  mi  deshonor  sabiendo. 
Vengue  con  mi  indignación 
Mi  deshonra ;  mas  no  quiero 
Hacer  entes  de  razón 

En  agravios  verdaderos. 

Sale  DON  LUIS,  con  espada ij broquel, 
medio  desnudo. 

DON  LÜIS. 

O  me  ha  engañado  el  oido, 
Que  anda  á  los  males  alentó, 
O  es  que  mi  sospecha  ha  sido 
Imaginación  del  miedo; 
O  he  escuchado  hacia  esta  sala 
Pasos,  y  sin  luz  pretendo 
Examinar  este  indicio: 
Porque  si  no  es  verdadero. 
Es  haberle  consentido 
Dar  á  entender  que  lo  creo. 

DON  PEDRO. 

¡Que  esté  mi  padre  ofendido 

Y  que  acuda  yo  primero 
Al  honor  de  mi  enemii;o 

Que  no  al  de  mi  padre  mesmo ! 

{Dé  un  golpe  en  la  silla.) 

DON  LOIS. 

Golpe  escuché  en  una  silla 

Hacia  aqui ,  y  á  lo  que  entiendo, 

Al  compás  que  están  obrando 

Continuos  los  movimientos. 

La  baqueta  y  el  nogal 

Se  están  quejando  del  peso; 

Si  me  arrojo  puede  ser 

Que  huya  quien  es,  pues  yo  apruebo 

Ver  con  luces  mi  deshonra, 

Que  quiero  ser  el  primero 

Que  en  vez  de  ocultar  el  mal 

Dé  luz  á  su  auravio  mesmo. 

DON  PEDRO. 

¿  Quién  puede  ser  esta  dama 
Adonde  hay  tanto  riesgo,  (Levániese.) 
En  este  barrio  que  nunca 
Con  conocer  yo  en  Toledo 
Las  damas  de  mejor  porte 
He  visto  aqui?  Mas  ¿qué  es  esto? 
Mire  don  Pedro  hacia  el  vestuario.) 


{Vase.) 


Loque  ordenas  obedezco.   {Siéntase.)    Luz  es  esta,  vive  Dios, 


BEATRIZ. 

Ven  conmigo,  no  te  sienta 

El  caduquísimo  viejo. 

Que  tiene  un  sueño  más  frágil 

Que  un  ayuno. 

{Tome  de  la  mano  Beatriz  al  Conde.) 

CONDE. 

Ya  le  entiendo. 


BEATRIZ. 


i.Ovcs? 


CONDE. 

¿Qué  dices? 

BEATRIZ. 

Y  pisa... 

CONDE. 

¿Qué  es  loqué  quieres? 

BEATRIZ. 

Tan  quedo, 


Y  por  las  espaldas  veo 
A  un  hombre,  que  desnudando 
De  la  vaina  va  el  acero. 
Encargando  al  die.stro  brazo 
La  espada ,  y  dando  al  siniestro 
Una  luz,  indigna  airado 
Valor  y  razón  á  un  tiempo. 
.Vvisar  quisiera  al  Conde, 
Pero  no  me  toca  hacerlo, 
A  la  defensa  he  venido 

V  no  al  aviso,  yo  intento. 
Pues  prometí  la  defensa, 
C.umplir  con  lo  que  prometo. 
Mataréle.  {Saque  la  espada.) 
Al  entrar  don  Pedro  con  In  espada,  sale 

DON  LUIS  con  espada  y  luz. 

DON  LUIS. 

Morirá. 
Pero,  ¿qué  miro? 


ODLIGADOS  Y  OFENDIDOS,  Y  COllRON  DE  SALAMANCA. 


DON  PEDRO. 
¿Qué  veo? 
DO  LUIS. 

¿Hijo? 

DOX  PEDRO. 

¿Señor? 

DOM  LOIS. 

¿Ya  has  venido? 
¡Cuánto  Oe verte  me  alegro! 
¿Quién  le  abrió  tan  tarde,  hijo? 
¿Por  dónde  entraste  aquí  dentro? 
¿Has  venido  a  tu  venganza? 
iSabes  ya  tu  agravio  mesnio? 
Mas  ¿cómo  el  rostro  indeci.so. 
El  brazo  airado  y  suspenso, 
Templada  la  indignación 
Con  prolijos  sentimientos. 


DON  PEDRO. 

Padre,  ¿cómo  vos  aquí? 
¿Cómo  yo...? 

DOM  LOIS. 

Hijo,  ¿qué  es  esto? 
¿Qué  turbación  ha  dejado 
Embarazado  tu  aliento. 
Si  no  es  que  ya  te  has  vengailo 
Habiendo  sabido  el  dueño 
De  mi  ofensa  ,  que  un  agravio 
No  sabe  durar  secreto? 

DON  PEDRO. 

De  tus  pasiones  llamado 
A  satisfacerte  vengo; 
Pero  responde.  Señor, 
¿Esta  es  tu  casa? 

DON  LOIS. 

Si,  Pedro; 
Aunque  esta  no  es  >a  tu  casa. 

DON  PEDRO. 

¿Porqué? 

DON  LUIS. 

Porque  no  teuemos 
Aquel  honor... 

DON  PEDRO. 

Calla,  padre. 
No  sueltes  la  voz  del  pecho; 
Mas  (lime  todo  mi  mal, 
Dile,  Señor,  porque  temo 
Que  en  dudar  mi  deshonor 
Hay  más  evidente  el  riesgo, 
Pues  moriré  de  dudarlo 

Y  viviré  de  saberlo. 

(Ap.  Mas  ¿quién  se  ha  visto  cerrado 
De  tan  contrarios  efectos? 
Mi  enemigo  esta  en  mi  casa 

Y  yo,  acompañarle  vengo ; 

Tenjío  hermana,  y  aunque  es  noble. 

Es  mujer,  que  á  un  tiempo  mesnio. 

Por  el  honor  de  mi  padre 

Me  esta  obligando  «tro  duelo; 

Si  este  pntendo  saber 

Otra  deshonra  recelo. 

Pues  acudamos,  honor, 

A  esta  dolencia  primero. 

Alli  la  ofensa  es  dudosa  , 

Y  aqui  es  el  agravio  cierto, 
Alli  aun  no  estoy  ofendido, 
Aqui  aun  no  estoy  .satisfecho. 

Pcies  si  aquella  aun  no  es  deshonra, 
Esta  deshonra  apuremos.) 
Dime,  padre,  ¿quién  ha  sido 
Quien  ha  profanado  el  templo 
De  mi  honor?  Y  di  también  , 
i  ¿Qué  ofensa  es  la  (|ue  te  han  hecho ' 

I  DON  LUIS. 

I  Hay  en  aquesta  ciudad... 

DON  PEDRO. 


DON    LUIS. 

Un  caballero 
Que  atrevido... 

DON  PEDRO. 

No  le  paros. 

DON  LUIS. 

Procuró... 

DON  PEDRO. 

Dilo  de  presto. 

DON  LUIS. 

Quisiera  decirte  el  mal 
Del  modo  que  yo  le  siento. 

DON   PEDI\0. 

Ayúdale  de  la  ira, 

Y  le  dirás. 

DON  LUIS. 

Estoy  viejo. 
Ya  se  apaga  aquel  ardor 
Que  viste  encender  violento, 

Y  si  algún  fuego  quedó 
Al  turbio  corriente  tierno 
De  mis  ojos,  se  quedó 

En  humo  y  sombra  resuello. 
Que  era  sü  corriente  mucha 
Para  ser  tan  poco  el  fuego. 
Este  caballero  pues... 

DON  PEDRO. 

Con  sólo  ser  caballero 
Doy  un  consuelo  á  mi  mal 
Si  cabe  en  mi  mal  consuelo. 

DON  LUIS. 

Digo  que  una  noche... 

DON  PEDRO. 

Acaba , 
Dime  tu  dolor. 

DON  LUIS. 

No  (luedo ; 
Intérprete  ha  menester 
La  lengua  del  sentimiento  : 
Kénix  le  sabrá  explicar. 
Ven  á  examinarle  cuerdo. 
Pregúntale  tu  desdicha  , 
Averigúala  su  pecho, 

Y  no  la  obligues  con  iras. 
Antes  elige  por  medio. 

Si  quieres  que  diga  el  mal, 
Darla  primero  el  consuelo. 
Ea,  entremos  en  su  cuarto. 

DON  PEDRO. 

Tente  ,  Señor.  {Ap.  Vive  el  cielo! 
Que  Fénix  de  mi  deshonra 
lis  la  causa  ,  y  que  yo  vengo 
De  mi  propio  deshonor 
A  ser  infame  tercero. 
Pues  no  ha  de  saber  mi  padre. 
Aunque  haya  sido  por  yerro, 
Quevengo  con  mi  enemiyo.) 

DON    LUIS. 

¿En  qué  te  suspendes,  Pedro? 
Entremos. 

DON  PEDRO. 

Tente,  Señor, 
Que  no  hemos  de  entrar. 

¿Qué  es  e 
¿Tú  me  defiendes  la  puerta? 

DON  PEDRO. 

Si,  Señor,  yo  la  dcliendo. 

DON  LUIS. 

Quilate. 

DON  PEDRO. 

No  he  de  apartarme. 
(Ap.  Yo  sabré  matarle  luego. 
Aliora  importa  defenderle^ ; 
¡Quién  se  vio  en  tan  grande  empeil 
Que  por  librar  su  enemigo 
Ofenda  á  su  padre  mesmo! ) 


DON  PEDRO. 

No  es  posible. 

DON  LUIS. 

Déjame  pasar. 

DON  PEDRO. 

No  puedo. 
{Dentro  ande  ruido.) 
FÉNIX.  {Dentro.) 
¡Nohas  de  salir,  vive  Dios! 

DON  LUIS. 

Voces  y  pisadas  siento. 

DON  PEDRO. 

Detente,  padre. 

Sale  EL  CONDE. 

CONDE. 

Ya  estoy 
A  vuestro  lado,  don  Pedro. 

Sale  FÉNIX. 

FÉNIX. 

Y  yo  á  tu  lado  también 
Defender  mi  vida  quiero. 

Mas,  ¡cielos!  Este  es  mi  hermano, 
Viva  estatua  soy  de  hielo. 

DON  PEDRO. 

Mi  hermana  y  el  Conde,  ¡oh  penas! 

DON  LUIS. 

Mi  hijo  y  mi  enemigo,  ¡oh  cielos! 

CONDE. 

Su  hijo  dice,  ¡qué  desdichas! 

FÉNIX. 

Mi  muerte  aguardo,  ¡qué  miedo  I 

DON  LUIS. 

Hijo,  aqueste  es  tu  enemigo 

Y  aqueste  es  el  caballero 

Que  me  ofendió,  ¿cónuí  vuelves 
Tú  por  tu  enemigo  mesmo  ? 

DON  PEDRO. 

Dices  bien  ,  y  sólo  arguyo. 
Que  siendo  tanto  el  empeño. 
Aunque  veo  mi  palabra 
Cuando  mi  deshonra  veo, 
Entre  el  honor  y  palabra 
i:s  mi  venganza  primero : 
¡Muere,  traidor! 

com)E. 

Esperad ; 
Valor  guardo  y  guardo  acero 
Para  quitárosla  vida, 
Pero  esto  avisaros  debo  : 
En  ley  de  noble  linaje 
(.uniplo  aquello  que  prometo. 
A  mi  hermano  distes  muerte, 

Y  no  sólo,  oidme  atento, 
No  os  maté,  pero  os  üé 
Lo  más  oculto  del  pecho , 
En  mi  casa  os  amparé 
Contra  mi  ofensa  dispuesto, 

¿  Y  vos  dentro  en  vuestra  casa 
Queréis  matarme?  Pues  demos 
La  indignación  á  la  ira 

Y  la  pasión  al  efecto. 
Pero  quiero  que  acredite 
Quien  supiere  nuestro  empeño 
Que  no  hacéis  lo  que  debéis 

Y  yo  hice  lo  que  debo. 

DON  PEDRO. 

Tiene  razón,  vive  Dios, 
Primero  era  suyo  el  duelo, 
Primero  medió  la  vida, 

Y  me  dio  libertad  luego. 
Después  me  amparaba  noble, 

Y  agora  matarle  intento. 


71 

SI  le  ilejo,  osloy  sin  huiira  , 

Y  fallo  si  no  ledejo 
A  obligación  y  palabra; 
¡Cómo  liaré ,  piadosos  cielos 
i'ara  darle  libertad 

Y  darle  la  muerte  á  un  tiempo ! 

Don  luis. 
Con  la  muerte  de  su  hermano 
La  obligación  tecoulieso, 

Y  la  palabra  también; 

Pero  cuando  le  bayas  muerdo. 
No  se  desdora  tu  sangre , 
Úue  si  él  como  caballero 
Te  socorrió,  en  el  socorro 
(Jueda  su  lionor  más  bien  pucslo 
A(|ui  hay  agravio,  y  3gra\  io 
Vide  la  venganza  lue^jo, 
Luego  no  debes  pagar 
Dsta  obligación,  supuesto 
Que  en  Ii  viene  á  ser  infaiui;i 
Lo  que  en  él  era  troleo. 

DON  PEURO. 

iQuién  para  tantas  pasiones 
Pudiera  buscar  un  medio! 
I'eru  metiie  á  mi  cuidado 
La  ejecución  de  mi  acero. 

CONDE. 

lia  ,  don  Pedro,  riñamos; 
.Mas  una  cosa  os  acuerdo, 
Uue  me  distes  la  palabra 
De  ayudarme  en  cualquier  lienip 
Contra  vuestro  propio  padre. 

DON  PEDRO. 

Es  verdad. 

DON  LUIS. 

Los  cumplimientos 
No  obligan  á  las  deshouras. 

CONDE. 

Y  añadistes  demás  desto, 

Que  aunque  importara  la  honra 

yue  tenéis. 

DON  PEDRO. 

Yo  lo  cunlieso. 

DON  LUIS. 

Mira  que  son  aparentes 
Todos  esos  argumentos, 
Itespóndate  con  tu  honor. 

CONDE. 

¿Qué  intentas? 

DON  PEDRO. 

Vengarme  apruebo 

DON  LUIS. 

¿Pues,  qué  esperas'.' 

CONDE. 

¿Pues,  qué  agu; 

DON  LDIS. 

Vo  le  irrito. 

CONDE. 

Yo  te  aliento. 

DON  LUIS. 

Yo  te  enojo. 

CONDE. 

Yo  te  obligo. 

FÉNIX. 

Prevenir  quiero  mi  riesgo, 
Huir  quiero  esta  desdicha.        ( 

DON  PEDRO. 

Esto  ha  de  ser. 

DON  LUIS. 

No  te  muevo. 

CUNDE. 

¿Qué  respondes? 

tON  PEDRO. 

Ya  me  arrojo : 
Pagarte  y  matarte  debo. 

CONDE. 

;Cómo  ha  de  ser? 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  D0>  I-'RANCISCO  DE  ROJ.VS. 

DON  PEDRO.  I 

Desa  suerte.  I  ,, Te  vengarás? 


^Qué  intentas? 

DON  PEDRO. 

Ote  mi  intento: 
Dos  somos  mi  padre  y  yo, 
Con  (|ue  matarte  podremos, 

Y  no  es  bien  que  mi  valor 
Se  valga  de  mis  excesos. 
Tu  en  tu  casa  me  libraste 
Por  un  jardin  ,  pues  yo  quiero 
Hacer  lo  propio  en  la  mia  : 
Tú  me  has  traido  á  este  puesto, 
Aqui  te  defiendo  yo, 
Aqui  defenderte  apruebo; 
Tu  eres  bizarro  y  valiente 

Y  noble,  y  esto  supuesto 
Cuando  te  buscare  airado 
Presumo  hallarte  resuello. 
Tú  me  dijiste,  después 
Que  me  libraste  del  riesgo, 
Que  quedabas  mi  enemigo. 
Pues  con  igual  sentimieuio 
No  sólo  te  correspondo. 
Mas  presumo  que  le  excedo ; 
Con  ser  agravio  el  que  lloro 

Y  tú  una  ofensa,  que  es  menos  ; 
Aqui  no  le  he  de  matar, 
Pero  buscarte  resuelvo 
En  saliendo  desta  casa 
(;on  voces  que  exbale  al  viento. 
Iras  que  indigne  mi  brazo. 
Quejas  que  encargue  á  mi  pecho 
Con  dilatar  mi  venganza 
Te  pago  lo  que  te  debo, 
Pues  con  matarte  en  la  calle 
Te  satisfago  y  me  vengo. 
Tú  procuras  la  defensa 
De  tu  hermano,  y  yo  pretendo 
La  venganza  de  mi  honor ; 
Va  yo  tengo  satisfecho 
El  duelo  de  tu  amistad  , 

Y  tú  como  noble  lias  hecho. 
Obligados  y  ofendidos 
EstaniüS  á  un  mismo  tiempo. 
El  un  duelo  esiá  acabado 
Esotro  duelo  empecemos. 

CONDE. 

Pues  á  la  calle  salgamos, 
Que  aunque  agora  me  suspendo, 
Es  por  no  echarle  á  perder 
Lo  mismo  que  le  agradezco. 

DON  LUIS. 

¿A  tu  ofensor  dejas  ir? 

DON  PEDRO. 

Sabrile  buscar  mi  acero. 

DON  LUIS. 

Advierte  que  puede  ser... 

CONDE. 

Duscarle  también  prometo. 

DON  LUIS. 

¿No  ves  que  eres  agraviado  ? 

DOMPEDRO. 

Tú  me  verás  satisfecho. 

DON  LUIS. 

La  tuya  no  es  más  de  ofensa. 

CONDE. 

¿No  ves  que  es  mi  hermano  el  iimcrlo? 

DON   LUIS. 

La  ira  templa  tu  brazo. 


DON  PEDRO. 

Tengo  esfuerzo. 

DON  LDlS. 

Pues  vele. 

CONDE. 

Rallarásme  airado. 

DON  LUIS. 

Lo  que  harás... 

DON  PKDRO. 

Verásio  presto. 

CONDE. 

Libiar  á  Fénix  procuro. 

DON  PEDRO. 

Matar  á  Fénix  prometo. 

DON  LUIS. 

Irritar  su  espada  juro. 

CONDE. 

¡Ayude  el  cielo  mi  intento ! 

DON  PEDRO. 

¡Líbreme  el  cielo  de  mi! 

DON  LUIS. 

¡Déjeme  vengar  el  cielo ! 


Antes 
¿Te  ir: 


DON  PFDRO. 

lienso  que  la  esfuerzo. 

DON    LUIS. 


JORNADA  TERCERA. 

Salen  FÉNIX,  medio  desmida,  i 
CONDE  de  priesa :  entran  ¡/  tic 
una  puerta. 

CONDE. 

Heducealroslroelcolor 
Que  ya  estas  libre. 

FÉNIX. 

be  suerte. 
Que  por  huir  de  una  muerte 
Me  ha  cogido  un  deshonor; 
¡Que  esto  a  mi  nobleza  pasa! 
Turbada  llego  y  mortal. 

CONDE. 

¿Cuándo  no  lué  torpe  el  mal? 

FÉNIX. 

¿Dónde  estamos? 

CONDE. 

En  mi  casa ; 

Y  estando  mi  hermana  aquí. 
Para  tu  pena  recelo 

Que  hallarás  dulce  consuelo. 

FÉNIX. 

¿Y  estamos  seguros? 

CONDE. 

Sí. 

FÉNIX. 

¿Y  si  mi  hermano  me  alcanza, 
(Jue  pienso  que  me  siguió, 

Y  áuii  me  vio  entrar? 

CONDE. 

No  le  vio , 
Que  es  muy  ciega  la  venganza ; 
Mi  prudencia  le  convida 
A  divertir  el  lemor. 

FÉNIX. 

¡Si  volvieras  por  mí  honor 
tiomo  vuelves  por  mi  vida ! 

CONDE. 

Tiempo  hay. —  ¿Casandra? 
Sale  CASANDRA. 

C.VSANDRA. 


OüLIGADOS  Y  OFENDIDOS,  Y  GOUliON  DE  SALAMANCA. 


CO>OE. 

Ten  cuidado, 
(  a<iniira,  con  esta  dama, 
I  <     jue  iiii|iorla  á  su  opinión 
>  .1   Irfendfila  me  atrevo, 
Mi|  ui>to  que  pagar  debo 
A  ^11  amor  mi  obligación. 
I  r  K  mi  procuró  vengar 
.•-11  liirniano  el  fuego  en  que  anlc 

Y  lia  parecer  cobarde 
Ko  sülirle  yo  á  buscar ; 
Klija.  pues,  mi  rigor 
La  ven^'anza  permitida , 
Ya  he  defendido  tu  vida, 
Agora  falla  mi  honor. 

FÉ.MX. 

Tente,  porque  más  tirano 
Presumo  perderle  asi. 
Pues  he  de  perderte  á  tí 
O  he  de  [lerder  á  mi  hermano; 

Y  perderle  á  ti  es  peor 
Según  á  mi  agravio  acuerdo, 
Que  en  él  un  hermano  pií'rdo, 
Pero  en  ll  pierdo  un  honor; 
Pues  si  puedo  desta  suerte 

A  mi  deshonor  cobrarte. 
Mucho  mas  de  provocarte 
Debo  elegir  de  temerte. 

CASA.NURA. 

No  he  de  aconsejarle  tal  : 
Buscar  quien  fuere  preven , 
Que  si  á  tu  honor  le  está  bien  , 
A  tu  valor  le  está  mal. 

CO^DE. 

Pues  deja  que  airado  ¡mente 
Cobrar  la  ocasión  que  pieido. 

FÉ.MX. 

No  es  ser  cobarde  ser  cuerdo. 


Ni  ser  cuerdo  es  ser  valiente. 

FÉMX. 

Hacer  forzoso  el  rigor 
No  es  valor,  sino  locura. 

CASANDRA. 

Y  lo  que  nombran  cordura 
Siempre  suele  ser  temor. 

Dejad  de  porGar  las  dos , 
Que  yo  se  lo  que  be  de  hacer. 

FÉ.MX. 

Oje. 

CASANDRA. 

Advierte. 

COKDE. 

Esto  ha  de  ser  : 
Guarda  esta  dama ,  y  adiós.      ( V 

FÉ.1I1X. 

Sisón  tantos  mis  enojos 

Y  mi  desconsuelo  es  tanto, 
iQué  hace  en  mi  pecho  mi  llanto, 

Y  qué  hacen  sin  el  mis  ojos  ? 
Pero  un  consuelo  me  espera , 
Que  si  no  sube  á  su  centro. 
Será  ponzoña  allá  dentro 

Y  será  alivio  acá  fuera. 

CASA\DRA. 

Quién  eres  quiero  saber. 
Tú  que  para  dolor  tanto 
He  oablas  con  lengua  de  llanto. 

FÉ.MX. 

Una  infelice  mujer. 

CASANDRA. 

Di,  ¿cual  ha  sido  el  rigor 
Que  reducidas  en  hielo 
Pagó  lluvias  á  tu  ciólo? 


FKMX. 

(Jn  agravio  y  un  amor. 

CASASUllA. 

Bella  dama,  ¿dime  pues 
yuién  fue  el  ingrato  y  tirano 
gue  le  ba  oleodido? 

FÉ.MX. 

Tu  hermano. 

CASANURA. 

¿V  lanombre? 

Fénix  es. 

CASAKORA. 

Pues  no  átu  desvelo  asombre 

Keceloso  tu  temer 

Que  ya  llego  á  conocer 

Tu  desdicha  por  tu  nondirc  ; 

Ya  mi  hermano  me  ha  conUulo 

Tu  lineza  y  su  rigor. 

Su  ingratitud  y  tu  amor. 

Su  descuido  y  lu  cuidado; 

Y  pues  no  quiero  tu  error 

Que  me  declares,  te  pido 

jQué  es  lo  que  te  ha  sucedí  lo? 

FÉ.MX. 

No  tiene  lengua  el  dolor. 


No  procures  vergonzosa 
Callar  lu  error  por  lu  fama , 
Que  del  amor  eu  la  llama 
Ardo  también  mariposa ; 
Dime  tu  mal  declarado 
Para  consolar  tu  olvido. 
Que,  pues,  digo  que  he  querido 
También  conlieso  que  be  errado. 

FÉNIX. 

No  permitas  que  le  diga 

Mal  que  aun  no  seconiprehende, 

Y  pues  sabes  quién  me  ofende, 
Sepa  de  ti  quién  te  obliga  : 
Ya  que  sé  que  eres  amante 
Sepa  lacausa,enefelo. 

CASANDRA. 

Tengo  amor,  pero  es  secreto; 
t'ii  caballero  estudiunle 
Arde  en  mi  pecho  inhumano. 

FÉMX. 

El  dueño  me  nombra ,  pues. 

CASANDRA. 

Don  Pedro  Céspedes  es. 

FÉMX. 

Ese,  Casandra,  es  mi  hermano. 

CASANDRA. 

Luego  aqui  con  dos  extremos, 
Cuando  al  amor  nos  rendimos, 
üe  un  accidente  morimos. 

FÉNIX. 

De  un  achaque  adolescemos. 

CASANDRA. 

Que  una  es  nuestra  causa  arguyo 
A  lio  intervenir  desden, 
A  tu  hermano  quiero  bien. 

Y  yo  tengo  amoral  luyo; 
Ya  en  vano  la  voz  impido. 

Si  á  mi  lengua  he  despenado  : 
Yo  le  amo  solicitado. 

CASANDRA. 

Y  yo  le  ignoro  admilido  : 
Mas  ¿cómo  has  venido  a(|ui 
Triste,  turbada  y  mortar; 

FÉMX. 

¿Dirásrae  luego  lu  mal? 

CASANDRA. 


Pues  oye. 


FÉNIX. 


CASANDRA. 

Di. 

FÉNIX. 

Tan  compadecida 

Te  oiré  como  atenta , 

Por  anticiparte 

La  atención  siquiera. 

Y  ansí...  ¿mas,  qué  es  estoí 

Ruido  hay  alia  fuera, 

¿Quién  será? 

Sale  BEATRIZ. 


Yo  soy. 

FÉNIX. 

¿Beatriz  tan  suspensa? 

CASANDRA. 

¿Qué  traes? 

Dilo  presto. 

BEATRIZ. 

Traigo  malas  nuevas. 

CASANDRA. 

¿Esmuerlo  don  Pedro? 

BEATRIZ. 

No  es  muerto. 

FÉMX. 

Habla  apriesa , 
¿Y  el  Conde? 

BEATRIZ. 

Tampoco. 

FÉNIX. 

El  suceso  empieza. 

BEATRIZ. 

Oid  que  me  importa 
Que  me  estéis  atenta. 
Aquel  estudiante 
Que  tiene  las  letras , 
Pocas,  pero  grandes; 
Grandes,  pero  buenas; 
Aquel  que  lu  padre 
Le  hizo  en  la  turquesa 
Donde  tú  naciste 
Sin  gana  y  por  fuerza , 
Salió  con  el  Conde 
Por  las  nuestras  puertas 
A  dar  estocadas 
Tales  como  buenas, 
Al  tiempo  (lue  tú 
Pusiste  discreta. 
Si  no  en  polvorosa. 
Pies  en  polvareda. 
Tú  que  al  Conde  viste, 
Por  un  lado  llegas  , 
Haces  que  en  su  casa 
Te  libre  por  fuer/a , 
Con  la  obscura  noche 
Librarte  aprovecha. 
Pues  el  lu  bermanico 
Que  á  la  calle  llega, 
Y  no  encnenlra  al  Conde , 
Por  vengar  su  ofensa. 
Verbos  por  la  boca 
Con  sus  nombres  echa, 
Tddo^  .MI  rumuiue, 


ira. 


1, 1 


Y  en  lugar  de  anzuelos 
Corchetes  con  lengua, 
Topa  con  lu  hermano. 
Con  «¿quién  va?»  le  llega 
«  Nadie  va», responde; 
No  lo  dijo  en  estas 
Cuando  á  estotras  dicen 
Todos  «resistencia»; 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


« VoDO  me  resisto», 
Les  responde  apenas, 
Cuaudo  como  diüblos 
Le  incíiaii  y  tieiilan. 
•  Este  est. "dijoel  uno. 
Dándole  linterna, 
« El  que  al  noble  Arneslo 
Dio  la  muerte  tiera». — 
«¿Qué  Arneslo,  les  dijo. 
Es  este  que  cuentan?»  — 
«  Hermano  del  Conde  », 
Dijo  otro  en  la  rueda. 
'yegao,  dijo  entonces 
Tu  hermano  en  respuesta. 
tProbo»,  le  responden, 

Y  haciéndole  señas 
Uno,  que  lo  deje 
Correr  por  su  cuenta 
Que  él  le  sacará 

Por  la  puerta  afuera , 
Por  la  puerta  adentro 
Déla  cárcel  le  i-nlran. 
Aqueste  es  el  caso 
Al  pié  de  la  letra. 
El  Conde,  tu  hermano. 
Me  hizo  que  viniera 
A  avisarte  porque 
Su  prisión  supieras. 
Tu  padre.  Señora, 
Quedó  de  poeta 
Cuandii  le  han  silbado 
Su  amada  comedia. 

Y  llorando  amores 
Su  triste  tragedia , 
Hecho  Jeremías 
De  ti  se  lamenta. 
A  Crispln  también 
A  la  cárcel  llevan. 
El  caso  has  oído 

Y  volverme  es  fuerza. 
Soy  leal  criada , 

Tu  padre  me  espera. 
No  le  queda  en  casa 
Nadie  que  le  venda; 
Vojle  á  consolar, 
¥  asi  sin  licencia 
(Que  esto  del  pedirla 
Es  cosa  muy  vieja). 
Fénix,  de  retorno 
Vendré  á  que  me  veas. 

FÉMX. 

De  suerte  ;oh  desdichas! 
Que  ya  no  les  queda. 
Ni  a  mi  mal  alivio. 
Ni  á  mi  amor  defensa. 

CASATiDRA. 

De  suerte  ¡oh  desvelos! 
Que  ya  con  tal  nueva. 
Del  mar  del  amor 
Entré  en  la  tormenta. 

FÉNIX. 

Del  Conde  mi  amante 
Es  justo  que  lema. 
Que,  pues  es  ingrato. 
Vengativo  sea. 

CASANDHA. 

De  mi  hermano  ju/go 
Que  su  muerte  quiera. 
Que  viven  unidas 
Venganzas  y  ofensas. 

FÉNIX. 

Pucssea.el  alivio 
Para  tantas  penas. 
Que  hay  dolor  que  mate 
Si  hay  "honor  que  ofenda. 

CASANDnA. 

Pues  salga  esta  llama 
Que  estando  encubierta 
El  mismo  disfraz 
La  dio  más  violencia. 


Salga  por  mis  ojos 
Sangre  de  mis  venas. 
Sea  coral  lino 
V  aljófar  parezca. 


Ver  ((Uiero  á  don  Pedro 
En  la  cárcel  mesma. 
Mas  soy  de  mi  amor 
Que  no  de  mi  ofensa. 

FÉMX. 

Si  ya  no  hay  socorro, 
¿Qué  espera  esta  fuerza 
Sitiada  de  males 
Que  al  mal  uo  se  entrega? 

CASANDRA. 

Por  mi  dio  á  mi  hermano 
la  muerte  sangrienta, 

Y  no  me  ha  ofendido 
Quien  por  mi  se  arriesga. 

FÉMX. 

Parte  es  mi  ofensor, 

Y  siéndolo  quedan 
Viva  tu  venganza 

Y  mi  fama  muerta. 

CASANDRA. 

Pues  amor,  á  obrar. 

FÉ.^lX. 

A  morir,  violencias. 

CASAtlDRA. 

Désele  á  este  fuego 
Más  noble  materia. 

fé:hix. 
Rebelde  mi  vida, 
^A  que  es  lo  que  espera? 

CASANDRA. 

Amor  obstinado, 
¿Cómo  no  se  aumenta? 

FÉMX. 

¿Para  qué  la  muerte 
Con  tanta  pereza? 

CASANDRA. 

¿Para  qué  la  vida 
Si  no  vivo  en  ella  ? 

FÉMX. 

Pues  voy  á  sentir... 

CASANDRA. 

Pues  voy  á  que  sepan... 

FÉNIX. 

Males  de  mi  agravio. 

CASANDRA. 

De  mi  amor  finezas. 

FÉMX. 

Mas  ¿cómo  es  posible 
Que  guarde  secretas... 

CASANDRA. 


fe:^ix. 
Quejas  de  mi  agravio. 

CASANDRA. 

De  mi  amor  violencias. 

LAS   DOS. 

Que  amor  oculto  es  lalenlur.n 
Que  es  más  dañosa  cuanto  nía 


Salen  por  dos  puertas  EL  BORIlFi; 
EL  CER.MCALO,  EL  MELLAD 
CHISPA,  EL  GANCHLELO,  Cl;l 
PIMLLO,  uno  con  un  peda:o 
queso,  otro  con  una  taza  de  ciift 
otro  con  pan  y  cuchillo,  y  otro  •■ 
rábanos,  t  CHISPILLA  con  un  jar 
grande. 

MELLADO. 

Aqui  ha  de  ser,  voto  á  cuiil , 
V  pues  (|ue  solos  nos  venius, 
La  palabra  remojemos. 

CERNÍCALO. 

.Meor  será  la  canal. 

CRISPINILLO. 

No  hay  tan  honrada  cuadrilla 
¿u  la  Alemania  ni  España. 

{Siéntense  en  el  suelo  ) 

BORREGO. 

Tragúese  en  amor  compaña. 

CRISPINILLO. 

Echa  de  colar,  Chispilla. 

CBISPILLA. 

Vive  el  dador  que  da  gloria 
Vernos  tanto,  ya  lo  jago. 

MELLADO. 

Gidalgos,  con  cada  trago 
Cascuno  cuente  su  bestoria, 
Avizore  la  atalaya, 
No  mos  vean. 

CHISPILLA. 

Eso  quiero. 

CERNÍCALO. 

Oyen,  jágase  primero 
Nuestra  ccrimoña. 

IODOS. 

Vaya 

UELLADO. 

Le»ánton»e,  pues ,  á  obrar. 

{^Levántase.) 

CRISPINILLO. 

Digo  que  empiece  el  Mellado, 
vjue  es  buen  probele  y  honrado. 

BtLLADO. 

Pues  yo  quiero  escomenzar; 

fonm  el  jarro,  y  brujas  fuera, 

¿n  nombre  de  la  allaüada.   (Menéale.) 

GANCBCELO. 

Ea,  empezá,  camarada.  (Da/í  la  laza.) 


Venga  la  coluiupiadera. 

(Echa  vino  en  la  taza. 
Así  como  ellombre  indino, 
Creaiura  de  Dios  y  el  cielo. 
Derrama  por  este  suelo 
Estas  dos  tazas  de  viuo,  (Derr. 
Así  vertidas  estén 
Todas  las  sangres  que  fueren 
De  aquellos  que  mal  nos  quícr 
Y  digan  lodos  : 

TODOS. 

Amén. 


las.) 


HtLLADO. 

Ya  que  hacemos  la  razón... 

CBISPlMLLO. 

¿Por  qué  en  esto  mos  paramos? 

MELLADO. 

¡Brindis  á  que  mos  veamos 
En  la  puerta  del  Cambrón! 

CRISPINILLO. 

Dice  bien,  muy  jusio  es. 


«ELLADO. 

Pues  yo  que  la  mano  llevo, 
Cou  vuesa  licencia  hebo. 

CBISPfMLLO. 

Beba,  y  la  bestoria  dempues. 

MELLADO. 

¿Cuál  es  el  f.liilio?  Esté  en  gloria 
Él  alma  que  le  plauló.  (ü< 

BORIIEGO. 

Acabe,  y  beberé  yo. 

MELLADO. 

Va  la  bestoria. 

TODOS. 

Va  la  liesloria. 

'■  MELLADO. 

■  Diome  cincuenta  doblones 
Un  Arneslo  de  contado. 
Porque  diese  á  un  licenciado 
Una  noche  dos  burgones; 

)  Propuso  primero  el  daño, 

i  Mas  como  el  dinero  dio, 

I  Mos  fuimos.Zajinto  y  yo 

1  A  trabaaresle  araño. 
Maltratónos  á  los  dos, 

Y  fue  misterio  secreto. 
Pues  no  toTimos  respeto 
A  los  hábitos  de  Dios. 

A  Aniesto  que  con  afán 

Llevó  la  rabia  amolada  , 

Le  cascó  una  tarascada 

En  la  talega  del  pan 

El  clérigo  ó  estodiante. 

Mas  quedó  del  golpe  tal , 

Oue  no  comerá  más  sal  : 

Garduñáronme  en  flaganlc, 

Metiéronme  en  la  doctrina, 

Rogáronme  luego  que 
.  Cantáramos,  no  cante. 

Hubo  un  viernes  desceplina  , 
•  Presonáronme  la  ley, 

Y  pienso  que  voy  de  veras 
Por  seis  anos  á  galeras 

A  servirá  Dios  y  al  Rey. 
Pero  no  importa  el  rigor 
Que  vaya  á  gurapas,  pues 
No  dirán  que  ellombre  es 
Soloniista  ni  traidor. 

CBISPIMLLO. 

Pase  i-'l  harto  y  venga  el  barco. 

CANCnUELO. 

Oye  nci',  tenga  consuelo, 
Une  no  seré  yo  el  Ganchueln, 
I)  nu  ha  de  palmear  el  charco. 

MELLADO. 

¿Eso  cómo  puede  ser? 

f.AMCUÜELO. 

I  Déjese  océ  gobernar. 
Ya  estoy  mandado  soltar, 

I  If  á  la  sorna  lo  ha  de  ver, 
Sean  voacedes  testigos 
De  lo  que  ofrezco  al  Mellado. 

MELLADO. 

,  Ya  sé  que  oced  es  honrado 
I  Y  que  es  amigo  de  amigos. 

GANCHL'ELO. 

Yo  tendré  de  oced  memoria, 
Que  soy  camarada  yo; 

{Bebe  el  Borrego.) 
(Debió  Borrego? 

TODOS. 

Bebió. 

BORREGO. 

Va  la  historia. 

TODOS. 

Va  la  historia. 

BORHEOO. 

Yo  estoy  preso,  seo  Mellado... 


OIlI.ICAnOS  V  OFENDIDOS,  Y  GüDRON  DE  SALAMANCA.  77 

CERJiiCALO. 

Yo  me  sigo,  que  he  bebido  :      (Bebe.) 


IMILLÍ 


¿Diga  océ,  por  qué  está  presu  ? 

uELLAne. 
Digalo. 

BORREGO. 

Yo  lo  confieso. 

TODOS. 

Por  qué? 

BORREGO. 

Por  enamorado. 
Un  dia  del  monumento, 
Mas  blando  que  un  lamedor 
A  la  holsíi  de  un  doctor 
Le  dije  mi  pensamiento. 

Y  ella ,  aunque  pesada  y  fiera  , 

Y  aunque  dama  de  opinión , 
A  escucharme  mi  r:\/nn 

Se  asomó  A  una  faklru|ueraj 

Y  aunque  era  tanto  el  empeño, 
Gomo  tanto  la  roiíué. 

En  efecto,  la  saqué 
De  la  casa  de  su  dueño; 
Librarme  de  todo  intento. 
Fisco  y  parto  mealropella. 
Quiero  casarme  con  ella 

Y  pidenme  el  rompimiento. 

CERNÍCALO. 

;.Y  el  canónigo  no  entona 
La  solfa  del  harto? 

CRISPI-VILLO. 

Si: 
Con  mi  amo  viene  aquí ; 
¡Mas  vaya  una  peleona! 
Cogióme  la  gurullada 
Anoche  en  resolución, 
Al  ir  con  cierta  pasión 
En  casa  de  una  cuitada; 
Ya  advierto  que  á  nadie  asombre. 
Que  por  extraños  fracasos 
Anda  el  hombre  en  estos  pasos, 
Que,  en  efecto,  el  hombre  es  hombre ; 
A  mi  un  fuelle  se  llegó, 
Saber  quién  era  procura'. 
Quísome  quitarla  gura , 
La  sartén  no  quise  yo; 
Embistenme,  pero  ¿u.Tndo, 
Como  ya  me  conocieron. 
Todos  juntos  me  corrieron  ; 
Plánteme  como  un  Berlando, 
V,  en  efecto,  aunque  eran  tantos  , 

Y  aunque  acosado  me  vi , 
Al  escribano  le  di 

En  lo  huero  un  sepancuantos. 
Al  alguacil  que  repara 
Cuánto  le  tiro  valiente. 
Le  hice  una  cruz  en  la  frente 
Por  si  le  falta  en  lavara; 
Trasquilé  á  un  corchete  el  pelo. 
Mas  nocidos  que  Flatonte, 
Mas  como  el  hombre  no  es  monte 
Estropecé  y  di  en  el  suelo, 

Y  aunque  con  ansia  y  con  pena  , 
Como  en  el  suelo  me  hallaron  , 
Los  corchetes  me  apiolaron 

Y  embauláronme  en  la  trena. 

MELLADO. 

/,Y  murió  alguno  en  rigor 
De  toda  esta  tarascada? 

CIlISPlNtLLO. 

No  sé  ,  ahí  han  dado  posada 
Al  uno  en  San  Salvador. 

GANCHDELO. 

Por  Cristo,  que  ha  sido  fiera. 

CBISPIMLLO. 

Y  aun  no  sé  si  el  otro  es  muerto. 

MELLADO. 

Si  lo  que  oacé  dice  es  cierto, 
Negoeillocs  de  escalera. 


Yo  porque  puse,  estoy  preso, 
Unos  claveles  de  hueso 
A  la  puerta  de  un  marido, 

Y  aunque  por  mala  fortuna 
El  torcedor  me  dio  fuerte 
Siete  ansias ,  todas  de  muerte. 
No  he  sido  cisne  á  ninguna. 

MELLADO. 

Eres  bizarro  y  gentil , 
Fuerte  en  el  potro  anduviste, 
Pero,  dime,  ¿á  quién  pusiste 
Las  espinas  de  marfil? 

CERNÍCALO. 

Preguntas  son  no  muy  buenas 
Con  las  que  vocé  me  obliga. 
No  quiera  Dios  que  yo  diga 
Mal  de  lias  honras  ajenas. 

{Bebe  Ganchuelo.) 

GANCHUELO. 

Yo  á  una  frutera  faUl, 
Por  ser  deslenguada  y  vieja , 
Le  di  desde  oreja  á  oreja 
Cuchillada  tan  igual . 
Que  con  ser  de  á  media  vara 
La  dijo  el  quelacosia. 
Que  le  pareció  que  habla 
Nacido  en  la  misma  cara; 
De  mi  vinoá  querellar, 
Mas  con  un  unto  que  sé. 
Que  otro  la  corló  probé, 

Y  estoy  mandado  soltar. 

CEUNÍCALO. 

Y  liltertad  merecieras 
Por  cuchillada  tan  cara. 

MELLADO. 

Las  cochinadas  de  á  vara 
Se  hicieron  para  fruteras. 

CERNÍCALO. 

Pues  que  ya  salen  recelo, 

Y  ir  á  que' te  suelten  puedes. 

MELLADO. 

Con  facultad  de  vocedes 
Quisiera  hablará  Ganchuelo. 

CERNÍCALO. 

Pues  vamos. 

(Vanse.) 
(Quedante  Mellado  y  el  Ganchudo.) 

MELLADO. 

En  poridad 
Saber  quiero  este  consuelo, 
Voarced  ,  mi  señor  Gaiwhuelo, 
Es  honrado  de  verdad  , 
Voarced  tiene  prometida 
Mi  libertad. 

GANCHUELO. 

Habléloyá, 

Y  la  palabra  que  da 
Ellombre,  será  complida. 

MELLADO. 

Yo  lo  confirmo  y  lo  espero, 
Pero  quisiera  saber 
De  qué  modo  puede  ser 
Mi  liberta. 

GANCHOELO. 

Con  dinero. 


Esta  noche,  si  Dios  quiere. 
Hemos  de  matar  á  un  Conde, 
La  persona  y  tres  honrados 
One  á  cuidado  le  tenemos , 
V  porque  le  despachemos 
Nos  dan  quinientos  ducados; 


7-i  COMEDIAS 

Y  ha  (le  liaber  mosca  sobrada,  I 
Porqiip  íiiin  no  ha  (le  estar,  advierte,  ' 
Mal  irah.njada  la  muerte 

Cuando  estará  bien  cobrada. 

MFLLADO. 

Y  decid,  ¿por  qué  ocasión 
Ksa  muerte  se  ha  trazado? 

GANCHl'EI.O. 

Porque  le  dio  a  un  viejo  honrado 
En  Madrid  un  bofetón. 

MELLADO. 

;,Y  saber  el  nombre  puedo 
Del  Conde  ? 

CANCHOELO. 

jNotable  error  1 
Es  el  conde  de  Ueinor. 
No  hay  otro  conde  en  Toledo. 

MELLADO. 

¿Y  cómo  lij  de  ser  medí? 

G\NCHUELO. 

Para  este  efecto  le  envió 
l'n  papel  de  desafio 
Que  guardado  tengo  aquí. 
Éii  el  sobreescrito  envió 
Primero  puesto  su  nombre  , 

Y  en  él  que  le  espera  un  hombre 
De  la  otra  parte  del  rio 

De  Alcántara  sobre  el  puente  , 

Y  entonces,  bien  prevenidos, 
Estaremos  escondidos 
Esperando  yo  y  mi  gente. 

Si  él  sale,  como  yo  espero, 

Y  si  del  papel  se  "enoja. 
Muy  preciado  de  la  hoja , 
Llevará  y  habrá  dinero. 

MELLADO. 

¿Cómo  vais? 

GANCHUELO. 

Enmascarados 
I.os  rostros  y  bien  cubiertos ; 
Pero  iremos  descubiertos 
Por  los  quinientos  ducados. 


ESCOCIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Para  esto  nunca  te  tapas. 

GAKCHUELO. 

Si  la  pecunia  cogemos 
Muy  fácilmente  podremos 
Concertaros  las  gurapas. 

MELLADO. 

Cuando  tanta  opinión  sobra 
A  tanto  pobrete  honrado. 
Muy  poco  dinero  han  dado 
Por  acabar  esta  obra. 
Y  esto  á  deciros  me  atrevo 
Porque  sois  de  chulos  palma. 

GANCHUELO 

Yo  no  he  de  cargar  mi  alma  : 
Esto  vale,  y  esto  llevo. 

Salen  CN  ESCRIBANO  Y  DON  PEDRO, 
con  un  grillo. 

DOS  PEDRO. 

Si  me  lia  de  reconocer 

Llegue  en  buen  hora  el  Mellado. 

ESCRIBANO. 

Mellado,  llegaos  aquí. 


StTvitor,  seo  secretario. 

ESCRIBANO. 

¿E.í  íKpicsie  caballero 

l'.l  ipic  dio  muerte  indignado 

A  Anii'sio,  hermano  del  conde 

De  Üeillnr?  Podréis  libraros 

Pari'iieiido  el  agresor: 

Ea  ,si  es  él,  declaradlo. 

Vos ,  Ganchuelo,  ya  podéis 


Iros ,  que  ya  está  aguardando 
El  mandamiento  á  la  puerta. 

GA>CIHJELO. 

Cnárdeos  el  cielo  mil  años. 
(Áp.  Mellado  amigo,  silencio.) 

MELLADO.  {Ap.) 

Tendrá  silencio  el  Mellado  : 
Digo, ¿cuándo  nos  veremos? 
GAXCHUELO.  (.4p,) 
Luego  que  esté  trabajado 
Este  Conde.  (Vase.) 

MELLADO. 

Pues  adiós. 
(Ap.  ¿oís?  Llevad  bien  fardado 
i;i  baúl .  no  sea  el  demonio 
Oue  os  den  con  la  de  Juan  Gr.njo.) 

DOM  PEono. 
¿Ah,  señor  Mellado? 

MELLADO. 

Oigo. 

DCN  PEDRO. 

Lo  que  dice  el  pendolario 

Es  quevoacé  repase 

La  persona,  (Ap.  A  aquestos  bravos 

Es  menester  preguntarles 

En  su  Ilengua.) 

MELLADO. 

Estoy  mirando  (M¡rele.) 
Si  es  él.  (Ap.  Por  el  santo  Cciime , 
Que  está  mandando  en  lo  alio, 
Que  es  él ,  mas  yo  soy  quien  soy  : 
Yo  nunca  he  sido  silbato, 
Ni  fui  corredor  de  oreja.) 
Del  fundamento  hasta  el  casco, 
A  este  señor  bueno  doy 
Mas  de  cuarenta  repasos 

Y  no  es  él ,  porque  era  el  otro 
Un  poco  más  descargado 

De  lomos ,  y  otros  dos  pocos 
Amolado  de  recazos : 
No  es  él. 

ESCRIBANO. 

¿Lojurais? 

MELLADO. 

Lo  juro. 

ESCRIBANO. 

Pues  poned  aqui  la  mano. 

[Pone  I/i  mano.) 

MELLADO.  (Ap.) 

Si  haré  por  sacar  esta  ascua 
Con  la  mano  deste  gato. 

ESCRIBANO. 

r.uena  se  pone  la  causa 
Señor  don  Pedro. 

DON  PEDRO. 

El  descargo 
Me  ba  de  sacar  de  la  cárcel. 

ESCRIBANO. 

Pues  yo  prometo  ayudaros 
Como  no  apriete  la  purte, 
Que  es  el  todo  en  este  cuso.      (  Vcíc.  ) 

DON  PEDRO. 

Quedo  de  vuestra  amistad 
Agradecido  y  fiado, 

MELLADO, 

¿Fuese el  escribano? 

DON  PEIIRO. 

Fuese : 

Y  agora  que  hemos  quedado 
Solos,  quiero  agradeceros 
La  vida  que  me  habéis  dado: 

Mi  honor,  mi  hacienda  y  mi  espada 
Es  vuestra ,  y  si  libre  salgo 
De  la  cárcel ,  yo  os  prometo 
Satisfacer  y  pagaros 


Deudas  de  reconocido 

Y  obligaciones  de  honrado, 

MELLADO. 

Yo  soy  siempre  vuestro  anv.^o. 
Que  hemos  reñido  en  un  plato, 

Y  no  es  menester  conmigo 
Hacer  tantos  arrumacos. 
Yo  soy  amigo  de  buenos  , 

Y  os  estoy  enlicionado 
Desde  que  os  vi  menear 

La  zanahoria,  y  ¡voto  al  dial  lo! 
(,)up  podéis  dar  al  más  tieso 
Cuarenta  echadas  de  bravo, 

DON  PEDRO. 

¿Quién  os  tiene  aqui? 

MELLADO. 

Ese  Comle 
Dice  que  por  mi  mataron 
A  su  hermano,  y  (|ueyo  os  vi, 

Y  miente  como  Pilatos; 
Pero  oís,  aquesta  noche 

Me  han  de  vengar  seis  chiilanos, 

Y  le  han  de  hacer  en  la  panza 
Seis  guzpataras  de  á  palmo. 

DON  PEDRO. 

,Pues  per  qué  le  han  de  malar? 
[Ap.  Saber  me  importa  este  caso ) 

MELLADO. 

Porque  á  un  carrillo  en  Madrid 
Le  hizo  que  fuese  cristiano. 

DON  PEDRO. 

¿Cristiano  á  un  carrillo?  ¿Cómo? 

MELLADO. 

Como  le  plantó  en  lo  llano 
Los  Mandamientos  de  Dios. 

DON   PEDRO. 

j,Y  adonde  intentan  matarlo? 

MELLADO. 

Al  puente. 

DON  PEDRO. 

¡Cómo  me  alegro! 
Que  este  es  mi  mayor  conirario, 

Y  así  no  tendremos  quien 
Nos  persiga. 

MELLADO, 

Enmascarados 
Han  de  ir  los  seis  camaradas : 
Üaulespor  laobra,.. 

DON  PEDRO. 

¿Cuánto? 

MELLADO, 

Quinientos;  pero  yo  digo 
Que  concertaron  barato. 

DON  PEDRO. 

¿Y  él  cómo  saben  que  irá  ? 

MELLADO. 

Porque  le  tienen  trazado 
Un  papel  de  desalio. 

Sale  CRISPINILLO. 

CmSPlNILLO. 

El  sol  debajo  de  un  manto. 
La  luz  disfrazada  en  sombras , 
Envuelto  en  nieblas  un  rayo 
Viene  á  verte... 

DON  PEDRO. 

Estenoestipiiipo 
De  amor  cuando  navegando 
Del  mar  del  honor  lluctúo 
En  tantos  Scilasde  engaños. 

CRISPINILLO. 

Dice  que  la  importa  hablarte , 

Y  puede  ganar  de  mano 

Al  sol ,  aunque  juegue  el  sol 
Con  ella  Abriles  y  .Mayos. 


onur.ADos  y  ofendidos,  y  couiíon  de  sm.amanc.a. 


DON  PEDnO. 

Enlre,  pues;  veamos  luego 
Mellado. 

■  ELLADO. 

Sólo  os  encargo 
Silencio. 

OnS  PEDRO. 

Yo  os  le  prometo. 

HELLADO. 

;Ois?  LueRO  nos  veamos 

Ea  yéndose  la  chulama.  (Va 

DON  PEDRO. 

Hoy  con  el  caso  más  raro 

Que  lian  observado  los  broncís 

Mi  honor  y  venganza  trato. 

Salen  JACINTA  y  CASANDÍÍA, 
cubiertas. 

CASANDRA. 

Quédale, Jacinta,  fuera  : 
El  está  aquí,  yo  le  hablo. 
Infelice  raballero, 
Tan  valiente  y  tan  bizarro 
Que  el  mismo  merecimiento 
Os  hizo  más  desdichado ; 
l'na  apasionada  vuestra , 
O  amante, que  no  es  recato 
Dar  á  la  acción  la  fineza 

Y  no  descubrirla  el  labio; 
A  esta  prisión  rigurosa 

En  los  disfraces  de  un  manto 
Viene  á  decir  sentimientos 
Nunca  hasta  aqui  declarados. 
Pobre  sois ,  y  sois  valiente, 

Y  á  mi  me  toca  el  amparo 
De  quien  sólo  por  mi  causa 
Mira  su  honor  perturbado. 
No  os  quiero  decir  quién  soy, 
Ma?  quiero  decir  que  os  traigo 
El  oro  de  vuestro  amor 

En  oro  recompensado : 
Joyas  trae  esa  criada 
Para  que  compréis  ufano 
Vuestra  libertad  al  oro, 

Y  no  os  parezca  agasajo 

Lo  que  á  mi  también  me  toca . 
Que  como  os  estimo  tanto, 
Libertando  vuestra  vida 
Mi  propia  vida  rescato. 
y  después  que  os  mire  libre, 
Sabed  que  quiero  feriaros 
Sospechas  de  vuestra  pena 
A  cuidados  de  mi  llanto. 
Esta  es  laprimeravez 
Que  ardientemente  obstinado 
El  fuego  de  amor  oculto 
Brotó  en  indicios  al  labio. 
Mujer  soy,  y  tengo  amor, 

Y  ya  bien  podéis  liaros 

Aun  mucho  más  que  en  tenerle 

En  haberse  declarado. 

No  he  pretendido  escribiros. 

Antes  vine  á  consolaros , 

Que  es  intérprete  mejor 

l.a  lengua  que  no  la  mano ; 

Y  porque  agora  es  forzoso 
Volverme  i  casa  ,  quedaos , 
Yo  os  veré  y  escribiré. 
Obre  el  trato  más  humano. 
Que  las  fuer/as  del  amor. 
Las  más  se  rinden  por  trato ; 

Y  asi... 

D0:«  PEDRO. 

Deteneos ,  Señora , 
Que  primero  he  de  rogaros 
Qne  la  luz  desa  hermosura 
Venza  la  niebla  del  manto. 

CASANORA. 

No  puedo. 


liON  PEDRO. 

Pues  escuchad 
Este  imaginado  rasgo. 
Que  al  templo  de  mis  pasiones 
Quiere  mi  lengua  pintaros. 
La  ocasión  me  da  oportuna 
Fortuna, 

Mas  es ,  si  la  oculta  el  labio, 
Agravio, 

Que  aunque  enseña  vuestro  ardor 
Amor, 

Para  sentir  más  rigor 
Vuestro  favor  he  culpado, 
Pues  me  habéis  equivocado 
Fortuna  ,  agravio  y  amor. 
Permitid  á  mí  desvelo. 
Celo, 

Que  es  dar  compasión  mayor 
Favor, 

y  es  mentir  á  luz  tan  pura 
Hermosura. 

V  mi  sufrimiento  apura 
Quecuando  mi  amor  sabéis, 
A  este  tiempo  me  neguéis 
Cielo,  favor  y  hermosura. 
No  deis  en  tibios  desmayos 
Rayos, 

Ni  en  dudosos  arreboles 
Soles , 

Ni  á  vuestro  cielo  ocultado 
Nublado; 

Mas,  ¿para  qué  mi  cuidado 
Siente  tan  mortal  desvelo 
Si  es  fuerza  que  haya  en  el  cielo 
Hayos,  soles  y  nublado? 
Descubrid... 

Sale  CRISPIMLLO. 


;,De  qué  vienes  tan  turbado? 
¿üi,  qué  ha  sido? 

CRISPIMLLO. 

¡Uercebü! 

DON  PEDRO. 

Acaba,  dimelo. 

CRISPIMLLO. 

El  diablo. 
Tu  enemigo. 

DON  PEDRO. 

¿Quién,  el  Conde? 

CRISPINILLO. 

Y  pienso  que  entra  á  buscaros 
Con  un  color  de  sudores ; 
Mas  yo  de  unciones  le  traigo. 

DON  PEDRO. 

¿A  qué  viene? 

CIIISPINILLO. 

No  lo  sé, 
Sólo  digo  (|ue  ha  llegado. 

DON  PEDRO. 

¿Dónde? 

CRISPINILLO. 

A  buscarte. 

DON  PEDRO. 

¿Qué  dices? 

CRISPINILLO. 

Hétele  por  do  va  entrando. 
CONDE.  (Dentro.) 
¿Don  Pedro? 

DON  PEDRO. 

¿De  qué  os  turbáis? 

CASANDRA. 

Sabed  que  el  Conde  es  mi  hermano. 


DON  PEDRO. 

¿Luego  VOS  sois... 

CASANORA. 

Infeliz. 

DON  PEDUO. 

El  dueño... 

CRISPIMLLO. 

Mirad  que  ha  entrado. 

CASANDRA. 

Casandrasoy. 

DON  PEDRO. 

Pues  :miuí 
Podéis ,  Señora  ,  oc  \Uaro«. 

CASANDRA. 

¡Si  me  vio  entrar ! 

CRISPIMLLO. 

No  lo  sé; 
La  criada  está  mirando. 
Acabad. 

CASANDRA. 

¡Qué  presto,  amor. 
Me  has  engolfado  en  mis  daños ! 

{líscóndeic.) 

Sale  EL  CONDE  turbado. 


Seáis,  Conde,  bien  llegado. 
¿En  la  cárcel  me  buscáis? 
¿A  qué  venis? 

CONDE. 

A  mataros. 

CRISPINILLO.  (Ap.) 

Acabóse;  vió  á  su  hermana; 
Por  ella  ha  de  haber  porrazo. 
Para  las  mujeres  son 
Enemigos  necesarios. 

DON  PEDRO. 

¿Pues  cómo  (Áp.  ¡Si  vió  á  Casamlra  !) 
Intentáis {/Ip.  ¡Lance  apretado! ) 
Viéndome  preso  (Ap.  ¡Astro  advirsol) 
Buscarme  determinado? 

CONDE. 

Ya  sabéis  que  en  vuestra  casa , 
ü  heroicamente  bizarros , 
O  advertidamente  cuerdos , 
Para  la  calle  libramos 
Indignaciones  y  aceros; 
Vos  la  obligación  pagando 
Que  me  debistes,  y  yo 
De  vuestro  valor  fiado. 

DON  PEDRO. 

Y  también  sé  que  salí 
Desde  mi  casa  á  buscaros ; 
(Jue  no  os  hallé  y,  en  efecto. 
Por  ir  tras  vos  me  encontraron  ; 
Que  estoy  preso,  ya  lo  veis  , 
Que  me  irritáis,  está  claro, 
Que  me  buscáis,  no  lo  ignoro; 

Y  asi  podéis  declararos. 
Que  aunque  dijisteis  agora 
Que  á  matarme  entráis  airado, 
Fué  error  de  vuestra  pasión ; 
Pues  siendo  quien  sois,  extraño 
Que  hable  asi  un  hombre  valiente 
A  otro  hombre  que  está  sin  manos. 

CONDE. 

El  mataros  no  es  aquí. 

I  DON  PEDRO. 

¿Pues  dónde? 

CONDE. 

Escuchadme  un  rato  : 
Yo  soy  parte  en  el  delito 
He  la  muerte  de  mi  hermano, 

Y  como  soy  el  que  soy 


W  COMEDÍ, 

Lo  más  en  laii  grave  cargo, 

Queesiábades  declaré 

La  noche  que  le  mataron 

En  Salamanca,  y  que  sois 

Mi  amií^o,  dando  descargos 

Que  en  mi  no  eran  tan  precisos 

Y  en  vos  eran  necesarios; 
Solicito  con  los  ruegos. 
Soy  cuerdo  en  los  aí^asajos , 
Advertido  en  las  promesas, 

Y  en  satisfacerlas  franco. 
Os  tengo  libre  don  Pedro, 

Y  aunque  a  mi  no  me  ba  locai!o. 
Siendo  vos  el  ofendido 
Ser  yo  quien  venga  i  libraros , 
Con'mi  duelo  y  con  el  vuestro 
A  un  mismo  tiempo  cumplamos  ; 
Mañana  libre  os  veréis , 
Mañana  vendré  á  buscaros  , 
Vos  habéis  sido  conmigo 
Puntual ,  noble  y  gallardo. 
Pues  ya  con  haber  cumplid", 
Puesto  que  os  he  libertado, 
Porque  diga  que  podréis 
Quien  sepa  nuestro  embarazo 
Ser  siempre  tan  valeroso, 
Pero  nunca  más  bizarro. 

DON  FEDRO. 

Ya  que  libertad  me  dais, 
.Sólo  quiero  preguntaros. 
¿Por  qué  ai^ora  no  estoy  libre, 

Y  mañana  si? 

CO:!DE. 

Es  el  caso 
Que  aunque  pudiera  esta  noche 
Libraros,  otro  cuidado 
Tengo  que  interviene  en  él 
Parte  de  mi  honor,  y  en  tanto, 
Que  por  un  papel  que  ahora 
En  esta  puerta  me  han  dado, 
De  nuestras  obligaciones 
La  satisfacción  dilato, 
No  quiero  yo  que  se  diga , 
Habiéndoos  ya  libertado. 
Que  fallo  al  satisfaceros 

Y  cumplo  con  obligaros. 

DOS  PEDRO. 

Yo  os  suplo  la  dilación, 

Y  asi  bien  puedo  rogaros 
Que  salga  yo  de  la  cárcel 
lista  noche. 

COSDE. 

¿Importaos  algo? 

DOX  PEDRO. 

No  me  importa  sólo  á  mi , 
Porque  nos  importa  á  eutrambo: 

CONDE. 

Pues  va  libre  podéis  iros 

Si  es  que  me  alargáis  el  plazo. 

DON  PEDBO. 

Aun  tanlo  como  ofendido 
Qiieilo  de  vos  obligado. 

CONDE. 

Y  yo  confieso  que  os  debo 
Shis  de  lo  mismo  que  os  pago. 

DON  PEDRO. 

Mi  vida .  Conde  .  os  confieso  ; 

Y  ansí  obraremos  en  tanto. 
Cuando  amigos  como  amii,'os. 
Contrarios  como  contrarios. 

CONDE. 

Sois  noble  y  agradecido. 

DON  PEDRO. 

Pues  agora  os  satisfago, 
Piit-sto  que  para  después 
Nuestra  venganza  dejamos, 
ton  lo  que  otras  veces  suelo. 


,\S  KSCÜGIDAS  DE  DON  FItANCISCO  DE  ROJAS. 

Voy  á  morir  á  su  acero. 

Que  aunque  son  tantos  mis  auos  , 


{Vasi) 


¿Con  qué? 

SON  PEDHO. 

Con  daros  los  bra7os. 

CONDE. 

Yo  os  los  doy  con  mucho  gusto. 

DON  PEDRO. 

Vuestra  fe  y  lealtad  alabo, 
Pero  eu  saíiendo  de  aquí... 

Sale  DON  LLIS  cuando  le  da  los  brazos. 

CONDE. 

¿Qué  intentáis  hacer? 

DON  PEDRO. 

Mataros. 

CONDE. 

Pues  yo  OS  buscaré,  don  Pedro. 

DON  PEDRO. 

Yo  también  sabré  buscaros : 
Adius,  Conde. 

CONDE. 

Adiós,  don  Pedro. 

DON  PEDRO. 

¿No  diréis  cómo  quedamos? 

CONDE. 

Yo  obligado  y  ofendido 

DON  PEDRO. 

Yo  ofendido  y  obligado. 

DON  LVIS. 

;Vive  Dios,  hijo  cobarde, 
Desconocido  y  ingrato 
Al  honor  que  te  dio  el  cielo. 
Que  á  poderte  hacer  pedazos 

Y  á  ser  posible  quitarle 
Esa  sangre  que  te  be  dado, 
Que  hiciera... 

DON  PEDRO. 

¿Qué  es  esto,  padrí*? 

DON  LUIS. 

¿Tú  abrazas  á  tu  contrario? 
¿El  que  mereció  tu  acero 
Llega  á  merecer  tus  brazos? 
Yo  soy  viejo  y  tengo  ya 
La  ira  y  valor  templados  , 

Y  si  con  él  me  abrazara. 
Por  los  cielos  soberanos 
Que  le  arrancir:i  del  pecho 
Él  corazón  á  pedazos. 

DON  PEDRO. 

¡Padre! 

DON  LUIS. 

No  me  llames  padre : 
Quilate  de  aqui. 

DON  PEDRO. 

Templaos. 

DOM  LUIS. 

¿No  ves  que  pide  otra  afrenta 
101  que  agradece  un  agravio? 
Vuestra  hermana  se  huyó  anoche, 

Y  vos  hicisteis  más  caso 

De  una  palabra  que  es  vuestra 
Que  de  un  honor  que  es  de  lautus. 
Ya  perdisteis  la  ocasión 
De  poder  verme  vengado  : 
Mas,  ¿para  qué  tiene  lengua 
Aquel  que  no  tiene  manos? 
Ya  si  tengo  algún  honor 
Reducido  en  noble  llanto, 
Como  es  la  sangre  del  alma 
En  lágrimas  le  derramo. 
Pero  pues  sois  tan  cobarde. 
Inadvertido  y  villano 
Que  trocáis  á  un  mismo  tiempo 
Venganzas  en  agasajos , 
Yo  voy  á  tomar  venganza 
Del  Cunde  que  me  ha  agraviado; 


El  valor  no  tiene  canas; 

Y  si  no,  muera  á  sus  manos : 
Vivir  no  quiero  ofendido, 

Y  quiero  morir  honrado. 

DO!»  PEDRO. 

Cid. 

DON  LUIS. 

No  rae  repliquéis. 

DON  PEDRO. 

Este  es  valor. 

DON  LUIS. 

Es  engaño. 

DON  PEDRO. 

Esta  fué  una  recompeiiss. 

DON  LDIS. 

¡Pues  vos  de  mi  honor  tan  franco ' 
¡Cobardía  es ,  vive  el  cielo ! 

DON  PEDnO. 

Advertid... 

DON  LUIS. 

Va  lo  he  mirado. 

DON  PEDRO. 

Que  sabré  ser... 

DON  LBIS. 

Muy  cobarde. 

DON  PEDRO. 

Quien  cobre... 

DON  LUIS. 

Obligasme  eu  wiiu). 

DON  PEDRO. 

Un  honor... 

DON  Ltns. 
Es  imposible. 

DON  PEDRO. 

Que  perdi. 

DOS  LUIS. 

Yo  le  restauro. 

DON  PEDRO. 

¿De  qué  modo? 

DON  LUIS. 

Con  mi  muerte. 

DON  PEDRO. 

¿A  dónde  vais? 

DONLÜIS. 

A  vengaros. 
Que  sois  muy  agradecido, 
Y  cuando  más  indignado, 
Al  que  habéis  de  dar  la  muerte 
Temo  que  le  deis  los  brazos.     ( VusiJ.) 

DON  PEDRO. 

Pues  yo  prometo  á  los  cielos... 
Sale  CASANDRA. 

CASANDRA. 

Fuese  su  padre  y  mi  hermano. 

DON  PEDRO. 

Cobrar  mi  honor... 

CASANDRA. 

¡Ah  don  Pi'Jo)! 

DON  PEDBO. 

Con  el  hecho  más  tirano... 

CASANDRA. 

¿No  me  respondéis?  Qué  es  esto? 

DON  PEDRO. 

Que  oculta  en  el  bronce  y  mármol. 
Señora... 

CASANDRA. 

¿Podré  salir? 

DON  PEDRO. 

No  hay  quien  os  impida  el  paso. 


OUI-ICADOS  V  OFENDIDOS,  V  GOliRO.N  DE  SALAMANCA. 


DO!t  PIÍDRO. 

¿Qué es  lo  que  decís? 

CASAMinA. 

.T„;i  ilfscoiiocido  os  Lallol 
noN  PEnno. 

I  ,1  m.lia  ,  lio  tengo  lior.or. 

CiSANUIlA. 

-  lo  que  ¡iileiilns? 
DON  i'Eono. 

Cobrarlo. 

CASANOnA. 


Téiigole  susppnso. 

CASANDHA. 

No  a;,Tü  Jeccis  mis  cuidados. 

DOM  pEDno. 
No  hay  amor  donde  no  hay  lionta. 

OVSANDBA. 

,,T:in  preslo  conmigo  ingrato? 

ItUS  PEDRO. 

N  I  I  ^  Inieno  para  galán 
íliiiiil-re  que  está  deshonrado. 


i  Jaré  honor  siendo  vueslra- 

DO:i  PEDRO. 

lonor  sabré  nliligaros. 

CASASDRA. 

i's  desprecio. 

DON  l'EOBO. 

Es  fineza. 

CASA.XDRA. 

inlciilais? 


CANCMBELO. 

Aquesta  fué  la  hora  señalada , 

V  ya  lardar  no  puede ,  prevenios , 

Y  "á  un  mismo  tiempo  todos  repartidos 
Saldremos    cuando    llegue   sobre    el 

VALIENTE  2."       [puente: 

Pues  con  el  plomo  no  hay  hombre  va- 

Cargar  agora  la  pistola  quiero:  [lionte, 

(Ciirtine  la  escopeta.) 

Aseguremos  dudas  al  acero. 

CAKCHUELO. 

Dien  dices,  retirarnos  intentemos. 

VALIENTE    l.° 

Rcliiémonos  todos. 

VALIEMF.  -2." 

lieliremos. 
Sa/í  EL  CONDE. 


DON   PEDRO. 

Vengarme  Irslo. 

CASANDRA. 

¿V  después? 

DON  PEDRO. 

Duscaros  fino. 

CAS.VNDRA. 

¿Yajíora? 

DON  PEDRO. 

Indignarme  airado. 

CASANDRA. 

iContra  quién  ? 

UO.N  PEDRO. 

Sabrásio  presto. 

CASANDRA. 

¿Cómo  he  de  veros  ? 

DON  PEDRO. 

Vengado. 

CASANDRA. 

Poes,  adiós.  (Vase.) 

DON  PEDRO. 

Guárdeos  el  cielo. 
¡Iras,  ya  se  llegó  el  plazo 
Venganzas  pide  mi  acero 
Y  ejecuciones  mi  mano ! 

Cani|>iña. 

Sale  GANCIH'ELO  con  tinco  hombres 
con  máscaras ,  espadas  y  broqueles 
y  una  escopeta. 

GANCIIKELO. 

En  este  verde  prado. 

De  arrayanes  y  murtas  coronado, 

Ocultarnos  podemos. 

VALIENTg    1." 

A  que  llegue  esperemos 
Todos  en  emboscada. 
It. 


:  Deslepipel  llamado 

,  Y  de  mi  noble  sangre  provocado, 

[  A  este  sitio  he  venido 

¡  De  sólo  mi  valor  mal  prevenido,  [liado'' 

I  (.Quien  será  ,  pues,  quien  me  ha  desa- 

I  ¿Si  el  padre  de  don  Pedro  provocado 

1  De  su  agrario  primero. 

I  De  sus  canas  preí  ende  hacer  acero, 

I  Sabiendo  que  su  hijo  estaba  preso? 

,  Temeroso  noestov.  pero  confieso 
Que  me  hallo  cuidadoso. 
Si  al  que  ofendi  en  la  corle  rigiirn?o. 
Por  cobrar  su  venganza  con  mi  muerte 
A  campaña  me  llama  desla  suerte. 
Pero  mal  lo  he  pensado, 
One  nunca  desafia  un  agraviado  : 
Ya  yo  estoy  en  campaña  , 
E.ít'a  es  la  "orilla  á  quien  el  Tajo  baña; 
Este  su  altivo  puente: 
Diiscar  agora  quien  me  llnma  intente 
Mi  valor  irritado  j  prevenido: 
Con  mis  obligaciones  he  cumplido 
Sin  que  haya  en  mi  valor  mudanza  al- 
[guna, 
Obre  agora  á  su  arbitrio  la  fortuna. 

{Vase.) 

Salen  DON  PEDRO  T  CRISPINILLO 
vestidos  de  color,  y  don  Pedro  con 
una  mascarilla  en  la  cinta  colgada 

CniSPINILLO. 

Señor,  no  sé  nadar  y  es  desvario 

Que  me  traigas  al  rio  : 

Di,  ¿vienes con  tal  prisa 
i  A  que  te  laven  tu  única  camisa? 
I  Despensero  pareces 
1  Que  á  las  orillas  viene  i  eomprarpeces, 
'  O  como  sales  de  la  cárcel,  creo 
I  Que  vienes  de  espulgarte  con  deseo. 

DON  PEDRO. 

I  El  puesto  es  este;  aquí  me  han  avisa- 
I  One  es  el  sitio  aplazado.  [do 

Hoy,  Crispin ,  la  mayor  venganza  espe- 
Asora  es  tiempo:  retirarme  quiero  [ro; 
Entre  estos  verdes  ramos. 

CRISPINILLO. 

¿No  medirás,  Señor,  á  dónde  vamos? 

DON  PEDRO. 

Ponerme  este  disfraz  es  importante. 

CRISPINILLO. 

Sin  tu  ir.nje  primero  de  estuiliante. 
Con  máscara  y  sin  blanca  ,  yo  imagino 
Que  vienes  á  robar  á  algún  camino. 

DON  PEDRO. 

Tú  reñirás,  Crispin ,  puesto  á  mi  lado. 

CRISPINILLO. 

Don  Pedro,  como  nunca  lo  he  cursado, 
No  sé  reñir. 


DON  PEDRO. 

¿Pues  qué  te  falta ,  loco? 

CRISPINILLO. 

El  ánimo,  no  es  más ;  y  aunque  esto  es 
Irme  (|uiero  y  dejarte  ,  [poco, 

Porque  yo  siempre  sirvo  de  estorbarle. 

DON  PEDRO. 

Pues  que  con  tu  temor  me  desobligas. 
Vete,  Crispin  ;  pero  á  ninguno  digas 
Adonde  me  ha  dejado  tu  recelo. 
Que  te  daré  la  muerte,  vive  el  cielo. 
(Vase.) 

CRISPINILLO. 

Con  la  lengua  hj  de  h:icer,  pues  que 

[te  agrada. 

Lo  que  hiciera  á  tu  lado  cou  la  espada. 

(Vaje.) 

Salen  OANCIU'ELO  v  EL  CONDE. 

CONDE. 

Aunque  esperando  os  estoy 
Con  indignación  y  acero. 
Quién  sois  vos  s:dx"i'  espero. 

GANCnUELO. 

¿Sois  el  Conde? 

CONDE. 

El  Conde  soy, 

Y  soy  el  que  aquí  os  espero. 

GANCHUELO. 

Este  acero  os  desengaña; 

{Sacan  las  espadas.) 
Porque  no  hay  en  la  campaña 
Mas  respuesta  que  el  acero. 

CONDE. 

Valiente  habláis  como  sabio, 
Cierta  es  la  resolución. 
( Salen  todos  sobre  él  y  uno  con  la 
pistola.) 
¡Vive  el  cielo,  que  es  traición! 

CANCHtlEl  o. 

No  hay  traición  donde  hay  agravio. 

CONDE. 

Más  lucirá  mi  rigor 
Habiendo  más  que  vencer. 
VALIENTE  S.» 

¿Tiróle? 

CANCIIUELO. 

No  es  menester. 

CONDE. 

No  sabe  huir  el  valor. 

GANCHUELO. 

Daros  la  muerte  pretendo. 

CONDE. 

A  dárosla  yo  me  obligo. 

GANCHtJELO. 

Tu  muerte  será  el  castigo. 

Sale  DON  PEDRO  con  máscara,  y  quí- 
tale la  ¡listóla  al  que  la  tiene. 

DON  PEDRO. 

A  ellos ,  que  yo  os  defiendo, 

Y  pues  con  sus  armas  veis 
Que  os  he  venido  á  ayudar, 
A  este  quiero  derribar. 

[Tira  á  uno  y  cae  en  el  suelo,  y  Uévan- 
los  dentro  á  cuchilladas.) 
CONDE.  [Dentro.) 
¿Quién  sois? 

DON  PEDRO.  [Dentro.) 
Presto  lo  veréis. 
CONDE.  [Dentro.) 
Pues  que  sois  traidores  pues. 
Es  cierto  que  sois  villauus. 


»>-  COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

DOfi  PEDRO.  (Dentro.) 
("obardes,  temed  mis  manos 
Si  no  leñéis  niuclios  pies. 
(ban  una  vuelta  acuchillándolos  por  el 
tablado.) 

CONDE. 

Vuestras  de  quien  eres  das 
En  el  valor  que  has  moslrjdo. 


COJiDE. 

Que  OS  debo  la  vida  ved. 

CANCHDEIO. 

Pn  grande  peligro  estamos; 
Mujamos  todos. 


Huvamos. 

CONDE. 

Yo  os  seguiré. 

DON  PEDRO. 

Detened, 

(Huyen  ,  y  pénese  delante  don  Pedro) 
Que  agora  os  quiero  malar. 

CONDE. 

¿Quien  me  ha  dado  aquí  la  vida 
Ser  pretende  mi  homicida 
Volviéndomela  á  quitar? 
Que  he  de  pagarla,  advertid, 
Como  quien  soy,  vive  Dios. 

DOX  PEDRO. 

Solos  esianios  los  dos, 

V  pues  lo  estamos ,  reñid. 

CONDE. 

Satisfaceros  no  quiero. 
Si  no  lo  habéis  de  admitir; 
Pero  si  hemos  de  reñir. 
Sepa  yo  quién  sois  primero. 
Porqiie  yo  resuelta  esloy. 
Aunque  más  me  defendáis , 
Puesto  que  más  me  irritáis 
A  reñir  con  vos. 

DON  PEDRO. 

Yo  soy.    {Descúbrese  ) 

CONDE. 

¿Cómo  habéis  venido  aquí, 
Don  Pedro? 

DON  PEDRO. 

Si  vo  os  rogué 
Queme  librurades,  fué 
Por  daros  la  vida  asi. 
Ya  pienso  que  os  be  pagado 
De  mi  valor  defendida. 
Con  daros  aquí  la  vida 
l.a  vida  que  me  habéis  dado, 

V  habérosla  dado  es. 
Aunque  airado  os  defendí , 
Por(|ue  me  ha  importado  á  mi 
Daros  la  muerte  después.  " 

CONDE. 

A  reñir  con  vos  me  obligo 
Pues  es  vuestra  iiilencion  esa; 
Mas,  vive  Dios,  que  me  pesa 
De  perder  tan  buen  amigo. 

DON  PEDRO. 

V  á  mi  me  pesa  perder 

Por  vuest  ra  causa ,  por  Dios , 
Un  amigo  como  vos; 
Pero  ya  no  puede  ser. 
Pues  ofendidos  estamos. 

CONDE. 

¿Qué  falta  en  resolución? 

DON  PEDRO. 

Fáltala  satisfacción. 

CONDE. 

Pues  riñamos. 


DOMPEDRO. 

Pues  riñamos. 

CONDE. 

Con  mi  acero  airado  intento 

(Riñen.) 
Tomar  la  venganza  en  vos : 
¡Valiente  sois ,  vive  Dios! 

DON  PEDRO. 

¡Vive  Dios,  que  sois  valiente! 

CONDE. 

;Bravo  pulso! 

DON  PEDRO. 

¡Brazo  fuerte! 

CONDE. 

¡Bravo  valor! 

DON  PEDRO. 

¡Crios  raros! 

CONDE. 

¡Lástima  me  da  mataros! 

DON  PEDRO. 

,!lIuebo  siento  el  daros  muerte! 

CONDE. 

¡Bizarro  valor  tenéis! 

DON  PEDRO. 

A  ese  valor  corresponde : 
¡Válgate  el  diablo  por  Conde ! 

CONDE. 

Esperad. 

DON  PEDRO. 

¿Qué  me  queréis? 
¿Por  qué  os  detenéis?  ¿Qué  es  esto? 

1  CONDE. 

'  Busco  un  medio,  vive  Dios, 
I  Para  no  reñir  con  vos 
I  Y  para  quedar  bien  puesto; 
i  Que  mataros  es  rigor. 

DON  PEDRO. 

Si ,  mas  buscadle  también 
Para  que  vos  quedéis  bien 

Y  yo  quede  algo  mejor. 

CONDE. 

¿Luego  no  nos  concertamos 
En  el  medio  que  protesto? 

DON  PEDRO. 

Yo  he  de  quedar  mejor  puesto. 

CONDE. 

Pues  riñamos. 

DON  PEDItO. 

Pues  riñamos; 
Irritemos  el  rigor. 

CONDE. 

Parad,  que  medio  hay  también 
En  que  )o  quede  más  bien 

Y  en  que  vos  quedéis  mejor. 

DON  PEDRO. 

¿Medio  puede  haber  aqui 
Cuando  ofendidos  nos  vemos. 
En  que  á  un  mismo  tiempo  estemos 
Los  dos  mejor  puestos? 

CONDE. 

Si; 
Porque  cuando  no  supiera 
Vuestra  satigre  y  vuestro  honor. 
En  vuestro  propio  valor 
Vuestra  sangre  conociera. 
Siempre  me  habéis  excedido. 
Ya  puntual, ya  arrojado. 
En  la  parte  de  obligado 

Y  en  la  parle  de  ofendido. 
Con  evidencia  se  muestra 
Lo  que  aparente  se  ve. 

Si  en  mi  casaos  liberté. 
Me  excedisteis  en  la  vuestra. 


DE  ROJAS. 

Os  di  libertad  y  vida. 
Mi  vida  habéis  restaurado. 
Pues  para  satisfaceros. 
Hoy  queobliijado  me  habéis, 
Pues  en  lo  más  me  excedéis , 
En  lo  más  he  de  excederos. 
Pagar  vuestra  fama  quiero. 
Mi  amor  con  el  vuestro  obre. 
Vos  sois  hidalgo  y  sois  pobre, 
Vo  soy  rico  y  caballero  ; 

Y  asi  puesto  que  se  allana 
Vuestro  duelo  y  pundonor, 
Satisfaciendo  el  honor 

De  vuestra  ofendida  hermana  : 

Y  si  á  un  mismo  tiempo  allano. 
Teniéndola  por  esposa, 

La  recompensa  forzosa 
A  la  muerte  de  mi  hermano; 
Para  daros  vuestro  honor. 
Aunque  vos  ganáis  en  esto, 
Quedando  menos  bien  puesto 
Soy  el  que  queda  mejor. 

DON  PEDRO. 

Otra  conveniencia  gano 
Cuando  vuestro  amor  se  .illana ; 
Por  Casaiidra  vuestra  hennaiia 
Di  la  muerte  á  vuestro  hermano ; 
Vo  sé  que  me  tiene  amor, 

Y  yo  la  be  querido  bien. 

CONDE. 

Vuestra  es  mi  hermana  tamiiion. 

DON  PEDRO. 

¿Pues  cómo  sabré  mejor 
Las  dos  dichas  con  que  gano 
Honor  y  amistad  aquí? 

CONDE. 

Con  que  la  palabra  os  di, 

Y  con  que  ya  os  doy  la  mano. 

DON  PEDRO. 

Tan  noble  satisfacion 
Finezas  á  mi  honor  labra, 
Pues  cumplirá  su  palabra 
Quien  cumple  su  obligación. 

CONDE. 

Ya  solamente  obligados 
Estamos. 

DON  PEDRO. 

Conde,  no  sé : 
Ello  dirá. 

CONDE. 

¿Pues  porqué? 

DON   PEDRO. 

Porque  quedamos  cuñados. 

CONDE. 

Hoy,  pues ,  que  preciso  es 
Juntas  las  bodas  serán. 
Fénix  y  Casandra  están 
En  mi  casa. 

DON  PEDRO. 

Vamos,  pues. 

CONDE. 

Mi  honor  con  esto  aprovecho. 

DON  PEDRO. 

Mi  amor  con  esto  se  allana. 
Su  honor  cobrará  mi  hermana  , 
Vo  quedaré  satisfecho, 

Y  su  honor,  ya  restaurado. 
Mi  padre  ha  de  conocer. 

CONDE. 

¿Qué  falla  agora  que  hacer? 

DON  PEDRO. 

Pedir  perdón  al  Senado 
Por  satisfacion  mejor. 

CONDE. 

Y  con  él  pedir  es  bien 

Que  un  victor  también  nos  den 
Si  lo  mereced  autor. 


NO  HAY  AMIGO  PARA  AMIGO. 


DON  LUIS. 
MOSCÓN. 


PERSONAS 

,nON  LOPE.  I  DON  AI.< 

I  FERNANDO,  eriudo.    |  OTAÑEZ 


DON  ALONSO. 


ESTRELLA. 
AURORA. 


JORNADA  PRIMERA. 

Salen  DON  LUIS,  galán ,  y  1- ERNAN- 
DO,  su  criado. 

DON  LDIS. 

¡Dueña  mañana! 

KERNANDO. 

¡ExlremaJa! 
Niiiir.i  h.i  salido  el  aurora 
Tan  hermosa  cuinu  ahora. 

DON  LUIS. 

¿Por  qué? 

FERNANDO. 

No  viene  aVeilada  : 
Ya  se  quilo  el  nejjro  mamo, 

Y  ya  no  >ale  llorosa. 

DOSLCIS. 

Si  quiere  eslar  mas  htrmosa 
iJila  que  no  üeje  el  llanto. 

FERNANDO. 

No  lo  entiendo. 

DOS  LOIS. 

Fácil  es 
Lo  que  en  lu  du'la  |iieliercs; 
Si  cxperinienlailo  (|uierc.s 
CuaiiOu  enamorado  estes, 
F.nojalecon  lu  dama, 

Y  si  llora  tu  rigor, 

Mas  que  le  llame  su  amor 
Su  propio  llanto  le  llama; 
Que  en  lu  retiro  violento 

Y  en  tu  repetido  afán. 
Cada  lágrima  es  imán 
Del  yerro  del  sentimiento. 

fEHNA.NDO. 

Saber  quiero  en  conclusión  , 
¿Por  qué  en  celos  y  amor  lanío. 
Se  cree  mejor  al  lla'nto 
Que  se  cree  a  la  razón? 

DO.N  LUIS. 

Con  una  evidencia  admira 
La  respuesta  en  puridad ; 
Elalina  es  una  verilaü, 

Y  el  cuerpo  es  una  mentira. 
Él  se  vé,  y  ella,  invisible, 
Se  deja  amar,  mas  no  ver; 
£l  Tahble  puede  ser, 

Y  ella  ha  de  ser  infalible. 

De  manera .  que  en  tal  calma  , 
Aunque  obligue  otra  pasión , 
Como  las  lagrimas  son 
La  retórica  del  alma, 

Y  en  dos  lineas  ó  mitades 
Habla  en  corrientes  conceptos 
El  alma  i  aquellos  efectos 

(jue  es  fuerza  que  sean  verdades. 

La  lengua  puede  moverse 

De  amor,  ungiendo  el  encanio. 

Mas  no  cuando  quiere  el  llanto 

Puede  á  los  ojos  verterse. 

Lue;;o  si  dislingo  vo 

Que  entre  el  dudar  v  el  sentir 

Suele  la  lengua  (ingir. 


Y  nunca  el  llanto  (ingió. 

¿Quién  podrá,  aunque  tenga  enojos, 
Dejar  con  indigna  mengua 
Por  las  duilas  de  la  lengua 
Las  verdades  de  los  ojos? 

FERNANDO. 

Ya  que  al  Prado  hemos  salido. 
Con  no  ser  hora  de  prado, 

Y  ya  que  el  templo  lias  dejado 
Donde  estabas  retraído. 

De  San  Jerónimo,  quiero 
Saber  cuál  la  causa  es 
De  que  tan  confuso  estés , 
Tan  suspenso  y  tan  severo. 
;,Por  qué  andas  asombrado? 
Don  Luis,  ¿qué  te  ha  sucedido? 
¿Qué  censo  se  le  ha  cumplido? 
íOué  comedia  te  han  silbado? 
¿"ils .  dime ,  Estrella  tu  dama  ? 
¿Estrella,  digo. Señor, 
La  que  de  tu  vivo  amor 
Vuelve  á  habilitar  la  llama? 
¿Acaso  la  has  encontrado 
O  es  que  en  este  campo  está? 
¿  Oime,  sabe  Estrella  ya 
Que  de  Flándes  has  llegado 

Y  que  retraído  esperas. 
Porque  con  valor  y  suerte 
A  don  Félix  disle  muerte 
Antes  que  i  Flándes  te  fueras? 
Dime,  ¿ha  de  venir  aquí? 

Un  n.es  no  há  que  has  venido, 

Y  á  tu  tristeza  rendido 
Vives  solamente  en  ti. 
Mas  si  acaso  te  molesta 
Lo  que  preguntado  veo. 
Recompense  mi  deseo 
Siquiera  con  tu  respuesta. 

DON  LDIS. 

Fernando,  si  yo  te  digo 
Ese  que  reprimo  ardor. 
El  que  callo  como  amor 
Me  herirá  como  enemigo. 
Que  la  lengua  en  la  ocasión 
Que  refiere  algún  agravio. 
Se  está  afilando  en  el  labio 

Y  corla  en  el  corazón. 


Esto  quiero  preguntarte. 
¿Üüscate  airado,  inhumano. 
Don  Alonso,  que  es  hermano 
De  don  Félix  ,  por  matarte? 

DON  LUIS. 

No,  que  no  llega  i  alcanzar 
Don  Alonso  que  he  venido, 

Y  como  estoy  retraído 

Y  estoy  fuera  del  lugar. 
No  lo  ha  podido  saber. 
Ni  aquestos  recelos  toco , 
Ni  ya  esa  Estrella  tampoco 
Tiene  en  mi  oculto  poder. 
Ya  en  otro  accidente  muero 
De  otra  luz  más  pura  y  bella  , 
Pues  de  una  luciente  estrella 
Pasé  á  adorar  un  lucero. 

Y  este  que  por  nuevo  elijo. 


Es  tan  fino  y  tandistante. 
Que  estotra  es  estrella  errante 

Y  estotro  es  lucero  lijo. 

FERNANDO. 

Pues  cuéntame  por  tu  vida  , 
¿Quién  con  más  dieslro  primor 
(;on  el  acero  de  amor 
Te  dio  en  el  alma  la  herida? 

DON  LUIS. 

Pues  muy  atento  has  de  estar, 

Y  no  me  "eches  á  perder 
Por  no  saber  entender 
Lo  que  te  quiero  contar. 
Era  la  hora  en  que  el  sol. 
Fénix  del  cielo  divino. 

Si  por  si  misino  muriendo 
Volvió  á  nacer  de  si  mismo, 
Desvanecía  las  sombras 
Que  de  temor  ó  de  oficio 
Se  amontonaron  confusas 
En  la  cárcel  del  abismo. 
Sacudió  la  pluma  el  ave. 
El  pájaro  aliló  el  pico, 
Desperezóse  la  fiera , 
t;iiupó  la  flor  el  roció; 
Gorgeó  el  agua  risueña  , 
Abrió  la  rosa  el  capillo. 
Requirió  el  águila  el  prado. 
Dejo  la  tórtola  el  nido, 

Y  fué  enjugando  la  aurora 
Cuanto  sudaron  los  riscos ; 

Al  tiempo  que  desde  el  templo. 
Adonde  estoy  retraído. 
De  este  santo,  que  llamó 
(Por  verlos  endurecidos) 
Con  el  pedernal  al  pecho 

Y  con  la  trompa  al  oido, 
Sali  á  divertir  los  ojos; 
Al  prado  los  encamino, 
Doile  ¿I  la  vista  el  deseo 

Y  el  paso  arrojo  al  deslino. 
Entro  en  aquel  grande  liibleo 
O  abreviado  paraíso. 

Jardín  de  aquel  regidor 
Que  hizo  al  invierno  florido. 

Y  apenas  por  sus  estancias 
Cuadros  de  flores  registro. 
Cuando  hallo  seca  la  rosa. 
Reparo  al  jazmín  marchito, 
Cenicienta  la  azucena , 

Mas  cárdeno  y  mustio. el  lirio. 
El  clavel ,  rey  de  las  flores , 
En  su  botón  escondido ; 
La  rosa  ,  reina  del  campo. 
Recelando  algún  peligro. 
Sacó  espinas  por  arclieros. 
Soldados  suyos  antiguos. 
¿Cn.il  fué,  me  dije  a  mí  propio. 
La  iCMiiieslad  nne  lia  corrido 
KMrs(..„,:,r  .lelas  llores? 
¿Ciiiil  liir  rl  ,iri/.iiieladoy  frió 
(hii'  I.M-s  .Ir  pninavera 
■|  luco  en  |. receptos  de  eslío? 
Mas  luego  me  respondí: 
Pero  sí  son  parecidos 
El  lucero  allá  en  sacíelo. 
La  Uor  acá  en  nuesiro  abismo, 


Si  comí 

No  fuera  currcspondcm!;! 
Que  eu  tierra  y  cielo  divisus 
Fuesen  fijas  esas  Ocres 
No  siendo  esos  astros  fijr.s. 
Busco  la  causa,  y  no  la  hallo, 
Siéiitola  ,  aunque  no  la  miro. 
Que  el  sentir  mira  sin  ojos , 

Y  aciiTia  más  ([ue  ellos  mismos 
Vuelvo  la  vista,  y  hallé 

(;No  sé  como  lo  repito!) 
I'iia  mujer,  ¡qué  grosero! 
liia  dama,  ¡estoy  perdido! 
lan  hella  :  pero  la  voz 
Se  liicla  entre  el  labio  mió. 
;  Uli .  (|u¡én  pudiera  contarlo 
i:onio  he  s;ibido  sentirlo! 
Kn  lin ,  la  vi :  escucha  átenlo, 

Y  ja  que  no  haya  podido 
Intérprete  de  mi  fuego 
Declarar  su  incendio  activo. 
Juez  hoy  de  mi  labio,  put-ik-s 
Del  modo  conque  la  pinto, 
l'ara  el  tormento  de  amor 
(".elegir  por  los  indicios. 

A  un  estanque  divertida 
Aurora  se  contempló, 

Y  aunque  hermosa  se  miró. 
También  se  admiró  corridu. 
Imitada  y  dividida 

\  !Ó  su  iniugen  celestial , 
l'ues  como  nunca  otra  i;;ual 
Compitió  con  su  luz  pura, 
?e  enojó  con  su  hermosura  , 
Porque  la  halló  en  el  cristal. 
El  sol  también  que  nacia 
Al  estanque  se  miraba, 

Y  el  cristal  se  alborotaba , 
Como  en  dos  soles  ardía. 
Hi/a  el  agua  se  niovia , 
Ella  se  busca  y  se  ignora , 
Cues  como  del  sol  ahora 
Se  equivoco  el  arrebol, 
Aurora  se  vio  por  sol , 

Y  el  sol  se  vio  por  Aurora. 
Deber  luego  procuró, 

Y  haciendo  al  cristal  agravio, 
Puso  por  búcaro  el  labio, 
I'orque  búcaio  faltó; 

l'ero  cuando  reparó 

rué  estaba  el  agt:a  neutral, 

Y  vio  de  fino  coral 

Su  labio  entre  el  arrebol. 
Porque  no  fuese  del  sol 
Se  recató  del  cristal. 
Dejó  el  cstan(|ue  corrida. 
Midió  el  jardin ,  y  escondido 
Me  recaté  de  unas  ramas 
Entre  el  verde  laberinto; 
Fué  á  otro  cuadro  y  no  la  hallé, 

Y  buscarla  solicito 

Por  los  avisos  que  un  pié 
Dejaba  en  la  arena  escritos. 
Sigolapor  las  pisadas: 
A  este  lado  Dores  miro, 
A  estotro  estampas  y  arenas, 

Y  entonces  dije  á  mi  mismo  : 
No  es  posible ,  no,  que  sean 
De  Aurora  aquestos  indicios; 
Cumpo  que  pisare  Aurora 

Vs  fuerza  que  este  florido; 

Y  este  en  que  están  las  pisadas 
i;sla  íigostado  y  marchito. 

Y  asi  p;ira  hallar  la  Aurora 
Kscugi  el  mejor  camino, 
Dej.aidü  lo  señalado 

Y  lomando  lo  florido. 
Hállela  oorlando  rosas, 

Y  entre  jazmines  y  lirios 
A  cárcel  de  un  raiñillete 
Aplicaba  verdes  grillos. 

Y  advertí ,  pero  no  quiero 
Andar  contigo  rcniiso, 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

Y  pues  es  pincel  mi  lengua 

Y  mi  ingenio  color  fino, 
Al  olio  escucha  pintado 

Lo  que  estaba  al  temple  vivo. 

üs  de  calidad  la  rosa , 

Entre  Dores  coronada , 

Que  está ,  cuando  esta  cerrada  , 

Más  fragante  y  olorosa. 

Providencia  fué  dichosa 

Y  no  oculto  disfavor. 

Ver  que  al  arrmcar  la  flor 
Kntre  espinas  imprudentes. 
No  mudó  los  accidentes 
Ni  de  olor  ni  de  color. 
Causa  mortal  viene  á  ser 
Que  aquella  fragancia  guarde 
i.omo  la  luz,  que  más  urde 
Ciuindo  ya  no  quiere  arder. 
Ose  viene  á  iiarecer, 
Porcpie  este  ejemplo  concierte. 
Cuando  ya  arrancada  vierte 
fragancia ,  si  no  color. 
Cisne .  (lUP  con  voz  de  olor 
Se  eslá  cantando  su  muerte. 
Pues  ¿por  qué  causa  diré , 
Oue  va  cortada  la  rosa. 
No  eslé  en  su  mano  olorosa 

Y  en  otra  mano  lo  eslé? 

Y  es ,  que  alli  su  muerte  ve , 

Y  en  espíritus  partida 
Llora  su  muerte  ofendida  ; 

Y  como  aqui  es  mejor  suerle, 
Lo  que  fué  señal  de  muerte 
Es  indicio  de  su  vida. 

En  fin,  yo  me  llego  á  verla 
Amante,  pero  remiso; 
(;un  amor  ,  pero  con  miedo; 
Sin  vista,  pero  con  tino; 
Porque  á  lo  que  al  ver  falló 
Le  encargué  al  otro  sentido. 
Escuchóme ,  tuve  dicha  ; 
Respondióme,  merecilo; 

Y  para  el  fruto  de  amor 
Mis  esperanzas  cultivo. 
Adinilióme  con  los  ojos 
Después  de  algunos  desvíos; 
Coiuiinilecióse  á  mis  quejas: 
lis  deidad  ,  hizo  su  olicio. 

Y,  en  lin  ,  en  aquella  fuente 
Que  nace  con  tal  peligro, 
One  en  su  propio  nacimiento 
Conoce  su  precipicio, 
Diez  mañanas  há  que  amantes  , 
Con  retóricos  cariños, 
Damos  al  templo  de  amor 
Las  almas  por  sacrilicio. 

Y  porque  no  me  conozca 
Por  la  voz  de  mi  delito. 

Que  soy  don  Luis  le  he  encubierto, 
Que  soy  don  Carlos  la  Unjo. 
A(|ui  la  estoy  esperando ; 

Y  [-nri  el  eMÍ|;'í),i  niio. 

;  (»■  ■"   11'  ■'    lili  i'-ajeros 
),:■.■.  unos  suspiros. 

\..  I    1 Lola  Aurora 

ÍMüllc  eti.p.-t  s  debidos, 

Por(|ue  cuando  sale  el  dia 

No  hay  luz  en  los  astros  mismos. 

Con  achaque  de  gozar 

De  este  |)rado,  que  es  Narciso 

One  se  ha  enamorado  al  verse 

En  el  cielo  cristalino. 

Aurórame  viene á  ver 

Con  recato  y  con  retiro 

Esias  mañanas  de  Mayo; 

Y  como  estoy  retraído, 
Pasa  plaza  de  piedad 

Lo  que  es  cuidado  Ungido. 
A  Estrella  quise ,  es  verdad , 
Mas  como  siempre  la  he  visto 
En  la  noche  del  engaño. 
Eran  sus  rayos  mentidos. 


DE  ROJAS. 
Este  es  el  amor  que  guardo. 
El  incendio  que  reprimo: 
Aconsejarme,  es  error; 
Darme  culpa ,  es  desvario  ; 
No  ayudarme,  deslealtad; 
Divertir  mi  amor,  delito. 
Viva  Aurora ,  Estrella  muera. 
Porque  en  empleo  tan  digno. 
Cuando  avivo  aquesta  llama. 
Estotro  incendio  mitigo. 

FERNANDO. 

En  fin ,  don  Luis  ,  mi  señor. 
¿Qué  otro  dolor  le  atrepella, 

Y  el  pasado  amor  de  Estrella 
Era  afecto  y  no  era  amor? 

A  don  Félix  diste  muerte 
Por  Estrella  ;  pero  ahora 
Te  das  muerte  por  Aurora ; 
Pues  considera  y  adviei  te... 

DON  LCIS. 

Fernando,  aquesto  ha  de  se;'; 
No  tienes  que  aconsejar. 

FKRNANDO. 

A  tile  loca  el  mandar, 

Y  á  mi  toca  obedecer. 

DON  LUIS. 

.S.iber.  Fernando,  quería 
Adonde  vive  un  amigo, 
Don  Lope  de  Castro  digo, 
Capitán  de  infantería, 
Rnro  humor  y  peregrino, 

Y  sé  que  me  ayudará. 

Dos  meses  pienso  que  habrá 
Que  á  Madrid  de  Flándes  vino, 

Y  su  casa  no  has  hallado 

Y  habrá  un  mes  que  yo  llegué. 

FERNANDO. 

En  las  Gradas  pregunté 
Por  él :  pero  no  le  he  hallado 
Ni  sé  donde  pueda  estar. 
Mas  con  don  Lope  recelo 
Que  á  componer  algún  duelo 
Está  fuera  del  lugar. 

DON  LCIS. 

Sin  que  ninguna  le  importe , 
De  Flándes  llegó  á  entender 
Que  se  vino  á  componer 
Las  pendencias  de  la  corle. 

FERNANDO. 

Es  raro  hombre;  pero  es  tal, 
(Permitoine  que  le  alabe) 
Que  sobre  valiente,  sabe 
Ser  amigo  y  puntual. 

DON  LUIS. 

Mucho  estimo  que  le  abonos. 

FtllNANDO. 

Sé  SUS  muchas  partes  yo. 

DON  LUIS. 

En  la  guerra  me  debió 
La  vida  en  dos  ocasiones; 
Asi,  no  olvides  ahora 
Llamarme  don  Carlos. 

FERNANDO. 

D!. 

DON  LUIS. 

Y  cuando  ella  venga  aquí... 
Pero  ya  ha  llegado  Aurora. 

Sale  AURORA ,  con  sombrero  ij  niuie- 

tilla,  y   UNA  CRIADA. 
ADROriA. 

¿Don  Cirios? 

DON  lOlS. 

¿Señora  mía? 

ADRODA. 

Enviad  de  aqui  cslc  criado. 


DUN  LUIS. 

Vele,  Keriiaudo,  á  otra  parle. 

FEBNANUO. 

í     Ya  le  obedece  Fernando.  (las¿) 

I  DOK  LUIS. 

M     No  en  balde,  divina  Aurora, 
)     Estaba  gozoso  el  prailu ; 
)     No  en  balde  las  azucenüs. 

Generales  de  esle  campo. 

Por  reina  de  la  hermosura, 

Bella  emperatriz  del  Majo, 

tíi  ahjlen  las  banderas 

De  sus  cogollos  nevados. 

Nu  en  balde... 

AURORA. 

Parad  ahora 
1  .  inunda  i  los  agasajos, 
'      '  lili  viene  mi  pasión 
1'  i;;i  iluedarse  en  mi  labio. 

no.x  LUIS. 
¿Pues  qué  iraeis? 

AURORA. 

Muchas  penas. 

DOM  LUIS. 

,,|Jiié  senlis? 

AURORA. 

Muchos  cuidados. 

DOK  LUIS. 

¿De  dónde  nacen? 

ALRORA. 

Ue  vos. 

DON  LUIS. 

¿Pues  si  puedo  remediarlos? 

AURORA. 

Es  sin  remedio  mi  mal. 

DON  LUIS. 

Pues,  Aurora,  habladme  claro. 

AURORA. 

Tan  claro  os  pretendo  hablar 

bn  el  mar  de  mis  cuidados. 

Que  os  han  de  enmendar  mis  ojos 

Lo  que  mi  lengua  haya  errado.  {Mira.) 

DU.'S  LUIS. 

¿.\dóude  miráis?  ¿Qué  es  esto? 

AURORA. 

Viene  conmigo  mi  hermano. 
Que  como  es  el  postrer  dia 
Que  hemos  de  salir  al  prado, 
Ne  ba  acompañado  por  fuerza. 

DO.N  LUIS. 

Aqui  podéis  apartaros. 

No  leñéis  que  recelar. 

Porque  él  se  (jueda  alli  hablando 

Con  un  caballero  amigo; 

Y  asi ,  don  Carlos,  en  tanto, 
Atendedme,  no  ala  voz, 

Al  afecto  con  que  os  hablo; 
Porque  en  lo  escrito  del  alma 

Y  en  lo  que  el  pecho  ha  ürniado, 
La  acción  es  original 

Y  las  palabras  traslados. 
Señor  don  Carlos .  yo  os  vi , 

Y  yo  os  escuché ,  don  Carlos , 

Y  no  sé  si  este  accidente 
Fué  de  veros  ó  escucharos. 
¿Qué  hechizo  vuestra  razón  . 
Que  veneno  vuestro  agrado 
Me  han  dado  en  vaso  de  amor 
Levemente  disfrazados? 

i    Ando  desde  que  os  miré 

En  un  despierto  letargo , 

En  un  dormido  desvelo, 
'    Discurriendo  y  vacilando. 
I    Quiero  olvidaros  4  veces, 


NO  HAY  AMIC»  PARA  AMICO. 
Pero  como  son  hermanos 
La  memoria  y  voluntad , 
Hijos  que  el  alma  ha  adoptado. 
Aunque  falte  la  memoria , 
Como  el  amor  esta  obrando. 
Aun  no  os  empiezo  á  olvidar 
Cuando  lué^jo  vuelvo  á  amaros. 
Como  en  oira  parte  estaban 
Mi  honestidad  y  recato, 
Al  buscarme  en  toda  yo. 
En  toda  yo  no  me  hallo 

Y  pi  esle  amor  y  esle  afecto, 

O  bien  le  encubro  ole  guardo. 
La  polilla  del  deseo 
Me  gasta  el  pecho  á  pedazos. 
Guerra  en  Kláiides  del  amor 
Arde  por  distintos  lados : 
Sin  munición  vive  el  fuego, 
Hi  bouor  esta  amotinado ; 
Sitiada  está  la  cordura, 
El  error  atrincherado, 

Y  la  pasión  culebrina 

Ue  fuego,  aunque  fuego  manso, 
üompió  el  portillo  del  pecho, 
ü  expelido  ó  arrojado. 
Porque  en  la  plaza  del  alma 
Entren  afectos  soldados. 
Señor  don  Carlos ,  yo  os  quiero: 
Digolo  mejor,  yo  os  amo, 

Y  aunque  hago  mucho  en  quereros, 
Hago  más  en  confesarlo. 

Esta  noche  quiero  veros , 

Y  pues  no  entráis  en  poblado 
Por  sucesos  que  encubrís 

Y  accidentes  que  no  alcanzo. 
Bien  podréis,  siendo  de  noche. 
Irá  verme,  y  os  aguardo 

En  la  casa  de  una  amiga 
A  ([iiien  mi  amor  he  liado, 
Que  hoy  la  voy  á  visitar, 

Y  como  estéis  esperando 
Junto  á  aquesta  torrecilla. 
Pretendo  enviar  á  llamaros. 
Esta  criada  vendrá 

Por  vos,  estad  avisado. 

Que  á  tiempo  que  el  sol  se  acueste 

En  el  lecho  de  alabastro, 

Y  las  sirenas  le  igualen 
La  espuma ,  vellón  nevado 
Que  en  transponlines  de  plata 
Él  céüro  mude  manso, 
Vendrá  por  vos ;  pero  aviso, 
Que  el  veros,  que  el  estimaros. 
No  os  dé  ocasión  á  romper 

Los  limites  del  recato  ; 
En  mi  casa  no  es  posible 
Que  os  pueda  ver;  y  asi,  allano 
Con  la  lealtad  de  una  amiga. 
De  un  hermano  el  embarazo. 

Y  porque  ahora  parece 
Que  viene  ya  por  el  prado. 
Quedaos,  y  no  respondáis 

A  lo  que  os  ordeno  y  mando. 
La  obediencia  es  la  respuesta 
(Uiaiito  es  debido  el  mandato. 
Que  yo  me  voy  á  sentir ; 
Pero  tengo  embarazado 
El  recelo  de  perderos 
(^on  el  gozo  de  i 


DO.X  LUIS. 

Pues  ,  Aurora  ,  mas  no  aurora , 
Sol.  que  nace  por  milagro 
Eii  el  oriente  de  amor 
A  estos  montes  y  estos  prados , 
Aun(|ue  me  dais  esperanza , 
Como  es  verde,  be  imaginado 
Que  si  no  la  orea. el  viento 
Del  favor  de  vuestra  mano. 
Antes  que  llegue  á  ser  flor 
Marchita ,  verá  desmayos. 


Agua  habla  que  la  cultive, 
üjüs  tengo  y  vierten  llamo. 

DOM  LUIS. 

.\o  i  cosía  de  vuestros  ojos 
Me  deis  vida,  dueño  amado  ; 
Demás,  que  este  llanto  es  fuego 
Cruelisiinamente  manso. 
Que  se  emboza  con  cristal 
Para  enceader  disfrazado. 

AURORA. 

Don  Carlos,  ¿iréis  á  verme? 

DON  LUIS. 

Iré,  Señora,  á  adoraros 
Vo  enviaré  por  vos- 

DON  H'IS. 

Yo  espero. 

AURORA. 

,0h,  quién  no  os  hubiera  hablado! 

DON  LUIS. 

¡Oh.  quién  no  os  hubiera  visto! 

AURORA.  {Ap.) 

;.Noche,  tiende  el  negro  iiianlo! 

DON  LUIS.  (.4;).) 
.Muere,  sol,  en  Occidente! 

AURORA. 

Digo  que...  pero  quedaos. 

DON  LUIS. 

Idos,  Aurora,  con  vos. 

Porque  si  me  estáis  cegando 

Con  flechas  de  amor,  (|Ue  arrojan 

De  vuestras  cejas  los  arcos  , 

Jiás  vale  estar  en  tinieblas 

Que  no  cegar  con  los  rayos.     {Vase.) 

Sale  MOSCÓN  tras  OTAÑEZ,  aiii'i, 
ella  Jifendiéiidose  con  un  uso  y  una 
rueca ,  y  él  con  un  caldero  de  agua, 
mojándola. 

0TAÑF.Z. 

I'or  santa  Águeda  bendita , 
Que  me  lo  habéis  de  pagar. 

MOSCÓN. 

üe  casa  os  tengo  de  echar, 
Exilorasmaledita  {Hu'galri  ) 

OTAÑEZ. 

Mirad ,  Moscón,  que  me  indigno, 
,,Agua  á  mi?  Mal  me  haga  Dios. 

MOSCÓN. 

Eso  quisiérades  vos  ,  (Riérjala.) 

Que  yo  os  regara  con  vino. 

OTAÑEZ. 

Cuando  tan  humilde  os  hablo, 
Eso  de  limite  pasa. 

MOSCÓN. 

Yo  saco  una  ama  de  caí;a      [Riégala.) 
Como  otros  sacan  un  diablo. 

OTAÑEZ. 

Con  agua  ¡hay  tan  mala  estrella! 
Con  un  cuchillo  me  herid. 

MOSCÓN. 

¿Qué  os  hizo  el  agua ,  decid  , 

Que  tan  mal  estaiscon  ella?(/í/('sn/«  > 

OTAÑEZ. 

Alcahuelon,  ¿qué  os  inquieta 
Aquesta  pobre  mujer? 

MOSCÓN. 

Hay  mucho  en  eso  (|ue  hacer, 
Borracha  sobre  alcahueta. 

otaSez. 
Ya  que  lan  revuelto  estáis 


Conlra  raí  enemiga  suerte 
A  liarme  übora  la  niuerle  , 
Decidme,  ¿  por  qué  me  aguáis? 

MOSCOM. 

Tellejo  vacio,  si  liaré. 

0TAÑE7.. 

Pues  decidlo  en  puridad. 

MOSCÓN. 

Pues  muy  atenía  escuchad  , 

(Suelte  el  caldero  y  hable.) 
Que  luego  os  escuchare. 
Servimos  en  couclusiou 
A  don  Lope, ese  soldado, 
Vos  de  ama  ,  jo  de  criado. 

OTAÑEZ. 

Al  caso,  señor  Moscou. 

MOSCÓN. 

Si  voy  á  comprar  recado 
A  la  plaza  con  lealtad. 
Vos  os  coméis  la  mitad 

Y  decís  que  lo  he  sisado. 
Aunque  esté  ardieudo  la  fr.igiia 
De  vuestro  pecho  sin  lino, 
Todo  cuanto  compro  en  vino 
Me  lo  trastocáis  en  agua. 

Si  con  paciencia  devota , 
Aunque  á  veces  con  dolor, 
Conociéndoos  mi  Señor 
Echa  un  candado  á  la  bota, 
Decís  como  el  pecho  rasca 
Lo  que  come  el  paladar : 
«Bota  mia ,  esto  es  echar 
Candados  á  la  tarasca.» 

Y  aunque  más  cerrada  esté , 
Como  sois  bruja ,  y  os  toca, 
Si  la  guardan  por  la  boca. 
Vos  la  chupáis  por  el  pié. 

otaSez. 
¿E  so  es  mal  hecho  ?  te  engañas , 
Mi  obediencia  es  y  mi  amor; 
Lo  que  guarda  mi  Señor 
Lo  pongo  yo  en  mis  entrañas. 

MOSCOU. 

Si  alguno  me  baja  á  hablar, 

Y  lo  estáis  mirando  vos, 
Llegáis  luego,  y  Dios  es  Dios, 
Due  me  lo  habéis  de  escuchar. 
Si  con  mi  amo  me  rio, 

Me  decis  que  soy  bufón  ; 
Si  callo,  soy  socarrón. 
Soy  bestia  si  me  desvio. 

Y  si  vuestra  mona  empieza 
A  derribaros  después , 

Le  echáis  la  culpa  á  los  pies 
De  lo  que  hace  la  cabeza. 
Alcahuete  bajamente 
Soléis  llamarme ,  y  yo  sé 
Que  dais  un  recado  que 
Le  claváis  en  una  frente. 
En  vos  no  hay  verdad  entera, 
Ni  aun  parliíía  en  vos  se  mira, 

Y  aliñáis  una  mentira 
Como  si  una  novia  fuera. 
Vos  queréis  ser  la  señora  , 
Sois  escuchadora  impía , 

Y  no  comeréis  un  dia 
Por  acechar  una  hora. 

No  hay  en  vos  palabra  cierta  , 
Mentís  más  que  un  jugador, 
Preguntáis  mis  que  un  señor... 

(Llaman.) 
Mas  llamaron  á  la  puerta. 

OTAÑEZ. 

¿Quién  es? 

MOSCÓN. 

¿Quién  llama? 

OTAÑEZ. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  líOJAS. 

I  Con  armonía  suave, 
Keloj  que  las  horas  sabe 
De  los  males  y  los  I ' 


MOSCO.N. 

Eso  lo  sabri  después. 

OTAÑEZ. 

A  mi  loca  ver  quién  es. 

U"5CU.N. 

Eso  no  le  toca  al  ama. 

OTAÑEZ. 

Déjame ,  Moscón ,  que  llegue. 

MOSCÓN. 

No  tenéis,  no,  que  esperar. 

OTAÑEZ. 

Déjame,  por  Dios,  pasar. 

MOSCÓN. 

Por  san  Agustín  ,  que  os  riegue; 

Y  puesto  (jue  no  ha  de  ser, 
Porcjue  no  deseéis  llegar, 
La  puerta  (piiero  regar. 

¿guien  llamaba?  (.Atr¿. 

Sa/í  ESTRELLA,  cubierta  con  un 
maule, y  unackiada. 

ESTRELLA. 

Una  mujer. 
(Ap.  Ruego  al  cielo  que  te  tope.) 
;,  Posa  aqui ,  si  no  me  he  errado, 
Un  caballero  soldado 
Que  se  ha  de  llamar  don  Lope? 

MOSCÓN. 

Si,  Señora. 

OTAÑRZ. 

¡Hay  tal  pesrr! 
iQue  esto  me  haya  sucidiJo! 

ESTRELLA. 

¿Está  encasa? 

Hoscon. 

No  ha  venido; 
Pero  no  puede  tardar. 

CT\IADA. 

¿Qué  intentas,  Estrella,  ya? 

ESTRELLA. 

Un  pariente  me  ha  contado 
Que  liá  que  vino  este  soldado 
De  Flándes  dos  meses  há. 

Y  como  constante  lloro 
Un  amor  que  lia  de  durar, 
Le  he  venido  á  preguntar 
Por  don  Luís  ,  á  quien  adoro. 
Disfrazada  he  de  saber 

(Que  es  permisión  de  mi  acierto) 
Si  acaso  don  Luis  es  muerto 
O  si  á  España  ha  de  volver. 
Que  en  la  guerra  es  infalible 
(Si  no  es  que  la  fama  miente) 
Que  el  que  es  más  noble  y  valiente 
Tenga  el  riesgo  más  posible. 
Seis  años  há  que  se  fué. 
Porque  á  don  Félix  malo; 
Si  tuve  la  culpa  yo. 
Ya  en  mi  la  pena  se  ve. 
Celia,  recelo  su  muerte, 

Y  este  dolor  me  atropella. 
Que  soy  su  infeliz  estrella 

Y  le  iallui  mala  suerte. 
Tal  vez  me  doy  parabién. 
Que  amor  á  don  Luis  alcanza , 

Y  mi  prolija  esperanza 
Es  profeta  de  mi  bien. 
Con  los  ojos  del  deseo. 
Linces  que  crió  el  decoro, 

A  un  mismo  tiempo  le  lloro, 
A  un  mismo  tiempo  le  veo. 
Con  esto,  más  consolada , 
Divierto  noches  y  dias, 

Y  con  nuevas  fantasías 
Traigo  el  alma  alborotada. 
El  alma  es ,  si  lo  previenes 


Y  aunque  don  Luis  ha  faltado. 
Dentro,  en  concertada  unión , 
lia  .soñado  el  corazón 
La  hora  de  haber  llegado. 
—  En  lin,  ¿no  puede  lardar? 

MOSCÓN. 

()ue  no  venga  es  maravilla ; 
Cada  cual  tome  su  silla 
Si  es  que  le  quiere  esperar. 

ESTRELLA. 

¿Tan  puntual  viene  á  casa? 

OTAÑEZ. 

Siéntense  y  se  lo  diré. 

MOSCÓN. 

No,  yo  se  lo  contaré. 

OTAÑFZ. 

Yo  sé  mejor  lo  que  pasa. 

ESTRELLA. 

Puesto  que  estoy  reducida 
A  esperar,  como  lo  veis , 
Os  pido  que  me  contéis 
Su  extraño  modo  de  vida. 
Dícenme  ([ue  es  singular 
En  el  modo  de  vivir, 

Y  asi  podré  divertir 
Este  rato  el  esperar. 
Cuutadlo  vos. 

OTAÑEZ. 

Eso  si. 

MOSCÓN.  (Ap.) 

Acabóse,  su  hora  vino : 
A  la  mitad  del  camino 
La  he  de  atajar. 

OTAÑEZ. 

Digo  asi: 
.Mi  Señor,  para  que  empiece 
Con  verdad ,  Señora  mia , 
Se  levanta  cada  dia 
Si  amanece  ó  no  amanece. 
Hace  versos  arrogantes , 
De  vapor,  de  rayo  y  nube, 

Y  á  una  azotea  se  sube 
Para  alcanzar  consonantes. 
Porque  de  laurel  le  enramen 
Tiene  escrita  una  gaveta ; 
Ser  puede,  por  mal  poeta 
Secretario  de  un  certamen. 
Sale  fuera  mi  Señor 
Luego  que  ha  poetizado, 

Y  oye  misa  de  soldado. 
Como  otros  de  cazador; 
Como  en  tantas  ocasiones 
Sirvió  en  la  mar  y  en  la  tierra, 
Se  va  al  Consejo  de  Guerra 

A  seguir  sus  preten.siones; 
Pero  viendo  el  desengaño 
Del  prolijo  pretender, 
Va  á  san  Felipe  á  coger 
Mentiras  para  su  año; 
Conloes  capitán  de  honor. 
Le  escuchan  más  aphuulíilo. 
Luego  que  bien  ha  iiienticlo 
Se  viene  a  comer  mejor; 
A  las  doce  en  punto  trata 
De  comer  con  gran  sosiego; 
Entra  en  casa,  y  dice  luego  : 
—Ama,  sacad  la  piñata.— 
Luego... 

MOSCÓN. 

Tente,  que  teat.njo, 

Y  no  has  de  hablar  más  aquí ; 
Ahora  me  toca  á  mi 

Desde  la  comida  abajo. 
Come  con  dos  mil  placeres 
Muy  llano  y  desenfadado. 


1  ;    :  .1  con  caila  bocado 

ik'  Misil ik,  Naiiuir  y  Ambercs; 

Aiimiue  me  liene  avisaüo. 

Si  l;i  (juerra  le  provoca, 

yue  al  tiempo  que  se  desboca 

l.e  tire  yo  por  un  lado; 

Uuele  desbalije  llama: 

ll.iíolo  yo  sin  respuesta, 

\  |iara  dormir  la  sirsla 

l'iJe  el  catre,  que  es  su  cama  ; 

Vamonos  los  dos  de  allí 

A  campar  con  nuestra  estrella ; 

Yo  suelo  comer  por  ella, 

Perú  esta  boba  poroii: 

Vuelve  lue^o  á  despertar, 

Y  sale  a  verá  porfía. 
Que  pendencias  aquel  día 
Hahabiiloenlodoel  lugar; 
Va  del  duelo  prevenido 
l'.oinponedor  muy  severo, 

Y  comprará  con  dinero 
El  saber quiéu  ha  reñido; 

Si  el  duelo  en  dos  llega  á  oír 

yue  satisfecho  no  está. 

Aunque  esté  acabado  ja. 

Los  hace  otra  vez  reñir; 

De  amante  nunca  blasona, 

Pues  sale  con  gran  placer 

A  büca  de  noche  a  ver 

Si  cae  alguna  Korroua; 

Y,  en  lin,  por  sus  arcaduces 

La  habilita  á  la  ocasión. 

Que  como  es  su  anior  cbanilon, 

Solo  pasa  entre  dos  luces. 

Viene  a  cenar,  y  empezamos 

A  hablar  Oel  señor  Infante, 

Que  le  vio  en  Klandes  triunfante  , 

Kumpeinos,  desbaratamos; 

•  Kelirose  el  enemigo 

(Mirando  este  daño)  á  Holanda, 

A  bolduque  y  á  Celanda ;» 

Y  asi  el  cielo  me  es  testigo. 
Que  todo  el  juicio  me  abolla 
Cuando  esta  tormenta  pasa... 
Pero  él  ha  llegado  á  casa. 

Sale  DON  LOPE,  con  coleto,  tahalí 
guantes,  de  camino,  botas  y  sombre- 
ro grande. 

DOM  LOPE. 

Ouüez,  sacad  la  olla. 

OTAÑEZ. 

Obedecerte  quisiera, 
Pero  no  es  menester,  si 
La  olla  tienes  aquí. 

MOSCÓN. 

Y  aquí  está  la  cobertera. 

DOM  LOPE. 

Delladama,  sol  hermoso, 
Geroglilico  discreto 
Que  para  ser  vuestra  enigma 
Con  nube  os  habéis  cubierto, 
EsplicaoscoD  la  hermosura 
A  mi  terneza  ó  á  mi  ruego, 

1  ¥  no  se  oculte  un  prodigio 

!  A  lo  rudo  de  un  ingenio. 
tQué  mandáis  eo  esta  casa? 

ESTBELLA. 

Ahora  á  buscaros  vengo, 
Porque  intento  preguntaros 
Quétanto  habrá... 

DON  LOPE. 

Deteneos, 
I  Herecedme  el  agasajo. 

Ya  que  serviros  merezco, 
,  Habladme  con  el  semblante, 
i  Y  no  obre  la  voz  primero ; 
I  Los  intérpretes  mejores 
i  Son  siempre  los  movimientos; 


NO  II. V Y  AMIOO  PAHA  AMIGO. 
Debaos  la  voz  de  los  ojos. 
Que  no  el  labio  es  tan  discreto, 
Que  copiara  por  menor 
Lo  que  pinta  el  sentimiento. 

ESTRELLA. 

Tancorlesinente  obligáis, 

Que  aunque  en  descubrirme  pierdo 

Por  la  parte  de  mi  fama. 

Mas  pierdo  en  no  obedeceros  ; 

Y  si  gano  en  ser  cortés, 

Y  no  en  la  obediencia,  quiero. 
Por  ganar  la  cortesía. 

Perder  algo  del  respeto.  (Oesf.v/Tííf.) 

DON  LOPE. 

Cuando  os  oi  tan  discreta, 
Os  temí  mu;  fea,  y  luego 
Que  os  he  visto  tan  hermosa, 
Que  seáis  muy  necia  temo ; 
Pero  vos  sois  excepción 
De  este  creído  proverbio. 
Que  no  siempre  la  fealdad 
Se  ha  de  alzar  con  el  ingenio. 

ESTRF.LLA. 

Puesto  que  quiero  saber 
Ks,  Señor,  ¿qué  tanto  tiempo 
Habrá  que  á  Klándes  dejasteis? 

D0>  LOPE. 

Habrá  dos  meses  y  medio. 

ESTRELLA. 

;,  Y  en  la  batalla  os  hallasteis 
Del  señor  Infante? 

DON  1  OPE. 

Bueno, 

Y  voto  á  Dios  que  á  su  lado 
Le  di  á  mi  espada  más  cuellos 
Del  holandés  enemigo, 

[Tírale  el  gracioso  de  la  capa ,  cuando 

va  á  .'tablar  de  la  guerra.) 
Que  hay  en  Holanda;  mas  dejo 
.V  un  tiempo  arrogancias  mias 
\  á  otro  lado  mis  sucesos, 
One  en  tocando  en  lo  soldado, 
.Suelo  errar  en  lo  grosero. 

ESTRELLA. 

Por  quien  quiero  preguntar. 
Es... 

DON  LOPE. 

Decídmelo  de  presto. 

ESTRELLA. 

A  no  estar  ya  descubierta. 
Lo  preguntara  sin  miedo. 

DON  LOPE. 

Baste  el  recato  en  los  ojos. 
Dejad  cansados  respetos. 
Que  no  es  buen  amor  aquel 
Que  sobre  lino  no  es  ciego, 

Y  vos  le  tenéis  con  vista; 
¿Quiénes? 

ESTRELLA. 

Es  don  Luis  Pacheco, 
Que  habrá  seis  años  que  está 
Kn  Klándes,  por  un  suceso 
Que  fué... 

DON  ALONSO.  {Dentro.) 
Don  Lope,  ¿coméis? 

DON  LOPE. 

No,  camarada;  mas  quiero... 

ESTRELLA. 

Don  Monso  es  el  que  habla. 

{Echase  el  manto.) 
Perdonadme,  caballero, 
Que  importa  que  no  me  vea 
Ese  que  os  llama,  y  pretendo 
Irme,  con  vuestra  licencia;  * 
Pero  aquesta  noche  os  ruego, 
Si  vo  os  enviare  á  llamar. 


Que  me  veáis  con  secreto. 
Adiós,  que  me  importa  mucho. 

DON  LOPE. 

Esperad. 

ESTRELLA. 

No  puedo  menos. 
¡Que  no  me  deje  esta  sombra! 
iY  que  porque  le  aborrezco 
Quiere  el  cíelo  que  me  siga! 
Déme  mi  dolor  esfuerzo. 

Vase  Estrella  echando  el  maulo,  y  s 
go  DON  ALONSO,  y  hágala  una  t 
verenda  sin  conocerla. 

DON  ALONSO. 

he  estorbado,  don  Lope? 

DON  LOPE. 

No,  amigo,  que  mis  requiebros 

se  están  en  las  mantillas , 
Como  el  día  en  que  nacieron  ; 
Más  vulgares  son  mis  damas. 
Son  sin  cojta  y  de  provecho, 
liemudo,  como  vestidos, 
Kapazas,  y  ahorro  con  esto 
Decir  fineza,  lisonja. 
El  desden,  el  valimiento. 
El  desprecio,  grosería. 
La  ignominia,  el  galanteo: 
Y,  en  ün,  las  hablo  y  me  hablan 
A  mi  modo  y  á  su  genio. 
Yo  en  lenguaje  de  Bruselas, 

Y  ellas  á  mi  en  el  objeto. 

DON  ALONSO. 

Yo  vengo,  amigo,  á  buscaros, 

Y  tan  sin  mi  vengo  á  veros. 
Que  no  soy  quien  está  en  mi. 
Que  en  mi  está  mi  sentimiento. 

DON  LOPE. 

Pues  dadle  á  la  voz  la  rienda, 
Soltadle  á  la  lengua  el  freno. 
Callar  el  mal  es  más  daño 
Que  decir  el  daño  mesmo. 
Entre  aquel  que  está  escuchando 

Y  aquel  que  está  repitiendo, 
Como  uno  presta  piedades, 

Y  otro  dice  sus  afectos. 

Si  el  que  lo  escucha  lo  siente. 
Aquel  que  le  dice  á  un  tiempo, 
(>uaiido  refiere  el  agravio. 
Va  introduciendo  el  consuelo. 

DON  ALONSO. 

Señor  don  Lope  de  Castro, 
¿Sois  mi  amigo  verdadero? 

DON  LOPE. 

Vo  lo  fui  de  vuestro  padre, 

Y  ahora  lo  soy  tan  vuestro. 

Que  por  vuestra  hermana  Aurora 
\  por  vos,  á  cualquier  riesgo 
Pondré  mi  hacienda  y  mi  vida, 

Y  aun  mi  honra. 

DON  ALONSO. 

Pues  con  eso 
Allá  voy  á  declararme 
ü  en  palabras  ó  en  conceptos, 
Que  habéis  alzado  la  presrt 
Al  corriente  de  mi  fuego. 
¿Conoclsieis  á  mi  hermano 
Don  Félix? 

DON  LOPE. 

Es  á  quien  debo 
Desde  mi  primera  edad 
El  ser  y  el  honor  que  tengo. 
Pues  bien,  ¿qué se  hizo  don  Félix? 
¿No  decís  que  está  en  Toledo, 

Y  que  muy  presto  vendrá? 
Decid,  don  Alonso. 

DON  ALONSO. 

Es  muerto, 


Íj8  CüMEUl 

Porque  basta  hablaros  á  !>olas, 
Os  encubrí  lo  que  os  cuento. 

DÜfi  LOPE. 

¿De  qué  enfermedad  aiurio? 

DO:^  ALOXSO. 

Matáronle  á  un  mismo  tiempo 
DI  achaque  de  una  envidia, 
Y  la  herida  de  un  acero. 

D0>  LOPE. 

¿Yes  vivo  el  que  le  mató? 

DOM  ALONSO. 

De  ese  accidente  adolezco. 

UOM  LOHE. 

Pues  cómo,  ¡  rabio  de  enojo! 
Mas  decid,  ¿qué  tanto  tiempo 
Habrá  que  murió  don  Félix? 

DOM  ALONSO. 

Seis  años  hará  muy  presto. 

DO:^  LOPE. 

Ya  está  envejecido  el  mal , 
Que  esté,  don  Alonso,  leojo 
Huy  sesuda  la  venganza. 
Siendo  tan  anciano  el  duelo, 
¿yuién  es  el  que  le  mató? 

DO:^  ALONSO. 

Deciros  su  nombre  temo ; 
Porque  si  os  digo  quién  es, 
A  ley  de  amigo,  confieso 
Que  vos  le  queréis  dar  muerte; 

Y  si  se  la  dais,  es  cierto. 
Que  yo  no  quedo  vengado. 
Aunque  quede  satisfecho. 

DON  LOFE. 

Pues  el  suceso  decid. 

DON  ALONSO. 

Oid,  don  Lope,  el  suceso. 
MOSCÓN.  (Ap.) 
Ahora  que  hay  duelo  y  pendencia 
Está  mi  amo  en  su  centro. 

DON  LOPE. 

Vete,  Moscón;  vete,  Otañez. 

MOSCÓN. 

Yo  me  voy. 

OTAÑEZ. 

y  yo  obedezco. 

DON  ALONSO. 

Estrella,  una  dama  noble, 
Cuya  crueldad  y  despejo 
Me  hizo  porfía  el  amor 

Y  hizo  tema  mi  deseo. 
Fue  á  quien  adoré  rendido, 
A  quien  veneré  sujeto. 
Porque  trajo  á  su  hermosura 
Postrado  mi  entendimiento; 
Li»s  años,  y  aun  más  serian 
Los  que  idolatrando  ciego 
Los  balcones  de  su  alcázar. 
Les  di  á  sus  hierros  miS  yerros; 
tnsordeció  á  mis  palabras, 
üesatendióse  a  mis  ruegos, 
Pero  el  escucharlos  solo 

Lo  juzgaba  yo  por  premio; 
Del  uso  mal  encañado, 
Riquezas  y  oro  la  ofrezco, 
(Jue  como  la  vi  diamante. 
Pretendí  eagasiarla  luego; 

Y  aunque  la  envié  una  cadi'i.a 
üi'  bien  excesivo  precio, 
C.uíos  ricos  eslabones 
i:i,l../iir(iii  mis  internos; 

(.1111  ser  Kslrella  la  piedra, 
Ks  (ledra  de  la!  extremo, 
Ijue  liLT.ila  del  eshibon 
Aun  no  dió  su  piedra  fue^u; 
Pretendióla  con  lisonjas 
Lii  d.chüso  caballero, 

Y  en  el  gülfo  del  aiuur 


\S  ESCOGIÜAS  bE  UON  FKANCISl.O 
Miró  á  Fsirella  su  imán  cierto ; 
Dichoso  le  ilije  arriba, 
No  merecedor,  pues  creo 
yue  en  lo  que  le  quiso  mas , 
Debió  merecerla  menos; 
Oyóle  con  atención, 

Y  premióle  con  afecto, 

Oup  amor  tiene  el  ver  dormido 

Y  tiene  el  oir  despierto; 

Mi  hermano,  don  Félix,  pues, 
Viéndome  apenas,  y  viendo 
Oue  á  la  nave  de  m'i  vida 
Daba  caza  el  pensamiento, 
Sacarle  quiso  á  campaña 
Determinado  y  resuelto. 
Porque  se  apagase  en  sanpre 
Loque  estuvo  ardiendo  en  1  uego ; 
Mas  como  no  es  el  valor 
De  los  accidentes  dueño. 
Porque  también  la  fortuna 
Es  madre  de  los  sucesos , 
Murió  don  Félix,  mi  hermano, 
A  su  dicha  y  á  su  esfuerzo. 
Que  debió  Estrella  también 
De  infundir  fuerte  á  su  acero  ; 
Fuese  á  Milán,  según  dicen. 
Por  diligencia  ó  |ior  miedo, 
Seguile  allá,  no  le  hallé. 
Volví  á  Madrid;  y,  en  efecto. 
Seis  años  há  que  en  mi  enojo. 
Que  es  el  campo  de  mi  incendio. 
Para  coger  la  venganza 
Iras  y  esperanzas  siembro ; 

I  Ayer  en  la  l.nrde,  pues, 

I  Dos  personas  me  dijeron 

i  Oue  retraído  se  esconde 
De  Jerónimo  en  el  templo. 
Que  ha  venido  de  servir 
A  su  Alteza,  y  sólo  intento. 
Pues  sois,  don  Lope,  mi  amigo... 

DON  LOPE. 

Don  Alonso,  ya  os  entiendo: 
Que  os  ayude  á  esta  venganza 
Queréis  pedirnje,  y  yo  intento, 
Antes  que  me  lo  mandéis, 
Adelantarme  primero ; 
Que  si  á  vuestro  hermano  y  padre 
Debo  honor  y  fama  á  un  tiempo. 
No  os  ha  de  ¿oslar  vergüenza 
Pedirme  lo  que  yo  os  debo. 

DON  ALONSO. 

Este  es  caso  de  mi  honor. 
Pues  de  mi  amor  un  recuerdo 
En  vuestra  noble  amistad 
Solicito  otro  remedio. 

DON  LOPE. 

Acabad  y  declaraos 

DON  ALONSO. 

Digo,  que... 

DON  LOPE. 

Decidlo  preflo. 

DON  ALONSO. 

En  ias  cosas  de  la  ira 
Es:á  retorico  el  pecho, 

V  en  las  de  la  voluntad 

Se  queda  el  labio  suspenso  ; 

Y  debe  Jl-  ser.  presumo. 


|i,iii.  h  .^..  i .,..  el  cemento 

De  la  vuesira;,  se  ha  mudado 

Estrella,  (¡ue  como  veo 

La  luz  que  sus  ujus  vierten 

Airadamente  severos. 

Mariposa  racional 

Su  herniosa  luz  galanteo; 

Sólo  esas  tapias  dividen 

Su  casa,  y  su  padre  enti.'iiJo 


DE  ROJAS. 
Que  fué  cuatro  meses  bá 
A  Valladolid  i  UD  pleito: 
Yo,  pues,  sallando  las  tapias , 
De  la  noche  en  el  silencio, 
Encargaré  á  la  violencia 
Lo  que  no  he  podido  al  ruego; 
Dos  venganzas  me  provocan 
Del  honor  y  del  desprecio, 
Klla  á  desdenes  me  ofende, 
Kl  a  don  Félix  ha  muerto; 
Ella  fué  su  infeliz  causa, 
í,\  de  los  desdenes  dueño ; 
Pues  mueran  á  un  tiempo  dos, 
De  quien  á  un  tiempo  me  ofem!( 
El  uno  con  la  deshonra, 

V  el  otro  con  el  acero. 

DON  LOPE. 

Al  que  acompaña  un  amigo 
Determinado  y  resuelto, 
.\'o  toca  saber  si  son 
Justos  ó  injustos  los  medios; 
Vos  sois  mi  mayor  amigo, 

V  tan  amigo  soy  vuestro, 
Que  lo  que  por  vos  no  hiciere, 
.No  en  este,  en  mayores  riesgos, 
No  lo  haré  por  un  amigo 

Que  en  Flandes  ahora  dejo, 
A(|ü¡en  dos  veces  la  vida 
En  dos  ocasiones  debo. 

DON  ALONSO. 

Venganza,  don  Lope,  amigo. 

DON  LOPE. 

Serviros  solo  pretendo. 

DON  ALONSO. 

Muera  quien  me  ofende. 

DON  LOPE. 

Muera, 
Para  que  venguéis  sangriento 
Dos  causas  en  uD  castigo, 
Una  injuria  y  unos  celos. 

DON  ALONSO. 

Violencias,  Estrella,  aguarde. 


DON  LOPE. 

Pues  yo  en  mi  casa  os  espero, 
Porqiie  esta  noche  podáis, 
Por  estas  tapias  resuelto. 
Si  es  cielo  de  las  estrellas 
Subir  al  octavo  cielo. 

DON  ALONSO. 

Pues  adiós,  don  Lope,  amigo. 

DON  LOPE. 

Bien  ese  nombre  os  merezco. 

DON  ALONSO. 

Vendré  esta  noche  á  buscaros. 

DON  LOPE. 

Yo  aguardo. 

DON  ALONSO. 

Adiós. 

DON  I  OPE. 

Deteneos, 

Y  advertid,  que  á  vuestro  hermano 
Dió  muerte  este  caballero 
Cuerpo  á  cuerpo  en  la  campaña. 
Sin  más  ventaja  que  él  mesmo ; 
Cuerpo  á  cuerpo  le  mató. 

Y  ha  de  morir  cuerpo  á  cueriio. 

DON  ALONSO. 

■¡  Qué  puntual '. 

DOS  LOPE. 

Soy  soldado. 

nON  ALONSO. 

;Qué  activo! 

DON  LOPE. 

De  eso  me  precio. 

DON  ALONSO. 

iQué  valeroso! 


DON  LOPE. 

Soy  noble. 
Doii  *lü:<so. 
Ser  vuestro  esclavo  prometo. 

DOM  LOPE.  (Ap.) 

\  o  cumplo  con  ser  ami^o. 

DON  ALO>SO. 

l'ues  adiós. 


JORNADA  SEGUiNDA. 


Sale  ESTRELLA  t  AIRORA.  sacan 
una  luz,  y  pónenla  en  un  bufete. 

AlIROBA. 

¿Has  estado  atenta? 

EsrrELL*. 
Si, 
Ya  tu  amor  me  has  declarado. 

AinUBA. 

Pues  atiende  á  mi  cuidado, 
Amiga  Estrella,  oye. 

ESTRELLA. 


Ese  caballero,  pues, 
A  quien  mi  amor  se  rindió, 
Si  por  galán  me  obligó. 
Me  enamoró  por  cortés  , 
Sé  que  don  Carlos  se  llama; 

Y  en  este  continuo  ardor. 
Como  es  la  materia  amor. 

Se  hizo  más  grave  esta  llama; 
Saber  quién  es  no  he  podido; 
Fui's  lo  que  he  sabido  ya. 
Que  en  San  Jerónimo  está 
Un  mes  habrá  retraído. 
Si  es  de  .Madrid  fui  á  saber; 
Mas,  Estrella,  en  loque  inliero 
Que  es  don  Carlos  forastero 
Ks  en  que  sabe  querer; 
F,iiel  prado  más  decentes 
^u^  provocaron á  amores 
l.n-  arboles  y  las  Dores, 
Líis  arroyos  y  las  fuentes, 

Y  como  no  puede  entrar. 
Pues  ves  que  está  retraído 
Hasta  que  haya  anochecido 
En  el  cuerpo  de!  lugar, 
VM3  noche  le  he  mandado 
(Tanto  le  llego  á  querer), 
i,iue  amante  nie  venga  á  ver, 
Encubierto  y  disfrazado ; 
>atu  sabes  lo  que  pasa, 

Y  que  aun(|ue  á  este  amor  me  allano, 
Por  don  Alonso,  mi  hermano. 

No  puedo  iiablarle  en  mi  casa  ; 

Y  asi,  pues ,  lü  me  mitiga 
Este  mi  delirio  ardiente. 
Pues  tienes  tu  padre  ausente, 

Y  tú,  Estrella,  eres  mi  amiga ; 
Te  pido,  para  que  sea 
Estudiado  el  mal  que  ignoro, 
yue  en  tu  casa,  con  decoro. 
Dejes  nue  á  don  Carlos  vea; 
Verdad,  amiga,  te  trato, 

Y  pues  ves,  Estrella,  ahora 
Oue  esta  es  tu  casa  y  yo  Aurora  . 
No  hay  que  encargar  el  recato; 
No  pasarán  los  despojos 

De  amor,  que  es  fuego  veloz, 
Del  término  de  la  voz 

Y  el  limite  de  los  ojos; 


NO  HAY  AMIGO  PARA  AMIGO. 

Y  esto,  si,  tan  cierto  es. 
Que  somos  en  peso  igual. 
Yo  mujer  muy  principal, 

Y  él  amante  muy  cortés; 
Pues ,  Estrella,  asi  se  vea 
Bien  pagada  tu  hermosura 

Y  le  dé  Dios  la  ventura 
Como  si  fueras  muy  fea ; 

Y  llegues  á  conseguir 
Cuanto  procura  tu  mano; 

Y  don  Alonso,  mi  hermano. 
Te  deje  de  perseguir; 

Asi  de  don  Luis,  tu  ausente, 
(Que  hoy  tu  amante  recouoccs) 
Del  Himeneo  le  goces 
En  el  tálamo  decente, 

Y  el  viento,  que  el  alba  bulle, 
Os  niezca  soplando  grave, 

Y  amor  en  cuna  suave. 

Si  no  os  acalle,  os  arrulle  ; 
Que  al  fuego  me  dejes  ver. 
Que  es  de  grados  tan  ajenos. 
Que  para  que  dure  menos 
Es  fuerza  dejarle  arder. 

ESTRELLA. 

Cuando  por  ti  no  debiera 
Cumplir  con  mi  obligación, 
Por  sólo  su  intercesión 
Pienso  que  te  obedeciera  ; 
A  lo  que  pides  me  allano. 
Pues  que  me  bastaba,  Aurora, 
Haberme  nombrado  ahora 


Mi  padre  esperando  estoy, 

Y  tuve  una  carta  hoy 
Que  salió  para  Madrid 
Cuatro  días  há  en  un  coche, 

Y  aunque  es  pequeña  jornada. 
No  has  de  ser  tan  desgraciada 
Que  ha  de  llegar  esta  noche. 
De  tu  hermano  la  impaciencia 
Os  ha  costado  cruel 

Oiro  hermano  á  ti  y  á  él, 

Y  á  mi  me  cuesta  una  ausencia ; 
Puesto  que  don  Luis  mató 

A  don  Félix  en  campaña, 
iNo  fué  de  sn  brazo  hazaña. 
La  razón  fué  quien  obró  ; 
Sólo  don  Luis  por  pasión 
Dura,  ó  por  mayor  trofeo. 
Con  el  buril  del  deseo 
Impreso  en  el  corazón; 
Bien  que  yo  vivo  mortal 
Entre  el  amor  y  el  desden, 
l'ues  que  gozo  ausente  un  bien 

Y  lloro  presente  un  mal. 


ESTRELLA. 

Y  aun  yo  quiero  estar  delante. 
Porque  así  divertiré 

Esta  prolija  esperanza 
Que  tan  verde  ha  ile  durar. 
Que  ni  el  tiempo  la  h.i  de  ajar 
M  marchitar  la  mudanza. 

ALBORA. 

Pues  ya  le  he  enviado  á  llamar 
Sólo  con  una  criada. 
Que  en  tu  amistad  confiada. 
Me  he  querido  adelantar. 

ESTRELLA. 

Seis  años  de  suspirar; 

¡Oh  qué  anciano  está  el  dolor  I 

AURORA. 

Amosque  empieza,  es  mavor, 

Y  este  acabándose  va. 


Mi  amor  más  activo  está. 

ai;rora. 
Más  activo  está  mi  amor. 


Este  es  fuego,  el  tuyo  no. 
Estrella,  engañada  estás. 

ESTRELLA. 

Yo  á  don  Luis  adoro  más. 

AURORA. 

Más  quiero  á  don  Carlos  yo. 


AURORA. 

¿Cómo  se  puede  saber? 

ESTRELLA. 

Porque  más  fuerza  tendrá 
El  luego  que  ardiendo  eslá, 
Que  el  que  nocomiei»ía  á  arder. 

Lo  contrario  es  evidente. 
Porque  en  dos  llamas  distante. 
La  que  arde  dura  menguante, 
l.a  que  empieza  va  en  creciente ; 
Luego  incendio,  es  más  ardiente 
Este  incendio  mió,  cuando 
Yo  le  voy  habilitando. 
Pues  con  fuerza  singular 
El  tuyo  deja  el  obrar 
Cuando  el  mió  empieza  obrando. 

ESTRELLA. 

No  es  argumento  seguido 
El  que  liega  á  responderle  , 
Tu  amor  puede  no  encender.se, 

Y  mi  amor  está  encendido. 

AURORA. 

Siempre  el  mérito  ha  subido 
A  hacer  la  llama  mayor. 

ESTRELLA. 

Tengo  otro  ejemplo  mejor. 

AURORA. 

Otro  ejemplo  sea  mi  apoyo. 

ESTRELLA. 

Yo  le  pongo  en  un  arroyo. 

AURORA. 

Vo  le  pongo  en  una  flor. 

ESTRELLA. 

Nace  un  arroyo  cristal 
Desde  una  fuente  de  plata. 
Préstale  la  Aurora  grata 
Su  mutativo  caudal, 
A  aquel  vecino  raudal 
Le  destina  su  albedrio, 
Mezcla  su  corriente  frió 
A  esotra  grave  comente, 

Y  el  que  antes  era  una  fuente 
Viene  á  ser  undoso  rio. 
I.nc^ü  si  lü  amor  ahora 

I  iri.'-  |ii  MI.  í:  ,  .  laii  leve, 
i.iii-   Ir  MI  .  I  ,.■   Ir  se  mueve 

,,<  '   -li,  iii  jlrcio  ignora, 

Qiir  lio  es  ciimpalible  ardor 
l-.l  (lue  acreditas  mayor, 
Pues  hoy  con  menor  corriente 
Tu  ardiente  amor  es  la  fuintc 

Y  el  fio  mi  ardiente  amor? 

Nace  alli  una  flor  ufana. 
Intacta,  pura  y  hermosa. 
Abre  el  cogollo  amorosa 
Al  albor  de  la  mañana; 
Otra  flor  allá  tempraua 


m  COMEDIAS 

Pnrasismos  da  de  olor, 

/  Pues  por  qué  causa  en  rii;or 

La  una  flor  a  oirapreliere? 

Porque  primero  se  muere 

La  que  es  mas  temprana  flor. 

Asi  pues,  porque  no  ipiíores 

Kn  el  amor  que  conlieso 

Ksta  ventaja  o  exceso, 

Flores  son  nuestros  amores ; 

Y  supuesto  que  son  llores. 
Que  una  nace,  otra  fallece, 
Serán,  pues  la  mia  crece 

Y  la  tuya  se  limita, 

Flor  tuamor  que  se  marchita, 
l'lor  mi  amor  que  reverdece. 

ESTRELLA. 

i;i  arroyo  viene  á  ser 

«Jülfo,  aun  cuando  muerto  es'.á. 

AtlROR*. 

I.a  flor  te  responderá, 
í^iue  es  símbolo  del  querer 

ESTRELLA. 

No  arroyo  deja  de  ser. 

AtRORA. 

Si  deja,  si  llega  al  mar. 

ESTRELLA. 

Mi  opinión  he  de  llevar. 

Al'RORA. 

Lo  que  yo  respondo  baslc. 
Saíe  una  CRIADA. 

CRIADA. 

Don  Carlos,  por  quien  me  cnviaslo, 
Dice  que  te  quiere  hablar. 

Al'RORA. 

I)ile  que  entre.  Estrella,  anii^a, 
Ao  te  vayas  si  deseas 
Con  vista  ver  al  amor, 
Ver  al  deseo  con  rienda, 
Porque  es  tau  galán  don  Carlos... 

Sale  DON  LUIS. 

DO.l!  LUIS. 

Y  el  que  á  vuestra  luí  se  entrega, 
S.il;ini:iiidra  racional, 
Entre  esas  llamas  inquietas... 
(Embú:ase  mirando  á  Estrella 
por  detrás.) 
Pero  ¿qué  es  esto  qué  miro? 
¡Vive  el  cielo  qne  es  Estrella, 
La  que  de  este  sol  de  Aurora 
Participa  la  influencia! 
Su  casa  debe  de  ser, 
Volverme  á  la  calle  es  fuerza ; 
Perdonad,  que  yo.  Señora,  {Turbado. 
Digo,  que  porque  allá  afuera 
L"n  amigo...  voy...  que  estando 
Asi...  un  criado  se  queda... 
(.4/).  No  sé,  por  Dios,  lo  que  digo, 

V  entre  mi  afecto  y  mi  pena. 
La  turbación  de  los  ojos 

Se  me  ha  pasado  á  la  lengua.) 

Al'ROBA. 

Señor  don  Carlos,  ¿qué  es  esto 
¿yué  novedad  os  sujeta 
A  acabar  en  groserías 
Lo  que  empezáis  en  finezas? 
¿Donde,  entrando  tan  despacio, 
yuereis  volver  tan  apriesa, 
Que  con  el  p;isola  voz 
En  las  palabras  tropieza? 
¿Con  recalo  entráis  á  verme? 
Descubrios,  don  Carlos,  ea, 
Qni-  nadie  puso  hasta  ahora 
Disfraces  a  la  modestia; 
Mirad  que  está  aquí  esta  dama, 

V  que  es  preciso  que  crea 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 
Que  en  nil  puede  haber  delito, 
Puesto  que  en  tos  hay  vergüei 

DON  icis. 
Por  Ter  la  que  está  delante  .. 

aurora. 
Desechad  esa  respuesta. 
Bueno  es  que  sea  yo  la  dama , 

V  vuestro  el  recaló  sea; 
Descubrios. 

ESTRELLA. 

No  se  descnbr:!. 
Que  esté  embozado  le  deja. 
¿Adonde  puedes  hallar 
l'sla  honestidad  modesta, 
ICsle  recato  decente? 
I'.neno  es  que  cubrir  se  quiera 

V  lii  por  fuerza  le  obligues 
A  la  ley  de  tu  obediencia, 
SI  á  ningún  galán  es  bien 
Verle  la  cara  por  fuerza. 

ADRORA. 

Acabad,  Carlos. 

Bos  mis.  (.\p.) 
.Sin  duda 
No  me  ha  conocido  Estrella. 


No  lo  diremos  á  nadie. 

DOM  mis.  {Ap.) 
Porque  si  me  conociera. 
No  hiciera  los  celos  burlas. 
Cuando  son  los  celos  veras. 

AURORA.  (Ap.) 
Vive  Dios,  que  esto  ba  de  ser, 

Y  me  enoja  ya. 

DOM  LUIS.  {Ap.) 
Ya  esfuerza 
Que  no  me  descubra  aqui. 
Pues  si  á  conocerme  llegan, 
Eslrella  verá  un  agravio, 

Y  Aurora  verá  una  ofensa. 

ESTRELLA.  (.4p.) 

Que  se  rerala  de  mi 

Me  ha  causado  una  sospecha. 

ALBORA.  {Ap.) 
Porque  de  Estrella  se  encubre. 
Le  he  de  ver,  aunque  no  quiera. 

{Va  á  descubrirle. 
Pues  lo  que  no  puede  el  ruego. 
Ha  de  poder  la  violencia. 

{Dentro  ruido  de  gente.) 

ESTRELLA. 

Pero  ¿qué  es  eslo,  qué  escucho? 

AURORA. 

P.uido  hacia  esta  parte  suena. 

ESTRELLA. 

Desde  esas  tapias,  dos  hnmlires, 
Si  no  es  qne  la  vista  mieiiUi, 
Demi  jardin  han  hallado 
Verde  acogida  en  la  yerba. 

AURORA. 

¡Turbada  estoy! 

ESTRELLA. 

;  Yo  confusa ! 

nON  LUIS. 

No  vuestros  alientos  teman ; 
Valor  habrá  que  os  ampare, 

Y  espada  habrá  que  os  delienda. 

Vaya  hacia  h  puerta  Extrella.  y  al 
tiempo  que  diga  este  verso,  sale  DON 
ALONSO,  lleno  de  polio,  y  .MOS- 
CÓN. 


ESTRELLA. 

¿Quién  es  quien  rompe  ei 
Donde... 


;rado 


DON  ALONSO. 

Don  Alonso.  Estrella. 

ESTRELLA. 

Helado  bronce  me  animo. 

DOM  ALONSO. 

Suspenso  el  dolor  me  deja. 

ESTRELLA. 

Pues  ¿cómo  vos  en  mi  casa? 

ttiV  ALONSO. 

^Cómo  mi  hermana  en  la  vuestra? 

ESTRELLA. 

A  estas  horas... 

DON  ALONSO. 

Y  aqni  un  homíir?... 

ESTRELLA. 

Profanáis... 

DON  ALONSO. 

Violar  intenta... 

ESTRELLA. 

El  sagrado  de  mi  honor. 

DON  ALONSO. 

El  templo  de  mi  nobleza. 
DOX  LUIS.  {Ap.) 
Con  mi  enemigo  encontré, 

Y  es  su  hermana  Aurora  bella  ; 
Más  me  pesa  por  mi  amor 
Que  por  mi  riesgo  me  pesa. 

MOSCÓN.  {.\p.) 
Púsonos  el  queso  amor, 

V  dimos  en  ratonera. 
DON  ALONSO,  {.ip.) 

O  es  que  miro  lo  que  miro 

los  ojos  de  la  idea. 
Puesto  que  es  imaginario 
Aquello  que  represe.ita... 
AURORA.  {Ap.) 
;  Que  el  primer  yerro  de  amor 
lanío  castigo  merezca! 

DON  ALONSO. 

í.ip.  ;0h  es  conocido  mi  agravio i 
Pues  quiere  el  cielo  que  vea 
En  mi  hermana  y  en  mi  dama 
Tanta  injuria  mi  impaciencia; 
Kste  hombre  ha  venido  aqui 
Por  Aurora  ó  por  Estrella  ; 
Si  por  Estrella,  es  el  duelo 
lie  este  amor  que  me  atormenta ; 

V  es  duelo,  si  es  por  Aurora, 
De  mi  honor  y  fama  me.sma ; 
Ue  suerte  que  no  se  libran 
Ni  mi  amor  ni  mi  nobleza, 
O  de  Estrella  con  los  celos, 
O  de  Aurora  con  la  afrenta.). 
Caballero,  que  encubierto, 
O  por  indicio  ó  por  tema, 
Con  la  niebla  del  amor 
Del  sol  mancháis  la  pureza, 
Decid,  si  queréis  la  vida, 
¿Cuál  de  las  luces  os  ciega? 

DON  LUIS. 

A  preguntas  del  enojo, 
Doy  con  la  espada  respuestas. 
{Sácala  espada  don  Luis,  y  siempre 
cubierto.) 

DON  ALONSO. 

Pues  yo  lo  castigaré 
Con  mi  indignación  sangrienta. 
{Empiezan  á  reñir.) 

ESTRELLA. 

Caballeros,  ¿no  miráis 
Que  mi  opinión  se  atrepella  , 
Mi  fama  oadece  oprobios, 

Y  mi  luz"confusas  nieblas? 

{Hiñen.) 


AURORA. 

líetelos  en  paz,  Moscón. 

i  MOSCÓN. 

\  mi  cargo  mf  lo  deja  ; 
10  vo\  3  alirir  á  mi  amo, 
Uuei-M  la  calle  nos  espera 
rJuardaiiilonos  las  espaldas. 

ESTRELLA. 

Ab,  si  don  Lope  viniera! 

Sale  DON  l.OPE  ,  con  la  espail 
desnuda. 

DON  LOPK. 

Oon  Lope  eslá  aqui :  ;,qne  cs  csli 
Vuestra  espada  se  detenga; 

jUeleneos  vos,  caballero. 

¡Moscón  ,  ¿cerraste  la  puerta? 

HOSCOS. 

\5\,  Señor,  ja  la  cerré. 

DON  LOPE. 

Pues  vamos  i  la  pendencia. 

j  UOSCO.N. 

jEI  Santelmo  de  las  liñas 
Ise  apareció  en  la  tormenta. 

j  D(.N  LllS.  (.4p.) 

lEste  es,  don  Lope,  mi  amigo. 

AURORA. 

'Infeliz stierte  me  espera. 

DON  LOPE. 

Decidme  aqaeste  suceso. 


Dentro  tiesta  sala  niesnia  ; 
lEsla  es  Aurora,  mi  hermana, 
Yaquella  midama  Estrella. 

MOSCÓN. 

I A  esCMcliar  quiero  escurrirme  , 

■  Sin  que  ninguno  lo  entienda.     ( Vase. 

¡  DON  LOPE. 

!  Don  Alonso  ,  vos  decís 
Pocas  palabras  y  buenas; 
Pero  ya  está  remediado. 

Gracias  le  doy  á  mi  pena. 

ESTRELLA. 

Dalló  alivio  mi  cuidado. 

DON  ALONSO. 

¿Poes  cómo? 

DO!»  LOPE. 

I  De  esta  manera. 

I  Vos  procuraréis  malar 

I  Este  caballero,  y  sea 

I  Lo  mas  presto  que  pudiereis , 

I  Para  que  no  se  entretenga 
Disimulado  el  dolor 
Con  mascara  de  prudencia  ; 
Y  si  él  os  matare  á  vos 

I  (Queilando  yo  vivo),  es  fuerza 

I  Qae  yo  le  niate  después ; 

I  Con  (|ue  3  un  mismo  tiempo  queda 

I  Satisfecha  vuestra  vida 

'  Y  vuestra  honra  satisfecha. 

I  ESTRELLA. 

I  Advertid,  señor  don  Lope... 

I  DON  LOPE. 

¡  Señora,  yo  bien  quisiera 

Hacer  lo  que  me  mandáis, 
I  Ñas  no  es  posible  que  sea; 
I  ( Van  á  querer  embestir.) 

I  Vos  bien  podéis  esperar, 
I  Y  vos  esperad,  y  todo. 

I  DON  ALONSO. 

I  ¿Porque? 


NO  ilAY  AMIGO  PARA  AMIGO. 

I  DON  LOPE. 

Porque  de  otro  modo 
Lo  tengo  de  remediar. 

DON  ALONSO. 

Vuestras  órdenes  espero. 

AURORA. 

¡Ay  del  mal  que  es  prevenido! 

DON  LOPE. 

Don  Alonso  ,  ¿  habéis  sabido 
Quién  es  este  caballero? 

DON  ALONSO. 

Aun  no  lo  he  sabido,  pues 
Recata  el  rostro  y  el  pecho. 

DON  LOPE. 

Pues  el  quedar  satisfecho 

Consiste  en  saber  quién  es; 

A  pedirle  por  razón 

Que  se  descubra  me  incito: 

La  persona  hace  el  delito, 

Que  no  le  hace  la  ocasión. 

Satisfacer  pienso  así 

Lo  que  pmcuro  saber, 

Tal  persona  puede  ser 

Que  no  importe  i|ue  esté  aqui. 

V  ser  puede  al  conocerle , 
Queiííiporte  con  declararle, 
Más  que  el  delito  de  hallarle 
La  circunstancia  de  verle. 
Si  la  urbanidad  juntáis 
También  con  la  valentía. 
Caballero ,  en  cortesía 

Os  pido,  (pie  os  descubráis. 
Pues  descubierto  en  rigor, 
Como  en  vos  espero  ya , 
Vuestro  semblante  dará 
Crédito  á  vuestro  valor. 
Si  no  es,  (|He  como  os  engaña 
La  ira  ó  la  indignación , 
No  aspiráis  á  la  opinión 

V  aspiráis  sóloá  la  hazaña. 

DON  LUIS. 

Aunque  estoy  mirando  yo 
Que  no  es  razón  resistirme , 
Por  vos  puedo  descubrirme, 

V  por  esas  damas  no. 

V  vengo  á  ahorrar,  en  efeto. 
Quedándome  asi  embozado, 
A  Kstrella  un  grande  cuidado  , 
A  vos,  don  Lope,  un  aprieto; 

A  Aurora  un  desprecio  aqui. 
Allí  una  satisfacción, 
A  vos  una  obligación, 

V  un  empeño  grande  á  mí. 

ESTRELLA. 

¿Qué  empeño  tener  podéis 
Que  á  mi  me  pueda  importar? 

AURORA. 

Por  mi  OS  podéis  declarar. 
(.4p.  Fingid  ,  penas,  si  podéis.) 

DON  ALONSO. 

Vo  para  reñir  con  vos 
Mayor  ocasión  espero. 

DON  LOPE. 

;Qué  obligación,  caballero. 
Puede  haber  entre  los  dos? 

DON  LUIS. 

Muy  grande. 

DON  LOPE. 

Cumplirla  sé. 

ESTRELLA. 

Yo  OS  perdono  mi  cuidado. 

AURORA. 

Que  os  descubráis  he  rogado. 

DON  LUIS.  (Ap.) 
iVálgame  el  cielo!  ¿qué  haré? 


En  fin,  ¿me  descubro? 


Si. 


DON  LUÍS. 

Pues  ya  estoy  yo  descubierto. 

MOV    ALONSO. 

¡Válgame  el  cielo  1  ¿qué  miro? 

DON  LOPE. 

¿Qué  es  lo  que  llego  á  dudar? 

ESTRELLA. 

Lo  que  en  voz  iba  á  exhalar 
Se  me  ha  quedado  en  suspiro. 

DON  LOPE. 

¿No  es  este  don  Luis,  mí  amigo? 

ESTRELLA. 

/■  Este  fny  dolor  penetrante  I) 
No  es  don  Luis,  mi  falso  amante? 

rON  ALONSO. 

Aqueste  ¿no  es  mi  enemigo? 

AURORA. 

¿Luego  este  engañoso  innel 
En  quicii  me  pudo  engañar? 

DON  ALONSO. 

Luego  le  podré  matar. 

DON  LOPE. 

Luego.he  de  volver  por  él. 

DON  ALONSO. 

.Muere, traidor,  pues  te  he  halladj. 

DON  LOPE. 

Tente,  don  Alonso,  digo, 
Que  este  es  mi  mayor  amigo  , 

Y  he  de  morirá  su  lado. 

DON  ALONSO. 

Don  Lupe,  este  caballero 
Esel.iuehnmuMledió 
AmilicrnniM.,  y  quiero  yo 
SatishiiTM-lM  primiT.i. 
Contra  el  palabra  me  disteis 
De  darle  la  muerte  airado  ; 
Pues  sois  noble  y  sois  honrado, 
Cumplid  lo  que  prometisteis. 

DON  LOPE. 

En  fin,  ¿este  caballero 
Es  quien  la  muerte  le  dio? 

DON  ALONSO. 

Don  Luis  es  quien  le  mató. 

DON  LOPE. 

Pues  mi  palabra  es  primero. 

(Póngase  del  otro  Indo  ) 

DON  LUIS. 

Tened  ,  que  aunque  en  vos  se  labrí 
Esa  obligación  debida , 
A  mí  me  debéis  la  vida, 

Y  á  él  le  debéis  la  palabra. 
Luego  ha  do  ser  preferida, 
Por  amistad  y  razón, 

A  esta  corta  obligación 
La  obligación  de  la  vida. 

DON  LOPE. 

De  ambos  me  llego  á  obligar; 

Pero  dudo  en  distinguir. 

No  con  cuál  he  de  reñir, 

Sino  á  cuál  hade  ayudar. 

(Él  enmedio,  y  los  dus quieren  reñir.) 

DON  ALONSO. 

Dejadme  reñir  por  Dios, 
O  á  vos  me  indigno  cruel. 

DON  LOPE. 


P^irasismos  da  de  olor, 
;  Pues  por  ijué  causa  en  riiíor 
La  una  flor  a  olra  prelicre'f 
Porque  primero  se  muere 
La  que  es  más  temprana  flor. 
Asi  pues,  porque  no  ipuores 
Kn  el  amor  que  conlleso 
Ksla  ventaja  o  exceso, 
l'lores  son  nuestros  amores ; 

Y  supuesto  que  son  flores, 
Oue  una  nace,  olra  fallece, 
Serán,  pues  la  mia  crece 

Y  la  tuya  se  limita, 
KIor  tu  amor  que  se  marchita, 
Flor  mi  amor  que  reverilecc. 

ESTRELLA. 

Kl  arrt>TO  viene  á  ser 

Oolfo,  aun  cuando  muerto  está. 

AURORA. 

I.a  flor  te  responderá, 
yue  es  siuibülu  del  querer 

ESTRELLA. 

No  arroyo  deja  de  ser. 

AURORA. 

Si  deja,  si  liega  al  mar. 

ESTRELLA. 

Mi  opinión  he  de  llevar. 

AUnORA. 

Lo  que  JO  respondo  baste. 
Sale  una  CP,1AD.\. 

CRIADA. 

Don  Carlos,  por  quien  mo  enviaslo. 
Dice  que  te  quiere  hablar. 

ABRORA. 

Dile  que  entre.  Estrella,  amlija, 
No  te  vayas  si  deseas 
t;on  vista  ver  al  amor, 
Ver  al  deseo  con  rienda, 
Porque  es  tan  galán  don  Carlos... 

Sale  DON  LülS. 
DON  mis. 

Y  el  que  á  vuestra  lu?.  se  entrega, 
Sal.iniandra  racional, 

butre  esasílamasiiiquietas... 
{EmVúzase  mirando  d  Estrella 
por  de  tras.) 
Poro  ¿qué  es  eslo  qué  miro? 
i  Vive  el  cielo  que  es  Estrella, 
La  que  de  este  sol  de  Aurora 
Participa  la  influencia! 
Su  casa  debe  de  ser. 
Volverme  á  la  calle  es  fuerza ; 
Perdonad, que  yo.  Señora,  (Turbado. 
Digo,  que  porqueallá  afuera 
Un  amigo...  voy...  que  estando 
Asi...  un  criado  se  queda... 
(4p.  No  sé,  por  Dios,  lo  que  digo, 

Y  entre  mi  afecto  y  mi  pena. 
La  turbación  de  los  ojos 

Se  me  ba  pasado  á  la  lengua.) 

ACRORA. 

Señor  don  Carlos,  ¿que  es  esto 
¿yué  novedad  os  sujeta 
A  acabar  en  groserías 
Lo  que  empezáis  en  finezas? 
¿Dónde,  entrando  tan  despacio, 
Úuereis  volver  tan  apriesa, 
Cíue  con  el  púsola  voz 
En  las  palabras  tropieza? 
¿Con  reealü  entráis  á  verme? 
Descubrios,  don  Carlos,  ea. 
Que  nadie  puso  hasta  ahora 
Disfraces  a  la  modestia; 
Mirad  que  está  aquí  esta  dnnia, 

Y  que  es  preciso  que  crea 


,S  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS 

Oue  en  mi  puede  haber  delilo, 
1  Puesto  que  en  vos  hay  vergüenza 

i  D(»  LCIS. 

I  Porrer  la  que  eslá  delaiUe  .. 

I  AURORA. 

I  Desechad  esa  respuesta. 
Bueno  es  que  sea  yo  la  dama , 

V  vuestro  el  recato  sea; 
Descubrios. 

ESTRELLA. 

No  se  descubrn. 
Que  esté  embozado  le  deja. 
¿Adonde  puedes  hallar 
Ksla  honestidad  modesta, 
ICste  recalo  decente? 
Rueño  es  que  cubrir  se  quiera, 

Y  tú  por  fuerza  le  obligues 


lupi 

Jal€ 


ey  de  tu  obediencia, 
SI  á  ningún  galán  es  bien 
Verle  la  cara  por  fuerza. 

AURORA. 

Acabad,  Carlos, 

DON  LUIS,  f.lp.) 
Sin  duda 
No  me  ha  conocido  Kslrclla. 


Don  Alonso,  Estrella. 

ESTRELLA. 

Helado  bronce  me  animo. 

DüX  ALONSO. 

Suspenso  el  dolor  me  deja. 

ESTRELLA. 

Pues  ¿cómo  vos  en  mi  casa? 

OiiS  ALONSO. 

:,Cómo  mi  lieiinana  en  la  vuestra? 

ESTRELLA. 

A  estas  horas... 


Profanáis.. 


Esr 


No  lo  diremos  á  nadie. 

DON  LUIS.  (.4p.) 
Porque  si  me  conociera. 
No  hiciera  los  celos  burlas. 
Cuando  son  los  celos  veras. 

AURORA.  (Ap.) 
Vive  Dios,  que  esto  ha  de  ser, 

Y  me  enoja  ya. 

DO.N  LUIS.  (Ap.) 
Ya  es  fuerza 
Que  no  me  descubra  aqui. 
Pues  si  á  conocerme  llegan, 
Estrella  verá  un  agravio, 

Y  Aurora  verá  una  ofensa. 

ESTRELLA.  (.4p.) 

Que  se  recala  de  mi 

Me  ha  causado  una  sospecha. 

ALBORA.  (Ap.) 

Porque  de  Estrella  se  encubre. 
Le  he  de  ver,  aunque  no  quiera. 

( Va  á  descubrirle. \ 
Pues  lo  que  no  puede  el  ruego, 
Ha  de  poder  la  violencia. 

(Dentro  ruido  de  gente.) 

ESTRELLA. 

Pero  ¿qué  es  esto,  qué  escucho? 

AURORA. 

Huido  hacia  esta  parte  suena. 

ESTRELLA. 

Desde  esas  tapias,  dos  hnnilire.', 
Si  no  es  que  la  vista  mienta. 
De  mi  jardin  han  li.illado 
Verde  acogida  en  la  yerba. 

AURORA. 

¡Turbada  estoy! 

ESTRELLA. 

¡  Yo  confusa ! 

DON  LUIS. 

No  vuestros  alientos  teman ; 
Valor  habrá  que  os  ampare, 

Y  espada  habrá  que  os  delionda. 

Vaya  hacia  tu  puerta  Extrella.  y  al 
tiempo  que  diga  este  verso,  sale  DON 
ALONSO,  lleno  de  polro,  v  MOS- 
CÓN. 

ESTRELLA. 

¿Quién  es  quien  rompe  el  sagrado 
Donde... 


DON  ALONSO. 

Violar  intenta... 

ESTRELLA. 

1:11  sagrado  de  mi  bonor. 

DOS  ALONSO. 

El  templo  de  mi  nobleza. 

DON  LUIS.  (.\p.) 

Con  mi  enemigo  encontré, 

Y  es  su  hermana  Aurora  bella  : 
Más  me  pesa  por  mi  amor 
ijue  por  mi  riesgo  me  pesa. 

MOSCÓN,  (.tp.) 
Púsonos  el  queso  amor, 

Y  dimos  en  ratonera. 

DON  ALONSO.  (.4p.) 

O  es  que  miro  lo  que  miro 
Con  los  ojos  de  la  idea. 
Puesto  que  es  imaginario 
Aquello  que  representa... 
AURORA.  (Ap.) 

;  Que  el  primer  yerro  de  amor 

lantü  castigo  merezca! 

DON  ALONSO. 

lAp.  ;0h  es  conocido  mi  a^ravioi 
Pues  quiere  el  cielo  que  vea 
En  mi  hermana  y  en  mi  dama 
Tanta  injuria  mi  impaciencia; 
f-sle  hombre  ha  venido  aqui 
Por  Aurora  ó  por  Estrella; 
Si  por  Estrella,  es  el  duelo 
lie  este  amor  que  me  atormenta ; 

Y  es  duelo,  si  es  por  Aurora, 
De  mi  honor  y  fama  niesma ; 
De  suerte  que  no  se  libran 
Ni  mi  amor  ni  mi  nobleza, 

O  de  Estrella  con  los  celos, 
O  de  Aurora  con  la  afrenta.): 
Caballero,  que  encubierto, 
O  por  indicio  ó  por  tema. 
Con  la  niebla  del  amor 
Del  sol  mancháis  la  pureza, 
Decid,  si  queréis  la  vida, 
¿Cuál  de  las  luces  os  ciega? 

DON  LUIS. 

A  preguntas  del  enojo. 
Doy  con  la  espada  respuestas. 
(Sácala  espada  don  Luis,  y  siempre 
cubierto.) 

DON  ALONSO. 

Pues  yo  lo  castigaré 
Con  mi  indignación  sangrienta. 
(Empiezan  á  reñir.) 

ESTRELLA. 

Caballeros,  i  no  miráis 
Que  mi  opinión  se  atrepella , 
Mi  fama  oadece  oprobios, 

Y  mi  luz"confusas  nieblas? 

(fiíñen.) 


AURORA. 

Mételos  en  paz.  Moscón. 

I  MOSCÓN. 

A  mi  cargo  me  lo  deja; 

Yo  vü(  á  abrir  á  mi  amo, 
I  Ooe  cii  la  calle  nos  ispera 
I  Guardándonos  las  e:>[>aldas. 

ESTRELLA. 

¡Ah,  si  don  Lope  viniera '. 

Sale  D0\  LOPE  ,  con  la  espaila 
desnuda. 

DON  LOPE. 

Don  Lope  eslá  aquí : ;.  que  es  csío? 
Vuestra  espada  se  detenga; 
Ueleneos  vos,  calialiero. 
Moscón  ,  icernsle  la  puerta? 


Pues  vamos  a  la  pemlencia. 

MOSCO.N. 

El  Santelmo  de  las  riñas 
Se  apareció  en  la  lormenta. 

D(.M  ms.  (.4p.) 
Este  es,  don  Lope,  mi  amigo. 

AURORA. 

Inreliz  suerte  me  espera. 

voy  LOPE. 

Decidme  aqueste  suceso. 

DON  ALONSO. 

Porque  más  breve  lo  sepas  . 

A  este  hombre  encontré  embozado 

Dentro  desta  sala  mesma ; 

Esta  es  Aurora,  mi  hermana, 

Yaquella  mi  dama  Estrella. 

MOSCÓN. 

A  escuchar  quiero  escurrirme , 

Sin  que  ninguno  lo  entienda.     ( Vase. 

DON  LOPE. 

Don  Alonso ,  vos  decis 
Pocas  palabras  y  buenas; 
Pero  ya  eslá  remediado. 

AURORA. 

Gracias  le  doy  á  mi  pena. 

ESTRELLA. 

Ualló  alivio  mi  cuidado. 

DON  ALONSO. 

¿Pues  cómo? 

DON  LOPE. 

De  esta  manera. 
Vos  procuraréis  matar 
Este  caballero,  y  sea 
Lo  más  presto  (|ue  pudiereis, 
Para  que  no  se  entretenga 
Disimulado  el  dolor 
Con  máscara  de  prudencia  ; 

Y  si  él  os  matare  á  vos 
(Quedamlo  yo  vivo),  es  fuerza 
Que  yo  le  mate  después  ; 

Con  que  á  un  mismo  tiempo  queda 
Satisfecha  vuestra  vida 

Y  vuestra  honra  satisfecha. 

ESTRELLA. 

Advertid,  señordnn  Lope... 

DON  LOPE. 

Señora ,  yo  bien  quisiera 
Hacer  lo  que  me  maiidais  , 
Mas  no  es  posible  que  sea ; 

{Van  á  querer  embestir.) 
Vos  bien  podéis  esperar, 

Y  vos  esperad,  y  todo. 

DON  ALONSO. 

¿Porque? 


NO  ilAY  AMIGO  PARA  AMICU. 

DON  LOPE. 

Porque  de  otro  modo 
Lo  tengo  de  remediar. 

DON  ALONSO. 

Vuestras  órdenes  espero. 

AURORA. 

;Ay  del  mal  que  es  prevenido! 

DON  LOPE. 

Don  Alonso  ,  4  habéis  sabido 
Quién  es  este  caballero» 

DON  ALONSO. 

Aun  no  lo  he  sabido,  pues 
Recata  el  rostro  y  el  pecho. 

DON  LOPE. 

Pues  el  quedar  satisfecho 

Consiste  en  saber  quién  es; 

A  pedirle  por  razón 

Que  se  descubra  me  incito: 

La  persona  hace  el  deliio, 

Que  no  le  hace  la  ocasión. 

Satisfacer  pienso  asi 

Lo  que  procuro  saber, 

Tal  persona  puede  ser 

Que  no  importe  que  esté  aquí. 

Y  ser  puede  al  conocerle , 
Queiioporle  con  declararle. 
Mas  que  el  delito  de  hallarle 
La  circunstancia  de  verle. 
Si  la  urbanidad  juntáis 
también  con  la  valentía, 
Caballero ,  en  cortesía 

Os  pido,  que  os  descubráis. 
Pues  descubierto  en  rigor, 
Como  en  vos  espero  ya , 
Vuestro  semblante  dará 
Crédito  á  vuestro  valor. 
Si  no  es,  que  como  os  engaña 
La  ira  ó  la  indignación, 
.No  aspiráis  á  la  opinión 

Y  aspiráis  sólo  á  la  hazaña. 

DON  LUJS. 

Aunque  estoy  mirando  yo 
Que  no  es  razón  resistirme, 
l'or  vos  puedo  descubrirme, 

Y  por  esas  damas  no. 

Y  vens^o  á  ahorrar,  en  efelo, 
Quedándome  asi  embozado, 
A  Estrella  un  grande  cuidado  , 
A  vos,  don  Lo[ie,  un  aprieto; 

A  Aurora  un  desprecio  aqui. 
Allí  una  satisfacción, 
A  vos  una  obligación, 

Y  un  empeño  grande  á  mi. 

ESTRELLA. 

,.  Qué  empeño  tener  podéis 
Que  á  mi  me  pueda  importar? 

AURORA. 

Por  mi  OS  podéis  declarar. 
(Ap.  Fingid  ,  penas,  si  podéis  ) 

DON  ALONSO. 

Yo  para  reñir  con  vos 
Mayor  ocasión  espero. 

DON  LOPE. 

;Qué  obligación,  caballero. 
Puede  haber  entre  los  dos? 

DON  LUIS. 

Muy  grande. 

DON   LOPE. 

Cumplirla  sé. 

ESTRELLA. 

Yo  OS  perdono  mi  cuidado. 


Que  os  descubráis  he  rogado. 

DON  LBIS.  (Ap.) 

¡Válgame  el  cielo!  ¿qué  haré? 


DON  ALONSO. 

Va  es  el  ruege  desacierto , 

V  sólo  me  toca  .'1  mi. 

DON  LUIS. 

En  ün,  ¿me descubro? 

DON  LOPE. 

Si. 

DON  LUIS. 

Pues  ya  estoy  yo  descubierto. 

DON   ALONSO. 

¡Válgame  el  cielo  !  ¿qué  miro? 

DON  LOPE. 

¿Qué  es  lo  que  llego  á  dudar? 

ESTRELLA. 

Lo  que  en  voz  iba  á  exhalar 
Se  me  ha  quedado  en  suspiro. 

DON  LOPE. 

¿No  es  este  don  Luis,  mi  amigo? 

ESTRELLA. 

;,  Este  Cay  dolor  penetrante !) 
No  es  dou  Luis,  mi  falso  amante? 

DON  ALONSO. 

Aqueste  ¿no  es  nil  enemigo? 

AURORA. 

;.Luego  este  engañoso  infiel 
lin  quie.i  me  pudo  engañar? 

DON  ALONSO. 

Luego  le  poilré  malar. 

DON  LOPE. 

Luego.he  de  volver  por  él. 

DON  ALONSO. 

Muere,  traidor,  pues  le  he  hallailj. 

DON  LOPE. 

Tente,  don  Alonso,  digo, 
Que  este  es  mi  mayor  amigo  , 

V  he  de  morir  á  su  lado. 

DON  ALONSO. 

Don  Lope,  este  caballero 
Es  el  que  la  muerte  dio 
A  mi  hermano  ,  y  quiero  yo 
Satisfacerlo  primero. 
Contra  él  palabra  me  disteis 
De  darle  la  muerte  airado  ; 
Pues  sois  noble  y  sois  honrado. 
Cumplid  lo  que  prometistois. 

DON  LOPE. 

En  fin,  ¿este  caballero 
Es  quien  la  muerte  le  dio? 

DON  ALONSO. 

Don  Luis  es  quien  le  malo. 

DUN  LOPE. 

Pues  mi  palabra  es  primero. 

{Póngase  del  otro  lado  ) 

DON  LUIS. 

Tened  ,  que  auntiue  en  vos  se  labr.i 
Esa  obligación  dubida , 
A  mi  me  debéis  la  vida, 

V  á  él  le  debéis  la  palabra. 
Luego  li;i  (le  ser  preferida, 
l'or  amistad  y  razón, 

A  esla  corla  obligación 
La  obligación  de  la  vida. 

DON  LOPE. 

De  üihIhis  me  lli-^'o  á  obligar; 


{Ét  en  medio,  y  los  dus  quieren  reñir.) 

DON  ALONSO. 

Dejadme  reñir  por  Üios, 
O  á  vos  me  indigno  cruel. 

DON  LOPE. 

Dejadme  reñir  con  él, 
O  be  de  reñir  con  los  dos. 


91  COMEDÍ 

Do:i  ALo^so. 
iliivüse , 
Pues  juzgando  mis  aníagos 
Airadas  ejecuciones , 
Lo  que  callaba  en  agravios 
Me  lo  declaró  en  temores; 
yiie  el  acero  es  un  espejo 
Donde  se  ven  las  traiciones; 
Cuando  indignado  me  arrojo  , 
Conmico  uu  Ijnnibre  alira'íuse , 
Deliivome  un  breve  rato, 
Klla  fugitiva  corre. 
Voy  tras  ella ,  no  la  a'iCan/.o : 
;.M:is  para  qué  se  interrumpen 
Con  este  menor  agravio 
Estas  venganzas  mayores? 
¿A  dónde  don  Luis  está? 

Don  LOPE. 

Ni  te  indignes  ni  te  apasiones, 
(Ap.  Llevarle  de  aqui  me  importa, 
Que  si  por  mi  cuenta  corren 
l'.l  pundonor  de  honra  vida  , 
Miraré  sus  pundonores.) 
Yo  te  entregaré  á  don  Luis , 
\  asi  porque  no  se  borren 
Uel  papel  de  tu  nobleza 
Las  hazañas  y  blasones , 
Vamos  á  buscar  los  do 
(Ap.  Bien  mi  intento  se  dispone' 
A  tu  hermana  ;  porque  asi 
Tu  intención  no  se  malogre. 
En  ella  un  agravio  pierdes. 
Cuando  en  él  tu  fama  cobres. 
A  lo  dificd  primero 
Será  razón  que  le  arrojes , 
Primero  Aurora  parezca, 
Que  sera  lo  que  te  importe  . 
Que  en  don  Luis  luego  tendrás 
Seguras  satislacciones. 

DON  ALO.NSO. 

En  fin  ,  don  Lope ,  mi  amigo , 
¿Segunda  vez  me  propones 
Que  a  don  Luis  me  entregarás? 

DOX  LOPE. 

Ki  lo  dudes  ni  lo  ignores. 

DOM   ALOJiSO. 

Pues  á  buscarla  salgamos. 

AURORA.  (.1/).) 

¡Si  él  se  va,  templaos  dolores! 

DON  LUIS.  [Ap.] 
Si  él  se  va,  á  Aurora  he  de  hablar. 

DON  ALONSO. 

{Ap.  Ñola  ocultes,  negra  noche.) 
Vamos,  vamos  á  buscarla. 

DON  LOPE.  (Ap.) 

Lo  que  mi  piedad  dispone 
Es  asegurar  á  Aurora  , 
Cumpla  mis  obligaciones. 
De  éste  amansar  la  venganza, 
Ue  éste  templarlos  rigores. 
No  dejar  estos  afectos 
Que  se  junten  ó  se  arrojen , 
•  Que  al  lin  le  entibia  la  ira, 
Cuando  el  tiempo  se  interpone. 
( 1  anse.) 

Sale  \mOl\,\. 


Ahora  ,  ((ue  ya  se  fue  , 
<'.esad,  villanos  temores , 
Irme  á  otra  parte  es  preciso , 
Que  a(|ui  grande  riesgo  corre 
Mi  vida,  y  asi... 

Sale  ÜON  LUIS  del  cuarli 

DON  LUIS. 

Detente, 


.  ESCOCIDAS  bV.  UtiN  l'nANCISCO 
Helia  Aurora  ,  no  revoques 
En  la  revista  de  luí 
La  sentencia  de  tus  soles. 

AURORA. 

¿Quién  es?  ¿Pues  cómo  tú  aquí? 

DON  ms. 
Aurora,  ¿no me  conoces? 

AURORA. 

No  te  conozco,  traidor. 

DON  LOIS. 

Soy... 

AURORA. 

Detente ,  no  te  nomJires , 
Llegan  tarde  tus  verdades. 

DON  LUIS. 

Tente,  Aurora. 

AURORA. 

Daré  voces 
P.ira  que  mi  hermano  vuelva 
Y  en  los  dos  venganza  lome. 

DON  LUIS. 

Advierte... 

auroha. 
No  me  detengas, 
Don  Alonso. 

DON  LOis. 
No  se  arrojen 
Para  una  dudosa  muerte , 
Intrépidos  tus  rigores, 
¿Qué  acero  como  tus  ojos? 
Templa  con  piedad  acorde 
Tu  castigo  con  mi  culpa, 
Si  hay  culpas  donde  hay  pasiones. 
Riñeme,  Aurora ,  descansa , 
Que  tiempo  h.nbrá  en  que  me  abone: 
O  tu  planta  este  áspid  pise 
Encontrado  entre  las  flores. 

aurora. 
Di ,  ¿si  engañaste  un  afecto 
Tan  vergonzoso  y  tan  dócil , 
Que  si  se  arriesgó  en  palabras. 
Se  escandalizó  en  colores; 
Traidor,  si  con  las  ternezas 
Engañaste  y  con  el  nombre, 
Con  la  fineza  en  crueldades, 
Con  la  caricia  en  traiciones? 
Y  di  si  á  Estrella  querías, 
(Nunca  amor  te  lo  perdone , 
Pues  tenias  dos  objetos , 
Tuvieras  dos  corazones) 
Fuiste  á  verme  (joh  nunca  fueras  !) 
Cubriste  el  rostro,  y  conoces 
La  cara  de  la  traición 
Dijo  tu  delito  á  voces: 
A  otra  vez  que  engañar  quieras 
A  otra  que  tu  intento  ignore , 
Dos  instrumentos  traerás 
Que  dos  semblantes  embocen  ; 
A  dos  á  un  tiempo  engañabas. 
Mas  eso  proprio  te  abone , 
Somos  poco  dos  mujeres 
Para  engañarlas  un  hombre 
Cuando... 

DON  mis. 
Escúchame,  Señora. 

AURORA. 

Antes  porque  no  se  apoyen 
En  mi  oido  tus  engaños , 
Tengo  de  irme. 

DON  LUIS. 

No  blasones 
Del  triunfo  de  mi  humildad. 

AORORA. 

Déame. 

DON   LUIS. 

Mi  error  perdone. 


DE  HOJAS. 
Que  en  esta  puerta  c'avado 
He  de  ser  peñasco  inmóvil. 
[Pónase  á  ¡a puerta  porque  no  ya. y: 

AURORA. 

¿Qué  me  pides? 

DON  LUIS. 

Queme  escuches. 

AUROnA. 

No  es  posible. 

DON  LOIS. 

Aurora,  oye, 

Y  castígame  con  irte. 
Cuando  no  te  desenoje. 

AURORA.  {No  le  mira.) 
Si  haré,  mas  no  he  de  mirarte: 
No  quiero ,  que  tus  acciones 
Puedan  más  que  mis  verdades , 

Y  que  con  semblante  doble , 
Camaleón  de  tu  engaño. 

De  mi  color  te  trasformes. 

DON  LUIS. 

La  estrella  en  la  noche  luce , 
La  aurora  á  las  nieblas  ronqie , 
¿Pues  quién  mirando  la  Aurora 
Se  ha  acordado  de  la  noche 
Del  mar  oscuro  seis  años , 
Con  una  Estrella  de  Norte? 
Piloto  de  amor  errado. 
Discurrí  los  horizontes. 
Encontré  puerto  en  el  sol , 

Y  aferraron  mis  dolores. 
Rumbo  Estrella  es  que  me  deja, 
Sol  eres  tú  que  me  acoge. 

No  porque  yo  le  quisiese 
Tu  indignación  te  provoque. 
Que  allí  tuve  los  ensayos 

Y  aqui  representaciones. 

No,  que  me  embocé,  fué  culpa  , 
Cortesía  si  la  nombres , 
Que  si  mi  amor  descubierto 
A  ella  olvida  y  á  ti  escoge. 
Bástale  el  secreto  olvido 
Que  sentirán  sus  ardores , 
Sin  que  el  público  desprecio 
Groseramente  le  enoje. 
El  nombre  te  recaté. 
Ya  sabes  las  ocasiones 
Que  tuve  para  ocultarle , 

Y  no  es  justo  que  las  nombro. 
Que  no  es  razón ,  que  aun  mi  amoi 
Tu  noble  sangre  alborote. 

Si  un  mes  habrá  que  de  Flándcs 
Vine  encubierto  á  esla  corte , 

Y  en  un  me?,  como  lo  sabes. 
No  la  han  visto  mis  pasiones  , 
¿Qué  salisfaccion  esperas, 

O  que  recompensas  coges? 
Ea ,  mi  bien ,  las  finezas 
Me  castigas  por  errores. 
La  lisonja  haces  delito. 
No  permitas  que  se  ahogue 
De  mis  penas  en  un  pecho 
Todo  el  corriente  desorden 
De  tus  indignados  ojos 
Los  divinos  resplandores. 
La  tiniebla  del  engaño, 
O  la  rinden  ola  postren, 
Porque  yo... 

AURORA. 

Tente,  don  Luis, 
Deja  las  satisfacciones, 
Qne  es  tanto  lo  que  te  quiero 
(Bien  pienso  que  lo  conoces), 
Que  te  creí  el  desengaño 
Aun  antes  que  me  le  informes. 

DON  LUIS. 

Pues  ¿qué  me  ordenas,  Señora? 

AURORA. 

Que  en  la  cárcel  te  aprisiones 


:    <  Irazps,  que  son  redes 
:.  los  celos  rompeo. 
(Abrázausf.) 
i   lio  me  des  los  Lrazos, 
moque  se equivoqueu , 
N.f  Mióse  jumas  las  alm:is 
En  niiesiros  pechos  conformes; 
Wtf,  (Ion  Luis,  á  lu  cuarto. 
No  >ea  qni'  mi  hermano  lome 

Y  juulus  Dus  baile  hablando. 

DON  LlIS. 

^Ihsia  cuando  lo  dispones? 

AURORA. 

Hasta  que  luciente  el  alha 
()ue  es  sumiller  de  la  noche  , 
Corra  la  verde  cortina 
A  los  prados  y  á  los  moulcs. 
D0:i  LOIS. 

En  grande  riesgo  nos  vemos. 

ACnORA. 

Ohren  las  desdichas ,  obren  : 
No  parece  que  es  amor 
El  que  no  tiene  pensiones. 

DO.N  LlIS. 

Sin  los  peligros,  bien  dices  , 
¿(Jae  amantes  hay  que  se  adoren? 

ACHURA. 

¿No  te  vas  á  recoger? 

DON    LUIS. 

Tú,  Aurora,  ¿no  te  recoges? 

AURORA. 

Donde  bay  memoria  no  hay  sueño. 

DON  LUIS. 

Y  donde  hay  amor  no  bay  noche. 

AURORA. 

Centinela  es  el  deseo 

(lúe  el  canqio  del  amor  corre  , 

Pues  la  muralla  es  mi  fe. 

DON  LUIS. 

iQué  seguridad  la  pones? 

AURORA. 

Del  corriente  de  mis  ojos 
Sólo  la  harán  misdoloies; 
Vete,  don  Luis. 

DON  LUIS. 

Ya  me  voy. 

AURORA. 

¡Oh ,  quiera  el  cieloque  logres 
En  decente  yugo  el  premio 
Que  te  ofrecen  mis  favores! 


JORN.\DA  TERCERA. 


Salen  DON  LOPE  t  MOSCO.N. 

DON  LOPE. 

Ya  estamos  solos ,  Moscón  ; 
nA  qué  á  solas  me  has  llamado , 
Todo  el  seuiblaiite  turbado, 
V  confusa  la  razón  ? 
¿Qué  traes?  ¿ijué  te  ha  divertido? 
¿'Jué  quieres  de  tus  pasiones? 
MOSCÓN. 

Que  me  escuches  dos  razones 
Cuatro  dedos  del  oído. 

DON  LOPE. 

No  hables  muy  recio,  porque 
Oon  Luis ,  mi  amigo ,  y  Aurora, 
►  n  las  dos  cuadras  ahora 
Se  recogen. 

IIOSCON. 

Ya  lo  sé. 


NO  HAY  AMIGO  l'AP.A  AMIGO. 
Que  anoche,  si  lo  advertís, 
Todo  me  lo  dijo  el  ama , 
Ella  hizo  a  Aurora  la  cama , 
Y  yo  otra  cama  .i  don  Luis. 

DON  LOPE. 

t'omo  tan  tarde  he  venido. 
No  los  quiero  despertar; 
Mas  luego  pienso  ll.imar. 
Supuesto  que  ha  amanecido; 
Di. 

MOSCÓN. 

( Ip.  Preguntarle  es  forzoso 
Si  es  duelo  mi  bofetaiia.) 
Señor,  el  caso  no  es  nada. 
Mas  yo  soy  escrupuloso; 
No  es  nada. 

DON   LOPE. 

Pues  ¿qué  te  paras? 
Dilo,  y  olvida  esos  miedos. 

MOSCÓN. 

fon  no  más  de  cinco  dedos 
Me  han  dado  en  toda  la  cara. 

DON  LOPE. 

¿Eso  sufriste?  oye,  espera; 
Mas  es  que  lo  escuche  yo  ; 
^üuiéu  te  dio,  y  cómo  te  diú? 

■OSCON. 

Señor ,  de  aquesta  manera. 
{Vele  á  dar  a  su  amo  una  bofetada 

DON  LOPE. 

ijiiita ,  picaro,  bufón, 
,.Y  tan  deshonrado,  estar 
Cuandu  me  ves  enojar) 
De  chanza  en  esta  ocasión? 
¿No  te  corres  de  decirlo? 


Tiempo  hay,  yo  me  correré. 

DON   LOPK. 

Pues  dime,  ¿  sobre  que  fué? 

MOSCÓN. 

(.Sobre  qué?  sobre  un  carrillo. 

DON  LOPE. 

Oye,  ¿  qué  es  lo  que  te  dio, 
Fué  puñada  ó  bofetada? 

MOSCÓN. 

;0h¡  si  me  diera  puñada, 
.No  se  lo  sufriera  yo. 

DON   LOPE. 

Eso  era  menos. 

MOSCÓN. 

Ko  sé 
Cual  de  los  dos  es  mejor. 

DON  LOPE. 

A  mano  abierta  es  peor. 

MOSCÓN. 

Pues  de  esa  manera  fué. 

DON  LOPE. 

¿Qué  aqueso  un  hombre  consiente? 
Otra  cosa  hay  que  dudar  : 
¿Sonó  al  llegártela  á  dar? 

MOSCÓN. 

Lo  que  es  sonar ,  bravamente. 

DON  LOPE. 

Pues  si  til ,  tu  agravio  infieres , 

Y  si  lu  deshonra  ves, 
Estando  á  solas,  ¿cuál  es 

Lo  que  preguntarme  quieres? 

MOSCÓN. 

Señor  ,  el  golpe  supuesto , 

Y  supuesto  el  boletoii. 
Saber  quiero  en  conclusión... 

DON  LOPE. 

Üilo. 


MOSCÓN. 

Si  quedé  bien  puesto. 

DON  LOPE. 

¡  Qué  esta  razón  llegue  á  oirlo  ! 
¡Quién  tal  ignorancia  vio! 
Cuando  el  bofetón  te  dio, 
¿Qué  hiciste  tu? 

MOSCÓN. 

Recibirle. 

DON  LOPE. 

En  fin  ¿no  te  satisli/.o? 
Cii.indo  el  bofetón  le  dio, 
¿le  bizocara? 

MOSCÓN. 

Cara  no , 
Porque  antes  me  la  deshizo. 

DON   LOPE. 

¿Que  e.sa  ofensa  en  ti  no  labre 
Indignar  la  espada  airada? 

MOSCÓN. 

Dice  el  miedo :  «A  estotra  espad.i. 
Que  esta  vaina  no  se  abre». 

DON  LOPE. 

liuscar  quiero  otro  criado. 
Supuesto  lo  que  le  pasa , 
Que  no  ha  de  estar  en  mi  casa 
Hombre  que  está  deshonrado. 

MOSCÓN. 

¿Qué  medio  hay  entre  los  dos? 

DON  LOPE. 

.Morir  noble  y  temerario. 

MOSCÓN. 

Pues  pagúeme  mi  salario, 

Y  quédese  usted  con  Dios. 

DON  LOPE. 

De  suerte.  Moscón  ,  de  suerte 
Que  cuando  agraviado  estas 
¿Aún  valor  no  mostrarás 
De  vengarte  con  su  muerte? 

MOSCÓN. 

,.  Luego  con  su  muerte  gana 
Mi  deshourami  opinión? 

DON  LOPE. 

Asi  habrá  satisfacción. 

MOSCÓN. 

Hablara  para  mañana : 
Lo  que  usted  me  ha  advertido 
Es  lo  que  llega  á  importiirle; 
¿Hay  mas  que  decir  matarle, 

Y  hubiérale  yo  entendido? 
Ahora ,  don  Lope,  pues, 
Coraje  y  valor  me  sobra, 
A  él,  mañosa  la  obra: 
liuen  c&razon.y  ahora  sus; 
Pues  su  alivio  me  despierta, 
Voy  á  matarle  derecho. 

Don  LOPE. 

Hasta  volver  satisfecho, 

No  me  entres  por  esta  puerta. 

MOSCÓN. 

Vos  veréis  lo  que  yo  hiciere. 

DON  I.OPE. 

Que  has  de  darle  muerte,  espera. 

MOSCÓN. 

No  está  más  de  que  él  se  muera 
Del  golpe  que  yo  le  diere. 
Pregunto,  pues  sabéis  de  esto; 
Si  por  valor  ó  por  suerte , 
£l  me  diera  á  mi  la  muerte , 
¿Cuál  quedará  mejor  puesto? 

DON  LOPE. 

Tú,  Moscón,  vete  con  Dios, 

Y  de  tu  venganza  trata. 


Otí 


MOSCOU. 

Pues  por  Dios,  que  si  rae  mata 
Que  me  lie  de  quejar  de  vos. 

DOM  LOPE. 

Pues  esto  se  ha  declarado , 

Aden  Luis  voy  á  llamar, 

Porque  le  quiero  contar 

Lo  que  esta  noche  ha  pasado. 

¡Ha,  don  Luis!      {Llama  ala  puerta.) 

HOSCOM. 

Oye, Señor. 
¿Será  bueno  en  esle  apnelo 
Llevar  un  famoso  peto 
Hecho  á  prueba  de  ductor? 

DOM  LOPE. 

Corazón  y  manos ,  loco, 
Son  las  que  dan  opinión. 

MOSCO.X. 

No  la  dará  el  cora¿on, 
Pero  las  manos  tampoco. 

DON  LOPE. 

Vete. 

Mosco:í. 
Voyme;  mi  dolor 
A  darle  muerte  me  inclina. 
;  ijuién  supiera  Medicina 
l'ara  matarle  mejor! 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

Satisfacción  sus  recelos. 
Allá  se  lo  hayan  sus  celos , 
Con  su  riesgo  se  lo  coman. 


Sloscon,  V  abre  DON  LUIS  la 
puerla. 


¿Quién  me  llama? 

DON  LOPE. 

Don  Luis,  yo 
¿Tan  presto  os  habéis  vestido? 

rON  LUIS. 

Ni  aqueste  alivio  he  tenido. 

DON  LOPE. 

'No  habéis  descansado? 

DON  LLI?. 

No. 

DON  LOPE. 

No  hay  enfermed.ad  peor 
yue  uu  grande  desasosiego. 

DON  LUIS. 

Con  cuidado  no  hay  sosiego, 
,.C6ino  le  habrá  con  amor? 
Pero  el  penoso  suceso 
Ue  anoclie  me  ha  divertido  : 
Contad  lo  (lup  ha  sucedido. 

DON  LOPE. 

Oidi  don  Luis,  el  suceso: 
Luéso  que  anoche  os  dejó 
Bien  seguro  mi  cui<lado, 

Y  en  esta  cuadra  del  lado 
Aurora  hermosa  quedó, 
Con  don  Alonso  salí; 
Calles  y  casas  miré. 
Que  la  guardaba  callé  , 
Que  la  buscaba  iiiigi. 

Y  de  ciego  ó  de  imprudente 
Tanto  su  error  atropella  , 
Que  hasta  la  casa  de  Es:rella 
Discurrió  descortesmenle. 


ESTRELLA. 

Prosigue,  y  no  tengas  miedo. 

0TAÑE7. 

A  no  traer  tantas  faldas. 
Te  pudiera  hacer  espaldas. 

ESTRELLA. 

Ya  voy  tras  ti. 

OTAÑEZ. 

Llega  quedo, 
Mi  amo  está  divertido. 

'  ESTRELLA. 

Sin  miedo  voy,  voy  celosa. 

OTA.ÑEZ. 

;  Que  por  ser  yo  tan  chismosa 
En  esto  me  haya  metido! 

I'ero  don  Alonso  ignora 
Que  a  vos  se  vino  á  amparar. 

OTAÑEZ. 

¿Quién  me  ba  metido  en  contar 
Que  estaba  en  mi  casa  Aurora? 
Señora ,  en  esle  aposento 
Primero  os  podéis  entrar. 

ESTRELLA. 

Desdeaqui  podré  escuchar. 
¡Cuidados  ,  lograd  mi  inlenlo! 
(Éntrase  Estrella  donde  estala  don 
Luis;  Utañez  á  la  puerla.) 

OTAÑEZ. 

Allá  dentro  secólo; 
Las  enaguas  y  el  crujido 
De  la  seda  hacen  ruido. 

DON  LUIS. 

¿Quién  aqui  se  ha  entrado? 

OTAÑEZ. 


DON  LOPE. 

Dónde  vienes? 

OTAÑEZ. 

De  traer , 
esto  mi  servicio  trata, 
poner  la  piñata, 
ara  encender. 

DON  LOPE. 

;  Estrella? 

OTAÑEZ. 


(V«í. 


Q; 

Lln  ascua 
¿üe( 


V  su  criada  me  la  dio. 

DON  LOPE. 

¿Hablaste  con  ella? 

OTAÑEZ. 

No. 

DON  LOPE. 

Otañez,  vete  de  aqui; 
Porque  en  este  zaguán  quiero 
Que  te  bajes  á  esperar, 

Y  á  nadie  dejes  entrar 
Sin  avisarme  primero. 

OTAÑEZ. 

Que  me  place,  di  en  el  punto; 
Los  chismes  son  soberanos  , 
l'iitónie  Estrella  las  manos, 
llizoinc  provecho  el  unto. 
Que  eí-te  don  Luis  y  esta  Aurora 
Durmieron  a(|ui  conté; 
Si  ellos  velaron  no  sé. 


Hablan  los  dos,  sale  por  detras  OTA-  ,  „         ,  ,    , 

Ñ ,V.  con  ESTRELLA  ,  .  estdn  los  dos    «-  -'^--^  ^^ 
de  espaldas  ,  y  Utonez  con  unas  as-    Qug  estrella  cuando  lo  oyó 
cuas  de  lumbre. 


OTANEZ. 

Entra  poco  á  poen,  si 
Te  tengo  de  obedecer. 
Pero  >a  nu  puede  ser; 
Que  mi  Señor  está  aqui. 


Me  pidió,  pagó  y  rogó 
Que  la  trajese  á  mi  casa , 
Que  como  ven  la  escondí. 
Que  entre  su  ira  y  su  rigor, 
Ella  cumple  con  su  amor, 
Yo  con  mi  oficio  cumplí. 
Y  pues  (|ue  escondida  toman 


DON  LUIS. 

('  Que  no  hallándola  ,  decis 
Si;  fué  luego  á  recoger, 

Y  qi'e  lo  habéis  de  ir  á  ver 
A  su  casa? 

DON  LOPE. 

SI,  don  Luis. 

DON  LUIS. 

í  Luego  seguros  quedamos 
Que  no  ha  de  venir  aqui 
IJon  Alonso? 

DON  LOPE. 

Amigo,  sí; 
Puesto  que  solos  estamos, 
Podemos  llamar  ahora 

Y  contarla  lo  que  pasa, 

Puesto  que  no  bay  nadie  en  casa, 
Al  aposento  de  Aurora. 

DON  LOPE. 

Cenado  está  por  de  dentro. 
Llamad  vos. 

DON  LDIS. 

Yo  llamaré; 
El  diamante  de  mi  fe 
Busca  sus  ojos  por  centro.  — 
¿Aurora? 

(Llama  á  la  puerta  donde  quedó  Aura 
ro  al  fin  de  la  primera  jornada. ) 

DON  LOPE. 

No  ha  respondido; 
Pues  bien  cerca  de  aquí  está, 

DON  LUIS. 

No  responde;  ¿qué  será? 

DON  LOPE. 

Sin  duda  no  se  ha  vestido. 
Sale  OTaSEZ. 

OTAÑEZ. 

Señor. 

DON  LOPE. 

¿Qué queréis,  Otancz? 

OTAÑEZ. 

Una  palabra  en  secreto. 
Con  licencia  de  don  Luis, 
Decirte  á  este  lado  quiero. 

DON  LOPE. 

Decid ,  que  con  mis  amigos 
No  he  menester  cumplimientcs. 

OTAÑEZ. 

El  paso  desconcertado. 
Desiguales  los  efectos , 
Equivócala  color. 
Declarado  el  sentimiento, 
Don  Alonso  viene  á  hablarte. 
(Apártanse  á  hablar  Oluñez  y  don  Luis 

DON  LOPE. 

(Ap.  Pues  ¿qué  le  obliga,  supuesto 
Que  babieiido  de  ir  á  buscarle , 
Viene  á  buscarme  primero? 
Don  Luis  me  hace  estorbo  aqui , 
Si  ahora  pedirle  intento, 
Diciéndole  loque  pás.T , 
Que  se  retire  allá  dentro , 
No  ha  de  querer  esconderse ; 

Y  tendrá  razón,  supuesto 
Que  se  baja  á  ser  cobarde 

El  que  sube  á  ser  muy  cuerdo. 
Pero  un  remedio  he  oensado.) 

(Habla  con  don  Luis. 
Una  dama,  á  quien  yo  debo. 
Con  la  obligación  de  amante 
De  puntual  los  preceptos. 
Viene  á  buscarme,  y  no  quiere 


Adonrle  salí  me  vuelvo. 
ih\f  no  fsiorbar  á  don  Lope 
ts  ili'l  amor  mainlamienlo. 
(  Va  á  enlrarsf  en  la  cuadra  donde 
eslíi  Estrella.) 
DOM  LUPE. 

Esperad ,  no  enlreis ,  don  Lnis. 
(.4p  Si  él  se  entra  en  este  aposento. 
Ha  de  escueliar  lo  que  pasa.) 
Mí  cuarto  está  más  secreto , 
A  esotra  pieza  os  pasad. 

{Entra  en  otra  pida.) 

1)0>  I.UIS. 

Lo  que  mandas  obedezco. 

DON   LOPE. 

Dile  que  éulre. 

OTAÑEZ. 

Voy  al  |iunto. 
Pero  él  se  ha  entrado  acá  adc.ilro. 

Sale  DON  ALONSO. 

DON  ALONSO. 

Guárdeos  el  cielo,  don  Lopo. 

DON  LOPE. 

Don  Alonso,  ¿qué  hay  de  nni'vo? 
Qüií  en  la  voz,  como  en  los  |i;isos  , 
Irupi'zuis  á  un  mismo  tiempo 
Uecid  ,  ^qué  traéis?  Hablad. 

DOX  ALO.VSO. 

No  <>sloy  para  responderos. 

DON   LOPE. 

¿Qué  intentáis? 

DON  ALONSO. 

Hablemos  claro. 
Señor  don  Lope ,  yo  vengo 
A  examinar  vuestra  casa, 
O  liieii  conveu¡!ais  en  ello 
Templada  ó  violentamente , 
O  bien  amigo  ó  resuelto. 
Vuisiro  criado  me  ba  dicho 
Que  vos  guardáis  encubiertos 
A  mi  hermana  y  á  don  Luis 
Dehlio  de  este  cuarto  mesmo. 

Y  aunque  yo  no  lo  he  creido. 
Ni  en  vos  tal  agravio  entiendo , 
Por  el  escrui)nlosolo 

Me  he  determinado  á  verlo. 

Sale  AURORA  á  la  puerta  donde  llam.i 
don  Luis. 

ACROBA. 

Don  Luis  fué  quien  me  llamó, 
Heme  vestido,  y  ya  vengo. 
Pero  mi  hermano  esta  aquí; 
Volveí  me  es  fuerza  ;  mas  quiero  , 
Escuchando  lo  (|ue  pasa. 
Hacer  ánimo  del  miedo. 

(Quédase  aVi.) 

DOS  LOPE. 

Don  Alonso .  ¿estáis  en  vos? 
¿Vos  tan  grande  desacierto? 
;.M:is  puede  en  vos  una  ira 
tiU(>  puede  un  entendimiento? 
¿Kl  engaño  de  un  cri:ido 
Con  mi  amistad  habéis  pueslo 
Concepto  en  mi  obligación  / 

DON  ALONSO. 

Ya  os  digo  que  no  le  creo ; 
Mas  sea  verdad  ó  engaño. 
Déjamelo  ver,  supuesto 
Que  he  venido  sospechoso 

V  he  de  volver  satisfecho 

K. 


NO  l!AV  AMIGO  PARA  AMIGO. 

DO.-)  LOPE.  (.4/).) 

¡Válgame  Dios,  qué  he  de  hacer! 
Yo  estoy  en  muy  grande  aprieto, 
Sile  impido  que  no  entre 
Ks  descubrirle  el  secreto; 

Y  si  entra,  es  fuerza  encontrar... 

DON  ALONSO. 

Acabad  ya,  resolveos. 

DON  LOPE.  (Ip  ) 

A  don  Luis  en  esta  cuadra , 
A  Aurora  en  este  aposento. 
Si  riño,  saldrá  don  Luis; 
Pero  ya  advierto  un  remedio; 
El  se  ha  de  entrar  á  esta  cuadra , 
Poríjue  eslá  abierta  primero. 

DON  ALONSO. 

Ea,  don  Lope,  venid. 
Que  á  mirarlo  me  resuelvo. 

DÜX  LOPE. 

<.\p.  Y  supuesto  que  no  hay  nadie 
Ueiilro  de  ella,  al  mismo  tiempo 
Que  entre  á  verla  sacaré. 
Libres  ya  de  tantos  riesgos, 
A  don  Luis  desde  mi  cnailra, 

Y  á  Aurora  de  su  aposento.; 
Mirad  esas  piezas,  ea. 

DON  ALONSO. 

Esta  quiero  ver  primero. 
(Va  á  mirar  la  cuadra  en  que  eslá  do 
Luis.) 
DOS  LOPE.  (4p.) 
El  entra  allá,  y  le  ha  de  hallar. 

DON  ALONSO.  {Ap.) 
Por  Dios,  que  tengo  un  recelo. 
Que  es  posible,  y  muy  posible. 
Que  me  salga  verdadero: 
Si  dentro  no  hallase  á  nadie, 

Y  en  tanto  que  yo  lo  veo. 
Sacase  á  los  dos  don  Lope 

De  esta  cuadra,  ¿no  me  quedo 
Satisfecho  y  ensañado? 
Pues  ¿cómo,  oh  noble  recelo. 
Ya  que  Tie  das  la  sospecha  . 
No  me  da  industria  el  ingenio? 
Pero  ya  un  ardid  elijo. 
Con  que  asegurarme  puedo : 
No  entrar  dentro  de  ninguna. 

DON  LOPE. 

Ea ,  ¿de  qué  estáis  suspenso? 

DON  ALONSO. 

Este  es  el  medio  mejor. 
Verlo  desde  afuera  (|uiero; 
Yo  os  obedezco,  don  Lope. 

{Llégase  á  la  puerta  de  Estrella.) 

DON  LOPE.  (.4/;.) 
Enlenilióme  el  pensamiento. 
;0h  lo  que  vive  un  peligro! 
ySlira  á  la  puerta  de  Estrella,  ¡/  vela 
cubierta.) 

DON  ALONSO. 

Aurora  es  ,  viven  los  cielos, 
l.a  que  para  su  venganza 
Se  ha  echado  el  manto  por  velo : 
¿Veis  don  Lope? 

DON  LOPE. 

¿Qué  decís? 

DON  ALONSO. 

Como... 

DON  LOPE. 

Decídmelo  presto. 

DO.N  ALONSO. 

Eslá  aqui. 

DON  LOPE. 

¿Quién  está  aqui? 
Salga  (|uien...  iQué  es  eslo,  cielos 


Sale  ESTRELLA  echnndnse  el  maulo. 

ESTRELLA. 

;Il.iy  tan  infeliz  mujer  ! 

DON  ALONSO. 

¿Habéis  visto  como  tengo 
Aun  más  razón  que  sospechas? 
¿  Habéis  visto  como  os  debo 
Más  engaños  que  amistades? 

AURonA.  (Ap.) 
Si  es  Estrella  ¡oh  viles  celos! 
La  que  coo  don  Luis  oculta 
Estaba  en  mi  cuarto  mesmo. 

DON  LOPE. 

(.4p.  ¿Aurora  en  aquesta  cuadra?) 
Don  Alonso,  yo  no  quiero 
Volver  por  mi  en  este  c;isn; 
Mas  por  esta  dama  vuelvo. 

DON  ALONSO. 

Yo  he  de  llevarla. 

DON  LOPE. 

Eso  no ; 
Ya  eslá  rompido  el  secreto; 
Pues  iiUH  soy  (luien  la  encubrí , 
Yo  soy  el  que  la  defiendo. 
(I'únese  delante  y  empuño  ¡a  espada.) 

DON  ALONSO. 

¿Esto  es  ser  amigo? 

DON  LOPE. 

Si: 
¿Quién  creerá  que  en  estos  riegos, 
Por  ser  amigo  leal , 
Ingrato  amigo  perezco? 

DON  ALONSO. 

Aunque  vos  y  aunque  don  Luis 
Saliese  aqui  á  defenderlo... 

(l^iya  recio  este  verso.) 

Sale  DON  LUIS  tfe  ía  cuadra  de  doa 
Lope. 

DON  LtlIS. 

¿Quién  llama  á  don  Luis  aquí? 

ESTRELLA. 

¡Hay  tan  extraño  suceso! 

DON  LOPE. 

I  Que  eslo  me  haya  sucedido! 
¡Qué  es  esto,  injurias! 

DON  LUIS. 

¡Qué  veo! 
Aurora  eslá  aquí  cubierta, 

Y  don  Alonso  resuello 

Con  su  sangre  y  con  mi  sangre  , 
Labrar  querrá  á  un  mismo  tiein[io  , 
Aqui  una  injuria  precisa , 

Y  allí  un  agravio  supuesto. 
Pues  vuestra  voz,  don  Alonso, 
El  imán  fué  de  mi  acero  , 

Y  pues  á  esta  ocasión  vine, 
A  defender  me  resuelvo 

La  inocencia  de  esta  dama. 
Como  de  mi  sangre  el  duelo. 
La  principal  es  á  ella. 
Porque  amante  la  venero, 

Y  porque  la  adoro  firme , 
Dos  en  mi  son  los  extremos. 
Uno  esen  vos  el  valor. 
Vuestros  accidentes  veo. 

Pues  mezclad  eu  vuestros  daños  , 
Médico  del  senlimienlo, 
Al  veneno  del  amor 
La  triaca  del  acero. 

AURORA.  (Ap.) 

Que  la  quiere  ha  confesado; 
Dejadme,  villanos  celos. 


ESTRELLA    (4p.) 

El  piensa  que  so;  Aurora , 

Y  es  sin  duda ,  que  por  eso 
Dice  que  me  quiere  a  mi. 

DÜK  ALONSO. 

il  Quien  vio  con  uu  duelo  mismo 
ta  tres  objetos  distintos 
Cuatro  agravios  manitieslos? 
Vos,  don  Luis,  me  derramasteis, 
O  de  hidrópico  y  sediento , 
Aqui  la  sangre  del  alma , 

Y  allí  la  sangre  del  cuerpo. 
Vos  sois  amiüO  engañoso, 
Si  no  enemigo  secreto, 

Y  esla,  que  su  nombre  callo, 
Porque  el  pronunciarlo  temo, 
Que  lia  de  salirse  mi  sangre, 
Purque  la  suja  consiento. 

Es  la  que  me  oleode  más; 
Pues  para  vengar  sangriento 
En  lodus  ires  inis  agravios , 
Por  esia  ofensa  comienzo  : 
¡Uuere,  ingrata  1  porque  asi... 
Vale  á  dar  con  la  daga,  y  descúbrase 

ESTRELLA. 

Don  Alonso ,  deteneos  , 

Que  aun  no  quiero  que  encubier;n 

Me  estéis  perdiendo  el  respeto. 

DON  mis.  [Ap.) 
No  era  Aurora,  vive  Dios. 

Don  LOPE.  (Ap.) 
¿Estrella  aqui?  no  lo  entiendo. 

AURORA.  {Ap.) 
Bien  digo  yo  que  es  Estrella. 

OOn  ALONSO.  (Ap.) 
¡Qué  torpe  me  considero ; 
Liberiéniedel  agravio. 

Y  be  tropezado  en  los  celos. 

DON  LOPE. 

Pues  ¿cómo  vos  desta  suerte! 

ESTRELLA. 

Tiempo  hay  para  responderos , 
Que  ahora ,  señor  don  Lope, 
Aunque  quisiera  no  puedo. 
DO.N  LOIS.  {Ap.) 

Pues  que  no  entiendo  este  enigui:i 
Con  Catar  ya  descubierto... 
DOIt  ALONSO.  (Ap.) 

Pues  ha  sanado  este  mal , 

Y  Otra  dolencia  conservo... 

ESTRELLA.  {Ap.) 

Pues  que  no  me  han  dado  nada , 
O  de  airados  ó  soberbios... 

DON  ALONSO.  {Ap.) 

Pues  que  tengo  averiguados 
Mis  agravios  y  mis  celos... 
DON  LUIS.  (Ap.) 
Pues  don  Alonso  me  busca, 

Y  estoy  en  tan  grande  aprieto... 

ESTRELLA.  {Ap.) 

Con  cumplir  mi  obligación. 
Saldré  de  tantos  empeños. 

DON  ALONSO.  {Ap.) 

Con  derramar  esta  sangre , 
Estotra  sangre  remedio. 

ESTRELLA.  {Ap.) 

Con  decirles  mis  enojos. 
Mi  amor  engañado  vengo. 
DON  LUIS.  (Ap.) 
Con  sólo  reñir  con  él 
Cumplo  como  caballero. 

DON  LOPE. 

Ah  ,  don  Alonso,  segnidme, 
IJue  ya  se  ha  llegado  el  tiempo 


CO>IF.IiI.\S  tSCOGIÜAS  DE  DON  FKANCISCO  1>E  ROJAS. 

AUnORA. 

Habla,  don  Luis. 

DON  LUIS. 

Decir  !í  la  iiue  obedezco. 


En  que  mi  palabra  cumpla; 
Vos,  don  Luis,  haced  lo  mcsino; 
Y  porque  nos  vamos  jnnlos, 
Siijuiéndonos  desde  lejos , 
Donde  fuéremos  llegad. 

DON  ALONSO. 

Salid,  (|ueya  os  obedezco. 


Yo  íoy  Iras  vos  ,  don  Alonso. 

DON  LOl'E. 

Quedo,  no  salgáis  tan  presto. 

DON    LUIS. 

Puesea,  salid  delante. 

DON  LOPE. 

Mi  palabra  cumplir  debo. 

Vos,  Esirella,  podéis  iros. 

Yo  sabré  este  engaño  luego.     ( la 

DON  ALONSO. 

Llegó  el  plazo  de  mis  iras. 
Déme  mi  valur  aliento. 

DON  LlIS. 

Vuj  tras  él. 

ESTRELLA.  {Dentro.) 
Oye,  don  Luis. 

DON  LUIS. 

I  Ahora,  Estrella  ,  no  puedo. 

I  ESTRELLA. 

•  Advierte... 

¡  DON  LUIS. 

Déjame.  Eslrella. 

ESTRtLLA. 

i  ofensa... 

DON    LUIS. 

¿En  qué  te  ofe: 


Quei 


¿Quieres  á  Aurora'' 

j  DON  LUIS. 

I  Es  engaño. 

AURORA. 

Pues  si  es  engaño,  ¿qué  espero? 
I  Sale  ki¡\W\{\  á  la  puerta. 

Viven  los  cielos,  traidor, 
Que  para  matarte  pienso 
¡  Ue  mi  razón  y  mi  agravio 
;  Forjar  mejor  instrumento. 


Aurora ,  aunque  a  Estrella  dij 


Di,  ¿qué dijiste? 

AURORA. 

Eso  intento. 

DON  LUIS. 

Que  no  te  quiero... 

AURORA. 

Es  verdad. 

DON  LUIS. 

Vo,  Señora  .. 

avbur*. 
Dilo  luego. 

DON  LUIS. 

Quiero  sólo. 

AURORA. 

¿A  Esliella? 

ESTRELLA. 

¿A  Aurora 
DON  LUIS.  {.\p.) 
Si  una  admito,  otra  desprecio ; 
Pero  es  fuerza. 


¿No  te  declaras? 

AIRORA. 

¿No  hablas? 

DON  LOPE. 

Don  Luis,  ¿qué  hacéis  allá  adentro? 
Acabad  ya  de  salir. 

DON  LUIS. 

Aurora,  Estrella,  no  puedo. 
Cuando  el  honor  me  provoca 
Acudir  al  amor  ciego; 

Y  asi ,  entre  el  amor  y  honor 

El  honor  es  el  primero.  (\ase] 

ESTRELLA. 

¡Que  esto  consienta  mi  enojo ! 

AURORA. 

¡Que  mi  amor  tenga  este  premio ! 

ESTRELLA. 

A  mi  me  estima  don  Luis. 

AURORA. 

Yo  tengo  el  merecimiento. 

ESTRELLA. 

Primero  amor  es  durable. 

AURORA. 

Más  se  estima  el  amor  nuevo. 

ESTRELLA. 

Kl  dirá  que  á  mi  me  adora ; 
Mas  esla  cuestión  dejemos , 
A  mi  casa  venid,  donde 
De  mi  amor  con  los  sucesos 
Conocerás  tus  errores. 

AURORA. 

Vamos ,  que  en  ella  ¡irelendo 
Que  conozcas  tus  engüñus. 
ESTRELLA.  (.4p.) 

;  Ay,  que  temo! 

AURORA.  (Ap.) 

i  Ay,  qué  recelo  t 

ESTRELLA.  (.4/).) 

Que  si  él  á  Aurora  encubría... 

AURORA. 

Que  si  él  á  Estrella  ha  encubierto, 
yuiereá  Eslrella. 

ESTRELLA.  (Ap.) 

A  Aurora  eslima. 

AURORA.  (Ap.) 

Pues  diga  mi  desconsuelo... 

ESTRELLA.  (Ap.) 

Pues  diga  mi  agravio  á  voces... 

AURORA.  (.\p.) 
En  palabras  .. 

ESTRELLA.  (.4p.) 

En  incendios... 

!  LAS  DOS. 

i  Nadie  crea  en  los  hombres  lisonjeros 
I  Que  engañan  amando 

Y  obligan  fingiendo. 

(Vanse  las  dus.) 

Sale  MOSCÓN  con  un  rosario.      ) 

MOSCÓN. 

No  es  nada,  el  señor  Moscón, 


Porque  sepan  lo  que  pasa  , 
Kslá  ya  en  campaña  rasa 
A  cumplir  su  obligación. 
Envíele  un  bravo  papel 


NO  HAY  AMIGO  PARA  AMIGO. 


n'oriuiidillo  esta  larde, 

Para  que  en  San  Blas  me  aguarde , 

Y  un  relo  tendido  en  él. 
Kezar  jxjr  él  es  lor/oso , 
Pues  su  muerte  es  evidente; 
Un  hombre  lia  de  ser  valiente , 
Pero  lia  de  ser  muy  piadoso. 
El  morirá  mal  logrado, 

Y'  perdonarle  quisiera , 

Por(|ue  esta  fué  la  primera 

Bofetada  ([ue  liabia  dado. 

Pero  según  la  asentaba 

En  la  parte  que  caia  , 

Me  pareció  á  mi  que  babia 

Mil  años  que  abofeteaba. 

Mas dejinme  que  me  espante 

De  un  disparate  profundo; 

¡Que  ha\a  quién  rii'ia  eoel  mundo 

Sin  una  tabla  delante  ! 

Demos  que  á  las  hojas  llego; 

Demos  también  que  me  dan, 

¿Por  (|ué  parte  me  darán 

Oue  no  haya  responso  luego'/ 

Ello  hay  heridas  mortales 

En  todas  las  ocasiones: 

El  hígado,  los  ríñones , 

Los  muslos,  los  atabales. 

Un  corazón,  dos  telillas. 

En  la  boca  un  paladar, 

Y  en  el  arca  del  cenar 
Treinta  varas  de  morcillas; 
Dos  sienes  y  dos  orejas, 
Cuatro  lagartos  después. 
Dos  lijos,  si  no  son  tres. 
Toda  una  frente,  dos  cejas; 
Una  garganta  vacia. 
Todo  un  estomago  abierto; 
lY  con  ser  esto  tan  cierto , 
Hay  quien  riña  cada  dia? 
¡Oh  qué  hago  de  discurrir. 
Cuando  es  mejor  animarme! 
Ahora  bien,  quiero  ensayarme 
Como  tengo  de  reñir; 

La  espada  quiero  sacar. 

{Saca  la  espada.) 
Hé  aquí  <|ue  estoy  esperando  , 
;  He  aqui(|ue  llega  Fernando, 

Y  yo  le  veo  llegar. 

—be  esta  manera  ,  traidor, 

Pagarás  la  bofetada.— 

— iNo  se  la  doy  yo  prestada. 

—Pues  ¿cómo ?  — Dada ,  Señor, 

A  satislacer  me  arrojo 

El  duelo  que  en  mi  se  halla.— 

{Riñe  solo.) 

iBravo,  valor!  riñe  y  calla; 
I  — Toma,  villano; —  ¡  ay  mi  ojo!  — 
i  Aquesto  es  porque  no  lemas, 

Si  en  un  ojo  que  previenes. 

Que  con  las  yemas  le  tienes , 
I  Yo  te  batiré  las  yemas. 

—  Pidoleque  mé  perdones. 

—  El  otro  ojo  has  de  perder. 
—Sin  dos  ojos  ¿qué  he  de  hacer? 
—Irte  á  rezar  oraciones. 

Digo  que  no  hay  que  pedir, 
I  Ni  que  estarte  arrodillando  , 
Muere ,  cobarde  Kernando. 


Pues  ¿por  qué  envaina  la  espada' 

MOSCÓN. 

Porque  esto  ya  está  acabado. 

FEHNAMIO. 

¿Con  quién  la  pendencia  fué'? 
¿Con  quién  riñó  el  mentecato? 

HOSCON. 

Si  tú  no  llegas  ,  le  mato. 

rERXASDO. 

¿Quién  era  el  hombre? 

MOSCÓN. 

No  sé; 
Mas  una  cosa  le  digo, 
Que  riñó  con  valentía. 
{Ap.   Oh  cómo  es  gran  bizarría 
Alabar  al  enemigo!) 

FERNANDO. 

Ea,  pues,  ya  yo  he  llegado 
A  reñir  por  su  papel. 

MOSCÓN. 

¿A  quién  dice  usted? 

FER.VAMIO. 

A  él. 

HOSCO>. 

Mire  bien  que  viene  errado. 

FERNANDO. 

Saque,  pues,  la  espada  ahora, 
Y  en  sangre  su  acero  liña. 


Sale  FERNANDO. 

FERNANDO. 

íQuién  es?  El  ha  de  morir. 

MOSCÓN.  (.1p.) 

A  qué  mal  tiempo  ha  llegado. 

FERNANDO. 

¿Qué  era  aquesto? 

MOSCÓN. 

Señor,  nada. 


FERNANDO. 

El  un  papel  me  escribió; 

{Mira  el piijicl.) 
Bien  claro  está  ,  vele  aqui. 

{Saca  el  papel] 

MOSCÓN. 

Pues  ¿qué  me  faltara  á  mi , 
Si  hiciera  esta  letra  yo? 

FERNANDO. 

Léalo  ;  ¡qué  aquesto  veo! 

MOSCÓN. 

Pues  ¿qué  es  lo  que  quiere  ver? 

FERNANDO. 

Ea,  ¿no  empieza  á  leer? 

MOSCÓN. 

Que  me  place  :  ya  le  leo. 

{Lee  el  papel.) 
«Malas  lenguas  me  han  dicho  que 
«vuesamercedmehadailo  un  bofetón; 
»yo  no  lo  puedo  creer  de  su  cortesía 
urnas  quién  podrá  cerrarla  boca.il  vul 
Bgo ,  si  no  es  que  vuesa  merced  con  si 
«.dadivosa  mano  se  la  tape.  Üiceme  mi 
oamo,  que  si  no  es  dándole  de  palos,  ó 
nsacándülesangre,  no  cumplo  con 
uobligacion ;  á  los  palos  no  me  atrevo; 
•  porque  me  parecediGculloso;  sacar- 
ule  sangre  no  es  fácil ;  y  aunque  reñii 
nen  campaña  tiene  el  mismo  inconve- 
uniente,  le  suplico  á  vuesa  merced  n» 
•haga  merced  de  estar  esta  lardea  la: 
ílres  en  la  cuesta  de  San  Blas,  y  per- 
Kdoiiarme  estos  enfados ,  dondeVueíji 
lá  Dios  le  dé  buen  suceso ,  que  yo  es- 
«pero  en  él,  y  después  en  mi,  que  si 
1  dará. —Su  mayor  amigo,  Moscón 

FERNANDO. 

¿Qué  no  es  suyo? 

I  MOSCÓN. 

I  Señor,  no. 


FERNANDO. 

Pues  cuyo  sea  no  sé. 

MOSCÓN. 

Verdad  es  que  le  noté, 
Pero  no  le  escribí  yo. 

FERNANDO. 

Sin  duda  que  está  borracho, 
¿  No  le  loca  á  él  reñir? 

MOSCÓN. 

No, 
Un  muchacho  le  escribió; 
Hiña  usted  con  el  muchacho. 

FERNANDO. 

En  fin  ,  hermano  Moscón , 
¿A  ser  cobarde  se  Inclina? 
Él  es  un  grande  gallina. 

MOSCÓN. 

Peor  fuera  ser  capón. 

FERNANDO. 

¡Qué  tenga  tanto  sosiego! 
Estos  le  da  mi  paciencia. 

{Dale  áe  palos.) 

MOSCÓN. 

No  me  tiente  de  paciencia  , 
Mire  usted  que  se  lo  ruego. 

FERNANDO. 

Yo  me  voy. 

MOSCÓN. 

No,  sino  no. 

FEDNiNDO. 

¿Que  dice? 

MOSCÓN. 

No,  Sino  SÍ. 

FERNANDO. 

En  fin,  es  gallina  aquí.  lYase.) 

MOSCÓN. 

Y  en  principio  lo  fui  yo. 
Hoy  eternizo  mi  nombre 
Con  esta  primera  hazaña : 
Si  no  saliera  á  campana, 

¿Qué  dijera  de  mi  este  hombre? 

Ya  estáis  con  honra ,  Moscón , 

Bien  podéis  decir  y  hacer  : 

Ahora  he  echado  de  ver 

Lo  que  importa  el  corazón.       {Vase) 

Salen  DON  LUIS,  DON  LOPE 
T  DON  ALONSO. 

DON  ALONSO. 

¿Otra  vez  en  vuestra  casa? 

DON  LUIS. 

Señor  don  Lope,  decidnos, 
¿Poríiué  emboláis  imprudente 
De  mi  cólera  los  ülos? 

DON  ALONSO. 

¿Sacaisnos  de  vuestra  casa, 

Y  confuso  y  indeciso, 
Olra  vez  á  nuestro  cuarto. 

Nos  volvéis  á  un  tiempo  miamo? 

DON  LOfE. 

Es  tan  público  en  la  corle 
Que  los  dos  sois  enemigos , 
Que  apenas  por  esa  calle 
Cólera  y  pasión  indigno , 
Cuando  se  avivó  en  memoria 
La  ceniza  del  olvido; 
Todos  á  vos  por  la  ofensa 

Y  á  vos  por  recien  venido. 
Os  miraban  tan  atentos. 

Que  fueron  á  un  tiempo  avisos 
Los  ojos  déla  atención 

Y  la  lengua  del  oido. 
Pues  trayéndoos  á  mi  casa 


fomo  nol)lc  v  enmn  amisn  , 
Por  sacaros  de  :u|Ui-l  rifSj;o 
Me  ocasiono  esle  peligro.  — 
.OuñeiT 

Salf  OTA^EZ. 

OIA.ÑKZ. 

Señor,  ¿qué ordenas'! 

OOM  LOrR. 

Dime. 

OTAÑEZ. 

¿Qué  quieres? 

IK):t  LOPE. 

¿Se  lian  :i'.. 
Aurora  y  Estrella? 

OTAÑEZ. 

.Si. 

nuN  LÜPK. 

¿Dúnile  fueron? 

OrAÑEZ. 

iDiHgino 
Ciie  en  casa  de  Estrella  estin. 

DON  LOl'E. 

¿Viilclas  ir  tú? 

OTAÑEZ. 

Helas  >islo. 

BO.>i  LOPE, 

Pues  vele  también  alia. 

OTAÑEZ. 

Obedecerte  es  preciso, 

Y  a  las  dos  avisaré, 
C.omoaliora  se  ban  venido 

Los  tres  otra  vez  á  casa.  ( 

DO?l  LOPE. 

Cerrar  quiero  este  postlyo  ; 
Ea ,  señor  don  Alonso, 
indignad  el  brazo  altivo: 
Ya  está  sin  rienda  el  deseo. 
La  ira  con  ejercicio. 
Ea ,  don  Luis ,  ahora  es  tiempo , 
Pues  tan  feliz  babeis  sido, 
Que  vuestra  primera  suene 
Corra  igual  cou  vuestro  bno. 
Pero  antes  que  en  esta  casa , 
Donde  se  arguyen  delitos, 
A  consecuencias  de  acero 
El  coral  responda  tibio. 
Quiero  saber  de  los  dos 
Si  acaso  liabeis  presumido 
Posible  dolo  en  mi  fama 
O  en  mi  amistad  leve  indicio. 

Don  ALO^SO. 

Yo  estoy  de  vos  sospechoso, 
Poríjue  lialjiendonie  escondido 
A  (Ion  l-uis  en  vuestra  casa , 
.M;is  paifciis  mi  enemigo. 
Que  mi  amigo  parecéis. 

DOK  LOIS. 

Yo  también  estoy  corrido, 
Que  de  una  dama  loméis 
Por  achaque  el  amor  lino  , 

Y  bagáis  que  de  dun  Alonso 
Me  retire  inadvertido , 

Y  vuestra  industria  parezca. 
Que  es  de  mi  temor  asilo. 

DON  ALONSO. 

Y  siento  que  eu  vuestro  amor 
Sea  don  Luis  preferido. 

DON  LUIS. 

Y  siento  que  aquel  afecto 
l'reliera  el  afecto  mió. 

DON  LOPE. 

De  manera ,  que  os  quejáis. 
Porque  como  noble  he  visto 
A  vueslr.is  ejeouciones 


•  niAS  ESCOCIDAS  DE  DO.N  ri'.ANCI.SCO 
Tantos  rigores  indignos , 
Vos,  porque  al  uno  prefiero. 
Vos,  porque  al  otro  anticipo, 
Pues  para  satisfaceros. 
Respóndeos  vosotros  mismos. 
¿Qué  obligaciones  os  tengo, 
Don  Luis?  acabad  ,  decidlo  ; 
Vos,  don  Alonso,  acabad  . 
Yo  sé  que  en  rogirlo  os  sirvo  ; 
Obligado  estoy  de  entrambos, 
Mas  si  por  verme  remiso 
Pusisteis  dolo  á  mi  amor, 
O  necios,  ó  inadvertidos. 
Para  que  los  dos  quedéis , 
Sin  que  baya  por  compasivo 
Quien  impida  á  vuestras  iras 
La  ejecución  del  cuchillo, 
Para  que  solos  riñáis 
Segunda  vez  os  obligo , 
Que  digáis  mi  obligación , 
O  para  mavor  castigo 
He  de  reñir  con  los  dns , 
Y  ánn  matarlos  ofendido  , 
Porque  en  locando  en  mi  honor , 
'  JSo  hay  amigo  para  amigo. 

¡  DON  LUÍS. 

Lo  que  mandáis  obedezco. 

I  DON  ALONSO. 

Yo  obedeceros  elijo. 

I  DON  LUIS. 

Pasando  el  señor  Infante, 
I  Que  guarde  el  cielo  mil  siglos , 
I  Para  basa  en  quien  la  fe 
j  Haga  su  cimiento  lijo, 
Por  aquel  honrado  lago: 
Breve  golfo  cristalino. 
Paréntesis ,  que  en  la  tierra 
Lombarda  se  ba  dividido. 
Una  oscura  noche,  en  quien 
Haciendo  guerra  á  los  riscos. 
Entre  las  aguas  andaba 
El  ábrego  introducido. 
Cayó  don  Lope  en  el  lago. 
Los  marinerosaclivos 
Echan  cuerdjs  ,  yo  doy  voces , 
Cierra  el  aire  losoidos: 
No  encuentra  don  Lope  el  cabo 
Entre  los  cristales  frios , 
I  Que  era  muy  ciega  la  noche 
j  Aunque  era  lince  el  peligro. 
I  Determinado  y  piadoso 

El  cabo  á  la  mano  aplico , 
I  Salto  al  agua  ,  hallo  á  don  Lope , 
I  Piadosamente  le  libro: 
I  Subole  á  la  barca  yerto  , 

De  nuevo  le  resucito, 
I  V  en  alientos  valerosos 
¡  Renové  los  parasismos. 
En  Alemania  después, 
\  En  aquel  felice  sitio 
'■  De  Norlinguen,  donde  fueron 
'  Para  el  más  justo  castigo 
Déla  justicia  de  Dios 
Dos  hermanos  los  minislros. 
Seguía  don  Lope  el  alcance: 
Pero  su  fortuna  quiso  , 
Que  diese  con  una  tropa 
De  enemigos  fugitivos ; 
!  Los  que  siendo  muy  cobardes, 
'  Le  hirieron  tan  ofendidos, 
I  Que  el  temor  obra  á  deseo, 
V  es  más  sangriento  su  filo. 
Que  a  no  entender  yo  el  suceso 
I  Y  llegar  á  un  tiempo  mismo 
Con  diez  hombres,  de  los  pocos , 
Claro  es  que  me  han  entendido  , 
De  aquellos  que  nunca  saben 
Vnlver  la  espalda  al  peligro , 
A  las  Dores  y  á  las  yerbas 
Pagara  en  rojo  roció. 


DE  ROJAS. 
I  Pero  en  llegando  á  ayudarle 
Valerosos  los  rendidos. 
Piadosos  los  perdonamos, 
España  tiene  este  vicio. 
Y,  en  fin,  quedamos  á  un  tiempo. 
Los  enemigos  vencidos. 
Mis  soldados  satisfechos , 
Kelizyo,  don  Lope  vi\o. 

DON  ALONSO. 

Pues  mandáis  que  la  relieía. 

Mi  obligación  os  repito. 

En  nuestra  primera  infancia  , 

Yo  y  don  Lope,  que  es  mi  amigo. 

Tuvimos  tanta  amistad, 

Que  juntos  ,  siendo  muy  niños, 

A  un  inslrunieuto  callamos, 

A  un  arroyo  nos  dormimos; 

Estudio  nos  dio  una  edad, 

Otra  el  marcial  ejercicio. 

Y  en  estotra  edad  ,  en  que 
O  por  fruto  ó  por  aviso, 
lirula  en  el  rostro  la  yerba 
Que  regó  el  tiempo  florido : 
Siendo  capitán  mi  padre. 
Contra  el  holandés  alti\n 

Su  bandera  os  dio,  don  Lope: 
Mas  para  qué  en  los  princíp'o.'t 
Me  estorbo,  cuando  en  los  iiues 
Sus  obligaciones  libro : 
Coi.tra  vos  me  dio  palabra  , 
Bien  que  el  nombre  no  le  he  dicho. 
De  avudarnie  como  noble. 

V  ampararme  como  amigo. 

DON  LOPE. 

Vosotros  dos  habéis  sido 
Quien  tomáis  satisfacción. 
Pues  con  vuestra  obligación 
Os  habéis  ya  respondido; 
;.Si  fuerádes  yo  los  dos. 
En  cuál  balanza  cargara? 


Vo  á  don  Alonso  ajudára. 

DO»  ALONSO. 

¡  Yo  á  don  Luis ,  si  fuera  vos. 

!  DON  LOPE. 

,  Esto  mi  amor  aconseja. 

DON  ALONSO. 

;  Esto  es  bien  que  aconsejase. 

I  DON  LOPE. 

!  ¿Luego  aunque  al  uno  ayudase, 
I  El  otro  no  tendía  queja? 

DON    LUS. 

Enera  necio  y  importuno. 

DON  ALONSO. 

Esa  es  también  mi  opinión. 

1  DON  LOPE. 

'  Pues  es  mi  resolución. 

!  DON  LUIS. 

:  .Qué? 

I  DON  LOPE. 

No  3\udar  á  ninguno, 
I  Mi  intiMilo"los  dos  sabed  : 
!  Ya,  don  Alonso,  sospecho 
I  Que  de  mi  estáis  satisfecho  , 
I  De  vos  os  satisfaced  ; 

Con  don  Luis  os  dejo  a(|ni , 
I  Ya  os  he  traído  al  efecto, 
:  Porque  se  os  borre  el  concepto 
I  Que  habéis  tenido  de  mi. 
'  I  on  igual  razón  unida 

Reñís,  y  aun  con  una  suerte, 
I  Vos  por  vengar  una  muerle 
I  Vos  por  guardar  nna  vida  ; 
j  Ea ,  vuestra  cortesía 

A  vuestro  valor  prefiera , 

Si  os  abrazáis,  salios  fuera  , 

Y  reñid  ron  bizariia, 


I  cr.'  «Mil  vi'iil;ija  no.  I 

Ké  i|Uf.iloiro diere  muerte , 
^()  por  más  valor  ,  por  suerlc, 
Ltiue,  que  aiiui  esinTo  yo. 

Pues  que  ya  levas,  y  pues 
Tu  consejo  noble  síí;o, 
iljuieu  de  los  dos  es  lu  amigo? 

DO:i  LOPE. 

Ninguno  mi  amigo  es. 
Ya  quedáis  solos  los  dos  ; 
Ea,  sacad  las  espadas, 
Tiraos  lindas  eslocadas, 
No  dar  paso  atrás,  y  adiós. 

[Vase,  y  abre  la  puerta.) 

Don  ALONSO. 

^Ninguno  es  lu  amigo? 

1)0:«  LOPE. 

Digo, 
Que  aunque  liay  lanía  oliligacion, 
En  tocando  á  la  opininn, 
.Vo  hay  amigo  para  amigo. 
(Cierralapuerta,y  sacan  lasespadas.) 

DOX  ALONSO. 

Pues  d»ros  la  muerle  espero. 

DOM   LDIS. 

Don  Alonso ,  obrad  ,  que  es  mengua, 
Que  hable  la  vo7.  de  la  lengua , 
Teniendo  lengua  el  acero. 

DOM  ALON.^O. 

Digo,  que  muy  bien  deci?, 
NuiiCa  es  cuerdo  el  ofendido, 

(Cae  don  Luis  en  la  capa.) 
Por  la  capa  habéis  caído, 
Levanlaos,  señor  don  Luis. 

DON  LUIS. 

jPor  qué  vuestra  piedad  es? 

DOn  ALONSO. 

No  consiente  mi  rigor , 

Que  pague  vueslro  valor 

Lo  que  hun  hecho  vuestros  pies. 

Sin  mas  vinl.ija  que  suene, 

De  Félix  la  muerte  fué. 

Pues  cun  ventaja ,  ¿|ior  qué 

Os  tengo  de  dar  la  muerle? 

DON  LUIS. 

Tanto  me  oh  ligáis ,  por  Dios , 
Que  auiKpi  e  esta  mí  ofensa  lucra  , 
tn  esta  ocasión  quisiera 
Dejar  de  reñir  con  \üs. 
Mas  puesto  que  vuestra  fué, 

Y  es  suya  la  obligación, 
Mirad  quésalislaccion 
Buscáis,  que  yo  la  daré. 

DON  ALOSO. 

No  hay  satisfacción ,  supuesio 
Que  4  don  Kélix  no  he  vengailo. 

Abrelopuerta,ysa¡e  DO.N  LOPíí. 

DON  LOPE. 

Las  espadas  han  cesado , 

¡Qué!  ¿estáis  parados?  ¿qué  es  esto? 

bon  Luis  ,  ¿qué  os  ha  sucedido? 

DON  LUIS. 

La  capa  al  brazo  aplique, 
Descosióse,  y  puse  el  pié. 

DON  LOPE. 

Y  ¿qué  es  lomas? 

DON   LUIS. 

Que  he  caido. 

DON  LOPE. 

Y  saher  de  vos  espero, 
¿ijué  hicisteis  al  tropeiar? 


NO  ll.\Y  A.\IUiO  PAIU  AMICO. 

DON  ALONSO. 

Yo,  dejarle  levantar. 

DON  LOPE. 
Obráis  romo  caballero; 
,  V  en  cjuc  os  h;ibeis  resumido 
bieiidü  tan  lii/arro  el  hecho? 

DON  ALONSO. 

Yo  no  me  hallo  satisfecho. 

BON  l.UIS. 

Pues  yo  me  IkiIIo  agradecido. 
Pues  ¿qué  llegáis  a  dudar? 

don  ALONSO. 

Aquí  no  hay  que  referir. 

DON  LUIS. 

Yo  no  quisiera  reñir. 

DON  ALONSO. 

Yo  le  quisiera  matar. 

DON  LOPE. 

Para  mejor  distinguirlo , 
Si  no  mejor  declararlo, 
¿  Por  qué  vus  queréis  dejarlo, 

Y  vos  queréis  proseguirlo? 

DON  LUIS. 

Si  me  resuelvo  en  rigor  , 

Y  soy  desagra'lerido. 
Pierdo  mucho  en  sor  vencido, 

Y  más  en  ser  vencedor; 
El  que  oyere,  que  cai 

De  inrpeó  de  desgraciailo, 

Y  habiéndome  perdonado 
Sangrienla  muerle  le  di. 
Que  habrá  de  decir  inliiTO  , 
Si  á  la  voz  de  vida  acudo  . 
Que  anduve  mal ,  pues  él  pudo, 

Y  no  me  mató  primero. 
Más  lealtad  y  más  razón 

Es  templar  éste  ardimiento. 
Que  no  quiero  venciniieiilo 
Que  me  cueste  la  opinión. 


1  de  ( 


iM-dn 


VISO 


A  quien  se  llega  áju/p;ir, 
Que  yo  me  quise  templar, 

Y  don  Alonso  no  quiso  ; 
Mas  si  airado  se  ofendiere 
Con  ver  la  satisfacción  , 
Cumpla  yo  mi  obligación, 

Y  él  hágalo  que  quisiere. 

DON  LOPE. 

Vos  ,  ¿qué  queréis  intentar 
Si  á  este  duelo  salislizo? 

DON  ALO.NSO. 

Mancha  que  con  sangre  se  lii/o. 
Con  sangre  se  ha  de  lavar. 

DON  LOPE. 

Que  estáis  engañado  digo , 
Templad  esta  indignación, 
Más  castigo  es  el  perdón 
Que  viene  á  ser  el  casiigo; 
Kn  mi  opinión,  yo  sospecho. 
Que  perdonar  es  vencer. 
Con  no  matarle  y  poder. 
Quedáis  mejor  satisfecho. 
Si  dejais  de  ser  cruel. 
Si  noble  le  perdonáis. 
Cada  vez  que  le  eiicoiilrais 
Os  estáis  vengando  del ; 
Que  verse  un  hombre  obligado 

Y  lio  lo  poder  cumplir. 
Es  la  muerte  del  vivir. 

Si  es  discreto  y  es  honrado; 
I  Y  así  mi  consejo  advierte, 
I  Que  le  diérades  la  herida 

Muchas  veces  con  la  vida . 

Y  una  sola  con  la  muerte. 

DON  ALONSO. 

Vueslro  consejo  he  lomado ; 


¿Mas  don  Luis  ha  ile  conlar, 
i,iue  yo  le  pude  malar 

Y  que  yo  le  he  perdonado? 

¡  A  nii.  ¿c|Ui'  me  íiii|i(iila?  pues 
t;aer  no  (]iiila  opinión  , 
Que  entonces  mi  cora/on 
iSo  estorba  obrando  en  mis  pies. 

DON    ALONSO. 

Ya  satisfecho  se  ve 

De  mi  honor  este  recelo ; 

¿Pero  de  mi  amor  el  duelo 

Cómo  lo  satisfaré? 

De  estotro  duelo  primero, 

¿  Cómo  saldremos  ahora  ? 

Don  Luis  á  Estrella  enamora  , 

Y  yo  por  Estrella  muero. 
Su  amigo  soy;  pero  digo. 
Que  si  aspira  á  su  favor. 
En  tocándome  al  honor, 
^'o  hay  amigo  para  amigo. 

DON   LUIS. 

Pues  ea ,  apagad  ahora 
Vuestra  amorosa  centella , 
Porque  yo  no  quiero  á  Estrella. 

DON  ALONSO. 

¿Pues  á  quién  quieres? 

i  DON   LUIS. 

i  A  Aurnra. 

1  DON  ALONSO. 

I  ¿Pues  cómo  sabremos  bien 
'  Lo  que  vuestro  celo  advierte? 

Salen  ESTRELLA  t  ACUOUA 

ESTRELLA. 

I  Yo  lo  diré  de  esta  suerte. 

I  AUBOIIA. 

'  Y  yo  lo  diré  también. 

]  ESTIIELLA. 

'  Que  hoy  Otañez  me  escondió 
¡  En  esta  casa  diré, 
I  V  ([ue  en  ella  á  Aurora  hallé  . 
I  Y  ella  en  mi  sus  celos  vio  ; 

Que  VOS  me  olvidáis  aquí 
I  Os  he  venido  á  escuchar, 
¡  Pues  más  razón  es  premiar 

A  el  que  me  quisiere  á  mi. 
I  Recibid  el  premio  ufano, 
'  Que  granjea  el  merecer, 
I  Pues  hoy  os  vengo  á  ofrecer 
i  Mi  voluntad  y  mi  mano. 

AUROBA. 

Ya  mi  hermano  os  perdonó, 

Y  estad,  don  Luis,  satisfeclin, 

1  Pues  las  paces  que  él  ha  hecho. 

Quiero  confirmarlas  yo; 

Que  á  mi  me  estimáis,  es  llano, 
i  Yqueosdió  la  mano  vi. 

Pues  por  mi  hermano  y  (lor  mi 

Os  quiero  yo  dar  la  mano. 

DON  LOPE. 

Ya  sois  amigos  ,  mas  digo, 
Que  otro  dudo  habréis  criado. 
Que  siendo  un  hombre  cuñadu. 
No  hay  amigo  para  amigo. 

Sa/en  MOSCÓN,  KERNAMJO 
Y OTAÑEZ. 

MOSCÓN. 

Fernando  y  Moscón,  contentos, 

V  Otañez,  juntos  están. 
Que  los  testigos  serán 

De  vuestros  dos  casamientos. 

FERNANDO. 

De  nuestra  amistad,  aquí 
Respondan  iiueslras  dos  manos. 


101 

«oscoi». 
Somos  como  dos  hermanos. 

D0>  LOPE. 

¿Estás  satisfecho? 

■  OSCOJI. 

Si. 
Cuando  tengo  amigos  buenos , 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Y  que  soy  su  amiRO  ven, 
Nunca  lie  reparado  en 
Un  bofetón  más  ó  menos. 

AUBOBA. 

Pues  yo.  de  lo  que  lie  enredado, 
Perdón  llegue  i  merecer. 

D0.\'  i.i  is. 
i  Qué  falla  ahora  qm."  hacer? 


Pedir  perdón  al  senado. 


Y  3  un  viior también  me  obligo, 
Si  algo  con  él  seremeilia; 
Mas  si  es  mala  la  comedia, 
Ko  hay  amigo  ¡iiira  nmir/o. 


CASARSE  POR  VENGAHSf 


ÜLA.NCA.  damu. 
EyMQVE,  iiifanU  de 


ROnERTO.;)«f/'-<-'*-íí.'™-    Kf.    r.flNDESTAI'.I.K     DE 


[tUlATIUN,  gr/icior.' 
ItOSAdRA .  (tima. 
SILVIA ,  criada. 


JORNADA  mUMKRA. 

Seha. 
Sale  BLANCA. 


Pardo  risco  de  sauces  coronado, 
Aleijre  y  fértil  prado, 
Cor  qiiieii  aquella  selva,  esta  ribera 
Toilü  el  año  es  florida  primavera; 
Arrovuelo  sonoro. 

Vihuela  de  cristal  con  trastes  de  oro, 
Que  huyendo  de  esa  fuente 
Apre^urado  al  mar,  tan  imprudente. 
Dejas  lie  esa  campaña  el  azul  laso, 
Oue  jun  no  es  lu  Oriente,  cuando  ya 
[es  tu  ocaso; 
Sabed  (si  os  enternece  cuanto  lloro) 
t)ue  á  Enrique,  infante  de  Sicilia,  ailo- 
Arpadas  y  sonoras,  dulces  aves,  [ro. 
Que  cantando  suaves , 
Klores  con  voz  os  juzga  ese  elemento, 
O  copos  que  ha  llovido  el  sol  al  vienln; 
Sabed  (si  os  enternece  cuan'o  lloro) 
yue  a  Enrique,  ¡ufante  de  Sicilia,  adn- 

Sale  ENRIQUE  por  otra  puerta. 

EJIBIODE. 

Monte  Olimpo  cniinenie , 

Tú  ,|ue  al  cielo  te  pones  frente  á  fren 

Y  dándole  desmayos,  [te 
Mend  igo,  en  resplandor  le  bebes  rajos. 
Vidrieras  del  sol ,  nubes  ,  ofensas 

Üel  viril  celestial ,  (lue  á  trechos  den- 
Para  eclipsar  la  luz  al  claro  dia    [sas, 
Chupáis  humores  a  la  tierra  fria  ; 
Sülu'.l  (si  os  enternece  euiiito  Moro) 
Que  a  lllanca,  fénix  de  Sicilia,  adoro 
Arbiiles  matizados  de  colores, 
Verde  muría,  alta  hiedra,  humildes 
liosqiie  alepre  y  sombrío,         [llares. 
Tesorero  que  (('uardas  el  rocío    [rora; 
Que  en  perlas  le  entregó  la  blanca  Au- 

V  al  dar  cuenta  la  paga  se  mejora  , 
Pues  si  en  letras  de  aljófar  li  ha  li- 

[br,1d.. 
En  plata  se  lo  pagas  á  este  prado  ; 
Sabed  isi  os  enternece  cuanto  lloro) 
Queá  blanca,  fénix  de  Sicilia,  adoiu. 

BI.A^CA. 

En  hora  buena ,  Señor , 
Noble  liif.inte,  dulce  hechizo 
be  un  alma  en  quien  lirme  muero, 
l'eun  (lecho  en  quien  roca  vivo, 
Seasvehido  i  mis  ojos; 
Qee  estoy  tan  poco  conmigo 
Cnando  en  los  tuyos  no  estoy. 
Que  si  me  busco,  es  preciso 
O  en  li  mismo  hallarme  »o 
O  que  me  halles  en  ti  mismo. 


Que  porque  sé  que  mequieies, 
A  quererte  más  me  animo; 
Y  aun  no  sé  a  cual  quiero  más 
De  los  dos ,  pues  necesito 
De  elección  en  la  igualdad. 
Que  estando  los  dos  unidos, 
Vo  en  li ,  como  prenda  tuya. 
Tú  en  mi ,  como  cielo  mió. 
No  sé  si  he  de  querer  más  , 
Suspenso  ,  amante  y  remiso , 
O  á  mi  porque  tú  me  quieres, 
O  á  ti,  porque  á  ti  me  inclino. 


Dejemos  los  argumentos, 

V  los  discursos  prnlijos  , 
Pues  no  digo  cuanto  siento. 
Aunque  cuanto  alcanzo  digo ; 
En  aquesta  quinta  hermosa 
IJue  alinda  al  mar  cristalino , 

V  con  las  nubes  soberbias 
Frisan  sus  techos  pajizos. 
Nos  hemos  criado  juntos, 
Porque  el  Rey  ,  tu  hermano  invictn 
le  aborreció  por  decretos 

tjue  observan  los  astros  limpios. 
Mi  padre,  Roberto,  aquí 
Te  ha  criado  como  á  hijo , 

V  desde  nuestras  niñeces 
Parece  que  nos  leímos 

Las  almas ,  pues  tan  conformes 
Amantes  hemos  vivido, 
Que  siendo  iguales  en  lodo. 
En  el  campo  parecimos 
Dos  flores  ipie  de  una  mala 
Despliega  el  fresco  rocío. 
Va,  pues,  creciendo  la  edad. 
Crecieron  los  albedrio», 

V  como  en  distintos  cuartos 
Estamos  los  dos,  rompimos 
Esta  pared  para  vernos; 

V  está  cou  tal  artilicio 
Dispuesta,  y  tan  bien  trazaiU). 
Que  no  ha  de  haber,  imagino , 
Por  la  destreza  del  arte. 
Imaginación  ni  indicio 

De  qucpodamosabrirla 
Como  si  fuera  un  postigo; 
Porque  aunque  esta  por  defuei» 
lilanqueada,  la  dispusimos 
De  manera  por  de  dentro. 
Que  de  este  jardín  florido 
De  noche  á  mi  cuarto  pasas 
Por  ella ;  pero  no  ha  habido 
Niebla  que  pueda  turbar 
Las  luces  del  honor  mió. 
En  efecto,  ilustre  Infante, 
Hoy  tanto  en  tu  amor  confio  , 
Que  (|uíerü(pui'S  que  mi  padre 
Está  en  Palerino.  y  le  obligo 
Amante  como  yo  misma) 
()\ie  te  desposes  conmigo  , 
Piie.«  si  en  sangre  no  te  excedo. 
Que  no  me  excedes  colijo; 
La  ocasión  se  nos  ofrece, 


I  Tú  me  quieres,  yo  le  obligo. 
Tú  me  estimas,  yo  te  adoro. 
Tú  me  adoras ,  yo  te  imito. 
Rompamos  dificultades , 
Alropellemos  peligros. 
Yo  cumpliré  con  mi  amor. 
Tú  conmigo  habrás  cumplido. 
Mas  si  confuso  le  apartas , 
Si  le  disculpas  remiso  , 
H.'ibré  pensado  inconstante. 
Recelosa  habré  temido. 
Que  son  falsos  tus  requiebros , 
Que  ha  sido  lu  amor  fingido. 
Basiliscos  tus  razones, 

Y  tus  lisonjas  hechizos. 

Mira  ,  pues,  qué  me  respondes 
Mi  vida  dejo  á  tu  arbitrio, 
1)  ccrrespóndeme,  ingrato, 
O  admíteme  agradecido. 

ENRIQUE. 

Ofensa,  masque  lisonja. 
Agravio,  masque  amor  fino. 
Poca  fe,  mas  que  firmeza. 
De  lus  razones  colijo ; 
¿Tú  dudas,  tú  te  confundes. 
Cuando  conoces  que  he  sido 
En  quererle  más  constante 
Que  aquel  empinado  risco. 
Que  hecho  puntal  de  diamaiile 
Sustenta  á  esos  epiciclos? 
¿Para  qué  quieres  que  ausente 
Tu  padre  intente  delitos. 
Que  en  el  achaque  de  honor 
Pueden  parecer  peligros? 
Hoy  vendrá  ya  de  Palernio, 

Y  al  mismo  instante  imagino 
Pedirle:  Mil  le  receles. 


iifianz 


;.nilir|r    .\r,     r,    lili,    l|0  (lUcdO 

Ser  señor  de  mi  nlbedrio'í 
¿Cómo  he  de  adorarte  siemjire? 
¿Cómo  constante  y  activo. 
Si  Fénix  muero  en  tus  rayos , 
Salamandra  resucito? 
Pues  oye  en  breves  progresos 
Conceptos  bien  enlemiidos. 
Produce  la  primavera. 
Tal  vez  en  un  sitio  mismo , 
Dos  flores,  y  allí  veras. 
Que  argentadas  del  roclo 
Que  en  perlas  viste  la  aurora  , 
Va  creciendo  al  paso  mismo 
La  una  fl>rcon  la  otra  flor, 

Y  desplegando  el  capillo 
Con  voz  de  olor  se  saluda , 

Y  abriendo  el  cogollo  lino 
Tanto  en  la  m.itu  se  enreda. 
Que  parece  que  lian  nacido 
A  hacer  dulce  maridaje 

En  tejidos  laberintos 
Mas  si  la  una  flor  se  muere 
Dando  al  aire  parasismos. 
Parece  que  la  olraflor. 


IU4  COMtDlAS  KSCOGIDAS  DK  DON  KliANClSCO 

bel  dolor  de  liaSjer  perdido 

Su  semejanle  ú  su  amante. 

Si  antes  fué  al  campo  florido 

Azucena  de  las  rosas , 

Yace  desmayado  lirio. 

Los  dos,  pues,  somos  dos  flores, 

Qae  habiendo  juntas  crecido , 


Kra  fuerza  que  faltando 
Por  accidentes  precisos 
t'na  de  las  dos ,  muriera 
La  otra  flor ;  y  asi  entendido 
Que  á  faltarme  tú  en  el  campo 
Donde  fragantes  vivimos, 
Habia  de  morir  yo 
Desesperado  y  corrido. 

Y  si  asi  puedo  tener 
Almas  que  á  tu  amor  dedico , 
i  Cómo  liabia  de  aparlarmc 
Ue  tus  rayos  sensitivos. 

Si  cuando  con  ellos  muero 
Flor  en  ellos  me  habilito  1 

Y  asi ,  faltándome  aquella 
Que  pudo  crecer  conmigo  , 
tVo  cumpliera  con  la  fe 
Qne  debo  á  tus  benelicios 

Si  al  compás  que  flor  has  niuerlo 
No  vengo  á  morir  contigo. 

BLAXCA. 

¡Ah,  Enrique!  desigualdades 

Suelen  padecer  peligros; 

Yo  (auni|ue  en  sangre  no  me  excodes) 

Soy,  cuando  á  igualarte  aspiro, 

Parto  errante  de  esta  selva , 

Aborto  inútil  de  un  risco  ; 

Tú,  hermano  de  un  rey,  que  alíenles 

A  reinar  ,  pues  no  ha  tenido 

En  veinte  años  de  casado 

Itamas  de  su  tronco  altivo; 

Y  aun(|ue  el  Rey  puede  nombrar 
Por  heredero  á  un  sobrino, 
Está  enfermo  ,  y  es  su  hermano, 

Y  ha  de  admitirle  propicio  , 

Que  en  los  gustos  y  en  las  niuei  les 
Se  acaban  los  enemigos, 

Y  suelen  con  los  esiados 
Mudarse  los  albedrios. 

¿  No  ves  entregarse  al  mar 
Aquel  rio  fugitivo. 
Que  hace  golfo  esa  ribera. 
Tan  soberbio,  tan  allivo, 
Que  duda  el  rio  si  es  mar , 
O  duda  la  mar  si  es  lio? 
Pues  vo  le  conoci  arruvo, 
Tan  humilde  y  abiitido 
Que  le  atajábala  muría 
Los  pasos  á  su  destino. 

Y  hoy,  soberbioy  arrogante. 
Monstruo  de  nie>e  \esiKlu, 
Lleva  á  saco  las  campañas, 
Burlándose  de  lo  mismo 
Que  ánles  le  atajó  los  pasos 
A  su  primer  precipicio. 
Mira  aquel  batel  alado 

Que  hecho  hipogrifo  marino , 
Olvida  azules  campañas, 
l)e  los  vientos  impelido; 
Pues  yo  le  vi  zozobrando 
Ocultarse  en  el  abismo  , 

Y  ya  del  viento  ayudado. 
Vuela  grave  y  corre  allivo. 
Pues  si  un  arroyo  creciendo 
Se  olvida  de  su  principio, 

Y  si  una  barquilla  frágil 
Burla  los  salobres  riscos, 
Uno  con  plantas  de  nieve 

Y  otrocoQ  alas  de  lino, 
Claro  está  (|ue  he  de  temer , 
Cuando  tus  pisadas  sigo  . 
Que  con  mudanza  del  tiempo 
Batel  corras,  \Helcs  rio. 


[  ENniQUE. 

I.a respuesta  escucha,  Blanca  ; 
fero  tu  padre  ha  venido. 

'  BLANCA. 

Irme  quiero. 

;  EMllQUE. 

!  ¿Para  qué? 

Pues  tu  padre  no  ha  entendido 
De  nuestro  amor  las  ünezas, 
.Ni  eu  crédito  ni  en  indicios. 

Sa/e  ROBEIíTO. 

1  ROIKRTO. 

¿Hijo,  Enrique'  ¿Blanca  mia? 

ni.ANCA. 

1  ¿Señor» 

I  EvmoiiE. 

Hoy  mi  gloria  en)p!C7a. 

I  BOOIRTO. 

Vengo  con  mucha  tristeza 

Ue  traer  mucha  alegría; 

A  un  tiempo  para  los  dos, 
'  .No  sé  si  vengo  á  contar, 
I  (I  |)aia  lu  fe  un  pesar , 
!  O  un  contento  para  vos. 

Sabed  que... 

ENRIQUE. 

No  prosigáis , 
Porque  es  imposible  haber 
Asegurado  un  placer 
SI  una  pena  aseguráis; 
Que  si  yo  gozo  el  contento, 
Aunque  la  pena  llevéis, 
.*é  que  el  contento  tendréis ; 
Y,  al  contrario,  también  sienlu. 
Que  si  vos  tenéis  pesar, 
Aunque  yo  tenga  el  contento, 
Será  tal  el  senlimienlo 
he  veros  á  vos  penar , 
Que  entre  amorosos  trasuntos  , 
(^oino  tanto  nos  queremos, 
O  los  dos ,  gozos  tendremos  , 
'  O  los  dos ,  pes.  res  juntos. 

I  ROBERTO. 

Ksoes  imposible  ser; 

Y  para  argüir  mejor. 
Sabed,  que  nace  el  dolor 
De  que  os  tengo  de  perder. 
Y,  en  lin,  como  os  he  criado, 

Y  en  mi  casa  habéis  vivido  , 
Sabe  Amor  cuánio  he  sentido 
Vuestra  ausencia  y  mi  cuidado. 
Porque  es  de  mis  caua.?  ley , 

El  contento  en  vos  es  llano, 

Y  es  que  murió  vuestro  hermano, 
Que  heredasteis  y  sois  rjey ; 
Vuestros  pies,  Señor,  me  "dad  . 

{üe  rodillas.) 

Y  mi  humildad  no  os  espante  , 
Que  ánles  os  miraba  Infame 

Y  agora  os  miro  deidad. 

ENRIQUE. 

Roberto,  á  mis  nobles  lazos 
Subid  ,  como  padre  mió. 
Pues  demias  de  mi  albedrio 
Quiero  pagar  con  .nls  brazos ; 
Mas  quiero  que  vos  reinéis , 
Principe,  en  mi  voluntad. 
Que  la  imperial  majestad 
Oel  reino  que  me  ofrecéis. 
Este  reino  es  délos  dos, 

Y  hoy  en  tal  alio  lugar 
He  de  dejar  de  reinar. 
Porque  reinéis  solo  vos ; 
Dadme  agora  ese  papel. 

(Haya  una  carleta  con  recomió  de  es- 
cribir sobre  un  bufete,  ij  dásele  lti>- 
berlo.  Firma  Enrique, ;/  du  la  firma 
eu  blanco  á  Blanca.) 


¿Qu 


r.OBERTO. 


intentáis? 


ENRIQUE. 

Culero  empezar 
A  agradecer  y  payar 
Jléillosdeun  pedio  Bel: 
Aqiiesa  lirma  lomad, 
Blanca  hermosa  ,  cuanto  Soy 
Kn  siete  letras  os  doy; 
En  mi  albediio  niandad. 

BLANCA. 

Yo  os  agradezco  el  favor, 

V  puesto  que  mi  albedrio 
No  puede  llamarse  mió, 
A  mi  padre  y  mi  señor 

La  doy  con  vuestra  licencia , 
Que  no  es  bien  en  mis  favores. 
Cuando  él  sobra  á  darme  honores 

I  Que  falte  vo  a  su  obediencia 

I         (üale  ¡llanca  la  firma  ¡i  su  ¡¡adre.) 

ROBERTO. 

Tufey  tu  amorse  conlirma, 

V  pueslo  que  me  la  das, 
lilanca  mia  ,  tú  verás 

Lo  que  importa  aquesta  firma; 

V  vuestra  Alteza  podrá. 

Antes  que  el  so!  vuelque  el  coche. 
Ir  á  Palermo  esta  noche , 
Que  pues  media  legua  está 
Desla  humilde  casería, 
Itien  es  con  vuestro  arrebol, 
Que  si  ayer  le  dejó  el  sol 
Hoy  en  vos  le  sal^a  el  dia. 
Ya  lodo  lo  noble  viene, 
Aunque  yo  me  he  adelantado  , 
Que  alas  me  presló  el  cuidado  , 

Y  pues  de  su  parte  tiene 
Lo  noble  con  lo  vulgar, 
Sal;;a  con  méritos  lales 
A  dar  honra  á  los  leales, 
Kayos  á  lo  popular. 

ENRIQUE. 

Id,  pues,  que  yo  partiré. 

ROBERTO.    [Ap.) 

Hoy  mi  lealtad  se  conlirma , 
Que  pues  llevo  a(|uesla  lirma 
Kn  blanco,  inlenlar  podré 
Con  tan  nuevo  pensamiento, 
Aunque  él  lo  quiera  impedir, 
Lo  que  su  hermano  al  morir 
Mandó  por  su  testamento  (Vesí.) 

{Llore  Blanca.) 

E.XRIQUE. 

¿Vos  con  lágrimas ,  Señora  , 
Siendo  mi  gloria  precisa? 
Aunque  lágrimas  de  risa 
Suele  verter  el  aurora. 
Mas  puesto  que  el  alma  ignora 
La  causa ,  saber  querría 
Dudosa  mi  l'mtasia. 
Cuándo  con  Maulo  me  habláis  , 
Si  las  perlas  que  arrojáis 
S»n  de  pena  ó  alegría? 

BLANCA. 

Cuando  vida  y  muerte  siento 
Llevada  de  uña  Ilusión 
No  sé  si  de  pena  son, 
O  si  fueron  de  contenió. 
Ya  mis  recelos  consiento, 

Y  ya  se  alegra  mi  amor, 

Y  asi  enire  amor  y  temor, 
Dudo  vuestra,  y  temo  mia, 
Si  las  guardo  á'mi  alegria 
Olas  debo  á  mi  dolor. 

ENRICUE. 

Oye  ,  pues  quiero  probar. 
Pues  le  llego  á  conocer, 
One  estas  perlas  han  de  ser 
Nacidas  de  lu  pesar. 


I  iiji.iiw  procede  el  llurar 

be  jl^iiii  ^ra\  e  semimienlo, 

Esevidenu-ar^'umem» 

(Si  iiMM'niiriidi.'^i'Oiiioescncli;is) 

Dui' s,.Ii-ii,  si  es|ieii:i    iiiiicl];is  , 

PrTu  (lucas ,  sí  es  conlciuo. 

Natuuil  es  la  razón  , 

(.)iie  en  un  nial  acreililndo, 

Vitiidnse  el  pechuapreudo 

I  a-  .  \|iLde  el  Cüra/.uii; 

Mi    -I  il.-  alegría  son  , 

I    11  :.  i>i3  el  alma  espaciosa, 

r  r  ludas  partes  rebosa 

Las  ljt;iimas  en  despojos, 

Y  asi  se  sale  á  los  ojos 

La  i|iie  fué  perla  á  serrosa. 
Pongamos,  para  enseñarle, 
Ai^'uii  a^jua  en  esta  mano; 
Cierra  la  mano,  y  es  llano 
Que  saldiá  por  esta  parle; 
Mas  ábrela  y  se  reparte 
Tulla  el  aí;ua  por  la  palma, 

Y  así  saco  en  esta  calina 
De  aijuesta  misma  razón  , 
Que  lijy  pena  ,  si  n.uclias  son, 
Si  pocas  ,  {¡1)7.0  del  alma. 

Tú,  (mes  ,  si  el  llanto  consientes 
Cuando  argüir  me  p^u^oco, 
A  ser  el  llanto  más  puco  , 
Dijeras  gustos  presentes; 
Lluras  mucho  j  mucho  sientes, 
Lue¡ío  podré  imaginar 
En  lu  eunlinuo anhelar, 
l'.>r  ividenle  argumento 
Ciu'  a  ser  poco  era  contento, 
^  siendo  mucho  es  pesar. 

BLANCA. 

En  mis  prolijos  dolores, 
Confesar  es  justa  ley. 
Que  aun  nu  empezáis  á  ser  rey 
Cuando  empiezan  mistemures; 
Penas,  recelos,  rigores 
Tienen  mí  picho  alterado 
Viéndoos  en  tan  alto  grado; 
Por(|ne  puede  ser.  Señor, 
QiH  >e  mude  vuestro  amor, 
l'iir-  se  muda  vuestro  estado. 
N  -I  iii'  de  feriar  á  precio 
lir  lili  olvido  dolor  tanto, 
,Mii.  laine  yo  de  mi  llanto 
\  nu  lie  vuestro  desprecio: 
pur  pie  más  constante  precio 
CiKiiido  el  rigor  me  convida  , 
"^i  li.'  de  mirarme  ofendida 
K'   '111  dañoyvuesira  suerte, 
I  i:  I  :i[iresurada  muerte 
'^¡r-  una  ddatada  vida. 

F.NR1Í3ÜE. 

,  I  ij  (Indar  y  tú  temer? 
I     -lípirar  y  senlir? 
r  I  .  i.-iiebe'el  vivir. 
Si  U'  d:is  al  parecer. 
1 11  i-|.oso  tengo  de  ser, 
Kii  l'aleimo  quiero  nlano 


Si  en  secreto  te  di  el  alma  , 
Darte  en  público  la  mano. 
Allá  te  espero,  Señora, 
Yo  me  (juiero  adelanlar, 
No  tienes  que  recelar. 
Lagrimas  reprime,  aurora; 
Diin  sabes  lú  que  nasla  agora 
lisiante  ni  amoroso, 

>i>u  milagroso 

iiilo  de  cristal; 
i        -ijcele  yo  en  señal 

{Tómale  unan 
l)e  que  hoy  he  de  ser  tu  espuso. 
Aquella  lírma  que  di 
l''ué(pucsnii  estado  le  altera), 


CASAliSE  l'OU  VENGAlíSE. 
Para  que  tu  amor  hiciera 
1.0  (|Ue  quisiese  de  mi. 
Queda  adiós ,  tuyo  he  de  ser. 

BLANCA. 
Vo  amante  y  agradecida 
le  ülre/.co ,  ¡  es  poco  una  \ ¡da 
l'ara  poderla  ulrecerl 
I  EMtIUUE. 

Mundos  quisiera  tener. 

BLA.N'CA. 

Almas  yo. 

ENRIQOE. 

I  Yo  sentimientos. 

I  BLANCA. 

1  ..Te  vas,  en  Da  t 

ENHIQI'E. 

I  ¡Qué  tormentos! 

I  A  aguardarte  voy. 

BLANCA. 

I  Yo  iré ; 

¡"ero aguárdate,  porciue 
Hablando,  mis  pensamientos 

I  lie  dicen  en  mi  dolor... 

ENRIIIIIE. 

;  ¿Qué  tienesf  di,  ¿iiué  qu;sieias? 

]  BLANCA. 

.Vo  quisiera  que  te  fueras. 

¡  ENRIQUE. 

I  ¿Qué sientes,  blanca» 

I  BLANCA. 

Un  temor. 

ENRlUllL. 

I  !:iernoserá  mi  amor. 

1  BLANCA. 

'  l'irme  seré. 

I  ENRIQUE. 

Yo  constante. 
,  lluca  soy. 


BLANCA. 

Asideluamorloinliero; 
¿.ünün.iré? 

ENRIQUE. 

Allá  le  espero. 

BLANCA. 

•Soy  tu  esposa. 

ENRIQUE. 

Y  yo  tu  amante. 

(Vanse.) 

Salen  EL  CONüICSTABLE 
V  CUATIiIN. 

CONDESTABLE. 

¿No  dejarás.  Cuatrín  ,  tus  disparate^' 

cuatrín.  [[(.j^ 

,,No  quieres  que  me  admiren  tus  dísla- 
Pues  parece,  según  estás  suspenso  , 
Huese  te  llega  el  plazo  de  algún  censu: 
¿Hoy  que  al  Rey,  que  es  del  muiili 
[nuevo  espanto 
Kn  Sicilia  le  espera  noble  tanto  , 
Te  sales  de  con  ellos  ,  y  en  palacio 
reentras  állorarpenastan  de  espacio' 

CONDKSTABLE. 

Aquí  esperarle  quiero ;  [muero  1 

;Ay,  Blanca  hermosa,  por  tus  Süle> 

CUATRÍN. 

Pon  tus  potencias  y  tu  vida  en  salvo: 
Ven  acá,  dime,  ¿empiezas  á  ser  calvo'; 
Que  esta  era  triste  suerte, 
V  tanto  mal  se  advierte 


IOj 
Kn  un  calvino  que  se  ve  pelado. 
Que  pesante  de  estar  calaverado, 
No  hallando  lo  esmaltado  de  la  pieza. 
Piensa  que  se  le  muere  la  cabeza. 

CONOESTAULE. 

Cualquiera  mal  lomara 

Como  aqueste  volcan  no  me  abrasara. 

CUATRÍN. 

¿Que  calvo  ser  tomaras?  mal  intento; 
Oveme  de  los  calvos  este  cuento. 
Contra  el  dios  Bacocometio  un  pecado 
La  mona;  pero  liaconiuy  airado. 
Desde  su  trono,  donde  liionas  salva. 
La  mona  condenó  á  que  fuese  calva  ; 
Mas  apeló  la  mona  la  sentencia 
Al  dios  Júpiter,  y  él  con  más  clemericia 
Licencia  dio  á  la  mona  que  pusiera 
l.a  calva  en  cuaUíuier  parte  que  «lui- 
[siera; 
Mas  ella ,  la  senleiieia  conlirmada , 
LlainandoM'  niii  /  \  'i      I. diada. 
Tanto  en  MI  lili  ■■  airopella. 

Que  iba  bu-    .         <   i    i   i       Ir  ponelia; 

Y,  en  fin,  pni ¡un,  i-.,  i,,  .■„  la  frente 

La  puso  en  el  liiijar  mas  iiidecenle. 
(Considera  tú ,  pues,  repara  ahora  , 
Que  el  castigo  en  la  mona  se  mejora. 
Pues  lo  que  el  calvo  trae  en  la  mollera, 
La  mona  lo  trae  puesto  en  la  trasera. 
CONDESTABLE.  [dado ! 
¡  Ay,  Cuatrín,  que  me  muero  de  un  cui- 
cuATRiN.  [gado; 

Parece  que  has  perdido  y  que  has  ju- 
Mas  cuéiilame  tu  mal  y  tu  tragedia  , 
En  ley  de  buen  galán  de  la  cumedia 
Queliabla  con  su  lacayo  en  mucho  se- 

CONDESTAHLE,  L='0- 

¿Sabrás  darme  un  consejo  ? 

CUATKIN. 

Di  el  suceso. 

CONDESTABLE. 

Délos  lazos  de  amor  desengañado  . 
Por  la  verde  Iragaucia  de  esie  prado. 
Matiz  que  dibujo  la  loiinavera 
Por  pintar  de  esmeralda  esa  ribera. 
Llegaba  yo  a  un  airoyocrislalino 
.-íedienlo  del  calor:  el  labio  inclino 
Al  corriente,  que  aljófar  se  desata  , 

Y  apenas  bebo  un  rayo  de  su  plata. 
Cuando ,  sin  que  del  agua  me^levante. 
Miro  venir  por  el  arrovo  un  guante. 
Sacóle  entonces  del  corriente  puro , 

Y  por  breves  discursos  conjeturo 
iCuando  á  lograrle  en  los  crisialesilia. 
Que  su  dueño  ({uedaba  más  arriba. 
Subo,  pues,  por  la  orilla,  (|iieargentada 
Era  vena  de  piala  deslilaila ; 
Dejóme  gobernar  del  pensamiento, 

Y  á  pocos  pasos  ruido  de  agua  sienlo. 
Voy  dudando  un  discurso  de  relamas 

Y  encobróme  en  lo  espeso  de  las  ra- 

imas. 
Suelto  la  vista  y  miro  entre  la  arena 
Lina  mujer  en  traje  de  Sirena  : 
Vida  del  campo,  de  las  llores  muerte. 
Lavábase  la  cara  desla  suerte. 
Sentada  en  las  orillas. 
Se  quilo  de  los  brazos  dos  manillas, 
Unos  anillos  luego, 

Y  tocando  en  el  agua,  tocó  á  fuego : 
El  arroyo,  que  hablaba 

Con  lengua  de  cristal,  que  murmuraba 
De  afrenta  de  mirar  tanta  blancura. 
La  dijo :  «Aunque  me  venza  tu  liermn- 

Pues  que  tu  blanca  mano  á  mi  se  alre- 
La  pienso  derretir  toda  la  nieve.»  [ve, 
liró  las  mangas  de  los  blancos  brazos. 


ICO 

l'iusclosal  arroyo,  y  iliúle  abrazos; 

Ln  sangre  que  eii  sus  venas  se  inquie- 

[lülia, 
Tan  gozosa  en  los  lirazosse  mosiraba, 
Üue  mirándola  inqulfla  parecía 
Que  por  gozarlos  lodos  los  corría. 
Llegó  el  agua  á  la  cara  y  á  los  ojos ,      i 
Cególa  su  cristal,  y  dióla  enojos ; 
Mas  el  arroyo ,  que  la  vio  burlada, 
De  sus  mismos crislales  salpicada  , 
Aunque  al  mar  caminaba  tan  aprisa,     \ 
Por  verla  airada  se  paró  de  risa. 
Pero  estando  sus  ojos  disfrazados 
Casi  con  los  crislales  eclipsados ,         I 
Oue  eran  el  agua  y  ojos  advirtieras ,     i 
Ellos  soles  y  agua  las  vidrieras.  i 

La  nariz ,  que  al  cristal  daba  despojos, 
Metió  paz  en  la  guerra  de  sus  ojos  , 
Porque  a  no  estar  en  medio ,  en  dulce 

[riña  ,  ¡ 
Los  dos  se  dieran  muerte  niña  á  niña  i 
Su  boca  entonces, clavellina  breve, 
A  puro  carmes!  bordó  la  nieve  ,  I 

Siendo  al  llegar  su  labio  a  la  corriente, 
Una  guija  de  alfójar  cada  diente; 
Un  hoyo  entre  la  barba  se  escondía,     i 
Que  una  gola  del  agua  consentía , 

Y  tanto,  que  admirado  dudé  al  verla      | 
Si  en  su  distrito  se  cuajaba  perla; 
Sacó  las  manos  del  arroyo  iguales 

Y  sacudió  crislales  de  cristales. 
Levantóse  del  suelo  airosamente. 
Sacó  un  cendal  de  nieve  trasparente 
Que  en  la  manga  traía  , 
Púsole  al  rostro  y  anublóse  el  día  ; 

Y  enjugándose  el  cielo  de  diamante , 
Tan  equivoco  est;iba  en  su  semblante, 
Que  no  siendo  matices,  ni  bien  llores. 
Se  anduvieron  buscando  sus  colores. 
Pero  enseñando  sus  luceros  bellos. 
No  me  bailé  en  todo  yo ,  que  estaba 

[en  ellos, 
Pues  con  haberme  entonces  escondi- 


CO.MKDIAS  KSCOÜIDAS  DE  ÜO.N  Fn.ViNCiSC.O  ÜE  l!OJ A.S. 


[do 


Aun  sin  mirarme  me  dejó  rendido 
¿No  suele  cazador  confuso  y  ciego  [go, 
El  plomo  disparar  que  hostiga  el  fne- 
(Jue  habiéndole  á  los  aires  di.«parado, 
Acierta  sin  saber  donde  ha  tirado? 
Asi  arrojando  flechas  de  sus  ojos. 
De  esta  hermosa  deidad  nuevos  des- 

[pojos, 
Libres  alas  de  amor,  del  sol  donaire. 
Pensando  vincularlas  en  el  aire,  [lo. 
En  mi,  que  estaba  entonces  encubier- 
Lo  contingente  fué  preciso  acierto. 
Aurora  deja  aljófar  cuanto  pinta;  [ta; 
Vo  la  sigo  ,  ella  se  enlra  en  una  quin- 
Sé  que  es  su  nombre  Blanca,  sé  su 

[fama , 

Que  es  hija  de  Roberto ,  amor  me  lla- 

[ma. 

Cierro  el  labio,  dejando  el  pecho  abier- 

[10, 

Temo  que  he  de  morir  de  no  haber 
[muerto; 
Su  rostro  miro,  adoro  su  belleza  , 
llizose  amor  en  mi  naturaleza. 
Husco  á  su  pailre,  digole  mi  intento, 
Prométeme  á  su  hija  en  casamiento; 
Pues  que  soy  en  Sicilia  condest;il)le, 
Escuchóle  amoroso ,  admito  amable; 
Quedo  contento,  larda  esta  esperanza, 
Temo  cobarde,  dudoolra  mudanza, 
Quieróla  amante,  esperóla  remiso. 
Es  fuerte  mi  dolor,  mi  amor  pieciso. 
Su  padre  no  ha  venido ,  yo  le  espero. 
Muere  el  Rey,  de  mi  dicha  desespero. 
El  infante  le  hereda,  es  su  privado, 
Mnere  mi  gusto,  vive  mi  cuidado; 
Aqueste  es  mi  tormento,         [siento 


Cl'ATRIM. 

I.a  relación  suspende  y  mnravilla  , 
(,)ue  lleva  al  acabar  su  carretilla. 
(Huido.) 

CONDESTABLE. 

¿Qué  alboroto  es  aqueste? 

Que  ha  llegado  [dado, 
El  hermano  del  Rey,  que  le  ha  here- 

Y  entra  ahora  en  Palermo,  según  ve- 

COSDESTABLE.  [niOS. 

A  este  lado.  Cuatrín ,  nos  apartemos. 

Salen  ROBERTO,  ROSAUliA  ,  ENRI- 
QUE, resíído  df  negro,  tj  acomp\\a- 
miento;  saca  Roberto  lu  firma  di'  ¡a 
mano. 

I  ROnKRTO. 

Generoso  rev  Enrique, 
I  De  cuyo  valiente  pecho 
'  Se  retrata  lo  invencible , 

Se  origina  lo  discreto. 
j  ¿Conocéis  aquesta  dama? 

ENmODE. 

I  Sí  la  conozco,  y  respi'io 
¡  l>or  prima  mia.  y  también 
I  Sé  que  ha  estado  mucho  tiempo 
Fuera  de  aqni. 

ROBERTO. 

Pues  dareísme 
Cíen  merecido  silencio. 
Iiugero  .  rey  de  Sicilia, 
Vuestro  hermano,  que  en  el  cielo 
í'isa  estrados  de  diamantes 
Cortesano  de  otro  imperio, 
Por  su  testamento  deja 
A  Enrique  por  su  heredero. 
Porque  nunca  tuvo  hijos 
i'anias  de  su  tronco  réjío. 
Manda  también  que  se  case 
(Asi  lo  deja  dispuesto) 
Con  Rosaura  ,  prima  suya , 
Antes  de  lomar  el  cetro. 

Y  de  no  querer  casarse 

Ni  obedecer  sus  preceptos  , 
Manda,  que  este  reino  pase 
Al  segundo  hermano  vuestro  , 
Que  esta  en  Mesina;  pues  e^í 
Costumbre ,  que  si  muriendo 
El  rey  no  tuviere  hijos. 
Pueda ,  conforme  á  los  fueros , 
Nombrar  el  rey  un  pariente. 
El  que  quisiere.  Yo,  viendo 
Que  dejais  á  mi  elección 
Cosas  de  tan  grave  peso , 
Hoy  he  avisado  á  Rosaura , 
Vuestra  prima  ,  que,  sabiendo 
El  suceso  por  mis  cartas. 
Se  puso  en  camino  lué.tjo, 

Y  ha  llegado á aqueste  instante; 
Pero  don  Enrique  viendo 

Lo  que  con  Rosaura  gana. 
Como  obediente  ha  dispuesto 
«'.asarse  ahora  con  ella , 
Por  este  consentimiento 
Oe  su  lirma,  queme  ha  dado 
Para  ello. 

ENRIQIE. 

¡Válgame  el  ciclo  I 

ROBERTO. 

Y  la  Reina,  mi  señoia, 
A  sn  tiü  obedeciendo, 
Al  lado  de  aquesta  firma 

I.a  suya  también  ha  puesto  ; 
Aquestas  son  las  ilns  lirmas 
De  los  dos,  y  asi  al  nionienlo 
La  podéis  vos  dar  la  niano, 


Uira  si  mucho  siento,  aunque  más   Que  goces  siglos  cteruu£. 


EKRIQl'E. 

Mirad  ,  Roberto ,  que  yo... 

ROUERTO. 

Vuestra  Alteza  ha  sido  el  mesnio 
Que  aquesta  lirma  me  dio  , 

Y  aqueste  consentimieuto, 

Y  la  Reina  lo  permite. 

ROSAURA. 

Y  para  obligaros,  quiero 
Ser  la  primera  que  os  bese 
Vuestra  mano.  (Arroililtj:  r 

ENRIQUE. 

Alzad  del  suelo. 
Pues  yo  vuestro  esclavo  soy, 

Y  más  amante  que  dueño  ; 
Roberto,  escuchad. 

ROBERTO. 

Señor... 

ENRIQIÍE.  (\p.) 

En  nuevos  Etnas  me  enciendo, 

Ksto  se  ha  de  deshacer. 

Pues  sin  mi  gusto  se  ba  hecho. 
I  ROBERTO.  (Ap.  á  Enrique.) 

I  Vuestra  Majestad  advierta. 

Que  se  ha  de  quedar  sin  reino , 

Que  asi  el  muerto  Rey  lo  ordena ; 
i  V  si  algo  á  vuestro  amor  debo  , 

Os  suplico  no  rompáis 

Los  soberanos  decretos , 

Que  aunque  vuestra  lirma  fuese 

Para  mi  hija ,  sospecho 

Mué  con  Rosaura  os  casara ; 

Pues  de  tan  noble  me  precio 

Que  á  mi  Rey  obedeciera 
i  Siempre  leal,  siempre  cuerdo. 
j  Y  mirad  que  está  empeñada 

Rosaura,  y  que  nacen  riesgos  , 

Y  que  ha  venido  á  casarse  , 

Y  que  es  muy  grande  el  empeño  , 
Que  ha  de  volverse  corrida , 

Y  vos  perderéis  el  cetro, 

Y  ella  se  vendrá  á  casar 

I  Con  vuestro  hermano,  supuesto 
Que  hereda  si  no  aceptáis. 

ENRIQIE. 

;0h  ,  nunca!  ¡oh  ,  nunca!  Rolierto. 
I  Os  diera  la  lirma  en  blanco. 
(Ap.  ¿Qué  haré?  Mas  si  aquí  la  dejo, 
Gano  á  Blanca,  á  quien  adoro, 

Y  si  Blanca,  el  reino  pierdo; 
Ofenderáse  Rosaura, 
Conjurarase  Palermo, 

V,  en  efecto,  he  de  perderme. 
¡Aquí  de  mis  sentimientos ! 
¿Qué  he  de  hacer  en  este  caso, 
Que  si  agora  no  obedezco 
Mi  honor  corre  riesgo  aquí? 

Y  si  lo  hago,  es  mayor  riesgo  : 
Amor,  honor  me  confunden. 
Mus,  ¿qué  dudii'í  Mas,  ¿qué  temo? 
Válgame  la  industria  aqui; 

Yo  disimulo,  y  convengo 
En  ello,  que  mientras  viene 
La  dispensación,  intento, 
Conjurando  mis  vasallos, 
Tenerlo  lodo  desecho. 
Esta  noche  veréá  Blanca, 
Pues  por  el  roto  secreto 
Oe  la  rompida  pared 
Me  ofrece  ocasión  el  cielo; 
Y,  en  lin  .  lia  de  ser  mi  esposa.) 
Tomad,  Rosaura,  el  asiento. 
{Ateníanse.) 

ROSAURA.  {.Ap.) 
Con  el  semillante  me  dice 
Aun  mis  de  lo  que  sospecho. 

ENRIQUE. 

,Qué  de  penas  °s  un  mal ! 


ROSACRA. 

, Que  de  males  es  un  yerro! 

ENRIQCE. 

Rolurto,  haced  que  se  traiga 
La  diípiMisacion  ,  que  (juiero 
Desposarme  con  Rosaura. 

ROSAURA. 

Mil  años  os  guarde  el  cielo. 

ROBERTO. 

Vo  I  -  i'bedezco,  Señor; 

Y  lus  í;r;iiides  por  sus  puestos 
Os  ¡Hieren  dar  la  obediencia 
Como  es  de  Sicilia  fuero. 

CONDESTABLE. 

{Ap.  ^  a  es  Enrique  rey,  y  ya 
Ha  mandado  el  rey  Rugero 
Que  reine  con  él  Rosaura: 
Sabe  el  cielo  que  lo  siento, 
Porque  don  Pedro,  su  hermano, 
Es  mi  amigo ;  mas  supuesto 
yue  es  menor,  y  no  se  pueden 
Romper  del  rey  los  secretos; 
Pues  es  fuerza  obedecer, 
A  besar  su  mano  llego.) 
Siglos  cuente  vuestra  Alteza , 
Rey  del  siciliano  imperio, 
Las  edades  os  aguarden , 

Y  en  el  polo  contrapuesto 
Rey  de  dos  mundos  os  cante 
La  fama  en  acordes  ecos. 

ENRIQUE. 

[Ap.  Este  pienso  que  es  amigo 

Muy  intimo  de  don  Pedro, 

Mi  hermano,  que  está  en  Mesina  , 

Y  es  forzoso,  según  creo, 
Para  el  intento  que  sigo, 
Asasjjarle  discreto; 

Pue>  ser  puede  que  á  mi  hermauo 
A\u.le  si  no  obedezco.) 
Condestable  de  Sicilia, 
Primo  y  amigo,  ya  veo 
Servicios  que  reconozco 

Y  afectos  que  considero ; 
Pedid  qué  yo  os  pueda  dar. 

CO.NDESTABLE. 

bi  tantas  honras  merezco. 
Pido  i|ue  me  deis,  Señor, 
A  Uijiica  ,  hija  de  Roberto, 
Pues  su  padre  lo  consiente. 

ENRIQUE. 

Cien  esto.  {Áp.  ¡Valedme  cielos!) 

CONDESTABLE. 

Digo  í|ue  su  padre  gusta 
Que  yo  sea... 

ENRIQUE. 

Ya  OS  entiendo. 
Mi  mayordomo  mayor 
Os  ha^o,  y  haced  que  luego 
Se  prevenga,  como  es  justo. 
En  Sicilia  el  juramento. 
Id,  pues. 

CONDESTABLE. 

Voy  á  obedecer. 
(.4p.  ¡Qué  enigmas  son  lasque  advierto') 

CUATRÍN. 

(Ap.  Al  Rey  quiero  dar  un  jaque; 
Mas  sabe  Dios  que  le  temo. 
Pues  por  la  boca  y  los  ojos 
Esta  arrojando  tudescos.) 
Vuestra  Alteza  dé  á  Cuatrín 
De  la  caja  de  los  dedos 
A  besar  su  menor  callo. 

ENRIQUE. 

¿Quién  sois? 

CUATRÍN. 

Indigno  escudero 
Oe  un  arenque  de  mi  amo; 


CASARSE  POR  VENGARSE. 
Digo,  un  rocin ,  que  es  compuesto 
De  pescado  y  de  cecina 
Por  lo  magro  y  por  lo  seco. 

ENRIQUE. 

liuen  humor. 

cuatrín. 
No  soy  casado. 

ENRIQUE. 

,Ni  lo  seréis? 

cuatrín. 

Ni  he  de  serlo. 

ENRIQUE. 

¿Quiéreos  mucho  el  Condestable? 

cuatrín. 
Soy  un  secretario  lego 
Con  quien  sus  secretos  parte, 
Pero  nunca  sus  dineros; 
Porque  destos  no  he  sabido 
M  públicos  ni  secretos. 

ENRIQUE. 

En  efecto,  ¿qué  queréis? 

cuatrín. 
V  pediros  sólo  vengo 
.Mandéis  que  de  vuestra  parte, 
üé  un  recaudo  al  tesorero, 
Que  aunque  me  llaman  Cuatrín, 
Que  es  moneda  destos  reinos, 
Con  ser  moneda  mi  nombre 
Ni  un  solo  mi  nombre  tengo. 


Decid  que  ( 


CUA 


Mandad  más,  porque  supuesto 
Que  los  ciento  no  han  de  darme , 

eáser  en  vos  defeto 
Mandar  ciento  y  no  cien  mil , 

V  vos  cumpliréis  con  esto 
A  ley  de  rey  generoso; 

Y  yo  llevaré  el  consuelo 
Que  me  mandaron  cien  mil 
Ya  que  no  me  dan  los  ciento 

ENRIQUE. 

¿Qué  ruido  es  este? 

ROBERTO. 

Es  mi  hija , 
Que  ba  tardado  desde  el  tiempo 
Que  yo  la  he  enviado  á  llamar. 


(Vfl.i 


Produzca  claros  renuevos , 

Y  gocéis  á  vuestro  esposo 
Los  años  de  mi  deseo. 

ROSAURA. 

Doña  Blanca  ,  como  es  justo 
Agradezco  vuestro  celo. 

BLANCA. 

Y  á  vos  el  cielo  (.Xp.  ; Ah  traidor !), 
Señor  del  alarbe  imperio 

Os  llame  (Ap.  lAhcruelI  ah  falso!), 

Y  los  sicilianos  vuestros 

(.Ap.  Os  den  la  muerte),  atrevidos, 
Postren  mundos  á  ese  cetro. 
(.4/).  Que  me  llevan  mis  dolores.) 

ENRIQUE.  (,lp.) 
Que  me  lleva  mi  tormento. 

BLANCA.  (Ap.) 
;  Que  esto  sufro ! 

ENRIQUE,  (.Ap.) 

¡Que  esto  callo! 

BLANCA. 

Mucho  al  sufrimiento  debo. 
Que  fuera  bien ,  gran  Señor, 
Que  vuesa  Alteza... 

ENRIQUE. 

Ya  veo 
Que  es  razón  pagar  servicios 
Que  he  debido  al  pecho  vuestro. 

'  ROBERTO.  (.Ap.) 

;  El  Rey  confuso,  ella  liisle! 

:  Esta  noche,  vive  el  cielo, 
La  he  de  casar  con  el  Conde 

I  En  ¡a  quinta.  Honor,  teneos. 

ENRIQUE. 

;  El  Condestable  ha  pedido 
I  Vuestra  mano. 

BLANCA.  (Ap.) 

¡  Esto  consiento ! 

I  ENRIQUE. 

¿Qué  decís? 

I  BLANCA. 

Que  yo.  Señor  .. 

I  ENRIQUE. 

i  Vuestros  recatos  entiendo; 
I  Yo  me  acordaré  de  entrambos. 
I  BLANCA.  (.Ap.) 


ENRIQUE.  (Ap.) 

Mayores  desdichas  temo.  j 

ROSAURA. 

¿Qué  os  alborotáis?  Sentaos. 

ENRIQUE.  j 

(Ap.  ¡Ay,  Blanca  mia!)  Obedezco. 
Sale  BLANCA. 

ROBERTO. 

Llega  y  dale  el  parabién 

Del  dichoso  casamiento 

Con  Rosaura ,  que  es  su  prima. 

BLANCA. 

¿Qué  decís?  (Ap.  Pero  si  veo 

La  ofensa ,  si  mis  desdichas, 

Si  mis  oprobios  advierto, 

Si  sus  traiciones  admiro, 

Y  si  sus  engaños  siento, 

¿Qué  he  de  nacer?  Aqui  pesares, 

Áqul  prolijostormentos.) 

ROBERTO. 

Da  el  parabién  á  los  reyes. 

BLANCA. 

{.Ap.  Mas  yo  disimulo.)  El  cielo, 

(Llegue  á  Rosaura.) 
Señora ,  de  vuestras  ramas 


(Levántase.)  \  Mal  haya ,  amén ,  mi  silencio. 


ROBERTO. 

{Ap  En  los  ojos  le  be  leído 
A  Enrique  los  pensamientos.) 
Vamos ,  que  á  besar  tu  mano 
Está  aguardando  Palermo. 
{Levá7ilanse.) 
BLANCA.  (Ap.) 
i  Que  yo  calle... 

ENRIQUE. 

¡Que  yo  sufra... 

BLANCA.  (Ap.) 

¡Este  amor! 

ENRIQUE.  (Ap.) 

¿Aqueste  incendio! 

BLANCA.  (Ap.) 

¡Estos  celos! 

ENRIQUE.  (Ap.) 

¡Esta  Injuria! 
¡  Ay,  que  por  Blanca  me  muero! 

BLANCA.  (Ap.) 
Ay,  que  la  ofensa  me  mata ! 

j  '  ENRIQUE.  (.Ap.) 

i  ¡  Ay,  que  en  mi  pena  me  anego! 

ROBERTO. 

Todo  es  confusión. 


iU8 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  ^^,A^CIÍI■.(l  DE  HOJAS. 


ROSALnA. 

;(JiU'  enojos! 

BLANC*. 

iUué  dcsdiclias! 

tSBIQUE. 

¡Qué  lonneiitosl 


;A}-. 


jlma! 


¡  Ay,  si  me  vieras  el  pecho ! 
(Enlranse  tuüos  ii  detiene  Roberto 
¡llanca.) 

ROntBTO. 

Hija,  el  liey  esla  casado, 
1  u  lanibieii  le  lias  de  casar ; 
Esla  «oche  lian  de  cesar 
Las  guerras  de  mi  cuidado. 
El  Cundeslable  ha  de  ser 
Tu  esposo,  que  le  ha  pedido  ; 
Es  noble,  y  yo  le  he  ofrecido. 

BLANCA. 

Señor... 

ROBERTO. 

No  hay  que  responder; 
A  prevenir  voy  el  coche  , 

Y  al  Conde  avisar  (|ucrria. 
Porque  en  iiiieslra  casería 
Se  haga  la  boda  esla  noche. 

BLANCA. 

Señor,  si  me  das  licencia... 

ROUERTO. 

Ko  hay  por  qué  lu  labio  se  abra, 

Oue  eii  dando  yo  mi  palabra 

Ño  ha  de  fallar  ui  obediencia.   {Vase. 

BLANCA. 

¡Oh  ,  lü ,  columna  del  cielo. 

Tú  ,  monte  del  sol  Allante, 

Ciudadano  de  los  astros  I 

i.  Eli  qué  entiendes  ,  que  no  abates 

Sobre  esle  misero  objeto 

Tanta  rjca  incontrastable. 

O  en  prodigios  que  despeñes, 

O  en  montañas  cjue  desgajes? 

A  ti  digo,  estrella  lija. 

(¿Fija  dije?  Miento,  errante; 

Pues  ya  á  los  cielos  me  h  ubes 

Y  ya  al  abismo  me  abales;) 
¿(jué  me  quieres?  Déjame, 
No  con  discursos  neutrales 
Un  pecho  constanle  venzas, 
Un  alma  alteres  diamante , 
O  muera  yo  de  una  vez, 

O  mis  alientos  me  fallen, 
O  la  injuria  me  atiopclle 
O  el  sentimiento  me  aciibe. 
¡Ah,  Enrique,  rey  de  Sicilia! 
¿Asi  á  quien  eres  laltasle? 
¿Tú  habías  de  ser  mi  esposo? 
¿Til  eres  aquel  Orme  amante 
Que  venció  de  mis  discursos 
Uien  nacidas  liliertades? 
No  porque  de  mi  recato 
Mi  amur  decente  pasase. 
Sino  porque  me  empeñé 
En  (luererle  y  adorarte. 
¿Por  seis  años  de  finezas 
Un  breve  imperio  trocaste? 
i  No  es  el  guslo  monarquía? 
¡Ay  de  mi,  que  me  combalen 
A  diluvios  las  desdichas 

Y  los  tormentos  á  mares! 
Plegué  á  Dios ,  Eiiri(|ue  aleve , 
Püesinnralo  me  dejaste 

Por  liosaura,  que  una  licra 
Entre  esos  espesos  sauces  , 
Cuando  salieres  á  caza  , 
Hambrienta  le  des|jcdacc; 


O  si  á  caballo  subieres 
Por  los  di  sierlos  ramblares 
De  esa  intrincada  maleza, 
Desenrriiiado  le  arraslre. 

Y  plegué  al  cielo  (¿qué  di^o?) 
yne  si  acuso  lo  ¡mentare  , 
.\l  prccipiíarse  rajo 
l.e  iiuindes  por  los  ¡jares. 
I, a  Mera  .  león  ó  tigre, 
Prodigi"  ileesosjarales, 
Al  revolverle  suplicio. 
Te  desvanezca  cadáver. 
;,Mas  yo  he  de  quedar  muriendo. 
Tú  contento  has  de  quedarte? 
Aborrézcate  tu  esposa 
Con  iras  tan  eficaces 
Oue  lu  muerte  solicite 
Cuando  por  ella  te  abrases, 

Y  ella  muera  de  ni¡  fuego; 
Abrásenla  los  volcanes 
Oue  de  mi  encendido  pecho 
Hayos  exhalados  salen. 
Pero  ella  ,  ¿qué  culpa  llene? 

Y  tú,  que  al  reino  aspiraste. 
Tampoco  no  tienes  culpa. 
¿Ouit^n  la  tiene?  Yo.  Pues  basten 
Las  celosas  intenciones 

Y  atropelladas  lealiades. 
¿Qué  haré  yo  para  el  castigo 
Que  debo  á  mi  misma  sangre? 
¿Cómo  me  daré  yo  muerte, 

I  Pues  de  tan  viles  ultrajes 
¡  Yo  sola  lengo  la  culpa? 

¿  Cómo  podré  castigarme 

Yo  misma?  Mas  ya  sé  el  cómo. 

¿.\o  me  ha  dicho aqui  mi  |ia  lie 

(A  fuerza  de  mi  obedienci.ij 

Que  con  el  Conde  me  case? 

¿Pues  qué  mayor  muerte  quiero, 

Si  le  aborrezco  constante, 

Para  vengarme  de  mi' 

Si  Enrique  me  quiso  antes  , 

Y  ahora  también  me  quiere  , 
Para  que  en  celos  se  abrase  ; 
Si  no  me  quiere ,  también 
Por  mi  enojo  he  de  casarme 
Para  vivir  desdichada  , 
Para  caslit'ar  mis  males;  i 
Porque  él  viva  y  muera  yo,  | 
Porque  su  fuego  descanse,  I 
Porque  el  enojo  me  incite. 

Porque  esta  pena  me  afane. 
Porque  esta  llama  me  encienda, 

Y  porque  Sicilia  cante 
Que  ha  habido  en  ella  mujer 
Que  eu  si  ha  querido  vengarse. 


JORNADA  SEGUNDA. 

Salen  tí  un  tiempo  por  las  dos  i:iii'rl¡is. 
medio  desnudos,  EL  CONOr.STA- 
BLE  V  ROBEKTO,  con  las  espadas 
desnudas,  v  EL  CONDE,  con  una 
luz  en  la  mano,  y  encuéiitrunse  en 
medio  del  tablado. 

ROBERTO. 

¿Qué  Ilusiones,  Condestable, 
Qué  fantásticos  engaños 
Vuestro  pecho  han  suspendido 

Y  nuestro  lecho  alterado? 
Cuando  con  Blanca,  mi  bija  , 
Vnesira  esposa,  pensé  hallaros 
Más  amante  que  marido 

Y  más  fino  que  casado. 
Por  ser  la  primera  noche 
Que  entre  sus  luceros  claros 


Os  vinculasteis  dichoso. 
Mariposa  ile  sus  rayos , 
Os  levanliiis  poco  cui-rdo, 

Y  con  la  e^^pada  en  la  inauo 
Desvanecéis  á  los  aires 
Vuestros  ímpetus  gallardos, 

Y  habiendo  pedido  luz. 
El  semblante  desmayado. 
Colérica  la  razón. 

Muerto  el  amor,  vivo  el  daños 
Toda  la  casa  miráis? 
Decid ,  pues  solos  estamos, 
¿Qué  arrojamiento  conduce 
A  vuestro  error,  vuestros  paso:;? 

CONDESTABLE. 

¿No  sois  noble? 

ROBERTO. 

Si  lo  soy. 

CONDESTAl.LE. 

¿Prometéis  que  vuestros  labios 
l'uertas  sean,  que  cerradas 
Oculten  agravios  tantos? 


CONDESTABLE. 

¿No  os  toca  mi  honor  también 
Como  á  padre  mió? 

ROBERTO. 

Es  llano, 
Y  la  defensa  me  loca. 


Pues  óyeme  atento  un  rato: 
En  túmulos  de  cristal 
No  bien  Febo  sepultado. 
Le  hicieron  funestas  honras 
Los  huracanes  nevados , 
Cuando  sin  las  prevenciones 
Usadas  en  los  palacios. 
Sin  pedir  al  Bey  licencia, 
En  su  privanza  fiado, 
En  aquesta  casería 
(Bello  objeto  de  esos  prados) 
Me  disteis  á  doña  Blanca 
Esta  noche. 

ROBERTO. 

Al  caso  vamos : 
Ya  os  desposasteis  con  ella , 
Porque  antes  enamorado 
Me  pedisteis  por  favor 
Que  os  diese  su  blanca  mano. 

CONDESTABLE. 

Anoche,  pues,  como  digo, 
No  bien  en  tálamo  blando 
En  el  éxtasis  de  amor 
Iba  repitiendo  abrazos. 
Cuando  á  Blanca,  vuestra  hija 
(Vuelvo  otra  veza  avisaros 
Que  sólo  como  á  mi  padre 
Mis  congojas  os  declaro). 

ROBERTO. 

No  tengáis,  Conde,  recelos. 
Que  por  padre  y  por  anciano 
Me  debéis  cuerdos  avisos; 
Porque  es  á  veces  descanso 
El  declarar  los  pesares 
A  quien  puede  remediarlos. 

CONDESTABLE. 

En  efecto,  yo  amoroso, 
Prudente ,  'apacible  y  grato. 
Almas  dando  en  las  razones 
Y  espíritus  en  los  labios, 
A  Blanca , apenas  mi  esposa , 
Blandamente  me  consagro, 
(Que  aun  el  dueño  en  los  principi 
Necesita  de  agasajos ;) 
Cuando  de  sus  bellos  ojos 


Dos  arrovos  destilados 
ror  la  margen  de  su  roslro, 
Kcluricameiiie  falsos. 
De  mis  luluras  desdiciías 
Me  anunciaroD  los  presagios. 

V  cuiiiu  la  boca  abría, 
(Ya  desmayado  topacio) 

V  las  láariñías  bajaban 

Por  sus  manantiales  claros  , 

V  entrándose  fugitivas 
For  el  clavel  desplegado, 
Iban  a  su  centro  el  alma  , 
Vino  a  ser  mayor  el  llanto, 
Pues  exhalaba'otra  vez 

Lo  mismo  que  habia  llorado 
Los  suspiros  que  arrojaba 
I  011  'icspegos,  con  enfados, 
Kri.n  volcanes  deshechos 

V  ii:in  congelados  rayos. 
lunio,  ([ue  al  volverse  entonces 
Mdi  liallada  entre  mis  brazos 

A  UN  lado,  mato  una  vela, 
Ijue  en  un  bul'eiillo  acaso 
tslaba  á  la  cabecera; 

V  pur  accidente  extraño, 
No  con  maña  ni  con  soplo, 
üui!  ese  es  sucaso  ordinario, 
Sino  el  fuego  de  un  suspiro, 
Vulvio  la  llama  á  su  estado 
Pero  viendo  en  Blanca  entói.ei's 
Mas  i|ue  lisonjas ,  cuidados , 
;\parleme  á  la  fineza 

^  lelireiiie  alagrado. 
!■  iii;»  sueño,  miente  el  alma ; 
La  \t'-í  guardo,  prendo  el  lalio  ; 
la  1   lus  tioias  después 
liv^if  suceso  pasaron. 
Lila  suspirando  siempre. 
Yo  siempre  disimulando, 
Cuando  sintiendo  mis  penas, 
Siento  en  el  retrete  pasos ; 
Ko  lo  creo,  aunque  lo  escucho. 
Si  lo  dudo,  aunque  lo  alcanzo. 
Doy  el  oido  al  silencio, 
A  la  evidencia  me  aguardo, 
\  oigo  decir,  lUlanca,  Blanca». 
i:ila,si  no  con  los  labios. 
Respondió  con  la  inquietud 
"Y  el  alboroto  ;  que  hay  casos 
En  que  por  los  accidentes 
Se  acreditan  los  agravios. 
Yo,  aunque  a  escuras  (¡qué  de  peí 
Tomo  la  espada  irritado, 

V  á  la  venganza  y  castigo, 
O  me  arrojo  o  me  levanto; 
Tiro  con  la  espada  un  golpe. 
Hallo  en  un  I  roijuel  reparo, 
\  (jue  me  tira  también 

Mi  eneniigo  ó  mi  conirario. 
Sigüle,  y  él  se  retira 
A  esa  cuadra ;  tras  él  salgo, 
Doy  voces ,  y  sacan  luces 
A  este  tiempo  tus  criados ; 
y  cuando  pensaba  hallar 
La  causa  de  asombros  tantos. 
Ni  a  mi  me  hallé  en  mi  sentido. 
Ni  á  nadie  en  las  piezas  hallo. 
Torno  la  luz,  como  vide, 

V  hallo  los  cuaitos  cerrados 
Por  de  dentro  con  cerrojos, 
Mi  esposa  sola  en  su  cuarto 
Suspensa  deste  snceso; 

Yo  mi  ofensa  ima;;iiiaiido, 
Ifudo  mas  >  adiiuro  mas  , 
Piiio,  sufro,  siento  y  callo ; 
Ya  ilusiones  imagino. 
Ya  me  confundo  en  encantos. 
PueS  si  nu  es  que  baja  salido 
Por  el  aire,  no  hiy  presagios, 
Estando  cerrado  todo, 
Iteijue  esto  me  haya  pasado. 
Le  cierto  es  que  o'i  la  voz. 


CASARSE  POR  VENfiARSE. 
Cuc  he  reñido,  que  he  dudado, 
Uue  está  Blanca  descontenta, 
\i\xe  has  salido  y  me  has  hallado, 
yue  aquesto  me  ha  sucedido, 

Y  que  debes,  como  sabio, 
O  reducirme  á  consejos, 

0  habilitarme  á  cuidados. 

ROBFRTO. 

Condestable  de  Sicilia; 
Aunque  debiera  culparos 
Kn  (|ue  acreditáis  oleosas 

1  usiones  de  un  encanto, 
>\u  basta  el  enojo  mió 
Ahora  para  enseñaros 
Cómo  debéis  proceder 
En  lan  aparentes  cargos. 

Y  no  os  hablo  como  padre 
Ue  Blanca,  ni  apasionado 
En  las  cosas  de  mi  honor. 
Como  vuestro  padre  os  hablo. 
Uecis  que  Blanca ,  mi  hija. 
Vestida  de  desagrados 

Al  amor  que  amante  os  debe, 
tsla  noche  se  ha  negado. 
Uecidme,  ¿sabéis que  ayer. 
Aun  nu  á  Enrique  coronamos 
Eu  Palermo,  cuando  yo, 
Peligros  alropellando 
Sin  que  lo  supiera  el  Rey, 
Ue  vuestra  sangre  obligado. 
Viniendo  á  esta  casería 
üs  di  liberal  su  mano? 
Pues  si  ella  remisa  entonces, 
Yo  entonces  determinado 
Quise  alropellar  su  amor, 
.No  acreditéis  por  extraños 
Despegos  tan  naturales : 
Al  amor  engendra  el  trato ; 
No  tan  presto  ha  de  quereros, 
iicmpo  habrá  para  obli',;  .rus. 
Que  es  delito  en  los  princÉpios 
Hacer  clamor  halagos. 
Personas  hay  que  quisieran 
La  noche  de  desposados , 
Aun  en  sus  propias  mujeres 
Hallar  decentes  recatos. 
Porque  presumen  celosos 
O  imaginan  deslumhrados, 
yiie  quien  sabe  hacer  linezas 
A  los  primeros  abrazos  . 
Pues  la  representa  en  él . 
Que  en  otro  las  ha  ensayado. 

Y  en  lo  que  decis,  que  oísteis 
Esa  voz,  desengañaos, 
Kabula  es  de  vuestra  idea ; 
Que  es  la  ilusión  un  engaño. 
Que  más  que  lo  visto  en  ella  , 
viene  á  ser  lo  imaginado. 
¿Queréis  ver  que  es  ilusicn 
l)e  vuestro  confuso  encanto  ? 
(.Muchas  veces  no  os  sucede 
listar  tan  ciego  j  lan  vario. 

Que  aquello  mismo  que  hicisteis 
Iludáis  si  fué  imaginado 
Con  la  fuerza  de  la  idea 

Y  aprensión?  Pues  al  contrario. 
Puede  ser  que  aquello  mi^nio 
Que  fué  un  ente  del  engaño, 
Una  ilusión  del  sentido 

O  un  discurso  apresurado. 
Tan  receloso  os  confunda 

Y  os  reduzca  tan  extraño 
Que  acreditéis  sucedido 

Lo  que  aun  no  fué  en  vos  pcnsa.l 

Y  si  buho  ruido  de  tspanas, 
¿Cómo  ni -uestros  criados 
Ni  los  míos  han  sentido 

La  pendencia?  Moder.ios 
En  las  fantasías.  Conde, 
Que  ¿cómo  estando  cerrados 
Los  postigos  por  de  dentro 


Pueda  alt;uno  babor  enlraco'' 

Y  SI  alguien  dentro  quedara 
Al  acostaros  ,  no  es  llano 
Que  al  salir  dejara  abierto? 
¿Veis  como  estáis  engañado? 
¿Como  es  fantasía  vuestra 

Que  os  engolfa  en  vuestro  engaño? 

Y  aunque  me  debáis  enoios  . 
Sabed  ,  que  nunca  me  espanto 
Ue  ilusiones  del  sentido 

Que  son  en  el  alma  agravios; 

Y  en  los  casos  del  honor 
Que  son  los  forzosos  casos. 
No  cumpliéradescon  vos 
Si  valiente  y  arrojado 

No  os  levantarais  del  lecho, 

Siquiera  á  desengañaros; 

Que  cuando  las  ilusiones 

Vienen  i  costar  cuidados. 

En  el  escrúpulo  sólo 

Queda  un  noble  deshonrado. 

Eslo  supuesto,  volved. 

Con  lan  precisos  descargos 

A  liis  requiebros  primeros. 

Que  puesto  que  yo  os  allano 

Uíliculiades  de  honor. 

Tocándome  de  ellas  tanto. 

Os  podréis  asegurar 

Cuando  en  vuestro  honormeencnr,:;ü; 

Con  que  á  un  mismo  tiempo  acini 

Cumplís  con  vuestro  recato; 

Yo  cumplo  con  mi  consejo, 

Y  habremos  dispuesto  entrambos. 
Yo  consejos ,  vos  linezas, 
Avisos  yo,  vos  agrados, 

Y,  en  fin  ,  Blanca  ,  vos  y  yo 
Tendremos  asegurado, 
Blanca  amor  y  vos  sosiego, 
Glorías  ella  y  yo  descanso. 

C0>DEST*I1I.E. 

A  evidencias  del  discurso 
No  lie  de  mostrarme  contrario: 
Pues  me  está  tan  bien  creerlos. 
Digo,  que  yo  me  he  engañado  ; 

Y  pues  Blanca  está  vestida 

Y  sale  ya  de  su  cuarto. 
Vos,  Señor,  os  retirad. 
Que  quiero  amoroso  y  grato 
Agasajarla  discreto 

Y  desmentir  avisado 

De  su  ofensa  los  indicios 

Y  de  mi  amor  los  recalos. 

Y  pues  que  ya  ha  amanecido. 
Esa  luz  podéis  llevaros. 

ROBERTO. 

Sois  discreto. 

CONDESTABLE. 

Sois  prudente. 

ROBERTO. 

Mucho  debo  á  vuestro  agrado  ; 
\  uestro  padre  y  vuestro  amigo 
He  de  ser.  [Va.'.,-.) 

CONDESTABLE. 

Yo  vuestro  esclavo ; 
Vestirme  quiero,  si  es  fuerza 
Que  han  de  salir  mis  criados  , 

Y  mirando  mí  alboroto 

No  sabrán  mis  desengaños. 

{Arrímese  á  una  puerta  donde  estará 
un  bufete  con  la  ropilla ,  capa  y  smhi- 
brero  y  golilla  y  vueltas,  ¡¡relina  y 
daga,  y  acabarse  ha  de  vestir.) 

Sale  BLANCA  por  la  oira  puerta. 

BLANCA.  (.4/;.) 

Ni  sé  de  mis  pensamientos 
Ni  mis  discursos  alcanzo, 

Y  aunque  en  toda  yo  me  busco, 
En  toda  yo  no  me  hallo. 


llü  COMEDIAS 

Anoche  Enrique  (¡ay  de  mi!), 

Como  la  lluve  ha  guardado 

De  la  puerta  del  jardín. 

Mis  iiilurluuios  dudando, 

No  sabiendo  el  de>püSorio 

Se  eijii'ó  por  el  basta  el  cuarto 

De  la  rompida  pared  ; 

l'eru  no  bien  hubo  entrado 

Cuando  le  sintió  uii  esposo: 

Salió  Iras  el;  mas  acaso 

Se  volvió  á  salir  á  escuras 

La  rota  pared  cerrando. 

Con  que  esta  dudoso  el  Conde; 

El  esta  aqui ,  )0  le  hablo. 

Aunque  fuerce  mi  albediio  : 

¡En  qué  coid'usion,  que  caos, 

Se  contunden  mis  sentidos! 

¡V)ue  un  amor  de  tantos  años 

Ulvide  tan  presto  á  Eniique: 

¡Por  los  cielos  soberanos 

yui'  si  vengarme  pudiera... 

Pero  paso,  penas,  paso; 

Teneos,  honor;  tente,  ofensa. 

Señoi  y  dueño...  No  bailo 

Camino  para  lingir; 

Pero,  corazón  ,  Unjamos  ; 

yue  no  soy  yo  la  primera 

tíue  en  tan  miseiabie  estado 

Para  aquel  que  menos  quiere 

Se  apercibe  de  agasajos. 

CONDESTABLE. 

Esposa  del  alma  mía... 

BLANCA. 

Dueño  y  señor  soberano... 

COXDKSTABLE. 

No  en  balde  ese  prado  ameno, 
Fragranté  alcázar  del  Mayo, 
Copa  en  que  la  blanca  aurora 
Bebe  aljófar  destilado, 
Os  hace  salva  de  llores 
Como  a  gtneral  del  campo, 
Abatiendo  las  banderas 
l)e  sus  cogollos  nevados , 
No  en  balde... 

BLANCA. 

Tened,  Señor, 
Vuestras  finezas  extraño. 
Que  haber  estado  confuso 

Y  arrojado  levantaros. 
Hablarme  ahora  amoroso. 
Antes  ciego  y  avisado... 

CO.XDESTAULE. 

No  prosigáis ,  deteneos  ; 
Que  quiero  desengañaros. 
Como  quiso  darme  Dios 
Gloria  en  vos  y  dicha  en  mí, 
De  uno  me  hizo  dos  aqui 
Por  quereros  como  dos ; 
Dos  mitades  fui  por  vos , 
Ejemplo  de  mi  lealtad, 

Y  ansí ,  esta  noche  pensad 
Que  impaciente  y  arrojado 
Tuve  en  mi  mismo  cuidado 
Celos  de  mi  otra  mitad. 
Yo  era  aquel  que  me  buscaba 
Esta  noche  en  mi  osadía  ; 
Mas  cuanto  me  confundía 
Menos  tanto  en  mi  me  iKillaba. 
Uno  era ,  y  dos  me  dudaba, 
A  fuerza  del  ciego  Dios ; 

Y  dije  volviendo  á  vos: 
¿Por  qué  me  busco  imporluno. 
Si  no  soy  en  mi  más  de  uno 

Y  para  Blanca  soy  dos? 
Luego  SI  en  dos  me  partí 
Por  quereros,  fué  fineza  , 
Si  el  recelar  fué  estrañeza 
De  tener  celos  de  mí. 
Sacad,  pues,  Blanca,  de  aqui, 
Que  siendo  yo  el  homicida 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
De  esta  vida  dividida  , 
Mas  fe  en  mis  celos  se  advierte , 
Pues  me  buscaba  la  muerte 
Porque  me  dabais  la  vida. 

BLANCA. 

¡Oh ,  quién  feriara  á  suspiros, 

Dulce  esposo,  al  escucharos. 

Como  un  pecho  para  amaros. 

Mil  almas  para  serviros! 

Mis  cuidadosos  retiros , 

Sí  os  han  cansado  groseros. 

No  es ,  Conde ,  por  no  quereros , 

Que  en  este  mar  del  amar. 

Antes  fué  por  conquistar 

Almas  para  mereceros. 

Es  mi  amor  tan  desigual 

De  lo  que  amor  suele  ser. 

Que  ha  llegado  á  merecer 

Eternizarse  inmortal. 

Tal  se  alienta  anima  tal 

En  mis  discursos  ajenos, 

Que  aunque  viven  de  almas  llenos 

l.onio  el  vuestro  queda  atrás, 

Por  solo  deberos  mas 

Me  holgara  que  fuera  menos. 

A  eternidad  se  convida 

Aqueste  amor  lisonjero. 

Que  siempre  el  amor  primero 

Ks  el  que  dura  en  la  vida; 

V  si  la  parca  homicida 
Cortare  el  hilo  mejor 

De  vuestra  vida,  mi  ardor 
Me  asegura  en  mi  cuidado. 
Que  aunque  vos  me  hayáis  fallado, 
No  puede  tallar  mi  amor. 

CONDESTABLE. 

Equívoca  habláis,  Señora, 
Con  diferenle sentido; 
Pero  aqui  siento  ruido, 
Dejémoslo  por  ahora. 

Sale  CUATRÍN. 

CBATIiIN. 

Sobre  un  mal  domado  potro, 
Comediante  de  la  legua. 
Porque  solo  en  los  lugares 
Los  galanes  representan; 
Postillón  de  la  campaña, 
Cortés  por  toda  excelencia , 
Pues  á  cada  paso  suele 
Hacer  dos  mil  reverencias, 
Se  apea  en  aqueste  instante... 
Pero  ya  pienso  que  llega; 
El  diiá  quien  es,  pues  yo 
Quise  pintaros  la  yegua. 

SaU  E.NRIQUE. 

ENRIQUE. 

No  entre  ninguno  conmigo; 
Quedaos  lodos  allá  fuera.— 
¡  Condestable !  ;  Doña  Blanca ! 

CO.NDESTABLE. 

Señor,  ¿cómo  vuestra  Alteza 
Hace  alcázar  esta  quinta 

V  hace  cíelo  aquesta  selva? 

ENRIQUE. 

He  salido  esta  mañana 

A  fatigar  la  maleza 

Desos  montes,  que  i  los  cielos 

Eternidades  apuestan, 

Con  la  Reina,  j  descubriendo 

Vuestra  quinta  .  quise  en  ella 

Daros  los  justos  castigos 

üe  vuestras  inobediencias; 

V  ansí,  la  Reina  dejando 
Eu  la  nevada  ribera 

A  quien  airado  Neptuno 

Con  globos  de  espuma  argenta. 


DE  ROJAS. 

Vengo  á  castigar  delitos 
De  las  intenciones  vuestras. 
¿Cómo  os  habéis  atrevido, 
tionde,  sin  daros  licencia 
A  desposaros  con  Blanca? 
¿Qué  resolución  es  esa? 
Vive  Dios,  que  en  mis  enojos 
Vuestros  escarmientos  vean , 
Cortándoos  las  viles  alas. 

CONDESTABLE. 

Señor... 

ENRIQUE. 

No  me  deis  respuesta. 

CONDESTABLE. 

liobcrlo,  padre  de  Blanca  , 
Me  dijo,  que  vuestra  Alteza 
Lo  permitió;  y  asi,  yo... 

ENRIQUE. 

Vive  Dios,  que  sí  entendiera... 
Pero  llamadme  á  Kobei  lo. 
Porque  los  castigos  tenga 
Quien  tuviere  los  delitos. 
Id  á  llamarle. 

CONDESTABLE.  {Ap.) 

Hoy  recela 
El  alma  nuevas  desdichas. 

(la  á  llamarle  ) 

ENRIQUE. 

Salios  fuera  vos. 

CUATRÍN. 

Y  fuera. 
Con  sólo  un  guiñarme  de  ojo, 
De  dos  trancos  á  Ginebra : 
¿Qué  es  a  Ginebra?  á  Dalmacia. 
¿Qué  es  á  Dalmacia?  á  la  Armenia. 
Y  ansí  por  no  dar  enojos. 
Cejando  con  reverencias 
Mas  que  quien  lleva  prestado. 
Me  iré  tomando  la  vuelta 
Destasala  hasta  la  otra, 
Donde  reyes  no  me  vean , 
Dando  este  paso  hacia  aqui , 
Con  gorradas  mas  bien  hechas 
Que  dan  los  que  entran  de  balde 
A  un  cobrador  de  comedias.     {Vasf.) 

ENRIQUE. 

Blanca  ingrata,  fiera  hermosa, 
Basilisco  destas selvas. 
Hechizo  tiranamente. 
Blandamente  ingrata  hiena, 
Que  engañando  con  la  voz 
Das  muerte  á  tu  forma  mesma. 
Vive  el  cielo,  esfinge  aleve... 

BLANCA. 

Vuestra  Alteza  se  detenga. 
Que  no  desmienten  engaños 
(Coléricas  impaciencias; 
Si  viene  á  darme  á  entender 
Que  de  mí  empleo  le  pesa , 
^o  lépese,  vive  el  cielo. 
Ni  á  mi  tampoco  me  inquieta 
Que  vuestra  Alteza  se  case 
Con  Rosaura; y  asi  sea 
Igual  en  los  dos  aquí 
La  ingrata  correspondencia; 
Que  yo  con  mi  esposo,  el  Conde, 
Tan  gozosa ,  tan  contenta 
Me  hallo  desde  anoche  acá, 
Que  solamente  me  pesa... 

ENRIQUE. 

¿Qué? 

BLANCA. 

Que  no  haya  sido  antes. 

ENRIQUE. 

¡Que  esto  mi  enojo  consienta  1 

BLANCA. 

Ya  senil  que  anoche  entró 


r.T  1.1  [■(•ta  pared,  y  csla  , 
Mu>  ([lie  liiifza  es  injuiia, 
Uaí  cjue  lisonja  es  ol'ensa. 

ENBigUE. 

Ciiaiulo  olvidando  el  iiiipeilo, 
!jue  lo  es  mayor  tu  belleza, 
\cnu  ..noche  á  casarme, 
¿  laii  i^reslo  á  llevar  le  dejas 
Ue  un  .  gravio  que  es  amor, 
Ue  uii.i  injuria  (jue  es  linezu? 
to  lin,  ¿le  tías  casado? 

BLANCA. 

Si; 
Yoii^ucme  de  tus  ofensas. 

k^RIUUB. 

¿Esa  t>  vcn^'anza'; 

B1,A\CA. 

Es  valor. 

ENRIUUE. 

¿Y  tu  amor? 

BLANCA. 

Tarde  le  quejas; 
Tú  me  dejaste. 

ENRIQUE. 

Tú  luíste 
La  que  por  una  sospecha 

0  quiza  por  un  deseo, 
Te  casasle. 

BLANCA. 

¿Tú  me  niegas 
Que  por  reinar  me  olvidaste? 

I  Sale  EL  CONDESTABLE. 

e>RIQi.'E. 

Es  engaño. 

BLA^CA. 

Es  evidencia; 

1  o  que  yo  di^o  es  verdad.— 
lle.^a  ,  esposo,  y  dalecuenla  , 
r'ori|ue  esta  su  Majestad 
Culpando  lu  inubedieiicia, 

)  yu  te  estoy  disculpando. 
tAp.  Kl  alma  ya  por  la  lengua 
Iba  a  arrojarse.  ;Ay  de  mi ! 
iÜue  mis  congojas  me  ciegan  Ij 

EMBIQUE. 

Conde,  ¿no  viene  Huberto? 

COMieSTABLE. 

Dicen  que  está  en  la  ribera 

Un  la  Ueina  ,  mi  Señora. 

{•'P-  ¿Uué  me  per^e.nuis,  sospci:! 

iQue  me  queréis  ,  fanlasias? 

,.bl  Itey  dejando  a  la  iteiiia 

Se  viene  a  la  casería? 

il¿ue  enigmas,  cielos  ,  son  estas 

ENBIQCE. 

Aunque  Roberto  os  casase , 
Vi.esira  culpa  es  inanilicsta  , 
Perú  es  fuerza  perdonaros  ; 
Y  asi ,  mañana  quisiera 
Que  a  Palermo  vengáis  ,  Conde. 

{Itutdo.) 
¿Pero  qué  es  esto? 

CorSDEMABLE. 

La  Urina, 
Que  con  Roberto  ha  llegado. 

ENRlylE. 

No  quisiera  que  me  \iera  ; 
¿I'or  dónde  podré  s  ilir? 
Oi'B  se  ha  de  enojar  por  fuerza 
l'nes  la  dije  que  i  Paleriiio 
Ue  Volvía. 

CONDESTABLE. 

Sin  que  os  vea 
No  puede  ser. 


CASARSE  POR  VENCAÜSI!. 
e\riqi:e. 
¿Qué  be  de  hacer? 


.Mirad  que  á  esta  cuadra  llega. 

I  ENRIQUE. 

¡  Pues  yo  me  arrojo  »  salir. 

¡        Sale  ROSAURA  v  ROBERTO. 

ROSAURA. 

'  Señor,  ¿cómo  vuestra  Alteza 
.  En  aquesta  casería? 

¡  ENnlQUE. 

Como  pasaba  por  ella, 

Y  he  entrado  á  ver  i  Roberto, 

Que  desde  mi  edad  primera 

Me  ha  criado;  ya  sabéis 

Que  eslas  son  forzosas  deudas 

De  quieu  soy. 


Merecen  mucho  las  prendas 
ÜeKoberlo. 

ROBERTO. 

El  cíelo  os  guarde. 

ROSAURA. 

Blanca,  ¿de  qué  es  la  tristeza? 
Vos,  Conde,  ¿qué  os  suspendéis 
Roberto... 

CONDESTABLE. 

¡Ay  honor! 


Me  cuenta 


Que  queréis  a  Blanca  mucho. 

CONDESTABLE. 

Tanto,  que  si  ser  pudiera , 
Que  todos  los  que  han  amado 
Con  diferentes  linezas 
Aquel  amor  redujesen 
A  un  sugeto,  y  éste  fuera 
Capaz  de  sufrirle  todo, 

Y  contra  naturaleza 
Aspirará  ser  mayor, 

Y  otra  vez  se  repartiera 
Entre  todns  los  amantes, 
Fueía  el  hacer  coiiqietencia 
Una  luz  á  la  del  día, 
Inallor  con  las  estrellas, 
Un  arrojo  con  el  mar 

A  la  meiior  llama  destas 
Que  siento  en  el  corazón; 
Por(|ue  en  Blanca  tan  discreta. 
Tan  hermosamenle  afable. 
Tan  gallardamenle  bella, 
Que  ella  merece  por  sí, 
Como  lodas  las  bellezas. 
Luego  sí  una ,  siendo  todas. 
Vive  eterna  en  mis  potencias , 
Viendo  los  méritos  suyos 
Para  pagarlos,  es  fuerza, 
Si  merece  como  todas. 
Que  como  todas  la  quiera. 

ROSAURA. 

Cíen  encarecido  eslá. 

BLA^CA. 

Poco  el  Conde  me  ilebiera 
I  Si  yo  no  digo  mi  amor 
(Vuestra  Alteza  dé  licencia). 
Que  entre  dos  que  bien  se  quieren 
l'ucra  muy  poca  iíneza. 
Que  el  uno  su  incendio  diga 

Y  litro  calle  sus  ternezas. 
Es  mi  amortan  excesivo. 
Que  antes  que  mi  esposo  fuera 
Sin  haberle  visto  nunca , 
Dentro  de  mi  propia  idea 

Le  estaba  queriendo  siempre , 


ni 

Tanto,  que  en  mi  es  evidencio. 
Que  no  por  verle  le  quise  , 
Sino  por  naturaleza. 
Pues  si  amor  es  accidente 
Que  en  el  sentido  se  engendra, 

V  mi  esposo,  el  Conde,  aqui 
l)e  su  alecto  me  conliesa 
Que  me  quiso  por  mirarme. 
Más  gloria  á  mi  amor  se  deba, 

is  yo  le  adoré  sin  verle  ; 
Sigúese ,  pues  ,  que  auiujuc  tenga 
Amor  como  lodos  juntos. 
Ese  mismo  amor  me  enseña 
Que  habiendo  sido  accidente. 
Por  accidente  pudiera 
Faltar  también  este  amor. 
Luego  es  fuerza  que  le  exceda , 
Si  nu  amoresnaiural 

V  su  amor  es  conlíngencia. 

ENRIQUE. 

Mucho  más  le  quiere  Blanca, 

[Áp.  ¿Qué  eslo  mi  dolor  consienta?) 

BLANCA.  {Ap.) 

¡  Que  á  esle  tiempo  baya  llegado  ! 

CONDESTABLE.  (Ap.) 

;  Ah  ,  si  éstas  verdades  fueran  ! 

ROSAURA.  (Ap.) 
;  Ah,  si  asi  le  quiere  Blanca ! 

BLANCA.  (Ap.) 

Mi  enojo  y  mi  agravio  sientan. 

ROSAURA. 

Va  es  hora  de  ir  á  Palermo. 

CONDESTABLE. 

Permítame  vuestra  Alteza 
Que  va\a  hasta  allá  á  servirla. 
Puesto  que  no  hay  media  legua 
Uesla  quima  hasta  la  corle. 

REINA. 

Quedaos,  Condestable ,  en  ella, 
l'üri|ue  sois  recién  casado, 

V  es  doña  Blanca  muy  bella , 

V  haréis  falla  en  vuestra  casa. 

CONDESTABLE. 

Mí  silencio  es  mi  obediencia. 

1.4/j.  jQue  agravios!  Qué  desconsuelos!) 

ROSAURA. 

Roberto  conmigo  venga. 

ROBERTO. 

Obedeceros  es  justo. 

ROSAURA. 

¿No  eslá  cansado  lu  Alteza 
Ue  haber  andado  esta  noche 
Fatigando  la  maleza? 
¿No  venís? 

ENRIQUE. 

Ya  os  übedeico. 

CONDESTABLE.  (Ap .) 

i  Esta  noche  ha  estado  fuera ! 

ROSAURA. 

Blanca  ,  pues  tenéis  esposo 

Que  vuestras  partes  merezca, 

Veneraldecomoatal; 

No  os  digo  más ,  sois  discreta. 

Conde  ,  pues  la  (pienis  lamo, 

V  ella  adoraros  confiesa. 
Mirad  que  es  hermosa  Blanca, 
Tened  cuidado  con  ella. 

(Vaiise  Rosaura  y  Roberto.) 

BLANCA.  (,\p.) 

Honor  mío,  valor  mío, 
¿Donde  hallaré  resistencia? 


Cuando  es  la  desdicha  cierta. 

ENRIQUE. 

Blanca  ,  adiós. 


CONOESTABI.E. 

Yu  se  fué  Blanca. 

ENRIQUE. 

{Ap.  ¡Qué  de  espirilus  me  lleva ! ) 
AJios ,  Conde. 

COMiESTADLE. 

fcl  cielu  os  guarde. 

ENBIQUE. 

;Ay,  Blanca,  y  cuauíome  cuestas! 

(Vase) 

CONDESTABLE. 

i  Qué  es  esto  que  por  mi  pasa  ? 

¿Qué  conlusioues  sou  estas í 

Aleña,  cuidados  niios  , 

Que  toca  el  honor  a  leva. 

Discursos,  liuidde  mi, 

Apartaos  de  mí ,  sospechas. 

¡blanca  anoche  al  desposarse 

Triste ,  dudosa  y  suspensa  , 

'1  rucado  en  nieve  su  nácar, 

íu  carmi»  en  azucenas! 

tn  el  lecho  suspirando, 

Lesmayada  y  macilenta, 

tial  hallada  entre  mis  brazos, 

Airojando  fuego  en  perlas! 

j  ti  Hey  en  la  casarla 

Tau  de  mañana  !  ¡  La  Reina 

í-iguiénilole  cuidadosa, 

í\  escondiéndose  de  ella ! 

Cuando  yo  entraba,  mi  esposa...: 

)  ero  no  pronunciéis,  lengua, 

Tanto  linaje  de  injurias, 

\¿ue  unas  con  otras  se  encuentran 

¡-<y  del  tiempo  en  que  el  agra\  lo 

Ue  tal  especie  se  engendra, 

(jue  declararle  es  injuria 

^  reprimirle  es  ofensa! 

Jlas  yo  le  digo  á  mi  mismo  , 

1  ues  no  con  mi  honor  cumpliira 

Í!Í  no  lo  sin.iera  tanto; 

vue  aunque  es  verdad  que  la  afrt 

1  n  tanto  aírenla  se  llama 

In  cuanto  publiía  sea, 

^  esta  sólo  yo  la  juzgo, 

Al  que  noble  sangre  alienta  , 

Jas  que  la  publica  al  mundo 

i  ebe  mirarla  secreta. 

1  a  lieiiia  ha  dado  á  entendi-r 

Que  el  Key  ha  salido  fuera 

Ksta  noche  de  palacio  ; 

Yo  sentí  en  mi  cuadra  mesma 

Voces  y  pasos;  es  cierto, 

Que  esto  de  las  apariencias 

Pueden  engañar  acaso; 

Pero  no  hay  por  qué  se  crea 

Que  todos  cinco  sentidos 

ijno  toque  y  otro  vea. 

Uno  escuche  y  otro  alcance, 

Y  que  todos  cinco  mientan. 
Luego  arguyo  bien ,  es  cierto ; 
Mas  la  Keina  entre  sus  penas  , 
Que  era  hermosa  si  lo  dijo, 

Y  que  mirase  por  ella. 
Ea,  ¿qué  dudo?  ¿qué  aguardo? 
¡  Ub  ayúdeme  mi  prudencia! 
¿Y  que  no  advirtiese  yo 
( ;0h  cuánto  una  pasión  ciega  !j 
Que  el  Hey ,  antes  que  lo  fuese  , 
Én  esta  quinta  pudiera. 
Puesto  que  vivió  con  Blanca  , 
Idolatrar  su  belleza? 

Y  SI  el  Bey  me  negó  á  Blanca 
Al  pedirla,  ¿no  era  fuerza 
Que  para  hacerlo  tuviese 
Alguna  llama  encubierta? 
¿Pero  esto,  no  puede  ser 
Que  una  fantasía  sea. 
Que  de  algún  fácil  principio 
l'dco  aparente  proceda? 
No  es  posible;  sí  es  posible. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
Que  á  veces  en  nuestra  idea, 
Como  el  natural  humano 
A  los  discursos  se  deja. 
Si  alguno  grabar  procura 
La  imaginación  primera 
En  el  carácter  del  alma , 
Es  el  honor  de  manera. 
Que  cuánto  se  dice  y  habla, 
(Cuánto  se  imagina  y  piensa  , 
Va  de  otra  razón  se  alegue. 
Ya  de  otra  causa  proceda  , 
Piensa  que  todo  se  dice 
Porque  se  sabe  su  ofensa. 
Bien  arguyo  ;  ¿pero  cómo 
Se  ha  de  apagar  este  Etna 
Que  en  la  materia  del  alma 
Pródigamente  se  engendra? 
>.Cómo,  si  no  las  admito. 
No  descarto  mis  sospechas? 
Pero  ya  se  me  ha  ofrecido 
l!na  industria  con  que  es  fuerza 
O  que  viva  el  desengaño 
O  que  mis  discursos  mueran. 
Yo  he  de  intentar  esta  noche 
Ser  juez  de  su  inocencia  , 
O  testigo  de  mi  agravio; 
Pues  cuando  á  un  tiempo  me  cercjii 
Uesensaños  al  indicio, 

Y  a  mis  dudas  evidencias. 
Disimularlas  es  yerro. 
Reprimirlas  imprudencia. 
No  castigarlas  delito, 
Atrepellarlas  vileza, 
Conlenerlas  es  oprobio. 
No  buscarlas  negligencia, 
Recatarlas  es  rigor. 
Apresurarlas  violencia; 

Y  asi  sólo  averiguarlas 
Mi  industria  esta  noche  ordena, 
Dando  al  indicio  castigos. 
Dando  al  honor  resistencias, 
Al  deseo  sufrimientos. 
Quilates  á  la  prudencia, 
Palma  á  mi  honor  si  hay  victoria, 
Muerte  á  Blanca  si  hay  ofensa.  (  Vase. 


BLANCA. 

¿Qué  es  á  lo  que  vienes? 

CUATRIH. 


Que  el  Conde 


Salen  BLANCA  t  SILVIA  con  una  luz. 

SILVIA. 

Deja,  Señora  ,  el  llorar. 
Pues  le  das  al  sentimiento 
Más  quilates  de  tormento. 
Más  incendio  en  que  penar ; 
Mas  pienso  que  por  vivir 
liimorial  en  in  tristeza 
Has  hecho  naturaleza 
El  sus¡iirar  y  sentir. 

BLANCA. 

No  puede  haber  suspensión 
I ji  tan  tallado  lorinenlo. 
Pues  las  lágrimas  que  siento 
Sudores  del  :ilma  son. 
Oran  fuego  se  alienta  en  mi. 

Di,  Señora,  tu  desvelo. 
Pues  quizá  hallarás  consuelo 
En  mi. 

BLANCA. 

No  tetona  á  tí; 
Mis  penas  el  alma  llora  , 
Déjame  conmigo  estar. 

SILVIA. 

Obedecer  y  callar 

Es  lo  que  me  toca  agora. 

Sale  Cl'ATRIN. 

BLANCA. 

¿Y  tú  qué  quieres.  Cuatrín? 

CDATRIN. 

Vengo  á  decir  si  le  agrada... 


igo,  en  hn, 

BLANCA. 

Di. 

Cuatrín. 
Mi  Señor 
En  este  instante  va  fuera, 

Y  dijo  que  le  dijera 
Que  perdonases  su  error; 
Porque  no  puede  venir 
Esla  noche  entre  tus  lazos 
A  gozar  dulces  abrazos ; 
Yo  no  sé  si  iba  á  reñir. 
Porque  al  llegar  á  avisar. 
Sea  mollina  ó  deshonra. 
Dijo  que  un  negocio  de  honra 
Habia  de  averiguar; 
En  fin,  se  fueron  los  dos, 

V  de  lo  que  el  Conde  iiilenla 
He  venido  á  darle  cuenta. 

BLANCA. 

Mala  Pascua  le  dé  Dios, 
Vete. 

(Hace  que  se  va  y  vuelve  algunas  vecet 
hasla  que  se  entra.) 


Voyme,  aunque  me  espanto 
De  lo  mucho  que  has  sentido. 
Porque  yo  no  he  presumido 
Que  á  tu  esposo  quieres  lanío. 

BLANCA. 

¿No  te  vas? 

cuatrín. 
Estás  cruel. 

BI.A.NCA. 

No  es  ese  ¡  ay  Dios !  mi  cuidado. 

cuatrín. 
No  pienso  que  te  be  contado 
Como  llevaba  broquel. 

{Hace  que  se  va  y  vuelve.) 

BLANCA. 

Cuatrín,  enfadoso  estás; 
Déjame,  acaba. 


Y,  en  lin, 
Digo  que  se  irá  Cuatrín; 
Pero  di  me... 

{Hace  que  se  va  y  vuelve.) 

BLANCA. 

¿No  te  vas? 

CUATRÍN. 

Ireme.  pues  le  ofendiste , 

V  enojos  tantos  previenes  : 

(Lo  mismo.) 
Asi,  ¿no  dirás  qué  tienes 
Que  estás.  Señora,  tan  Irísle? 

BLA.NCA. 

Vete  ó,  vive  Dios ,  grosero... 

CUATRÍN. 

Digo  que  soy  un  cansado, 

V  que  toilo  cuanto  he  hablado 
Fué  por  boca  de  barbero; 
Pues  solo  quien  lo  es  aboga 
Con  arenga  dilatada. 

En  viendo  un  hombre  que  enfada. 
No  hay  cosa  como  dar  soga. 


Sale  ÍII.V!A. 

SILVIA. 

Señora,  el  Rey  lia  llei;ado 
V<<r  1.1  puerta  del  jardín, 
>        II  eslar  aquí  Cualrin 

lino  qiie  liubiera  entrado. 
lili'  el  Conde  esla  fuera, 
^     I  f  <jue  te  lia  de  ver. 

BLANCA. 

Silvia  ,  ¿qué  leníío  de  bacer? 

.SILVIA. 

El  entra  ya,  no  quisiera 
fc;>lar  aquí:  yo  me  voy, 
Forqiie  se  lia  quedado  abierta 
Del  jardin  la  verde  puerta.         ( Vii 

ULAXCA. 

¿Üuiide  vas? 

SILVIA. 

A  cerrar  voy. 
Sa/í  ENRIQUE. 

EMIIQCE. 

Bbni'a  ,  perdona  el  error. 
Que  sabiendo  que  lu  esposo 
Fue  a  Palermo,  cuidadoso 
Veiií^u  a  ablandar  lu  rigor; 
Eiiteinézcaie  el  dolor 
Con  (jue  me  busco  en  tus  ojos, 
\  auiujue  en  tan  fieros  despujos 
Nu  acredites  mis  ternezas , 
Las  >|ue  eran  en  ti  finezas 
No  vengan  á  ser  enojos. 
Aun  lio  me  aparto  de  aqui. 
Cuando  con  nueva  o.sadia, 
Como  en  tus  ojos  solía. 
Me  vuelvo  á  buscar  en  ti. 
¡Ay  de  mi  vida  !  ¡Ay  de  mi! 
Pues  que  te  llego  á  querer 
Tanto,  que  más  puede  ser 
Con  que  es  fuerza  que  haya  sido 
Dejar  de  haberte  querido 
Que  dejarte  de  querer. 

BLANCA. 

Enrique ,  rey  de  Sicilia , 
Monarca  el  más  poderoso. 
Si  avariento  de  tus  rayos 
Te  negaste  á  mis  sollozos, 
\a  que  arrojado  le  induzcas, 
'le  precipites  furioso 
A  romper  de  aquestas  puertas 
Bien  merecidos  decoros. 
Oye  en  razones  sucintas 
Nal  declarados  enojos, 

Y  débeme  desengaños , 
Pues  te  debo  injurias  sólo. 
Que  de  veces ,  si  te  acuerdas , 
Por  este  tabique  roto. 

Que  un  artífice  labró 
Con  secreto  artificioso , 
Nos  estudiamos  Ijs  almas. 
Tan  suspensos ,  tan  absortos. 
Tan  iguales ,  lan  amantes. 
Que  en  recalados  coloquios 
Ño<:olros  mismos  tuvimos 
Dulces  celos  de  nosotros. 

Y  viéndonos  tan  suspensos 
El  ^ipacible  Favonio, 

De  las  luces  déla  aurora 
Nos  dio  aviso  en  blandos  soplos ; 
Peni  aquí  anhelando  muero, 
A'iui  del  llanto  me  ahogo; 
Fuisle  rey,. laudóme  amante 
Maiiii  V  p:djbra  di-  es|ioso. 
Fui  a  ¡'íilermo,  bailete  í.ay  Dios, 
Con  qué  de  afectos  lo  lluro!  j 
Con  Rosaura  desposado. 
¡Olí !  entonces  aquese  mnnslnio 
■:ve, 
R. 


CASARSE  POR  VE.MIARSE. 
Por  rizos  de  espuma  escollos , 
Me  diera  infausto  sepulcro 
En  su  centro  cavernoso  ! 
Quise  vengarme  de  mi , 
Airada  al  daño  me  expongo. 
Despóseme  con  el  Conde , 

Y  tan  otra  me  provoco, 
Que  por  darme  ese  castigo , 
Diligencié  mis  oprobios. 
Casóme,  en  On ;  ¡cuánto  yerra 
La  quepor  vengar  su  enojo 
Contra  su  gusto  se  casa 
Habiendo  (|uerido  i  otro ! 
Puf's  darse  eiilóiices  la  muerte 
Kiauna  desdicha  sólo; 

Pero  casarse  á  disgusto 
Vienen  á  ser  dos  ahogos  : 
L'no,  no  poder  jamás 
Desechar  el  amor  propio. 
Que  es  natural,  el  primero ; 

Y  es  el  otro,  tener  odio 
Por  los  impulsos  de  amante 
A  los  afectos  de  esposo. 

Y  aunque  todas  estas  cosas, 
Blandamente  rigoroso 
Contra  mi  amor  intentaste , 
Tanto  á  quererte  me  arrojo. 
Tanto;  pero  ¿cómo  lengua, 
Imaginaciones,  cómo 

Os  lleváis  de  los  afectos? 
Señor,  Señor,  aunque  logro 
Honras  en  ser  vuestra  esclava , 
Mi  esposo  es  noble,  mis  ojos  , 
Con  la  lengua  de  su  llanto , 
Que  os  están  hablando  á  golfos  , 
Os  suplican  que  os  venzáis ; 
Dejadme  en  blando  reposo 
De  inquietudes  de  mi  vida 
Solicitar  desahogos. 

Y  si  arrojado  intentáis 
Hacer  al  vulgo  notorios 
Vuestros  afectos  pasados , 
A  mi  esposo  hacéis  forzoso 
El  agravio  en  la  intención , 
Cuando  venganzas  aborto 
Por  los  ojos  en  mi  injuria. 
Cuando  ni  mi  amor  pregono , 
Ni  mis  agravios  allano. 

Ni  mis  impulsos  revoco. 
Yo  misma  seré  el  suplicio 
De  mi  vida  rigoroso. 

Y  sacando  el  corazón 

Del  pecho  en  que  yole  acojo. 
Tomaré  venganza  en  él , 
Porque  se  inclinó  alevoso 
A  quereros  inconstante ; 

Y  agora  esta  mano,  sólo 
Porque  ha  locado  á  la  vuestra. 
Siendo  cobarde  despojo 

De  la  ofrenda  de  marido  , 
He  de  abrasar  poco  á  poco 
En  esta  confusa  llama... 
(l'a  á  quemarse  la  mano  en  la  vci 
y  muíala.) 
ENnujUE. 
Tente. 

BLA.NCA. 

Porque  de  este  modo... 
Mas  ; cielos,  la  luz  he  niuerto!— 
Silvia,  luz. 

F.NmOUE.  (Ap.) 

Presumo  (|ne  oigo 

Un  golpe  hacia  aquesta  parte, 

{Suena  dentro  ruido  de  golpe  com 

de  persona  que  salla. ¡ 

Y  puede  ser  que  su  esposo 
Huya  cnlradn;  yo  me  aparto 
Por  este  jardin  frondoso, 
Ciiya  llave  traigo  aqui; 
Poique  viene  á  ser  mas  logro, 


lió 
Ser  por  noble  deMÜchado 
Que  por  ingrato  dichoso. 

(  Vase  y  no  lo  eche  de  ver  Blanca, 
y  prosigue,  pensando  que  está  aqui.) 

BLANCA. 

No  puede  tardar  la  luz  ; 
Yo  prosigo  con  mi  enojo  : 
En  efecto,  rey  Enrique, 
Pues  una  vida  malogro. 
Que  fué  roca  á  tus  finezas 
Y  á  tus  afectos  escollo. 
No  permitas,  no  permitas 
No,  (|ue  el  vulgo  malicioso 
Con  sombras  de  honor  tirano 
Eclipse  mi  honor  heroico. 
Conliesn  que  te  he  querido, 
Enrique,  siendo  en  el  godo 

Sale  EL  CONDE  por  la  otra  puerta  con 
espada  y  broquel ,  lleno  de  polvo ,  ;/ 
vase  careando  con  ella. 

Del  amor  de  tanto  tiempo 

Poco  cursado  piloto. 

Déjame ,  Enrique  atrevido. 

Que  aunque  es  verdad  (|ue  á  mi  esposo 

No  reportada  aborrezco , 

No  tampoco,  no  tani|ioco 

Te  quiero,  si  antes  te  (|u¡se. 

Aunque  no  constante  borro 

De  la  memoria  impresiones 

Que  esculpí  con  líneas  de  oro, 

Pero  mi  esposo  y  mi  honor 

Antes  han  de  ser  que  lodo. 

Vete,  Enrique,  déjame; 

Pues  á  tus  plantas  me  postro, 

Pidiendo... 

{Arrodíllase  delante  de  su  marido.) 

Sale  SILVIA  con  luz. 

SILVIA. 

Aqui  está  la  luz. 

BLANCA. 

Esposo,  ;  ay  cielos!  si  tomo... 

Si  yo...  si...  porque...  si  acaso,..  — 

Si  Enrique...  {Túrbase.) 

CONDESTABLE. 

lilanca,  ¿qué  asombros 
Os  conducen  tan  suspensa? 
Vete  Silvia,  {Ap.  Aquí,  socorros 

{Vase  Silvia.) 
De  mi  ardiente  corazón; 
Aquí ,  fuego  misterioso; 
El  Rey  estaba  con  Blanca, 
O  ella  haciendo  soliloquios 
Se  ensayaba  en  su  venida. 
¡  En  qué  de  enigmas  me  engolfo  I 
«Déjame ,  Enrique  atrevido  , 
Que  aunque  es  verdad  que  a  mi  esposo 
No  reportada  aborrezco. 
No  tampoco  ,  no  tampoco 
Te  quiero,  si  antes  le  quise.» 
Al  examen  ri:.;oroso 
Me  llaman  estas  palabras 
De  mi  honor.  Mas  ¡cielos!  ¿cómo 
Averiguaré  mi  ofensa? 
Pero  quedándonos  solos 
He  de  ser  juez  de  mi  causa ; 
Yo  propio  ¡  cielos  !  yo  propio 
Me  he  de  buscar  la  disculpa  , 
Pues  el  cargo  es  lan  notorio. 
Cerrarla  quiero ,  y  salir 
A  mirar  si  en  los  contornos 
Algún  criado  me  escucha , 
Que  es  honor  tan  melindi  r.so 
Que  después  de  averiguado  , 
Auii(|iie  le  sirvan  de  abono 
Apariencias  ya  de  pluma. 
Evidencias  ya  de  plomo  , 


i\*  COMEDIAS 

Pensando  que  bin  üe  poner  \ 

En  las  [iresunciones  dolo, 
üueda  recelosa  el  alma 

Y  el  honor  escrupuloso.) 

{Cierra  por  fuera  las  puertas  y  vr.sc.) 

BLANCA. 

O  es  ilusión  lo  que  miro , 
O  es  engaño  lo  que  loco , 
O  es  eiiiyma  lo  que  advierto, 
Fantasía  lo  que  ignoro  , 
U  es  que  ni  alcanzarme  puedo 
Ni  á  mi  misma  me  conozco. 
;Mi  esposo  no  estaba  fuera? 
Pues  ¿cómo  entró  aqui  mi  esposo ' 
¿El  Rej  no  hablaba  conmigo? 
¡  Qué  es  esto ,  cielos  piadosos ! 
Pero  sin  duda  se  fué 
Por  el jarUin  ,  receloso 
O  airado  de  mis  raiones; 
Gran  daño  en  mis  males  corro. 
Pues  mi  esposo  me  ha  cerraüu; 
Todo  es  males,  daños  lodo  : 
Déme  ya  la  muerte  hera. 
Aunque  sin  culpa  i.i  gozo, 
Pero  ¿qué  dirá  Sicilia 
De  mi  muerte?  Si  es  forzoso 
yue  acredite  no  inocencias, 
yue  si  uD  marido  celoso 
Se  determina  arrojado. 
Piensa  el  vulgo  escandaloso 
Oue  hubo  delito  si  hay  sangre , 
Que  hubo  culpa  si  hay  enojos. 
Pues  cunsenlir  el  castigo 
Es  de  mi  sangre  desdoro, 
Hacer  vanas  resistencias 
'J'anipoco  ha  de  ser  ahorro. 
¡  Ay  de  mi !  que  lan  suspensa , 
Tan  discursiva  me  cobro . 
Que  ni  a  la  muerte  me  allano , 
M  á  la  vida  me  acomodo. 
¿(Jué  tengo  de  hacer?  huir  ; 
Mas  si  está  cerrado  todo, 
¿Cómo  saldré  á  esotra  cuadra? 
Mas  por  el  tabique  roto. 
Pues  no  he  tenido  lugar 
Para  cerrarle,  me  arrojo 
En  lance  lan  apretado 
A  entrarme,  porque  es  impropio 
Cuando  hay  salida  á  la  vida 
Peligraren  lo  dudoso. 

Y  pues  que  salgo  á  otro  cuarto , 
Busco  á  mi  padre ,  que  es  logro 
De  mi  honor  guardar  mi  vida, 
Que  en  pasando  aqueste  enojo. 
Podrá  haber  satisfacciones 

Y  ahora  desdichas  sólo. 

(Ha  de  haber  un  tabique  hecho  de  ma- 
dera y  dado  de  cal  por  encima,  que 
se  abra, y  después  á  su  tiempo  se 
caiga  lodo,  y  encima  del  hade  haber 
algunas  pinturas.  Abre  Blanca  el 
tabique  y  vase.) 

Sale  EL  CONDESTABLE  abriendo  las 
puertas. 

CONDESTABLE. 

Todo  este  cuarto  he  mirado 
Advertido  y  cuidadoso, 

Y  nadie  escucharnos  puede. 
;0h  cuánto,  cielos,  me  importo 
Para  averiguar  yo  mismo 
Estos  celos  rigurosos! 

Mas  ¿cómo  no  está  aquí  Blanca? 
¿Blanca?  Suspenso  y  absorto 
Me  tiene  mi  fanlasia ; 
Blanca  hermosa,  miento,  monstruo 
De  mi  honor.  ¡Cielos!  ¿qué  es  esto .' 
Por  las  venas  y  los  poros 
Helado  sudor  me  cubre. 
¿Qué  ilusión  de  mis  enojos 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
Es  esta  ?  ¿Yo  no  he  cerrado  ? 
Pues  ¿cómo  ¡ay  pesares!  cómo 
No  parece  Blanca?  Quiero 
Mirar  si  del  alboroto 
Dejé  las  puertas  abiertas ; 
Cerradas  están  ;  no  topo 
A  mis  discursos  salida , 
Pues  tener  llave  es  impropio. 
Que  hoy  he  echado  llaves  nuevas 
.\  esas  puertas ,  receloso 
Oe  una  vana  fantasía. 
Pues  pensar  que  ha  sido  asombro 
O  ilusión  ,  es  dosmenliime 
A  mí  mismo;  pues  ¿qué  modo 
Tendré  para  averiguarlo? 
Pero  ya  ¡ay  cielos!  conozco 
Que  hay  culpas  en  Blanca ,  y  mucha 
Pues  huyendo  de  mis  ojos, 
Las  que  en  mi  fueron  sospechas, 
Son  para  su  dueño  abonos. 
Ella  huyó,  luego  es  culpada ; 
Pero,  ¿por  dónde,  si  el  Noto 
Por  impulso  de  sus  alas 
No  la  ha  llevado  á  otro  polo? 

(Llaman  á  una  puerta.) 
Cielos ,  llamaron ;  yo  quiero 
Abrir ,  desmintiendo  al  rosiro 
Las  sospechas  de  mis  males.  — 
¿Quién  es? 

Sale  ROBERTO. 

ROBERTO. 

Y'o  ,  que  á  lo  furioso 
Oe  tus  voces  he  llegado ; 
¿Qué  tienes,  hijo? 

COMDESTABLE. 

Estoy  otro 
De  quien  era  en  mi  discurso. 
Siendo  enigma  de  mis  ojos. 
Blanca... 

ROBERTO. 

¿Qué  dices  de  Blanca? 
De  Palernio  vengo,  y  sólo 
A  lílanca  encontré ,  arrojando 
Por  la  margen  de  su  rostro 
Ln  esta  primera  cuadra 
Dos  destilados  arroyos, 

COrtDESTABLE. 

¿Blanca  está  allá  fuera? 

ROBERTO. 

Si. 

CONDESTABLE. 

No  puede  ser. 

ROBERTO. 

Reconozco 
Que  estás  otro,  como  dices. 
¿Rlanca? 

Sale  BLANXA. 

BLAXCA.  (Ap.) 

Señor,  yo  me  arrojo. 

CONDESTABLE.   (Ap.) 

Oes  ilusión  cuánto  miro, 
O  es  incierto  cuánto  loco. 
¿El  Rey  no  estaba  con  ella? 
¿Yo  no  vine  cuidadoso? 
¿No  sacó  Silvia  la  luz? 
¿No  cerré  á  Blanca  yo  propio? 
Pues  ¿cómo  ahora  está  fuera? 

ROBERTO. 

,,  Qué  tenéis  ,  Conde? 

CONDESTABLE.  (Ap.) 

Yo  propio 
¿No  me  escondí  aquesta  noche? 
;  Mas  que  me  ba  de  volver  loco 
Esu  quinta! 


DE  ROJAS. 

«OBERTO. 

¿Qué  tenéis? 

CONDESTABLE. 

Tengo  una  pena  que  ignoro.' 

ROBERTO. 

¿Quién  la  causa? 

CONDESTABLE. 

No  lo  alcauzc 

ROBERTO. 

¿Cómo  ha  sido? 

CONDESTABLE. 

No  sé  el  cómo, 

ROBERTO. 

¿No  lo  sabes? 

CONDESTABLE. 

Si  losé. 

ROBERTO. 

Di  el  efecto. 

CONDESTABLE. 

Aquese  ignoro. 

ROBERTO. 

¿De  dónde  nace? 

CONDESTABLE. 

De  mi. 

nOBERTO. 

i  ¿Quién  las  obra? 

CONDESTABLE. 

Yo  las  obro. 

ROBERTO. 

¿A  dónde  vas  ? 

CONDESTABLE. 

A  morir. 

ROBERTO. 

¿Qué  logras? 

CONDESTABLE. 

Descansos  logro,  (yase) 

ROBERTO. 

¿Qué  es  esto,  Blanca? 

BLANCA. 

No  se. 

ROBERTO. 

¿Qué  sientes? 

BLANCA. 

Desdichas  lloro. 

ROBERTO. 

¿Por  qué  causa? 

BLANCA. 

Por  la  tuya. 

ROBERTO. 

¿Qué  te  hice  yo? 

BLANCA. 

Darme  esposo. 

ROBERTO. 

¿Qué  es  el  remedio? 

BLANCA. 

La  muerte. 

ROBERTO. 

¿No  hay  otro,  Blanca? 

BLANCA. 

No  hay  otro. 

ROBERTO. 

Oh,  ayúdeme  mi  prudencia. 

BLANCA. 

Si  hará,  pero  puede  poco 


JORNADA  TERCERA. 


Sale  BLAN'CA  fon  la  daga,  meílio  drs- 
nudn ,  dfstrentados  los  cabellos, 
sueltas  las  liaspiiñas  y  una  luz  en 
¡a  mano. 

BLANCA. 

Ahora  que  piadosos 
Esos  cielos  líennosos 
En  su  curso  violento 
Treguas  lian  [lerniilido  á  mi  tnrmenlo, 
Cuando  apenas  el  alba  ha  esclarecido, 
Sin  que  sepa  de  mi  ningún  sentido, 
Vengo  á  lomar  consejo 
De  mi  padre  por  serlo,  y  por  ser  viejo, 
Que  las  demás  son  intenciones  vanas, 
yue  sülo  habrá  remedio  donde  hay  ca- 
Mi  padre  aqui  reposa  ,  [ñas. 

Llamar  quiero  á  su  cuarto  cuidadosa, 
{Llama  Planea.) 

Sale  ROBERTO  medio  desnudo. 


¿Quién  a  estas  lioras  cuidadosa  llama? 

BLANCA. 

Yo  soy. 

RODEnro. 
¿Es  Blanca? 

BLANCA. 

Si,  que  por  mi  f.ima, 
Más  que  por  mi  desvelo. 
A  lu  consejo  en  mi  desdicha  apelo, 
Salle,  Señor... 

ROnEBTO. 

Al  cielo  ¡ay  Dios  I  plu;ínlera 
Que  tanto  de  tus  males  no  enteiidieral 

BLANCA. 

Pues  ¿ya  lo  sabes? 

ROUEKTO. 

Me  conjeturado. 
Que,  llepando  en  el  color  adeianiado, 
Destrenzado  el  cabello  de  ámbar  puio, 
Kl  rostro  hermoso  sin  color  seguro, 
Sin  palabra  los  labios, 
Los  ojos  con  agravios, 
Dt-sigual  el  acento , 
Torpe  el  discurso,  vario  el  sentimiento. 
Cuando  á  los  ojos  lágrimas  pretieres. 
Me  estás  diciendo  áuu  más  de  lo  que 
[quieres; 
Mas  di,  ¿qué  te  ha  movidoá  desperlar- 
BLA\CA.  [nie? 

Aleuiamente  puedes  escucharme. 

ROBERTO. 

Pues  no  ocultes  ninguna  de  tus  penas. 
Puesto  que  á  mayor  daño  te  condenas 
Si  diciéiidolas  todas  una  encubres ; 
Si  acallar  una  sola  le  acomodas. 
De  aquesa  puede  ser  que  nazcan  tortas. 

Y  habiendo  la  quehas  dichoremediado, 
Por  la  que  guardas  pierdes  lo  granjea- 

Y  pues  todas  contámlolas  mitigas,  [do, 
O  cuenta  la  mayor  ó  no  la  digas. 

BLANCA. 

Padre  piadoso ,  cuyas  plantas  sigo , 
Si  con  llamarte  padre  no  le  obligo. 
Obligúele  mi  amor;  pues  eres  sabio. 
Permite  tus  oidos  á  mi  labio, 
Yhoyquemifamaconmimuerleliiclia, 
O  de  valor  6  de  piedad  me  escucha. 
Ya.  pues.  Señor,  que  toda  4  ti  me  dejo, 
Mi  honor  has  decorar  con  tu  consejo, 

Y  pues  médico  eres  tan  prudente. 


CASARSE  POR  VENGARSE. 
No  te  pienso  encubrir  el  accidente. 
Elrey  Enrique(aqui  mi  agravio  en  pie- 
Antes  que  fuese  rey  (aquí  lropie7,;i  (la 
Exhalado  en  volcanes  que  reviento , 
Entre  mi  lengua  intrépido  mi  aliento). 
Como  vivimos  (si) ,  como  vivimos 
En  esta  quinta,  junios  nos  unimos 
Las  almas  tan  contormes,  tan  iguales 
(De  estas  glorias  proceden  estos  ma- 
Que  me  rendí  á  quererle.  [les), 

ROBERTO. 

¿Esto  consiento? 

BLANCA. 

Nohayculpaenel  honor,  esláme  atento, 
Que  si  delito  hubiera. 
En  balde  los  consejos  te  pidiera. 
Digo,  Señor,  que  Enrique  me  quería , 

Y  que  grata  á  su  amor  correspondía  ; 
Dióme  mano  de  esposo. 

Con  limpia  fe  ,  con  pecho  generoso. 
Tú  entonces  de  Paleinio  (¡ah  cielo  ai- 
[lado!) 
La  nueva  le  trajiste  de  su  estado; 
Üióme  una  (irma,  y  yo,  por  obediente. 
La  dediqué  á  tus  manos  imprudente, 

Y  era  por  obligarme  con  su  mano. 

Tu  entonces  de  tu  propio  honor  tirano. 
No  sabiendo  su  intento  ( ¡  ah  suerte  ai- 
[rada !) 
Me  disle  muerte  con  mi  propia  espada; 
PuesconRo.saura  hiciste  el  casamiento, 
Prestándote  yo  misma  el  instrumento. 
I  Ay  cielos!  ¿quién  dijera 
Que  del  bien  la  desdicha  procediera? 
Yo  revestida  ,  pues  .  de  mis  enojos , 
Con  la  pena  y  dolor  hasta  los  ojos , 
Sin  discurso  arrojada  ,  airada  y  liera 
(Que  no  tiene  dolor  quien  considera). 
No  podiendo  á  mi  misma  relreiianiie, 
Por  vengarme  de  mi  quise  casarme ; 
Aun  no  teniendo  miedo  de  la  muerte, 
()ue  propio  es  de  la  contraria  suerte. 
Cuando  la  vida  llama  al  desengaño, 
Qniíar  el  miedo  para  obrar  el  daño  ; 
Cáseme,  y  no  hallé  el  puerto  que  me 
[alienta; 
Pero  fulle  á  buscar  en  la  tormenta. 
Llegó  la  noche  de  saber  que  es  dueño, 

Y  lio  durmiendo  en  ella  estuve  en  sue- 
Quise  lingir  amores  ,  [ño; 
Pero  no  me  dejaron  mis  dolores; 
Quise  mentir  afectos  mal  pensados, 
Pero  no  me  ayudaron  mis  cuidados: 
Siente  ruido  ini  esposo, 
Levantj.se  animoso. 

Saliste  tú  al  instante  : 
Ya  sabes  lo  demás,  voy  adelante. 
Otra  vez, ,  pues ,  anoche, 
Apenas  l'ebo  apresuraba  el  coche 
Por  las  celestes  huellas, 
Imán  de  tanto  ejército  de  estrellas. 
Cuando  estando  mi  esposo  en  la  cani- 
(paña, 
()ue  el  mar  con  lanzas  de  cristales  baña. 
Entró  Eiiriqueen  la  quinta  inadvertido, 
Kl  color  entre  amante  y  ofendido ; 
A  una  criada  dónde  estoy  pregunta  , 
liusquéme  viva  y  no  me  hallé  difunta. 
Culpa  noble  mi  agravio  con  su  exceso. 
Apagase  una  luz  por  un  suceso, 
Vase  sin  que  le  viera  receloso, 

Y  hallóme  hablando  á  escuras  con  mi 

[esposo. 
Disimula  discreto,  y  yo,  turbada  , 
Salgo  á  otra  cuadra,  déjame  cerrada, 
Teii.o  perder  la  honra  C(.n  la  vida ; 
Acuerdóme  que  tengo  una  salida  , 
Con  que  no  podra  obrar  mi  esposo  el 

[Conde; 
No  te  importa  saber,  cómo  ó  por  dón- 
Baste  que  le  conUese  lo  pasado  ;    [de, 


Entra  á  buscarme  el  ánimo  alterado, 

Y  tú  entonces  saliste; 

Ya  viste  lo  demás ,  y  pues  que  viste 
Su  confusión ,  su  agravio  y  mi  cuidado, 
Vamos  á  lo  que  agora  me  ha  pasado. 
Entraba  yo  á  mi  cuarto  recelosa, 
Desmintiendo  temores  animosa. 
Esta  noche  pasada  con  mi  esposo. 
Vestido  de  temor  lo  temeroso, 
La  color  indecisa. 
Haciendo  el  llanto  de  mis  ojos  risa , 
Cuando  mi  esposo,  que  su  honor  pro- 
Blando  me  alhaga  y  cauto  me  asegura; 
Hallo  loque  deseo. 
Con  sus  abrazos  sus  finezas  creo. 
Que  quien  sin  culpa  llega  á  examinarse 
Más  fácilmente  puede  asegurarse ; 
Dejo  el  adorno,  desahogo  el  pecho , 
Armóme  de  valor,  y  admiio  el  lecho, 

Y  entre  esperanzas  de  favor  ilivinas , 
Me  fué  el  de  Holanda,  tálamo  de  espi- 

[nas. 
Eingesueño  mi  esposoy  busca  el  sueño; 
¿Pero  cuando  le  halló  tan  grave  empi- 

[ño? 
Que  pena  á  quien  el  sueño  ha  moderu- 
[do 
Aun  no  merece  nombre  de  cuidado. 
Mas  él  entonces  con  la  ardiente  llama  , 
Por  ver  si  duermo,  en  lenta  voz  me  lla- 

Yo,  por  saber  la  causa  de  su  herida. 
Finjo  (qué  bien  fingí)  que  estoy  dornii- 
Levánlase  confuso,  y  recelaba,       [da. 
Mirando  airas,  si  acaso  despertaba; 
Toma  una  luz  que  se  dejó  encendida, 
(No  sé  cómo  be  durado  con  la  vida) 
Prosigue  ron  cautelas  tan  extrañas. 
Yo  haciendo  celosías  las  pestañas. 
Los  ojos  entreabiertos  y  cerrados , 
Le  dejo  proseguir  con  sus  cuidados. 
Vivo  el  valor  y  las  potencias  muertas, 
Üequiere  las  ventanas  y  las  puertas; 
Ciérralas  todas  ,  y  arrojado  y  llero 
Desnuda  de  la  vaina  el  limpio  acero. 
Muéresele  el  color  y  el  alma  alienta, 

Y  al  honor  la  batalla  le  [iresenla; 
Viene  á  mí  apresurado,  el  paso  incierto, 

Y  al  arrojaise  finjo  (|ue  despierto. 

Y  entonces,  del  valor  vivo  tríisunto. 
La  causa  de  su  enojo  le  pregunto ; 

Y  asiéndole  el  aceto  le  mitigo, 

Que  el  miedo  hace  lo  más  en  el  castigo, 

Y  alentando  el  acero  con  el  brazo , 
lilaiida  me  incito,  tímida  me  enlazo. 
Desasirse  (iretende, 

Y  con  palabras  del  honor  me  ofende. 
Yo  á  callar  en  la  lucha  me  seiilencio. 
Que  nohav  satisfacción  como  el  sdencio. 
Kl  forzando  el  acero  y  yo  animando. 
Yo  resistiendo,  y  él  apresurando 
Volcaues,  que  en  el  pecho  helado  es- 

[conde. 
Ove  que  desde  el  campo  dicen:  (i¡Con- 
[de! 
Detiénese»,  y  yo  extraño  (;fcliz  suer- 
[te!j 
El  no  pensado  ahorro  de  mi  muerte, 
O  aquella  voz  que  exhala  el  aire  vano; 
Deja  la  daga  entonces  en  mi  mano. 
Apresura  el  valor  trocando  á  rayos, 

Y  >o  troqué  en  valores  mis  desmayos; 
A  salir  le  provoca  su  ardimiento , 

Y  yo  á  juma  llamé  mi  sentimiento. 
Toma  la  espada  y  busca  á  quien  le  lla- 
De  su  valor  forzado  y  de  su  fama,  [ma, 
Sale,  en  electo,  intrépido  y  desnudo. 
El  duda  quién  le  llama,  y  yo  lo  dudo, 

Y  como  sale  al  campo,  y  yole  veo, 
Suelto  el  freno  de  honor  i  mi  deseo. 
V ahora  le  he  buscado; 


116 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  HOJAS. 


El  inslriimento  es  este,  que  ha  dejado 
En  lilis  manos  violento, 

Y  aui  que  no  eslú  sai^^rionto, 
Temo,  si  incpt'i>¡;;iieii  tantos  males, 
Oul'  U:¡  de  verse  leíiido  de  corales,  [ce, 
Que  el  que  á  creersu  afrenta  se  condn- 
U  lari'e  aguarda  ó  nunca  se  reduce. 
Ahora  tú  consulla  cuidadoso, 

Qué  <l  bo  hacer  discreta  con  mi  espo- 
Pi  mi  nuK Tte  pretende ,  [so 

Mi  aniora.i-Tavia  y  á  tu  honor  ofende; 
Pues  cuaudoconmisangre  me  disfama. 
El  se  queda  con  honra  y  tú  sin  fama. 
Si  a  huir  su  enojo  y  su  piedad  me  obH- 
Fslahiaimeyo  misma  mi  castii^o;  [go. 
Djrle  satisfacciones  no  es  prudincia , 
Recelarme  es  fallar  á  mi  inocencia. 
De  suerte .  que  no  hay  medio  con  qu 
[acierte 
Daño  es  huir,  no  resistir  es  mmrle; 
El  me  aborrece,  no  hay  con  qué  le  obli- 

,^    .  [="' 

Aquí  temo,  aquí  Enrique  me  persigui  . 
El  Conde  está  celoso, 
El  vulgo  es  malicioso. 
Vidrio  el  honor,  el  Rey  determinado. 
El  Conde  muy  honrado, 
Yo  mujer  temerosa,  él  imiaciente. 
El  riesgo  grande,  y  tú.  Señor,  prn 
[denlr 
1  pues  que  mi  desdicha  le  ha  inloriii:i 
[do. 
/eamos  qué  me  aconseja  tu  cuidado. 

BOBEBTO. 

Tu  relación  me  deja  tan  confuso. 
Que  ni  el  remedio  ni  la  muerte  excuso. 
Pero  al  consejo  vamos, 

Y  pues  solos  estamos. 

Para  curar  mi  honor  y  tu  accidente , 
Oye. 

BLANCA. 

Señor... 

ROBERTO, 

¿Te  sientes  inocente? 

EUXCA. 

No  tanta  puridad  el  sol  encierra. 

BOBEBTO. 

En  errando  al  principio,  el  fin  se  yerr.n; 
No  te  hablo  como  padre,  como  auiigd; 
Míralo  bien. 

BLANCA. 

Que  esloy  sin  culpa  digo. 
ROBEnro. 
Pues  ¿quéintenlas  ahora? 

BLANCA. 

Que  me  ocultes 
En  tu  cuarto ,  Señor;  que  ine  se;)iiltes 
Donde  airado  mi  espeso  uo  me  halle : 
Que  me  escondas,  en  lin. 

nODERTO. 

Tu  lengua  calle; 
No  digas  más,  porque  si  aquí  me  dices 
Que  nohay  rieí-go  en  tu  honor,  te  con- 
Que  es  inútil  la  cura,  [iradices. 

Si  tu  propia  inocencia  te  asegcra; 

Y  puesto  que  en  lu  honor  no  estas  cul- 

[pada. 
Antes  busca  el  suplicio  de  su  espada. 
Vuelve  a  lu  esposo ,  porque  asi  te  abo- 
Haz  de  las  ansias  tuyas  corazones,  [nes, 
yuc  quien  huye  vestida  de  impruden- 
Hace  delito  lo  que  fué  inocencia,   [cia. 
No  es  buena  ra^on,  no,  que  con  tu 
Olvides  un  amor  poruña  vida,  [huida 
Que  aunque  culpa  tuvieras, 
Animarle  debieras: 
Arrojada,  sayaz,  lirm^  y  prudei.le, 
Saca,  pms,  lo  que  debes  inocente. 


BLANCA. 

jV  si  pierdo  la  vida? 

ROBtllTO. 

¿Eso  rocelas? 
¿  Asi  coli.irdes  inérilos  desvelas? 
La  que  es  noble  ,  y  la  que  es  de  adver- 
[sa  suerte, 
La  vida  ha  de  temer,  y  no  la  muerte. 

BLANCA. 

i  V  el  vulgo  no  dirá  voraz  y  Bero ,  [roí 
ijue  tuve  algunacausa,  pues  que  mue- 

ROliERTO. 

¿V  el  vulgo  no  dirá,  si  eso  advertiste, 
Jue  tu»  isle  delito ,  pues  huisie? 

BLANCA. 

Y  si  yo... 

BOBEBTO. 

¿Qué  te  Uiibas? 


Rumor  de  gente. 

ROBERTO. 

El  Conde  habrá  venido. 


ENBIQOE. 

^0  es  el  Conde,  yo  soy. 

BOBEBTO. 

¿Quién? 

ENRIQDE. 

Vo,  Roberto. 

BOBEBTO. 

Señor  ¿pues  qué  intención?  ¿qué  des- 
ENRIQBE.      [coucieriu? 
Callad.  Roberto,  que  mi  amormellama 
.\  venir  á  mirar  por  vuestra  fama. 

ROBERTO. 

No  OS  alcanzo,  ni  entiendo  el  pensa- 

EXBiuuE.  [mieiilo. 

S^sa  puerta  cerrad,  y  esladme  atento. 

ROBEBTO. 

Va,  Señor,  h.^  cerrado. 

{Cierra  la  puerta  )  [dado! 
(Áp.  ¡Qué  decuid;.dos  esunjjran  cui- 

BLANCA.  (Ap.) 
¡Qué  de  desdichas! 

ENRIQIE. 

(.1p.  ¡  Qué  de  confusiones!) 
.\!i  venida  escuchad  en  dos  razones  : 
Digo,  que  yo  venia. 
Venia  yo  á  correr  esta  mañana 
Esa  margen  de  s;raiia. 
Cuyo  albergue  de  lleras 
A  un  tiempo  se  divide  en  tres  hileras, 
Pues  sus  rocas  recelo 
Que  sujtenlan  la  máquina  del  ciclo, 
Siendo  por  otro  lado 
iMurallas  donde  topa  el  mar  salado ; 
Pero  aqueste  discurso  me  embaraza. 
Todo  aquesto  es  decir  que  sal  i  á  caza, 

Y  quien  se  ha  de  vestir  de  suspensio- 

[nes, 
No  se  estorbe  en  prolijas  digresiones, 

Y  pues  sobra  al  discurso  lo  elegante, 
Dejo  el  pintar  y  voyá  lo  impórtame. 
Antes  que  el  sol  privilegiase  el  dia, 

A  esla quima  concierto  pensamiento 
(Que  no  importa  al  sucesojcuando  sieii- 
Kn  los  aires  veloces,  [lo 

De  una  mujer  bien  repelidas  voces; 
{Ap.  Disimular  importa,  que  escondido 
En  laquinla  he  escuchado  aqueste  rui- 
[do.) 
Llegúeme  cerca,  el  alma  cuidadosa, 


Y  oigo,  que  el  Conde  airado  con  su 
Su  muerte  pretendía,  [esposa, 

Y  que  ella  sus  enojos  resistía; 
Despido  de  mi  lado  los  criados. 
Del  honor  enemigos  disfrazados, 

Y  por  ver  si  su  enojo  me  responde. 
Desde  elcampo  le  digo  :«¡Ah,Conile. 

[ah.  Conde: 
(Ap.  Bien  digo,  que  intenlandoprovo- 
De  la  quinta  salí  para  llamarle  [carie, 
Con  la  llave  que  guardo.)  V  enojado 
La  respuesta  me  dio,  bajando  airado. 
El  alma  viva  y  la  color  difunta, 
—¿Quién  eres  tú,  que  llamas,  me  pre- 
[gunla?— 
Recato  el  rostro,  y  yo  le  digo:— Conde, 
Si  a  quien  sois  vuesira  sangre  corres- 
Pues  que  sólo  os  obligo,  [poude, 

A  esla  ribera  os  retirad  conmigo; — 
Sígneme  valeroso  á  la  ribera. 
Que  es  madre  de  la  verde  primavera. 
Donde  un  cuidado  \  un  ardid  prevengo; 
— ¿Tendréis  valor  (le  dije,  niienlus 
Puesto  que  asi  osprovoco,  [veii;;o, 
Para  esperarme  en  esla  selva  un  poco, 
.Mientras  despido  aqui  ciertos  criado-. 
Porque  solo  os  declare  mis  cuidados? 
—.Nunca  (me  dijo  entonces)  me  aco- 
[barilo: 
Id,  pues,  á  despedirlos,  que  aquiasuar- 
Vo,  que  esperar  le  veo,  [do;— 

Hallando  el  claro  puerto  á  mi  deseo. 
Rodeando  el  monte  á  Irechos  guarne- 

A  la  quima  á  buscaros  he  venido. 
Por  ver  si  doña  Blanca  ha  peligrado  ; 

Y  pues  libre  la  he  hallado, 

Y  por  mi  causa  al  arrojarse  Cero, 
Recató  temeroso  el  limpio  acero, 
Ypues  me  induzgo,comoen  mi  se  .-i  I- 

[vierlp, 
AI  cuidado  did  riesgo  de  su  muerte  . 

Y  pues  hallo  frustrada  su  quimera. 
Vuelvo  á  buscar  al  Conde,  que  ine  i  «- 

BOBEBTO.  [per.i. 

Idos  presto,  Señor. 

ENBIQtlE. 

Cuando  yo  entralu. 
Cuatrín,  criado  suyo,  le  buscaba; 

Y  si  le  encuentra,  es  fuerza  que  le  di-  < 
Que  entrar  me  vio;  v  ansí,  pues  que  i 

[oblij., 
Mi  valora  mirar  por  vuestra  fama, 

Y  la  opinión  primero  de  una  dama. 
Voy  á  poner  remedio  á  su  desvelo. 

{Llaman  recio  á  una  puerta 
de  en  medio.) 

BOBFRTO. 

Viváis  mil  años;  pero,  vive  el  cielo. 
Que  esel  Conde,  sin  iluda,  que  el  en  lio 
Habiéndole  encontrado  le  ha  avisaiio. 

CONDESTABLE.  (Detilro.) 
Hola  Silvia.  Lisardo  ¿qué  es  aquesto? 
¿Cómo  está  aqui  cerrado? 
CUATRÍN.  {Dentro.) 

Ábranos  presto. 

CONDESTABLE.  {Dentro.) 
Abrid,  Roberto. 

BLANCA. 

¡El  alma  (engo  muerta! 
CCATBIN.  {Dentro.) 
Abran,  ó  haráse  el  paso  de  la  puerta. 

ROBERTO. 

Ya  voyá  abrir.  {Ap.  El  Conde  llega  cío- 
blanca,  [r") 
En  tempestades  de  inquietud  me  ane- 


BOBERTO. 

Vele,  Blanca. 

(losí  Blanca.) 

E^RlQl:E. 

Enire  pues. 

BOBEBTO. 

No  corresponile 
Vuestra  Alteza  á  mi  amor,  si  no  se  es- 
EMiiQiE.  [conde. 

¿.Pues  yo  me  he  de  esconder? 

RODEUTO. 

Vos  sois  prudente, 
Evitad  el  mayor  inconveniente. 

Y  pues  que  me  debéis  reconocido 
Mercedes  que,  decis  por  paga  os  pido, 
(Porque  á  mi  fama  mire) 

Qae  tu  Alteza  á  mi  cuarto  se  retiro; 
Mirad  que  el  l^onde  viene  cuidadoso, 

Y  aunque  es  discretopuede  ser  celoso. 

ENRIQIE. 

No  quisiera  faltar  á  mi  grandeza. 

BODERTO. 

Por  mi  amor  lo  suplico  á  vuestra  Alle- 

em:iqoe.  [za. 

Pues  si  asi  á  lo  que  debo  correspondo. 

Por  vos,  por  Blanca  y  por  su  hoiionne 

[escondo. 

(Escóndese  Enrique  en  el  cuarto  de 

Roberto  y  él  abre  la  puerta.) 

Salen  EL  CONDE  y  CUATRÍN. 
cuatrín. 
Digo  que  ie  he  visto  entrar. 

CONDESTABLE. 

Quitarle  intento  la  vida. 

ROBERTO. 

¿  Dónde  vas?  deten  el  paso. 
¿  yue  intento  te  precipita? 

CONDESTABLE. 

I  n  hombre  vengo  á  buscar, 
C'ue  en  esa  margen  florida, 
One  siendo  madre  del  alba 
Sus  aljofares  abriga. 
Dejándome  asegurado 
Esta  noche,  desta  quinta 
Me  sacó ;  mas  no  te  importa 
Saber  las  desdichas  mias , 
De  la  quinta  me  ha  llevado, 

Y  sé  que  á  la  quinta  misma 

Se  ha  vuelto  otra  vez,  y  vengo... 

ROBERTO. 

..Qué  sueñas  ó  qué  imaginas? 
¿Hombre  aqui'  ¿quién  te  ha  engaTiado' 

CONDESTABLE. 

Atmque  á  la  defensa  aspiras 
lie  de  entrar,  viven  los  cielos, 
A  vencer  mis  fantasías  , 
Que  cuando  puedo  valiente 
Deshacer  aqueste  enigma, 
Es  negarme  á  lo  dudoso 
Especie  de  cobardía. 

ROBERTO. 

(Mi  honor.  Conde,  no  es  el  tuyo? 

CONDESTABLE. 

Es  verdad. 

ROBERTO. 

Pues  imagina 
Que  yo  mismo  te  ayudara , 

Y  que  aquestas  canas  mias 
Fueran  espadas  de  honor. 
Nobles  siempre  y  siempre  limpias; 
Luego  si  te  desengaño, 

Ni  agora  tu  honor  peligra. 

Ni  nadie  en  la  quinta  ha  entrado 

Ni  JO  le  lo  encubriría , 


CASARSE  POR  VENGARSE. 
Cuando  tu  misma  deshonra 
Viene  a  ser  deshonra  mía. 

CONDESTAI.'LE. 

Dices  bien.  ¿Cuatrín ,  qué  has  dicho  ''. 

CDATBIN. 

Aquesas  dos  cuadras  mira, 

Y  si  dentro  no  estuviere, 
Con  abanico  de  encina 
Permito  queme  hagas  aire 
De  los  hombros  á  la  cinta. 

CONDESTABLE. 

Aunque  es  verdad  lo  que  dices , 
Oye  antes  que  me  corrijas; 
O  él  está  dentro  ó  no  esta  : 
Si  está  dentro  ya  es  precisa 
Obligación  con  mi  enojo 
Quitarle  la  inrame  vida, 

Y  si  lio  está,  ¿qué  te  importa 
Que  examine  con  la  vista 
Desen._-;uins,ip|,,.nj„s? 

Poninr   .,  ,!,..  -,:, 

Mi'vn,,,  .,  1,    ,., ra. 

Con  a|Miiiilc>  cn.-.iíios, 
Neutralineiittí  disiMirsiva , 
Dudando  si  ser  pudieron 
Verda  les  las  fantasías  ; 

Y  ansi ,  esté  dentro  ó  no  este. 
Examinando  esta  quinta 

Se  consigue  mi  deseo ; 
Si  le  hallo  aquí  se  acredita 
Con  mi  agravio  su  casiigo. 
Sí  no  le  bailo  se  averiguan 
Los  desengaños  de  honor : 
Perdonen  ,  pues  ,  tus  porfías 
Que  he  de  buscarme  yo  mismo 
La  salida  a  mis  desdichas , 
Si  hallándole  hallo  su  muerte , 

Y  DO  hallándole  mi  vida. 

ROBERTO.  (Ap.) 
El  Conde  tiene  razón  , 
En  qué  de  aprietos  peligra 
Un  sentido  corazón 

Y  una  lenitad  bien  nacida ; 
Tres  cuidados ,  tres  sospechas. 
En  tres  materias  distintas 

Me  aprietan  en  este  caso, 
{Hablen  en  tanto  Cuatrín  y  el  Conde.) 
A<|uí  con  razón  me  obliga 
Ll  Conde  á  mirar  su  causa , 

Y  tanto  más,  cuanto  impida 
Su  entrada,  tanto  más  él 
Airado  y  noble  se  incita  ; 
Pues  dejarle  que  al  Rey  vea. 
Siendo  yo  la  causa  misma 

De  que'el  Rey  esté  escondido. 
Viene  á  ser  alevosía. 
Puerto  ((ue  fallo  á  mi  Rey, 

Y  Blanca  también  peligra; 
Con  la  sospeclia  de  hallarle 
Silo  impido  la  malicia 
Queda  de  parte  del  Conde; 
Pues  ¿(|uc  remedio  hallaría 
Para  cumplir  con  el  Rey, 
Coii  el  Conde  y  con  mi  "bija? 

¿Qué he  de  hacer?  ¡válgame  el  cielo! 

Mas  ya  la  industria  imagina 

Un  remedio  para  todo, 

Puesto  que  él  á  entrar  se  anima ; 

Vo  le  quiero  consentir. 

Que  esforzóse,  sí  acredita 

Contingencias  de  su  honor. 

Que  en  la  cuadra  de  mi  hija 

Entre  primero,  pensando 

Que  oculto  en  ella  se  libra 

El  que  entró  en  la  quinta  huyendo; 

Yo,  mientras  su  cuadra  mira, 

Sacaré  al  Rey  de  mi  cuarto  ; 

El ,  que  saber  solicita 

Quién  ba  entrado,  cuando  salga 


Desta  {lieza  hasta  la  mia. 
No  hallando  al  Rey  en  mi  cuadra, 
Vencerá  sus  faillasias; 
Rlaiica  queda  con  honor, 
El  lU'v  fuera,  yo  con  vida; 
El  contento,  Blanca  alegre; 
Y,  en  lin,  con  una  acción  misma 
Habré  conseguido  iguales 
Tres  contentos  y  tres  dichas.) 
Cuatrín,  vele  tú  allá  fuera. 

CUATRÍN. 

Basta  que  tú  me  lo  digas. 
(Ap.  Para  irme  afuera,  y  allá 
Detrás  de  aquesta  cortina 
He  de  escuchar  cuanto  pasa  , 
Puesto  que  no  cumpliría 
Con  la  ley  de  buen  criado 
Quien  no  escucha,  parla  y  mira.) 

(Escóndese.) 

ROBERTO. 

Conde,  tú  tienes  razón. 
Esas  piezas  averigua, 
Examina  tus  criados. 

CONDESTABLE. 

Desta  manera  me  obligas, 

( Va  ó  entrar  por  la  puerta  que  entró 

Blanca  y  detiénese.) 
Esta  quiero  ver  primero; 
Entro,  pues.  (Ap.  Una  malicia 
Se  me  ha  ofrecido  al  disrnrso; 
¿No  puede  ser  (sí  podría  i, 
Que  este  hombre  no  esté  escondido 
En  mi  cnai  to,  y  mientras  mira 
Mi  indignación  los  retretes, 
Roberto,  que  ahora  aspira 
A  libertarle,  le  saque, 

Y  mi  intención  vengativa 
No  venga  á  surtir  efecto? 
¿Pues  qué  remedio  tendría 
Para  saber  dónde  está? 

Sí  entro  á  su  cuadra,  la  misma 
Duda  del  mal  queda  en  pié, 
Pues  que  también  de  la  mia 
Podrá  sacarle  mejor. 
¿Cómo  haría,  cómo  baria. 
Para  mirarlas  entrambas , 
De  modo  (|ue  no  me  impida 
La  entrada  desta  á  la  otra. 
Ni  esta  á  esotra  me  resista? 
En  grande  empeño  me  hallo; 
Pero  en  la  puerta  se  mira  , 
Sí  no  me  engaño,  la  llave 
Puesta  en  la  cerraja  misma; 
Bueno,  cerraré  esta  cuadra, 

Y  ansi  tendré  prevenida. 
En  viendo  la  de  Roberto, 
Esta  también.) 

(Cierra  la  puerta  de  Blanca  con  llave.) 
nouERTo.  (Ap.) 
O  la  vista 
Miente  á  los  ojos,  ó  cierra. 
¿Sí  ba  entendido  mí  malicia, 

Y  viene  á  ver  esta  cuadra? 
¿Quién  se  vio  en  mayor  fatiga? 
Vive  Dios  que  me  ba  entendido. 

CONDESTABLE. 

Cerrada  está. 

(Encerrando  va  á  entrar  á  la  cuadra 
de  Roberto.) 

ROBERTO. 

No  prosigas 
Los  pasos,  que  ya  esui  causa 
ístá  de  la  razón  mia; 
liinibie  que  esa  cuadra  cierra 

Y  hombre  que  no  se  confia 
De  su  sangre,  razón  es 
Que  sus  intentos  le  impida. 

CONDESTABLE. 

Yo  be  de  entrar. 


I!S 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  UO.N  FRANCISCO 


nonenro. 
Mira,  repara 
Que  á  un  cuidado  le  deslinas, 
Y  que  le  lia  de  haber  pesado 
De  entrar  dentro. 

CONDESTABLE. 

Más  me  irritas, 
Que  estudia  para  cobarde 
yuieii  el  peligro  ¡maí;ÍDa. 

ROBERTO. 

Mira  Otra  vez... 


Quiere  entrar  por  fuerza  y  sale 
E.NRiyUE. 

ENRIQUE. 

Viles  no  entréis. 

BOBEBTO. 

¡Hay  tal  desdicha! 

CONDESTABLE. 

Señor,  vuestra  Majestad... 
Sale  CUATRÍN. 

CUATRÍN. 

Vo tomara  ¿espaldas  vistas 
Doscientos  de  buen  concierto 
Por  soplón  ó  por  malilla. 

ENRIQUE. 

Costaráos  cuidado  el  verme. 
Sabed  que  tuve  nolicla 
Oue  á  mi  hermano  desde  ayer 
Tenéis  oculto  en  la  quinta, 

Y  (|ue  viene  á  conjurar 
Lo  más  noble  de  Sicilia 
Por  quitarme  la  corona , 

O  a  requerirme  i|ue  admita 
A  üosaura,  como  manda 
El  Rey  por  su  regia  lirma; 
Aquesta  noche  os  llevé 
A  esa  playa  cristalina. 
Donde  de  las  rotas  naves 
Guarda  túmulos  de  estillas 
Por  venir  á  averiguarlo 
Sin  que  vuestro  error  lo  impida; 
Volví,  en  fin,  hallé  á  Roberto, 
Dijele  mis  fantasías. 
Allanóme  á  aquestas  cuadras, 
Mo  hallé  á  naide,  y  ya  salía; 
At,ijaísleme  los  pasos 
Kntre cuidadosas  iras, 

Y  llegastt's  á  esta  cuadra; 
Si  Roberto  os  detenia. 
Es  tan  prudente  Roberto 
Tan  noble  sangre  le  anima, 
(Jue  aun  no  quería  que  vos 
^upíésedes  mi  venida , 

O  que  tuve  presunciones 
Uue  en  vos  quepa  alevosía; 
Mas  pues  sos  mismo  queréis 
Ser  de  vos  mismo  homicida  , 

Y  cuando  os  buscáis  los  daños , 
Honores  os  solicila. 

Es  bien  que  sepáis  mi  intento; 
Mirad  que  si  se  averigua 
Üue  mi  hermano  ha  estado  oculto 
Por  vuestra  causa  en  la  quinta  , 
O  que  de  vos  ayudado 
Coiiira  mi  corona  aspira, 
IJue  habéis  de  saber... 

CONDESTABLE. 

¡Señor! 

ENRIQOe. 

Que  mi  indignación  castiga. 

CONDESTABLE. 

Mire  vuest/'a  Majestad... 


ENRIQUE. 

Mp.  Asi  disfrazo  la  herida 
De  mi  ardiente  corazón  , 

V  pues  Roberto  me  obliga. 
Noble  siempre  y  siempre  padre, 

Y  pues  que  Dlanca  peligra 
A  pesar  de  mis  pasiones 

No  he  de  volver  á  la  quinta.) 
Venid ,  Roberto. 


Alguna  lengua  atrevida 
Conira  mi  honor,  contra  vos 
Alectos  de  culpa  iudicia , 
;Vive  el  cíelo... 

ENRIQUE. 

Ser  leal 
Es  la  mayor  valentía.  ( Vnse. 

ROBERTO. 

No  pudo  haber  otro  medio 

En  tan  confusas  enigmas.  (  Vuse. 

CONDESTABLE. 

illay  caso  más  prodigioso ! 

¡Sospecha  tan  indecisas ! 

¡Tan  neutrales  apariencias! 

¡  Confusiones  tan  distintas ! 

.si  porque  su  hermano  siempre 

Me  quiere,  admite  y  estima, 

Aun  antes  que  fuiste  rey, 

A  intentarse  precipita 

Presunciones  de  mi  agravio, 

Y  de  mi  lealtad  malicias. 

Camino  de  razón  lleva. 

Que  haber  venido  á  la  quinta 

Tantas  veces,  es  cuidado 

En  que  sus  indicios  libra  ; 

Ya  quiero  ver  á  mí  Blanca, 

Que  en  mi  pecho  se  eterniza, 

A  pesar  de  viles  celos. 

Hermosamente  divina ; 

busco,  en  efeto,  mi  esposa ; 
Parece  ó  miente  la  vista , 
Que  aquesta  rota  pared 
Se  está  moviendo  en  si  misma ; 
Vive  el  cielo  que  la  abren 
Por  de  dentro,  y  que  es  de  Silvia 
Aquel  brazo,  y  es  sin  duda 
Que  estaba  dentro  escondida 
Cuando  yo  entré  hacia  esta  pnrte. 

(Relirase.) 
Mi  honor  sus  cuidados  libra; 
Escuchar  y  ver  intento 
( ¡Oh  gracias  á  mi  desdicha  !) 
Que  la  duda  es  evidencia. 
V  la  apariencia  noticia.    {Escóndese.) 

Sale  SILVIA  por  el  tabique,  con  un 
papel  en  la  mano. 


Desde  las  rejas  que  salen 

A  esa  campaña  florida. 

Donde  la  divina  aurora 

Copos  de  perlas  graniza, 

Vimos  mi  Señora  y  yo 

Que  alguna  gente  salía; 

Sin  duda  era  el  Rey,  y  el  Conde, 

V  Roberto,  y  asi  envía 
Mi  Señora  este  papel 
Al  Rey ;  con  él  imagina 
Hallar  medio  á  sus  dolores, 
Suspensión  á  sus  fatigas  ; 

Y  como  todas  las  puertas 
Nos  han  cerrado,  me  obliga 
El  ver  (pie  salir  no  puedo 
A  abrir  la  pared  rompida 
Para  buscar  á  Cuatrín, 
Puesto  que  de  mí  confia 

Mi  ama  con  sus  secretos 
Los  peligros  de  su  vida; 


DE  ROJAS. 

Cuatrín  le  ha  de  dar  al  Rey, 

Quiero  ver  si  le  hallaría 

En  esta  cuadra,  antes  que 

Mi  Señor  vuelva  á  la  quinta.      [  Ya 

CONDESTABLE. 

¡  Vióse  mayor  confusión  ! 

4  Qué  encanto  de  mis  antojos. 

Qué  prodigio  de  los  ojos 

Me  suspende  la  razón? 

Porque  más  confuso  quede, 

La  pared  está  rompida, 

Y  con  arte  dividida. 

Tan  nuevo,  que  abrirse  puede. 

¡Quién  ha  visto  asombro  tal! 

¡Quién  tan  gran  desdicha!  ¡Quién 

Halla  la  salida  al  bien 

Por  el  camino  del  mal! 

Que  ha  llegado  el  desengaño. 

Infeliz  discurso,  ved. 

Pues  me  dice  esta  paree? 

Los  enigmas  de  mi  engaño; 
)    Laprímer  noche,  á  mi  esposa 

A  escuras  nombrar  oí , 

Ella  huyó  anoche  de  aqui 

De  mi  enojo  temerosa ; 

El  Rey  con  ella  vivió, 

El  amor  es  natural. 
De  antes  mucho  es  este  mal. 
Aunque  ahora  le  sé  yo; 
¡Oh  mal  donde  ley  no  cabe! 
Pues  el  dueño  es  evidente. 
Que  es  qu'en  primero  lo  siente 
Y  el  último  que  lo  sabe. 
Hoy  mí  desdicha  publique 
Mi  daño  en  mi  vituperio. 
Que  no  se  hizo  sin  misterio 
Romper  aqueste  tabique. 
¿Adonde  hay  pena  que  iguale 
Tantos  cuidados  de  un  daño? 
Mas  pienso,  si  no  me  engaño. 
Que  es  Cuatrín  éste  que  sale. 

Sale  CUATRÍN,  con  el  papel 
cuatrín. 
Silvia  ahora  me  ha  mandado 
Que  al  Rey  lleve  este  papel 
De  mi  Señora,  que  en  él 
Vida  y  honor  ha  librado; 
Paciencia  el  cielo  me  preste, 
Porque  si  á  Palermo  parto 
No  doy  por  mí  vida  un  cuarto. 

CONDESTABLE. 

Tente,  ¿qué  papel  es  este? 

cuatrín. 
¡Ay  Dios!  ya  llegó  mí  día. 

CONDESTABLE. 

Suelta,  si  vivir  deseas. 

CUATRIW. 

Aguárdate,  no  le  leas, 
Porque  es  una  obrilla  mia. 
En  que  he  estado  divertido, 
De  la  ociosidad  desvelo. 

CONDESTABLE. 

Mataréle,  vive  el  cielo. 

cuatrín. 

Yo  lo  doy  por  recibido ; 

Tómale ,  y  tú  lo  verás. 

CONDESTABLE. 

La  ohiea  despegar  quiero, 

Pues  que  aun  no  está  seca  infiero. 

CUATRm. 

Yo  me  escapo. 

CONDESTABLE. 

í  Dónde  vas? 

CUATHn. 

A  proveer  al  Consejo 


De  la  Cámara,  en  ra/on 
De  un  niieüu  una  peliciou. 

CO.'IOESTABLE. 

Vive  el  cielo... 

CUATBM. 

Ya  lo  dejo ; 
Pero  te  advierlo.  Señor, 
Que  no  ha  de  poderlo  hacer, 
Auuque  lleve  mi  poder 
Por  nii  mi  procurador. 
{Abre  el  papel  y,  sin  romper  la  nana, 
desplégala.) 
coMDESTABLE.  (Lee.) 
tPor  tomar  veiiyanza  de  mi  misma, 
»y  dar  pesadumbre  a  vuestra  Majes- 
>tad,  macase;  quedo  encerrada,  v  te- 
imieudo  un  yran  riesgo  por  las  veiii- 
•das  de  vuestra  Majestad  á  esta  quin- 
>ta,  los  consejos  de  mi  padre  son  muy 
•conlra  mi  vida,  y  la  estimo  mucho, 
>por  lo  que  tuvo  un  tiempo  de  no  ser 
>D)ia:  si  como  dice  la  eslima,  vendrá 
«alpunlo,  que  yo  le  espero  cuidado- 
isa,  para  conferir  el  modo  de  asegu- 
•  rar  á  mi  e-poso,  aunque  uo  parece 
iposibie.— Üona  Blanca.» 
¿Por  vengarse  del  amor 
Del  Rey  se  casó  conmigo? 
¡Oh  papel,  licro  testigo 
tn  la  causa  de  mi  honor! 
La  industria  he  de  prevenir 
\  el  papel  he  de  cerrar 
Ydejarésele  llevar, 
Que  si  el  liey  ha  de  venir 
Como  en  el  mismo  se  advierte. 
Asi  hallara  prevenida 
Del  deshonor  de  una  vida 
La  mas  cautelosa  muerte ; 

(Torna  á  pegar  la  oblea.) 
Llevar  puedes  el  papel, 
yue  iinporla  a  nuestro  sosiego, 
í  al  Key  has  de  darle  luego. 

cuatrín. 
Aanquesoy  criado  fiel , 
.Nada  a  tu  gusto  me  impida, 
Pues  siempre  tu  esclavo  he  sido. 

CONDESTABLE. 

No  digas  que  le  be  leído, 
C!ae  le  quitaré  la  vida, 
CuairJD. 

cuatrín. 
Seüor,  ¿qué  me  quieres  ? 

CONDESTABLE. 

¡Pnes tanto  llego  á  harte. 
Si  vienes  presto,  he  de  darte 
Ud  vestido,  el  ijue  quisieres. 

cuatrín. 
íi  nn  vestido  me  aseguras 
Hecho  y  derecho,  me  ahorro 
Las  entretelas  y  aforro, 
Los  sastres  y  las  hechuras.        (Vase.) 

condestable. 
¿Ya  qué  tengo  que  esperar? 
¿Knqué  discurro? ¿qué espero? 
I'ueslo  <|ue  aquello  más  muero 
Que  lardo  en  considerar  ; 
A  obrar,  corazón,  á  obrar 
Os  llama  aqueste  accidente. 
Cobardees  quien  es  valiente 
Kn  los  casos  del  honor. 
Pues  quien  ddata  el  rigor 
O  los  duda  ó  los  consiente ; 
Brazo,  ya  arrojarte  puedes. 
Pues  porque  á  mi  ofensa  apoyen. 
Si  á  otros  las  paredes  oven  , 
A  mi  me  hablan  las  paredes  ; 
Va  que  osado  no  te  excedes 
Debes  arrojarle  fiero; 


CASARSE  POR  VENGAHSt;. 
Pues  de  las  causas  infiero 
Por  imposible  i  mi  vida, 
Ver  una  pared  rompida, 

Y  hallar  un  honor  entero ;  i 
Es  mi  mal  tan  mi  enemigo,  ! 
Tan  mi  contraria  mi  suerte, 

Que  si  no  la  doy  la  muerte 
No  vengo  á  cumplir  conmigo ; 
No  sólo  indicio,  testigo 
Es  un  p.'\pel,  declarado, 

Y  si  al  Rey  oculto  he  hallado, 
¿Qué  mas  pretendo  saber? 

I  ¡Ah,  cuánto  ha  de  comprender 

El  (|ue  ha  de  vivir  honrado! 
!  Pero  yo  ¿  por  qué  me  empleo 

A  la  venganza  que  aspiro. 

Si  aun(|ue  los  indicios  miro, 

Los  delitos  nunca  veo? 

Pero  si  mi  honor  deseo. 

Su  muerta  debo  emprender, 
I  Que  asi  no  viniera  á  ver 
1  Quien  vengíira  su  deshonra, 
I  Que  delitos  de  la  honra 
1  Jamás  se  llegan  á  ver; 

La  venganza  en  que  mefundo 

No  diré  cómo  ha  de  ser; 

Mas  mi  cautela  ha  de  ver 

El  Rey,  Sicilia  y  el  mundo; 

Ea.  brazo  sin  segundo, 

Ea,  noble  sentimiento. 

Que  pues  el  fuego  que  alíenlo 

Al  suplicio  se  abalanza, 

lia  de  nacer  mi  venganza 

De  lo  que  fué  el  instrumento  • 

Dlanca  misma  lo  escribió. 

Arrojada  y  temerosa. 

Que  por  vengarse  celosa 

Conmigo  se  desposó. 

Esto  ¿no  lo  he  visto  yo? 

Si  ;  pues  quiso  casarse 

Por  vengarse  ó  injuriarse 

Del  Rey,  que  mi  honor  molesta, 

Presto'verá  cuánlocuesta 

El  casarse  por  vengarse.  (Vase.) 

Sa/e  BLANCA. 

Quien  vive  de  sólo  un  mal , 

¡En  qué  de  cuidados  mucre  I 

Quien  de  muchos  males  vive, 

¡Que  dello  anima  su  muerte  ! 

No  hay  bien  como  muchos  males. 

Porque  un  mal  solo  es  de  suerte 

Que  por  ser  uno  no  mas. 

Sólo á  aquel  el  alma  atiende; 

Pero  el  alma  en  muchos  males 

Se  consuela  ó  se  divierte. 

¿Si  habrá  recibido  el  Rey 

Él  papel?  ¡Oh  sí  viniese! 

Porque  con  una  cautela 

Que  he  prevenido,  ser  puede 

Que  asegure  mi  esposo. 

¿  Qué  será  (;  av  Dios  I  )que  me  encierro 

Él  Conde?  ¿qué  habrá  pasado? 

Allá  fuera  todo  tiene 

Misterios  que  yo  no  alcanzo  ; 

Mas  aliente  el  alma,  aliente. 

Ni  me  apresure  el  cuidado, 

Ni  el  fracaso  me  atrnpelle: 

Quien  muere  antes  de  morir 

No  se  ha  de  llamar  valiente. 

Valeroso  aqnel  se  llama 

Que  aun  cuando  muere  no  muere; 

Quien  se  casa  por  vengarse, 

¡Qué  de  veces  se  arrepiínle! 

Porque  el  enojo  se  acaba, 

Y  el  agravio  vive  siempre. 

Sale  EL  CONDESTABLE. 
condestable. 
Mientras  que  Blanca,  mi  esposa , 


Ha  estado  en  este  retrete, 
lie  abierto  las  puertas  todas , 

Y  dispuesto  en  tiempo  breve 
Con  su  venganza  mi  dicha 

Y  en  mi  cautela  su  muerte  , 

Y  ya  el  tabique  he  mirado. 

BLANCA. 

(Ap.  Mi  esposo  ¡ay  cielos!  es  éste.) 
¿Dueño  y  señor? 

condestable. 
¿Pona  Blanca? 

BLANCA. 

(.4p.  Fingir  aquí  me  conviene.) 
¿Qué  tienes  que  tan  suspenso, 

Y  tan  indeciso  siempre. 
Ni  me  hablas  ni  me  miras? 

;  Pues  que  ni  mi  amor  le  debe 
Efectos  de  amor  fingidos , 
O  cumplimientos  corteses  ? 
condestable. 
Es  tanto  el  fuego  que  guardo. 
Como  en  el  alma  se  enciende, 
Que  desalado  en  mis  males , 
Si  decirle  pretendiese 
Sola  una  de  tantas  penas. 
Es  su  fuego  de  lal  suerte. 
Que  una  no  puedo  enseñarte. 
Sin  que  las  demás  le  enseñe , 
Sólo  te  digo.  Señora  ,' 
f.4p.  A  fingir  mi  pecho  empiece.) 
Que  en  tu  memoria  me  orupo. 
Que  en  tí  el  alma  se  suspende. 
Que  sólo  anhela  por  ti , 
Por  ti  vive  y  por  ti  muere. 

BLANCA. 

Pues  yo  por  sólo  tu  causa 
Vivo  en  aqueste  accidente. 
Por  ti  no  acierto  á  vivir. 
íAp.  Bien  digo,  que  si  no  fuese 
Por  él  pienso  que  viviera.) 

CONDESTABLE. 

¿Tanto,  enefeto,  me  quieres? 

BLANCA. 


CONDESTABLE. 

í.Kp.  Agora  es  buena  ocasión.) 
¡  Ay,  Blanca ,  y  quién  te  dijese... 

BLANCA. 

Acaba,  dime  tus  males. 

CONDESTABLE. 

Que  el  Rey,  Blanca,  que  el  Rey  quiere, 
No  sé  como  no  lo  sienta... 

BLANCA. 

No  mueras  de  tantas  veces , 
Di  tus  desdichas. 

CONDESTABLE. 

Enviarme 
A  la  guerra  porque  esfuerce 
El  ejército  que  junta; 
Porque  su  hermano  rebelde 
Aspirar  á  su  corona 
Soberbiamente  pretende. 
No  sé  que  remedio  tome 
Para  que  Enrique  me  deje 
Ser  águila  que  en  tus  rayos 
O  me  suspenda  ó  me  lleve, 
¿Qué  haré  yo  para  no  ir? 

BLANCA. 

Di  que  indispuesto  te  sientes. 

CONDESTABLE. 

No,  Blanca  ,  si  hay  algún  medio 

Para  que  me  quede,  es  este. 

C.lp    ¡Qué  bien  mi  intención  se  traza  1) 

Mira,  siempre lan  mujeres 

Que  intercedan  se  permilc, 


COMtülAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANXISCO  DE  HOJAS. 


Por  sus  dueños  &  los  reyes ; 

Tu  lias  de  hacerme  un  guslo  aliora. 

BLANCA. 

¿Qué  me  ordenas? 

CONDESTABLE. 

Un  billete 
liis  (le  escribir  de  lu  pane. 
Pidiendo  al  Key  que  te  deje 
A  tu  marido. 

BLANCA. 

Muy  bien. 

CONDESTABLE. 

Sobre  un  pequeño  bufete 
Tengo  prevenido  allí 
Uno  de  mi  letra,  y  puedes 
Trasladarle  de  la  tuya , 
Para  que  Cualrin  le  lleve , 
yue  con  sólo  trasladarlo, 
Blanca  mia ,  es  evidente 
Que  viéndole  el  rey  Enrique 
Ha  de  mandar  queme  quede. 

BLANCA. 

Pues  yo  voy.  {Ap.  ¡Oh  qué  ocasión 
Tan  buena  si  yo  quisiese 
Pedir  al  Rey  Ío  contrario  ! 
Mas  es  fuer/j  obedecerle.) 
Mucho  le  debo  á  tu  amor. 

CONDESTABLE. 

Si  alcanzas  lo  que  me  debes. 

BLANCA.  {Ap.) 

Aun  no  estoy  asegurada  : 
No  sé  qué  recelos  siente 
El  corazón ;  mas  ¿qué  riesgo 
En  un  papel  haber  puede? 

CONDESTABLE.  {Ap  ) 

Ella  á  su  muerte  camina. 

BLANCA. 

{Ap.  El  amante  me  convence.) 
¿Estás sin  enojo  ya? 

CONDESTABLE. 

Nuestras  paces  se  conserven 

Con  mis  brazos.  {Ap.  Que  han  de  ser 

Los  últimos  que  te  diere. ) 

BLANCA. 

Daslantemente  te  adoro. 

CONDESTABLE. 

Adorote  tiernamente. 

BL.INCA. 

¿Has  de  volver  á  enojarte? 

CONDESTABLE. 

De  hoy  más  no  hay  en  qué  sospeche; 
Hoy  se  han  de  acabar  mis  penas. 

BLANCA. 

Hoy  se  ha  de  trocar  mi  suerte. 
¿Me  esperas? 

CONOFSTABLE. 

Aquí  te  aguardo. 

L'LASCA. 

Pues  yo  voy  á  obedecerte.         {Vase.) 

CONDESTABLE. 

Todo  como  deseaba  ha  sucedido  : 
Ella  misma  á  su  muerte  se  ha  indnci- 
Parece  que  me  siento  [do; 

Con  menos  pena,  no  con  más  aliento; 
El  tabique  rompido 
Cuidadoso  he  mirado  y  advertido  : 
Por  la  parte  de  en  medio  es  de  madera, 
Y  parece  pared  por  la  de  fuera, 
Con  tan  extraño  arte. 
Que  se  une  por  aquesta  y  la  otra  parte; 
Para  un  marido  hay  males  tan  ejtraiios. 
Pues  hasta  en  las  paredes  bayengaños; 
Yo  quiero  ver  si  acaso  está  sentada 
A  escribir  el  papel,  que  si  obligada 
[Atóntate  al  paño  á  mirar  ti  etcribe.) 


De  mi  amor  obediencias  apercibe. 
Sobre  su  misma  sepultura  escribe. 

Sale  CUATRÍN. 

CUATRÍN. 

De  peña  en  peña,  y  no  de  rama  en  rama, 
Pornii  vestido,  más  qne  por  mi  fania, 
Lo  que  hay  de  aquí  á  Palermo  he  sin- 
[copado. 
Que  esto  es  hablar  de  culto  ó  de  nien- 
[guado. 
¿Dónde  mi  amo  estará,  que  noparece? 
Asombro  cuanto  miro  me  parece ; 
Sin  duda  á  algún  intento  está  cerrado. 
¡Miserable  el  que  llega  á  ser  casado! 

CONDESTABLE. 

¡Oh  si  ya  el  Rey  viniera, 

Porqueel  castigo  en  mi  deshonra  vieral 

¡Oh  si  Cuatrín  hubiera  ya  venido! 

cuatrín. 
Cuatrín  está  ya  aquí  por  su  vestido. 

CONDESTABLE. 

Según  eso.  Cuatrín,  ¿no  has  olvidado 
Darel  papel  al  Rey,  que  te  he  mandado? 
¿Previene  el  Rey  venir?  dilo. 

Cl'ATRI.'í. 


Previene. 


CONDESTABLE. 


¿Viene  la  Reina  ? 

CUATRÍN. 

No. 

CONDESTABLE. 

¿Y  Enrique? 

CUATRÍN. 

Viene, 

Y  sin  duda  han  llegado, 

Queenel zaguán  Robertose  haapeado, 

Y  voy  á  fuera  á  prevenir  la  entrada. 
Pues'  la  puerta  del  cuarto  está  cerrada; 

Y  pues  que  te  he  servido. 

Yo  volveré  después  por  mi  vestido. 

{Vase.) 

CONDESTABLE. 

Ahora,  pues ,  osado  pensamiento. 
Ahora,  pues,  impulsos  de  mi  aliento, 
Llegue  la  ejecución  á  la  esperanza, 
Exceda  á  mi  cautela  mí  vengan-za ; 
Si  hubiere  alguno  de  alma  tan  piadosa 
Que  culpare  la  muerte  de  mi  esposa, 
Mire  él  allá  consigo 
Si  estos  indicios  bastan  al  castigo, 
Que  si  ton  atención  los  reparare. 
Raro  ha  de  ser  aquel  que!  me  culpare. 
Que  estos  delitos  el  que  honor  repara, 
Nunca  llegan  á  verse  cara  a  cara ; 

Y  asi,  al  que  me  culpa  habré  advertido. 
No  que  es  piadoso,  sino  que  es  sufrido; 
¿  Blanca  no  está  escribiendo 

Junto aq uesta  pared  ?  ¿Yo  no  pretendo, 
Teniéndola  en  el  aire  prevenida, 
Que  por  feudo  al  honor  pa  gue  una  vida? 
¿Vo  la  causa  no  he  sido 
De  que  el  Rey  ala  quinta  haya  venido. 
Para  ver  mi  venganza  y  mi  cántela  ? 
¿Qué  me  detiene,  pues,  qué  me  des- 
[vela? 
¿Esta  pared  no  derribó  mi  honra? 
¿No  fué  instrumento  vil  de  mideshon- 

Pues  porque  sirva  al  mundo  de  escar- 
[mienío 
Sea  el  castigo  de  que  fué  instrumento. 
Porque  desta  manera 
Viva  mi  fama  y  mi  deshonra  muera. 
{Derriba  el  tabique  entero  á  ¡a  parte 
de  adentro  con  cuadrot  de  pintura.) 


bla.nca.  (Dentro.) 
; El  cielo  me  valga  !  ¡esposo! 
¿Hola,  Cuatrín,  Silvia,  padre? 

CONDESTABLE. 

{Ap.  Morirás,  viven  los  cielos. 
Si  no  bajan  á  ayudarte 
Piadosamente  divinos 
Espíritus  celestiales; 
Esto  presumo  que  basta ; 
Fingir  aquí  es  importante.) 
¿Hola, criados,  Roberto, 
Criados?  ¡  Ah  miserable 
Esposa!  ¡Triste  de  mí! 

Sale  ROBERTO. 

ROBERTO. 

Hijo,  ¿qué  es  esto? 

CONDESTABLE. 

No  caben 
En  el  pecho  mis  fatigas. 
Ni  en  mis  palabras  mis  males. 
¡Ay  de  mi! 

Sale  ENRIQUE  ij  todos. 

ENRIQUE. 

Conde,  ¿qué  es  esto? 

CONDESTABLE. 

Ilustre  Rey,  asi  ganes 

Del  valor  que  te  engrandece, 

Voz  á  la  fama  constante. 

Que  te  merezca  atenciones , 

Que  te  merezca  piedades, 

Que  oigas,  en  efecto,  pido 

El  suceso  más  notable 

Que  alumbra  el  cuarto  planeta 

Desde  el  solio  de  diamante. 

Mi  esposa  en  esotra  cuadra, 

( ¡  Qué  de  penas  me  combaten ! ) 

Estando  escribiendo  ( ¡  ay  cielos! ) 

Un  papel  para  su  padre, 

Sin  saber  de  qué  manera, 

0  por  antigua  ó  por  frágil , 
Se  cayó  aquesta  pared 
Sobre  su  rostro,  tan  grave , 
Que  al  paso  que  la  ha  oprimido 
Se  ha  traducido  cadáver; 

Yo  no  sé  desta  pared 

Algún  secreto,  algún  arte 

Tenía  que  yo  dudaba  ; 

Llegad  todos  á  ayudarme. 

Alcemos  esta  pared, 

{.ilzan  la  pared;  vése  debajo  Blanca, 

muerta,  y  el  recado  de  escribir  caído 

allí  junto.) 
No  vuestra  piedad  me  falte. 

1  Ay  Blanca  mia,  ay  mi  prenda! 
¿Tú  el  rostro  bañado  en  sangro 
¿Cenizas  tus  azucenas. 

Y  jazmines  tus  granates? 
Pero  aunque  lirio  traduces 
Esos  divinos  cristales. 
Cuanto  mueres  á  mis  ojos 
Tanto  en  el  alma  renaces. 
Cubrid  aquese  portento, 

{Cübrenla.) 
Ese  asombro,  aquese  ultrajo 
De  mi  vida,  de  mi  amor. 
Porque  si(|uiera  descanse 
La  vista,  puesto  que  más 
Forzada  el  alma  le  agrave; 

Y  vos  tened  compasión , 
Señor,  de  mi  amor,  pues  antes 
Vino  á  ser  gozar  su  muerte , 
Que  sus  luceros  gozase. 


{Ap.  ;La  pared  que  fué  instrumento 


SuriMsligo  miserable! 
Kiiviürnie  Blanca  á  llamar, 
¿tíae  más  l'urzosas  señales 
l)e  que  el  ConJe  la  haya  muerto? 

Y  aniKiue  es  razón  castigarle  , 
Es  tuerza  disimular 

Por  su  honor  y  por  su  padre ; 

V  supuesto  que  por  Blanca 
Tan  pdco  en  vida  mirase, 

Ed  la  muerte  ha  de  ser  cuerdo 


CASARSE  POR  VENGAUSE. 

El  que  fué  en  la  vida  amante, 
Que  el  tiempo  dará  ocasión 
De  vengarla  y  de  vengarme, 
i  Qué  bien  temía  este  suceso ! ) 
Conde,  las  ansias  mortales 
Keprimid.(.4p.  ¡Oh  lo  qué  cuesta 
El  casarse  por  vengarse!) 

CONUESTABLE. 

Ansi  vivirá  mi  fama. 


ROBfnro. 
;  Qué  bien  recelé  estos  males ! 

CUATRIM. 

Y  ansí  tendrá  fin  dichoso 
El  Casarse  por  vengarse ; 
Quien  tuviere  sobre  un  verso 
Dos  vítores  que  prestarle. 
Se  los  pagará  el  poeta 
Cuaudo  otra  comedia  traco. 


ABRE  EL  OJO, 


DON  CLEMENTE. 
DON  JULIÁN  DE  LA  MA- 
TA. 


PERSONAS. 

Jl'AN  MARTLNEZ  CANIE- 1  DOÑA  CLARA. 

<;"•  DOSA  IíEA TRIZ. 

Do!\.K  HIPÓLITA.  ImaRICHISPA,  criada. 


I  CARTILLA,  gracioso. 
L'N  GANAPÁN. 
LEONOR,  criada. 


JORNADA  PRIMERA. 


S§U  DON  CLEMENTE  .  como  enojado 
T DO.^ÍA  HIPÓLITA,  viuda,  detenién 
dolé. 

DO:l  CLEMENTE. 

Déjame  ir. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

i  A  dónde  vas? 
¡Qm  te  quiera  bien  te  enfada? 

DO.-»   CLEMEME. 

Si  tú  no  fueras  cansada 
Te  quisiera  mucho  más. 

',  DOÑA  HIPÓLITA. 

;Qae  te  enojes  de  ese  modo 
f  Porque  a  deienerle  sal^jü? 

DON    CLEMENTE. 

Déjime  á  mi  querer  algo  , 
.No  te  lo  quieras  lu  lodo. 

DOÑA   HIPÓLITA. 

Bieo  pagas  un  noble  amor. 

DON  CLEMENTE. 

Porfia  tu  amor  se  llama. 

DO.\A  HIPÓLITA. 

Porque  ves  que  no  soy  dama 
De  coche  y  calle  Mayor: 
Sólo  porque  en  mi  no  ves 
(Aunque  me  la  dé  cualquiera) 
Hoy  sacar  una  pollera, 

Y  mañana  un  guardapiés: 
y  porque  nunca  al  solillo 
Un  verde  me  saino  á  dar. 
Ni  me  ves  irá  buscar 
A  San  Marcos  el  trapillo. 
No  me  eslimas  ni  me  quieres  , 
Ni  una  caricia  te  escucho; 
Pues  adviértote  que  hay  mucho 
De  mujeres  á  mujeres. 
Va  JO  entiendo  lus  desvelos, 

Y  ya  se  lo  que  le  eiilada 
No  ver  mi  casacolijada 
De  muy  lindos  terciopelos. 
Lo  que  hubieras  eslimado 
Hallar  cuando  entras  aquí , 
lina  cama  carmesí 
Con  goteras  de  brocado. 
Vayoséquetú  quisieras 
Ver  mis  manos  muv  brillantes 
De  sortijas  de  dianíanles 
(Aunque  tu  no  me  las  dieras). 
En  el  Prado  en  el  verano 
Tú  oyeras  de  buena  pana: 
—¿Quién  va  allí?  —  Doña  Fulana. 
-¿^  quién  la  h:.bla?  —Don  l-ular.c 
Pues  lio  hayas  miedo,  Señor, 
pue  i  esto  tu  ruego  me  venza, 
Porque  yo  tengo  vergüenza  , 
Aunque  ves  que  ten;;!)  amor. 
Contigo  fui  desdichada, 


He  de  parecer  honrada  , 
Nómbrame  quien  me  nombró 
íEsto  examinarlo  puedes) 
Doña  Hipólita  Paredes, 
Pero  la  Paredes  no  : 
Y  es  cosa  muy  desairada. 
Que  yo  me  llegue  á  prendar 
De  un... 

DON  CLEMENTE. 

¿Quiéreme  dejar. 
Señora  mujer  honrada  ? 
Paso  con  ella  una  vida... 


DOM  CLEMENTE. 

Déjeme ,  Señora. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

¿Qué  es? 

DON  CLEMENTE. 

¿Que  entro  aqui  cada  hora, 

Y  no  hallo  quien  me  lo  impida? 

DO.ÑA  HIPÓLITA. 

Sólo  porque  vo  te  quiero 
Esa  falta  me'hallarás. 

DON  CLEMENTE. 

ítem.  Otra  falta  más. 
Que  eres  mujer  de  llavero. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

¿Pues  el  llavero  te  enfada? 
;0h,  qué  de  falta  tenemos 
Las  mujeres  que  queremos ! 
,.Es  mejor  una  afeitada 
llamponaza  de  la  yerba , 
De  las  de  hender  y  rajar. 
Que  cuando  se  va  á  acostar 
Echa  la  cara  en  conserva  ? 
¿Será  mejor  una  hampona 
Destas  que  traen  con  ruido 
El  talle  muy  bien  prendido  , 

Y  muy  suelta  la  persona? 
¿Es  mejor  una  deidad 

De  las  que  con  riesgo  tanto 
La  ¡¡loria  traen  en  el  manto 

Y  el  humo  en  la  voluntad  ? 

DON  CLEMENTE. 

¿Y  es  mejor  (ya  que  le  empeñ:is) 
Lograr  muy  basto  y  grosero. 
Un  amora/o  casero 
Que  está  durando  por  peñas? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Mi.':  requiebros  s¡eni[)re  bao  sido 
Hijos  de  mi  voluntad. 

DON  CLEMENTE. 

Y  son  por  su  antigüedad 
De  solar  muy  conocido. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Tu  grosera  sinrazón 

Apasionadn  me  deja, 

Pnrque  no  soy  yo  tan  vieja,      (llora.) 

Que... 

DON  CLEMENTE. 

Acabóse,  lagrimón. 


DONA  HIPÓLITA. 

¡Siempre  con  ira  y  desgarro. 
Siempre  desdenes  y  lieros  ! 

DON  CLEMENTE. 

¿Quiere  no  hacerme  pucheros? 
Que  liaré  pedazos  el  barro ; 
Déjame,  no  me  atormentes. 
¿Que  te  debo  yo? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

¡Ah,  cruel ! 

DON  CLEMENTE. 

Acaba,  di. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

¿Qué?  Por  él 
No  me  hablan  ya  mis  parientes, 
Y  el  canónigo  mi  lio 
lia  sabido  lo  que  pasa. 

DON    CLEMENTE. 

No  entraré  más  en  tu  casa. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Vuelve  acá,  Clemente  mió. 

DON   CLEMENTE. 

Déjame  salir  de  aqui. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

¿Que  me  pagues  deste  modo? 

DON   CLEMENTE. 

¿Quieres  que  te  diga  todo 
Lo  que  haces  conmigo? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Di. 

DON  CLEMENTE. 

Doña  Hipólita  Paredes, 
Tü  eres  dama  principal , 
Tu  hermosura,  la  que  basta, 
lu  limpieza,  un  poco  más. 
Pero  como  hay  ya  seis  años 
Que  te  vengo  á  visitar. 
Es  fuerza  que  esté  cansado 
Un  amor  de  tanta  edad. 
Tú  quieres  tan  apretado 
Que  harás  mal  si  no  la  das 
Ensanchas,  para  que  no 
Reviente  tu  voluntad. 
Si  muy  de  mañana  vengo 
Tus  ojosa  idolatrar. 
Dices :  Señor  don  Clemente, 
¿Tan  temprano  por  acá? 
Poco  te  estima  esa  dama , 
Pues  que  te  hace  levantar 
A  las  seis  de  la  mañana 
(Aunque  sean  las  diez  y  más). 
Si  entro  á  mediodía ,  dices 
Que  para  todo  hay  lugar. 
Los  medios  días  aqui . 
Las  medias  noches  allA. 
Si  hablo  recio,  me  replicas, 
Repare  que  hay  vecindad  , 
Y  aqui  no  es  como  en  las  casas 
Donde  no  hay  que  reparar. 
Si  estoy  triste,  á  media  risa 
Me  dices  con  falsedad: 
—¿Tiene  esa  dama  visita? 


^■2i 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS 


Paciencia,  luego  se  irá.— 
Si  ceno  contigo,  y  Iraigo 
Tanta  gana  ile cenar. 
Que  ceno  apriesa  me  dices , 
Comeaspacio,  (|iie  tiempo  hay. 
Si  como  poco  (tal  vez, 
Que  siempre  esta  vez  es  tal) 
Dices:  — Los  enamorados 
Nunca  suelen  comer  más.— 
Si  le  iraigo  algún  regalo, 
Es  lo  que  ha  sobrado  allá, 

Y  si  no  li'  traigo  ,  dices: 
—Somos  tres,  no  hay  que  espantar. 
Si  suspiro,  dices:  —¡Fuego  I— 
Dices  (si  quiero  cantar) 
—Espanta  tus  males,  hijo; — 

Si  me  voy :  — jEs  hora  ya?— 
Mujer  honrada,  ;.qué  quieres 
De  mi  ?  ¿N'o  me  dejaras 
Que  yo  te  vaya  (|ueriendo 
A  mi  paso  natural? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Yo  bien  quisiera  templarme. 
Mas  r.o  me  puedo  templar. 

DOS  CLEMENTE. 

¿No  me  darás  unos  celos? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Muy  fácil  cosa  será, 
Pero  sobre  tanto, es 
Añadirme  Otro  pesar. 
Que  la  mujer  que  picada 
Solicita  Otro  galán 
Por  vengarse  de  su  amante  , 
Se  venga  de  si  no  más. 

DON  CLEMENTE. 

Dices  bien,  pero  procura... 
Sale  CARTILLA. 

CARTILLA. 

Tu  padre  te  envia  á  llam.ir. 

DOS  CLEMESTE. 

¿Qué  me  quiere? 

CARTILLA. 

Qué  sé  yo. 

DOSa  HIPÓLITA. 

Vayase,  que  aguardará 
La  dichosa  que  le  goza, 

Y  después  no  babrá  lugar. 

DOS  CLEME^TE. 

Lleve  el  diablo  la  dichosa. 

CARTILLA. 

Y  lléveme  Barrabás 

Si  su  padre  no  le  busca. 

DOXA  HIPÓLITA. 

Picaño,  si  llevará; 
Vos  sois  quien... 

CARTILLA. 

Vo  soy ,  Señora , 
Tin  criado  principal , 

Y  yo  no  voy  con  mi  amo 
A  esas  andanzas  jamás. 

DOSA  HIPÓLITA. 

í.Pues  se  va  solo  tu  amo? 

DOS  CIEJIESTE. 

Mujer, ¿quieresme  dejar? 
¡Qué  se  usen  obligaciones! 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Pues  mira,  aqui  le  has  de  estar, 
O  á  de  ir  contigo  Andreilla 
A  ver  si  a  tu  casa  vas. 

DOS  CLEMENTE. 

Aquí  he  de  estarme  contigo ; 
Ya  no  me  voy. 


CARTILLA. 

liará  mal. 
(Ap.  Ooierover  si  hablarle  puedo; 
Yo  me  llego.)  (Ya  allegarse  á  su  amo. 

DdÑA   HIPÓLITA. 

¿Dónde  vais, 
Alcahuete  del  >tiior 
Don  Clemente? 

CARTILLA. 

Escribo  mal 
{Ap.  Doña  Clara  se  h:i  mudado  . 

Y  á  mi  me  importa  avisar 
Queluégo  la  vaya  á  ver. 
Que  hay  tiempo  ) 

DON  CLEMENTE. 

Porfiada  estás. 

CARTILLA.  (.\p.) 

Desta  esta  manera  ha  de  ser.    {Tose, 

DOÑA  HIPÓLITA. 

¿Qué  es  esto,  alcahuete  ?  ¿Estáis 
Acatarrado  ó  es  seña? 
Ea,  ¿qué  toses?  hablad. 

DON   CLEMENTE. 

^No  es  cosa  extraña  la  tuya? 

¡  Qué  aun  no  pueda  un  hombre  estar 

Acatarrado! 

DUNA  HIPÓLITA. 

Más  clara 
Tenéis  la  voz  que  Florian , 

Y  os  ungís  malo  del  pecho. 

CARTILLA. 

{Ap.  Por  Dios  que  le  he  do  avisar 
Que  doña  Clara  le  espora  , 
Contando  mi  enfermedad.) 
Señora,  escúchame,  Clara, 
(Tengo  la  voz  es  verdad) 
Espera  (y  te  contaré 
Mi  catarro  de  pe  á  pa). 
Vamos  presto  al  como  fué : 
Señora  mia,  sabrás. 
Que  se  ha  mudado  á  otra  casa, 
Mi  comer  y  mi  cenar; 
Como  mi  amo  no  da  vino , 

Y  es  agua  cuanto  me  da. 
En  la  calle  de  las  Huertas 
Vive  (uno  y  otro  cuajar). 

El  cuarto  bajo  es  muy  bueno, 
Mas  como  tiene  humedad  , 
Me  hace  mal  al  pecho  lo  que 
A  la  garganta  no  hará, 
Clara  eslá  aguardando ,  á  ver 
Si  lü  quieres  esterar 
A  mi  estómago,  que  es 
Todo  el  cuarto  principal; 
Clara  espera,  Clara  aguarda, 
Clara  mí  garganta  está, 

Y  si  tú  quieres  que  Clara 
No  se  venga  á  catarrar. 
Remedia  esta  los  que  tengo , 
Pues  te  hablo  con  claridad. 

DOÑA   HIPÓLITA. 

¿No  sabes  qué  he  reparado? 
()ue  en  diez  palabras  no  más 
Habéis  dicho  treinta  Claras. 

DON  CLEMENTE. 

Yo  apuesto,  que  digas  ya. 
Que  me  habla  de  alguna  Clara. 

DOÑA   HIPÓLITA. 

No  te  quiero  violentar ; 
Ve  á  saber  lo  que  tu  padre 
Quiere;  ¿cuándo  volverás? 

DOS  CLEMENTE. 

A  las  diez. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Tomo  á  las  doce. 

DON  CLEMENTE. 

¿Quieres  que  te  quiera  más? 


Sí. 


DOÑA  HIPÓLITA. 


DON  CLEMENTE. 

Pues  déjame  quererte. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Yo  voy  fuera. 

DON  CLEMENTE. 

¿A  dónde  irás? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Al  Prado,  que  hoy  tengo  un  cocho. 

UON   CI.EBENTE. 

Eso  si,  salte  á  espaciar. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

;No  preguntas  quién  me  hadado 
El  coche? 

DOS   CLEMENTE. 

Se  tu  lealtad. 

DOÑA  HIPÓLITA 

¿Y  si  no  le  pido  celos 

Es  cierto  que  me  querrás? 

DON  CLEMENTE. 

Hoy  le  quiero,  con  pedirlos. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Pues  de  hoy  más  no  te  he  de  hablor 
Más  ea  mis' celos,  Cler.ente. 

DOS  CLEMENTE. 

Con  eso  me  obligarás. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Veamoü  cómo  obras  conmigo. 

DON  CLEMENTE. 

Tendré  aiüor  y  tendré  paz. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

De  hierro  seré  en  sufrirte. 

DON  CLEMENTE. 

Yo  te  atraeré  como  imán. 

DOÑA    HIPÓLITA. 

otra  mujer  has  de  verme. 

DOS  CLEMENTE. 

Asi  me  aprisionarás. 

DOÑA   HIPÓLITA. 

Pues  vé  á  ver  esa  señora , 

Y  vuélvete  luego.  {Vase.) 

CARTILLA. 

Zas. 

DOS  CLEMENTE. 

,Qué  me  quiere  esta  mujer, 
CarüUa  amigo? 

CARTILLA. 

Querrá... 
Sal  presto  de  la  antesala. 
(Van  andando.) 

DON  CLEMENTE. 

Ya  estamos  en  el  zaguán 

Y  ya  en  la  calle. 

CARTILLA. 

Y'olvamns 
La  esquina,  que  llamará. 

DON  CLEMENTE. 

No  creerás  que  abochornado 
Salgo. 

CARTILLA. 

Señor,  tú  haces  mal: 
Estas  damas  del  zapato 
Alpargatado  genial 
No  tenerlas,  ó  tenerlas 
Para  descansar  no  más. 

DON  CLEMENTE. 

Yo  la  tengo  obligación  ; 
En  mi  prisión  no  vi  entrar 
Oiro  amigo  ni  pariente. 
I  Dime,  en  una  enfermedad 


i.'ue  no  me  ¡isislió  mi  padre) 
.Gasiuse  solu  un  real 
Que  pila  no  enviase,  fuera 
Üe  asistirme? 

CARTILLA. 

Asi  es  verdad : 
I  V  desde  esta  calle  (que  es 
La  calle  del  CannenJ  va 
A  la  cárcel,  si  esiás  preso; 
Si  retraído,  á  San  Blas. 

DOM   CLEMENTE. 

En  fin  ,  ¿se  mudó  mi  Clara  ? 

CARTILLA. 

Faltábale  de  cursar 

De  la  calle  de  las  Huertas 

La  duela  universidad. 


DON  CLEMENTE. 

¿Sabes  por  qué  se  ha  mudad 


1)0."«  CLEMENTE. 

¿Qué  dices? 

CARTILLA. 

Aquel  qne  en  la  Trinidad 
Te  dio  el  domin(;o  pasado 
El  grande  cliasco  de  liablar. 

DON  CLEMENTE. 

Porque  dije  que  hacia  versos, 
Me  dio  con  un  madrigal 
De  mil  versos;  porque  hablé 
De  toros,  habló  en  torear 
Tanto',  que  me  dio  en  la  nuca 
De  no  quererle  oir  más. 

CARTILLA. 

El  habla  á  turbiones;  pasa 

Esc  arrrovo  plan,  pian, 

Quede  la  Puerta  del  Sol 

Es  el  verdinegro  mar. 

¿Que  aquí  ponga  el  sol  su  puerta, 

Sieodo  taa  limpio? 

non  CLEMENTE. 

Ahí  verás. 

CARTILLA. 

Y  por  pran  novedad  suele 
Decir  la  ^'ente  vulgar  , 

Que  adunde  uo  eslá  muy  limpio 
Es  adonde  el  sol  no  da. 

UÜN  CLEMENTE. 

Esta  es  la  Carrera  .  andemos. 
(Van  andando.) 

CARTILLA. 

Y  mi  calle,  voto  á  san. 

nON  CLEME.NTE. 

¿Porqué? 

CARTILLA. 

Porque  cuando  riño 
Aqui  vengo  yo  a  parar. 

DON  CLEMENTE. 

Oves ,  ¿el  cuarto  de  Clara 
Es  bueno? 

CARTILLA. 

Cuarto  será 
De  cieo  ducados ,  y  es  bajo. 

DOS  CLEMENTE. 

Vdime  tú,  ¿quién  h:il>rá 
Pagádola  el  medio  año? 

¡Por  Dios,  linda  necedad! 

Como  no  lo  pagues  tú 

Mas  (|ue  It-  puyue  el  Soldán. 

Tú  tres  el  del  «usto  agora  , 

No  vayas  á  prenunlar 

Quien  le  ha  pajiado  ó  quien  no, 

Porque  le  responderán 


ABRE  EL  OJO. 
Que  no  le  han  pagado,  y  luego 
Te  le  harán  á  li  pactar." 

DON  CLEMENTE. 

Particular  afición 
Debo  á  doña  Cl;ira  ya. 

CARTILLA. 

¡Oh  !  la  Clarilla  es  mujer 
De  mucho  particular. 

IlON   CLEMENTE. 

Esta  es  la  calle  del  Lobo. 

CARTILLA. 

Desde  que  te  siivo  há 

Que  no  he  tomailo  esta  calle. 

DON  CLEMENTE. 

No  ha  habido  necesidad. 

CARTILLA. 

Antes  si  yo  no  la  lomo 
Ha  sido  porque  la  hay. 

DON  CLEMENTE. 

¿Son  esos  los  tru'^os? 

CARTILLA. 

Si. 
Donde  indio  que  entra  á  jugar 
Con  el  mozo  de  los  trucos , 

Y  otros  leoneros  que  hay , 
.aunque  armados  de  mil" conchas 
Enlre  en  guerra  ,  sale  en  pjz. 

nON  CLEMENTE. 

¿En  qué  parte  de  la  calle 
Es  la  casa? 

CARTILLA. 

Es  más  allá 
De  la  casa  de  dos  puertas 
Cuatro  casas. 

DON  CLEMENTE. 

Cerca  eslá 
De  la  casa  de  Beatriz , 
La  que  se  quiso  casar 
Coumigo ,  y  me  puso  el  pleito. 

CARTILLA. 

Y  DO  fué  de  nulidad. 
Pues  en  esa  misma  casa 
Vive  Clara;  ¿imporlará 
Para  que  lú  puedas  ir 

A  verla? 

DON  CLEMENTE. 

Há  un  año  que  está 
En  un  convento , y  yo  tengo 
De  uno  y  otro  Tribunal, 
Del  señor  Nuncio  y  vicario, 
Dos  autos  conformes  ya. 

Y  agoraba  apelado  á  Roma. 


Luego  á  Rota  apelará. 

DON  CLEMENTE. 

Estése  ella  en  el  convenio, 
Vande  el  pleito. 

CARTILLA. 

D..do  has 
Con  todo  en  tierr.i. 

DON    CLEMENTE. 

¿  Qué  dices? 

CARTILLA. 

Que  es  el  diablo  don  Julián. 

UON  CLEMENTE. 

Volvamos,  que  no  ha  de  vernos; 
Anda  apriesa. 

(\uelien  la  cara.) 

CARTILLA. 

No  hay  andar, 
Qne  nos  ha  visto,  y  se  viene 
Tras  nosolros. 


DON  C'  EMENTE. 

Di ,  ¿qué  hará 
En  esta  esquina? 

CARTILLA. 

A  estos  barrios 
Habrá  venido  no  más... 

DON    CLEMENTE. 

Anda  apriesa ,  anda. 

Sale  DON  JULIÁN. 

DON  JULIÁN. 

¡Ah,  señor 
Don  Clemente! 

CARTILLA. 

Oir  y  andar. 

DON  JULIÁN. 

¡Ab,  don  Clemente! 

DON  CLEMENTE. 

¿Quién  llama? 

DON  JULIÁN. 

Yo  soy. 

DON  CLEMENTE. 

¡Señor  don  Julián! 

DON  JULIÁN. 

¡Amigo! 

DON  CLEMENTE. 

Soylo  muy  vuestro. 

DON  JULIÁN. 

Abrázame,  ¿cómo  estáis?  {Abrázale.] 

CARTILLA.  {Ap.) 

Aun  no  le  ha  hablado  dos  veces, 

Y  ya  le  quiere  abrazar. 

DON   CLEME.NTE. 

¿  Qué  hacéis  en  aquestos  barrios  ? 

DON  JULIÁN. 

Sabed  que  he  visto  pasar 
Un  carro  lleno  de  ropa 
De  doña  Clara  Guznian 
(Una  dama  á  quien  estimo , 

Y  ella  no  me  quiere  mal), 

Y  sobre  unos  celos  mios 
Por  hacerme  este  pesar 
Tratarla  de  mudarse; 
Pues  hallé  junio  al  Corral 
De  las  Comedias  un  corro 

De  amigos,  púseme  á  hablar, 

Y  báseme  perdido  el  carro 
En  la  esquina. 

DON  CLEMENTE. 

[Ap.  Si  es  verdad 
Que  le  quiere  doña  Clara, 
Hoy  mi  venganza  verá. 
¡Clara  á  don  Julián  eslima  !) 
¿Pues  agora  qué  aguardáis 
Si  se  ha  desaparecido 
El  carro? 

DON  JULIA.N. 

Que  lia  de  pasar 
Cuando  vuelva  de  vacio; 

Y  cualquiera  gan.npaa 

De  los  que  mudan  la  ropa, 
Donde  vive  me  dirá. 

DON  CLEUENTE. 

¿Si  no  es  suyo  carro  y  ropa? 

DON  JULIÁN. 

Vo  bien  puedo  asegurar 
Que  vi  un  eslr.ido  y  alfombra  , 
Sin  Si  is  sillas  de  nogal 
^  ba(|uela  de  Moscovia, 
Que  hi-cha  la  cuenta,  me  están 
l-.ii  tres  mil  reales  de  plata, 
Que  en  vellón  sun  cuatro  y  más. 

DON  CLEMENTE. 

¿Quiéreos  mucho  la  tal  Clara? 


lio 


D0>-  JULIAM. 

Damas  de^ia  caliünil 

Del  capricho  y  del  buen  gusto, 

Nunca  <|uiereii  al  que  da. 

DON  CLEÍEME. 

Müclio  el  sacalle  ine  importa 
Dcsta  calle. 

DON  JBLIA?(. 

¿Y  dónde  vais 
Tor  estos  barrius? 

DOX  CLEWESTE. 

Yo  voy 
AlMentidcro'  á  ensayar 
Una  comedia  que  ha  escrito 
Un  amigo. 

DON  JULIÁN. 

Voy  allá. 
Que  en  mi  vida  he  visto  ensayo. 

DON  CLEMENTE. 

Venid  conmigo. 

DON  JULIAK. 

Guiad. 
(Van  nndando.) 

CARTILLA. 

(Ap.  Ya  le  sacó  de  la  calle 

Mi  amo,  mucho  importará 

Que  este  hombre  nos  deje  luego. 

¿Cómo  le  podré  engañar? 

El  carro  vuelve  vacio: 

No  le  podrá  ver  pasar 

Si  me  pongo  desta  suerte.) 

{Pállese  delante.) 
Aprisa  que  es  tarde  ya, 
\  empezarán  el  ensayo: 
(Pasó  el  carro.)    {üíceselo  á  su  amo.) 

DON  CLEMENTE.  (.4p.) 

Bien  está ; 
¿Que  haré  para  que  me  deje  ? 

CARTILLA. 

Asi ,  vamos  á  robrar 

Los  dos  mil  reales.  Señor. 

DON  CLEMENTE. 

¿(Jué  hora  es? 

CARTILLA. 

Las  once  darán. 

DON  CLEMENTE. 

Pues  dejo  el  ensayo;  adiós 
Amigo  niio. 

DON  JULIAS. 

Aguardad, 
Que  yo  iré  con  vos. 

DON  CLEUENTE. 

Es  lejos. 

DON  JULIÁN. 

¿Pues  qué  tan  lejos  será? 

nON  CLEMENTE. 

Es  junto  al  Raslro. 

DON  JULIÁN. 

Yo  tengo 
Un  poco  que  hacer  allá. 

DON  CLEMENTE. 

Vamos  por  unos  dineros. 

CARTILLA. 

Pues  por  Dios,  que  real  á  real 
He  de  contar  los  des  mil , 


'  Mamábase  asi  el  trozo  ilc  la  calle  del 
León  á  su  eiilrarla  por  la  del  Prado  liasla  la 
délas  Iluerlas.dondese  juntaban  como  aho- 
ra en  la  plazuela  de  Sania  Ana,  losaolores  6 
furmadoies  de  compaSias,  los  cómicos  »  los 
poetas,  que  por  su  mayor  parle  habitaban 
aquellos  contornos. 


CO.MEI)!AS  ESCOGID.VS  DE  DON  FRANCISCO 
{.\p.  Desta  manera  se  irá). 


No  he  de  tomallos  á  peso. 

DON  JULIÁN. 

Yo  te  ayudaré  á  contar. 

CARTILLA.  (.4p.) 

Ya  escampa. 

DON  CLEMENTE.  {Ap.) 

iCielosI  ¿qué  haré? 

CARTILLA. 

Y  de  paso  comprarás 

Las  treinta  arrobas  de  lana. 

DON  JULIÁN. 

Asi ,  á  mime  las  darán 
Cuatro  reales  porarroba 
Jlénos  que  á  otro. 

DON  CLEMENTE. 

{Ap.  ,IIay  tal  porfiar?) 
Asi,  vamos  al  entierro 
De  don  Carlos  á  San  Juan 
(Que  para  ir  por  el  dinero 
A  la  tarde  habrá  lugar), 
Que  debo  mucho  á  su  casa. 
{Ap.  Con  esto  se  quedara.) 

DON  JULIÁN. 

¿A  entierro  vais? 

DON  CLEMENTE. 

Es  forzoso. 

DON  JULIÁN. 

,  Hay  misa? 

DON  CLEMENTE. 

Y  sermón  habrá. 

DON  JULIÁN. 

Pues  adins,  que  me  congojo 
De  ver  entierro. 

CARTIILA.  {Ap.) 

El  se  va. 

DON  CLEMENTE. 

ICra  grande  amigo  mió 
El  muerto. 

DON  JULIÁN. 

¡Oh  !  si  hay  amistad 
Tan  grande  ;  sólo  por  vos 
Me  iré  con  él  á  enterrar. 

CARTILLA.  {Ap  ) 
Enterrado  te  vea  yo. 

DON  JULIÁN.  {Ap) 
Estos  me  quieren  dejar. 
Pues  yo  ijuiero  despedirme 

V  seguirlos. 

CARTILLA. 

Di  que  vas 
A  confesarte. 

DON  JULIÁN. 

Gis,  amigo: 
Vo  me  llego  aqui  al  Corral 
A  buscar  un  banco,  que  hoy 
Hay  comedia  nueva. 

DON  CLEMENTE. 

Andad, 
A  la  tarde  nos  veremos. 

DON  JULIÁN. 

Si  no  hay  banco,  iré  al  desván. 
Que  alli  es  el  sitio  mejor 
Paro  poder  murmurar ; 
Adiós,  amigo. 

DON   CLEMENTE. 

Él  OS  guarde. 

DON  JULIÁN.  {Ap.) 

Scguirélos. 

CARTILLA. 

Ya  se  va. 

DON  JULIÁN.  (Ap.) 

Veré  porque  no  querían 
Que  los  siguiese. 


CARTILLA. 

He  de  andar 
Hasta  perdelle  de  vista 
(Si  importa)  todo  el  lugar. 

DON  JULIÁN.  (.\p.) 
Tras  del  he  de  ir,  aunque  v.nva 
Hasta  la  Cruz  de  Moran. 

DON  CLEMENTE 

Ten  cuidado  no  nos  siga 

DON  JULIÁN. 

Adiós. 

DON  CLEMENTE. 

Adiós,  don  Julián. 
{Vanse.) 

Snlcii  DOÑA  CLARA  Y  MAr,ICDISP.\ 
criada. 

DOÑA  CLARA. 

¿Marichispa? 

HARICHISPA. 

¿Mi  señora? 

DOÑA  CLARA. 

Recado  para  lavar. 

MARICHISPA. 

Deja  primero  mudar 
lodos  los  trastos  ahora. 

DOÑA  CLARA. 

Dame  la  arquilla. 

MARICHISPA. 

Repara 
Que  aun  queda  mucho  que  hacer: 
Múdale. 

DOÑA  CLARA. 

Vo  he  menester 
Mudar  primero  la  cara; 
Ea ,  quiérome  lavar. 
Que  tengo  el  rostro  perdido 
Del  grau  polvo. 

MARICHISPA. 

Aún  no  han  traído 
La  botica  de  tocar. 

DOÑA  CLARA. 

Tarde  es. 

MARlCniSPA. 

¿Dormiste  tan  bien 
Como  en  la  olía  casa? 

DOÑA  CLARA. 

Error; 
^o  sólo  me  hallo  mejor 
Cuando  me  mudo. 

MARICHISPA. 

Haces  bien. 

DOÑA  CLARA. 

Poquísima  gente  pasa 
Por  esta  calle. 

MARICHISPA. 

¿En  qué  lias  dado' 
Oyes,  ¿tienes  ya  pagado 
El  dinero  de  la  casa? 

DOÑA  CLARA. 

Don  Sebastian  me  envió  ayer 
Los  cincuenta  del  medio  año. 

MARICHISPA. 

Capricho  tienes  extraño; 
Diine ,  ¿cuantos  han  de  ser 
Los  (|ue  adinile  tu  alicion? 
Dinie  la  verdad  ,  Señora. 

DOÑA  CLARA. 

Cuatro  son  no  más  agora 
Los  que  asisten. 

MARICniSPA. 

Pocos  son. 
Que  tú  sepas  entenderte 
CoD  cuatro  es  lo  que  yo  extraño. 


DO.Ñl  CLARA. 

Pues  ves,  á  ninguno  engaño. 

MAlIlCHrSPA. 

4Dequé  modo? 

DOÑACLABA. 

Desla  suene : 
Muchos  son,  amiga  mía , 
Los  piratas  y  cosarios 
Que  en  corso  de  mi  helleza 
Surcnii  el  golfo  del  Prado. 
Apenas  del  puerlo  mió 
Las  dos  áncoras  levanto, 

Y  la  nao  de  mi  hermosura 
Se  pone  vergas  en  alio. 
Cuando  cercando  mi  coche 

(Que  es  mi  nave)  á  un  tiempo  hallo 
Que  hacen  señal  que  me  rinda 
Las  naves  de  pié  de  palo. 
Las  naves  de  España  allí 
Disparan  por  el  coslado 
Versos  que  me  dan  asombro 

Y  no  me  dan  sobresalto. 
Mas  como  saben  que  soy 
Nave  zorrera,  disparo 

Un  pido  ,  con  que  echo  á  fondo 
•  A  un  tiempo  todas  las  naos. 

Y  si  algún  navio  rindo. 
Me  le  llevo  remolcando 
Ala  isla  Conlileria 

En  el  golfo  de  I.eplarto. 
Si  algún  cosario  perdido 
(De  aquellps  que  yo  he  robado) 
Se  quiere  abrigar  conmigo , 
üe  mi  bandera  le  aparto. 
Que  el  grande  golfo  de  Ávido 
Sólo  es  para  los  Leandros. 
Si  algún  berganthi  encuentro 
De  bergantes  y  taimados, 
Que  á  vela  y  remo  procuran 
Darme  caza .  me  adelanto 
Hacia  la  playa  Vitcli, 
Adonde  al  piloto  llamo  , 

Y  digo:  ¿hay  bajos  aquí? 
¿Surgiré  en  este  playazo? 
Bajos  hay  {responden  luego), 
Pero  como  estos  corsarios 
No  pueden  sondar  la  playa , 
Peligran  luego  en  los  bajos. 
Si  llego... 

MAniCKISPA. 

Deja,  Señora, 
Las  meláforas,  y  vamos 
A  ver  quien  es  de  tu  gusto 
El  más  decente  cuidado. 
¿Quieres  á  señores? 

DO.ÑA  CLARA. 

Si, 
Pero  yo  los  he  cobrado 
Un  miedo  como  uii  amor. 

MARICHISPA. 

Si  son  de  un  mesmo  tamaño, 

Poco  miedo  los  tendrás; 

Mas  di ,  ;,un  señor  no  honra  un  barrio? 

i  No  regala  de  continuo? 

V'  No  quiere  de  cuando  en  cuando? 
los  señores  que  quieren, 
¿No  son  líeles  en  amarnos? 

DOÑA  CLARA. 

Mira ,  como  son  tan  fieles. 

Entienden  los  pesos  falsos ; 

Acá  con  mis  escuderos 

Me  entiendo  ,  con  mis  hidalgos 

Me  haga  Di:is  bien,  que  á  estos  puedo 

Poner  al  menor  enfado 

Üe  páticas  en  la  calle. 

Si  DO  te  están  en  el  patio. 


¿Quién  son  estos  que  hoy  admites? 


ABRE  EL  OJO. 

DOÑA  CLARA. 

Ya  te  he  dicho  que  son  cuatro , 
Llamo  á  los  cuatro  estos  nombres. 


Uilos. 


Cisneris  ,  Coniinaraia, 
Cis  y  (Chapetón  bai  bado. 
Cisneris  llamo  al  del  gusto ; 
Este  es  á  quien  quiero  y  amo. 
Que  es  un  hijo  de  familias, 
Úon  Clemente  de  Montalvo, 
Aquel  que  gasta  conmigo 
Tanto  en  plata  como  en  cuartos. 
Cominaiala  es  un  Lumbre, 
Que  cuando  busto  prestado 
Sobre  prendas,  lo  trae  luego  ; 

Y  en  dos  pleitos  que  ahora  traigo 
Es  mi  agente  ,  y  aun  me  busca 
lasa  si  mudarme  trato. 

Para  esto  tengo  un  Francisco 
l)e  Panioja,  un  hombre  honrado , 
Que  en  Talavera  do  habrá 
Hombre  de  tan  lindo  barro. 
Cis  (m¡  tercero  galán). 
Llamo  al  galán  de  mi  gasto. 
Que  en  cuartos  me  contribuye 
Kstipendio  cuolidiano. 
tsle  es  (ya  tú  le  conoces) 
Cierto  regidor  de  Almagro, 
Juan  Martínez  de  Caniego, 
Con  quien  agora  afianzo 
Mi  comida,  porque  este  es 
Lego .  llano  y  abonado. 
Tengo  una  persona  grave  , 
Prelciidientey  espetado. 
Que  paga  la  casa  y  presta 
Ll  coche  de  cuando  en  cuando; 
Que  se  deja  ver  por  meses, 

Y  me  regala  por  años. 

Y  este  que  no  llamo  nunca 
Llamo  Chapetón  barbado , 
Sin  otros  amantes  muchos , 
Que  si  llegan  al  reclamo 
Ue  mi  pico,  astutamente 
Les  hago  dar  en  el  lazo; 
Verbi  gracia  don  Julián, 

Que  anteayer  me  dio  un  estrado 

Y  estas  seis  sillas  qué  ves, 

Y  desde  anteayer  le  llamo 
El  tonto  de  terciopelo. 
Sobre  ser  tonto  aforrado 
En  baqueta  de  Moscovia. 

MARICnlSPA. 

Y  este  regidor  de  Almagro , 
¿Cuanto  te  da  cada  día? 

DOÑA  CLARA. 

No  me  preguntes  el  cuánto. 

MARICHISPA. 

A  mi  sé  que  me  da  un  pan. 

DOÑA  CLARA. 

Y  á  mi  me  da  un  urdinarlo 
Que  basta  para  el  nocturno 

Y  meridiauo  pasto. 

MARICHISPA. 

¿Quiéresle? 

DOÑA   CLABA. 

¿No  ves  que  gasla? 

MARICHISPA. 

Y  de  más  á  más  ¿no  da  algo, 
Como  vestido  y  pollera. 
Siquiera  una  vez  al  año? 

DOÑA  CLARA. 

Él  es  la  quinta  miseria. 

MARICHISPA. 

Es  verdad  ,  y  hoy  me  ha  contado 
Un  ama  que  tiene  en  casa  , 


Que  come  nn  pastel  de  á  cuarto 
A  mediodía  ,  y  de  noche 
Un  poco  de  pan  tostado. 
No  enciende  luz  en  su  casa  , 
Antes,  dice,  que  á  otro  cuarto 
De  un  vecino  suyo  ha  hecho 
Agujero  con  un  clavo  , 

Y  con  sola  la  luz  que  entra 
Por  aquel  sutil  espacio, 
Hace  todo  cuanto  es 

En  su  casa  necesario. 

DOÑA  CLARA. 

Él  tiene  muchos  doblones. 

MARICHISPA. 

El  ama  los  vio  de  paso  , 

Y  dio  por  señas  que  estaban 

Amarillos. 

DOÑA  CLARA. 

No  me  espanto, 
Que  como  no  salen  fuera 
Deben  de  estar  opila  dos. 

MARICHISPA. 

¿Qué  admitas  un  miserable  ? 

DOÑA  claha. 
Mira  ,  no  estás  en  el  caso 
Mejores  un  miserable 
Que  tenga  y  no  quiera  darnos. 
Que  no,  aunque  nos  quiera  dar. 
Quien  no  tiene,  aunque  sea  franco; 
Que  aquel  puede  dar,  si  quiere  , 
O  de  fino,  ü  de  obligado ; 

Y  éste,  obligado  ni  lino 
No  dará  sin  poder  darlo. 

Y  comunmente  se  dice. 

Que  los  hombres  que  son  sanos 
Mueren  del  primer  achaque; 
Asi  los  que  son  cuitados. 
Cuanto  guardan  de  un  aborro 
Han  de  vomitar  de  un  gasto. 
Déjame  tú  a  mi ,  que  yo... 

{Llaman  á  la  puerta.) 
Pero  á  la  puerta  han  llamado. 

UARICIIISPA. 

¿Quiénes? 

Sale  DON  CLEMENTE. 

DON  CLEMENTE. 

Yo  soy. 

DOÑA  CLARA. 

¿Don  Clemente  ? 

DON  CLEMENTE. 

¿Doña  Clara? 

DOÑA  CLARA, 

i  Dueño  amado! 
Cierra  esa  puerta  ,  Chispilla  , 
Llega,  llégale  á  mis  brazos; 
Dos  dias  há  que  no  te  veo , 
Dueño  niio. 

DON  CLEMENTE. 

Cierra  el  labio. 
Traidora,  que  ya  encontró 
Mis  sospechas  con  tu  engaño. 

DOÑA  CLARA. 

¿Qué  dices? 

DON  CLEMENTE. 

Que  don  Julián , 
¡Oh  dueño  mió.  tirano! 
Es  quien  le  cuesta  más  penas 
Que  yo  le  debo  cuidados; 
Es  quien  le  merece  fina  , 

Y  el  que  agora  me  ha  contado , 
Que  por  celos  ,  ¿celos  tienes? 
(¿Para  cuándo,  para  cuándo 
Son  las  venganzas,  si  agora 
En  las  quejas  me  embarazo?) 
Te  mudaste  ,  di ,  ¿qué  importa  , 


•  28 

boeüo  mió  soberano, 
Si  es  don  Julián  tu  elegido, 
yue  yo  sea  lu  llamado? 
^  a  sé  que  amando  lus  soles 
Cujas  luces  iüolalro, 
Abogado  desupeua 
Dice  su  amor  eu  estrados  ; 
Tú  le  quieres,  y  el  lo  dice. 

DO>A  CLARA. 

Señor  don  Clemente,  paso: 
¿De  cuándo  acá  vos  celoso  ? 
¿Vos  de  cuándo  acá  indi¡;hado 
Cunmigo?  sabiendo  vos. 
Que  eu  el  amor  de  aiá  abajo 
Nunca  puede  pedir  celos 
Quien  no  los  pide  sobre  algo. 
¿Pobrecilo,  y  muy  celoso/ 
¿Vos  pensáis  que  yo  no  valgo 
Más  de  aquello  que  yo  os  cuesto? 
Ali  nuramala,  templaos, 
Y,  mirón  de  amor,  tomad 
Lo  que  os  dieren  de  barato. 
Cuando  estáis  tino  conmigo, 
Soléis  decirme  muy  falso: 
tOiosa  mia;»  si  pensáis 
Que  soy  dicisa,  es  grande  engaño 
Que  animal  soy  racional, 

Y  yo  cómo,  visto  y  calzo. 
¿Traidora  á  mi,  señor  mió? 
Pues  ¿por  qué  no  hacéis  reparo, 
Que  en  vez  de  baberos  vendido. 
Soy  JO  la  que  os  he  comprado  ? 
Muy  apriesa  me  celáis, 

Y  a  espacio  me  amáis:  trocadlo, 
Queredme  algo  más  aprisa, 

Y  celadme  más  á  espacio. 
¿Celos  con  grillos?  ¿y  celos 
Al  tono  mismo  del  gasto? 
¿Ya  ecba  por  medio  tan  presto 
Quien  ha  de  echar  por  un  ladu? 
No,  mi  señor  don  Clemente, 
Dejad  los  celos;  seamos 
Amigos,  como  primero; 

IJo  tiempo  apacible  y  manso 
Yo  os  vi  hacer  que  no  mirabais; 
Ya  veis  mucho,  no  veáis  tanto 
Si  queréis. 

DON  CLEBEJiTE. 

El  arroyuelo 
Que  desciende  del  peñasco 
En  lacil  quiebra  se  eslanca; 
Va  poco  a  poco  cobrando 
Cauílal  de  plata ,  y  después 
De  seis  auroras  al  plazo 
Trincheras  rompe  de  arena, 

Y  cristalino  soldado 

Por  el  prado  y  por  el  monte 
Lleva  las  Dores  á  saco. 
Con  tibias  luces  la  luna 
Empieza  trémulo  asiro 
A  escribir  en  la  corona 
Del  monte  confuso  el  rayo. 
La  estrella  borró  su  luz; 
Crece  luego,  y  crece  tanto. 
Que  celosa  de  las  luces 
De  estrella  vecina,  al  rasgo 
Lunar  va  dejando  oscuros 
Renglones,  que  leyó  claros. 
Yo.  á  imitación  dé  lo£  dos 
Te  adoraba  tan  templado, 
Que  no  pensé  que  tu  amor 
Me  eoslara  un  sobresalió. 
No  habia  crecido  mi  amor; 
Pero  como  voy  cobrando. 
Cornil  la  luna,  más  luz. 
Borrar  hoy  he  procurado 
Estos  que  en  el  cielo  mió 
Quieren  parecer  lus  asiros. 

Y  como  arroyo  mi  amor 
También  se  va  despeñando. 
Porque  le  bao  dado  caudal 


COMEDIAS  ESCOCIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Las  crecientes  de  mi  llamo. 
Que  no  quiere  quien  no  tiene 
Celos,  si  hay  en  qué  fundarlos, 
Ni  se  estrecharon  dos  almas 
Si  no  se  asegura  un  lazo. 

DO.ÑA  CLAHA. 

Don  Julián  (de  quien  recelas) 
No  me  debe  un  agasajo ; 
Anles  para  despedirle 
Le  pedi  para  un  estrado 
(Que  esle  es  para  los  que  cansan 
El  ordmario  despacho) , 

Y  él  me  lo  Irujo  anteayer. 
Hasta  que  no  habiendo  hallado 
Modo  para  que  me  deje. 
Mudé  casa,  y  mudé  barrio, 

Y  aun  temo  que  me  halle  a(juL 

DON  CLEMENTE. 

Eso  no  te  dé  cuidado. 
Que  agora  hacia  Puencarral 
Va  siguiendo  á  mi  criado, 

Y  pienso  que  ha  de  llevarle 
De  Fuencarral  á  Palacio; 

Yo  me  escondí  en  un  zaguán. 

HARICHISPA. 

Doña  Beatriz  de  Búlanos 
(Que  es  la  dueña  de  la  casa) 
Caja  á  verle. 

DOÑA  CIARA. 

¡Qué  temprano 
lia  tomado  la  visita 
La  casera! 

DON  CLEMENTE.  [Ap.) 

¿Qué  he  escuchado? 
Vive  el  cielo,  que  ha  salido 
Del  convento,  y  que  si  aguardo 
A  que  üaje  y  me  halle  aquí, 
Recelo... 

DOÑA  CLARA. 

¿Qué,  te  has  turbado? 
¿Conoces  á  Beatriz?  Di. 

DON  CLEMENTE. 

No  por  tu  vida;  aqui  espero. 

DOÑA  CLARA. 

Di,  ¿qué  quieres  hacer? 

DON  CLEMENTE. 

Quiero 
Esconderme  agora  aquí. 
Que  hallarme  aqui  no  es  razón, 
Ni  es  á  tu  fama  decente. 

DOÑA  CLABA    (.4p.) 

,.Quién  le  mete  á  don  Clemente 
hu  mirar  por  mi  opinión? 

DON  CLEMENTE. 

Yo  me  escondo. 

DOÑA   CLARA. 

¿DÓMde  vas, 
Don  Clemente? espera. 

DON  CLEMIXTE. 

Di, 
¿Quién  ha  de  mirar  por  li 
Si  no  es  quien  te  quiere  más? 
Yo  me  escondo.  {Escóndese.) 

DOÑA  CLARA. 

Adviene,  que... 
(Ap.  El  pesar  me  tiene  muda. 
Este  conoce,  sin  duda, 
A  doña  Beatriz,  ¿qué  haré? 
;0h,  vil  sospecha  enemiga, 
Que  á  mi  dolor  atropella!) 

Sale  DOSA  DEaTRÍZ. 


DONA  BEATRIZ. 

¿Doña  Clara  bella? 

DOÑA  CLARA. 

¿Queréis  sentaros? 

DOÑA   BEATRIZ. 

No,  amiga. 

DOÑA  CLARA. 

Sentaos,  haced  lo  que  os  ruego 
Por  la  vuestra  y  por  mi  vida. 

DOÑA   BEATRIZ. 

A  dárosla  bienvenida 

Vengo  no  mas,  y  á  irme  luego. 

No  he  visto  hermosura  igual. 

DOÑA  CLARA. 

Poco  estimáis  á  la  vuestra. 

DOÑA  BEATRIZ. 

Esta  es  la  llave  maestra 
Oeste  cuarto  principal. 

(Dale  una  ¡Icie.) 

DOÑA  CLARA.  (Ap.) 

Que  ni  un  remedio  no  halle 
l'ara  sahello  más  bien. 

DOÑA   BEATRIZ. 

Eslaes  la  llave  también 

De  la  puerta  de  la  calle.    {Dale  otra.) 

Mandad  a  vuestra  criada 

(Pues  ya  vuestra  virtud  sé) 

Que  anles  de  la  noche  esté 

Toda  la  casa  cerrada. 

Mi  opinión  estimo  más 

Que  cuanto  darme  podéis. 

DOÑA  CLARA. 

En  mi  casa  no  veréis 
Un  büDibre  solo  jamás. 

DOÑA  BEATRIZ. 

.*Iucbo  por  esto  os  eslimo. 

DO.ÑA  CLARA. 

Yo  soy  la  que  en  esto  gano. 

DOÑA  BEATRIZ. 

¿Nadie  os  visita? 

DO.ÑA  CLARA. 

Mi  hermano 
No  más,  y  tal  vez  m¡  primo. 

DOÑA  BEATRIZ. 

Vos  sois  en  todo  un  milagro. 

DOÑA  CLARA. 

Daros  es  justo  ese  nombre; 

¡Ah,  si !  también  un  buen  hombre. 

DOÑA  BEATRIZ. 

¿Quién? 

DOÑA  CLARA. 

Un  regidor  de  Almagro. 
No  hay  más  entrante  y  saliente 
Que  éste,  que  es  un  hombre  llano, 
Tres  amigos  de  mi  hermano, 

Y  olro  hidalgo,  que  es  mi  ageute. 

DOÑA  BEATRIZ. 

Muchos  son  ya,  Clara  bella. 

DOÑA  CLARA. 

(Ap.  A  saber  mis  celos  voy 
¿Qué  estado? 

DOÑA  BEATRIZ. 

Doncella  soy. 

DOÑA   CLARA. 

Cara  tenéis  de  doncella  ; 

V  me  dijeron  de  vos... 

DOÑA   BEATRIZ. 

Decid,  bien  podéis  hablar. 

DOÑA  CLARA.  1 

Madrid,  maldito  lus.-ir;  j 

;Qué  lenguas,  luego  de  Dios'  j 


DOÑA  CEATRII. 

Hablad,  lo  que  fuere  sea. 

DO>A  CLARA. 

Dejadme  acordar. 

DO.ÑA  BEATRIZ. 

Si  haré. 

DOÑA   CLARA. 

Que  uii  don  Clemente  ¿de  qué? 
De  Moiitalvo,  os  galantea. 

DOÑA   BEATRIZ. 

lAp.  Volver  por  mi  opinión  quiero 
Que  le  adoro  callaré.) 
;Ah,  sil  amiga,  ya  \o  sé... 

DO.ÑA  CLARA. 

¿Quién  es? 

DOÑA   BEATRIZ. 

Es  un  majadero. 
Que  ha  dado  en  no  me  dejar; 
Vo  no  sé  qué  ha  visto  en  mi 
(Ap.  Del  me  he  de  vengar  asi), 

V  aun  no  quiere  escarmentar 
Ed  mi  condición  cruel. 

DOÑA  CLARA. 

¡Ved  qué  lenguas  hay  aquil 

V  uie  dijeron  á  mi 

Que  os  moriades  por  él. 

DOÑA    BEATRIZ. 

Dama  que  le  quiere  bien 
Lo  dii'ia. 

DOÑA  CLARA. 

Errada  estás. 

DOÑA    BEATRIZ. 

(Áp.  Esta  vez  quiero  no  más 
Aprovechar  un  desden.) 
El  es  quien  me  tiene  amor, 

V  asi  advertid  ,  doña  Clara... 

DOÑA  CLARA.  {Ap.) 

Miren  aqui  de  qué  cara 
Se  enamoró  aquel  traidor. 

DO.ÑA   BEATRIZ. 

Que  si  más  amante  y  ciego, 
A  decir  se  descomide... 

HARICRISPA. 

Licenria  para  entrar  pide 
Juan  Martínez  de  Caniego. 

DOÑA  CLARA. 

Dile  que  entre.  {Ap.  esto  ha  de  ser, 

llüi  me  he  de  vengar  asi; 

,,Mue  haya  quien  me  logrea  mi, 

S  luiicure  otra  mujer? 

;'ih.  iiiíirato!  ¡oh,  falso!  ¡oh,  traidor! 

Toiaarla  venganza  espero.) 

DOÑA  BEATIMZ. 

I    {Quién  es  este  caballero? 

DO.ÑA  CLARA. 

',    El  que  os  dije,  el  regidor. 

DOÑA  BEATRIZ. 

Pues  vojme. 

DOÑA  CLARA.  [Ap.) 

I  ¿Cómo  resisto 

I    Dos  penas?  ¿tormentos  dos? 

I  DOÑA  BEATRIZ, 

¡    Adiós,  doña  Clara. 

I  DOÑA  CLARA. 

'  Adiós. 

!    ¡Vive  amor... 

Su/í  JUAN  MAUTINEZ  DE  CANIEGO, 
vestido  bastamente. 

JUAN. 

Loado  sea  Cristo. 

DOÑA  CLARA. 

Juan  Martínez,  mi  señor. 


AÜUE  EL  OJO. 
{Ap.  Agora,  viven  los  cielos. 
Con  celos  me  he  de  vengar.) 
¿Qué  os  parece  el  cuarto? 

Bueno. 

DON  CLEMENTE.  {.MpafW.) 

¿Qué  hombre  de  antaño  es  aquel 
Que  ha  eutrado  en  visita? 

JUAN. 

Cierto 
One  me  parece  este  cuarto 
¡Úuy  bien. 

MARICHISPA. 

¿Es  porque  es  estrecho? 

JOAN. 

¿Cuánto  os  cuesta,  doña  Clara? 

DOÑA  CLARA. 

Cuesta  cien  ducados. 

¡Fuego! 
Tasalle  en  pasando  el  año, 
ü  trampear  antes  medio. 

DOÑA  CLARA. 

Tasar  la  casa  es  de  geute 
Sin  palabra. 

JUAN. 

Bueno  es  eso; 
Pues  yo  he  tasado  una  casa, 

V  de  ún  año  me  volvieron 
Cien  reales,  siendo  no  más 
El  alquiler  de  trescientos. 

V  ahora  otra  nueva  demanda 
Tengo  puesta  á  mi  casero. 

DOÑA  CLARA. 

¿Qué  es? 

JOAN. 

Él  me  arrendó  la  casa 
Para  vivirla,  y  yo  be  hecho 
Cuenta  del  tiempo  que  he  estado 
Fuera  de  casa;  pues  quiero 
Que  el  tiempo  que  yo  estoy  fuera 
No  se  me  cuente  aquel  tiempo 
Que  yo  no  viio  en  la  casa, 
Siuo  es  cuando  vivo  dentro. 

MARlCniSPA. 

Y  otra  demanda  también 
Le  puede  poner. 

Di  presto. 

UARICHISPA. 

El  le  alquiló  chimenea 
Para  que  guises. 

JUAN. 

Es  cierto. 

MARICHISPA. 

Pues  si  no  te  sirves  della  , 
Haz  que  te  vuelvan  el  precio 
Que  vale  la  chimenea 
Por  un  año. 

JUAN. 

Has  dado  en  ello; 
¿Cuántas  piezas  tiene? 

DOÑA  CLARA. 

Cinco. 

MARICHISPA. 

Y  seis  con  él. 

JUAN. 

Me  contento 
Con  ser  pieza  en  e.sta  casa. 
Por  serlo  deste  tablero. 

HARICIIÍSPA. 

¡Ay,  que  jugó  del  vocablo ! 
¡Qué  donosura! 


JOAN. 

Y  yo  pienso, 
Que  nadie  podrá  soplarme 
La  dama  como  yo  juego. 

MARICHISPA. 

Si  come  la  dama  nadie 
Te  la  soplará. 

JUAN. 

Pur  eso. 

DOÑA  CLARA. 

Juan  Martínez  de  mi  vida... 

DON  CLEMENTE.  {Ap  ) 

¡Lindo  nombre  de  requiebros! 

DOÑA  CLARA. 

Cuando  no  fuera  tu  talle , 
Tu  divino  entendimiento 
Prenderá  los  corazones. 
¡Qué  arte!  ¡qué  talle!  ¡qué  asco! 
Pues  luego,  ¿no  es  fino  amante. 
No  es  valiente,  no  es  atento; 

Y  luego,  no  es  generoso? 

Eso  es  lo  peor  que  tengo. 

DOÑA  CLARA. 

Señor  mió,  no  gastar, 

Y  saber  un  hombre  cuerdo 
Guardar  un  cuarto,  si  iniporla... 

JUAN. 

¿Luego  dará  este  consejo 
Una  taimada  que  quiera 
Dejar  un  amante  en  cueros? 
La  honra  desta  mujer 
IVle  atraerá  con  un  cabello. 

MARICHISPA. 

|Ab  Juan  Martínez! 

JUAN. 

Muchacha, 

¿Qué  dices? 

MARICHISPA. 

¿No  esteraremos 
Todo  este  cuarto? 

Está  ya 
Muy  adelante  el  invierno. 


Diciembre  es,  tres  meses  faUan. 

JOAN. 

¿En  esteras  mi  dinero? 
Eso  es  querer  que  yo  arroje 
Mi  hacienda  por  esos  suelos. 

DON  CLEMENTE.  {Ap.) 

Este  en  las  señas  y  en  el  talle, 
Es  el  acreedor  primero; 
Si  esto  gasta  el  <|ue  es  del  gasto. 
Yo  quiero  gastar  lo  mesmo. 

Sale  LEONOR. 

LEONOR. 

Doña  Beatriz  de  Bolaños 
Dice,  que  en  aquel  talego 
(Que  ha  contado  agora)  fallan 
Veinte  y  seis  reales  y  medio. 
Que  le  hagáis  gusto  de  enviarlos. 

DOÑA   CLARA. 

¿Contaron  bien  el  dinero? 

LEONOR. 

Cuarto  á  cuarto  le  han  contado. 

DOÑA  CLARA. 

¿íiéneslos  tú? 

No  los  tengo, 

DOÑA  CLARA. 

¿Qué  be  de  hacer? 


i:o 


JtA 


Responile  lu, 
Que  le  dé  una  puerta  menos. 

LEONOR. 

iPor  Dios  linda  menudencia: 

DOÑA  CLARA. 


(Vase  Leonor.) 

JUA>'. 

¿Veinte  y  seis  reales  y  medio? 
Nü  vale  más  en  Alm:ií;iü 
Una  casa;  ahora  yo  quiero 
Ver  lodo  el  cuarto,  por  ver 
Silo  vale  el  cuarto. 

DOÑA  CLAR4. 

ynedo, 
No  entréis  allá,  que  de  trastos 
Ksiá  lleno  el  aposento. 

JUA.1. 

Yo  be  de  entrar. 

DOS  CLEMENTE.  {A¡  paño  ) 

Yo  me  retiro, 
t\o  me  vea. 

OO.ÑA  CLARA. 

Vuelve  luego, 

Y  le  verás  más  despacio. 

Sale  IN  G.ANAPA.N. 

GANAPÁN. 

Nuestra  ama.  ¿dónde  pondremos 
tsios  cofres'? 

DOÑA  CLARA. 

Otro  carro 
Ha  venido. 

JIAN.  (Ap.) 
{Ap.  Irme  deseo. 
No  pidan  para  beher 
Los  ganapanes.)  Va  entiendo 
Que  se  hace  hora  de  conier. 

DOÑA  CLARA. 

¿Has  de  volver? 

En  comiendo. 

MABICHISPA. 

Bien  poco  lleva  que  hacer. 

JUAN. 

Adiós,  Clara.  {Vrc:'.] 

DOÑA  CLARA. 

Vuelve  presto. 
Agora  me  he  de  vengar, 
Salid  acá,  caballero, 
Cieiiconlinuo  de  las  casas 
he  Castilla. 

<a/c  CLEMENTK. 

DON  CLEMENTE. 

iQué  tenemos! 

DOÑA  CLARA. 

Traidor,  infame... 

{Quiere  embestir  ú  ''':rh'  ] 

DON  CLEMtNTE. 

Hablen  libios, 

Y  callen  manos. 

DOÑA  CLARA. 

No  quiero, 
Guedejas  no  han  de  quedaríc. 

DON  CLEMENTE. 

Deten  las  manos;  porque  eso 
Es  querer  tomar  ahora 
l,a  ocasión  por  los  cabellos. 

DOÑA  CLARA. 

En  fui,  ¿es  doña  Beatriz 


E^COCID.VS  DE  DON  FRANCISCO 
El  dignisimosugelo 
Que  adoráis? 

DON  CLEMESTE. 

¿V  Juan  Martine?. 
Quién  es? 

DOÑA  CLARA. 

Decidme  primero, 
Si  á  doña  Beatriz  queréis. 

DON  CLEMENTE. 

¿Como  puedo  responderos 
Con  un  regidor  de  Almagro 
A  la  vista? 

DOÑA  CLARA. 

Deteneos; 
¿Celos  de  un  hombre  como  éste? 
Tú  si,  traidor... 

DON  CLEMENTE. 

No  os  entiendo, 
¿Celos ^le  queréis  pedir, 

Y  que  yo  no  os  pida  celos? 

DOÑA   CLARA. 

¿Somos  todos  unos? 

DON  CLEMENTE. 

No. 
Porque  yo  no  quiero  empeño 
Con  dama  de  un  regidor; 
Adiós,  Clara  Ayuntamiento. 

DOÑA  CLARA. 

Adiós  el  de  la  tleatri?. 
Que  siá  buena  luz  la  veo, 
Parece  que  se  ha  sollado 
Ue  alguna  copia  del  Griego. 

DON  CLEMENTE. 

No  es  hermosi  por  lo  más , 
Mas  quiéreme  por  lo  menos. 

DOÑA  CLARA. 

No  es  muy  galán  mi  galán, 
Pero  es  dé  dura  y  provecho. 

DON  CLEMENTE. 

¿Quién  puede  ser  quien  se  llama 
Juan  Martínez  de  Cauiego? 

DOÑA  CLARA. 

La  dama  es  mny  como  vuestra. 

DON   CLEMENTE. 

Y  el  galán  muy  como  vuestro. 

DOÑA    CLARA. 

Esto  se  ha  acabado  ya. 

DON  CLEMENTE. 

¿Pues  cuándo  ha  empezado  esto? 

DOÑA  CLARA.  (Ap  ) 
;Que  le  deje  y  no  lo  sienta! 

DON  CLEMENTE.    (Ap.) 

¡Que  no  llore  aunque  la  dejo ! 

DOÑA  CLARA. 

Llévese  ucé  su  retrato; 
No  haya  escaipin. 

DON  CLEMENTE. 

Eso  quiero; 
{Ap.  Rabiando  de  celos  voy.) 

DOÑA  CLARA.  {Ap.) 

.Muriendo  de  enojo  quedo. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  DON  CLEMENTE  v  CARTH.!. 

CARTILLA. 


CARTILLA. 

¿Que  Clara  te  despidió? 

DON  CLEMENTE. 

No  me  espauto,  que  es  mujer. 

CARTILLA. 

Y  más  mujer  que  otras  dos. 

DON  CLEMENTE. 

No  me  puedo  despicar. 

CARTILLA. 

No  entiendo  tn  condición: 
Duna  Hipólita  le  busca, 

Y  no  te  pide;  Leonor 
Te  regala,  y  no  te  cela; 
Üeati  iz  tiene  linda  voz, 
¿Y  te  vienes  á  Clarilla? 

DON  CLEMENTE. 

¿Qué  quieres?  Téngola  amor. 

CARTILLA. 

¿Es  por  fácil  ó  por  buena, 
Ó  por  Clara? 

DON  CLEMENTE. 

Qué  sé  yo; 
Porque  hay  otros  que  la  quiera.n. 

CARTILLA. 

Mira  no  haces  bien,  por  Dios: 
Clara  no  es  cesta  de  fruta 
Puesta  en  la  Puerta  del  Sol, 
Que  porque  la  compran  muclios 
Has  de  pensar  que  es  mejor. 

DON  CLEMENTE. 

Hipólita  no  merece 
Que  la  aborrezca;  mas  yo 
No  sé  aborrecer  á  Clara , 
Ni  me  hallo  cuando  no  soy 
O  lineza  de  su  halago, 
O  desden  de  su  rigor. 

CARTILLA. 

Si  la  quieres  por  barata. 
Máscara  tésale  hoy; 
Gastar  onnlieso  que  es  malo, 
Pero  sufrir  es  peor. 

DON  CLEMENTE. 

Con  achaque  de  las  Pascua» 
Tengo  determinación 
De  enviar  agora  un  regalo; 
¿Vendiste  el  salero? 

CARTILLA. 

¡Oh! 
Véndele  tú,  que  no  quiero 
Que  me  prendan. 

DON  CLEMENTE. 

¿Por  qué  no? 
¿Quién  te  ha  de  prender? 

CARTILLA. 

Tu  ;.n(ir( 
Que  en  la  platería  hoy 
Hacia  por  su  salero 
Apretada  inquisición. 
Si  le  vieras  desalado 
Ojear  todo  aparador 
De  platero,  y  por  la  plaza 
De  alli  á  un  instante  pasó, 

Y  viendo  la  horca  puesta. 
Por  el  salero  clamó. 
Diciendo:  A(|ui  ha  de  venir 
A  parar  aquel  ladrón. 

DON  CLEMENTE. 

¿Cuánto  pesa? 


Doce  onzas. 
Que  viene  á  ser  en  vellón 
1  Más  de  ciento  y  treinta  reales. 

DON  CLEMENTE. 

Trae  dos  cajas  de  turrón 
I  De  Alicante. 


CARTILLA. 

Son  cuarenta. 

DON  CLEMENTE. 

Dos  pavos. 

CARTILLA. 

Son  ireinla  y  dos 

DON  CLEMOTE. 

Cuatro  pares  de  perdices. 

CARTILLA. 

Son  veinte  y  ocho. 

DO!»  CLEMENTE. 

Pues  pon 
Los  veinte  reales  de  dulces. 

CARTILLA. 

Todo  lo  yerras.  Señor; 
Mira,  si  la  eiivias  dos  pavos, 
Clara  (es  más  claro  que  el  sol) 
Knvia  uno  á  cierta  vieja, 

Y  otro  á  cierto  Chapetón 
Para  cojer  con  el  pavo 
Otro  refia'o  mayor; 

A  su  am'nle  las"perdices; 
L'na  caja  de  turrón 
A  una  Vicina,  y  la  otra 
A  otro  solicitador 
Para  dar  a  los  que  piden 
De  bfher  la  colación; 
Con  que  tu  padre  se  queda 
Sin  salero,  tú,  Sefor 
Sin  |)adre,  Clara  sin  lodo, 

Y  lod(iS,  que  es  lo  peor. 
El  uno  con  tus  perdices, 
Laolra  con  tu  turrón. 
Con  tus  pavos  uno  y  otro, 

Y  sin  dinero  tú  y  yo. 

DON  CLEMENTÍ. 


CARTILLA. 

Ha/.lo  vellón. 

Y  entra  con  lu  esportillero 
A  darlo. 

DON  CLEMENTE. 
Mala  elección, 
En  plata  se  lo  he  de  dar. 

CARTILLA. 

No  bagas  tal. 

DON  CLEMENTE. 

Tengo  temor. 
Que  al  dar  mis  reales  de  á  ocho, 
So  ha  de  creer  que  lo  son. 

CARTILLA. 

¿No  quieres  que  los  conozca  ? 

DON  CLEMENTE. 

Mira,  las  damas  de  hoy 
El  real  de  á  ocho  del  pobre 
Le  tienen  por  real  de  á  dos; 

Y  el  real  de  á  ocho  del  rico,    • 
Les  parece  que  es  doblón. 

CARTILLA. 

Oyes,  dáselo  en  salero; 
«Vas  bácia  allá? 

DON  CLEMENTE. 

A  verla  voy. 

CARTILLA. 

Paes  si  ella  te  siente  blando , 
Lo  echas  á  perder,  por  Dios. 

DON  CLEMENTE. 

Yo  la  he  de  ir  á  ver  de  modo , 
Que  no  presuma  que  voy 
Por  ella;  cuéntame  en  tanto 
Todo  lo  que  te  pasó 


Con  don  Julián 


CARTILLA. 

Que  me  entré 


ADlíE  EL  OJO. 
En  San  Luis,  y  él  me  siguió; 
Que  me  puse  en  un  altar 
Con  muy  grande  devoción 
A  rezar,  y  don  Julián 
Rezaba  más  que  no  yo. 
Saliá  la  calle  después, 

Y  fué  tras  mi ;  á  un  bodegón 
Me  entré  huyendo,  y  á  la  puerta 
Más  de  un  hora  me  esperó. 

¿Qué  hago?  hago  cuenta  que  riño , 
Echo  á  huir  como  un  león, 
Yo  apreté  con  la  carrera, 

Y  él  con  el  paso  aflojó. 

DON  CLEMENTE. 

Si  en  el  portal  no  me  escondo, 
üo  me  ha  dejado  hasta  hoy. 

CARTILLA. 

Ya  hemos  llegado  á  la  casa. 

DON  CLEMENTE. 

Pues  mira  si  en  el  balcón 

De  lieatriz  hay  quién  nos  mire 

Por  las  celosías. 

CARTILLA. 

No. 

DON  CLEMENTE. 

A  Hipólita  temo  más  , 
Que  anoche  salir  me  vio 
De  casa  de  doña  Clara. 

CARTILLA. 

¿Distela  satisfacción? 

DON  CLEMENTE. 

Y  de  doña  Clara  dije 

Mil  faltas,  que  ella  creyó. 

CARTILLA. 

Con  eso  la  quedarla 
Quietisinioel  corazón, 
Ahora  nadie  te  ha  seguido. 

DON  CLEMENTE. 

Entra,  Cartilla. 

CARTILLA. 

Allá  voy; 
Llamo  á  la  puerta. 

MABicuispA.  {Dentro.) 
¿Quién  es? 

CARTILLA. 

Si  es. 

HARICHISPA. 

¿A  quién  busca? 

CARTILLA. 

A  VOS. 
MARICHISPA. 

Dígame  quién  es  primero. 

DON  CLEMENTE 

Abre,  muchacha,  yo  soy. 

{Abre  la  puerta.) 

UARICRISPA. 

jOh,  mi  señor  don  Julián! 
Entrad  y  esperad,  ya  voy 
A  llamar  á  mi  señora. 

DON  CLEMENTE. 

¿Cartilla,  oiste  la  voz? 

Que  soy  don  Julián  presume. 

CARTILLA. 

Entra  y  siéntate.  Señor, 

Y  juega  con  doña  Clara 
Cuando  salga,  á  luna  y  sol , 
Que  es  un  juego  de  muchachos 
Donde  entra  el  buen  bofetón. 

DON  CLEMENTE. 

¿Que  baya  hombre  honrado  que  dé 
Colpes  á  mujeres? 

CARTILLA. 

Yo, 
La  que  me  pone  dos  huesos 


En  la  frente  sin  dolor. 
Más  abajo  de  la  frente 
La  pongo  cinco  por  dos. 

DON  CLEMENTE. 

Entra. 

CARTILLA. 

Entro. 

DON  CLEMENTE. 

Don  Julián 
Hoy  verá  mi  indignación. 

Sale  DOÑA  CLARA. 

DOÑA  CLARA. 

Dueño  mió,  don  Julián; 
¿Qué  es  lo  que  be  visto? 

DON  CLEMENTE. 

No  se 
Sino  don  Clemente,  Clara. 
Quien  confiesa  que  debió 
Tanta  mentira  á  tus  ojos 
Como  verdad  á  tu  voz. 


Pues  mi  señor  don  Clemente... 
Sale  MARICHISPA. 

MARICUISPA.  {.\l).) 

Bien  mi  ama  le  engañó 

Dando  á  entender  que  le  hablaba 

l'or  don  Julián. 

DO.ÑA  CLARA. 

¡Cómo!  ¿vos 
En  mi  cuarto?  (.4/;.  Este  me  adora.) 
Responded,  {.ip.  Linda  ocasión 
De  picarle;  vé  al  zaguán, 

Y  si  viene  el  regidor 
Avísame  luego,  al  punto. 

CARTILLA. 

R.ija,  alcahueta. 

MARICHISPA. 

Yo  voy.  (Vcsc.) 

DOÑA  CLARA. 

¿Decid,  qué  queréis? 

DON  CLEMENTE. 

Que  sepas 
Que  he  venido  á  buscar  hoy 
Razón  para  no  quererle, 

Y  hoy  me  has  dado  la  razón; 

Y  aunciue  á  tus  luces  rendido. 
Fino  parecí  y  constante, 

No  entré  en  lu  casa  de  am.anle. 

DOÑA  CLARA. 

¿Pues  de  qué? 

DON  CLEMENTE. 

De  agradecido. 
Yo,  Clara,  nunca  he  intentado, 
Nunca  yo  he  tenido  amor; 
Hacer  tema  y  pundonor 
En  dejar  ó  ser  dejado. 
Antes  porque  no  le  quejes. 
Darme  el  parabién  ofrezco. 
Que  importa,  si  le  aborrezco , 
Que  seas  tú  la  que  me  dejes: 
Tu  la  olvidada  serás, 

Y  yo  el  feliz. 

DOÑA  CLARA. 

Sí  es  asi, 
Dime,  ¿á  qué  has  venido  aquí? 

DON  CLEMENTE. 

Sí  me  escuchas  lo  sabrás. 
Vengo  á  traerte... 

DOÑA  CLARA. 

;0h,  traidor! 


Para  no  acordarme  dellos , 


1-5  COMEDIAS 

Ksle  corüoii  de  calicllos,        {Sáialr.) 
(,>ue  me  diste  por  favor. 
Papeles  (|ue  merei-i 
También  te  vengo  á  traer. 

DOÑA  CLARA. 


DOM  CLEMENTE.  (Ap.) 

¡Más  desdenes,  dolomías! 

DOÑA  CLARA.   {Ap.} 

llejor  asi  me  ha  vengado. 

00:<  CLEMKME. 

Yo  anduve  tan  ocupado 
(.'ue  lio  las  leí  jamás. 

DOÑA  CLARA. 

Ni  me  enojas  ni  provocas 
Oyendo  tus  groserías: 
Muflías  ternezas  leerías; 
Pero  verdades  muy  pocas. 

DO:i  CLEMENTE. 

Yo  te  he  visto  enamorada 
Ko  dejarme  noche  y  dia. 

DOÑA  CLARA. 

;r.ran  confianza!  bastaría 
l^iue  esluviese  bien  hallada. 

DOS  CLEMENTE. 

í.iiulo  lérmino  has  hallado 
l'jra  responderme. 

DU.ÑA  CLARA. 

Y  di: 

Cuando  reñiste  por  mi. 
Di,  ¿quii  estabas; 

tO.N  CLEMENTE. 

Inclinado. 

DOÑA  CLARA. 

¿Inclinado?  bueno  á  fe; 
[ilejor  termino  buscaste. 

DON  CLEMENTE. 

¿Y  el  dia  que  le  sangraste 
Sólo  poniue  me  sangré? 

DOÑA   CLARA. 

No  le  lo  puedo  negar. 

DON  CLEMENTE. 

¿No  era  amor?  ¿Por  qué  lo  haci.is? 

DO.ÑA  CLARA. 

Porque  había  muchos  días 
One  me  (]ueria  sangrar; 
Yo  3  media  noche  escucharte 
Junto  a  mis  rejas  solía. 

DON  CLEMENTE. 

Ibaá  olra  parle,  y  hacia 
La  seña  para  engañarte. 

DOÑA  CLARA. 

Tu  odio  llego  á  conocer. 

DON  CLEME.XTE. 

\'a  sé  tu  aboi  recimienlo. 

DOÑA  CLARA. 

¿Los  suspiros  qué  eran? 

BON  CLEUENTE. 

Viento. 
¿Las  lágrimas? 

DOÑA   CLARA, 

De  mujer. 

DON  CLEMENTE. 

Yo,  Clara. 

DOÑA   CLARA. 

Vete  de  aquí. 
Acaba. 

DOS  CLEMENTE. 

Ya  me  iba  yo. 

DOÑA  CLARA.  {Ap.) 

¿Que,  en  fin,  ésu  me  engañó? 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANXISCO 

DON  CLEMENTE.  (Ap.) 

¿Clara  no  me  quiso  á  mi? 

DOÑA  CLARA. 

;Ah,  ingrato! 

DON  CLEMENTE. 

¡Ah.  falsa,  Ah,  cruel! 

DOÑA  CLARA. 

¡Av  mujer  tan  infeliz! 
Vaya  á  ver  4  su  Beatriz, 
Que  es  sugelo  para  él. 

DON  CLEMENTE. 

No  es  doña  Clara  más  bella. 

DOÑA  CLARA. 

Si  soy  tal,  por  vida  mía. 

DON  CLEMENTE. 

Beatriz,  aunque  es  algo  fría, 
Es  segura. 

DOÑA  CLARA. 

Tal  es  ella. 

DON  CLEMENTE. 

,,EI  agua  de  Almagro  (¡ah  cruel! ) 
Diz  que  hace  digerir? 

DOÑA  CLARA. 

No, 
Porque  aunque  la  bebo  yo, 
No  le  he  digerido  S  él. 

DON  CLEMENTE. 

Pues  los  dos  para  otros  dos. 

{Hace  que  se  la 

DOÑA  CLARA. 

No  volviera. 

DON  CLEMENTE. 

No  llamara; 
Adiós,  la  señura  Clara. 

DOÑA  CLARA. 

El  señor  Clemente,  adiós. 

DON  CLEMENTE. 

Vos  sois  dama  muy  hermosa, 
V  que  Ije  de  eslorliaros  ved. 

DOÑA  CLARA. 

Señor  mió,  es  vuesarced 
Para  estorbar  poca  cosa 

DON  CLEMENTE. 

Sí  yo  os  quisiera,  sospecho 
Que  hiciera... 

DOÑA  CLARA. 

Lindo  ademan. 
DON  JULIÁN.  {Dentro.) 
¿Doña  Clara  de  Guzmau, 
l'osa  aquí? 

CARTILLA. 

Buena  la  has  hecho; 
Sal  presto. 

DOÑA  CLARA. 

Aguardad,  detente  — 
Aquí  vive.  (.4p.  Por  los  cielos 
Que  le  he  de  abrasar  a  celos.) 

Sute  DO.N  JULIÁN. 

DON  JULIÁN. 

¡Gracias  á  Dios!  ¿don  Clemente? 

DON  CLEMENTE. 

¿Amigo? 

DON  JULIÁN. 

¿Aquí  estáis? 

DONCLEME.VTE.  (Ap.) 

¿Qué  haré? 
Ella  le  llamó,  ;ah.  traidora! 

DON  JULIÁN. 

^Qué  hacéis  aquí? 

DON  CLEMENTE. 

Viae  agora. 


ROJAS 

DOÑA   CLARA 

Esperad,  yo  os  lo  diré. 
Pensó  a(|ueste  caballero 
Que  estaba  el  cuarto  vacio, 

Y  entró  i  verle. 

DON  jrLIAN. 

Amigo  mió, 
¿Casa  os  falta?  Daros  quiero 
l'n  cuarlo  en  mi  calle,  que  es 
El  mejor  que  hay  en  Madrid; 
Clara,  va  vuelvo;  venid 
A  verle.  {Tírale  de  la-cop:i.) 

DON  CLEMENTE. 

Iremos  después. 

CARTILLA. 

Vive  el  cielo  que  me  rio 

De  hombre  tan  impertinente. 

DON  JULIÁN. 

Clara,  habla  con  don  Clemente, 
Que  es  un  grande  amigo  mió. 

DON  CLEMENTE.   {Ap.} 

Agora,  celos,  agora. 

DO.ÑA  CLARA.  (Ap.) 

Vengaréme. 

DON  JULIÁN. 

Llega. 

DON  CLEMENTE. 

Ved... 

DOÑA  CLARA. 

Conózcame  vuesarced 
Por  su  mayor  servidora, 
Pues  basta... 

DON  CLEMENTE.  {Ap.) 

¡Qué  es  lo  que  escuchol 

DOÑA  CLARA. 

{Ap.  Hoy  mi  ven^'anza  verán.) 

^er  amigo  de  Julián 

Para  que  yo  os  quiera  mucho. 

DON  CLEMENTE. 

La  merced  debo  estimar, 

V  que  me  hallaréis  espero 
En  este  cuarto  primero 

[Señóla  arriia.) 
Cuando  me  queráis  mandar. 

DON  JULIÁN. 

¿Cuyo  es? 

DOÑA  CLARA,   {.^p.) 

¡Oh,  celos  villanos'. 

DON  CLEMENTE. 

De  una  prima  mía  es. 

t  DON  JULIÁN. 

¿Vais  á  verla? 

DON  CLEMENTE. 

Si. 

DON  JULIÁN. 

Después 
La  iré  yo  á  besar  las  manos. 

DOÑA  CLARA. 

¿Pues  agora  qué  he  de  hacer? 

DON  CLEMENTE. 

¿Qué  aguardáis? 

DON  JDLIAN. 

¿Me  esperáis! 

DON  CLEMENTE. 


Si; 
{Ap.  Don  Julián  se  queda  aquí.) 

DOÑA  CLARA,  (/ip.) 

A  doña  Beatriz  va  i  ver. 

DON  CLEMENTE. 

¿Habéis  de  venir? 


DOK  JCLIAN. 

Si,  amigo, 
Esperadme. 

DO^A  CLARA,  (Ap  ) 

Ya  se  va. 

DON  CLEMENTE. 

Venid  presto. 

DOÑA  CLARA. 

Luego  irá. 
Que  agora  queda  conmigo. 

DONCLEME^TE. 
DOÑA  CLARA.    {Ap) 

¡Oh,  Viles  recelos! 

DON  CLEHEME. 
¿Qué  hay  que  hacer? 

DO.Ñ*  CIARA. 

¿Qué  hay  que  esperar? 

DO.N  CLEJlf.ME.  (Aii) 

Con  celos  me  be  de  curar.         ( Vase.) 

DOÑA  CLARA.  {Ap  ) 

Celos  se  curan  con  celos. 

DOX  JULIÁN. 

¿Fuese  ya? 

DOÑA  CLARA. 

Si,  ya  se  fué. 

DON  JUL1A>-. 

Pues  salga  desde  el  secreto 
Del  corazón  hasta  el  labio... 

DOÑA  CLARA. 

Esperad,  sentaos  primero , 
(jue  tengo  mucho  que  hablaros. 

DON  JULIÁN. 

Vo  soy  el  que... 

DOÑA  CLARA. 

Deteneos, 
Hablad  quedo. 

DON  JULIÁN. 
I.a  razo II 
Nunca  sabe  hablar  mas  quf  do. 
{Al  paño  don  Clemeule  u  Ciirlilla.) 

DON  CLEMF.ME. 

Entra,  Cartilla. 

CARTILLA. 

Si  haré. 

DON  CLEMENTE. 

A  ese  aposento  primero 
Vé  pasando  poco  á  poco. 
(Pasan  por  detrás  de  ¡as  das  siUas 
los  dos.) 

DOÑA  CLARA. 

¿Qué  decís?  que  no  os  entiendo. 

DON  JULIÁN. 

Yo  me  explicaré  con  vos. 

DOS  CLEMENTE. 

Pisa  sin  ruido. 

CARTILLA. 

Más  temo 
A  Eo  olfato  que  á  su  oido. 

DON  CLEMENTE. 

Ya  llegamos. 

CARTILLA. 

Entra  dentro. 

DOÑA  CLARA. 

Pues  veamos  en  qué  fundáis 
Vuestra  queja. 

DON  CLEMENTE. 

Escucha  atento. 

DON  JULIÁN. 

Mi  señora  doña  Clara 


ABRE  EL  OJO. 
De  Güzman,  que  guarde  el  cielo 
Tantos  años,  como  son 
Los  apasionados  vuestros... 

CARTILLA. 

.No  se  morirá  jamás. 

DON  JULIÁN. 

Ya  os  acordáis... 

DOÑA  CLARA. 

No  me  acuerdo 
Uenada. 

DON  JULIÁN. 

Yo  si,  Señora, 

Y  que  feriara  os  piumeto 
Un  poco  de  mi  memoria 

A  un  poco  de  eiitendiniiento. 
IJigo,  pues,  que  babrá  dos  mcícs. 
Puco  mas  ó  poco  menos. 
Que  viéndoos  ir  al  estrilio 
Ue  un  coche,  quedé  tan  muerto 
De  ver  por  las  celosías 
Del  manto  un  lucero  negro, 
Que  me  echaron  de  ver  lodos 
Ser  mi  mal,  mal  de  ojo  vuestro; 
Oijeos siempre  que  pas.aba, 
Muj  mentiroso  y  muy  tierno, 
Mil  necedades  pulidas 
Que  allí  pasan  por  requiebros. 
Ilablásteisnie  muy  afable, 
Cel  brasteis  un  soneto 
Que  os  dije,  con  eslrambote 
Sobre  el  estribillo  puesto ; 
1  Seguí  el  coche  á  vuestra  casa, 
Trasladé  un  papel  que  tengo 
Que  viene  á  todas  las  damas. 
¿No  escribisteis  luego,  luego? 
Dus<|ué  luego  á  cierto  amigo 
(¿ue  hace  versos,  y  muy  cuerdo 
Me  hizo  un  romance  peinado, 

Y  tanto  que  vino  á  pelo. 
Respondisteis  al  romance 

En  vuestro  latín;  roas  pienso. 
Que  el  latiu  de  las  mujeres 
Nunca  ba  menester  comento. 
Disleisnie  entrada  una  tai  de  , 
Entré  en  vuestra  casa  á  veros; 
Venilisleisme  la  líneza, 
Yo  la  linez.a  agradezco, 
l'edisteisme  no  sé  qué. 
Di  lo  que  pedisteis  luego, 

Y  ya  el  respeto  perdido 
(Que  siemijre  ocasiona  á  esto 
La  que  pide),  mas  bailado. 

Me  luí  a  aprovechar  del  ruej-^o. 
Que  con  respeto  os  tratase , 
Dijisteis,  y  menos  ciego, 
Conocí  que  erais  mujer 
Que  teiidria  su  respeto. 
Fuisteis  dando  plazos  largos 
A  mi  amor  y  mi  deseo, 
Yo  muy  lino  de  picado 
Me  empeñe  en  amaros,  viendo 
Muchas  señas  de  posible 
Con  algunas  de  no  serlo. 
Hasta  que  con  verme  un  dia 
Que  de  lino  estaba  recio, 
Me  tirasteis  una  herida 
Tan  franca  hacia  mi  ilinero 
Que  doña  ülanca  os  llamé 
De  Narvaez  y  Pacheco. 
Trújeos  un  estrado  y  sillas 
De  bj(|uela  y  terciopelo, 

Y  desde  este  día  os  tuve 

Por  mujer  de  mucho  aciento. 
Premiasteis  mi  voluntad ; 

Y  más  ufano  del  premio 
Quise  llevaros  tras  mi , 
Móvil  de  vuestros  dos  cielos. 
Hasta  que  con  sólo  el  plazo 
De  un  día  que  no  fui  á  veros 
Me  disteis  salto  de  mata 


Por  no  aguardar  á  otro  ruego. 
Fuime  ala  Puerta  del  Sol, 

Y  uno  de  los  que  irujeron 
La  ropa  ,  me  dijo  adonde 
Vivís,  y  saber  espero 
Cómo  sin  decirme  nada 

Me  dejais,  y  si  es  bien  becbo. 

DOÑA  CLARA. 

Señor  don  Julián  de  Mata , 
Si  me  escucháis... 

DON  JULIÁN. 

Nada  os  creo ; 
Salto  de  mi  nombre,  ¿á  mi 
Con  alhajas  de  por  medio  ? 
Señora  ,  ¿á  mí  que  las  compro, 
Decis ,  á  mi  que  las  vendo? 

DOÑA  CLARA. 

Digo,  que  yo  me  empeñaba 
En  amaros  y  en  quereros, 
Tanto,  que  á  mi  me  temía. 

DON  CLEMENTE.  {Ap.} 

Cartilla,  ¿qué  dices  desto? 

DOÑA  CLARA. 

Y  en  viéndome  enamorada, 
Para  templar  este  incendio 
Resueltamente  me  quise 
Aprovechar  de  un  despecho, 

Y  dije  :  Yo  he  de  morir 
Adora,  si  verme  dejo 

Del  basilisco;  pues  muera 
Sin  mirar  aquello  mesmo 
Que  es  lo  que  yo  quiero  más ; 
Los  ojos  acostumbremos 
A  no  mirar  lo  que  quieren, 

Y  no  se  le  dé  al  deseo 
Rienda,  con  que  desbocado 
Se  precipite  soberbio. 

De  tí  hu>o,  porque  le  adoro, 

Y  retirada  al  secreto 
De  mi  dolor,  solicito... 

DON  JULIÁN. 

Doña  Clara  ,  no  os  entiendo. 
;,  Por  qué  me  queréis  huir? 
Perdonad  ,  que  no  agradezco 
Que  me  hagáis  tanto  favor; 

Y  así  .suplicaros  quiero. 
Que  porque  yo  os  deba  más. 
Me  queráis  un  poco  menos. 

CARTILLA.  {Ap.) 

¿Oyes?  envía  los  pavos 

Y  él  turrón. 

DOÑA  CLARA. 

Y  demás  desto. 
Sabed ,  Señor,  que  en  mi  casa 
Tengo  un  empeño. 

DON  JULIÁN. 

Eso  es  bueno ; 
Yo  en  casa  de  un  mercader 
Tengo  por  vos  otro  empeño. 

DOÑA  CLARA. 

Vos,  Señor,  i  todas  horas 
No  podéis  verme. 

DON  JULIÁN. 

Si  puedo. 

DOÑA  CLARA. 

Porque  á  un  riesgo  os  exponéis. 

DON  JULIÁN. 

Yo  nunca  temo  lus  riesgos. 


Yo  tengo  una  obligación. 

DON  JULIÁN. 

Vo  hice  otra. 

DOÑA  CLARA. 

Ya  estás  grosero, 
Y  yo  no  vendo  favores. 


I5J 

DUX  JLLIAX. 

Yo  los  compro  por  lo  menos. 

DOÑA  CLARA. 

;,  Qué  me  queréis .  don  Julián 
Cada  dia  aquí  ?  ¿  Qaé  es  esto  ? 

DOM  ivuk-^. 
Cada  día  veo  aquí 
Mi  estiailo  de  terciopelo 

Y  mis  sillas. 

DO>A  CLARA. 

¿Qué  ha  costado? 

DON  JULIAM. 

Tres  mil  de  piala. 

DO.Sa  CLARA. 

¿Y  qué  es  esto 
Para  un  favor? 

nos  JULIÁN. 

Mi  Señora, 
Vos  no  habéis  visto  en  talegos 
Lo  que  montan  en  vellón  ; 
Yo  si ,  que  anduve  con  ellos 
Contándolos  por  menudo 

Y  dándolos  por  entero. 

DOÑA  CLARA. 

Pues  ved... 

MXRICHISPA. 

Ya  entró  por  la  callo 
Juan  Martínez  de  Canieyo. 

OO.ÑA  CLARA. 

Escondeos  en  esa  pieza , 
i)uu  Julián. 

MARICnlSPA. 

Buena  la  has  hecho. 

DON  JULIÁN. 

Yonojnegoal  escondite 
Con  las  damas. 

DOÑA  CLARA. 

Ved  que  arriesgo 
Mi  honor  y  fama  por  vos. 

DON  JULIÁN. 

¿Quién  es  ese  caballero? 

DOÑA  CLARA. 

Es  que  boy  me  debe  mi  honor. 

DON  JULIÁN. 

¿Eseso  verdad? 

DOÑA  CLARA. 

Es  oierto. 

DON  JULIÁN. 

j  Y  podré ,  si  él  no  me  viese , 
Veros  siempre? 

DOÑA  CLARA. 

Yo  lo  ofrezco. 

OON  JULIÁN. 

¿Y  me  queréis? 

DO.ÑA  CLARA. 

Yo  os  adoro. 

DON  JULIÁN. 

Pues , perdonad  ,  que  no  puedo. 

DOÑA  CLARA. 

Hombre,  ¿qué  quieres  de  mi? 

DON  JULIAX. 

Señora ,  ¿qué  privilegio 
Han  ¡ganado  las  mujeres 
Para  dejar,  en  queriendo 
Dejar,  y  para  obligar 
Si  nosotros  no  queremos? 

DOÑA  CLARA. 

Don  Juan,  que  sube. 

DON  JULIÁN. 

Que  suba. 

DOÑA  CLARA. 

¿Qué  intentas? 


COiMEDI.\S  ESCOGIDAS  DE  OON  ER.VNCISCO  DE  HOJAS. 


Hacerme  amigo  del  que  es  , 
Sea  quien  fuere. 

SaU  JUAN. 

JCAN. 

¿<i«í  Deo. 

CARTILLA.  [Ap.) 

El  Hegidor  en  campaña. 

JUAN. 

¿Qué  hace  aquí  este  caballero? 

DOÑA  CLARA. 

Dice  que  este  cuarto  es  suyo. 
Que  liene  hecho  arrendamiento 
A  doña  Ueatriz  Bolaños 
Por  un  año :  y  muy  resuelto 
Viene  á  decir  que  me  mude . 
Porque  él  tiene  hecho  primero 
Escritura  para  el  cuarto. 

JUAN. 

¿Dos  escrituras  ha  hecho? 

DON  JULIÁN. 

Y  la  mia  es  anterior 
Por  derecho. 

JUAN. 

Si  por  cierto; 
Pero  en  provincia  os  dirán 
Si  tenéis  mejor  derecho. 
Que  este  no  es  el  escritori». 

DON  lOLIAN. 

Yo  solamente  en  mi  acero 
Fundo  mi  juslicia,  y  hoy 
A  quien  lo  impida... 

(Empuñart  las  espadas.) 

CARTILLA. 

Esto  es  hecho. 
Juan. 
¿Sabéis  que  soy  Kegidor 
Úe  Almagro? 

DON  JULIÁN. 

¿Y  qué  sois  con  eso? 

JUAN. 

Hombre,  ¿no sabéis qne  soy 
Juan  Marlinez  de  Caniego'í 

DON  JULIÁN. 

¡Amigo del  alma  mia! 


DON  JULIÁN. 

Viven  ios  cielos , 
Que  si  á  mi  padre  encontrara 
No  me  holgara  más. 

JOAN. 

¿Qué  es  esto? 

DON  JULIÁN. 

Mas  qué  ¿  no  caéis  en  mí  ? 

JUAN. 

No  caigo,  pero  tropiezo. 

DON  JULIÁN. 

¿  No  os  acordáis  que  en  Almagro 
Oomi  con  vos? 

JUAN. 

No  lo  creo. 

DON  JULIÁN. 

Cuando  yo  pasé  á  Granada, 
¿No  os  aciiidais  del  cortijo 
Que  me  hicisteis? 

JOAN. 

¿Cuánto  há» 

DON  JILIAN. 

Habrá  un  año. 


JUAN. 

No  me  acuerdo. 

DON  JULIÁN. 

'  Quien  recibe  el  benelicio 
I  Se  hade  acordar  del. 

JUAN. 

'  Yo  pienso 

Que  debe  de  ser  verdad ; 
Digo  que  si.  (Ap.  ¿Yo  qué  pierdo 
En  que  este  hombre  sea  mi  amigí 

DON  JULIÁN. 

¿Cómo  quedan  vuestros  deudos? 
Que  á  lodos  les  debo  mucho. 

JUAN. 

Gracias  á  Dios  ,  lodos  buenos. 

DON  JULIÁN. 

¿Nunca  os  hablaron  de  mi? 

JUAN. 

Dos  mil  recados  me  dieron 
Para  vos. 

DON  JULIÁN. 

¿Y  cómo  está 
Esa  mi  Señora? 

JUAN. 

Quedo; 
Que  yo  nunca  ful  casado. 

DON  JULIÁN. 

(.Ap.  Cogióme.)  Preguntar  quiero 
Por  aquella  mi  señora... 


;,  Va  I 


1  entendéis'! 


Va  os  entiendo. 

DOÑA  CLARA. 

¿Qué  dama  es  esa? 

JUAN. 

Mi  hermana. 
{Ap.  Este  hombre  sabe  un  secreto 
Que  á  ninguno  he  revelado; 
l'or  el  i,iglo  de  mi  abuelo 
Que  se  lo  he  contado  yo, 
Aunque  agora  no  me  acuerdo.) 

DON  JULIÁN. 

¡  Qué  casa  tiene  en  Almagro 
El  señor  Martínez! 

JUAN. 

Eso, 
La  mejor  que  hay  en  la  Mancha. 

DOX  JULIÁN. 

¿Pues  luego  no  tiene  el  pueblo 
Én  un  puño? 

HARICHISPA. 

Y  en  un  puño 
Lo  tiene  todo. 

JUAN.  (Ap.) 
Creer  quiero 
Que  este  hombre  es  mi  grande  amigo; 
Pero  lo  que  yo  no  creo 
Es  que  haya  sido  mi  huésped. 

DOÑA  CLARA. 

Muchacha,  trae  luces  presto. 
Que  anochece  ya. 

HARICHISPA. 

Aquí  están.     ( \'ase.) 

DON  JULIÁN. 

Venid,  que  llevaros  quiero 
A  mi  casa  á  que  cenéis 
Conmigo. 

JHAH. 

Yo  nunca  ceno. 
Sale  MARICHISPA,  con  luces. 

HARICBISPA. 

lluenas  noches. 


Lindas  Telas. 

DOn  JOLIAIt. 


tüuiú  Je  cera. 

Ello  es  hecliü. 

DOS  JILIAX. 

Fa, venid  á  cenar 

t.ÜUUligO. 

JIAN. 

Ahora  no  puedo. 

DOS  JULIAS. 

Cieno  que  sois  hombre  corlo. 

MARICHISPA. 

Él  siempre  lo  es. 

DOS  JULIAS. 

Fuera  bueno 
Que  se  dijera  en  Madrid  , 
yue  cuando  en  Madiid  os  veo 
No  i>s  IIl'vo  á  mi  misma  casa 
A  conejares. 

DOSACLABA. 

Ya  es  eso 
No  eftimar  vuestros  amigns. 
Id  en  él. 

JDAS. 

Ya  os  obedezco. 
iQup  pierdo  en  ir  a  cenar? 
,Soy  \o  el  que  á  cenar  le  llevo? 
Ea,  ni'anos  á  la  obra. 

DOS  JULIAS. 

No  rreereis  lo  que  agradezco 
T^l  iiicrced. 

jda:<. 
Soy  vueslro  amigo. 

MARICHISPA. 

Y  lo  será  muj  estrecho. 

JUAS. 

Válgale  Dios  ,  por  amipo. 

DOS  JULIAS.  {Ap.) 

Asi  he  de  saber  qué  empeño 
Tienp  el  señor  Juan  Múrlinez 
Con  doña  Clara. 

JBAS. 

(Ap.  Yo  quiero 
Dejarlos  catorce  reales 
Por  si  esta  noche  no  vuelvo.) 
¿Marichispa? 

BARICHISPA. 

Señor  mió. 

JCAS. 

Lléfiale  acá... 
{Dáselos  en  un  papel  por  un  lad.> 
Ya  os  entiendo. 

DOS  JULIAS. 

Ea,  ¿no  vamos? 

JOAS. 

Ya  voy. 

MARICBISPA. 

¿V  mi  pan? 

JOAS. 

Ahí  va  en  dinero. 
Alio,  i  cenar. 

DOSA  CLARA.  {Ap.) 

El  se  ahila. 

DOS  JULIAS. 

Señora ,  guárdeos  el  cielo. 
Yo  soy  don  Julián  de  Mala  , 
Y  siempre  al  servicio  vueslro. 

JUAS. 

¿Don  Julián  de  Mala  sois? 


ABKE  EL  OJO. 
Otra  ver  á  daros  vuelvo 
Estos  brazos  en  albricias 
De  haberos  hallado. 

DOS  JULUS. 

¿  Luego 
No  me  habláis  conocido  ? 

JUAS. 

Mirad  cuál  soy,  no  por  cierto. 

DON  JULIAS. 

¿Esto  me  decís? 

JUVS. 

Ai-'ora 
Acabo  de  conoceros. 

DOS  JULIAS. 

Pues  ea,  vamos  á  mi  casa. 

JUAS. 

¿Posible  es  que  os  hablo  y  ve 

DOS  JULIAS. 

Adiós,  Señora. 

JBAS. 

Adiós,  Clara. 

DOÑA  CLARA. 

¿Quiénes  este  caballero? 


Yo  no. 


Es  un  grande  amigo  mío. 

DOÑA  CURA. 

¿Que  tanto  habrá  que  lo  es  \w 

JUAS. 

Yo  no  le  he  visto  oira  vez: 

Pero  há  muchisiino  tiempo. 

{Vanse  losaos.) 

MARICHISPA. 

Ya  se  fué  pan  y  catorce. 

DUNA  CLARA. 

¿Fuéronse  ya? 

MARICHISPA. 

Ya  se  fueron. 

DOÑA  CLARA. 

¿Cuando  en  el  zaguán  estabas 
Viste  salir.. 

DOS  CLEMENTE.  (.Ap.J 

Oye  atento. 

DOSA  CLARA. 

¿A  don  Clemente? 


¿Ni  al  criado? 

I  MARICH1?PA. 

Ko  por  cierto. 

'  DOÑA  CLARA. 

Pues  al  cuarto  de  Beali  iz 

Entraron. 

MARICHISPA. 

Eso  es  recelo. 

DOÑA  CLARA. 

Pues  ala  puerta  del  cuarto 
Vamos  á  ver  si  podemos 
Escucharlos. 

MARICHISPA. 

Bien  has  dicho. 
;  Hemos  de  dejar  abierto 
El  cuarto,  pues  no  han  venido 
Luisa  V  Otañez,  que  fueron 
A  traer  de  la  otra  casa 
Los  vidrios? 

DOSA  CLARA. 

No. 

MARICHISPA. 

Pues  yo  cierro. 


I  DOSA  CLARA. 

Si  está  dentro,  he  de  sacarle 
De  su  cuarto. 

]  MARICHISPA. 

I  Y  yo  |)romelo, 

I  Que  este  mal  cristiano  sepa , 
Cuantos  son  los  Mandamientos. 
(Vanse  y  cierra  Maricliispu  ) 

Salen  ÜON  CLEMENTE  v  CARTILLA. 

DOS  CLEMENTE. 

¿Cerraron? 

CARTILLA. 

Si. 

DOS  CLEMENTE. 

Al  cuarto  van 
De  Beatriz. 

CARTILLA. 

Ahora,  ¿Qué  haremos': 

DOS  CLEMENTE. 

Las  almohadas  y  sillas 

( Va  á  sacar  la  daga.) 
Quiero  hacer  pedazos. 

CARTILLA. 

Quedo; 
Si  rompes  doce  almohadas 
Y  haces  amistades  luego. 
Es  fuerza  que  tú  la  compres 
Otras  doce  ;  y  para  esto, 
Un  salero  es  tu  caudal; 
Cada  una  vale  eso  mesmo; 
Pues  déjalas,  que  lu  padre 
No  liene  doce  saleros. 

DOS  CLEMENTE. 

¿Oyes,  Cartilla? 

CARTILLA. 

¿.Señor» 

DOS  CLEMESTE. 

Este  escritorio  está  abierto. 

CARTILLA. 

Repasemos  las  gabelas; 
Veamos  qué  tienen  dentro. 
{Miran  las  gabelas.) 

DOS  CLEMENTE. 

Esta  es  toda  de  papeles. 

CARTILLA. 

No  los  tiene  más  compuestos 
Un  depositario. 

DON  CLEMENTE. 

En  todos 
Hay  su  retulito  puesto. 

{Sacan  papeles.) 
«Papel  deCominarata», 
Diceaqui. 

CARTILLA. 

¿Pues  no  sabremos 
Cominarata  qué  es? 

DOS  CLEMENTE. 

Otro  renglón  dice  luego : 
(I  üe  Francisco  de  Panloja  , 
Mi  agente.»  Léele. 

CARTILLA. 

Luego. 

DOS  CLEMENTE. 

Vamos  hacia  otro. 

CARTILLA. 

Aquidice: 
sDel  Chapetón.» 

DOS  CLEMESTE. 

No  lo  entiendo. 
(Lee.)  TÜija,  tú  dices  que  se  da  I:i 
íbarato  ese  estrado  y  tan  ile  balde  esa 


«36  COMEDIAS  ESCOCIDAS  DE  DON  FnANCISCÜ 

•  sillas ,  que  te  envió  los  mil  rca!es  que 

•  me  pides.!  . 

CARTILLA. 


Ténle.  copases  de  ahí. 

«'.unsidera,  ¡loh  pasajero ! 

Lo  que  somos  los  amantes; 

Tárate  aquí ,  toma  ejemplo 

Kn  el  infeliz  Julián; 

Y  en  este  Chapetón  necio, 

Que  el  uno  compra  él  estrado 

Por  cuatro  mil ,  y  á  otro  luego 

Se  le  vendieron  por  mil 

Con  que  ambos,  á  uo  mismo  tiempo, 

Cada  uno  piensa  que  es  suyo ; 

Uno  pagó  por  entero, 

■y  otro  dio  una  tercia  parte. 

Los  que  dais  estrados  nuevos, 

.No  deis  más  que  las  tarimas , 

tíae  estos  que  dan  terciopelos 

Ambos  á  dos  los  compraron , 

Yambos  á  dos  los  vendieron. 

DON  CLESIEIVTE. 

Ya  el  basilisco  a  los  ojos. 
Ya  á  los  labios  el  veneno, 
¿A  qué  aguardo?  ¡Oh  ,  salgan  ya 
Mis  voces  de  mi  silencio ! 
Mas  DO  pronuncie  el  dolor 
Mis  pasiones  hacia  el  pecho  ; 
Gástense  entre  lengua  y  labio, 
Por  ser  indignos  mis  celos. 
Siéntalos  yo  y  no  los  diga , 
Porque  al  referirlos,  temo 
Oue  me  los  murmure  el  grado 
Si  me  los  repite  el  eco. 
Déjame  salir. 

CARTILLA. 

Di'tenle, 
Que  está  cerrado. 

DO.N  CLEMENTE. 

Llamemos 
A  doña  Clara.— Abre  aqui. 

Salen  DOÑA  CLARA  v  MAniCIlISPA. 

CARTILLA. 

Ya  abren  la  puerta. 

BAniCHISPA. 

¿Qué  es  esto'.' 

DO^A  CLARA. 

¿Aquí  estabas? 

DON  CLEMENTE. 

Aqui  estoy ; 
Déjame  salir. 

DONA  CLARA. 

Primero 
Me  has  de  escuchar. 

DON  CLEMENTE. 

Déjame. 

DOÑA  CLARA. 

Cierra  la  puerta. 

MARICHISPA.  ^^ 

Ya  cierro. 

DOÑA  CLARA. 

¡  Mi  bien,  mi  Señor! 

DON  CLEMENTE. 

Harás 
Que  me  mate ,  vive  el  cielo. 
Yo  soy...        {Paséase  y  anda  Iras ¿1.) 

CARTILLA. 

De  cuatro  hasta  ahora. 

DO.ÑA  CLARA. 

Mira ,  Señor... 

DON  CLEMENTE. 

Estoy  ciego. 

DOÑA  CLARA. 

,Mi  Clemente! 


CARTILLA. 

Esli  inclomenle. 

DOÑA  CLARA. 


f^scücliame. 

CARTILLA. 

No  queremos. 

DOÑA  CLARA. 

Canilla. 

CARTILLA. 

No  has  de  leerme. 

DOÑA  CLARA. 

Ábrele;  vayase  luego 

Si  no  me  quiere  escuchar. 

DON  CLEMENTE. 

Abre  la  puerta. 

MARICHISPA. 

No  quiero, 
Hasta  que  pida  perdón 
A  mi  ama. 

DO.ÑA  CLARA.  (Ap.  á  CarlUla.) 
Yo  le  ofrezco 
Un  vestido  si  le  tienes. 

CARTILLA. 

1  De  qué? 

DOÑA  CLARA. 

De  paño. 

CARTILLA. 

Lo  aceto.— 
Señor,  no  tienes  razón. 

DON  CLEMENTE. 

Cartilla,  ¿tú  dices  eso? 
¿No  has  leido  estos  papeles? 

CARTILU. 

i\o  la  tienes. 

DON  CLEMENTE. 

¿  No  la  tengo  ? 

CARTILLA. 

¿Te  ha  pedido  algún  tstraiJo? 
4  Qué  te  quejas? 

DON  CLEMENTE. 

Y  dime  esto: 
¿  El  que  la  envió  los  mil  reales  ? 

DOÑA  CLARA. 

Cartilla  es  un  hombre  viejo 
Que  tiene  noventa  años. 

CARTILLA. 

Los  que  tiene  más  de  ciento 
Que  tuviera  yo  á  estas  horas 
Cantara  misa  muy  presto. 

DON  CLEMENTE. 

Cartilla ,  ¿  catorce  reales 
Son  más  que  yo  ? 

CARTILLA. 

No  por  cierto. 

MARICHISPA. 

Cartilla ,  ¿y  es  cuerpo  santo 
Mi  Señora  ? 

CARTILLA. 

Ya  lo  (eo. 

DON  CLEMENTE. 

Canilla ,  dime ,  ¿el  agente 
De  la  petición  es  viejo 
Como  el  del  papel? 

DOÑA  CLARA. 

Cartilla, 
Ya  no  tengo  ningún  pleito. 

DON  CLEMENTE. 

Di,  Cartilla,  ¿y  don  Julián? 

DOÑA  CLARA. 

Cartilla ,  ¿si  le  aborrezco 


DE  nOJA?. 

I  Y  no  me  quiere  dejar, 
I  Qué  puedo  hacer  yo? 

( Llaman  á  una  ventana  baja ,  í/« 
ha  de  haber.) 

I  CARTILLA. 

'  ¿Quéeseslo? 

DOÑA  CLARA. 

¿Llamaron? 

MARICniSPA. 

Si. 

DO.N  CLEMENTE. 

¿Hay  laberinto 
I  Como  este  ?  Agora  has  de  \  er 
Traidora... 

DOÑA  CLARA, 

¿Quién  puede  ser? 

CARTILLA. 

Ábrele ,  que  será  el  quinto. 

DON  CLEMENTE. 

¿No  ves  quien  eres?  no  ve^? 

DO.ÑA  CLARA. 

Escucha,  y  note  apasiones. 

DON  CLEMENTE. 

Dame  ahora  satisfacciones. 

DOÑA  CLARA. 

Abre ,  y  sepamos  quien  es. 

CARTILLA. 

Dice  bien,  callad  y  oid. 

DOÑA  CLARA. 

¿Quien  ha  llamado? 

DON  CLEMENTE. 

¡Oh  tirana! 

DOÑA  CLARA. 

¿Quién  llama  á  aquesta  vent.ina? 
(Doña  Hipólita  i¡  la  ventana.) 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Una  mujer  es,  abrid. 

DON  CLEMENTE. 

¿Quién  será? 

CARTILLA.  (Ap.) 

i  Viven  los  cielos. 
Que  es  la  viuda ! 

DOÑA  nu>óLiTA.  (Dentro.) 
Acabad  ya. 

DON  CLEMENTE. 

Alguna  mujer  será 
Que  te  venga  á  pedir  celos 
De  algún  galán. 

DOÑA  CLARA. 

Abre. 

CARTILLA. 

No  abra. 
(Ap.  La  viuda  es,  es  evidente.) 

DOÑA  CLARA. 

¿A  quién  buscáis? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

A  Clemente 
Quiero  hablar  una  palabra. 

CARTILLA. 

Pescónos  ;  es  cosa  llana. 

DON  CLEMENTE. 

Advierte,  que  yo,  Señora... 

DOÑA  CLARA. 

¡Pideme  celos  agora 

Del  que  llamó  a  la  ventana! 

DON  CLEMENTE. 

Mucho  siento  que  me  halle. 

DOÑA  CLARA. 

Acaba ,  respóndeme. 


nO.NA  llll-ULITA. 

Abrid ,  ó  alburolaré 
Todafa  casa  y  la  calle. 

CARTILLA.  (.4p.) 

Y  tendrás  dos  mil  razones. 


La  ventana  be  de  romper. 

DOÑA  CLARA. 

Vo  laré... 

DON  ÍLEUENTE. 

Chira ,  á  esta  mujer 
Tengo  mil  obligaciones 
De  antes  que  te  vieíe  á  ti; 
Y  aunque  sólo  íu  amor  |ircc¡o, 
Para  no  kacella  un  desprecio 
Me  quiero  esconder  aquí. 

DOÑA  CLARA. 

No  es  esto  lo  que  yo  quiero. 

DOM  CLEMENTE. 

Cruel  estás. 

CARTILLA. 

Terrible  eres. 

DOÑA  CLARA. 

Despídela,  si  rae  quieres. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

¿No  sale  ese  caballero? 

DOÑA  CLARA. 

Ello  toca  al  pundonor. 

DOM  CLEMENTE. 

Obedecerle  no  puedo; 

Si  ella  se  va  y  yo  me  quedo, 

¿Qué  quieres  más  de  mi  amor? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Acabad,  que  estoy  cansada. 

MARICHISPA. 

¿Parécete  que  abra? 

DOÑA  CLARA. 

Tente. 
(Al).  Yo  temo  que  don  Clemente 
Me  lia  de  dejar  desairada.) 

DOÑA  HIPÓLITA. 

I     £a, ¿no  me  abren? 

DOÑA  CLARA. 

(Ap.  Y  asi , 
No  me  pretendo  arriesgar ; 
Lo  mejor  será  negar 
Que  don  Clemente  está  aquí. 
Resuelta  á  negarlo  estoy.) 
Apartaos  de  aquí. 

DON  CLEMENTE. 

Si  haré. 
(Apártanse  i  un  laJn.) 

DOÑA  HIPÓLITA. 

¡Ah  don  Clemente! 

IIARICHISPA. 

¿Abriré? 

DOÑA  CLARA. 

Abre. 

MARICHISPA. 

¿Quién  llama? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Yo  soy. 
(Ahre  la  ventana  doña  Clara ,  y  I 
doña  Hipólita  de  la  parte  de  a 
tro.) 

DOÑA  CLARA. 

¿A  quién  buscáis? 

DO.Sa  HIPÓLITA. 

Bien  por  Dios, 
Alton  Clemente,  Señora. 

DOÑA  CLARA. 

<.Qué  don  Clemente? 


AHRE  EL  OJO 

DOÑA  HIPÓLITA.  I 

Kl  que  agora         I 
Estaba  hablando  con  vos. 

DOÑA  CLARA. 

Mirad... 

I  DOÑA  HIPÓLITA. 

1  Digo  que  lo  Oi.  I 

DOÑA  CLARA. 

Advierta  ucé,  reina  mía... 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Si  no  abris.  basta  otro  dia 
Ko  me  he  de  quitar  de  aquí. 

CARTILLA. 

Piesuelta  está  ,  vive  Dios 

'  DOÑA  HIPÓLITA. 

Y  á  un  Alcalde  liaré  llamar. 

I  CARTILLA. 

Señora ,  déjala  entrar, 
1  Y  escóndamenos  los  dos. 

i  DOÑA  CLARA. 

Entrad. 

DON  CLEMENTE. 

Temo  que  me  halle. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

;  Venga  á  abrir  una  criada 
La  puerta ,  que  está  cerrada. 

j  DOÑA  CLARA. 

:  ¿Cuál? 

!  DOÑA  HIPÓLITA. 

I  La  puerta  de  la  calle. 

!  DOÑA  CLARA. 

Ingrato,  agora  he  de  ver 
I  Si  me  quieres. 

DON  CLEMENTE. 

TÚ  verás 
1  Que  á  ti  le  quiero  no  más. 

j  DOÑA  CLARA. 

Pero  no  te  has  de  esconder. 

MARICHISPA. 

I  l^a  viuda  ,  asi  como  asi 
Le  ha  de  hallar. 

CARTILLA. 

Ilasla  lif-cliO  buena. 

DOÑA  CLARA. 

Oye,  en  esta  alacena 
Caben  los  dos. 

CARTILLA. 

Es  asi. 

DON  CLEMENTE. 

Y  asi  le  deberé  más. 

DOÑA  CLARA. 

Pues  entra. 

CARTILLA. 

Buena  empanada. 

{¡Hételos  en  una  alacena,  que  ha  dt 

haber,  y  ciérrala.) 

DOÑA  CLARA. 

Mira  que  si  desairada 
Me  dejas... 


Sale  DOÑA  IIIPl'lI.lTA. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Quédate  en  ese  zaguán.— 
Dios  os  guarde  ,  Clara  bella. 

DOÑA  CLARA. 

Guárdeos  el  cielo. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Vos  sois 
Muy  hermosa. 

DOÑA  CLARA. 

Pasadera 


137 

DOÑA  UIPÓI  ITA. 

Yo  soy... 

DOÑA  CLARA. 

Decid  vuestro  nombre. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Curso  tan  poco  en  la  escuela 
De  las  damas  de  Madrid  , 
Que  aunque  decírosle  quiera, 
No  sabréis  por  él  quien  soy. 

DOÑA  CLARA. 

¿Pues qué  mandáis? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Con  vergüenza , 
Os  diré  que  quiero  bien 
(¡Oh,  mátenme  ya  mis  penas!) 
A  don  Clemente. 

DOÑA  CLARA. 

¿De  qué? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

De  Montalvo.  i  Haceos  de  nuevas ! 

Digo,  pues,  hermosa  Clara  , 

Que  de  una  vecina  vuestra 

Hoy  supe,  que  don  Clemente 

Os  sirve  y  os  galantea. 

Yo  há  seis  años  que  le  quiero; 

Seis  años  há  que  confiesa 

Que  me  adora  ;  y  aun  no  há  un  dia 

Que,  viéndome  fina  y  tierna. 

Solicitó  con  su  llanto 

Consuelos  para  mi  queja. 

DOÑA  CLARA. 

¿Tan  tierno  estaba? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Y  tan  falso. 
Que  sin  mirar  á  las  deudas 
Ue  mi  amor  y  obligaciones. 
Le  escuché  desde  esta  reja 
Dar  voces  tan  deftenipladas 
Que  sonaron  como  quejas. 
Salga  y  diga  (pues  a  dos 
Solicita  y  galantea), 
A  cual  de  las  desestima; 

Y  caso  que  me  aborrez-ca , 
Desengañada  os  prometo 

No  verle  más,  aunque  pierda 

Vida  y  fama ,  y  el  amor 

Que  á  mi  obligación  confiesa  ; 

Y  porque  las  dos  á  un  líemiio 
Quedemos  desla  manera 
Desengañadas  y  amigas , 

Vos  muy  mia,  y  yo  muy  vuestra. 

DOÑA  CLARA. 

¿Es  posible  que  una  dama 
De  esa  autoridad  y  prendas 
Confiese  que  quiere  bien? 
Gran  falta  en  mujer  tan  cuerda. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

i  De  chanza  me  respondéis 
Pues  yo  tomaré  esa  vela 
Para  examinarla  casa. 

DOÑACLARA. 

Advertid... 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Soy  muy  resuelta; 

Y  esto  ha  de  ser  desta  suerte. 
(Vase,y  Marichispa  tras  ella,  y  abren 

la  alacena  los  dos.) 

DOÑA  CLARA. 

Oyes,  éntrate  con  ella; 
Uon  Clemente... 

DON  CLEMENTE. 

¿Qué  me  dices* 

DOÑA  CLARA. 

¿Cómo  no  tienes  vergüenza 
De  tener  tan  fea  dama? 

DON  CLEME.NTE. 

Es  bien  entendida. 


Es  la  disculpa  de  lodos 
Los  que  liciieD  damas  IVa 
i.  Es  parienla  de  llealriz , 
La  de  arriba? 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

¿En  mi  casa  y  i  estas  horas' 
¿Aun  no  haheis  entrado  en  ella 
V  \,:\y  este  ruido?;  Qué  miro  ! 
¿ÜOM  Clemenle? 

CARTILLA. 


D0.>  CLEMENTE. 

No  es  parieiita. 

DOÑA  CLARA. 

Se  le  parece  en  la  cara. 

D0^^  CLEllEJfTE. 

¿Quién  no  es  fea  en  tu  prescnci; 

D0.\ACL.\RA. 

¿Cuánto  gana  cada  dia 
A  hacer  valonas  y  vueltas 
De  la  calle  délas  Postas? 

CARTILLA. 

Conrorme  trabaja. 

D0.-«  CLEMKXTE. 

Cierra, 
Que  viene. 

DOÑACLARA. 

Iráse  la  viuda, 
V  luego  te  has  de  ir  tras  ella. 

Salen  DOSA  HirÓLITA 
T  MAUICHISPA. 


MARICHISPA. 

Es  enpaño. 

DOÑACLARA. 

Ya  estás  cansada  y  grosera , 
Y  yo  soy  mucha  mujer 
Para  que  á  mi  casa  venga 
Galau  que  es  vuestro  galán. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Claro  esiá  que  hay  dilerencia 
De  mi  á  vos  ,  que  en  esta  corle 
Hay  muchos  hombres  <ine  sepan 
Quien  sois  vos,  y  no  hay  más  de  i 
Que  sepa  quien  soy  en  ella. 

DO.ÑA  CLARA. 

Jurara  yo  que  la  viuda 

Es  honrada  ,  aunque  no  quiera, 

Sugeto  es  de  no  pedir. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Sólo  pido  que  me  quieran , 
Que  yo  tengo  que  me  sobra, 
\  una  casa. 

DOÑA  CLARA. 

Que  le  cuesta 
Cuatrocientos,  ¡  y  tendrá 
Seis  sillas  de  su  edad  mesma ; 
Un  bufete  un  poco  hendido. 
Dos  tarimas  muy  estrechas. 
Una  cania  de  nogal , 
Un  estrado  de  bayeta. 
Un  velón ,  para  cuando  hay 
Visitas;  por  cabecera 
De  estrado  un  contadorclllo 
Con  cuatro  ó  con  seis  gabelas ; 
Un  cofre  de  ropa  blanca 
^  otro  de  sayas  eineras, 

Y  una  honraza  como  suya. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Poesveme;  desta  manera 

Me  quiere  á  mi  don  Clemenle ; 

Y  hoy  me  dijo  cosas  della. 
Como  della. 

DOÑACLARA. 

¿Qué  la  dijo? 

DO.ÑA  HIPÓLITA. 

Que  aunque  á  veces  viene  á  verla , 


La  ha  visitado.. 


¿Porqué? 

I  DOÑA  HIPÓLITA. 

I  Por  otra,  y  no  por  más  buena. 

!  DOÑA  CLARA. 

¡¿Eso  dijo? 

I  DUNA  HIPÓLITA. 

Y  que  era  fácil. 

I  DOÑA  CLARA. 

i  ¿Eso  dijo? 

1  DOÑA  HIPÓLITA. 

¡  Y  que  era  fea; 

Y  que  tenia  en  Almagro 
l'n  censo  puesto  en  cabeza 
De  un  fulano  de  Caniego. 

DOÑACLARA. 

¿Eso  dijo? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Y  que  se  afeita 

I  Tanto,  que  se  le  han  caido 
Cuatro  dientes  y  tres  muelas , 

Y  que  los  tiene  postizos. 

DOÑACLARA. 

¿Eso  dijo? 

DOÑA  UIPÓLITA. 

Y  dio  más  señas: 
Que  tiene  un  olor  de  boca , 
(Jue  puede  dar  pestilencia , 

Y  que  erais  mujer  barata. 

DOÑA  CLARA. 

Va  no  puede  haber  paciencia, 
¿liarala  á  mi?  ¡Hay  tal  injuria  1  — 
Caballeros  salid  luera, 

{Abre  ¡a  alacena,  y  sácalos.) 
Que  boy  be  de  ver... 

DO.ÑA  HIPÓLITA. 

¡Oh  traidor! 
¿Aquí  estáis? 

DOÍf  CLEMENTE. 

Dt-tante,  espera... 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Esas  casas  queréis  vos , 
Donde  andáis  por  alacenas. 
Salid  acá  el  del  catarro. 

Y  el  de  las  Claras.     (Saca  á  CarliUa.) 

CARTILLA. 

¿Qué  intentas? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Vengarme  en  los  dos. 

DON  CLEMENTE. 

Aguarda. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Venid  conmigo. 

DOÑA  CLARA. 

Eso  fuera 
Para  que  yo  le  matara. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Sigúeme  á  mi. 

DOÑACLARA. 

No  te  queda. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

¿A  qué  esperas? 

DOÑACLARA. 


CARTILLA. 

Llamando  están  á  la  puerta. 

MARICIIISPA. 

Yo  abro,  y  sea  quien  fuere. 

DOÑA  CLARA. 

Abre. 

Sale  DO.^A  BEATRIZ,  cw  lui. 


DONA  BEATRIZ. 

i  Qué  voces  son  estas? 


DOÑA  BEATRIZ. 

Vos,  ¿cómo  en  mi  casa  niesina 
üs  entráis? 

DON  CLEMENTE. 

Estoy  perdido. 

DOÑA  UEATRIZ. 

A  blasonar... 

DOÑA  CLARA. 

Estoy  muerta. 

DO.ÑA  BEATRIZ. 

De  un  honor... 

DO.ÑA  HIPÓLITA. 

¿Qué  es  loqueescücln 

DOÑA  BEATRIZ, 

i  De  una  fama... 

DON  CLEMENTE. 

No  hay  paciencia. 

DOÑA  BEATRIZ. 

I  Que  por  vos  tengo  perdida. 

I  DOÑA  HIPÓLITA. 

I  Sin  Clara,  ¿otra  dama  nueva? 
j  Traidor,  ¿esto  era  quererme? 

DOÑACLARA. 

¿  Esto  es  quererme  de  veras? 

DOÑA  BEATRIZ. 

¿A  mis  ojos  dos  injurias? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

¿Que  eran  falsas  tus  liiiczas? 

DOÑA  REATRIZ. 

Ven  conmigo. 

DOÑA  CLARA. 

No  te  vayas. 

DON  CLEMENTE. 

¿Qué  he  de  hacer? 

DOÑA  CLARA. 

Aquí  te  queda. 

DON  CLEMENTE. 

¡Clara!  ¡Hipólita!  ¡Beatriz! 

DOÑA  CLARA. 

Habla. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

¿Qué  dices? 

DOÑA  BEATRIZ. 

¿Qué  intenlas? 
DON  CLEMENTE. 

Que  á  una  quiero  de  las  tres. 

DOÑACLARA. 

¿Soy  yo? 

DON  CLEMENTE. 

Una  sola  es  mi  prenda. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

¿Soy  quien  te  merece  fina? 

DON  CLEMENTE. 

TÚ  eres  quien... 

DOÑA  BEATRIZ. 

Dilo,  ¿qué  esporos? 

DONCLEMENTK. 

TÚ  serás... 

DOÑA  CLARA. 

Paga  mi  fe. 

DON  CLEMENTE. 

TÚ  eres  sola  .. 

DOÑA  OLA«A. 

¿En  (jué  le  hielas? 


DON  CLEUENTE. 

Pues  |jara  no  dejar... 

TODAS. 

¿Qué-! 

DON  CLEUeSTE. 

Oos  quejosas  .. 

DOÑA  CLARA. 

¿A  qué  esperas? 
non  CLEiiE.NrE. 
lie  de  responder... 

DO.ÑA  HJPÚLITA. 

Respunde. 

DON  CLEMENTE. 

A  las  tres  desia  manera. 

( \'ase  huyendo 

DOÑA  HIPÓLITA. 

£l  me  aborrece. 

DOÑA  BEATRIZ. 

Él  me  olvida. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Él  me  agravia. 

DOÑA  CLARA. 

Él  me  desprecia 

DOÑA  BEATRIZ. 

¡Déme  el  dolor  sufrimiento! 

DOÑA  HIPÓLITA. 

i  Déme  consuelo  mi  pena! 

DO.ÑA  BEATRIZ. 

;  Déme  venganza  mi  agravio  1 

DOÑA  CLARA. 

i  Denme  los  cielos  paciencia ! 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  DON  CLEMENTE  y  CARTII.L; 
atrás,  con  ropilla,  espada  y  capa. 

DON  CLEMENTE. 

Acaba  presto,  Canilla. 

CARTILLA. 

Sin  juicio  eslás. 

DON  CLEMENTE. 

Estoy  loco. 

CARTILLA. 

Señor,  vete  poco  á  poco. 

DONCLEMENTE. 

Ponme  bien  esta  golilla. 

CARTILLA. 

Pues  di ,  ¿qué  le  sucedió? 

DON  CLEMENTE. 

¿  No  me  dejas  ? 


ADRE  EL  OJO. 

CARTILLA. 

Habla. 

DON  CLEMENTE. 

¡Ob  Hipólita  traidora! 

CARTILLA. 

Tu  matutino  dolor 
Ilelieie. 

1  DON   CLEMENTE. 

No  be  dedecillo. 

CARTILLA. 

¿Te  han  pedido  en  el  Baiquilfo 
j  Algún  almuerzo,  Señor? 

I  DON  CLEMENTE. 

!  Ya  Hipólita  me  ba  vendido; 
Doña  Beatriz  se  ba  vengado ; 
Doña  Clara  me  ba  negado; 
Y  JO  estoy... 

1  CIRTILLA. 

No  te  be  entendido. 
¿Hipólita  fue  traidora? 
¿A  ti  teba  dejado? 

DON  CLEMENTE. 


CARTILLA. 

4  Con  toda  su  honra? 

DON  CLEMENTE. 
Si. 
CARTILLA. 

¿Y  á  Otro  prefiere? 

DON  Cl  EMENTE. 

A  otro  adora. 


No  te  dejo. 
i  Ha  echado  menos  el  \iejo 
Los  cuatro  tapices? 

DON  CLEMENTE. 

No. 

CARTILLA. 

¿No  entró  á  verle  niuv  seven 
Hues,  dime,  ¿qué  te  quería? 

DON   CLEMENTE. 

A  aconsejarme  venia 
Que  le  volviese  el  salero. 

CARTILLA. 

Tarde  viene;  dime  agora 
El  dolor  que  te  maltrata, 
Acaba. 

DON   CLEMENTE. 

¡Oh  Beatriz  ingrata! 


Deatriz,  ¿por  qué  se  mudó? 

DON  CLEMENTE. 

Porque  también  es  mujer. 

CARTILLA. 

¿Pues  no  te  adoraba  ayer? 

DON  CLEMENTE. 

Y  ayer  de  mi  se  olvidó. 

CARTILLA. 

En  fin  ,  ¿te  dejaron  tres? 

DON  CLEMENTE. 

Si ,  amigo,  dame  la  capa. 

CARTILLA. 

hn  remedio  hallo  e\celente. 

DON  CLEMENTE. 

¿Pues  no  me  le  das?  ¿qué  aguardas? 

CARTILLA. 

Para  que  tú  quedes  limpio 
üesta  polvareda. 

DON  CLEMENTE. 

Acaba. 

CARTILLA. 

Pues  es  el  renr.edio... 

DON  CLEMENTE. 

¿Qué? 
{Dale  la  capa,  y  sacúdala:) 

CARTILLA. 

Que  te  sacudas  la  capa. 

DON  CLEMENTE. 

Pa,  salgamos  á  la  calle; 
Cierra  esapueria. 


Cerrada. 

DON  CLEMENTE. 


(CU 


La  llave, 

CARTILLA.  j 

I               Toma  la  llave.  I 

1                           DON  CLEMENTE.  j 

Dequerirquieroesta  e.'pada,  ; 

(Tienta  la  espada.) 

;  No  este  gastado  el  bolón  | 

De  la  espiga.  : 


¿A  eso  te  paras? 

DON  CLEMENTE. 

Si ,  porque  voy  á  dar  muerte 
AIKi'gidor. 

CARTILLA. 

¿Por  qué  causa? 

DON  CLEMENTE. 

Porque  me  ha  desafiado. 

CARTILLA. 

¿Dime  cuándo? 

DON  CLEMENTE. 

Esla  mañana ; 
Porque  anoche  con  Hipólita 
Le  hallé  dentro  de  su  casa. 

CARTILLA. 

¿Te  buscó? 

DON  CLEMENTE. 

Me  envió  un  papel. 

CARTILLA. 

¿Con  buena  nota? 

DON  CLEMENTE. 

Extremada. 

CARTILLA. 

Deja  que  le  lea. 

DON  CLEMENTE. 

Lee.      (Dale  el  papel) 

CARTILLA. 

Dice  desla  suerte. 

DON  CLEMENTE. 

Acaba. 

CARTILLA. 

(Lee.)  « Por  ruegos  de  doña  Hipó- 
iilita  me  retiré  anoche,  y  porque  se 
«entienda  (|ue  obedecer  á  una  mujer 
ano  es  temerá  un  hombre,  le  esiiero 
«en  el  remate  de  la  calle  de  las  Huer- 
«las,  con  un  amigo  » 
¿Vióse  pripcl  mas  gracioso? 
Yo  digo  que  si  le  matas. 
Pierde  Almagro  un  gran  sujclo. 

DON  CLEMENTE. 

Llevar  quiero  un  camarada, 
Puei  él  lleva  otro  consigo. 

CARTILLA. 

Vete  sólo,  y  que  se  vaya 

El  padrino  que  él  trujere; 

jLo  que  me  pudre  y  me  mata 

El  que  usen  llevar  padrinos ! 

¿  Que  se  esté  un  hombre  en  su  casa , 

Con  su  quietud,  con  sus  hijos 

Y  su  mujer,  y  que  baya 
Quien  diga  :  Venios  conmigo, 
(,»ue  á  reñir  voy  á  campaña . 
C>ue  hago  coniianza  de  vos? 
Ladrón,  haz  de  ti  confianza, 

Y  riñe  tutu  pendencia. 
Pues  eres  tú  quien  la  causa. 
Llevar  á  nno  por  padrino 

A  una  boda,  aun  eso  vaya. 
Aunque  también  es  pendencia 
Hacerle  á  un  hombre  que  salga 
Por  padrino  de  un  batto; 
Vaya  con  Dios,  aiiiKjue  gasta 
Una  vela  y  un  manlillo. 

Y  un  pomo  de  agua  de  .imbar. 
Los  derechos  de  la  iglesia, 
La  comadre  y  la  criaua 

Que  lleve  el  niño,  sin  otras 
Menudencias  de  olra  data; 
Pero  que  llamen  padrino 
Al  que  va  de  mala  gana 
Con  la  cólera  del  otro 
A  irse  á  matar  á  estocadas , 
Es  cosa  que  ha  de  pudrirme ; 
Pero  lo  que  mis  me  mala , 


Masr 


ilO  COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

>o  es  que  haya  Ionios  que  llamen , 
Es  que  haya  locos  que  vayan. 

DOTt  CIF.MEME. 

Yo  es  fuerza  que  llame  a  uno. 

CARTILLA. 

Yo  iré  contiRO. 

DON  CLEJIENTE. 

¿A  que  iKiyas 
Lo  que  sueles? 

CARTILLA. 

Oué  (Je  veces 
Jle  has  dado  coii  eslo  en  cara. 
,,  Es  mas  de  que  corro  bien  ? 
Á  la  pelóla  no  es  talla. 

DON  CLEMENTE. 

i  A  quién  llevaré  á  mi  lailo' 

{Ande  por  el  labiado.) 

CARTILLA. 

Par  Dios  no  lo  sé;  ah,  si ,  llama 
A  don  Bernardo,  que  es  hombre 
l}ue  en  una  pendencia  honrada 
Nunca  volvió  paso  airas ; 
Verdad  es  que  por  desgracia 
Sacó  ires  grandes  heridas. 

D0;>  CLEMESTE. 

Cartilla,  de  mejor  gana 
Llevara  á  quien  se  las  dio. 

CARTILLA. 

Y  aun  yo  te  lo  aconsejara ; 
Valjíame  Uios,  ¿quién  irá 
Couligo? 

DON  CLEMENTE. 

¿Mi  maestro  de  armas 
Será  bueno? 

CARTILLA. 

No,  Señor, 
Que  esto  es  con  espadas  blancas. 

DON  CLEMENTE. 

¿Y  don  Nicolás  es  bueno? 

CARTILLA. 

Es  miserable. 


DON 

¿Esa  es  falta 
Para  reñir? 

CARTILLA. 

¿Cómo  quieres 
Oue  dé  las  heridas  francas? 
Mas  lente,  que  ya  le  hallado. 

DON  CLEMENTE. 

Ülmelo. 

CARTILLA. 

Si  me  lo  pagas... 

DON  CLEMENTE. 

El  vestido  de  bayeta 
Con  pestaña  te  doy,  habla. 


Vestido  con  tantos  ojos 
Fuerza  es  que  tenga  pestañas. 

DON  CLEMENTE. 

Grande  majadero  eres. 


Con  b  bayelilla  rancia 
Bien  puedo  ser  majadero, 
Mas  uo  frisado. 

DON  CLEMENTE. 

No  me  hagas 
Perder  el  juicio. 

CARTILLA. 

Ya  es  larde. 

DON  CLEMENTE. 

Dime  el  que  eliges,  acaba. 

CARTILLA. 

pues  JO  elijo... 


Dilo. 

CARTILLA. 

A  don  Julián  de  Mala. 

IION  CLEMENTE. 

¿Tienes  tú  satisfacción 
l)e  su  acero? 

CARTILLA. 

Laque  basta, 
le  elijo  por  eso. 

DON  CLEMENTE. 

¿Pues  pop  qué? 

CARTILLA. 

Escucha  la  causa; 
Este  hombre  es  entendido. 

DON  CLEUENTE. 

Adelante. 

CARTILLA. 

Este  hombre  anda 
Entremetiéndose  con 
Tus  Beatrices  y  tus  Claras; 
Pues  entresácale  ahora 
A  reñir  á  la  campaña, 

Y  una  de  dos,  Señor,  ú 
Le  cascan  ú  no  le  cascan ; 
Si  te  le  zurran,  te  vengan 
Oel ,  mas  si  él  se  da  tal  maña 
Que  sacude ,  le  venga  él 
bel  Hegidor  de  la  Mancha; 

Y  asi  de  una  suerte  y  otra  , 
Dé  6  tome,  lomas  venganza 
Del  Regidor,  si  le  zurran. 
Del  Julián,  si  le  badanan. 

DON  CLEMENTE. 

Dices  bien.  ¿Dónde  he  de  hallarle? 

CARTILLA. 

En  la  puerta  de  su  casa 
Está  lodos  medios  dias 
IJos  horas  por  la  mañana 
A  hacerse  por  fuerza  amigo 
De  no  más  de  los  que  pasan. 

DON  CLEMENTE. 

Pues  cerca  estamos. 

CARtlLI.A. 

Y  tanto, 
Que  es  aquel. 

DON  CLEMENTE. 

Bien  dices,  anda. 

I  CARTILLA. 

Oyes ,  pásate  de  largo. 
Verás  como  sin  buscarla 
Se  entra  en  la  pendencia,  aunque 
I  No  le  hables  una  palabra. 

¡  DON  CLEMENTE. 

I  Mejor  es  que  él  quiera  ir, 
I  Bieo  has  dicho. 

CARTILLA. 

Pues  enzaina 
I  El  sombrero,  y  ponte  luego 
I  Al  estómago  la  daga; 
I  Agobíale  de  cintura. 
Saca  hacia  fuera  la  espalda, 
I  Ponte  crudo  y  mira  al  suelo, 

Y  verás  cómo  se  clava. 

DON  CLEMENTE. 

Pasemos. 

CARTILLA. 

No  nos  ha  visto; 

{Mira  al  vestuario. 
Párate  aqui  un  poco,  y  habla 
Conmigo  como  enojado. 

DON  CLEMENTE. 

No  nos  mira,  thavtai: 


Que  te  vio. 


DON  CLEMENTE. 

¿Viene  ya? 

CARTILLA. 


DON  CLEMENTE. 

Pues  él  se  nos  viene ,  vaya. 


Sale  DON  JULIÁN. 

DON  JCLIAN. 

¿Don  Clemente? 

DON  CLEMENTE. 

¿Don  Julián? 

DON  JCLIAN. 

;.  Dónde  vais  tan  de  mañana 
foresta  calle  del  Prado? 

I  DON  CLEMENTE. 

!  A  un  negocio  de  importancia 
Voy  de  priesa;  adiós  amigo. 

DON  JULIÁN. 

Él  os  guarde. 

CARTILLA.  {Ap.) 

Y  si  imporiára 
Apartarle  de  nosolro?. 
Se  estuviera  hasta  mañana. 

DON  JOLIAN. 

Asi... 

DON  CLEMENTE. 

¿Quédecis? 

DON  JULIÁN. 

Parece 
Que  vais  mohíno. 

DON  CLEMENTE. 

No  es  nada; 
Quedaos  coa  Dios. 

DON  JOLIAN. 

Si  es  pendencia», 
Vuestro  soy,  y  traigo  espada. 

CARTILLA. 

Pendencia  es ,  pero  no  importa. 
Que  es  en  el  campo. 

DON  CLEMENTE. 

No  me  hagas 
Que  te  rompa  la  cabeza , 
Picaro. 

{Hace  que  quiere  dar  al  criui'.o. 

DON  JULIÁN. 

Tened  la  daga. 
^Vaisá  reñir? 

CON  CLEMENTE. 

No  voy  tal , 
Gallina. 

CARTILLA. 

Yo  soy  un  mandria. 
¿Pero  quién  podra  mejor 
Ir  a  tu  lado  á  campaña. 
Como  el  señor  don  Julián , 
Que  3  menudas  estocadas 
Le  contará  los  bolones 
Al  Cid,  aunque  no  los  traiga? 

DON  JULIÁN. 

¡  Y  eso  es  desconfiar  de  mi , 
Y  en  la  Alemania  alia  y  baja 
Saben  quién  es  el  alférez 
Don  Julián  de  Mata. 

CARTILLA. 

V  basta 
) '  Reñir  un  hombre  con  uno, 
I  Sin  irse  á  meter  en  dauza 
Con  dos. 

!  DON  JOLIAN. 

í  ¿Pues  con  dos  queréis 

1  Reñir  solo? 

j  CARTILLA.  (Ap.) 

Dló  en  la  trampa. 


,p.l 


DdN  CI.EMF.NTf . 

lisia  mi  criado? 

CARTILLA. 

Vo  sé  si  basta  ó  no  basta, 
Y  á  toJa  ley  don  Julián... 

I V  JO  tengo  con  vos  lauta, 

;  Que  de  vos  no  he  de  apartarme. 

DOX  CLEMENTE. 

Pnes  Canilla,  vele  á  casa, 
(lúe  ya  vamos  dos  á  dos. 

CARTILLA. 

Pues  adiós. 

DON  JULIÁN. 

¿Adonde  aguardan 
Los  que  os  esperan? 

OO.N  CLEMENTE. 

Están 
A  la  vuelta  de  esas  tapias, 
(,iue  sen  de  los  Trinitarios 
Ü.ícalíos. 

[Anden  p>r  el  tablado.) 

UON  JULIÁN. 

¿Sabré  la  causa 
Pur  c|iu'  os  han  desaliado. 


.Sa/í  CARTILLA  delrax. 

CARTILLA. 

i  Poco  i  poco  lie  de  seguirlos, 
I    Y  he  de  hacer  la  patarata 
1    Ue  valiente  á  su  ocasión. 

DON  JULIÁN. 

¿Sabéis  jugar  bien  las  armas? 

DON  CLEMENTE. 

CoD  cólera  no  hay  destreza. 

DON  JULIÁN. 

Yo  no  la  tengo,  y  me  holg.ira 
Aprovechar  dos  liciones 
De  Carranza. 

DON  CLEMENTE. 

Heridas  falsas 
Son  todas  las  que  enseñó. 

DON  JULIÁN. 

Quien  no  sabe  ejecutarlas 
Las  llama  asi ;  mas  yo  sé 
Si  sun  linas  ó  son  falsas. 

DOM  CI.KMFNTE. 

¿Habéis jugado  en  Madrid? 

DON  JULIÁN. 

Con  los  hombres  de  más  fama. 

DON  CLtMKNTE. 

Dan  aqui  unas  zambulliilas 
Excelentes. 

DON  JULIÁN. 

Extremadas; 
Para  librar  zambullidas 
Yo  sé  una  ÍJCiun  bizarra. 

DON  CLEMENTE. 

Decídmela. 

donjolia:(. 

No  jugar 
CoD  quien  las  juega. 

CARTILLA. 

No  es  mala, 

DON  CLEMENTE. 

Aquellas  las  tapias  son. 

DON  JULIÁN. 

Y  este  el  campo. 

DON  CLEMENTE. 

Y  alli  aguarda. 


Sale  JUAN. 

JUAN. 

Ríen  venido,  don  Clemente. 

DON  CLEMENTE. 

Ya  yo  vengo  á  la  campaña 
A  cumplir  mi  obligación. 

JOAN. 

Señor  don  Julián  de  Mata, 
¿Vos  contra  nu? 

DON  JULIÁN. 

Guando  sal¿o 
Llamado,  del  que  me  llama 
So)  amigii  solamente. 

DON  CLEMENTE. 

Pues  ea,  sacad  la  espada. 
Llamad  á  vuesiro  padrino, 
¿yueaguardais? 

Una  palabra. 
Yo  vengo  solo. 

DON  CLEMENTE. 

¿Por  qué? 

l'ui  á  buscar  un  camarada , 
Que  es  valiente,  de  mi  tierra, 

Y  me  han  contado  en  su  casa 
Que  ayer  larde  se  fué  á  Almagro 
Que  .\oen  esta  confianza 

Os  escribí  quetrujeseis 
Otro  con  vos;  pero  basta 
Que  riñamos  vos  y  yo, 
Vuesiro  padrino  se  vaya 
A  prevenir  confesor 

Y  saquemos  las  espadas; 

Y  á  quien  se  la  diere  Dios, 
Que  se  la  perdone  el  Papa. 

DON  JULIÁN. 

Decis  bien;  mas  yo  he  salido 
A  reñir  a  la  campaña, 

Y  á  un  hidalgo  de  mi  porte 
De  mi  obligación  y  fama, 

Le  toca  en  saliendo  al  campo 
neñir;  vuelva,  si  le  agrada 
A  buscar  otro  padrino, 

Y  á  mi  propio  padre  traiga, 
Oue  en  el  campo,  con  mi  padre 
Me  he  de  malar  á  eslocadas. 

JUAN. 

;  Vos  no  sois  mi  grande  amigo  ? 
lte^pLlllded. 

DON  JULIAS. 

Fnilo  en  la  M;incl:a, 

Y  este  es  olro  arzobispado. 

CARTILLA. 

(Al>.  Ahora  entra  mi  palarat.i.) 
^Oje  Ule?  traiga  otros  dos. 

Dos, ¿por  qué? 

CARTILLA. 

Vucé  los  traiga, 
One  del  Indo  de  mi  amo 
Nu  he  de  irme. 

DON  CLEMENTE. 

Uno  solo  büsla. 
Que  yo  haré  que  nos  deje. 

CARTILLA. 

No  hayas  miedo  que  tal  haga , 
Que  yo  he  ooiniílo  tu  pan 
Aunque  no  he  bebido  tu  agua , 

Y  de  ai|ui  no  he  de  apartarme 
Hasta  queá  su  lado  salga 

Un  valiente  motilón 

Con  quien  darme  de  las  astas. 

DON  CLEMENTE. 

/,  Dp  cuándo  acá  tú  valiente? 
¿Desde  ahora? 


U» 

CARTILLA. 

Hay  horas  menguadas. 

JUAN. 

Don  Clemente,  oid  por  Dios. 

DON  CLEMENTE. 

Idos,  no  esleis  importuno. 

Basta  ir  4  buscar  á  uno 
Sin  que  haya  de  buscar  dos, 
O  haréis  los  tres  que  me  alabo 
Que  estoy  solo. 

DON  CLEMENTE. 

Tú  le  has  <le  ir; 
Di,  ¿por  qué  quieres  reñir? 

CARTILLA. 

Yo  he  de  saber  á  qué  sabe. 
(Ap.  Este  hombre  no  reñirá, 

Y  yo  quedo  por  valiente.) 

JUAN. 

Voy  por  olro  amigo. 

DON  JULIÁN. 

Tente, 
Que  un  remedio  he  hallado  ya. 

CARTILLA. 

Si  me  loca  el  pundonor, 
.No  le  oigo. 

DON  CLEMENTE. 

Hablad. 

DON  JULIÁN. 

Ya  le  digo. 
¿Qué  es? 

DON  JDLIAN. 

Yo  soy  vuestro  amigo. 
Como  soy  del  Regidor. 

Antigua  es  nuestra  amistad. 

CARTILLA.  {Ap.) 

En  paz  los  quiere  meler. 

DON  JULIÁN. 

Él  no  sabe  á  quien  traer 
Por  padrino. 

DON  CLEMENTE. 

Asi  es  verdad. 

DON  JULIÁN. 

Pues  yo  me  pasoá  su  lado, 
Pur(pie  esto  se  empiece  ya, 

Y  a  vuesiro  lado  podrá 
lieñir... 

DON  CLEMENTE. 

¿Quién? 

DON  JULIÁN. 

Vuestro  criado; 
Para  oslo  le  dad  licencia ; 
Dos  á  düs,  los  cuatro  asi 
lirñiremos,  que  por  mi 
No  se  ha  deshecho  pendencia ; 
Poi(|iic  no  es  razón  ,  ni  quiero 
Ahora,  aunque  sea  razón 
Que  se  deje  esla  cuestión 
Por  no  hallar  su  compañero. 

{Pásese  al  ludo  del  Regidor.) 

DON  CLEMENTE. 

¿Vos  no  venisteis  conmigo? 

DON  JULIÁN. 

Haced  vos  cuenla  que  no. 

DON  CLEMENTE. 

i  Y  queréis  que  riña  yo 
Con  vos?  responded. 

DON  JULIÁN. 

No,  amigo. 

DON  CLEMENTE. 

¿Pues  cómo  os  vais  de  mi  lado 


COMEDIAS  ESCOCIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Hoy  que  á  reñir  os  provoca 
Ui  amor? 

Dor<  JULUn. 


CARTILLLA. 

Ko  te  loca,  hay  oíros  modos 
Para  bailar  suave  medio. 

DON  JUI UN. 

Vo  no  hallo  mejor  remedio 
Para  que  riñamos  lodos. 
CARTILLA. 

Enlremelido  malino. 
Respóndeme,  ¿de  qué  suerle 
Te  lias  mi'lido  porinelerle 
En  meterte  á  ser  padrino? 

DON  CLEMENTE. 

Yo  de  su  modo  civil 
Tomaré  venüanza  honrosa. 

DON  JULIÁN. 

Don  Clemente ,  ya  eso  es  cosa 
Que  no  la  han  hecho  dos  mil. 

DOS  CLEME.XTE. 

Razón  y  acero  serán 
Los  que  me  venguen  aquí. 
{Sacan  las  espadas.) 

CARTILLA. 

El  diablo  me  metió  á  mi 
En  llamar  á  dun  Julián. 

DON  JULIÁN. 

Sacad  la  espada. 

CARTILLA. 

;Hay  tal  loco! 
(Riñen  Canilla  y  don  Julián  ) 

DON  JULIÁN. 

El  lacayo  muestra  bríos. 

DON  CLEMENTE. 

¿Vos  qué  aguardáis? 

DON  JULIÁN. 

lleves  mios, 
(Saca  la  espada  y  tírale  don  ClemenU.) 
Matémonos  poco  á  poco ; 
¿Cómo  tiráis  eslocadas? 
uso  es  quererme  matar. 

DOX  CLEMENTE. 

¿Qué  he  de  hacer? 

JOAN. 


CARTILLA. 

Cerrada  conmigo  la  hace. 

JUAN. 

Tened,  ¿no  queréis  teneros? 

DON  CLEMENTE. 

¿Qué  hay» 

JOAN. 

Troquemos  compañeros ; 
Pasaos  acá. 

DON  JULIÁN. 

Que  me  place. 
(Truecan,  pasándose  don  Julián  á  re 

ñir  con  don  Clemente,  y  Cartilla  cu. 

el  Regidor.) 
Ea,  riñamos,  amigo, 
Que  JO  á  todo  me  acomodo. 

CARTILLA. 

Por  sólo  meterse  en  lodo, 
Se  meteá  reñir  contigo. 

DON  JULIÁN. 

Entrad  recto  y  con  valor. 

(Tlranse.) 

DON  CLEMENTE. 

Sois  diestro. 


DON  JULIÁN. 

Como  valiente. 

JUAN. 

.Val  por  mal  venga  el  sirviente. 

CARTILLA. 

Mal  por  mal  el  Regidor; 
Ea,  ese  brazo  tended. 

DON  JULIÁN. 

Partid  conmigo. 

DON  CLEMENTE. 

Ya  parto. 

DON  JULIÁN. 

Va  por  el  circulo  cuarto 
Ksta  estocada,  tened. 
(Dale  una  estocada  don  Clemente  d  don 
Juan.) 

DON  CLEMENTE. 

i.  En  qué  os  suspendéis  ? 

DON  JULIÁN. 

Sospecho 
Que  herido  agora  me  habéis 
Sin  saber  lo  que  os  hacéis. 

DON  CLEMENTE. 

¿Dónde  es  la  herida? 

DON  JULIÁN. 

En  el  pecho. 

DON  CLEMENTE. 

No  puede  ser. 

DON  JULIÁN. 

E.stoes  cierto. 
¿Sabéis  por  qué  me  habéis  dado? 

DON  CLEMENTE. 

Decid  ¿porqué? 

DON  JDLIAN. 

De  confiado; 
Mal  haya  el  partir  abierto; 
Pero  por  mas  que  destreza 
í-angre  y  valor  me  apasiona. 
(Riñen.) 

DON  CLEMENTE. 

Decis  bien. 

CARTILLA. 

Arda  Bayona. 

DON  CLEMENTE. 

¿Qué  es  eso? 

DON  JULIÁN. 

Otra  en  la  cabeza ; 

(Dale  en  la  cabcz-a.) 
Don  Clemente,  oid  por  Dios ; 
Kl  reñir  con  vos  aquí 
Yo  no  lo  hago  por  mi. 

DON  CLEMENTE. 

¿Pues  por  quién  lo  hacéis? 

DON  JULIÁN. 

Por  vos. 

DON  CLEMENTE. 

Yo  hago  á  los  cielos  testigos 
Que  conozco  lo  que  os  debo. 

DON  JULIÁN. 

Miren  aquí  lo  que  llevo 
Por  servir  á  mis  amigos; 
Hasta  vengarme  es  preciso 
Que  pelee  como  un  Cid. 

Sale  UN  SOLDADO. 

SOLDADO. 

Caballeros,  advertid 

Que  en  Atocha  han  dado  aviso 

A  un  alcalde  que  allí  estaba. 

CARTILLA.  I 

Pues  yo  me  voy  á  sagrado. 

SOLDADO. 

Y  á  un  ministro  muy  de  lado  i 


Escuché  que  le  contaba, 
Que  por  una  dama  era. 
Doña  Clara  de  Guzman, 

Y  tan  cerca  de  aqui  están 
Sus  ministros,  que  quisiera 
Templar  vuestra  indignación» 
Cercano  el  riesgo  mirad, 

Y  la  pendencia  dejad 
Para  mejor  ocasión. 

Pues  vuestra  fortuna  quiso 
Que  el  aviso  os  venga  á  dar. 

DON  CLEMENTE. 

Pues  p.nra  no  malograr 
La  indignación  y  el  aviso, 
En  otra  ocasión  espero 
Tomar  la  satisfacción. 

DON  JULIÁN, 

Y  yo  soy  desa  opinión. 

JOAN. 

Y  agora  llevaros  quiero. 
Pues  herido  estáis  por  mf , 
Donde  sin  riesgo  os  curéis; 
Vos  es  justo  que  aviséis 

A  esa  dama,  porque  asi 
Si-  libre. 

CARTILLA. 

Yo  voy  á  hacella 
Que  mude  todo  el  ajuar. 
Por  lo  qu3  puede  importar.      [Vase.) 

DON  JULIÁN. 

¿Es  por  ella? 

DON  CLEMENTE. 

No  es  por  ella; 
Pero  habrán  imaginado 
Que  ella  ha  dado  la  ocasión. 

DON  JULIÁN. 

Oid,  tened  compasión 

De  mis  sillas  y  mi  estrado ; 

Mirad,  yo  os  tengo  cariño; 

Cuando  vais  desaliado 

No  tiréis  tan  arriesgado. 

Que  os  puede  matar  un  niño.    (Vasc.) 

Salen   DOSa  CLARA,  MARICHISPA 
T  CARTILLA. 


DONA  CLARA. 

¿Cartilla?  ¿Marichisp: 


¿Qué  traes?  di. 

CARTILLA. 

Que  riñó. 

DOÑA  CLARA. 

¿Quién  ha  reñido? 

CARTILLA. 

No  es  nada,  don  Julián  es  el  herido, 
Y  no  saldrá  la  liesla  muy  de  balde. 
Que  en  busca  de  tu  casa  anda  un  alcal- 

DOÑA  CLARA.  L"^^- 

Y  agora  adonde  ha  ido? 

CARTILLA. 

A  la  otra  casa  donde  tú  has  vivido. 

DOÑA  CLARA. 

Pues  qué  he  de  hacer? 

CARTILLA. 

Yo  quiero  aconsejarle 
Que  mudemos  los  trastos  á  olra  parte. 

DOÑA  CLARA. 

¡Oh  mal  haya! 

CARTILLA. 

Señora,  no  te  indinfs: 
La  menguada  que  quiere  á  espadachi- 


DONA  CLARA. 

¿Pues  quién  ha  de  mudarnio? 

CARTILLA. 

No  10  a  Ti  11 
One  prevenidos  Iraigo  ganü|iunes  ; 
EiUre  tudo  ti  ganado. 

Sfl/ín  DOS  GAN.APA.NES. 

CA.NAPAX  1.° 


Descuelguen  los  países. 

UUXA  CLARA. 


GANAPÁN  2.° 

Ya  esiá  descolgado. 

DOÑA  CLARA. 

Doblen  presto  la  alfombra  y  el  estrado. 

CARTILLA. 

¿Qué  espacio  es  esle,  reyes? 

GANAPÁN  1." 

¿Quién  se  pára'i 

CARTILLA. 

Dale  .i  uno  la  redoma  de  la  cara. 
Sale  DON  CLE.\IE.NTE  con  ganapanls. 

DONCLF.ME\TE. 

Esta  es  la  casa,  lleguen,  buena  gente. 

UOVA  CLARA. 

«Quién  ha  entrado? 

DON  CLEMENTE. 

Yo  soy. 

DO.ÑA  CLARA. 

¿Es don  Clemente? 
{Ap.  ;  Ah  traidor!  por  ti  andamos  ..) 

DON  CLEMENTE. 

¿Qué  te  enfadas? 

DOÑA  CLARA. 

Yo  y  mis  alhajas  todas  arrastradas. 

HARICIUSPA. 

Qiic  nada  disimules  ; 

Knlren  dentro  á  cargar  con  los  baúles. 

DOÑA  CLARA. 

Pi  nía  vez  salgo  yo  desta  conpoja. 
Nunca  más  mancebito  de  la  hoja. 

CARTILLA. 

¿No  le  pones  el  manto? 

DOÑA  CLARA. 

;Ay  enemigo! 
(Pénese  el  mamo.) 
íQuién  me  ha  de  acompañar? 

Sale  DOÑA  BEATRIZ. 

DOÑA  BEATRIZ. 

Yo  voy  contigo. 
Cuelas  que  hacemos  amorosas  ligas, 
Hoy  enemigas  y  después  amigas. 

SfliíMAniCHISPA  con  la  plata,  ij  dá- 
tela á  Cartilla. 

«ARICBISPA. 

Aquí  vienen  la  laza  y  la  salvilla, 
Las  cucharas  y  platos. 

DOÑA  CLARA. 

Tú,  Cartilla, 


Puedes  llevarlo. 


AUnE  EL  OJO. 

CARTILLA. 

Yo  tengo  cuidado. 

DOÑA  CLARA. 

Dale  también  el  tenedor  quebrado. 

«ARlCniSPA. 

Yo  le  llevo  en  la  manga. 

DOÑA  CLARA. 

¡Oh  cruel! 

DO.ÑA  BEATRIZ. 

¡Olí  ingrato! 
Salen  los  GANAPANES  con  la  rtp.i. 

GANAPÁN  2° 

Oye  vusted,  ¿adonde  va  esle  halo? 

CARTILLA. 

Sígame  á  mi. 

GANAPÁN  1.° 

Los  cofres. 

GANAPÁN  3." 

Los  colchor.es. 

DOÑA  CLARA. 

Deaqui  adelante  todos  chapetones. 

GANAPÁN  i." 

Carga  esle  lio. 

(Cargan  el  estrado  y  los  países.) 

GANAPÁN  5." 

Arriba. 

DOÑA  BEATRIZ. 

Hora  menguada. 

IIARICHISPA. 

¿Tu  cama  de  madera  está  ya  armada? 

DOÑA  BEATRIZ. 
CARTILLA. 

Al  Carmen,  imagino. 

DOÑA  CLARA. 

Cielos,  no  más  con  hijos  de  vecino. 
[Vanse.) 

Salen  JUAN  y  DON  JULIÁN,  hu.icnJo. 

JOAN. 

Aqui  os  habéis  de  curar. 

DON  JULIÁN. 

No  sé  cómo  me  reporto. 
¿  llabeisme  agora  paseado 
Todo  el  lugar  en  conlorno, 
Y  halieisme  vuelto  a  traer 
A  esiacasa? 

JUAN. 

Por  vos  sólo 
Hiciera  yo  esta  fineza. 

DON  JULIÁN. 

¿Cuál  es? 

JUAN. 

Esperad  un  poco. 
¿Doña  Hipólita? 

Sale  DOÑA  HIP()L1TA. 

DOÑA  UIPÓLITA. 

¿Quién  llama? 

Yo  soy,  que  á  pedir  socorro 
Vengo  hoy  á  vuestra  piedad  , 
Conio  ajer  á  vuestros  ojos. 

DO.ÑA  HIPÓLITA. 

Qué  es  esto? 

Es  un  caballero 
Que  depuro  valeroso 
Él  pecho  tieoe  pasado, 


Y  trae  los  dos  cascos  rotos ; 
Suplicóos,  Señora  mia. 
Que  permitáis,  siu  enojo. 

Que  esté  un  hora  en  vuestra  casa, 
Paraqne  sin  alboroto 
Se  le  lome  aquí  la  sangre, 
Que  yo  por  mi  cuenta  lomo 
Que  él  os  quede  apasionado, 

Y  yo  agradecido  y  todo. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Caballero,  ayer  me  visteis , 

Y  ayer,  sin  saber  yo  cómo. 
Os  entrúsieis  en  mi  casa 
Con  tal  lenguaje  y  tal  modo 
Que  os  creyera  socarrón 

Si  vos  cubrierais  lo  tonto; 
Pues  veniros  á  mi  casa 
Con  carabanas  de  propio 
El  mismo  que  ayer  huísteis 
Como  sí  fuerais  el  otro, 
A  (|ue  yo  os  cure  un  herido, 
Es  el  mayor  desabogo 
Que  he  visto. 

DON  JULIÁN. 

Señora  mia. 
Desangrándome  estoy  lodo, 

Y  liara  una  herida  es 

lUal  bálsamo  un  circunloquio. 

JUAN. 

¿Pues  fué  por  vos  la  pendencia, 

Y  os  hacéis  de  rogar? 

DON  JULIÁN. 

¿Como? 
¿Por  esta  señora  fué? 
Hasta  salir  sano  y  lodo 
No  he  de  irme  de  acinesia  casa. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Advertid,  que  yo  me  corro 
Que  tal  se  diga  de  mi. 

JUAN. 

Yo  desafié  á  don  Piadoso, 
Decir  quiero  á  don  Clemenle. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Bien  decís,  que  eso  es  lo  |irop¡o 

JUAN. 

Y  este  caballero  fué 
Mi  padrino. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

¿Y saben  lodos 
Que  fué  por  mí? 

JUAN. 

No  lo  saben. 

DON  JULIÁN. 

Señores  ¿estamos  locos? 
Curadme,  (lue  me  desangro. 

Y  hablad  luego  como  un  lordo; 
Haced  que  traigan  un  huevo. 

No  traigo  blanca. 

DON  JULIÁN. 

Esto  es  otro; 
Tomad  esle  real  de  á  dos, 

Y  euviad  presto,  acabad. 

JUAN. 

Corro. 
¿No  basla  gastar  con  Clara 
Sin  gastar  con  yema  y  lodo?     (Vase.) 

GANAPÁN  1."  (Dentro.) 
Descarguen  aqui  la  ropa. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

¿Qué  ruido  es  este? 

GANAPÁN  2."  (Cfn/r«.) 
Aquí  pongo 
Aqueste  hato. 


COMKDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


CARTILLA.  {Üeiilro.) 
En  la  antesala 
P;icJeu  descargarlo  lodo. 

Sij/f  CARTILLA. 

DOSa  HIPÓLITA. 

¿Carlilla? 

CtRTILU. 

Señora  mía, 
Perdonadme  si  le  eslorbo, 
tiue  le  lioiio  deposliarla 
Uesle  ajuar,  porque  nosotros 
i'.on  un  don  Julián  pleiteamos, 

Y  el  salió  con  su  negocio, 

Y  siendo  tú  la  culpada 
Han  imaginado  todos 
Que  lo  lia  sido  doña  Clara  ; 
CoD  ella,  á  ponerse  en  cobro, 
Viene  otra  vecina  suya; 
Tú,  Señora,  sin  enojo 

Las  recibe,  pues  importa 
A  tu  fama  y  lu  decoro; 

Y  si  ven  que  eres  culpada 
Agora,  lia  de  ser  forzoso 
Que  tus  escritorios  anden 
Por  los  oíros  escritorios; 
Julián  esiá  mal  herido. 

D0.^  JIXIAN. 

Y  está  mal  curado  y  lodo ; 
Veuga  ese  vino  y  el  buevo. 

Sale  EL  REGIDOR  con  vino  >j  ; 
pialo. 


El  vino  y  huevo  esián  pronlos, 
Pero  no  "hallo  cirujano 
Para  curarle,  y  yo  sobro. 

CARTILLA. 

Yo  le  curaré  mejor 
Que  uiuguuo. 

Dox  JULIA:;. 

Me  conformo. 


(Balen  el  huevo,  sacan  paños.) 

DONA  HIPÓLITA. 

Aquí  Lay  paños. 

CARTILLA. 

Venga  el  opio. 
Que  yo  rociaré  la  herida. 
{Vate  la  clara  el  Regiilor.  ecfia  tina 

beii'licion  Cartilla,  y  hace  seuaí  que 

quile  la  mano,  y  bebe.) 


En  nombre 

De  Dios  lodopodcioso, 

Qutle  vusted  esa  mano. 

(Lebe  Cartilla,  y  estando  con  el  vino  en 
la  boca  para  rociar,  hace  nenas  que 
quite  la  mano,  y  bébese  el  vino.] 

JUAN. 

¿Se  lo  ha  bebido? 

CARTILLA. 

Era  un  sorbo. 

noN  JULIAS. 

Señor  mió,  acabe  presto. 

DOiXA  HIPÓLITA. 

¿Que  d  ce? 

JUAN. 

Yo  no  le  oigo. 


CARTILLA. 

¿Cómo  no  le  lian  trasquilado? 
(Vuelve  á  beber  y  hacer  señas  que  có- 
mo no  le  trasquilan.) 

DON  JULIÁN. 

I  ¿Se  lo  ba  bebido? 

CARTILLA. 

Era  poco 

JUAN. 

¿Mas  qué  ba  de  faltarnos  vino? 

CARTILLA. 

¿  Eso  qué  importa?  ir  por  otro. 

DON  JULIÁN. 

Cure  usted  sin  trasquilar. 

CARTILLA. 

Por  Marzo  fuera  más  propio. 
(Vuelve  á  beber  Cartilla.) 

DON  JULIÁN. 

^  Se  lo  bebió? 

CARTILLA. 

Si,  señor, 
Que  el  vino  es  muy  pernicioso 
Para  heridas,  y  con  él 
Les  crece  la  sangre  á  todos. 

DON  JOLIAN. 

Pues  póngame  uced  la  clara. 

CARTILLA. 

Dice  bien,  ya  se  la  pongo ; 
Venga  un  paño. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Aqui  esia  un  lienzo. 
(Pónete  la  clara  y  átale  un  lienzo  ) 

CARTILLA. 

Ya  le  alo. 

DOS  CLEMENTE.  (OfH/rO.) 

Enlren  poco  á  poco. 
No  quiebren  los  contadores. 

DON  JULIÁN. 

Tesoreros  quiebran  sólo. 

Sale  DON  CLEMENTE,  túrbele  Je  ver 
al  Regidor  y  á  don  Jjlian. 

DON  CLEMENTE. 

Doña  Hipólita,  yo  vengo... 
Señor  don  Julián,  vos  ¿cómo 
Dentro  deslacasa?  y  vos. 
Segunda  vez  á  mis  ojos, 
¿Cómo  os  atrevéis  i  entrar? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Esperad,  que  yo  respondo 

Por  los  dos ;  en  esta  casa 

No  hay  dueño  que  sea  mas  propio 

Que  don  Julián,  i  quien  yo 

Por  mi  dueño  reconozco. 

(Ap.  Asi  me  pienso  vengar.) 

DON  CLEMENTE. 

Cierra  el  labio  licencioso, 

Que  has  de  sermia,  aunque  agnra... 

Salen  al  paño  D05)A  CLARA,  DOÑA 
BE.^TRIZ  T  MARICIIISPA. 

DOÑA  CLARA. 

¡  Oup  vo  llegue  cuando  oigo 
Mi  desprecio  de  sus  labios  ! 

DOÑA  BEATRIZ. 

¡  Cielos!  ¿cómo  me  reporto? 

DON  CLEMENTE. 

Yo  no  quiero  á  doña  Clara. 

DOÑA  CLARA. 

¿Que  esto  escucho? 

DON  JULIÁN. 

Yo  tampoco. 


DON  CLEMENTE. 

Yo  á  doña  Beatriz  no  eslimo. 

DON  JULIÁN. 

I  Ni  yo  la  quiero. 

DOÑA  BEATRIZ. 

¡Que  esto  oigo! 

DON  CLEMENTE. 

La  presente  para  mi 
Es  la  que  amo. 

DON  JULIÁN. 

Ese  es  mi  tono. 


CARTILLA. 

Y  Clarilla 
Un  poco  falsa. 

DON  JULIÁN. 

Y  dos  pocos. 

DON  CLEMEríTi:. 

Hipólita  es... 

DOÑA  CLARA. 

Ya  yo  salgo. 

DON  JULIÁN. 

La  que  quiero... 

DOÑA  BEATRIZ. 

Yo  me  arrojo. 

DON  JDLIAN. 

Y  JO  la  quiero  también, 
(Descúbranse  doña  Clara  y  doña  Bea- 
triz.) 

DOÑA  CLARA. 

Pues  traidor... 

DOÑA  BEATRIZ. 

Pues  alevoso... 

DOÑA  CIARA. 

¿Tú  anoche  no  me  adorabas? 
Para  este  oscaí  mienlu  lomo. 
¿Doña  Hipólita? 

DOÑA  HIPÓLITA. 

¿Qué  quieres? 

DOÑA  CLARA. 

Que  me  oigas  le  pido  sólo. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Va  le  escucho. 

JUAN. 

Don  Julián, 
Hagamos  aqui  otro  corro. 

DON  JULIÁN. 

Cartilla,  amigo. 

CARTILLA. 

Ya  llego. 
(Hacen  dos  corros ,  las  mujeres  uno, 

los  hombres  otro.) 
Llégate  tú. 

DOÑA  CLARA. 

Oidme  todos. 
Ya  veis  que  lodos  los  hombres 
Son  falsos  y  mentirosos. 

DON  CLEMENTE. 

Ya  veis  que  toda  mujer 
Es  más  f.dsa  que  nosotros; 
Pues  escarmieulo,  y  dejarlas. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Pues  dejarlos. 

DON  JULIÁN. 

Eso  escojo. 

DOÑA  CLARA. 

Haced  camisas  de  tienda, 

Y  no  habíanos. 

DOÑA  BEATRIZ. 

Me  conforino. 


DON  CLEMENTE. 

Rezar,  porque  Dios  nos  libre 
Üe  mujeres  y  demonios. 

DO.>A  CLAHA. 

,  Ah  quién  estuviera  agora 
En  el  lealro  famoso 
Del  Principe ! 

DON  CLEMENTE. 

¡Quién  se  hallara 
En  el  coliseo  üei-oico 
De  la  Cruz! 

DOÑA  BEATRIZ. 

Di,  ¿qué  dijeras? 


DI,  ¿qué  dijeras? 

DOÑA  CLARA. 

A  lodos 

Las  dijera  desla  suerte, 

DC\  CLEMENTE. 

Y  yo  á  todos  (leste  modo  : 
Calan,  que  entras  por  un  lado 
Con  dama  de  mucho  toldo, 


ADRE  EL  OJO. 
Pensando  que  eres  querido, 

Y  el  otro  no,  A¡>ri>  el  ojo. 

DOÑA  CLARA. 

Mire  el  ojo,  la  que  tienes 
Mocito  Como  un  pimpollo. 
Que  son  todos  de  oropel 

V  parecen  todos  de  oro. 

DO.V  JULIÁN. 

Abre  el  ojo,  tuque  das 
Estrado,  y  advierte,  tonto, 
C'ue  lú  entras  por  el  estrado 

V  otro  por  el  escritorio. 

DOÑA  HIPÓLITA. 

Abre  el  ojo,  dama  honrada. 

REGIDOR. 

Tú,  que  gastas.  Abre  el  ojo, 
Que  pagas  á  una  criada 
Que  ha  de  servir  á  los  otros. 

HARICinSPA. 

Terceras  destas  señoras. 
Poned  vuestra  cara  en  cobro. 

DON  CLEMENTE. 

Y  pues  todas  son  traidoras... 


DONA  CLARA. 

Y  pues  salen  falsos  todos. 
Todas  á  una  voz... 

DON  CLEMENTE. 

Los  cuatro 
A  una  voz  y  a  un  mismo  tono. 

DOÑA  CLARA. 

Digamos... 

DON  CLEMENTE. 

Decir  podemos 
De  rabia... 

DOÑA  BEATRIZ. 

De  ira... 

DON  JULIÁN. 

De  enojo... 

TODAS. 

Abrir  el  ojo,  señoras. 

TODOS. 

Señores,  abrid  el  ojo. 

CARTILLA. 

Y  don  Francisco  de  Kojas, 
Postrado  ,i  esos  pies  heroicos 
Pide  elviior  y  el  perdón, 

1  Pues  nobles  sois,  sed  piadosos. 


DONDE  HAY  AGRAVIOS  \0  HAY  CELOS,  Y  AMO  CRIADO. 


DON  JIAN  DE  ALVAHA-  I 

DO. 
SANCHO,  su  criado.  \ 


PERSONAS. 

DON  LOPE  DE  ROJAS.      I  OOSa  INKS  DE  ROJAS.     1  nat'!'^'/:-/"  .'"'■;'!''":„ . 
lilílíNAliDO,  criado  suyo.     DÚSFEWXxyDO,  su  pudre.  |  ^'^^¿^  ''^'^  "^  ALVAIIA- 


JORNADA  PRIMERA. 


Salen  SANCHO  y  DON  JUAN,  de  ca- 
mino, con  bolas  y  espuelas. 

SANCHO. 

O  es  que  te  has  endemoniado, 
O  es  que  lo  que  haces  i;;iiüias ; 
En  la  corle  y  á  eslas  horas, 
iQixé  buscas  recién  lleiíadu? 
jUónde  tu  discurso  va? 
¿Qué  es  lo  que  internas  hacer? 

D0>  jua:». 
Calla ,  necio ;  esla  ha  de  ser 
La  trran  calle  de  Alcalá, 
Que  turbada  mariposa 
buscó  mi  llama  ó  mi  estrella. 

SANCHO. 

iQué  quieres  hacer  en  ella? 

DON  JUAN. 

Aquí  ba  de  vivir  mi  esposa. 

El  juicio  hemos  de  perder 
Si  liay  alguno  que  perdamos. 
¿  No  asamos  y  ya  pringamos  ? 
¿Al  primer  tapón  mujer? 
(¡ui'  e»lascansado  imagina; 
Mira  i|ue  las  doce  han  dado. 
¿Tan  ILinos  han  caminado 
ili  moilony  tu  froiilina? 
Volvernos,  por  Dios,  podremo.s 
A  diiiniir  á  la  posada 
Que  ya  dejamos  tomada. 

DON  JUAN. 

Entinto  que  no  Sabemos 
Cuál  de  3(|UPstas  casas  es 
(Sea  amor  ó  sea  desvelo) 
Adonde  se  oculta  el  cielo 
De  mi  hermosa  doña  Inés , 
Bien  puedes  tener  por  c¡erlo 
Que  no  habrá  descanso  igual. 

SANCHO. 

Acuérdale,  hombre  mortal. 
Que  hoy  hemos  pasado  el  Puerto, 

Y  por  el  bendito  Dios 
Que  te  acuerdes  de  por  si . 
Que  hay  desde  Burgos  aquí 
Muy  largas  cuarenta  y  dos; 

Y  no  seas  tan  reacio. 
Sobre  novio,  que  me  pesa. 
Que  tomes  hoy  tan  de  priesa  , 
Lo  que  ba  de  ser  tan  despacio. 

DON  JUAN. 


SANCHO. 

Hombre  que  se  ha  enamorado 
No  más  que  por  la  pintura , 
Porque  á  castigar  se  empiece 
Su  amorosa  desvergüenza , 
Ser  saca<la  i  la  vergüenza 


Del  desengaño  merece, 
üiine ,  Señor,  por  tu  vida , 
Engáñete  ó  no  el  primor, 
¿  Ha  de  pintarte  el  pintor 
Si  es  lu  mujer  presumida, 
.Si  es  necia  ó  es  recatada ; 
Adverlirále  Hel 
Muy  solicito  el  pincel 
Si  es  sucia  ó  desaliñada? 
¿Del  pincel  colegirás 
(Por  más  (|ue  avise  elegante), 
Si  tiene  dientes  delante. 
Si  guarda  corcova  airas  ? 
¿Adverlirále  el  retrato 
Con  curiosa  perfección 
Lo  que  hay  en  su  inclinación  , 
Lo(|ue  hailaiá<en  su  I  ralo? 
Pori|ne  esio  solo  ha  de  ser. 
Aunque  más  quieras  culpar, 
1,0  que  se  ha  de  examinar 
En  una  propia  mujer; 
l'iies  si  no  has  averiguado 
(De  tus  celos  enemigo). 
Nada  de  esto  que  te  ligo. 
¿Deque  te  has  enamorado? 

DON  JUAR. 

Ya  su  belleza  acredita 

Lo  que  en  ella  puede  haber. 

SANCHO. 

Oyes,  la  propia  mujer 

No  ha  de  ser  más  de  bonita  , 

Y  que  ha  de  tener,  sabrás , 
Si'inblanle  moilesto  y  casto, 

Y  hermosura  para  el  gasto 
De  su  marido  no  más. 

DON  JUAR. 

Amigo  Sancho,  no  sé, 
Dfjando  lo  discurrido, 
¿Cómo  le  habré  parecido 
Én  el  retrato  que  envié? 
Porque  de  mi  original 
No  vi  más  cierto  traslado. 

SANCHO. 

Yo  sí.  Señor. 

DON  JUAN. 

¿Qué  has  pensado 
SA.^cuo. 
Que  le  has  parecido  mal. 

DON  JOAN. 

I'ues  ¿no  me  dirás  porqué-? 
¿La  copia  ,  di ,  no  es  igual 
Con  mi  propio  original? 
Pues  di,  ¿por  qué? 

SANCHO. 
Yo  lo  sé. 

DON  JUAN. 

Acsba  ya ,  mentecato ; 
Dime  la  causa  en  rigor. 

SANCHO. 

¿  Quiéreslo  saber  mejor? 

DON  JUAN. 


SANCHO. 

No  está  acá  tu  retrato. 

DON  JUAN. 

De  tu  necedad  me  rio, 
¿Mi  retrato  note  di? 
¿Y  no  hiciste  el  pliego? 

SANCHO. 

Si. 

DON  JUAN. 

,, Pues  cuál  enviaste? 

SANCHO. 

El  mió. 

DON  JUAN. 

Vive  Dios,  borracho,  loco. 
Que  á  ser  lo  que  dices  cierto. 
Pienso  que  te  hubiera  muerto. 

SaXCUO. 

Señor,  vete  poco  á  poco. 

DON  JUAN. 

Dime,  ¿cómo  ha  sido? 

SANCHO. 

Espera, 

Y  yo  te  lo  contaré. 

DON  JUAN. 

Acaba  ,  di,  ¿cómo  fué? 

SANCHO. 

¿Cómo  fué?  de  esla  manera  : 

Ya  te  acordarás  ,  Señor, 

((,)ue  yo  harto  estoy  de  acordarme) 

[)ue  en  Flándes  dio  en  retraturuie 

Por  fuerr.a  cieno  pintor; 

Pues  por  exlraña  y  ajena 

Pintó  mi  cara  endiablada. 

Que  es  mejor  para  pintada 

La  mala  que  nota  buena. 

Y  después  de  aquella  basaña 
Que  España  observa  Iriunfanle, 
Que  nos  dió  el  señor  Inl'anle 
Dos  licencias  para  España. 

DON  JUAN. 

En  fin ,  que  á  Burgos  llegamos. 
Patria  en  que  los  dos  nacimos , 
Donde  apenas  conocimos 
Los  mismos  que  antes  tratamos. 

SANCHO. 

Que  de  tu  desdicha  incierto. 
Siendo  tu  esperanra  rana , 
Menos  hallaste  á  tu  hermana 

Y  á  tu  hermano  hallaste  muerto; 
Sin  que  te  avise  cruel 

Pena  que  tu  honor  profana  , 
Ni  quién  se  llevó  á  tu  hermana. 
Ni  quién  le  dió  muerte  á  él. 

No  acuerdes  tan  inhumana 

Pena  sin  darme  sosiego. 

¡Ay,  mi  hermano!  ¡ay,  mi  don  Diego! 

jAy,  mal  nacida  doña  Ana ! 

Mas  si  no  sé  mi  enemigo, 

i  Por  qué  comuDico  al  labio 


Sin  mi  venganza  mi  agravio? 
Prosigue,  Sancho. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

SANCHO. 

Ea,  pues.  Señor,  acaba 


Prosigo. 
También  sabes ,  que  después 
Por  carias  de  cumplimiento 
Trataste  tu  casamiento 
Eu  Madrid  con  doña  Inés; 

Y  que  seri  dama  fio 

De  honor,  prudencia  y  recalo; 
Que  ella  le  envió  su  retrato. 

DON  JBAN. 

Y  que  yo  le  he  enviado  el  mió. 

SANCHO. 

Eso  es  fuerza  que  prosiga. 

DO.N  JUAN. 

No  dices  cosa  que  importe. 

SANCHO. 

Ya  hemos  llegado  .i  la  corle 

Y  es  fuerza  que  te  lo  diga. 
Pues  ahora  el  retrato  llegó; 
Ya  sabes,  si  te  acordaste, 
Oue  la  noche  que  le  enviaste 
Me  hiciste  cerrar  el  pliego, 

Y  fué  porque... 

DON  ;dan. 
Sancho, acaba; 
Que  todo  es  verdad  te  digo, 
Porque  me  llamó  un  amigo 
Al  tiempo  que  le  cerraba. 

SANCB0. 

Pues  dióme  gana,  Señor, 
De  mirar  en  este  rato 
Tu  retrato  y  mi  retrato 
Por  ver  cuál  era  niejor ; 

Y  viendo  en  los  dos  pinceles 
La  propiedad  y  el  primor, 

A  entrambos  con  mucho  amor 
Los  envolví  en  dos  papeles. 
Pues  envueltos... 

DON  JUAN. 

Dilo. 

SANCHO. 

Espera ; 
Los  troqué  tan  torpe  y  ciego, 
Que  el  mió  puse  en  lu  pliego 

Y  el  tuyo  en  mi  faltriquera. 

DON  JUAN. 

Yo  te  escucho  y  no  lo  creo. 

SANCHO. 

¿Pues  eso  á  mi  qué  me  inquieta» 

DON  JUAN. 

¿Y  lo  echaste  en  la  estafeta? 

SANCHO. 

No,  Señor,  en  el  correo. 

DON  JUAN. 

¿Qué  dirá  mi  Inés,  repara. 
Con  tu  cara? 

SANCHO. 

No  te  asombres; 
nirá  que  todos  los  hombres 
No  han  de  tener  buena  cara. 


¿Y  qué  dirá  de  lu  talle 
Y  de  tu  presencia,  di? 

SANCI.O. 

Si  Dios  me  la  ha  dado  asi, 
¿Tengo  de  echarla  en  la  calle? 

DON  JUAN. 

¿Pero  qué  iniporla  el  engaño. 
Ni  qué  puede  haber  que  importe, 
Si  habiendo  entrado  en  la  corte 
Está  cerca  el  desengaño? 


De  cumplir  con  tu  pensión. 

DON  JUAN. 

Estas  presumo  que  son 
Las  monjas  de  Calalrava, 
Vno  sé  cómo  sabremos 
Cual  de  aquestas  casas  es 
La  casado  doña  Inés. 

SANCHO. 

Por  su  padre  preguntemos; 
Tu  prudencia  comedida 
Asi  lo  intente  saber, 
yue  no  es  segura  mujer 
La  mujer  que  es  conocida. 

DON  JUAN. 

El  se  llama  don  Fernando 
üe  Rojas. 

SANCHO. 

Quiero  llegar. 

DON  JUAN. 

¿V  á  quiéulo  has  de  preguntar? 

SANCHO. 

l'n  hombre  se  va  acercando. 
Sale  BERNARDO. 


Sobre  tener  gran  recelo, 
.\o  tengo  poco  cuidado 
Que  mi  amo  salga  tan  tarde 

V  que  entrase  tan  temprano  ; 
Las  doce  y  mas  de  la  noche 
Son  ya ,  y  estando  cerrados 
Los  postigos  de  la  calle , 

Más  dudo,  y  menos  alcanzo; 
Amante  ciego  de  Inés, 
De  la  belleza  milagro, 
Féni.^  de  amor,  mi  Señor, 
Vive  y  muere  de  sus  rayos  ; 
Pero  siendo  Inés  su  prima, 

Y  su  lio  don  Fernando, 

Los  que  entraren  en  sospechas 
Son  discursos  temerarios , 
Pero  aquí  le  he  de  esperar 
En  tanto  que  el  sol  dorado 
Al  alba  que  los  avisa 
Manda  recoger  sus  astros. 

DONJUÁN. 

Ea,  pregúntalo,  acaba. 

BERNABDO. 

Aqui  he  de  esperar. 

SANCHO. 

Hidalgo: 
¿Dónde  posa  un  caballero 
Que  se  llama  don  Fernando 
Üe  Rojas?  Si  es  vuesasled 
Curial  en  aqueste  barrio. 

BERNARDO. 

Vive  en  esta  propia  casa. 

SANCHO. 

Dígame  usted  en  qué  cuarto. 

BERNARDO. 

En  toda  la  casa  vive. 

SANCHO. 

Guárdele  el  cielo  mil  años. 
Cuatro  ó  cinco  más  ó  menos. 
Señor,  ja  hemos  encontrado 
Tu  mujer;  mas  siendo  propia 
Fuera  no  hallarla  milagro. 

DON  JUAN. 

Va  lo  escuché. 

BERNARDO.  (.4p.) 

Vive  Dios , 
Que  pienso  que  lo  he  errado 
En  haber  dicho  la  casa; 


DE  ROJAS. 
Que  estando  dentro  mi  amo, 
Para  esperarle  y  salir. 
No  ha  de  ser  poco  embarazo. 

SANCHO. 

Ea,  manos  á  la  boda. 
Ea,  ¿no  llamas? 

SANCHO. 

Ya  llamo. 

BERNARDO. 

¿Oye  vuested,  caballero? 

SANCHO. 

¿Caballero?  mas  abajo 

Tengo  mi  alcuña ,  ¿qué  quiere? 

bernaudo. 
Que  hay  enfermos  en  el  barrio, 

Y  es  tarde,  y  mañana  bay  dia. 

SANCHO. 

Los  dos  que  ve  se  han  criado 

En  la  Noruega  ;  y  asi . 

Por  la  noche  negociamos.  ' 

BERNARDO. 

¿Tanta  prisa  traen  los  dos? 

SANCHO. 

Nunca  traemos  espacio. 

BER.IARDO. 

Diga,  ¿por  qué? 

SANCHO.  I 

Porque  quieren 
Muy  apriesa  los  soldados.  ' 

BERNARDO. 

No  lo  entiendo. 

SANCHO. 

Dios  me  entiende. 

BERNARDO. 

¿Has  cenado? 

SANCHO. 

Sí  be  cenado; 
Mas  tú ,  y  tu  padre,  y  tu  abuelo, 

V  lu  alma,  sou  los  borrachos. 

HERNARDO. 

To,  lo,  to,  valiente  me  es. 

DONJUÁN. 

¿Ahora  la  tiendes,  Sancho? 

SANCHO. 

Yo  la  doblaré  después. 

BERNARDO. 

¿Oye? 

SANCHO. 

Bien  oigo. 

BERNARDO. 

Aqui,  al  lado 
De  los  padres  Recoletos , 
Pues  quiere  reñir,  le  aguardo. 

SANCHO. 

Picaro,  yo  nunca  riño. 
Siendo  Sancho  y  siendo  el  Dravo, 
Al  lado  de  Recnlelos, 
Sino  al  lado  de  los  diablos. 

BERNARDO. 

(.4p.  Asi  lo  pienso  sacar 
De  la  calle.)  Va  me  canso 
De  sus  cosas ,  y  otra  vez 
Digo,  que  espero  en  el  Prado.  (Yase.) 

SANCHO. 

Más  se  cansará  vuested 

Si  me  espera;  por  san  Pablo 

Que  le  he  de  malar. 

DON  JUAN. 

Aguarda, 
Escúchame,  Sancho. 

SANCHO.  ' 

Aguardo. 


DO.NDE  H\Y  AGIÍAVIOS  NO  HAY  CEI.OS,  Y  AMO  CUIAÜO. 


DON JUAX. 

I  Enlremos  á  ver  á  Inés , 
I  V  al  instante  que  saldamos 
i  Le  irás  a  buscar. 

SAUCHO. 

Itifn  dices. 
I  ¿Hade  esta  casa?  En  lo  alto 
I  Han  abierto  un  postiRUillo. 

DON  lOAN. 

Si  responden... 

SANCBO. 

No  está  claro. 

Baja  DON  LOPE  por  un  balcón  al 
tablado. 

DON  JUAM. 

l'n  hombre ,  viven  los  cielos, 
O  la  vi>la  me  ha  en^.iñaJo, 
Desciende  por  un  balcón. 

SAXCBO. 

La  grande  llaneza  alabo. 

DON  LOPE. 

¿Quién  es  quien  está  en  la  calle? 
¿.\o  es  Bernardo'; 

DON  JUAN. 

NoesDernardo. 
Diija ,  ¿quién  es? 

DON  tOPE. 

No  es  posible. 
{Ap.  Aqui  hay  gran  riesgo  si  aguardo, 

Y  si  me  voy,  doy  indicios 
De  cobarde  ó  de  villano; 
Este  es  el  medio  mejor 
Sino  dejan  libre  el  paso; 
Asi  lo  intento  cobrar.) 

(i'aca  la  espada.) 

DON  JOAN. 

Hay  ?:ilor  y  tengo  manos. 

DON  LOPE.  (.4p.) 

La  05CU1  idad  de  la  noche 

Y  lo  importante  del  caso, 

Y  ver  que  al  ruido  que  hacemos 
Ha  de  salir  don  Femando, 

iWñtn.) 
Me  da  ocasión  de  volver 
Al  riesgo  de  honor  los  pasos ; 
Ya  yo  he  cobrado  la  calle, 

Y  puesto  que  la  he  cobrado 

Y  que  no  soy  conocido, 
Pordamay  honor  volvamos.    (Yase.) 

DON  JUAN. 

Si  00 me  dices  quién  eres, 
I  Kobas  de  pasar. 

SANCHO. 

¡Oiga  el  diablo! 
(Mi  amo  riñe  conmigo? 

DONJUÁN. 

Dígame,  ¿quién  es? 

SANCHO. 

Soy  Sancho. 

DON  JUAN. 

i  Qué  dices? 

SANCHO. 

Lo  que  te  digo  ; 
Si  no  hablas  recio,  te  malo. 

DONJUÁN. 

¿Luego  se  fué? 

SANCHO. 

¿No  lo  ves? 

DON  JUAN. 

¿El  que  bajó? 

SANCHO. 

,  ¿  No  esiá  claro 


Que  dará  mejor  carrera 
Quien  supo  dar  lan  buen  salto? 

DO.N  JUAN. 

Sigámosle. 

SANCHO. 

¿Tienes  postas? 

DON  JUAN. 

;Que  se  fuese! 

SANCHO. 

Verbiim  caro 
Faclum  est.  \  Y  (|ué  de  cosas 
Eu  un  instante  han  pasado ! 

DON  JUAN. 

No  creas  que  era  cobarde 
El  que  bajó. 

SANCHO. 

¿Pues  yo  cuando 
Pienso  que  nadie  es  gallina? 
Todos  para  mi  son  gallos. 

DON  JUAN. 

Si  has  visto  lo  que  nos  pasa , 
¿Qué  te  parece  que  hagamos? 

SANCHO. 

Lo  que  á  ti  le  pareciere. 

DON  JUAN. 

Discurramos. 

SANCHO. 

Discurramos, 
Que  ya  amanece,  y  tendremos 
Los  eutendioiienlos  claros. 

DON  JUAN. 

¡Ser  yo  caballero  pobre, 

Y  apenas  haber  liegailo 

De  Flaudes ,  donde  á  mi  rey 
Serví  más  de  catorce  años , 
Cuando  con  su  propia  hija 
Meenvia  á  rogar  don  Fernando  ; 
Ella  en  Madrid  y  yo  en  Burgos  ; 
Ella  hermosa  y  yo  rogado  ; 
Ella  muy  rica  y  yo  pobre; 

Y  que  me  buscasen! 

SANCHO. 

Malo; 
Aristóteles  contigo 
Discurrió  como  muchacho. 

DON  JUAN. 

¡Venir  á  Madrid  comento, 

Y  apenas  haber  llegado, 
Cuando  un  criado  á  estas  puertas 
(Que  debió  de  ser  criado 

Del  que  estaba  dentro),  intenta 
Que  de  la  calle  salgamos , 

Y  para  sacarnos  finge 
Que  nosdesaüaha! 


Malo. 

DONJUÁN. 

¡Ser  ya  las  dos  de  la  noche, 
Estar  los  cuartos  cerrados , 
Ser  casa  en  que  viven  solos 
Doña  Inés  y  don  Fernando, 
Desde  el  balcón  principal 
Bajar  un  hombre  arrojado. 
Sacar  la  espada  valiente 

Y  acuchillarnos  á  entrambos , 

Y  por  no  ser  conocido 
Irse  tan  apriesa ! 

SANCHO. 

Malo. 

DON  JUAN. 

¡Casarme  yo  con  Inés, 
Siendo  los  indicios  claros ! 

SANCHO. 

Peor. 

DONJUÁN. 

¿Pues  que  hemos  de  hace 


Discurramos. 

DON  JUAN. 

Discurramos. 
Ahora  bien ,  yo  tengo  un  medio 
Extremado. 

SANCHO. 

Y'a  le  aguardo. 

DONJUÁN. 

Y  es  averiguar  yo  mismo 
Mis  celos  y  mis"  agravios. 
Bien  puede  ser  que  este  hombre 
No  entre  por  Inés,  y  en  tanto 
Que  averiguo  con  la  vista 
Lo  que  tan  ciego  idolatro, 
Tu  has  de  hacer  por  mi  una  cosa 
Que  importa. 

SANCHO. 

Vamos  al  caso. 


Es  verdad. 

DON  JUAN. 

¿Y  hay  en  la  corte 
Quien  te  conozca? 

SANCHO. 

No  hallo. 
Con  ser  tordo  de  tu  higuera 
Quien  pueda  llamarme  Sancho. 

DONJUÁN. 

Pues  desde  hoy  te  has  de  fingir 

Mi  amo  y  yo  tu  criado; 

Yo  tu  nombre  he  de  llamarme, 

Y  tú  el  mió,  con  que  allano 
Ser  espia  de  mi  honor 

En  este  contrario  campo ; 
Fingete  don  Juan  ahora 
Con  doña  Inés,  porque  entrando 
Tú  en  mi  nombre  y  yo  en  el  tuyo 
En  su  casa  disfrazados  , 
Ladrón  de  casa,  procuro 
Averiguar  este  encanto. 

SANCHO. 

Señor,  ¿y  tá  me  conocen 

Y  me  dan  quinientos  palos  , 
Si  no  es  que  me  den  dos  mil 
Por  novio  de  contrabando? 

DON  JUAN. 

Estando  jo  allí  no  hay  riesgo. 

SANCHO. 

Y  dime ,  Señor,  ¿si  acaso 
Me  cobrase  doña  Inés 
Afición ,  y  entrase  el  diablo 

Y  me  teníase,  que  yo 
Soy  mortal  y  luí  soldado 
En  Flandes? 

DON  JUAN. 

¿Cómo  es  posible 
Con  ese  talle ,  menguado? 

SANCHO. 

Porque  siempre  las  mujeres 
Quieren  lo  peor. 

DON  JUAN. 

Pues  Sancho, 
Esto  ha  de  ser. 

SANCHO. 

En  efeto, 
¿Estás  ya  determinado? 

DONJUÁN. 

Sin  remedio. 

SANCHO. 

¿No  hay  remedio? 
Pues  ahora  bien ;  yo  náe  armo 


¿Si  le  vendrán  mis  veslidos? 

SANCHO. 

Si ,  seor  (Ion  Juan ,  porque  j  cuándo 
A  un  pobre  no  le  lia  venido 
Cualquier  vestido  piulado? 
DOH  JUAM. 

Desde  hoy  Sancho  he  de  llamarnic. 

SANCHO. 

Y  yo  don  Juan  de  Alvarado. 
¿Eslás  resuello? 

ío^  ju*:«. 
Si  esloy. 
Sancho,  vamos. 

SANCHO. 

Don  Juan,  \at)ius 

D0:\  JUAN. 

¿Sabrás  fingir? 

SANCHO. 

Como  dama. 

DON  JUAN. 

¿Si  te  turbas? 

SANCHO. 

Soy  bellaco.  j 

DONJUÁN. 

Asi  sabré  quien  me  injuria. 

SANCHO.  ! 

Asi  estaré  regalado.  | 

DON  JUAN. 

Hoy  veré  a  mi  Inés  hermosa. 

SANCHO. 

Yo  pienso  engordará  palos. 

DONJUÁN. 

Pero  si  Inés  no  es  quien  es... 

SANCHO. 
Mas  si  caen  en  el  engaño... 

DON  JOAN. 

Tomaré  venganza  en  todos. 

SANCHO. 

Muera  Sancho  y  muera  harto. 

DON  JOAN. 

Ea,don  Juan,  á  vestiros. 

SANCHO. 

Ea ,  Sancho,  á  desnudaros. 

DONJUÁN. 

Cien  empiezas. 

SANCHO. 

Si ,  Señor, 
Que  soy,  por  ser  lu  criado. 
Tu  criado  Prricon , 
Que  me  haces  de  lodos  palos. 
( Vanse.) 

Sale  BEATRIZm;)  manto  t  DÜ.Sa  I.MÍS 


BEATRIZ. 

En  fin  ,  tú  me  has  despedido. 

DOÑA  l.NÉS. 

Beatriz,  no  repliques  más. 

BEATRIZ. 

Injusto  pago  me  das 
Del  tiempo  que  le  be  servido. 
¿Con  lanía  ira  y  rigor 
Premias  mi  anligua  lealtad? 

DOÑA  INÉS. 

Antes  que  mi  voluntad 
Tiene  su  lugar  mi  honor. 

BEATRIZ. 

Sólo  te  pido  que  acabes , 


ESCOGIDAS  DE  OO.N  KRA.NCISCO 
Puesto  queme  has  despedido, 
De  decir,  en  qué  he  ofendido 
Tu  decoro. 

DOÑA  INÉS. 

Tu  lo  sabes. 

BEATRIZ. 

Mi  ánima  sea  maldita 

Y  por  Dios  excomulgada 
Por  toda  mi  santiguada 

Y  por  esta  cruz  bendita. 
Señora,  que  yo  no  sé 

Por  qué  te  bayas  enojado. 

DOÑA  INÉS. 

Pues  si  no  me  he  declarado. 
Escucha  y  te  lo  diré. 

BEATRIZ. 

üilo,  pues  que  sin  razón 
Me  riñes  á  troche  moche. 

DOÑA  INÉS. 

Pues  dime ,  Boalriz ,  ¿  anoche 
A  qué  abriste  mi  bulcon 
A  más  de  las  diez? 

BEATRIZ. 

Hepara 
Que  en  eso  no  hay  que  culpar, 
Porque  puse  á  serenar 
El  agua  para  la  cara. 

DOÑA  INÉS. 

¿No  hablaste  al  abrir? 

BEATRIZ. 

No  hablaba. 
{Ap.  Ella  ha  de  cogerme  aquí.) 

DOÑA  INÉS. 

Mientes,  Beatriz,  yo  teoi. 

BEATRIZ. 

Es  verdad  ,  pero  rezaba. 

DOÑA  INÉS. 

Pues  dime,  ¿por  que  razón , 
Cuando  en  la  ventana  estabas , 
Ya  que  rezabas,  rezabas 
Tan  recio? 

BEATRIZ. 

Es  más  devoción. 

DOÑA  INÉS. 

¡Oh,  qué  bien  sabes  tener 
La  respuesta  prevei.ida ! 

Y  di ,  ¿á  qué  estabas  vestida 
Antes  del  amanecer? 

Y  si  acaso  sueño  fué 

Y  vestida  te  dormiste, 

¿  Cómo  no  me  respondiste 
Al  tiempo  que  te  llamé? 
¿Cómo  habiendo  alborotado 
l.a  casa,  no  respondías? 
Dirásme  que  no  me  oias. 

BEATRIZ. 

Tengo  el  sueño  muy  pesado. 

[Ap.  Yo  he  de  escaparme,  por  Dios. 

DO.ÑA  INÉS. 

;.  Üornjias  desla  manera 
Cuando  echaste  un  hombre  fuera 
Por  el  balcón  á  las  dos? 

BEATRIZ. 

¿Yo  eché  un  hombre  fuera? 

DOÑA  INÉS. 

Si. 
Tú,  Beatriz ,  en  conclusión , 
Fuiste  quien  abrió  el  balcón. 

BEATRIZ. 

¿Quién  lo  dice? 

DOÑA  INÉS. 
Yo  lo  Ti. 
BEATRIZ. 

Pues  si  lo  viste ,  Señora , 


DE  ROJAS. 

Y  estás  en  eso  tan  cierta , 
Tu  primo... 

DOÑA  INÉS. 

No  me  le  nombres. 

BEATRIZ. 

Don  Lope. 

DOÑA  INÉS. 

Irritarme  intentas, 

BEATRIZ. 

Anoche,  á  primera  noche. 
Hallando  la  puerta  abierta  , 
Se  acogió  acá ,  poriiue  dijo 
Que  llovía,  en  la  escalera 
Dijo  que  hablarte  quería, 

Y  entrando  con  tania  pritsa , 
Apenas  empezó  á  darme 

El  habito  de  tercera 

Y  apenas  yo  le  tomaba 
Para  ser  criada  buena  , 
Cuando  el  viejo  de  lu  padre 
Por  esa  cuadra  atraviesa; 
Yo  (|ue  lo  sentí ,  ¿qué  hago? 
Porque  á  tu  primo  no  sienta 
Al  baiiaslo  de  un  balcón 

Le  zampucé  con  presteza; 
Cerré  el  balcón  por  de  dentro, 

Y  al  dejarle  por  defuera. 
Todos  sus  deseos  puse 

Al  sereno  como  velas  ; 
Pero  como  soy  tan  pia 
Que  soy  parieiila  de  Eneas, 

Y  esto  de  hacer  bien  a  todos 
Lo  tengo  desde  pequeña , 
Apenas  sen  ti  que  estabas 
Sosegada  ,  aunque  despierta  , 

Y  apenas  vi  que  lu  padre 
No  escupió  una  vez  siquiera 
Ni  dijo  esta  tos  es  mía , 
Con  ser  la  tos  su  perpetua , 
Cuando  abriéndole  el  balcón 
Le  saqué  porque  se  fuera , 
Tan  quedito,  (jue  pensó 

Que  Íbamos  pisando  yemas; 
Pero  como  el  buen  don  Lope 
Miró  la  casa  tan  quieta. 
Dio  en  decir  erre  que  erre  , 
Cuando  yo  fuera  que  fuera ; 

Y  yéndose  á  lu  aposento 
O  por  amor  ó  por  lema. 
Oliendo  hacia  donde  estabas, 
Por(|ue  es  amante  demuestra, 
Te  alborotó,  y  diste  en  esto 
Voces  tales  ,  como  buenas; 

Él  á  esie  tiempo  asustado, 
Como  silbado  poeta. 
Recelando  que  tu  padre 
O  le  conozca  ó  le  vea, 
Antes  (|ue  bai^a  de  las  suyas 
Dispuso  hacer  de  las  nuestras  ; 
Volvióse  al  señor  balcón , 
Y,  en  efecto,  por  la  reja 
Salló  á  la  calle,  en  la  cual 
Hubo  no  sé  qué  pendencia. 
Este  ,  Señora  ,  es  el  caso 
Para  que  mejor  lo  sepas , 
Contado  al  pié  de  la  boca. 
Ya  que  no  al  pié  de  la  letra; 

Y  supuesto  que  lu  padre 
No  lo  sintió,  no  consientas 
Dar  un  castigo  tan  grande 
A  una  culpa  tan  pequeña. 
Asi  lu  novio  don  Juan, 
Que  por  instantes  esperas, 
iN'otu  marido,  Señora, 
Sino  lu  amante  parezca; 
Asi  le  goces  tu... 

DOÑA  INÉS. 

Calla, 
Si  no  quieres  (|ne  sangrienta , 
I  Antes  que  á  don  Juan  pronuncie 


CONDE  HAY  AGDAVIOS  NO  HAY  CELOS,  Y  AMO  CKIADO. 


Te  despedace  la  lengua. 
iYo  casarme  con  don  Juan? 
No  lo  perniilan  adversas 
Con  violencias  mi  forluna 
Ni  con  inaujos  mi  estrella ; 
Anles  el  mar  de  mis  ojos 
Rompa  cuando  airadocreica 
El  margen  de  las  mejillas, 
Que  son  sus  blancas  riberas. 

V  á  ti ,  porque  has  irritado, 
O  desconocida  6  necia, 
Con  lu  ruego  mi  piedad , 
Mi  obligación  con  tu  queja  , 
Pues  con  don  Lope  traidora. 
Pues  con  don  Juan  balagüeña, 
Más  que  me  obligas  me  iniías, 
Me  enojas  mas  que  me  empeñas , 
Porque  á  don  Juan  me  nombraste... 

Sa/e  DON  FERNANDO. 

DOS  FERNASDO. 

I  Inés,  i  que  voces  son  estas? 
I  ¿Qaébasido? 

DO-iA  ISÉS. 

No  sé,  Señor. 

D0.NFER>AND0. 

Beatriz,  ¿por  qué  estás  cubierta? 

I  BEATRIZ. 

i  Señor,  estoy  despedida. 

1  DOS  FERXASDO. 

1 1 Por  qué? 

BEATRIZ. 

Decirlo  quisiera; 
Mas  aunque  lo  intento  hacer 
No  me  deja  la  vergüenza. 

DO.N  FERNANOO. 

iQaéeselcaso? 

BEATRIZ. 

Mi  Señora, 
Qoeba  dado  en  aquesta  tema. 

DON  FERNANDO. 

jQué  es? 

BEATRIZ. 

En  que  no  ha  de  casarse 
Con  don  Juan,  aunque  tú  quieras; 

Y  porque  la  dije  ahora 
Sólo  que  te  obedeciera... 

DOS  FERSASDO. 

«Qué  hizo? 

BEATRIZ. 

Me  despidió 

DOS  FERSASDO. 

«Esafuéla  causa? 

BEATRIZ. 

Esta. 

DOS  FERNANDO. 

Qnltale  el  manto,  Beatriz. 

Ob,  vivas  mis  que  una  suegra. 

Cuando  es  rica  y  tiene  yerno 

Que  desea  que  se  muera.  (Vasc.) 

DOS  FERSASDO. 

I  Ahora  me  llego  a  hablarla, 
i  Inés? 

DO.ÑA  ISÉS. 

Señor,  ¿qué  me  ordenas? 

DOS  FERNANDO. 

¿No  dirás  qué  novedad 
Ha  irritado  tu  obediencia? 
i.  De  qué  tan  triste  estos  días , 
U  de  airada  ó  de  suspensa 
Le  trasladas  á  los  ojos 
Las  pasiones  de  la  lengua  ? 
¿  No  es  don  Juan  gran  caballero '.' 
¿Por  qué  oeciamente  niegas 


A  mi  cuidado  este  amor, 
A  mi  fe  esta  diligencia? 
¿No  quieres  á  don  Juan? 

DOÑA  ISÉS. 


Hompió  el  recato  la  nema. 
No  me  he  de  casar  con  él ; 

Y  porque  la  causa  sepas, 
Repara  en  este  retrato 

Si  es  justa  mi  inobediencia. 

(Dale  iiu  retrato ,  y  míralo.) 

DOS  FERNANDO. 

¿Qué  tiene? 

DOÑA  INÉS. 

Que  no  es  posible. 
Aunque  tú  me  lo  encarezcas. 
Que  sea  hombre  principal 
Un  hombre  de  esta  manera. 
¿  Esta  es  cara  de  hombre  noble  ? 
¿  Puede  tener  sangre  buena 
Quien  tiene  este  talle?  ¿Este  arte, 
Es  arte  de  hombre  de  prendas? 

DON  FERNANDO. 

Pues  di ,  ¿quién  ha  conocido 
Por  el  rostro  la  nobleza? 
¿Dice  el  talle  calidades? 
Las  obras  son  las  que  enseñan 
La  buena  sangre ;  el  valor 
Es  la  más  hermosa  muestra. 

DONA  INÉS. 

Si, pero  la  buena  sangre. 
Aunque  se  ocnlle  en  las  venas , 
Puede  hacer  que  las  facciones 
Participen  de  su  influencia. 
Rien  asi  como  el  cristal 
Que  es  la  sangre  de  la  tierra , 
Que  cuanto  más  puro  y  limpio 
En  sus  entrañas  se  hospeda  , 
Tanto  más  la  tierra  misma , 
Que  es  mas  noble  la  demuestra. 

DOS  FERSASDO. 

No  sofistica  procures 
Convencer  con  experiencias 
Verdades  que  en  su  valor 
Seguras  experimentan. 
Tú  has  de  casarte  con  él 
Aunque... 

DOSA  INÉS. 

Suspende  la  lengua. 
Porque  mi  albedrio  es  mió, 

Y  no  es  justicia  que  quieras 
Sujetarme  ,  por  ser  padre , 

Lo  que  aun  Dios  no  me  sujeta. 

DOS  FERNANDO. 

Advierte,  Inés,  que  don  Juan, 
Aunque  es  pobre ,  ahora  espera 
Heredar  de  un  lio  anciano 
Dos  mil  ducados  de  renta. 

DOÑA  INÉS. 

Antes  si  tiene  don  Juan 
Parte  por  donde  le  quiera 
Es  por  ser  pobre,  que  amor 
No  se  paga  con  riquezas; 
Si  yo  hubiera  de  elegir 
Uno  en  dos  hombres  ,  y  fuera 
Uno  rico  y  otro  pobre, 

Y  fueran  de  iguales  prendas, 
Porque  me  quisiera  más 

Al  que  es  más  pobre  eligiera. 

DON  FERNANDO. 

Mira,  Inés, yo  no  te  pido 
Que  te  cases. 

DOÑA  ISÉS. 

¿Pue.s(|ué  intentas? 

DON  FERNANDO. 

Que  veas  sólo  á  don  Juan , 


Pornue  puede  ser  que  sea 
Mucho  mejor  la  persona 
Que  la  pintura. 

DONA  INÉS. 

No  creas 
Que  falten  á  la  malicia 
Las  antiguas  experiencias; 
Porque  el  más  recto  pincel 
Es  el  que  más  lisonjea , 
Que  como  ya  el  interés 
Lisonja  y  pinturas  premia , 
Se  han  hecho  de  un  mismo  modo 
Los  pinceles  y  las  lenguas ; 
Pero  por  obedecerte, 

V  porque  no  te  parezca 

Que  es  mi  desden  por  impulso 
Ni  mi  enojo  por  estrella, 
Yo  esforzaré  mi  deseo 
A  quererle  cuanto  pueda  ; 
Venga  don  Juan  á  mis  ojos. 
Que  porque  bien  me  parezca, 
A  mis  motivos  presumo 
Reconvenir  con  violencias; 

Y  porque  quiero  también. 
Que  aborreciéndole  veas 
Que  por  su  amor  contra  el  mió 
flaga  la  mayor  fineza. 

Síiíe  DOÑA  ANA. 
¿Pero  quién  se  ha  entrado  aqui? 


Si. 


DONA  , 


DOS  FERNANDO. 

Vete  afuera. 

DOÑA  INÉS. 

Ya  te  obedezco.  {Vasc.) 

DOS  FERNANDO. 

¿Quién  sois» 

DOÑA  ANA. 

Una  infelice,  que  espera 
Vuestro  amparo. 

DON  FERt<AND0. 

Descubrios. 


Aunque  mi  propia  vergüenza 
Me  aconseja  que  me  oculte. 
Mi  honor  también  me  aconseja 
Que  os  hable  más  mi  semblante 
De  lo  que  os  dirá  mi  pena. 

{Descúbrese.) 

DOS  FERNANDO. 

¿Qué  es  vuestro  mal? 

DOSA  ASA. 

Un  agravio 

DOS  FERNANDO. 

¿Quiéu  le  ha  causado? 

DOÑA  ASA. 

Mi  estrella. 

DOS  FERNANDO. 

¿Y  después? 

DOÑA  ANA. 

Un  hombre  aleve. 

DON  FERNANDO. 

Y  puesto  que  yole  sepa, 
¿Lo  puedo  yo  remediar? 


ANA. 


A  eso  vengo. 


DOS  FERNANDO. 

¿Di,  qué  intentas? 


ISi 


DOXA  AX*. 

ü)'e  mi  mal. 

D0>  FERNANDO. 

¥6  le  espero. 

DO.>A  ANA. 

Pues  óyeme  alenlo. 

DON  fer:ianoo. 
Empieza. 
DOÑA  ana. 
Es  mi  nombre  doña  Ana  de  Alvarado, 
Burgos  mi  patria:  Uüríjos,  que  lia  iii- 
[tenladu 
Con  sus  agujas  y  sus  torres  bellas 
Competir  con  la  luz  de  las  estrellas; 
Nací  de  sangre  noble  y  valeros.i. 
Tan  infeliz  como  si  fuera  herniosa; 
Crióme  con  recato  j  con  cuidado 
Mi  padre,  don  Alonso  de  Alvarado. 

DON  FERXANDO. 

Parad  ahora,  que  el  dolor  mitigo: 
El  que  nombráis  fué  mi  mayor  amigo, 

Y  obligaciones  grandes  oscontieso. 

DOÑA  ANA. 

A  ampararme  de  vos  vengo  por  eso 
(Jue  en  vos  tiene  fundada  mi  esperan- 
O  la  satisfacción  ó  la  venganza.       [za 
Vivt  tan  sin  amor,  tan  sin  cariño, 
Que  no  temí  las  Declias  del  Dios  niño, 
Pues  me  bailó,  cuando  quiso  darme 
[enojos, 
iMuy  atento  el  sentido  de  los  ojos; 
Mas  no  bay  quien  á  sus  iras  se  resista 
(Jue  no  venga  á  quedar  con  meaos 
[vista: 
En  fin,  rayó  el  amor  con  más  violen- 

Obró  más,  donde  bailó  más  resisten- 
[cia. 
Vi  una  tarde  en  el  campo  un  forastero, 
Habló  amante,  creile  lisonjero, 
Creile;  mas  loaba  mi  hermosura, 
Que  la  lisonja  tiene  esa  ventura. 
Déjele,  despidióse,  fuese  luego, 
Inquielóseme  todo  mi  sosiego, 

Y  aunque  estaban  entonces  divertidos 
Llamé  á  junta  potencias  y  sentidos, 

Y  porque  amor  ganase  la  victoria 
La  voluntad  dispuso  á  la  memoria: 
Obró  el  discurso  torpe  y  poco  atento, 
l.a  memoria  engañó  al  entendimiento: 
Los  ojos,  si  no  ciegos,  suspendidos 
Se  dejaron  guiar  de  los  oidos. 

Dile  entrada  en  mi  casa  con  recato. 
Ardió  el  amor,  que  le  atizaba  el  trato; 
Salimos  á  un  jardín,  él  me  rogaba. 
Yo  lloré,  sin  saber  por  qué  lloraba; 
Consolóme,  admití  grata  el  consuelo, 

Y  el  temor  le  guardé  para  el  recelo: 
Con  pasiones  procuro  convencerle ; 
Dijo  más,  tuve  gana  de  creerle, 

Y  como  fuentes,  árboles  y  flores 
Apadrinan  mejor  al  Dios  de  amores, 
Como  la  noche  estaba  tan  oscura. 
Cuanto  después  lo  ha  estado  mi  ven- 

[lura. 
Dándome  una  palabra  Incierta  y  vana 
Que  el  deseo  creyó  de  buena  gana. 
Sin  rienda  la   pasión,  que  mi  amor 
[llama. 
Ya  sin  temor  la  nave  de  mi  fama. 
Sin  nmvü  este  cielo  de  mis  ojos  , 
Va  sin  fuerza  este  ardor  de  mis  enojos, 
Me  aparté  de  una  fuente  pura  y  tria, 
Que  por  vecina  murmurar  podía. 
Y,  al  fin,  S(  ñor  (;oh  si  para  tal  mengua 
La  voz  se  dc-lizara  de  la  lengua!) 
Y,  al  ün ,  Señor  (;oh  si  por  más  enojos 
Se  saliera  mi  ofensa  por  los  ojos!); 
Mas  si  digo  que  dijo  que  me  amaba, 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DO.N  FKANCISCO 
Que  amena  soledad  nos  convidaba. 


Que  porque  mi  desdicha  me  convenza 
Le  dio  sombra  la  noche  á  mi  ver- 
[^üenza. 
Que  las  flores  mediab.in  mi  cuidado, 
¿Qué  te  cuento,  si  ya  te  la  he  contado? 
I'uese  por  una  suerte  desdichada 
En  que  fué  mi  fortuna  interesada. 
Supo  mi  padre  tan  preciso  agravio, 

V  el  corazón  se  le  negaba  al  labio: 
Knterneció  los  montes  y  los  vientos, 
Murióse  de  llorar  dos  sentimientos ; 
V,  en  fin,  oculta  de  él,  con  tantos da- 

[ños, 
Viendo  que  se  pasaban  cuatro  años 
En  que  por  mitigar  tantos  enojos 
llegaba  mi  esperanza  con  mis  ojos , 
Viendo  mi  honor  perdido,  [dido, 

V  juzgando  que  aquel  que  me  ha  ofen- 
En  Madrid  disimula  su  cuidado,     [do, 
Vine  á  Madrid,  adonde  no  le  he  halla- 
l'orquede  su  traición  he  prevenido 
Que   ungiéndome  el  nombre  me  ha 

[mentido; 
Pero  aunque  mi  discurso  intentó  sabio 
No  verte,  por  callarte  aqueste  agravio, 
Hallo  por  mejor  medio 
Buscar  en  tus  consejos  el  remedio; 

V  así,  si  la  amistad  del  padre  mió. 

Si  mi  delirio  acaso  ó  desvario  [no, 
Te  obligan  como  noble  y  como  ancía- 
lloy  me  rindo  al  amparo  de  tu  mano, 

V  en  tu  casa ,  por  ver  mi  fama  hon- 

[rada, 
Ampara  una  mujer  tan  desdichada. 
No  ande  mi  deshonor  tan  peregrino, 
Porque  ganes... 

Sale  BEATRIZ. 

BEATRIZ. 

Don  Lope  tu  sobrino, 
Todo  el  color  turbado, 
Üe  algún  riesgo  su  aliento  embaraza- 
Quiere  hablarte.  [do, 

DON  FERNANDO. 

Di  que  entre :  vos,  señora, 

(Vase  Beatriz.) 
Con  mi  hija  estaréis  oculta  ahora. 
Que  yo  os  prometo,  como  caballero. 
Mirar  por  vuestro  honor. 

DOÑA  ANA. 

Asi  lo  espero. 

DON  FERNANDO. 

El  mismo  honor  de  vuestro  padre  es 

DOÑA  ANA.  [mió. 

Pues  hoy  mi  honor  de  vuestra  sangre 

DON  FERNANDO.  [ÜO. 

En  mi  fe  no  pongáis  vano  recelo. 
Entrad  presto. 


DOÑA  ANA. 

Ya  voy. 


Sale  DON  LOPE  con 


(Vase.) 
i  papel. 

DON  LOPE. 

Guárdeos  el  cielo. 

DON  FERNANDO. 

¿Qué  es  esto,  amigo  don  Lope? 
¿nue  turbaciones  han  sido 
las  que  atentamente  cuerdo 
En  vuestro  rostro  averiguo  ? 

DON  LOPE. 

¿Mi  sangre  es  vuestra? 

DON  FERNANDO. 

Si,  Lopo. 

DON  LOPE. 

¿No  somos  los  dos  amigos? 


DON  FERNANDO. 

Y  ese  es  para  entre  los  dos 
El  parentesco  más  lino. 

DON  LOPE. 

¿Me  aconsejaréis? 

DON  FERNANDO. 

Los  viejos 
No  tenemos  otro  oficio. 

DON  LOPE. 

¿Estamos  solos? 

DON  FERNANDO. 

Si  estamos; 
Ea,  declaraos,  sobrino, 

DON  LOPE. 

Pues  oíd  este  papel. 

DON  FERNANDO. 

Empezadle. 

DON  LOPE. 

Ya  le  digo. 
(,Lee).  í  Amigo  don  Lope:  el  herma- 
uno  de  el  caballero  quedisteis  muerte 
»en  esta  ciudad,  ha  partido  hoy  a  esa 
•villa:  yo  no  sé  lo  que  en  ella  imei::e, 
•  sólo  sé,  que  á  mí  me  toca  dar  este 
«aviso,  ;  á  vos  el  cuidado  de  tan  gr;in- 
»de  enemigo.  Guárdeos  el  cieiu,— 
»Üürgos.» 

DON  LOPE. 

¿Habéis  oído  el  papel? 

DON  FERNANDO. 

Sí,  don  Lope,  ya  le  he  oido. 

DON  LOPE. 

¿Es  grande  el  empeño? 

DON  FERNANDO. 

Si; 
Pero  decidme,  sobrino , 
¿Fué  justa  la  muerte? 

DON  LOPE. 

No. 

DON  FERNANDO. 

¿A  quién  matasteis?  Decidlo. 

DON  LOPE. 

Di  la  muerte  sin  querer, 
Al  mayor  amigo  mió. 

DON  FERNANDO. 

¿Cómo  fué? 

DON  LOPE. 

Para  el  remedio 
Quiero  decir  el  delito: 
i'or  celebrar  de  Isabel 
El  fruto  esperado  opimo. 
Primero  bolón  del  árbol 
Del  gran  monarca  Philipo, 
Burgos,  esa  gran  ciudad 
Cuyos  altos  edificios 
A  vencer  al  sol  jigante 
Compiten  consigo  mismos. 
Dispuso  toros  y  fiestas 
Al  popular  regocijo. 
En  su  plaza,  que  en  España 
Es  antiquísimo  circo; 

Y  un  caballero  que  en  ella 
Era  el  mejor  ó  el  más  visto. 
Muy  galán  sin  presunción. 
Discreto  sin  artificio. 

Muy  airoso  siu  cuidado , 
Sin  ser  prolijo  muy  limpio; 
Y,  sobre  todo,  sin  ser 
Lisonjero,  el  más  bien  quisto. 
Me  envió  á  llamar  á  esta  cónc, 
Porque  con  mi  lado  quiso 
Dar  novedad  á  su  patria, 

Y  á  su  atención  un  amigo. 
Obedecile,  y  apenas 

El  aparato  festivo 


UONDE 
icl  t-imijollü  Baltasar, 
Jisfrai  vistoso  corrimos, 
L'.uando  después  que  valiente, 
Lleváiidünie  por  padrino, 
A  la  cerviz,  df  seis  fieras 
Kijü  pi-Miichis  do  pino. 
S.illiiKMios  :i  pasear 
Pur  el  liiurgen  cristalino 
De  Arluiiiuii,  a  cujo  espejo 
Kl  sol  se  mira  ^a^ciso; 

Y  eiilre  las  mucbas  bellezas, 
tlue  al  prado  ajado  y  uiarcliito 
Le  hei  iiiosearon  más  fragante, 
Ü  le  hicieron  más  llorido, 

VI  una  belleza  embozada, 
Cuj'us  ojos  fueron  vistos. 
Para  el  yerro  de  mi  amor 
líos  imanes  atractivos; 

Y  excusando  el  relerirte, 
.for  uo  usado  ó  por  prolijo, 
,Las  anliijuas  novedades 

yue  usa  Amor  en  los  prnicipios, 
Digo,  (|ue  3  su  casa  fui, 
Ue.-pues  de  algunos  avisos, 
Que  me  tuvieron  de  costa 
hsperanzas  y  suspiros. 
Lle"ue  y  vi  en  ella  una  dama 
Tan  bella  (UKis  SI  es  preciso 
yue  á  lili  lioiiur  dudoso  busque 
Las  veredas  y  caminos, 
No  embaracemos  mi  labio 

Y  tu  atención  al  decirlos), 
üue  si  de  amor  los  efectos 
Con  los  del  honor  unimos. 
Se  equivocarán  de  suerte 
Gloria  y  dolor  respectivos, 
yue  ni  unos  serán  de  pena, 
Ni  otros  servirán  de  alivio. 
Dentro  en  su  casa  una  noche. 
Yo  V  el  dueíio,  que  fué  mió, 
Coii  ruegos  muy  de  la  pena. 
Con  voces  muy  del  oido, 
Nos  decíamos  amores 

No  hibladüS  y  ya  entendidos, 
Cuündo  alborotó  mi  amor, 
yue,  en  afecto,  Amor  es  niño , 
ün  nolpe,  que  de  una  puerta 
Uoiii|.io  bisagras  y  quicios. 
Hato  mi  dama  una  luz, 
Eutró  un  hombre:  yo,  atrevido, 
boy  la  defensa  á  la  espada 

Y  la  indignación  al  lilo. 

A  escuras,  pues,  me  buscaba 

Y  a  escuras  le  solicito. 
Cuando  á  mis  pies  desangrado, 
Por  mi  suerte  o  su  destino, 
Cae  mortal,  y  tan  mortal 

Le  Ungió  la  idea  herido 

tjue  aun  no  le  costó  la  muerte 

La  propiedad  de  un  suspiro. 

Saca  la  luz  asustada 

Mi  dama,  el  suceso  miro, 

Y  hallo  que  el  que  estaba  muerto, 
(Aquí  la  memoria  allijo) 

Kra  (¡qué  grave  dolor!) 

Kra  aquel  amigo  mío 

Por  quien  fui  a  burgos,  aquel 

Fernando,  que  he  referido, 

Que,  como  de  mis  deseos. 

Fué  dueño  de  mi  albedrio; 

Slaspreguntarasme  ahora, 

¿Cómo  siendo  tan  amigos, 

(•ómo  paseando  juntos. 

Ambos  á  dos  no  supimos 

Ni  él,  que  yo  amaba  á  su  hermai  a 

NI  yo  el  amor  que  conquisto? 

Y  era  el  caso,  que  esta  dama, 
Por  enojos  muy  antiguos. 
Apartada  de  su  padre 

Con  recato  y  con  retiro. 
En  casa  de  una  parienta, 
Viéndose  tan  sola ,  quiso 


HAY  AGRAVIOS  NO  HAY  CELOS,  V  AMO 
Aventurar  con  su  fama 
La  lealtad  de  dos  amigos. 
La  muerte,  ya  la  escuchaste: 
Mi  amor,  ya  le  has  entendido. 
Fuiíne,  sin  entender  nadie 
Ser  dueño  de  este  delito, 
I'orque  también  á  mi  dama 
'tablé  con  nombre  fingido. 
Dejé  olvidado  este  amor, 

Y  llegando  á  lo  preciso. 
Sabe  que  el  menor  hermano 
De  este  caballero  mismo , 
Habrá  tres  meses  y  más, 
Que  á  Burgos  de  Flándes  vino, 

Y  aunque  no  sabe  quién  es 
Su  ofensor,  he  presumido 
Que  á  Madrid  viene  á  buscarme 
Por  sospecha  ó  por  indicio; 

Y  aunque  á  mi  no  me  conoce. 
Puesto  que  nunca  me  ha  visto, 
Al  consejo  de  esas  canas 
Prudente  y  osado  aspiro : 
Que  viene  á  Madrid,  es  cierto; 
Que  ha  de  buscarme,  imagino; 
Huir  de  él  es  cobardía; 
Querer  matarle,  es  delito; 
No  esperarle,  es  gran  desdoro; 
Solicitarle,  es  delirio; 

Y  asi...  á  la  puerta  han  llamado. 


CRIADO. 


1S3 


DON  FERNANDO. 


es? 


Sale  BEATRK. 


BEATRIZ. 

Albricias  te  pido: 
El  novio  de  ti  esperado 
Más  galán  que  diez  Narcisos, 
.Más  hueco  que  un  guardaiufante. 
En  este  instante  ha  venido. 

DON    FERNANDO. 

Pues  á  Inés  llama,  Beatriz, 
Y  abre  de  paso  el  postigo 
De  esa  antesala,  y  harás 
Que  esté  todo  prevenido. 

BEATRIZ. 

Voy  al  punto.  (Va 

DON  LOPE. 

¿Qué  es  aquesto? 
¿Habéis  casado,  decidlo, 
A  doña  Inés? 

DON  FERNANDO. 

Sí,  don  Lope, 

DON  LOPE. 

¿Cómo,  siendo  deudo  mío, 
-No  me  avisastes? 

DON  FERNANDO. 

Porque 
Fué  no  avisaros  preciso. 

DON  LOPE. 

¿Quién  es? 

DON  FERNANDO. 

Luego  lo  veréis. 

DON  LOPE.  {Ap.) 

¡Qué  desdicha! 

DON  FERNANDO.  (.4/).) 

¡Mortal  vivo! 

DON  LOPE.  (A¡)  ) 

¿Yo  sin  Inés? 

DON  FERNANDO.  {Ap.) 

Vive  Dios, 
Que  don  Juan  es  su  enemigo 

DON  LOPE.  [Ap.) 

Pero  yo  lo  evitaré. 

DON  FERNANDO. (Ap  ) 

Mas  remediarlo  imagino. 


Sale  DONA  INÉS  por  una  puerta,  i 
BEATRIZ;  ?/  porotra  SANCHO,  DON 
JUAN  V  BERNARDO,  y  Saucho  ves- 
tido de  galán  con  joyas. 

BEATRIZ. 

¿Ea,  no  llegas.  Señora? 

DON   JUAN. 

Ea,  no  llegues  tan  tibio. 

DO.ÑA  INÉS. 

Vas  á  la  muerte. 

SANCHO. 

Allá  voy. 

DOÑA  INÉS. 

Muerta  vengo. 

DON  LOPE. 

Estoy  perdido. 

DON  FERNANDO. 

!•  I  llega. 

DOÑA  INÉS. 

Bien  satisfece 
Su  talle  a  lo  imaginado. 

DON  FERNANDO. 

Seáis,  don  Juan,  bien  llegado 
A  esta  casa. 

SANCHO. 

Que  me  place. 

DON  FERNANDO. 

Mucho  de  veros  me  alegro. 

SANCHO. 

Desgraciado  vengo  á  ser: 

Antes  de  ver  mi  mujer 

Me  han  pegado  con  mi  suegro. 

DON  JUAN.  (Ap.) 
No  dirás  cosa  que  importe. 

SANCHO. 

(Ap.  Yo  lo  he  de  echar  á  perder.) 
Decid,  ¿no  podremos  ver 
Un  poco  de  la  consorte? 

DON  FERNANDO. 

Es  obligación  forzosa. 

DON  JUAN. 

En  lo  que  dices  repara. 

DOÑA  INÉS. 

¡Qué  talle!  ¡qué  mala  cara! 

DON  FERNANDO. 

Esta  es,  don  Juan,  vuestra  es()Osa. 

SANCHO. 

A  vuestra  luz  peregrina 
Fallezca  el  alma  envidiosa. 
Que  antes  os  juzgaba  hermosa, 

Y  ahora  os  hallo  divina; 
Sois  de  notable  hermosora, 

Y  sois,  en  fin  (fuera  miedos). 
Mas  de  aquestos  cuatro  dedos 
Mejor  que  vuestra  pintura. 
Dais  quince  á  cuantas  beldades 
Intenlau... 

DON  JUAN. 

Necedad  fué. 

SANCHO. 

Señora ,  en  estando  en  pié 
Diré  dos  mil  necedades. 

DON  FERNANDO. 

Sillas,  jhüla! 

BERNARDO. 

El  ha  empezado 
Con  lindo  estilo,  en  efeto.  {Siéntase.) 

DOÑA  INÉS. 

I  Por  sólo  oiros  discreto 
Procuro  veros  sentado. 


V<i 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  Dü.\  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


D0:«  LOPE.  (Ap.) 
Do.  rabia  y  de  enojo  muero : 
¿Hay  hombre  más  desdichado? 

DON  FERNANDO,  (.-tp.) 

El  lal  don  Juan  de  Alvarado 
Parece  gran  majadero. 

DO.VA  l.\ÉS. 

Decid,  ¿cómo  habéis  venido? 

SANCHO. 

Como  quien  os  viene  á  ver, 
Bueno ;  mas  quiero  salier, 
¿Qué  tal  os  be  pareciilo? 

DO.ÑA  INÉS. 

(\p.  ¡Que  eslo  prcRunte  don  Juan') 
Vuestro  mismo  talle  abona 
Que  no  habrá  en  Madrid  persona 
tjue  os  compita  en  ser  galán; 
Porque  vuestro  talle,  creo. 
Que  es  el  más  raro  que  vi. 

SANCHO. 

Todos  lo  dicen  asi, 

Y  JO  también  me  lo  creo. 

DON  LOPE. 

Pues  saber  también  espero, 
Pues  lo  más  preciso  es, 
¿Qué  os  parece  doña  Inés? 

SANCHO. 

¿Quién  es  este  caballero? 

DOÑA  INÉS. 

Es  mi  primo  á  quien  estimo, 

Y  que  es  mi  sangre  atended. 

SANCHO. 

Conózcame  vuesarced 

l'ur  SU  hermano  y  menor  primo. 

DON  FERNANDO, 

Eslo  es  lo  más  importante, 
Y'  ánn  no  lo  habéis  respondido: 
¿Inés,  qué  os  ba  parecido? 
Decídmelo. 

SANCHO. 

Lo  bastante. 
(Rlense.) 
¿Rien?  ¡Qué!  ¿fué  necedad? 

DOÑA  INÉS. 

Yo  he  de  perder  el  sentido. 

SANCHO. 

Por  mi  vida,  ¿qué?  ¿qué  ha  siJu 
Disparate  la  verdad'.' 

DON   LOPE. 

fna  ignorancia,  en  rigor. 

De  un  novio,  no  hay  que  admirarse. 

SANCHO. 

Primo,  para  mi  el  casarse 

Es  la  neced:id  mayor; 

Que  es  muerte  el  casarse  infiero; 

Y  asi  debéis  de  advertir 
Que  se  va  un  novio  i  morir, 
Pues  que  le  lloran  primero. 

(Llégase  Bernardo  á  don  Juan.) 

BERNARDO. 

Por  una  sospecha  incierta 
Que  saber  mi  enojo  intenta, 
iii  él  ó  su  amo  llamó 
Esta  noche  a  aquesta  puerta, 
Poiíjuele  he  desaliado, 

Y  quiero  que  sepa,  que 
Cuerpo  á  cuerpo  le  diré 

Lo  que  allá  verá  en  el  Prado. 

DON  JOAN.  (Ap.) 
El  criado  es,  vive  Oio.s, 
Que  anoche  en  la  calle  estaba, 

Y  el  que  á  su  amo  esperaba 
■ )  llegamos  los  dos. 


BERNARDO.  {Ap.) 

Y  para  tan  grande  empeño, 
Que  be  de  castigarle  digo. 

DON   JUAN. 

II¡(lalj;o.  no  habla  conmigo. 
{Ap.  Esle  es  sin  duda  su  dueño.) 

BERNARDO.  {Ap.) 

La  V07,  el  aire  y  el  talle 
Todo  junto  me  engañó. 

DON  JUAN.  {Ap.) 

Y  el  que  á  deshora  bajó 
Desde  el  balcón  á  la  calle. 

BER.NARDO.  {Ap.) 

¿De  qué  sirve  hacer  extremos, 
Pues  lo  niega? 

DON  JUAN.  {Ap.) 
¡Hay  tal  dolor! 
;IIay  más  infelice  amor! 
Sospechas,  averigüemos. 

DON  FERNANDO. 

Decid. 

SANCHO. 

Saber  he  querido, 
Supuesto  que  va  he  llegado. 
Si  es  la  novia  de  contado 

Y  el  dote  de  prometido. 

DON  FERNANDO. 

Vos  habéis  hecho  un  reparo 
Que  parece  desvario; 
Estoes  presto. 

SANCHO. 

Señor  mió. 
Cuanto  más  yerno  más  claro. 

DON  LOPE. 

Como  habéis  sido  soldado. 
Os  preciáis  de  desparcido. 

SANCHO. 

N'o  tengo  más  que  haber  sido 
Que  ser  don  Juan  de  Alvarado. 

DON  LOPE. 

{Ap.  Don  Juan  de  Alvarado  dijo, 
Ü  el  oido  me  engañó; 

Y  pues  de  Burgos  llegó. 
Que  es  el  hermano  colijo 

De  doij  Diego,  aquesto  es  cierto, 
A  quien  yo  la  muerte  di.) 
¿Vos  no  sois  de  Burgos? 

SANCHO. 

Si. 

DON  LOPE. 

¿Tenéis  otro  hermano? 

SANCHO. 

Es  muerto, 
Que  le  dieron  muerte  liera. 
Mas  no  por  valor,  por  suerte. 

DON  LOPE. 

Y  sabéis  quién  le  dio  muerte? 

DON  JOAM. 

Si  mi  dueño  lo  supiera. 
Sangriento  en  airados  lazos, 
Porque  su  ofensa  vengara, 
;iDel  pecho  no  le  arrancara 
El  corazón  á  pedazos? 

Y  cuándo  á  su  muerte  aspira, 
¿Tuviera en  otra  balanza 
Vida  para  su  venganza 

Ni  objeto  para  su  ira? 
Porijue  si  de  ser  cruel 
Se  redujera  templado. 
Yo, que  nací  su  criado. 
Le  diera  muerte  por  él 

DON  LOPE. 

¿Y  á  vos  quién  os  mete  aqni 
En  hablar  ni  responder? 


SANCHO. 

Téngole  dado  poder 
Para  enojarse  por  mi. 

DON  LOPE. 

,.De  haberme  asi  replicado, 
Decid,  cuál  la  causa  fué? 

DON   JUAN. 

Perdonad,  que  me  llevé 
Del  afecto  de  criado. 

DON  FER.VANDO. 

De  ordinario  afecto  pasa 
Enojo  tan  desigual. 

DON  JOAN. 

Soy  criado. 

DON  FERNANDO. 

Y  muy  leal. 

SANCHO. 

Sancho  se  ha  criado  en  casa , 
Como  á  hermano  le  he  tenido, 
Y  que  es  bizarro  advertís. 

DOÑA  INÉS. 

Señor  don  Juan... 

SANCHO. 

¿Qué  decís? 

DOÑA  INÉS. 

Buen  criado  habéis  traido. 

SANCHO. 

Supuesto  que  á  escuchar  llego 
Que  le  alabas  sin  compás, 
No  he  de  ponérmele  más. 
Servios  de  él  desde  luego. 

BERNARDO.  (.4p.) 

Ser  quiero  su  amigo  Gel. 

DON  JUAN, 

Saber  vuestro  nombre  aguardo: 
¿Cómo  os  llamáis? 

BERNARDO. 

Yo.  Bernardo. 

DON  JOAN. 

Viven  los  cielos,  que  es  él. 

DONFERFIANDO. 

Ea,  ¿qué  es  lo  que  aguardamos? 

DOÑA  INÉS. 

¿Qué  es,  cielos, lo  que  me  pisa? 

DON  FERNANDO. 

Venid,  veréis  vuestra  casa. 

SANCHO. 

Vamos,  Inés. 

DOÑA  INÉS. 

Don  Juan,  vamos. 

DON  JUAN.  {Ap.) 

Pues  esta  fortuna  sigo. 
Celos,  sufrid  y  callad. 

DON  LOPE.  (.4p.) 
iQue  se  viniese  á  casar 
Con  mi  dama  mi  enemigo! 

DON  FERNANDO.  (.Ap.) 

¡Hay  duda  y  pena  mayor! 
¡El  hijo  que  yo  he  elegido, 
Ignorante  y  ofendido, 
V  mi  sangre  el  ofensor! 

DO.VA  INÉS.  {Ap.) 
¡Que  mi  estrella  en  este  empeño 
Dueño  me  haya  señalado 
Tan  malo,  que  aun  el  criado 
Es  mucho  mejor  que  el  dueño! 

SANCHO.  {Ap.) 
Que  tenga  yo  dama  honrada. 
Ive  de  gusto  y  primor, 
í  me  parezca  mejor 
La  vaca  de  la  criada! 


DÜNüE 

DOM  JUAN.   [Áp.) 

¡Que  mi  mal  sin  esperanza, 
IIjIIc  para  roas  dolur 
Recelos  en  el  amor 
'  Y  dudas  en  la  venganza! 

DON  LOl-E.  {Ap.) 
;Que  para  Untos  desvelos 
Maja,  en  igual  recompensa, 
De  callar  aquí  una  densa, 

Y  sufrir  aqui  unos  celos! 

D0>  FERNANDO.  {Ap.) 

Pues  penas,  ¿cómo  más  liien 
He  de  cumplir  con  mi  fama? 
De  mi  se  ampara  una  dama, 

Y  el  que  la  ofendió  (amblen. 

DO»  JCAN.  [Ap.) 
Pero  ya  preciso  es 
Dar  rrii  silencio  á  m¡  labio. 

DOn  LOPE.  (.4p.) 
Pero  cauteloso  y  sabio 
Pienso  pretender  á  Inés. 

DON  FERNANDO.  {Ap.) 

Pues  fuerza  es  que  medio  halle 
Para  poderlo  atajar. 

DOÑA  INÉS.   {Ap.) 

Pero  no  me  he  de  casar 
Con  hombre  de  tan  mal  talle. 

SANCHO,  {.ip.) 
Pero  vivir  regaUído 
Me  ha  de  sacar  de  este  susto. 

DON  FERNANDO.  {Ap) 

Más  mal  me  ha  de  andar  el  gusto, 
O  he  de  apurar  el  criado. 
DON  JUAN.  (.4p.) 

Pues  ea,  indicios,  callar. 

DON  I.OI'E. 

Ea,  intentos,  proseguid. 

DON  FERNANDO.  {.Ap.) 

Ea,  cuidados,  á  morir. 

DOÑA  INÉS.  (.4/).) 

Afectos,  á  adivinar. 

DOS  JUAN. 

Y  que  halle,  quieran  los  cielos. 
Mi  dilatada  esperanza 

El  camino  á  mi  venganza. 

Y  el  desengaño  á  mis  celos. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  DON  LOPE  v  BERNARDO, 
criado. 

DON  LOPE. 

En  fin,  ¿no  quieres  dejarme? 

UERNARDO. 

(Contradecirle  me  pesa; 
Pero  en  los  juegos  de  .nmor, 
Para  que  mejor  lo  sepas. 
Aciertan  más  los  que  miran 
Que  aquellos  propios  que  juegan. 

DON  LOPE. 

Yo  he  de  entrar  á  hablar  á  Inés. 

BERNARDO. 

Mira  lo  que  haces. 

DON  LOPE. 

No  quieras 
Apagar  con  tus  consejos 
De  mis  pasiones  el  Etna; 
Permite  que  al  labio  salga 
Esta  calentura  lenta, 


II AV  AGRAVIOS  NO  HAY  CELOS,  Y 
Que  es  sanidad  en  el  labio 
Lo  que  en  el  pecho  es  dolencia. 


Si  ha  de  casarse  mañana 

Uuña  Inés,  ¿no consideras, 

(Jue  con  decirle  lu  amor, 

Siendo  Inés  cuerda  y  honesta, 

Si  no  aprovechas  la  voz, 

Üue  echas  á  perder  la  queja? 

Acoslünibraie  á  sufrir. 

Un  mal  á  otro  mal  suceda, 

Amortigüe  á  ese  dolor 

Tu  recato  y  tu  prudencia: 

Pon  de  tu  parte  el  silencio. 

Que  callando,  aunque  más  siei\ias. 

En  breve  tiempo  estarás 

Bien  hallado  cun  tus  penas. 

DON  LOPE. 

Ya  sólo  en  mi  voz  mi  mal, 
Si  hay  alivio,  alivio  espera: 
Con  fucíío  de  amor  ajer, 
Con  ser  fuego  sin  materia, 
Ardí  buscando  la  llama 

Y  teniéndola  encubierta; 
Pues  si  porque  sufra  mas, 
ü  para  que  más  padezca, 
(>elos  boy  han  avivado 

üe  mi  incendio  esta  violencia; 

Y  si  con  solo  mi  amor 
Arüi  con  llama  violenta, 

lluy,  que  á  este  amor  se  le  añaden 
Ue  mis  celos  las  sospechas, 
¿(;óino  quieres  que  me  sufra, 
Cuando  es  fuerza  que  mas  sienta? 

BERNARDO. 

Y  dime,  Señor,  ¿es  justo 
Que  tercera  vez  ofendas 

A  don  Juan,  cuando  le  debes 

Satisfacer  dos  ofensas? 

A  su  hermano  diste  muerte, 

Y  á  su  hermana,  noble  y  bella , 
Burlaste,  fingiendo  el  nombre, 

¡  Aunque  en  hombre  de  tus  prendas 
Viene  á  ser  mayor  traición 
Saber  lingir  las  finezas; 

Y  hoy  tercera  vez  procura 
Con  ruegos  lu  inadvertencia 
Que  elija  ser  prenda  tuya 

La  que  serlo  suya  espera. 

DON  LOI'E. 

Yo  no  le  ofendi,  sabiendo 
Quien  era  el  que  ofendo;  y  deja 
Los  consejos,  pues  que  has  visto 
Tan  incapaz  mi  prudencia. 

BERNARDO. 

Ea,  pues,  obra,  Señor, 
Si  sacar  el  premio  esperas 
De  lus  deseos,  conforme 
Al  intlujo  de  tu  estrella. 

DON  LOPE. 

Hasta  la  propia  antesala 
Hemos  entrado,  y  quisiera 
Hablar  á  Beatriz. 

LERNARDO. 

Ahora 
Por  otra  sala  atraviesa. 
¡Ha,  Beatriz! 

DON  LOPE. 

¡Ha,  Beatricilla! 
Sale  BEATRIZ. 


I  ¿Quién  llama?  ¿quién  me  cecea 

I  DON   LOPE. 

¡  Yo  soy. 

BEATRIZ. 

¿Es  don  Lope? 


BEATRIZ. 

Abrázame  antes ciue  venga 

Mi  Señoia. 

DON  LOPE. 

¿Qué  hay  de  nuevo? 

BEATRIZ. 

Téngote  famosas  nuevas. 

DON  LOPE. 

Dilas. 

BEATRIZ. 

Entra  más  adentro. 
Que  no  quiero  (|ue  nos  veau 
Hablar  los  demás  criados 
Que  esa  antesala  pasean. 
Mi  Señora... 

DON  LOPE. 

Dilo  presto. 

BEATRIZ. 

Aborrece  con  tal  fuerza 
A  este  don  Juan,  que  esta  tarde 
La  he  tenido  casi  muerta. 
Tanto  llanto  dio  al  dolor 
l'ln  dos  cristalinas  hebras. 
Que  recoger  perlas  quise 
Por  darte  un  tesoro  en  ellas; 
Pero  imán  rojo  su  labio 
Las  atrajo  de  manera 
Que  pespuntó  sus  corales 
Con  guarnición  de  sus  perlas. 

DON   LOPE. 

¿Dónde  está? 

BEATRIZ. 

Ya  se  ha  vestido. 

DON  LOPE. 

Don  Juan,  ¿qué  hace? 

BEATRIZ. 

La  gran  bestia 
Duerme. 

DON  LOPE. 

¿Tan  tarde? 

BEATRIZ. 

Tan  tarde, 

Y  es  su  dormir  de  manera 
Que  ya  debe  de  pensar 
Que  se  ha  casado  con  ella. 

DON  LOPE. 

¿Inés  base  desvelado? 

BEATRIZ. 

Como  si  tuviera  deudas. 

DON  LOPE. 

¿Podré  hablarla? 

BEATRIZ. 

Si  podrás; 
Pero  de  tal  modo  sea 
Que  no  sepa...  Pero  ya 
Sale  á  esta  sala,  y  es  fuerza 
Que  me  vaya:  yo"le  dejo 
I)onde  aprovechar  le  puedas 
De  lu  prosa;  dila  acpiello 
De  mi  ángel...  mi  bien...  mi  estrella.. 
Promete  como  persona 
Que  no  ha  de  dar;  mete  arenga; 
Dila  que  eres  infelice. 
Que  tienes  infausta  estrella , 
Que  de  piedad  puede  ser 
Que  le  escuche  y  se  enternezca; 

Y  si  pudieres  echar. 
Aunque  más  por  fuerza  sea, 
Un  lagrimón,  será  cosa 
Para  enternecer  las  peñas. 


150  COMEDIAS 

BEATnlí. 

No  hay  que  Iratar. 

DO:i   LOPE. 

Este  bolsillo. 

BEATRIZ. 

Eso  fuera. 
Por  pagarme  la  amistad, 
(íuerer  hacerme  alcahueta. 

DON  LUPE. 

Mira  que  llega  tu  ama. 

DEATIIIZ. 

Pues  venga  el  bolsillo:  llega, 

Y  créeme  (I  ue  le  ionio 

Por  no  parecer  grosera.  ( Vase.) 

vos  LOPE. 

Vete  tú. 

BERrCARDO. 
¿Dúnde-* 

DOM  LOPE. 

A  la  calle. 

BERNARDO. 

jTe  he  de  aguardar? 

DO.N  LOPE. 

Vete  apriesa. 

BERNARDO. 


Mira  que. 


(  LOPE. 

No  me  repliques. 

BER.NABDO. 

Tu  precepto  es  mi  obediencia.  (^Vase.) 

Sale  DOSa  INÉS  ,  y  apártase 
ÜON  LOPE. 

DOÑA  INÉS. 

Como  Jamás  be  cursado 
Ue  los  males  en  la  escuela, 
Nunca  supe  que  cahian 
En  un  dolor  tantas  penas. 
Tres  afectos,  tres  cuidados, 
Tres  torinenlos,  tres  violencias 
Del  castillo  de  mi  amor 
Sitiaron  la  fortaleza: 
Dos  sugetos  aborrezco, 

Y  uno  adoro  con  tal  fuerza 
Que  aunque  quisiera  querer 
£o  que  aborrezco,  y  quisiera 
Aborrecer  lo  que  adoro, 
Tal  mi  ¡dea  esiá  suspensa 
Que  no  sé  si  el  odio  estime, 
O  si  el  amor  aborrezca. 
Don  Juan  (hable  mi  dolor) 
Para  ser  dueño  le  espera 
De  mi  albedrio:  don  Lope 
Mi  fama  y  mi  honor  molesia; 
Ambos  de  mi  amor  son  iras; 
Ambos  de  mí  enojo  señas; 

Y  al  que  en  el  alma  se  ha  enlrailo, 
No  sé  por  cuál  de  sus  puertas, 
Procuro  echarle  del  alma 

Y  no  es  posible  que  pueda. 
Y'o  quiero  bien,  mas  no  quiero 
(Oh  cielos,  y  quién  pudiera 
Hacer  que  aquesta  verdad 

Se  quedara  en  ser  sospecha!) 
A  un  hombre  tan  desigual , 

Y  de  tan  humildes  prendas. 
Que  es  bajeza  de  mi  sangre; 
Mas  no  pienso  que  es  bajeza, 
Queaum|ue  es  verdad  que  el  amor 
De  igualdades  se  contenta, 

Bien  puedo  yo  querer  bien 
A  otro  que  mi  igual  no  sea, 
Que  no  es  fino  amor,  amor 
Que  se  funda  en  conveniencias. 
Sírvanos  de  ejemplo  el  sol, 
A  quien  Clicie  galantea, 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE 
Pues  le  espera  á  que  despunte, 

Y  con  ser  Clicie  flor  reina , 
Por  requebrar  á  la  rosa 
La  olvida  el  sol  y  la  deja , 

Y  con  ser  la  rosa  fértil 
Parlo  inútil  de  la  tierra 
yue  entre  raices  y  espinas 
luvo  su  naturaleza. 
Mejor  que  á  la  reina  Clicie 
La  regala  y  la  requiebra. 
Pues  si  el  planeta  niajor 

Es  quien  nos  da  su  inlluencia. 
¿Por  qué  no  ba  de  hacer  el  hombre 
Lo  que  influye  su  planeta? 
Olmo,  monarca  del  prado, 
A  quien  las  llores  cortejan, 
Se  deja  amorosamente 
Solicitar  de  la  hiedra: 
Ella  humilde  se  conoce. 
Primero  los  pies  le  besa, 

Y  como  se  muestra  amante , 
A  enlazar  sus  brazos  trepa, 
Hasta  que  iguales  los  dos 
Son  dos  almas  y  una  mesma, 
Pues  ella  al  olmo  asegura, 

Y  él  á  la  hiedra  sustenta. 
Pues  si  con  ser  estas  almas 
Vegetativas  enseñan 

A  amar,  ¿por  qué  no  han  de  amar 
A  su  imitación  las  nuestras? 
Yo  aborrezco;  mas  mi  voz 
Salga  eu  quejas  á  la  lengua, 
Que  no  es  bien  donde  hay  amor. 
Que  mis  iras  se  diviertan. 
Yo  aborrezco,  ya  lo  digo; 
Pero  no  habrá  quien  lo  entienda, 
Que  la  voz  de  mis  suspiros 
Enciende,  pero  no  quema; 
A  don  Lope  es  á  quien  digo. 
Que  aborrezco  con  tal  fuerza. 
Que  pienso...  ¿Quién  esta  aquí? 

DON  LOPE. 

Un  desdichado,  que  llega 

A  coger  en  desengaños 

Lo  que  ha  sembrado  en  finezas ; 

Una  mariposa  soy 

Tan  deslumhrada  y  tan  ciega. 

Que  solicito  la  llama 

Para  fallecer  en  ella, 

Y  un  infeliz  á  quien  hacen 
Infeliz  sus  resistencias. 

Pues  si  de  su  voz  no  he  muerto. 
No  moriré  de  mi  pena ; 
Pero  aunque  ingrata  a  mi  amor. 
Desconocida  á  mi  queja. 
Desprecias  las  ansias  mias. 
Mas  de  vana  que  de  atenía. 
Te  he  de  avisar,  aunque  ahora 
Me  rindes  y  me  sujetas... 

DO.ÑA  INÉS. 

No  prosigas  en  matarme. 

DON  LOPE. 

No  es  valor,  sino  destreza. 
Mis  afectos. 

DO.XA  INÉS. 

No  los  hables. 

DON  LOPE. 


Mis  iras.. 


DO.ÑA  INÉS. 

No  las  adviertas. 


DON  LOPE. 

Si  te  las  he  de  advertir. 

Que  es  gran  crueldad  que  pretendas 

Que  mi  mal  no  tenga  alivio 

En  referirlo  siquiera; 

Yo  no  te  puedo  olvidar. 

Doña  Inés,  yo  me  hago  fuerza 

A  olvidarte,  y  es  querer 

Del  sol  vencer  la  carrera ; 


ROJAS. 

Yo  á  tus  favores  aspiro, 

Y  sacrificar  quisiera 
Al  lemplo  de  tu  rigor 
Toda  un  alma  por  ofrenda  ; 

¿A  un  hombre  ignorante  admites. 
Indigno  de  tusOnezas, 

Y  á  quien  supo  conocerte. 
Pues  te  adora,  le  desdeñas? 

DOÑA  INÉS. 

Vete,  don  Lope,  no  intentes 
Que  irritada  o  que  grosera... 

DON  LOPE. 

Ya  estoy  hecho  á  tus  rigores. 
Ya  no  hay  más  con  que  me  ofendas, 
Que  criado  en  el  veneno 
Del  desden,  él  me  alimenta ; 
Masyaqueel  último  plazo 
A  mis  desdichas  se  acerca. 
Oye  mi  mal,  que  si  le  oyes 
Como  él  es,  ha  de  ser  fuerza 
Que  á  premiarle  y  admitirle. 
Si  note  obliga,  te  muevas , 

Y  pues  que  le  has  de  premiar... 

DOÑA  INÉS. 

Suspende  iras  y  quejas, 

Y  esta  amorosa  locura 
Hacia  el  pecho  retroceda; 
Miente  vuestro  labio  infame, 

Y  el  sol ,  que  luces  dispensa, 
A  decirlo  con  los  rayos 

De  su  luz,  también  mintiera; 
¿Yo,  si  os  escucho,  premiaros? 
Más  fácil  fuera  que  crea 
Que  el  Dios  que  el  mar  bruto  rigo 
Del  Ábrego  á  la  violencia. 
Rulo  el  alacrán  de  espuma 
Pierda  las  azules  riendas, 
Que  imagines  que  en  mi  puede 
Haber  sombra  ó  apariencia 
De  aiicion,  sin  que  mi  enojo 
iNo  la  apure  ó  la  resuelva. 
Con  una  dama,  que  en  Burgos 
Couliadamente  necia 
Os  quiso,  podéis  pasar 
Esa  fingida  terneza, 

Y  vuestra  amante  pasión 
Se  corrija  más  discreta, 

Y  en  la  cárcel  del  silencio 
Sea  su  alcaide  la  modestia; 

Y  si  no,  ¡  viven  mis  ¡ras ! 

(Mas  no  viven,  que  están  muertas, 
Puesto  que  no  me  he  vengado 
Ion  sólo  el  incendio  dellas). 
Que  os  haga,  sí,  vive  Dios, 
Más  átomos  que  hay  estrellas, 
¡lijas  del  sol,  y  en  el  mar 
Disimuladas  arenas 
Porque  así... 

SaU  BEATRIZ. 

BEATRIZ. 

Buena  la  hicimos : 
Tu  padre  salió  á  esta  pieza, 

Y  don  Juan  le  ha  visto  ya: 
Sancho  este  cuarto  atraviesa, 

Y  como  voces  has  dado. 
Te  busca. 

DOÑA  INÉS. 

Beatriz,  tú  lleva 
A  don  Lopeá  esa  antesala. 

BEATRIZ. 

Verá  lo  Sancho. 

OOÑA  INÉS. 

Pues  sea 
Por  esta  pieza. 

BEATRIZ. 

Donjuán 
Te  anda  buscando  por  ella. 


DONDE  HAY  AGRAVIOS  NO  HAY  CELOS,  Y  AMO  CRIADO. 


Pues  véanle  ,  que  no  importa, 
Si  es  mi  primo. 

BEATRIZ. 

Aunque  lo  sea, 
Que  siendo  tan  de  mañana. 
No  es  liora  de  primos  esta. 

DOÑA  ISÉS. 

Ea,  Beatriz,  ¿no  lo  escondes? 

BEATRIZ. 

Mira  queba  de  dar  sospecha 
De  lo  que  no  ha  sido  culpa; 
Presto,  Señora,  que  llegan. 

DOÑA  IXÉS. 

Poes  escóndele  en  mi  cuarto. 

DOS  LOPE. 

Pnrque  tu  opinión  no  pierdas. 
Me  escondo. 

BEATRIZ. 

No  estés  aqui. 
Mis  adentro  hay  donde  puedas 
Estar  mas  seguro  ;  tü 

(Escóndete  en  otra  cuadra.) 
Ríñeme,  para  que  entienda 
Q'jeera  conmigo  el  enojo. 

DOÑA  mÉs. 
Si  por  mi  padre  no  fuera, 
Te  diera  el  justo  castigo 
(jue  pide  tu  inadvertencia; 
Donjuán  hade  ser  mi  esposo, 
y  quien  atrevida  iutcula 
Decir  que  es  un  ignorante, 
Desairado  y  necio,  crea 

Sale  SANCHO,  DON  JL'AN  t  DON 
FERNANDO. 

Que  me  ofende;  y  dado  caso 
Que  estos  defectos  padezca, 
Siá  mi  me  parece  bien. 
Poco  importa  que  los  tenga. 

SANcao. 
Dice  muy  bien  doña  Inés; 
Druta,  insulsa,  majadera , 
i  tan  mal  os  he  parecido? 
Decid,  bergante,  ¿estas  piernas 
Pueden  ser  más  bien  sacadas? 
i  No  soy  ancho  de  hombros,  puerca? 
¿.Mi  cai-a  haránia  mejor, 
Aunque  la  hiciesen  de  cera? 
Holgara  haberme  casado 
Para  daros  una  vuelta 
De  podenco. 

BEATRIZ.  {.\p.) 

Siendo  suya. 
Ser  de  podenco  era  fuerza. 

DON  FERNANDO. 

Inés ,  ¿V  por  eso  dabas 
Estas  voces? 

SANCHO. 

Si,  estas  eran. 

BEATRIZ.  {Ap.) 

Ya  salimos  deste  empeño. 
Aunque  tan  caro  me  cuesta. 

DON  FEBNASDO.  (Ap.) 

Por  sólo  verá  doña  Ana, 
Ir  á  este  cuarto  quisiera 
Adonde  está  recogida ; 
Pero  hay  riesgo  en  que  le  vea, 
Y  la  conozca  don  Juan; 
Vovme,  con  vuestra  licencia  , 
Que  tengo  que  hacer. 

SANCHO. 

Adiós. 

DON  FERNANDO.  (.4p.) 

Don  Juan  tiene  dos  ofensas, 
L'na  de  sangre,  j  la  otra 


De  honor;  pues  siendo  tan  ciertas. 

No  será  justo  que  yo 

Le  dé  á  Inés,  mientras  no  venga 

Su  deshonor,  y  deshace 

El  duelo  de  dos  afrentas  ; 

A  buscar  voy  á  don  Lope . 

Porque  en  estas  diferencias 

He  de  juntar  á  los  dos, 

Que  aunque  es  verdad  que  se  arriesga 

lina  vida,  no  es  razón 

Que  mi  honor  por  eso  pierda; 

Pues  veamos,  ¡oh  cuidados! 

Si  en  tan  rigorosa  empresa, 

O  la  espada  los  ajusta 

0  el  consejo  los  concierta.        (\'ase.) 

DOÑA  INÉS.  (.\p.) 

;Que  repelido  en  desvelos 
Crezca  inmortal  este  ardor! 

DON  JUAN.  (Ap.) 
¡Que  embarace  yo  mi  amor 
Por  un  indicio  de  celos! 

DOÑA  INÉS.  (.\p.) 

¡Que  esté  mi  dolor  tan  loco ! 

DON  JUAN.  (Ap.) 
¡Que  esté  tan  cuerda  mi  pena! 
SANCHO.  (Ap.) 

1  Que  hubiese  anoche  tal  cena 

Y  cenase  yo  tan  poco! 

DOÑA  INÉS,  (.^p.) 

Pues  cese  aquesta  locura. 

DONJUÁN.  (.4/),) 

Pues  este  recelo  pase. 

SANCHO.  (Ap.) 

\  Que  mi  amo  me  mandase 
Que  cenase  con  cordura ! 

DOÑA  INÉS.  (.Ap.) 
Mas  no  cesen  mis  pasiones. 

DONJUÁN.  (Ap.) 

Mas  vuelva  esta  llama  á  arder. 

SANCHO.  (Ap.) 

Mas  por  Dios  que  he  de  saber 
Si  hay  en  Madrid  bodegones. 

BEATRIZ.  (Ap.) 

¿Cómo  he  de  sacar  ahora 
A  ese  galán  escondido? 

SANCHO. 

(.Ap.  Másvuélvome  á  ser  marido.) 
tQuereisme  mucho,  Señora? 

OO.ÑA  INÉS. 

¿Que  esto  mi  desdicha  espera? 

DON  JUAN.  (Ap.) 
Cuidados  no  receléis. 

SANCHO. 

¿No  diréis  si  me  queréis? 
Acabad. 

DOÑA  INÉS. 

Desla  manera  : 
Antes  que  os  viese,  Señor, 
Mi  desprecio  y  mi  osadía. 
Lo  que  era  desden  sabia, 

Y  ahora  lo  que  es  amor; 
Mas  vivo  con  mi  dolor, 

Que  aunque  sé  que  me  adoráis, 
Me  pesa  cuando  premiáis 
Este  amor  que  ardiente  veis, 
Pues  no  le  remediaréis 
Con  ser  vos  quien  le  causáis, 
Amando,  suspiro  y  lloro 
Con  Ligrimas  del  deseo. 
Cuando  viéndoos  á  vos,  veo 

(Mira  á  don  Juan.) 
El  dulce  dueño  que  adoro; 

Y  á  no  ser  pnr  mi  decoro, 
Arrojada,  vive  Dios, 
PcTí!  le  £0  vieran  los  dos 


Mostrara  mortal  herida, 
Pues  por  vos  gozo  mi  vida, 
Siendo  mi  muerte  por  vos. 
Tan  cruel,  tan  mi  enemigo 
Es  mi  amor,  por  ser  tan  raro. 
Que  cuando  más  lo  declaro 
Es  cuando  menos  lo  digo  ; 

Y  si  hablo  no  le  mitigo, 

Y  si  prouuro  fingirle 

Es  castigarme  en  sufrirle, 

Y  así  tengo  en  conservarle 
Mucho  fuego  en  ocultarle 

Y  poco  alivio  en  decirle. 

SANCHO. 

(.\p.  Con  grande  resolución 
Su  amor  me  ha  dado  á  entender, 
¡Cosa  que  aquesta  mujer 
,Me  haya  tomado  afición  ! 
Pues  no  perder  ocasión 
Es  justo,  que  si  su  estrella 
Su  inclinación  alropella. 
Dos  cosas  habré  logrado. 
La  una  hacer  como  criado. 
La  otra  alzarme  con  ella.) 
Tanto  á  quereros  me  obligo 
Desde  el  instante  que  os  vi... 
Sancho, responded  por  mi. 
Que  no  sé  lo  que  me  me  digo. 

DON  JUAN. 

¿Yo, Señor? 

SANCHO. 

¿  No  sois  testigo 
De  lo  mucho  que  la  quiero? 
Pues  responded,  majadero. 

DON  JUAN. 

¿Pues  yo  sé  vuestro  cuidado) 

SANCHO. 

Haced  lo  que  os  he  mandado, 
Pues  me  costáis  mi  dinero. 

DOÑA  INÉS. 

Esas  finezas  serán 
Sin  alma. 

SANCHO. 

Sean. 

DON  JUAN. 

¿Qué  intenta? 

SANCHO. 

Haced  este  rato  cuenta 
Que  soy  Sancho  y  vos  don  Juan. 
(.Ap.  Y  así  este  rato  hablarán 
Que  yo  lo  he  dispuesto  asi.) 

DON  JUAN. 

Como  lo  consienta  aquí 
Doña  Incs,  servirle  intento. 

DOÑA  INÉS. 

Si  es  por  mi,  yo  lo  consiento. 

DON  JUAN. 

Pues  yo  empiezo. 

SANCHO. 

Vaya. 

DOÑA  INÉS. 

DI. 
DON  JUAN. 

Yo  con  tan  finos  desvelos 
Os  quiero  y  con  tanto  ardor, 
Que  para  decir  mi  amor 
Os  digo  que  longo  celos; 
Primero  fueron  recelos, 
Pero  hoy,  tan  confuso  estoy, 
Que  cuando  á  deciros  voy 
Quién  soy,  tal  me  llego  á  ver. 
Que  por  ser  el  que  he  de  ser. 
No  soy  con  vos  el  que  soy. 
Con  discurso  desigual 
Habéis  llegado  á  argüir 
Que  en  no  poderle  decir 


lb« 


Se  hace  mayor  vuestro  mal ; 
Pero  está  m'i  pena  tjl. 
Como  es  recelo  mi  amor, 
Que  al  declarar  el  rigor 
he  mis  pasiones  veloces, 
Cuanto  más  le  digo  á  voces, 
Se  liace  mi  incendio  mayor. 

DOÑA  l>'ÉS. 

¿Lue(;o  si  yo  le  be  callada. 
Mayor  mal  vengo  á  senürV 

DO^  JCAN. 

No,  que  el  mió  ha  de  morir; 
Mas  cuanto  m:is  declarado. 
Más  fuego  en  decirle  lie  bailado. 

DOSa  INÉS. 

Yo  en  no  decirle  un  rigor. 

DON  jl'a:«. 
Yo  con  hacerle  mayor. 
Ya  á  decirlo  me  sentencio. 

DOÑA  ISÉS. 

Pues  mi  mal  en  mi  silencio 
Tiene  todo  su  dolor. 

DON  JUAN. 

¿Laego  el  alivio  has  hallado 
£d  callarle  y  reprimirle , 

Y  yo  el  dolor  en  decirle 
Cuando  no  lia  de  ser  premiado? 

DOÑA  INÉS. 

¿Cuando  un  amor  no  ha  penado 
Más,  cuándo  se  ha  de  ocultar? 

DON  JDAN. 

Y  en  Uegarle'á  declarar, 

¿Qué  gloria  habrá  sin  premiarle? 

DOÑA  INÉS. 

¿^No  es  mucho  peor  callarle, 
Sin  poderle  remediar? 

DON  JOAN. 

¿No  es  más  fuerte  y  desigual 
Mal  que  puede  reprimirse? 

DOÑA  INÉS. 

Ni  mal  que  puede  decirse, 
Tampoco  es  muy  grande  mal. 

DON  JUAN. 

Pero  destos  males ,  ¿cuál 
Es  fuerza  que  más  apure? 

DOÑA  INÉS. 

Aquel  que  la  voz  procure ; 

Que  es  mayor  mi  mal  contemplo. 

DON  JUAN. 

Asegúrele  este  ejemplo. 

DOÑA  INÉS. 

Este  ejemplo  lo  asegure. 

DON  JUAN. 

El  que  oculta  un  accidente  , 
O  ya  de  honor  ú  de  aírenla , 
Le  llora  cuando  le  cuenta 

Y  calla  cuando  le  siente; 

Y  es  que  entonces  más  ardiente 
Se  remueve  aquel  ardor , 

Si  calla,  cesa  el  dolor. 
i  Luego  has  experimentado 
Que  le  hace  menor  callado, 

Y  hablado  se  hace  mayor? 

DOÑA  INÉS. 

Dices  bien ;  pero  imagina. 
Para  hacer  concepto  igual. 
Que  cuando  se  cura  un  mal 
Duele  rnás  la  medicina; 
Experiencia  peregrina 
En  este  ejemplo  hallarás, 
Pues  cuando  sintiendo  estás 
Con  voces  tu  mal  veloz  , 
Es  que  le  cura  la  voz, 

Y  por  eso  duele  más. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  KRA.NCISCO  DE  ROJAS. 

¿Podrá  un  marido  gozar 


DON  JUAN. 

También  lo  contrario  infiere, 
Que  cuandolos  maks  duran, 
Pcir  iniíigarlos  procuran 
Que  calle  el  que  los  refiere. 

No,  quien  tu  discurso  oyere, 

Mis  obediencias  desdoré. 

Que  también  ( porque  no  ignore 

Tu  discurso  mi  opinión), 

A  quien  duele  el  corazón 

Le  piden  que  hable  y  que  Ihire. 

DON  JUAN. 

Pues  doña  Inés .  si  es  así , 
Callar  quiero  mi  pasión. 

DOÑA  INÉS. 

No,  mejor  es  tu  opinión  ; 
Yo  be  de  hablar  mi  mal  aqni. 

DON  JOAN. 

¿Pues  merezco  tu  amor? 

DOÑA  INÉ.-;. 


¡  Qué  glori 


DOÑA  INÉS. 

Hoy  le  premiarán 


Constantes? 

DOÑA  INÉS. 

Amor  es  Dios. 

SANCHO.  (.4p  ) 
Mucho  se  huelgan  los  dos  , 
Yo  me  vuelvo  á  ser  don  Juan. 

DOÑA  INÉS. 

La  calentura  de  amor 
Se  salló  á  mi  labio  ya. 

DON  JDAN. 

Del  mar  de  mi  amor,  ;qué  presto 
Cesóla  tranquilidad! 

SANCHO. 

(Ap.  O  mal  me  anda  el  discnrsillo, 
O  soy  diez  tontos,  y  aun  más, 
O  Inés  me  ha  dicho  su  amor 
En  cabeza  de  don  Juan  ; 
Si  ella  piensa  que  es  criado 
Y  yo  el  dueño,  claro  eslá 
Que  por  mi  lo  ha  dicho ;  ello  es , 
Este  huevo  quiere  sal.) 
¿Oís?  idos  allá  afuera. 

DON  JUAN.  [Ap.) 

Sancho  á  solas,  ¿qué  querrá? 

BEATRIZ. 

Ya  te  obedezco.  Señor. 

(Ap.  ¿No  será  posible  echar 

A  dou  Lope  ahora  ')  {Vase 

DONJUÁN. 

Sancho 
Con  doña  Inés,  ¿qné  querrá? 

SANCHO. 

¿No  os  vais? 

DON  JUAN. 

Ya  me  voy.  Señor. 
(Ap.  Desde  aquí  quiero  escuchar 
Lo  que  dice.;  (Escóndese 

SANCHO. 

(Ap.  Ahora  bien, 
Yo  me  quiero  desasnar. 
Que  no  han  de  ser  vizcaínas 
Las  novias;  si  Dios  me  da 
Una  mujer  que  me  diga 
Su  amor  tan  de  par  en  par. 
Perderlo  por  mi  Señor 
Es  muy  grande  necedad.) 
Dulce  dueño  de  mis  ojos, 


Un  po(¡uillo  de  la  frut: 
Que  cria  el  árbol  nupcial? 

DOÑA  INÉS. 

Esto  le  faltaba  ahora 

A  mi  dolur  que  llorar. 

;  Que  no  le  haga  mil  pedazos ! 

SANCHO.  (Ap.) 
Ella  se  quiere  llegar, 

Y  de  puro  vergonzosa 

La  vuelve  el  respeto  airas. 

>0N  JUAN.  (Ap.) 

Vive  el  cielo  que  se  llega. 

SANCHO. 

Si  os  dejais  comunicar. 
Veréis  más  suave  un  almo 
Que  la  holanda  y  el  camhray ; 
Sabed,  que  un  marido  en  cierno 
Üien  puede  ser  manual. 

DOÑA  INÉS.  (Ap.) 

¡Que  sufra  esio  y  no  le  mate! 

DON  JUAN.  (.Ap.) 
i  Que  no  le  salga  á  malar '. 
¡Hay  tal  bestia! 

DOÑA  INÉS. 

Vive  el  cielo... 

SANCHO.  (.4p.) 

Que  hace  de  querer  llegar, 

Y  el  honorcillo  la  tiene 
Si  caerá  si  no  caerá; 

Mas  yo  he  de  ser  el  que  embista. 
Pescóle  la  mano,  v  zas. 
(Vuelve  ¡a  cara,  y  cógele  la  mano, 
bésala.) 

DOÑA  INÉS. 

¿Cómo,  villano,  atrevido, 
Te  atreves  á  profanar 
En  el  templo  de  mi  fama 
El  honor,  que  es  su  deidad? 
¿Como... 

SANCHO. 

Detened,  Señora. 

.  DOÑA  INÉS. 

O  mi  enojo  ó  mi  crueldad 

¿No  te  hacen  dos  mil  pedazos? 

SANCHO. 

¿  Dos  mil  pedazos  no  más? 

DOÑA  INÉS. 

A  no  ser  porque  mis  ojos 
Se  sabrán  de  si  vengar, 
No  en  lluvias  de  aljófar  puro. 
Sino  en  fuentes  de  coral. 
(Ap.  Pero  iras,  ¿de  qué  servís? 
Cese  vuestra  actividad. 
Que  no  es  bastante  una  queja 
Para  aplacar  todo  un  mal ; 

Y  si  don  Juan  l;a  de  ser 
Dueño  de  mi  voluntad, 
Iras,  temer  y  morir. 

Penas,  sufrir  y  callar.)  ( Vc.d'.j 

SANCHO. 

Yo  puedo  hacer  de  mi  amo 
Un  sayo,  y  aun  un  gabau. 

Sfl/e  DON  JUAN  «/;j«Tfi#.  >. 

DOn  JUAN.  f 

Picaro,  viven  los  cielos,  ^ 

Que  ahora  me  lias  de  pagar      (Dale.) 
Lo  que  has  hecho. 


i  Yo  qué  hice? 


Besar  su  mano. 


DONDE  HAY  AGUAVIOS  NO  HAY  CELOS,  Y  AMO  CRIADO. 


li/J 


(Dale.) 


SANCHO. 

No  lal , 
La  mano  me  besó  i  mi. 

DON  JOAN. 

Ue  i'-ie  modo  pagarás 
l'u  ili.'sleallad. 

SANcno. 
Pues  Señor, 
Yo,  ¿en  qué  he  sido  desleal ? 
i  He  de  perder,  si  me  quiere, 
Por  ti,  mi  comodidad? 

DON  JUAN. 

Vire  Dios... 

SANCHO. 

Tente,  Sefior, 
No  te  precipites  más. 


Sal(  DO>fA  INÉS,  y  pégale  Sandio  á 
don  Juan. 


¿Qué  es  esto? 


(Üale.) 


SANCHO. 

Aqueste  tacaüo, 
De<:i-nrado  ganapán, 
.No  lia  lie  estar  una  lora  en  casa 
Aun  lie  de  pegarle  más. 

DOÑA  INÉS. 

Advertid  que  es  buen  criado. 

SANCHO. 

Doña  Inés ,  entraos  á  hilar. 
Que  es  olicio  de  mujeres, 
Y  dejadme  castigar 
jdis  criadosi  toma,  puerco. 

DO.ÑA  Hits. 
Señor,  mirad... 

SANCHO. 

Bueno  va ; 
Ea,  picaro,  expulsión, 
Idos  deniicasj.  ¡Hay  tal! 

DOÑA  INÉS. 

Señor  don  Juan,  si  mi  ruego 
Halla  en  vuestro  amor  lugar... 

SANCHO. 

iQué  es  lo  que  mandáis ,  Señora» 

DOÑA  INXS. 

iQué?  que  no  le  despidáis. 

SANCHO. 

Agradecedlo  á  mi  esposa, 

Que  á  no  mandármelo,  ya 

Os  liabia  deponer 

Como  á  un  san  Sebastian ; 

Grosero,  belitre,  ruin. 

Hombrecillo,  tal  por  cual, 

horamala  para  vos, 

i  Mi  esposa  os  parece  mal  ? 

Pues,  bergante,  yo  os  prometo 

Que  os  la  he  de  hacerdescal/,ar. 

(Ap.  i  Oh  si  pudiera  un  criado, 

Para  poder  descansar. 

Sacudir  de  cuando  en  cuando 

A  su  dueño  el  balandrán!)       (Vai 

DOÑA  INÉS.  {Ap.) 
1  Que  esto  escucho! 

DON  JUAN.  {Ap.) 

i  Que  esto  sufra 

DOÑA  INÉS.  {Ap.) 

i  Si  esto  que  dice  es  verdad  ? 
¿Si  me  aborrece? 

DON  JDAK.  {Ap.) 

¿Qué  espero? 
Yo  me  quiero  declarar. 

DOÑA  INÉS.  {Ap.) 

Pues  torne  otra  vez  mi  pena 
So  llama  i  disimular. 


DON  JUAN.  {.Ap.) 

Pero  averiguar  mi  indicio 
Es  medio  mas  eficaz. 

DOÑA  INÉS. 

Y  ahora  dar  lugar  esfuerza 
Para  que  pueda  sacar 
Beatriz  á  don  Lope,  pues 
Oculto  en  mi  cuarto  está. 

DONJUÁN.  (.-Ip.) 

Esto  ha  de  ser. 

DOÑA  INÉS. 

{.Ap.  Esto  sea.) 
¿Oís,  Sancho? 

DONJUÁN. 

¿Qué  mandáis? 

DOÑA  INÉS. 

Advenid.  {Ap.  ¡Estoy  confusa!) 

DON  JUAN. 

¿Qué  decis?  (/tp.  ¡  Estoy  mortal!) 

DOÑA  INÉS. 

Que  cuando  dije...  {.Ap.  ¡Que  tema, 
Que  reviente  este  volcan 
Üe  mi  fuego,  si  mi  voz 
Hace  á  la  llama  lugar!) 

DON  JUAN. 

Ea,  declaraos,  Señora. 

DOÑA  INÉS. 

A  poderme  declarar. 
Yo  dijera... 

DON  JOAN. 

¿Qué  decis? 

DOÑA  INÉS. 

Que  aunque  oísteis... 

DONJUÁN. 

Acabad. 
{Ap.  ¡Que  estando  yo  tan  cobarde, 
Esfuerce  á  quien  no  lo  eslá !) 

DOÑA  INÉS. 

Que  aunque  dije  que  os  adoro. 
Era  porque  erais  don  Juan. 

DON  JUAN. 

Pues  mi  pena  y  mi  deseo 

Es  porque  á  don  Juan  queráis. 

DOÑA  INÉS. 

¿Lo  deseáis? 

DON  JUAN. 

Fuera  mi  gloria. 

DOÑA  INÉS. 

{Ap.  No  me  tiene  voluntad.) 
¿Esto  es  cieno? 

DON  JUAN. 

Y  es  tan  cierto. 
Que  todo  mi  honor  está 
En  que  á  don  Juan  estiméis. 

DOÑA  INÉS. 

¿Luego  no  os  aseguráis 
Que  le  adoro  ? 

DONJUÁN. 

Estoy  dudoso. 

DOÑA  INÉS. 

Pues  no  lo  estéis,  y  pensad... 

DONJUÁN. 

¿Qué? 

DOÑA  INÉS. 

Que  sólo  á  don  Juan  adoro. 

DONJUÁN. 

¡Plegué  á  Dios  que  sea  verdad! 


Sale  DOÑA  ANA. 


DONA  ANA. 

Después  que  ayer  don  Fernando 


.\le  dio  este  cuarto,  y  despuei 
Que  estaba  con  doña  Inés 
Wi  pena  y  dolor  templando, 

Y  después  que  por  mí  ayer 
Lloró  en  líquidos  cristales , 
Porque  obligan  más  los  males 
Cuando  son  de  una  mujer ; 
Estoy  con  grande  cuidado 

De  ver  que  tan  tarde  es, 

Y  ni  llama  doña  Inés 

Ni  su  padre  me  ha  avisado ; 
En  esta  cuadra  he  sentido 
De  Inés,  á  lo  que  yoínQcro, 
Airadas  voces  primero, 

Y  después  confuso  ruido. 

¡  Que  este  continuo  anhelar 
Mi  amor  y  mi  honor  moleste! 
El  cuarto  de  Inés  es  este. 
Entrarla  quiero  á  buscar 
Para  avisarla  también 
Que  irme  de  su  casa  trato. 
Pues  cuanto  más  me  recalo 
Más  lejos  estoy  del  bien ; 
Porque  si  vengo  á  buscar 
A  un  hombre  queme  ha  agraviado, 
¿Cómo  en  un  cuarto  cerrado 
Mí  cuidado  le  ha  de  hallar? 

Y  más  cuando  ha  persuadido 
Discursivo  mí  temor. 

Que  quien  me  fingió  el  amor 
El  nombre  me  habrá  fingido, 

Y  pues  no  he  creído  el  nombre, 
Sepa  Inés  este  deseo; 

Mas  por  las  espaldas  veo 
Dentro  de  su  cuarto  un  hombre, 

Y  no  me  quiero  volver; 

Mas  pienso  que  me  ha  sentido. 

{Llegue  doña  Ana  á  la  puerta  donde 
está  don  Lope  y  hace  que  le  ve;  y 
vuélvase  al  tiempo  que  se  vuelve  don 
Lope  y  cógele  de  espaldas,  y  ella  se 
vuelve  á  la  parte  donde  estaba ,  en 
que  halla  u/ia puerta;  ella  la  cierra 
y  él  hace  fuerza  para  que  no  la 
cierre,  y  siempre  hablando  desde  la 
parte  de  acá  afuera,  y  ella  haciendo 
fuerza  de  la  parte  de  adentro. ) 

DON  LOPE. 

Hacia  aquí  he  escuchado  ruido ; 
Vive  Dios  que  es  doña  Inés. 

DOÑA  ANA. 

No  me  vio  el  rostro,  que  fuera 
Muy  posible  que  importara. 

DON  LOPE. 

¿Inés? 

DOÑA  ANA. 

Yo,  cierro... 

DON  LOPE. 

Repara, 
No  cierres,  aguarda,  espera; 
Yo  vengo  determinado, 
No  pienses  que  has  de  cerrar; 
¡Vive  Dios  que  has  de  escuchar. 
Puesto  que  yo  le  he  escuchado! 
Mi  pena  en  este  rigor 
Ya  no  puede  estar  más  muerta, 
Que  no  es  la  primera  puerta 
Que  le  has  cerrado  á  mí  amor ; 
Mas  por  sí  llegan  á  ser 
Celos  los  que  me  pediste 
De  la  dama  que  dijiste, 
Te  quiero  satisfacer; 
Si  tu  padre  te  ha  casado. 
Mi  amor  quiere  mí  desvío, 
Pues  nunca  al  desvelo  mío 
Costó  su  amor  un  cuidado; 
En  Burgos  la  hablé  y  la  vi, 

Y  aun  la  llegué  á  merecer ; 
¿Mas  cómo  puedo  querer 
A  quien  el  nombre  fingí? 


ICO  comedí; 

Uaslan  estos  desengaños 
Si  celos  tu  enojo  ba  sido. 
yue  á  nadie  se  le  han  pedido 
Celos  de  amor  de  seis  años ; 
Tu  discurso  apresurado 
A  tu  pasión  atrepella  , 
Pues  sólo  me  acuerdo  della 
Porque  me  la  has  acordado ; 
La  salislaccion  te  doy. 
Paga  el  premio  de  mi  fe, 
Pues  ni  la  he  visto,  ui  sé 
Eo  qué  parte  está. 

Aquí  estoy; 
Viven  los  cielos ,  ingrato, 
Traidor  y  mal  caballero... 

DON  LOPE.  (Ap.) 
¿Qué  es,  ojos,  lo  que  liáis  mirado? 
¡  Aquí  doña  Ana  !  ¿  Qué  es  esto  1 

DOÑA  ANA. 

Que  has  de  pagarme  en  venganzas 
Lo  que  he  escuchado  en  desprecios  ; 

Y  supuesto  que  te  he  hallado 
Cuando  te  buscaba  menos, 
Hoy  de  mi  rigor  ruina 

Y  de  mi  agravio  escarmiento... 

OOX  LOPE. 

No  des  voces ,  oye ,  aguarda. 

DOÑA  A>-A. 

No  me  atajes. 

DOK  LOPE. 

Yo  prometo... 

DOÑA  ARA. 

Cercado  de  mi  razón 
Pide  partidos  tu  miedo. 

BON  LOPE. 

Oye,  detente,  Señora. 

DOÑA  A>A.  {Da  voces.) 
Don  Fernando,  aquí  está  el  dueño 
De  mi  ofensa,  y  el  que  dio 
Muerte  á  mi  hermano  don  Diego. 

DON  LOPE. 

Uira  que  me  iré. 

DOÑA  ANA. 

|Ah  traidor! 
¿No  hay  quien  oiga  mis  empeños? 
¿No  hay  quien  socorra  el  honor 
De  una  mujer? 

Sale  DON  JUAN. 

DON  JOAN. 

¿Qué  es  aquesto? 

DOÑA  ANA.  {Ap.) 

:  Válgame  el  cielo!  ¿qué  miro? 
¡Viva  estatua  soy  de  nielo  ! 

DONJUÁN.  {Ap.) 
O  es  que  mis  ojos  no  han  visto. 
Ni  mis  oidos  oyeron... 

DON  LOPE.  {Ap.) 
O  es  que  aquí  mi  sinrazón 
Dejó  mi  acero  suspenso. .. 

DOÑA  ANA.  {Ap.) 
O  es,  que  porque  sienta  más. 
Finge  apariencias  el  miedo... 

DON  JOAN.  {Ap.) 
O  esta  es  mi  hermana  doña  Ana, 
De  tantos  agravios  dueño. 

DON  LOPE.  {Ap.) 
O  soy  cobarde  enemigo. 
Pues  no  me  irrito  ni  muero. 

DOÑA  ANA.  (.4p.) 

ü  este  es  mi  hermano  don  Juan. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

DON  JOAN.  (.4p.) 

¿Pues  qué  aguardo? 

DON  LOPE,  {.ip.) 

¿Pues  qué  espero í 
Salir  es  duelo  forzoso. 

DON  JUAN.  {.Ap.) 
Matarle  es  preciso  empeño. 

DON  LOPE.  (.4/).) 

Mas  quiero  ver  lo  que  intenta. 

DON  JUAN.  {Ap.) 
Pero  no  sé,  vive  el  cielo. 
Cuál  de  aquestas  dos  ofensas 
Debo  castigar  primero; 
Aquiá  mi  hermana  he  encontrado, 

Y  á  don  Lope  también  veo; 
Esta  ofensa  es  de  mi  honor, 

Y  esta  parece  de  celos; 
Una  siento  con  ardor 

Y  otra  guardo  como  incendio ; 
Si  doy  á  mi  hermana  muerte. 
Esa  venganza  divierto; 

Y  si  esta  vengar  procuro. 
La  más  importante  dejo. 
¿Pues  cómo,  iras  de  mi  fama. 
Han  de  cobrarme  recelos 

De  mi  sospecha  y  honor. 

Las  dos  venganzas  aun  tiempo? 

DON  LOPE. 

Hombre  que  le  h;is  suspendido 
A  mi  valor  los  aciertos, 
O  acomete  con  la  lengua 
O  habíame  con  el  acero. 

DON  JUAN.  {Ap.) 

Pero  si  esta  ofensa  es  cierta , 

Y  dudoso  estotro  afecto. 
Sea  para  mi  venganza 

Mi  honor  antes  que  mis  celos ; 
Muere,  ingrata,  porque  asi... 

DOÑA  ANA. 

Señor,  yo  aqui... 

DON  LOPE. 

Deteneos, 
Que  aunque  ella  pidió  favores 
Contra  mi ,  ya  estoy  en  tiempo 
Que  para  librar  su  vida 
Vengo  á  ser  quien  la  deGendo. 

DON  JUAN. 

¿Luego  contra  vos  pidió 
Favor  cuando  salí? 


¿Luego  la  debéis  ofensa? 

DON  LOPE. 

Pues  á  vos  ¿  qué  os  toca  de  eso, 
Siendo  de  don  Juan  criado? 

DONJUÁN. 

Que  soy  criado  os  confieso; 

Y  siéndole  liel,  me  tocan 
Las  ofensas  de  mi  dueño. 

DON  LOPE. 

Pues  esta  dama... 

DONJUÁN. 

Decid. 

DOÑA  ANA. 

(.4p.  Atajar  el  riesgo  quiero. 

Pues  piensa  que  no  es  mi  hermano, 

Y  satisfacerlo  á  un  tiempo.) 
En  este  cuarto  que  veis 

De  Inés,  este  caballero 
(No  sé  yo  con  qué  intención) 
Estaba  oculte  y  secreto; 
Yo  le  vi  salir,  di  voces. 
Quiso  atajarme,  v  en  esto 
Saliste. 


DON  JCAN. 

Cierra  los  labios, 
Tu  voz  pon  en  tu  silencio 
O  en  el  fondo  de  mi  pena ; 
{Ap.  ¡  Qué  de  sospechas  remuevo ! 
Pues  cuando  en  tamos  agravios 
Me  voy  a  hallar  satisfecho. 
Si  hallo  una  sombra  á  mi  honor. 
Hallo  una  luz  á  mis  celos ; 
Ahora  bien,  cierro  esta  puerta, 
Sancho  no  está  en  casa,  y  puedo. 
Puesto  que  tengo  ocasión. 
Satisfacerme  yo  mesmo.) 
Señor  don  Lope ,  sacad 
La  espada. 

DON  LOPE. 

Ya  lo  deseo, 
{Sacan  las  espadas.) 
Que  los  dos  somos  iguales 
En  llegando  á  los  aceros. 
¿Pero  no  hay  campaña? 

DONJUÁN. 

No, 
Que  es  tan  ardiente  mi  fuego. 
Que  si  aqui  con  vuestra  sangre 
No  intento  apagarle  presto. 
Cuando  le  quiera  templar 
Llegará  tarde  el  remedio. 

DON  LOPE. 

Pues  riñamos. 

DON  JUAN. 

Sois  bizarro. 

DON  LOPE. 

¿No  parece,  vive  el  cielo. 
Vuestro  valor  de  hombre  bajo? 

{Llaman  recio  á  la  puerta.) 
¿Llamaron? 

DONJUÁN. 

Si. 

DON  LOPE. 

¿Pues  que  haremos? 

DON  JUAN. 

Reñir. 

DON  LOPE. 

¿No  sera  mejor 
Ocultar  el  caso,  y  luego 
Ir  á  reñir  á  campaña? 

DON  JOAN. 

Yo  nunca  he  mirado  en  riesgos 
Cuando  riño. 

DON  FERNANDO.  (flíH/rO  ) 

Abrid  aqui. 

DOÑA  ANA. 

Desta  ocasión  me  aprovecho; 
Abro  la  puerta. 

DON  JUAN. 

No  abras. 

.Mre  la  puerta, 
y  sale  DON  FERNANDO. 

DON  FERNANDO. 

Detened,  parad  ,  ¿qué  es  esto? 

DON  JUAN. 

Querer  matar  á  don  Lope. 

DON  LOPE. 

¿Matar  un  criado  necio? 

DONJUÁN. 

Volver  por  vos  y  por  mi. 

DON  FERNANDO. 

¡Qué  es  estoque  miro,  cielos! 
;  Don  Lope  oculto  en  mi  cusa  I 
i  Sancho  aqui  tan  descompuesto ! 

¡  Que  Fernando  haya  salido ! 


DONDE 

DOÑA  ANA. 

¡Que  esté  mi  mal  sin  remedio! 

DOM  FERNANDO. 

¡Doña  Ana  ja  descubierta  ! 
.Coulad,  (lou  Lope,  esle  empeño. 

DONJUÁN. 

Yo  OS  lo  contaré  mejor ; 
Pero  decidme  primero, 
¿No  ocultáis  eu  vuestra  casa 
A  doña  Aoa? 

DON  FERNANDO. 

iNo  lo  niego; 
A  su  padre  don  Alonso, 

Y  aun  á  su  hermano  don  Diego, 
Debí  mil  obligaciunes 

Que  lioy  publico  y  hoy  confieso, 

Y  con  guardar  á  duíia  Ana 
Pagárselas  todas  pienso. 

Pues  le  ha  de  importar  su  honor. 

DON  JUAN. 

Decid,  ¿y  este  caballero, 
Según  vos  decís,  no  es... 

DON  FERNANDO. 

Soy  su  amigo  y  soy  su  deudo. 

DUN  JUAN. 

Y  decidme,  don  Fernando, 
Siendo  criado  ¿no  debo 
Miraren  ausencia  suya 
Por  el  honor  de  mi  dueño? 

DON  FERNANDO. 

Mirar  debes  por  su  honor, 
!  No  lo  dudo  ni  lo  niego. 

DON  JUAN. 

Pues  en  el  cuarto  de  Inís 
Don  Lope  estaba  encubierto, 
Duna  Ana  del  se  quejaba. 
Airado  salí  á  este  tiempo, 
O  esta  ofensa  es  de  doña  Ana, 
O  de  doña  liiéí el  duelo ; 
La  una  ofensa  es  de  un  agravio; 
La  otra  de  honor  y  de  celos ; 

Y  aunque  yo  veogo  á  ignorar 
Cuál  es  destos  dos  sugetos 
Por  quien  se  ofende  la  fama 
De  mi  dueño,  cuando  es  cierto 
Que  es  por  una  de  las  dos, 
¿atarle  poruña  quiero.    {Embístele 

DON  FERNANDO. 

Tened  la  espada  por  Dios, 
Cue  este  es  el  niajor  empeño 
Que  han  \  i»tu  las  expeneucias 
De  mis  años. 

DON  JUAN. 

¿Cómo  puedo 
Esperaros? 

DON  LOPE. 
Acabad. 
UO.ÑA  INÉS. 

¿Qué  gran  pena ! 

DO.ÑA  ANA. 

¡yué  gran  riesgo! 

DON  FER.NANUO. 

{Ap.  Más  le  quiero  asegurar 
Por  doña  Ana.)  Ya  os  advierto 
Que  dcsla  dama  el  honor 
Ls  más  limpio (|ue  el  sol  mesmo  ; 

Y  del  lindo  de  mi  hija 
Nüd.bosalislaceiüs, 
Porque  ese  duelo  me  toca 
IJmiu  a  su  padre ;  y  supuesto 
«ne  tnigo  segnri.iad 
Uedoii  Lupe,  no  pretendo 
Satisl^icerus  a  vos , 

Pues  que  yo  estoy  satisfecho. 

DON  JUAN. 

A  este  cuarto  oa  hay  por  donde 


HAY  AGRAVIOS  NO  UAY  CELOS,  Y  AMO  GUIADO. 
Pudiese  entrar,  pues  yo  mesmo 
He  estado  en  esta  antesala 
Todo  el  dia. 

DON  LOPE. 

Vive  el  cielo. 
Que  es  querer  con  vuestro  honor 
Apurar  mi  sufrimiento. 
Apartad.  (Embiste.) 

DON  FERNANDO. 

Tened,  don  Lope, 
Porque  es  atrevido  exceso, 
Que  á  un  criado  se  permita 
Las  licencias  de  su  dueño. 

DON  JUAN. 

Dejadme  matarle. 


Tente, 
Que  me  corro,  vive  el  cielo. 
Que  locándome  á  mi  tanto 
fcl  honor  del  dueño  vuestro. 
De  mi  honor  y  de  mi  espada 
Desconfiéis  osado  y  necio. 

DON  JUAN. 

Va  aqui  no  ha  de  ser  posible 
Satisfacerme;  y  supuesto 
Que  es  difícil ,  á  estas  cosas 
Quiero  arriesgar  un  remedio; 
Supuesto  que  os  toca  i  vos  , 
Vo  admito  vuestro  consejo ; 
Pero  á  los  dos,  dos  palabras 
Pediros  á  un  tiempo  quiero. 

DON  FERNANDO. 

Yo  juro  hacer  lo  posible. 

DON  LOPE. 

Y  yo  lo  mismo  os  prometo. 

DON  JUAN. 

Que  entregaréis  á  doña  Ana 

A  su  hermano,  es  lo  que  os  ruego, 

Y  que  vos  acabaréis 

Cou  don  Juan  aqueste  duelo; 
Con  lo  cual  vengo  á  salir 
De  dos  tan  graves  empeños. 
Pues  á  él  toca  conseguirlos 

Y  á  mi  toca  el  emprenderlos. 

DON  FERNANDO. 

Yo  ofrezco  lo  que  pedís. 

DON  LOPE. 

Yo  lo  que  ordenáis  ofrezco; 
Perúes  vergüenza,  por  Dios, 
Que  siendo  quien  sois,  os  demos 
Palabra,  que  será  nueva. 

DON  JUAN. 

Vive  Dios,  que  soy  tan  bueno 
Como  don  Juan ,  y  que  haré 
Que  asi  lo  confiese  el  nusmo ; 

Y  yo  sé  que  don  J  uan  es 
Tan  puntual  caballero. 
Que  lo  que  mi  lengua  diga 
Sabrá  sustentar  su  acero. 

DON  LOPE. 

Pues  yo  os  prometo  buscarle. 

DON  JUAN. 

Él  os  buscará  primero. 

DON  FERNANDO. 

Yo  á  doña  Ana  guardaré. 

DON  JUAN. 

liareis  como  noble  en  eso. 


Ya  es  preciso. 


DON  JUAN. 

Eso  quiero. 


CON  LOPE. 

Que  mi  espada... 

DON  JUAN. 

En  la  campaña 
Hacen  más  los  que  hablan  menos. 

DON  FERNANDO.  {Ap.) 

Mi  hijo  es  don  Juan  ,  y  á  don  Lope 
Sangre  y  amistad  confieso. 
DOÑA  ANA.  (Ap.) 
Si  digo  aqui  que  es  mi  hermano, 
(Correrá  mi  vida  riesgo. 

DOÑA  INÉS.  {Ap.) 

Este  es  el  primer  criado 
Que  por  su  amo  tiene  celos. 

DON  JUAN.  {Ap.) 
De  doña  Ana  he  de  saber 
Mi  agravio,  y  matarla  luego. 

DON  FERNANDO.  {Ap.) 

Juntar  á  las  dos  procuro. 

DON  JUAN. 

Ah ,  don  Lope,  ¿estáis  resuello 
A  reñir  cou  don  Juan? 

DON  LOPE. 

Si. 

DON  JUAN. 

¿  Vos  guardaréis  con  secreto 
A  doña  Ana? 

DON  FERNANDO. 

Eso  aseguro. 

DON  JUAN. 

Pues  buscará  don  Juan  quiero. 

DON  LOPE. 

Yo  le  aguardo. 

DONJUÁN. 

Sois  valiente. 

DON  LOPE. 

Sois  leal. 

DONJUÁN. 


DON  LOPE. 

Déme  mi  valor  esfuerzoi. 

DON  FERNANDO. 

Consejo  me  den  mis  canas. 

DOÑA  INÉS. 

Déme  mi  pasión  remedio. 

DOÑA  ANA. 

Déme  cordura  mi  ofensa. 

DON  JUAN. 

Denme  venganza  los  cielos. 


JORNADA  TERCERA. 

Sale   DOSA   ANA,  con  manto,, 
1  DOÑA  INÉS  deteniénUvta. 

DOÑA  ANA. 

Déjame  ir,  Inés,  y  advierte... 

DOÑA  INÉS. 

Digo  que  no  has  de  pasar. 


¿Qué  inlenlas'í 


Déjame  ver  el  rigor 

De  una  cweiüad  prevenida , 


DOÑA  INÉS. 

Esto,  doña  Ana ,  ha  de  ser. 

BOXA  ANA. 

Reducirte  en  atajarme, 

Mira  (jue  será  matarme 

Por  quereime  defender; 

Temo  el  acero  inhumano 

De  don  Juan,  que  está  orenJidu. 

DuSa  INÉS. 

Sancho  y  mi  padre  han  salido 
Juntos  a  buscar  tu  hermano, 

Y  asi,  puedes  divertir 
Tu  mal. 

DOÑA  ANA. 

Déjame,  Señora. 

DO.XA  INCS. 

Mandóme  mi  padre  ahora 
Que  00  te  deje  salir. 

DO.ÑA  AKA. 

Si  aquí  me  encuentra,  imagina. 
Que  don  Juan  me  ha  de  maUír. 

DOÑA  INÉS. 

En  el  riesgo  suele  estar 

Dispuesta  la  medicina; 

Di  tu  nuevo  mal ,  que  es  mengu:i 

Morir  confusa  en  callarle, 

Que  fara  poder  contarle 

¿s  capaz  toda  tu  lengua. 

DOÑA  ANA. 

El  mal  qoe  infiriendo  estás 
De  mi  fortuna  enemiga. 
Cuando  le  hablo,  se  mitiga, 

Y  luego  se  enciende  más; 
Mayor  mi  desasosiego 
Declárnudole  se  fragua , 

Que  á  gran  fuego  echar  poca  aprn 
Es  hacer  major  el  fuego.         (Llora.) 

DOÑA  INÉS. 

Manifiéstame  ese  ardor, 
Que  callas  tú  j  yo  recelo. 
Que  yo  te  daré  el  consuelo 
Conforme  al  mal. 

DOÑA  AWA. 

Tengo  amor. 

DOÑA  INÉS. 

Yo,lambien  ese  mal  siento 
Con  más  preciso  dolor. 
Que  no  hay  quien  no  tenga  amor 
Én  teniendo  entendimiei.  o. 

DO.ÑA  ANA. 

Yo  por  mi  honor  con  crueldad 
A  mi  ohligacion  decente. 
Si  00  modesta,  prudente 
Castigo  mi  voluntad. 

DO.ÑA  INÉS. 

Que  es  igual  mi  amor  te  digo 
Al  que  declarando  estás ; 
Pues  que  por  mi  honor  no  más 
Le  reprimo  y  le  castigo. 

DO.ÑA  AKA, 

El  mió  ba  de  fallecer. 

Pues  mi  t  oz  mi  honor  disfama. 

DOÑA  INÉS. 

Yo  le  doy  sombra  á  mi  llama 

Y  nadie  la  ba  visto  arder. 

Mayores  son  mis  desvelos. 

DOÑA  INÉS. 

Mi  pena  ba  sido  mayor. 

DOÑA  ANA. 

Mas  pena  es  mi  amor  que  amor. 


ESCOCIDAS  Dli  DON  FIÍANCISCO 

DO.ÑA  INÉS. 

¿Qué  es  la  pena? 

DOÑA  ANA. 

Tengo  celos. 

DOÑA  INÉS. 

Cuando  vi  que  discurrías , 

Y  que  al  tiempo  que  eoniabas 
Tu  nial ,  también  le  llorabas  , 
Conoci  que  los  tenias ; 

Mas  ni  me  admiro  ni  espanto 
Que  celos  hayas  tenido. 

DOÑA  ANA. 

i.  De  qué  lo  has  colegido? 

DOÑA  I.NÉS. 

De  tu  voz  y  de  tu  llanto; 
Porque  en  la  amorosa  calma 
De  sosiechasy  recelos. 
Son  el  amor  y  los  celos 
Las  calenturas  del  alma 
Que  salen  por  dar  despojos , 
Keducidos  en  agravios, 
Las  de  celos  á  Tos  labios 

Y  las  de  amor  á  los  ojos; 
Pues  como  en  esta  fortuna 
Dispuestas  siempre  y  abieilas 
El  alma  tiene  dos  puertas 

Y  amor  no  cabe  por  una ; 
Para  no  suspender  tanto 
Los  dos  su  afecto  veloz  , 
Los  celos  buscan  la  voz 

Y  el  amor  elige  el  llanto. 

DOÑA  ANA. 

Pues  otro  mal  hay  aquí 
Que  aflige  más  mis  desvelo?. 
Que  de  quien  tengo  estos  celos 
ts... 

DOÑA  INÉS. 

¿De  quién?  Dilo. 

DOÑA  ANA. 

De  ti. 

DOÑA  INÉS. 

Pues  di ,  ide  qué  has  colegido 
Estos  celos, y  porqué? 

DOÑA  ANA. 

Porque  á  don  Lope  encontré 
Dentro  en  tu  cuarto  escondido. 

DOÑA  INÉS. 

¿Y  yo  estaba  dentro? 

DOÑA  ANA. 

No; 
Mas  mi  amante  ó  mi  enemigo. 
Pensó  que  hablaba  contigo 

Y  su  amor  me  declaró; 
Pues  de  aquel  mismo  desden 
Mayor  mi  sospecha  se  hace, 
Porque  aquel  que  satisface 

O  es  querido  ó  quiere  bien. 

DOÑA  INÉS. 

Un  desengaño  mayor 
Es  preciso  que  se  arguya 
Ed  esta  sospecha  tuya. 

DOÑA  ANA. 

¿Qué  es? 

DOÑA  INÉS. 

Que  yo  te  tengo  amor. 

DOÑA  ANA. 

Y  asi  ,mi  pena  y  mi  afán, 
¿Cómo  apagará  esta  llama? 

DOÑA  INÉS. 

No  hay  dama  que  quiera  á  dama 
Que  ha  querido  a  su  galán  ; 

Y  a.sl  por  seguro  ten 

Que  en  mí  no  hay  afecto  tal  , 
Pues  yo  te  quisiera  mal 
Si  yo  fe  quisiera  bieu. 


DE  ROJAS. 

DOÑA  ANA. 

Celos  he  tenido  aqui; 
Pero  mal  de  ellos  inlieres. 
Pues  no  digo  que  le  quieres 
Sino  que  él  te  quiere  á  ti. 

DOÑA  INÉS. 

Pues  si  él ,  traidor  ó  infiel. 
Tu  amor  y  honor  ha  ofendido. 
Esos  celos  que  has  tenido 
íso  son  de  mi  sino  de  él. 

DOÑA  ANA. 

Remedia  mi  pena  fiera. 

DOÑA  INÉS. 

Yo  lo  más  que  puedo  hacer 

Es  llegarle  a  aborrecer. 

No  hacerle  que  no  me  quiera ; 

Y  mejor  te  estaba  á  ti 

Si  me  despreciara  cruel 

Que  yo  le  quisiera  á  él 

Que  lio  que  él  me  quiera  á  mi. 

DOÑA  ANA. 

Dices  bien ;  déjame ,  pues 
No  remedio  tanto  ardor, 
Por  el  riesgo  de  mi  honor 
Irme  de  tu  casa,  Inés. 

DOÑA  INÉS. 

Vive  Dios ,  que  no  te  has  de  ir, 

Y  ahora  tu  mal  inliera 
Que  si  i  don  Lope  quisiera 
Yo  te  dejara  salir. 

DO.ÑA  ANA. 

Cuando  un  riesgo  se  previene 
Que  decírtelo  no  puedo. 

DOÑA  INÉS. 

Ta  fama  cure  á  tu  miedo. 

DOÑA  ANA. 

Don  Juan ,  no  es  don  Juan. 

DOÑA  INÉS. 

El  \ienc. 

DOÑA  ANA. 

Pues  tú  no  me  has  de  escondor. 
Si  librar  quieres  mi  vida 
Adonde  estuve  escondida. 

DOÑA  INÉS. 

Eso,  doña  Ana,  ha  de  ser; 
Por  esa  falsa  escalera 
Se  va  a  un  cuarto  principal ; 
Espérame  en  él. 

DOÑA  ANA. 

Mortal 
Mi  alivio,  tu  alivio  espera.         {' cjí.) 

BOÑA  INÉS. 

Para  verle  en  ocasión 
Que  no  me  ve  prevenida. 
Quiero  escucharle  escondida. 

(Escúiidíse.) 

Sale  SANCHO. 

SANCHO. 

Después  de  Dios,  bodegón. 
Luego  dirán ,  que  es  deshonra 
Comerlo  alli  sin  sabor; 
jBendito  seáis,  vos.  Señor, 
Que  no  me  habéis  dado  honra ! 
En  ser  hombre  desigual 
Por  más  me  vengo  á  tener, 
Porque  yo  más  quiero  ser 
Picaro  que  Cardenal. 
Esto  tengo  por  más  bueno 
Que  ser  señor  y  aun  reinar. 
Que  allá  suele  en  el  manjar 
Disimularse  el  veneno. 
Pues  ser  picaro  dispongo, 
Que  como  Lope  advirtió, 
A  ningún  hombre  se  vio 
Darle  veneno  en  mondongo. 


DONDE 

Vo  me  entro  i  ser  mis  prorundo, 

Y  yo  me  entro  i  discurtir, 
¿Por  qué  3  mi  me  ba  de  podrir 
Que  se  use  honra  en  el  mundo  ? 
¿Porque  uno  llegue  á  plantar 
(Uejeinos  á  un  lado  miedos), 
En  mi  cara  cinco  dedos. 

Le  tengo  yo  de  m:iiar' 
Pues  respóndanme  ¿por  qué? 
Si  bay  barbero  que  me  pone. 
Cuando  afeitarme  dispone, 
Como  á  un  san  Bartolomé  , 
T  llega  con  su  navaja 

?ue  sabe  Dios  donde  ha  andado  , 
,  en  Un,  después  de  afeitado 
He  toma  el  rostro  y  me  encaja 
Cuatro  ó  cinco  bofetones, 
jporque  en  otras  ocasiones 
Bay  duelo  é  indignación? 
jNo  es  mejor  un  bofetón 
['Ue  quinientos  bofetones? 
¡Que  aquestos  duelos  prosigan? 
iQue  sea  el  mentir  afrenta? 
jQue  no  importa  que  yo  mienta 

Y  importa  que  meló  digan? 
íQue  baya  en  el  mundo  este  afán? 
¿Que  este  uso  en  los  hombres  bava? 
Señor,  aun  los  palos,  vaya , 

Que  duelen  cuando  se  dan. 
Duelista,  que  andas  cargado 
Con  el  puntillo  de  honor, 
Dime,  tonto,  ¿no  es  peor 
Ser  muerto  que  abofeteado? 
¡Y  que  á  la  muerte  tan  ciertos 
Vayan  porque  el  duelo  acaben! 
Bien  parece  que  no  saben 
Los  vivos  lo  que  es  ser  muertos. 

Sale  BEATRIZ. 

BEATRIZ. 

Seáis ,  don  Juan  ,  bienvenido. 

SANCnO. 

Beatriz,  va  de  pundonor. 

BEATRIZ. 

Eon  Lope  .  con  mi  Señor, 
A  buscaros  han  salido, 

Y  Sancho,  vuestro  criado. 

SANCHO. 

iíné  me  querrían? 

BEATRIZ. 
No  Sé. 


I    No  me  encontraron ,  porque 
'    Boy  be  sido  convidado. 

BEATRIZ. 

Vuestro  suegro  y  dueño  mió, 
Aquesta  llave  que  veis. 
Me  dio  para  que  os  bajéis 
Al  cuarto  que  está  vacio; 
Que  sera  alegre  os  alabo. 
Quiere  que  abajo  habitéis; 
Pero  buen  cuarto  tenéis. 

SANCHO. 

Para  mi  basta  un  ochavo. 

BEATRIZ. 

I     Va  voy  i  bajar  la  cama. 

¡  SANCHO. 

T, en  6n,  ¿por  qué  la  bajáis? 

BEATRIZ. 

Porque  no  es  bien  que  viváis 
En  el  cuarto  de  mi  ama. 
Todos  este  yerro  ven , 
t  que  no  estando  casado 
Será  en  la  corte  notado 
Que  durmáis  arriba. 


HAY  AGHAVIOS  NO  HAY  CELOS,  Y  AMO  CRIADO. 


'* 


Bien; 
Dádmela  llave. 

BEATRIZ. 

Tomad. 

SANCHO. 

¡Lo  que  á  servirme  se  humilla ! 
¿Quieres  creer  Ueairicilla 
Que  te  tengo  voluntad? 
Si,  juro  a  Dios. 

BEATRIZ. 

¿Qué  me  dices? 
¿Amor  me  tienes  á  mi? 

SANCHO. 

Beatriz,  desde  que  naci 
Fui  inclinado  á  Beatrices. 

BEATRIZ. 

¿Que  á  mí  con  afecto  tal 
Quererme  tu  engaito  intente? 

En  siendo  el  amor  corriente  , 
Busco  la  dama  usual. 

BEATRIZ. 

Que  no  he  de  quererte  ,  digo. 
Ni  en  mi  ha  de  caertal  mancha. 

SANCHO. 

{Ap.  Porque  la  ruego  se  ensancha. 
;  Qué  bien  decía  un  amigo. 
Que  el  que  quisiere  vencer 
Cualquier  gorrona  al  llegar. 
No  la  piocure  rogar 
Si  la  puede  acometer.) 
¿En  tin,  no  le  persuades 
A  pagar  mi  aniur  honesto? 

BEATRIZ. 

No. 

SANCaO. 

Pues  embisto. 
Sale  DOf)A  INÉS  al  paño. 

DOÑA  INÉS. 

¿Qué  es  esto? 

SANCHO. 

¿Esto?  nada,  mocedades. 

DOÑA  INÉS. 

¿  Pues  cómo  habéis  profanado 
Mí  opinión  y  fama  toda'.' 

BEATRIZ. 

Como  se  alarga  la  boda, 
Anda  el  hombre  endeinoiiiado. 

DOÑA  INÉS. 

¿Vuestra  voluntad  ingrata, 
Cómo  mi  honra  alropella? 

SANCHO. 

Yo  no  lo  hacia  por  ella  , 
Sino  por  tenerla  grata. 

DO.ÑA  INÉS. 

Advertid... 

Sale  DON  FERNANDO. 

DON  FERNANDO. 

¿Señor don  Juan? 

SANCHO. 

Don  Fernando,  bienvenido. 

DON  FERNANDO. 

A  buscaros  he  salido. 

SANCHO. 

¿Qué  hay  de  nuevo? 

DON  FERNANDO.  (Ap.) 

Ho}  cesarán 

Mis  dudas. 


SANCHO. 

Acabad,  pues. 
{Ap.  ¿Qué  querrá  este  viejo  hablar. 

DON  FERNANDO. 

Solos  hemos  de  quedar — 
Vete,  Beatriz;  vete,  Inés. 

SANCHO.  {Ap.) 

Pues  no  se  me  ba  de  escapar 
La  Bealricilla  tirana. 

DOÑA  INÉS. 

Bajo  á  buscar  á  doña  Ana; 

Yo  la  voy  á  consolar.  (Vasi 

DON  FERNANDO.    (Ap.) 

¿Cómo  no  le  digo,  pues, 

l)e  mi  agravio  estos  extremos? 

SANCHO. 

Señor  suegro,  ¿qué  tenemos? 

DON  FERNANDO. 

Un  empeño  grande. 

SANCHO. 

¿Yes? 

DON  FERNANDO. 

Que  al  campo  vais  os  exhorta 
Mi  celo,  que  os  desengaña. 

SANCHO. 

¿Pues  qué  importa  irá  campaña? 


Es  á  reñir. 

SANCIO. 

¿Eso  importa? 
Mas  si  obedeceros  trato, 
¿Por  qué  irritarme  queréis? 


Porque  un  agravio  tenéis. 

SANCHO. 

Vos  sois  grande  mentecato. 

DON  FERNANDO. 

Pues  decid  ,  ¿de  qué  inferís 
Ser  yo  necio  y  poco  sabio  ? 

SANCHO. 

Si  yo  no  sabia  mi  agravio, 
¿Para  qué  me  lodecis? 

DON  FERNANDO. 

o  atrevido  ó  inhumano 
Que  le  deis  la  muerte  espero. 
Porque  está  aqui  el  caballero 
Qne  dio  muerte  á  vuestro  hermano; 

Y  fuese  valor  ó  suerte. 
Cuando  matarle  intentó, 
En  vuestra  casa  le  dio 

A  escuras  sangrienta  muerte. 

SANCHO. 

¿A  escuras  fué? 

DON  FERNANDO. 

A  escuras  fué. 

SANCHO. 

Pues  no  quiero  acometerte  > 
Que  si  aquél  mató  sin  verle , 
¿Qué  hará  de  mi  si  me  ve? 

DON  FERNANDO. 

No  vengaros  será  ultraje, 

Y  aun  cobardía  será. 

SANCHO. 

¿No  miráis  que  sabe  y» 
Como  matar  mi  linaje? 

DON  FERNANDO. 

Que  ese  es  temor,  imagino. 

SANCHO, 

Pues  tomar  venganza  espero. 
¿Quién  es  ese  caballero? 

DON  FERNANDO. 

Es  don  Lope ,  mi  sobrino. 


ICi 

SA^cuo. 
Oh,  pues  si  don  Lope  es. 
Templóse  mi  enojo  ardiente; 
Hjsla  ser  vuestro  pariente 
Para  echarme  yo  á  sus  pies. 

DON  FtRMAStlO. 

Que  toméis  venganza  elijo, 
U  indignadü  ó  valeroso, 
yue  siendo  de  Inés  esposo. 
Mas  sois  vos,  pues  sois  mi  bijo. 

SANCHO. 


DU.\  FER.VANDO. 

No  tan  presto. 

¡Oh  ,  si  me  enojo. 
No  hay  demonio  que  me  lenya  : 

DÜ.N  FEIINANDO. 

(>on  otra  ofensa  profana 
Vuestra  nobleza. 

SANCno. 
Pues  bien. 

DON  FtllNA^UO. 

Hay  otro  agravio  lanibieu. 

SANCHO. 

¿Ves» 

DON  FERNANDO. 

Que  ofendió  á  vuestra  herm; 

SANCHO. 

¿Cierto? 

DON  FERNANDO. 

Podeislo  creer. 
Pues  ya  perdonarle  intento. 

DOH  FERNANDO. 

j Por  qué? 

SANCHO. 

Porque  es  juramento 
De  no  reñir  por  mujer. 

DON  FERNANDO. 

;,Esa  es  la  llanw  inlmniana 
Con  que  vuestro  euojo ardió? 

SANCHO. 

Señor,  ¿he  de  andarme  yo 
Hecho  ruliau  de  mi  heiniaiía , 
Si  por  mis  pecados  nejiros 
Hace  de  mi  muerte  alarde  ? 

DON  FERNANDO. 

Vive  Dios ,  que  sois  cobarde. 

SANCHO. 

Eso  no  toca  á  los  suegros. 

DON  FERNANDO. 

Si  loca. 

SANCHO. 

¡Hay  tal  incitar  le! 
Suegro  cisma ,  y  suegro  eterno, 
Si  porque  iie  de  ser  tu  yerno 
Procuras  despavilarme. 
Haces  mal ,  que  es  sinrazón , 
Porque  un  duelo  satisfaga  , 
Que  este  yernicidio  se  haga 
Antes  de  la  pesesion. 

DON  FERNANDO. 

Sandio,  palabra  le  ha  dado 
be  reñir  por  vos  aquí. 

SANCHO. 

Pues  que  la  cunijila  por  mi, 
Si  la  ha  dado  mi  criado. 

DON  FERNANDO. 

;.  Así  un  honor  se  desdora? 
¿No  reñís  por  vuestra 


COJIEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


SANCHO. 

Señor,  reñir  quiere  gana, 

Y  yo  no  la  tengo  ahora. 

DON  FERNANDO. 

Vive  Dios... 

SANCHO. 

i  Hay  tal  porfiar ! 

DON  FERNANDO. 

¡  Que  asi  un  temor  os  reporta ! 

SANCHO. 

Hombre  ó  suegro,  ¿qué  os  importa 
Que  yo  me  salga  á  malar? 

DON  FERNANDO. 

Que  cuando  esposo  os  elijo 
i)e  Inés  ,  viendo  esta  templanza, 
O  habéis  de  tomar  venganza 
O  no  habéis  de  ser  mi  hijo ; 

V  sin  que  se  satisfaga 

El  duelo,  no  hay  que  pensar. 
Que  no  os  tengo  de  casar. 

SANCHO. 

Oye,  de  ese  mal  me  haga. 

DON  FERNANDO. 

Vive  Dios... 

SANCHO. 

¡  Hay  tal  infierno 
De  hombre! 

DON  FERNANDO. 

Cobarde,  villano. 

SANCHO. 

No  se  lome  tanta  mano 

Usted  ,  que  aun  no  soy  su  yerno. 

DON  FERNANDO. 

La  muerte  daros  sabré, 

Porque  aunque  me  estoy  templando.. 

Sfl/e  DON  JUAN. 

DON  JUAN. 

¿Qué  es  aquesto,  don  Fernando? 

DON  FERNANDO. 

Escucha,  y  oslo  diré. 

Porque  tome  recompensa 

Hoy  de  su  honor  ofendido, 

A  vuestro  dueño  le  pido 

Que  satisfaga  esta  ofensa. 

l'ero  hace  tanto  desprecio 

Con  salier  ya  su  enemigo. 

Que  al  verle  remiso  digo 

Que  es  cobarde  ó  que  es  muy  necio. 

\  puesto  que  tan  templado  ' 

Deja  vivo  un  deshonor. 

Pues  no  sabe  ser  señor. 

Sed  señor  y  sed  criado. 

Cuerdo  poüeis  enseñarle 

A  cumplir  con  su  opinión; 

Esta  fué  mi  obligación, 

Don  Lope  espera  en  la  calle , 

Hacedle  tener  valor. 

Criado  á  un  tiempo  y  amigo. 

Que  aunque  es  grande  el  enemiga. 

Es  el  agravio  mayor. 

Irritadle  vos  aquí 

Pues  templado  se  reporta. 

Que  aunque  á  mi  su  honor  me  importa 

A  él  le  importa  más  que  á  mi. 

DON  JUAN. 

Pues  decidme,  como  sabio, 
¿Qué  otro  agravio  hay  que  vengar? 

DON  FERNANDO. 

Don  Juan  le  podra  contar. 

Que  don  Juan  sabe  el  agravio.    (Vasc] 

DON  JUAN. 

Sancho,  amigo,  ¿qué  es  aquesto? 

SAKCUO. 

í  Fuese  ? 


DONJ 


Va  se  fué. 

SANCHO. 

Pues  hable: 
Dejemos  apañe  ahora 
Ficciones  y  disparates. 
De  mi  amor  y  obligación 
Las  bien  seguras  lealtades  ; 
No  es  tiempo  de  burlas  este; 
Üime,  ¿no  desaliaste 
Por  mi  esta  tarde  á  don  Lope? 

DON  JOAH. 

Sin  llegará  declararme 
Le  desaUé. 

SANCHO. 

¿Por  qué  fué? 

DON  JÜAH. 

Mis  sospechas  se  declaren. 
Porque  de  Inés  en  el  cuarlo 
Le  hallé  atrevido  y  amaule. 

SANCHO. 

¿No  reñiste  con  él? 

DON  JUA?I. 

No; 
Hasta  hacer  seguro  examen 
De  su  intento  y  de  una  ofensa 
Que  es  fuerza  que  honor  te  calle. 

SANCHO. 

Pues  ,  Señor,  ahora  es  tiempo 
Que  tu  acero  tu  honor  lave. 
Que  las  manchas  del  honor 
Las  saca  el  valor  con  sangre. 
Estfena  la  indignación. 
Pon  la  razón  de  tu  parte , 
No  se  ultraje  tu  valor 
Va  que  tu  honor  se  profane. 
Don  Lope  ofende lu  fuma. 
Tu  acero  intente  matarle  , 
Que  aunque  lus  celos  ignoras 
Ignoras  lo  que  más  sabes : 
Aprovecha  la  ocasión 
Si  no  quieres  que  se  pase , 
Su  acero  espera  lu  acero. 
Matarle  intenta  arrogante; 
Si  no  le  hallare  sangriento, 
Delerminado  le  halle; 
Procura... 

DON  JDAN. 

Calla ;  tu  voz 
Mis  oídos  no  embaracen , 
Porque  según  me  aconsejas. 
Parece  que  estoy  cobarde; 
Üi ,  ¿que  ofensa  puede  Ser 
Que  á  la  de  celos  se  iguale? 

SANCHO. 

La  del  honor. 

DON  JUAN. 

Dices  bien. 
Que  en  dos  extremos  tan  grandes, 
Respeto  en  un  mal  del  otro. 
Son ,  cuando  más  tibias  arden 
Las  ofen^'as  ,  fuego  activo. 
Los  celos  ceniza  fácil; 
Mas,  diuie,  Sancho. 

SANCHO. 

Señor. 

DON  JUAN. 

Dime,  ¿aquesta  ofensa  nace 
De  mis  celos? 

SANCHO. 

No,  Señor, 
De  otro  agravio. 

No  profanes 
El  sagrado  de  mi  oido, 
O  harás  que  intente  matarte. 


»a:»cho. 
En  mi  vida,  como  luya, 
Te  be  (le  permitir  que  mandes, 

Y  no  le  quiero  decir 

O  lu  Jcsdorn  o  lu  ultraje 
Porque  no  podrás  oirle 
Ni  JO  he  de  poder  conlarle. 

DON  Juan. 
Bien  haces,  que  si  un  agravio 
Es  del  honor  al  cuntarlt- , 
Se  hace  el  valor  sentimiento; 
Pero  cuando  no  se  sulie 
El  nervio  del,  el  dolor, 
Valor  atrevido  se  lince: 
¥  si  saludo  ha  de  ser 
Mi  ?ülor  dolor,  más  vale, 
(Jue  el  dolor  se  haga  valor, 
l'orque  me  irrite  y  le  mate  ; 

Y  di ,  ;i  don  Keriiuuüo  ahora 
Que  iuteuta? 

SAKCHO. 

Desagraviarte, 
Con  ser  su  sangre  don  Lope, 
Procura  Tengar  tu  sangre. 

DON  JUAM. 

Y  esta  ofensa  que  tü  callas 

Y  qneadivinnn  mis  males, 
¿Sábeiila  todos? 

SANCHO. 

Si. 

DON  JOAX. 

¡Ohr 

¡Aqueste  incendio  me  abrase! 

SANCHO. 

Y  don  Lope ,  tu  enemigo, 

Ue  está  esperando  i  que  baje, 
Pensando  que  so>  don  Juan. 

DON  JUAN. 

¡Cómo  haré  para  matarle 
Donde  sepan  nii  ven^íuma 
Los  que  mis  desilii.bus  saben? 

sancuo. 
Sical*  á  campaña. 

DON  JOAN, 

No, 
Porque  aunque  se  satisfacen 
Eo  el  campo  las  venganzas , 
En  casos  üc  honor  tan  giaves, 
Aunque  venza  a  mi  enemigo 
No  quiero  JO  aventurarme 
Aquello  se  cuente  bien  , 
Que  aili  lio  lo  mira  nailie  ; 

Y  con  mirarlo  y  saberlo, 

Ha)  en  Madrid  lenguas  tales, 
Qi¡e  cuentan  los  vriicimientos 
Á  la  luz  de  los  desaires. 

SANCHO. 

Pues ,  Señor,  ya  no  se  usa 
Sacar  la  espada  en  la  calle , 
Que  en  las  calles  de  la  curte 
Tudas  las  guerras  son  paces. 

DON  JUAN. 

Si  yo  tuviera  una  casa 
Do'nJe  poder  encerrarme 
Coa  él... 

SANCHO. 

Espera ,  Señor. 

DON  JOAN. 

¿Porqué? 

SANCHO. 

Porque  en  este  instante 
Se  le  cayó  la  pendencia 
En  la  miel;  aq'iesta  llave 
Es  de  un  cuarto  di-  esla  casa , 
Que  aunque  es  bajo,  es  cuarto  j;rande. 
Ahora  me  la  dio  Keatriz, 

Y  dijo  que  me  bajase 


DONDE  HAY  AGRAVIOS  NO  HAY  CELOS,  Y  AMO  CKIADO 

Este  agravio,  mis  di 


A  habitar  en  él ;  tú  puedes , 
Pues  él  te  espera,  encerrarte 
Con  él ,  que  si  le  das  muerte , 
Inés  y  su  anciano  padre 
llüii  Je  salier  lu  venganza 

Y  tú  has  de  quedar  triunfante. 

DON  JOAN. 

Dices  bien  ;  pues  baja  ,  Sancho, 

Y  llámale. 

SANCHO. 

Es  disparate 
En  rosas  que  imporlan  tanto : 
Va  bien  puedes  declararle  ; 
Baja  y  di  que  eres  don  Juan. 

DONJUÁN. 

En  vano  me  persuades, 
yue  si  por  sólo  unos  celos 
Encubrí  mi  nombre  amante, 
¿Cuánto  más  justo  será 
Que  por  mi  honor  me  disfrace? 

Y  asi ,  en  tanto  que  vengado 
Todo  este  volcan  se  apague, 
Sabe  lu  sufrir  mi  nombre , 
Pues  yo  sé  pasar  mi  ultraje. 

SANCHO. 

Di,  ¿qué  quieres  hacer? 

DONJUÁN. 

Esto. 
Dame  ahora  aquesa  llave. 

SANCHO. 

Toma  ¿Qué  intentas?  Acaba. 

DON  jÚan. 
Ahora  es  fuerza  que  bajes 
A  desaliarle,  que  vo 
OcullO(iuieroa;;uar(larle 
Dentro  del  enano  escoiidiilo, 

Y  una  induslria  ha  de  vengarm* 
Que  has  de  ver. 

SANCHO. 

Dime  .  Señor, 
¿En  Qn,  hade  desaliarle? 

DON  JUAN. 

Si. 

SANCHO. 

Y  si  le  diese  una  priesa 
De  reñir,  y  al  mismo  insUinle 
Desatacase  la  espada, 
¿Como  quieres  que  le  alaje  ? 

DON  JUAN. 

Hazle  señas  desde  lejos , 
Que  él  le  seguirá  al  iustunle. 

SANCHO. 

Y  di,  si  es  corlo  de  vista 

Y  lio  viese  las  señales , 

¿Qué  quieres  que  haga,  Señor'! 


Ya  eso  es  pasar  á  cobarde. 

SANCHO. 

No  es  sino  ser  advertido; 
En  ün  ,  ¿quieres  esperarle  ? 

DON  JUAN. 

Dentro  del  cuarto  estaré. 

SANCHO. 

Mira  que  al  entrar  no  aguardes 
Que  él  emhisla ,  embiste  lú  , 
Que  temo  que  se  adelante. 

DON  JOAN. 

Parte  al  punto. 

SANCHO. 

A  obedecerte 
Voy  como  leal. 

DONJUÁN. 

Verásme, 
i  Si  el  cielo  quiere,  vengado, 
Que  aunque  no  quiero  escuchar 


Son  profetas  de  mis  males. 

SANCHO. 

Pues,  Señor,  voy  por  don  Lope. 

DON  JUAN. 

Pues  ya  yo  Voy  á  esperarle. 

SANCHO. 

Soy  luyo. 

DON  JUAN. 

Hoy  he  de  premiar 
Tu  lealtad. 

SANCHO. 

No  me  la  pagues; 
Mucho  más  que  yo  en  servirte 
Vienes  á  hacer  en  mandarme. 

DON  JUAN. 

Sancho,  adiós. 

SANCHO. 

Señor,  adiós ; 
Él ,  por  quien  es ,  hoy  me  saque 
De  ser  criado  y  señor; 
No  sea  el  demonio  que  paguen 
Los  Sanchos  aquesta  vez 
Lo  que  hicieron  los  donjuanes.  ( Vase.) 

Sale  BE4TIÍ1Z. 

BEATRIZ. 

Vino  la  señora  noche 
iMuy  preciadita  de  madre 
De  las  sombras,  más  cerrada 
Que  colegio  de  estudiantes  ; 

Y  a  esle  cuarto  principal 
lie  biijado  en  este  inslaiiie 
De  don  Juan  y  su  criado 

Las  camas;  aqui  no  hay  nadie 
Que  me  escuche,  aunque  doña  Ana 

Y  mi  Señora  no  saben  , 
En  ese  jardín  ocultas. 
Los  intento^  de  su  padre; 
Ma^  lá  lie  una  hora  que  están 
llal.l.u,ilo;  plegué  a  Dios  qn.-  Iiablí 

De  los  Estados  de  Kiándes. 

Yo  solamente  no  tengo 

A  quien  le  cuente  mis  males ; 

Pues  vaya  de  soliloquio. 

Que  en  cuantas  comedias  se  hacen 

No  he  visto  que  las  criadas 

Lleguen  a  soliloquiarse. 

U'one  la  luz  sobre  un  bufete  ) 
Este  criado,  este  hombron 
De  linda  presencia  y  talle. 
Me  aliciona  por  lo  tosco 

Y  pica  por  lo  arrogante. 
He  dado  en  pensar  que  es 
Desgarrado,  y  algo  jaque , 

Y  los  bravossolamenle 
Son  los  que  me  satisfacen. 
Lleve  el  uiablo  las  mujeres 
Que  quieren  lindos  bergantes; 
i.  Para  qué  es  bueno  un  tacaño 
Que  se  esté  mirando  el  talle 
Desde  el  alba  hasta  la  noche. 
Que  presume  que  te  hace 

El  amor  de  merced,  sólo 

En  permitir  (|ue  le  bables? 

No  es  mejor  un  bravo,  que  entra 

Muy  zaino,  y  dice:  —  ¿Qué  hace?— 

¿Que  quiere  que  haga  á  las  diei 

De  la  noche  yo?  Esperarle.  — 

¿No  lie  dicho  que  no  me  esperes?— 

¿I'uesqué  he  de  hacer?— Acostarse.- 

Y  luego  al  punto  me  pega, 
Junticu  de  los  gaznates, 

S 'is  manotadas  —¿Que  no?— 
¿Él  liabia  de  tocarme 
En  el  pelo  de  la  ropa?  — 
¿Oye?— bien  oigo  —Que calle 
Le  digo.— No  he  de  callar ; 


IG6 

En  mi  casa  esloy,  iorame; 

—Mire  no  demos  al  diablo 

He  comer.— Con  lo  que  él  trae, 

>i  de  cenar  le  daremos;— 

Y,  en  fin  ,  con  lindo  donaire , 

Kn  bofetadas  y  coces 

Me  da  seis  pares  de  pares. 

Ksla  es  »ida  y  este  es  hombre ; 

l'asemos  más  adelante. 

Llama  un  melilluo  á  la  puerta.  — 

¿^tuién  llama?¿quiénes?— Vo,  abre.— 

Entra ,  y  lo  primero  es 

Irse  al  espejo  á  mirarse. 

Llégase  luego  la  dama. 

Y  si  ella  quiere  abra7.arle. 
Dice:  — Mira  esa  valona, 

No  sea  que  me  la  ajes.—  [drías! 

;t,lue  baya  quien  quiera  á  estos  nian- 
jijue  haya  mujer  que  los  hable ! 
Vudieniio  cualquiera  dama 
'lener,  si  quiere  buscarle, 
No  lindo  que  la  requiebre. 
Sino  hombre  que  la  maltrate; 
yue  si  he  de  hablar  la  verdad , 
Las  bofetadas  me  saben 
(Si  son  á  tiempo)  mejor 
Üue  gallinas  y  faisanes. 
{Meten  una  llave  en  la  puerta  de  aden- 
tro en  el  vestuario.) 
Pues  volviendo  á  este  criado. 
Digo...  mas  la  puerta  abren 
Por  defuera ,  ó  yo  me  engaño ; 

Y  porque  ahora  no  hallen 
A  doña  Ana  y  mi  señora 
Presumo  que  es  ¡mporlanle 
Echar  este  cerrojillo 

Y  avisarlas  que  se  guarden. 

{Eofia  un  cerrojillo  que  ha  de  haber.) 
¡Cé ,  señora  !  ;  Cé ,  doña  Ana ! 

Salen  DOJÍA  ANA  t  ÜO.ÑA  INÉS. 

DOÑA  ÜIÉS. 

¿Qué  hay,  Bealriz? 

BEATRIZ. 

¿No  OÍS  la  llave 
Con  que  abren  la  puerta? 

DOÑA  IKÉS. 

Si. 

BEATRIZ. 

Pues  subid  antes  que  llameo 
Por  esta  falsa  escalera. 
DOÑA  i:<És. 
A  mi  me  importa  quedarme 
En  aquesta  cuadra  oculta. 

BEATRIZ. 

En  la  escalerilla  es  lácil. 

DOÑA  ANA. 

¿No  ves  que  pudiera  acaso 
Uajarpor  ella  tu  padre? 

DOÑA  1^ÉS. 

Pues  volvamos  al  jardia. 

BEATRIZ. 

¿Vbriré  la  puerta? 

DOÑA   INés. 

Abre, 
Que  desde  aquí  escucharemos 
para  saber  cuánto  pase. 
(VflKsí  las  dos  por  donde  ie  vinieron, 

y  Bealriz  tire  el  cerrojo,  y  vase  tras 

ellas.) 

BEATRIZ. 

Tiro  el  cerrojo,  y  escurro 
La  bola  bácia  aquesta  parle. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


DON  JUAN. 

Noacertaba,  por  Dios,  a  abrir  la  puerta; 
.\liora  iinportí  quesequedeahierta. 
Ponerla  llave  iiilenlopur  de  dentro. 
Ya  mivengnnza  halló  felice  centro. 
Kn  esta  alcoba  elijo  recalado 
Prevenirle  mi  industria  á  mi  cuidado; 
Ya  llegan  ,  y  yo  quiero 
Prevenir  á  mi'lionor  mi  ardiente  acero: 
Hoy  cobrará  dicho.<:a  mi  esperanza, 
O  la  satisfacción  ó  la  venganza. 

(Escúndese.) 

Salen  SANCHO  t  DON  LOPE. 

DON  LOPE. 

Ea ,  señor  don  Juan  .  solos  estamos ; 
Ya  es  tiempo  que  cumplamos , 
Pues  son  precisas  las  obligaciones. 
De  una  ofensa  las  dos  satisfacciones ; 

Y  hallar  quisiera ,  para  no  ofenderos, 
Medio  para  poder  satisfaceros : 

Pero  pues  ya  supisteis  vuestro  agravio, 
P.iseal  acerola  pasión  del  labio, 
(,lue  á  una  ofensa  juzgada 
Satisface  la  lengua  de  la  espnda. 
Por  una  parle  intento  provocaros 

Y  por  otra  también  cuido  templaros, 

[ro). 
Que  hoy  temo,  vive  Dios  (decirlo  quie- 
>  uestra razón  aun  ma.<:que  vuestro ace- 

SAXCHO.  (Ap.)  [Jo 

PorsanCosmebendito.queheenlencli- 
Que  abrió  mi  amo  la  puerta  y  que  si-  ha 
DON  LOPE.  [iJu- 

Ea ,  irrite  el  acero  vuestro  brío. 

SANCHO. 

Esto  no  quiere  priesa,  señor  mió  : 
(Ap.  Él   se  fué ,  que  dejó  la  puerta 
DON  LOPE.  [abierta. 

Acabad,  y  cerremos  esa  puerta. 

SANCHO. 

Esperad. 

DON  LOPE. 

Ya  la  cierro.  {Ciérrala.) 

SANCHO. 

Entre  puertas  yo  llevo  pan  de  perro. 

DON    LOPE. 

Avivad  de  este  fuego  las  cenizas. 

SANCHO. 

Más  eslocadas  hay  que  longanizas; 
Tiempo  hay  harto.  Señor.  (Ap.  ¡Por  Je- 
[sucristo! 
Junto á  esta  puerta  á  miSeñorhevjsto  ) 
La,  Señor, , que  esperas?  [peras. 

Porque  este  hombre  ha  de  darme  para 
DON  JUAN,  (.ip.) 

Empieza,  riñe  para  asegurarlo. 

SANCHO.  {.\p.) 
¿Y  si  acaba  conmigo  al  empezarlo? 

DON   LOPE. 

¿No  vibráis  el  acero  penetrante? 

SANCHO. 

Estoy  haciendo  cólera  bastante  : 
Sal,  que  ya  empiezo. 

DON  LOPE. 

¿Qué  es  aquesto? 

SANCHO. 

Nada; 
Dejadme  enderezar  aquesta  espada. 

DON  LOfE. 

Que  suspendáis  vuestro  valor  lue  pesa. 


SANCHO. 

Tuércese  fácilmente,  es  genovesi. 

DON  LOPE. 

Acabad. 

SANCHO. 

Vive  Dios  que  un  real  nóvale. 
(.Ap.  ¿A  qué  espera  mi  amoque  no  sale!) 

DON  LOPE.  [liero, 

Que  no  le  importa  de  vuestro  brío  iii- 
Que  el  valor  obra  más  que  no  el  acero. 

DON  JOAN,  (.ip.) 
;0h  cielos!  ¡Quién  pudiera 
líeñir  aquí  con  él  sin  que  me  viera ' 
(Riñe  Sancho  con  don  Lope  y  retírase) 

SANCHO. 

Ea.pues. 

DON  LOPE. 

Sois  valiente  y  arrojado. 

SANCHO. 

llélo  sido,  mas  ya  se  me  ha  olvidado. 
(Ap.  Ea ,  Señor,  arrójate  valiente.) 

DON  LOPE. 

Bien  reñis,  vive  Dios. 


SANCHO. 


Bonitamente. 


DON 


tCómo  yo  mis  impulsos  no  provoco ? 

SANCHO. 

.Mal  me  trata  ;  esperad ,  tened  un  poco. 
■  Ap.  ¿Mi  amo  en  qué  imagina? 
ViveOrislo,que  pienso  que  esgallina.) 

DON  LOPE. 

Decid, pues,  qué  os  ataja  ó  qué  os  di- 
SANCHo.  [viene. 

«Vos  no  le  disteis  á  mi  hermano  uucilo 
A  escuras? 

DON  LOPE. 

SI. 

DON  JOAN.  {.Ap.) 

Buen  medio  ha  elegido 
Para  reñir  y  no  ser  conocido. 

SANCHO. 

Pues  mi  cordura  á  mi  valor  ataja  , 
Que  yo  no  he  de  mataros  con  venl:.jn; 
A  escuras  fué  el  maiarle  porvengaius, 
Y  á  escuras,  vive  Dios ,  he  de  nia'tai os. 
(Mata  la  luz.) 

Sale  DON  JUAN  y  riñe  á  escuras  con 
don  Lope,  y  don  Lope  sale  herido. 


I  él  la  1 


DON 


>N. 


.Mataréle,  pues  hoy  quiere  mi  suerte  ' 
Satisfacer  mi  fama  con  su  muerte. 

SANCHO.  (Ap.) 
Pues  yo  donde  él  esLiba  estoy  segorO, 

DON  LOPE. 

La  luz  muestra  sus  rayos  en  lo  oscuro; 
lias  valiente  por  Dios  os  lie  advertidos 
Viven  los  cielos  que  me  habéis  herido, 

DON  FERNANDO.  (Dentro.) 
;  Hola,  Bealriz! 

DON  LOPE. 

Que  bajan  luz  recelo. 

DON  LOPE. 

Yo  he  de  vengar  mi  sangre,  vive  el  cielo. 

DON  JUAN. 

Sancho,  sal  otra  vez. 

SANCHO. 

¿Qué  dices? 

DOn  JUAK. 

Presto 


DONDE  ll.VY  ACIIAVIOS  NO  HAY  CELOS,  Y 


DON  fei<ka;«do. 
Detened,  esperad  ,  don  Juan,  ¿qué es 
SANcno.  [eslo. 

i:slo,m3taráaquel(|uemeliaofeudido. 

UON  LOPE. 

Yo  he  de  vengar  mi  s.mpre. 

BOS  FEKNANDO. 

¿Estáis  herido? 

DO»  LOPE. 

Sí  estoy. 


En  mi  vida  he  lirado  cuchillada,    [te. 
yue  es  de  bolios,  yo  riíio  muy  pruden- 


DOM  FERNANDO. 


SANGRO. 

Asi  es  verda 

DON  JUAN. 

Bien  pude  disfrazar  yo, 
Oculto  como  criado, 
Un  agravio  adivinado, 
Pero  averi¡;uado  no. 

Y  asi,  para  castigarle 

Me  hizo  esfuerzos  el  sentirle, 
l}ue  un;i  cosa  es  presumirle 

Y  otra  cosa  es  escucharle : 
Que  soy  don  Juan  hien  se  ve, 

Y  también  á  escuras  fui 
El  que  primero  os  herí 

Y  el  que  ahora  os  mataré ; 
A  mi  sospecha  ofendida 
Tiró  el  indicio  otra  flecha, 

Y  asi  vengué  la  sospecha 


No  os  tuve,  vive  Dios ,  por  tan  valiente,  j  Con  la  sangre  de  esa  herida 


¿Uoude  es; 

DON  LOPE. 

Eu  este  brazo  es  la  herida. 

SANCHO. 

Esa  es  mi  herida,  no  la  erré  en  mi  vida. 

DON  FERNANDO. 

Y  ahora  vuestra  ofen^a , 

¿Que  es  lo  que  pretende  hacer? 

DON  LOPE. 

Yo  quieio  satisfacer 

Con  vuestra  sangre  y  la  mia. 

DON  FERNANDO. 

Ino  airado,  otro  ofendido. 
Volved  nobles  á  arrojaros. 
Que  mucho  mas  que  á  aplacaros 
A  irritaros  bu  venido; 
Que  si  al  bajar  arrojado 
Hallo  solos  a  los  dos , 
be  ninguno,  vive  Dios, 
He  pienso  poner  al  lado. 
Entre  los  dos  igualmente 
Neutral  mi  pasión  obligo  : 
lino  es  mi  sangre  y  amigo, 

Y  otro  mi  amigo  y  paiienle. 
í  puesto  que  no  se  ve 
(Según  de  los  dos  recelo) 
Satisfecho  vuestro  duelo. 
Reñid  ,  que  yo  os  miraré. 

DON  LOPE. 

Pues  es  tan  cuerdo,  admitir 
Es  luerza  vuestro  consejo. 

SANCHO. 

En  efecto,  aqueste  viejo 

Me  ha  hecho  por  fuer/.a  reüir. 

DON  LOPE. 

Ya  la  ira  me  obliga  aqui 

A  irritaros  inhumano; 

Yo  di  muerte  á  vuestro  hermano 

Yá  vuestra  hermana  oleiidi; 

Y  asi,  atrevido  y  osado, 
Todo  mi  ardor  os  provoca. 


Sale  DON  JUAN. 


Esa  venganza  le  toca 

Solo  á  don  Juan  de  Alvarado, 

Y  asi  el  acero  indignad. 

DON  LOPE. 

¿Pues  quién  es  don  Juan  aípii' 

DON  JUAN. 

Yo  soy  don  Juan. 

SANCHO. 

Es  así. 


Mas  ya  que  escuchó  mi  suerte 
Mi  agravio  de  vuestro  labio. 
Para  sanear  el  agravio 
He  de  comprar  vuestra  muerte ; 
Y  asi  las  satisfacciones 
Prometidas  se  verán ; 
Mirad  si  sabe  don  Juan 
Cumplir  sus  obligaciones. 

DON  FEhNANDO. 

Decid ,  ¿por  qué  cauteloso 
Tan  oculto  habéis  estado? 

DON  LOPE. 

¿Por  qué  habéis  disimulado 
El  nombre? 

DON  JUAN. 

Estuve  celoso. 

DON    FERNANDO. 

¿Pues  de  quién  los  celos  son? 
Decid  el  indicio  aqui. 

DON  LOPE. 

¿De  quién? 

DON  JUAN. 

De  vos,  pues  os  vi 
Bajar  por  ese  balcón. 

DON  LOPE. 

¿Vos  lo  visteis? 

DON  JUAN. 

V  después , 
O  amante  ó  determinado. 
Os  hallé  oculto  y  cerrado 
Dentro  del  cuarto  de  Inés. 

DON  LOPE. 

Pues  ¿por  qué  se  declaró. 
Guardando  ardor  tan  violento, 
Aqui  vuestro  sentimiento? 

DON    FERNANDO. 

¿No  tenéis  ya  celos? 

DON  JUAN. 

No. 

DON  LOPE. 

Pues  publiquen  vuestros  labios 
Estos  dudosos  recelos  : 
¿Por  qué  no  leñéis  ya  celos? 
Decid. 

DON  JUAN. 

Porque  tengo  agravios  : 
Amor  tuve  con  desvelos 
Iguales  á  mi  dolor, 
Y  asi  como  en  el  amor 
Hallan  propiedad  los  celos, 
A  un  tiempo  advertí  y  dudé 
Cautelosamente  sabio; 
Pero  en  sabiendo  mi  agravio 
De  mis  celos  me  olvidé. 
Que  si  en  dudas  y  recelos 
De  aquel  repetido  ardor 


AMO  GUIADO.  I 

Hay  celos  donde  hay  anuir. 
Donde  hay  agravios  no  hay  celos. 

DON  LOPE. 

Aunque  ya  como  enemigo 
Vibras  la  espada  en  la  mano. 
Advenid  que  vuestro  hermano 
Era  mi  mayor  amigo. 

Y  aunque  á  e.scuras ,  torpe  y  ciego 
A  don  Diego  muerte  di, 

Pero  como  no  le  vi 

No  supe  que  era  do»  Diego. 

DON   FF.RNANDO. 

Y  en  mi  crédito  se  allana 
Esta  verdad  que  os  abono. 

DON  JUAR. 

Pues  esta  ofensa  os  perdono, 

Y  paso  á  la  de  mi  hermana ;, 
Hoy  mi  venganza  me  llama 
Mucho  más  que  mi  rigor  : 
Mi  hermana  está  sin  honor 

Y  mi  honor  está  sin  fama; 

Y  á  satisfacer  primero 
El  duelo  esta  ofensa  aspira. 
Que  esta  pasión  pide  ira , 

Y  esta  ofensa  pide  acero. 

DON  LOPE. 

Cuando  yo  ofendí  á  doña  Ana  , 
De  un  error  nacieron  dos , 
Que  tampoco,  vive  Dios  , 
Supe  que  era  vuestra  hermana , 
Que  antes  perdiera  la  vida 
Avergonzado  y  corrido. 

DON   JUAN. 

¿Y  por  no  haberlo  sabido 
Deja  de  estar  ofendida? 

DON  LOPE. 

Ahora  bien ,  ahora  os  muestro 
i  Lealtad  con  que  os  mitigo, 
1  Pues  don  Diego  fué  mi  amigo, 
,  Yo  lo  quiero  ser  más  vuestro; 
Si  por  templar  los  recelos 
De  vuestros  discursos  sabios 
Os  quitase  los  agravios  , 
Quedarais  vos  con  los  celos. 
Decid,  ¿no  los  templaréis 
Si  halláis  nuevas  recompensas? 

DON  JUAN. 

Acabadas  las  ofensas 
Tengo  amor  y  los  tendré. 

DON  LOPE. 

Y  si  con  nuevos  desvelos 
Que  han  de  pronunciar  los  labÍG5 
Satisfago  los  agravios 

Y  satisfago  los  celos  : 
¿No  corregirá  advertida 
Hoy  vuestra  sospecha  fiera 
Duelo  y  amor? 

DON  JOAN. 

Eso  fuera 
Darme  honor  y  darme  vida , 

Y  mitigaréis  asi 
Todas  mis  sospechas. 

DON   LOPE. 

Pues 
Sabed  que  yo  quise  á  Inés , 

Y  Inés  no  me  quiso  á  mi. 
Beatriz,  viendo  mi  pasión  , 
Viéndome  á  su  amor  rendido. 
Por  dos  veces  me  ha  escondido 
En  el  cuarto  y  el  balcón. 

Y  puesto  que  honores  gano, 
A  satisfacer  se  allana 
Con  la  mano  de  doña  Ana 
La  sangre  de  vuestro  hermano ; 

Y  SI  al  si  de  nuestros  labios 
Doña  Ana  mi  esposa  es. 
Siendo  vuestra  doña  Inés 
Ni  habrá  celos  ni  habrá  agravios, 


alen  DOÍÍA  ANA  t  DOSA  INÉS. 


DoSa  INÉS. 

Lsta  es  mi  mano,  don  Juan. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  D0^  Fr.ANCISCO  DE  ROJAS. 

i>riÑ\  AS*. 
Csla ,  don  Lope,  es  mi  mano. 

DON    JUAN. 

Así  mi  lionorse  remoilia. 


DON  LOPE. 

Ya  no  es  mi  amor  tan  ingrato. 


SANCUO. 


Pnes  vuélvame  mi  lelralo 
Ylen(;;\  lin  l;i  comedia; 
Y  acallarla  [ireslo  es 
l'oniUB  ui  vítor  alcancemos, 
Que  Deutri?.  y  yo  podemos 
Irnos  á  casar  después. 


£L  MÁS  IMPROPIO  VERDUGO  POR  LA  MAS  JDSTA  VENGANZA. 


PERSONAS. 

CESAR. 

FEDERICO. 

LAliRA,  criada. 

EL  DUQUE  DE  FLOREN- 

ALEJANDRO, hijo  de  Cé- 

DIANA, dama  primera. 

COSMB,  gracioso  primero. 

CIA. 

sar. 

CASA.NDRA,  dama  segun- 

DAMIÁN, gracioso  segun- 

JULIA, criada. 

CARLOS,  hijo  de  César. 

da. 

do. 

Criados. 

JORNADA  PRIMERA. 


En  habiendo  cantado  la  música,  diga 
u.iA  voz  en  lo  alto,  sin  oirse  los  mii- 
ticos. 

DMA  voz.  (Dentro.) 

Arrojadle  de  la  escala. 

Precipitadle,  maladle, 

ll.ije  en  álomos  al  centro, 

Mida  sin  alas  los  aires; 

Kaeion  de  si  mismo  sea. 

Que  para  la  niuene  dalle 

Comisión  de  Dios  leñemos. 
TODOS.  (Dentro.) 

¡Huera! 

Baja  rodando  ALEJANDRO  desde  ar- 
riba con  broquel  y  espada ,  acuchi- 
llando á  los  músicos,  y  dice. 

ALEJANDRO. 

■¡Ob,  vil  canalla,  infame! 

MliSICOS. 

Parece  que  ana  montaña 
Se  vino  abajo. 

ALEJANono: 

Esperadme, 
Villanos;  porque  aunque  ludo 
Kl  infierno  os  acompañe, 
Pedazos  os  he  de  hacer; 
Estos  soB,  huid,  cobardes. 

Miisicos. 
Tente ,  demonio,  ó  quien  eres, 
Oue  como  ravo  bajaste 
Desde  ese  balcón  al  suelo. 

TODOS. 

Huyamos. 

(Vanse  los  músicos.) 

ALEJANDRO. 

No  ha  de  escaparsp 
l'na  filáziaa  humana 
Üe  vosotros,  ni  de  nadie 
De  cuantos  al  paso  encuentre. 
Que  escupo  el  alma  en  volcanes 
Por  los  ojos  y  la  boca. 

Sale  CARLOS  por  otra  parle  con  espa- 
da desnuda  y  broquel. 

CARLOS. 

Hombre,  detente,  jqué  haces? 
íQuiéo  eres? 

ALEJANDRO. 

¿Quién?  El  demonio. 

CARLOS. 

iEI  demonio?  Obligaráte 
La  cruz  desle  acero  mió. 
De  las  estrellas  brillante 
Esp^o,  á  que  huyas. 


ílejasdro. 
¿Yo? 
Mal  me  conoces,  mal  sabes 
Quien  soy,  porque  soy  demonio 
Tan  loco,  tan  arrogante, 
Que  no  huyo  de  las  cruces 
Ni  de  un  calvario:  la  calle 
Se  ha  de  hacer,  hombre,  angosta, 

Y  el  mundo,  para  que  escapes. 
Hecho  cenizas  de  mi. 

CARLOS. 

Pues  están  desnudas,  balden 
Las  lenguas  de  acero  solas, 

Y  las  arrogancias  callen. 

ALEJANDRO. 

Siempre  que  se  me  ha  ofrecido 
He  hablado  en  ese  lenguaje; 
Mas  no  he  encontrado  en  Florencia 
Ni  en  el  mundo,  quien  me  aguarde 
Con  tanto  valor. 

(Pelean  los  dos.) 

CARLOS. 

Pelea, 

Y  verás  más  adelante 

i;i  que  descubres  en  mi. 

ALEJANDRO. 

Confiésote  que  es  notable: 
jEres  Giielfo  ó  Gibelino? 

CARLOS. 

El  valor  hace  linaje 
De  por  si. 

ALEJANRRO. 

¿Carlos,  mi  hermano? 

CARLOS. 

¿Es  Alejandro? 

ALEJANDRO. 

V  quien  sale 
De  una  batalla  infernal 
Con  hidrópico  coraje 
De  beber  mi  sangre  propia. 

CARLOS. 

Rien  podrás  beber  tn  sanare, 
yue  alguna  pienso  que  vierte 
Este  brazo  del  combate 
Que  hemos  tenido. 

ALEJANDRO. 

V  el  alma 
Quisiera  también  ,<;acürte, 
Siendo  segundo  Cain 
De  Florencia  á  las  edades 
Venideras,  por  poder 
Templar,  Cario?,  con  njatarte, 
La  infernal  cólera  mia. 

UNA  voz.  (Dentro.) 
Agradece  á  las  piedades 
Secretas  del  cielo,  liera, 
Que  para  portentos  naces, 
El  haberle  revocado 
La  sentencia  inexorable 


Aguardadme, 
Villanos,  veréis  si  soy 
I  De  veras  portento.  ( 

CARLOS. 

¿Que  áspid 
Nació  con  tanto  veneno, 
NI  qué  Africano  Cerasles? 
Aguarda,  Alejandro,  espera. 
Que  aunque  esas  ofensas  haces 
A  la  sangre  que  tenemos, 
Al  riesgo  de  acompañarle 
A  que  tu  furor  le  opone... 

Sele  DIANA  á  un  balcón. 


darlos  es,  quiero  llamarle. 

CARLOS. 

Alejandro,  espera. 

DIANA. 

¡Ab,  Carlos! 
iAh,  Carlos ! 

CARLOS. 

La  voz  de  un  ángel 
Me  detiene,  que  es  Diana, 
Que  como  Diana  sale 
Ravos  de  plata  esparciendo, 
Dando  á  la  noche  cobarde 
Presunciones  contra  el  dia. 


Más  que  las  voces  suaves 
De  la  música,  el  rumor 
De  las  cítaras  de  Marte 
Me  han  obligado  á  salir 
A  este  halcón,  que  en  la  ca4le 
Os  recelé  con  peligro. 

CARLOS. 

Mil  años  e!  cielo  os  guarde, 
Que  basta  para  lograllos 
En  mi  fortuna  inmortales. 
Ese  cuidado  de  veros. 
Aunque  con  tantas  os  pague 
Almas  como  pensamientos. 
Yo  voy  siguiendo  el  alcance 
üe  mi  hermano,  que  ha  tenido 
Con  las  sombras,  con  el  aire 
No  sé  que  ocasión  aquí , 
Y  es  forzoso  no  dejalle 
De  la  mano,  aunque  primero. 
Juzgándome  de  la  parle 
Contraria,  me  ha  herido. 

DIANA. 

¿Herido? 

CARLOS. 

No  es  nada,  en  un  brazo;  dadme 
Licencia,  y  la  grosería 
De  dejaros  perdonadme, 
Pues  veis  que  es  deuda  precisa 
El  acudir  a  mi  sangre. 


{Vase.) 


DU5A. 

Esla  hnnda.  t  esie  lienzo 
F.H  lugar  del  dueño  bajen 
En  este  lance  á  serviros. 

(Iclia  una  banda  y  un  lienzo.) 

CARLOS. 

Serán  para  etemiiamie. 

dia:<a. 
¡Av.  Dios!  Mi  hermano  recelo, 
Cá'rlos,  que  ha  entrado  en  la  calle; 
Itcliraos  de  suerle  que  él 
No  os  encuentre  á  estos  umbrales 
Y  averiijiie  las  sospechas 
Que  de  nuestras  vistas  trae, 
(tueaunque  para  el  casamiento 
(.lúe  intentáis  somos  iguales, 
EsGiielfoyvosGibelino. 

Sale  FEDERICO. 


FEDERICO. 

Un  hombre  (si  en  engallarme 
Ño  está  conmigo  la  noche 
Falsa)  me  parece,  que  antes 
IJue  vo  llegase  á  mi  puerta 
Estaba,  y  del  sitio  parte 

{Recatándose  Cárlot.) 
Agora  la  calle  arriba, 
l'rocurando  recalarse 
üe  mi ;  mis  sospechas  andan 
Cerca  del  último  examen; 
Sin  duda  que  galantea 
Esie  á  mi  hermana;  alcanzalle 
Pretendo,  y  reconocelle 
Aunque  me  cueste  arriesgarme. 

CARLOS. 

Federico  me  pretende 

Seguir,  y  no  he  de  aguardalle 

Por  Diana,  y  por  poder 

Ir  tras  Alejandro.  (\'a$e.) 

FEDERICO. 

Tarde 
Lo  he  intentado,  que  ya  ha  vuelto 
La  esquina,  y  es  disparate 
y  temeridad  seguille 
Y  yo  a  mi  propio  agraviarme; 
Que  puede  ser  diferente 
Ue  lo  (|uc  sospecho  pase 
Solamente  por  antojo. 

Sale  COSME,  gracioso ,  criado  de  Ale- 
jandro. 

COSME. 

Que  aquí  viniese  á  buscalle 
Me  mandó  Alejandro,  y  fuera 
Para  mi  dicha  muy  grande 
Ño  encontrar  con  él,  que  sirvo 
A  un  duende,  á  un  demonio.  Tale, 
Que  aqui  hay  gente ;  y  si  no  es  él, 
Detiende  el  puente  gigante 
Desmesurado. 

FEDERICO. 

Gira  vez 
El  hombre  vuelve  á  la  calle, 
O  arrepentido  de  haberse 
Recatado  en  semejante 
Ocasión,  ó  presumiendo 
De  hallar  el  puesto  sin  nadie: 
Al  paso  quiero  salille. 

COSUE. 

Ni  el  compás  de  andar  ni  el  t;iUe 
Es  de  Alejandro,  ¿qué  hare'í 

FEDERICO. 

¿Quién  va? 

COSME. 

¿Quién  viene? 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FUANCISCO 

rCUERICO. 

¡Notable 


COSME. 

Traigo  mojada 
La  pólvora. 

FEDERICO. 

iQ^ué  lenguaje 
Es  ese? 

COSUE. 

El  que  me  enseñaron 
Mis  abuelos  y  mis  padres; 
l'erdone  vuesa  merced. 

FEDERICO. 

Pues  vuélvase. 

COSME. 

Que  me  place. 

rEDtRICO. 

V  advierta,  en  su  vida  que 
l'or  esta  calle  no  pase. 

COSME. 

Sea  muy  enhorabuena, 
Que  eso  dijeron  á  Zaide, 

Y  no  era  tan  obediente 
Como  yo,  con  mil  quilates. 

FEDERICO. 

Hombre  de  gusto  parece. 
COSME.  (Ap.) 
¡Lo  que  yo  porque  llegase 
Alejandro  diera! 

FEDERICO. 

¿Cómo 
No  se  acaba  de  ir? 

COSME. 

Iránse 
Cuando  vuesarced  quisiere, 
Que  no  son  bestias. 

FEDERICO. 

Aguarde. 

COSME. 

Obedezco. 

FEDERICO. 

¿Qué  buscaba 
En  este  sitio  tan  tarde? 

COSME. 

Yo  lo  diré,  que  fui  amigo 
Siempre  de  decir  verdades. 
Alejandro,  hijo  mayor 
De  César  de  Salviati, 
En  Florencia  conocido 
Por  sus  raras  mocedades 

Y  notables  travesuras. 
En  esta  casa... 

FEDERICO. 

Adelante. 

COSME. 

A  Diana  galantea. 

Que  es  un  llorentiii  arcángel. 

Hermana  de  Federico 

De  Médicis,  y  es  su  amante 

Carlos,  su  hermano  también , 

Y  uno  del  otro  no  sabe. 
Sirvo  á  Alejandro,  y  mandóme. 
Que  por  aqui  le  buscase, 

Y  vengo  de  muy  bellaca 
Gana  a  estas  huras  á  darle 
Kse  gusto,  porque  tengo 
Desde  el  vientre  de  mi  madre 
Muy  poquita  inclinación 

De  ver  de  noche  las  calles, 

Y  á  las  lechuzas  las  dejo 

Que  son  más  fantasmas  que  aves. 

FEDERICO.  (/4p.) 

Confesó  de  plano  el  hombre 
Sin  darle  tormento.  ¡Cuáles 
Son  los  criados! 


(Xase.) 


COSME. 

¿IrémeT 

FEDERICO. 

Dien  puedes  irle  ó  quedarte. 

COSME. 

También  pienso  que  á  Casandra, 
(Que  es  hermana  de  los  tales 
Alejandro  y  Carlos)  quiere 
Federico,  para  que  anden 
Trocados  ios  frenos. 

FEDERICO.  (.4p.) 
Todo 
Este  villano  lo  sabe. 

COSME. 

Y  á  no  ser  bandos  contrarios 
Llegaran  á  declararse 

Y  á  pedillas  por  mujeres, 
Que,  durante  el  doncellaje, 
^o  lo  son,  que  son  enigmas. 
Son  sabandijas  neutrales. 

Ni  bien  hombres,  ni  bien  hembras, 
iNi  bien  pescado,  ni  carne. 

FEDERICO. 

Darme  á  conocer  no  quiero; 
Disimulando,  y  dejalle 
En  este  puesto,  y  volver, 
Después  que  deje  la  calle, 
A  entrarme  en  casa. 

COSME. 

t\  se  fué, 

Y  me  dejó;  nuevo  achaque 
Debió  de  dalle  en  la  testa; 
Pero  por  estotra  parle 

Viene  otro  hombre,  que  pr.rece 
Espárrago  de  las  Laudes: 
Porque  ya  han  dicho  maitines, 

Y  dellos  á  salir  tañen 
Eslas  monjas  Filomenas 
Profesas,  que  aqui  adelante 
Viven. 


Sale  DAMIÁN  ,  segundo  gracioso ,  con 
espada  y  embozado. 

DAMIÁN. 

Dormlme,  por  Dios, 
Qne  con  el  nuevo  romance 
Me  arrullé,  el  broquel  por  cuna, 

Y  como  si  fuera  en  Flándes; 
De  la  música  el  suceso 
No  he  sabido,  ni  á  qué  parle 
Se  fué  Carlos,  mi  señor. 
Que  aun  no  han  quedado  señales 
De  haber  pisado  eslas  piedras 
Plantas  humanas. 

COSME. 

Tornarme 
No  parece  bien,  que  ya 
Me  ha  visto  y  sera  brindalle 
Con  el  miedo  á  más  valor. 
Que  no  trae  el  hombre  talle 
De  menos  miedo  que  yo, 

Y  de  cobarde  á  cobarde 
Vence  el  que  acomete. 

DAMIÁN.  [Ap.) 

Aqui 
Está  un  asombro  de  Marte. 

COSME. 

¿Quién  va? 

DAMIÁN. 

¿Por  qué  lo  pregunta? 
COSME.  (Ap.) 
Respondió  con  espantable 
Despejo:  yo  me  he  engañado, 
La  calle  llueve  Roldanes. 

DAMIÁN. 

¿Qué  dice? 


COSXE. 

Aquí  no  se  dice. 
Sino  solamente  se  hace. 

DAHIAK. 

Pues  saque  la  espada. 

COSME. 

Quiero 
S.iber  .iniPS  que  la  saque 
!)i  es  Güelfo  ó  es  Gibelino. 

DAllUN. 

Soy  cuatro  mil  [iarrahases. 

COSME. 

¡Puto!  ¡Cuatro  mil? 

OAMIA^. 

Y  son 

Pocos. 

COSME. 

Pues  íTielva  á  endiablarse 
Pur  más  al  infierno,  si  ha; 
En  el  más  de  ese  linaje. 
(Ap.  Sufriéndome  va.)  Que  voto 
A  Dios,  que  con  la  de  Juanes 
Se  los  haga  pepitoria 
Todos. 

damia;<.  (.4p.) 

El  hombrees  de  partes 

Y  con  él  00  bav  burlas. 

COSME. 

Ea, 
¿Qué  responde? 

OAMIAD. 

No  me  canse, 
Que  le  pcTi.iré  eu  un  tejado 
Con  un  dedo. 

COSME. 

¡Lindo  saque! 

DAMIÁN. 

Que  mal  á  Damián  conoce. 
(Ap.  En  yendo  sufriendo,  dalle, 
Que  es  regla  de  los  gallinas.} 

COSME. 

¿Es  Damianíllo? 

DAHIAÜ. 

Es  Galafre, 
ririvernsy  Toldan, 

Y  lodos  los  doce  Pares. 

COSME. 

Damianillo  es. 
,  ¿Es  Cosmele? 

i  COSME. 

{    Dame  esa  mano,  vinagre, 

I    Que  me  has  vuelto  el  alma  al  cuerpo 

Y  tú  y  yo  á  dos  elefantes. 

DAMIAit. 

Somos  ratones. 

De  un  nido, 
I    Pues  i  dos  hijos  y  á  un  padre, 
I    Ed  una  casa  servimos. 

I    No  puedo  dar  uu  alcance 
I    ACvIos. 

I  COSME. 

'  Ni  yo  á  Alejandro. 

DAMIAM. 

Fuerza  será  ir  á  buscalle, 
'  Que  me  he  quedado  dormido 
Sobre  aquellos  pedernales 
Como  si  fueran  colchones, 
Al  son  de  ciertos  gaznates 
Que  trajo  aqui  (Dios  nos  libre), 
A  hacer  gárgaras. 


UOPIO  VERDUGO  POR  LA  MÁS  JUSTA  VENGANZA.  171 

Por  imposibles  de  jazmín  y  rosa, 
Dando  turnos  altiva, 
.Mil  veces  muero,  porque  lautas  viva, 
Y  abrasado  la  adoro 


Que  han  conmutado  en  dinero 
Las  damas  á  los  galanes 
Las  músicas. 

DAMIAIt. 

Es  galán 
A  lo  antiguo;  Cosme,  dame 
Licencia  para  buscar 
A  mi  amo. 

COSME. 

I  Alá  te  guarde, 

i.Híe  es  moro,  y  es  renegado 
Kl  que  á  estas  horas  los  mares 
Destas  calles  surca  en  corso 
Tras  dus  demonios  andantes, 
V  pues  Cosme  y  Damián  somos 
Desde  hoy  amigos  tan  grandes, 
Júntenos  un  orinal 
A  los  dos  de  aqui  adelante. 

DAHIAll. 

r.'ia  fué  siempre  la  insignia 
De  los  Cosmes  y  Damianes. 

COSME. 

.\dios. 

DAMIÁN. 

Adiós. 


Kn  piélagos  de  luz  y  abismos  de  oro. 

Iste  ingrato  despego. 

Este  desden,  este  iuvencible  fuego, 

Y  el  no  esperar  mudanza. 
Desesperaron  tanto  mí  esperanza 
Que  esta  noche  he  Inlenlado 
El  último  remi-dio  á  mi  cuidado, 
l'or  ese  mon;.ster¡o. 
Adonde  el  cielo  solo  tiene  imperio, 

Y  despechado  y  loco 
A  nueva  furia  agora  me  provoco; 
Aunque  es  pretexto  injusto 
A  la  violencia  remitir  el  gusto, 

Y  gozará  Diana 

Por  fuerza,  que  el  amor  lodo  lo  allana. 
En  su  propio  aposento. 
Que  por  una  pared  desle  convento 
Tiene  fácil  la  entrada  , 
Empresa  loca  fué,  pero  fué  honrada. 
Al  (in,  cuando  al  sosiego 
Común  todas  las  monjus(ardo  ea  fuego 

(Vase.)    •**  furor  todavía) 

I  Estaban,  para  dar  á  mi  porfía 

Sale  ALEJANDRO  por  donde  se  quiere    |Í"bVraqtenaTar'e¿t'escah  arrojo. 
ir  Cosme.  \  \  apenas  puesta  estuvo, 

Cuando  á  asaltar  por  ella  al  cielo  subo, 
Sin  recelar  contrario; 

Y  al  tiempo  que  re.suelto  y  temerario 
(.luiero  arrojarme  dentro, 

Otra  i  (uatro  bultos  me  salen  al  encuentro 

Aventura.  I  i'on  antorchas  por  ojos, 

I  Y  abortando  después  volcanes  rojos, 
Diciendo  el  uno  dellos 
(Aquí  se  me  erizaron  los  cabellos, 

Y  en  mi  vida  he  tenido 
Miedo,  si  no  es  entonces,  conocido): 

I  -De  la  escala  arrojadle, 
I  Precipitadle  todos  y  matadle. 
Que  para  que  le  demos 
l.amuerle comisión  de  Dios  tenemos.» 
Quise  hacer  resistencia 
I  lin  mi,  volviendo  á  la  infernal  violencia; 

Y  como  desde  el  cielo 
Bajé  rodando  por  la  escala  al  sucio 
De  camino  tan  agro. 
Quedando  con  la  vida  por  milagro. 
De  mi  valor  profundo, 

Y  presumiendo  poca  empresa  el  mun- 
I  Florencia,  átomo  ó  nada,  [do. 

Con  aqueste  broquel,  y  aqueslaespaUa, 
!  Sin  alus  por  el  viento, 
i  Tomar  venganza  del  infierno  intento; 
¡  Desbocado  caballo 
I  Volver  quiero  á  la  escala,  y  no  la  hallo; 

No  hay  riesgo  que  me  ataje , 

Y  por  lograr  mi  bárbaro  coraje 
Cuanto  encuentro  atropello, 
Venenoexlialo  desde  el  pié  al  cabello: 
Hiero  á  Carlos,  mi  hermano. 
Topándonos  los  dos :  la  voz  en  vano 
Primera  repetida 

Seguir  procuro ,  y  más  de  alguna  vida 
Cuesta  mi  diligencia; 
Marro  de  hombres  las  calles  de  Fln- 
l'ara  mi  desatino  [lencia: 

Todos  son  Güelfos,  nadie  es  Gibelino, 

Y  de  polvo  y  sudor,  ciego  y  bafiado. 
Como  toro  español  agarrochado 
Que  del  cosn  se  escapa, 
Con  esta  vida  y  con  aquella  capa, 

Y  con  los  dos  lunados 
Cometas  de  caballos  y  tablados. 
Fué  sangriento  destrozo. 
Penacho  haciendo  de  un  errado  trozo, 
Al  arrugado  cuello 
Que  tremola  arrogante  por  rompello. 
Viendo  que  le  embaraza 


ALEJANDRO. 

¿Quién  es? 

COSME. 


ALEJANDBO. 

¿Quién  va? 

COSME. 

Nadie, 
Que  yo  ya  no  voy  ni  vengo 
A  puro  desatinarme. 

ALEJANDRO. 

¿Es  Cosmillo? 

COSME. 

¿Es  Alejandro? 

ALEJANDRO. 

Si  tardas  mis  en  nombrarme, 
Ciiiitigo  en  esotro  mundo 
Doy  de  una  estocada. 

COSME. 

¡Zape! 
c.ran  diligencia  es,  por  Dios, 
l'aia  tan  largo  viaje. 

ALEJANDRO. 

,,flué  te  bas  hecho! 

COSME. 

No  he  podido. 
Por  más  que  he  andado,  encontrarte, 
,.nué  te  ha  sucedido? 

ALEJANDRO. 

Estoy 
Sin  mi  de  cólera;  dame 
Aiencion,  que  de  un  prodi^íio 
Quiero,  Cosme,  cuenta  darte. 

COSME. 

De  las  orejas  abajo 

Seré  una  estatua  de  jaspe. 

ALKJANDRO. 

Va  sabes  que  A  Diana, 

(.«nio  del  sol,  de  Federico  hermana, 

.\duro  de  manera 

i.iue  aspiro  a  Salamandria  de  la  esfera 

i.un  humanos  despojos 

Del  soberano  incendio  de  sus  ojos; 

ilien  que  en  sus  dulces  rayos 

Que  nievan  soles,  y  que  llueven  Mayos, 

Amante  mariposa 


172  COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  liOJAS 

Y  con  el  las  eslrellas  amenaza,  i  Me  decid ;  que  el  tiempo  pasa, 

Que  con  bramidos  roncos  I  V  len¡;o  miiclio  que  Irjcer, 

Vuelve  otra  vei  á  visiur  los  troncos       Que  acabar  y  á  que  iicudir. 


Hel  monte  comarcano 

De  adunde  fué  vecino  y  ciudadano; 

A  este  puesto  me  vuelvo, 

Y  en  él  á  darte  muerte  me  resuelvo, 
Si  tardo  en  conocerle; 

¡Tan  poco  de  tu  vida  hubo  á  tu  muerte! 
Kjndiuse  mi  porlia, 
Llei;6  la  aurora,  y  tras  la  aurora  el  dia 
t!ue  desterró  el  lucero; 

Y  cuanto  largamente  le  refiero 
Sospeclio  que  he  soñado; 

Ponga  tresnas  él  mismo  á  mi  cuidado 
Porque  temple  su  fue^o, 

Y  vamos  á  dormir,  que  es  hora,  luego. 
Sin  que  el  lecho  que  lanío  me  recrea, 
Campo  i  mis  ansias  de  batalla  sea. 

COSME. 

Pardiez  que  menos  que  ser 
Sueño  el  que  cuentas.  Señor, 
(lúe  no  bastara  el  valor 
UeKüld.Mi  ni  Lucifer 
Para  tanta  patarata; 
Para  un  cieyo  en  verso  y  prosa 
Era  «relación  famosa, 
(Diciendo  á  voces)  que  trata, 
Como  dando  teslinionio 
De  corazón  paladín, 
ün  mancebo  llorentin. 
Peleó  con  el  Jenionio; 

Y  haciendo  á  su  ardor  lisonjas, 
A  arrojarle  se  dispuso 

Por  una  escala  que  puso 
A  un  monasterio  de  monjas. 

Y  después  dando  en  el  suelo 
Volvió  a  acometelles  bravo. 
Con  un  villancico  al  cabo 
Contra  el  diablillo  cojuelo». 

ALEJANDRO. 

Humor  gastas. 

COSME. 

Ya  llegamos 
A  casa,  gracias  á  Dios; 
Yo  me  vengaré  de  vos. 
Nochecita,  si  allá  entramos: 
Que  estoy  de  sueño  sin  mi. 

{Suene  dentro  un  herrador.) 

ALEJANDRO. 

;. Quién  es  el  martillador 
Vecino? 

COSME. 

Es  el  herrador. 

ALEJANDRO. 

Llámamele ,  Cosme ,  aqui. 

COSME. 

Yo  voy.  {Vase.} 

ALEJANDRO. 

Que  me  da,  confieso. 
Notable  enfado. 

Sale  COSME  con  EL  HERRADOR. 

COSME. 

Aqui  está 
El  señor  maeso  ya. 

HERRADOR. 

¿Qué  mandáis? 

ALEJANDRO. 

Señor  maeso, 
Yo  vivo  en  aquella  casa. 

HERRADOR. 

Ya  os  conozco. 

ALEJANDRO. 

Mi  aposento 
Es  aquel  bajo. 

HERRADOR. 

El  intento 


ALEJANDRO. 

Yo  tengo  mas  que  dormir, 

Y  silencio  he  menesier. 
Que  me  trae  á  casa  el  dia 
Oe  rendido  y  trasnochado, 
De  haberla  toda  pasado 
En  cierta  aventura  mia. 
La  música  del  martillo 

Para  arriilhirme  no  es  buena, 
Nila  bigornia  es  sirena 
Que  aduerma  sin  odio. 
;Volo  á  Dios !  que  si  la  toma 
De  a(|ni  á  la  noche  en  la  mano 

Y  mañana  muy  temprano 
Antes  que  beba  ni  coma 
No  se  ha  mudado  de  aqui. 
Que  le  tengo  de  mudar 

A  los  infiernos  á  herrar. 
Que  es  lo  más  que  se  usa  .itli ; 

Y  acierte ,  pues  despertando 
Está  en  el  barrio  á  quien  duerme  , 
Esta  vez  á  obedecerme 

Quien  há  tanto  (|iie  está  herrando ; 

Y  sino,  lo  dicho,  dicho. 

HERRADOR. 

¡Notable  temeridad! 

COSME. 

Si  va  á  decir  la  verdad 
Él  es  galante  capricho. 

HERRADOR. 

De  obedeceros  no  puedo 
Dejar. 

COSME. 

No  hay  que  repücalle; 
Si  quedar  quiere  en  la  calle 
Busque  otro  oficio  más  quedo, 
Que  de  los  siete  podrá 
Ser  este  despertador. 

Habiendo  sido  herrador 
Con  ninguno  acertara ; 
Ven  este,  el  más  singular 
Que  albriiar  aspira  á  ser. 
Yerra  más  lo  que  ha  de  hacer 
Que  acierta  lo  que  ha  de  herrar. 

Quedo  de  todo  advertiilo. 

COSME. 

Busque  otro  entre  tantos  arles  , 

Y  Dios  le  eche  á  aquellas  parles 
Donde  de  nadie  sea  oido. 

Para  que  uo  martirice 

De  herrador  con  sólo  el  nombre. 

HERRADOR.  (Ap  ) 

No  hay  burlas  con  él ,  que  es  hombre 
Que  hace  más  de  lo  que  dice.     ( Vase.) 

ALEJANDRO. 

Nadie  de  mi  gusto  apela 
A  otro  ningún  tribunal. 

MAESTRO.  {Dentro.) 
Lean  todos  por  igual. 

Deletrean  y  leen  como  muchachos  de 
escuela ,  con  muclin  ruido,  lodos  los 
que  puedan;  y  tale  EL  MAKMliO 
con  palmatoria ,  cortando  una  pluma. 

ALEJANDRO. 

¿Qué  enjambre  es  este? 

COSME. 

Una  escuela. 

ALEJANDRO. 

No  es  menos  que  el  herrador 
Eslo,  Cosme ;  al  maestro  llama. 


COSME 

Él  sale  á  hablar  a  una  dama 
Que  allí  le  aguarda. 

ALEJANDRO. 

¿lia,  Señor 
Maestro? 

MAESTRO. 

¿Qué  me  mandáis? 

ALEJANDRO. 

Escuche  atento. 

MAESTRO. 

Deci. 

ALEJANDRO. 

Ya  sabrá  que  vivo  aqui. 

MAESTRO. 

Por  muchos  años  viváis. 

ALEJANDRO. 

Yo  vengo  á  dormir  ahora 
I  ^  una  mosca  me  despierta  , 
Cuanto  mas  junto  á  mi  puerta 
Tanto  tiple. 

MAESTRO.  {Ap.) 
Me  enamora 
El  Alejandro. 

ALEJANDRO. 

llaga  luego. 
Como  dicen  ,  por  sollailos 
Ya  sus  casas  enviallos 
Dejando  el  barrio  eu  sosiego ; 

Y  mañana  múdese 

A  otro  muy  lejos  de  aqui ; 
Que  si  no  lo  hace  asi. 
Voto  á  D'os  (escúcheme) 
Que;. o  lo  haga  de  modo 
(Si  uie obliga  a  i|ue  uie  enoje) 
Que  en  un  lej.ido  le  arroje 
Con  bancos  ,  mesas  y  ludo 
El  adorno,  el  bidulaque 
De  la  escuela  ,  v  le  snjeie 
A  hacella  en  un  caballete, 

Y  para  los  niños  saque 
(Porque  del  luror  que  doy 
Muestras  no  reservo  nada) 
Una  comisión  firmada 

De  Heredes. 

MAESTRO. 

{Ap.  Temblando  estoy.) 
Digo,  que  obedeceré 
Todo  cuanto  me  ordenáis. 

ALEJANDRO. 

Libre  con  eso  quedáis 

Y  yo  á  gusto  dormiré. 

MAESTRO. 

Y  yo  os  soñaré  de  aquí 
Adelante. 

ALEJANDRO. 

No  haréis  mal. 

COSME. 

Un  miedo  lleva  Pascual 
Como  Cirio. 

MAESTRO. 

Voy  sin  mi. 
No  estaré  aquí  á  mediodía. 
De  quién  es  da  leslimunio 
¡Válgale  Dios  ,  por  demonii 

COSME. 

Con  esto  queda  vacia 
De  todo  rumor  la  calle  , 

Y  con  gran  facilidad 
Redimes  la  vecindad 
Que  devenir  tiene  talle 
A  agradecérlel"  todos, 

Queá  nn  martillo  y  á  una  escuda 
¿Qué  bronce  no  se  desvela? 
Que  son  de  lorinenlos  modos 
Que  no  los  tiene  el  infierno. 


{\csc.) 


EL  MAS  IMPROPIO  VEROIKJO  POIt  LA,  MÁS  JUSTA  VE^•GA^ZA. 


No  quIlaiiJo  pormenores, 
Loscocbes  y  empedraiioros. 

ALEJANDRO. 

Ya  he  puesto  en  eso  gobierno, 
Que  por  un  empedrailor 
V  un  cochero  que  maté, 
Ñin;.'Uiio  (lellos  á  pié. 
Ni  a  caballo,  con  valor 
Ni  Iberlad  han  quedado 
Para  pasar  por  a(iuí. 

I  CüS>IE. 

i      )Qué  buen  guf^to! 

I  ALEJANDBO. 

l'oralli 
Hemos  de  entrar  (si  lie  llevado 
La  llave  de  a(iȎl  postigo) 
Por  no  encontrar  á  mi  padre 
Que  me  gruña  ni  me  ladre , 
Que  es  mi  mayor  enemigo. 
A(|ui  está  la  llave;  toma, 
Cosme,  y  adelántale 
A  abr|i|e ,  que  estoy  en  pié 
Dormido. 

COSME. 

Otro  moro  asoma. 

Arribo  UN  PREGONERO,  con  t 
colcha  en  la  mano. 

PREGONERO. 

Vengan  á  la  almoneda 
Con  moneíla; 
Vengan  á  la  almoneda. 

ALEJANDRO. 

¿Pregonero?  ¡lia,  Pregonero! 

PREG0:iER0. 

Cien  reales  dan 
Por  la  colcha. 

ALEJANDRO. 

¡  Ah  ganapán ! 


i  Quién  puja? 


¡Ah  vinagre,  ah  cuero! 

PREGONERO. 

í  Queréis  la  colcha? 

ALEJANDRO. 

I  Ah,  borracho ! 
Voto  á  Dios,  si  pregonáis 
M.ns ,  y  la  voi^  levantáis 
Sohciiaiido  el  despacho 
De  esa  almoneda,  qneos  eche 
Desde  ese  balcón  a  hacer 
La  almoneda  á  Lucirer. 

PREGONERO. 

iNo  ipiereis  que  me  aproveche 


Picaron, 
Eso  ha  de  ser  muchas  millas 
De  aquí ,  en  las  siete  cabrillas; 
Si  subo  arriba  al  balcón. 
Que  tengo  mi  casa  aquí 

Y  voy  á  dormir  agora  , 
Por  haber  basta  la  aurora 
Pasado  la  noche  asi 

Muy  cansado  y  muy  rendido, 

Y  no  es  bien  que  un  pregonero 
(Que  parece  mal  agiiero) 

Me  esté  gritando  al  oido; 
Y,  en  electo,  esto  ha  de  ser, 
Porque  es  mi  gusto. 

PREGO.NEHO.  (.4p.) 

El  lii  ioiu;i 
De  veras,  y  aunque  no  cuma, 
Ko  (|uiero  i  ou  Lucifer 
Pesadumbres  ni  ocasión. 


ALEJANDRO. 

¿Qué  dice? 

COSME. 

¿Qué  ha  de  chistar  ? 
Sino  bajarse  y  echar 
En  otra  parte  el  sermón  , 
Porque  este  pulpito  no  es 
A  proposito. 

PREGONERO. 
Yo  qUiMlo 
Sin  mi  y  temblando  de  miedo. 

ALEJANDRO. 

Vamonos  .i  dormir,  pues. 
Que  después  de  lo  cansado 
De  suerte  el  sueño  me  llama. 
Que  he  de  arrojarme  en  la  cama  , 
(^osme,  vestido  y  calzado. 

COSME. 

Dormir  los  kirigs  espero ; 
Pues  le  aclamo  vencedor 
De  una  escuela  ,  un  herrador, 
Y  de  lodo  un  pregonero. 
{Vanse.) 

Sale  CÉSAR  con  barba  blanca,  una 
daga  en  la  martn  ,  y  l'ASANURA  ile- 
teniénilole,  t  CARLOS  con  la  banda 
en  el  brazo  izquierdo  que  te  Uió 
Diana,  v  DAMIÁN  con  ¿/. 

CASAJiURA. 

¿Señor,  Señor? 

CÉSAR. 

No  me  impidas , 
Casandra ,  por  amparalle , 
Con  este  acero  quitalle 
A  este  villano  mil  vidas. 
Que  con  vergüenza  tan  poca 
Se  viene  de  divertir 
A  estas  horas  á  dormir. 

CARLOS. 

Escucha. 

CÉSAR. 

Cierra  la  boca. 
Ingrato;  pms  para  el  yerro 
Que  has  hecho  en  esta  ocasión 
No  tienes  satisfacción. 

CARLOS. 

Si  mi  hermano... 

CIÍSAR. 

Calla ,  perro; 
Que  querrás  dar  á  tu  hermano 
La  culpa  de  tus  excesos, 
Cuaiido  tú  de  sus  traviesos 
Pasos  pudieras,  no  en  vano. 
Corregirlos  desperdicios. 
Aunque  seas  el  menor. 
Con  cordura  y  con  valor. 

CARLOS. 

Señor,  ¿cuándo  he  dado  indicios 
Los  menores  de  faltar 
A  til  obediencia  ,  he  salido 
Un  puiilo  della  atrevido? 
¿Quién  se  queja  en  el  lugar 
De  mi? 

CÉSAR. 

No  me  satisfagas. 
Pues  á  estas  horas  de  fuera 
Vienes. 

CASANDr.A. 

Señor,  considera. 
Cuando  ese  cargo  le  hagas, 
Que  es  mozo,  y  que  alguna  vez 
No  es  iiiucbo  un  descuido  veas 
Del  primer  yerro;  no  seas 
Tan  riguroso  juez. 
Con  sus  amigos  se  habrá 


CARLOS. 

No  ha  sido 
Esa  la  ocasión  ,  quizá , 
Por  estorbar  á  mi  hermano 
Despeños  de  su  furor. 
Vengo  á  estas  horas ,  Señor, 
Y  aun  he  venido  temprano, 
Que  he  de  volverle  á  buscar, 
l'or(ine  por  toda  Ulorencia 
No  le  be  podido  encontrar. 

CASANMRA. 

Por  la  puerta  del  jaidia 
Pienso  que  se  recogió 
Agora  á  su  cuarto. 

CARLOS. 

Diú 
Con  eso  á  mis  ansias  (in. 
Que  por  seguille  he  tardado 
Tanto  en  recogerme. 


Para  disculparte  á  li 
Centil  achaque  has  bailado; 
Porque  él  tiene  de  travieso 
Opinión  en  el  lugar. 
Le  querrás  hoy  prohijar 
Por  suyo  tu  loco  exceso, 

Y  quizas  tü  haces  callando 
Mayores  temeridades 

Que  él  que  está  sus  mocedades 
Por  las  calles  pregonando. 
Tú  con  más  hipocresía 
Quizá  encubres  más  maldad. 

CARLOS. 

Tiéneslemás  voluntad 

Que  á  mí ,  ó  es  desdicha  mia  ; 

Que  sabe  el  cielo,  que  en  cuanto 

Puedo  parecer  que  soy 

Hijo  tuyo,  muestras  doy, 

CÉSAR. 

Eres  un  áugel  y  un  santo. 

CARLOS. 

No  soy  santo  ni  ángel  ¡  mas 
Obedecerle  deseo 

Y  darle  gusto. 

CÉSAR. 

No  creo 
En  los  pocos  que  me  das. 
Que  esa  es  verdad. 

CARLOS. 

¿líete  dado 
Otra  pesadumbre  yo .' 

CASANDRA. 

Siempre,  Carlos ,  se  llevó 
La  incliiiacion  y  el  cuidado 
Con  los  padres,  en  los  hijos 
El  más  travieso  ;  aunque  aquí , 
El  estar  hoy  contra  ti , 
De  amor  nace. 

DAMIÁN. 

;Qué  prolijos 
Son  los  padres  en  llegando 
A  ser  «'iej(js,  sin  razón 
De  enviilia  ,  de  ver  que  son 
Mozos  los  hijos! 

CÉSAR. 

En  dando, 
Casandra  en  eso ,  me  harás 
Perder  el  enlendiniienlo ; 
No  ha  de  quedar  un  momento 
En  casa. 

CARLOS. 

Muy  bien  harás, 
Si  en  eso  gusto  le  doy. 

CÉSAR. 

Y  ef  te  picaño  también 


■OMF.DIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


lia  de  volar,  que  es  COD  quien 
Se  ucumpaña. 

dahia;». 
Tamhien  soy 
Uás  qae  Cosme  desdlcüaüo. 

CÉSAR. 

Sois  un  bellaco. 

damia;». 

Y  aun  dos; 
Pero  hombre  de  bien  ,  por  Dios, 

Y  lie!  ;  leal  criado. 

CÉSAR. 

¿No  me  respondéis? 
DAyrt:t. 

¿Soy  yo 
Esclavo  de  nadie  acaso '.' 
Yo  soy  Lombre. 

CARLOS. 

Paso,  paso, 
Que  habláis  con  mi  padre.  ¡Oh '. 

CÉSAR. 

¿Os  dio  esas  alas ,  picaron, 
Carlos,  vuestro  amo?  Por  vida 
De  Casandra  ,  que  no  impida 
Para  que  en  esta  ocasión 
Os  muela  á  palos,  villano. 
Mi  furor  su  valimieiilo. 

CARLOS. 

Señor,  deste  atrevimiento 

Y  el  mío,  os  pido  la  mano ; 
Que  yo  le  castigaré 
Como  es  razón  v  me  toca. 

{De  rodillas.) 

DAMtA!*. 

Digo,  que  be  hablado  por  boca 
De  ganso. 

CÉSAR. 

Levánt'.ite, 
Que  no  quiero  hazañerías 
Tuyas. 

CARLOS. 

Obediencia  son, 
Respeto  y  obligación. 

CÉSAR. 

¡Qué  neciamente  porfías! 

CARLOS. 

Pues  los  pies  te  he  de  besar. 
Señor,  cuando  no  me  des 
La  mano. 

CÉSAR. 

Manos  ni  pies 
Te  he  de  permitir  tocar. 
¿Qué  banda  es  esa?  ¿Es herida? 

CARLOS. 

Es  un  golpe  que  me  he  dado. 

CÉSAR. 

Que  no  le  hayas  achacado, 
Llamándole  fratricida, 
A  Alejandro,  me  admiró. 
Porque  crédito  le  diera. 

CARLOS. 

No  fuera  mucho  que  él  fuera 
La  causa. 

CÉSAR. 

jNo  digo  JO? 
Vive  Dios,  que  las  mentiras 
Que  das  por  disculpa  aqui , 
Con  arrojarle  de  mi 
He  de  castigar. — ¿Qué  miras? 
¿Qué  murmuras  entre  dientes? 

CARLOS. 

Yo,  Señor,  bien  sabe  Dios... 

CÉSAR. 

Tomad  la  puerta  los  dos , 
Cómplices  y  delincuentes 
De  mi  disgusto,  y  jamás 


Por  ella  volveros  vea.— 
¿A  qué  aguardáis? 

CÁRI.OS. 

Señor. 

CÉSAR. 


Ea. 


CASANDRA. 

Cruel  con  Carlos  estás. 

CÉSAR. 

Esto,  Casandra  ,  ha  de  ser, 

Y  DO  será  el  mundo  parte... 

CARLOS. 

Si  en  eso  gusto  be  de  darte, 
Yo  le  quiero  obedecer. 

CÉSAR. 

Y  agradeced  que  este  acero 
No  os  rompe  el  pecho,  villano. 

CARLOS.  (.4p.) 
Crueldnd  que  intentó  un  herm.nno 
También  de  un  padre  la  espero. 

CÉSAR. 

¿Qué  decis? 

CARLOS. 

Que  ya  me  voy. 

CÉSAR. 

Haced  cuenta  que  esta  casa 
No  está  en  el  mundo,  y  sí  os  pasa 
Por  la  memoria  que  soy 
Vuestro  padre,  no  creáis 
Sino  que  ha  sido  ilusión. 
Flándes  hay,  y  en  la  ocasión, 
Mejor  que  en  Florencia  estáis; 
Que  aun  en  Florencia  oo  quiero 
Veros  delante  de  mi. 

DAHlAlt. 

Vamonos ,  Señor,  de  aqui. 
¿Qué  esperas  más? 

CARLOS. 

Nada  espero; 
Solóme  pesa  dejar 
Enojado  al  padre  mío. 

DAMIÁN. 

Este  no  es  padre  ni  lio. 
Suegro  le  puedes  llamar. 

CARLOS. 

Vamos.  Damián.  {Vase 

CÉSAR. 

¿No  se  lian  ido? 

BAMlAl».  (Ap.) 

Ya  se  van  ,  don  Faraón, 

Que  tienes  el  corazón 

Más  que  esotro  empedernido, 

Y  con  plagas  han  de  hacerte 
Enternecer  y  ablandar. 

CASANDRA. 

Sin  mi  quedo  de  pesar. 

OAÍIIAN.  {Ap.) 
De  probar  vinagre  fuerte 
El  Louginos  ha  quedado. 

CÉSAR. 

¿  Oye ,  hermano,  compañero ? 
Cierre  esa  puerta. 

DAMIÁN. 

No  quiero, 
Que  ya  no  soy  su  criado.  (Vajt-. 

CÉSAR. 

¿Qué  dijo? 

CASANDRA. 
No  le  escuché. 

CÉSAR. 

¿Parece  que  lloras? 

CASANDRA. 

Si, 
Que  es  Carlos  mi  hermano. 


atíAB. 

Y  di, 
Casandra  ,  ¿no  le  engendré 
A  Carlos  yo? 

CASANDRA. 

Hoy  te  has  cegado 
De  cólera ,  de  nianera 
Que  ninguno  lo  creyera. 

CÉSAR. 

Casandra ,  es  rs7.on  de  estado. 

Linos  mismos  pasos  sigo 

A  la  imitación  de  Dios, 

Trocando  en  mis  hijos  dos 

La  caricia  y  el  castigo. 

A  este  riño,  á  aquel  regalo, 

A  uno  apruebo,  á  otro  condeno. 

Porque  el  malo  se  haga  bueno 

Y  el  bueno  no  se  haga  malo. 
Estos  mis  designios  son , 
Dale ,  cuando  despertare  , 
Lo  que  Alejandro  gustare ; 

Y  pues  sois  del  corazón 
(^'ue  amor  paternal  abrasa 
Amadas  prendas  las  tres, 
A  Carlos  llama  después, 
Casandra  ,  y  métele  en  casa, 
Sin  dar  á  enlender  que  yo 
Lo  sé ,  que  esto  importa. 

CASANDRA. 

El  cielo 
Te  guarde  para  consuelo 
Üe  tus  hijos. 
{Soñando  Alejandro,  diga  dentro.) 

ALEJANDRO. 

Quien  me  dio 
La  vida,  ¿puede  intentar 
Quitármela  ?  Es  un  tirano. 

CÉSAR. 

Mira  que  llama  tu  hermano^ 

CASANDRA. 

Señor,  debe  de  soñar, 

Que  durmiendo  suele  hacer 

txlremos;  peí  o  jo  voy 

Asa  bello.  {Yasc.) 

CÉSAR. 

Siempre  estoy 

Entre  el  amar  y  el  temer 

Lleno  de  ansias  y  desvelos. 

¡Oh,  hijos,  lo  qué  costáis! 

Desde  que  nacéis  nos  dais 

Inquietudesy  recelos. 

No  hay  para  un  padre  reposo 

En  el  "sueño,  en  la  comida  , 

Con  vosotros. 

(Quédase  dormido  César  en  una  silla, 
y  cáesele  la  daga  á  los  pies,  y  dice 
dentro,  sonando,  Alejandro.) 

ALEJANDRO. 

¿üe  una  vida 
Que  mediste  riguroso 
Me  |)retendes  despojar? 
Deten,  verdugo  inhumano 
Contra  tu  hijo  la  mano. 
Sin  el  golpe  ejecutar; 
Depon  el  sangriento  acero. 

Sale  ALEJANDRO. 

Pero  ¿qué  es  esto?  Hasta  aquí 
Me  he  levantado  sin  mi. 
Arrebatado  de  un  liero 
Sueño,  prodigioso,  en  que 
Mi  padre  muerte  me  daba  , 

Y  aunque  este  rigor  soñaba 
Parece  que  verdad  fué. 

Que  el  alma .  siempre  despierta. 
En  los  sueños  adivina 
Lo  que  el  cielo  le  destina 

Y  su  mal  presagia  y  cierra. 
Mi  padre  dormido  esti 


tnesla  silla  jab,  cruel ! 

Y  ana  daga  cerca  del 
Oesla  veriíaii  muestras  da. 
Con  esta  quiero  quilalle 

(Toma  la  daga  que  está  en  el  suelo.) 
La  inórala  vida  primero, 

Y  con  el  injusto  acero 
Que  me  amenaza  ,  malalle , 
Antes  que  me  quite  ú  mi 
La  que  sin  querer  me  dio  ; 
Porque  primero  soy  jo 
Cuemi  padre;  muera  ansi 
Padre  que  intenta  mi  muerte , 
Que  malando  la  ocasión 
Vanos  mis  temores  son, 

Y  3<fsuro  desta  sueite 
Ui  vi.la. 

{Vale  á  dar,  y  despierta  el  viejo.) 

CÉSAR. 

¿Qué  es  lo  que  intenta 
£d  mi  tu  brazo  inliumano  ? 

ALEJANÜBO. 

Dañe,  do  sé,  de  la  mano 

(Cáesele  el  acero.) 
(O  ha  sido  miedo  ó  afrenta 
De  tan  enorme  traición  , 
De  pensamiento  tan  Bero) 
Se  me  ha  caido  el  acero, 

Y  con  él  el  corazón. 
Parece  que  exhala  fuego 
Por  ios  ojos  y  el  semillante ; 
Quiero  quitarme  delante 
Que  esluj  a  tus  rayos  ciego. 
Que  este  impulso  que  en  los  dos 
Con  la  sangre  el  alma  mueve 

Es  respeto  qu«  se  debe 
A  los  padres  como  á  Dios. 

Y  pues  inhumanos  nombres 
Los  ciclos  me  están  poniendo, 
Con  los  brutos  me  iré  liuyenüü, 

De  los  ojos  de  los  hombres.     (.  Vase.) 

CÉSAR. 

Parece  que  lodo  ha  sido 
Saeno,  que  también  soñaba 
Yo  que  a  Alejandro  (;  ay  de  mi  1) 
Quitaba  de  la  garganta 
La  cabeza.  Sin  mi  estoy. 


Sale  CASANDRA. 

CASANDR». 

Señor,  ¿qué  voces...? 

CÉSAR. 

Casandra, 
No  ha  sido  nada.  ¿Volvióse? 

CASANDRA. 

¿Quién? 

CÉSAR. 

Alejandro  á  la  cama. 

CASANDRA. 

No  sé  que  se  haya ,  Señor, 
Levaolado  della. 

CÉSAR. 

Guarda, 
Calandra ,  ese  acero  alia  ; 
Onií  hubiera  sido  ..  ;  Sin  alma 
Del  sueño,  y  de  ver  sin  ella 
A  Alejandro,  estoy ! 

CASANDnA. 

Aguarda; 
¿Qué  hubiera  sidu? 

CÉSAR. 

Instrumento 
De  mi  muerte. 

CASA>DnA. 

El  cielo  baga 
Innioilal  luvida. 


EL  M.is  IMPROPIO  VERDLGO  POR  LA  MAS  JLSTA  VENGANZA.  1T;í 

FEDERICO.  (Ap.) 

Siguiendo  (;  válgame  el  cielo  I) 


Salen  DIANA  t  LAURA  ,  con  maíllos. 


Aqui 
Pienso  socorrerme  ,  Laura  , 
Del  rigor  de  Federico. 

LADRA. 

¿Pues  conoces  esta  casa? 

DIANA. 

No  la  conozco  ;  mas  ¿dónde 
ISo  se  amparará  la  causa 
De  una  mujer  como  yo? 

CÉSAR. 

Acá  se  entraron ,  Casandra , 
Dos  mujeres. 

DIANA. 

Caballero, 
Cuyas  venerables  canas, 
La'noble  de  vuestra  sangre 
Ostenta.— Hermosa  dama, 
Que  merecisteis  ser  bija 
Suya,  ó  deuda  muy  cercana 
Sejjun  los  indicios  veo 

Y  lo  conlextan  las  caras. 

Que  como  si  entrambas  fueran 

Dos  cristales  se  trasladan; 

Amparad  una  mujer 

Noble,  que  huyendo  se  escapa 

De  la  crueldad,  de  la  furia. 

De  los  celos  ,  de  la  rabia 

De  un  hombre,  un  rayo,  un  demonio, 

Que  quiere  lomar  vengan/.a 

Kn  mi  desie  agravio,  y  viene 

Conlándume  las  pisadas. 

Residenciándome  el  viento 

Y  alentando  las  espaldas. 
Hombre  sois .  y  habréis  tenido 
Amor,  amparad  mis  ansias; 
Mujer  sois,  y  estáis  sujeta 

A  amar,  pues  brutos  y  plantas 
Lo  están,  socorred  mis  penas, 

Y  habréis  comprado  una  esclava ; 
Que  obligaciones  como  estas. 
Con  la  vida  aun  no  se  pagan. 

Ya  le  siento,  ya  le  escucho, 
Ya  me  parece'que  pasa 
De  los  umbrales  ,  y  pone 
Los  pies  ea  aquesta  cuadra  ; 
Ya  escupiendo  por  los  ojos 
Veneno,  el  acero  saca; 

Y  con  mi  sangre...  no  sé 
Lo  que  digo  de  turbada. 
;Valcdme  contra  este  monstruo, 
Oue  me  traen  sus  amenazas 
Sin  corazón  en  el  pecho 

Y  entre  los  dientes  el  alma! 

CÉSAR. 

Detrás  de  aquellos  damascos 
Os  esconded  ,  que  á  estas  canas 
Pagará  el  justo  respeto 
QuH  les  debe  toda  Italia. 

DIANA. 

Aun  no  pienso  que  estaré 
Segura  en  una  muralla 
Del  incendio  de  sus  ojos. 
Que  (lechan  pólvora  y  balas. 

CASANDRA. 

;  Notable  suceso  I 

Sale  FEDERICO,  terciada  la  capa 

FEDERICO. 
Aqui 

Se  entró  mi  enemiga  hermana 
O  me  traen  loco  los  celos. 

CÉSAR. 

Caballero,  ¿qué  demanda 

A  entrar  desta  suerte  os  mueve 

Desalumbrado  en  mi  casa? 


Con  su  padre  y  con  Casandra, 
lian  dado  mis  desatinos 
Siu  saber  adonde  entraba. 

CASANDRA.  {Ap.) 

I  Qué  es  esto,  cielos  !  Celoso 
Viene  siguiendo  i  otra  dama 
Federico.  I  Ah  ,  fementido 
Galán  ,  traidor  en  palabras 
Y  en  obras  al  amor  mió! 

CÉSAR. 

No  hay  aqui  que  buscar  nada. 


(.4p.  Yo  me  debí  de  engañar. 
Que  traigo  á  ciegas  el  alma 

V  los  sentidos  á  escuras.) 
Perdonad  ,  Señor,  si  basta 
Deciros ,  que  he  entrado  ciego, 
Lleno  de  celosas  ansias , 

Tras  un  áspid ,  iras  un  tigre , 
Tras  una  mujer  Ingrata 
Que  me  ofende  en  el  honor. 
CASANDRA.  (Ap.) 

Si  está  casado  y  me  engaña 

Con  infames  apariencias. 

Sus  quejas  enamoradas 

Para  burlarse  de  mi ; 

Pero  no  se  encubre  nada 

Al  cielo,  que  hoy  me  da  en  esto 

Venganza  de  sus  infamias. 

FEDERICO. 

Que  yo  á  vuestra  casa  tengo 
El  respeto  que  le  guarda 
Toda  Florencia.  (Ap.  Celosa 
Parece  que  está  Casandra , 

Y  no  puedo  en  este  lance 
Tampoco  desengañalla, 
Diciendole  la  ocasión ; 
Pues  es  deshonor  que  pasa 
Desde  mi  hermana  al  blasun 
He  la  sangre  antigua  y  clara 
De  los  Mediéis.) 

CASANDRA.  (Ap.) 

Sin  mi 
Me  tienen ,  cielos ,  las  falsas 
Lisonjas  de  Federico. 

FEDERICO. 

De  acción  tan  desalumbrada 
Bastantemente  os  disculpan 
Los  celos. 

CASANDRA. 

El  cielo  os  haga 
Con  esa  prenda  dichoso. 

CÉSAR. 

Guárdeos  Dios.— Varaos,  Casandi a. 

CASANDRA. 

Ya  le  sigo. 

(Al  irse  la  ietiene  Federico.) 

FEDERICO. 

Hermoso  dueño 
De  mi  vida,  espera,  aguarda. 


Ingrato,  ya  te  conozco. 

FEDERICO. 

Mira  que  le  adoro. 

CASANDRA. 

Aparta, 
Que  hoy  por  tus  labios  ,  traidor. 
Él  cielo  me  desengaña 
De  tus  mentiras. 

FEDERICO. 

El  ciclo  sabe 
Que  te  ha  dado  toda  el  alma... 

CASANDRA. 

Vive  Dios,  mal  caballero. 
Que  si  á  quien  soy  no  mirara... 


17« 

Sale  CARLOS. 

CARLOS. 

¿Qué  es  eslo? 

CASA>DRA. 

¡Mi  hermano,  ay  Diusl 
FEDtmco.  {Ap.) 
En  ocasión  bien  extraña , 
tallos,  su  lierniano,  llepó. 

CARLOS.  {Ap.) 
Federico  con  mi  hermana 
A  solas  y  daiiüu  voces. 
Saber  recelo  la  causa. 

FEDKIIICO. 

Discúlpeme  haber  pisado 
Los  umbrales  desla  casa. 
Señora  ,  unos  locos  celos , 
Que  son  veneno  del  alma  , 

Y  que  han  deslumhrado  al  sol 
Muchas  veces. 

CASANDRA.  {Ap.) 

¡Que  aun  uo  callas 
Mis  ofensas '. 

FEDERICO. 

Y  el  señor 
Cirios  ,  pues  ja  deslas  ansias 
Puede  lener  experiencia; 

Y  guárdeos  el  cielo. 

CARLOS. 

Él  vaya 
Con  vos,  señor  Federico. 

FEDERICO. 

O  estoy  sin  mí ,  ó  esla  banda 
Que  Carlos  trae  puesta  al  cuello 
ís  de  mi  enemiga  hermana  , 

Y  es  él  á  quien  escribía 
El  papel  esta  mañana; 

Y  si  lo  averiguo,  pienso 
Tomar  la  mayor  venganza 

Que  haya  inventado  el  enojo.    {Vase. 

CARLOS. 

Esas  disculpas,  Casandra, 
Mo  te  valdMu  otra  vez 
Conmigo. 

{Al  paño  Diana  y  Laura.) 

UIA.XA. 

Ya  p¡en.so,  Laura, 
Que  FcdiMico  se  fué; 
Mas,  si  el  alma  no  me  engaña  , 
Carlos  eslá  aquí,  y  parece 
Que  la  esla  dando  á  esla  dama 
Quejas. 

LADRA. 

Antojos  serán 
Tuyos .  pnis  sienipre,  Diana, 
Hasta  del  aire  los  tienes. 

CARLOS. 

Si  otra  vez  pone  Ij»  plantas 
En  mi  casa  Federico, 
Vive  Dios,  que  a  los  dos  baga 
Escarmiento  de  Florencia. 

CASANDRA. 

Si  lo  que  be  dicho  no  basta , 

No  quiero  á  tus  groserías 

Sospechosas  y  villanas 

Dar  oirás  satisfaciones. 

Sino  las  que  ver  aguardas.        ( Vas; 

DIANA. 

Ci'los  son  los  que  le  pide  , 
Que  hs  entrañas  me  abrasan. 

CARLOS. 

Casandra,  espera. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

LADRA. 

Y  Dios ,  en  nombre  del  cura , 
Buenos  casados  los  baga. 


Al  entrar,  talen  DIANA  v  LAL'HA,  que 
la  detienen. 


DIANA. 

Yo  quiero 
Responderle  por  Casandra , 
Ingrato  Carlos. 

CARLOS. 

¡  Que  miro! 
¿Eres  ilusión,  Diana? 

DIANA. 

Tu  amor  lo  ha  sido  ,  enemigo. 

Dt'sta  vez,  después  de  Untas, 
Ulnios  con  todos  los  huevos 
Ilu  la  ceniza. 

DIAKA. 

I  Oh.  mal  haya 
Mujer  que  de  hombre  se  lia ! 

CARLOS. 

¿Loca  estás? 

DIANA. 

Desengañada 
Dirás  mejor. 

cXrlos. 
Oye ,  escucha. 

DIANA. 

No  he  de  escucharte  palabra. 

CARLOS. 

Vive  el  cielo  que  me  pides 
Celos  de  mi  propia  hermana. 

DIANA. 

i  Qué  dices? 

CARLOS. 

Eslo  que  escuchas. 

DIANA. 

¿Luego  esla  es,  Carlos,  lu  casa  ? 
SI,  Diana. 

DIANA. 

Ahora  digo. 


CARLOS. 

Y  rae  tienes  en  extraña 
Conl'usiou. 

DIANA. 

De  aqueste  lance , 
Carlos,  has  sido  la  causa, 
Entremos,  que  hay  que  hablar  mucíio, 

CARLOS. 

Tu  esclavo  soy. 

DIANA. 

Yo  tu  esclava. 

CARLOS. 

Tuya,  Diana,  es  mi  vida. 

DIANA. 

Tuya  ,  Cirios ,  es  el  alma. 

CARLOS. 

A  pesar  de  muchos  miedos. 

DIANA. 

No  pesan  con  mi  amor  nada. 
Que  no  hay  riesgo  contra  el  gusto. 

DIANA. 

Ni  muerte  para  quien  ama. 

CÁIILOS. 

Viva  mi  firmeza. 

DIANA. 

Y  muera 
La  envidia  de  mi  esperanza. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  DIANA  v  LAt'RA  ,  como  . 
chanda. 


LADRA. 

No,  Señora. 


¿Fuese  mi  hermano? 

LAURA. 

Ya  es  ido. 
¿Hay  alguien? 

LADRA. 

No  siento  ruido. 

DIANA. 

Pues ,  señor  César ,  agora 
Podéis  entrar. 

Sale  CÉSAR. 


Yo  lu  hago; 
Llamado  he  veniílc  aquí 
üe  un  papel  vuestro. 

DIANA. 

Es  ansí; 
Ya  á  las  dndas  satisfago 
Que  tendréis. 

CÉSAR. 

Verdad  decís. 
Dudoso  estoy. 

DIANA. 

No  me  espanto; 
Cierra  esa  puerta  eiiire  tanto. 

CÉSAR. 

¿Qué  pretendéis? 

DIANA. 

SI  me  oís. 
Saldréis  de  todo  recelo. 

CÉSAR. 

No  es  recelo  el  que  es  cuidado, 
¿Qué  queréis? 

DIANA. 

Yo  os  he  llamado 
Para  un  mal. 

CÉSAR. 

¿Queréis  consuelo? 

Consuelo  es  otra  piedad: 
Remedio  es  bien  que  me  deis. 

CÉSAR. 

¿Pues  puedo  yo? 

Vos  podéis. 

CÉSAR. 

Pues  decid. 

DIANA. 

Pues  escuchad. 

CÉSAR. 

Mirad  que  snv  Gibelino 
Antes  de  hablar. 

DIANA. 

Va  lo  sé. 

CÉSAR. 

GiJelfo  vuestro  hermano  fué. 


DIA>A. 

•rodo  mi  mal  lo  previno. 

I  CÉSAR. 

¡Enemigos  siempre  son 
■Vueslro  linaje  y  el  mió. 

DIAXA. 

Va  lo  sé.  T  de  vos  me  fio 
Con  loda'esta  prevención. 

CÉSAR. 

¡Qué  podrá  ser?  que  estoy  mudo 

n.ASA   (.Ap.) 
No  sé  si  en  halilarle  acierlo. 

CÉSAB.  (Ap.) 

Si  es  pesar,  él  será  cierto. 

DIANA.  (Ap.) 
Has  ¿qué  temo? 

CÉSAR.  (Ap.) 

Mas  ¿qué  dudo? 
'Siempre  lie  de  ser  su  enemigo. 


Vencer  s 


islad  pretendo 


> hablad,  que  ya  os  atiendo. 


(Pues  oíd ,  que  ya  os  lo  digo. 

En  vuestra  casa  huyendo  , 

Si  no  estáis  olvidado, 

Me  aco¡;i  por  sagrado 

Del  faror.  del  enojo  y  del  estruendo 

Que  despertó  un  papel  que  vio  en  mi 

Vo  por  entonces  ciega  ,  [mano. 

Sin  ver  que  es  poco  para  ser  delito 

Dn  papel  medio  escrito 

Que  ilíii"  una  afición  y  el  dueño  niega, 

Con  el  temor  y  el  susto. 

Sin  ver  que  no  era  justo 

I'or  ciii'i!  ees  huir,  como  supfstes, 

V  i -i  lií-rmano  con  vos  (mas  ya  lo  vis- 
iMíli)  SUS  recelos,  [tes) 

1         I  I -jarlos  o  dc-jó  sus  celos. 

I         ,  y  vo  más  secura, 

hiinli)  lugar  á  la  razón,  advierto 

Que  era  gran  desconcierto , 

l'.uardomi  Tama  en  esto  se  aventura. 

Hacer  de  casa  ausencia  [cía: 

Sin  c:iusa,  dando  escándalo  en  Floren- 

Deterniino  volverme  luego  a!  punto 

A  mi  casa,  á  la  vueslra  tan  vecina, 

Oasandra  me  apadrina, 

Mctime  en  vuestro  coche,  [che; 

Lie^'o  á  mi  casa ,  aun  antes  que  la  no- 

Por  mi  hermano  pregunto  , 

Hablo  con  él,  confieso  que  estoy  ciega; 
Niego  que  hay  culpa  yo ;  Oasandra  rue- 
El  huir  me  condena,  [ga; 

Echo  la  culpa  al  miedo  y  á  la  pena  , 
La  ocasión  del  papel  pregunta  airado. 
Echo  la  culpa  al  ocio  y  no  al  cuidado; 
En  fin,  aunque  recela. 
Ya  fuese  desenojo  ó  ya  cautela  , 
Quedé  en  mi  casa ,  donde  en  dudas 
[muero: 
Mas  no  es  aqueste  el  mal  para  que  os 
[quiero; 
Calle  agora  esta  pena  por  ociosa. 
Mayor  la  husco.  vamos  á  otra  cosa. 

'  Descuidada  vivia , 
Libre  mi  juventud,  y  yo  muy  mia; 
i  Vivía  dije?  miento. 
Pasaba  vo  mi  edad  ,  bien  dije  ahora, 
Que  cuando  el  pecho  ignora 
Algún  dulce  desvelo,  algún  tormento 
Di-stoíiueal  mundo  abrusa, 
No  se  Vive  la  edad,  sino  se  pasa , 
Que  aun  los  bienes  tal  vez  fueran  pe- 
[sados 
A  no  estar  con  el  mal  interpolados , 

.  Cuando  ese  monstruo  fiero 

I  R- 


EL  MAS  LMPROPIO  VERDUGO  POR  LA  MAS  JUSTA 
Cizaña  universal  del  mundo  entero; 
Cuando  esa  dulce  guerra  , 
Ocasión  de  las  paces  de  la  tierra; 
Ese  invencible  luego , 
Padrastro  de  la  vida  y  del  sosiego  ; 
Esa  dulce  armonía. 
Música  de  la  sangre  y  simpatía ; 
Esa  llama  ambiciosa 
Que  hasta  el  último  estrago  no  reposa , 
Veneno  del  oida. 
Tósigo  del  sentido , 
Del  tacto  hechizo  breve, 
Y  ponzoña  suave,  que  la  bebe 
Con  acibar  de  enojos 
El  paladar  inmenso  de  los  ojos;  [Mido, 
Amor,  eu  fin,  que  aqueste  es  su  ape- 
Si  no  está  por  las  señas  conocido  ; 
Amor,  en  fin,  por  fuerza,  por  halago. 
Por  elección,  por  gusto,  por  estrago , 
Por  razón,  por  destino,  [clino 

Me  inclinó  ;  mas  yo  soy  la  que  me  in- 
A  un  caballero:  mal  mi  asunto  empie- 
Que  no  me  fué  motivo  la  nobleza;  [za. 
A  un  hombre  tau  galán;  mas  poro  he 
[dicho, 
Que  gala  á  solas  no  llenó  el  capriclid: 
A  un  amante  tan  firme,  no  es  bastante. 
Que  nadie  (piiere  al  otro  por  amante: 
A  un  joven  tan  valiente,  no  lo  entii'o 

Que  valiente  no  más  es  sólo  estruendo; 
A  un  hombre  tan  discreto,  no  loescu- 

Que  á  discreción  no  más  le  falta  mucho; 
No  sé  qué  señas  dé.  ni  amor  las  rige; 
A  Carlos,  vuestro  hijo,  ya  lo  dije. 
Ya  me  atreví,  no  importa,  poco  ha  sido. 
Lo  más  es  confesaros  (|ue  he  querido; 
Poripie  en  una  mujer  de  mi  respelo 
EHodo  está  en  amar,  no  en  el  sugoio. 
Que  en  desvelos  que  llego  á  conl'c- 
[sarlos, 
Vo  monto  más,  pues  sépase  que  es 
Carlos  es  el  que  adoro  ,  [Carlos; 

Por  Carlos  me  arriesgué,  por  Carlos 
A  él  mi  estrella  me  inclina.       [lloro; 
riüell'a  es  mi  sangre,  el  alma  Cibelina; 
No  quiere  tanto  el  prado, 
De  la  sed  del  estio  atormentado. 
Nube  de  oculta  plata 
Que  en  líquidos  alivios  se  desata; 
Menos  afectuosa , 
Acechando  la  luz,  quiere  la  rosa. 
Ajada  de  la  noche, 
Üivldityido  las  cárceles  del  broche , 
i;l  arrebol,  ó  afeite  de  la  aurora. 
Lavándosela  cara  en  lo  que  llora; 
No  tanto,  en  fin,  desea 
Ponerse  del  verano  la  librea 
Por  parecer  (piizá  menos  anciano 
Esc  monte  galán  (|ue  está  tan  cano. 
Aunque  aspiíaba  á  eterno 
lie  sufrir  pesadumbres  del  invierno,' 
No  tanto  el  peregrino 
Quiere  la  luz  que  le  gobierna  el  sino; 
No  tanto  el  caminante , 
Solo,  ciego  y  errante , 
Escuchando  distantes  los  latidos. 
La  cabana  acechó  con  los  oídos; 
No  tanto  quiere  el  fuego 
Oe  su  región  el  natural  sosiego; 
Su  centro  lo  pesado. 
El  puerto  el  navegante  derrotado; 
El  agua  el  pez,  el  rico  su  tesoro, 
F.l  avariento  el  oro. 
El  jardiii  los  albores. 
Los  campos  al  Abril,  al  solías  flores. 
La  noche  el  triste,  y  el  enfermo  el  día 
Como  á  Carlos  adora  el  alma  mía. 
Pues,  (íésar  generoso. 
Si  en  vueslra  edad  primera 
Probasteis  del  amor  la  llama  fiera  , 


VENGANZA.  177 

Sí  amar  supisteis,  quesera  forzoso 
Vénzaos  una  terneza. 
Una  pasión,  un  llanto,  una  tristeza,        , 
Un  amor  deste  modo,  [do. 

Y  el  confesarlo  yo,  que  es  más  que  lo- 
Yo  adoro  á  Carlos,  y  ha  de  ser  forzoso. 
Sí  se  resuelve  el  mundo,  ser  mi  espo- 
(so; 
Mi  hermano,  receloso,  aunque  hala- 
En  voz,  en  vista  y  sueño,         [güeño. 
Me  parece  que  finge,  estudia  y  piensa 
Algo  contra  mi  vida  por  su  ofensa; 
Yo  estoy  poco  segura: 
Mi  vida,  y  áuu  mi  fama  se  aventura 
Dilatado  el  remedio; 
De  todos  el  mejor  es  este  medio: 
Carlos  mi  dueño  ha  sido , 
Mi  disculpa  mejor  será  un  marido. 
Cúelfos  y  Gibelínos 
Dejen  por  mí  y  por  vos  sus  desatinos. 
Que  no  los  llamo  agravios , 
Oue  no  duraran  tanto  eu  hombres  sa- 
Harta  sangre  ha  lavado  [bios; 

Kse  necio  rencor,  que  ba  vinculado 
Por  mayorazgo  suyo 
El  odio'  porliaiio  de  quien  huyo; 
Va  los  bandos  que  ves,  y  Italia  mira. 
Se  j;nar(laii  más  por  tema  que  por  ira; 
(  ulirasi'  ai|uesle  fuego 
Con  las  dulces  cenizas  del  sosiego; 
Que  nada  se  interesa 
En  avivar  dormida  la  pavesa  ; 
Ya  la  ofensa  (si  acaso  ofensa  hubo) 
Lavada  está  con  sangre,  ya  fin  tuvo; 
Ya  las  señas  borradas 
Están  del  tiempo,  á  su  pesar  gastadas: 
Pues  nadie  las  acuerde. 
Si  aun  el  tiempo,  mañoso,  no  las  muer- 
Uestns  peñascos  vivos,  [de; 

Que  peñas  son  ,  y  aun  cielos  vengati- 
101  iris  de  pa/.  sea  [vos 

Mi  amor,  y  vnesiro  celo  en  vos  se  em- 
Esla  hazaña  piadosa;  [plea 

Hijo  tenéis,  merézcame  su  esposa. 

Y  para  que  hoy  enlace 

Vuestro  celo  mejor  la  paz  que  hace, 
Hija  tenéis,  que  al  cielo  desafía 

Y  apuesta  perfecciones  ccn  el  dia; 
Hermano  tengo,  que  en  hacienda  y  ta> 

[He 
Ninguno  en  toda  Italia  ha  de  igualalle. 
Suya  á  Casandra  vea, 
Dnpliquense  estas  dichas  porque  sea 
Soborno  tan  divino 
Quien  negocie  la  paz  al  Gibelino. 
Esto  ha  de  ser,  señor  César,  amigo. 
Hazme  este  bien,  y  el  mundo  sea  tes- 
De  hazaña  tan  honrosa .  [tigo 
Asi  t\i  mesa  con  vejez  dichosa 
Corone  entre  lisonjas  y  respetos 
El  repetido  enjambre  de  tus  nietos. 
Así  tu  edad  compita 
Con  el  ave  que  el  ámbar  resucita ; 
Asi  burlen  tus  verdes  lozanías 
La  circular  carrera  de  los  días. 

Y  asi  Parca  ofendida 

No  adelgace  el  aliento  de  tu  vida  . 

Ni  te  pongan  del  tiempo  los  engaños 

Los  instantes  á  cuenta  de  los  años. 

Sea  Ciarlos  mi  esposo , 

Sácame  deste  riesgo  tan  forzoso,  [ees. 

Habla  á  mi  hermano,  Tirmense  las  pa- 

Viva  por  tí  mi  honor:  y  si  lo  haces. 

Tierna,  firme,  rendida. 

Hija,  esclava,  obligada,  agradecida 

Seré  á  tus  obediencias 

Cera,  que  ignore  siempre  resistencias. 

Seré  Clicie  constante 

A  cada  variedad  de  tu  semblante. 

Seré  metal  sujeto 

Conducido  al  imán  de  tu  respelo; 

Seré  mar  de  olas  liona  , 


178 


A  qalen  tu  ceño  servirá  de  arena; 

Neblí,  volando  al  cíelo, 

De  quien  tu  voz  mei;or  será  señuelo. 

Pero  si  no  le  mueve 

Mi  voz,  firme, cruel,  injusto,  aleve, 

Seré  rayo  violento 

yue  nocübeen  las  bóvedas  del  viento; 

Seré  mina  abortada,  [sada; 

Que  habla  en  estruendos  de  callar  can- 

Kaudal  seré  oprimido. 

Que  inunda  las  campañas  afligido ; 

V,eulin,  seré  (que  está  más  ponderado) 

Mujer  que  su  alicion  ha  confesado  , 

Y  sin  ser  remediada 

Se  ve  perdida  y  llora  desairada. 

CÉSAR. 

La  admiración ,  Diana , 

He  escuchar  tus  intentos. 

Me  embargó  los  acentos 

Para  dar  la  respuesta  á  que  se  allana 

Mi  atención  ;  mas  supuesta 

La  admiración,  escucha  la  respuesta. 

El  Du(|ue  soberana 

De  Florencia... 

Sale  LAURA  asustada. 

LAURA. 

Señora,  apriesa ,  luego; 
Casi  muriendo  llego. 

DIANA. 

¿Qué  es  esto,  Laura? 

Pienso  que  es  tu  hermano, 

Que  un  hombre  por  las  tapias  de  la 

Se  entró.  Ll'Uerta 

DIANA. 

Sin  duda  es  él,  es  cierto; 
¿Qué  haré?  ¡Ajde  mi! 

CÉSAR. 

No  importa ,  que  aunque  viejo... 

(Empuñando.) 

DIANA. 

No  será,  señor  César,  buen  consigo; 
Llévale  tú  allá  fuera  ,  [no, 

Y  entraos  en  ese  cuarto  de  mi  lieinia- 
Donde  puede  decirle  que  le  espera, 
Fingiendo  algún  negocio,  con  que  es 
Que  yo  quedo  excusada.  [llano 

CESAD. 

Bien  decís. 

DIANA. 

Pues  seguid  esa  criada. 

CÉSAR. 

Vamos;  en  su  aposento 

A  Federico  le  diré  mi  intento. 

LAURA. 

r.l  primer  viejo  ha  sido 
Que  hasta  hoy  en  la  comedia  se  ha  es- 
(Vanse  los  dos.)    [coudido. 

DIANA. 

De  temor  estoy  muerta; 
¿Mi  hermano  por  las  tapias  de  la  huer- 
i  Si  pretende  matarme?  [ta? 

Huir  quiero;  mas  no,  que  esto  es  cul- 
Constante  aquí  le  espero;  [porme; 
Va  siento  pasos,  esforzarme  quiero, 

Y  fingirme  turbada;  [ra,  Flora, 
¿Quien  es?  ¿quién  se  entra? hola,  Lau- 
¿iNo  hay  alguna  criada? 

Sale  LAURA. 

LAURA. 

¿Que  das  voces,  Señora? 

l'n  hombre  aquí  se  ha  entrado 
Eq  mi  cuarto ,  atrevido  y  recatado. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

LABRA.  Por  ver  tus  ojos  divinos, 

Ay  de  mi!  demos  voces. 


lie  de  salir  y  ver... 

Sale  ALEJANDRO  t  COSME. 


Yo  soy. 

DIANA. 

;  Válgame  el  cielo! 
Mayores  que  pensaba  mis  desvelo; 
Hombre  ú  monstruo  cruel ,  ¿qué  te  ha 
A  entrar  de  aqueste  modo?     [movido 

ALEJANDRO. 

Amor  ha  sido. 

LAURA. 

Hombrecillo  soez  y  desairado, 
¿Quien  aqui  te  ha  metido? 

COSME. 

Mi  pecado 
DIANA.  [lam: 

¿Amor?  ¿pues  es  amor  el  que  a>i  in- 
El  honor  tan  sin  gusto  de  la  dama? 

¿Pecado?  ¿pues  no  hay  más,  señor  Da 
Que  sin  hablar,  entróme  acá  ,  que  pe- 

DIANA.  [CO: 

Vuélvete  luego,  al  punto , 

Y  agradece  que  el  susto  lan  difunto 
Me  tiene  el  corazón,  que  apenas  deja 
Alimentos  de  voces  á  la  queja ; 

Que  sino... 

ALEJANDRO. 

Calla,  Diana, 
No  ofendas  el  amor  mío 
Bautizando  las  Unezas 
Con  el  nombre  de  delito. 
Vo  soy,  Diana,  que  vengo 
A  beber  todo  el  hechizo 
De  tus  ojos,  apurando 
Ese  tósigo  divino. 
Yo  soy,  que  huyendo  furioso 
De  mi  padre  y  de  mi  mismo 
Dejar  pretendí  á  Florencia, 

Y  vuelto  desde  el  camino 
Sin  poder  sufrir  la  muerte 

De  un  mes  que  há  que  no  te  he  visto, 

Y  á  hartarme  de  que  me  abraseu 
AquesüS  incendios  vivos. 
Pelóla  soy,  que  impelida 

Se  vuelve  irritada  al  sitio 

Ue donde  salió;  saeta 

Soy  que  el  arco  ha  despedido , 

Y  de  haber  estado  opresa 
Se  va  vengando  con  silbos. 
Fuente  soy  (que  de  la  mano 
Oprimida  un  rato)  bríos 
Cobró  de  la  privación. 
Brotada  en  rayos  de  vidrio. 
Pólvora  soy,  que  callando 
En  el  cañón,  cuanto  quiso 
La  mano,  después  se  venga 
Del  silencio  en  eslallidos. 
Rayo  soy,  cuyas  infancias 
En  el  seno  opaco  y  frió. 
Abrigadas  de  la  nube. 
Crecen  después  á  prodigios: 
Y,  en  fin,  soy  un  hombro  solo, 
Ausente  de  lo  que  quiso. 

Que  vuelve  con  más  violencia 
yue  flecha  anhelando  al  sitio. 
Que  pelota  vuelta  al  centro. 
Que  cristal  volando  en  vidrios. 
Que  pólvora  ardiendo  en  llamas. 
Que  rayo  t.-'onandoen  giros. 
Que  esto  j  más  es  quieo  anhela 


Señor  Alejandro,  ¿cuándo 
(Aunque  por  vos  os  eslimo) 
Os  he  dado  yo  ocasión 
De  ser  lan  desvanecido 
Que  me  queráis  lan  á  costa 
De  mi  vida  y  de  vos  mismo? 
Y  ya  que  sufra  el  quererme. 
Que  la  inclinación  no  os  quilo 
Quered  un  poco  más  cuerdo. 
Que  adoráis  con  mucho  ruido; 
Por  la  fineza  de  verme 
Entrándoos  aqui  atrevido, 
Arriesgáis  mi  honor,  no  es  bien 
Ser  á  mi  costa  lan  fino. 
Volveos  apriesa,  por  Dios, 
O  sino... 

ALEJANDRO. 

Asombro  divino, 
Que  á  mis  nativas  fierezas 
Templas  con  dulces  desvies. 
Trátame  nial,  no  me  ausentes 
De  tus  ojos,  que  aunque  vivo... 

DIANA. 

¡Oh,  pese  á  mis  ojos!  ¿tiempo 
Es  este,  cuando  me  miro 
Cercada  de  tantos  miedos. 
De  hacer  requiebro  el  delito? 
Vive  Dios... 

ALEJANDRO. 

No  os  enojéis. 
Que  temo  (aunque  soy  prodigio 
De  crueldades)  vuestro  enojo. 

DIANA. 

Pues  si  le  teméis,  yo  os  digo 
Que  os  volváis  de  cortesía 
Ú  de  miedo;  eslo  os  suplico. 
Por  Dios,  por  mi,  por  mi  honor. 
Por  vos,  ó,  si  sois  tan  fino. 
Por  mi  vida,  que  es  lo  más. 

ALEJANDRO. 

Bien  decís;  lo  más  ha  sido. 

DIANA. 

Pues  apriesa,  Laura;  sea. 
Sea  sin  dilación;  el  postigo 
Del  jardín... 

LAURA. 

Ya  entiendo. 

DIANA. 

Presto. 

ALEJANDRO. 

Esperad ,  que  ya  que  os  sirvo. 
Me  pesa  de  que  tengáis 


gao 


DIANA. 

Esto  es  preciso. 

LADRA. 

Vamos. 

COSME. 

Por  postigo  falso 
Nos  vacian,  bellaco  arbiliio; 
No  liaré  por  mi  limpieza 
Desde  hoy  más  un  sambenito. 

LAURA. 

Apriesa,  no  eslé  de  chanza, 
Cuaudo  me  tiene  el  peligro 
Sin  pulsos;  alrevídon, 
Determínadazo,  altivo. 
Que  ponen  en  contingencia 
Mí  honor  casto,  claro  y  limpio. 

DIANA. 

Anda,  Laura. 

LAURA. 

Vamos. 


•L  MAS  lUPlíOPlü  VEllUCCO  l'Ol!  LA  MAS  JISIA  VENGANZA. 


COSME. 

Vamos, 
liifaiil^i  del  Ijar.nlillo. 

ALEJANUIIO 

Va  os  obedezco ,  á  pesar 
De  mi  amor. 

DIANA. 

Y  yo  os  lo  estimo. 
(í/n  de  haber  una  vgnlana  en  el  taila- 
<!•>.    y  al  irse  Mejnndro  tiran  una 
I  ¡cdra  ¡jor  (le  dentro.) 

ALKJAXDBO. 

¿rcio  qué  es  esto? 

COSME. 

Llam.nron 
A  esta  ventana,  por  Cristo. 

DIANA.  i.4p.) 
Esla  es  la  seña  de  Carlos. 

LAIRA.  (Ap.) 
:Ay  cielos!  este  es  Carlillos, 


La  priesa? 

Alejandro,  idos 
Apriesa,  que  este  es  mi  Lermano. 

ALEJANDRO. 

¿Los  hermanos  liacen  ruido 
ile  amantes  y  entran  con  seña? 

COS.ME. 

iCon  seña  los  hermanitos? 
Beben  de  ser  muy  carnales 
Estos  hermanos. 

DIANA. 

Va  os  digo 
Que  es  Federico;  acabad, 
So  me  arrestéis  os  suplico, 
Que  me  quitaré  la  vida. 

ALEJANDRO. 

No  os  menester,  que  ya  os  sirvo. 

Vamos,  pues. 
(Vuelven  d  hacer  la  misma  scfia.) 

COSME. 

Otra  ve7.  llaman. 
LAURA.  (Ap.  con  Diana.) 
Sin  duda  Carlos  le  ha  oido 
Hablar,  y  llama  celoso. 

DIANA. 

Es  sin  duda  ^ran  peligro 
Si  se  ven  los  dos. 

LACRA. 

Seguidme. 

ALEJANDRO. 

Vamos. 

COSME. 

Vamos. 

ALEJANDRO. 

Ya  le  sigo. 

LACRA. 

Uas  esperad. 

COSME. 

¿Qué  tenemos? 

LACRA. 

¡Ay! 

COSME. 

¿Qué  te  duele? 

LAURA. 

Perdido 
Se  me  ha  la  llave. 

DIANA. 

¿Qué  dices? 

COSMK. 

Uira  en  la  manga. 


LACRA. 

COSME. 

¿La  faltriquera? 

LABRA. 

Tampoco. 

COSME. 

¿En  la  jaulilla? 

LAURA. 

Es  delirio. 

COSME. 

¿Tampoco?  mira  en  las  naguas 
A  pliegues  dos  mil  y  cinco. 

LAURA. 

No  parece. 

¡Hay  tal  desdicha! 

ALEJANDRO. 

¿Qué  determináis? 

DIANA.  (Ap.) 
Si  envió 
Á  Alejandro,  está  á  la  puerta 
Su  hermano;  si  acaso  elijo 
No  abrirle  la  puerta  á  Carlos, 
Sospechará  lo  que  ha  sido, 
Claro  está,  y  si  dejo  que  entre 
Se  encuentran  aquí,  y  perdido 
Queda  con  ambos  mi  honor, 
¿Qué  he  de  hacer ,  cielos  divinos? 
(Llaman  otra  vez  más  recio.) 

COSME. 

¿Otra  vez?  ya  esto  no  es  seña 
Sino  alguacil  ó  ministro 
Que  trae  soplo. 

LADRA. 

¿Abro  la  puerta? 

DIANA. 

Por  ese  cuarto  ,  (iuh  es  mió 
Podéis  iros  retirando 
Hasta  el  jardin,  y  escondidos 
Knlre  las  hojas  estar 
Hasta  que  bajen  á  abriros. 

ALEJANDRO. 

Entremos,  pues, 

DIANA. 

Abre  tú. 
(Laura  se  va  por  el  otro  lado.) 


Veré  si  fué  Federico 
Escundido  aquí. 

COSME. 

Cien  haces. 

(Énlransclos  dos. y  dicen  dentro 
los,  y  Laura,  y  Oamian.) 

CARLOS. 

Déjame,  Laura 

LAURA. 

Detente. 

GARLOS. 

O  \tzTc  que  los  celos  mios 
Vuelvan  ceniza  la  casa; 
Yo  be  de  entrar. 

DAMIÁN. 

V  yo  lo  mismo. 

LACRA. 

.Mira,  Señor... 

Eiilranlos  tres,  LAURA,  UA5!1 
CAIILÜS. 


Todo  lo  babeiiios  oido. 


DIANA. 

¿Qué  es  esto,  Carlos?  mi  dueño. 
Mi  bien,  mi  señor.  Rey  mió... 

CARLOS. 

No  vengo,  ingrata  Diana, 
De  mi  agravio  persuadido, 
Crédulo á  escuchar  ternezas, 
Cobarde  á  sentir  desvíos. 
Ciego  á  pagarme  de  engaños, 

Y  inlamemenle  remiso 
A  buscarme  satisfecho 
Cuando  me  encuentro  ofendido; 
Á  apurar  mi  agravio  vengo, 

Y  á  ser  escándalo  altivo 

De  mi  ofensa  despreciando 
Aun  la  duda  por  alivio. 
Yo  he  de  examinar  tu  casa, 

Y  el  semblante  aborrecido 
De  mi  agravio  cara  á  cara 
lie  de  ver,  si  el  cielo  mismo... 

DIANA. 

Detente,  Carlos,  espera, 
(Apenas  el  pecho  (rio 
Halla  la  vozj  y  detente, 
No  creas  (mas  harto  he  dicho). 
No  creas,  pues  soy  quien  soy, 

Y  pues  siempre  le  he  duendo. 
Lo  que  ves,  quiero  decir. 

Lo  que  tú  piensas  que  has  visto; 
¿Dónde  vas?  delente. 

CARLOS. 

En  vano 
Me  detienes,  es  delirio. 

DAMIÁN. 

No  has  de  entrar,  viven  los  cielos. 

CARLOS. 

Si  se  pusieran  ios  riscos 

Del  Cáucaso  en  medio,  fueran 

Para  mi  celos  de  vidrio. 

DIANA. 

Espera. 

CARLOS. 

Es  en  vano. 


Aguartla. 


No  quiero. 


Salen  ALEJANDRO  v  COSME 


Yo  soy. 

CARLOS. 

¿Qué  miro? 

ALEJANDRO. 

¿Qué  mire? 
¡Válgame  Dios! 

CARLOS. 

Muerto  esloy. 

DAMIÁN. 

Por  san  Cosme,  que  es  Cosmillo. 

LACRA. 

Mucho  se  ha  apretado  el  paso, 
Allogémosle  un  poquito. 

ALEJANDRO. 

jCárlos  en  aquesta  casa? 

CARLOS. 

¿Alejandro  aquí  escondido? 

ALEJANDRO. 

I  De  cólera  hablar  no  puedo. 

CARLOS. 

De  turbación  no  respiro. 


Los  afectos  de  los  dos 
En  mi  pecho  están  unidos. 

cArlos. 
¿Pues  cómo  tú  en  esta  casa 
Viendo  que  á  Diana  esiiniu? 

*LEJ\:«liR0. 

¿Pues  cómo  tú  aquí  sabiendo 
Que  Diana  es  dueño  mió? 

CARLOS. 

¿Tú  de  Diana  galán? 

ALEJANDRO. 

¿Tú  (le  Diana  marido? 

CARLOS. 

¿Tú  á  mi  esposa? 

ALEJAMIRO. 

¿Tú  i  mi  dueño? 

CARLOS. 

¿lu  contra  mi  honor  altivo? 

ALEJANDRO. 

J'ii  conira  mi  gusto  amante? 


ALEJANDRO. 

Cenizas  te  hará  mi  enojo. 

DIANA. 

Esperad  ,  tened ,  que  el  brío. 
Echa  á  perder,  si,  mi  honor... 
Turbada  estoy...  si  en  mi  digo... 
Ni  hallo  voz  para  templarlos. 
Ni  hallo  con  qué  [jersuadirlos. 

ALEJANDRO. 

Habla;  ¿cómo  me  detienes 
Cuando  ardientes  rayos  vibro? 

cÁnLos. 
Habla;  ¿cómo  me  suspendes 
La  razón  con  que  me  irrito? 

ALEJANDRO. 

¿No  responües? 

DIANA. 

Muerta  estoy. 

CARLOS. 

¿No  acabas? 

DIANA. 

Todo  es  delito. 

ALEJANDRO. 

Pues  vuelvo  á  flechar  mi  enojo. 

CARLOS. 

Pues  vuelvo  otra  vez  altivo. 

ALEJANDRO. 

Riñe,  aborrecido  hermano. 

CARLOS. 

Hermano  cruel,  ya  riño.         {Riñen.) 

ALEJANDRO. 

Aquesta  vez  de  lu  sangre 
Me  he  de  hartar. 

CARLOS. 

Uii  basilisco 
De  mi  agravio  es  esta  espada. 

DIANA. 

Gran  desdicha. 

COSME. 

Torbellinos 
De  carne  humana  parecen. 

LAURA. 

Llamemos  gente.  {Vase.) 

ALEJANDRO. 

Corrido 
Estoy  de  que  tanto  dures. 

CARLOS. 

Riñe,  y  verás  un  prodigio. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Sale  CÉSAR  t  LAURA. 

LAIRA. 

Acudid  presto. 

CÉSAR. 

¿Qué  ruido 
EU  este?  jVálgame  el  cielo! 
¿Estos  dos  no  son  mis  Lijos? 
Hijos,  detened. 

ALEJANDRO. 

¿Quién  eres? 

CÉSAR. 

Vuestro  padre  soy. 

CARLOS. 

¿Qué  miro? 
Sólo  este  nombre  pudiera 
Refrenarme ;  ya  me  rindo. 


Aparta,  riñe,  cob.irde. 

CÉSAR. 

¿Qué  es  esto,  Alejandro,  hijo? 

ALEJANDRO. 

Nadie  se  me  ponga  en  medio, 
Que  llevaré  de  camino 
Cuanto  se  ponga  delante. 

CÉSAR. 

Tu  padre  soy. 

ALEJANDRO. 

Cuando  riño 
No  tengo  padre;  cobarde, 
Riñe  ya. 

CARLOS. 

Si  no  has  creído 
Mi  valor,  yo  haré  que  veas... 

CÉSAR. 

Tente  ,  infame,  lente,  hijo. 

(Deteniendo  d  Carlos.) 

CARLOS. 

Va  tu  respeto  me  hiela, 

ALEJANDRO. 

Más  con  tu  vista  me  irrito. 

CÉSAR. 

Aparta,  ó  haré  que  veas 
l'or  fuerza,  fiero  prodigio. 
Mi  valor. 

ALEJANDRO. 

Espera,  aguarda. 
Ten  el  acero,  el  cuchillo. 
Que  me  malas,  y  es  impropio 
Ser  verdugo  de  su  hijo 
Un  padre.  ¡Válgame  el  cielo! 
Muerto  soy,  un  hielo  frió 
Se  ha  inlroducido  en  mis  venas. 

CARLOS. 

Suspenso  estoy,  y  sin  brios. 

CÉSAR. 

Apartad,  hijos  ingratos 
Al  sér  que  habéis  recibido, 
Ó  haré... 

CARLOS. 

Ya  por  ti  suspendo 
El  enojo. 

ALEJANDRO. 

Ya  desisto, 
Á  mi  pesar,  de  mis  iras. 

CÉSAR. 

Idos,  pues,  fieros  cuchillos 
De  mi  vida  y  de  mi  sangre. 

CARLOS. 

Ya  te  obedezco  rendido. 

ALEJANDRO. 

Va,  á  mi  pesar,  te  obedezco. 


CARLOS. 

¿Que  deidad  en  ti  adivino? 

ALEJANOllO. 

¿Que  en  ti  miro  oculta  fuerza? 

CARLOS. 

¿Qué  respeto  con  desvíos?... 


Que  me  aparta  con  horrores. 
V  en  ti  contemplo  un  ministro 
De  mi  muerte.  ( 

CARLOS. 


De  Dios  un  traslado  vivo. 

(\asc 

COSJIE. 

Gran  prodigio! 

(Xasc 

DAMIÁN. 

¡Grave  asombro 

(IV.c, 

LAURA. 

Secreto  ha  sido  divino. 

(Vas. 

DIANA. 

Gran  deidad  la  de  los  padres 

(\asr 

CÉSAR. 

¡Grande  amor  el  de  los  hijos! 

(Va^e 

Sale  CASANDRA,  medio  desnuda, 
V  FEDERICO  huyendo. 


Detente,  aguarda. 

FEDERICO. 

Es  en  vano. 
Déjame. 

CASANDRA. 

Traidor,  espera. 
Haz  que  con  tu  espada  mueri. 

FEDERICO. 

Suelta,  Casandra. 

CASANDRA. 

Villano, 
No  has  de  salir. 

FEDERICO. 

Es  cansarte. 

CASANDRA. 

¡Vive  Dios! 

FEDERICO. 

Casandra  eres, 
¿Qué  me  sigues?  ¿qué  me  quieres? 
Suéltame. 

CASANDRA. 

No  has  de  escaparle. 
Que  la  puerta  está  cerrada. 

FEDERICO. 

Ventanas  hay,  que  de  ti 
Huyendo  noes  frenesí 
Arrojarme.  (Sácale  la  espada.) ; 

CASANDRA. 

Pues  tu  espada 
Ha  de  vengar,  porque  veas 
Sí  mi  honor  mas  atre\ido... 

FEDERICO. 

Cien  harás,  imita  á  Dido 
Pues  te  dejo  como  Eneas. 

CASANDRA. 

Espera. 

FEDERICO. 

Ya  por  aquí 
He  con  la  |iuerta  topado; 
Adiós,  que  ya  me  he  vengado 
De  tu  linaje  y  de  ti. 

[Entrase  por  una  puerta.) 

CASANDRA. 

¡Ah  traidor!  mas  es  en  vano 
Escaparte,  aunque  has  huido. 
Que  por  ahí  te  has  metido 


EL  MAS  IMPROPIO  VERDUGO  POR  LA  MAS  Jl'STA  VENGANZA. 


i;ii  el  cuarto  de  mi  herinanu, 

I  i  :  '  i;o  lieiie  olra  salida 

M  10  eí  esta  puerta,  T  preso 
i:^rf  que  mi  honor... 

Sale  el  CÉSAR. 

CÉSAR. 

¿Qué  es  eso? 

¿Hue  voces? 

CASANDBA. 

Yo  soy  perdida. 

CÉSAR. 

Casandra ,  ¿qué  espada  es  esta? 

CASANDRA. 

Ue  temor  estoy  helada. 

CÉSAR. 

Va  ui  silencio  culpada 
le  deja  sin  la  resimesta. 

CASASDRA. 

Señor,  si  mi  honor  .. 

CÉSAR. 

Dolor, 
Mal  principio,  perdonad, 
M  ;\  ^'Pavees  la  enfermedad 
ijii    c  iinienza  por  honor. 
,A  iiiién  cerraste  esta  puerta? 

II  l'la,  si  en  mal  tan  terrible 
laiies  voz. 

CASA>DRA. 

Ya  es  imposible 
Iji  iihrirlo,  yo  estoy  muerta. 
I  III  ro  decir  nji  pasión 
I'  lia  i|i;e  ai)li(|ues  prudente 
l.is  remedios  ai  doliente 
Cuijlorme  la  relación. 

Y  asi  sabe,  que  mi  afrenta... 

CÉSAR. 

Tente,  aguarda  :  ¿quién  vio  tal. 
Que  tenga  el  enlermo  el  mal, 

V  que  el  médico  le  sienta? 

Sale  ALEJANÜP.Oa/paño. 

ALEJANDRO. 

En  casa  le  buscaré. 
Hoy  mi  hermano  morirá; 
Pero  aqui  mi  padre  está. 
No  me  vea ,  esperaré. 

Sale  CARLOS  por  el  otro  lado  al  paño. 

CARLOS. 

Hoy  viera  Alejandro  en  mi, 
Cuando  mi  padre  llegó  .. 
Pero  aqui  esta,  no  me  vio, 
Pues  quiero  esperar  aqui. 

CÉSAR.  [Ap.) 
Muda  Casandra  se  ve. 
Saber  temo  lo  que  pienso. 
CASANDRA.  (Ap.) 
Mi  padre  calla  suspenso. 
Temiendo  lo  que  diré. 

CÉSAR.  (.4p.) 
Pero  si  en  la  dilación 
La  padezco,  oiga  la  ofensa. 

CASA^DRA.  {Ap.) 

Mas  si  del  callar  la  piensa. 
Diga  clara  mi  pasión. 

CÉSAR.  {Ap.) 
Vpues  de  la  duda  sé 
El  mal,  aunque  no  el  origen, 
Pues  más  las  dudas  me  atligen, 
Hoy  el  origen  sabré. 

CASANDRA.  {Ap.) 

Y  pues  tengo  aquí  al  villano 
Que  adoré,  sin  resistencia 


Muera,  ó  aqui  por  violencia 
Remedie  mi  honor  su  mano. 

CÉSAR. 

(Ap.  Este  es  el  medio  mejor: 
Nadie  escucha,  á  solas  puedo 
Perder  á  mi  honor  el  miedo.) 
Habla,  dime  tu  dolor. 

CASANDRA. 

(Ap.  Esto  es  en  desdicha  lal 
Lo  mejor :  vencer  intento 
Los  grillos  del  sentimiento.) 
Pues  oye,  escucha  mi  mal. 

CÉSAR. 

Harto  valor  es  oir. 

CASANDRA. 

Harta  osadía  es  hablar. 

CÉSAR. 

Pues  habla,  si  he  de  escuchar. 

CASANDRA. 

Pues  oye  si  he  de  decir, 
siempre  fué  pasión,  oh  César, 
(Que  no  he  de  llamarte  padre 
ilasta  que  tú  lo  parezcas 
Cuando  llegues  á  vengarme). 
Siempre  fué  pasión  forzosa 
fVa  lo  sabrás,  no  te  espantes) 
Ue  la  juventud  amor. 
Culpa  de  los  hombres  fácil. 
Permíteme  que  sin  miedos 
Por  este  delito  pase. 
Porque  si  empiezo  á  temer 
En  este,  que  es  disculpable. 
Como  es  tuerza  que  te  diga 
Otro  mayor  y  más  grave. 
Quizá  no  hallará  razones 
Que  te  venzan  y  te  ablanden, 
Acostumbrada  la  lengua 
A  temer  en  esta  parle; 

Y  así  guardadas  se  quedes 
Para  lo  más  importante. 
Amé,  en  lin,  ya  está  supuesto. 
Que  no  culpa  ser  amante; 
Amáronme ,  ya  se  vé , 

Que  no  es  mucho  que  me  amasen. 
Un  principal  caballero 
<Algo  disculpa  la  sangre). 
Fué  el  imán  de  mis  suspiros 

V  el  centro  de  mis  pesares. 
Güelfo  tué,  y  en  mi  delito 
Ser  de  contrario  linaje 

No  es  lo  más,  tampoco  es  esto 
En  lo  que  lie  de  embarazarme. 
Mírele  como  rendida. 
Asistióme  como  amante; 
Defendime  como  noble. 
Sufrióme  como  cobarde. 
Paso  en  silencio  finezas, 
Olvido  amorosos  lances, 
Callo  agora  galanteos 

V  músicas  dejo  aparte, 
Cartilla  por  donde  empiezan 
A  enseñarse  los  amantes; 
¡Oh!  nunca  el  vil  Federico 
Lo  fuera  mió!  pues  fácil... 

Pero  aun  no  es  tiempo  de  quejas. 
Presto  llegarán  ,  no  es  tarde; 

Y  como  en  la  guerra  suelen 
Los  astutos  capitanes 
Ganar  por  trato  la  fuerza 
Que  lio  supo  vencer  Marte, 
Viendo  que  rebelde  dura 

Mi  honor,  fuerza  inexpugnable, 
Sitiada  en  vano  de  quejas, 
De  halagos  batida  en  balde. 
Entró  por  trato  en  las  sombras 
De  la  noche  á  que  le  aguarde 
L'iia  criada,  que  siein|ire 
De  suyo,  sin  importarles, 
Son  demonios  del  honor 
Que  mueren  por  tener  parte 


En  el  delito,  viviendo 

l)e  las  culpas  que  otros  hacen; 

En  fin ,  esta  noche,  ¡oh  nunca 

La  sombra,  padrino  infame 

De  los  delitos,  hubiera 

Vestido  de  negro  el  aire ! 

Eu  lin ,  esta  noche  misma. 

Cuando  empezaba  á  fiarles 

A  la  soledad  y  al  lecho 

Tantas  ocultas  verdades 

Que  tuvo  envueltas  el  dia 

Entre  las  cifras  del  traje. 

Triste,  asu.slada  y  confusa 

Veo  salir  (¡fuerte  lancel) 

De  junto  á  mi  lecho  un  hombre 

Que  el  susto  creció  á  gigante. 

Doy  voces,  él  me  asegura. 

Conozco  que  era  mi  amante. 

No  tanto  acaso  ofendido 

De  rústica  huella  errante 

A  morder  á  quien  le  pisa 

Se  vuelve  irritado  el  áspid. 

Como  yo  de  Federico 

(Culpando  la  acción  infame 

Me  ofende  desenvainando 

En  ofeusas  y  en  ultrajes 

Cuanto  una  mujer  (que  es  mucho) 

Decir  enojada  sabe, 

Despídole  ciega  y  loca. 

Replica  ciego  y  amante; 

Hablóle  yo  con  no  verle. 

Respóndeme  con  mirarme; 

Ruega  quejoso,  y  humilde 

Oigüle  cruel  y  arrogante ; 

No  me  obligo  con  ternezas. 

No  se  ofende  de  desaires, 

Despidole  más  con  voces, 

Y  él  porfía  sin  hablarme; 
¡Oh  cómo  son  más  mañosas 
Las  porfías  del  semblante! 
Poriiue  al  lin,  su  amor,  sus  quejas. 
Sus  ternezas,  sus  pesares, 

Sys  réplicas,  sus  tristeza? 
(Que  engañando  con  el  traje 
Pidiendo  llanto  á  los  ojos 
Se  vistieron  de  verdades). 
Labrando ,  en  Un  ,  en  mi  pecho 
Poco  á  poco  por  matarme, 
Prinieio  en  oírle  solo, 

Y  desto  un  solo  escucharle. 
Luego  atender  de  curiosa, 
Después  sentirlo  de  fácil. 
Luego  ciega  no  ofenderme. 
Después  suspensa  dejalle; 
Y,  en  fin,  torpe  de  piadosa, 

Y  de  lastimada  afable, 

Y  rendida  de  mujer. 

Que  esle  es  el  mayor  achaque, 
Vino  á  formarse  en  mi  pecho 
Un  volcan,  un  fuego,  un  áspid, 
Que  alimentado  en  mi  honra 
Hizo  en  mi  que  yo,  cobarde. 
Sin  manos  la  resistencia, 

Y  sin  g'ina  los  desaires 
Hiciese...  ¡pero  qué  digo! 
La  voz  el  silencio  embargue, 
La  vergüenza  el  labio  hiele. 
No  es  justo  que  me  declare. 
Harto  he  dicho  para  hija. 
Harto  entiendes  para  padre. 

.  Dióme  palabra  de  esposo, 

Y  con  juramentos  graves 
Aseguró  la  promesa 

El  traidor.  ¡Oh  qné  mal  hace 
Quien  cree  los  juramentos 
De  tahúres  y  de  amantes  h 
No  te  irrites  ,  no  te  ofendas. 
Que  agora  para  ablandarte 
Saco  aquellas  prevenciones 
Q.ie  tuve  guardadas  antes. 
Ya  son  menester.  Señor, 
Todas  aquellas  piedades. 


I8Í  COMt 

O  si  no  rüiiipeme  el  pecho 
Antes  que  en  culpa  tan  ^rave 
Sepas,  oh  padre ,  oh  Señor , 
Oue  aun  nu  pararon  mis  males; 
Porque  el  traidor  Federico, 
Despue!>  de  rendido  amaote, 
Preleiidieiite  esturo  fiíio. 
Premiado  pagó  en  desaires; 
Porque  cauteloso  y  fiero 
(Oye  la  maldad  más  grande 
Que  caber  puede  en  un  hombre 
<'.on  ser  tamo  lo  que  cabe), 
Cauteloso,  fiero,  ingrato, 
Después  que  Iriunlo  arrogante 
De  mi  honor,  al  despedirse, 
En  ve?,  de  halagos  suave.«, 
Me  dijo  ( ¡  oh  nunca  en  mi  vida 
Estos  órganos ,  capaces 
De  tanta  especie ,  en  mi  ofensa 
Percibieran  sus  desaires! 
Nunca  entraran  sus  razones 
A  la  fantasía,  antes 
Las  volantes  y  las  cuerdas 
Deste  reloj  elegante 
De  la  vida  se  rompieran 
En  delirios  incapaces!) 
Porque  ingrato,  aleve,  injusto, 
Me  dijo,  que  por  vengarse 
De  la  opinión  de  su  hermana, 
üe  quien  Carlos  es  amante. 
Fingió  promesas  de  esposo 
(;()ue  extraordinario  coraje!) 
l'or  vengarse  de  nosotros. 
En  mi  honor  más  arrogante, 
Vareciéndole  las  vidas 
Pequeña  venganza,  y  lácil 
l'ara  el  rencor  que  los  Gúelfos 
Tienen  á  nuestro  linaje. 
Yo,  furiosa  y  ofendida. 
Hendiendo  á  voces  lus  aires, 
Torcer  sus  intentos  quiero; 
El  me  paga  con  dejarme, 
Sigole  ofendida  y  ciega; 
Huye  culpado  y  cobarde; 
Hablóle  como  sin  honra; 
Piespóndenie  como  infame; 
Uuego,  y  irritase  al  ruego; 
Hablo,  y  no  quiere  escucharme; 
Ueténgole  ciega  y  loca, 
Quiere  furioso  escaparse; 
Secóle  su  mismo  acero. 
Piei'sa  que  la  puerta  sabe; 
Entrase  en  aquese  cuarto. 
Cierro  advertida  la  llave. 
Llegas  tú,  donde  en  diluvios... 

Sale  ALEJANDRO. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

CÁRl.OS. 


AU 


Deten,  aguarda,  no  pases 
Adelante,  yo  te  he  oído. 

Sa/e  CARLOS. 

CARLOS. 

Yo  también ,  y  be  de  vengarte. 

CASANDRA. 

¡Ay  de  mi!  que  en  ellos  temo 
Más  rigores  que  en  mi  padre. 

CÉSAR. 

Hijos,  si  en  esta  desdicha 
Puede  mi  llanto... 

ALEJANDRO. 

No  gastes 
El  tiempo  en  pedirnos  quejas, 
(Jiie  no  es  tiempo  de  quejarte  : 
Muera  Federico,  y  mueran 
Cuantos  Güelfos  arrogantes 
Sangre  tienen,  que  mi  ofensa 
En  roios  diluvios  lave. 
Sepa  Florencia... 


No  siempre  tienen  los  males 
Medicina  en  el  acero, 
Remedios  hay  más  suaves. 
Federico,  receloso 
Üe  su  hermana  ,  por  ultraje, 
Sin  intento  de  cumplirlos 
Dijo  quizá  estos  desaires 
De  Ca:iandra  en  el  honor. 
El  más  peligroso  achaque 
Es  no  casarse  con  ella , 
Aunque  a  Federico  mates. 
Examinemos  primero 
Si  acaso  lleva  adelante 
Los  intentos  de  ofendernos; 
Y  si  no  quiere  casarse 
Muera  entonóos  ,  que  yo  solo 
liaré  que  Italia  se  espante. 

CÉSAR. 

Bien  dice  Carlos,  bien  suenan 
En  mi  oido  estas  piedades. 

ALEJANDRO. 

Calla ,  no  ofendas  remiso 
("on  razones  semejantes 
Mi  pundonor,  que  se  corren 
Mis  oídos  de  escucharte. 
¿Fuera  bueno  que  en  los  Güelfos 
La  sangre  de  Salviati 
Fuera  soborno  á  una  ofensa? 
¿Con  un  Güelfo  ha  de  casarse 
La  hermana  de  un  Gibelino, 
Haciendo  que  agora  falte 
En  nosotros  el  rencor 
(jue  anciano  en  las  venas  arde? 

CÉSAR. 

Rien  dice,  mi  honor  apoya 
Este  rigor  por  mi  ultraje; 
Muera  Federico. 

CARLOS. 

Espera, 
Mira ,  Señor,  lo  que  haces. 
Que  su  muerte  solamente 
Nuestro  honor  no  satisface. 
Cuando  por  un  brazo  solo 
'  El  cuerpo  peligra,  antes 
I  Que  le  COI  le  riguroso, 
¡  Suele  el  médico  aplicarle 
!  t)tros  más  suaves  medios, 
I  Por  si  acaf  o  son  bastantes; 
Peligroso  está  tu  honor. 
Yo  te  confieso  el  achaque. 
Con  sangre  pide  el  remedio; 
Pero  averigüemos  antes 
Si  bastan  otros  remedios  , 

Y  si  acaso  no  bastaren. 
Corlemos  el  brazo  entonces 
Para  que  el  daño  se  ataje. 

CASANDRA. 

Señor,  aunque  agora  diga 
Que  conmigo  ha  de  casarse 
Federico ,  será  el  miedo 
Quien  por  ahora  la  ablande, 

Y  después  quizá  en  mi  vida 
Se  vengará  más  cobarde; 

Y  así,  pues,  él  es  mi  esposo. 
En  cuanto  á  mi  honra  pague 
El  intento  de  ofendernos, 
Muriendo,  y  después  niatadnie. 
Que  con  este  mismo  acero. 
Cuando  las  brasas  me  falten. 
Porcia  seré  de  Florencia 

Que  hasta  el  corazón  me  trague 
Las  llamas,  por  ver  si  encuentro 
En  él  á  un  fingido  amante. 

CÉSAR. 

Ea,  Casandra,  bien  dices; 
Müs  tienes  tú  de  mi  sangre 
Que  Carlos;  muera  el  aleve. 


ALFJANDRO. 

Ahora  sí  que  mi  padre 
Has  parecido,  esta  vez 
Este  nombre  he  de  llamarle ; 
Muera  Federico,  inunde 
Mi  venganza  cuantas  calles 
Tiene  Florencia  y  los  Güelfos; 
Para  que  mi  sed  se  apague , 
Se  desaten  en  diluvios 
De  humana  púrpura,  en  mares 
De  sangre. 

CÉSAR. 

Vamos,  ¿<|ué  esperas? 

CÁKLOS. 

¿Mi  padre?  ¿Tu... 

CÉSAR. 

No  me  llames 
Padre. 

CARLOS. 

¿Hermana? 

CÉSAR. 

No  lo  soy. 
Pues  no  te  irritan  mis  males. 

CARLOS. 

¿Hermano? 

ALEJANDRO. 

No  lo  pareces 
En  ser  infame  y  cobarde. 

CARLOS. 

¿Estáis  ya  resueltos? 

ALEJANDRO. 

Si. 

CARLOS. 

¿Ha  de  morir? 

CASAnonA. 
No  te  canses. 

CARLOS. 

¿No  hay  otro  medio? 

CÉSAR. 

No  hay  otro. 

CARLOS. 

Pues  entremos  a  inat.nrle, 
Que  bien  pude  yo  prudente 
Lo  mejor  aconsejarte; 
Mas  si  lo  peor  eliges. 
No  fuera  bueno  dejarte, 
Que  bien  puede  errar  un  hijo 
En  lo  que  yerra  su  padre. 

ALEJA>DRO. 

Pues  muera  el  vil  Federico. 

CÉSAR. 

Lave  mi  honor  con  su  sangre. 

CASANDRA. 

Pague  su  vida  su  intento. 

CARLOS. 

Corran  de  su  sangre  mares. 

TODOS  CUATRO. 

Para  que  sólo  una  ofensa 
Con  cuatro  venganzas  pague. 


JORNADA  TERCERA. 


Entren  COSME,  lleno  de  polvo,  t  AI.R 
JANDRO,  lleno  de  sangre.  xailwiJi 
poco  á  poco,  como  que  salen  á  escii- 


Tú  que  sabes  destas  cosas, 
V  tú  que  nunca  has  temido. 
Respóndeme,  ¿dónde  estamos? 


I  EL  MÁS  IMPROPIO  VEUDL<;0  l'üll  LA  MAS  JUSTA 

'si  hemos  saltado  hacia  el  liinho, 
\)ue  esle  seno  es  para  nii, 

o  iná'i  propio  ó  mas  debido. 

Pues  aunque  estoy  bautizado, 

üonligo  medesliaulizo. 

!  ALLJANDRO. 

jllabla  (|Updo  y  no  te  pierdas, 
lyueeslá  á  escuras. 

cosas. 
I  Ya  te  digo 

iQue  no  me  pncdes  perder 
bi  traes  narices. 

'  ALEJANDRO. 

¡  No  he  visto 

iSenda  ó  linea  donde  pueda 
Librarme  JO  de  mi  mismo. 

COSME. 

Después  que  ron  la  del  martes 
Le  haspeyaduá  Federico, 
Con  la  del  miércoles  temo 
yue  te  lian  de  pes-nr,  amÍL;o. 

{Tope  con  un  bul 
Duíele  es  este,  por  Üios. 


ALEJANDRO. 

V  e-i,i  es  puerta. 

COSME. 

Señor  mió. 
Discurramos,  que  para  esto 
Nos  liizo  Dios  entendidos ; 
Tu  esla  noclie  te  tiraste 
A  ese  tejado  vecino 
Desde  tu  casa,  sin  ver 
'  ¿fue  es  tu  tejado  de  vidrio. 

ALEJANDRO. 

Dices  bien,  los  dos  saltamos, 
>  á  e-la  casa  hemos  venido, 
(Jue  no  se  cuja  es. 

cosnc. 
Ni  yo ; 
(Llaiiwn  reciu'd  una  puerta  que  esté 

en  tneUio  del  teatro.) 
Hue  ll.iiiijiun  imagino 
Auna  puerta. 

ALEJANDRO. 

Dices  bieu. 

COSHE. 

\  jSi  acaso  nos  han  seguido 
t  Cómo  nos  vieron  sallar? 

ALEJANDRO. 

i  Puede  ser ;  yo  me  retiro 

lUcia  esta  parte. 
I  cosue. 

1  Pues  yo, 

Mesa  como  iglesia  pido. 

ALEJANDRO. 

Puerta  esesta,  otra  vez  llaman. 
,  Mas  ¿qué  importa?  (Vi.se.) 

COSME. 

Acabosilo; 
Si  oyeron  donde  saltamos 
^o  doj  por  mi  vida  un  higo. 

(Métese  debajo  del  bufete.) 


DIANA. 

,.Si  es  mi  hermano  Fedeiico? 
Prueba  a  abrir. 

JULIA. 

Tengo  temor. 

DIANA. 

Kl  corazón  atrevido. 
Rolo  el  volante  del  alma 
Se  desconcierta  en  latidas. 

JULIA. 

Nu  acierto. 


Salen  JULIA  t  DIANA 
medio  vestida,  y  á  este  mismo  tiempo 
llamen  á  la  misma  puerta. 


A  los  golpes  me  he  vestido 
(¿ue  he  escuchado. 


Noe 
luz,    Segí 


Sale  CAKLOS. 
Knira,  acaba;  ¿Federico? 
,.C6mo  tan  larde?  ¿qué  es  esto? 
Uronce  helado  me  corrijo. 

CARLOS. 

<,  Diana? 

DIANA. 

Carlos,  dulce  esposo. 
Turbada  estoy,  dueño  mió, 
Imán  seguro  que  atrae 
Los  yerros  de  mi  albedrio; 
¿El  color,  cómo  trocado? 
,.E1  paso,  cómo  atrevido? 
¿■^in  rienda,  cómo  el  deseo? 
,,La  pasión,  cómo  sin  tino? 
¿La  voz,  cómo  sin  palabras? 
¿(^ómoel  dolor  sin  suspiros? 
¿A  estas  horas  (¡pena  grave!) 
Arrojado  (;  fuerte  indicio !) 
Pretendes  (¡poca  atención  I) 
Profanas  ( ¡  grave  delito ! ) 
El  templo  ( ¡  cruel  empeño ! ) 
Adonde  está  retraído 
De  tus  palabras  mi  honor. 
De  tus  méritos  mi  arbitrio. 
De  tus  desvelos  mi  fama. 
De  tu  atención  mi  delirio, 
De  tus  quejas  mi  constancia 

Y  mi  amor  de  tus  hechizos? 

CARLOS. 

;  Oh,  pluguiera  i  mi  doior. 
Mucho  juro,  mucho  digo. 
Que  fueran  para  mi  voz 
Mas  capaces  tus  oidos! 
¡Ay  mal  lograda  hermosura! 
I  Ay  rojo  clavel  marchito. 
Que  el  roció  le  dio  alientos 

Y  se  los  quitó  el  grani/o! 
i  Ay  desvanecida  fuente , 
Que  hoy  ejemplo  tuyo  mismo 
Ál  monarca  de  los  mares 
Pagas  f  udo cristalino! 

DIANA. 

No  me  suspendas  las  penas 
Con  rodeos  lan  prolijos, 
No  es  profundo  mal  el  mal 
Que  halla  vado  al  referirlo ; 
Mal  (|ue  tiene  fondo  en  llanto, 
Ese  si,  es  mal  más  activo ; 
Pero  el  mal  que  hacia  la  voz 
Discurrir  sabe  el  camino, 

nal,  pues  puede  explicarse; 

esto,  bien  colijo 
Que  si  por  tantas  veredas 
Admite  tu  pena  alivios , 
Hoy,  hipócrita  modesto 
De  tu  pena  y  dolor  vivo. 
Parecerá  que  lo  sientes. 
Mas  no  que  sabes  sentirlo. 

CARLOS. 

Como  para  declararle 
lautas  .sendas  solicito. 
Te  parece  que  las  hallo 

Y  no  es  sino  que  las  linjo. 


I'ues  si  con  la  voz  no  puedes, 
Cuu  los  ojos  te  suplico 
Que  del  alma  racional 
Son  los  mejores  sentidos. 
Que  hagas  la  seña  á  tu  pena: 

CARLOS. 

Diana,  ya  te  la  digo. 
Porque  no  hay  tan  muda  lengua 
Ni  labio  que  esté  tan  tibio. 
Que  para  una  voz,  si  es  sola. 
No  sepa  esforzar  suspiros. 

DIANA. 

Pues  dila  presto. 

CARLOS. 

¡Ay  de  mi! 
Te  he  perdido. 

DIANA. 

¿Me  has  perdido? 
¿Cómo,  Carlos  (¡  fuerte  pena !) 
Me  has  perdido?  muerta  vivo. 
¿Soy  tuya' 

CARLOS. 

No  lo  serás. 
¿No  has  de  quererme? 

CARLOS. 

Es  preciso. 

DIANA. 

¿No  he  de  pagarle? 

CARLOS. 

Es  dudoso. 

DIANA. 

¿Por  qué,  Carlos? 

Te  he  ofendido. 
¿Qué  es  la  ofensa? 

CARLOS. 

No  lo  sé. 

DIANA. 

Dimela. 

CARLOS. 

Fuera  delito. 

DIANA. 

¿Fué  forzosa? 

CARLOS. 

Fué  forzosa. 

DIANA. 

¿NopíOsigues? 

CARLOS. 

No  prosigo. 

DIANA. 

No  debe  de  ser  gran  mal 
Mal  que  yo  no  le  adivino. 

CARLOS. 

¿  Pero  yo  en  qué  me  suspendo  ? 

DIANA. 

No  tengas  tan  indecisos 
Mal  culpados  de  tu  voz 
Tantos  linajes  de  indicios. 

CARLOS. 

Digo,  que... 

DIANA. 

Solos  estamos. 

CARLOS. 

Julia,  cierra  ese  postigo. 
(Cierre  Julia..) 

DIANA. 

Ojos  tiene  tu  pasión  : 
No  la  temo. 

CARLOS. 

Estoy  perdido. 
¿Yo  tengo  honoi ? 


COMEDIAS  ESCOCIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  HOJAS. 


¿Quién  lonicsa? 


o,  dulce  iluefK 


Dilo. 
cunos, 
'leiigo  celos. 

DUNA. 

i  Tú  con  c«los, 
N  le  llamas  dueño  mío? 
De  mi  tienes  esos  celos, 

Y  de  tu  amor  lo  colijo, 
l'ori|ue  cuando  estáis  celosos, 
Estáis  los  hombres  más  linos. 

cÁni-os. 
¿Va  sabes  que  tengo  hermana? 

DIAXA. 

Y  que  soy  su  amiga  has  visto. 

CARLOS. 

Pues  siendo  hermosa  Casandra 

Y  muy  galán  Federico, 
O  por  amor  ó  por  tema, 
O  ciego  o  desvanecido. 
De  la  fuer/a  de  mi  honor 
Romper  la  muralla  quiso; 
Argos  Alejandro  entonces, 
Que  con  cien  ojos  ha  visto 
Mi  agravio,  porque  el  honor 
Es  lince  para  el  castigo... 

{Llamen  más  recio.) 
Pero  á  la  puerta  han  llamado. 

DIAMA. 

.Sin  duda  que  es  Federico, 
^  ansi,  Callos... 

cÁnuos. 

No  es  tu  hermano. 

^yuién  será? 


JULIA. 

Que  me  place. 

(' 

DIANA. 

Oyes,  lleva  á  Carlos... 

JULIA. 


A  mi  retrete. 
(Tome  á  Carlos  de  la  mano  Julia.) 

Sale  ALEJANDUO /)or  donde  enlró. 

ALEJANDRO. 

A  esta  puerta 
lljn  llamado,  y  yo  no  lie  visto. 
Con  requerir  tantas  piezas, 
A  mi  libertad  camino; 
Vo  he  de  salir  á  la  calle 
Por  la  puerta. 

JULIA. 

Ven  conmigo. 

ALEJANDRO. 

Hacia  alli  ha  de  estar  la  puerta 

JULIA. 

i  No  me  sigues? 

CARLOS. 

Ya  te  sigo, 
(Llamen.) 

DIANA. 

Más  golpes  dan. 


CARLOS. 

Mas  ¿qné  es  esto? 
(Topen  el  uno  con  el  olro.  y  abrácense, 
procurando  detenerse  el  uno  al  otro  ) 

ALKJANDBO. 

Hombre  es,  ó  el  laclo  ha  mentido, 
El  que  en  mis  brazos  consiento. 

CÁIILOS. 

Hombre  es  este,  que  ofendido 
Me  suspende,  valeroso. 
Mis  impulsos  bien  nacidos. 

JULIA. 

El  di.iblo  anda  en  Canlillana, 
Ya  escampa  y  freian  tocino. 

ALEJAMino. 

Dullo,  ¿quién  eres,  que  osado... 

CARLOS. 

¿Quién  eres  tú,  que  ati  evido... 

ALEJANDRO. 

¿Me  suspendes? 

CARLOS. 

¿Me  detienes? 

DIANA. 

Él  encontró  á  Federico; 
Aqui  el  remedio  mejor 
Es  abrir,  pues  asi  evito 
A  ejecuciones  tan  nobles 
Tan  evidentes  peligros; 
Entre  quien...  ¿pero  qué  veo? 
(Abre  la  puerta  Diana.) 

Sale  EL  DUQUE,  y  los  criados  delan- 
te, con  hachas,  y  los  dos  se  aparten, 
empuñando  las  espadas. 

CARLOS. 

¿Qué  es  esto,  cielos? 

DUQUE. 

¿Qué  miro? 

DIANA. 

o  es  ilusión  de  la  idea... 

ALEJANDRO. 

o  es  ente  de  los  sentidos... 

DUQUE. 

o  es  antojo  del  deseo... 

CARLOS. 

0  es  que  finjo  lo  que  miro... 

DIANA. 

0  este  es  Alejandro. 

ALEJANDRO. 

Oes 
Este  mi  hermano  atrevido. 

DUQUE. 

Estos  son  los  que  malaron 
Inocente  á  Federico. 

DIANA. 

Pues  muera  mi  amor  de  enojos. 

ALEJANDRO. 

Muera  de  celos  mi  indicio. 

CARLOS. 

De  celos  mi  amor  se  queje. 

DUQUE. 

Pero  aquí  ¿cómo  han  venido? 

DIANA. 

¿Aqui  el  gran  Duque?  ¿qué  es  esto? 

ALEJANDRO. 

Mi  traición  me  da  el  castigo 

CARLOS. 

Mi  culpa  me  trae  al  riesgo, 

DUQUE. 

La  pena  trae  su  delito. 


DIANA. 

¿En  mi  casa  vuestra  Alteza? 
¿Tan  tarde?  sin  reparar... 

DUQUE. 

Tened,  que  os  vengo  á  avisar 

CARLOS. 

Agora  mi  mal  empieza 

DUQUE. 

Un  suceso,  que  por  cierto 
Le  ha  de  sentir  mi  dolor. 

DIANA. 

No  me  detengáis,  Señor. 
¿Que  es? 

DUQUE. 

Que  vuestro  hermano  es  muerto 

DIANA. 

Pues  porque  llore  constante 
Mi  amarga  inl'elice  suerte, 
Decid,  ¿quién  le  dio  la  muerto 

DUQUE. 

Los  dos  que  tenéis  delante. 

DIANA. 

Señor...  advertid  ..  mirad... 
¿Hay  tan  infeliz  mujer? 

DUQUE. 

¿Qué  decís? 

DIANA. 

Que  puede  ser 
Que  sea  yerro. 

DUQUE. 

Esto  es  verdad. 

DIANA. 

¿Pues  cómo  en  tantoá enojos 

Y  en  tan  precisas  ofensas 

Se  atreven  á  estar  suspensas 
Mis  lágrimas  en  mis  ojos? 
¿Como  á  vengar  no  me  obligo 
Esla  injuria,  esta  traición? 
;,  V  cómo  no  es  mi  pasión 
i'revencion  de  su  caslign? 
Sombras  de  otros  cuerpos  mudas 
l.os  dos  de  otros  dos  mitrides 
Que  á  iaii  dudosas  verdades 
Dais  tan  obedientes  dudiis. 
liespondedme  á  lo  que  os  digo, 
Decid,  ¿quién  os  ha  enseñado 
A  prevenir  el  sagrado 
En  casa  del  enemigo? 
Decid  (;  terrible  dolor! 
¿  Como  este  afecto  me  llama  ? 
Pero  primero  es  mi  fama, 
Que  es  antes  que  fué  mi  amor) 
¿Cómo  vuestro  acero  atroz 
Le  ha  muerto?  Mi  pena  irrito; 
Hablad,  si  no  es  que  el  delito 
Os  haya  helado  la  voz. 

CÍRLOS. 

Yo,  ¿  por  qué?  si  ha  sido  ofensa, 
Que  yo  á  Alejandro  primtro... 

DIANA. 

¿Tan  retórico  el  acero, 

Y  la  lengua  tan  suspensa? 
Si  hubo  acero  á  la  traición 
Con  lilos  para  el  agravio, 
Alilad  la  lengua  al  labio 

Y  pasadme  el  corazón; 
Ea,  que  yo  esperaré 

En  tanto  abismo  de  males 
Vuestras  heridas  mortales. 

ALEJANDRO. 

Oid,  que  vo  oslo  diré; 
Que  ya  s:ibeis,  imagino, 
t,iiie  soy  ciuel  y  tirano. 
Que  era  Cuello  vuestro  hermano, 

Y  que  yo  soy  Gibeliiio; 
Pues  con  cauteloso  amor. 
Sabed,  queamante  ó  astuto 


EL  MAS  IMI' 
ricienJió  coger  el  frulo 
Eli  el  jardín  de  mi  honor; 
'Teiij-o  hermana,  y  es  mujer; 

I  Y,  en  Un,  con  amor  sin  par, 
¡Como  él  la  supo  engañar 

tila  le  supo  querer; 
Del  caso  me  aseguré 
(«11  evidencias  bástanles, 
Porque  siempre  los  amantes 
Piensan  que  nadie  los  ve ; 
Llamé  á  mi  padre  y  mi  hermano : 
Su  siiíjgre  helada  encendí. 
Ellos  cuerdos,  yo  sin  mi , 
Ellos  crueles,  yo  iiiliumano, 
O  |ior  valor  ó  por  suerte, 
Que  el  vencer  fortuna  es. 
Hemos  cobrado  los  tres 
Noble  venganza  en  su  muerte ; 
KstDS  fueron  los  recelos 
IJuc  habéis  llegado  á  escuchar, 
Auora  falta  cobrar 
(Jira  venganza  á  mis  celos. 
.  Como  á  luz  que  en  la  mañana 
tlonfunde  la  noche  fría 
Liando  quilates  al  dia. 
Adoro  el  sol  de  Diana; 
Cine  Carlos  lo  sabe  es  llano, 
^  pues  sabiéndolo  ansí 
Oira  vez  le  he  hallado  aquí , 
lie  de  matar  a  mi  hermano; 
V  el  Duque  y  todos  se  estén 
Mirando  lo  que  yo  hiciere, 
l'ur<|ue  al  que  me  lo  ini|>id¡ere 

II  '   I'  matarle  también; 

I   r  y  mi  osadia, 
I  venganza  atiende, 
•  iue  á  mi  sangre  ofende 
¡  usible  quesea  mia; 
>  ;i-i.  Carlos  enemigo. 
Pues  das  celos  á  mi  amor, 
l'ur  sanear  mi  dolor 
lie  de  comiirar  tu  casliso. 

{Saque  ¡a  espada.) 

CARLOS. 

pt -iKlia,  Alejandro,  y  piensa, 
<"•■■  iiiiique  me  cueste  la  vida, 
-o  i|ue  es  permitida, 
¡e  poner  en  defensa. 

ALEJANDRO. 

ícra  íu  defensa  en  balde; 

{¡Unen.) 
Vos  en  balde  le  amparáis. 

DIA.IA. 

¡Uay  tal  pena! 

Dl'QÜE. 

¿Que  esperáis? 
Ea,prendedle  y  matadle. 

ALEJANDRO. 

Daréos  la  muerte  primero. 

CARLOS. 

¡Extraña  resolución! 

ALEJANDRO. 

i  Cielos,  que  en  esla  ocasión 

(Quiébrasele  la  espada.) 
Ue  baya  faltado  el  acero ! 

DUQUE. 

Díteá  prisión,  ó  tu  muerte 
Has  de  ver  en  mi  vengan/a 

ALEJANDRO. 

Ya  no  hallo  humana  esperanza; 
Cobardes,  de  aquesta  suerte 
{Tírales  la  guarnición,  coge  el  bufete, 

y  Cosme  sale  debajo  del.) 
He  de  quedar  satisfecho. 
Si  mi  ira  á  mi  industria  apoya. 

COSME. 

Descubrióse  la  tramoya ; 


KOl'IO  VERDLGO  POR  LA  M.4S  JUSTA  VENGANZA 
Acabóse,  aquesto  es  hecho; 
Cayó. 

DCQIE. 

Asidle. 

COSME. 

Cierra,  España. 

ALEJANDRO. 

¿Que  agora  cayese  yo? 

COSME. 

Mejor  fué  que  tú,  y  cayó 
La  princesa  de  Bretaña. 
(f  renden  los  criados  á  Alejandro.) 

ALEJANDRO. 

¡Vcngadme,  cielos,  de  mi! 
t,iue  me  deis  castigo  es  bien. 

COSME. 

¿Mas  que  el  Duque  cae  también 
En  llevarme  preso  á  mí? 


¿Agora  sales  con  eso. 
Cuando  estamos  en  la  trena 
Tan  apretados,  que  temo 
Que  ya  que  no  en  caperuza . 
Nos  han  de  dar  en  pescuezo? 
De  Alejandro  no  receles. 
Porque  desde  el  jardín  nuestro 
Eligió  salto  de  tapia 
Por  no  andar  rogando  á  buenos. 

CÉSAR. 

¡  Que  nos  encontrase  el  Duque! 


DLQUE. 

Carlos,  dadme  vuestro  acero. 

II  ANA. 

¡Qué  desdicha,  qué  rigor! 

CARLOS. 

V  con  mi  acero,  Señor, 
Mi  vida  ofreceros  quiero. 

[Dale  la  espada.) 

DIANA. 

Que  estoy  sin  alma  confieso. 

COSME. 

Que  han  de  llevarme  acredito. 

DUQUE. 

Yo  veré  vuestro  delito ; 
Vuestro  padre  está  ya  preso. 

DIANA. 

Murió  mi  esperanza  vana; 
Pero  primero  es  mi  honor  : 
Justicia  os  pido,  Señor. 


CARLOS. 

Nací  desdichado. 

DIANA. 

Naci  infeliz,  soy  amante. 

DUQUE. 

Vaya  Alejandro  delante, 
Y  traed  ese  criado. 

COSME. 

Zapatos. 

DIANA. 

¡Desdicha  fuerte! 

CARLOS. 

Pero  mi  vida  ¿qué  espera? 

DIANA. 

,  Ay  Carlos,  y  quién  pudiera 
Castigarle  v  defenderte! 
{Vause.) 

Sa/e  DAMIÁN  con  grillos,  y  con  cadena 
CÉSAR. 

CÉSAR. 

No  me  consueles,  Damián. 
Déjame  ya. 

DAMIÁN. 

Va  te  dejo, 
Pero  consuélame  á  mi , 
Pues  no  quieres  mi  consuelo ; 
Dimos  en  la  ratonera. 
Pescáronnos  el  coleto. 
Que  este,  en  lenguaje  germano. 
Es  vocablo  más  de  adentro. 

CÉSAR. 

i  A;  mi  Alejandro,  ay  mi  hijo! 


Tú  tienes  la  culpa  desto 
En  venirte  tan  de  espacio; 
Pero  ¿qué  mucho,  si  es  cierto. 
Que  estás  por  cierto  accideule 
Atacado  por  de  dentro? 
|Ah,  bien  haya  mi  Señor, 
Pues  viendo  preciso  el  riesgo. 
Tomo  las  de  Villa  Carlos 
Como  las  de  Villa  Diego ! 

CÉSAR. 

¿Y  dónde  estará  Alejandro? 

DAMIÁN. 

Supuesto  que  no  esiá  preso. 

El  sabrá  volver  por  si ; 

Deja  ya  de  hacer  exiremos 

Y  olvídate  deste  hijo. 

Que  aunijue  clueco,  estás  tan  viejo. 

Que  aunque  más  y  más  le  empolles 

Te  ha  de  salir  hijo  huero. 

CÉSAR. 

Dime,  ¿y  vístele  saltar? 

DAMIÁN. 

Por  mis  ojos. 

CÉSAR. 

Y  dime  esto, 
¿Era  peligroso  el  salto? 

DAMIÁN. 

No  tengas  de  eso  recelo ; 
Siete  tafíias,  que  las  salta 
Cualquier  liebre  y  cualquier  lego. 

CÉSAR. 

¿Y  adonde  vino  á  parar? 

DAMIÁN. 

Cayó  á  una  casa. 

Sale  COSME  con  grilles. 

COSME. 

Laus  Deo. 

DAMIÁN. 

¿Cosme? 

COSME. 

¿Damián?  Señor  mío. 

CÉSAR. 

¿Qué  es  aquesto.' 

Lo  que  es  eso. 

DAMIÁN. 

¿  Qué  ha  sido  ? 

CÉSAR. 

¿Qué  ha  sucedido? 

COSME. 

Oídme  los  dos  atentos  : 

Apenas  á  Federico 

Dentro  en  vuestro  cuarto  mesmo 

Al  buscar  el  pan  de  boda 

Le  disteis  el  pan  de  perro ; 

Apenas  los  dos  saltando, 

O  ja  por  fuerza  ó  por  riesgo 

Hicimos  agilidades 
'  De  nuestros  benditos  cuerpos; 

Cuando  después  de  gran  rat» 
I  Dimos,  del  peligro  huyendo. 


l'.ii  casa  de  la  señora 
Diana  nosotros  mesmos ; 
El  gran  duque  de  Florencia 
pue  andaba  de  ronda  en  esto, 

Y  hecho  duque  del  refugio 
Llevaba  á  su  Casa  el  muerto , 
Cogió  tres  de  una  redada 
Cogiéndome  á  mi  con  ellos, 
'l'u  dedo  malo,  Alejandro, 

Y  á  Carlos,  tu  dfdo  bueno; 
IIÍ7.osele  «rancie  fiesta, 
l'oniue  le  hicimos  primero 
Con  una  danza  de  espadas 
Mudanzas  de  mil  extremos; 
Ouisimonos  ir  los  tres  ; 
Pero  nuestro  Duque,  viendo 
(Jue  era  tarde  y  que  hace  lodos, 
>Nos  metió  en  su  coche  mesmo; 
llanos  hecho  dos  mil  honras. 
De  que  obligados  nos  vemos ; 
Pues  nos  trujo  por  las  calles 
Con  mucho  acompañamiento; 
Pues  Alejandro,  tu  hijo. 
Como  es  cortés,  enefelo. 
Con  las  manos  las  acciones 
Le  hizo  dos  mil  cunipliniienlos 
No  quiso  el  Duque  sufrir 
Tanta  cortesía,  y  luego, 
Para  que  no  hiciese  tantas 
Le  hizo  alar  entrambos  dedos  ; 
Y,  en  lin,  como  ya  era  tarde, 
Por  no  saber  si  esiá  abierto 
Tu  cuarto  y  no  alborotar 
La  gente  que  duerme  dentro, 
Nos  ha  traído  i  esta  casa, 
Donde  luego  que  nos  vieron 
Nos  abrieron  las  dos  puertas 
(In  alcalde  y  dos  perleros ; 
Cerráronnos  luego  al  punto, 

Y  luego  nos  escribieron 

Kn  un  libro,  donde  estaban 
Otros  convidados  nuevos; 
Luego  otro  hombre  muy  cortés 
Ante  nuestro  acatamiento 
Puso  por  más  cortesía 
L'na  rodilla  en  el  suelo; 

Y  cogiéndome  los  pies 
O  no  sé  si  descogiendo, 
Cortés  á  macha  martillo, 
Hizo  lo  que  quiso  dellos ; 
Estotro  es  en  cuanto  á  esto; 
Es  aquesto  en  cuanto  á  esto, 
Tu  hijo  llega  á  esta  sala, 

Y  yo  desalado  vuelvo ; 
Él  te  dirá  lo  demás, 
(Jue  JO  solamente  temo 
yuese  han  de  vender  mañana 
Muy  baratos  ios  pescuezos. 

CÉS.lR. 

Vele,  Damián,  allá  fuera. 

DAMIÁN. 

Lo  que  mandas  obedezco. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  HOJAS. 
¿Yo  postrado,  pese  á  mi, 
De  la  sujeción  al  fuero? 

CÉSAR. 

¿IIijo? 

ALEJAMDRO. 

Los  cielos  maldigan 
El  destilado  alimento 
i.ine  en  mi  desdichada  infancia 
Infundió  a  mi  vida  esfuerzos. 

CÉSAR. 

¿Alejandro? 

ALEJANDRO. 

El  claro  arroyo 
Que  el  margen  hurla  sereno, 
l'ara  castigo  mayor 
A  mi  sed  se  enturbie  ciego. 

CÉSAR. 

Hijo,  ¿no  me  hablas  agora? 
liefrena  los  sentimientos 
Que  se  hará  para  tus  penas 
incapaz  todo  tu  pecho. 

ALEJANDRO. 

;  Oh  hierros,  que  sujetáis 
Mi  valor!  viven  los  cielos, 
oue  con  los  dientes  yo  propio 
Os  he  de  hacer  menos  ciertos! 

CÉSAR. 

Refrénale  por  tus  ojos, 
Témplate  advertido  y  cnerdo, 
Que  cuando  no  son  posibles , 
Se  hacen  males  los  remedios. 


iVase.) 


Sale  ALEJANDIiO   con  esposas, 
pares  de  grillos  y  cadena. 

ALEMNDRO. 

Reniego  de  mi  paciencia; 

Airado  maldiga  el  cielo 

A  (|uien  por  naturaleza 

Me  ha  dado  este  ser  que  tengo ; 

De  mis  \enas  el  coral 

En  pálido  humor  resuelto 

Naciendo  para  lisonja 

Fallezca  para  escarmiento; 

Niegúeme  ia  luz  el  sol , 

La  tierra  me  niegue  el  centro, 

Y  ni  aun  para  respirar 

If;ille  descanso  en  los  vientos; 

¿Vn,  que  á  Italia  he  sujetado, 

A  un  fiagil  metal  sujeto? 


ALEJANDRO. 

Quítate,  caduco  anciano, 

{Derriba  á  su  padre.) 
Que  vive  mi  ardiente  fuego. 
Que  es  el  Dios  que  en  mi  coraje 
Tiene  la  corona  y  cetro. 
Que  te  haga  tantos  pedazos. 

Sale  CARLOS. 

C.ÍRLOS. 

Padre  y  Señor,  ¿qué  es  aquesto? 
¿Tú  en  el  suelo  desle  modo, 
Y  Alejandro  tan  soberbio 
En  el  sagrado  de  amor 
Profana  su  ser  primero? 
¡Viven  los  cielos,  tirano... 

CÉSAR. 

¿Quién  os  mete  á  vos  en  eso? 
Noniarala  para  vos. 
Idos  allá  fuera  luego. 
No  estéis  aquí  un  punto  más. 

CARLOS. 

¿Señor? 

CÉSAR. 

Salid. 

CARLOS. 

Ya  obedezco.      (Vi 

CÉSAR. 

Hijo,  ¿porqué  me  aborreces? 
¿Ha  sido  porque  te  quiero? 
No  haces  bien,  que  ingratitudes 
Son  para  otro  amor  mas  ciego. 

ALEJANDRO. 

¿No  basta  que  eres  mi  padre? 

CÉSAR. 

¿Por  ser  tu  padre  le  ofendo? 

ALEJANDRO. 

Si,  y  á  poder,  yo  á  mi  mismo 
Sacarme  tu  sangre,  creo 
Que  por  ser  luya  no  más 
La  derramara  del  pecho. 


Sa/eCAÍlLOS. 

c.írlos. 
,, Padre  y  Señor? 

CÉSAR. 

Mira,  hijo, 
{Hable  con  Alejandro  sin  mirar  á  d 

los.) 
Tu  te  buscaste  á  despecho 
De  los  astros  otra  estrella 
Distinta  á  tu  nacimiento. 

CARLOS. 

¿César,  padre? 

CÉSAR. 

¿Qué  me  quieres? 
Vete  de  aquí. 

Escucha  atento. 
Porque  ya... 

CÉSAR. 

¿Qué  es  lo  que  dices? 

CARLOS. 

Llegó  el  plazo. 

CÉSAR. 

Dilo  presto. 


De  nuestra  muerle. 

CÉSAR. 

i  Qué  pena! 

ALEJANDRO. 

Prosigue. 

CARLOS. 

Ya  lo  refiero: 
Siendo  la  parle  Diana, 
Kl  gran  duque  siendo  Giielfo 

Y  nosotros  Gibelinos, 

Bien  sustanciado  el  proceso, 
Ileconocida  la  culpa. 
Por  desvanecer  á  un  tiempo 
Estos  dos  bandos  de  Italia, 
Cenizas  de  tal  incendio. 
Que  aunque  el  tiempo  las  apure 
Los  vuelve  á  encender  el  tiempo ; 
Pensando  también  el  Duque 
Que  en  no  castigarnos  luego 
Por  tener  tantos  parciales. 
Puede  haber  posible  riesgo, 
Promulgó  cruel  sentencia 
De  muerle  a  los  tres,  diciendo 
Que  alevosamente  anoche 
IJinios  muerte  á  un  caballero; 

Y  escuché  (¡grave  dolor!) 
Del  inviolable  decreto 

Que  pues  lodos  tres  la  hicimos, 
Que  todos  tres  la  paguemos. 
Yo  sin  temor  y  sin  sustos. 
Sin  lágrimas  y  sin  miedos, 
Porque  el  valor  es  aqui 
El  más  decente  consuelo, 
He  venido  á  dar  aviso 
De  mi  suceso  y  del  vuestro; 
Pues  en  el  mar  do  la  muerto 
Igual  fortuna  corremos. 
Sabe  mi  dolor,  que  es  mucho, 
Que  yo  solamente  siento 
Ver  hecho  cristal  menudo 
De  mis  años  ese  espejo; 
Pues  cuando  en  la  blanca  luna 
Me  miré  de  su  consejo. 
Componer  supe  mis  iras. 
Afeitar  supe  mis  yerros. 
¡Oh,  quién  tuviera  mil  vidas! 
Poco  en  esto  lo  encarezco, 
Porque  mil  vidas  feriara 
De  sólo  tu  nombre  al  precio. 

{Llore  César.) 
¿Lágrimas,  César,  agora? 


EL  mAs  impropio  verdlgo  poií  i.a  mas  just 


iTempla  el  mortal  seiilimieiilü, 
,nuf  lio  es  biii'na  inediciiia 
l'ara  el  mal  el  ilesconsuelo; 
Valor  sane  lu  accldeule. 
Sea  Iriaca  elsulrlmiento, 
¡  (,iue  á  esle  veneno  no  sabe 
I  Curar  coiiirario  veneno. 
I  Cou  el  vülor  al  delito 
llagamos  Igual  ejemplo, 
Hucs  quien  muere  con  valor 
üjtaria  con  esfuerzo. 

V  reprime  fugitivo 
Ese  jljorjr  lisonjero 
t,!ue  sei^un  s;ile  cansado 
Por  dos  márgenes  Uc  hielo 
No  parece  quinla  esencia 

Uel  fue¡,'o  añílente  del  pecho, 
Sino  trasudor  del  alma. 
Que,  mayorazgo  del  cuerpo. 
Le  ha  dado  esos  desperdicios 
Deaijúfar  en  alimentos; 

V  pues  hemos  de  morir.... 

Sale  Ü.\MIAN. 


.Qucd.ces? 

Lo  que  le  digo. 

CARLOS. 

Acaba,  Damián. 

j  DAIITAN. 

I  Ya  empiezo. 

I  El  gran  Duque  de  Florencia, 
I  ti  valiente,  el  sabio,  el  recto, 
El  que  con  ser  tan  piadoso 
Se  precia  de  justiciero, 
Sabiendo  que  no  hay  ministro, 
Uicirlo  mas  claro  debo. 
Sabiendo  que  no  hay  verdugo 
yue  ejecute  sus  decretos, 
l'ues  después  que  ajusticiaron 
En  Klurencia  un  caballero 
Que  por  galán  y  bien  quisto 
Era  de  Horencia  espejo, 
No  ha  habido  en  toda  la  Italia 
guien  se  haya  atrevido  á  serlo; 
HoKiue  todos  los  muchachos, 
^u  h:iy  verdugo,  cuando  luejjo 
(^uii  piedras  y  con  cuchillos, 

Y  cüii  varios  instrumentos 
Tan  á  su  cargo  le  toman 

Que  le  hacen  por  fuerza  el  reo; 
Dio  en  la  cárcel  un  pregón. 
Que  aquel  que  admitiese  serlo. 
Le  perdonaban  cualquiera 
Delito,  aunque  fuese  hecho 
Contra  la  persona  real. 
Por  la  cárcel  discurrieron, 

Y  con  haber  tantos  hombres 
Por  raros  delitos  presos, 
Cun  saber  que  han  de  morir , 
Nu  ha  habido  uno  en  todos  ellos 
Que  admitiese  ser  verdugo; 
Por<|ue  todos  eligieron 

Más  muriendo,  muerte  honrosa, 

Que  vida  infame  viviendo. 

Y,  en  lin,  como  no  le  hallaron... 

Sale  COSME  vestido  de  verdugo, 
cordel  y  cuchillo. 

COSME. 

Ya  le  han  hallado  por  cierto. 
Srñores,  los  mis  señores, 
Mis  amigos  siempre  buenos, 
Vosotros  que  sois  mis  amos, 
Ya  pasados  como  huevos; 
Los  que  yenüo  á  cazar  gangas , 


Escarramanes  más  nuevos, 

Habéis  cazado  esos  grillos 

Que  os  canten  á  lodos  tiempos; 

Ue  lo  que  quiero  intentar 

A  pediros  perdón  vengo, 

Que  es  la  primer  caravana 

Que  hacen  los  verdugos  nuevos. 

Señores,  ya  tengo  olicio 

lieal;  pero  yoconlieso. 

Que  aunque  no  es  de  mucha  honra 

Tampoco  no  es  de  provecho. 

Sentenciado  estoy  á  muerte, 

Y  sabe  Ülos  que  no  tengo 
Si  me  quitan  esta  vida 
Con  que  remudarme  luego. 
Como  otro  os  ha  de  ahorcar 
Que  más  activo  y  más  Mero 
Ro  os  haya  lomado  nunca 

Ni  una  mano  ni  un  pescuezo. 
Más  vale  que  yo  os  degüelle. 
Señores;  porque,  en  electo. 
Siendo  yo  de  vuestra  cafa, 
Moriréis  entre  los  vuestros. 
Yo  os  prometo  degollaros 
Tan  sutil  y  tan  ligero 
Que  parezca  que  el  cuchillo 
Ha  nacido  en  el  pescuezo. 

Y  cuando,  como  otros  hacen, 
Os  baja  de  dar  el  beso. 
Pues  que  mis  maestros  sois. 
Llevaré  mi  bolsa  y  puerros; 

Y  adiós,  que  voy  á  alilar 
Dos  ó  tres  cuchillos  nuevos 
Porque  muráis  á  placer. 

Que  están  muy  mohosos  estos, 

Y  siempre  á  mis  parroquianos 

Y  amigos,  echarles  pienso 
A  unos  el  mejor  esparlo, 

Y  otros  el  mejor  acero. 

cÁntos. 
Tente,  Cosme. 

COSHE. 

No  me  tenga.'!. 

CÉSAR. 

¿Dónde  vas? 

COSME. 

Veránlo  presto. 

DAMIAM. 

¿Tú,  verdugo? 

COSME. 

¿Por  qué  no? 
Mira  que... 

COSME. 

Aquesto  resuelvo. 

CARLOS. 

¿En  fin,  le  vas? 

COSME. 

Con  los  pies; 
En  On,  ¿vustedes  crejeiun 
Que  he  de  ser  verdii;;o? 

I  DAMIÁN. 

Si. 


cnsMR. 
Pues  sea  verdugo  un  calvo 
Destosque  andan  descubiertos. 
Que  los  (|ue  traen  calielleras 
Tienen  vergüenza  de  serlo; 
Porque  vo  ni  lo  he  de  ser, 
M  lo  seré  ya,  ni  pienso 
Haberlo  sido  en  presente, 
En  futuro  ni  en  pretérito. 
{Arroje  el  cuchillo  y  cójale  Mcjnndro. 

ALEJANDRO. 

j  Pues  por  esas  diez  esferas 


A  VE^OA^•/.A.  1 

Cuyo  rapto  y  movimiento, 
O  por  mas  diestro  ó  mas  noble 
luje  el  otro  mayor  cielo, 
Que  he  de  dar  á  la  memoria 
El  más  trágico  suceso 
Que  esculpe  el  mármol  y  el  bronco 
En  los  anales  del  tiempo. 
Parricida  y  fratricida 
He  de  ser,  el  más  sangriento 
Que  ha  divulgado  la  fama 
Por  la  voz  del  mclal  hueco. 
El  más  impropio  verdugo. 
Desde  esle  hasla  el  polo  opuesto. 
Me  llamará  la  crueldad 
O  me  nombrará  el  despecho. 
Vida  infame  solicito 
A  un  tiempo  airado  y  resuelto, 

Y  de  mi  propio  intenté 
Tomar  veni^anza  yo  mesmo. 
Pues  para  tomarla  en  mf. 
Tomarla  en  mi  padre  quiero, 

Y  ser  yo  propio  de  mí 

La  muerte  y  el  inslrumenlo. 

Y  si  para  lener  vida 

Esta  ofensa  hacer  me  debo. 
Viva  yo,  y  muera  mi  padre. 
Que  si  es  cierto  que  muriendo , 
Vida,  honor,  y  ser  y  fama 
A  un  tiempo  los  tres  perdemos. 
Va  que  se  haya  de  perder 
He  de  perderla  viviendo. 

CÉSAR. 

¿Cielos,  que  es  esto  que  oi? 
Hijo  ¿por  qué  tomas  liero 

Y  airado  ese  infame  acero? 

ALEJANDRO. 

Para  darte  muerte  á  ti. 

CÉSAR. 

¿Tú  darme  la  muerte? 

ALEJANDRO. 

SI. 

CÉSAR. 

Dime,  ¿lü  quieres  hacer 
Tal  crueldad?  ¿y  lü  has  de  ser 
Mi  verdugo  y  mi  enemig«? 
¿Por  qué? 

ALEJANDRO. 

Por  darte  el  castigo 
De  haberme  dado  esle  ser. 

CÉSAR. 

¿Posible  es  que  el  labio  mueves 
A  delito  tan  horrible? 
;No  te  acuerdas,  es  posible. 
De  lo  mucho  que  me  debes? 
¿Cómo  á  articular  te  atreves 
injurias  contra  mi  fe 
Cuando  lu  ofensa  se  ve? 

ALEJANDRO. 

No  me  debes  más  á  mi. 
Que  yo  le  he  debido  a  li 
Ni  le  deberé. 

CÉSAR. 

¿Por  qué? 

ALEJANDRO. 

Fácil  un  discurso  elijo 

Con  que  á  mis  crueldades  cuadre: 

Yo  le  he  hecho  á  li  ser  buen  padre, 

Y  lü  me  hiciste  mal  hijo. 

CÉSAR. 


ALEJANDRO. 

No  le  acredites  ajeno 
Si  con  justa  causa  igualo. 
Que  cuanto  yo  soy  más  malo 
Vienes  á  ser  lú  más  bueno. 


183  COMEDIAS 

CÉSAR. 

¿Qué  discurso  ó  qué  verdad 
Ese  aféelo  lujo  indicia? 

ALEJANDRO. 

Es  que  con  mi  gran  malicia 
Sobresale  tu  bondad. 

CARLOS. 

Y,  dime,  ;no  es  impiedad. 
Nunca  ai  dolor  prevenida, 
Ni  por  la  eslrella  inlluida, 
Ni  ania^'ada  por  la  suerte. 
Que  vengas  a  dar  la  muerte 
A  aquel  que  te  dio  la  vida? 

CKSAR. 

Yo  te  engendré,  jo  te  di 
El  noble  ser  que  gozaste. 

ALEJANDRO. 

Por  tu  gusto  me  engendraste, 
Que  no  lo  liicisles  por  mi: 

V  no  me  llores  ansi, 
Que  no  podrá  lu  prudencia 
Kediiciinie  á  tu  obediei.cia; 

V  pues  oyes  mi  razón. 
No  me  hagas  obligación 
Lo  que  fué  tu  conveniencia. 

CÉSAR. 

Pues  redúcete  por  ver 
Siquiera  que  te  he  criado. 

ALEJANDRO. 

¿Tan  buen  hijo  me  has  sacado 
Que  le  lo  be  de  agradecer? 

CÉSAR. 

Sea  siquiera  por  ser 
Yo  (¡qué  terrible  dolor!) 
Quien  su  amor  con  su  dolor 
Juntar  supo  y  dividir. 

ALEJA^DR0. 

V  dime,  para  vivir 
¿Me  hará  provecho  tu  amor? 

CARLOS.  (Ap.) 
En  vano  obligarle  piensa 
Su  ingratilu(Í:  del  indicio 
Que  avisarle  un  beneficio 
Es  acordarle  una  ofensa. 


Ese  afecto,  ese  rigor; 
Repara  en  el  deshonor 
De  lu  fama  esclarecida. 

ALEJANDRO. 

Si  me  han  de  quitar  la  vida, 
¿Para  qué  quiero  el  honor? 
César,  y  no  padre,  advierte. 
Que  tres  veces  he  soñado 
Que  soberbio  y  arrojado 
íle  dabas  sangrienta  muerte; 
Pues  poi  librar  desta  suerte 
|]ii  indicio,  que  aun  incierto 
Tiene  apariencias  de  cierto. 
De  mi  coraje  inducido. 
La  que  me  diste  dormido 
Procuro  vengar  despierto. 

CÉSAR. 


Soy  tu  paJr 


ALEJANDRO. 

Eso  quiero. 

CÉSAR. 
ALEJANDRO. 

Y  mi  enemigo. 

CARLOS. 


ALEJANDRO. 

No  escucho  ronsejos. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FKANCISCO  DE  ROJAS. 
CÉSAR.  Trocada  v 

¿V  á  tu  hermano? 

ALEJANDRO. 

Es  sangre  mia 
Y  he  de  verterla  por  eso. 

CÉSAR. 

¿Y  á  mi? 

ALEJANDRO. 

Porque  me  criaste. 

CARLOS. 

Advierte. 

ALEJANDRO. 

Ya  estoy  resuelto. 

CÉSAR. 

,,No  hay  medios? 

ALEJANDRO. 

No  los  procures. 

CARLOS. 

,.Ni  hay  lágrimas? 

ALEJANDRO. 

Soy  de  hielo. 

CÉSAR. 

jM  hay  quejas? 

ALEJANDRO. 

Naci  montaña. 

CÁKLOS. 

,,Y  tu  opinión? 

ALEJANDRO. 

No  la  tengo. 

CÉSAR. 

¿Y  tu  sangre? 

ALEJANDRO. 

Soy  cruel. 

CARLOS. 

Mira  la  infamia... 

ALEJANDRO. 

Estoy  ciego. 

CÉSAR. 

(,Y  lu  nobleza? 

ALEJANDRO. 

Perdila. 

CARLOS. 

¿A  qué  aspiras? 

ALEJANDRO. 

Vivir  quiero. 

CÉSAR. 

¿Y  ha  de  ser? 

ALEJANDRO. 

Ya  lo  publico. 

CÉSAR. 

¿No  hay  remedio? 


No  hay  remedio. 

CÉSAR. 

Pues  remedio  hay,  Alejandro. 

ALEJANDRO. 

jCuál  es? 

CÉSAR. 

Decírtelo  quiero. 
Ya  que  has  intentado  a'|ui 
Darme  la  muerle  atrevido, 
Más  bien  será  pare>  ido 
Que  yo  le  dé  muerte  á  ti : 
Yo  el  ser  que  tienes  te  di. 
Tú  internaste  airado,  impio. 
Quitarme  ser  y  albedrio. 
Pues  di,  ¿qué  ha  de  parecer. 
Que  yo  te  diese  á  ti  el  ser, 
Y  tú  me  quites  el  mió? 
Mas  bien  visto  seiá,  advierte, 
A  llalla,  al  mundo  y  á  Dios, 
Que  os  dé  la  muerie  á  los  dos, 
Que  DO  que  me  des  la  muerte; 


tu  suerte, 
l'ues  si  cuando  más  te  sigo 
Krcs  mi  hijo  y  mi  enemigo. 
Hoy  para  tu  destemplanza 
Llegó  el  plazo  á  la  venganza 

Y  la  ocasión  al  castigo. 
Reducirte  he  pretendido. 
Como  padre  y  como  viejo, 
Con  el  amor  y  el  consejo, 

Y  obligarte  no  he  podido; 
Tú  n\i  muerie  has  elegido; 

V  asi,  pues,  no  hay  esperanza 
De  hallar  en  lu  amor  templanza. 
Seré,  si  al  cielo  le  plugo, 
/;/  más  impropio  verdugo 
l'or  la  más  justa  venganza. 

Y  adiós,  Carlos  de  mis  ojos, 
Que  aunque  estos  abrazos  liemos 
Llegan  tarde,  imnca  llegan 
Las  liuezas  a  mal  tiempo. 

( Abrace  á  CárliK 

CARLOS. 

¿Pues  qué  inienias? 

CÉSAR. 

Que  Alejandro 
No  sea  verdugo  nuesiro. 

CARLOS. 

,.V  tú  has  de  serlo? 

CÉSAR. 

No  sá. 

CARLOS. 

Míralo  bien. 

ALEJANDRO. 

Vive  el  cielo, 
One  antes  de  mis  propias  manos 
.Seras  infame  escarmiento. 

CÉSAR. 

Témplate,  Alejandro,  hijo, 

V  Verás  como  me  templo. 

ALEJANDRO. 

lo  he  de  malario. 

CÉSAR. 

No  es  justo. 

CARLOS. 

Si  he  de  morir,  en  efeto. 
Muera  á  maws  de  mi  padre, 

V  no  á  tus  manos,  sangriento. 

ALFJANURO. 

Ese  es  rigor. 

CÉSAR. 
Es  pieilad. 

ALEJANDRO. 

Será  infamia. 

CÉSAR. 

Será  ejemplo. 

ALEJANDRO. 

Déjame  obrar  como  malo 
Si  eres  bueno. 

CÉSAR. 

No  lo  apruebo; 
No  es  bien  que  mi  propio  hjo 
Sea  mi  verdugo  niesnio. 

ALEJANDRO. 

¿Y  será  bien  que  mi  [ladre 
Me  dé  muerle  á  mi? 

CÉSAR. 

No  es  bueno; 
Pero  en  dos  males  tan  grandes 
Se  debe  elejir  el  menos. 

CARLOS. 

Pues,  Señor,  muera  a  tus  manos. 

CÉSAR. 

¡Oh,  (|ué  de  afectos  te  debo! 

ALEJANDRO. 

Mis  manos  han  de  matarle. 


El,  MÁS  IMPROPIO  VERDUGO  POR  LA  MAS  JCSTA  \  KNCANZA. 


CtSlR. 

;,Qu¿  lie  crueldades  te  creo! 

I  CARLOS. 

!;Padre,  adiós ! 

CÉSAR. 

¡Carlos,  adiós! 
¿Alejandro? 

ALEJANDRO. 

Uilo  presto. 

CÉSAR. 

Vc'ji  el  ¡mentó  que  tienes 

V  vo  dejaré  mi  intento. 

ALEJANDRO. 

Vive  Dios,  padre  tirano. 
Que  si  no  lo  impide  el  cielo, 
U  tu  acero  ba  üe  matarme 
O  ba  de  matarte  mi  acero. 

CÉSAR. 

Pues  déme  el  ciclo  venganza. 

AL£JANURM. 

.N\.  querrá  vengarte  el  cielo. 
(Vansí.) 

Salen  JULIA,  DIANA  T  CASANDRA. 

CASA>DHA. 

Vine  á  tu  casa  á  ampararme. 
Bella  Diana,  y  en  ella 
l'resumienüo  bailarle  airada, 
Vine  a  examinarte  cuerda. 
Biuu  haja  tu  entendimiento; 
Puts  á  ün  tiempo  mismo  mezclas 
A  lü  iiM  la  templanza  , 

V  a  la  crueldad  la  prudencia. 

JULIA. 

¿DoiiJo  vamos,  qué  es  tu  intento? 

Ilalil:ir  al  Duque  quisiera, 

V  pedirle  que  perdone, 

O  |0i'  1  uego  o  por  clemencia, 
Cou  Alejandro  y  con  Carlos 
A  tu  anciano  padre  César. 
Pues  maestro  mi  dolor 
En  mi  soledad  me  enseña 
Que  no  recojo  esta  sangre 
Porque  se  derrame  aquella. 

Esta  es  la  pueru,  Diana, 
De  la  cárcel. 

CASANDRA. 

V  por  ella 
Agora  sale  el  gran  Üuipie; 
Pür(|ue  para  esta  senlencia 
Él  propio  vino  á  la  cárcel. 

DIANA. 

AUi  nn  cadalso  se  muestra. 

JULIA. 

V  de  la  cárcel  presumo. 

Si  no  es  que  la  vista  mienta. 
Que  salen  Damián  y  Cosme. 

Es  verdad,  entrambos  llegan. 

Sa/ín  COSME  T  DAMIÁN. 

DAUIAN. 

Acabóse,  aquesto  es  hecho. 

COSME. 

Soltáronos  de  la  escuela 
Adonde  .«oíos  los  grillos 
Son  los  que  hacen  buena  letra. 
Verbum  caro  faclum  est. 


¿Ha,  Cosme? 


COSME. 

¿Quién  me  cosmea? 


Llegaos  acá. 

COSME. 

¿Qué  queréis? 
¿Conoceisme? 

COSME. 

Diana  bella, 
Qué  podéis  dar  cuando  sale 
De  hermosa  á  la  aurora  queja... 

CASANDRA. 

¿Sales  de  la  cárcel? 

COSME. 

Si. 

DIANA. 

¿Qué  hay  de  nue\o? 

DAUIAN. 

Si  deseas 
Oir  el  caso  más  raro 
Que  antiguas  historias  cuentan. 
Oye.  Como  no  hay  verdugo. 
Como  sabes,  en  Florencia... 

COSHE. 

Vo  lo  contaré  mejor, 
til  hijo  mayor  de  César... 

DAMIÁN. 

¿Qi  ién  le  mete  en  eso  á  él? 

COSME. 

¿Quién  me  ha  de  meter?  mi  lengua. 

DAMIÁN. 

Vo  se  la  sabré  sacar. 

COSME. 

Mejor  lo  hablará  más  suelta. 

DAMIÁN. 

¡Vive  Dios! 

JDLIA. 

El  Duque  sale. 

DAMIÁN. 

Pues  agwdezca... 

COSME. 

Agradezca... 
Sale  EL  DUQUE  y  acompañamiento. 


{Ap.  Esta  es  ocasión;  yo  llego.) 
Duque  insigne  de  Florencia, 
Que  adonde  llega  la  fama 
Eterno  tu  nombre  llega. 
Si  como  de  justiciero 
De  ser  piadoso  te  precias. 
Ayer  te  habló  la  justicia 

V  agora  el  perdón  le  ruega. 
Hermana  de  Federico 
Soy,  y  soy  la  parte  mesma 
Que  tiene  la  mayor  parle 
En  el  dolor  y  en  la  pena. 

A  pedirte  (|ue  perdones 
Vengo  mi  agravio  y  mi  ofensa, 
Que  por  ilicilos  medius 
So  es  honrado  quien  se  veiiifi. 

Y  as!... 

BUQUE. 

Detened,  Diana. 

DIANA. 

¿Qué  me  decís? 

DUQUE. 

Que  vos  mesma 
Me  pedisteis  el  castigo. 

Va  lo  confiesa  mi  lengua. 

DUQUE. 

Pues  yo  cumplí  mi  palabra. 


DIANA. 

Lágrimas,  tened  la  rienda. 
¿Es  muerto  Carlos? 

DUQIE. 

Va  es  muerto. 
VOCES.  (Deiiíro.) 
Tenedle,  prendedle. 

TODOS.  [Denlro.i 
Muera. 

Saie  CÉSAR  con  el  cuchillo  san- 
griento. 

CÉSAR. 

Antes  que  me  deis  la  muerte. 
Pretendo  ver  á  su  Alteza. 

DUQUE. 

¿Qué  es  esto? 

CÉSAR. 

Un  hombre  infeliz 
Que  á  besar  tus  plantas  llega. 

{Üe  rodillas.) 

DUQUE. 

César,  ¿qué  ha  sido? 

CÉSAR. 

Señor, 
Que  antes  que  mi  muerte  quieras, 
Te  he  de  rogar  que  me  escuches. 

DUQUE. 

Habla,  ya  tienes  licencia. 

CÉSAR. 

Ya  tú  sabes  que  Alejandro 
Contra  la  humana  obediencia 
Quiso  quitarme  la  vida. 

DUQUE. 

Es  verdad;  prosigue  César. 

CÉSAR. 

V  ya  sabes  tú.  Señor, 

Aunque  lo  acuerdo,  que  á  fuerza 
De  no  poder  reducirles. 
Te  rogué  me  permitieras 
Que  fuese  el  ministro  infame 
De  tu  castigo  y  mi  ofensa. 

DUQUE. 

Vo  lo  consentí,  es  \  erdad ; 
Porque  era  injusta  violencia 
Que  el  que  es  padre  en  un  suplicio 
A  manos  del  hijo  mueía. 

CÉSAR. 

Pues  Señor,  subí  al  suplicio , 

I  Levantóse.) 
(Nunca  al  suplicio  subiera,) 
tropezando  con  los  ojos. 
Que  Son  los  pies  de  la  pena; 
Ligué  á  mis  hijos  las  manos, 
Puse  á  sus  ojos  dos  vendas 
A  tiento,  porque  mi  vista 
Estaba  entonces  más  ciega. 
Volví  á  exhortar  á  Alejandro 
Que  olvidando  su  soberbia 
Tuviera  para  su  intento 
Sus  iras  menos  resuellas. 
Témplele,  hállele  cruel, 

V  viendo  en  tantas  Qnezas 
Que  irritándose  del  ruego 
Se  olvidaba  de  la  ofensa , 
Con  el  cuchillo  que  miras 

V  con  esta  mano  diestra 
De  su  garganta  cruel 
Tomé  venganza  sangrienta: 
Agora,  agora  te  pido 

Que  á  lo  principal  me  atiendas. 
Pues  más  llamo  á  tu  atención 
Que  procuro  lu  clemencia. 
Señor,  este  hijo  que  ves. 
Va  muerto  á  mis  manos  niesmas. 
Ha  sido  el  hijo  más  malo 


üiie  edades  aniiguas  cuentan. 
Italia  )'  el  muiulo  $al>e 
Que  con  su  desobediencia 
Me  redujo  en  Mancas  canas 
Las  que  eran  señales  negras. 
Deseaba  darle  castigo 
Eciuivalente  6  su  pena, 
Para  que  á  un  publico  agravio 
Publico  el  suplicio  sea. 

Y  asi,  pues,  le  he  castigado, 
Invicto  Duque;  no  creas 
Que  ha  sido  ser  jo  verdugo 
Desdoro  de  mi  nobleza : 

Su  juez  y  su  padre  he  sido; 
Porque  en  tan  rara  tragedia, 
Ouien  sabe  su  ingratitud. 
También  mi  castigo  sepa. 
Ko  cumpliera  con  su  padre 
Si  la  muerte  no  le  diera: 
Este  es  el  primer  castigo 
Que  le  ha  dado  mi  clemencia. 
Para  esto  tomé  el  puñal; 

Y  para  que  mejor  puedas, 
Médico  de  la  justicia, 
Sanar  tan  (jrave  dolencia. 
No  he  dado  muerte  á  Carlos, 
Sinoá  Alejandro,  que  fuera, 
Sobre  ser  poca  piedad, 


[•.OMr.DIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Premio  injusto  á  las  finezas. 
A  Alejandro  he  dado  muerte , 

Y  asi.  Señor,  porque  veas 
Para  ejercer  tu  justicia 

Los  despojos  que  le  quedan, 
(Descubre  en  el  cadalso  á  Alejandro 

muerto, ;/  á  Carlos  vendados  los  ojos 

en  una  silla) 
Mira  un  hijo  castigada 

Y  otro  que  el  castigo  espera; 
Pues  para  el  justo  castigo 
Agora  el  verdugo  venga 

En  mi,  y  en  oárlos,  mi  hijo. 
La  airada  cuchilla  estrena. 
Que  aunque  es  ciego  mi  dolor, 
No  está  mi  piedad  tan  ciega 
Que  á  mi,  Señor,  de  dos  hijos. 
Mitades  del  alma  enteras. 
Me  toca  también  la  culpa, 
Mas  no  uie  toca  la  afrenta. 

DÜQDE. 

Espera,  César,  aguarda. 
Que  para  que  me  obedezcas, 
Puesto  que  está  castigado 
Lo  principal  de  la  ofensa, 

Y  supuesto  que  Diana 

Que  os  diese  perdón  me  ruega 


Para  dejar  acabados 

Estos  dos  bandos,  que  inquietan 

Lo  mejor  de  mis  Estados, 

He  hallado  una  conveniencia. 

Carlos  le  dará  de  esposo 

La  mano  á  Diana  bella, 

{Quítenle  la  venda  de  los  ojos  á  Carlos 

y  levántese.) 
V  de  Casandra  lu  hija 
Queda  el  remedio  á  mi  cuenta 
Con  que  asi  quedan  premiados. 

CÁHLOS. 

Mi  amor  con  tal  recompensa. 

CÉSAR. 

Mi  lealtad  con  tan  gran  premio. 


Y  á  un  mismo  tiempo  también 
Desta  historia  verdadera 
Veremos  el  fin  dichoso. 

COSME. 

Si  hubiere  quien  tenga  á  lengu; 


Un  viior  u  otra  moned 
En  esta  y  en  la  otra  vida 
Se  lo  pagará  el  poeta. 


LO  QUE  SON  MUJERKS. 


SERAFINA. 
RAFAELA. 
DON  ROQUE. 


CIRAJA,  gracioso.  I  DO.^A  MATEA.        I  ESTERAN,  ,      . 

INESICA.  DON  MARCOS.  JACOBO,      l'^""""^' 

¡JON  PARLO.  DON  GONZALO. 


JORNADA  PRIMERA. 


Salen  SERAFINA  t  RAFAELA. 

SERAFINA. 

tlétenla  luego  á  un  convento, 
'  No  ba  de  esUir  en  casa  un  boiü. 

RAFAELA. 

Yo  te  confieso,  Señora , 
Que  esjusio  lu  senlimienlo; 
Pero  aunque  es  doña  Malua 
Con  los  hombres  tan  bumana , 
Es,  en  efecto,  lu  hermana. 

SERAFINA. 

¿Enamoradita  y  fea? 
¿Qué  es  esto? 

Templanza  ten. 

SERAFINA. 

¿No  quieres  tú  que  me  asomhre 
Si  en  la  vida  ha  visto  hombre, 
Que  no  le  parezca  bien? 
El  chico,  por  lo  donoso; 
El  grande,  por  lo  entallado ; 
El  puerco,  por  descuidado; 
El  limpio,  por  cuidadoso ; 
Porque  guarda,  el  miserable; 
Por  arrojado,  al  valiente; 
Al  que  bahía,  por  elocuente; 
Al  quecalla,  por  loable: 
Al  cobarde ,  por  templado ; 
Al  hablador,  por  chistoso ; 
Al  libio,  por  vergonzoso; 
Por  discreto,  al  mesurado; 
Al  vano,  por  presunción ; 
Por  constante,  al  importuno; 
Jamás  ha  visto  hombre  alguno 
Que  no  le  cobre  afición. 
Pues  en  un  convento  vea 
Su  humanidad  reprimida. 

RAFAELA. 

Señora... 

SERAFINA. 

No  Ti  en  mi  vida 
Has  malas  gracias  de  fea ; 
Lindas  partes  de  adorada 
Tiene  mi  tal  hermanita; 
Scgundita ,  pobrecita , 
Feiía  y  enamorada; 
En  un  convento,  es  notorio 
Que  templará  este  deseo. 

RAFAELA. 

Señora ,  yo  no  la  veo 
Con  hambre  de  relilorio  ; 
Cásala  con  un  garzón 
Casero,  y  lo  mismo  has  heolin. 
Que  tiene  un  marido  estrecho 
Mil  cosas  do  religión. 

SERAFINA. 

No  hay  que  replicarme  en  nada  ; 
Convento,  quiera  ó  no  quiera. 

RAFAELA. 

Advierte... 


RAFAELA. 

No  te  quiero  replicar, 
Pero  no  se  ha  levaiit.ido. 
(Llaman.) 


¿Quién  es? 

RAFAELA. 

Un  hombre  que  ha  dado 
Todo  hoy  en  quererte  hablar. 

SERAFINA. 

No  entre  hombre  á  hablarme. 

RAFAELA. 

Yo  creí 
Que  te  agrade  si  le  ves. 

SERAFINA. 

¿Parécete  á  tí  que  es 
Sugelo  de  galanteo? 

RAFAELA. 

Cada  pié  de  á  media  vara , 
Las  piernas  de  á  caña  y  media; 
Pues  la  cara  lo  remedia 
Que  es  semicapon  de  cara 
El  hombre  desmadejado. 

SERAFINA. 

Nadie  hombre  entero  me  nombre. 

RAFAELA. 

Señora  no  entre  por  hombre 
Entre  por  acaponado: 
Mira  que  ser  tan  cruel 
Con  los  hombres  es  error. 


Ahora  estoy  de  buen  humor, 
Entre  por  reírnos  dét. 

Sale  GIRAJA. 

GIBAJA. 

El  cielo  guarde,  Señora, 
Ese  traslado  del  mismo  : 
Ese  espacio,  donde  atento 
Con  rasgos  negros  ha  escrito. 
Do  que  sois  SU  hermosa  copia  , 
La  perfección  tan  al  vivo. 
Que  porque  todos  la  atii-ndan 
A  la  margen  poner  quiso 
Dos  ojos  ,  como  quien  dice. 
Ojo  3  sus  labios  divinos. 
Donde  el  sangriento  coral 
Le  viene  como  nacido. 
También  ojo  á  sus  mejillas 
De  nácar,  no  por  advilrio 
De  la  beldad,  que  están  rojas 
De  vergüenza  de  haber  visto 
Vuestros  dientes  tan  iguales, 
Tan  perfectos ,  tan  unidos  , 
Que  os  están  todos  de  perlas  ; 
Que  viendo  igualmente  lino. 
Ya  el  nácar,  y  ya  el  jazmin 
De  dientes  y  labios  limpios , 


Cuanto  corren  á  encenderse , 
Dicen  lo  que  se  han  corrido. 
También  ojo  á  las  pestañas. 
Que  en  blanco  raso,  aunque  liso, 
Al  canto  de  sus  dos  cejas 
El  párpado  han  guarnecido. 

V  ojo  también  á  esos  ojos 

Que  dan  muerte.  ¿Quién  ha  visto 
Que  aquello  mismo  que  mala 
Sea  lo  que  dé  el  aviso? 

SERAFINA. 

Al  caso,  por  vida  mia , 
Que  tengo  ya  los  oidos 
Cansados  de  estar  oyendo 
De  jazmin  mil  desvarios. 
Mil  vergüenzas  de  coral. 
De  nácar  dos  mil  delirios, 

Y  de  aljófares  y  perlas 
Mil  sartas  de  desatinos. 
¿Quién  sois? 

GIBAJA. 

Señora,  yo  soy 
Hombre  tan  espantadizo. 
Que  ando  haciendo  sacramentos 
De  cualquier  cosa  que  eslimo. 


No  os  entiendo. 

GIBAJA. 

Soy  un  hon.bre, 
Que  por  dar  á  mis  amigos 
Un  buen  dia  con  su  noche  , 
Doy  muy  malas  de  continuo. 

RAFAELA. 

¿Ese  oficio  es  cosi-cosa? 

SERAFINA. 

Explicaos  ya. 

GIUAJA. 

Ya  me  explico. 
Yo  soy... 

SERAFINA. 

¿Qué? 

GIBAJA. 
Casamentero. 


Alcahuete  á  lo  divino, 
¿Qué  queréis  en  esta  casa? 

GIBAJA. 

Casaros ,  porque  me  han  dicho 
Que  tenéis  sobre  lo  hermoso. 
Sobre  lo  airoso  y  lo  lindo. 
Cuatro  mil  y  más  de  renta. 

RAFAELA. 

Sin  joyas,  sin  ajuar  rico. 
Sin  mas  de  tres  mil  ducados 
De  deudas. 

GIBAJA. 

Pues  yo  os  afirmo. 
Que  está  en  manos  el  pandero 
Que  los  hará  veinte  y  cinco. 

SERAFINA. 

¿Y  cómo  os  llamáis? 


Silla  á  Gihaja.  {Ap.  Imagino 
Con  el  lal  casanienlcro 
Oiverlimie  un  ralo.) 

{Siéntanse.) 

GIDAJA. 
Digo, 
Que  portéis  dar  cuatro  echadas 
De  blancura  al  mismo  armifio. 
¿A  qué  nosio  os  he  de  dar? 
Aquí  tengo  ireinta  escrilns 
Que  los  he  escogido  á  moco 
De  candil. 

SERAFINA. 

No  escogéis  limpio ; 
¿  Y  este  olicio  es  provechoso  / 

GIBAJA. 

Este  año  no  se  ha  corrido. 

SERAFINA. 

¿Cíisanse  agora  mujeres? 

GIBAJA. 

Algunos  casamientillos 
Hjy  de  viudas. 

RAFAELA. 

¿De  doncellas 
No  hay  también? 

GIDAJA. 

Ualos  habido; 
Pero  hay  pocos ,  como  hay  pocas. 

SERAFINA. 

¿r.asais  muchos? 


SERAFINA. 

¿  Y  cómo  los  engañáis  ? 

GIBAJA. 

Casándolos. 

SERAFINA. 

Yo  no  os  digo 
Sino  ¿cómo  los  casáis? 

GIBAJA. 

Fácilmente. 

SERAFINA. 

¿Cómo? 

GIBAJA. 

Oildo. 

SERAFINA. 

¿Mentiréis? 

CIBAIA. 

No  os  cjso  agora. 

SERAFINA. 

Pues  proseguid. 

GIBAJA. 

Ya  prosigo : 
Primeramente,  yo  tengo 
Ina  memoria  en  que  escribo 
Cuanlos  en  San  Sebastian 
Son  de  fiesta  y  de  domingo ; 
Los  de  la  comedia  nueva; 
Los  que  sin  pleito  ni  oGcio 
Kii  el  patio  de  palacio 
Suelen  estar  de  continuo; 
Los  del  Prido,  los  de  Atocha  ; 

Y  a  cada  cual  en  mi  libro 
Para  entenderme  con  ellos 
Les  pongo  por  seña  un  signo. 
Al  que  es  valiente ,  á  la  margen 
Del  mismo  nombre  le  pinto 
Kl  signo  León;  y  si  es 
Cobarde  el  Piscis  le  pinto; 
Si  es  sufrido,  el  signo  Tauro; 

Y  el  de  Aries ,  si  es  muy  sufrido ; 
Si  es  de  mala  condición , 
Kl  Kscorpion  ;oi  es  bien  quisto, 


COMEDIAS  ESCOCIDAS  DE  DON  PnANCISCO 
El  Géminis;  y  al  que  no  es 
Para  hombre ,  el  signo  Virgo ; 
Si  e.'lá  buboso  le  pongo 
El  Cáncer;  y  si  es  muy  rico 

Y  ha  venido  de  las  Indias , 
El  Acuario ;  mas  si  es  hijo 
De  algún  tendero  ó  tratante 
El  signo  Libra  le  aplico; 
Si  es  muy  feo  ó  contrahecho, 
El  Sagitario ;  y  si  ha  sido 
Casado  con  dama  hermosa, 

Y  fué  pobre ,  pongo  el  signo 
Capricornio,  que  lo  es 
De  pobres ,  aunque  maridos. 
Entróme  en  cualquiera  casa 
De  soltero,  y  en  mi  estilo 
De  casar  propongo  luego 
Novias  como  Dios  las  hizo. 
Si  es  medianamente  hermosa  , 
Hermosa  la  significo; 
De  manara ,  que  no  puede 
Pensarse  de  hito  en  hiio 
Que  su  hermosura  es  el  dote, 

Y  que  en  Madrid  he  sabido 
Que  adorarla  por  su  sol 
Hallara  mil  novios  indios. 
Si  es  pobre,  que  es  hijodalga, 

Y  luego  cuento  que  he  visto 
Su  ejecutoria  con  tama 
Letra  de  oro  en  pergamino. 
Si  es  rica ,  y  no  es  bien  nacida , 
Le  doy  con  el  refrancillo : 
«Dineros  son  calidad  »; 

Y  le  digo  :  Señor  mió. 
Sepa  usted  ,  que  don  tener 
Es  caballero  castizo. 
Síes  muy  fea,  y  hallo  luego 
Mi  novio  un  poco  remiso. 
Digo,  que  la  mujer  propia 
Ha  de  picar  un  poquito 
En  fea  ,  que  desa  suerte 
And  I  un  hombre  con  descuido. 
Si  el  novio  dice  que  es  gorda 
De  ahogar,  luego  le  digo : 
¿Ha  de  hacer  randas  con  ella 
Que  la  quiere  de  palillos? 
Si  le  propongo  una  flaca 

Y  la  desecha  ,  le  riño. 
Que  una  mujer  por  arrobas 
Debe  encerrar  para  siglos. 
Si  es  larga ,  le  digo  luego, 
Muñecas'para  los  niños ; 
Si  es  chica,  de  la  mujer 
Lo  menos  es  lo  más  lindo. 
Si  la  novia  es  algo  puerca. 
Que  el  matrimonio  hace  limpio. 
Que  es  agua  de  calabobos 
Que  la  coge  sobre  aviso ; 
Si  entra  algún  señor  á  verla  , 
Que  entra  á  parlar  un  ratillo 
En  buena  conversación , 
Aunque  otra  cosa  hayan  dicho. 
Que  es  un  santo  el  buen  señor 

Y  el  mal  pueblo  es  un  maldito  ; 
Y,  en  lin  ,  dejando  á  mi  novio 
Puesto  este  mal  durativo, 
A  mentir  más  a  la  novia 
Que  elige  voy,  llamo  y  digo : 
— Ea ,  Señora ,  su  remedio. 
¡Oh  ,  gracias  i  Dios,  que  quiso 
Que  haya  hallado  para  uced 
lin  novio  como  nacido! 
¡  Ah  qué  hombre,  señora  mia! 
Quien  es  digo;  y  de  camino, 
Misterios  y  más  misterios 
Hago  cuando  al  hombre  intimo; 
Porque  como  el  matrimonio 
Es  Sacramento,  es  preciso 
Que  tenga  dentro  de  si 
Mil  misterios  escondidos. 
Si  no  agrada  el  que  propongo 
A  su  elección  v  á  mi  arbitrio. 


DE  ROJAS. 

I  Como  esto  es  para  la  mano, 
I  Le  voy  dando  novios  ripios. 
Al  que  me  culpan  de  viejo. 
Aseguro  que  le  elijo 
I  Porque  es  hombre  ya  de  hecho, 
\  las  novias,  por  lo  mismo 
Le  desechan .  que  no  quieren 
Novio  de  hecho;  porque  lian  visto 
Que  el  novio  de  hacer,  es  sólo 
Bueno  para  ser  marido. 
Si  traigo  un  mozo  galán 

Y  le  culpan  por  mocito. 
Les  digo  que  el  matrimonio 
Hace  viejos  inliniíos; 

Si<le  jugador  le  culpan  , 
Qne  está  cansado  la  afirmo 
Üe  ser  perdido  y  de  andar 
Ya  de  garito  en"garito, 

Y  desea  una  señora 

Que  traiga  algún  caudalillo 
Para  poder  con  descanso 
Quitarse  de.ste  mal  vicio. 
Si  en  alguna  desdichada 
Dicen  que  tiene  algún  hijo 
Que  llaman,  en  buena  guerra. 
Con  gran  llaneza  replico : 
Ansi  será  para  hombre  ; 

Y  si  es  corcovado,  digo 
Qne  se  cargó  de  razón 
Riñcndo  en  un  desafio, 

Y  se  le  ha  quedado  toda 
Seis  dedos  del  cervigiiillo. 
Si  es  leo,  que  asi  hao  de  ser 
Los  hombres;  si  es  atadito 
La  digo,  que  asi  podra 
Hacer  del  cera  y  pabilo; 

Si  es  valiente  ,  a'rruliaiíado , 
Crudo  y  temerón,  la  digo  : 
La  casa  siempre  ha  de  oler 
A  hombre,  cuerpo  de  Cristo. 
Si  no  tiene  panlorrillas  , 

Y  niuv  preciado  de  lindo 
Trae  dos  verdades  por  piernas. 
Que  están  mal  hechas  ,  replico: 
No  tiene  razón,  que  entrambas 
Kslan  cortadas  al  hilo. 

Y,  en  lin ,  haciendo  á  los  dos  . 
A  ella  rica  y  á  él  más  neo. 
Contando  gracia.s  de  entrainlios 

Y  dicienrtoá  un  tiempo  mismo 
A  ella  que  él  muere  por  ella. 
Aunque  nunca  la  haya  visto, 

Y  á  él  que  esto  está  de  Dios, 
Juez  de  los  dos ,  si;i  delito 

l.es  pongo  á  cuestión  de  novios  , 

Y  al  instante  que  se  han  visto, 
A  dos  vueltas  que  les  doy 
Couliesaii  el  si,  y  yo  pido 
Joya  que  luego  la  vendo. 
Tela  qne  la  bago  vestido ; 

Y  ya  dejando  á  los  dos 
Sacramentados,  me  guiño 
Muy  soltero,  y  ellos  ([uedan 
Casados  y  arrepentidos. 

SERAFINA. 

Amigo,  reñiros  quiero 
Que  hagáis  esta  narración. 
Que  implican  contiadiccioo 
Verdad  y  casamentero. 

RAFAELA. 

Serafina  ,  aunque  te  admira 
Que  le  hable  con  claridad, 
A  vueltas  de  la  verdad 
Se  inlrodu'  e  la  mentira. 
¿No  echas  do  ver  que  esta  es 
Treta  del  juego.  Señora? 
Dicete  verdad  agoia 
Para  mentirte  después. 


¡Cae  memiriiu'  sólo  quieres 
iCuaniiola  verdad  dijeres 
'laoipuco  la  creeré. 


SF.RAFI>A. 

Ui  abuelo  (que  leniza  Dios) 
Dejó  por  su  leslameiilo 
Vn  mavorazgo  lundado , 
(Jiie  heredó  con  mejor  suerte 
M¡  jiadie,  y  yo,  por  su  niuerle, 
Coiiiu  mayor  le  liereilado  ; 
Que  lio  se  reparla  y  venda 
Eiilre  Ciras  hijas  mandó, 

V  no  puedo  serlo  yo 

Por  no  ser  libre  mi  liacicnila , 

Y  li  he  de  dejar  perder 
Por  no  casarme. 

CIUAJA. 

Eso  es  dar 
Sólo  en  quererse  casar. 

RAFAELA. 

jCon  quién? 

GIDAJA. 

Con  su  parecer, 
i  Tú  no  basde  casarle? 


SEBAFIMA. 


Sí. 


jllombi- 


No  le  nombre. 

SERAFIMA. 

¿Adonde  hallaré  \o  un  honilre 
Que  p;irezca  ansí ,  ansi? 
No  biillü  uno  que  bueno  sea ; 
Tiidus  me  parecen  mal; 
¡Oh  fuego  en  lodos! 

RAFAELA. 

i  Igual 

Los  quiere  doña  Malea, 
I  Tu  heruiaua. 

SERAFINA. 

Los  viles  modos 
Oe  SUS  traiciones  ignora. 

GIBAJA. 

Pues  dime,  ¿qué  hace,  Señora? 

RAFAELA. 

No  hace  más  de  que  hace  á  todos. 

GIBAJA. 

Para  que  contenta  estés, 
.  Te  daré  muy  aTamado 
Uu  excelente  letrado. 

SERAFINA. 

(Ha;  espeso? 

GICAJA. 

Un  si  es  no  es. 

SERAFINA. 

A  poca  paz  me  convida 
Si  con  él  me  he  ile  casar 
I  Hambre  con  quien  he  de  andar 
En  pleitos  toda  la  vida. 

GIBAJA. 

Un  peinado  me  promete 
Uil  doblas  si  le  queréis. 

SERAFINA. 

Gibaja,  no  le  toquéis, 
Que  se  le  ajará  el  copete. 

GIIIAJA. 

Que  no  he  de  hallar,  averiguo, 
Novio  que  haga  la  razón. 

SFBAFIJIA. 

|No  topara  yo  un  hombron 
I  !(■ 


LO  QUE  SON  MUJEHES. 
De  aquellos  del  tiempo  antiguo! 
Un  hombron  extraordinario. 


¿De  qué  manera  me  has  dicho? 

SERAFINA. 

Quiero  un  hombre  de  capricho 


I  del  I 


I  ordií 


GIBAJA. 

Aquel  de  Toledo  es 
liueno;  pero  con  la  edad 
Tiene  cierta  enreriiiedad. 
¡Ah!  ¿queréis  un  montañés, 
Que  es  excelente  liguraV 
¿Queréis  otro,  aunque  algo  viejo, 
Natural  de  Jarai/ejo, 
Un  lugar  de  Exlremadura? 
El  regidor  de  la  Mora 
Es  mejor,  si  rico  fuera  ; 
Ansi,  a  a(|uel  do  Talavera 
Le  tengo  de  hablar  ahora. 
Que  es  el  modo  y  traza  tuda 
A  vuestro  capricho  igual ; 
Hombres  son,  que  cada  cual 
üs  viene  á  pedir  de  boda  , 
Y  por  si  alguno  os  agrada 
liaré  que  á  servir  empiecen. 

SKRAFIMA. 

Todos  cuatro  me  paiecea 
Sugetos  de  carcajada  : 
frauldos. 

CIDAJA. 

Por  ellos  iré. 
Pero  decidme ,  Señora , 
¿Para  atraerlos  agora 
A  esta  casa,  qué  diré? 

SERAFINA. 

Que  es  para  lomar  eslado; 
Mas  la  risa  se  asegura, 
De  \er  entrar  un  hgura 
l)e  novio  muy  espetado , 
Que  á  todo  se  contradice 
Cuanto  me  quiere  hiigir , 
Intentando  no  decir 
Los  disparates  que  dice  ; 
Que  va  de  si  muy  pagado 
Cuando  en  la  calle  se  ve. 
Sólo  deque  le  miré 
Tres  veces  de  medio  lado. 


i  Cómo  los  traeré  .Señora  ? 

SERAFINA. 

Todos  junios ,  y  uno  á  uno. 

GIBAJA. 

Antes  que  esta  ocasión  pase, 
¿Cómo  dárseme  no  inlenla 
Una  alh,jja  a  buena  cuenta? 

SERAFINA. 

Gibaja,  cuando  me  case. 

GIBAJA. 

Advertid  ,  que  dar  no  es 
Dar  promesas  semejantes: 
La  que  no  llorece  antes 
Nunca  da  frulo  después ; 
Mas  sí  un  novio  os  persuade. 
Que  os  he  de  vencer  espero. 

SERAFINA. 

Daros  cien  doblones  quiero 
Por  un  hombre  que  me  agrade. 

RAFAELA. 

Como  esa  promesa  lleve 
No  pienso  que  irá  contento. 

GIBAJA. 

¿No  lomaré  por  los  ciento?... 

RAFAELA. 

¿Cuánlc? 


CIBAJA. 

Los  nóvenla  y  nueve. 

SERAFINA. 

Yo  soy  firme. 

GIBAJA. 

Como  todas; 

Y  eso  el  tiempo  lo  dirá. 

SERAFINA. 

Idos,  que  me  cansáis  ya. 
Perrito  de  todas  bodas. 

CIDAJA. 

Por  esos  desaires  paso, 
Seralina ;  mas  por  Dios 
Que  me  he  de  vengar  de  vos. 

SERAFl.NA. 

¿  De  qué  manera  ? 

GIBAJA. 

Si  os  caso.     (Vcíí.) 

SERAFINA. 

Aunque  como  Adonis  sea. 
Ninguno  me  satisface. 
Doña  Malea  ¿(|ué  hace? 

Sale  D05ÍA  MATEA. 

DOÑA  HATEA. 

Aqui  está  doña  Matea. 

SERAFINA. 

¿Era  hora  de  levantarte. 
Señora  hermana? 

DOÑA  HATEA. 

¿Ya  empieza 
Vuesa  merced  á  reñirme? 

SERAFINA, 

Son  ya  las  diez. 

DOÑA  MATEA. 

Cuando  sean; 
¿También  como  los  vestidus 
Me  cuenta  las  horas? 

SERAFINA. 

Tenga 
La  muy...  mucha  cortesía. 

BO.ÑA  HATEA. 

¿  La  qué? 

SERAFINA. 

La  muy  escudera. 

DOÑA  MATEA. 

En  nada  soy  yo  segunda 
Coma  en  lo  roto. 

SERAFINA. 

¿Que  quiera 
Una  nacida  después 
Hablar  como  una  primera? 
Vo  os  entraré  en  un  convento. 

DOÑA  MATEA. 

¿Qué  religión  más  estrecha 
Que  su  casa? 

SERAFINA. 

Y  religión. 
En  que  vos  sois  una  lega. 

DOÑA  HATEA. 

Vuesarced  es  la  entendida. 

SERAFINA. 

Y  VOS  lo  parecéis. 

DOÑA   HATEA. 

Esa 

Fué  una  palabra  mayor 
Dicha  en  mi  cara. 

SERAFINA. 

Y  que  sea; 
¿Qué? 

DOÑA  HATEA. 

Que  no  es  vuesarced 
Tan  hermosa  como  piensa: 

13 


i'ji  coMnniAS 

Si  no  fuera  un  poco  vana , 
¿Qué  valia? 

SERAFINA. 

¿Que  se  atreva 
A  manchar  esta  blancura  ? 

DO^A  HATEA. 

Es  verdad,  ¿quien  se  lo  niega? 
Pero  advierta  que  las  blancas 
Se  usan,  porque  son  nioneda.s. 

SERAFINA. 

¿Pero  cuándo  se  ha  de  usar 
Lo  feo? 

DOÑA  MATEA. 

¿  Uced  no  ponder» 
Que  no  tengo  gracia? 

SERAFINA. 


DONA  MATEA. 

¿  Pues  cómo  puedo  ser  fea  ? 

SERAFINA. 

Como  ninguno  la  quiere. 
Aunque  de  todos  se  prenda. 

DOÑA  MATEA. 

Por  ahi  también  soy  hermosa. 
Por  desdichada  en  üuezas. 

SERAFINA. 

¡  Ay,  que  quiere  ser  también , 
Como  una  persona  nicsnia 
Infeliz! 

DO.ÑA  HATEA. 

¿Si  ella  es  mi  hermana , 
No  quiere  que  infeliz  sea? 

SERAFINA. 

La  de  todos  ,  no  responda. 

DOÑA  MATEA. 

La  de  nadie ,  déjeme  ella. 

SERAFINA. 

i.  Todos  los  hombres  no  dice 

¿lue  le  agradan?  j 

DOÑA  MATEA.  I 

¿Quién  lo  nie;'::?        ! 
Cada  uno  por  algo  es  bueno; 
Yo  los  quiero  desde  afuera 
Por  iucliiiacion  ,  y  hasla  ahora 
No  ha  habido  quien  me  merezca. 

SERAFINA. 

Esa  es  gran  falla. 

DOÑA  MATEA. 

Señora , 
¿No  hay  algunas  que  se  alellan  ? 
¿Otras  no  hay  que  hablan  fruncido? 
i.  Otras  no  hacen  reverencias 
De  saltillo?  ¿No  hay  algunas 
Que  hablan  culto?  ¿No  hay  doncellas 
Que  la  noche  de  San  Juan 
Escuchan  lo  que  es  vergüenza? 
¿llago  yo  estas  candideces? 
¿Incurro  yo  en  falta  dellas? 
Querer  a  hombres  es  falta 
De  mujeres.  Que  yo  tenga, 
Adonde  hay  otras  con  tantas, 
Una,  es  algo  llevadera. 
Ser  inclinada  á  los  hombres 
Ni  es  liviandad  ni  flaqueza; 
Este  es  un  hueo  natural , 
Y  aunque  algunos  riesgos  langa 
De  pesarle  á  una  mujer 
Que  lio  la  estimen  ni  quieran. 
Aunque  pesa  el  desden  tanto, 
Vale  el  amor  lo  que  pesa. 

SERAFINA. 

¿Negarásme  que  los  hombres 
Son  traidores? 

UÜÑA  MATEA. 

Que  lo  sean. 
Que  no  lian  de  ser  mis  vasallos. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

SERAFINA. 

¿Que  son  falsos? 

DOÑA  HATEA. 

Malos  fueran , 
Si  á  los  hombres  que  estimara 
Los  quisiera  por  moneda. 


(,V  que  no  tienen  palabra? 

DOÑA  MATEA. 

¡Ay,  hermana,  asi  tuvieran 
Las  obras! 

SERAFINA. 

¿Podrás  negarme. 
Hermana,  que  en  cuánto  intent:in 
Son  lodos  los  hombres  dobles? 

DOÑA  MATEA. 

Ansí  durarán  por  peñas. 

SERAFINA. 

¿Negarásme... 

DOÑA  HATEA. 

¿  Negarásme 
Que  nos  buscan ,  nos  requiebran , 
Que  se  arriesgan  al  desaire 

V  que  á  la  muerte  se  arriesgan? 
¿Por  algún  hombre  habrá  niueilo 
Mujer  alguna  en  pendencias? 
¿Cuántos  por  ellas  murieron? 
Sus  honras,  vidas  y  haciendas. 
Todas  son  de  las  mujeres. 

SERAFINA. 

Y  todas  son  de  cualijuiera. 

DOÑA  MATEA. 

Yo  los  quiero  por  la  parte 

Que  ine  toca,  que  obedezca 

Mi  planeta  me  permite; 

lienévolo  es  el  planeta 

Que  á  los  hombres  me  ha  inclinado; 

llenevula  fué  la  estrella 

Cuyos  ¡nlliijos  en  mi 

Me  fuerzan. 

SERAFINA. 

Callad,  Malea, 
Que  un  convento  ha  de  quitaros 
Toda  esa  benevolencia. 

DO.ÑA  MATEA. 

Yo  me  he  de  casar ,  Señora. 

SERAFINA. 

¿Con  qué  dote?  ¿Habrá  quién  quic 
La  nobleza  por  ajuar? 
¿Pensáis  con  vuestra  belleza 
Casaros?  ¿O  es  que  esperjis 
La  ventura  de... 

DOÑA  MATEA. 

La  fea 

Es  sólo  la  presumida  , 

La  hermosa  es  la  que  no  piensa. 

SERAFINA. 

Hola ,  llevadme  esta  hermana 
Al  segundo  estrado. 

DUNA  MATEA. 

Hoy  fuera 
Tan  hermosa  como  tú. 


¿Cómo? 


DONA  MATEA. 

Si  fuera  primera. 
(Va«it!.) 

Sa/eHGIBAJAv  RAFAELA. 


^No  [uiedo  ahora  entrar? 

KAl.VEI.A. 


DE  ROJAS. 

Y  á  mi  ama  avisaré; 
Gibaja ,  ¿qué  la  diré? 

GIBAJA. 

Dila  qae  salga  acá  fuera. 

RAFAELA. 

Famosa  larde  ha  de  ser. 
¿Los  novios? 

GIBAJA. 

Tú  los  verás. 

RAFAELA. 

¿Cuántos  son? 

GIBAJA. 

No  traigo  más 
De  cuatro  para  escoger. 

RAFAELA. 

¿Cuatro?  pues  voy  á  decillo. 

GIBAJA. 

Dila  tú  que  estoy  aqui. 

RAFAELA. 

¿Ansi  no  habrá  para  mi 
Vn  novio  del  baratillo» 

GIBAJA. 

¿Eres algo  honesta? 

RAFAELA. 

Poco. 
Glr.AJA. 
¿Eres  hacendosa? 

RAFAELA. 

¿Yo? 

GIBAJA. 

¿Eres  bien  nacida? 

RAFAELA. 

No. 

GIBAJA. 

¿Tienes  dinero? 

RAFAELA. 

Tampoco. 
¿Limpia? 

I  RAFAELA. 

Con  sólo  un  vestido. 

GIBAJA. 

¿Doncella  podré  decir? 

RAFAELA. 

Ya  eso  es  mucho  pedir. 

GIBAJA. 

No  te  faltará  marido. 

RAFAELA. 

Di,  ¿cómo? 

GIBAJA. 

De  buena  masa. 
¿Quieres  más? 

RAFAELA. 

Si  puede  ser. 
Que  tenga  mucho  que  hacer, 

Y  lodo  fuera  de  casa. 

GIBAJA. 

Rafaela ,  como  ahora 
Anda  la  malicia  lista, 
Todos  son  novios  de  vista. 

Salen  DOÑA  MATEA  v  SERAFINA. 

SERAFINA. 

¿Es  Gibaja  ? 

Si ,  Señora. 

DOÑA  MATEA. 

Ver  estos  novios  espero. 

SERAFINA. 

;  Viene  esa  cuadrilla  toda 
De  novios? 


CICAJA. 

t  Como  a  uua  boda. 

I  SERAFINA. 

i    Pues  entren. 

GIBAJA. 

I  Oye  primero. 

i  El  que  á  visitarte  agora 
Entra,  el  primer  preiensor. 
Sabe  que  es  un  regidor 
De  la  ciudad  de  Zamora, 
Que  en  ei  semblante  y  el  modo 
Extraño  de  su  opinión, 
Le  verás  la  condición. 

SERAFINA. 

.    jQuébace? 

GISAJA. 

Se  pudre  de  todo. 

SERAFINA. 

Será  muy  entretenido. 
Verle  y  hablarle  quisiera. 

GIBAJA. 

En  esa  antesala  espera. 

SERAFi:«A. 

Venga  ese  tonto  podrido. 

GIBAJA. 

Lo  podrido  en  el  color 
Oe  la  cara  se  le  ve. 

SERAFINA. 

Llámale,  acaba. 


i  Señor  don  Marcos! 

Sale  DO.N  MARCOS. 

DDK  MARCOS. 

¡Señor! 

RAFAELA. 

¡Jesús, qué  hombre! 

GIBAJA. 

La  gran  don: 
Serafina  es  la  que  veis. 

DON  MARCOS. 

¿Y  es  bien  hecho  que  se  ILime 
Una  entendida  mujer 
Serafina?  líusque  nombre 
Que  en!a  Leíanla  esté. 
Confírmese  Seralina, 
Que  yo  no  lie  de  hablar  ni  ver 
A  qiiien  por  el  nombre  extraño 
La  conozcan  en  Argel. 

SERAFINA. 

Coriñrmaréme  por  vos. 

voy  MARCOS. 

Eso  sí,  conGrmesé. 

SERAFINA. 

Una  silla  al  seordon  Marcos. 
(Van  á  llegarle  la  silla.) 

DO.N  MARCOS. 

Esperad,  no  la  lleguéis. 

SERAFINA. 

Pues  ¿porqué  no  queréis  sillal 

DON  MARCOS. 

Linda  pregunta  :  porque 
Primero  que  me  la  arrastren  , 
Y  primero  que  os  ponéis 
En  el  estrado,  y  primero 
Que  estamos  ¿cual  ha  de  ser 
El  que  antes  ha  de  sentarse? 
Primero  que  os  componéis 
Las  faldas .  y  yo  me  aplano , 
Pongo  la  espada  al  revés. 
Podrá  otro  hacer,  muy  cumplidas , 
Cuatro  visitas  ó  seis. 
L'sese ,  cuerpo  de  Cristo, 


LO  QUE  SON  MUJERES. 
Cuando  no  sea  menester, 
Que  el  que  no  quiere  sentado 
Maga  su  visita  en  pié. 

SERAFINA. 

No  os  sentéis. 

DON  MARCOS. 

Ansi  lo  hago. 

SERAFINA. 

¿Cómo  estáis? 

DON  MARCOS. 

Otra  vejez. 
Que  vean  á  uno  sano  y  bueno 

Y  gordo,  y  aunque  le  ven 
Colorado,  le  pregunten : 

— ¿Cómo  está  vuesa  merced? — 

Y  que  le  pregunte  el  otro  : 
—¿Y  usted  cómo  está?  Después 
Hasta  preguntarse  luego 

Por  sus  hijos  y  mujer. 
Majadero,  no  preguntes 
Lo  que  no  quieres  saber. 
Que  si  es  cortesano  uso. 
Es  prolijidad  cortés. 

SERAFINA. 

No  os  he  topado  la  nuca 
De  la  lisonja. 

DON  MARCOS. 

Tal  vez 
Hallo  alguna  que  me  agrade. 

SERAFINA. 

¿No  soy  vuestra? 

DON  MARCOS. 

No  podéis; 
Yo  soy  claro ,  perdonad. 

SERAFINA. 

Pues  ¿no  me  diréis  por  qué? 
¿  Qué  os  desagrada  de  mi  ? 

DON  MARCOS. 

Toda  VOS. 

SERAFINA. 

Grosero  es. 

DON  MARCOS. 

Señora  mia  ,  no  quiero 

Yo  para  propia  mujer 

Una  mujer  muy  hermosa; 

Porque  siempre  pensaré 

Que  aunque  ella  mirar  no  quiera  , 

Habrá  quien  la  quiera  ver. 

El  matrimonio  se  loma 

Para  el  descanso,  no  es 

Para  cuidado  ;  yo  quiero 

Traer  para  mi  traer 

Mujer  de  casa,  ni  fea 

De  manera  que  yo  esté 

Solicitando  vecinas. 

Ni  hermosa  tanto ,  que  den 

En  mirarla  mis  vecinos; 

Porque  mi  propia  ha  de  ser 

Para  el  gusto  algo  que  fea. 

También  hermosa  algo  qué. 

Que  yo  solamente  busco 

Mujer  para  mi  mujer. 

SERAFINA. 

¿  Luego  yo  soy  muy  hermosa  ? 

DON  MARCOS. 

Ya  OS  entiendo;  agora  queréis 
Que  os  alabe  ,  y  yo  no  alabo 
Lo  que  yo  no  he  menester. 
Guárdeos  el  cielo.  ( Xase  ) 


\  Ha,  don  Marcos! 


SERAFII^A. 

Esperad. 


DO.\A  M.ATEA. 

Este  hombre  me  viene  á  mi 
Corlado. 

RAFAELA. 

Pruébatele. 

SERAFINA. 

¿Hay  tal  modo  de  pudrirse? 

RAFAELA. 

.No  vi  tal. 

SERAFINA. 

Pudriéraine 
Con  sólo  oirle  :  los  hombres 
Muy  joviales  han  de  ser, 
Y  han  de  ser  poco  podridos. 

GIBAJA. 

Ov 


SERAFINA. 

¿Cómo? 

GIBAJA. 

En  el  zaguán  le  dejé 
De  aquella  casa :  es  un  hombre 
Que  de  cuanto  escucha  y  ve 
Se  le  da  otro  tanto ,  como 
A  ti  se  leba  de  dar  del  : 
Ni  de  la  hambre  se  aflige. 
Ni  le  fatiga  la  sed, 
Y  es  para  él  todo  uno , 
El  tener  y  no  tener. 
No  agradece  á  la  fortuna 
Lo  que  le  sucede  bien, 
Pero  ni  della  tampoco 
Se  queja  aunque  no  le  dé. 

SERAFINA. 

Será  un  Demócrito  éste. 
Si  fué  un  Heráclito  aquél. 
Llámele. 

GIBAJA. 

Por  la  ventana 
Una  seña  le  lie  de  hacer. 
Ya  sube. 

SERAFINA. 

¿Es  el  extremeño 
Aqueste  hombre? 

GIBAJA. 

El  mismo  es. 

SERAFINA. 

¿De dónde  es? 

GIBAJA. 

De  Jaraicejo. 


¿Hidalgo? 

GIBAJA. 

¿No  lo  ha  de  ser? 

SERAFINA. 

¿Puntual? 

GIBAJA. 

Es  extremeño. 

RAFAELA. 

i  Y  no  es  chorizo? 

GIIIAJA. 

También. 

SERAFINA. 

¿No  sube? 

GIBAJA. 

Ya  entra  en  la  sala. 
¿Don  Hoque? 

Sale  DON  ROQUE. 

DON  ROQUE. 

¿Quién  ha  de  ser' 

SERAFINA. 

Silla  á  don  Roque. 

(Vanle  á  llegar  silla.) 


106 


COMEDIAS  ESCOCIDAS  DE  DON  FRANC1<C.0  DE  HOJAS. 


DON  nOQUÍ. 

Seiilado 
Ilalilará  un  hombre  á  placer. 

SERAFIM*. 

Pero  no  lleguen  la  silla. 

D0>'  ROQUE. 

Muy  bien  dice;  ¿p^ra  qué? 
SeDlado  habla  un  hombre  más 
De  aquello  que  es  menester. 
Vuestra  merced,  ¿cómo  está? 

SERAFINA. 

(,Ap.  Este  es  algo  más  cortés.) 
Estoy  á  vuestro  servicio , 
Con  poca  salud  ;  y  usted, 
¿Cómo  se  halla? 

DON  ROQUE. 

Yo  estoy 
Como  quisiereis  que  esté. 
Mi  Señora ,  el  buen  Gibaja 
Dice  que  me  quiere  bien , 

Y  á  vuestra  casa  me  trae 
A  ver  qué  me  parecéis. 
Hermosa  .«¡ois ,  vive  Dios , 

Y  en  el  alma  estimaré 
Que  me  deis  luego  la  mano. 
Si  lia  de  ser  mia  después. 

Yo  he  querido  en  este  mundo. 
Yo  he  sabido  amar,  y  sé 
Que  es  andar  galanteando 
Andar  por  el  A ,  B,  C. 
Contento  estaré  de  amaros, 

Y  de  que  luego  me  améis, 
Mi  Serafina,  pagado. 
Sobre  contento  ,  estaré , 

Con  que  á  un  tiempo  dos  finezas 
Juntas  podré  agradecer: 
Que  me  deis  la  vida  presto, 

Y  que  también  nie  la  deis. 

SERAFINA. 

Poco  habláis,  y  compendioso 
En  loque  habláis;  pero  ¿quién 
Puede  conseguir  el  premio, 
Sin  costarle  el  merecer? 
El  servir  y  esperar  cria 
El  mérito  :  ¿vos  no  veis 
Que  no  merece  mi  amor 
Quién  no  probó  mi  desden? 
Eso  es  juzgarme  posible. 
Señor  don  Roque;  idos,  pues. 
Que  no  quiero  yo  por  dueño 
A  quien... 

DON  ROQBE. 

Al  punto  me  iré. 
¿liase  un  hombre  de  morir 
porque  vos  no  le  queréis? 
Aun  tanto  como  premiarme 
Os  debiera  agradecer. 

SERAFINA. 

Finezas,  no. 

DON  ROQBE. 

¿Y  no  es  fineza?.  . 

SERAFINA. 

¿Qué? 

DON  ROQUE. 

Que  me  desengañéis. 

SERAFINA. 

Sólo  el  que  espera  merece. 

DON  ROQUE. 

Pues  digo  que  esperaré, 
Como  yo  os  merezca  luego. 

SERAFINA. 

¿  Cuánto  ? 

DON  ROQCE. 

In  hura ,  dos  y  tres. 

SERAFrVA. 

No  liav  quien  me  merezca  á  mi. 
¿No  os  vais  ya? 


DON  ROQIE. 

I  Razón  leñéis : 

'  ¿He  de  andar  queriendo  yo 
;  A  quien  no  ine  quiere  bien? 

{Hace  que  se  rn.] 

Sois  un  grosero. 

DON  ROQCE. 

Es  verdad. 

SERAFINA. 

Sois  un  prolijo. 

DON  ROOIE. 

También. 

SERAFINA. 

(Ap.  ;  Que  se  vava,  y  no  lo  sienta  I) 
¿No  os  vais?  Oid. 

DON  ROQtlE. 

No  me  iré. 

SERAFINA. 

¿Yo  soy  hermosa? 

DON  ROQUE. 

Si  sois. 

SERAFINA. 

¿Y  os  parezco  bien? 

DON  ROQl'E. 

Muy  bien. 

SERAFINA. 

^Y  me  querréis  si  os  premiare? 

DON  BOQUE. 

Como  á  mi  vida  os  querré. 

SERAFINA. 

¿Seréis  constante? 

DON  ROQUE. 

I  Si  soy. 

i  SERAFINA. 

Pues  agora  que  yo  sé 

(jue  me  queréis ,'  idos  Inégo. 


SERAFINA. 

¿Por  i|ué? 

GIBAJA. 

Estudió  Filosona. 

Y  Teologia  también 

Ha  estudiado  en  Salamanca, 

Y  sin  que  sepa  por  qué, 
Hura  en  latin  y  romance 
Una  mezcla  á  Jos  por  tres  : 

Y  cuando  está  muy  en  ello. 
Trae,  sin  que  ñipara  qué, 
i;n  lugar  de  la  Escritura. 
Que  venga  ó  no  venga  bien. 

SERAFINA. 

Tonto  sin  saber  latin 
Nunca  es  gran  tonto. 

GISAJA. 

Está  bien. 


SERAFINA. 


Llámale. 


DON  ROQUE. 

Haceisme  mucha  merced. 

SERAFINA. 

No  vi  hombre  tan  desahogado. 


(VíVíCj 


Escomo  yole  |)iiite. 

DOÑA  MATEA. 

La  pachorra  deste  hombre 
Para  mi  vale,  pardiez. 

SERAFINA. 

¡Jesús,  que  malos  dos  hombres! 

GIDAJA. 

Si  al  tercero  quieres  ver 
Espérate. 

SERAFINA. 

¿Yes  de  dónde? 

Natural  de  Cangas  es. 
Va  lugar  de  la  montaña 
Y  hijodalgo,  Como  el  Rey, 
Del  hábito  de  Santiago. 

SERAFINA. 

¿Es  galán? 

GIPAJA. 

No,  pero  aun  bien 
Que  es  viejo. 

I  SERAFINA. 

¿Ves  entendido? 

I  GIDAJA. 

i  Échalo  todo  á  perder 
Con  saber  lat.n. 

SERAFINA. 

I  ¿Qué  hace? 

CIOAJA. 

Cuando  le  entre  a^ora  á  ver, 


¿Verle  deseas? 

SERAFINA. 

Para  reir  le  quiero  ver. 
¿Seor  don  Pablo? 

Sale  DON  PARLO. 

DON  PARLO. 

Ecce  qiiem  anzs. 

SERAFINA. 

;Raro  honibre ! 

RAFAELA. 

L'n  prodigio  es. 

DON  PAULO. 

Aunque  en  esa  cuadra  há  un  lioi  a 
Que  ha  esperado  mi  deseo 
Que  vuestros  justos  desdenes 
Diesen  castigo  á  mi  ruego. 
Los  doy  por  bien  empleados : 
Pues  tan  grande  fué  el  aciiMto, 
Que  sola  vuestra  hermosura 
Es  más  que  fué  mi  deseo. 
Agradezco,  hermosa  dama. 
La  dilación,  y  agradezco 
Qu- salgáis  tan  desdeñosa, 
Cuéstenie  siquiera  el  veros 
El  deseo  de  e.speraros; 
Ni  el  pastor,  ni  el  marinero 
Agradecen  que  el  sol  salga , 
Sólo  porqu    ven  que  presto 
Ha  de  salir  á  alumbrar 
Tierra .  mar  y  aire  sereno. 
Que  ellos  le  ésiimáran  más 
Como  el  sol  saliera  menos. 

RAFAELA. 

Mientes,  Gibaja ,  que  este  hombre 
Es  muy  prudente  y  discreto. 

GIBAJA. 

Vese  ahora  la  labor, 
Lo  fondo  es  en  majadero. 

DON  PABLO. 

Miedo  tengo  á  vuestros  ojos , 
Y  estimo  lo  que  los  temo. 
Porque  aiisi  espero  alcanzar 
Ser  de  vuestros  ojos  dueño. 

SERAFINA. 

Niego  que  con  el  temor 
Pueda  alcanzarlo,  supuesto 
Que  no  puede  el  temeroso 
Declarar  sus  senlimienlus. 

DON  PAULO. 

CuaniiO  se  da  la  triaca 


Para  que  sane  el  euremio , 
l'urque  obre  eficaz ,  disponen 
(lúe  lleve  el  tósigo  deiiiio, 
V  es  que  se  va  al  corazón 
El  lüsigo,  y  aunque  es  cierto 
Que  él  destruye  ,  porque  lleva 
A  la  triaca  á  hacer  su  efecto, 
A  la  parle  donde  va 
Da  la  vida ,  y  ansí  hay  tiempo 
Que  para  la  vida  suele 
Ser  medicina  el  veneno  ; 
Asentada  esta  experiencia 
A;;ora  escacha  el  ejemplo. 
El  tósigo  es  el  amor 
Que  mata  al  merecimiento, 
Ñas  como  lleva  consigo 
La  triaca  del  respeto. 
La  atención  ,  la  desconfianza  , 
Que  son  del  mérito  efectos, 
Kl  no  iciQoiona,  ellos  obran  , 
El  cesa .  y  merecen  ellos, 
(jue  aunque  traia  el  temor 
De  aquel  tósigo,  en  él  mesmo 
Estaba  por  ingrediente 
El  mismo  contraveneno. 
Pues  si  del  temor  suceden 
Atenciones  y  respetos. 
Luego  es  sólo  aquel  que  teme 
Quien  tiene  merecimiento. 

SERAFIKA. 

Bien  habla. 

CIBAJA. 

Para  la  postre 
Debe  de  dejarlo  bueno. 

DOÑA  HATEA. 

Mucho  sabe  para  ser 
be  capa  y  espada. 

SERAFINA. 

Cierto 
Que  es  lástima ,  y  que  ese  talle, 
Esa  ciencia,  ese  despejo. 
Contal  sangre  hayan  estado 
Tantos  años  sin  empleo. 
¿Üe  dónde  sois? 

DON  PABLO. 

Soy  de  Cangas. 

RAFAELA. 

¿Qué  hacienda? 

DON  PABLO. 

Poca  ,  por  cierto; 
Pero  soy  muy  bien  nacido 
Pur  el  hábito  que  tengo. 

SEKAFINA. 

¿Por  el  hábito  se  sabe? 

DON  PABLO. 

¿  Quis  esl  isla  ? 


DON  PABLO. 

¿Y  es  doncella? 

SERAFINA. 

V  lo  será. 

DON  PABLO. 

Mases  e.-so; 
Loégo  conocí  que  era 
Vuestra  hermana. 

SERAFINA, 
¿blii  qué? 

DON  PABLO. 

Eso  es  bueno, 
En  que  se  parece  á  vos. 


LO  QUE  SON  MÜJlil'.Eá. 

SERAFINA. 

Miradme  bien. 

DON  PABLO. 

Se  os  parece. 


Sois  un  grande  majadero. 

DON  PABLO. 

Domina,  nescio  quid  dicis. 

SEBAFI.NA. 

Mejor  decis,  sois  un  necio; 
¿Por  qué  habéis  de  comparar 
Conmigo,  siendo  ;o  objeto 
De  vuestro  amor,"olra  luz  ? 

DON  PABLO. 

Verbi  gratia. 

SERAFINA. 

Ya  no  quiero 
Oir  ejemplo  ninguno. 

GIBAJA. 

Óyele. 

SFRAFINA. 

Decidle  presto. 

DON  PABLO. 

¿La  luna  no  se  parece 
Al  sol?  ¿  El  sol  no  es  más  bello 
Que  la  luna?  ¿  Pues  qué  importa 
Que  ella  le  imile,  supuesto 
Que  ha  de  arder  con  luces  tibias 
Cuando  él  con  rayos  serenos? 
Malea,  ergo  quid  interest , 
Ul  sit  tuce  lucís  exemplum , 
Si  sunt  tua  radia  soiis 
Et  sunt  lunce  radia  ejus? 
Doña  Matea ,  ¿  qué  importa 
Que  sea  de  tu  luz  ejemplo, 
Si  son  sus  rayos  de  luna 
Y  son  los  del  sol  los  vuestros? 

SERAFINA. 

¿  Y  qué  dirán  las  estrellas 
Ue  Madrid ,  de  que  consiento 
Que  sea  luna? 

¿No  me  basta 
La  infelicidad  que  tengo 
Ue  ser  ejemplo  de  luna. 
Sino  que  aun  no  lo  merezco? 

SERAFINA. 

Por  ser  luna  llena,  solo 
Queréis  ser  luna. 

DO.ÑA  MATEA. 

Yo  apruebo 
Serlo,  siquiera  en  menguaute. 

DON   PABLO. 

Bene  dixil. 

SERAFINA. 

Yo  padezco 
Con  esta  hermana  segunda 
Ln  que  no  es  posible,  y  pienso 
Poner  orden. 

DOÑA  MATEA. 

Orden  no ; 
Matrimonio  es  lo  que  quiero. 

SERAFINA. 

No  lo  esperéis. 

DON  PABLO. 

De  san  Pablo 
Viene  aquí  nn  lugar  á  pelo. 


¡Sois  corlo  de  visla? 

DON  PABI.O. 

Segó. 


Échame  de  aquí ,  Gibaja , 
Este  hombre. 

GIBAJA. 

Oye  primero 
El  lugar  que  es  de  san  Pablo. 

DON  PABLO. 

Y  en  la  Epístola  ad  epheúos. 


Adefesios  lo  habláis  todo; 
Idos  de  aquí. 

DON  PABLO. 

lam  obeáior. 
¿Un  lugar  de  la  obediencia 
No  me  oiréis? 

SERAFINA. 

¡Vivenloscieloil 
Si  no  os  vais... 

DON  PABLO. 

Aírala  est. 

SERAFINA. 

Que  OS  dé  muerte. 

DON  PABLO. 

Timeo  et  co. 
¿Me  querréis? 

SERAFINA. 

Si  me  dejais. 

DON  PABLO. 

¿Y  cuándo  volveré  á  veros? 

SERAFINA. 

En  estudiando  romance. 

DON  PABLO. 

Mirad... 

SERAFINA. 

Ni  escucharos  quiero. 

DON  PABLO. 

¿Quare,  cur,  quoniam  vel  quia? 

SERAFINA. 

¿Qué  hombrees  este,  santo  ciclo? 
Idos,  don  Pablo,  por  Dios. 

DOS  PABLO. 

Voime ,  pues. 

SERAFINA. 

Presto. 

DON  PABLO. 

LausDio.  [Yüic  ) 

SERAFINA. 

Mareada  quedo,  Gibaja. 

GIBAJA. 

Yo  te  pondré  en  tierra  presto. 

DOÑA  MATEA. 

¡Lo  que  este  hombre  enseñarla 
A  su  mujer ! 

SERAFINA. 

]  Muerta  quedo. 

¿Es  el  que  queda  como  éste? 

CIBAJA. 

I  Antes  es  deslotro  extremo, 
Que  ni  sabe  hablar  latín 
Ñi  romance. 

!  RAFAELA. 

¿Qué  sugeto 
Es  él? 

CIBAJA. 

I  Oye,  por  tu  \ida, 

I  La  pintura. 

1  SERAFINA. 

i  Dila. 

GIBAJA. 

I  Empiezo: 

!  El  que  en  ese  patio  espera 

A  visitarte  el  postrero, 
I  Sabe  que  es  un  caballero 
I  Natural  de  Talavera  , 

Principal  y  de  buen  pelo, 
1  Abultado  de  persona, 
1  Y  trae  lenguaje  y  valona 

Dos  ó  tres  dedos  del  suelo. 

El  talle  un  poco  grosero. 

Cintura  de  tomo  y  lomo; 

Lo  que  es  el  zapato,  romo, 

Pero  aguileno  el  sombrero. 

Trae  daga  larga  después, 


IfW  COMEDIAS 

Muy  puesla  á  lo  de  Sevilla , 
Coflos  bralion  y  ropilla 

Y  el  ferreruelo  a  los  pies. 
Poslura  de  hacer  desdeues, 
Crudeza  de  dar  enojos. 

El  li¡!;(ite  liast;i  los  ojos, 

Y  la  oreja  hasla  las  sienes. 
Asustado  de  color. 

Crudo  un  lado,  otro  cocido; 
Esto  es  cuanto  á  lo  vestido, 
Mas  lo  parlado  es  peor. 

SER*Fi:<*. 

¿Cómo  habla? 

GIBAJA. 

Por  varios  modos 
Te  hablará  si  le  escuchares , 
Con  estribillos  vulsares 
Uél  solo,  con  ser  do  todos. 

SERAFINA. 

¿Son  refranes? 

No  lu  son , 
Estribillos  son  no  más. 

SERAFINA.  I 

Di  cómo. 

GIBAJA. 

¿No  le  oirás? 
El  talle  y  con»ersacion 
Te  ha  de  dar  gran  RUSto. 

RAFAELA. 

Vdi, 

¿Son  las  que  habla  necedades? 

GIBAJA. 

Son  unas  vulg.iridades 
Uestas  que  hablan  por  abi ; 

Y  si  el  estilo  te  agrada. 
El  sugeto  no  es  muy  malo. 


Entre. 

GIBAJA. 

¡  Ha,  señor  don  Gonzalo ! 

Sale  DON  GONZALO,  vestido  como 
se  piulo. 

DON  GONZUO. 

Como  quien  no  dice  nada.      {Miral¡i. 
lOiíjael  diablo! 

RAFAELA. 

iGraii  ligura :  (Vase. 

DON  GONZALO. 

Hi  Señora ,  por  Dios  santo, 
Que  sois  esto  y  otro  tanto 
Masque  ninguna  hermosura; 
Matante  de  las  del  ampa 
Sois  cou  vuestro  rostro  bello; 
Pues  vuestra  blancura,  es  ello, 
l'ues  vuestro  talle  ¡  ya  escampa! 
Señora  (vaya  conmigo) 
A  fe,  á  fe ,  que  por  lo  airosa 
Sois  para  mi  mucha  cosa ; 
Pues  ¡qué  ojos!...  no  sé  si  digo; 
La  frente ,  por  lo  serena , 
iNo  la  puede  hacer  cerrada ; 
¿l'ues  la  boquilla?  no  es  nada  ; 
¿Pues  la  nariz?  la  ha  hecho  buena; 
Las  manos ,  como  cristiano, 
l}ue  si  igualar  las  quisiera. 
Han  de  ganar  á  cualquiera 
Por  diez  dedos  y  las  manos ; 
Es  para  volverse  loco 
Si  un  hombre  á  veros  comienza : 
La  honestidad,  es  vergüenza ; 
¿Será  malo  el  pié?  ¡y  qué  poco ! 
El  cabello,  lo  primero. 
Cosa  de  admirarlo  grave; 
Pero  lo  que  no  se  sabe 
Cuál  será ,  ansí  me  lo  quiero. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

DO.ÑA  MATEA. 

Discreto  es ;  en  todo  toca. 

SERAFINA. 

;  Los  desaliños  que  ent.ibla ! 

DO.N  GONZALO. 

;  Oigan  I  Vive  Dios  ,  que  el  habla 
La  tiene  á  pedir  de  boca. 

SERAFINA.  (.4p.) 

En  su  genio,  he  de  intentar 
Despedirle. 

DON  GONZALO. 

Hablad ,  por  Dios. 

SERAFINA. 

Señor  don  Gonzalo,  vos 

Habláis,  que  no  hay  masque  hablar: 

Genio  tal,  y  de  tal  casta, 

f^Ahi  se  topará  en  quien  quiera? 

Mas  para  la  vez  primera , 

Va  habéis  dicho  lo  que  basta ; 

Yo  os  doy  palabra ,  que  cii.iii  Jo 

Un  dueño,  un  amante  nombre , 

Procuraré  haceros  hombre. 

DON  GONZALO. 

(Me  queréis? 

SERAFINA. 

Eso  burlando ; 
y  voime  mientras  se  guisa 
La  boda. 

DON  GONZALO. 

En  fin,  dueño  bello. 
¿Qué  me  queréis  tanto  dellu? 

SERAFINA. 

Todo  eso  es  cosa  de  risa.— 
Ven  Gibaja. 

GIBAJA. 

Aqui  te  espero. 
¿Qué  te  parece? 

SERAFINA. 

Muy  malo. 

DOÑA  MATEA. 

¿Ves?  pues  tiene  el  don  Gonz.ilo 
Gracia  por  lo  majadero. 

DON  GONZALO. 

Ahi  se  topará  en  la  calle 
Moza  como  vos. 

SERAFINA. 

No  á  fe. 

DON  GONZALO. 

¿Y  mi  talle  es  algo  que... 
üesponded. 

SERAFINA. 

¡Qué  lindo  talle! 

DO.ÑA  UATF.A. 

Digo  que  se  da  á  querer. 

SERAFINA. 

Todos  serán  mis  despojos, 
Mada  habéis  dicho  á  mis  ojos. 

DON  GONZALO. 

Los  ojos  son  para  ver. 

SERAFINA. 

¿Cómo  os  sentís? 

DON  GONZALO. 

Como  ciego 

SERAFINA. 

¿Es  de  mirarme? 

DON  GONZALO. 

¿Pues  no? 

SERAFINA. 

(,  Qué  es  afligí,  ? 

DON  GONZALO. 

Un  qué  sé  yo. 

SERAFINA. 

.Es  dentro  del  alma? 


DON  GONZALO. 

I  Fuego 
El  restrillo  es  de  matar. 

SERAFINA. 

¿Vais  enamorado? 

DON  GONZALO. 
¡Pus! 
SERAFINA. 

Idos,  y  vedme. 

DON  GONZALO. 

Ahora  ¡sus! 

SERAFINA. 

Ven,  Matea, adiós. 

DON  GONZALO. 

¡Andar! 


JORNADA  SEGUNDA. 


Sale  DON  ROQUE. 

DON  ROQUE. 

Esta  es  la  Cava  Baja , 
Y  esta  ha  de  ser  la  casa  de  Gibaja ; 
A  las  ocho  me  ha  dicho  que  me  espcr.i 
Dentro  en  su  casa,  y  preguntar  qui- 
Puesto  que  hablarle  espero ,  Ls'e';'- 
Si  es  el  suyo  este  cuarto;  llamar  quie- 
;Hade  casa  !  [ro; 

{Dentro  una  criada.) 

CRIADA. 

¿Quién  es? 

DON  ROQUE. 

Ya  han  respondido,^ 
¿Posa  aqui  el  seor  Gibaja? 

Ya  ha  sJi.lu. 

DON  ROQCE. 

j,  Dónde  ,  Señora  mia? 

CRIADA. 

A  la  plaza ,  y  ya  dijo  que  volvía. 

DON  ROQIE. 

¿Ya  ba  salido  á  casar  tan  de  mañ;ma? 

CRIADA. 

Entre,  y  siéntese  usted 

DON  ROQUE. 

De  buena  pana, 
i  Entra  por  una  puerta  y  sale  por  ctra.) 
El  cuarto  es  por  cierto  acomodado , 
Si  no  estuviera  tan  desmantelado ; 
Sillas,  bufete  y  cama ;  mal  lo  pasa  , 
Debe  de  dar  su  ajuar  á  los  que  casa. 

Sale  DON  MARCOS. 

DON  MÁBCüS. 

Según  soy  desgraciado. 
Sin  duda  que  Gibaja  me  ha  casado  : 
Que  madiugue  y  le  vea  me  ha  pedido 
Lientro  en  su  casa,  doime  por  marido; 
Porque  á  llamarme  no  se  atreverla 
Sabiendo  que  me  visto  á  mediodía; 
Pero  agora  sabremos  lo  que  pasa 
Si  eslá  en  casa  Gibaja. 

DON  ROQUE. 

No  está  en  casa. 
Agora  ha  de  venir. 

DON  MARCOS. 

Pues  yo  le  espero. 


Sale  DON  PABLO. 

DON  PABLO.  [tero? 

I'ax  Chrisli,  ¿posa  aqui  un  casameu- 


DON  PABLO. 

¿Para  qué  me  hal)!:!  ll;im:ulo '.' 

DON   MARCOS.  [,|,)? 

Mucho  larda,  ¿qué  vaque  se  lia  muda. 
Sale  DON  Gü^ZALO. 

DON  GONZALO. 

líl  me  d'joque  aqui  veiií;a  á  esperalle: 
Este  el  cuarto  ha  de  ser ,  no  hay  sino 

DON  BOQUE.  [dalle. 

Pues  sillas  hay  ,  se  siente  el  que  qui- 

{Siénlanse.)  [siere. 

DON  PAULO. 

Sede  apud  mihi. 

DON  MARCOS. 

¿Que  haya  quien  esperuV 

DON  KOQliE. 

¡  Lindo  lieuipo! 

DON  PABLO. 

Gustoso  para  todus. 

DON  MARCOS. 

¡Oigan  eslo,  y  Madrid  lleno  de  lodos! 

¡Que  DO  habieudo  que  hablar,  se  liava 

[liado 

En  que  lo  pague  el  tiempo  de  contado! 

DON  ROQUE. 

¡Cuál ha  estado  la  plaza  hoy  de  gente, 

Y  hecha  un  jardin  de  fruta  dilerenle! 

DON  BARCOS. 

Llegue  á  comprar  de  una  frutera  as- 

Y  verá  lo  que  lleva  de  la  fruta,    [lula. 

DON  ROQUE. 

¡Ob  gran  Madrid! 

DON  MARCOS. 

Este  hombre  se  endenioni.i 

DON  PABLO. 

Todo  el  Tu  aulem  es,  eso  per  omn'ri. 

DON  ROQUE. 

Lo  que  alabar  querría 

De  Madrid,  sólo  es  la  ropería. 

Donde  por  su  dinero, 

A  cualquier  forastero 

De  roperos  le  viste  una  cuadrilla. 

Desde  las  medias  hasta  la  golilla  ; 

Y  lo  i|ue  es  más,  como  dinero  lenjja. 
Se  lo  ajustan,  que  venga  que  no  venga. 

DON  MARCOS. 

No  está  muybiencorladoellal  vestido; 
Pero  loque  es  cosido,  ni  cosi  lo. 

DON  GONZALO. 

La  opinión  que  yo  llevo. 

Es  que  a  uno  le  ponen  como  nuevo. 

DON  ROQOE. 

Oigan  otro  prodigio. 

DON  PAULO. 

¿Quid? 

DON  GONZALO. 

No  es  nada. 

DON  ROQUE. 

En  la  plaza  verán  de  la  Cebada, 
Sin  otras  cosas  que  por  raras  dejo. 
Unas  tiendas  que  hay  de  hierro  viejo. 
Que  son  tiendas  movibles  que  alli  vie- 
[nen 

Y  no  vale  seis  reales  cuanto  tienen; 

Y  el  mercader  desta  cerrajería 
Almuerza,  come  y  cena  cada  dia, 
Aunque  muy  poco  venda. 

El,  su  mujer  é  hijos,  con  la  tienda. 

DON  PABLO. 

Siempre  veo  estas  tiendas,  á  fe  mía. 


LO  QUE  SON  MUJERES. 
Corrientes  con  igual  mercadería  ; 
Siempre  están  con  lo  mismo  cuando 

DON  MARCOS.  [Ih'n"- 

Lo  que  se  compra  alli  se  arroja  Uic^o. 

DON  HOQUE. 

Y  es  fuerza  que  uno  destos  se  lo  halle. 

DON  MARCOS. 

A  la  noche  lo  buscan  por  la  calle. 

DON  ROQUE. 

Pues  en  los  ojos  no  hay  engaño  alguno. 
Mire  bien  loque  compra  cada  uno. 

DON  MARCOS.  [do; 

Pues  esoeslo  queá  mi  me  trae  podri- 
Que-no  hay  cosa  que  sea  lo  que  ha  si- 
Paneclllos  de  suela  fregenales  [do. 
En  las  tiendas  los  venden  por  candoa- 
[les; 

Y  en  todas  las  tabernas  de  continuo 
Agua  de  espuma  con  color  de  vino. 
En  el  ligón  un  par  de  gorriones 
Empanados  en  forma  de  pichones, 

¡Y  que  no  pueda  un  hombre  [bre? 
Comprar  las  cosas  todas  por  su  nom- 
Quesi  para  sacar  un  veslidillo 
Pide  en  la  tienda  tafetán  sencillo,  [le, 
Para  que  el  mercader  no  se  me  inquie- 
He  de  llamarle  tafetán  doblete ; 

Y  como  sufro  al  tafetán  sencrilo. 
Si  pido  esparragon,  es  rayadillo, 
(lúe  la  quieren  hacer  lela  más  noble, 

Y  ha  de  ser  ormesí  el  tafetán  doble. 
Si  pido  guarnición  un  poco  extrañ;!, 
Dicen  :  ¿Quiere  llevar  pala  de  araña? 

Y  á  un  pasamano  que  hay  del  lii-iiipd 

Dicen :  ¿Quiere  de  diente  de  conejo? 
En  oyendo  estos  nombres  en  su  prosa 
Yo  pienso  que  me  venden  otra  cosa. 

DON  ROQUE. 

Eso  es  muy  fácil  cosa  remediallo. 

DON  MARCOS. 

Diga  cómo  y  lo  haré. 

DON  ROQUE. 

Con  no  compraüo 

DON  GONZALO. 

Ande  en  pelota. 

DON  MARCOS. 

Harto  mejor  seria 
Por  no  vestirse  un  hombre  cada  dia. 

DON  ROQUE. 

Miren  que  linda  criatura 
Va  por  la  calle. 

< Miran  á  la  calle.) 

DON  GONZALO. 

Allá  va. 

DON  MARCOS. 

Abübadílla  es  un  puco , 

Y  yo  para  mi  caudal , 
Algo  entendida  quisiera 

Y  no  hermosa  de  malar. 

DON  PABLO. 

No  decís  bien. 

DON  MARCOS. 

Dícn  arguye. 

DON  PAULO. 

Sic  argumetitor. 

DON  MARCOS. 

Hablad. 

DON  PAULO. 

La  hermosa  cuatro  sentidos 

Aprovecha ,  pues  verán 

Que  el  tacto,  la  vista,  el  gusto, 

Y  el  olfato,  cada  cual 
Agradece  cuarito  logra; 

Y  es  rauy  grande  necedad 


Dejar  á  cuatro  por  sólo 
Un  sentido  corporal. 
Pues  es  la  entendida  y  fea 
Para  el  oido  no  más. 

DON  MARCOS. 

La  hermosura  de  una  vez 

Se  goza;  mas  nadie  ha 

Gozado  al  entendimiento 

De  una  vez  sola  no  más  ; 

El  oido  es  un  sentido 

Del  alma  ,  y  por  ella  van 

Las  pasiones  de  la  lengua 

A  hacerse  en  ella  lugar. 

líl  siempre  es  otro ,  y  ella  es 

Siempre  una ,  ¿pues  quién  querrá 

Con  diferente  apetito 

Comer  siempre  de  un  manjar? 

DON  PAULO. 

Quien  ama,  por  conseguir 
Es  por  lo  que  ama,  que  no  hay 
Quien  adore  por  oir 
Aquello  que  amando  está. 
Los  deseos  son  los  hijos 
Del  amor:  quien  sabe  amar 
Solicita  merecer, 
V  quien  merece  querrá 
Conseguir,  que  el  conseguir 
Es  premio  del  desear. 
¿No  son  decentes  los  ruegos? 
La  esperanza,  ¿quién  dirá 
Que  no  es  licita?  pues  ambas 
Aspiran  á  la  beldad. 
Con  oiría  solamente. 
Ninguno  conseguirá 
Una  belleza,  que  esotros 
SiMilidos  la  han  de  gozar. 
Luego  no  habiendo  belleza, 
No  habrá  amor.  Luego  será 
Mejor,  necia,  la  hermosura, 
ijue  discreta  la  fealdad. 

DON  ROQUE. 

;  Qué  bien  dice ! 

DON  GONZALO. 

Concluyóle. 

DON  MARCOS. 

Sólo  esto  me  ha  de  enterrar; 
,Que  haya  tantos  que  se  paguen 


DON  ROQUE. 

Dice  bien. 

DON  MARCOS. 

Pues  escuchad. 
Aquel  que  ama  una  belleza , 
Si  la  desea  gozar. 
No  ama  la  misma  hermosura 
Oue  á  si  se  quiere  no  más. 
Por  conseguir  quiere  sólo; 
yuien  sólo  por  adorar 
Quiere  á  su  dama,  éste  quiero 
Con  (ineza  y  con  verdad; 
m  que  lodos  los  sentidos 
Solicita  aprovechar. 
Quiere  el  interés  del  gozo ; 
El  que  con  amor  mental 
Del  oido  se  aprovecha. 
Ama  sólo  por  amar; 
Pues  si  la  hermosa  ha  de  hacerme 
(irosero  en  el  desear. 
Será  mejor  la  entendida  , 
Pues  tiene  más  calidad 
Amor  que  será  por  ella 
Que  amor  que  por  mí  será. 

DON  PABLO. 

,.  Luego  no  puede  quererse 
Gozando? 

DON  ROQUE. 

Si  puede  tal. 


Muy  puesta  á  lo  de  Sevilla , 
Curtos  bralion  y  ropilla 

Y  el  ferreruelo  á  los  pies. 
Postura  de  hacer  desdeues. 
Crudeza  de  dar  enojos. 

VA  lii^^ole  hasta  los  ojos, 

Y  la  oreja  hasta  las  sienes. 
Asustado  de  color, 

Crudo  un  lado,  otro  cocido; 
Esto  es  cuanto  á  lo  vestido, 
Mas  lo  parlado  es  peor. 

SERAFINA. 

¿Cómo  habla? 

GIBAJA. 

Por  varios  modos 
Te  hablará  si  le  escuchares , 
Con  estribillos  vulgares 
üt'l  solo,  con  ser  de  todos. 

SERAFINA. 

¿Son  refranes? 

GIBAJA. 

No  lu  son, 
Estribillos  son  no  más. 

SERAFINA. 

Di  cómo. 

GIBAIA. 

¿No  le  oirás? 
El  talle  y  conversación 
Te  ha  de  dar  gran  gusto. 

RAFAELA. 

Ydi, 
¿Son  las  que  habla  necedades? 

GIBAJA. 

Son  unas  vulgaridades 
üestas  que  hablan  por  ahi ; 

Y  si  el  estilo  te  aijrada  , 
El  sugeto  no  es  muy  malo. 


Entre. 


Sale  DON  GONZALO,  vestido  como 
se  pinta. 

DOM  G0\Z110. 

Como  quien  no  dice  nada.      (Mírala.) 
¡Oiga  el  diablo! 

RAFAELA. 

iGraii  ligura  I  {\ase.) 

DOX  GONZALO. 

Mi  Señora ,  por  Dios  santo, 

yue  sois  esto  y  otro  tanto 

Más  que  ninguna  hermosura ; 

Matante  de  las  del  ampa 

Sois  con  vuestro  rostro  bello; 

i'ues  vuestra  blancura,  es  ello, 

l'ues  vuestro  talle  ¡ya  escampa! 

Señora  (vaya  conmigo) 

A  fe,  á  fe ,  que  por  lo  airosa 

Sois  para  mí  mucha  cosa ; 

Pues  ¡qué  ojos!...  no  sé  si  digo; 

La  frente ,  por  lo  serena , 

iNo  la  puede  hacer  cerrada ; 

¿l'ues  la  boquilla  ?  no  es  nada  ; 

¿Pues  la  nariz?  la  ha  hecho  buena; 

Las  manos ,  como  cristiano, 

yue  si  igualar  las  quisiera. 

Han  de  ganar  á  cualquiera 

Por  diez  dedos  y  las  manos ; 

Es  para  volverse  loco 

Si  uu  hombre  á  veros  comienza : 

La  honestidad,  es  vergüenza ; 

¿Será  malo  el  pié?  ¡y  qué  poco ! 

El  cabello,  lo  primero. 

Cosa  de  admirarlo  grave; 

Pero  lo  que  no  se  sabe 

Cuál  será,  ansi  me  lo  quiero. 


COMEDIAS  ESCOCIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  HOJAS. 


DO.\A  MATEA. 

Discreto  es;  eu  todo  toca. 

SERAFINA. 

¡  Los  desaliños  que  entabla ! 

DON  GONZALO. 

;  Oigan !  Vive  Dios ,  que  el  habla 
Laliene  á  pedir  de  boca. 

SERAFINA.  (Ap.) 

ICn  su  Keiiio,  he  de  intentar 
Despedirle. 

DON  GONZALO. 

Hablad,  por  Dios. 

SERAFINA. 

Señor  don  Gonzalo,  vos 
Habláis,  que  no  hay  masque  hablar 
Genio  tal,  y  de  tal  casia, 
¿Ahi  se  topará  en  quien  quiera? 
Mas  para  la  vez  primera , 
Va  habéis  dicho  lo  que  basta ; 
Yo  os  doy  palabra  ,  que  cuando 
Un  dueño,  un  amante  nombre , 
Procuraré  haceros  hombre. 

DON  GO.'VZALO. 

,, Me  queréis? 

SERAFINA. 

Eso  burlando ; 
Y  voime  mientras  se  guisa 
La  boda. 

BQN  GONZALO. 

En  fin,  dueño  bello, 
¿Qué  me  queréis  tanto  dello? 

SERAFINA. 

Todo  eso  es  cosa  de  risa.— 
Ven  Gibaja. 

GIBAJA. 

Aqui  te  espero. 
¿Qué  le  parece? 

SERAFINA. 

Muy  malo. 

DOÑA  MATEA. 

¿Ves?  pues  tiene  el  don  Gonzalo 
Gracia  por  lo  majadero. 

DON  GONZALO. 

Ahi  se  topará  en  la  calle 
Moza  como  vos. 

SERAFINA. 

No  á  fe. 

DON  GONZALO. 

¿V  mi  talle  es  algo  que... 
üespouded. 

SERAFINA. 

¡Qué  lindo  talle! 

DOÑA  MATEA. 

Digo  que  se  da  á  querer. 

SERAFINA. 

Todos  serán  mis  despojos. 
Nada  habéis  dicho  á  mis  ojos. 

DON  GONZALO. 

Los  ojos  son  para  ver. 

SERAFINA. 

¿Cómo  os  sentís? 

DON  GONZALO 

Como  ciego 

SERAFINA. 

¿Es  de  mirarme? 

DON  GONZALO. 

¿Pues  lio? 

SERAFINA. 

t  Qué  os  alligt  ? 

DON  GONZALO. 

Un  qué  sé  yo. 

SERAFINA. 

4 Es  dentro  del  alma? 


DON  GONZALO. 

¡Fuego! 
El  rostrillo  es  de  malar. 

SERAFINA. 

¿Vais  enamorado? 

DON  GONZALO. 

¡Pus! 

SERAFINA. 

Idos,  y  vedme. 

DON  GONZALO. 

Ahora  ¡sus! 

SERAFINA. 

Ven,  Matea, adiós. 

DON  GONZALO. 

¡Andar! 


JORNADA  SEGUNDA. 


Sale  DON  ROQUE. 

DON  ROQUE. 

lista  es  la  Cava  Baja, 
V  esta  ha  de  ser  la  casa  de  Gibaja ; 
A  las  ocho  me  ha  dicho  que  me  espera 
Dentro  en  su  casa,  y  preguntar  qui- 
Pueslo  que  hablarle  espero,  [siera, 
Si  es  el  suyo  este  cuarto;  llamar  quic- 
.Hade  casa  !  [ro; 

(Dentro  una  criada.) 

CRIADA. 

¿Quién  es? 

DON  ROQUE. 

Ya  han  respondido,— 
¿Posa  aquí  el  seor  Gibaja? 

CRIADA. 

Ya  ha  s;;lii:o. 

DON  ROQUE. 

¿  Dónde ,  Señora  mia  ? 

CRIADA. 

A  la  plaza ,  y  ya  dijo  que  volvia. 

DON  ROQUE. 

¿Ya  ba  salido  á  casar  lan  de  mañana? 

CRIADA. 

Entre,  y  siéntese  usted 

DON  ROQUE. 

De  buena  g:inn. 
1  Entra  por  una  puerta  y  sale  por  otra  \ 
El  cuarto  es  por  cierto  acomodado , 
Si  no  estuviera  tan  desmantelado ; 
Sillas,  bufete  y  cama ;  mal  lo  pasa  . 
Debe  de  dar  su  ajuar  á  los  que  casa. 

Sale  DON  M.ÁRCOS. 

DON  MARCOS. 

.Según  soy  desgraciado. 
Sin  duda  que  Gibaja  me  ha  casado  : 
Que  madiugue  y  le  vea  me  ha  pedido 
Dentro  en  su  casa,  doime  por  marido; 
Porque  á  llamarme  no  se  atrevería 
Sabiendo  que  me  visto  á  mediodía; 
Pero  agora  sabremos  lo  que  pasa 
Si  está  en  casa  Gibaja. 

DON  ROQUE. 

Ko  está  en  casa. 
Agora  ha  de  venir. 

DON  MARCOS. 

Pues  yo  le  espero. 
Sale  DON  PABLO. 

DON  l'AULO.  [tero? 

l'ax  Christi,  ¿posa  aquí  un  casainen- 


DON  PABLO. 

¿Para  qué  me  lialná  ll;im:iil"'? 
Blucbo  tarda,  ¿qué  va  que  se  lia  muda. 
i  Sale  DON  GONZALO. 

i  D0>  C0MZA1.O. 

£l  me  d'jo que  aquí  venga  á  esporalle; 

i  Esle  el  cuarto  ha  de  ser  ,  no  hay  sino 

Do:<  ROQUE.  [dalle. 

Pues  sillas  hay ,  se  siente  el  que  qui- 

{Siéntaiise.)  [siere. 

D0.'«  CABLO. 

Sede  apud  mi/ti. 

DOK  MARCOS. 

¿Due  haya  quien  esperi? 

DON  HOQUE. 

¡Lindo  tiempo! 

DON  PABLO. 

Gustoso  para  todos. 

DON  MARCOS. 

:    ¡Oigan  esto,  y  Madrid  lleno  de  lodos! 

'   ¡Que  no  babieudo  que  hablar,  se  liava 

[dado 

En  que  lo  pague  el  tiempo  de  contado! 

DON  ROQUE. 

¡Cuál ha  estado  la  plaza  hoy  de  genle, 

Y  hecha  un  jardin  de  riuta'dileiente! 

DON  MARCOS. 

Llegue  á  comprar  de  una  frutera  as- 

Y  verá  lo  que  lleva  de  la  fruta,    [lula. 

DON  ROQUE. 

¡Oh  gran  Madrid! 

DON  MARCOS. 

Este  hombre  se  endemonia 

DON  PABLO. 

Todo  el  Tu  aulem  es,  eso  per  oniiiin. 

DON  ROQUE. 

Loque  alabar  querría 

De  Madrid,  sólo  es  la  ropería. 

Donde  por  su  dinero, 

A  cualquier  forastero 

He  roperos  le  viste  una  cuadrilla. 

Desde  las  medias  hasta  la  golilla; 

Y  lo  que  es  más,  como  dinero  lensa. 
Se  lo  ajustan,  que  venga  que  no  venga. 

DON  MARCOS. 

No  está  muybien  cortado  el  tal  vestido: 
Pero  lo  que'  es  cosido  ,  ni  cosí  lo. 

DON  G0V7.AL0. 

La  opinión  que  yo  llevo, 

Es  que  a  uno  le  ponen  como  nuevo. 

DON  BOQDE. 

Oigan  Otro  prodigio. 

DON  PAPLO. 

¿Quid? 

DON  CON/ALO. 

No  es  nada. 

DON  ROQUE, 

En  la  plaza  verán  de  la  Cebada, 
Sin  otras  cosas  que  por  raras  dejo, 
L'iias  tiendas  que  hay  de  hierro  viejo, 
Que  son  tiendas  movibles  que  allí  vie- 

Y  .        •         .  t"^" 
I  no  vale  seis  reales  cuanto  tienen; 

Y  el  mercader  desta  cerrajería 
Almuerza,  come  y  cena  cada  dia, 
Aunque  muy  poco  venda. 

El,  su  mujer  é  hijos,  con  la  tienda. 

DON  PABLO. 

Siempre  veo  estas  tiendas,  á  fe  mía. 


LO  QUE  SON  MUERES. 
Corrientes  con  igual  mercadería  ; 
Siempre  están  con  lo  mismo  cuando 
DON  M.ÁRCOS.  [Ih'íío. 

Lo  que  se  compra  allí  se  arroja  lué^o. 

DON  ROQUE. 

Y  es  fuerza  que  uno  destos  se  lo  hallo. 

DON  MARCOS. 

A  la  noche  lo  buscan  por  la  calle. 

DON  ROQUE. 

Pues  en  les  ojos  no  hay  engaño  alguno, 
Mire  bien  loque  compra  cada  uno. 

DON  MARCOS.  [(Jo; 

Pues  eso  es  lo  que  á  mi  me  trae  podri- 
Que-no  hay  cosa  que  sea  lo  que  ha  si- 
Panecillos  de  suela  fregenales  [do. 
En  las  tiendas  los  venden  por  candea- 
[les; 

Y  en  todas  las  tabernas  de  continuo 
Agua  de  espuma  con  color  de  vino. 
En  el  ligón  un  par  de  gorriones 
Empanados  en  forma  de  pichones, 

¡Y  que  no  pueda  un  hombre        [bre? 
Comprar  las  cosas  todas  por  su  nom- 
Quesi  para  sacar  un  vestidillo 
Pide  en  la  tienda  tafetán  sencillo,  [le, 
Para  que  el  mercader  noseme  inquie- 
Ile  de  llamarle  tafetán  doblete; 
i  Y  como  sufro  al  tafetán  sencillo. 
Si  pido  esparragon,  es  rayadillo, 
t}ue  la  quieren  hacer  tela  inás  noble, 

Y  ba  de  ser  ormesí  el  tafetán  doble. 
Si  pido  guarnición  un  poco  extrañ;]. 
Dicen :  ¿Quiere  llevar  pata  de  araña  ? 

Y  á  un  pasamano  que  hay  del  tiempo 

Dicen :  ¿  Quiere  de  diente  de  conejo ' 
En  oyendo  estos  nombres  en  su  prosa 
Yo  pienso  que  me  venden  otra  cosa. 

DON  ROQUE. 

Eso  es  muy  fácil  cosa  remediallo. 

DON  MARCOS. 

Diga  cómo  y  lo  haré. 

DON  ROQUE. 

Cou  no  compra',]  o 

DON  GONZALO. 

Ande  en  pelota. 

DON  MARCOS. 

Harto  mejor  seria 
Por  no  vestirse  un  hombre  cada  di.i. 

DON  ROQUE. 

Miren  que  linda  criatura 
Va  por  la  calle. 

(Miran  á  la  calle.) 

DON  GONZALO. 

Allá  va. 

DON  MARCOS. 

.Vbobadilla  es  un  poco  , 

Y  yo  para  mi  caudal , 
Algo  entendida  quisiera 

Y  no  hermosa  de  malar. 

DON  PABLO. 

No  decis  bien. 

DON  MARCOS. 

Birn  arguye. 

DON  PABLO. 

Sic  argumentar. 

DON  MARCOS. 

Hablad. 

DON  PAULO. 

La  hermosa  cuatro  sentidos 

Aprovecha ,  pues  verán 

Que  el  tacto,  la  vista,  el  guslu, 

Y  el  olfato,  cada  cual 
Agradece  cuanto  logra; 

Y  es  muy  grande  necedad 


Dejar  á  cuatro  por  sólo 
Un  sentido  corporal. 
Pues  es  la  entendida  y  fea 
Para  el  oido  no  más. 

DON  MARCOS. 

La  hermosura  de  una  vez 

Se  goza;  mas  nadie  ha 

Gozado  al  entendimiento 

De  una  vez  sola  no  más  ; 

El  oido  es  un  sentido 

Del  alma  ,  y  por  ella  van 

Las  pasiones  de  la  lengua 

A  hacerse  en  ella  lugar. 

líl  siempre  es  otro ,  y  ella  es 

Siempre  una,  ¿pues  quién  querrá 

Con  diferente  apetito 

Comer  siempre  de  un  manjar? 

DON  PABLO. 

Quien  ama ,  por  conseguir 
Es  por  lo  que  ama,  que  no  hay 
Quien  adore  poroir 
Aquello  que  amando  está. 
Los  deseos  son  los  hijos 
Del  amor:  quien  sabe  amar 
Solicita  merecer, 
Y  quien  merece  querrá 
Conseguir,  que  el  conseguir 
Es  premio  del  desear. 
;.No  son  decentes  los  ruegos? 
La  esperanza,  ¿quién  dirá 
Que  no  es  licita?  pues  ambas 
Aspiran  á  la  beldad. 
Con  oiría  solamente. 
Ninguno  conseguirá 
Una  belleza,  que  esotros 
Si-nlidos  la  lian  de  gozar. 
Luego  no  habiendo  belleza, 
No  habrá  amor.  Luego  será 
Mejor,  necia,  la  hermosura, 
ijue  discreta  la  fealdad. 

DON  BOQUE. 

¡  Qué  bien  dice ! 

DON  GONZALO. 

Concluyóle. 

DON  MARCOS. 

Sólo  esto  me  ha  de  enterrar; 
¿Que  haya  tantos  que  se  paguen 
Sólo  del  ruido  no  más. 
Sin  entender  la  razón? 

DON  BOQUE. 

Oice  bien. 

DON  MARCOS. 

Pues  escuchad. 
Aquel  que  ama  una  belleza , 
Si  la  desea  gozar. 
No  ama  la  misma  hermosura 
Que  á  si  se  quiere  no  mas. 
l'or  conseguir  quiere  sólo; 
Quien  sólo  por  adorar 
Quiere  á  su  dama,  éste  quiere 
Con  fineza  y  con  verdad; 
líl  que  todos  los  sentidos 
Solicita  aprovechar. 
Quiere  el  interés  del  gozo ; 
El  que  con  amor  menlal 
Del  oido  se  aprovecha, 
Ama  sólo  por  amar; 
Pues  si  la  hermcsa  ha  de  hacernio 
(¡rosero  en  el  desear , 
Será  mejor  la  entendida  , 
Pues  tiene  más  calidad 
Amor  que  será  por  ella 
Que  amor  que  por  mí  será. 

DON  PABLO. 

,.  Luego  no  puede  quererse 
Gozando? 

DON  ROQUE. 

Si  puede  tal. 


Don  GONZALO. 

Los  casameiiicros  sirvco 
tu  la  (guerra  del  casar. 
(Vante.) 

Salen  SERAFINA  .  DOSA  MATE 
V  RAFAELA. 

RAFAELA. 

¿Tu  recalo  j  lu  prudencia, 
Eu  esla locura  dio? 

SEtlAFlXA. 

¿Han  dado  las  nueve? 

doSa  matea. 
No. 

SERAFINA. 

No  es  hora  de  liacer  audiencia. 

DOÑA  MATEA. 

No  haces  mayor  tu  deidad 
(ion  caprichos  semejanles; 
Dar  una  audiencia  de  amantes 
Es  cosa  nueva. 

SERAF1>-A. 

Es  verdad ; 
Si  mi  desden  los  condena 
No  quiero  mayor  victoria , 
Pues  vengo  á  "lograr  la  gloria 
Ue  verles  sufrir  la  pena. 
En  esla  contienda  y  lid 
De  amantes, triunfar  espero, 
V  por  el  capricho  quiero 
Hacerme  rara  en  Madrid. 

RAFAELA. 

Con  mal  trato  y  peores  modos, 
Habrá  alguna  por  constante 
yue  engañe  uno  y  otro  amante; 
Mas  00  quien  los  burle  lodos. 


¡Que  es  ver  unos  figurones 
Requebrar  muy  ponderados, 
Con  vocablos  estudiados. 
Afectando  las  razones! 
Cuando  me  asomo  al  balcón, 
¡Que  es  ver  al  que  me  se  inclina. 
Requebrar  desde  una  esquina 
Tentándose  el  corazón ! 
¿A  quién  mil  canas  no  quila  , 
Ver,  cuando  está  enamorado, 
A  uno  muy  tierno  y  barbado 
Echar  una  lagriniita? 
Hioniecoii  gran  consuelo, 
Cuando  sus  ternezas  miro, 
üe  otros  que  aman  de  suspiro , 
Con  miradura  de  cielo, 
l'ues  si  voy  á  lo  parlado , 
Tendremos  materia  haría : 
¡  Las  necedades  que  ensarta 
Uno  que  está  enamorado ! 
Ayer  un  amante  orate 
Mi  mano  alabó  por  bella; 
Pero  á  cada  <ledo  della 
Le  dijo  su  disparale. 
Otro  á  la  mano  otra  vez 
Dijo,  fingiendo  pasiones. 
Que  en  el  picar  corazones 
Era  mano  de  almirez. 
A  mi  boca  otro  menguado 
Dijo  (con  frialdad  no  poca): 
«Cada  labio  desa  boca 
Es  un  bocnci  encarnado». 
A  mi  pelo,  sin  recelo, 
Hijo  un  calvo  muy  de  veras, 
Que  para  hacer  cabelleras 
Tenia  extremado  pelo. 
Dijome  otro  con  pasión : 
•  Guardad  esos  dientes  bellos, 
Serafina,  que  con  ellos 
Me  mordéis  el  corazón». 


días  escogidas  de  don  francisco 

Y  aun  estos  son  los  mejores, 
Si  á  oirlos  le  persuades. 
Los  que  no  hablan  neceilades 
Son  quien  las  dice  mayores: 
Cuando  alguno  me  contente. 
Si  le  procuro  escuchar, 
Al  punto  empieza  á  llamar 
Campo  del  amor  mi  frente. 
Luego  un  divino  arrebol 
.Mi  cabello  da  eu  despojos, 
Luego  que  mis  negros  ojos 
Le  dan  dos  higas  al  sol. 
Que  porque  no  le  hagan  mal, 
Cuando  competirlos  ves, 
Dicen,  que  mi  nariz  es 
Un  montante  de  cristal. 
.Mis  cejas,  si  este  ha  alabado. 
Son  instrumento  de  un  Dios 
Desde  cuyos  arcos  dos 
Dispara,  ilecbas,  venilado. 
Si  dientes,  y  boca  aquel. 
Verá  el  que  quiera  cogerla. 
Suelta  tanta  de  la  perla. 
Listo  tanto  del  clavel. 
La  garganta  no  es  cuestión 
Que  es  pasadizo  de  nieve 
Por  donde  á  subir  se  atreve 
Por  la  boca  el  corazón. 

Y  ansi.  Rafaela,  sabrás. 
Que  mi  constancia  te  avisa 
Que  el  que  habla  mal,  rae  hace  risn, 
\  el  que  habla  bien,  me  hace  nius. 
Con  verlos,  de  su  amor  luego 
Se  hace  dueño  mi  desden, 

Y  con  oirlos,  también 
Vengo  á  triunfar  de  su  ruego. 
No  viene  á  ser  castigarlos 
No  oirlos,  ni  verlos  jamás ; 
Sólo  es  castigarlos  más 
Oirlos,  verlos  y  dejarlos. 

RAFAELA. 

Daránte  eternos  renombres ; 
¡Lindo  gusto  de  mujer! 

DOÑA  MATEA. 

¿Qué  gusto  puede  tener. 
Quien  quiere  mal  á  los  hombres? 
A  un  hombre  de  lindo  talle. 
Di,  ¿quién  sabe  hacer  desprecio 
De  verle  pisar  tan  recio 
Que  desempiedra  la  calle? 
Con  recato  y  con  decoro , 
Cuando  empuñan  el  rejón, 
¿Quién  no  cobrará  afición 
A  un  hombre  que  mata  á  un  toro  ? 
¿Qué  mujer  no  cobra  amor 
A  aquel  que  en  lid  concertada 
Obra  con  la  negra  espada, 

Y  con  la  blanca  mejor? 
Si  el  oirlos  te  da  enojos, 
¿Por  qué  ha  de  ser  permitido 
Que  eche  á  perder  el  oido 
El  crédito  de  los  ojos? 
Que  mientan  es  mas  blasón 
De  la  que  quiere  y  suspira. 
Cuándo  pasa  la  mentira 
Plaza  de  satisfacción. 
Al  que  no  teme,  también 
l.e  puedes  recompensar 
Lo  que  le  llega  á  costar 
Fingir  que  te  quiere  bien. 
Los  que  son  falsos  amantes 
Que  no  lian  de  venparse  ves 
Por  muclio  que  hagan  después 
De  lo  que  sufrieron  antes. 
Quien  no  le  quiere  ofender, 

Y  contigo  Cata  contento. 
De  uso,  y  no  aborrecimiento 
Snlicita  otra  mujer. 
¿Pues  por  qué  se  ha  de  enojar 
El  que  tuyo  llega  á  ser. 
Si  es  una  cosa  querer 


DE  ROJAS. 

Y  es  otra  cosa  variar? 

El  que  á  otra  quiere  después. 
Que  no  la  querrá  te  arguyo 
Por  el  desmérito  tuyo. 
Que  por  su  inconstancia  es. 
Pero  ¡cuan  agradecido 
Vendrá,  y  con  mayor  deseo 
El  que  después  otro  empleo 
Vuelve  amante  arrepentido! 
Hermana,  de  errores  tales 
Ni  te  admires  ni  te  asombres; 
Créeme,  y  quiere  á  los  hombre:;, 
Que  son  bellos  animales. 

SERAFINA. 

Y  de  celos  el  dolor. 

¿A  quién  n.  causa  recelos? 

DOÑA  MATEA. 

Si  no  se  usaran  los  celos, 
¿De  qué  sirviera  el  amor? 

SERAFINA. 

¡Quél  ¿tanto  los  quieres? 

DO.ÑA  HATEA. 

Sí. 

SERAFINA. 

De  ti  me  vengo  á  cansar 
Tanto,  que  te  he  de  ca.sar. 
Porque  me  venguen  de  ti. 

DOÑA  MATEA. 

Agradecerte  debiera 

La  venganza  que  merezco. 

!  SERAFI.NA. 

Digo  que  casarle  ofrezco ; 

¿  Pero  hallarás  quién  te  quiera  ? 

DOÑA  MATEA. 

Para  que  yo  tome  estado 

Y  porque  vengada  estés. 
Bastará  que  tú  me  des 
Un  amante  desechado. 

I  SERAFINA. 

El  que  adoró  mi  beldad  , 
I  ¿Cómo  ha  de  poder  quererle? 

i  DO.ÑA  HATEA. 

Dos  mil  cosas  desa  suerte 
Suele  hacer  la  variedad. 

I  SERAFINA. 

Va  os  tomáis  mucha  licencia , 

Y  no  sé  como  sealreve 
Una... 

RAFAELA. 

Señora,  las  nueve. 

SERAFINA. 

Ya  es  hora  de  dar  audiencia : 
Abre,  ya  pueden  entrar. 

RAFAELA. 

Ruido  eu  la  antesala  escucho. 

GicAjA.  (üsntro.) 
Señores,  la  audiencia. 

RAFAELA. 

Mucho 
Tienes  boy  que  despachar. 

Sale  DON  ROQUE. 

DON  ROQt'E. 

Va  el  sol  riendo  hace  salva 

Al  alba, 

Pueslo  que  trae  su  arrebol 

Luz  del  sol; 

La  aurora  que  el  campo  dora 

Rie  y  llora; 

Y  yo  en  liniebla  esto  ahora 
En  vuestra  luz  salgo  á  ver , 
Reir,  llorar  y  amanecer 

Al  sol,  al  alba  y  la  aurora. 


Sale  DON  MARCOS, 

DOM  ÍIÁBCOS. 

Va  produce  malizado 

Kl  prado: 

Ya  corre  más  diligente 

Clara  fuenle; 

Drota  la  rosa  olorosa 

Más  golosa; 

Y  yo,  Serafina  hermosa, 
.Sólo  en  veros,  salgo  á  ver 
l'roducir,  brotar,  correr 

La  fuente,  el  prado  y  la  rosn. 

Sale  DON  GONZALO. 

DON   GONZALO. 

Ya  más  sonora  y  suave 

Cania  el  ave; 

Sin  nubes,  sin  niebla  fria 
'      N.iceeUlia; 
'      Calma  el  viento  más  atento 

En  su  elemento; 

Yo,  que  n¡  uno  ni  otro  siento, 

Salgo  á  veros  por  mimr 
'  Cantar,  nacer  y  calmar  . 
I      Kl  ave,  el  dia  y  el  viento. 

RAFAELA. 

I      ¡Otro  estilo  desde  ayer! 
I      Amor  los  va  mejorando. 

I  SERAFINA. 

i      Señores  amantes ,  ¿cuándo 
Acabó  (le  amanecer? 
Ya  es  mediodía  ,  y  querría 
Ver  tan  agudos  talentos: 
Troven  esos  pensamientos 
Si  pueden  al  mediodía. 

Sale  DON  PADLO. 

DON  PABLO. 

Abrásase  haciendo  sal  va , 

Kl alba  : 

Vencido  con  tu  arrebol , 

Ilnye  el  sol ; 

La  "aurora  herida  se  ignora 

Donde  llora; 

Y  aunque  es  mediodía  ahora  , 
Abráseme  ó  no,  he  de  ver 

TODOS  CCATRO. 

Herir,  abrasar,  vencer 
Al  sol ,  al  alba  y  aurora. 


Sale   01  BAJA. 

GIBAJA.  (Ap.) 
Digo  que  la  licioncilla 
lia  sido  extremada  cola, 
Y  nue  están  otros  los  cuatro ; 
Asi  quiera  ella  estar  otra. 

SERAFINA. 

Llegad,  don  Pablo 

GIBAM.  (Ap.) 

Valor; 
llabladla  muy  descollado. 
Sin  lugar. 

DON  PABLO. 

Yo  soy  soUbido 
De  la  milicia  de  amor  ; 
i)ue  me  embarque  significo, 
liompiendo  espumas  y  famas 
Por  el  Golfo  de  las  damas, 
A  la  India  de  Puerto-rico. 
No  merecí  que  admitieras 
Los  deseos  de  servirle  , 
Aunque  para  persuadirte 
Tomé  puerto  en  las  Terceras; 
Mal  herido  en  tu  escuadrón , 
Diinde  me  llevé  la  palma . 
ÜM\né  una  herida  en  el  alma 


LO  QUE  .SON  JHi.lEr.ES. 

Y  otras  en  el  cor.i7.on. 
Otros  mil  servicios  dejo, 

Y  sólo  que  estimes  pido 

i;i  tiempo  que  te  he  servido. 

SERAFINA. 

Retiraos,  que  estáis  muy  viejo. 

DON  PABLO. 

Siempre  esperé  premio  igual. 

SERAFINA. 

Oigan  ,  ¿que  ha  hablado  en  romance' 

DON  PABLO. 

Señora,  el  favor  alcance 
Que  pido  en  el  memorial . 
I'ues  ya  no  soy  de  provecho. 

SERAFINA. 

ICl  memorial  se  verá. 

DON  PABLO. 

\  edlo luego. 

SERAFINA. 

Bien  está. 

GIBA.IA.  {Ap.) 

I'amosamente  lo  has  hecho. 

1  SERAFINA. 

ICste  amante  lo  habla  bien , 
i:on  más  prudencia  y  respeto. 

GIBAJA. 

El  desden  le  ha  hecho  discreto. 

SERAFINA. 

Enseña  mucho  el  desden; 

Y  vendrá  á  parar  su  ruego 
l:.n  que  le  haga  algún  faNor 

GIBAJA. 

Ea, llegad  sin  temor. 

RAFAELA. 

Llegad,  don  Marcos. 

DON  MARCOS. 

Ya  llego; 

.\o  huye  quien  de  vos  espera 

Lograr  felices  trofeos, 

(Jue  el  despedir  los  deseos 

Ks  soberbia  muy  grosera. 

No  quise  amar,  pero  amé ; 
j  Vencer  quise,  y  me  rendí; 

l'ara  ver  la  luz  naci: 

Vo  vi  la  luz,  y  cegué. 
!  Agradeced  al  que  muere, 
I  Quejoso,  aunque  no  ofendido, 

Que  es  la  queja  del  herido 

Lisonja  para  el  que  hiere. 

Va  contenta  el  alma  llega 

A  no  verlo  que  miro, 

Quien  la  luz  examinó 
I  Victoriosamente  ciega; 

Mas  para  templar  mi  mal , 

Sólo  pido... 

SERAFINA. 

¿Qué  queréis? 

DON  MARCOS. 

Que  el  premio  sólo  me  deis 
Que  pide  este  memorial. 


Va  le  veré. 

GIBAJA.  {Ap.) 
No  va  malo. 

RAFAELA. 

Otro  hombre  el  podrido  estíi, 

SERAFINA. 

Esperanzas  pedirá. 

RAFAELA. 

Llegad ,  señor  don  Gonzalo. 

DON  MÁBCOS. 

¿  Hablé  á  vuestro  gusto? 

GIBAJA. 

Si; 
Bien  lo  dijistes  los  dos. 


DON  MARCOS. 

Dadme  licencia .  por  Dios , 
l'ara  pudrirme  de  mí. 

DON  GONZALO. 

Pues  yo,  hermosa  Seraliua... 

GIBAJA. 

En  hablar  culto  trabaje. 

DON  MARCOS. 

Mas  que  se  le  va  el  lenguaje... 

GIBAJA. 

¿Dónde? 

DON  MARCOS. 

A  la  jacarandina. 

DON  GONZALO. 

Un  amor  tengo  que  es  mengua. 

GIBAJA. 

r4p.  De  que  hable  bien  desconfío.) 
I  Que  lo  errasteis. 

DON  GONZALO. 

I  {Ap.  Señor  mió, 

j  No  me  vayan  á  la  lengua.) 

I  Higo,  que  estaba  fiado. 

I  Quien  adora  el  que  confia. ..(Trtrtí  (7o,) 

1  Perdonadme,  reina  mia, 

¡  Que  esto  es  poco  y  mal  hablado. 

SERAFINA. 

¡le  ver  á  un  hombre  me  espanlo, 
Que  tenga  turbación  tal. 

DON  GONZALO. 

Señora ,  este  memorial 
'■  liirá  esto  y  otro  tanto, 
!  pensamientos  como  el  hilo 
I  Lie  delgados  os  dirá. 

I  SERAFINA. 

■\un  dura? 

RAFAELA. 

Amor  no  podrá 
.  r.nmendar  un  bajo  estilo. 

I  DON  GONZALO. 

I  r.n  él  veréis  el  empeño 

l':n  que  entra  mi  amor  fiel; 
I  Todo  lo  que  digo  en  él , 
i  Cierto  que  es  cosa  de  sueño. 

SERAFINA. 

Esta  noche ,  sin  enojos , 
Sobre  él  espero  soñar. 

DON  GO.VZALO. 

Eso  es  querer  acertar 
.Mi  deseo  á  cierra  ojos. 

DON  MARCOS.  {Ap.) 

Que  no  puede  más  recelo. 

GIBAJA. 

r.íil  necedades  ensartas. 

DON  GONZALO. 

Callen  barbas  y  hablen  cartas. 

SERAFINA. 

Pues  venga  el  memorial. 

DON  GONZALO. 


llélo 


{Dale  el 

DON  MÁBCOS. 

Una  y  Otra  necedad 
Habéis  dicho,  vive  Dios. 

GIBAJA. 

Ilon  Roque ,  cnmendadlo  vi 

RAFAELA. 

Señor  don  Roque,  llegad. 

DON  BOQUE. 

Llegue  mil  veces  felice , 

so  llegue  , 
onquistar 


inorial.) 


Aunque  temerni 


I  n  iii 
^>.  hii 


se  atreí 


;  dulces  ojos  ardientes; 


?ni  COMEDIAS 

¿Cuando  do  logró  cenlelljs 

Aquel  que  en  la  pifilra  hiere? 

Pnro  el  osado  y  amaine 

Dilicullades  emprende. 

Ni)  se  vence  lo  rendido. 

Lo  inexpugnable  se  vence. 

CIUAJ\. 

üueno  va. 

BCiy  CONZALO. 

üt'iiuinio  es. 

SERíFIXA. 

Ko  se  perderá  por  este. 

DON  RiiOUE. 

Verdad  dice  mi  deseo, 

No  (inj-e  amor,  porque  teme 

(,>ue  á  liles  de  una  meniira. 

Una  verdad  se  ensangriente. 

¡  Oh ,  si  el  dueño  á  (|uieu  adoro 

El  alivio  permitiese 

Del  llanto  á  los  ojos  mios  , 

Porque  en  líquidos  corrientes 

Destile  mi  sentimento  ! 

(*ue  porque  le  oigas  decente, 

l'.s  la  lengua  muy  grosera 

Y  son  ellos  muy  corteses. 

SERAFINA. 

¿  Quién  os  quita  que  lloréis? 

DON  ROQUE. 

A  mi  nadie. 

CIBAIA.  (.4;;.) 
Que  se  pierde; 
Enmendadlo  vos,  don  .Marcos. 

SERAFINA. 

Pues  llorad. 

DON  MARCOS. 

Si  le  sucede 
I.o  que  4  mi ,  ¿cómo  podrá , 
Pues  mi  dueño  ingrato  quiere, 
l)ue  sangriento  su  desden 
En  todo  mi  amor  se  cebe? 

¿Pues  cómo  os  impide  el  llanto 
Lo  que  queréis? 

DON  MARCOS. 

üesta  suerte: 
Del  agua  del  llanto  es 
El  corazón  arca  débil 
De  tres  llaves,  y  desta  arca 
Son  los  dos  ojos  dos  fuentes. 
Una  llave  tiene  amor, 

Y  otra  llave  el  dolor  tiene, 

Y  como  es  tesoro  real 
£1  llanto,  para  que  i|uede 
Con  seguridad,  se  da 
Otra  á  la  crueldad  más  fuerte. 
La  llave  de  la  crueldad 
Ti'ueis  vos,  y  cuando  quiere 
Abrir  el  dolor,  procura 
Abrirla,  pero  no  puede. 
No  puede  tampoco  amor 
Abrir,  aunque  abrir  pretende  ; 
Pues  dolor  y  amor,  ¿qué  importa 
yue  una  y  otra  llave  prueben, 
Si  no  quiere  la  crueldad  , 
.Siempre  obstinada  y  rebelde. 
Ñique  mi  dolor  se  alivie 
Ni  que  mi  amor  se  consuele? 

DON  GONZALO.  (Ap.) 

Kn  el  pico  de  la  lengua 
Lo  tuve. 

DON  ROQUE.  (Ap.) 

El  hombre  es  prudente. 
GIBAJA.  {Ap.) 
Hemediólo. 

DON  ROQDE. 

El  memorial 
Os  ofrece  un  preliMidienle 

{üalecl  memori 


ESCOGIDAS  DE  DOS  FRANCISCO  DE  IIOJ.VS. 


SERAFINA. 

Una  cosa  por  los  cuatro 
He  de  bacer. 

D0\  ROQUE. 

¿Qué? 

SERAFINA. 

Que  no  os  cnest-; 
Desvelos  la  dilación, 
Y  estando  todos  presentes  , 
Todos  cuatro  memoriales 
Despacharé  de  una  suerte. — 
Lee  tueste  memorial , 

(Dale  uno  á  doña  Malea.)    El 
.Matea  ;  y  tü  lee  este  , 

le  otro  ú  Rafaela 


GIBAJA.  (Ap.) 
Aun  no  ha  obrado  la  purguilla , 
Más  polvos  de  celos  tiene. 

SERAFINA. 

;De  suerte,  señor  soldado 
De  amor,  que  servísteis  siem¡ire 
De  Matea  en  la  milicia  , 
Y  que  era  aquella  prudente 
Metáfora  por  mi  hermana* 

DON  PABLO. 

Perdonad  que  lo  confiese. 

SERAFINA. 

»La  aurora,  el  alba  y  el  sol. 
El  prado,  la  rosa  y  fuente, 

"el  corazón 
¡  Con  las  tres  llaves  que  tiene 
Amor,  dolor  v  crueldad , 


Itafaela;  y  tú,  Gibaja.  Y  otros  requiebros  más  verde 

Lee  este.  (Dale  olro  á  Gibaja.)   ¿por  ella  eran? 


RAFAELA. 

¿Qué  es  lo  que  quieres? 

Leerlos  todos  á  un  tiempo 
V  que  á  un  tiempo  los  decrete. 
Leed. 

TODOS.  (Leen.) 

«Don  Marcos  desea. 

Puesto  que  no  le  queréis  , 

Que  por  esposa  le  deis 

.\  vuestra  hermana  Matea.» 

SERAFINA. 

¿  A  Matea? 

DON  .MARCOS. 

SI ,  Señora. 

SERAFINA. 


¿  Y  ese  ? 


RAFAELA. 

;mo  pretende 


Lom 
Don  Pablo. 

DOÑA  MATEA. 

Y  don  Gonzalo 
Pide  lo  mismo  por  este. 

SERAFINA. 

Y  ese  ¿qué  pide? 

GIBAJA. 

Lo  mismo. 

SERAFINA. 

No  es  posible. 

HATEA. 

Lee. 

RAFAELA  T  GIBAJA. 

Lee. 

SERAFINA. 

;  Qué  equívocos  eran  todos 
LosGiigimientus  corteses! 

DON  PABLO. 

Y'o  dije  que  el  meinoiial 
Diría  lo  que  pretende 
Mi  deseo. 

DON  MARCOS. 

Al  memorial 
Trasladé  voces  decentes. 

DON  GONZALO. 

Yo  fundé  en  mi  memorial 
Mi  pretensión. 

DON  ROQl  E. 

No  le  ofende. 
Quien  herido  del  desden 
La  medicina  apetece. 

SERAFINA.  (Ap.) 
Eslabones  sus  palabras 
En  mi  corazón  ardiente 
Sacan  menudas  centellas ; 
Muchas  son ,  pero  aun  no  prenden. 


DON  UARCOS. 

Si ,  Señora. 

SERAFINA. 

¿Es  ansí? 

DON  ROQUE. 

No  hay  quien  lo  niegue. 

DON  GONZALO. 

Yo  testigo. 

SERAFINA. 

¿Vos,  don  Marcos, 
No  confesasteis  mil  veces 
Que  adorabais  mi  hermosura? 

DON  MARCOS. 

Y  porque  yo  la  conliese, 
¿Cuando  oyó  vuestra  constancia 
De  mi  amor  ruegos  decentes  ? 
Mil  veces  confesaré 

Que  el  que  á  esas  manos  se  atreve. 
Toma  el  cielo  con  las  manos ; 

Y  el  que  esas  mejillas  viere. 
Bien  verá  que  no  podéis. 
Por  tristeza  ó  accidente, 
Poner  sobre  la  mejilla 

La  hermosa  mano  de  nieve , 

Porque  ella  noss  derrita 

O  porque  ellas  no  se  hielen. 

Pero  como  yo  he  dejado 

Que  mi  inclinación  me  fuerce, 

Me  lleva  mi  inclinación 

A  otro  dueño  ;  haced  que  prer..ic 

Vuest  a  hermana  mi  deseo, 

Poniue  no  será  decente 

Que  se  descubra  el  dolor 

Y  la  herida  se  cautele. 

SERAFINA. 

Vos,  Matea,  ¿qué  decís? 

DOÑA  MATEA. 

Que  me  ofrecisles  dos  veces 
Darme  esposo  y  darme  dueño 
Como  haya  quien  me  desee: 

Y  puesto  que  hay  quien  me  (|uicr2, 
Que  cumplas  lo  qne  prometes. 

SERAFINA. 

¿Y  á  cuál  eliges? 

DON  GONZALO. 

Sí  acaso, 
Don  Gonzalo  te  merece... 

(Todos  ruegan  d  Malea.) 

DON  U.ÁRCOS. 

Si  agradeces  mí  elección... 

DON  ROQUE. 

Si  una  constancia  agradeces... 

DON  PABLO. 

Si  una  inclinación  se  premia... 

DOÑA  MATEA. 

Los  memoriales. 


RAFAELA. 

¿Qué  (|iiicro?? 
(Pórtese  grare  Matea.) 

DOÑA  UA'TEA. 

Decretarlos. 

RAFAELA.  (Ap.) 

Va  se  eiilona. 

GIBAJA. 

Eslos  son. 

DO.ÑA  HATEA. 

¡Gran  paso  es  esle  ! 
Don  Marcos,  oid. 

SERAFINA. 

Primero. 
ppjaii  que  YO  los  decrete.  {Qiiitaselj-i. 
¿Coiiiu,  villanos? 

UON   MARCOS. 

Señora... 

SERAFINA. 

,  'íp;:iindo  dueño  prefieren 
|i  i.iiile  de  mi  hermosura 
\  urinas  pasiones  aleves? 
¿Cuino,  traidores... 

GIBAJA.  {Ap  ) 

Pegó. 

SERAFINA. 

¿En  la  corte  de  amor  puede  , 
Si  amor  se  pierde  por  niño 
Vuestra  urbanidad  perderse? 
Idus,  don  Marcos. 

DOM  MARCOS. 

Ni)  sea 
íli  dueño  quien  me  desdeñe, 
Que  no  me  ofende  tu  enojo. 

DO.ÑA  MATEA. 

Don  M:ircos  ,  volved  á  verme. 

SERAFINA. 

Idos,  don  Roque. 

DON  ROQUE. 

¿Y  qué  hará 
Quien  adora  y  quien  padece? 

DÜ.VA  MATEA. 

Yo  liaré  que  no  padezcáis. 
¿Que  aguardáis? 

DON  PADl.O. 

A  que  me  dejes... 

DON  GONZALO. 

Que  consientas... 

SERAFINA. 

Idos  luego. 

DON  PABLO. 

Que  el  que  ama... 

DON  GONZALO. 

Que  el  que  padece.. 

DOÑA  MATEA. 

Vo  me  acordaré  de  entrambos. 

SERAFI.NA. 

¡Que  esto  escuche! 

DON  PABLO. 

Si  te  ofcnile... 

SERAFINA. 

No  me  liablois  más. 

DON  GONZALO. 

Si  te  agravi.i... 

SERAFINA. 

f.alla  ó  te  daré  la  muerte. 

DOÑA  MATEA. 

.•¡eñora.elser  más  dichosa 
i\o  te  hace... 


LO  Ql'E  SON  MIJEUKS. 

SFRAFlNA. 
Traidora,  vete. 

RAFAELA. 


Advierte.. 


SERAFINA. 

Calla,  villana. 

GIBAJA. 
SERAFINA. 


Todos  me  dejen. 
DON  MARCOS.  (Ap.) 
Mejoróse  mi  lorluiia. 

DON  GONZALO.  {Ap.) 

Andallo. 

DON  MARCOS.  {Ap.) 

Padezca. 

DON  ROQUE.  (Ap.) 

Pene. 

SERAFINA. 

Criad  segundas  en  casa. 

DOÑA  MATEA. 

iVohay  belleza  como  suerte. 

GIBAJA. 

Salte  el  huevo. 

DON  PABLO. 

Pague  en  celos 
Lo  que  ofendió  con  desdenes. 

SERAFINA. 

Presto  los  hombres  olvidan. 

DON  MARCOS. 

Presto  las  mujeres  quieren. 

SERAFINA. 

¡Mujeres,  lo  que  hombres  son! 

DON  MARCOS. 

¡  Hombres  ,  lo  que  son  mujeres! 

DOÑA  MATEA. 

De  hoy  más  he  de  ser  feliz. 

G13AJA. 

Salió  mi  ardid  como  siempre. 

SERAFINA. 

A  morir  me  voy  de  enojo. 

DON  MARCOS. 

Voy  á  podrirme  dos  meses. 

DOÑA  MATEA. 

A  estimar  mi  suerte  voy. 

DON  ROQUE. 

Voy  á  consolar.me  adrede. 


Voy  á  hacer  lo  que  yo  sé. 

DON  PABLO. 

¡Ah,  qué  lugar  se  me  ofrece! 

SERAFINA. 

Mujeres ,  todos  los  hombres 
Son  unos. 

DON  PABLO. 

Unas  son  siempre 
Todas  las  mujeres,  hombres. 

SERAFINA. 

Son  traidores. 

RAFAELA. 

Son  aleves. 

DON  MARCOS. 

¡  Adoran  aborrecidas. 

I  DON  PARLO. 

Adoradas  ahorrcc 

I  SERAFINA. 

¡  Mujeres ,  lo  que  son  hombres! 

I  DON  GONZALO. 

¡  Hombres ,  lo  que  son  mujeres! 


JOR,\ADA  TERCE[\.\. 


.Sa/cnliAFARLA  v  SERAFINA,  mcJio 
desnuda,  el  cabello  tendido. 

SERAFINA. 

En  fin,  ¿no  quieres  dejarme, 
Rafaela  1 

RAFAELA. 

Señora ,  no. 
Que  estás  con  el  crecimiento. 

SERAFINA. 

Vete,  y  déjame,  por  Dios, 
Morir  á  solas. 

RAFAELA. 

Señora , 
Vo  te  he  cobrado  alicion, 

(Voseándose  las  dos.) 
Aunque  criada ,  y  no  quiero 
Que  te  mueras  sin  doctor. 

SERAFINA. 

Vete,  que  sólo  en  mi  queja 
Tiene  alivio  mi  dolor. 

RAFAELA. 

Mira  que  le  puede  dar 
Sobre  una  imaginación 
L'n  suspiro;  ¡Dios  nos  libre! 

SERAFINA. 

¿Ymataráme? 

RAFAELA. 

¡Pues  no! 
¿  Pues  de  qué  murió  la  amanto 
De  Teruel?  Deso  murió. 

SERAFINA. 

Pues  mis  suspiros  escucha. 


Ansí  hablarás. 

SERAFINA. 

Es  error. 
Porque  nunca  fué  palabra 
El  suspiro,  con  ser  voz. 

RAFAELA. 

Los  suspiros  nunca  supe 
De  la  calidad  que  son  ; 
Porque  á  unos  causan  alivio, 
Pero  á  oíros  desazón. 
Uno  muere  de  un  suspiro. 
Otro  del  convaleció, 
Es  triaca  y  es  veneno. 
Es  alivio  y  es  pasión. 
Vo  uo  entiendo  á  los  suspiros. 

SERAFINA. 

¿No  has  visto  á  una  misma  llor 
Que  un  viento  la  reverdece 

Y  que  otro  la  marchitó? 

Es  que  aquel  viento  que  sopla 

Las  calidades  tomó 

De  la  tierra  donde  nace; 

Y  así,  aquel  viento  ó  vapor, 
Si  es  seco, abrasa  la  rosa; 

Y  si  es  húmedo,  la  oreó. 
El  suspiro  que  del  cuerpo 
Se  origina ,  ¿  quién  dudó 

Que  el  corazón  nuestro  alienta  ? 
Pero  aquella  exhalación 
Que  se  levanta  del  alma. 
Como  es  su  fuego  veloz, 
Obra  con  las  calidades 
De  fuego  en  el  corazón. 
Corazón  y  flor,  ejemplo 
Te  darán,  pues  son  los  dos: 
Ella,  un  corazón  del  campo 

Y  él,  de  la  vida  una  flor. 

RAFAELA. 

Pues  ahora  estás  tan  moral 


206 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Y  yo  tu  gusano  soy, 
Pcrmileme  que  hebra  á  hebra 
Te  hile  loila  la  pasión; 
La  verdad  me  di .  Señora. 
¿Tienes  amor'.'  Uilo. 

SERAFINA. 


IlAFAtLA. 

Mira,  el  amor  y  los  celos 
linas  calenturas  soo 
yue  hasta  que  salen  al  labio 
No  las  ve  el  que  las  pasó ; 
Mas  por  sola  la  experiencia 
Te  diré  tu  mal,  que  yo 
He  estado  muy  achacosa 
Destos  males,  gloria  á  Dios. 
Ui,  ¿aborreces  algún  hombre' 

SERAFINA. 

Ninguno  de  mi  aücion 
Es  dueño. 

RAFAELA. 

No  le  pregunto 
Sino  ¿si  aborreces  hoy 
A  aquel  que  ayer  no  querías? 

SERAFINA. 

Yo  aborrezco  á  quien  me  amó ; 
¿Pero  cuino  saber  puedes, 
De  un  este  luego  veloz 
Preguntando  por  el  odio 

Y  uo  por  la  inclinación? 

RAFAELA. 

Ahora  lo  verás.  ¿Por  qué 
Le  aborreces? 

SERAFINA. 

¿No  es  razón 
Que  aborrezca  á  quien  me  quiso 
Si  á  otra  adora  y  á  mi  no? 

RAFAELA. 

Pues  si  aborreces  á  quien 
Te  olvida,  porque  te  amó, 
Si  por  eso  le  aborreces, 
Le  tienes  por  eso  amor. 

SERAFINA. 

¿Cuándo  has  visto  amor  sin  celos? 

Pues  no  teniéndolos  jo. 

Es  cierto  que  amor  no  tengo. 

RAFAELA. 

Celos  tienes. 

SERAFINA. 

Es  error. 

RAFAELA. 

¿De  tu  hermana  no  los  tienes? 
¿No  me  lo  dijo  tu  amor? 

SERAFINA. 

Yo  de  mi  hermana  los  tengo. 
No  de  quien  la  ama  en  rigor; 

Y  una  cosa  es  tener  celos 
Della,  porque  fué  elección 
De  quien  me  quiso,  y  es  otra 
Celos  de  quien  la  eligió; 
Della,  y  no  de  quien  la  quiere 
Son  mis  celos ;  luego  son 
Celos  de  ira  los  que  tengo 

Y  no  celos  del  amor. 

RAFAELA. 

;.  Qué  más  tiene  tener  celos 
be  quien  es  adoración 
Del  amante,  ó  tener  celos 
Del  mismo  que  la  adoró? 
Los  della  son  unos  celos 
De  sentir  que  granjeó 
El  amante  que  la  olvida  ; 
Los  de  aquel  que  se  mudó 
A  adorar  otro  sugeto , 
¿No  nacen  de  una  pasión? 
¿No  son  de  una  causa  electos  ? 
Luego  no  habrá  distinción 


En  celos  della  por  el 
Si  él  fué  aquel  que  los  causó, 
O  en  lus  celos  del  por  ella 
Si  unos  mismos  celos  son. 

SERAFINA. 

¿Quieres  ver  que  tengo  celos 
Della  y  de  quien  me  ama  no? 
(Cuatro  son  los  que  la  quieren  , 
Y  si  yo  tuviera  amor, 
A  uno  quisiera  no  más; 
Es  asentada  opinión 
Que  no  es  amor  verdadero 
El  que  se  reparte  en  dos. 
Luego  si  á  cuatro  no  puedo 
Teneramor,  ¿no  es  cuestión 
Que  de  los  cuatro  tampoco 
Tendré  celos?  Pues  si  doy 
Que  tengo  celos,  mis  celos 
Serán  (si  es  que  celos  son) 
Della,  por  querida  si, 
Dellos,  por  amantes  no. 

RAFAELA. 

A  eso  respondo  que  tú 
Querrás  á  alguno. 

SERAFINA. 

El  dolor 
Que  tengo  en  el  alma  es  ese. 

RAFAELA. 

¿Pues qué  es? 

SERAFINA. 

Una  obstinación 
De  no  amar  con  el  deseo 
De  amar  á  quien  me  olvidó. 

RAFAELA. 

¿Luego  es  amor? 

SERAFINA. 

¿Pues  di  á  quien 
Quiero,  si  quiero? 

RAFAELA. 

El  mejor 
Es  don  Marcos. 

SERAFINA. 

Moriréme 
Si  sufro  su  condición. 

RAFAELA. 

Don  Gonzalo,  el  extremeño. 
Es  bueno,  porque  es  hombron. 

SERAFINA. 

¿  Qué  importa  que  sea  diamante , 
Si  es  bruto? 

RAFAELA. 

Tienes  razón. 
¿Y  don  Pablo? 

SERAFINA. 

¿Quien  podrá 
Sufrir  su  conversación? 

RAFAELA. 

¿Don  Roque? 

SERAFINA. 

No  quiero  amante 
Que  tiene  tan  raro  humor, 
Que  no  me  quiere  por  mi 
bino  por  su  condición. 

RAFAELA. 

¿Qué  sientes? 

SERAFINA. 

Siéiitome  arder. 

RAFAELA. 

¿Dónde  está  el  mal? 

SERAFINA. 

¿Qué  sé  yo? 

RAFAELA. 

Mira  si  es  dentro  del  alma. 
No,  como  el  doliente  soy 


RAFAELA. 

Scfiora ,  y  esta  academia 
Que  has  dispuesto  para  hoy, 
¿A  qué  efecto? 

SERAFINA. 

Hoy  cumple  años 
Matea ,  y  con  ocasión 
De  festejarla ,  he  dispuesto, 
Por  disimular  mejor 
Mi  pena  y  dar  á  emendar 
Cuan  poca  es  la  estimación 
Que  hago  de  uno  y  otro  amanto 
Que  uno  y  otro  me  olvidó, 
Celebrare  una  academia 
Donde  el  asunto  peor 
Es  mi  asunto,  que  lia  de  ser 
De  mi  disimulación. 

Y  porque  viendo  mi  ingenio. 
Quiero  que  el  que  se  cegó 
De  mis  ojos,  y  no  quiso 
Penetrar  la  luz  del  sol. 
Que  adore  el  enlendimienlo. 
Pues  la  luz  desperdició. 

RAFAELA. 

Y  desla  regla  creída 
Verán  tan  nueva  excepción. 
Que  siendo  Matea  y  tú. 
Hermosa  tú  y  ella  no. 
Contra  el  uso  habéis  de  ser 
En  la  academia  las  dos. 
Fea  ella  con  ignorancia. 
Tú  hermosa  con  discreción; 
Pero  ella  sale.  Señora  , 

A  esta  sala. 

SERAFINA. 

Yo  me  voy. 

RAFAELA. 

Habíala  por  vida  tuya , 

Y  muy  á  lo  socarro» ; 
Si  te  da  lugar  la  pena 
Haz  burla  de  la  elección 
De  sus  amantes,  y  a  ellos 
La  puedes  hacer  mayor. 
Porque  sienta  por  agravio 
El  que  tuvo  por  blasón. 

SERAFINA. 

Bien  me  aconsejas ,  si  pueden 
Risa  y  llanto  cou  valor 
Calmar  el  llanto  en  los  ojos 

Y  herir  la  risa  en  la  voz. 


Sale  DONA  MATEA. 

DOÑA  «ATEA. 

La  música  viene  aquí. 
Todo  prevenido  está. 

SERAFINA. 

¿Enviaste  á  llamar  ya 
Los  académicos? 

DOÑA  HATEA. 

SI, 
Mis  años  has  celebrado 
Como  tuyos. 

RAFAELA. 

Y  mejor. 

SERAFINA. 

Siempre  le  he  tenido  amor. 

DOÑA  MATEA. 

Algo  lo  lias  disimulado. 

SERAFINA. 

Pero  hoy  te  trae  mi  afición 
A  quien  le  ama,  hermana  min. 
Porque  celebren  lu  dia 
Los  que  aman  lu  perfección. 


DONA  mTE*. 

^Perfección?  No  soy  liemiosn, 
Oue  <^^  espejo  do  me  eiigaüa ; 
Feliz  si. 

SERAFINA. 

Desde  laniana 
Teluve  por  venlurosa; 
,   NiíJguno  que  te  ama  aqni 
i  Te  lia  lleyado  á  merecer. 

DOÑA  HATEA. 

I  Claro  está  ;  ¿que  pueden  ser 
Los  que  no  le  aman  á  ti? 

SERAFl.SA. 

Cn  podrido  te  lia  querido, 

V  es  ajar  tu  pundonor 
(jue  te  ame. 

DOÑA  HATEA. 

No  es  lo  peor 
Lo  que  le  agrada  á  un  podrido. 

SERAFINA. 

Busque  un  lu^ar  el  señor 
Moiilafii'S,  muy  ponderado 
Para  el  amor. 

I  DOÑA  MATEA. 

I  En  mi  ha  hallado 

Un  lugar  para  el  amor. 

I  SERAFINA. 

Oue  te  ama  un  contento,  vi 
Une  a  todas  quiere  igualmente, 
i  No  es  verdad? 

DOÑA  MATEA. 

Y  solamente 
No  se  contenta  de  tí. 

SERAFINA. 

Si  te  aman  á  ti  es  porque 
Mis  desdenes  han  sentido  : 
Todos  á  mi  me  han  querido, 

V  á  todos  los  desdeñé. 
Pero  conmigo  no  ignoras 
Que  son  con  malicia  clara 
Traidores. 

DOÑA  MATEA. 

Muy  á  cara  ;i  cara 
Te  hablan  para  ser  traidores. 

SERAFINA. 

Pero  si  yo  los  quisiera , 
Ed  qué  me  amaran  le  tunda. 

DOÑA  MATEA. 

Siempre  viste  la  segunda 
Desechos  de  la  primera. 

SERAFINA. 

Tan  aburrida  estoy,  sí. 

Que  por  no  escucliarie,  inlenlo 

Irme  desde  a(|ui... 

DOÑA  MATEA. 

¿Al  convenio 
Que  tenias  para  mí? 

SERAFINA. 

i  Y  DO  estarás  sin  decencia 
Pobre  tú  y  pobre  tu  amante 
En  religión  mendicante? 

DIIÑA  MATEA. 

Yo  quiero  esta  penitencia. 

SERAFINA. 

Si  á  responderme  te  pones, 
Vencerasme,  es  cosa  clara. 

DOÑA  HATEA. 

«Porqué? 

SERAFINA. 

Porque  tienes  cara 
De  alcanzarme  de  ra/.ones.      {Vase 

RAFAELA. 

La  hormosa  sólo  merece 
bel  üiuoi  el  interés. 


LO  QUE  SON  MUJERES. 

DOÑA  MATFA. 

No  es  hermosa  la  que  lo  es. 
Sino  laciue  lo  parece. 

Sale  SERAFINA. 


Cansada  de  oirte  estoy; 
Ruido  en  la  antesala  he  oido, 
Entra  á  ver  quien  ha  venido. 

RAFAELA. 

Por  medio  la  abre.  Yo  voy. 

{Vasepor  una  pm 

Sale  GIBAJA. 

GIRAJA. 

Años  mil  (si  darlos  puedo) 
Cumpláis ,  Matea  divina, 
En  vida  de  Seralina... 

DOÑA  MATEA.  (.4/).) 

Maldiciones ,  que  la  heredo. 

Y  con  finezas  constantes, 
Que  amor  en  tí  vinculó, 
Coces,  casándote  yo. 
El  mejor  de  tus  amantes. 

SERAFINA. 

No  habla  conmigo. 


En  etelo, 
¿No  dirás á  qué  has  venido' 


SERAFINA. 

¿Qué  tal  es? 

GIBAJA. 

¡Gran  pensamiento! 

DOÑA   MATEA. 

La  verdad ,  escrito  á  medias. 

GIBAJA. 

¡Bueno!  Yo  hago  las  comedias 
Que  acaban  en  casamiento. 
Ya  hago  una. 

S    RAFINA. 

¿Poeta  eres? 

DOÑA  MATEA. 

¿Buena  traza? 

GIBAJA. 

Singular. 

SERAFINA. 

¿Y  cómo  se  hade  llamar? 
Uilo. 

GIBAJA. 

Lo  que  son  mujeres. 

DOÑA  MATEA. 

¿Y  tiénesla  ya  acabada? 

GIBAJA. 

No. 

SERAFINA. 

Pues  yo  la  iré  leyendo. 

DOÑA  MATEA. 

¿Qué,  tanto  hay? 

GIBAJA. 

Voy  escribiendo 
En  la  lercera  jornada. 

SERAFINA. 

¿Qué  figuras  del  tablado 
Son  las  que  bas  introducido? 

GIBAJA. 

Un  contento  y  un  podrido. 
Un  monlañés'y  un  uieiiguadu. 


SERAFINA. 

Serán  papeles  valientes. 

GIBAJA. 

Y  ha  de  tener  cada  uno 
Su  capricho. 

DOÑA  MATEA. 

Uno  por  uno 
Son  mis  cuatro  pretendientes. 

SERAFINA. 

¿Mujeres? 

GIBAJA. 

Una  que  adora 
A  cuantos  viere  y  no  viere, 

Y  otra  que  á  ninguno  quiere. 

SERAFINA. 

¿Mi  hermana  y  yo? 

GIRAJA. 

Si,  señora. 

SERAFINA, 

¿Silbaránla? 

GIBAJA. 

No  lo  se; 
Como  en  el  patio  mandaren. 

DOÑA  HATEA. 

¿Te  enojarás  si  silbaren? 

GIBAJA. 

Si  lo  merece,  ¿por  qué?— 

Los  que  más  me  han  aplaudido. 

Que  una  y  otra  han  viioriado. 

Me  miran  cuando  la  he  errado 

Como  á  privado  caido. 

Si  entro  aplaudido  aquel  día, 

Y  no  me  habla  bien  Apolo, 
Dejárame  venir  solo 

La  gente  que  me  seguía. 

SERAFINA. 

Esa  comedia  es  segura, 
Al  aplauso  te  preven. 

GIBAJA. 

La  que  á  nadie  quiere  bien 
Ha  de  cansar  por  figura. 

SERAFINA. 

Lo  más  bien  visto  ha  de  ser. 

DOÑA  MATEA. 

Ese  capricho  remedia. 

GIBAJA.  (Ap.) 
Contándola  la  comedia 
La  digo  mi  parecer; 
Mas  tengo  trazado  ya 
Que  .nunqne  es  entendida  y  bella. 
Ninguno  la  quiera  á  ella. 

SERAFINA. 

Eso  es  lo  que  ella  querrá. 

GIBAJA. 

Pero  he  pensado  también 
Que  el  amante  tjue  la  viere 
Quiera  á  la  que  a  lodos  quiere. 

SERAFINA. 

Eso  quiere  ella. 

DOÑA  MATEA. 

Hace  bien. 


La  constante,  yo  be  pensado, 
Que  viéndola  sin  amor, 
lia  de  ser  la  que  mejor 
Parecerá  en  el  tablado. 

DOÑA  MATEA. 

La  que  ama  con  viva  llama 
Es  más  extraña  mujer: 
Al  pueblo  lia  di;  parecer 
Mejor  la  que  á  todos  ama. 

SERAFINA. 

La  fácil  no  es  más  excusa. 


COMEDIAS  ESCÜGIOAS  DE  DON  FRANCISCO  1>E  ROJAS. 


DONA  MATEA 

A  la  constante  condena. 

SERAFINA. 

La  facilidad  no  es  buena. 

DOÑA  MATKA. 

La  con.stancia  no  se  usa. 

SLHAFINA. 

Cuando  á  los  fines  esté... 

DOVA  MATEA. 

Si  á  la  traza  conviniere. 
Casa  á  la  que  nadie  iiuiero. 

CIBAJA. 

¿Con  quién? 


A  la  que  no  supo  amar 
Deja  sin  casar. 

doSa  matea. 
Sea  ansí. 

SEHAllNA. 

Sea. 

GIBAJA. 

Silbáronme  á  mi 
Si  la  dfjü  sm  casar. 

DO.\A  MATEA. 

¿Pues  qué  trazas? 

CIBAJA. 

Sin  recelos 
De  silbo,  en  un  paso  extraño 
Tr.izo  á  la  una  un  eng;iño, 

Y  doy  á  la  otra  unos  celos, 

Y  otros  diferentes  ramos 
L.I  palio  celebrará. 

Sale  UNA  CRIADA. 

CRIADA. 

Todos  han  venido  ya 
A  la  academia. 

SERAFINA. 

Pues  vamos. 

GIBAJA. 

¿No  es  linda  traza' 

SERAFINA. 

Exlremoda. 

CIBA/A. 

¿Qué  te  parece? 

DO.ÑA  MATEA. 

Famosa. 

SEIIAFI.NA. 

No  seré  yo  la  celosa. 

DOÑA  MATEA. 

No  seré  yo  la  burlada; 
CouleiUa  estoy. 

SERAFIJtA. 

Muerta  vivo. 

GIRAJA. 

Voy  &  la  academia. 

SERAFINA. 

Ven. 

CIBAJA. 

Una  academia  hay  lami)ien 
En  la  comedia  que  escribo. 
( Vanse.) 

Sale  RAFAELA  con  una  sobre 

RAFAELA. 

A  esta  sala  han  de  venir, 

V  puesto  que  aquí  lia  de  ser, 
Los  bancos  quiero  poner 

V  al  recado  de  escribir; 


Vo. 


CIBAJA. 

¿Quién  me  ha  llamado? 

RAFAELA. 


¿Qué  quieres? 

RAFAELA. 

¿Qué  ha  de  ser? 
Que  me  ayudes  á  tender... 

CIBAJA. 

Habla  presto. 

RAFAELA. 

Aquel  estrado. 

CIBAJA. 

Quien  tus  partes  estimó, 
Justo  es  que  á  servirte  acuda, 
Desde  hoy  he  de  ser  tu  ayuda, 
Pero  de  cámara  no. 

RAFAELA. 

Tiende  esa  alfombra. 

¿Trae  lodos? 
(Tiéndenla.) 

RAFAELA. 

¿No  es  soberbia  alfombra  esta? 

CIUAIA. 

Antes  de  puro  modesta 
Se  deja  pisar  de  lodos. 

RAFAELA. 

Tiende  iguaL 

Si  tenderé. 

RAFAELA. 

El  bufete. 

CIBAJA. 

Mucho  pess. 
(Pénenle.) 

RAFAELA. 

Cásame  esta  sobremesa 
Con  el  bufete. 

Si  haré; 
[Tiéndenla.) 
Pero  el  bufete  se  ensancha. 

RAFAELA. 

Cásele. 

GIBAIA. 

No  le  conviene. 
Que  la  sobremesa  tiene 
Por  un  cuarto  una  gran  mancha. 

RAFAELA. 

^Pues  el  bufete  quién  es 

yue  desa  mnnolia  se  enfada? 

¿No  es  una  bestia  pesada 

Que  anda  siempre  en  cuatro  pies? 

CIBAJA. 

Dices  bien,  no  mire  en  nada : 
Cásese,  cuerpo  de  tal. 

RAFAELA. 

Córtala. 

CIBAJA. 

Pues  ponía  ¡fc'nal. 
No  sea  corla  y  mal  echada. 

RAFAELA. 

Pluma  y  tinta  venga  aqut. 


CIBAJA. 

Y  los  polvos  vengan  presto. 
(Pónenlo  todo.) 

RAFAELA. 

Muchos  hacen  mangas  désto. 

GIUAJA. 

¿De  polvos  de  cartas? 

RtFAELA. 
Si. 
CIBAJA. 

Dime  necedades  hartas. 
Que  escuchártelas  me  alegra. 

RAFAELA. 

Las  mangas  de  lana  nesra, 
¿Nü  son  de  puUos  de  carias? 

CIBAJA. 

Po.ier  los  bancos  intento. 

RAFAELA. 

Pardiez  que  ha  de  ser  gran  dia. 


RAFAELA. 

Ya  bien  pueden  empezar. 

CIBAJA. 

Parlando  están  alia  fuera. 

RAFAELA. 

En  tanto,  saber  quisiera 
Vo  cuando  me  he  de  casar; 
¿No  me  lo  ofieciste'/ 

CIBAJA. 

Digo 
Que  á  darte  un  novio  me  alhr.o; 
¿Más  quiéresle  de  mi  mano? 

RAFAELA. 

Sí. 

CIBAJA. 

Pues  cásate  Cüiiniigo. 

RAFAELA. 

¿Juegas? 

CIBAJA. 

Si,  gracias á  Dios. 

RAFAELA. 

^Gastas? 

GIDAJA. 

A  todo  rozar. 

RAFAELA. 

¿Viénesle  larde  á  acostar? 

CIDAJA. 

A  la  una  ó  á  las  dos. 


¿Callarás? 
¿Verás? 


iPues  qué  he  de  hacer? 

RAFAELA. 


CIBAJA. 

Novaré,  áfe  mia. 

RAFAELA. 

¿Y  en  casa  estarás  de  dia? 

CIBAJA. 

A  las  horas  del  comer. 

RAFAELA. 

¿Vivirás  muy  confiado? 

CIBAJA. 

Y  desconfiado  también. 

RAFAELA. 

¿Y  á  mi  me  tratarás  bien? 
Como  ande  yo  bien  tratado. 

RAFAELA. 

¿Neme  dejarás  mandar? 


I  GIDAJA. 

'  Mucho  puede  la  razou. 

RAFAEL*. 

;  jlrás  á  una  comisión? 

i  ClnAJA. 

;  Si  til  me  la  hicieres  dar. 

«AFAELA. 

;  ¿Sabrásme  amar  y  querer» 

CICAJA. 

Cuando  rae  toques  á  mi. 

RAFAELA. 

¿Estás  firme  en  eso? 

GIBAJA. 

Si. 

RAFAELA. 

No  te  fallará  mujer. 

I  GIOAJA. 

I  De  tu  ama  saber  quisiera 
'  Qué  tahúr  de  amor  le  agrada. 

RAFAEL*. 

Ella  está  ya  tan  picada 
Que  jugará  con  cualquiera. 

GIBAJA. 

:  ¿Picada  está? 

RAFAELA. 

;  ¿No  lo  ves? 

i  GIBAJA. 

I  fero  la  academia  toda 
1  Viene  ja. 

1  RAFAELA. 

,  Ksto  y  la  boda 

Se  quede  para  ilespues. 

Salen  ESTEBAN,  JACOnO  ?/  Indoslos 
demás  acauéuicos  y  jilsicos. 
mOsico  1.° 
,  Hoy  cumple  quince  ai'ws 

Malea  iluina, 
'  Pero  sólo  con  ellos 
No  es  muy  cum]jliila. 

MÚSICO  2." 
Esto  de  los  años , 
Yo  no  lo  emienda; 
Que  aunque  es  bueno  cumplirlos, 
Ño  ¡o  es  tenerlos. 

RAFAELA.  (Canta.) 
Por  cortés  no  he  tenido 
Sino  por  viejo 
Al  que  anda  con  sus  años 
En  cumplimientos. 

DOX  MARCOS. 

¡Que  se  usen  academias, 
Y  que  muy  necio  y  conliado 
De  mis  versitos  me  veiign 
Con  mi  locura  en  la  mano! 

SERAFI.NA. 

El  fiscal  sea  Rafaela ; 
Matea,  á  quien  celebramos. 
Presidirá,  y  yo  lie  de  hacer 
Oficio  de  secrclario. 

RAFAELA. 

La  música  á  cada  asunto 
Que  se  lea  ,  está  trazado 
Qoe  cante. 

DON  MARCOS. 

Pero  ha  de  ser 
Lo  que  se  cante ,  glosando 
El  mismo  asunto. 

DON  ROQUE. 

Está  liicn. 

GIBAJA. 

Cada  académico  ha  d:ulo 
Una  letra  al  mismo  asunto 
Que  trae. 
I  K- 


LO  QUE  SON  MUJERES. 

RAFAELA. 

Ea,  ¿no  empezamos? 

DON  PABLO. 

La  oración. 

GIDAJA. 

¿A  quién  le  toca? 

RAFAELA. 

A  la  que  preside. 

DON  MARCOS. 

AI  caso; 

Y  no  haya  oración  muy  larga 
De  un  grave  sueño,  que  al  cabo 
De  una  hora  larga,  nos  diga 
Mil  disparates  soñados. 

GIBAJA. 

Es  sueño  con  pesadilla. 

DON  ROQUE. 

Háganse  en  lenguaje  claro, 
l'roposicioH  de  la  tiesta. 

DON  l'ABLO. 

Pues  propositio  est  oratio. 

SERAFINA. 

A  los  años  de  Matea  . 
Que  cumpla  felices  años, 
¡Oh  milicia  de  las  letras! 
En  dia  festivo  os  llamo. 

RAFAELA. 

Diósele  el  primero  asunto: 
¿A  quién  se  le  dio? 

GIBAJA. 

A  don  Pablo , 

Y  es  la  que  á  doña  Malea 
Pida  que  elija  de  cuatro 
Que  la  quieren  un  sujeto. 

RAFAELA. 

Pero  se  le  ha  ordenado , 

Que  sea  en  cuatro  redondillas, 

Y  han  de  tener  todas  cuatro 
Los  tres  versos  en  romance  , 

Y  en  latín  el  verso  cuarto. 

GIDAJA. 

En  redondillas  parece 
Que  es  difícil. 

DON  GONZALO. 

Para  mancos. 

DON  PABLO. 

Pues  canten  la  seguidilla 
Que  hice  á  mi  Matea. 

DON  ROQUE. 

Oigamos. 

MÚSICA. 

Mira  que  en  la  corte 
¡licen  algunos 
Que  por  querer  á  cuatro 
Ño  eliges  uno. 

DON  PABLO. 

Cuatro  aspirao  á  tu  mano, 
Pero  en  ninguno  te  empleas. 
Si  hombre  de  valor  deseas. 
Diré  Arma  virumque  cano. 
Si  yo  no  vengo  á  ser  sólo 
A  quien  el  premio  se  dé , 
Que  no  te  quiero  diré 
Sed  nolendo  dico  voló. 
Piadoso  tu  desden  mire 
Esta  mi  ardiente  pasión. 
Ábreme  tu  corazón , 
Si  forte  vis  aperire. 
Cuatro  somos,  pues  por  Dios, 
Que  á  uno  sólo  el  premio  des, 
Que  desengañes  los  tres , 
Te  rogamus  audi  nos. 

RAFAELA. 

Diósele  el  segundo  asunto 
De  la  academia  á  don  Marcos. 


DONA  MATEA. 

k.  que  en  doce  redondillas 
Nos  diga,  por  no  ser  largo, 
Diice  cosas  solamente 
De  las  que  se  pudre. 

DON  GONZALO. 

¿Es  chasco? 

DON  MARCOS. 

Canten  mi  letra  primero. 

SERAFINA. 

Famoso  asunto ! 

RAFAELA. 

Ajustado. 

MÚSICA. 

yo  están  todos 

En  la  casa  de  los  locos. 

DON  MARCOS. 

Púdrome  de  lo  siguiente: 

Porque  este  asunto  escribí 

A  esta  academia ,  de  mi 

Me  pudro  primeramente. 

Iiem  más:  pudrir  me  debo 

De  que  echen  todos  el  mal 

A  quien  por  no  tener  sal 

No  ha  echado  sal  en  el  huevo. 

El  que  se  teme  del  rayo 

Sin  haberle  hecho  por  qué, 

¿Para  qué  quiere  que  dé 

En  la  casa  de  Tamayo? 

Que  el  que  en  un  lodo  ó  pantano 

Cayó  de  torpe  ó  de  ciego, 

Se  levante  y  vaya  luego 

A  la  nariz  con  la  mano. 

Que  un  reloj  compre  un  mcnguadt 

Y  á  lodos  ande  después 
Preguntando,  ;,qué  hora  es? 
Para  traerle  ajustado. 
Aijuel,  que  sin  resistillo. 
Con  un  servidor  ha  andado, 
¿Por  reñir  en  colorado 
Limpiase  de  lo  amarillo? 
Que  se  azote  un  majadero 
No  me  causa  pesadumbre; 
¿Pero  que  haya  quien  le  alumbre, 
Costándole  su  dinero? 

¿Que  ande  un  hidalgote  añejo 
Con  aire  y  hielo  á  porfía 
Por  los  montes  todo  un  día 
Para  coger  un  conejo? 
¿Que  haya  puercos  mentecatos. 
Que  aunque  sea  de  buen  pelo, 
Ensucien  un  ferreruelo 
Por  limpiar  unos  zapatos? 
¿Y  que  ahorre  el  mosquetero- 
Seis  cuartos  de  su  caudal, 

Y  que  se  venga  al  corral 
A  silbarse  su  dinero? 
Que  por  ruar  un  peinado 
Dia  de  Ángel  y  san  Blas, 
Alípiile  un  coche  no  más 
A  estar  seis  horas  parado? 

¿Que  envíe  un  hombre  á  comprar 
Un  caballo  á  Andalucía, 

Y  le  preste  el  mismo  día 
Que  llega  para  torear? 

¿Que  haya  quien  vaya  á  porfía 
A  los  loros  de  Alcalá, 
No  más  de  á  pasar  allá 
Dos  noches  malas  y  un  dia? 
Pues  los  músicos  digan  á  coros 

MÚSICOS. 

;\'()  están  todos 

En  la  casa  de  los  locos. 


El  tercero  se  le  ha  dado 
A  don  Roque;  es  á  que  diga 
Ocho  coplas,  ponderam'.ü 


¿10 

l'or  qiió  no  se  le  da  nada 
Ue  K.ilos. 

DON  BOOUF.. 

Empiecen  canlaiuU. 
l.os  músicos  mi  lelrilla. 

RAFAELA. 

Es  vieja. 

DOK  ROOOE. 

Pero  es  del  caso. 

GIUAJA. 

Ea,  cinlen,  por  vida  mia 
La  leiriMa. 

RAFAELA. 

Ya  canlamos. 

MÚSICOS. 

Que  se  caiga  lo  torre 
Ue  Yailiidotid, 
Como  á  mi  no  me  coja, 
¿Que  se  me  da  á  mi? 

DON  BUQUE. 

Un  disparate  es  morirse, 

El  pudrirse  más  de  mil; 

Luego  el  pudrirse  es  lo  niesnio 

Que  irse  dejando  morir. 

Traiga  ó  no  traiga  mi  dama 

La  pollera  ó  faldellin, 

¿Por  qué  la  be  de  pedir  cuenta 

De  lo  que  yo  no  la  di? 

La  fama  que  el  abogado 

Tiene  sin  saber  latin, 

¿Qué  me  importa  que  la  tenga, 

Si  no  ha  de  abogar  por  mi? 

Que  un  caballero  novicio 

Salga  i  torear  en  Madrid, 

Pregunto  yo :  ¿rueda  él 

Por  entrambos  ó  por  si? 

Que  lio  pague  á  los  criados 

Un  señor,  ¿qué  importa,  en  fin. 

Si  ha  menester  lo  que  tiene 

Para  ecballo  por  abi? 

¿Qué  me  importa  que  don  Diego, 

Don  Andrés  ó  don  Martin 

No  tengan  para  comer, 

Si  lo  gastan  envestir? 

Hacerse  uno  caballero. 

Saberlo  obrar  y  fingir, 

¿Qué  le  quita  á  mi  solar , 

Si  echa  la  culpa  al  del  Cid? 

La  mujer  que  me  ha  admitido , 

Aunque  mire  aquí  y  alli. 

El  favor  que  á  mi  me  hace 

¿Por  qué  se  le  be  de  reñir? 

Pues  los  músicos  vuelvan  á  decir: 

Miisicos. 
Que  se  caiga  la  torre 
De  Valladvlid,  etc. 

GIOAJA. 

Asi  hablan  de  ser  todos 
Los  hombres. 

doSa  matea. 
Asunto  cuarto. 
Que  se  le  dio  en  seguidillas 
Doce,  al  señor  don  Gonzalo. 
Explique  de  qué  manera 
Quiere  á  la  dama. 

DOK  GONZALO. 

E.scuchadlo: 
l'cro  yo  no  he  dado  letra  ; 
Mas  todo  el  coro  muy  claros 
Tddos  los  últimos  versos 
Me  los  pespunten  al  canto, 
.lesus,  Mana  y  José, 
Seguidillas,  ¿digo  algo? 

DON  HOQUE. 

No  hay  más  qué  decir. 

DON  GONZALO. 

Principio 
De  l.T  ohra. 


COMEDIAS  ESCOCIDAS  DE  DON  KRANCISCO  DE  ROJAS. 


GIDAJA. 

Dien  pensado 

DOM  GONZALO 

l.ii  (¡ama  que  yo  adoro 
Quiero  que  tenga 
Lita  cara,  que  todos 
Digan  bellezas. 


Vua  cara,  etc. 

DON  GONZALO. 

.Sea  pequeña  o  grande. 
Me  parece  bien , 
Que  á  la  larga  ó  la  corla 
l.a  pienso  querer. 

uusioos. 
Que  á  la  larga  ú  la  corta,  ele. 

nON  GONZALO. 

.Aunque  sea  habladora, 
Tumiiien  la  quiero . 
Que  la  mujer  del  chisme 
Me  viene  á  cuento. 

Músicos. 

Que  lamujer,elc. 

UON  GONZALO. 

Flaca  no  me  la  quiero. 
Porque  es  vergüenza 
Tener  un  hombre  dama 
Que  haga  flaquezas. 

MÚSICOS. 

Tener,  etc. 

DON  GONZALO. 

A  la  gorda  es  un  tonto 
Quien  no  la  adora; 
l'uesvale  lo  que  peta 
Cualquiera  gorda. 

MÚSICOS. 

Vale,  etc. 

DON  GONZALO. 

Pero  fea  6  hermosa 
¡Vo  la  despido. 
Que  el  quererlas  d  todas 
Cierto  que  es  vicio. 

MÚSICOS. 

Pero  fea,  etc. 

[Repiten.) 

DON  GONZALO. 

Fin  de  la  obra.  En  Madrid : 
Y  lo  firmo  :  «  don  Gonzalo  ». 

RAFAELA. 

El  quinto  y  último  asunto. 

GIÜAJA. 

Quedo,  que  aunque  no  me  han  dado 
Asunto,  traigo  un  soneto 
De  don  Juan,  el  Valenciano, 
Que  en  juegos  de  la  poesía 
Fué  gran  tahúr  de  vocablos. 

RAFAELA. 

Vaya  el  soneto. 

DON  MARCOS. 

¿Y  sin  letras? 

GIDAJA. 

No,  que  6  la  letra  le  traigo. 

A  tus  amantes  (ninfa  vil)  repástalos, 

Ven  regalada  cama  incasta ,  acuéstalos, 

Búscalos,  enamóralos,  recuéstalos, 

Preténdelos,  escóndelos  y  engástalos. 

A  todos  castos  con  fervor  descásla- 

[los, 

A  todos  peros  en  tu  cesta  encéstalos; 

Aunque  no  te  molesten,  tú  moléstalos; 

Aunque  no  te  embanasten,  tú  emba- 

[náslalos. 

Por  cuatro  ó  cinco  endrinas,  Dina, 

[endrínalos; 

En  ocho  ó  nueve  cubas,  Cuba,  enmós- 

[telos; 


Con  doce  ó  trece  sustos.  Dama  ,  asiis 
[talos 
Llámalos,  amonéstalos,  inclínalos, 
Abrásalos,  enciéndelos  y  tosíalos , 
Enfráudalos,  engáñalos  y  embústelos 

RAFAELA. 

El  último  y  sexto  asunto 
Manda  que  representando 
Matea  con  Serafina, 
llagan  entrambas  un  lazo 
De  dos  asuntos;  pero  ellas 
Los  han  de  elegir  entrambos. 

Metro  y  asunto  son  libres. 

DOÑA  MATEA. 

A  obedecer  me  levanto, 

Y  á  representar  mi  asunto. 

SERAFINA. 

Vo,  lo  que  se  me  ha  ordenado 
l'ur  la  academia  obedezco. 

DOÑA  MATEA. 

Mi  asunto  es  este,  escuchadlo: 

A  una  dama  que  queria 

Cuantos  Via;  pero  cuando 

Se  ve  querida,  aborrece 

Los  mismos  que  antes  ha  amado. 

SERAFINA. 

I'ues  mi  asunto  es  á  una  dama. 
Que  siempre  aborreció  cuantos 
La  quisieron;  pero  hoy  quiere 
Sólo  porque  la  olvidaron. 

DOÑA  MATEA. 

En  décimas  es  mi  asunto. 

SERAFINA. 

También  lo  es  el  mió. 

RAFAELA. 

¡Itaros 
Asuntos ! 

GIDAJA. 

Pues  cante  el  coro 
Lo  mismo  con  que  acabaron 
La  audiencia  de  los  anr.antes. 

RAFAELA. 

Y  tanto  á  mi  me  ha  agradado 
Rl  estribillo,  que  todos 

A  mi  ruego  le  estudiaron. 

MÚSICOS. 

.Sí  aborrecidas  adoran, 
.Si  adoradas  aborrecen , 
¡Lo  que  son  mujeres ! 

DOÑA  MATEA. 

Cuando  á  los  hombri's  amaba 
Mi  obstinación  y  porfía. 
No  pensé  que  merecía 
Lo  mismo  que  deseaba; 
Que  como  desconfiaba 
be  mis  méritos,  también 
Por  tenerlos  quise  bien; 
Mas  como  veo  mi  error. 
Me  desnudo  del  amor 
Por  estrenar  el  desden. 

SERAFINA. 

Cuando  una  y  otra  pasión 

Desechó  mi  voluntad , 

Lo  hacia  mi  vanidad 

Aun  más  que  mi  inclinación  ; 

Pero  ¡ay!  que  mí  presunción 

Se  llego  i  desengañar; 

Al  contrario  debo  obrar: 

Luego  forzoso  ba  de  ser 

Que  yo  busque  á  quien  qnercc 

Si  no  hallo  á  quien  desdeñar. 

DOÑA  MATEA. 

Ya  dentro  del  alma  siento 
Mi  dolencia  remediada. 
Pues  de  un  achaiiue  de  amada 
Creció  un  aborrecimiento: 


I  ;i  llama  de  aquel  viólenlo 
Fuego  está  desvanecida; 
Convalecí  de  querida 
y  sané  de  aborrecer. 
Si  no  vuelvo  á  recaer 
En  viéndome  aborrecida. 

SERAFINA. 

Parece  (si  mi  dolor 
Junio  mi  desconfianza) 
Que  esquíen  quiere  mi  venganza, 
No  quien  se  queja  mi  amor  : 
Amo  de  ira  y  cria  el  ardor 
Verme  olvidar  y  ofender; 
jDe  ofendida  he  de  quei  er? 
¡Oh.  amor  errado  y  impropio'. 
¡Que  quiera  yo  por  lo  propio 
Que  babia  de  aborrecer! 

DON  PABLO. 

Pues  decláranos  lu  mal. 

DON  MARCOS. 

Dinos  tu  odio  también. 

SERAFINA. 

Quiero  sin  saber  á  quién. 

DOÑA  HATEA. 

Vo aborrezco  y  no  séá  cuál. 

DON  PABLO. 

Yo  no  lo  entiendo. 

DON  GONZALO. 

Ni  yo. 

DON  PABLO. 

Tales  extremos  no  vi. 

DON  MARCOS. 

¿Amas  de  venganza? 

SERAFINA. 


GIBAM. 

Serafina,  y  si  supieras 
Que  lodos  cuatro  le  adoran. 
Que  aman,  suspiran  y  lloran. 
Por  lu  amor,  ¿cual  eligieras? 

SERAFINA. 

Por  vencer  esta  tirana 
Pasión,  que  arder  no  se  ve, 
A  uno  eligiera;  mas  sé 
Que  tiene  amor  á  mi  hermana. 

DOÑA  MATEA. 

Desde  que  amada  me  vi 
Los  empecé  á  aborrecer. 


LO  QUE  SON  MUJERES. 

GIBAJA. 

Pues  bien  los  puedes  querer, 
Que  no  te  quieren  á  ti; 
Solo  a  ti  te  aman  de  veras. 

{A  Serafín 

DOÑA  MATEA. 

Seguí)  eso... 

GIBAJA. 

Te  han  mentido. 

SERAFINA. 

Luego  era  su  amor... 


Fingido. 

SERAFINA. 

¿Por  qué? 

GIBAJA. 

Porque  los  quisieras. 

SERAFINA. 

No  perder  la  ocasión  quiero, 
No  se  puede,  amor  tirano; 
Don  Marcos,  esta  es  mi  mano. 

DON  MARCOS. 

Una  palabra  primero: 
Seralina,  aunque  ahora  das 
Esa  mano  á  mi  esperanza, 
¿Porqué  me  amas? 

SERAFINA. 

Por  venganza, 
¿Y  lú? 

DONHÁRCOS. 

Por  lema  no  más. 
Yo  porque  en  tus  celos  vea 
Repelido  tu  dolor, 
Kingi  que  tenia  amor 
Solo  á  tu  hermana  Matea. 

SERAFINA. 

¿Til  me  has  amado  y  servido? 

DON  MARCOS. 

Yo  (aunque  me  arriesgue  á  quererte) 
Servi  por  solo  vencerte. 

SERAFINA. 

¿Pues  qué  intentas?  ya  has  vencido. 

DONHÁRCOS. 

Que  más  fina  y  más  constante 

Ames  al  que  le  quisiere, 

Que  para  mi  no  es  quien  quiere 

De  picada,  y  no  de  amante. 

Ansí  la  ira  mitigo 

De  lu  obstinado  desden, 

Y  á  tu  vanidad  también 

Le  vengo  á  dar  un  castigo. 

No  es  justo  que  quiera  yo. 

Aunque  seas  lan  hermosa, 

Una  dama  caprichosa 

Que  hoy  quiere  y  mañana  no. 


¿Pues  con  qué  seguridad 
Ha  de  gozar  tu  favor 
El  que  sabe  que  es  tu  amor 
Hijo  de  lu  vanidad? 

DON  BOOUE.' 

Y  yo,  Serafina  hermosa. 
Digo  lo  mismo,  por  Dios. 

DON  GONZALO. 

Pues  la  que  no  es  para  vos, 
Tampoco  para  mí  es  cosa. 

DON  PABLO. 

Kec  mihi. 

SERAFINA. 

A  li  te  he  elegido, 
Esteban. 

ESTEBAN. 

Eso  me  agrada, 
¿Pues  cuándo  fué  una  dejada 
Alhaja  de  un  presumido? 

SERAFINA. 

Tú  alcanzaste  la  victoria. 
Merecerás  por  constante. 

JACOBO. 

Acordaraislo  adelante. 
Para  que  tenga  memoria. 

SERAFINA. 

Pues  si  son  estos  los  hombres... 

DON  hAucos. 
Pues  si  estas  son  las  mujeres... 

GIBAJA. 

Si  esto  es  ser  casamentero, 

Pues  no  hay  quien  se  case  adrede., 

SERAFINA. 

Pues  aman  aborrecidos... 

jacobo. 
Pues  queridas  aborrecen.... 

nOÑA  MATEA. 

Para  que  escarmienlen  lodas... 

DON  MARCOS. 

Porque  lodos  escarmienten... 

ESTEBAN. 

Canten  uno  y  otro  coro... 

GIBAJA. 

Repitan  una  y  mil  veces... 

TODOS  Y  MÚSICOS. 

¡Mujeres,  lo  que  son  hombres! 
¡Hombres,  lo  qm  son  mujeres! 

GIBAJA. 

Y  don  Francisco  de  Rojas 
Un  vítor  sólo  pretende 
Porque  escribió  esta  comedia 
Sin  casamiento  y  sin  muerte. 


DON  DIEGO  DE  NOCHE, 


EL  PRINCIPE   DE   ARA- 
GÓN'. 
EL  CONDE  DE  URGEL. 
LEONORA,  su  hermana. 


PERSONAS. 


DON  FER"NANDO. 
DON  CARLOS,  su  hijo. 
LUCINDA ,  su  hermana. 
DON  BERNARDO. 


DON  DIEGO  DE  MENDOZA. 
LOPE,  su  criado. 


CELIO,  I 

LISEO,  crt 

LUCRECIO,  ) 
FLORA,  criada. 


JORNADA  PRIMERA. 


Salen  EL  CONDE  v  DON  BERNARDO. 

voy  BFRKARDO. 

Cuando  hay  segara  amistad 
Justamente  se  confia. 

CONDE. 

Con  este  encaño  querría 
Conquistar  la  voluntad. 

DON  BERNARDO. 

Si  sabes  la  que  te  tiene 
El  principe  de  Aragón, 
Vanos  lus  engaños  son. 

CONDE. 

Aumentarla  me  conviene, 

Y  si  ainhicion  te  parece 
Querer  agora  aunienlalla. 
Por  lo  menos  conservalla 
Justa  disculpa  merece; 
No  da  al  capitanía  gloria 
Don  Bernardo,  el  conquistar, 
Sino  es  saber  conservar 

La  gloria  déla  victoria; 
Quiéreme  el  Principe  bien  , 
Pero  con  esta  ocasión 
Conservaré  la  opinión 

Y  la  esperanza  también ; 

De  la  industria  no  te  espantes , 
Que  el  amor,  donde  hay  poder. 
Como  el  mal ,  suele  tener 
Sus  crecientes  y  menguantes ; 
Él  quiere  perdidamente 
A  Lucinda  de  Aragón; 
So  es  casamiento,  aunque  son 
Deudos;  porque  no  es  decente 
Que  dentro  del  reino  case. 
Que  en  lo  demás  le  igualara ; 
Ella,  que  en  su  honor  repara, 
De  (|ue  se  hiele  6  se  abrase 
Tiene  muy  poco  cnidado, 

Y  asi  el  Principe,  celoso. 
Honda  esta  calle,  animoso 
Deque  ha  de  hallar  confiado 
La  causa  por  qué  la  deja. 

DON  BERNARDO. 

¿Y  hay  causa? 

CONDE. 

De  ajeno  amor 
Ninguna,  sólo  su  honor 
Este  desden  le  aconseja; 
Con  esto,  tengo  pensado 
Fingir  que  hay  causa,  por  quien 
Le  deja,  y  hacer  también 
Que  fueses  tú  disfrazado 
Quien  le  salga  á  acuchillar 
Con  dos  criados  leales. 
Pues  que  tú  los  tendrás  tales, 
Que  esto  les  puedas  fiar ; 
Yo,  qne  escondido  estaré. 
Saldré  i  ponerme  á  su  lado; 
Huiréis  lodos,  con  cuidado 


De  que  el  Principe  me  dé 
Por  autor  de  aquella  hazaña , 

Y  por  cuya  valentía 
En  la  confianza  mia, 

Pues  cu  esto  á  nadie  engaña. 
Ponga  su  amor  y  secreto, 

Y  llegue  yo  á  tal  lugar, 
Que  venga  Aragón  á  estar 
A  mis  intentos  sujelo; 
Que  el  que  tuviere  con  él. 
Ese  tendrás  tú  conmigo. 

DON  BERNARDO. 

TÚ  sabes  que  soy  tu  amigo, 

Y  que  te  he  sido  fiel ; 

De  tu  intento,  Conde,  estoy 
Advertido;  dos  criados 
rengo  leales  y  honrados 
De  quien  deudo  y  dueño  soy. 
A  quien  daré  de  esto  parte. 

CONDE. 

Pues  parte  y  diles  mí  intento, 

Y  como  es  mi  pensamiento, 
Bernardo,  alcanzar  por  arte 
Lo  que  niega  la  fortuna. 

DON  BERNARDO. 

¿A  qué  hora  viene  aquí? 

CONDE. 

¡•':i  suele  decirme  á  mí 
Que  entre  las  doce  y  la  una. 

DON  BERNARDO. 

Yo  voy. 

CONDE. 

El  cielo  le  guie. 

DON  BERNARDO. 

Tu  dicha  el  cielo  previene. 

CONDE. 

;  Dichoso  el  hombre  que  tiene 
Iln  hombre  de  quien  se  fie  I 

Salen  EL  CONDE,  EL  PRINCIPE 
V  CELIO. 

PRÍNCIPE. 

Vete,  Celio,  que  se  enoja 
Lucinda  de  que  á  su  puerla 
Venga  con  gente. 

CELIO. 

Ella  acierta; 
Porque  lo  que  más  despoja 
A  una  dama  de  su  tama. 
Es  publicar  sus  amores 
El  galán. 

príncipe. 

Pocos  favores 

Publicaré  de  mi  dama. 

CELIO. 

No  estaré  lejos  de  aquí , 

Por  si  llama  vuestra  Alteza.      (Vase. 

Desden  con  tanta  belleza, 
¿Qué  quieres  hacer  de  mi? 


;  Ay  ventanas !  cuando  os  veis 
Del  sol  puertas  de  zafiros. 
Si  de  mil  dulces  suspiros 
Las  rejas  enternecéis, 
;.Por  qué  no  decís  que  veis 
Mis  ojos  hechos  aurora? 
Pues  ella  por  verle  llora, 

Y  ellos,  al  contrario,  al  cielo 
Hasta  (]ue  rompiendo  el  velo. 
Los  pies  de  la  noche  dora ; 
Huya  de  mí  sol  Lucinda 
Esta  noche  artificial, 

Que  la  noche  natural 
Ño  quiero  que  se  le  rinda; 
Que  su  luz  hermosa  y  linda 
Ño  saldrá,  si  coronado 
De  luz  sale  el  sol  prestado 
Al  cielo  desde  sus  ojos. 
Donde  yace  por  despojos 
La  noche  de  mi  cuidado. 
;.De  qué  me  sirve  el  poder. 
Si  no  puedo  lo  que  quiero, 

Y  en  lo  que  quiero  no  espero 
Que  pueda  más  de  querer? 
Mas  si  quereres  hacer 

Lo  más  que  puede  el  valor. 
Yo  quiero  que  tu  rigor 
Pueda  en  mí  lo  que  quisiere, 
Pues  harto  puede  quien  quiere 
Sufrir  cuanto  puede  amor. 

CONDE.  {Ap.) 
Notables  quejas,  suaves 
Suspiros,  lástima  es  ver 
Que  tenga  amor  tal  poder 
Hasta  en  los  hombres  más  graves ; 
Lucinda  sale,  yo  quiero 
Esconderme  hasta  que  venga 
Don  Bernardo,  porque  tenga 
Principio  el  favor  que  espero"; 
Que  al  ingenio  muchas  veces 
Se  ha  rendido  la  fortuna. 

príncipe. 
Los  marcos  dan  luz  alguna. 
¡Ay  dulce  sol,  sí  amaneces! 

Salen  EL  PRÍNCIPE  v  LUCINDA. 

LUCINDA. 

¿  Es  vuestra  Alteza? 

PRÍNCIPE. 

Yo  soy, 

Y  lióme  llames  asi. 

Que  ya  no  hay  alteza  en  mi 
Después  que  á  tus  pies  estoy. 

LUCINDA. 

¿Quién  viene  con  vos? 


Señora, 
El  elemento  del  fuego. 
Un  niño,  un  gigante,  un  ciego. 
Un  Argos  que  vela  agora; 
Una  salamandra  ardiente. 
Un  áspid  entre  las  llores, 


214 


COMEDIAS  LSCOGIDAS  ÜE  ÜÜN  HUJiCISCO  DE  ROJAS. 


tíue  es  solire  varias  colores 
Camaleón  traspareiUe; 
l'ii  Kéiiix  que  muero  y  nace 
üe  si  mismo,  una  sirena 
Que  canta  y  mala,  una  pena 
Que  atormenta  y  satisface , 
Un  animoso  temor; 
Pero  puesto  que  os  asombre. 
Si  queréis  saber  su  nombre. 
Sabed  que  se  llama  amor. 

LCCINDA. 

Bien  parecéis ,  gran  Señor, 
Pues  aunque  os  tengo  avisado, 
Venis  tan  acompañado. 

PRÍNCIPE. 

Pues  con  todo  cuanto  os  digo, 
Vengo  tan  solo,  que  sigo 
La  sombra  de  mi  cuidado. 
Que  de  mi  amor  los  efetos 
Son  interior  compañía. 
Aunque  á  tenerla  de  dia 
Los  reyes  están  sujetos. 

LUCINDA. 

íPues  es  de  dia? 

pní.\xiPE. 
En  secretos 
líayos  del  sol  para  mf. 
Que  en  vuestros  ojos  le  vi. 

LBCINDA. 

¿En  Gn,  estáis  solo? 

príncipe. 
Amor 
Está  conmigo. 

LUCINDA. 

Mi  honor 
Me  obliga  que  os  bable  asi. 

Salen  DON  DIEGO  v  LOPE,  de  camino. 

DON  DIEGO. 

Las  postas  fué  muy  bien  hecho 
Que  á  la  puerta  se  quedasen. 

LOPE. 

Si,  pero  no  que  llegasen 
A  las  horas  que  sospecho. 

DON  DIEGO. 

^En  qué  lo  ves? 

LOPE. 

En  no  ver 
Tienda  abierta  en  Zaragoza, 
Mesou  de  huésped  ni  moza. 

DON  DIEGO. 

No  sé  qué  habemos  de  hacer. 
Que  no  me  está  bien  llegar 
Con  alboroto. 

LOPE. 

No  siento 
Lo  que  es  el  alujamiento  ; 
IVro  quisiera  alojar 
La  panza  si  hubiera  dónde. 

DON  DIEGO. 

ICso  es  imposible  ya. 

LOPE. 

La  noche  ¿qué  no  podrá? 
Todo  lo  encierra  y  lo  esconde 

DONDIEGO. 

Llaman  ausencia  del  dia 
A  la  noche. 

liien  dijeron. 
Pues  sus  sombras  se  atrevieron 
A  la  faiUi  que  él  hacia. 

DON  DIEGO. 

r.l  silencio  y  soledad 
De  la  noche  son  efetos. 


LOPE. 

Pasteleros  recoletos 
Son  los  de  aquesta  ciudad ; 
Sustento  tan  socorrido 
No  se  habia  de  esconder 
Hasta  el  alba. 

DON  DIEGO. 

Si  comer 
Quieres  de  lo  que  he  traído, 
Lope,  aquí  en  la  faUri(|uera, 
Eso  puedo  darte. 

LOPE. 

¿Yes? 

DON  DIEGO. 

Confites. 

LOPE. 

No  me  los  des; 
¡Pesar  de  un  pié  de  teruera 
Con  un  ajo  castellano! 
¿Yo  conütes?¿Soy  ardilla? 

UON  DIEGO. 

Mira  que  son  de  Castilla. 

LOPE. 

¡  Oh  confitero  inhumano ! 
Cómalos  un  gran  señor 
Después  de  treinta  capones 
Por  quitar  imperfecciones 
Al  gusto  con  limpio  olor. 

DON  DIEGO. 

Lo  dulce  es  muy  alabado. 

LOPE. 

Pues  que  lo  coma  el  Sofí; 
Un  capitán  conocí 
Que  no  recibió  soldado 
Que  supiese  que  en  su  vida 
Comió  confites. 

DONDIEGO. 

¿Por  qué? 

LOPE. 

Porque  se  sabe  que  fué 
Siempre superOua  comida. 
Femenil  y  delicada, 
i  un  soldado  ha  de  comer 
Sierpes,  y  á  falta,  morder 
Las  manzanas  de  la  espada. 

DON  DIEGO. 

Hartos  veo  y  harto  honrados 
Que  porque  espadas  no  tienen 
-No  las  comen. 

LOPE. 

Esos  vienen 
Con  servicios  desdichados; 
Pero  cuando  el  tiempo  es  tal 
Aunque  en  dichosos  imperios, 
Que  coman  de  monasterios 
Tenlo  por  mala  señal; 
Algunos  hombres  dejaron 
En  testamentos  que  hicieron 
liaciones  con  que  vivieron 
X  perros  con  quien  cazaron ; 
Soldado  bas  sido  uo  más , 
Durmamos,  si  hay  dónde. 

DON  DIEGO. 

Aquí 
Hay  un  portal. 

LOPE. 

Yo  por  ti 
.Me  pesa,  que  en  Gn  estás 
A  buena  cama  enseñado : 
Yo,  medio  galgo  y  medio  hombre. 
Tengo  diez  de  gentil  hombre 
Y  en  pié  me  duermo  arrimado. 
(Arrimados  don  Diego  ij  I.o¡tc., 


Salen  DON  BERNARDO,  RAMIRO 
V  FEBO. 

DON  BERNARDO. 

Cuando  os  hiciere  señal , 
Los  dos  acometeréis; 

Y  mirar  que  le  apretéis, 
Pero  con  destreza  tal. 
Que  jamás  le  loque  espada. 

Deja  el  cuidado  á  los  dos. 

LOPE. 

Moscones  andan  por  Dios. 

DON  DIEGO. 

Duerme,  y  no  pienses  en  nada. 

LOPE. 

Mátele. 

DON  DIEGO. 

No  hagas  ruido. 

LOPE. 

Es  con  el  diablo. 

DON  DIEGO. 

Callar. 

LOPE. 

Moscones,  ir  á  picar 

Un  hombre  que  haya  comido. 

FEBO. 

(.Qué  aguardas? 

DON  BERNARDO. 

A  que  se  vea 
El  Conde,  que  ha  de  llegar 
.\  defenderle. 

LOPE. 

Picar 
Con  el  diablo.  ¿Soy  jalea? 
¿Soy  pastel?  ¿Soy  manjar  blanco? 
¿Soy  pierna  de  pobre? 

DON  DIEGO. 

Adviene 
Que  anda  gente. 

LOPE. 

De  esa  suerte 
La  de  me  fecit  arranco. 

LUCINDA. 

Gente  suena,  y  uo  es  razón 
Que  sepan  con  quién  habláis. 

PRÍNCIPE, 

¿Celos  del  temor  me  dais? 

LCCINDA. 

.No  hay  burlas  con  la  opinión,    (l'asc.) 

FEBO. 

Gente  he  sentido,  sin  duda 
Es  el  Conde. 

DON  BERNARDO. 

Meter  mano. 
(Pénense  máscaras.) 

PRi.NCIPE. 

.Vo  me  recelaba  en  vano ; 
Si  aquí  el  valor  no  me  ayuda. 
Traidores  me  han  de  acabar, 
Que  son  traidores  los  celos. 

■    DON  BERNARDO. 

Matarle,  llegad. 

DON  DIEGO. 

¡Ay  cielos! 

,  PRÍNCIPE. 

Nadie  se  dejó  matar. 

I  DON  OIEGO. 

Y  más  teniendo  á  su  lado 
ün  hombre  de  bien. 


FEBO. 

1)^'  veías  rifien,  por  Dios. 

DÜ.N  BERXARDO. 

Kl  CüiiJe  nos  lia  eugañaüo. 
(Huyen  los  tres  del  Principe  y  de  don 
Diego.) 

Salen  EL  PRÍNCIPE,   DON    DIEGO, 
LOPE  Y  EL  CONDE. 

CONDE.  [hiere 

jQutí  eseslo?  ¡Sin  que  ¡revenido  hu- 
Al  l'i  iiici|)e  acomete  don  Ueniardo  ! 

fRÍNClPE. 

IHjüJlüs,  caballero,  que  me  importa 
^,.^ercll  esta  calle  conocido. 

CONDE.  (Ap.) 
lioiue  sin  duda  el  Principe  ba  traido. 

DO.-»  DIEGO. 

ILirc  1(1  qae  mandáis, pues  ya  sospecho 
yiie  d  o  alguna  persona  el  honor  causa 
y  lie  lio  acabéis  la  comenzada  empresa. 
CONDE.  [veces 

Krif  L'l  suceso.  ;0h  industria,  cuántas 
licsuiías  en  más  daño  de  tu  dueño! 
Volverme  quiero,  que  será  mi  muerte 
Si  me  reconociesen  en  la  calle. 

PRÍNCIPE. 

A  lo  que  muestra  el  hábito  y  el  talle, 
Parecéis  forastero,  caballero. 

DON  DIEGO. 

En  este  punto  llego  á  Zaragoza. 
V  fué  dicha  llegar  en  este  punto, 
Porque  sin  duda  os  matan  si  no  llego. 

príncipe. 
Téngolo  por  sin  duda,  que  soy  hombre 
Que  sin  resolución  tan  ali^vida 
No  vinieran  con  máscaras  de  celos ; 
Yo  sirvo  en  esta  calle  á  cierta  dama 
Que  su  desden  encubre  con  su  fama ; 
No  corresponde  á  mis  obligaciones 
Que  dice  qne  no  quiere  en  opiniones 
Su  honor;  y  para  mi  miente,  pues  veo 
l)ue  el  dueño,  como  veis,  de  su  deseo 
Viene á  matarme,  siendoyo; ¿qué dudo 
De  hablarcon  vos,  áijuien  la  vida  debo? 
Siendo  el  Principe  jo. 

DON  DIEGO. 

Dábame  el  alma 
Mil  señas  del  valor  de  vuestra  Alloza, 
Que  las  tinieblas  de  la  oscura  noche 
Querían  encubrir  á  mi  ignoraucia ; 
Dadme  esos  pies  mil  veces. 

PRINCIPE. 

Con  los  brazos 
Honrar  esjustolos  valientes  vuestros; 
Va  que  sabéis  quien  soy,  y  que  os  pro- 
[meto 
No  ser  ingrato  á  beneficio  tanto. 
Decidme  vos  quién  sois. 

DON  DIEGO. 

Si  vuestra  Alteza 
l.a  paTabra  me  da  de  no  decirlo 
Hasta  que  estén  mis  cosas  en  estado 
Que  puedan  dar  la  cara  descubierta, 
Sabrá  quién  soy  y  mis  desdichas. 

PlllNClPE. 

Digo 
Que  con  la  obligación  de  vuestro  am¡í;o 
Si  la  de  ser  quien  soy  no  basta,  juro 
Detener  en  secreto  vuestro  nombre. 

DON  DIEGO. 

Pues  en  tan  justa  confianza,  oídme. 

PRÍNCIPE. 

Imilaré  la  noche  cu  el  silencio. 


DON  DIEGO  DE  NOUIIE. 

LOPE.  [dido 

Y  yo  entre  tanto  en  este  umbral  teii- 
Quíero  probar  que  un  hombre  (|iic  ha 

[corrido 
La  posta,  y  llega  el  parche  desollado 
Puede  dormirse  sin  haber  ceuado. 

DON  DIEGO. 

Heroico  Príncipe,  en  quien 

El  alto  cielo  atesora 

Las  grandezas  y  virtudes 

Que  un  real  sugeto  adornan; 

Vos,  que  habéis  de  dar  más  nombre 

Y  excelencia  más  famosa 
A  la  casa  de  Aragón 

Que  sus  insignes  victorias  ; 

Sabed,  que  para  serviros 

•Soy  don  Diego  de  Mendoza, 

Deudo  de  familia  ilustre. 

De  la  banda  verde  y  roja  ; 

De  la  montaña  á  Castilla 

Vine  con  edad  tan  poca. 

Que  fui  menino  del  Iley 

Que  hoy  con  su  llave  rae  bonra  ; 

Fué  mi  ejercicio  la  caza 

Gran  tiempo,  y  en  las  frondosas 

Selvas  mi  vida  más  libre 

Que  el  viento,  rey  de  las  ondas; 

AlU  las  aves  andaban 

De  mis  tiros  temerosas, 

Y  las  fieras  de  mis  armas 
Trepando  las  altas  rocas ; 
En  la  orilla  del  Pisuerga 
Pasaba  las  tristes  horas 
De  los  juveniles  dias 

Que  la  mejor  sangre  gozan  ; 

Otras  veces  á  la  espada 

Negra,  acompañada  ó  sola, 

Enseñaba  el  fuerte  brazo. 

Que  tanto  al  que  es  noble  importa  ; 

Vineme  á  bacer  lan  robusto, 

Que  no  volviera  pelota 

Que  yo  sacara  Koldau: 

.\si  volaba  furiosa; 

Pues  en  las  cañas  la  roia 

De  manera  el  aire  azota, 

Que  la  tuvieran  por  ave 

Las  celestes  claraboyas ; 

En  la  arrugada  cerviz 

De  los  toros  de  Zamora 

Vio  Valladolid  mil  veces 

Cuchilladas  tan  airosas 

Que  las  arenas  sangrientas 

Alcanzaron  con  la  boca 

Como  otras  veces  la  yerba 

Del  Duero  en  la  verde  alfombra ; 

No  sabia  en  este  tiempo 

Si  amor  era  pena  ó  gloría. 

Si  era  alegría  ó  tristeza. 

Si  era  descanso  ó  congoja. 

Si  era  voluntad  ó  fuerza. 

Si  era  antídoto  ó  ponzoña , 

Si  era  enemigo  ó  amigo. 

Sí  era  fábula  ó  historia  ; 

Pero  por  tomar  venganza, 

Si  délos  libres  la  toma. 

Previno  el  arco,  imitando 

La  que  á  ninguno  perdona ; 

Nació  un  Principe  en  Castilla, 

En  cuyas  fiestas  dichosas 

Una  sortija  mantuvo 

El  claro  marqués  de  Astorga  ; 

Salí  galán  de  encarnado. 

Con  mil  armiños  por  orla. 

Todo  el  campo  del  vestido 

Narcisos  de  plata  bordan ; 

Blanco  un  hermoso  caballo 

Que  de  la  clin  á  la  cola 

Pienso  que  estuvo  del  arte 

Naturaleza  envidiosa  ; 

Llamábase  Pensamiento. 

Nombre  que  su  iotento  abona, 


Porque  en  la  color  y  el  vuelo 
Pensó  que  era  garza  hermosa. 
Dábanle  mayor  belleza , 
Aunque  era  extremo  de  todas , 
Guarniciones  encarnadas 
Llenas  de  perlas  y  aljófar. 
Llevé  en  un  dorado  carro 
Con  una  palma  y  corona 
A  la  libertad  triunfando 
Del  amor,  las  Hechas  rotas. 
Atados  iban  los  celos 
Con  la  ausencia  peligrosa, 
El  desprecio  y  el  desden 
Con  grillos  y  con  esposas. 
Gánele  al  mantenedor 
Por  mejor  lanza  una  joya  ; 
Dila  á  una  dama  del  Rey 
De  la  casa  de  Cardona ; 
.\gradecióme  otro  día 
El  servicio,  y  de  una  y  otra 
Palabra  fué  amor  trazando 
su  venganza  rigorosa, 
f  racé  escribirla  un  papel , 
No  porque  el  amor  le  nota , 
Mas  por  parecer  discreto. 
Que  bay  arrogancias  en  prosa. 
Kespondióme  y  fué  creciendo 
La  amistad  ,  hasta  que  toda 
Kl  alma ,  basta  allí  cobarde  , 
En  el  mar  de  amor  se  engolfa. 
Apenas  vine  á  quererla  , 
i'.uando  de  ella  se  enamora 
.Ñuño  de  Ziiñiga ,  un  hombre 
Ue  grande  y  gentil  persona , 
Trece  del  Orden  ilustre 
Ue  la  insigne  espada  roja , 
Hombre  estudioso  en  la  guerra. 
Pirro  en  Grecia ,  Héctor  en  Troya. 
Los  celos  que  llevé  á  todos , 
El  amor  desaprisionan 
Panto,  que  estuve  á  sus  pies. 
Así  se  truecan  las  cosas. 
Cayóseledel  marfil 
De  la  mano  á  esta  señora 
En  un  jardín  cierto  día 
ün  guante  cogiendo  rosas. 
Corrimos  juntos  yo  y  Ñuño 
A  alzarle;  su  furia  loca 
Kné  tal ,  que  me  derribó 
Sobre  una  fuente,  que  agora 
No  mormurará  de  mí , 
Como  á  ver  el  campo  corra. 
Adonde  sus  vidrios  puros 
Trocó  por  sangrientas  olas. 
El  Rey  volvió  la  cabeza. 
La  risa  le  fué  forzosa , 
Los  deudos  se  alborotaron , 
Sólo  amor  no  se  alborota, 
l'uíme ,  y  escribíle  á  Ñuño , 
Que  le  espero  á  las  diez  horas 
ICn  el  prado  de  la  Sania  , 
Que  á  serlo  á  tantas  provoca. 
Vino  Ñuño  y  vino  solo, 
V  apenas  miró  mi  sombra , 
Cuando  sacando  la  espada 
La  capa  en  el  brazo  dobla. 
Contarte  aquesta  pendencia , 
Era  aguardar  que  la  aurora 
Se  bailase  donde  te  cubres 
De  la  noche  perezosa. 
Hasta  saber  que  á  los  brazos 
Llegamos,  porque  socorra 
Mi  honor,  derribando  á  Ñuño, 
Caída  tan  afrentosa. 
M:itéi  Ñuño  con  la  daga. 
Por  donde  faltó  una  cota 
Que  traía,  y  con  mis  celos 
Murió  también  mi  deshonra. 
Por  lomar  mí  capa  entonces , 
Tomé  la  suya ;  responda 
Por  mi  turbación  el  caso. 
Donde  más  ánimo  sobra. 


516  COMEDIAS 

i-uimeá  lacena  del  Re;,  I 

Por  disimular;  mas  viúla 

Con  la  cruz  dos  ó  tres  veces  :  ' 

Yo,  por  v( T  que  mira  y  nota,  j 

Ü.ijo  los  ojos,  y  veo 

Lacapa  (leNuYio.ygotas  \ 

De  s;ingrf  por  muchas  partes; 

Y  allí  la  cruz,  de  la  forma 
Que  en  bs  esquinas  la  ponen 
l'ar»  trágica  memoria 

En  letras  que  de  ella  informan  : 
lAquI  mataron  íi  un  hombreí. 
Que  era  probanza  notoria. 
Viendo  la  inquietud  del  Rey, 
Con  turbación  vergonzosa 
Cubrí  la  cruz  á  las  hachas 
Que  ya  alumbraban  todas  : 

Y  antes  (lue  el  liey  se  acosiase , 
Camino  de  Zaragoza 

Tomé  l;i  poíla, que  salva 
Mejor  que  el  ruego  la  posta. 
Llegué  donde  tengo  á  dicha 
Que  aun  mismo  tiempo  conozcas, 
Mi  historia  de  mis  palabras, 

Y  mi  valor  de  mis  obras. 

PRÍNCIPE. 

Don  Dieco,  no  pudiera  encarecerte , 

si  no  pensara  ser  agradecido, 

El  gusto  que  me  ba  dado  conocerte 

Y  el  ver  que  á  nuestro  reiuo  hayas  ve- 

[nido; 
Mi  obligación  de  esta  verdad  te  advier- 

Y  el  ser  quien  soy;  y  así,  te  ruego  y 

[pido 
Vengas  conmigo,  que  es  gastar  razones 
Principios  de  negar  obligaciones. 
Dos  hijos  tendrá  el  Rey,  y  yo  un  herma- 
DON  DIEGO.  [no- 

Señor,  perdonaréis  mi  alrevimíento. 
Que  aquí  no  he  de  ser  visto  de  hombre 
[humano. 
Porque  me  importa  cierto  pensamiento. 

PRÍ.-ICIPE. 

¿Qué  dices? 

DON  DIEGO. 

Que  me  deis.  Señor,  la  mano; 
Porque  en  amaneciendo,  daré  al  viento 
Velas  en  postas  |)or  el  mar  airado 
De  mi  temor,  que  corre  más  sagrado: 
Que  aunque  es  verdad  de  vos  seguru 
[fuera. 
No  quiero  que  los  deudos,  grandes  to- 
[dos, 
De  Ñuño,  busquen  la  ocasión  primera 
Para  matarme  con  injustos  modos. 
Es  la  venganza  bárbara  tan  liera. 
Que  los  ejemplos  griegos,  persas,  go- 
[dus. 
Romanos  y  españoles,  con  mil  voces 
Muestran  al  que  agravió  casos  atroces. 
Yo  me  quiero  partir  a  Rarcelona. 

Y  de  allí  á  Italia,  con  licencia  vuestra. 

PRÍKCIPE. 

Pues  para  estar  secreto,  ¿no  meabona 
Sino  el  poder  la  diligencia  nuestra? 
Para  solo  esconderse  tu  persona 
De  la  venganza  en  invenciones  diestra, 
¿No  tendrá  Zaragoza  mil  sagrados? 
4N0  hay  guardas ,  no  hay  defensas  ,  no 
[hay  soldados? 

DON  DIEGO. 

No  niego  que  pudieras  defenderme; 
Pero  para  mejor  asegurarme 
Me  importa  de  las  lenguas  esconderme, 
Que  pueden  con  las  plumas  declarar- 
[nie: 
Si  me  has  de  hacer  merced ,  si  quieres 
[verme. 
Déjame  á  mí  de  mi  Icmor  guardarme, 


ESCOCIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  HOJAS 
;jue  en  Z;iragoza  viviré  escondido 


n  ser  de  ningún  hombre  conocido. 

PRÍNCIPE. 

,.Pues  cómo  te  veré,  si  ya  obligado. 
Tu  amigo  soy? 

DON  DIEGO. 

En  este  mismo  puesto 
Todas  las  noches. 

PRÍNCIPE. 

Quedo  confiado 
Que  tu  palabra  cumplirás  en  esto. 

DON    DIEGO. 

Seguro  puedes  ir. 

PRÍNCIPE. 

Llama  al  criado. 

DON  DIEGO. 

¿Lope?  ¿Ha Lope? 

LOPE. 

¿Qué  necio  tan  molesto 
Oespicrta  á  los  cristianos  á  esta  hora? 

DON  DIEGO. 

Mira  que  sale  ya  la  blanca  aurora. 

LOPE. 

¡  Oh  pesia  á  los  poetas  que  inventaron 
Aurora  ó  calabaza!  ¿No  pudieran 
Pasarse  sin  su  aljófar? 

DONDIEGO. 

Mira ,  loco , 
Que  esta  su  Alteza  aquí. 

LOPE. 

Perdona  al  sueño. 
Que  suele  ser  de  los  sentidos  dueño. 

PRÍNCIPE. 

Venga  conmigo  Lope ,  porque  quiero 
Que  no  le  falte  en  Aragón  dinero. 

DON  DIEGO. 

Los  dos  hasla  la  puerta  de  palacio 
iremos  siempre  que  á  este  calle  vengas; 
Pero  pasar  de  «Mi,  no  lo  permitas. 

PRÍNCIPE. 

.\o  sé  qué  pensamientos  solicitas. 

LOPE. 

Déjame  á  mi  tomar,  si  tú  no  quieres. 

DON  DIEGO. 

Üeja,  Lope,  el  tomar  á  las  mujeres. 

LOPE. 

Bien  dices,  tomaré  por  tu  consejo , 
Pues  la  necesidad  está  excusada , 
Con  ser  mujer  buscona  y  pedigüeña, 
Que  expuso  en  escribir  y  en  pedir  duc 
[ña. 


Salen  DOSA  LEONORA 
DERNARDO. 

LEONORA. 

Esta  noche  no  ha  venido 
El  Conde,  mi  hermano. 

DON  DERNARDO. 

Ha  dado 
En  celoso  y  desvelado 
De  cierto  desden  perdido. 

LEONORA. 

No  me  puedo  persuadir 
Que  mi  hermano  quiera  bien. 


DON 


DON 

Yo  lo  pensaba  también ; 

Has  no  puedo  atribuir 

Su  inquietud  si  no  es  á  amor. 

LEüNlinv. 

El  del  Principe  será. 


DON  BERNARDO. 

Esc  bien  pagado  eslá 
De  su  privanza  y  favor. 

LEONORA. 

■Y  TOS  soisle  muy  fiel  ? 

DON  BERNARDO. 

No  sé,  Leonora;  por  Dios, 
Querría  privar  con  vos. 
Va  que  DO  privo  con  él. 

LEONORA. 

Vo  estimo,  cono  es  razón . 
Los  amigos  de  mi  hermano. 

DON  BERNARDO. 

.\o  lo  diré  yo,  que  en  vano 
Tuve  un  tiempo  esa  opinión. 

LEONORA. 

Kl  viene. 

Sale  EL  CONDE. 


alio  á  Leonora. 

DON  BERNARDO. 

¿Y  de  mi 

Qué  es  lo  que  diré? 

CONDE. 

No  sé. 
Mientras  que  no  os  hablo  apaño ; 
;'ues  ya  debéis  de  saber 
lue  para  echarme  á  perder 
v'os  solo  fuérades  parte. 

DON  BERNARDO. 

i.  Si  vi  por  la  esquina  gente , 
Qué  había  de  imaginar? 

CONDE. 

;,Si  yo  no  os  llegaba  á  hablar. 
No  fué  cosa  impertinente 
Arrojaros  de  aquel  modo? 

DON  BERNARDO. 

Ya  es  hecho,  ¿qué  se  perdió? 
Demás ,  que  imagino  .yo 
i,lue  fué  prevenido  todo, 

Y  que  el  Príncipe  tenia 
Criados,  y  tan  honrados. 
Que  han  herido  á  mis  criados ; 
l*ues  uno  entre  ellos  venia, 
Que  desde  que  yo  n.ací 

No  he  visto  mejor  espada. 

CONDE. 

En  la  ocasión  más  honrada 
'.rédito  v  honor  perdí. 
Volvamos  á  hablar,  Bernardo, 
\  Leonora,  que  no  es  bien 
ijue  nos  entienda;  pues  quieu 
I  \noche  fué  tan  gallardo 
^upo  gozar  la  ocasión. 
Pues  .Leonora ,  ¿qué  has  pensado 
i)e  verme  tan  desvelado? 

LEONORA. 

Qué  ajenos  cuidados  son ; 

Y  si  va  6  decir  verdad. 
Menos  dentro  te  querría , 
üue  el  descanso  no  se  fia 
i'al  vez  de  la  majestad. 

CONDE. 

Yo  sirvo,  y  debo  servir 
Con  lealtad. 

Sale  LISEO. 

I.ISEO. 

Aquí  ha  llegado 
Un  hombre  harto  bien  tratado, 

Y  que  acaba  de  venir 
Oe  Castilla. 


¿Ouú  meíiuioreí 

LISEO. 

Parle  una  caria. 

CONDE. 

Éiilre,  pues. 
Salen  DON  DIEGO  i  LOPE. 

DON  DIEGO. 

Dadme,  SeDor,  vuestros  pies. 
Aqui  será  bien  que  espere. 

DON  DIEGO. 

Del  Almirante,  Señor, 
Ei-<sia  caria. 

CONDE. 

Uostrad. 

DON  DIEGO. 

Yo  he  venido  6  esla  ciudad 
Ku  fe  de  vueslro  favor : 
Ocme  vuestra  señoría 
Los  píOs. 

CONDE. 

No  esleís  de  ese  modo. 
LOPE.  (Ap.) 
¡Oh  qué  bien  que  se  liace  todo 
Lo  que  la  lorluna  guia! 

CONDE. 

(Lee.)  tA  don  Juan  de  Guzman,  mi 
«camal tro,  por  no  casarse  desigual- 
iineute  .  le  fué  forzoso  dejar  á  Casli- 
»lla.  l'idióme  osla  carta  con  deseos  de 
«servir  á  vueseñoria,  á  quien  suplico 
•honre  en  su  casa  con  el  olicio  que  fue- 
»rf  servido,  pagándole  á  él  esla  volun- 
»lad  ,  y  a  mi  la  confianza  con  que  se  lu 
isuplico.il 
¿Sois  vos  don  Juan  de  Guzman? 

DON  DIEGJ. 

Si,  Señor. 

CONDE. 

Aqui  tendréis 
Mi  casa,  que  merecéis 
Majorcs  cusas,  don  Juan , 
Cor  vuestra  misma  persona , 
Sin  otro  ajeno  favor. 

DON  DIEGO. 

No  en  balde  ,  invicto  Señor, 
Por  luz  de  aquesta  corona 
Alia  os  publica  la  fama. 
Ni  quiero  yo  más  honor 
Que  servir  tan  gran  Señor. 

CONDE. 

¡  Mola !  al  mayordomo  llama, 
Y  haz  (|ue  le  den  aposento 
Conforme  .á  su  calidad. 

DON  DIEGO. 

Señor ,  i  tanta  humildad 
Vos  le  dais  merecimiento. 

CONDE. 

Hermana,  yo  voy  á  ver 
Si  el  Principe  se  levanta. 

DON  DIEGO. 

No  podré  yo  merced  tanta 
Gn  mi  vida  agradecer , 
Ni  ¡<  mi  forluna  ni  &  vos. 
{Vnnse  el  Conde  y  don  Ilcrnardo.) 

I.OPE. 

¿Hizo  la  carta  fingida 
Efecto? 

DOS  DIEGO. 

De  nuestra  vida 
Estíi  el  remedio  en  los  dos. 

LEONOHA. 

¿Üüii  Juan? 


DON  DIEGO  DE  NOCHE. 

DONDIEGO. 

¿Señora? 

LEONOBA. 

Escufliad. 
¿En  la  corle  habéis  vivido? 

DONDIEGO. 

Alli ,  Señora  ,  he  servido 
La  llor  de  mi  verde  edad , 
Auncpie  sirviendo  se  goza 
Lu  pnco<|ue  ya  sabéis. 

LEONORA. 

¿Quién  duda  que  conocéis 
A  don  Diego  de  Mendoza , 
Un  caballero,  sobrino 
Del  duque  del  Infantado? 

DON  DIEGO.  (.4/).) 
Confieso  que  me  he  turbado. 

LEONOR.X. 

¿Qué  estáis  pensando? 

DON  DIEGO. 

Imagino 
La  causa  por  ¡pié  queréis 
Saber  de  ese  caballero. 

LEONORA. 

Hay  aqui  cierto  escudero , 
Que  vos  no  le  conocéis , 
Que  en  Castilla  le  servia; 
Esle  en  cualquiera  ocasión 
Habla  con  tanta  pasión 
De  su  lalle  y  valentía, 
Que  al  principio  me  cansaba 
Y  después  me  aficionó. 

DON  DIEGO. 

¿Yesláaíiul? 

LEONORA. 

Ya  se  partió 
A  una  aldea,  donde  estaba 
l'or  dueño  de  una  heredad 
Que  mi  hermano  tiene  alli. 

DON  DIEGO. 

¿Oyes  esto? 

LOPE. 

Señor,  si. 

LEONORA. 

Quiero  saber  si  es  verdad 
Loíiue  cuerna  de  don  Diego 
Este  escudero. 

DON  DIEGO 

Señora, 
A  quien  preguntáis  ahora. 
Esta  de  su  umor  tan  ciego. 
Que  os  dirá  cosas  extrañas ; 
Pero  para  que  creáis 
Que  á  todos  cuantos  habláis 
US  alaban  sus  hazañas, 
Llamad  ese  criado  mió. 
Hombre  del  vulgo,  y  veréis 
Las  cosas  que  del  sabéis. 

LEONORA. 

Aunque  de  vos  las  confio, 
ilolgaré  de  hablar  con  él 
l'ara  tener  más  testigos. 

DON  DIEGO. 

¿Ñuño? 

LOPE. 

¿Señor? 

DON  DIEGO. 

Mi  Señora 
Tc(|uicre  hablar. 

LOPE. 

Ya  suliinius 
D.sdeclcalwlloaleslradu. 

LEUWR*. 

¿Ñuño? 


LOPE. 

¿Señora?  (ilp.  ¿Qué  obispo 
Me  conlii inó  ?  ¿No  era  yo 
Lupe  no  há  un  hora?) 

LEONORA. 

He  querido 
Preguntarte,  si  es  verdad. 
Por  mil  cosas  que  me  han  dicho, 
Si  don  Diego  de  Mendoza... 

LOPE. 

¿Qué  es  esto? 

LEONORA. 

Adviene :  ¿  el  sobrino 
Del  duque  del  Infantado, 
Es  el  más  galán  que  ha  visto 
Castilla,  y  el  más  valiente 
CaballiTO  que  ha  tenido 
Granada ,  y  el  más  amado 
De  las  damas? 

LOPE. 

En  mil  siglos 
No  ha  visto  el  tiempo  algún  hombre 
De  más  parles  :  si  Narciso, 
Como  las  fábulas  dicen. 
Se  enamoró  de  si  mismo, 

Y  en  el  cristal  de  tus  ojos 
.Se  viera  don  Diego,  digo. 
Que  fuera  verdad  y  historia , 
No  porque  don  Diego  es  lindo  ; 
Mas  porque  del  pié  al  cabello 
Naturaleza  le  hizo 

lloniliri!  sin  defecto  alguno  ; 
Sólo  dicen  que  era  libio , 
Mujeres  que  despreciaba. 
Esto  no  puedo  decillo, 
Porque  casos  semejantes 
No  son  como  otros  delitos , 
Que  aqui  verán  las  preñadas... 

LEONORA. 

No  eres  necio. 

LOPE. 

Há  diasíjue  sirvo 
Con  hambre  y  necesidad. 

LEONORA. 

¿Don  Juan  ,  tu  amo,  no  es  rico 
Conforme  á  su  calidad  , 

Y  á  las  prendas  de  su  oficio? 

LOPE. 

No,  Señora. 

LEONORA. 

¿Pues  por  qué 
Siendo  lú  ingenioso  y  vivo. 
No  le  buscas? 

LOPE. 

Ya  se  ofrecen 
Algunos  mancebos  ricos , 
Pero  más  quiero  á  don  Juan 
Pobre  con  tan  buen  juicio , 
Que  sufrir  un  ignorante. 
Oye  un  cuento...  Mas  ¿qué  digo? 
Ya  se  acabaron  los  cuentos  , 
Que  como  algunos  divinos 
De  oir  estudios  ajenos 
Están  cansados  y  ahitos, 
No  quieren  cuentos;  ya  dicen 
Que  les  den  concetos  vivos, 

Y  pásensele  por  alto 
Tantos  sutilmente  escritos; 
Que  he  visto  yo  cierta  pluma 
borrar  lo  que  está  bien  dicho , 
Temiendo  que  no  ha  de  ser 
Ue  estos  sabios  entendido. 
Verdad  es  que  lo  son  muchos 
Que  escuchan  agradecidos : 
Que  como  sabios  entienden, 

¡  Perdonan  como  benignos, 
I  Defienden  como  hombres  nobles, 
Tavorecen  como  amigos , 
Disculpan  como  quien  pueden  * 
Errar;  que  todos  nacimos 


218  comedí, 

Hombres,  y  no  siempre  el  lionibre 

Es  lan  fénix  en  su  olicio, 

yue  no  pueda  errar  en  algo ; 

Hues  en  el  cielo  empiíeo 

Hubo  yerros  en  criaturas  , 

yue  Dios  tan  hermosas  Lizo , 

llasla  que  losconlirmó 

En  gracia  que  no  tuvimos 

Coiilirniada,  los  que  andamos 

Eii  el  cielo  peregrinos. 

Volviendo ,  en  lin ,  á  don  Diego 

De  Mendoza,  de  él  le  alirnio 

(Jue  no  ha  nacido  en  Castilla 

t.aballero  tan  bien  quisto. 

Don  Diego  no  es  de  los  hombres 

tíue  hablando  con  artíDcio, 

A  quien  los  escuchan  matan 

Con  vocablos  exquisitos. 

Tiene  un  claro  entendimiento, 

Fundado,  libre,  dislinlo 

Oel  vulgo,  con  que  á  quien  habla 

Agrada  en  términos  lisos. 

Las  galas  se  aprenden  de  él , 

No  impropias,  porque  vestido 

Con  igualdad,  deja  al  cuerpo 

Lugar  al  honor  j  al  brio. 

Tiene  en  la  guerra  y  la  paz , 

Señora,  tal  ejercicio, 

yue  con  las  armas  es  Marte 

Y  con  las  galas  Narciso. 
Puesto  á  caballo,  parece 
De  los  que  un  tiempo  los  indios 
Pensaron  que  eran  un  cuerpo , 
Así  van  los  dos  unidos. 
Dirás  que  el  caballo  tiene 
Urazos  de  hombre,  y,  por  lo  mismo 
yue  el  hombre  pies  de  caballo  , 
(Jue  no  son  cuerpos  distintos. 
^  asi  entiende  el  animal 
Quien  va  en  él ,  que  piensa  alllvo 
Que  ya  es  hombre  y  no  caballo 

V  ser  de  un  parto  nacidos. 
¿iVo  has  oido  que  en  el  cielo 
Hay  una  figura  ó  signo 
yuese  llama  Sagitario? 
Pues  es  su  retrato  al  vivo. 
¡  Ay  del  toro  que  probar 
Su  espada  atrevida  quiso! 
La  cerviz  con  cuera  de  ante 
Es  como  armarse  de  vidrio. 
Pero  ¿para  qué  te  canso 
Con  rudo  ingenio  atrevido 
A  las  partes  de  don  Diego? 
Korme  tu  ingenio  divino 
Un  hombre  en  su  entendimiento 
A  prueba  de  los  sentidos. 
Que  ese  es  don  Diego,  y  quien  es 
De  tales  pinceles  digno. 

LEONORA. 

Más  ciegos  estáis  los  dos 

De  la  alicion  de  don  Diego , 

Que  quien  yo  dije.  (Ap.  Amor  ciego, 

¿Como  sois  monstruoy  sois  Dios? 

¿Que  pueda  tanto  la  fama 

De  un  hombre,  y  la  inclioacion 

De  las  estrellas,  que  son 

La  mayor  fuerza  en  quien  ama? 

¿Que  quiera  lo  que  no  vi, 

Y  que  le  pinte  de  modo 
Que  le  mire  el  alma  lodo 

V  esté  retratado  en  mi? 
¿A  quién  habrá  sucedido 
Cosa  más  noble  y  extraña? 
La  imaginación  engaña 
Al  amor,  y  él  al  sentido. 
Con  esto  tengo  á  ventura 
Que  sirva  al  conde  donjuán, 
Que  él  y  Ñuño  me  dirán 
Esto  que  el  alma  procura. 
Con  ellos  descansaré 
De  este  pensamiento  loco  ) 


.\S  ESCOCIDAS  DE  U0.\  l'KANCISCO 

non  DIEGO. 

¿Lope? 

LOPE. 

¿Señor? 

do:í  diego.  (Ap.) 
Yo  sé  poco, 
O  aqui^hay  amor. 

LOPE. 

Y  yo  sé 
Que  la  fama  bachillera. 
Que  es  como  los  habladores 
Que  hacen  las  cosas  mayores. 
Te  ha  pinlado  de  manera 
Que  aquesta  mujer  te  adora. 

DON  DIEGO. 

i  Por  cuan  extraño  camino 
Trae  á  un  hombre  su  destino, 
Como  á  mi  me  trajo  ahora ! 

LOPE. 

¿Qué  piensas  hacer  en  esto? 

DON  DIEGO. 

Lo  que  quisieren  los  hados. 
Que  no  quieren  ser  osados 
En  lo  que  tienen  dispuesto. 
Ya  que  vivo  en  Aragón 

Y  con  el  conde  de  L'rgel , 
liaré  sagrado  con  él 
A  tanta  persecución ; 

Y  con  Leonora ,  su  hermana , 
De  doña  Ana  á  la  belleza. 

LOPE. 

¿No  hizo  naturaleza 

Más  belleza  que  en  doña  Ana? 

¿Qué  falla  á  doña  Leonor? 

DON  DIEGO. 

Tienes  razón;  mas  si  aquí 

Soy  su  criado,  ¿de  mí 

Como  ha  de  entender  mi  amor? 

LOPE. 

El  tiempo  te  ha  de  enseñar 
El  modo  que  has  de  entender. 

DON  DIEGO. 

Pues  si  el  tiempo  lo  ha  de  hacoj-, 
Demos  al  tiempo  lugar. 

LEONORA. 

¿Don  Juan? 

DON  DIEGO. 

¿Señora? 

LEONORA. 

Si  acaso 
Puede  tu  conocimiento. 
Buscando  alguna  ocasión. 
Escribir  á  este  don  Diego, 
¿No  vería  yo  siquiera 
Carta  y  letra  suya? 

DON  DIEGO. 

Tengo 
Con  él  tan  grande  amistad 
Que  voy  á  escribirle  luego; 
Poraue  al  despedirme  de  él 
Me  dijo  :  n  En  llegando,  os  ruego 
!  Que  me  escribáis  á  Castilla 
Vuestra  salud  y  sucesos.» 

I  LEONORA. 

I  Para  más  seguridad. 
Haz  que  lleve  Ñuño  el  pliego. 
Que  yo  le  daré  en  que  vaya 
Con  regalo  y  con  dmeros. 

LOPE.  (Ap.) 
¿Qué  te  dice? 

DON  DIEGO. 

i  ¿Quieres  tú 

í  Que  vaya  á  escribir? 

I  LEONORA. 

'  Deseo... 

'  Si  te  digo  la  verdad... 
I  Que  los  dos... 


DON  DIEGO. 

Prosigue 

LEONORA. 

Temo.. 

DON  DIEGO. 

Caballero  honrado  soy. 

LEONORA. 

Pues  porque  eres  caballero 
Te  digo,  que  si  poní 
Comunicarnos  podemos 
Don  Diego  y  yo, serás  tú 
Mi  secretario,  y  mi  pecho 
V  el  dueño  de  cuanto  soy. 

DON  DIEGO. 

Tú ,  Señora ,  eres  mi  dueño. 


Ve  á  escribir. 

DON  DIEGO. 

Voy.  (V, 

LEONORA. 

Ñuño,  escucha. 
¿No  irás,  por  servirme  en  eslo, 
Con  diligencia  á  Castilla? 

LOPE. 

Señora,  iré  tan  ligero. 
Que  parezca  que  es  pesado. 
Si  corre  á  mi  lado  el  vienlo. 
Demás,  de  que  ir  á  Castilla 
Es  de  mi  gusto ,  el  provecho 
De  servirte  estimo  en  tanto, 
I  Que  á  ser  cometa  me  atrevo 
Que  encendida  en  Aragón 
Llegue  á  Castilla  tan  presto 
Que  apenas  los  que  caminen 
Vean  por  el  aire  el  fuego. 

LEONORA. 

,Ay,  qué  olvido! 

LOPE. 

¿Como  olvido? 

LEONORA. 

¿No  fuera  bien  que  primero 
Le  preguntara  á  don  Juan 
Si  eslá  casado  don  Diego? 

LOPE. 

¿Pues  eso  no  lo  sé  yo? 

LEONORA. 

¿Cómo? 

En  cierto  casamiento 
lia  tenido  diferencias 
c.on  algunos  caballeros, 
Y  aun  creo  que  á  uno  hirió. 

LEONORA. 

4  Luego  no  se  hizo? 

LOPE. 

Pienso 
Que  por  celos  lo  ha  dejado. 

LEONORA. 

¡Ay,  Ñuño,  amigo,  si  hay  celos 
No  puede  ser  sino  amor! 

LOPE. 

Yo  pienso  que  eran  conciertos ; 

l'orque  nunca  oí  decir 

Que  amase  á  nadie  don  Diego. 

LEONORA. 

¿  Por  qué? 

LOPE. 

Porque  fué  de  todas 
Tan  amado,  que  sospecho 
Que  traía  en  la  elección 
Confuso  el  entendimienlo. 

LEONORA. 

^Engáñasme? 


No  I 


Dios. 


Sale  DON  DIEGO 

U0:5  DIEGO. 

V3C£CU1)Í. 

LEOWBA 

Lee. 

DOS  DIEGO. 

Ya  leo. 
<Hov  Le  llegado  a  Aragón, 
1  >  liov,  señor  don  Diego,  escribo, 

l'ue  para  serviros  vivo 
:  ¿a  tama  persecución. 
:La  caria  del  Almirante 
illa  sido  tan  efectiva, 

Oue  me  holgaré  que  le  escriba 

I    1  Conde,  semejante, 

lo  agradecimiento, 

va  es  su  casa  estoy, 
■  por  extremo  estoy 

"  :  r;i  lo,  alegre  y  contento. 
üjceme  merced  su  hermana, 
sil  Mia5  hermosa  señora 
:  jue  ve  el  sol  en  cuánto  dora 
>V  mas  divina  que  humana. 
>l'or  fama,  os  hace  favor, 
>nue  tiene  de  vuestros  hechos, 
>ijne  vos,  en  remotos  pechos 
«Alcanzáis prendas  de  amor. 
«Kscribilda,  que  me  importa 
íHue  me  ayude  y  favorezca, 
jl'orque  con  ella  merezca 
«Favor  mi  ventura  corta. 
•  Que  por  dicha  me  darán 
«Mas  bien  los  reinos  extraños. 
lUios  os  guarde  muchos  añus. 
>Ue  Zaragoza ,  don  Juan.» 

LE050HA. 

rila  está  á  mi  gusto;  y  tanto. 
Que  como  discreto  has  hecho 
Va  traslado  de  mi  pecho. 
Ñuño,  ya  te  he  dicho  cuanto 
Me  importa  la  brevedad  ; 
Cierra  tú ,  y  él  se  aperciba. 

DOM  DIEGO. 

Yo  haré  que  don  Diego  escriba. 

LEONOB*. 

Si  es  ciega  la  voluntad. 

Bien  se  ha  probado  en  mi  amor. 

Pues  quiero  lo  que  no  veo.      ( Ve 

DO.N  DIEGO. 

iQué  le  parece? 

LOPE. 

Que  creo. 
Que  es  tu  remedio.  Señor. 

D0:<  DIEGO. 

Tú  estarás  en  mi  aposento, 
S6lo  de  noche  saldrás. 

LOPE. 

En  fin ,  ¿tú  responderás? 

DOS  DIEGO. 

Responder  también  intento, 
Hasu  ver  en  lo  que  para. 

LOPE. 

i  Y  si  le  obliga  á  escribir 
Que  vengas  aquí? 

DOM  DIEGO. 

Venir. 

LOPE. 

En  lo  que  dices  repara. 

DOS  DIEGO. 

¿No  hay  noche? 

LOPE. 


DON  DIEGO  DE  NOCHE. 

DOS  DIEGO. 

Seré  de  dia,  don  Juan; 
Seré  don  Diego,  de  noche. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  EL  PRÍNCIPE  v  LL'CINDA. 

LUCINDA. 

j  Cómo  se  entró  vuestra  Alteza? 

pni.xciPE. 
Como  no  hay  puerta  al  poder. 

LUCINDA. 

(.Violencia  se  puede  hacer 
Al  honor  y  á  la  nobleza? 

PRÍSCIPE. 

Lucinda ,  menos  airada , 
No  te  olvides  de  quien  soy. 

LUCINDA. 

No  haré ,  Señor ;  pero  estoy 
.Más  á  mi  misma  obligada. 
Si  yo  supiera  el  criado 
ijue  esta  noche  se  atrevió 
A  meterle  aquí... 

PRÍNCIPE. 

Y  si  yo 
Fuera  de  tu  amor  pagado. 
No  hicieras  los  desatinos 
Que  ves  :  tú  la  culpa  tienes 
Que  yo  intente  á  tus  desdenes 
.Mil  maneras  de  caminos. 
La  noche  me  favorece , 
V  tú ,  que  eres  sol  y  dia , 
Me  malas,  Lucinda  mia. 

LUCINDA. 

Siempre ,  Señor,  que  anochece 
Está  temblando  mi  honor 
De  vuestro  grande  poder. 

PBiSCIPE. 

;,  Qué  daño  le  puede  hacer 
Mezclado  con  tanto  amor? 
Ocho  dias  hay,  y  aun  más , 
Que  no  he  llegado  é  tus  rejas; 
Pues  dime,  ¿de  qué  te  quejas. 
Si  de  mi  poder  lo  estás? 
Sabe  Dios  cómo  he  pasado 
Estos  dias  que  te  digo, 
Si  no  es  amor  buen  testigo 
Oe  mi  celoso  cuidado. 
Por  ti  me  quieren  malar ; 
Quien  le  sirve  á  amor  te  mueve , 
Que  quien  á  su  Rey  se  atreve , 
ilucho  te  debe  de  amar. 
Perdonóle ,  porque  creas 
Lo  que  me  debes. 

LDCISDA. 

Señor, 
Trata  mejor  de  mi  honor 
Si  hacerme  merced  deseas. 
Que  quien  no  te  quiere  á  ti , 
¿A  quién  tendrá  voluntad? 

PRÍSCIPE. 

Si  me  dices  la  verdad. 
Cesará  mi  amor  en  mi , 
Por  vida  del  Rey  mi  padre. 
De  casarle  con  él  luego. 

LUCISDA. 

Señor... 

PRÍSCIPE. 

Haz  lo  que  le  ruego. 
Que  no  hay  medio  que  mu  cuadre 
Como  saber  que  á  otro  quieres. 
De  lodo  le  doy  perdón. 


LUCINDA. 

;0h  cuánto  en  crédito  son 
Desdichadas  las  mujeres ! 
Por  vida  de  vuestra  Alteza  , 
Que  no  me  he  visto  en  mi  vida 
l5e  otra  persona  querida. 

PRÍNCIPE. 

¿Pues  por  qué  tanta  asperezaí 

LUCINDA. 

Va  he  dicho  que  por  temor; 
Que  si  va  á  decir  verdad. 
Le  he  tenido  voluntad 
Desde  que  me  tuvo  amor. 

.  PRÍNCIPE. 

¿Qué  escucho?  ¿Eres  tú,  Señora  , 
Quien  eso  dice  ?  ¿Soy  yo 
Quien  esto  á  tu  boca  oyó? 

DONFERSANDO.  (Dentro.) 
¿Gente  en  mi  casa  á  tal  hora?  — 
Criados,  salir,  maladle. 

LUCINDA. 

Mi  padre  y  su  gente. 

CRIADOS.  {Dentro.) 
¡Muera! 

Sale  DON  FERNANDO  con  una  ala- 
barda, y  TRES  CRIADOS  con  las  es- 
padas desnudas;  ij  por  otra  parte 
DON  DIEGO  con  LOPE. 

DOS  DIEGO. 

No  pienso  esperar  afuera 
Que  no  dan  voces  de  balde. 
Defendeos,  Señor,  que  aquí 
Está  don  Diego. 

LOPE. 

Y  su  sombra. 

DOS  FERNANDO. 

Matadle  si  no  se  nombra. 

príncipe. 
No  hay  nombre,  desdicha  si. 

(.Acuctiillanle ,  y  al  entrarse  cogen  por 
detrás  á  Lope.) 

CRIADO. 

;  Dravo  valor! 

DOS  FERNANDO. 

Los  que  entraron 
Le  han  dado  la  vida. 

¡  Tente ! 

DOS  FERNANDO. 

¿Que  esto  en  mi  casa  se  intente? 

LOPE.  {Ap.) 
En  buen  puerto  me  dejaron. 

CRIADO  2.° 
¡Suelta  la  espada! 

LOPE. 

Eso  no. 
¿Hay  aquí  algún  caballero? 
porque  rendirla  no  quiero 
A  menos  noble  que  yo. 

DOS  FinSANDO. 

Dámela  á  mí. 

LOPE. 

¿Pues  quién  eres? 

DOS  FERNANDO. 

Don  Fernando  de  Aragón.— 
¿Estos  quién  son? 

LOPE. 

¿Los  que  son 
Saber  de  mi  lengua  quieres? 
Haz  cuenta  que  del  tirano 
De  Sicilia  los  tormentos, 
LosPerilosy  Agrigcntos, 


-2i0 


COMEDIAS  ESCOCIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Lus  de  Tiberio  romano, 
Los  caballos  Dioniedeos 

Y  las  penas  infernales 
Dasá  mis  brazos  leales; 
Que  no  podran  lus  deseos 
Saber  quién  son ,  ni  acabar 
Que  i  vuestra  fuerza  me  riuda. 

DON  FERNANDO. 

Yo  lo  sabré  de  Lucinda ; 

Y  miénlras  la  voy  á  hablar. 
Atadle  mu;  bien,  que  yo 

Sabré  si  podrá  el  castigo.         (Vuse.) 

LOPE. 

Quesera  imposible  os  digo, 
Porque  sabed  que  me  dio 
Su  dureza  la  montaña 
Donde  naci. 

(Alante.) 

CRIADO  2.° 

Tú  dirás 
Mas  que  sabes.  (Vase.) 

LOPE. 

Nosemas 
De  que  fué  desdicha  extraüa 
El  caer  en  vuestras  manos. 

CRIADO  1." 
Él  queda  alado  muy  bien.         ( Vcx,- 

LOPE. 

Cuantos  tormentos  me  den 
Han  de  ser  remedios  vanos. 
Solo  estoy;  y,  en  lin,  sujeto 

Y  atado;  á  cualquier  traición; 
¿Qué  he  de  hacer?  ; Brava  ocasión 
Para  decir  un  soneto ! 

Pero  no,  que  enfadan  ya 

A  la  gente  discreiera  ; 

Pues  ¿qué  haré  de  esta  manera? 

Sa?<  FLORA. 

FLORA. 

Atado  dicen  que  está 
Uno  de  aciuellos  traidores. 

LOPE. 

¡  Ah,  Señora!  ¡ab,  reina  mía! 
O  je. 

FLORA. 

¿Quién  es? 

LOPE. 

Quien  venia 
Por  sombra  de  estos  amores ; 
Cogiéronme  y  banme  atado. 

FLORA. 

Pésame ,  que  á  mi  Señora 
También  la  maltrata  agora 
Sin  razón  su  padre  airado. 
Ten  fuerte ,  y  no  digas  que  es 
El  Principe. 

LOPE. 

¿Luego  sabes 
Quién  es? 

FLORA. 

Y  cosas  más  graves. 

LOPE. 

Pues  ruégote  que  rae  des 
Libertad. 

FLORA. 

Será  mi  muerte. 

LOPE. 

¿Pues  cómo  se  ha  desabor? 

FLORA. 

¿Quién  eres? 

LOPE. 

¿Quién  puede  ser 
Quien  viene  de  aquesta  sucrlo 
Cou  un  Principe? 

FLORA. 

Es  verdad, 


Que  el  Principe  no  trnjera 
A  su  lado,  quien  no  fuera 
Persona  de  calidad. 

LOPE. 

Llega  y  haéieme. 

FLORA. 

No  hueles 
Muy  bien. 

LOPE. 

Es  ventoso  el  miedo ; 
Pero  asegurarte  puedo 
Muy  bien,  si  de  mi  te  dueles, 
Que  me  casaré  contigo. 

FLORA. 

¿Qué  me  dices? 

LOPE. 

¿  No  es  mejor 
Que  morir? 

FIORA. 

¿Habla  el  temor? 

Lo  mismo  que  dices  digo; 
Pero  yo  lo  juro  asi, 
I  V  asi  lo  prometo  al  cielo. 

!  FLORA. 

Que  me  has  de  engañar  recelo. 
Si  no  hay  calidad  en  mí; 
Aunque  te  juro  que  soy 
Hidalga ,  y  sobre  un  hidalgo 
lodo  viene  bien. 

LOPE. 

Si  salgo 
De  este  peligro  en  que  estoy, 
Y  aqueste  rigor  amaina. 
Seré  tuyo. 

FLORA. 

Ya  te  creo : 

¿Tu  nombre? 

LOPE. 

El  conde  deArgeo. 

FLORA. 

;,A  dónde  cae? 

LOPE. 

Junto  á  Hanaina. 

FLORA. 

Vü  te  desato.  (Des>:iu¡t 

LOP.'í. 

Harás  bien. 

FLORA. 

Ya  lo  estás. 

LOPE. 

¿Podré  salir? 

FLORA. 

Conmigo  puedes  venir, 
Que  yo  te  abriré  tanibicn. 

LOPE. 

De  hoy  más  quiero  que  le  nombres 
Mi  mujer. 

FLORA. 

Mi  esposo  eres. 

LOPE. 

Siempre  han  sido  las  mujeres 
K\  amparo  de  los  hombres. 
De  ellas,  en  efecto,  nacen , 
¿  Pues  quién  las  puede  argüir , 
Pues  por  sólo  por  parir 
Hacen  todo  lo  que  hacen? 
(Vaiise.) 

Salen  EL  PRINCIPE  v  DON  DIEGO. 


Si  de  Alejandro  la  alta  monarquía 
Heredase,  don  Diego,  y  le  la  diese, 
!  Alguna  parle  de  la  deuda  niia 


Es  imposible  que  pagar  pudiese; 
Pues  cuando  el  benelicio  de  este  dia 
En  la  balanza  del  amor  pusiese. 
Con  tus  hechos  de  gloria  y  lama  llenos 
No  dudo  que  pesase  el  miindo  menos. 
¿Adunde  estabas  tan  á  punto  cuando 
En  un  peligro  tal  pudiste  verme? 
Pues  sin  duda  su  gente  y  don  Furnaiiilu 
Me  pudieran  matar  sin  conocirme. 
Más,  ¿qué  te  está  mi  dicha  preiiunuin- 
.Ni  para  qué  dilato  el  ofrecerme    [du, 
.Mil  veces  por  lu  esclavo? 

DON  DIEGO. 

Señor  niio, 
De  quien  mi  vida  y  mi  remedio  lio, 
Las  noches  que  has  faltado  de  osla 
[pueru 
Yo  he  sido  centinela  en  sus  umbrales. 
Donde  apenas  he  visto  reja  abierta 
i  Ni  sospecha  de  otro  amor  señales. 
!  Mi  buena  suerte  acjuesta  noche  acierta 
I  \  verte  entrar,  y  con  recelos  tales 
Púseine  cerca  y  á  las  voces  llego. 

PRÍNCIPE. 

Dame  esos  brazos  otra  vez,  don  DieRi, 

V  hazme  tan  giande  bien  que  no  dila  ■ 

Más  tu  presencia  al  dia  en  que  te  vea, 
I  t'ues  ya  no  es  tiempo  que  esconderle 
I  [lrale>, 

;  Lo  que  mi  justa  obligación  desea. 

I  DON  DIEGO.  hc^ 

Aunque  con  tantas  fuerzas  niecomba- 
i  Vya  mi  ameren  ti  la  suya  emplea. 
Lo  ha  de  ser  que  te  niegue  lo  que  pi 
[des. 
Porque  mi  bienymiremedio  Impide- 
l'erdona,  pran  Señor,  y  ten  paciencia 
llasla  que  de  Castilla  tenga  aviso. 

príncipe. 
Siente,  don  Diego,  amor  lu  resisten - 

V  estoy  entre  mil  cosas  indeciso,  [cia, 

DON  DIEGO. 

Yo  voy  haciendo  cierta  diligencia 
En  la  desdicha  que  ponerme  quiso 
Mi  fortuna  cruel;  si  presto  viene , 
Verás  cou  luz  quien  ya  por  sol  te  tiene. 

príncipe. 
¿Pues  dónde  estás  de  dia? 

DON  DIEGO. 

En  una  casa 
De  posadas  esloy ,  hasta  que  Febo 
En  nubes  de  oro  al  occidenle  pasa  , 
Uordando  las  de  alia  resplandor  niie- 
PRÍNCIPE.  [^'" 

¿Tienes  regalo? 

DON  DIEGO. 

V  no  de  mano  escasa. 
Que  tanto  al  dueño  de  la  casa  debo. 

PRÍNCIPE. 

Envidio  su  ventura. 

DON  DIEGO. 

Y  yo  envidiara 
La  mia,  si  este  bien  en  otro  hallara. 

PRÍNCIPE. 

Quiero  darle  una  joya  que  traia 
i'ara  Lucinda,  aunque  es  pequeño  el 
[precio, 
Que  veinte  mil  escudos  este  dia 
i'ieuso  que  son  de  tu  valor  desprecio. 

DON  DIEGO. 

Fuera  no  la  tomar  descortesía; 

V  en  opinión  de  un  rey  quedar  (lorne- 
Ueso  tus  pies  mil  veces.  [ció. 

PRÍNCIPE. 

Si  quisieras 


Diverso  premio  «le  mi  amor  tuvieras. 
¿Qué  miras?  ¿En  qué  eslás  tan  diver- 

DON  DIEGO.  [''lio" 

Lope,  Sefior,  es  un  leal  criado, 
En  la  montaña  donde  yo  nacido. 
I Y  ver  que  no  salió  me  da  cuidado. 

!  PRÍNCIPE. 

1  A  desdicha  tendré  si  le  lian  herido , 
I  Y  mayor  si  quien  soy  ha  declarado. 
I  DON  DIEGO.  [cieran 

I  l)c  eso  estoy  yo  seguro,  aun(|ue  le  hi  - 
Pedazos  4  tormentos  que  le  dieran  ; 
Y  asi.  Señor,  suplico  á  vuestra  Alteza 
Me  <l<-  licencia  que  á  buscarle  vaya, 
Que  tuera  ingratitud  á  mi  nobleza, 
\uiique  mil  suertes  de  peligros  haya. 

prí.ncipe. 
r.sjii^ta  obligación  y  gentileza; 
M  i  -  >  ;i  que  mi  secreto  está  en  la  playa, 
N  M  I  volverle  al  golfo  en  que  se  ane- 
DON  DIEGO.  [S"<'- 

I  n  Imiiibre  viene  aqui. 

PRÍNCIPE. 

Si  es  solo,  llegui'. 
Sale  LOPE. 

LOPE. 

I/,  lamosamente  escapé, 
l'r  i.ianos  de  Flora  hermosa, 
!>.■  1,1  prisión  rigorosa 
Duiíilf  ser  muerto  pensé. 
Culi  el  Principe  se  iria 
Üñii  Diego.  Gente  hay  aquí , 
Kít:i  noche  anda  tras  mi 
Sii(U;i  la  desdicha  mia. 

('.nl,;n.le,  me  ti;in  lie  iiiatnr; 

Ah.-i  j  bien  ,  i|uiero  traz:\r 

\'.--\:\  pendencia  á  lo  diestro; 

1'. i'  val^a  industria  aquí, 

ijii  •  lii.'  siempre  lo  mejor. 

l>ins  llegan  con  rigor 

M.  lando  mano  hacia  mi. 

F.l  ur;'r  la  capa  pruebo 

r.oii  la  izquierda;  aquel  que  encapo, 

r.ijimi  los  ojos  le  tapo. 

De  ii;ia  estocada  le  llevo. 

,  l'iies  cuerpo  á  cuerpo  el  que  queda 

Quien  me  le  puede  quitar?) 

;  \\i .  hidalgos!  ¿podré  pasar? 

í  ii.  (ilorhay  y  cruje  aseda. 
;  ido  estoy;  no  es  gente 
is.rapis.)  ¿Qué  digo? 

príncipe. 
¿Quiénes? 

LOPE. 

Amigo, 
V  si  quisiere,  pariente. 

DON  DIEGO. 

I'jse  o  no  pase. 

LOPE. 

{Ap.  Mal  año ; 
i    ¿Pase  ó  no  pase?  ¿qué  haré?) 

Si  me  dejan ,  pasaré 
{    Sin  hacerles  mal  ni  daño , 
I     Vsino... 

I  PRÍNCIPE. 

I  ¿Qué  habéis  de  hacer? 

LOPE. 

I    iQué  tengo  de  hacer?  volverme. 

I  DON  DIEGO. 

¿Es  Lope? 

LOPE. 

¿Señor? 

DONDIEGO. 

Hacerme 


DON  DIEGO  DE  NOCHE. 
No  pudo  mayor  placer 
Y  lisonja  la  fortuna. 
Mira  que  está  aquí  su  Alteza. 

LOPE. 

A  los  pies  de  tu  grandeza , 
Que  ya  de  esta  noche  es  luna , 
Está  Lope  de  Vivar. 

príncipe. 
¡Ay  Lope !  ¿qué  ha  sucedido  í 

LOPE. 

A  la  cama  de  su  olvido 
Se  quiere  entrar  á  acostar 
La  noche,  porque  el  mongil 
De  bayeta  dobla  ya, 
Y  coronando  se  va 
Moncayo  de  oro  y  marfil. 
Por  el  camino  diré 
La  ventura  que  he  tenido. 
Que  he  estado  preso. 

PRÍNCIPE. 

No  ha  sido 
Tu  dicha,  la  mia  fué. 
Vamos,  don  Diego. 

DON    DIEGO. 

Señor , 
La  vida  es  poco  ofrecerte. 

LOPE. 

Tragada  tuve  la  muerte; 
Mas  nunca  tuve  temor. 

PRÍNCIPE. 

Lope,  en  aqueste  bolsillo 
Llevas  doscientos  doblones. 

LOPE. 

Ríndante  varias  naciones 
Tanto  metal  amarillo, 
Que  puedas.  Señor,  dorar 
Los  muros  á  Zaragoza. 

DON  DIEGO. 

Lope,  quien  tal  dueño  goza, 
¿Qué  tiene  que  desear? 

LOPE. 

Verte  en  descanso  no  más. 
(Vanse.) 

Salen  EL  CONDE  v  LEONORA. 

CONDE. 

Declarado  se  ha  conmigo , 
Don  Bernardo,  de  este  modo. 

LEONOR*. 

No  es  de  discretos  que  todo 
Lo  sepa  el  mayor  amigo; 
Algo  se  ha  de  reservar. 

CONDE. 

Fue  forzoso  descubrille 
Ui  pecho,  para  pedille 
Que  me  quisiere  ayudar. 

LEONORA. 

Nunca  con  arte  pretendas 
Del  Principe  la  amistad  , 
Ni  !a  propia  voluntad 
Con  industria  impropia  ofendas. 
Si  tienes  estrella,  basta 
Para  merecer  su  amor , 
Que  es  adúltero  el  valor 
Cuando  la  amistad  no  es  casta. 

CONDE. 

Ya  le  he  dicho  que  me  fué 
Forzoso,  y  que  ya  está  hecho. 

LEONORA. 

Que  te  ha  de  dañar  sospecho 
Sí  despreciado  se  ve. 

CONDE. 

¿Luego  no  le  casarás 
Condón  Bernardo? 


221 

LEONORA. 

¿Eso  dices? 

CONDE. 

Pues  cuenta  por  infelices 
Mis  pretensiones  de  hoy  más. 

LEONORA. 

Con  mejores  pensamientos 
Penseque  vueseñoría 
Habla  nacido. 

CONDE. 

Tenia 
Tus  altos  merecimientos , 
Leonora ,  para  un  señor 
De  Castilla ,  como  sabes; 
Pero  en  negocios  tan  graves 
Está  temblando  el  honor. 
Sin  esto ,  no  se  ha  sabido 
Quien  es  el  que  defendió 
Al  Principe,  que  llegó 
Acaso,  ó  él  lo  ha  fingido ; 
Pues  no  habrá,  pues  no  hay  ninguno 
A  quien  haga  más  merced. 

LEONORA. 

Todos  los  hombres,  creed 
Esto ,  sin  que  falte  alguno , 
Os  perdéis  por  presunción: 
Pues  piensa  el  más  ignorante 
Que  no  tiene  semejante 
Su  ingenio  y  su  discreción. 

CONDE. 

Si  yo  tomara  consejo , 
No  hiciera  tal  disparate; 
Mas  del  remedio  se  trate. 

LEONORA. 

Oye  el  que  te  aconsejo; 
El  Príncipe  está  celoso? 

CONDE. 

Notablemente. 

LEONORA. 

Pues  di 
Qué  es  don  Bernardo  el  que  allí 
Le  desvela  codicioso 
De  casarse  con  Lucinda. 

CONDE. 

Yo  lo habia  imaginado; 
Pero  púsome  en  cuidado 
Que  á  tal  agravio  me  rinda. 

LEONORA. 

Él ,  ¿en  esa  confianza , 
No  me  pide  por  mujer? 
Luego  remedio  ha  de  haber 
A  su  perdida  esperanza. 

CONDE. 

¿Pues  cómo  el  Principe  puede 
Creer  que  la  sirve? 

LEONORA. 

Escucha, 
Que  si  la  sospecha  es  mucha 
A  toda  lealtad  excede. 
Di  á  don  Bernardo  que  importa 
Que  de  noche  dé  á  entender 
Que  viene  á  hablarla ,  y  á  ver 
Si  el  Príncipe  se  reporta 
En  este  amor  con  los  celos; 
Y  que  finja  que  está  hablando 
Por  las  rejas. 

CONDE. 

Voy  pensando 
Que  no  han  formado  los  cíelos 
Más  ingenioso  animal 
Que  la  mujer. 

LEONORA. 

Eso  es  cierto. 

CONDE. 

Hoy  al  Príncipe  le  advierto. 


Í22  co: 

LEOMORA. 

Celos  es  pasión  mortal : 
Daráte  crédito  luego. 

COMDE. 

Este,  don  Juan,  mi  criado , 
Me  parece  hidalgo  honrado, 
iPodréme  de  éste  liar? 

LEONORA. 

Podráslo  mejor  de  mi; 
Que  de  don  Bernardo  aquí 
Ya  no  te  puedes  flar. 
Pues  negado  el  casamiento 
Es  amigo  sospechoso. 

CONDE. 

Voy  contento ,  aunque  dudoso, 
Pues  no  es  justo  lo  que  intento. 


Sale  DON  DIEGO. 

DON  DIEGO. 

Porque  no  me  viese  el  Conde, 
EstuNC  esperando  afuera. 
Ñuño  llegó  de  Castilla 
Con  cartas  y  buenas  nuevas. 

LEONORA. 

¿Esliahl? 

DON  DIEGO. 

Señora ,  si. 

LEONORA. 

Pues  entre ,  ¿qué  aguardas  ? 

DON  DIEGO. 


Sale  LOPE  con  bolas  y  fieltro. 

LOPE. 

Con  ella , 
La  baraja  de  este  pliego 
Se  jugará  con  licencia. 

LEONORA. 

¿  Ñuño  ? 

LOPE. 

Gallarda  Señora, 
La  tierra  en  que  pones ,  besa. 
La  suela  del  blanco  pié  , 

Y  pluguiera  i  Dios  que  fuera 
l)e  media  vara. 

LEONORA. 

¿A  qué  efecto? 

LOPE. 

Porque  mi  boca  pudiera. 
Por  moslrar  más  humildad  , 
besar  gran  cerco  de  tierra. 

LEONORA. 

¿Qué  hay  de  Castilla? 

LOPE. 

Que  están 
Buenos  sus  Reyes,  y  buena 
Su  familia,  que  ya  sabes 
Esto  de  cum  prole  regia 
También  está  con  .salud 

Y  abundancia  de  Almatea 
Populo  sibi  comisso 

Su  ejército  y  sus  banderas. 
Halle  á  don  Diego  en  Toledo 
Porque  vino  con  la  reina  , 
Que  me  dicen  que  Iraia 
En  el  sagrario  novenas. 
Holguéme ;  porque,  en  efecto, 
No  pasé  las  altas  peñas 
Del  nevado  Guadarrama. 
Leyó  tu  carta  y  en  ella 
El  capitulo  mil  veces 
En  que  dices  que  celebra 
MI  Señora  sus  hazañas, 


lAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
Su  talle  y  su  gentileza. 
Preguntóme ,  como  mozo , 
Algunas  impertinencias 
Acerca  de  lu  pasión. 
Que  yo  apostaré  que  piensa 
Que  estás  de  él  enamorada. 

LEONORA. 

No  se  engaña,  y  yo  quisiera 
Que  aunque  mintieras ,  de  mi 
Le  dieras  mejores  señas; 
Pero  ¿qué  te  preguntó? 

LOPE. 

Si  eras,  señora,  discreta; 
Esto  lo  primero  fué. 

LEONORA. 

¿Qué  dijiste  ? 

LOPE. 

Que  lo  eras 
Como  un  ángel ,  y  añadí 
Lo  misino  de  tu  belleza. 
Preguntóme  si  eras  blanca  , 
O  picabas  en  morena ; 
Qué  pelo ,  y  si  rizo  ó  llano , 
Si  eras  zarca  ú  ojinegra. 
Qué  boca,  qué  proporción 
De  nariz:  si  era  aguileña, 

0  si  acaso  á  Roma  iba 
Por  dispensación  de  necia. 
Qué  disposición  de  cuerpo, 
Qué  brio,  qué  gentileza ; 
Yo  pensé  que  le  queria, 
Aunque  por  sutil  me  tengas. 
Para  fuelle  ó  abanico; 
Porque  con  notable  fuerza 
Me  preguntó  si  tenias 

Buen  aire  ,  y  dije,  ¿qué  señas 
Te  puedo  dar  de  su  aire , 
Si  nunca  fui  detras  de  ella  ? 
Finalmente ,  él  te  trató... 

DON  DIEGO.  (,Ap.) 

Él  se  burla. 

LOPE. 

Como  á  yegua ; 
Pues  preguntó  por  tus  dientes, 
Que  es  amor  tal  vez  de  albeilar. 
Yole  dije,  de  la  boca 
Son  las  señales  más  ciertas 
Descortinas  de  coral 
Para  dos  hilos  de  perlas. 
Tenle  por  necio .  ó  por  sabio , 
Lo  que  tú  quisieres  sea , 
Atienta  aquese bolsillo: 
Todo  es  oremus ;  cincuenta 
Doblones  de  á  cuatro  tiene ; 
Esto  me  dio  por  las  nuevas. 

LÍONORA. 

¿Hay  tan  bizarro  español? 
Abré  la  carta. 

DON  DIEGO. 

Oye  atenta. 
Que  no  la  be  querido  abrir 
Sin  que  primero  la  veas: 
nDe  vuestras  persecuciones 
«Por  todo  extremo  me  pesa , 

•  Don  Juan,  aunque  con  el  mismo 
üDe  veros  libre  me  alegra. 
iiQue  el  conde  de  Urgel  os  haga 

•  Tal  merced,  no  es  cosa  nueva 
» Al  gran  valor  de  su  casa , 
íDe  ilustrisima  ascendencia. 
«Fuera  de  que  vos,  por  vos , 
«Merecéis  que  os  favorezca; 
«Pero  dejando  aparte  esto 

1  Me  pareció  cosa  nueva 
«Que  esa  señora,  su  hermana  , 
•Quiera  honrar  con  su  grandeza 

•  Mis  humildades,  decidle 
•Que  sus  pies  mil  veces  besa 
i.Don  Diego,  y  que  desde  hoy 


DE  ROJAS. 
I  «Quiere  quesudu 


»sea; 


» 1  que  en  su  nombre  un  torneo 

•  Aquí  en  Toledo  sustenta 
»De  hoy  en  un  mes ,  y  promete 

•  Que  las  joyas,  si  le  premian, 

•  Ha  de  enviarle  á  Aragón , 

•  Si  le  permile  licencia. 
•Querriaos  hablar  más  claro, 

•  üüdmeia  vos ,  que  me  atreva : 

•  Pues  Ñuño  es  hombre  seguro, 
•Aunque  algunos  no  lo  crean. 

•  Ya  sabéis  mi  calidad  , 

» Y  que  mejor  me  estuviera 

•  Esa  dama  en  Aragón  , 

•  Que  en  Castilla  la  condesa. 

•  Solicitad  ese  amor , 

•  Que  el  que  por  fama  comienzn  . 

•  Suele  acabar  con  las  obras ; 
«Que  si  Leonor  persevera , 
»Yo  iréá  verla  disfrazado, 

•  Pues  de  noche  podré  verla. 

•  Por  vida  vuestra,  don  Juan , 
»Que  la  estimo  como  vuestra, 

•  Queme  enviéis  su  retrato, 

•  Porque  de  Ñuño  las  señas, 
•("orno  conozco  su  humor, 

•  Nunca  las  tuve  por  ciertas. 

•  Dios  os  guarde  muchos  años, 
•Üou  Diego  Mendoza.» 

LEONORA. 

Espera , 
Quiero  verla  firma. 

DOS  LIEGO. 

Toma. 

LOPE.  (Ap.) 

Vive  el  cielo  que  la  besa. 

DON  DIEGO.  {Ap.) 

i  Que  aquesto  pueda  la  fama  I 

LOPE. 

Mejor  dirás  las  estrellas. 
Que  bien  se  ve  que  este  amor 
De  su  influencia  se  engendra. 

DON  DIEGO. 

¿Qué  quieres  que  le  responda? 

LEONORA. 

Estoy  por  decir  que  venga ; 
Mas  parece  libertad. 

DON  DIEGO. 

No  puede  ser  que  lo  sea 
Si  no  escribo  lo  que  dices  , 

Y  pues  á  este  punto  llegas , 
Dame,  Señora,  un  retrato. 
Que  puede  ser  que  le  tengas. 
Para  que  a  don  Diego  envié. 

LEONORA. 

Como  don  Diego  no  sepa 
Que  yo  le  envió, si  haré; 
Pero  con  esta  advertencia  , 
Que  él  me  ha  de  enviar  el  suyo 
Mientras  no  viene. 

DON  DIEGO. 

Que  sea , 
Pues ,  en  razón. 

LEONORA. 

Voy  por  él. 

DON  DIEGO. 

Pues  son  las  cartas  tan  ciertas 
Por  el  correo.  Señora, 

Y  don  Diego  está  bien  cerca, 
No  es  menester  enviar 

A  Ñuño. 

LEONORA. 

Como  tú  quieras; 
Que  donde  me  pierdo  tanto, 
No  importa  que  ellas  se  pierdan. 

LOPE. 

¿Qué  intentas  con  esas  cosas? 


DON  DIEGO  DE  NOCHE. 


noN  Dirco. 
^V)uc  quieres,  Lope ,  que  iiilenlu? 

LOPE. 

(,iue  la  sangre  es  excelente 

Y  las  parles  son  liermoías . 
Nadie  lo  puede  negar; 
Pero  en  aqueste  conlrato 
Hallo  un  engaño. 

DON  DIFGO. 

No  es  trato 
Que  a  nadie  pueda  engañar. 

LOPE. 

Si  tu  retrato  le  envias, 
¡fio  ha  de  conocerle  luego 
y  saber  que  eres  don  Diego? 

DONDIEGO. 

Poco  de  mi  ingenio  lias  ; 
l'oiier  Otro. 

LOPE. 

Es  más  error ; 
Que  si  es  hermoso,  y  no  es 
Como  el  que  espera ,  después 
Llaniaráse  á  engaño  amor  : 
Pues  si  es  feo,  aquel  deseo 
Con  que  te  quiere  por  faniii 
Ha  de  cesar,  que  quien  ama 
Nunca  le  imagina  feo. 
Pues  si  no  es  feo  ni  hermoso 

Y  ama  en  él  lo  que  desea , 
¿Cómo,  después  que  te  vea  , 
Su  pensamiento  amoroso 
Hallará  satisfacción 

En  cosa  que  es  diferenic, 

Y  que  no  le  represente 
La  misma  imaginación? 
Yo  no  soy  de  parecer 
Que  ese  retrato  le  en^ies , 
M  <|ue  tantas  cosas  fies 
De  un  ingenio  de  mujer 
yue  por  instantes  se  muda. 

DOK  DIEGO. 

¿Pues  qué  le  parece  á  ti? 

LOPE. 

Oue  digas  que  vieue  aqui 
Con  que  saldrás  de  esta  duda. 

DON  DIEGO. 

¿Cómo  la  tengo  de  hablar? 

LOPE. 

De  noche,  por  estas  rejas. 

DON  DIEGO. 

Loque  importa  me  aconsejas. 

LOPE. 

Eso  no  se  puede  errar; 
El  hablarla  te  asegura 
Del  pretendido  favor; 
llülilaiido  se  aumenta  amor. 

DON  DIEGO. 

Va  le  li:i  puesto  SU  hermosura 
bu  mis  imaginaciones , 
I    Y  el  de  Castilla  se  pasa. 

I  LOPE. 

Como  eso  la  ausencia  abrasa 
Si  eo  sus  remedios  le  punes. 

DON  DIEGO. 

El  mió  he  puesto  en  su  mano. 

LOPE. 

Vencerá ,  por  su  interés , 

Uu  amor  aragonés 

A  un  agravio  castellano. 

Salen  DON  FERNANDO,  LrciM).\ 
T  DON  CÁRLIKS. 

I.l:CI.NDA. 

!    Nobay  que  atormentarme  míis, 
Yo  be  dicho  verdad  en  lodo. 


Ilablándome  de  ese  modo 
Mayor  sospecha  me  das. 

DON  CARLOS. 

Dime  á  mi  como  á  tu  hermano 
Quién  es  ese  caballero, 
Que  yo  quitarte  no  quiero 
Tu  gusto. 

LUCINDA. 

Cansaste  en  vano. 

DON  CARLOS. 

¿El  Principe  en  nuestra  casa? 
No,  Lucinda,  tú  has  querido 
Disimular. 

Lucinda. 
Esto  ha  sido, 
Carlos ,  todo  lo  que  pasa , 
Y  que  él  es  el  que  pretende 
Vuestro  deshonor,  que  yo 
No  le  quiero. 

DON  FERNANDO. 

¿Cómo  no, 
Si  entrar  en  mi  casa  emprende'.' 

LUCINDA. 

Culpa  tus  malos  criados 
Que  por  interés  le  dieron 
Lugar. 

DON   FERNANDO. 

¿Qué  ellos  le  trajeron? 

LUCINDA. 

Sí ,  que  los  ruegos  dorados 
Alcanzan  lodo  imposible. 

DON  FERNANDO. 

.\o  me  ha  de  quedar  ninguno 
En  casa. 

DON  CARLOS. 

En  tiempo  oportuno, 
Que  esta  es  ocasión  terrible, 
l'odrás  despedirlos  de  ella ; 
Que  no  es  bien  dar  á  entender 
Al  Principe,  que  á  saber 
Llegas  lo  que  intenta  en  ella; 
Que  si  él  está  enamorado 
Le  ocasionas,  te  prometo, 
A  ()ue  le  pierda  el  respeto. 

LOCINDA. 

Dios  sabe  que  no  le  he  dado 
Causa  ni  ocasión  jamás; 
Si  en  haberme  defendido 
Con  desden  y  con  olvido, 
,No  ba  sido  ofenderle  más. 

DON  CARLOS. 

Puesto,  Señor,  que  eres  viejo, 
y  que  es  madre  de  la  ciencia 
La  edad,  y  de  la  experiencia 
Es  hijo  el  cuerdo  consejo, 
Vo  quiero  dártele  á  ti 
En  aquesta  confusión. 

DONFERN.VNDO. 

Bien  podrás,  que  mi  razón 
Con  el  temor  ralla  en  mi; 
Pero  ya  sé  que  dirás 
Que  case  á  Lucinda  luego. 

noN  CARLOS. 

Eso  le  suplico  y  ruego; 
Pero  hay  olra  cosa  más: 
Que  si  Lucinda  se  casa 
En  Aragón  ,  será  cosa 
A  tu  honor  más  peligrosa 
Si  el  mismo  desden  le  abrasa ; 
Porque  luego  ha  de  querer 
O  matar  á  su  marido, 
O  entrar  en  su  casa. 

DON  FERNANDO. 

Ha  sido 
Justo  temor  del  pod(ír, 


Que  mal  podré  rcsistillo 
De  su  tirana  alIcioD. 

DON  CARLOS. 

Saquémosla  de  Aragón 

Y  casémosla  en  Castilla. 

DON  FERNANDO. 

Bien  dices  ;  pero  ¿con  quién  ? 

DON  CARLOS. 

Habrá  tantos ,  que  el  que  mas 
Te  agrade  escoger  podrás. 

DON  FERNANDO. 

Carlos ,  tú  dices  muy  bien. 

DON  CARLOS. 

Aquí  ha  llecado  la  fama 

De  un  dou  Diego  de  Mendoza  , 

Que  sin  verle  Zaragoza 

Le  eslima ,  celebra  y  ama. 

Si  quieres  que  yo  le  escriba , 

Ilaráse ,  saldrás  de  pena , 

V  llévela  norabuena 
Para  que  en  Castilla  viva. 

Que  después  que  con  la  ausencia 
Se  olvide  de  esta  afición  , 
Podrá  volver  á  Aragón. 

DON  FERNANDO. 

No  pudiera  mi  experiencia 
Hallar  consejo  más  sabio  : 
¿Es  granile  la  calidad 
De  don  Diego  en  igualdad 
De  nuestra  sangre? 

DON  CARLOS. 

Es  agravio 
Tratar  de  un  hombre,  sobrino 
Del  duque  del  Infantado. 

DON  FERNANDO. 

Escríbele,  y  concertado. 

Póngase  luego  en  camino.         (Vnse.j 

LUCINDA. 

¿Qué  habéis  hablado  de  mi? 

DON  CARLOS. 

Que  ya  le  habernos  casado. 

LUCINDA. 

¿Casado? 

DON  CARLOS. 

¿No  fué  acertado? 

LUCINDA. 

Estoy  por  decir  que  si : 
Lo  breve  me  maravilla. 

DON  CARLOS. 

Pues  no  ha  sido  en  Aragón , 
Que  por  quitar  la  ocasión 
Te  casamos  en  Castilla. 

LUCINDA. 

¿Encastilla? 

DON  CARLOS. 

Vendrá  luego 
Quien  esta  ventura  g07-a. 

LUCINDA. 

¿Quién? 

DON  CARLOS. 

Don  Diego  de  Mendoza. 

LUCINDA. 

Por  fama  estimo  á  don  Diego  : 
;Ay  si  fuese  tan  dichosa ! 

DON  CARLOS. 

No  dudes  que  lo  serás; 
Porque  hallar  don  Diego  m.'is. 
Parece  imposible  cosa. 

LUCINDA. 

Las  damas  de  Zaragoza , 
Sólo  tratan  de  don  Diego. 

DON  CARLOS. 

Al  poder  de  amor  lan  ciego. 
La  defensa  de  un  Mendoza. 


Salen  EL  I'liÍNClPE  v  F.L  CONDE. 

príncipe.  i 

Yo  os  digo  que  no  sé  quien  mehalibra- 
Coiiile;  si  lo  supiera  lo  dijera.         [do, 

CO.NDE.  I 

Envidio,  gran  Señor,  quien  os  ha  dado 
La  vida ;  pero  ser  quien  fué  (juisiera. 

príncipe. 
Yo  lengo  para  mi  que  fué  suldado. 

COSDE. 

¿V  no  supo  quién  éradcs? 

PRÍNCIPE. 

Puiliera 
Venirme  daño. 

CONDE. 

Cosa  en  vos  extraña 
Dejar  sin  premio  Un  heroica  hazaña. 

PRijiCIPB. 

No  le  dejé  sin  él ,  aunque  fué  poco 
Una  joya  le  di  que  la  traia 
Para  Lucinda. 

CONDE. 

Cada  vez  que  loco 
En  la  dicha ,  el  valor,  la  valenlia 
I)e  ese  soldado  esloy  de  celos  loco. 

príncipe. 
Mayores  los  padezco  noche  y  dia 
De  esie  dichoso  á  quien  Lucinda  quiere 
Cae  un  grande  amor  de  un  gran  des- 
coNDE.      [Jen  inliere. 
Si  me  diese  palabra  vuestra  Alteza 
De  no  matar  al  hombre  ni  avisalle, 
Yoledir¡aquiénes,queensugrande;'.a 
Ni  cabe  el  ofendelle  ni  matalle. 

príncipe. 
¿Tú  lo  sabes? 

conde. 
Mirando  lu  tristeza , 
De  aquestas  noches  en  rondar  su  calle. 

príncipe. 
¿Quién  es? 

CONDE. 

Jura  primero. 

PRÍNCIPE. 

Por  Dios  juro... 

CONDE. 

Basta ,  Señor,  con  esto  estoy  seguro. 
Lucinda  quiere  á  don  Bernardo. 

PRÍNCIPE. 

¡Ay  cielos! 
Que  quise  conocelle  en  la  persona 
Cuando  me  acuchillo. 

CONDE. 

Si  hay  cuerdos  celos. 
Aquí ,  Señor,  tu  entendimiento  abona. 

PRÍNCIPE. 

Por  tí  los  callaré;  pero  tendrélos 
Con  más  razón  en  ver  que  se  apasiona 
De  un  hombre  desigual. 

CONDE. 

Igual  ha  sido 
Más  que  el  alto  galán ,  el  vil  marido. 
Tú  no  te  has  de  casar:  Lucinda  estima 
Un  noble  caballero  para  dueño. 

PRÍNCIPE. 

Ríndese  amor,  y  su  desden  me  anima ; 

Toda  esta  noche.  Conde, pierdoelsuo- 

CONDE.  l"o. 

Mucho  el  ver  tu  tristeza  me  lastima. 


;  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  HOJAS 

I  PRÍNCIPE 

Ninguna  cosa  á  mi  remedio  es  pan 


\  a  menor  parte  del  ('olor  enseño. 

CONDE. 

Aquesta  noche  quiero  acompañarte. 


Vete  en  buen  hora,  acuéstate  ysosieg:i. 

CONDE. 

Señor  .. 

PRÍNCIPE. 

No  has  de  ir  :  y  ya  que  sin  enojos 
Muestra  su  oscuridad  la  noche  ciega, 
Yo  voy  á  ver  la  luz  de  mis  enojos. 

CONDE. 

No  quiero  replicarte. 

PRÍNCIPE. 

Si  me  niega 
Que  mis  suspiros  vayan  por  despojos 
A  enternecer  sus  rejas ,  yo  soy  muerto. 

CONDE.  {Ap.) 
Perdido  voy,  ninguna  cosa  acierto. 

Salen  DON  DIEGO  y  LOPE. 

DON  DIEGO. 

¿Ser.in  las  diez? 

LOPE. 

SI  serán. 

DON  DIEGO. 

¿Entiendes  de  Astrologla? 

LOPE. 

Conozco  que  espira  el  día 
Al  saiirel  jubricán , 

Y  que  vuelve  á  amanecer 
Si  veo  al  alba  reir. 

DON  DIEGO. 

Eso  se  puede  decir. 
Eso  se  puede  creer; 
Aunque  en  materia  del  cielo 
Es  ciencia  infalible,  Lope. 

LOPE. 

No  sé  más  de  que  al  galope 
Va  la  luna  envuelta  en  hielo, 

Y  que  el  carro  y  las  cabrillas 
Salen  á  tiempos  del  año 
Altas  y  bajas. 

DON  DIEGO. 

¡Qué  engaño 
Reducir  las  maravillas 
De  aquel  Soberano  autor 
A  dos  dedos  de  papel ! 

LOPE. 

¿Vendrá  el  Principe? 

DON  DIEGO. 

Sin  él 
Vive  amor. 

LOPE. 

Terrible  amor. 
[Grita  dentro.) 

DON  DIEGO. 

El  silencio  se  alborota. 

LOPE. 

Mancebos  son  del  lugar. 

DON  DIEGO. 

Algún  cómo  quieren  dar. 

{Tocan  una  guitarra.) 

LOPE. 

;Que  temeraria  friota ! 

DON  DIEGO. 

Música  suena. 

LOPE. 

Ella,  el  cómo 
De  la  noche  efectos  son. 

DON  DIEGO. 

Sólo  temo  en  Aragón 
Estas  pildoras  de  plomo. 

LOPE. 

¿Eso  no  está  va  peor 
En  Castilla?  ' 


DON  DIEGO. 

.  En  siendo  larde 
odo  cristiano  se  guarde. 

LOPE. 

Tarda  Alfonso. 

DON  DIEGO. 

¡Gran  rumor! 

LOPE. 

Es  que  dan  grita  a  una  vieja. 
Que  administra  en  esta  calle 
Dos  muzas  de  lindo  talle. 

DON  DIEGO. 

Pues  di ,  ¿qué  les  aconseja? 
Que  las  puertas  le  derriban 

Y  las  ventanas  también. 

LOPE. 

Que  á  ninguno  quieran  bien . 

Y  que  de  todos  reciban. 

Sale  EL  PRINCIPE. 

PRÍNCIPE. 

Si  no  me  ha  engañado  el  talle, 
Aquí  están  mis  dos  secretos 
Amigos. 

DON  DIEGO. 

¿Quiéu  es? 

PRÍNCIPE. 

Yo  soy. 

DON  DIEGO. 

¡Oh  mi  Señor! 

PRÍNCIPE. 

¡Oh  don  Diego! 

LOPE. 

Aquí  está.  Principe  invicto. 
De  aquesta  noche  el  silencio. 
De  aqueste  cuerpo  la  sombra  , 
De  este  Tobías  el  perro, 

Y  la  tierra  de  sus  pies. 


¡Oh  Lope!  ,,Pues  qué  hay  de  nuevo? 

LOPE. 

Lo  mismo  que  en  el  principio 
Del  mundo,  algo  más  ó  menos , 
Digo  del  diluvio  acá. 
En  que  los  hombres  hicieron 
Casas,  defensas  y  ofensas, 
Naves,  repúblicas,  reinos; 
Hay  muchas  mujeres. 

PRÍNCIPE. 

¿Muchas? 

LOPE. 

Son  tantas,  que  le  prometo 
Que  sí  estimarse  supieran 
Los  hombres  de  aqueste  tienij'o. 
Que  anduvieran  á  rogarlos 

Y  que  les  dieran  dineros. 
Hay  amigos  y  enemigos , 

Y  todos  son  de  provecho; 
Que  el  enemigo  os  reprime 
Para  que  seáis  más  bueno, 

Y  el  amigo  os  hace  bien. 

PRÍNCIPE. 

¿Y  qué  hay  más? 

LOPE. 

Hay  muchos  pleitos 
One  son  sustento  del  mundo, 
Porque  ya  se  funda  en  ellos. 
No  me  mires  ni  me  aguardes. 
Que  no  he  de  hablar,  te  prometo, 
iín  mi  vida  una  palabra. 
Que  soy  desdichado  en  esto. 
Como  esto  es  imitación 
De  las  costumbres  del  pueblo, 
Tal  vez  la  lengua  ó  la  pluma 
Dicen  lo  que  no  quisieron. 
La  lengua,  como  está  en  agua , 


1  Tiene  el  movimiento  presto; 
Lí  plum»,  como  esla  en  tinta , 
Deslizase  por  momeólos. 
príncipe. 
¿Don  Diego? 

D0«  DIEGO. 

I  ¿Señor? 

príncipe. 

Yo  estoj 
Mocrto  de  celos. 

DON  DIEGO. 

Los  celos 
Son  máícara  del  amor, 
yue  se  disfraza  con  filos. 

PRÍNCIPE. 

Esti  hien  dicho ;  be  sabido 
La  causa. 

DON  DIEGO. 

¿Y  quién  es  el  daeño? 
príncipe. 
Don  Bernardo,  en  Aragón 
Un  principal  caballero. 

DON  DIEGO. 

¿Quiérele  Lucinda? 

PRÍ.\CIPE. 

Y  tanto. 
Que  ba  tenido  atrevimienio 
Para  matarme. 

DON  DIEGO. 

Ya  sé 
Lo  demás  de  este  suceso. 

PRÍNCIPE. 

Qoerria  certificarme  : 
Llega  a  las  rejas  diciendo 
Qae  eres  don  Bernardo. 

DON  DIEGO. 

Voy. 

PRÍNCIPE. 

Llama  con  la  espada  y  quedo. 

DON  DIEGO. 

¡Ha  de  arriba  ? 

Sale  LL'CLN'DA  á  la  ventana. 

LCCIND*. 

¿Quiénes? 

DON  DIEGO. 

Yo: 
¿No  ine  conoces? 

PRÍNCIPE. 

Guardemos 
Tú  j  yo  la  calle. 

LCCINDA. 

¿Quién  es? 

DON  DIEGO. 

¿Otra  vez? 

LUCINDA. 

Y  aun  otras  ciento. 

DON  DIEGO. 

Mira  que  soy  don  Bernardo. 

LCCINDA. 

Pues  don  Bernardo,  ¿á  qué  efecto? 
¿No  sabe  il  Príncipe  ya 
Que  no  lo  son  los  terceros? 

DON  DIEGO. 

Del  Principe  no  lo  soy  ; 
Porque  fuera  desconcierto 
Siendo  yo  de  tí  querido. 

LUCINDA. 

¿Cómo  es  eso? ¿Yo  te  quiero? 

DON  DIEGO. 

Solo  estoy;  mira ,  Señora , 
Que  tus  disfavores  siento. 

LUCINDA. 

¿Qué  disfavores,  Bernardo? 
I  H- 


DON  DIEGO  DE  NOCHE. 
¿Cuándo,  cómo,  y  en  qué  tiempo 
Te  he  favorecido  yo? 

DON  DIEGO.  (.4p.) 

¿Oyes  esto? 

PRINCIPE.  {Ap.) 
Estoy  suspenso 
De  tan  grande  novedad. 

DON  DIEGO. 

Yo,  Señora,  te  pretendo 
Para  mujer;  aunque  sé 
Que  por  amor  te  merezco. 

LUCINDA. 

Bernardo,  aunque  yo  debiera 
Mostrar  agradecimientos 
A  tu  amor,  era  imposible ; 
Demás,  que  no  le  le  tengo. 
DON  DIEGO.  (Ap.) 

¿No  lo  escuchas? 

PRÍNCIPE.  (Ap.) 

Bien  lo  escucho. 

DON  DIEGO. 

Agora  creo  mis  celos, 

Y  que  quieres  bien  á  Alfonso. 

LUCINDA. 

Que  es  engaño  te  prometo, 

Y  que  como  ya  casada  , 
Ninguna  cosa  deseo. 

DON  DIEGO. 

¿Casada? 

LUCINDA. 

Casada  estoy ; 
Que  mi  padre,  conociendo 
Que  el  Príncipe  estaba  ya 
A  su  deshonor  resuelto. 
En  Castilla  me  ba  casado. 

DON  DIEGO. 

¿En  Castilla? 

LUCINDA. 

Ya  el  correo 
Lleva  cartas  i  mi  esposo, 
A  sus  amigos  y  deudos. 

DON  DIEGO. 

¿ Puedo  yo  saber  con  quién  ? 
Pues  bien  sabes  que  te  debo 
El  parabién. 

LUCINDA. 

¿Por  qué  no? 

DON  DIEGO.  [Ap.) 

¿Oyes  esto? 

PRÍNCIPE.  {Ap.) 

Estoy  muriendo. 

LUCINDA. 

Ha  concertado  mi  padre 
Hacer  este  casamiento 
Con  don  Diego  de  Mendoza  . 
Un  notable  caballero 
Cuya  fama  es  imposible 
De  sus  valerosos  hechos 
Que  no  te  baya  dado  aviso. 

DON  DIEGO. 

¿Condón  Diego? 

LUCINDA. 

Con  don  Diego, 

Y  perdona  si  me  voy. 
Porque  ni  puedo  ni  quiero, 
Siendo  ya  mujer  casada  , 

Oir  requiebros  ajenos.  (Vase 

DON  DIEGO. 

Cerró  y  fuese. 

PRÍNCIPE. 

Y  yo  cerrara 
También  la  puerta  al  deseo, 
Si  no  supiera  que  estaba 
En  Zaragoza  don  Diego. 
¿Cómo  ha  hecho  don  Fernando 
Este  casamiento? 


DON  DIEGO. 

Creo 
Que  mi  nombre  le  ba  obligado. 

PRÍNCIPE. 

¿Hay  más  extraño  suceso? 

DON  DIEGO. 

Menester  es  prevenir 
El  ir  á  la  corte  el  pliego. 
Porque  si  llega  á  la  corte 
Se  sabrá  todo  el  secreto. 

PRÍNCIPE. 

Yo  enviaré  con  diligencia 
Tras  él ,  y  tú  podrás  luego 
Responder  á  don  Fernando 
Que  aceptas  el  casamiento 

Y  vendrás  á  Zaragoza 
Para  tratar  el  concierto. 
Mas  que  secreto  ha  de  ser; 

Y  así ,  podrás  de  secreto 
Hablar  de  noche  á  Fernando, 
Como  que  vienes  á  esto 
Desde  Castilla. 

DON  DIEGO. 

¿Y si  llegan 
A  querer  él  y  sus  deudos 
Que  dé  la  mano  á  Lucinda» 

PRÍ.NCIPE. 

Descubrirásies  que  lias  muerto 
A  don  Ñuño,  y  que  hasta  tanto 
Que  el  Rey.  airado  en  extremo, 
te  perdone ,  no  es  posible ; 
Porque  conforme  al  derecho 
Te  ha  secuestrado  tus  tierras. 

DON  DIEGO. 

Es  la  traza  de  tu  ingenio; 
Pero  advierte  que  abre  el  día 


PRINCIPE. 

Pues  vamonos. 

LOPE. 

¿Qué  es  aquesto? 

DON  DIEGO. 

Fábricas  de  la  fortuna. 
Edificios  de  los  celos, 
Desatinos  del  amor, 

Y  de  mi  desdicha  enredos. 

Y  que  ahora  más  que  nunca 
Con  razón  llamarme  puedo. 
No  don  Diego  de  Mendoza , 
Como  mis  padres  y  abuelos. 
Sino  don  Diego  de  noche. 

LOPE. 

Oye  á  propósito  un  cuento ; 
Pero  ya  no  me  acordaba : 
Ya  te  lo  diré  allá  dentro. 


JORNADA  TERCERA. 


Sale  LEONORA,  DON  DIEGO 
Y  LOPE. 

I  LEONORA. 

Vuelve  á  decirme ,  don  Juan , 
Que  vino  anoclie  don  Diego. 

I  DON  MEGO. 

Vino,  y  vino  á  verme  Inégo. 

j  LEONORA. 

,  No  tiene  el  mundo  galán 
I  Que  sepa  obligar  asi. 

I  DON  DIEGO. 

Oébeslc  notable  amor; 
{Ap.  Qjc  nadie  sabe  mejor 


2:0 


COMKUIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


yue  yo  lo  <|ue  pisa  en  mí. 
De  burlas  quise  querer, 

Y  ya  laii  de  veras  quiero, 
fue  si  dejo  de  ver  muero, 

Y  vivo  si  llego  i  ver.) 

LEONORA. 

Si  sólo  viene  por  mi, 
Rastaba  esla  obli^acioD 
Para  ponerme  afición. 

DON  uitco. 
;,Pi)CS  él  á  qué  viene  afini? 
Pregunta  á  Ñuño  qué  dice. 

I.OPE. 

;  Qué  me  puedes  preguntar, 

Si  á  cuanto  puedes  dudar 

La  verdad  le  contradice? 

IMil  cosas  me  ba  preguntado. 

Todas  solíales  de  amor. 

Porque  la  fama  es  pintor 

Y  lisonjero  extremado. 

No  haj  Apeles  ni  Timantes... 

i.Qué  es  Timantes?  ¿Qué  es  Apeles? 

Que  con  mejores  pinceles 

Pinte  bcrmosuras  de  ornantes. 

LEONORA. 

Mú.<  enamora  la  fama 
Muchas  veces  que  la  vista. 

LOPE. 

Como  no  bay  quien  la  resista , 
Hacese  mayor  la  llama. 
Una  vez  me  enamoré 
Por  fama  de  una  fregona , 
Que  después  en  su  per.snna 
Todo  al  contrario  lo  bailé. 
Cabellejos  enzarzados , 
Moreno  picante  en  rojo, 
A  lo  socarrón  el  ojo. 
Cabos  negros  y  rasgados. 
Los  dientes  de"  poicelana  , 
Cosa  que  hasta  aqueste  día 
No  la  topó  la  poesía; 
Labios  ribetes  de  grana; 
Garganta,  manos  y  peclius. 
De  plato  de  Talavera; 
Cinta  estrecha,  ancha  cadera, 
Pe(|ueños  pies  y  bien  hechos. 
Kuila  á  ver  para  creello 
A  un  arroyo,  que  baldío, 
Priiende  en  corle  ser  rio, 

V  nunca  sale  con  ello; 

V  hállela  con  cabellera 

De  furia,  y  llena  de  usagre 
La  cara  como  de  almagre, 
L;i  boca  como  ternera; 
Luego  cada  injusto  pié 
Kra  una  lengua  de  vaca, 
La  voz  como  una  carraca; 
t'.un  que  atronado  quedé. 

LEOMORA. 

¿Qué  hiciste? 

LOPE. 

La  cruz,  diciendo : 
Tentación  de  san  Antón  , 
¿Qué  me  quieres? 

LEONORA. 

La  opinión 
De  don  Diego  es  grande. 

LOPE. 

Entiendo 
Que  la  fama  no  le  iguala. 

LEOKORA. 

¿Cómo  será? 

I.OPE. 

Mira  atenta 
A  don  Juan ,  y  luego  haz  cuenta 
Que  ves  su  donaire  y  gala. 

LKOKOR*. 

Duen  talle  tiene  don  Ju.in. 


¿No  más  de  bueno?  Pnes  luego 
Que  conozcas  á  don  Diego 
liirás  (|ue  no  es  mal  gal¿in. 
ti  esta  en  una  posada 
Desde  anoche ,  y  esta  quiere 
Verte. 

LEONORA. 

Quien  por  verle  muere 
Ya  tiene  el  alma  turbada. 

LOPE. 

Dijo  á  don  Juan ,  que  venia 
A  traerte  su  retrato. 

LEONORA. 

Di  que  venga  con  recalo. 
Que  bay  una  celosa  espía. 

LOPE. 

P.ien  hizo  en  traerte  el  vivo. 

LEONORA. 

Itien ,  pues  lisonja  no  habrá 
De  pincel  y  pluma. 

LOPE. 

Está 
Lleno  de  gusto  excesivo 
De  que  esta  noche  ha  de  verte. 

LEONORA. 

¿  Don  Juan? 

DON  DIEGO. 

¿Señora? 

LEO.NORA. 

Ya  estoy 
Bien  informada. 

BOD  DIEGO. 

Y  yo  voy. 
Como  debo,  á  obedecerte. 

LEONORA. 

¡  Que  venga  hasta  Zaragoza 
Soloá  verme! 

DON  DIEGO. 

Ya  sospecho 
Que  es  hora. 

LEONORA. 

Como  lo  ha  hecho. 
Justamente  el  nombre  goza 
Del  más  gidan  castellano. 

DON  DIEGO. 

A  la  puerta  del  vergel , 
Vendré ,  Señora  ,  con  él. 

LEONORA. 

Fuera  pensamiento  vano 
Querer  pagarte,  don  Juan, 
Tan  grandes  obligaciones 
Solamente  con  razones. 

DON  DIEGO. 

Pagadas,  Señora,  están. 
Vele,  y  á  la  puerta  espera , 
Pues  que  tanto  os  favorece 
La  oscura  noche. 

LEONORA. 

Parece 

Que  de  la  celeste  esfera 
Las  estrellas  ha  borrado ; 
A  ver  á  don  Diego  voy.  (Vi 

DON  DIEGO. 

i  En  qué  laberinto  estoy 
De  confusión  y  cuidado! 
Querido  soy,  sin  quererme, 
Buscado  soy,  sin  buscarme, 
A  hablarme  van  sin  hablarme. 
Porque  me  han  de  ver  sin  verme. 
Ayúdeme  la  fortuna. 

LOPE. 

El  que  nació  sin  memoria , 
I  ¿  Para  qué  nació? 

I  DON  DIEGO. 

i  Si  historia, 


Si  ejemplo,  si  fama  alguna 
Te  ha  dicJio  que  puede  haber 
Memoria  y  entendimiento, 
Será  un  milagro,  un  porienlo, 
Que  singular  quiso  hacer 
Naturaleza  estudiosa. 

LOPE. 

Engañaste. 

DON   DIEGO. 

No  querría. 

LOPE. 

Pues  á  la  sabiduría 
Llamaron  hija  famosa 
lie  la  memoria  y  del  uso ; 
El  que  esludla  sin  memoria, 
¿Para  qué  estudia? 

DONDIEGO. 

Es  victoria 
De  amor  el  traer  confuso 
V  ciego  el  entendimiento. 
La  memoria  natural 
Me  faltó;  laartilicial 
Se  llevó  mi  pensamiento. 

LOPE. 

¿Escribes  á  don  Fernando 
Que  esta  noche  llegaras 
A  Zaragoza ,  y  estás 
Desatinos  concerlaudo? 
Tiberio  mandó  malar 
La  Emperatriz,  su  mujer; 
.Matáronla,  y  á  comer 
La  mandó  luego  llamar. 
Si  tú  te  olvidas  así , 
Alaba  los  que  no  tienen 
Memoria. 

DON  DIEGO. 

Si  ejemplos  vienen 
En  mi  favor,  oye. 

LOPE. 

Di. 

DON  DIEGO. 

¿Tiene  la  naturaleza 
Entendimiento? 

LOPE. 

Divino. 

DON  DIEGO. 

¿Pues  por  qué  piensas  que  vine 
A  ser  de  tanta  grandeza 
Aquel  milagro  de  hacer 
Tantos  rostros  diferentes? 

LOPE. 

Por  mostrar  las  excelentes 
Obras  de  su  gran  poder. 

DON  DIEGO. 

Porque  no  tiene  memoria. 
Que  si  memoria  tuviera. 
Hoy  el  mismo  rostro  hiciera 
Que  hizo  ayer. 

LOPE. 

Niegas  la  gloria 
Que  de  aquella  variedad 
Con  esla  loca  agudeza 
Le  resulta. 

DON  DIEGO. 

Así  es  verdad , 
Confieso  á  naturaleza 
Por  instrumento  divino 
Del  gran  poder  de  su  autor. 

LOPE. 

¿Cómo  no  finges.  Señor, 
Que  has  llegado  de  camino? 

DON  DIEGO. 

Sí  fingiré;  mas  primero 
Será  por  ver  á  Leonor 
Que  me  espera  y  tiene  amor 
Y  por  engañarla  muero; 
Que  te  aseguro  que  ya 
Sin  seso  por  ella  estoy. 


LOPE. 

Vn  iií  1-oiisejos  le  doy, 
Ni  111  eiitendimienlo  está 
l'.ii  j  consejo  ninguno; 
Mis  >i  ella  te  conociese, 
4l,iiii-  hns  (le  hacer? 

DON  DIEGO. 

Cuando  eso  fuese. 
¿Fjlt.irá  remedio  alRuno? 
O  el  ultimo  que  ha  de  ser 
Declararme  por  quien  soy; 
A  verl.T.en  efecto,  voy. 
Que  licm|io  habrá  para  ver 
A  Lucinda. 

LOPE. 

¿De ese  modo 
Con  dos  te  querrás  casar? 

DOK  DIEGO. 

".\.  ii:iv  servir  como  callar, 
Uue  el  callar  acierta  en  todo. 
(Vanse.) 

Sale  DON  BERN.\RDO,  í;¡ //«WW 
de  noche. 

D0:<  CEnNARDO. 

Noche,  á  quien  sólo  ha  pagado 
Tributo  amor  en  el  suelo. 
Porque  está  In  negro  velo 
A  su  remedio  obligado; 
Manto  de  estrellas  bordado 
Encubridor  de  secretos; 
Noche  en  quien  tales  efetos 
Para  alabarle  se  hallan 
Oue  en  ti ,  porque  todos  callan 
Todos  parecen  discretos ; 
Que  en  li ,  todos  los  moríales 
Hallan  descanso  y  favor. 
Solo  con  celos  amor 
No  goza  remedios  tales. 
De  tus  luces  eclesliales 
Huyela  pena  celosa; 
Tuoscuridad  temerosa 
Amor  con  celos  desea, 
Po.-i|ue  cuando  cslás  más  fea 
Le  pareces  más  hermosa. 
Por  la  puerta  de  esta  huerta 
Vengo  a  hablar  una  criada  , 
Que  á  su  señora  olvidada 
A  mi  remedio  despierta, 
i  Oh  ,  lü  ,  que  de  aquesta  puerta 
Eres  llave  celestial , 
Ven  á  remediar  mi  mal! 
Genle  siento.  ¿Gente  aquí? 
Mas  ya  amor  me  advierte  asi 
Que  estoy  de  celos  mortal. 

Sale  DO.N  DIEGO,  con  plumas  1/  capa 
tie  culor,  V  LOPE  disfrazado. 

LOPE. 

Llega  con  t'ento,  y  disfraza 
La  VU7. ,  Señor,  cuanto  puedas. 

DON  DIEGO. 

(Jlises  me  rinda  parias, 
SI  salgo  con  esta  empresa. 

LOPE. 

Téngola  por  más  hazaña 
Que  del  aslulo  se  cuenta, 
Que  por  los  muros  de  Trova 
Metió  las  armas  de  Grecia.' 
Tú  propio  te  has  de  fingir 
A  ti  mismo. 

DONDIEGO. 

No  pudiera 
Sin  confianza  de  amor : 
Así  engaña,  y  asi  ciega. 
Espérame,  Lope,  aqui , 
Oue  ya  han  abierto  la  puerta. 


DON  UIEGO  DE  NOCHE. 

LOPE. 

Vayan,  contigo.  Señor, 
Cuantos  planetas  y  estrellas 
Son  de  amor  primeras  causas 

Y  de  su  efecto  influencias. 

Sale  LEONOliA  ,  á  la  puerta. 

LEONORA. 

¿Es  don  Diego? 

DON  DIEGO. 

El  mismo  soy. 

LEONORA. 

Vos  seáis  enhorabuena 
Venido  á  esta  vuestra  casa. 

DON  DIEGO. 

Quien  ¡1  tanta  gloria  llega , 
No  os  espantéis ,  que  tnvbado, 
!Vo  sepa  daros  respue.sta. 

LEONORA. 

¿Venis  con  salud? 

DON  DIEGO. 
Aqui, 
Cuando  sin  ella  viniera. 
Hallara  salud  y  vida  ; 
Dadme  de  la  vuestra  nuevas. 

LEONORA. 

iVo  sé  qué  diga  de  mi , 

Si  ya  he  dicho  que  soy  vuestra 

Kiada en  vuestro  valor; 

Que  no  es  juslo  que  os  parezca 

Liviandad  amor  tan  grande. 

DON  DIEGO. 

Lo  que  los  hados  conciertan  , 
i'.onio  a  fuerza  superior 
\o  resiste  humana  fuerza. 

LEONORA. 

;  Ay,  quién  os  pudiera  ver ! 

DON  DIEGO. 

Dentro  dedos  dias  llega 
Mi  gente,  y  públicamente 
.Saidré  á  que  todos  me  vean , 

Y  os  vendré  á  besar  las  manos. 
Agora ,  en  primeras  pruebas 
De  mí  amor,  aquesta  joya 
Tomad ,  y  ojalá  que  fuera 

(j'a  reino  cada  diamante. 

LEONORA. 

Será  un  mundo ,  siendo  vuestra  ; 

Y  perdonad ,  que  la  pago 
Con  esta  sortija. 

DON  DIEGO. 

En  ella 
Dais  principio  á  mi  deseo 

Y  á  mi  ventura  firmeza , 
Pues  la  fe  del  matrimonio 
Se  signiGcacon  ella. 

LEONORA. 

En  esa  fe  quiere  amor 

Que  a  veros  y  hablaros  venga. 

¿Adonde queda  don  Juan? 

DON  DIEGO. 

ahí  aguardándome  queda. 

LEONORA. 

Llamadle. 

DONDIEGO. 

Voy. 

LEONORA. 

¡Qué  ventura ! 
¡Qué  lindo  talle  y  presencia  I 
¡Oh,  obscura  noche,  si  acaso 
Kueras  más  clara,  y  tuvieras 
Luna! 

DON  DIEGO. 

¿Lope? 


LOPE. 

¿Señor? 

DON  DIEGO. 

Creo 
Que  lio  hay  fábula  que  tenga 
Tal  engaño. 

LOPE. 

¿Al  fin  la  hablaste? 

DON  DIEGO. 

¿No  le  dije  que  amor  ciega? 
Por  don  Diego  me  ha  tenido. 

LOPE. 

Aun  es  la  verdad  más  cierta. 

DON  DIEGO. 


LOPE. 

Bien  creerá  con  ella 
Que  eres  tú,  por(|ue  valia 
Veinte  mil  escudos.  ¿Y  ella, 
Qué  le  dio? 

DON  DIEGO. 

Aquesta  sortija. 

LOPE. 

Dichosamente  comienza. 

DON  DIEGO. 

Hay  un  peligro. 

LOPE. 

¿Deque? 

DON  DIEGO. 

Quiere  hablar  á  don  Juan. 

LOPE. 

Llega, 

V  dila  que  eres  don  Juan. 

DON  DIEGO. 

No  sé,  por  Dios ,  si  me  atreva. 

LOPE. 

Disfraza  un  poco  la  voz 

V  conmigo.  Señor ,  trueca 
tsas  plumas  y  esa  capa. 

DON  DIEGO. 

Üieii  has  dicho  ;  toma. 

LOPE. 

Muestra. 
(Truecan  capas  y  sombreros.) 

DON  DIEGO. 

Voy. 

LOPE. 

Favorézcate  amor. 

DON  DIEGO. 

Temeroso  voy. 

LOPE. 

No  temas. 

DON  DIEGO. 

¿Como  no? 

LOPE. 

Yo  lo  diré  : 
¿No  hace  el  amor  i|ue  parezca 
I'iia  mujer  lea  hermosa, 

V  la  que  es  necia  discreta? 

DONDIEGO. 

Claroestá. 

LOPE. 

¿Pues  porqué  dudas 
Que  don  Diego  y  don  Juan  seas, 
A  los  ojos  de  mujer 
Que  está  de  tu  amor  tan  ciega? 

DON  DIEGO. 

Vo  llego. 

LEONORA. 

¿Es  don  Juan? 

DON  DIEGO. 

Yo  soy. 
¿Viste  á  don  Diego? 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FIUNCISCO  DE  HOJAS. 


LEONORA. 

Quisiera 
Que  el  alba  le  liallára  aquí. 

DOX  DIEGO. 

¿No  tiene  buena  presencia? 


Liiula  en  exirenio.  ¿Que  dice 
üomi? 

DOK  DIEGO. 

Quecos*  mas  bella. 
Con  In  poco  que  le  ha  vislo  , 
No  li^i  hecho  naturaleza; 
Mas  dice  que  eslá  corrido. 

LEÜNOUA. 

Don  Diego,  ¿deque? 

Dox  nii  00. 

No  creas 
Que  6  no  turbarse  de  verte, 
'I  an  corto  te  pareciera. 

LEONORA. 

¿Y  JO  no  estuve  perdida, 
Üoa  Juan,  atajada  y  necia? 

DON  DIEGO. 

Cente  siento. 

LEOHORA. 

Adiós.  {\ase.) 

DONniECO. 

Adiós. 
Lope,  ¿qué  es  eso? 

LOPE. 

Que  emiendas 
Que  haces  falta  á  don  Keioando. 

DON  DIEGO. 

Pues  camina  donde  veas, 
Qne  no  igualan  las  antiguas 
A  las  historias  modernas. 

Sale  DON  BERNARDO. 

DOM  BERNARDO. 

Amor;  ¿no  fué  cobardía 
No  acometer  estos  hombres 
Pues  sólo  en  saber  sus  nombres 
Todo  mi  bien  consislia? 
¿Hay  sucesos  más  extnaños? 
¡  Ah  celos!  cesasteis  hoy. 
En  busca  del  Conde  voy. 
Sepa  su  daño  y  mi  daño. 

Sale  EL  CONDE. 


Pues  quién 


DON  BERNARDO. 

¿Es  el  Conde? 

CONDE. 

Tuviera  aqneste  cuidado' 

DON  BERNARDO. 

Si  antes  hubieras  llepado. 
Se  te  logr.ira  mtis  bien. 
A  Leonor  habla  en  secreto 
Un  caballero. 

¿A  Leonor? 

DON  BERNARDO. 

¿Piensas  tú  que  es  el  honor 
Todas  las  veces  discreto? 

CONDE. 

¿Hombre  tiene  Zarasoza 
Que  intente  oculto  servilla? 

DON  ÜERNARDO. 

Zaragoza  no ,  Castilla. 

CONDE. 

¿Quién? 

DON  nERNARIlO. 

Don  Diego  de  Mendoza. 


CONDE. 

¿Don  Diego  aqui? 

DON  BERNARDO. 

Yo  le  vi , 
Y  con  él  un  caballero. 
Que  él  llamaba  Lope. 

CONDE. 

Hoy  quiero 
Que  mi  honor  se  vengue  en  mí. 
No  quedará  en  Zaragoza 
Casa .  jardín  ,  plaza  o  calle 
Donde  no  vaya  á  niatalle. 

DON  BERNARDO. 

La  fama  de  este  Mendoza 
Es  romo  la  de  Amadis: 
Vendrá  á  Aragón  á  probar 
Aventuras,  por  ganar 
Kama. 

CONDE. 

Honor  si  esto  sufrís , 
No  digáis  que  habéis  nacido 
En  la  casa  generosa 
Del  conde  de  Urgel. 

DON  BERNARDO. 

No  hay  cosa 
Que  pueda  haberte  olendído 
Como  aqueste  atrevimíeulo. 

CONDE. 

Siendo  don  Juan  mi  criado 
Castellano,  he  sospechado 
Que  sabrá  su  pensamiento. 

DON  BERNARDO. 

Bien  dices:  habla  á  don  Juan. 

CONDE. 

Vamos. 

DON  BERNARDO. 

El  te  dirá  de  él. 

CONDE. 

¿Mendoza,  al  conde  de  Urgel 
Aquí  discreto  y  galán? 
El  parentesco  os  permito ; 
Pero  como  no  os  caséis, 
A  Castilla  volvereis, 
Pero  será  por  escrito. 

Sale  DON  FERNANDO,  DON  CARLOS 
T  LUCINDA. 

DON  FERNANDO. 

Tarda  don  Diego ,  y  ya  la  noche  pasa. 

DON  CARLOS. 

Esta  escribió,  Señor,  que  llegaría. 

LDCINDA. 

Como  es  tan  tarde  no  hallará  la  casa. 

DON  CARLOS. 

No  le  aguardar  ha  sido  culpa  mia. 

LUCINDA. 

Si  amor  es  fuego  y  desile  cerca  abrasa, 
¿Por  qué  lo  queformó  la  fantasía 
Tan  lejos  hace  en  mi  tales  efetos? 
Mas  siendo  dios  Amor,  tendrá  secretos. 
¡  (,>iie  fslo  pueda  la  fama !  extraña  cosa: 
¿Mas  qué  mucho,  si  engendra  más  dc- 
{sco. 

Sale  FLORA,  ¡/poco  despuex  DON  DIE- 
GO T  LOPE,  con  las  espadas  des- 
nudas. 

FLORA. 

Aguardando,  Señora,  cuidadosa, 
Dos  mil  espadas  en  la  calle  veo. 

DON  CARLOS. 

¿Espadas? 

DON  FERNANDO. 

¿Dónde  vas? 


LDCWD*. 

¡  Qué  rigorosa 
Fortuna ! 

FLORA. 

¿Cómo? 

LUCINDA. 

Mis  sospechas  creo 

DON  CARLOS. 

Un  hombre  viene  aquí. 

LOPE. 

Bien  se  ha  fingido. 

DON  FERNANDO. 

¿Quién  es? 

DON  DIEGO. 

Don  Diego  soy. 

DON  FERNANDO. 

Bien  seáis  venido. 

DON  DIEGO. 

No  sé  si  he  venido  bien ; 
l'ues  apenas  á  la  puerta 
De  vuestra  casa  llegué 
Preguntando  si  lo  era, 
Cuando  cuatro  hombres  medican. 
Todos  de  buenas  presencias  : 
— ¿Es  don  Diego  de  Mendoza? — 
Yo,  presumiendo  que  fueran 
Criados  vuestros,  respondo: 
—Den  Diego  soy;  —  pero  apenas 
Esta  palabra  pronuncio. 
Cuando  los  cuatro  me  cercan 
Con  las  desnudas  espadas, 

Y  una  voz  diciendo  :  — ¡  Muera! — 
Yo,  que  venia  de  paz 

Y  no  imaginando  guerra, 
Puse  con  armas  doradas 
El  valor  á  la  defensa. 
Ayudóme  este  criado; 
Sosppcho  que  heridos  qnednn, 
Que  tal  vez  contra  la  injuria 
Prevalece  la  inocencia. 
Solamente  oi  decir: 

—  Retírese  vuestra  Alteza  ,— 
En  quien  conocí  quien  es 
A  quien  de  mi  bien  le  pesa. 

Y  si  es  así,  mal  hicistes 
En  mandarme  que  viniera 
A  tratar  mi  muerte  aqui ; 
Aunque  pienso  que  es  pequeña 
Una  herida,  que  en  un  brazo 
Me  dio  el  que  de  todos  era 
Más  alto.  Esto  ha  sido  asi. 
Para  que  el  caso  se  entienda , 

Y  me  perdonéis,  señores , 

Si  por  las  causas  propuestas 
No  llego  como  era  justo. 

DON  FERNANDO. 

Bien  conoceréis  la  pena  . 
Señor  don  Diego,  que  todos 
Recibimos  de  la  vuestra. 
Pues  aun  no  ha  dado  lugar 
Que  nuestros  brazos  dos  dieran 
Los  indicios  de  las  almas 
Con  que  os  reciben  en  ellas. 
Carlos  de  Aragón ,  mi  hijo. 
No  entendió,  que  haber  pudiera 
Tal  atrevimiento  en  hombre 
De  oscura  ó  clara  nobleza. 
No  salió,  para  que  fuese 
Vuestra  venida  secreta, 
A  recibiros. 

DON  CARLOS. 

Dios  sabe, 
Don  Diego,  lo  que  me  pesa ; 

Y  á  nn  habernos  dicho  vos 
Que  entre  los  de  esta  pendencia 
Oísteis  que  dijo  el  uno : 
—Retírese  vuestra  Alteza,— 
No  quedara  sin  casligo; 

Mas  ya  sabéis  cuanto  deba 


Kii  la  ilignidad  real 
liespi'tarse  la  grandeza. 
Vü  no  os  niego  que  lie  tenido 
Ocasiones  de  sospecha ; 
l'ero  no  para  entender 
Que  i  vuestra  vida  se  atrevan. 
Conoced  á  vuestra  esposa , 
Que  con  tal  nombre  os  espera 
Si  lü  estorba  el  mundo. 

DON  DIEGO. 

Agora 
Oue  á  veros  mis  ojos  llegan , 
Si  fueran  dos  mil  beridas 
Diclioso  nombre  les  diera. 
Dadme ,  Señora ,  perdón 
Que  por  tan  rara  belleza, 
Justo  fué  qne  hubiese  envidia. 
Que  no  hay  bien  sin  competencia. 

LUCINDA. 

Cuando  ya  no  fuera  jiusto 
De  mis  padres,  que  tuviera 
Dueño  en  vos  ,  este  peligro 
Que  toma  el  alma  á  su  cuenta 
Ju.stamente  me  obligara 
A  tanto  amor  y  firmeza 
Que  las  altezas  del  mundo 
Menos  poderosas  fueran 
Que  con  las  rocas  del  mar 
Los  vientos  qne  en  vano  suenan. 
No  es  tiempo  de  deteneros 
Aunque  decís  que  es  pequeña 
La  herida;  Carlos,  haced... 

DON  DIEGO. 

Señora,  ninguno  venga; 
Que  mas  importa  el  secreto 
Que  mi  vida,  y  pues  tan  cerca 
Me  dice  aqueste  criado 
Que  es  práctico  en  esta  tierra. 
Que  está  la  casa  del  Conde 
De  Lrgel,  curaréme  en  ella. 
Porque  don  Juan  de  Guznian, 
Que  está  allí  por  encomienda 
Del  Almirante ,  entre  tanto 
Que  en  Castilla  se  conciertan 
Ciertas  desgracias  que  tuvo , 
Tan  grande  amistad  profesa 
Conmigo,  que  nuestros  pechos 
Un  alma  sola  gobierna. 

Y  asi ,  os  suplico  (jue  todos 
Me  deis  perdón  y  licencia  , 
Queme  va  fallando  sangre. 

DON  FERNANDO. 

Esa  licencia  se  os  niega. 
EsU  casa  es  vuestra  ya. 

DON  CARLOS. 

Don  Diego,  aunque  no  lo  fuera, 
¿Cuál  hombre  os  dejara  ir? 

LOCINDA. 

Señor,  no  hagáis  tal  afrenta 
A  mi  padre  y  á  mi  hermano. 

DON  DIEGO. 

Mis  señores,  esto  es  fuerza  , 

Y  yo  sé  que  os  está  bien. 

DON  FERNANDO. 

Pues  siendo  fuerza  que  sea  : 
Hola,  traed  en  que  vaya. 

DON  DIEGO. 

liso  no ,  mirad  que  os  queda 
Tiempo  en  que  nacerme  merced  ; 

Y  que  es  bien  que  no  se  entienda 
Que  estoy  herido,  y  que  estoy 

tn  Zaragoza. 

DON  CARLOS. 

Conceda 
\ues1r3 crueldad  á  lómenos 
Que  os  acompañe ,  que  es  mengua 
••e  un  caballero,  que  vais 
Solo. 


DON  ÜIEC.O  DE  NOCHE. 

DON  DIEGO. 

En  llegando  i  la  puerta 
Os  habéis  de  volver. 

DON  CARLOS. 

Digo 
Queme  volveré. 

LOPE.  (.4p.) 
No  creas 
Que  has  de  salir  bien  de  tantos 
Desatinos  y  quimeras. 

DON  DIEGO.  (Ap.) 

Si  el  Principe  me  lo  manda, 
i  No  quieres  que  le  obedezca? 

LOPE.  {Ap.) 
Parecen  estos  sucesos 
De  Penélope  la  lela. 
Que  cuanto  trazas  de  dia 
De  noche  lo  desconciertas. 
[Vante.) 

LÜCINIIA. 

¡Qué  gallardo  caballero! 

DON  FERNANDO. 

Uasta,  que  el  Principe  intenta 
Que  no  te  cases. 

LUCINDA. 

No  hará. 
Si  das  á  su  padre  cuenta. 

DON  FERNANDO. 

Sólo  don  Diego  tan  bien 

Ue  esta  pendencia  saliera.         {yasc] 

LUCINDA. 

¿Flora? 

FLORA. 

¿Señora? 

LUCINDA. 

Mi  amor 
Al  de  Angélica  la  bella 
Se  parece. 

FLORA. 

¿Cómo  asi? 

LUCINDA. 

Su  herida  el  alma  me  lleva. 
{Vanse.) 

Salen  EL  CONDE  1  DOÑA  LEONOUA. 

LEONORA. 

Injustamente  me  ofendes; 
Reporta,  Conde,  el  furor. 
Si  estimar  tu  honor  pretendes. 

CONDE. 

No  cumples  bien  con  mi  honor 
Si  con  tu  amor  te  defiendes. 
Tú, con  intento  liviano. 
Tienes,  Leonor,  aunque  en  vano. 
De  secreto  en  Zaragoza 
A  don  Diego  de  Mendoza 
El  soberbio  castellano. 
Tú,  de  noche  por  la  huerta 
Estás  hablando  con  él, 

V  él  sus  amores  concierta. 
Puerta  del  conde  de  Urgel 
Es  de  este  reino  la  puerta. 
Si  te  ha  ganado,  Aragón 
Es  de  Castilla. 

LEONORA. 

No  son 
Dignas  palabras  de  ti: 
Advierte,  Conde,  que  en  mi 
Vive  más  clara  opinión; 
Que  esté  en  la  ciudad  don  Diego, 
O  el  soberbio  ó  el  galán, 
Hoy  lo  supe,  no  lo  niego; 
Porque  don  Juan  de  Guzman 
Vino  ii  decírmelo  luego. 

V  si  de  noche  le  vio 
Don  Bernardo,  no  fui  ye 


Con  quien  ion  Diego  hablarla. 
Porque  con  don  Juan  seria 
A  quien  por  dicha  buscó. 
Porque  según  entendí 
Fueron  en  Castilla  amigos... 
Pero  don  Juan  viene  aquí. 

Sale  DON  DIEGO. 

DON  DIEGO. 

Cercado  estoy  de  enemigos. 

CONDE. 

Sospechoso  estoy  de  ti. 

DON  DIEGO. 

¿De  mí,  Señor,  á  qué  efetoí 

CONDE. 

;.Tú  sabes  que  en  Zaragoza 
Don  Diego  está  de  secreto? 

DON  DIEGO. 

¿Qué  don  Diego? 

CONDE. 

El  de  Mendoza, 
Galán ,  valiente  y  discreto  : 
,,  Y  me  lo  encubres  á  mi  ? 

DONDIEGO. 

Señor,  nunca  yo  entendí 
Que  eso  te  importara. 

CONDE. 

¿No, 
Si  ayer  con  mi  hermana  habló? 

LEONORA. 

líl  Conde  lo  entiende  asi , 
Porque  dice  don  Bernardo 
Que  nos  vio  juntos. 

DON  DIEGO. 

Señor, 
Si  satisfacerte  aguardo. 
Verás  que  á  tu  claro  honor 
Debido  respeto  guardo, 
Don  Diego  viene  á  Aragón 

Y  casarse  de  secreto 

Con  Lucinda ,  y  la  ocasión 
Es  el  Principe. 

CONDE. 

En  efeto. 
Celos  de  Bernardo  son. 

DON  DIEGO. 

Bien  claro  se  echa  de  ver. 

CONDE. 

¿Cómo,  que  intenta  Fernando 
Casará  Lucinda? 

DON  DIEGO. 

Ayer 
Lo  estaban  los  dos'  tratando 

Y  hoy  ha  de  ser  su  mujer. 

CONDE. 

No  será,  porque  la  adora 
El  Principe,  y  voy  agoia 
A  que  lo  remedie'luégo.  {Vase) 

LEONORA. 

,,Eso  dices  de  don  Diego? 

DON  DltGO. 

Esto  es  engaño.  Señora , 
Que  si  esto  no  le  dijera, 
l'or  ventura  le  buscara 

Y  mayor  mal  sucediera. 

LEONORA. 

He  reparado  en  tu  cara 

Y  en  tu  voz... 

DON  DIEGO. 

¿Pues  qué  te  altera? 

LEONORA. 

No  he  visto  cosa  en  mi  vida 
orno  los  dos  parecida. 


ióO 


DON  DIEGO. 

Sómosloen  rostro  y  acciones. 
De  suerle  que  de  opiniones 
Kra  b  niieslra  orendida; 
l'orque  su  padre  y  el  mió 
No  ganan  en  eslo  "honor. 

LEONORA. 

No  era  mucho  desvario 
Igualarte  á  su  valor. 

DON  DIEGO. 

Él  tiene  m.is  gracia  y  brío 

Y  mejor  enlendimipnlo  : 
Hoy  nos  verás  juntos. 

LEONORA. 

Ya 

Puse  en  él  mi  pensamiento. 

DON  DIEGO. 

Muy  bien  empleado  eslá. 

LEONORA. 

Sí ,  den  Juan ,  no  me  arrepiento. 
;,AU6nde  agora  que<ló? 

DON  DIEGO. 

Al  campo  salir  (|ueria. 

LEONORA. 

¿Dice  que  le  agrado  yo? 

DON  DIEGO. 

Tudoyen  todo. 

LEONORA. 

Seria 
Por  cumplimiento. 

DON  DIEGO. 

Eso  no, 
Qne  fuera  tener  por  necio 
Un  hombre  de  aquel  valor. 

LtONORA. 

í-i  él  me  aprecia  en  lo  que  precio 
Su  amor,  él  me  tendrá  amor. 

DON  DIEGO. 

Don  Diego  hiciera  desprecio 
Dfl  sol  y  de  las  estrellas, 
Del  alba,  de  las  más  bellas 
Flores  que  la  vista  admiran ; 
De  los  diamantes  que  tiran 
De  nuestros  ojos  centellas , 
Déla  sangre  que  colora 
La  púrpura  emperadora. 
Del  oro  que  el  luego  acendra , 

Y  de  las  perlas  que  engendra 
En  nácar  la  blanCfi  aurora  ; 
Del  cristal  y  del  marfil, 

Si  de  ese  talle  gentil 
No  admirara  la  belleza 
De  quien  la  naturaleza 
Kouipió  la  estampa  sutil. 

LEONORA. 

Parece  que  le  ha  prestado 
Su  ingenio. 

DON  DIEGO. 

Y  su  amor  también  ; 
De  él  lo  que  digo  traslado, 
Si  no  lo  traslado  bien, 
(Jueda  su  autor  excusado. 

Sale  LUCRECIO. 

LUCRECIO. 

Lucinda  ha  venido  á  verte. 

LEONORA. 

/A'uién? 

LBCnECIO. 
Lucinda  de  Aragón. 
LEONORA. 

pésame,  que  me  divierte 
De  aquesla  conversación. 

DON  DIEGO. 

Yo  me  voy. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  ÜO.N  FRANCISCO  DE  HOJAS. 

LOCINIlA. 

¿Oué  es  esto? 
í.Su  fe  y  su  palabra  ha  dado 
En  otra  parte? 

.)  LEONORA. 

Yo  sov 
Testigo  que  os  ha  engañado. 


LEONORA. 

Don  Juan ,  advierte 
Qae  hoy  quiero  ver  á  don  Diego. 

DON  DIEGO. 

Tu  intento  le  aviso  luego.  ( Vase. 


Salen  LUCINDA  y  FLORA. 

LUCINDA. 


Fortuna  la  rueda  os  rinda, 
Amor  el  arco  y  el  fuego. 

LEONORA. 

Eso  á  vos  será  mejor. 
Que  sois  fortuna  compuesta 
Del  arco  y  flechas  de  amor. 
¿Qué  buena  venida  es  esta? 
¡Tanta  gala'  ¡Tal  favor! 

LUCINDA. 

Vengo  á  veros,  y  también 
A  que  me  deis  parabién  , 
Leonor,  de  que  estoy  casada. 

LEONORA. 

¿.Casada? 

LUCINDA. 

Y  bien  empleada. 

LEONORA. 

Vos  lo  merecéis.  ¿Con  quién? 

LUCINDA. 

No  es  persona  de  Aragón, 
Aunque  para  esta  ocasión 
Llegó  anoche  á  Zaragoza. 

LEONORA. 

¿.Quién? 

LUCINDA. 

Don  Diego  de  Mendoza. 

LEONORA. 

í.Cómo?  (/4p.  ¡Extraña  confusión !) 


¿No  habéis  oido  decir 
A  don  Diego  el  castellano? 

LEONORA. 

Mil  cosas  oigo  fidgir, 

Y  asi  de  que  todo  es  vano, 
Lucinda,  os  quiero  advertir. 
Porque  pienso  que  es  casado, 

Y  casado  en  Aragón. 

LICINDA. 

Yo  sé  que  os  han  engaüado; 
Cosas  del  Principe  son 
Celoso  y  desesperado. 

LEONORA. 

¿Pues  habeislo  visto  vos? 

LUCINDA. 

Anoche  hablamos  los  dos 

Y  fe  y  palabra  nos  dimos. 

LEONORA. 

¿Anoche? 

LUCINDA. 

Anoche  estuvimos 
Juntos  en  mi  casa. 

LEONORA.  (Ap.) 
¡Ay  Dios! 

LUCINDA. 

Parece  que  os  pesa  de  esto. 

LEONORA. 

¿No  me  ha  de  pesar  que  os  dé 
Su  le  y  palabra  tan  presto. 
Quien  diú  su  palabra  y  fe 
En  otra  parte? 


Yo  sé  que  casada  estoy, 
Y  está  el  concierto  lirmailo; 
Qne  mal  lo  pueden  fingir 
Mi  padre  y  Carlos,  mi  hermano. 

LEONORA. 

No  me  puedo  persuadir 

Que  es  don  Diego  el  castellano. 

LUCINDA. 

Todo  lo  quiero  hoy  decir 
Para  que  os  desengañéis  : 
En  vuestra  casa  está  herido. 
Yo  sé  que  no  lo  sabéis. 

LEONORA. 

¿Herido? 

LUCINDA. 

Aqui  le  ha  escondido 
Un  criado  que  tenéis, 
Que  es  castellano  también. 

LEONORA. 

¿Quien  es? 

LUCINDA. 

Don  Juan  de  Guzman. 

LEONORA. 

Vos  dais  las  señas  muy  bien; 
Mis  esperanzas  os  dan  , 
Como  es  justo,  el  parabién. 
(Ap.  Aunque  dijera  mejor 
Mis  desdichas  :  ¡oh  traidor! 
Si  á  casarte  babias  venido 
Con  Lucinda,  ¿qué  ha  servido 
Burlar  mi  amor  y  mi  honor? 
Mi  amor  porque  dio  en  quererte 
Sin  verte,  y  mi  honor  por  verte 
En  tanta  opinión  de  España ; 
Mas  era  tan  vil  hazaña 
Poderosa  á  aborrecerte. 
Mas,  ¿porqué  mis  quejas  van 
A  ti,  cruel,  dirijíidas? 
Si  no  al  infame  don  Juan 
Que  aunque  tuviera  mil  vidas. 
Ño  le  valiera  el  Guzniau.) 


LEONORA. 

Lucinda ,  ya  es  cosa  iiijusU 
Encubrir  mi  pensamiento. 
Perdona  si  te  disgusta. 
Anoche  me  dio  don  Diego, 
Ese  cruel  castellano, 
Fe  de  esposo. 

LUCINDA. 

¿Cómo? 

LEONORA. 

A  ruego 
De  don  Juan ,  le  di  la  mano. 
Asegurándome  luego 
Con  una  joya  que  tiene 
Una  ele  de  diamantes  , 
En  que  más  engaño  viene 
Por  las  letras  semejantes 
Que  nuestro  nombre  contiene. 
Que,  en  fin ,  Lucinda  y  Leonor 
Comienzan  de  una  manera. 

LUCINDA. 

(,Don  Diego  á  ti? 

LEONORA. 

Si  el  honor 


De  pur  medio  no  estuviera , 
[  rocoiiii|iorlára  al  aiiior, 
Yü  le  supiera  vencer ; 
Pero  ya  no  puede  ser; 
i::i  mi  justicia  confio  : 
I  iljii  Diego  será  mió, 
1   Araiíoii  se  ha  de  perder. 

LUCINDA. 

^i>r:iii  menos  principales 
M  -  p^irienles,  que  lo  son 
1.  -  (uyos? 

LEONORA. 

En  casos  tales 
No  serü  igual  la  razón 
Si  suii  los  (leudos  iguales. 

LUCI.XOA. 

Si.mpre  fuiste  más  altiva 
^iiif  pide  tu  calidad. 

LEONORA. 

Si  en  sangre  real  estriba, 
.^o  tengas  por  novedad 
Une  como  he  nacido  viva. 

LUCINDA. 

Yo  soy  Aragón. 

LEOSOHA. 

Yo  soy 

Navarra. 

LUCINDA. 

Ya  eslis  muy  uecia. 

LEONORA. 

Contigo,  Lucinda, estoy, 

Que  á  quien  á  mi  me  desprecia , 

Esta  respuesta  le  doy. 

Salen  EL  PRÍNCIPE,  EL  CO-NDli 
DON  BEHNARDO. 


{Qué  es  esto? 

LEONORA. 

Si  no  viniera 
Vuestra  Alteza ,  y  yo  supiera 
Que  amor  Lucinda  le  debe , 
A  lo  que  agora  se  atreve 
Yo  sé  que  no  se  atreviera. 

PRÍNCIPE. 

ÍPnes  dónde  hay  tanta  amistad , 
le  enojos  hubo  ocasión  ? 

CONDE. 

Leonora , ¿qué  novedad 
Es  esta* 

LEONORA. 

Desdichas  son 
Que  ofenden  tu  calidad. 

CONDE. 

¿Eso  c6mo  puede  ser? 

PRÍNCIPE. 

Comle,  si  es  pleito,  estas  damas 
Sa  juez  me  pueden  hacer. 

LEONORA. 

iCómo  has  de  juzgar  si  amas 
Y  más  con  tanto  poder? 
Pero  ya  aborrecer  debes 
Pues  Lucinda  está  casada. 

PRÍNCIPE. 

A  eso  vengo,  que  me  han  dicho 
Que  está  su  esposo  en  tu  casa. 

LUCINDA. 

Señor,  mis  padres  y  hermano 
Casarme  en  Castilla  tratan 
Con  don  Diego  de  Mendoza, 
Que  vos  conocéis  por  fama. 
Vino  á  Aragón  de  secreto. 
Lo  demás  que  en  esto  pasa 
Oieo  lo  sabéis;  si  á  mi  puerta 


DON  DIEGO  DE  Nor.Ii::. 
Os  lo  ba  contailo  su  espaila. 
.\qui  esta  don  Diego  herido. 

PRÍ.NCIPE. 

Lucind.i ,  en  eso  le  engañas , 
Que  yo  sólo  te  he  servido 
Con  la  cortesía  y  gala 
Digna  de  tu  calidad, 

Y  á  tus  defensas  honradas 
He  dado  la  esiimacioo 

Que  piden  prendas  tan  altas. 
Si  tus  padres  te  han  casado 
Con  don  Diego ,  y  tü  le  amas. 
Hoy  conocerás  i|uién  soy 

Y  él  será  tuyo. 

LEONORA. 

Las  armas 
Profesas  más  que  las  letras. 
¿Ves  cómo  el  amor  le  engaña, 

Y  que  no  puede  ninguno 
Juzgar  en  su  misma  causa? 
¿Sin  oir  las  partes  juzgas? 

PRÍNCIPE. 

¿Si  Lucinda  está  casada, 
Qué  tienes  til  que  alegar? 

LEONORA. 

Que  cuanto  Lucinda  Irata, 
Es  decir,  por  engañarte. 
Que  con  don  Diego  se  casa  , 
(Jue  don  Diego  es  mi  marido. 

PRÍ.NCIPE. 

¿Qué  dices? 

CONDE. 

¿Qué  es  esto,  hernian 

DON  UEHNARDO.  {Áp.} 

No  me  engañaron  los  celos. 
Aunque  celos  siempre  engañan. 

LEONORA. 

Que  por  orden  de  don  Juan , 
Por  sus  conciertos  y  carias , 
Me  he  casado  con  don  Diego 

DON  UERNARDO. 

Yo  vi  que  los  dos  hablaban 
Anoche  por  el  jardín. 

LUCINDA. 

i  Toda  la  probanza  es  falsa  . 
Que  anoche  el  mismo  don  Diego 
Me  dio  la  mano  en  mi  casa. 

LEONORA. 

No  puede  ser,  porque  á  mi 
Me  dio  anoche  la  palabra 

Y  esta  joya  en  prendas. 

piiíncipe. 

Muestra. 
¿Hay  confusión  más  extraña? 
Esta  ele  de  diamantes 
Se  labró  para  una  ingrata 
Por  mi  orden. 

LEONORA. 

¿Luego  es  vuestra  ? 

PRÍNCIPE. 

La  noche  que  la  llevaba , 
A  un  castellano  la  di. 

LEONORA. 

¡Vos!  ¿porqué? 

príncipe. 

Por(|UC  su  espada 
Dos  veces  me  dio  la  vida. 

conde. 
¿Luego  el  dueño  de  esta  hazaña 
Fué  don  Diego  de  Mendoza? 

príncipe. 
Si ,  pues  él  la  dio  á  tu  hermana. 


Sale  DON  CAliLOS. 

UON  CARLOS. 

¿Está  aciui  su  Alteza? 
príncipe. 

Carlos , 
¿Qué  quieres? 

OON  CARLOS. 

Darte  esta  carta 
Del  principe  de  Castilla. 

PRÍNCIPE. 

Muestra. 

don  CARLOS. 

Lucinda,  ¿aquí  estabas? 


(Lee.)  «Mientras  solicito  con  el  Rey, 
anii  señor,  perdone  á  don  Diego  de 
oMendoza  la  muerte  de  don  Ñuño,  su- 
aplíco  á  vuestra  Alteza  le  favorezca  y 
«ampare  en  Aragón,  que  el  amor  que 

»le  tengo 

No  hay  para  qué  proseguir; 
Sí  aquí  don  Diego  se  halla 

Y  yo  le  debo  la  vida  , 
Lascarlas  son  excusadas. 
Siempre  le  he  visto  de  noche 
A  la  traza  de  estas  damas , 

Y  tan  á  oscuras,  que  apéuas 
Daré  señas  de  su  cara. 
¿Quién  es  aqueste  dou  Juan 
Que  sabe  de  él? 

CONDE. 

En  mi  casa 
Le  entretengo,  porque  así 
El  Almirante  lo  manda. 

PRÍNCIPE. 

Id  por  él  que  él  sabrá  de  él. 

CONDE. 

Yo  voy.  ( Yase.) 

PRÍNCIPE. 

Pero  si  se  casa 
Con  Lucinda  y  con  Leonor, 
Mal  cumplirá  su  palabra. 


La  que  me  ha  dado,  yo  sé 

Que  la  cuiniilira. 

LEONORA. 

Tú  engañas 
Tu  esperanza  con  tu  amor. 

LUCINDA. 

Más  que  amor,  tengo  esperanza. 

Salen  EL  CONDE,   DON  DltCO 
T  LOPE. 

CONDE. 

Llega,  don  Juan ,  que  su  Alteza 
Te  ([Uiere  ver. 

BON  DIEGO. 

Hoy  levantas 
A  tu  sol  la  humildad  mía. 
LOPE.  {Ap.) 
Hoy  temo  alguna  desgracia. 

PRÍNCIPE. 

¿Eres  don  Juan  de  Guzman  ? 

DON  DIEGO. 

Si ,  Señor. 


(Ap.  j Presencia  hornada!) 
¿Dónde  esta  don  Diego? 

L0PE.(4p.) 

Agor» 
Da  por  el  suelo  la  traza. 

DON  DIEGO. 

Ed  mi  aposento  le  tengo 


232  COME 

Mientras  estas  cosas  andan 
Tan  coDÍusas. 

pbIncipe. 

Hame  escrito 
En  Ju  favor  una  caria 
Kl  principe  de  Castilla, 
Mientras  con  su  padre  trata 
El  perdón  de  cierta  muerte  , 
Que  le  entretenga  me  manda; 
No  sé  qué  entretenimiento 
Conforme  á  su  sangre  clara , 

Y  á  deberle  yo  la  vida , 
Pueda  darle  ,  si  no  basta 
Almirante  de  Aragón. 

D0:i  DIEGO. 

Señor,  por  mercedes  tantas 
Vuestros  pies  beso  en  su  nombre. 

PRÍNCIPE. 

Don  Juan ,  á  don  Diego  llama 
Que  quiero  casarle  yo. 

DO:^  DIEGO. 

Tan  cerca  ,  Señor,  se  halla. 
Que  quiero  darle  el  recado. 
Don  Diego,  por  una  carta 
Del  Principe  del  Castilla , 

Y  porque  con  vuestra  espada 
Librastesal  de  Aragón 

Que  en  tanto  peligro  estaba , 
Sabed  que  os  hace  almirante; 
Id  presto  á  darle  las  gracias , 

Y  dadme  albricias  á  mi, 
Albricias  de  buena  gana 
Porque  sé  que  de  tu  bien 
La  misma  parte  me  alcanza. 

príncipe. 
¿Con  quién  bablas '! 

DON  diego. 

Yo,  Señor, 


DÍAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
Vuestro  recado  le  daba 
.\  don  Diego. 

príncipe. 
¿Pues  aqui 
Lo  que  lias  de  decirle  ensayas? 

DONDIEGO. 

No,  Señor,  que  á  mí  me  digo 
Las  venturas  que  me  aguardan ; 
Porque  soy  don  Diego  jo, 

Y  el  que  pnr  mercedes" tantas 
Besa  vuestros  pies  mil  veces. 

príncipe. 
Igualmente  tus  hazañas 
Coii  tus  industrias  compilen; 
A  mis  brazos  le  levanta 
Del  suelo,  que  á  mi  cabeza 
Por  laurel  que  le  adornara 
Hubiera  dicliu  mejor. 

DON  DIEGO. 

Tu  hechura,  Señor,  ensalzas. 

¿V  yo  podré  ya  dejar 
De  ser  Ñuño  ó  calabaza 

Y  volverme  á  Lope? 

PRÍNCIPE. 

Lope, 
Yo  le  confirmo  en  mi  gracia. 
Lucinda ,  para  que  veas 
Que  tiene  Alejandro  España , 

Y  que  mi  amor  no  pretende 
De  tus  desdenes  venganza , 
Don  Diego  será  tu  esposo. 

DON  DIEGO. 

Señor,  perdona  y  repara 
Que  no  he  de  tener  mujer. 
Aunque  con  tantas  venuijas. 
Donde  tú  has  puesto  los  ojos. 
De  tu  amor  fué  aquella  traza 


Con  que  fingí  que  venia, 

Y  por  no  darle  palabra , 
Eingí  la  herida  umbien. 
Dásela  al  Conde,  y  ignala 
Tal  valor  y  tal  grandeza; 
Porque  yo'  he  dado  á  su  hermana 
Fe  y  palabra  de  ser  suyo. 

PRÍNCIPE. 

Quien  asi  te  desengaña 

Y  te  aconseja,  Lucinda, 
Tu  bonor  estima  y  alaba. 

LDCINDA. 

Ya  que  no  soy  su  mujer. 
De  don  Diego  soy  cuñada , 

Y  le  doy  la  mano  al  Conde. 

LEONORA. 

Yo  á  don  Diego  con  el  alma. 

Quedo,  que  le  falta  á  Flora 
Cierta  cosa. 

FLORA. 

¿Qué  me  falta? 

LOPE. 

¿Conoces  al  Conde? 

FLORA. 

¿A  quién? 

LOPE. 

Al  Conde  de  Argeo  y  Humaina. 

FLORA. 

¿Eres  tú? 

LOPE. 

Toca  esos  huesos. 

DON  DIEGO. 

00)1  Diego  de  noche  acaba; 

Si  es  buena ,  temlrálas  buenas; 

Si  es  mala ,  tendrálas  malas. 


LA  TRAICIÓN  BUSCA  EL  CASTIGO. 


PERSONAS. 

DON  ANDRÉS  DE  ALVA-  I  DON   GAIICIa    DE   TOR-  I  DOSa  LEONOR  DE  CABRÉ- 1  INÉS,  criada. 

RADO.  BELLAS.  RA.  MOGICON. 

DON  JUAN  OSORIO.  |  DON  FELIX.  |  D05ÍA  JUANA  TORRELLAS.  |  Músicos. 


JORNADA  PRIMERA. 


Sale  MOGICO.N  huyendo  de  DON  AN- 
DRÉS ,  vestidos  de  soldados. 

DOM  ASDBÉS. 

O  me  tenéis  por  menguado, 
O  os  pareico  muy  sufrido. 
Hermano,  ¿os  he  recibido 
Por  consejero  ó  criado? 
hocico:». 
Oue  agradezcas  es  razón 
Que  le  he  aconsejado  bien. 

00:«  AMDRÍS. 

¿Porque  ba  de  querer  también 
Discurrir  un  berganton? 

hocico:». 
Si  moralicé  leal , 
Ya  le  dejo  £u  albedrio. 

OOM   ANDRÉS. 

¿Moral  me  sois,  hijo  mioT 
A  Granada  áser  moral. 
hocico:». 
Conmigo  eres  un  Nerón. 
dos  A^^BÉs. 
Idos. 

■ocicon. 
¿Qu»Qquesio  bas  de  bacer' 
oo:«  a:»drés. 
¿Por  ser  Nerón  queréis  ser 
lii Séneca,  picaron? 
¿«o  os  vais? 

■OCICOI». 

No  estés  temerario. 

DOn  ANDRÉS. 

Esto  he  de  elegir  por  medio. 

■oGico:». 
¿No  hay  remedio? 

DON  ANDRÉS. 

No  bay  remedio. 
hocico.'». 
Pues  cuenta,  y  venga  el  salario. 

00l»ASDRéS. 

Pues  que  siempre  obedecí 
Cuanto  habéis  aconsejado, 
Vo  he  sido  vuestro  criado. 
Pagádmelo  vos  á  mi. 

hocico:». 
Pues  si  airado  y  temerario 
Dices  que  no  bas  de  pagar, 
Vive  Dios  que  be  de  cobrar 
En  consejos  mi  salario. 

DON  ANDRÉS. 

Pnes  yo  no  me  he  de  burlar 
Si  mis  consejos  dais  vos , 
V  03  juro  también  á  Dios 
Que  00  os  leogo  de  pagar. 

«OGICON. 

No  imporia. 


DON   ANDRÉS. 

Pues  empezad. 
hogicon. 
Mi  naturaleza  obre. 
Aconseje  yo  y  no  cobre. 

DON  ANDRÉS. 

No  pague  y  aconsejad. 

HOCICÓN. 

Darle  consejos  iutento. 

DON   ANDRÉS. 

No  pagarle  determino. 

HOCICÓN. 

Esto  quiero. 

DON  ANDRÉS. 

Esto  imagino. 

MOGICON. 

Adiós  salario;  oye  atento. 

DON  ANDRÉS. 

Tente ,  que  el  intento  dejo. 

MOGICON. 

;,Es  porque  no  te  reprehenda? 

DON  ANDRÉS. 

Llévate  toda  mi  hacienda 

Y  no  me  des  un  consejo. 

HOGICON. 

Pnes  determinado  estás. 
Perdona  esla  imperlinmoia , 
Solo  te  pido  licencia 
De  preguntarte  no  más 
Lo  que  deseo  saber. 
Que  es  raro  lu  nuevo  modo. 

DON  ANDRÉS. 

Pues  pregúntame ,  que  á  lodo 
Te  quiero  satisfacer. 

hocico:». 
Cuanto  á  lo  primero  es 
Lo  que  quiero  preguntar, 
¿Porque  has  de  galantear 
A  cuantas  mujeres  ves? 
¿Para  qué  pretende  errada 
Tu  llama  desvanecida 
Desde  la  más  conocida 
Hasta  la  menos  ajada? 
Tú  por  tema  peregrina. 
Que  no  puede  ser  pasión , 
De  las  damas  dol  balcoa 
Eres  el  galán  de  esquina ; 
Cuando  buye  dp  ti  tirana 
Dama  con  desden  bizarro, 
La  enamoras  de  catarro 
Tosiéndole  á  la  ventana  , 

Y  enhebra  lu  idolatría 
Tal  suspiro  por  despojo, 
Que  le  metes  por  el  ojo 
De  cualquiera  celosía; 
Dama  que  en  terrado  viva 
De  tí  no  se  ba  de  escapar. 
Porque  la  has  de  enamorar 
También  de  tejas  arriba ; 

Y  para  que  tu  pasión 

Se  conozca  en  su  porHa, 


Haces  la  Ognterta 

De  tentarte  el  corazón  ; 

Desle  estado  á  otro  más  bajo 

Mil  veces  te  vengo  á  ver. 

Porque  sueles  descender 

Desde  el  muño  al  estropajo. 

V,  en  lin ,  tan  mal  le  aconsejas 

De  tu  tema  satisfecho. 

Que  haces  lo  que  nadie  ha  hecho. 

Que  es  enamorar  á  viejas. 

De  noche,  yo  he  de  decillu. 

De  celos  libre  y  desdeu , 

Vas  á  repasar  también 

Las  damas  del  baratillo; 

Las  niñas  y  viejas,  loco 

Procuras ,  según  le  escucho. 

Unas  porque  saben  mucho, 

Y  otras  porque  saben  poco; 
Tanto  á  todas  le  provocas 
Que  le  he  visto  muy  severo 
Enamorar  á  un  toqu>>ro 
Sólo  porque  traia  tocas; 

Y  asi  yo  soy  de  ojiiniou , 
Viendo  lu  perpetuo  arrobo, 

i  Que  eres  grandísimo  bobo 
,  O  muy  grande  socarrón. 

DON   ANDRÉS. 

Mira ,  Mogicon. 

!  HOGICON. 

Señor. 

I  DON  ANDRÉS. 

'  Yo,  aunque  ves  que  peno  y  muero, 
A  todas  pienso  que  quiero 

Y  á  ninguna  tengo  amor; 
Cuando  á  una  y  otra  mujer 
Doy  una  alma  en  sacrilicio. 
Es  que  tengo  esle  mal  vicio 
De  enamorar  sin  querer; 

I  Cuando  finge  mi  rigor 
i  Celos  con  justos  desvelos. 
No  me  han  pasado  los  celos 
I  Por  la  puerta  del  amor; 

Y  pues  de  mi  saber  quieres 
!  Cómo  á  todas  se  enamora, 

I  Oye  esta  cartilla  agora 
j  Para  todas  las  mujeres. 
Llamo  á  la  hermosa  deidad , 

Y  digo  con  gran  mesura 
Que  no  alabo  su  hermosura 
Sino  aquella  honestidad ; 
Cuando  en  otras  ocasiones 
Rendir  á  una  fea  intento. 
Digo  que  su  entendimiento 

I  Rendirá  los  corazones; 

;  Cuando  á  una  vieja  á  hablar  llego. 
Que  esta  es  la  mayor  pensión , 
La  digo  muy  socarrón 
Que  cautiva  aquel  ,<;osiego; 
Cuando  con  tranquilidad 
Llego  de  una  gorda  al  puerto, 
La  aseguro  que  soy  muerto 
Por  damas  de  pravedad; 
Si  á  una  llaca  llego  á  ver. 
La  digo  muy  admirado, 


234 


COMLDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FIlANCISCO 


Fingiéndome  enamorailo, 
i  Qué  espíritu  de  mujer! 
Fingiendo  amorosa  llama 
Si  una  puerca  se  me  ofrece , 
1.a  dii!o  :  ;  Qué  bien  parece 
Kl  descuido  en  una  dama! 
A  las  que  >an  por  la  calle 
Les  dice  mi  desvario, 
A  la  pequeña:  ¡qué  brio! 
A  la  Giralda  :  ¡qué  talle! 

Y  ungiendo  que  me  muero, 
Engañando  aquí;  alli, 
l'nas  me  quieren  6  mi 

Y  oirás  piensan  que  las  quiero ; 

Y  asi  sin  queja  y  desden  , 
Muy  señor  de  nii  albedrio, 
Ue  las  que  me  aman,  me  rio, 

Y  de  las  que  no,  también. 

MOOICON. 

Tú  has  tomado  un  ejercicio 
En  que  no  le  has  de  perder. 
Alegróme  de  saber 
yue  enamorabas  de  vicio: 
Mas  sabe  que  me  consumo 
l>ue  tan  poco  amor  te  cueste, 
Aunque  mejor  vicio  es  este 
Que  lomar  tabaco  en  bunio; 
Masdime,  Señor,  agora , 
Pues  lo  puedo  preguntar. 
Di ,  ¿por  qué  has  de  enamorar 
A  mujer  que  olro  enamora? 
Si  hay  olro  que  ame  primero 
Que  tu  á  otra  dama,  al  instante. 
Si  él  es  religioso  amante. 
Tú  su  hermano  compañero; 
Sácame  de  aquesta  duda  , 
De  aquel  que  está  enanior.ndo 
ÁQué  demonio  le  ha  tentado 
A  ser  su  amante  de  ayuda? 
jDe  una  vez  no  me  dirás , 
Pues  lü  no  tesalisfaces 
De  su  dama ,  por  qué  lo  haces? 

DON  ANDRÉS. 

Por  darle  celos  no  más; 
¿Hay  cosa  que  mejor  sea , 
Ni  la  puede  haber  mejor 
Como  ver  mudar  color 
A  un  amante  de  jalea? 
¿  Hay  susto  como  saber. 
Cuando  yo  empiezo  á  Cngir 
Que  él  por  mi  la  ha  de  reñir 

Y  ella  ha  de  satisfacer? 

Y  asi  tú  te  desengaña 

Sin  que  te  venza  el  temor. 
Que  ya  que  haya  mal  amor 
Ha  de  haber  linda  cizaña. 

MOCICON. 

¿Y  si  hallas  en  tus  desvelos , 
Cuando  en  estas  cosas  das , 
Uno  que  supiese  más 
De  estocadas  que  de  celos , 

Y  cuando  á  Ungir  empieza 

Tu  amor  con  muy  linda  maña. 
A  cuenta  de  la  cizaña 
Te  rompiese  la  cabeza? 

SON  ANDRÉS. 

Dos  cosas  hay  olvidadas. 
Que  son ,  si  saberlas  quieres , 
El  reñir  por  las  mujeres 

Y  las  calzas  atacadas; 

Que  están  ya  ,  por  vida  mia , 
Todos  con  muy  lindo  seso ; 
Allá  en  tiempo  de  don  ÜuesO 
Era  cuando  se  reñia  ; 
Que  el  que  con  feliz  estrella 
Lograr  á  su  dama  intente , 
Con  ella  ha  de  ser  valiente , 
Mas  no  ha  de  reñir  por  ella. 
(Llaman.) 


■  oGlCo^'. 
El  diablo  le  entenderá , 
lian  llamado? 

DON  ANDRÉS 


Mocicor». 
¿Quién  es? 
DON  GARCÍA.  (Dentro.) 
¿Está  en  casa  don  Andrés 
DeAlvarado? 

SIOGICON. 

Eu  casa  está  : 
Entre  quieu  es. 

DON   ANDRÉS. 

Ya  se  ha  entrado. 
¿Qué  es  lo  que  queréis  mandar? 

Sale  DÜN  GAliCÍA. 

DON  GARCÍA. 

A  solas  OS  quiero  hablar. 

DON    A.NDRÉS. 

-Seguro  es  esle  criado. 

DON   GARCÍA. 

Que  es  caso  de  honra  advertid 

Y  á  determinarle  vengo. 

DON  ANDRÉS. 

Yo  sé  el  criado  que  tengo. 

DON  GARCÍA. 

Pues  escuchad. 

DON  ANDRÉS. 

Pues  decid. 

DON  GARCÍA. 

Yo  me  llamo  don  García 
De  Torrellas,  con  mi  nombre 
De  mi  fama  y  de  mi  sangre 
Digo  las  obligaciones. 
\aci  en  mi  casa  el  segundo. 
Tan  bien  quisto  de  lo  noble , 
Que  con  decir  que  lo  soy 
Conoceréis  que  soy  pobre ; 
Sea  en  las  justas  de  amor, 
O  eu  la  palestra  de  Jove, 
Si  no  es  segundo  mi  ingenio. 
Es  el  primero  mi  estoque; 

Y  si  asía  acerada  esgrimo, 
Postro  á  la  fiera  bicorne. 
Alimentos  que  da  el  cielo 
Siempre  á  los  hijos  menores. 
Tres  lustros  gozaba  apenas , 
Cuando  el  Dios  por  ciego  torpe 
En  el  papel  de  mis  años 
Quiso  imprimir  sus  arpones. 
Junto  á  mi  casa ,  ¡ay  de  mi ! 
Vivia  una  dama  ,  ¡oh ,  logren 
Esta  voz  la  lengua  y  labio 

La  queja  y  la  voz  conformes ! 
Tan  hermosa,  pero  aquí 
Sobran  las  ponderaciones , 
Que  siempre  es  mayor  belleza 
La  que  un  infeliz  escoge; 
Supo  mi  amor  de  mis  ojos , 
Que  no  hay  tan  honestas  voces 
Como  aquellas  que  el  recalo 
A  la  pasión  interpone. 
Y,  al  Bn,  como  es  elocuente 
De  amor  el  llanto,  entendióme, 
Dando  a  mis  alrevimieutos 
Indignadas  suspensiones; 
Discúlpeme  en  su  hermosura, 

Y  viendo  su  enojo  entonces, 
De  la  más  airada  Venus 

Fui  el  más  recalado  Adonis; 
Mas  no  pudiendo  aguardar 
De  sus  iras  el  desurden , 
Si  obediente  á  sus  decretos 
Obstinado  á  mis  ardores , 
A  irritar  volví  su  llama , 


DE  ROJAS. 

Hasta  que  mi  afecto  indócil 
Loque  eu  lágrimas  no  pudo 
Quiso  conseguir  en  voces; 
Dijela ,  en  tin ,  mis  cuidados , 
Porque  no  es  razón  que  ahorre 
Miserable  de  mi  voz 
Decentes  adulaciones ; 
Solicitada  a  mi  queja 

Y  persuadida ,  creyóme  , 
Porque  es  muy  de  la  hermosura 
Dar  crédito  á  las  pasiones. 
Pedí  á  su  padre  á  Leonor, 

Que  este  es  de  mi  dama  el  nonibr^ 
Pero  como  son  molestos 
Los  agasajos  de  un  pobre. 
Desatento  á  mis  verdades 

Y  airado  á  mis  persuasiones, 
Si  antes  de  Leonor  descuida  . 
Desde  hoy  á  mi  dueño  esconde; 

Y  viéndome  fluctuar 

Por  el  mar  de  mis  dolores , 

Y  en  el  golfo  de  mi  llanto 
Perdido  el  imán  y  norte , 

Y  viendo  que  ya  el  aurora 
Con  perezosos  ardores 
De  su  sol  erró  el  aviso 

Y  de  sus  luces  el  órdeu , 
Errado  y  ciego  llamé 

A  mi  sufrimieuto  á  voces , 

Y  al  puerto  de  mi  silencio 
Todas  mis  iras  se  acogen ; 

Y  como  sólo  un  tabique 

De  nuestras  dos  casas  pone 
Estorbos  á  nuestro  amor, 
Amor  que  inipofibles  roninc. 
Por  la  frágil  quebradura 
Ue  una  pared ,  permitióme 
Tal  vez  su  voz  á  mi  oído 
Tal  mi  llanto  á  sus  temores; 
Desta  manera  há  seis  años 
Que  roca  á  mi  queja  inmóvil. 
De  mi  desengaño  mismo 
Estoy  sufriendo  los  golpes, 

Y  como  por  el  resquicio 
Desta  pared  me  dispone, 
O  su  voz ,  ó  mi  desdicha , 
Mal  declarados  favores , 
Sufro  amante,  espero  lirme 
A  que  enlace  ó  que  eslabone 
Artíflce  el  Himeneo 
Yugos  de  dos  corazones: 
Ya  labrado  en  sus  linezas , 
PuriOcado  en  sus  soles 

El  diamante  de  mi  fe 
Se  mira  lucir  al  tope; 

Y  cuando  no  hay  en  Vulencia 
Quien  este  amor  no  pregone 
Con  retórico  silencio 
Cuando  no  con  mudas  voces. 
Vos  solo  desentendido, 

O  mal  advertido  joven. 
Argos  hecho  de  su  calle. 
Sois  lince  de  sus  balcones, 
Desde  que  luciente  el  alba 
En  nuestro  oscuro  horizonte 
Sumiller  de  plata  al  sol 
La  rubia  cortina  corre , 
Hasta  que  para  enmendar 
Loque  ha  borrado  la  noche  , 
De  luces  prestadas  borda 
Montes  la  diosa  triforme. 
De  su  balcón  y  su  puerta 
Soisesiálua  tan  inmóvil 
Que  ni  la  luz  os  extraña 
isi  la  sombra  os  desconoce; 
Si  va  á  divertir  pesares 
Leonor,  como  el  sol,  en  coche , 
Sois  la  sombra  de  su  luz , 

Y  si  á  corregir  las  flores. 
La  escuela  de  algún  jardín 
Leonor  primavera  escoge. 

Vos,  con  vuestra  flor  de  amante. 


,  Hiráis  sas  ojos  por  norte ; 
SI  a  Leonor  miro  de  lejos. 
Me  usurpáis  mis  aieiicloncs; 
Si  al  templo  voy  á  rezar, 
rit>|i3sais  mis  estaciones; 
Si  al  campo  vo;  á  la  caza 
A  divertir  mis  dolores 
Buscando  á  mi  Dulcinea, 
Os  hallo  en  él,  don  Quijote; 
Ño  llego  á  corro  en  la  plaza 
Uoiiile  lué^o  uo  me  topen 
Vuestros  deseos  por  ver 
Siliablode  Leonorentónccs; 
Ko  hay  acción  que  no  os  incite  : 
Si  toser  quiero,  acabóse. 
Pensando  que  es  sefia  al  punto 
Toséis  con  catarro  doble ; 
Tanto,  que  de  llano  un  dia 
Con  la  d:ií;a  me  di  un  golpe 
Por  ver  si  el  diablo  os  tentaba 
A  daros  otro  de  corle. 
Pnes  perdóneme  mi  dama 

Y  el  recalóme  perdone, 
Que  si  por  su  casa  y  calle 
Wüveis  los  pssos  veloces, 

Y  si  por  cuidado  ó  yerro. 
Que  en  vos  todos  son  errores. 
Donde  yo  pongo  sus  plantas 
Ponéis  imaginaciones; 

Y  si  viéndome  parado 

No  oaniinaispor  entonces, 

Y  si  cuando  galantea 

No  os  vais  de  la  parte  donde 
Hayan  puesto  mis  deseos 

:   Modestas  inclinaciones. 
Voto  á  Dios ,  que  á  cuchilladas 

!   Tan  justa  venganza  cobre... ; 

,  Mas  ya  todo  mi  amor  dije; 
Bli  enojo  ya  se  conoce; 
Leonor  estima  mis  penas, 
Vo  idolatro  sus  dos  soles, 
Re|iriniirnie  es  imposible. 
Yo  soy  amante  y  soy  noble; 
Vos  sabéis  que  á  Leonor  quiero, 

Y  veis  mis  obligaciones; 
I    Sufriros  fuera  desaire, 

j    No  avisaros  yo  desorden ; 

I    Pues  reprimid,  pese  á  vos, 
O  enmendad  vuestras  pasiones, 
llacienilo  siempre  al  revés 
Cnaiito  haga  al  derecho,  porque 
Vengan:  mañana  en  iras 
Lo  que  boy  aviso  en  razones,    (la, 

DON  ANDRÉS. 

I    Pues  si  asi  se  satisface 
'    Vuestra  injuria ,  oid  mi  amor. 
{Va  tras  él  don  Andrés  y  dchénele  '. 
gicon.) 

BOGICON. 

No  vayas  tras  él.  Señor, 

Que  eso  es  hacer  lo  que  él  hacfl. 

DON  AMORES. 

¡    Déjame  ver,  Mogicon , 
'    Castigada  su  osadia. 

MOGICON. 

I    Detente,  por  vida  mia. 
Mira,  no  tienes  razón  : 
I     «Dos cosas  hay  olvidadas, 
I    Que  son ,  si  saberlas  (|uieres , 
'     Él  reñir  por  las  mujeres 
:     Y  las  calzas  atacadas.» 

I  DON  ANDRÉS. 

Dices  bien ,  que  ya  me  acuerdo 
i     Délo  que  le  dije  aqui. 

i  «OCICON. 

Pues  si  eso  es  ,  Señor,  asi , 
Pórtate  prudente  y  cuerdo. 

DON  ANDRÉS. 

Otra  cosa  liabia  pensado 


LA  TUAICION  ULSCA  EL  CASTIGO 
Que  mayor  riesgo  tenia , 

Y  á  fe  que  el  tal  don  García 
Me  dio  un  poco  de  cuidado. 

MOGICÜN. 

Pues  ¿qué  cuidado.  Señor, 
A  más  recelo  te  llama 
Que  galantear  su  dama 

Y  entrarte  á  buscar? 

DON  ANDRÉS. 

Mayor. 

MOGICON. 

.No  puede  ser  :  no  lo  creo. 

DON  ANUUÉS. 

Pues  esas  dudas  allana. 

MOÜICON. 

¿Qué  es? 

DON  ANDRÉS. 

Que  éste  tiene  una  hermana, 

Y  también  la  galanteo. 

HOCICÓN. 

¡Ya  escampa!  ¿Y  no  has  de  dejar 
A  su  dama? 

DON  ANDRÉS. 

No  podré. 
MOGICON. 

¿Y  no  me  dirás  por  qué? 

DON  ANDRÉS. 

Porque  en  llegando  á  pensar 
Que  hay  otro  amante  que  intente 
Que  apague  ardiente  mi  ardor. 
No  hay  saLsa  para  mi  amor 
Como  el  mismo  inconveniente; 

Y  aunque  olvidarla  quisiera, 
Que  no  he  de  poder  infiero, 
Piin|ue  solamente  quiero 
Donde  quieren  que  no  quiera. 


Mira,  por  Dios,  que  barrunto 
Que  cuanto  mudable  aqui 
Enamoras  de  por  si 
Vendrás  a  pagar  por  junto. 

DON  ANDRÉS. 

Desde  hoy  á  Leonor  adoro, 
Y  obre  el  acierto  después. 

Sale  DON  FÉLIX. 

DON   FÉI-1X. 

;Ha  desta  casa! 

DON  ANDRÉS. 

¿Quiénes? 
¿Quién  se  ha  entrado  aquí? 

UOGICON. 

Otro  moro. 

DON  rÉLIX. 

I  Don  Andrés. 

I  DON  AHDRÉS. 

I  Señor  don  Félix. 

En  hora  dichosa  venga 
A  honrar  esta  casa  suya ; 
¿Qué  mandáis? 

DON  FÉIIX. 

Sólo  quisiera 
Que  echéis  de  aqui  este  criado. 

MOGICON.  (A¡).) 

Oigan  el  diablo  la  tema 
Que  tienen  todos  conmigo. 

DON  ANDRÉS. 

Seguróos. 

DON  FÉLIX. 

Aunque  lo  sea. 

D0:t  ANDRÉS. 

Pues  vete. 

DON  FÉLIX. 

Toma  esta  silla. 

DON  ANDRÉS. 

Empezad. 


HOCICÓN,  (.-t/i.) 
Esta  es  pendencia 
Un  poco  más  sosegada. 

DON  FÉLIX. 

¿No  os  vais? 

DON  ANDRÉS. 

Acaba,  ¿qué  esperns? 

(Vase  al  paño.) 

MOGICON. 

¡Hay  tal  viejo!  Yo  me  voy 

A  escuchar  aunque  no  (¡uiera. 

DON  FÉLIX. 

¿Coiioceisme? 

DON  ANDRÉS. 

Va  os  conozco. 
Don  Félix  sois  de  Cabrera. 

DON  FÉLIX. 

Es  mi  sangre... 

DON  ANDRÉS. 

Vuestra  sangre 
Se  iguala  á  vuestra  nobleza. 

DON   FÉLIX. 

Mi  hacienda... 

DON  ANDRÉS. 

También  la  sé  : 
Dos  mil  ducados  de  renta. 

DON   FÉLIX. 

¿Sabéis  que  tengo  una  hija' 

DON  ANDRÉS. 

Sé  también  que  su  belleza 

Es  norte  á  los  corazones 

Que  en  el  mar  de  amor  navegan. 

DON  FÉLIX. 

Su  virtud... 

DON  ANDRÉS. 

Es  conocida. 

DON  FÉLIX. 

Su  discreción... 

DON  ANDRÉS. 

¿Quien  la  niega? 

DON  FÉLIX. 

Pues  supuesto  que  sabéis 

De  mi  sanare,  de  mi  hacienda  , 

De  mi  hija  y  su  hermosura, 

De  su  recato  y  prudencia , 

A  una  merced  que  os  suplico 

Me  dad  prudente  respuesta : 

Don  Andrés ,  si  sois  prudente , 

Y  sabéis  con  experiencias 

Cuan  escrupulosa  es 

De  un  noble  honor  la  conciencia. 

Aconsejad  mí  cuidado ; 

Me  arrojo  desta  manera 

Porque  errores  del  silencio 

Se  han  de  enmendar  con  la  lengua; 

Digo,  pues ,  que  vos  amante, 

O  amor  obstinado  sea , 

O  sea  fácil  deseo 

Que  el  enojo  fragua  en  temas, 

Habrá  seis  meses  (lue  espía 

lie  mi  lasa  y  de  mis  rejas 

Andjis  mirando  por  dónde 

Se  puede  entrar  esta  fuerza  ; 

Mas  yoc|ue  de  mí  bciior  soy 

Vigilante  centinela, 

Sinliéndoos  por  enemigo , 

Toque  al  arma  de  mis  penas; 

Señor  don  Andrés,  el  alba 

Asuma  apenas  risueña 

Cuando  os  averigua  Clicie 

Del  sol  de  mi  amada  prenda  , 

Cuando  Argos  de  mis  balcones 

Con  atención  desatenta 

Sacrilego  profanáis 

El  templo  de  mi  nobleza; 

Ya  vuestros  intentos  son 

Conocidos  en  Valencia; 


230  COMEDIAS 

Vos  de  las  murmuraciones 

Sois  imlicenle  materia, 

y  mi  bonra  flucluando 

En  el  mar  de  tantas  lenguas , 

<".uaiido  allí  próspera  corre. 

Allí  dudosa  tropieza; 

El  recato  de  Leonor 

Todos á  una  voz  confiesan; 

J'ero  también  puede  baber 

AiRunoque  no  lo  crea. 

Señor  don  Andrés,  jo  tengo 

Machos  años  y  experiencia , 

Y  no  acabo  de  entenderos 
Aunque  examinaros  quiera ; 
Vos  no  miráis  á  mi  hija 
Para  dama  ,  es  cosa  cierta. 
Porque  sabéis  su  virtud 

Y  no  ignoráis  mi  nobleza; 
Vos  para  propia  mujer 
Tampoco,  que  si  eso  fuera, 
Ouien  sabe  por  fuerza  amarla 
Me  la  pidiera  por  fuerza ; 
Pues  en  mi  casa  no  hay 
Después  de  Leonor  quien  sea 
Pretensión  de  vuestro  amor. 
Si  no  es  que  ¡¡  mi  me  pretenda. 
Don  Andrés,  hablemos  claro. 
Por  rica ,  noble  y  discreta , 
Tengo  tratado  casar 
Por  cartas  en  Orihuela, 
Con  un  hidalgo  á  Leonor, 
De  tan  conocidas  prendas 
4}ue  él  la  merece,  si  hay 
Alguno  que  la  merezca; 
Esperóle  cada  dia, 

Y  asi  quiero  antes  que  venga , 
Pues  vos  queréis  6  mi  hija. 
Pagaros  yo  esta  fineza ; 

Y  si  por  saber  acaso 
Esta  mi  intención  secreta 
Para  pedirme  a  Leonor 
No  se  atrevió  vuestra  lengua. 
Pues  sois  rico  y  principal, 
Sea  esta  la  vez  primera 
Que  pide  el  honor  partidos 
Al  mismo  que  los  desea. 
Casada  tuve  á  Leonor, 
Mas  viene  a  ser  conveniencia 
Homper  por  una  palabra 
Porque  un  honor  no  se  pierda: 

Y  hoy,  lo  que  ninguno  ha  hecho, 
Wi  honor  y  mi  fama  os  ruegan 
Con  Leonor,  por  sanear 
De  una  vez  tantas  sospechas : 
Descífrese  ya  esta  enigma 
Tan  difícil ,  aunque  cierta , 
Oue  con  entenderla  todos. 
No  bay  ninguno  que  la  entienda; 
Favorable  el  Himeneo 
Eo  suaves  brazos  prenda 
Dos  corazones  que  une 
y  dos  almas  que  concierta  : 
Ea,  jiqué  me  respondéis? 
iOueos  embaraza,  qué  os  hiela? 
¿Tan  retórico  el  deseo 

Y  vuestra  voz  tan  suspensa' 
iQué  respondéis,  don  Andrés? 
Ea ,  decid. 

DON  ANDRÉS. 

Que  me  pesa 
De  haber  tenido  con  vos 
Tan  imprudente  paciencia. 

(Levántanse  de  las  sillas.) 

DON  FÉLIX. 

Pues  decid ,  ¿qué  ofensa  os  bago 
Que  me  habláis  desa  manera? 

DON  ANDRÉS. 

Si  me  venfs  á  casar 
¿Puede  haber  mayor  ofensa? 
bebiera  desafiaros 
Si  vuestra  edad  menos  fuera , 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
O  a  los  cantones  de  Italia , 
U  al  neutral  pais  de  Lieja. 

DON  FÉLIX. 

Pues  advertid... 

DON  ANDRÉS. 

¿Quédecis? 

DON  FÉLIX. 

Que  si  otra  vez  desatenta 
O  indócil  vuestra  pasión... 

DON   ANDRÉS. 

Todo  aquello  que  no  sea 
Que  me  caséis,  sufriré. 

DON  FÉLIX. 

Si  solicitáis  mis  puertas. 
Si  por  mi  calle  pasáis... 

DON  A.NDRÉS. 

¿Gis?  Ue  aquesa  manera 
Le  amenazaban  á  Zaide 
En  el  libro  de  las  guerras. 

DON  FÉLIX. 

Este  es  desprecio. 

DON  ANDRÉS. 

Es  valor. 

DON  FÉLIX. 

Pues  don  García  Torrellas 
Es  tan  bueno  como  vos, 

Y  esto  nadie... 

DON   ANDRÉS. 

¿Quién  lo  niega? 

DON  FÉLIX. 

Pues  no  le  he  dado  á  Leonor, 
Aanque  amante  sufre  y  ruega 

Y  aunque  la  pide,  y  a  vos 
Usía  doy... 

DON  ANDRÉS. 

Esa  fineza 
Agradezca  don  García  , 
l'ues  tiene  tan  buena  estrella 
Oue  no  la  queréis  casar 
Aunque  casarse  pretenda, 

Y  yo  soy  tan  desgraciado 
Con  vos  en  esa  materia. 
Que  á  mi  sin  que  yo  os  la  pida 
Me  queréis  casar  con  ella. 

DON  FILIX. 

En  fin ,  ¿no  admitís  mi  ruego? 

DON  ANDRÉS. 

Teugo  el  alma  muy  .soltera. 

DON  FÉLIX. 

Pues  de  hoy  más  si  procuráis... 

DON  ANDRÉS. 

Vuestras  iras  ¿que  aprovechan? 
No  me  caséis,  y  matadiue. 

DON  FÉLIX. 

¡Hay  tal  desprecio! 

DON  ANDRÉS. 

¡  Hay  tal  tema .' 

DON  FÉLIX. 

Yo  cumplí  mi  obligación 
Ue  mi  honor  en  mi  promesa. 

DON  ANDRÉS. 

Vo  cumplo  con  no  admitirla 
La  de  mi  naturaleza. 

DON  FÉLIX. 

Pues  dadme  agora  palabra  .. 

DON  ANDRÉS. 

No  tengo  palabras  hechas. 

DON  FÉLIX. 

De  no  querer  á  Leonor. 

DON  ANDRÉS. 

Oe  buena  gana  os  la  diera; 
Mas  ¿qué  sé  yo  si  podré 
Aunque  quiera  no  quererla? 


DE  ROJAS. 

DON  FÉLIX. 

Pues  admitid  mi  deseo 
Si  la  queréis. 

DON  ANDRÉS. 

Eso  fuera 
No  quererme  bien  á  mi. 

DON  FÉLIX. 

A  resolución  tan  nueva 
Hay  acero  y  hay  valor. 

DON  ANDRÉS. 

Esto  no  ha  de  ser  pendencia. 

DON  FÉLIX. 

SI ,  porque  ha  de  ser  venganza. 

DON  ANDRÉS. 

Lo  que  vos  quisiereis  sea. 

DON   FÉLIX. 

Pues  yo  casaré  á  Leonor. 

DON  ANDRÉS. 

Casalda. 

DON  FÉLIX.  (Ap.) 

Porque  merezcan 
Escarmiento  estos  intentos; 

Y  supuesto  que  no  venga 
Don  Félix,  que  ya  le  espero. 
De  aquestas  cenizas  muertas 
Llamas  han  de  renacer 
Más  airadas  y  sangrientas , 
Que  el  valor  no  tiene  canas 
Aunque  el  semblante  las  tenga.  ( Vase.) 

HOCICÓN. 

El  viejo  va  despachado; 
Mas  lindo  despacho  lleva. 

DON  ANDRÉS. 

¿Mogicon? 

MOGICON. 

Señor. 

DON  ANDRÉS. 

Casarme 
Queria. 

MOGÍCON. 

Buena  la  hicieras. 

DON   ANBRÉS. 

¿Escuchaste? 

MOGICON. 

Soy  criado; 
¿Mas  dinie  agora, qué  intentas? 
¿Piensas  proseguir? 

DON   ANDRÉS. 

Si  pienso. 

HOCICÓN. 

Los  estorbos  son  pimienta 
Del  amor. 

DON  ANDRÉS. 

No  dices  mal. 

HOCICÓN. 

En  mi  vida  quise  hembra 
Que  me  costase  barata; 
Cuando  dos  almas  se  estrechau 

Y  en  lo  mejor  de  los  lazos 

Hay  una  madre  á  quien  teman : 
«Guarda  no  oiga  la  vecina , 
Guarda  mi  hermano  no  venga, 
Ay  si  vendrá  mi  marido», 

Y  deudos  desta  ralea. 
Este  si  es  amor  que  pica ; 
Pero  cuando  hay  desvergüenza , 
—¿Quién  es?— tu  tia,— no  importa; 
Tu  hermano,—  este  se  halla  fuera ; 
Tu  madre, —  no  entrará  acá ; 

Tu  vecino,—  que  me  vea ; 
Tu  marido,—  que  ya  salgo  : 
Este  es  amor  con  llaneza,  ^ 

Y  asi  no  daré  por  él 

Ni  dos  higos  ni  dos  brevas. 

DON  AI«DRÉS. 

Siempre  los  incoavenieotes , 


(  (lino  es  ave  amor,  le  celan ; 

Y  laulo  es  eslo  verlad 

t.iue  conin  liny  me  han  lieclio  fuerza 

üüti  Kélix  y  (ion  García 

Hará  <|ue  á  Leonor  no  quiera ; 

Auni|ue  venga  mal  locaila 

Esiii  Leonor,  he  de  verla. 

He  de  hablarla,  he  de  servirla  , 

Y  aun  pienso  que  he  de  quererla, 
¿a,  vamos  á  su  calle. 

HOCICÓN. 

Pues,  Señor,  ojo  á  la  reja 
'  Y  manos  á  don  Garcia. 

D0.1   ANDRÉS. 

I  Ca'la ,  necio,  no  le  lemas, 
yue  cuando  quiera  reñir. 
Sólo  porque  no  se  pierda 
La  honra  de  la  tal  dama, 
He  ha  de  sufrir. 

UOGICON. 

Bsa  cuenta 
Sin  la  huéspeda  :  su  espada 
Hecha  rsla,  mas  nú  bien  becba. 

DON  ANDRÉS. 

Ea,  vamos. 

HOCICÓN. 

Vamos,  pues. 

DON  ANDRÉS. 

A  que  don  García  vea... 

HOCICÓN. 

jQuiéu  se  ba  entrado  en  esta  casa? 

Sale  DON  JUAN  OSORIO  vestido  ¡le 
camino. 

DON  JUAN. 

Onien  con  mil  deseos  llega 
A  recompensar  en  lazos 
Cuanto  ba  llorado  en  ausencias 

DON  ANDRÉS. 
AniJKO  don  Juan  Osnrio, 
¿Que  es  esto?  ¿Vos  en  Valencia? 

DON   JUAN. 

Si,  amigo. 

HOCICÓN. 

Señor  don  Juan... 

DON  JUAN. 

Moeicon,  amigo. 

■OGICON. 

Seas 
Mas  bien  llegado  que  el  plazo 
De  una  paga  cuantío  es  cierta. 

DON  ANDRÉS. 

Do  dóade  venís? 

DON  JUAN. 

De  Flándes. 

DON  ANDRÉS. 

Y  ¿qué  hay  en  Plándesde  guerra? 

DON   JUAN. 

Oue  entró  el  principe  Tomás 

Talando  toda  la  tierra  , 

Que  su  Alteza  fué  á  Crimbray. 

DON  ANDIttS. 

Ya  yo  sé  también  que  en  ella 

Dió  calor  ó  dio  socorro 

A  un  tiempo  á  las  dos  fronteras. 

DON  JUAN. 

El  Rey  de  romanos  baja , 

Y  aquesta  campaña  esperan 
Que  el  ejército  que  estaba 

En  la  Alsaciaü  Flan  les  venga. 

DON  ANDRÉS. 

ÍY  de«|iues  que  yo  me  vine 
la  habido  aiyuna  inlerpresa? 

DON  JUAN. 

Desde  el  Esquenquc  ninguna ; 


LA  TRAICIO.N  BUSCA  KL  CASTIGO 

Y  dejando  esta  materia 
Para  otro  tiempo,  sabed 

Ifue  en  otra  Flándes  más  nueva 
Vengo  i  militar  amante 
Del  amor  en  la  bandera , 

Y  como  soldado  alisto 
Mis  sentidos  y  potencias 
En  la  mejor  compañía 
(Jue  puede  elegir  la  idea; 
Aventajado  soldado 

Soy  de  una  beldad  tan  bella, 
Que  fué  el  socorro  y  la  paga 
Permitirme  que  la  quiera. 
Sabed... 

DON  ANDRÉS. 

Habladme  más  claro. 

DON    JUAN. 

Pues  porque  mejor  se  entienda 
Mi  deseo... 

UON  ANDRÉS. 

¿Cómo  fué? 
Acabad. 

DON  JUAN. 

Desta  manera  : 
Ya  os  acordáis  cuando  en  Flándes 
Fué  nuestra  amistad  estrecha 
Pienso  que  la  más  segura 
Después  de  ser  la  primera: 
Va  galanes  en  el  circo. 
Valientes  en  la  palestra. 
Fuimos  envidia  de  Adonis 

Y  fuimos  de  Marte  afrenta. 
Guando  sonoro  el  clarin 
Hirió  el  viento  en  diferencias. 
Puesto  que  tal  vez  irrita 

Y  tal  en  las  lides  templa, 
A  embestir  y  á  retirar 

Tal  inqiulso  nos  gobierna, 
Que  si  nos  manda  la  ira 
-Nos  atajó  la  obediencia. 
Sin  reservar  el  trabajo 
De  la  fagina  y  trincbea  , 
Del  artificial  reducto. 
De  la  espia  y  centinela; 
Al  riesgo  siempre  dispuestos, 
Fuese  sangre  ó  fuese  estrella 
Lo  voluntario  en  los  dos 
Pensábamos  que  era  fuerza; 
Éramos  comparación 
De  la  amisliid  vrrdadera  , 
Porque  nunca  la  estrechó 
tii  interés  ni  conveniencia. 
Supistesque  vuestro  padre 
Era  muerto,  y  siendo  tuerza 
Venir  á  España  á  tomar 
Posesión  de  vuestra  hacienda , 
Pedistes  licencia  en  Flándes 

Y  conseguisteis  licencia 
A  intercesioues  y  ruegos 

Del  de  Aylona  y  del  de  Lerma 
(Téngalos  Dios  en  su  gloria; 
Mas ,  vive  Dios ,  que  me  pesa 
Que  estén  tan  presto  en  el  ciólo 
Porque  hacen  falta  en  la  tierra); 
Volvisteis,  al  fin,  á  España, 
Quedé  sin  vos  en  Bruselas 
Muy  sin  mi,  porque  erais  vos 
Móvil  desla  inteligencia; 
Pasaron,  en  fin  ,  tres  años, 

Y  habrá  dos  meses  apenas 
Que  mi  padre  me  escribió 
(Jue  hiciese  las  diligencias 
Posibles  para  venirme, 
Ponjue  casado  en  Valencia 
Me  tenia  por  conciertos 
Con  una  deidad  tan  bella 
Que  enviándomela  pintada 
La  idolatré  verdadera; 
Pcdi  licencia  con  plazo, 
Oiliculioso  alcáncela, 


Tomé  postas ,  dejé  á  Flándes , 
Dime  en  Dunquerque  á  la  vela , 
Desembarqué  en  la  Coruña , 
Llegué  á  Madrid,  vi  las  fiestas 
Que  al  Rey  de  Roma  triunfante 
Celebra  el  Cuarto  planeta; 
Y,  en  fin  ,  habrá  quince  dias 
Que  sin  que  haya  quién  me  vea  , 
En  Valencia  con  recalo 
Juez  de  mi  causa  mesma 
Examino  las  virtudes 
De  mi  esposa ,  si  hay  en  ella, 
Sea  de  sangre  ó  de  honor 
Defectos  que  el  vulgo  crea. 
Por  la  sumaria  de  celos 
Hay  testigo  que  confiesa 
Que  hay  aqui  dos  caballeros. 
De  igual  calidad  y  prendas. 
Que  ambos  son  de  su  sol  rayos 

Y  ambos  de  sus  luces  señas; 
Sólo  el  nombre  sé  del  uno, 
Mas  sé  que  los  dos  intentan 
Del  fuego  en  lo  insuperable 
Arder  con  nueva  materia, 

Y  en  el  descargo  de  honor 
Todos  dicen  que  desprecia 
La  que  espero  por  esposa 
Su  constancia  y  su  fineza ; 
Los  más  dicen  su  virtud 

Y  los  menos  su  prudencia, 

Y  es  porque  nunca  el  recelo 
Su  voz  permitió  á  la  lengua; 
Su  calidad  es  sabida. 

Es  conocida  su  hacienda, 

Y  su  hermosura  es  tan  grande 
Como  mi  amor,  pues  no  pierda 
Por  ser  querida  mi  esposa ; 
Delecto  es  de  su  belleza 

Y  no  de  su  inclinación 

Que  haya  quien  la  adore  y  quiera ; 

Mejor  es  p  ira  mujer 

Por  ser  más  segura  y  cuerda 

La  que  resiste  rogada 

Que  la  buena  á  (fuien  no  ruegan ; 

Que  si  una  no  fue  querida 

Y  otra  rogada  desdeña , 
Esta  no  puede  blandear 

Y  puede  torcer  aquella; 

Y  asi  tengo  de  querer 

Al  alma  de  mis  potencias, 
Al  móvil  de  mi  albedrio 

Y  á  la  luz  de  mis  tinieblas. 
Vos  habéis  sido  mi  amigo 
En  la  paz  como  en  la  guerra; 
Se  anuden  segunda  vez 

La  fe  y  voluntad  estrechas: 
No  os  vengo  á  pedir  consejo, 
Porque  esta  pasión  secreta 
Si  primero  esluvo  lince 
Agora  se  obstina  ciega; 
Que  me  ayudéis  como  amigo 
lis  lo  que  mi  amor  desea; 
Yola  be  visto,  obró  el  deseo; 
Yo  la  adoré,  fué  violencia ; 
Busco  el  premio,  soy  amante; 
Para  que  á  un  tiempo  merezca 
Deseo,  amor  y  esperanza , 
Premio,  lealtad  y  fineza. 

DON  ANDRÉS. 

Amigo,  yo  he  estado  atento, 

Y  vive  Dios(|ue  me  pesa 
Oue  se  casen  mis  amigos; 
Mas  si  ello  ha  de  ser  por  fuerza 

Y  no  podéis  mascón  vos. 
Que  yo  bien  sé  (jue  pudiera 
No  casar,  más  si  queréis 

Que  á  ser  vuestro  amigo  vuelva. 
Me  haced  gusto  de  enviudar 
Lo  más  presto  que  ser  pueda. 
¿Y  quién  es  esa  señora? 


2Ó8 


COMEÜIAS  ESCÜGIÜAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


DON  JOAN. 

r.fimiilgo  h.i'i)eis  de  ir  á  MTla, 

Y  lué^íO  sabréis  quién  es. 

DO^  A^IDBÉS. 

;,Y  no  es  posiMe  que  sepa 
yulén  son  eslos  dos  galanes 
yuc  a  esta  dama  galantean' 

DOM  JOAN. 

Ks  el  uno...  mas  no  quiero 
Hablar  en  estas  materias 
Hasta  que  estemos  muy  solos; 
Lo  que  me  falla  es  que  venga 
A  servirme  Mogicon, 
Que  tengo  un  criado  fuera 
Oesde  ajer. 

DON  ANDRÉS. 

¿Qué,  fué  »  llevar 
A  vuestro  padre  la  nueva 
De  la  venida? 

DONJUÁN. 

Sí ,  amigo, 
Rstá  de  aquí  treinta  leguas; 

Y  ha  más  de  seis  años  ja 
Que  lióle  lie  visto. 

DON  ANDV.ÉS. 

Puesea, 
Mogicon ,  vé  cun  don  Juao. 

UOGICON. 

Obedezco  lo  que  ordenas. 

DON  ANDRÉS. 

Ea,  vamos  á  cacarnos. 

DON  Jl'AN. 

Oenlro  ilecasa  me  espera. 
En  lauto  que  Mogicon 
A\is3  :'i  su  pudre. 

DON  ANDRÉS. 

Ea, 

Aquí  os  espero, 

DON  JUAN. 

Pues  luego 
Voy  á  buscaros  la  vuelta. 

DON  ANDRÉS. 

En  íiu,  ¿que  os  queréis  casar? 

DON  JUAN. 

Es  influjo  de  mi  eslrella. 

DON  ANDRÉS. 

Muy  linda  estrella  tenéis. 

DON  JUAN. 

Yo  no  la  escogí. 

MOGICON. 

¿Qué  esperas? 
Ea,  vamos  á  nnpciarnos. 

DON  JUAN. 

Deja  siempre  aciueila  tema 
De  no  querer  á  ninguna. 

DON  ANDRÉS. 

A  una  adoro. 

DON  JUAN. 

¡Cosa  nueva! 
¿Por  qué? 

DON  ANDRÉS. 

Porque  me  lian  pedido 
Por  fuerza  que  no  la  quiera. 

DON   JUAN. 

Esc  es  apetito  solo. 

DON  ANDRÉS. 

Y  es  también  naluraleza. 

DON  JUAN. 

Luego  me  diréis  quién  es. 

DON  ANDRÉS. 

Y  vos,  quién  es  vuestra  prenda. 

DON  JUAN. 

Amigo. 


DON  ANDRÉS. 

Deso  me  precio. 

DON  JUAN. 


BOGICON. 

Bien  se  ordena. 

DON  JUAN. 


Luego  vuelvo. 


Quiera  el  cielo... 

DON  ANDRÉS. 

El  cielo  quiera... 

DON    JUAN. 

Que  os  vea  yo  enamorado. 

DON  ANDRÉS. 

Que  yo  sin  amor  os  vea. 

[Vanse.) 

Salen  DOÑA  LEONOR,  sin  maulo, 
DOÑA  JUANA  con  él,  v  INÉS,  cria 
da ,  cerrando  la  puerta. 

DOÑA  LEONOR. 

Entra  ,  acaba,  doña  Juana , 
Ese  hombre  me  tiene  muerta; 
¿No  has  cerrado  ya  la  puerta? 

INÉS. 

SI. 

DOÑA  LEONOR. 

Pues  cierra  esa  ventana. 

INÉS. 

Y'a  la  ventana  be  cerrado. 

DOÑA  LEONOR. 

¡Que  tenga  yo  esta  pensión ! 

DOÑA  JUANA. 

¿No  me  dirás  la  ocasión 

Que  te  obliga  á  este  cuidado? 

DOÑA  LEONOR. 

Repáralo  todo,  Inés. 

DOÑA  JDANA. 

Di,  ¿qué  te inípiiela, Leonor? 
Uime ,  ¿es  amor? 

DOÑA  l-EONOn. 

No  es  amor, 
Aborreclaiieato  es. 

INÉS. 

Nuestro  tal  don  Andrés  larda , 
Pero  que  vendrá  imagina. 

DOÑA  LEONOR. 

Amiga, junto  á  esa  esquina 

Tengo  un  amante  de  guarda 

Que" ha  dado  en  que  me  ba  de  amar, 

Yo  en  que  le  lie  de  aborrecer; 

Mis  desdenes  lebacen  ser 

Más  firme,  y  bago  cerrar. 

Porque  cuando  le  desdeña 

Todo  mi  enojo,  imagina 

Que  en  vez  de  irse  de  la  esquina 

Itt'spuiide  con  una  seña , 

Y  cierto  de  aquesta  suerte... 

DOÑA  JUANA. 

Quitarme  el  manto  querría  , 

(Quítase  el  manto. 
Pues  mí  hermano  don  (Jarcia 
Sabe  que  he  venido  á  verte, 

V  como  te  quiero  tanto... 

DOÑA  LEONOR. 

De  tu  amistad  estoy  cierta. 

INÉS. 

¿Para  pasar  una  puerta 

De  a<|ui  a  tu  casa  traes  manto? 


DONA  LEONOR. 

Quitasele",  acaba. 

DOÑA  JUANA. 

Ten. 

INÉS. 

Tarde  pienso  que  le  irás. 

DOÑA  LEONOR. 

Parece  que  triste  estás. 

DO.ÑA  JUANA. 

V  tú  estás  triste  también. 

DOÑA  LEONOR. 

Pues  declara  tu  dolor. 


DOÑA    LEONOR. 

Dime  tu  mal,  doña  Juana. 

DOÑA   JUANA. 

Dime  tu  pena,  Leonor. 

DO.VA  LEONOR. 

Yo  vivo  sin  albedrío. 

DOÑA  JUANA. 

Y  mi  daño  es  inmortal. 

DOÑA  LEONOR. 

Mi  padre  causa  mi  mal. 

DOÑA  JUANA. 

Y  mi  hermano  causa  el  mío. 

DOÑA  LEONOR. 

Mi  anciano  padre  indignado 
Me  castigó  con  crueldail. 
Pues  contra  mi  voluntad 
Me  pretende  dar  estado. 

DOÑA  JOANA. 

A  todo  tu  mal  es  llano 

Que  igual  mí  mal  viene  á  ser. 

Pues  no  me  deja  querer 

A  quien  me  adora  mi  hermano. 

DOÑA  LEONOR. 

Luego  mayor  es  mi  mal. 

DOÑA  JUANA. 

Luego  más  es  mi  dolor. 

DOÑA  LEONOR. 

Dile,  veamos  si  es  mayor. 

DOÑA  JUANA. 

Dile,  veamos  si  es  igual. 

DOÑA  LEONOR. 

Pues  para  esta  pena  mía 
Toda  tu  atención  preven, 
Silbe  que  yo  quiero  bien 
A  tu  hermano  don  García. 

DOÑA  JUANA. 

Igual  esta  llama  es 
Al  incendio  en  que  yo  muero, 
Que  yo  quiero  aun  caballero 
Que  se  llama  don  Andrés. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Do  Alvarado? 

DOÑA  JUANA. 

Amiga,  si. 

DOÑA  LEONOR. 

Que  estás  engañada  inliere. 
Que  ese  caballero  quiere... 

DOÑA  JUANA. 

¿A  quién  quiere  ?  Dilo  . 

DOÑA  LEONOR. 


DONA  Jl'AN  A. 

No  dése  triunfo  blasones, 
A  mi  me  ama  don  Andrés. 

DOÑA  LEONOR. 

Ese  caballero  es 

Por  quien  cierro  los  balcones. 

DOÑA    Jl  ANA. 

No  el  curso  á  mi  voz  impidas 


ilu.uuloá  esla ignorancia  pasas, 
.  Oue  como  eslán  nuestras  casas 
I   Tan  juntas  y  tan  unidas, 
I   Presume  tu  desvario, 
Oue  no  tu  imaginación , 
ñue  enamora  tu  balcón 
\  i<  i|ue  está  mirando  el  mió 

DOÑA  LKoxon. 
,V  cuando  se  llei;a  a(|ui 
V  iMir  fuerza  quiere  hablar? 

DOÑA  Jl'ANA. 

K-.i  cí  por  disimular 

Quf  me  esta  queriendo  á  mi 

DOÑA  LEONOR. 

,l>ii  cómo  puede  ser, 
runpiecómo  ha  lie  haber,  di, 
lldiiilire  que  me  quiera  a  nii 
A  lj  lu/.  de  otra  mujer? 

DOÑA  ji;axa. 
Ni  conmigo  habrá  en  rigor 
IIhmiIii  e  si  lo  has  de  advertir, 
niiiíiunque  empezase  á  lingir 
.Nn  inc  cobre  lué»o  amor. 

DOÑA  lEOÍiOR. 

Pues  que  i  mi  me  quiere  iiiPiero. 

DOÑA  Jl'ANA. 

Vo  digo  que  me  enamora. 

DOÑA  LEONOR. 

,,M  js  para  qué  quiero  agora 
(Jiu-  me  quiera  quien  no  quiero' 

DOÑA   JUANA. 

n  res  bien,  déjame  á  mi 

El  ^alan  que  eslimo  y  precio. 

DOÑA  LEONOR. 

Corno  no  sea  en  mi  desprecio 
Yo  lo  dejo. 

DOÑA  JUA»A. 

AI  caso. 

DOÑA  LEONOR. 

Di. 
DOÑA  JUANA. 

Mi  hermano,  airado  j  cruel , 

Vli'iiilole  galantear, 

l)i;;ii  que  lia  dado  en  tomar 

Tiiii  ¡.M-ande  temor  con  él , 

One  con  indignos  recelos 

11  .y  salió  á  darle  á  entender... 

DOÑA  LEONOR. 

,Vis  icnio  se  echa  de  ver 
(jue  esos  (¡ue  tienes  son  celos? 

DOÑA  JOANA. 

Que  son  de  mi  honor  inüere. 

DOÑA  LEONOR. 

Ya  es  cansada  esla  porfía  , 
Pues  los  tiene  don  Garcia 
be  ver  que  esolro  me  quiere. 

DOÑA   JUANA. 

Üime  si  mi  hermano  es 
Lii  ipiien  pusiste  tu  amor, 
¿One  te  importará  ,  Leonor, 
!     yue  me  quiera  don  Andrés? 

DOÑA  LEONOR. 

Querer  á  tu  hermano  intento. 

DO.ÑA  JUANA. 

Pues  ¿por  qué  te  has  indignado? 

I  DOÑA  LEONOR. 

I     ¿Pues  para  qué  me  has  contado 
I     Que  me  ama  de  cumplimiento? 

I  DOÑA  JUANA. 

Pues  tu  c::ojo  se  mitigue, 
Va  digo  porlu  decoro 
Que  yo  soy  la  que  le  adoro. 

DOÑA  LEOHOR. 

Ahora  dices  bien ,  prosigue. 


LA  IP.MC.IO.N  BUSCA  EL  CASTIGO. 

DOÑA  JUANA. 

ProsiyuP  tú  ,  que  no  estoy 
Para  e.^pcrar  lu  porfia. 

DOÑA  LEONOR. 

Digo,  pues,  amiga  mia 
Uuelaa  infelice  soy... 
Mas  no  sé  como  lo  digo, 
Que  mi  padre  ;pena  liera! 
Que  llegue  á  Valencia  espera 
Por  instantes  mi  enemigo; 
Este  repetido  ardor 
Que  logre  tu  hermano  espero, 
Mas  como  ha  de  ser  primero 
Mi  obediencia  que  mi  amor. 
Temo  que... 

Sale  INIÍS  deteniendo  ám^  GAnCÍA. 

INÉS. 

Tente,  Señor. 

I  GARCÍA. 


Deja  entrar. 


Mira  mejor. 


INÉS. 

Es  un  delirio  : 


DON  GARCÍA. 

Estoy  ciego. 


DON  garcía. 

Estoy  perdido. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Quién  eal 

DON  garcía. 

Quien  á  vuestro  cielo 
Aun  más  que  amante  rendido 
Sin  ceremonias  dedica 
Toda  un  alma  en  sacrilicio; 
El  que  á  ver  su  vida  y  muerte 
(Juiere  parecer  más  lino. 
Que  en  morir  de  aquel  dolor 
Kn  vivir  de  aqueste  alivio ; 
Una  mariposa  es. 
Que  por  suerte  ó  por  instinto 
Viene  á  recobrar  tu  llama 
Parasismo  á  parasismo. 
El  que  quiere  descontar 
Con  ver  tu  rostro  divino, 
Entes  de  razón  que  al  alma 
Como  verdaderos  linjo. 

DOÑA  LEONOR. 

Tened ,  señor  don  García , 
Decidme,  ¿(|uién  os  ha  dicho, 
Decid, Tjue  ser  arriesgado 
Es  lo  mismo  que  ser  Uno? 
Inés,  cuida  desas  puertas. 
¿Qué  violencia  ó  qué  destino 
Os  embaraza  arrojado 
Y  os  precipita  remiso? 
Dentro  en  mi  casa  os  entráis, 
Anteponiendo  atrevido 
Todo  un  deseo  tan  vuestro 
A  lodo  un  honor  tan  mío; 
En  el  contrato  de  amor 
Sabed  que  es  mal  parecido 
Con  máscara  de  fineza 
Querer  venderme  un  delito; 
Yo  os  quiero  á  vos  algo  mas 
Ue  loque  me  amáis,  y  os  pido 
Que  más  mió  recatéis 
Cuanto  más  vuestra  reprimo , 
Ese  no  poder  sufrir 
Dejad  para  el  apetito. 
Que  no  es  amante  el  amante 
Que  no  sabe  ser  sufrido  ; 
Mü.lerad... 


S,i¡e  l.NÉS. 

INÉS. 

¿Señora? 

DOÑA  LEONOR. 

¿Inés? 
¿Qué  quieres? 

INÉS. 

Buena  la  hicimos; 
Tu  padre... 

DOÑA  LEONOR. 

,.Leha  visto  enlra;? 

INÉS. 

No  losé  ,  poro  le  aviso. 

DOÑA  LEONOR. 

No  se  ba  de  esconder. 

DO.ÑA  JUANA. 

^Por  qué? 

DOÑA  LEONOR. 

Porque  vengo  hacer  delito 
De  mi  inocencia  segura. 

DOÑA  JUANA. 

Recatarlo  solicito. 

DOÑA  LEONOR. 

Ábrele  y  entre. 

INÉS. 

Yo  voy. 

DOÑA  JUANA. 

Advierte  que... 

DON  GARCÍA. 

Esloy  perdido. 

DOÑA   JUANA. 

Viéndole  aquí... 

DOÑA  LEONOR. 

¿No  es  mejor. 
Porque  si  acaso  entrar  le  lia  visto 
Que  le  halle  cortés  amante, 
Que  no  galán  escondido? 

DO.ÑA  JUANA. 

Mira  que  tiene  recelo. 

Sale  DON  FÉLIX. 

DON  FÉLIX. 

Albricias,  hija,  te  pido. 
Deque  el  señor  don  García... 
¿Qué  de  indicios  averiguo? 
¿Vos  en  mi  casa?  ¿Qué  es  esto? 

DON  GARCÍA. 

En  este  instante  be  venido 
Por  mi  hermana. 

DON  FÉLIX. 

Está  muy  bien; 
Pero  agora  no  habéis  de  iros. 
Que  sin  que  salgáis  de  aquí 
Habéis  de  ver  que  he  cumplido 
Con  uii  honor. 

DON  GARCÍA. 

¿De  qué  manera? 

DON  FÉLIX. 

Como  en  este  instante  mismo 
He  de  casará  Leonor. 

DON   GARCÍA. 

¿Qué  decís? 

DON  FÉLIX. 

Esto  que  digo; 
Con  esto  la  dejaréis. 

DON  GARCÍA.  (/Ip.) 

¿Hay  dicha  igual  ?  Él  ha  visto 
Mi  amor  y  su  obligación  , 
Y  por  sanar  los  indicios 
De  haber  entrado  en  su  casa 
Quiere  casarla  conmigo. 


2W  COME! 

DOÑA  LEONOR. 

(Ap.  Pues  en  el  mar  de  mi  llanto 
Surquen  mis  ojos  tranquilos. 
Pues  me  ha  dado  por  esposo 
Al  que  por  amante  elijo.) 
Agradecida,  Señor... 

non  GARcU. 
Humilde  y  agradecido... 

DOS  FÉLIX. 

No  me  agradezcáis  los  dos 
Lo  que  hago  por  mi  mismo. 

DOÑA  LEONOR. 

¡Ilayul  dicha! 

DON  GARCÍA. 

¡Hay  tal  contento' 

DOÑA  LEONOR. 

Feliz  soy. 

DON   garcía. 

Dichoso  he  sido. 
Sale  MOGICON. 

MOGICON. 

Don  Juan  Osorio,  el  que  viene 

A  ser  indigno  marido 

De  doña  Leonor,  vuestra  hija. 

Licencia  viene  á  pediros 

Para  tomar  posesión 

De  su  mujer. 

DON  FÉLIX. 

Va  le  he  dicho 
Cuesuba. 

DOÑA  LEONOR. 

¡Cielos,  qué  es  esto! 

DON   garcía. 

¡Qué es  esto,  cielos;  qué  heoido! 

DOÑA  LEONOR. 

Luego  yo... 

DON  FÉLIX. 

Ya  estás  casada. 

DON  GARCÍA. 

Luego  yo  no  he  merecido... 

DON  FÉLIX. 

¿y»  no  os  he  desengañado? 

DOÑA  LEONOR. 

Adviértele  que  yo  digo... 

DON  FÉLIX. 

No  me  repliquéis  ahora  ; 
Pues  ¿cómo  tú? 

DOÑA  LEONOR. 

No  replico. 

INÉS. 

El  novio. 

DOÑA  LEONOR. 

¡Infeliz  estrella! 
¡Muerta  estov! 


Sale  DON  JUAN  t  DON  ANDRÉS. 

DON  ANDRÉS. 

Llegad,  don  Juan,  ya  que  habéis 
Hablado  á  su  padre.  (Ap.  Altivos 
Pensamientos  de  mi  inramia, 
Dejadme  vivir  conmigo.) 

DON  JUAN. 

A  vuestra  grande  hermosura , 
A  vuestros  ojos  divinos. 
Que  de  los  yerros  de  amor 
Son  imanes  atractivos , 
Por  milagro  ó  por  deidad 
Un  amor  os  sacrifico, 
Si  con  audacias  de  joven 
Con  los  temores  de  niño. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

Hermosísima  Leonor, 

Objeto  no  merecido. 

Para  pintado  imposible 

Y  posible  para  visto, 

Hoy  llego... 

DOÑA  LEONOR. 

Tened ,  Señor, 
iPara  qué  son  los  suspiros, 
Que  quiero...  (Ap  No  sé  fingir.) 

[Dlceselo  á  don  Andrés 

DON   FÉLIX. 

Decidme,  ¿á  qué  habéis  venido 

A  mi  casa,  caballero? 

jNo  sabéis  que  si  me  indigno. 

Serán  mi  voz  y  mis  ojos 

Para  daros  el  castigo 

Si  ella  incapaz,  rayo  ellos , 

lnmorl;iles  basiliscos? 

¿Quién  os  ha  traído  agora 

A  intentar... 

DON  JOAN. 

Yo  le  he  traído. 

DON  FÉLIX. 

Pues  advertid... 

DONJUÁN. 

¿Qué  decís? 

DON  FÉLIX. 

Que  don  Andrés... 

DON  JUAN. 

Es  mi  amigo 

DON  FÉLIX. 

Ha  intentado... 

DON   JDAH. 

Acompañarme. 

DON   FÉLIX. 

Solicitar  atrevido... 

DON  JUAN. 

Que  no  me  case ,  es  verdad. 

DON  FÉLIX. 

¿Por  qué? 

DON  JOAN. 

Ya  sé  sus  designios; 
Porque  le  parece  mal 
Que  se  casen  sus  amigos. 

DON  FÉLIX. 

Pues  no  ha  de  estar  en  mí  casa 
Hasta  que... 

DON  JUAN. 

Acabad  ,  decidlo. 

DON   FÉLIX. 

Hasta  que  esleís  desposado. 

DON   JUAN. 

Obedeceros  elijo. 

DON  FÉLIX. 

¿De  qué  suerte? 

DON  JUAN. 

Esta  es  mi  mano. 

DON  ANDRÉS. 

No  os  caséis  :  parad,  amigo. 

No  me  echéis  á  mi  la  culpa 

De  lo  que  hacéis  por  vos  mismo. 


Vo  i  Leonor  eslimo  y  quiero. 

DOÑA  LEONOR. 

¡Hay  tal  pena! 

DON  GARCÍA. 

¡Hay  tal  martirio! 

DON   JUAN. 

Permitidme  vuestra  mano. 

DON  FÉLIX. 

Acabad. 

DOÑA  LEONOR. 

¡Cielos  divinos! 


DE  ROJAS. 

Pues  que  siempre  tan  airado», 
Sed  sola  esta  vez  propicios. 

DON  ANDRÉS.  (Ap.) 

¡  Que  se  viniese  á  casar 
Con  la  dama  á  quien  vo  sirvo. 
Ignorante  de  mi  amor. 
El  mayor  amigo  mío! 

DON  JUAN. 

)   Ea,  ¿nome  dais  lanianoT 

DOÑA  LEONOR. 

{Ap.  Enigma  de  nieve  asisto.) 
Esta  es  mi  mano,  señor 
Don  García ;  mas  ¿qué  he  dicho? 
{Turbada  y  volviendo  la  cara  ú  don 
García.) 

DON   GARCÍA. 

¿Me  llamáis?  {Llégase.) 

DOÑA  LEONOR. 

No  hablo  con  vos. 

DON  JUAN.  (.4p.) 

¡Viven  los  cielos  divinos! 
Que  es  este  aquel  caballero 
I)e  quien  supe  por  indicios 
Que  á  Leonor  pretende  amanto; 
Disimular  es  preciso. 

DON  garcía.  {Ap.) 
¡Que  el  corazón  se  pasase 
A  mi  lengua! 

DON  JUAN.  (Ap.) 
¡Que  haya  oído 
Equivocado  aquel  nombre 
Con  mi  nombre ! 

DON  garcía.  {Ap.) 

¡Que  haya  vist» 
Agora  en  poder  ajeno 
El  dueño  que  fue  tan  mió! 

DON  ANDRÉS.  {Ap.) 

¡Que  haya  tres  inconvenientes 
Que  avive»  mi  incendio  tibio ! 

D0\  FÉLIX.  (Ap.) 
¡Que  pronunciase  Leonor 
El  nombre  de  mi  enemigo! 

DON  JUAN,  {.ip.) 
iQue  aqueste  es  el  dou  Gar-'ía 
Que  amante  la  ha  pretendido! 

DOÑA  LEONOR.  {Ap.) 

¡Que  inadvertido  mi  padre 
Me  forzase  mi  albedriu! 

DON  GARCÍA.  {.Ap.) 

Pues  apágase  esta  llama 
Que  es  indigno  precipicio 
Querer  mujer  á  quien  logran 
Otros  abrazos  más  dignos. 

DON  ANDRÉS.  (Ap.) 

Pues  arda  eficaz  mi  incendio 
Si  cuanto  más  le  resisto, 
líl  mismo  querer  vencerle 
Es  aumentarle  más  vivo 

DOÑA  JUANA.  (.4p.) 
Pues  corríjase  mi  pena 
A  colegir  por  indicios, 
Que  es  para  Leonor  su  amor, 
Pues  es  para  mí  su  olvido. 

DON   GARCÍA.  {Ap.) 

De  hoy  más  no  la  he  de  querer. 

DON  ANDRÉS.  (.4p.) 

De  hoy  más  amarla  imagino. 

DON  JUAN,  {.ip.) 
Disimular  es  forzoso. 

DOÑA  LEONOR.  {.Ap.) 

Templar  mi  llanto  es  preciso. 

DON    FÉLIX. 

Vamos,  Leonor. 


BOÑA  LEONOn. 

Señur,  vamos. 

DOS  FÉLIX. 

Venid,  don  Juan. 

DOM  JCAN.  {Áp.) 

Muerto  vivo. 
DON  garcía. 
Ven,  hermana. 

DOÑA  JDANA.  {A¡>.) 

¡Quede  peuas' 

■OGICOM. 

Inés ,  esto  que  te  digo. 

DOÑAJOAXA. 

Adío»,  Leonor. 

DOÑAIEOMOR. 

Él  le  guarde. 

DON  ANDRÉS. 

Pnes  adiós,  doD  Juan. 

DOi\  IVJíS. 

Amigo, 
Vamonos. 

DOS  ANDRÉS. 

¿Qué  hay  de  nuevo? 

DON  JOAN. 

Tcní:o  mucho  que  deciros. 

DON  ANDRÉS, 

¿Tan  presto? 

DON  JtJAN. 

El  mal  nunca  larda. 

DON  ANDRÉS 

¿No  sabéis  lo  que  imagino? 

DON  JUAN. 

¿Qué? 

DON  ANDRÉS. 

Qne  aun  no  os  h.ilieis  casado 
Y  ;a  csiais  arrepentido. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Sale  DOÑA  LEONOR  É  INÉS 
una  luz. 

INÉS. 

jOtiél  ,,Tün  presto  estas  vestida? 
¿yué  es  esto? 

DO.ÑA  LEONOR. 

Va  lia  amaijecido; 
Mata  esta  luz ;  no  he  tenido 
Tan  larga  noche  en  mi  vida. 

INÉS. 

Templa  entre  laníos  cuidados 
Esas  higrimas  amargas. 
Tocias  las  noches  son  largas 
Para  todos  los  casados. 

DOÑA  LEONOR. 

¡Ay  Inés!  mi  sentimiento 
Crfce  en  mis  ansias  mavor, 
Poniue  pienso  que  mi  amor 
Me  usurpó  mi  entendimienlo ; 
No  sé  de  mi. 

INÉS. 

¿Pues  qué  ha  sido? 

DO.ÑA  LEONOR. 

No  me  bables,  que  estoy  morlul. 

INÉS. 

¿No  me  contarás  tu  mal? 
Üime  lo  (|ue  ha  sucedido; 
Para  iLinjilar  los  enojos 
Destr  iijul  que  te  provoca , 
Llorándole  por  la  boca 
P  roniiiiciale  por  los  ojos. 
It. 


LA  TRAICIÓN  BUSCA  EL  CASTIGO. 

DOÑA  LEONOR. 

Esteno  entendido  agravio 
Se  hace  en  lágrimas  veloz , 
¿Qué  le  faltara  á  mi  voz 
Si  consintiera  á  lui  labio? 

INÉS. 

Pues  por  consolar  asi 

Tu  mal ,  ó  para  templarle , 

Hazle  fuerza  en  declararle. 

DOÑA  LEONOR. 

Oye  lo  que  pueda. 

I.\ÉS. 

Di. 

DOÑA  LEONOR. 

Ya  sabes,  Inés  herniosa, 
Esto  es  fuerza  repetir, 
Cómo  quise  á  don  García 

Y  cómo  él  me  quiso  á  mí. 

INÉS. 

Y  que  por  esa  pared 
Os  trasladáis  y  decís 
Las  palabras  una  á  una. 
Los  requiebros  mil  á  mil. 

DO.ÑA  LEONOR. 

Ya  sabes  que  estoy  casada. 

INÉS. 

Y  anoche  yo  misma  fui 

La  que  dentro  dése  cuarto 
Encerró  á  don  Juan  y  á  ti. 

DOÑA  LEONOR. 

Llegóse  tierno  mi  esposo, 
Poniue  me  vio  derretir 
De  dos  venas  de  mis  ojos 
Uno  y  otro  Potosí ; 
El  lecho  solicitaba 

Y  en  aquel  no  le  admití, 
Lo  que  era  aborreciniiento 
Por  recato  le  vendí ; 
Probé  á  quitar  los  adornos , 
Cuando  en  batalla  civil 

Mi  esposo  con  su  deseo 

Trabaron  dudosa  lid; 

Ayudábame  mi  esposo 

A  desnudar,  pero  allí 

Cuanto  desnudó  rogando, 

Volví  temiendo  á  veslir; 

Fatigada  al  fin  al  ruego 

Di  á  nns  resistencias  tin , 

Que  si  es  fuerza  obedecer 

Es  flaqueza  resistir; 

La  penüllima  cortina 

Corrió  deste  templo,  y  vi 

Que  idólatra  de  mis  ojos 

Se  procuraba  gentil ; 

Llegué  al  lecho,  ;oh,  no  llegara! 

¡Muriera  primero  alli. 

Pues  fué  para  mi  de  espinas 

El  tálamo  de  jazmín! 

Dio  á  mi  pecho  sus  dos  brazos , 

Y  temí  llegase  á  oir 

Lo  (lue  el  corazón  estaba 
Hablando  dentro  de  si; 

Y  dije  viéndome  ya 

A  su  violencia  rendir, 
¡Que  no  naciese  vo  liermosa 

Y  fuese  tan  infeliz  ! 

Y  como  suele  el  Enero 
Marchitar  y  deslucir 
Flores  en  ¡álamo  verde 
Que  afanó  rojas  Abril. 
Con  amor  asi  indignado. 
Con  iras  mi  esposo  asi. 
Por  esta  flor  de  mi  honor 
Hompió  el  cerrado  jardin ; 
Va  en  la  campaña  del  lecho 
Con  lágrimas  advertí 

Que  esta  fuerza  de  diamantes 
Se  averiguaba  rubis , 
Cuando  miro  que  don  Juan , 


!Sose  cómo  lo  senil, 
ueste  olmo  solicitado 
Se  desenlazaba  vid; 
Volvióme  el  rostro  indignado, 

Y  píiseme  á  discurrir 

Si  en  las  luces  de  mi  fama 
Ha  puesto  sospecha  vil 
O  le  parecí  tan  mal 
Como  él  me  pareció  á  mi ; 
De  vana,  pues  no  de  amante. 
Rogando  llegué  á  fingir, 

Y  para  no  errar  mi  voz 
Me  fué  el  discurso  adalid; 
Esposo,  le  dije,  mío, 
¿Cómo  ingrato  no  admitís 
En  aras  de  vuestro  amor 
Un  corazón  que  os  rendí? 
Si  á  la  obligación  de  esposo 
Quisiste  sólo  acudir. 
Porque  el  examen  del  lecho 
Os  pondere  varonil , 

No  por  daros  un  aplauso 
Me  hagáis  un  baldón  asi. 
Que  no  evitáis  lo  grosero 
Con  triunfar  de  lo  gentil. 
Calla ,  me  dijo,  Leonor, 
Que  ya  no  pueden  sufrir 
Mis  oídos  á  tus  quejas , 
Pues  dado  casoque  en  tí 
Haya  afectos  que  declares. 
También  llego  á  presumir 
Que  tus  segundos  intentos 
Me  han  de  hacer  menos  feliz ; 
Aquesta  noche  has  pasado 
Con  llanto,  no  tan  sutil 
Que  al  acabar  de  correr 
No  le  empezase  á  sentir; 
Ese  tardo  suspirar, 
Ese  temprano  gemir. 
No  nace  de  aqueste  amor. 
De  alguna  memoria  si. 
Pues  ¡viven  los  cielos!  dijo, 
A(|ul  fué  el  desmayo,  aquí. 
Aquí  mis  ojos  murieron 
Üe  mi  pecho  en  el  cénit , 
Aquí  el  clavel  de  mis  labios 
Vuelto  en  cárdeno  alelí , 
Recibió  las  dos  corrientes 
Que  de  mis  ojos  vertí ; 
De  mis  dientes  traspillados 
Rechinó  el  terso  marül, 

Y  del  ave  corazón 
Las  dos  alas  abatí; 

Y  al  ver,  vuelta  deste  ensayo 
A  don  Juan,  probé  á  decir  : 
¡Quién  se  volviera  al  desmayo 
P'or  no  hallarle  junto  á  mí ! 
Volvió  el  rostro,  volví  el  rostro. 
El  suspiró,  yo  temí, 
Llámete  á  que  me  vistieses. 
Acábeme  de  veslir. 

Salí  á  esta  cuadra  en  que  estoy. 

Mis  cuidados  referí; 

Yo  obedezco  al  dueño  mió. 

Yo  lengo  amor,  y  es  decir 

Que  he  de  borrar  de  mi  pecho 

El  carácter  (|ue  imprimí; 

Dos  fuerzas  me  pruebo  á  hacer, 

Y  es  dificil  conseguir 
Aborrecer  al  que  ¡luiero 

Y  amar  al  que  aborrecí : 
Don  García  tiene  amor 

Y  celos  don  Juan,  pues  di , 
Si  intentas  templar  mi  pena. 
El  medio  que  he  de  elegir, 
Porque  agradecida  deba. 
Hallando  el  dichuso  fin, 
Esta  vez  á  tu  consejo 

Aun  más  que  me  debo  á  mi. 

INÉS. 

Confieso  que  me  ha  pesado. 


242 

Señora,  loque  te  pasa; 

Has  dest.1  primera  casa 

A  la  pared  lian  llamado. 

{Llamen.) 

DOÑA  LEONOR. 

Saber  agora  quetria 
Esa  novedad  <jué  lia  sido. 

INÉS. 

Debe  de  haberle  sentido 

Y  llamado  don  García. 

DOÑA  LEONOB. 

¡Pues  cómo  tan  de  mañana '. 
¿Qué  causa  le  habrá  obligado? 
Yo  llego  :  ¿quién  ha  llamado 
Aesupared? 

UOÑA  JUANA. 

Uüña  Juana. 

DOÑA  LEONOR. 

Que  tengas  cuenta  te  pido 
fio  sea  qne  se  levante 
Mi  padre. 

(Responden.) 

INÉS. 

Voy  al  instante. 

DOÑA  LEONOR. 

Pues  don  Juan  no  se  ha  vesliilo 
Arda  este  peclio  inniorlal , 
Voz  permita  mi  cuidado. 

DOÑA  JUANA. 

¿Cómo  esta  norhe  has  pasado 
Con  el  nuevo  amante? 

DOÑA  LEONOR. 

Mal; 

Y  tú,  dime,  amiga  mia, 
¿Para  qué  te  has  levantado 
Tan  presto? 

DO.ÑA  JUANA. 

No  se  ha  acostado 
Ksta  noche  don  García ; 
Muy  malo  le  hemos  tenido. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Puedo  la  causa  saber? 

DOÑA JDANA. 

El  te  podrá  responder. 

DON  García. 
Leonor,  de  qué  te  he  perdido. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Aquí  estabas? 

DON   GARCÍA. 

Sí,  Leonor; 
Parque  solo  vengo  aquí 
A  despedirme  de  ti. 

DOÑA  LEONOR. 

Pues  qué ,  ¿se  acabó  tu  amor? 

DON   GARCÍA. 

Pues  no  puedo  merecerle. 
Porque  nací  desdichado, 
Quiérate  el  que  ie  ha  goMdo, 
yue  yo  intento  aborrecerte  ; 
Acábese  ya  este  afán. 

DOÑA  LEONOR. 

Acábese  ya  este  ardor. 

DON   GARCÍA. 

Yo  he  de  olvidar  á  Leonor.        {Vase.) 

DOÑA  LEONOR. 

Yo  he  de  querer  á  don  Juan. 
{Hace  í/ue  se  va  doña  Leonor  y  to¡m 
con  don  Juan  á  la  puerta.) 

DON  JUAN. 

Y  yo  debo  agradecer 

A  vuestra  voz  persuadido, 
Ya  que  no  me  habéis  querido 
yue  me  pro  ureis  querer. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


DONA  LEONOR. 

L\p.  ¡Ay  lan  infeliz  mujer  I 
Si  á  don  García  escuchó; 
Pero  don  Juan  sólo  oyó. 
Sólo  esto  pudo  escuchar, 
Que  le  solicito  amar; 
Mas  que  le  aborrezco,  no.) 
Ya  veréis  mi  fe,  pues  veo 
Que  .<ie  trasladó  veloz 
A  lo  libio  de  mi  voz 
Lo  ardiente  de  mi  deseo. 
Más  triunfo,  mayor  trofeo 
Tendréis  en  este  favor. 
Pues  con  repetido  ardor, 
Torpe  un  sentido,  otro  alentó, 
Leistcs  mi  pensamiento 
Ya  que  no  oistes  mi  amor. 

DON  JUAN. 

Antes  llego  á  ponderar 
Preciso  vuestro  desden , 
Que  si  me  quisierais  bien 
No  me  desearai.s  amar. 
Una  cosa  es  desear 
Querer,  y  es  otra  querer  : 
Aborrecer  viene  á  ser 
Desear  amar  y  olvidar. 
Luego  el  deseo  de  amar 
Es  señal  de  aborrecer. 

D0ÑALE0>0I1. 

¿Cuál  hubierais  elegido 
En  mis  ansias  por  mejor. 
Que  olvide,  deseando  amor: 
ü  que  ame,  deseando  olvido? 

DON   JUAN. 

Yo  a  I  amor  he  preferido 
Aunque  aborrecer  deseáis. 
Pues  si  con  lirmeza  amáis. 
Que  olvidéis  no  puede  ser; 
Y  asi,  aunque  deseáis  querer. 
Puede  ser  que  no  querrais. 

DOÑA  LEONOR. 

Si ;  mas  no  es  desden  ingrato 
Desear  amar  en  rigor. 
Porque  nunca  hierve  amor 
Si  no  pone  fuego  el  Iralo; 
Luego  viene  á  ser  recalo 
Aun  en  el  mejor  empleo. 
Pues  cuando  por  más  trofeo 
A  una  discreta  pasión 
No  se  pone  la  afícíon. 
Basta  |)oner  el  deseo. 

DON  JUAN. 

Como  arde,  prueba  inmortal 
Este  amor  en  lu  desden. 

DOÑA  LEONOR. 

Lo  que  á  un  hombre  le  está  bie 
A  una  mujer  le  está  mal. 

DON  JOAN. 

¿Pues  el  amor  no  es  igual? 

DOÑA  LEONOn. 

No  ;  cuando  es  amor  honesto. 
Que  un  marido,  atiende  á  eslo, 
Juzga  ,  en  viendo  voluntad, 
Que  ha  sido  facilidad 
Haberle  amado  tan  presto. 

DON  Jl'AN. 

Pues  ya  sigo  tu  opinión , 
Tu  amor  se  labre  en  el  iralo. 
Que  por  goz.ir  tu  recato 
Suiriré  su  dilación. 

DOÑA  LEONOR.  (Ap.) 

Detente,  imaginación, 
SacriOca  lu  decoro. 

Súfrate  JO ;  pues  te  adoro. 

DOÑA  LEONOR. 

Pues  cesará  mi  tormento. 


DON  JUAN. 

Débame  amor  lo  ipie  siento, 
Oób'>me  amor  lo  que  lloro. 

Sale  MOGICON. 

HOCICÓN. 

Sobre  una  muía ,  Señor 
(Bien  con  esto  se  encarece). 
Tan  picada ,  que  parece 
Caballo  de  regidor, 
lia  venido  en  este  instante 
Beltran ,  el  criado  tuyo. 

DON  JOAN. 

Que  trae  la  respuesta  arguyo 
De  mi  padre. 

Es  ¡mporlanle 
Que  vayas ,  norque  te  espera 
En  esa  cuadra.  Señor. 

DON  JOAN. 

Vamos ,  hermosa  Leonor. 

DOÑA  LEONOR.  (/Ip.) 

iOh  cielos ,  y  quién  pudiera ! 

DON  JOAN.  {.Kp.) 

¡Quién  pudiera ,  hermosos  cielos ! 

DOÑA  LEONOR.  (Ap.) 

Aqueste  incendio  templar; 
Pero  yo  le  he  de  apagar. 

DON  JOAN.  {Ap.) 

Pero  cesen  mis  recelos. 

DOÑA  LEONOR.  {Ap.) 

A  un  necio  desvelo  ingrato 
Hay  un  cuerdo  reprimir. 

DON  JUAN.  (.4/J.) 

Porque  no  pueden  mentir 
Su  obligación  y  recato. 

DOÑA  LEONOR.  (.■1/).) 

Ni  á  García  que  solia 

Ser  quien  me  adoró  permito... 

DON  JUAN.  {Ap.) 
Por  nombrarme  no  es  delito. 
Que  nombrase  á  don  García. 

DOÑA  LEONOR.  (Ap.) 

Que  si  él  es  cuerdo  y  es  sabio. 
No  hará  mi  error  más  alroz. 

DONJUÁN.  (/!/)> 

Que  no  es  nuevo  que  una  voz 
Tropiece  al  salir  del  labio. 

DOÑA  LEONOR.  (.Ip) 

Lo  que  le  loca  á  mi  amor... 

DON  JOAN.  (Ap.) 
Lo  que  le  toca  á  mi  pena. 
Es  pensar  que  es  Leonor  buena. 

DOÑA  LEONOR.  (Ap.) 

Es  pensar  que  tengo  honor. 

DON  JOAN.    (Ap.) 

¿Pues  á  que  esperando  están 
Éstos  imposibles  celos? 

DOÑA  LEONOR. 

¿Pues  qué  aguardan  mis  desvelos? 

DON  JUAN. 

Vamos,  Leonor. 

DOÑA  LEONOR. 

Ven,  don  Juan. 
(Vanse) 

HOCICÓN. 

Fuéronse,  y  quédeme  yo; 
Oigan  que  disimulados , 
No  entenderá  estos  casados 
El  cura  que  los  nupció. 
Sin  duda  alguna  sospecha 
Le  trae  desvelado  y  grave. 


Ilny  que  este  dou  Juan  no  sabe 

Cual  es  su  novia  derecha. 

Una  ignominia  muy  rara 

Me  admiro  que  el  mundo  pase, 

¡yue  baya  bombre  que  se  case 

Con  mujer  de  buena  cara  ! 

¡Qué  haya  hombre  tan  mens»;ulo 

Que  aquello  que  en  puridad 

Debe  ser  comodidad , 

Lo  busque  para  cuidado! 

Discurramos  :  ahora  bien. 

Rajo  este  punto  al  amor. 

La  dama  propií  es  mejor 

Que  sea  fea  también. 

A  una  dama  fea  ved 

Que  todo  le  satisface. 

Pues  piensa  que  se  le  hace 

El  requiebro  de  merced ; 

La  llanc/a  que  se  pasa 

Ciui  aquella  fealdad , 

Y  aquella  seguridad 

Cmi  que  entra  un  hombre  en  su  casa 
Al  lin,  no  son  pedidoras 
Las  feas  desmesuradas, 
Son  securas,  recatadas, 
Son  limpias,  regaladoras, 

Y  lio  ha  menester  celarlas 
Quien  más  las  quiera  celar; 
Si  uiio  las  quiere  pegar 

Nh  liaie  lastima  el  pegarlas. 
tM  j  sí  es  vida  segura, 

Y  la  i|iie  más  me  enamora , 

Y  iKi  lina  dama  deagora 
Tuda  imesta  en  su  hermosura, 
Qii."  para  cena  y  comida, 

Si  un  liumbre  la  ha  de  querer, 
Ks  necesario  traer 
Kl  a\e  Fénix  cocida. 
Si  -n  amante  con  pasión 
1  a  mira  tierno  y  suave, 
Se  |."ne  mas  hueca  y  grave 
Que  juez  de  comisión. 
Aquellos  siempre  decoros, 
Aquel  siempre  desvario. 
La  merienda,  si  va  al  rio, 
FJ  balcón,  si  va  i  los  toros, 
Dinero  para  el  bolsillo. 
Las  galas,  el  lucimiento, 
A  la  comedia  aposento, 
Coche  al  Ángel  y  al  Sotillo; 
Pues  las  feas  seguir  quiero, 
Si  no  con  amor  con  fe, 
Que  saben  andar  á  pié 

Y  comen  vaca  y  carnero. 
Feas  mi  atención  debida 
Procure  de  dos  en  dos. 


So/e  DON  ANDRÉS. 

DOM  ANDRÉS. 

Nunca  pensé,  vive  Dios, 
Enamorarme  en  mi  vida , 

Y  desde  que  vi  á  Leonor 
Muero  en  inquieto  sosiego. 

V  estoy,  siendo  el  amor  ciego. 
Más  ciego  que  el  mismo  amor; 
¿Pues  como  indócil  se  atreve 

A  dejarme  á  mi  albedrlo? 

MOCICO.N. 

El  pretérito  amo  mió 

Se  ha  acogido  acá  que  lluevo. 

DON  ANDRÉS. 

iCómo  este  ardor  no  mitigo? 

MOGICON. 

Dime,  ¿  has  visto...  pero  no. 

DON  ANDRÉS. 

4Y0  he  de  amar,  ingrato,  yo, 
A  la  mujer  de  mi  amigo  ? 


LA  Tr.AiciON  bi:si;a  kl  castk. 

MOGICON.  (.4p.) 


DON  ANDHES. 

Pues  señor  ciego  vendado. 
Yo  he  de  poder  más  que  vos. 

MOGICON.  (Ap.) 
No  he  podido  percebir 
Lo  que  habla  entre  sí  incapaz 

DON   ANDRÉS. 

¡Flechilas  á  mi  el  rapaz: 
No  le  las  he  de  sufrir. 
Pues  he  de  templar  discreto 
El  fuego  que  me  ha  abrasado. 

MOGICON.  {Ap.) 
O  este  hombre  está  enamorado 
O  está  haciendo  algún  soneto. 

DON  ANDRÉS. 

jYo  que  siempre  be  resistido 
Al  amor,  intento  amar? 

HOCICÓN. 

Ahora  yole  quiero  hablar. 
Señor,  ¿qué  te  ha  sucedido? 
¿Hate  cogido.  Señor, 
Por  triunfador  de  despojos 
Con  queso  de  algunos  ojos 
La  ratonera  de  amor? 

DON  ANDRÉS. 

Pues  dar  materia  es  forzoso 
A  este  luego  penetrante. 
Que  antes  era  yo  su  amante 
Que  don  Juan  fuese  su  esposo. 


Hableí 
Pues  .< 
Tu  esl 


¡Ah  Señor! 

DON  ANDRÉS. 

¿Qué  estoy  dudando 
Desle  alivio  á  mi  dolor? 

HOCICÓN. 

¿Piensas  que  es  cazuela  amor 
Que  se  digiere  paseando? 
Que  es  amorosa  pasión 
Esa  que  tienes  arguyo. 

DON   ANDRÉS. 

Que  te  doy  un  nombre  luyo 
Si  no  callas ,  Mogicon. 

HOCICÓN. 

;  en  puridad  , 
y  fui  tu  criado, 
algo  enamorado. 

DON  ANDRÉS. 

¿Qué  tenemos?  Es  verdad. 

MOGICON. 

Kso  sí ,  cuerpo  de  tal , 
Ama  lino,  quiere  astuto, 

Y  no  te  precies  de  bruto. 
Que  Dios  te  hizo  racional : 
Ahora  quiero  agradecerle 
lise  intento  á  tu  dolor. 

Que  es  de  hombres  tener  amor 

Y  de  bestias  no  tenerle. 
Ama  con  resolución 

La  dama  que  le  admitiere , 
Que  es  gallina  quien  no  quiere, 
O  á  lómenos  es  capón. 

DON  ANDRÉS. 
;Ay  Mogicon! 

MOGICON. 

Señor  mió, 
,,Qué  hay? 

DON  ANDRÉS. 

Yo  quiero  a  una  dama. 

MOGICON. 

(Cómo  la  dama  se  llama? 

DON  ANDRÉS. 

Es... 


MOGICON. 

Perdona  que  me  rio 
De  mirar  lo  que  en  ti  pesa 
Un  amoroso  cuidado; 
Señor,  ya  que  has  empezado. 
No  empieces  con  tanta  prisa. 

DON  ANDRÉS. 

Digo  que  la  dama  es... 

MOGICON. 

Dien  te  puedes  declarar. 


Sólo  á  ti  debo  fi 
Mi  deseo. 


Sale  DON  JUAN. 

DON  JUAN. 

¿Don  Andrés? 

!  nON  ANDRÉS. 

Luego  te  diré  mi  amor; 


Esperad , 


'  don  Juan. 


Yo  os  vengo  á  buscar. 

DON  ANDRÉS. 

Y  yo 
También  os  iba  á  buscar, 
^Cónio  estáis? 

DON  JUAN. 

Don  Andrés ,  bueno. 

DON  ANDRÉS. 

Y  de  novio  ¿cómo  os  va? 

DON  JUAN. 

Luego  hablaremos  en  eso. 
Sabed  que  os  vengo  á  liar 
Toda  el  alma  de  mi  honor. 

DON  ANDRÉS. 

A^migos  somos ,  hablad. 

DON  JUAN. 

Atended  á  este  papel. 

DON  ANDRÉS. 

Ya  yo  espero  que  leáis. 

DON   JUAN. 

(Lee.)  «Hijo  mió  don  Juan  :  Vuestro 
»criadomedió  vuestra  caria,  y  con- 
«fiesoque  me  alivió  gran  parte  de  los 
iiaccidentes  desta  última  enfermedad 
»de  mi  vida;  hijo,  yo  muero,  y  liá  seis 
«años  que  no  os  he  visto  :  si  queréis 
>que  mi  bendición  os  alcance  á  tiempo, 
uno  lo  dilatéis  para  verme  ;  hoy  he 
mecibido  el  último  S,icrainento:  véaos 
»yo  antes  que  me  muera.  Dios  os  guar- 
»de.  Vuestro  padre  — í)o«  Alvaro  üso- 
nrio.» 
¿Ya  babeisoido  el  papel? 

DON  ANDRÉS. 

Sí,  amigo,  y  sentido  el  mal 
üe  vuestro  padre. 

DON  JUAN. 

Pues  yo 
Voy  á  verle. 

DON  ANDRÉS. 

En  fin, ¿os vais? 

DON  JUAN. 

Es  fuerza ,  que  soy  su  hijo, 

Y  fuera  grande  crueldad 
Que  niegue  por  la  de  amor 
La  obligación  natural; 

De  anciano  muere  mi  padre ; 
Mi  ausencia  y  su  mucha  edad 
Los  dos  accidentes  son 
Desta  dolencia  mortal ; 
Luego,  al  punto,  he  de  partirme 
Por  ver  si  puedo  lograr 
Sus  brazos  ánlesque  llegue 
El  breve  plazo  fatal ; 


iU 


COMEDIAS  Escogidas  de  uo.n  rnAKciüco 


Sus  anos ,  pues ,  con  mi  visia 
Procuraré  renovar, 
Que  son  los  brazos  de  un  hijo 
tíe  un  padre  viejo  el  Jordán , 
Y  de  mi  esposa  y  su  padre 
Estoy  despedido  ya : 
Mogicon ,  vele  alia  juera. 

UUUICON. 

Obedezco. 

D0:«  ANDRÉS. 

jQué  mandáis? 

DOl»  JUA^. 

Amigo,  una  penamia 
<)5  quiero  comunicar, 
Oue  purifica  un  indicio 
Al  crisol  de  una  verdad: 
Vos  sois  mi  amigo  y  no  tenso 
Con  quien  poder  descaiiiar. 

OÚ.V   AXUKÉS. 

Proseguid. 

DOS  JUAN. 

Si  no  es  con  vns... 

DON  ANDKÉS. 

Amigo  será  en  la  paz 

IJuien  supo  serlo  en  la  guerra 

DON  JBA^. 

No  es  ese  mi  intento. 

DON  ANDRÉS. 

Hablad. 

DON  Jl'AN. 

No  cortesano  os  procuro. 
Soldado  os  vengo  á  buscar. 


{Vase) 


DON  I 


NDRES 


^Soldado  estando  en  Valencia? 

DONJUÁN. 

Aqui  os  he  menester  más 
Soldado  qne  en  la  alia  y  baja , 
Con  el  de  Orange  y  Veimar. 

DON  ANDRÉS. 

¿En  qué  me  buscáis  soldado? 

DON  JUAN. 

Vereislo  si  me  escucháis. 
Por  concierto  y  conveniencia 
Liu  día  apenas  habrá 
Que  don  Félix  me  entregó 
La  fuerza  de  una  deidad : 
Con  guarnición  de  deseos 
I>a  entré  ayer  á  pertrechar. 
Cuando  para  sustentarla 
Me  bailé  también  incapaz; 
Dentro  de  su  casa  misma , 
Que  fué  plaza  de  armas  ya , 
Era  espía  de  si  propio 
De  otro  campo  un  capitán : 
Don  García  de  Torrellas 
La  llegó  un  tiempo  á  asaltar 
Escalando  de  sus  muros 
La  altiva  capacidad: 
A  sangre  y  fuego  intentaba 
De  su  constancia  triunfar. 
Sangre  siendo  aquella  fama , 
Fuego  psla  voracidad; 
Pero  con  rue?os  y  quejas. 
Viendo  que  no  puede  m.is, 
Pnrque  se  die.se  a  partido 
Alzó  bandera  de  paz; 
No  se  rindió  á  su  porfía 
Leonor.  (|ue  cuerda  y  sagaz 
Mas  inexpugnable  esluvo 
Cuando  pudo  flaquear; 
Alzó  el  campo  .Ion  García, 
Viendo  resistencia  igual 
En  el  socorro. 

DON  ANDRÉS. 

Todo  L'fo 
Lo  tengo  intondido  ya. 


DON  JUAN. 

Pues  yo  que  fui  incorporada 
Defensa  desta  beldad , 
La  dejo  precisamente 
Por  irme  á  recompensar 
Con  la  debida  obediencia 
La  obligación  paternal ; 

Y  pues  sois  siempre  mi  amigo. 
La  plaza  os  pruebo  á  dejar 

De  mi  maese  de  campo 
A  falta  de  general ; 
Vos,  como  diestro  soldado. 
Con  la  vista  examinad 
Si  mi  enemigo  otra  vez 
Quiere  esta  fuerza  sitiar; 
Los  más  conüdenies  vuestros 
Por  soldados  alistad. 
Poniendo  siempre  atalayas 
De  mis  celos  en  el  tnar; 
Cuidaréis  principalmente 
Si  dentro  en  la  fuerza  hay 
Quien  pueda  entregar  por  trato 
De  mi  honor  esta  ciudad ; 

Y  no  os  admire  el  recelo. 

Que  en  los  que  guardando  están 
Los  presidios  de  hermosura  , 
Suele  haber  algún  neutral; 

Y  si  fuere  menester 
Como  soldado  lidiar. 

No  aguardéis  más  orden  mia 
Que  la  que  mi  aviso  os  da 
Todo  mi  honor  pongo  en  vos . 
Sólo  de  vuestra  amistad 
Fiara  tan  grande  cargo, 
Valiente  sois  y  leal. 
Pues  guardad  como  atrevido. 
Como  soldado  guardad 
Este  presidio,  advirliendo. 
Valiente  como  sagaz, 
Que  en  perdiéndole  una  vez 
No  se  puede  restaurar. 

DON    ANDRÉS. 

Amigo,  yo  os  voto  á  Dios 
yue  me  pesa  de  verdad 
Uue  me  encarguéis  una  cosa 
Oue  no  sé  si  he  de  acertar; 
Mandáraisme ,  pesia  aquel 
Que  os  trujo  á  casar  acá 
Que  hiciera  de  calvinistas 
Un  jigote  á  Barrabás: 
Mandáraisme  que  á  la  Holanda 
Me  la  trojera  á  Cambray, 
Que  cualquiera  hazaña  deslas 
Era  hazaña  venial; 

Y  no  me  mandéis  qne  os  guarde 
Vuestra  mujer,  que  esto  es  mas 
Que  ganarle  al  Rey  de  Francia 
La  Kochela  ó  á  Roan: 

Pero  pues  vos  sois  mi  amigo. 

Aquesta  vez  perdonad , 

Que  aunque  no  de  buena  seda 

Os  tengo  de  hablar  moral ; 

La  mujer  no  yerra  sólo 

En  la  ofensa ,  imaginad 

Que  aun  más  que  en  la  ejecución 

Yerra  en  el  intento  más. 

Cuando  una  propia  mujer 

Se  deja  acaso  llevar 

1)  del  deseo,  ú  del  ruego, 

II  de  memorias  que  están 

En  el  carácter  impresas 

Que  guarda  el  alma  inmortal. 

Cuando  hay  deseo  en  lo  oculto, 

Y  cuaudo  hay  facilidad 

En  los  ojos,  que  ellos  son 
Segundas  causas  de  obrar, 
En  la  más  guardada  fuerza 
Hay  menos  segundad; 
Cuando  la  mujer  es  buena 
Por  sangre  j  por  natural , 
üc  aquel  aniorosu  fuego 


DE  ROJAS. 

No  abrasa  Ja  actividad: 
Mas  si  el  natural  no  es  bueno. 
Decidme :  ¿qué  importará 
Curar  un  mal  exterior 
Si  queda  interior  el  mal? 

DON  JUAN. 

Leonor  es  buena ,  y  bien  puedo 
Por  su  parle  confiar; 
Pero  como  el  riesgo  es 
Del  yerro  del  alma  imán. 
Va  que  todas  veces  no. 
Tal  vez  el  alma  atraerá, 

lie  mi  propia 

a  seguridad. 
Evitar  los  riesgos  debo. 
Que  un  obsiinado  porfiar 
Vencerá  el  bronce  n.ás  duro 

Y  el  más  fuerte  pederual ; 

V,  al  contrario,  aunque  mi  espesa 
No  fuera  quien  es,  y  allá 
Dentro  de  su  inclinación 
Guardara  otra  voluntad. 
Castigar  lo  que  yo  vea 
lis  lo  que  me  importa  más; 
Mas  no  castigar  aquello 
Uue  uo  puedo  averiguar. 

DON  ANDRÉS. 

Pues  si  eso  no  es  más ,  amigo. 
Supuesto  que  os  contentáis 
Con  que  dése  don  García 
Os  guarde  á  Leonor,  pen'^ad 
Que  hecho  Argos  de  vuestro  borcr 
La  he  de  servir  y  guardar. 

DON  JUAN. 

liareis  como  noble  en  eso; 
Sois  ejemplo  de  amistad  ; 
Dadme  dou  Andrés  los  brazos. 

DON  ANDRÉS. 

El  diablo  os  hizo  casar. 
DON  ji;an. 
Ese  ya  es  mal  sin  remedio. 

don  ANDRÉS. 

Y  es  sin  remedio  este  mal. 

DON  JUAN. 

;,La  guardaréis? 

DON  ANDRÉS. 

Es  forzoso. 
Soy  amigo. 

DON  JOAN. 

Y  sois  leal, 
Guárdeos  el  cielo. 

DON  ANDRÉS. 

Él  os  guarde. 

DON  JUAN. 

Mucho  es  lo  que  me  obligáis. 

DON  ANDRÉS. 

Y  VOS  con  la  confianza 
Mu  babeis  obligado  más. 

DON  JUAN. 

Qué  queréis  decir  en  eso? 

DON  ANDRÉS. 

No  quiero  que  me  entendáis. 

DON  JUAN. 

Pues  yo  me  voy  confiado. 

DON  ANDRÉS. 

Que  he  de  serviros  fiad. 

DON  JUAN. 

Déjeme  volver  el  cielo. 

DON  ANDRÉS. 

Déjeme  el  cielo  templar. 
( Vanse.) 


>  U-  I.NhlS  con  tina  luz,  que  ¡¡Miilr 
SJbre  un  bufete. 

INÉS. 

Poreslacruí,  venia  ai|ui, 

Y  por  vida  de  mi  abuelo, 

Y  asi  Uios  tenga  en  el  cielo 
Al  padre  por  quien  nací , 

A  freilüs,  y  esto  que  digo, 
A  fe,  y  vt  to  4  tal  ra/.on , 
yue  veiiRO  con  gran  pasión 
Muy  enojada  conmigo; 
A  una  pregunta  muy  clara 
Procuro  satisfacer. 
Señores,  vengo  á  saber 
Si  yo  len^o  mala  cara. 
¿No  longo  todas  las  leyes 
Para  ser  perfecta  hermosa? 
¿Mi  cara  no  es  espaciosa 
Como  carreta  de  bueyes? 
;KI  que  mis  orejas  vio. 
No  vio  iguales  mis  orejas: 
Por  lo  redondo  mis  cej:ts, 
Ko  liaceu  las  dos  una  U? 
¿Pues  no  puede  en  la  telara 
tíe  amor  con  tierno  despojo. 
Ponerse  al  margen  ejte  ojo 
Del  libro  de  la  hermosura? 
Luego  con  justicia  funito 
Miliermosura  acredilada; 
¿Mi  liiic;i  no  i'S  tan  ra<g.ija 
1)111/ pJiece  hijo  spgniiHo? 
¿.Nu  hacen  mis  dientes  menores 
A  mis  facciones  cabales, 

I s  son  dientes  tan  iguales 

l,Mu-  no  pueden  ser  señores? 
,.\  nu  lengo  un  hoyo  aqui 
En  la  baiba penetrante, 
Donde  entierro  todo  amante 
Due  va  muriendo  por  mi? 
¿No  soy  prendida ,  curiosa , 
No  soy  muy  dama ,  á  fe  mia , 

Y  no  soy  un  poco  fria, 

l}ue  es  señal  de  ser  hermosa  ? 
Pues  ¿cómo  este  Mogicon , 
r.úmo  este  nuevo  criado. 
Con  verme  no  me  ha  mostrado 
Un  adarme  de  afición? 
¿r.ómo  mirándome  á  mi. 
Hermosa  á  más  no  poder. 
Aun  no  me  ha  dicho  :  «Mujer, 
¡yuécara  tienes  ahi!»? 
;.A  esta  carilla  desprecio. 
Desprecio  á  aquesta  deidad? 
¡Oh  tontazo  en  cantidad 
De  óchenla  grados  de  necio ! 
Corrida  en  cierta  manera 
Me  hallo  de  su  proceder, 
Vo  no  le  quiero  querer, 
Pero  quiero  que  él  me  quiera  ; 
Digo  que  no  hay  que  pensar. 
Crea  el  muy  entero,  crea, 
ttuesi  no  me  galantea, 
Vo  le  he  de  galantear; 
fon  esta  resolución 
Le  rendirá  mi  verdad. 
Que  aunque  no  la  voluntad. 
He  ?a  la  reputación. 

Sale  MOGICON. 

MOGICO?!. 

Esto  es  acabado,  pues 
lie  salido  deste  atan ; 
Fuese  á  Oribuela  don  Juan, 

Y  me  espera  don  Andrés. 

.  INÉS.(4/i.) 

El  viene. 

MOGlCOH. 

Y  pidióme  á  mi , 
Viendo  mi  lealtad  lau  cierta , 


LA  TUAICION  BUSCA  EL  CASTICO. 

Que  le  abriese  cierta  puerta. 

[Ap.  Perolnesilla  esta  allí, 

Y  esta  es  ocasión  mejor. 

Aunque  hay  otras  ocasiones, 

De  decirle  dos  pasiones 

Cuatro  dedos  del  amor.) 

IMÍS.  (\p.) 

Va  determinada  estoy. 
Pues  yo  lo  he  de  enamorar. 

MOCICON.  {.\p.) 
.\hora  yo  quiero  llegnr. 

INÉS.  (Ap.) 
¡Qué  grave  está !  Mas  yo  voy. 

MOG.CÜN.  (Ap.) 
Confieso  que  voy  con  susto, 
Que  es  moza  debueiia  cala. 

INÉS.  (Ap.) 

Si  me  enviara  noramala 
Fuera  cosa  de  buen  gusto. 

MOGICON.  (.4/).) 

¿Qué  me  tardo?  Llego  pues. 

INÉS.  (Ap.) 
¿Qué  tardo  si  he  de  llej^ar? 


(Ap.  Ya  la  empiezo  á  requebrar.) 
Dulcísima  y  bella  Inés , 
Masque  el  almíbar  suave 
Y  más  blanca  que  el  aurora... 

INÉS.  (Ap.) 
Oiga,  oiga,  que  me  enamora; 
Pues  ahora  me  pongo  grave. 

HOCICÓN. 

Amor,  que  es  ciego  y  tirano... 

INÉS.  (Ap.) 
¿Que  es  esto  que  llego  á  oir? 
Mucho  le  ha  ido  á  decir 
En  ganarme  por  la  mano. 

MOGICON. 

Os  amo  con  tal  dolor... 

ixÉs.  (Ap.) 
Ya  me  iba  yo  á  declarar. 

UOGICON. 

Que  si  me  queréis  premiar... 

INÉS.  (Ap.) 
Eso  si,  cuerpo  de  amor. 

HOCICÓN. 

En  dulce  y  suave  lazo 
Veréis  con  afectos  mil... 


Puerco,  sucio,  intonso,  vil, 
Atrevido,  bribonazo, 
Y  desmesurado  y  todo, 
Decid  ,  ¿quién  os  trujo  aqui? 
¿Qué  es  lo  que  habéis  visto  en  mi 
Para  hablarme  dése  modo '. 
Mendigo,  ¿no  era  mejor. 
Como  amador  vergonzante, 
Entre  dos  luces  de  amante 
Pedir  limosna  de  amor? 
liribon  ,  si  queréis  comer 
Aujor  en  otero  igual , 
Idos,  pesia  tal,  por  tal 
A  la  sopa  del  querer. 

HOCICÓN. 

¡Señora ! 

INÉS. 

Andad  ,  que  me  pesa  . 
¿Han  visto  lo  que  se  atreve? 
¡Qué  quiera  un  lacayo  aleve 
Comer  en  primera  mesa! 

HOCICÓN. 

Oid. 

INÉS. 

¿Qué  me  replicáis? 


Pobrelan  ,  no  me  irritéis; 
Animo  grande  tenéis. 
Sin  camisa  requebráis; 
(.\p.  Damas  mias ,  escuchad 
Damas  de  otros,  advertid  : 
Cuándo  seáis  yunques,  sufrid  : 
Cuando  fuereis  mazos  ,  dad.)     ( Vi 

MOGICON. 

¡Oiga,  oiga,  la  l'regoiicilla! 
Fregado  me  ha ,  vive  el  cielo, 
Toilo  ol  amor  que  tenia , 
Pues  le  ha  puesto  como  iiuevu; 
Ella  se  fué,  y  yo  he  quedado 
Más  solo  en  aqueste  puesto 
Que  tahúr  á  media  noche 
Cuando  ha  perdido  el  dinero. 
Mi  amo,  ya  está  onlendido. 
El  pasado  como  huevo. 
Que  estotro  amo  i  quien  sirvo 
Es  amo  de  cumplimiento , 
Me  ha  pedido  que  le  abra, 

j  Luego  que  mire  en  silencio 
Toda  la  casa ,  esta  puerta; 

I  Y  aunque  no  sé  sus  intentos, 

i  A  mi  me  toca  no  más, 

I  A  ley  de  criado  añejo, 

I  Ver  que  estoy  sirviendo  aun  amo 

I  Yque  á  otro  amo  estoy  vendiendo: 

!  Mi  ama  está  ya  acostada, 

i  Inesillaen  su  aposento 
A  la  cara  y  á  las  manos 
Las  da  colación  á  un  tiempo 
Con  linda  pasa  á  la  cara  , 
Con  linda  almendra  á  los  dedos; 
Alli  ronca  en  esta  pieza. 
Porque  es  gordo,  el  escudero, 
Y  como  de  aqueste  cuarto 
Hoy  bemos  mudado  al  viejo. 
No  puede  el  viejo  sentirnos  ; 
Ahora  bien ,  yo  me  resuelvo 
A  abrir,  porque  don  Andrés 
Me  estará  esperando  :  pruebo 
A  torcer  la  llave;  ya 
Está  blanda  al  primer  ruego. 
¡Ah  don  Andrés! 


Abre  la  puerta  ij  entra  DO¡N  A^DUES 


¿Qué  me  dices? 


Entra  (¡uedo. 

DON   ANBRÉS. 

¿Están  recogidos? 

HOCICÓN. 

Si. 

DON  ANDUÉS. 

Cierra  esa  puerta. 

MOGICON. 

Ya  cierro. 
¿Que  intentas?        (Cierra  la  puertti.) 

DON  ANUnÉS. 

No  lo  preguntes. 

MOGICON. 

¿Qué  ordenas? 

DON  ANOnÉS. 

Yo  nada  ordeno. 

MOGICON. 

Señor,  déjame  salir 
A  la  calle. 

DON  ANDRÉS. 

¿Tienes  miedo? 

MOGICON. 

Quiérole  tener. 


Sifi 


r.OMEüUS  ESCOGIDAS  DE  DON  l'U\NCISCO  ÜE  BOJAS. 


DON  ANDntS. 

Ahora 
No  pueJes  salir. 

hocico:*. 

Yo  pienso 
Uue  entre  puertas  y  por  li 
He  (le  llevar  pan  de  perro. 
(Ap.  Aíiui  )o  lie  de  ver  de  mi  amo 
l.os  menores  pensamientos.) 

{Escomiese.) 

DON  ANDBÉS. 

¿No  acabas? 

HOCICÓN. 

Empiezo  ya. 

DON  ANCHES. 

¿So  te  vas? 

HOCICÓN. 

Ya  te  obedezco.        (Vasc.) 

DON  ANDRÉS. 

Esta  es  la  mayor  traición, 
Este  es  el  mayor  despecho 
(Jue  en  mudas  lineas  ocultan 
El  bronce  y  mármol  eiernos. 
Una  traición  ven^o  á  hacer 
Indócilmente  resuelto, 
Que  quien  lo  es  con  un  amigo 
\a>  es  también  consigo  mesmo; 
Yo  á  la  amistad  y  á  la  sangre 
Itompo  los  heroicos  fueros, 
Con  una  llama,  aun  no  amor, 
una  tema,  aun  no  deseo. 
Uoble  estoy  conmigo  mismo, 
liien  discurro,  yo  me  he  hecho 
Más  oi'eiisa  á  mi  en  pensarlo 
Que  á  don  Juan  en  emprenderlo ; 
Vuélvome,  que  esto  es  infamia ; 
A  templar  la  llama  pruebo; 
Na  pase  amorá  ser  torpe 
l'ues  no  ha  llegado  i  ser  ciego; 
Si  mi  lealtad  se  quebró 
Torcida  á  un  fácil  afecto. 
Yo  he  de  soldarla  otra  vez 
Con  el  mismo  sufrimiento ; 
Yo  me  vuelvo,  abro  la  puerta. 

MOGICON.  (Ap.) 

Vive  Dios ,  que  no  le  entiendo. 

DON  ANDRÉS. 

i.Mas  no  es  lo  más  intentarlo? 
¿Haber  entrado  aquí  dentro 
No  ps  lo  más?  Si,  lo  mases, 
Lo  más  es,  pues,  si  es  más  esto, 
l-uego  la  imaginación 
Es  más  cómplice  que  el  hecho; 
Vuelvo,  pues,  en  dos  balanzas 
Pesar  este  agravio  quiero : 
Con  aquella  obligación 
En  esta  balanza  he  puesto 
Aquella  sangre  ofendida ; 

Y  aquí  mi  amor...  ¡vive  el  cielo, 
IJue  pesa  esta  voluntad 
Mucho  más  que  aquel  respeto ! 
I'nngo  a(|ui  la  conlianza, 

Y  aquí  cargo  mi  deseo; 
La  lealtad  vence  al  amor; 
l'ues  carguémosle  este  afecto 
Déla  privación,  que  ya 

Es  apetito,  y  con  esto 

Se  rendirá  esta  balanza. 

lündióse,  no  pudo  menos; 

I'ero  en  el  peso  hay  error 

Vue  no  tiene  liel  el  peso. 

Todos  los  hombres  quisiera 

l,iue  oyeran  este  consejo  : 

A  la  mujer  y  á  la  dama 

No  la  lie  el  que  es  discreto 

Del  amigo  más  seguro. 

Que  el  trato,  aunque  no  obre  el  ruego, 

l.a  privación,  la  llaneza. 

Lo  seguro,  el  poco  riesgo, 

La  hermosura,  la  ocasión , 


Hacen  tan  seguro  efecto. 
Que  si  hoy  no,  mañana  si, 
Vienen  á  errar  con  el  tiempo 
En  el  delito  los  más, 

Y  aun  el  deseo  los  menos ; 
Pues  si  en  el  mundo  se  hallan 
Deste  error  tantos  ejemplos , 
¿Seré  el  primero  que  borre 
De  la  fe  los  privilegios? 
Hesuelto  estoy,  vive  amor ; 
Ya  deste  observado  freno 

He  roto  los  alacranes. 
Miedo,  vive  el  cielo,  tengo; 
Agora  he  echado  de  ver, 
SI,  porque  hoy  lo  experimento. 
Que  en  dos  extremos  que  antes 
Pensé  que  no  eran  extremos , 
No  hace  el  miedo  la  traición 
Que  la  traición  hace  el  miedo. 
En  silencio  está  la  casa, 

Y  allí  Leonor  en  su  lecho 
A  la  muerte  representa 
Con  la  imitación  del  sueño ; 
La  luz  malo,  pruebo  á  entrar ; 

Pero  con  matarla  atento  {Mala  la  luz.) 
De  un  honor  y  de  un  amigo 
Ladrón  y  traidor  me  vuelvo. 
Porque  el  hurlo  y  la  traición 
Procuran  la  sombra  luego.        {Vase.) 

HOCICÓN. 

Entróse  y  mató  la  luz; 

¿Qué  hará  mi  amo  allá  dentro? 

Pero  saber  qué  no  hará 

Ks  más  difícil  en  esto  : 

;  Ah  don  Audrés  de  Olfos  vil ! 

¡Oh  vil  Galalon  moderno. 

Que  en  Koncesvalles  de  amor 

Vendiste  álu  compañero! 

¡Ab  Judillas  de  la  legua! 

DOÑA  LEONOR.  {Deiilro.) 
¡Padre!  ¡Inés! 

MOGICON. 

Oigan,  pues,  esto... 
DOÑA  LEONOR.  {Deiitro.) 
;?nés ,  padre ,  Celia ,  Floro ! 

nOGICON. 

No  me  llama;  yo  no  quiero, 
l'ues  que  no  me  mete  en  cuenta 
Meterme  con  ella  en  cuentos. 

Sale  DON  ANDHIÍS. 

DON  ANDRÉS. 

Hacia  aqui  estaba  la  puerta , 
Salirme  á  la  calle  intento; 
Turbado  estoy,  y  no  la  hallo. 

MOGICON.  (.4p.) 
Yo  escurro  hacia  mi  aposento.   {\ase) 

UON  ANDRÉS. 

¡Cielos ,  que  no  halle  la  puerta ! 

Sale  DOÑA  LEONOR  medio  desnuda. 

DOÑA  LEONOR. 

No  has  de  salir,  vive  el  cielo. 
Sin  (jue  mi  jusla  venganza 
Dé  á  tu  traición  escarmiento. 
Padre  y  señor,  Inés ,  ;  hola ! 
Saca  una  luz. 

DON  ANDRÉS.  íAp.) 

¡Yo  estoy  muerto! 

DOÑA  LEONOR. 

¿No  hay  quien  socorra  el  honor 
De  una  mujer? 

DON  ANDRÉS.  (Ap.) 

¿Qué  haré,  ciclos! 
DON  GARCÍA.  {Deiitro.) 
Leonor  da  voces, y  yo 


A  defenderla  me  esfuerzo  : 
Saltar  quieto  aquestas  tapias. 

Sale  al  tablado  DON  GARCÍA. 

Ea;  que  yo  te  defiendo. 
¿Quién  de  la  mayor  belleza 
Profana  el  sagrado  templo? 

DON  ANDRÉS. 

(Ap.  Vive  Dios,  que  es  don  García 
El  que  ha  saltado  :  yo  pruebo 
A  valerme  de  un  engaño.) 
¿Quién  cruel  y  desatento 
Se  ha  entrado  en  aquesta  sala? 

DON  garcía. 
I  Que  á  darle  castigo  vengo. 

I  DON  ANDRÉS. 

Que  vengo  á  darle  castigo. 

DON  GARCÍA. 

De  tan  grande  atrevimiento. 

DON  ANDRÉS. 

Jlataréle. 

DON  GARCÍA 

Mataréle. 

DOÑA  LEONOR. 

¡Padre!  ¡Don  Félix!  No  puedo 
A  mi  pecho  ni  á  mí  labio 
Dar  más  voz  ni  más  aliento. 
(Llaman  dentro.) 
Pero  á  la  puerta  han  llamado. 
Pruebo  á  abrir. 

DON  GARCÍA. 

Matarle  intento. 

DON  ANDRÉS. 

Darle  la  muerte  procuro. 

DOÑA  LEONOR. 

Entre  quien...  ¡válgame  el  cielo! 

(.Aire  la  puerta  doña  Leonor  ) 

Sale  DON  JUAN  con  una  iugia  encen- 
dida. 

DON  JUAN. 

;Qué  es  esto,  penas!  ¡Qué  miro! 

DON  ANDRÉS. 

¡Qué  es  esto  que  veo,  cielos ! 

DON  GARCÍA. 

Muerto  estoy. 

DOÑA  LEO:^OR. 

¡Sin  alma  vivo! 

DON  ANDRÉS. 

¡Gran  pena! 

DOÑA  LEONOR. 

¡Viviendo  muero! 
(Pónese  don  Juan  en  medio  de  don  .!«- 
drés  y  don  Garda.) 

DON  JUAN. 

f.4p.  Cuando  al  salir  de  Valencia 
Encontré  con  un  correo 
Con  quien  me  avisó  un  amigo 
('«orno  mí  padre  es  ya  muerto: 
Cuando  otra  vez  á  Valencia 
Solo  á  consolarme  vuelvo. 
En  la  desdicha  mayor 
Con  otra  mayor  encuentro.) 
Enigmas  de  nieve  oscura 
Mudas  estatuas  de  hielo, 

{Ahora  á  los  dos.) 
Por  donde  al  pasar  mis  ojos 
Resbalan  mis  pensamientos , 
^Cómo  los  dos  en  mi  casa 
{  A  estas  horas... 

I  DOÑA  LEONOR. 

¡Grave  empeño! 


Derogar. . 


EOÑA  t.EO^OR. 

¡Mayor  desJiclia! 

DOM  JOAU. 
DOÑA  LEOMOR. 

¡Mal  sin  reiueJíü! 

DOM   JUAH. 


DONA  LEOMOR. 

¡Insaciable  pena! 

DOM  JOAn. 

(lúe  Ií;i  iironiult'ado... 

DOM  AMORES, 

¿Que  espero? 

OOM  JUAM. 

,  lii  favor  de  mi  opinión 

.\Ji  liouur,  que  es  rey  de  si  mcsino? 

^Iion  Andrés,  cómo  no  habláis? 

DOM  AMDRÉS. 

Yo  OS  bablo  con  el  silencio. 

DOM  JUAN. 

Ooii  la  lengua  de  los  ojos 
iNiiuca  está  el  agravio  diestro; 
A  vuestra  voz  solicito. 

DOM  ANDRÉS. 

Ya  os  acordáis... 

BOM  JUAN. 

Hablad  presto. 

DON  ANDRÉS. 

Que  esta  tarde  me  encargasteis 
ijue  cuidase... 

DON  JUAN. 

Ya  me  acnerdo; 
Que  digáis  lo  más  procuro. 
Que  ese  mal  ja  yo  le  entiendo. 

DOM  ANDRÉS. 

Pues  para  que  me  entendáis, 
Decirc  s  no  más  intento 
Que  oculto  bailé  á  don  García 
Dentro  deste  cuarto  mesmo ; 
Que  halláis  desnuda  á  su  esposa ; 
Oue  halláis  desnudo  mi  acero  ; 
Pues  respóndeos  vos  agora, 
Que  harto  os  he  dicho  con  esto. 

DOM  ANDRÉS. 

Vive  mi  pena,  si,  vive, 

(,lue  es  inmortal ,  que  es  tan  cierto 

Mi  ileshonor,  como  fué 

Mi  cuidado  verdadero ; 

Unn  García  entro  á  mi  ofensa ; 

¿Qué  tardo'  ¿fué  me  suspendo? 

Malar  debo  á  don  García ; 

Mas  quiero  saber  primero. 

Como  ha  entrado  en  esta  casa  ; 

Para  mejor  convenceros 

Satisfaced  con  la  voz, 

Si  lio  la  embaraza  el  miedo ; 

Ea,  ¿no  habláis? 

DON  GARCÍA. 

Yo  escuché 
Quejarse  en  tardos  acentos 
A  Leonor  en  este  cuarto 
I)e:de  mí  casa ,  y  temiendo 
AI;:UD  riesgo  de  su  vida, 
U  de  su  fama  algún  riesgo, 
Sa:té  esas  tulpias  y  he  entrado 
Como  osado  caballero 
A  un  empeño  de  su  vida 
V  de  su  honor  á  otro  empeño. 

DUM  JUAN. 

{Ap.  Esto  bien  pudiera  ser, 
í'eio  aunque  puede,  do  es  bueno 
Anteponer  una  duda 


L.\  TRAICIÓN  BUSCA  EL  CASTIGO. 

A  lo  que  miro  tan  cierto : 

A  éste  he  encargado  á  Leonor; 

Este  la  ha  querido  un  tiempo ; 

Este  es  mí  amigo,  y  aquel 

No  lo  es ;  luego  yo  no  debo 

Dar  mas  crédito  a  esta  fe 

Que  dar  crédito  á  este  celo; 

l'ero  yo  no  he  de  dejar 

Nada  á  la  duda,  y  es  necio 

Quien  castiga  las  ofensas 

Sin  averiguar  los  yerros.) 

Uime,  ínfelice  Leonor, 

{Ap.  Mas  también  me  yerro  en  esto. 

Pues  tú  gozas  tu  hermosura 

Y  yo  tu  desdicha  temo.) 
¿Quién  en  tu  cuarto,  no  temas, 
Entró  osado,  intentó  ciego. 
Mariposa  de  tus  rayos, 
Uuscar  tu  llama  por  centro? 

Di ,  ¿quién  ha  entrado? 

DOMA  LEONOR. 

Yo  estaba 
En  tu  lecho  y  en  mi  lecho  ; 
Pero  no  importa  á  la  duda 
Beferirle  mi  suceso. 
Uno  destos  dos  que  dudas 
Oesta  ofensa  luya  es  dueño, 

Y  el  otro  de  tu  venganza 
Vino  á  ser  el  instrumento. 
Uno  defendió  tu  honor, 

Y  el  otro  vino  á  ofenderlo ; 
Pero  como  á  escuras  fué. 
No  puedo  saber  de  cierto 
Ni  á  cuál  debo  la  traición 
Ni  á  cuál  la  üneza  debo. 

DOM  GARCÍA. 

¿Til  no  me  oíste  dar  voces 
Cuando  yo  salté  diciendo  : 
Yo  te  vengo  á  socorrer? 
Di ,  ¿no  es  verdad  ? 

DO.ÑA  LEOMOR. 

No  lo  niego. 

DOM  ANDRÉS. 

Di ,  cuando  tú  dabas  voces , 
¿No  dije  airado  y  soberbio  : 
Yo  te  vengo  á  socorrer? 
Esto,  di,  ¿no  es  cierto? 

DOMA  LEONOR. 

Es  cierto. 

DON  GARCÍA. 

¿Luego  yo  te  socorrí? 

DOM  ANDRÉS. 

¿Luego  soy  aquel  que  vengo 
A  socorrerle  ? 

DON   JDAM. 

Callad, 
Callad ,  que ,  viven  los  celos , 
Dioses  que  boy  en  mi  coraje 
Tienen  la  corona  y  cetro, 
Que  creyendo  lo  que  ignoro, 
Ignoro  aquello  que  creo ; 
{Ap.  Pero  don  García  es 
Quien  me  ha  ofendido,  ¿qué  espero? 
Muera ;  pero  no  sé  cómo 
Esta  pasión  aprovecho, 
Cuando  otra  duda  mayor 
Mayor  hace  á  mi  desvelo. 
Don  Andrés ,  aunque  es  mí  amigo. 
Perdone  este  atrevimiento, 
¿Cómo  entró  dentro  del  cuarto 
Si  no  estaba  el  cuarto  abíerlo» 
Don  García  ya  confiesa 
Por  dónde  entró,  y  yo  no  veo 
Por  dónde  entró  don  Andrés  | 
Luego  iguales  miro  en  ellos 
A  un  tiempo  los  desengaños. 
Cuando  dos  culpas  á  uu  tiempo.) 


DOM  garcía. 
Yo  á  socüirerla  he  venido. 

DOM   JUAN. 

Este  dice  bien  ,  y  quiero 
Dar  la  muerte  á "don  Andrés. 

DOM  ANDRÉS. 

Tu  amigo  soy  verdadero. 

DON  JUAN.  (Ap.) 
Este  responde  mejor; 
Pero  si  mal  no  me  acuerdo, 
Don  Félix,  de  Leonor  padre, 
Indignado,  pero  atento, 
¿No  se  enojó  cuando  vino 
Conmigo  mi  amigo?  Luego 
Tuvo  aquella  indignación 
Reservado  algún  secreto. 

DON  GARCÍA. 

Ea,  ¿no  vengas  tu  agravio? 

DOM  ANDRÉS. 

Ea  ,  ¿no  indignas  tu  acero? 

DON  JOAN.  {.Ap.) 

Pues  al  entrar  en  Valencia , 
¡Oh  qué  agudos  son  los  celos ! 
No  supe  que  dos  amantes 
Idolatraban  el  cielo 
De  los  soles  de  Leonor. 
Luego  bien  puede  ser  esto. 
Que  esle  sea  el  que  no  dudo, 
Y  esotro  el  que  no  sospecho; 
Pues  muera... 

{Responden  á  una.) 

DON   GARCÍA. —  DON  ANDRÉS. 

El  que  te  ha  ofendido. 

DON  JUAN. 

Entrambos  con  un  afecto 
Se  satisfacen  y  culpan. 

DON  ANDRÉS. 

Yo  te  incito. 

DOM  GARCÍA. 

Yo  te  muevo. 

DOMA  LEONOR 

Uno  es  el  que  le  ha  ofendido. 

DON  JUAN. 

Pues  digo  que... 

DON  ANDRÉS. 

Ya  le  espero. 

DON  JOAN. 

He  de  dar  muerte... 

DON  GARCÍA. 

¿Qué  aguardas? 
(Llaman  dentro.) 

DON  JOAN. 

¿Llamaron? 

DOMA  LEONOR. 

Si. 

DON  JOAN. 

Pues  ¿qué  haremos 

DOÑA  LEONOR. 

Este  es  mi  padre. 

DON  FÉLIX.  (Dentro.) 
Abre  aiiuí. 

DON  JUAN. 

Pues  no  es  ocasión ,  yo  (luicro, 
Para  castigar  mí  ofensa, 
Dejar  mí  agravio  suspenso. 
¿Don  García? 

DON  GARCÍA. 

¿Qué  mandáis? 

DON  JUAN. 

A  las  tapias. 

DON  GARCÍA. 

Ya  obedezco. 


i.\l]  üüii  Anilres! 

¿Qué  me  quieres^ 
DON  jom. 
Veiiie  conmigo. 

DOM  ANDRÉS.  (.4p.) 

Estoy  muerto. 

DOM  JBAN. 

Leonor,  vuélvete  á  tu  cuarto. 

DOÑA  LtüNüK. 

Di ,  ¿qué  es  tu  intento'' 
DOK  ¡tiAn- 

No  puedo 

D011  GARCÍA.  (A¡).) 

Yo  satisfaré  esta  duda. 

DON  ANDRÉS.  {Ap.) 

Yo  proseguiré  mi  intento. 

DOÑA  LEO'OR.  {Ap.) 

Yo  ocultaré  mi  desdicha. 

DON  JUAN.  (Ap.) 

Yo  examinaré  mis  celos. 

DON  garcía.  (Ap.) 
Yo  á  don  Anilrés  buscaré. 

DON  ANDRÉS.  (Ap.) 

Yo  he  de  buscar  el  remedio. 

DON  JUAN.  (Ap.) 
Yo  buscaré  á  don  García. 

DO.\A  LEONOR.  (_Ap.) 
Vü  be  de  ocultar  el  suceso. 

DON  GARCÍA.    (.4/).) 

¡Déme  templanza  mi  pena! 

DON  ANDRÉS.  (Ap.) 

¡Déme  mí  traición  esfuerzo! 

DON  JUAN.  (Ap.) 

¡üeme  venganza  mi  agravio! 

DOiÑA  LEONOR.  (Ap.) 

(Denme  paciencia  los  cielos! 


TERCERA  JORNADA. 


Sale  DON  FÉLIX  y  DONJUÁN. 

DON  FÉLIX. 

Solos  estamos  los  dos. 
Todo  el  suceso  contadnie ; 
Acabad  don  Juan. 

DON  JUAN. 

Dejadme 
Señor  don  Félix  por  Dios. 

DON  FÉLIX. 

Que  me  recaléis  no  es  bien 
Un  mal  queme  toca  á  mi : 
¿No  soy  vuestro  padre? 

DON  JUAN. 

SI. 

DON  FÉLIX. 

¿Y  vuestro  amigo? 

DON  JUAN. 

También. 

DON  FÉLIX. 

Pues  templad  ese  desvelo 
Con  vuestro  padre  y  amigo. 

DON  JUAN. 

La  ofensa  pide  el  castigo, 
Pero  no  pide  consuelo. 

DON  FÉLIX. 

A  lo  que  habéis  ponderado, 


•-DÍAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FílANCISCO 

Lo  contrario  he  presumido; 

Nunca  be  visto  mal  sentido 

Oue  no  se  temple  contado, 
s  á  mi  me  ha  de  tocar 

Ese  agravio,  quiero  ver 

Si  llei;ándole  a  saber 

Le  alcanzase  á  remediar. 

Los  dos  somos  uno,  y  quiero 

Por  sanear  mi  opinión, 
er  yo  mi  indignación 
is  vos  ponéis  vuestro  acero. 

DON  JUAN. 

Pues  en  este  cuarto... 

DON  FÉLIX. 

¿Qué  es 
Nuestro  agravio? 

DON  JUAN. 

iOl)  pena  mía ! 
Hallé  oculto  á  don  García 
Y  turbado  a  don  Andrés. 


DON  FÉLIX. 

1  ¿No  os  fuisteis  anoche  ? 

I  DON  JUAN. 

Es  Cierto. 

DON  FÉLIX. 

¿A  ver  vuestro  padre? 

DON   JUAN. 

Si; 
Supe  una  legua  de  aquí 
Que  era  ya  mi  padre  muerto ; 
Yolví  con  pena  mayor 
A  dar  mi  queja  á  mi  labio, 
Pero  á  costa  de  un  agravio 
Vine  á  templar  un  dolor. 

DON  FÉLIX. 

¿Estaba  Leonor  allí? 

DON    JUAN. 

Desnuda  casi  la  hallé. 

DON   FÉLIX. 

¿Y  qué  fué  el  suceso? 

DON  JUAN. 

Fué 
Que  encontrando  á  los  dos... 

DON  FÉLIX. 

Di. 

DON  JUAN. 

Debo  en  igual  recompensa  , 
I  Por  sanear  mi  opinión , 
!  Dar  castigo  á  la  intención 
I  Como  venganza  á  la  ofensa. 

DON  FÉLIX. 

De  los  dos  quiero  saber 
A  cuál  la  muerte  has  de  dar. 

DO:i  JUAN. 

Uno  la  vino  á  ayudar 

Y  otro  la  vino  áofender. 

DON  FÉLIX. 

Pues  de  los  dos ,  di ,  ¿quién  fué , 
Quien  fué  á  tu  sanüre  traidor? 
Di ,  ¿quién  defendió  tu  honor? 
Acaba,  dilo. 

DON  JUAN. 

No  sé. 

DON  FÉLIX. 

Culpa  á  aquel  que  te  ha  agraviado, 

Y  á  tu  defensor  disculpa. 

DON  JUAN. 

Cada  uno  tiene  la  culpa 

Y  ninguno  es  el  culpado. 

DON  FÉLIX. 

Pues  bien  sé  yo  que  en  Leonor 
No  caben  indicios  pues. 


DON  JUAN. 

;Ay  padre'dou  Félix,  que  es 
Muy  vidrioso  el  houor! 

DON  FÉLIX. 

A  otra  pena  me  provoco 
<,lue  esta  duda  me  causó  ; 
¿Sabes  que  es  la  ofensa? 

DON  JUAN. 

No. 

DON  FÉI.IX. 

¿Ni  quién  te  ofendió? 

DON  JUAN. 

Tampoco. 

DON  FÉLIX. 

Que  va  errado  tu  valor 
Kn  aqueste  examen  piensa . 
Pues  sin  saber  qné  es  la  ofensa 
Nadie  busca  el  ofensor. 

DON  JUAN. 

Saber  primero  prevengo 
Cauteloso  un  tiempo  y  sabio. 
Quién  ha  causado  mi  agravio 
Que  el  mismo  agravio  que  tengo. 

DON  FÉLIX. 

Pues  hijo  don  Juan... 

DON  JUAN. 

¿Qué  dices? 

DON  FÉLIX. 

Ya  es  tiempo  de  hablarle  claro, 

Pues  que  el  honor  que  es  tan  luyo 

Es  también  honor  de  entrambos. 

No  te  quiero  dar  consejos 

Como  padre  y  como  anciano. 

Que  también  conserva  lilos 

1,1  acero  de  los  años. 

Iras  quiere  producirte 

Este  decrépito  árbol 

Que  por  fruto  de  su  honor 

Produce  venganzas  tardo. 

í?abe  que  a  un  tiempo  los  dos 

Que  á  un  mismo  tiempo  has  bailado 

En  el  cuarto  de  Leonor, 

Con  pensamiento  viol.iron 

l)e  su  honestidad  el  templo 

V  de  su  honor  el  sagrado. 

Don  García  me  ha  pedido 

A  Leonor  un  tiempo,  y  tanto 

Se  procuró  diligente 

Mariposa  de  sus  rayos. 

Que  á  no  estorbarle  la  llama, 

Prudente  como  indi;,  nado, 

Del  sol  de  Leonor  hermosa 

Fuera  mi  honor  el  ocaso. 

Pues  don  Andrés... 


Es  I 


Don  Andrés 


DON  FÉLIX. 

Ese  reparo 
Es  muy  de  la  confianza; 
í^ed  juez  y  escuchad  el  cnrgo, 
Porque  erraréis  la  juslícia 
'  En  estando  apasionado  : 
I  Digo  que  á  Leonor  pretende 
i  Don  Andrés. 

DON  JOAN. 

Tened,  que  ando 
Buscando  alivio  á  mi  pena 
I  y  en  todo  el  mal  no  le  hallo. 
,.Pues  cómo  vos  de  Leonor 
.Me  disteis  la  blanca  mano, 
Habiendo  dos  que  intentasen 
Lograr  sus  neutrales  rayos? 

DON  FÉLIX. 

Vos  no  estáis  en  vos,  don  Juan , 
Aunque  en  vos  pruebo  á  buscaros , 
Muy  bueno  es  <\\ie  la  lisonja 


Mh  Ij  lonleis  por  agravio, 
¿yue  iLiño  os  liace  que  sea 
^lueritla  mi  hija?  Caso 
liue  ella  amase  i  quien  la  quiera 
Entraba  bien  el  quejaros: 
Si  DO  hubiera  noche  oscura 
No  fuera  el  sol  estimado. 
La  Tirtuii ,  a  no  haber  vicios , 
jTuviera  quilates  tamos? 
No,  que  los  opuestos  lucen 
De  otros  opuestos  al  paso. 
Luego  en  ser  Leonor  querida 
listar  debéis  más  ufano, 
Puesá  no  haber  quien  ia  amara 
No  lacera  su  recato. 

DON  JIAN. 

Que  Leonor  es  hija  vuestra 
Es  lo  mus ,  y  asi  volvamos 
A  saber  cuál  Ue  los  dos 
Es  mi  ofensor,  cuando  en  ambos 
If^ual  disculpa  procura 
Cuando  miro  iguales  cargos. 

DOn   PÉLIS. 

Eso  han  de  hacer  los  testigos. 
iOué  testigos? 

DON  FÉLIX. 

Los  criados 
Que  siempre  lo  son  de  vista. 

DON  ivky. 
,Los  criados»  ¿Y  si  acaso 
No  lo  saben? 

DON  FÉLIX. 

Si  lo  saben; 
nien  podéis  examinarlos, 
Due  siempre  un  criado  estudia 
Los  errores  de  su  amo. 

DON  JUAN. 

¿Adonde  esián? 

DON  FÉLIX. 

Y»  tengo  uno 
En  ese  cuarto  encerrado  : 
¿Ab,  lúes? 

Sale  INÉS. 

I.NÉS. 

Señor,  ¿qué  me  ordenas? 

DON  FÉLIX. 

Don  Juan  le  llama. 

INÉS. 

Ya  salgo. 

DON  FÉLIX. 

Ea ,  examinalda  cuerdo  : 

No  OS  irritéis  indignado; 

Lo  que  más  queráis  saber 

Le  preguntad  como  acaso, 

V  si  por  luz  ó  por  sombra 

Hallareis  fácil  cuidado 

En  Leonor  (que  aquesto  es 

Buscar  mancha  en  el  sul  claro) 

Aunque  soy  padre  y  ,<^oy  viejo , 

Sabed  que  para  este  caso 

íiuiero  poner  el  acero 

Cuando  vos  pongáis  la  mano.    {Vase. 

DON  JUAN. 

Déme  mi  valor  paciencia ; 

Pues  á  un  mismo  tiempo  me  bailo 

l)e  don  Garcia  dudoso, 

Oe  don  Andrés  engañado, 

(Icceloso  de  Leonor  ; 

;0h  llegue  á  ocasión  mi  brazo 

t,iue  con  cobrar  un  castigo 

Venga  á  reparar  un  daño! 

INÉS. 

Señor,  aquí  estoy,  ¿qué  mandas? 
{Ap.  ;Solo en  esta  sala!  ¡Ualo!) 


LA  rn.MCION  CUSCA  EL  CASTIGO. 

DON  JDAN. 
¿Inés? 

INÉS. 

¿Señor? 

DON  JUAN. 

¿Qué  te  turbas? 

INÉS. 

Es  natural. 

DON  JDAN. 

Yo  be  intentado 
Saber  de  ti... 

INÉS. 

No  sé  nada. 

DON  JDAN. 

¿Va  respondes? 

INÉS. 

Para  cuando 
Me  preguntes  tener  quiero 
El  secreto  adelantado. 

DON  JDAN. 

¿Es  secreto? 

INÉS. 

Si ,  Señor. 

DON  JOAN. 

Pues  donde  hay  secreto  bay  algo. 

I.NÉS. 

No  sé  nada. 

DON  JUAN. 

¡Vive  Dios! 
Que  te  haga  dos  mil  pedazos 
U  toma  estos  veinte  escudos. 

INÉS. 

No  bay  que  tratar,  no  me  hablo 
Con  esa  gente. 

DON  JUAN. 

;0h !  Por  Dios 
Que  he  de  matarte. 

INÉS. 

Esto  es  malo, 
Oe  escudos  á  puñaladas 
Va  á  decir  uu  tanto  cuanto. 

DON   JOAN. 

Toma. 

INÉS. 

Pues  me  has  hecho  el  son 
Con  dineros  que  me  has  dado, 
Que  son  citaras  mejores , 
Vaya  el  tono. 

DON    JUAN. 

Empieza. 

INÉS. 

Canto : 
Señor,  este  don  Garcia, 
Aqueste  vecino  alano, 
Que  á  la  oreja  de  mi  ama 
l,e  anda  tirando  bocados , 
llá  seis  años  que  la  quiere. 

DON  JUAN. 

Ya  lo  sé,  y  saber  aguardo 
Si  Leonor... 

INÉS. 

Leonor  es  roca , 
Y  es  mi  señora... 

DON  JOAN. 

Habla  paso  ; 
¿Nunca  la  ha  hablado? 

INÉS. 

Eso  sí , 
Las  noches  de  claro  en  claro. 
Los  días  de  sombra  en  sombra 
Los  suelen  pasar  hablando, 
Porque  por  esa  pared... 

DON  JCAI«. 

Di ,  acaba. 


Vete  despacio; 
Han  dispuesto  un  locutorio 
Donde  suelen  hablar  tanto 
Por  una  quiebra  que  hace 
Esa  pared  con  un  patio, 
Conuj  habla  un  entremetido 

0  como  habla  un  abogado 
Cuando  no  tiene  justicia 
Que  mete  el  pleito  a  barato. 

DON  JUAN. 

¿Qué  dices? 

nÉs. 
Lo  que  le  digo. 

DON  JÜAl». 

En  On,  ¿eso  es  cierto? 

INÉS. 

Es  tanto 
Que  ayer  fué  la  despedida ; 
Hubo  queja  y  hubo  llanto. 
Él  dijo  :  ¿Ya  te  casaste? 
Y  ella  :  Si ,  ya  me  he  casado : 
Despidiéronse  los  dos... 

DON  JUAN. 

Calla,  calla,  cierra  el  labio. 
Que  me  ha  partido  tu  voz 
El  corazón  á  pedazos. 
Di,  ¿cuando  quieren  hablarse 
Qué  seña  hacen? 

INÉS. 

Yo  la  hago : 
Cuando  el  deseo  de  hablar 
Come  á  mi  Señora ,  rasco 
La  pared ,  y  desta  suerte 
La  sarna  de  amor  aplaco. 

DON  JUAN. 

Pues  llama  á  aquesta  pared. 
Que  con  una  industria  aguardo 
Saber  mi  ofensor. 

INÉS. 

¿Qué  intentar? 

DON  JUAN. 

No  repliques;  ¡quién  se  ha  hall.ulo 

Cercado  de  tantas  penas! 

Acaba ,  llama.        (Llama  á  la  pared.) 

Ya  llamo. 

DON  JUAN. 

¡Ap.  Mal  haya  aquel  que  se  casa 
De  tino  ó  de  enamorado 
Con  mujer  que  no  conoce ; 
lin  la  tratada  hay  engaños , 
¿Qué  hará  en  la  no  conocida? 
Luego  viene  á  ser  en  v^no 
Dar  tarde  un  medio  á  mis  celos. 
Cuando  una  muerte  temprauo...) 
(.Llamaste? 

INÉS. 

Sí,  ya  llamé. 

DON  JUAN. 

Prueba  otra  vez. 

{Llama  otra  vez ,  y  no  respoiiílen.) 

Ya  lo  hago : 
A  esotros  celos,  Señor, 
Que  ese  amante  está  cerrado. 
¿Qué  intentas  hacer? 

DON  JOAN. 

Prosigue. 

INÉS. 

1 .4/)  Pienso  que  me  han  de  estar  carca 
Los  veinte  escudos.) 

DON  CARCÍA.  {Dentro.) 
¿Quién  es? 

DONJUÁN. 

1  1p.  Cierto  averiguo  mi  agravio.) 
iti  que  eres  Leonor. 


-M  comedí. 

noM  CAr.cÍA   (Dentro.) 

¿Quién  llama' 

INÉS. 

Lioiior. 

DON  JUAN. 

No  llallíes  laii  alto. 
Que  conocerá  la  voz. 

DOM  caucía.  (Üeiilro.) 
,,Qué(iuieres? 

INÉS. 

A  haljiarte  llamo. 
oONCArcÍA.  (Dentro.) 
¿Pues  qué  ncveilad  es  esta 
Ouanilo  esranios  conciTlados , 
Tú  de  querer  á  don  Juau 
V  JO  de  olvidarte? 

DOS  JUAN. 


Cujndo  una  evidencia  aguardo.' 
Üi  que  anoche  ¿cómo  entro? 


Sülo' 


I  preguntaros 


¿tüiiio  aiiüclie  os  ariojastes 
A  entrar  a  mi  propio  cuarto? 

DON  GARCÍA.  (ÜCUtrO.) 

Por  cumplir  la  obligación 
i'e  un  amor  (|ue  siempre  guardo, 
Porque  nunca  ha  sido  amante 
yuicn  se  halla  al  rie.^go  templado; 
Por  ti  enlré,  Leonor,  por  ti. 

DON  JUAN.  (.Ip.) 
iViven  los  cielos,  villano. 
Que  lias  de  pagar  con  la  vida 
1.3  culpa  que  has  confesado ' 
Por  Leonor  dice  que  entró. 

DONGAncÍA.(Oe«/ro.) 
Y  á  no  ser  porque  indignado 
Don  .luán  anoche  estorbó 
La  ejecución  á  mi  brazo. 
Descontar  pensaba  en  ¡ras 
Cuanto  iba  á  buscar  en  lazos. 

DON  JUAN. 

¿Qué  más  claro  puede  hablar? 
¿Quién  se  ha  visto  en  tal  estado. 
Que  sabiendo  el  ofensor 
No  satisface  el  agravio? 
Pregunta ,  pregunta  más. 

Sale  DO.N^A  LEONOR,  y  encuentra:^ 
con  don  Juan. 

DOÑA  LEONOR. 

(I/).  En  la  pared  he  escuchado 
Que  ha  llamado  don  García.) 
Don  García...  ¡cielos  santos! 
¿Qué  es  lo  que  veo? 

DON  JOAN. 

¿Qué  miro? 

Pescáronla. 

(Empuña  don  Juan  la  daga.) 

DON  JUAN. 

¿Qué  me  tardo? 
DOÑA  LE0^0R.  (.1/;.) 
Viva  estatua  soy  de  hielo. 

DON  JUAN. 

(.1/).  Muerta  enigma  soy  de  mármol  ) 
,,A  quien  buscas? 

DOÑA  LKONOR. 

Yo,  Señor. 
A  vos ,  porque  digo  estando 
Sin  mi...  JO  si...  si  mi  pena... 
Al  ruido...  animóme  en  vauo  : 
Señor,  á  decirle  vengo 


AS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

( 1p.  Asi  intento  remediarlo) 
Que  don  (^.arcia  fue  quien 
Vino  anoche  á  darme  amparo. 

DON  JUAN. 

,.Y  para  esto  le  nombrabas? 

DOÑA  LEONOR. 

Si,  Señor. 

DON  JUAN. 

Yn  se  ba  pasado 
El  indicio  á  la  evidc  cia, 

Y  la  duda  al  desengaño. 
,.V  i'sa  era  tu  inlencion?    {Recio  esto  ) 

DOÑA  LEONOR. 

Si: 
,.Du(las  en  mi  fama ,  cuando 
.Son  los  montes  y  los  cielos 
De  lo  que  le  estimo  y  amo 
Testigos  fieles  de  abono, 

Y  yo  soy,  bien  me  comparo, 
Pija  como  sus  estrellas. 
Firme  como  sus  peñascos? 

Y  esta  pared  es  lestigo... 

{Oye  don  García  dentro  la  ro:.) 
DON  garcía.  (Dentro.) 
Siempre  estoy  yo  conliado 
Que  me  has  querido,  Leonor. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Qué  es  esto? 

DON  JUAN 

¿Qué,  te  has  turbado' 
Como  es  la  pared  íestigo 
lista  respondiendo  .1  cargo. 

DOÑA  LEONOR. 

(.ip.  Don  García  ha  respondido. 
Pues  al  honor  acudamos; 
Que  esto  importa ,  vive  el  cielo.) 
Que  miente  traidor  tu  labio 

Y  tus  pensamientos  mientCD, 
Sacrilegos  y  profanos 

Yo  á  don  Juan  estimo  y  quiero. 
Como  amante  le  idolatro. 
Tanto  como  á  ilueño  propio, 

Y  esto  es  tan  seguro... 

DON  GARCÍA.  (Dentro.) 
Es  claro. 

DOÑA  LEONOR. 

Que  anoche... 

DON  GARCÍA.  {Dentro.) 
¿No  hubo  en  ti  culpa? 

DO.ÑA  LEONOR. 

Pues  ¿qué  esperas? 

DON  GARCÍA.  (Dew/ro.) 

Nada  aguardo. 

DOÑA  LEONOR. 

Pues  déjame. 

DON  GARCÍA.  (Oew/ro.) 
Va  te  olvido. 

I  DOÑA  LEONOR. 

Pues  vete. 

DON  GARCÍA.  {Dculro.) 

A  olvidarle  airado. 
DOÑA  LEONOR.  (De  rodillos.) 
Si  bastan  estos  despechos 
Para  soldar  uo  engaño. 
Si  estas  lágrimas  que  enjngo, 
Si  eslas  corrienies  que  exhalo 
Üastan  á  templar  tu  incendio 
Pues  son  lluvias  de  mi  llanto, 
Te  pido... 

DON  JUAN. 

Leonor,  levanta ; 
Inés ,  vete  afuera. 

INÉS. 

Andallo. 


DE  ROJAS. 
(■\p.  Puesdíó  en  el  lazo  mi  ama , 
Yo  quiero  roer  el  lazo.) 

DON  JUAN. 

(.Leonor? 

DOÑA  LEONOR. 

¿Señor? 

DON  JUAN. 

No  le  turbes. 
Que  ahora  contigo  hablo 
Si  con  pasiones  de  esposo. 
Con  atenciones  de  hermano; 
De  tí  me  quiero  fiar. 
Mira  til  cuan  apurado 
De  tí ,  mí  honor  se  halla  en  11 , 
Que  en  tí  procuro  el  amparo. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Qué  intentas? 

DON  JOAN. 

¿Tú  no  eres  causa 
De  mi  mal? 

DOÑA  LEONOR. 

De  tu  cuidado. 

DON  JUAN. 

(,Mi  honor  no  es  luyo? 

DOÑA  LEONOR. 

Es  mi  honor. 

DON  JOAN. 

..No  eres  noble? 

DO.ÑA  LEONOR. 

Al  caso  vamos. 

DON  JOAN. 

En  ti  no  puede  haber  mancha. 

DOÑA  LEONOR. 

Es  ponerla  en  el  sol  claro. 

DON  JUAN. 

Pues  ayúdame  á  saber 

Mi  ofensa  ,  para  que  un  daño 

liesiaurecon  un  consejo; 

Dime  aquel  que  ha  procurado 

Violar  de  tu  fama  el  templo 

Que  es  de  la  mía  sagrado ; 

Los  cargos  que  hizo  la  duda 

Me  descuenta  con  el  labio, 

Sanéame  con  la  voz 

La  injuria  que  me  has  causado, 

Y  en  esta  ofensa  que  es  tuya 

Y  en  este  honor  que  es  de  entrambos 
Pues  por  ti  tengo  la  ofensa. 

Tenga  por  ti  el  desagravio. 

DOÑA  LEONOR. 

Pues  si  así... 

DON  JUAN. 

Mí  mal  se  cura. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Piensas... 

DON  JOAN. 

Atajar  un  daño. 

DOÑA  LEONOR, 

Soldar... 

DON  JUAN. 

Un  yerro  de  honor. 

DOÑA  LEONOR. 

Oye  la  pasión  al  paso 
Que  has  entendido  la  duda. 

DON  JUAN.  : 

Di  tu  mal.  ^ 

DOÑA  LEONOR. 

Ya  le  declaro. 
Ya  sabes,  dueño  mió. 
Móvil  que  rige  lodo  mi  albedrfo, 
Que  fué  lance  forzoso  [mi  esposo; 

Verme  á  un  tiempo,  y  á  un  tiempo  ser 
Ya  te  acuerdas  que  nunca  el  mal  se  ol- 
[vida, 
;0h  cómo  se  renueva  aquesla  herida  I 


(pineal  jdniilirte  dueño,  aunquelirano, 
Krru  mi  MI/,  cuando  acertó  mi  mano; 
Ya  sientes  lo  que  anoche  lia  sucedido, 
Auiuiue  no  es  este  mal  para  sentido, 
Que  de  honor  cuando  aqueja  un  acci- 
[deule 
No  sé  yo  cómo  vive  quien  lo  siente  : 
Fuislcle,  pues,  ayer,  larde  lo  lloro, 
Dejándome  encargada  á  mi  decoro. 
Porque  yo  viva  en  ni ,  firme  y  segura, 
Que  esta"  defensa  tiene  la  hermosura ; 
Y, al  Un,  ya  de  mis  lazos  apartado, 
Llevándote  contigo  tu  cuidado 
De  la  seguridad  blando  enemigo... 

DON  ji;an. 
Acaba ,  dime  el  mal ,  Leonor. 

DOÑA  LEONOR. 

Prosigo  : 
Cerró  la  noche,  y  vino  tan  oscura 
Que  se  Vislió  el  color  de  mi  ventura; 
liuscoel  lecho  al  descanso,  admito  el  le- 
[cho, 
Wiw  L-ampaña  en  que  lidiando  el  iiechu 
niií-  lü  por  más  victoria 
l.eiiia  (le  la  campaña  la  memoria;  [ño, 
i;  ui.'roenu'añar  tu  ausencia  con  misue- 
("'.onliciciiio  Uitigas  por  beleño, 
1,'iicarceló  con  quejas  bien  extrañas 
1,0?  ojos  en  la  red  de  las  pestañas, 

Y  ül  ini  tar  la  imagen  enemiga. 
Fué  fatiga  vencer  á  la  fatiga. 
Malo  una  Inz ,  achaque  del  desvelo, 
Doy  á  la  duda  piar,  i  de  recelo, 

'   Y  oigo,  asustada  desla  maravilla 

I'  Que  el  nogal  se  quejaba  de  una  silla, 

¡'  U  (le  algún  peso  nuevo  que  le  inquieta 

l)(le  üquella  prisión  de  la  baqueta; 

:         I    lene  on  á  todos  mis  oidos  , 

iiipre  están  aldaño  prevenidos, 
1"  con  el  miedo, 
:    I  mis  temores  cuanto  puedo, 
>  lije  jbi  por  torpe,  aun  más  que  feo, 
1  r(p|  ezoeii  esta  silla  algún  deseo?  [do, 
l'iuebo  a  escuchar,  y  dudo  lo  escucha- 
Viulvu  otra  vez  ¿entrar  en  el  cuidado, 
Vl-Tiue  el  susto  á  mi  pasionasombre, 
r  rii  respiración  colijo  á  un  hombre, 
i'ur    il  ijue  entró  pisaba  tan  atento 
Que  ai:tes  que  el  paso  le  escuché  el 
lodo  el  valor  se  asombra,     [alíenlo: 

Y  como  la  traición  busca  la  sombra. 
Conozco  la  traición ,  olvido  el  lecho, 
[lusco  la  vela,  muerta  á  mi  despecho, 

Y  como  llamas  de  valor  respiro, 

La  procuro  encender  con  un  suspiro; 
Buscar  quieren  la  puerta  mis  enojos, 

Y  el  tacto  hallé  más  torpe  que  los  ojos: 
Cuscáiíame  el  traidor,  no  me  hulla  lue- 
Conamorysinluz,dosvecesc¡ego,[go, 
Vestime  mal  vestida  á  escuras  irato, 
Pero  écheme  á  perder  con  mi  recato. 
Pues  aunque  ni  me  hallaba  ni  me  oin. 
La  seda  le  avisó  cuando  crujía;  [ha. 
Llegarse  iiilenla,  y  aunque  me  aparta- 
El  ruido  le  decía  dónde  estaba  , 

Y  como  siempre  en  estas  aveninras 
Son  las  manos  los  pies  del  que  anda  á 

BON-  JUAN.       [escuras... 
Dilo,  acaba ,  Leonor. 

DO.VA  LEONOR. 

¡Dolor  tirano! 
MI  mano  tropezó  sobre  su  mano,  [des, 
(Ap.  Partida  tengo  el  ulma  en  dos  mila- 
Agora  es  tiempo  de  decir  verdades.) 

DON  JL'AS. 

UI ,  ¿qué  aguardas? 

DOÑA  LEONOR. 

Decirte  el  mal  espero. 
DONJUÁN.  [Ap.) 
No  puede  ser  major  que  yo  le  iuliero. 


LA  TR.Mf.lON  BUSCA  EL  CASTIGO. 

I  DOÑA  LEONOR. 

Digo,  Señor,  que  como  es  (¡qué  inlen- 
Madre  la  sombra  del  atrevimiento,  [lo!) 
Esta  es  temeridad. 

DON  JUAN. 

Prosigue,  acaba. 

DOÑA  LEONOR. 

Y  como  yo  no  vi  lo  que  intentaba , 
Teniendo  con  mis  manos  á  sus  manos, 
Sus  intentos  villanos 

Kesisti  valerosa,  estorbe  fuerte 
(Este  consuelo  me  evitó  la  muerte), 

Y  aunque  vencí  su  queja  y  su  porfía, 

Y  aunque  atajé  á  su  mano  la  osadía , 
Viéndose  ya  empeñado  y  no  admitido 
(¡Oh  lo  que  í  lenta  un  hombre  aborre- 

[cido!), 
Va  que  rendir  no  pudo  esta  muralla... 

DON  JUAN. 

No  me  digas  más  señas ,  calla,  calla ; 
En  vano  el  labio  y  el  dolor  empeñas. 
Que  un  desdichado  no  ha  menester  se- 
[ñas : 
¿Y  sabes ,  di,  cuál  es  aquel  que  ha  sido 
Quien  en  lo  más  posible  me  ha  ofendido 
De  los  dos  que  encontré? Porque  quí- 
DOÑA  LEONOR.  [síera... 
Entrambos  pueden  ser. 

DON  JUAN. 

¿De  qué  manera? 

DOÑA  LEONOR. 

Porque  entrambos  raí  amor  han  pre- 
[tendido. 
DON  JUAN.  (Empuña  la  daga.) 
Viven  los  cielos,  que  pues  te  han  queri- 

DOÑA  LEONOR.  [do... 

Deten ,  Señor,  la  ira  rigurosa , 
¿Qué  culpa  tengo  yo  de  ser  hermosa? 

DON  JUAN.  [na. 

Dices  bien  que  esta  ira  es  muy  tempra- 
SaU  DOÑA  JUANA. 

DOÑA  JUANA. 

¿Doña  Leonor? 

DOÑA  LEONOR. 

Amiga  doña  Juana. 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué  es  esto? 

DOÑA  LEONOR. 

¿Qué  ha  sucedido? 

DOÑA   JUANA. 

Don  Juan,  yo  vengo  á  avisarle. 
Si  en  tu  valeroso  pecho 
Caben  discretas  piedades. 
Que  airado  como  prudente 
Un  riesgo  á  mí  vida  atajes , 
Para  ignorado  imposible 

Y  para  avisado  fácil ; 
Aquel  criado  que  ayer 
Entró  en  casa  á  acompañarte , 
El  que  ahora  á  ti  te  sirve 

Y  á  don  Andrés  sirvió  antes  , 
Habrá  dos  horas  que  entró 
En  mí  casa  á  preguntarme 

Si  hablar  puede  á  don  García  : 
Dijeque  no,  y  al  instante 
Me  dejo  aíjucste  |)apel : 
Yo  que  en  su  propio  semblante 
Saqué  indicios  para  el  riesgo 
Ypara  el  dolor  señales. 
Abro  el  papel  de  mí  hermano 
De  curiosa  y  no  de  amante, 
Para  hacer  en  sus  rengh.iies 
De  mis  dudas  el  examen, 
j  Y  veo  que  don  Andrés 


I  Eiivia  a  desaliarle 
Detrás  de  los  religiosos 
Descalzos  iiue  alberga  el  Carmen  : 
Aquí  hay  dos  riesgos  á  un  tiempo 
Tan  posibles  como  grandes: 
Si  mi  hermano  sabe  el  duelo. 
Si  que  ha  escrito  el  papel  sabe, 
Ha  de  dar  con  un  castigo 
Satisfacción  á  su  sangre. 
Si  no  le  enseño  el  papel, 
Don  Andrés  ha  de  juzgarle 
ü  remiso  en  el  empeño, 
O  en  la  venganza  cobarde ; 
Decirle  que  salga  es  yerro, 
lemerídad  no  evitarle; 
No  avisarle,  no  es  decente; 
Pues  para  que  no  se  mancheu 
Con  las  nieblas  de  la  infamia 
Dos  rayos  de  honor  solares , 
Te  pido  que  al  campo  vayas, 

Y  que  evites  arrogante 
O  que  temples  reportado 
De  estas  iras  incapaces 
Estos  carbones  que  atiza 
El  soplo  de  un  viento  fácil ; 
Y,  en  lin ,  como  agradecido. 
Supuesto  don  Juan  que  sabes, 
Que  por  tu  honor  don  García 
Con  justas  temeridades 
Salló  esa  tapia  á  las  voces 
Que  extraño  el  viento  volcanes 
Que  Leonor  exhaló  en  quejas; 

Y  pues  anoche  fui  parte 
Que  se  arrojase  á  mi  ruego 

Y  á  su  queja  se  obligase , 
Keconipensame  esta  deuda 
Con  este  favor,  porque  halle 
El  amparo  en  tu  prudencia 
Que  tú  en  don  García  hallaste  : 
Don  Andrés  digo  que  espera 
En  el  campo,  pues  no  aguardes 
A  que  otro  segundo  aviso 
O  le  provoque  ó  le  ultraje. 
Yo  te  obligo,  tú  eres  noble. 
De  ambos' es  igual  la  sangre, 

Y  es  fuerza  que  tus  aceros 
Se  indignen  también  iguales, 
Y'  asi... 

DON  JUAN. 

Espera,  doña  Juana; 
Dime  ahora,  ¿lú  e.scuchaste 
Quejar  á  Leonor  anoche? 

DO.ÑA  JUANA. 

Vo  la  escuché. 

DOS  JUAN. 

Vdi,  ¿fué  antes 
Que  saltase  don  García? 

DOÑA  JUANA. 

Antes  fué  que  él  se  arrojase. 

DON  JUAN. 

¿Luego  don  Andrés  fué  quien 
l''ué  á  mi  amistad  y  á  mi  sangro 
Dos  veces  traidor  amigo? 
De  una  industria  he  de  ayudarme. 
Con  ()ue  he  de  darle  el  castigo ; 
,,Dónde  dices  que  está? 

DOÑA  JUANA. 

I  Al  Carmen 

j  Descalzo  dice  el  papel. 

DON  JUAN. 

¡Vive  Dios ,  que  he  de  matarle  I 


A  evitar  tu  riesgo. 

DOÑA  LEONOR. 

i  «Qué  es  lo  que  intentas? 


?j2  comedí 

DOl»  JUAN. 

Vengarme. 

DOÑA  JUAN». 

Primero  es  aqueste  eiii|ieiio. 

DOM  JUAN. 

También  intento  evitarle.         ( Vase 

DO.XA  LEONUH. 

¿Tú  qué  lloras? 

DOÑV  Jl'A>'A. 

til  temor. 

DOÑA  LtONÜIl. 

¿No  has  de  reprimirle? 

DOÑA  JUANA. 

Tarde. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Quién  le  causa? 

DOÑA  JUANA. 

Don  Andrés. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Por  qué  ocasión? 

DOÑA  JUANA. 

Fué  mi  amante. 
Mi  bermano  y  él  son  mis  penas. 

DOÑA  LEONOR. 

Tu  hermano  y  él  mis  azares. 

DOÑA  JUANA. 

Acábese  este  tormento. 

nOÑA  LEONOR. 

Para  que  el  niio  se  ataje. 

DOÑA  JUANA. 

Mas,  ;ay  Leonor! 

DOÑA  LEONOR. 

¡Ay  amiga! 
Que  para  que  no  se  atajen, 

LAS  DOS. 

Fénix  es  cada  nial  de  nuestros  malí 
Que  de  lo  que  unos  mueren  olios  nace 

Sale  MOGICON. 

MOGICON. 

Señores,  en  puridad, 
F'erdónenme  lo  atrevido. 
Yo  á  preguntar  he  salido 
Una  gran  dilicultad; 
Yo  he  de  parecer  menguado 
Si  no  parezco  importuno; 
Reyes  mios,  ¿hay  alguno 
Que  haya  estado  enamorado? 
La  honra  apostaré  aqui , 
Y  aun  la  vida  he  de  poner, 
Que  no  hay  hombre  ni  mujer 
Que  no  me  diga  que  si. 
¿Cómo  se  puede  creer 
Ver  á  un  amante  decir. 
Que  ni  ha  podido  dormir 
Ni  que  ha  podido  comer? 
Esta  es  cosa  que  me  acaba 
Porque  llega  á  ser  creida; 
No  tuviera  la  comida, 
Viéramos  si  enamoraba. 
Di ,  amante  de  Barrabás , 
Nombre  debido  á  tu  llama , 
¿Cómo  en  gozando  á  la  dama 
Cenas  mucho  y  duermes  más? 
Almibarado  amador, 
¿Que  se  hizo  tu  voluntad? 
¿Ves  cómo  tu  enfermedad 
Kra  tema  y  no  era  amor? 
Señores  mios,  yo  creo, 
Itcviente  aijuesta  postema , 
Que  cualquier  amor  es  tema 
'i  cuando  más  es  deseo ; 
Jamás  he  visto  querer 
Hombres  que  andan  ocupados, 
Los  que  están  enamorados 


,\S  ESCOGIDAS  DE  DON  FnANClSCO 
Es  que  no  tienen  qué  hacer  ¡ 

Y  si  á  otra  luz  sus  errores 
Quieren  ver  claros  también , 
¿Cómo  nunca  quieren  bien 
Poetas  nijugadores? 

Que  no  hay  quien  ame  contomjjlo 
'    Si  no  le  va  el  pundonor. 

Y  don  Andrés,  mi  señor, 
Les  sirva  á  todos  de  ejemplo-; 
Por  él  solo  he  colegido 

Kste  discurso  apretado, 
pues  que  no  admitió  rogado 
A  la  que  ama  aborrecido; 

Y  el  no  poderla  gozar 

Sirve  de  iiiDujo  a  su  estrella  , 

Y  no  hiciera  caso  della 
Si  la  pudiera  alcanzar. 
Pues  si  apurado  en  rigor 
El  amor  que  activo  quema. 
No  es  amor,  que  sólo  es  tema , 
Luego  es  tema  y  no  es  amor. 
Ah ,  bien  haya  yo,  que  quiero 
Amante  á  las  damas  grato, 
Con  prevenciones  de  gato 

Por  Enero  y  por  Febrero; 
Aunque  tuviese  á  la  mano 
Bergantas  de  dos  en  dos , 
En  mi  vida,  juro  á  Dios, 
Dije  requiebro  en  verano ; 
Kn  aiiueste  gusto  fundo 
Mi  regalo  y  mi  quietud. 
Que  primero  es  mi  salud 
(,iue  todo  el  amor  del  mundo; 
IJama  cjue  me  ame  liel 
No  me  ha  de  costar  un  paso ; 
Pero  volvamos  al  caso, 
Que  andamos  muy  fuera  del. 
Con  una  intención  extraña 
Que  pasa  á  resolución , 
Don  Andrés,  el  Galalon, 
Me  ha  traído  á  esta  campaña, 

Y  sobre  esa  margen  tria, 
Que  es  marco  de  flores  ya , 
En  el  claro  arroyo  está 
Esperando  á  don  Garcia ; 
Que  hau  de  reñir  imagino, 

Y  por  si  hallo  un  caminante 
Que  meter  quiera  el  montante, 
Me  he  venido  hacia  el  camino; 
Mirar  quiero  desde  aqui 

Si  hallo  lo  que  he  deseado. 
jUon  Garcia  el  desafiado 
Ks  aquel  que  viene  allí ! 
Él  viene  ya  :  ¿reñirán? 
Ella  es  grande  boberia; 
Pero  aquel  no  es  don  Garcia, 
¡Vive  el  cielo!  que  es  don  Juan  : 
Ahora  es  menester  arte 
Para  escurrirme  no  más. 

Sa/e  DON  JUAN. 

DON  JUAN. 

;Ah  Mogicon!  ¿dónde  vasí 

UOGICON. 

•^eñoT,  á  ninguna  parte  : 
¡bate  á  buscar. 

DON  JUAN. 

Y  yo 
A  buscarte  vengo  aqui : 
,,Qué  haces  en  esta  campaña? 

UOGICON. 

He  salido  á  divertir 
Un  hipocóndrico  mal 
Por  uno  y  oiro  jardín. 

DON  JUAN. 

[Ap.  Aqueste  pienso  que  ha  sido 
Causa  de  mi  mal ,  y  asi 
I  Lo  que  á  mi  venganza  vi 
i  No  he  de  callar  á  su  oído.) 

.Traidor  infame!  (Saca  ¡a  dag( 


DE  ROJAS. 

HOCICÓN. 

¡ Señor ! 

DON  JUAN. 

¡Vive  Dios! que  has  de  morir. 
{Ap.  Mi  industria  valga  a  mi  mal.) 

HOCICÓN. 

Señor,  ¿en  quién  te  ofendí? 

DON  JUAN. 

Tú ,  traidor,  tu  fuiste,  aleve. 
El  que  anoche  pudo  abrir 
Porque  entrase  don  Garcia. 
{Ap.  Esto  le  quiero  decir 
Porque  confiese  si  acaso 
Fué  don  Andrés  ¡ay  de  mí! 
Que  viendo  el  fin  de  mi  honor 
No  hallo  á  mi  venganza  fin.) 
¿Por  qué  le  abriste?  Di ,  acaba; 
Si  no  procuras  que  en  ti 
Tome  de  tantas  ofensas 
Justa  venganza  y  feliz. 

MOGICON. 

Señor,  el  diablo  me  lleve 
Sí  fué  don  Garcia. 

DON  JUAN. 

I  Di: 

!  Si  fué  don  Andrés,  no  importa. 

I  MOGICON. 

!  Pues  á  don  Andrés  abri. 

I  DON  JUAN. 

¿Cómo  fué?  {Ap.  ¡  Oh  traidor  amigo?) 

MOGICON. 

Como  me  rogó...  Si  aquí 
Quieres  que  te  hable  más  claro 

Y  más  alto  que  un  clarín , 
Eiivaina  la  daga  alioia. 
Que  en  viéndola  relucir, 
Desluinbradas  mis  palabras 
No  han  de  acertar  á  salir. 

(Envaina  la  dagn.) 

DON  JUAN. 

Di ,  que  ya  envaino  la  daga  : 
Pues  prosigue. 

MOGICON. 

Ahora  si. 
Señor,  este  don  Andrés , 
Este  amante  matachín , 
Kl  que  al  tono  del  amor 
Baila  un  tiempo  aqui  j  allí. 
Para  quien ,  si  no  me  engañan 
Las  palabras  que  le  oí. 
Es  la  mejor,  la  que  es  más 
Difícil  de  conseguir; 
Aun  no  bien  anochecido 
Me  vino  á  casa  á  pedir 
Que  le  abriese  la  una  puerta; 
Cuando  yo  le  obedecí, 
Kntróse  paso  entre  paso 
l'an  ciego,  según  le  vi. 
Que  aun  de  su  propio  sombrero 
No  echó  de  ver  el  candil; 
Cerró  la  puerta  primero. 
Pisó  luego  tan  sutil 
Que  en  los  propios  movimientos 
Sus  intentos  conocí: 
Sopló  una  luz  que  allí  estaba , 
Hecho  corchete  de  si, 

Y  á  la  alcoba  de  Leonor 
Fué  tanteando  dealbañil; 
Llegó  dentro,  escuché  voces. 
La  bola  en  esto  escurrí. 
Tú  te  piensa  lo  demás , 
Que  eso  no  me  toca  á  mi ; 

V  pues  soy  puerco  en  decirlo 

V  llegó  mi  san  Martin , 
Deja  que  me  vaya  ahora ; 
Ya  don  Andrés  viene  allí. 
El  te  dirá  lo  demás, 

.) ;  Pues  nadie  podrá  decir 


I  ,\'  I  Inri  como  el  SI  quiere. 

I  I  s.:  ,1a  Deigenitrix 

I ,   .  I  |iie  de  (antas  dudas 

'i  ,,  MI  iiielibrede  li  (V«st>.) 

Von  Juan,  empiiiiaiiílii  la  espada,  se 
va  á  DON  ANDRÉS. 

DON  JUAN. 

Pues  que  sabid.is  están 

Mis  dudas,  ¿.qué  aguardo ,  pues? 

Malar  quiero  á  don  Andrés. 

DON  ANDBÉS. 

Vi  i^  Id  perdono,  don  Juan. 

nn.i  JOAN. 
Si.  1  pora  e'^te  castigo 
i.j  '  ~|ijda  ,  que  esto  tía  de  ser. 

DON  ANDRÉS. 

^'h¡r  os  lo  que  queréis  hacer? 

DON   JUAN. 

Dar  la  muerte  á  un  falso  amigo. 

DON  ANDRÉS.  (Ap.) 

(lui'  fué  Mogicon  iiillcro 
(Juicn  le  contó  mi  traición. 

DON  JOAN. 

Nn  psiámi  resolución 
Para  esperar  vuestro  acero. 
Ac;ihad  :  ¿áqué  esperáis? 

DON  ANDRÉS. 

(.1/1   Sin  duda  se  lo  ha  cornado.) 
Sefr  r  .Ion  Juan,  ¿qué  os  lia  dado' 
¿laiiiliien  conmigo  os  tiráis? 

DON  JLAN. 

S;[i  '•!  OS  he  de  matar 

Si  no  sacáis  vuestro  acero. 

Pues  esto  ha  de  ser  primero 

En  salud  me  he  de  curar; 

¿No  queréis ,  pues ,  desta  suene  ? 

DON  ANDRÉS. 

P^r  cr:id  ,  don  Juan ,  ¿qué  hacéis? 
SüIm'I  Inque  me  debéis, 

Y  daliiic  luego  la  muerte. 

DON  JUAN. 

Ps  ohligacion ,  decid 

'. |iir  me  intentáis  templar, 

iji    luego  os  he  de  malar. 

DON  ANDRtS. 

^1   Ib  muy  fácil,  pero  oid  : 

A;    :  1^  desta  ciudad 

ti    hiisies,  a.ver  apenas 

.\  :ii  nm|ianaros  salí 

M  •  ii:i  l('?ua  de  Valencia, 

i.iiaudo  al  volver  á  cuidar 

Dj  una  obligación  que  es  vuestra. 

Une  algún  diablo  me  metió 

En  saber  vidas  ajenas. 

Llegué  con  la  noche  oscura 

Exuniinando  las  puertas 

Y  rejas  de  vuestra  casa  . 

Y  hallé  á  don  Garcia  en  ellas. 
Con  Inés,  una  criada 

De  Leonor,  dándola  quejas 
De  vuestra  esposa,  diciendo 
tjue,  ya  que  su  amor  desprecia , 
Lo  que  no  ha  podido  el  ruego 
Ha  de  alcanzar  l;i  violencia  ; 
Que  esta  noche  per  las  tapias 
Pretende  asaltar  la  fuerza 
De  (pieeii  vuestra  aiisuncia  fui 
('■eneral  y  centinela; 

Y  dándole  Inés  entonces 
Esperanzas  algo  inciertas. 
Que  esto  de  dar  esperanzas 
Es  uso  de  los  que  tercian , 
Se  apartó  de  la  ventana, 

Y  como  la  noche  negra 
Ko  les  permitió  á  loa  ojos 


LA  TBAICION  BUSCA  EL  CASTIGO 
Sombras  de  la  sombra  apenas. 
Aunque  escuché  á  don  Garcia 
Quiso  mi  infelice  estrella 
Que  sin  (pie  le  viese  entrar, 
I  onio  osla  su  casa  cerca, 
Deiilro  en  su  casa  se  entró  ; 

V  en  este  despecho,  en  esta 
Prisión  del  honor,  tan  lince 
Vde  una  venganza  ciega. 
Solicito  á  Mogicon 

V  ruego  que  abra  una  puerta 
De  tu  casa  :  obedeció; 
Entré  con  silencio  en  ella  , 
.Maté  una  luz  que  la  sombra 
Es  de  la  venganza  seña. 
Salta  en  esto  don  Garcia 
Las  tapias,  llegúeme  cerca , 
Todo  el  acierto  en  mis  pasos , 
La  ira  en  mi  mano  dicslfa ; 
Quéjase  Leonor,  yo  llego ; 
Pero  él  viendo  que  se  queja  , 
Se  hace  dueño  del  amparo 
Siendo  dueño  de  la  ofensa ; 
Entraste  (pero  no  quiero 
Pedirle  que  me  agradezcas 
De  mi  amistad  y  mi  fe 

Las  debidas  recompensas), 
Lo  que  agradecer  me  debes 
Es,  que  por  curar  tu  olens;; , 
En  la  campaña  esperaba 
A  lomar  venganza  fiera 
Dol  tirano  don  Garcia  . 
Puesto  que  manchar  desea 
A  tu  fama  ,  que  es  mi  fama. 
(.4/).  Miento,  vive  el  cielo,  ipic  cía 
Por  sepultar  con  su  muerte 
A  mi  traición  torpe  y  fea.) 
Pero  supuesto  que  ahora 
Darme  injusta  muerte  intentas , 
Saca  en  buen  liora  la  espada , 

V  antes  que  tú  saques ,  reza 
Por  ti ,  que  en  dándote  muerte 
Haré  por  ti  lo  que  pueda. 

DON  JUAN.   (.4;).) 

A  no  saber  que  á  Leonor 
Quiere  don  Andrés  ,  creyera 
Que  es  verdad  lo  que  me  dice ; 
Ya  pasa  á  ser  evidencia 
Esta  verdad  :  ¿qué  razón 
Puede  haber  para  que  entienda 
Que  lio  es  traidor  don  Garcia 

V  ijue  don  Andrés  lo  sea? 

DON  ANDRÉS 

(Ap.  Otra  cosa  hay  que  curar: 
No  le  ha  de  quedar  sospecha  . 
Que  sagaz ,  aunque  traidor, 
Mi  ingenio  no  le  resuelva.) 
¿Quieres  ver  cuanto  me  debes? 
Que  mucho  ánles  que  vinieras 
De  Flándes  quise  á  Leonor, 

V  aun  no  fuiste  dueño  della 
Cuando  dol  fuego  de  amor 
Fué  ceniza  la  materia. 


(Ap.  Digo  que  aqueste  es  leal , 
Y  aquesta  enigma  cubierta 
Que  erró  su  ciega  pasión. 
Ha  descifrado  su  enmienda.) 
Vo  si  á  matarte  venia 
Fué  justo  enojo  mi  queja. 
Que  no  es  razón  que  tú  lomes 
La  ven.(;3n7.a  de  mi  afrenta ; 
Biienoquedára  mi  honor 
Si  tú  la  muerte  le  dieras, 
Vo  be  de  ser  quien  le  dé  muerte. 

DON  ANDRÉS. 

Pues  la  ocasión  aprovecha  , 
Que  aqui  le  espero  que  llegue. 


No  vendrá. 


DON  . 


DON  ANDRÉS. 

Que  venga  es  fuerza. 

DON  JUAN. 

No  puede  ser. 

DON  ANDRÉS. 

üí,  ¿porqué? 

DON  JUAN. 

Yo  lo  sé;  sólo  quisiera 
Que  me  dieras  un  consejo. 

DON  ANDRÉS. 

Prosigue. 

DON  JUAN. 

¿  De  qué  manera 
Daré  muerte  á  don  Garcia? 
¿Parécete  á  ti  que  sea 
Llamándole  á  la  campaña  ? 

DON  ANDRÉS. 

Calla ,  que  es  pregunta  necia ; 
Por()ue  ha  de  ser  la  venganza 
Del  modo  que  fué  la  ofensa  : 
¿Su  ofensa  no  fué  traidora? 

DON  Jl'AN. 

Traidora  fué ;  pero  sepa 
Cómo  he  de  poner  venganza. 

DON  ANDRÉS. 

Di,  ¿no  entró  en  tu  casa  mesnia 
Por  las  tapias? 

DON  JUAN. 

Asi  es. 

DON  ANDRÉS. 

Pues  por  las  tapias  intenta 
Entrar  también  en  su  casa , 
Cobra  tu  castigo  en  ella , 
Que  herir  por  los  mismos  filos 
Es  del  agravio  destreza. 

DON  JUAN. 

Si,  ¿pero  yo  he  de  matarle 
A  traición  ?  Di ,  ¿  porque  él  sea 
Traidor  he  de  ser  traidor? 

DON  ANDRÉS. 

Esas  bizarrías  deja 

Para  honrados  pundonores. 

Mas  no  para  las  afrentas. 

DON  JUAN. 

Pues  si  es  hora,  amigo,  vamos. 

DON  ANDRÉS.  (Ap.) 

Proseguir  mi  engaño  es  fuer¿a. 

DONJUÁN. 

Hoy  con  toda  mi  venganza 
Todo  mi  honor  se  carea. 

DON  ANDRÉS.  {Ap.) 

Por  encubrir  un  delito, 

¡Qué  de  traiciones  se  esfuerzan ! 

A  mi  me  importa  matarle. 


Darle  la  muerte  quisiera. 

DON  ANDRÉS. 

En  lin  ,  ¿qué  es  lo  que  dispones? 

DON   JUAN. 

Presto  aguardo  que  lo  veas. 

DON  ANDRÉS. 

Ya  hemos  llegado  á  su  casa. 
Saltemos  las  tapias,  ea. 

DON  JUAN. 

Gracias  doy  á  mi  fortuna . 
Que  sé  el  dueño  de  mi  ofensa; 
Pues,  don  Andrés,  al  castigo. 

DON  ANDRÉS. 

Quiera  el  cielo  que  le  veas. 

OON  JUAN. 

Porque  te  deba  un  honor. 

DON  ANDRÉS. 

Porque  una  vida  te  diba. 


DON  JUAN. 

Payuele  honor  el  consejo 

nON  A>DRÉS. 

No  quiero  que  le  agradezcas  , 
Pues  mas  me  importa  su  iimerle 
Que  á  ti  tu  venganza  mesniíi. 
(Vanse.) 

Sale  DON'  GARCÍA. 
DON  CAnr.i\. 
¡Hola ,  criados !  ¿  Qué  es  esto? 
No  hay  nadie  en  aquestas  piezas; 
Toda  la  casa  está  á  escuras ; 
Kntrar  quiero  á  ver  si  en  ella 
Ha  dejado  alguna  luz 
Inés;  como  es  tarde  es  fuerza 
Que  esté  Juana  recogida  ; 
Ir  á  su  cuarto  quisiera.  {Vnse.) 

Salen  DON  JUAN  Y  DON  ANÜlilCS. 


Ya  hemos  saltado  á  la  casa 
be  don  García. 

DON  ANnm':s. 
Pues  llega 
Tan  quedo  para  el  casiigo 
Que  á  ti  propio  no  te  sientas. 
La  casa  es  de  don  García 
La  que  descuidada  y  quieta 
b;stá  ensayando  en  el  sueño 
La  imagen  de  la  tragedia. 
Los  dos  á  huscar  entremos 
Tu  ofensor. 

DON  JUAN. 

Detente,  espera; 
Temor  llevo,  vive  el  cíelo. 

DON  ANDnÉS. 

Vive  el  cielo,  que  me  pesa 
Que  lo  que  oculta  tu  pecho 
Llegue  á  confesar  tu  lengua. 

DON  JUAN. 

Valor  es  este  temor. 

DON  ANDRÉS. 

, Valor  es !  ¿De  qué  manera? 

DONJUÁN. 

Como  no  es  valiente  aquel 
Que  siendo  traidor,  no  tiembla. 

DON  ANDRÉS. 

La  venganza  no  es  traición. 

DON  JUAN. 

Dices  bien ;  mas  considera 
Que  á  mi  no  me  toca  ser 
Traidor  porque  otro  lo  sea. 

DON  ANDRÉS. 

¡Discreto  estás  y  agraviado! 
Mucho  temo  que  no  puedas 
Acertar  con  la  venganza 
(Uiandii  el  agravio  confiesas ; 
Pero  entremos  á  matarle. 

DON  JUAN. 

Píen  dices ,  bien  me  aconsejas  ; 
¡Muera  el  traidor! 

DON  ANDRÍS. 

Muera,  amigo; 
Tú  propio  tu  agravio  venga  : 
Vil  entro  adelante  por  ver 
Si  le  hallo. 

DON  JUAN. 

Í.Qué  aguardas? 

DON  ANDRÉS. 

Llega. 
{Vanse  á  escuras  lenlando .) 
(.t/i.  Sepultare  mi  traición.) 


ESCOGIDAS  DE  DON  Fn.VNCISCO  DE  HOJAS 

DON  JUAN,  (.Ip.) 

Sanar  podré  mi  dolencia. 
Sale  DON  GAKCÍA  á  escuras, 
diciendo 

DON   GARCÍA. 

Entrar  procure  á  mi  cuar 


Y  apenas  llegué  á  la  puerta. 
Cuando  pasos  he  sentido 
En  esa  segunda  pieza. 
¡Ah ,  doña  Juana !  ¿  No  abrís? 
¡Hola,  Silva! 

Sale  DON  ANDRIÍS  con  la  daga 
nuda  á  la  puerta. 

DON  ANDRÉS. 

Ilácia  aqui  suena 
De  don  García  la  voz. 

DON  garcía. 

(,No  hay 
Quién  responda? 

DON  ANDRÉS. 

Si  esperas 
La  voz  de  mi  ardiente  acoro 
Te  podrá  dar  la  respuesta. 

Sale  DON  JUAN  con  la  Onga  cu  h 
no  buscando  á  don  Gurda. 

DON  GARCÍA. 

¿Hermana?  Nadie  responde. 

DON  JUAN. 

O  fué  ilusión  de  la  idea, 


DON  GARCÍA. 

Ya  es  fuerza , 
Porque  he  sentido  pisadas. 
Irá  esta  cuadra  primera 
Por  ver  si  encuentro  la  luz. 

DON  ANDRÉS. 

¡Ahora,  ahora,  violencias! 
Morirá  si  aquí  le  encuentro. 

DON  JUAN. 

Si  llego  á  encontrarle,  muera. 


DON  , 


Él  llega 


Y'a  yo  le  tiento  : 
¡Cobarde!  Desla  manera 
üecompensará  mi  acero 
Los  indicios  de  mi  ofensa. 

DON  ANDRÉS. 

Muerto  soy. 

(Dale  á  escuras  don  Juan  ú  don  .indrc: 

y  cae  locp  ahajo,  y  tápale  la  boca  dui. 

Juan  con  la  capa.) 

DON  JUAN. 

Cierra  los  labios; 
Y  si  hablar  mejor  deseas, 
lioca  tienen  tus  heridas 
Pues  está  mi  agravio  en  ellas; 
La  cara  le  he  de  cubrir. 

DON  ANDRÉS. 

Advierte... 

DON  JUAN. 

En  vano  le  quejas. 

DON  ANDRÉS. 

Que  yo  he  tenido  la  culpa. 

DON  JOAN. 

Ya  está  pagada  la  pena. 

DON  ANDRÉS. 

Pésame  haberle  ofendido. 


DON  JUAN. 

Pues  también  ipiiero  que  sopas 
Que  me  pesa  darte  muerte ; 
Mas  perdona ,  aunque  me  pesa. 
Ya  murió,  buscar  pretendo 
A  don  Andrés;  aquí  afuera 
Ha  de  estar. 

{A  la  puerta  Mogicon.) 

MOGICON. 

Abrid  aqui. 

DON  JUAN. 

Llamando  están  á  la  puerta. 

MOGICON. 

Yo  le  vi  saltar  las  tapias. 

DON  JUAN. 

Los  dos  mi  venganza  vean. 

DOÑA  LEONOR.  {Oentrv.1 
Abre,  doña  Juana. 

DON  JUAN. 

¡Oh  cielos! 
También  mi  esposa  es  aquella  : 
¿Qué  importa?  Yo  me  despeche 
Valencia  y  el  mundo  sepa 
Que  di  muerte  á  don  García 
Porque  intentó  con  violencia 
Violar  de  mi  bouor  el  templo. 


Salen  DON  GARCÍA  con  luz-,  DOÑA 
LEONOR ,  DON  FÉU\,  D0?!A  JUA- 
NA, LNÉS  Y  MOGICON. 

DON  GARCÍA. 

Engáñase  aquel  que  piensa... 

DON  JUAN. 

¡Cielos !  ¿qué  es  esto  que  miro? 

DON  GlRCÍA. 

¡Qué  ilusión ,  cielos ,  es  esta ! 

UON  JUAN. 

Erré  y  acerté  el  castigo. 


DON  JUAN. 

Salté  á  darte  muerte  en  ella  , 
Y  errando  la  medicina 
Vine  á  curar  la  dolencia. 

DON  GARCÍA. 

¿Cómo? 

DON  JUAN. 

Él  fué  quien  me  ha  ofendido. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Quién  telo  ha  dicho? 

DON  JUAN. 

Su  lengua. 

MOGICON. 

Las  de  Ogaño  y  las  de  antaño 
Pagó  de  aquesta  manera. 


La  tro 


DON  JUAN. 

bu.sca  el  castigo. 

DOÑA  JUANA. 

La  culpa  busca  la  pena. 

DOÑA  LEONOn. 

¿Estás  satisfecho? 

DON  JUAN. 

Si. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Pues  qué  es  lo  que  ahora  in 

DON  JUAN. 

Que  tan  prudente  senado 
Perdone  las  faltas  nuestras. 


SANTA  ISABEL,  REINA  DE  PORTUGAL. 


REY  DinNiS. 

REINA  SA.NTA  ISADEL. 

RAMIRO,  gala»- 


PERSONAS. 

I  TARABILLA,  grados. 
CARLOS,  galán. 
bLANCA,  (lama. 


I  SIENDO. 
IJN  SOLDADO. 
UN  ARTlKlf.E. 


.lORNADA  PRIMERA. 


^  i/f  por  una  puerta  toda  la  compañía 
,y.;íí/-i  memoriales  al  REY  WONlS, 
j  ¡¡¡íeyselos  vaya  dando  á  OAIt-j 
Litü,  su  privado.  Sahja  UN  SOLDA 
DI  I  V  MENDO. 

MtMJO. 

Yo  soy  Mendo  de  Moneada  , 
Vasallo  liumilde  y  Hel; 
A  viieslra  esposa  Isahel 
He  servido  en  la  jornada 
Cuando  vino  de  Aragón; 

V  á  vos  con  afecto  igual 
Seis  años  en  Portugal : 
Pido  UD  gobierno. 

BET. 

Es  razón. 
{Joma  el  memorial  y  dásele  á  Carlos 

SOLDADO. 

Yo  soy  Vasco  de  Meueses , 
Admire  en  mi  vuestra  alteza. 
No  mi  valor,  mi  pobreza; 
I  Ya  lie  trocado  los  payeses 
A  aqueste  pobre  vestido : 
Lu!<  blasones  que  adquirí 
I  OH  i:i  pobreza  perdí; 

noble  os  he  servido. 

j  India  del  Oriente 

vincias  sujeté 

lias  besan  el  pié 
Al  liiipcrio  de  Occidente. 
íaii'us  ludios... 

BET. 

Dien  está, 
Connzro  vuestro  valor  : 
D.iJiiie  el  ineniorial. 

SOLDADO. 

Señor... 
j  {Dale  el  memorial  y  el  Rey  á  Carlos. 
I  Rcr. 

I  Carlos  os  despachará. 

SOLDADO. 

En  tardando,  no  es  igu:il 

La  currespondeocia  aquí :  ! 

Yo  puntual  os  serví  | 

Pagadme  vos  puntu.il.  | 

REY.  I 

Él  verá  lo  (jue  ha  de  hacer , 

V  entre  tanto  aguardad  \os. 

SOLDADO. 

Sí  hiciera;  mas  ¡voto  á  Dios! 

Que  no  tengo  que  comer.  I 

CÁBLOS.  I 

Salid  fuera.  1 

REY.  I 

Hame  agradado  I 

El  brío;  dejalde agora. 

SOLDADO. 

Si  el  Re;  mi  valor  no  ignora... 


REY. 

Tiene  razón ,  y  es  soldado  : 
Este  diamante  llevad, 

Y  eu  otra  ocasión  volved.' 

SOLDADO. 

Gran  Señor,  otra  merced 
Pido  á  vuestra  majestad , 

Y  es ,  que  si  esta  merced  gano, 
No  despache  las  que  espero 
Don  Carlos,  porque  no  quiero 
Las  mercedes  de  su  mano. 

No  os  admire  impulso  tal , 
Aunque  falte  á  vuestra  fe , 
Pues  sin  hacerme  por  que 
Le  quiero  de  balde  mal 

BEY. 

El  memorial  se  verá, 

Y  estad  con  Carlos  mejor. 
Que  él  sabrá  vuestro  valor 

Y  luego  os  despachará. 

SOLDADO. 

Rey,  suyo  le  llegue  á  ver 

Ese  polo  contrapuesto; 

Sí  no  me  despacha  presto 

Yo  sé  lo  que  pienso  hacer.        (Vasf.) 

REY. 

Mal  os  quiere  este  soldado  : 
¿l'or  que  enojado  estará? 

CARLOS. 

Juzgo,  Señor,  que  será 
Porque  no  le  he  despachado. 

REY. 

Hoy  me  doy  el  parabién , 
Que  en  caso  tan  desigual 
Si  todos  os  quieren  mal 
Os  quiero  por  todos  bien. 

CARLOS. 

Juzgo  que  su  alteza  ignora 
Que  en  mi  hay  bastante  disculpa 
Pues  tiene  desto  la  culpa... 

REY. 

¿Quién? 

La  Reina,  mi  señora; 
Porque  la  dije  que  había 
Gastado  un  millón  y  mas 
En  limosnas,  y  que  estás 
Tan  pobre,  (|ue  no  sabia 
Cómo  podrías  pagar 
Diez  mil  hombres,  que  en  campaña 
Por  las  orillas  que  baña 
El  Tajo  se  han  de  alojar 
Para  la  guerra  que  intentas... 

REY. 

Habla,  no  tengas  temor  : 
Di,  ¿qué  le  dijo? 

CARLOS. 

Señor, 
.Mil  injurias,  mil  afrentas, 

Y  como  es  en  Portu;;al 
Tan  estimada  Isabel , 

El  que  á  su  sangre  es  fiel 
Me  quiere  por  ella  mal. 


Mi  desdicha  me  destierra , 
Y  porque  este  riesgo  evite, 
¡Oh  rey  Dionis!  me  permite 
Que  me  parta  á  Ingalaterra , 
Mí  patria,  donde  conquisto 
Merecer,  de  tí  apartado. 
Si  no  ser  más  estimado 
Por  lo  menos  más  bien  quisto. 
No  es  posible ,  ni  aun  es  ley 
Como  mis  daños  me  ofrecen. 
Que  á  quien  lodos  aborrecen 
Quiera  solamente  el  Rey. 
Llegue  ya  de  tí  á  alcanzar 

{De  rodillas.) 
Este  honor,  este  interés, 
O  de  tus  invictos  pies 
No  me  pienso  levantar. 

REY. 

Don  Carlos,  pues  llego  á  ver 

De  las  razones  que  inlicro 

Que  solo  porque  yo  os  quiero 

Os  llegan  á  aborrecer. 

Me  he  de  transformar  en  vos 

Con  afecto  tau  igual , 

Que  aquel  que  os  quisiere  mal 

Nos  quiera  mal  á  los  dos. 

cáulos. 
Si  á  tu  cielo  me  levantas 
Es  más  forzoso  el  temor. 
Que  es  la  distancia  mayor 
Para  caer  á  tus  plantas. 

REY. 

Vuestra  lealtad  os  abona 
En  mi  amor,  y  si  pudiera, 
Piensii,  Callos ,  que  partiera 
Con  vos  imperio  y  corona. 


Sale  TARABILLA. 


A  don  Ramiro,  mi  amo. 
Por  aquestas  salas  vengo 
Buscando,  y  no  le  he  encontrado 
El  Rey  esta  allí ,  no  quiero 
Que  me  vea;  poco  á  poco, 
Pues  no  me  ha  visto,  me  vuelvo 

REY. 

¿Quienes? 

TARABILLA. 

No  es  nadie,  yo  soy; 
{Ap.  Pescóme. j 

CÁBLOS. 

Es  un  lacayuelo 
De  don  Ramiro,  el  privado 
De  tu  esposa,  de  humor  nuevo, 
Se  hace  astrólogo,  y  podrás 
Con  él  divertir  el  tiempo 
En  rato. 

TARABILLA. 

Voynie. 


REY. 

No  os  vais. 


¿Cómo  os  llamáis? 


tara;  II  LA. 

{Ap.  Esto  es  lieclio.) 
¿A  qui(^n  üice  vuestra  alteza? 


TARABILLA. 

i,\  mi?  El  nombre  pienso 
Que  lial)ois  de  cxliaiiar  cüiuü  es  : 
'laniliilla;  me  pusieron 
Por  hablador  este  uombrc. 

REY. 

¿Habláis  mucho? 

TARABILLA. 

Soy  eterno. 
Hablo  de  recien  venido 
A  cualquier  parle  que  llego 
Sin  saber  lo  que  se  habla 
Dos  6  tres  horas,  y  luego 
Que  he  entendido  lo  que  dicen. 
Les  vuelvo  .i  pegar  de  nuevo 
Sobre  el  puulo,  doy  arbitrios , 
Admiróme  y  hago  gestos  : 
¡Si  el  liey  me  e.<;curhára  á  mi ! 
;Si  tomara  mis  consejos! 
Y.  en  efecto,  á  lóelas  cosas 
Sé  dar  diversos  remedios. 

REY. 

¿Y  en  esto  de  astrologia 
Diz  que  sois  grande  sugeto? 

TARABILLA. 

Notable,  y  porque  lo  veáis 
Pronósticos  son  aquestos 

{Descubre  una  pretina  de  papeles.) 
De  los  años  que  han  pasado, 
Porque  de  los  venideros 
Yo  [lieiisoque  no  hay  ninguno 
yne  pueda  afirmar  lo  cierto, 
>  eslo  lo  hemos  visto  todos ; 
Mas  esle  es  lunario  nuevo 

{Saque  un  ¡ibro 
De  lo  que  ha  de  suceder 
El  año  que  viene,  empiezo  : 
La  mayor  señal  de  agua, 
Conforme  dice  Ruperto, 
Es  no  tener  para  vino, 

V  cuando  estuviere  Venus 
Con  Géminis,  que  es  un  signo 
Mezclado  con  los  ungüentos , 
Es  que  eslá  Venus  herida 

V  es  Géminis  el  remedio. 
Si  Júpiter  está  en  Libra , 
Es  que  vive  de  tendero. 
Si  la  Luna  eslá  en  cabeza 
De  Dragón ,  será  muy  cierlo 
Que  el  dragón  tiene  cabeza. 
Ítem,  si  hubiere  en  el  cielo 
Cometa,  según  Nebrija, 
Pronostica  mil  encuentros 
De  reyes  en  las  barajas 
Todas  las  vecfs  que  hay  juego. 
Si  el  sol  estuviere  en  Piscis, 

y  algo  salado  el  aspecto. 
Es  señal  que  está  de  viernes : 
Será  año  de  pocos  huevos: 
Habrá  melones .  pepinos , 
Médicos,  con  que  protesto 
Oue  morirá  mucha  gente 
Si  no  los  matan  á  ellos. 
Va  el  capitulo  segundo 
Oue  trata  de  los  agüeros  : 
El  que  á  salir  de  sil  casa 
Encontrare  tabernero. 
Tendrá  un  dia  muy  aguado, 

V  el  que  sin  llevar  dineros 
Fuere  á  buscar  qué  comer. 
Se  volverá  sin  traerlo. 

El  que  encontrare  algún  zurdo 
Pur  la  mañana,  protesto 
(jiie  no  hará  cosa  á  deieclias. 
iieni,  aquel  que  riúendo 


\S  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
Se  le  cayere  la  espada  , 
Tendrá  por  mejor  agüero 
Que  caérsele  la  cara. 
Va  el  capitulo  tercero 
De  UsonoDiia. 

CARLOS. 

Vaya. 

TARABILLA. 

El  que  tuviere  el  aspecto 
Con  frente  chica  y  arrugas 
En  ella  ,  dice  Marcelio, 
Que  tendrá  cara  de  mico 
Si  tiene  pequeño  el  gesto; 
El  que  tuviere  la  boca 
Un  almíbar  (decir  ql^^ro 
En  humedad  como  balsa), 
Con  perdigones  á  trechos. 
Que  va  lloviendo  razones 

Y  va  escupiendo  concelos  , 
Que  habrá  menester  traer 
Enjugador,  pues  con  esto, 
Si  hablaba  de  regadío, 
Hablará  en  secano  luego, 
ítem ,  el  que  fuere  bizco. 
Viene  á  valer  por  dos  tuerlos. 
Pues  no  se  sabe  de  qué  ojo 
De  los  dos  viene  á  ser  ciego, 
ítem... 

CARLOS. 

Teneos,  Tarabilla. 

TARABILLA. 

El  que  tuviere... 

REY. 

Teneos. 

TARABILLA. 

Suplico  á  tu  majestad 

Que  oiga  no  más  de  seiscientos 

Capítulos  que  me  fallau. 

REY. 

Denle  mil  escudos. 

TARABILLA. 

Quedo, 
No  quiero  tamos. 

REY. 

¿Porqué? 

TARABILLA. 

Porque  si  me  mandas  ciento 
Podrá  ser  que  se  me  den , 

Y  los  mil  es  largo  cuento; 

Y  ansi ,  Señor,  quiero  más , 
Si  no  le  enojas  de  aquesto, 
Que  mandes  ciento  y  des  mil , 
Que  no  mil  y  no  des  ciento. 

REY. 

Yo  mandaré  que  os  los  don. 

TARABILLA. 

Mil  años  os  guarde  el  cielo.        {Vusc. 

CARLOS. 

Ya ,  Señor,  la  Reina  sale 
Con  don  Ramiro,  y  sospecho 
Que  porque  le  eslima  tanto 
Me  tiene  aborrecimiento. 
Es  su  secretario  y  es 
Su  privanza ,  que  no  puedo 
Quitar  este  inconveniente 
üe  mis  ojos. 

RET. 

Cirios,  creo 
Que  don  Ramiro  es  culpado 
En  esle  caso,  y  aun  creo 
Que  privando  con  mi  e.sposa 
Tiene  mis  reinos  inquietos; 
Yo  lo  remediaré  todo. 

CARLOS. 

Ya  llegan.  {Ap.  Ansi  prevengo 
Con  mi  venganza  mi  dicha. j 


REINA. 

Esposo,  Señor  y  dueño 
De  mis  sentidos. 

REY. 

Señora. 

REINA. 

¿Quétcoeis,  decid? 

DON  RAMIRO.  {Ap.) 

Sospecho 
Que  el  Rey  airado  me  mira. 


REINA. 

Esperad,  que  á  un  mismo  tiempo 
Ha  de  salir  también  Carlos 
Cuando  él  se  vaya,  supuesto 
Que  tiene  también  oidos , 
Y  hemos  de  hablar  en  secreto. 

BET. 

Decís  bien,  vayase  Carlos. 
CARLOS.  (Ap.) 

¡Que  esto  suceda '. 

DO.N  RAMIRO.  (Ap.) 

¡Eslo  veo! 

REY. 

Pero  no  quede  Ramiro. 

DOM  RAUIBO. 

Yo  me  voy. 

CARLOS. 

V  yo  obedezco. 
{Yanse.) 

REY. 

Solos,  Isabel ,  estamos; 
Escuchadme. 

REINA. 

Ya  os  atiendo. 

REY. 

Tres  años  juzgo  que  habrá , 
Tres  años,  si  bien  me  acuerdo. 
Que  en  la  raya  de  Castilla 
Os  entregó  el  rey  don  Pedro , 
Vuestro  padre,  á  los  infante.* 
Don  Sancho  y  don  Jaime:  acuerda 
Que  el  de  Figueiraydon  Vasco 
En  Aragón  dispusieron. 
Llegastes  á  mis  Estados, 
Puse  en  vuestra  mano  el  cetro, 

Y  si  ánles  me  enamoraba 
Vuestro  pincel  lisonjero, 
Me  rindió  el  original 
Tanto  de  vuestros  luceros. 
Que  aun  no  me  debió  el  retr.ito 
Lo  menos  que  en  vos  me  debo; 
El  alma  os  di  con  la  mano. 
Celebró  Lisboa  el  premio... 

REINA. 

Los  discursos  y  razones , 
Las  digresiones  dejemos 

V  vamos  á  lo  importante. 

REY. 

Decir  tres  cosas  intento 
En  que,  como  tan  discreta , 
Pondréis  los  justos  remedios. 
Es  la  primera, Isabel, 
Que  en  lugar  de  los  trofeos 
Con  que  debéis  estimaros, 
Vestís  de  traje  grosero 
Vuestra  persona  real. 
Siendo  ridiculo  objeto 
De  Portugal ,  y  á  que  piensen 
Que  acostumbraban  los  reinos 
Üe  Aragón  vestir  por  sedas 


I  -  <  aiiornos  groseros; 
^\  i|ut.'  efecto  y  saiilidad? 

Y  iiunque  es  saolo  vue!>lro  celo, 

Y  el  (raje  á  vuestra  virtud 
Ocultará  algún  misterio, 
Podieis,  Isabel  beruiosa , 

Fues  sois  tan  discreta  a  un  tiempo. 
Pues  con  bios  sabéis  cumplir. 
Cumplir  también  con  el  pueblo. 
La  segunda  es  que  trujistes 
De  Araron ,  con  menosprecio 
Ue  mi  tsladü,  un  don  liamiro, 
Uue  siendo  privado  vuestro 
Aspirara  á  mi  corona  , 
Pues  coniu  el  imperio  os  dejo 
En  vuestra  mano,  y  mandáis 
Igualmente  en  estos  reinos, 
^os  sola  llevada,  vos, 
Ue  sus  pensamientos  necios , 
Loijue  el  dispone  ordeuais, 

Y  con  ser  )o  esposo  vuestro 

Y  Rey  de  aquesta  corona  , 
Vengo  a  ser  en  ella  menos 
Cue  un  vasallo  que  no  es  niio, 
Pues  cou  nuevo  alrevimieulu 
Aun  no  mando  yo  una  cosa 
Cuando  él  la  deshace  luego, 
Gaiiüudü  las  voluntades 

De  mis  vasallos;  mas  dejo 
Agora,  por  lo  que  es  más, 
tsle  menor  sentimiento. 
Es  la  tercera,  Isabel, 

Y  que  por  mayor  la  siento, 
Que  sabiendo  vos  que  estoy 
Tan  empeñado,  y  que  tengo 
ílil  banderas  lusitanas 

Por  las  márgenes  del  Tejo, 

Y  que  conforme  á  mis  rentas 
Apenas  sustentar  puedo 
Los.  soldados  que  apercibo 
Contra  los  alarbes  Ueros, 
En  tres  meses  solamente , 
bjn  mercedes  ni  gobiernos , 
Habéis  dado  de  hmosuas 

Mas  de  un  millón;  ¿es  aquesto 
Saiii]dad?¿Es  cristiandad. 
Cuando  tan  pobre  me  veo, 
(iuitarnje  la  renta  á  mi  t 
¿Uudais  acaso  que  vengo 
A  SLT  más  pobre  que  todos , 
Aunque  Rey  K  Y  luera  desto. 
Las  rentas  reales  (.no  son 
Las  limosnas  de  los  reinos 
Con  que  á  los  reyes  ayudan 
Para  defensa  y  provecho 
Desús  Estados?  pues  si  es 
Maniliesto  vuestro  yerro. 
Templaos  masen  las  acciones. 
Castigad  vuestros  defectos, 
Reprimid  vueslraimprudcncia, 
Haced  noble  el  sufrimiento, 
Sujetad  vuestros  discursos, 
Dad  la  rienda  al  escaruiiento, 
Poique  pasa  á  bipocresia 
Lo  ijue  puede  ser  buen  celo. 
Esto,  Isabel, os  suplico. 
Como  vuestro  esposo  y  dueño, 
Como  amante,  como  Key. 
liieii .  Isabel .  os  merezco 
Une  hagáis  lo  que  agora  os  pide 
Mi  amor,  aun  mas  que  mi  ruego, 

Y  si  no  os  parece  justo. 
Como  esposo  vuestro  jiuedo 
Mandarlo,  y  vos,  como  esposa , 
Deberéis  obedecerlo. 


Escachando  los  discursos 
(Jue  decis,  aunque  no  vuestros, 
Pues  no  caben  en  los  reyes 
Tales  razones ,  confieso 
(tue  aunque  siempre  fui  obediente 
R. 


SANTA  ISABEL,  REINA  DE  P0RTI;G 
A  vuestros  justos  preceptos, 
Hoy  que  la  razón  me  sobra 

Y  á  vos  no  el  conocimiento 
De  lo  que  tenéis  en  mi , 
Aunque  tanto  amor  os  debo. 
Cuando  sale  la  imprudencia 
A  vestirse  del  desprecio. 
Siendo  cada  voz  agravio, 

Y  escándalo  cada  alecto , 
Echareis  de  ver.  Señor, 

Lo  que  os  estimo,  supuesto 
yue  no  os  debo  el  menor  cargo 
De  los  que  argiiis  defectos, 

Y  hoy  vos,  siendo  más  que  lodo. 
Me  debéis  el  sufrimiento; 

Y  a  imaginar  que  son  culpas 
Los  que  \os consultáis  yerros. 
Arrojada  la  razón 

Me  inducieraa  mil  excesos. 
Que  agora  por  jusias  causas 
Entre  mi  obediencia  templo, 
yue  es,  cuando  sois  arrojado. 
Muy  noble  mi  sentimiento; 

Y  aunque  lasatislaciou 
Es  el  delito  primero 

En  mi ,  pues  viene  á  ser  culpa 
Llegar  a  satisfaceros, 
A  vuestras  tres  objeciones 
Responder  agora  quiero 
Por  Dios ,  por  vos  y  por  mi , 
Pues  la  una  razón  inliero 
tíue  es  causa  del  cielo  mismo, 

Y  á  las  otras  dos  me  esfuerzo 
Por  ser  causas  del  honor, 

Y  me  toca  responderos. 
Decís  que  ando  en  tosco  iraje 

Y  que  murmuran  los  reinos 
Que  los  brocados  no  arrastre; 
¿Uué  pensáis,  esposo  y  dueño, 
yue  son  la  plata  y  el  oro. 
Seda  y  brocado?  ornamentos 
Que  nuestras  culpas  publican 
Con  la  grandeza  ellos  mesiuos. 
Oid  una  semejanza 

Que  en  los  divinos  preceptos , 
Mucho  más  que  en  los  humanos , 
Alcanzó  el  conocimiento. 

Y  aquesta  moralidad 

Me  perdonad ,  que  ansí  puedo 
De  lo  que  llamáis  error 
Daros  el  conocimiento. 
Crió  Dios  al  primer  hombre 
Desnudo,  enseñando  en  esto 
Que  desnudo  de  la  culpa 
Mereció  el  primer  asiento. 
Pecó  después,  y  arrojado 
De  aquel  paraíso  bello, 
Nos  alirma  la  Escritura 
Que  de  vestidos  groseros 
Cubrió  las  mortales  carnes 
En  su  culpa,  y  ansi  creo 
Que  sólo  porque  pecó 
Vistió  el  animado  cuerpo. 
Siendo  insignias  los  vestidos 
De  su  pecado  primero. 
Luego  el  vestido  es,  Señor, 
Una  señal  en  que  vemos 
Nuestra  origen  en  la  culpa, 

Y  ansi  aquel  que  más  grosero 
Trujere  el  traje,  querrá 
Que  sea  el  delito  menos. 

Y ,  al  contrario,  el  que  lucido 
De  costosos  ornamentos 
Viste  de  oro  su  culpa. 
Hace  gala  de  lo  mesmo 
Que  debiera  disfrazar; 
Pues  hoy  lo  mismo  contemplo 
En  nosotros,  y  ansí  visto 
La  tosca  estameña  ,  y  quiero 
Cubrir  algo  del  pecado, 
Hacer  menor  el  defecto. 
La  seda  arrastre  el  que  intenta 


AL.  -ro7 

Vestir  su  pecado  mesmo, 
Pues  ignora  lo  que  hace. 
Que  yo,  admirando  sus  yerros , 
Vestida  en  aqueste  traje 
Podré  hacer  mi  culpa  menos. 
Vamos,  pues  ,  á  lo  segundo  : 
Ya  os  acordáis  que  don  Pedro, 
Mi  padre ,  Rey  de  Aragón , 
Puso  por  iirinier  concierto 
Que  don  Hamiro  estuviese 
Conmigo  en  a(iuestos  reinos, 

Y  si  vos  lo  permitistes. 
Culpad  vuestros  desaciertos, 

Y  no  me  arguyáis  de  culpa , 
Pues  hoy  en  un  mesmo  tiempo 
Las  órdenes  de  mi  padre 

Y  las  vuestras  obedezco. 

Y  á  lo  iillimo  respondo  : 
Pregunto,  si  vuestro  imperio. 
Como  decis,  está  pobre 

Y  los  dos  no  socorremos 
A  los  pobres,  claro  está 
Que  será  mayor  el  riesgo 
De  Portugal ,  pues  dejamos 
De  dar  el  forzoso  feudo. 
Que  es  la  limosna;  pues  Dios 
Nos  da  sólo  porque  demos 

X  los  pobres ,  que  estas  rentas 

Y  este  tesoro  no  es  nuestro 
Tanto  como  es  de  los  pobres , 
Que  en  ley  de  reyes  debemos 
Socorrer  cuando  nos  sobra  , 
Pedir  cuando  no  tenemos. 

Y  ansi  perdonad  ,  Señor, 
Si  de  mis  atrevimientos 
En  respuesta  del  honor 
Veis  los  primeros  excesos ; 
Yo  he  de  socorrer  los  pobres , 

Y  cuando  vos  descompuesto 
Lo  evitéis... 

RET. 

Basta,  Isabel; 
Yo  sabré  poner  remedio. 
No  habléis  mas. 

REINA. 

Yo  callaré ; 
Mas  advertid... 

BEV. 

No  pretendo 
Que  prosigáis ,  ¿es  limosna 
Partir  las  rentas  que  tengo 
Con  lijs  pobres?  ¿Pensáis  vos 
Que  habéis  de  cobrar  con  eso 
Fama  de  santa  en  Lisboa? 

Y  ¿cuándo  recibe  el  cielo 
Las  limosnas  que  se  dan 
De  patrimonios  ajenos? 
Volved  por  vos;  pero  yo. 

Si  he  sido  hasta  ahora  necio, 
Escarmentando  en  mi  mismo. 
Pienso  empezar  á  ser  cuerdo.    {Vase.) 

Salga  por  una  puerta  CARLOS,  pof 
otra  DON  RAMIRO  Y  BLANCA  ;Jor /a 
de  en  medio. 

REINA. 

¡Hola! 

BLANCA. 

¿Señora  ? 

REINA. 

{Ap.  Los  dos, 

Y  doña  Blanca  han  salido. 
Lo  que  busqué  ha  sucedido.) 
No  os  llamé ,  Carlos ,  á  vos. 

CARLOS. 

Vuélvome  si  lo  mandáis. 


Esperad  ,  hablar  podré  , 
Porque  aunque  á  Blanca  llamé 


COMEDIAS  ESCOniDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Tampoco  mando  que  os  vais. 
Sabed  que  me  ban  dicho  .. 
CÁHLOS.  {Ap.) 

No  oso 
Mover  cobarde  los  labios. 

KEIK*. 

Que  haciendo  á  mi  honor  agravios 
Me  ponéis  mal  con  mi  esposo. 

CARLOS. 

Yo,  Señora,  i  poder  ser... 

RFINA. 

No  me  deis  satlsfacion, 
Que  ni  es  de  vos  tal  ancion 
Ni  yo  la  quiero  creer. 
Que  si  en  vos  lealtades  veo, 
Es  disculpa  inadvorlida, 

Y  aun  yo  vengo  á  estar  corrida 
De  que  penséis  que  lo  creo. 

CARLOS. 

Y  á  haber  quien  pensara  tal... 

Nadie  de  vos  lo  ha  pensado ; 
Conmigo  estáis  disculpado, 
Disculpaos  con  Portugal.  {Vase.) 

BLiNCA. 

Nuevos  prodigios  admiro ; 
Salir  con  la  Reina  quiero, 
Que  después  volver  espero 

Y  hablare  con  don  Ramiro. 

(Deja  caer  un  lienzo,  y  vase.) 


CARLOS. 

Aquel  lienzo  quiero  alzar. 

riO?«  RAMIRO. 

Hay  quién  lo  estorbe. 
{Detiene  Ramiro  á  Carlos,  ii  dejen  el 
lienzo  en  el  suelo.) 

CARLOS 

¿Vos? 

DON  RAMIRO. 

Yo. 

CARLOS. 

Sois  tan  poco  positor 
En  el  favor  que  conquisto 
Que  á  la  intención  me  resisto 
De  castigar  vuestro  error; 
Pues  si  agora  mi  rigor 
No  empieza  á  exhalar  aquí 
Los  incendios  que  hay  en  mi. 
Es  porque  somos  los  dos  , 
Yo  muy  hombre  para  vos, 
Vos  muy  poco  para  mi. 

Y  sólo  mi  sentimiento 

Es  en  tan  grande  imprudencia. 
No  de  vuestra  resistencia, 
SI  de  vuestro  atrevimiento. 
Pues  agora  sólo  siento 
Si  he  de  asegurar  por  mal 
Impulso,  y  exceso  tal 
En  el  favor  que  consigo. 
Que  se  mienta  igual  conmigo 
Quien  nació  tan  desigual. 
La  vida  os  da  mi  clemencia . 
Porque  aunque  valor  me  sobra. 
Soy  como  el  rayo,  que  obra 
En  donde  halla  resistencia  ; 

Y  como  vuestra  paciencia 
Os  quiere  ansí  reportar. 
Podréis  agora  pensar 
Que  si  rayo  me  argüís , 
Porque  no  me  resistís 
No  os  he  querido  matar. 

DON  RAMIRO. 

Aunque  pudiera  mejor 


En  causa  tan  apretada 
Dar  la  violencia  á  la  espada 

Y  la  respuesta  al  valor. 

Por  convencer  vuestro  error 
Os  quiero  satisfacer, 

Y  hoy  me  he  querido  deber 
Esle'honrado  sufrimiento; 
Carlos ,  escuchadme  atento. 
Que  bien  hay  i  qué  atender. 
De  todos  aborrecido 
Tanto  sois  en  Portugal , 
Que  sólo  no  os  quiere  mal 
El  que  no  os  ha  conocido ; 
Y'erroes  si  os  mato  ofendido, 
Que  el  vulgo  á  veces  es  tal , 
Que  muerto,  seréis  leal, 

Y  quiero,  aunque  á  mi  me  ofendo. 
Si  os  han  de  estimar  muriendo 
Que  viváis  y  os  quieran  mal. 
Vuestra  lengua  articuló 
Diferencia  entre  los  dos, 

Pues  escuchad  quién  sois  vos, 

Y  sacaréis  quién  soy  yo. 
Vuestro  Rey  os  desterró 
Pe  Ingalaterra  irritado, 

Y  si  el  mió  os  ha  amparado 
Es  contra  costumbre  y  ley  : 
Yo  enviado  ful  de  mi  Rey. 

Y  vos  del  vuestro  arrojado. 
Yo  vine  con  Isabel; 

Vos  forzado  habéis  venido; 
Yo  soy  de  todos  querido, 
Vos  no  con  el  vulgo  fiel ; 
Yo  soy  leal  .vos  infiel ; 
Yo  he  sido  siempre,  vos  hoy; 
Yo  objeto  á  la  fama  doy, 

Y  vos  por  diversos  modos 
Sois  esrándalode  lodos : 
Mirad  quién  sois,  y  quién  soy. 

CARLOS. 

Yo.  si  de  mi  patria  bella 
A  Portugal  vine,  fué 
Porque  un  titulo  maté 
Pariente  del  Rey  en  ella  : 
Reinos  Dionis  atrepella 
Por  darme  su  mano  y  ser. 
Luego  si  en  honra  y  poder. 
Siendo  extranjeros  los  dos. 
Me  hace  más  favor  que  á  vos. 
Más  debo  de  merecer. 
{Rasgan  los  dos  el  lienzo,  y  empuñen 
las  dagas.) 

DON  RAMIRO. 

Ya  á  la  venganza  me  apresto. 

CARLOS. 

Que  dejéis  el  lienzo  os  digo. 

DON   RAMIRO. 

Mal  el  incendio  mitigo. 

Sale  LA  REINA  ,  //  suelten  los  dos  el 
lienzo. 

REINA. 

Esperad ,  tened ,  ¿qué  es  esto? 
¿Qué  lienzo  es  este,  Ramiro? 
Alzad  el  lienzo  del  suelo. 

DON  RAMIRO. 

Si  haré ;  veisle  aquí. 

REINA. 

Recelo 
Que  es  de  Blanca. 

CARLOS. 

¡Que  esto  miro! 

<Ap  Turbados  están  los  dos.) 
¿No  habláis? 

DON  RAMIRO. 

Fué  porque  perdido 


Estos... 

(.4p.  Sin  duda  han  reñido 
Sobre  el  lienzo.)  Decid  vos  : 
¿Es  enojo? 

CARLOS. 

No,  Señora. 

REINA. 

Ramiro,  ¿es  esto  verdad  ? 

DON  RAMIRO. 

Eterna  es  nuestra  amistad. 

CARLOS. 

¿Quién  en  Portugal  lo  ignora? 

REINA. 

Pues  por  saberlo  más  bien 

Y  no  pecar  de  ignorante. 
Quiero  que  en  aqueste  inslanlo 
Los  dos  la  mano  se  den: 

Dcr.  Ramiro,  ¿qué  os  turbáis? 
Vos,  don  Carlos,  ¿qué  teméis? 
¿Cómo  no  me  respondéis? 
¿Cómo  la  mano  no  os  dais? 

CARLOS.  (Ap.) 
En  mi  incendio  estoy  penando. 

DON  RAMIRO.  (Ap.) 

iEtnas  exbalo  de  fuego: 

REINA. 

A  vos ,  Carlos ,  os  lo  ruego ; 
A  vos,  Ramiro,  os  lo  mando. 

DON  RAMIRO. 

Soy  noble  y  tengo  lealtad  : 
Esta  es ,  don  Carlos ,  mi  mano. 

CARLOS. 

(Ap.  Mi  intento  ha  salido  en  vano.) 

Y  esta  psla  mia. 

( Danse  las  manos,  y  detifnelos  la 
Reina.) 

REINA. 

Esperad. 

Y  mirad  ,  Carlos  que  os  digo. 
Que  aunque  porque  no  riñáis 
La  mano  agora  le  dais. 

Que  le  seréis  siempre  amigo. 
Va  pienso  que  me  entendéis , 
Que  yo  por  él  os  prometo 
Que  por  mi  justo  respeto 
Un  hermano  en  él  tendréis. 
Id  con  Dios  y  sin  recelo. 

CARLOS. 

Él  os  guarde.  {.Ap.  ¡Hay  tal  pesar!) 

REINA. 

Nc  lo  quiero  averiguar. 

CARLOS. 

Vengaréme,  ¡vive  el  cielo !       {Vase) 

REINA. 

Sentaos,  don  Ramiro;  agora 

Tomad  estos  memoriales. 

Que  yo  ya  sé  por  las  causas 

De  donde  este  efecto  nace. 

{Siéntese  la  Reina  en  una  silla,  snqne 
de  la  manga  unos  memoriales,  y  Ra- 
miro esté  en  un  taburete.) 

DON  RAMIRO. 

Señora... 

REINA. 

Dejaldo  agora. 
Que  esto  es  lo  más  importante. 

DON  RAMIRO. 

Memoriales  son  de  pobres.        {Lea.) 

REINA. 

El  cielo  me  dé  que  d.irles. 

DON  RAMIRO. 

Dice  en  este  :  «Una  doncella , 
«Que  ha  servido  al  Rey,  su  padre. 


.Kn  las  fronteras  de  Ceuta 
lUiez  años ,  siendo  su  alcaide 
«Contra  el  agareno  fiero 
> Y  que  murió  sin  premiarle , 
»Y  ella  tan  pobre  quedó 
nQue  ni  aun  á  la  iglesia  sale 
>Por  no  tener  un  vestido 
«Decente  á  su  noble  sangre.» 

REINA. 

Mandad  que  la  den  dos  mios 

Y  cien  escudos :  hoy  gane 
Ksla  huérfana  doncella 
En  mi  una  piadosa  madre. 

DON  nAMiBO.  {Leyendo.) 
•  Luis  de  Almeida,  há  siete  años, 
lOue  de  un  accidente  grave 
vEslá  en  la  cama  ,  y  es  hombre 
tDe  ochenta  años  »"  Que  le  ampares 
['¡de  por  su  memorial. 

REINA. 

Vos  en  persona  llevadle 
Cada  dia  la  comida, 

Y  podréis,  que  es  justo,  darle 
Cincuenta  escudos;  yomisnia 
Quiero  salir  esta  tarde. 
Como  á  los  demás  enfermos  , 
A  verle  y  i  aconsejarle  ; 
Pero  porque  el  Rey  no  venga 
Será  fuerza  levantarme , 

Y  dejemos  para  luego, 
Ramiro,  los  memoriales, 

Y  escribid  aquesos  dos. 

Vasepor  una  puerta,  y  ¡ale  EL  REY 
por  la  otra. 

DON  RAMIRO. 

Haré  lo  que  me  ordenares, 
Juutarlos  quiero  y  dejarlos. 

RET. 

Dejad  esos  memoriales. 

DON  RAUIRO. 

Señor... 

REY. 

No  me  repliquéis, 
«Pobres»  dicen  :  ignorante. 
Atrevido... 


SANTA  ISABEL,  REINA  DE  PORTUGAL 

Y  la  que  era  poco  antes 
Arrebol  de  las  montañas 
Ya  es  escándalo  del  aire? 
Pues  yo  imitando  esa  nube 
Daba  celestes  celajes , 
Arreboles  esparcía ; 
Pero  cuando  por  alarde 
Doraba  cumbres  y  montes, 
Quisisles  que  se  llegasen 
Tantas  causas  á  mi  enojo, 
Fuistes  fuego  que  juntastes 
Al  vapor  la  exhalación; 
Lloví  enojos  y  pesares, 
Ilicistes  de  aquesta  nube 
La  llama  altiva  aumentarse 
Con  otra  causa  mayor, 

Y  apretado  en  tantos  males 
Salió  el  rayo  de  esta  nube 
A  que  vuestra  culpa  abrase. 
De  aquesto  inferir  podréis 
Oue  vos  el  rayo  causastes , 
Vos  fuistes  la  exhalación, 

Y  que  de  puro  apretarme 
Reventó  el  fuego  á  su  centro 
A  diluvios  y  á  volcanes. 

Y  advertid  ,  que  si  os  perdono 
Culpas  que  en  vos  son  tan  graves. 
Sabrá  castigar  mejor 
Quien  mejor  perdonar  sabe. 

(Hace  que  se  vt 


;Hay  tal  desdicha! 


Traidor!  aleve!  cobarde! 

¿Vos  consultáis  con  la  Reina? 

¿Vos  disponéis  memoriales? 

¿Vos  me  inquietáis  mis  Estados? 

Pues  sabed  que  en  mi  renacen 

Rellejos  para  cegaros 

Cuando  incendios  que  os  abrasen  , 

Y  como  en  mi  enojo  envueltas 

(Hasqa  los  memoriales. j 
tlago  forzosas  señales 
En  los  átomos  que  veis, 
Así  el  que  aleve  intentare... 
Mas,  ¿qué sirve  la  amenaza 
Si  es  el  castigo  tan  fácil? 
¿No  suele  una  blanca  nube 
Esparcida  por  los  aires 
Dar  con  arrebol  de  luz 
A  los  montes  de  oro  esmalte. 
Ilustrando  las  campañas, 

Y  dentro  de  un  breve  instante 
Por  juntársele  otra  nube 
Soberbia ,  altiva ,  arrogante  , 
De  exhalaciones  vestida. 

Por  esa  región  del  aire 
Lanzas  de  cristal  arroja 
Que  sólo  el  monte  repare, 

Y  obligada  del  vapor 
Rayos  esgrime  que  salen 

A  buscar  su  centro  mismo. 


DON  RAMIRO. 

>íuplico  á  tu  majestad 
Que  mis  disculpas  alcancen 
Perdón ,  y  que  me  escuchéis. 

REY. 

(Ap.  ¿Qué  pierdo  yo  en  escucharle?) 

Decid,  porque  quiero  agora 

Que  vuestra  disculpa  baste 

Al  mismo  conocimiento 

De  los  yerros  que  en  vos  nacen. 

Y  no  os  quede  sentimiento, 
Que  no  será  disculparse 

Si  os  dejais  dentro  del  pecho 
De  miedo  la  mayor  parte. 

DON  RAMIRO. 

Pues  ya  con  esa  licencia , 
Cuando  apenas  de  cobarde 
Articular  me  atreviera 
Lo  que  es  fuerza  que  declare , 
Esa  nube  que  decís 
Hoy  el  ejemplo  me  trae 
A  los  ojos ,  pues  con  ella 
Os  responderé ;  escuchadme  : 
¿No  habéis  visto  en  esa  nube 
Que  cuando  algún  rayo  sale 
A  buscar  su  centro  altivo. 
La  llama  del  ra.yo  hace 
Un  relámpago  en  el  viento, 

Y  opacamente  se  esparce 
Deslumhrando  desde  lejos , 

Y  si  llegan  á  mirarle. 
Dicen  todos  :  allí  hay  rayo. 
Por  ser  ciertas  las  señales 
De  aquella  confusa  luz? 
Igual  es,  sin  que  os  agravie. 
El  ejemplo  que  decís, 

Pues  cuando  el  rayoallerastes. 
Me  fueron  vuestras  palabras 
El  relámpago  radiante, 
Para  que  yo  conociese 
De  qué  parle  el  rayo  nace ; 
Mas  como  no  soy  el  centro 
De  su  fuego  penetrante, 

Y  como  hay  exhalación 
En  palacio  que  le  cause, 

Y  aquel  rayo  no  me  mata 
Por  las  forzosas  señales 


¿Delito  es  servir  la  Reina? 


Si  el  Rey  de  Aragón,  su  padre. 
Me  mandó  que  la  asistiese, 

Y  si  vos  capilulasles 
Que  yo  viniese  con  ella. 
Para  que  al  lado  mírase 
Un  vasallo  de  su  reino; 

Y  si  vos  subordinasles 
A  su  elección  este  imperio. 
Permitiendo  que  mandase 
Igualmente  en  los  Estados ; 
Sí  por  esposo  y  amante 
Dejastes  á  su  elección 
Un  tiempo  cosas  tan  graves ; 
Si  soy  solo  quien  la  sirve, 

Y  sí  ella  debe  ampararme. 
¿No  es  fuerza  que  la  obedezca 
Si  es  fuerza  que  ella  me  mande 
Diréis  que  la  obligo  yo 
Que  gaste  las  rentas  reales 
En  mercedes  y  gobiernos; 
No  es  cierto,  si  della  nacen 
El  ayuno  y  disciplina 
En  q"ue  siempre  es  vigilante. 
Que  la  limosna  también 
Es  destos  efectos  parte  ; 
¿No  veis  que  tengo  razón  » 
Pues,  Señor,  ó  desterradme , 
O  haced  que  me  den  la  muerte. 
O  haced  que  ella  no  me  mande , 
Pues  tengo  de  obedecella 

Y  vos  cumplís  con  matarme 
O  desterrarme  del  reino; 

Y  en  cosas  tan  desiguales 
No  cumpliré  con  mi  Rey 
Si  firme,  leal ,  constante. 
Sus  órdenes  no  obedezco; 

Y  más  quiero  en  este  lance 
Morir  de  honrado  vasallo 
Que  no  faltar  de  cobarde. 


DON  RAMIRO. 

Él  os  guarde. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  CARLOS  v  EL  REY. 

CARLOS. 

Rey  don  Dionis ,  insigne  y  generoso. 

Cuyo  brazo  atrevido  y  valeroso. 

Porque  blasones  goce. 

Antes  le  teme  el  sol  que  le  conoce; 

A  solas  te  he  buscado, 

Permite  á  tus  discursos  mi  cuidado, 

Y  escucha,  pues  prudente  me  provocas, 
Prolijas  quejas  en  razones  pocas. 

REY. 

Tanto  en  mi  amor  mereces  , 

Carlos,  que  cuando  ofreces 

El  agravio  á  los  labios, 

lomo  por  mios  todiis  tus  agravios , 

Y  si  has  de  descansar,  aunque  lo  sienta, 
IJime  tus  penas,  tus  pesares  cuenta. 

Por  descansar  los  digo. 

RET. 

Prosigue ,  Carlos,  di  tu  mal. 

CARLOS. 

Prosigo. 
Aun  no  la  aurora  despertaba  al  dia , 
Cuando  en  Ingalaterra ,  patria  mía , 
A  un  noble  caballero. 
Lengua  por  armas,  miedo  por  acero. 
Le  saco  á  una  campaña , 


;co 


COMEDIAS  tSr.or.lDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


A  quien  salpirael  mar,  Táinesis  baña; 
Era  dol  Uej  privado  este  que  digo, 

Y  como  mi  enemigo 

Me  descompusosu  intención,  de  suerte 
Que  recelé  la  muerte,  lámame: 

l'ues  que  le  dijo  al  Rey  q'ie  yo  era 
Mas  des.inéle  ,  en  ün  ,  voy  adelaiile  ; 
Con  la  lanza  y  escudo  en  la  campaña. 
Dos  veces  fatigamos  la  montaña. 
Perdona  si  le  juzgas  desvano 
Porque  quiero  contarte  el  desafio; 
Con  la  lauza  y  escudo  provocado. 
Mas  (|ue  de  furia,  de  razón  armado, 
Sohre  un  overo  le  acometo  fuerte. 
Vibré  la  lanza  y  empuñé  la  muerte ; 
El  corazón  se  altera , 
Él,  por  herirme  bien  ,  toma  carrera , 
Yo  en  el  sitio  le  aguardo , 
Hiéleme  en  iras,  y  en  volcanes  ardo, 
El  valor  titubea. 
Lozano  mi  caballo  se  pasea , 

Y  con  relinchos  al  compás  ufanos , 

Ya  torciendo  los  pies,  crugienUo  manos. 
Dobló  las  coyunturas 
Tanto,  que  el  se  miró  sus  herraduras 
Dos  veces,  pues,  el  llano  repelido, 
Él  la  lanza  previene  y  yo  la  mido. 
Firme  le  aguardo,  fuerte  me  amenaza. 
Muevo  mi  escudo,  y  él  su  escudo  em- 
[liraza; 
Dos  murallas  los  dos  en  las  dos  sillas: 
Su  lanza  se  hizo  astillas , 
Quiso  huir  en  efeto. 
Monte  le  sigo,  rayo  le  acomelo; 
Su  blanco  bruto  al  sol  desaliando 
Dosmontespaso  á  paso  fué  abreviando; 
Pero  dio  en  un  arroyo  que  le  bebe 
A  podazos  cristal  y  3  copos  nieve. 
Mas  por  hacer  alarde, 
O  |iori|ue  no  le  arguyan  de  cobarde, 
lla.sta  en  el  agua  Lacia 
l^on  los  pies  y  las  manos  armonía; 
(;.irculos  forma  por  la  hermosa  plava, 
lil  anegado  entre  el  cristal  desmaya , 

Y  tanto  en  so  valor  mi  overo  (la  , 
One  á  relinchos  al  suyo  desafla , 
Paseando  tan  lozano " 

l)ue  se  peinó  las  crines  con  la  mano ; 
Hendido,  pues ,  entre  el  arroyo  digo 
Que  estaba  mi  enemigo; 
Levantóse  ofendido  de  su  fama , 
Con  la  espada  y  escudo  á  pié  me  llama. 
Iiejo  la  lanza  y  el  caballo  arrimo,  [nio: 
Bajo  á  la  playa ,  y  si  hay  temor  le  ani- 
Segunda  vez'en  mi  valor  me  ensayo. 
Pongo  el  escudo  y  desenvaino  elrayo: 
Golpes  mi  brazo  como  rayos  truena. 
Kl  de  un  golpe  el  escudo  me  cercena, 
Con  otro  le  respondo  ó  con  la  muerte. 

Y  en  la  cabeza  su  visera  fuerte 
Kncajé  de  manera. 

Que  hice  cabeza  lo  que  fué  visera ; 
Aun  no  rendido,  pues,  aun  no  rendido, 
De  su  gallardo  espíritu  oprimido, 
Tercera  vez  intenta  la  venganza, 

Y  á  la  vida  ó  la  muerte  se  abalanza  ; 
Mas  desangrado  de  la  fiera  herida, 
¡Cuántos  desmayos  le  debió  la  vida  ! 
l'ues  cuando  más  airado  me  atrepella. 
En  cada  golpe  hallaba  una  centella; 
l".n  tanta  confusión ,  en  pena  tanta , 

Mi  acero  le  descubre  la  garganta  ; 

i;i  golpe  siendo  tan  sutil  y  airado 

Que  al  verse  amenazado. 

Dos  letras  qui.'o  hablarme  por  acierto; 

Mas  pronunció  una  vivo  y  oira  muerto, 

Déjele  muerto,  en  fin;  vuelvo  ápoblado, 

Hallo  el  vulgo  alterado  : 

Aseguran  por  cierto 

One  por  traición  le  he  muerto, 

Siendo  evidente  engaño. 

lliijo  del  licy  la  furia ,  temo  el  daño; 


End),árcome,  enefecto,  huir  prevengo. 
A  Portugal  me  vengo. 
Llego  á  lus  plantas ,  Nnma  generoso; 
Dejo  un  Rey  riguroso,  halle  un  piado- 
Ampárasme  valiente,  [so; 

Fiasnie  el  reino,  jiizijasme  prudente, 

gando  con  tu  honor  tantas  aírenlas; 
Üásme  Estados  y  rentas. 
Tratas  con  Isabel  tu  casamiento. 
Apruebo  ye  tu  intente; 
Casaste,  en  lin ,  con  ella ; 
Trae  á  Ramiro,  |es  infeliz  mi  estrella  ! 
Isabel  me  aborrece,  [ce  ; 

Siguelael  pueblo,  más  mi  injuria  ere- 
Repréndeme  Isabel ,  ríñeme  airada , 
Callo  prudente,  lémola  enojada; 
A  todo  se  me  opone. 
El  pueblo  con  tu  amor  me  descompo- 
Lisboa  me  persigue  ,  [ne; 

Ramiro  ayuda ,  y  su  traición  consigne; 
Él  me  aborrece  siempre,  yo  le  cjuiero. 
Llámame  lisonjero. 
De  atrevido  me  infama. 
Impútame  traidor  y  vil  me  llama ; 
Quiero  sacarle  al  campo  y  él  me  sigue, 
Donde  mi  afrenta  y  su  traición  castigue. 
Oye  la  Reina  el  caso. 
Ataja  su  intención,  tiénemeel  paso; 
Voy  á  dar  la  disculpa , 
Premia  á  Ramiro,  dame  á  mi  la  culpa, 
náceme  que  por  fuerza  sea  su  amigo. 
Doile  la  mano  y  queda  mi  enemigo; 
Acuerda  su  aniislad  en  mi  memoria. 
Vengo  a  tus  plantas,  cuéntele  mi  liisio- 
[ri;i 
Con  dolor  repartiile  entre  mi  llanlo  : 
Mira  si  un  hombre  puede  sufrir  tanto. 

RET. 

Muy  poco  te  debo,  Carlos , 

V  mucho  en  mi  amor  mereces. 
Pues  á  deber  no  te  llego 
Loque  tú  á  mi  fe  le  debes. 

Si  Lisboa  te  desprecia , 
Si  la  Reina  te  aborrece, 

V  por  los  respetos  mios 
Sufres,  callas,  lloras,  sientes. 
Lo  que  has  perdido  con  ella 
En  mi  voluntad  adquieres; 
Lábrale  un  alma  en  mi  pecho 
Que  sea  tuya  solamente , 
Hazte  inmort.al  en  mi  amor. 
Eternizarte  pretende. 
Débate  ye  el  sufrimiento. 
Sufre  roca ,  mármol  siente, 

V  ya  que  por  ti  no  puedas. 
Per  mi  siquiera  padece: 
Yo  sujetaré  á  tus  plantas 

Los  villanos  que  emprendieren 
Atreverse  contra  ti 
Pnesá  mi  gusto  se  atreven, 
Carlos,  aniigo. 

cÁni.os. 

Señor, 
Recelo... 

RET. 

DI ,  j.qué  temes 
Cuando  á  tus  plantas  consagro 
La  corona  de  mis  sienes? 
Ea.  basten  los  enojos, 
Amigo  Carlos. 

CARLOS. 

¿Qué  quieres? 
Sale  UN  CRIADO. 

CRI.\U0. 

Don  Ramiro  (|uiere  hablarte. 


No  puedo  agora,  y  tú  vete. 


CniADO. 

Diréle  que  asi  lo  mandas.  ( Vas/.] 

REY. 

Habla, Carlos,  ¿tú  enmudeces? 

CARLOS 

Mejor  es  callar.  Señor, 

Que  el  sentimiento  es  de  suerte 

Que  puede  ser  que  me  obligue... 

RET. 

Habla,  di  lo  que  quisieres. 

CARLOS. 

A^ecir... 

RET. 

Soles  estamos. 

CARLOS. 

¿Que  me  acobardo? 

RET. 

Bien  puedes 
Soltar  la  rienda  al  descanso, 
i,Qn\én  te  agravia?  ¿Quién  te  ofende? 
Verás  que  con  el  castigo... 

CARLOS. 

Rasta,  Señor,  no  me  aprietes, 
Que  sólo  me  ofende  á  mi 
Quien  á  ti  ofenderte  (piiere: 

V  harto  con  eslo  te  he  dicho. 
(Ap.  Bieu  mi  intento  se  previene.) 

REY. 

.\o,  Carlos ,  habla  más  claro, 

V  pues  noble  y  leal  eres , 
No  me  hables  como  á  Rey, 
Come  á  amigo  hablarme  puedes. 

CARLOS. 

Es  que  Portugal  murmura 
ÍY'a  que  saberlo  pretendes). 
Que  Ramiro,  que  la  Reina, 
Que  su  amor...  pero  ella  viene. 

RET. 

iAp.  Oh  ,  nunca  empezado  hubiera! 
Mas  disimular  conviene , 

V  fingiré  con  la  Reina 
Aunque  en  mis  recelos  pene.) 

Sale  LA  REINA. 
Reina  y  señera  del  alma. 

REINA. 

Señor,  ¿vuestra  alteza  alegre 


REV. 

Accidente  es  de  mi  amor, 

Y  hoy  (lo  que  extraño  mil  veces). 
Nuevo  Orfeo  cante  amores 

Que  á  mi  mismo  me  suspenden. 

REl:«A. 

¿Sabéis  cómo  es  vuestro  canto  ? 
Escuchadme. 

BEY. 

El  alma  atiende. 

REINA. 

¡No  habéis  visto  un  blanco  cisne. 
Copo  entre  el  cristal  de  nieve. 
Que  nunca  quiso  cantar, 

Y  cuando  morirse  quiere, 
Les  aires  suave  admira , 
Las  aves  dulce  suspende 
Siendo  azucena  con  voz 

Y  ánies  cisne  solamente? 
Vueslro  amor  viene  á  ser  cisne, 
Según  las  causas  prometen , 
Pues  en  el  di.scurso  largo 

üe  la  vida ,  fuisles  siempre 
Cisne  más  noble  callando, 

Y  hoy  (efecto  de  la  muerte). 
Decís  que  vuestro  amor  canta; 


Oe  ilonde  inferir  se  puede, 
^ue  amur  cisne  que  lia  callado 
Si  cauta  es  señal  que  muere. 

REV. 

(Ap.  Parece  que  ha  conocido 
Hi  pensamienlo.)  Y  si  excede 
Mi  amor  al  vuestro,  ¿no  es  cierto 
Que  soy  yo  (|uien  más  os  quiere» 

REINA. 

Eso,  Señor,  no  es  posible. 
Que  be  sido  sirena  siempre. 
Cuya  voz  intenta  amante 
Moveros  acordemente. 

Pues  de  haber  sido  sirena 
Este  argumento  procede  : 
Atended  al  argumento. 

REINA. 

Decid. 

BST. 

El  discurso  es  este  ; 
La  sirena,  Beina  hermosa. 
Tales  cualidades  tiene. 
Que  canta  dulce  y  suave 
Tanto  y  tan  conlinuanienle. 
Que  es  imán  de  amor  su  camo, 
Pues  mata,  rinde  y  su.-;pende; 
Peni,  al  conlrai  io  del  cisne. 
Cuando  su  muerte  previene, 
Iieja  el  canto,  la  voz  guarda, 
Cierra  el  pecho,  el  labio  prende, 

Y  eí ,  que  como  es  venenosa 
La  sirena,  al  morir  viene 
Por  sus  venas  su  ponzüün, 

Y  hasta  el  corazón  se  extiende 
Atajando  voz  y  canto, 

Y  asi  calla  cuando  muere  ; 
Vos ,  pues ,  si  luíste  sirena , 
Señora .  arguirse  puede 
Que  si  dulce  me  cant.isleis 
Requiebros  sonoramenle. 
Hoy  que  calláis ,  es  señal 
Que  algún  veneno  se  extiende 
En  vos,  como  en  la  sirena, 
l'ues  que  no  cantáis ;  de  suerte  , 
Que  ó  morís  á  tanto  anior, 

O  es  que  el  veueno  se  vierte. 

REINA. 

Señor,  si  vos  presumís... 

RET. 

Tened ,  que  nada  os  ofende, 

Y  huy  sin  que  el  recelo  pueda 
Pulieres  defectos  leves, 
tata  cadena  que  es  lazo 

(Échale  la  cadena  al  r.uci 
(le mi  honor  traslado  alegre 
En  vuestra  hermosa  garganta, 

REINA. 

Bi»n  esns  honras  merece 
Quien  es  esclava  y  esposa. 

REY. 

Y  porque  es  fuerza  que  empiece 
A  dar  audiencia ,  Señora , 

He  peí  donad. 

REINA. 

En  tus  sienes 
Ponga  el  cielo  soberano 
La  diadema  del  Urienle. 

RET. 

(Ap.  ¡Muerto  voy!)— Carlos,  venii 
(Vame  los  dos.) 

REINA. 

¡No  sé  qué  recelos  siente 
El  alma ,  de  aqueste  Carlos ! 
Mas  no  hay  ya  qué  me  recele 
Estando  Dios  de  mi  parte; 
Sin  duda  que  el  cielo  i|uiere 


S.VMA  ISABEL,  REINA  DE  POIULC.AL 
■  Que  yo  socorra  á  los  pobres- 
!  ¡Oh  si  Ramiro  viniese !  , 

!  Para  que  hiciese  vender 

Esta  cadena  y  la  diese 

A  los  pobres  ,  que  aunque  Reina ,         | 

Tan  pobre  Dionis  me  tiene 

Después  del  primer  enojo, 

Que  aun  salir  no  me  consiente 

A  que  remediar  los  pueda; 

Pero  ya  Uamiro  viene. 

Sale  DON  RAMIRO. 

I>«N  RAUIRO. 

Reina  divina ,  celestial  aurora , 
Atenta  ya  de  cuanto  Apolo  dora. 
Hablarte  á  solas  <|iiiero, 
Permítate  á  mi  acento  lisonjero,  [cha, 

Y  boy  que  mi  mal  con  mis  coinentus  lu- 
Mi  penaadvierte  y  mi  tormento  escn- 

REiNA.  [>:''••»■ 

Si  bas  de  aliviar  conmigo  tus  pesan-s, 
Dilos  á  golfos ,  viértelos  á  mares , 
■Nada  receles  que  es  razón  que  aliente 
El  enfermo  al  turarle  el  accideute. 
Hoy  te  he  de  ser  el  médico  y  amigo, 
Di  tus  achaques ,  di  tus  males. 

DOn  BAUIRO. 

Digo : 
Ya  sabes  que  talando  las  riberas , 
Arruinando  edificios  y  fronteras , 
El  moro  valenciano 
Marchaba  con  su  ejército  africano 
Contra  Aragón ;  tu  padre  se  provoca , 
El  parche  anima  y  los  clarines  toca : 
Revistióse  de  furia  el  Rey  valiente. 
Armóme  de  vasallo  y  busco  genle , 

Y  en  la  orilla  que  el  Ebrohernio^nhaña, 
<"oii  mi  ejército  salgo  á  la  cauípaíia, 
Perdoi.a  si  lo  juzgas  desvori  i, 
l'orque  contarte  quiero  el  lioulio  : 
Siénteme. pues, el  moro:  alarma  toca; 
Yo  con  mi  gente  poca 

Impaciente  á  mi  furia  me  provoco; 
Toca  al  arma  Celin,  al  arma  toco  : 
Andaba  yo  á  caballo  diligente , 
Mas  Muza  L'lio,  su  general  valiente, 
Monstruo  del  Asia  y  animada  roca, 
Cuerpo  á  cuerpo  á  caballo  me  provoca; 
Mas  mi  caballo  por  desear  la  guerra 
A  manotailas  encendió  la  tierra;  [tes, 
Dimonos,  pues,  los  dos  dosgolpesfuer- 

Y  llamamos  en  una  las  dos  muertes; 
Mas  como  no  hay  más  de  una  yriguro- 
Si  allí  estuvo  la  muerte,  temerosa,  [sa, 
Decir,  Señora ,  puedo 

Que  huyó  por  igualarnos  ú  de  miedo. 

Torno  á  tomar  carrera  por  la  falda 

De  un  arroyo  sonoro,  y  por  la  espalda 

La  lanza  le  enderezo; 

Él  va  huyendo,  á  este  tiempo  yo  iropie- 

Mirame  íirme,  ycorre  de  maneía    [zo. 

Que  aun  no  hnlló  qué  correr  en  i.i  c  i  rre- 

Pues  iba  tan  ligero,  |r.i. 

Que  huyó  otra  vez  lo  que  dejó  primero. 

Mas  como  fugitivo  dejó  el  llano, 

Se  quedó  mi  caballo  tan  lozano 

Que  al  levantar  las  manos  por  la  orilla 

l.os  clavos  le  conté  desde  la  silla. 

Huyendo,  como  digo. 

Su  alado  brulo  por  cumplir  consigo 

Desenfrenado  choca , 

Donde  leparte  el  (¡olpe  de  una  roca. 

Cae  en  el  suelo,  llámame  i  los  brazos, 

Y  haciendo  los  dos  armas  de  los  lazos, 
Yo  le  apreté  de  suerte,  (te, 
Que  aun  no  cupiera  para  entrar  la  muer- 

Y  aunque  dentro  estuviera. 
Según  le  aprieto  se  la  echara  fuera; 
Saca  un  puñal  juzgándose  boniiciila , 

Y  aunque  me  halló  lugar  para  una  he- 
Me  resisto  animoso,  [rida, 


2CI 
Fuerte  me  insto  y  ardo ri.auíoso  ; 
«¿Como  no  mueres  (dijo)  estando  heri- 
Vo  le  respondo  airado  y  ofendido:  [do?» 
«No  puedes,  no,  gozar  de  aquesta  pal- 
[ma. 
Que  es  muy  corta  la  puerta  y  grande  el 
[alma,'. 
Estando  unidos  ,  firmes  y  abrazados, 
A  la  vida  o  la  muerte  provocados. 
Forjándonos  dos  Etnas  en  los  pechos. 
Igualmente  en  el  luego  satisfechos. 
Como  mi  aliento  al  suyo  se  pasaba 
Cada  vez  que  á  abrazarle  me  arrojaba. 
Dudé  al  verle  constante  en  sufrimiento 
Si  valor  se  infundía  con  mi  aliento. 
Vuelvo  á  apretarle  y  un  su.spiro  formo, 
Rrigs  del  alma  á  mi  valor  informo  ; 
Pero  quiso  mi  dicha  (ó  fué  el  acierto) 
Quesinsaberde  qué,  le  admiré  mueriii; 
Pero  dije  entre  mi,  ¿de  qué  me  admiro? 
Sin  duda  le  maté  con  el  suspiro; 
Quitóle  de  los  hombros  la  garganta. 
Vuelvo  á  mi  campo,  el  suyo  se  levaula, 
Vénzolessin  vencer,  el  dia  solloza. 
Alzo  mi  campo,  vuelvo  a  Zaragoza  , 
Estímame  tu  padre,  honras  me  ofrece, 
Hónrasme  túj  el  pueblo  iiieengrande- 

Pidete  el  rey  Dion'3  con  amor  nuevo. 
Consúltase  conmigo,  yo  lo  apruebo. 
Hacen  que  la  jornada  se  prevenga, 
Quiere  tu  padre  que  contigo  venga; 
Llegamos  á  Lisboa  >  yo  ubedezco. 
Honra  1  e  el  rey  Dionis.  servirleoliezco; 
Sabe  que  tú  me  eslimus  y  él  se  queja; 
Duda  el  Rey  y  con  Carlos  se  aconseja; 
Yo  me  recelo,  habíate  el  Rey  un  dia. 
Oigo  las  quejas,  temo  su  porfía. 
Tus  penas  siento,  tus  desdichas  lloro. 
De  Blanca  me  enamoro ; 
Cáesele  un  lienzo  á  Uianca  en  esta  sala, 
Carlos  conmigo  su  traición  iguala. 
Quiere  alzarle  y  aiajole  su  intento, 
Oiceme  injurias  muchas,  yo  le  afrento; 
Desafíame  entonces  ,yo  lo  admito. 
Él  se  enciende  á  este  tiempo,  y  yo  me 
[incito, 
Sales  tú  á  esta  ocasión,  templas  el  daño, 
Previénese  don  Carlos  de  un  engaño  : 
Dícele  á  Blanca,  ¡ay  Dios!  que  no  he 
[querido 
Salir  al  campo  yo:  Ilesa  á  mi  oido ; 
Mándasme  queconsuiie  memoriales. 
Hállame  el  Rey  al  tiempo  que  tú  sales, 
Trátame  de  traidor,  yo  lo  coiisiemo, 
Vistome  de  razón ,  digo  mi  úiteiilo, 
Respóndole atrevido,  y  él  me  infanin. 
Creciendo  mi  lealtad  muere  mi  fama; 
Aborréceme  el  Rey,  Carlos  me  ofende; 
Uno  mi  muerte,  otro  mi  mal  pretende; 
Cuéntete  el  riesgo  entre  mi  pena  y  lian- 
Mira  si  un  hombre  puede  sufrir  tanto. 

REINA. 

Ramiro,  si  yo  padezco 
Siendo  Reina,  y  si  tú  alcnnzas 
Que  sufro á  fuerza  de  noble 
Y  que  el  sufrimiento  labra , 
Si  el  corazón  de  diamante  , 
lie  roca  obstinada  el  alma  ; 
Si  la  que  es  tu  Reina  misma , 
Sufre,  siente ,  llora ,  calla , 
Tú  que  mi  vasallo  eres, 
,Nii  ili-lies  e.Mi  luavor  causa 
l'.-iilii  i|iar  lie  mis  penas 
Mediar  SI  iiiiri.i  en  mis  ansias? 
Mira  ,  llaiiiiro,  los  dos 
Penamos  en  una  llama. 
De  un  accidente  morimos, 
Nuestro  efecto  es  de  una  causa ; 
Concertémonos  los  dos , 


2GJ 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FnANClSCO  DE  ROJAS. 


Tú  i  Carlos,  aunque  él  le  agravi 
Agasájale  discreto; 
Yo  al  Bey,  que  p\  ofensa  traza 
Al  compás  que  me  aborrece 
Le  pienso  obligar  más  grata ; 
Hugamos  de  nuestra  parle 
Los  dos  :  tú  padece,  calla : 
Yo  sentiré  y  penaré; 
No  te  mueva  la  venganza. 
Yérrale  por  mi  esta  vez , 
Deja  ofensas  y  amenazas , 
Hoy  corre  tormenta  el  mar 

Y  se  sosiega  mañana ; 

Y  en  el  golfo  de  palacio 
No  te  admire  la  borrasca. 
Noria  es aqulla  fortuna 

Ijue  á  unos  sube  y  á  oíros  baja , 

Y  como  da  tantas  vueltas. 
A(|uel  que  en  lo  alio  estaba 
l.e  verás  llegar  al  centro, 

Y  que  al  compás  se  levanta 
El  que  agora  en  el  abismo 
Las  arenas  consultaba; 
También  hemos  de  llegar ; 

Y  si  es  el  mal  de  una  causa. 
Consuélame  á  mi  otro  poco 

Y  verás  en  mi  constancia 
Que  recelas  lo  que  pido 

Y  hago  yo  lo  que  tú  mandas. 

DON  RASURO. 

■,  \b ,  Señora!  como  el  Key 
D.;  Aragón,  tu  padre,  honraba 
A  quien  leal  le  servia, 
Mendo  la  segunda  causa 
En  su  reino,  agora  siento 
Mirarle  á  ti  despreciada , 

Y  que  fingiendo  crueldades 
ÜOD  Dionis  no  le  agas:ija  ; 
No  eres  Reina  en  Porliigal, 
Siendo  en  Ai  agón  infanta; 
Vasallo  era  jo  en  mi  reino, 

Y  aquí ,  Señora ,  soy  nada  ; 

Y  viendo  tales  extremos 
De  lirmeza  y  de  mudanza, 
M  sé  lo  que  me  sucede , 
Ni  sé  lo  que  por  ti  pasa; 
Mándasme  que  disimule, 
Que  reprima  las  palabras; 
Por  lo  que  á  mi  me  tocare 
Callaré;  mas  si  villana 
Lengua  en  tf  pone  defectos , 
Vive  Dios... 

REINA. 

Ramiro,  basta; 
No  juréis ,  que  Dios  se  ofende . 

Y  siendo  Uios  quien  me  ampara 
Le  estáis  ofendiendo  á  él 
Cuando  él  mira  por  mi  causa. 
Dejemos  esto,  y  llevad 

Esta  cadena ,  y  gaslalda 

(So  se  I 
En  limosna  á  los  pobres. 

DOM  RAMIRO. 

Agora  puedes  guardarla, 
Que  un  criado  mió  entró 
l'or  dineros  á  mi  cuadra , 
t!ue  ya  los  ha  dado  el  cielo. 

REINA. 

Dios  le  lo  agradezca  :  hoy  ganas 
Con  mi  amor  y  con  el  cie'lo : 
Conmigo  honra,  con  él  gracia. 

.Sa/í  TARABILLA. 


Lucero  de  Aragón, alba  en  Caslill; 
Dalde  dos  ó  tres  pies  á  Tarabilla. 

REINA. 

Seas  muy  bien  venido. 


DON  RAMIRO. 

¿Traes  el  dinero? 

TARABILLA. 

No ;  atención  te  pido. 

DON  RAMIRO. 

No  has  de  hablar  mucho. 

TARABILLA. 

Fuera  maravilla 
Que  hable  poco  quien  es  la  Tarabilla. 
.Salí  de  aquesta  cuadra  hasta  la  tuya. 
Más  alegre  que  toda  la  Aleluya,      [te; 
Por  los  cincuenta  escudosque  mandas- 
Mas  di  con  lodo  mi  contento  al  traste, 
Porque  al  pasar  vi  al  Rey  en  una  silla: 
Estaba  con  la  mano  en  lá  mejilla , 
Atufado  el  semblante,  y  la  presencia 
Cara  de  quien  escucha  una  sentencia; 
Las  acciones  y  el  modo  suspendido. 
Talle  del  queha  jugado  y  ha  perdido; 
Descompuesto  el  sombrero. 
Semblante  tintorero. 
Bebiendo  pensamientos  y  razones , 
Modo  de  responder  pares  ó  nones; 
Pateando  á  toda  prisa ,  manoleaiulo, 
Mondándose  las  uñas ,  conlempiaiido, 
Arrugada  la  frente. 
Ojos  de  decir  coplas  de  repente : 

Y  parecía ,  en  lin  ( ;  triste  tragedia !), 
Poela  que  le  silban  la  comedia  ; 

Yo  que  le  vi  atufado,  me  resuelvo. 
Vengo,  voy, y  ¿qué  hago?  tornoy  vuel- 
Eslo  es  lo  que  ha  pasado ;  [vo. 

.Mira  que  brevemente  lo  he  contado. 

DON  RAMIRO. 

Breve  esta  vez  ha  sido. 

REINA. 

Adviértote  que  traigas  escondido 
El  dinero,  que  el  Rey  tiene  mandado 
Que  yo  DO  dé  limosnas. 

DON  RAMIRO. 

Ten  cuidado. 

TARABILLA. 

¿Esto  te  ha  de  quitar?  ¡Extraños  modos! 

1  REINA. 

I  Dice  que  él  la  dará  por  mi  y  por  todos; 
'  Pero  voy  á  saber  lo  que  lia  pasado, 
,  Pues  tal  tristeza  dices  que  ha  cobrado. 

I  TARABILLA. 

Pues  yo  volver  por  la  limosna  quiero. 

¡  REINA. 

i  Y  tú  aguarda,  Ramiro. 

I  BON  RAMIRO 

Aqui  te  cspe 
No  te  vayas ,  Tarabilla ; 
¿Hablaste  con  Blanca? 

TARABILLA. 

Si. 

DON   RAUIKO. 

¿Qué  te  dijo? 

TARABILLA. 

Estaba  allí 
Don  (darlos. 

DON  RAMIRO. 

No  es  maravilla. 

TARABILLA. 

Pero  quiérele  contar 

Lo  que  con  él  me  ha  pasado; 

Pero  ya  yo  le  he  vengado , 

Y  asi  no'  le  has  de  enojar 
Con  don  Carlos. 

DON  RAMIRO. 

Di  el  suceso. 


Que  me  recelé  confieso ; 
Plíseme  atento  á  escuchar, 

V  don  Carlos  ledecia  : 
•  Ramiro,  Señora  roía. 
Me  quiso  el  lienzo  quitar, 
Pero  yo  se  le  quité; 

Y  tam"l)ien  muerte  le  diera 
Si  al  campo  salir  quisiera; 
No  quiso,  y  yo  le  dejé.» 
Yo  que  injuriarte  le  oi 
Con  semblante  lisonjero. 
Salgo  y  calóme  el  sombrero 

Y  enderezo  el  laliall: 
«Miente  (le  dije)  el  primero 
Padre  que  al  hijo  engendro, 
De  quien  el  nielo  nació 

Une  hizo  al  biznieto  postrero, 

V  á  otros  tres  bizes,  y  este  es 
El  que  como  más  castizo 

Al  tataranieto  hizo 
l)e  quien  procedió  después ; 
Porque  nació  otro  prolijo 
Padre,  y  después  otro  abuelo. 
Que  después  hizo  á  otro  hijuelo. 
De  quien  él  viene  á  ser  hijo.» 
Desmentile  su  linaje. 
«De  un  paje  (me  respondió) 
No  bago  caso.»  Y  dije  yo  : 
jSí  soy  paje  ó  no  soy  paje 
En  la  campaña  diré.» 
Ligero  como  una  paja 
Bajo  á  la  calle,  y  él  baja , 
Saco  la  hoja  y  le  tiré 
(Como  tan  valiente  soy) 
Eslocada  tan  ardiente. 
Que  á  no  tenerme  la  gente 
Presumo  que  no  le  doy. 

DON  RAMIRO. 

No  van  tus  discursos  malos. 

TARABILLA. 

¡Oh  si  alli  me  hubieras  visto! 
¡Ap.  Miento,  juro  á  Jesucristo, 
Que  me  dio  cuatro  rail  palos.) 
Mas  Blanca  sale.  Señor. 

DON  RAMIRO. 

(Ap.  ¡Si  habrá  á  don  Carlos  creído! 
Confieso  que  esloy  corrido.) 
Habla,  uo  tengas  temor. 

Sale  BLANCA. 


TARABILLA. 

Digo  que  á  hablarla  llegué, 
Y  como  á  Canos  miré , 


BLANCA. 

...  Señor  don  Ramiro  ¿aqui? 

Wse.)  ,  ¿posiijie  es  que  en  tanto  tiempo 
No  me  habláis  ni  me  buscáis? 
Poco  en  vuestro  amor  merezco. 
¿Ya  se  acabó  la  fineza 
Con  que  hablando  y  lisonjeros 
A  los  términos  del  alma 
Llegaron  vuestros  acentos? 
¿Qué  hay  de  mí  en  vuestra  memoria  í 
¡,\  qué  hay  de  vos  en  vos  mesnio? 
Que  quien  de  su  amor  no  sabe 
Menos  sabrá  del  ajeno. 
¿Qué  tenéis  aquestosdias. 
Que  os  miro  tan  descompuesto. 
Que  calláis,  como  que  habláis , 

Y  que  vais  á  hablar  con  miedo? 
.No  os  acabo  de  entender; 
¿Tenéis  otro  amor?  ¿  Ha  hecho 
Alguna  dama  en  Lisboa 
En  vos  tan  distinto  efecto?  ^ 
Mas  no  puede  ser,  que  á  veces 
Voy  á  querer  tener  celos , 
Vos  miro  tan  retirado 
(}ue  no  hallo  de  quién  tenerlos. 

V  en  parte,  en  parte  me  holgara 
Que  me  los  dierais ,  supuesto  ; 
Que  los  celos  son  agravios  . 
Pero  el  olvido  es  desprecio ; 


Mitigad  el  mal  conmigo, 

liareis  uieiiures  los  riesgos  , 

yue  entre  dos  que  bien  se  quieren 

Nunca  se  guardan  secretos; 

Si  no  es  que  me  aborrecéis. 

Uéliaos  yo,  pues  lamo  os  debo 

üe  finezas  y  dulzuras, 

Salier  vuestro  mal  que  es  menos; 

i\o  os  dejéis  llevar  de  todo. 

Dad  al  oído  el  remedio, 

(,iue  el  que  ve  el  mal  desde  fuera 

Suele  acertar  el  consejo. 

CON    RAMIRO. 

No  OS  admiren ,  Blanca  hermosa , 
Mis  groseros  desaciertos. 
Voy  a  hablar,  y  temo  hablar, 
Vuelvo  otra  vez  y  enmudezco; 
Ijuiero  dilatar  la  voz  , 

Y  al  eslurzarnie  no  puedo  ; 

Si  dejo  de  hablar,  a  un  [lunlo 
Los  niales  deuUo  del  pecho 
Se  esfuerzan  por  arrancarse; 
Si  los  digo,  es  nuevo  yerro, 
Ijue  senlirlos  y  decirlos 
Aumentan  el  sentimiento; 

Y  si  diciendo  las  penas 

ts  cierto  que  las  aumento. 
Mas  vale  sentirlas  solo , 

Y  asi  en  el  pecho  las  dejo. 

BLANCA. 

¿Una  pena  (siendo  tantas) 
Ño  me  diréis?  ¿No  merezco 
Siquiera  ijue  yo  os  aplique 
A  lo  que  pueda  el  remedio? 

DO.N  RAMIRO. 

No,  Blanca  hermosa:  no,  Blanca; 
M  una  pena  decir  quiero. 
Une  son  tantas  las  (|ue  lloro 

Y  tantos  males  padezco. 
Tan  ii;uales  las  injurias. 
Tan  acordes  los  tormentos, 
Que  si  una  quiero  decir. 
Las  demás  penas,  de  celos 

^lue  a  unas  llame  y  á  otras  deje, 
Se  levanurán  del  pecho. 

Y  como  son  tantas  penas 

tjue  uo  hay  para  hablarlas  tiempo, 

Y  es  cierto  que  cada  una 
l)e  por  si  querrá  primero 
Salir,  cuando  llamo  á  una 
Las  demás  penas  ofendo  ; 

Y  asi,  ni  puedo  la  una 
Mías  otras  decir  puedo. 

BLANCA. 

Pues  yo  Ramiro  te  eslimo 
Tanto,  c|ue  si  fuera  cierto 
Que  \u  tuviera  tus  penas, 

Y  si  supiera  que  á  un  tiempo 
C.usláras  de  oirías  todas. 
Tanto  á  lu  iineza  debo 

Que  por  los  ojos  brotara 
A  diluvios  sentimientos. 

Y  para  ejemplo  de  amor 

Me  rompiera  el  blando  pecho, 

Y  lu  por  sólo  no  dar 

A  las  mismas  penas  celos. 
Encubres  i  quien  te  adora 
Un  sentimiento  que  es  menos. 

DON  RASIRO. 

Digo,  pues  que  tú  lo  gustas. 
Que doo  Carlos  siempre  necio... 

BLANCA. 

La ReÍDa  sale,  Ramiro; 
Para  luego  lo  dejemos. 

DON  RAMIRO. 

Hasta  agora  no  queria 
Decir  mis  penas  ,  y  luego 
Que  al  empezar  con  la  una 
Los  demás  [lesares  muevo. 


S\NTA  ISABEL,  REINA  DE  PORTUGAL. 
Por  salirse  de  tropel 
Me  revientan  en  el  pecho. 

Sale  LA  REl.NA  con  un  lienzo  en  la 
mano. 

REINA. 

;Uou  Ramiro!  ¡Doña  Clauca! 

BLANCA. 

.Señora ! 

REINA. 

Mucho  me  alegro 
Ue  hallarte  aquí. 

BLANCA. 

Soy  tu  esclava. 

REINA. 

Saber.  Blanca ,  de  ti  espero 

Si  acaso  se  te  cayó 

En  palacio  aquese  lienzo. 

Si ,  Señora. 

REINA. 

Pues  si  es  luyo 
Tómale ;  pero  te  advierto, 
Blanca ,  pues  eres  discreta , 
Que  otra  vez  mires  primero 
Como  le  traes  en  palacio , 
Porque  hay  en  él  muchos  necios 
Que  suelen  argüir  mal 
l)e  ver  un  lienzo  en  el  suelo, 
\  aunque  pudo  haber  malicia. 
Va  sabes  que  no  lo  creo. 

BLANCA. 

Vo,  Señora,  sabe  Dios... 

REINA. 

El  disculparte  es  el  yerro. 

Sale  TARABILLA  con  el  dinero. 


TARABILLA. 

Señora;  ya  están  aquí 
Los  cincuenta  escudos :  pienso 
Que  aguardan  en  la  antesala 
Dos  mil  pobres,  y  si  cuerno 
Irlandesas  y  chiquillos. 
No  hay  número  para  ellos; 
ijue  estas  son  tan  pedidoras, 
Que  cuando  no  hallan  dineros 
i'idenque  de  caridad 
Les  hagan  un  niño  rteslos. 
Pero  un  pobre  vi  allá  fuera 
Que  fué  un  tiempo  tabernero 
Y  es  pobre  de  puro  ionio. 


DON 


niRO. 


¿Cómo  es  aqueste  misterio  ? 

TARABILLA. 

Como  tenia  el  mejor  pozo 
Del  lugar,  y  fué  tan  necio 
Que  no  se  aprovechó  del ; 
Parece  á  oíros  taberneros 
Üe  agora ,  el  grande  salvaje , 
Que  compran  el  vino  lejos 
A  real  la  azumbre,  y  acjui 
Le  venden  al  mismo  precio. 
Beben  del ,  convidan  del, 
Pagan  portes  y  arrieros. 
La  sisa,  alcabala,  casa. 
Penas,  gastos  y  cohechos: 
Visten, calzan,  triunfan,  comen, 

Y  sin  ser  milagro  aquesto, 
.Subra  la  mitad  del  vino 

Y  sacan  libre  el  dinero; 
Pero  loma  esta  limosna  , 
Señora ,  en  la  falda. 

REINA. 

Hoy  quiero 
Salir  á  darla  yo  misma; 
Tú  mira  si  salir  puedo, 


263 
Porque  no  me  encuentre  el  Rey ; 
(Vase  Blanca.) 

Y  tú  como  limosnero 

Me  preven  lodos  los  pobres. 

DON  RAMIRO. 

El  cielo  pague  tu  celo.  (\ase.) 

REINA. 

Y  tú  vete  á  esotra  cuadra. 

TARABILLA. 

Obedecerte  es  mi  intento; 
Pero  mira  que  don  Carlos 
Me  vio  traer  el  dinero.  (V«sí.) 

REINA. 

A  mi  esposo  hallé  encerrado 
Con  don  Carlos  en  secreto. 
«Triste  antes,  y  agora  oculto? 
Alguna  desdicha  temo. 
Pero  voy  á  socorrer 
A  los  pobres  y  obre  el  cielo, 

Y  si  él  (|uiere  que  padezca 
Sólo  padecer  deseo. 

¡Señor !     ( Va  á  salir  y  cógela  el  Rey.) 

REY. 

¿Qué  es  esto,  Isabel? 

REINA. 

Es  que  vos...  que  yo...  no  acierto 
A  decirlo,  ¿qué  diré? 

REY. 

¿Qué  lleváis  aquí?  (Ap.  Sospecho 
Que  lo  que  Carlos  me  dijo 
No  debe  de  ser  incierto, 
Pues  me  avisó  que  la  Reina 
SaMa  de  su  aposento 
A  dar  limosna.)  Isabel, 
¿No  os  he  dicho  que  no  quiero 
Que  por  vuestra  mano  deis 
Limosna?  ¿Qué,  no  hay  remedio 
En  vos?  Harto  mejor  fuera... 

REINA. 

¿Yo,  Señor,  en  qué  os  ofendo? 
¿lie  dado  limosna  yo? 


No,  mas  viene  á  ser  lo  niesmo ; 
Pues  lleváis  en  vuestra  falda 
Dineros  para  ese  efecto. 

REINA. 

Señor,  os  han  engañado, 
(.Ip.  Amparadme,  hermoso  cielo!) 
Porque  estas  son  unas  llores 
Que  fui  en  el  jardin  cogiendo 
Para  el  aliar. 

REY. 

No  es  posible, 
¿Flores  en  aqueste  tiempo 
Siendo  invierno?  Ya  conozco, 
Isabel,  loque  en  vos  tengo. 
Que  en  lodo  me  engañará 
Quien  quiere  engañarme  en  esto. 

REINA. 

Esto  es  verdad. 

REY. 

No  es  verdad ; 
No  está  el  desengaño  lejos : 
Mostrad. 

REINA. 

Señor... 

REY. 

Acabad; 
Pero,  ¿qué  es  esto  que  veo? 
Flores  son,  tenéis  razón. 
(Descubre  la  falda,  y  donde  echó  el 
dinero  halla  ¡lores.) 
REINA.  {Ap.) 
Miró  por  mi  causa  el  cielo. 


1  ¿Qué  prodigio  es  el  que  miro! 


264 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


REMA. 

Señor,  conoced  los  yerros 
De  los  que  en  vuestro  palacio, 
Atrevidos,  lisonjeros. 
En  mi  honor  y  en  vuestro  honor 
mponen  vanos  defectos. 

RET. 

¿Eso  habéis  (ie  pronunciar? 

Cerrad  el  labio  grosero 

En  vuestro  honor  y  en  el  mió, 

Y  hoy  dais  á  entender  con  esto 
Que  tenéis  algunas  culpüs 

Y  pensáis  que  yo  lo  entiendo. 

{Ap.  ¡Qué  aun  esto  no  me  convenza! 
¡Qué  pesado  es  un  recelol)       {Vase.) 

RE1.>A. 

Fuese  y  dejóme ;  ¡á  vos,  Cruz , 
Soberano  lirmamento. 
Escala  del  cielo  irapireo. 
En  que  aquel  manso  Cordero 
Murió  por  mí,  á  vuestros  clavos 
Esta  Cruz  también  ofrezco! 
Parola  limosna  ¡ayDios! 
Se  volvió  en  Dores ,  y  es  cieno 
Que  me  aguardarán  los  pobres. 
Buscar  á  Ramiro  quiero. 

Sale  UN  NlSO  vestido  de  peregrino. 
Mas,  ¿quién  es' 

MÑO. 

Un  peregrino 
Que  viene  de  extraños  reinos 
A  pedir  una  limosna. 

REISA. 

Aunque  limosna  no  tengo, 
Esperad,  iré  á  buscarla; 
Mas,  ¿cómo  en  este  aposento 
Habéis  entrado? 

MÑO. 

Soy  niño, 

Y  aunque  me  entré  con  recelo 
A  buscaros,  me  dejaron. 

Si  no  fué  que  no  me  vieron. 

REINA. 

Esperad,  niño  glorioso, 
Traeros  limosna. 

si.\o. 

Aqui  esper  1. 

(\ase  la  Reina ,  y  en  lanío  bajan  por  la 

tramoi/a  do$  ángeles  con  una  cru: 

en  medio,  ;/  el  Sino  se  pone  en  ella. 

y  suben  y  sale  la  Reina  Isabel.) 

REINA. 

Tomad,  niño,  este  vestido ; 
Pero,  ¿qué  es  esto  que  advicrlo' 

tiixo. 
Esta  es  tu  cruz,  Isabel; 
Este  es ,  esposa ,  el  madero 
En  que  me  he  puesto  por  ti ; 
Sufre  tú  esa  cruz,  que  el  cielo 
Te  guarda  en  saiisiaciou 
En  su  alcázar  el  asiento. 

REINA. 

Mil  muertes  por  vos  sufriera; 
Dejadme  ver  desde  lejos 
Vuestra  gloria. 

rtiÑo. 
Sube,  pues, 
Volverás  á  sufrir  luego. 
ISiibe  la  Reina  por  otra  tramoya ,  ;/ 
¡uníanse  en  lo  alto  y  vuelven ,  con 
que  se  da  fin.) 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  SANTA  ISABEL,  con  un  lienzo 
en  los  ojos,  DON  RAMIRO  v  BLANCA. 

BLANCA. 

Deja, Señora,  el  llorar, 
No  le  des  al  sentimiento 
Más  quilates  de  tormento. 
Más  incendio  en  que  penar; 
Si  no  es  ya  que  por  vivir 
Inmortal  en  tu  tristeza. 
Has  hecho  naturaleza 
El  suspirar  y  el  sentir. 

DON   RAMIRO. 

Si  no  basta  entre  cuidado 
!Vo  vivir  arrepentido. 
Más  vives  de  lo  sentido 
Que  mueres  de  lo  llorado. 

Y  si  el  llanto  desigual 

Es  pasión  y  no  accidente, 
En  ti  el  bien  es  contingente 

Y  en  ti  la  pena  inmortal. 

BLANCA. 

Dejen  de  correr  dos  mares 
Por  la  margen  de  tus  ojos , 
Dinos.  Reina,  tus  enojos, 
Oonsúllanos  tus  pesares. 

DON  RAHIRO. 

Tu  vasallo  soy,  Señora. 

BLANCA. 

Y  yo  tu  esclava  he  de  ser ; 
lüen  puedes  \a  suspender 
Lágrimas,  divina  aurora. 

REINA. 

No  puede  haber  suspensión 
En  tan  hallado  tormento. 
Pues  las  lágrimas  que  siento 
Sudores  del  alma  son. 
Si  el  llorar  es  descansar, 
!ístos  efectos  ignoro. 
Pues  tanto  cuanto  más  lloro 
Tanto  más  vengo  i  penar ; 
¡Ay  doña  Blanca!  ¡ay  Ramiro! 
¡Oh  qué  eterno  es  mi  dolor ! 
L'n  Etna  es  cada  temer 

Y  un  volcán  cada  suspiro. 

BLANCA. 

En  balde  es  nuestro  desvelo. 
Si  á  una  pena  introducida 
Que  le  hallamos  la  salida 
Le  buscas  el  desconsuelo; 
Mírale  cuando  te  agrado 
En  los  dos  como  en  espejo, 

Y  admita  ahora  el  consejo 
Quien  no  desprecia  el  cuidado. 

REINA. 

Todas  son  sendas  incierias; 
Esas  dos  puertas  cerrad 

Y  mi  desdicha  escuchad. 

DON   RAMIRO. 

Ya  están  cerradas  las  puertas. 

REINA. 

lüen  sabes  tú ,  doña  Blanca , 
Ya  te  acuerdas,  don  Ramiro, 
Que  de  Aragón ,  nuestra  patria , 
Para  Portugal  salimos 
Seis  años  ha  á  desposarme 
Con  el  rey  Dionis  invicto. 
Más  que  de  las  voluntades 
Monarca  de  su  albedrio. 
Contra  mi  gusto,  pues  fué 


Recibiendo  aquel  sayal 
De  aquel  serálico  asilo 
Que  es  la  gala  de  los  muertos. 
Es  mortaja  de  los  vivos. 

Y  aunque  en  tantas  ocasiones 
De  consejos  necesito, 

En  esta  con  más  razón 
Que  me  aconsejéis  os  pido : 
No  tengo  de  quien  fiarme 
Si  no  es  de  los  dos ,  amigos , 
Ni  cosas  de  tanto  honor 
(A  no  ser  los  dos  tan  mios), 
Fiara  en  tan  graves  daños. 

DON  RAMIRO. 

Acaba,  Señora,  dinos 
La  causa  de  tus  dolores 

Y  efeciode  tus  suspiros, 
Fiale  de  nuestros  pechos, 
Prosigue,  acaba. 

REINA. 

Prosigo  : 
Carlos ,  privado  del  Rey, 
Este  vasallo  que  altivo 
Tirano  de  aqueste  imperio 
Hasta  la  cumbre  ha  subido 
Por  agasajos  al  Rey. 
Mintiendo  el  afectó  mió 
Me  trae  inquieto  á  mi  esposo. 
Con  tanto  extremo  ,  que  ha  sido 
Causa  de  arrojarse  el  Rey 
Por  pasos  de  error  lascivos. 
Siendo  escándalo  de  todos 
Al  último  precipicio. 
Pues  que  tiene  en  una  dama 
(Que  bien  conoces)  dos  hijos: 
Yo,  pues,  más  que  de  los  celos, 
Llevada  del  cielo  pió. 
Reprendiéndole  á  don  Cirios 
Los  introducidos  vicios. 
Se  ha  indignado  con  mi  honor 
Tanto  en  su  primer  designio. 
Que  en  venganzas  ha  trocado 
Los  escarmientos  debidos; 
¡Con  qué  de  afectos  lo  lloro! 
¡Con  qué  penas  lo  publico! 

Y  él  por  su  causa  ha  mandado 
Contra  los  intentos  mios 

Que  ningún  pobre  entrar  pueda 
Dentro  en  palacio,  y  he  visto 
Que  con  mi  esposo  y  mi  Rey 
Me  ha  descompuesto  atrevido; 
Si  entro  á  hablarle  se  relira , 
Oféndese  si  ¡e  obligo. 
Si  amorosa  le  agasajo 

Y  á  saber  su  pena  aspiro. 
Con  los  ojos  me  responde 
Rn  lenguas  de  basiliscos; 
Cuando  me  habla ,  por  cumplir 
1.0  que  se  debe  á  si  mismo, 
Vienen  á  ser  sus  afectos 
Palabras  de  dos  sentidos; 
Anda  confuso,  suspenso, 

No  sabe  de  su  albedrio, 
No  habla  á  propósito  nunca, 

Y  suele,  si  está  dormido, 
Levantarse  de  repente 
Dando  voces  y  suspiros; 
Háse  negado  á  mi  lecho; 
Miéntese  al  amor  más  limpio; 
Todo  es  rigor  en  sus  ojos , 
Todo  en  su  mano  es  castigo ; 
Estos  dias  en  la  Audiencia , 

A  los  menores  delitos 

De  las  causas  del  honor 

Hace  ejemplares  castigos ; 

Y, en  efecto,  ¡ay  Blanca!  ¡ay  Blanca! 

Declarándose  conmigo 

Me  quiere  dar  á  entender 

Que  sus  daños  solicito; 

Ardo  del  mal  de  su  enojo ; 

Tú  eres  la  causa,  Ramiro; 


I  Pues  él  me  aborrece  sólo 
Porque  como  á  mi  le  estimo. 
Si  te  aparto  de  mis  ojos  , 
lla;;o  culpa  el  que  fué  indicio, 

V  llura  este  mismo  fuepo 
Si  te  dejo  a  estar  conmigo ; 
«".arlos  siempre  me  persigue, 
Palé  el  Rey  gratos  oídos  , 

Él  es  mucho  riguroso. 
Es  el  Rev  poco  advertido; 
Yo  no  se  volver  por  mi. 
Mis  orensas solicito; 
Mi  padre  no  sabe  el  caso, 
Vo  tampoco  se  le  escribo; 

V  en  este  mar  de  latlgas 
Lloro,  siento,  peno,  gimo. 
Recelo,  callo,  consiento. 
Ardil,  reviento,  suspiro, 

Y  cuando  osada  me  aliento. 
Cuando  piadosa  me  animo. 
Me  ciimbaten  las  congojas. 
Me  desmayan  los  suspiros ; 
Dadme  agora  los  consejos. 
Pues  en  el  nial  que  conquisto, 
Ni  me  vale  cuanto  anhelo 

{    tii  basta  cuanto  agonizo. 

I  DON  RAMIRO. 

I    En  tan  graves  accidentes, 
I    En  oprobios  tan  prolijos. 
Sólo  al  último  remedio      "^ 
Te  llama  el  consejo  mió; 
!    Padre  tienes  generoso. 
Valiente ,  constante ,  altivo, 
Escríbele  tus  cuidados. 
Sea  por  los  propios  lilos; 
Si  te  agravia  la  intención 
Ejecutado  el  castigo, 
Él  sabrá  venir  por  ti ; 
Deja  los  aféelos  pios, 
yue  aun  el  mismo  cielo  quiere 
Dejárnoslos  albedrios; 
íiit  la  cristiandad  te  obligue 
M  tu  amor,  pues  imagino 
Que  es  la  defensa  virtud 
Cuando  es  el  daño  preciso ; 
El  agravio  es  evidente. 
El  desprecio  es  excesivo. 
Hállele  en  lo  resistente 
liuien  te  culpa  en  lo  benigho 
;De  suerte ,  que  quieres ,  Reinn  , 
Dando  el  honor  parasismos. 
Eternizarle  en  las  penas 
y  cerrarte  los  caminos. 
Atajando  las  pisadas 
Para  lu  remedio  mismo? 
Si  das  limosna  á  los  pobres , 
Se  conlirma  por  delito 
Lo  que  piedad  viene  á  ser ; 

Y  cuando  con  amor  lino 
Amorosa  le  agasajas, 

Mjs  y  más  tu  esposo  indigno 
Se  viste  de  su  crueldad ; 
Pues  gane  lo  vengativo 
Lo  que  la  piedad  no  alcanza ; 
Al  más  empinado  risco 
One  el  linde  á  los  cielos  roza 
fcn  confuso  vientecillo. 
Si  de  la  montana  se  halla 
En  las  venas  oprimido. 
Luchando  tres  elementos 
La  reduce  á  su  principio; 
La  luna  tal  vez  se  mira 
yuc  suele  con  rayos  tibios 
Eclipsar  luces  al  sol 
Qne  arruga  en  su  rostro  limpio; 
Cuando  una  nao  de  la  India 
Huella  el  recatado  lino 
Corlando  .izóles  peñascos 
Entre  los  surcos  y  rizos , 
Siendo  lan  grande  la  nave 
De  la  quilla  al  tope  mismo, 


S.i.NTA  ISABEL,  REI.NA  UE  PORTUCVL. 
Que  es  una  dudad  con  alas, 
Con  brazos  un  obelisco. 
Remora  suele  tenerla , 
Siendo  un  corto  pececillo : 
Pues  si  un  leve  y  torpe  viento 
Abate  los  obeliscos , 
Si  al  sol  la  luna  se  atreve 
Vestida  en  sus  rayos  mismos, 

Y  si  la  remora  á  ün  monte 
Volátil  les  pone  grillos. 
Tú  que  eres  Lija  de  un  Rey 
A  quien  en  su  solio  quinto 
Venera  el  airado  Dios 
Más  temeroso  que  fino, 
;.Por  qué  te  dejas  vencer 
Ese  corazón  altivo 
Que  piadoso  te  detiene? 
Obre  menos  compasivo : 
Escribe  á  tu  padre  el  Rev, 
Pues  viene  á  ser  más  delito 
Que  apariencias  le  convencen 
Que  no  que  por  tulionor  mismo 
Mires  como  Reina  y  noble: 
No  le  digo,  no  le  digo 
Que  es  bueno  enojar  tu  esposo, 
Pero  tampoco  confirmo 
Que  al  paso  que  van  creciendo 
En  lu  daño  los  peligros , 
Te  acobarde  lu  fortuna; 
Que  Carlos,  siempre  atrevido. 
Forme  agravios  que  te  ofendan. 
Que  tu  esposo  vengativo 
Trace  contra  ti  en  lu  honor 
Algún  secreto  castigo. 
Este  mi  consej'>  es , 

Y  si  te  parece  indigno. 
No  le  admitas  como  reina 
Pues  te  le  doy  como  amigo. 

REir(A. 

,  Y  será  bien  qne  mi  padre , 
De  don  Dionís  ofendido. 
Guerra  intente?  ¿Será  bien 
Oue  dos  monarcas  invictos 
Contra  las  leyes  del  cielo. 
Siendo  cristianos  y  amigos 
Se  pierdan , y  por  mi  causa  ? 
No,  Ramiro:  no,  Ramiro, 
Piérdame  yo  y  muera  yo; 
Esto  agora  determino. 
Dame ,  Blanca ,  tu  consejo ; 

(Llamea.) 
Pero  ó  me  miente  el  sentido, 
O  llamaron  á  la  puerta. 

DON    RAMIRO. 

Es  ilusión;  algún  ruido 
Seria  de  los  que  pasan. 

REINA. 

Di ,  que  tu  cousejo  admito. 

DLA^CA. 

En  efeto,  viendo  el  Rey 

Que  constante  has  permitido... 

{Llamen  recio.) 
Llamaron,  y  tu  sospecha 
Fué  cierta. 

Carlos  h.-i  sido. 
Que  al  Rey  sin  duda  ha  avisado. 

BLANCA. 

Aquí  podrás  escondido. 
Porque  no  te  halle  encerrado. 

REINA. 

No  hagas  tal,  no  lo  permito, 
Que  es  dar  á  entender  al  Rey 
Si  le  hallase  algún  indicio; 
Pero  quiero  abrir  la  puerta. 


Abre ,  pues ,  tu  intención  sigo. 


REINA. 

Tú  puedes  quedarte  aquí, 
Blanca. 

BLANCA. 

Obedecerle  elijo. 


REINA. 

Esposo,  tanto  honor,  tantos  honores. 
Í.Vos  á  verme  en  mi  cuarto?  ¡Á  estos  fa- 
Como  lan  vuestra  aspiro !  [vores. 

BEY. 

Señora.  {Ap.  ¡Vive  Diosque  está  Ramiro 
En  tásala!  ¡Qué  pena!  ¡Qué  tormento! 
¡No  sé  cómo  lo  miro  y  lo  consiento! 
¿Qué  haré,  cielos?) 

REINA. 

Señor,  ¿haber venido 
A  verme  es  causa  de  que  suspendido 
Os  haya  mi  agasajo  y  mi  deseo? 

RET. 

Vine  porque  si  á  mí...  pero  no  creo 
Que  estando  Blanca  aqui... 

REINA. 

¿Qué  decís? 

BEY. 

Nada 
(Ap.  El  alma  está  turbada, 

Y  tanto  en  mi  tormento  se  provoca 
Que  salió  el  sentimiento  por  la  boca; 
Dejadme,  cuidadosos  desconsuelos, 
Pero  no  son  cuidados,  que  son  celos.) 

DON  RAMIRO.  (Ap.) 

El  Rey  está  indignado. 

Con  los  ojos  hablando  se  ha  mostrado 

Su  prolijo  accidente: 

Callando  dice  aun  másde  lo  que  siente. 

RET. 

(Ap.  Disimular  importa; 

Mal  mi  pecho  encendido  se  reporta. 

No  hav  cosa  que  me  cuadre.) 

Una  carta  tenéis  de  vuestro  p:idre ; 

Salid  por  ella  ,  que  os  aguardan  creo. 

REINA. 

Voy  con  vuestra  licencia. 

;  Honor,  qué  veo! 
¡Cielos,  qué  sufrimiento  me  condena! 

«FINA. 

Don  Ramiro,  tomad  esta  cadena 

Y  dádsela  á  los  iioliies. 
(Vase,  y  dale  la  cadena  sin  que  lo  vea 

nadie.) 

DON   RAMIRO. 

Voy,  Señora. 
(Cuando  se  vayd  le  llame  el  Rey.) 

REY. 

No  os  vais ,  Ramiro. 

BLANCA.  (Ap.) 

De  temores  Hora 
Mi  corazón  amante. 
Pues  le  amenaza  el  Rey  en  el  semblante, 
¡Qué  airado!  ¡Qué  severo! 
Aquí  esconderme  quiero. 

(Escóndese  Illanca.) 


(Ap.  ¡Qué   temo!  Llego  á  hablarle) 
[;.Quémc  ordenas? 
Ya  espero  á  ([ue  me  mandes. 

REY. 

(Ap.  Teneos,  penas.) 
Esperad,  que  ya  vuelvo. 
(Vttse  el  Rey,  y  cierra  todas  las  puer- 
tas.) 


206 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 


DU:i  RAMIRO. 

Aquí  os  aguardo: 
¿Qué  es  eslo?  ¿Más  agora  me  acobardo 
Kn  desdicha,  en  mis  males  (ao  ajena? 
¿Si  vio  el  Kev  que  me  daba  la  cadena, 

Y  por  aquesta  causa  me  ha  llamado  ? 
Todas  aquellas  puertas  ha  cerrado. 
Si  escondo  la  cadena  y  él  la  halla  , 
Hago  culpa  el  indicio:  el  arrojalla 
No  es  remedio,  y  agora  he  reparado 
Que  el  Rey  con  atención  no  me  ha  mi- 

[rado, 

Y  boy  viene  á  ser  de  San  Dionis  el  dia, 

Y  es  tan  pública  en  todos  la  alearla 
Que  el  Rey  no  ha  de  juzgar  por  cosa 

[ajena, 
One  en  tal  dia  me  ponga  una  cadena, 

Y  diré,  si  él  la  ve,  con  osadía. 
No  que  aquí  me  la  dio  el  que  la  Iraia; 

Y  pues  no  hay  riesgo  en  ello, 
Kcharme  quiero  la  cadena  al  cuello: 
É\  entra  ya ,  por  Dios  que  estoy  turbado: 
Mas  en  ninguna  ofensa  estoy  culpado; 
Obre  benigno  el  cielo. 
De  su  crueldad  á  mi  inocencia  apelo. 

Sale  EL  REY. 

RET. 

{Ap.  Aquesta  es  bnena  ocasión. 
Cerradas  están  las  puertas. 
El  alma  he  de  examinarle: 
Al  arma  ,  viles  sospechas.) 
¿Don  Ramiro? 

nON  RAMIRO 

Esclavo  vuoslro. 
{?lo  le  mire  el  Re!/.) 

RET. 

Porque  argüir  no  se  pueda 
Oue  sin  evidentes  cargos 
Os  confirmo  la  semencia 
Hoy  sin  que  os  mire  á  la  cara , 
Porque  no  es  razón  que  vean 
Mis  ojos  á  quien  me  ofende. 
Ni  es  razón  que  yo  me  venza 
A  daros  perdones  tantos 
Cnaiiilo  os  culpan  las  ofensas , 
Atended  á  lo  iiui'  os  hablo. 

DON  RASURO. 

Señor,  ya  que  te  prometas 
Tan  recto  al  delito  mió. 
Si  es  delito  la  obediencia. 
Mírame,  airado  6  piadoso, 
Mírame ,  Señor,  siquiera , 
\  sean  jueces  los  ojos 
De  lo  que  afirma  tu  lengua. 

REY. 

Esto  no  fuera  castigo. 

Antes  premio  á  ser  viniera: 

No  os  he  de  mirar,  en  fin  ; 

(Ap.  ¡Basta  ,  honor!  ¡Déjame,  ofensa  I)    Oa  á  los  pobres  generosa 


Y  asi  la  culpo  por  necia: 

Y  aunque  es  muy  poco  el  castigo, 
Salid  de  Lisboa,  y  sea 
Esta  noche:  porque  quiero. 
Sin  que  otra  razón  me  venza , 
Castigar  vuestras  traicioocs. 
Porque... 

D0>-  RAMIRO. 

Señor... 

REY. 

Ya  rae  lleva 
Mi  pasión. 

D0:<  RAMIRO. 

¡Señor  !  ¡ Señor ! 

RET. 

¿Queréis  darme  la  respuesta? 
Decid  ,  porque  vuestra  culpa 
Os  castigue  y  os  convenza. 

DOK  RAMIRO. 

¡Ab,  Señor,  y  qué  arrojado 
Te  vencen  tus  apariencias! 
Tú  que  el  ejemplo  del  mundo 
Eres  ,  y  tú  en  quien  encierra 
Prodigalidad  el  pecho, 
\obleel  alma,  resistencia. 
De  dos  tan  distintas  cosas , 
De  dos  cosas  tan  ajenas 
Te  llevas  con  la  pasión. 
Con  la  ceguedad  te  llevas; 
Dame  licencia.  Señor, 
Para  que  decirte  pueda 
Seguro  mi  sentimiento. 


Si  la  doy  porque  os 
Las  razones  que  ponéis. 

DON  RAMIRO. 

Pues  digo  con  la  licencia , 
Aunque  no  es  en  este  caso 
La  que  me  diste  primera , 
Que  quiero  argüir  contigo. 
¿Quieres  ver  con  evidencias 
En  tu  propia  conclusión 
Mi  lealtad  en  mi  inocencia 
Aquí  del  discurso  tuyo? 
Si  en  las  zonas  más  adversas 
Que  el  ártico  polo  manda, 
Y  el  sol  avarienío  peina. 
Por  el  Rey  más  generoso 
Tanto  clarín  le  confiesa, 
Tanta  fama  te  divulga, 
¿Por  qué  quieres  tú  que  crea 
Que  el  evitar  las  limosnas 
A  mi  señora  la  Reina, 
Procede  más  que  de  enojo 
De  la  pobreza  que  alegas? 
Señor,  si  das  en  una  hora 
Más  que  te  valen  las  rentas 
En  un  año,  y  ella  sólo 
Vestida  de  su  clemencia , 


¿No  os  he  mandado,  Ramii 
Mil  veces  que  por  las  puertas 
De  los  cuartos  de  mí  esposa 
No  entréis  con  tanta  imprudencia  ? 
¿Que  no  deis  limosnas  suyas, 
Puesto  que  son  de  mi  ha'cienda , 

Y  es  tanta  la  que  me  gasta 
Que  la  mitad  de  mis  rentas 
Consume  en  sólo  limosnas? 
Vos  pensáis  que  no  me  enseñan 
Mis  acciones  á  regirme. 

Sin  que  fantasías  vuestras 
Os  lleven  á  vuestro  daño. 
¿Débese  más  obediencia , 
Cuando  el  Rey  es  el  señor, 
A  preceptos  de  una  Reina  ? 
Diréis  que  sois  su  vasallo, 

V  que...  pero  no  es  aquesta 
Uazon  para  este  üescar(¡o, 


Lo  que  tú  le  das  á  ella, 
¿No  se  conoce  evidente 
Que  de  otra  causa  diversa 
Proceden  esos  enojos. 
Nacen  esas  inclemencias? 
Luego  si  conozco  yo 
Que  no  hay  en  aquesto  ofensa , 

Y  que  es  achaque  del  gusto 

Y  no  de  su  error  fineza. 
No  delinquiré  en  la  culpa. 
Puesto  que  pás»  á  evidencia 
Kl  conocimiento  mío; 
Porque  no  era  causa  esta 
Para  fallar  al  afecto 

De  una  esposa  y  una  Reina; 
Mas  aqueste  rigor  tuvo, 
O  nace  de  otra  sospecha , 
O  me  falta  la  razón. 
¿No  ves  aquella  culebra 


DE  ROJAS. 
De  cristal,  aquel  arroyo 
Que  por  la  blanca  maleza 
Oeste  risco  de  diamante 
Al  rudo  mar  se  descuelga? 
I'ues  bien  se  ve  donde  para ; 
Pero  como  se  despeña 
Del  copete  desa  roca 
Que  el  linde  4  los  cíelos  besa, 
No  se  sabe  dónde  nace ; 
Al  revés  en  ti  se  advierta ; 
Tu  ira  ,  tu  enojo,  tu  rabia. 
Tu  rigor  y  tu  imprudencia : 
Que  ansí  se  puede  llamar 
Como  dentro  de  las  puertas 
De  palacio  algún  traidor 
A  que  lo  creas  le  fuerza , 
Se  sabe  de  dónde  nace. 
Pero  no  que  fines  tenga. 
;Ah  ,  Rey  señor!  un  error 
V;ile  en  tí  más  que  una  idea : 
Vn  discurso  te  acobarda. 
Una  vil  pasión  te  ciega; 
Ea,  Señor;  ea.  Rey, 
¿Qué  se  ha  hecho  tu  prudencia? 
¿Adonde  está  tu  cordura? 
Mírame  te  pido;  ea. 
Merezca  aquesta  disculpa  , 
Oye  otra  causa  más  cierta  : 
citando  un  hombre  está  culpado. 
Si  es  bien  nacido  le  afrenu 
La  traición,  el  mesmo  cargo, 
El  delito,  la  obediencia. 
Le  acobardan  tan  corrido. 
Tan  delincuente  le  alteran , 
Que  para  dar  la  disculpa 
Los  ojos  lija  en  la  tierra , 

V  da  á  entender  su  delito 
Aun  en  lo  mismo  que  niega  ; 
Pues  si  yo  fuera  culpado 
¿No  se  viera  en  mi  respuesU 
Rl  indicio  de  mi  culpa? 
Que  no  hay  lengua  tan  discreta 
Que  á  una  traición  cometida 
Sofísticamente  venza. 
¿No  basia  hoy  esta  disculpa 
Que  los  discursos  aprieta? 
Sin  duda  estás  convencido. 
Porque  el  actor  cuando  enseña 
Cargos  que  están  asentados. 
Siendo  la  probanza  cierta  , 
Cara  á  cara  las  arguye, 
Rostro  á  rostro  las  alega ; 
Mas  si  vuelves  las  espaldas , 

V  enmudeces,  hoy  me  enseñas 
Que  en  favor  me  quieres  dar 
Actor  ó  juez  la  sentencia. 

BEY. 

(Ap.  Ahora  bien ,  mirarle  quiero ; 

Porque  sí  es  opinión  cierta 

Que  confiesan  los  semblantes 

Loque  han  negado  laslenguas. 

Puede  ser  que  el  rostro  diga 

Loqne  hablando  no  pudiera  :  {.Míralo.) 

En  efecto,  don  Ramiro... 

(Ap.  ¿Mas  no  es  esta  la  cadena 

Que  confuso  y  receloso 

Le  di  una  tarde  á  la  Reina? 

Ella  es,  y  viven  los  cielos... 

Pero  aquí  sobran  sospechas 

Cuando  á  los  ojos  del  alma 

Pasaron  las  evidencias.) 

Digo  que  tenéis  razón ; 

Seamos  amigos,  y  sea 

Después  de  aquestos  enojos 

Esta  la  última  experiencia; 

Dadme  los  brazos. 

DOM  RAMIRO. 

Los  pies 
Quien  es  lu  esclavo  merezca. 

RET. 

levantad.  (Ap.  ¡Cielos,  qué  intento!) 


SANTA  ISADEL,  REINA  DE  PORTUGAL. 


{Quién  os  dio  aquesta  ca  Jeua? 

D0,'<  RAKIRO. 

E$  de...  pero...  ya  im  sé... 
REt.  Hp.) 
I  Tarbóse ,  cielos !  ¿Qué  espera 
MiseDlidocorazoD? 

DOJI  RAHIRO.  (Ap.) 
Si  acierto  á  no  darle  cuenta 
Ue  la  verdad...  pero  en  lin... 

Villano,  si  á  tu  defensa 

(Sácale  la  espada  i 
Viniera  el  mundo,  tu  espada 
Te  ha  (le  dar  la  muerte  mesmn. 

Sale  BLANCA  que  estaba  escondí 

DO^    RAMIRO. 

Señor,  ¿en  qué  te  lie  ofeudido? 
Deten  la  cuchilla  liera. 

BLAMCA. 

Rey,  Señor,  ansí... 

REY. 

¿Qué  es  esto? 

BLAKCA. 

Ansi  tu  heroica  diadema 
En  los  átomos  del  sol 
Se  esmalte  de  rubias  hebras , 
Que  a  Haniiro,  que  a  nii  esposo , 
(Que  lo  ha  de  ser)  no  le  ofendas  | 
Tu  vasüllo,  Señor,  es  ; 
Vo  le  estimo,  y  ansi  fuera 
Impiedad  de  mi  constancia , 
De  mi  amor  mucha  paciencia  , 
CJue  tu  le  quites  la  vida 
Si  a  mi  con  ella  me  dejas. 
Detras  de  aquesta  cortina, 
Cuando  cerraste  las  puertas , 
Recelando  algún  peligro 
Pude  quedar  encubierta. 

RET. 

Dasta,  Blanca,  no  prosigas; 
Tal  estoy  que  entre  mis  penas, 
Lle>ado  de  una  pasión 
Torpe  el  discurso  y  paciencia 
Sin  saber  de  mi  arrojado ; 
Pero  loque  fuere  sea. 

(Arroja  la  espada ,  ¡/  vi 
Toina  ,  Ramiro,  lu  espada. 
do:*  RAnino. 
Vivas  edades  eternas. 
(Qué  dices,  Blanca,  de  aquesto? 

BLANCA. 

Que  conozco  tu  inocencia, 

Y  que  aunque  es  santa  Isabel , 

Y  aunque  la  vida  me  debas, 
El  liey  airado  se  incita, 
Carlos  traidor  le  gobierna , 
Que  huyas  á  Aragón  si  quieres 
Librarte,  aunque  ausente  muera. 

D01  RAMIRO. 

Sin  ti  no  quiero  la  vida. 
bla:<ca. 
Iluje,  Señor,  note  pierdas. 

DO.'»  RAMIRO. 

Contigo  será  ganarme. 

Que  es  otra  muerte  la  ausencia. 

BLAnCA. 

Pui!S  yo  moriré  contigo. 

UO:i   RAMIRO. 

Yo  viviré  en  tu  belleza. 
( Vause.  I 

.Sa/eUONCÁHLOS. 


A  una  piedad  intentada  , 

¡Ub  cuan  fácil  es  la  entrada ! 

;Cuán  dificil  la  salida! 

Aveiiinranilu  la  vida , 

Inducido  de  un  rigor. 

Obligado  de  un  temor 

Sin  poderme  reporwr, 

Yo  mismo  me  vengo  á  entrar 

Kn  el  la/.o  de  mi  error. 

El  Rey  me  quiere,  de  suerte 

Que  en  su  amor  está  mi  engai'io. 

Si  le  digo  el  desengaño 

Es  labrarme  yo  mi  muerte; 

Seguir  la  traición  es  fuerte 

Delito  de  mi  sentir ; 

Ingratitud  proseguir; 

¿Qué  haré ,  pues ,  sabio  dudar, 

Si  el  conseguirla  es  malar 

Y  el  declararla  es  morir? 
¡Válgame  Dios,  qué  pesado 
Es  un  impulso  advenido. 
Pues  llora  lo  corregido 
Los  defetos  de  lo  errado; 

Y  aunque  me  hallo  reportado. 
En  el  rigor,  más  constante 
Sigo  el  destino  arrogante; 

Y  ya  por  no  poder  mas , 
Si  quiero  volverme  airas 
Es  volver  más  adelante. 
Empecé  aquesta  traición 
Contra  Isabel  y  Ramiro, 

Y  cuánto  á  su  mal  aspiro 
Me  induce  la  obstinación. 
Con  razón  ó  sin  razón 

Ya  cometi  exceso  tal ; 

Y  ansí  el  discurso  inmortal 
Me  asegura  que  es  mejor 
El  vivir  por  lo  traidor 
Que  el  morir  por  lo  leal. 

Sa/e  LA  REINA. 

REINA. 

Carlos  en  aquesta  sala 
Hablando  consigo  esiá , 
Hoy  de  mi  piedad  verá 
Que  á  sus  traiciones  iguala. 
¿Carlos? 

CARLOS. 

Señora. 

REINA. 

Con  vos 
Tengo  un  mal  que  declarar. 

CARLOS. 

Bien  le  podéis  consultar, 
Solos  estamos  los  dos. 

REINA. 

Desde  que  vine  á  Lisboa, 
Que  pienso  que  habrá  tres  años, 
A  casarme  con  Dionis 
Por  concierlos  de  don  Vasco, 
Bien  contra  mi  voluntad. 
Tan  contra  mi  honor  os  hallo. 
Tan  contra  mi  sángreos  miro, 
Tan  negativo  os  reparo. 
Que  excede  vuestra  imprudencia 
Los  limites  de  vasallo. 
Carlos  yo  he  de  convenceros 
Esla  vez;  pregunto,  Carlos, 
¿En  qué  os  he  ofendido  yo 
Que  arrogante  y  temerario 
We  ponéis  mal  con  mi  esposo 
Porque  vuestra  traición  callo? 
¿Porque  os  sufro  descompuesto. 
Porque  liel  os  agasajo. 
Vos  me  perseguís  cruel , 
Vos  me  prometéis  airado? 
¿Porque  os  riño,  que  á  mi  esposo, 
Carlos,  habéis  inquietado. 
Llevándole  en  vuestro  enojo 
i'or  tantos  lascivos  pasos 


Me  perseguís?  ¿Es  razón 
Cuando  yo,  contra  los  hados. 
Soy  diamante  en  la  firmeza. 
Soy  en  la  dureza  mármol? 
Vos  de  un  rigor  convencido 

Y  de  una  pasión  llevado, 
Me  locáis  en  el  honor : 
¡Que  no  llegue  á  lastimaros, 
Mirarme  tan  perseguida! 
Ansí  á  los  blasones  claros 
De  los  reyes  vuestra  lengua 
Impone  defetos  varios. 
¿Qué  os  hizo,  decid  ,  Ramiro, 
En  vuestro  enojo?  Si  acaso 
Es  porque  á  Blanca  pretende 
Con  amor  tan  limpio  y  casto 
Que  no  pasan  sus  intentos 
Del  limite  del  recato: 

Si  es  porque  vos  la  queréis 
Por  esposa ,  babladme  claro, 

Y  os  la  daré ,  Carlos :  ea , 
Basten  ya  rigores  tantos; 
Yo  os  disimulo  traiciones , 

Y  vos  rebelde,  obstinado. 
Os  dejais  llevar  de  vos; 

No  soltéis  la  rienda  al  daño. 
Sed  amigo  agradecido 
A  mi  amor :  ejemplos  varios 
De  agradecimiento  hay; 
El  gavilán  que  volando 
Tan  soberbio  se  remonta 
Que  en  los  aéreos  palacios 
Ni  deja  la  garza  altiva 
Ni  olvida  el  jilguero  ufano 
Por  satisfacer  la  hambre  , 
Pues  haciéndolos  pedazos 
Trincha  con  sus  propias  uñas 
Las  tiernas  carnes ,  dejando 
En  monumentos  de  pluma 
Su  espíritu  sepultado ; 
Cuando  quiere  anochecer 
Discurriendo  por  los  campos , " 
Principe  de  las  campañas. 
Por  tener  los  pies  helados, 
ün  pájaro  en  ellos  prende 
Que  le  da  calor,  en  tanto 
Que  la  primer  luz  del  dia 
I)ora  los  montes  nevados; 

Y  con  poderle  tragar 

A  aquel  beneücio  ingrato. 
Le  suelta  por  la  mañana, 

Y  hacia  otra  parte  volando 
Por  no  encontrarle  encamina 
El  vuelo  precipitado. 

Pues  si  UB  ave  reconoce 
Aquel  beneGcio  escaso. 
Siendo  irracional  prodigio. 
Tú,  que  beneficios  tantos 
Recibes  de  mi  y  del  Rey, 
¿Por  qué  con  tantos  engaños 
Muriendo  le  haces  vivir 

Y  me  haces  morir  penando? 
Ea, véncete  y  acabe 
Tanto  mal  nacido  agravio. 
Reporta  tus  sentimientos. 
¿Qué  me  respondes,  don  Carlos? 
Enmudeces ,  enmudeces ; 

Si  no  te  obligo  rogando 

Como  Reina,  si  no  quieres 

Obedecerme  vasallo. 

Como  una  humilde  mujer 

Que  viene  á  pedir  lu  amparo 

A  tus  pies  este  favor         {l)e  rodillas.) 

on  sudores  destilados 
Del  alma  que  los  arroja 
Pido,  si  Reina  no  basto. 

CÁBLOS. 

Señora... 

REI\'A. 

Por  Dios  lo  pido. 
Sé  piadoso  «fUe  ansi  alcanzo 


2C8  COMEDfAS 

Esle  favor;  de  lus  pies 

No  he  de  le»anlarine  en  (anto 

Que  DO  me  hagas  esle  bien. 

Sale  EL  UEY. 

REY. 

¿Qué  es  aquesto? 

RElItA. 

Que  be  llegado 
De  una  injuria  que  le  hice 
A  pedir  perdón  á  Carlos , 
Ves  tan  leal  y  Un  noble 
Que  la  ofensa  ha  perdonado. 

RKT. 

¿Pues  de  rodillas  le  pi-Je? 

«EmA. 
Uicele  tan  grande  agravio 
Que  me  dejé  de  ser  Keina , 

Y  con  mi  afecto  postrado 
I.e  pedí  me  perdonase  ; 
Pero  en  vos ,  Señor,  no  hallo 
Camino  para  pediros... 

BEY. 

BasU. 

REl.NA. 

Ya  sé  que  os  enfado 
Con  palabras  y  con  obras ; 
A  recogerme  á  mi  cuarto 
Me  iré;  perdonad.  Señor. 
¡Dadme,  cielos,  vuestiüamparol(Vaíe.) 

REY. 

¿Carlos,  qué  ha  sido  este  exceso? 

CÁRI-OS. 

(.4p.  ¿  Qué  haré  ?  ¡  Cielos  soberanos '. 

Si  le  digo  la  verdad  , 

Infelice  muene  aguardo; 

Si  prosigue  mi  traición , 

A  la  Reina  y  su  honor  falto; 

Pero  mi  vida  es  primero.) 

Señor,  fué...  (Mp.  ¡Cielos!  no  bailo 

Caminos  con  que  acredite 

Los  empezados  engaños.) 

BEY. 

iVos  dudáis?  Carlos,  amigo, 
CoDtaldo,  acabad ,  contaldo. 

CARLOS. 

Señor,  como  ve  la  Reina 
Que  contigo  valgo  tanto, 

Y  que  hoy  por  enojos  tuyos 
A  Ramiro  has  desterrado. 
Me  dijo  que  te  pidiese 

Que  mandes  que  entre  en  palacio, 
hsla  es  la  verdad ,  Señor. 

REY. 

Echó  la  evidencia  el  fallo; 
Llama  i  Ramiro. 

CARLOS. 

Ya  voy.  ( Yase 

REY. 

¡Oh  tú  ,  de  los  cielos  astro, 
Que  mueves  segunda  causa , 
Tanto  impulso  soberano! 
¿Qué  me  quieres?  Déjame 
Esos  que  destilas  rayos 
Al  Índice  de  mi  vida 
Reprime,  basten  agravios; 
Al  iionor  de  un  rey  te  opones; 
Pero  no,  estrella  ,  no  alcanzo 
Que  tú  me  infundas  desdichas. 
Para  estas  penas  me  guardo 
(Jue  contarán  los  anales 
De  los  venideros  años ; 
Pero  aquí  viene  Ramiro. 

Sale  DON  RAMIRO. 

DON   RAMIRO. 

Agora  me  ha  dicho  Carlos 


ESCOCIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
Queme  llamáis. 


Ramiro,  los  desengaños 
Son  espejos  en  que  el  sol 
Mira  sus  dorados  rayos ; 
Sois  noble,  sois  bien  nacido, 

Y  sé  que  he  estado  engañado ; 

Y  si  un  Rey  puede  pediros 
Que  le  perdonéis ,  cobraos 
De  la  ofensa  recibida, 

Y  dadme  agora  los  brazos , 
Que  hoy  quiero  poner  el  cetro 

Y  corona  en  vuestras  manos. 

CARLOS.  Í,M  paño.) 
El  Rey  está  con  Ramiro, 
Fuerza  ha  de  ser  escucharlos. 

DON  RAMIRO. 

¿Tan  de  repente.  Señor, 
Honras,  mercedes  y  cargos? 

Sale  LA  REINA  á  la  oirá  parle 
del  paño. 

REINA. 

Ramiro  está  con  mi  esposo : 
Alguna  desdicha  aguardo. 

REY. 

Pues  para  que  conozcáis 
Cuánto  os  quiero,  eslimo  cuanto 
Por  principio  de  mi  fe. 
Este  papel  os  encargo ; 
Llevareisle  donde  dice 

{Dale  un  papel.) 
Con  diligencia  y  cuidado : 
Todo  mi  honor  está  en  él; 
No  se  le  he  fiado  a  Carlos, 
Porque  me  importa  el  sosiego; 
La  vida  estoy  aguardando 
Con  la  respuesta  ,  Ramiro, 
En  él  mis  dichas  restauro; 
Sea  luego  y  no  le  Ges 
De  amigo  ni  de  criado 
Que  á  vos  tambieu  os  importa. 

DON   RAUIRO. 

Yo  voy  luego. 

BEY. 

Y  yo  os  aguardo.  ( Vase 

DON  RABIBO. 

Yo  iré. 

CARLOS.  (Ap.) 

Pnes  agora  salgo 

Y  pido  aqueste  papel. 

Que  puesto  que  importa  tanto. 
Me  ba  de  agradecer  el  Rey 
Que  yo  uie  baya  adelantado. 

DON  RAMIRO. 

Pues  obedecer  conviene, 
Obre  el  cielo. 

REINA. 

Ten  los  pasos; 
Dame ,  Ramiro,  el  papel. 

DON   RAMIRO. 

Señora... 

REINA. 

Ya  yo  sé  el  caso. 
Que  un  negocio  que  me  importa 
Se  ha  de  hacer  antes :  yo  mando 
Queme  le  deis. 

DON  RAMIRO. 

Yo  obedezrn. 
(Dásele  á  la  ¡leina. 

REINA. 

El  correo  que  ba  llegado 
Me  ha  avisado  que  mi  lio 
Don  Jaime,  el  infante,  ha  dado 
A  la  carrera  del  mundo 
Los  precipitados  pasos; 


DE  ROJAS. 

Kn  efecto,  ha  muerto  ya. 
I'ú  agora  como  criado 
De  quien  fio  mis  secretos, 
l'uedes  hacer  que  en  palacio 
Le  digan  luego  esas  misas ; 
Ksto  no  permite  espacio, 
Ksto  importa  más  que  todo, 

V  puesto  que  importa  lanío. 
Mientras  que  á  Dios  le  encomiendo 
l'uedes  hacer  lo  que  mando. 

DON  RAHIRO. 

Obedeceros  es  justo.  (Vasc) 

CARLOS.  (Ap.) 
Ríen  mi  intento  se  ha  trazado. 
Aquesta  es  buena  ocasión ; 
Vboia  bien  ,  yo  me  adelanlo. 

BEIXA. 

,,l)ónde  vais, Carlos? 

CÁBLOS. 

Señora; 
El  rey  Dionls  me  ha  mandado 
Que  buscase  á  don  Ramiro 
l'ara  que  me  dé  el  despacho 
De  un  papel  que  importa  mucho. 

KEisA.  (Dale  el  papel.) 
Carlos,  este  es  el  papel. 

CARLOS. 

Va  como  noble  vasallo 
Os  he  servido. 

REINA. 

Ya  sé 
Lo  que  tengo  en  vos ,  don  Carlos. 

(Vase.) 

CARLOS. 

A  llevar  voy  el  papel 
Donde  dice ,  que  asi  alcanzo 
Que  culpe  el  Rey  á  Ramiro 

Y  me  agradezca  ¿I  cuidado.       (Vase.) 

Sale  TARABILLA. 

TARABILLA. 

Aqueste  mundo.  Señores, 
Todo  es  traza,  todo  es  modos, 

Y  en  él  nos  morimos  todos 
De  enfermedad  de  doctores; 

V  echando  por  el  atajo. 

Pues  tan  mortales  nos  vemos , 
Seor  Tarabilla,  bajemos 
Treinta  puntos  más  ab.ijo; 
El  Rey  sale,  y  traigo  aquí 
Un  arbitrio  que  he  pensado. 
Que  no  he  de  ser  desgraciado 
Pues  ser  bufón  escogí. 

Sale  EL  REY. 

REY. 

Oh  gracias  á  mis  recelos. 

Que  esia  vez  han  de  acabarse 

r.on  la  vida  de  Ramiro 

.Mis  celos  y  mis  pesares; 

¡Oh  gracias!— ¿Quién  está  aqulí 

TARABILLA. 

Aquí,  Señor,  no  está  nadie. 

REY. 

¿So  sois  alguien  vos  ? 

TARABILLA. 

Yo  no. 
Siempre  me  dijo  mi  madre 
Que  no  era  nadie  en  el  mundo. 

)  BEY. 

¿Qué  queréis? 

TARABILLA. 

Quiero  contarle 
Cierto  librillo  que  he  escrito. 
Que  ha  de  ser  muy  importante 
A  todas  las  damas  cultas , 


jCunio  se  llama? 

TARADILLA. 

Es  notable 
Titulo,  jDls|iaralorio 
De  todas  lascultiiiaiites : 
llemeilío  para  hablar  culto 
Cualijuiera  mujer  de  partes  , 
tíue  eijfade  á  toda  Lisboa 
Vá  treiuta  mil  mundos  cause» 


Idos,  y  vedme  después. 


Ese  después  es  muy  tarde, 

\  es  mi  hambre  uiuy  temprana. 

REY. 

Acabad. 

TARABILLA. 

Para  que  acabe 
Es  menester  que  me  ayuden. 

REY. 

Pues  tomad  ese  diamante. 

TARAUILLA. 

;Jesus!  ni  por  pensamiento, 
iPues  yo  habia  de  tomalle? 

[Tómale  y  vase.) 

REY. 

Agora  que  estoy  conmigo 

Prevenir  es  importante 

(^uu  la  muerte  de  mi  esposa 

La  venganza  de  mis  males; 

V  agora  «luiero  mirar 

¡ji  es  que  en  su  cuarto  se  liaüasv, 

Correr  quiero  esta  cortina. 

{Corre  la  cortina  y  halla  á  la  rctm, 

Isabel,  vestida  de  Tercera,  delun.i 

de  un  Cristo  crucificado.) 
Pero,  ¿qué  nuevos  disfraces 
Son  estos  con  (jue  la  niiro'í 
buspeuso  mi  furor  yace. 


¡Señor,  pues  que  vos  queréis 
yue  yo  muera  en  este  traje, 
Y  agora  en  él  me  mudáis. 
Procurando  adelantarme 
Lo  fuluro  de  las  dichas 
A  lo  cierto  de  los  males , 
Dejad  vivir  i  mi  esposo! 

RET. 

Con  la  verdadera  imagen 
De  Cristo  crucificado. 
Fijo  el  hermoso  semblante 
Arrobada  se  suspende , 
1  Qué  grandes  dilicullades. 
Volviendo  por  su  inocencia 
A  ser  mayores  se  añaden ! 
Sin  duda  (|ue  el  cielo  quiere 
Cíue  mi  honor  dilicultase, 
Que  un  grande  escrúpulo  siempre 
Se  Irueca  en  amor  más  grande  ; 
Pero  aun  más  queda  que  hacer: 
Correr  quiero  el  velo  .Tnies 

{Corre  la  cortina  ) 
Que  deje  la  devoción; 
Llamar  aquí  es  importante 
A  Carlos  para  que  vea... 


SANTA  ISABEL,  REINA  ÜE  I'ÜIITCGAL. 

Sale  TAHABILLA. 

TARABILLA. 

Aquel  artilice  grande 

Que  esta  fabricando  el  fuerte 

Que  orillas  de  la  mar  haces 

l)e  peña  muerta  y  cal  viva, 

Me  ha  dichoque  quiere  hablarte. 

REY. 

Entre;  de  nuevo  recelo 
Mayores  penas  y  males. 


Sale  EL  ARTÍFICE. 

ARTlflCE. 

Déme  los  pies  vuestra  alteza. 

REY 

Levantad. 

artífice. 
Dionis  el  grande, 
¿Conocéis  este  papel 
Que  esta  mañana  me  enviasteis? 

rey. 
Si  le  leéis  lo  sabré; 
Uecid. 

artífice. 

Dice  ansi ,  escuchadme. 

{Lee  )  «Maestro  mayor  de  la  fábrica 

«del  nuevo  fuerte  que  esta  á  la  orilla 

«del  mar  :  Al  que  éste  lleva  haieis 

«confesar  y  echaréis  dentro  de  uno  de 

•  los  hornos  de  cal  viva  que  eslun  a 
«vuestra  disposición;  sea  con  secreto 
.i|ue  a  nii  me  va  la  opinión  y  á  vos  la 
«vida.» 

REY. 

Es  verdad  ,  yo  le  escribí. 
artífice. 
Pues  apenas  llegó  á  darme 
liste  cerrado  papel 
Ue  su  desdicha  ignorante. 
Cuando  obediente  dispongo 
üe  vuestros  decretos  reales 
l-a  ejecución  y  el  castigo ; 
l'ero  al  tiempo  de  arrojarle 
A  ser  inútil  ceniza 
De  ardientes  llamas  voraces , 
Para  hablarme  estas  razones 
Me  pidió  que  le  aguardase  ; 

•  Capitán  (me  dijo  entonces) 
Hoy  pretenden  castigarme 
Los  cielos  de  mis  delitos 
l'uesto  que  son  los  más  graves. 
Contra  el  Rey  he  cometido 
Tal  ofensa,  injurias  tales, 
Que  han  permiliio  los  cielos 
Que  á  tus  rigores  los  pague; 
Al  rey  Uionishe  ofendido. 
Traidor  he  sido  á  su  sangre. 
La  Reina  fué  el  instrumento.» 
Y  desvaneciendo  al  aire. 

Su  cuerpo  sujeto  al  plomo, 
Le  solicité  cadáver; 
Urna  de  nieve  es  el  mar 
En  cuyo  túmulo  yace 
Escarmiento  de  si  mismo 
En  campañas  de  diamante; 
Vo  he  dado  la  justa  muerte 
Al  mismo  que  tú  me  enviaste; 
Él  dijo  que  era  traidor  : 
Que  lo  ha  sido,  lú  lo  sabes. 
Que  te  serví,  ya  lo  has  visto, 


Como  Re 
Pues  con 
He  de  a^ 


■  puedes  mandarme, 
u  noble  vasallo 
ardar  que  me  mande 


i  Vive  Dios!  que  mis  sospech; 
Salieron  ciertas  verdades. 
¡Oh  traidor!  ¡Oh  vil  Ramiro! 
Que  á  voces  lo  publicase! 
;No  lo  callara  en  la  inuerle 
Ya  que  en  la  vida  lo  obrase! 
¡Ah  Til  Ramiro! 

Sale  DON  RAMIRO. 


¿Qué  es  esto?— ¿Tú  no  llevaste 
Un  papel  que  yo  te  di? 

DON  RAMIRO. 

La  Reina  quiso  obligarme 
Que  fuese  á  oír  unas  misas 
Por  el  Infante  don  Jaime, 

Y  quedó  con  el  papel. 

¿V  ella? 

Sale  LA  REINA. 

REIJiA. 

Tente,  no  te  agravies 
De  lo  mismo  (|ue  es  tu  honor  ; 
Carlos  vino  de  tu  parte 

V  dijo  que  se  le  diese. 

¿Luego  á  Carlos  arrojaste 
En  el  horno? 

ARTÍFICE. 

Yo,  Señor, 
Leí  que  al  que  lo  llevase 
Le  diera  la  justa  muerte: 
Hice  lo  que  tú  mandaste. 

REY. 

Este  es  decreto  del  cielo 
Que  ha  querido  castigarle. 
Señora,  si  agora  bastan... 

REINA. 

Ya  miro  por  las  señales 
Que  conocéis  mi  inocencia. 

REY. 

Yo  prometo... 

DON  RAMIRO. 

Señor,  antes 
Que  prometáis  á  la  Reina , 
Tu  voluntad,  quiero  darle 
Esta  cadena  que  un  día 
Me  dio  para  que  gastase 
Con  los  pobres,  porque  ya 
Que  de  su  inocencia  sabes , 
No  es  necesario  venderla. 

REY. 

¡Hay  desengaño  más  grande! 

TARyiBlLLA. 

Escuchen  vuesasmerceiles; 
Doña  Blanca  ha  de  casarse 
Con  don  Uaniiro  allá  deiitio; 
lia  de  ser  la  noche  grande. 
Hay  comedia  de  repente 
Donde  hay  grandes  disparates, 
Qne  los  remite  el  poeta 
Para  la  segunda  parto. 


EL  CAÍN  DE  CATALUÑA. 


r.RREN'OUEL. 

RAMO.N. 

EL  MARQUÉS. 


PERSONAS. 


CONSTANZA. 
LEONOR. 


Rl'FINA. 
CARDONA. 


I  CAMACHO. 

UN  PICADOR. 
I  CONDE  DE  BARCELONA. 


PRIMERA  JORNADA. 


Salen  CAMACHO  T  CARDONA. 

CAÜACnO. 

Deshonra  buenos,  bergante, 
¿Sabes  lo  que  es  ser  bul'on? 
lina  anticua  posesión 
Tan  honrada  y  iraporlanle, 
Echaá  perder  este  dia. 

CARDOS*. 

Hombre,  ¿qiiiéresme dejar? 
jüinieen  que"? 

CAMACHO. 

En  dejarle  echar 
Uelecinas  d(»  agua  fria 
Por  un  ireiiilin. 

CARDOXA. 

Hago  bien, 
De  su  ignorancia  me  rio; 
Si  usled  no  fuera  tan  frío 
Se  las  echaran  (amblen. 

CAUACHO. 

¡Que  nna  melecina  pruebe. 

Del  inleres  obligado. 

De  agua  Iria  á  un  hombre  honrado! 

CARDONA. 

¡Qué  importa  si  era  de  nievo? 

CASIACHO. 

¡En  mandándolo  un  señor. 
Que  reciba  sin  temores 
l'na  ayuda  asi ! 

CARDOI^A. 

Peores 
Son  las  que  manda  el  dotor. 

CAMACHO. 

Pero  ¿cuál  quedará  luego? 

CARDO.-ÍA. 

Fresco. 

CAMACHO. 

¿Y  la  jeringa,  di. 
Es  muy  pequeña? 

CARDO:»A. 

Eso  si. 
De  estas  de  matar  el  fuego. 

CAMACHO. 

í  A  mi  olicio  este  baldón  ? 
A  azotes  le  he  de  matar. 

CARDONA. 

Si  usasled  ha  de  llorar, 
¿Cúroo  quiere  ser  bufón? 


I  iPuesi 
I  i  Qué  6! 


I  soy  yo  en  Rarcelona... 

CARDOfíA. 


CAHACHO. 

Del  hijo  más  querido 
Del  Conde ,  el  entretenido 
Acerca  de  su  persona? 
i  Con  qué  estilo  cortesano 
Bufo  con  este  y  aquel' 


CARDOMA. 

Míreme, Camacho,  él 
Es  aloja  de  verano. 

CAMACHO. 

Mientes. 

CARDONA. 

Digo  que  es  frión. 

CAMACHO. 

¿Esto  se  me  ha  de  decir? 
¿Frió  yo,  y  he  hecho  reir 
A  un  juez  de  comisión? 

CARDONA. 

Oye,  pues,  ¿eso  qué  es? 

CAMACHO. 

¿Hay  mayor  blasón? 

CARDONA. 

Mayor : 
Yo  he  hecho  reir  á  un  regidor 

CAMACHO. 

Poco  es  eso. 

CARDONA. 

Era  del  mes. 

CAMACHO. 

Eso  es  más ;  mas  di ,  ¿de  dónde 
(Porque  te  alabe  mejor) 
Era  el  seor  Corregidor? 


Sfl/<rn  EL  CONDE  y  EL  MARQUÉS. 

CONDE. 

La  pota  me  trae  rendido , 
Mucho  es  lo  que  me  ha  apretado. 
Marqués.  ¿Iiabeisme  llamado 
A  Berenguel ? 

MARQUÉS. 

He  temido 
Su  condición  desigual. 
Conmigo  cruel  también. 
Pues  porque  me  quieres  bien  , 
Ha  dado  en  quererme  mal : 

Y  no  he  de  darle  ocasión , 
Sabiendo  qne  es  mi  enemigo  , 
Hablándole,  á  que  conmigo 
Use  de  su  condición  ; 

Y  como  tanto  aborrece 

Su  hermano ,  y  sabe  que  soy 
Su  amigo ,  temiendo  estoy 
Que  su  indignación  empiece 
Por  mi  modestia  primero. 
Cuando  sab 


CONDE. 

Yo  estimo  vuestra  persona , 
Como  es  razón  ;  y  no  quiero 
Que  su  ira  ó  su  crueldad 
Motivo  á  enojarse  dé  ; 
No  puedo  tenerme  en  pié , 
Una  silla  me  llegad. 
Ah ,  Cardonilla ,  ¿acá  estás ? 

CARDONA. 

Que  verte  con  salud  quiere. 


CONDE. 

Mientras  este  hijo  viviere 
No  tendré  salud  jamás. 

CARDONA. 

Señor, ahora  es  muchacho, 
El  asentará  mañana. 

CONDE. 

Hoy  es  dia  de  terciana. 

CARDONA. 

¿  A  qué  hora  te  da  el  Camacho? 

CONDE. 

Di ,  ¿qué  es  el  CamacUo ? 

CARDONA. 

El  frió. 

CAMACHO. 

Mientes,  Cardonilla. 

CONDE. 

Cierto, 
Que  contigo  me  divierto, 

Y  algunas  veces  me  rio. 

CARDONA. 

Ve  que  bago  reir  al  Conde. 

CAMACHO. 

Y  con  frialdades ,  ¿  no  añades  ? 

CARDONA. 

Mire  usted ,  las  frialdades 
Las  echo  ya  sabe  donde. 

CONDE. 

¿Habéis  visto  á  Berenguel? 

CAMACHO.  {Ap.) 

Vengaréme  del  traidor. 

CARDONA. 

Esta  mañana.  Señor, 
Salí  en  el  coche  con  él. 

CONDE. 

¿Y  hoy  qué  ha  hecho? 

CARDONA. 

Lo  primero. 
Porque  el  barbero  tardó , 
Delante  del  me  mandó 
Que  yo  afeitase  al  barbero; 
Pero  ya  todos  proponen 
No  afeitarle  en  muchos  dias. 

CONDE. 

Bueno  al  barbero  pondrías. 

CARDONA. 

Pósele  como  ellos  ponen. 
Por  ver  si  era  menester 
Vino  un  doctor,  y  él  mejor: 
— Vuélvase ,  dijo  al  doctor, 

Y  éntreme  la  muía  á  ver; — 
Pasóse  á  conversación 
Con  dos  sugetos  extraños 
En  un  cuarto. 

CONDE. 

¿Cuáles  sotí? 
Dimelos. 

CARDOrtA. 

Si  te  los  cuento. 
Que  (e  has  de  reir  no  dudo, 


t'orquc  un  hahlador  y  un  mudo 
Tienen  un  mismo  aposento, 

Y  esla  lelra  alrededor, 
Esto  no  se  puede  errar. 
Este  Miuilo  sabe  hablar, 

Y  callar  este  hablador. 
Por  la  casa  en  cuerpo  andaba 

Y  hacia  el  zaguán  se  salió, 

Y  porque  no  se  paró 
IJn  coche  cuando  pasaba , 
Veinte  y  cinco  con  su  azote 
Al  cochero  le  hizo  dar, 
Desde  el  globo  circular 

A  las  lineas  del  cogote. 

üecia  el  cochero  primero : 

—¿En  qué  ha  errado  quien  nn  viú?— 

Y  a  eso  le  respondió: 

—  Pues  déntelos  por  cochero.  — 
Porque  vio,  cuando  llegaba, 
Dos  gabachos  quealli  habia, 
Oue  uno  cuchillos  vendia, 

Y  el  otro  los  amolaba, 

Dijo  :  ;  Que  ninguno  entienda 
Treta  tan  fácil  de  ver! 
Este  los  echa  á  perder 
Para  que  el  otro  los  venda; 
Pero  una  sentencia  pía 
Dio  al  amolador  primero. 

CO.NDE. 

i  Qué  es? 

CARDONA. 

Que  amuele  al  compañeio 
Los  cuchillos  que  vendia. 
Cosas,  vive  Dios,  intenta, 
Que  no  hay  quien  no  las  repruebe. 

CAMACIIO. 

iPues  la  jeringa  de  nieve 

Que  le  hizo  echar  no  la  cuenta? 

CONDE. 

¿Cómo  eso  no  lo  dijiste? 

CARDOMA. 

¿Cómo  te  lo  he  de  contar 
Si  yo  no  me  la  vi  echar? 

CONDE. 

Si,  pero  ¿no  la  sentiste? 

CARDONA. 

Si  la  sentí, es  evidente. 

CONDE. 

Pues  ¿cómo  no  lo  has  contado? 

CARDONA. 

Señor,  porque  un  hombre  honrado 
Ha  de  callar  lo  que  siente. 

CONDE. 

Eso  deseo  saber. 

CARDONA. 

Pregunta. 

CONDE. 

Dime  esto  ahora, 
¿Quiere  mucho  á  la  señora 
Doña  Leonor,  su  mujer? 

CARDONA. 

Si,  Señor. 

CAHACnO. 

Miente,  Señor. 

CARDO.NA. 

Callar  es  más  acertado. 

CAMACHO. 

Hermano,  grave  ycallado, 
i  Sois  bufón  ó  senador? 
Aun(|ue  ella  no  lo  merece. 
Mas  dice  que  la  aborrece 
Por  propia  y  no  por  mujer; 

Y  luego  una  riña  entabla 
Sin  por  qué  ni  para  qué ; 
A  su  hermano  no  lo  ve, 

Y  si  le  ve,  no  le  habla. 

CONDE. 

Tomar  en  esto  la  mano, 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

CONDE. 

Ea  ,  vaya  el  picador. 

BEBKNCUEI,. 

Vaya ,  pues  vos  gustóls  dello. 

CAHDONA. 

Ea  ,  pique. 

PICADOR. 

Una  palabra. 


Marqués  amigo,  quisiera. 

CARDONA. 

El  quiere  de  una  manera 
A  su  mujer  y  su  hermano , 
V  hoy... 

Sale  UN  PICADOR  huyendo  de 
BtRENGUEL. 


El  sagrado  me  valga 
Del  Conde. 

BERENGUEL. 

Viven  los  cielos. 
Que  has  de  morir  á  mis  manos. 

CONDE. 

Hijo  Berenguel,  ¿  qué  es  eso? 
Detente. 

BERENGüEL. 

A  no  ser  mi  padre 
Elqueosdelieudc... 

CONDE. 

¿Qué  ha  hecho? 

CARDONA. 

Tiene  razón  mi  señor 
Don  Berenguel ,  y  es  muy  bueno 
Que  una  sabandija  dé 
Ocasión  á  estos  empeños  ; 

Y  merecía... 

CüNÜK. 

Cardona, 
¿Qué  hizo  el  picador? 

CARDONA. 

¿Yoséln? 

PICADOR. 

Señor,  porque  fui  á  hacer  mal 
Al  Tordillo. 

CARDONA. 

¿Qué  OS  ha  hecho 
El  tordillo  que  le  habéis 
Hecho  mal  sin  merecerlo? 

BF.RENGCEL. 

Yo  os  lo  contaré  :  mándele. 
Que  en  un  tordillo  que  tengo 
Saliese  á  hacer  cuatro  tornos 
A  ese  zaguán ,  y  sabiendo 
Loque  jo  quiero  el  caballo. 
Viene  diciendo  que  es  lerdo, 
Que  no  pisa,  que  no  curre, 

Y  que  es  mejor  el  overo 

De  mi  hermano,  y  vive  Dios, 
Que  á  no  estar  vos  de  por  medio... 

CONDE. 

¡Hijo! 

CARDONA. 

Dice  bien  mi  amo . 
Que  el  overo  es  un  camello 
Con  una  cuarta  de  cola 

Y  seis  varas  de  pescuezo , 

Y  tiene  un  cuarto  y  vejigas , 

Y  es  muy  angosto  de  pechos; 
Flaco  que  pica  en  sardina , 

Y  bizco  que  frisa  en  tuerto. 

PICADOR. 

Yo  he  criado  este  caballo , 

Y  es  un  caballo  bien  hecho. 
De  buena  boca  y  de  brazos, 

Y  que  puede  elConde  mosnio 
Ponerse  en  éi. 


Hombre,  ¿quién  te  mete  en  eso? 

¿Es  el  overo  tu  padre? 

A  un  señor  ,  ¿para  qué  efelo 

Dices  mal  de  su  caballo, 

Y  le  alabas  el  ajeno? 


Cardonilla. 

CARDONA. 

¿Qué  tenemos? 

PICADOR. 

¿Entiendo  yo  de  caballos» 

CARDONA. 

¿Todavía?  si  por  cierto. 

PICADOR. 

Pues  no  es  tan  bueno  el  tordillo. 

CARDONA. 

Picador  de  los  infiernos  , 
¿Caballo  que  bebe  y  come 
Me  dices  que  no  está  bueno? 

PICADOR. 

Y  no  vale  veinte  reales. 

CARDONA. 

Aqui  de  Dios  ,  ¿no  pondremos 
En  razón  los  picadores? 

PICADOR. 

V  no  es  caballo  de  hueso. 

CARDONA. 

Ya  escampa. 

PICADOR. 

Y  uo  es  corredor. 

CARDONA. 

Hermano,  asi  será  bueno 
Para  la  guerra. 

PICADOR. 

V  se  rasca. 

CARDONA. 

Le  comerá. 

PICADOR. 

Y  le  da  muermo. 

CARDONA. 

Tengas  en  la  lengua. 

PICADOR. 

Y... 

CARDONA. 

Señor,  este  está  diciendo 
Mal  del  Tordillo. 

PICADOR. 

Ya  escampa. 
Ya  me  quiero  ir.  (Yasc.) 

CA«DONA. 

Laus  Deo; 
Si  no  le  aviso  se  pone 
Sobre  mi. 

CONDE. 

Llámame  luego 
A  mi  hijo  don  Ramón , 
Marqués. 

UARQVÉS. 

Voy  á  obedeceros. 

CONDE. 

No  le  digas  que  está  aquí 
Su  hermano.  —  Hijo,  ¿por  esto 
Se  ha  enojado  el  picador? 
Pregunto  :  ¿vate  á  ti  menos 
Que  tenga  mejor  caballo 
Tu  hermano? 

BERENGUEL. 

De  eso  me  ofendo. 
¿Todo  ha  de  ser  lo  mejor 
De  lo  que  roí  hermano  es  dueño? 


>i  I  nena  espada  me  traen, 

^  esloy  con  ella  conieiitu , 

La  suya  me  dicen  que  es 

be  más  antiguo  maestro. 

Si  algún  dia  señalado 

líos  vestidos  nos  ponemos , 

El  iiiio  es  el  del  mal  gusto, 

Kl  suyo  el  que  alaba  el  pueblo. 

En  lili  guadarnés  no  bay 

Alhaja,  que  no  baya  luego 

<Jui('n  diga  que  otra  niejur 

'lieiie  mi  hermano  en  el  vuestro; 

His  jaeces  son  peores , 

Mis  armas  de  mal  acero. 

Las  <u.vas  de  lindo  temple  ; 

Mis  ielireles  y  sabuesos 

^l  acüineten,  ni  descubren 

1  II  i'l  monte  y  llano  a  un  tiempo  , 

Ni  nnii  á  la  cerdosa  res, 

^|   'I  ro  al  tímido  conejo. 

Si  iiaci'inos  versos  los  dos  , 

Sun  lus  peores  mis  versos : 

Y  esto  es  lo  que  siento  más , 
Que  es  alhaja  del  ingenio. 

Y  si  los  dos  concurrimos 
De  (lamas  y  caballeros 

A  algunas  conversaciones 
Que  ocasionar  suele  el  tiempo. 
Diga  él  algún  disparate, 
Y'  iliga  yo  un  gran  concepto. 
No  es  cosa ,  dicen  al  mió , 

Y  al  suyo  dicen  que  es  bueno. 
Y'  en  lin,  cuando  yo  tetiia, 
Para  desquitar  todo  esto, 

T'n  caballo,  de  quien  gusto. 
Tan  veloz  y  tan  sujeto 
Que  en  enípezando  á  correr 
^o  parara  a  no  haber  freno, 
Se  me  alreve  el  picador 
A  decirme  que  el  overo 
De  mi  hermano,  porque  es  suyo, 
Es  más  caballo  y  más  hecho. 
\  vive  Dios  ,  que  á  no  ser 
Porque  vuestra  Alteza... 

C0.1DE. 

Cierto, 
Hijo,  que  no  te  conozco, 
Pji-s  solía  en  otro  tiempo, 
A  tu  mala  condición 
Reducir  tu  entendimiento. 
l\  quién  quieres  ,  di ,  que  alaben 
Si  no  es  á  tu  hermano  ?  vieuilo 
Que  eres  mi  hijo  menor, 

Y  tu  hermano  el  heredero. 
Si  saben  que  viejo  estoy. 

Sí  ven  que  estoy  tan  enfermo 
Que  en  sus  sienes  y  en  su  mano 
Pruebo  la  corona  y  cetro. 
¿Habrá  alguno  en  Barcelona, 
Filósofo  tan  atento. 
Que  tenga  el  mérito  en  más, 

Y  tenga  al  poder  en  ménosV 
¿Cuándo  no  es  el  poderoso 
Alabado?  ¿  V  en  qué  tiempo 
La  huella  de  los  telices 

No  siguen  los  lisonjeros? 

Hermosísimo  un  cristal 

A  los  rayos  del  sol  vemos 

Que  admira  á  un  tiempo  y  enciende, 

Y  en  su  competencia  puesto, 
Ya  trino  diamante  que 
Arda  y  resplandezca  menos  , 
Sólo  porque  vale  más 

El  diamante, experimento 
Que  es  el  diamante  alabanza 

Y  es  el  cristal  menosprecio : 
Nacieras  primero  tú, 

Y  fueras  diamante. 

BERKNGt}EI.. 

Eso 
Es  lo  que  siento  más  yo. 
Aunque  no  me  ayudó  el  cielo 
ii. 


EL  CAÍN  DE  CATALUÑA. 

La  alabanza  de  segundo 
M  la  dicha  de  primero. 

CONDE. 

Uerenguel ,  hablemos  claro: 
Tu  condición  mala  ha  hecho 
Que  no  haya  quien  bien  te  quiera 
En  Barcelona;  soberbio 
Eres  con  humildes  vano , 
Mucbo  más  con  los  modestos  . 
De  ninguno  crees  virtud , 
¡  Oh  qué  mal  haces  en  esto! 
Que  es  honra  por  fe  creer 
Por  señas  el  bien  ajeno. 

Y  lo  que  yo  siento  más. 
Entre  otras  cosas  que  siento , 
Es  ,  que  eres  más  inclinado 

A  ofender,  cuando  estás  ciego, 

Al  pobre  que  al  poderoso; 

;()h  cómo  no  ves  el  yerro! 

Porque  si  se  venga  el  rico 

Se  venga  con  el  acero, 

Con  el  tierno  llanto  el  pobre ; 

La  distinción  mira  atento 

Que  hay  entre  el  llanto  y  la  espada  ; 

Que  el  rico,  airado  y  soberbio , 

Una  vez  de  ti  se  venga, 

Y  el  pobre  muchas,  supuesto 
Quede  ti  se  venga  más 
Cuanto  se  vengare  menos. 

Y  una  cosa... 

DERENGBEL. 

El  sermoncillo 
Es  un  poco  largo. 

CONDE. 

Quiero 
Reñirte. 

BERENGCEL. 

Pues  vuestra  Alteza 
Riña  esta  vez  tudo  aquello 
Que  ha  de  reñirme. 

COXDE. 

¿Porqué? 


Porque ,  Señor,  si  yo  puedo, 

l'ara  darme  otro  sermón 

No  me  ha  de  coger  tan  presto. 

CONDE. 

;Ah!no  te  castigue  Dios, 
Hijo  Berenguel,  que  cierto 
Que  estimas  poco  el  amor 
Paternal. 


¿Yo  por  qué  debo 
Pagarte  ese  amor  á  tí , 
Si  cuando  me  quieres  veo 
Que  no  me  quieres  por  mí 
Sino  por  ti? 

CONDE. 

No  lo  entiendo. 

BERENGUEL. 

Dime,  ¿cuando  yo  nací , 

Si  otro  naciera  á  aquel  tiempo  , 

No  le  quisieras  á  él 

Como  me  quieres? 

CONDE. 

Es  cieno. 


bkrengi:f.i.. 
Pues  tú  te  agradece  á  lí 
Saber  ser  buen  padre  ,  puesto 
Que  á  otro  que  no  fuera  yo 
Tuvieras  ese  amor  mesmo. 

CONDE. 

Pero  tú  pagarme  debes 
Ser  mi  hijo. 

BERENCCEI.. 

¿Yo  qué  te  debo. 
Si  tú  me  hiciste  segundo? 


CARDONA. 

Dice  bien ,  fué  muy  mal  hecho. 

CONDE. 

Callad  vos. 

CARDONA. 

Yo  callaré. 

CONDE. 

Idos  fuera. 

CARDONA. 

Voime. 

CAMACMO. 

¿Velo 
Como  es  un... 

CARDONA. 

Habla  por  boca 
De  un  Camacho. 

(Yanse  ¡os  dos.) 

CONDE. 

Lo  que  intento 
Preguntarte...' 

BERENGUEL. 

Dilo.pues. 

CONDE. 

¿No  me  dijiste  tú  mesmo 
Que  á  doña  Leonor  le  diera 
Por  esposa? 

BERENGUEL. 

No  lo  niego. 

CONDE. 

¿No te  casaste  con  ella? 

BERENGUEL. 

Es  verdad. 

CONDE. 

¿No  es  el  ejemplo 
De  la  virtud? 

BERENGUEL. 

Las  mujeres 
De  cualquier  hombre  travieso. 
Luego  son  unas  santicas. 

CONDE. 

¿No  es  herniosa? 

UERENGUEL. 

No,  por  cieno. 

CONDE. 

Pues  tú  á  mi  me  lo  dijiste. 

BEREXCUtL. 

Me  lo  pareció  primero. 

CONDE. 

¿No  es  de  la  grande  familia 
Del  de  Tolosa ,  que  un  tiempo 
Dio  hazañas  á  la  memoria 
De  los  siglos  venideros? 

BERENGUEL. 

Es  asi. 

CONDE. 

A  tu  mismo  hermano . 
Con  quien  tuve  hecho  el  concierto 
De  casarla,  ¿no  te  acuerdas 
Que  se  la  quité  ,  sabiendo 
Que  sólo  porque  él  la  quiso , 
La  presunción,  el  deseo 
O  la  envidia,  dieron  juntos 
Nueva  materia  al  incendio? 

BERENGUEL. 

Todo  es  verdad. 

CONDE. 

Pues  dime,  hijo, 
¿  Cómo  en  un  heroico  peeho . 
Donde  un  amor  vivió  siempre, 
Cabe  nn  nborrecimienlo? 
Con  un  fingido  agasajo. 
Con  un  corles  cumplimiento, 
i;na  mentira  á  ocasión  , 
Con  una  lisonja  á  tiempo  , 

18 


274  COMEO 

Cumples  con  una  mujer 

Principal.  Pero  no  vengo 

En  que  se  asome  lu  odio 

A  tus  ojos.j  que  luego 

Le  revele  el  corazón 

Al  labio  todo  el  secreto. 

Quien  con  la  propia  mujer 

Gasta  iras,  siembra  despechos , 

Groserías  anticipa , 

Ni  es  noble  ni  es  caballero  ; 

Que  el  tratar  mal  las  mujeres 

Propias  de  palabras ,  pienso 

Que  solamente  lo  usan 

Los  vulgares  y  plebeyos; 

Que  cuando  tú  la  aborrerxas , 

Hijo  mió ,  no  es  bien  hecho : 

Ya  que  lo  interior  sea  malo 

Que  lo  exterior  sea  bueno. 

BERENCOEL. 

Pues  yo,  Señor... 

Sale  RAMO.N. 

RAMüN. 

El  Marqués 
Me  dijo...  {Ap.  Mas  yo  rae  vuelvo, 
Mi  hermano  está  aquí.) 

BERENGUEL.  (Ap.) 

Mi  hermano 
Ra  entrado  ,  salirme  quiero. 

CONDE. 

i  Ah  Berenguel !  ¡  Ah  Ramón: 
Hijos,  muchachos,  ¿qué  es  esto? 
¿Adonde  vais? 

RAMÓN. 

Como  estabas 
Agora  hablando  en  secreto 
Con  mi  hermano,  me  volvia. 

BERENCOEL. 

Como  vi  que  entraba  á  veros 
Mi  hermano,  estorbar  no  quise 
Que  os  hablase. 

CONDE. 

Antes  me  huelgo 
Que  vengáis  á  esta  ocasión. 

RADON. 

¿Qué  es  lo  que  me  mandas? 

CONDE. 

Tengo 
Mucho  que  reñir  con  vos. 
{Ap.  Todo  cuanto  hace  mal  beclio 
Berenguel ,  quiero  reñirle 
A  don  Hamon ;  pues  con  esto , 
Riñendoalque  está  sin  culpa, 
Del  que  la  tiene,  los  yerros 
Templo  ,  á  un  mismo  tiempo  al  ni;ilo  , 
Vengo  ü  reprender  al  bueno.) 
De  manera ,  don  Ramón , 
Que  habéis  dado,  errado  y  necio , 
En  no  hablar  á  vuestro  hermano. 
Porque  os  ha  querido  el  cielo 
Conliar  una  corona 
Que  á  otro  habéis  de  darla  luego? 
;  Si  vos  supierais  lo  que  es 
lina  corona! 

RAUON. 

Ya  veo 
Que  es  la  corona  un  alivio 
Muy  pesado ;  es  un  trofeo 
Muy  costoso;  es  un  adorno 
Que  aflige  al  que  le  trae  puesto; 
Es  una  riqueza  pobre. 
Un  honrado  menosprecio , 
Ün  vituperio  alabado. 
Una  lisonja  con  riesgo, 
Una  libre  esclavitud; 
Pues  de  la  suerte  que  vemos 
Que  i  un  esclavo  le  señalan 
Sobre  la  frente  ,  poniendo 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
(Porque  se  sepa  quien  es) 
Nombre  ó  señas  de  su  dueño  , 
Asi  al  Rey  (I  fiera  señal!) 
Sobre  la  frente  se  ha  puesto 
La  corona,  porque  sepan 
Que  es  esclavo  de  su  reino. 

CONDE. 

{Ap.  Vivas  más  que  yo,  hijo  niio. 
Ya  sé  que  no  lo  encarezco 
Poco.  1  Qué  discretamente 
Discurre!  Pero  no  es  bueno 
Alabarle,  porque  esotro 
Podrá  enojarse.) 

BERENGUEL. 

Por  cierto 
Que  es  lástima ,  que  á  mi  hei  mano 
No  mandes  ponerle  luego 
En  una  media  tinaja 
Comoá  Diúgenes,  que  ha  lucho 
üe  despreciar  las  coronas  , 
Filósofo  á  lo  moderno. 
;  Qué  diacrelo  y  qué  moral! 

CONDE. 

¿Pues  él  tiene  entendimieiilo 
Vara  saber  lo  que  vale 
Una  corona  y  un  cetro? 

BERENGUEL. 

Renuncíela  en  mi,  y  veamos 
Si  bago  yo  lan  poco  aprecio 
De  la  corona. 

RAUON. 

Mi  padre 
La  goce,  que  es  lo  que  quiero ; 
Perú  cuando  fuera  mia 
Será  tuya. 

BERENGUEL. 

Esto  no  puedo 
Sufrir,  qué  quiere  decirnos... 

CONDE. 

¿Qné? 

BERENGUEL. 

Que  no  tiene  deseo 
De  heredaros. 

CONDE. 

Si  tendrá  : 
¿Piensas  tú  que  le  agradezco 
La  lineza'í 

RAMÓN. 

Bien  sé  yo 
Que  tú  conoces  mi  pecho. 

CONDE. 

Ea,  abrazadle, y  pedidle 
Que  os  perdone. 

RAMÓN. 

Sabe  el  cielo. 
Que  siempre  mi  amor  ha  estado 
A  tu  obediencia  sujeto. 
¿Pues  cuando  yo  nu  le  he  hjbbdo. 
Hermano?  ¿Cuándo  no  llego 
A  obedecerte  y  servirte  ? 

BERENGUEL. 

Estos  señores  modestos 
Tienen  engañado  el  mundo. 

RAMÓN. 

Los  brazos  me  da  ,  pues  vengo 
A  pedir  que  me  perdones , 
Si  hay  perdón  donde  no  hay  yerro; 
Tú  eres  quien  tiene  la  culpa. 

BERENGUEL. 

Ks  verdad ,  tú  eres  el  bueno , 
El  apacible  y  el  blando. 
Yo  el  áspero  y  el  soberbio; 
Y  vele  con  Dios,  hermano. 

CONDE. 

Ea ,  por  m  i  has  de  hacer  esto , 
Abrázale  por  tu  vida  ; 
Acabad  vos,  no  seáis  seco, 


DE  ROJAS. 

Noramala  paro  vos: 
Llegaos  niás. 

RAUON. 

Ya  os  obedezco. 

(Abraza!,- 

CONDE.  {Ap.) 

;Qué  humildad! 

BERENGUEL. 

Porque  lo  nuindas. 
Yo  le  abrazo. 

CONDE. 
{Ap.  ¡Qué  despe-o') 
Guárdele  el  cielo,  Ramón. 
Berenguel,  Dios  te  haga  bueno. 

RAMÓN. 

Señor,  una  nueva  os  traigo 
No  buena. 

CONDE. 

Decidla  luego. 

RAMÓN. 

Que  el  turco  infesta  las  islas 
üe  Mallorca,  entrando  á  fuego 

Y  sangre  por  las  campañas 
De  sus  conocidos  pueblos 
En  seis  armadas  galeras 

Y  doce  navios  gruesos. 
Mallorca  y  Menorca  escriben 
Que  las  socorras ,  pidiendo. 
Primero  la  brevedad. 

Que  el  socorro  de  tu  reino 
Son  las  islas;  y  en  un  día. 
Si  quiere  ayudar  el  cielo , 
Surgir  en  Puerto  Mahon 
Pueden  tus  vasos  ligeros. 
El  Maestral  en  la  popa 

Y  en  las  espumas  el  remo. 

CONDE. 

Pues  en  diez  y  seis  galeras 

Y  veinte  naves  que  tengo 
Surtas  en  la  playa ,  al  punto 

Se  embarquen  nobleza  y  pui  l)lii 
Pieza  de  leva  dispare 
La  capitana:  tan  presto 
Sea  el  socorro  como  es 
El  aviso,  que  si  luego 
Que  se  reconoce  un  daño 
Se  interpusiese  el  remedio. 
No  hubiera  la  tiranía 
Logrado  cetros  ajenos. 

RAMÓN. 

¿Quién  irá  por  general» 

CONDE. 

A  nadie  á  fiar  me  atrevo 
Esta  empresa  sino  á  vos... 

BERENGUEL.  {Ap.) 

Si  elige  á  mi  hermano,  tengo 
De  ir  yo  ,  y  él  se  ha  de  quedar. 

CONDE. 

A  Berenguel. 

BERENGDBL. 

Agradezco 
La  elección. 

RAMÓN. 

Vaya  en  buen  hora 
Mi  hermano. 

BERENGUEL. 

Agora  no  quiero 
Salir  porque  éflo  aconseja  : 
Vaya  don  Ramón. 

CONDE. 

Va  espero 
La  dispensación  de  Roma 
Para  Iniccr  su  casamiento 
Con  Constanza,  hija  del  duque 
Do  Calabria ,  y  no  me  atrevo. 
Estando  ella  en  Barcelona, 
Habiendo  venido  á  esto 
Desde  Italia,  aventurar 


Lv.,  -u  ausencia  esie  respeto. 

BERENGDEL. 

¿Y  vo  no  me  importo  más 

A  Mil.  i|ue  me  importa  un  reino? 

Siempre  han  de  echar  los  segund  js 

A  las  halas;  los  primeros  , 

¿No  le  lian  ile  ver  una  vez 

Siquiera  la  cara  al  riesgo? 

RAH0>'. 

I  To  suplico  á  vuestra  Alteza 
;  Me  deje  ir. 

i  CONDE. 

I  ¿Qué  dirá  de  eso 

Constanza ,  que  es  mi  sobrma , 
I  Si  os  vais  vos? 

j  BERENGCEL. 

Bastante  tiempo 
jrienso  que  hay  ,  que  no  vci.dia 
I  La  dispensación  tan  presto. 

'  RAMOS. 

Vuelvo  otra  vez  á  tus  pies, 
A  su|dicartede  nuevo 
C"e  \o  vaya  á  este  socorro, 
Oue  íiabra  quien  mormure  luego 

I  Si  me  quedo  en  Barcelona, 

I  Desjiues  de  haberle  propuesto 

i  Que  hago  gala  del  temor 

I  ¥  conveniencia  del  miedo. 

CONDE. 

Hijo,  loque  me  pedís 

Me  está  a  mi  bien  ,  y  no  quiero 

Aventurar  la  vitoria 

Por  no  elegir  un  sugeto 

De  vuestro  valor  y  partes. 

Vuestra  experiencia  y  acuerdo. 

Sea  luego  el  embarcaros, 

fiue  en  vuestra  ausencia  os  ofrezco 

Galantear  á  mi  sobrina 

Constanza ,  como  vos  mesnio. 

Que  nunca  he  dejado  yo 

De  ser  galán  por  ser  "viejo; 

A  vuestro  valor  le  fio 

Esta  empresa. 

BAHON. 

A  los  pies  vuestros 
De  de  poner  la  cabeza 
Del  Utuuiauo  soberbio. 

BERENGBEL. 

{Ap.  Buena  ocasión  se  ha  ofrecido 
A  mi  amor.) 

RAHON. 

;  Oh  qué  mal  puedo 
Irme  4  embarcar  sin  el  alma 
Por  quien  respiro  y  aliento ! 

CONDE. 

Ea,  entrad  á  despediros 
De  Constanza. 

UERENGUEL.   (Ap.) 

Agora  celos 
¥  ocasión. 

RABÓN.  {Ap.) 

Agora  ojos 
No  os  he  menester  tan  tiernos. 

CONDE. 

Ea,  hijo,  á  preveniros. 

RAHON. 

Ea,  Señor,  á  obedeceros 

CONDE. 

Vamonos  luego. 

RAUON. 

Ya  estov 
Obediente  á  tus  respetos". 

CONDE. 

Que  hasta  la  torre  del  rio 
Irá  acompañaros  quiero; 
Vos  también  á  acompañarle 


EL  CAÍN  DE  CATALIJ.^A 
Habéis  de  salir. 

BERENCl'EL. 

No  puedo , 
Que  tengo  que  hacer. 

CONDE. 

¡Qué  hijo 
Tan  malo '. 

RAMÓN. 

;  Qué  senlimienUí! 

CONDE. 

j  Oh  amarga  vejez ! 

RAMÓN. 

i  Oh  ausenol  il 

CONDE. 

;  Oh  llamo! 

¡  Ay  dolor ! 

BERENGUEL. 

¡Oh  ciclos! 

CONDE. 

Dos  extremos  son  mis  hijos. 

RAMÓN. 

Para  mi  amor  todo  es  miedos. 

BERENGUEL.  {All.) 

No  puede  disimular 
Lo  que  quiere  a  Ramón. 

CONDE.  {Ap.) 

¡r.ielos! 
No  sea  Berenguel  tan  malo, 
Y  no  sea  Ramón  tan  bueno. 
(Vanse.) 

Salen  LEONOR  y  RUFINA  ,  crifda. 

LEONOR. 

/Avisaste  á  don  Ramón 
l^omo  le  esperaba? 

RUFINA. 

Si; 
Si  ahora  sale  por  aquí 
Será  mejor  ocasión 
De  hablar  á  solas  con  él. 

LEONOR. 

Por  aqui  sale. 

RUFINA. 

No  sea 
Que  con  él  hablar  te  vea 
Tu  esposo  don  Berenguel. 

LEONOR. 


RUFINA. 

Su  condición  lemoyo. 

Sale  RAMÓN. 

RAMÓN. 

Aqui  me  dicen  que  eslíi 
Doña  Leonor,  y  deseo 
Saber  por  qué  me  ha  llamado 
En  esta  sala. 

RUFINA. 

Ya  ha  entrado 
Don  Ramón. 

LEONOR. 

Remediar  creo 
Dcsta  suerte  mi  temor; 
Ücsta  manera  ha  de  ser. 

RAMÓN. 

A  cumplir  y  obedecer. 
Hermosa  doña  Leonor, 
Lo  que  rae  mandáis,  llamado 
De  Rufina,  vengo  aqui. 

LEONOR. 

Guárdele  el  cielo  (¡ay  de  mi !) 
Tu,  Rufina,  len  cuidado 


Si  alguno  quisiere  entrar 
De  avisarme. 

RUFINA. 

Asi  lo  haré; 

Y  á  esa  puerta  me  pondré 

Para  poderte  avisar.  (Vcse.) 

LEONOR.  (Ap.) 
Ea,  al  labio  sentimiento. 
RAMÓN.  {Ap.f 
Dolor,  no  tan  declarado. 

LEONOR. 

Para  lo  que  te  he  llamado 
lis... 

RAMÓN. 

Prosigue. 

LEONOR. 

Estáme  atento. 
Valeroso  don  Ramón , 
Cuyas  generosas  partes 
Te  hicieron  lodo  loqueares, 
A  no  haberlo  hecho  tu  sangre  : 
Ya  te  acuerdas  de  aquel  líoiiqio. 
Que  lino,  alentó  y  amante 
Me  quisiste... 

RAHON. 

Ya  me  acuerdo, 
Cuando  en  la  divina  cárcel 
Üe  lu  amor  fui  prisionero 
El  más  feliz. 

LEONOR, 

También  sabes... 

RAMÓN. 

Que  me  hirió  flecha  vibrada 
Del  arco  en  que  las  reparte 
Con  ser  el  amor  tan  ciego, 
Tau  airado  y  penetrante 
Que  al  verla  con  venda  dice  : 

"i  es  esa  venda  que  traes 
De  penetrar  tan  difícil, 
¿Cómo  es  la  Hecha  tan  fácil?» 

LEONOR. 

Concertó  tu  padre,  el  Conde, 
Que  tú  conmigo  te  cases, 

Y  que  tu  hermano  menor, 
Don  Berenguel ,  se  casase 
Con  doña  Constanza,  hija 
Del  de  Calabria. 

Mal  haces, 
ermosa  doña  Leonor, 
Oira  vez  en  acordarme 
El  lui-go  que  se  acabó, 
Que  eso  es  referirme  el  que  arde. 

LEONOR. 

Pues  viendo  tu  hermano  entonces 
Que  me  quieres ,  á  lu  padre 
Le  aconseja  y  amenaza  , 
Obligándole  á  que  trate 
Conmigo  su  casamiento, 

Y  que  a  ti  puede  casarle 
Con  la  infanta  en  Aragón , 
Ocasionándole  en  parle 
Con  la  conveniencia;  y  luego 
Le  jura  que  de  no  darme 
Por  su  esposa ,  esta  ciudad 
Será  olra  Troya ,  que  nade 
En  su  incendio,  y  á  su  ira 
En  globos  de  fuego  y  sani^ra. 
El  Ciiiide,  pues ,  que  temia 
Su  cuiidicion ,  y  no  sabe 
Dos  iguales  corazones 
Cuanto  más  es  lo  que  arden  ; 
O  juzgando  que  es  másjuslo 
Que  el  hijo  mayor  se  case 
Con  Constanza,  sin  mirar 
Que  aventura  en  este  lance 
Sangre  mucha,  suya  toda  , 
Cuanta  pueda  derramarse ; 
Que  desenlaces  te  ordena 


2:g  comedias 

(Bien  pudo  fácil  bailarle)  I 

El  nudo  que  tü  pudiste 

Romperle  y  no  desalarle;  I 

Tú  eiiló:  ees ,  preciado  más 

De  obediente  que  de  amaule, 

Conira  la  Te  de  mis  ojos 

Que  hablan  con  mudas  verdades, 

Y  de  los  asiros  también 
Contra  el  celestial  dictamen, 
A  doña  Constanza  admites 
l'or  esposa ;  el  Rey  su  padre 
A  B;ircelona  la  envia; 
(Aquí  ahora  no  me  acaben 
De  penetrar  toda  el  alma 
Estos  cuchillos  mortales.) 
Pídeme  tu  padre  entonces 
Oueyo  con  tu  hermano  (¡oh  antes 
En  esa  media  región, 
Varia  nube  desatase 
I'n  ravo  que  en  este  risco 
De  mí  constancia  trabase!), 
Uue  con  tu  hermano  ;ay  de  mí! 
Me  casase ;  y  por  vengarme 
De  ti,  con  él  rae  casé , 
Ciega  entonces ;  mas  no  tarde 
líeíonocí  cuánto  yerra 
A(|Uf  lia  que  por  vengarse 
Uli'u  lazu  solicita. 
Porque  al  querer  desatarle 
Se  vuelve  contra  el  amor 
Cuanto  los  enojos  hacen. 
Protesté  que  me  casaban 
Por  fuerza ;  mas  no  dicaces 
l'ueron  las  iras  á  un  ruego 
Oue  sobre  un  precepto  cae. 
Él  tálamo  y  sepultura 
Llegó  con  la  noche,  madre 
De  las  sombras,  y  mis  ojos 
Dos  liquides  manantiales 
Dan  á  mi  rostro,  poique 
Mis  mejillas  no  se  abrasen. 
Llego  al  tálamo,  ¡qué  presto! 
Pjsu  la  noche,  ;que  tarde  ! 
Su  luz  agradezco  al  dia, 

Y  mi  esposo  tan  constante 
Vuelve  á  repetir  el  lazo 
tronío  el  que  llega  á  estrenarse. 
Pasan  dias,  obra  el  trato; 
Es  galán ,  sabe  obligarme ; 
Vaste  fuera ,  ya  te  olvido ; 
Es  mi  esposo,  empiezo  á  amarle; 
Soy  noble ,  atiendo  á  mi  fama  ; 
yuii  role,  el  trato  lo  hace  ; 
Vuelves  de  Italia ,  soy  roca ; 
Vieue  la  Infanta ,  es  un  ángel ; 
Vela  mi  esposo,  \  ay  amor! 
¡Ay  celos!  lloro  mis  males; 
Y, "en  fin ,  después  que  de  fuera 
A  Barcelona  llegaste, 
O  sea  porque  se  acuerda 
Que  me  has  querido,  ó  por  darle 
Disculpa  al  oido,  6  pur  dar 
Materia  que  yo  me  abrase, 
Toila  la  voz  grosería , 
TüJa  la  acción  crueldades, 
Sacando  de  mi  fineza 
Materia  para  irritarse. 
Se  niega  al  lecho,  á  la  mesa , 
Bien  que  llega  a  consolarme 
Que  en  una  propia  mujer 
Estos  usados  desaires 
No  la  hacen  menos  hermosa. 
Menos  dichosa  la  hacen. 
En  fin,  solicita  ahora, 
( Va  es  necesario  que  ampares 
Ij'ua  infelice  mujer 
IJue  de  tu  piedad  se  vale  j 
Disolver  el  matrimonio. 
Digo,  que  intenta  que  pague 
Mi  desdicha  y  mi  hermosura 
Lo  que  su  inconstancia  hace ; 
Ya  profanando  este  templo 


ESCOGIDAS  DE  DÜ.N  FIUNCISCO 
Del  honor,  quiere  dejarme 
A  solo  ser  de  mi  llanto 
En  el  publico  desaire 
De  su  desprecio. 

RAMÓN. 

Pues  ¿cómo 
Puede  el  matrimonio  darse 
Pómulo? 

LEONOR. 

De  la  protesta 
De  fuerza  que  hice  al  casarme. 
Poique  disolverse  pueda 
Me  ha  dicho  á  mi  que  se  vale, 

V  es  porque  quiero... 

BAMo:<. 

Prosigue, 
tfoon. 
Casarse  con  otra. 

HAMON. 

¿Y  sabis 
Con  quién  se  quiere  casar? 

LEONOR. 

Sólo  sé  que  ya  no  cabe 
Mi  dolor  todo  en  mi  voz, 

V  que  á  mis  ojos  se  sale 
Para  que  la  lengua  llore 

V  porque  los  ojos  hablen. 

RAMÓN. 

Pues  lo  que  importa  es  saber 
A  quién  quiere,  y  con  quitarle 
Aquflla  luz  porque  mire 
Todos  tus  rayos  cabales. 
Se  asegura  que... 

Sale  RUFINA. 

RCFIXA. 

Constanza , 
Mi  Señora. 

RAH0:«. 

No  me  halle 
Contigo;  vete,  Leonor, 
Que  )o  prometo  ayudarte 
Con  el  alma. 

LEONOR. 

Mucho  estimo 
Que  reverencies  y  ames 
A  Constanza. 

RAHON. 

¡Oh  cuánto  precio 
(}ue  con  mi  hermano  te  halles 
Tan  bien,  que  llores  y  sientas 
Que  ese  ñudo  se  desate! 

LEONOR. 

Es  mi  esposo,  no  le  admires. 

RAMÓN. 

Es  mi  esposa,  no  te  espantes. 
¿Antes  que  lo  sea  la  quieres? 

RAMÓN. 

¿Pero  tú  no  te  casaste 
Primero  que  yo? 

LEONOR. 

Primero 
Fue  dejarme  tu. 

RAMÓN. 

Ya  es  tarde 
Para  quejas. 

LEONOR. 

Para  celos 
Lo  es  también. 

RAMÓN. 

Siglos  te  guarde 
El  cielo,  todos  logrando 
Tu  esposo. 

LEONOR. 

Largas  edades 


ROJAS. 
Goces  tu.esposa. 

RAMÓN. 

Esto  importa 
Que  sepas. 

LEONOR. 

¿Tü  de  tu  parte 
Me  ofreces  la  ayuda? 

RAMÓN. 

SI. 

ROrlNA. 

Presto,  Señora,  que  sale. 

HAMON. 

Mucho  le  debo  al  olvido. 

LEONOR. 

Locas  memorias,  dejadme. 
(Vanse  las  dos.) 

Sale  CONSTANZA. 


Doña  Constanza ! 

CONSTANZA. 

Quejarme 
Pudiera,  estando  en  palacio  , 
Que  no  enlres  á  visitarme 
A  mi  cuarto,  pues  has  visto 
Cuanto  te  agradezco. 

RAMÓN. 

Antes 
Huyo  de  ti,  como  el  que 
Despierta  de  sueño  grave , 
Que  para  ver  necesita 
De  la  luz ,  y  cuando  abre 
Los  ojos ,  la  luz  que  busca 
Es  la  que  llega  á  cegarle. 

CONSTANZA. 

¿Pues  qué  te  ciega? 

RAMÓN. 

Este  ejemplo: 
Paso  á  mi  voz,  quiero  hablarte, 

Y  como  la  voz  se  arriesga 
Hago  que  la  lengua  calme. 

CONSTANZA. 

Cuéntame  tu  pena. 

Es  tuya, 

Y  sentirla  has;  pues  mi  padre 
Me  envia  á  Mallorca,  sabiemlo 
Que  el  turco  infesta  sus  mares , 

Y  que... 

CONSTANZA. 

Agora  sí  que  es  más 
Mi  desdicha ,  es  quien  lo  hace 
El  golpe  que  no  el  amago. 
¿Para  qué  inventó  puñales 
El  rigor  y  la  crueldad 
Si  hay  palabras  penetrantes? 
Pues  habiendo  yo  venido 
De  Ñapóles  á  casarme 
Contigo,  tu  padre  ¿cómo 
Hacerme  intenta  el  desaire 
De  dejarme  aquí,  ni  quiere 
Solamente  me  acompañes 
Antes  de  estar  desposada? 
¿Por  no  haber  llegado  antes 
La  dispensación  ,le  dejan 
A  una  mujer  de  mi  sangre. 
De  mi  estimación  y  prendas . 
A  que  su  esposo  y  su  amante 
Se  confie  á  la  dudosa 
Fe  de  los  azules  mares? 

RAMÓN. 

L'na  ausencia  de  tres  dias 
Muj  puco  puede  importailo. 


CONSTAN/A. 

Pues  diine  íú,  ¿ha  menester 
La  mala  fortuna  edades? 
Una  niebla  turba  el  sol , 
La  nube  es  lema  del  aire , 
Ya  el  rayo  quebró  en  el  risco 
Cuando  el  relámpago  arde ; 
La  noche  es  riesgo  del  dia , 
Riesgo  es  el  Etna  gigante 
De  la  llama;  crece  el  mar 
A  porfiados  huraciines, 
Elon  pólvora  de  plata 

Y  muro  de  arena  bate  ; 

No  bay  lirmeza  en  las  estrellas  , 
Los  cielos  no  son  constantes, 
Enedüd  breve  se  trueca 
La  lu/.  por  la  sombra  fácil , 
En  otra  acobarda  el  trueno 
El  valor  de  los  mortales ; 
Pues  yo  de  la  brevedad 
Del  tiempo  no  he  de  fiarme; 
Si  en  un  instante  se  mudan. 
Se  bañan  en  otro  instante 
El  sol ,  la  niebla  y  el  ra>o, 
Cielos  y  astros  celestiales , 
La  sombra ,  la  luz,  el  Etna  , 
La  mar,  la  niebla  y  el  aire. 

BAMON. 

Yo  fui  quien  se  convidó 
A  esta  jornada. 

CONSTANZA. 

No  es  tarde 
Para  que  este  error  enmiendes; 
Vuelve  á  decir  á  tu  padre 
Que  le  ruego  que  no  partas. 

RAVON. 

Y  dime ,  cuando  él  lo  maude , 
¿Será  razón  que  tus  ruegos 

A  mis  temores  se  achaquen? 

CONSTANZA. 

¿Y ausentarte  fué  quererme? 

RAMÓN. 

Piensa  siempre  el  que  es  amante. 
Que  le  está  bien  al  amor 
Todo  cuanto  el  valor  hace. 

CONSTANZA. 

Pues  tú  no  puedes  partirte, 
Don  Ramun. 


CONSTANZA. 

Mayor. 

RAHON. 

Dile. 

CONSTANZA. 

No  es  posible. 

RAMÓN. 

Di  por  qué. 

CONSTANZA. 

Porque  es  tan  grande 
Que  aunque  cabe  en  el  dolor 
Eu  el  respeto  no  cabe. 

RAMÓN. 

¿Pues  ser  puede  mayor  mal 
El  que  tú  puedes  contarme, 
I  Que  la  duda  del  saberle? 

CONSTANZA. 

Conforme  me  quieras  y  ames. 
I  Grande  es,  que  es  grande  mi  amor. 

CONSTANZA. 

I  Pues  no  me  atrevo  á  contarle. 

RAUON. 

Valor  tengo  para  oirle. 

CONSTANZA. 

Pero  es  mi  amor  tan  cobarde , 


EL  CAÍN  DE  CAT.XLlj'NA. 


CONSTANZA. 

tQné? 

RAMÓN. 

Quedarme. 

CONSTANZA. 

¿  Y  podrás  cumplirlo? 

KAMON. 

Si. 

CONSTANZA. 

Pues  oye. 

RAMÓN. 

Pasa  adelante. 

CONSTANZA. 

Ya  te  acuerdas  que  tu  hermano 
f;sluvo  tratado,  antes 
yue  se  tratase  contigo, 
(jue  conmigo  se  casase. 

PAMON. 

Es  asi. 

CONSTANZA. 

También  te  acuerdas 
Que  á  recibirme  una  tarde 
Al  puerto  de  Palamós 
i:ou  don  Berenguel  llegaste. 

RAMÓN. 

Asi  fué. 

CONSTANZA. 

Entonces  te  vi , 
Dueño  mío,  y  al  mirarte , 
Extrañé  que  por  concierto 
Cn  alma  en  dos  voluntades 
Se  ajustasen,  y  esto  seria 
Que  como  esos  astros  se  hacen 
Dueños  de  nuestro  albedrio. 
Por  efectos  naturales. 
Ellos  allá  concertaron 
1  Como  ellos  lodo  lo  saben ) 
Cómo  han  de  ajuslar  á  un  yugo 
Dos  corazones  distantes ; 
Iba  tu  hermano  contigo 
A  recibirme,  excusarle 
Itien  quisiera  mi  atención 
A  lu  oido  este  desaire. 
Vióme  tu  hermano,  y  al  verme, 
O  bien  movido  del  áspid 
De  la  envidia  ó  de  los  celos 
Al  ponzoñoso  Terrastes ; 
Que  yo  no  be  de  ser  tu  esposa 
•Me  dice,  porque  al  tratarse 
.Su  casamiento  conmigo. 
Para  que  de  mi  se  agrade 
lln  retrato  que  le  dieron 
Kué  tan  poco  semejante 
A  mi  rostro,  que  el  pintor 
Primores  mintiendo  al  arte , 
Como  no  hay  quien  copiar  pueda 
Los  rayos  del  sol  como  arden , 
Copió  en  lugar  de  sus  luces 
Las  sombras  que  dellas  saleo. 

BAMON. 

¿Luego  por  esto  (¡ay  dolor!) 
Pretende  que  ha  de  anularse 
De  Leonor  el  matrimonio? 

CONSTANZA. 

Que  aunque  tu  padre  lo  mande 
Conmigo  se  ha  de  casar. 
Dice,  y  dice  que  ha  de  darse 
El  matrimonio  por  nulo 
De  su  esposa  ,  que  es  constante 
Que  en  aquel  ha  habido  fuerza 
Y  en  este  engaño. 

RAMÓN. 

No  acabi-s 


De  matarme ,  ten  piedad 

De  ti ,  si  quererme  sabes ; 

Y  si  no  abla  la  voz 

Al  labio  si  ha  de  matarme, 

Que  será  menos  cruel 

En  siendo  más  penetrante  : 

¿Cuándo  mi  hermano  te  habló? 


CONSTANZA. 

Cuando  ti'i  te  adelantaste 
A  Barcelona  porque 
Se  previniese  tu  padre. 

RAMÓN. 

Y  di ,  ya  que  él  se  atreviese, 
¿  Para  (jué  lú  le  escuchaste? 

CONSTANZA. 

Yo  puedo  excusar  los  ojos , 
No  ios  oidos. 

RAMÓN. 

Culparte 
No  puedo  que  tú  lo  oyeses. 

CONSTANZA. 

¿Pues  de  qué  puedes  culparme? 
1  Que  le  atendieses. 

i  CONSTANZA. 

I  ¿Y  en  eso 

i  llallas  diferencia? 


V  grande. 
Que  no  viene  á  ser  todo  uno 
Atenderle  y  escucharle. 

CONSTANZA. 

Don  Ramón ,  no  tengas  celos 
(Va  que  de  tenerlos  trates) 
De  mi ,  porque  le  aborrezco. 
Sino  del  porque  me  ame. 

RAHON. 

Perdona  ,  Constanza  hermosa  , 
Que  esto  es  no  querer  quedain 
Por  una  fe  que  se  dude 
Con  una  duda  que  mate ; 
Pero  ahora... 

CONSTANZA. 

¿Qué  me  dices? 
¿O  te  quedas  ó  te  partes? 

RAMÓN. 

Licencia  vuelvo  á  pedirte 
Otra  vez  para  embarcarme. 
Pues  no  lo  excuso,  Constanza. 

CONSTANZA. 

¿Y  es  justo  que  no  repares 
En  tan  gran  inconveniente? 

RAMÓN. 

Confieso  que  fuera  grande 
A  ser  posible. 

CONSTANZA. 

¿No  lo  es? 

BAMON. 

No;  porque  si  ha  de  anularse 
Primero  aquel  matrimonio. 
Hay  tantas  dificultades. 
Desde  que  ofenda  á  Leonor 

Y  que  a  ti  pueda  alcanzarte  , 
Como  hay  deque  tú  me  olvides 

Y  de  que  yo  no  le  ame. 

CONSTANZA. 

Pues,  amor,  sed  valeroso. 
Que  esta  vez  he  de  darme 
De  mi ,  si  á  Leonor  le  imporla 
El  ser  en  esta  lid  parte. 
Aliento  de  las  futuras 

Y  gloria  destas  edades. 
Vence,  triunfa ,  mi  amor  llevas , 
Que  en  esta  lid  te  acompañe , 
Que  no  quiero  que  tu  faina 

De  la  caluniuia  se  manche ; 


278  COMEDIAS 

Que  ser  firme  le  aseguro 
Masía  que  en  brazos  iguales , 
l-atif-aila  la  esperanza, 
Dentro  del  lago  descanse. 

RAMÓN. 

Tanto  el  valor  te  agradezco 
Como  el  amor. 

CONSTANZA. 

Pues  no  aguardes 
Mis  lágrimas. 

BAMON. 

Yo  sé  que  ellas 
Son  dulcísimos  imanes 
Que  á  los  ojos  desde  el  pecho 
Los  hierros  del  alma  atraen. 

CONSTANZA. 

(.Luego  podrán  detenerte? 

Salen  RUFINA,  CARDONA  y 
CAMACHO. 


¿Señor? 


CARDONA. 
CAUACHO. 

Tu  hermano. 

RUFINA. 

Tu  padre. 

Salen  BERENGUEL,  EL  CONDE  ,  EL 
MARQUÉS  T  LEONOR. 

BERENGUEL. 

Ya  te  esperan  en  la  playa 
Guarnecidas  treinta  naves. 

CONDE. 

Ea  ,  a  embarcar,  hijo. 

MARQUÉS. 

Y  ya 

A  la  porfía  del  parque 
Diez  mil  soldados  alistan 
Tus  ínclitos  capitanes. 

LEONOR. 

(Ap.  ¡Que  cuando  vine  á  valerme 
De  don  Ramón  me  callase 
Que  se  embarque  ! ;  el  cielo  os  vuelva! 
¡ Ah ,  Ramón ,  y  qué  mal  sabes 
Cumplir  lo  que  has  prometido!) 
Sobre  esas  cerúleas  mares 
Triunfando  vuelvas.  Ramón, 
De  los  turcos  estandartes. 

RAUON. 


CONSTANZA.  {Ap.) 

¡Que  me  abrase 
Ver  que  haya  oira  (lue  me  ayude 
A  sentir  mis  propios  males ! 

CONDE. 

¿Cómo  no  te  embarcas  tú , 
Cardona  1 

CARDONA. 

Tengo  un  achaque. 

CAMACHO. 

Di,  ¿qué  es? 

CARDONA. 

Que  me  he  resfriado 
De  üirte,  y  no  he  de  embarcarme. 

CAMACHO. 

¿Mas  que  sé  dónde  te  duele? 

CARDONA. 

Dime  dónde. 

CAHACaO. 

Aqui. 

CARDOIU. 

Acertaste , 
Mas  tú  meló  pagarás. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

CONDE. 

Hijo,  despídele  antes 

Que  de  todos,  de  tu  hermano. 

RAHON. 

Llega ,  hermalio  mío,  y  dame 
Los  brazos. 

BERENGDEL. 

¡Vuélvate  el  cielo 
Como  deseo!  A  esperarte 
Voy  á  la  raya. 

LEONOR.  {Ap.) 
Al  salir 
De  palacio,  pienso  hablarle.      (I 

BERENGUEL.  {Ap.) 

Por  si  hablar  puedo  á  Constanza 
He  de  esperar. 

RAMOIt. 

No  derrames. 
Hermosísima  Constanza , 
De  tu  amor  tantas  señales 
i\í  lágrimas  desperdicies. 

CONSTANZA. 

¿Cómo  pueden  derramarse 
Si  en  mi  labio  paran  todas 
Las  que  por  mi  rostro  caen , 
Y  vuelvo  á  llorar  las  que  entran 
Recogiendo  las  que  salen? 


^o/í  CONSTANZA. 


Sale  BERENGUEL. 

BERENGUEL. 

¡Los  Cielos 


Sale  LEONOR. 

LEONOR.  {Ap.) 

tlazqueyo  le  hable. 
No  podré... 

CONDE. 

Hijo,  Leonor; 
Constanza,  bija. 

BERENGDEL. 


Pues  valor,  esposa  mia : 
Adiós. 

CONSTANZA. 

El  cielo  te  guarde. 
(Va«ie  Constanza  y  Berenguel.) 

CONDE. 

Pues  que  tu  hermano  se  ha  ido. 
Llega  ,  hijo  mió,  a  abrazarme. 

RAUON. 

Dame,  Señor,  esos  pies. 

CONDE. 

líl  corazón  quiero  darte,    {Abrázala 
Que  está  más  sano. 

BERENGUEL.  {Desde  el  pttño.) 
En  el  pecho 
Enciendo  duros  volcanes. 

CONDE. 

Pienso  que  no  he  de  llegar 
A  verle,  llega  á  abrazarme, 
Coo  la  del  cielo  te  caiga 
Mi  bendición;  dime  antes 
Que  te  vayas ,  hijo  mío. 
Si  algo  tienes  que  encargarme. 

RAMÓN. 

Que  por  doña  Leonor  mires 
Te  pido. 

BERENGUEL. 


CONDE. 

Pues  dime,  ¿puede  importarte 
Más  que  Constanza  Leonor? 

RAUON. 

Señor  (^p.  No  quiero  contarle 
Lo  que  mi  hermano  desea. 
Porque  el  dolor  no  le  acabe). 
Mirando  por  ella  miras 
F'or  Constanza. 

CONDE. 

De  mi  parle 
Te  ofrezco  lo  que  me  pides. 

RERENGUEL. 

Como  antes  que  se  casase 
Leonor,  la  quiso  mi  hermano, 
Aíiuellas  cenizas  arden. 


LEONOR. 

Como  don  Ramón  se  parte, 
A  diverlirá  Constanza 
Iba  á  su  cuarto  esta  tarde. 

CONSTANZA. 

A  estos  balcones  salía 
A  verle  embarcar. 

RAMÓN. 

Quedarle 
Puedes , Leonor;  Berenguel... 

LEONOR.  {Ap.) 
Disimulemos,  pesares. 

CONDE. 

Tú  ven  conmigo  á  la  playa 
Que  quiero  que  me  acompañes. 

LEONOR. 

¡Triste  ausencia! 

CONSTANZA. 

¿Tú  la  sientes, 
Leonor?  ¡  Hay  mayores  males 
Que  amor  con  celos  y  ausencia ! 

BERENGUEL.  {Ap.) 

Celos  tengo  tan  iguales 
Ue  Constanza  y  de  Leonor, 
Que  ya  no  sé  si  aventaje. 
Los  de  una  por  más  cercana . 
Los  de  otra  por  más  distante. 

RABÓN.  {Ap.) 
La  que  adoro  y  la  que  quise 
Adolecen  de  un  achaque. 

CONDE. 

Vamos ,  hijo. 

RAMÓN.  (.4p.) 

Dividida 
Llevo  el  alma  en  dos  mitades. 

CONDE.  (.4p.) 

Todo  es  mirar  á  Constanza 
lierenguel. 

BERENGDEL.  {Ap.) 

Mas  con  vengarme 
Aquellos  celos  me  templan 
V  aquestos  me  satisfacen. 

CONSTANZA.  (Ap.) 

,,Mas  la  que  no  es  valerosa, 
Cómo  puede  ser  amante  ? 

BERENGUEL.  (.4p.) 

Todos  los  cielos  son  ira. 

RAMÓN.  {Ap.) 

Todo  el  amor  es  azares. 

CONSTANZA.  {Ap.) 

Coa  ausencia  nada  hay  lirme. 

LEONOR.  (Ap.) 
Sin  dicha  nada  es  durable. 


BEKENGUEL.  (Ap.) 

,  No  es  mi  hermano  el  que  me  ofende  V 

RAMOM.   {Ap.) 

Quien  me  agravia ,  ¿no  es  mi  sangre f 

CONDE.  (Ap.) 
No  es  hijo  el  qne  no  obedece. 

BEREXGUEL.  {Ap.) 

El  que  aborrece  no  es  padre. 

LEONOR.  {Ap.) 
Mas  solo  un  consuelo  espero. 

CONSTANZA.  (.4p.) 

Sólo  hay  un  alivio  que  halle. 

BERENGOEL.   {.Ap.) 

Sólo  una  templanza  espero. 

RAMOI».    {Áp.) 

Sólo  un  remedio  que  aguarde. 

CONDE.  {Ap.) 

Sólo  una  esperanza  lengo. 

LEONOR.  {.\p.) 

Que  haj  castigo,  si  hay  crueldades. 

CONSTANZA.  {.Ap.) 
Que  hay  venganza ,  si  hay  agravios. 

BERENGUEL.  {Ap.) 

Que  si  hay  celos ,  hay  puñales. 

RAMÓN,   (.ip.) 

Que  hay  constancia ,  si  hay  ausencia. 

CONDE.  {Ap.) 
Que  no  es  la  vida  durable. 
Que  estoy  viejo  y  con  la  muerte 
Se  acaban  todos  los  males. 


JORNADA  SEGUiNDA. 


Sale  CONSTANZA  d  medio  leslir. 

CONSTANZA. 

¡Hola,  criadas,  Rufina, 
Cardona,  Leonor,  amigos! 
¡Ah  Conde  de  Barcelona! 
Piadosos  y  enternecidos 
Oidine  lodos,  si  hay 
Para  la  piedad  oidos. 

Sa/en RUFINA,  LEONOR,  CARDONA. 
Y  EL  CONDE. 

ROFLNA. 

tQuién  me  llama? 

CONSTANZA. 

¡Fuerte  pena ! 

LEONOR. 

¿Qué  quieres? 

CONSTANZA. 

¡Ay  dolor  mió! 

CONDE. 

iQuién  me  da  voces? 

CONSTANZA. 

i  Oh  muerte  I 


tQuiéDaqui? 


CONDE. 


CONSTANZA. 

¡Tarde  respiro! 

RUFINA. 

i Señora? 

LEONOR. 

¿Doña  Constanza? 
¿Qué  accidente  repentino 
Komnió  el  coto  del  silencio, 
iJoiLde  cautelar  he  visto 
El  llanto  como  palabra 
V  la  voz  como  suspiro  ? 


EL  C.41N  DE  CATALUSA. 

CONSTANZA. 

;Ay  Conde!  ¡Ay  Leonor!  ¡Ay  cielos ! 
í.Luego  los  dos  no  habéis  visto 
Muerto  ú  don  Ramón,  mí  esposo, 
Al  acero  vengativo 
De  su  hermano? 

CONDE. 

Oye,  Constanza, 
Y  de  ese  mortal  delirio 
Vuelve  en  lí,  tú  esposo  vive. 

CONSTANZA. 

Va  no  crueles  y  impíos 
Me  templéis  con  engañar 
El  alma  por  el  oido. 
Pues  solamente  el  dolor 
Me  viene  á  servir  de  alivio. 

CONDE. 

¿Viste  muerto  á  don  Ramón  ? 

CONSTANZA. 

Va  imagino  que  está  limpio 
Del  azul  Mediterráneo 
Campo  de  corales  tintos. 

LEONOR. 

¿Quién  le  dio  muerte? 

CONSTANZA. 

Su  hermano 
Berenguel. 

CONDE. 

¡Cielos!  ¿Qué  he  oido? 
¿Tule  viste? 

CO.>STANZA. 

Mi  temor... 

CONDE. 

¿A  tu  temor  has  creido? 

CONSTANZA. 

Si,  que  luego  el  corazón 
Me  lo  conresó  en  latidos. 

LEONOR. 

¿Quién  le  acompañó? 


Su  ira  , 
Su  envidia  y  traición  han  sido 
t.ómplices,y  al  darle  muerte, 
Traidor,  como  vengativo. 
Para  que  el  sol  no  le  ayude 
Le  hizo  espaldas  aquel  risco. 

CONDE. 

;Qué  valeroso  temor 
Es  el  mió!  Pues  me  libro 
Por  todo  lo  que  no  veo 
De  todo  lo  que  imagino. 

CONSTANZA. 

Enternecer  con  sus  quejas 
Esas  montañas  le  he  oido, 

V  que  le  volvió  sus  voces 
El  eco  de  compasivo; 
Por  siete  heridas  vertió 
Parasismo  á  parasismo. 

No  un  Nilo  por  siete  bocas. 
Por  cada  una  siete  Nilos ; 

Y  como  por  tantas  partes 
Respiraba  á  un  tiempo  mismo, 
A  consumir  vino  lodo 

El  caudal  de  sus  suspiros ; 
Cielos,  si  sois  tan  piadosos , 
¿Cómo  esta  vez  tan  inipios? 
¡Conde!  ¡  Leonor! 

Sale  BERENGUEL. 

BERENGUEL. 

A  la  playa 
Llegó  un  bergantín  de  aviso 
(jue  hoy  mi  hermano  don  Ramón 
Llega  triunfante. 

CONDE. 

¿lias  oido 


Que  vive  Ramón,  tu  esposo? 


CONSTANZA. 

Ya  lo  oigo,  pero  me  falta 
Creerlo  después  de  oirlo. 

CUNDE. 

El  sueño  que  representa 
¡  Ciegas  especies  han  sido. 

I  CONSTANZA. 

]  No  es  sueño,  pues  no  perdí 
I  El  uso  de  los  sentidos. 

I  LEONOR. 

Seria  ilusión,  que  ella  es 
Toda  sombras  y  delirios. 

i  CONSTANZA. 

Esta  centinela  muda 

Del  alma,  el  corazón  digo, 
:  Con  señas  difícil  luego 

Dio  á  mis  ojos  el  aviso; 

Muerto  es,  tú  le  diste  muerte; 
I  Tú  trocaste  inadvertido 

El  clavel  en  azucenas. 

La  rosa  en  cárdeno  lirio; 

¡Aquí  del  cielo! 

I  Sale  EL  MARQUÉS. 

'  UARQUÉS. 

!  Ya  el  mar 

I  Hoy  más  que  otra  vez  tranquilo, 

A  estas  murallas  franquea 

Movible  ciudad  de  pino. 

Vencedor  llega  el  Adonis 

Catalán ,  sólo  al  arbitrio 

Confiado  de  los  vientos , 

Y  como  del  mar  son  hijos 

Los  vientos,  piadoso  el  mar 

Se  rasga  el  pecho  de  vidrio , 

Para  alimento  á  sus  naves 

Pelicano  cristalino: 

Vencedor,  dice  el  arráez 

Del  bergantín,  que  le  han  visto 

El  mar  teñido  en  corales. 

El  viento  hecho  de  suspiros ; 

Tres  galeras  de  Viserta 

Trae  al  remolco,  teñidos 

De  africana  sangre  todos 

Sus  intrincados  gemidos; 

Catorce  enemigas  naves 

Sorbió  el  mar,  que  al  hondo  abismo 

Las  hizo  abatir  el  viento 

Las  alas  del  bruto  lino ; 

Banderas  ciento. 

BERENGDEL. 

Callad, 
Porque  no  es  triunfo  tan  digno 
Vencer  á  piratas  cuatro , 
Que  á  leños  desconocidos 
ilepentiiiamente  asaltan 
Cobardes,  como  atrevidos. 
Tanto  que  aquel  que  más  huye 
Es  sólo  aijuel  que  ha  vencido ; 
¿Qué  hizo  mi  hermano  en  vencer 
Con  tanto  exceso? 

CONSTANZA. 

Ahora  digo 
Que  mi  esposo  vive. 

CONDE. 

¿En  qué 
Lo  conoces? 

CONSTANZA. 

Lo  he  creido 
En  que  la  envidia  no  pasa 
De  la  muerte;  y  es  preciso. 
Que  perdonara  por  muerto , 
Al  que  le  ofende  por  vivo. 


Sale  CARDONA. 

CARDOKA. 

Albricias,  Señor. 

CONOE. 

¿  Ue  qué 
Pieles  albricias? 

CARDONA. 

Las  |>iJo, 
De  que  un  correo  ba  llegado 
Ue  liorna. 

CONDE. 

Y  (lime,  ¿ha  iraido 
La  dispensación? 

CARDONA. 

La  misma. 

CONDE. 

¿Qué  es  del  pliego? 

CABDO-XA. 

Señor  mió 
En  mi  faldriquera  viene  ; 
Pero  venga  algo  amarillo 
Primero  ,  como  cadena  , 
Un  cordón  ,  un  cabestrillo, 
O  joya,  aunque  tenga  cien 
Diamantes  y  sean  cetrinos; 
Cue  para  que  no  sean  fondos, 
Yo  tengo  un  platero  amigo, 
()ue  en  vendiéndoselos  yo 
Los  bará  claros  y  limpios. 

CONDE. 

Ksla  cadena  te  doy. 

MARQCéS. 

Oentro  tiene  este  bolsillo 
r.ien  escudos. 

CARDONA. 

Toma  el  pliego; 
Por  Dios  que  se  me  ha  caido ; 
Ay  ,  maldita  sea  mi  alma , 
Cayóseme  en  el  camino , 
(tue  para  que  no  viniera 
Antes  Camacho  á  decirlo, 
Le  metí  eu  la  faldriquera , 
;Ay! 

Sale  CAMACHO. 

CAMACHO. 

Esti'  pliego  ha  Iraido 
I'n  corno  de  Roma  ,  en  que 
Por  el  tacto  he  conocido  , 
Que  para  este  casamiento 
Yiene  dentro  el  pergamino  , 
Y  en  él  la  dispensación. 

CARDONA. 

;  Ay,  vive  Dios ,  que  es  el  mismo 
y  lie  yo  Iraia!  ¡Ah  traidor! 

CONDE. 

Aunque  Cardonilla  quiso 
ICiígañarnos,  á  li  sólo 
Albricias  y  brazos  libro. 

MARQUÉS. 

Toma  el  bolsillo  y  cadena. 

CARDONA. 

Señores,  ha  hecho  un  delito 
Camacbuelo,  que  es  ladrón. 

HARQDÉS. 

¿Pues  no  me  dirás  que  hizo 
(Jue  asi  con  él  te  apasionas? 

CARDONA. 

Sacar  seis  y  meter  cinco. 
Sacóme  el  pliego  á  la  letra. 

CAMACHO. 

Oigan ,  qué  helado  y  que  frió 
Se  ba  quedado. 

CARDONA. 

Sin  dinero , 


KSCOGIÜAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS, 
¿Quién  está  caliente,  amigo? 


De  tu  faldriquera  misma 
Te  lo  he  sacado. 

CONDE. 

Ya  vino 
La  dispensación  ;  hoy  sean 
Las  bodas,  pues  tan  propicios 

Y  favorables  los  cielos , 
Ouieren  en  un  dia  mismo 
Darle  á  ti  un  dueño  y  esposo, 

Y  en  mi  carguen  beneficios. 
Templanzas  en  Berenguel 

Y  eu  Leouor. 

UERE.NCDEL. 

(Áp.  ¿Por  qué  resisto 
Mis  pasiones  y  á  mi  labio 
Todo  mi  dolor  confio? 
Salga  la  ira  á  los  ojos , 
Doméstico  basilisco; ) 
Yo  tengo  que  hablar  ahora 
Con  vuestra  Alteza. 

CONDE. 

Hijo  mió, 
¿Qué  es  lo  que  me  quieres? 

UERENGUEL. 

Yo 

Tengo  una  cosa  que  deciros. 

CONDE. 

Nada  habrá  que  tú  me  pidas. 
Que  no  haga  por  ti;  salios 
Todos  alia  fuera. 

MARQUÉS. 

Todos 
Te  obedecemos. 

CONSTANZA. 

Pues  quiso 
El  cielo  que  llegue  al  puerto 
Don  Ramón  ,  á  recebillo 
Con  tu  licencia  he  de  ir 
Hasta  la  torre  del  rio 
Que  está  una  legua  de  aquf, 
tjue  alli  don  Ramón  me  dijo 
nue  desembarcar  peusaba 
A  la  vuelta. 

CONDE. 

Yo  permito 
Que  vayas,  que  á  acompañarte 
Ira  el  Marqués. 

MARQUÉS. 

Pues  te  sirvo 
En  eso,  con  la  señora 
Constanza  saldré  al  camino. 

CONDE. 

Mi  poca  salud  no  quiere 
Dejarme  salir  contigo, 

LEONOR.  {Ap.) 
¡Qué  de  temores  que  siento! 

CONSTANZA.  (;4p.) 

¡Qué  de  espíritus  respiro! 
{Vanse.) 

LEONOR. 

(.(p.  Sin  duda  quiere  pedirle 
A  su  padre  ;  ay  dolor  mió ! 
iMie  con  Constanza  le  case; 
Pues  avisar  determino 
Con  un  papel  á  Ramón 
Mi  desdicha  v  su  peligro.) 
¿lia,  Cardonilla? 

CARDONA. 

Señora , 
¿Qué  me  quieres  ? 

LEONOR. 

Ven  conmigo. 
{Vanse.) 


CONDE. 

Ea,  Berenguel ,  dinie  ahora 
Lo  que  pides. 

BERENGUEL. 

Lo  que  digo 
Es,  Señor,  que  vuestra  Alteza 
\  a  sabe  ,  que  cuando  quiso 
I  Conmigo  se  desposó 
;  Leonor. 

I  CONDE. 

I  Ya  yo  sé  que  hizo 

I  Protesta  que  la  forzaban. 

I  BERENGUEL. 

Pues  valerme  determino 
I  He  esa  fuerza,  para  que 

Pueda  casarse  conmigo 
'  Otra  dama  á  quien  yo  quiero  , 

Que  hoy  por  esposa  te  pido. 

CONDE. 

i.Pui^s  tú  no  querías  antes 
A  Leonor? 

BERENGUEL. 

Si  la  he  querido, 
Pero  fué  para  saber 
Querer  más  á  lo  que  sirvo, 
I  Como  por  saber  amar. 

i  CONDE. 

liercQguel ,  no  te  he  entendido. 

BERENGUEL. 

El  (]ue  sin  hacer  errores 
Quiere  escribir  un  papel , 
Por  mostrar  su  ingenio  eu  él 
Hacer  suele  borradores. 
Pintor  otro,  y  verdadero. 
Que  quiere  mostrar  el  arte. 
En  una  figura  aparte 
Hace  un  dd)ujo  primero ; 
Porque  defetos  no  haya 
En  la  acción  y  en  el  semblante. 
El  diestro  representante 
Antes  de  salir  ensaya, 
lüen  claro  en  esto  se  dice 
Lo  que  el  alma  llora  y  siente 
Oue  es  amar  discretamente, 

V  dos  borradores  hice. 
in  mi  pecho  imaginé 

Pintar,  como  en  mármol  yerto , 
Con  amor  que  fuese  cierto, 

Y  aparte  la  dibujé; 
Quise  decir  lo  que  quiero. 

Hoy  que  á  otro  amor  me  rendí; 

V  en  Leonor,  mi  esposa,  asi 
Hice  el  ensayo  primero; 
Ue  modo  que  aquel  amor 
(jue  viste  arder  como  rayo. 
No  fué  la  verdad,  fué  ensayo 
De  dibujo  verdadero ; 

Oue  yo  para  ser  amante 
Kuera  del  modo  ordinario. 
Primero  fui  secretario. 
Pintor  y  representante. 

CONDE. 

¿Y  á  una  dama  tan  hermosa 
Tratas  con  tanto  desden, 

Y  siendo  hija  también 

Del  gran  conde  de  Tolosa  ? 
No  arriesgues  con  este  intento 
Tu  opinión  como  la  mia. 

BERENGUEL. 


CONDE. 

Si  boy  con  fineza  y  verdad 
Te  amase,  fuera  error  grande. 

BERENGUEL. 

I  ¿V  es  bien  que  mi  odio  ande 
I  Templando  su  vanidad  ? 


CONDE. 

¿Pero  quién  en  Barcelona 
(Demos  que  anulado  quede) 
Ese  nialrimonio  puede 
Igualaise  á  tu  persona? 
íQuién  á  lu  sanare,  que  es  mia , 
,  Hay  que  le  pueda  igualar 
Con  quien  le  puedo  casar? 

DERENCUEL. 

CoDSlanza  puede  ser  mia. 

C0>UE. 

Vive  Dios,  hijo  alrevido. 
Centro  en  que  tantas  traiciones 
Hay,  que  vuestras  sinrazones 
Aun  no  caben  por  mi  oido ; 
Que  aunque  arriesgue  mi  corona 
P(ir  castigar  vuestro  intento, 
I..'  di'  al  mundo  un  escarmiento, 
^  ii:í  ijemplo  á  Barcelona; 
t'Mi  i|ue  con  aqueste  amor. 
Vu.siro  hermano,  que  más  quiero. 
Pretendió  á  Leonor  primero, 
We  pedisles  á  Leonor; 

Y  ahora,  ciego  é  inhumano. 
Tan  errado  discurrís, 

l^üic  á  Constanza  me  pedís 
Porque  la  ama  vuestro  hermano; 
Deci,  el  cuando  por  los  dos 
Lo  que  pedís  pueda  ser; 
¿Tal  desaire  habla  de  hacer 
Al  de  Calabria  por  vos? 
Oui'  habiéndola  vos  dejado 
Con  libieza  y  con  desden  , 

Y  mal  logrado  también 

!)f  su  belleza  un  traslado. 
Viene  a  ser  locura  en  parte, 
üue  vos  tirano  y  cruel... 

DERENCUEL. 

Mintió  entonces  el  pincel, 
TuJo  su  primor  al  arte. 

CONDE. 

¿Oiiprlais  con  ciega  pasión, 
Contra  el  decoro  y  la  ley  , 
II  icer  una  ofensa  á  un  rey, 

Y  un  agravio  á  don  Ramón? 
Va  toda  su  ambición  muestra 
Vu'siro  pecho;  ¡ah,  si  ese  ardor 
N  .  ii-ra  de  vuestro  amor 

Y  "i.  il>-  la  envidia  vuestra! 
1.1  '  in  idioso,  pensad 

I  !;    [iircce  en  ira  tanta 
A  la  sirena  ,  que  canta 
Sólo  cuando  hay  tempestad  ; 
Que  á  ella  os  parecéis  es  llano  ; 
PupssñlanifMiteos  da  pena 
Saber  que  el  cielo  serena 
l.nrts  para  vuestro  hermano. 
I  I  nda  tenéis  en  Leonor, 

'  "I luien  es  la  estimad, 

Ki  rrriguel,  y  imaginad 

Que  aunque  ahora  os  muestro  amor , 

^o  es  ponpie  amor  he  tenido  , 

Que  este  cariño  es  efeto 

I)i;  que  no  os  pierda  el  respeto 

l.uiio  vasallo  ofendido 

In  Mii'stro  acero  inhumano; 

.\  |uil  (|ue  no  es  obediente, 

No  es  mi  hijo,  y  solamente 

Es  mi  hijo  vuestro  hermano. 

Si  el  serlo  os  hace  liar, 

También  nacieron  los  reyes 

Para  obedecer  las  leyes, 

Y  sabré  yo  castigar 

Al  que ,  sin  querer  templarse , 
La  ira  y  la  pasión  prefiere  ; 
Porque  el  pecho  no  cancere 
L'n  brazo  suele  cortarse  ; 
A  este  ejemplo  os  amenazo, 
Uue  por  sanar,  vive  Dios. 
Pues  sois  el  peor  de  los  Jos , 


F.L  C.M.N  DE  CAT.\LU.^.\. 
Que  me  corte  yo  ese  brazo. 

BEREXGUEL. 

Plegué  al  cielo.... 

COXDE. 

Callad  ya. 

BERENCUEL. 

Oue  si  os  mostráis  justiciero. 
Venga  yo  á  ser  el  primero 
(Jue  temple  vuestra  crueldad. 

CONDE. 

Vn  hijo  segundo  no  es 
Tanto,  que  haya  presumido... 

BKRENGUEL. 

;  Que  sea  yo  el  abatido 
Porque  he  nacido  después  1 

CONDE. 

(Áp.  Con  el  amenaza  pienso 
Que  he  errado  todo  el  motivo. 
Volverle  quiero  á  templar. ) 
Ea,  por  tu  vida,  hijo  mió, 
Que  temples  esta  pasión. 
Que  yo  sólo  he  pretendido... 

BERENGUEL. 

Ya  se  me  han  vuelto  los  celos; 
Envidia  de  nuevo  abrigo. 
Este  ásf]id  mental,  que  bá  tanto 
Que  en  el  alma  me  ha  mordido. 

CUNDE. 

Témplate  por  vida  tuya , 
Derenguel. 

BERENGOEL. 

i  En  qué  mal  sitio 
Pones  los  ruegos!  ¡qué  mal 
Usas  del  piadoso  oflcio 
De  padre!  pues  cuando  el  cielo 
Te  quiere  encargar  dos  hijos  , 
Mas  pesa  en  uno  tu  odio 
Que  en  el  otro  tu  cariño ; 
Más  si  es  por  darme  en  los  ojos 
Con  sus  méritos,  si  ha  sido 
Para  correr  mis  errores 
Con  sus  acciones  y  alivio 
Mi  venganza  en  mi  pasiou... 

CONDE. 

(Ap.  Templarle  ahora  es  preciso. ) 
Hijo,  el  enojo  de  un  padre... 

BERENGUEL.   {Ap.) 

De  roja  sangre  teñido. 
Como  lo  Hngió  Constanza, 
Ha  de  ir  al  mar  en  el  rio. 
Si  no  es  que  de  sus  corales 
Helado  se  ponga  grillos 
Mi  venganza  en  roja  cárcel 
Delincuente  cristalino. 

CONDE. 

Hijo,  el  enojo  de  un  padre  .. 

BERENGUEL.    (.4/).; 

Yo  le  atajaré  el  arbitrio 
A  las  estrellas. 

CO!<DF.. 

No  es  más 
De  un  fácil  vapor  (|ue  quiso 
Humear  contra  el  sol,  y  luego 
Se  queda  desvanecido. 

BERENGUEL.  (Ap.) 

Disimular  quiero  ahora 
Mi  Intento. 

CONDE. 

Seamos  amigos. 
Por  tu  vida. 

BERENGUEL. 

Desde  hoy 
Te  ofrezco  (¡ay  tormento  niio'j 


Eres  mi  hijo. 


Tú  verás 
Si  lo  soy. 

CONDE. 

¡Oh  cuánto  estimo 
Verle  tan  pnsto  templado ! 

BERENGUEL. 

Al  tiempo  doy  por  testigo 
De  mi  templanza. 

CONDE. 

¿Y  á  dónde 
Vas  ahora  ? 

BERENGUEL. 

No  es  preciso 
mi  hermano 


Que  á  recibir  á  i 
Vaya  también? 


CONDE. 

Yo  te  pido, 
Que  á  acompañarle  no  salgas: 
Con  él  cumples,  y  conmigo  , 
Haciendo  lo  que  te  mando. 


(.Ap.  Mal  penetras  mis  designios.) 
Haré  lo  que  tú  me  ordenas. 
(.4p.  ¡Cruel padre !) 

CONDE.  (.Ap.) 

¡  Ingrato  hijo  I 

BERENGCEL.    (Ap.) 

Como  el  muro  es  un  mal  padre. 

CONDE.  (.Ap.) 
A  la  hiedra  es  parecido 
Un  hijo  malo. 

BERENGUEL.  (Ap.) 

Que  cuando 
La  hiedra  en  él  busca  abrigo... 

CONDE.  (Ap.) 

Que  al  tiempo  que  la  muralla 
La  suele  igualar  consigo... 

BERENGUEL.    (Ap.) 

Se  deja  caer  con  ella. 

CONDE.  (Áp.) 
Derriba  quien  ha  subido. 

BERENGUEL.  (Ap.) 

;  Ah  cielos !  dadme  venganza. 

CONDE.  (/Ip.) 
Cielos,  no  le  deis  castigo. 
(Vanse.) 

Sale  CARDONA. 

CARDONA. 

Si  hubiera  siempre  ocasión 

De  evitar  riesgo,  me  fundo 

En  que  no  hay  cosa  en  el  mundo 

Como. ser  uno  ladrón; 

Que  uno  trate  de  ahorrar 

Por  cuenta  lo  que  otro  debe, 

Y  que  un  ladrón  se  lo  lleve 

Sin  trabajo  y  sin  contar; 

Pero  no  son  cosas  estas 

Que  dan  descanso  y  buen  nombre, 

Porque  al  fin,  al  fin  un  hombre 

Lo  viene  á  llevar  á  cuestas  ; 

Que  á  una  dama  que  blasona 

De  estafar  á  uno  y  á  dos 

La  roben,  vaya  con  Dios  , 

Que  también  esta  es  ladrona  ; 

El  criado  (|ue  en  ocasión 

Provechos  llama  á  la  sisa, 

A  este  déjenle  en  camisa , 

Que  también  este  es  ladrón  ; 

Al  que  dice  muy  legal, 

Muy  mesurado  de  prosa , 

A  mi  basta  cualquier  cosa , 

Déle  ucüd  al  oficial 


582  comedí 

Que  lo  hizo  con  afición 

Y  lo  trabajó  muy  bien, 
A  esle  róbenle  también, 
Oue  también  ese  es  ladrón  ; 
Pues  ¿cómo  Camacho  ordena , 
Si  yo  no  lo  merecí, 
Quitarme  en  un  pliego  á  mi 
Los  ciento  y  una  cadena? 
Pues  mi  venganza  verán 

Los  que  han  visto  mi  pasión , 
Porque  quien  hurta  al  ladrón 
Gana  el  perdón  del  refrán ; 

Y  aunque  falte  a  ser  fiel, 

Me  han  de  ver  lodos  vengado, 
Para  don  Ramón  me  ha  dado 
Leonor  aqueste  papel ; 

Y  don  Ramón,  mi  señor, 
Si  en  el  caso  se  repara , 
Primero  que  se  casara 
Galanteaba  á  Leonor, 
Esta  en  secreto  me  ordena, 
Que  con  él  á  solas  quede : 
No,  el  papelillo  no  puede 
Llevar  dentro  cosa  buena ; 

Y  si  Berenguel  me  ve 

Que  á  su  hermano  se  le  doy 
A  escondidas,  cierto  estoy 
Que  me  ha  de  dar  mi  por  qné; 
Pues  hoy  vengarme  querría, 
¿Camacho  no  me  burló, 

Y  el  pliego  no  me  sacó 
He  la  faldriquera  mia? 
Pues  este  pliego  quisiera 
Que  la  venganza  me  dé ; 
ACamachuelo  se  le  he 

De  echar  en  la  faldriquera; 
Volverásele  al  traidor , 
Si  salen  bien  mis  intentos. 
Los  cien  escudos,  doscientos, 

Y  la  cadena  mayor ; 
Ea,  vengarme  conviene, 
L'n  papel  me  supo  hurlar , 

Y  un  papel  me  lia  de  vengar 
De  Camacho;  pero  él  viene. 

Sale  CAMACHO. 

GABACHO. 

Pues  no  se  ha  escondido  el  dia 
Aunque  el  sol  huyendo  va, 
A  la  torre  donde  está 
(ionstanza  llegar  querría  ; 
Poco  á  poco  tengo  de  ir 
Del  mar  por  la  hermosa  orilla. 

CARDO.NA. 

¿Camacbuelo? 

CAMACHO. 

Cardonilla. 

CARDONA. 

¿Dónde  vas? 

CAHACIIO. 

A  recibir 
A  don  Ramón,  mi  señor. 

CARDONA. 

¿Quieres  creerme,  Camacho? 
Que  me  quieres  bien  recelo. 

CAMACHO. 

De  verdad  te  tengo  amor; 
Deudas  son  estas  forzosas 
A  mi  amor. 

CIRPONA. 

No  sino  no. 

CAMACHO. 

Ya  sabes  tú  lo  que  yo 

Me  apasiono  por  lus  cosas. 

CARDONA. 

Esto  mucho  saber  quiero : 
SI  traes  la  bolsa  contigo 
Dame  un  dobloucillo,  amigo 


,\S  ESCOCIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

CAMACnO. 

¿  Dónde  tengo  yo  el  dinero '! 
Ea,  trata  de  quedarle. 

CARDONA. 

Si  me  dejas,  esto  es  peor. 
;0h ,  lo  que  puede  el  amor .' 
Cana  tengo  de  abrazarte. 

GAMACHO. 

Su  necia  amistad  me  enfada. 
¿Yo  para  qué  he  menester 
Su  amor? 

CARDONA. 

Déjate  querer. 
Pues  que  no  te  cuesta  nada. 

CASIACHO. 

;  Ay  que  ojos  míos  rasgados ! 

CARDONA. 

¿Qué!  ¿qué!  ¿los  ojos  me  apoil.is? 
,Qué  cara  !  asi  fueran  todas, 

Y  hubiera  menos  pecados; 
¡Qué  frente! 

CAMACHO. 

Vayase  ó  crea... 

CARDONA. 

¿  Qué  cejas  para  ser  dos  ? 
Pues  la  boquilla,  por  Dios, 
Qne  es  hermosa  por  lo  fea  ; 
¡Pues  qué  barba! 

CAMACHO. 

No  lo  deja. 

CARDONA. 

Tal  barba  en  mi  vida  vi , 
¡  Y  qué  bien  podada!  asi 
Vea  yo  á  Castilla  la  Vieja. 

CAMACHO. 

A  mi  me  requiebra  ,  ¿hay  tal? 

CARDONA. 

Mtjor  el  papel  quisiera. 
(Pónete  el  papel  en  la  faldriquera 
abrazándole.) 

CAMACUQ.  (Ap.) 

F.l  me  anda  en  la  faldriquera, 
l'i'ro  en  esla  no  hay  un  real ; 
A  esotro  lado  está  el  plus , 

Y  asi  disimulo  yo. 

CARDONA.  {Ap.) 
Esto  está  bueno ,  ya  entró. 

CAMACHO. 

Vive  Dios. 

UNA  voz.  (Dentro.) 

Esos  caballos 
Alianza  con  las  riendas 
A  esos  robres .  pues  que  ya 
A  esta  torre  hermosa  y  bella, 
Adonde  Constanza  aguarda , 
Antes  mucho  que  anochezca 
liemos  llegado. 

CARDONA. 

Mi  amo 
Llega  á  la  quinta. 

CAUACHO. 

Agradezca 
Que  viene  su  amo,  que  habla 
Ite  darle  mil  coces. 

CARDONA. 

Vengan; 
Desde  aqui  se  ve  la  quinta, 

Y  desta  playa  á  quien  besa 
Los  pies  del  Mediterráneo, 

I  'eras  las  naves  que  intentan , 
burlándola  azul  espuma. 
Dar  las  hondas  á  la  arena. 


Sale  BERENGUEL. 

BRRF.NGUIX. 

No  he  de  llegar  á  la  quinta  , 
Va  la  Capitana  intenta. 
Dando  bordos ,  recoger 
El  velamen  ;  ó  antes  venga 
Tormenta  ó  fiero  huracán , 
Que  el  mar  cristalino  mezcla . 
Porque  volcando  sus  naves 
Cboauen  sin  timón  ni  velas 
Con  la  gavia  en  el  abismo. 
Con  la  quilla  en  las  estrellas ; 
Desde  un  balcón  de  la  quinta 
Mira  Constanza. 

CARDONA. 

Ahora  entra 
La  mia. 

DERENCOEL. 

Virarlos  buzos, 


Su  pálida  luz  enmienda , 
(as  naves  distingue  todas ; 
;  ;0h  como  los  ojos  cuelga 

De  sus  gavias,  sin  que  al  gozo 
I  Ni  al  gusto  un  suspiro  deba , 
(  Que  como  son  aire  y  fuego  , 
I  Forzoso  ha  de  ser  que  tema, 
Al  ver  acercar  las  naves  , 
I  Que  los  suspiros  que  alienta, 
:  O  por  fuego  los  abrasen  , 
O  que  por  viento  los  vuelvan! 
!  ,,Qué  hago  en  tener  envidia 

Del  que  los  rayos  granjea 
I  Del  sol,  que  estima  la  vida, 
I  Con  seguir  esta  belleza? 
I  V  sea  yo  la  mariposa , 
Que  si  la  luz  galantea. 
Lo  que  yo  logrando  en  galas 
También  lo  arriesga  en  pavesas; 
Cuésteme  tórtola  amante , 
Entre  lamentos  y  quejas, 
Fiar  ternuras  al  prado 
Que  el  aire  vago  desprecia. 
La  clicie  también  imite , 
Que  constante  al  sol  anhela, 

Y  su  púrpura  de  nieve 

O  su  jazmín  se  enrojezca; 
Llama,  abrásame  las  alas; 
Sol,  tu  flor  amante  quema ; 
Ave,  huye  de  mi  reclamo; 
Porque  seas  y  yo  sea , 
Tú,  desden  de  mis  porfías, 

Y  yo,  de  tus  rayos  seña. 


i  Ah,  Señor! 


¿Aciesias? 


¡Ah,  Cardonilla! 


CARDONA. 

1  quisiera 


Haber  venido,  porr 
Oir  que  tan  necio  seas, 
Que  con  tanta  fuerza  des 
En  amar  desta  manera  , 
Sabiendo  lú  que  estas  cosas 
Mas  quieren  maña  que  fuerza. 

BERENGUEL. 

Camacbo ,  ¿también  venisleí 

GAMACSO. 

A  recibirá  su  Alieza 
El  Principe,  mi  señor, 
lie  venido. 

CARDONA. 

Si  deseas 
Saber  á  lo  que  he  venido... 

BERENGDEI.. 

Di  lo  que  quieres  y  esperas. 


CARDONA. 

Yo  he  comido  de  lii  pan 
Y  de  lu  palo,  y  es  fuerza. 
Aunque  han  sido  más  los  palos 
Oue  ios  panes,  que  ahora  sepas, 
(jui'  el  traidor  de  Caniachuelo 
llj  dado  tan  mala  cuenta 
Ue  SI,  que  ha  dado... 

BERENCÜEL. 

Di  en  qué. 

CARDONA. 

En  ser  corredor  de  oreja. 

BERENGUEL. 

¿Qué  oficio  es? 

CARDONA. 

Un  zurcidor. 

BERENGUEL. 

¿Vale  algo? 

CARDONA. 

Toda  esta  hacienda 
Es  enanas  partes  de  gente  , 
yue  con  no  ser  de  la  Iglesia 
Obispan  poco  en  naranjas  , 
Teniendo  más  de  su  renta  \ 
Pero  vamos  ahora  al  caso. 

CAMACHO. 

C.ardonilla  acá  se  llega 

A  tablar  á  su  amo  en  secreto. 

CARLONA. 

Sabe  que  Leonor... 

BERENGUEL. 

¿Qué  esperas? 

CARDONA. 

Le  dio  nn  papel  á  Camacho, 
Yo  no  sé  para  quién  sea , 
Pero  sé  que  es  de  Leonor ; 
y  que  ahora  no  viniera  , 
A  no  ser  para  su  amo 
Don  Ramón ,  con  tanta  priesa 
Arecirbirle  á  la  playa. 
Aunque  su  criado  sea. 

BERENGDEL. 

¿Viste  tú  que  se  le  diese? 

CARDONA. 

Por  estos  ojos;  por  señas 
Que  después  de  recibirle 
Se  le  echó  en  la  faldriquera. 

BERENGDEL. 

¿Camacho  ? 

CAMACIIO. 

Señor,  ¿qué  mandas? 

CARDONA. 

Si  has  de  averiguarlo ,  empieza 
Por  mí. 

BERENGUEL. 

¿Deseo  saber 
Cuál  es  de  los  dos  quién  lleva 
De  doña  Leonor,  mi  esposa, 
Un  papel  sin  mi  licencia? 

CARDONA. 

Yo  no  le  tengo ,  Señor , 
No  me  hables  de  esa  m.inera , 
Que  aunque  mi  madre  fue  olla, 
Yo  no  he  sido  cobertera . 

BERE>RCEL. 

¿Pues  quién  le  tendrá? 

CARDONA. 

Alvarado 
Tiene  los  papeles. 

UERENCUEL. 

Llega, 
Cardonilla. 

CARDONA. 

Señor... 


EL  CAÍN  DE  CATALUSa. 

He  de  ver  las  faldriqueras. 

CARDONA. 

Lleve  el  diablo  quien  le  tiene. 

CAUACllO. 

Amén. 

CARDONA. 

Y'a  yo  saco  fuera. 
Mis  alhajas. 

{Sacan  naipes.) 

BERENGDEL. 

Sea  presto. 

CARDONA. 

ffli  rosario. 

BERENGDEL. 

¿En  este  rezas? 

CARDONA. 

Este  es  rosario  del  diablo , 
Mas  también  tiene  sus  cuentas. 

BERENGUEL. 

¿Qué  es  esto? 


Tabaco  en  hoja, 
Para  sacarme  las  flemas 
Con  que  te  sufro. 

BERENGDEL. 

¿Quemas? 

CARDONA. 

La  bolsa  en  pelo,  más  ella 
Será  de  Judas. 

BERENGDEL. 

¿Camacho? 

CAMACHO. 

¿Qué  es  lo  que  me  mandas? 

BERENGUEL. 

Muestra 
Lo  que  traes. 

CAMACHO. 

Traigo  á  este  lado 
El  bolsillo  y  la  cadena. 

cabdona. 
Por  cierto  que  es  como  un  oro. 

camacho. 
El  lienzo  y  la  tabaquera, 
Los  guantes... 

CARDONA. 

Hele. 

BERENGDEL. 

¿Qué es  esto? 

CARDONA. 

¿Qué  papel  es  este? 

CAMACHO. 

Espera, 
Será  alguna  carta. 

CARDONA. 

Ahora 
Llevará  el  porte. 

CAMACHO.  (Ap.) 
Que  fuera. 
Que  Cardona  me  engañara, 
Y  que  cuando... 

BERENGDEL. 

Aquesta  esleirá 
De  Leonor. 

CAMACHO. 

(Ap.  Me  daba  abrazos, 
Me  echara  en  la  faldriquera 
El  papel.) Señor,  Señor, 
üyeme. 

BERENGDEL. 

Tate  la  lengua. 

CARDONA. 

¿Adonde  dicen  que... 

CAMACHO. 

Pero 


Sepa,  Señor,  vuestra  Alteza... 

BERENGDEL. 

Ya  sé  que  sois  un  traidor. 

CAHACHO. 

Que  fué  Cardona. 

CARDONA. 

A  mi  me  echa 
La  culiia ,  trayéndole  él... 

CAMACHO. 

Señor,  ¿si  hablar  no  me  dejas. 
Cómo  has  de  saber? 

UERENGDl-L. 

¿No  he  visto 
Qué  letra  es? 

CARDONA. 

¿Agora,  amigo. 
Que  le  ha  traido  lo  niega  ? 

BERENGDEL. 

Callad  entrambos,  callad. 


¿Que  fuese  yo  tan  gran  bestia , 
Que  me  dejase  engañar? 

CARDONA. 

.'^eñor,  ¿un  hombre  con  esa 
Cara,  para  qué  es  tan  fácil? 

BERENGDEL. 

Leer  quiero  el  papel. 

CARDONA. 

Empieza. 

BERENGDEL. 

«Vuestra  Alteza  se  fué  sin  cumplir 
«la  palabra  que  me  dio,  dejando  tan 
«desairado  mi  ruego  con  su  hneza,  hoy 
«que  es  mayor  el  peligro  será  mayor 
«la  queja,  si  deja  de  favorecerá  quien 
«tanto  ha  debido;  el  odio  de  mi  espo- 
«so  Berenguel  nunca  es  menos,  y  mi 
uamor,  como  dije  á  vuestra  Alteza, 
«siempre  es  más ;  y  pues  él  desea  ca- 
nsarse con  la  señora  Constanza ,  sólo 
íconque  vuestra  Alteza  abrevie  el  pla- 
»zo  á  sus  disposiciones,  logrará  su  de- 
aseo,  y  yo  mi  amor;  y  pues  en  la  dila- 
ícion  aventura  vida  y  honra,  débale  yo 


«vuestra  Alteza.» 
Agora  para  que  el  dolor 
Mió  á  derramar  se  atreva 
De  mi  hermano  y  mi  enemigo 
La  sangre ,  primero  estrena 
Su  voracidad  en  mi , 
Que  en  toda  el  alma  se  ceba. 
Agora  que  este  papel 
lia  ajustado  las  sospechas 
De  mis  celos,  pues  yo  vf 
Verter  á  mi  esposa  mesma 
Al  partir  de  don  Ramón 
í.ágrimas ;  os  digo  que  eran 
De  amor,  que  los  ojos  brotan, 

Y  los  suspiros  anhelan. 
A  mi  padre  le  encargó 

Al  partir  (;  oh  lo  que  acuerda 
La  venganza!)  que  cuidara 
De  Leonor ,  al  tiempo  que  ella , 
Con  equivocas  razones 
Daba  limitadas  quejas; 
Que  desta  vez  loca  en  celos, 

Y  en  estimación  aquella. 
Primero  que  se  casase 
Conmigo ;  ¡  ah ,  no  le  acontezca 
A  esta  potencia  enemiga 

De  la  memoria  hacer  prueba 
De  mi  ira  ,  echando  culpa 
;  A  mi  adoración  por  ciega ! 
'  Para  su  muerte  bastaba 
I  Mi  envidia  y  ver  que  penetra 


íH 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 


Cabales  todos  los  ravos 
Del  sol  'Je  la  \nS¿ala  bella; 
Celos  de  amor  >■  de  honor 
Siento  en  el  aln'ia,  y  apenas 
De  los  dos  dislin.nuir  puedo 
Que  celos  mas  me  atormentan: 
Los  de  Conslan/.a,  que  espero 
Oue  niia  algún  tiempo  sea , 
O  los  de  Leonor,  que  es  mia, 
Aunque  haya  de  ser  ajena. 
?Camacbo? 

CAHACUO. 

Señor. 

CARDONA. 

Ahora 
Es  ello. 

BERENGUEL. 

Sacarle  es  fuerza 
Desle  camino;  in  llevar 
Ksle  papel,  porque  veas 
Que  no  has  errado,  le  quiero 
Dar  esta  sortija. 

CARD0:IA. 

Espera , 
Señor,  que  fui  jo  el  que  truje 
El  papel. 

CAMACHO. 

¡Que  ahora  quieras 
Negar  que  jo  le  be  traído! 

CARDONA. 

Señor... 

BERENGCEL. 

Calla. 

CaRPOSA. 

Con  la  mesma 
Que  yo  le  di  me  ba  pagado; 
Yo  bien  pensé  que  esta  liesta 
Fuera  de  estafermo,  y  sólo 
Fué  de  sortija.  ¡Que  quieran 
Los  diablos,  que  mis  ardides 
Todos  contra  mi  se  vuelvan! 
¡Oh,  ladrón,  plegué  á  los  cielos. 
Que  cuando  el  diamante  veudas 
Te  le  venda  un  corredor! 

CAMACHO. 

¿Dónde  mi  amo  uos  lleva? 

DERENGDEI.. 

A(|ui  estamos  apartados. 

CARDONA. 

¡Si  pesares  la  cadena. 

La  peses  por  castellanos. 

Porque  no  entiendas  las  pesas ! 

¡Détegan;i  de  jugar 

Los  cien  escudos,  que  apenas 

Los  habrás  jugado,  cuando 

Perderás,  aunque  no  pierdas  ! 

DERENGCEL. 

Villaoo... 

CAMACHO. 

¿Señor,  qué  haces? 

BERENCCEL. 

Pagarás  desta  manera 
Tu  delito. 

CAMACHO. 

Yo,  señor. 

BERENGDEL. 

Calla  traidor. 

CARDO.NA. 

Este  pega. 

BERENGUEI,. 

A  un  roble  de  esos  le  ata 
Las  manos. 

CARDONA. 

Lo  que  es  por  cuerda 
No  quedará. 

BERENGDEL. 

A  mi  me  importa 


CAMACHO. 

Tü,  Cardona, 
Me  atas  de  otra  manera. 

CARDONA. 

La  razón  ata  las  manos. 

BERENGOEL. 

TÚ  en  tanto,  con  él  te  queda, 

Para  que  algún  pasajero 

No  le  desate.  Ya  suenan 

Los  clarines,  aunque  el  sol 

Sobre  los  mares  se  acuesta 

Del  Occidente :  á  la  escasa 

Luz,  que  penetrar  se  deja. 

La  galera  capitana 

Ha  dado  fondo:  ya  entra 

Kn  el  esquife  mi  hermano: 

Ya  el  Marqués  Alberto  llega 

A  recibirlo,  llevando 

A  remo  barca  ligera. 

En  que  se  juntan,  y  ya 

Vuelven  á  la  orilla  nuestra. 

Entre  estas  ramas  oculto 

Busco  ocasión,  en  que  pueda 

Aprovechar  el  acero; 

Negra  noche,  pues  te  precias 

De  aconsejarle  venganzas 

A  la  pasión,  sal  más  negra.        (Vase 

CAMACHO. 

Desátame,  pues  se  ha  ido 
Tu  señor. 

CARDONA. 

Harto  me  pesa 
De  no  tener  gana;  pero 
Ya  que  el  diablo  no  me  tienta 
A  desalarte,  por  ti 
Quiero  hacer  una  tineza. 
La  cadena  he  de  quitarte. 

CAMACHO. 

¿Esa  es  la  Gneza? 

CARDONA. 

Esta; 

¿Pues  no  es  lo  mismo  quitarte 

La  prisión  que  la  cadena? 

Quédate  con  Dios,  Caniacho; 

Sabe  Dios  lo  que  me  pesa 

Dejarte  ahora  al  sereno, 

Más  eso  no  te  dé  pena, 

Que  por  eso  entra  la  noche 

Muy  mala;  asi,  no  quisiera 

Que  te  roben  el  dinero 

En  este  camino,  deja 
'  Que  le  guarde  como  amigo 
(  Los  cien  escudos  siquiera, 
f  Que  como  en  la  bolsa  esián. 

Se  entren  en  mi  bolsa. 

I  CAMACHO. 

I  Espera, 

V  desálame,  supuesto 
Que  los  llevas. 

CARDONA. 

Eso  fuera 
Desatarte  tus  doblones; 
Asi,  dame  aquella  piedra , 
Te  la  llevaré  á  tasar. 

CAMACHO. 

Déjamela,  que  es  pequeña. 

CARDONA. 

Pues  ahora  bien,  yo  le  quiero 
I  Dar  otra  mayor  por  ella. 
I  (Échale  una  piedra  muy  grande 

!  Toma,  adiós.  Así,  Camacho. 

CAMACHO. 

tNo  desatas? 

CARDONA. 

I  ¿No  le  acuerdas 


DE  ROÍAS. 
I  Cuantos  mojicones  fueron 
Los  que  mediste? 

CAMACHO. 

I  ¿Qué  intentas? 

CARDONA. 

Pues  me  llevo  lo  que  es  mió , 

Vo  tengo  buena  conciencia, 

V  quiero  volverle  todos 

l'us  mojicones  por  fuerza; 

loma,  uno  no  es  ninguno, 

Dos,  ¿te  acuerdas  bien  los  que  eran? 

Que  yo  no  quiero  quedarme 

Con  cosa  que  tuya  sea. 

MARQi'És.  (Dentro.) 
Ningún  soldado  basta  el  alba 
Desembarque,  llega  á  tierra 
El  esquife. 

Sale  RAMÓN,  y  cae  al  salir ,  v  EL 
MARQUÉS. 

RAMÓN. 

El  Marqués  solo 
Me  acompañe. 

MARQUÉS. 

'  ¿Vuestra  Alteza 

Se  ha  hecho  mal? 

)  i  RAMÓN. 

I  No  me  hice  mal. 

I  No  me  recibe  la  tierra 
I  Con  agasajo. 

i  HARQUÍS. 

I  Al  revés 

I  Lo  enliendo,  que  antes  se  alegra; 

Pues  porque  le  des  los  brazos 

Ahora  tropezaste  en  ella. 

RAMÓN. 

¿Dónde  dices  que  me  aguarda 
ili  esposa  Constanza? 

MABQDÉS. 

Hasta  esta 
Torre  vine  á  acompañarla, 
Vestá  esperándote  en  ella. 

RAMÓN. 

¿Mi  padre  no  me  salió 
A  recibir? 

MARQCÉS. 

No  le  dejan 
Los  achaques. 

Noche  oscura. 

CAMACHO. 

¡Berenguel! 

MABODÉS. 

Entre  esus  peñas 
Se  oye  una  voz. 

RAMÓN. 

Poco  el  viento 
Me  halaga  y  me  lisonjea, 
;  Con  el  nombre  de  mi  hermano 
I  Me  ha  recibido. 

I  MARQUÉS. 

I  No  creas 

!  Al  oido,  la  aprensión 
i  Todo  es  imágenes  ciegas, 
Ella  es  la  que  te  ha  engañado 

I  CAMACHO. 

¿Desta  manera  te  vengas 
:  De  quieu  no  te  ofende? 

I  RAMÓN. 

I  Todo 

Con  mi  temor  se  concierta  ; 
Pues  dice  esta  voz  confusa. 
Que  el  corazón  me  penetra , 
Viendo  que  es  sólo  mi  hermano 
El  que  mi  muerte  desea... 


CAUACIIO. 

le  aquel  que  110  le  ha  ofendido, 
Lreni;uel,  por  qué  le  vengas? 

HABÓN. 


UARQOES. 

En  esta. 

1.3  noche  eniró  tan  oscura , 
Uue  lie  temido. 

CAMACHO. 

¡(ih,  muerte,  llega 

RABOM. 

1,3  muerte  me  sale  al  paso, 

Y  pensé  que  amor  saliera. 
Cero  en  saliendo  el  amor 
Escomo  la  muerte  mesma. 
Ambos  matan,  solamente 
El  v  ella  se  diferencian, 
yue  nno  da  el  dolor  suave 

í  olro  la  herida  sangrienta. 

MARQUÉS. 

AriKir  saldrá  á  recibirte. 
Si  iihoia  en  la  torre  entras 
D le  le  espera  la  Infanta. 

RAMÓN. 

Fl  cielo  he  de  ver  en  ella. 

Vamos. 

CAMACHO. 

Berenguel  me  ha  muerto 

Ti  ¡moro  quiero  que  sepas, 
Aiiiii|iie  el  amor  me  lo  riña. 
De  ai|uel  monte,  que  voz  tierna 
Se  i-scucha  sobre  la  falda 
tjue  obediente  el  mar  se  lleva. 

BARQUÉS. 

Nad.i  la  vista  distingue, 
>  cuunto  dudar  se  deja 
Si, I,  para  mis  ciegos  ojos 
l:u!tos  que  el  temor  inventa. 

RAMÓN. 

Voz  que  al  oido  te  guie. 
Ya  que  á  la  vista  no  pueda. 
Tú  por  esta  parte  puedes. 
En  lanío  que  yo  por  esta 
Re;;islrii  el  monte,  ver  si  antes 
Oui'  yo  en  la  florida  yerba 
Hallas  quien  causa  esta  voz, 
t^iui'  lanío  á  mi  oido  cuesta. 

MARQUÉS. 

Si\i  asi. 

RAMÓN. 

Voy  por  esia  parte. 

MABQOÉS. 

Pues  para  que  no  me  pierdas 

(.lili  lo  escuro,  daré  voces 

Dfsile  donde  esté.  {Vnse.) 

RAMÓN. 

Quisiera 
Atender  por  esta  parte. 
Por  ver  si  aves  agoreras 
Escucho,  que  sólo  cantan 
Si  á  llorar  la  noche  empieza. 
Un  can  se  oye,  y  son  dos  canes 
Los  que  mi  oido  molestan. 
Uno  que  en  el  monle  lale 

Y  olro  que  en  el  eco  suena. 
Hacia  allí  se  desvanece 
lina  exhalación,  que  piensa 
El  alto  Monjul  que  es'rayo, 

Y  la  vista  que  es  estrella. 
A  mi  dicha  se  parece, 
t)ue  en  exhalación  empieza 

A  arder  como  astro,  y  después 


EL  CAÍN  DE  CATALUSA. 
Fallece  como  centella. 
Contra  la  tierra  el  mar  se  lia  enojado 
Del  viento  que  la  irrita  aconsejado; 
Pero  ya  el  mar  desinava. 
Porque  ese  monte  le  b"a  tenido  i  rava. 
Ya  no  se  oye  la  voz  que  antes  se  oia, 
Confióse  al  aire,  y  él  la  perdería  : 
No  se  pueden  fiar  del  viento  airado 
Las  voces  que  pronuncia  un  desííicha- 
[do.(Vasí.) 


CONSTANZA. 

Cuando  esperaba  á  don  Ramón,  mí  es- 
En  el  monte  fragoso  [poso, 

Confusa  voz  oyó  mi  oido  incierto 
Que  al  viento  dice:  «Berenguel  me  ha 
[muerto»; 

Y  aunque  mi  oido  no  lo  ha  percibido. 
El  corazón  parece  que  lo  ha  oido; 

Si  acaso  con  la  noche  no  ha  acertado. 
Mi  esposo,  que  la  noche  ha  equivocado 
Con  las  sombras  el  lino. 

Sa/cREIlENClJia. 

BERENGUEL. 

Aquella  antorcha  me  enseñó  el  cami- 
Pur(|ue  ya  a  Barcelona  me  volvia   [no, 
Amenazadii  de  la  noche  fria. 
MARQUÉS.  {Dentro.) 
Don  Ramón. 

CAMACHO. 

\'a  murió  mi  confianza. 

CONSTANZA. 

Y  ya  mis  ojos  el  temor  alcanza. 
Bien  que  me  animo  en  vano, 
Pues  en  el  monte  cano 

Con  lástimas  veloces: 

Don  Ramón  ya  murió,  distintas  voces. 

Pues  bajar  á  la  playa  determino. 

(Vflíí.) 

BERENGUEL. 

Dos  voces  escuché,  y  una  imagino 
Que  es  del  Marqués,  la  otra  del  criado. 
Que  á  este  árbol  esta  noche  dejé  atado. 
Pues  porque  ahora  mi  dolor  aliente 
Ha  de  morir. 


Sale  EL  MARQUÉS 


Detente. 

MARQUÉS. 

¿Quién  es? 

BEREXGÜEL. 

Soy  Berenguel. 

MARQUÉS. 

Templóme  en  vano. 

BERENGUEL. 

¿Qué  buscas? 

MARQUÉS. 

A  tu  hermano    [perdido, 
Rusco,  que  entre  estas  ramas  le  he 
Lastimosa  una  voz,  que  le  ha  movido 
A  requerir  el  monte;  agora  llego 
A  ver  si  le  encontrase. 

BERENGUEL. 

Volveos  luego. 

MARQUÉS. 

El  Conde,  mi  señor,  me  lo  ha  ordena- 

BERENGUEL.  l'^O.  . 

Haced  agora  lo  que  os  be  mandado. 


S85 

MARQUÉS. 

Que  le  acompañe. 

BERENGUEL. 

Yo  iré  6  acompañarle. 

MARQUÉS. 

Es  forzoso  llamarle,  [mano... 

Y  no  es  razón  que  siendo  vos  su  her- 

BERENGUEL. 

Pues,  vive  Dios,  villano. 

Sabiendo  vos  que  tanto  os  abo.rezco. 

Si  me  contradecís.  . 

MARQUÉS. 

Ya  os  obedezco. 
(Ap.  Desde  la  torre  con  la  voz  prosigo, 
Que  como  Berenguel  es  su  enemigo. 
Temo  que  para  darle  injusta  muerte 
La  ocasión  con  la  envidia  lo  concierte.) 
(Vase.) 

BERENGUEL. 

Porque  no  haya  quien  sepa  mi  cuida- 
Desatar  es  forzoso  este  criado,        [do 

CAMACHO. 

¿Quién  es,  quien  a  mi  voz  compadeci- 

BERENGUEL.  [l^O? 

Yo  soy  quien  le  desata. 

CAMACHO. 

Si  haívenido 
A  darme  muerte,  sólo  decir  puedo. 
Que  jamás  te  be  ofendido. 

(Habla  alto.) 

BERENGUEL. 

Habla  más  quedo; 
Vete,  Caniacho. 

CAMACHO. 

Voime  á  Barcelona. 

{Vase.) 

CARDONA. 

Ha,  Señor. 

REniíNGUEL. 

Esta  voz  es  de  Cardona, 
¿Qué  quieres? 

CARDONA. 

Que  me  digas  donde  vamos. 


Escóndete  en  lo  espeso  de  esos  ramos. 

CARDONA. 

Más  adelante  un  paso  dar  no  puedo. 

BERENGUEL. 

¿Miedo  tienes? 

CARDONA. 

A  mi  me  tiene  el  miedo. 

BERENGUEL. 

Hazme  espaldas  agora  en  este  prado. 

CARDONA. 

No  quiero,  que  es  hacerte  corcovado. 

BERENGUEL. 

Pues  no  te  alejes. 

CARDONA. 

De  irme  lejos  trato, 
Tú  me  hallarás  si  tienes  buen  olfato. 

MARQUÉS.  {Dentro.) 
¿Don  Ramón? 

RAMÓN.  (Dentro.) 
Por  acá,  Marqués  amigo. 

BERENGUEL. 

Por  esta  toz  me  sigo. 

MARQUÉS. 

Guárdate  de  tu  hermano. 

BERENGUEL. 

Vive  el  cielo,  villano,  [suerte. 

Que  el  castigo  has  de  ver  de  aqueslu 
(Ya  hacia  donde  ettá  don  Ramón,  y  sa- 
le, y  quítale  la  espada,  y  arrójala,  y 
dale  con  la  daga] 


2S0  r.OMKI.lAS 

RAllON. 

¿Pues  qué  inleulas.lierniaiio? 

DEREKCUEL. 

Darte  mucríc. 

RAMOn. 

Bercnguel,  amigo,  hermano, 
¿Cómo  una  sangre  que  es  luya 
Derramas? 

BERKNGUEL. 

Indigno,  muere. 

RAUON. 

¿.I)ime  qué  agravio  ó  injuria 

Te  he  hecho  yo,  ó  por  que  me  lias  dado 

La  muerte? 

BERENGDEL. 

¿Para  que  buscas 
Mis  razones  á  mi  ira , 
Si  tú  mismo  a  ti  le  acusas? 
Honor  y  celos  te  matan. 

RAMÓN. 

¿Maríjues? 

BEREfiGCEl,. 

Es  la  causa  justa. 

RAMÓN. 

¿(".onstanza? 

BERENCUEL. 

Aun  no  sale  el  sol. 

RAMÓN. 

¿Soldados? 

BERENGIEL. 

Nadie  te  escucha. 
Pues  va  hermano... 


BERLNGUEL. 

Nada  esperes  que  te  cumpla. 

RAMÓN. 

Que  me  perdones. 

BERENGUEL. 

Asi 
Confesando  estás  tu  culpa; 
Nu  le  perdono. 

RAMÓN. 

Yo  si 
Te  perdono. 

BERENGUEL. 

Ya  no  pulsan 
Tus  libias  venas,  y  como 
Es  la  uocbe  tan  oscura, 
Distinguir  es  imposible. 
Por  ser  poca  ó  por  ser  mucha 
Si  sangre  que  el  alma  vierte, 
O  se  enrojece  ó  se  azula ; 
lodo  el  cielo  me  parece, 
Que  me  amenaza,  trasuda 
Kl  corazón, y  sus  alas 
Las  abate  y  no  las  junta. 
Esa  montaña  parece 
Que  cae  sobre  mi,  esas  grutas 
A  mi  error  servirle  (juitrcn 
De  silvestre  sepultura. 
¡Quien  de  si  mismo  pudiera 
Huirse!  mas  de  la  ruda 
Arena  quiero  cubrir 
Mi  delito,  y  no  mi  culpa. 
Cubrir  el  cadáver  quiero 
De  arena,  y  soDre  ella  rdgunas 
Penas,  en  tanto  que  salen 
A  lisonjearme  por  duras. 
Destos  árboles  intento 
Cubrir  el  cadáver;  rudas 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
Ramas  de  las  hojas  verdes, 
Hacedle  frondosa  urna. 

me  quiere  el  cii 

que  le  diüculta 
Sendas  á  mi  planta?  ¿El  aire. 
Por  qué  de  horrores  se  enluta? 
;()h,  nubes  agora  densas! 
¡Oh,  estrellas  tan  presto  oscuras! 
Asústamela  tiniebla. 
Aquella  luz  me  deslumhra. 
Todo  á  un  tiempo  me  amenaza, 

Y  todo  á  un  tiempo  me  alumbra; 
Agora  en  esta  ocasión. 
Porque  el  sol  no  se  descubra. 
Sobre  el  cadáver  pusiera 

Todo  ese  monte  por  urna.        {Vate. 

Sule  LA  INFANTA  con  una  hacha. 

CONSTANZA. 

llácia  esta  parte  he  escuchado 
Varias  voces,  y  confusas. 
Si  no  ha  sido  "que  el  temor 
No  las  oye  y  las  anuncia. 

V  aqui  se  ve  de  la  sangre, 
Que  de  esas  peñas  resulta, 
l'na  vez  el  mar  sangriento, 
La  arena  dos  veces  rubia. 
¡Salpicadas  de  coral 

Están  las  hojas,  qué  múslias! 
La  verde  yerba, las  flores 
En  sus  bonetes  se  arrugan. 
Entre  estos  ramos  agora, 
Bien  la  vista  no  lo  duda. 
Yerto  un  cadáver  distingo. 
Sepultado  en  verde  urna. 
Fiar  esta  antorcha  quiero 
A  este  árbol,  porque  descubra 
Quién  de  corales  repite 
Lo  que  del  viento  se  enjuga. 
;  El  cielo  me  valga  !  ¡  Esposo, 
Ya  salieron  desta  duda 
Mis  ojos,  pues  salga  ahora 
El  alma  de  su  clausura! 
¿Quién  ha  quebrado  su  espejo 
A  mis  ojos?  ¿Cuál  injusta 
Mano  ha  abierto  tantas  bocas 
Al  alma  con  una  punta? 
¿Montes,  del  sol  centinelas, 
^'o  avisarais  esta  injuria? 
Mas  ^qué  importa  que  seáis 
Cenliiielas,  si  sois  mudas? 
¿Estrellas,  arbitros  bellos. 
De  cuanto  el  Autor  alumbra. 
Para  qué  es  la  favorable. 
Si  hay  después  esta  fortuna? 
Cayóseme  de  las  manos 
El  cristal,  toda  la  lluvia, 
Por  ser  mucha ,  ha  deshojado 
La  flor,  que  á  vivir  madruga. 
Luz,  por  quien  vieron  mis  ojos, 
¿Quién  te  apagó?  Nave  surta 
Én  el  puerto  del  amor. 
Ya  en  el  abismo  fluctúas, 
liuscar  por  el  monte  quiero 
Quien  te  dio  muerte. 

Sale  EL  MARQUÉS  con  una  hacha. 

MARQUÉS. 

¿Qué  buscas? 

CONSTANZA. 

¿Qué  hay.  Marqués? 

MARQUÉS. 

¡Grave  dolor! 

CONSTANZA. 

Mi  esposo  es  muerto. 

MARQUÉS. 

¡Qué  injuria! 


CONSTANZA. 

Y  voy  á  buscar... 

MARQUÉS. 

Espera. 

CONSTANZA. 

A  quien  le  dio  muerte. 

MARQUÉS. 

Escucha. 

CONSTANIA. 

Para  vengar... 

hauqués. 
No  es  posible. 

CONSTANZA. 

)    Esta  ofensa. 

MARQUÉS. 

Tarde  juzga. 
Que  puedes  lomar  venganza. 

CONSTANZA. 

Marqués,  ya  que  no  me  ayudas. 
No  me  estorbes;  ¿quién  le  dio 
Sangrienta  muerte? 

MAROUÉS. 

¿Eso  dudas? 

CONSTANZA. 

Dilo  presto. 

MARQUÉS. 

Berenguel, 
El  Caín  de  Cataluña. 

CONSTANZA. 

¡Cruel  hermano! 

MARQUÉS. 

¡Infeliz  padre! 

CONSTANZA. 

Pues  yo  intento... 

MARQUÉS. 

Tú  le  buscas 
Tu  niuerle. 

CONSTANZA. 

Con  este  acero... 

MARQUÉS. 

¿Qué  intentas? 

CONSTANZA. 

Venpar  mi  injuria. 

MARQUÉS. 

Mira  que... 

CONSTANZA. 

No  me  aconsejes. 

MARQUÉS. 

Yendo  á  buscarla,  aventuras 
Tu  honra. 

CONSTANZA. 

¿Por  qué  mi  honra? 

MARQUÉS. 

Porque  no  estará  segura 

De  quien  á  su  mismo  hermano 

Dió  una  muerte  tan  injusta. 

CONSTANZA. 

¿Quién  me  vengar.i? 

MARQUÉS. 

Su  padre. 

CONSTANZA. 

¿Dónde  iré? 

MARQUÉS. 

Otra  vez  le  oculta 
En  esta  torre. 

CONSTANZA. 

¿Y  en  ella 
Qué  he  de  hacer? 

MARQUÉS. 

Que  tu  hermosura 
No  le  ocasione  á  tu  ofensa. 


.r.ijve  dolor! 

MARQUÉS. 

;Sueiir  dura? 

CONSTANZA. 

¿y  11 1-  haces? 

MARQUÉS. 

Dar  a  este  cadáver 
Mjs  decente  sepultura. 

COMSTANZA. 

Pues  esposo,  al  cielo  ofrezco... 

MARQUÉS. 

Principe,  mi  amor  te  jura... 


Uuo  no  me  lialle  el  claro  sol... 

MARQUÉS. 

Que  ese  planeta  que  alumbra. 
No  me  encuentre  con  sus  rajos., 

Cn>STA:»ZA. 

üue  sea  la  tierra  dura 
Iti  lecho... 

UARQUÉS. 

Que  solamente 
Luto  funesto  me  cubra... 

CONSTANZA. 

Oueviva  sólo  del  llanto, 
Que  de  mis  ojos  resulta... 

UARQGÉS. 

Queme  sirva  de  aliento 
Mi  dolor... 

CONSTANZA. 

No  buscar  nunca 
Alivio  al  mal... 

MARQUÉS. 

Que  sea  el  llnnto 
Quien  por  el  consuelo  supla... 

LOS  DOS. 


JORNADA  TERCER.V. 


CONDE. 

¿Hablad,  que  veois  turbado? 

MARQUÉS. 

¡Ay,  dolor!  ¿qué  le  diré? 

CONDE. 


MARQUÉS. 

A  daros  cuenta  venia... 

CONDE. 

Si  es  de  que  desembarcó 
l>on  Ramón,  ya  losé  yo; 
Poríjue  en  lodos  la  ale;;ria, 
Me  da  á  entender  que  ha  lli ;;: 

MARQUÉS. 

La  tristeza  en  todos  di. 

CONDE. 

Yayo  he  visto  desde  aquí 
I  Todo  el  pueblo  alborotado. 

¡  MARQUÉS. 

'  Sólo  desde  aquí.  Señor, 

'  Se  oye  el  común  sentimiento. 

CONDE. 

Muchas  veces  el  contento 
:  Habla  al  tono  del  dolor; 

Contadme,  por  vida  mia, 
j  Puesto  que  Ramón  llenó. 
I  A  qué  hora  desembarcó. 


EL  CAÍN  ÜE  CATALINA. 

MARQUÉS. 

Anocliccido  seria 
Cuando  llegamos  los  dos; 
(.4p.  Pero  ¿ya  para  qué  quirro 
Üarleesta  nueva?) 

CONDE. 

V  primero 
¿Por  quién  pregunto? 

MARQUÉS. 

Por  vos. 

CONDE. 

;0h,  qué  hijo!  en  manos  ilel  gozo 
Canas  y  cuidados  dejo, 
Y  luego  dirán  que  un  viejo 
No  puede  volverse  mozo; 
Su  obediencia  maravilla. 

MARQUÉS. 

Llegó  la  barca  ligera 
A  la  torre,  adonde  espera 
Constanza,  y  cayó  en  la  orilla. 

CONDE. 

¿Pues  no  me  dices,  Marqués, 
Por  qué  me  quieres  mezcl.n 
Un  gusto  con  un  azar? 

MARQUÉS. 

Antes  eso  es  al  revés , 

Que  porque  en  esta  ocasión 

No  os  mate  el  que  os  vengo  á  dar. 

Os  quisiera  acostumbrar 

A  sustos  el  corazón. 

CONDE. 

Hablad  de  una  vez,  Marques, 
Acabad. 

MARQUÉS. 

Estoy  mortal. 

CONDE. 

No  puede  ser  mayor  mal, 
Que  el  que  yo  pienso  que  es. 


CONDE. 

;Ay  dolor! 
Va  todo  el  valor  desmaya. 

MARQUÉS. 

A  recibirle  á  la  playa. 

CONDE. 

¿Y  no  le  habló? 

MARQUÉS. 

No,  Señor, 
Pero  hablóle  la  señora 
Constanza  con  solo  el  llanto. 

CONDE. 

Mirad,  esto  no  me  espanto, 
La  alegría  á  veces  llora. 

MARQUÉS. 

Berenguel  (yo  he  de  morir) 
A  recibirle  salió. 

CONDE. 

¿Pues  no  le  mandé  que  no 
Le  saliese  á  recibir? 
Temeroso  el  corazón 
A  los  OJOS  se  ha  asomado, 
¿Y  agora  donde  has  dejado 
A  mi  hijo?  ¡Fuerte  poción! 

MARQUÉS. 

Déjele... 

BERENGUEL.    (DeUtrO.) 

¡Oh  pueblo  villano! 

MARQUÉS. 

Aqui  sale  Berenguel, 
Preguntadle  vos  á  él 
Adonde  queda  su  hermano. 


Sale  BERENGUEL. 

BERENGUEL. 

¿Contra  mi  el  pueblo  se  junta? 
¡üb,  villanos!  ¿contra  mi.' 

CONDE. 

¿Qué  te  quiere  el  pueblo  á  ti? 

BERENGUEL. 

Pormi  hermano  me  pregunta. 

CONDE. 

Dime  á  mi  donde  quedó. 
Que  así  el  pueblo  se  asegura; 
¿Dónde  quedó? 

BERENGUEL. 

¿Por  ventura , 
Señor,  soy  su  guarda  yo. 
Que  me  preguntáis  por  él? 

CONDE. 

¡Hola! 

BERENGUEL. 

¿Soy  su  guarda  yo?  (Vo 

CONDE. 

Esto  Caín  respondió 
Cuando  dio  la  muerte á  Abel; 
Pues  ¿cómo,  cielos,  sobré. 
Para  que  templarme  pueda , 
Adonde  mi  hijo  queda? 

Sale  CONSTANZA. 

CONSTANZA. 

Yo,  Señor,  te  lo  diré. 
Si  puede  desdicha  igual 
Kepetirse  del  dolor. 

CONDE. 

El  mal  va  siendo  mayor. 
Que  da  las  señas  del" mal; 
¡Tú  con  luto!  declarado 
Está  el  mal  que  se  recela. 

CONSTANZA. 

Un  luto  es  que  de  la  tela 
Del  corazón  he  cortado. 

No  me  mate  por  prolijo 
Mal  que  á  mis  ojos  alcanza: 
¿Murió  tu  padre,  Constanza? 

CONSTANZA. 

No  Señor,  murió  tu  hijo. 

CONDE. 

¿Don  Ramón? 

CONSTANZA. 

Acero  cruel 
Tiñó  de  su  sangre  el  prado. 
Triste  yo.... 

CONDE. 

Vo  desdichado; 
¿Quién  le  mató? 

CONSTANZA. 

Berenguel 
Por  mi  mal  y  por  mi  suerte. 

CONDE. 

Hijo  traidor  y  tirano, 

A  tu  padre  y  á  tu  hermano 

Has  dado  aun  tiempo  la  muerto. 

CONSTANZA. 

No  tuvo  mayor  crueldad 
Caín  de  Dios  aborrecido; 
Señor,  justicia  le  pido 

Sale  LEONOR. 

LEONOB. 

Y  yo  te  pido  piedad. 

CONSTANZA. 

Del  que  á  tu  hijo  mató. 


2SS 

ti  pido. 


COMKDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


CONDE. 

¡Ay  dolor  prolijo! 

LEONOR. 

Piedad,  Señor,  que  es  lu  hijo, 
Kl  que  á  tu  hijo  mató. 

CONDE. 

Leonor,  ¿á  qué  habéis  venido, 
A  lenipl.tr  mi  indignación? 
¿No  es  mi  liijo  don  Ramón? 

LEOMOR. 

Vuestro  hijo  Ramón  ba  sido. 

COMtlE. 

Pues  si  le  mató  el  tirano 
Berenguel,  quiero  saber 
¿Cómo  mi  hijo  ha  de  ser 
Kl  que  no  ha  sido  su  hermano? 

Sale  EL  MARQrÉ S. 

MARQUÉS. 

C.r.nn  Conde  de  Rarcelona, 
Aunque  no  pensé  volver 
A  mover  vuestras  piedades 
A  llanto  segunda  ve?.. 
El  más  extraño  suceso 
Oid,  que  al  tiempo  después 
Han  de  copiar  las  finezas 
Del  buril  y  del  pincel. 
Ya  sabéis  que  á  don  Ramón 
Dio  la  muerte  Berenguel, 
Su  hermano. 

CONDE. 

No  le  mató 
Su  hermano,  su  envidia  fué. 
Que  siempre  apuntó  la  envidia 
A  lo  más  alto  que  vé. 

MABQCÉS. 

Alas  faldas  del  Monjui, 

Todo  lo  noble  á  traer 

A  la  ciudad  el  cadáver 

Salió  esta  noche;  juzgué 

Que  traerle  no  podia 

A  Barcelona,  porque 

La  admiración  de  los  ojos 

También  se  pasó  á  los  pies. 

A  ese  Templo  de  Maria 

Le  condujeron,  después 

De  haber  armado  el  cadáver 

Con  las  insignias  de  Rey. 

Pero  al  querer  empezar. 

Como  uso  y  costumbre  es. 

El  Oficio  de  difuntos 

Con  santa  y  devota  fe 

De  Lérida  el  santo  obispo, 

Y  todo  el  clero  con  él. 

En  vez  de  cantar  el  Salmo 

De  profanáis,  escuché. 

Sin  que  ningún  sacerdote 

Se  pudiese  detener. 

Que  á  una  voz  conformes  lodos 

Cantaban... 

CONDE. 

Decidme  (|ué. 
BAnauÉs. 
¿Ubi  est  Abel  frater  tiius? 
¡Caín,  donde  quedó  Abel! 

CONDE. 

¿No  me  basta  mi  dolor, 

Sino  que  agora  tanihieu 

Me  vengáis  á  lastimar 

El  alma?  pero  diréis, 

Que  es  piedad ,  pues  con  matarme 

Me  la  quitáis  de  una  vez. 

¿Dónde  Berenguel  se  ha  ido? 

HADQÜÉS. 

Por  esas  calles  tras  él 
Viene  el  pueblo  dando  voces. 


CONSTANZA. 

Ya  vuelve  segunda  vez 
A  tu  palacio. 

IHABQÜKS. 

A  las  voces 
Do  vuistro  pueblo  atended. 
TODOS.  (Cín/ro.) 
Berenguel  ¿adonde queda 
Tu  hermano? 

Sale  BERENGUEL. 


¿Pues  yo  sé  del? 
¿Soy  yo  sn  guarda?"Mi  padre 
¿(^ué  es  lo  que  quiere?  También 
Tú,  Leonor,  ¿qué  me  persigues? 
Constanza,  ¿qué  me  queréis? 
¿  Acaío  soy  yo  la  guarda 
De  mi  hermano?  No  sé  del. 

CONDE. 

Marqués  ,  quitadle  las  armas, 
Y  en  la  (orre  le  poned 
De  pillarlo. 

(Quítale  el  Marqué»  la  espada.) 


Mi  padre? 

COVDE. 

Caín  criiel 
De  Cataluña,  no  soy 
Tu  padre ,  que  soy  tu  rey; 
Hoy  verás... 

BERENCUEb. 

¿Soy  yo  la  guarda 
De  mi  hermano?  No  sé  del. 

CONDE. 

Tu  castigo ;  esa  cartera 
Me  dad. 

MARQDÉS. 

Aqui  la  tenéis. 
(Date  una  cartera  con  todo  recado,  y 
escribe. ) 

CONDE. 

Vos,  Constanza,  ¿qué  pedis? 

CONSTANZA. 

Justicia,  ó  la  pediré 

Al  cielo  de  vos;  pues  vos 

Las  veces  de  Dios  tenéis. 

CONDE. 

¿Vos  pedis... 

LEONOR. 

Misericordia 
Pido,  Señor,  á  tus  pies. 

BERENCOEL. 

No  quiero  misericordia. 

CONDE. 

Ni  yo  de  vos  la  tendré. 

BERF..\Gl)EL. 

Muera  yo  como  Cain  , 
Y  por  hierro. 

CONSTANZA. 

¡  Qué  criiel ! 

BERENGDEL. 

Más  sangrienta  me  despida 
Mejor  fleclia  otro  Lamec. 

CUNDE. 

Este  decreto  llevad 
A  mis  CoiLselleres,  que  es 
Para  que  sentencien  ellos. 
Si  justicia  se  ha  de  hacer 
De  quien  tan  grande  delito 
Cometió;  vos  llevaréis 
Al  arzobispo  y  obispo... 

(Da  un  papel  li  una.  ij  otro  á  otra.) 


MARQUtS. 

iQué  atención ! 

CONDE. 

Este  pape!; 
El  eclesiástico  bra?o 
Me  responda  si  podré 
Justamente  perdonar; 
Uno  y  otro  parecer 
Quiero  ajustar,  y  conforme 
1.0  más  justo,  obrar  después ; 
Ea,  vaya  á  la  prisión. 

CONSTANZA. 

Justicia,  cielos. 

LEONOR. 

Tened 
Piedad,  cielos  soberanos , 
De  una  infelice  mujer. 

BERENGDEI.. 

Denme  los  cielos  castigo. 
(Llivanle.) 

CONSTANZ/.. 

Venganza  el  cielo  me  dé.  (Vase.) 

CONDE. 

¡  Un  hijo,  de  dos  que  tuve, 
l)ió  al  otro  muerte  orüel; 

Y  para  vengar  al  uno 
Dos  hijos  he  de  perder! 

Sa/íB  SOLDADOS  con  arcffSí/cM.C.VR- 
DONA  Y  CAMACilü  presos. 

SOLDADO  1.° 

Muera  el  fratricida  injiisio; 
Todos  desde  aqui  podéis 
Pedir  justicia. 

TODOS. 

Justicia 
Contra  el  que  errado  y  cruel 
Cometió  un  delito  contra 
La  humana  y  divina  ley. 
SOLDADO  «.° 

A  la  torre  en  que  está  preso 
Entremos  todos,  y  en  él 
Tomemos  justa  venganza. 

TODOS. 

Muera  Berenguel. 

Sale  EL  CO.NDE. 

CONDE. 

Tened  : 
Hijos,  vasallos,  amigos, 
¿A  dónde  vais?  ¿Qué  queréis? 

SOLDADO  i." 

Todos  á  pedir  justicia 
Venimos. 

CONDE. 

Soy  vuestro  rey. 

SOLDADOS." 

Conde  eres  de  Barcelona. 

CONDE. 

Creed,  que  castigaré 
Al  ingrato  fratricida. 

SOLDADO  l.° 
Tú,  su  [ladre,  ¿has  de  verter 

Su  saiit;re? 

CONDE. 

Vasallos  mios. 
De  un  hijo  malo  enfermé , 

Y  la  buena  sangre  sola 

Me  han  sacado  de  una  vez: 
Berenguel  es  la  otra  sangro  : 
Hijos,  yo  me  sangraré, 

Y  con  sacarme  la  mala 
Volveré  á  convalecer. 

SOLDADO  I." 

Ser  juez  y  padre  á  un  tiempo 


CORDE. 

Decís  bitíii; 
Prro  yo  no  he  de  ser  padre 
1.1  día  que  fuere  juez. 

A  1"S  |iii'S  de  lu  jusUcia, 
lo.¡u^  .|iiereniüs  poner 
^uesll■a  veiigaii7.:i. 

CONDE. 

Este  peso 
Con  dos  balanzas  haré 
De  mis  dos  brazos  :  en  una 
La  piedad  pienso  poner. 
Ven  ladra  lajuslicia. 

SOLUADO  2.* 

Pues  mirad... 

CONDE. 

Ya  ¿qué  lemeis? 

SOLDADO  1.° 
One  en  ajustándose  el  peso 
hu  le  pon(,'ais  por  hel 
El  corazón,  (lue  se  irá 
llácia  la  piedad  después. 

co.vos. 
Si  i  la  balanza  se  fuere 
De  la  piedad  ,  cardaré 
El  odio  que  tengo  á  este 
Y  el  amor  que  tuve  á  aqael 
En  la  distante  balanza, 
Porque  puestas  i  un  nivel. 
Pueda  el  corazón  entonces 
Dejarse  llevar  nías  bien 
Del  dolor  del  que  ha  perdido. 
Que  del  que  puede  perder. 

SOLDADO  2." 
Pues  porque  veáis  que  lodos 
Oneremos  que  castiguéis 
El  delito,  este  criado 
Cómplice  dicen  que  fué 
En  la  muerte,  y  le  traemos 
k  qae  el  castigo  le  deis. 

COMBE. 

Al  Veguer  mayor  se  entregue. 

CABDOMA. 

Señor,  lleven  al  Veguer 

A  este,  que  cómplice  ha  sido. 

CAMACHO. 

Señor,  este  fué  el  que  fué 
De  ayuda. 

CARDONA. 

Vo  SÍ  de  ayuda. 
{Ap.  Este  me  debió  de  oler.) 

CONDE. 

Hijos,  JO  os  haré  justicia. 

SOLDADO  1." 

Pues  repetid  todo?. 

SOLDADO  2.» 

¿Cíué? 

TODOS. 

Qae  el  conde  de  Barcelona 
Viva,  y  muera  Uereiiguel. 
(Vatise.) 

CONDE. 

Vulgo,  desbocarla  fiera. 
Con  quien  el  ejemplo  priva. 
Si  lias  de  obligarme  á  que  viva, 
Dejan, e  también  que  muera. 
¿Ilula? 

Sale  EL  MARQUÉS. 

UARUIÉS. 


jSeñor? 


C0.<<DE. 

I  Ay  dolo 


EL  CAÍN  DE  CATALUÑA. 

Oh  Marqués,  ¿ja  liabeis  llegado  ' 
;.  Kn  la  torre  habréis  dejado 
.\  Uercugueif 

UAIIQUÉS. 

Si ,  Señor ; 
Para  ponerle  en  prisión 
Los  nobles  me  acompañaron  , 
Tus  Constlleres  mandaron 
Tumarle  la  confesión, 

Y  me  di'ja  eniernecida 

ül  alma,  que  a  un  inocente... 

CONDE. 

Llegad  ahora  en  que  me  siente, 
C.ansado  estoy  de  la  vida.     (Siéntsi, 
¿Que  ha  confesado? 

MARUUÉS. 

Una  cosa 
Que  al  principio  dio  recelos. 

COSDE. 

¿Qué? 

MARQUÉS. 

Que  le  mató  por  celos 
De  doña  Leonor,  su  esposa, 

Y  al  Consejo  dio  un  papel 
Suyo,  y  ja  se  ha  comprobado 
Con  Leonor;  y  han  declarado 
Que  no  hay  delito  en  él , 
.Antes  sólo  á  su  deshonra 

lia  tenido  conlianza. 

CONDE. 

La  ira  por  su  ven;<anza 
Quitara  su  propia  honra. 

UAKCliÉS. 

Va  el  Consejo  a  promulgar 
La  sentencia  ha  de  atender; 
Constanza  la  ha  de  traer, 

Y  vos  la  habéis  de  tirinar. 

CONDE. 

No  será  sentencia  pia 
I  Si  esta  probado  el  delito. 
I  UARQUÉS. 

Y  el  obispo,  por  escrito 
Su  parecer  os  envia, 
Leonor  la  traerá  después. 
Vuestra  piedad  es  forzosa, 
Aunque  el  delito... 

CONDE. 

Una  cosa 
Quiero  encargaros.  Marqués; 
El  pueblo  honrado  y  fiel, 
l'orque  a  piedad  no  me  obligue  , 
Me  ha  pedido  que  castigue 
A  mi  hijo  Berenguel; 

Y  si  no  arguye  malicia, 
Es  una  lealtad  muy  fea 
Juntarse  el  pueblo,  aunque  sea 
Para  pedirme  justicia; 

Y  asi  desde  luego  os  mando... 

MARQUÉS. 

Ya  yo  espero  que  me  deis 
La  urden. 

CONDE. 

Que  castiguéis 
A  la  cabeza  del  bando; 
(iuardas  de  satisfacción 
Poned  vos  de  vuestra  mano. 
Porque  ninsun  ciudadano 
Pueda  entrar  en  la  prisión, 
I  Y  en  los  jardines  primero 
Se  pongan. 

MARQUÉS. 

I  Asi  se  hará. 

!  CONDE. 

I  Porque  Dor  ellos  podrá 
I  Saltar  el  pueblo,  y  no  quiero 
Que  se  atrevan,  conliadus 
De  que  su  muerte  coaviece. 


Sale  CONSTANZA. 

MARQUÉS. 

La  inlcllz  Constanza  viene 
A  hablai  'e. 

CümiiE 
Llegue  Constanza. 

CONSTANZA. 

FM»  la  sentencia  es    {Uale  un  papel.) 
Que  vuestro  Consejo  ha  dado. 

CONDE. 

¡Cielos!  ¿qué  habrá  sentenciado? 
Mine  leyendo,  Marqués, 
Ksa sentencia.  ¡Ay  de  mi! 

(Uale  el  papel.) 

MARQUÉS. 

Vuestra  Alteza  no  podrá... 

CONDE. 

El  llanto  me  cegará. 
(.Cómo  dice? 

MARQUÉS. 

Dice  asi. 
{Va  á  leer  el  Marqués,  y  atájale  ) 

CONDE. 

Tened,  Marqués,  que  imagino 
Qne  entió  Leonor,  y  asi  intento... 

MARQUÉS. 

¿Qué  queréis? 

CONDE. 

Cobrar  aliento 
Para  andar  este  camino. 

CONSTANZA. 

Ved  primero,  que  el  rigor 
De  la  justicia  conviene. 

Sale  LEONOn. 

LEONOR. 

La  misericordia  vieue 
En  este  papel. 

CONSTANZA. 

Señor... 

CONDE. 

Yo  os  daré  satisfacción: 
No  desconlies,  Constanza. 

CONSTANZA. 

Mal  puede  ir  á  la  venganza 
Quien  descansa  en  el  perdón. 

CONDE. 

D.idme  ese  papel  á  mi, 
Que  solo  le  quiero  ver. 

CONSTANZA. 

¿Cómo  ese  puedes  leer, 

Y  este  DO  pudiste? 

CONDE. 

Asi; 
De  un  cristal  son  los  antojos 
Que  uno  se  empieza  á  probar. 
Con  unos  puede  mirar. 
Con  otros  ciega  los  ojos; 
Pues  pruébese  mi  temor 
A  los  njos estedia, 
Las  lágrimas  de  alegría 

Y  las  que  vierte  el  dolor; 

Y  al  cristal  vendrá  á  imitar. 
Pues  en  el  propio  momento 
Verá  con  los  de  contento, 

Y  no  con  los  de  pesar; 
Mas  primero,  para  (|iie 
l^sléíi  nu'jiir  prevenidos 
Mis  ojos  con  mis  oidos. 
Leed  vos  y  yo  leeré. 

MARQUÉS. 

(Lee.)  «Nos,  deputados  y  consille- 
ires,  y  varones  nobles,  que  en  la  junta 
19 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS.. 


•  de  los  Cientosomos  obligados  águai- 
•dar  justicia,  teniendo  'leíante  de  li» 
nojüs  á  Cristo  crucilicado  y  á  su  bt'u- 
»diia  M;'dre  v  al  señor  san  Josef,  nues- 
tro [palron.» 

COXDE. 

[Lee.)  «El  obispo  de  Tarragona, 
»oll¡^|>o  de  Lérida,  Huesca  y  Cerdan, 
^abadesy  priores,  habiéndose  juntado 
>  de  orden  de  vuestra  Alteza  á  arbitrar 
sobre  el  presente  delito  y  culpa.» 

UARQUÉS. 

(Lee.)  « Vistos  los  autos  y  culpa  que 

•  coutia  don  berenguel  resultan,  v  por 
-ellos  (tarece  que  dio  alevosa  muerte 
ual  señor  do»  Hanion  ( queUios  liayaj; 
-viendo  que  nos  lia  dejado  sin  Princi- 
pe natural,  y  aunque  él  suceda  en  el 

»derecliudesuliL'rmano,esconlrapie- 
dad  común  (|ue  se  componga  uua  co- 
cona de  un  delito.» 

CUXDE. 

(Lee.)  «Viendo  que  quedamos  sin 
«Principe  que  suceda  eu  esta  corona, 
»y  que  vuestra  Alteza  es  dueño  de  las 
)  "leyes,  y  que  las  puede  derogar ;  y 
«considerando  que  no  se  recoge  la  san- 
kgredel  señor  don  Ramón  (que  Dios 
■haya),  porque  se  derrame  la  que  lia 

•  quedado.» 

UARCIUÉS. 

(¿fe.)  «Fallamos que  debe  ser  de- 
xgollado  en  público  teatro,  para  escar- 
«miento  de  principes  tiranos,  y  para 
»que  sea  iumortal  la  justicia  de  los  cu- 

xlalaoes.» 

COXDE. 

{Lee.)  «Esimeslro  parecer,  use  de 

•  misericordia  y  le  perdone.» 

(Représenla.) 
Viendo  y  oyendo  allí  enojos. 
Aquí  conciertos  debidos, 
i.  (}ué  fuera  de  mis  oidos 
Si  no  fuera  por  mis  ojos? 
Agora  queréis  las  dos... 

LKONOR. 

Que  de  esa  piedad  te  obligues. 

CONSTA.VZA. 

Yo,  que  como  Dios  castigues, 
Que  estás  en  lugar  de  Dios. 

LEO.VOR. 

Sí  te  llaman  Vicediós 
Los  que  en  su  lugar  te  ven  , 
Comparándote  a  él  mas  bien. 
Su  ejemplo  te  lia  de  obligar, 
Que  si  á  Dios  lias  de  imitar, 
lias  de  perdonar  también. 

CONSTANZA. 

Cuando  en  distintas  balanzas 
Piedad  y  rigor  pongamos. 
Acuérdale  que  llamamos 
A  Dios  Dios  de  las  veoganzas; 

Y  si  á  él  le  dan  alabanzas, 
Después  sabe  castigar, 

V  asi  estando  en  su  lugar 
Te  comparamos  las  dos 
Al  que  representa  á  Dios, 
^Por  que  no  se  ba  de  vengar? 

Si,  pero  aunque  Dios  el  nombre 
De  Dios  de  venganzas  tenga. 
No  es  porque  el  á  si  se  venga, 
Sino  porcjue  venga  al  hombre; 
Pues  no  uses  el  renombre 
Ue  crueldad. 

CONSTANZA. 

Pues  oye. 

LtONOR. 

Di.      . 


CONSTANZA. 

Parécete  á  Dios  asi 
Cuando  quieras  castigar, 
A  mi  me  puedes  vetigar 

Y  no  te  vengues  á  ti: 

Si  al  hombre  no  castigara 
Dios,  quizá  no  le  temiera. 

LEONOH. 

Y  quizá  no  le  quisiera 
Si  Uios  no  le  perdonara. 

CONSTANZA. 

En  su  ingratitud  repara. 

LEOMOR. 

Repara  en  que  agradecido 
Del  perdón,  viene  rendido 
A  su  piedad  con  su  amor. 

CONSTANZA. 

Hazme  justicia.  Señor. 

LEONOR. 

Misericordia  te  pido. 

CONSTANZA. 

Toma  esta  pluma.  Señor, 

Y  esta  sentencia  contirma. 

LEONOR. 

Toma  esta,  y  el  perdón  firma. 

CONDE. 

¡  Dadme  piedad  y  valor, 
Cielos  justos! 

LEO.NOR. 

El  amor 
De  padre  te  ha  de  valer. 
{Toma  la  cortera  la  una ,  ij  la  oira 
uparla.) 

CONSTANZA. 

Justicia  debes  hacer. 

LEONOR. 

Misericordia  te  pido. 

CONSTANZA. 

Mira  que  un  hijo  has  perdido. 

{Toma  la  pluma. 

LEONOR. 

Mira  que  otro  has  de  perder. 

CONDE. 

¡  Dios  mió,  vos  me  alumbrad ! 
Pues  piadoso  y  justiciero 
Sois,  ¿á  dónde  iré  primero , 
Al  rigor  ó  i  la  piedad? 
Antes  que  hable  mi  crueldad. 
Vuestra  voz  oir  quisiera. 

VOCES.  (Dentro.) 
i  Muera  el  que  dio  muerte  fiera 
A  su  hermano! 

CONDE. 

¿Ya  habláis  vos? 

TODOS. 

¡  Muera  I 

CONDE. 

El  pueblo  es  voz  de  Dios, 
Dios  manda  que  mi  hijo  muera. 

( Va  escribiendo. 
Muera  un  hijo  que  tirano 
Dio  á  un  padre  tantos  enojos: 
Más  me  han  borrado  los  ojos 
Une  lo  que  escribió  la  mano ; 
No  puedo  lirmar,  en  vano. 
Mano,  tropezando  vas 
En  el  papel,  ¿no  dirás 
De  qué  es  tanta  suspensión? 
El  dedo  del  corazón 
Es  que  estorba  los  dem;'is; 
Pues  si  el  que  me  ba  estorbado 
Ahora  le  apartaré. 
Ya  la  sentencia  firmé, 
«  Yo  el  Coude»  más  desdichado. 

LEONOR. 

i  ¿Cómo  el  perdón  no  has  firmado? 


CONDE. 

Dejar  en  esta  ocasión 
La  firma  en  blanco  me  obligo. 
Ya  que  yo  firmo  el  castigo. 
Que  firme  Dios  el  perdón. 

LEONOR. 

De  vuestra  sentencia  apelo... 

MARQUÉS. 

No  he  visto  sentencia  igual. 

LEONOR. 

Al  superior  tribunal 

De  las  piedades  del  cielo. 

CONDE. 

ues  sírvaos  hoy  de  consuelo... 

LEONOR. 

Justicia  el  cielo  me  hará. 
Que  muy  poco  importará. 

CONSTANZA. 

Vencí. 

LEONOR. 

Mi  esposo  perdí. 

CONDE. 

Que  yo  le  castigue  aquí, 
SI  Dios  le  castiga  allá. 
( Vanse.) 

Sale  CARDONA,  con  grilles. 

CARDONA. 

Hizo  el  Camachü  cruel 
Ponerme  en  esta  prisión, 
Dicen  que  por  motilón 
Del  hermano  Bercnguel; 
De  los  golpes  que  le  be  dado 
Se  ha  vengado,  vive  el  cielo, 
l'uerza  tiene  el  Camachuelo. 
Ue  un  soplo  me  ha  derribado ; 
Pero  sufran  esas  cosas 
Los  que  en  esos  pasos  andan. 
Hoy  me  han  dicho  que  me  maiidaii 
l::cbar  ducientas ventosas: 

V  aunque  es  forzoso  sentirlo. 
Consolarme  en  parte  quiero. 
Que  el  mal  dicen  que  primero 
Apuuiaba  á  garrotillo, 

V  es  fuerza  que  ha  de  bajar 
El  humor;  pero  si  no. 
Haré  cuenta  que  soy  yo 

El  que  se  azota,  yandar; 
Señor,  aquel  que  se  inclina 
A  azotar,  gasta  cabales 
\ia  la  túnica  cien  reales. 
Cincuenta  en  la  diciplina, 
Dos  y  medio  encapirote. 
Cinco  de  abrojos  después, 

V  de  colonia  otros  tres 
Para  atar  en  el  azote  ; 
Luego  busca  dos  menguados, 
Que  al  a  .otado  primero 
Alumbran  por  su  dinero, 

V  ellos  son  los  azotados; 

V  luego  de  más  á  más 
Para  que  sean  testigos, 
IJusca  parientes  y  amigos 
Que  vayan  todos  detrás; 

V  cuando  él  va  con  trabajo 
De  irse  las  carnes  abriendo. 
Enseñándole  y  diciendo 
Más  arriba  v  más  abajo, 

V  luego  «guarda  el  Alcaide», 
Aquí  fué,  por  allá  va; 

Pero  el  que  se  azota  acá 
Le  viene  á  salir  de  balde. 

Sfl/e  RUFINA. 

RUFINA. 

Sentenciáronle,  ay  de  mi. 


iImj  iiiurirá  el  desdicliado. 

CARDOMA. 

A 11  una  mujer  ha  entrado 
Liui  .uuUi,  ¿quién  llora  ahi? 

RUFIMA. 

Veii;,'o  con  mil  sentimientos 
Ue  la  seiilencia  que  lie  oido. 

CARDONA. 

.\v,  laniacbuelo,  has  caído, 

I  i'i'  me  he  liecho  prestar  ducienlos; 

M,]-  \ü  se  los  jiayiré. 

RUFINA. 

No  es  eso  loque  le  digo. 

CARDONA. 

¿Qué  es? 

REFINA. 

Que  La  lialúdo  otro  testigo 
Iii'  \  i<ta,  y  que  yo  juré 
Ue  urilin'del  Veyuer  major, 
tjiiL-  til  la  muerte  te  lias  lialhulo, 
^  aliora  te  lian  sentenciado 
A  jliorcar. 

CARDOMA. 

Mejor  que  mejor. 
iMejor? 

CARDONA. 

En  esto  me  fundo. 

RUFINA. 

jEso  un  hombre  ha  de  decirí 

CARDONA. 

Hija,  de  haber  de  morir, 

No  hay  otra  muerte  en  el  muiulo. 

RUFINA. 

¿Eso  te  consuela  ahora? 

¡Que  baya  quien  desto  se  asombre  ¿ 


CARDONA. 

No  sefiora  : 
Dale  i  uno  un  mal  poco  á  poco, 
Has  si  el  tabardillo  empieza, 
Le  trasquilan  la  cabeza 
Como  si  estuviera  loco; 
Luego  una  ayuda  se  aplica. 
Está  el  enfermo  temblando, 
Entra  el  ayuda  chorreando 
Perejil  de"  la  botica. 
El  enfermo  la  repara, 
Ora  quiera,  ora  no  quiera; 
Pero  no  lo  consintiera 
Si  se  hiciera  cara  a  cara ; 

Y  si  uno  se  ve  alligido 

Y  pide  en  qué  despachar. 
Lo  quieren  todos  matar 
Porque  no  la  ha  detenido; 
Si  la  ayuda  sale  mala. 
Hay  luego  otro  sentención, 

Y  después  como  melón 
La  toman  á  cata  y  cala; 
Luego  dice  el  que  ha  sangrado. 
Para  tomar  mayor  nonibre. 
Después  de  dejar  á  un  hombre 
Sin  jugo  :  «  Peste  he  sacado  >; 
Entra  uno,  y  dice : « Valor » ; 
Entra  otro:  «¿Amigo,  qué  sientes?» 
Luego  se  van  los  parientes 

A  consultar  el  dotor 
Los  jarabes,  sin  saber 
Si  conviene  (|ue  los  tome ; 
Si  un  jiübre  enfermo  no  come, 
Le  quieren  todos  comer; 
Si  come,  que  ya  esta  bueno ; 
Si  se  queja,  que  es  regalo  ; 
Si  duerme ,  que  no  está  malo ; 


EL  CAÍN  DE  CATALUÑA. 

Kl  séptimo,  el  catorceno, 

Y  todas  las  agonías. 

La  tlaqueza  del  sugeto, 
l.a  mucha  sed,  y,  eu  efeto. 
Después  de  lostreinta  dias, 
Al  responso  le  condenan 
Muy  tarde  y  mal  despachado  ; 
l'ero  quien  muere  ahorcado 
b^n  el  aire  le  despenan. 

RUFINA. 

,,En  fin  esa  muerte  tomas 
De  partido? 

CARDONA. 

A  esa  me  inclino, 
(Jue  va  un  hombre  ea  un  pollino 
Como  un  senador  de  Roma  ; 

Y  hace  un  hombre  carabanas 
Con  los  ministros  del  Key; 

Y  luego  como  á  un  virey 
Le  reciben  con  campanas; 

Y  cuando  esto  llegue  á  ser. 
Sacan  á  un  hombre  á  pasear, 

Y  las  damas  del  lugar 
Todas  le  saleii  á  ver; 

Y,  en  fin,  tanto  se  me  obliga 
Cuando  en  el  pollino  voy, 
(Jue  por  si  dudan  quien  soy, 
Va  delante  quien  lo  diga. 


;  Que  tanto  se  viene  a  holga 
(Jiiien  muere  ahorcado! 


¿No  es  cierto, 
Si  después  de  haberle  muerto, 
Se  pone  un  ralo  á  danzar? 

RUFINA. 

¡Ay!  siempre  lo  dije  yo.  (Llora.) 

CARDONA. 

¿Qué  es  lo  que  dijiste?  di. 

RUFINA. 

Que  tenia  el  buen  Cardona 
Cara  de  ahorcado. 

CARDONA. 

Es  así. 
Desde  niiio  fui  vo  hermoso. 


CARDONA. 

Cierto  que  nunca  creí 


RUFINA. 

¿V 
Moriréis  de  buena  gana  1 

CARDONA. 

Ya  la  vida  es  toda  un  tris, 
Y  morir  el  hombre  este  año 
O  el  otro,  todo  es  morir; 
Madres,  las  que  paris  hijos. 
Mirad  cuando  los  parís 
l'or  qué  los  paris,  mirad 
Por  adonde  los  paris. 

No  saques  la  lengua  al  pueblo, 
Que  barás  al  pueblo  reir. 


No  me  saques  lú  los  dientes, 
Que  eso  yo  lo  haré  por  ti. 

I  RUFINA. 

!  4 Pues  soy  traidor? 

CARDONA. 

Üi,  hechicera. 


Sale  EL  MARQUÉS,  CAMACIIÜ 
Y  GUARDAS. 

UARQUÉS. 

Todos  podréis  desde  aqui 
Cuidar  que  no  salte  el  pueblo 
Por  las  tapias  del  jardin ; 
Hoy  morirá  Berenguel ; 
Mas  no  quiere  permitir 
El  Conde  que  estas  licencias 
Tome  el  pueblo. 

CUARUA  1.° 
Desde  aquí 
Defenderemos  la  eutrada 
Por  las  tapias. 

MARQUÉS. 

Y  advertid. 
Que  deis  muerte  al  que  por  ellas 
Subir  quisiere. 

GUARDA  2.° 

Sea  asi. 

UARQUés. 

Vos,  Cardona,  ya  estáis  libre. 

CARDONA. 

No  hay  que  hablar,  yo  he  de  morir, 
Que  estoy  ahora  bien  puesto 
Con  Dios,  y  puede  venir 
Tiempo  en  que  me  coja  el  diablo 
Por  hambre;  haz  esto  por  mi, 
Ahórquenme  esta  vez  siquiera. 

UARQUÉS. 

A  estos  jardines  salid 
Presto. 


Mirad  que  es  quitarlo 
De  la  horca. 

MARQUÉS. 

Dien  decís, 
Acabad  de  iros. 

RUFINA. 

¿Y  lloras? 

CARDONA. 

La  santa  Deigenitris 
Te  lo  perdone. 

HARQUÉS. 

Ruflna, 

¿Tú  qué  quieres? 

RUFINA. 

Vine  aqui 
A  acompañar  i  Leonor. 

BERENGUEL.  {UeillrO.) 

Hombre,  déjame  salir 
Al  cuarto  de  aquesa  torre. 

RUFINA. 

Y  allí  quedaba:  hacia  allí 
Viene  Berenguel. 

Sale  BERENGUEL. 

DERF.NGUEL. 

Hermano, 
,,Qué  es  lo  que  quieres  de  mí? 
Kn  sombra  te  me  pareces; 
Oh  quién  fuera  tan  feliz 
Que  le  volviera  la  vida 
Que  te  quité,  porque  así 
Te  volviera  yo  á  matar. 
Si  volvieras  a  vivir. 

MARQUÉS. 

¿Señor? 

DERF.NGUEL. 

Vos,  ¿qué  me  queréis? 

MARQUÉS. 

Avisarte... 

RERENCUEL. 

Idos  de  aqui. 


Que  tu  padre... 

BEHENGCEL. 

Vo  no  tengo 
Padre,  de  un  monte  nací. 

MAHQIÉS. 

Bien  decís,  que  vuestro  padre 
No  lo  es  ya. 

BERENGUEL. 

No  os  entendí. 

MARQUÉS. 

Porque  boy  ha  sido  juez. 

BERENUUEl.. 

¿Juez  ba  sido? 

MAnQDÉS. 

Señor,  si. 

BERENÜÜEL. 

¿  Pues  qué  ha  mandado? 

■ARQU&S. 

Que  os  diga 

BERENGDEL. 

¿Qué? 

MARQUÉS. 

Que  habéis  de  morir 

BERE>CUEL. 

¿Pues  puede  él  quitar  el  reino 
A  su  principe?  ¿A  qué  (in 
Ha  firmado  injustamente 
La  sentencia  contra  si? 
Mas  vengúese ,  muera  yo, 
Porque  no  pueda  decir, 
Quien  supiere  esta  venganza, 
Má5  de  que  no  estaba  en  si. 
CANTAN.  (Dentro.) 
Por  celos  y  por  envidia, 
la  noche  mas  tnfeliz, 
líerenguel  malo  á  Ramón 
En  las  faldas  del  Motijui. 

BEREKGUEL. 

Es  verdad,  yo  le  di  muerte; 
¡Lo  que  me  alegro  de  oir! 
« Birenguel  mató  á  Ramón 
Kn  las  laidas  del  Moiijuí '.  » 
CANTAN.  {Dentro.) 
Vasallos,  si  la  justicia 
Os  mueve,  al  cielo  pedid 
Que  el  que  dtó  la  muerte  á  .Abel 
Que  muera  como  Caín. 

GERENGUEL. 

Y  yo  le  rogaré  al  cielo. 
Pues  lodos  sois  contra  mf , 
•  Que  el  que  di6  la  muerte  á  Abel, 
Que  muera  como  Cuiu». 

Sale  EL  C.O.NDE. 

CONDE. 

Vuestro  padre,  CerenRuel, 
Ahora  vit-ne  á  cumplir 
Con  la  obligación  de  serlo. 

BERENGUEL. 

¿Pues  vos  no  firmasteis? 

CONUE. 

Si, 
Contra  vos  firmé  sentencia 
De  muerte. 

DERENGCEL. 

Pues  ea,  decid, 
¿lín  qué  Sois  mi  padre? 

CONDE. 

El  pueblo 
Uice  que  habéis  de  morir. 

BERE.NGUEL. 

¿Suspendistes  la  sentencia  ? 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

CONDE. 

Antes  al  Consejo  di 


BERENGUEL. 

¿Como  asi 
Castiga  un  padre  á  su  bijo? 

CONDE. 

Donde  la  sentencia  di 
Era  juez. 

BERENGUCL. 

Pues  decid,  ¿dónde 
Habéis  de  ser  p.idre? 

CONDE. 

Aquí: 
Hijo,  cuando  os  di  sentencia 
De  muerte,  ja  yo  cumplí 
Con  la  obligación  de  rey  ; 
Ahora  me  falta... 


CONDE. 

Ser  padre;  la  noche  ya 
{Vase.)   Ha  empezado  á  descubrir 

Por  esos  montes,  y  pues 

Ese  murado  jardín 

Tiene  una  puerta  de  hierro. 

Por  ella  podéis  huir 

De  mi  justicia,  si  os  da 
I  Mi  piedad  para  salir 

Estas  dos  llaves;  al  mar 

Sale  el  postigo,  y  allí 

Hallaréis  para  embarcaros 

Prevenido  un  bergantin  ; 

Que  yo,  para  que  las  guardas 
I  No  os  sientan,  vuelvo  á  fingir 
I  Que  estoy  hablando  con  vos 
I  En  este  cuarto;  salid 

De  aqueste  riesgo ;  Constanza 

Se  entró  en  la  torre  tras  mi; 

El  pueblo,  banderizado. 

Pide  vuestra  muerte;  huid. 

Si  vuestra  vida  y  la  mia 

Estimáis,  para  que  asi. 

Perdonando  y  castigando 

A  un  tiempo,  pueda  decir 

Que  si  allí  obré  como  rey. 

Obro  como  padre  aqui. 

(Tocan  cajas.) 

BERENGUEL. 

En  fin,  ¿el  pueblo  desea 
Que  me  deis  muerte? 

CONUE. 

;,  No  OÍS 
Las  cajas  y  las  trómpelas. 
Con  (|ue  en  herrado  niolin 
Es  soldado  cada  uno, 
V  cada  uno  adalid? 

BERENGUEL. 

I.  Y  decís  que  en  ese  cuarto 
Habéis  de  entiar,  porque  asi 
Las  guardas  puedan  pensar 
Que  me  estáis  hablando? 

CONDE. 

Sí. 
(Dale  las  llaves  ) 

BERENGIEL. 

Pues  dadme  las  llaves. 

CONDE. 

Estas 
Son  las  llaves. 

BERENGUEL. 

PueJilü  vil. 
Pues  que  deseas  mi  muerte. 
Yo  me  vengaré  de  II. 


CONDE. 

Ea.  ¿no  pedís  perdón? 

BERENGUEL. 

Yo  ¿de  qué  le  he  de  pedir? 

CONDE. 

¿Y  no  me  abrazáis? 

BERENGUEL. 

Pues  tú, 
Dime,  ¿qué  has  hecho  por  mi? 

CONDE. 

Darte  la  vida. 

BERENGUEL. 

La  vida. 
Sime  la  das,  esa  fin 
De  uo  quedarte  sin  hijo. 
¿Pues  porqué  me  has  de  pedir 
Que  yo  por  mi  te  agradezca 
Loque  no  haces  por  mi? 
Y  plegué  á  los  cielos... 

CONDE. 

Calla. 
Ingrato. 

BERENGUEL. 

Que  si  el  salir 
Desta  prisión  ha  de  ser 
Para  vengarme  de  ti... 

MÚSICOS.  (Dentro.) 
Que  el  que  dio  la  muerte  á  Abel, 
Que  muera  como  Caín. 

CONDE. 

¿Hijo? 

BERENGUEL. 

No  me  llames  hijo. 

CONDE. 

Mira  que  pueden  salir 
Las  guardas,  y  coiit.irán 
En  la  ciudad  que  yo  fui 
El  que  te  dio  libertad. 

BERENGUEL. 

Voirae. 

CONDE. 

Dos  hijos  perdf. 

BERENGUEL. 

Cielos,  si  ahora  me  vengáis, 
Cielos,  si  ahora  no  acudís 
Con  vuestra  piedad  al  ruego. 
Yo  dichoso... 

CONDE. 

Yo  infeliz...  (Vcse.) 

BERENGUEL. 

¿Queme  persigues,  liermrino? 
¿Qué  quiere  el  cielo  de  mi? 
IJesde  esa  media  regiou 
Hecho  del  vapor  sutil. 
Como  sabe  que  soy  risco. 
Me  quiere  el  r.iyo  embestir; 
Iréme  por  otra  puerta. 
(Va  A  salir  turbado,  como  mirando  at 
cielo,  y  tropieza  en  las  armas.) 

Sale  EL  CONDE. 

CONDE. 

Desde  aquí  quiero  fingir 
Que  hablo  con  Berenguel, 
Mientras  huve  el  infeliz. 

(Tropezando  ] 

BERENGUEL. 

Hasta  la  puerta  de  hierro 
Destc  murado  jardín, 
Las  centinelas  hicieron 
Fuegos  del  alto  Monjui, 
Si  no  ha  sido  que  ha.<:la  ahora 
Dura  aquel  que  yo  encendí ; 
El  relámpago  vel  trueno, 
Uno  y  otro  son  allí 


>o.'  rosalto  para  el  ver, 

\  iuslo  para  el  oir; 

jSi  acertaré  con  la  puerta? 

CO.^DE. 

Berenguel ,  tú  lias  de  morir. 

BERGNGUEL. 

¿Ha  de  morir  Derenguel? 

CONDE. 

El  cielo  lo  quiere  asi. 

BERENGOEL. 

Pue?  no  ha  de  (|uerer  el  cielo, 

Oue  cüiitia  él  iré  á  decir, 

Si  lio  iiie  quita  la  voz... 

(//j(V  (¡ue  quiere  hablar,  y  enmudece.) 

GCABDA  i." 
(nnrl.T;  del  Puque,  salid, 
Un  '  ti.iii  escalado  las  tapias, 
>  h. 111  entrado  en  el  jardin 
Lo^  [lopulares. 

Salen  (JOS  GUARDAS  con  arcabuces. 


EL  CAÍN  UE  CATALL.^A. 

GUAItDA  2." 

Advertid  que  puede  ser 
Berenguel. 

eUARDA  1." 
Abora  oí 
Que  el  Conde  cun  él  hablaba. 
GOARDA  2." 

Pues  disparad. 

{Dispara  la  Guarda  adonde  está  De- 
renguel, y  cae  en  el  tablado.) 

BEREJiGUEL. 

i Ay  de  mi! 

C0.>DE. 

Hola,  ¿dónde  habéis  tirado? 

GUARDA  2.° 
Vo  disparé  donde  vi 
Un  bulto  que  por  las  hiedras 
Iba  saltando  al  jardin, 
Y  asi  lo  tengo  por  orden. 

So/en  EL  MARQUÉS,  LEONOR,  CONS 

TANZA  y  Tooos. 

MARQUÉS. 

Venid  todos  hacia  aquí. 


C0?IDE. 

Que  bacía  aquí  se  ve  el  estruendo. 

LEONOR. 

Válgame  el  cielo,  ¿qué  vi? 

CONDE. 

Cielos,  ¿qué  es  esto  que  miro? 

MARQUÉS. 

¿Quién  le  dio  muerte? 

LEOXOR. 

¡Ay  de  mí! 

SOLDADO. 

Vo  le  di  muerte  por  yerro, 
Vosoy  el  que  se  la  di. 

COSDE. 

Yo  le  vine  á  dar  la  vida. 
No  quiso  el  cielo,  y  asi 
E[  que  dio  la  muerte  á  Abel 
Ha  muerto  como  Caín  ; 
Y  este  caso  verdadero 
Tendrá  más  felice  Un 
Si  don  Francisco  de  Rojas 
Perdón  llega  á  conseguir. 


SIN  HONRA  NO  HAY  AMISTAD. 


DON  MELCHOR.  SúMado. 
DON  AN TOMO  ,  esUidiaiile. 
SABASoN,  gracioso,  ísludiaule. 


PERSONAS. 

don  HERNARüO.  i  ACUEDA  ,  a-lcda. 

I)0?}a  juana,  primera  dama.    Músicos. 
UO:^A  IMÍS,  segunda  dama.  | 


JORNADA  PRIMERA. 


sj/í  DON  ANTONIO,  de  estudiante. 

DON  AKT0>10. 

I  líente  clara,  imagen  fria 
U  ■  mi  triste  elevación, 
(;rl^^al¡Ma  imitación 
lie  toda  la  pena  mia, 
leiiipla,  vence  la  osadía 
Con  que  te  vas  a  perder, 
No  se  quiera  parecer 
Tu  raudal  ámi  sentir. 
Pues  va  empiezas  á  morir 

Y  no  acabas  de  nacer. 
Ese  tu  curso  violento 

No  es  conforme  á  mi  rigor. 
Pues  naciendo  mi  dolor. 
Nunca  muere  mi  lorinenlo; 
Fuente,  este  mal  que  yo  siento 
Tanto  se  apresta  inmortal 
En  mi  deshonor,  y  tal 
Me  ayudaba  á  vivir  esquivo. 
Que  lodo  el  tiempo  (|ue  vivo 
Es  porque  vive  mi  mal. 
Cuando  hay  ponzoña  admitida 
Ed  un  infeliz  amor. 
La  violencia  del  dolor 
Es  triaca  de  la  vida, 

Y  á  tu  corriente  perdida 
La  vuelves  á  reducir. 
Tú  y  mi  mal  lie  de  argüir 
Que  no  os  podéis  parecer. 
Pues  mueres  para  nacer 

Y  él  nace  para  vivir. 

Sale  DON  MELCHOR,  de  soldado. 

DON  MELCHOR. 

Sol  hermoso,  luz  mejor 
Desos  orbes  celestiales. 
Comparación  de  mis  males, 
Enigma  de  mi  dolor. 
Corrige  el  paso  mayor 
Del  curso  luyo  violento. 
Mira  que  este  mal  que  siento, 
Por  hacerte  adulación 
Aprendió  la  duración 
De  tu  propio  movimiento. 
Mas  ¡  ay,  sol,  que  tú  no  eres 
Quien  imitarle  apercibes, 
Siempre  te  he  visto  que  vives, 
Uas  siempre  he  visto  que  mueres. 
¿Luego  tú  á  mi  mal  prefieres 
Con  ser  tu  luz  inmorialí 
¿Luego  no  es  tu  luz  igual 
Al  mal  que  mis  ansias  crece? 
Pues  mientras  tu  luz  fallece 
Se  está  encendiendo  mi  mal. 
Sol ,  no  puede  parecer 
Tu  curso  á  las  ansias  mias, 
Pues  lo  que  anoche  morías 
Descuentas  hoy  con  nacer. 

DO:l  AKTOISIO. 

Fuente,  tú  nopuedesser 


Semejante,!  mi  accidente. 
Fénix  de  cristal  luciente 
Falleces  á  tu  albedrío. 
Pues  si  mueres  de  ser  rio. 
Siempre  vives  de  ser  fuente. 

DO!»  MELCHOR. 

;Mi  dolor  tan  inmortal 

Que  al  sol  igualar  se  intente ! 

DON  ANTONIO. 

¡  Que  en  el  curso  de  una  fuente 
HiUe  eternidad  mi  mal! 

DON  MELCHOR. 

;0h,  sol,  muera  al  natural 
Curso  de  tu  cielo  airado  ! 
Sol,  responde  íi  mi  cuidado... 

DON  ANTONIO. 

Fuente,  di  á  mi  mal  incierto... 

DON  MELCHOR. 

¿Cómo  vives,  si  ya  has  muerto? 

DON  ANTONIO. 

¿Cómo  corres,  si  has  parado? 
Sale  SABAÑÓN,  de  estudiante  gorro 

SABA.ÑON. 

¿Qué  es  aquesto,  don  Melchor? 

Don  Amonio,  ¿qué  es  aquesto? 

¿Tú  levantado  tan  presto, 

Y  tú  tan  presto.  Señor? 

¿A  qué  intento  no  diréis, 

A  qué  ocasión,  á  qué  fin 

Halléis  salido  al  jardín? 

/.Calláis?  ¿  no  me  respondéis? 

Ah,  don  Melchor,  ¿qué  te  ha  dado? 

Ksta  suspensión  no  entiendo. 

¿Acaso  andáis  discurriendo 

A  quien  pediréis  prestado  ? 

¿No  dirás  lo  que  te  pasa, 

Don  Antonio?  habla  primero, 

¿  Vino  á  pedirte  el  casero 

El  alquiler  de  la  casa? 

Ver  á  uno  y  otro  mortal 

Me  confunde,  si,  por  Dios, 

Siendo  tan  linos  los  dos, 

¿Cómo  calláis  vuestro  mal? 

Señor,  de  hablar  claro  trata. 

Tu  suspensión  ¿á  qué  es|iera? 

¿  Que  no  hay  blanca  en  faltriquera 

Para  poner  la  piñata? 

Criado  soy  de  pundonor. 

Yo  sabré  disimular. 

Mil  hambres  puedo  pasar. 

Que  ya  he  servido  á  un  señor; 

Que  digáis  de  dónde  nace 

Vuestra  tristeza  os  protesto; 

Amigos  monas,  ¿qué  es  esto? 

¿Uno  hace  lo  que  otro  hace? 

;Ah  de  tu  voz,  ah  Señor! 

En  responderme  imagina. 

¿Te  hizo  alguna  alicantina 

Dama,  tahura  de  amor? 

Mal  pasiones  tan  halladas 

Vuestro  silencio  remedia. 

¿Hacéis  alguna  comedia 


Entre  los  dos  por  jornadas? 
Hasta  oir  vuestra  pasión 
Os  tengo  de  preguntar. 

DON  MELCHOR. 

Sabañón,  ¿quieres  callar? 

DON  ANTONIO. 

¿  No  callarás,  Sabañón? 

SABAÑÓN. 

Con  menos  resoluciones 
Es  justo  que  me  tratéis; 
Mil  remedios  hallaréis 
Para  atajar  sabañones; 
Por  comer  no  es  menester 
Usar  desa  indignación. 
No  os  comerá  el  Sabañón, 
Pues  no  tiene  qué  comer. 

DON  MELCHOR. 

Si  mi  mal  templar  atiendes... 

DON  ANTONIO. 

Pues  alivio  me  aseguras... 

DON  MELCHOR. 

Di  lo  que  saber  procuras. 

DON  ANTONIO. 

Di  lo  que  saber  pretendes. 

SAUAÑON. 

Digo,  pues  hacemos  tregua, 
ijue  eu  vuestra  coin|iaraciün, 
Pilades  y  Oiestes  son 
Amiguillos  de  la  lengua; 
Y  á  vosotros  comparados. 
Aunque  tan  finos  vivieron, 
l'olux  y  Castor  no  fueron 
Hermanos,  sino  cuñados. 


igual. 


SABAÑÓN. 

Pues  hablad,  cuerpo  de  Dios, 
Comunicad  vuestro  mal; 
Aunque  llegue  á  ser  agravio 
Pronunciadle  sin  temor, 
Porque  se  gasta  el  dolor 
Entre  la  lengua  y  el  labio. 

DON  ANTONIO. 

Dices  bien. 

DON  MELCHOR. 

No  dice,  y  piensa 
Que  ese  no  es  discurso  sabio, 
l'ues  referir  el  agravio 
Es  nueva  especie  de  ofensa; 
Callado  el  mal  reprimido 
Se  templa  el  fuego  veloz, 
Mas  si  le  sabe  la  voz 
Se  le  parlará  al  oido; 
Pues  para  tantos  despojos 
Haya  en  la  vena  templanza. 
Que  si  el  oido  lo  alcanza, 
Lo  Dueden  saber  los  ojos; 
^  ahsi  el  que  quiere  advertido 
Dar  á  su  mal  recompensa, 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 


No  ha  de  poner  ana  ofensa 
A  los  riesgos  de  un  senlido. 

DON  AHTOKIO. 

Paes  ¿qué  importa  que  en  la  calma 
De  mis  crüoles  enojos 
Quieran  proiinnciar  los  ojos 
Lossenliniientos  dei  alma? 
j  Qué  importa  que  dolor  tanto 
Se  hable  en  lágrimas  también. 
Si  no  hay  quien  entienda  bien 
La  retórica  del  llanto? 

Y  haz  evidente  reparo 

Que  aunque  expliijuen  sus  enojos. 

Como  son  niños  los  ojos 

Aun  no  saben  hablar  claro. 

¿  Y  qué  importa  que  veloz 

La  voz  usurpe  un  sentido. 

Si  viene  á  ser  el  oido 

Secretario  de  la  voz? 

¿Luego  no  puede^  culpar 

Lo  que  tu  labio  anicnla. 

Supuesto  que  él  disimula 

Y  ellos  no  saben  hablar? 

DON  MELCHOR. 

Sea  la  razón  igual 
Para  los  dos. 

DON  ilNTOMO. 

Dices  bien. 


BOX 

i  No  lloras  un  mal  tumbien? 

DON  ANTONIO. 

Tumbieo  yo  siento  otro  mal. 

DON  MELCHOR. 

¿Pues  cómo  tu  error  ordena. 
Viéndome  poner  mortal, 
Que  yo  te  diga  mi  mal 
Si  tú  me  callas  tu  pena? 

DON  ANTONIO. 

Es  porque  tanto  te  quiero. 
Que  por  si  acaso  mi  amor 
Puede  aliviar  lu  doiur. 
Le  quiero  escuchar  primero. 

DON  MELCHOR. 

Don  Antonio,  no  es  ansi. 

DON  ANTONIO. 

¿Cómo,  si  viéndolo  esiás? 

DON  MELl.nOR. 

Porque  ese  quererme  más 
Es  quererte  mas  á  ti. 

DON  ANTONIO. 

Di,  ¿por  qué'; 

DON  MELCHOR. 

Por.|ue  recelo, 
Si  es  tan  grande  tu  cuidado, 
Que  si  lio  estás  consulado 
Estés  para  dar  consuelo; 

Y  ansi  conjeturo  yo 

üue  en  esia  desconfianza 
Bien  puedes  darme  templanza, 
Pero  darme  alivio,  no. 
Si  .10  te  digo  el  desvelo 
Que  saber  has  intentado. 
Va  estando  mi  mal  templado 
Dar  podré  á  tu  mal  consuelo ; 
Pero  de  ti  no  lo  alcanza 
La  pena  á  que  me  provoco. 
Pues  yo  sé  que  no  harás  poco 
Kn  poder  darme  templanza; 
Luego  conociendo  estás 
Que  á  tus  liiiezas  excedo. 
Pues  darte  consuelos  puedo, 

Y  tú  templanza  no  más  ; 
Luego  n.e  estará  mejor. 
Aunque  lu  amistad  lo  ordena, 
une  en  sabiendo  yo  tu  pena 
le  declare  mi  dolor. 

DON  ANTONIO. 

Confieso  queme  concluyo, 


Me  ve  renriendo  el  tuyo. 

DON  MELCHOR. 

Pues  escucha  mi  pasión. 

DON  ANTONIO. 

TÚ  oye  mi  cuidado. 


tsiiera; 
Sabañón,  vete  allá  fuera. 


DON  ANTONIO. 

t  Decirte  mi  mal  intento. 

í  Don  MELCROR. 

,  Oye  á  un  tiempo  mi  dolor. 

DON  ANTONIO. 

¿Tú  no  te  vas? 

1  SABAÑÓN. 

I  Si,  Señor.  (V 

DON  MELCHOR. 

;  Oye  atento. 

I  DON  ANTONIO. 

Escucha  atento. 

I  DON  MELCHOR. 

Va  te  acuerdas,  don  Antonio, 
De  aquel  venturoso  tiempo 
!  En  que  nuestros  verdes  años 
Dos  clave'es  parecieron , 
Que  vano  esparce  cogollo 
A  persuasiones  del  riego, 

0  poi  fias  del  botón 

Si  no  del  alba  al  requiebro 
Que  en  el  vientre  de  una  mata 
Los  concibió  verde  y  tierno. 
Temprano  embrión  tan  unos. 
Que  no  granjearon  de  exceso 
Ñi  el  uno  una  noche  mas 
Ni  el  otro  una  aurora  menos. 

DON  ANTONIO. 

Dien  me  acuerdo  desa  edad, 

V  desotra  edad  me  acuerdo 
En  que  los  dos  ejercimos 
Uos  primeros  rudimentos, 

V  cuando,  como  eu  nosotros 
Uúzal  estaba  el  ingenio. 

La  letnra  nos  dio  avisos. 
La  pluma  infundió  conceptos. 
La  edad  despertó  ignorancias, 
1:1  uso  conocimientos, 

V  en  esotra  edad  eu  que 
Correspoudiente,  discreto, 
Kn  el  papel  del  semblante 
Los  años  escribe  el  tiempo. 
Nos  apartamos  los  dos 
Siendo  dos  almas  y  un  cuerpo, 

1  u  á  Klándes,  yo  á  Salamanca; 
Tú  á  disciplinar  tu  aliento 

En  la  clase  de  las  armas, 

V  yo  al  militar  manejo 

De  las  letras;  y  no  admires 
j  Estos  nombres  contrapuestos, 
I  Que  como  en  las  letras  y  armas 
I  La  unión  tan  precisa  veo, 

Dien  puedo  decir  que  estudia 

El  que  es  soldado,  y  bien  puedo 
i  Decir  también  que  pelea 

Kl  que  estudia  con  exceso; 
I  Que  para  un  constante  estudio 

Ks  preciso  un  buen  esfuerzo, 

V  para  una  lid  también 
Necesario  un  buen  ingenio. 

DON  MELCHOR. 

Habrá  un  mes,  que  yendo  un  dia 
Por  las  Gradas  de  aquel  templo, 
Que  de  los  soldados  es 
Ll  militante  colegio, 


DE  ROJAS. 
De  Felipe  es  el  que  digo. 
Que  fué  muy  prudente  acuerdo, 
Que  se  vengan  a  Felipe 
Los  soldados,  que  es  su  centro... 

DON  ANTONIO. 

Digo,  pues,  que  en  esas  Grailas  , 
Con  cuidado,  muy  atento. 
Buscándole  mi  porfía, 
Te  vino  á  hallar  mi  deseo; 

Y  como  habia  diez  años 
Que  no  nos  vimos,  y  en  ellos 
Suslilu>óla  esperanza 

La  ausencia  de  largo  tiempo. .. 

DON  MELCHOR. 

Tanto  otra  vez  estrechamos 
Los  brazos,  que  el  tierno  pecho 
Hechas  lágrimas  tenia 
De  atrasados  sentimientos ; 

Y  al  verse  apurado  el  vaso 
Del  corazón,  de  muy  Heno 
Rebosó  en  llanto  á  los  ojos. 
Los  que  alegres,  como  tiernos , 
Equivocaron  las  penas 

Con  las  glorias  del  consuelo, 
Pues  con  la  risa  llorarou 

Y  con  el  llanto  rieron. 

DON  ANTONIO. 

Y  hoy  los  dos  en  este  cuarto 
Vi\inios. 

DON  MELCHOR. 

Lo»  dos  tenemos 
Para  los  dos  un  criado. 

DON  ANTONIO. 

Y.  en  lin,  lo  que  disponemos.. 
Lo  que  tu  mandas,  es  ley. 

DON  MELCHOR. 

Lo  que  lú  ordenas,  precepto. 

DON  ANTONIO. 

Pues  vamos  á  mi  pasión. 

DON  MELCHOR. 

Vamos  al  mal  que  padezco. 
Pues  con  la  pena  del  uno 
La  del  otro  interpolemos. 

DON  ANTONIO. 

Para  que  con  tu  dolor 
Se  divierta  mi  lormento. 

DON  MELCHOR. 

Amigo,  ya  conociste 
.\  don  ülego  de  Salcedo 
.Mi  padre. 

DON  ANTONIO. 

Si, don  Melchor. 


Pues  sabe,  amigo,  que  es  muerto. 

DON  ANTONIO. 

i.  Cómo  muerto? 

DON  MELCHOR. 

En  la  campaña 
Le  dio  muerte  un  caballero. 

DON  ANTONIO. 

,,l"ué  en  desafio? 

DON  MELCHOR. 

SI  fué. 
DON  ANTONIO. 

¿Fué  á  iraiciou? 

DON  MELCHOR. 

No :  cuerpo  á  cuerpo 

DON  ANTONIO. 

¿Sabes  quién  es? 

DON  MELCHOR. 

No  lo  sé. 

DON  ANTONIO. 

Qué  intentas' 

DON  MELCHOR. 

Vengarle  intento 


DOS  ANTOMO. 

¿  V  -j  eso  venisle  do  Kláiiües? 

DOM  MELCHOR. 

A  eso  dtf  Bru>elas  venüO. 

noN  ANTONIO. 

¿Cómo,  sabiendo  la  muerte, 
t\o  sjbes  el  (]ue  lo  ha  niuerlo? 

UON  MELCHOH. 

Porr¡iie  declaró  mi  padre 
l,iiie  sin  veniaja  ni  exceso 
Le  dio  muerte  en  la  canipaüa 
i;i  agresor,  no  queriendo 
Declarar,  lo  que  á  los  nobles 
^o  les  obligan  a  hacerlo 
M  ol  precepto  de  las  leyes 
^i  las  porlias  del  ruejjo. 

DO.N  ANTONIO. 

¿Ves  ese  mal  que  lii  lloras? 

DON  UELCIIOR. 

Es  grave  el  mal  que  yo  tengo. 

DON  ANTONIO. 

Pues  de  otro  mayor  suspiro, 
De  mayor  pena  adole/co. 
¿Va  conociste  á  mi  hermana 
Doña  Inés? 

D0t«  UELeilOR. 

Si.  ya  me  acuerdo 
De  su  hermosura. 


DON  I 

Pues  sahe, 
(Al  decir  mi  agravio  temo, 
Que  no  ha  de  caber  mi  voz 
É:i  todo  mi  sentimiento); 
Sabe  ,  que  estando  mi  madre 
Viuda,  y  sola,  no  admitiendo 
Más  amparo  que  su  honra. 
Más  riqueza  que  su  ejemplo, 
Más  dote  para  mi  hermana 
Que  su  virtud,  quiso  el  cielo 
Que  sacrilego  ladrón 
De  mi  fama,  robe  el  templo 
De  aquel  honor,  profanando 
Su  humana  deidad,  y  haciendo 
Que  a(|uella  verde  hermosura , 
Siempre  conservada  al  riesgo 
De  los  ojos,  que  ellos  son 
Imanes  de  los  deseos, 
Desl]i)j:ir  pueda  en  claveles 
Las  azucenas  que  fueron 
.Símbolo  casto  de  amor, 

Y  licrniosa  envidia  de  Venus; 
Con  máscara,  pues ,  seis  homliros, 
De  la  noche  en  el  silencio. 

Que  la  traición  y  la  sombra 
Son  del  miedo  compañeros, 
Itoharon  á  doña  Inés 
( i  Ay  de  mi  honor  I );  y,  en  efecto. 
Murió  de  pena  mi  madre , 
Que  pendran  todo  el  pecho 
Las  heridas  de  la  pena, 
Si  es  la  deshonra  el  acero; 

Y  sabiendo  en  Salamanca 
Mis  desdichas,  traté  luego 
De  procurar  mi  venganza, 

Y  cuidadoso,  aunque  ciego, 
Kn  los  patios  de  palacio, 
Kn  las  calles  del  comercio, 
Kn  los  vecinos,  que  son 
Linces  de  todos  los  yerros, 
Pregunto,  examino,  escucho, 
Nolo  sagaz,  cuerdo  atiendo 

A  ver  si  puedo  saber 
De  mis  agravios  el  dueño; 
No  le  hallo,  quejóme  al  aire. 
Vuélveme  la  voz  el  eco. 
Porque  aun  los  montes  no  son 
Capaces  de  mi  t  irmento. 
Ksle  es  el  mal  que  me  trae 
Tau  indeciso  j  suspenso , 


S!N  HO.NRA  NO  HAY  AMISTAD. 
Esta  es  la  injuria  que  lloro, 
Ksta  la  ofensa  en  que  peno; 
Mira,  pues  eres  soidacio, 
Ijes  noble  y  eres  cuerdo. 
Si  puede  ser  más  mi  agravio 
M  ser  mi  tormento  menos. 

DON  MELCHOR. 

¿Dijiste  tu  mal? 

DON  ANTONIO. 

Si ,  ;imigo. 

DON  BKLCHOn. 

Pues  más  sustancia,  mas  nervio 
1  iene  el  cuerpo  de  mi  mal. 

D0.1I  ANTONIO. 
Habla. 

DON  MELCHOR. 

Has  de  saber  que  tengo 
Amor. 

DOV  ANTONIO. 

¿Es  ese  tu  mal? 

DON  MELCHOR. 

¿Qué,  no  es  grande? 

DON  ANTONIO. 

No  lo  niego, 
Pero  sabe,  don  Melchor... 

DON  MELCHOR. 

cQué  he  de  saber? 

DON  AMONIO. 

Que  hasta  en  eso 
Se  parecen  nuestros  males, 
Porque  yo  también  flaqueo 
De  esc  accidente. 

DON  MELCHOR. 

"¿Qué  dices? 

DON  ANTONIO. 

(?ue  tengo  amor  te  confieso. 

DON  MELCHOR. 

Yo  vi  una  dama  tan  bella. 
Que  en  sus  rayos  me  hallé  ciego. 
Pues  bandoleros  sus  ojos 
Itubaron  mis  pensamientos. 

DON  ANTONIO. 

Yo  vi  una  deidad  humana. 
Yo  adoré  al  sol,  y  primero 
Quedé  á  su  deidad  rendido, 
Kespues  á  su  entendimiento. 

DON  MELCHOR. 

Y(i  quisiera  sólo  ser 
Idólatra  de  su  cielo, 
Pero  cuando  á  mi  memoria 
Aquella  venganza  acuerdo. 
Con  el  mar  de  aquella  injuria 
F.l  fuego  desteamor  templo; 
líe  suerte  que  quiero  amar 

V  vengarme  á  un  tiempo  quiero. 
Neutral  intento  acudir 

A  mi  venganza  y  no  puedo ; 
Quiero  atender  al  amor 
\  esotro  afecto  divierto. 
De  suerte  que  están  en  mi 
Sin  US"  entrambos  afectos. 
Pues  ni  preliero  á  mi  amor 
j  Ni  á  mi  venganza  preliero. 

I  DON  ANTOmO. 

I  De  un  accidente  morimos, 
I  Y  parece  que  se  han  hecho 
I  Nuestras  desdichas  del  ojo, 
I  Oue  se  han  ceceado  los  riesgos; 
I  Üüs  imanes  son  en  mi 
A  un  tiempo  mis  .sentimientos, 
'  l.a  venganza  de  mi  agravio 

V  la  llama  de  mi  incendio; 
l!.ijo  metal  so^  que  asiste 

A  un  tiempo  a  sus  dos  efectos, 
!  Al  verro  de  mi  venganza 
j  Atrae  mi  íifensa  primero, 
I  Y  mi  amor,  imán  mas  noble. 


Atrae  de  mi  pena  el  yerro ; 
Si  dejarme  obligar  cuido 
De  mi  venganza  no  puedo; 
Si  del  amor,  no  es  posible. 
Aunque  todas  veces  pruebo 
Que  como  son  dos  imanes 
Atraen  i  un  mismo  tiempo ; 
lie  suerte,  que  es  necesario, 
Para  que  obre  el  uno  dellos 
(.'ue  falte  el  opuesto  imán, 
^o  falla  ninsuno;  luego 
Kntre  mi  amor  y  venganza 
Ouedará  el  metal  suspenso. 
Ni  para  mi  llama  lino, 
Ni  para  mi  sangre  atento. 

DON  MELCHOR. 

Y  pues  no  están  en  los  dos 
lieservados  los  secretos 
Del  honor,  los  del  amor 
.No  tengan  más  privilegio; 
lis  la  dama  á  quien  adoro... 

DON  ANTONIO. 

Tente,  que  decirte  quiero 
A  un  tiempo  á  la  que  yo  sirvo, 
Ks  el  hermoso  sugeto 
A  quien  rendí  mi  albedilo... 

!  DON  MELCHOR. 

¡  Ivs  mi  luz,  mi  hermoso  dueño... 

DON  ANTONIO. 

DoHa... 

Salen  por  ttnapuerta  SABANON,  y  por 
la  aira  XG[]l¿l)\.conmatiío;lléijasK 
Sabañón  á  don  Antonio,  y  Águeda  i 
don  Melchor. 

1  ÁGUEDA. 

'  ¿Señor  don  Melchor? 

I  SABAÑÓN. 

I  ¿Don  Antonio? 

I  DON  ANTONIO. 

¿Qué  hay  de  nuevo? 

I  DON  MELCHOR. 

I  ¿Qué  hay,  Águeda? 

I  ÁGUEDA. 

I  Que  llegó 

¡  A  buena  ocasión  tu  ruego. 

,  SABAÑÓN. 

j  ,  Av,  que  he  visto  á  doña  Inés, 
1  u  hermana,  y  ay  que  podemos 

!  I'ralricidarla  también; 
(,iue  entré  en  su  casa  yo  mesmo. 
Que  la  tenté  con  mis  ojos , 

I  ^  (|ue  la  Vi  con  los  dedos! 


DON 

ai  hermana  has  visto? 

SABAÑÓN. 


ÁGUEDA. 

i. legó  tu  papel  á  tiempo 
Uonipió  la  nema  mi  ama, 
'I  viéndole  tan  discreto, 
l'an  amoroso  y  tan  lino, 
ílizi)  cuatro  mil  extremos. 

DON  MELCHOR. 

¿Qué  dices? 

ÁGUEDA. 

Li)  que  te  digo. 

DllN  ANTONIO. 

S:.barion.  ¿estés  bien  cierto 

Ojees  ella? 

SABAÍyoN. 

Digo  que  es  ella. 

ÁGUEDA. 

Uijouie  que  vayas  luego 


A  verla ;  dijotamliien 

Que  eras  galán  y  eras  cuerdo; 

Preguntóme  tus'  donaires, 

Y  como  el  amor  es  jueí^o, 
Porque  no  jugarais  solos, 
Tomé  el  naipe  y  liice  el  lercio; 
Dijele  que  eras  el  homlire 
Más  generoso  {Ap.  con  eslo 

Le  he  de  obligar),  y  que  siempre 
Me  dabas  de  cíenlo  en  cíenlo 
Los  escudos,  aunque  nunca 
Te  be  conocido  uno  deslos. 

SABAÑÓN. 

i  Y  no  bas  de  ver  á  lu  dama? 
Responde,  Señor. 

DON  AMTONIO. 

No  apruebo 
Que  me  acuerdes  de  mi  amor 
r.uando  de  mi  honor  me  acuerdo ; 
Vamos,  Sabañón. 

SABAXO:!. 

¿Adonde? 

DOH  ANTONIO. 

Voy  á  que  escriba  mi  acero 
(Que  es  la  pluma  de  mí  honor), 
lienglones  de  ira  en  su  pecho. 

SABAÑÓN. 

Pues  vamos,  ¿á  qué  aguardamos? 

D0\'  MELCHOR. 

Águeda,  yo  te  prometo 
Darte  un  vestido. 

ÁGUEDA. 

Señor, 
No  viene  ajustado  el  premio. 
Pues  mandas  de  prometido 

Y  yo  de  contado  tercio. 

DON  «ELCHOR. 

Sigúeme,  Águeda. 

ÁGIj'EDA. 

Ya  voy. 

DON  ANTONIO. 

Ven, Sabañón. 

SABAÑÓN. 

Está  abierto 
El  Sabañón,  y  no  puede 
Pisar  ajjora  tan  recio. 

DON  MELCHOR. 

¿Don  Antonio? 

DON  ANTONIO. 

¿Qué  hay,  amigo? 
¿Dónde  vas? 

DON  MELCHOR. 

A  ver  sereno 
El  cielo  de  mi  hermosura, 
A  ver  los  rayos  me  atrevo 
Que  han  hecho  lince  á  mi  amor, 
Si  antes  le  obstinaron  ciego. 
I Y  vos,  dónde  vais? 

DON  ANTONIO. 

Yo  voy 
A  un  examen,  en  que  pienso 
Averiguar  de  mi  sangre 

Y  de  mi  opinión  el  duelo. 

DON  UELCBOR. 

¿Yano  sois  amante? 

DON  ANTONIO. 

Si, 
Mas  soy  honrado  primero. 
¿Vos  DO  vengáis  vuestra  sangre? 

DON  MELCHOR. 

i  No  veis  que  no  encuentro  el  dueño 
De  mi  ofensa? 

DON  ANTONIO. 

¿Luego  en  tanto 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  Dlí  ROJAS. 

Fuge,  gorroncilla  ruin. 


Tenéis  amor» 

DON  MELCHOR. 

Amor  tengo. 

DON  ANTONIO. 

Pues  yo  voy  i  mi  venganza. 

DON  MELCHOR. 

Yo  sólo  i  mi  amor  atiendo. 

DON  ANTONIO. 

Seré  amante  en  siendo  honrado. 

DON  MELCHOR. 

Siendo  yo  amante,  bien  puedo 
Acudir  á  mi  venganza. 

DON  ANTÜ.XIO. 

Pues  adiós. 

DON  MELCHOR. 

¿Para  ese  empeño 
Me  babeis  menester? 

DON  ANTONIO. 

No,  amigo. 

DON  MELCHOR. 

Adiós,  veámonos  luego. 

DON  ANTONIO. 

Luego  os  diré  mi  fortuna. 

DON  MELCHOR. 

Sabréis  mis  fortunas  presto. 

DON  ANTONIO. 

¿No  me  sigues? 

SABAÑÓN. 

Vé  delante. 


¿No  vienes? 

ÁGOEDA. 

Ya  te  obedezco. 

DON  ANTONIO. 

Soy  tu  más  seguro  amigo.        (Vase. 

DON  MELCHOR. 

Yo  tu  amigo  verdadero.  (Vase. 

SABAÑÓN. (Ap.) 
No  me  habla. 

ÁGUEDA.  {Ap.) 

Él  me  quiere  hablar. 

SABAÑÓN. 

Audis  domina. 

ÁGOEDA. 

Ya  entiendo. 

SABAÑÓN. 

Ego  sum  pauper . 

ÁGUEDA. 

¡Qué  malo! 

SADAÑON. 

ScholasHcus. 

ÁGUEDA. 

¡Qué  bueno! 

SABAÑÓN. 

El  dalo  tibi  pecunias. 

ÁGUEDA. 

PuM  tequere  me. 

SABAÑÓN. 

lam  seguor. 
¿Latín  sabéis? 

ÁGUEDA. 

Eliam  domine. 

SABAÑÓN. 

Prasta  mihi  manum. 

ÁGUEDA. 

Negó; 
Da  mihi  pecunias  ante. 

SABAÑÓN. 

Ni  después  dártelas  quiero. 


ÁGUEDA. 

Gorrón,  sudo,  vade  retro. 
{Vaiise.) 

Salen  DOSA  INÉS  t  DON  BERNARDO 

DOÑA  INÉS. 

No  te  has  de  ir. 

DON  BERNARDO. 

Déjame,  Inés. 

DOÑA  INÉS. 

Si  mi  ruego  no  es  bastante... 

DON  BERNARDO. 

Sóbrale  estar  tan  amante. 
Sin  que  tan  porliada  estés. 

DO.ÑA  INÉS. 

Oye. 

DON  BLRNARDO. 

Déjame. 

DO.ÑA  INÉS. 

¿Esto  escucho? 
¿De  mi  amor  te  desesperas? 

DON  BERNARDO. 

Más  quiero  que  no  me  quieras 
Que  DO  que  me  quieras  mucho. 

DOÑA  INÉS. 

I'or  curar  mi  honor  intento 
Detenerte ;  oye.  Señor. 

DON  BERNARDO. 

Peor  es  un  grande  amor 
Que  un  grande  aborrecimiento; 
Acaba,  di,  ¿qué  me  quieres, 
!  Que  ya  á  escucharte  me  obligo? 

I  DOÑA  INÉS. 

Es  que  no  has  de  hacer  conmigü 
Lo  que  con  otras  mujeres; 
A  ninguna  mujer  creo 
yue  has  tenido  tino  amor. 
Lo  que  en  ti  parece  ardor 
Es  solamente  deseo, 
Y  ansí... 

DON  BERNARDO. 

Las  iras  deten. 
Pues  no  esodio  desigual. 
Si  á  todas  las  quiero  mal 
Que  á  tí  no  te  quiera  bien. 

DOÑA  INÉS. 

Pues  que  me  aborrezcas  lloro 
Cuando  fino  te  merezco. 

DON  BERNARDO. 

Doña  Inés,  no  te  aborrezco, 
Pero  tampoco  te  adoro. 

DOÑA  INÉS. 

Injusto  premio  me  das 
Con  desdenes  tan  ajenos. 

•  DON  BERNARDO. 

Si  tú  me  quisieras  menos, 
Vo  te  quisiera  algo  más. 

DOÑA  INÉS. 

Que  no  socorras  me  espanto 
El  fuego  en  que  llego  á  arder. 

DON  BERNARDO. 

Las  damas  han  de  querer, 
Pero  no  han  de  querer  tanto. 

DOÑA  INÉS. 

A  reconvenirte  pruebo, 

Y:i  que  á  ofenderme  te  atreves. 

¿Es  poco  lo  que  me  debes? 

DON  BERNARDO. 

No  es  mucho  lo  que  te  debo. 

DOÑA  INÉS. 

Pues  empiece  mi  pasión 
A  trasladarse  á  mi  labio. 


Pues  con  referir  mi  agravio 
Te  acuerdo  tu  obligación. 
DOM  ber:«ardo. 
Yo  le  contaré  la  bisloria. 
Que  aunque  agora  sea  verdad 
Que  no  tengo  voluntad. 
Tengo  muy  linda  memoria. 
Yo  vi  tu  hermosa  deidad, 
Mas  mi  amor  no  me  asegura 
Sime  picó  tu  hermosura, 
I!  obligó  tu  honestidad; 
Vite  constante  también, 

Y  como  es  oro  en  rigor, 
Se  purilicó  mi  amor 

Al  crisol  de  tu  desden ; 
Hice  por  lograrte  extremos, 

Y  por  si  no  te  aseguras. 
Te  dije  aquellas  ternuras 

Que  usamos  los  que  emprendemos 
Mil  papeles  te  escribí, 
Mil  dádivas  desechaste , 
Mil  afectos  me  escuchaste. 


Creyéndote  tan  constante 
f.onio  eres  agora  amante, 
A  robarte  fui  á  tu  casa; 

Y  atrevida  mi  osadía 

Y  indignada  mi  paciencia, 
Te  trasladé  con  violencia 
Desde  tu  casa  ala  mía; 
Más  de  un  año  por  tu  honor. 
Del  alma  noble  enemigo. 
Lidió  obstinada  contigo 

Mi  tema,  que  no  mi  amor; 

Y  como  tu  sangre  labra 
Templo  á  tu  honor,  fué  forzoso 
Pedirme  mano  de  esposo: 
Oite  sólo  la  palabra; 
Creyóla  tu  fantasía, 

Volvía  fingir  y  á  engañar, 
Y,  en  fin,  te  vine  á  lograr, 
Como  no  te  merecía  ; 
Vero  aunque  esquiva  primero. 
Tan  trocada,  Inés,  estas , 
Que  has  dado  en  quererme  más 
Desde  que  há  que  no  te  quiero. 
No  te  parezca  rigor 
La  tibieza  que  obra  en  mí , 
;  I'or  qué  he  de  quererte  á  ti. 
Si  á  ninguna  tengo  amor? 
Pues  corrige  tu  pasión. 
Que  este  despego  violento 
No  va  en  tu  merecimiento, 
Que  estriba  en  mi  condición ; 
Kn  mi  casa  estás,  mitiga 
Tu  pena,  pues  has  logrado 
A  mi  honor  por  tu  obligado, 

Y  á  mí  hermana  por  tu  amiga ; 
Pues  tu  honor  de  hoy  más  no  lloro  ; 
Mucho  sé  yo  que  mereces; 

Más  finge  que  me  aborreces , 

Y  podrá  ser  que  te  adore.         ( I  ase. 

DOÑA  IKÉS, 

Pues,  vive  el  cíelo,  villano, 
Que  he  de  vengarme,  supuesto... 

Sale  DoSa  JUANA. 

DOÑA  JUANA. 

Amiga  mia,  ¿qué  es  esto? 

DOÑA  I^ÉS. 

Mi  mal  antiguo,  tu  hermano. 

DOÑA  JLANA. 

¿Qué  es  lo  que  sientes?  qué  tienes? 
¿No  le  obligas  con  los  ruegos? 
¿Hay  agravios? 

DOÑA  INÉS. 

Hay  despegos. 


SIN  HONRA  NO  HAY  AMISTAD. 

doSa  jdana. 
¿No  hay  finezas? 

DOÑA  INÉS. 

Hay  desdenes. 
doña  juana. 
¿Y  le  quieres? 

DOÑA  INÉS. 

No  le  asombres 
Que  me  obligue  su  desden. 
Yo  quiero  á  los  hombres  bien, 
Si  lú  aborreces  los  hombres; 
La  distinción  hallo  aquí, 
Pues  por  diferentes  modos 
Tú  los  engañas  á  todos, 

Y  uno  me  ha  engañado  á  mi. 

DOÑA  JUANA. 

Sabe,  amiga,  que  me  enfado 
Ue  que  al  oír  tu  ternura 
Se  dejase  tu  hermosura 
Solicitar  de  su  agrado. 

DOÑA  INÉS. 

Mis  errores,  te  prometo. 
Que  hoy  disculpados  están; 
Pues  me  procuró  galán 

Y  me  enamoró  discreto. 

DOÑA  JUANA. 

Si  juzgara  tu  pasión 

Del  hombre  que  más  le  admira, 

Que  es  la  gala  una  menlira, 

Y  el  requiebro  una  traición. 
Tú  enmendaras  tus  errores. 

DOÑA  INÉS. 

No  he  de  seguir  tu  opinión. 

DOÑA  JUANA. 

Mira,  los  más  hombres  son 
Mentirosos  y  traidores; 
Yo  sé  sus  engaños,  yo, 

Y  yo  sé  en  lo  que  me  fundo; 
Hombre  fué  en  aqueste  mundo 
El  primero  que  mintió  ; 

Mal  fuego  venga  de  Dios 
Eu  quien  quererlos  poifia. 

DOÑA  INÉS. 

¿Doña  Juana? 

DOÑA  JUANA. 

¿Amiga  mia? 

DOÑA  INÉS. 

Solas  estamos  las  dos. 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué  es  lo  que  decir  me  quieres  ? 

DOÑA  INÉS. 

Ya  que  de  oírlo  te  asombres, 
Uespóndeine,  ¿á  no  haber  hombres 
Qué  fuéramos  las  mujeres? 

nOÑA  JUANA. 

De  hoy  más  mujer  no  te  nombres , 
Pues  á  los  hombres  prefieres ; 
ignorante,  sin  mujeres, 
I  Di,  ¿qué  valieran  los  hombres? 

DOÑA  INÉS. 

Si,  mas  de  todos  infiero, 
(Perdóneme  tu  sentir). 
Que  cuando  quieren  fingir. 
Ya  hemos  fingido  primero. 

DOÑA  JUANA. 

¡Hay  tan  bastarda  opinión! 

DOÑA  INÉS. 

i  Hay  tal  noble  desengaño ! 

DOÑA  JUANA. 

¿  Cuando  no  fué  antes  su  engaño 
Que  fué  su  imaginación? 

I  DOÑA  INÉS. 

Vencerme  cuidas  en  vano, 
Ya  que  intentas  darme  enojos. 


I  DONA  JUANA. 

El  ejemplo  está  á  los  ojos 
!  En  el  desden  de  mi  hermano. 

DOÑA  INÉS. 

¿Piensas  tú  que  ese  es  desden? 

DOÑA  JUANA. 

¿Luego  es  á  tu  amor  igual? 

DOÑA  INÉS, 

Finge  que  me  quiere  mal , 
!  Y  sé  que  me  quiere  bien. 

DOÑA  JUANA. 

I  Doña  Inés,  no  es  eso  ansí. 

I  DOÑA  INÉS. 

I  Todos  nos  tienen  amor. 

DOÑA  JUANA. 

I  ¡  Hay  tal  tema ! 

I  DOÑA  INÉS. 

'  ¡Hay  tal  error! 

DOÑA  JUANA. 

¿Quieres  ver  su  engaño? 

DOÑA  INÉS. 

Di. 

DOÑA  JUANA. 

Y  para  satisfacción 

De  tus  erradas  pasiones. 
Te  contaré  sus  Iraíciones 

Y  sabrás  mi  condición; 

Haz  cuenta  que  es  una  dama 
De  lindas  partes,  y  haz  cuenta 
Que  se  debe  á  su  hermosura 
Tanto  como  á  su  modestia ; 
Con  cuidadoso  descuido 
Cerca  de  la  noche  trueca 
A  afanes  de  la  almohadilla 
Los  descansos  de  la  reja; 
Pasea  un  galán  postizo 
La  calle,  destos  que  llevan 
Compradas  para  estos  casos 
Pantorrillas  y  guedejas ; 
Mira  la  dama,  y  aun  no 
La  mira,  cuando  se  eleva, 
!  Haciendo  de  la  costumbre 
L!na  novedad  atenta ; 
(.lava  en  sus  ojos  sus  ojos , 

Y  cómelos  lija  en  ella, 

De  los  clavos  que  dispuso 

Sus  admiraciones  cuelga ; 
1  Hace  que  se  abrasa  todo, 
■  l'al  vez  hace  que  se  hiela. 

Arruga  loda  la  frente, 

Las  dos  pestañas  arquea; 

Las  potencias  suyas  pasma, 

Los  sentidos  embelesa, 

Y  el  diablo  del  corazón 

Nu  le  mueve,  aunque  le  lienta; 
llepite  otra  vez  la  calle, 
Tercera  vez  la  pasea. 
Por  el  qué  dirán  no  mira, 

Y  mira  porque  le  vean; 

Da  un  suspiro,  y  el  suspiro 
Suele  obrar  con  tanta  fuerza, 
Que  él  le  arroja  de  cansado 

Y  ella  le  admite  de  tierna ; 
Para  que  lleve  un  papel 
j'rocura  una  medianera, 

Y  este  con  mil  necedades 
Éscriías  de  buena  letra ; 
Llega  la  ocasión  de  hablarla 
Por  un  balcón,  y  aunque  necia 
Diga  dos  mil  disparates. 

Él  la  dice  :  ¡Qué  discreta! 

Si  se  ríe,  basta  en  la  risa 

Tiene  gracia ;  y  si  severa , 

Porque  no  sabe  hablar  poco. 

La  dice  también  que  es  cuerda ; 

Si  en  pie  se  levanta  ¡qué  arte! 

;Qué  airosa!  sí  se  pasea, 

;Qué  limpia !  aunque  sea  una  Dargas, 


300  COMKÜIAS  KSCOGIDAS  OE  DON  FRANCISCO 

;  Qué  cara!  aunque  sea  una  '.it;! 

Llámala  sol,  luna,  y  cíelo, 

Y  melé  loda  la  arenga 

De  claveles  y  de  rosiis. 

De  diamantes  y  de  perlas ; 

•  ¡A;,  alma  niia  (la  dice;. 

Qué  de  cuidados  me  cuestas ! 

Al  suefio  no  le  conozco. 

Mi  voluntad  no  sé  della; 

No  sequé  gracia  le  tienes 

En  los  ojos,  que  aunque  quiera 

Hacerme  fuerza  olvidarlos 


Es  imposible  que  pueda; 
¡Ay  objeto  de  mi  vida! 
¡  Ay  suspeosion  de  mi  idea , 
Elevación  de  coi  alma  ! 
¡  Ay  norte  de  mis  potencias!» 
La  pobre  dama,  que  escucha 
Estas  finezas  revueltas 
'on  dos  lágrimas  que  salen 
De  rabia  y  no  de  terneza , 
Lastimase  del  amante. 
Déjale  entrar,  aunque  piensa 
Ya  que  no  su  voluntad 
Dejar  su  opinión  entera; 
Kesiste  al  primer  embale  , 
Promete ,  ella  escucha,  él  ruega. 
Si  ella  vuelve  á  resistirse 
Saca  la  daga,  y  con  ella 
Dice  que  se  ha  de  dar  muerte 
Si  al  instante  no  le  premian , 
Que  ha  de  morir  de  infeliz 
Antes  que  de  amante  muera  ; 
PiJe  palabra  de  esposo 
La  dama,  y  porque  le  crea 
Le  da  el  galán  más  palabras 
Que  el  que  tiene  muchas  deudas; 
Kindele  su  voluntad, 

Y  no  la  ha  vencido  apenas, 
Cuando  se  trueca  de  acíbar 
El  (jiie  era  amante  jalea. 

— ¿  Te  apartas? — No  estés  cansada. 
—¿Qué  te  quieres  ir?— Es  fuerza. 
—Aguarda.— i  Qué  porliada! 
—Advierte,  Señor. — ;  Qué  necia ! 
— ,,  Me  quieres?— i  Qué  desconfiada ! 
— ;Te  canso?— No  me  detengas. 
—Yo  lloraré.— ¡Oh  lagrimitas! 
—¿No  me  has  de  ver?— Cuando  pne 
Mira  olra  dama  después,  [da  i 

Pero  no  la  ha  visto  apenas 
Cuando  hace  con  la  segunda 
Lo  que  hizo  con  la  primera. 
Pues  mueran  aquestas  aves 
Que  bastardamente  esperan 
Lsurpar  de  nuestro  honor 
Los  rayos  de  su  pureza ; 
Yo  he  de  vengar  las  mujeres  . 
Yo,  con  invención  más  nueva 
Que  pudiera  á  la  venganza 
Disponer  la  astuta  griega ; 

t Ellos  no  dicen  que  quieren 
as  mujeres  que  requiebran? 
Pues  yo  be  de  fingir  que  adoro 
Aquellos  que  me  pretendan  ; 
Yo  he  de  comprar  su  castigo 
Con  mi  engaño,  de  manera 
Que  en  las  redes  de  mi  industria 
Peligre  su  resistencia; 
Galán  que  me  adoriS  joven 

Y  con  finas  diferencias. 
Ya  me  corteje  Alejandro, 
O  ya  me  procure  César, 

Ha  de  pensar  que  le  quiero, 
Para  que  cuando  me  crea. 
Los  filos  de  la  confianza. 
Si  no  le  maten,  le  hieran  , 
i  Qué  será  ver  en  el  lazo 
La  turba  de  aves  ligeras. 
Que  al  reclamo  del  amor 
Cariñosamente  vuela, 
Ver  la  dulce  mariposa 


Que  la  llama  galantea! 

¡  Qué  será  cuando  en  sus  rayos 

Lascivamente  se  quema ! 

Como  DO  les  tenga  amor, 

¿Qué  importa  que  ellos  le  entiendan' 

A  esta  Oor  desús  ternuras 

La  flor  de  mi  engaño  crezca ; 

lan  al  revés  me  presuma 

Cuando  me  parezca  al  Etna, 

t,iue  guarde  la  nieve  dentro 

Y  exhale  la  llama  fuera  ; 

Hoy  á  lodos  sus  engaños 

Todo  mi  ardid  se  carea , 

A  un  envejecido  mal 

Una  novedad  divierta; 

Herir  por  los  propios  filos 

Kué  de  un  agravio  destreza. 

Los  que  con  amaños  hieren. 

De  heridas  de  industria  mueran ; 

Mujer  soy,  y  sólo  vuelvo 

Por  las  mujeres,  que  es  deuda 

Que  pago  á  la  obligación 

De  nuestra  naturaleza: 

Venza  á  su  industria  mi  industria. 

Mi  engaño  á  su  engaño  venza, 

En  un  error  lan  dificil 

Sepa  entender  una  enmienda; 
j  A  un  agravio  del  amor 

Una  venganza  suceda, 
I  Porque  halle  el  fin  la  venganza, 
¡  Halle  el  alivio  la  queja, 
I  Halle  al  soborno  el  delito. 

Halle  al  descanso  la  pena, 

Porqne  baile  el  amor  venganzas. 

Satisfacciones  la  ofensa , 

Porque  las  mujeres  vivan 
;  Y  porque  los  hombres  mueran. 

DoSa  INÉS. 

I  TÚ  y  don  Bernardo,  tu  hermano. 
Sois  de  una  misma  manera, 

I  Y  esas  dos  no  son  pasiones 
Que  entrambas  parecen  temas ; 

•  Tu  no  has  oído  á  los  hombres 
Cuando  amorosos  requiebran, 
Pues  de  conocerlos  á  oírlos 

i  Hay  muy  grande  diferencia. 

I  Sale  ÁGUEDA. 

I  ÁGUEDA. 

Señora ,  el  tal  don  Melchor, 
I  Kl  soldado,  el  que  desea 

Darse,  esgrimiendo  contigo, 

Dos  cintarazos  de  arenga, 
1  Viene  ,  como  rae  mandaste. 

I  DO.ÑA  JUANA. 

;  Dile  que  entre;  porque  veas 
I  {Vase  Águeda.) 

Lo  qne  pesa  mi  desden  , 

Lo  que  vale  mi  entereza, 
[  Quiero  que  estrenes  mi  engaño. 

DO.XAINÉS. 

No  quiero  ver  experiencias 
A  costa  del  sentimiento. 
DOÑA  jua:ia. 
Tente ,  doña  Inés,  espera. 

I  DOÑA  INÉS. 

.  Correráse  mi  decoro 

'  Creyendo  tu  resistencia.  (  Vase 

Sfl/í  DON  MELCHOR  Y  AOl'EDA. 

DOM  UELCROB. 

I  Al  paso  de  tus  enojos, 
i  Para  que  mis  ansias  crezcan  , 
1  Hoy  afables  te  merezcan 
I  Verse  en  tus  ojos  mis  ojos; 

Kn  buen  hora,  dueño  mió, 
I  Objeto  del  pensamiento, 

Causa  de  mi  sentimiento 


DE  ROJAS. 

Y  móvil  de" mi  slbedrio. 
Lograr  puedan  mis  temores 
Su  alivio. 

DOÑA  JUAXA.  [Ap.) 
¡Ah  falsos! 

DON  MELCHOR. 

Y  intente 
Mirarme  en  tu  luz  ardiente, 
Cuu  tal  constancia... 

DOÑA  JUANA.  (.4p.) 

¡Ah  traidores! 

DON  MELCHOR. 

Que  al  ver  tu  luna  serena... 

DOÑA  JUANA.  (Ap.) 

i  Qué  tierno  va  y  qué  argentado! 

DON  UELCHUR. 

Pueda  lodo  mi  cuidado 
Divertir  toda  una  pena; 
.  Como  el  alba,  cuando  espera 
Por  el  Oriente  lucir, 
Al  campo  te  vi  salir. 
;  Pluguiera  amor  no  le  viera  ! 
;0h  cómo  el  Aurora  ufana 
Pule  el  campo,  el  prado  asea ! 

DOÑA  JUANA. 

En  mi  vida  he  estado  fea , 
Si  no  es  aquella  mañana. 

DON  HELCHOR. 

Quedé  con  tus  ojos  ciego. 

DOÑA  JUANA. 

¿Luego  ciegan  los  amantes? 

DON  MELCHOR. 

Y  entre  mis  ansias  constantes 
Te  escribí  mi  pena  luego ; 
Quedó  mi  esperanza  incierta. 
Mí  dolor  más  prevenido; 

Y,  en  efecto,  he  merecido 
Que... 

{Llaman  á  la  puerta.) 

DOÑA  JUANA. 

Llamaron  á  la  puerta. 

ÁGL'EDA. 

Tu  hermano  debe  de  ser. 

DOÑA  JUANA. 

Gran  riesgo  corre  mi  fama. 
( Vuelven  á  llamar.) 

ÁGUEDA. 

De  casa  es  este  que  llama. 

DOÑA  JUANA. 

Vos  os  habéis  de  esconder. 

DON  UELCIIOR. 

¿Quién  ha  de  esconderse?  ¿ye? 
DOÑA  JUANA.  (Ap.) 
I  Con  que  le  obligue  no  sé. 

j  DON  yELCHOR. 

Cuantas  cosas  hay  haré ; 
[  Pero  el  esconderme,  no. 

I  DOÑA  JUANA. 

¿Esa  es  fineza?  ¿es  amor? 

DON  MELCHOR. 

¡  Es  que  nací  caballero. 

DOÑA  JUANA. 

Muy  bien  pagáis  lo  que  os  quiero. 
Con  no  mirar  por  mi  honor. 

DON  MELCHOR. 

Puesá  vuestro  amor  me  allano. 
Por  obedeceros  entro. 
I  (Escóndele  la  triada.) 

\  DOÑA  JUANA. 

Escóndele  bien  adentro, 

No  oiga  loque  habla  mí  hermano. 

ÁGUEDA. 

I  Templa  agora  esos  recelos. 


DOÑA  JÜAX*. 

Turbada  esluy. 

ÁGUEDA. 

Vo  estoy  nuierla,- 
Agora  voy  á  abrir  la  puerta. 

Abte.  y  sale  DON  AMO.MO  con 
daga  empuñada,  y  SABA.ÑUN. 

DON  A^TO.MO. 

Morirás,  viven  los  cielos; 
Agora  satisfaré... 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué  es  esto  que  lleRO  á  oir? 
¿Quién  es  quien  ha  üe  niurir? 

DON  A>ror(io. 
Yo,  Señora,  que  os  miré.     (Túrl^ns. 
Sabafioii,  ¿qué  es  loque  Las  liixlji 
¿Cómo  la  casa  has  errado, 

Y  á  la  de  mi  dama  misma 
Me  bas  iraido? 

SABAÑOM. 

Soy  un  asno. 

DOÑA  JUANA. 

Señor  don  Anlouio,  ¿vos 
En  mi  casa?  ¿Cómo,  osado, 
La  turbación  en  los  ojos , 
Con  el  acero  en  la  mano? 
(Águeda,  vete  allá  luera.) 
( \ase  Águeda.) 
Turbada  la  voz  y  el  paso, 
¿Dentro  en  mi  casa  os  entráis? 

DON  ANTOMO. 

Señora...  yo  estoy  turbado; 
Vive  Dios  ,  que  has  de  pajearme 
El  error. 

SABAÑÓN. 

O  estoy  borracho, 
O  he  visto  á  tu  propia  hermana 
Dentro  deste  mismo  cuarto. 

DON  ANTONIO. 

Señora,  alabo  mi  acierto 
En  mi  propio  error,  y  alabo 
Que  me  levante  mi  amor 
Cuando  tropieza  miagravio; 
Yo  os  vi  tlorecerle  á  un  tiempo, 
Yo  os  vi  discurrir  el  prado, 
Vireina  llor  que  mandaba 
Las  otras  llcires  del  campo ; 

Y  por  el  precepto  vuestro 
Anduve  tan  cortesano, 
Que  no  seguí  vuestro  coche. 
Bien  que  era  alcanzarle  en  vano, 
Siendo  vos  el  sol,  y  siendo 

De  su  coche  los  caballos ; 
Cuando  os  juzgaba  perdida 
Hoy  á  mi  amor  os  restauro. 

DOÑA  JUANA. 

Detened.  {Ap.  Este  galán 
Va  queriendo  muy  despacio, 
Cuando  otro  galán  está 
Oculto  dentro  en  mi  cuarto ; 
Pues  para  que  salga  aquél 

Y  para  engañar  á  entrambos, 
Oesta  manera  ha  de  ser.) 
Digo,  Señor,  que  yo  traigo 
Los  peligros  muy  al  alma 

Y  los  riesgos  muy  al  paso ; 
Aquí  no  podéis  estar 

Por  ahora,  contentaos 
Con  que  el  fuego  de  mi  amor 
Brote  en  incendios  al  labio  ; 
Ya  os  he  dicho  que  os  estimo 
(Que  es  lo  más),  y  agora  os  mando 
Que  os  vais,  porque  se  aventura 
Vuestro  amor  y  mi  recato; 
Ocasiones  dará  el  tiempo 
En  que  vos  y  yo  podamos, 


SIN  HONRA  NO  HAY  AMISTAD. 
Yo  declarar  mi  pasión, 
Vos  descifrar  este  encanto, 
Vo  en  vuestra  llama  templarme. 
Vos  en  mi  incendio  abrasaros. 
Vosa  mis  ojos... 

Sale  ÁnUEUA. 

ÁGUKDA. 

Señora , 
Grande  desdicha,  tu  liermano. 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué  dices? 

ÁCUF.IIA. 

Lo  que  le  digo. 

DOÑA  JL'ANA. 

¿Puede  salir? 

ÁGUEDA. 

Ya  va  entrando 
Por  el  zaguán. 

DOÑA  JUANA. 

¿Pues  adonde 
Le  esconderás? 

SABAÑÓN. 

Yo  me  zampo 
Debajo  de  aquel  bufete, 
Que  hay  sobremesa.  (Vasi 

ÁGUEDA. 

Esto  es  malo. 
Que  sube  ya  la  escalera. 

DOÑA  JUANA. 

¡Hay  amor  tan  desdicliadü! 
tnt'raos  en  ese  retrete. 

DON  ANTONIO. 

Todo  vuestro  amor  os  pago 
(jou  esta  lineza. 

(Escóndese  al  otro  lado.) 

Sale  DON  BERNARDO. 

DON  BERNARDO. 

¿Juana? 

DOÑA  JUANA. 

Señor,  ¿tú  el  color  helado? 
¿Tú  sin  templanza  la  voz? 

DON  BERNAnDO. 

¿  Entró  aquí  un  hombre? 

DOÑA  JUANA. 

Los  rayos 
Del  sol,  p.idredela  luz, 
Ko  se  atreven  al  sagrado 
De  mi  honor. 

DON  BERNARDO. 

¿Y  doña  Inés? 

DOÑA  JUANA. 

Retirada  está  en  su  cuarto. 

DON  BERNAIIDO. 

¡Grao  mal ! 

DOÑA  JUANA. 

Él  le  ha  visto  entrar. 
¿Qué  dices? 

bOS  BERNARDO. 

Vino  el  hei  mano 
De  doña  Inés. 

DUNA  JUANA, 

Corazón, 
Volved  agora  á  cobraros. 

DON  BERNARDO 

V  importa... 

Sale  DON  MELCHOR  al  paño. 

DON  MELCUon. 

Yo  be  de  salir. 

DON  BtlRNARDO. 

Que  esté  escondida. 


Sale  DON  ANTONIO  n/paii». 

DON  ANTONIO. 

Vo  salgo  .. 

DON  BERNARDO. 

En  su  cuarto. 

DON  MELCHOR. 

Que  no  es  bien  .. 

DON  ANTONIO. 

Que  no  es  de  pechos  honrados... 

DON  MELCHOR. 

Que  llegue  á  hallarme  cobarde. 


Que  yo  me  haya  retirado ; 
Mas  saber  quiero  su  intento. 

DOÑA  JUANA. 

,,Tü  le  viste? 

DON  BERNARDO. 

Si. 


DONA  JUANA. 

tDónde? 

DON  BERNARDO. 

En  esa  calle;  el  caso. 
Aunque  pide  un  gran  valor. 
Pide  un  atento  cuidado; 
Quiero  cerrar  esta  puerta.     (Cierra.) 

DON  ANTONIO. 

Vive  el  cielo,  que  ha  cerrado. 

ÁGUEDA.   (Ap.) 

Caveron  en  ratonera 
Los  amantes. 

DOÑA  JUANA. 

¿Sabe  acaso 
Su  hermano  que  la  robaste  ? 

DON  BERNARDO. 

No  sé ,  pero  es  necesario 
Tener,  porque  á  Inés  no  vea. 
Esos  balcones  tapiados; 
Dentro  en  casa  no  entre  alguno 
Sin  que  primero  sepamos 
Quién  es  y  qué  es  lo  que  quiere. 

DOÑA  JUANA. 

Ley  es  en  mi  tu  mándalo. 

DON   BERNARDO. 

Vén,  Águeda;  vén  tú,  Juana. 

DOÑA  JUANA.   (Ap.) 

¿Cómo,  cielos  soberanos. 
Han  do  salir  don  Antonio 
Y  don  Melchor? 

DON  BERNARDO. 

Los  agravios 
No  se  vengan  cara  á  cara. 

DOÑA  JUANA. 

Dices  bien. 

DON  BERNARDO. 

Y  asi  me  valgo 
De  lo  cuidadoso,  antes 
Que  me  estrene  en  lo  bizarro. 

DOÑA  JUANA. 

¿Oyes,  Águeda? 

ÁGUEDA. 

¿Qué  dices? 

DOÑA  JUANA, 

Procura... 

ÁGUEDA. 

¿Qué  has  ordenado? 

DOÑA  JUANA. 

Quedarte. 

DON  BERNARDO. 

Vén,  A({uedilla, 


r;o2  coMEniAS 

Vén,  Juana. 

DOÑA  JDANA. 

Sigo  tus  pasos. 

DON   BERNARDO. 

Cierra  esta  puerta  de  eu  medio, 
Y  quede  el  cuarto  cerrado. 

DO>A  JUANA. 

iQue  hallase  lugar  un  riespo 
Donde  el  amor  no  le  ha  hallailo  I 
( Vanse.) 

DON  MELCHOR. 

El  se  fué,  quiero  salir. 

DON  ANTONIO. 

El  se  ha  entrado,  ya  yo  salgo. 

DON  MELCHOR. 

A  ver  si  hallo  alguna  puerta 
Por  donde  irme. 

DON  ANTONIO. 

A  ver  si  hallo 
Por  donde  salir. 

DON  UELCHOR. 

¿Qué  espero? 

DON  ANTONIO. 

tQué  me  suspendo? 

DON  MELCHOR. 

¿En  qué  tardo? 
( Van  á  salir  uno  por  una  puerta  y  otro 
por  otra,  y  encuéntranse  cara  á  cara.) 

DON  MELCHOR. 

¿Don  Antonio? 

DON  ANTONIO. 

¿üon  Melchor? 

DON  MELCHOR. 

¿Vos  oculto? 

DON  ASTONtO. 


DON  MELCHOR. 

Si. 
DON  ANTONIO. 

¿Quién  OS  ha  traido? 


Amor. 
¿  Y  vos  también  escondido? 
¿Esto  sucede? 

DON  ANTONIO. 

¿Esto  pasa? 

DON  MELCHOR. 

¿Pues  quién  os  trujo  á  esta  casa? 

DON  ANTONIO. 

Amor  también  me  ha  traido. 

DON  MELCHOR. 

La  causa  de  amor  ignoro. 

IlON  ANTONIO. 

(.Dequé  peua  adolecéis? 

DUN  MELCHOR. 

Vive  en  la  casa  que  veis 
El  sujeto  i|ne  yo  adoro, 
V  en  ella  hallaros  me  admiro 
Ignorando  lo  ([Ue  os  pasa. 


También  vive  en  esta  casa 
El  objeto  á  <iuien  yo  miro. 

DON  MELCHOR. 

El  dueño  mi  amor  allana. 

DON  ANtONIO. 

Y  yo  el  ducñi)  por  quien  muero. 

IION  MELCHOR. 

Pues  yo  á  doña  Juana  quiero. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  líOJAS. 

He  de  servirla  también ; 
En  vos  halle  el  galanteo, 


DON  MELCHOR. 

,  Luego  esta  dama  que  os  digo 
Es  la  que  amáis? 

DON  ANTONIO. 

Si ,  Melchor. 
¿Lue;;o  á  quien  tenéis  amor 
Es  esta  dama? 

DON  MELCHOR. 

Si,  amigo. 

DON  ANTONIO. 

Pues  bien  podéis  proseguir. 

DON  MELCHOR. 

Pues  bien  la  podéis  amar. 

DON  ANTONIO. 

Yo  he  de  morir  y  olvidar. 

DON  MELCHOR. 

Yo  he  de  olvidar  y  morir. 

DON  ANTONIO. 

No  liabeis  de  excedernie,  no. 

DON  MELCHOR. 

Ni  vos  me  habéis  de  exceder ; 
Vuestra  la  dama  ha  de  ser, 
Vivid  vos  y  muera  yo. 

DON  ANTONIO. 

Mi  amor  se  quede  en  mi  labio. 

DON  MELCHOR. 

Marchítese  mi  esperanza. 

DON  ANTONIO. 

Vo  trato  de  mi  vengan/a. 

DON  MELCHOR. 

Y  yo  trato  de  mi  agravio. 

DON  ANTONIO. 

Muera  yo  de  aquesta  herida 

V  lograd  vos  esa  suerte. 


¿Qué  me  importa  á  mi  la  muerte. 
Si  á  vos  os  vale  la  vida? 
Ved,  que  con  morir  remedio 
Vuestra  vida,  vive  Dios. 

DON  ANTONIO. 

Sabed,  que  para  los  dos 
l'engo  de  elegir  un  medio. 

DON  MELCHOR. 

¿  Medio  puede  haber  aquí 
Para  que  nos  conformemos. 
Puesto  que  los  dos  queremos 
A  una  propia  dama? 

DON  ANTONIO. 

Si; 
Decid,  ¿cómo  hemos  vivido 
En  nuestra  amistad  yo  y  vos? 

DON  MELCHOR. 

Somos  amigos  los  dos 
Como  ninguno  lo  ha  sido. 

DON  ANTONIO. 

Pues  si  ninguno  ha  igualado 
De  amistad  estos  extremos. 
También  un  medio  ajustemos 
Que  ninguno  le  ha  intentado ; 
Que  solo  nuestra  amistad 
l'udieía  hacerle  infalible. 
DON  MELCHOR. 

¿Es  fácil? 

DON  ANTONIO. 

V  muy  posible. 

DON  MELCHOR. 

Pues  referidle. 

DON  ANTONIO. 

Escuchad; 
Vos.  obre  ó  no  su  desden. 
La  amad  cojisiante  y  nndido, 
Y  yo  al  riesgo  de  su  olvido 


La  fineza  y  amor  halle, 
Vo  repetiré  en  su  calle 
La  asistencia  y  el  paseo; 
Vos,  lógrese  ó  no  el  favor. 
Como  amigo  y  obligado. 
Me  contaréis  el  estado 
En  que  se  halla  vuestro  amor; 
Yo,  como  amigo  también. 
Para  que  nos  conformemos , 
Os  contaré  los  extremos 
De  su  amor  y  su  desden. 
Si  á  vos  os  tiene  afición , 
Desistiré  de  mi  empresa; 

Y  si  á  mi  me  quiere,  cesa 
Vuestra  amorosa  pasión. 

Y  siendo  los  dos  testigos 
Del  servir  y  el  merecer, 

A  un  tiempo  podremos  ser 
Competidores  y  amigos. 

DON  MELCHOR. 

Sea  asi:  aunque  desconfío 
Que  á  mi  me  llegue  á  premiar; 
Mas  vos  me  habéis  de  ayudar 
A  mi  amor. 

DON  ANTONIO. 

Y  vos  al  mió ; 

Y  por  igual  recompensa 

Me  ayudaréis  cuerdo  y  sabio. 
Si  importa  á  seguir  mi  agravio. 

DON  MELCHOR. 

Y  vos  á  seguir  mi  ofensa. 

DON  ANTONIO. 

Pues  amigo,  á  pretender. 

DON  MELCHOR. 

Ea,  amigo,  á  solicitar. 

DON  ANTONIO. 

Su  cielo  he  de  conquistar. 

DON  MELCHOR. 

Su  luz  pruebo  á  merecer. 

DON  ANTONIO. 

¿Y  si  premiare  mi  amor? 

DON  MELCHOR. 

Castigaré  mi  cuidado. 
¿Y  si  yo  fuere  premiado? 

DON  ANTONIO. 

Corregiré  mi  dolor. 

DON  MELCHOR. 

Vo  estoy  de  vos  obligado. 

DON  ANTONIO. 

De  vuestra  amistad  me  obligo. 
¿Podremos  salir? 

DOS  MEIXHOR. 

No,  amigo. 

DON  ANTONIO. 

¿No  hay  por  dónde? 

{.Mirando  las  puertas.) 

DON  MELCHOR. 

Está  cerrado. 

DON  ANTONIO. 

En  vuestro  cuarto  aguardad, 
Que  en  esto  el  riesgo  se  allana. 

DON  MELCHOR. 

¿y  no  sabrá  doña  Juana 
Qué  hemos  hablado? 

DON  ANTONIO. 

Es  verdad. 

DON  MELCHOR. 

Pues  ¿qué  remedio  elegís? 

DON  ANTONIO. 

Que  miréis  por  su  opinión. 
Que  ella  buscará  ocasión 


De  sacarnos. 

DON  ÜELCROR. 

Bien  decís. 

DON  A.-ITONIO. 

Pues  en  un  cuerpo  los  dos, 
Las  líos  almas  ajustemos. 

DON  MKLCHOR. 

Ciilrad  ,  que  i\ié¿o  halilarémcs. 

DO.N  ANTONIO. 

Pues  adiós,  amigo. 

DO»  UELCHOR. 

Adiós. 

DOM  ANTOMO. 

¡Oh,  si  fuese  preferido! 

voy  MELCHOR. 

¡Oh ,  si  yo  fuese  premiado! 

DON  ANTONIO. 

¡Que  haya  quien  quiera  agraviado! 

DON  HELCHOII. 

¡Que  haya  quien  anie  ofendido! 
{Vase  cada  uno  por  su  puerta. ) 


JORNADA  SEGUNDA. 


Sale  DON  ANTONIO. 

DON  ANTOMO. 

Gracias  doy  á  mi  furtnna 
ili'KUé  á  pnerlo  feliz 
lues  (¡ue  pilolu  errado 
Tormenta  de  amor  corri. 
Gracias  á  Dios  que  ya  he  entrado 
En  mi  casa,  y  que  salí 
De  ai|uel  riesno  y  desta  duda, 
Para  que  puedan  lucir 
En  los  premios  del  deseo 
Los  loaros  que  merecí. 
¿Esta  don  Melchor  en  casa?    {fíeci 
Ha  entrado  en  su  cuarto? 

Sale  DON  MELCHOR   con  un  ra/. 
Hete. 

DON  MELCHOR. 

Si. 
DOn  ANTOniO. 

Seáis,  don  Melchor,  bien  hallado. 

DON  MELCHOR. 

jComo  os  vi  lardar,  creí 
Que  era  preciso  volver 
íA  buscaros. 

DON  ANTONIO. 

Ya  halló  el  Gn 
MI  esperanza  merecida; 
Ya  he  llegado  á  conseguir 
Al  mérito  la  fortuna, 
Y  el  bien  al  mal. 

DON  UCLCBOR. 

¿Qué  decís? 

DON  AMONIO. 

Qoe  espero  á  que  me  contéis 
C6mo  habéis  venido  aquí, 
Qaé  os  pasó  con  doña  Juana , 
Cómo  os  pudieron  abrir 

ndo  el  cu;irlo  cerrado. 
Decid,  don  Melciior. 

DON  MELCHOR. 

Oid: 
Va  os  acordáis  que  los  dos 
Por  un  amoroso  fin 
Liilianids  con  las  dos  almas, 
Vos  iiiti'iilando  asistir 
Al  cielo  de  doña  Juana, 


SIN  HONRA  NO  HAY  AMISTAD. 
Yo  á  idolatrarle  gentil, 

Y  que  también  es  concierto 
Que  en  esta  amigable  lid 
Prosiga  el  favorecido, 

Y  que  muera  el  infeliz. 

DON  ANTONIO. 

Todo  es  verdad,  don  Melchor. 

DON  MELCHOR. 

Pues  amigo... 

DON  ANTONIO. 

¿Qué  sentís? 

DON  MELCHOR. 

Siento  que  os  cuente  sus  dichas 
Quieu  no  os  las  quiere  decir. 

DON  ANTONIO. 

¿Qué  hay? 

DON  MELCHOR. 

Que  quiere  doña  Juana... 

DON  ANTONIO. 

¿A  quién  ,  don  Melchor? 

DON  MELCHOR. 

A  mí, 
DON  ANTONIO. 

¿Cómo  lo  sabéis? 

DON  MELCHOR. 

Si  es  cierto, 
¿Vos  no  habéis  de  desistir? 

DON  ANTONIO. 

Si  es  cierto,  desistiré. 

DON  MELCHOR. 

jVo  no  he  de  lograrla? 

DON  ANTONIO. 

Sí. 
¿Pues  cómo  os  premió? 

DON  MELCHOR. 

Atended. 

DON  ANTONIO. 

Ya  os  escucho,  proseguid. 

DON  MELCHOR. 

Quedé  en  el  cuarto  que  visteis 
Tan  conmigo  y  tan  sin  mí , 
Que  el  valor  me  vio  animar 

Y  el  amor  me  vio  morir; 
Pasé  desde  aquella  cuadra 
A  un  oculto  camarín, 
De.sde  él  á  una  verde  reja, 
A  quien  con  verde  buril 
Labró  hiedra  cuidadosa, 
Trepando  lasciva  a  unir, 
O  al  olmo  recien  vestido 
O  al  desnudo  rebellín; 

Y  por  sus  frondosas  ramas 
La  vista  encargué  á  un  jardín 
Que  hijo  segundo  heredó 
Klores  libres  del  Abril; 

Vi  a  dona  Juana, mí  amante, 

Y  vuestra  amante,  lucir 
Tanto,  que  entre  reinas  llores 
Vino  i  ser  la  emperatri/.. 
Cortando  a/.uccnas  blancas 
La  contemplé  discurrir. 

Más  bella  que  cuando  el  sol 
Asiste  en  nuestro  Cénit; 

Y  como  es  la  azucena 
La  llor  de  lis,  advertí. 
Que  era  llor  de  lis  su  mano. 
Procurando  corregir 

A  cárcel  de  un  ramillete 
Azucenas  mil  á  mil. 
Prendió  ;-u  mano  con  ellas, 

Y  fué  el  error  más  feliz  , 
Porque  el  azucena  es 
Mano  del  alba,  a  quien  vi 

Kn  cinco  hojas,  cinco  dedos, 

Y  aquí  con  igual  matiz 

Su  mano  eia  de  cinco  hojas 
De  azucena  ó  Dor  de  lis. 


Rosa  y  jazmín  se  trocaron 
Sus  colores  al  sentir 
A  mí  dueño,  que  flor  reina 
Preceptos  puso  al  jardín. 
Vistióse  de  blanco  ella  , 
Cubrióse  él  de  carmesí, 
La  rosa  de  desmayada 

Y  de  corrido  el  jazmín. 
Moviéronse  algunas  llores, 

Y  púseme  a  discurrir 
Cómo  sin  fuerza  del  viento 
Se  mueven  aquí  y  allí. 

Y  era ,  que  como  mi  dueño, 
A  quien  un  alma  rendf , 
Era  llor  de  residencia 

De  su  rey,  el  año  Abril, 
Temiendo  que  se  averigüe 
Lo  que  han  sabido  Ungir 
De  mentirosas  fragancias 
Temblaban  dentro  de  si. 
A  una  cristalina  fuente 
Puso  el  labio  de  carmín, 

Y  bullicioso  el  cristal 
Procuraba  derretir 

La  nieve ,  y  antes  la  nieve 
Helaba  al  cristal  sutil. 
Apagar  también  quería 
El  fuego  en  que  me  encendí 
De  sus  mejillas  y  labios; 
Mas  no  pudo  conseguir 
De  los  dos  ningún  efecto, 
Quedando  en  tan  nueva  lid 
Su  nieve,  cristal  de  roca , 
Más  purificada  ansí; 
Labios  y  mejillas,  grana 
De  más  purpúreo  matiz, 

Y  el  agua  competidora, 
lüen  que  enemigo  civil , 
De  corrida  se  paró. 

Si  antes  corrió  á  competir. 
Por  entre  las  verdes  liiedras 
A  la  voz  introducí 
A  que  repitiese  el  nombre 
De  mi  hermoso  serafin. 
Mandó  su  oído  á  sus  ojos 
Que  mirasen  bacía  mí, 

Y  al  procurarla  diamante 
La  averigüé  de  rubí. 
Piadoso  sed ,  dueño  mió, 
(La  dije),  al  verme  morir; 
No  matéis  con  la  hermosura 
Si  con  la  gala  rendís. 

Este  que  por  fin  oculto 
Padecer  quiere  y  sufrir. 
Logre  de  vuestros  favores 
El  más  venturoso  fin. 
—Calla  (me  dijo  á  este  ruego). 
Que  ya  no  están  para  oír 
A  tus  razones  mis  ansias 
Ocioso  dura  el  ardid 
De  mis  desdenes,  nue  sienten 
A  tu  amor  dentro  de  si, 
Cuando  al  trato  de  tus  ruegos 
Me  la  has  venido  á  rendir; 

Y  pues  no  cabe  en  mi  lengua 
Mi  pasión,  salgan  aquí 
llestiLidas  de  mis  ojos 
Lágrimas  que  reprimí , 

Y  esto  no  me  dijo,  cuando 
Le  vieras  contribuir 

Al  clavel ,  rey  de  sus  labios. 
Derretido  un  Potosí; 

Y  como  sus  blancas  perlas 
liajabaii  de  mil  en  mil. 

Se  estorbaron  en  sus  labios, 
Tanto.  <|ue  al  verlas  creí 
Que  eran  sn.s  lagrimas  dientes, 
l'ncs  iHi  IhjImi  c]iiií  distinguir 
l.n.i  ■■  -n    I     ,is  perlas, 

Y  11. íM  ,     I      inarlil; 


Ul1> 


cus  ti 


3ü-t 

Dejó  en  mi  mano  sa  mano; 

Amante  UsaüniíU  , 

Y  de  bailarlas  me  admiró 
Entre  azules  alelis, 

Si  olorosas  al  nacer. 
Más  fragantes  al  morir. 
Llamóla  en  esto  su  hermano, 

Y  vinome  luego  á  al)r¡r 
t'Oii  la  llave  una  criada; 
Del  cuarto  ocullosali, 
Lleiiue  a  casa,  hallóle  en  ell.i, 

Y  ii'uisete  referir 

A  iiucrcesion  de  lu  ruego 
Toda  mi  dicha,  y  ansí 
Bien  pueden  ya  tus  deseos 
Uesla  empresa  desistir ; 
Mi  amante  premia  mi  amor, 
ISo  le  bu  preferido  á  ti, 
No  puedeu  mentir  sus  ujos. 
Niel  favor  puede  meniir; 
Cor  ti,  vive  Dios,  me  pesa. 
Más  que  me  alegro  por  mi ; 
Perú,  pues  eres  mi  amigo, 
Tú  serás  el  adalid 
Queme  corrija  la  senda 
Del  camino  que  elegí. 
Permite,  pues,  don  Antonio, 
Que  solicite  ceñir 
Al  árbol  de  la  hermosura 
Esta  cariñosa  vid ; 
Pero  si  tu  amor  tuviere 
Tan  profunda  la  raiz 
Que  se  haga  fuerte  en  el  centro 
En  <iue  empezó  á  producir : 
Si  de  la  herida  del  alma 
No  sana  tu  cicatriz, 

Y  la  cura  sobre  falso 
^uestra  amistad ,  desde  aqui 
La  solicita  constante, 

La  procura  varonil , 
Ablándala  con  tus  quejas, 
Hallen  tus  ruegos  el  Uq, 
Oblígala,  yola  enoje, 
Muera  yo,  tú  has  de  vivir ; 
Prosigue,  desista  yo. 
Que  no  ha  de  extrañarse  en  mi 
Que  no  sea  esta  vez  dichoso 
Quien  nunca  ha  sido  feliz. 

DON  ANTONIO. 

Tus  favores  he  escuchado, 

Y  mi  amistud  ha  admitido 
Que  ser  lu  favorecido 
Me  cueste  ser  olvidado; 
Que  no  he  de  sentir  ansí 
Tu  premio  ni  mi  desden. 
Que  á  mi  me  premia  también , 
Puesto  que  le  premia  a  ti; 

Un  amor,  un  ciego  Dios 
Ños  inclinó  á  una  belleza; 
Y,  en  hn,  por  naturaleza 
Somos  tan  linos  los  dos, 
O  los  dos  somos  tan  unos, 
Que  no  me  puedo  enojar. 
Pues  á  los  dos  ha  de  amar 
O  no  ha  de  amar  á  ninguno; 
En  igual  balanza  estén 
Tu  gloria  y  pena  mayor. 
Yo  celelinire  tu  amor. 
Tú  sentirás  mi  desden; 
Yo  desquitaré  en  un  grado 
Cuando  lus  méritos  veo, 
Ko  conseguir  mi  deseo 
Por(|ue  tú  le  hayas  logrado ; 

r.on  la  gloria  uel  favor 
Oesqwilaiáscl  dolor 
De  Verme  penar  .sin  él ; 

Y  mirando  nuestro  amor 
En  el  gozo  y  sentimiento 
Tan  equívoco  el  lormeiilo, 
Tan  repariido  et  favor, 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


No  entenderán  tus  temores , 
Aunque  más  saberlo  ordenes, 
Ni  a  (|uien  hizo  los  desdenes 
Ni  quien  logro  los  favores. 

DOn  UELCIIOR. 

Esa  es  nueva  obligación ; 
Soy  tu  amigo. 

DON  ANTOSIO. 

El  más  liel. 

DOM  MELCHOR. 

Voy  á  escribirla  un  papel 
l,lue  ha  de  llevar  Sabañón. 

DON  ANTONIO. 

Esas  pasiones  reporta. 

DON  MELCHOR. 

Kstoy  á  su  amor  rendido. 

DON  ANTONIO. 

Pues  Sabañón  no  ha  venido. 

DON  MKLCHOH. 

Tendréle  escrito,  no  importa. 
{Hace  que  se  va.) 

DON  ANTONIO. 

(Ap.  i  Oh  loque  puede  conmigo 
Mi  amistad!  Iljblen  mis  penas.) 
¿Oyes,  don  Melchor? 

DON  MELCHOR. 

¿Qué  ordenas? 

DON  ANTONIO. 

¿Quieres  ver  si  soy  lu  amigo? 

DON  MELCHOR. 

Eres  mi  amigo  mayor. 

DON  ANTONIO. 

(Ap.  Arda  elicaz  esta  llama  ) 

,  que  me  ofreces  tu  dama 
Con  merecer  su  favor? 

DON  MELCHOR. 

Que  lo  cumpliré  verás. 

DON  ANTONIO. 

¿No  haces  mucho  en  eso? 

DON  MELCHOR. 

SI. 
DON  ANTONIO. 

Pues  más  hago  yo  por  ti : 
Vete,  y  no  piegunles  mas. 

DON  MELCHOR. 

¿De  qué  suerte? 

DON  ANTONIO. 

Si  la  digo 
Ya  no  es  grande  la  amistad. 

DON  MELCHOR. 

Ya  conozco  lu  lealtad. 

DON  ANTONIO. 

Pues  adiós. 

DON  MELCHOR. 

Adiós  amigo. 

DON  ANTONIO. 

No  le  la  quiero  contar. 

IiON  MELCHOR. 

Mas  yo  la  quiero  saber; 
Digo  que  no  puede  ser 
Que  me  llegues  á  igualar 
Con  esa  leal  fineza  ; 
Dime  esa  amistad  mayor. 

DON  ANTONIO. 

No  le  eslá  bien,  don  Melchor. 

DON  MELCHOR. 

Don  Antonio,  (lila,  empieza'; 
Yo  te  dije  el  favor  mió. 

DON  ANTONIO. 

Yo  le  le  ayudo  á  lograr. 

DON  MELCHOR. 

El  cómo  me  has  de  contar. 


DON  ANTONIO. 


¿Y  porfías? 

DON  MELCHOR. 

Y  porfío. 

DON  ANTONIO. 

¿Aunque  sea  contra  U? 

DON  MELCHOR. 

Por  salir  desle  cuidado. 

DON   ANTONIO. 

Mira  que  til  me  has  rogado. 

DON  MELCHOR. 

Es  verdad. 

DON  ANTONIO. 

Pues  r;ye. 
DON  MELCHOR. 

Di. 

DON  ANTONIO. 

Nuestro  dueño  idolatrado. 
La  que  dos  almas  rindió. 
Habrá  un  hora  que  llegó 
Donde  yo  estaba  eiiíerrado ; 
Abrió,  y  logré  su  arrebol 
Viendo  su  luz  peregrina, 
Pues  fué  la  aurora  divina 
Cuando  abre  puertas  al  sol. 
iSalid  ,  gallardo  homicida  . 
De  un  alma  que  me  usurpáis 
Salid  (dijo),  y  no  pongáis 
Al  riesgo  de  honor  mi  vida. 

Y  no  la  arriesgar  (¡ay  Dios!) 
No  penséis  que  es  cobardía, 
Que  no  la  guardo  por  mía, 
Sino  porque  es  para  vos. 
Mis  ansias  no  admirarán. 
Viéndome  amaros  constante. 
Que  yo  pusiese  lo  amante , 

Si  vos  ponéis  lo  galán; 

Vi  el  mérilo,  soy  mujer. 

Yo  os  escuché,  sois  discreto, 

Y  yo  os  adoro,  en  efeto. 
Idos,  y  vülvedme  áver» ; 
Dijo,  fuese,  y  mi  pasión 
Quedó  con  menos  templanza. 
Pues  le  encargué  á  mi  esperanza 
Lo  que  falté  á  mi  pasión; 

Y  que  estoy,  decir  me  atrevo. 
Puesto  que  me  has  obligado, 
Tan  de  nuevo  enamorado 
Como  obligado  de  nuevo ; 
Pero  hoy  tan  amigo  he  sido, 
Que  permitió  mi  cuidado 
Que  te  nombrases  premiado 
Siendo  yo  el  favorecido; 

A  dos  no  puede  querer 
Que  el  amor  es  singular: 
Pues  si  (>  uno  solo  ha  de  amar, 
Al  otro  ha  de  aborrecer; 
Si  un  favor  te  ha  dado  á  ti, 
A  mis  niériios  pretiere. 
No  le  ha  dicho  que  te  quiere, 

Y  dice  que  me  ama  á  mi; 
Pues  si  no  se  compadece 
Que  amor  en  dos  se  divida. 
Luego  es  á  li  á  quien  olvida 

Y  es  á  mi  á  quien  favorece. 

DON  MELCHOR. 

Desla  novedad  me  espanto 

Y  tu  fineza  agradezco; 
Mas  vo  soy  el  que  merezco 
La  retórica  del  llanto, 
Que  soy  preferido  vi. 

DON  ANTONIO. 

A  mi  con  fuego  veloz 
Me  dijo  su  amor  su  voz. 

DON  MELCHOR. 

Y  sus  lágrimas  á  mi. 

DON  ANTONIO. 

De  eso  conjeturo  yo 


■,'iir=  nu'  Ilesa  a  preterir; 
r aprimas  juieden  menlir, 
Pero  laspalal)rüs  no. 

D0;<  IIF.LCEIOII. 

Respondida  el  argumento, 
Te  iraen  tus  proposiciones, 
Las  la;;rimas  son  pasiones, 

Y  las  palabras  son  viento. 

DON  ANTONIO. 

Pues  serán  por  darle  eiioj'>s 
Más  diestro,  si  no  más  saliios. 
Porque  son  glosa  los  labios 
De  las  leyes  de  los  ojos. 

DOSMKLCHOn. 

j.Nii  ^on  glosa  del  encanto 
IK-  .i.|iii  I  corriente  veloz? 
,,  l.:i'  ^o  se  crió  la  voz 
l'jii  explicación  del  llanto? 

DOXANTOMO. 

Oue  dices  verdad  infiero, 
ti  comento  SUJO  es. 

DOJt  MELCHOR. 

¿Luego  la  voz  es  después? 
,. Luego  es  e!  llanto  primero  ? 

DON  ANTONIO. 

Enmendarte  quiero  aqui, 
(Jue  lini;e  tiernos  enojos 
La  vuz.  si  explica  a  los  ojos, 
Peí  o  no  finge  por  si. 

DOS  MELcnon. 
Con  esa  misma  opioii 
Mis  >  erdades  aseguras , 
Que  son  las  lágrimas  puras 
Palabras  del  corazón; 

Y  fuera  muy  grande  mengua, 
Siendo  rey,  por  más  blasón, 
Oue  ejercite  el  corazón 
Ficciones  que  usa  la  lengua. 

D0:«  ANTOMO. 

Un  bronce  obstinado  libras; 
No  me  podras  convencer. 

D0>  MELCUOR. 

Lágrimas  he  de  creer. 

DOM  ANTONIO. 

Yo  he  de  creer  las  palabias. 

DON  MELCHOR. 

Yo  estas  Dores  que  poseo 
Que  esperanza  mia  son. 

DO»  ANTONIO. 

Esas  las  dio  la  ocasión, 
Que  no  te  las  dio  el  deseo. 

DON  UELCIIUR. 

La  porHa  á  enfado  pasa, 

Y  ya  la  puedes  dejar. 

DON  ANTONIO. 

íTú  no  me  obligaste  á  hablar? 
Sale  SABAÍÍON. 

SABAÑÓN. 

Sea  Dios  en  esta  casa. 

DO.N  MELCHOR. 

¿Sabañón  ? 

SABAÑÓN. 

¿Qué  ,  os  hallo  aqui? 
Gran  fortuna  ha  sido  hallaros. 
Traigo  uu  cuento  que  contaros. 

DON  ANTO.MO. 

¿Es  largo  el  cuento  ? 

SABAÑÓN. 

Asi ,  asi ; 

Y  rercrilosle  intento. 

Que  os  va  honra  j  opinión. 

DON  MELCHOR. 

Pues  empieza  ,  Sabañón. 

n. 


SIN  HOMiA  NO  HAY  AMISTAIl. 

DON  ANTONIO. 

Va  de  cuento. 

SAUAÑON. 

Va  de  cuento. 
Ya  sabéis  que  soy  gallina , 
Pues  mi  antigua  linea  recta 
Del  gallo  de  la  pasión 
Desciende  de  cresta  en  cresta. 
Pues  apenas  el  hermano 
De  esa  dama,  que  es  tan  vuestra 
Que  no  ha  de  ser  de  ninguno. 
Dio  el  golpe  recio  á  su  puerta  , 
Cuando  al  ruido  fraternal 
Me  entre  debajo  (ten  cuenta). 
De  un  bufete  provincial 
Que  con  mucha  reverencia 
Hasta  el  suelo  le  llegaban 
Las  faldas  de  sobremesa; 
Entró  muy  grave  el  herni.ino, 

Y  yo  temi  en  mi  conciencia 
Que  me  coja  entre  bufete , 

Que  es  algo  más  que  entre  [menas; 

Paseábase  con  suspiros 

Tan  airado  y  tan  apriesa , 

Que  pensé  que  habia  hecho 

Alguna  dama  cazuela; 

Tulve¿  al  suelo  miraba, 

Luego  miraba  á  la  mesa; 

Y  dije,  ¿si  este  hombre  quiere 
Hacerniever  las  estrellas? 
Llegó  á  la  mesa  una  silla  , 
Púsose  á  escribir  en  ella; 
Pero  de  muy  mala  tinta 

Y  no  de  muy  buena  letra. 

Yo  que  me  vi  en  este  aprieto. 
Con  todo  el  hermano  á  cuestas , 
Dije  :  aqueste  hermano  es  diablo 

Y  me  ha  de  tentar  por  fuerza; 
Si  él  debajo  del  bufete 
Acaso  mete  una  pierna. 

No  doy  por  mi  vida  un  cuarto, 

Luego  habrá  réquiem  a'lernam; 

Él  no  me  podia  ver 

Ni  tocarme  desde  afuera, 

Ni  aun  oirme  no  poclia. 

Que  no  resollaba  apenas ; 

Y  no  estaba  tan  gu.^loso 
Yo,  que  gustarme  pudiera  ; 
Pero  me  podia  oler 

Con  muy  poca  diligencia; 
Levantóse  de  la  silla, 

Y  á  un  florido  jardin  entra , 
Donde  su  divina  hermana. 
Alma  más  florida  y  bella. 
Viendo  vestir  á  las  flores 
De  su  ordinaria  librea. 
Les  comunicó  prestada 
Blanca  guarnición  de  perlas  ; 
Aguedilla,  la  criada. 

Que  entiende  bien  la  materia 
(Pues  hace  á  cualquier  Calixto 
Juntarse  con  Melibea), 
Me  sacó  del  purgatorio 
Del  bufete,  con  la  cuenta 
De  ir  poco  á  poco  mirando. 
No  sea  el  diablo  que  nos  vea ; 
Pasé  poruña  cocina. 
Metióme  en  una  dispensa  ; 
Hablamos  los  dos  muy  largo. 
No  tendido,  que  esto  fuera 
Decir  que  fui  de  su  honor 
Comunero  de  la  legua ; 

Y  es  muy  honrada  Aguedilla, 

Y  á  no  ser  porque  se  prenda 
De  todos  los  que  la  dicen 
Cuali|uiera  palabra  tierna; 
A  no  ser  un  poco  falsa, 

Y  dos  pocos  alcahueta ; 
A  no  beber  algo  más 

De  lo  ordinario,  ser  fea. 
Ser  corta  de  talle  v  sucia. 


No  hubiera  mujer  como  ella. 
En  la  despensa.  Señor, 
Ya  sabes  tú  que  era  fuerza 
I  Hacer  algún  peso  falso; 
Pues  tomé  esta  lema  nueva  , 
Que  es  decir  mal  de  los  dos; 

Y  no  os  admire  la  lema. 
Porque  vendería  á  mi  padre 
Desde  que  me  vi  en  dispensa; 
Ella,  que  me  vio  decir 

Mal  de  mis  amos,  empieza 
A  irse  como  una  canilla, 
Pero  fuese  por  la  lengua; 
Dijome  que  doña  Juana, 
Su  Señora...  agora  entran, 
Don  Antonio,  tus  agravios. 

DON  A.NTOMO. 

Habla,  Sabañón,  ¿qué  esperas? 

SADAÑON. 

Es,  que  no  te  puede  ver. 
Que  te  engaña  y  lisonjea. 
Que  ha  fingido  que  le  adora 
Porque  la  adores  y  quieras; 
Dice  que  eres  desvaido. 
Que  eres  llaco,  que  tus  pierna» 
Son  entrambas  dos  verdades 
Que  adelgazan  y  no  quiebran; 
Que  es  un  órgano  tu  boca. 
Que  tus  colmillos  en  ella 
Están  altos,  y  tus  dientes 
Esián  b:ijos;  de  manera, 
Que  en  las  encías  traes  puestos 
lie-mi-fa-soles  por  muelas ; 
Dice... 

DON  MELCHOR. 

Espera,  Sabañón. 

SABA.ÑON. 

Que  eres  necio... 

DON  HELCUOR. 

Aguarda,  espera. 
¿Veis  como  me  quiere  á  mi, 

Y  como  á  vos  os  desprecia? 

DON  ANTONIO. 

Decís  bien. 

DON  MELCHOR. 

¿Veis  como  á  mi 
Me  estima? 

DON  ANTONIO. 

¡  Infeliz  estrella! 

DON  MEI.CUOB. 

¿Veis  vuestro  error? 

DON  ANTONIO. 

Ya  le  lloro. 

SABAÑÓN. 

Tente,  Señor,  no  le  sientas. 

DON  MELCHOR. 

¿Por  qué  no  le  ha  de  sentir? 


¿Con  qué  consolarme  intentas? 

DON  MELCHOR. 


SABAÑÓN. 

Con  que  á  entrambos 
Os  quiere  de  una  manera. 

DOH  MELCHOR. 

¿Luego  me  aborrece? 

SABAÑÓN. 

Si; 
Pero  esta  ventaja  llevas. 
Que  deste  hace  grande  burla; 
Mas  de  ti,  porque  le  excedas. 
No  hace  más  que  escarnio,  burla. 
Chanza ,  üsga ,  mofa  y  befa. 
20 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  nOJAS. 


00:1  «ELCIIOR. 

5Iieiues. 

SÁBANOS. 

Oye  lo  que  dice. 

DON  MELCBOR. 

No  te  creo. 

SABAÑÓN. 

No  me  creas. 
Que  eres  rubio,  vergonzoso; 
Que  eres  Cülvo,  sin  modestia ; 
Pues  sin  cabellera  andas 
Con  tu  calva  á  la  vergüenza. 
Que  con  tus  dos  pies  se  entici.den 
Los  medidores  de  leguas; 
y  que  con  esa  toalla 
Que  traes  por  valona  puesta , 
La  daga  de  guardamano. 
Coletón  de  vara  y  media  , 
El  sombreron ,  la  toquilla, 
La  banda  y  vueltas  francesas  , 
Nadie  te  digerirá, 
Porque  eres  lodo  crudezas; 
En  Un  ,  á  los  dos  engaña , 

Y  á  entrambos  á  un  tiempo  premia 
Ella  liace  la  mejor  burla 

De  vuestras  linas  ternezas 
Que  he  visto  tejer  en  corros 
Que  son  de  la  mofa  tiendas. 
En  su  vida  diz  que  luvo 
La  lal  dama  adarme  y  media 
De  aGcíon;  al  que  es  constante 
Le  bace  arrobas  de  fmezas. 
Ea ,  amantes  de  uu  Dios  ciego , 
Palo  de  ciego  á  esta  perra , 
Que  al  tus  tus  de  voluntad 
Halaga  y  suelta  la  presa. 
A  la  bincliazon  de  ser  vana, 
Cirujano  de  más  ciencia 
La  be  de  poner  un  emplasto 
Que  madure  su  dureza  : 
Al  veneno  del  desprecio 
He  hallado  la  contrayerba, 
Con  la  flecha  de  su  ardid 
Presumo  hacer  que  se  hiera ; 
Dejadme  obrar  y  callad. 
Yo  haré  á  esta  amante  gallega 
Que  no  jure  falso  más 
Cuando  sus  pasiones  mienta; 
Ya  os  he  dicho  la  verdad , 

Y  agora,  amos  mios,  queda, 
Que  os  dejéis  curar,  aunque 
Más  la  medicina  os  duela  , 
Para  que  vuestra  vtnganza 
A  sus  ardides  suceda , 

Mi  diligencia  á  su  engaño, 
Mi  industra  á  su  resistencia ; 

Y  pues  con  la  ciencia  mia 

Y  también  con  la  paz  vuestra 
Se  ha  de  curar  este  mal , 
No  hay  sino  tener  paciencia. 

DON  HELCHOR. 

¿Posible  es  que  me  mintieron 
Aquellas  lágrimas  tiernas , 
Que  intentando  ser  palabras 
Se  quedaron  en  ser  perlas? 

DON  ANTONIO. 


DON  MELCHOR. 

¡  Fuego  en  todas  las  mujeres ! 

DON  ANTONIO. 

;  Fupgf  de  desprecios  venga 
En  quien  creyere  su  llanto! 

DON  MEI  CHOR. 

Di ,  Sabañón  ,  ¿cómo  ordenas 
Tu  venganza? 

DON  ANTONIO. 

i  Cómo  puedes 


S.ilisfacer  nuestras  quejas? 

SABAÑÓN. 

,No  conocéis  en  su  calle, 
Docid,  á  una  doña  Andrea, 
yue  es  rica ,  y  tiene  dos  hijas 
De  igual  herñiosura  y  prendas? 

DON  ÜELCUOR. 

^^i ;  junio  á  su  misma  casa 
Viven  unidas. 

SABAÑÓN. 

Pues  estas 
Para  el  fuego  de  mi  ardid 
He  de  aplicar  la  materia. 

DON  ANTONIO. 

¿Cómo? 

SABAÑÓN. 

No  preguntes  más. 

DON  MELCHOR. 

¿No  sabremos?... 

SABAÑÓN. 

No  pretendas 
Que  declare  la  venganza 
Ihsta  que  la  industria  veas ; 
Venid  conmigo  los  dos. 

DON  ANTONIO. 

Responde,  ¿á  dónde  nos  llevas' 

SABAÑÓN. 

A  casa  de  doña  Juana. 

DON  MELCHOR. 

¿V  su  hermano? 

SABAÑÓN. 

No  le  temas, 
Que  es  hermano  tan  tardío, 
Según  Águeda  me  cuenta  , 
Que  no  madura  en  su  casa 
Hasta  más  de  la  una  y  media. 

DON  MELCHOR. 

Pues  ya  anochece. 

DON  AíiTOMO. 

Pues  vamos. 

SAllAÑON. 

Ya  la  negra  noche  cierra , 
(jue  de  entenderla  la  edad 
Vo  soy  el  mejor  albeitar. 

DON  MELCHOR. 

Sabañón  ,  mira  lo  que  baccs. 

SABAÑÓN. 

Ea ,  amos  mios ,  á  ella. 

DON  ANTONIO. 

Muera  este  vil  cocodrillo. 

DON  MELCHOR. 

¡Muera  esta  engañosa  hiena  ! 

DON  ANTONIO. 

Y  diga  yo... 

DON  HELCHOR. 

Y  yo  repita... 

DON  ANTONIO. 

Ames  que  á  vengarme  atienda... 

DON  MELCHOR.  [135, 

Fuego  en  quien  fia  en  lágrimas  secre- 
Pues  las  cria  el  engaño  y  la  cautela. 

DON  ANTONIO.  (nas, 

¡Fuego  en  quien  Da  de  palabras  tier- 
Que  son  viento,  yelvientose  las  lleva! 

Salen  DOSA  JUANA  t  ÁGUEDA, 
con  luz. 

DOÑA  JDANA. 

Cansada ,  Aguedllla  ,  estás. 

ÁGUEDA. 


-      DONA  JDANA. 

¿Cuántos  quedan? 

ÁGUEDA. 

Seis  no  más. 

DOÑA  JUANA. 

Dámelos,  Águeda. 

ÁGIIKDA. 

Toma. 

DOÑA  JUANA. 

Esle  papel  que  me  has  dado, 
¿Sabes  cuyo  es? 

ÁfiUlDA. 

Del  letrado. 

DOÑA  JUANA. 

¿Y  este? 

ÁGUEDA. 

Del  curial  de  Roma. 

DOÑA  JUANA. 

Al  letrado  no  codicia 
Mi  desden,  no  le  he  de  ver. 
No  sea  que  me  haga  creer 
Que  tiene  su  amoi  justicia ; 
Val  curial  le  di  también. 
Pues  ves  mi  resolución , 
Que  traiga  dispensación 
Para  que  le  quiera  bien. 
¿  Y  cuyo  es  este? 

ÁGCEDA. 

Este  es, 
Si  la  nema  no  mintió, 
De  un  hidalgo,  que  salió 
Cüii  el  hábito  habrá  un  mes ; 
Tiene  coche  y  pundonor, 
Vcon  grande  fausto  vive. 

DOÑA  JUANA. 

Agora  veré  qué  me  escribe 
El  señor  Comendador. 

(Lee.) '  Vos  me  habéis  robado  el  al- 
!.ma,  señora  mia,  si  por  el  hábito  san- 
utoque  traigo  á  los  pechos...» 
¡Jesús! 

{Va  á  quemarle.) 

ÁGUEDA. 

Tente,  ¿dónde  vas? 

DOÑA  JUANA. 

A  quemarle. 

ÁGUEDA. 

Tente  agora. 

DOÑA  JUANA. 

¿No  oiste  que  me  enamora 
Con  el  hábito  no  más? 
Que  no  quiero,  te  prevengo. 
Porque  mi  paciencia  apuran, 
A  hidalgos  de  los  que  juran 
Por  el  hábito  que  tengo. 

ÁGUEDA. 

Pues  á  la  llama  le  aplica. 

DOÑA  JUANA. 

Basta  que  el  alma  le  robo. 

ÁGUEDA. 

Este  es  de  aquel  mozo  bobo 
Que  tiene  la  madre  rica. 

DOÑA  JUANA. 

Dámele,  leerle  quiero. 

ÁGUEDA. 

Papel  será  entretenido. 

DOÑA  JUANA. 

A  él  le  hará  bien  entendido 
La  fama  de  su  dinero 

(lee.)  o  Juana  mia:  No  sé  qué  dia- 
ablos  te  tienes  en  esa  carilla ,  que  me 
iiha  dado  ganadehacertequemequie- 
sras;  bien  sé  yo  que  note  puedo  igua- 


•  lar;  ¿pero  qué  me  fallabü  4  mi  si 

»l"ueratanherniosodeconiotü?Herma- 

«iia  mia  ,  dejemos  diiigolondáiígolos. 

•y  vamos  al  caso  :  mi  madre  es  muy 

«rica,  y  eslá  tan  vieja,  que  se  morirá 

¡    idenlro  de  un  año,  mes  mas  ó  menos. 

i    >)]i  linaje,  no  hay  que  hablar  en  él, 

I    »que  mí  padre  firelendló  ser  Familiar 

«muclio  llempo  ;  verdad  es  que  no  sa- 

!    «lió  con  ello;  suplicóle i|ue  me  envíos 

>una  cédula  de  casaniienlo  muy  apre- 

I    Diada,  en  que  le  obligues  á  dormir  cim- 

I    »niigo  endesposándonos.y  á  feque  no 

I    »le  ba  de  ir  mal.  Dios  te  guarde.—  Tu 

tmenor  marido. i 

\  ÁGOEDA. 

¡Extremado  papel! 

D0Í5A  JOANA. 

Bravo. 

ÁGUEDA. 

No  pudiera  ser  mejor. 

DOÑA  JUANA. 

Vo  no  le  alabo  el  amor, 
La  nota  es  la  que  le  alabo; 
•    Águeda,  le  certilico 

yua  es  bobo  aqueste  mozuelo 
L)e  muy  lindo  terciopelo. 

ÁGUEDA. 

Dices  bien,  que  es  fondo  en  rico. 

DOÑA  JUANA. 

Oyes.  Águeda,  asi  viva. 
Que  la  nota  me  ha  agradado  ; 
Oue  éste  al  menos  no  ba  buscado 
Ninguno  que  se  le  escriba. 
y  yo  tengo  por  más  bueno. 
Aunque  te  parezca  impropio. 
Un  papel  necio,  si  es  propio. 
Que  un  discreto,  si  es  ajeno. 
¿Qué  papel  es  el  que  ocultas  ? 

ÁGUEDA. 

Guardo  este  para  después. 

DOiSA  JUANA. 

Dámele  agora.  ¿Cuyo  es? 

ÁGUEDA. 

Del  Contador  de  resullas. 

DOÑA  JUANA. 

Que  ha  de  haber  cuenta  no  ignores. 
Ver  quiero  y  examinar 
El  arle  de  enamorar 
Que  tienen  los  Contadores. 
(Lee.) '  Señora  mia  :  Sumad  mis  de- 

•  seos,  veréis  cómo  montan  más  que 
«vuestras  sinrazones ;  en  lodaslas  cinco 

•  reglas  del  amor  no  se  puede  ajuslar 
>la  cuenta  de  loque  os  quiero;  que 
icomo  os  he  visto  partido  por  entero, 
»mi  corazón  no  puede  multiplicar  las 
•esperanzas  de  que  me  deis  cuenta 
«con  pago ;  pues  ponedme  en  el  nú- 
«niero  de  los  que  os  merecen  un  nii- 

•  llon  de  recompensas  por  una  docena 
«de  millar  de  ansias, que  llegan  á  ser 
«cuento  de  cuentos,  para  que  ajus- 
olada  la  [lartida  de  lo  que  os  merezco, 
tsaljía  verdadera  la  prueba  de  lo  que 
«üs  sirvo.» 

ÁGUEDA. 

¡tiran  papel ! 

DOÑA  JUANA. 

Guardarle  quiero. 

ÁGUKDA. 

¿Sabes  tú  contar?  ¿Qué  intentas? 


SIN  HOMU  NO  HAY  AMISTAD. 
¿Cómo  dice  ' 

DOÑA  JUANA. 

Vuestro,  Cero. 
Aquí,  si,  viene  ajustada 
Mi  cuenta  á  su  desvario. 
Porque  siendo  cero  mió 
Es  lo  mismo  que  mi  nada. 
Al  fuego  los  lleva  luego 

Y  á  mi  opinión  eterniza. 
Sea  alguna  vez  ceniza 

Este  amor  que  siempre  es  fuego. 
Águeda ,  ¿  no  has  visto  aquí , 
Que  uno  suspira,  otro  muere? 
Pues  por  si  solo  me  quiere, 
Que  no  me  quiere  por  mi. 
De  evidencias  que  se  ven 
Observa  esie  ejemplo  agora. 
Pues  me  adora  el  que  me  adora 
Porque  le  parezco  bien. 

Y  para  que  este  error  vea 
La  experiencia  acreditada , 
¿Fuera  yo  solicitada 

Si  hubiera  nacido  fea? 
No  lüera;  luego  asegura 
Esta  evidencia  mejor 
Que  no  es  por  mi  aquel  amor, 
Que  era  amor  por  mi  hermosura. 
Que  aman  solamente  siento 
Los  que  aman  con  más  lealtad  , 
Aquel  por  la  vanidad 

Y  este  (le  enlretenimiento. 
Esotro  amante,  por  ver 

Si  le  premiasen  pasea  , 

Y  aquel  sólo  galantea 
Por(|ue  uo  tiene  que  hacer. 
Aquel ,  si  ama  con  verdad , 
Porque  lo  ha  empezado,  dura; 
Aquel,  por  uso  procura, 
Aijuel ,  por  comodidad. 

Dos  que  á  uo  mismo  Un  aspiran 

Y  pretenden  con  un  grado, 
Uno  es  porque  le  han  mirado, 

Y  otro  es  porque  no  le  miran. 
Aquel,  porque  yo  le  irrito 
Con  mis  desdenes  se  quema  : 
El  uno  quiere  pórtenla, 

Y  otro  ama  por  apelilo. 
Un  lindo,  por  merecer; 
Por  rendir,  un  confiado ; 

Y  el  que  aspira  á  ser  casado 
Por  mandar  á  su  mujer. 

V,  en  tin  ,  que  ama  el  que  más  ama , 
Experimentando  estás , 
Por  si  propio  mucho  más 
Que  no  por  su  propia  dama. 

ÁGUEDA. 

Cuanto  me  dices  es  cierto. 

Salen  SABAÑÓN,  DON  ANTONIO,  t 
DON  MELtllOK  entra  quedo  ¡lor 
detrás,  haciendo  espaldas  Sabajwn. 

SABAÑÓN. 

Aquí  está,  no  hagamos  ruido. 
Entrad,  que  gran  dicha  ha  sido 
Que  agora  esté  el  cuarto  abierto ; 
Alentanienle  pisad  , 
Ya  os  he  referido  al  fin 
Que  os  he  traido  al  jardin. 

DON  ANTONIO. 

Si,  Sabañón. 

SADAÑON. 

Pues  entrad , 
Que  agora  está  divertiila  ; 
Cerca  está  el  jaidin  de  aqui, 
¿No  miráis  las  ramas? 

DON  ANTONIO. 

Si. 
(Éntrame  los  dos.) 


307 

SABAÑÓN. 

Doila  con  la  entretenida 
Puesto  que  mi  industria  ignora. 

ÁGUEDA. 

Tu  entereza  maravilla. 

SABAÑÓN. 

Quiero  cecear  á  Aguedilla , 
Y  lingir  i|ue  vengo  agora. 
¿Ce, ce?  (Por  detras.) 

ÁGUEDA. 

Sabañón  me  llama. 
¡Hay  tan  extraña  osadia  ! 

SABAÑÓN. 

Oyes,  Águeda. 

ÁGUEDA. 

Yporlia; 
Mas  que  ba  de  verle  mi  ama. 

DO.ÑA  JUANA. 

Esta  es  mi  resolución. 

SABAÑÓN. 

Pues  otra  seña  la  haré. 
¿Ce,  Aguedilla? 

ÁGUEDA. 

Ella  le  ve. 

DOÑA  JUANA. 

¿Quién  e.stá  aquí? 

SABAÑÓN. 

Sabañón. 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué  es  lo  que  quieres  agora? 
ílabla,  ¿de  qué  te  has  turbado? 

SABAÑÓN. 

Yo  aqui...  Si,  soy  un  menguado. 

(TurbaCo  ) 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué  dices? 

SABAÑÓN. 

Nada,  Señora. 

DOÑA  JUANA. 

Dinie,  ¿á  qué  has  venido? 

SABAÑÓN. 

Yo 

Vine...  estaba...  no  quisiera... 

DOÑA  JUANA. 

Águeda,  vete  allá  fuera. 

(Vase  Águeda.) 

SABAÑÓN.  (Ap.) 
Si  ella  va  al  jardin,  pegó. 

DOÑA  JUANA. 

j  A  qué  has  venido  me  di , 
Acaba,  ¿quiéresme  hablar? 

SABAÑÓN. 

No  te  lo  puedo  contar. 
Que  harto  te  importaba  á  ti ; 
Quédate  con  Dios  agora. 
Que  he  nacido  leal  criado. 

(Hace  que  se  va.) 

DOÑA  JUANA. 

Villano,  di,  ¿á  qué  has  entrado? 
¿Qué  intentas? 

SABAÑÓN. 

Nada,  Señora. 


Sabré  darte  muerte. 

SABAÑÓN. 

¿Hay  tal? 
(/í/'.Hueno  va.) 

DOÑA  JUANA. 

¡Cielos, qué  escucln 
¿Qué  es  lo  que  me  importa? 

SABAÑÓN, 

Mucho- 


508 


COMF.DIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FliANCISC.O  DE  ROJAS. 


l'cro  yo  nací  le.i\. 

DOÑA  JUAMA. 

Aliogaréte. 

sabaSos. 
Tente,  espern; 
I'n  ilespr»c¡o  viene  á  ser 
Uiie  no  se  pudiera  hacer 
Coa  ninguna  verdulera. 

DOÑA  JUANA. 

¿A  mi  desprecio? 

SABAÑOM. 

El  mayor. 

DOÑA  JDAISA. 

Dile. 

SABAÑÓN. 

No  puedo. 

DOÑA  JDANA. 

¿Qué  es? 

SABAÑÓN. 

Señora,  por  san  Andrés, 
Que  no  me  hagas  ser  traidor. 
{Ap.  Bien  el  engaño  se  amasa.) 
¿Conoces  (/t/).  Mi  industria  crea) 
Las  hijas  de  doña  Andrea, 
Que  viven  junto  á  tu  casa? 

DOÑA  JUANA. 

Son  muy  hermosas  las  dos. 

SABAÑOK. 

¿No  son  damas  tan  lucidas 
Que  merecen  ser  queridas? 

DOÑA  JUANA. 

SI. 

SABAÑÓN. 

Pues  quédate  con  Dios. 

DOÑA  JUANA. 

Si  no  me  liahlasal  inst:iiile.,. 

SABAÑÓN. 

Hablaré  más  que  un  soldado; 
Ya  salles  que  soy  criado 
De  un  caballero  estudiante. 

DOÑA  JUANA. 

Don  Amonio,  cuyo  amor 
Se  paga  de  mi  desden. 

SABAÑÓN. 

Pues  también  sirvo... 

DOÑA  JUANA. 

Di,¿áqu¡i'Mr? 

SABAÑÓN. 

A  su  amigo  don  Melchor. 

DOÑA  JUANA. 

Cielos,  ¿qué  es  esto  que  rasa '.' 
Esta  novedad  me  di. 
¿Luego  son  amigos? 

SABAÑÓN. 
Si. 
Y  viven  en  una  casa. 

DOÑA  JUANA. 

Dimo  ,  Sabañón ,  por  Dios 
(;0h  cuidados  enemigos!  ) 
,.  Cómo  si  son  tan  amigos 
Me  tienen  amor  los  dos? 
Pues  siendo  los  dos  tan  uno 
No  pueden  tener  engaño. 

SABAÑÓN. 

Pues  ,  Señora ,  ahí  está  el  daño, 
Que  no  le  quiero  ninguno. 

DOÑA  JUANA. 

Mientes. 

SABAÑÓN. 

No  tienes  razón. 
(Ap.  Industria  mia,  adelante.) 

DOÑA  JUANA. 

Dime,  tu  amo  el  estudiante... 

SABA.ÑON.  (.1/;.) 
Ya  le  pica  el  sabañón. 


DONA  JUANA. 

Esto  procuro  saber. 

SABAÑÓN.  (Ap.) 
Que  cae  en  la  trampa  digo. 

DOÑA  JUANA. 

Di,  ¿porqué  lingen  conmigo? 

SABAÑÓN. 

Es  porque  te  ban  menester. 

DOÑA  JUANA. 

Eso  es  lo  que  más  me  admira. 

SABAÑÓN. 

Destas  dos  damas  me  di , 
¿No  sabes  los  nombres? 

DOÑA  JUANA. 

Si: 
Doña  Bernarda  y  Elvira. 

SABAÑÓN. 

(Ap.  Agora  ha  de  llevar  carda.) 
Sabe,  que  con  lino  amor 
El  soldado,  don  Melchor, 
Pretende  á  doña  Bernarda; 

Y  atento,  como  constante. 
Ama  ,  padece  y  suspira 

Por  su  hernrana  doña  Elvira 
Don  Antonio,  el  estudiante. 

DOÑA  JUANA. 

Iras,  ¿qué  es  esto  que  escucho? 

SABAÑÓN.  (Ap.) 

Ya  va  mudando  el  color. 

DOÑA  JUANA. 

¿Y  ellas  los  tienen  amor? 

SABAÑÓN. 

Si ,  Señora  mia ,  mucho. 
La  madre  es  un  Faraotí , 
No  las  deja  el  sol  mirar ; 
Mas  llegando  á  imaginar 
Que  su  amorosa  pasión 
lia  de  hallar  felice  fin  , 

Y  que  tú  ayudarlos  puedes, 
Saltando  perlas  paredes 
De  tu  vecino  jardín, 
ilis  amos  (;oh  perros!)  quieren 


:irte  1 


Y  no  aniándute  ninguno 
Kiiiüir  los  dos  que  te  quieren. 

Y  todo  lo  que  te  pasa 
Es  por  si  les  da  ocasión 
La  nueva  continuación 

Al  entrar  tanto  en  tu  casa, 
A  saltar,  porque  concluya  , 
Con  el  ardid  que  se  espera , 
A  esotra  casa  primera 
Por  las  tapias  de  la  luya. 
Como  les  haces  favor. 
Dicen,  porf|ue  más  lo  acierten, 
Oue  engañunilote  divierten 
La  pasión  de  aípiel  amor. 

Y  porque  te  restituyas , 
Ahora,  me  dijo  el  soldado 
Que  por  él  habías  llorado 
Más  que  treinta  Jeretuyas. 
Dicen  estos  insensatos ," 
Porque  á  remediarle  acudas, 
Que  eres  blanda  como  Judas 

Y  fácil  como  Pílalos. 

Y  riéndose  después 

De  tu  embelesado  arrobo, 
Dan  carcajada  de  bobo 
Que  no  se  acaba  en  un  mes. 
Tú  tienes  muy  grande  afán 
O  has  de  tener  gran  trabajo 
r.on  un  soldado  marrajo 

Y  un  estudiante  caimán. 
Pues ,  dime,  por  vida  mia , 
.Si  h!íblar  la  pasión  le  deja, 
¿Con  qué  fea ,  con  qué  vieja 
Se  hace  esta  supercheria? 
Vuelve  por  lu  pundonor 


A  tu  engaño  y  fingimiento, 
¿Tú  has  de  ser  el  instrumento 
Para  otro  .segundo  amor? 
Pues,  dama,  de  hoy  más  te  ten 
En  mayor  repulacion. 
No  los  ame  tu  pasión  , 
Castigúelos  tu  desden ; 
No  los  quieras,  en  efeto. 
No  rían  que  le  han  vencido, 

Y  que  me  pagues  le  pido 
Mi  aviso  con  tu  secreto; 
En  esto  me  has  de  pagar 
Este  aviso  con  que  vengo. 
Que  la  afición  que  te  tengo 
Esquíen  me  hace  desbuchar; 

Y  estimale. y  solicita 

Ser  más  que  esas  dos  mujeres , 
Que,  por  Jesucristo,  que  eres 
Demasiado  de  bonita. 

DOÑA  JUANA. 

o  es  que  ha  mentido  tu  labio, 
O  no  es  cierta  su  traición , 
O  es  que  mi  satisfacción 
No  ha  sabido  de  mi  agravio. 
Infame,  ¿qué  dices? 


DOÑA  JUANA, 

Oh  acabe  mi  vida,  acabe. 

SABAÑÓN.  (;ln.) 
Por  Dios  que  ha  obrado  el  jarabe; 
Pues  ahora  escurrirme  intento. 

DOÑA  JUANA. 

Oyes,  no  te  has  de  ir  ahora. 

SABAÑÓN.  (.4p.) 

Por  Dios  que  en  la  trampa  lia  dado. 

DOÑA  JUANA. 

Todo  esto  que  me  has  contado. 
Di  si  es  cierto. 

Si,  Señora. 

DOÑA  JUANA. 

Y  á  Agued.i,  dime,  ¿  á  qué  Go 
La  llamaste? 

SABAÑÓN. 

Más  empeños; 
Vinieron  á  ver  mis  dueños 
Si  entraban  en  lu  jardin; 
Porque  han  venido  á  inlentaf 
Si  entrarse  agora  podia 
Sin  verte  á  ti,  y  yo  quería 
A  Aguedilla  preguntar 
Si  con  ella  hablan  hablado. 

DOÑA  JUANA. 

Mientes. 

SABAÑÓN.  (.4p.) 

Esto  es  Importanto, 
Sale  ÁGUEDA. 

ÁGUEDA. 

Señora,  aquel  estudiante 

Y  el  otro  amante  soldado, 
Los  continuos  de  tu  calle. 
Los  que  andan  por  li  perdidos, 
En  el  jardin  escondidos 

Los  hallé,  dicen  que  calle , 

Y  que  ponga  una  escalera 
Sin  que  te  venga  á  avisar ; 
Pienso  que  para  sallar 

A  esotra  casa  primera; 
Pero  en  que  yo  le  he  avisado 
Conocerás  mi  lealtad. 

DOÑA  JUANA. 

Vive  el  ciclo,  que  es  verdad 
Cuanto  me  dice  el  criado. 
¿Pues  cómo  ofendida  asi, 
No  me  procuro  vengar? 


SAHAÑON. 

( Ip.  Esto  está  como  ha  ile  oslar.) 
,  Ves  como  .. 

DOÑA  joa;<a. 

Vete  de  a(|ui. 
¿Por  dónde  entraron? 

ÁGOEDA. 

No  sé. 

DOÑA  JUANA. 

¿No  sabes? 

SABAXOX.  (Ap.) 

Gran  lamedor; 
Va  purga. 

DOÑA  JDANA. 

Vete ,  traidor. 
sauaSon. 
Va  me  voy. 

ÁGOEDA. 

¿Y  Tome  iré? 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué  aguardas? 

ÁGUEDA. 

Airada  estás.     'Vase.) 


DOÑA  Jl'AMA. 

Matarélos,  vive  el  cielo. 

Sale  DOSA  INÉS. 

DO.ÑA  INÉS. 

Ooña  Juana,  ¿dónde  vas? 
¿Qué  nueva  resolución 
La  que  te  ha  indignado  es? 

DOÑA  Ji;.*NA.(.4p.) 

¡Que  viuiesedoña  Inés 
A  estorbar  mi  indignación ! 

DOÑA  INÉS. 

Di,  ¿qué  nuevos  embarazos 
Tus  ojos  pueden  turbar? 

DOÑAJUAXl.  (.1/).) 

i  Que  no  pueda  agora  enliar 
A  hacerlos  dos  mil  pedazos! 

DOÑA  1>ÉS. 

No  hasas  amiga,  por  Dios, 
Que  de  tu  enojo  me  extrañe. 

DOÑA  JUANA.  (Ap.) 

¡No  basta  que  uno  me  eiiiíañe. 
Sino  que  me  engañen  dos! 

DOÑA  IXÉS. 

¿Qué  tienes,  amiga?  Ea, 
Kesponde,  ¿quien  leenojó? 

DOÑA  JUANA.  (Ip.) 

¿Son  más  hermosas  que  yo 
Las  hijas  de  doña  Andrea? 

DOÑA  INÉS. 

Que  me  respondas  espero. 

DO.ÑA  JUANA.  {Ap.) 

;Que  borlen  de  mi  pasión 
Un  estudiante  gorrón 
V  un  soldado  tornillero  I 

DOiÑA  INÉS. 

Tu  sentimiento  me  allana. 

DOÑA  JUANA.  {Ap.) 

¿Pues  ya  qué  me  importa  a  mi 
Que  esíé  doña  Inés  aquí? 
Yo  voy. 

Al  irse,  sale  DON  DERNARDO,  su  her- 
mano , !/  encuentra  con  ella. 

DON  BEnNARDO. 

¿Dónde  vas,  hermana? 

DOÑA  JUANA.  (Ap.) 

Llévesfi  el  viento  mis  quejas; 


SI.N  Ild.MiA  NO  H.VV  AMI>iAD 
.Suban  al  cielo  n-is  ansias. 

DON  BERNAItDO. 

Doña  Inés,  ¿no  te  he  pedido 
Que  en  tu  cuarto  estés  cenada? 
¿No  te  he  dicho  que  hay  un  riesgn. 
Que  una  desdicha  amenaza 
A  mi  fama  y  á  mi  vida? 
Pues  ¿cómo,  di ,  en  esta  sala 
Tu  in<ibed¡oncia  deshace 
Lo  ([ue  mis  preceptos  mandan? 

DOÑA  JUANA.  (  Ip.) 

;  Oh  si  encontrara  mi  agravio 
ti  camino  á  mi  vengan/.a! 

DOÑA  INÉS. 

Si  la  nave  de  mi  honor 

|.:„|„>:I,:,iuKHn.-.nM 

De  111-        ':|.^.i:i^ ja, 

Enlir  !  '    :   ■     .!    .    inranzas, 

A  lo  i|:,c  un  iit^c'i  iiu  basta? 

Y  si  el  recalarme  agora 
Dentro  de  mi  propia  cuadra 
Es  porque  lleve  á  un  convento 
Prevenida  la  enseñanza, 

No  (¡uiero  la  disciplina 
Tan  á  costa  de  mi  lama. 

DOÑA  JUANA,  {.ip  ) 

¡Que  la  que  enseñó  la  herida 
La  haya  recibido  Iranca! 

DON  BERNARDO. 

Oblígame  si  eres  cuerda. 

DOÑA  INÉS. 

Si  mi  amor  te  des:igrada 

Y  mi  cariño  te  ofende , 
¿Qué  obligaciones  aguardas? 
Dame  tú  segunda  vez 
liepelida  la  palabra 

De  que  serás  de  mi  honor 
Tan  dueño  como  del  alma, 

Y  ira  á  obedecerte  (inu 
La  que  te  parece  ingrata. 

DON  IltRNARUO. 

Si  he  de  casarme  á  disgusto, 
Sale  tu  Uneza  cara. 

DOÑA  IXÉS. 

¿No  ofreciste  Ser  mi  esposo? 
llesponde. 


Entonces  andaban 
Las  atenciones  de  amante 
Para  contigo  muy  falsas. 

DOÑA  INÉS. 

Pues  esta  mano,  que  diú 
Para  tu  crédito  causa , 
Pues  i|ue  peligró  en  las  dudas. 
En  las  eviiiencias  arda  ; 
Pues  es  ceniza  de  honor 
Sea  cadáver  desta  llama. 
(Va  á  ponerla  en  la  luz.,  1/  don  íier- 
nardo  la  detiene,  y  mata  la  luz. ) 

DON  BERNARDO. 

Tente. 

DOÑA  INÉS. 

Déjame. 

DON  DERNARDO. 

¿Qué  intentas? 

DOÑA  INÉS. 

Abrasarme.  ¿La  luz  matas? 
No  importa,  que  en  tu  desden 
Podré  mejor  abrasarla. 

DON  BERNARllO. 

¡Hola!  una  luz. 

DOÑA  JUANA.  {Ap.) 

Ahora  es  tiempo 
Para  intentar... 


3(111 

DOÑA  INÉS. 

¿No  hay  quien  traiga 
Inaluz? 

DOÑA  JUANA.  (Ap.) 

Que  deijardin 
Los  dos  á  la  calle  salgan ; 
A  mi  cuarto  voy  por  una ; 
El  cielo  mi  intento  ampara.      ( Vasc.) 

Salen    tropezando     DON    MELCHOR 
Y  DON  ANTONIO. 

DON  MELCHOR. 

O  mintieron  mis  deseos... 

DON  ANTONIO. 

0  mis  oidos  me  engañan  , 
O  don  Bernardo  ha  pedido 
Luces ,  y  antes  que  las  Iraigüii 
tíuscarémos  la  ,>,alida 

Por  donde  hallamos  la  entrada. 

DON  ANTONIO. 

Habla  paso  y  pisa  quedo. 

DON  BERNARDO. 

Dime,  doña  Inés,  ¿no  bastan 
Las  pensiones  de  sufrida, 
Sin  pretender  las  de  amada? 
De  tu  honor  be  sido  dueño. 
Yo  le  robé  de  tu  casa; 
Mas  no  te  iguala  mi  amor. 
Ya  que  tu  sangre  me  iguala. 

DOÑA  INÉS. 

Pues  daré  quejas  al  cielo. 

DON  ANTONIO. 

Esta,  cielos,  ¿no  es  mi  hermana? 

¿  Y  don  Bernardo  no  dice 

Que  la  ofendió?  ¿Pues  qué  aguarda 

Dentro  de  mi  sentimiento 

Mal  corregida  mi  espada? 

DON  MELCHOR. 

¿La  hermana  de  don  Antonio 
No  es  esta  ? 

DON  BERNARDO. 

Di,  ¿por  tu  causa, 
A  don  Diego  de  Salcedo, 
No  di  muerte  en  la  campaña. 
Que  es  padre  de  un  don  Melchor, 
Que  en  Flándes  honra  su  patria  ? 

DON  MELCHOR. 

Viven  los  cielos ,  que  es  éste 
Quien  de  aquella  sangre  helada 
De  un  padre  le  dio  á  ese  prado 

1  liubias  corrientes  de  grana. 

DON  BERNARDO. 

,,Por  qué  dijo  que  eras  hija 
De  un  amigo? 

DON  MELCHOR. 

¿Cómo  tardan 
Los  aceros  de  mi  agravio? 

DON  ANTONIO. 

I  Iras,  ¿en  qué  se  embaraza 
Mi  valor? 

DON  BERNARDO. 

¿No  traen  la  luz? 
Sale  DOÑA  JUANA  con  luz. 

DOÑA  JDANA. 

Vive  el  cielo,  que  no  estaban 
En  eljardin.  Mas  ¿qué  miro? 
Helada  me  animo  estatua. 

DON  MELCHOR.  {Ap.) 

Desengañóse  la  duda. 

DON  ANTONIO.  (Ap.) 

Esta  es  mi  infelice  hermana. 

!  DON  MELCHOR.  (Ap.) 

I  Este  es  quien  mató  4  mi  padre. 


510 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Du\  ui;hnabdo. 
,.  Üos  hombres  dentro  en  mi  casa'; 

DOÑA  IXÉS. 

Esie,  cielos,  ¿no  es  mi  hermano? 

doSa  juama. 
H}ue  se  entrasen  á  esta  sala! 
{Sacan  las  espadas.) 
DON  aiitomo. 
Muera. 

DON  KELCROR. 

Muera. 

DON  BERNARDO. 

Morirán. 


Tened,  don  Melchor,  la  espada, 
Que  aunque  es  precisa  la  vuestra. 
Es  primero  mi  venganza. 

DON  MELCHOR. 

Déjame,  amiyo.  vengar. 

DON  ANTONIO. 

Dejaque  logre  mi  suerte. 

DON  MELCHOR. 

Yo  le  tengo  de  dar  muerte. 

DON  ANTONIO. 

Yo  le  tengo  de  matar. 

DON  BERNARDO. 

Yo  en  los  dos,  osado  y  sabio, 
lie  de  tomar  recompensa. 

DON  MELCHOR. 

La  que  yo  vengo  es  ofensa. 

DON  ANTONIO. 

Y  el  que  yo  vengo  es  agravio. 

DON  MELCHOR. 

Dejarme  vengar  te  cuadre, 
l'ues  soy  tan  tu  amigo  yo ; 
Éste  es 'el  que  confesó 
Que  dio  la  muerte  á  mi  padre. 

DON  ANTONIO. 

Pues  hoy  mi  venganza  gana 
Satisfacciones  de  honrado, 
Que  también  ha  confesado 
Que  dio  la  muerte  á  mi  hermana. 

DON  BERNARDO. 

Pues  airada  mi  osadía. 
Cómo  ha  de  vengarse  ignora. 
Pues  liullo  á  los  dos  agora 
En  el  cuarto  de  la  mia. 

DOÑA  JUANA. 

Yo  lo  atajo. 

DOÑA  INÉS. 

Yo  abro  aqui. 

{Lleguen  los  dos  á  dos  ventanas  que  h 
de  haber  en  dos  partes  diferentes, 
ábranlas,  asomándose  á  ellas.) 

Llamaré  porque  se  impida 

La  venganza,  desla  suerte. 

DOÑA  JDANA. 

¿No  hay  quien  excuse  una  muerte? 

DOÑA  INÉS. 

¿  No  hay  quien  socorra  una  vida? 
{Riñen.) 

DON  MELCHOR. 

Cierra  esa  ventana  ahora. 

DON  BERNARDO. 

Cierra,  infame,  esa  ventana. 

DON  ANTONIO. 

Yo  le  matara,  tirana. 

bUN  BERNARDO. 

Yo  te  mataré,  traidora. 

DON  ANTONIO. 

Mataréle. 

DON  MELCHOR. 


DON  ANTONIO. 

Que  no  has  de  reñir  con  él. 

DON  MELCHOR. 

Ni  til  le  has  de  dar  la  muerte. 

DON  ANTONIO. 

¿  Ves  que  eres  mi  amigo? 

DON  MELCHOR. 

Si. 

DON  ANTONIO. 

;.Ves  que  de  mi  te  aseguras? 
l'ues  si  matarle  procuras 
Te  he  de  dar  la  iiiuerle  á  li. 

DON  MELCHOR. 

¿Siendo  mi  amigo? 

DON  ANTONIO. 

Es  verdad ; 
l'ero  dice  mi  deshonra 
Que  si  hay  amistad  con  honra. 
Sin  honra  no  hay  amistad. 

DON  MELCHOR. 

.Muera  yo,  y  muera  vengado. 

DON  ANTONIO. 

\  tu  acero  he  de  morir. 

DON  BERNARDO. 

Conmigo  habéis  de  reñir. 
{Llaman.) 

DOÑA  JDVNA. 

En  esta  puerta  han  llamado. 

DON  BERNARDO. 

¿Quién  da  golpes? 

SABAÑÓN.  {Dentro.) 

Caballeros , 
Lo  que  á  llamar  me  movió 
l£s,  que  la  justicia  oyó 
Las  voces  y  los  aceros : 
Y  no  saldrá  muy  de  balde 
Si  el  riesgo  iiose  previene. 
Pues  por  esa  calle  viene 

DON  BERNARDO. 

.Quién  dices? 

SABAÑÓN.  {Dentro.) 
Todo  un  alcalde. 

DON  ANTONIO. 

Yo  me  he  de  satisfacer. 

DON  MELCHOR. 

Yo  mi  ofensa  he  de  vengar. 


Esto  se  ha  de  remediar. 

DON  ANTONIO. 

Decid,  ¿cómo  puede  ser? 

DON  BERNARDO. 

Que  nos  impidan  recelo 
La  venganza. 

DON  ANTONIO. 

Es  infalible. 

DON  MELCHOR. 

Si  nos  prenden  no  es  posible 
Que  ajustemos  este  duelo. 

DON   BERNARDO. 

Solo  este  remedio  halle 
Este  empeño. 

LOS  DOS. 

Dile... 

DON  BERNARDO. 

Digo, 
ijuc  el  jardín  tiene  un  postigo; 


Vamos  por  «I  á  la  culle. 
Aqueste  el  remedio  es ; 
Corregid  vuestras  espadas , 
Que  yo  dejaré  cerradas 
A  doña  Juana  y  á  Inés. 

DON  ANTONIO. 

Pues  en  la  calle  los  dos 
I  Hemos  de  ajusiar  el  duelo. 

I  DOÑA  JOANA. 

I  Ampare  mi  vida  el  cielo. 

SABAÑÓN.  {Dentro.) 
I  Acabad ,  cuerpo  de  Dios. 

j  DOÑA JDANA. 

Doña  Inés,  vente  conmigo. 

I  DON  MELCHOR. 

Tomar  la  venganza  espero. 

I  DON  ANTONIO. 

¡Quién la  matara  primero! 

I  DON  BERNARDO. 

4N0  me  sigues? 

DO.N  ANTONIO. 

Ya  le  sigo. 

I  DOÑA  INÉS. 

;  En  grande  peligro  estoy! 

DON  BERNARDO. 

;  Oh  vil  hermana ! 

DON  ANTONIO. 

¡  Ah  tirana ! 

DON  MELCHOR. 

.Quién  librará  á  doña  Juaua! 

DON  BERNARDO. 

¿Venís,  don  Melchor? 

DON  MELCHOR. 

Va  voy. 

DON  BERNARDO. 

Yo  satisfaré  esle  duelo. 

DOÑA  JUANA. 

Yo  una  vida  he  de  librar. 

DON  MELCHOR. 

jDéjeme  el  cielo  vengar! 

DON  ANTONIO. 

jüéjeme  vengar  el  cielo! 


JORNADA  TERCER \. 

Salen  DOÑA  JUANA,  DOÑA  INÉS  t 
ÁGUEDA,  con  manto,  1  SABASüN 
delante. 

DOÑA  JDANA. 

¿Dónde  vamos ,  Sabañón  ? 

SABAÑÓN. 

Callad  y  venid  conmiro. 

DOÑA  INÉS. 

No  por  librarnos  de  un  riesgo 
Nos  procures  un  peligro. 

SABAÑÓN. 

¿Pues  dónde  queréis  que  vamos 
Á  estas  horas  ? 

DOÑA  JOANA. 

¿No  le  he  dicho 
Que  de  los  Angeles  vamos 
Al  convento,  cuyo  asilo 
Procuro  ampare  dos  vidas? 

ÁGDEDA. 

Tres,  con  lamia. 

SABAÑÓN. 

No  he  oído. 
I  Cuánto  há  que  oigo  hablar  de  veras 


I.UI  iiulableiie^aliiu)! 

Acaban  Je  dar  bsdos 

Del  reloj  de  los  Basilios. 

Eslá  hecho  un  Gónijora  el  cielo. 

Mas  oscuro  que  su  libro, 

¿  V  quieres  lu  que  á  eslas  horas 

Con  noche  oscura  y  con  frió, 

llaja  portera  en  el  mundo 

Que  quiera  tan  mal  su  abrii^o 

Que  le  salga  á  abrir  la  pueria , 

Aunque  tú  la  abras  á  gritos? 

OO^A  JUANA. 

¿Pues  qué  hemos  de  hacer  ahora? 

SABAÑO.W 

En  tanto  que  el  sol  Narciso 
Sale  á  aliñar  la  guedeja 
Del  mar  al  espejo  limpio, 
Podéis  estar  retiradas 
Dentro  desta  casa. 

ÁGUEDA. 

Digo... 

SABAÑun. 

iQué  dices? 

ÁGUEDA. 

¿A  qué  Noruega 
Es  la  que  nos  ha  traido? 
¿Qué  casa  es  esta? 

SABAÑ0;«. 

Este  cuarto 
Es  de  un  grande  amigo  mió, 
Que  está  en  Toledo. 

DOÑA  JUAKA. 

A  Y  está 
Vacio? 

SABAÑÓN. 

No  está  vacio; 
Pero  dejóme  las  llaves. 
Para  que  siendo  preciso, 
Compre  con  aqueste  cuarto 
Lo  que  yo  fuere  servido. 

DO.ÑA  ISÉS. 

¡Gran  dicha  fué  que  la  llave 
Maestra  hiciese  al  postigo 
De  Duestra  casa ! 


¡Gran  dicha ! 
sabaSon. 
Y  mayor  fortuna  ha  sido. 
Que  al  salir  las  tres  de  ca«a. 
Yo  os  viese.  ¿Más  qué  delito, 
Para  que  salgáis  huyendo. 
Habéis  las  dos  cometido? 
doSa  juana. 
¿Es  poco  que  halle  mi  hermano 
¡Con  qué  pena  lo  ropilo! 
Dentro  de  mi  propio  cuarto 
A  dos  hombres  escondidos? 

DO.XA  INÉS. 


Teniendo  su  acero  y  sangre. 
Ella  pasiones  y  él  nios? 


Mi  hermano  me  amenazó 
Con  la  muerte. 

DOÑA  INÉS. 

Y  á  mi  el  mió. 

SAUAÑON. 

Pues,  señoras,  aqui  estáis, 
(Mp.  ¡Lindamente  hasucedidol) 
Acomodadas. 

DOÑA  JUANA. 

¿Hay  gente 


Sl.N  IIONR.\  ^0  llAV  AMISTAD 

I  SAU.VÑO.'i. 

Uu  vecino, 
Que  contará  á  todo  el  barrio 
;  Lo  que  ha  visto  y  que  no  ha  visto. 

<  DOÑA  JUANA. 

¿  Y  en  el  cuarto  ? 

I  No  hallareis, 

!  listo  es  lo  que  os  certifico, 
I  Ni  perro  que  os  diga  guau. 
Ni  gato  que  os  diga  niio. 

DOÑA  INÉS. 

¿Oiste  el  ruido  de  espadas 
Al  instante  que  salimos 
De  casa? 


De  don  Bernardo  le  alirmo; 
Pero  como  es  la  noche 
l'an  cerrada,  no  pudimos 
Ni  ser  vistas  de  los  tres , 
Ni  ellos  de  nosotros  vistos. 

DOÑA  INÉS. 

Muerta  estoy. 

SABAÑÓN. 

Bien  podéis  ya 
Sosegaros ;  lindo  arbitrio 
He  dado,  mientras  el  sol , 
Que  diz  que  Tiene  hecho  un  indio, 
Us  dé  lugar  á  que  vais 
A  un  convento  por  retiro; 
Las  dos  son,  de  aqui  á  tres  horas 
.Sabremos  cuántas  son  cinco. 
Que  yo,  con  vuestra  licencia, 
Voy  á  ver  qué  ha  sucedido 
De  mis  amos;  luego  vuelvo 
A  daros  de  todo  aviso. 

DOÑA  INÉS. 

Espérate,  Sabañón. 
¿A  escuras  y  en  este  sitio, 
Siendo  las  dos  de  la  noche. 
Nos  dejas? 

SABAÑÓN. 

Bien  habéis  dicho; 
Aquí  ha  de  haber  una  vela 
Sobre  este  bufete. 

(rieiite  en  el  bufete,  y  hállela.) 

ÁGUEDA. 

Lindo 
¿Y  dónde  la  he  de  encender? 

DOÑA  INÉS. 

Mira  si  hay  algún  vecino 
Que  tenga  luz. 


En  esta  casa? 


No  le  hay. 

ÁGUEDA. 

.Si  hay  herrero,  ese  es  preciso 
Que  tenga  lumbre  en  la  fragua. 

SABAÑÓN. 

Y  dime ,  ¿si  está  dormido. 
Cómo  c|uieres  que  responda 
A  voces  y  á  golpes  mios 
Un  hombre  que  no  despierta 
A  los  golpes  del  martillo? 

LONA  JUANA. 

Acaba. 

SABAÑÓN. 

Espera,  Señora, 
Que  mejor  será  este  arbitrio; 
En  esta  alacena  hay 
Una  caja ,  en  que  hoy  he  visto 
Y'esca,  eslabón  y  pajuelas  ; 

{Tienta  el  suelo,  y  tópala 
Hállela.  Aguedilla ,  digo, 


ÁGUEDA. 

Sisé. 

SABAÑÓN. 

Tómala ,  y  agora 
Voy  á  ver  qué  ha  sucedido 
De  mis  amos. 

DOÑA  JUANA. 

¿Vendrás  presto? 
{Púnese  á  encender  Águeda  la  i/escu.) 

SABAÑÓN. 

Puntual  á  tu  servicio 

Vendré  en  sabiendo  el  suceso. 

Cierro  por  de  fuera ,  y  quito 

La  llave  ;  yo  volveré 

Anlesque  baya  amanecido.       {Vase.) 

DOÑA  INÉS. 

Ka ,  enciende. 

ÁGUEDA. 

Ya  encendió. 
La  pajuela  y  el  pabilo 

{Encienden.) 
Pegaron,  porque  ella  es  hembra 

Y  él  es  macho  muy  castizo, 
liuenas  noches  nos  de  Dios. 

{Enciende.) 
Ahora  veamos  el  castillo 
Encantado  donde  estamos. 

DOÑA  JUANA. 

Veámosle. 

ÁCURPA. 

¡Cielos,  (|ué  miro! 
Señora... 

DOÑA  INÉS. 

Águeda,  ¿qué  dices? 

ÁGUEDA. 

Que  hay  gran  mal. 

DOÑA  JDANA. 

Acaba,  dilo. 

ÁGUEDA. 

Yo  conozco  aqueste  cuarto. 

DOÑA  INÉS. 

Oí  cuyo  es. 

ÁGUEDA. 

¡Buena  la  hicimos ! 
De  don  Antonio,  tu  hermano, 

Y  de  don  Melchor,  tu  lino. 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué  dices,  Águeda ,  burlas? 

ÁGUEDA. 

Kstátu  vida  en  un  hilo, 

Y  la  tuya  en  una  seda. 

¿Yo  me  he  de  burlar  contigo? 

DOÑA  INÉS. 

Miralo  bien. 

ÁGUEDA. 

Ya  lo  veo. 

DOÑA  JUANA. 

Acaba ,  Águeda. 

ÁGUEDA. 

Te  digo 
Que  es  el  cuarto  de  los  dos. 
El  catre  de  granadillo 
Que  está  alli  con  dos  colchones 
Como  reales  sencillos. 
Es  del  soldado  Melchor; 
La  del  pabellón  pajizo, 
DelrvIlliiiiililt'OInrcrneS. 
Aqii.lla  i-aina  de  piíio 
\-]s  lie  Sah.-MMiii,  i'cir  señas 
Que  tiene  un  cülclion  hundido. 
\(|uellos  dos  escritorios , 
Aquella  alcarraza ,  un  vidrio. 
Estas  sillas  de  nogal , 
Dos  broqueles ,  cuatro  libros , 


311 


r.OMKOlAS  ESCOGIDAS  DE  DOiN  KltANClSCO  OH  ROJAS. 


>eis  platos,  los  dos  iiuehrados  , 

Y  los  olrocualro  hefiilidos; 
Aquella  cocina  ,  en  que  hay 
I  nas:i<lor,  un  lil)rillo, 

l¡n  candil  de  yaiabalo. 
Un  alnafe  y  un  rasirülo, 

Y  una  espelera,  en  que  eslá 
l'n  cuarlillo  de  cabrito  : 
Hoy  lie  venido  dos  vecis 

Y  entrambas  voces  lo  he  visto. 

DOÑA  INÉS. 

¿Luego  esta  es  su  casa? 

ÁGt'EDA. 

Si. 

DOÑA  JUANA. 

i  Hay  tal  pena ! 

DOÑA  INÉS. 

¡Hay  tal  peligro  I 

DOÑA  JUANA. 

¡Que  viniese  donde  viven 
Mis  mayores  enemigos? 

DOÑA  INÉS. 

¡  Que  á  la  casa  de  mi  hermano 
Mi  fortuna  me  lia  traidu! 

DOÑA  JUANA. 

¡Cielos  ,  que  liase  yo 

De  un  hombre  bajo  y  indigno  1 


DONA  JUANA. 

¿  Cómo  sabiendo  la  casa 
No  conociste  el  camino? 

DOÑA  INÉS. 

;  Cómo  siendo  tan  curial 
besta  casa  ,  como  has  dicho, 
Ko  conociste  la  casa? 

ÁGUEDA. 

Si  veis  que  nos  ha  traido 
Por  cien  calles  diferentes , 
Y  si  la  noche  ha  salido 
Tan  oscura , que  no  habrá 
Quien  la  comente  en  un  siglo, 
(Áin  haber  comentadores 
Kn  Madrid  más  (|ue  vecinos, 
¿Cómo  quieres  que  le  viese? 

DOÑA  JUANA. 

¡Qué  he  de  hacer,  cielos  divim 

ÁGUEDA. 

Oyes,  prueba  aquella  llave 
Con  que  abrimos  el  postigo 
De  casa. 

DOÑA  INÉS. 

No  dices  mal. 


Mave  es  que  a  dos  mil  pestillos 
Alire  por  medio  ó  al  ruego 
O  á  la  fuerza,  yo  prosigo. 

DOÑA  INÉS. 

¿  No  entra? 

ÁGUEDA. 

Entre ,  no  sea  corta, 
Empújala  bien. 

(Mete  la  llave  y  no  pucile.) 

DOÑA  JUANA. 

No  quisn. 

DOÑA  INÉS. 

,  Hay  más  linajes  de  penas? 

DOÑA  JUANA. 

;, Hay  más  suertes  de  martirios? 

DOÑA  INÉS. 

¿Qué  hemos  de  hacer? 


Dormir  Inda 


Que  hay  desde  aquí  á  las  cinco 
Dos  horas,  ó  si  lloráis. 
Sólo  que  lloréis  os  pido 
Acomodadas;  sentaos.         (Siéntase. 

DOÑA  JUANA. 

¡Qué  de  sospechas  le  intimo 

A  mi  agí  avio  y  á  mi  queja  '. 
,  Áspides  son  los  que  abngo 
I  En  mi  pecho. 

'  DOÑA  INÉS. 

¿Si  vendrá 


Mójate  muy  bien  los  pies 
Cuando  hiciere  mucho  frió. 

DOÑA  INÉS. 

¡  Que  estés  agora  de  humor! 

ÁGUEDA. 

¿Dormiremos  un  poquito? 

DOÑA  INÉS. 

¿Quién  quiere 
Del 

ÁGUEDA. 

¿Pues  duerme  un  hombre  casado 
Ál  llanto  de  seis  chiquillos, 

Y  hacete  ruido  un  amor 
Siendo  amor  un  solo  niño? 

DOÑA  JUANA. 

Sabañón  vendrá  muy  presto. 

ÁGUEDA. 

Y  en  haliiendo  amanecido; 
Pues  no  queréis  sosegar 
Las  dos ,  yo  me  determino 
A  coser  un  poco  de  obra. 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué  es?  ¿hay  tan  gran  desatino? 

ÁGUEDA. 

Es  pegar  esta  pestaña 
Junto  á  este  ojal. 

DOÑA  JUANA. 

Ya  te  digo 
Que  duermas  lo  que  quisieres. 
¿Lloras,  Inés?  no  es  alivio 
Del  amor  sangrar  los  ojos, 
Oue  es  el  llanto  cristalino 
l,a  sangre  del  corazón, 

Y  si  esta  sangre  es  preciso 
Que  sea  la  mejor  sangre, 

Al  mal  que  agora  has  sentido 
Le  añades  un  accidente 
Por  hacerte  un  beneficio. 

DOÑA  INÉS. 

¡  Oh,  salgan  ya  de  mis  ojos 
Desangradas  hilo  á  hilo 
Lágrimas  que,  siendo  fuego. 
Se  resuelvan  en  granizo! 
Pues  faltando  al  corazón 
De  sangre  aquellos  auxilios, 

Y  al  llanto  faltando  á  un  tiempo 
El  corriente  fugitivo. 
Queden  á  un  tiempo  los  dos, 
l'^l  sin  alas  tan  remiso. 

Sin  pies  éste  tan  suspenso. 
Sin  vuelo  aquél  tan  rendido. 
Que  mueran  para  escarmienlo 
Si  nacieron  para  alivio. 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué,  no  te  he  de  consolar? 

DOÑA  INÉS. 

Más  del  consuelo  me  aflijo. 

DOÑA  JUANA. 

Adviene... 

DOÑA  INÉS. 

Es  rudo  mi  mal. 


DONA  JUANÍ 

Escucha. 

DOÑA  INÉS. 

No  tengo  oidos. 

DOÑA  JUANA. 

Mas  yo  ¿  por  qué  doy  consuelos , 
Si  en  mi  dolor  peregrino. 
Yo  soy  aquella  que  más 
Del  Consuelo  necesito? 
Salgan,  salgan  abortados 
Los  agravios  que  reprimo, 
ü  por  la  lengua  en  pasiones , 
O  por  el  labio  en  suspiros. 
Sola  estoy  ;  no  quiero  a^ora 
Entrar  en  quejas  conmigo, 

Y  ajusiar  mi  sentimiento 
Del  corazón  al  registro. 

,.Yo  no  scy  la  que  constante , 
O  por  estrella  ó  deslino. 
Muda  estuve  á  los  halagos 
Como  sorda  á  los  cariños? 
Pues  decid ,  cielos  hermosos , 
Nunca  para  mi  propicios , 
Dos  hombres,  ¿cómo  han  burlado 
Mis  caprichosos  designios? 
Mas ,  ¿qué  ofensa  á  mi  constancia  , 
A  mi  desden  ,  qué  delito. 
Si  yo  les  miento  memorias 
Que  me  engañen  con  olvido? 
ISo  importa,  aborrézcanme, 
i'ues  tan  roca  me  averiguo. 
Que  ni  á  las  quejas  me  ablando 
Ni  á  las  caricias  me  rindo. 
Pero  esta  injuria  en  el  alma 
A  mi  hermosura  se  hizo, 

Y  si  no  de  las  ofensas. 
De  los  desaires  me  pico. 
¡Que  haya  quien  mienta  linczas 
A  mis  ojos ,  que  han  rendido 
Con  la  vista  tantas  almas, 
Amorosos  basiliscos! 

,,A  mis  ojos  (¡pesie  á  ellos!) 
Donde  so  miraron  indios, 
lilólalras  de  sus  rayos. 
Tantos  amantes  Narcisos? 
No  puede  ser,  vive  amor. 
No  habrá  preñado  apetito 
De  mi  amor,  que  de  otro  amor 
Se  procure  antojadizo. 

DOÑA  INÉS. 

¡  Yo,  cielos,  más  abrasada. 
Cuando  mi  amante  más  tibio ! 

DOÑA  JUANA. 

Hablando  consigo  Inés , 
Parece  que  habla  conmigo ; 
Si ,  porque  averiguo  ingratos 
Los  que  he  procurado  finos. 
Mi  desden  se  ha  vuelto  aniur, 
Kacilidad  mi  retiro, 
¿Si  es  amor  este  que  tengo 
Kn  el  alma  introducido 

Y  á  mi  me  parece  enojo? 
¿Si  el  ardor  con  que  suspiro 
És  amor?  Y  como  yo 
Nunca  de  amor  he  sabido, 
Juzgo  por  gigante  en  iras 

El  que  es  en  lágrimas  niño. 

DOÑA  INÉS. 

¡  Que  sea  amor  un  veneno 
Que  se  entre  por  los  oidos ! 

DOÑA  JUANA. 

Amor,  vive  el  cielo,  tengo; 
liien  has  dicho,  bien  has  dicho; 
Conmigo  ha  hablado  tu  voz. 
Supuesto  que  me  ha  rendido 
Mas  un  desprecio  escuchado 
Que  muchos  afectos  vistos ; 
Pero  yo  no  tengo  amor. 
Pues  cuaudo  amase ,  colijo 


Que  ha  de  ser  uno  el  objeto, 
V  son  dos  mis  enemigos; 
A  dos  no  puedo  querer. 
Pues  si  al  uno  sólo  admito. 
Siendo  uno  el  amado,  son 
Dos  los  que  me  han  ofendido ; 
Pues  si  al  otro  quiero  amar, 
Se  pasma  tan  indeciso, 
Tan  perplejo  se  suspende 
Entre  los  dos  mi  albedrio. 
Que  ni  á  don  Melchor  desdeño 
Ni  á  don  Antonio  acaricio. 


¡Que  ame  yo  tanto  en  los  llnes 
Sieodo  esquiva  en  los  principios : 

DOÑA  JUANA. 

Ese  es  mi  mal,  y  tu  voz 
El  corazón  me  ha  partido. 
Que  son  tilos  sus  acentos 

Y  sus  palabras  cuchillo; 
Ayer  triunTó  mi  constancia 
V'hoy  el  amor  me  ha  rendido , 
Pero  si  yo  lengo  amor, 

¿A  cuál  de  los  dos  elijo 
Tur  mi  dueño?  Don  Melchor 
Es  galán,  es  entendido, 
Don  Antonio  lo  es  también  : 
l'no  es  valiente,  otro  activo; 
La  sangre  los  hizo  iguales, 
La  confrontación  amigos , 
Si  al  que  me  aborrezca  más 
De  tema  y  de  amor  admito . 
Igualmente  me  aborrecen; 
Si  celosa  deiermino 
Querer  al  que  me  dn  celos. 
Celos  de  los  dos  recibo: 
Pues  si  celos  tengo,  ¿agora 
Tengo  amor?  Pues,  cielo  impío, 
¿A  cuál  de  los  dos  adoro, 

Y  á  cuál  de  los  dos  olvido? 
i.  Dónde  hallaré  desengaños 
Para  engañ.idos  motivos 
Que  dejan  sin  uso  al  alma 

Y  á  sus  afectos  baldíos? 
Sol  que  vas  por  el  Oriente 
Con  ese  afán  repelido 
Para  anochecer  rubí. 
Amaneciendo  jacinto ; 
Csmpo  galán  desta  selva. 
Que  te  vistes  sin  arbitrio. 
Por  el  Setiembre  de  r?so, 

Y  por  el  Abril  de  rizo; 
Lágrimas  que  de  mis  ojos 
Sois  fuego,  y  fuisteis  granizo. 
Pues  si  las  helé  de  esquiva, 
De  amorosa  las  derrito ; 
Quejas  nunca  pronunciadas. 
Suspiros  que  habéis  salido 
Por  el  hilo  del  deseo, 

Del  alma  su  laberinto; 
Memorias  mal  acordadas 
En  los  pensamientos  míos. 
Cuidados  que  del  amor 
Soií  mentales  sacrilicios. 
Que  me  llamáis  al  encanto 
Mentirosos  cocodrilos; 
Decid,  sol,  campaña,  monte , 
Lá.LTimas.  quejas,  suspiros. 
Memorias,  cuidados,  voz. 
Deseos  de  amor,  indicios, 
¿A  cual  de  los  dos  adoro, 

Y  á  cuál  de  los  dos  olvido? 

1  Oh,  acabe  ya  de  mi  dolor,  acabe ! 

DOÑA  I.^ÉS. 

A  csia  puerta  probaron  una  llave. 
Si  el  oído  á  la  vista  no  me  engaña. 

DOXA  JUAXA. 

Levanta. 


SIN  IIOMU  NO  HAY  AMISTAD. 

DOÑA  IKÉS. 

Sabañón  es  sin  duda. 

DOÑA  JIIA>A. 

Halló  consuelo  el  mal. 


DONA  JBASA. 

Logróse  mi  deseo. 

Sale  DON   MELCHOR,  abriendo  con 
una  llave. 


Descosióse  la  pestaña. 


DONA  INÉS. 


ÁGUEDA. 

¿Sabañón? 

DOÑA  JUANA. 

¡Qué  es  lo  que  veo! 

DON  MELCHOR. 

¡Cielos,  qué  es  lo  que  miro! 

DOÑA  JOANA. 

La  voz  se  me  quedó  toda  suspiro. 
¡Don  Melchor,  vive  el  cielo  soberano! 

DOÑA  INÉS. 

,,  Este  no  es  el  amigo  de  mi  hermano? 
{Échanse  los  mantos.) 

DON  MELCHOR. 

;En  mi  casa  tres  damas  embozadas. 
Despuesquenohan  podido  tresespadas 
Tomar  satisfacción  de  su  venganza? 

DOÑA  INÉS. 

¡Que  se  trocase  en  riesgo  la  esperanza! 

DOÑA  JUANA. 

Si,  como  parecéis,  sois  caballero. 
Que  socorráis  una  mujer  espero. 

DOÑA  INÉS. 

Si  tan  atento  sois  como  soldado. 
Socorred  un  honor  tan  desdichado. 
Que  os  pido... 

DOÑA  JUANA. 

Que  os  suplica  en  este  empeño... 

DON  MELCHOR.   (.4p.  I 

Lo  que  miro  parece  que  lo  sueño. 

DOÑA  JUANA. 

Que  nos  dejéis  salir  de  vuestra  casa. 

DON  MELCHOR.  (.4p.) 

Fantasía  parece  lo  que  pasa. 

DOÑA  JUANA. 

Dadnos  el  paso  libre  á  la  salida. 

DOÑA  INÉS. 

Porque  importa  un  honor. 

DOÑA  JUANA. 

Vale  una  vida. 

DON  UELCROR.  (.4p.) 

Tero  va  ^o  he  presumido, 

Oue  (ion  Amonio  las  habrá  Iraido, 

Como  tiene  la  llave  desta  puerla. 

DOÑA  INÉS. 

Si  la  voz  de  mi  queja  no  os  despierta... 

DON  MELCHOR.  {Ap.) 

Otra  sospecha  en  mi  discurso  cshe; 
Que  también.  Sabañón,  tiene  otra  llave, 
Y  puede  suceder  que  él  haya  sido 
Quien  las  ha\a  cerrado  y  escondido. 

DOÑA  INÉS. 

A  este  socorro,  esa  piedad  acuda. 

DON  MELCHOR.  [da.} 

f.4p.Masdesle  modo  salgo  de  una  du- 
;.Quién,  bella  aurora,  en  nubes  escnn- 
Os  trajo  aqui?  [dida 

DOÑA  INÉS. 

Los  riesgos  de  una  vida. 


313 

DON  MELCHOR. 

¿Quién  ,  bello  sol ,  que  aquella  auror.i 
Os  trujo  aqui?  [llama, 

DOÑA  JUANA. 

La  duda  de  una  fama. 

DON  MELCHOR. 

¿Por  dónde  habéis  entrado? 

DOÑA  INÉS. 

Puesdenoble  os  preciáis  y  de  soldado, 
Haced  como  soldado  y  caballero; 
Satisfaceros  á  otro  tiempo  espero, 

Y  no  quiera  saber  más  vuestra  duda 
Que  dos  mujeres  piden  vuestra  ayuda. 

DON  MELCHOR. 

Pues  decidme  quién  sois,  hermosa  d,i- 
DoÑA  JUANA.  [ma. 

Si  os  he  dichoque  hay  dudasen  mifa- 
Si  mi  pasión  advierte  [ma. 

Que  me  expongo  á  los  riesgos  de  una 
[muerte, 
¿Cómo  queréis  que  licencioso  el  labio 
Pronuncie  el  nombre,  si  conió  el  agra- 

DON  MELCHOR.  t^ '"  ' 

í  Pues  3  quereros  ir  de  aquesta  suerte 
Qué  os  mueve? 

DOÑA  JDANA. 

A  mi,  la  fama. 

DO.ÑA  INÉS. 

A  mi,  la  muerte. 

DON  MELCHOR. 

Aqui,  ¿cómo  ha  de  hallaros  la  deshonra.' 

DOÑA  JUANA. 

Aqui  manchó  las  luces  de  mi  honra. 

DON  MELCHOR. 

¿Aqui  vuestra  pasión  mal  corregida? 

DOÑA  INÉS. 

Aqui  aguardo  los  riesgos  de  mi  vida. 

DON  MELCHOR. 

,  Pues  qué  os  sucede  á  vos?  ¿y  á  vos, 
[qué  os  pasa? 
¿Dónde  está  el  riesgo  más? 

LAS  DOS. 

En  vueslra  casa. 

DON  MELCHOR. 

Acompañaros  mi  valor  intente; 
Vamos. 

DOÑA  JUANA. 

Ese  es  mayor  inconvenienle. 

DON  MELCHOR. 

¿V  hallará  vuestro  honor  fácil  sosiego 
Con  iros? 

LAS  DOS. 

Si  hallará. 

DON  MELCHOR. 

Pues  idos  luego, 

Y  venza  vuestro  ruego  á  mi  cuidado. 

DOÑA  INÉS. 

Eres  cortés. 

DOÑA  JUANA. 

Bastaba  ser  soldado  ; 
Muriendo  voy,  Inés. 

DO.ÑA  INÉS. 

Y  yo  voy  muerta. 
Sfl/eSABASON. 

SABAÑÓN. 

Por  Diosque  me  dejé  la  puerta  abierta, 
Pero  no,  don  Melchor  es  el  que  ha  en- 
¡  Ob  Señor;!  [trudo. 

DON  MELCHOR. 

¿Sabañón? 

SABAÑÓN. 

¿Cómo  has  librado 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  Dü.N  IRANCISCO  DE 


Ala  salida 
Del  cuarto  de  su  casa,  airailo  y  liero, 
Aun  no  estrené  las  iras  del  acero. 
Desnudo  y  a  su  tilo  penelranle. 
Cuando  uu  alcalde  llega  al  mismo  iiis- 

Y  porque  si  nos  prende  era  forzoso 
No  vengar  uu  honor  escrupuloso. 
Porque  el  remedio  una  venganza  halle. 
Cada  cual  retirado  por  su  calle, 
Como  la  noche  oscura 

Nos  dio  ocasión  segura 

De  lihrarnos,  no  siendo  conocidos. 

Por  tres  calles  distintas  dividimos ; 

Y  como  la  ocasión  aun  no  he  contado. 
El  sol  ya  declarado. 

De  dos  honras,  dos  vidas  y  dos  famas, 
Vuélvome  ácasa,  y  hallo  estas  tresda- 
■  [mas, 
Que  sin  saber  el  que  las  ba escondido. 
Me  han  obligado. 

DON*  ¡VK^A. 

V  lo  que  agora  os  pido 
Es ,  que  me  permitáis  que  este  criado 
Nos  acompañe. 

DOÑA  INÉS. 

Di,  ¿qué  has  intentado? 

DOÑA  JUAMA.  {Ap.) 

Si  aquí  le  dejo,  Inés,  pienso  que  al  irme 
Le  ha  de  decir  quien  soy,  y  ha  de  segn  i  r 

DON  MELCHOR.  ["H' 

Vaya  con  vos. 

DOÑAJDANA. 

Sois  noble. 

DOÑA  INÉS. 

Sois  prudente. 

SABAÑÓN. 

No  la  dejéis  salir,  que  es  doña... 

DOÑA  JUANA. 

Temo, 
No  le  digas  quien  soy. 

SABAÑÓN. 

Es  doña... 

DOÑA  JUANA. 

Espero 
(Saque  la  daga  á  Sabañón.) 
Darte  la  muerte  con  tu  propio  acero 
Si  DO  callas. 

SABAÑÓN. 

Advierte... 

DOÑA  JUANA. 

Cara  sale  una  voz  por  una  muerte; 
Veu  conmigo. 

SABAÑÓN. 

Perdóname ,  Señora, 
Que  al  estudio  es  gratísima  la  aurora. 
(Saca  un  libro.) 
Cuando  sale  con  luces  soberanas , 
Yestudio  siempre  yo  por  las  mañanas. 

ÁGUEDA. 

;  Hay  tal  bestia  ! 

DOÑA  JUANA. 

j  Hay  tal  ira  ! 

DOÑA  INÉS. 

i  Hay  tal  enojo! 

DON  UELCHOR. 

Echar  quiero  á  la  puerta  este  cerrojo. 
(Echa  el  cerroju  } 
Pues  Sabañón  agora  me  ba  avisado 
Üueno  las  deje  ir. 

DOÑA  JUANA. 

Ya  te  he  rogado 
Que  vengas. 

ÁGDEDA. 

i  Que  este  ruego  no  te  cuadre 


No  perderé  mi  estudio  por  mi  padre. 

ÁGUEDA. 

¿Y  cuánto  has  de  estudiar? 

SABAÑÓN. 

¿Pues  eso  ignoras? 
Cada  mañana  estudio  nueve  horas. 

DON  MELCHOR. 

Ya  se  entró  en  mi  desvelo  mi  sospecha; 
Dejad  ya  mi  atención  más  satisfecha. 
Que  no"saldreis  de  aquí  (no,  vive  el  cie- 
[10), 
Sin  que  saquéis  de  duda  á  mi  recelo. 

DOÑA  JUANA. 

Recalaros  quien  soy  es  importante. 

SABAÑÓN.  (.4p.)        [diante 

Don  Melchor  pienso  yo  que  fué  estu- 

Antes  que  á  Fláudes" fuese  á  ser  sol- 

[dado; 

Y  pues  finjo  que  estudio,  es  acertado 
Decirle  que  es  su  dama  y  es  su  prenda 
En  buen  lalin, porque  ella  no  me  en- 

[tienda, 
llago  como  que  estudio;  voy  alease. 

DOÑA  JUANA. 

No  descortés  nos  impidáis  el  paso. 

DON  MELCHOR. 

Yo  sé  estar  muy  atento  con  las  damas. 

SABAÑÓN. 

Domine  mi,  isla  est  illa  quam  lu  amas. 

DOÑA  JUANA.  (.4p.) 

Cosa  que  este  criado  mal  nacido 
Diga  en  latiu  quien  soy. 

SABAÑÓN. 

No  me  ha  entendido 

DON  MELCHOR. 

Conocerla  procuro,  mas  no  puedo. 

DO.ÑA  JUANA. 

Oye. 

SABAÑÓN. 

¿Qué  dice  usted? 

DOÑA  JUANA. 

Estudie  quedo. 

SABAÑÓN. 

Cuéstame,  reina  mia,  si  hablo  bajo 
El  tomar  de  memoria  gran  trabajo, 

Y  el  estudiar  tan  recio  es  muy  forzoso. 
(Ap.  Ahora  va  otrolalinmáspegajoso.) 

DOÑA  JUANA. 

¿La  obligación  de  tu  palabra  ignoras? 

SABAÑÓN. 

¡sta  est  fa-mina  illa,  qiiam  lu  adoras 

DO.ÑA  JUANA. 

¿Hay  tal  tema? 

SARAÑON.    (.ip.) 

Famoso  es  el  capricho. 

DOÑA  JUANA. 

Estudie  para  si,  ya  se  lo  he  dicho. 

SABAÑÓN. 

En  que  no  estudie  yo,  ¿diga  qué  gana? 
DON  MELCHOR.  [Juana. 
(Ap.  Vive  el  cielo  que  es  esta  doña 
l'ues  en  latin  me  avisa  aquel  criado 
l,lue  es  el  dueño  del  alma  idolatrado. 
¿Mas  doña  Juana  aquí  ?  ¿Cómo  ha  ve- 
Va  yo  sé  bien  quién  sois.  [nido?; 

SABAÑÓN.  (Ap.¡ 

Va  me  ha  entendido. 

DON  UELCIIOn. 

Descubrid  vuestro  cielo,  ea  señora. 
No  se  emboce  con  nubes  el  aurora, 
Prestad  mejores  rayos  á  los  cielos. 

SADA.ÑoN.        [dé  celos, 
lAp.  Ahora  bien,  quiero  hacer  que  la 


ROJAS. 

Y  que  (iiija  (mi  ¡.rdid  decir  desea), 
Que  es  la  liijaniavor  de  doña  Andrea  t 
Domine. 

DOÑA  JUANA. 

Ya  le  digo  que  es  nn  necio. 

SABAÑÓN.  [CÍO 

Seis  renglones  no  más  me  quedan  n- 
(.4p.  Arda  de  celos,  labeigaiila,  arda. 
l'iiige,  el  vocabis  eam,  mi  llernarda  , 
Ll  slulim  celabit,  hoc  tpero. 

DON  MELCHOR.  (Ap.)  [ui. 

Ilien  dice,  por  Dernarda  hablarla  qviie- 
DOÑA  JUANA.  [cria-lo; 

[Ap.  A  Bernarda  ha  nombrado  aquel 
Mas  que  en  latin  le  dice  algún  recailo 
De  su  dama,  que  bien  tuvo  recelos.) 
¡Alcahuete  en  latin!  viven  los  cielos 
Que  le  he  de  dar  la  muerte. 

Detente,  aguarda. 

DOÑA  INÉS. 

Mira. 

ÁGUEDA. 

Espera. 

DON  MELCHOR. 

Adviene. 

DOÑA  JUANA.  (do. 

Y  en  tí  mehedeveiigardel  mismo  mo- 

SABAÑON. 

Eia,  domine,  eia  modo  modo. 

DOÑA  JUANA. 

¿Más  latines,  infame?  espera,  aguarda. 

DON  MELCHOR. 

Tened,  mi  sol,  mi  luz,  doña  Bernarda, 
Si  es  que  de  doña  Juana  tienes  celos, 
Mátenme  aquí  tus  ojos  y  mis  celos 
Si  no  le  adoro  paga  satisfecha. 

DOÑA  JUANA. 

Gslo  sólo  faltaba  á  mi  sospecha. 

DON  MELCHOR. 

Deseos  de  mi  amor  tan  bien  nacidos... 

DOÑA  JUANA. 

¿Que  estas  pasiones  sufran  mis  oidos? 
¿En  lin,  me  (|uieres? 

DON  MELCHOR. 

Soy  de  tus  despojos. 

DOÑA  JUANA. 

¿Y  á  doña  Juana? 

DON  MFLCROR. 

Mátenla  tus  ojos. 

DOÑA  JUANA. 

¿Y,  en  fin,  eres  constante? 

DON  MELCHOR. 

Lograré  duraciones  del  diamante. 
Doña  Juana,  Señora, 
Es  son.bra  de  tu  luz. 

DOÑA  JUANA. 

Y  yo... 

DON  MELCHOR. 

Mi  aurora. 

DOÑA  JUANA. 

¿Pues  no  la  amabas? 

DON  MELCHOR. 

Fué  mi  amor  Qngido. 

DOÑA  JUANA. 

Pues  villano,  cruel,  falso,  atrevido. 
(Descúbrese  doña  Juana.) 

ÁGUEDA. 

Mira ,  Señora. 

DOÑA  JUANA. 

Ya  estoy  despechada: 
¿Tengo  hermosura  yo  para  burlada  ? 
Con  amantes  desmayos ,  [rayosí 

,.Quicn  me  ve  que  no  muera  de  mis 


^.Nü  es  el  que  niénos  me  ama 
Krrada  mariposa  de  mi  llama? 
Mas  tu  propio  desprecio  me  asegura 
Que  no  está  lu  despego  en  mi  liermo- 
[sura; 
Que  aunque  á  otra  quieras  tú,  si  máí 
[dichosa 
Tu  elección  no  me  liará  menos  hermosa 
Ya  le  cobraba  amor  ¡viven  los  cielos 
Pero  tanto  me  entibian  esos  celos, 
Tanto,  de  ver  que  adoras  otra  dama 
Que  es  ceniza  no  más  lo  que  fué  llama 
Vamos ,  Águeda. 

ACCEDA. 

Vamos,  mi  Señora. 

DOM  MELCHOR. 


,Oje. 


Noquii 


DOÑA  JUANA. 

ro  oír. 

SABAÑÓN. 

Escucha  ahora. 

DOÑA  JUANA. 


DOÑA  1>ÉS. 

No  me  nombres. 

ÁGUEDA. 

De  ira  rabio. 

DOÑA  JUA.NA. 

Resbalóse  la  lengua  por  el  labio. 

DOH  HELCBOR. 

(Luego  lú  eres  Inés? 

DOÑA  INÉS. 

La  desdichada. 

DON  NELCROR. 

iCómo  viendo  tu  vida  amenazada 
Estás  aquí  ? 

DOÑA  INÉS. 

¡  Oh  ,  venga  ja  el  castigo ! 

DOÑA  JUANA. 

iNo  Tienes,  Agnedilla? 

ÁGUEDA. 

Va  te  sigo. 

DOÑA  IXÉS. 

cielos ,  qué  más  corrida! 

DOÑA  JUANA. 

¡Qué  más  muerta! 

DON  MELCHOR.  [puerU. 

nasta  que  me  oigas,  do  he  de  abrir  la 

DOÑA  JUANA. 

¿Cómo  satisfarás  ¡¡  mi  decoro? 

DON  MELCHOR. 

Como  me  mates  tú,  si  no  te  adoro. 

DOÑA  JUANA. 

Oh  traidor  engañoso! 

DON  UELCHOR. 

Todo  ha  sido.. 

SABAÑÓN. 

Si,  voto  á  Dios ,  que  todo  fué  fingido. 

DON  MELCHOR. 

jNo  te  lo  dicen  las  pasiones  mías? 

SABAÑÓN. 

i  Yo  dije  que  eras  tú,  ¿por  qué  lo  ignoras? 
t  hia  e$t  faemina  illa  quam  tu  adoras. 

DOÑA  JUANA. 

Miente!,  déjame. 

DON  MELCHOR. 

Aguarda. 

SABAÑÓN. 

Finge,  et  vocabis  eam,  mi  Bernarda, 

El  tlalim  celaba  hoc  spero. 

Es,  que  finja,  por  Cristo  verdadero. 

DOÑA  JUANA. 

¿Doña  Bernarda,  Sabañón,  no  es  fria, 
''  Tiene  más  alma  en  todo  que  la  mia? 


SIN  HONRA  NO  HAY  AMISTAD. 

SABAÑÓN. 

No,  señora ;  ni  aun  nada; 

Doña  Bernarda  es  una  desalmada. 

DOÑA  JUANA. 

Pues  desto  estoy  corrida. 

DON  MELCHOR. 

Tú  no  me  quieras  si  la  vi  en  mi  vida. 

DOÑA  JUANA. 

Pues  di,  cuando  eso  fuera. 

El  subir  al  jardin  por  la  tscalera, 

¿>o  fué  cierto? 

DON  MELCHOR. 

No  fué,  viven  los  cielos. 

SABAÑÓN. 

Vo  lo  fingí  por  sólo  darte  celos , 
Y  JO  los  escondí  dentro  en  tu  casa. 

DOÑA  JUANA. 

¿Es  verdad,  Sabañón? 

SABAÑÓN. 

Es  lo  que  pasa. 

DOÑA  JUANA. 

¿  V  me  quieres? 

DON  MELCHOR. 

¿No  ves  el  desengaño? 

DOÑA  JUANA. 

¿  Y  á  Bernarda  no  quieres? 

DON  MELCHOR. 

Es  engaño. 

DOÑA  JUANA. 

¿Y,  en  fin,  es  cieno? 

DON  MELCHOR. 

Por  tus  luces  muero. 

DOÑA  JUANA.  ["ro  ; 

Pues  ahora  que  me  quieres  no  te  quie- 
Muere  á  mis  rayos,  pues  su  luz  te  que- 
[ma, 
Que  este  amor  no  fué  amor,  que  ha  sido 
DON  MELCHOR.  [tema. 

¿  Pues  cómo  me  castigasmis  desvelos? 

DO.ÑA  JUANA. 

No  tengo  amor,  que  ya  no  tengo  celos. 

SABAÑÓN. 

(Ap.  Dale,  pues  todavía  hay  en  la  barda 
Otro  poco  sol  de  la  Bernarda] 

DOÑA  JUANA. 

Pues  i  qué  me  quiere  mal? 

SABAÑÓN. 

Tan  mal  infiero, 
i;;omo  quiere  un  señor  á  su  heredero. 

DOÑA  JUANA. 

Cuando  llevo  seguro  el  desengaño, 
Va  llega  tarde  tu  segundo  engaño ; 
Voabro  la  puerta,  aun  no  me  he  sa- 
[lisfecho. 

Sale  DON  ANTONIO,  ?/  ve  á  su  herma- 
na al  abrir. 

DON  MELCHOR. 

,,Don  Antonio? 

DOÑA  INÉS. 

Mi  hermauo 

SABAÑÓN. 

Aquesto  es  hecho. 

DON  ANTONIO.  [na. 

Mi  hermana, don  Melchor.y  doña  Jua- 

DOÑA  JUANA. 

;Hay  tal  riesgo! 

ÁGUEDA. 

¡Hay  tal  mal! 

DON  ANTONIO. 

Muere,  tirana.  I 
(Saque  la  daga.) 


DONA  INE3. 

Señor  don  Melchor,  guardad 
A  una  mujer  infelice. 
Para  que  en  vos  solamente 
Honra,  vida  y  fama  libre. 

DON  MELCHOR. 

Don  Antonio,  ten  el  paso. 

DON  ANTONIO. 

¿Cómo,  don  Melchor,  le  impides 
A  mi  acero  la  venganza? 
Déjame,  no  solicites 
Suspender  ira  y  acero, 
Porque  el  honor  es  caribe 
Que  hace  de  su  propia  sangre 
Alimento  más  difícil. 


¿En  las  imaginaciones 
Que  satisfacción  concibe, 
Que  darlas  quiere  la  muerte 
Airado,  como  terrible? 

DON  ANTONIO. 

Pues  ves  que  no  tiene  honor. 
No  permitas  que  se  eclipse 
Empañada  con  la  infamia 
La  luz  de  mi  claro  origen. 

DOÑA  INÉS. 

Yo  quiero  huir. 

DON  MELCHOR. 

Tente,  Inés, 

Y  DO  así  desacredites 
Con  tu  fuga  tu  inocencia. 

DOÑA  INÉS. 

¡  Craude  mal! 

DOÑA  JUANA. 

¡Lance  terrible! 

DON  MELCHOR. 

Don  Antonio,  amigo  mió. 
Pues  eres  prudente ,  dime , 
¿Inés, fué  culpada? 

DON  ANTONIO. 

No. 

DON  MELCHOR. 

Pues  no  hay  porqué  la  castigues : 
Robada  ha  sido  lu  hermana 
Sin  culpa  ,  y  es  bien  que  mires 
Que  si  agora  la  das  muerte. 
Dirá  el  vulgo  que  es  el  Itren 
De  los  errores  de  todos. 
Cuando  en  lu  castigo  indicie 
Que  ella  fué  quien  fué  culpada  , 
Pues  tú  la  muerte  le  diste. 

DON  ANTONIO. 

No  por  ser  mi  amigo  tengas 
Las  piedades  tan  sutiles; 
Mi  hermana  está  sin  honor, 

Y  aunque  más  me  facilites 
Este  concepto  mentido. 
Noel  vulgo,  como  lü  dices, 
Colige  cjue  está  sin  culpa , 
Que  esta  sin  honra  colige ; 

Y  como  son  tan  creídas 
Las  pasiones  mujeriles. 
Yo  no  he  de  satisfacerme 

De  aquel  ni  el  otro  que  mide 
La  piedad  á  la  razón, 

Y  el  suceso  á  lo  posible. 
Sino  de  aquel  que  malicia ; 

Y  así ,  lavar  me  permite 

Con  su  sangre  a(|uella  mancha  , 
Que  puede  haber  quien  malicie 
Que  dura  en  mi  ser  infame  , 
Pues  dura  en  ella  ser  libre. 

DON  MELCHOR. 

¿Pues  darla  muerte  sin  culpa 
No  es  crueldad? 

DON  ANTONIO. 

Aunque  imaginen , 


316  COMEDIAS 

Qae  sin  culpa  h  i¡¡  muerte , 
Los  que  en  este  duelo  arbitren 
Dirán  que  obré  como  honrado, 
Aunque  obré  como  terrible. 

D0>-  MELCHOR. 

¿Pues  no  es  mejor  dar  muerte 
Al  que  te  ofendió? 

DO.'^  ANTOSIO. 

Bien  dices; 
Mas  ,  ¿dónde  está  el  agresor 
Para  que  >o  solicite 
Mi  venganza ,  pues  anoche 
Fué  forzoso  dividirme 
Por  el  riesgo  de  ser  preso? 

DON  MELCHOR. 

i  No  has  visto  el  remedio? 

DON  ANTONIO. 

Dile. 

DON  MELCHOR. 

En  tanto  que  no  te  vengas , 
En  tu  misma  casa,  impide 
Los  pasos  á  doña  Juaua  , 
tille  es  su  hermana. 

DON  ANTOMO. 

Muy  bien  dices. 
¿  Mas  tú  la  has  traído? 

DON  MELCHOR. 

No. 

SABAÑÓN. 

Vo  iraje  á  las  tres. 

BOU  ANTONIO. 

Ydime, 
¿Si  no  me  admite  á  su  amor? 

DON  MELCHOR. 

Tampoco  mi  ruego  admite. 

DOÑA  JUA.NA. 

Dejadme  salir. 

DON  ANTONIO. 

Detente ; 
Mi  honor  y  amor  te  lo  impiden. 

DON  MELCHOH. 

Mi  amor  también  y  mi  sangre. 

DOÑA  JUANA. 

¡Qué  pasiones  tan  civiles! 
Va  he  dicho  que  os  aborrezco. 

DON  ANTONIO. 

¡Oh  si  osado... 

DON  MELCHOR. 

¡  Oh  si  invencible... 

DOÑA  JUANA. 

¡Oh  sismante... 

DOÑA  INÉS. 

¡Oh  si  vengada... 

DON  ANTONIO. 

Hallara,  porque  se  incite 
MI  venganza  á  mi  enemigo... 

DON  MELCHOR. 

Hallara  dichosos  lines 
Encontrando  agresor... 

DOÑA  JUANA. 

Estos  celos  insufribles 
¡Satisfaciera  en  el  alma! 

DOÑA  INÉS. 

;  Las  pasiones  que  me  afligen 
Uecompensára  una  muerte ! 

DON  ANTO.MO. 

Para  que  constante... 

DON  MELCHOR. 

Firme... 
DON  BERNARDO.  (Dentro.) 
¿Vive  araso  en  este  cuarto 
boa  Melchor  Salcedo? 

SABAÑÓN. 

Vive. 

DOÑA  JUANA. 

Esta  es  la  voz  de  mi  hermano. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FIUNCISCO  DE  HOJAS. 


¿Qué  dices? 


¿Mi  ( 


DON 


DON  MEICHOR. 

¿Mi  ofensor? 

SABAÑÓN. 

¡Ya  escampa,  y  llovían  confites! 

DOÑA  JUANA. 

¿Cómo  me  podré  librar? 

DON  ANTONIO. 

En  esa  cuadra  permite 
Ocultarle. 

DOÑA  JUANA. 

Ven,  Inés. 

ÁGUEDA. 

También  Águeda  le  sigue. 
¿Qué  hay  de  lu  amor? 

DOÑA  JUANA. 

No  lo  sé. 

ÁGUEDA. 

;,  Y  de  celos  ? 

DOÑA  JUANA. 

Que  es  dificil 
Borrar  aquella  aprensión 
Que  dentro  del  alma  vive. 

DOÑA  INÉS. 

¿  No  entras? 

DON  ANTONIO. 

Abre  la  puerta. 

ÁGUEDA. 

¿Pues  Dosabré  á  quien  eliges* 

DOÑA  JUANA. 

Don  Melchor  me  da  más  celos, 
Y  temo  que  ha  de  rendirme. 
(Vanse.) 

Mren  la  puerta,  y  sale  DONUEU- 
NABDO. 

DON  BERNARDO. 

Seáis,  don  Melchor,  bien  hallado. 

DON  MELCHOR. 

El  cielo  os  guarde. 

DON  BERNARDO. 

El  permite 
Que  adolezca  de  un  agravio 
El  que  de  una  ofensa  vive. 

DON  ANTONIO. 

¿Venis  á  acabar  el  duelo? 

DON  BERNARDO. 

A  empezar  el  duelo  vine 
De  otra  ofensa  de  mi  honra. 

DON  MELCHOR. 

¿Sin  honra  estáis? 

DON  BERNARDO. 

Ya  lo  dije. 

DON  ANTONIO. 

¿Qué  es  vuestro  mal  ? 

DON  BERNARDO. 

Como  el  vuestro. 

DON  MELCHOR. 

I'ues  declaradle. 

DON  ANTONIO. 

Decidle. 

DON  MELCHOR. 

¿Satisfarémonos  luego? 

DON  BERNARDO. 
Si. 

DON  ANTONIO. 

Pues  empezad. 

DON  BERNARDO. 

Oídme: 
Va  os  acordáis  cuando  anoche 


Los  aceros  invencibles 
Dieron  ira  á  lo  bizarro 

V  indignación  á  lo  libre, 

V  que  fué  preciso  entonces 
Por  cauía  que  enlónces  visteis , 
Dilatar  para  la  calle 

Los  impulsos  varoniles. 

Pues  aun  no  segunda  vez 

En  la  calle  se  repiten 

Indignaciones  y  espadas 

Airadas,  sino  felices. 

Cuando  otra  vez  el  alcalde 

Jlás  solícito  nos  sigue 

l'or  el  ruido,  si  hacen  ruido 

Los  que  con  ánimo  riñen. 

Repetidos  los  aceros, 

Cuidadosa  y  cuerda  impide 

Nuestra  venganza  una  tropa 

De  ministros  y  alguaciles. 

La  confusión,  el  concurso, 

La  oscuridad  ,  lo  posible 

Del  riesgo,  me  dio  lugar 

A  que  sin  ser  visto,  cuide 

(Pues  no  hubo  más  luz  oue  aquella 

Que  las  centellas  despiden) 

Librarme  de  la  justicia 

Sin  que  me  enoje  ni  indigne; 

Porque  aquel  es  más  valiente 

Que  es  con  ella  más  humilde; 

Busqué  á  los  dos  por  tres  calles, 

V  no  hallándoos, resolvime 
{Viendo  que  mi  honor  navega 
Por  Sellas  y  Caribdis) 

A  dar  la  vuelta  á  mi  <»sa , 

Pues  en  ella  soldar  quise 

i'.on  el  acero  la  quiebra 

De  mi  sospecha  infelice; 

No  hallo  á  mi  hermana  en  mi  cuarto  : 

Mándame  honor  que  examine 

De  unjardin  las  verdes  cuadras. 

De  una  pared  los  jazmines; 

No  encuentro  la  que  me  ofende, 

V  viendo  que  es  infalible 

Que  haya  incurrido  en  las  culpas 
Quien  lisa  de  los  ardides, 
i'ues  dejándola  encerrada 
Dentro  de  mi  casa,  huirse 
Ks  decir  que  si  hay  temores 
Ha  habido  culpas  posibles ; 

V  viendo,  en  Un  ,  que  mi  honor. 
Titubeando  en  mar  firme. 

Las  olas  de  mi  sospechas 

Le  prueban  á  echar  á  pique , 

Doy  la  vuelta  á  vuestra  casa,  , 

(Jue  seiá  el  puerto  apacible 

Donde  mi  venganza  cierta 

Ha  de  hallar  dichosos  unes. 

Vo  os  hallé  en  mi  propio  cuarto 

A  los  dos ;  y  es  bien  que  indicie , 

Que  uno  de  los  dos  la  quiere , 

Si  no  es  que  los  dos  la  sirven ; 

Yo  la  lie  de  sacar  del  alma , 

Donde  por  amor  asiste, 

Con  mi  acero,  que  es  la  llave 

Que  abre  corazones  viles. 

Vo  no  tengo  donde  hallarla, 

SI  los  pechos  no  averigüe 

De  los  dos,  porque  en  los  dos 

llar  la  muerte  solicite; 

Aqui  la  vengo  á  buscar 

Para  que  la  espada  pinte. 

Que  es  pincel  de  mi  venganza; 

Más  acordados  perfiles: 

Tú  de  una  hermana  la  afrenta 

Lavar  á  un  tiempo  quisiste ; 

Porque  el  que  te  vio  ofendido. 

Vengado  le  solemnice; 

Tú ,  como  primero,  es  bien 

Que  á  satisfacer  aspires 

De  tu  padre  la  venganza. 

Que  eterno  en  su  fama  vive; 

l'ucs  bi  vo  lloro  un  agravio 


\  SI  ui  una  aírenla  gimes  : 
Si  lii  <le  una  sangre  ves 
Los  siempre  rojos  matices, 
E¡\  mi  pecho  y  en  los  vuestros 
liulii;iiaciiines  se  alisten 
Caía  tres  satisfacciones 
Oue  tin  lionor  solo  ac.iuclille; 
Vuestros  valientes  aceros 
Indignados  se  conspiren 
Contra  mi  vida  ,  )'  en  ella 
Las  satisfacciones  liliren ; 
Mi  espada  contra  las  vuestras 
Tan  diestra  se  facilite , 
yuc  pase  aquel  corazón 
Üoude  mi  enemiga  asiste; 
Véngaos ,  y  vényuenie  yo ; 
Muera  esta  enyañosa  Circe 
(.lúe  al  encanto  de  mis  dudas 
Me  lia  solicitado  esUnge; 
Por  las  bocas  que  se  abrieren 
A  nuestros  pedios  respire 
El  tiüiior,  que  hoy  en  la  cárcel 
Uel  sentimiento  se  aflige ; 
Porque  vengados  los  tres 
Esie  áspid  se  desabrigue 
(Jiii'  cauto  en  iras  por  llores 
Hentro  del  alma  reside; 
\  |M.r'|ue  los  tres  honrados, 
iultiIos  ,  valerosos,  lirmes , 
Atentos,  nobles,  conslanles, 
hidignados  y  felices. 
Demos  lineas  á  la  pluma , 
Demos  voz  á  los  clarines , 
Eterna  memoria  al  hecho. 
Demos  al  acero  timbres , 
Demos  aplauso  á  la  fama 

Y  al  bronce  eternos  buriles. 

DON  MELCHOR. 

Pnes  dárosla  muerte  espera 
Irritado  mi  valor. 

{Sácala  espada.) 

DON  ANTONIO. 

Eso  es  volver,  don  Melchor, 
A  la  indignación  primera. 

DON  MELCHOR. 

Que  tenéis  razón  conüeso. 

DON  ANTONIO. 

Pues  esia  vez,  vive  Dios, 
Que  no  he  de  reñir  con  vos. 
Que  sin  honra  no  hay  exceso. 

DON  MELCHOR. 

A  mi  me  toca  matar 

Al  que  á  mi  padre  dio  muerte. 

DOS  ANTONIO. 

A  mi  toca... 

DON  MELCHOR. 

¿De  qué  suerte? 

DON  ANTONIO. 

Porque  murió. 

DON  HELCnOR. 

Por  vengar 
La  tiranía  villana. 
Con  que  esa  sangre  ofendió . 
Pues  el  templo  profanó 
Del  honor  de  vuestra  hermana. 

DOM  ANTONIO. 

Pues  en  mí  no  baja  templanza  , 

Que  si  fué  por  mí , "colijo 

Que  iun  más  que  i  vos,  por  ser  hijo. 

Me  toca  á  mi  la  venganza. 

Si  esta  afrenta  es  desigual , 

Y  vos  airado  y  cruel 

Le  dierais  la'muerte  á  él. 
Vos  quedáis  bien  y  yo  mal. 
Pero  colijo  también 
Que.  si  más  osado  y  fiero. 
Logra  su  vida  mi  acero. 
Quedaremos  los  dos  bien. 
Pues  ea,  preferid  aquí 


SIN  IIO-NUA  .NÜ  HAY  AMISTAD. 
La  competencia  en  los  dos. 
Pues  yo  os  vengo  á  vos ,  y  vos 
No  podéis  vengarme  a  mi. 
Kn  vos  no  cabe  deshonra, 
V  (lado  que  le  veníais , 
Sola  una  sangre  vengáis. 
Yo  vuestra  sangre  y  mi  honra. 
Luego  es  á  mi  más  debida 
lista  venganza  en  rigor. 
Pues  saneando  mi  honor 
Satisfago  á  vuestra  vida. 

DON  MEI.CnOR. 

Bien  argüís;  m.is  yo  inliero, 
(,Uie  aunque  fuera  recompensa, 
Vü  no  he  de  librar  mi  ofensa 
Al  valor  de  vuestro  acero. 

DON  ANTONIO. 

Que  á  esto  respondas  te  advierto. 

SADAÑON.  (Ap.) 

Uñas  tiene  el  caso  en  si. 

DON  ANTONIO. 

¿Somos  los  dos  uno? 

DON  MELCHOR. 

Si. 
DON  ANTONIO. 

¿Tócame  tu  ofensa? 

DON  MELCHOR. 

Es  cierto. 

DON  ANTONIO. 

¿Tenéis  de  mi  confianza? 

DON  MELCHOR. 

Si. 


Pues  si  sois  tan  mi  amigo. 
Contentaos  con  el  castigo 

V  dejadme  la  venganza; 
Acuérdeos  vuestra  lealtad 
La  palabra  que  me  disteis. 

llON  MELCHOR. 

Digo  lo  que  vos  dijisteis, 
Sin  honra  no  hay  amistad. 
.^li  sangre  ha  de  ser  primero. 

DON  llERNARUO. 

Tened ,  que  yo  he  de  mediar. 

DON  ANTONIO. 

¿Cómo  nos  has  deajustar? 

DON  MELCHOR. 

Üilo. 

DON  ANTONIO. 

Habla. 

DON  BERNARDO. 

Desta  manera : 
Con  pasos  disimulados 

V  con  intención  villana, 

En  el  cuarto  de  mi  hermana 
Os  hallé  á  los  dos  cerrados, 

V  no  supo  mi  dolor 

Quién  fué,  aunque  á  dos  pude  hallar 

Aquel  que  vino  á  violar 

El  sagrado  de  mi  honor; 

Pues  mi  discurso  importuno 

Ha  llegado  á  resolver 

Que  los  dos  pudieran  ser 

V  puede  ser  solo  el  uno; 
Vme  resuelvo,  por  Dios, 
Pues  de  mi  casa  ha  faltado, 

V  no  sé  quién  me  ha  agraviado, 
A  daros  muerte  á  los  dos. 

(Embiste  con  los  dos,  tj  riñe.) 

DON  ANTONIO. 

Déjame. 

DON  MELCHOR. 

No  habrá  templanza. 

DON  ANTONIO. 

Amigo. 

DON  MELCHOR. 

No  soy  amigo. 


DON  ANTONIO. 

Primero  es  este  castigo. 

DON  MELCHOR. 

Primero  es  esta  venganza. 

DON  ANTONIO. 

Con  reñir  solo  le  igualo; 
Yo  riño  por  mi  y  por  vos. 

DON  DERNARDO. 

Yo  haré  que  riñan  los  dos , 
Enihisliendo  á  los  dos. 

{Embiste  á  los  dos  y  tíralos  á  un 
tiempo.) 
Saiíañon. 

Palo. 

don  MELCHOR. 

Somos  dos. 

DON  BERNARDO. 

Estoy  sin  seso; 
Yo  perdono  esa  atención. 

DON  MELCHOR. 

Vos  me  habéis  dado  ocasión 
A  que  riña  con  exceso. 

DON  BERNARDO. 

Digo,  que  de  mejor  gana. 

Con  uno  solo  riñera. 

Dado  caso  <iue  supiera 

Quien  es  quien  sirve  á  mi  hermana. 

DON  ANTONIO. 

Si  es  ese  vuestro  cuidado... 

DON  MELCHOR. 

Si  esa  vuestra  duda  ha  sido...  ■ 

DON  ANTONIO. 

Yo  soy  el  que  la  ha  servido. 

DON  MELCHOR. 

Yo  soy  el  que  la  ha  adorado. 

DON  BER.NARDO. 

I  Pues  si  á  un  tiempo  vos  y  vos 
Habéis  querido  agraviarñie , 
O  los  dos  han  de  matarme 
O  he  de  vengarme  en  los  dos. 
{Embiste.) 

SABAÑÓN. 

¿Con  dos? 

DON  BERNARDO. 

¿En  qué  os  suspendéis? 
Que  os  dará  muerte  mi  honor. 

DON  MELCHOR. 

Testigo  hago  á  mi  valor 
Que  SOIS  el  que  acometéis; 
Pésame ,  que  desta  suerte 
Me  haya  venido  á  vengar. 

DON  ANTONIO. 

iHaste  de  dejar  matar 
Si  él  te  tira  a  dar  la  muerte? 
Vuestra  sangre  descubrís... 
{Uiñen.) 


Ah  .  Señor,  mete  el  brazal ; 
Tírale  un  tajo  agonal. 

DON  ANTONIO. 

Esperad. 

DON  BERNARDO. 

¿Qué  me  decís? 

DON  ANTONIO. 

Amigo. 

SABAÑÓN. 

¿Por  qué  los  dos 
La  lid  sangrienta  ban  dejado? 

DON  ANTONIO. 

Este  hombre  me  ha  aficionado. 

DON  MELCHOR. 

Y  á  mi  también  ,  voto  á  Dios. 

DON  ANTONIO. 

fin  medio  nienso  que  bailé 
Con  que  el  duelo  he  de  ajustar. 

DON  MELCHOR. 

Don  Antonio,  á  pelear, 
Que  no  laj  medio. 


ol8  COMF 

DON  ANTONIO. 

Di,  ¿por  qué'' 

00>  BELCHOR. 

Porque  aunque  el  duelo  concluya 

Puesto  que  tu  honor  profana, 

A  que  él  case  con  lo  hermana 

¥  lú  cases  con  la  suya ; 

Viene  á  quedar  con  peor 

Salisraccion  mi  derecho. 

Pues  ni  yo  esloj 

Ni  está  premiad 

Pues  si  caso  con  su  hermana 

Y  admitirla  determino. 

Tú  ,  cuando  amante  más  fino. 

Te  quedas  sin  doña  Juana. 

Luego  ninguno  es  igual 

De  cuantos  medios  se  ven  , 

Si  aun(|ue  los  dos  queden  bien  , 

Viene  el  uno  á  quedar  mal. 

DON  BERNARDO. 

No  hay  discursos  más  prudentes 
yue  los  que  inventa  el  acero. 
(.icomeleá  los  dos.) 
SABAÑÓN.  {Ap.) 
Uñas  tenia  primero 
El  caso,  y  agora  dientes. 

DON  MELCHOR. 

jQue  á  dos  acometa! 

SABAÑÓN. 

¡Fuego ! 

DON  MELCUOIt. 

¡  Qué  valiente! 

DON  ANTONIO. 

¡Que  arrogante! 

SABAÑÓN. 

Estocada  de  estudiante 
Es  como  palo  de  ciego. 

DON  HELcnon. 
¡Para  templar  esta  lid 
Que  no  pueda  hallar  remedio  S 

DON  ANTONIO. 

Vive  Dios,  que  he  hallado  njodio. 

DON  MELCHOR. 

¿  Medio  ?Dile. 

DON  BF.nNARDO- 

Hablad. 


Oid: 
Que  es  medio  para  el  honor 

Y  pura  el  amor  también. 

DON  MELCHOR. 

¿  Quedamos  los  dos  bien  ? 

DON  ANTONIO. 

Dien, 
Pero  yo  quedo  mejor. 

DON  ANTONIO. 

Eso  no,  amigo. 

DON  BERNARDO. 

V  pensad. 
Que  no  le  debo  elegir, 
l'orque  yo  os  oí  decir 
.Sin  honra  no  hay  amistad ; 

Y  ((uedaiido  mal  mi  honor. 
No  debo  ser  vuestro  amigo. 

DOM  ANTONIO. 

Que  quedáis  bien  puesto  digo. 

DON  MELCHOR. 

i  Y  vos  •>. 

DON  ANTONIO. 

Yo  quedo  mejor. 


Decid  ese  medio  pues, 
Por  si  mi  opinión  remedio. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

DON  ANTONIO. 

Pues  oid  los  dos  el  medio. 
¿Doña  Juana,  doña  Inés? 

DON  BERNARDO. 

;Mi  hermana  escondida?  ¡  Oh  peiiasl 
Que  be  de  mataros  pensad. 
(\aá  acometer. \ 

DON  ANTONIO.   , 

No  OS  enojéis,  esperad. 
Salen  DOÑA  INÉS,  DOSa  JUANA. 

DOÑA  INÉS. 

¿A  qué  me  llamas? 

DOÑA  JUANA. 

¿Que  ordenas? 

DON  ANTONIO. 

Oye  ,  doña  Juana. 

DOÑA  JUANA. 

Di. 

DON  ANTONIO. 

Ya  sabes  que  don  Melchor 

Y  yo,  con  igual  amor 
Te  servimos. 

DOÑA  JUANA. 

Es  asi. 

DON  ANTONIO. 

Y  puedo  decir  muy  bien , 
Que  tú  tan  constante  has  sido 
Que  á  ninguno  has  preferido. 
¿Es  esto  verdad? 

DOÑA  JUANA. 

También. 

DON  ANTONIO. 

Y  que  contra  tu  decoro 
Ciegos,  como  enamorado.'!. 
Nos  halló  anoche  encerrados 
Eu  tu  casa. 

DOÑA  JUANA. 

Ya  lo  lloro. 

DON  ANTONIO. 

Y  aunque  de  ti  yo  no  creo 
Amante  imaginación, 
Corre  riesgo  tu  opinión; 
Ves  el  daño... 

DOÑA  JUANA. 

Ya  le  veo. 

DON  ANTONIO. 

Y  que  á  tu  honor  le  está  bien  , 
Ya  que  no  le  esté  á  tu  amor, 
Que  á  uno  elija  tu  rigor 

Por  esf  oso. 


DON  ANTONIO. 

i.  Y  lú,  don  Bernardo,  di , 
Hoy  que  tu  honor  se  profana , 
Si  no  se  casa  tu  hermana 
No  quedas  sin  honra? 

DON  BERNARDO. 

Si; 
¿Quién  mi  agravio  dudará? 

DON  ANTONIO. 

,.No  harás  lo  que  yo  te  pida , 
i'ues  ui  pusieras  tu  vida 
Por  tu  fama? 

DON  BERNARDO. 

Claro  está. 

DON  ANTONIO. 

,,Soy  tu  amigo? 

DON  MELCHOR. 

Ya  estoy  viendo 
Tu  Oneza  y  tu  aíicioo. 


DON  ANTONIO. 

¿Queréis  la  satisfacción 
De  tu  padre? 

DON  MELCHOR. 

Esa  pretendo. 

DON  ANTONIO. 

¿Tú  ,  con  acuerdo  seguro. 
No  querrás  que  atento  y  sabio 
Se  zanje  ya  aquel  agravio 
Sin  tu  muerte? 

DOÑA  INÉS. 

Eso  procuro. 

DON  ANTONIO. 

¿Quieres  (pues  todos  estamos 
A  un  fácil  medio  dispuestos) 
Que  quedéis  todos  bien  puestos 

Y  yo  mejor? 

TODOS. 

Ya  esperamos. 

DON  ANTONIO. 

Pues  es  el  medio  mejor 

Que  tú  cases  con  mí  hermana , 

Y  también  que  á  doña  Juana 
Dé  la  mano  á  don  Melchor ; 
Pues  desta  suerte  consigo 
Hacer  con  sabia  advertencia , 
A  ti  aquella  conveniencia 

Y  esta  fineza  á  mi  amigo. 

Y  pues  deste  modo  ven 

Que  he  hallado  feliz  remedio, 
Bien  ajustado  este  medio 
Todos  (luedarémos  bien. 
Satisfecho  don  Melchor, 
Tú  contenta  y  tú  vengado ; 
Mas  yo  que  no  estoy  casado 
Soy  el  que  quedo  mejor. 

DON  BERNARDO. 

¿No  le  das  la  mano? 

DOÑA  JUANA. 

Si. 

DON  MELCHOR. 

Premio  y  bonra  á  un  tiempo  gano. 

DON  BERNARDO. 

Ahora  le  doy  la  mano. 

Sale  ÁGUEDA. 

ÁGUEDA. 

Espera,  que  para  ti. 
Porque  el  vulgo  no  le  vea . 
De  nones  trae  mi  afición 
Dos  novias. 

DON  ANTONIO. 

¿Dime  quien  son? 

ACCEDA. 

Las  hijas  de  doña  Andrea. 

DON  MELCHOR. 

Pagar  tu  amistad  espero. 

SABAÑÓN. 

Ellos  son  los  engañados. 
Pues  que  los  dejas  casados 

Y  tú  te  quedas  soltero. 

DON  BERNARDO. 

Pues  este  duelo  ajustado, 

¿  Qué  es  lo  que  falla  que  hacer?         t 

DOÑA  JUANA. 

Lo  que  falta  es  merecer 
Los  aplausos  del  senado. 

DON  ANTONIO. 

Pues  con  eso  se  remedia 
El  desacierto. 

DOÑA  INÉS. 

Es  verdad. 

DOÑA  JUANA. 

D.id  un  vilor  de  piedad 
Al  que  escribió  la  comedia. 


LO  m  OUEIIIA  VER  EL  SUROl'ÉS  DE  VILIINA. 


DOSA  juana  de  MADRü),  res- 
uda de  estudiante. 

EL  DOCTOR  DON  PEDUO  BER- 
MCDKZ.  estudiante. 

EL  LICENCIADO  CETINA,  estu- 
diante. 

ESTUDIANTES  castellanos  viejos. 

ESTUDIANTES  monchegos. 


PERSONAS. 

EL  LICENCIADO  OBREGON,  «- 

tudinnte. 
SERAFINA .  dama. 
JULIA,  criada. 
FILENO ,  mágico. 
EL  MARQUÉS  DE  VILLENA  DON 

ENRIQUE. 
ZAMBAPALO,  estudiante  gorrón. 


UN  CRIADO. 

Músicos. 

Alguaciles  DE  esci'rias. 

UN  PASTELERO. 

EL  JUEZ  DEL  ESTUDIO. 

DOS  PORTEROS. 

UN  VALIENTE. 


JORNADA  PRIMERA. 

Salen  el  licenciado  CETINA  y  ESTU- 
DIANTES castellanos  viejos,  con  es- 
padas y  broqueles ,  de  noche. 

CETINA. 

¡VUor  el  dolor  Bermudez! 

ESTUDIANTE  1." 

1  Vítor  Campos! 

ESTDDIANTE  2.° 

¡Vilor  Campos! 

KSTDDIASTE  3." 

¡Campos  Vítor! 

TODOS. 

¡Tor,  vítor! 

CETIÜA. 

¡Vítor  A;IIon ! 

ESTUDIANTE  1.° 

Lugarazo 
Es  de  Castilla  la  Vieja; 
Ue  mal  vino,  pero  caro. 

ESTUDIANTE  2.° 

Linda  noche. 

CETWA. 

En  Salamanca, 
Y  en  invierno,  de  niilai;ro 
Hace  buena  noche. 

ESTODIANTE  3." 

V  más 
Para  quien  no  tiene  lado. 

VOCES.  {Dentro.) 
¡Vítor  Mancha! 

ESTUDIANTE  2.° 

¡Mancha  vítor! 

CETINA. 


ESTDDIANTE  2.' 

.\  ajos  huele. 

ESTDDIANTE  1." 

Y  avino  tinto. 

Y  no  malo. 
VOCES.  (Dentro.) 
¡Vilor  san  Clemente ! 

ESTII01A.NTE  1.° 

Este  era 
El  qae  olía. 

TODOS. 

¡Vítor  Campos! 


CETINA. 

¡Vítor  Madrid! 

ESTUDIANTE  2." 

Madrid  no  es 
Mancha. 

CETINA. 

Señor  Licenciado, 
Aquí  en  Salamanca  es  Mancha 
Desde  Guadarrama  abajo. 
¡Vítor  Dermudez! 

TODOS. 

¡  Bermudez 
Revitor! 

CETINA. 

Ya  hemos  llegado 
A  su  ventana. 

TODOS. 

¡Tor!  tor! 

CETINA. 

Quedo,  que  si  no  me  engaño. 

Nuestro  o|)Ositor  parece 

Que  á  aquel  balcón  se  ha  asomado. 

TODOS. 

¡Vítor  don  Pedro  Bermudez! 
{Asómase  don  Pedro  Bermudez 
á  la  ventana.) 

BERMUDEZ. 

Y  el  que  con  tan  noble  amparo. 
Aunque  infeliz,  vencer  piensa 
La  inllueucia  de  los  astros. 
Pero,  ¿quién  sois,  porque  50, 
Puesto  que  me  habéis  honrado, 
Pueda  ser  agradecido  ? 

CETI.NA. 

Todos  somos  castellanos 
Viejos,  sin  mezcla  ninguna 
De  gallego. 

BERMUDEZ. 

Y  mis  paisanos 

Sois  todos. 

CETINA. 

V  que  han  de  dalle 
La  cátedra. 

BERMUDEZ. 

V  cuando  acaso 
La  cátedra  no  consiga. 
Por  lo  menos  he  granjeado 
Que  no  pueda  la  fortuna 
Quitarme  vuestros  aplausos. 

CETINA. 

Yo  soy  su  hacedor,  y  sepa , 
Que  no  hay  ninguno  de  cuantos 
Vienen  conmigo,  que  no 
Ponga  su  voto  en  mis  manos. 
Todos  han  de  ser  sus  votos, 


Y  sus  reniegos  si  acaso 
Pierde  la  cátedra;  y  juro, 
Que  si  cualquier  castellano 
Negare  á  vuesamerced. 

Que  haber  puede  alguno  calvo, 
Ha  de  hacer  Campos  con  él 
Cosas  que  le  haga  hacer  campos , 

Y  aunque  el  marqués  de  Villena 

Y  lodos  los  de  su  bando. 
Quieran  (|ue  el  dotor  Madrid 
Con  su  cara  fondo  en  raso 
Lleve  la  cátedra,  siendo, 
Como  se  ve ,  graduado 

Por  Capadocia  dotor. 
Que  solamente  en  el  rastro 
De  Madrid  habrá  de  ser 
Mejur  visto  por  castrado. 

BERMUDEZ. 

Los  votos  son  de  justicia. 

CETINA. 

Y  costas ,  si  de  contado 
Se  nos  da  la  colación 

Que  se  busca  en  tales  casos. 

BERMUDEZ. 

Aquí  está  ya  prevenida. 

ESTUDIANTE  1." 

Pues  váyala  ucé  dejando 
Caer. 

BERMUDEZ. 

Treinta  papelones 
Hay  de  á  libra ,  porque  á  tantos 
Benelicios  mal  podían 
Mis  cortedades  pagaros. 

{Eclia  papeles  de  confitura.) 
Esta  es  la  colación. 

VOCES.  {Dentro.) 
Deste  beneficio  estamos 
Borrachos,  señor  Dotor. 

BERMUDEZ. 

¿Qué  dice? 

CETINA.  {Tienta  los  papeles.) 
Que  aquí  hay  eiJ¿;añOi 
Estos  papelones  tienen 
Tres  cuarterones  escasos. 

BERMUDEZ. 

Seor  licenciado  Cetina , 
Asi  los  trujo  un  criado 
De  la  tienda. 

CETINA. 

Señor  niio, 
Yo  conozco  por  el  tacto 

Y  por  el  peso  lo  que  hay ; 

Y  sopa ,  que  estoy  cursado 
En  esta  materia ,  y  suelo, 
A  la  dama  que  más  amo, 


320  COMEDIAS 

Oiiiíaiutn  :i  cnda  papel 
1  II  ciMiieron,  ydejando  ! 

El  papel  larco  y  angosto,  1 

Darla  ires  libras  porcualro. 

{Échale  otras  dos,  y  á  los  demás.)      ' 

GERUt'DEZ. 

Accipe  alia  dúo. 

CETl:(». 

Accipio. 

BERMCDEZ. 

Y  tengan  todos. 

ESTUDIANTE  1 .' 

Teneamiis; 
¡  El  Dotor  Ires  cuarieroucs 
Vítor! 

BElmUDEZ. 

óyeme  usted. 

CETWA. 

Audio. 

DERMODEZ. 

Mañana  he  de  lomar  puntos. 

CETI>A. 

Yo  los  tomo  cada  rato. 

BERVCDEZ. 

Y  otro  dia  he  de  leer. 

CETl:»A. 

Lea  usted  conciso  y  claro, 

Y  si  la  cátedra  lleva 
Diremos  los  castellanos... 

UERMUDLZ. 

Decid,  ¿([uéí 

TODOS. 

¡Viior  Bermudez! 

BERUUDEZ. 

Y  yo,  si  me  habéis  honrado. 
Podré  decir,  ;  Campos  vítor! 

TODOS. 

¡Campos  vitor!  ¡vítor  Campos! 
{Yanse.) 

Salen  ZAMBAPALO  t  ESTUDIANTES 
manchegos,  y  el  licenciado  OBIiE- 
GON ,  de  noche ,  con  escopetas. 

ESTUDIANTE  1.° 

¡  Vilor  la  Mancha !  ¡  Tor,  tor ! 

ESTUDIANTE  2.° 

¡Picvitor  Madrid! 

ZAUBAPALO. 

A  ratos. 

iQuiéo  habla  mal  de  Madrid  , 
La  patria  de  ingenios  tantos. 
Cuyos  valerosos  hijos 
éoi'i  leones  castellanos? 

ZAMBAPALO. 

Lo  que  es  leones,  hay  muchos, 
Pero  de  las  diez  abajo. 

OBREGON. 

No  me  hablen  mal  de  Madrid. 

ZAMBAPALO. 

Si  no  saben  alabarlo. 

OBREGON. 

¿Qué  hay  en  él  que  sea  mejor? 

ZAMBAPALO. 

¿Qué  es  lo  que  hay,  seor  Liceiiciailu? 

La  ropería  de  viejo, 

Donde  si  uno  va  á  buscarlos, 

Le  venden  de  otra  manera 

Los  calzones  que  le  hurtaron. 

Hay  la  puerta  de  la  cárcel , 

Donde  se  halla  todo  trasto : 

Que  un  hombre  busque  la  jaula  , 


ESCOCIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

Quebrados  lodos  los  arcos ,  De  Madrid. 

I.a  mesa  con  un  pié  menos , 

La  silla  con  solo  un  brazo, 

La  manga  sin  compañera. 

El  tahalí  de  otros  cabos. 

Sin  ruedas  un  carretón 

Y  una  espada  sin  recazo; 

La  ropilla  sin  calzones. 

Cama  con  llave  y  sin  clavos; 

Una  ballesta  sin  nuez, 

Cn candil  sin  garabato. 

Un  broquel  sin  cazoleta. 

Un  almirez  y  sin  mano, 

Un  baúl  sin  cerradura, 

lln  reloj  desconcertado. 

Libro  sin  principio  y  fin. 

Una  pintura  sin  marco; 

Que  esto  aderezarlo  cuesta 

l'ii  tercio  más  que  comprallo. 

Hay  en  la  corte  también... 


OBREGON. 

Licenciado  Zanibapalo, 
Déjelo  por  Nida  suya. 

ZAMBAPALO. 

Con  esto  no  más  acabo  : 
Hay  en  la  corte  también 
Amoladores  ¡;abaclios 
Que  deslruveu  los  cuchillos 
No  más  de  con  amolarlos. 

OBREGON. 

¿Pues  con  qué  intención  los  echan 
A  perder? 

ZAMBAPALO. 

Esto  eslá  claro: 
Los  franceses  de  Madrid 
Van  horros  para  engañarnos ; 
Unos  los  amuelan ,  y  otros 
Los  venden ;  que  han  concertado 
Que  éstos  á  perder  los  echen 
Porque  estotros  vendan  caro. 

ESTUDIANTE  {." 

¡Vítor  el  dotor  Madrid  1 

OBBEGON. 

Esperad,  que  hemos  llegado 
De  Serafina  á  la  puerta. 

ZAMBAPALO. 

Démosla  un  vítor,  contando 
Sus  gracias. 

OBREGON. 

Si  han  de  ser  tod.-is. 
No  habrá  tiempo  para  tanto. 

ZAMBAPALO. 

¡Vítor  Serafina! 

TODOS. 

¡Vítor! 

OBREGON. 

Con  quien  son  Bartulo  y  Baldo, 

Felino,  Abad  y  Jason  , 

Y  Menochio  unos  barbados. 

ZAMBAPALO. 

No  hay  en  Salamanca  dama 
De  iguales  partes. 

OBREGON. 

Ha  dado 
El  de  Villena  en  pasearla ; 
Mas  no  la  alcanzará. 

ZAMBAPALO. 

^  casco 

TODOS. 

¡Vitor!  ¡tor! 

OBREGON. 

¡  Sus  ojos  vitor ! 
Que  parecen  tanto  cnanto 
A  los  ojos  de  la  pueiit» 


ZAMBAPALO. 

Eso  no  alcanzo; 
¿A  la  puente  segoviana 
En  qué  los  has  comparado? 
¿  No  responde  en  qué? 

OBREGON. 

En  ser  grande 

Y  en  estar  desocupados. 

ESTUDIANTE  1.° 

¡Vítor!  ¡tor! 

ZAMBAPALO. 

i  Vítor  sus  dientes! 
Que  en  lo  iguales  y  en  lo  blanco, 
Para  impotentes  de  amor 
Son  piñoncitos  mondados. 

TODOS. 

¡Vítor!  ¡tor! 

ZAMBAPALO. 

¡Tor  Scraüna ! 
(Sale  Julia,  criada  ,  á  la  ventana.) 

A  la  ventana  ha  llegado 
Una  criada. 

ZAMBAPALO. 

Ancilla  es. 
JULIA. 
Eu3  escholasüci. 

OBREGON. 

Gaudeo. 

ZAMBAPALO. 

¿  Quid  vis? 

JDLIA. 

Voló. 

OBBEGON. 

Deshonesta, 
¿Que  es  eso  de  voto* 

ZAMBAPALO. 

Palo. 

JCLIA. 

Yolo  loqui. 

OBREGON. 

¿Latin  sabes, 
Julianilla? 

JULIA. 

Yo  be  cursado 

Todas  las  clases. 

ZAMBAPALO. 

Si  creo. 

JULIA. 

Cuando  doncella ,  estudiando 
En  reminimas ,  después 
Subí  en  el  arte  un  grado ; 

Y  en  mlnimasestudié , 

En  menores  de  allí  á  un  rato ; 
Luego  en  medianos. 

ZAMBAPALO. 

Hario  es, 
Que  te  quisiesen  medianos. 

JULIA. 

Luego  en  mayores :  en  ellas 
Viví  con  grande  regalo; 

Y  ahora  retórica  estudio 
Para  pedir. 

ZAMBAPALO. 

Lo  has  errado; 
No  importa  que  hablar  no  sepas 
Pulido,  como  hables  claro. 

OBREGON. 

¿Y  después,  qué  ciencia  quieres 
Estudiar? 

JULIA. 

Artes ,  que  hoy  hallo, 


LO  Ol'E  QüKHIA  VER  EL  MARQUÉS  DE  VI LLENA. 


¿V  después  V 

JDLIA. 

Astrologia. 

7AMBAPAL0. 

n¡,  ¿para  qaé? 

JULIA. 

¿  No  está  claro? 
Para  levantar  figuras. 

ZAXBAPALO. 

Eso  suele  valer  algo. 

Mi  señora  Serallna, 
Mancheijiiislmos  hidalgos, 
A  todos  ,  desde  su  cania, 
Os  envia  mil  recados  ; 

V  para  mañana  a  todos 

Os  convida  ,  que  ha  trazado 
De  ciencias  una  academia  , 

V  hoy  ha  convidado  á  cuantos 
Suí;etos  en  Salamanca 
Tiene  la  escuela  aprobados; 

V  los  estudiantes  quiere 
Oue  sean  oyentes,  logrando 
Hacer  más  festivo  el  dia 

Con  la  honra  de  vuestro  aplauso. 

OBREGOX. 

i  Y  tú  has  de  estar  en  la  fiesta? 

JULIA. 

Fiesta  ,  donde  hay  hombres  lautos, 
P;ira  iiil  no  es  de  perder. 

ZAMÜAPALO. 

Gran  dia  ,  si  haces  barato. 
VOCES.  {Dentro.) 
Vítor  Campos! 

;  Mancha  viior! 
cvMPRSi.Nos.  (Dentro.) 
\  Cola  Mancha ! 

OBREGON. 

Licenciado 
Campesino,  ¡  Campos  cola ! 
CETINA.  {Dentro.) 
¡Mientes! 

OBREGON. 

Yo  te  doy  de  palos. 

Salen  CETINA  v  ESTUDIANTES  cam- 
pesinos ,  y  andan  á  cuchilladas  cuii 
los  manchegos. 

CETINA. 

iQuién  dijo  palos  aqui? 

OUREGON. 

Aqui  nadie. 

JULIA. 

Aqui  hay  porrazos,  {\ijae.) 

OBREGOH. 

Yo  lo  dije. 

CETIXl. 

Pues  si  él 
Lo  dijo,  haga  luego  un  acto 
OecoDiricion... 

OBREGON. 

Esto  es  hecho. 
(Saca  una  pistola   Cetina,  y  pónese 
Obregon  detrás  de  Zaml/apato.) 

CETINA. 

Porque  quiero  despacharlo. 

OBRECON. 

iPUtolítas  para  mi 
R. 


Pues  morirás. 

ZAMBAPALO. 

Tenga  mano. 

OBREGON. 

¿Oyes?  tira  y  no  me  yerres. 

ZAMBAPALO. 

No  tire,  seor  licenciado 
Cetina. 

OBREGON. 

Acaba ,  dispara, 
Oue  cara  á  cara  te  aguardo ; 
Pero  mira  no  me  yerres. 


¿Pues  cómo  puede  acertarlo 
Estando  detrás  de  mi? 
Señor,  ¿estamos  horrachos? 
No  dispare  vuesarcé. 
Que  basta  que  yo  disparo. 

OBREGON. 

Suelta  la  pistola. 

CETINA. 

Ya 
La  suelto.  (Arr/>jn!a.) 

OBREGON. 

¡vítor  Almagro 
(Embisten  á  cticliillutlas.) 

Y  Valdestillas  también! 

¡  Vítor,  que  lleva  su  ajo  ! 

CETI.NA. 

¡Vitor  Carrion  y  sus  condes! 

OBREGON. 

Cien  leones  se  han  sollado 
Para  que  esos  condes  huyan. 

CETINA. 

Ellos  sabrán  azotaros, 
I  Porque  sois  unas  Elviras 

V  unas  doñas  Soles.  {Uinjen.) 

ZAUBAPALO. 

i  Caldo 
A  los  deOrgaz! 

BERjiuDEz.  {Dentro.) 
¡Que  se  matan 
Los  dos  bandos! 

Sale  UN  ESTUDIANTE  con  un  hacha. 
DOÑA  JUANA.  (Dentro.) 
i  Al  Mercado  ! 
BERMUDEZ.  (Dentro.) 
¡Por  la  Rúa! 

Salen  liERMUDEZ  t  DOSA  .IUANA. 
vestida  de  estudiante. 

DOÑA  JUANA. 

Llegad  todos; 
Señores  manchegos .  ¡jaso. 
Que  soy  el  dotor  Madrid. 

BERMUUEZ. 

Tener,  señores  paisanos , 
Que  soy  el  dolor  liermudez. 

DOÑA  JUANA. 

¿Licenciado  Obregon? 

OBREGON. 

Trato 
De  acabar  con  esta  vieja 
De  Castilla. 

BERMUDEZ. 
¿  V  VOS  ? 
CETINA. 

Yo  ando 


Por  sacaros  esta  mancha , 
V  no  lie  de  gastar  un  cnarto 


ESTUDIANTE. 

Verbum  caro. 

DOÑA  JUANA. 

Paz, señores. 

BERMUDEZ. 

Tenganse. 

DOÑA  JUANA. 

Óiganme  ustedes. 

ZAtlBAPALO. 

Audiamus. 

DOÑA  JUANA. 

Caballeros ,  más  importa 
Que  finos  y  a|)asiünados 
Aventuréis  una  gola 
De  sangre  por  mi',  que  cuantos 
Piemios  pueda  la  forlnna 
Darme  por  vuestros  aplausos. 

BERUUDEZ. 

De  la  cátedra  desisto. 
Porque  si  habéis  de  arriesgaros 
A  perder  por  mi  las  vidas , 
Me  sale  el  premio  muy  caro. 

CETINA. 

¿Un  capón  ha  de  oponerse 
Muy  presumido  y  muy  falso 
A  la  cátedra  de  Sexto? 

ZAMBAPALO. 

¿No  le  parece  al  picaño 
Que  en  el  Sexto  leer  puede 
La  cátedra  al  más  versado  ? 
( Vuelven  á  embestirse.) 

DOÑA  JUANA. 

Don  Pedro  Hermudez  es 
El  que  solo  ha  granjeado 
La  cátedra  por  sus  letras. 

BERUUDEZ. 

El  dotor  Madrid,  es  llano. 
Que  por  sus  letras  merece 
Más  que  otro  en  tan  pocos  años. 

DOÑA  JUANA. 

Yo  os  suplico  que  os  templeij. 

CETINA. 

Señor  dotor,  en  llegando 
A  hablarme  así... 

OBREGON. 

Dése  modo... 

CETINA. 

Me  convengo. 

OBREGON. 

Y  yo  me  allano. 

BERMUDEZ. 

Digo,  señor  don  Alonso... 

(Dlceselo  á  doña  Juana.) 
Que  no  sé  cuál  fijo  astro 
Me  obliga ,  aun  más  que  me  mueve, 
A  serviros  >  estimaros. 
Yo  he  tenido  amigos ,  yo 
De  tan  lino  me  he  preciado 
Con  los  que  lo  han  sido  inios. 
Que  en  esto  sólo  aventajo 
A  los  qufe  en  la  edad  pasada 
Fueron  tema  de  los  años. 
Algo  es  más  aqueste  incendio 
De  aquel  calor  ordinario 
Con  que  la  amistad  estrecha 
Palabras,  pero  no  lazos. 
Este  no  hallarme  sin  vos 
V  este  [ireciso  adoraros, 
Mas  es  que  por  vos  ,  por  mi , 
También  debí  de  ser  algo. 
Idos  con  Dios,  y  lograd 


522 


COMED!, 


La  cátedra ,  que  aunque  errado 
Contra  vos  me  oponf;o,  es 
Sólo  porque  quiero  daros 
Más  triunfo  en  la  oposición; 
Que  tan  contento  me  hallo 
Kn  ver  que  lie  de  ser  vencido 
De  vos  solo,  porque  os  amo, 
l)ue  en  el  mismo  vencimiento 
Parece  que  tenj;o  el  lauro. 

IIÜXA  JUAX*. 

Señor  don  Pedro,  agradezco 

l.a  liiieza  ;  mas  no  extraño 

Une  me  bagáis  tantos  favores , 

C'ne  aunque  vos  me  liabeis  Im'iraüo 

Más  que  al  más  intimo  amigo, 

No  me  tiene  más  ufano 

Que  me  preürais  á  mí , 

Aunque  otro  os  haya  prendado, 

l'orque  aquel  sólo  agradece 

Y  yo  solamente  pago. 

La"  cátedra  es  vuestra  ,  que  liny 

Ks  vuestro  ingenio,  entre  tantos, 

El  que  por  digno  merece 

liepetidos  los  aplausos; 

Que  aunque  competido  el  mió 

Con  el  vuestro,  no  ha  iiitciilailo 

Preferiros ,  que  fué  sólo 

Porque  es  mi  ingenio  tan  vano 

Que  ha  intentado  la  osadía 

De  querer  aventajaros. 

DEnSlUDEZ. 

¿Queréis  escuohurme  á  solas 
Lna  palaliraí 

Hablad. 

BtnUUDEZ. 


UO\A  Jl'AXA. 

Habladnie  claro. 
Proseguid. 

IIEKMCDEZ. 

¿El  corazón , 
Qué  olicio  hace? 

DOÑA  JUANA. 

Velando 
Eslácomo  centinela 
Dentro  del  pecho  encerrado. 

BERIUUDEZ. 

¿Por  dónde  ve? 

Por  los  ojos , 
Adonde  registra  el  campo 
De  los  males  y  los  bienes. 

BF.RMUDtZ. 

¿Y  si  por  ellos  acaso 
No  los  viese? 

UOÑA  JUANA. 

Hacia  el  oido 
Sale  también  á  cseucliarlos. 

BEKMUDEZ. 

¿Cómo  avisa  el  corazón 
Los  males? 

DOÑA  JUANA. 

Toca  á  rebato 
Al  alma,  donde  duplica 
Latidos  desconcertados. 

BEBMUDEZ. 

¿Y  un  bien  cómo  nos  le  avisa? 

DOÑA  JUANA. 

Con  alegres  sobresallos 
Avisa  dentro  del  pecho 
\r(lientenienlc  pulsando. 


AS  ESCOCIDAS  DE  DON  FRAN'CISCO 
Centinela  de  la  vida, 
O  al  oíros  ó  al  miraros 
Pulsa  el  corazón ,  y  creo 
Que  es  bien  el  que"  me  ha  guardado 
La  fortuna  ,  cuando  os  ve 
Sobresaltarse,  y  reparo 
Que  tiene  indicios  de  mal 
El  mismo  haberos  mirado. 
Parece  bien ,  pero  tiene 
Por  mal  el  bien  encerrado 
La  misma  dificultad 
Que  hay  en  él  para  alcanzsrlo. 
Pues  sepa ,  si  el  mal  es  bien  . 
Que  estoy  siiitiendo  y  dudajido. 
Pues  de  "ver  que  el  cora/on 
Obra  activo  y  teme  tardo. 
De  dudarle  y  de  creerle 
Me  alegro  y  me  sobresalto. 

DOÑA  JUANA. 

No  creáis  al  corazón. 
Porque  aunque  suele  avisarnos 
De  los  males  y  los  bienes. 
En  avisos  ó  en  presagios 
El  corazón  las  más  veces 
Nos  engaña. 

BERMUDEZ. 

Eso  no  alcanzo. 
¿De  qué  suerte? 

DOÑA  JUANA. 

Desta  suerte: 
¿  No  sucede  de  ordinario. 
Si  en  un  caballo  os  ponéis , 
Que  si  tropieza  el  caballo 
Que  el  corazón  crea  el  riesgo 
Sin  que  haya  riesgo? 

BERUUOEZ. 

Está  claro. 

DOÑA  JUANA. 

Pues  ved  como  el  corazón 
Os  mintió.  ¿No  babeis  pensado 
Tal  vez  que  vais  á  reñir, 

V  luegn,  sobresaltando 
El  corazón  á  las  venas, 
Pide  socorros  tan  varios. 

Que  hurtando  la  sangre  el  rostro, 
Se  previene  tan  temprano, 
Que  el  riesgo  que  ha  de  venir 
Le  tiene  ya  imaginado? 

BERUUOEZ. 

Si. 

DOÑA  JUANA. 

¿Pues  cómo  el  corazón 
No  os  declara  vuestro  engaño? 

BEKMUDEZ. 

Decis  bien. 

DOÑA  JUANA. 

Falta  la  vista. 
Plaquea  el  oido  tanto, 
Que  tiene  por  verdaderas 
Voces  que  se  le  antojaron. 
Engáñase  el  gusto,  y  cree, 
De  la  aprensión  ayudado, 
Que  es  suavísimo  néctar 
El  siempre  acíbar  amargo. 
¿Y  queréis  que  el  corazón , 
Nada  verdad ,  todo  engaños , 
Sepa  más  que  los  sentidos? 
Destos  si ,  podéis  fiaros, 
Que  ellos  engañan  tal  vez, 

V  él  está  siempre  engañando. 

BERUUDEZ. 

Pues  mienta  ó  no  el  corazón , 
Yo  he  de  creerle. 

DOÑA  JUANA. 

Engañaros 
Puede  el  corazón. 

BERMUDEZ. 

No  puede. 
Que  á  los  ojos  se  ha  asomado 


DE  ROJAS. 
Y  á  los  oídos,  y  vos 
Mismo  estáis  aconsejando 
Que  prefiera  los  sentidos. 

DOÑA  JUANA. 

Lo  que  me  toca  es  pagaros 
E.safe. 

BERMUDEZ. 

V  á  mí  que  dure 
Firme  como  estos  peñascos. 

DOÑA  JUANA. 

Pues  ea,  amigos,  decid. 

BERMUDEZ. 

Ea  ,  amigos  ,  si  obligaros 
Puedo  con  mi  amor,  dircís... 

CETINA. 

¿Qué  me  ordenas? 

ESTUDIANTE. 

Ya  esperamos. 

DOÑA  JUANA. 

¡Vítor  el  doctor  Bermudez! 

MANCHEGOS. 

¡Vítor  Bermudez! 

BERMUDEZ. 

Trocando 
Los  afectos,  ¡Madrid  viva! 

CETINA. 

Basta  ser  tuyo  el  mand.3to. 

TODOS. 

¡Vítor  el  dolor  Madrid! 

DOÑA  JUANA. 

¿Licenciado  Obregon? 

OBREGON. 

Adstim. 

DOÑA  JUANA. 

Haced  que  todos  me  sigan. 

BERMUDEZ. 

¿Oísme,  Cetina? 

CETINA. 
Audio. 

BERMUDEZ. 

Todos  os  venid  conmigo 
Siguiéndome. 

CETINA. 

Pues  eamits. 

BERMUDiZ. 

En  casa  de  Serafina 
Vais. 

DOÑA  JUANA. 

Hoy  me  ha  convidado 
A  una  academia. 

BERMUDEZ. 

Yámi; 
¿Allá  iréis? 

DOÑA  JUANA. 

Allá  os  aguardo. 

BERMUDEZ. 

Repetid,  ¡vilor  Madrid! 

CETINA. 

Eso  es  bueno  para  un  rato. 

CAMPESINOS. 

¡Vítor  Capadocia! 

TODOS. 

¡  Vítor  1 

OBREGON. 

¡  Vítor  Mancha ! 

CAMPESINOS. 

¡Vilor  Campos! 

DOÑA  JUANA. 

Cielos ,  ¿  si  sabe  (piíen  soy 


Düii  Pedro? 

BERMCnE?.. 

Una  duda  amo. 

DON*  Jl'AXA. 

No  me  descubras,  fortuna. 

BERUUDEZ. 

üejjdme,  vivos  cuidados. 
Sal^   EL  MARQt  ÉS  v    U.N   CRIADO. 
CRIADO. 

lisia  es  la  casa. 


Cómo  JO  h 
¿Llamaré  ; 


De  Villena , 


CRUDO. 

la  puerta? 

MARUUÉS. 

Sf. 
Sate  JULIA. 

JDLIA. 

¿Qaién  es  quien  llama? 

CRIADO. 

El  Mar 
señor. 

JULIA. 

Rsperad  un  poco  agora. 
Mientras  digo  á  mi  Seuora 
Como  estáis  aqui. 

MARQUÉS. 

¡  Ay  amor! 

JBLIA. 

Y  en  esotra  sala  entrad. 

MARQUÉS. 

Lo  que  mandareis  haré. 

CRIADO. 

i  A  qné  te  llama? 

MARQVÉS. 

No  sé ; 
Ráceme  gran  novedad 
Que  dama  coi)  quien  no  vale 
"£a  fe  con  que  la  he  obligado, 
A  llamar  me  haya  enviado. 

CRIADO. 

jAhora  lo  sabes? 

marquks. 
Ya  sale. 

.Sfl/í  SERAFINA  vjrUA. 

SERAFINA. 

Tor  grosería  tendréis 
Que  me  haya  tardado. 

MARQUÉS. 

No; 
(Jue  antes  para  veros  yo 
ts  menester  que  tardéis. 

SERAFINA. 

No  OS  entiendo. 

HARQUÉS. 

Es  evidente , 
Que  siempre  se  deslumhró 
Quien  de  la  sombra  salió 
A  ver  el  sol  de  repente  ; 
Pues  como  preciso  es 
Peligrar  la  vista,  quiero 
Que  haya  alguna  luz  primero 
Para  ver  al  sol  después. 

SERAFINA. 

Ese  ejemplo  no  es  de  aqui. 
Que  ese  gran  padre  del  día 
Sale  entre  la  sombra  fria, 
lie  ciega. 


LO  QUE  QUERÍA  VER  EL  MARQUÍS  DE  V 

MARQUÉS. 

Es  ansí; 
Pero  es  el  alba  primera , 
Y  la  aurora  rubia  y  clara. 
Que  á  los  mortales  cegara 
Si  de  repente  saliera; 
Con  el  alba  se  previene 
La  vista  y  la  admiración. 
Porque  aquellas  luces  son 
Avisos  de  que  el  sol  viene; 
A  él  os  habéis  parecido 
En  enviar  vuestros  despojos  , 
Mejor  les  está  a  mis  ojos 
Que  vos  me  hayáis  prevenido ; 
Pues  con  aquel  resplandor 
Que  de  vuestras  luces  sale , 
No  veros  luego ,  me  vale 
Que  os  vea  después  mejor. 

SERAFINA. 

Aunque  me  está  bienoiros 
Lisonjas  que  he  de  eslimaros. 
Sabed  ,  que  por  acendraros , 
Deseo  contradeciros. 
Glande  es  vuestro  entendlmieiUo. 


Vase  ) 


MARQUES. 

Que  no  me  alabéis  querría , 
Porque  parece  ironía 
De  vuestro  aborrecimiento. 
No  me  tratéis  con  engaño. 

SERAFINA. 

único  sois  en  las  ciencias, 
Dueño  de  las  experiencias 
Sin  la  costa  de  los  años. 
Sois  en  la  escuela  el  mayor 
Sugelo  della,  esto  sé. 

MARQUÉS. 

Más  sé  que  todos... 


Yái 


¿Porqué' 

MARQUÉS. 

Porque  sé  amaros  mejor. 

SERAFINA. 

No  es  ciencia  amor,  claro  eslá ; 
i;n  bruto  sabe  querer. 

MARQUÉS. 

Pero  saber  conocer 
Lo  que  se  ama  lo  será. 
Por  amar  mi  entendimiento 
Con  perfección  noche  y  dia 
Corseen  la  lilosofia 
De  vuestro  conocimiento ; 
Luego  me  puse  á  estudiar 
En  honra  clase  mayor. 
Las  leyes  que  pide  amor 
Para  saber  obligar. 
Luego  con  mayor  desvelo 
La  astrologia  estudié, 
Por  saber  todo  lo  que 
Hay  dentro  de  vuestro  cíelo. 
Mas  si  no  os  he  de  alcanzar, 
Mejor  me  está  ,  Serafina  , 
Estudiar  la  medicina 
De  saberos  olvidar ; 
Pues  si  yo  no  he  de  aspirar 
A  mereceros ,  llamarme 
Fué  para  desengañarme. 

SERAFINA. 

Hoy  he  querido  juntar 

Los  sugelos  de  más  parles 

Que  hay  en  la  Universidarl : 

Dia  es  de  Navidad ; 

Mi  inclinaciun  á  las  artes 

Tan  grande  es  siempre,  qiio  qi 

Hoy  una  academia  hacer 

En  que  vos  habéis  de  ser. 

Como  en  la  escuela ,  el  primero. 

Vos  llevaréis  la  vitoria. 


MARQDÉS. 

Quienes  en  esta  ocasión 
Sugelo  de  esa  elección , 
Ya  lo  es  de  vuestra  memoria; 
Si  le  merece  mi  pena , 
Premio  á  mi  constancia  dad. 

SERAFI.NA. 

El  nmor  quiere  igualdad ; 
Sois  el  marqués  de  Villena, 
La  que  vuestra  igual  no  es... 

MARQUÉS. 

¿Quién ,  Seraflna ,  os  iguala? 

JULIA. 

Gente  viene. 

SERAFINA. 

A  esotra  sala 
Os  pasad  ,  señor  Marqués. 

MARQUÉS. 

¿A  esta  sala  pasaran 
Los  académicos? 

SERAFINA. 

Sf. 

MARQUÉS. 

Pues  ya  obedezco ;  ¡  ay  de  mí! 

SERAFINA. 

¿Quién  es? 

El  dolor  Ciclan. 
Sale  DOÑX  JUANA. 

DO.ÑA  JUANA. 

Es  quien  quiere,  Serafina, 

Sí  ya  no  es  que  os  cause  enojos  , 

Estudiar  para  los  ojos 

Rayos  de  esa  lu/,  divina ; 

Ciega  á  un  tiempo,  y  á  otro  inclina. 

Pues  como  en  su  oculto  arder 

No  se  puede  comprender 

La  llama,  vengo á  estudiar, 

No  como  os  he  de  adorar. 

Sino  como  os  he  de  ver. 

SERAFINA. 

Mucho  me  estáis  lisonjeando. 

DOÑA  JUANA. 

Verdad  del  deseo  es. 

SERAFINA. 

En  esa  sala ,  el  marqués 
De  Villena  está  aguardando. 

DOÑA  JUAN*. 

¡Ay  de  mí  1  el  Marqués... 

SERAFINA. 

¿Amando 
Me  estáis? 

DOÑA  JUANA. 

Y  sin  penetrar 
La  luz ,  la  luz  sé  adorar ; 
Pero  verla  he  menester. 

SERAFINA. 

Pues  yo  me  dejaré  ver 
Si  vos  me  sabéis  amar. 

DOÑA  JUANA.  (Ap.) 

Mal  entiendes  mis  cuidados. 

SERAFINA. 

Felice  soy  desde  ahora. 

JULIA. 

(;  Y  que  sea  mi  Señora 
Amiga  de  desbarbados!) 

DOÑA  JUANA. 

Favores  tan  declarados. 

Sola  mi  fe  pagará.  Vase.) 

SERAFINA. 

Yo  me  he  declarado  ya. 
Afectos ,  no  tan  veloces. 


JULIA.  {Ap.) 
jSaliri  ésle  dar  cuatro  toces 
A  una  mujer?  no  tabrá. 

Sa/í  BERMUDEZ. 

BERUUDEZ. 

Yo  he  venido  :i  obedeceros 
A  esla  academia,  á  ocasiou 
tiae  logre  mi  admirucioo 
Oiros  á  nn  tiempo  y  veros. 

SERAFINA. 

Mi  cuidado  agradeceros 
Debe  una  j  otra  (ineza. 

BERMIDEZ. 

Ved  mi  admiración  que  empieza 
Ue  ver  que  el  entendimieulo 
Este  alguna  vez  contento 
Ue  gozar  a  la  belleza. 

SEBAFmA. 

Y  el  entendimiento... 

BERHUDEZ. 

Hablad. 

SERAfl.-ÍA. 

¿Sabréis  vos  por  qué  procura 
Olvidar  a  la  hermosura 

Y  querer  á  la  fealdad? 

BERUDOEZ. 

Es  tanta  su  vanidad  , 
Que  quiere  una  adoración 
Singular;  y  asi,  la  unión 
De  la  fealdad  solicita, 
Qae  la  hermosora  le  quila 
Parte  de  la  estimación. 
Si  el  entendimiento  veo 
Que  amar  la  beldad  procura, 
Hace  la  mucha  hermosura 
Al  entendimiento  feo ; 
Si  para  mejor  empleo 
Ama  la  fealdad  dichosa. 
La  da  luz  tan  misteriosa 
Que  como  del  la  luz  nace , 
El  entendimiento  hace 
Que  esté  la  fealdad  hermosa. 
Pues  como  él  cuando  procura 
Ver  y  amar  con  variedad, 
Hermosea  á  la  fealdad 

Y  á  él  le  afea  la  hermosura; 
En  la  fealdad  más  segura 
Su  vanidad  se  percibe. 

Que  aunque  desotra  se  prive. 
Emplea  su  perfección 
Adonde  él  da  estimación 

Y  no  donde  la  recibe. 

Sfl/en  CETINA,  OBREGON 

y  ESTUDIANTES. 
JULIA. 

Toda  la  Universidad 
A  la  academia  ha  venido; 
Todo  está  ya  prevenido; 
En  esotra  sala  entrad. 
¿Señor  don  Pedro? 


Sale  EL  MARQUÉS  y  DOÍÍA  JUANA 
y  deliénenltt  entre  los  tres. 

■ARQUES. 

No  os  eclipséis,  sol ,  iiue  llena 
De  luz  cielo  y  mar  serena. 

DO:ÑA  JUANA. 

Cayó  amor. 

SERAFINA. 

i  Estoy  mortal!  {Tropieza  ) 


COMEDIAS  ESCOGID.VS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROÍAS. 

Salen  ESTUDIANTES  campesiiiv 


BERMUDEZ. 

Resbaló. 

MARQUÉS. 

Pié  de  cristal 
No  ha  (le  huir  por  el  arena. 

SERAFIXA. 

Iba  ciega  ;  he  tropezado. 

MARQUÉS. 

Si  os  mirabais  ,  esto  ha  sido. 

BEnMCDEZ. 

El  color  habéis  perdido. 

DOÑA  JUA>A. 

Pero  ya  le  habéis  cobrado. 

BERUDDEZ. 

Bien  al  sol  he  comparado 
Peregrina  esa  belleza, 
Cuando  3  peligrar  empieza 
Con  la  luna  su  arrebol. 
Que  cuando  se  eclipsa  el  sol 
Es  sólo  cuando  tropieza. 

BARQOÉS. 

A  ese  rio  lisonjero 
También  os  comparo  yo, 
Al  ver  que  el  susto  os  dejó 
M.is  hermosa  que  primero ; 
Tropieza  de  ir  muy  ligero 
En  la  peña  que  ha  estrechado 
El  margen  que  le  ha  guiado ; 
Pero  si  se  para,  es 
Para  correr  más  después 
Sólo  porque  se  ha  parado. 

DO.VA  JUANA. 

Otro  ejemplo  al  vuestro  igual 
Viene  á  ser  la  mar  serena , 
Que  en  tropezando  en  la  arena 
Más  herniose:)  el  cristal; 
Sois  luna  á  quien  da  caudal 
Nube  que  fué  á  escurecella, 
O  estrella  que  está  más  bella 
Si  la  turba  el  hielo  frió; 
Vos  sol  la  llamáis,  vos  rio. 
Yo  la  mar,  luna  y  estrella. 

JULIA. 

Bien  el  premio  mereciera 
Ingenio  tan  superior. 


Aunque  no  fuera  el  mejor 
A  mi  me  lo  pareciera. 

JULIA. 

Fileno  el  Mágico  espera 
Licencia. 

SERAFINA. 

Y'a  puede  entrar. 
Salen  FILENO  y  músicos. 

FILENO. 

Como  me  enviaste  á  avisar, 
Señora,  te  obedecí. 


¿La  música? 

Mtisicos. 
Ya  está  aquí. 

JULIA. 

¿La  escuela? 

SERAFINA. 

Ya  puede  entrar. 

MARQUÉS. 

Para  mi  ver  la  figura 

Del  Mágico  es  gran  deleite. 

Salen  ESTUDIANTES  mancliegos 
y ZAMBAPALO. 

ZAHBAPALO. 

Aquí  está  la  Mancha. 


CETI.NA. 

Campos  está  aqui. 

JDLIA. 

i  Basura ! 

BERMUDEZ. 

¡  Unda  academia! 

DOÑA  jua:«a. 
Lucida; 
Famosa  tarde  será. 

SERAFINA. 

Para  vuecelencia  está 

Est:i  silla  prevenida. 

{Una  silla  sola .  un  bufete, unos  m'/;  - 
eos  detras,  los  estudiantes  ú  tus  lu- 
das.) 

JULIA. 

Ea ,  sentarse,  señores. 

ZAMBAPALO. 

Ahora  mi  ingenio  verán. 

OBREGON. 

¡  Gran  tarde ! 

CETIRA. 

Juntos  están 
Nuestros  dos  opositores. 

SERAFINA. 

Los  señores  licenciados 

Se  acomoden.  {Siénta-.u  ) 

OBRECON. 

Ya  lo  estoy. 

ZAMBAPALO. 

¿Pues  hay  licenciados  hoy 
Que  no  estén  acomodados? 

SERAFINA. 

Para  que  el  intento  acierte 
Atentos  podéis  estar, 
Porque  se  ha  de  celebrar 
La  academia  desta  suerle. 
Yo  propondré  una  cuestión 
O  un  problema. 

CETINA. 

Bien  está , 

Y  así  cada  ano  dirá 
Su  opinión. 

OBREGON. 

¡Linda  opinión! 

SERAFINA. 

La  música  ha  de  cantar 
Un  mole  con  cada  asunto; 
Luego  sobre  el  mismo  punió 
La  escuela  ha  de  sentenciar ; 

Y  yo  he  de  hacer  un  favor 

Al  que  conformándose  antes 
Dijeren  los  estudiantes 
Que  ha  discurrido  mejor. 

CETINA. 

Vaya  la  cuestión  primera. 

ZAMBAPALO. 

La  proposición  es  niia , 

Sacando  la  Teología , 

Que  es  la  ciencia  verdadera, 

CETINA. 

Proseguid. 


ZAMBAPALO. 

¿Cuál  ciencia, 
Para  la  conservación 
Nuestra  es  la  mas  útil? 


SERAFINA. 

¿Por  qué? 

MARQUÉS. 


:s. 


Porque  es 


Su  ciencia  Filosolia 

Sloral  ,  que  el  discurso  invenía  , 

Polilica  que  suslenla 

L'na  y  utra  mon.'iniuia; 

Porii'ue  lengamos  quietuü 

Leves  el  mundo  iuvenló, 

V  (ie  las  leyes  nació 

La  juslicia.que  es  virind. 
tíue  suii  un  freno  juzgad 
Contra  la  bumana  malicia , 
(.iiie  si  no  hubiera  justicia 
Tampoco  hubiera  verdad. 
De  los  hombres  el  rencor 
Contra  los  hombres  lempluron  , 
Porque  el  castigo  inventaron 

Y  criaron  el  temor. 
Luego  bien  ahora  tundo. 
Sin  que  haya  contradicción, 
Oue  solas  las  leyes  son 

Las  que  conservan  el  mundo  ; 
Que  es  tanta  su  utilidad , 
ijue  sin  ellas  nuestro  error 
No  consiguiera  temor. 
Quietud  ,  justicia  y  verdad. 
mJsiCA.  (Cantan.) 
Con  las  leyes  el  mundo 
Hits  perdido  está. 
Que  antes  no  había  pleitos 
y  agora  los  hay. 

SERAFmA. 

Ea,  don  Pedro,  proseguid. 

BERMUDEZ. 

Digo,  hermosa  Seralina , 
Que  es  ciencia  la  Medicina 
La  mas  útil. 

SERAFiriA. 

¿Cómo? 

BERUUDEZ. 

Oid: 
Vos  decis ,  señor  Marqués... 

MARQUÉS. 

Hablad. 

BERMUDEZ. 

Que  las  leyes  son 
Par»  la  conservacioo 
Déla  república. 

MARQUÉS. 

Ansí  es. 

BERUUDEZ. 

Ella  es  un  todo,  á  quien  quiero 
De  sus  partes  componer ; 
Todo  no  lo  puede  haber 
Sin  que  haya  parles  primero. 

MARQUÉS. 

Decís  bien ,  eso  no  puedo 
Negar,  que  es  demostración. 

BERMUDF.l- 

Los  hombres  las  partes  son 
Oeaquese  todo. 

MARQUÉS. 

Concedo. 

BERMUDEZ. 

Pues  si  en  tas  leyes  se  muestra 
Que  atiende  sn  autoridad 
k  sola  la  utilidad 
De  la  república  nuestra; 

V  si  es,  como  se  verá, 
La  Medicina  también 

Para  los  hombres,  sin  quien 
líepública  fallará: 
.Mas  útil ,  en  cierto  modo. 
Ks  que  otras  ciencias  y  arti'S, 
Porque  ella  es  para  las  partes , 

Y  esotras  son  para  el  todo. 

MARQUÉS. 

I.as  leyes  unas  verdades 
Son  que  debemos  guardar. 


O  QliE  quería  ver  EL  MAIiQLliS  DE 

Y  así  es  primero  curar 

I  Ánimos,  que  enfermedades. 

!  BERMUDEZ. 

Esa  ciencia  es  evidencia 
Que  por  secreta  virtud 
Dé  ánimo,  vida  y  salud  ; 
Mas  de  las  leyes  la  ciencia 
Muertes  solo  determina ; 
Véase  en  castigos  tantos 
Cómo  disponen. 

MARQl'ÉS. 

¿Y  á  cuántos 
lia  muerto  la  Medicina'; 

MÚSICA. 

Ciencia  es  la  Medicina 
¡  Que  d  nadie  daña; 
I  Los  que  usan  mal  della 
j  Son  los  que  matan. 

MAnQUÉS. 

Sigo  la  opinión  contraria. 
(Dan  palmadas.) 

SERAFINA. 

Dejadlo,  señor  Marqués. 

FlLEiNO. 

Digo  que  la  magia  es 

La  ciencia  más  necesaria. 

Más  útil  y  más  perfecta. 

BERMUDEZ. 

Menos  útil  que  ninguna. 

FILENO. 

Digo  que  la  magia  es  una 
Filosofía  perfecta, 

Y  es  una  ciencia  evidente. 
Que  si  el  hombre  la  alcanzara, 
Todo  cuanto  deseara 
Consiguiera  fácilmente; 
Hacer  que  esté  oscuro  el  dia , 
Que  mengüe  el  mar  cuando  crece. 
Ven  que  á  todos  nos  parece 
Milagro,  pues  es  magia. 

MARQUÉS. 

La  magia  está  prohibida. 

FILENO. 

La  natural  no  lo  está, 

La  diabólica  será 

La  que  lo  es,  porque  no  olvida. 

MARQUÉS. 

¿Ciencia  alguna  puede  haber 
Que  esté  secreta?  eso  no. 
¿  Quién  sabe  esa  magia  ? 

FILENO. 

Yo. 

MARQUÉS. 

Eso  es  lo  que  yo  he  de  ver. 


Al  mar  producir  verás 
Rubias  llores. 

MARQUÉS. 

Mucliü  fuera 
Eso  si  yo  lo  creyera ; 
Pero  yo  quiero  ver  más. 

FILENO. 

I  n  rio  que  va  corriendo 
He  de  hacer  retroceder. 

MARQUÉS. 

No  es  lo  que  quiero  yo  ver 
Kso  solo. 

FILENO. 

No  os  entiendo; 
De  un  loco  sabe  mi  ciencia 
Templar  todo  el  frenesí. 

ZAMBAPALO. 

1  llaga  eso,  pues  tiene  en  ti 

I  Ln  quien  hacer  la  experiencia. 


FILENO. 

Fiaré  que  seas  sólo  quien 
Premios  de  amor  (jnereciere: 
llama  que  le  aborreciere 
Haré  que  te  quiera  bien  , 
Y  de  ansias  y  afectos  llena  , 
Que  en  tí  piense  noche  y  dia. 


Eso  es  lo  que  quería 

Ver  el  Marqués  de  Villena. 

MARQUÉS. 

Muy  bien  decís,  claro  está, 

Y  sólo  porque  eso  hiciera 
Todo  mi  Estado  le  diera  ; 
Ni  lo  veré,  ni  él  lo  hará. 

FILENO. 

En  la  magia  todo  cabe. 
Que  es  la  más  útil  pensad. 

MARQUÉS. 

Donde  está  la  utilidad, 
¿Qué  es  ciencia  que  no  se  sabo? 
(Palmadas.) 

FILENO. 

Contra. 

TODOS. 

Adelante,  adelanto. 

SERAFINA. 

¿Qué  es  vuestra  opinión? 

DO.ÑA  JUANA. 

La  mía 
Es  que  es  la  Filosofía 
Natural  más  importante ; 

Y  que  es,  afirmo  tandiien. 
La  ciencia  más  oportuna. 
Ciencia  es  sin  la  que  otra  alguna 
No  se  puede  adquirir  bien  ; 

En  la  experiencia  se  ven 
El  ejemplo  destoansi. 
Médico  nunca  le  vi 
Sin  que  filósofo  sea. 
Si  lo  es  con  perfección; 

Y  sin  la  Filosofía, 
¿Quién  sabe  la  Aslrologla 
Por  cierta  demostración? 
Sin  ella  nadie  se  alabe 
Que  supo  la  Medicina , 
La  Teología  divina. 

Sin  ella  nadie  la  sabe; 
A  esta  ciencia  está  sujeta 
La geográhca  después, 

Y  vuestra  magia,  porque  es 
Filosofía  secreta; 

Con  señarle  la  Poesía 
Filosofía  contiene, 
1-a  Matemática  tiene 
Natural  (ilosufia; 
Luego  ella  sin  diferencia 
La  más  útil  viene  á  ser. 
Pues  no  se  puede  saber 
Ninguna  sin  esta  ciencia. 

TODOS. 

¡  ;  Vítor! 

i  MARQUÉS. 

i  Que  al  revés  viene  á  ser 

!  En  la  experiencia  diria. 
Pues  sin  la  Filosofía 

i  Pueden  las  leyes  saber, 
Ciencia  que  eí  tiempo  inventó. 
Que  dispone  y  determina. 

!  DOÑA  JUANA. 

I  Facultad  y  disciplina 
]  Son  las  leyes ,  ciencia  no. 

j  BERMUDEZ. 

Sin  Filosofía  vi 
I  Algún  médico  curar. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


DOMAJUA.NA.  I 

Será  acaso  el  acertar,  | 

Mas  no  saber. 

SERAFINA. 

Es  así. 

FILENO. 

Que  es  parte  de  la  magia 
La  ciencia  tuya  verás. 

DOÑA  JUANA. 

La  que  sabemos  no  más 
Es  nuestra  lilosofia. 

TODOS. 

¡Vitor  Madrid! 

SERAFINA. 

Aj-  amor, 
¿Quién  lleva  el  premio,  decid? 

TODOS. 

Prémiese.al  dotor  Madrid, 
¡El  dolor  Eunuco,  tor! 

SERAFINA. 

Por  premio  esta  flor  tomad. 

(Dale  Serafina  una  flor  al  dolor  Ma- 
drid, que  es  doña  Juana,  y  dásela  ul 
Marqués.) 

DOÑA  JUANA. 

Aunque  á  mí  me  la  deis,  es 
Quien  la  merece  el  Marqués. 

CETINA. 

Sois  un  grosero. 


Es  verdad. 

MÚSICA. 

Quien  le  mira  á  la  cara, 
¿De  qué  se  irrita? 
¿Qué  enlienden  los  capones 
De  groserías? 

DOÑA  JUANA. 

Mi  desmérito  lo  erró. 

SERAFINA. 

Dadme  la  flor  que  os  han  dado. 

MARQUÉS. 

Aunque  el  asunto  haya  errudo, 
Eso  no  lo  erraré  yo; 
No  la  daré,  porque  ba  estado 
En  vuestra  mano  divina. 

DOÑA  JUANA.  (Ap.) 
Porque  fué  de  Serafina 
Me  pesa  habérsela  dado. 

SERAFINA.  (Ap.) 
El  ardor  disimulad, 
Celos  que  en  mi  pecho  crece. 

BERMUDEZ.  (Ap.) 

Mi  conjetura  parece 
Que  va  saliendo  verdad. 

(Mira  al  dotor  Madrid. 

SERAFINA.  (Ap.) 
Del  be  de  lomar  venganza, 
A  otro  be  de  hacer  un  fuvur. 

MARODÉS.  (Ap.) 
¿Para  qué  es  verde  la  flor. 
Si  es  flor  de  ajena  esperanza? 

ML'SICA. 

Dejad  la  academia 

De  ciencias  y  ingenios, 

Que  se  lia  vuelto  palestra  de  a;:u:r 

y  certamen  de  celos. 

MARQUÉS. 

¿No  proseguís? 

SERAFINA. 

A  estoespero, 
Y  para  que  fin  se  dé 
L'n  problema  propondré. 


ZA»DAPALO. 

Con  licencia,  este  primero. 

MARQUÉS. 

Zambapalo,  dilepues, 
Pero  sea  alegre. 

ZAMBAPALO. 

Es ,  Señor, 
Si  pueden  tener  amor 
Los  capones. 

MARQUÉS. 

Bueno  es. 

JULIA. 

Dada  está  la  solución 
A  la  duda. 

ZAMBAPALO. 

¿Cómo  asi, 
Julianilla? 

JULIA. 

Como  á  mi 
Dos  años  me  habló  un  capen; 
¿Velo? 

ZAMBAPALO. 

Todo  eso  es  hablar. 

CETINA. 

Que  tienen  amor  se  infiere , 
De  que  mucho  más  se  quiere 
Lo  imposible  de  alcanzar; 
Que  amar  saben  acredito. 

ZAMBAPALO. 

No  concluye  esa  razón, 
Que  aunque  tienen  privación 
Ninguno  tiene  apetito. 

CETINA. 

Apetito  tienen. 

ZAMBAPALO. 

Negó. 

CETINA. 

Que  el  apetito,  en  rigor. 
Es  un  fuego  interior, 
Y  ellos  tienen  este  fuego. 

ZAMBAPALO. 

Pero  no  es  fuego  que  pasa 
A  encender. 

CETINA. 

Si  pasa  tal, 
Dentro  tiene  el  pedernal 
El  fuego,  y  á  nadie  abrasa; 
Üél  salen  centellas  bellas 
Cuando  el  eslabón  la  ha  herido. 


Y  después  que  haya  encendido, 
Parará  todo  en  centellas. 


Dé  la  razón,  licenciado. 

ZAMBAPALO. 

O  quedar  por  necio  ó  ruin. 
El  amor  atiende  al  fin 
De  conseguir  lo  deseado. 

CETINA. 

A  eso  no  hay  que  responder, 
Valientemente  propones. 

ZAMBAPALO. 

El  amor  de  los  capones 
Buen  fin  no  puede  tener. 

JULIA. 

Yo  concedo  esa  menor. 

ZAMBAPALO. 

Pues  si  no  hay  fin  donde  pare , 
Luego  cuando  el  Un  fallare 
Del  amor,  falla  el  amor. 

¿Qué  importa  si  en  ellos  hay 
lio  alma  con  que  á  amar  vienen  'i 


ZAMBAPALO. 

¿No  ves  que  es  la  que  ellos  tiene. i 
El  alma  de  Garibay? 
Y  con  ella  ¿qué  se  alcanza 
Después  de  haberla  tenido? 

MARQUÉS. 

Eso  es  decir  que  ha  habido 
Quien  ame  sin  esperanza ; 
Sin  ella  ba  sido  mi  amor 
De  jerarquía  más  alta. 

ZAMBAPALO. 

A  los  capones  les  falta 
Esperanza  y  posesión. 

SERAFINA. 

A  no  tener  corazones 
Con  que  amen ,  confesaría 
Que  no  aman. 

ZAMBAPALO. 

Señora  mía, 
¿Qué  entiende  usted  de  capones? 

CETINA. 

Yo  un  capón  con  hijos  vi. 

JULIA. 

Y  también  le  he  vislo  yo. 

MÚSICA. 

Capón  que  los  tenga,  no : 
Capón  que  ¡os  crea,  si. 

MARQUÉS. 

Esia  cadena  tomad 
l'or  premio. 

(Dale  una  cadena  el  Marqués  á  Zam- 
bapalo.) 

ZAMBAPALO. 

¡Santa  cadena! 
Sólo  el  Marqués  de  Villena 
Da  cadenas. 

TODOS. 

Es  verdad. 

BERMUDEZ. 

Vaya  el  problema  adelante. 

SERAFINA. 

Este  el  problema  ba  de  ser; 
¿Cuál  es  más  tormento,  ver 
Muerta  su  dama  un  amante, 
O  ver.  si  amado  se  han. 
Que  ella  aborrezca  á  quien  la  ama? 
i,  O  que  olvide,  ó  ver  su  dama 
Én  poder  de  otro  galán? 

DOÑA  JUANA. 

Otra  vez  será  importante , 
Volvérnosle  á  proponer. 

SERAFINA. 

,.Cuál  es  más  tormento,  ver 
.Muerta  su  dama  un  amante, 
O  ver,  si  amado  se  han. 
Que  ella  aborrezca  á  quien  la  ama? 
;.0  que  olvide,  6  ver  su  dama 
Én  poder  de  otro  galán? 

BERMUDEZ. 

Verla  muerta,  digo  yo 

Que  será  el  mayor  tormento. 

UARQl'ÉS. 

Que  es  mayor  tormento  siento. 
Ver  que  aborrezca. 

SERAFINA. 

Yo  no ; 
Verla  que  olvide ,  se  iniiere 
Que  será  el  mayor  dolor. 

DOÑA  JUANA. 

Verla  digo  que  es  mayor. 

En  poder  de  otro  á  quien  quiero. 

FILENO. 

I  Que  no  hay  cijI  ninguno  veo 


ni, o  al  (le  los  celos  sea  igual. 

BERMUDEZ. 

,  OiiiiTfn  ver  que  ts  mayor  mal 
Ncrla  muerta? 

SERAFINA. 

Eso  deseo. 

BERMDDEZ. 

Dama  que  olvidó,  podía 
Ai'iirilarseque  me  ba  amado, 
V  la  (|ue  celos  me  lia  dado 
Pui'de  volver  á  sermia; 
Uejúnilome  jo  engañar, 
La  (lue  llegué  á  aborrecer 
Puede  volver  á  querer. 
Volviéndola  yo á  obligar; 
Tero  bien  se  ve  que  no 
\.  Ivi'r.iá  satisfacerme 
A  acordarse  ni  á  quererme 
í.j  iLiina  (lue  se  murió; 
I  iu>í;ii  menos  siente  quien 
1  :i  \f ,  aunque  la  ve  perdida, 
Aun(|iie  aborrece,  aunque  olvida, 
^  aiiiH|ue  da  celos  también. 

MARQUÉS. 

r  el  tormento  crece 

I'  se  ve  aborrecer. 

1  liay  muerte  como  ver 

II  ama  á  quien  le  aborrece; 

Vi  confieso  que  en  muriendo 

La  dama,  pierde  á  quien  ama  , 


L:i  que  da  celos  lambieo 
M;  s  privilegiada  quede, 
C'ue  estando  ofendiendo  puede 
1  ar  celos  y  querer  bien ; 
lie  la  que  olvida  ofendida 
Máun  será  el  tormento  igual, 
(  ue  aquella  no  quiere  ma! , 
Aunque  se  sabe  que  olvida ; 
1  uego  m.is  los  desconsuelos 
f-on  del  que  está  aborrecido, 
I  ues  llora  muerte  y  olvido, 
^  odio  y  olvido  dan  celos. 

SERAFINA. 

Aunque  uno  y  otro  he  escuchado 

Lo  contrario  he  de  inferir, 

Pori|ue  más  debe  sentir 

Aquel  que  se  ve  obligado; 

Ni  una  memoria  merece 

El  que  padece  un  olvido, 

Pero  del  aborrecido 

Se  acuerda  quien  le  aborrece; 

Ya  I  o  estará  tan  cruel 

Quien  se  acuerda  del  sin  verle , 

Aunque  para  aborrecerle 

Sea  el  acordarse  del ; 

Ver  sus  celos,  yo  diré 

Que  gran  tormento  ha  causado; 

Mas  pregunto,  ¿qué  olvidado 

Los  duda  aunque  no  los  ve? 

Pues  para  el  que  tiene  incierta 

Una  esperanza  creída. 

Tan  muerta  está  la  que  olvida 

Como  si  estuviera  muerta; 

Luego  bien  he  colegido, 

8ue  de  celos  el  tormento, 
uerte  ni  aborrecimiento 
Se  igualan  al  del  olvido. 

ZAUDAPALO. 

Dene  dixit. 

DOÑA  JUANA. 

Oye ,  espera ; 
Mayor  es  el  mal  de  ver 
Su  dama  en  otro  poder, 
V  arguyo  desia  manera  : 
El  olvidado,  Vitoria 
I'ucilc  alcanzar  algnn  día, 
Del  mérito  y  la  porfía 
Se  consigue  la  Vitoria; 


:  gllERIV  VEI!  EL  MAnQllíS  DE 

Kl  aborre,:ido  siento 

i,)ue  templará  su  pasiou 

Con  ver  que  él  da  la  razón 

l'ara  su  aborrecimiento; 

Uno  y  otro,  digo  yo. 

Como  el  unoyotro  ama, 

Que  admitir  podrá  su  dama, 

V  el  que  vio  sus  celos  no ; 
.\quel  que  perdió  murieudo 
La  que  amó  con  viva  fe , 

Va  que  no  la  ve,  no  ve 
Dama  que  le  esté  ofendiendo; 
Mas  no  iguales  los  desvelos 
Son  del  que  recela  y  ama , 
l'ues  cada  dia  su  dama 
Ve  que  le  está  dando  celos: 
Esta  si  que  es  muerte ,  á  quien 
Ningún  mal  ha  preferido, 
l'ues  ahora  hay  celos,  olvido, 
Como  celos  que  se  ven. 
Que  de  los  dos,  el  mayor 
Mal  es  el  mal  que  se  piensa, 

V  es  la  duda  de  la  ofensa 
Circunstancia  del  dolor 
Máselicazy  más  fuerte; 
l'ues  si  agora  he  colegido 

Que  hay  donde  hay  celos  olvido. 
Aborrecimiento  y  muerte, 
oue  serán  los  desconsuelos 
Mucho  mayores  se  entiende , 
De  un  mal  que  á  todos  comprende 
yue  de  uu  mal  que  está  sin  Qelos. 

ESTUDIANTES. 

¡Vítor! 

BERMUDEZ. 

La  muerta  se  entiende, 
(,)ue  mayor  dolor  causó 
Oue  celos. 

DOÑA  JUANA. 

La  que  murió 
Lastima,  pero  no  ofende. 

MARQUÉS. 

No  da  celos,  pero  darlos 
l'odrá  la  que  tuvo  amor 

V  aborrece. 

DO.ÑA  JUANA. 

No  es  peor 
Dar  celos  que  imaginarlos. 

SERAFINA. 

M  aun  la  olvidada  ha  podido 
Dar  celos  por  recompensa. 

DOÑA  JUANA. 

Memoria  para  una  ofensa, 
Mas  que  se  volviera  olvido. 

ESTUDIANTES. 

¡Vítor  el  dotor  Madrid! 

OTRO. 

¡Désele  el  premio! 

FILENO. 

Es  razón. 

SERAFirtA. 

Yo  también  ha'jo  opinión; 
Kste  favor  recibid, 
Don  Pedro. 

Dale  unarosaá  don  Pedro  Uermiulez- 
MARQUÉS.  (4p.) 
Viven  los  cielos,  , 
Que  hay  otro  favorecido. 

SERAFINA.  (Ap.) 

Yo  que  me  quejo  de  olvido 
He  de  vengarme  con  celos , 
Que  es  el  mal  que  se  imagina 
Que  es  el  mayor  de  los  tres ; 
.Mas  no  lo  siente. 

DOÑA  JUANA.   (Ap.) 

El  Marqués 
Mirando  está  á  Serafina. 


VILLENA.  JÍ7 

¡Oh ,  como  es  dolor  más  fucrlo ! 
¡  Grande  mal  los  celos  son ! 

BERBÜDEZ.  (Ap.) 

Amar  la  imaginación 
Hs  adorar  á  la  muerte : 
La  muerte  amo  y  amo  bien. 

MARQUÉS. 

Todos  cuatro  males  siento: 
Olvido,  aborrecimiento. 
Celos  y  muerte  también. 

MIJSICA. 

Dfjad  la  academia 

De  ciencias  y  ingenios, 

Qne  se  ha  vuelto  certamen  de  amor 

y  palestra  de  celos. 

SERAFINA. 

Ríen  habéis  dicho ;  yo  creo 
Que  es  larde ,  y  cansada  estoy ; 
Cese  el  certamen  por  hoy. 

CETINA. 

Quibus  flnitis. 

ZAMBAPAI.O. 

Laus  Deo. 

MARQUÉS. 

1.a  ciencia  y  la  erudición 
Ue  Madrid  es  soberana. 

DOÑA  JUANA. 

Ah  ,  señor  Marqués ,  mañaua 
Leeremos  de  oposición; 
Vuecelencia  me  ha  de  honrar 

MARQUÉS. 

Irá  serviros  espero. 

BERMUDEZ. 

Yo  que  he  de  leer  primero 

Os  (pieria  suplicar. 

Que  á  un  tiempo  honréis  á  los  dos. 

MARQUÉS. 

OblígaciOD  mía  es. 

FILENO. 

Vamonos ,  señor  Marqués , 
Que  tengo  que  hablar  con  vos. 
{Aparte  se  lo  dice  el  Mágico.) 

MARQUÉS. 

,\  vuestra  casa  á  saber 
Lo  que  ordenáis  iré  yo. 

FILENO. 

Pues  veréis  sí  hay  magia  ó  no. 

MARQUÉS. 

Eso  es  lo  que  quiero  ver. 

liareis  que  en  ella  os  espere 
Mañana. 

BERMUDEZ. 

Siempre  fué  usado 
{Tras  el  dotor  Madrid.) 
Que  aquel  que  un  premio  ha  ganado 
Pueda  darle  al  que  quisiere; 

V  sólo  en  vos  estará 
lüen  empleado  este  dia. 

[Quiérele  don  Pedro  dar  el  favor 
á  doña  Juana.) 

DOÑA  JUANA. 

Darle  yo  yerro  seria, 

V  darle  vos  lo  será ; 

.'^i  el  ejemplo  no  tomáis , 
De  mi  error  os  culparé. 

SERAFINA. 

Yo  se  lo  perdonaré. 
Porque  VOS  le  recibáis. 

DOÑA  JUANA. 

Vos  se  le  disteis,  y  asi 
Perdonad  que  le  prefiera. 

UtRJlUDF.Z.  {Ap.) 

¡Ah  si  este  premio  me  diera 


5;8 

Quien  no  !c  quiere  de  mi ! 

CETINA. 

¿Vais  ;i  la  lición? 

OBRKGO:i. 

Si  iré. 

CETi:iA. 

Pues  adiós. 

OBREGO;i. 

Yo  iré  temprano 

MARQIÉS.  (Ap.) 

;  Ah  si  este  premio  que  gano 
Me  le  diera  cuyo  fué  '. 

UERMODEZ.  {Ap.) 

Mas  bien  puede  ser  error 
El  que  crean  mis  desvelos. 

SERAPIMA.  {Ap.) 

;  Que  quien  arguye  de  celos 
Sepa  tan  poco  de  amor! 

MARQUÉS.  {.Ap.) 
Pero  ya  un  consuelo  he  hallado 
Para  templar  mi  dolor. 
Prenda  suya  es  el  favor. 
Aunque  otro  me  le  haya  dado. 

SERAFINA.  (.1p.) 

V  en  parle  corrida  estoy 
Que  me  burlase  amor  ciego. 
DOÑA  jba:sa.  {Ap.) 
i.  Mas  que  á  la  luz  de  mi  luego 
lian  de  conocer  quien  soy? 

FILENO.  {Ap.) 

Pues  si  ha  de  ver  desla  suerte 
Cuanto  de  la  magia  sé... 

JULIA.  {Ap.) 

Si  ya  no  hay  Marqués  i|ue  dé... 

BERSIUDEZ.  (.4/J.) 

Si  he  de  padecer  la  muerte 
Üe  una  duda... 

MARQUÉS.  {Ap.) 

Hermosos  cielos, 
Si  he  de  ser  aborrecido... 

EERMDDEZ.  {Ap .) 

Si  he  de  penar  de  un  olvido... 

DOÑA  JUANA.  (.4p.) 

Si  be  de  morir  de  unos  celos.  . 

JULIA.  {Ap.) 

Si  á  su  casa  tengo  de  ir... 

ZAMBAPAI.O.  {Ap.) 

Si  en  ella  la  he  de  gozar... 

SERAnNA.  ( Ip.) 

Si  un  desaire  he  de  llorar... 

DOÑA  JUANA.  {Ap.) 

Si  amor  me  ha  de  descubrir... 

FILERO.  {.Ap.) 
Que  Otra  vez  digáis  espero... 

BERMDDF.Z.  {.Ap.) 

A  un  tiempo  á  lodos  diré... 

MARQUÉS.  {Ap.) 

Otra  vez  repetiré... 

SERAFHA.  (.Ap  ) 

He  de  decir... 

DOÑA  JUANA.  {Ap.) 

Decir  quiero... 

MÚSICA. 

Dejod  I"  academia 
De  ciencias  u  ingenios. 
Que  se  lia  vuelto  certamen  de  ci:i 
y  palestra  de  celoi. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRA^•CISCO  DE  ROJAS. 


JORN.\DA  SEGUNDA. 


Salen  EL  MARQUÉS  t  ZA51BAPAL0. 

ZAMBAPALO. 

Esta  la  cueva  ha  de  ser 
Del  Mágico;  vuecelencia 
Vea  si  quiere  que  llame. 

MARQUÉS. 

Llama,  si  es  esta  la  puerta, 

Y  di  como  estoy  aquí; 
El  me  pidió  que  viniera 

A  esta  hora,  en  casa  estará. 

ZAMBAPALO. 

Señor,  be  de  hablar  de  veras: 
Yo  tengo  miedo. 

MARQUÉS. 

¿Porqué? 

ZAMBAPALO. 

Porque  desle  hombre  me  cuenlau 
Que  tiene  en  una  redoma 
Un  demonio. 

MARQUÉS. 

¿Que  eso  creas? 

ZAMBAPALO. 

¿Tú  has  visto  su  casa? 

MARQUÉS. 

No. 

ZAMBAPALO. 

Pues  yo  sé  que  si  la  vieras , 
Que  le  temblara  la  barba, 
Que  al  más  osado  le  tiembla. 

MARQUÉS. 

¿Has  estado  dentro? 

ZAMBAPALO. 

Si. 

MARQUÉS. 

¿Cómo  es? 

ZAMBAPALO. 

Escucha  las  señas: 
Es  larga  como  señor 
De  oíros  tiempos ;  es  estrecha , 
Como  mercader  de  ahora , 

Y  escura  como  conciencia 
De  letrado,  que  recibe 
Cualquiera  pleito  que  venga. 
Está  en  el  zaguán  la  sala 

Y  la  alcoba  en  una  pieza , 

Y  aunque  no  hay  cocina ,  es 
Todo  el  cuarto  chimenea. 
Hay  en  aquesta  espelunca, 
Alcázar  de  la  Noruega  , 

Un  lampión  ,  que  desde  el  techo 
De  un  cordel  de  lazo  cuelga , 
Que  no  alumbra  tanto  cuanto, 
Mancha  á  los  que  salen  y  entran : 
Sola  la  puerta  es  un  ojo 
Por  donde  un  rayo  aun  no  entra, 

Y  los  que  por  otro  salen  , 
No  salen  bien  si  la  cierran  ; 
Raras  son  cuantas  alhajas 
Hay  en  su  cuarto ;  una  mesa 
Como  muía  de  alquiler 

Que  por  puntos  se  derrienga ; 
Una  silla  de  costillas. 
Amarilla  y  aguileña, 

Y  tan  fácil,  que  se  abre 

Con  todos  cuantos  la  ruegan ; 
Un  colchón  que  fué  de  lana , 

Y  ya  es  de  hilas ,  pues  si  vieras 
La  camilla  de  cordeles. 
Aunque  ninguno  le  aprieta , 
Canta  á  cualquier  movimiento. 
Que  es  para  dar  mil  denteras. 
No  tienen  polvo  sus  libros , 
Pero  como  es  la  cueva 


Tan  húmeda,  tiene  lodo. 
Ya  podrida  la  madera. 
Un  reloj  tiene  de  vidrio 
Que  era  de  hora,  cuando  era. 

V  habrá  un  siglo  que  no  corre 
De  enfermo  de  mal  de  arenas. 
Con  un  queso  y  con  un  pan 
Pasa  todo  el  año. 

MARQUÉS. 

¿Piensas 
Que  ese  retiro  y  desprecio 
De  las  humanas  riquezas , 
En  quien  pudiera  ad(|uirirlaf  , 
No  es  la  verdadera  ciencia? 
Los  que  huyen  délos  puestos, 
Por  el  gobierno  debieran 
Ser  buscados ,  no  elegidos 
Aquellos  que  los  desean. 

ZAMBAPALO. 

Asi  anda  el  mundo  al  revea. 

MARQUÉS. 

En  efeto,  yo  quisiera 
Saber  que"  prodigios  hace 
fileno. 

ZAMBAPALO. 

Si  á  tiempo  llegas 
A  consultarle,  verás 
Las  mujeres  y  hombres  que  entrsD. 

MARQUÉS. 

¿Yquésuerle  de  mujeres 
Son  las  que  buscan? 

ZAMBAPALO. 

Estas : 
Laque  desea  saber, 
Más  de  ambiciosa  que  tierna , 
Si  ha  de  volver  el  galán 
Que  la  ofreció  la  pollera , 
Porque  ya  dejó  lomada 
La  medida  de  la  tela. 
La  que  perdió  á  Jazminillo, 
Su  perro, y  saber  desea 
Si  ha  de  hallarle,  siendo  un  perro 
Cosa  que  hallará  en  cualquiera. 
Laque  le  hurtóla  criada 
El  manto,  y  pierde  en  perderhi 
Dos  mantos ,  que  ella  como  él 
Cubrían  de  una  manera. 
La  que... 

MARQUÉS. 

Deja  necedades, 
Kambapalo. 

ZAMBAPALO. 

No  quisiera 
Que  á  esta  cueva  entrar  intentes. 

MARQUÉS. 

Qué  importa ,  si  no  entro  en  ella 
Con  intento  de  saber 
Más  ciencia ,  aunque  haya  otra  ciencia 
Que  la  magia  natural. 

ZAMBAPALO. 

Señor,  el  que  entrar  le  vea. 

Cosas  sobrenaturales 

Ha  de  imaginar  que  intentas. 

Advierte,  Señor,  que  cria 

Enemigos  la  grandeza ; 

Guárdate  de  un  enemigo. 

Que  no  puede,  aunque  más  pueda. 

Librarse  de  un  testimonio 

Todo  un  Maniués  de  Villena. 

MARQUÉS. 

¿Qué  importará  que  la  nube 
.\  cegar  al  sol  se  atreva, 
Si  él  ha  de  durar  entero 

Y  ella  ha  de  morir  deshecha? 


Señor,  ¿resuélvesie  á  entrar  ? 


Pues  la  puerta  eslá  abierta. 

MARUL'ÉS. 

¿La  abrieron? 

ZAMBAPAIO. 

Ella  se  abrió. 

MAnOVFS. 

Pues  entra. 

ZAMBAPALO. 

Réquiem  (eíeruam. 

(Kntni:. 
Ve  delante. 

MARQIÉS. 

¿Tienes  miedo? 

ZAMBAPALO. 

Asi  tuviera  vergüenza. 

{Dan  la  vuelta  al  tablado.) 

MABQOÉS. 

¿No  me  sigues? 

ZAMBAPALO. 

¿No  me  hueles. 
Señor? 

MARQUÉS. 

iQuéhay? 

ZAMBAPALO. 

Mira  no  sea 
Que  encuentres  con  la  redoma 
A  tiento,  que  si  la  quiebras, 
Se  derramará  el  demonio. 

MABQÜÉS. 

OestUrCalla- 

ZAMBAPALO. 

Esa  es  mi  tema  , 
Porque  soy  bestia  haces  caso 
Oeini. 

MARQUÉS. 

¿Que  por  eso  creas 
Que  te  traigo? 

ZAMBAPALO. 

Los  señores. 
Siempre  se  pagan  de  bestias. 

Salen  FILENO  y  BERMlJDEZ. 

FILEI^O. 

Salgamos,  señor  don  Pedro, 
Pues  ha  entrado  en  nuesiia  cue\a 
El  Marqués,  á  recibirle. 

BERMUDEZ. 

Salgamos. 

FILENO. 

Sea  vuecelencia 
A  esta  casa  bienvenido. 

ZAMBAPALO. 

Quebróse. 

MARQUÉS. 

Como  esta  pieza 
Está  oscura ,  no  sé  quien 
Habla  conmigo. 

ZAMBAPALO. 

¿A  qué  esperan? 
Saquen  luces. 
(Por  debajo  del  tablado  tacan  un  cnn- 

delero  y  una  vela ,  v  se  la  punen  en 

la  mano  á  Zambapalo.) 
Creo  en  Dios  Padre; 
Dios  en  su  gloria  me  tenga  ; 
Yo  muero  va,  que  me  han  puesto 
t^ii  la  niano  la  candela. 


E  QIERIA  VEn  EL  MAnQUÉS  DE 
üerniudez... 

UERMUDEZ. 

Y  el  que  se  precia 
í^iempre  de  vuestro  criado. 

FILENO. 

Mil  veces  enhorabuena 
Vengáis,  señor  don  Enrique, 
A  honrar  esta  casa  vuestra. 

MARQUÉS. 

,.  Vos  aqui ,  señor  don  Pedro? 

FILENO. 

Aunque  en  Salamanca  teni;a 
Tanta  opinión,  es  también 
Discípulo  desta  escuela. 

BERMUDFZ. 

Vuecelencia  ha  de  sentarse. 

FILENO. 

;  Hola  ¡sillas. 

ZAMBAPALO. 

Sillas  vengan; 
En  el  aire  hace  el  demonio 
lodo  cuanto  se  le  ordena.   — 
(Salen  tres  taburetes  por  debajo^ 

tablado.) 
¿Qué  dices  desto? 

MARQUÉS. 

(Jue  son 
Tropelías  todas  estas. 

FILENO. 

¿No  os  sentáis? 

MAROUÉS. 

No  he  de  sentarme; 
Sólo  hablar  con  vos  quisiera 
lina  palabra  ,  si  da 
El  señor  doctor  licencia. 

BERMUDEZ. 

¿Pues  vuecelencia  no  es  antes 
yue  lodos? 

MARQUÉS. 

Esa  fineza 
Y  cortesía  os  estimo; 
Pero  hay  algunas  materias 
Cuyo  posible  remedio 
En  la  dilación  se  arriesga. 

BERMUDEZ. 

No  es  la  que  vengo  á  tratar 
Materia  que  no  pudiera 
De  vuecelencia  fiarse. 

MARQUÉS. 

Pues  no  importa  que  la  sepa ; 
Decidla  ,  y  yo  lograré 
Que  con  escucharos  pueda 
Esperar  que  mí  cuidado 
A  vuestras  voces  suceda. 

{Desaparecen  las  sillas.) 

FILENO. 

Sobre  ese  bufete  agora 
Poo  la  vela. 

ZAMBAPALO. 

¿Iréme  fuera? 

BERMUDEZ. 


.\o  estorb 

s. 

ZAMBAPALO. 

Yo  sé  si  estorbo. 

Proseguid 

MARQUÉS. 
BERMUDEZ. 

Mi  pena  es  esta  , 
Yo  tengo  amor. 

MARQUÉS. 

¡  (jraiide  ni:il '. 

üusco  aliv 

BERMUDEZ. 
MARQUÉS. 

¿Hay  (luien  le  tonga, 

VIl.LENA. 

Si  no  es  el  que  ha  conseguido 
El  premio? 

BERMUDEZ. 

Es  tanta  mí  pena, 
Que  amo  una  duda. 

MARQUÉS. 

Peor; 
Es  amor  una  evidencia. 

FILENO. 

Decid  vuestro  mal. 

MARQUÉS. 

Hablad. 

BERMUDEZ. 

Helerlrosle  me  pesa. 
Que  manifestar  la  herida 
Duele  más  que  padecerla. 

MARQUÉS. 

I.as  heridas  penetrantes, 
r.uando  no  se  manifiestan  , 
No  se  curan. 

BERMUDEZ. 

Es  asi. 


MARQUES. 

V  al  labio 
Imagines  de  la  idea; 
La  medicina  que  duele 
Es  la  que  sana. 

ZAMBAPALO. 

¿A  qué  esperas? 

BERMUDEZ. 

Si  he  de  sanar  con  decirla , 
Poco  importará  que  duela. 

MARQUÉS. 

Pues  proseguid. 

ZAMBAPALO. 

¿A  qué  aguardas? 

BERMUDEZ. 

Ya  empiezo,  atended. 

MARQUÉS. 

Empieza. 

BERMUDEZ. 

Era  el  Julio.ardiaelsol,  el  mundo  ardía, 
Y  incendio  era  común  la  luz  del  día, 
Vhuia  del  hacia  la  espuma  blanca 
Del  dilatado  Tormes,  SaUímanca; 
Algunos  de  sus  hijos  diC 


Arrojaban  su  fuego  á  las  corrientes, 
I  Y  el  que  no  se  bañaba 
I  Vivía  con  el  viento  que  le  daba. 

Llego,  entre  otros,  al  llorido  suelo, 
'  A  quien  mordido  había  el  can  del  cirio 
I  (^on  un  rabioso  brío,  [ríu; 

Y  antes  que  yo,  mi  sombra  se  echó  al 
I  uve  envidia  á  su  maña,  y  por  vengar- 

1  Impíezo  sin  aliño  á  desnudarme;  [me, 
I  Pero  apenas  lo  intento,  [viento 

Cuando  una  voz  que  hermoseaba  el 
1  ( Porque  era  de  mujer),  en  ecos  vanos, 
I  Con  mi  misma  atención  ató  mis  manos; 
■  Quiero  seguirla,  y  no  me  determino. 
Por  no  tener  por  cierto  aqut  I  camino 
Que  enseñaba  la  voz  dulce  y  extraña. 
Porque  voz  de  mujer,  ¿cuándo  no  en- 
Hodeo  con  la  vista  el  horizonte,  [gaña? 
El  prado  ameno  y  el  rizado  monte, 

Y  á  seguir  empecé  la  voz  que  erraba 
Pordonde  más  alegre  el  campo  estaba; 
Juzgando,  que  es  de  hallarla  el  mejor 

[modo. 
Porque  donde  hay  mujer  se  alegra  lodo; 

Y  no  fué  necia,  no,  mi  conjetura  , 
Pues  apenas  me  entré  por  la  espesura. 
Cuando  en  el  agua  mi  atención  advierte 


330 

Una  mujer...  estaba  desla  suene : 
Toda  liada  al  cristal  li(iii¡do  j  bello, 
Hasta  el  hermoso  cuello. 

Y  las  ondas  que  cerca  della  aiul;iban, 
Unas  con  otras  dulces  pelealiaii 
Con  inquieta  rencilla 
Por  allegar  a  ser  su  (¡arganlilla. 
Milagro  rué  noaliogalla 
El  torrente  de  puro  idolatralla  , 
Que  el  agua  que  venia. 
Por  verla  de  más  cerca  más  corría ; 

Y  la  que  se  apartaba  lentamente 
Se  negaba  al  estilo  del  corriente; 
Mas  las  ondas  brillantes , 
Muy  preciadas  de  amantes , 
Viéndola  de  tal  modo  acometida. 
Corrieron  á  su  muerte  por  su  vida ; 
El  rostro  estaba  fuera 
Del  agua ,  y  la  juzgué  de  la  manera 
Que  diligente  mano 
Suele  tener  en  medio  del  verano. 
Porque  no  muera  al  fuego  riguroso. 
En  ropa  de  cristal  clavel  hermoso; 
Al  rio  dulcemente  estaba  alada ; 
Mas  desde  la  esmaltada 
Oiilla,  algunas  flores  envidiosas, 
Presumiendo  de  bellas  y  de  airosas, 
La  llamaban  con  rígida  aspereza 
A  competir  con  ellas  en  belleza. 
Ella  entonces,  con  priesa  diligente 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

«lAIlOtJÉS. 

Decidle. 

IIERMDDEZ. 

Cuando  os  conté 
Que  perdi  aquel  coche,  fué 
La  calleen  que  le  perdí 
La  suya. 

«ARQCÉS. 

Si:  mas  pudiera 
Padecer  la  vista  engaños. 

BERHCDEZ. 

Otro  bay,  que  há  más  de  tres  años 
IJue  la  vi ,  nunca  la  viera, 

V  aunque  con  firme  deseo 
Hallarla  mi  amor  procura , 
iNunca  be  visto  esta  berinosura 
Si  no  es  adonde  la  veo. 

M.ABQLÉS. 

Aun  no  es  bastante. 

BEHMUDEZ. 

Otro  hay  más : 
N'i  criada  ni  criado 
Me  aseguran  que  haya  entrado 
Adonde  duerme  jamás. 

V  este  retiro  se  crea 
Que  no  es  de  hombre 

MARQUÉS. 

Decid 


Porque  era  la  hermosura  muy  valiente,    Si  bay  otro. 
Del  agua  iba  dejando  los  favores  | 

Por  batallar  de  linda  con  las  flores;     ] 
Los  cristales  lloraban, 

Y  con  ellas  las  ondas  se  abrazaban ; 
Pero  fué  diligencia  sin  ventura      [la. 
Que  venció  el  pundonor  de  su  hernio.su- 
A  tierra  salió,  en  fin,  hermosa  y  liera, 

Y  cuando  ver  su  perfección  quisiera 
Desde  la  planta  ai  homliro. 
Lo  que  miré  me  lo  robó  el  asombro; 
Vistióse  dentro  de  su  mismo  coche. 
Piérdela  de  los  ojos  con  la  noche , 

Y  cuando  examinar  quien   es  queriii, 
Entreotroscoches  pierdo  el queseyuiu. 

UARQl'ÉS. 

¿Y  le  bailaste  luego? 

BERMCDEZ. 

No. 

MARQUÉS. 

Qué,  ¿la  hubisies  de  perder? 

BERMIDEZ. 

Infelice  ful ,  al  volver 
De  una  esquina  se  perdió. 
Pero  pienso  que  es... 

MARQl'ÉS. 

Decid. 

BERHCDEZ. 

¿Quién  pensáis  que  es? 

MARQUÉS. 

Ko  os  paréis. 

RERMCnEZ. 

Si  os  lo  digo  os  reiréis. 

HARQBÉS. 

Oecildo. 

BF.rHl'tlEZ. 

EIdolüi  Malrid. 

UAnQl'ÉS. 

¿En  qué  lo  pensáis? 

CERMUDEZ. 

A  aquel 
fiostro  que  adoré  rendido 
Es  este  tan  parecido 
Que  me  parece  que  es  él. 

MARQUÉS. 

¿Tenéis  otro  indicio? 


RERMDDEZ. 

Que  es  de  Madrid, 
Y  no  se  sabe  quién  sea  ; 
Pero  el  nia;or  viene  á  ser 
Que  cree  tiii  voluntad. 

MARQUÉS. 

¿Qué  es? 

BERMUDEZ. 

Que  en  toda  la  ciudad 
Dicen  los  más  que  es  mujer. 

MARQUÉS. 

¿Mujer? 

BERMDDEZ. 

Si. 

MARQUÉS. 

Si  eso  OS  desvela. 
Creed  será  grande  error, 
¡,Q\ie  es  mujer  quien  es  mejor 
Estudiante  de  la  escuela? 
i  Tener  puede  una  mujer 
Tal  ingenio  y  tal  razón  ? 
La  lición  de  oposición 
Que  contra  vos  leyó  ayer, 
¿Cuándo  otra  vez  se  verá  ? 
;  Qué  bien  dispuesta ,  qué  aguda . 
Qué  grande!  y  por  quien,  sin  duda. 
La  cátedra  llevará. 
Dejad  ,  don  Pedro,  por  Dios 
Esa  locura,  que  es  rara. 

BERMUDEZ. 

;  Pues  si  una  mujer  cursara 
í.a  escuela ,  decidme  vos , 
So  llegara  á  merecer. 
Si  se  aplicase  á  estudiar, 
Eupoco  tiempo...? 

MARQUÉS. 

Olvidar 
La  labor  que  sabia  hacer. 

BERMUDEZ. 

Las  mujeres  siempre  vi. 
Que  en  ingenio  nos  exceden. 

MARQUÉS. 

¿Queréis  ver  en  lo  que  pueden 
Leernos  cátedra? 

BERMUDEZ. 

Si. 

MARQCéS. 

En  premiar  sin  afición  , 


DE  ROJAS. 

En  saber  mentir  enojos, 
En  conocer  por  los  ojos 
El  ajeno  corazón. 
Fingir  celos  .sembrar  iras , 
Afectar  seguridades , 

Y  3  la  luz  de  las  verdades 
Lisonjear  con  mentiras. 
Saber  lograr  un  desden , 
Llorar  mucho  y  no  sentir, 
Dar  algo  para  pedir 

Y  no  pedir  porque  den. 
Cautelar  con  la  llaneza 
La  mucha  necesidad. 
Vender  su  comodidad 
A  su  amante  por  fineza. 
Elegir  los  que  convengan. 
Conservar  los  que  desmayan. 
En  rogar  porque  se  vayaii 

Y  en  despedir  parque  vengan; 
Ningún  ingenio  se  alabe 

(Jue  las  pudiera  exceder, 
ijue  en  esto  pueden  leer 
La  cátedra  al  que  más  sabe. 

BERMUDEZ. 

Sea  6  no.  señor  Marqués, 
■Amante  como  rendido, 
Solo  a  saber  he  venido 
Del  señor  Fileno,  si  es 
Este  desvelo  apariencia , 
Porque  escarmentado  quede. 

MARQUÉS. 

¿Cómo? 

BERMUDEZ. 

Por  la  magia  puede 
Saberlo,  puesto  que  es  ciencia 
Infalible. 

FILENO. 

Y  importante; 
Vo  lo  examino  y  lo  toco. 

MARQUÉS. 

Hasta  ahora  os  tuve  por  loco, 
Pero  no  por  ignorante. 

BERMUDEZ. 

Caprichos  tan  peregrinos 

Como  vos  no  bay  quieu  los  tenga. 

MARCEES. 

,  Que  un  hombre  barbado  venga 
¡  A  consultar  adiviuos? 
.\hora  digo  que  hay  menguados , 
Oue  más  no  lo  pueden  ser; 
llácenle  hoy  á  un  mercader 
l'n  hurto  de  mil  ducados; 

Y  muy  confiado  y  contento 
1  A  uii'adivino  se  va 
;  De  que  le  descubrirá 
i  A  que  le  cueste  otros  ciento. 

.Majaderos  desta  pinta 
Son  otros  que  á  estos  exceden  , 
Que  imaginan  que  les  pueden 
llechizarcon  una  cinta. 
Luego  una  que  se  hace  niña , 

Y  crevendo  que  e.<tá  ahojada , 
Da  orden  á  una  criada  _ 
Que  cercene  la  basquina 
De  fulaneja.que  ha  sido 
Quien  la  miró  un  si  es  no  cs, 

Y  la  sahuman  después 
I  De  destruir  un  vestido. 
j  Luego  otras  que  he  visto  yo 
I  Contar  vigas.. 


BERMCDF.Z. 

Bueno  á  fe. 


Luego  otros  que  c 
Vuelan  las  brujas. 


ZAMBAPALO. 

¿Pues  no? 


ZAÜllAPAl.O. 

Yo  |iregiinto 
Como  es  que  yo  soy  un  lego. 

iTAnguÉs. 
Uotanse  todas. 

ZAMBAPALO. 

¿Y  lut^gu? 

MARQUÉS. 

Provoca  á  sueño  aquel  unlo. 
Que  es  un  opio  de  un  beleño 
Uue  el  demonio  les  ofrece , 
De  calidad,  que  parece 
Que  es  verdad  lo  que  fué  sueño; 
l'ues  como  el  demonio  espera 
Solamente  en  engañar, 
Luego  las  hace  soñar 
A  todas  de  una  manera ; 

Y  asi  piensan  que  volando 
Eslán  cuando  duermen  más , 

Y  aunque  no  vuelan  jamás, 
Presumen  en  despertando 
Que  cada  una  en  persona 
El  becerro  lia  visitado, 

Y  que  todas  han  paseado 
Los  campos  de  liaraoiia; 
Siendo  asi  que,  vive  Dios, 

Que  se  han  visto  por  momentos 
Durmiendo  en  sus  aposentos 
Untadas  á  más  de  dos. 

UERUDUEZ. 

Pues  decidme,  ¿qué  he  de  iiacci 

IIARUI3ÉS. 

Ir  &  SU  casa. 

BERMUDEZ. 

Allá  he  de  ir, 
Pero  ¿qué  diré? 


Decir 
Que  vos  sabéis  que  es  mujer, 
Y  que  en  el  rio  habéis  sido 
Quien  por  ella  perdió  el  seso. 

BERUÜDEZ. 

;.  Y  si  después  de  todo  eso 
No  fuese  ella? 

MARQUÉS. 

¿Qué  hay  perdido, 
Don  Pedro,  en  aventuraros 
A  hablar? 


QLE  QUEKIA  VEIl  EL  MAliQLES  DE  VILLENA. 

UKKUUUE^.  ZAHRAfALO. 

Diiios  el  remedio.  El  diablo  este  paso  ordena , 

ZAMiiAPALO.  Siendo  tan  á  costa  mia, 

£5  l'orsaber  lo  que  quería 

Ver  el  Marques  de  Villena. 
•MARQUES.  ¿Tú  no  tienes  miedo? 


Bien  me  aconsejas. 

FILENO. 

SI  yo  os  dijere  que  vais. 
Mejor  podréis  declararos. 

MARQUÉS. 

Fileno,  en  resolución, 
Dado  que  habéis  acertado 
Será  acaso. 

FILENO. 

Yo  he  cobrado 
Con  TOS  muy  mala  opinión ; 
Buena  la  espero  tener 
Uuy  presto. 

MARQUÉS. 

No  sé  yo  cuándo. 

ZAHBAPALO. 

i  Vosledes  no  andan  deseando 
Saber  si  es  hombre  ó  mujer? 
lY  dejan  que  cada  cual 
Parecer  y  voto  dé? 
Pues  óipanme ,  y  les  daré 
Un  renricdio  natural 
Con  que  puedan  convencerla. 
Si  da  licencia  el  Murqués. 


Habla. 

ZAMRAPAI.0. 
Desnudarla  y  verla. 

MARQUÉS. 

Simple. 

BERMUDEZ. 

l!n  remedio  he  pensado 
Que  quiero  experimentar; 
Mas  no  lo  he  de  contar 
Hasta  haberlo  ejecutado. 
Yo  buscaré  á  vuecelencia  , 
Guárdeos  el  cielo,  Marqués. 

MARQUÉS. 

Vvámonos  luego. 

{Ditiénele  Fileno.) 

FILENO. 

Esto  es 
Hacer  burla  de  mi  ciencia 

Y  ilejarme  desairado, 

Y  desde  agora  os  sentencio 
A  que  me  perdáis. 

DERMUDEZ. 

Fileno, 
Ya  yo  voy  desengañado, 

Y  ya  de  hoy  más  me  prometo 
No  volveros  á  buscar. 

FILENO. 

Oid ,  si  queréis  aguardar, 
Y'o  OS  descubriré  el  secreto 
De  vuestro  amor. 

BERMUDEZ. 

Quiero  amar 

Y  no  ser  desengañado. 

FILENO. 

Agora  aun  no  se  ha  acabado 
l.a  cátedra  de  votar, 

Y  agora  os  quiero  decir 
Kl  que  la  ha  de  merecer. 

BERMUDEZ. 

¿Cómo  se  pnede  saber 
Por  ciencia  lo  porvenir? 

MARQUÉS. 

No  lo  creo. 

FILENO. 

Y'o  bien  puedo 
Hacer  que  lo  creáis  los  dos. 

BERMUDEZ. 

Quedad  con  Dios.  (' 

MARQUÉS. 

Id  con  Dios. 

FILENO. 

Escuchad;  corrido  quedo. 
Ya  que  vuecelencia  intente 
Quitarme  el  crédito  asi, 
Hoy  no  ha  de  salir  de  aquí 
Sin  (¡ue  antes  CNperimenle 
Si  hay  magia,  y  si  esta  ciencia 
Hasta"  hoy  de  nadie  adquirida... 

MARQUÉS. 

Eso  quiero  ver. 

FILENO. 

Pues  pida 
Imposibles  vuecelencia , 
(.lúe  á  imposibles  se  prelieiv 
Mi  ciencia. 

MARQUFlS. 

Vaya  la  prueba. 

FILENO. 

Pues  sin  salir  desta  cueva 
lia  de  ver  cuanto  quisiere. 


MARQUÉS. 

i  No. 

I  ZA«nAPALO. 

Pues  si  algo  por  mi  has  de  hacer, 
I  l'idelu  que  quieres  ver 
1  Que  no  tenga  miedo  yo. 

MARQUÉS. 

Pienso  que  de  noche  es , 
!  Divertirme  un  ralo  quiero, 
I  Y  asi  pido  lo  primero... 

'  FILENO. 

i  ¿Qué  pedis,  señor  Marqués? 

MARQUÉS. 

I  Pido... 

I  ZAMBAPALO. 

A(|uesto  es  hecho. 

I  FILENO. 

I  Hablad. 

;  MARQUÉS. 

l.Uie  dentro  de  vuestra  casa 
\'ea  yo  todo  cuanto  pasa 
l]sta  noche  en  la  ciudad. 

ZAMBAPALO. 

Noche  será  peregrina. 

FILENO. 

Cuanto  pasare  iréis  viendo 
i  En  Salamanca  ,  en  corriendo 

De  ese  espejo  la  cortina. 

1  Corre  la  cortina,  descúbrese  un  es- 
pejo, que  miran  por  él  lo/lo  lo  i¡ue 
va  saliendo  á  represenliir.) 

MARQUÉS. 

Ya  la  cortina  corrí. 

ZASIUAPALO. 

El  diablo  aqui  me  metió; 
,,  Y  hemos  de  ser  vistos? 

FILENO. 

No. 

MARQUÉS. 

,, Oiremos  lo  que  hablan? 

FILENO. 

Sí. 

ZAMBAPALO. 

¿Oiráme alguno  si  hablo? 

No,  ni  te  muevas  ni  espantes; 
Ya  llegan  tres  estudiantes 
Al  mercado. 

ZAMBAPALO. 

Verá  el  diablo. 

Salen  CETINA,  OBIiEOON,   ESTU- 
DIANTES Y  CAHIiASCO. 

OBREGON. 

Mala  noche. 

CETINA. 

¿Pues  hay  quien 
La  tenga  buena  sin  blanca. 
Aunque  sea  en  Salamanca? 

ESTUDIANTE. 

Erio  hace. 

CARRASCO. 

Y  hambre  l;iinliicii. 

OBREGON. 

,.  Vueslro  padre  no  os  ha  enviado 
ICsta  Pa.scua  algún  dinero? 
Nú  es  posible. 

CETINA. 

El  arriero 


33Í 

Hoy  me  ha  IraiJo  un  recado. 

CARRASCO. 

;  Oh  ,  sania  palabra!  Hoy... 

OBREGON. 

¿Le  envía  tu  padre? 

CBTIHA. 

Pues. 

CARRASCO. 

¿Y  qué  es  el  recado? 

CETIXA. 

Es, 
Que  le  avise  cómo  estoy. 
l'ero  mi  madre,  con  haría 
Pesadumbre  me  escribió  : 
Una  letrilla  me  envió. 

OBREGON. 

¿Leira? 

CETmA. 

Si,  la  de  la  carta. 

CABRASCO. 

Duen  dinero. 

CETINA. 

A  otro  correo 
Diz  que  habrá  consolación. 

ZAUUAPALO. 

Señor,  ¿noves  á  Obregon 
Y  á  Cetina? 

UARQIIÉS. 

Ya  los  veo. 

CARRASCO. 

;  Quién  cenara  de  misterio 
Que  está  la  barriga  enjuta ! 

CETINA. 

Yo  empeñaré  una  Instituía, 
Un  Pichardo  ó  Minsingerio. 

CARRASCO. 

¿No  es  mejor  en  el  mercado, 
Pues  tan  á  mano  los  veis , 


Cien  has  dicho. 

CARRASCO. 

Yo  imagino, 
Que  agora  cuando  venia 
Vi  en  la  pastelería 
Un  pavo  como  un  pollino. 

CETINA. 

Corrámosle,  si  eso  pasa. 

OBREGON. 

Saldrá  el  pastelero  fiero. 

CETINA. 

Yo  conozco  al  pastelero, 
Y  es  hombre  de  linda  masa. 
No  saldrá. 

CARRASCO. 

Yo  determino 
Ser  el  que  le  ha  de  correr. 

OBREGON. 

Primero  hemos  menester 
Saber  qué  se  hará  de  vino. 

(Saca  Cetina  una  bula.) 

CETINA. 

Aquí  está  la  bota. 

CARRASCO. 

Bella 
Presencia  tiene. 

CETINA. 

¿Oyes?  Mira. 

CARRASCO. 

¿Esto  es  vino? 

CETINA. 

Si. 

CARRASCO. 

Es  mentira, 


COMEDÍAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Queyo  vi  echar  a^ua  en  ella. 

CETINA. 

No  lo  niego,  pero  advierte. 
Que  el  agua  en  vino  he  trocado. 

MARQUÉS. 

El  Cetina  es  extremado. 

CARRASCO. 

¿Cómo  fué? 

CETINA. 

Fué  desta  suene: 
Como  el  cristiano  está  ardiente , 
Esta  bota  procuré, 

Y  azumbre  y  media  le  eché 
De  agua  en  aquella  fuente. 

Y  á  esa  taberna  primera 
Que  está  en  el  mercado  fui  : 
Cuatro  azumbres  me  eche  aqui , 
La  dije  á  la  tabernera; 

Y  cuando  llena  tenía 
La  bota,  dije  afligido: 

Por  Dios  ,  que  se  me  ha  caido 

Un  real  de  á  ocho  que  traia. 

Rota  está  la  faldriquera  , 

Cayóseme  en  el  camino; 

—  Pues  vuélvame  usted  mi  vino. 

Repitió  la  tabernera, 

Que  con  eso  se  remedia. 

— Daré  lo  que  usted  me  ha  dado, 

Dije ,  que  yo  habia  tomado 

De  otra  parte  azumbre  y  media. 

Ella  su  vino  midió; 

Bien  que  al  medirlo  gruñía , 

Y  el  agua  que  yo  traia 
Hecha  vino  se  quedó. 

UARQl'ÉS. 

Lo  que  hacen  los  estudiantes 
Me  hace  risa. 

CARRASCO. 

Ea ,  venid. 

ZAMBAPALO. 

Si  ello  es  vino  de  Madrid, 
Tan  agua  será  como  antes. 

CETINA. 

Llevó  gatazo  cruel. 

OBREGON. 

La  industria  digo  que  alabo. 

CARRASCO. 

Ea ,  señores ,  al  pavo. 
Que  tres  somos  contra  él. 

(\ase  llegando  Carrasco  hútia  i 
pastelería.) 

CETINA. 

Esta  es  la  pastelería. 
Acaba,  llega  quedíto. 

CRIADA.  (Dentro.) 
La  cazuela  del  cabrito. 

OTRO.  {Dentro.) 
j  Uno  de  á  ocho,  Estefanía. 
JULIA.  {Dentro.) 
Mi  pavo. 

CETINA. 

I  El  pavo  han  nombrado. 

i  PASTELERO.  (Dentro.) 

i  Está  crudo. 

JULIA.  (Dentro.) 

Venga  ansí. 

ZAUBAPALO. 

Sí  lo  sacan  para  mí , 

Lo  mismo  es  así  que  asado. 

CETINA. 

Extremada  ocasión  pierdes. 
Llega ,  nadie  le  conoce. 

CRIADA.  (Dentro.) 
Los  veinle  y  cuatro  de  a  doce 
Del  Colegio  (le  los  Verdes. 


Sale  CAnRASCO. 

CARRASCO. 

,Ah,  señores! 

CETINA. 

¿Viene  el  pavo? 

CARRASCO. 

No  le  traigo. 

OBREGON. 

¿Qué  lo  impide? 

CARRASCO. 

Una  criada  le  pide. 

Mas  viene  con  ella  un  bravo, 

Y  ha  de  pasar  por  aqui 
Con  su  espada  y  su  broquel. 

CETINA. 

Pongamos  este  cordel 
De  esquina  á  esquina. 

OBREGON. 

Sea  ansí. 
(Atan  un  cordel  grueso  en  el  tablado, 
atravesado  de  esquina  á  esquino.) 

CARRASCO. 

;  Extremado  es  el  capricho! 

CETINA. 

No  he  visto  industria  mejor. 

CARRASCO. 

En  pescando  el  graznador. 
Dar  un  sallo. 

CETINA. 

Bien  has  dicho. 

CARRASCO. 

Yo  vuelvo. 

CETINA. 

Pues  ea,  embiste. 

OBREGON. 

¿Salió  la  cazuela? 

CARRASCO. 

Hela ; 
Pues  manos  á  la  cazuela. 

Sale  CARRASCO  con  una  cazuela  y 
con  un  pavo  dentro,  y  salta  por  en- 
cima del  cordel. 

JULIA.  (Dentro.) 

¡Ah,  ladren! 

CARRASCO. 

Lauttibi  Christi. 

Sale  UN  BRAVO  Iras  Carrasco,  y  tro- 
pieza en  el  cordel  y  cae  en  eUuelo. 

BRAVO. 

El  pavo  te  quitaré 

Y  el  alma. 

CARRASCO. 

Sígame  el  bravo. 

BRAVO. 

Pues  aguárdame. 

JULIA.  (Dentro.) 


¡Válgame  Dios! 

OBREGON. 

¿Para  qué? 
JDLIA.  (Dentro.) 
;  Ay  pavo  !  i  ay  cazuela  mía! 
De  verlo  loca  "me  torno. 

Sale  EL  PASTELERO  con  una  pala, 
y  cae  en  el  suelo;  danle  al  Bravo  y 
al  Pastelero. 

PASTELERO. 

¿A  la  vista  de  mí  horno  í 

Se  hace  esta  superchería? 


CETi:»*. 

A  este  quiero  cascar. 

Que  de  riesgo  me  lo  ahorro. 

BBATO. 

iQue  no  haya  quien  dé  socono 
A  un  tío  de  un  familiar  t 

JULIA.  {Dentro.) 
¡Favor á  un  pavo! 

ZAMBAPALO. 

¡Ay  qué  dolor 
Salen  DOS  PORTEIiOS. 


PORTERO  1.° 

La  justicia,  caballeros; 
Ténganse  a  un  par  de  porteros 
Del  señor  Corregidor. 

(Cae  el  portero  primero.) 
PORTERO  2.° 
¿Qué  ha  sidoí 

jvtiA.  (Dentro.) 

Quedarme  en  seco. 
Porque  el  pavo  me  han  corrido. 

OBRECON. 

Los  porteros  han  caldo. 
(Dan  á  los  porteros  de  datara ztu.) 

CETI.NA. 

Pues  zas. 

OBREGO^. 

Aqui,  quenopeco. 

CARRASCO. 

¡Aj  que  me  quemo! 

BRAVO. 

¡Oh  ladrones! 

CETINA. 

Tú  mientes. 

BRAVO. 

Mal  he  quedado ; 
Ahora  bien ,  un  homhre  honrailo 
Ha  de  huir  las  ocasiones.  (luí?) 

PASTELERO. 

Yo  me  vengaré,  crueles 
Estudiantes. 

CKTINA. 

El  menguado 
Vo  lleva  ya  el  ojaldrado 
Dispuesto  para  pasteles. 

PORTERO  1." 


I.O  QIE  QUERÍA  VER  EL  MARQl  ÉS  DE  V 
¡vuA.  (Dentro.) 
¡  Señores ,  que  estando  asados 
Puedan  los  pavos  volar ! 

PASTELERO. 

Ninguno  malo  ni  bueno, 
Estudiante  ha  de  quedar; 
Desde  mañana  he  de  echar 
En  los  de  á  cuatro,  veneno. 
(Vanse  los  estudiantes,  el  pastelero 
y  Julia.) 

FILEXO. 

¿Qué  decís? 

«ARQUES. 

Famosa  gente. 

F1LE>0. 

¿No  os  habéis  entretenido? 

HARUUÉS. 

Mejor  ralo  no  he  tenido. 


Y  el  pavo  estaba  excelente, 
Uien  me  ha  sabido  en  verdad. 

MARQUÉS. 

¿Tú  hascomido  del»  ¿qué  dices? 


Si  no  se  hace  un  gran  castigo 
Tengo  de  arrimar  la  vara. 

ZAMBAPALO. 

Desta  vez,  hambre,  cruel 
Te  he  de  dar  un  golpe  bravo. 

OBREGON. 

Que  se  nos  enfria  el  pavo. 

CARRASCO. 

Ea ,  amigos ,  pocos  y  á  él. 

CETINA. 

Si ,  que  el  hambre  estudiantil 
A  la  canina  ha  excedido. 

JULIA. 

Miren  que  ese  pavo  ha  sido 
I  De  mi  ama  Serafína. 

CETINA. 


(Vase.) 


\  Puesc 


ODRECON. 

Huir. 

CAIIBASCO. 

Volar. 

r.AMBAPALO. 

los  licenciados. 


SI,  Señor,  con  las  narices 
Me  he  comido  la  mitad. 

FILENO. 

Que  ahora  veáis  espero 
Cuaulo  el  deseo  imagina. 

MARQUÉS. 

Ver  quisiera  á  Seralina, 

A  quien  vos  sabéis  que  quiero. 

FILENO. 

¿  Posible  es ,  Señor,  que  quieras 
Ver  olra  cosa  tan  presto? 

MARQUÉS. 

¿Zambapalo? 

ZAMBAPALO. 

Señor... 

MARQUÉS. 

Esto 
Parece  que  va  deveras. 

FILENO. 

Verla  vos,  fácil  será. 

MARQUÉS. 

¿Y  hablarla? 

FILENO. 

Es  dilicultoso. 
Que  para  eso  es  forzoso 
Que  os  lleve  donde  ella  esiá. 

MARQUÉS. 

¿Cómo  verla  aqui  he  podido, 

Y  hablarla  aquí  no  podré? 

FILENO. 

La  causa  de  eso  os  diré. 

MARQUÉS. 

Tened ,  que  ya  os  he  entendiilo ; 

Es ,  que  cuanto  están  mirando 

Vista  y  imaginación 

Sólo  es  representación 

De  aquello  que  está  pasando ; 

Y  lo  distante  y  ausente 
Por  la  magia  puedo  ver. 
Mas  no  puede  responder 
Quien  no  estuviere  presente 
A  lo  que  pregunto  yo; 

Que  aunque  vos  podáis  veloces 
Traerme  á  mi  aquellas  voces. 
Que  hablen  á  mi  intento,  no ; 

Y  asi  cuanto  por  la  ciencia 
De  vuestra  magia  miré , 
Como  preciso  no  fué 

Que  hubiese  correspondencia, 
De  ambas  voces  se  imagina 
Que  ver  puedo  lo  aparente; 


ILLKNA. 

!  Pero  no  estando  présenle, 
¿Cómo  hablaré  A  Seralina? 

FILENO. 

Pues  si  hablarla  no  podéis, 
¿La  queréis  ver? 

MARQUÉS. 

Verla  quiero. 

FILENO. 

Pues  primero  es  (¡ue  veáis... 

MARQUÉS. 

¿A  quién,  decís? 

FILENO. 

A  don  Pedro 
Rermudez. 

MARQUÉS. 

i  Dónde  decís 
Que  está? 

FILENO. 

Miradle  enlrar  dentro 
De  la  casa  del  dotor 
Madrid. 

MARQUÉS. 

Con  quien  yo  le  veo 
Hablar  es  con  Carrasqiiilln, 
Que  es  un  criado  del  mesmo 
Don  Alonso  de  Madrid. 

FILENO. 

Atended. 


Salen  CARRASCO  y  BERMUDEZ  en 

un  tablado  que  ha  de  haber  en  olra 
parte  /'aOricado. 

BERMUDEZ. 

Tomad  estos  veinte  escudos. 
Aunque  no  os  pago  con  ellos 
De  esconderme  en  esta  casa 
El  gusto  que  me  habéis  hecho. 
i.  Cuál  es  el  cuarto  en  que  duermo 
Don  Alonso? 

CARRASCO. 

Este  primero. 

BERMUDEZ. 

,-,  Y  á  qué  hora  se  recoge? 

CARRASCO. 

No  puede  lardar,  supuesto 
Que  son  las  ocho,  y  ya  es  hora 
De  estudiar. 

BERMUDEZ. 

A  este  aposento 
Me  retiro. 

Carrasco. 
¿QuéinlenUiis 
Dentro  del? 

BERMUDEZ. 

Eso  no  puedo 
Deciros. 

carrasco. 
Lo  que  os  suplico 
Es  que  me  guardéis  secreto 
De  haberos  aqui  escondido. 

BERMUDEZ. 

Segunda  vez  lo  prometo. 

CARRASCO. 

¿No  queréis  que  os  cierre? 


BERMUDEZ. 
CARRASCO. 


No. 


Pues  adiós. 

BERMUDEZ. 

Guárdeos  el  cielo 

(Eicóndtse  Bermudez,  y  tase  el 

criado.) 


r.3i 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


MARQUÉS. 

j  Y  á  qné  se  esconde  en  la  casa 
Del  dolor  Madrid  ? 

FILENO. 

No  puedo 
Por  la  mayia  penetrar 
Del  liombre  los  pensamientos. 

MARQIÉS. 

¿Conjeturarlos  podéis? 
Mas  no  siempre  los  acierto. 

MAROUl'S. 

i  A  qué  efeto  en  esta  casa 
Se  ha  escondido? 

FILENO. 

Ved  primero 
A  Serafina,  y  después 
Otra  vez  he  de  volveros , 
Dejándole  aquí  escondido, 
A  que  veáis  el  efeto. 

MABliríS. 

Con  Juliana  sale  hablando 
Serafina. 

ZAUBAPALO. 

Señor,  pienso 
Que  cuando  de  aquí  salgarnos. 
No  liemos  de  salir  los  mesmos 

Salen  SERAFINA  t  JULIA. 

SERAFINA. 

;,  No  dije  que  no  salieras 
De  casa? 

JDLIA. 

Ya  se  hi7.o  el  yerro  ; 
Pero  por  verlos  correr. 
He  decrí;ir  el  invierno 
(,lne  viene  oíros  cuatro  pavos. 

SERAFINA. 

Y  cuando  salgas  por  ellos 
Temne  otra  cena. 

JULIA. 

De  noche 
Los  pavos  son  indigestos, 
Comidos  á  estas  horas. 

ZABBAPALO. 

Antes 
A  estas  horas  son  ligeros. 

SERAFINA. 

¿Pero  qué  se  ha  de  cenar? 
¿No  tienes  amor? 

SERAFINA. 

Si  tengo. 

JCLIA. 

Pues  sírvate  de  ensalada 
La  esperanza. 

KERAFIItA. 

Bien. 

JDLIA. 

Supuesto 
Que  es  verde  y  tiene  su  aziio.ir, 

Y  su  vinagre  si  hay  celos, 

Y  sea  el  primero  plato 

La  conslancia ,  y  yo  te  ofrezco. 
Si  le  admites ,  que  este  pialo 
Te  sepa  muy  bien  por  nuevo. 
Para  postres ,  desengaños 
finisadns  por  escarmientos , 
Que  en  la  cena  del  amor 
Siempre  es  el  plato  postrero. 

SERAFINA. 

Pues  dejarme  sin  cenar 

Y  traerme  un  par  de  concetos , 
Es  cosa  para  apurarme 

El  gusto  y  el  sufrimiento. 


JULIA. 

Eso  si,  cuerpo  de  tal. 

Aunque  amor  tienes,  me  alegro 

Que  me  confieses  tu  hambre, 

Y  no  unas  damas  que  vemos 
Que  de  puro  enamoradas 
Dicen  cuando  están  comiendo : 
•  No  puedo  comer,  amigas»  ; 

Y  dice  la  amiga  luego : 

«  Cómete  este  pollo,  hermana  »; 

Y  ella  dice : «  Por  ser  tierno...» 
Ay,  cómete  este  gigote ; 

\  vuelve á  decir:  «No puedo; 
Aquel  traidor...  pero  vaya 
Siquiera  porque  está  buénon. 
Dice  una  criada  :  «Señora, 
Cómete  este  par  de  huevos. 
Que  están  frescos».  Y  ella  dice : 
«N(ihayquehablar,nohedeconierlos 
¡Ah  infame!  ¡ab  ingrato!  Mas  vengan 
Siqiiiera  porque  están  frescos ». 
Que  dice  una  beata  :  «Hija, 
Esta  conserva  la  ha  hecho 
Sóror  de  la  Concepción ; 
Come  della  »  ;  y  dice  á  esto  : 
« Venga ;  por  ser  de  esa  santa 
La  comeré  ,  aunque  no  puedo  ». 
¡Carantoñeras!  comed 

Y  quered  bien. 

7.AMBAPAL0. 

Me  convengo. 

MARQUÉS, 

¿A  quién  querrá  Serafina' 

ZAMBAPALO. 

¿Eso  preguntas?  ¿no  cs cierto 
Que  á  ti  te  quiere? 

UARQUÉS. 

No  soy 
Tan  confiado,  que  lo  creo. 

SERAFINA. 

Llamando  están  á  la  puerta. 
Ve  á  mirar  quien  es. 

JULIA. 

El  mesmo 
Don  Alonso  de  Madrid. 

SERAFINA. 

Dileque  no -entre. 

JULIA. 

Esto  es  bueno, 
I  Y  está  rabiando  por  verla; 
'  Entrad. 

So/e  DO.Ñ A  JUANA,  rfSííJrt 
de  estudiante. 


Aunque  amor  es  ciego, 
Como  no  es  torpe  mi  amor, 
Delerminado,  aunque  atento, 
lina  ocasión  solicita 
Lograr  á  costa  de  un  riesgo. 

SERAFINA. 

Si  á  estas  horas ,  la  confianza 
De  saber  que  os  agradezco 
Vuestro  amor  os  ha  traido 
A  mi  casa ,  es  graude  yerro 
Que  vos  queráis... 

DOÑA  JUANA. 

Serafina, 
No  como  Otras  veces  vengo 
A  repetir  esperanzas, 
A  sanar  de  sentimiento ; 
Si  el  llanto  es  la  medicina  , 
Vengo  doliente  de  celos ; 
Son  lágrimas  interiores. 
Pues  las  lloro  y  no  las  vierto. 


MARQUÉS. 

Ah  Fileno! 

FILENO. 

¿Qué  decís? 

ZABIltAPALO. 

Jesús  aiitem. 

MARQUÉS. 

¿No  veis  esto? 
Si  es  mujer,  ¿cómo  una  dama 
A  olra  dama  pide  celos? 


Será  hombre ,  y  la  polilla 
Se  le  habrá  comido  el  pelo. 

DOÑA  JUANA. 

Ya  os  acordáis,  Serafina, 
Que  idólatra  del  sol  vuestro 
Merecí  que  me  dijeseis... 

SERAEINA. 

Y  agora  os  digo  de  nuevo. 
Que  para  que  anime  yo 
Estáis  por  alma  en  mi  pecho. 

DOÑA  JUANA. 

Digo  que  he  sabido... 

SERAFINA. 

Hablad. 

DOÑA  JUANA. 

Que  el  Marqués... 

ZAMBAPALO. 

Mejor  es  esto. 

SERAFINA. 

Mirad  señor  don  Alonso... 

DOÑA  JUANA. 

Mal  penetráis  mis  intentos. 
{Ap.  Vengo  á  ver  si  le  aborreceí 
Sólo  porque  yo  le  quiero.) 

MARQUÉS. 

Celos  de  mi  le  ha  pedido. 

SERAFINA. 

Que  porque  mi  amor  confieso 
Ño  es  bien  que  vuestra  confianza 
Eche  á  perder  mi  respeto. 

DOÑA  JUANA. 

Digo,  que  amante  (¡aydenií! 
Présteme  el  amor  aliento 
Por  amar  como  mujer 

Y  como  hombre  pedir  celos); 
Por  él  aquella  academia 
Celebrasteis,  donde  fueron , 
En  el  certamen  de  amor. 
Todo  el  asunto  mis  celos; 

Y  ansí ,  el  favor  que  me  disteis 
Se  le  di  al  Marqués,  creyendo 
Que  ardid  de  vuestro  valor 
Fué  asegurarme  de  un  miedo. 

SERAFINA. 

No  me  quejo  yo,  que  vos 
Tan  gran  desaire  hayáis  hecho 
Como  dársele  al  Marqués, 
Habiéndoosle  dado,  y  necio. 
Celos  venis  á  pedirme 
De  que  os  haya  dado  el  premio. 

DOÑA  JUANA. 

Si ,  que  en  ocasiones,  hay 
Favores  que  son  desprecios. 

SERAFINA. 

Si  delante  del  Marqués 

Os  hice  el  favor,  ¿fué  haceros 

Desaire? 

DOÑA  JUANA. 

Desaire  fué. 

SERAFINA. 

¿En  qué? 

DOÑA  JUANA. 

j  Respoudedme  á  esto. 


LO  QIE  QlF.niA  VER  EL  MAIiOri': 
1  ¿Veis  (¡ue  sois  ahoireoiilo, 


BO\A  JIIAN\. 

Pues  si  osquiíre,  ¿lónio  puedo 

Cre.Tc|iie  s.ns  lan  «i osera 

Que  ;i  lili  },m;iii  señor  li:i\ais  lieclio 

Kn  publico  lus  desaires 

De  b.icernie  el  favor  primiTü, 

Si  no  es  que  baya  merecido 

Olro  mayor  en  secreto? 

SERAKISA. 

Según  eso,  vos  pensáis... 

DOÑA  JUAXA. 

Que  fué  induslria  y  ardid  vueslio 
l'ara  asegurarlo  más, 
Favorecer  á  lo  menos. 

MARQUÉS. 

¿No  podré  hablar; 

No  os  oirán. 

SEBAFIKA. 

Ya  estáis  cansado  y  grosero, 
No  obligación,  y  esa  queja; 
No  amor,  y  tan  presto  celos; 
Idos. 

doña;oana. 
Voime. 

SERAFINA. 

j  A  qué  aguardáis? 

DOÑA  JÜA>A. 

Iréme ,  pero  creyendo 
Que  le  amáis. 

SF.RAFIXA. 

Y  creed  también 
Que  sois  á  quien  aborrezco. 

DOÑA  JUA.VA. 

¡Ay  si  trocarais  su  amor! 

SERAFMA. 

¿En  qué? 

DOÑA  JDANA. 

En  mi  aborrecimiento. 
serafi.na. 
iPorque  no  le  ame  queréis 
Que  os  aborrezca? 

DOÑA  JBANA. 

Eso  quiero. 

SERAFISA. 

No  os  entiendo,  don  Alonso.     (IV.'.sy  ) 

DOÑA  JUANA.  (Ap.) 

Yo  si  que  entiendo  mis  celos  , 
l'ues  los  pido  como  hombre, 
Y  como  mujer  los  siento.         ( Vas,\) 

UARQUÉS. 

¿Fuéronse? 

FILENO. 

Si,  ya  se  ban  ido. 

ZAUBAPALO. 

Uttier  Chrisli. 

UARQCÉS. 

Un  volcan  ten}}0 
Dentro  del  alma ,  y  un  áspid 
Abrigo  dentro  del  pecho. 


MARQUÉS. 

Ya  lo  veo 


endo.. 


¿Agora ,  señor  Marqués 
Us  quejáis  cuando  estáis 

MARQUÉS. 

Mis  celos  y  mis  agravios, 

Y  que  es  don  Alfonso  el  dueño 

De  Serafina. 

FILENO. 

¿  Y  es  poco 
Ver  nD  desengaño  á  tiempo? 


Señor  Marciu 


¡ ;.  No  es  e.so  lo  que  quería 
1  Ver  el  Marqués? 

MARQDÉS. 

No  era  eso. 

FILENO. 

I  i.  Hay  precio  con  que  pagar 
i  El  desengaño? 

MARQUÉS. 

!  Fileno, 

El  que  eslima  el  desengaño 
[  No  tiene  amor  verdadero. 

FILENO. 

¿La  duda  amáis? 

j  MARQCÉS. 

La  duda  amo, 
Que  con  ella ,  por  lo  menos  , 
Va  que  ahora  no  le  alcance , 
TeiiHo  esperanza  del  premio. 
Si  el  desengaño  pudiera 
Quitarme  el  amor,  confieso. 
Que  para  los  desengaños 
No  tuviera  el  alma  precio; 
Pero  aunque  á  abrirme  los  ojos 
Venga  por  confiado  necio. 
El  que  el  amor  no  me  quita 
No  me  deja  el  escarmiento; 
Celos  suelen  dar  las  dudas, 
Pero  también  da  con  ellos 
La  estimación  de  quien  se  ama 
Razón  para  no  creerlos ; 

Y  asi ,  culpo  el  desengaño 

Y  la  duda  seguir  quiero, 

Que  él  mala,  auni|ue  desengañe  , 

Y  ella  alivia,  aunque  dé  celos. 

FILENO. 

Y  esos  celos  que  tenéis, 
¿De  quién  los  tenéis? 

1  MARQUÉS. 

Los  tengo 
¡  Del  dotor  Madrid. 

FILENO. 

!  Decidme, 

j  ¿  V  si  yo  qne  os  di  esos  celos 
Os  los  quito? 

MARQUÉS. 

Bien  podéis. 
No  siendo  verdad  todo  esto 
Que  he  visto. 

FILENO. 

Todo  es  verdad. 

MARQUÉS. 

Pues  si  es  verdad  ,  ¿  no  podemos 
como  me  lo  quitáis? 

FILtNO. 


{Vuétfese  el  Marqués  al  otro  ladi. 

MARQUÉS. 

¿  Y  en  él 
Que  he  de  ver? 

FILENO. 

Veréis  de  nuevo 
La  casa  de  don  Alcnso. 

MARQUÉS. 

;.  Vil  no  vi  en  ella  á  don  Pedro 
üei  mudez? 

FILENO. 

Si  ,en  ella  está 
Escondido. 

MARQUÉS. 

¿Conque  intento 


VILLENA.  335 

j  Otra  vez  me  le  enseñáis? 

FILENO. 

I  Ahora  veréis  al  intento 

I  Que  os  dije  que  se  ha  escondido 

I  lion  Pedro. 

MARQUÉS. 

Verle  ileseo. 

FILENO. 

Atended. 

MARQUÉS. 

Atento  estoy. 

ZAMRAPAI.O. 

Olro  demonio  tenemos. 

Donde  salieron  Carrasco  i/  Herminia, 
talen  DOÑA  JUANA  v  OliREGO.N, 
que  es  otro  tablado  segundo. 

DO.ÑA  JUANA. 

¿Obrcgon? 

OBREGON. 

¿Que  es  lo  que  mandas? 

DO.ÑA  JUANA. 

Mira  en  esos  aposentos 

Si  hay  alguien  que  nos  escuche. 

OBREGON. 

¿Quién  quieres  tü  que  haya  en  ellos? 
Canasquillo  no  está  en  casa; 
El  cerro  este  cuarto,  y  luego 
Al  ama  le  dio  la  llave. 
¿Qué  traes? ¿qué  tienes? 

DOÑA  JUANA. 

Has  de  cerrar  esas  puertas 
Por  de  fuera. 

OBREGON. 

Ya  las  cierro.        (Cierra.) 

BERMUDEZ. 

(La  voz  en  aquesta  sala. 
Si  lio  me  engañó  el  deseo. 
De  don  Alonso  he  escuchado. 
( Va  saliendo  Bermudez  acechando. ) 
Desde  esta  cortina  quiero 
Ver  lo  que  pasa,  si  puede 
Ver  bien  un  amor  tan  ciego.) 

DOÑA  JUANA. 

Toma  esas  llaves  ahora, 
Y  sácame... 

COREGON. 

No  te  entiendo. 

DOÑA  JUANA. 

[Iii  vestido  de  mujer 

De  los  que  guardados  tengo. 

OBREGON. 

Di  ¿para  qué  efecto? 

DOÑA  JUANA. 
A  ti 
Nada  de  mi  le  reservo. 


Cualquier  secreto  me  puedes 
Kiar,  pues  sabes  que  tengo 
Con  el  amor  de  criado. 
Lealtad  igual,  igual  pucho. 


Pues  los  secretos  menores 
Te  he  fiado,  y  eres  dueño 
Desde  mi  primera  edad 
Solo  tú  de  mis  intentos 
Quiero  liarle  el  mayor. 

OBREGON. 

¿Puede  haber  mayor  secreto 
Que  saber  (jue  eres  mujer  t 


33d 


DONA  JOA."»*. 


Oiro  mayor. 

OBRF.GO'. 

No  le  creo ; 
Dile. 

nOÑA  JUAI^A. 

Que  siendo  mujer 
Tenyo  amor  y  lengo  celos. 

BERHODEZ. 

¿Qué  es  esto,  cielos,  que  escucho? 

ZANBAPALO. 

Ah,  Seüor,  ¿qué  dices  dfiso? 

MARQIÉS. 

Aun  no  lo  creo. 

BERJILDEZ    (Ap.) 

Vencí. 

«ARQUES. 

Oye  y  mira. 

ZAMBAPALO. 

Escucho  y  veo. 

OBRECOM. 

Pero  pedirme  un  vestido 
Ue  mujer,  ¿para  quéeleto 
Puede  ser?  mira  lo  que  haces. 

DOÑA  Jl'AHA. 

No  le  pido  ahora  consejos. 

OBRECON. 

¿  Pues  qué  es  lo  que  pides? 

DOÑA J UANÁ. 

Sólo 
Que  bagas  lo  que  yo  te  ordeno. 

OBREGON. 

Aquí  tienes  un  vestido 
Que  ayer  saqué. 

(Sácale  un  resudo  de  mujer,  y  vase 
desnudando  el  de  hombre.) 

DOÑA  JDANA. 

Dame  presto 
Ese  engaño  de  los  ojos  : 
Vengan  las  galas  que  fueron 
Desprecio  de  la  hermosura, 
Siendo  ellas  quien  la  hacen  menos; 
Las  ricas  y  hermosas  telas 

(\(stese  de  mujer.) 
Vengan  ,  que  artífice  átenlo 
Las  tramó  para  el  adorno, 

Y  sirven  para  el  estruendo. 

Por  mi  rostro  y  por  mis  hombros  , 

Sin  orden  b.ije  el  cabello, 

A  cuya  docilidad 

Puso  la  industria  preceptos. 

OBRECOK. 

¿Y  en  qué  piensas? 

DO.ÑA  JDANA. 

Dame  un  manto. 

OBREGOX. 

¿  Y  qué  intentas? 

DOÑA  J«ANA. 

Hablar  quiero. 

OBREGO.N. 

Responde. 

Que  Seralina 
P.idezca  el  mal  que  padezco. 
Con  celos  me  he  de  curar. 
Pues  me  han  herido  con  celos : 
Yo  quiero  á  un  hombre  á  quien  ella 
Favorece, y  asi  intento 
Encasa  de  Serafina 
Irá  decir  que  le  quiero, 

Y  darla  celos  también 
Disfrazada. 

ZAMBAPALO. 

¿Estas  contento?  I 


lS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
Celos  de  tí  la  pedia , 
Peroerau  por  ella. 

I  «ARQUES. 

\  Necio. 

i  Calla. 

REBMBDEZ.  {Ap.) 

¿Si  porque  me  dio 
!  En  la  academia  aquel  premio 
¡  Serafina  está  celosa? 
Tan  ciego  estoy,  que  lo  creo. 

OBREGON. 

Pues  aquí  dentro  te  puedes 
Poner  el  maulo. 

BERMDDBZ. 

Ahora  es  tiempo. 
( Van  á  entrar,  y  topan  de  cura 
á  Bermudez.) 

DOÑA  JUANA. 

¡  Válgame  el  cielo!  ¿Qué  miro? 
¿Cómo  a(|ui?  ¿Cómo  vos  dentro? 
¿  Cuando  en  mi  casa  á  estas  horas? 

BERHUDEZ. 

Sosegaos. 

ZAHBAPALO. 

Viven  los  cielos, 
Que  esto  es  lo  que  quería 
Ver  el  Marqués. 

MARQUÉS. 

Aun  no  es  esto. 

BERHUDEZ. 

No  tengáis  miedo.  Señora , 
Porque  siendo  yo  el  que  os  veo 
V  el  que  os  adora  ,  yo  soy 
El  que  ha  de  tener  el  miedo. 

DOÑA  JUASA. 

¿Cómo  entrafleis  aquí? 


Amor 
Me  ha  dado  el  atrevimiento. 

DOÑA  JUANA. 

¿Quién  fué  el  cómplice... 


Una  duda. 

DOÑA  JUANA. 

De  esconderos? 

BERMUDEZ. 

Un  deseo 
De  saber  si  érades  vos 
La  que  al  Termes  lisonjero 
Lazos  fió  equivocando 
Cristal  con  cristal  más  bello. 

DOÑA  JUANA. 

¿Luego  vos... 


Yo  fui  el  que  os  i 

DOÑA  JUANA. 

¿Y  por  eso  fué... 

BERMUDEZ. 

Por  eso 
Os  amaban  sin  amaros 
Confusos  mis  pensamientos. 

DOÑA  JUANA. 

Pues  ¿qué  intentáis? 


Que  pues  fui 
Tan  feliz  ,  que  á  ocasión  llego 
De  saber  que  no  sois  quien 
Pensé  uue  erais... 


BERMUDEZ. 

Digáis 


ROJAS. 
Quien  sois. 

DO.ÑA  JUANA. 

Pues  negar  ni>  puedo 
Lo  que  soy,  quiero  empéñalos 
Por  amante  y  caballero. 

BERMUDEZ. 

Decidme,  ¿en  qué? 

DOÑA  JUANA. 

En  confiar 
De  VOS... 

ZAHBAPALO. 

i  Qué  será  ? 


¿Daisme  palabra? 


Un  secreto. 


A  esos  ojos 
La  doy,  pues  que  son  mis  cielos. 
Deque  a  vuestro  labio,  nunca 
Fie  esa  verdad  mi  pecho. 


j  Pues  oid :  ya  amor  escucha , 
Que  oye  mejor,  como  es  ciego. 

ZAHBAPALO. 

¡Cran  noche!  Señor,  ¿qué  dices T 

MARQUÉS. 

Prodigios  son  cuantos  veo. 

FILENO. 

¿Creéis  que  hay  magia ,  Marqués 

MARQUÉS. 

Luego  hablaremos  secreto. 

DOÑA  JUANA. 

Doña  Juana  de  Madrid 

Es  mi  nombre ;  dióme  el  ciclo 

Nobles  padres ,  mas  no  ricos; 

Esto  á  mis  padres  les  debo. 

La  pobreza  me  dejaron, 

La  senda  donde  pudieron 

Coronarme  de  virtudes 

Las  edades  y  los  tiempos; 

Que  si  la  riqueza  tiene 

Tan  cercano  parentesco 

Con  la  ignorancia,  que  es  madre 

De  los  vicios .  y  si  vemos 

Que  déla  sabiduría 

Es  la  pobreza  un  efecto. 

Que  temporal  la  ignorancia 

Aspira  al  laurel  y  al  cetro. 

Que  hace  la  sabiduría 

De  las  coronas  desprecio ; 

No  la  ignorancia  y  riqueza 

Es  la  que  logran  deseos ; 

Pobreza  y  sabiduría 

Es  de  lo  que  yo  hago  precio, 

Pues  se  muere  deseando 

Y  se  \ive  mereciendo. 
Tendría  yo  doce  años. 
Cuando  mis  padres  quisieron 
Darme  estado  y  darme  esposo ; 
Mas  como  nunca  á  mi  pecho 
Llegó  una  Qecba  de  cuantas 
Vibraba  el  amor  atento. 

Que  acertar  á  un  corazón 

No  es  empresa  para  un  ciego, 

Y  como  mi  inclinación 
Desde  mis  años  primeros 
Fué  á  lograr  la  disciplina 

De  los  libros,  no  de  aquellos 
Que  inventa  la  ociosidad 
Ni  otros  que  margena  el  cielo. 
Que  los  que  enseñan  no  son 
Lns  muchos,  sino  los  buenos. 
Dueña  yo  de  mi  albedrío, 
Rehuso  el  lazo,  creyendo 
Que  me  le  den  como  alivio 

Y  me  ofenda  como  peso ; 
Pero  viendo  el  padre  mío 


LO 

Mi  inclinación ,  y  midiendo 
Cuánta  es  la  distancia  qae  hay 
De  su  atención  á  mi  ruego, 
l'n  maestro  me  previene 
tue  atienda  i  enseñarme  luego 
La  gramática  ,  que  es  lengua 
De  ciencias  y  arles ;  á  un  tiempo 
La  Retórica  y  las  cuatro 
Lilierüles,  donde  leo 
Por  la  Astronomía  cuanto 
Kl  dedo  de  Dios  inmenso 
Fuéescrihiendo  con  estrellas 
Kn  todo  ese  octavo  cielo. 

Y  cuando  en  Madrid  ,  mi  patria . 
Guiada  de  mis  deseos. 

No  conocida  de  nadie , 
Sin  ser  envidia ,  fui  ejemplo ; 
Mi  anciano  padre  fallo 
De  morir  con  tal  deseo, 
Oue  en  la  memoria  y  la  fama 
Dejó  otra  vida  muriendo. 
Quedé  sola  y  quedé  pobre ; 
Si  dije  pobre,  basia  esto. 
Que  con  decir  lo  segundo 
Se  entendía  lo  primero; 

Y  un  dia ,  entre  otros  que  estaban 
La  soledad  y  el  deseo 
Hepresentándole  especies 
Ciegas  á  mi  pensamieuto, 
Llena  la  imaginativa 

De  entes  de  razón  diversos, 

Que  obrando  como  fingidos, 

i  os  vi  como  verdaderos. 

^0  misma  me  dije  á  mi : 

¿De  ios  hombres  el  ingenio, 

Ll  espíritu  ,  el  valor. 

Acaso  es  mayor  que  el  nuestro  ? 

A  los  hombres,  ¿quién  les  dio 

Kste  común  privilegio 

En  las  lides  y  en  las  ciencias 

De  ser  arbitros  i  un  tiempo? 

Si  á  nuestra  flaqueza  achacan 

Debilidades,  no  quiero 

Que  funden  su  tiraida 

Kn  el  desmérito  ajeno  ; 

Si  como  ellos  las  mujeres 

Asistieran  al  manejo 

Del  arcabuz  y  la  pica , 

Que  el  uso  adiestra  el  esfuerzo; 

Si  se  crüran  robustas , 

No  extrañando  y  resistiendo 

Del  estío  la  inco'nstancia. 

La  variedad  del  invierno; 

Reconocieran  los  hombres 

En  batallas  y  reencuentros, 

Cómo  era  más  su  valor. 

No  siendo  su  fuerza  menos. 

Pero  demos  que  en  las  lides 

Débiles  sean,  y  demos 

Que  digan  que  la  experiencia 

Hace  lo  que  el  uso  ha  heclio; 

Pregunto,  ¿es  débil  también 

Como  el  animo  el  ingenio 

De  las  mujeres?  el  alma 

Que  se  ba  ordenado  y  compueslo 

De  voluntad ,  de  memoria, 

Y  en  el  noble  enlendiniienlo 
De  aprensión,  juicio,  discurso. 
Por  ser  de  mujer,  ver  quiero 
Deslas  tres  operaciones 

Cuál  es  la  que  tiene  menos; 
Pues  á  nosotras,  ¿por  qué 
Nos  impiden  que  cursemos 
Lid  y  escuela,  si  en  nosotras 
H;iy  igual  valor  y  ingenio? 

Y  esto  es,  que  como  los  hombres 
Son  unos  tiranos  nuestros. 

Que  de  nuestra  libertad 
Se  alzan  con  todo  el  imperio, 
Mañosamente  procuran, 
Viendo  que  hemos  de  excederlos, 
Para  lucir  sus  errores, 
H. 


QI  E  Ql  ERIA  VER  EL  MARQUÉS  DE 
Deslucir  nuestros  aciertos, 
l'ues  si  esto  es  asi,  decia. 
Quitarme  este  traje  quiero, 

>n  Salamanca ,  pues  no  hay 
Quien  me  conozca,  ser  pienso 
Envidia  y  admiración 
De  antiguos  y  de  moderóos ; 

Y  disponiendo  también 
Este  criado  á  este  efecto. 
Que  en  el  traje  y  el  valor 
Fué  imitación  de  su  dueño; 
Trayendo  alguna  joyuela 
Que  yo  cautelé  á  este  intento, 

Y  el  doméstico  homenaje 
Feriado  al  primero  precio, 
Salgo  de  Madrid  ,  mi  patria , 
Llego  á  Salamanca  ,  empiezo 
A  cursar  sus  doctas  clases , 

Y  en  ellas  experimento 
Que  es  verdad  que  en  las  mujeres 
Hay  valor  y  ingenio,  puesto 
Que  igualmente  necesarios 
En  esta  ocasión  me  fueron 
Ingenio  para  seguirlo 

Y  ánimo  para  emprenderlo; 
Seis  años  habrá  que  estoy 
En  Salamanca ,  y  en  ellos 
He  sido  todo  el  aplauso 
De  la  escuela  en  los  primeros 
Años ,  sustentando  actos. 
En  oíros  sustituyendo 
Cátedras,  hasta  alcanzar 
Ue  doctor  el  grado,  siendo 
Ceneroso  el  de  Villena, 
Quien  me  ayudó  para  serlo; 

Y  cuando  con  vos  fagora 
Si  que  quisiera  deberos, 
Que  entendiera  por  los  ojos 
El  idioma  del  silencio) 
l.uando  con  vos  compelía 
En  esta  cátedra  ¡  ciclos  • 
Si  los  suspiros  alivian 
,  Cómo  suspiro  y  no  aliento? 
Digo,  que  cuando  pensaba 
Que  habla  burlado  el  sexo 
MujeriMogrando  el  traje 
Equivocado  á  mi  fuego; 
Mis  lágrimas  y  mis  voces 
Errando  la  senda  al  pecho. 
Pues  hablo  lágrimas  puras 

Y  lloro  palabras  luego ; 
Digo,  que  como  hahia  tanto 
Que  era  hombre,  estuve  creyendo 
Que  no  liabia  sido  mujer, 

Y  acordómeto  amor  necio. 

Y  yo  dije :  mujer  soy. 
Porque  voz  y  traje  miento. 
Que  no  pudiera  haber  hombre 
Qne  amara  como  yo  quiero. 

Y  ansí... 
BEnMinnz. 

¿  Y  por  qué  os  vestislcis 
De  mujer? 

DOÑA  JrAJiA. 

Es  porque  tengo 
Celos,  y  es  este  su  traje. 

BEBMDDEZ. 

¿  Y  este  no  ? 

nO\»  JUANA. 

No  es  este  el  mosmo. 
Porque  ese  es  el  de  fingirlos. 

nF.RIIUDE7. 

Y  este  el  traje  de  tenerlos. 
¿Y  á  quién  amáis? 

ZAMDAPALO. 

Esta  esotra. 

DOÑA  JUANA.  (Ap.) 

Si  no  se  lo  digo,  temo 

Que  ha  de  revelar  quien  soy, 


VILLENA.  53' 

Y  si  lo  digo  me  arriesgo. 
Viendo  que  no  es  él  querido 
A  que  descubra  el  secreto. 
¿Qué  haré? 

MARQUÉS. 

Veamos  á  quien  dice. 

DOÑA  JUANA. 

(Ap.  Resta  industria  me  aprovecho; 
Quiero  empezar  á  fingir, 
l'ues  3  ser  mujer  empiezo.) 
Pues  digo  que  el  tiempo... 

BERUDDEZ. 

Hablad. 

DO.ÑA  JUANA. 

Os  dirá  ,  señor  don  Pedro, 
A  quien  quiero. 

BERMODEZ. 

¿  Luego  yo 
Puedo  ser  feliz? 

DOÑA  JOANA. 

No  puedo 
Deciros  más. 


¿Pues  por  qué? 

DOÑA  JUANA. 

Hasta  que  sepa  de  cieno 
Si  i|uereis  (¿qué  le  diré?) 
A  una  dama. 


Oid  primero; 
Si  pensáis  que  á  Serafina 
Quiero,  mátenme  los  cielos 
S)  no  la  aborrezco. 

DOÑA  JUANA. 

{Ap.  Agora 
Me  he  de  valer  de  lo  inesmo 
Que  él  dice.)  ¿  V  en  la  academia, 
Siendo  yo  quien  lo  merezco, 
No  os  dio  un  favor  ? 

BEHMUDEZ. 

Es  ansi; 
Bien  dije  yo  que  era  el  premio; 
Mas  fué  premio  y  no  favor. 

DOÑA  JUANA. 

Pues  yo  he  de  saber  primero 
Si  la  amáis. 


Pero  decidme. 
Después  de  satisfaceros, 
¿Puede  tener  esperanza 
Mi  amor? 

DOÑA  JUANA. 

El  premio  os  ofrezco 
(Ap.  Y  así  el  secreto  aseguro), 
Si  vos  me  guardáis  secreto. 
(Ap.  Desta  suerte  he  de  engañarle.) 

FILENO. 

¿Qué  decís? 

ZAMBAPAIO. 

i  Hay  más  enredos ! 

FILENO. 

¿Y  agora,  señor  Marqués, 
Tenéis  celos? 

MARQUÉS. 

Celos  tengo. 
Que  unos  celos  mei|uitaslpis, 
Y  me  habéis  dado  otros  celos. 

FILENO. 

¿De  quién? 

MARQUÉS. 

De  don  Pedro  son. 

FILENO. 

¿Por  qué  son? 

MARQUÉS. 

Porque  estoy  viendo 
22 


yue  para  siliar  dos  iJunias 
Tiene  tomados  los  puestos. 

BERMUDEZ. 

Pues  yo  os  vendré  á  ver. 

(Díceselo  d  doña  Juana.) 
ooSa  juana.  (Ap.) 

i  Por  dundo 
Pudo  esconderse  aquí  deotra  1 
;  l,iue  me  aborrezca  quien  amo, 
Y  me  ame  á  quien  aborrezco! 

VARQUÉS.  iip.) 
De  cuanto  esta  noclie  he  visto 
A  solos  mis  celos  creo. 

BERUCDEZ. 

Vallóle  i  mi  amor  su  industria. 

DOÑA  JUANA.  (Ap.) 

Burlóme  amor. 

FILENO.  (.4p.) 
Llegó  el  tiempo 
De  que  mi  ciencia  acredite. 

DO.ÑA  JUANA. 

Vengaréme  si  esto  es  cierto. 

MARQUÉS. 

;  Que  se  ha  burlado  el  amor 
De  quien  burló  mis  deseos! 

DOÑA  JUANA. 

;  Oh  si  yo  hubiera  estudiado 
•>olo  aborrecer! 

OERUUDEZ. 

No  quiero 
Saber  más  ciencia  que  amor. 

MARQUÉS. 

Oesta  ciencia  experimento, 
tíue  cuando  me  enseñan  más , 
És  sólo  cuando  sé  menos. 

¿No  creéis  que  hay  magia  ? 

UAKQl'ÉS. 

Aun  no. 

ZAIIBAPALO. 

Y  dime,  Señor,  ¿es  esto 
Lo  (|ue  ijuieresver? 

■ARQUES. 

Tampoco. 

BERUUDEZ. 

¡Gran  dicha! 

DOÑA  JUANA. 

¡Grande  tormenlo! 

FILENO. 

Pues  desaparezca  todo 
Desta  suerte. 

ZAMBAPALO. 

Volaverunt. 
(Da  un  golpe  con  el  báculo  Fileno, 
vuelan  d  la  par  lot  dos  tablados  co 
lodos  las  personas.) 


JORNADA  TERCERA. 


Sa;«n  CETINA  Y  JI:LL\. 

CETINA. 

¿Qué  me  dicesi? 

JULIA. 

Esto  pasa. 

CETIMA. 

1  Jesús! 

JULIA. 

¿Qué  te  maravilla? 

CETINA. 

¿Tú  cu  mi  casa,  JnlJanilla, 


COMEbl.\S  ESCOGIDAS  DE  DON  l'RANCISCO 
Y  á  estas  horas? 

JULIA. 

Yo  en  lucasa; 
Despidióme  la  menguada 
De  mi  ama :  es  rara  figura. 

CETISA. 

En  tanto  que  el  curso  dura 
Tallar  posada; 


No  te  1 

Dame,  Juliana,  un  abrazo.' 

{.U'n¡:ala  ] 

JULIA. 

¿  No  hav  luz  ?  ¡  Oh  qué  escuro  eslá  I 
¿Si  hay  para  aceite? 

CETINA. 

Si  habrá ; 
Saquen  aqui  un... 

Sale  CARliASCO  con  un  catald. 


JULIA. 

Caniljl,  alhaja  civil, 

De  luz  te  pido  que  mudes. 

CETINA. 

;.  No  sabes  tú  las  virtudes 
Uel  aceite  de  candil? 

JULIA. 

Carrasco,  ¿tú  estás  aquí? 

CARRASCO. 

Julia,  ¿aqui  te  has  venido? 

JULIA. 

Mi  ama  me  ha  despedido. 

CARRASCO. 

Y  el  dotor  Madrid  á  mi. 
Slas  á  tí,  Julia,  ¿porqué 
Echarte  de  casa  ordena? 

JULIA. 

Porque  escondí  al  de  Villena 
Dentro  de  su  casa  fué. 

CETINA. 

El  esconderse  podía 

Sin  llegarte  á  tí  á  ocupar. 

Pues  se  puede  aprovechar 

Para  eso  de  la  magia. 

En  que  dicen,  que  tan  diestro 

En  tan  poco  tiempo  está  , 

Que  dicen  que  sabe  ya 

Mucho  más  que  su  maestro. 

JULIA. 

Pues  yo  del  gran  sentimiento 
Para  no  echarme  a  perder. 
Me  he  venido  á  recoger 
Esta  noche  á  este  convento. 
Donde  me  dicen  que  hay  laníos 
Siervos  de  Dios. 

CETINA. 

Si  seremos : 
Juliana  ,  aquí  pasaremos 
La  vida  como  unos  santos. 
Di ,  ¿Seralina  no  ama 
Al  dotor  Capón  ? 

JULIA. 

Ya  no ; 
Celos  le  dio  y  no  volvió 
Más  á  visitar  mi  ama. 

CETINA. 

Harás  son  cuantas  alhajas 
Hay  aqui  en  aquel  rincón , 
Hay  cama  con  su  jergón. 

JULIA. 

¿Pues  duérmeme  yo  en  las  p;ijas 

CETINA. 

Es  verdad. 

JULIA. 

Seo  Licenciado, 


DE  ROJAS. 
¿Me  quiere? 

CETINA 

Quiéroie  bien , 
O  lléveme  el  diablo. 

CARr.ASCO. 

Amén. 

JULIA. 

Pues  alce  el  dedo.        {Alza  el  d: 

CETINA. 

Quemado. 
¿Zambapalillo? 

Sale  ZAMBAPALO, 

ZAMBAPALO. 

No  es  nada. 

CETINA. 

¿Aqui  también  posas? 

ZAMBAPALO. 

Si. 

CETIN». 

¿Qué  traes? 

ZAMBAPALO. 

Lo  que  traigo  aquí 
Es  para  visto. 

JULIA. 

Pedrada. 

ZAMBAPALO. 

¿  Pero  no  sabrán  primero 
Qué  les  traigo? 

JULIA. 

Dilo,  pues. 

ZAMBAPALO. 

i;arla  de  tu  padre  es  , 

yue  ahora  me  dio  el  arriero. 

CETI.NA. 

¿Qué  me  dices? 

ZAMBAPALO. 

Vesla  aquí. 

CARRASCO. 

Léela. 

CETINA. 

Esa  luz  llegad. 

JULIA. 

¿  No  me  darás  la  mitad 
De  lo  que  te  euvíareu? 

CETINA. 

Si.  fmos 

íLee.]  o  Hijo  de  mi  alma.»  ¡Qnéexiru- 
De  padre,  y  qué  grande  amor ! 

JULIA. 

¿Eres  su  hijo? 

CETINA. 

Y  el  mayor. 
¡Oh,  padres,  lo  que  os  debemos! 
{Lee.)  «Yo  quisiera...» 

JULIA. 

Lee ,  pues. 

CETINA. 

Estoy  de  contento  loco. 
Todo  le  parece  poco 
Cuanto  me  envía. 

ZAMBAPALO. 

Y  lo  es.  [piieslo, 
(Lee.)  « Ahora  que  en  honra  te  he 
Enviarte  el  mundo...» 

JULIA. 

¡Y  qué  honrado! 
íteí.)«Peroel  mundo  está  acabudf.u 
No  hay  viejo  que  no  dé  en  isio. 
(¿ee.) «  Masno  por  esto  imagino 
Que  puedo  desconfiar. 
La  viña  del  olivar 
Se  heló  toda.» 

ZAMBAPALO. 

No  habrá  vino. 


CETIN*. 

De  escucharte  me  provoco 
A  rabia. 

ZAÜBAPALO. 

¿Pues  qué  halilé  yo? 
CETINA,  (lee.) 
«La  aceituna  se  apedreó.» 

ZAMBAPALO. 

Pues  no  habrá  aceite  tampoco. 

CETINA.  (Lee.) 
•  Mas  uo  por  eso...»  Bien  digo 
Que  eres  tonto. 

ZAUBAPALO. 

Lo  conlieso; 
Prosigue. 

CETINA.  {Lee.) 
«Mas  no  por  eso 
lia  habido  cebada  y  irigo.s 

Celina,  jqué  más  aguarda? 

CETINA. 

Esto  estaba  yo  esperando. 

ZAMBAPALO. 

Señor,  leyendo  y  quemando, 
Arda  la  epístola. 

CETINA. 

Arda. 

(Pénenla  al  fuego  la  carta,  y  ven 

leyendo.) 

ZAtlBAPALO. 

Agora  de  ti  me  rio. 

CETINA. 

«Mas  coD  todo...» 

ZAUBAPALO. 

Algo  tenemos. 

CETINA. 

«Ahí  te  envió...» 

(Soplan  la  carta  y  matan  el  fueyu  di 
popel.) 

JDLIA. 

Soplemos, 
Y  no  arda,  esa  le  envió. 

CETINA. 

Si,  y  trátese  con  decoro 
Palabra  lan  ejemplar; 
Tal  palabra  habla  de  estar 
tscrila  con  letras  de  uro. 

JDLIA. 

Ahora  habrá  plus. 

CETINA. 

Habrá  cobre 
Para  contentar  á  ruines. 
[.Lee.)  «  Te  envío  dos  celemines 
De  bellotas,  que  estoy  pobre.» 

ZAUBAPALO. 

¡Cellolas!  ¿esto  leñemos? 

JULIA. 

Dé!  no  te  puedes  quejar. 
Porque  le  quiere  engordar. 

ZAMBAPALO. 

i¡  Oh,  padres,  lo  que  os  debemus  1 » 

JULIA. 

Razón  de  no  enviar  el  cobre 
I  Da  en  la  carta. 

CETINA. 

No  la  da. 

ZAMBAPALO. 

liceque  pobre  está? 

CETINA. 

iNo  engendrar  quien  fuere  pobre; 
iiOhviejecillo  íiainbre, 


QUE  QUERÍA  \EU  EL  MAIlQtlES  DE  V 
Setentón,  padre  postizo. 
Holgarse  cuando  me  hizo. 
Y  matarme  agora  de  hambre ! 
Vaya  la  Paulina,  pues; 
El  candil  apropinquad. 

JDLIA. 

Oye,  acoto  la  mitad 
He  la  bellota. 

Tuya  es. 
TODOS.  (Cantan.) 
.M  padre  cruel  y  /¡ero 
Que  al  hijo  que  está  estudiando 
Ño  enria  de  cuando  en  cuando 
El  plus  con  el  arriero  , 
Para  que  volver  no  pueda 
En  si  de  error  semejante. 
La  mano  del  estudiante 
Caiga  sobre  su  moneda. 

TODOS. 

.\mén. 

{Todo  esto  lo  van  cantando  en  tono  de 
Paulina.) 

CETINA. 

A  cuantos  Nerones 
Padres,  guardan  su  dinero. 
Con  masilla  de  barbero 
Les  unten  los  corazones. 

TODOS. 

Amén.  1 

CETINA.  I 

Padre  que  no  envia 
La  porción  cotidiana. 
Padezca  cada  semana 
Nuestra  hambre  de  cada  dia. 


Amén. 

¡  CETINA. 

!  Callos  tengo  luego 

En  lugar  de  sabañones , 
I    Y  asi  como  estas  razones 
Están  ardiendo  á  este  fuego... 
(Queman  el  papel.) 
Por  divina  permisión 
Quiera  el  que  todo  lo  cria. 
Que  el  dinero  que  no  envia 
Se  le  convierta  en  carbón. 

TODOS. 

Amén. 

CETINA. 

Lindamente  me  burló. 
En  vengarme  esioy  pensando. 
(Llaman  á  la  puerta.) 
A  esa  puerta  están  llamando. 

CABBASCO. 

¿Abriré  la  puerta? 

CETINA. 

No. 

ZAMBAPALO. 

¿Si  envia  á  llamarme  el  Marques? 

JULIA. 

¿Si  envia  á  buscarme  mi  ama? 

JUEZ.  (Dentro.) 
¿No  abren  la  puerta? 

CETINA. 

¿Quién  llama' 
JUEZ^  (Dentro.) 
El  Juez  del  Estudio  es. 


Ay;  que  si  te  topa  aquí.., 

CABRASCO. 

Todos  á  la  trela  ¡remos. 
;  ¿Adonde  la  cscouderemo 


ILLENA. 

i  Que  no  la  tope? 


Oigau ,  qué  torpes  estamos. 
(/Jaman.) 
JUEZ.  (Dentro.) 
¿No  abren  aquí? 

CETINA. 

Si,  se  espera; 
S,iea  ese  bufete  fuera , 

(Saca  un  bufete.) 

Y  debajo  la  escondamos. 

CARRASCO. 

Aqui  acomodarle  suelo. 

CETINA. 

Debajo  le  has  de  meter. 
(Llamen.) 
JUEZ.  (Dentro.) 
Si  no  abren  he  de  hacer 
Echar  la  puerta  en  el  suelo. 
(Meten  a  Julia  debajo  del  bufete.) 

JULIA. 

Aquí  veránme  también. 

JUEZ.  (Dentro.) 
A  UD  carpintero  me  llama. 

CETINA. 

Una  manta  de  mi  cama 
l'on  por  sobremesa. 

CARRASCO. 

Bien: 
; Linda  industria,  esta  me  agrada ! 
(Sacan  una  monta  colorada,  grande,  u 

pénenla  sobre  el  bufete  de  manera 

que  la  cubra.) 

CETINA. 

Vo  lie  echado  por  el  at:ijo; 
Ea,  escóndete  debajo. 

JULIA. 

Adiós  con  la  colorada. 

CETINA. 

Ahora  iodos  estudiad 
liecio,  que  es  muy  importante; 
(Paséanse  estudiando.) 
«Justicia ,  es  una  constante 

V  perpetua  voluntad  »... 

CARRASCO. 

;.  Vustedes  piensan  que  es  bobo 
ÉIJuezdel  estudio? 

CETINA. 

Pues... 

CARRASCO. 

Digo,  que  constante  es 
La  justicia. 

CETINA. 

Negó. 

CARRASCO. 

Probo. 

CETINA. 

No  es  constante,  pues  se  vio 
Que  la  mundana  malicia... 
(Llaman.) 
JUEZ.  (Dentro.) 
Abran  aqui  á  la  Justicia  : 
Verán  si  es  constante  ó  no. 

JULIA. 

Ahora  abre. 

CETINA. 

De  buena  gana. 
¿Quién  es? 

JUEZ.  (Dentro.) 

¿No  lo  lia  üido  antes? 


510 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


PORTERO  l.°  {Dentro.) 
El  seiior  Juez  de  cstuüianles. 

CETIMA. 

Hablara  para  mañana, 
Señor. 

Abren,  soIeEl  JL'EZ,  DOS  PORTEROS 
T  FILENO. 

JUEZ. 

Por  lo  que  han  tardado, 
Los  tengo  de  castigar. 

CETINA. 


JDEZ. 

¡Estudiar!  bien  por  mi  vida. 

CETINA. 

Fileno,  ¿á  qué  viene  acá? 

JUEZ. 

¿Dónde  una  mujer  está 
ijue  tienen  aqui  escondidaT 

CETINA. 

Demonios  de  ciento  en  cíenlo 
L:i  lleven  si  ha  entrado  aqui , 
Señor  Juez. 

JULIA. 

Llévente  á  tí. 

JUEZ. 

Duscadla  en  ese  aposento. 

CETINA. 


FILENO. 

A  vos  os  vine  á  buscar 
Y  al  señor  Juez  encontré. 
Que  tengo  que  hüblar  con  vos. 
(liúscarila  los  porteros  ) 

CETINA. 

A  vuestra  orden  me  tenéis. 

JUEZ. 

Ea,  ¿no  la  buscáis?  ¿qué  hacéis? 
PORTERO  1.° 

^'o  parece. 

JUEZ. 

Bien  por  Dios. 
Yo  la  oí  hablar,  y  es  gentil 
Modo  de  andarla  á  buscar. 
PORTERO  2.° 

¿Aquí ,  dónde  puede  estar  ? 

JULIA. 

Qae  te  quemas,  alguacil. 

JUEZ. 

Una  mujer  no  era  cosa 
Que  escondérseme  podía. 

FILENO. 

En  otra  casa  seria , 

Que  esta  es  gente  virtuosa. 

PORTERO  1." 


PORTERO.  2." 

F  i  no  es  que  debajo  esté 
Le  aqueste  bufete. 

JULIA. 

¡Zape! 

FILENO. 

¿Aquí  puede  estar? 

CETINA. 

No  arguyas 
Sobre  eso.— Llegúelo  á  ver. 


Que  quitéis  es  menester 


El  bufete. 

CETINA.  (Ap.  aloido  á  Fileno.) 
Haz  de  las  tujras , 
Fileno. 

CARRASCO. 

Más  que  corrida 
Quedará. 

CETINA. 

No  la  quitéis, 
i  Ah  señor  Juez ! 

JUEZ. 

i  Qué  queréis? 

CETINA. 

Confieso  que  está  escondida... 

JUEZ. 

Decid. 

CETINA. 

Esa  desdichada... 
Abi  debajo. 

JUEZ. 

¿Qué  he  de  hacer? 

CETINA. 

Pero  es  principal  mujer. 
Sobre  ser  mujer  casada ; 
Fallas  son  de  un  hombre  mozo. 
Si  podéis  excusar  bella... 

JUEZ. 

Eso  es  bueno;  vos  y  ella 
Habéis  de  ir  á  un  calabozo. 
Uc  donde  la  han  escondido 
La  sacad. 

PORTERO  1.* 

Eso  es  peor; 
Aquí  no  hay  nadie ,  Señor. 
(Quila  un  p  rtero  la  mesa  y  la  manta 
y  no  hallan  nada  debajo.) 
FILENO.  (Ap.) 
Yo  la  he  desaparecido. 

JUEZ. 

Esa  sobremesa  alzad. 

CETINA. 

;Ay!¿quéeseso? 

CARRASCO. 

Esta  fué  brava. 

JUEZ. 

¿Pues  no  dijisteis  que  estaba 
Aqui  debajo? 

CETINA. 

Es  verdad. 

JUEZ. 

¿Qué  esdella? 

CETINA. 

Yo  mentiría. 

JUEZ. 

¿A  mí  engañarme  y  mentir? 

CETINA. 

Yo  por  no  contradecir 
A  vuesarced  lo  decia. 

JUEZ. 

Sois  un  gran  desvergonzado. 

CETINA. 

Vnesamerced ,  sabe  honrar. 
(.4p.  ¿Por  dónde  pudo  escapar 
Julia?) 

CARRASCO.  (Ap.) 

El  Juez  la  ha  mamado... 

CETINA. 

Yo  estudiaba. 

CARRASCO. 

Y'o  también. 

JUEZ. 

Fileno,  quedad  con  Dios. 


No  le  castigo. 


FILENO. 

Toda  es  virtuosa  gente. 

JUEZ. 

Ea ,  noramala',  estudiar. 

CETINA. 

Para  usted  siempre  ha  de  estar 
Esta  posada  obediente. 

{Vanse  el  Juez  y  lot  porteros.) 
¿Fuese? 


SI. 


CARRASCO. 


CETINA. 

Pues  cierra  ya.  (Cierra.j 

CARRASCO. 

Cierro. 

CETINA. 

Zambapalo.  di, 
¿A  Julia  no  escondí? 
¿Pues  cómo,  dime,  no  está 
Donde  la  escondí? 

CARRASCO. 

¡  Qué  fuera 
Que  ahora  no  la  hallemos ! 

CETINA. 

¿No? 

FILENO. 

Nada  os  espante  ,  que  yo 
Ouise  que  el  Juez  no  la  viera, 

Y  la  desaparecí 

Y  agora  parecerá. 
Ahí  está. 

CETINA. 

¿  Debajo  esli 
Oe  la  sobremesa? 

FILERO. 

Si. 
CETINA. 

Según  he  visto,  y  según 
Obráis,  me  burláis  también; 
No  está  aqui. 

FILENO. 

Miradlo  bien. 
¿HaJulfenilla? 

JULIA. 

Ego  sum. 

CETINA. 

Exi  foros. 

JULIA. 

El  ton lazo 
Del  Juez,  ¿cómo  no  me  halló? 

CETINA. 

Porque  fué  quien  te  encubrió 
Fileno. 

JULIA. 

Dadme  un  abrazo, 
{.Abraza  á  Fileno.) 
Redentor  mío. 

CETINA. 

¿Yáqué 
En  mi  casa  me  buscáis? 

FILENO. 

A  pediros  que  vengáis 
A  mi  posada. 


riLKNO. 

Por  la  maóaoa. 

CETrUA. 

Está  bien. 

riLESO. 

Pues  i  las  nuere  os  espero. 

CETm*. 

A  veros  iré  el  primero. 

riLEKO. 

Vos.  Zambapalo,  también 
Habéis  de  ir. 

CETINA. 

Oe  buena  gana. 

ZAMIJAPALO. 

Pues  los  dos  ¿qué  benios  de  hacer 
Ea  vuestra  cueva? 

FlLErCO. 

Ha  de  ser 
Grande  dia  el  d«  mañiHia. 

CETI.TA. 

Qae  me  digáis  sólo  pido 
i  Yo  4  qué  he  de  ir? 

riLEKO. 

Tú  lo  veris ; 
Mis  discípulos  no  más 
SoD  á  los  que  ;o  convido. 

CETIHA. 

Httcbo  confieso  que  os  debo. 

ZABBAPAIO. 

No  haj  más  hombres  que  los  dos. 

CETIWA. 

Plies,FUeoo,  adiós. 

ZAMBAPALO. 

Adiós. 

CETINA. 

Vamos. 

ZAUBAPALO. 

A  mucho  me  atrevo. 

CETINA. 

Famosamente  se  ordeua. 

fíWÍK). 

Si.  pero  en  llegando  el  dia 
Veréis. 

CETINA. 

¿Qué? 

FILENO. 

Lo  que  quería 
Ver  el  marqués  de  Vitlena. 


LO  QUE  QfUERlA  VER  EL  MARQUÉS  DE 

CRIADA. 

i. Don  Alonso? 

SERAFINA. 

Yo  lo  hafto. 
;.Que  aquí  me  hallase  después 
Que  há  tanto  que  no  me  ba  visto? 
¡Hay  tal  azar! 

DOÑA  Juana. 

No  os  tapéis, 
Bellisima  Serafina, 
Porque  os  viese,  que  no  es  bien 
Amenazar  con  el  dia 
Y  dejar  de  amanecer. 
i.  Vos  os  escondéis  de  mf, 
Serafina? 

SERAFINA. 

No  hay  por  qué 
De  vos  pueda  recatarme. 
(Ap.  Ahora,  amor,  he  menester 
Disimular  y  fingir.) 

DOÑA  JOAUA. 

Vistiéndose  está  el  Marqués , 
Yo  avisaré  como  vos... 

SERAFINA. 

Aguardad,  no  le  aviséis. 
Que  en  esta  segunda  pieza. 
Mientras  se  viste,  podré 
Esperar.  ¿Vos  cómo  estáis 
Don  Alonso? 

DOÑA  JUANA. 

Desde  que 
No  os  veo,  con  menos  gusto; 
Mas  también  confesaré 
Que  más  sosegado  estoy 
Desde  que  os  dejo  de  ver. 
{Ap.  ¿A  qué  vendrá  Serafina?) 

SERAFINA. 

(Ap.  j  Que  no  me  pregunte  á  qué 
Busco  al  Marqués?  Ya  no  me  ama.) 
¿Qué,  tanto  há  que  no  me  veis? 

DOÑA  JUANA 

Seis  siglos  me  han  parecido 
Seis  meses. 

SERAFIHA. 

Esa  es 
Falsedad. 

DOÑA  JUANA. 

Verdad  del  alma 
Es  sola. 


úlen  SERAFINA  t  CRIADA,  t  DOÑA 
JUANA  T  OBREGON ,  por  des  parles 
diferente!;  doña  Juana  vestida  de 


DOÑA  JUANA. 

iSi  estará  el  Marqués  en  casa? 

SERAFINA. 

¿Si  habrá  venido  el  Marqués? 

OBREGON. 

Encasa  dicen  que  está. 

CRIADA. 

Espérate  y  lo  sabré. 

DOÑA  JUANA. 

Yo  lo  quiero  preguntar. 

SERAFINA. 

Ha,  caballero,  ¿sabéis 

Si  está  su  excelencia  en  casa  ? 


SERAFINA. 

Tápate. 


VILLENA.  ; 

Falsa,  traidora, cruel. 
Áspid  engañosa,  y  otras 
Locuras  deste  jaez. 
Que  aunque  eran  para  sentir,.' 
Eran  para  entretener; 

Y  después  de  haberlas  dicho 
No  volvi  más ,  y  os  dejé. 
Quedando... 

SERAFINA. 

¿Fué,  don  Alfonso  1 

DOÑA  JUANA. 

Fué  una  noche  que... 

SERAFINA. 

Tened ; 
No  fué  la  que  me  dejasteis. 
Fué  la  noche  que  os  envié ; 
Va  me  acuerdo  de  esa  noche. 
Gracioso  tiempo  era  aquel. 
¿Os  acordaréis  de  un  dia 
Que  me  decíais :  cMi  bien , 
Ojos  de  mis  ojos  bellos , 
Va  que  alumbráis,  no  ceguéis; 

V  pues  os  dejais  amar, 
Ojos  mios ,  dejaos  ver»? 

DOÑA  JUANA. 

Si ,  y  á  las  mejillas  vuestras 
Dije  mil  cosas  también 
Coloradas ,  y  á  los  dientes, 
Si  no  me  engaño,  ensarté 
Dos  mil  requiebros  de  perlas; 
Pues  al  hoyo  que  tenéis 
Hermosísimo  en  la  barba 
Dije  bellezas  también. 
Uno  fué  entre  otros  requiebros, 
iNo  sé  si  me  acordaré , 
Ah,  si,  que  era  panteón 
De  plata  con  urnas  cien , 
Donde  estaban  sepultadas 
Las  almas  que  muerto  habéis; 

SERAFINA. 

¿Eso  me  dijisteis? 

DOÑA  JUANA. 

Sí, 
Gracioso  tiempo  era  aquel. 


Lo  que  yo  sé. 
Es  que  hoy,  como  el  primer  dia. 
Me  adoráis. 

DOÑA  JUANA. 

¿En qué  lo  veis? 

SERAFINA. 

El  que  sabe  de  memoria 
Cuanto  há  que  deja  de  ver 
Su  dama ,  aunque  la  dejase 
No  la  deja  de  querer. 

DOÑA  JUANA. 

¿Os  acordáis  de  la  tarde 
De  aquella  academia? 

SERAFINA. 

¡Pues 

Qué  fina  estaba  yo  entonces 
Con  vos! 

ooRa  juana. 
No  sé  para  qué 
Gastáis  esas  falsedades 
Conmigo.  ¿Os  acordáis 
De  una  noche  que  os  pedí 
Celos? 

SERAFINA. 

,  Ay  !  ¿qué  noche  fué? 

DOÑA  JUANA. 

Una  eo  que  yo  entré  diciendo : 


¿  Y  á  qué  venís  á  buscar 
Al  Marqués? 

DOÑA  JUANA. 

A  agradecer 
La  cátedra,  que  ya  es  mia. 
Pues  ha  podido  el  Marqués 
Hacer  que  toda  la  escuela 
Votase  por  mí. 

SERAFINA. 

Seréis 
Catedrático  gracioso. 
Tan  lanipiüo. 

DOÑA  JUANA. 

No  penséis. 
Que  aunque  autoriza  la  barba; 
be  sabe  por  ella. 

SERAFINA. 

Bien; 
Mas  como  tan  larga  la  usan , 
Que  consistía  pensé 
En  tenerla  ó  no  tenerla 
El  saber  ó  no  saber. 

DOÑA  JUANA. 

¿  Y  vos  á  qué  habéis  venido 
A  ver  el  Marqués? 

SERAFINA. 

No  sé. 
DOÑA  juana: 
Acabad,  decidlo. 

SERAFINA. 

Tengo 
¡  Cierta  intercesión  con  él. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


DOÑA  JOA!»*.  (.4p.) 

Aunque  darme  celos  quiere , 
Celos  lio  puedo  tener 
De  que  ella  le  quiera,  puesto 
yiie  si  yo  le  quiero  á  él , 
Y  es  ella  la  que  le  busca , 
No  es  él  quien  la  quiere  bien. 

SERAFINA. 

Digo,  que  al  Marqués  buscaba  , 
Pero  él  sale. 

Sale  EL  MARQUÉS. 

HARQl'éS. 

No  creeréis, 
Bellísima  Serafina, 
Lo  que  lie  sentido  no  haber 
Sabido  antes  que  esperabais 
En  esta  sala. 

SERAFIHA. 

Ya  sé 
Cuan  cortesano  y  atento 
Sabe  vuecelencia  ser. 

MARQUÉS. 

¿Vos  qué  queréis,  don  Alonso? 

DOÑA  JUAKA. 

Después  de  besar  los  pies 
A  vueceleucia,  quería... 

MARQUÉS. 

Esperad,  primero  es 
Cumplir  con  esta  visita. 

DOÑA  JUANA. 

Digo,  que  os  esperaré 

En  esta  sala.  (Ap.  ¡Ay  de  mi!) 

SERAFINA.  (Ap.) 
¡Cielos,  quién  pudiera  hacer 
Que  don  Alonso  me  oyera! 

DO.ÑA  JUANA.  (Ap.) 

Voime,  que  no  quiero  ver 
Mis  celos. 

UARQOÉS. 

¿No  os  sentáis? 

SERAFINA. 

Sí. 

MARQUÉS. 

¿Qué  me  mandáis? 

SERAFINA. 

Atended; 
Don  Enrique  de  Villena, 
Señormio... 

MARQUÉS. 

Saber  ser 
Vuestro  esclavo,  es  para  mi 
Lo  más  que  yo  estimaré. 

SERAFINA. 

Digo,  que  anoche  en  mi  casa... 

MARQUÉS. 

Va  yo  OS  entiendo;  vendréis 
A  reñir,  que  en  vuestro  cuarto 
Me  escondí  anoche. 

SERAFINA. 

No  es 
Esto  á  lo  que  vengo  agora; 
Mas  vengo  por  eso,  y  creed 
Que  á  quien  anoche'obligastes 
No  os  esconderá  otra  vez. 


SERAFINA. 

Pues  ahora  he  menester 
Licencia. 

MARQUÉS. 

Jam.íshe  visto... 
Quejaos,  hablad ,  Serafina. 


I  SERAFINA. 

Oigo,  que  habrá  cuatro  ó  seis 
¡  Años  que  á  esta  gran  ciutlad 
I  De  Salamanca  á  aprender 
Ciencias  y  arles  os  condujo 
I  Vuestro  grande  ingenio,  a  quien 
Los  mayores  de  la  escuela 
1  Klnden  vasalLije,  pues 
En  Leyes ,  Flosofia 
Natural,  en  conocer 
Por  la  docta  Astronomía 
Cuanto  en  eseaxul  papel 
Escribiéronlas  estrellas 
Para  el  mal  y  para  el  bien ; 
Kn  la  magia  natural , 
Tan  difícil  de  entender. 
Que  nadie  piensa  que  la  hay 

Y  vos  solóla  sabéis; 
El  último  y  el  primero 

Sois,  y  el  que  ha  Migado  á  ser 
Voz  y  aplauso,  envidia  y  honra, 
¡  Sin  que  os  mueva  el  interés 
I  De  conseguir  grandes  puestos , 
Que  si  vos  darlos  podéis, 
Claro  es ,  señor  don  Enrique  , 
Que  á  vos  no  os  puede  mover 
El  útil  del  conseguir. 
Sino  el  triunfo  del  saber. 
En  este  tiempo.  Señor, 
Tan  galante  procedéis , 
Tan  generoso,  que  no  hay 
En  la  escuela  quien  no  esté 
Pagado  de  vos  si  es  pobre  , 
Prendado,  si  no  lo  es; 

Y  no  es  lo  más  que  os  alabo 
El  dar,  alabo  el  saber 

Dar  á  ocasión,  que  hay  algunos 
En  las  cortes ,  que  aunque  dc.i , 
Dan  adonde  ha  de  saberse, 

Y  no  donde  es  menester. 
Sola  yo.  Principe  mió. 
Sola  yo,  perdonaréis 
Que  sea  con  vos  grosera 

¡  La  queja ,  pues  siempre  lo  es. 

'  Yo  sola,  vuelvo  á  deciros. 
He  llegado  á  merecer. 
Que  lo  que  á  todos  les  dais  , 
A  mí  sola  me  quitéis. 

MARQUÉS. 

¿Qué  doy  yo  que  á  vos  os  quite ? 

SERAFINA. 

A  todos ,  señor  Marqués , 
Dais  honra ,  y  á  mi  no  más 
Me  la  quitáis. 

MARQUÉS. 

¿No  tendré 
Méritos  para  quereros? 

SERAFINA. 

Antes  eso  es  al  revés; 
Galán ,  señor  don  Enrique, 
Sois ,  tanto  como  cortés , 
O  al  menos,  si  no  lo  sois, 
A  mí  me  lo  parecéis; 
Más  sois  también  ,  atendadme. 

MARQUÉS. 

Vuestro  soy. 

SERAFINA. 

Nieto  de  un  rev 
De  Castilla ;  yo.  Señor. 
Soy  (de  aquesto  os  reiréis). 
Una  mera  escuderota , 
En  cuya  antesala,  aunque 
llay;i  alumbrado  farol , 
Nunca  ha  ilustrado  dosel. 
Para  mujer  vuestra  soy 
Poca  mujer,  ya  se  ve; 
Pues  para  ser  vuestra  dama 
Vengo  á  ser  mucho  también; 
Que  allá  en  la  moolaña  tengo 


De  cierto  solar,  que  fué  , 
Aunque  los  techos  por  tierra. 
Entera  alguna  pared; 
Toda  la  ciudad  murmura  , 

Y  puesto  que  no  he  de  ser 
Ni  mujer  ni  dama ,  agora 
Nuevo  Alejandro,  podéis 
Darme  a  mi ,  sin  que  sea  vuestra, 
A  mi  propia  por  merced ; 
Generoso  sois  con  todos, 

Sedlo  conmigo  esta  vez , 
Libradme  a  mi  mi  albedrlo. 
Que  amor  tengo  y  quiero  liien; 

Y  aunque  me  estorbáis  el  lazo. 
No  descomponéis  la  red; 
Sólo  da  aquel  que  da  honra 
Honra  os  pido,  agradeced 

Un  desengaño  á  mí  queja , 
Pues  podéis  lograr  con  él 
Que  no  esté  esa  voluntad 
Ociosa  sin  esta  fe; 
Esto  os  suplico,  esto  os  ruego, 
Honrad  j-  favoreced 
Una  mujer  que  os  merece 
Este  favor  por  m  ujer. 
Para  que  hoy  puedan  decir 
Los  que  os  llamaron  ayer 
Porfía  de  mi  constancia. 
Que  habéis  sido,  y  que  seréis 
l'an  desconfiado,  tan  fino. 
Tan  generoso,  tan  fiei , 
Tan  atento,  tan  bizarro. 
Tan  galante,  y  tan  corles. 
Que  ha  hecho  con  vos  el  ruego 
Lo  que  no  pudo  el  desden. 

MARQUÉS. 

A  no  ver  yo  que  sois  vos 
La  que  habláis,  pudiera  creer 
Que  no  erais  vos,  Serafina ; 
Mucho  be  se/itido  que  erréis. 
Siendo  tan  gran  cortesana, 
El  estilo  del  desden; 
Quejaos,  si,  de  mi  porfía. 
Decid  que  me  aborrecéis. 
Llamad  tema  á  mi  constancia, 
Tiranía  á  mí  poder; 
Mis  desméritos  pulid 
Allá  como  vos  sabéis. 
Haciéndoos  menos  á  vos 
Porque  yo  lo  venga  á  ver; 
Pero  sobre  los  desaires 
Venir  vos  mismadespues 
A  que  oiga  de  vuestro  enojo 
Que  á  otro  amante  queréis  bien , 
Es  una  queja  sin  arte, 
Una  verdad  con  doblez. 
Sin  gala  un  desprecio  y  una 
Venganza  muy  descortés ; 
Que  me  dejéis  no  lo  excuso, 
Yo  mismo  os  ayudaré 
A  retirarme  de  vos. 
Mas  que  me  dejéis  querré 
A  mí  por  mi;  mas  no  admito 
Que  por  otro  me  dejéis; 
Decir  que  otro  amante  amáis, 

Y  decir  que  os  deje,  no  es 
Venir  á  apagar  la  llama. 
Sino  venirla  á  encender; 
Pero  ya  que  me  decís 

Que  es  otro  á  quien  vos  queréis. 
Yo  os  he  de  dar  á  vos  misma , 

Y  conmigo  ha  de  poder 

I  Más  vuestro  ruego,  que  todos 
j  Los  desaires  que  me  hacéis ; 
'  Esperadme  en  vuestra  casa. 

SERAFINA. 

¿En  mi  casa,  para  qué? 

MARQUÉS. 

En  ella  os  be  de  casar 


Con  quien  vos... 

serafín.*. 
¿Pues  vos  sabcis 
El  amante  que  yoquiero? 

HARQDÉS. 

I    Serafina,  si  lo  sé, 
I    Y  un  secreto... 

SEBArtNA. 

¿Qué  secreto? 

MARQCÉS. 

Que  ahora  no  podéis  saber. 

SERAFIXA. 

¿Por  la  magia? 

MARQCÉS. 

Por  la  magia. 

I  SERAFI.'fA. 

I    No  es  posible. 

■  ARQUES. 

I  ¿  Lo  creeréis 

I    Si  yo  llevo  4  vuestra  casa 
Vuestro  amante? 

SERAFINA. 

Creeré 
Que  me  dais  bonor  y  vida. 

HARQUÉS. 

Pues  vuelvo  segunda  vez 
A  decir  que  os  ha  de  dar 
La  mano. 

SERAFINA. 

¿Y  vos  quedaréis 
Sin  celos? 

MARQUÉS. 

Del  que  ha  de  darlos 
Yo  no  los  puedo  tener. 


«ARQDÉS. 

Lo  que  digo 
Es ,  que  vos  me  vengaréis 
I)e  vos. 

SERAFINA. 

¿Conque? 

MARQUÉS. 

Con  casaros. 

SERAFINA. 

SI  esa  la  venganza  es, 
Véngaos  luego. 

MARQUÉS. 

Eso  deseo. 

SERAFINA. 

Pues  digo,  que  esperaré 
Enmícasa.  (.4p.  Amor,  vencí  ) 

MARQUÉS. 

{Ap.  Viles  celos ,  ya  os  vengué. ) 
Adiós. 

SERAFINA.  (Ap.) 

Un  gran  corazón. 
Aunque  se  vengue,  obra  bien.  {Vase.) 

BOiÍA  JUANA. 

Salir  quiero,  ya  se  ha  ido. 

MARQUÉS. 

¿Don  Alonso? 

D0Í4A  JUANA. 

A  agradecer 
La  cátedra  que  por  vos... 

MARQUÉS. 

No  me  puedo  detener. 
Que  voy  agora  á  la  cueva 
De  fileno,  y  voy  á  pié  , 
Como  está  cerca. 

DOÑA  JUANA. 

Pues  yo 
Acompañándoos  iré.      {Van  andariJn) 


!•:  quería  ver  el  marques  de 

MARQUÉS. 

¡Gran  fineza! 

DOÑA  JUANA. 

Lo  que  yo 
Os  quiero  aún  no  lo  sabéis. 

MARQUÉS. 

Sé  quien  sois ,  y  sé  lo  mucho 
Que  OS  debo. 

DOÑA  JUANA.   (Ap.) 

Él  me  da  i  entender 
Que  sabe  quien  soy. 

MAllQUÉS.  (Ap.) 


Ausi 


Me  pienso  vengar. 

DOÑA  JUANA. 

Muy  bien 
Me  parece  que  os  visiten 
Damas. 

MARQUÉS. 

;0h!  esladamaes, 
Sobre  pobre  y  escudera , 
Vana  como  Lucifer.     (Van andando. 

DOÑA  JUANA. 

¿V  no  os  quiere? 

MARQUÉS. 

Qué  sé  yo. 

DOÑA  JUANA. 

¿Pues  qué  os  dice? 

MARQUÉS. 

Díceme , 
Que  á  otro  quiere. 

DOÑA  JUANA. 

¿Esto  sufristeis, 
Señor  Marqués ? 

MARQUÉS. 

¿Qué  he  de  hacer? 

DOÑA  JUANA. 

(.4p.  Ahora  es  tiempo)  yo  conozco 
A  una  dama... 

MARQUÉS.  (Ap.) 
Esta  mujer 
Anda  buscando  el  camino 
De  decirme  que  lo  es, 
Pero  impórtame  atajarla. 

DOÑA  JUANA. 

Que  sé  yo  que  os  quiere  bien, 

Y  no  lo  dice  de  miedo 

Que  no  la  habéis  de  querer. 

MARQUÉS. 

¿Muy  hermosa? 

j  DOÑA  JUANA. 

Tan  hermosa 
Como  Serafina. 

MARQUÉS. 

¿A  fe? 
¿La  he  visto  yo? 

DOÑA  JUANA. 

La  habéis  visto 

MARQUÉS. 

Pues  no  lo  debe  de  ser. 

DOÑA  JUANA.  (Ap.) 

¿Que  esto  oiga?  Para  los  hombres, 
Como  quieren  al  revés , 
Siempre  el  cariño  es  muy  feo 

Y  muy  hermoso  el  desden. 

MARQUÉS. 

¿Y  vos  no  tenéis  amor? 

DO.ÑA  JUANA. 

Sí  tengo ;  ¿  pero  creeréis 
Que  he  desconfiado  de  oíros  ? 

MARQUÉS. 

Decidme ,  ¿porqué? 

DOi^A  JUANA. 

Porque 


Sise  aborrece  i  quien  ama. 
Recelo... 

MARQUÉS. 

No  desconfiéis. 
Que  yo  sé  bien... 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué  decís? 

MARQUÉS. 

Que  OS  paga  á  quien  vos  queréis. 

DOÑA  JUANA. 

Vos ,  ¿cómo  podéis  saberlo  ? 

MARQUÉS. 

¿Queréis  saber  que  lo  sé? 

DOÑA  JUANA. 

Sí. 

MARQUÉS. 

En  casa  de  Serafina 
liemos  de  ir. 

DOÑA  JUANA. 

¿Cuándo? 

MARQUÉS. 

)  Después 

Que  haya  salido  de  aqui. 

DOÑA  JUANA. 

¿Y  lio  me  diréis á  qué? 

MARQUÉS.  I  Mil'., I 

A  burlar  yo  á  quien  me  burla    '       ' 

V  á  que  OS  premie  quien  queréis. 

DOÑA  JUANA.  (Ap.) 
Si  sabe  el  Marqués  quien  soy, 

Y  por  vengarse  de  quien 
Le  aborrece  dar  el  premio 
Quiere  á  mi  amor  y  á  mi  fe... 

MARQUÉS.  (Ap.) 
Aunque  ofrezco  á  doña  Juana 
Pagar  su  amor,  aquel  que 
Una  mujer  desengaña 
Sin  ofenderla,  cierto  es 
Que  si  en  amor  no  la  paga. 
La  paga  en  no  la  ofender. 
DOÑA  JUANA.  (Ap.) 

Y  esto  fuera  despicarse 
Conmigo,  y  no  me  está  bien 
Un  desaire ;  mas  no  importa, 
Lógrele  yo,  vengúese  el. 

MARQUÉS.  (Ap.) 
,  Qué  infeliz  es  la  constancia  ! 

DOÑA  JUANA.  (Ap.) 

¡Cobarde  el  mérito  es! 

MARQUÉS.  (Ap.) 
Sabiendo  que  otra  me  ama, 
Quizá  me  querrá. 

DOÑA  JUANA.  (Ap.) 
También 
Puede  ser  que  el  Marqués  me  amo; 
Confianza,  amor. 

MARQUÉS. 

Ya  llegué 
A  la  cueva  de  Fileno. 

DOÑA  JUANA. 

Esperándoos  estaré 
En  casa  de  Serafina. 

MARQUÉS. 

Yo  os  iré  á  buscar  después 

DOÑA  JUANA. 

Valor,  esperanza  mia.  ( Vase.) 

MARQUÉS. 

Amor,  morir  ó  vencer; 
Dentro  de  la  cueva  he  entrado, 

V  á  nadie  en  ella  encontré. 
¿Ah  Fileno? 

Sale  BERMUDEZ. 

BERMUDEZ. 

¿Quién  le  llama? 


r,U  COMEOIAS 

HARQOéS. 

Don  Pedro,  ¿  ?os  otra  vei 
Eii  esla  cue\a? 

BERHUDEZ. 

Hame  enviado 
Fileno  i  llamar,  y  a  ver 
Oué  es  A  lo  que  aquí  me  llama 
En  este  iostanie  llegué. 

MAnQLÉS. 

A  eso  mismo  vengo  jo. 

BERKIUDEZ. 

Y  como  sé  que  sabéis 

La  magia  que  os  ha  ensenado. 
También  la  quiero  saber. 

■  ARQUES. 

iQué  bace  Fileno? 

I1ERMUDE7.. 

Que  ahora 
Os  saliese  á  entretener 
Me  pidió,  en  tanto  que  él  sale. 

MARQUÉS. 

;  Quién  os  dijo  que  yo  sé 
La  magia? 

BERMDDEZ. 

Ya  sé  que  al  sol 
Le  turbáis  la  rubia  tez, 

Y  que  errando  paralelos 

Y  lineas  de  rosicler, 

Le  hacéis  que  variando  signos 
No  pueda  resplandecer; 
Que  vencido  de  la  noche 
Pida  también  al  caer 
En  las  sombras  de  Occidente 
A  los  astros  buen  cuartel ; 
Sé  que  podéis  esta  torre 
Trastornar,  haciendo  que 
Sea  el  cimiento  remate, 

Y  sea  basa  el  chapitel; 
Agotar  podéis  al  mar 

La  hermosa  luna,  por  quien 
Crece  y  mengua,  que  serene 
Cuando  habia  de  llover; 
Ardiente  el  fuego  extinguir. 
Los  montes  exlremecer. 
Que  estén  conformes  los  vientos , 
Constante  el  dia,  que  esté 
La  sombra  con  resplandores. 
La  lu7.  con  amarillez, 

Y  que  este  globo  inferior. 
Pues  está  en  el  aire,  dé, 
De  los  vientos  alilado. 

Un  vaivén  y  otro  vaivén. 

MARQUÉS. 

Nada  puedo  hacer  que  sea ; 
De  todo  esto  puedo  hacer 
Que  aquello  que  ser  no  puede. 
Parezca  á  todos  que  lo  es. 

BERUUDEZ, 

Pues  ni  aun  eso  creo  yo. 
Porque  vos  me  hicisteis  ser 
Incrédulo  en  estas  cosas 
De  la  magia. 

MARQUÉS. 

Mal  hacéis; 
Mas  dejando  esla  materia, 
¿Qué  hay  de  vuestro  amort 

BERUUDEZ. 

¿Sahiis 
Que  desde  aquel  feliz  dia 
Que  en  esta  cueva  os  dejé. 
Fui  en  casa  de  don  Alonso? 

MARQUÉS. 

Si  eso  es,  no  me  lo  contéis, 
Que  ya  lo  sé  todo. 

BERMUDF.Z. 

Vos, 
¿Cómelo  podéis  saber? 


ESCOGIDAS  DE  DON  FHANCISCO 

MARQUÉS. 

Vos  entrasteis  en  su  casa, 
Y  i  Carrasco  hicisteis  que 
Os  escondiera,  por  señas 
Que  le  disteis... 

BERNODEZ. 

Asi  fué. 

MARQUÉS. 

Veinte  escudos. 

BERMUDEZ. 

Pero  eso 
itl  os  lo  diria;  sabed. 
Que  escondido  en  una  pieza 
De  SU  cuarto... 

HARQOÉS. 

Entró  después 
Don  Alonso,  y  á  Obregon 
Mandó  que  cerrase. 

BERMUDEZ. 

Asi  es; 
Pero  discurrir  se  pudo 
Eso  sin  llegarlo  áver. 
Entró  don  Alonso... 

MARQUÉS. 

Y  vos 
Pudisteis  desde  un  cancel 
Ver,  que  mudándose  el  traje 
Quedase  en  el  de  mujer; 
Salisteis  á  esla  ocasión, 
Dijoos  quien  era ,  y  después 
La  dijisteis  vuestro  amor. 

BERUUDEZ. 

Loco  me  habéis  de  volver 
De  que  sepáis  un  secreto 
Que  yo  solamente  sé ; 
l'ero'ya  que  por  la  magia 
Sabéis  eso,  no  sabéis... 

MARQ0É3. 

iQué?  decidlo. 

BERHOOEZ. 

Que  me  ama  y  quiei 

MARQtÉS. 

Eso  es  lo  que  yo  no  sé. 

BERHOOEZ. 

Como  la  guarde  secreto. 
Dijo,  que  he  de  merecer 
Su  mano. 

MARQUÉS. 

Quizá  os  engaña. 
Porque  vos  se  le  guardéis. 


Mujer  que  conQesa  luego 
Que  quiere,  no  quiere  bier 
Pudo  engañar  doña  Juana. 


Puede  ser;  mas  decid,  ¿cómo 
Lo  sabré? 

MARQUÉS. 

Yo  os  lo  diré. 
En  casa  de  Serafina 
Ha  de  ir  doña  Juana. 

BERUUDEZ. 

Pues 

iQué  importa  que  vaya  allá? 

MARQUÉS. 

Id  allá,  que  allá  sabréis... 


Decid,  i  qué? 

MARQUÉS. 

Si  doña  Juana 
Os  quiere. 

BERMUDEZ. 

¿Luego  creeré , 
Habiendo  dicho  que  me  ama  , 
Que  me  olvida? 

MARQUÉS. 

Puede  ser; 


Antes  lo  entiendo  al  revés; 
Cuando  una  mujer  confiesa 
Que  olvida,  suele  querer; 
Pues  cuando  dice  que  quiere; 
¿  Por  qué  no  la  han  de  creer ' 

MARQUÉS. 

Bien  decís,  pero  en  la  cueva 
Pienso  que  entraron. 

BERMUDEZ. 

¿Quién  es? 
Salen  CETINA  t  ZAMBAPALO. 

ZAMOAPALO. 

Dos  mágicos  han  llegado. 
Que  por  ciencia  singular, 
L'nbuey  han  de  hacer  volar 
Echándole  de  un  tejado. 

CETINA. 

Señor,  ¿vuecelencia  es... 

MARQUÉS. 

¡  Oh  amigos ! 

ZAMBAPALO. 

Y  amigos  caros. 

CETWA. 

Mucho  me  pesa  de  hallaros 
En  esta  cueva.  Marqués, 
Porque  vos  sois  desgraciad» 
Y  me  ha  dado  grande  pena  j 
Con  ser  marqués  de  Villena, 
Cosas  os  han  levantado 
Que  oirías  nunca  crei. 

MARQUÉS. 

Cuanto  la  envidia  dirá, 
i  Que  importa,  si  sabe  yaj 
La  verdad  que  no  es  asi? 
¿Qué dicen  por  ahi? 

ZAMBAPALO. 

Está  lleno 
El  Itigarcillo  menguado 
De  que  á  un  esclavo  has  mandado 
Que  te  baga  gigote. 

MARQUÉS. 

Es  buenc> 

CETWA. 

Gigote  Ó  pastel  en  boto. 

MARQUÉS. 

¿Ya  me  hacen  gigote? 

ZAMBAPALO. 

Ya; 

Linda  comida  será 

Un  Marqués  hecho  gigote. 

CETIRA. 

Son  duros,  no  hay  quien  los  coma. 

MARQUÉS. 

¿Qué  más  dicen  del  Marqués? 

ZAMBAPALO. 

Que  le  mandaste  después 
Te  meta  en  una  redoma. 

MARQUÉS. 

El  disparate  en  que  han  dado... 

ZAMBAPALO. 

Esto  le  estaba  peor. 

MARQUÉS. 

Di  ,¿por  qué? 

ZAMBAPALO. 

Porque  un  señor 
No  es  bien  que  sea  redomado. 


HARQCÍ9. 

01,  4 para  qué? 

CETINA. 

Para  sef 
Inmortal. 

Que  deso  trates... 
¡Loque  cree  de  disparales 
Si  el  Tulgo  empieza  á  creer! 
¿Inmortal? 

ZAMBAPALO. 

Agora  es  ello; 
Dan  en  decir  las  mujeres... 

HÁRQUtS. 

;Qaé  dicen? 

ZAMBAPALO. 

iQué?  que  ver  quieres 
Esto  y  estotro  y  aquello. 
Dama  que  ve  andar  en  pena 
A  su  galán  noche  y  dia  , 
Le  dice  :  ;  Ay !  Lo  que  quería 
Ver  el  Marqués  de  Yilleua. 
Cuando  un  í;alan  pasa  ya 
Por  lo  que  en  el  prado  pasa , 

Y  otro  se  esconde  en  la  casa 
Donde  gasta  y  donde  da; 
Cuando  es  sombra  el  que  es  señor, 
Cuando  á  un  Cándido  marido 

Le  iiacen  creer  que  el  vestido 
Se  ha  liecbo  de  la  labor; 
Cuando  uno  con  bizarría 
Envía  un  regalo  á  quien  ama, 

Y  otro  á  quien  quiere  la  dama 
Se  come  lo  que  él  envia ; 

Y  él  y  ella  á  boca  llena 
Rien  y  mascan  á  porfía. 
Dicen  :  ¡  Ay !  Lo  que  quería 
Ver  el  Marqués  de  Villeua. 
.Señor,  ino  hemos  de  saber 
Qué  quieres  ver? 

MARQUÉS. 

Imagina, 
Que  en  casa  de  Serafina 
Sabrás  lo  que  quiero  ver. 

ZAMBAPALO. 

Pues  allá  tengo  de  ir 
A  verlo. 

ceTi:4A. 
Y  JO  he  de  ir  allá. 

Sale  FILENO. 

FILENO. 

Todos  han  venido  ya, 
Ahora  es  tiempo  de  salir. 

MARQO¿S. 

{Fileno? 

FILENO. 

Señor  Marqués , 
Vos  seáis  muy  bien  venido, 
Uuy  puntual  habéis  sido. 
¿Amigo  Cetina? 

CETINA. 

Pues. 

ZAMBAPALO. 

¿Cn&ntOTaqae  hay  otro  espejo? 

FILENO. 

noy  la  suerte  se  ha  de  echar. 
La  puerta  quiero  cerrar. 

ZAMBAPALO. 

¿Para  qué  cerrará  el  viejo? 

{Cierra.) 

FILENO. 

Para  lo  que  os  supliqué 
Que  hoy  á  mi  cueva  vengáis... 

MARQUÉS. 

Decidme,  ¿á  qué  nos  llamáis? 


LO  QUE  quería  VER  EL  MARQUÉS  DE  VILLENA.  3« 

FILENO. 

Va  están  todas  dentro. 

ZAMBAPALO. 

Amigo, 
iiuena  la  hace  el  que  quedare. 


FILENO. 

Escuchad  y  os  lo  diré ; 
Catorce  años  há  que  errado 


En  esta  cueva  asistís. 

BERMUDEZ. 

Dónde  un  maestro,  decís. 
Que  la  magia  os  ha  enseñado, 
Que  hasta  ahora  ninguno  vio, 
Aunque  con  vos  habitaba. 

FILENO. 

Ese,  cuando  me  enseñaba. 
Con  condición  me  enseñó 
Esta  ciencia  no  adquirida , 
Que  aqui  venís  á  aprender. 
Que  su  esclavo  había  de  ser 
Como  en  la  muerte  en  la  vida, 

Y  que  de  cuantos  mi  engaño 
Enseñase  la  magia. 

Un  discípulo  le  había 

De  dar  por  feudo  cada  año, 

Y  como  faltar  oo  puede 
Kstepaso... 

ZAMBAPALO. 

¡Hay  tal  azar! 

FILENO. 

Cada  año  se  ha  de  sortear 

Uno  que  conmigo  quede  ; 

Todos  suertes  han  echado 

Para  esta  satisfaciou ; 

Trece  discípulos  son 

Los  que  en  trece  años  le  he  dado  ; 

Y  así,  sí  hoy  os  conformáis 
A  obedecer  lo  que  os  digo. 
Uno  ha  de  quedar  conmigo 
De  los  cuatro  que  aqui  estáis ; 
Hoy  el  plazo  se  llegó. 

CETINA. 

¿Para  eso  me  habéis  llamado? 

FILENO. 

Ea ,  ¿de  qué  os  habéis  turbado? 

HARQDÉS. 

¿Aquí,  quién  se  turba? 

ZAMBAPALO. 

Yo 
Que  en  otra  trampa  he  caído. 

BERMUDEZ. 

Con  este  pacto  no  entré 
A  esta  cueva ;  i  y  yo  por  qué 
Pacto  en  que  no  he  convenido 
Le  he  de  cumplir  ni  pagar  ? 

MARQUÉS. 

¿  Yo  hice  con  vos  pacto  alguno  ? 

FILENO. 

Aquí  ha  de  quedarse  uno 
O  los  cuatro  han  de  quedar ; 

Y  asi  no... 

MARQUÉS. 

Aunque  me  he  admirado 
De  lo  que  Fileno  intenta , 
llaga  cada  uno  cuenta 
Que  él  no  será  el  desgraciado. 
Que  yo  he  de  entrar  el  primero. 

BERMUDEZ. 

Y  yo  os  quiero  acompañar. 

FILENO. 

Estas  cédulas  echar 

En  este  cántaro  quiero; 

(Saco  un  cántaro  negro,  y  echa  Fileno 

cuatro  cédulas.) 
A  ver  las  suertes  llegad ; 
Veis  aquí ,  señor  Marqués , 
Que  escritas  están  las  tres 

Y  la  otra  en  blanco? 

{Enséñale  las  cédulas  y  échalas  en  el 
cántaro.) 

MARQUÉS. 

Es  TerUad. 


El  que  la  blanca  sacare. 
Es  el  que  queda  conmigo; 
Todas  juntas  las  revuelvo. 

ZAMBAPALO. 

¿Oyes,  Fileno? 

FILENO. 

¿Qué  dices? 
Ten  piedad  de  tus  narices; 
Ábreme ,  que  luego  vuelvo. 
(Saca  una  cédula  el  Marqués ,  y  cierra 
la  mano.) 

MARQUÉS. 

Saco  nna. 

FILENO. 

Ya  bien  podéis... 

(Saca  otra  Bermudez,  y  hace 

lo  mesmo.) 


Saco  otra. 

FILENO. 

Cetina  venga ; 
Hasta  que  cada  uno  tenga 
La  suya  no  la  enseñéis. 

ZAMBAPALO. 

I  Oh  cueva  de  Salamanca! 
(Saca  Cetina.) 

CETINA. 

i  Oh  si  yo  quedase  franco ! 

ZAUBAPALO. 

Pues  ven,  ¿no  se  queda  en  blanco 
El  que  sacare  la  blanca? 

(Llegad  sacar  Zambapalo.) 
En  esto  va  que  me  lleve 
El  diablo. 

FILENO. 

Veamos  los  dos. 

ZAMBAPALO. 

;No  tiene  letras!  por  Dios  , 
Que  es  blanca  como  la  nievo. 
(Tiéntala  sin  verla.))  ' 

CETWA. 

Libre  estoy,  escrita  es. 

ZAMBAPALO. 

; Oh,  santa  Marta  bendita ! 
Esta  también  está  escrita. 


Y  esta. 

FILENO. 

¿Quién  falta? 

ZAMBAPALO. 

El  Marqués. 
(Ahora  enseñan  lodos  las  cédulas.) 

MARQUÉS. 

Yo  la  blanca  saqué  ahora. 

ZAMBAPALO. 

¿Qué  me  dices? 

(Enséñala  suya  el  Marqués ,  y  esld  en 
blanco.) 

MARQUÉS. 

¿  No  lo  ves? 

ZAMBAPALO. 

Dos  mil  años  os  gocéis 
Con  la  cueva ,  mi  señora. 

BERMUDEZ. 

Otra  vez  se  ha  de  sortear. 
Fileno,  si  dais  licencia. 


540  COSIEDI 

«ARQUES. 

¿Porqué? 

liERMUDEZ. 

Porque  vuecelencia, 
Digo,  que  no  lia  de  quedar 
En  la  cueva ,  ó  jo  rae  quedo. 
Vaja  oira  vez. 

ZAMBAPALO. 

Coulradlgo 
La  suerte. 

MARQUÉS. 

Don  Pedro,  amigo. 
Yo  sé  que  quedarme  puedo  ; 
Idos  vos. 

BEDUUDEZ. 

Yo  no  me  he  de  ir 
Sin  vos. 

ZAMBAPALO. 

;Hay  tan  grande  error! 
Mirad  .  á  uii  grande  señor 
No  se  lia  de  contradecir, 
Y  esa  es  poca  urbanidad. 

MARQUÉS. 

Idos,  que  yo  os  buscaré. 

BERMODEZ. 

¿  Dónde  os  veré  ? 

MARQUÉS. 

En  casa  de 
Serafina  me  esperad; 
Idos. 

BERMUDEZ. 

Señor,  advenid... 

MARQUÉS. 

La  salida  tengo  cierta. 

BERMU0E7.. 

Fileno,  abridme  la  puerta, 
yue  quiero  salir. 

{Abre  la  puerta  Fileno.) 

FILENO. 

Salid, 
Don  Pedro. 

CETINA. 

Yo  iré  con  vos. 

ZAMBAPALO. 

Oyes,  yo  también  iré 
Con  entrambos. 


Sigúeme. 

ZAMBAPALO. 

Adiós,  señor  amo. 

CETINA. 

Adiós. 

ZAMBAPALO. 

Ahora  el  diablo  se  le  lleva. 

FILENO. 

Ea,  salid. 

{Cógele  su  amo  del  hrazo.) 

MARQCnS. 

Eso  no. 
¿Pues  he  de  quedarme  yo 
Sin  un  criado  en  la  cueva? 


Dice  muy  bien,  y  esa  ha  sido 
Vuestra  obligación. 

CETINA. 

Sifué. 

ZAMBAPALO. 

Señor,  yo  te  llamaré 

A  otro,  que  yo  me  despido. 

FILENO. 

Aqui  no  habéis  de  quedar. 
Esa  vuestra  estancia  es ; 
Ea,  entrad,  suñur  Marqués. 


AS  ESCOGIDAS  DE  ÜO.N  FR.VNCISCO  D 

I  MARQUÉS. 

(Mi  sombra  le  he  de  dejar.) 

ZAMBAPALO. 

i  Bueno  he  quedado,  ay  de  mi ! 

FILENO. 

.\h  ira  OS  toca  obedecer. 

MARQUÉS. 

ICI  sol  he  de  escurecer, 
No  me  he  de  apartar  de  aiiui: 
A  la  noche  semejante. 
Vario  el  dia  quedará; 
Ninguno  conocerá 
Propio  ni  ajeno  semblante. 

FILENO. 

Poco  ese  valor  me  asombra. 

MARQUÉS. 

Puesea,  llegad. 

ZAMBAPALO. 

¿Qué  haré? 
Desta  suerte  os  llevaré. 

MARQUÉS. 

Pues  ahi  queda  mi  sombra. 

( Va  el  Mágico  á  abrasar  al  MurquH.  ?/ 
oscurécese  el  dia  con  un  velu,  ij  ¡mr 
abrazar  el  Mágico  al  Marqués  abru- 
za á  Zambajialo ;  salen  por  dehijn 
de  tierra  diferentes  animales  con 
luces.) 

FILENO. 

Venid. 

ZAMBAPALO. 

Que  soy  yo;  ¡ah  traidores 
Amos,  oh  amos  malvados! 
lili  efeto,  los  criados 
Son  sombra  de  los  señores. 

FILENO 

¡  Ay,  el  Marqués  me  engañó ! 

Vive  mi  pena  inmortal, 

Con  la  magia  natural 

La  diabólica  burló. 

Siendo  yo  quien  la  ha  enseñado; 

Infame,  conmigo  ven. 

Val  espíritu  también 

Que  me  gobierna  ha  burlado : 

Su  mucha  ciencia  me  asombra, 

Sigúeme,  asi  te  castigo. 

{Quiérele  llevar.) 

ZAMBAPALO. 

Fileno,  no  andes  conmigo, 
Que  yo  tengo  mala  sombra. 

FILENO. 

Más  templar  contigo  creo 
Mis  ¡ras  como  mi  enojo, 
\o  lleve  tan  vil  despojo 
Quien  pensó  tan  gran  trofeo  ; 
Ea,  vete. 

ZAMBAPALO. 

Santa  Lucia, 
Los  ojos  se  me  han  quebrado. 

FILENO. 

II  dia  se  ha  cobrado, 
Pues  no  me  ba  de  ver  el  dia  . 
Si  más  he  de  parecer 
Donde  ninguno  me  vea; 
La  pálida  sombra  fea 
Es  la  que  me  ba  de  valer. 

{Húndese  debajo  de  lierrn.) 
InGerno.  ¿dónde  le  escondes? 

ZAMBAPALO. 

Ojalá  (|ne  allá  te  fueses; 
Si  hacen  eslo  los  marqui'ses. 
Miren  qué  harán  los  vizcondes, 
i  Ay !  por  Dios,  que  ba  ainamnilo. 
( Vuelve  á  descubrirse  el  dia  ,  v  Iniihn 
Zambopalo  en  casa  de  kerafiiia  ) 


En  la  calle  estoy,  y  es  esta 
La  casa  de  Seraliiía. 
Kiilrar  quiero  dentro  dflla. 
¡  Ah ,  Señora !  ¡iah ,  Seraliiui ! 

Sale  SERAFINA. 
(Quién  es?  ¿quién  llama? 

Sale  DOSa  JUANA. 

DOÑA  JUANA. 


ZAMBAPALO. 


El  demonio. 


CETINA. 

¿Y  el  Marqués? 

ZAMBAPALO. 


Sale  BERMÜDEZ. 

BERMUDEZ. 

¿Adonde  se  queda? 

ZAHBAP.ILO. 

El  diablo  se  le  ha  llevado. 

CETINA. 

¿Pues  no  quedaba  en  la  cueva  ♦ 

ZAMBAPALO. 

A  mi  me  dejó  á  enfriar. 

SERAFINA. 

Piespóndeme ,  ¿dónde  dejas 
Al  Marqués? 

Sale  EL  MARQUlí S. 

MARQUÉS. 

Aqui  está  ya. 
No  le  busquen. 

SERAFINA. 

Vuecelencia 
Me  cuesta  un  susto. 

doSa  joana. 
V  á  mi 
Toda  una  vida  me  cuesta. 

MARQUÉS. 

Burlé  al  mágico  Fileno, 
Porque  tiene  tanta  fuerza 
La  natural  magia  ,  que 
La  demoniaca  mesma 
Quedó  hurlada  con  ser 
Espíritu  quien  la  enseña. 

ZAMBAPALO. 

¡Ay! 

MARQUES. 

¿Qué  lias  visto? 

ZAMBAPALO. 

Un  amo  en  sombra. 
Que  no  paga. 

CETINA. 

Calla,  bestia. 

MARQUÉS. 

Yo  traigo  una  intercesión , 
Que  ha  de  ser  antes  que  scpDU 
A  lo  que  vengo. 


Si  es 
Conmigo,  daros  quisiera 
El  si,  primero  que  vos 
Me  mandéis  que  os  obedezca. 

MARQUÉS. 

Que  recibáis  á  Juliana 


SERAFINA. 

Rien  es  nipiieslcr  que  sea 
Tan  grande  el  intercesor 
Para  qne  á  mi  rasa  vuelva. 
Ouit;ile ,  Juliana  ,  el  mamo. 
Conmigo  otra  vez  te  queda. 

JULIA. 

¡Qué  noche  por  li  lie  pasado! 
Dios  te  lo  perdone. 

CETINA. 

Y  á  ella. 

DO.ÑA  JUAN.». 

Ahora ,  señor  Marqués , 
Pregunto... 

StKIíFiy\. 

Saber  quisiera... 

DOSa  JlAKA. 

A  en  casa  de  Serafina... 

SERAFINA. 

¿A  qué  DOS  llamas? 

DOÑA  Jl'AMA. 

¿Quéinlm! 

■  ABQl'ÉS. 

ío  os  he  llamado  á  dos  cosas. 

DOÑA  JUANA. 

¿Cuáles  son? 

■ARQCÉS. 

Es  la  primera. 
Que  don  Pedro  y  don  Alonso, 
Y  que  Serafina  vean. 
Ella,  un  premio,  un  desengaño 
Don  Pedro,  y  una  lineza 
Don  Alonso ;  pero  es  antes... 

BERMUDEZ. 

Ea,  declárate. 

HARQl'ÉS. 

Que  sepan 
Qué  es  lo  que  yo  quiero  ver. 

BERMUDEZ. 

Eso  es  lo  que  ver  desean 
Todos  los  que  están  aquí. 


CETINA. 

Tiempo  para  esotro  queda. 

«ARQIÉS. 

Pues  lodos  me  están  atentos... 

DOÑA  JUANA. 

Yo  escucho. 

SERAnjIA. 

Vo  estoy  atenta. 

HAReoÉS. 

Esto  es  lo  qae  quiero  ver. 

CETINA. 

Dilo  pues. 


Prosigue. 

ZAHBAPALO. 

Empieza. 

MARQUÉS. 

Porque  la  magia  he  estudiado, 
Y  no  por  osar  mal  della. 
Que  el  deseo  de  saber 
Sólo  ha  sido  por  salierla; 
Piensa  el  mundo  que  me  quiero 


LO  QüE  QUERÍA  VER  EL  MARQIÉS  üí 
I  Il!>cer  inmortal ,  y  piensa 
Que  ver  quiero  raras  cosas, 
Más  por  raras  que  por  nuevas  : 
Hay  quien  piense  que  ver  quiero 
I  (lu'e  el  mundo  no  lo  parezca, 
I  Que  estén  los  cetros  sin  brazo, 
Las  coronas  sin  cabeza ; 
Kn  lo  desierto  los  hombres. 
Poblando  imperios  las  fieras. 
Quesean  los  cielos  discordes, 
C.oniuniílades  la  tierra ; 
Que  reine  la  lilienad, 
V  que  á  l:is  familias  nuestras 
La  necesidad  intente 
Hacer  doméstica  pnerra. 
Engáñase  la  ignorancia, 
.■íalier  por  saber  desea 
i  El  Marqués,  como  también 
;  Vivir  por  vivir  quisiera; 
No  crea  ,  pues,  la  malicia. 
Ni  menos  la  envidia  crea 
I  Que  esto  es  lo  que  quería 

Ver  el  Marqués  de  VUlena ; 
I  Lo  que  yo  quisiera  ver 
Por  novedad,  es,  que  fuera 
El  amigo  tan  seguro 
Que  liársele  pudiera 
l»ama,  hacienda,  honory  vida; 
Pero  he  visto  en  esta  era , 
Amigos,  que  retocados 
A  una  sola  destas  piedras 
iN'o  salen  de  aquel  metal 
^  Que  se  imaginó  que  fueran  ; 
j  Que  haya  verdad  en  los  hombres, 

En  la  fe  correspondencia, 
I  Atención  al  beneficio, 
Haya  premio  á  la  fineza; 
Que  pueda  el  mérito  más 
Que  el  favor,  que  no  padezca 
El  misero  y  abatido 
;  Lo  que  el  poderoso  yerra  ; 
1  Que  deje  de  estar  quejoso 

El  satisfecho,  que  exceda 
{  El  valor  á  la  fortuna, 
I  Y  que  ella  á  la  envidia  venza  : 
Que  estén  conformes  los  homlircs 
En  la  guerra,  sin  que  atiendju 
I  .Más  que  al  servicio  del  rey 
¡  Y  no  vanidades  necias; 
I  Que  aunque  novedades,  son 
j  Tales  novedades  estas, 
¡  Que  es  esto  lo  que  quería 
Ver  el  Marqués  de  VUlena; 
Mas  que  la  virtud  se  llame 
I  Hi|iocresia,  que  tenga 
Nombre  de  buen  gusto  el  vicio. 
La  necesidad  que  sea 
Todo  lisonjas,  que  llamen 
Al  adulterio  fiaqueza. 
Regalo  al  soborno  llamen, 
A  la  traición  llamen  fuerza, 
I  Ingenio  á  la  flojedad, 

Y  á  la  cobardía  estrella, 
<  No  es  eso  lo  que  quería 
Ver  el  Marqués  de  VUlena; 
Lo  que  deseo  ver  es 
Que  el  puesto  que  se  pretenda, 
Si  la  juventud  le  pide 
•  Que  le  alcance  la  experiencia  ; 
Que  la  ciencia  y  la  ignorancia 
\  No  se  igualen;  que  el  que  deja 
Que  le  echen  toda  la  carga, 
i  No  se  la  echen  toda  entera 
Por  la  lealtad  y  el  amor 
Con  que  la  sufre  y  la  lleva ; 
Pero  dejemos  ahora... 

i  SERAFINA. 

¿Qué  dices? 

HAHQUÉS. 

Esta  materia ; 
Yo  be  venido  á  cuatro  cosas 


ViLLENA.  317 

Que  quiero  ver,  que  son  eslas : 
Vu<  me  habéis  dicho,  señor 
Don  Alonso,  que  qaisierais 
Saber  si  os  ha  de  querer 
A  quien  queréis. 

DOÑA  JUANA. 

¿Quién  lo  nicgn? 

UARQUÉS. 

¡  ¿  Y  vos,  don  ledro,  queréis 
¡  Hacer  la  misma  experiencia? 
I  A  vos ,  Señora,  olreci... 

I  SERAFINA. 

I  Que  hoy  mi  esposo  y  dueño  sea 
I  A  quien  quiero. 

MARQUÉS. 

Vos  queréis 
A  don  Alonso. 

SERAFINA. 

No  fuera 
Eirme  amante  quien  agora 
Le  negare  esa  lineza. 

MARQUÉS. 

Pues  vos ,  don  Alonso,  dadla 
;  La  mano. 

DOÑA  JUANA. 

(Ap.  Vo  creí ,  necia , 
Que  el  Marqués  sabia  quien  soy;" 
Pues  me  engañó,  con  la  mesma 
Industria  la  he  de  engañar, 
l'ara  vengarme  siquiera 
Ue  (jue  ella  quiere  al  Marqués.) 
Esta  es,  Serafina  bella, 
Mi  mano, 
(fia  doña  Juana  la  mano  á  Serafina.) 


Y  esta  la  mia. 

UARQIÉS. 

¿Estáis  agora  contenta, 
Serafina,  de  tener 
Por  dueño  quien  os  i 

SERAFINA. 
Si 

MARQUÉS. 

Sabed  que  esta  es  mujer. 


Vive  el  cielo,  que  esto  fuera 
Para  que  yo  misma  á  mi 
Me  diera  ínuerte  sangrienta. 


BERMÜDEZ. 

Y  á  mi  me  quiere. 

DOÑA  JUANA. 

Espera. 
Tan  bueno  es  esotro  engaño, 
l'orqne  aunque  á  mi  me  aborrezca , 
Solo  al  Marqués  he  querido. 

SERAFl.XA. 

¿Qué  dices? 

DOÑA  JUANA. 

Y  ahora  entra 
Lo  que  ver  quiere  el  Marqués. 

MARQUÉS. 

Di,  ¿cómo? 

DOÑA  JUANA. 

Desta  manera: 
Yo,  como  veis ,  he  estudiado  : 
En  la  ciudad  y  en  la  escuela, 
l'.l  primero  fué  mi  ingenio; 
Mas  no  estudiando  la  ciencia 
De  aborrecer,  porque  amor 
firó  al  alma  y  logro  (lechas. 
Yo  pude  errar  en  querer; 


»8  COMEDIAS 

Pero  no  estoy  yo  un  depi 

Que  be  de  amar  aborrecida ; 

Porque  la  dama  que  ruega 

A  quien  de  olra  se  ha  prendado 

No  bace  más  con  las  Quezas 

Ue  darle  i  la  otra  dama 

Los  méritos  que  tiene  ella. 

Pues  abora  que  hay  mujer 

De  ingenio  tal ,  tales  prendas, 

Que  i  los  mayores  sugetos 

De  tan  grande  escuela  exceda , 

Que  una  cátedra  consiga , 

Que  un  amor  tan  firme  venza , 

Que  desde  boy  quiere  honestar 

Este  error  con  esta  enmienda, 

Esto  es  ¡o  que  quería 

Ver  el  Marqués  de  Villena. 

BERMBDEZ. 

Pues  esto  también  queria 
Ver  el  Marqués ;  y  es ,  que  sepas 
Que  cuando  te  tuve  amor 
No  pensé  que  i  otro  quisieras; 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

Abora  que  sé  que  i  otro  amaste , 

Y  abora  que  lo  confiesas 
No  quiero  vo  para  propia 
La  que  pudo  ser  ajena. 

■ARQUES. 

Pues  que  el  amor  me  Tengaso 
De  quien  me  olvida  y  desprecia, 

Y  que  al  que  adoré  como  bnuibrc 
Sea  mujer  que  á  mi  me  quiera, 
Esto  es  lo  que  queria 

Ver  el  Marqués  de  Villena. . 

SERAFi:<Á. 

Corrida ,  viven  los  cielos. 
Quedo. 

ZIMBAPALO. 

Pues  esta  comedia... 


5  ROJAS. 

■ARQO^S. 

Hoy  i  vuestros  pies  presenta... 

DOÑA  JUAKA. 

Vuestro  esclavo  don  Francisco^. 

SEIUH^A. 

De  Rojas... 

BERHDDEZ. 

Que  humilde  os  ruega.. 
doSa  joana. 
Que  le  deis  todos  un  vítor,. 

MARQUÉS. 

Que  sl  le  consigue ,  piensa.., 

TODOS. 

Que  es  esto  lo  que  queria^ 
Ver  el  Marqués  de  Villena 


PELIGRAR  EN  LOS  REMEDIOS. 


PERSONAS. 

EL  REY.  I  EL  MARQUÉS  ROBERTO.  I  EL  ALMIOANTE   DE  SI-  I  BOFETÓN,  lacayo. 

CARLOS,  lu  hermane.         EL    Ül  QUE    CO.NRADO .       CILIA.  LA  DUQUESA  VIOLANTE. 

EL  CONDE  FEDERICO.     '     padre  de  Motante.  j  LA  INFANTA  DE  SICILIA.  |  CELIA,  criada. 


JORNADA  PRIMERA. 


Salen  VIOLANTE  t  CELIA. 

CELIA. 

Deja  ese  llanto.  Violante, 

Y  mira  que  no  es  razón 
Quitársele  al  coraion 
Para  dársele  al  semblante. 
No  le  convenza  el  dolor, 

Y  iiuarda  en  estos  desvelo! 
El  sentir  para  los  celos, 
Pero  no  para  el  amor. 
Mira  que  es  acción  errada 
Poner  á  riesgo  lu  vida; 
¿Qué  has  de  bacer  aborrecida 
Si  estás  llorando  adorada? 

viouNie, 
Aunque  tu  celo  procura 
Atajarme  esta  pasión. 
Tienen  muy  anltgua  unión 
La  desdicha  y  la  bermosura. 
Mas  í-ó\o  porque  no  ignores 
Lo  (¡ue  en  mi  dolor  previenes. 
Yo  estoy  deseando  desdf  nes 
Como  «iras  damas  favores. 
Nadie  me  ve,  ob  Celia  bella , 
Que  en  mi  fuego  no  se  apura , 
O  ya  lo  haga  mí  hermosura 
O  ío  disponga  mi  estrella. 
De  cuatro  á  un  tiempo  querida 

Y  de  uno  solo  pagada  , 
Tr^'igo  la  pasión  turbada 

Y  temerosa  la  vida. 
Difícil  asalto  emprenden 
Al  muro  del  corazón; 
Oye,  y  te  diré  quién  son 

Los  cuatro  que  me  pretenden. 
El  Rey  mi  favor  desea 
Con  más  cauteloso  ardor, 

Y  á  su  batalla  de  amor 
Es  mi  recalo  trincliea. 
Carlos,  su  hermano,  el  Infante, 
Es  á  quien  adoro  yo. 

No  sólo  obligada,  no. 
Sino  rendida  y  amante, 
Roca  á  la  fuerza  del  hado, 
Pues  óyeme  lo  que  digo: 
Cárlos'ticne  un  grande  amigo 
y  el  Bey  tiene  un  gran  privado. 
El  privado,  poco  atento 
A  las  órdenes  del  Rey, 
Hace  de  su  afecto  ley 

Y  amor  de  su  pensamiento. 
Como  inadvertido  ignora 

Que  el  liey  me  adora  y  estima, 

Y  el  Rey  su  esperanza  anima 

Y  el  vasallo  su  amor  llora  ; 
y  sin  ser  comunicado 
Cntre  los  dos  este  amor, 
Ni  es  el  vasallo  traidor 

Ni  el  Rey  tampoco  injuriado. 
Pues  el  Infante  en  rigor, 
Cirios,  que  es  mi  amante  digo, 
AuD  i  su  mayor  amigo 


No  le  ba  contado  su  amor. 

Y  el  amigo,  como  ignora 
A  quien  adora  el  Infante 
Firme ,  obligado  y  amante , 
Me  pretende  y  enamora. 

Y  asi,  en  competencia  tal. 
Aspirando  á  mis  favores , 
Siendo  á  sus  dueños  traidores 
No  hay  ninguno  desleal. 

CELIA. 

Sola  una  cosa  be  dudado 
Desa  llama  ó  dése  ardor. 
Cuando  siendo  grande  amor 
No  ha  sido  comunicado. 
;  Oh  como  se  encubre ,  digo. 
Pues  de  tus  razones  hallo. 
Que  el  Rey  le  calla  al  vasallo 
Cuando  el  Infante  á  su  amigo ! 
Mas  cánsame  lu  desden; 
iV'es?  tus  cuatro  enamorados. 
Tienen  á  treinta  criados , 

Y  i  todos  los  quiero  bien. 

Sale  BOFETÓN 

ROFETON. 

¿Señora? 

VIOLANTE. 

¿Qué  bay.  Bofetón? 

BOFETÓN. 

Con  el  conde  Federico 
Se  ha  entrado  el  infante  Carlos, 
Muj  confuso  y  divertido 
Hasta  este  cuarto  primero, 

Y  por  cosas  que  le  he  dicho 
No  le  be  podido  atajar. 

VIOLANTE. 

Bofetón ,  no  te  be  entendido ; 
Que  si  á  visitarme  viene , 
Siempre  viene  solo. 

BOFETÓN. 

Digo, 
Que  se  acoge  acá,  que  lluevo. 

VIOLANTE. 

Esperarle  aquí  es  preciso. 
Sale  EL  CONDE  t  CARLOS ,  triste. 

CONDE. 

¿Adonde  ,  Infante  y  Señor, 
Turbado,  triste  y  remiso. 
Sin  queja  para  el  dolor 

Y  sin  voz  para  el  alivio 

Te  llevan  tus  propios  pasos 
Hecho  estatua  de  ti  mismo? 

CARLOS. 

Dójame,  Conde ,  llorar. 
Supuesto  que  eres  mi  amigo. 
Una  pena  que  no  esinia 

Y  un  mal  tan  introducido 
uelalen 
e  olicio 

Le  comunique  al  consejo 
Loque  recela  advertido, 


Que  llegara  h  ser  menor 
Si  yo  le  lo  comunico. 

CONDE. 

En  la  calle  te  be  encontrado; 
Viéndole  á  solas  contigo 
Quise  saber  lo  aué  llenes; 
¿Qué  iraes,  qué  le  ha  sucedido? 
Suelta  la  pena  al  consejo. 
La  voz  presta  á  mis  oidos. 
No  le  aconsejes  tu  propio. 
Porque  erraras  el  deslino 
Si  para  el  acierto  buscas 
Las  pasiones  por  amigos. 

CARLOS. 

Ya  te  dije.  Conde,  agora, 
Que  los  males  que  publico 
Con  la  lengua  de  mis  ojos , 
Con  la  voz  de  mis  suspiros, 
Ni  son  venganzas  ni  ofensas , 
Sino  unos  afectos  vivos 
Tan  buenos  para  callados. 
Tan  malos  para  decirlos. 
Que  para  sentirlos  menos 
O  los  ^ardo  ó  los  reprimo. 
Que  si  al  riesgo  de  la  voz 
Valeroso  lo  suplico. 
Vendré  á  ser  como  el  que  está 
De  acero  mal  defendido: 
Le  aqueja  mas  el  remedio 
Que  la  ejecución  del  filo. 

Y  asi ,  pues  que  ya  me  dejas 
En  esta  casa,  le  pido. 

Que  el  paso  de  lu  cuidado 
Restaure  el  tiempo  perdido. 
Al  duque  Conrado  busco 
Para  un  negocio  preciso. 
Hablaré  en  su  casa  ahora; 

Y  así.  Conde,  te  suplico 
Me  dejes  en  ella ,  y  vele , 

Que  aunque  es  oficio  de  amigo 

Porfiaren  ocasiones. 

No  es  de  amigos  entendidos. 

CONDE. 

Digo,  que  yo  te  obedezco ; 
{Ap.  Una  cosa  he  presumido. 
Que  añade  mayor  materia 
Al  fuego  de  mis  sentidos. 
¿Si  Carlos  quiere  á  Violante 
A  quien  adoro  y  estimo, 

Y  sin  decirme  su  amor 
Confusamente  indeciso, 
Arde  errada  mariposa 

Kn  sus  rayos  encendidos? 
Pero  esto  no  puede  ser. 
Pues  cuando  ¡  ay  afectos  mios! 
La  adorara,  yo  supiera 
Su  inclinación  por  su  amigo. 
Pero  ya  Carlos  la  adore 
O  ya  los  cielos  benignos 
Permitan  que  no  la  quiera , 
A  un  tiempo  me  determino 
A  atajar  y  reprimir 
Este  volcan  en  que  vivo ; 
Porque  yo  le  quiero  tanto. 
Que  al  riesgo  de  mil  peligros 
Antepondré  mi  lealtad ; 


5;>o 


COJIEDIAS  ESCOCIOAS  DE  DON  FRANCISCO 


Que  el  que  adora  inadvertido 
Dama  quo  su  am¡í;o  quirre. 
Es  traidor  y  no  e$.ámigo.)        ( l 

BOFF.TOX. 

Ea,  Señor,  ^no  te  llegas? 
Violante  esta  aijui,  y  yo  lie  visiu 
Que  le  eslá  acechando  el  alma 
l'or  la  vlsla ,  que  es  resquicio 
Por  donde  mira  el  amor 
Rayo  á  rayo  y  viso  á  viso. 

CELIA. 

Llégale  á  hablarle,  por  Dios, 
Que  bien  mirado  es  delito 
yue  disimulen  las  obras 
Lo  que  los  ojos  han  dicho. 

Y  si  enpañas  al  amor, 
llcpara  bien  que  es  preciso 
Que  casligue  como  Dios 
Lo  que  calla  como  niño. 

BOFETÓN. 

Ea,  lléjíate,  ¿qué esperas? 
;,  No  parece  en  lo  remiso 
Que  (|uiere  pedir  prestado 
A  hombre  poco  conocido? 

CELIA. 

Habla  al  Infante,  ¿qué  aguardas 
¿Piensas  que  es  ya  tu  marido? 
No  ensonibrcrt-s  el  seniblaulc 
Ni  encapotes  el  hocico. 

CARLOS. 

Yo  me  llego. 

VIOLANTE. 

Yo  le  hablo. 

CARLOS. 

¡Dulce  prenda! 

VIOLA^TE. 

¿Dueño  mió? 
En  buen  hora  ,  Infante ,  vengas 
Con  tu  vista  á  dar  alivio 
A  este  laudal  de  mis  ojos. 
Que  desangraudo  bilo  á  hilo 
Por  dos  fuentes  que  eligió. 
Riega  el  sentimiento  mió 
Para  que  crezca  el  dolor 
Como  si  en  el  pecho  mismo 
No  estuviese  el  corazón , 
Que  es  un  arroyo  nativo 
Que  en  el  lérm"ino  del  alma 
l'or  Inieas  y  caminos 
Tiene  á  las  penas  en  flor 

Y  en  el  fruto  los  suspiros. 

CARLOS. 

Guárdete  el  cielo.  Violante. 

VIOLANTE. 

¿Cómo  tan  necio  y  tan  libio. 
Con  sola  una  voz  pagáis 
IJn  discurso  que,  repito, 
En  las  palabras  también, 
Como  en  las  obras  remiso  ? 
¿Que  es  esto?  Señor  Infante, 
¿  Qué  se  hizo  aquel  cariño? 
¿Qué  se  hizo  vuestra  finez?? 
¿  Y  vuestro  amor,  qué  se  hizo? 
¿Vos  los  ojos  sin  objeto? 
¿Las  razones  sin  aliño? 
Sin  voz  la  lengua  en  el  labio 

Y  sin  obras  los  sentidos? 
¿Hablando  a  solas  con  vos. 

Y  a  que  os  vea  habéis  venido? 
Disculpaos,  señor  Infante, 
Cumplid  siquiera  conmigo. 
Fingid  de  le  que  soléis , 
Pues  no  os  cuesta  lo  ungido; 
Mirad  ,  que  os  he  dicho  á  solas 
Que  os  adoro  y  que  os  estimo, 

Y  que  me  echáis á  perder 
l'n  amor  tan  bien  nacido 
Vu\  no  lingirnif  siquiera. 


I  Y  asi ,  Señor,  os  suplico. 
Pues  no  pagáis  lo  que  os  amo. 
)    Que  me  igualéis  lo  que  os  dig.i. 

CARLOS. 

;Ay  Duquesa  de  mis  ojos! 

i  oh ,  nunca  te  hubiera  visto ! 

¡Oh  ,  siempre  tu  rostro  hiruioso 

Se  roe  hubiera  resistido 

Con  sus  rayos!  aunque  eu  ellos 

La  luz  viera  en  que  respiro; 

Bien  así  como  sucede 

A  ese  planeta  divino 

Que  con  lo  mismo  que  ofende 

Da  luz  á  prados  y  á  riscos. 

Yo  no  te  puedo  decir, 

Señora,  los  males  míos; 

No  adelanti-s  la  sentencia , 

Porque  entiendo  que,  al  decirlos 

No  he  de  poder  refrenarlos ; 

Ya  presumo  que  habrás  visto 

I-oso  de  nieve  cuajado 

El  que  era  corriente  rio, 

Que  porque  le  heló  el  invierno 

Densamente  entumecido. 

De  hueco  espejo  del  prado 

Se  troco  monte  macizo : 

Y  siendo  cielo  en  la  selva 
Sustituye  al  cristalino. 
Siendo  trinchera  de  nieve, 
Cristal  de  roca  castizo, 
Melada  leche  que  el  liempo 
Presenta  al  prado  florido, 

Y  si  le  derrite  el  sol 
Empieza  por  el  abismo 
Con  lento  paso  á  correr. 
Hasta  que  del  ejercicio 
Polilla  de  plata  limpia 
Roe  su  propio  vestido: 

Y  abriendo  puertas  al  mar. 
Corre  alado  y  vuela  frió, 
Alropellando  las  llores 

Y  haciendo  penachos  rizos, 
Lleva  las  peñas  á  saco. 
Porque  el  sol ,  su  juez  altivo. 
Mandó  al  tiempo,  alcaide  su\o, 
gue  le  quitase  los  grillos ; 

Asi  mis  males  corrían 
Hechos  caudalosos  rios 
Por  el  alma ,  que  es  el  prado 
Más  espacioso  y  florido. 
Pero  helándolas  el  riesgo. 
Las  trocó  en  nuevo  granizo. 
Adonde  el  sol  de  tus  ojos , 
Mejor  juez  y  más  activo. 
De  su  helada  cárcel  manda 
Que  se  arrojen  derretidos 
A  la  lengua ,  que  es  el  mar; 
Mas  lemn,  que  si  los  digo. 
Como  helados  estuvíerou , 
Han  de  arrojarle  tan  vi\üs 
Que  no  han  de  querer  parar; 

Y  asi  agora  los  destilo 
En  palabras  por  los  ojos. 
Por  ver  si  en  esto  consigo 
Que  se  paren  cuando  vean 
Que  van  por  otro  camino. 

VIOLANTE. 

Hacer  lenguas  de  los  ojos 
Más  es  propiedad  que  vicio. 
Que  de  las  voces  del  alma 
Son  intérpretes  divinos. 
Pero  no  es  razón,  infante, 
(Juitar  á  la  voz  su  oficio 
Para  dársele  á  la  vista: 
Ni  está  mi  ingenio  tan  fino 
Que  siendo  tus  penas  tantas 

Y  tus  males  tan  prolijos . 

Ha  de  entenderte  por  señas ; 
No  sabe  la  voz  decirlos , 
Con  ser  quien  más  los  entiende 
De  costumbre  ó  de  ejercicio, 


DE  ROJAS. 
,.Y  quieres  líi  que  los  ojos 
Me  digan  lo  que  no  han  visto? 

CARLOS. 

Pues  óyeme. 

VIOLANTE. 

Ya  le  escucho. — 
Vete  fuera. 

CELIA. 

Ya  he  entendido.    ( Vase.) 

CARLOS. 

¿  .No  te  vas  ya  ? 

BOFETÓN. 

Ya  me  voy. 

VIOLANTE. 

Prosigue,  Infante. 

CARLOS. 

Prosigo: 
Sigismundo,  el  Rey,  mi  hermano. 
Me  .Ñapóles  dueño  invicto. 
Mucho  más  que  de  su  imperio, 
-Monarca  de  su  albedrio. 
Tuvo  guerras  en  Sicilia 
(•on  Eduardo,  su  primo. 
Sobre  que  intentó  casar 
Con  el  grande  rey  Basilio 
De  Polonia,  á  la  primera 
Hija  suya ,  habiendo  sido 
Concierto,  que  el  Itey,  mi  hermano. 
Fuese  su  esposo  debido; 
Fué  la  guerra  tan  cruel 

Y  el  daño  tan  excesivo. 

Que  el  mar,  espejo  del  cielo. 
Dos  veces  en  sangre  timo, 
Pinlú  de  canr.in  las  naves 

Y  troco  en  coral  los  riscos. 
Los  sicilianos  valientes, 

O  de  precepto  ó  de  olicio. 

Con  tal  ánimo  embistieron 

Nuestras  fustas  y  navios 

En  la  playa  de  Sicilia. 

Que  el  plomo,  que  fué  el  granizo 

Que  arrojó  la  .«aña  al  riesgo 

De  sus  balas  resistido. 

Lo  mas  que  hizo  fué  estorbar, 

Pero  no  lo  más  que  quiso. 

Peleaban  sin  tt-niores 

Valerosamente  altivos , 

Que  ha  menester  más  valor 

Quien  sin  valor  ha  re&ido. 

Y  viendo  nuestros  soldados. 
Enemigos  los  amigos. 
Valientes  á  los  cobardes. 
Soberbios  los  abatidos . 

Y  con  razón  los  culpados , 
Con  mérito  los  i'idignos. 
Que  siempre  tiene  razón 

El  que  vence  á  su  enemigo. 
Por  no  perder  el  derecho 
Apelaron  al  peligro, 

Y  sentenciando  el  valor. 
Sallando  en  tierra  atrevidos. 
Firmaron  con  sus  espadas , 
Que  es  la  pluma  del  castigo, 
En  el  papel  de  sus  pechos. 
Con  tinta  de  coral  libio, 

I  Habiendo  visto  las  causas 
I  El  fallo  de  sus  delitos. 

Talando  campos  y  montes 

Ob'-ó  el  enojo  tan  vivo 

Que  las  parvas  que  á  los  cielos 

Por  puntales  ó  por  riscos 

Rubia  competencia  bicieroD 

A  aquellos  montes  altivos 

Fueron  despojos  del  viento. 

En  cenizas  reducidos, 

Y  no  acordando  del  oro 
El  soldado  vengativo. 
Hizo  saco  del  rigor 

Y  de  la  venganza  asilo. 
Nadó  eu  corales  el  monte, 


Y  creciendo  en  alarido, 
Subió  á  los  cielos  la  queja , 
Mas  no  llegó  á  los  oidos. 
Horror  era  cada  bullo, 

1  iiiiehla  el  humo  prolijo, 
Suslo  el  amago,  el  mal  vida , 
La  mayor  memoria  olvido: 
La  luz  desmayo,  el  t)icn  pena  , 
liicsgo  el  valor,  la  ira  vicio. 

Y  sólo  era  en  tantos  males 
La  muerte  el  menor  peligro ; 
Pero  Eduardo,  su  lley. 

Dio  bordo  por  compasivo. 
Que  la  lástima  es  temor 
Con  máscara  de  cariño. 
Tocó  á  recoger  su  gente , 
Prometiendo  4  un  tiempo  mismo 
Otra  vez  á  la  Princesa 
A  mi  hermano  vengativo. 
Levantó  el  campo  mi  hermano, 

Y  para  este  asiento  vino 
Como  por  embajador 

Gl  almirante,  su  tio. 
Hasta  a(|ui  mi  amor  en  calma, 
O  como  contento  indigno 
Kn  el  mar  de  tu  hermosura 
Hallo  tus  ojos  tranquilos. 
Agora  va  la  tormenta, 
Va  el  Euro  y  el  Noto  á  silbos 
A  este  leño  racional 
Le  conducen  al  abismo. 
Pidióle  el  emliajador 
Por  esposa;  es  noble,  es  rico. 
No  te  merece,  y  soy  yo 
Quien  te  amo  y  quien  te  eslimo : 
Vo,  infelice.él  vuniuroso. 
Lo  demás  ya  te  lo  he  diclio; 
Pues  no  pá"ra  aquí  el  efecto 
De  aquesos  astros  impíos. 
El  üey  de  Sicilia  pide 
(;0h  si  los  cielos  benignos 
A  mi  voz  pusieran  graves 
De  la  parca  el  liel  cuchillo ! ) 
Que  pues  él  tiene  dos  hijas, 
Case  el  Rey  con  la  Princesa , 
Pero  la  Infanta  conmigo  ; 
Llamóme  el  Rey,  yo  le  escucho, 
Prometo  lo  que  te  digo. 
Con  el  semblante  lo  niego 

Y  con  la  voz  lo  confirmo; 

No  me  entendió  el  Rey  mi  hcrmann 
O  si  me  entendió  no  quiso, 
Diúleal  Almirante  el  si. 
Plisóse  luego  en  camino, 

Y  es  concierto  que  la  Infanta 
Dará  infeliz  su  principio. 
Antes  que  el  liey  se  despose 
Al  himeneo  divino; 
Primero  me  he  de  casar, 

Que  en  secreto  me  lo  ha  dicho  ; 

Y  til  con  el  Almirante, 
Digno,  pues  te  ha  merecido; 
Hoy  dicen  que  llegarán , 
Hoy,  nuestros  dos  enemigos, 
{üb  la  galera  al  soltar 

Al  ligei  o  viento  el  lino, 
A  ser  des|iojo  del  mar 
Choque  en  el  primer  bajío! 
Perderte  ,  ¡que  grande  mal! 
Me  tiene  tanto  astraido, 
Que  neutralmente  en  si  propio, 
No  bien  muero  ni  suspiro. 
¡  Ay  de  mi  amor,  si  te  pierdo ! 
¡  Ay  de  ti ,  si  me  has  perdido ! 
Que  también  lloro  tu  pena 
Por  duplicar  mis  suspiros; 
Pero  ya  para  la  muerte. 
Cuando  inconstante  agonizo 
En  la  causa  del  dolor. 
El  mirarte  es  el  indicio, 
El  tormento,  el  adorarte; 
Mi  confesión  ,  el  peligro; 


PELIGRAR  EN  LOS  REMEDIOS. 
El  casarme ,  la  sentencia ; 
El  admitirlo,  el  delito ; 
La  voz  del  pueblo,  el  pregón; 
El  Rey,  quien  manda  el  castigo; 
l.a  Infanta  ,  quien  lo  ejecuta  ; 
La  obligación ,  el  ministro ; 
Será  el  si,  la  ejecución, 

Y  dar  la  mano,  el  cuchillo; 
Mirarle  en  ajenos  bra/os , 
¡Qué  (lolor  tan  excesivo! 
li.cir  ju  a  otra  dama  amores  . 
¡  Ijué  indecente  sacrificio! 
Morirme  de  imaginarle 

Es  de  mi  dolor  capricho. 

Porque  la  imaginación 

Es  el  estoque  más  fino. 

No  llorarlo  lü ,  ¡  (|ué  ofensa ! 

Erró  amor  losalbedrios: 

Üisciilpaseme  el  amor 

Su  error,  siendo  ciego  y  niño. 

Este  es,  hermoso  portento. 

El  cuidado  que  reprimo; 

Este  es,  dulce  prenda  mia , 

Por  quien  muero  y  quien  suspiro 

Esta,  gloria  mia,  el  riesgo, 

Que  tiene  mi  amor  remiso. 

Tu  aliento  es  soplo  a  esta  llama  , 

Por  quien  muero  y  resucito; 

Y  estos  son  mis  males  lodos, 
Estos  los  afectos  mios; 
Pocos  para  ser  contados 

Y  muchos  para  senlidos. 


De  suerte ,  Señor,  de  suerte , 
Está  el  dolor  compasivo, 
De  llorar  lo  que  tú  sientes, 
Que  al  entregarle  al  oido, 
Si  le  lloro  como  á  tuyo 
Le  bago  ofensa  como  á  mió ; 
Pero  antes  que  no  á  las  quejas 
Sean  lus  remedios  arbitrios, 

Y  obre  el  discurso  en  el  dañn  , 
Va  (pie  no  obra  el  albedrio. 
Tú  me  quieres  ,  yo  te  adoro; 
Tú  me  pagas,  yo  lo  admito; 
Que  amantes  son  industriosos 
Cuando  son  amantes  finos. 
Señor,  busca  tú  el  remedio, 
l'or<|ue  al  riesgo  ó  al  delito 
Expuesta  mi  voluntad. 

Ha  de  ser  peñasco  fijo. 
Apenas  el  riesgo  nace. 
Cuando  está  el  remedio  vivo. 

Y  aun  yo  buscare  el  remedio; 
Mas  cuando  me  significo 

Tan  obediente  á  tu  amor. 
Tu  precepto  solicito ; 
Porque  me  debas  siquiera 
La  obediencia  á  mis  retiros; 
Que  es  fineza  obedecerte 
\  es  mandato  el  elegirlo ; 
Prosigue  y  dame  el  remedio. 

cÁmos. 
Oye  lo  que  determino  : 
Pues  ha  de  venir  la  Infanta 
Por  ese  mar  cristalino 
Porque  no  admito  su  fe 
A  dar  á  mi  amor  martirio. 
Si  el  Almirante  con  ella 
Vendrá  á  casarse  contigo, 
Atajémosles  los  pasos , 

Y  sea  el  remedio  mismo 
Casarnos  antes  que  venga  , 
Pues  cuando  el  Rey  al  suplicio 
Determine  mi  garganta , 
Primero  habré  conseguido 

En  tus  brazos  amorosos 
Los  afectos  repelidos; 
Si  el  lley  desto  se  ofendiere, 
Venga  á  la  vida  el  castigo, 
I  Como  DO  mueran  las  almas , 


Los  cuerpos  hagan  su  oficio. 
Muera  de  haberte  ganado 

V  no  de  haberle  perdido, 
Que  de  dos  muertes  forzosas 
La  más  venturosa  elijo. 

VIOLANTE. 

Dices  bien,  Carlos  mi  esposo. 
Atrepellar  el  peligro, 
Aniique  sea  con  el  riesgo, 
Será  consejo  advertido; 
Mi  padre  Conrado  el  Duque 
Que  está  con  el  Rey  te  aviso 
Cada  noche  basta  las  doce. 
Con  secreto  le  suplico 
Que  vengas  aquesta  noche  , 

V  traerás  también  contigo 
Quien  nos  despose  en  secreto. 
¡  Oh  !  el  cielo  compadecido 
Me  deje  ver  en  tus  brazos, 
Honde  mariposa  en  giros 

l.as  alas  del  corazón 
Entregaré  al  sacrificio. 

CARLOS. 

Pues  admito  la  elección. 

VIÓLAME. 

V  yo  tu  consejo  admito, 
iNo  te  goce,  no,  la  Infanta 

V  obre  el  rigor  vengativo. 

CARLOS. 

Ni  te  goce  el  Almirante, 
Antes  en  mil  precipicios 
Los  arroyos  dése  monte 
Turben  al  prado  Narciso. 

VIÓLAME.  {Ap.) 
Si  él  supiera  que  me  quieren  , 
Roberto,  el  Rey  y  su  amigo. 

CARLOS. 

El  remedio  antes  del  daño 
Desta  manera  consigo. 

VIOLANTE. 

Sin  ti  ¿qué  vale  la  vida? 

CARLOS. 

La  muerte  venga  contigo. 

{Ruido  íIc:i!ro.) 

VIOLANTE. 

Ruido  siento  en  esta  sala. 

CARLOS. 

Duquesa,  lo  dicho  dicho. 

VIOLANTE. 

¿Vendrás  esta  noche? 

CARLOS. 

Sf. 

VIOLANTE. 

Mira ,  Señor,  que  he  leinido. 

CARLOS. 

La  que  no  tiene  recelos 
■No  tiene  el  amor  muy  vivo. 


jQué  señal  me  das  ? 

CARLOS. 

Los  brazos, 
Que  son  la  paga  y  testigos. 

VIOLANTE. 

,0h  quién  jamás  se  apartara! 
Pero  adiós,  esposo  mío. 

{Ruido  deidio.) 

CARLOS. 

Adiós,  dueño  restaurado. 
Aun  antes  de  estar  perdido. 

VIOLANTE. 

Sol ,  anégate  en  el  mar.  ( Yn:.f  ) 

CARLOS. 

Noche,  tiende  el  mamo  frió.      [Yaw.) 


Salen  EL  MARQIÉS,  ROBERTO.  EL 
CONDE.  EL  DUQUE,  EL  REY  y 

AC0IIPAÑ1IIIE.1T0. 

RET. 

¿Llegó  el  aviso  ya,  marqués  Alberto? 

MARQUtS. 

Ya  las  alas  batió,  y  entregó  al  puerto 

El  velamen  veloz  la  carabela 

Que  deja  de  ser  ave  cuando  vuela 

l'or  pasarse  á  elemento,  [viento. 

Siendo  penacho  al   mar,   donaire  al 

El  patrón  ba  avisado,  que  la  Infama 

Viene  con  priesa  unta , 

Que  ya  estará  en  la  orilla. 

Si  no  es  que  el  edificio  por  la  quilla, 

Cuando  esos  mares  loque , 

O  se  rompa,  ósesorba,  ó  sedesboque, 

Siendo  ejemplo  infelice  de  si  misino, 

A  sorber  los  cristales  del  abismo. 

RET. 

Duque  Conrado,  para  daros  fama  , 
Al  árbol  vuestro  arrimaré  una  rama, 
De  cuyo  heroico  fruto 
Renuevos  verdescojaeltiempo  astuto. 
Casada  está  Violante,  vuestra  hija. 
Que  antes  que  amor  le  elija , 
Yo  le  señalo  dueño ;  [peño, 

Sacáraos  mi  amistad  de  aqueste  em- 
Pues  hoy  la  caso,  digo,  [amigo. 

Con  quien  es  de  mi  sangre,  y  es  mi 
DiQDE.  [diencia. 

Vuestra  elección ,  Señor,  es  mi  obe- 

Y  sin  apelación  vuestra  sentencia , 
Puesto  que  capitán  y  juez  severo 
Vibráis  en  una  mano  el  docto  acero, 

Y  la  diestra  razón  medis  constante , 
O  el  cavado  metal  único  cante. 
Por  cuanto  Arabia  la  felice  llora ; 
Varia  el  mar,  corre  el  viento  y  el  sol 

[dora. 
MARQOÉS.  (Ap.)  [esposo 
El  Rey  dijo,  que  el  que  ha  de  ser  su 
Es  su  amigo  y  su  sangre,  y  es  for/cso. 
Según  de  su  razón  he  imaginado. 
Que  siendo  yo  su  sangrey  su  privado. 
Hoy  sea  de  su  mano  el  elegido; 
No  le  he  dicho  mi  amor,  ya  le  he  en- 
[tendiilo; 
El  Rey  único,  en  fin.docloyperfeto. 
Generoso  señor,  grave  y  discreto. 

CONDE.  (Ap.) 
Al  Rey  á  la  Duquesa  le  he  pedido, 

Y  aunque  nunca  á  mi  amor  ha  re.spon- 

[dido. 
Hoy  sm  dar  la  respuesta  me  responde; 
Su  amigo  y  sangre  soy,  bien  corres- 
Lo  que  dice  dudoso,  [ponde 

A  mi  amor  y  su  afecto  generoso. 

DDQOE.  {Ap.) 

Su  amigo  á  quien  más  quiere  y  sangre 

Aqui  es  razón  que  arguya  ,         [suya, 

Que  es  su  hermano  el  Infame  á  quien 

[señala, 

Y  que  á  su  sangre  mi  nobleza  isuala. 
El  Infante  á  mi  hija  ,  amante  adora , 
Halo  sabido  el  Rey  y  quiere  agor.i 
Mezclar  su  sangre'con  la  real  que  gozo; 
La  alegría ,  el  contenió,  el  alborozo 
Para  llenar  mis  esperanzas  vanas. 
Han  de  reverdecer  mis  blancas  canas. 

RF.T.  (Ap.) 

Que  yo  case  á  Violante  desta  suene 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DO!*  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


V. 


lue  yo  sea  el  ministro  de  mi  mucne!    pg^a  hacer  caza 


Que  ha  de  ser  de  Violante  el  dulce  es 

co:iDB.  [poso? 

¿Cuál  es,  SeBor,  porque  el  amor  locan- 
El  quebadeseresposodc  Violanie?[le, 

DOQfE.  [do, 

¿Cuál  mi  hijo  ha  de  ser  en  vuestro  esta- 
Porque  adelante  el  bien  á  mi  cuidado? 

RET.  [,e. 

El  quehadesersudueñoyessuaman- 

TODOS  TRES. 

¿Quién  es? 

RET. 

Es  de  Sicilia  el  Almirante. 
¿De  qué  os  turbáis?  ¿No  es  noble  y  ge- 
[neroso? 
¿No  es  activo,  prudente  y  valeroso? 

MARQUÉS. 

SI;  mas  siendo  extranjero. 

Los  títulos  de  Italia  eran  primero. 

RET. 

Primero  es  mi  palabra. 

CONDE. 

Asilo  digo; 
Pero  un  hombre  que  ba  sido  tu  enemi- 

RET.  IS""- 

Quien  supo  ser  contrario  buen  solda- 
Amigo  será  en  paz  más  acertado,  [do, 

DUQUE. 

No  sé  yo  si  mi  hija  ha  de  sentirlo. 

RET. 

Como  vos  lo  mandéis,  ba  de  admitirlo. 

DUQUE. 

SI;  mas... 

CONDE. 

Señor... 

RET. 

Callad. 

MARQUÉS. 

El  Duque  siente... 

RET. 

Otra  vez  digo,  que  ninguno  intente 
Contradecir  el  gusto  á  mi  gianiieza, 
O  le  pondré  á  sus  plantas  su  cabeza; 
Tal  mi  imaginación  está  turbada 
Que  castigo  lo  propio  que  me  agrada. 

Sale  DOFETON. 

BOFETÓN. 

Agora  en  aqueste  punto 
De  una  galera  se  apean 
Una  dama  tan  gallarda 
Que  puede  ser  pioquintesa , 

Y  un  mancebo  la  acompaña 
De  tan  señaladas  prendas , 
Que  es  gordo  de  erre  que  erre 

Y  bermejo  de  anatema. 
Ella  tiene  muy  buen  talle , 
Un  poquito  virolenta  , 
Trigueña  lo  que  le  sobra , 

Y  Blanca  lo  que  le  queda; 
Todo  lo  que  es  necesario 
Para  vivir  trae  con  ella ; 
Pabellón  para  el  verano, 

Y  para  el  invierno  esteras; 
Sábanas  en  las  enaguas 

Y  para  colchones  felpa; 
Para  cubrir,  guardaiiifante ; 

Y  por  si  está  de  pendencia 
Trae  en  la  cabeza  espada 

Y  en  la  cotilla  defensa ; 


ivuc  iiit;  vea  cu  bu»  aieuius  anrasa 

V  me  corrija  la  razón  de  Estado ! 
iQue  sea  mi  valor  mi  propio  miedo, 

Y  que  prometa  lo  que  dar  no  puedo! 

MARQUKS. 

¿Cuiles,  Señor,  el  dueño  venturoso 


Redes  por  valona  y  vueltas  , 
Jaula  para  pajaritos. 
Para  gallinas  pollera; 
Para  dar  coz,  ponlevi , 
En  el  zapato  una  prensa  , 
Los  guantes  para  pedir, 


Espejo  es  su  cara  mesma. 
En  las  bandas  y  listones. 
Manillas,  sortijas,  trenzas , 
Colonias,  cintas  y  vidrios. 
Trae  bien  cumplida  una  tienda 
En  efecto,  ellos  llegaron  ; 
Lleguen  muy  enhorabuena. 
Porque  á  ca.sar  á  tu  reino 
Han  venido  de  sus  tierras ; 
Cuando  otros  por  no  casarse 
Se  van  de  sus  tierras  mesmas. 
Mas  con  su  pan  se  lo  coman 
O  meriéndenlo  siquiera , 
Que  entre  dos  malos  casados 
Las  comidas  son  meriendas ; 
Dije  ya,  noble  auditorio. 
Porque  estaba  de  represa  , 
Soy  hablanlem  mequolidie , 

Y  tú  escuchantem  et  ccetera.     ( Vaíc.^ 

RET. 

Vos,  Conrado, id  al  momento, 

Y  haced  que  Violante  venga 
Sin  decirla  para  qué; 

Y  vos , Conde ,  dad  las  nuevas 
Al  Infante;  pero  no, 
Decid  que  hablarle  quisiera, 

Y  no  digáis  la  venida 
De  su  esposa,  porque  tenga 
Todas  las  glorias  á  un  tiempo 
El  que  aguarda  las  finezas. 

DCQDE. 

Obedecerte  es  mi  gusto. 

CONDE. 

Tu  precepto  es  mi  obediencia. 

DUQUE.  (Ap.) 
i  Que  esto  suceda  á  mis  males ! 
CONDE.  (Ap.) 

¡Que  esto  á  mi  amor  le  suceda ! 

MARQUES. 

(Ap.  ¡Que  viniese  el  Almirante! 
i  Qué  presto  los  males  llegan ! 
Tienen  alas  las  desdichas. 
Son  ruines,  vienen  apriesa.) 
Salgamos  á  recibir. 
Marqués,  la  Infanta. 

Salen  LA  INFANTA ,  EL  ALMIRANTE 

y  ACOUPA.ÑAMIENTO. 
INFANTA. 

Su  Alteza 
Escuche  las  prevenciones, 

Y  los  brazos  le  prevenga 
A  un  deseo  efetuado 

Y  a  una  debida  obediencia. 

RET. 

Si  yo  merezco  los  suyos 
Los  admita  vuestra  Alteza. 

ALMIRANTE. 

Sus  reales  plantas  permita 
A  mi  labio  tu  grandeza. 
Porque  tenga  buenos  fines 
Quien  tiene  principio  en  ellas. 

RET. 

Almirante,  levantaos. 
Ya  espero  á  Violante,  bella 
Infanta  ,  á  mi  hermano  espero. 
Porque  á  un  mismo  tiempo  tengan 
Premio  vos  y  yo  tormento,- 
Vos  quien  os  sirva  y  os  quiera. 

INFANTA. 

Señor,  cuando  con  mi  padre 
"uvistcis  injustas  guerras. 
Todas  presumo  que  fueron 
Por  mi  hermana,  la  Princesa; 
Vencisteis ,  hubo  fortuna , 
Y  yo  obediente  y  resuelta 
Coa  vuestro  liennaoo  á  casarme 


Vengo  i  vuestra  patria  rópi.i. 
Yo  liabia  de  ser  vuestra  espusa , 
Rompióse  la  conveniencia, 

Y  lo  (]ue  en  vos  era  amor 
Se  trocó  después  en  tema. 
En  lin,  yii  vengo  á  casarme, 

Y  en  esta  ocasión  quisiera 
Que  lo  que  ha  sido  concierto 
Hubiera  sido  fineza. 

RtT. 

Si  el  Rey  vuestro  padre  entóneos 
Por  amisl^id  lo  pidiera 
Yo  me  casara  con  vos ; 
Pero  que  al  polaco  exceda 
Por  materia  de  gobierno 

Y  me  niegue  á  la  Princesa 
Por  elección,  eso  no  : 
Negármela  y  ofrecerla , 
Es  atropellar  á  un  tiempo 
Su  palabra  y  mi  grandeza. 
Ya  este  concierto  está  hecho. 
Dejemos  estas  materias 
Porque  se  irrita  la  sangre 
Cuando  se  acuerda  la  ofensa. 

ALMIRANTE. 

Pues  yo  para  interrumpir 
Os  quiero  pedir  licencia 
Para  desposarme  hoy 
Con  Violante,  la  Duquesa. 

RtT. 

Yo  os  la  concedo.  Almirante, 
{Ap.  ;yué  esto  mi  dolor  consicii'.al 

Y  puesto  que  vuestra  es. 
Mandad  como  en  cosa  vuestra. 

ALMIRANTE. 

Para  ejemplo  del  valor 
La  edad  de  Nestórea  veas. 

Salen  EL  DL'QUE  por  una  puer'n  v 
CONUE  por  otra ,  EL  liNFAM  b  y 
DUQUESA. 

CONDE. 

Aqui  está  el  Infante  y  yo. 

Dl'Ql'E. 

Violante,  á  sus  plantas  llega. 

CARLOS. 

Déme  vuestra  Majestad... 

VIOLAJiTE. 

Déme  á  besar  vuestra  Alteza... 

REV. 

Carlos,  ¿de  ((ué  os  suspendéis? 
Violante,  ¿de  qué  suspensa? 

CARLOS. 

Hallar  delante  de  vos... 

VIOLANTE. 

Ver  que  está  en  vue.sira  presencia 
De  Sicilia  el  Almiíaiite... 


Hoy  ha  de  ser  vuestra  esposa  , 
Y  lie  VOS,  Violante,  es  fiier/.a 
Hoy  ser  dueño  el  Almiranie. 

VIOLANTE.  {Ap.) 

Si  los  males  no  me  anegan  , 
Es  porque  se  hielan  todos 
En  los  poros  y  en  las  venas. 

CARLOS.  (Ap.) 
Si  no  muero  deste  agravio. 
Es  porque  con  diferencia 
Si  ai|uesta  injuria  me  hiere, 
Aquel  remedio  me  alienta. 

REY. 

l>adlo  la  mano  a  la  Infanta , 
Vue  piles  i-sla  noche  espera 
tí. 


fiera ! 


PELIGRAR  EN  LOS  REMEDIO 
En  el  tálamo  de  amor 
Del  vuestro  tantas  finezas, 
Ofrecerle  vuestra  mano 
Sea  señal  ó  sea  prenda ; 

Y  vos  también  ya  podéis 
Daile  la  mano.  Duquesa. 

CARLOS.  (.4p) 
¡Cielos!  ¿Qué  he  de  Iwcer  ahora 
Pedirle  la  mano  es  fuer/a 
iQue  esta  injuria  sufra  amor! 
Pero  como  ciego  yerra. 

VIOLANTE.  (.Ip.) 

Vive  mi  pena  inmortal , 
Que  SI  á  dar  la  mano  llega , 
Que  he  de  hacer  lo  mismo  yo. 
El  le  da  la  mano. 

CARLOS.  (Ap.) 

Ella 
Da  la  mano  al  Almirante. 

VIOLANTE.  (.4p.) 
¡Oh  traidor! 

CARLOS.  {Ap.) 

i  Oh  ingrata!  ¡ 

VIOLANTE.  (Ap.) 

Vengaréme. 

CARLOS. 

{Ap.  Yo  me  vengo.) 
Esta,  Infanta  bella... 

VIOLANTE. 

Esta 
Es  mi  mano.  (Ap.  \  Hay  tal  dolor !) 

CARLOS. 

{Ap.  \  Hay  tal  tormento!  ¡hay  tal  peí 
Es  la  que  vuestra  ha  de  ser : 
Pero  ahora.  Infanta,  es  fuerza. 
Que  no  le  pierda  el  respeto 
Mi  amor  á  vuestra  grandeza ; 

Y  asi ,  para  la  ocasión 

La  guardo,  que  es  indecencia 
Adelantar  los  favores 
Cuando  es  propia  una  belleza. 

VIOLANTE. 

Pero  á  no  darla  me  fuerzan 
Obligaciones  de  noble: 
Que  pues  Carlos  se  la  niega 
Ala  Inlanla.y  es  su  esposa. 
En  tan  amorosa  guerra. 
Si  él  no  la  da  .no  la  doy. 
Yo  la  diera  ,  si  él  la  diera. 


Infante ,  vos  sois  discreto. 

ALMIRANTE. 

Vuecelencia  es  muy  discreta. 

ri;t. 
{Ap.  ¿No  parece  que  mi  hermano 
Niega  lo  mismo  que  aprueba, 
Y  la  Duquesa  también. 
Lo  propio  que  admite  niega? 
;Ay  de  mi!  que  con  mi  acero 
Me  estoy  haciendo  la  ofensa. ) 
¿Queréis  mucho  á  vuestra  esjiosa  , 


CARLOS. 

Desta  manera: 
La  esposa  que  más  procura , 
Como  es  más  vivo  mi  ardor. 
Siendo  Infanta  del  amor 
Es  reina  de  la  hermosura. 
Entré ,  miré  su  luz  pura  , 
Y  aunque  pudiera  insconstante 
Variar  en  luz  semejante. 
Como  la  vi  tan  hermosa, 
A  no  haber  Oe  ser  mi  esposa , 
Muriera  de  ser  su  amante. 
Celar  me  hizo  y  recelar 
Cuando  la  llegué  á  qiien  r. 
Que  quien  no  sabe  temer 


No  sabe  lo  que  es  amar. 
No  hubo  causa  en  que  dudar 
A  su  fe  y  á  su  entereza , 
Que  aunque  es  tanta  su  purcrn  , 
No  admiré  en  estos  recelos 
Que  trae  consigo  los  celos. 
La  que  trajo  la  belleza. 
Hoy  la  mano  la  be  de  dar. 
Mi  palabra  he  de  cumplir. 
Bien  me  puede  uo  admitir. 
Mas  no  la  puedo  olvidar  ; 
Permanente  ba  de  durar 
En  el  alma  este  blasón. 
Que  como  hirió  esta  pasión 
Al  corazón  inmortal. 
Ha  de  durar  la  señal 
Mientras  viva  el  corazón. 

VIOLANTE. 

Yo  al  qne  mi  esposo  ha  de  ser 

Y  un  alma  pienso  entregarle, 
Aunque  no  quisiera  aniailo, 
Por  fuerza  le  he  de  querer. 
La  que  es  principal  mujer 

A  uno  solo  ha  de  estimar. 
Ni  ha  de  olvidar  ni  variar, 
Luego  si  yo  soy  quien  soy, 

Y  va  há  dos  años  le  estoy 
Para  siempre  le  he  de  amar. 
Nace  en  el  prado  una  flor 
Olorosa  .  pura  y  bella  , 

Y  aunque  otras  resultan  dcllcí', 
La  primera  es  la  mayor  ; 
Seca  el  estío  su  ardor, 

Y  aunque  la  marchita  ,  advierto 
Que  aun  muerta  fragancia  vierte, 
Pero  esotras  flores  no; 

Que  la  qne  larde  nació 
Llora  primero  su  mueite. 
Flor  es  este  amor  primero 
Que  otras  flores  resucita ; 
KIor,  otro  amor  le  manhila,.- 

Y  este  se  conserva  entero  ; 
Primero  nació,  y  infiero 
Que  cuando  la  parca  intente 
Cortar  su  rama  eminente, 
Será  su  eclipse  fatal. 

Que  este  amor  es  natural 

Y  esotros  son  accidentes. 

BEY. 

Bien  encarecido  está. 

INFANTA.  (Ap.y 

Aqui  la  alabanza  es  cierta ,, 
Puesto  que  á  mi  no  me  importa. 
Que  me  quiera  ó  no  me  quiera : 
Mas  que  el  amor  me  ha  inclinada. 
Me  anima  el  sóu  de  la  guerra , 
No  hay  reciuitbro  para  mi , 
Como  el  Son  de  la  trompeta, 
Que  en  el  verdor  de  los  años 
Tocan  á  fuego  las  venas; 
Para  que  yo  me  recoja 
Dé  licencia  vuestra  Alteza. 

ALMIRANTE. 

Y  para  que  yo  acompañe 
A  mi  esposa  la  Duquesa. 

VIOLANTE. 

Mi  padre  está  aqui.  Almirante, 
Cuando  vuestra  esposa  sea, 
Entonces  recibiré 
Por  mayor  esas  finezas. 


Mi  obediencia  es  vuestro  gusto. 

Esta  noche  en  esta  pieza 

Ha  de  ser  el  desposorio. 

V  asi  es  bien  (¡ue  se  prevengan 

Las  más  limpias  voluntades 

A  la  más  decente  ofrenda. 

I  A  los  cielos  doy  [lalubra 


3:í4  comkiiias  escocidas  de  don  francisco 

V  desinics  á  vuestra  Alteza 


De  desposarme  esta  iiocbc. 

BET. 

¿Con  quién? 

CÁtlLOS. 

Con  mi  Infanta  bella. 
(tp.  Si  soy  el  Infante  yo. 
No  es  Infanta  la  Duquesa?) 
VIOLAfiTE.  (.1p.) 
Yo  la  doy  de  dar  la  mano 
Al  instante  que  la  ofrezca 
Carlos  á  su  esposa  amante. 

BEY. 

( (p.  Paciencia ,  cielos  .  paciencia.) 
Venid  ,  Señora ,  i  otro  cuano. 

CONUE.  (Ap.) 
;Que  esto  escuche  y  que  no  miicral 

MARQUÉS.  (Ap) 

iQue  viva  y  sufra  estos  celos ! 

BEY. 

Venid,  Almirante. 

ALMIRANTE. 

Apenas. 

INFAMA.    [Ap.) 

¡Que  aun  no  baya  llegado  y  ya 
Me  desposen  tan  apriesa! 

RET.(Jp.) 

Pero  ardides  tiene  amor. 
MARQUÉS.  [Ap.) 
Amor  sabe  diligencias. 

CONDE.  {Ap.) 
No  hay  desdicha  sin  remedio. 

ALMIRANTE.  {Ap.) 

Fortuna  para  tu  rueda. 

DUQUE. 

Ven,  hija. 

BEY. 

Infante,  volved. 

INFANTA. 

Déme  mi  valor  prudencia. 

VIOLANTE. 

¿Qué  dices  desto,  don  Carlos? 

CARLOS. 

Que  nuestros  males  empiezan. 

VIOLANTE. 

¿Que  tan  presto  hayan  venido 

CARLOS. 

¿Cuándo  la  desdicha  yerra? 

VIOLANTE. 

¿Qué  remedio? 

CARLOS. 

El  empezado. 

VIOLANTE. 

Casarnos ,  ¿de  qué  manera? 

CARLOS. 

Vendóle  luego  á  tu  casa. 

VIOLANTE. 

¿Pues en  qué  tiempo,  si  es  fu( 
Que  nos  llamen  al  instante? 

CARLOS. 

Antes  que  á  llamarnos  vengan 

VIOLANTE. 

F,n  tu  amor  está  mi  vida. 
V  tu  fe  en  mi  diligencia. 

VIOLANTE. 

Aquí  la  tarilanza  es  riesgo. 

CARLOS. 

Sin  riesgo  amor  no  se  acendr; 

VIOLANTE. 

A  gran  peligro  le  pones. 


(IW  ) 
{Vusf.) 
{Vase.) 


Sea  el  castigo  mi  cabeza. 

VIOLANTE. 

Peligroso  es  el  remedio. 

CARLOS. 

Como  yo  te  goce ,  muera. 

VIOLANTE. 

¿Y  la  Infanta? 

CARLOS. 

Amor  la  mate 
V  celos  la  hagan  la  guerra. 

VIOLASTE. 

¿En  fin  ,  ponemos  dos  vidas 
A  un  amor  que  nos  gobierna? 


VIOLANTE. 

Peligrar  en  los  remedios 
Es  de  los  astros  violencia. 

CARLOS. 

Peor  fuera  no  haber  remedio. 

VIOLANTE. 

Y  perderle  peor  fuera. 

CARLOS. 

Pues  a  los  riesgos.  Violante. 

VIOLANTE. 

Pues  Carlos  ,  á  sufrir  penas. 

CARLOS. 

Animo  para  los  males. 

VIOLANTE. 

¿Cuándo  en  mi  se  vió  flaqueza? 

CARLOS. 

Pues  como  yo  sea  tu  esposo... 

VIOLANTE. 

Como  yo  tu  esposa  sea... 

CARLOS. 

Vengan  tormentos  y  males. 

VIOLANTE. 

Vengan  penas. 

CARLOS. 

Riesgos  venpan. 
{Vanse  cada  uno  por  su  puerln.) 


JORNADA  SEGUNDA. 


CARLOS. 

;  Felice  aquel  que  logra  su  esper.-inza. 

Dichoso  aquel  que  lo  que  enipiemli- 

[alcanza; 

Y  mil  veces  felice  sea  llamado 

El  que  vive  contento  con  su  estado 
Sin  aspirar  al  trono  y  la  grandeza  . 
Que  el  no  envidiar  es  la  mayor  rique- 
Mi  esposa  es  ya  Violante ,  [za ! 

Esposo  la  idolatro,  adoro  amante, 

Y  con  dulces  despojos 

Nos  bebemos  las  almas  por  los  ojos ; 
Que  son  vasos  preciosos  y  estimados 
Donde  brinda  el  amor  sus"convidadiis. 
Hermosa  está  al  gozarla  y  al  quererla; 
Mas  no  más  hay  señal  para  perderla , 
Aunque  está  tan  hermosa. 
Pues  corlada  del  tálamo  la  rosa , 
Mas  fragante  se  mira. 
Ambares  preciosísimos  respira; 
Pero  el  olor  que  vierte , 
Es  vivo  parasismo  de  su  muerte. 
Ejemplo  sea  la  luz  al  que  la  viere 
Que  ardemayorcuando  morirse  iiuiei'C. 


2  ROJAS. 

Y  la  luz  y  la  rosa 
Con  fuerza  misteriosa 

Dicen  su  muerte  y  cantan  sus  amorc-, 
tina  con  llamas  y  otras  con  olores. 
l'n  mes  habrá  que  me  casé  en  secrelu, 
l.a  esperanza  de  amor  llegó  al  efelo; 
Pero  aqneste  cuidado 
Ni  aun  de  mi  propio  amigo  lo  he  Gado. 
El  Almirante  á  la  Uu(iuesa  pide, 

V  ya  el  Rey  deteniéndolo  lo  impide  . 

O  ya  esta  desleallad  se  temple  y  dore. 
Amor  me  manda  que  á  Violante  adon'. 
YesUiosamory  el  Rey  un  hombre  hii- 
[mani.. 
Pues  ¿quién  ha  de  dejar  necio  ó  tirano. 
Aunque  á  su  sangre  falte  y  su  renom- 
'bre. 


[br( 
'la  deu 


La  obediencia  de  un  Dios  por  I 

[hombre' 
llame  enviado  á  llamar  el  Rey  mi  her- 
Yo,  obediente  y  ulano  [mano, 

A  sus  preceptos  valerosos  llego. 
Errante  mariposa  de  su  fuego, 
Sin  que  recele  sus  temeridades, 
Que  nadie  tuvo  imperio  en  voluntades. 

Y  el  cielo  hermoso  con  no  ser  yo  mió 
5Ie  dejó  mi  elección  y  mi  albedrio, 

Y  de  su  propio  efecto  bien  se  inliere 
Que  yo  puedo  elegir  lo  que  quisiere , 
Pues  eligen  las  almas  desiguales 
Vegetativas  y  aun  irracionales. 

El  nativo  cristal  cuando  allá  dentro 
Va  rompiendo  las  peñas  por  el  centro 

Y  por  la  misma  breña  se  desata 
Rozando  la  salida  hurón  de  plata, 
Apenas  nace  fuente. 

Cuando  elige  á  su  modo  la  corrii^nle, 

Y  por  el  prado  á  su  albedrio  cruza 
Haciendo  cristalina  escaramuza. 
El  árbol  reverdece  á  su  albedrio 

Y  los  frutos  le  paga  al  verde  esiio 
Que  su  esposa  prestó  la  primavera. 
Siega  las  flores  la  indomable  llera, 

Y  á  su  diente  señala  las  mejores , 

Y  advitrau  al  nacer  también  las  llores. 
Recalada  la  tórtola  suave 

Elige  de  su  e.specie  hermosa  el  ave, 

Y  aquel  vapor  que  de  la  tierra  sube 
En  la  media  región  se  torna  nube ; 

Y  por  ese  elemento. 

Desatado  en  raudal,  arbitra  el  viento. 
Yá  mi,  porque  lo  quiere  el  hadoimpí 
Me  falla  la  elección  y  el  albedrio; 
Mas  venció  mi  valor,  mi  fe  lo  cante; 
Mi  hermano  sale  con  el  Amirante 
En  quien  dura  de  amor  la  ardiente  Ha 


Salen  EL  REY  v  EL  ALMIRAN TK, 

ALMIRANTE. 

Vuestra  Majestad ,  Señor, 
Perdone  el  atrevimiento, 

Y  premie  mi  pensamiento 
O  me  castigue  el  amor ; 
Como  mi  fe  penas  labra 

Con  que  herirme  y  injuriarme. 
Otra  vez  llego  á  ampararme, 
Señor,  de  vuestra  palabra, 

Y  primero  he  de  acordar 

flüen  que  en  vos  no  he  menester). 
Que  en  un  Rey  el  prometer 
Es  lo  mismo  que  el  obrar. 
A  la  duquesa  Violante 
Le  pedi  á  vuestro  favor, 

V  si  no  merecedor, 

Al  menos  llegaba  amante. 
Un  mes  há  que  el  alma  mia 
Espera  eslc  dulce  bien , 

V  un  mes  há,  Señor,  también, 


Que  os  la  pido  cada  día. 
En  vuestra  misiiia  tardanza 
Vive  airuda  mi  pasioo: 
Cerca  de  la  posesión 
Es  lormeiuo  la  esperanza. 

Y  cuanto  fino  y  constante 
Digo  mis  discursos  ciegos , 
Respondéis  con  los  despegos. 
Castigáis  con  el  semblante. 
Ved  (|ue  es  de  mi  fama  mengua 

Y  no  honor  de  mis  blasones  , 
QuL'  me  liableis  con  las  acciones 
Lo  que  podéis  con  la  lengua , 

Y  que  castigo  será  , 

Si  es  que  llego  á  merecerla  , 
No  dármela  j-  prometerla. 

RET. 

Ya  os  entiendo,  bien  está. 

ALUlRAriTE. 

Vos  me  nombrastes ,  Señor, 
Esposo  de  la  Duquesa  ; 

Y  asi ,  de  vuestra  promesa 
Se  fué  empeñando  mi  amor. 
A  vuestro  reino  he  venido 
Con  la  Infanta ,  mi  Señora  , 

Y  vuestra  Alteza  no  ignora... 

RET. 

Digo,  que  ya  os  be  entendido. 

ALMIRANTE. 

Ya  que  se  eclipsa  mí  fe  , 

Y  mi  empleo  dilatáis. 

Ya ,  pues ,  que  me  castigáis , 
;.  No  podré  saber  por  qué » 

Y  si  no  es  castigo,  ¿ignora 
El  alma  porqué  habrá  sido, 
Negarme  lo  prometido? 

RET. 

No  os  quiero  casar  agora. 

ALMIRANTE. 

Señor,  prometer  un  rey 

Y  en  la  promesa  dudar... 

Yo  bien  puedo  derogar 
Lo  mismo  que  doy  por  ley. 
Pero  antes  ,  con  este  intento. 
Os  doy  el  premio  mejor. 
Que  quien  dilata  el  favor 
Añade  el  merecimiento. 

ALMIRANTE. 

Luego  aunque  me  suspendéis 
El  premio  en  esta  mudanza  , 
¿Podré  tener  la  esperanza 
De  merecerla  ? 

RET. 

Podéis. 

ALUIRANTE. 

Ya  yo  alcanzo  que  podré 
Desta  ventura  aspirar; 
Mas  si  después  de  esperar. 
Será  mi  esposa? 

RET. 

No  sé. 


AL 

Déme  vuestra  Majestad 

Licencia  para  partirme. 

Que  antes  quiero  que  confirme 

Ui  obediencia  ,  mi  lealtad. 

(Ap.  Si  el  Rey  piensa  que  me  voy. 

Mejor  mi  intento  se  allana.) 

RET. 

¿Cuándo  OS  habéis  de  ir? 

ALHIRANTE. 

Mañana 

RET. 

Paes,  Almirante,  idos  hoy. 

ALMIRANTE.  (Ap.) 

iQue  esto  mi  desdicha  aguarde ! 


PELIORAli  E.N  LOS  REMEDIOS. 

CARLOS.  {Ap.) 

Aquí  mi  fortuna  empieza. 

ALMIRANTE. 

(Guarde  el  cielo  á  vuestra  Alle/a. 


Almirante,  Dios  os  guarde. 
(.1p.  Parezca  ó  uo  sinrazón 
Derogar  ley  tan  debida , 
.\nles  ha  de  ser  mi  vida 
Que  cumplir  con  su  pasión. 

Y  entre  mis  afectos  hallo 
Que  es  también  injusta  ley 
Que  venga  á  morir  un  rey 
Üe  lo  que  vive  uu  vasallo. 
Más  pesa  aquesta  razón 
En  una  y  otra  balanza. 
Porque  viva  mi  esperanza 
Dilato  la  posesión. 

Y  también  es  recompensa 
Del  Almirante  el  rigor. 
Porque  hacerle  este  favor 
Viene  á  ser  hacerle  ofensa. 
El  Rey,  á  quiea  la  razón 
Sirvede  sabio  ejercicio. 
Cuando  hace  algún  beneficio, 
Le  ha  de  hacer  sin  intención. 
Si  yo  le  caso  con  ella. 

Si  me  quiero  refrenar. 
No  he  de  poder  moderar 
Los  impulsos  de  mi  estrella. 
Luego  si  imposible  es 
Templar  penas  semejantes, 
Quitársela  quiero  antes 

Y  no  ofenderle  después. ) 

c.írlos. 
Fuese  el  Almirante  airado, 
agora  mi  dicha  empieza.) 
Me  envió  á  llamar  vuestra  Alteza? 


(,*. 


Si ,  Carlos ,  yo  os  he  llamado. 

CARLOS. 

¿Qué  es  lo  que  quiere  mandarme? 

RET. 

Mirad  si  alguien  nos  escucha. 
{Ap.  ¡  Grave  dolor,  pena  mucha !) 

CARLOS. 

{Ap.  El  Rey  me  habla  sin  mirarme ; 
,,Si  el  Rey  mi  amor  entendió?) 
Obedezco  á  vueltra  Alteza. 
¿Quién  ha  entrado  eu  esta  pieza? 
¿  Quién  sale  á  esta  cuadra  ? 

Al  mirar  al  paño  sale  LA  INFANTA. 

INFANTA. 

Yo. 

RET. 

Señora  ,  ¿qué  me  mandáis? 

INFANTA. 

Pediros,  gran  Señor,  quiero... 

RET. 

A  que  me  ordenéis  espero. 

INFANTA. 

Pido  que  á  solas  me  oigáis. 

REV. 

Idos  allá  fuera  vos. 

CARLOS. 

Haré  lo  que  me  mandáis. 

RET. 

Mirad,  Carlos,  ¿qué  no  os  vais? 
Va  estamos  solos  los  dos. 

INFANTA. 

Ceneroso  Sigismundo, 

<;uyo  renombre  loable 

Se  ha  de  esculpir  en  los  bronces 

De  los  futuros  anales ; 


Ansien  el  Norte  y  el  Sur 
Teman  el  son  de  tus  parches , 
Ansí  de  sangre  enemiga 
E<|uivo(|ues  los  dos  mares , 
Que  te  prevengas  atento 
A  mis  ansias  y  pesares , 
¥  hagas  á  un  "tiempo  dos  cosas 
Con  vencerle  y  escucharme. 
l>esde  que  contra  Eduardo, 
üey  de  Sicilia,  mi  padre, 
l'or  mi  hermana  la  Princesa 
Anegaste  el  campo  en  sangre; 
Desde  que  las  conveniencias 
Vencieron  enemistades. 
Que  son  peores  enemigos 
Los  que  eran  amigos  antes; 
Desde  que  venciste, en  lin  , 
Tanto,  Señor,  le  trocaste, 
(Mas  siempre  los  vencimientos 
Divierten  los  naturales) 
Que  al  buscarte  justiciero, 
Te  percibo  tan  mudable 
Que  ni  abrazas  lo  que  intentas 
Ni  no  lo  que  aseguras  haces. 
Con  mi  hermana  la  Princesa 
Dices  que  quieres  casarte , 

V  á  mi ,  para  que  lo  llore. 
Con  don  Carlos  el  Infante. 
A  obedecerte  dispui-sia, 

Al  viento  encargué  seis  naves 
Mi  descanso  a  mis  suspiros , 

V  á  mis  lágrimas  mis  males ; 
Korzaila  mi  voluntad , 
Llegaba  sóloá  obligarle, 
Disimulada  en  la  pena 

V  en  el  peligro  constante. 
El  mismo  diaque  vine 
Mi  esposo  le  señalaste, 

V  á  Violante,  la  Duquesa, 
Ofreciste  al  Almirante. 
Esta  fuerza  de  mi  amor 
Mi  padie  quiere  que  pase; 
Mas  nu  he  de  sufrir  por  Dios 
En  tu  tardanza  mi  ultraje. 
Alargarme  aquesta  muerte 
Es  crueldad  sobre  desaire , 
Que  en  el  vulgo  las  tardanzas 
Son  desméritos  infames. 

(!n  mes  há  que  en  este  reino 

('uijlra  mi  propio  dictamen 

Te  (liilo  que  me  desposes  , 

O  te  pido  que  me  mates. 

Yo  confieso  que  aborrezco 

A  lo  hermano,  no  le  espantes, 

Que  antes  que  á  Venus  divina 

Tuve  inclinación  á  Marte. 

Mas  como  soy  el  objeto 

De  tantas  lenguas  neutrales. 

Como  llega  á  ser  desprecio 

Que  á  la  conveniencia  faltes , 

En  tocando  al  pundonor 

En  mujeres  de  mis  partes , 

Es  lo  que  menos  me  inclina 

Aquello  que  más  me  aplaude. 

Tú,  airado,  lialdándome  siempre 

Con  la  lengua  del  seiiiblant(- 

(Que  es  voz  con  que  usan  los  reyes 

De  lo  severo  y  afable) 

No  acordando  tus  promesas 

Riguroso  y  inconstante. 

Ni  con  mi  hermana  te  casas 

Ni  á  mi  quieres  desposarme. 

Si  porque  á  mi  Rey  venciste 

En  dos  batallas  campales 

Le  fias  á  la  fortuna 

Lo  que  á  mi  honor  le  negaste 

No  confies  en  su  curso 

Poco  seguro  y  instable. 

Que  es  un  reloj  la  fortuna 

A  quien  los  astros  variables 

Que  son  soles  de  las  dichas. 

Hacen  que  ai)unte  6  señale 


3;;o 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


A  (JiTerentes  objetos: 
Por  sus  causas  iialur;iles 
Al  nacer  el  sol  hermoso. 
Las  sombras  vei>ce  (riunrante, 

Y  en  bóvedas  de  cristal 
Le  sepultan  á  la  larde. 
Clicie  ,  reina  de  las  flores, 
Gigame  á  los  campos  nace, 

Y  al  impensado  granizo 
Se  desvanece  cadáver. 

El  mar  cristalino  monstrno. 
Mengua  y  crece  por  instantes, 
Ya  bruñe  las  altas  peñas 

Y  ya  las  arenas  lame. 

Los  cielos  con  ser  lo«  cielns 
Mudan  su  curso  inviolable  , 

Y  hay  quien  dice  que  la  tierra 
Se  mueve  incierta  y  erranle. 
jPucs  qué  será  la  fortuna? 
Ka ,  Señor,  no  le  ufane 

El  poiler  ni  el  vencimiento. 
Cumple  tus  palabras  reales. 
Depon  el  ci  tro  á  mis  voces. 
Alivia  elpeAO  á  mis  males, 

Y  quepa  en  tu  cortesia 

Lo  que  en  tu  rigor  no  cabe : 
No  des  mi  opinión  al  vuljjo 
A  que  la  borre  ó  la  nanche, 
Que  es  monstruo  que  se  alimenta 
De  la  opinión  y  la  sangre. 
Cásate  con  la  Princesa , 
Da  al  Almirantea  Violante, 
Entrégame  el  dueño  mió, 
Aunqni-  le  aborrezco  s^ilies. 
Muévale  el  verme  exlrmijera 
Dispuesta  sólo  a  agrail;ii  le, 

Y  es  obrar  en  los  remedios 
De  corazones  cobardes. 

Si  no  le  obliga  mi  amor. 
Mi  mucha  razón  te  ablande. 
Salgan  libres  tus  aléelos 
Del  pecho  que  fué  su  cárcel. 
No  irrites  la  buena  dicha , 
Mejor  será  que  la  halagues. 
Que  como  amiga  del  bien 
Se  paga  de  las  piedades. 
Y ,  en  lia ,  cumplirás  á  un  tiempo 
Con  mi  padre  en  desposarme. 
Con  mi  hermana  en  admitirla, 
Con  Ñapóles  en  casarte, 

Y  yo  para  nuevo  ejemplo 
Er  tantas  adversidades , 
Siendo  la  menos  comenta. 
Seré  la  que  más  te  aclame. 
Mi  padre  siendo  el  vencido 
Saldrá  á  Sicilia  triunfante. 
Con  mi'rito  el  vencimiento 

Y  la  razón  con  esmaltes. 
Pero  si  no  compasivo 
Indecente  profanares 
Ingratamente  arrojado 

El  templo  de  honor  mas  grnvo. 
Echando  el  pecho  á  los  riesgos 
Me  he  de  arrojar  á  esos  mares 
Para  que  piado.=os  más 
A  mi  reino  me  trasladen; 
Donde  prometo  á  los  cielos 
De  empuñar  el  corvo  alfanje, 

Y  embrazando  la  rodela , 
Leona  de  más  coraje. 
Resucitaré  á  bramidos 

Los  propios  que  tú  mataste 
Yo,  Amazona  valerosa , 
Los  corazones  leales 
De  tanto  soldado  mió 
Inlicionaré  á  vengarme; 
El  Etna  haré  que  vomite 
Nuevas  llamas  materiales 
Porque  en  favor  de  su  rey 
Tus  ejércitos  abrasen. 
Murallas  pretendo  hacer 
De  esos  soberbios  pnnl:iles 


Que  sustentan  ó  detienen 
K.«a  máquina  diamante. 
Sangre  ha  de  correr  el  coot''. 
Por(|ue  las  flores  se  empjpi  n  , 

Y  regados  del  humor 
De  los  humanos  corales 
Las  plantas  vegetativas 
Serán  plañías  racionales; 
Arderá  el  campo  en  venganzas, 
De  la  crueldad  haré  alarde, 
Irrilaréme  del  riesgo 

Y  haré  blasón  del  ultraje. 
Vuestra  majestad ,  Señor, 
Disculpe  yerros  lan  graves; 
Soy  niu>r,  precipíteme; 

Ya  lo  dije ,  perdonadme.  {Vuse. 

RET. 

Si  á  mi  hermano  caso  agora 
Con  la  Infanta ,  es  obligarme 
A  hacer  á  un  tiempo  también 
La  boda  del  Almirante. 
Casar  la  Duquesa  es  muerte  ; 
No  casar  la  Infanta ,  ultraje  ; 
Dejar  la  princesa,  yerro; 
Rigor,  faltar  ásu  padre. 

Y  entre  tantos  daños  hidras 
Que  unos  de  los  otros  nacen  , 
He  de  anteponer  mi  amor, 
Fallen  mis  decretos,  falten, 
Que  donde  no  reiua  el  gtii-io, 
Los  intereses,  ¿qué  valen  í 
Quiera  yo  á  Violante,  Piey, 

Y  estas  bodas  se  dilaten. 
El  silencio  sea  la  lengua 
Que  los  venza  y  los  ataje. 

Que  hoy  para  su  ardiente  empresa. 
Ce  mi  hermano  he  de  aviidarme. 
¿De  quién  me  podré  fia'r. 
Si  no  es  de  mi  propia  sangre. 
Que  por  diferentes  venas 
De  una  misma  especie  arde? 
Yo  le  llamo,  él  es  mi  hernnno ; 
bese  el  remedio  á  mis  males, 
El  alivio  á  mis  desdichas 

Y  mi  cuidado  á  los  aires. 
Decirle  quiero  mi  amor. 
Que  un  rey  ha  de  conliarse 
Solamente  de  sí  propio 

O  de  quien  su  sangre  iguale. 
Vo  le  llamo,  obre  el  valor ; 
Yo  le  digo,  el  fuego  baste, 
Yo  la  adoro,  ella  lo  sepa; 
Hermano  Cirios,  Infante. 

Sale  CARLOS. 

CÁULOS. 

Señor,  ¿xiué  es  lo  que  me  mandas? 

(Ap.  El  que  el  remedio  buscare 

Para  atajar  los  rigores 

Contra  las  adversidades. 

Cúrese  con  los  peligros; 

Victimas  tan  saludables 

Que  el  mismo  riesgo  que  tengo 

Es  lo  mismo  que  me  vale; 

La  Infanta  mi  mano  pide; 

Más  riguroso  y  amante 

El  Almirantea  su  esposa, 

Y  sólo  aqui  son  bastantes 
Para  el  remedio  que  tengo 
Mis  propias  dificultades. 

;.  A  cuál  habrá  sucedido, 
Óh  cuidados  inmortales. 
Que  le  pidan  ásu  esposa 

Y  que  él  lo  escuche  y  lo  callo  ?J' 

BEY. 

i  Sabéis ,  Carlos ,  ((ue  soy  rey  ? 

CARLOS. 

Bien  el  África  lo  sabe. 

{.\p.  Parece  que  airado  me  h.d)la.) 


¿Y  cabe  en  las  majestades 
Ofensa  alguna,  y  que  sepa 
Si  busca  el  medio? 

CARLOS. 

No  cabe. 
{.\p.  Parece  que  habla  conmigo.) 

BET. 

Luego  si  yo  OS  declarare 

i^lue  tengo  un  grande  enemigo 

Que  me  ofenda  y  que  me  ultraje, 

Y  es  tan  bueno  como  yo, 
¿Será  razón  remediarme? 

CARLOS. 

^Enemigo,  y  que  es  lan  bueno 
Como  tu  Alie/a  ,  señales? 
Mucho  decis.   Áp.  Si  ha  entendido 
Que  soy  dueño  de  Violante...) 

REV. 

Luego  os  diré  el  enemigo. 
Porque  agora  es  iinporl.nie 
Que  me  habléis  una  verdad. 

CÁBLOS. 

En  vos  han  de  ser  verdades 
Por  precepto  las  razones. 

REV.  {.\p.) 
¿Qué  recelo  en  declararme? 

CARLOS. {Ap  ) 

¿Quién  puede  haberle  contado 
Este  amor  que  en  mi  renace? 

REV. 

Con  Violante,  la  Duquesa, 
He  sabido... 

CARLOS.  (Ap.) 
¡  Ah  qué  pesares! 

RET. 

Que  VOS... 

CARLOS. 

Señor,  es  verdad; 
{Ap.  Ello  es  fuer/a  confesarle 
Mi  delito  si  fué  cnipa.) 

REY. 

No  vuestra  razón  me  ataje 

Para  una  facilidad 

Lo  que  hay  de  diUcultadcs. 

CARLOS. 

Yo  confieso... 

REY. 

Ya  yo  sé 
Que  estáis  siempre  con  Violante, 

Y  pues  que  la  veis... 

CARLOS. 

Señor... 

BEY. 

Por  amigo  de  su  padre, 

Y  sois  mi  mayor  amigo 
Por  ser  una  propia  sangre. 
Prevenidme  la  atención 

A  mis  palabras,  Infante, 

Y  obedeced  lo  que  os  digo. 

CARLOS.  (Ap.) 

Sali  del  riesgo. 

BEY. 

Escuchadme. 
CARLOS.  {Ap.) 
No  hay  fiscal  como  la  culpa. 
Cuando  es  un  delito  grande, 
Hé  aqui  que  yo  propio  á  mi 
Me  vi  á  pique  de  culparme; 

Y  no  me  admiro  que,  en  fi  n  , 
Siempre  las  palabras  salen 
A  propósito  del  mal 
Cuando  es  el  yerro  culpable. 

REY. 

El  enemigo  que  lengo 

Que  me  ofenda  y  que  me  .■•í;ra\i.,'. 


-  tan  1 


i:o  como  YO, 
;  en  mi  ardo 


ijriicij  le  causa  ;  quien  le  encicnile 
IN  lu  duquesa  Violante, 
Oulen  la  ba  de  decir  mis  penas 
>  is  vos ,  porque  en  cosos  tales 
A  li'S  excesos  de  un  rey 
Mi  lie  ser  medio  unlnlanle. 

I  coiilronlacion  del  alma 
I  .uiiliieu  en  los  reyes  cabe , 
I 'II.'  como  mortales  son 
\  ivín  también  incoiistanles; 
Mi  ;in)or  dije  á  la  Duquesa, 

> 1  palabras,  en  señales, 

^  i'Or castigarle  más, 
M  lo  ba  enlendidn,  ignorante, 
>ii  ([uiso,  no,  la  Duquesa, 
^l  admitirle  ni  estimarle, 
(.Uieel  exceso  del  im|ier¡0 
lii-prlnie  las  voluntades. 
En  lin ,  si  no  es  de  mi  hermano 
De  nadie  quiero  lianue; 
No  me  falle  á  mi  decoro 
Vu  que  3  mi  ¡grandeza  falle  ; 
Vos  sabéis  j  sois  discreto. 
*  cáulos.  (Ap  ) 

Yo  quiero  ya  declararme. 

Yo  la  adoro,  y  no  me  estima. 

CÁBLOS. 

Mirad... 

REY. 

No  hay  que  replicnrnie , 
Que  adonde  és  la  culpa  amor. 
Llegan  los  remedios  larde. 
.Siliciladla  á  mis  ruegos , 
Procurad  que  ese  diamante, 
(íiieesa  roca  se  enternezca, 
ijue  ese  peñasco  se  ablande ; 
l';ii  vos  consiste  mi  vida; 
A  mis  ansias  inmortales 
Dadles  alivio,  don  Carlos, 

V  dadles  mate  suaves. 

CARLOS. 

Señor,  ella  está  casada. 

REY. 

Ya  entrelenjío  al  Almirante; 
Mi  an;or, Carlos,  es  primero. 

CARLOS. 

Pues  advierte,  Señor,  antes, 
Que  ya  es  mi  esposa... 

REY. 

La  Infanta. 
CARLOS.  (.4//.) 
i  Que  deste  modo  me  ataje ! 

REY. 

Haced  esto  que  os  he  ilicho 
Sin  que  el  miedo  os  embarace; 
Más  bago  yo  siendo  rey , 
Aunque  solo  con  vos  hable. 
En  deciros  mis  afectos 
l'or  extraños  desiguales. 
Que  vos,  aun((ne  le  pidáis 
(,iue  los  premie  ó  que  los  pague; 

Y  puesto  (|ue  liago  lo  más, 
Haced  lo  menos.  Infante. 

CARLOS.  (Ap.) 
Otro  peligro  mayor 
A  otro  remedio  renace; 
Pero  el  n-medio  es  bajeza  , 
Cuando  es  el  delito  infame. 
¿Quién  dijera  que  mi  hermano, 

V  un  Rey  de  tan  altas  partes 
Me  encargue  solicite 

Mi  propia  esposa  y  su  amante, 

Y  que  yo  esté  en  tal  estado 

Que  escuche  ,  que  admire  y  calle. 
Que  me  dañen  los  secretos' 


PELIGRAR  EN  LOS  RE.MLDIOS. 

Y  el  obedecerle  dañe? 

Si  le  digo  que  es  mi  esposa , 
Hay  dos  ofensas  iguales; 
l'ues  lo  ha  de  sentir  el  Rey 
l'ur  si  y  por  el  Almirante. 

V  si  no  obedezco  agora 

1.0  que  01  dena ,  es  engañarle; 

l'ues  decir  que  se  lo  be  dicho, 

No  es  bien,  aunque  es  medio  lácil; 

Consolarme  con  mi  esposa 

Kn  riesgos  tan  incurables, 

Ls  declararme  celoso: 

Sir  celoso,  es  injuriarme. 

Ii  me  con  ella  á  otros  reinos 

O  á  la  corona  de  Flándes, 

i:s  venir  á  ser  traición 

Lo  que  es  amor  en  mi  sangre  ; 

l'ues  ¿  qué  remedio  ó  cuidados  , 

Puede  ser  aquel  que  cargue 

l-'n  la  balanza  contraria 

Que  al  peso  del  daño  iguale? 

A  mi  esposa  quieren  dos , 

A  mi  pretenden  casarme; 

Lo  primero  es  un  tormento, 

V  lo  segundo  es  desaire; 
Pues  dése  sólo  un  arbitrio 
A  tantas  diñeultades. 

Mi  esposa  sepa  de  rol 
Lo  que  por  indicios  sabe ; 
Klla  y  yo  somos  dos  almas 
Kn  un  cuerpo  inseparables  ; 
Lo  que  ordenare  la  una , 
Ks  fuer/a  que  la  otra  abrace  ; 
Klla  está  con  desahogo 

Y  yo  con  ansias  mortales ; 
Mejor  sabe  dar  consejos 
Quien  siente  menos  los  males; 
A  verla  voy  y  á  decirla, 

0  las  palabras  me  falten , 
Que  á  tan  valientes  cuidados 
Kran  mis  voces  cobardes , 
Que  el  áspid  que  hacerlo  puede 
Rs  tan  cri^aíinsoasiiid 

Que  nii>  ha  pai^ailo  el  abrigo 
Lnpoiizoíiiisascnifhlaclcs; 
(^(Micluyenle  mis  impulsos 
Kn  este  primer  certamen. 
Donde  lleve  el  premio  amor 
Kiitre  opositores  males, 
i  Mi  nave  al  golfo  mayor 
Suelte  el  ligado  relamen  , 

1  Y  de  mi  esposa  en  el  puerto 
Surta  en  sus  ojos  descanse. 

I  Kl  oro,  pues,  de  mi  fe 

I  O  se  acendre  ó  se  ((uilate 
En  su  pecho,  que  es  adonde 
Se  acrisolan  voluntades. 
Porque  este  tormento  muera , 
Porque  esta  fortuna  acabe , 
Porque  este  hielo  se  encienda , 
Porque  esta  llama  se  apague ; 
Que  aunque  es  verdad  que  hay  pelig 
Kn  medios  tan  naturales. 
Peligrar  en  los  remedios 
Es  el  remedio  más  grande. 

Sale  BOFETÓN  asieniio  á  CELIA, 
ella  con  una  luz. 


¿Dónde  ,  hermano  üofeton  , 
Vamos  con  priesa  tan  grande? 

IIOFETO.-V. 

Ande,  Celia ,  hermana ,  ande. 

CELIA. 

¿Qué  me  quiere  en  conclusión* 
¿l'ara  qué  agora  me  llama 
Con  tan  extraños  extremos? 


CELI». 

J)equiOn,  di^aV 

DOFETn^. 

De  nuestra  ama. 

CELIA. 

Pasito,  y  con  más  agrado. 

BOI^ETON. 

No  la  pretendo  dejar. 

CKLIA. 

.;,Ello  DO  es  á  murmurar? 

BOFETon. 

SI. 

CELIA. 

Pues  yo  iré  de  mi  grado. 

BOFETÓN. 

A  este  exceso  me  provoca, 

V  el  traerlo  asi  arrastrando, 
Qne  me  deja  en  murmurando 
('c.n  el  murniur  en  la  boca. 

V  agora  me  ha  de  escuchar 

O  que  quiera  ó  que  no  quiera. 

CELIA. 

Pues  vaya  á  medias  siquiera. 

BOFETÓN. 

Vaya. 

CELIA. 

Va  de  murmurar; 
Todo  el  corazón  me  llama 
A  murmurar  sin  recelo. 

BOFETÓN. 

Dime,  asi  te  guarde  el  cielo, 
¿No  es  gran  figura  nuestra  ama? 

CELIA. 

I'"igura  la  estoy  pensando, 
l'.elirada  en  su»lausura, 
^  Jeremías  figura 
I  oda  la  vida  llorando. 

BOFETÓN. 

Cran  tecla  tocas  agora; 
Sillo  quisiera  saber 
¿Qué  le  fbllaá  esta  mujer 
(Jue  toda  la  vida  llora? 

CELIA. 

Panta  lágrima  me  enfada; 
Ni  lo  alcanzo  ni  lo  entiendo; 
Pero,  ó  me  engaño  ó  voy  viendo... 

BOFETÓN. 

Que  está  acaso  enamorada. 

CELIA. 

No;  pero  dime ,  ¿qué  aguarda 
Este  Infante,  &  quien  serviste. 
Pues  tan  continuo  le  asiste 
Que  es  ya  su  cuerpo  de  guarda? 

BOFETÓN. 

fil  trae  muy  gentil  modorra, 
l'ues  si  atento  lo  averiguo. 
Enamora  al  tiempo  antiguo 
Con  calzas ,  con  capa  y  gorra. 
Sin  más  ni  más  se  estará 
Toda  una  noche,  aunque  espire, 
Diciendo  ¿  vis  aperire? 
Aunque  eila  diga  efetlt. 

CELIA. 

Otra  razón  me  des|n'erta 
Cuando  esa  sospecha  dejo  ; 
V  es,  que  en  durmiéndose  el  viejo, 
Se  bajan  á  abrir  la  puerta 
Apenas  el  rubio  coche... 

BOFETÓN. 

Ansí,  que  aun  no  te  he  contado, 
1.0  que,  estando  ya  acostado, 
íle  sucedió  la  otra  noche: 
l'l  üu(|ue,  que  es  de  Violante 
F.l  padre  y  el  consejero. 
Liando  miiy  seco  y  severo 


COMEDIAS  ESCOGIÜAS  OE  DON  KKANCISCO 


Que  pasasen  al  instante 
La  cama  de  la  Duquesa 
A  otro  cuarto  junto  al  suyo, 
\  que  fué  sospecha  arguyo 
O  fué  malicia  profesa. 
Yo  que  vi  un  cuarto  vacio, 
Saliéndone  de  mi  ochavo 
A  Utos  ben<li>;o  ;  alabo 

Y  digole  ¡cuarto  mió! 

Y  remudo,  en  conclusión , 
En  unos  cordeles  malos 
Mi  cama  de  cuatro  palos , 
Mi  colchón  y  mi  jergón. 
Donde  la  Duquesa  estaba . 

Oue  es  cuarto  de  cumplimiento  : 
Pues  agora  entra  mi  cuento. 

CELIA. 

Ea,  Bofetón,  acaba. 

BOFETÓN. 

Uato  la  luz  ,  y  empecé  , 
Sueño  en  popa  ,  juru  á  Dios; 

Y  lié  aquí,  á  más  de  las  dos, 
Me  siento  tentar  un  pié. 

Y  viendo  aqueste  embarazo, 

Y  oyendo  cierto  suspiro, 
lié  aqui  que  yo  le  retiro 

Y  él  prosigue  con  el  brazo. 
¿Quién  es  (le  dije  muy  quedo) , 
Ouien  entra  en  mi  cuarto  agora? 
o  El  Infante  soy.  Señora,» 
Dijo, «  ¿de  qué  tenéis  miedo? 
Vuestro  esclavo  soy.  Señora  , 
Elque  os  eslima  constante. 

El  que  os  venera  hoy  amante 

Y  el  que  temeroso  os  llora.» 
Yo  que  le  oi  disparar 

Con  prosa  tan  nueva  y  loca  , 
¿Qué  haf!0?  olio  mi  boca  , 

Y  dejóme  requebrar. 

Él  un  amor,  yo  otro  amor, 
Con  una  y  olra  dulzura. 
Yo  un  ¡ay!  otro  en  conjetura  , 
Con  uno  y  otro  temor, 
ntcelando  unos  azotes 
Para  conservar  mis  miedos  , 
Me  planta  los  cinco  dedos 

Y  topa  con  mis  bigotes; 
Saca  la  hoja  airado  y  fiero 

Y  el  errado  brazo  inclina, 

Y  dame  una  disciplina 
De  canelones  de  acero 
Con  fuerza  y  enojos  tales , 
Que  todo  el  espurgatorio 
Me  lo  trocó  en  consistorio 
De  muy  graves  cardenales. 
O  ya  por  mudarme  sea, 

O  por  callar  por  mi  mal , 
Todo  el  cuarto  principal 
Se  me  trocó  en  azotea. 

C^UA. 

Dejemos  aquesos  cuentos, 

Y  vamos  al  caso  ya; 
¿Cuántos  galantes  tendrá 
Nuestra  ama?  Dilo. 

BOFKTON. 

Uucientos. 
Alberto,  el  marqués  privado 
Del  Rey,  la  persigue  amante ; 
Federico,  más  constante 
Padece  de  enamorado; 
Pero  el  Marqués  me  dio  á  mi 
Cien  escudos  y  un  diamante, 

Y  en  el  cuarto  de  Violante 
Esta  noche  le  escondí. 

Y  aunque  hay  grande  riesgo  ayora 
En  lo  que  tengo  trazado. 

Yo  cumplí  con  ser  criado . 
Cumpla  ella  con  ser  señora. 

CELIA.  (Áp.) 
Mil  escudos  me  promete 


I  (Tanto  el  amor  le  sujeta), 
'  Porque  esta  noche  le  meta 

lie  mi  ama  en  el  retrete, 

Federico,  que  la  adora, 

Y  esperándome  ha  de  estar, 

Y  si  éste  se  va  6  acostar. 
Le  pienso  meter  agora. 

BOFETOR.  (.4p.) 
El  marqués  Roberto  es 
Galantisiuio  Señor, 
("on  mi  ama  scy  traidor, 
Pero  es  mucho  el  interés. 
Va  esl.i  dentro,  ello  ha  de  ser, 
Vpues  que  le  satislice, 

Y  yo  sé  lo  que  me  hice, 

Él  mire  lo  que  ha  de  hacer. 
Si  esta  no  se  va  á  acostar. 
Sin  que  le  valga  disculpa  , 
Le  han  de  echar  toda  la  culpa ; 
Yo  me  quiero  retirar. 

CELIA. 

¿Te  quieres  ya  recoger? 

BOFETÓN. 

Ya  es  hora. 

CELIA. 

Buena  ocasión. 
(Ap.  No  lo  sabr.i  Bofetón.) 

UOFETON.  (Ap.) 

Celia  DO  lo  ba  de  saber. 

CELIA. 

Bien  se  ordena. 

BOFETÓN. 

Bueno  va. 
(Ap.  Criado  soy,  voy  á  mi  centro, 
Ya  lengo  el  pájaro  dentro.) 

CELIA.  (.4p.) 
Va  Federico  entrará. 

BOFETÓN. 

Celia ,  veámonos  los  dos. 

CELIA. 

Pues  vete ,  no  me  importunes. 

BOFETÓN. 

(Ap.  Llevará  con  la  del  lunes.) 
1  Adiós,  Celia. 

I  CELIA. 

Adiós. 

BOFETÓN. 

I  Adiós.         (Vase. 

:  CELIA. 

I  Aqui  ba  de  estar  aguardando. 
Llegar,  y  llamarle  quiero; 
¿Es  Federico?  ¿Sois  vos? 

Sale  EL  CONDE. 

CONDE. 

Y  el  que  en  el  mar  de  mi  fuego 
Busca  el  puerto  del  descanso, 
Derrotado  pasajero. 

I  CELIA. 

j  Pues  seguidme  poco  á  poco 

Y  caminad  tan  alentó 

Q»e  el  amor  ponga  los  ojos 

Y  los  pasos  ponga  el  miedo. 
Venid  tras  mi. 

C0>-DE. 

Ya  te  sigo. 
j  Sale  C.\RLOS. 

I  CARLOS. 

,,Qué  es  aquesto,  caballero? 
!  CELI*.  {Ap.) 

\  El  Infante,  ¡qué  desdicha! 
I  Huir  y  dejarle  quiero.  {Vr..ic. 

I  CONDE.  [Ap.) 

Vive  el  cielo  que  es  mi  amigo, 


DE  ROJAS. 
El  que  arrojado  y  resuelto 
Con  la  VOZ  y  con  su  ira 
Estorba  mi"amor  á  un  tiempo; 
Embozarme  es  importante. 

CARLOS. 

¿Cómo,  sacrilego  y  necio, 
Prufanais  de  la  noble/a 
El  más  venerado  templo? 
Por  esa  calle  pasaba 
(Disculparme  es  lo  primero) 
Y  viendo  que  en  esta  casa 
Entraba  un  hombre  resuello. 
Quise  saber  de  sus  pasos 
El  mal  desmentido  afecto. 

CONDE.  {Ap.) 
Si  le  respondo,  en  la  voz 
Ha  de  conocerme  luego  : 
Decirle  mi  intento  es  daño. 
Engañar  mi  amigo  es  yerro; 
La  industria  me  valga"agora. 

CARLOS. 

¿Con  la  lengua  del  acero, 
No  respondéis?  ¿Desa  suerte 
La  luz  matáis? 

CONDE.  {Ap.) 

Bien  se  ha  hecho. 

CARLOS. 

Para  el  valor  no  bay  industria; 

Oeste  modo,  vive  el  cielo, 

Puesto  que  eres  tan  cobarde. 

Darle  la  muerte  pretendo. 

{Vaya  buscando  la  puerta  el  Conde.) 

CONDE.  {Ap.) 

;0h  si  encontrase  la  puerta 
De  la  calle  !  Pues  con  esto, 
Cou  el  Infante  y  conmigo 
He  cumplido  al  mismo  tiempo. 
{Cáesele  la  capa  junto  á  la  puerta 
de  la  calle.) 
La  capa  me  ze  hacaido. 

(Tire  estocadas  y  cuchilladas 
el  Infante.) 
No  es  conocida  ;  no  quiero 
Gastar  el  tiempo  en  buscarla ; 
Que  esta  la  puerta  sospecho 
De  la  calle;  vome  voy; 
No  es  ser  cobarde  ser  cuerdo. 
{Éntrese  ei  Conde  por  el  cuarto 
de  Violante.) 

CARLOS. 

¿Criados  de  la  Duquesa, 

So  bav  una  luz?  Vive  el  cielo, 

Que  ha  de  morir  á  mis  manos. 

Sale  BOFETÓN ,  con  luz 

BOFETÓN. 

¿Curas  aquí? 

cArlos. 
Peor  es  esto. 
El  hombre  con  quien  reñía 
Se  salió  3  la  calle  huyendo, 
V  al  salir  dejó  la  capa ; 
Seguirle  los  pasos  quiero; 
Dame  esa  luz. 

BOFETÓN. 


Vete  fuera. 


CARLOS. 


{Vasc.) 


BOFETÓN. 

I  Me  convengo. 

I  CARLOS. 

I  Hombre  que  mi  fuego  burlas , 

Prepárate  a  mis  incendios, 
I  (Saca  la  espada.) 

I    Que  van  á  un  tiempo  tras  ti 

Mis  enojos  y  mis  celos. 
'  {Vase  Carlos  por  la  puerta  déla  lalU.) 


,V.'/,-  VIOLANTE,  WK'í/íí)  desnKda, 
retirándose  del  MARQCÉS. 

VIOLANTE. 

Nombre  ó  bullo,  que  á  eslas  lioras, 
Cii.iidado  de  tu  silencio 
De  1,1  suinhra  te  aprovecbas 
l'ara  ejecutar  tu  fuego, 
,  Aduiiiie,  mal  adveiliilo. 
Gobiernas  lu  errado  pecho, 
(}ue  lomas  para  las  {;lorlas 
La  oscuridad  por  acierto? 
(•Quién  te  condujo  á  mi  cuarto? 
Habla  y  dime  tus  intentos. 
Y  si  al  lenguaje  del  alma 
Te  desmientes  extranjero, 
,1'ara  hacer  mayor  tu  culpa 
iPronuncia  si(|uier3  el  yerro. 
¿Quién  le  ha  traido? 


WAROliES 

Habla  ni.is  (|ucdo. 

VIOLAMC. 

s. 

IIAHQtÉ3. 

Son  en  balde. 

TlOLANrE. 


VIOLANTE. 

Puesto  que  á  escuras  estamos , 
Apartarme  agora  (¡uiero. 

Sale  EL  CONDE. 
CONDE.  (Ap.) 
Por  ir  huyendo  á  la  calle 
Krré  la  puerta  .  y  sospecho. 
Que  eir  lugar  de  errar  los  pasos  , 
Encontré  con  los  aciertos. 

VIOLANTE. 

iNo  hay  quien  mate  {\  este  traidor? 

MARQUÉS. 

Es  muy  valiente  mi  afecto. 

CONDE.  {Ap.) 
Esta  es  voz  de  la  Duquesa. 

MARQUÉS. 

A  tan  continuos  desprecios, 
Yo  propio  me  he  de  tomar 
La  satisfacción  que  debo. 

VIOLANTE. 

¿Que  uo  habrá  quien  me  socorra? 

C0.\DE.  (Ap.) 
Que  no  fuera  caballero, 
Si  no  acudo  á  esta  ocasión. 

MARQUÉS. 

Si  te  defendiera  el  cielo... 

CONDE. 

Yo  te  sabré  defender. 

MARQUÉS. 

Pantástica  sombra  ó  cuerpo 

Que  en  el  lazo  de  tus  ¡ras 

Prendiste  mi  errado  vuelo, 

¿Quién  eres? 

CONDE.  (Ap.) 
Desta  manera 
I  Asegurarle  pretendo, 

Y  sin  que  puedan  obrar 
'  Ni  sus  iras  ni  su  acero. 

Hasta  que  libre  la  vea 

La  asejíuraré. 

WLuche  con  el  Marqués,  y  cáesele 
■  capa.) 


PELICRAII  EN  LOS  REMEDIOS. 

MARQUÉS. 

¡Ob  lurmentu! 
fuéllame. 

CONDE. 

No  he  de  soltarte. 

VIOLANTE. 

¡Hola.  Silvio,  Flora  .Celio! 
(,>ue  se  arde  mi  honor  en  iras. 
¡Luces,  bola! 

Sale  CARLOS  ,  y  lo  capa  en  el  brazo. 

CARLOS. 

¿Qué  es  aquesto' 

VIOLANTE. 

jKíiposo,  Señor.  Infante! 

(Ap.  Llámele  esposo.  ¡Qué  yerrol) 

CONDE.  (/íp.) 
Al  Infante  llamó  esposo, 

Y  él  otra  vez  más  resuello, 
Con  la  venganza  en  la  espada 

Y  el  valor  en  el  deseo 
Me  viene  á  buscar  agora 

Y  agora  el  marqués^Alberto. 

MARQUÉS.  (Ap.) 
¿Federico  aqui  indignado? 
¿El  Infante  aqui  suspenso? 
¿Violante  le  llama  esposo? 
Ni  me  alcanzo  ni  me  entiendo ; 
Daréle  satisfacción. 

CONDE, (.4p.) 

Mas  satisfacerle  espero. 

CARLOS. 

Fantásticos  cuerpos  mudos, 
Enigmas  depuro  hielo, 
Esiátuas  vuestras  las  dos. 
Las  dos  sombras  de  olios  cuerpos , 
¿Quién  &  esta  sala  os  condujo 
A  turbar  el  claro  cielo, 
Dunde  los  i  ayos  de  honor 
Opuestos  al  sol  lucieron? 
¿V  tú,  Violante... 

VIOLANTE. 

Detente. 
Fija  la  voz  en  el  pecho, 

Y  préstame  la  atención 
P:.ra  obligarle  al  suceso. 

Yo  que  en  esta  cuadra  estaha 
Por  ser  tan  tarde,  queriendo 
Parala  futura  muerte 
Hacer  ensayo  en  el  sueño . 
Apenas  medio  desnuda 
Corrí  la  cortina  al  velo. 
Que  es  para  quien  menos  siente 
Campana  de  pensamientos , 
Cuando  un  hombre  destos  dos , 
Hárbaro,  atrevido  y  necio. 
Matando  á  un  tiempo  dos  luces 
A  la  de  mi  honor  opuesto, 
Con  palabras  y  con  obras 
Profanó  á  mi  fama  el  templo. 
Retiróme,  y  él  me  sigue; 
Doy  voces ,  y  á  nadie  veo ; 
Repítelas,  y  es  el  aire; 
Prosigo,  y  quieren  los  cielos 
Que  un  hombre  con  él  se  abraco, 

Y  que  le  detenga  al  tiempo 
Que  con  la  espada  y  la  luz 
S:iliste  airado  y  soberbio. 
De  los  dos  que  ves  delante, 
Al  uno  mi  honor  le  debo, 
Al  otro  debo  mi  agravio, 

A  uno  mi  fama  cnniieso, 
I'iio  es  dueño  de  mis  iras 

Y  otro  de  mi  vida  es  dueño. 
Pero  como  á  escuras  fué , 
Asegurarte  no  puedo 

A  cuál  pa¡{ue  mis  injurias 
O  á  cuál  le  pague  el  suceso, 
\  ansí... 


MARQUES. 

Detente,  Señora ; 
Yo  que  por  este  aposento 
Con  un  recado  del  Rey 
Buscar  tu  padre  pretendo. 
Oigo  voces,  llegóme, 
A  tu  piedad  me  eniernezco. 
Detengo  al  que  solicita 
La  terneza  en  tus  despegos, 

Y  abrazándome  con  él. 
Airadamente  violento. 

Sil  engaño  pongo  en  mis  lazos 

Y  lu  Venganza  en  mi  esfuerzo. 

Y  al  tiempo... 

CONDE. 

El  que  socorrió 

A  Violante  ful  yo  mesmo, 

Quien  le  detuvo  es  mi  ira, 
i  Quien  le  sujetó  mi  aliento. 

Vuestro  amigo  soy,  Infante, 
i  Harto  os  he  dicho  con  esto, 
¡  Con  mi  amistad  os  respondo. 

Que  es  mi  mejor  argumento. 

MARQUÉS. 

Yo  soy  segundo  en  Italia 

Y  soy  del  Infante  deudo, 

Y  mas  amigo  que  vos... 

CONDE. 

Aunque... 

CARLOS. 

Esperad ,  deteneos : 

lAp.  Federico  es  tan  amigo. 

Que  como  amigo  le  creo, 

Al  Marqués,  como  á  persona 

A  quien  se  debe  respeto ; 

Pues  ¿cuál  será  de  los  dos 

De  aquesta  traición  el  dueño? 

Pero  yo  lo  alcanzaré. 

Yo  con  un  hombre  cubierto 

Reñi  en  la  sala  de  afuera, 

Y  ya  industrioso  ó  soberbio. 
Dejándome  alli  su  capa 

Se  volvió  á  entrar  acá  dentro. 
Luego  aquel  que  de  los  dos 
Tenga  pueslo  el  ferreruelo. 
Será  quien  la  socorrió, 

Y  el  otro  quien  hizo  el  yerro.  (Vuelve.) 
1,'uiero  ver  cuál  trae  la  capa. 
(Vuélvela  cara,  y  halla  que  la  capa 

está  en  el  suelo.) 
.llás  dudas  nacen  de  nuevo, 
Una  sola  capa  miro, 

Y  esa  la  miro  en  el  suelo; 
Pero  deste  modo...) 

DUQUE.  (Dentro.) 
¡Hola! 
¿Cómo  no  hay  luces?  ¿Qué  es  esto? 
¡Hola,  criados! 

CARLOS. 

Por  Dios, 
Que  el  duque  Conrado  pienso 
Que  ha  de  entrar  en  esta  cuadra. 

CONDE. 

Pues  ¿qué  hemos  de  hacer? 

VIOLANTE. 

Supuesto 
Que  hay  dos  puertas  á  la  calle, 
Por  ellas  podéis  á  un  tiempo 
•Saliros  los  dos  agora. 

•  CONDE. 

Lo  que  mandáis  obedezco. 

MARQUÉS 

Tomo  mi  capa. 

CONDE. 

Esta  es  mia. 

(Tómenla  los  do.i.) 

CARLOS. 

,. Agora  paráis  en  eso? 
lomad  esa  capa  vos. 


3C0 

Yu  me  voy. 


CONDE. 


RUUES. 

GuArdeos  el  cielo. 
COIDE.  (.1p.) 
Daré  la  muerte  al  Marqués.        (Vasi- 

«AmjUKS.  {Ap.) 
Vengar  mi  agravio  pretendo.     {Vnsc- 

CÁKLOS. 

Entramtios  dicen  que  es  suya  , 
lias  yo  sus  dudas  advierto. 

Sale  EL  DUQUE. 

ODQOE. 

iSeñor  infante?  i  Violante? 
¿Vos  todo  el  rostro  de  hielo . 
V  vos  tan  tarde  en  mi  casa? 
¿Los  dos  aun  tiempo  suspensos  ? 
¿Qué  es  esto?  ¿Qué  ha  sucedido? 

VIOLANTE. 

No  lo  só. 

DUQOE. 

Ni  yo  lo  entiendo. 
Hija, ¿qué es  esto? 

VIOLASTB. 

Una  pena. 

DCQUB. 

¿Qué  es  esto,  Infante? 

CARLOS. 

Un  tormento. 

DrQCB. 

¿Cómo  en  mi  casa  a  estas  horas? 

CARLOS. 

Señor,  hay  muchos  misterios. 

DUOOE. 

¿Y  lú  cómo,  di,  le  abriste? 

VIOLASTE. 

No  tiene  voces  mi  aliento. 

DUQBE. 

Decidme. 

cÁnLOS. 
No  puede  ser. 

DDQCE. 

Declaradme. 

VIOLANTE. 

No  podemos. 

DUQOE. 

Mirad ,  que  dais  á  entender... 


AS  escogjd.vs  de  don  Fn.\MCISCO  DE  nOJAS. 
I  CARLOS  I  I'orque  cae  este  postigo 

I  Vendarme  espero 

I  DUgUE. 

^Qué  Intentas 


cArlos. 
i|  Llorar  mis  penas. 

i  DUgUE. 

I  :  Enigmas,  matadme  presto. 
Ksti  embotado  el  dolor. 

VIOLANTE. 

■No  tiene  mi  pena  aceros. 

DOQOE. 

Pues  idos. 

LOS  nos. 
Ya  te  dejamos. 

DUQCE. 

¿No  os  vais? 

LOS  DOS. 

Ya  te  obedecemos. 
cáulos. 
Mis  celos  venguen  mi  brazo. 

VIOLANTE. 

Mi  inocencia  libre  el  cielo. 

niiQiiE. 
Cuidados,  dejailme  va , 
(t  dadme  la  muerte  á  un  tiempo. 


JORNADA  TERCERA. 


I  Salen  con  Un  VIOLANTE,  con  som- 
brero. V  UOHEMIO,  SILVIA  ,  criada. 
C.iRLOS  T  BOFETÓN. 

BOFETÓN. 

Ya  hemos  llegado  á  tu  quinta  , 
Honde  deste  modo  vamos 
C.nn  una  lu?.  encubierta 
.Siendo  ya  de  dia  claro. 

CARLOS. 

Dame  esa  luz  ,  Bofetón. 


Ya  está  cometido  el  yerro. 

DügOE. 
¿Yerro  contra  el  honor  mió? 


Pues  ¿quién... 

CARLOS. 

Yo  s;.bré  vengarle 

DOgUE. 

¿Pues  4  vos  qué  os  toca  dcsto? 

Vuestro  honor.  Duque,  es  mi  honor. 

DuguE 
No  08  alcanzo  ni  os  entiendo. 

CARLOS. 

Tiempo  habrá  en  que  lo  sepáis. 

onguE. 
No  me  tengáis  tan  suspenso 

VIOLANTE. 

(".irlos, Señor,  te  dirá... 

DUQUE. 

¿Dónde  vas? 


Estas  dos  ventanas  abro. 

{Hace  que  va  abr 

CARLOS. 

No  abras. 

BOFETOS. 

Pues  ¿qué  te  importa? 

CARLOS. 

No  me  repliques. 

BOFETÓN. 

No  abro, 

CARLOS. 

No  quiero  que  nadie  sepa 

Que  hoy  á  mi  quinta  he  llegado, 

Y  si  ven  que  están  abiertas 

Estas  ventanas  al  campo. 

Como  de  ordinario  están 

Cerradas ,  es  caso  llano 

Que  han  de  eeharde  ver  que  estoy 

En  mi  quinta  retirado. 

BOFETOH. 

¿Qué  es  lo  que  intentas  hacer? 
No  lo  entiendo  ni  lo  alcanzo ; 
(\p.  Celos  andan  por  aquí. 
Mí  amo  se  ha  declarado.) 

CARLOS. 

Enciende  aquella  bujia. 

BOFETÓN. 

Que  me  place.  {Enciéndela.) '  Leer  quiero  los  dos  papeles. 

CARLOS.  BOFETÓN.  {Ap.) 

No  hables  alto,  L'n  toda  mi  vida  he  hallado 


A  esotra  i|uÍMla  del  lado, 

Donde  la  señora  Infanta, 

Ketiradade  palacio. 

Llora  desaires  de  honor 

Por  penas  ó  por  agravios. 

BOFETÓN. 

^  ¿Qué ,  aqnl  se  vino  la  Infanta? 
cArlos. 
Habla  quedo;  aqui  hay  recado 
He  escribir.  (.4p.  Yo  determino 
Lo  que  tengo  imaginado  ) 
Hos  papeles  de  mi  letra 
Pienso  escribir  disfrazados : 
Para  Federico  el  uno, 
V  otro  al  Marqués,  su  contrario 
El  que  á  Federico  escribo 
Pienso  remitir  firmado 
Del  Marqués,  y  el  del  Marqués 
De  Federico,  y  entrambos 
Han  de  ser  de' desafio; 
Hoy  se  verán  sus  engaños, 
l'.oii  el  inleiilo  que  sigo 
Fácilmente  averiguado. 

{Siéntase  á  escrillr.) 

CELIA  T  VIOLANTE  d  olrapucrla. 


Celia,  sl,  mí  esposo  es, 

Y  anoche,  oh  Dios  ,  en  mi  cuarto... 
Pero  se  apaga  la  voz 

Entre  la  lengua  y  el  labio. 

CELIA. 

Va  sé  yo  lo  que  pasó. 

VIOLANTE. 

Pues  prosigo  con  el  caso  : 
De  parte  del  Key  vinieron 
lista  mañana  á  mi  cuarto 
A  preguntar  por  mi  padre 
Dos  criados  de  Palacio; 
Levantóse  de  la  cama , 

Y  gimiendo  y  suspirando. 
Dándome  quejas  por  señas , 
Intérpretes  del  agravio. 

Fué  á  Palacio  á  hablar  al  Rer, 
Mi  esposo  el  Infante  en  tanto 
>-ube  á  mi  cuarto  furioso, 
náceme  vestir  airado. 
Llama  á  Bofetón  entonces, 

Y  yo,  turbada,  te  llamo: 
llene  un  coche  prevenido, 
1  juramos  en  él  los  cuatro, 

Y  hemos  venido  i  su  quinta. 
Si  me  mira ,  es  tan  turbado 
Oue  les  desconozco  el  rostro, 

Y  es  que  como  está  pensando 
Que  bay  ofensas  en  su  honor. 
Camaleón  disfrazado, 
Kl  semillante  de  sus  iras 
Viste  el  color  de  su  agravio. 

BOFETÓN.  (Ap.) 
l'na  cosa  he  presumido 
Que  me  ha  puesto  gran  cuidado. 
Estos  papeles  que  escribe 
Vo  soy  quien  ha  de  llevarlos; 
,Mas  que  está  escribiendo  en  ellos 
Que  me  den  quinientos  palos? 
lomólos,  bien  lo  merezco; 
Pero  á  él  no  le  faltan  manos 

Y  él  me  los  pudiera  dar 
Con  muy  grande  desenfado; 
Pero  no.  los  alcahuetes 
Son  dichosos. 

cArlos. 
Ya  he  firmado; 


CARLOS. 

!y,-.>  •Conde  Federico  :  Lo  qne  Ins 
cLiiu-nriR  escribieren  ban  de  Grm;ir  las 
«e-;|>adas.  La  vuestra  anduvo  tan  ocn- 
«siunada  que  he  menester  saiisfaccr- 
»iiii'.  Para  conseguirlo  os  espero  deii- 
ilro  de  la  quinta  del  Infante  Carlos; 
>qiie  pues  ella  CSI4  sola  y  vos  tenéis, 
«como  privado  del  Hey.  llave  mncslra 
>ile  la  quinta  de  su  hermano,  dentro 
«podremos ,  vos  cumplir  lo  (|ue  decis, 
»v  vo  castigar  lo  que  intentáis. —  Mur- 
yqués  Alberto.» 

l',-ie  es  del  Marqués  al  Conde; 
Kstolro  del  Conde,  paso. 

{l.ee.)  iMarqués  Alberto:  Para  el  cas- 

•  ligo  de  vuestras  sinrazones  os  espera 
inil  recato  dentro  de  la  quinta  del  In- 

•  fante;  vos  sois  su  amigo  disfrazado, 
«[ledidle  llave  della.  que  pueseslá  solo. 
>.\  en  la  campaña  podremos  remitir  al 
vi.ilor  lo  que  no  se  fió  á  la  lengua.— 
.Et  Conde  Federicos 

CELIA. 

¿Qué  serán  estos  papeles? 

VIOLANTE. 

.^0  sé,  Celia,  tan  turbados 
Se  suspenden  mis  sentidos 
(Jue  en  toda  yo  no  me  liallo. 

{Cierra  los  pnpchx ) 

BOFETOS. 

f.\  no  hace  sino  mirarme, 
,Si  acaso  me  está  tanteando 
Para  enviarlos  á  encargar 
Los  cintarazos  que  hago? 

CARLOS. 

De  manjra  que  es  mi  intenlo 

fon  dos  papeles  que  trazo, 

Traerlos  hoy  sin  recelo 

A  un  tiempo  á  mi  cuarto  á  entramlios, 

V  pues  anocl.»  no  pude 
Üuscarnie  mis  desengaños, 
Al.race  mi  ardid  agora 

Lo  que  mi  industria  ha  trazado. 

t'.on  mi  esposa  y  con  los  dus . 

Vive  el  cielo  hermoso  y  claro, 

I  n  cuyo  dorado  anillo 

Ks  el  sol  rubio  topacio. 

He  de  averiguar  mi  honor. 

Porque  asi  me  satisfago 

Si  es  mi  amigo  desleal, 

Si  es  el  M  irqués  mi  contrario; 

V  si  mi  esposa...  mas  no, 
Ksto  sentirlo  y  callarlo. 

^  cuando  los  dos  después 
Satisfagan  mi  cuidado. 
No  podrán  reñir  los  dos. 
Porque  aunque  fueron  llamados  , 
No  siéndolo  el  uno  de  otro 
No  es  nadie  desaliado. 
¿Bofetón? 

BOFETOH. 

Señor,  ¿qué  mandas? 

CARLOS. 

Kslos  papeles  te  enrargo  : 
Aqueste  va  á  Federico. 

V  este  al  Marqués  ;  ten  cuidado 
Que  no  digas  cuyos  son. 


CARLOS. 

Sile  tienen. 

BOFETOIT. 

Porque  yo 
Yerro  un  papel  á  dos  pasos, 
í.lp.  Al  Marqués  Alberto  el  uno 
V  otro*  Federico,  malo; 


PELIGllAK  F.N  LOS  ÜL-MEDIOS. 
Ivl  uno  es  peor  que  el  otro. 
Su  amigo,  y  papel  cerrado 
Llevaré,  si  yo  le  llevo, 
l'iies,  el  del  Marqués, remalo; 
Porque  aunque  fui  su  alcahuete, 

0  alcanziido  ó  no  alcanzado  : 
Si  alcanzado,  los  señores 

Al  instnnte  que  alcanzaron 

Alcanzan  de  cuenta  aquel 

(,liie  los  ha  alcanzado,  el  cuando. 

\  cuando  llega  el  alcance 

Del  suceso  '[lie  desearon, 

l-s  la  alcanzida  la  dama 

Por  el  alcance  ordinario. 

I'ues  si  á  la  propia  alcanzada 

la  arrojaron  de  un  tejado 

,i.)ué  hará  el  alcanzador'í 

Siiá  fuerza  (guarda  Pablo) 

II  ios  por  quien  él  es,  me  saque 

lieslos  papeles  de  Carlos, 

l'iirque  de  su  cerradura 

No  salga  llave  á  mis  cascos.      (Vasr. 

CARLOS. 

Tú  vele  allá  fuera ,  Celia. 

VIÓLAME. 

No  te  vayas. 

CARLOS. 

Vo  lo  mando. 
Yete,  digo. 

CELIA. 

Yo  me  voy.  (Ví;.tc 

VIOLANTE.  {Ap.) 

Sola  con  él  me  he  quedado; 
l:i  cierra  todas  las  puertas, 
,(lh  cómo  el  miedo  es  villano, 
lúes  en  la  misma  inocencia 
s;ibe  esconder  su  contagio ! 

CARLOS.  (Ap.) 
Agora  que  estoy  á  solas. 
Silban ,  suban  condensados 
l.os  pavores  de  mi  fuego 
Al  centro  confusos  rayos, 
l:ese  a  la  lengua  el  recelo, 
i.iiie  es  el  pecho  poco  espacio; 

1  f.  qu?  han  de  decir  mis  ojos, 
I 'Pegunten  doctos  mis  labios; 
Satisfacer  las  pasiones 

lis  de  la  vida  descanso; 
Aprisiónese  el  silencio 
ICn  la  cárcel  del  cuidado; 
IJise  tormento  á  la  pena 
Inducidora  del  duño. 
Confesará  la  inocencia 
De  mi  dueño  idolatrado; 
.No  tiene  culpa  mi  dueño, 
lúes  ¿como  recelos  vanos 
No  os  desvanecéis  en  humo 
Y:i  que  en  fuego  habéis  volado? 
\  infante,  mi  esposa,  es 
Kjemplo  de  aquel  peñasco 
Kn  cuya  boca  se  forma 
i;i  bronce  á  pedazos  basto. 
Columna  es  en  quien  se  afirma 
Mi  honor,  que  pesando  tanto 
l'.s  poca  basa  la  tierra 
IMira  el  que  la  hiere  marmol; 
^  agora  que  yo  la  abrazo, 
Satisfacer  con  la  lengua 
lis  agasajo  ordinario, 
.'.donde  hay  culpa  hay  recelo, 
^  ella  vive  sin  cuidado. 
Dice  mucho  y  nunca  son 
l!:ichilleres  los  agravios. 
Satisfacer  la  sospecha 
Ks  dar  indicios  al  daño, 
Fila  no  me  satisface, 

Y  hace  muy  bien ,  porque  hay  casos 
Kn  que  por  satisfacer 

Se  hacen  ciertos  los  fracasos. 

V  es  el  yerro  más  ofensa 


3CI 
Que  el  indicio  del  agravio; 
A(|uella  puerta  primera 
Va  á  la  quinta  de  mi  hermano 
Donde üKOra está  la  Infanta, 
\  temo  que  algún  criado 
Por  el  hueco  de  la  llave, 
Yiendo  desta  luz  los  rayos , 
No  escuche  lo  que  decimos  ; 
Pero  un  remedio  he  pensado 
Para  encubrir  aipiel  hueco; 
Ahora  bien  ,  mi  daga  clavo 
Sobre  la  cerraja  misma ; 
Pondré  el  sombrero  colgado. 
Y  estando  cubierto  el  buceo... 

{Mire  hacia  Violaiüc.) 
VIOLANTE.  {Ap.) 
líl  me  mira  tan  airado... 
CARLOS.  {Ap.) 
Me  asegurará  mejor. 
{Saque  la  daga  para  clninrh  c.'   M 

puerta ,  y  piense  Xiolante  que  espara 

matarla ,  y  túrbese.) 

VIOLANTE. 

;.  Qué  temo?  Deten  el  brazo, 

Carlos,  esposo.  Señor, 

\  antes  que  tu  iodigna  mano... 

CARLOS. 

Detente.. 

'  VIOLANTE.   • 

Ejecute  en  mi 
Tantos  impulsos  errados; 
;  Vo  coi.fesarémi  culpa; 
Culpa  tengo. 

I  CÍHLOS. 

j  Cierra  el  labio. 

!  VIOLANTE. 

I  Señor... 

I  CARLOS. 

!  ¡Que  viven  los  cielos. 

;  Oue  en  tu  corazón  villano 
t.sie  acero... 

I  VIOLANTE. 

Tente,  aguarda. 

CARLOS. 

(¡Ilay  más  riguroso  caso! 

Culpa  dijo  ¡  oh  pena  mia ! 

; Qué  me  suspendo!  ¡En  qué  lardo' 

;Que  dijese..,  No  lo  dijo, 
i  Pero  ya  yo  le  escuchado. 
i  A  la  luz  que  da  un  acero. 

¡  Qué  de  cosas  se  miraron ! ) 
¡  Monstruo  de  crueldades  lleno, 
'  Áspid  de  ponzoña  pura. 

Que  entre  (lores  de  hermosura 

Disimulas  el  veneno. 
I  Confieso,  pero  condeno 
[  Que  en  tan  cobarde  pasión 
i  Para  darme  más  razón , 
!  Aunque  están  grande  mi  agravio, 
;  Haya  copiado  tu  labio 

I. o  que  estampó  el  corazón. 

Masdime,  racional  fiera 

Que  lu  culpa  me  dijiste  , 

Sa  que  líi  la  cometiste, 

;,No  la  callarás  siquiera? 

Pero  como  injusto  era 

Quedar  sin  c;i  silgo  infiero. 

Que  hoy  al  amago  primero, 

O  por  verte  ó  por  hallarte. 

Salió  tu  culpa  á  mirarle 

Al  espejo  de  mi  acero. 
\  vióse  en  él  y  le  disculpa. 

Tu  propio  recelo  arguvo. 

Porque  este  temor  no  es  luyo, 
■  Es  el  temor  de  tu  culpa; 
I  Solamente  aqni  le  culpa 
\  Mi  dolor  y  mi  pesar, 
i  Que  entre  el  callar  y  el  obrar 


5C2  COMEDIAS 

Cu|>iese  en  un  proceder 
El  valor  para  emprender 

Y  el  temor  para  callar. 

Pero  aunque  á  mi  brazo  irrilo. 
Desengañóme  tu  engaño; 
¡Oh  qué  grande  espero  el  daño. 
Pues  ti)  dices  que  hay  delito'. 
Tus  palabras  solicito 
Para  mi  propia  razón, 

Y  débele  6  mi  pasión 

Oue  le  escuche  desta  suerte. 
Porque  ha  de  salir  tu  muerte 
Oe  tu  propia  confesión. 

VIOLANTE. 

¿Pues  cómo  airado.  Señor, 
Con  el  acero...  ¿Por  qué? 

CVRLOS. 

Para  cubrir  la  saqué 

Ksle  portillo  á  mi  honor. 

(dave  la  daga  y  ponga  el  sombrero 

junio  á  la  cerradura.) 
Pero  que  fuera  mejor 
Mi  priipío  suceso  halla 
Kn  tan  honrosa  batalla 
Ser  mas  seguro  caudillo, 
Pues  cuando  guardo  un  portillo 
Til  rompes  una  muralla. 
Peí  o  no  te  he  de  matar 
Poruña  palalira ,  no, 
yue  tal  vez  el  labio  erró 

Y  yo  no  me  quiero  errar 
Mi  piedad  has  de  alabar. 
Pues  aunque  culpada  estés , 
Por  (|ue  más  blasón  me  des 
Todo  mi  houor  pongo  en  tí : 
Si  hay  culpa,  la  culpa  di. 

VIOLANTE. 

Oye,  y  mátame  después. 
Despeñábase  al  mar  el  rubio  coche. 
Lo  que  el  dia  escribió,  borró  la  nochi'. 

Y  en  menguante  fortuna 
Lágrimas  negras  destiló  la  luna , 

Y  en  tímidos  desmayos 

Le  mendigaba  al  sol  mayores  rayos , 
Cuando,  yo  en  mi  retrete  retraída, 
A  mi  esperanza  le  lié  mi  vida , 
Desvelada  en  amarte  y  en  quererle ; 

Y  no  lo  digo  para  enternecerte, 
Que  en  juicio  tan  honroso 

Te  solicito  airado  y  no  piadoso. 
Kslaba,  como  digo. 
Todo  mi  amor  en  mi  como  enemigo. 
Muy  vidriosa  toda  la  esperanza , 
Amagando  mi  duda  6  tu  mudanza , 
Cuando  al  verte  neutral  mi  pensamiento 
Iluiílo  en  la  puerta  de  mi  cuarto  sentó; 
Tomé  una  luz ,  salí  y  abrir  me  atrevo, 

Y  con  la  de  mi  honor  dos  luces  llevo. 
Kiitra  un  hombre  embozado. 

Yo  el  coloren  el  rostro  barajado 
Ite  la  voz  me  confio. 
El  miedo  visto  del  color  del  brío  ; 
«Quién  eres»,  le  pregunto  máscons- 
[Uiiile, 
Yél  me  responde:  «El  Rey,  doña  Vio- 
[laiile». 
¿Cómo  solo  en  mi  cuarto,  le  pregunto? 
Todo  el  valor  difunto. 
Mi  sentido  recela  lo  que  piensa  , 
Prevengo  mi  razón  para  defensa ; 
Dispóngome  á  la  muerte, 
Oigole  hablar  y  dice  desta  suerte : 
« Solo  vengo,  y  de  nadie  me  he  liado; 
No  es  mi  cuidado  para  consultado. 
Yo  os  adoro,  Violanle.y  por  vos  muero, 

Y  sólo  vengo  á  que  sepáis  que  osquie- 
Volvióse  y  vo  (juedé...  [ro.» 

CARLOS. 

¿Qué  le  dijiste? 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  Dli  ROJAS. 

Y  la  luna  mirando  que  se  huía 
■     cátedra  de  luz  sustituía . 


VIOLANTK. 

Muda  me  reliié. 

CARLOS. 

¿No  respondiste? 

VIOLANTE. 

A  callar  más  confusa  me  sentencio : 
No  hay  respuesta  al  honor  como  el  si- 
cÁraos.  [lencio. 

¿Y  él  no  ha  vuelto? 

VIOLANTE. 

Que  es  rey  prudente  infiero. 

CARLOS. 

No  me  alabes ,  Violante,  al  que  le  quie- 
VIOLANTE.  [re. 

No  se  sujeta  un  reyá  amantes  leyes: 
Los  reyes  con  amor,  también  son  r>  - 

CARLOS.  [>^'^- 

llue  estoy  seguro  de  mi  hermauo.di^'o; 
Prosigue  ya,  Violante. 

VIOLANTE. 

Ya  prosigo. 
Hoy  el  marqués  Alberto,  amante  mió, 
lil  castillo  sitió  de  mi  albedrio, 

Y  aunque  yo  me  atrinchero  de  i  igorcs. 
El  me  arroja  por  bombas  sus  ilolores; 
Si  al  campo  salgo,  le  hallo  en  la  cani- 

[paña, 

Y  mi  retiro  piensa  que  le  engaña. 
Mi  sombra  ya  olvidada  le  coiiitiiip'.o 
Si  reverencio  el  templo; 

Si  á  la  ventana  doy  mejor  trofeo. 
Argos  es  de  mi  vida  su  dest- o. 
De  las  palabras  hace  corazones , 
Con  músicas  me  dice  sus  pasinnes, 
l'ero  viendo  su  afecto  castigado. 
Me  piensa  conquistar  siendo  porfiado, 
hedetico,  con  más  temeridades 
(Agora  es  tiempo  de  decir  verdades) 
No  sé  yo,  si  sabiendo  que  me  adoras. 
Momentos  hace  de  su  amor  las  horas. 
Porque  hay  tan  ruines  hombres,  yo  lo 
[digo, 
Oue  quieren  á  la  sombra  de  su  amigo. 
l'ero  de  ti, Señor,  no  mehecsiiantado, 
l'orque  eres  noble  y  has  de  .serconlia- 
lino  por  mi  suspira,  otro  me  adora,  [do. 
Ino  measistey  otro  me  enamora; 
Soy  querida,  óme  fingen,  soy  constar- 
Niégome  á  su  favor...  [te, 

CARLOS. 

Tente,  Violante. 

VIOLANTE. 

Soy  perseguida,  en  fin,  con  tal  desve- 

CÁRLOS.  [lo-- 

Tente,  doña  Violante,  6  ¡vive  el  cielo! 

1  lOLANTE. 

No  indignes ,  no,  tu  ira  rigorosa . 
¿Qué  culpa  tengo  yo  de  ser  hermosa? 

CARLOS. 

Tienes  razón  en  esta  competencia. 

VIOLANTE. 

Perdona  si  el  decirlo  es  indecencia , 
yue  cuando  son  los  celos  los  recelos, 
.No  ha  de  quedar  escríipulo  de  celos. 

Y  como  eres  mi  médico  prudeiile. 
No  le  he  de  recatar  el  accidente , 

En  medio,  pues,  desta  desdicha,  digo, 
Socrelamente  me  casé  contigo,     [res. 

Y  en  templado  instrumento  ríe  priuio- 
^os  cantamos  iguales  los  favores ; 
Volvióse  de  Sicilia  el  Almirante , 
Retirada  la  Infanta  más  constante 

En  esta  quinta  su  desdicha  llora' 
hl  suceso  de  anoche  falla  agora. 
Maestro  el  sol  al  mundo  con  desmayos 
L'ejaba  escrita  la  lección  de  rayos, 


I  uando  yo  estotra  noche  fatigada, 
No  pienso  yo  que  has  menester  esfada; 
l'ara  anegar  mis  ojos  en  raudales. 
,.Qué  mas  acero  que  contar  mi;,  inale?? 
Uigo  que  en  li  pensaba  á  mas  emiieñc, 
'uando  en  mí  se  inlroducc  un  blam  o 
Y  por  no  darme  enojos,  [sueñu, 

.Me  bajaba  las  manos  de  los  ojos. 
Vo,  pues ,  para  dejarle  satisfecho. 
Trueco  el  adorno  por  el  blando  lecho. 
Medio  desnuda  apenas 
Desquitaba  mis  dudas  de  mis  penas; 
Algún  tiempo  oigo  ruido. 
Asustó  á  mis  sentidos  el  oído ;  [qnis^^, 
Vuelvo  á  vestir  lo  masque  el  miedo 
Los  sentidos  aviso, 
l'orque  ninguno  al  riesgo  se  acobarde; 
Dejóme  sola .  el  miedo  fué  cobarde ; 
Miro  un  hombre  embozado 
Que  dio  muerte  á  una  luz  que  había 
;.Por  luces  (dije)  empieza?  [quedado. 
I'.iesgo  corre  la  luz  de  mi  nobleza; 
Mas  aunque  mi  deshonra  me  buscaba 
Para  conmigo,  aun  yo  le  disculpaba. 
Que  hay  error  que  íal  mal  se  satisface 
Uue  aun  no  lequíerever  el  que  le  hace. 
Huyendo  de  su  intento  me  retiro. 
Sacóme  por  el  rastro  de  un  suspiro; 
Las  violencias  mezclaba  con  los  rue- 
[g'os. 
Los  temores  disfrazo  en  los  despegos; 
Él  me  buscaba,  yo  me  retiraba ; 
\u  daba  voces,  el  se  atropellaba, 
Cuando  otro  que  &  mi  cuarto  se  había 
[enlrailo 
Por  descuido  ó  traición  de  algún  cria- 
Le  detiene  furioso,  ataja  altivo;    [do. 
No  sé  yo  sí  de  amante  ó  compasivo 
Entraste  con  la  espada, 
Turbada  estuve,  pero  no  culpada: 
Ya  sabes  lo  demás  que  ha  sucedido. 
Apuremos  la  culpa  que  be  tenido. 
Los  dos  que  anoche  hallaste. 
Donde  el  castigo  de  tu  honor  variaste. 
Entrambos  son  culpados ; 
La  disculpa  es  que  están  enamorados. 
Si  uno  al  otro  detuvo  tan  airado. 
Si  estaba  de  mis  luces  abrasado. 
Aunque  me  satisfizo. 
No  lo  hizo  por  mi ,  por  él  lo  hizo; 
La  culpa,  pues,  que  mi  pureza  infama 
Es  no  haberte  contado  aquesta  llama 
Kestos  opositores. 

Traidores  á  tu  fe,  á  mi  amor  traidores. 
Culpa  es  también  casarme  yo  contigo 
Cuando  me  solícita  el  que  es  tu  amigo. 
Culpa  fué  no  decirte  mi  osadía ,    [ria; 
Que  el  Rey, siendo  lu  hermano,  meque- 
Culpa  fué,  no  con  arle  mi  cuidado. 
Los  intentos  de  amor  en  un  privado. 
Cuando  tu  amante  firme,  perseguida, 
Tantos  desmayos  padeció  mí  vida; 
Pero,  Señor,  esta  disculpa  advierte. 
Si  callé,  fué  temor  de  no  perderte; 
Pero  ya  que  indignada 
Esgrimo  mi  razón  para  mi  espada , 
O  cruel  ó  severo 

Haz  fuentes  de  mi  sangre  con  tu  acero. 
Ea,  Señor,  pues  dices  que  hay  agravio, 
Kirme  la  espada  lo  que  escribe  el  labio, 
Monstruo  me  llamas  de  ponzoña  lleno. 
Sácame  de  las  venas  el  veneno; 
Áspid  me  nombraspueslo  entre  las  do- 
Triaca  suya  sean  tus  rigores.        [res. 
El  Conde  no  me  deja , 
El  Marqués  con  afectos  me  aconseja. 
El  Rey  firme  me  adora. 
Dame  la  muerte,  airado  esposo,  ahnr». 
No  quiero  ya  que  mi  firmeza  abones, 
Va  estoy  heriila  de  tus  sinrazones , 


No  hay  clulilo  en  mi  honor,  ni  aleve 
[culpa. 
Mi  muerle  ha  de  servirme  de  disculiia: 
Máinme,  acaba,  digo,  finitio, 

Sécruel,  (JuesMO  me  nombras  lu  ene- 
0  moriré  en  mi  fuepio  más  coiisUiiile; 
La  herida  de  mi  labio  es  peneirame, 
Dióme  en  el  corazón ,  y  ya  en  dcípojos 
Sani,'re  blanca  deslila  por  los  ojos: 
Morir  de  sinrazón  es  rigor  fiero,  [ro. 
Grande  es  la  brevedad  deaqnesteuce- 
Ypues  lequiseysov  tu  amanto  espofa, 
Dame,  Señor,  la  nmene  mas  piadus;i. 

CARLOS. 

Tanto  tu  honor  le  disculpa 
Que  no  le  hallo  recompensa; 
¡Que  haya  quien  diga  la  ofensa 
Antes  de  saber  la  culpa! 

VIOLANTE. 

Pues  ya  llegaste  á  injuriarme . 
>'o  hay  por  qué  mi  honor  abones; 
No  quiero  que  me  perdones  , 
Vive  Dios,  que  has  de  matarme. 

CARLOS. 

Si  indignado  el  brazo  irrito 
A  darte  la  muerle  ya, 
Quien  lo  supiere  dirá 
Que  donde  hay  sangre  hay  delito. 
\  fuera  grande  indecencia 
Que  mi  propio  intento  culpa , 
Ya  que  hice  mi  error  disculpa  , 
Haber  culpa  en  tu  inocencia. 

TIOLAMTE. 

Poes  eso  es,  esposo,  asi, 

Y  me  llegaste  á  injuriar. 
Nadie  me  podrá  culpar 
Que  yo  me  dé  muerte  á  mi. 
Kl  oitlo  he  de  abrasar 

Que  tus  razones  oyó. 

CARLOS. 

Cuando  el  amor  escuchó 
Del  (lue  te  llegó  á  adorar. 
Con  más  razón  justo  es 
Que  entonces  le  consumieras  , 
Porque  con  eso  no  oyeras 
Lo  que  dijera  después. 

VIOLANTE. 

Otra  ofensa,  aquesto  acero, 
Que  el  espojo  se  llamo 
Donde  dices  que  se  vio 
Tu  agravio  ó  error  primero 
Será... 

CARLOS. 

La  ira  deten. 
Porque  es  pasión  desigual 
Que  te  quieras  hacer  mal 
Con  lo  que  te  ayuda  al  bien. 
Que  este  fué  el  espejo  inliero 
Adonde  en  traje  de  error 
Se  miró  lu  propio  honor 
Desaliñado  primero. 
Puso  dolo  en  lu  opinión 
Kl  rayo  de  plata  pura  ; 
Mas  ya  como  tu  hermosura 
Le  dio  color  lu  razón. 

Y  en  tan  varias  fiulasias  . 
Cuaudo  en  mi  acor»  te  vieres  , 
Serás  la  misma  que  eres 

Y  no  la  que  parecías. 

VIOLANTE. 

Y'o  no  te  entiendo.  Señor, 
Tú  mismo  te  conlrudices, 
Allí  una  ofensa  me  dices 

Y  aquí  me  haces  un  favor. 

( Vate  hacia  la  luz  á  quemarse ,  y  dc- 

tiénela  Cúrlus.) 
En  esta  neutralid:id 
No  culpes  mi  pensamiento. 


PELIGRAn  EN  LOS  REMEDIOS. 


(Vase  hacia  la  daga  que  está  clavada 
en  la  puerta^  tómela  en  la  mano.n 
Carlos  la  detenga  la  daga ,  y  se  lii 
quite.) 

CARLOS. 

Al  Marqués  espero  aquí 
Y  al  (;ondo  quiero  es|)erar 
Porque  pienso  averiguar... 

VIOLANTE. 

íNo  estáis  satisfecho? 

CARLOS. 

Si. 

Sólo  castigar  querría. 
No  oira  cusa,  vive  Dios, 
Si  te  han  (|uer¡do  los  dos 
Sabiendo  (|ue  le  (pieria  ; 
Ksla  luz  quiero  mular, 
Pií  á  esta  pieza  te  retira. 

VIOLANTE. 

¿Esposo? 

CARLOS. 

¿Qué  dices? 

VIOLANTE. 

Mira. 

CARLOS. 

No  tienes  que  recelar. 

Si  culpados  son  los  dos; 

No  hagas,  Violante,  que  intente... 

VIOLANTE. 

Señor,  yo  estoy  inocente. 

CARLOS. 

Pues, esposa,  adiós. 

VIOLANTE 

Adiós. 
(Vanse.) 

Sfl/enEL  HEY  y  EL  DUgCH. 


Ya  estamos  solos  los  dos. 

REY. 

.Mirad  si  alguien  ñus  escucha. 

DUOUE. 

Ninguno  escueharnos  puede. 

REY. 

¡Oh  nunca,  Conrado,  oh  nunca 
Se  embarrara  mi  venganza 
En  lanío  golfo  de  injurias  ! 

DUQUE. 

¿Qué  sentís.  Señor? 

REY. 

Oid, 
Porque  sólo  á  la  coyunda 
De  vuestros  sabios  con.sejos, 
.Mi  altivo  cuello  se  ajusta. 
Ya  sabéis  que  el  Almirante 
De  Sicilia ,  á  quien  divulga 
Tanto  clarin  su  grandeza 

V  tanto  valor  la  pluma. 
Ofendido  en  ver  que  yo 
Negase  á  la  llama  pura 
He  su  amor  y  de  su  celo 

La  que  él  pensó  esposa  suya  , 
Se  fué  á  Sicilia  enujado, 

Y  la  Infanta,  más  confusa. 
En  mi  quinta  retirada 
Venganza  á  su  ofensa  busca. 
Yo,  Duque,  mal  divertido 
En  querer  á  una  hermosura, 
(Cómplice  de  amor  rendí 
Todo  el  valor  que  me  ilustra, 
L.I  fama  que  me  engrandece, 
A  la  más  bella  escultura 

;l!ien  que  no  os  digo  quién  es), 
Que  labra  la  aurora  rubia , 


Siendo  azucena  al  follnje 

Y  siendo  el  clavel  moldura. 
Hoy,  pues,  un  leal  va,sallo, 
Porque  mi  justicia  luzca, 

Y  no  porque  galardone 
El  hábito  de  mis  dudas. 

Me  ha  avisado  (|ue  la  Infanta 

Dentro  de  mi  quinta  junta 

Dos  amigos  los  más  niios 

A  la  traición  ni;is  injusta, 
I  Al  escarníalo  más  grande 
I  Que  vio  la  aniurcha  diurna 

Desde  que  entro  rosas  nace 

Hasta  que  muere  entre  espumas. 

Con  dos  conjurados  dicen 
\  Que  hoy  mis  intentos  burla, 
I  Y  que  dos  naves  previene 
I  Para  el  desprecio  ó  la  fuga, 
;  Dos  águilas  cuando  vuelan, 
I  Dos  ciudades  cuíiiido  surtas. 
I  Yo  á  la  venganza  dispuesto, 

Por  ser  venganza  tan  justa 
I  Lo  que  pudiera  á  mi  enojo 
I  Le  he  encargado  á  mi  cordura. 

Digo,  pues,  que  agora  intento, 
i  Aunque  yo  tengo  la  culpa  , 
'  Que  lo  que  erró  la  pasión 

Sepa  corregirla  industria; 

La  quinta  en  que  está  la  Infanta 

A  lá  otra  quinta  está  junta 
,  De  mi  hermano,  y  pues  yo  tengo 

Llave  de  entrambas  en  una , 

Y  la  quinta  esta  ahora  sola 
De  mi  hermano,  así  procura 
O  la  justicia  el  perdón  , 

O  la  venganza  mi  injuria. 
Entrando  en  la  (luinta  ,  pues , 
Sin  abrir  ventana  alguna , 

Y  para  sabor  la  causa 

Es  laateiiciiin  más  aguda, 
lie  de  encargar  al  oido 
Cuanto  mis  ojos  disculpan , 

Y  he  de  saber  si  la  Infanta 

I  Mi  muerte  airada  procura  ; 

Cuales  son  mis  dos  amigos 
I  Que  sólo  el  perdón  a>uda, 
1  Traidores  á  mi  corona 

Su  propia  fama  se  usurpan; 

Y  si  ella  aleve  ó  tirana 

Mi  muerte  ó  su  error  consulta. 
Otra  vez  prometo  al  cielo 

i  Que  segunda  vez  se  cubran 

I  EIMongibeloyelEtna 

I  De  alevosa  sangre  pura ; 
Jazmín  que  el  campo  hormosc.i , 
Clicie  hermosa ,  que  al  sol  busca , 
Cristal  que  alimenta  soto, 
Árbol  que  su  plata  chupa  , 
Arroyo  cuna  de  nieve 
Que  mece  flores  caducas , 
Serán  sangriento  despojo 
Al  impulso  de  mi  furia, 
Jazmín  ,  clicie ,  clavel ,  rosa , 
Árbol,  fuente,  prado,  cuna. 

BUQUE. 

Pues ,  Señor,  si  eso  es  así , 
De  mi  consejo  te  ayuda  , 

Y  mi  espada  te  acompañe. 

HEV. 

Sola  una  duda  me  lurba : 
¿Quién  puede  sor  en  el  reino 
Quien  contra  su  fe  conjura? 
¿Mi  hermano? 

DUQUE. 

Tente ,  Señor, 
.No  tu  pasión  le  desluzga , 
Que  si  eres  el  sol  de  Italia , 
líl  es  rayo  que  te  ilustra. 

Y  en  virtud  de  que  es  el  rayo. 
Es  tu  luz  más  clara  y  pura. 


¿Pues  el  conne  Ki'ili-rico? 

BIQUK. 

Es  el  Conde  sannie  suya. 
¿El  marqués  Albcriot 

ULULE. 

E3 
Terror  de  inedias  lunas. 

BET. 

Estos  son  losni.'is  <|ue  quiero, 
Y  noá  persona  nint;una. 
Después  dellos ,  sino  á  vos. 

DL'QUE. 

CoD  el  galardón  nio  injurias, 
Pues  diciendo  que  me  i|uieres 
Mi  sangre  y  mi  fama  acusas. 

reí. 
Si  en  laníos  pongo  este  dulo, 
No  fuera  ,  no,  razón  justa 
Dejaros  en  la  sospecha; 
\)y\e  cuando  á  todos  se  acusan , 
Aipiel  á  quien  se  reserva 
Suele  ser  a  quien  se  culpa. 

DUQUE. 

Señor,  vamos  disfrazados, 
l'orijue  salgas  destas  dudas, 
yue  luéiio  tengo  contigo 
IJe  saber  en  qué  se  funda 
La  victoria  de  mi  honor. 

REY. 

iín  mi  la  tendréis  segura. 

(.1;;.  ¡Si  mi  amor  entendió  el  Duque 

DUQUE.  (.4p.) 
¡Si  el  Rey  entiende  mi  injuria! 

BET.  {Ap.) 
¿Que  siempre  esté  el  Bey  sujeto 
A  lu  pasión  y  á  la  duda? 
¡  Oh  qué  bien  Séneca  dijo, 
Dueño  de  la  edad  futura  , 
(Jue  eran  los  reyes  humanos 
Esclavos  de  la  fortuna! 
(Vanse.) 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FUANCISCO  DE  HOJAS, 
C.nbeccó  y  cabeceó,  I 

Ambas  cejas  arqueó 


Sale  BOFETÓN 


luz  T  CARLOí 


CARLOS. 

Cuenta  lo  que  te  ha  pasado. 
¿Distes  los  papeles? 

BOFETÓN. 
Si. 

Óyeme  el  suceso : 

CARLOS. 

Di. 

BOFETÓN. 

Megué  tan  determinado. 
Leal  á  tu  amor  y  fe  , 
Oue  en  buscar  á  Federico 
Mi  solicitud  publico; 
Pero,  en  lin ,  yo  le  encontré  ; 
Saqué  el  papel ,  y  con  él 
Hice  una  gran  reverencia 
Con  muchisima  indecencia; 
Olióme  y  tomó  el  papel. 
Segunda  vez  me  miró. 
\  más  mí  afecto  se  hnmilla; 
Mandó  prevenir  pastilla, 
Hasgó  la  nema  y  leyó. 
Aguardaba  yo  el  despacho, 

Y  él  tanto  se  confundía, 
Que  estaba  cuando  leia 
Como  si  le  dieran  chacho ; 
El  amangado  á  tragedia 
De  lo  que  lee  en  él  enfada  , 
Media  car.T  amostuzíida 

V  avinat;rail:i  l.i  media. 
l'usose  de  tintcrero, 


Calóse  todo  el  sombrero. 
Comenzó  á  mirar,  temblé  , 
Kl  un  labio  se  mordió, 

Y  luego  me  resp'indió: 
•  Diga  vuested  <|uesi  iré»; 
Tomé  de  la  puerta  el  puerto. 
El  acierto  celebré, 

Y  luego  al  punió  llevé 
l^tniío  al  marqués  Alberto. 
Leyóle  el  Marqués  airado 
Con  cara  muy  lacia  y  llera, 

Y  conocióme' que  era 
De  la  Duquesa  criado. 
^,  colérico  y  cruel. 
Movido  de  su  pasión , 
Me  preguntó:  «Bofetón, 
¿.Quién  os  dio  aqueste  papel? 
— No  sé  ,  dije  mi  ra/.on. 
— Pues  ¿cómo  le  habéis  traillo? 
—  Siempre  papelero  he  sido, 
Señor,  por  mi  devoción. 
— jllola  !  dijo,  y  al  instante 
Tomé  dos  pasos  atrás, 

Y  aun  pienso  que  fueron  más ; 
liespondió  un  criado  andante  : 
■  Lacayuelo,  con  perdón  i . 

Y  tomé  con  gran  sosiego, 
Como  las  de  Villadiego 
Las  de  villa  Bofetón. 
« Alcahuete,  espérame». 
Dijo  el  lacayo  nefando; 
Yo  que  le  estaba  aguardando, 
Desla  manera  le  hablé  : 
—Miente  el  mal  casamentero. 
Mi  enojo  le  respondió. 
Que  al  bisabuelo  casó, 

Y  bisabuela  primero; 
Los  (|ue  á  su  abuela  engendraron, 

Y  los  que  a  su  abuelo  hicieron 
Las  niñas  que  los  mecieron, 
Las  amas  que  los  criaron ; 
Miente  tu  padre  y  tu  madre , 
Miente  todo  lo  que  hiciste. 
Miente  el  dia  en  que  n,ic!ste , 
l'u  compadre  y  tu  comadre; 
ül  vientre,  que  fué  tu  horno, 

¡  Y  á  tus  deudos  y  parientes 

Les  echo  quinientos  míenles 

De  linajes  en  contorno.— 
1  Kl,  que  se  halló  desmentido, 
I  Como  quien  no  dice  nada, 

De  una  vaina  colorada 

Sacó  uu  estoque  buido; 

Póseme,  en  lin ,  á  esperar. 

Tiró  una  estocada  fiera , 

Tomé  la  calle  primera 

Y  te  he  venido  á  buscar. 

CARLOS. 

En  fin ,  ¿diste  los  papeles? 

BOFETÓN. 

Ya  los  he  dado,  ¿(lué  esper.ns? 

CARLOS. 

I.a  luz  como  es  tan  de  dia 
l'or  estos  resquicios  quiebra , 

Y  me  importa ,  üoreton , 
Cubrir  ventanas  y  puertas, 
loma  estas  dos  almohadas, 

Y  en  esta  ventana  mcsma 
Las  arrima,  porque  asi 
Se  encubra  la  luz. 

BOFETÓN. 

¿Quéintcnl.is? 
[Tome  Bofetón  las  dos  almohcthi^ii  ar- 
rímelas al  resquicio  de  la  vnt'.ana.) 

CARLOS. 

No  te  digo  dése  modo. 
Cúbrelas  desta  manera. 


Tapiada  eslá  la  ventana. 

Es  imposible  que  vean 

Los  que  entraren,  á  las  luce»?. 

Las  personas  que  hay  en  ellas. 

I'ues  allá  fuera  también  , 

Que  están  tan  cerradas  ,  piensa 

Cómo  cuatro  cgijuntos 

Con  clavos  de  á  mas  de  asesma. 

CARLOS. 

;.IIas  clavado  las  ventanas? 
Pues  vele  a^'ora  allá  fuera 

Y  no  te  alteres  de  nada  , 
Aunque  oigas  ,  mires  y  sientas. 

BOFETÓN. 

Quédese  vusté  con  Dios ; 
Ya  no  salgo  á  la  comedia 

Y  ya  me  voy  á  mi  casa  , 
Porque  no  quiere  el  poeta 
Que  le  haga  estorbo  ei  gracioso 
Cuando  hay  uu  paso  de  veras.  (Yase, 

CARLOS. 

Ahora  bien,  llamo  á  mi  esposa. 
¿  Doña  Violante?  ¿  Duquesa? 

Salen  VIOLANTE  y  CELIA. 


El  le  ha  llamado.  Señora. 

VIOLANTE. 

Esposo, ¿qué  mandas? 

CARLOS. 

Celia, 
¿Pueslo  que  á  ti  no  le  llamo 
A  qué  has  venido  acá  fuera  1 

CELIA. 

A  acompañar  á  mi  ama. 

CARLOS. 

Vete  al  momento. 

CELIA. 

Ello  es  fuer/j, 
(}ue  el  gracioso  y  la  graciosa 
Sigan  una  propia  lema  ; 
Y  pues  él  no  ha  de  salir. 
Denme  vustedes  licencia. 
Que  voy  á  pedir  un  vito 
Si  sale  bien  la  comedia. 


(Vflíe.; 


CARLOS. 

Va  sabes  mis  intenciones, 

Y  porque  mejor  las  sepas, 
A  escurasen  esta  sala. 
Fingiendo  la  voz ,  nuisiera , 
Como  fingidas  palabras , 
Averiguar  mis  ofensas. 
Matando  la  luz  pretendo 
Que  los  dos  á  escuras  sean 
En  el  pleito  de  mi  honor 
Los  testigos  que  confiesan, 
Pues  también  tengo  cerradas 
Las  antesalas  primeras 

i  Porque  aqui  no  llegue  luz. 
Sólo  me  falta  que  sepas 

I  Que  el  Rey  ¡oh  Violante  mia! 

¡  No  sé  como  aquesta  pena 

I  No  me  embaraza  el  contento 
De  hallarle  en  mis  brazos  licrna; 

I  i.'ue  el  Key,  mejor  mariposa 
Con  alas  mal  satisfechas. 
Sacrificando  su  vida 
Tu  ardiente  luz  galantea: 
Que  me  ha  dicho  que  le  ¡dilando , 
Me  ruega  que  te  enlerne/ca  . 

Y  se  ha  entrado  por  el  bronce 
Pndiendo  buscar  la  cera. 
Dijome  que  le  dijese, 

(;  Oh  quién,  ay  celos,  pudiera , 
Decirte  lo  que  él  me  dijo 

Y  hacerte  que  tú  no  lo  oyeras!) 


Tinl>:i.lj|KM;i  I..S  .lidias,  1 

V  laril  |>;ii:iÍMS|.oiKis! 

V,cu  lin,  haca  :ii]nesla  pnrli". 

(Suena  ruido  a  un  ¡uüo.) 
Riiiilo  do  pisadas  suena, 

Y  á  eslolra  parte  taniliien 

Suena  ruido  á  alolra  liarle.) 
rsi'ii.  lio  pisadas  nuevas. 
Aliiiid  bien,  malo  la  luz. 

[ihUala  ) 
Aliiiii  mi  ardid  empieza, 
Av.-i  ¡_iiaré  mi  aiiiavio, 
Y.'  ~"1m-iIü  mi  ofensa. 
;t,Hii-  liaya  quien  vaya  á  buscar 
Aqii.  lio  que  no  desea! 
,  \  I  nal  parle  iré  primero, 
Mi|aiiíio  que  en  las  dos  puerlas 
A  lili  iicmpo  sienloruido? 

I  o  <iuiero  ver  esla.  ('.  i;sf.i 

VIOLASTE. 

malas  la  luz 
,   :-  L-speras  mi  ref puesta? 
■'.  I-  :i]7.  tienen  mis  ra/uiu-s 
l'üi  j  riinocer  mis  <]uejas. 

Salen  EL  DUQUE  T  EL  líllV. 

REY. 

A  buena  ocasión  llegamos, 
A  escuras  están  las  pie/.as. 
Hacia  aquí  escuchar  podremos, 
Que  á  este  lado  está  la  purria 
Que  pasa  liasla  esotra  quinta. 

DUQUE. 

Pues ,  Señor,  escucha  y  llec;a. 
(Mtiemi^o  que  van  llegando  hnll:  ella  , 

¿Posible  es  ,  inliinte  Carlos , 
Que  siendo  mi  esposo  quietas 
Alropellarte  lu  lama 
Por  cumplir  con  lu  obediencia? 

REY. 

Duque ,  oid  ,  ¿no  es  vuestra  bija? 

DUQUE. 

¡Viven  los  cielos  que  es  ella  1 
íQuiéu  la  ha  traído  á  esla  quinta'.' 

VIOLANTE. 

¿Cuando  yo  soy  roca  opuesta 
Al  vioiilo  de  los  suspiros. 
Que  destila  el  Hevea  Eliias; 
Cuando  olvido  tu  privado... 

Ul'QUE. 

¡Cielos!  iQue  esto  me  suceda! 

VIOLASTE. 

Que  de  mi  desden  cansado 
Hace  de  su  afecto  lema 
Cuando  á  Federico  olvido... 
{Inquiétese  el  buque  y  laija  áaíujurlu. 
y  íéiigale  el  Rey.) 

HEY. 

Sosegaos,  Duque. 

VIOLASTE. 

;.Tii  intentas, 
I  Que  le  escuche  al  Rey  favores; 
i  Til  me  dices  sus  linezas, 
Tu  me  dices  sus  deseos 
Sieiiiln  yo  tu  esposa  mcsma 
Tu  dices  que  el  Hey  me  quiere' 
O  a  mi  ó  á  lile  desprecias; 
Pui'S  lle^'ando  á  la  lealtad. 
No  te  apartas  de  la  ofensa. 

HEY.  íAp.) 
A  averiguar  la  traición 
Vine  de  la  Infanta  bella  , 
Y  lu  traición  de  mi  amor 
Me  deja  oüoira  suspensa. 


PELICUAH  EN  LOS  RE.MEDIOS. 
;  Casado  ya  con  Violante 
Mi  ljerni;iiio,  v  que  vo  lo  sepa! 
Kllaair.iila  coima  nil. 

Y  ol  que  la  (]iiiero  leenenla. 
Lealtad  es  que  mi  amor  di;;a  ; 
f  raicion  que  su  esposa  sea  ; 
Pero  vengo  á  discurrir 
Entre  dos  cosas  diversas, 
Oue  en  un  sugeto  no  caben 
La  traición  y  la  lim  za. 

VIOLANTE. 

Cuando  los  dos  nos  casamos  , 
Nn  supe  que  me  quisiora 
El  Key,  ni  tú  lo  sabias, 

Y  no  puede  tener  queja 

El  Rey,  quetü  no  me  digas 
Lo  que  él  te  manda  que  sepa. 
Pero,  en  lin  ,  no  tieue  culpa 
Que  castigarla  no  pueda 
iNi  atajarla  mis  agravios. 
BEY.  {Ap.) 
¡  Que  mi  valido  la  quiera 

Y  Federico  la  adore! 

Sale  EL  MARQUÉS.  Carlos 
retirándose. 
cÁnLos.  (.A/).) 
El  Marqués  viene  a  buscarme. 
Que  soy  Federico  piensa  ; 
Disimulares  preciso. 

lunQOÉs. 
Ya  yo  he  llegado  a  que  sepas 
Que  castigará  m¡  acero 
Lo  que  articuló  tu  lengua ; 
Federico,  pues  llegaste 
Antes  que  yo,  bien  ¡ludieras 
Abrir  esas  dos  ventanas. 

VIOLANTE.  [A]}.) 

Va  en  la  sala  el  Maripiés  entra. 
Callar  aquí  es  importante. 
CARLOS.  ÍAp.) 
Disfrazar  la  voz  es  fuerza. 

REY. 

Duque  ,  ¿qué  es  esto  que  pasa? 

CARLOS.  (.Ap) 
ijue  soy  Federico  piensa. 

Su/e  EL  CONDE,  embozado,  al  otri 
lado. 

CONDE. 

Por  las  tapias  he  saltado 
De  la  quinta ,  ya  entré  en  cHa  . 
No  tuve  llave,  en  efecio; 
iQué  escuras  están  las  piezas ! 
Si  supiera  dónde  esla. 
Un  balcón  desos  abriera. 

UAROLÉS. 

Mas  si  no  queréis  abrir, 
Federico,  acabad  ;  ea. 
Sacad  ya  la  espada  y  dadme 
El  enojo  por  respuesta; 
Digo  que  es  verdad  (¡ue  anoche 
Al  cuarto  de  la  Duípiesa 
Entré  amante,  no  traidor; 

;o  amor,  vos  qué  violencias.  . 


go  an 
bad. 


Acá: 

CONliE. 

Él  me  ha  sentido. 

CARLOS.  [Ap.) 

,0h  quién  agora  tuviera 

La  voz  del  Conde,  mi  amigo, 

Para  examinar  mis  quejas! 

CONDE. 

Marqués ,  pues  hemos  llegado 
A  reñir  los  dos, quisiera 
Que  en  la  antesala  riñamos. 
REY.  (Ap.) 

4  Uay  avenluras  más  nugvas  ? 


CARLOS.  {Ap.) 

Federico  ha  respondido. 

MAIIQl'¿S. 

Primero  quiero  que  sepas  . 
Que  aunque  á  la  Duquesa  (|U;S2, 
No  supe  que  la  Duquesa 
Era  esposa  del  Infante; 
Que  á  saberlo,  me  venciera ; 
Ño  sé  qué  traidor  amigo 
Sacrilegamente  iiiteiila 
Profanar  mal  corregido 
El  templo  de  la  nobleza. 

CONDK. 

A  saber  yo  que  el  Infanta 
La  adoraba  ,  no  pusiera 
Los  ojos  de  la  intención 
Para  hacerle  humana  ofensa. 
A  vos  os  detuve  yo, 

Y  ya  en  Na¡ioles  se  cuenla 
Qiieel  Rey  adora  á  Viólame; 
Vos  lo  sabéis ,  y  así  es  fuerza , 
Que  sea  á  su  Rey  traidor 
Quien  quiere  lo  que  él  desea. 

Sale  LA  INFANTA  por  la  puerta 
con  la  espada  desnuda. 

INFANTA. 

Traidor  al  Rey,  he  escuchado 
Al  pasar  á estotra  pieza, 

Y  como  á  escuras  estaba 
Esta  sala,  me  fué  fuerza 
Correr  todas  estas  cuadras 

Y  vuelvo  á  cerrar  la  puerta. 

MARQUÉS. 

Vos  sois  quien  traidor  se  nombra, 
Pues  profanáis  la  pureza 
De  la  amistad  y  la  sangre. 

CONDE. 

Vos  quieu  hace  á  un  rey  ofcusa. 

UARQUÉS. 

¿Pues  sin  luz? 

CONDE. 

Sin  dilaciou. 

MARQUÉS. 

Cobarde. 

CONDE. 

Desta  manera... 
(Sacan  lat  espadas  y  van  á  emlisstli 
métese  la  Infanta.) 

INFANTA. 

Agora  me  loca  6  mi , 
Que  Italia  y  el  mundo  sepa , 
Aunque  lo  ignoren  traidores. 
Quién  es  la  Infanta  Isabela. 
¿Quién  está  en  aquesta  sala? 
¿guien  son  los  que  en  esta  ¡iic;::i, 
Por  no  mirar  su  traición 
La  luz  celestial  se  niegan? 

VIOLANTE.  (Ap.) 

¡Cjelos!  ¿qué  es  esto  que  ¡lis: 

REY.  (Ap.) 
La  Infanta  Isabela  es  esta. 

INFANTA. 

Los  que  traidores, cobardes. 
Traición  contra  el  Rey  intentan... 

MARQUÉS.  (Ap.) 
Mudo  me  tiene  el  suceso. 

CONDE.    (Ap.) 

Suspenso  el  caso  me  deja. 

INFANTA. 

¡Vive  Dios,  que,  aunque  mujer. 
Tama  sangre  suya  vieria. 
Que  el  mar,  campo  de  crisialcs. 
Monstruo  de  corales  sea ! 
,(,)HÍén  fué  quien  dijo  traidor? 
Uabl^^,  alevosos,  ea. 


SüC  COMEDIAS 

CARLOS.  {Ap.) 

Peligrar  en  los  remedios 
Taulas  veces... 

INFARTA. 

;A  qué  esperan 
Que  no  me  dicen  quién  son? 
üue  aunque  por  mi  no  üebiera , 
l'ueslo  que  me  ofende  el  Rey, 
Volver  por  su  sangre  mesma, 
Yo  para  conmigo  quiero 
Deberme  aquesta  fineza ; 

Y  quiero  que  sepa  Italia 

Y  (lue  Sicilia  lo  sepa. 
Que  puede  el  Rey  Sigismundo 
O  por  enojo  ó  violencia 
Airadamente  eclipsar 
Las  luces  de  mi  nobleza ; 
Mas  como  el  Rey  es  el  sol 
Que  asiros  y  luna  alimenta, 

Y  yo  añadido  lucero 
Vivo  á  sus  luces  sujeta. 
En  fallando  la  del  Rey 
Morirá  mi  luz  con  ella. 

DIÍQBE. 

Mire  vuestra  Majestad 
t)  escuche  la  diferencia 
De  lo  que  noble  aset-'ura 
A  lo  que  traidores  cuentan. 

REY.  {Ap.) 
Contento  el  caso  me  tiene. 
{Qué  leal  y  qué  resuelta! 

INFANTA. 

¿Calláis?  Pero  sois  cobardes 
Seréis  traidores. 

CARLOS.  (Ap.) 
Apenas 
El  un  peligro  remedio 
Cuando  otro  peligro  llega. 
Ahora  bien,  yo  quiero  agora 
Desmentir  esta  sospecha. 
Desta  manera  ha  de  ser. 
Abrir  la  ventana  es  fuerza. 


ESCOGID.VS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


En  fin ,  ¿no  me  respondéis? 
Pues  esta  espada  sangrienta 
[Abre  la  ventana  Carlos,  y  vense  ¡odus-) 
Castigará...  mas  ;.qué  miro? 
Seüor,  ¿aquí  vuestra  Alteza? 


CARLOS. 

Señor,  vuestra  Majestad... 

HAnQUÉS. 

Vos,  Señor... 

CONDE. 

Yo  aquí,  si  esfuerza... 

VIOLANTE. 

Padre,  Señor,  ¿qué  es  aquesto? 

RET. 

Suspended  todos  las  lenguas, 

V  para  deberme  el  hecho. 

La  atención  también  os  deba. 

(Llegúese  á  Carlos.) 
Carlos,  sé  vuestra  lealtad , 

V  aunque  es  vuestra  la  Duquesa , 
Vos  no  supistes  mi  amor 
Cuando  os  casastes  con  ella; 

V  supUHSlo  que  constante 
Sois  leal  á  mi  grandeza, 
A  vos  loca  la  lealtad 

V  á  mi  toca  la  fineza; 
Gozadla  con  el  seguro 

De  ser  quien  sois ,  y  ser  ella 
Hija  del  Duque,  mi  sangre; 

{Llegue  á  la  Duquesa.) 
Gózaos  con  Carlos,  Duquesa. 
Vos ,  Conrado,  tendréis  honra ; 

V  til,  Federico,  piensa 
Que  eres  su  leal  amigo. 
Supuesto  que  tú  confiesas 
Que  si  supieras  su  amor 
Tu  amor  ardiente  muriera. 

(Al  Marqués.) 
Vos,  Marqués,  en  mi  favor 
Quedáis  con  mayores  pruebas 
De  vuestra  lealtad ;  pues  veo 
Que  ha  propuesto  vuestra  lenj^ua 
Que  á  ser  yo  quien  la  adorara 
Fuerais  qiiieu  la  aborreciera. 

(4  la  Infanta.) 
Vos,  Señora,  habéis  venido, 
O  por  ruego  ó  por  violencia 
A  casaros  con  mi  hermano, 

V  en  toda  Italia  se  cuenta 
Que  le  aborrecisteis  siempre , 
Va  bien  sabéis  que  fué  tema 
Pedir  al  Rey  vuestra  hermana; 


Pero  porque  i  un  tiempo  vean 
Que  aquello  no  ha  sido  amor 

Y  que  esto  es  precisa  deuda , 
Por  cumplir  con  vuestro  padre 
Satisfaré  vuestra  queja. 

Esta ,  Señora ,  es  mi  mam; 
Con  que  á  un  tiempo  se  celebran.. 

CARLOS. 

Tn  grandeza  en  mi  favor. 

MARQUÉS. 

Tu  justicia  en  tu  clemencia. 

CONDE. 

Tus  premios  en  tu  favor. 

INFANTA. 

Tu  amor  en  lu  recompensa. 

RET. 

Con  que  quedamos  á  un  tiempo.. 

CARLOS. 

Yo  dichoso. 

VIOLANTE. 

Yo  contenta, 

HAllQOÉS. 

Tu  esclavo  yo. 

CONDE. 

Yo  tu  amigo. 

DUQUE. 

Yo  con  honra. 

INFANTA. 

Yo  sin  queja. 

RET. 

Sólo  falta  que  el  Senado... 

CARLOS. 

Olvide  las  fallas  nuestras. 

VIOLANTE. 

Porque  se  deba  á  su  voz... 

INFANTA. 

Porque  á  su  piedad  se  deba... 

CARLOS. 

El  perdón  de  nuestros  yerros. 

VIOLANTE. 

Y  sólo  pido  licencia 

Que  le  den  todos  un  vilor. 

INFANTA. 

Apagarle  cuando  sea 
El  oyente,  v  vuesarcedes 
Los  que  escriban  la  comedia. 


LOS  BANDOS  DE  VERONA. 


ALEJANDRO  ROMEO. 
CARLOS  ROMKO. 
ANTOMO  CAPELETE. 


PERSONAS. 


I  ANDRÉS  CAPELETE. 

i:l  conde  parís, 
julia  capelete. 


I  ELENA  ROMEO. 

ESPERANZ.V. 
I  LEONOR. 


lOtiARnAINFANTE,  graciso. 
()TA\  10,  criado. 

SULUADUS. 


JORNADA,  trímera. 


Salen  JULIA,  ELENA,  ESPERANZA 
LEONOR. 


Templa  el  llamo  á  tus  enojos. 

Dos  nubes  hay  eii  mis  ojos 
Que  ba  congelado  una  puna. 

ELEnA. 

Lluevan,  pues,  y  lu  dolor 
Mengue,  si  alivio  le  das. 


Antes  cuanto  lloro  más. 
Se  liace  la  lluvia  mayor. 

ei.e:«a. 
¿Di,  cómo? 

JDLIA. 

Mira  la  nube 
Preñada  de  exhalaciones, 
Que  á  penetrar  las  regiones 
Del  aire  dialano  sube. 
Que  si  del  rayo  el  calor 
Le  hace  derretir  la  nieve , 
De  aquello  mismo  que  llueve 
Va  naciendo  otro  vapor. 
Mira  un  rio  á  su  albedrio 
Que  al  mar  se  va  á  despeñar, 

Y  por  sus  venas  el  mar 

Le  vuelve  á  hacer  que  sea  rio. 
Iguales  hoy  los  enojos 
Son  del  mal  que  me  condena. 
Una  lloro,  y  otra  pena 
Vuelve  á  congelar  mis  ojos. 
Despeño  el  corriente  frió 
De  mis  mejillas  al  mar , 

Y  este  mar  vuelve  á  prestar 
Caudales  de  plata  al  rio. 
jPues  qué  importar.'!  en  rigor 
Despeñar  corriente  igual. 

Si  rio  logro  un  caudal, 

Y  nube  abrazo  un  vapor? 

ELENA. 

A  visitarte  he  venido 

Por  templarte  esos  enojos, 

Y  habla  mi  voz  con  tus  ojos 

Y  aun  no  me  escucha  lu  oido; 
Que  tienes  razón  confieso; 

Di  tu  mal,  y  no  lo  llores: 
i  Yo  también  siento  dolores 
'  Y  no  los  lloro  por  eso: 

Díme  tu  pena  también. 

'  JOLIA. 

Declárame  tu  dolor. 

ELENA. 

I  íTú  qué  lloras? 


Jix  qué  sientes? 

ELENA. 

(Jn  desden. 

JDLIA. 

Querida  soy ,  y  mi  vida 
De  imposibles  adolece. 

ELENA. 

Mayor  mi  desdicha  crece. 
Pues  quiero  y  no  soy  querida. 

JDLIA. 

Mi  amante  y  dueño  sabrás 
Que  me  quiere  más  que  á  si. 

ELENA. 

Mi  amante  me  quiere  á  mi 
De  cumplimiento  no  más. 

JDLIA. 

Como  á  mi  amante  lograra 
Hoy  fuera  mi  amor  dichoso. 

ELENA. 

(luisiérame  á  mí  mi  esposo, 

Y  mas  que  no  le  gozara. 

JDLIA. 

Que  no  le  amas  tanto  creo. 

ELENA. 

Tibio  está  lu  antiguo  ardor. 

JDLIA. 

Esa  es  lema  y  no  es  amor. 

ELENA. 

Ese  no  es  más  de  un  deseo. 

JDLIA. 

Mal  le  sabes  definir. 

ELENA. 

Que  es  imagino  en  rigor 
Mala  urbanidad  de  amor 
El  querer  por  conseguir. 

JDLIA. 

Quien  no  aspira  á  merecer 
No  quiere. 

ELENA. 

Engañada  estás. 
Antes  quiere  mucho  más 
La  que  quiere  por  querer, 

Y  este  amor  goce  renombre 
Que  estrella  ha  int'undido  bella. 

JDLIA. 

Eso  es  amar  una  estrella 

Y  esotro  es  amar  un  hombre. 

ELENA. 

Con  velle  está  mi  pasión 
Con  templanza  y  sin  enojos. 

JDLIA. 

Eso  es  halagar  los  ojos 

Y  enojar  el  corazón. 

ELENA. 

Tú  no  sientes  mi  desden. 

JULIA. 

Tú  no  sabes  mi  pasión. 


Elena,  lú  dices  bien. 

ELENA. 

.'^alga  en  palabras  veloz 
A  declararse  mi  agravio. 

JDLIA. 

I'se  mi  pena  del  labio. 
Logre  mi  queja  la  voz. 

ELENA. 

Decirle  mi  mal  quisiera. 

JULIA. 

Oye  mi  dolor  agora. 

ELENA. 

Salle  allá  fuera,  Leonora. 

JDLIA. 

Esperanza,  vete  fuera. 

( Vanse  las  criadas.) 
Ya  sabes  que  esta  ciudad 
De  Verona,  en  civil  guerra 
Cuatro  años  ha  padecido 
La  prolija  competencia 
De  dos  antiguas  familias 
Que  la  dan  lustre  y  nobleza. 
Mónteseos  y  Capeletes, 
En  cuyas  cenizas  muertas 
De  no  apagados  del  odio 

Y  de  cubiertos  en  ella. 

Por  memoria  ó  por  reliquia 
Algunos  carbones  queman. 

ELENA. 

Ya  sé  todo  loque  dices, 

Y  que  la  amistad  estrecha 

Que  en  las  dos  se  ha  conformado. 
Aunque  en  linajes  opuestas 
Nos  ha  unido  tan  iguales. 
Que  excepción  damos  violenta 
Desia  regla  de  la  ira 
Siendo,  del  hado  á  la  fuerza , 
Tú  del  árbol  Capelete, 
Yo  de  la  rama  Montesca. 

JDLIA. 

Fué  el  principio  destos  bandos 
Una  inútil  academia 
En  que  justaron  un  dia 
El  valor  y  la  destreza. 
Tu  padre  Otaviü  Romeo 


Que  Roma  triunfos  á  César) 
Mantenedor  de  un  torneo. 
Vibrando  en  la  mano  diestra 
Contra  su  competidor 
Asta  de  pino  ligera. 
Por  la  visera  una  astilla 
Halló  la  entrada  tan  cierta 
(Que  á  veces  hace  el  acaso 
Mucho  masque  la  destreza). 
Que  dio  la  muerte  á  mi  herm.uio 
Luis  Capelet,  sin  que  hubicia 


r.ca  comedí 

Oiiicn  schacasei  su  enojo 

Üe  aquella  muerte  una  stña: 

Mas  como  la  sangre  es  fueyo. 

Sopló  el  dolor  la  nialeria 

De  la  envidia,  que  fué  siempre 

lina  hipócrita  pavesa 

t)ue  esla  ardiendo  como  viva 

Y  humeando  como  muerta; 

Y  todos  los  Cápeteles 
Cohrar  la  venganza  intentan 
En  tu  nolile  padre  anciano. 
Que  entre  valores  envuelta 
Hindló  la  vida,  dejando 
Postuma  otra  vida  nueva 
Que  nació  de  aquella  muerto. 
Porque  toda  Italia  sepa 

O'ie  las  canas  de  los  nobles 
(üien  que  embotadas  parezcan) 
Cobran  más  seguros  tilos 
Si  se  aguzan  en  la  ofensa. 
Tu  hermano  Alejandro,  entóneos 
La  espada  indigna  soberbia 
En  venganza  de  su  padre. 
Con  tanta  ira,  que  apenas 
Logró  del  primer  amago 
La  satisfacción  primera 
Cuando  todos  los  Mónteseos 
Sus  parciales,  aprovechan 
La  ira  más  que  el  valor, 

Y  con  saña  torpe  y  ciega 
No  perdonan  Capelete 

Que  de  su  espada  sangrienta 
So  sea  ejemplo  de  sí 

Y  escarmiento  de  otro  sea. 
Anciano  en  (|u¡en  florecieron 
Canas  de  cien  primaveras. 
Dio  por  fruto  los  corales 
Que  maduraba  en  sus  venas. 
'I  ierno  infante  que  en  la  cuna 
Se  adoi meció  á  la  querencia 
Del  arrullo,  á  su  inocente 
Noble  sangre  se  gorjea: 
Llegó  la  saña  á  los  templos, 
La  voz  regiones  penetra; 
¡Vivan  los  Mónteseos!  dicen 
Los  unos,  los  otros  i  mueran  I 
Capelete  allí  agoniza; 

lln  Montesco  allí  pelea 
Con  la  muerte;  el  alarido 
Se  escucha,  mas  no  la  queja ; 
Cavóse  aquel  edilicio, 
A  timbear  otro  empieza, 

Y  son  puntales  del  flaco 
Los  que  del  caído  cuelgan. 
Da  el  hijo  voces  al  padre, 
La  madre  al  hijo  lamenta, 

Y  con  ser  tan  grande  el  daño 
Aun  es  mayor  la  sospecha. 
Llega  Alejandro  á  mi  casa, 

Y  tan  indignado  llega 

A  dar  la  muerte  á  mi  padre, 
Que  no  hall.nndole,  se  venga 
En  los  criados,  y  enlramlo 
M.is  adentro,  no  reserva 
Piulado  halcón,  que  las  aves 
Disculire  en  ruda  floresta; 
Maniatado  bruto,  á  quien 
Regaló  mano  grosera; 
Temporal  ave,  que  cania 
En  la  infancia  de  la  selva; 

Y  llegando  hasta  una  cuadra 
Donde  mis  pestañas  negras 
Iban  ensartando  el  llanto 
Oue  se  quejaba  en  mi  pena, 
Oulere  darme  muerte;  y  yo, 
Poripie  no  se  compadezca 
De  mi  llanto,  doy  al  rostro 
Esa  blanca  usada  lela 

A  quien  ocupa  el  dolor 

Y  le  inventó  la  limpieza. 
Con  el  acero  mi'  busca 
¥  cuu  la  mano  siniestra 


VS  ESCOCIDAS  ÜE  DON  Fn.\NCISCO 
pu'ía  fl  ("anibray  de  mis  ojos, 

Y  no  los  ha  visto  apéiías. 
Cuando  dejó  en  el  amago 
A  la  ejecución  perpleja. 
K.n  lili,  si  fué  piedad  suya 
O  fuese  verme  lan  muerta 
Que  estaba  inútil  su  acero 
^o  estando  ociosa  mi  pena; 
O  fuese  verme  rendida, 

O  fuese  porque  es  nobleza 
Del  rayo  no  emplear  iras 
Donde  faltan  resistencias: 
O  fuese  por  mi  hermosura, 
O  porque  (aunque  no  la  tenga) 
No  se  hacen  todos  los  ojos 
A  la  luz  de  la  belleza: 
O  fué,  qué  sé  yo  por  qué. 
Que  siempre  en  estas  materias 
Aquello  i|uenosesabe 
Es  aquello  que  más  prenda; 
Apagar  hizo  aquel  odio 
Que  ardiendo  en  nobles  centellas 
Tuvo  en  el  mismo  no  arder 
Aun  más  pertinaz  materia. 
Agradezco  su  valor, 

Y  quedé,  decir  pudiera , 
Mucho  más  que  agradecida; 
Mas  quedó  en  mí  la  dolencia: 
Porque  habí  á  alguno  que  llame 
Facilidad  á  la  fuerza. 
Solicítame  después 

Con  cuidado  y  con  fíneza; 
Dile  oídos,  y  él  me  dijo 
Aquellas  mentiras  tiernas. 
Que,  sabiendo  que  lo  son. 
No  hay  mujer  que  no  las  crea. 
Habíame  una  y  otra  noche 
Por  los  hierros  de  una  reja; 
Rogaba,  escuchóle  el  mego; 
Quejábase,  oigo  la  queja; 
Finge  enojos  como  airado, 

Y  creólos  como  necia; 
Pídeme  en  mi  casa  entrada  , 
Cierro  á  su  oido  la  puerta; 
Porfía,  no  lo  permito; 
Háceme  aquellas  protestas 
Que  hacen  lodos,  y  ninguno 
Cumple,  aunque  cumplirlas  quiera. 
Dejóle  entrar  en  mi  casa, 

Vase  hallando  mucho  en  elb; 
Dicenie  que  es  ya  lo  más 
Haber  entrado  a  esta  fuerza; 
Que  me  rinda  á  los  partidos 
De  ser  mi  esposo.  Aquí  vieras, 
Ya  su  ruego,  ya  su  amor, 
Pelear  con  mis  sospechas. 
Creía  yo  sus  palabras 
Como  amante,  y  al  creerlas 
Sólo  la  desconfianza 
De  mí  me  tuvo  suspensa. 
A  mi  sola  me  temía; 
Que  mala  hora  es  aquella 
En  que  una  mujer  de  partes 
Desconlia  de  sí  mesma. 
Mi  amor  ya  le  has  entendido. 
Ya  te  dije  su  asistencia; 
Yo  soy  mujer,  y  él  galán; 
Hubo  días,  hay  finezas. 
E\  trato  es  parcial  de  errores. 
La  noche  siempre  es  tercera; 

Y  ansí...  pero  no  eres  tú 
Tan  bozal,  tan  extranjera. 
Que  no  entiendes  el  lenguaje 
Del  amor;  calle  mi  lengua, 

Y  colige  mi  desdicha 

De  mi  silencio  en  las  señas; 

Que  males  deste  linaje 

No  se  entienden  si  se  cuentan, 

Y  solo  se  explican  más 
Si  los  calla  la  vergüenza. 
Ya  por  el  mar  de  las  dudas 
Navegaban  mis  sospechas 


DE  RUJAS. 

Por  el  viento  de  un  suspiro 

Y  un  leve  Cainbray  por  vela; 
Cuando  halle  próspero  el  cielo, 

Y  á  mi  Alejandro  que  intenta 
Con  rendimientos  más  Unos 
Solicitarme  más  tierna. 

Mas  desde  entonces  me  quiere, 

Y  al  ver  que  soy  la  primera 

Que  quiere  á  un  hombre  premiado 

l'or  mérito  ó  por  estrella, 

Dije,  viéndome  al  espejo, 

Que  me  halaga  y  lisonjea  , 

Mientes  cristal,  que  me  rwiges 

En  sombras  una  belleza. 

Que  no  fuera  yo  dichosa 

Si  yo  no  fuera  algo  fea; 

Pero  como  siempre  el  mal 

Es  sombra  del  bien,  y  es  fuerza 

Que  á  una  dicha  que  es  grau  dicha 

Una  desdicha  suceda, 

MI  primo,  Andrés  Cape'ele, 

Casarse  conmigo  intenta , 

Y  á  mi  padre  6  mi  enemigo. 
Con  porfías  y  con  quejas 
Li'  pide  mi  mano,  y  él. 

Por  su  sangre  y  por  sus  prendas. 
Parece,  aunque  no  le  admite, 
Que  tampoco  le  desf  recia. 
Hoy  mi  padre  me  ha  pedido 
Que  con  él  case;  lü  piensa 
A  cuántos  riesgos  están 
Mi  vida  y  mi  fama  expuestas. 
Si  á  casar  con  él  mi  padre 
Me  obliga,  si  no  me  fuerza. 
Mal  podré  sin  honra  ser 
Mujer  de  quien  honra  tenga. 
Pues  si  Alejandro,  mi  dueño. 
Sabe  que  hay  quien  me  preíonda 

Y  que  yo  escucho  este  amor. 
Me  espongo  á  que  me  aborrezca ; 
Que  aunque  celos  vulgarmenio 
Dan  á  este  fuego  materia. 
También  se  sabe  queliay  muchas 
Excepciones  desta  regla. 

Que  unos  con  celos  se  encienden, 

Y  otros  con  celos  se  hielan. 
Casarme  con  Alejandro 

No  es  posible,  aunque  pudiera , 
Pues  mi  padre  es  su  enemigo 
O  por  venganza  ó  por  tema: 

Y  que  ha  de  ser  lan  difícil, 
Imagina  mi  dolencia, 

Que  le  quiera  por  esposo 
Como  que  yo  no  le  quiera. 
De  suerte,  que  un  enemigo 
Sitiando  esta  fortaleza 
A  desembocar  mis  ojos 
(Foso  de  mi  amor)  se  acerca. 
Si  al  socorro  de  Alejandro 
Voy  esperando  que  venga, 
¿Cómo  si  le  estorban  tantas 
Ariiliciales  trincheras? 
Olvidarle  no  es  posible; 
Casar  con  otro  es  violencia; 
Obedecer  á  mi  padre 
No  es  obedecer  mi  estrella: 
Para  aguardar  que  se  ajusten 
Estos  bandos  no  hay  paciencia; 
Convalecer,  no  es  posible; 
Desesperar,  es  flaqueza ; 
Olvidar,  cruel  remedio; 
Querer,  imposible  fuerza; 
Quejarme  más,  no  es  valor;. 
Callar  más,  no  es  fortaleza;, 

Y  asi,  pues  sabes  de  amor. 
Como  amante  me  aconseja, 

ga  me  persuade, 

Y  como  hermana  me  templa. 
Porque  le  deba  mi  fama 

Y  porque  mi  amor  te  deba. 
Ella  docentes  alivios, 

Y  él  maduras  experiencias. 


ELEXA. 

Pues  yo  Ití  quiero  coiilar 
Mavor  i)ena. 

JCUA. 

Xo  lo  creo. 
Dila. 

Sale  ESPERANZA. 

ESPKRANZA. 

Alejandro  lioiiioo 
Dice  que  le  ijuiere  liablar. 

JULIA. 

¿Es  él,  ó  me  lias  engañado? 

Por  señas  que  trae  consigo 
A  Oórlos,  su  grande  amigo. 
Que  es  quien  siempre  anJa  á  su  lado. 

JCLIA. 

¡Qué  querrá,  cielos!  ¿qué  es  oslo? 

ESPFRA>ZA. 

Centro,  en  la  antesala  está. 

JULIA. 

Dile  que  no  se  entre  acá, 

Qne  aiHHine  no  vendrá  tan  presto 

Mi  padre,  le  leino. 

ALEJANDRO   [Detitro.) 
Üi 
Que  tengo  de  entrar. 

Señor, 
Advierte  que  no  es  amor 
No  mirar  pur  ti  y  por  mí. 

ALEJANDRO.   (Ueiltro.) 

Ahora  mi  intento  sabrás, 
Mi  imposible  soberana; 
¿Eslas  sola? 

JULIA. 

Si,  tu  hermana 
Está  conmigo  no  mas; 
Vele,  Alejamlro,  que  yo 
Verte  á  la  noche  confio. 

ALEJANDRO.  (Dentro.) 
jNo  vino  un  criado  mió 
Adarle  un  recado? 

JULIA. 

No. 
Sa'.en  ALEJANDRO  t  CÁULOS. 

ALEJANDRO. 

Pncs  á  decir  mi  cuidado 
Se  arroja  mi  conlianza. 

JULIA. 

Tierra  esa  puerta,  Esperanza, 
Presto,  y  vete,  dueño  amado. 

Pues  bien,  podéis  iros  vos. 

CARLOS. 

Esperando  os  quedaré. 

ALEJANDRO. 

Idos,  que  yo  os  buscaré. 

CARLOS. 

Pues  adiós,  amigo.  (Vase.) 

ALEJANDRO. 

Adio.s. 
Julia,  yo  no  vengo  á  verte , 
A  tu  padre  vengo  á  hablar. 

iQué  dices? 

ALEJANDRO. 

Y  á  remediar 
Con  una  voz  una  muerte. 
Pedirte  por  dueño  quiero, 
Que  no  tengo  por  peor 
It. 


LOS  BANDOS  DE  VEHÜNA. 
Fallecer  de  su  rigor 
Si  de  lu  esperanza  muero. 
Que  le  adoro  le  diré. 
Que  bien  veo  (aunque  estoy  ciego) 
Que  por  arriesgar  un  ruego 
Ño  se  aventura  una  fe. 
Los  bandos  que  yo  encendí 
El  tiempo  los  apagó; 
Días  há  que  dura  el  no. 
Instantes  hay  para  el  si. 
A  poner  remedio  acuda 
Mi  fe  á  esladilicultad. 
Muera  yo  de  una  verdad 
Si  be  de  morir  de  la  duda. 

JCUA. 

Dueño  mió,  ¿como  un  daño 
Tan  evidente  no  ves? 

ALEJANDRO. 

Ya  de  mi  dolencia  es 
.Medicina  el  desengaño. 

JULIA. 
ALEJANDRO. 

Tu  amor  no  divierta 
Mi  intento,  porque  eseu  vano 

ELENA. 

Considera,  hermano... 
(Llaman.) 

ESPERANZA. 

Llamando  están  á  la  puerta. 

JULIA. 

¿Quién  puede  ser?  ¡muerta  estoy! 
Mira  quiéii  es  al  instante. 

ESPERANZA. 

¿Quién  llama? 

GUARDAINFANTE.   (DcillrO.) 

Yo. 

ESPERANZA. 

¿Es  Guardainfanle? 

GUARDAINFANTE.  (Deitlro.) 

Abre,  Guardainfanle  soy. 

JULIA. 

Ábrele. 

Entra  GUAUDAlNrANTE,  licuó 
de  tjeso. 

GUARDAINFANTE. 

Sea  Dios  aqui. 

ALEJANDRO. 

¿Cómo  vienes  tan  manchado? 

CUAilDAINFANTE. 
¿Aqui  estás? 

ALEJANDRO. 

¿Cómo  has  tardado 
Tanto  en  llegar? 

ESPERANZA. 

II:ibla,  di. 

ALEJANDRO. 

Un  recado  que  le  he  dado, 
¿Cómo  á  traerle  no  vino? 

GUARDAINFANTE. 


JULIA. 

Esperanza:  cierra ahi, 
No  entre  mi  padre. 

ESPERANZA. 

Si  haré. 

GUARDAINFANTE. 

No  hará,  que  yo  le  dejé 
Más  de  diez  calles  de  ai|ui. 


Habla. 


ESPE 


¿Aun  á  hablar  no  se  atreve? 

ELENA. 

iQné  sucedió? 

GUARDAINFANTE. 

¿Hay  tal  porfía? 

ESPERANZA. 

(.Qué  es  eso?  ¿es  alojería? 

GUARDAINFANTE. 

Es  el  diablo  quería  lleve. 
Ea,  Guardainfanle,  hablad. 

ALEJANDRO. 

Habla,  nada  te  acobarde. 

GUARDAINFANTE. 

Ya  sabes  tú  que  ayer  larde 
Cené  mucho. 


GUARDAINFANTE. 

S.ili  de  casa  á  llevar 
l'n  recado  esta  mañana, 

Y  en  la  calle  me  dio  gana 
Ue  volver  a  descenar. 

Y  aunque  por  diez  avestruces 
Tengo  el  calor  nalnral. 
Éntreme  en  cierto  portal, 

Y  hállele  lleno  de  cruces. 
Partí  luego  diligente 

Con  gran  prisa  y  gran  afán 
A  entraren  otro  zuguan, 

Y  hállele  lleno  de  gente. 
A  otro  paso,  y  este  dejo 
Con  mi  pasión  natural, 

Y  hallo  ocupado  el  portal 
De  un  zapatero  de  viejo. 
Voy  después  con  ansia  liera 
A  otro  que  estaba  primero, 

Y  encuentro  en  él  un  hormero, 

Y  en  otro  una  soletera. 
Voy,  la  gana  decentada. 
Hacia  una  obra  que  vi, 

Y  por  la  calle  que  ful 
Dejé  gran  obra  cortada. 
Entré  en  la  obra  con  mil 
Ansias,  que  el  descanso  cobra', 

Y  vióme  empezar  la  obra 
Cierto  peón  de  aibañil: 

¿Qué  hace  aquií— me  dijo,  viendo 

La  prisa  con  que  acudí; 

Pero  yo  le  respondí, 

—No  hago,  que  estoy  deshaciendo.- 

A  un  alarife  vi  ser 

Quien  más  me  estaba  mirando, 

Y  dije,  este  está  ajuslando 
Qué  cascote  he  menester, 
ijuiseme  escapar  por  eso: 
larde  al  remedio  aeudi, 
Trujeron  el  cuezo  allí 
Donde  tenían  el  yeso, 

Y  pusiéronse  á  la  par 
A  tabicar  el  postigo; 

Que  no  me  le  cierren,  digo , 

Y  el  maestro  dijo:  Alzar.— 
lili  peón  como  un  Koldan, 
Dijo  á  esotros :  No  le  deis , 
JIuiitescos  somos  los  seis, 

Y  es  Montesco  este  galán. 
—Es  ansí  (dijo  un  pobrete 
Con  furia  muy  temeraria) ; 
Pero  su  parte  contraria 

lüen  se  ve  que  es  Capeletc.--» 
Hicieron  luego  otra  masa 
De  yeso  vivo  y  cal  muerta. 
Vaciáronme  por  la  puerta, 

Y  fuíme  á  enjuagar  ti  casa. 

Si 


alemmjko. 
En  fin,  mi  inteiilo  divierlo. 
¿No  liabbré  á  lu  pnilre? 

No: 
Dinio  (ii ,  ¿quién  más  que  yo 
Salió  de  mi  padre? 

ALEJAnono. 
Es  cieno; 
Pues  no  se  aventure  lodo; 
Lo  que  me  ordenas  haré. 

JCLIA. 

Esta  noclie  te  veré, 

Y  dispondremos  el  modo 
Para  hablarle  con  templanra . 

Y  ocasión  que  hacerlo  quleij. 

ALEJANDRO. 

Y  será  la  vez  primera 

Que  halle  puerto  una  esperanza. 

Mas  cuando  me  niegue  el  si. 
Mi  amor  no  te  olvidará. 

ALEJ.VNDRO. 

Ni  el  hado  permitirá 
Que  yo  te  aborrezca  á  ti. 

JULIA. 

Mas  si  te  hallase  mud.ido. 
Más  quiero,  dueño  querido... 

ALEJANDRO. 

¿Qué? 

JCLIA. 

Que  hayas  aborrecido. 
Que  no  que  bayas  olvidado. 

ALEJANDRO. 

¡Oh  qué  mal  sabes  curar 
Los  accidentes  de  amor! 
Dime,  Julia,  ¿no  es  peor 
Aborrecer  que  olvidar? 

JULIA. 

Tu  falsa  opinión  por  necia 
No  debe  ser  admitida, 
Que  el  que  aborrece,  no  olvida, 
Pero  el  que  olvida,  desprecia. 

ALEJANDRO. 

Aborrecer  he  creido 
Que  al  necio  olvidar  excede. 
Que  en  una  memoria  puede 
Hallar  remedio  un  olvido. 
Difícil  es  ver  trocado 
Un  odio  en  airior  posible; 

Y  acordarse  es  imposible 

De  aquello  que  se  ha  olvidado. 
Luego  si  con  mi  argumento 
Te  pongo  por  ejemplar 
Que  es  tan  difícil  amar 
Sobre  un  aborrecimiento ; 

Y  ahora  colegirás 

Con  evidencia  también , 
Que  es  tan  fácil  querer  bien 
Sobre  un  olvido  no  más; 
Luego  va  (por  no  entendida) 
Toda  tu  opinión  errada, 

Y  es  mejor  ser  olv¡d:ida 
Que  no  ser  aborrecida. 

JDLtA. 

Sí,  pero  el  que  ha  aborrecido, 

Y  aborrece,  puede  ser 
Que  en  el  mismo  aborrecer 
Se  acuerde  de  que  ha  querido. 
Pero  aquel  que  se  olvidó 

De  las  glorias  de  amor  loco. 

Aun  no  se  acuerda  tampoco 

Del  tiempo  que  aborreció. 

Pues  más  quiero,  aunque  esté  errada 

Esta  mi  opinión  creída. 

Ser  por  odio  aborrecida. 

Que  por  desprecio  olvidada. 


l.\S  F.Sf.OCID.SS  OE  PüN  F¡1AN(.ISCÜ  DE  COJAS 

ALEJAMiRO.  No 

:  he  pensado 
Que  es  vengarse. 

JCLIA. 

Es  porfiar, 
V  olvnlar  es  no  eslimar 
A  ueilü  que  se  ha  gozado. 

ALEJANDIIO. 

lido  solo  cslá 
Quien  olvida,  aírailn  no. 

JILIA. 

Por  eso  el  que  aborreció 


Nunca  se  diverlir.i 


No  es  buena 
La  que  sigue  tu  pasión. 

ALEJANDRO. 

Elena,  di  tu  opinión. 

JULIA. 

Di  lu  parecer,  Elena, 
Habla  amiga  por  tu  vida. 

ELENA. 

Si  responder  es  forzoso. 
El  conde  París,  mi  esposo, 
Me  ba  aborrecido,  y  me  olvida. 

ALEJANDRO. 

Pues  si  antes  te  ha  aborrecido  . 

JULIA. 

Agora  olvida  tu  fe. 

ALEJANDRO. 

¿Cuál  sentiste  más? 

JULIA. 

¿Cuál  fué? 

ALEJANDRO. 

Di  la  verdad. 

ELENA. 

El  olvido; 
Porqne  más  estimo  yo 
(Dado  que  le  halle  inconstante) 
Que  hoy  se  acuerde  el  que  es  amante 
De  que  ayer  me  aborreció. 
Que  no  (en  mi  desprecio)  ver, 
Cuando  yo  más  lina  estoy, 
Que  llegue  á  olvidarme  íioy 
De  que  me  ha  querido  ayer. 

JULIA. 

Esa  opinión  acredito. 

ALEJANDRO. 

Esta  sigo. 

JULIA. 

Errado  vas. 

ALEJANDRO. 

Escucha. 

JULIA. 

Porfiado  estás. 

COAROAINFANTE. 

Con  licencia  este  ejemplillo. 
Quiere  alguna  dama  bien 
A  un  galán  por  su  dinero, 
Deslos  que  dan  un  puchero 
(Aunque  hay  pocos  que  lo  den). 
Y  ella,  con  muy  malos  modos. 
Con  verle  fino  y  fiel 
Vino  á  hacer  después  con  él 
Lo  que  hacen  todas  con  lodus. 
Como  era  dama  del  pasto, 
lüen  que  á  los  riesgos  del  susto, 

a  otro  del  gusto, 
Que  esto  pasa  á  los  del  gasto. 
Ve  el  gastador  sus  errores 
I  (Ansi  el  que  es  bobo  se  llama);  i 

Que  poner  sillo  i  una  dama 


sin  gastadores; 
Vase  airado  y  furíbuiulo. 
Déjala  el  tal  caballero. 
Después  que  ha  sido  el  postrero 
Que  supo  lo  del  segundo. 
Mas  la  dama  escarmentada 
De  ver  que  el  galán  perdió. 
Que  ayer  con  olla  se  vio 

Y  hoy  se  mira  desollada  ; 

Y  viendo  que  obrando  van 
Tantas  hambres  enemigas. 
En  casa  de  sus  amigas 
Anda  rondando  al  galán. 

Y  sabiendo  que  va  alli 
A  verlas  lodos  los  dias. 
Las  pregunta:  Amigas  mías, 
¿Este  hombre  no  habla  de  mi? 
— lil  te  llega  i  aborrecer,— 
La  dicen,  sabe  sentir,— 

Y  ella  empieza  á  discurrir,— 
Este  hombre  ha  de  volver.— 

Y  dicen  ellas  ansi 

Cuando  en  su  cónclave  están 
Peor  fuera  que  mi  galán 
No  hablara  nada  de  mi.— 
Pues  si  las  damas  del  pido. 
Como  en  mi  ejemplo  verás , 
Solicitan  mucho  más 
El  odio  que  no  el  olvido. 
Con  fingir  una  pasión 
Que  á  ser  (jasion  no  se  asoma; 
¿Porque  las  damas  del  toma 
No  han  de  seguir  su  opinión? 

ALEJANDRO. 

No  quiero  más  porfiar. 

JULIA. 

De  ti  me  dejo  vencer; 

¿Til  no  no  me  has  de  aborrecer? 

ALEJANDRO. 

No. 

JULIA. 

¿Tú  no  me  has  de  olvidar? 

ALEJANDRO. 

A  desconfianza  jiása 
Ese  recelo,  esa  pena. 

JULIA. 

Esto  hace  amor. 

ALEJANDRO. 

Ven,  Elena, 
Te  iré  acompañando  á  casa. 
Adiós,  divino  arrebol. 
En  cuyos  rayos  cegué. 
Que  esla  noche  te  veré. 

JULIA. 

¡  Oh ,  muérase  presto  el  sol ' 

ELENA. 

Y  otra  vez  en  tan  civiles 
Cosas  no  porfiéis  los  dos. 

ALEJANDRO. 

Pues  adiós, esposa. 

JULIA. 

Adiós. 
(Llaman  á  la  puerta^ 

ESPERANZA. 

Tu  padre. 

GCAIIDAINTANTE. 

Los  albañiles. 

ALEJANDRO. 

llabiaréle. 

JULIA. 

Mira,  esposo. 
Que  todo  se  echa  á  perder. 

ALEJANDRO. 

Yo  me  tengo  de  esconder? 


A'^TOsio.  {Dentro.) 
AUriil  aqiii. 

jniiA. 
Va  es  forzoso 
Esconderte. 

ALEJANDRO. 

¿Habr.'i  lemplania 
Enmiforluuacruel? 

JULIA. 

Elena,  éntrale  con  él; 
Abre  esa  puerta ,  Esperanza 

ELENA. 

jQué  torpe  estoy! 

ALEJANDRO. 

¡  Estoy  muerto; 
Cuieróme  esconder  por  ti. 
(Eícóiidense  Alejandro,  Elena  y  Guar- 
dainfante  al  paño.) 

Salen  ANTONIO  t  ANOnt S. 

ANDRÉS. 

Voz  de  hombre  digo  que  oi. 

ANTONIO. 

No  puede  ser. 

ANDRÉS. 

Esto  es  cierto. 


Ya  estás,  Andrés,  importuno. 

ANDRÉS. 

Veldo,  y  veréis  que  es  ansí. 


Julia ,  ¿quién  lia  entrado  aqui 

JULIA. 

Aquí  DO  ha  entrado  ninguno. 

ANTONIO. 

¿Veis,  .sobrino, como  vos 
Sois  porfiado? 

JCLIA. 

Puede  errar. 

ASTONÍO. 

Pues  mi  casa  he  de  mirar 
Por  la  duda,  vive  Dios. 

JBLIA. 

Salisfocplle  es  en  vano 
A  mi  primo  ó  mi  enemigo. 
Porque  ha  de  lomar  conmigo 
El  parentesco  de  hermano. 

AltDRÉS. 

Dices  bien. 

JULIA. 

V  eso  ya  pasa 
A  necedad. 

ANDRÉS. 

Irme  quiero. 

ANTONIO. 

Esperad ,  porque  primero 
He  de  ver  toda  la  casa. 

ANDRÉS. 

Yo  creo  vuestra  verdad. 


ANTONIO. 

Yo  he  de  curar  una  duda 
Con  una  eiperiencia ;  entrad. 

ANDRÉS. 

No  he  de  entrar. 

ANTONIO. 

Hoy  ha  de  ver 
En  mi  verdad  á  su  error 


Primero  mira,  Señor.. 


LOS  BANDOS  DE  VEnONA. 

ANDRÉS. 

Yo  no  intento... 

ANTONIO. 

Esto  ha  de  sor. 
JULIA.  {Ap.) 
El  entra  agora  ¡ayde  mil 
Y  á  Alejandro  ha  de  encontrar 

ANDRÉS. 

¡Que  viniese  yo  á  enojar 
A  Julia! 

ANTONIO. 

¿Quién  esti  aqui? 

ANDRÉS. 

Un  hombre  halló. 

JULIA.  (.Ip.) 

i  Estoy  perdida! 

ANDRÉS. 

Entrar  á  ayudarle  intento. 

ANTONIO. 

Diga  quien  es  al  momento. 
Si  quiere  librar  su  vida. 

(Saca  á  Guardainfante.) 

GUARDAINFANTE. 

Suplico  á  usted  que  se  espere. 

ESfERARZA. 

A  Guardainfante  encontró. 

ANDRÉS. 

Diga  quién  es  ó  sino... 

GUARDAINFANTE. 

Un  albafiil ,  ¿qué  me  quiere? 

ANTONIO. 

¿Pues  qué  hay  aquí  que  labrsr 

ANDRÉS. 

¿No  responde? 

GUARDAINFANTE. 

¿nay  tal  sobrino? 

ANTONIO. 

¿Cómo  DO  dice  á  qué  vino? 

GUARDAINFANTE. 

Yo  he  venido  á  trastejar. 

ANTONIO. 

Va  que  trastejar  quisieras, 
¿Junto  á  mi  cama  hay  tejado? 

GUARDAINFANTE. 

i  Pues  qué  cama  de  hombre  honrado 
riay  que  no  tenga  goteras? 

ANTONIO. 

Pues  dime,  ¿quién  le  llamó 
A  mi  casa? 

GUARDAINFANTE.  (.4p.) 

El  me  ha  pescado, 
¿Qué  diré? 

ESPERANZA. 

[:\p.  Él  se  ha  turbado.) 
El casoro  nos  le  envió 
Para  que  el  tejado  viera. 

ANTONIO. 

¿Hale  visto? 

ESPERANZA. 

No  le  vio. 

ASDRÉS. 

A  este  aposeuto  ¿á  qué  entró? 

ESPERANZA. 

A  sacar  una  escalera. 

GUARDAINFANTE. 

Sor  sobrino,  fondo  en  yerno, 
¿quiéreme  vusted  dejar? 

ANTONIO. 

¿En  verano  trastejar? 

GUARDAINFANTE. 

Si,  Señor,  para  el  invierno. 


ANTONIO. 

Vuelva  otra  vez,  que  ahora  vino 
A  muy  mal  tiempo. 

GUARDAINFANTE. 

Eso  no. 

ANDRÉS. 

¿Por  qué? 

GUARDAINFANTE. 

No  trastejo  yo 
En  casa  donde  hay  sobrino. 

ANDRÉS. 

Vayase. 

GUARDAINFANTE. 

(.4p.  Agora  me  rio, 
Hurlados  quedan  los  dos.) 
Ah,  señor  sobrino,  adiós. 

ANDRÉS. 

Adiós. 

GUARDAINFANTE. 

Servidor ,  seor  lio.        (Vaic.) 

ANTONIO. 

V  vos  idos  luego,  Andrés. 

JULIA. 

¡Alentad,  sospecha  mia! 

ANTONIO. 

Que  ha  sido  gran  demasía 
La  vuestra. 

ANDRÉS. 

Confieso,  que  CS 
Enojarle  yerro  mió. 

ANTONIO. 

Vuestra, Julia,  no  será. 

JULIA. 

Que  mi  padre  no  querrá 
Violentarme  el  albediio. 

ANDRÉS. 

¿  No  os  merezco  yo? 

ANTONIO. 

Esocs. 

JULIA. 

;Qué  ignorante! 

ANDRÉS. 

Bien  decís. 


Calla  tú. 

ESPERANZA. 

El  conde  París 
Quiere  hablarte. 


Idos,  Andrés, 
Vete  Julia. 

JCLU. 

(Ap.  ¡  Soy  de  hielo !) 
Por  no  escucharte  me  iré. 

ANDRÉS.  (Ap.) 
iGran  crueldad! 

JULIA.  (4p.) 

Cielos,  ¿qué  haré? 
( Vase  AndrH,  tj  .lulia  se  queda  al  paño; 
y  salen  ni  pnñn  á  otra  puerta  Alejan- 
dro, y  ü  otra  Elena.) 

Sale  EL  CONDE. 

Amigo,  guárdeos  el  cielo. 
Traed  sillas. 


¿Por  quéí 


CONDE. 

No  las  pidáis. 

ANTONIO. 
CONDE. 

Porque  mi  cuidado 


572  COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANXISCO 

No  imecle  estar  soregado. 

ANTUXIO. 

Pues  decid  ,  ¿qué  uie  mandáis? 


Oiie  á  una  discreta  vcnpanza 
Me  ajudeis  sólo  quisiera ; 
Vaja  esa  criada  fuera. 

AMONIO. 

Vele  allá  fuera,  Esperanza. 

CONDE. 

¿Estamos  solos? 

ANTOMO. 

Si.  amigo. 

ALEU.NBRO.  (M  püño.) 

Salir  agora  es  forzoso. 

ELE.NA.  (MpCiiO.) 

Veré  qué  inlenla  mi  esposo. 

ALEJANDRO.  (A¡  pañO.) 

Escucharé  mi  enemigo. 

JULIA.  {Al paño.) 
Escuchar  desde  aqui  intento; 
Ojos,  el  llanto  templad. 

AMONIO. 

Ea ,  Conde  amigo ,  habhd. 

COXDE. 

Atended. 

AMONIO. 

Ya  estoy  atento. 

CONDE. 

Noble  Antonio  Capclele, 
En  cuyas  canas  y  acero 
Debe  la  Milicia  triunfos 

Y  experiencias  el  consejo; 

Yo  enfermo  de  dos  dolencias , 
En  dos  accidentes  peno : 
Yo  tengo  odio  y  tengo  amor  , 
Yo  (|uiero  bien  y  no  quiero. 
Dos  extremos  hay  en  mí 
Sin  hallar  el  medio  en  ellos 
Que  aunque  no  se  pueden  dar 
IJxtremossin  que  baya  medio, 
Amo  con  tanta  pasión. 
Con  tanta  ira  aborrezco, 
Que  no  veo  más  en  mí, 
Cuando  verme  más  deseo. 
Sino  á  un  extremo  del  odio 
'  Y  del  amor  otro  extremo. 

ANTONIO. 

¿Aborrecéis  y  queieis 

A  un  tiempo  á  un  mismo  sugcto? 

CONDE. 

No,  Antonio;  dos  son  los  males , 
Dos  causas  hay  para  ellos , 

Y  lengn  para  los  dos 
Repartidos  dos  afectos. 

ANTONIO. 

¿  A  quién  queréis  me  decid  ? 

CONDE. 

Quiero  deciros  primero 
A  la  que  aborrezco  airado 
Por  gastar  este  despecho , 

Y  después  á  la  que  adoro. 
Porque  si  á  la  voz  enseño 
A  pronunciar  los  ardores. 
Que  errará  las  iras  temo 
Con  el  curso  que  á  la  voz 
íbice  el  labio  lisonjero; 
Pero  no  errará  después. 

Si  antes  por  el  odio  empiezo; 
Que  el  que  ha  de  contar  que  adora , 
Es  bien  que  diga  primero 
Que  ha  aborrecido,  y  no  es  bien 
De  odio  y  de  amor  en  el  duelo 
Que  el  que  cuenta  que  lia  querido 
ijiga  que  aborrece  luego. 


¿Pues  á  quién  aborrecéis? 
Ea,  decídmelo  presto. 

CONDE. 

Si  haré ,  porque  tengo  gana 
De  decir  á  la  que(|UÍero. 

ANTONIO. 

Decid. 

CONDE. 

A  Elena, mi  esposa. 
Es  á  la  que  yo  aborrezco. 

ELENA. 

¡Como  duele  el  escucharlo. 
Aun  mucho  más  que  el  saberlo! 

ANTONIO. 

¿Pues  no  la  adorabais  antes? 

CONDE. 

El  que  entra  á  un  jardín  ameno, 
Elige  la  azul  violeta 
Porque  la  encontró  más  presto 
Que  á  la  rosa  que  esperaba 
Púrpura  y  nácar  vertiendo; 
Mas  luego  que  ve  á  la  rosa, 
fieina  del  campo,  que  ha  puesto 
Ibra  guardar  su  hemiosura 
Las  espinas  por  archeros , 
Porque  la  ve  más  guardada 
La  procura.  (¡Oh  vil  respeto 
De  los  hombres  que  nos  vamos 
A  solicitar  los  riesgos  I) 

Y  porque  es  inconveniente. 

No  porque  es  mejor,  queremos 
Mas  el  desden  de  una  espina 
Que  de  olra  flor  el  requiebro. 

ANTONIO. 

¿Pues  por  qué  la  aborrecéis? 

CONDE. 

Como  Alejandro  Homeo 
Ks  su  hermano,  y  como  es 
Del  árbol  noble  Montesco 

Y  yo  Capelete  soy , 

Con  ver  que  á  mi  lado  tengo 
Una  mujer  que  me  es  siempre 
Embarazo  para  el  lecho , 
Fatiga  para  el  descanso. 
É  inquietud  para  el  sosiego. 
Estoy  tan  desesperado. 

ANTONIO. 

¿Porqué? 

CONDE. 

Porque  como  al  tiempo 
Que  vo  me  casé  con  ella 
No  estaba  encendido  el  fuego 
De  aquestos  bandos  que  hoy 
Arde  en  callados  incendios, 
Es  mi  sentimiento  más, 

Y  ha  llegado  mi  despecho 

A  tiempo  que  la  he  querido 
Dar  la  muerte ;  mas  no  quiero , 
Puesto  que  hoy  puedo  un  ardid, 
Aprovechar  un  acero. 

ANTONIO. 

¿Pues  qué  intentas? 

CONDE. 

Escucliail. 

ANTONIO. 

Decid  el  intento. 

CONDE. 

Intento 
Que  el  juez  dé  este  matrimonio 
Por  nulo. 

ANTONIO. 

Hablad. 

CONHE. 

Por<iue  al  tiempo 
Que  yo  casé  con  Elena, 


DE  ROJAS. 
Tan  mal  me  quiso  este  tiempo , 
Que  viendo  que  hermano  y  padre 
Me  hicieron  su  esposo  y  dueño , 
Protestó  que  la  casaban 
Por  fuerza. 

ANTONIO. 

¿Y  hay  instrumentos 
Para  probarlo? 

CONDE. 

Si,  amigo. 

ANTONIO. 

¿Y  ella  convendrá  en  haccüo? 

CONDE. 

No. 

ANTONIO. 

¿Pues  qué  pensáis  hacer? 

CONDE. 

Desta  misma  fuerza  espero 
Valerme;  si  ella  quisiera 
No  ser  mi  esposa,  ¿no  es  cierto 
Que  el  matrimonio  se  diera 
Per  in\álido? 

ANTONIO. 

Eso  entiendo. 

Pues  yn  me  he  de  aprovechar 
De  su  misma  fuerza,  puesto 
Que  si  ella  fué  violentada, 
Kué  el  matrimonio  violento. 

ANTONIO. 

¿Y  ella  os  quiere? 

CONDE. 

Si. 
ANTONIO. 

¿Por  qué 
Vos  la  aborrecéis? 

CONDE. 

Por  eso. 
Que  es  pensión  del  que  aborrece 
Ser  querido. 

ANTONIO. 

¡Oh,  cuánto  precio 
Que  estas  ramas  apartadas 
Del  Capelete  árbol  regio 
Vuelvan  al  cuerpo  del  árbol ! 

CONDE. 

No  quede  vivo  un  Montesco 
Sin  que  en  pálidas  cenizas 
Esiiirilus  libre  el  viento. 

ANTONIO. 

Denos  primero  la  muerte 
A  este  Alejandro  Romeo, 
Pues  sin  la  cabeza  quedan 
Defectuosos  los  miembros. 

ALEJANDRO. 

¡Oh  traidores! 

JBLIA.  (Ap.) 
¡  Oh  palabras. 
Que  me  penetráis  el  pecho  ! 

CO.NDE. 

Pues  más  falta. 

ANTONIO. 

¿Qué  más  falta? 

CONDE. 

Que  prometáis... 

No  os  entiendo. 

CONDE. 

Quedado  que  el  matrimonio  " 
De  Elena  quede  deshecho 
Me  daréis... 

ANTONIO. 

¿A  quién? 

CONDE. 

A  Julia 
Por  esposa. 


ALEMM.IÍÜ.    [.ip.) 

Aüora,  cielos. 
Es  ocasión  de  niurir. 

JULIA.  (.I/).) 

Agora,  agora  un  acero. 

ANTONIO. 

¿Luego  asá  quién  vos  queréis* 

CONDE. 

Es  la  luz  por  quien  yo  veo. 


Si;  mas  si  yo  os  la  ofreciere , 
Y  el  m.Tlrimonio  6  este  tiempo 
Por  deferlo  de  probanza 
Uuede  válido... 

COSDE. 

Yo  ofrezco 
Ser  su  esposo ,  viva  Julia. 

A-NTONIO. 

Conde  amigo,  miicliotemo 
Que  no  lo  podáis  cumplir, 
Que  aunque  es  verdad  que  yo  os  creo... 

CONDE. 

Vuelvo  otra  vez  i  deciros 
Que  liay  puñales  y  venenos, 
¿Que  respondéis? 

ANTONIO. 

Que  ya  es  vuestra. 

CONDE. 

¿Lo  cumpliréis? 

ANTONIO. 

Lo  prometo. 

CONDE. 

Pues  vivan  los  Capeletcs. 

ANTOMO. 

Mueran  todos  los  Mónteseos. 
Otra  cosa  falta  agora. 

ANTONIO. 

¿Qué  es? 

CONDE. 

Que  habléis  á  Julia  en  esto. 

ANTONIO. 

Pues  á  ese  cuarto ,  que  es  mío  , 
Os  retirad  ,  porque  intento... 

CONDE. 

¿Qué  es  lo  que  intentáis,  amigo? 

ANTONIO. 

Que  desde  él  oisaisnil  ruego, 
Que  yo  al  cuarto  de  mi  bija  ' 
Voy  á  hablarla. 

CONDE. 

Mucho  os  debo. 

ANTONIO. 

Pues  vivan  los  Capcletes. 

CONDE. 

Mueran  todos  los  Mónteseos. 

Y  Alejandro. 

JULIA.  (Ap  ) 
¡  Qué  desdicha! 

ANTONIO. 

Con  mis  manos. 

AI.EJANDnO.  (Ap.) 

¿A  qué  esjiero? 

ELENA. {Ap  ) 

Si  él  ha  de  entrar  yo  me  arrojo. 

ALEJANDRO.  {Ap.) 

Si  me  ha  de  bailar,  salir  (¡uiero. 

ANTONIO. 

Ha  de  morir. 

ALEJANDRO.  (/!/>  ) 

¿A  qué  aguardo? 


LOS  BANDOS  DE  VliUO.NA. 

ANTONIO. 

,,Vnii  Julia? 

JULIA.  (Ap.) 
¡Qué  tormento! 

CONDE. 

¿Será  mia? 

ALEJANDRO.  (Ap.) 

¡Hado  criicl! 

ANTONIO. 

,,Yi:iena? 

ELENA.  (Ap.) 

¿En  qué  me  suspendo? 

CONDE. 

Morirá. 

ELENA.  (.-I;).) 

¡  Crave  dolor ! 

ANTONIO. 

4N0  entráis? 

CONDE. 

Si,  ya  os  obedezco. 

ANTONIO. 

Pues  yo  voy  á  hablar  á  Julia. 

CONDE. 

Y  yo  voy  6  obedeceros. 

Viva  Julia. 

coNDr. 
Muera  Klt'iia. 

ANTONIO. 

Muera  Alejandro  Romeo. 

Salen  ALEJANDHO  y  ELENA. 

ALEJANOnO. 

No  querrá  el  cielo  traidores. 
Ingrato,  no  querrá  el  cielo. 

ANTONIO. 

¿Pues  cómo  tú  aqui,  Alejandro? 

CONDE. 

¿Til,  Elena,  como  aqiiideniro? 

JULIA.  (.1/7.) 

¿.Miora  qué  he  de  hacer  de  mi? 

ANTONIO. 

¡Eslátuasoy! 

JULIA.   (.1;).) 

¡Muerta  quedo! 

Oenlro  de  mi  casa  ¿eoino 
Agora? 

ELENA. 

¡Mi  muerte  temo! 

ANTONIO. 

¡  Profanáis  este  sagrado  I 

ALEJANDRO. 

üespondemc  tú  primero 
Cónio  eres  traidor ,  que  yo 
Te  daré  respuesta  luego. 

CONDE. 

,,Tú,  cómo  estás  aqui,  Elena? 

ELENA. 

licspúiideme  tú  si  es  yerro 
Que  te  quiera  yo,  y  di'spiies 
Diré  cómo  entré  aípii  dentro. 

ANTONIO. 

Yo  busco  á  la  ofensa  mia 
La  venganza  como  puedo. 

ALEJANDRO. 

Hija  es  del  valor  la  ira  , 
l'ero  la  traición  del  miedo. 

CONDE. 

Tú  eres  del  contrario  bando. 


ELENA. 

También  tu  aborrecimiento 
Es  contra  el  bando  de  amor, 

Y  te  adoro  &  todo  riesgo. 

ALEJANDRO. 

¿Pues  qué  iiilenlas? 

ANIUNIO. 

Darte  muerte. 
Sale  ANDRliS.     , 

ANDRÉS. 

Y  yo  á  tu  lado  pretendo 

Dar  venganza  á  una  sospecha. 

CONDE. 

Amigos,  muera  Horneo. 

ALEJANDRO. 

Para  traidores  sois  pocos. 
Sale  JLILIA. 

JUMA. 

Padre  y  señor ,  si  merezco 
Que  ha'llen  lugar  en  tus  iras 
Las  caricias  de  mi  ruego , 
Sabe  que...  (A;;,  üesta  manera 
Uemediar  procuro  un  riesgo.) 

ANTONIO. 

¿Qué  decís? 

JULIA. 

Qnees  Alcjnn^Iro 
Mi  amante,  mi  esposo  y  iliicño, 

Y  que  das  muerte  á  tu  honor 
Si  le  matas. 

ANT0:<I0. 

Antes  quiero 
Porque  no  muera  mi  honor 
Darle  muerte. 

CONDE. 

Pues  yo  empiezo 
Agora  á  tener  más  iras. 
Porque  empiezo  á  tener  cclor, 

ANDRÉS. 

Pues  yo  tengo  amor  también. 
Luego  también  yo  los  tengo. 

ANTONIO. 

Pues  muera. 

(iiiiieu  todos  contra  Alejiindro.) 

JUMA. 

Deten  la  espadi. 

ALEJ.lNDRO. 

Traidores... 

ELENA. 

Ten  el  acero. 

ANTONIO. 

No  es  traidor  el  que  se  venga, 

ALEJANDRO. 

Vive  el  cielo  que  me  huelgo 
Que  seáis  tantos. 

Sale  CÁÜLOS,  ;)íÍMí.?í  al  lado  de  Ale  ■ 
jaiidro. 

CÁRI.OS. 

A  tu  lado 
Tienes  á  Cirios  Romeo; 
Tu  criado  me  avisó 
Tu  riesgo,  y  vine  á  tu  riesgo. 
Deudos,  parciales,  amigos 
Tuyos  me  vienen  siguiendo. 

ALEJANDRO. 

¡Mueran  todos! 

JULIA. 

Ven ,  Elena. 

ELENA. 

¿üüiiilc  vas? 


3-4 


CüMtUIAS  ESCOGIDAS  ÜE  DON  FRANCISCO  Dli  HOJAS. 


JULIA. 

Verásio  presto. 

ALEJANDRO. 

Pues  mueran  los  Capeletes. 
VOCES.  {Dentro.) 
¡Mueran! 

TODOS. 

¡  Mueran  los  Mónteseos! 
{lintraiise  acuchillando  y  tornan  salir 
el  Conde,  sin  espada,  Alejandro,  Ju- 
lia y  Elena.) 

CONDE. 

Deten  la  espada,  Alejandro. 

ALEJANDnO. 

Muere,  traidor. 

CONDE. 

Yo  no  creo 
Oue  la  muerte  me  has  de  dar 
Sin  espada, 

ALEJANDRO. 

Yo  no  tengo 
l.ástinia  del  que  es  traidor. 
Muere. 

(Púnese  Elena  en  medio.) 

ELENA. 

Deten  el  acero, 
Que  es  mi  esposo. 

JULIA. 

Dale  muerte, 
Que  es  mi  enemigo. 

ALEJANDRO. 

Eso  apruebo. 

ELENA. 

Mira  que  es  el  dueño  mió. 

JULIA. 

Mira  que  es  quien  le  da  celos 

ELENA. 

Que  es  mi  esposo. 

ALEJANDRO. 

No  te  quiere. 

ELENA. 

Qué  importa,  si  yo  le  quiero. 

JULIA. 

Que  es  quien  quiere  serlo  mió. 

ELENA. 

Mira  que  no  puede  serlo. 
Jlira  que  es  traidor. 

ALEJANDRO. 

Dieu  dices. 

ELENA. 

Que  está  rendido. 

ALEJANDRO. 

Eso  veo. 

JULIA. 

No  me  quieres,  si  perdonas 
A  quien  me  quiere. 

ALEJANDRO. 

¿A  qué  espero? 

ELENA. 

No  soy  tu  sangre,  si  matas 

Al  que  es  mi  esposo  y  mi  dueño. 

CARLOS,  {üenlro.) 
¡Sfucran  Capeletes! 

TODOS. 

¡Mueran! 

OTROS. 

¡Viva  Alejandro  Horneo! 

ANTONIO.  (Dentro  ) 
Socorro,  Andrés  Capelete , 
Que  me  dan  la  muerte. 


JULIA. 

Presto, 
Ve  á  socorrerá  mi  padre. 

ALEJANDRO. 

Detente ,  Carlos  Montesco, 
No  le  des  la  muerte,  aguarda. 

JULIA. 

Libra  á  mi  padre  de  un  riesgo. 
Que  si  aquesta  vida  es  tuya, 
Esta  es  la  que  yo  le  debo. 

ALEJANDRO. 

Pues  á  tí  yo  te  doy  muerte 
Con  dejarte  con  los  celos; 
A  ti  te  doy  una  vida, 
Pues  con'tu  esposo  te  dejo; 
Y  á  mi  me  añado  un  blasón , 
Pues  no  te  doy  muerte  y  puedo. 

JULIA. 

Presto,  esposo. 

ALEJANDIIO. 

Vete, Julia. 
Pues  á  mi  casa  te  vuelvo. 

ALEJANDRO. 

Veré  si  obligo  á  tu  padre. 

CONDE. 

Veré  si  vengarme  puedo, 

ELENA. 

La  vida  me  debes.  Conde. 

CONDE. 

Por  tu  mano  no  la  quiero. 

ELENA. 

¡Muriendo  de  penas  vivo!        (Yase. 

CONDE. 

¡  Piabiando  de  celos  muero !      ( Yase. 

JULIA. 

Presto»  esposo. 

ALEJANDRO. 

Adiós,  Señora 

JULIA. 

¿Cuándo  nos  veremos? 

ALEJANDRO. 

Luego. 
Déjeme  el  cielo  ser  tuya. 

ALEJANDRO. 

Demc  esta  fortuna  el  cielo. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  ALEJANDRO  t  GUARDAIN- 
FAINTE. 

ALEJANDRO. 

¿Guardainfante? 

cuardainfante. 
Señor  mió. 

ALEJANDRO. 

¿Quereisme  bien? 

GUARDAINFANTE. 

¿Vu? 

ALEJANDRO. 

Si. 

CUARDAINFANTE. 

No. 

ALEJANDRO. 

¿Por  qué?  d¡. 

GUARDAINFANTE. 

¿Pues  qué  criado 
Quiso  bien  á  su  señor? 


GUARDAINFANTE, 

Un  secreto  no  es  ración 
Adelantada;  bien  puedes. 

ALEJANDRO. 

Sabe  que  resuelto  estoy 
De  robar  á  Julia. 

GUARDAINFANTE. 

¿Cuándo? 

ALEJANDRO. 

Esta  noclie  habrá  ocasión. 

GUARDArVFANTE. 

Si  la  robas  te  liarás  hombre, 
Que  es  espadilla  de  amor. 

ALEJANDRO. 

¿Me  ayudarás? 

GUARDAINFANTE; 

Tu  criado 
De  ayuda  seré  desde  hoy. 

ALEJANDRO. 

Tú  eres  bueno  para  todo, 

Y  te  quiere  mi  aüciou 
Comoá  hijo. 

GUARDAINFANTE.  (Ap.^ 

¡Los  arrumacos 
Que  hace  al  criado  el  señor 
Cuando  necesita  del! 
Pero  no  me  burlo  yo 
Con  un  amo  potro  nuevo; 
¡Criados!  ojo  avizor , 
Que  esta  noche  dan  las  ancas 
¥  mañana  tiran  coz. 

ALEJANDRO. 

Sitúuo  fueras  gallina... 

GUARDAINFANTE. 

¡Qué  gentil  disparaton! 
Para  un  buen  cristiano  viejo 
No  hay  comodidad  mejor. 
,.Qué  tenemos  con  que  riña 
Un  hombre  como  un  Sansón 
Si  no  le  darán  por  eso 
La  hija  de  un  aguador? 
Ver  un  valiente,  no  hablando 
Palabra  de  sol  á  sol 
Que  no  sea :  «Dile  un  choque;» 
«Gendilecomo  un  peón ; » 
«Diéronme  esta  cuchillada ;» 
«Hurgúele, hermano  de  Dios, 
Porque  no  se  le  pegase 
La  cazuela  del  arroz;» 
«Prendióme  ayer  un  ministro. 
Soltáronme  por  favor;» 
« i  Qué  resistencia  hice  anoche  '■ 
1  ¡  Qué  bofetada  di  hoy  ! » 
¿  No  es  mejor ,  decir  ,"hui., 
Cascáronme  un  bofetón , 

Y  dolióme  luego,  luego. 
Mas  luego  no  me  dolió; 
Tiráronme  un  candelero. 
Mas  quiso  Dios  que  me  erró; 

Y  no  que  á  todo  valiente 
De  los  de  verde  pendón, 

Los  trae  el  diablo  á  la  sombra 

Y  los  pone  Dios  al  sol. 

ALEJANDRO. 

Volviendo  al  caso,  ya  sabes 
Que  con  piedad  y  valor 
Di  anoche  la  vida  al  padre 
De  Julia 

GUARDAINFANTE. 

Harto  me  pesó. 

ALEJANDRO. 

Y  que  después  la  pedí 
Por  premio... 

CUARDAINFASTB. 

Va  lo  sé  yo, 


Que  á  lu  Julia  le  (leülslc , 
V  sé  que  le  la  negó  : 
Pero  el  viejo  ya  creía 
Í!ue  era  lu  esposa,  y  por  Dios 
gue  liiciíie  mal  en  pedirla. 

ALEJANDRO. 

Digo  que  tienes  razón; 
Uas  lü.  Guardaiiifanle  nmigo  , 
Has  de  d:ir,  si  hay  ocasión, 
Este  papel  íi  mi  Julia. 

{Dale  un  papel. 

CL'ARDAINFAMK. 

SI  haré;  mas  dudaiiilo  esloy, 
¿Cómo  he  de  pudor  eiilrar 
A  darle,  que  es  un  Nerón 
ti  padre  Antonio,  y  el  primo 
Andrés  Capelete  dos? 

ALEJANDRO. 

Eso  tú  lo  has  de  saber. 

SOARDAINFANTE. 

Pensarlo  quiero  por  Dios, 
Que  en  estas  materias  suelo 
Discurrir  como  un  Catón. 
Mira,  á  las  diez  de  la  noche , 
Oue  es  hora  en  que  vacia  amor, 
Suele  salir  Esperanza 
A  buscar  su  posesión, 

Y  podré  darle  el  papel. 

ALEJANDRO. 

Es  larde. 

CCARDAINFANTE. 

¿Por  qué  razón? 

ALEJANDRO. 

Porque  en  un  coche  de  posta 
A  esa  hora  pienso  estar  yo 
Hái  de  diez  leguas  de  aquí. 

CÜARDAINFASTE. 

Y  dimc,  ¿será  mejor 
Atarle  con  una  piedra 

Y  tirarle  á  un  corredor 
Que  caiga  al  cuarto  de  Julia  ? 

ALEJANDRO. 

No  es  esa  buena  invención; 
Porque  puede  algún  criado 
Dar  con  el. 

GlARDAINFANTE. 

Es  que  ando  yo 
Procurando  que  no  den 
Conmigo  ¡válgame  Dios! 
¿Si  haré  una  seña?  esto  es  malo , 
Que  se  vendrán  á  la  voz, 

Y  me  liarán  sin  bailar. 
Tópelo. 

ALEJANDRO. 

Di. 

CCARDAINFANTE. 

A  este  rincón 
De  la  iglesia  de  San  Carlos, 
;  No  ves  un  grande  moulon 
De  tejas? 

ALEJANDRO. 

Pues  di,  ¿qué  tratas? 

GDARDAINFANTE. 

Pienso  tomar  una  ó  dos, 
Ypu.s  me  fingí  albañil 

Y  me  dijeron  que  hoy 
Volviese  á  trastejar,  quiero 
Volver  con  esta  ocasión, 

y  desia  leja  decir 
Que  un  millar  compré,  y  que  jo 
Vengo  á  saber  si  las  tejas 
Son  buenas  ó  malas  son. 

Y  sobre  las  lejas  quiero 
Fabricar  estó  invención. 
Que  de  las  tejas  arriba 

Te  Le  de  servir ,  vive  Dios. 


LOS  BANDOS  DE  VEIIO.NA. 

ALEJANDRO. 

El  arbitrio  es  como  luyo. 

GCARDAINFAME. 

A  aquel  albañil  peón. 
Que  es  guardateja,  ie  quiero 
Dar  aqueste  real  de  á  dos 
Por  un  par. 

ALEJANDRO. 

Pues  por  mi  cuenta 
Puedes  poner  un  doblón. 

GDARDAINFANTE. 

Si  no  puedo  decir  saca , 

„Qué  importa  que  digas  pon?    {Vusc) 

ALEJANDRO. 

I  Noche,  enemiga  del  dia , 

Negra  hija  de  la  traición. 

Tú  que  borras  con  las  sombras 
!  Rayos  que  el  sol  escribió, 
¡  Pues  de  cómplice  te  precias 

En  los  delitos  de  amor, 
I  Ayuda á  tu  delincuente; 
I  Llegue  con  curso  veloz 

Tu  sombra  á  ser  dicha  mía 

Por  mejorar  mi  dolor. 

Que  mis  dichas  son  tan  breves 

Que  no  más  que  sombras  son. 

Baja  presto,  y  yo  le  ofrezco 

Por  premio  desle  favor 

Quitarte  la  S  y  clavo 

Con  que  mi  Julia  te  erró. 

Yo  te  daré  libertad 

Si  me  haces  tu  dueño  hoy , 

Que  de  Julia  eres  esclava 

Si  eres  esclava  del  sol. 

Sale  CUAnDAlNFANTE  con  des  tejas. 

GDARDAINFANTE. 

;.0"é  te  parecen  las  lejas , 
Alejandro? 

ALEJANDRO. 

Buenas  son. 

1  GCARDAINFANTE. 

Ea,  pues,  entro  con  ellas. 

ALEJANDRO. 

!  Oyes,  á  la  iglesia  voy 
v'esperarte. 

GDAnOAlNFVNTC. 


Alejandro. 


No  I 


;lal. 


NllRO. 

¿Por  qné  no? 

GDARDAINFANTE. 

Porque  Antonio  Capelcte 
Tiene  tribuna  y  balcón 
Desde  su  casa  á  la  iglesia  , 
Y  escaleras,  que  es  patrón 
De  aqueste  templo,  y  ser  puede 
Que  salga  á  hacer  oración 
Porque  te  lleven  los  diablos 
O  porque  le  lleve  Dios. 

Pues  en  esta  esquina  espero. 

GDARDAINFANTE. 

Dame  el  papel. 

ALEJANDRO. 

Tómalo. 

GDARDAINFANTE. 

¿Bastará  darlo  á  Esperanza, 
O  á  Elena  ,  que  se  quedó 
Con  ella  en  su  casa  anoche? 

ALEJANDRO. 

A  cualquiera  de  las  dos 
Le  darás. 

GDARDAINFANTE. 

¿Si  SU  marido 
El  conde  lo  sabe  ? 


ALEJANDRO. 

No. 
.\  entrambas  quiero  llevarme. 

CCARDAINFANTE. 

¿  Di  por  qué? 

ALEJANDRO. 

Tengo  temor 
Que  se  venguen  en  Elena 
Si  la  dejo. 

GLARDAINFANTE. 

Pues  adiós. 
Que  voy  á  dar  lu  papel. 

Aqui  esperándote  estoy. 

cuardainfante. 
Aqui  voy  á trastejar. 
Mas  temo... 

ALEJANDRO. 

Baja  la  voz.  {Vasc.) 

CDAKUAINFANTE. 

Que  si  este  viejo  me  ve 
Será  mi  trastejador, 

Y  los  dos  me  han  de  poner 
Donde  me  ponen  los  dos. 
Ahora  mañosa  la  obra, 
Pero  pies  será  mejor 
Para  trastejar.  Ya  enlré 

Al  zaguán,  ¡  válgame  Dios ! 

¡Quede  valientes  hubiera 

Si  no  se  usara  el  temor ! 

Poruña  muy  mala  parte 

Trasudando  agora  voy , 

Mas  las  cosas  de  mi  amo 

Las  he  de  hacer  con  calor. 

{Entra  por  una  puerta  y  sale  por  otra.) 

Entróme  á  esle  cuarto  bajo , 

Antesala  y  su  farol 

Para  manchar  cuantos  pasan ; 

Lleno  miro  aquel  rincón 

üe  repulgos  de  empanada 

V  cabos  de  vela  ¡oh! 
Huyamos,  aqui  fué  dueña. 

Sale  ELENA  al  patio. 

FLEMA. 

¿Cuardainfante? 

GDARDAINFANTE. 

¿Quién  pidió 
Cuardainfante?  Alguna  niña 
Enseñan  á  hablar,  que  hoy 
Antes  que  el  mamá  y  el  taita 
Es  el  Cuardainfante,  voy. 

ELENA. 

¡lia,  Cuardainfante! 

GDARDAINFANTE. 

¿Quién  llama? 

ELE.NA. 

Elena. 

CUARDAINFANTE. 

Llego  á  tu  voz; 
Tomáoste  papely  voime. 

{Dale  el  papel  ú  Elena.) 

ELENA. 

¿De  quién  es? 

GDARDAINFANTE. 

De  mi  señor. 

ELENA. 

Déjame  Icerleántes. 

GI-AnnAINFANTE. 

¿Lees  bien,  Elena? 

ELENA. 

Yo  no. 

GDARDAINFANTE. 

Pues  si  tú  no  lees  bien, 

Vo  ando  bien,  gracias  á  Dios. 


¿Es  para  mi 


ELEXA. 

Aguarda. 

Ct'ARDAINFAME. 

Aguardando  esloy; 
léele  aprisa. 

ELENA. 

Si  baré. 
No  hay  de  (|ué  tengas  temor , 
Porque  Anluiiio  no  está  en  casa. 

CUARDAlNfAXTE. 

¿Qué  importa  si  yo  lo  esloj? 

ELENA. 

(Lee.)  «I.négo  que  hayas  anochecl- 
»do,  saldrás  á  la  puerta  principal  de  l:i 
i>if;les¡a  de  San  Carlos,  donde  espero: 
ilrae contigo  á  tu  amiga;  y  dado  que 
«lo  rehuse,  puedes  venir  sola,  sin  pre- 
»  vención  alguna,  que  yo  tengo  dos  pos- 
»t;is  y  lo  necesario  para  nuestra  huida. 
»üios  te  guarde.» 
Para  mi  es  este  papel, 
Oue  como  Alejandro  vio 
El  riesgo  en  que  está  mi  vida , 
r.on  lineza  y  con  amor, 
S.ibiendo  que  estoy  aquí , 
Me  ha  avisado  su  intención; 
A  Julia  leeré  el  papel ; 
Diceque  vamos  las  dos 
Donde  ordena;  como  Julia 
Quierasalir. 

CUARDAINFAXTE. 

Vo  me  voy. 

ELENA. 

i  Da,  Guardainfante! 

GUARDAI^FANTE. 

4  Qué  dices? 

ELENA. 

El  padre  de  Julia  entró. 

GUARDAINFANTE. 

No  importa,  tejas  y  i¡  él. 

ELENA. 

Voime.  {Vase.' 

GUARDAINFANTE. 

Vele  :  esto  es  peor. 

Que  el  conde  Páriscon  él 

lia  entrado :  en  gran  riesgo  estoy, 

Porque  me  conoce  el  Conde; 

Va  ha  salido  mi  invención 

Aleja  vana;  yo  me  entro 

Con  un  miedo  como  yo 

Debajo  deste  bufete ; 

Agora  yo  me  lampo,  choz. 

{Éntrase  debajo  de  un  l¡ufele  que  esta- 
rá en  el  tablado,  con  sobremesa  que 
If  cubra  toda.) 

Salen  EL  CONDE  t  ANTONIO. 

CONI'E. 

En  fin,  ¿la  venís  á  hablar? 

ANTONIO. 

Con  esa  resolución. 

CONDE. 

Alejandro  llevó  á  Elena 
Anoche  ,  y  pues  la  llevó. 
No  ha  de  volver  a  mi  casa. 

ANTONIO. 

Y  con  mejor  ocasiou 
La  podéis  dejar. 

CONDE. 

Si,  amigo. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  I 

)  ANTONIO. 

Idosá  esperarme. 

CONDE. 

Voy 
A  este  zaguán.  (Vase.) 


ANTONIO. 

ve  el  cielo 
ir  con  VOS. 


Que  se  ha  de  ( 

GUARDAINFANTE. 

(Áp.  Mi  vida  está  en  una  cosa, 
En  sólo  que  me  dé  los.) 

ANTONIO. 

¡Ha,  Julia! 

GUARDAINFANTE. 

Desde  iqui  oir¿ 
Con  comodidad  mejor. 

Sale  JULIA. 

JULIA. 

¿Quién  llama?  tú  eres,  Señor. 

ANTONIO. 

Si,  Julia,  yo  te  llamé, 
("errar  esta  puerta  (luiero. 

jMi  padre  qué  me  querrá? 

ANTONIO.   (.1/1.) 

Mi  resolución  verá. 

JULIA.  (Áp.) 
,.Qué  me  acobardo? 

ANTONIO.  (Ap.) 

¿Qué  espero? 
JULIA.  (Ap.) 
Hoy  mis  penas  morirán. 

ANTONIO. 

Julia,  ¿fois  mi  hija  vos? 
Responded. 

GUARDAINFANTE.  (Ap.) 

Su  madre  y  Dios 
Solamente  lo  sabrán. 

JULIA. 

Señor,  sí.  (Ap.  Mucho  me  llevo 
l)e  un  lei.ior  y  de  un  cuidado.) 

ANTONIO. 

¿  Debeiime  el  ser  que  os  he  dedo? 
V  el  amor  tarabiín  os  debo. 

ANTONIO. 

Pues,  Julia,  si  esto  es  así.. 
Decidme  lo  que  queréis. 

ANTONIO. 

¿Obedecer  no  debéis 
Cuando  yo  os  mandare? 

JULIA. 

Si. 

ANTONIO,  (.ip.) 

¡Que  un  padre  llcg  ic  á  temer 
A  su  hija! 

JULIA. 

¿Qué  decis? 

ANTONIO. 

Que  con  el  conde  París 
Os  caséis. 

jt;LiA. 
No  puede  ser. 

ANTONIO. 

¿La  obediencia  dónde  está 
Ue  vuestio  pecho  amoroso? 

JULIA. 

El  Conde  es  de  Elena  esposo. 


Si  es  porque  á  Elena  aborrece , 
loma  ejemplo  en  ese  error. 

ANTONIO. 

Es  muy  discreto. 

JCLIA. 

Señor, 
A  mi  no  me  lo  parece. 

ANTONIO. 

¿Es  galán? 

JULIA. 

No  le  he  mirado. 

ANTONIO. 

Es  valiente  y  no  cruel. 

JULIA. 

¿Qué  me  importa  a  mí  si  él 
No  ha  de  reñir  á  mi  lado? 

Es  de  nuestra  sangre  el  Conde. 

JULIA. 

Menos  por  eso  me  aplaco. 

GUARDAINFANTE.  (Ap.) 

¡Oh  hija  de  aijuel  bellaco. 
Qué  lindamente  responde'. 

ANTONIO. 

¿No  hay  remedio? 

JULIA. 

¿No  lo  vos? 

ANTONIO. 

Pues  Otro  medio  tomad : 
O  con  el  Conde  os  casad 
O  coa  vuestro  primo  Andrés. 

JULIA. 

Doy  que  porpadreó  por  viejo 
Dueño  busque  tu  alicion  , 
A  mí  toca  la  elección, 
A  ti  no  más  del  consejo. 
Justo  es  que  casarme  intentes. 
Soy  tu  hija,  tiénesme  amor; 
Persuádeme ,  Señor, 
Mas  no  es  bien  que  me  violentos , 

Y  dale  otro  plazo  agora 

A  tu  intención  no  entendida, 
Que  lo  que  es  para  una  vida 
No  se  elige  en  sola  una  hora. 

ANTONIO. 

Menos  agora  me  empeño 
De  cuanto  he  llegado  á  oír, 
Que  vos  podáis  elegir 
Estado,  pero  no  dueño. 
Vuestro  esposo  ha  de  ser  uno 
De  los  dos,  si,  vive  Dios; 

Y  asi  elegid  de  los  dos 
A  cual  queréis. 

JULIA. 

A  ninguno. 

ANTONIO. 

Ya  os  entiendo  yo. 

JULIA. 

¡Ay  de  mi; 

ANTONIO. 

Mas  yo  lo  remediaré; 
¿Anoche  iio  es  escuché 
Que  á  Alejandro  amabais? 


Mas  fué  por  ver  si  podia 
Templar  tu  temeridad. 

ANTONIO. 

Ea,  decid  la  verdad  , 
Vuestra  sangre  es  sangre  mía. 
Va  yo  sé  lu  que  es  amor , 


Exjieriencias  lengo  y  años . 
to¿TO  va  los  ilesengafios , 
¿Quereisle  bien '! 

Jl'I.U. 

No ,  Senop. 
{Ap.  Si  hablo,  mi  muerte  lecelo  , 
ItJHii  (le  su  enojo  se  iiilieie  , 
Callaré.) 

A5T0M0. 

{Ap.  Si  ella  le  quií're 
Ha  de  morir,  vive  el  cielo.) 
A  casarte  con  él  salgo 
Si  le  llegas  a  querer. 

JULIA. 

Sí-ñor  (por  no  parecer 
Que  no  te  obedezco  en  algo) 
Calino  eligió  mi  deseo, 
Pues  lo  mandas. 

A.NTOMO. 

Di.  ícuál  es? 
¿El  conde  Páris  ó  Andrés? 

JUMA. 

Es  Alejandro  Romeo. 

AXTOMO. 

Tnidora.  infame,  ¿qné  o«  esto? 
A  Alejandro  tú,  ¿poniué? 

JULIA. 

Perdona,  que  vo  pensé 
Que  me  le  babias  propuesto. 

ANTOMO. 

Hija  inobedienle,  advierte. 
Que  si  en  mi  cuerda  elección 
No  tomas  resolución 
Te  lengo  de  dar  la  muerte. 

JULIA. 

¿Que,  en  fin,  tan  airailo  aquí 
¡Ob  padrel  te  vengo  á  bailar, 
tíue  la  muerte  me  has  de  dar 
Si  no  te  obedezco? 


¿Qie,  en  lin,  violentairae  quier; 

ANTONIO. 

Que  me  obedezcas  te  advierto. 

JULIA. 

¿Tengo  de  morir? 

A.NTOMO. 

Es  cierto. 

JULIA. 

jNo  hay  remedio? 


No  le  esperes. 

JULIA. 

Pues  al  que  elige  el  deseo. 

Si  el  Conde  ba  de  ser  ó  Andrés.. 

ANTO.MO. 

Acaba,  dimecuál  es. 

JOIli. 

Es  Alejandro  Romeo. 

ANTONIO. 

Cómplice  la  más  atroz, 
¿Cóaio  á  tu  labio  despeñas? 

JULIA. 

¿Si  no  entendiste  las  señas. 
Que  culpa  tiene  la  voz? 

ANTONIO. 

Puesto  que  de  mi  consejo 

Y  mi  obediencia  le  alejes , 
Pur(|ue  de  mi  no  le  quejes , 
Sf  f;iiiida  elección  le  dejo. 

Y  asi  agora... 

JULIA. 

¡Estoy  mortal! 


LOS  ÜANDOS  ÜE  VEr.üNA. 

ANTONIO. 

A  que  elijas  te  condeno , 
O  a  lu  labio  este  veneno  , 
O  á  tu  peciio  este  puñal. 
{Saca  un  vaso  con  una  bebida,  ij¡:ón<le 
sobre  el  búlete.) 

JULI.V. 

Cruel  estís. 

AXTCINIO. 

Estoy  iiirudo  ; 
Que  elijas  el  uno  espero. 

JULIA. 

Yo,  ni  veneno  ni  acero. 

GUAIIDAINFANTK.  (.4/).) 

Diga  eso,  y  pierdo  doblado. 

ANTONIO. 

Llegue  el  tósigo  .i  tu  labio 
(lúe  mi  cruelilad  inventó, 
Pues  estoy  bebiendo  yo 
El  veneno  de  mi  agravio. 

JULIA. 

Si  eres  quien  se  lia  devengar, 
1.a  muerte  empieza  á  elegir, 
Que  yo  no  quiero  morir 
Aunque  me  quieras  matar. 

ANTONIO. 

Pues  vive  el  cielo,  traidora. 
Que  pues  en  balde  porfío , 
Ya  con  iras,  ya  con  ruegos , 
Con  amenazas  y  avisos; 
Pues  son  de  mi"deshonnr 
Tus  acciones  mis  indicios, 
Pues  á  un  Monlesco  cobarde 
A  mi  honor  has  preferido , 
Que  has  de  morir  ó  al  veneno 

0  al  acero:  yo  fui  mismo 
Quien  para  matarte  tuvo 
El  veneno  prevenido. 

En  el  manjar  intentaba 
Disimularle,  y  hoy  miro 
Queá  un  agravio  "descubierto 
Sobra  un  veneno  fingido. 
Estrénate  en  ese  acero. 
Traidora. 

JULIA. 

Deten  los  filos 
De  lu  acoro  y  de  tu  enojo 
;()li  indignado  padre  mío! 

Y  débate  una  atención 
Quien  no  le  debe  un  alivio. 
Señor,  si  el  cielo  me  deja 
Obrar  con  el  albedrio. 
Imita  á  Dios,  y  no  quieras 
Hacer  lo  que  Pios  no  hizo. 
La  nuhearbilriaen  los  vientos, 

Y  el  aire  diáfano  y  limpio 
Se  mancha  con  sombras  negras, 
Flor  hay  que  cierra  el  capillo 
A  la  noche  y  á  la  aurora 
Sale  a  lograr  el  rocío; 
Hurón  de  plata  el  cristal 
Roza  la  peña  á  su  arbitrio, 

Y  aunque  por  frágil  arena 
Brotará  al  prado  llorido. 
Eligieron  susaudiencias 

1  a  dificultad  del  risco. 
El  ave  manda  en  el  viento, 

Y  aunque  él  se  oponga  atrevido, 
O  le  vence  con  las  alas, 
O  le  corta  con  el  pico. 
Fiera  elige  de  su  e.^pecie 
La  otra  fiera;  blanco  armiño. 
Símbolo  de  la  pureza, 
O  no  vive  ó  vive  limpio; 
La  palma  cuaja  en  el  prado, 
Cigante  vegetativo, 
A  la  vista  del  consorte 
El  embrión  amarillo, 


377 

ANTONIO. 

Julia,  de  tu  atrevimiento 
Tan  airado  estoy ,  que  hoy  libro 
En  tu  muerte  mi  venganza  ; 
Ya  tu  deshonor  he  visto 
Eu  las  señas  de  tus  ojos, 
Üe  tu  queja  en  los  indicios. 
Tú  de  un  cobarde  Mnniesco 
El  amor  has  preferido 
A  una  fama  y  á  un  honor 
Que  dura  igual  con  los  siglos  . 

Y  pues  ya  ninguno  puede 
De  los  que  te  han  pedido 
Ser  tu  dueño,  que  no  es  bien, 
Cuando  sin  honor  te  miro. 
Poner  mi  fama  en  un  riesgo, 

Y  tu  vida  en  un  peligro; 

Y  asi  hoy  te  libro  de  aquel, 
Pero  deste  no  te  libro. 
Deste  acero  á  este  veneno 
No  dispensa  mi  castigo , 
Padre  soy,  juez  quiero  ser, 
Tú  confiesas  tu  delito: 
Padre,  yo  le  perdonara. 
Como  juez,  no  lo  permito ; 

Y  asi...  {Dale  el  veneno.) 

JULIA. 

Ya  tienes  remedio. 

ANTONIO. 

¿Qué  remedio  has  elegido? 

JULIA. 

Si  es  delito  que  yo  quiera 
A  Alejandro,  á  quien  estimo. 
Dame  por  esposo  y  dueño 
A  Alejandro,  á  quien  te  pido, 

Y  el  delito  de  quererle 
No  viene  á  quedar  delito. 

ANTONIO. 

Y  aun  porque  lo  (|uiereslú. 
Te  quiero  dar  el  castigo. 

JULIA. 

Siendo  mi  esposo,  no  corre 
Tu  fama  y  honor  peligro. 

ANTONIO. 

lüen  dices,  si  yo  olvidara 
Mioilio  con  lu  cariño. 
La  culpa  de  tu  elección 
Castigaré. 

Padre  mió, 
¿Los  astros  no  influyen  todos? 

ANTONIO. 

Todos  influyen  precisos. 

JULIA. 

¿Pues  qué  culpa  tengo  yo 

De  lo  que  un  astro  ha  inlluido? 

ANTONIO. 

Mi  honra  es  ánles  que  una  estrella. 

JULIA. 

Remedio  hay  en  el  peligro, 
Yosoymia." 


Albedrio  para  amar 

Me  ha  dado  el  cielo  benigno. 

ANTONIO. 

Y  para  darte  la  muerte 
También  me  ha  dado  albedrio 

JULIA. 

Pues,  Señor,  si  estas  palabras 
Que  por  los  ojos  destilo, 
Si  estas  lágrimas  cuajadas 
Que  pronunciar  solicito. 
No  bastaren  á  embotar 


378  COMEDIAS 

()e  ira  ¡  pasión  tus  dos  filos, 

Muera  yo,  pues  lu  lo  quieres , 

No  al  filo  delu  cuchillo, 

Desangre  por  las  bcriJas 

De  mi  amor  corriente  Nilo, 

Muera  yo  ileste  veneno 

Dilatado  en  parasismos: 

Un  hondodesmayo aliente. 

Desmaye  un  nlieiito  mismo. 

Tu  cuchillo  no  se  diga 

Uue  me  mató,  que  hoy  miro 

Por  ti,  porque  no  se  cuente 

Oue  hubo  padr.e  tan  impío 

One  quiso  malar  su  hya 

Solamente  porque  quiso. 

Y  agora  de  mi  obediencia 

Y  de  tu  crueldad  testigo, 
Será  el  cielo,  luna  hermosa  , 
Ejemplo  del  cielo  mismo. 
Llena  estuvo  mi  fortuna . 
Hoy  menguará ,  ya  te  imito 
Astro,  que  amor  me  inOuiste, 
Mi  rey  eres,  ya  te  sirvo. 

Y  pues  ni  vale  mi  ruego 
Ni  mi  razón  ha  valido, 

Y  con  lágrimas  que  arroio 
("on  quejas  que  desperdicio. 
Ni  te  muevo  como  á  anciano 
Ni  como  á  padre  te  obligo; 
Por  dejará  las  edades 

l'n  ejemplo,  quede  escrito 

En  los  mármoles  y  bronces. 

Hojas  del  futuro  siglo, 

Oue  Julia  por  Alejandro 

Muere  asi.  {Débese  la  bebidn.) 

ANTOMO. 

Tente  ¿has  bebido 
El  veneno? 

JDIIA. 

Por  mis  venas 
Discurre  mortal  y  frió. 

AXTOMO. 

¿Todo  el  tósigo  bebiste  ? 

JULIA. 

Todo  el  tósigo  be  bebido. 

ANTOMO. 

Quise  amenazarle  sólo, 

Y  m¡  desdicba  no  (|uiso... 

JLLIA. 

;.  Luego  no  ha  sido  tu  intento 
ílalarme  ? 

ANTONIO. 

El  iiilenlo  mió 
Fué  amenazarle  no  más , 
Hija. 

JULIA. 

Tarde  arrepentidos 

Han  llegado  tus  acentos  ¡ 

A  la  región  de  mi  oido,  i 

¡Padre!  I 

A^TOMO.  ¡ 

¡Qué  dolor!  i 


Habla,  bija. 


¡Qué  pena! 

ANTO.MO. 


JULIA. 

En  balde  porfió 
A  pronunciar  mi  dolor. 
Si  no  es  que  hablen  mis  suspiros. 
Alejandro,  esposo,  Julia, 
El  Conde,  Andrés,  mi  enemigo, 
Mi  padre,  Elena,  mi  amor; 
Alejandro... 

ANTOMO. 

¡Ay  dolor  mió! 

JILIA. 

Veneno,  puüal,  acero, 


ESCOCIDAS  DE  DON  KliA.NCISCO 
Venganza,  fuerza,  delilo. 
Dolor,  crueldad,  rabia,  engaño, 
Corazón,  muerte,  martirio. 

{Cae  en  el  suelo 
a:«tomo. 
¿Para  qué,  piadosos  cielos. 
Si  nunca  os  hallo  propicies. 
Lograr  pretendéis  airados 
El  nombre  de  compasivos? 
Para  agora  se  hizo  el  llanto , 
Pues  á  un  mismo  tiempo  miro 
A  mi  hermosa  Julia  muerta 

Y  mi  noble  honor  perdido. 
Quise  darla  aquel  veneno, 

Y  á  arrepentirme  porlio; 
Amenácela  con  él , 

Y  ella  se  tomó  el  castigo. 
Pero  si  es  tan  grande  el  mal 
Que  no  tiene  el  mal  alivio , 
Algún  remedio  se  busque. 
¿Ha,  conde  Páris? 

Sale  EL  CONDE. 


Amigo. 

ANTOMO. 

Cerrad  la  puerta. 

CONDE. 

Ya  cierro. 
A  mis  ojos  martirizo 
Viendo  desmayado  el  sol. 

A>T0M0. 

;0h  ,  pluguiera  al  cielo  impío. 
Que  fuera  desmayo! 

CONDE. 

Antonio, 
¿Que  me  decís? 

ANTOMO. 

Loqueos  digo 
Es,  que  á  Julia  di  la  muerte 
Por  vos. 

CONDE. 

Acabad,  decidlo. 

ANTONIO. 

L'n  veneno... 

CONDE. 

¡Qué  dolor! 

ANTONIO. 

En  su  pecho... 

CONDE. 

¡Padre  impío! 

ANTONIO. 

Viólenlo...  pero  no  es  tiempo 
De  morir  á  los  delirios 
De  mí  voz,  sólo  por  vos 
Le  di  la  muerte  atrevido. 
Y  asi  por  esta  tribuna  , 
Que  me  ayudéis  solicito 
A  bajarla  hasta  la  iglesia  , 
Y'  con  sus  mismos  vestidos. 
Que  no  se  amortaja  el  sol 
Cuando  muere  en  los  abismos. 
Sin  que  ninguno  lo  sepa. 
Puesto  que  ya  lia  sucedido, 
En  una  bóveda  mía 
Darla  sepultura  elijo. 

CONDE. 

¿Pues  qué  inconveniente  hay 
Para  ese  intento? 

ANTONIO. 

Colijo , 
Que  si  Alejandro  Horneo 
Viene  á  saber  que  yo  he  sido 
Quien  le  dio  la  muerte  airada, 
Intente  con  sus  amigos. 
Por  ser  más  que  son  los  nuestros, 


DE  HOJAS. 
Como  airado  y  como  fino. 
Vengar  de  Julia  la  muerte. 

CONDE. 

)    i  Qué  de  yerros  han  nacido 
De  un  error ! 

ANTONIO. 

Quiérelo  el  cielo 

CONDE. 

Vuestra  ignorancia  lo  quiso. 

ANTONIO. 

Quise  que  con  vos  casase, 

CONDE. 

;,  No  hallasteis  otro  camino 
Para  ello? 

ANTONIO. 

Luego  OS  diré 
El  suceso. 

CONDE. 

¡Muerio  vivo ! 
¡Ay  mal  lograda  hermosura! 

ANTONIO. 

Quede  en  tanto  aquí  escondido 
Que  á  abrir  la  bóveda  bajo. 

CONDE. 

Voy  con  vos. 

ANTONIO. 

Abrid  amigo, 
¡  No  aplaque  mi  llanto  ei  cielo! 

CONDE. 

¡  No  me  dé  el  dolor  alivio ! 
{V/itise .  !/  llévanla  desmayada  y  sale 
Guarduhfante  de  bajo  del  bufete.) 

GUARDAINFANTE. 

El  que  inventó  sobremesa 
Fué  hombre  próvido  y  limpio, 
¡  Ay !  tíimbien  pienso  que  el  viejo 
Laha  hecho  cerrada  conmigo ; 
Mas  la  llave  eslá  en  la  puerta , 
Ahora  yo  me  determino 
A  suplicarla  se  deje 
Torcer  del  brazo  un  poquito. 
La  cerraja  ha  andado  fjcil. 
Abrióme ,  y  yo  he  presumido 
Que  la  untara  con  veneno 
Si  el  viejo  la  liuhiera  vislo. 
Ahora  pongo  pies  en  calle. 
Que  es  en  polvorosa;  digo. 
Que  todo  lo  que  no  es 
No  querer  bien,  es  nial  vicio. 
¿Adonde  estará  mi  amo? 
En  esta  esquina  imagino 
Que  me  espera,  yo  le  llamo. 
Ab,  Sefior. 

Sale  ALEJANDP.O. 

ALEJANDRO. 

Seas  bien  venido, 
¿Diste  el  papel? 

GUARDAINFANTE. 

Ya  le  he  dado 
A  Elcua. 

ALEJANDRO. 

¿Y  Julia  le  ha  visto? 

GUARDAINFANTE. 

No,  Señor. 

ALEJANDRO. 

Dime,  ¿porqué? 

GUARDAINFANTE. 

Hay  grandes  cosas. 

ALEJANDRO. 

¿Qué  ha  habido? 

COABOAINFANTE. 

]  Quísola  el  padre  casar 
I  Con  el  Conde,  ella  no  quiso; 
Propuso  á  Andrés,  dijo  pares. 


Plus  pares  i  losdosliizo; 
rHipusoteá  li;  más  viendo 
i^nc  eran  tres  los  elegidos, 
luju  a  esiapregiinla,  nones; 
A|irLtulaelviejecillo, 
Diolu  üira  vuelia,  y  como  ella 
I  lililí  amor,  y  dizque  es  niño, 
.^uliii-  no  pudo  el  lormenlo, 
Viunlosó  su  delito. 
Sciiti'iicióla  el  padre  á  muerte , 
locóla  con  mil  cariños, 
Lll:i  (lijo,  tijeretas, 
>  ti  la  respondió,  cuchillos. 
bninodicóse  á  esto  el  padre; 
íaiij-Tarla  primero  quiso ; 
j:as  iliola  una  purga  luego. 
Con  i|(ie  vino  á  hacer  lo  mismo. 
rasóse  para  tomarla 
Antojos  de  haberle  visto  , 
Con  que  se  vino  a  quedar... 

ALEJINDRO. 

¿Cómo? 

COAnDAlNFANTE. 

Como  un  pajarito. 
Clientes. 

CDARDAINFAME. 

No  es  mucho  (¡uemienta , 
Pues  que  también  miente  el  vino , 
Que  le  venden  por  arrobas 

Y  nos  le  dan  por  cuartillos. 

ALEJA^DR0. 

¿Pues  cómo  si  Julia  es  muerta , 
Vo,  que  lo  escucho,  estoy  vivo? 
¿Cómo  si  ella  les  dio  luz, 
Eslán  estos  astros  fijos? 
No  puede  ser;  ven  acá, 
¿Tú  lo  has  visto? 

OOAnOilKFAME. 

Yo  lo  he  vlslo , 
Por  señas,  que  ahora  la  bajaa 
El  padre  y  el  Conde  mismo, 
Vcístida  como  murió, 
A  la  bóveda,  que  ha  sido 
Casa  de  aposento  de 
Todos  sus  antecocidos. 

ALEJANDRO. 

No  es  muerta. 

CUABDAINFANTE. 

¿Por  qué.  Señor? 

ALEJANDRO. 

Si  á  dos  instrumentos  miro. 
Que  igualmente  estén  templados, 

Y  diestra  mano  ha  querido 
Tocar  uno,  suena  luego 
El  otro  que  está  distinto. 

Si  estrella  hermosa  de  Venus 

Sale  á  dar  rayos  divinos. 

La  de  Júpiter  á  un  tiempo 

Luce  con  iguales  visos; 

Oue  de  las  dos  el  amor 

Es  tanto,  tanto  el  cariño. 

Que  á  un  m;smo  tiempo  fallecen 

Y  á  un  mismo  tiempo  han  lucido. 
Yo  soy  instrumento,  que  hoy 
Templado  como  al  principio 

Me  hallo;  si  aquel  instrumento. 
Que  está  templado  á  mi  arbitrio. 
Por  las  dos  cuerdas  que  ajusta 
Del  corazón  el  sonido 
Se  destemplara,  también 
Fallara  el  orden  del  mió. 
Julia  es  estrella  de  Venus , 

Y  si  del  alba  al  aviso 

O  apag.'ira  ó  escondiera 
Los  rayos  con  que  ha  lucido, 
Y'o,  que  de  Júpiter  soy 
Astro  que  su  luz  imito. 
Cederla  mi  luz  constante ; 


LOS  UANDÜS  DE  VEIlü.NA. 
¿Murió?  Pues  ¿cómo  respiro? 
¿Destemplóse  el  instrumento? 
¿Cómo  esle  suena  preciso? 
Luego,  pues  arde  la  estrella , 
Luce  aquel  astro  divino. 
;Suena  e5le.inslrumento?  Luego 
Templado  está  el  otro  y  lijo; 
Que  ni  ella  vivir  pudiera 
Si  yo  liubiera  fallecido; 
Ni  yo,  si  Julia  muriera 
Duiái'a  un  instante  vivo. 

CUAIIDAINFANTE. 

¿Pues  qué  es  lo  que  hacer  intentas? 


Fscucha  el  más  peregrino 
Intento,  y  que  pensar  pudo 
El  valor. 

CUARnAIMFAME. 

Acaba,  ddo. 

ALEJANDRO. 

Pues  yo  á  la  iglesia  he  de  entrar 
\  verla  solo  contigo, 

Y  he  de  ver  si  muerta  está. 

GIIARDAINFANTE. 

Primero  me  diste  un  pisto 
Con  decir  he  de  entrárselo, 

Y  se  me  asentó  él  contigo 
Sobre  la  boca  del  miedo. 

ALEJANDRO. 

Pues  prueba. 

CUARDAINFANTE. 

Ya  estoy  ahito. 

ALEJANDRO. 

Si  tú  me  ayudas  agora. 

Verla  esta  noche  imagino; 

Pero  si  muerta  la  hallare, 

Como  león  al  bramido 

Dar  la  vida  con  mi  voz 

Tiernamente  solicito. 

Siguen.e  :  ¿en  qué  estás  suspenso.' 

CDARDAINFANTE. 

Señor,  si  soy  con  los  vivos 
Gallina,  ¿qué  haré  con  muertos 
Si  no  más  ó  ser  lo  mismo? 

ALEJANDRO. 

Julia  ,  á  morir  en  tus  brazos 
Tu  Alejandro  va  rendido, 

Y  tú  has  de  ver  con  mi  muerte 
El  más  noble  sacrilicio. 

CUABDAINFANTE. 

Señor,  no  veo  bien  de  noche. 

ALEJANDRO. 

Ven  conmigo. 

CÜARDAIilFANTE. 

Va  le  sigo. 
(Vanse.) 

Salen  ANDRÉS  y  OTA  VIO,  criado. 

ANDRÉS. 

Dime  Otavio... 

OTAVtO. 

¿Señor? 

ANDRÉS. 

¿No  has  entendido 
Que  esté  el  coche  de  posta  prevenido? 

OTAVIO. 

¿A  la  puerta  del  templo  y  á  estas  horas? 

ANDIÍÉS. 

Pues  mi  intención  ignoras , 
Decirte  quiero  lodo  mi  cuidado  : 
Ya  sabestú  que  anoche  hallé  encerrado 
A  Alejandro  con  Julia  en  su  aposento. 

OTAVlO. 

SO  tu  amor,  sé  también  tu  sentimiento 


Y  sé  lo  que  á  tu  dicha  se  promete: 
Sé  que  tu  tio  Antonio  Cupelete 
Tan  mal  á  su  palabra  corresponde 
Que  á  Julia  hermosa  quiso  dar  el  Condú 

Y  habiéndotela  dado  á  ti  primero; 
Mas  di ,  ¿qué  intentas? 

ANDRÉS. 

La  venganza  espero 
Más  nueva,  aun  con  razón  escarmen- 
[tailo, 
Que  el  amor  y  el  ardid  han  inventado. 
Como  te  dije,  á  dar  la  queja  llego 
A  Antonio  Capelele,  airado  y  ciego ; 
Dijele  que  en  su  casa  hallaba  entrada 
Alejandro;  dijo  él  que  una  criada 
Le  escondió  sin  que  Julia  lo  supiera, 

Y  que  intentaba  dar  la  muerte  liera 

A  Esperanza,  sin  que  esto  se  supiese. 
Dijo  (|ue  yo  conficionar  hiciese 
Un  veneno  tan  fuerte 
Que  no  le  diese  plazos  á  la  muerte 
Para  que  esta  criada  muera  luego; 
Su  intento  apruebo,  y  como  amante 
[ciego, 
Considerando  loque  ser  pudiera , 
Comencé  á  discurrir  desta  nianera  : 
Julia  ,  sin  duda  debe  de  ser  culpada  , 
Por(|ue  para  matará  una  criada 
No  hicieran  sus  pasiones 
Tan  prudentes  secretas  prevenciones; 

Y  esle  delito  (que  su  ira  advierte), 
Pide  menos  castigo  que  una  muerte. 
Pues  el  rigor  en  si  es  rigor  ajeno 
¿Luego  fué  para  Julia  este  veneno  ? 
Demás  ( me  dije  á  mi  la  ira  templad::) 
¿Que  importa  que  no  muera  una  criada? 

Y  si  llevo  el  veneno  penetrante 
Aventuro  la  vida  de  mi  amante ;     [ra. 
Pues  aunque  Julia  hermosa  no  mequio- 
Muera  de  celos  yo,  Julia  no  muera. 

A  un  extranjero  llamo,  amigo  mió, 
De.cuyas  esperanzas  me  conlio ; 
Oye  cuanto  mi  industria  le  propone, 

Y  le  ordeno  después  que  cunlicione 
Tan  unidos  un  opio  y  un  beleño    [ño. 
Que  no  (lenmuertepero  infnndansue 
El  opio  llevo  á  Antonio,  y  él  airado, 
Que  á  Julia  se  le  dio  me  ha  asCHuradü. 
Leonora ,  otra  criada  ,  y  mi  tercera  , 
Dice  que  en  esta  bóveda  primera 

El  y  el  Conde  vestida  la  dejaron,  [ron, 

Y  pues losdos aun  tiempo  meengaña- 
Enlrar  en  este  templo  es  mi  deseo. 
Donde  hallar  viva  mi  esperanza  creo; 

Y  pues  la  noche  oscura 

Se  ha  vestido  el  color  de  mi  ventura, 

Y  pues  de  aqueste  templo  tengo  lldve 
(Va  que  mi  amor  tales  industrias  sabe). 
Que  del  cuarto  de  Antonio  la  he  traido 
(Que  es  patrón  deste  templo)  y  yo  he 
Hurtarla  diligente,  [podido 
Desde  donde  pendiente 

Fuese  blasón  de  la  pasada  historia, 
La  colgaba  el  olvido  por  memoria. 
El  vengarme  agora  elijo  por  preciso 
De  Julia  hermosa,  porque  no  me  quiso; 
Hobaréla  ,  y  llevándomela  á  España, 
De  un  padre  que  me  enga  ña , 
DeAlejandroy  del  Conde,  mi  enemigo. 
Tomaré  la  venganza  y  el  castigo. 

OTAVIO. 

A  prevenir  las  postas  voy  primero. 

ANDRÉS. 

Vete,  Olavio,  dclanlc. 

Allá  le  espero. 

¡Qué  bien  asi  tudicha  se  concierta! 

Quéilale  adiós.  {Vase.) 

{Saca  Andrét  una  llave  ¡i  prueba  á 

abrir.) 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DUN  l'-HANCISCO  DE  nOJAS. 


Salen  ALEJANDHO  i  GUARDA-      ; 
INFANTE. 

ANDRÉS.  I 

Yo  pruebo  á  abrir  la  pnerta. 

CU*BDAINPA>TE.  [llado, 

;.A(Iónile  vas.  Señor?  Dinie  en  (jui'  lias  ] 
Si  el  sacristán  la  llave  te  ha  negado, 
Y  l«  puerta  (leseada 
Tanto  eiiiiio  la  noche  está  cerrada? 
¿Düude  hispíanlas  mueves  tan  veloces? 

ALEJANWIO. 

Desde  este  cimenterio  daré  voces 
A  mi  Julia. 

fiCABDAlXFANTE. 

Señor,  habla  más  quedo. 

KXBUÉS. 

Entró  la  llave,  pero  abrir  no  puedo, 
Si  acaso  por  de  dentro  está  cerrado... 

GDABDAIXFANTE. 

Junto  ii  la  puerta  un  hombre  está  pa- 
Eseóndete  y  espera.  [lado 

Salen  ANTONIO  v  EL  CONDE  con  luz 
por  el  otro  cabo. 


Muera  Alejandro,  amig 

CO.iiDE. 


ANDRÉS. 

Mucha  gente  con  luces  ha  venido 
Y  JO  sacar  la  llave  no  he  podido. 

ANTONIO. 

Un  bulto  veo. 

CONDB. 

Llégate. 

ANDRÉS. 

Aqui  er.pero, 
One  han  de  reconocerme  considero ; 
Dejiila ,  que  volver  luego  imagino. 
'  Deja  ¡a  ¡lave  puesta  Andrés   en  la 
cerradura.) 

ANTONIO. 

¿Quién  va? 

ANDRÉS. 

Andrés  Capelete. 

ANTONIO. 

Pues,  sobrino, 
¿Qué  hacéis  aqui? 

ANDRÉS. 

Un  grande  amigo  espero. 
Que  me  ha  dejado  aqui. 

ANTONIO. 

Esto  es  primero. 
Venid  conmigo. 

ANDRÉS. 

Estoy  aquí  ocupado. 

ANTONIO. 

Seguidme, pues  sois  parte  en  mi  cui- 

ANDRCS.  [íhÚO. 

Un  amigo  á  quien  debo  honor  y  lama 
Necesita  de  mi. 

ANTONIO. 

También  os  llama 
A  empeño  más  honroso 
Quien  es  masque  un  amigo. 

ANDRÉS.  (.4/).) 

Ya  es  forzoso 
irme  con  él ;  si  resistirme  intento 
<jui7.á  conocerá  mi  pensamiento. 

ANTONIO. 

¿No  Tenis? 


ANDRÉS.  (.1;).) 
¡Oh  dolor  que  en  mi  no  cabe'. 
Ed  la  cerraja  me  dejé  la  llave, 

Y  perder  temo  esta  ocasión  ,  supuesto 
Que  no  sé  si  podré  venir  tan  presto. 

ANTONIO. 

¿Qué  esperáis? 

ANDRÉS. 

Voy  con  vos  :  ¿adonde  vamos? 

CONDE. 

A  Alejandro  buscamos. 

ANTONIO. 

La  justa  muerte  espere. 

ANDRÉS. 

Volveré  lo  más  presto  que  pudiere. 

ANTONIO. 

Sigúeme. 

ANDRÉS. 

Voy  contigo. 

ANTONIO. 

¡Oh  venganza  I 

CONDE. 

¡Oh  dolor! 

ANDRÉS. 

¡Ob  hado  cnemigol 
Vamos,  Antonio. 

ANTONIO. 

Mi  valor  te  espera. 

ANDRÉS. 

¿A  dónde  vas? 

ANTONIO. 

A  que  Alejandro  muera. 
[Vanse.) 

ALEJANDRO. 

¿Fuéronsc? 

CtSARDAINFANTE. 

Si ,  ya  se  fueron. 

ALEJANDRO. 

Pues  lleguemos  á  la  puerta 
A  ver  si  acaso...  ¿Qué  es  esto? 
En  la  cerradura  puesta 
Está  una  llave. 

GUARDAINFANTE. 

Es  verdad, 

Y  es  la  llave  de  la  iglesia. 

ALEJANDRO. 

¿Quién  la  habrá  dejado  aqui? 

GCARDAINFANTE. 

No  sé. 

ALEJANDRO. 

Guardain'anle  prueba 
A  torcer  la  llave  ahora. 

C'JARDAINFANTE. 

Señor,  no  puedo  torcerla 

{Tuerce  ¡a  llave.) 
Que  está  echa  un  Faraón. 

ALEJANDRO. 

Toma  esta  llave  y  con  ella 
Podrás  con  facilidad 
Abrir. 

(Dale  otra  y  mitele  por  el  ojo  de  la  cer- 
radura y  alire.) 

CDARDAINFANTE. 

Eso  es  mejor,  venga. 

ALEJANDRO. 

¿Abrióse  la  puerta? 

GUARDAINFANTE. 

SI. 

ALEJARDRO. 

Pues  entremos  á  la  iglesia. 

GUARDAINFANTE. 

Oves,  éntrate  tú  solo, 

Qiie  yo  te  aguardo  acá  afuera. 


CUABDAINFANTE. 

Pnieba 
Hasta  ver  si  alzarla  puedes; 
Vconio  fuerza  no  tengas, 
Aqui  estoy  yo,  ven  por  mí , 
Que  iré  a  a>udarte  por  fuerza. 
¿Quién  poudria  aquí  aquesta  llave? 

ALEJANDRO. 

Deja  el  miedo,  acaba. 

GUARDAINFANTE. 

Entra 
Tú  delante,  ya  te  sigo. 

(Van  entrando.) 
¿Sabes  el  Réquiem  (rternamT 

ALEJANDRO. 

Sí. 

GUARDAINFANTE. 

¿Y'  el  memento  mei  Deus? 
¿Cerraré  la  puerta  ? 

ALEJANDRO. 

Cierra; 

Y  esa  vela  que  compraste 

A  a(|uell3  lámpara  llega  ,  : 

Y  enciéndela ,  Guardaiiifante. 

GUARDAINFANTE.  i 

jQ'ie  quieras  con  una  vela 
De  aqueste  sebo  maldito 
Vaya  a  alumbrar  una  muerta! 

ALFJ.\NDBO. 

De  cera  amarilla  hablas, 
Ignorante,  de  Iraella. 

GUARDAINFANTE. 

¿Oyes?  Busca  tú  el  pabilo. 
Que  no  te  fallará  cera. 

ALEJANDRO. 

¿Entiendes? 

GUARDAINFANTE. 

Ya  voy,  Señor. 

(Va  á  encender.) 

ALEJANDRO. 

¡Ay  mi  Julia!  ¡Quién  pudiera 

Darte  una  vida !  Mas  ya 

Un  alma  en  decente  ofrenda 

A  sacrilicarte  vengo.      (Sale  cor.  luz.) 

GUARDAINFANTE. 

Ueo  gratias. 

ALEJANDRO. 

Amigo,  llega, 

Y  la  bóveda  busquemos. 

(Lee  en  el  s:ie¡o.) 

GUARDAINFANTE. 

«Aquí  yace  (dice  en  esta) 
Bartolomé  dt  la  Escala, 
Señor  de  Verona.» 

ALEJANDRO. 

Deja 
Esa  y  pasemos  á  otra. 

GUARDAINFANTE. 

Lleve  el  demonio  la  muerta. 
«Aquí  reposa  el  muy  noble 
Luis  Capelete;»  tópela. 

ALEJANDRO. 

Pues  tira  de  la  sortija : 
Como  está  recien  abierta 
Es  muy  fácil  levantarla. 

(At/re  la  bóveda.) 

GUARDAINFANTE. 

Ya  abrí;  tomo  mi  caldera 

Y  mi  hisopo  :  Señor,  tú 
Allá  te  lo  hayas  con  ella  : 
Escalera  hay  puesta ,  baja. 


ALEJANDRO. 

Guardaiofante,  aqui  me  espera. 

GÜAnDAINFAXTE. 

Señor,  ¿lú  no  eres  Monlesco? 

ALEJANDRO. 

Si  lo  soy. 

GUARDAIXFANTE. 

Pues  considera 


Y  si  bajas  solo  le  han 

De  poner  que  sea  verpüenza. 

Yo  he  de  bajar  á  lu  lado. 

ALEJANDRO. 

¿Posilile  es  que  miedo  lengas? 

(Véíla  Alejandro. 

GUARDAINFAME. 

El  miedo  me  tiene  á  mi ; 
Señor,  ¿  á  escuras  me  dejas? 
Dios  me  perdone,  esto  es  hecho. 
En  fin  ,  morí  ( Dios  me  tenga 
En  su  gloria);  si,  yo  soy 
El  que  hablo ;  mas  si  yo  fuera , 
Ya  me  hubiera  puesto  yo 
De  dos  trancos  á  la  puerta. 

ALEJANDRO. 

lIla.Guardainrauíe! 

GCARDAISFANTE. 

¿Qné  quieres? 

ALEJANDRO. 

Daja. 

GUARDAINFANTE. 

¿Quieres  lú  que  quepa 
(In  Guardaiiifante  tan  ancho 
Por  entrada  tan  estrecha? 

ALEJANDRO. 

Pues  ¡lyiidame  á  subir 
A  mi  Julia. 

CIARDAINFANTE. 

Enhorabuena. 

ALEJANDRO. 

Toma  la  luz. 

GCARDAINFANTE. 

Ya  la  tomo. 

ALEJANDRO. 

Guardainfante  vaya. 

GCARDAINFANTE. 

Venga. 
(Sílbenla  entre  los  dos  desmayada.) 
¡Qué  pesados  son  los  muertos  1 
Por  eso  solo  pudiera 
^o  morirse  una  persona ; 
Señor  mió,  sube  apriesa , 
Que  está  la  muerte  muy  junto 
Y  pienso  que  se  me  pega. 

ALEJANDRO. 

De  aqueste  confesionario 
Quilo  esta  silla,  y  en  ella 
La  puedes  sentar. 

GUARDAINFANTK. 

lüen  dices. 

(Siéntala.) 


Cierra  la  bóveda. 

GUARDAINFiNTE. 

Ea.  (Cierra.) 

ALEJANDRO. 

Julia,  mi  prolija  suerte 
lu  ruina  infelice  llora. 
Que  no  quiere  quien  no  adora 
Masía  después  de  la  muerte ; 
Muerta  imaginaba  verle; 
Pero  lu  hermosura  es  tal , 
Que  en  li  me  da  ejemplo  igual 
La  exhalación  que  corrió. 
Que  de  la  luz  que  logró 


LOS  BANDOS  DE  V::ilONA. 
Dejó  impresa  la  señal. 
El  sol  hermoso  murió 
En  agua  salada  y  fria , 
Pues  .-iun  no  ha  aspirado  el  dia , 
Aunque  planeta  espiró; 
Un  crepúsculo  dejó. 
Aunque  do  de  luz  tan  pura , 
Igu.il  ejemplo  asegura 
Verle  á  li  sol  eclipsado, 
Que  en  crepúsculo  has  dejado 
El  día  de  lu  hermosura. 
Pavesa  hermosa, que  admiro 
No  arder  y  DO  fallecer: 
¡Oh  quién  pudiera  volver 
A  esconderte  de  un  suspiro! 
Mas  si  amor  es  fuego  y  miro 
Que  el  fuego  no  aprovechó 
Con  ser  fuego  ardiente  yo, 
¿Cómo  he  de  poder  violento 
Darte  llama  con  el  viento 
Si  el  fuego  no  te  la  dio? 
Yo  vi  escrita  tu  luz  pura. 
Borró  la  muerte  indignada , 
¿Qué  imporla  que  estes  borrada  , 
Si  se  lee  tu  hermosura? 
Dinie,  aquesta  enigma  oscura 
Por  lauro  luyo  ó  por  palma , 
Di  (de  mis  sentidos  calma), 
¿Cómo  están  con  perfección , 
Con  un  alma  cada  acción. 
Si  todas  eslán  sin  alma? 
O  es  que  lo  hace  mi  pasión 
Que  imposibles  Ungirá , 

(Tiéntala  elpecho.) 
O  con  las  alas  está 
Latiendo  tu  corazón; 
¿Sueño?  Si  no  es  ilusión . 
Porque  el  lacto  no  ha  mentido, 
Que  lu  corazón  ha  sido 
Como  reíoj  concertado, 
Que  después  de  haber  soDado 
Se  queda  con  el  ruido. 

GCARDAINFANTE. 

Locos  he  visto,  y  ninguno 
He  visto  con  esla  tema ; 
Señor,  sólo  hay  iin  remedio 
Pura  que  viva  la  veas. 

ALEJANDRO. 

¿Qué  es? 

GCARDAINFANTE. 

Que  yo  la  resucite. 

ALEJANDRO. 

¡Vive  Dios ! 

GCARDAINFANTE. 

Yo  hablo  de  veras; 
Mira ,  yo  estoy  hcclio  un  sanio 
Desde  que  há  que  entré  en  la  IglesLi 
Y  ver  (¡uiero  si  hacer  puedo 
Este  milagro  con  ella. 

ALEJANDRO. 

¿Qué  intentas? 

GCARDAINFANTE. 

Resucitarla. 

ALEJANDRO. 

¡Qué  asi  mi  dolor  diviertas! 

GCARDAINFANTE. 

Cn.Tiido  no  te  la  dé  viva, 
^o  lu  la  daré  más  muerta. 

ALEJANDRO. 

¿Qué  has  de  decirla? 

GUARDAINFANTE. 

Oye  atento : 
¡Ha,  señora  Julicita! 

ALEJANDRO. 

Habla  quedo. 

GCARDAINFANTE. 

Aun  plegué  á  Dios 
Que  me  oiga  dcsta  manera.  j 


ÓSl 
Hisopo,  perla  virtud 
Que  üius  le  ha  dado...  (Échala  agua.) 

ALEJANDRO. 

¡Hay  tal  bestia! 

GCARDAINFANTE. 

Que  resucites  á  Julia. 
Señora ,  un  coche  te  espera ; 
(Mujer  que  no  vuelve  á  coche , 
No  hayas  miedo  lú  que  vuelva.) 
¿Ves  que  no  la  resucito? 
Pues  por  Dios  que  es  la  postrera 
Que  yo  no  he  resucitado. 
Üesla  va. 

ALEJANDRO. 

¡Hay  tema  más  necia! 

GCARDAINFANTE. 

¡Ha.  Julia!  ;Ha,  Julia! 
[Dale  en  la  cara  con  el  agua  del  hisopo, 
V  vuelve  en  si.) 

JULIA. 

¿Quica  llam:.? 

AI.EJANDIIO. 

¡Qué  miro! 

GUARDAINFANTE. 

Heñíosla  hecho  buena. 

JULIA. 

¡Ah,  Alejandro! 

ALEJANDRO. 

i  Ah,  Julia  mia! 

JULIA. 

¡Mi  esposo! 

ALEJANDRO. 

¡Mi  dulce  prenda! 
¡Qué!  ¿estás  viva? 

JULIA. 

¿No  lo  ves? 
¡Guardainfante! 

GUARDAINFANTE. 

Guarilafuera  ; 
Julia,  yo  te  mando  misas. 

,Cómo  aqui  desta  manera? 

ALEJANDRO. 

,,D6nde  be  de  estar  sino  aqui? 
¿Cómo  estaba  yo  en  la  iglesia  ? 

ALEJANDRO. 

Eso  después  lo  sabrás. 

JULIA. 

¡Feliz  suerte! 

ALEJANDRO. 

V  la  primera. 

GUARDAINFANTE. 

Digo  qne  tienen  los  hombres 
Dos  mil  virtudes  secretas. 
¡Válgame  Dios!  ¿Si  soy  santo, 
Y  DO  pensé  que  lo  era? 

ALEJANDRO. 

Tu  puedes  irte  delante 
Para  que  el  coche  prevengas. 

GUARDAINFANTE. 

Pues  yo  voy,  quedad  con  Dios.  (Vase.) 

ALEJANDRO. 

¡Grande  amor! 

JULIA. 

¡Feliz  estrella! 
Por  luya  mi  vida  estimo. 

ALEJANDRO. 

Esposa,  tiempo  nos  (|ueda ; 
Vente  conini;;o  y  los  dos 
Éntrela  oscura  liniíbla 
Iremos  hasla  la  puente 
Donde  el  coche  nos  espera. 

Ya  sé  cómo  se  hallan  glorias. 


3S-2  (:u:Jhü] 

ALEJANDRO. 

¿Cúnio? 

JCLIA. 

Duscaniio  his  penas. 
{Yanse.) 

Sale  ELEN.\  con  capa  ij  sombrero. 

ELENA. 

Aqiii  me  dice  el  papel 
(,uie  le  lie  de  hallar,  y  ansi  esfuerza 
(Pues  que  la  noche  me  ampara) 
No  apartarme  de  la  iglesia. 

{Animase  á  la  iglesia.) 

Sale  ANDItES. 

ANDRÉS. 

A  Antonio  dejé  en  su  casa , 
Y  vengo  á  ver  si  pudiera 
Kntrar.puesenel  posligo 
Me  dejé  la  llave  puesta. 
Llegar  quiero. 

ELENA. 

Un  hombre  miro. 

ANDRÉS. 

Tin  hombre  junto  á  la  puerta 
He  visto...  mas  ¿qué  recelo? 
Llegóme,  quien  fuere  sea. 

ELENA.  {Ap.) 
Sin  duda  que  es  Alejandio. 

ANDRÉS. 

o  miente  la  noche  negra , 
O  del  templo  sale  gente. 

Sale  ALEJANDRO  y  JULIA  asida  ilesii 
capa. 
ELENA.  {Ap.) 
Gente  sale  de  la  iglesia. 

ALEJANDRO. 

Ásete  de  mí,  Señora. 

ELENA.  {Ap.) 

I.a  voz  de  mi  hermano  es  esta. 
Voy  con  él,  que  me  habrá  visto. 

ALEJANDRO. 

¿Siguesme? 

JULIA. 
Si. 
ALEJANDRO 

Ko  te  pierdas. 

JULIA. 

Tropecé  ¡válgame  el  ciclo! 

{Tropieza  Julia ,  suelta  la  cnpa  de  Ale 
jandro,  á  este  tiempo  Elena  ásese 
de  Alejandro,  atraviésase  Andrés  y 
ásese  Julia  de  .Andrés ,  pensando  que 
es  Alejandro.) 

ANDRÉS.  {Ap.) 

O  fingis ,  somhras ,  la  idea  , 
O  he  visto  salir  tres  hombres. 
Llegóme. 

JOLIA. 

Señor,  espera. 
Que  trojiecé. 

ALEJANDRO. 

Ven  conmigo. 

(•Adonde  dices  que  espera 
Él  coche? 

ANDRÉS.  {Ap.) 

¿Qué  es  lo  que  escucho? 
La  voz  de  mi  Julia  es  esta; 
Callar  quiero. 

ALEJANDRO. 

¿No  andas? 

ELENA. 

SL 

JDLIA. 

Esposo,  ¿dóude  me  llevas? 


ESCOCIDAS  DE  DON  FliANCISCO  DE  ROJAS. 

ANDRÉS.  {.Ap.) 

¿Esposo,  dijo?  ¿Qué  es  esto? 

ALEJANDRO. 

¡Que  llevo  mi  hermosa  prenda  I 

JULIA.  {Ap.) 
Seamos  amigos ,  fortuna. 

ALEJANDRO.  (.4p.) 

Fortuna  para  tu  rueda. 

{Yanse  por  una  puerta  Alejandro  con 

Elena .  ti  por  otra  Andrés  con  Julia. 

asidas  de  las  capas ,  con  que  se  da  fin 

á  la  segunda  jornada.) 


JORNADA  TERCERA. 

Sale  ELENA  con  copa  y  sombrero,  asi- 
da de  la  capa  de  ALEJANDRO,  como 
acaba  en  la  segunda  jornada. 

ALEJANDRO. 

;>'o  me  hablas ,  Julia  mia  ?  [dia. 

Pues  ya  en  tu  luz  quiere  encenderse  el 
Pues  la  sombra  á  mis  ojos  ha  impedido. 
Deja  que  me  aproveche  del  oido. 

ELENA.  {Ap.) 
Que  soy  Julia  presume,  callar  quiero. 

ALEJANDRO. 

No  muera  i  tu  silencio,  ya  que  muero, 
O  es  queá  tu  labio  tu  dolor  no  acierta. 

ELENA.    {.Ap.) 

No  debe  de  saber  que  Julia  es  muerta 

ALEJANDRO. 

o  con  mudos  enojos 

Hablas  con  el  idioma  de  los  ojos. 

No  tu  silencio  por  desconsolarme... 

ELENA.  {Ap.)  [me. 

No  le  he  de  dar  el  susto  de  escucbar- 

ALEJANDRO. 

Quiera  hacerme  este  agravio; 
Permite  el  uso  de  la  voz  al  labio, 
No  el  silencio  enemigo. 

ELENA.  {Ap.)  [migo? 

¿Si  habló  con  Julia  cuándo  hablo  con- 

ALEJANDRO. 

De  mis  verdades  nunca  satisfecho 
Te  hiele  las  palabras  en  el  pecho. 
Si  lloras,  Julia,  entre  silencio  tanto 
Enjuguen  mis  suspiros  á  tu  llanto. 

ELENA.  {.Ap.) 
¿Cómo  será  su  pena? 
No  le  quiero  decir  que  soy  Elena. 

Móvil  grande,  que  riges  mi  albedrio, 
¿Cómo  uo  hablas? 

JULIA.  (Dentro.) 

Alejandro  mió. 

ALF.JANDKO. 

El  eco  con  tu  voz  me  ha  lisonjeado, 
¿Cómo  él  le  oyó,  si  yo  no  te  he  escucha- 
Pero  sin  duda  quiere  poco  atento  [do? 
Regalarse  mi  oido  con  el  viento. 

ELENA. 

La  voz  de  Julia  mi  temor  despierta  : 
¿Qué  escucho,  cielos?  ¿Yo  no  la  vi  muer- 
Huye,  huye,  sombra  fria  :  [la? 
¡Oli  si  esia  enigma  descifrara  el  dia 


Habla, Juliahermosa. 


ELENA. 


Julia  n 

ALEJANDRO. 

¿Pues  quién? 

ELENA. 

Elena. 

ALEJANDRO.  [pío. 

¡Tú ,  Elena!  ¿Cómo  aqui?  Tardeme  lem- 

ELENA. 

Junto  á  la  puerta  te  esperé  del  templo, 
Como  el  papel  decía. 

ALEJANDRO. 

El  papel  á  mi  Julia  le  escribía. 
Pero  ¿cómo  tras  mi  desta  manera? 

ELENA. 

¿No  me  digiste  tú  que  te  siguiera? 

ALEJANDRO. 

¿Luego  contigo  hablaba? 

ELENA. 

Conmigo, queá  la  puerta  te  esperaba. 

ALEJANDRO. 

¿Julia  no  me  siguió? 

ELENA. 

No  te  ha  seguido. 

ALEJANDRO. 

Julia  por  ti  se  fué. 

ELENA. 

Tú  la  has  perdido. 

ALEJANDRO. 

Pues  me  amparaste  y  me  vendiste  ago- 
Yo  te  conoceré ,  noche  traidora ;    [ra, 
Mas  ya  que  desla  suerte 
Llegó  el  último  plazo  de  mi  muerte. 
Porque  en  decente  sacrificio  muera, 
Voy  á  buscarte  ,  Julia  mia.        {Vase.) 

Sale  C.ÍRLOS  y  le  detiene. 

CARLOS. 

Espera. 

ALEJANDRO. 

Carlos ,  ¿cómo  aqui  has  venido? 

CARLOS. 

Como  amigo  diligente 
Desde  ayer  tarde  te  bnsco  ; 
Pero  ya  quiso  mi  suerte 
Que  íe  halle. 

ALEJANDRO. 

Sigúeme  ahora. 

CARLOS. 

No  puede  ser. 

ALEJANDRO. 

Pues  ¿qué  quieres? 

CARLOS. 

Quiero  que  sepas ,  amigo... 

ALEJANDRO. 

¿Qué  C3 

CARLOS. 

Que  Antonio  Capelete 
En  este  móntete  busca; 
V  para  darte  la  muerte 
Con  sus  deudos  y  parciales 
(,\ir:idos  como  impacientes). 
No  dejan  rama  en  el  monte 
A  quien  la  ira  dispense 
De  su  acero  siempre  airado; 
Gruta  escondida  silvestre 
No  quedó  en  esa  montaña , 
Que  el  secreto  no  revele 
Ue  las  sombras ;  alto  risco 
Que  examinar  no  se  deje 
Del  cuidado;  estancia  oscura 
Que  el  indicio  no  penetre. 
Capitán  de  sus  parciales , 
En  venganza  suya,  quiere 
De  nuestra  corriente  sangre 
Tanta  reliquia  sorberse. 


Y  como  ayer  me  coniasie 
Que  jirevenidoen  el  puente 
Üel  Adige,  undoso  rio, 

IId  coche  de  posta  tienes 
Para  roharla  á  tu  Julia, 
Por  ver  si  hallarte  pudiese 
Por  el  monte,  á  tanto  riesga 
Aliado,  cumo  valiente 
Vengo  a  buscarte  yo  agora; 
Por  aquella  senda  puedes 
Salir  basta  la  ciudad, 
üonile  prevenidos  tienes 
Dos  mil  parciales  que  al  orden 
Oue  tu  ira  y  mi  amor  les  diere , 
liarán  que  en  venganza  luya 
Vorona  y  V'enecia  tiemblen. 
I.a  voz  «ic  Italia  en  el  monte 
A  las  peñas  enternece; 
Pero  reserva  tu  vida 
Para  que  vengarla  intentes. 
Ya  de  su  padre  en  la  ira 
Peligrara  tarde,  cree 
Que  has  de  cobrarlos  si  hoy 
Con  ira  y  valor  prudentes 
No  das  plazo  á  la  venganza, 
Si  la  venganza  apeteces. 
Tu  amigo  soy,  y  á  tu  lado 
■Siempre  lino  y  leal  siempre 
Has  de  bailar  en  paz  y  en  guerra 
Un  amor  que  te  aconseje. 
Una  espada  que  le  aynde, 
\  un  voto  que  te  refrene, 
Purque  muriendo  a  tu  lailo, 

Y  en  lu  venganza,  conlicses 
Que  me  debes  un  amor 

Y  que  una  vida  me  debes. 


¿Cémo  saben  donde  estoy? 

cÁr.Los. 
Como  tienen  mucha  gente 
Emboscada,  y  con  Elena 
Te  vieron  bajar. 

ALEJANDRO. 

¿Y  creen 
Que  es  ElenaT 

cÁntos. 
Kso  imaginan : 
Si  libra'  lu  vida  quieres, 
Huye  por  aqui. 

ALEJANDRO. 

Bien  dices; 
Por  esa  montaña  verde 
Cuya  hermosa  rica  cumbre 
Le  ha  servido  de  copete, 
Podremos  ir  á  Verona; 
Seguidme  los  dos. 

Al  entrarse  tale  GUAriDAINFANTi; 
áeliénelos. 

GUARDAINFANTE. 

Uetente, 
Que  con  fustibus  el  armis 
£l  conde  Páris  valiente 
Anda  á  caza  de  Blontescos 
Con  cuatrocientos  lebreles. 
Departidos  él  y  Amonio 
Por  dos  partes  diferentes , 
No  dejan  copado  roble 
Cuyo  hueco  no  penetren , 
I'or  ver  si  del  roble  cano 
Eres  recatado  huésped. 
Y  para  que  agora  sepas 
le  tu  desdicha  y  tu  suerte. 
Que  por  donde  andan  los  injlcs 
huelin  caminar  los  bienes, 
Sabrás  que  cuando  me  enviaslc 
A  (irevenir  diligente 
El  coche  de  posta  en  que 
Con  tu  hermosa  Julia  huyeses, 
Con  postas  otro  criado 


LOS  BANDOS  DE.VEP.OXA. 
Estaba  en  el  mismo  puente, 
Esperando  que  llegase 
Con  Julia  Andrés  Capólele. 
Llegó  Julia  y  llegó  Andrés 

Y  ella,  fina  como  siempre, 
Le  dijo  :  «Alejandro  mió. 
Tuya  soy  ;í  cuanilo  el  aleve 
De'Andresillo  la  responde : 
«Julia  ,  aunque  mover  intentes 
A  los  cielos  con  tus  voces , 
Los  cielos  no  han  de  valerte. 
Andrés  soy  y  no  Alejandro ; 

Si  el  freno  de  amor  entiendes , 
Sube  en  este  potro  rucio 
Del  Alcaide  de  los  Velez; 
Yo  soy  quien  más  te  ha  querido. 
Tú  eres  la  que  más  me  debes, 
Pues  dame  cuenta  con  pago. 
Pues  que  llegó  el  plazo  y  puedes.» 
Procuró  ablandarla  á  ruegos, 
Itespondióle  con  desdenes : 
Ella  dijo  hache  que  hache, 
Andresillo,  erre  que  erre. 
É\  deste  amor  enfermizo. 
Ella  de  tu  amor  dolieule, 
Como  era  casi  de  dia 

Y  amor  en  ayunas  tienen  , 
Para  cortar  de  una  vei 
Coleras  de  amor  crueles, 
Andrés  lloró  letuario 

Y  Julia  lloró  aguardiente. 
Violencia  quiso  Andresillo, 
Dijo  ella:  «Andresillo,  lente.» 

Y  él  respondió :  «Los  Tarqninos 
Son  chanza  donde  hay  Andreses,  i 
Pero  yo  que  desde  el  coche 

La  veo  resistirse  fuerte, 

Y  que  aunque  él  sabe  obligarla 
Ella  sabe  defenderse, 

No  acordándome  que  hay  vida , 
Bien  que  tenii  que  habia  muerte , 
Saco  en  el  coche  la  espada , 
Calo  el  sombrero,  enzainémc» 
Echo  una  cortina  más. 
Porque  ninguno  me  viese ; 
Arrojóme  ,  y  como  estaba 
Tan  airado  y  tan  valiente  , 

Y  ser  valiente  es  ser  cuerdo, 
De  muy  valiente  témpleme. 
Andaban  Julia  y  Andrés 

En  sus  dimes  y  diretes. 
Cuando  hétele  aquí  á  su  padre, 

Y  al  conde  Páris  hétele, 
Dando  voces  uno  y  otro ; 
Andrés  que  los  oye  y  siente , 
Ardiendo  en  ira  buscaba 
Entre  lo  rojo  lo  verde. 

Fuese  huyendo ,  y  Julia  entonces 
Huyendo  hacia  el  monte  fuese: 
Llegóse  al  coche  el  tal  Conde, 
Dijo  ;  «  ¿Cuyo  coche  es  este? 
—  De  Alejandro»  ,  respondió 
El  cochero  impertinente; 
Cascáronle  treinta  palos 
Repartidos  en  dos  veces. 
Los  diez  por  ser  lu  criado 

Y  por  cochero  los  veinte. 
Escapé,  viéronme  huir, 
Dijome  el  conde  Holofernes  : 
«Oíd,  esperad,  vinagre» ; 

Y  yo  le  respondí :  «Aceite.» 
Corrí ,  en  Un  .  como  yo  suelo  ■ 
Oi  tu  voz  y  llegúeme  ; 
Agora,  Señor,  le  aviso. 
Que  deste  riesgo  evidente 
Huyas ,  si  no  es  que  de  celos 
Te  vasa  morir  adrede. 
Julia  da  en  el  monte  voces, 

Y  ánies  que  á  ayudarla  llegues , 
Ha  de  encontrará  su  padre. 
No  quieras  tú  que  te  encuentre. 
Por  dos  diferentes  parle» 


Te  corean  ;  huye,  si  puedes. 
Que  más  vale  en  este  mundo 
(Si  á  ser  buen  cristiano  atiendes) 
Un  año  sido  de  vida 
Que  de  buena  fama  veinte. 
Va  nos... 

ALEJANOnO. 

Calla,  que  aunque  agora 
Me  obligues  y  nu;  aconsejí  s 
A  que  huya ,  á  bu.scar  á  Jul;. , 
Pues  el  sol  luces  me  ofrece. 
He  de  ir. 

CÁRl.OS. 

Eso  no  es  (|uererla ; 
Porque  si  vengarte  puedes 

V  cobrarla ,  ¿airado  y  ciego. 
Quieres  perderla  y  perderle? 

I  CUAHDAINFAME. 

i  Ven  ,  que  puede  ser  hallarla. 

'  ELENA. 

Mira,  Señor,  que  le  pierdes. 

GUAnDAINFANTH. 

Amigos  hay  convocados. 

CARLOS. 

Verona  ayudarte  quiere. 

ELENA. 

No  te  entres  más  en  el  riesgo. 

ALEJANDRO. 

Pues  ya  que  mi  estrella  ordeno 
Que  os  Obedezca  ,  líi,  Carlos. 
Te  adelanta ,  pues  ver  pueden 
Que  vamos  juntos ;  tú  sigue 
Sus  pasos  secreta  mente; 
Tú  cerca  de  mi  podrás 
Ir  delante. 

CARLOS. 

A  obedecerte 
Como  amigo  me  adelanto. 

ELENA. 

V  yo  voy  á  obedecerte. 

GUARDAINFANTE. 

Yo  seguiré  tus  estampas. 

ALEJANDRO. 

¡Qué  leal! 

CARLOS. 

Tu  amigo  siempre. 

ALEJANDRO. 

¡Qué  fino! 

GUARDAINFANTE. 

Soy  buen  criado. 

ALEJANDRO. 

¡Grande  amor! 

n.ENA. 

Tú  le  mcreccj. 

CARLOS. 

Déjeme  el  cielo  ayudarle. 


Déme  mi  estrella  fortuna. 

ALEJANDRO. 

I  Astros  para  mí  crueles , 
O  dadme  vida  con  Julia, 
O  dadme  sin  ella  muerte ! 
{Vanse.) 

SalelüU\. 

JULIA. 

Escápeme  de  Andrés,  perdí  a  mi  e.=pn- 

Y  mi  padre  le  busca  riguroso ;       [so, 
Alli  el  conde  Páris  con  más  recelos. 
Caudillo  valeroso  de  sus  celos, 
Alcanzarle  procura , 

Y  yo  por  la  espesura 

De  aquellas  ramas  encubrirme  esporo. 
¡Oh  para  cuándo  el  hado  lisonjero 
M  ; guarda  una  fortuna! 


ÓS4  COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

O  es  que  me  muevo  al  orden  delalunn. 
Planlss,  qiieapora  logro  su  menguante, 
Huirme  por  aquí  será  imporlaule , 
Pues  que  ya  el  cielo  orden?.... 


AXTOxio.  (Dentro.) 
A  Alejandro  buscad. 

co.\DE.  (Dentro.) 

liuscad  á  Elena. 
JOLU.  [donde? 

i.Voi  dónde  podré  huir? ¡Cielos!  ¿por 
Alli  mi  padre,  y  áesla  parle  el  Conde. 
El  uno  á  Elena ,  y  olro  al  dueño  niio 
Solicitan,  y  yo  sin  albedrjo 
Sigo  esta  .senda  incierta  : 
Mi  padrey  él  presumen  que  soy  muerta; 

Y  si  me  hallan,  morir  será  forzoso 
Con  un  padre  indignado  y  sin  esposo. 
Ya  no  se  oye  su  voz,  pues  sin  recelo 
Por  aqui  voy  a  entrar. 

Al  eutrarsi',  sale  ANTONIO,  su  padre. 

AXT0;SIO. 

i  Válgame  el  cielo! 
{Espántase  Antonio.) 

JOLI*. 

Topé  á  mí  padre  :  ;  oh  infeliz  suerte ! 

ANTONIO. 

Julia,  seña  divina  de  la  muerte,  [tida, 
¿(^ómo  á  buscarme,  á  mi  sombra  inen- 
Vienes  con  las  verdades  de  la  vida? 
Aparente  verdad... 

JULIA,  (ip.) 

El  se  ha  turbado. 

ANTOMO. 

Tú  misma  á  ti  la  muerte  te  has  buscado; 
No  tuve  culpa  yo ,  y  decirle  puedo... 

JULIA.  (.4p.) 
Yo  quiero  aprovecharme  de  su  miedo 

Y  pues  símibra  me  nombra , 
Huyendo  parecer  quiero  mi  sombra , 

Y  será  esia  fortuna  la  primera  : 
Por  aqui  he  de  salir. 

Al  entrar  sale  EL  CONDE  PÁRIS. 

CO.SDE. 

Elena,  espera. 
¡No  es  Elena,  que  es  Julia,  vive  el  cielol 

JILIA.  (Ap.) 
Di  con  el  Conde.  ¡Enigma  soy  de  hiclol 

AMOS'.O. 

Conde  amigo. 

CONDE. 

Amigo  Antonio, 
Decid  como... 

ANTONIO. 

¡Estoy  mortal! 
¿Vos  con  Julia? 

ANTONIO. 

¡Crave  pena! 

CONDE. 

¿En  esta  espesura  estáis? 

ANTONIO. 

No  es  Julia ,  aunque  veis  á  Julia  ; 
Pues  que  vos  sabéis... 

CONDE. 

Hablad. 


Oue  en  la  bóveda  esta  noche 
Los  dos... 

CONDE. 

¡Obstinado  mal! 

ANTONIO. 

La  dejamos  sepultada. 

JULIA.  (.4;;.) 
I'ortuna,  ¿en  que  has  deparar? 


CONDE. 

Pues  si  no  es  Julia,  decidme, 
¿Quiénes? 

ANTONIO. 

Un  ente  no  m6s, 
Que  la  vista,  como  fácil, 
lia  podido  fabricar 
Con  la  ilusión  de  los  ojos. 

CONDE. 

Lo  que  VOS  deeisserá  : 
Pero¿vosno  veis  á  Julia? 

ANTONIO. 

Y'o  la  miro. 

CONDE. 

¿Y  no  es  verdad 
Que  yo  la  veo  también? 

ANTONIO. 

¿Vos  decis  que  la  miráis? 

CONDE. 

Pues  mi  vista  como  fácil 
r.ien  pudiera  lljquear, 

Y  de  un  ente  de  razo» 
Hacer  un  ente  real  : 

¿  Pero  dos  vistas  á  un  tiempo 
Cómo  de  una  cosa  igual 
Pueden  hacer  dos  electos 
Distintos  en  un  obrar? 
Dos  las  vemos  :  luego  es  Julia 
Verdadera  y  no  mental , 
Porque  la  vista  no  puede, 
Como  sentido  elicaz, 
Engañar  á  dos  á  un  tiempo 
Aunqueá  nnopuedeengañar. 
Si  el  senlido  de  la  vista 
Suele  tal  vez  peligrar. 
Usemos  del  tacto  agora  , 
Que  el  laclo  no  faltará. 

Y  este  sentido  responda 
Aquella  dificultad 

Del  olro  mejor  sentido : 
Pues  lleguemos. 


Bien  habíale. 

CONDE. 

Pues  ¿á  qué  aguardo? 

ANTO.MO. 

¿Qué  espero? 

JULIA. 

¡  Antonio  !¡  Conde!  mirad 
Que... 

CONDE. 

A  aprovechar  un  sentido 
Amante  quise  llegar, 
Y  vista,  laclo  y  oido 
He  venido  á  aprovechar. 

ANTONIO. 

¿Cómo  di ,  traidora  hija. 
Cómo,  ingrata  á  mi  verdad. 
En  este  monte  perdida. 
En  esta  montaña  estás? 
¿Quién  aqui  te  ha  conducido? 
i.  Quién ,  di ,  te  pudo  sacar 
Del  sepulcro,  donde  fuiste 
Lástima  y  ejemplo  ya? 
Üiine ,  pues ,  responde  ¡cómo? 

JULIA. 

Dejadme ,  y  no  me  aflijáis , 
Que  yo  no  sé  más  de  mí 
De  saber  solo  que  hay 
En  esos  cielos  hermosos 
Castigo ,  pero  hay  piedad. 

ANTONIO. 

¿Cómo  estás  aqui? 

Nosé. 

CONDE. 

Dime. 

JULIA. 

Después  lo  sabrás. 


CONDE. 

Yo  no  tengo  que  saber. 
Pues  sólo  á  fin  de  engañip 
Un  deseo,  fuiste  tú 
El  que  supo  desleal 
Con  un  veneno  mentido 
Su  muerte  disimular; 
Tú,  por  dársela  á  Alejandro, 
Por  hacer  con  él  la  paz 
(Que  há  dias  que  tu  cordura, 
O  tu  temor  deseará) 
Fingiste  su  muerte,  y... 

ANTONIO. 

Calla  ,  no  me  digas  más. 

Porque  antes  que  á  un  vil  Montesco 

La  mano  llegase  á  dar, 

A  su  corazón  infame 

Diera  otra  vez  el  puñal; 

No  ha  de  ser  olro  que  tú , 

O  el  orden  ha  de  faltar 

Del  cielo ,  quien  de  sus  rajos 

La  luz  logre  celestial, 

O  de  su  alevosa  sangre... 

JlLIl. 

Pues  empieza  á  derr.imar , 
Ya  que  una  vez  no  pudiste 
De  mis  venas  el  raudal. 
Yo  amante  como  primero , 
Yo  constante  y  lirine  más. 
De  Alejandro,  de  mi  esposo 
Llama  seré  perspicaz 
En  que  él  se  pruebe  á  encender 
V  no  se  llegue  á  abrasar ; 
Erró  el  veneno,  y  su  efecto 
Fué  de  un  letargo  eficaz  , 
fireve  efímera  de  un  sueño 
Que  apenas  cumplió  la  edad 
De  un  dia ,  y  fué  la  primera 
Desdicha  de  cuantas  han 
Inlroducidose  á  eternas 
Dentro  de  un  alma  inmortal. 
Que  no  se  cuente  por  siglos , 
Sino  por  horas  no  más. 
Vuelve,  pues,  menos  piadoso 
Segunda  vez  á  empuñar 
Tu  cuchillo. 


Bien  médicos. 

JULIl. 

Ó,  pues  mi  pecho  es  inian 
De  mis  yerros,  y  es  tu  acero 
Brutoy  grosero'metal. 
Yo  le  atraeré  por  eficlo 
Para  que  los  dos  creáis 
Que  es  accidental  mi  muerto 
Siendo  muerte  natural. 

Y  agora... 

ANTONIO. 

Cierra  los  labios. 
Hija  ingrata ,  porque  ya 

(Hace  que  la  quiere  dar.) 
Mi  castigo  á  tu  gran  culpa 
Más  plazos  no  quiere  dar : 

Y  ansí... 

CONDE. 

Deten  el  acero, 
Antonio ,  ipie  aunque  es  verdad 
Que  no  es  de  mi  amor  decente 
Julia  sugeto  capaz. 
Con  todo,  porque  la  quiero. 
La  muerte  no  le  has  de  dar; 
Ella  á  mi  no  me  ha  engañado. 
Yo  no  la  puedo  obligar 
Que  borre  del  pecho  suvo 
Lo  que  impreso  en  él  está. 
No  sabe  lo  que  es  querer 
El  que  intenta  violentar 
A  quien  ama  á  otro  sugeto; 
Yo  sí ,  que  adoro ,  sé  ya 
Cuan  difícil  será  en  mi 


Este  carácter  horrar. 
Demás,  que  si  para  propia 
Procuraba  su  deidad , 
No  fuera  yo  ser  honrado. 
Si  en  tálamo  conjugal 
Duisiera  yo  á  quien  yo  sé 
(,iue  quiere  ¡i  olro  amante  más  ; 

Y  aunque  esto  no  padeciera 
Una  gr.in  dilicultad, 

;.  Quién  logra  mujer,  sabiendo 
Que  pretende  otro  plan  ? 
So  es  amante  aquel  amante, 
Que  atiende  sólo  á  lograr 
Igual  lado,  igual  cariño, 
Noble  fe  y  liiie/.a  igual. 
El  que  quiere ,  cuando  sabe 
Que  le  aborrecen,  querrá 
No  para  querer,  que  quiere 
No  más  de  para  alcan/.ar. 

Y  ansi,  cuando  dos  procuran 
Premio  uno,  otro  lealtad. 

El  que  quiere  ser  querido 
Es  sólo  el  que  quiere  más. 
Pues  si  yo  adoro  á  tu  Julia 
Con  fineza  y  con  verdad  , 

Y  sé  yo  que  me  aborrece , 

í  Para  qué  me  he  de  empeñar 

En  saber  amarla  bien. 

Si  me  ba  de  pagar  tan  mal? 

JULIA. 

¿  Luego  tú  ya  me  aborreces? 

CONDE. 

No,  Julia ;  pero  estoy  tal , 
Que  procuro  aborrecerle  : 
Cruel  has  sido,  y  días  hay. 

jrtiA. 
Pues  yo  soy  tan  desdichada, 
yue  pienso  que  no  podrás. 

AMOMO. 

Pues  si  tú  la  das  la  vida 

Y  yo  la  procuro  dar 

La"  muerte  que  ba  merecido  , 
Oye  esle  arbitrio ,  y  verás 
Cómo  sin  darla  la  muerte 
La  do;  muerte. 

CO.NDE. 

Acabad  ya. 

ANTONIO. 

En  ese  hermoso  castillo 
Que  en  forma  piramidal 
Con  las  nubes  en  el  cielo 
Logra  oscura  vecindad. 
Que  de  nuestros  Capeleles 
Defensa  heroica  será. 
En  prolrjar  prisión  quiero, 

Y  en  profunda  oscuridad 
Que  aun  de  los  rayos  del  dia 
No  logre  la  luz  solar. 
Noel  alimento  le  falte, 
Huera  al  cuchillo  fatal 

De  los  días,  de  la  muerto 
Üe  los  años  el  afán. 
Cuchillo  es  también  el  tiempo. 
Aunque  alilado  no  está  , 
Crean  todos  que  ya  es  muerta ; 
Yo  fingiré  que  al  entrar 
En  el  castillo  otra  vez 
La  di  muerte,  y  tú  serás 
Quien  solo  de  este  secreto 
lia  de  saber  la  verdad. 

Y  ansí... 

CONDE. 

Cajas  en  el  monte 
Ocupan  la  raridad 
De  los  vientos. 

ANTOMO. 

Y  á  esta  parte 
Por  ese  rubio  arenal 
Descender  un  hombre  veo. 
R. 


LOS  BANDOS  DE  VEIIONA. 
Andreses;  llégate  acá , 
Que  aqui  estamos. 

JULIA.  (Ap) 

i  Ob  traidor ! 

ANTONIO. 

Andrés. 

JCLIA.  (A¡>.) 

¡  Cielos,  quesera! 
Sfl/f  ANDRÉS. 

ANDRÉS. 

¿Qué  hacéis  en  esta  montaña. 
Cuando  toda  la  ciudad 
En  nuestra  busca  desciende? 
Por  caudillo  y  capitán. 
Airado  Alejandro  baja 
Con  dos  mil  hombres,  que'ya 
De  los  enemigos  nuestros 
Siguen  la  parcialidad. 
Embistamos  sus  escuadras. 
No  aguardemos  á  lidiar 
Cuando  sea  el  valor  menos 
Por  ser  la  ruina  más. 
Mirad  que  están  ya  muy  cerca 
De  nuestra  gente,  y  mirad 
Que  para  el  triunfo  ó  la  muerte 
El  plazo  llegó  fatal. 
Pues  embistamos. 

CONDE. 

Bien  dices 

ANTONIO. 

Primero  intento  guardar 
A  Julia  en  nuestro  castillo. 
Voy  delante. 

ANDRÉS. 

Cien  harás. 
Que  Elena  también  en  él 
Prisionera  nuestra  es  ya. 

CONDE. 

Pues  en  ella  ,  vive  el  cielo. 
La  venganza  he  de  tomar. 

ANTONIO. 

Ven  conmigo. 

JULIA. 

I  Qué  infeliz! 

ANTONIO. 

Fingiré  que  con  crueldad 
La  doy  muerte. 

JULIA.  (Ap.) 
¡Ay,  Alejandro, 
Quién  te  pudiera  ayudar! 

CONDE. 

Pues  está  cerca  el  castillo , 
Vuelve  presto. 

JULIA.  {Ap.) 
i  Estoy  mortal ! 

ANTONIO. 

Luego  bajaré  á  ayudaros. 

CONDE. 

Pues.  Andrés,  id  á  juntar 
Vuestra  gente. 

ANDRÉS. 

Y  VOS  la  vuestra 
Podéis  ir  á  acaudillar. 


De  la  espesura  del  i 
Me  aprovecharé. 


Hoy  verán 
Los  Mónteseos  el  valor 
Que  eu  nuestros  alientos  hay. 

ANDRÉS. 

Muriendo  Alejandro,  espero 
Ser  de  Julia. 

CONDE. 

Hoy  morirá 
Alejandro,  y  á  mi  Julia 
Go/.aré  eii  serena  paz. 


ANDRÉS. 

Pues  ca ,  Conde ,  á  embestir. 

CONDE. 

Pues  ea,  Andrés,  á  lidiar. 

ANDRÉS. 

Celos  llevo,  vencerélos. 


Salen  ALEJ.\NDRO,  CARLOS 
v  GCAUDAINFANTE. 

ALEJANDRO. 

¿Toniastjs  los  puentes? 

CARLOS. 

Sí; 
Ya  con  diieientos  soldados 
Los  puentes  están  tomados; 
Di,  ¿<iué  intentas? 

ALEJANDRO. 

i  Ay  de  mi! 

CARLOS. 

Témplate,  y  cordura  ten. 

ALEJANDRO. 

;.Cómo  templaré  mi  pena, 
•Si  tú  perdiste  á  mi  Elena, 

Y  á  Jnlia  perdí  también? 
/.Cómo,  di ,  se  te  perdió 

Mi  heimana?  ¡Ay  desdicha  mía! 

CARLOS. 

Yo  entendí  que  me  seguia , 

Y  en  el  monte  se  quedó. 

GUARDAINFASTE. 

Pues  Vitoria  te  prometes. 
Oh  valeroso  caudillo. 
Lleguemos  á  este  castillo  , 
Fuer/a  de  los  Capeletes  , 
Donde  estará  aprisionada 
Tu  Julia  ,  si  no  está  muerta  , 

Y  si  está  la  puerta  abierta 
La  puedes  hacer  cerrada. 

ALEJANDRO. 

,-.Su  castillo  que  podría 
Ofenderme? 

CARLOS. 

Eso  he  pensado. 

GUARDAINFANTE. 

No  hay  que  temer,  que  han  bajado 
Al  monte  la  artilleha. 
Ya  llegamos,  y  ya  estoy 
Resuelto  á  morir,  si ,  agora. 
ANTOiNio.  (Dentro.) 
Desta  manera,  traidora. 
Has  de  morir. 

JULIA.  (Dentro.) 
Muerta  soy. 

ALEJANDRO. 

I  Que  nunca  mi  oido  acierte 
A  escuchar  por  más  veloz 
Entre  tantas  una  voz 
l,Uie  no  sea  de  la  muerte ! 

Y  esta  que  agora  escuché 
No  dejará  de  ser  cierta. 

ANTONIO.  (Dentro.) 
Capeletes ,  Julia  es  muerta  , 

Y  yo  soy  (juien  la  maté. 

Muerta  es  ,  que  mi  suerte  esquiva 
La  da  la  muerte  que  veis. 

ALEJANDRO. 

Capeletes, /,no  diréis 
Cuándo  Julia  estuvo  viva? 
Mas  si  también  ha  logrado 
Su  airado  cuchillo  liero, 
llomper  este  muro  quiero. 

r.UARDAINFANTE. 

Señor,  al  arma  han  tocado. 

23 


3SG 


COMEDIAS  ESCÜÍilDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


ALEJANDBO. 

Un  mal  quieres  influir, 
Astro;  mas  ¿cómo  lias  de  obrar 
Si  nunca  tienes  lu^ar 
Para  poderle  seguir? 

CARLOS. 

Acaba. 

aieíakdho. 
¡Qué  infeliz  soy  I 
Carlos,  sal  á  recibir 
Al  Conde. 

CARLOS. 

Voite  ¡¡  servir. 

ALEJANDRO. 

¿Y  por  dónde  yas? 

CARLOS. 

Ya  voy 
Por  esta  parle. 

ALEJANDRO. 

Pues  arda 
En  incendios  mi  dolor. 
¥  tú  ¿vienes? 

(Vaitse  Carlos  y  Alejandro.) 

GUARDAINFAKTE. 

Si,  Señor, 
Yo  quedo  en  la  retaguardia. 
Ea,  mi  temor  aliente , 
A  mi  amo  voy  á  ayudar; 
Vive  Dios  que  he  de  probar 
A  qué  sabe  el  ser  valiente. 
Ea,  no  hay  que  resislillo , 
Ni  hay  tampoco  que  temer, 
Valentonazo  he  de  ser. 
Que  esto  no  es  más  de  decillo. 
Pero  de  la  torre  infiero 
Que  Antonio  el  viejo  salió 
Con  seis  soldados,  pues  yo 
Asora  estrenarme  quiero. 
¿  Por  qué  á  todo  Cápetele 
No  embisto?  Acometo ,  pues, 
Porque  me  llamen  después 
El  Montesco  matasiete. 
Y'o  me  arrojo  ;  mas  ve  aquí 
Que  con  valor,  con  ahinco , 
De  los  seis  mato  los  cinco, 

Y  el  otro  me  m.it.á  mí. 
üira  mi  amo  al  instante: 
«Cinco  mató :  |  extraño  brío! 
Dirá  otro  :  «Señor  mió. 

No  los  mató  Guardaint'ante. 
—Pues  ¿quién?  » mi  amo  replicó, 
«¿Quién,  Señor?  yo  estoy  muy  cierto 
Que  después  que  estaba  muerto. 
Otro  llegó  y  los  mató.» 
¡Oh  guerrilla!  tal  por  cual , 
Aquesto  hay  en  li  también , 
Yo  he  de  morirme  muy  bien , 

Y  lo  han  de  contar  muy  mal. 
No  iré  allá  de  buena  gana 
Aunque  el  demonio  me  aburra. 

ANTONIO.  (Dentro.) 
Traed  preso  á  Carlos. 


ANTONIO. 

O  dadle  muerte. 

CUAliDAINFANTE. 

Dadana. 
Esconderme  he  imaginado 
En  esta  verde  enramada  , 
Porque  hacer  una  embosc.ida 
Quiero,  como  gran  soldado. 

Etcvndese,  y  sale  ANTONIO  y  oin 
soldados  acuchillando  á  C.4RL0S. 


ANTO.MO. 

üindele  o  has  de  morir, 
Carlos. 


C.IIABDAINFANTE. 

Corlólos;  ¿qué espero? 

CARLOS. 

Primero  que  no  el  acero , 
La  vida  os  he  de  rendir. 

ANTONIO. 

Pues  sea  desta  manera. 

{.\trazanse  del.) 

CARLOS. 

Asido  me  habéis. 

CLARDAINFANTE. 

¡Traición! 
Mas  yo  saldré  á  la  ocasión. 

SOLDADOS. 

Morirás ,  Carlos. 

ANTONIO. 

No  muera. 

CARLOS. 

Dejadme  libre  los  brazos, 
Y  asi  podréis  ver  los  dos. 

CUARDAINFANTE.   (.4^.) 

Si  le  prenden ,  voto  á  Dios , 
Que  los  he  de  hacer  pedazos. 

Salen  EL  CONDE  v  ANDRÉS. 

CONDE. 

Antonio ,  ¿qué  hacéis  aqui  ? 
Entrad  en  la  torre  presto. 

ANTONIO. 

A  Carlos ,  que  es  el  amigo 
De  Alejandro,  tengo  preso. 

CONDE. 

Rompida  ya  nuestra  gente, 
Por  el  margen  viene  huyendo 
Del  Adige  ,  undoso  rio  : 
Los  tiros  de  bronce  nuestros 
Disparados  por  defensa , 
Hicieron  tan  poco  efecto 
Que  aun  no  dejaron  en  humo 
Las  reliquias  de  su  fuego. 
Alejandro  en  nuestro  alcance 
Por  la  arena  va  siguiendo 
Las  estampas,  que  aun  no  quiso 
El  polvo  encubrirnos  ciego. 
Ea  ,  entremos  en  el  castillo. 
Noble  Antonio,  y  no  aguardemos 
A  (|ue  él  logrando  un  castigo 
Te  disponga  un  escarmienlo. 


Pues  ea ,  Carlos ,  entrad 
La  nuestra  torre. 

ALEJANDRO.  {Dcnlro.) 
¡Mónteseos, 
Al  castillo! 

ANDRÉS. 

¿A  qué  aguardamos? 

C.ÍR1.0S. 

¿Alejandro? 

ANTONIO. 

Vive  el  cielo. 
Que  liaga  otra  vez,  si  le  nombras. 
Que  le  nombres  por  el  pecho. 

CONDE. 

Pues  ea,  á  la  torre,  amigos. 
Que  el  tiempo  nos  dará  el  tiempo 
l'uia  podernos  vengar. 

ANTONIO. 

Pues  al  castillo. 


.Amigo? 


Eso  apruebo. 

CARLOS. 


CONDE. 

Retiradle,  y  entrad  presto. 

CARLOS. 

Venza  mi  amigo  Alejandro, 

Y  mas  que  yo  muera  luego. 

iVanse.) 

Sale  ALEJANDRO ,  y  GÜARDAINFAN- 
TE  de  donde  estaba. 

ALEJANDRO. 

i  A  ellos ,  que  entran  al  castillo! 

flUARDAlNFANTE. 

Ea,  ijue  se  enjaulan  ;  ;  á  ellos! 

ALEJANDRO. 

Ninguno  llegue  conmigo. 

CCARDAINFANTE. 

Tú  sobras  aqui ;  yo  llego 
A  subir  hasta  la  torre. 

ALEJANDRO. 

Delente. 

GUARDAIUFANTE. 

Estoy  hecho  un  perro: 
Puesto  que  soy  Guardainfante, 
Mi  nombre  pienso  poneros; 
Porque  sois  unos  maricas 
Tendréis  buenas  faldas  presto. 

ALEJANDRO. 

¿Vístelos  entrar? 

GUARDAINFANTE. 

Yo  sí. 

ALEJANDRO. 

¿A  quién? 

GUARDAINFANTE. 

Al  Conde,  y  al  viejo, 

Y  á  Andrés. 

ALEJANDRO. 

¿Y  á  Carlos  has  visto? 

GDARDAINFANTE. 

No  le  he  visto.  (.4p.  Ciliar  quiero. 
Porque  puede  echar  de  ver 
Que  anduve  como  yo  suelo.) 

ALEJANDRO. 

¿Cómo  me  podré  vengar? 

CUARDAIXFANTE. 

¿Cómo,  Señor?  Pega  fuego 
A  esia  torre. 

ALEJANDRO. 

Pues  que  ya 
Mi  divina  Julia  ha  muerto, 
Deslos  viles  Capeletes 
Las  cein'zas  lleve  el  viento. 
Guardainfante,  ¿aquesta  torre 
Es  grande? 

GDARDAINFANTE. 

Yo  he  entrado  dentro, 

Y  es  tan  pequeña,  que  en  ella 
No  caben  cien  hombres. 

ALEJANDRO. 

Di  esto: 
Derribando  l.ns  murallas , 
¿Podrán  librarse  del  riesgo 
De  los  peñascos  que  caen 
Hacia  dentro? 

GDARDAINFANTE. 

No,  por  cierto. 
Porque  ellos  la  llaman  torre, 

Y  es  palomar. 

ALEJANDRO. 

Si  yo  puedo 
Derribar  toda  la  torre, 
¿Podré  vengarme? 

GUARDAINFANTE. 

Sospecho 
Que  no  ha  de  escaparse  nadie. 


ALEJANDRO. 

¿I.a  arlilleria  no  han  imcsto, 
y  lie  csl.ibn  sobre  la  lorie, 
ICn  las  faldas  de  aquel  cerro 
i'or  defensa? 

GUARDAINFANTE. 

Asi  es  verdad. 

ALEJANDRO. 

¿Mi  Julia  no  esmuerla? 

COAnOAlNFANTE. 

Es  cierto. 
Mas  ¿  qué  es  lo  que  hacer  inlenlas  1 

ALEJANDRO. 

Con  los  mismos  instrumentos 

Con  que  intentaron  matarme 

Darles  la  muerte  pretendo. 

Ka,  amigos,  asestad 

Del  hronce  á  metales  lieclios 

lisos  tiros  á  la  torre. 

Ei,  disparad. 

CUARDAINFANin. 

Me  convengo. 

ALEJANDRO. 

Elena  no  ba  parecido, 
Carlos  debe  de  ser  muerto; 
Julia  falleció ;  pues  mueran 

Todos.  (ÜUparan.) 

CUARDAINFANTE. 

Pólvora,  y  á  ellos. 

ALEJANDRO. 

Todo  un  lienzo  lian  derribado. 

Gl'ARDAlNFANTE. 

;A  la  sábana,  artillero! 
¡Capeleles  en  tortilla! 
¡Gran  comida ! 

Sa/e  ANTONIO  íii /o  fl/fo. 

ANTONIO. 

Llamar  quiero 
A  Alejandro  desde  el  muro. 

ALEJANDRO. 

Señal  de  la  torre  han  hecho. 

CUARDAINFANTE. 

Un  hombre  salió,  es  verdad. 

ALEJANDRO. 

No  disparéis. 

CUARDAINFANTE. 

Lo  qneentiendo 
Es  ,  qne  con  la  mucha  lumbre 
Habrá  sallado  aquel  huevo. 

ANTONIO. 

¿Alejandro? 


iQu 


llama? 


Antonio  soy,  y  el  que  vengo 
A  que  oigas  compadecido 
Lo  que  escuchares  atento. 

ALEJANDRO. 

Tarde  i  mi  piedad  apelas ; 
¿Qué  quieres? 

ANTONIO. 

Pedirle  quiero, 
Que  pues  yo  he  sido  la  causa 
De  tu  venganza ,  supuesto 
Que  aticé  segunda  vez 
Ai|uellos  carbones  muertos 
Due  no  los  quiso  encender 
El  soplo  fácil  del  viento. 
Que  a  mi  solo  des  la  muerte 
Te  pido ,  pues  soy  el  mesmo 
Que  ha  irritado  i  los  demás  , 
Yo  soy  el  que  la  merezco. 
Si  el  escarmiento  procuras, 
Oye  el  misero  lamento 
De  los  que  en  este  castillo, 


LOS  BANDOS  DE  VEnONA. 
En  mal  repetidos  ecos 
Te  piden  lodos. 

DENTRO. 

¡Piedad, 
;  Noble  Alejandro  Romeo ! 

ALEJANDRO. 

Quien  corla  al  árbol  las  ramas 

V  deja  el  árbol  entero. 
Es  darle  más  fortaleza 
Para  qne  florezca  luego  ; 
Tú  eres  una  inúlil  rama. 
Los  demás  hacen  el  cuerpo ; 
Pues  para  que  no  florezca 
En  obstinados  renuevos , 

Mi  brazo  arranque  las  ramas 

Y  siegue  el  árbol  mi  acero. 


Ellos  contra  ti  no  tienen 
Indignación. 

ALEJANDRO. 

A  buen  tiempo 

ANTONIO. 

Si  los  vieras... 

ALEJANDRO. 

Esa  es 
La  hipocresía  del  fuego. 
La  nieve  encumbre  en  la  cumbre 
El  Etna  y  el  Mongibelo. 
Y  Etna  y  Mongibelosé 
Que  aguardan  el  fuego  dentro 


¿Que  no  hay  piedad? 

ALEJANDRO. 

No  la  aguardes. 

ANTONIO. 

Mira. 

ALEJANDRO. 

No  escucho  lu  ruego. 

ANTONIO. 

Que  Julia... 

ALEJANDRO. 

No  oigo  tu  voz. 

ANTONIO. 

Eslú... 

ALEJANDRO. 

Escucharle  no  quiero. 
—Disparad.  (Disparan.) 


¡Ay  infeliz! 
Va  te  dejo. 

ALEJANDRO. 

Dale  luego. 

CUARDAINFANTE. 

Tomen  lorias  mis  señoras 
Doña  Lucia. 

ALEJANDRO. 

Hoy  vengo 
Una  sinrazón  que  al  alma 
Vuestra  indignación  me  ha  hecho. 

Sale  EL  CONDE  en  lo  alto. 

CUARDAINFANTE. 

Olro  moro  anda  en  el  muro. 

CONDE. 

¡  lia  del  monte! 

ALEJANDRO. 

Deteneos. 
¿Quién  eres? 

CONDE. 

El  conde  Páris. 
¿Eres  Alejandro? 

ALEJANDRO. 

El  mesmo 

CONDE. 

¿No  sabes  que  soy  esposo 


üe  Elena? 


ALEJANDRO. 

Tarde  lo  siento. 

CONDE. 

¿Silbes  que  un  tiempo  la  quise? 

ALEJANDRO. 

Si  lo  sé. 

CONDE. 

¿  Y  que  la  aborrezco? 


Huclio  me  preguntas.  Conde. 

CUARDAINFANTE. 

Los  más  condes  tienen  eso. 

ALEJANDRO. 

Sé  que  la  muerte  la  has  dado. 

Y  yo  te  la  doy  por  eso. 

CONDE. 

Viva  es  Elena,  Alejandro; 

Y  si  .-igora  no  le  muevo 
Con  lu  misma  sangre,  lardo 
Hallarte  piadoso  espero. 
Viva  es  Elena,  tu  hermana  , 

Y  aiisía.gora... 


Sale  ELENA  en  lo  cUo. 

Pues  Elena  á  tus  piedades 
Ha  de  llegar  con  los  ruegos 
De  la  sangre  ,  y  del  amor 
Que  la  llenes  llegue  presto. 

ALEJANDRO. 

Muy  larde  llegas ,  Elena. 

ELENA. 

¿Cómo  lu  crueldad  no  templo? 
Ya  el  Conde  admite  mis  brazos. 
Perdónale. 

ALEJANDRO. 

Están  violentos. 
Si  agora  al  Conde  y  á  li 
Os  dejo  la  vida  .  temo 
Que  mañana,  ó  bien  á  su  odio, 
A  su  desden  ó  despego. 
Que  son  puñales  del  alma. 
Has  de  morir ;  pues  si  es  cierlo 
Que  después  te  ha  de  dar  muerto 
Su  mismo  aborrecimiento, 

Y  no  has  de  lograr  mañana 
La  vida  que  darle  puedo, 
Dando  muerte  á  los  dos  junios , 
Una  venganza  aprovecho , 

Y  á  li  te  estorbo  que  mueras. 
Más  piadoso  que  sangriento, 
Al  embotado  cuchillo 

De  su  olvido  ó  su  desprecio. 

ELENA. 

¿Pues  para  darme  la  muerto 
.Me  pones  un  argumento? 
Sofistica  está  lu  ira. 

CUARDAINFANTE. 

¿Hay  más  de  decirle  negó? 

ELENA. 

Tu  hermana  soy. 

CUARDAINFANTE. 

Las  hermanas 
Nunca  han  sido  de  provecho. 

ALEJANDRO. 

Ea ,  disparad ,  mueran  lodos. 

ELENA. 

¡Grande  crueldad! 

GOAnDAlNFANTE. 

Volaverunt. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DF.  HOJAS. 
Sale  CARLOS  en  lo  alio. 


CARLOS. 

¿Ali'jandro? 

ALEJANDRO. 

¿Quién  ll;ima? 

CDARDAINFAME. 

Otro  demonio  leñemos. 

ALEJAMimO. 

i  Tú  eslás  preso,  amigo  Carlos? 

CARLOS. 

Si ,  amigo ,  por  li  estoy  preso. 

ALFJA>URO. 

¿Pues  qué  intcnlas? 

A  pedirle 
Que  me  des  la  vida  vengo. 

ALEJANDRO. 

Tu  voz ,  vive  el  cielo ,  Cirios, 
Me  eslá  penetrando  el  pecho. 
¿Julia  murió? 

CARLOS. 

Julia  es  muerta. 
Pero  di,  ¿que  culpa  tengo 
Para  que  tú  en  mi  te  vengues , 
Si  yo  uo  soy  quien  la  ha  muerto? 

ALEJANDRO. 

¿  Y  he  de  perdonar  á  cuantos 
Me  ofenden? 

CARLOS. 

Deso  me  alegro, 
Porque  vean  que  tu  eres  " 
Mi  amigo  tan  verdadero, 
Que  porque  no  muera  yo 
Quieres  que  no  mueranellos. 

ALEJANDRO. 

¿Tú  por  mi  no  has  arriesgado 
Tu  vida? 

CARLOS. 

Si ,  á  todo  riesgo 
De  tu  amor  y  de  tu  ira 
Me  hallaste  siempre  dispuesto. 

ALEJANDRO. 

¿Pues  cómo  boy  morir  recelas? 

CARLOS. 

Es,  que  alli  pude  venciendo 
Vivir;  pero  si  le  vengas 
üesta  manera,  uo  puedo. 

ALEJANDRO. 

¿Y  he  de  quedarme  sin  Julia 
Porque  tú  vivas?  ¿di  esto? 

CARLOS. 

V  di,  porque  muera  yo 
¿Vive  Julia? 

ALEJANDRO. 

No  por  cierto. 
Perdonar  mucho,  es  hacer 
Al  poder  un  menosprecio. 

CARLOS. 

Y  castigar  mucho,  es 
Manchar  el  poder. 

ALEJANDRO. 

iQué  cuerdo 
Estás,  como  lú  no  tienes 
Mi  amor  y  mi  sentimiento!  ^ 

CARLOS. 

Como  lú  no  has  de  morir 
Eslás  también  muy  discreto. 

ALEJANDRO. 

Vohe  de  vengarme,  perdona. 


CAPIOS. 

¿Y  te  vengarás  con  esio? 

ALEJANDRO. 

El  perdón,  hijo  bastardo 
Es  del  valor  y  el  esfuerzo. 

CARLOS. 

V  también  es  el  ca.?ligo 
Hijo  natural  del  miedo. 

Quien  se  venga  no  es  cobarde. 

CARLOS. 

1.0  parece  por  lo  menos. 

ALEJANDRO. 

Pues  yo  he  de  vengarme  en  tolos. 

CVRLOS. 

I  V  eso  parece  temerlos. 

I  ALEJANDRO. 

Yo  con  perder  un  amigo 
Dos  mil  enemigos  pierdo 

CARLOS. 

No  sabes  tú  lo  que  pierdes 
En  un  amigo,  si  es  bueno. 
Pero,  en  ün,  ¿quieres  que  muera? 

ALEJANDRO. 

Carlos,  yo  no  lo  deseo, 
Pero  yo  me  he  de  vengar. 

CÁllLOS. 

¿Di  qué  le  incita? 

ALEJANDRO. 

Mis  celos. 

CVRLOS. 

¿Y  mi  ruego? 

ALEJANDRO. 

Me  lastima. 
Mas  no  me  templa  tu  ruego 

ELENA. 

¿Tu  sangre  no  le  ha  obligado? 

ALEJANDRO. 

No  hierve ,  aunque  eslá  sin  fuego. 

ANTONIO. 

¿Ni  mis  canas  te  lastiman? 

ALEJANDRO. 

Me  dan  ira,  y  no  respeto. 

CONDE. 

Templado  eslá  ya  mi  odio. 

ALEJANDRO. 

No  llega  tu  enmienda  á  tiempo. 

ANDRÉS. 

¿Ni  una  vida  no  me  pagas? 

ALEJANDRO. 

A  esa  muerte  le  la  ferio 

CARLOS. 

,.Ni  un  amigo  no  te  obliga* 


Ni  de  un  amigo  me  templo. 

ANTONIO. 

Pues  si  es  para  que  yo  viva 
Este  el  últuno  remedio... 

CONDE. 

Pues  si  ha  de  llegar  mi  muerte 
Después  del  último  esfuerzo... 

ANTONIO. 

Yo  he  de  vivir,  aunque  tú 

Quieras  que  el  nlomo  en  estruendos 

Arruine  tanto  edilicio. 


CONDE. 

Viviré,  aunque  lú  sangriento 
Darme  muerte  solicites. 

ALEJANDRO. 

Cómo,  si  yo  soy  el  dueño 

Del  castigo,  di.sparad, 

.Mueran  lodos,  purs  (¡ue  muero. 

ANTONIO. 

Pues  disparad,  que  esta  es  Julia; 

(.Saco  á  Julia.) 
Móvil  de  tus  pensamientos. 

ALEJANDRO. 

No  disparéis,  aguardad. 

JILIA. 

Alejandro. 

ALEJANDRO. 

Deteneos. 

JULIA. 

.Mira  que  soy  yo. 

ALEJANDRO. 

Mi  Julia, 
iQué!  ¿estás  viva? 

JDLIA. 

Quiere  el  cielo 
Que  sea  tuya. 


Di,  ¿qué  intentas? 

ANTONIO. 

Habla,  Julia. 

JDLIA. 

Lo  que  intento 
Es  que  á  todos  los  perdones. 

ALEJANDRO. 

¿Tú  lo  pides? 

JlLIA. 

Yo  lo  ruego. 

ALEJANDRO. 

Pues  vivan  los  Capeleies , 

Y  Julia  viva  con  ellos, 

Que  yo  á  una  hermana,  á  un  amij 

Indignado  y  desatento. 

Pude  negar  mis  piedades, 

Pero  á  mi  dama  no  puedo; 

¿Uasnie  á  Julia  por  esposa, 

Antonio? 

ANTONIO. 

Yo  lo  consiento. 

ALEJANDRO. 

¿TÚ  admites  á  Elena? 

CONDE. 

Si. 

ALEJANDRO. 

Quedaron  en  nuestros  pechos 
De  lealtad  y  obligación. 
Vínculos  de  amor  estrechos. 

ANTONIO. 

Soy  tu  padre. 

CONDE. 

Soy  tu  amigo. 

CARLOS. 

Vo  como  siempre  he  de  serlo. 

ALEJANDRO. 

Pues  tengan  dichoso  Ga 
Capeletes  y  Mónteseos. 
Y  don  Francisco  de  Rojas, 
A  tan  grande  coliseo 
Pide  el  vítor,  porque  siempre 
Merezca  el  aplauso  vuestro. 


NO  HAY  SER  PADRE  SIENDO  REY, 


REY  DE  POLONIA. 
RUGEltO,  príncipe. 
ALEJANDRO,  infante. 


PERSONAS. 

I  COSCOIIRON. 

DtJQUE  KEDliRICO. 
ICASANDRA,  duquesa. 


I  CLÁVELA,  criaüa. 
ROBERTO. 

I  Dos  CniADOS  T  ACOMPAÑAlllEriTO. 


JORNADA  PRIMERA. 


Salen  EL  REY  y  acohpa\ajiiemo  ,  <•«•( 
memoriales,  EL  DUQUE,  ALEJAN- 
DRO r  RUGERO,  hijos  del  ¡ley. 

BEY. 

l'na  silla  me  llegad; 
La  gola  me  trae  sin  mi. 

RUGERO. 

La  silla  tienes  aqiii. 

ALEJA>DR0. 

Siéntese  tu  majestail. 

REY. 

{Ap.  Para  males  tan  prolijos, 

Cue  á  mis  dos  brazos  iguala  , 

Dos  báculos  me  señala 

Mi  vejez  en  mis  dos  hijos. 

Itien  que  impropio  se  desmiente 

EiLlre  los  dos  mi  retrato , 

l'ues  esle  tiene  de  ingrato 

Lo  que  estotro  de  obediente. 

Reñirle  pienso  otra  vez, 

Pues  será  buena  ocasión.) 

Hijos,  paciencia,  estas  son 

Pensiones  de  la  vejez.         (Siéntase.) 

ROCERO.  (Ap.) 
¡Que  el  Rey  me  estorbase  asi ! 

ALEJANDRO.  (.l;j.) 
¡Que  ahora  el  Rey  me  estorbase .' 

ROCERO.  (.-1/).) 

¡Que  esto  sufra! 

ALEJANDRO.  (  t/).) 

¡Que  esto  pase  1 

RUGERO.  {Ap  ) 

Pero  saldremos  de  aqui. 
{Llegue  el  Üuqne  por  un  lado  á  hablar 
al  Rey  ) 

DUQUE. 

¿Señor? 

REY. 

i  Qué  decís? 

DUQUE. 

Mir.n-I. 
One  han  reñido  en  esle  instante 
Él  Principe  y  el  Infante. 


Ya  lo  sé.  Duque,  callad. 

DUQUE. 

Porque  remediéis  lo  digo 
La  causa  de  tantos  males. 

REY. 

Ya  os  entiendo;  memoriales; 
No  quede  nadie  conmigo. 
( Vayan  dando  memoriales .  y  hace  que 
te  va  Rugero  ) 

RUGERO. 

Voimc,  pues  veng.irme  espero. 


ALEJANDRO. 

La  defensa  es  natural.  ( Vase.) 

DUQUE. 

Yo  cumplí  con  ser  leal.  (Vase.) 

REY. 

Esperad;  no  os  vais ,  Rugero. 

RUGERO. 

(.\p.  ¡Hay  tal  vejez!  Vive  Dios  .. 
iQue  eslo  consiento!  ¡esto  escucho!) 
¿Qué  mandáis? 

REY. 

Yo  tengo  mucho , 
Principe,  que  hablar  cou  vos. 

RUGERO. 

Obedeceros  intento. 

{Ap.  Largo  lia  de  ser  el  sermón.) 

REY. 

{Ap.  Dios  temple  sucondicion.) 
Estadme  ,  Rugero  ,  atento. 
Seis  años  pienso  que  hará 
Que  mi  espos;j  y  madre  vuestra 
A  ser  mejor  coi  lesana 
Se  partió  á  mayor  esfera , 
Dejando  á  esle  reino  triste 
La  admiración  más  suspensa. 
La  imaginación  con  ojos, 

Y  la  emulación  sin  lengua : 

Y  á  mi ,  con  ser  quien  la  |iicrde, 
Consolado  ,  que  es  violencia 
Culpar,  siendo  olicio  suyo , 

A  la  muerte  lo  que  lleva , 
Puesto  que  nos  da  de  gracia 
Todo  aquello  qne  nos  deja. 
Decís  que  estoy  ya  muy  viejo  , 
(Decís  muy  bien)  y  que  fuera 
Razón,  que  aquesta  corona 
Pusiera  en  vuestra  cabeza. 
Esto  ha  de  salir  de  mi. 
Que  el  gobierno  y  la  grandeza 
No  consiste  en  procurarla, 
Sino  sólo  en  merecerla. 
¿.Sabéis  á  lo  que  se  expone 
El  que  un  imperio  gobierna? 
No  hay  cosa  bien  hecha  en  él 
Que  á'los  suyos  lo  parezca: 
Síes  justo,  cruel  le  llaman; 
Si  es  piadoso ,  le  desprecian ; 
Pródigo,  si  es  liberal; 
Avaro,  sí  se  refrena; 
Si  es  pacifico,  es  cobarde ; 
Disoluto,  si  se  alegra: 
Hipóeiil'i  .  «i  es  !)|.mI(>c|o; 
Es  f;H-i.    ,  .- -:,,.,:,. 

Pu.'s.i!,  I  1   .;„>[,,.., la 

Al(pi"  1.  •  :  i'p;  iM,,  rrva. 
Vos,  Pjuu  i:i.lr  ■!■,  ulu  :il  ocio, 
Al  apetito  y  tor|ic/.a. 
Mal  podréis  vivir  buen  rey 
Si  aun  ser  bueno  no  aproveília. 
;,Y  cómo  es  posible,  como 
(Si  ya  el  cielo  no  lo  trueca). 
Que  gobierne  tanto  imperio 
Quien  á  si  no  se  gobierna? 
Yo,  pues,  ahora  me  quejo , 


Que  vos,  rompiendo  obedíeucias. 
Preceptos  atrepellando, 
Al  Duque,  que  me  sustenta 
La  carga  de  mis  cuidados. 
Con  rigor  y  con  soberbia 
Le  queréis  quitar  la  vida , 
Porque  yo  le  quiero,  y  esta, 
Contra  mi  bien  declarada 
Viene  á  ser  precisa  ofensa. 
¿El  Duque  en  qué  os  ofendió,. 
Qne  con  la  espada  sangrienia 

Y  á  vueslras  veng:inz;is  puerlas? 

Y  ahora  con  vuestro  hermano 
Habéis  tenido  allá  fuera 

Un  enojo.  Ea,  rapaz. 
Prended  el  labio  á  la  lengua. 
Pues  él  os  da  más  discreto 
La  respuesta  sin  respuesta. 
Noramala  para  vos. 
En  las  alarbes  fronteras 
Gastad  esas  altiveces , 

Y  de  la  gola  á  las  grevas 
Sobre  el  andaluz  armado 
líl  rey  Otomano  os  vea. 

¡Con  tu  hermano!  ¡Bien  por  Dios' 

Y  con  el  Duque,  que  es  fuerza 
Que  por  mí  el  uno  le  sufra  , 

Y  otro  por  él  le  consienta. 
;.No  queréis  os  dé  consejo? 
Pues  sabed  <|ue  en  mí  es  line/.-i, 
Qneaunqiie  hay  muchos  queacunsejcn 
Son  pocos  los  que  aconsejan. 

Bien  sé  qne  me  aborrecéis; 

Y  aunque  os  diga  vuestra  idea 
Que  del  que  es  aborrecido 
Nunca  es  buena  la  sentencia 
Para  ser  recto  el  consejo 

Es  necesario  que  sea. 

No  de  aquel  que  yo  quisiere. 

Sino  de  aquel  que  me  quiera. 

Vos  injuriáis  los  humildes ; 

Pues  temed  con  todas  veras 

Más  hacer  ofensa  al  pobre 

Que  hacer  al  señor  afrenta : 

Porque  el  señor,  cuando  mucho. 

Si  se  llama  á  la  defensa, 

O  con  la  espada  se  incita 

O  con  el  plomo  se  altera, 

Pero  el  pobre  con  el  llanto; 

Mirad  ,  pues ,  la  diferencia 

(,'iie  hay  entre  el  llamo  y  la  espada; 

Qne  el  I  ico  una  vez  se  venga, 

Y  el  im'ire  se  está  vengando 
■Id!  ,  ,    liffipo  -iiic  pe  queja. 


Supliera  por  loque  os  ruega , 
Porque  no  hay  cosa  más  cara 
Que  la  que  cuesta  vergüenza. 


590  comedí; 

Eo  estas  calles  j  plazas, 

Siempre  que  la  aurora  argenta 

Cuanio  ha  de  dorar  con  rajos 

El  padre  de  las  eslrelbs, 

Se  iKillan  muertas  mil  personas, 

\  la  desdicha  es  aquesta; 

Que  es  tal  vuestra  mala  fama, 

yue  aunque  el  vulgo  las  cometa. 

Dice,  hecho  una  lengua  todo. 

Que  tenéis  la  culpa  dellas. 

Ce  suerte,  que  vos,  hugero. 

Cuando  me  llamo  i>  clemencias. 

Os  provocáis  á  rigores; 

Si  os  muestro  amor,  vos  soberbia  , 

Si  doy  premio  á  mis  vasallos. 

Castigáis  al  que  se  premia ; 

Avaro  sois,  si  yo  doy; 

Libre,  si  os  suelto  la  rienda ; 

Si  os  detengo ,  os  incitáis ; 

Los  consejos  os  molestan , 

Los  avisos  os  perturban. 

Los  rigores  os  desvelan. 

Las  venganzas  os  incitan. 

La  cruelaad  os  alropella. 

sois  mal  quisto  con  los  vuestros, 

Y  no  hay  vasallo  que  os  quiei:i ; 

Y  tal  vez  puede  mentir 
Una  lengua  y  otra  lengua  ; 
Pero  todas,  no  es  posible. 
Pues  el  pueblo ,  es  evidencia 
Que  habla  por  lengua  de  Dios 

Y  es  imposibleque  mienta. 
Gobernad  vuestras  acciones 
Para  que  Polonia  vea 

Que  os  reducís  á  vos  mismo  . 

Y  que  hoy  de  nuevo  se  trueca 
Vuestro  rigor  en  piedad  , 

Y  sois,  con  acciones  nuevas, 
Comedido  en  las  palabras. 
Justiciero  en  las  sentencias. 
Piadoso  en  la  ejecución. 
Disimulado  en  la  ofensa , 
Advertido  en  los  peligros 

Y  lirme  en  las  resistencias. 
Si  eslohiciéredes,  Rugero, 
Mi  corona, mi  grandeza. 
Cuanto  aquesta  espada  rige , 
Cuanto  estas  canas  gobiernan . 
Será  vuestro  desde  luego ; 
Pero  si  no  se  reserva , 

Wi  un  hermano  que  os  obliga. 
Ni  un  valido  que  os  respeta. 
Ni  un  pueblo  que  os  obedece , 
,Ni  un  padre  que  os  amonesta ; 
Si  soy  padre,  seré  rey, 
Porque  en  tan  graves  materias  , 
Quien  no  premia,  no  es  prudente 
Ni  el  que  no  castiga,  reina. 

BÜGEBO. 

Ya  que  en  cualquiera  ocasión 
Cuanto  imagino  os  molesta  . 
Hoy  me  habéis  debido  en  esta 
F.l  cuidado  y  la  atención. 

Y  aunque  llegue  á  merecer 
Con  vos  nombre  de  importuno , 
A  esos  cargos  uno  á  uno 

Os  tengo  de  responder. 

Cuando  airado  y  ofendido 
Me  hallo  de  vue"síro  rigor. 
Perderé  en  ser  vencedor 

Y  ganaré  en  ser  vencido. 
lOh,  plegué  al  cielo,  que  aquí, 
l'iugero,  me  convenzáis ! 

ni'CF.RO. 

Si  haré ,  si  atento  me  estáis. 

SEV. 

Pues  proseguid. 

RUCEnO. 

Digo  asi: 
Cuando  al  despedirse  Inste 


ESCOCIDAS  ÜE  DON  FRANCISCO 

El  eslío  rigoroso, 

Con  Toces  de  llamas  muertas 

Iba  llamando  al  oloño  : 

Cuando  á  castigar  las  flores , 

Examinando  los  solos , 

Salió  juez  de  residencia 

Severamente  el  Agosto : 

Cuando  el  dorado  Seliembro 

De  los  esquilmos  dichosos  , 

Puntales  pone  á  los  cielos 

De  granos  de  Iruto  en  oro  ; 

Entonces  con  mis  monioros 

Medí  al  monte  los  contornos  , 

Ya  conquistando  los  sauces, 

Ya  averiguando  los  poyos. 

Cuando  viendo  que  no  hallamos. 

Ni  aquel  animal  cerdoso 

Que  hace  alfanjes  los  colmillos 

Para  destroncar  los  chopos ; 

Ni  hallando  entre  tamo  monte 

Al  venado,  que  ganchoso, 

Coronisla  de  su  vida  . 

Se  la  escribe  en  sus  dos  troncos* 

Nos  apeamos  los  tres, 

Y  en  la  margen  de  un  arroyo 
Que  por  no  tener  con  quien 
Murmuró  consigo  propio. 
Haciendo  alfombras  de  Qores 
Nos  descansó  lo  frondoso, 
Elevó  lo  cristalino 

Y  suspendió  lo  sonoro. 

Al  descanso  ya  entregados , 

Viéndonos  tristes  y  solos , 

Tratamos  de  murmurar , 

Oue  este  es  el  manjar  del  ocio. 
I  Gobernamos  tus  Estados, 

Dispusimos  sentenciosos , 

Culpamos  unos  ministros, 
!  Diferenciamos  á  otros : 
I  Materia  que  tantos  tocan, 
¡  Y  que  la  entienden  tan  pocos. 
I  Va  á  mormurar  destinados. 

Yo,  más  entonces  que  todos , 
'  A  tu  fama  me  adelanto 

Y  á  tu  impiedad  me  provoco. 
¿Cómo  (les  dije)  mi  padre 
No  sacude  de  los  hombros 
El  peso  de  esta  corona  , 
Flaco  Allante  á  tanto  globo? 
¿Piensa ,  por  ventura ,  piensa 
Mi  padre,  que  por  ser  mozo 
No  sabré  regir  el  cetro. 
Cuando  á  los  alfanjes  corvos 
Puso  freno  aqueste  acero, 

Y  del  tronterizo  moro 

Más  cabezas  dio  i  la  Parca , 
Que  flores  agosta  el  Noto  ? 
Va  la  política  he  visto  , 
Ya  tengo  previsto  el  modo 
De  saber  regirse  un  rey ; 
No  es  difícil,  pues  con  sólo 
Ser  afable  de  ordinario. 
Ser  á  veces  rigoroso, 
(^on  no  ser  todo  de  nadie 

Y  ser  á  un  liempo  de  lodos. 
Ser  remiso  en  los  castigos. 
No  ser  tardo  en  los  negocios , 
Con  pedir  consejo  á  muchos 

Y  determinar  con  pocos, 
Con  oir  cuanto  le  digan. 
Con  valor  y  sin  enojo 

(Que  Principe  que  no  escucha 
No  puede  vivir  dichoso). 
Con  tener  buenos  ministros 
(Que  en  esta  parte  es  el  todo). 
Ni  subir  á  unos  de  presto 
Ni  bajar  de  presto  a  oíros. 
Será  un  Principe  perfecto  , 
Liberal,  sabio  y  dichoso; 
Si  esto  es  lo  que  te  dijeron  , 
Ni  lo  niego  ni  lo  ignoro. 
Ya  be  satisfecho  esla  parto ; 


DE  ROJAS. 
Mas  volviendo  á  los  enojos 
De  tu  privado  y  mi  hermano, 
Ambos  tan  tuyos  en  lodo 
Que  el  Duque  en  tu  Estado  reina 
Cuando  mi  hermano  en  tus  ojos  , 
Digo :  que  al  Duque  aborrezco  , 
Porque  lisonjero  y  loco, 
Atrevido,  descompueslo 
En  mi  agravio  y  en  su  abono 
Contigo  me  ha  descompuesto; 
Él  le  enoja  si  me  enojo. 
Cuando  soy  cruel,  te  avisa; 
Calla ,  cuando  soy  piadoso; 
Si  galanteo,  lo  sabes; 
No  disimula  ,  si  rondo; 
Dicele  si  vengo  tarde, 
Cállale  si  me  recojo; 
Conquista  lo  que  conquisto  , 
Pretende  lo  que  enamoro. 

Y  en  cuanto  a  mi  hermano  ,  digo , 
Que  por  los  cielos  hermosos 

Por  cuyos  trópicos  bellos 
Discurre  el  ardiente  Apolo, 
Que  he  de  lomar  la  venganza 
Del  fuego  á  que  me  provoco. 
Si  ya  en  mi,  como  en  su  sangre. 
La  satisfacción  no  cobro. 
¿  Bueno  es  que  yo  con  el  Duque , 
O  me  incite  escandaloso , 
O  imprudente  me  atropello 
A  decirle  mis  ahogos, 

Y  vuelva  por  él  mi  hermano 
En  esa  cuadra ,  y  no  sólo 

A  la  defensa  se  incite , 
Sino  que  ardiente  y  furioso 
Contra  mí  el  acero"  empuñe?... 
¡Oh,  va  repartido  en  trozos 
Desasido  de  tu  esfera. 
Bajéese  encendido  globo 
A  desvanecerme  en  llamas 
Que  el  viento  reparla  en  polvo. 
Sí  antes  que  la  aurora  borde 
De  luz  y  esplendor  dos  polos, 
Con  hilos  de  aljófar  esle, 

Y  esotro  con  hebras  de  oro. 
No  be  de  lomar  la  venganza 
Que  debe  á  mí  honor  heroico! 
¿Contra  mí  empuñar  la  espada? 
¿Cómo  ¡oh  cielos!  rayos,  cómo, 
IS'i  vosotros  me  vengáis. 

Ni  me  socorréis  vosotros? 
En  fm,  tú  tienes  la  culpa  , 
Tú,  Señor,  de  que  animoso 
Me  incite  mi  hermano  mismo  , 
Me  ofenda  un  vasallo  impropio. 
De  hoy  más,  guárdese  Polouia 

Y  mi  hermano  de  tu  solio, 
De  tu  palacio  real 

No  mueva  los  pies  medrosos , 
Que  de  sus  venas  mi  acero 
Ha  de  sacar  valeroso. 
Si  el  cielo  no  le  sepulta , 
Sangre  que  despida  en  golfos; 
Rayo  be  de  ser  desgajado 
De  ese  primer  promontorio 
Que  se  desvanece  en  lanzas 
Si  no  se  desata  en  copos. 

Y  pues  no  te  ablandan  ruegos. 
Ni  le  obligan  mis  sollozos. 

Ni  mi  razón  le  apacigua. 
Ni  á  quien  me  incite  perdono. 
Ni  á  quien  me  obligue  consiento  , 
Ni  i  quien  me  aplaudiere  abono, 
Siendo  áspid,  veneno,  furia. 
Ira,  pena,  rabia,  asombro, 
Prodigio,  cometa,  rayo, 
Etna,  incendio,  volcan,  monstruo, 
Vivora,  ponzoña,  ücra. 
Venganza,  injurias,  enojo ; 
Que  si  en  lodo  esloy  culpado 
Mis  dicha  es ,  será  más  logro, 
Qué  si  be  de  llevar  la  pena 


De  los  üelUos  de  toclus , 
Sólo  ejercite  la  culpa 
Qaiea  ba  de  pagarlo  süio. 

BF.Y. 

(Ap.  En  tanta  resolución. 
Hoy ,  que  su  error  uo  mitigo , 
¿Qué  haré?  si  aquí  le  castigo 
Irrito  su  iiulignacion. 
Cuando  intenté  reducirle , 
Amonestarle  ó  moverle , 
Ni  me  ha  bastado  prenderle. 
Ni  me  ha  faltado  reñirle. 
¡Válgame  Dios !  ¿qué  he  de  hacer?) 
Hijo,  til  tienes  ra/.on... 
(Ap.  Asi  atajo  su  pasión; 
De  esta  manera  ha  de  ser.) 
Dame  los  brazos. 


1,'égate,  Rugcro,  ámí, 
Que  bien  conozco  de  ti. 
Con  tu  obediencia  tu  amor. 


¿Quien  creerá?... 

REY. 

Llega,  Rugero. 
BUOERO.  {Ap.) 
Sus  lisonjas  adivino. 

nEY.(.4p.) 
Que  abrazo  al  ([ue  no  me  inclino, 
Tor  conservar  al  que  quiero. 
RUGEKO.  {Ap.) 

¿A  miel  Rey  me  muestra  amor? 
{.Abrázale,  y  no  le  mira  Rugero.) 
nET. 
Puesto  que  me  halle  corrido , 
siendo  el  que  me  habéis  vencido 
Vengo  á  ser  el  vencedor. 
Hoy  en  vos  mi  edad  reposa ; 
¿Aun  no  me  queréis  mirar? 
(Ap.  No  puede  disimular 
Su  condición  rigorosa.) 
hos  dos  uno  hemos  de  ser 
I'ues  tanto  amor  os  abona. 
Vuestra  será  esta  corona 
Como  vuestro  mi  poder. 

RUÜEHO. 

Guárdete  el  cielo,  que  asi 
Seré  hechura  de  tu  mano. 

(Quién  ha  entrado  aquí? 
nucEiio. 

Mi  hermano 

Sale  ALE.1AND1Í0. 


¿Qué  queréis  aquí? 
Idos. 

Al.EJANDUO. 

Quiero  hablar  con  vos. 

RF.Y. 

Salí,  Alejandro,  allá  fuera. 

ALEJANDRO. 

Sólo  que  rae  oigáis  quisiera. 

REY. 

¿Me replicáis?  Vive  Dios, 
Que  si  p.ilabra  me  habláis... 
(Ap.  ¡Ay  hijo  del  alma  mia!) 


ALEJANDRO. 

Deciros  sóloqueria... 
Mas  Toime. 


NO  HAY  SER  l'ADUE  SIENDO  llEV. 

Tened  ,  no  os  vais. 
(Ap.  Sin  causa  le  estoy  riñendo , 

V  crece  en  mí  la  congoja. 
Que  agasajo  al  que  me  enoja 

V  al  que  he  de  estimar  ofendo.) 

ALEJANDRO.  {.Ap.) 

Mi  hermano  se  ha  declarado , 
Cuando  es  el  que  me  ha  ofendido. 

REY. 


RUGERO. 

Yo  arrojado,  yo  cruel . 
De  todo  la  causa  he  sido 

REY. 

¿Pues  sois  vos  el  ofendido . 
Y  estáis  volviendo  por  él  ? 

ALEJANDRO. 

Yo  soy  quieu  diú  la  ocasión. 

REY. 

(.4p.  ¿Qué  humildad  la  suya  iguala?) 

epll(|uels ,  noramala, 
Llegad,  pedidle  perdón. 

ALEJANDRO. 

Mirad,  Sefior...  {Ap.  ¡Esto  espero !) 

RiiCF.no.  {Ap.) 
Que  esto  aguardo!  voto  á  Dius. 


ALEJANDRO. 

(Ap.  Para  tan  prolijos  daños. 
Con  más  penosa  pensión 
Me  da  el  cielo  la  ra/on, 

Y  me  la  quitan  los  años. 

Mas  si  es  fuerza  que  ha  de  ser. 
Yo  llego  y  perdón  le  pido, 

Y  sufra  el  que  no  ha  nacido 
Cuando  el  quisiera  nacer.) 
Para  evitar  tus  enojos. 
Quisiera  en  esta  ocasión, 
Que  acudiera  el  corazón 
Con  lágrimas  en  los  ojos. 
Corrido  y  avergonzado 

Tus  brazos  ,  hermano,  pido , 
No  por  haberle  ofendido, 
Si  por  haberte  enojado; 
Que  intento  cuando  me  arrojo , 
l'ara  evitarle  esa  furia. 
Quedarme  yo  con  la  injuria 
Porque  olvides  el  enojo. 

ROCERO.  (Ap.) 
¿Quien  creerá  que  me  he  alegrado, 
Que  el  Rey,  mi  padre,  advertido, 
Mi  cólera  haya  impedido 

Y  mi  enojo  reportado? 
Pues  tanto  á  querer  se  arroja 
A  mi  hermano  mi  valor. 
Que  le  tengo  más  amor, 
lodo  cuanto  más  me  enoja; 

Y  si  al  riesgo  me  arrojaba, 

0  á  castigar  la  osadia. 
Porque  lo  dije  lo  hacia , 

Y  no  porque  lo  inlenlaba. 

ALEJANDRO. 

¿No  me  abrazas?  Cruel  eslás. 

REY. 

Aun  no  se  vuelve  á  mirarle. 

RUGERO.  (4/(.) 

1  Que  esté  deseando  abrazarlo , 

Y  valga  conmigo  más 

Mi  condición  que  mi  amor! 
¿Cuál  será,  pues,  loque  espero. 
Si  aun  lo  que  quiero  no  quiero? 


RÍT.  {Ap.) 
¡Grande  crueldad ! 

ALEJANDRO. 

(.4/;.  ¡Gran  rigor!) 
¡Qué!  ¿mi  amor  note  reporiu? 

RET. 

No  se  ha  de  quedar  ansí. 

RUGERO. 

{Ap.  ¿Mas  si  le  amo  |)ara  mi , 
Para  los  demás  (jué  importa?) 
Vele,  Alejandro,  con  Dios; 
Digo  que  estás  perdonado. 

REY. 

Rugero,  lo  quelie  mancladü 
Es  que  os  abracéis  los  dos ; 
Ea,  acaba. 

RUGERO. 

Harélo  ansi.       (.Mrúialo.) 

ALEJANDRO. 

Obligado  me  tenéis. 

RUGERO. 

¿Para  qué  me  agradecéis 
Lo  que  no  hago  yo  por  mi? 

REY. 

Hijo,  vete  á  recoger. 

ALEJANDRO. 

Voime.  {Ap.  ¡Qué  cruel  y  airado!) 

REY. 

{.\p.  Aun  no  estoy  asegurado. 
Mas  yo  sé  lo  que  he  de  hacer.) 
Dios  le  eche  su  bendición. 

ALEJANDRO.  {Ap.) 

Alguna  desdicha  espero. 

REY. 

Alejandro,  daros  quiero 
Vuestro  cuarto  por  prisión ; 
No  salgáis  della  ,  y  mirad. 
Que  coa  vos  me  enojaré. 

ALEJANDRO. 

Digo  que  obedeceré; 
Mas  mire  tu  Majestad... 

REY. 

No  hay  que  mirar. 

ALEJANDRO.  (.4p.) 

¡Qué  severu" 
¡  Ah  ,  quién  decirle  pudiera... 

BEY. 

Alejandro ,  no  vais  fuera ; 
No  salgáis  fuera,  Rugero. 

ALEJANDRO. 

El  alma  llevo  dudosa. 

BUGERO. 

Soy  vuestro, 

ALEJANDRO. 

Vuestro  es  misé.*. 
REY.  (Ap.) 
A  Alejandro  he  de  ft  á  ver. 

ALEJANDRO.  {Ap.) 

Yo  he  de  Irá  ver  mi  esposa. 
(llevan  al  Heij.) 

Salen  COSCORRÓN  y  CLÁVELA  ,  con 
luces. 

COSCORRÓN. 

Pon .  Clávela  ,  en  el  bufete 


Asilo  hago. 

COSCORRÓN 


CLÁVELA. 

Si  soy. 


50-2 

COSCORBON. 

Vü  también  ¿no soy  ciiado? 

CLÁVELA. 

Entiambos  de  un  dueño  somos 

cosconnoN. 
¿Tenemos  lenguas  eiitianil)os? 

CLÁVELA. 

Si. 

coscouro.^. 
Pues  va  de  murmurar. 
Porque  siempre  me  he  preciail 
De  cumplir  con  los  preceptos 
Del  oücio  con  que  trato. 

CLÁVELA. 

La  lengua  me  hace  mur,  mur , 
Y  tengo  aqui  rebalsados 
Chismes  de  cuatro  semanas. 

COSCORRÓN. 

Yo  nunca  los  guardo  tanto. 
Porque  aun  no  los  he  sabido 
Cuando  ya  los  he  gastado. 


En  efecto,  Coscorrón, 
Servimos  los  dos... 

COSCORRÓN. 

Al  caso. 

CLÁVELA. 

ACasandra.la  Duquesa... 

COSCORHON. 

Yo  á  la  iglesia  la  acompaño, 
(,lue  no  en  todas  las  comedias 
lie  de  servir  de  lacayo. 

CLÁVELA. 

Yo  la  sirvo  de  duncella, 

Y  estando  en  tan  bajo  estado 
rio  Die  sirvo  á  mi  de  nada. 

COSCORRÓN. 

Al  caso.  Clávela. 

CLÁVELA. 

Al  caso. 
Como  digo  de  m!  chisme  , 
Ya  conoces  á  Alejandro, 
El  Infante  ,  y  el  querido 
Del  Rey  su  padre,  el  hermauo 
De  Uugero. 

COSCORRO.N. 
Si  COliOZCO, 

Pues  todas  las  noches  le  hallo 
Tan  esquina  en  esa  calle, 
Oue  no  sé  si  me  he  llegado 
A  orinarle  alguna  vez. 

CLÁVELA. 

Coscorrón ,  al  caso. 

COSCORRÓN. 

Al  case. 

CLÁVELA. 

Digo,  pues,  que  cierta  noclie  , 
Yo  vengo,  lomo,  ¡a  qué  hago? 
llagóme  un  poco  dormida  ; 
Mi  ama  estaba  rezando: 
Llegóse  á  mirar  si  duermo ; 
Uoiico  un  poco,  un  poco  aguardo 
Suelta  un  poco  los  chapines  , 
Echa  en  la  manga  el  rosario, 
Yo,  por  ver  lo  que  pasaba . 
llago  como  que  me  rasco  , 

Y  por  entre  dedo  y  dedo 
Voy  mirando  y  más  mirando , 
Ella ,  quedo  y  más  quedilo. 
Como  la  que  va  pisando 

Los  huevos  de  las  despcnsiií. 
Que  esotros  ya  se  acabaron  ; 
Abre  una  puerta ,  y  abierta , 
Hétele  por  do  va  entrando 
Muy  rubilo  y  muy  falsito 
El  susodicho  Alejandro. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FIIANCISCO 
i  Estamos  solos?  la  dijo. 
Sí ,  esposo,  solos  estamos  — 
(Le  respondió  mi  Señora), 

Y  entráronse  paso  á  paso, 

COSCORRÓN. 

Aqui  no  hay  que  proseguir. 
Supuesto  que  se  han  entrado. 

CLÁVELA, 

Pues  oye  ahora  otro  cuento. 

COSCORRÓN. 
Juro  á  Dios  que  estoy  rabiando 
Por  murmurar  otro  poco; 
Déjame  llegar  al  plato, 

Y  puesto  que  hay  para  todos. 
Cenemos,  Clávela,  entrambos; 
¿Al  Principe  ya  conoces? 
¿A  Rugero.  aquel  hermano 
De  este  Alejandro  que  has  dicho? 
Pues  sabe,  que  enamorado 
Está  también  de  mi  ama. 

CLÁVELA. 

;,De  veras? 

COSCORRÓN. 

Verdades  hablo, 
{Dentro  mido.) 

CLÁVELA. 

Mi  Señora... 

COSCORRÓN. 

Yo  naci 
Murmurador  desgraciado , 
Pues  me  han  reducido  al  cuerpo 
Lo  que  iba  ya  vomitando. 


Sale  CASANDRA.  duquesa. 

CASANDRA. 

¿Clávela? 

CLÁVELA. 

¡  Señora  mia  I 

CASANDRA. 

¿Qué  hacéis  tan  solos  entrambos? 

COSCORRÓN. 

Hemos  urdido  una  tela. 
Un  vestido  hemos  cortado. 
Hase  aforrado  en  lo  mismo 

Y  ya  se  estaba  acabando. 
Porque  yo  lo  abotonaba 

Y  esta  le  estaba  ojalando. 

CASANDRA, 

Idos  los  dos  allá  fuera. 

COSCORRO.N. 

Ven ,  Clávela. 

CLÁVELA. 

¿A  dónde  vamos? 

COSCORRÓN. 

A  empezar  á  murmurar, 

CLÁVELA. 

No  puedo  ya. 

COSCORRÓN, 

Por  san  Pablo, 
Que  me  has  de  escuchar  por  fuerza 
O  que ,  de  hacer  lo  contrario, 
Te  has  devolver  á  llevar 
Todo  cuanto  has  murmurado 
(\anse.) 

CASANDRA. 

Supuesto  que  ya  se  han  ido. 
La  puerta  del  jardin  abro , 
Pues  vi  desde  estotra  reja  , 
Que  ya  mi  esposo  ha  llegado 
Con  la  llave  del  postigo. 

Sale  ALEJANDRO  muy  triste,  sin 
mirarla. 

Duepo,  señor,  Alejandro, 
Esposo... 


ALLJANDRO. 

Tente,  Casandra. 

CASANDRA. 

Llega,  Infante,  y  en  mis  brazos... 

ALEJANDRO. 

Cierra,  cierra  ese  postigo, 

CASANDRA. 

Ya,  Señor,  está  cerrado  ,       (Cierra.) 
Dame  los  brazos  ahora. 

ALEJANDRO. 

Déjame. 

CASANDRA. 

¿Pues  qué  embarazo, 
Qué  enojo ,  qué  suspensión 
De  ti  le  enajena  tanto. 
Que  ni  te  ves  en  mis  ojos , 
Ni  descansas  en  mis  brazos? 
¿Apenas  ayer  ¡ay  Dios! 
Nuestras  dos  almas  juntamos 
Al  tálamo  de  himeneo: 
Apenas  con  amor  casto 
Te  di  la  mano  de  esposa , 

Y  hoy  á  mis  ojos  trocado  , 
Vas  reduciendo  en  despegos 
Los  que  ayer  fueron  halagos? 
¿Pésate  de  ser  mi  esposo? 
Uilo,  Alejandro,  habla  claro; 
Pero  esto  no  puede  ser , 

Pues  cuando  ;ay  desdichas!  cuando 

Suceda  por  mujer  propia , 

Que  debieras  be  pensado , 

Va  que  á  aborrecer  me  llegues 

Siquiera  disimularlo; 

Si  es  porque  Infante  naciste , 

Si  no  te  excedo,  le  igualo. 

Que  el  sol,  planeta  mayor. 

Lo  está  rubricando  en  rayos. 

Mi  padre  fué  el  duque  Urbiuo, 

Y  en  el  sarraceno  campo 
Por  la  defensa  del  luyo 
Tantos  triunfos  dio  á  su  brazo , 
Que  cansada  ya  la  muerte 

De  llevar  tantos  paganos. 
Mató  á  mi  padre  de  oficio. 
Diciendo  al  campo  contrario . 
Si  á  este  dejo  que  os  dé  muerte , 
No  he  de  entenderme  con  tantos. 
¿Temes,  di,  que  el  Rey,  tu  padre. 
Alcance  que  le  has  casado? 
Só!o  los  dos  lo  sabemos , 

Y  el  Duque,  á  quien  has  fiado 
El  alma  de  este  secreto. 

No  te  receles ,  que  cuando 
Tu  padre  llegue  á  saberlo  , 
Podrá,  cruel  y  arrojado , 
Castigarte  inobediente. 
Mas  DO  culparte  indignado. 
¿No  me  miras?  no  me  mates ; 
¿No  te  debe  mi  agasajo 
Siquiera  que  me  respondas? 
Cuenta,  cuenta  lus  cuidados. 
Que  si  son  muchos.  Señor, 
Mejor  te  ha  de  ser  contarlos. 
Porque  se  gastan  las  penas 
Entre  la  lengua  y  el  labio  ; 
Acaba,  por  Dios,  esposo. 

ALEJANDRO. 

Casandra  ,  si  no  he  contado 
De  mis  recelos  la  causa. 
Es  porque  son  tan  eNtraños 
Que  no  tengo  otro  consuelo 
Sino  el  (|ue  en  decirlos  hallo, 

Y  si  los  digo,  es  muy  cierto 
Que  he  de  empezar  á  llorarlos. 
Pero  ahora  con  pensar 

Que  he  de  tenor  aquel  rato 
De  consuelo  en  referirlos , 
Con  más  paciencia  los  paso ; 
Pero  en  pasando  el  consuelo 


Ningana  templanza  aguardo, 
Que  moriré  de  sentirlos 
Ya  que  viva  de  contarlos. 


Pues  repártelos  conmigo, 
Yo  los  lloraré  escuchados , 
Tú  á  mi  me  consolarás 
Por  ver  que  los  voy  llorando, 

Y  cumpliremos  á  íiii  tiempo 
Con  los  males  en  llorarlos  , 
Con  el  amor  en  decirlos, 

Y  asi  hallaremos  entrambos 
El  consuelo  en  la  desdicha 

Y  la  templanza  en  el  llamo. 

ALG;A^DRO. 

Allá  ya  voy  á  enternecerle. 
casa:sdra. 

Cuéntilos  presto,  Alejandro, 
yue  no  habrás  menester  mucho, 
Que  ya  se  están  asomando 
A  mis  ojos  mis  suspiros 
En  lágrimas  congelados. 
Que  las  lá¡;rinias  son  penas 
Que  por  el  alma  buscaron 
La  lengua  que  las  pronuncie, 

Y  por  no  acertar  el  labio 
Resolvieron  en  aljófar 
Cuanto  en  fuego  congelaron. 

AIEJASDBO. 

Dlgote ,  pues,  que  esta  noche , 
Apenas  del  lecho  casto 

Y  de  tu  amor  me  aparté 
Sin  sentirme  tus  criados. 
Cuando  á  cumplir  con  mi  padre 
Vuelvo,  Casandra,  á  palacio. 
Segunda  ve?,  me  desnudo, 

A  otro  lálamo  me  llamo, 
Dien  que  el  luyo  fué  de  amor 

Y  estotro  fué  de  cuidados; 
Duérmome  ,  no  me  dormí, 
Porque  el  sueño  es  un  ensayo 
Oe  cada  dia  .  en  que  todos 
La  nr.ucrte  representamos, 

Y  aun  es  paso  que  se  yerra 
Con  estar  lan  ensayado : 
Sueño,  pues,  que  mal  herido 
Del  acero  de  mi  hermano  , 
Anegaba  mis  suspiros 

Entre  mi  sangre  y  mi  Ihnto. 
Soñando,  la  espada  empuño 

Y  dormiilo  me  levanlo, 
Despierlo  y  no  desperté. 
Pues  con  estar  levantado , 
Kué  tanta  la  aprehensión 
De  aquel  confuso  letargo, 

Que  con  verme  en  pié  y  despierto 
Dudé  por  muy  grande  ralo 
Si  era  sueño  el  verme  libre 
(I  era  verdad  lo  soñado. 
Vistome;  salgo  á  la  sala; 
Busco  á  Kugcro...  ¿  Llamaron? 

{Llumau.) 

CASANDRA. 

Si ,  esposo. 

ALEJANDRO. 

¿Quién  podrá  ser, 
Ouc  sin  llave  se  haya  entrado 
Ilastael  jardinY 

casand:ía. 
Será  el  Duque , 
A  quien  una  llave  he  dado 
Para  que  entre  á  cualquier  hora. 


Pues  ábrele. 


casandra. 
Ya  le  abro. 


NO  llAY  SEIi  PADRE  SIENDO  REY. 
Sale  EL  DUQUE,  íMrfcado. 

DÜQCE. 

¡bifante!  ¡Duquesa hermosa... 

alejandro. 
Federico,  ¿qué  cuidados... 

CASANDRA 

¿Qué  desdichas... 

ALEJANDRO. 

¿Qué  suceso... 

CASANDRA. 

¿Qué  fortuna... 

ALEJANDRO. 

¿Qué  fracaso... 

DUQUE. 

E>:cusad  el  preguntarme. 
Puesto  que  \3  me  adelanto, 

Y  escuchad  á  lo  que  vengo. 

ALEJANDRO. 

Prosigue,  ya  te  escuchamos. 

DUQUE. 

Ya  te  acuerdas  que  el  principe  Rugero, 
Tu  hermano,  vengalivo,cruel,y  liero, 
Esta  mañana  se  enojó  conmigo  ; 

Y  tú,  como  mi  amigo. 
Te  pusiste  á  mi  lado; 

Y  que  líugcro,  el  principe,  enojado, 
Tu  leal  y  piadoso  y  él  severo. 

Quiso  indignar  la  mano  y  tú  el  acero; 
Que  el  Rey  salió  á  este  pumo. 
Que  él  quedó  más  airado  y  tú  difunto; 
Que  porque  diste  causa  á  tal  exceso 
Uenlroen  mi  cuarto  te  mandó  estar  pre 
[so. 
También  lo  supe  yo,  no  pues  te  espante 
Qucn  en  caso  semejante. 
Cuando  atenciones  á  mi  voz  conquisto. 
Te  reflera  otra  vez  lo  (|ue  tú  has  visto. 
Que  para  referir  penas  tan  licras 
Es  preciso  acordarte  las  primeras. 
Apenas  con  el  alma  recelosa 
Esta  noche  veniste  á  ver  tu  esposa. 
Cuando  en  Palacio,  de  tu  anjor  llevados. 
Señores,  oficiales  y  criados, 
En  la  antesala  juntos  , 
Verdaderos  retratos  ó  trasuntos 
De  unión  y  confianza. 
Cada  cual  por  su  enojo  se  abalanza 
A  abonar  tu  lealtad,  culpar  tu  hermano. 
Llamándote  obediente  y  á  él  tirano. 
Cuando  al  lance  primero, 
Los  parciales  y  amigos  de  Rutero, 
Queriendoa  su  Señor  mostrarse  fieles, 
Aunque  pocos,  por  suyos  muy  crueles, 
Sin  aguardar  razones  por  cansadas. 
Remiten  la  venganza  i  las  espadas. 
Sea  por  lisonjeros  ó  leales. 
¿No  suele  verse  en  unas  fieslas  reales 
Todo  un  vulgo  arrojarse  á  los  aceros, 

Y  ocasionados  todos,  todos  fieros , 
Sin  saber  con  quien  riñen  indignados. 
Mucho  más  que  ofendidos  irritados, 
Auiiquesumismoempeño  los  disculpa 
liuscarse  la  venganza  sin  la  culpa  , 

Y  que  al  mismo  concurso  desla  gente 
Llega  un  toro  atrevido  é  impaciente. 

Y  sin  que  de  sus  inq)et,us  se  espante 
.'liega  la  media  luna  por  montante  , 

Y  derribando  sus  altivos  cuellos , 
l.üs  mete  en  paz  para  reñir  con  ellos? 
Hugero,  ansi  atrevido,  au'^i  arrojado, 
Los  divide  cruel  y  dcnoil.ido; 

Al  (|ue  del  ülro  acero  le  apartaba,  . 
.Mas  presto  entre  su  sangre  le  apuraba; 
Tanto,  que  el  que  se  halló  con  nueva 

[.-uerte. 
Se  apartó  de  una  muerte  á  la  otra 

[muerle. 
.'^alc  tu  padre,  y  lodos,  en  efeto 


393- 
O  huyeron  de  temor  ó  de  respeto. 
Tan  sano  y  con  afectos  diferentes. 
Que  el  valor  no  repara  en  accidentes. 
Que  al  Principe  premió  y  á  sus  criados, 

Y  con  la  guarda  á  los  demás  culpados 
Puso  en  prisión  la  causa  averiguando; 
Entró  luego  á  tu  cuarto,  y  no  te  hallan- 
Como  en  él  te  dejó  primero  preso,  [do. 
Sintió  la  inobediencia, no  el  exceso; 

Y  aun  pensando  que  fueras  el  culpado 
Del  suceso  pasado. 

Por  no  hallarte  obediente  subió  á  tanto 
El  sentimiento,  que  pasó  á  ser  llanto; 

Y  como  entre  decrépitas  y  airadas 
Destilaba  las  lágrimas  cansadas, 
Dio  con  nuevos  despojos 
P:ir:isisnio5  de  aljófar  á  sus  ojos, 

Y  helándose  SUS  lágrimas,  si  ufanas, 
Nacic'iiilo  perlas,  acabaron  canas: 

Y  iiKiiuhindo  que  lodos  te  buscasen, 

Y  puesto  que  te  hallasen, 
A  una  torre  te  lleven  al  momento. 
Quizá  por  dar  al  Principe  escarmiento, 
O  poniue  la  prisión  has  quebrantado, 
Oporque  piensael  Rey  que  has  provo- 
A  tus  amigos,  y  por  eso  huíste,  [cado 
Aqui ,  Señor,  en  tí  tu  honor  consiste, 

Y  aun  lo  más  que  tu  crédito  interesa. 
Si  eslimas  i  tu  esposa,  la  Ducpiesa, 
Huye  del  Rey  la  ira ,  pues  ínlicrn  [ro 
Que  por  mostrar  queesrectoyjuslicie- 
Ha  de  estrenar  en  ti  el  primer  castigo. 
Tu  vasallo  soy  siempre,  y  soy  tu  amigo; 
Cuerdo  eres,  sabioel  Rey;  tú, pues,  in- 

[Qere 
Que  se  castiga  más  loque  se  quiere , 

Y  en  el  rigor  contemplo  [pío; 
Que  no  hay  desdicha  como  ser  ejem- 
Aípii  le  han  de  buscar,  puesto  que  es 

[fama 
QiieesCasandra,  no  dueño,  sino  dama; 

Y  si  le  prenden,  pierdes  á  tu  esposa; 
No  te  des  á  la  plebe  maliciosa, 
Que  se  toma  licencia 
De  reducir  á  culpa  la  inocencia  ; 
Huye  aquesta  prisión,  que  enesla  parle 
Ha  de  querer  el  Rey  asegurarte 

Y  tenerte  guardado 
Si  el  Principe  contigo  está  indignado. 
Un  caballo  te  traigo,  hijo  del  viento, 
Poca  esfera  á  su  curso  un  elemento, 
A  Uelfior,  villa  mía. 
Te  puedelrasladar  antes  del  dia. 
Tu  amigo  soy,  y  no  soy  lisonjero ;  [ro, 
Quiéroteamigo,  aunque  señor  te  quie- 
^  si  no  te  parece  que  lie  acertado. 
En  tu  defensa  siempre,  y  á  tu  lado 
Como  debo,  arrojado é  impaciente. 
Ya  cuerdo,  ya  advertido,  ya  impacien- 

[te. 
Ya  exponiendo  la  honra,  ya  la  vida, 
O  en  pedazos  el  alma  dividida, 
O  entero  mi  valor  para  ayudarte, 
O  dispuesto  mi  ingenio  á  aconsejarte, 
lie  de  ser  siempre  quien  te  aviide  en 

Quien  te  acompañe  en  mar,  imiie  cñ 
ftii'rra, 
Siga  en  el  monte,  busque  en  el  poblado, 
Porcpie  he  nacido  honrado; 

Y  sobre  s^t  honrado  otra  vez  digo, 
Que  aunque  soy  tu  vasallo,  soy  tu  ami- 

[go 
(l'oiie  un  lienzo  Casandra  en  los  ojón.) 

ALEJANDRO. 

Mucho  debo  á  mi  valor, 

i  Pui'S  en  ocasión  igual , 

I  Siendo  el  mayor  este  mal 

I  Aun  le  esperaba  mayor. 
;0h  pena  !  tcm|)la  el  rigor 
»;on  (|uc  mi  suerte  alropellas. 


S04  COMEDIAS 

Si  ya  viendo  pstai  querellas 
No  solicilas  durar 
Para  poderle  alabar 
Duele  lloran  las  estrellas. 

c*sa:<iiHa. 
No  juzRues  Inailverlido 
Que  porque  el  lienzo  he  llegado , 
Mis  lágrimas  lie  enjugado, 
Oue  antes  las  he  delt-nido; 
Iba  el  dolor  divertido 
A  entregarse  á  mis  enojos, 
O  á  dar  el  alma  eo  despojos 
Mi  piedad  coa  mi  dolor, 

Y  eclió  la  presa  el  valor 
Al  corriente  de  mis  ojos. 
¿Tú  no  eslimas  mi  cuidado? 

ALFJANOnO. 

Tuyo,  Casaüdra,  es  mi  ser. 

CASANBHA. 

Esto  es  saberse  vencer. 
¿Itugero,  no  esta  indignado? 

ALEJANDRO. 

Asi  el  Duque  lo  ha  contado. 

CASANDRA. 

¿Quebrantaste  la  prisión? 

AlEJANOnO. 

Por  verte  fué  la  ocasión. 

CASAKORA. 

4  Vo  tengo  b  culpa? 

ALEJANDRO. 

Si. 

CASANOnA. 

Pues  no  aventures  aquí 

Con  tu  vida  mi  opinión; 

Porque  aunque  mi  amor  me  llai".ia 

A  impedirte  esta  partida , 

A  ti  lévale  la  vida 

Y  á  mi  me  importa  la  fama; 
O  algo  se  apure  la  llama 

IJ  obre  la  ausencia  en  su  ser. 
Que  puesto  que  has  de  volver 
A  un  pecho  iiue  el  tuyo  adora, 
Cuanto  se  consume  ahora 
Se  ha  de  volver  a  encender. 

ALEJANDRO. 

«Eso  es  amor?  " 

CASASDRA. 

Ks  valor. 

ALEJAND.'.O. 

¿Es  inconstancia? 

CASANDRA. 

Es  quererte; 
Si  la  «usencia  es  mayor  mncrle 
Apuremos  el  dolor. 
Quien  no  mira  por  mi  honnr, 
¿  Para  qué  me  quiere  á  mi  f 

ALEJANDRO. 

¿Pues  yo  he  de  ausentarme? 

■ÍASANDRA. 

Si. 
ALEJANDRO. 

¡Hay  vida  mas  afligida! 
,  Üe  qué  me  sirve  la  vida 
Si  be  de  allanarla  de  ti? 

CASANDRA.  (.Ip.) 

Si  me  pretende  Rugero 

Sin  mi  esposo,  ¿que  he  de  bacci? 

DIQUE. 

Dien  le  puedes  resolver. 
Huye  el  enojo  primero. 

ALEJANDRO. 

Pues  ya  obedeceros  quiero. 

DUQUR. 

rrcslo,  Señor,  volverás. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

Y  de  tu  amor  gozarás. 
Pues  esto  importa  á  los  dos. 

ALEJANDRO. 

Quédale,  esposa  ,  con  Dios. 

(Apártase  y  vuelve  la  cara.) 

CASANDRA. 

Vete,  Alejandro,  ¿le  vas? 

AJEJANDRO. 

Sin  tus  brazos  no  me  iré. 

Toma  ,  y  en  eternos  lazos... 
Mas  no  he  de  darte  los  brazcs  , 
Vete,  Alejandro. 

ALEJANDRO. 

¿Porqué? 

CASA.NDRA. 

Porque  si  yo  te  troqué 

Un  alma  áotra  alma  en  que  muero, 

Si  las  juntamos,  inliero 

Que  no  se  han  de  conocer, 

Y  ansí  se  pueden  volver 
Adonde  estaban  primero. 

ALEJANDRO. 

Ven,  Duque. 

BOQUE. 

Vamos,  Señor, 
Que  allí  el  caballo  te  espera. 

ALEJANDRO. 

¿tlay  más  mal? 

CASANDRA. 

¿  Pena  m6s  fiera '. 

ALEJANDRO. 

¿Más  tormento? 

CASANDRA. 

¿Más  dolor? 

ALEJANDRO. 

Conmigo  queda  un  temor. 

CASANDRA. 

Conmigo  llevo  un  recelo. 

ALEJANDRO. 

Nieve  soy. 

CASANDRA. 

Toda  soy  hielo. 

ALEJANDRO. 

¡Que  sobresaltos! 

CASANDRA. 

¡Qué  enojos! 
Vuélvate  el  cielo  á  mis  ojos. 

ALEJANDRO. 

Vuélvame  el  cielo  á  tu  cielo. 


JORNAD.V  SEGUNDA. 


SaUn  RUGERO  t  ROBERTO. 

RUOERO. 

Yo  le  tengo  de  malar. 

ROBERTO. 

¿Al  Duque?  ¿Por  qué  ocasión? 

No  examinéis  la  razón 
Si  sabéis  lo  que  es  amar. 
¿Sabes  la  dama  que  adoro? 

ROBERTO. 

Dudo  tu  constante  amor. 

RUGERO. 

¿No  te  be  dicho  mi  dolor? 

ROBERTO. 

Tu  incendio  y  tu  amor  ignoro. 


RLCERO. 

¿Luego  no  le  conté  >o 

La  que  me  trae  tau  sin  mi  ? 

RODEHTO. 

¿Que  al  Duque  aborreces?  Si. 

RUCERO. 

¿Y  por  qué  os  la  causa? 

BOUERTO. 

No. 
¿Cómo procuras,  si  es  mucho. 
Que  oir  a  tu  pena  espere? 

RUGERO. 

Diré  lo  más  que  pudiere. 

ROBERTO. 

Prosigue ,  Señor. 

RUGERO. 

Escucha : 
Era  del  dia  la  estación  ardiente , 
El  sol  iba  á  anegarse  en  Occidente, 
Cuando  sigo  en  el  monte  dilatado 
El  espin  de  saetas  coronado. 
Con  el  venablo  fuerte. 
Él  se  atrepella  por  su  propia  muerte; 
Yo  en  el  bruto  atrevido  me  abalanzo. 
Ya  le  pierdo  en  las  ramas,  ya  le  alcanzo; 

Y  perseguido  del  impulsó  mió. 
Pide  socorro  á  la  piedad  de  un  rio; 
Arrójase  al  cristal  precipitado 
Entre  sus  verdes  ovas  anegado ; 
Porque  á  su  vida  su  temor  no  estorbe. 
Sangre  escupe  al  cristal  que  otra  vez 

[sorbe; 
Salir  quiere  otra  vez  hasta  la  orilla: 
Yo, muralla,  en  la  silla 
Le  aguardo,  y  como  mira  que  le  espero 
De  temor  se  reduce  á  lo  primero  ; 
Fuese  á  fondo;  mas  yo  que  le  amenazo. 
Con  el  impulso  me  quedé  eo  el  brazo; 
Él  agoniza  entre  el  cristal  que  ocupa, 
Espumas  bebe  y  remolinos  chupa , 
Hasta  que  de  coraje 
De  las  arenas  levantó  un  plumaje , 

Y  agonizando  con  la  rabia  muda 

La  muerte  bebe ,  y  lo  que  bebe  suda; 
Yo,  pues ,  que  en  la  quietud  de  los  cris- 
Conocr  de  su  muerte  las  señales,  [lales 
Desocupo  la  silla. 

Y  llamóme  al  descanso  de  la  orilla ; 
Ato  el  caballo  á  un  roble,  que  copado, 
Sirvió  de  pabellón  á  un  verde  prado 
Que  las  ori(jas  de  verdor  estrena; 
Vuelvo  los  ojos ,  y  hallo  en  la  arena 
Fácilmente  estampadas 

Breves  ya,  grandes  ya,  muchas  pisadas: 
Con  los  ojos  las  mido  y  desigualo, 
Femeniles  y  humanas  las  señalo, 

Y  de  curioso,  en  confusiones  tantas. 
Me  segui  por  el  rastro  de  las  plantas. 
Sirviéndome  de  empeño, 
Entreoirás,  la  señal  deun  pié  pequeño 
Que  al  movimiento  de  la  arena  fria. 
Tal  vez  entre  ella  propia  se  escondía, 

Y  tal  le  apartó  el  viento  con  decoro 
Para  enseñarse  más  el  marco  de  oro; 
Voile  siguiendo  entre  la  playa  fria, 

Y  con  dejarle  airas  más  le  seguia ; 
Llego  á  un  prado,  y  la  eslampa  se  me 

[pierde, 

Y  murió  mi  esperanza  entre  lo  verde ; 
Buscóle,  V  le  dudaba. 

No  le  hallaba  en  la  yerba  y  le  pisaba. 
Torno á  encontrarl.i  estampa  en  el  are- 
Resucito  la  pena;  [na, 

Sigole,  suspendidos 
Entre  la  vista  los  demás  sentidos; 
Oigo  hablaren  la  orilla  cristalina. 
Recalóme  á  una  zarza  lan  vecina 
Al  rio  que  le  daba  más  sonoro 
Piala  en  cristal  y  en  las  arenas  oro 


Qup  destilaba  de  sus  venas  rojas; 
Yariadiciido  mis  ojosa  lasbojas[ya... 
Miré, porque  mejor  mi  amorNC  argu- 
Oye  lo  que  miré,  por  vida  tuya :    [sas, 
üorailas  de  uii  taray,  Rrandes  y  liermo- 
Peiidian  de  listones  cinco  rosas  , 
Tan  a  la  vista  bellas, 
Que  el  cielo  vei  de  las  dudaba  estrellas; 

Y  lijo  en  las  cortezas,  rudas  antes, 
l'n  clavo  coronado  de  diamantes; 

Y  pendiente  también  de  la  corona 
Cor  una  trenza  blanca  una  valona , 
Que  tanto  cristal  bebe 

Que  al  aire  le  tiró  puntas  de  nieve; 
Liia  cola  despojo  era  del  viento. 
Si  de  un  cielo  fué  antes  de  ornamento. 
¿Veis, me  dijo,  quealaire  me  provoca? 
Pues  antes  ful  muralla  de  una  roca, 
Si  en  aguas  vuela  al  rio,  ó  si  se  pierde 
Conguarnicionesdesu  esmalleverde, 
Aqui  con  más  decoro  v  maravilla, 
Kn  aguas  se  anegó  toda  la  orilla 
Escureciendo  arenas  á  millares, 
Que  como  eran  a/ules  ,  eran  mares , 

Y  como  airado  el  rio  se  enarbola  , 
Las  manchó  ile  cristales  ola  á  ola. 
Ksi:iban  hedías  unas 

Desús  bellas  colunas 
Al  lazo  estrecho  de  dos  ligas  breve 
Üos  fundas  de  carmín  y  dos  de  nieve. 
De  ámbar  y  cordobán  la  arena  pura 
Lasdosbasasguardódesta  hermosura, 
Queadornadasdedos flores  hermosas 
Por  breves  las  cubrían  las  dos  rosas; 
Miré  la  cárcel  de  su  pié  pequeño, 
Medile  á  las  señales  de  mi  empeño, 

Y  hallé  que  era  el  imán  de  mi  venida. 
Requiero  el  dueño  el  alma  repartida. 
Todos  los  ojos  dejo  á  la  ribera , 

Y  vila  entre  el  cristal  desta  manera. 
Guardaban  la  hermosura  que  recala 
Dos  criadas  en  túnicas  de  plata, 

Y  por  quererse  traducir  al  hielo. 
Velo  de  caza  puso  al  blanco  cielo 
Por  cuyos  ojos  de  su  espacio  breve 
Asomándose  andaba  alguna  nieve. 
Sentado  en  el  arena  en  glurla  tanta. 
Corrió  el  cristal  rondando  su  garganta, 

Y  con  correr  al  verla  suspendido, 
Kl  que  corría  se  quedó  corrido. 
Iba  por  la  campaña  dilatada 
Toda  el  agua  nevada  , 

Que  como  de  la  nieve  babia  venido 
Lle\ aba  lo  que  había  derretido ; 
El  cabello  que  al  aire  se  esparcía 
Anegado  en  sí  mismo  se  perdía, 

Y  con  estar  del  cuello  abajo  cculta 
Entre  el  cristal  que  su  marlil  sepulta. 
Corrió  en  lasondas.queel  cabelloaias- 
I)e  la  garganta  arriba  la  borrasca;  [ca, 
Cortó  el  cristal  con  apacibles  lazos, 

Y  fabricando  remos  en  los  brazos, 
Hatel  de  nieve  errante  al  cristal  bello 
Para  la  vela  descogió  el  cabello; 
Vuelve  á  la  orilla  y  toda  se  recata, 

Y  aferrando  dos  áncoras  de  plata 
En  el  río,  azul  cielo,  siendo  astro, 
nizo  salva  á  la  orilla  de  alabastro; 
Saludáronla  todas  sus  criadas  ,  [gadas 

Y  á  un  pabellón  de  Holanda  ya  unlrc- 
La  reciñen  sirenas, 

Y  yo  en  las  ramas  la  examino  apenas, 
Cuando  para  mirar  deidad  tan  rara 
Solté  la  vista  y  recalé  la  cara : 
Sirenas  nubes  guardan  este  cíelo. 
Sólo  la  vi  el  semblante,  todo  hielo, 

Y  escitia  de  jazmín  al  recogerla, 
Con  la  boca  tirita  perla  á  perla; 

Por  el  cabello  y  por  el  rostro  iguales, 
Fué  sudando  cristales. 
Que  porque  de  perderlos  no  se  enoje 
La  onda  <iue  la  enjuga  los  recoge; 


KO  HAY  SER  PADRE  SIENDO  REY. 
Vístese  ya ,  cobrada  de  su  fuego. 
Entra  eii  un  coche,  yo  la  sigo  ciego, 
Piérdol.".  de  los  ojos  con  la  noche, 
Vuelvo  por  mi  caballo,  sigo  el  coehc, 
Entra  en  su  casa  y  el  efecto  cesa ; 
Supe  que  era  Casandra,  la  duquesa; 
Galanteóla  siempre,  sirvo  amante; 
Desprecíame  galán,  niega  constante; 
El  duque  Federico  entra  en  su  casa. 
Arde  mi  amor,  y  ardiendo,  el  pecho 
[abrasa; 
El  Duque  con  mí  padre  me  persigue, 
ti  visita  á  Casandra,  en  que  se  sigue 
De  dos  enojos  un  castigo  mío; 
Sin  libertad  estoy,  sin  albedrlo, 
Por  una  parleelDuqueme  ha  injuriado, 
Por  otra  estoy  celoso  y  indignado; 
Si  la  muerte  le  doy,  pierdo  i  mi  dama; 
Sí  le  dejo  servir,  arde  esta  llama; 
Con  su  vida  mis  dichas  aventuro. 
Con  su  muerte  mis  penas  aseguro. 
Hallóme  enamorado, 
Mí  padre  está  indignado. 
Mi  hermano  por  mí  causa  vive  ausente. 
El  liey  es  impaciente, 
Yo  le  tengo  irritado,  es  justiciero. 
Si  sufro  este  desprecio,  amante  muero; 
Esto  me  trae  suspenso,  airado  y  triste. 
Dame  el  consejo  tú,  pues  le  ofreciste. 

nODEKTO. 

Tan  atento  me  has  tenido. 
Que  me  debes  por  atento 
1,0  que  á  ti  por  lo  que  cuentas 
Siendo  mí  Señor,  le  debo; 
Pero  di,  j.por  qué  aborreces 
Tanto  á  tu  hermano,  supuesto 
Que  es  el  duque  Federico 
Quien  ocasiona  tus  celos? 
Ocho  dias  han  pasado 
Después  que  airado  y  soberbio 
Ocasionaste  la  riña 
Dentro  en  Palacio,  y  en  ellos, 
Ni  el  Infante  ha  parecido. 
Ni  el  Rey,  tu  padre,  ha  resuelto. 
Temiendo  tu  condición. 
Dejarte  en  tu  cuarto  preso. 
La  vida  pasa  llorando. 
Tan  lastimoso  y  tan  viejo. 
Que  hace  del  llanto  congoja 

Y  hace  del  gozo  sosiego. 
Busca  á  tu  hermano,  Señor, 

Y  olvida  esos  celos  necios; 
Dile  al  Duque  tus  cuidados, 
Máodale  ocultar  su  incendio , 
Dile  que  deje  á  Casandra, 
Hazle  faltar  á  súdelo. 

Que  en  él  no  es  culiia  el  amar 
Si  en  II  el  no  mandarle  es  yerro, 

Y  puede  no  ser  verdad. 

RUGFnO. 

No  puede;  porque  supuesto 
Que  le  veo  entrar  de  noche  , 
Ni  á  las  dudas  me  consiento. 
Ni  de  los  celos  me  aparto, 
Ni  á  las  sospechas  me  niego. 
Que  lo  que  mira  un  sentido 
No  lo  ha  de  negar  un  pecho. 
;Ay,  Roberto!  sí  yo  hallara 
Para  apagar  este  fuego 
Quien  me  escondiera  en  su  casa... 
Viven  los  hermosos  cíelos. 
Que  encargara  á  la  violencia 
1.0  que  no  ha  podido  el  ruego ; 
Mas  JO... 

Sale  COSCORRÓN 

COSCOnRON. 

Ya  le  di  el  papel; 
A  casa  otra  vez  me  vuelvo; 


Pero  Rugcro  está  aqui , 

{Ilacf  que  se  va.) 

Y  no  me  hallo  con  Rugeros. 

nucF.no. 
¿Quien  es? 

COSCORRÓN. 

(.4p.  Él  me  ha  visto  ya; 
Vive  Cristo,  que  le  temo, 

Y  hago  muy  bien.)  Ego  sum, 

RtlGERO. 

¿Quien? 

coscontioN. 
Un  indigno  escudero 
De  la  duquesa  Casandra  ; 
Llevaba  un  poco  de  miedo, 

Y  i  bale  á  dejará  casa. 

RODEdTO. 

Pues  no  le  llevéis.  {Ap.  Hoy  pienso 
Conseguir  esta  intención. 
Pues  me  da  ocasión  el  cielo.) 
¿Como  os  llamáis? 

cosconnoN. 

Coscorrón. 

RUCERO. 

¿De  dónde  venís? 

COSCORRÓN. 

Yo  vengo 
De  donde  su  alteza  mande, 
íüicen ,  que  el  dicho  Rugero 
Por  quítame  allá  esa  |)aja 
Despacha  un  hombre  á  las  ciento.) 
Señor,  de  dar  un  papel 
Al  Rev,  vuestro  padre,  llego, 
De  Casandra,  mi  Señora. 

RUGERO. 

Vete  allá  fuera  ,  Roberto. 

COSCORRÓN.  {Ap.) 
¿Qué  querrá  conmigo  á  solas?' 
Que  nie  ha  de  pegar,  sospecho. 
Seis  pares  de  nombres  míos. 

nUGERO. 

¿Coscorrón? 

COSCORRÓN. 

¿Señor? 

nUGERO. 

Yo  quiero 
Preguntaros... 

COSCORRÓN.  (Ap.) 
Ya  me  animo. 

RCGERO. 

Que  me  digáis... 

COSCORRÓN.  (ílp) 

Ya  me  aliento. 

RUGERO. 

Si  el  Duque  quiere  á  Casandra. 

COSCORRÓN. 

Yo  no  sé  su  pensamiento; 
Mas  pienso  (pie  no  le  quiere. 
Pues  todo  es  cosa  de  cuento; 
Porque  los  dos  cuando  mucho 
Eslán  como  unos  guilaueros 
Hablando  cinco  ó  seis  horas 
Cada  noche,  y  salen  luego 
Ella  un  poco  más  contenía , 

Y  él  un  poco  descontento. 

RUr.ERO. 

Tú  has  de  hacer  por  mi  una  cosa; 

Aguarda  en  el  aposento 

Üe  Casandra  aquesta  noche; 

Y  si  lo  haces,  le  prometo 

(.Saca  un  bolsillo.) 
Mil  escudos  que  hay  en  oro 
En  este  bolsillo. 


eOSCOBROM. 

QueJo, 
Vuestra  alteza  se  repiiuia 

Y  deje  promelimieiitos; 
Que  puesto  que  soy  criailo 

Y  pues  me  precio  de  serlo, 
Para  vender  á  mi  unii 

No  son  menester  dineros 
Porque  este  es  oficio  mió. 

ROCERO. 

La  vida  y  el  ser  te  debo. 

COSCURROS.  (.4p.) 

Si  el  supiera  que  su  bermano 
La  pretende...  Mas  do  quiero 
Irritarle  los  doblones, 
Pues  aunque  no  los  acepto, 
Los  pienso  ginovesar. 

RUGERO. 

Cn  Dn  ,  Coscorrón,  ¿qué  haremos? 

COSCORRÓN. 

Ahora  entra  cierta  criada , 
Que  es  alma  de  sus  secretos  ; 
Será  menester  abora 
yue  esos  mil  escudos  demos, 
yue  vo,  para  mi ,  ni  un  real 
De  toda  esa  fruta  quiero. 

RUGKRO. 

Pues  toma. 

COSCORRÓN. 

(Ap.  Treinta  demonios, 

{Tómalos.) 
Los  más  grandes  del  infíerno, 
Me  lleven ,  si  yo  la  diere 
Ni  un  ochavo  solo  dellos.) 
Para  mi  cualquiera  cosa 
Bastará,  que  jo  no  intento 
Serviros  por  interés. 
(Asi  hacen  los  mohatreros 
Con  nombre  de  cierto  amigo 
Pescan  á  un  hombre  el  dinero, 

Y  el  amigo  es  ellos  mismos,  j 


Coscorrón ,  aqui  le  espero, 

Pues  ya  la  confusa  noche 

Desde  el  polo  contrapuesto 

Viene  vistiendo  de  sombras 

Las  coronas  de  los  cetros.         {Vuse.) 

lOSCORROS. 

Va  te  sigo.  ¡  Lindo  oficio  I 
No  hay  mas  l'láiides ,  caballeros : 
Por  treinta  dineros  solos 
Vendió  Judas  á  su  dueño; 
Mas  no  me  espanto  de  Judas , 
Que,  en  efecto,  era  bermejo; 
tialalon  vendió  á  los  doce 

V  los  vendió  sin  provecho ; 
Dellido  mató  .i  su  rey 

Sin  tocar  un  cuarto  dello; 
Pi;es  si  por  precio  tan  poco 
Judas  vendió  á  su  Maestro, 
Galalon  vendió  á  sus  Pares 

Y  Uellidn  i  su  rey  mesmo; 

Yo  que  ni  aquél  que  me  enseña 

.M  á  mis  doce  amigos  niego. 

Ni  á  mi  rey  quiero  dar  muerte. 

Sino  que  á  mi  dueño  vendo, 

Oue  el  nombre  de  dueño  b;isla 

Para  ser  traidor  un  ciego, 

¿Qué  mucho  que  por  los  mil 

(jue  en  este  bolsillo  llevo 

La  venda  y  torne  á  comprarlu? 

No  hay  mas  honra  que  el  provecho, 

Y  si  no  écheme  alguno 
Knsu  olla  ó  su  puchero 
La  honra  en  lugar  de  vaca, 

V  el  pundonor  por  carnero, 
Ycomer.i  ejecutorias; 

Mas  yo,  que  dineros  llevo. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

Siendo  traidor  por  mis  obras 


Seré  hidalgo  por  mis  hechos.  ( I  ate) 
Salen  CLÁVELA  t  CASANÜIíA. 

CLÁVELA. 

Todo  es  seiilir  y  llorar. 
Todo  penar  y  morir ; 
¿De  qué  te  sirve  el  vivir 
Si  no  le  sabes  templar? 
Véncele  con  más  templanza , 

Y  en  tan  prolijo  tormento, 
Ni  descartes  lu  contento 

Ni  desprecies  lu  esperanza. 
Si  tu  esposo  no  ha  venido, 
No  te  des  á  temor  lanto, 

Y  entre  el  silencio  y  el  llanlo 
Sirva  la  voz  de  sentido ; 

Un  mes  no  es  tan  larga  ausencia, 
Que  haces  en  tan  fiera  calma 
Todas  las  potencias  alma, 

Y  loda  el  alma  dolencia ; 
No  destiles  los  crislales 
En  derretidos  despojos , 
Ni  quieras  dar  á  tus  ojos 
Todo  el  peso  de  tus  males; 
Habla ,  porque  no  es  razón ; 

Di  tus  penas ,  porque  es  mengua 
Quitar  el  uso  a  la  lengua 
Por  dársele  al  corazón. 

CASAJiDRA. 

Como  no  sabes.  Clávela, 
Aunque  mi  amor  lo  pregona, 
El  fuego  que  me  apasiona. 
La  llama  que  me  desvela  , 
La  desdicha  que  me  ofende , 
Kl  pesar  que  me  provoca, 
La  duda  que  me  equivoca , 

Y  el  temor  que  me  suspende ; 
El  mal  que  llego  á  inferir, 

El  bien  que  llego  á  dudar, 

¿Piensas  que  se  puede  hablar 

Lo  que  se  puede  sentir  ? 

No  es  cuidado  aquel  cuidado 

Que  puede  ser  diünido : 

Mal  que  vive  bien  sentido 

No  se  declara  en  lo  hablado. 

Vo,  pues,  cuando  llegue  á  hablarle, 

Si  no  he  de  poder  decirle  , 

Será  mejor  reprimirle 

Que  no  saber  explicarle. 

CLAVtLA. 

Ya  he  sabido  que  es  lu  esposo, 

Y  que  está  ausente  el  Infante; 
Sé  que  le  adoras  amante , 

Y  él  corresponde  amoroso; 

Y  aun  sé  que  llave  ha  llevado 
Con  que  pueda  entrarle  á  ver 
Si  se  arrojare  á  volver 

A  verle  delerminado. 

CASiMlRA. 

;Ay,  Clávela  i  oiro  ilolor 
Tanto  mi  gloria  ha  impedido. 
Que  por  mayor  le  he  sentido, 
Siendo  el  que  lloro  el  mayor, 
iiugero  ha  dado  en  quererme , 
Servirme  y  solicilarme, 

Y  cuanto  quiero  apartarme 
Más  se  inclina  á  pretenderme ; 

Y  no  excusando  la  nota 

Con  que  en  servirme  se  empica , 
De  dia  me  galantea 

Y  de  noche  me  alborota ; 
Si  el  Duque  me  viene  á  ver 

Y  á  consolarmt;  cn  mi  ausencia  , 
É\  vestido  de  imprudencia , 
Todo  entregado  al  poder, 
Con  el  celoso  rigor 

Entre  sus  dudas  inciertas , 
Uompe  el  decoro  á  mis  puertas 


DE  ROJAS. 

Y  la  opinión  á  mi  honor; 


Hasta  que  el  Duque ,  obligado. 
Porque  dentro  no  le  halle 
Desde  un  balcón  á  la  calle 
Cuatro  noches  se  ha  arrojado. 
Si  al  Principe  no  desdeño. 
Siendo  su  hermano  mi  esposo. 
Cuanto  él  obra  riguroso 
Tanto  mi  fama  despeño. 

Y  si  de  mi  honor  es  ley 
Decirle  que  es  mi  marido. 
Se  ha  de  volver  ofendido 
A  irritar  su  padre  el  Rey ; 
Porque  aunque  es  tal  m'i  nobleza 
Que  iguala  á  la  majestad  , 

No  pasa  la  calidad 
Por  plaza  de  la  grandeza. 
Si  constante  y  valerosa 
Resistir  quiero  su  llama , 
Cuanto  desquilo  á  mi  fama 
Cargo  á  una  opinión  dudosa ; 
Que  como  en  él  no  es  verdad 
El  amor  que  hace  violento, 
Nunca  olvidará  el  intento 
Quien  quiere  por  vanidad. 
De  suerte,  que  yo  me  veo 
Con  el  Infante  casada. 
De  su  hermano  conquistada. 
Poco  seguro  mi  empleo; 
Sin  modo  en  el  resistirlo. 
Sin  alma  para  esperarlo. 
Sin  lengua  para  contarlo, 
Sin  fuerzas  para  sufrirlo. 

CLÁVELA. 

¿Pues  qué  remedio  has  hallado 
Para  pena  tan  cruel? 

CASANOtlA. 

Al  Rey  le  escribí  un  papel 
Adonde  cuenta  le  he  dado 
Del  intento  de  Rugero; 

Y  aunque  enfermo,  he  presumido, 
Que  si  el  Rey  le  ha  recibido, 

Ha  devenir,  como  espero, 
Esta  noche  ácaslig:ir 
Su  intención  soberbia  y  fiera. 
Tú  ahora  veteaba  fuera; 
Déjame  conmigo  estar. 
Llégame  una  silla  aqui. 

CLAVtLA. 

Ya  la  lienes  prevenida. 

CASANDRA. 

¿  De  qué  me  sirve  la  vida 

Si  la  he  de  pasar  sin  mi?     {Siétilase.) 

CLÁVELA. 

Voime  allá  fuera.  {Vase.) 

CASANDRA. 

Hoy  se  baila 
El  alma  con  novedad. 
Que  es  también  la  soledad 
Oiro  campo  de  batalla. 
Ahora  que  estoy  á  solas. 
De  sospechas  asaltada. 
Con  el  fuego  en  el  cuidado. 
Con  el  recelo  en  la  llama , 
Preguntar  quiero  á  mis  penas 
Qué  hay  de  mi  esposo  en  el  alma. 
Veinte  "dias  se  han  pasado 
Después  que  á  mis  brazos  falta , 
Obediente  y  temeroso 
De  un  padre  que  le  amenaza. 
De  una  ira  que  le  espera. 
De  un  hermano  que  le  ultraja; 

Y  apurando  esta  materia... 

Salen  RUGERO  y  COSCORRÓN, 
escondiéndose. 

nUCERO. 

Si  esta  es  h  última  cuadra  , 
Va  no  hay  que  pasar  de  aiiui. 


cosconROR. 
Aqui  pscondido  le  apuanla. 
Mjs  a(]ui  está,  vive  Dios. 

CASAISDHA. 

¿Quién  anda  en  aquella  sala? 
{/'alíese  áetrús  Uugero.) 
cosconKox. 


CASAXDRA. 

¿Aqui  estabas? 
cosconnoN.  {Turbado.) 
Si,  Señora. 

CASANDÜA. 

¿Qué  le  turbas? 
¿Qué  licuiblas? 

COSCORRÓN. 

Tengo  cuartanas. 
CASAxnnA. 
¿Distóle  al  Rey  el  papel? 

COSCORRÓN. 

(Ap.  Vive  el  cielo,  que  si  le  lialla 
(Jue  me  pierdo.)  Si,  Señora. 

CASAÑERA . 

¿Qué  te  dijo?  Dito,  acaba. 

¿  De  qué  temor  le  has  niudailo  ? 

COSCORRÓN. 

No  icnpn  olra  cosa  en  casa 
Que  mudarme. 

CASANDr.A. 

Habla  de  presto- 

COSCORRÓN. 

( Ap.  á  Uugero.  Hazle  atrás,  Señor,  v 
Si,  Señora,  ya  le  di.  [11 

CASANDRA. 

¿Y qué  le  respondió? 

COSCORRÓN. 

Nada. 

CASANDRA. 

¿Con  quién  hablai<lp  allá  fuera 
Cuando  por  la  puerla  entrabas? 

COSCORRÓN. 

{Ap.  Cogióme,  por  san  Hilario.) 
F;ngariaste ,  que  no  hablaba. 

CASAXURA. 

iQuébacias? 

COSCORRÓN. 

Itezaba  recio. 

CASANDRA. 

¿Pues  rezar  quedo  no  basta? 

COSCORRÓN. 

Voy  rezando  por  mi  padre, 
Y  era  sordo. 

RUGERO.  {Ap  ) 

Va  me  causan 
Tantos  disparates  risa. 

COSCORRÓN.  {Ap.) 
¿Pues  no  es  cosa  bien  extraña 
(,iue  lcn;;a  miedo  y  doblones 
Siendo  cosas  tan  contrarias? 

CASAMIRA. 

Vete  noramala  luego. 

COSCORRÓN. 

SI  haré.  ¿Dó:ide  es  noramala? 

CASANDRA. 

Vete  luego. 

COSCORRÓN. 

Luego  y  yo 
Haremos  lo  que  nos  mandas. 
(Ap.  Porque  soy  grande  alcahueto, 
Muy  amigo  de  mis  amas 
Pero  m.is  de  mis  doblones , 


^o  iiAV  si;n  paduk  siendo  iiky. 

Y  sabré  vender  mi  lama  , 
Pero  mejor  mi  Señora 

En  las  cosas  de  importancia... 

Y  asi ,  voy  á  no  volver, 
Sallando'de  sala  en  sala. 
Como  otros  de  peña  en  peña.) 

(.1  Hugero)  Va  te  dejo  en  la  estacada 
Yocunipli  con  tus  doblones, 
Cumple  tú  con  tu  demanda  , 

Y  encomiéndale  :i  Tanpiino, 
V.n  prometer  no  hnva  falta, 

Y  si  pudieres  echar 

Un  lagrimón,  será  causa 
Para  coiu|iiislar  mil  Porcias; 
Dile  aquello  de  mi  alma, 
1.0  lie  la  ese  y  el  clavo, 
One  05  una  pran  circunstancia  : 
Si  pidiere  cedulita. 
Dale  tú  una  cedulaza  ; 

Y  si  la  mano  de  esposo. 
Prométeselas  entrambas. 

Y  un  obispado  también. 
Que  Clin  esto  y  buena  maña, 
Iluen  despejo'y  mal  amor, 
Cran  promesa  y  corla  paga. 
Habremos  cumplido  entrambos 
Con  todas  las  carabinas. 

Til  alcanzando  lo  que  intentas 

Y  yo  vendiendo  á  mi  ama.         (IbSl'. 

RUGERO.  (Ap.) 
.«i  soy  yo  quien  m.is  la  quiero  , 
Si  ella  mi  afecto  no  paga  , 

Y  si  el  Dtupieesmi  enemigo. 
Si  él  la  sirve  y  ella  le  ama  , 

Si  á  mi  me  desprecia  siempre , 
Si  eslov  dentro  de  su  casa. 
No  ande  cobarde  mi  amor 
N¡  el  alma  indelerniinada. 
Ella  está  en  aquesta  silla. 
No  os  echéis  á  perder,  ansias. 
No  quiere  quien  considera 
Que  el  incendio  se  profana 
Si  se  duda  la  violencia 
Donde  falta  la  cs|u>ranza  ; 
Esta  luz  quiero  malar. 
Porque  hay  acciones  tan  malas, 
Que  son  para  hechas  mejores 
Que  pueden  para  miradas. 

{Mata  la  luz.) 
Yo  me  acerco  hacia  la  .silla 

CASANDRA. 

Aqui  be  sentido  pisadas, 

Y  la  luz  también  han  muerto. 
¿Si  hay  alguien  dentro  de  casa, 

{Levántase.) 
Que  mi  ofensa  solicite? 
Si  han  entrado  en  esta  sala  , 
Si  hay  alguien  dentro  ó  no  le  liav; 
Si  le  hay  le  evito  la  causa 
(ion  entrarme  á  mi  retrete; 
Si  lio  le  hay,  no  importa  nada 
Que  me  vaya  i  recoger. 
;0h  qué  de  ilusiones  andan, 
Al  parecer  evidencias, 
i:n  penas  disimuladas! 
Yo  me  entro  por  esta  puerla.    {Vase.) 

nUGERO.  (.4p.) 
Hacia  aquí  pienso  que  estaba  ; 
lista  es  la  silla  ,  yo  llego; 
Necedail  sera  olillgarla , 
Que  quien  se  negó  á  la  dicha. 
No  ha  de  admitirse  á  la  infamia. 
Ya  la  tengo  en  mi  poder. 
Arda  amor,  el  fuego  arda, 

Y  acaben...  Mas ,  vive  Dios , 
Que  se  levantó  Oasandra, 
Que  fué  apariencia  mi  suene, 

Y  fué  viento  mi  esperanza. 

{Tienta  la  silla.) 


Si,  era  esla  la  silla,  sí, 
Que  no  habia  olra  en  la  cuadra ; 
Sin  duda  que  me  ha  sentido; 
Mas  no  es  posible  que  salga 
Sin  encontrarla  de  aquí; 
A  escuras  quiero  buscarla; 
Yo  he  errado  en  malar  la  luz; 
Pero,  ¿quién,  cielos,  pensara 
Que  me  fallara  la  noche 
Yendo  á  buscar  la  desgracia? 

Sale  ALEJANDRO  á  oscuras,  por  la 
otra  puerta. 

ALEJANDRO. 

Ayudado  del  silencio 
l'or  estas  confusas  cuadras 
A  ver  á  mi  esposa  he  entrado 
Con  la  llave  que  llevaba . 
Que  no  pude  en  veinte  días 
Venirla  (i  vor ,  mas  no  tarda 


ispii'os 
-■1  alma. 
;  cuartos; 
ra  Casandra? 
mtré; 


No  (piisieraallH.iolaila, 

( Ti'pe  con  la  silla  ij  derríbela,  tj  al  ruido 

se  llega  Rugero.) 
Va  que  estará  recogida. 

RUGERO. 

Por  aqui  sin  duda  anrla, 
Porque  derribó  la  silla, 

V  ya  siento  las  pisadas. 

ALEJANDRO. 

Yo  la  busco  :  entrar  (luisicra. 

RLGERO. 

Yo  llego  antes  que  se  vaya 
De  este  modo ;  mas ,  per"  Dios . 

{Tópanse  los  dos ,  y  abrdtausc.) 
Que  si  el  tacto  no  me  engaña 
Yo  he  hallado  lo  que  busqué. 
ALEJANDRO. 

Aun  no  he  llegado  á  mi  casa , 
Cuando  una  sombra  me  tieno 

V  un  bullo  mudo  me  abraza. 

RL'GERO. 

¡  Cielos ,  á  mí  me  detienen ! 
¿Pues  para  cuándo  se  guardan 
De  mi  osado  corazón 
Las  iras  y  las  venganzas? 
Pero  al  querer  arrojarme. 
No  sé  qué  secreta  causa 
Me  suspende  los  impulsos 

Y  el  movimitnlome  ataja. 

ALEJANDRO. 

¡Hola,  Fabio!  ¡  hola,  Itisclo! 
¡Silvia!  ¡Clávela I  ¡Casandra! 

Sale  CASANDRA  con  luz. 

CASANDRA. 

¡Cielos,  qué  es  esto  que  miro! 
La  sangre  distingo  helada. 
(Apürtanse ,  y  empuñan  las  espadas.) 

ALEJANDRO.  (Ap.) 

¡Cielos,  siesta  es  ilusión. 
Despenadme  loda  el  alma ! 

Y  si  es  cierto  lo  que  miro, 
No  se  embaracen  las  ansias. 

Mi  hermano,  que  es  mi  enemigo, 
A  estas  horas,  y  en  la  casa 
De  mi  esposa  me  detiene? 
/.  lilla  la  color  turbada , 
Sale  á  alumbrarme  mi  ofensa? 
¿Mi  hermano  empuña  la  espada. 
Ella  neutral  se  confunde, 


ÓÜ8  COMEDIAS 

Yo  (lesenliiMido  la  infamia? 

No  es  posible ,  yo  lo  sueño ; 

Pues  si  eslo  api-nas  pasara 

Yo  di'l)iera  castigarlo. 

Mi  licrmano  se  recalara , 


Mas  ¿reportarse  Ru¡;ero 
Cuando  mi  vida  amenaza? 
¿Premiar  mi  esposa  á  mi  hermano 
i;n  que  las  leyes  humanas 
ritrajaalevosamenle 

Y  i  las  divinas  profana? 
Sueño,  digo,  otra  veies  ; 
Pues  cuando  las  quebrantara  , 
Sacrilega  y  licenciosa 

Cruel  y  determinada. 
Mal  alumbrara  la  ofensa 
La  que  el  agravio  disfraza. 
nucEBO.  (.4p.) 
Aparente  es  lo  que  advierto; 
Oue  mirar  desdichas  tantas  , 
Nii  pensadas  á  ios  ojos 
Ni  al  discurso  imaginadas; 
Entrar  yo  tan  de  secreto 
A  esta  penúllima  cuadra, 
Matar  la  luz  advertido, 
Ruscar  amante  á  Casandra , 
No  hallarla  donde  la  vi , 
Irla  buscando,  dudarla ; 
Salir  ella  con  la  luz, 
Siendo  la  que  yo  buscaba  , 
Hallar  mi  hermano  en  mis  brazos 
Estando  ausente,  ó  son  trazas 
Que  obra  la  imaginación 
Para  deslumhrar  el  alma , 
o  apariencia  de  los  ojos ; 
Porque  bien  consideradas, 
Para  verdades  son  muchas, 

Y  para  ilusiones  bastan. 

CASANDRA. 

{Ap.  Piadosos  cielos,  ¿qué  es  esto? 
■  i  Mi  esposo,  que  ausente  estaba  , 
En  esta  pieza  tan  presto! 
;  Rugero,  que  le  amenaza, 
Kn  mi  casa  y  á  estas  horas  ! 
t.\  con  la  color  turbada, 
liugero  indeterminado. 
Yo  dudosa  de  mi  fama. 
Para  con  mi  esposo  fácil , 
Para  con  Rugero  ingrata ! 
¿Cómo  haria,  ¡  oh  cielos  claros ! 
De  modo  que  satisfaga 
A  mi  esposo  del  indicio? 
Si  le  digo  cara  á  cara 
De  Rugero  la  intención, 
Mi  inocencia  y  su  constancia. 
Ha  de  echar  de  ver  Rugero 
Que  es  mi  esposo,  y  esta  es  causa 
Para  perderle  á  mis  ojos 
Si  el  Rey,  su  padre ,  lo  alcanza ; 

Y  si  callo  ha  de  pensar 

Que  yo  puedo  esiar  culpada. 
Si  enojo  al  Principe  ahora 
Ocasiono  una  desgracia ; 

Y  también  con  él  me  importa 
Satisfacer  á  mi  fama. 
¿Pues  qué  modo  intentarla 
De  tal  industria  ,  tal  tra^a, 

Y  que  siendo  entrambas  partes 
A  la  opinión  necesarias, 
Propicia  la  de  mi  esposo. 

La  del  Principe  contraria , 
Con  una  misma  razón 
Las  satisficiese  á  entrambas? 
Obre  por  si  la  inocencia , 
Que  tal  vez  averiguada 
Echa  á  perder  un  honor 
Ijna  mentira  sin  causa.) 
Fantásticos  cuerpos  mudos, 
Üultos  sin  voz  y  coo  alma, 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
Los  dos  sombras  de  otros  dos. 
Los  dos  de  otros  dos  estatuas ; 
Dad  la  lengua  á  la  disculpa , 
liesempuñad  las  espadáis, 

Y  lo  que  habláis  con  efectos 
Determinadlo  con  causas. 
¿l'or(|ué  profanáis,  decidme, 
Él  sagrado  de  esta  casa  , 
^■unca  violado  hasta  ahora  ? 
¿Cnál  intención  os  engaña? 
¿Cuál  impulso  os  precipita 

0  cuál  incendio  os  ampara? 
¿IJn  Principe  y  un  Infante, 
Asi  á  los  decoros  faltan. 

El  uno  de  su  prudencia, 

Y  el  otro  de  su  constancia? 
¿Quién  os  ha  traido  aqui? 
Hablad;  ya  el  silencio  basta. 
Que  no  siempre  están  sin  culpa 
Todos  aquellos  que  callan. 
Principe ,  hablad ;  vos.  Infante . 
No  suspendáis  las  palabras , 
Satisfaceos  á  vosotros , 
Volved  la  sangre  á  la  cara , 
Cobrad  la  voz  á  la  lengua. 
Abra  el  corazón  las  alas. 
Comuniqúese  á  los  labios 

El  sentimiento  del  alma; 
Destílese  la  razón 
Mientras  por  el  pecho  pasa ; 
No  ande  el  agravio  dudoso 

Y  la  culpa  disfrazada. 
Yo  para  conmigo  tengo 
La  disculpa  que  me  basta; 
Para  vosotros  la  busco; 
Porque  no  es  bien  que  se  vayan 
Con  el  escrúpulo  el  nno 

Y  el  oiro  con  la  ignorancia. 
Acabad. 

RECEBO. 

[Ap.  ;  Que  quiera  el  ciclo. 
Que  al  tiempo  de  mi  venganza. 
Un  hermano  4  quien  adoro 
Resista  á  mis  amenazas  ! 
¡  Y  que  á  todo  cuanto  intento 
Me  contradiga  su  espada  , 
Se  oponga  su  indignación 

Y  se  arrojen  mis  palabras! 

1  Y  que  en  cualquiera  ocasión 
Le  halle  delante!  Esto  basta 
Para  alterar  una  sangre , 

Que  cuando  el  valor  se  ultraja 
Es  la  paciencia  temor, 

Y  es  el  sufrimiento  infamia. 
¿Pero  qué  hago  yo  en  sufrirle 
Si  le  quiero  bien?  No  valga 

Mi  arrojiimiento  conmigo, 
Es  mi  voluntad  quien  manda; 
Vive  Dios  que  he  de  sufrirlo, 

Y  ahora  vuelvo  á  una  traza 
Que  me  ha  ofrecido  el  discurso 
Para  Dngir  a  Casandra.) 
Duquesa,  yo  no  he  podido 
Negaros  que  por  las  tapias 
Deslos  jardines  he  entrado 
Esta  noche  en  vuestra  casa. 
Supe  que  ocultas  en  ella 

Cn  villano  que  me  agravia. 
Un  Duque  que  me  persigue 

Y  un  aleve  que  me  infama , 
Que  es  Federico,  y  airado 
A  darle  la  muerte  entraba  ; 
Encontré  en  ella  á  mi  hermano; 
Eslo  es  en  pocas  palabras 
Todos  mis  impulsos  dichos. 
Todas  mis  iras  contadas. 

Mi  hermano  dirá... 

ALEJANDRO. 

Diré, 
Que  la  Duquesa  es  casada 
En  secreto  eoo  el  Duque. 


(.4p.  Asi  mi  honor  se  disfraza.) 
Que  me  ha  dado  aquesta  llave. 
En  tanto  que  el  Rey  apaga 
De  sus  enojos  conmigo 
Las  más  encendidas  llamas. 
Para  que  á  su  cuarto  entre , 
Que  ahora  en  su  cuarto  entraba. 
Que  le  encontré  en  esta  pieza. 
(Ap.  Esto  le  importa  á  mi  fama.) 
Que  he  de  volver  por  el  Duque, 
Si  de  mis  venas  no  sacas 
La  sangre,  que  por  ser  tuya 
Está  profanando  un  alma, 

Y  que... 

RUGERO. 

Detente,  Alejandro; 
La  voz  con  el  pecho  gasta, 
Habla  allá  dentro  contigo. 
Anega  por  la  garganta 
Las  querellas  que  te  inducen. 
Porque  si  no  las  atajas 
Las  dirás  por  muchas  bocas 
En  tu  sangre  desatadas; 
Porque  si  yo...  (Ap.  Aqui  me  importa 
No  darle  á  entender  que  hay  falta 
De  rigor  y  de  impaciencia 
En  mi  amor  y  en  mi  constancia; 
Porque  aunque  tanto  le  quiero, 
Sobra  en  ocasiones  tantas 
Que  me  detenga  el  efeto 
Sin  que  él  entienda  la  causa.) 
Vuelvo  otra  vez  á  decir. 
Que  porque  se  satisfaga... 

Sa/í  CLÁVELA, /urifldfl. 

CLÁVELA. 

Señora,  el  Duque  ha  llegado. 
Como  escribiste  el  papel , 
A  acusarte  que  con  el 
i;i  Rey  en  tu  casa  ha  entrado, 

Y  con  ser  tarde... 

CASANDRA. 

¿Eslo  pasa? 

RÜCERO.  (Ap.) 

¡  Que  eslo  me  baya  sucedido ! 

CLÁVELA. 

En  una  silla  ha  venido 
Desde  Palacio  á  tu  casa; 
Él  entra  ya. 

ALEJANDRO. 

Vive  Dios, 
Que  hay  mucho  que  recelar. 

Rl'GERO. 

Yo  le  tengo  de  esperar. 

CASANDRA. 

Principe,  Infante,  los  dos, 
Para  poder  evitar 
Desdichas  tan  evidentes , 
A  dos  cuadras  diferentes 
Os  habéis  de  retirar. 

ALEJANDRO. 

¡Hay  mas  penas! 

CASANDRA. 

¡Mas  cuidados! 

nCGERO. 

¡Más  males  suceder  pueden! 

CASANDRA. 

(.\p.  No  es  razón  que  juntos  queden, 
Pnesto  que  están  enojados.) 
Vos,  Principe,  vos.  Señor, 
Esto  por  mi  habéis  de  hacer. 

nUCERO. 

¿Yo  me  tengo  de  esconder? 

CASANDRA. 

No  es  el  respeto  temor, 

Y  no  hay  quien  lo  juzgue  aquí. 


Rl'CERO. 

Oboderco;  mas,  por  Dios , 
Que  lo  que  inlenlo  por  vos 
No  lo  hiciera  vn  por  mf.    {Escihulese.) 

CASAXDRA. 

Espero... 

CLÁVELA. 

Piesio,  Señora. 

CASANÜRA. 

¿Te  entras  sin  hablarme,  esposo? 

ALEJANDRO. 

Cl  pecho  llevo  dudoso; 
üéjamc,  Duíiuesa,  ahora. 

CASANDRA. 

Allá  dentro  no  has  de  entrar 
Sin  que  me  digas  primero... 

ALEMIIDRO. 

Si  no  he  de  hablar  lo  que  quiero , 
¡fie  qué  me  sirve  el  hablar? 

CASANDRA. 

Pues  si  el  ruego  no  me  vale, 
I!u;  mis  afectos  veris. 

ALEJA>'0R0. 

¿Aun  quieres  que  vea  más? 

CASANDRA. 

Ove ;  mas  vete  que  sale: 
Aiiianle  cl  pecho  se  abrasa. 

(Lsciiidele  en  otra  pieza.) 

Sale»  EL  HEV,  EL  DL'QÜE 
"asjie.mo. 


RET. 

Todos  á  esta  pieza  entrad. 

CASANDRA. 

Señor,  ¿vueftr.i  majestad 
A  estas  horas  y  en  mi  casa? 

REY. 

SI,  Casandra;  yo  be  venido 

De  vuestro  honor  provocado, 

Üe  vuestro  papel  llamado, 

De  mi  piedad  prevenido : 

Que,  aumiue  enfermo,  os  aseguro. 

Que  porque  tengas  quietud. 

Aventuro  mi  salud 

Y  mi  opinión  aventuro. 
En  otras  casas  he  entrado, 

Y  cuando  al  Principe  sigo. 
Que  a  Alejandro  busco,  digo, 
rso  que  á  Hugero  he  buscado; 
Purcjue  asi.  Duquesa,  evito 
Que  no  diga  algún  criado 
I.IUC  esta  casa  he  visitado 

Y  las  demás  no  visito. 
Aqui  os  vengo  á  defender 

De  quien  vuestro  agravio  intenta , 
Lo  menos  por  mi  parieiita 

Y  lo  más  por  ser  mujer; 
Mas  saber  de  vos  espero, 
Pues  queme  habéis  prevenido, 
Si  aquesta  noche  ha  venido 

A  alborotaros  Kugeni; 
Porque  en  mi  es  precisa  ley 
Pues  he  venido  á  buscarle 
Si  como  padre  tf  mplarlc, 
Castigarle  como  rey ; 
Decidme  si  se  ha  escondido 
Dentro  en  casa. 


Mirad  vos  |ior  vuestro  honor. 

Casandra. 
Ya  os  digo  (|ue  no  ha  venido. 
(Ap.  .Si  á  conlárselo  Lie  allano, 
Y  digo  que  dentro  csli, 


NO  HAY  SER  PADRE  SIENDO  REY. 
I  En  hablándole  dirá 
¡  Que  está  escondido  su  hermano. 

Y  si  el  Rey  halla  á  mi  esposo 
Mi  intención  muere  perdida, 
Esláá  peligro  su  vida 

Y  queda  mi  honor  dudoso.) 
Señor,  digo  que  no  está. 
Pues  si  en  mi  casa  estuviera 
Cierto  es  que  le  lo  dijera 
La  que  el  aviso  te  da. 

REV. 

Vamos,  Duque;  vos.  Señora, 
En  vuestro  cuarto  os  quedad. 

(Hace  que  se  va.) 

DUQUE. 

Advierta  tu  majestad  , 

(blceselú  el  Duque  aparte.) 
Que  da  que  decir  ahora  ; 
Pues  en  las  casas  que  ha  entrado. 
Por  desmentir  sus  intentos, 
Los  menores  aposentos 
De  todas  ha  visitado, 

Y  ahora  le  importa  más 
Que  no  quede  quien  se  irrite 
Que  esta  casa  no  visite 

Y  averigüe  las  demás. 

REY. 

Di'cls  bien:  mirar  lo  quiero.  -^ 
¿Casandra? 

CASAKDRA. 

¿Qué  me  mandáis? 

REY. 

Aunque  vos  me  aseguráis 
Que  no  ha  venido  Rugero, 
Ahora  me  importa  ver 
Ebte  cuarto  en  que  habitáis. 

CASANDRA. 

Mirad,  Señor... 

BEY. 

¿Qué ,  os  turbáis? 

CASASDRA, 

Que  yo...  ¿Ciclos,  qué  he  de  hacer 
Nada,  Casandra ,  os  espante. 

CASANDRA. 

Señor... 

REY. 

No  hay  que  resistir, 
Pues  les  dije  por  cumplir 
Que  á  bubcar  vengo  al  Infante ; 
Pues  aunque  amor  me  aconseje 
En  que  amaros  solicite. 
Cuando  otras  casas  visite 
No  es  bien  que  la  vuestra  dejo. 

CASANDRA. 

Mirad... 

REY. 

Esta  Iu7.  lomad. 
(Toma  la  luz  cl  Duque.) 


Ved  ese  cuarto.  {Ap.  ¡Qué  espero!) 

REY. 

Este  quiero  ver  primero. 

CASANDRA. 

Advierta  tu  majestad... 

REV. 

Ya  miro  por  vuestro  honor, 
Y  hacer  esto  es  importante: 
Mirad  si  está  aqui  el  bifaule , 
Entrad,  Duque. 

{Vaya  el  Rey  al  cuarto  donde  está  .ile- 
jaudro,  y  sale.) 

ALEJANDRO. 

SI,  Señor, 
Rey  y  padre  junlanicntc ; 


3»!» 
Ya,  Señor,  me  liabeis  hallado. 
Si  como  siempre  el  culpado. 
Como  siempre  el  obediente; 

Y  aun(|ue  el  semblante  trocáis 
De  verme  escondido  asi, 

.Me  he  holgado  de  estar  aquí 
Porque  sé  nue  me  buscáis. 
No  quiero  daros  disculpa, 
Si  he  de  ser  vuestro  despojo, 
Que  pues  tenéis  el  enojo. 
Quiero  yo  tener  la  culpa; 

Y  la  ejecutara,  digo. 
Porque  si  no,  se  dijera 
Que  sin  que  la  cometiera 
Me  dábades  el  castigo ; 

Y  aun(|ue  vuestro  enojo  es 
Tan  grande,  llego á  pensar 
Que  no  me  habéis  de  faltar 
Al  mérito  de  esos  pies ; 
Pues  con  piedad  singular 
Advierto,  padre  y  señor. 

Que  os  holgasteis  de  mi  error 
Por  tener  que  perdonar. 

(De  rodilla».) 

REY. 

(Ap.  Tan  dudoso  me  averiguo 
En  tantas  dilicullades. 
Que  las  menores  de  todas 
Las  acredito  más  grandes. 
La  Duquesa  me  escribió 
En  un  papel  esta  larde 
Los  intentos  de  Kugero 
Pidiendo  que  la  amparase; 
Salgo  de  casa  esta  noche, 
Finjo  que  busco  al  Infante; 
Al  Principe  solicito; 

Y  cuando  llego  á  buscarle 
Finjo  que  al  Infante  busco, 

Y  el  mismo  que  unjo  sale; 
Pues  ponerme  á  averiguar 
Esta  confusión ,  no  es  fácil ; 
Pues  castigar  á  Alejandro 
Por  otros  cargos  más  graves 
Conque  irritó  mi  piedad, 

Y  altero  mi  helada  sangre; 
Dirán  que  por  esta  causa 
Me  reduzgo  á  castigarle, 
Con  <|ue  la  Duquesa  (|ueda 
Para  con  el  vulgo,  fácil, 
Alejandro  por  culpado. 
La  sospecha  inexcusable. 
Yo  muy  rey  en  el  castigo; 
Pues  véiiziisp  como  padre 
Quien  niij-i  un  hijo  a  sus  pies 
laii  liiiihildi'  i'dMsagrarse. 
;l'aia  la  piedad  ,  (|ue  pi  esto 
Se;  rompen  dilicullades! 
í.ICste  puede  tener  culpa? 

No  es  posible;  y  cuando  ultrajo 
Mis  canas  poco  atrevido 

Y  mi  honor  poco  constante, 
Ya  merece  lo  que  pide 
Por  lo  (|ue  llega  á  rogarme. 
;0h  lo  que  quiero  á  este  hijo! 
;  Gil  que  hago  de  disculparlcl 
Yo  soy  liscal  de  su  culpa, 

Yo  soy  en  su  abono  parle. 
¿Qué  le  diré  á  la  Duquesa? 
Pero  en  casos  semejantes , 
Cuando  es  dudosa  la  culpa 
Es  el  silencio  quien  sabe , 
Callando  con  dos  sentidos, 
Dejar  dudoso  el  examen.) 
Venid,  Infante,  conmigo. 

ALEJANDRO.  (Ap.) 

¡Cielos,  desdichas  tan  grandes! 
Aquí  el  Principe  se  queda  , 

Y  si  le  digo  á  mi  padre 

Que  mi  hermano  queda  oculto 
Otra  vez  he  de  irritarle, 

Y  dirán  que  la  Duquesa 


-too 

Le  ocultaba  como  nmanie, 
ijueda  su  opinión  en  duda; 

Y  á  mi  más  puede  imporlarme 
El  silencio  en  el  delito 
Que  el  remedio  en  el  ultraje. 

BEY. 

¿No  venís? 

ALEJANDRO. 

Ya  vov.  Señor; 
(Ap.  Pues  el  Principe  no  sabe 
Que  es  la  Duquesa  mi  esposa; 
Pero  no  bav  (jue  recelarme, 
Que  él  vino"á  nuilar  el  Du(|uo, 
Tso  por  ella  ;  el  consolarse 
Cu;indo  es  el  riesgo  dudoso 
Hace  menores  los  niales.) 

BEY. 

Acabad. 

ALEJANDRO. 

Va  os  obedezco. 
{Ap.  Y  cuando  el  remedio  falto , 
Decirle  que  soy  su  esposo 
Será  el  remedio  más  fácil. 
¿Cómo  le  diré  á  mi  esposa 
Que  á  Rugero  se  declare 
Si  se  viere  en  el  peligro? 
Pero  hablando  con  mi  padre. 
Me  entenderá  la  Duquesa.) 
Vamos,  que  quiero  contarte 
La  causa  de  haber  venido 
Profanando  estos  umbrales; 
Decirte  quiero  mi  culpa , 

{Mira  (i  la  Duquesa.) 
Porque  es  menos  importante 
Que  un  delito  sea  mayor 

{Mira  á  la  Duquesa.) 
Que  no  que  un  bonor  se  manche. 
Va  me  entiende. 

¡Av,  hijo  mió! 
{Ap.  No  hay  para  qué  disculparte, 
Que  aunque  para  todos  rey, 
Soy  para  contigo  padre.) 
{\anse.) 

CASANDHA. 

Vo  quedo  con  él  á  solas, 

V  asi  en  tanto  que  el  Rey  sale 
Desde  esta  puerta  pretendo, 
Porque  se  vava,  llamarle. 
¡.\h,  Principe! 

Sale  RUGERO. 

KUGERO. 

¿Quién  me  llama? 
casa:«dra. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DO.N  FRANCISCO  DE  ROJAS 
1  CASAMiRA.  (Recio.) 

Ah  Rey! ¡ab  Duque!  ¡ah  Señor 

RUCERO. 

1.a  VU7.  guarda,  no  les  llames. 


I  Ü  harás... 

j  CASANDR». 

Que  vuelva  otra  vez 

RUGERO. 

¿Asi  lias  querido  atajarme? 

{Llégase  Uiigero.) 

CASAXDRA. 

Vete  presto. 

RUGERO. 

Ya  me  voy. 
Mas  primero... 

CASANDBA.  (Recio.) 

¡AhRey!  ;ah  Infante; 

ROCERO. 

Espera .  déjalo,  aguarda. 


Yo  soy. 


Rl'GERO. 

¿Fuese  ya  mi  padre? 

CAS\>DRA. 


Pues  de  ese  modo... 

{Llégase  á  ella.) 

CASANDRA. 

No  pases  más  adelante; 

Junto  á  esta  puerta  en  que  estás 

Hay  otra  que  va  á  la  calle. 

Vete  por  ella,  ó  haré 

Que  antes  que  tu  padre  baje 

Esta  primera  escalera. 

Suba  otra  vez  á  encontrarte. 

RUGERO. 

Pues  yo  quiero... 

CASANDRA. 

No  te  llegues. 
RUCERO.  {Llégase  á  ella.) 
Poco  la  excusa  te  vale. 


No  hay  infamia  donde  hay  sangro. 

RUGERO. 

Corresponder  no  es  vileza. 

CASANDRA. 

Mi  esposo  y  mi  honor  es  antes. 

RUGERO. 

¿Tu  esposo,  quién  es? 

CASANDRA. 

El  Duque. 
{.hp.  Aqui  importa  deslumhrarle.) 

nCGERO. 

Daréle  muerte. 

CASANDRA. 

No  harás. 

RUCERO. 

Él  ha  traido  á  mi  padre. 

CASANDRA. 

Yo  fui  quien  le  envió  á  llamar. 

RUGERO. 

Poco  importa  que  me  engañes 

CASANDRA. 

Volverán  por  él  los  cielos. 

RCGERO. 

Los  cielos  quieran  vengarme. 


Vo  he  de  ser  soberbia  roca. 

RUGERO. 

Y  yo  en  quererte  constante. 

CASANDRA. 

Yo  diamante  en  resistirme. 

RUCEHO. 

Y  yo  en  servirte  diamante. 

CASANDRA. 

¿No  te  vas? 

RUCERO. 

Ya  le  obedezco. 
Dile  al  Duque  que  se  guarde. 


JORN.VD.\  TERCERA. 


COSCORRÓN   Y   ROfíERTO  topan  á 
lir(;EUO  turbado  y  herido,  y  la  es- 

pjda  quebrada. 

noRERTO. 

Principe,  dueño  y  señor, 
¿Tú  en  el  suelo  desla  suerte , 
Propia  imagen  de  la  muerte, 
Enigma  de  tu  dolor? 


COSCORRÓN. 

¿Quebrado el  valiente  aeerO, 

Tan  indecisa  la  vida. 

La  capa  al  hombro  perdida 

Y  á  la  cabeza  el  sombrero  ? 

ROBERTO. 

Mueve  la  lengua  veloz. 
Si  no  es  que  el  dolor  violento 
Por  sagrado  del  tormento 
Se  ha  retraído  á  la  voz; 
Cuéntanos  tus  sentimientos. 

ROCERO. 

¿Estamos  solos  los  tres? 

RORERTO. 

Si,  Señor;  empieza,  pucs. 

RUGERO. 

Oidme  todos  atentos: 
El  que  nos  cuenta  las  vidas 
Daba  las  mayores  horas 
Dividiendo  de  la  noche 
La  confusión  de  las  sombras, 
Cuando  de  amor  y  de  celos 
Dos  el'elos  me  apasionan , 
El  uno  que  me  suspende 

Y  el  otro  que  me  provoca ; 
La  causa  busco  en  Casandra , 

Y  de  la  noche  medrosa, 
A  la  ejecución  llamado 
Junté  impulsos  y  memorias. 
Entré  contigo  á  su  cuarto; 
Quédeme  con  ella  á  solas; 
Dile  á  una  luz  un  suspiro, 

Y  como  llama  más  propia 
Padeció  eclipse  de  fuego 
Su  luz  en  esfera  poca. 
Pues  le  dejó  á  la  materia 
Los  alientos  de  su  forma. 
A  escuras  sus  rayos  busco, 

Y  racional  mariposa. 
Torpe  la  planta  y  el  brazo. 
Mudo  el  labio,  la  voz  sorda , 
Rali  las  alas  cobardes 

En  venganzas  animosas. 

Hallo  á  mi  hermano  en  mis  brazos, 

Y  con  la  llama  celosa. 
Más  de  dos  impulsos  míos 
Se  quedaron  en  congojas. 
Sale  Casandra  turbada , 
Viene  mi  padre  á  deshora 
Ocasionando  del  Duque 
Que  mis  rigores  provoca. 
Recatóme  en  su  retrete ; 
Pero  contaros  importa 

Cómo  el  Rey  halló  á  mi  hermano. 
Que  conmigo  quedó  sola  , 
Que  me  hizo  salir  por  fuerza. 
Que  me  dijo  que  era  esposa 
Del  Duque,  que  lo  creí; 
Vamos  al  suceso  ahora. 
Sali  de  su  casa,  en  fin, 
Derramando  por  la  boca 
Del  veneno  de  mis  iras 
Destilada  la  ponzoña. 
Con  mis  celos  me  aconsejo 

Y  á  la  venganza  me  exhortan; 
Son  fuego  y  buscan  materia 

A  sus  llamas  vigorosas ; 

Celoso  y  desesperado 

Busco  al  Duque  queme  enoja. 

Que  la  desesperación     _ 

Es  madre  de  las  discordias; 

Voy  á  buscarle  á  palacio. 

Discurro  las  salas  todas. 

No  le  encuentro  aunque  le  busco. 

Siendo  aquesta  la  vez  sola 

Que  se  tardó  la  desdicha 

Habiendo  de  ser  forzosa. 

Vuelvo  en  casa  de  Casandra, 

Otra  vez,  cuando  la  antorcha 

De  la  noche  a  media  luz 


Los  nuljbilos  <Iesemboc.in. 
Pruebo  una  llave  inaeslru 
A  un  poslií;o,  vil  custodia. 
Pues  ;il  ruego  de  una  llave 
Libró  f:ic¡les  lisonjas. 
Entro  al  cuarto  de  Casandra 
Turbado,  la  color  roja, 
La  vergüenza  descortés, 
y  la  injuria  vergonzosa ; 
Kstaba  en  un  candelcro 
Muriendo  una  luz  .deseosa 
De  hacer  sepulcro  de  plata 
El  cóncavo  de  su  boca  , 

Y  á  la  luz  de  un  parasismo 
Que  confundió  en  una  sombra. 
Su  intacto  tálamo  miro 

Que  de  un  pabellón  se  adorna. 
Llego  al  lecho,  y  en  el  miro 
(;A.v,  Dios!)  la  IJtiquesa  hermosa 
Hacer  lazos  de  dos  almas 
Ileducidas  á  una  sola. 
Su  esposo  con  ella  estaba, 

Y  el  sueño  que  los  provoca 
Fué  tregua  para  volver 

A  la  batalla  amorosa; 
Sobre  el  rosiro  ile  su  esposo 
Su  negro  cabello  en  ondas 
Destrenzándole,  anegaba 
La  respiración  dudosa: 
No  quise,  no,  descubrille. 
I'orciue  en  tanto  que  rero>a. 
Se  aliorrára  de  sobresalto 
Lo  que  de  vida  se  ahorra. 

Y  asi,  sin  mirarle  al  rosiro. 
Porque  es  acción  vergonzosa 
Itecrearse  en  el  objeto 

Kl  que  la  venganza  loma. 
Muerta  ya  la  breve  luz 
Que  respirando  medrosa 
Para  morir  con  su  dueño 
Fué  animando  su  congoja, 
Al  Duque  aleve  desalo 
De  sus  venas  alevo.sas 
Cuanta  sustancia  cobarde 
Se  fué  alimentando  roja; 

Y  dejándole  el  acero 

Por  insignia .  por  memoria. 
Bordando  el  lecho  de  nieve 
En  laberintos  de  rosa, 
•Irayéiidome  la  señal 
De  su  sangre  en  la  que  informan 
Mis  iras,  y  en  estos  brazns, 
Atajo  en  distancia  corta 
Desde  un  balcón  á  la  calle 
Las  pisadas  valerosas ; 
Ya  satisfecho  mi  agravio. 
Mi  sangre  airada  se  cobra. 
Cuando  de  una  visión  salseo 

Y  voy  tropezando  en  otra: 
Reparo  un  bulto  en  la  calle, 
Que  con  una  voz  medrosa , 
Todo  espíritu  el  aliento 
(Cobardemente  me  nombra: 
La  espada  le  encargo  al  brazo 
Que  tan  airado  se  arroja 
Que  fué  castigar  por  bullo 

Lo  que  apenas  halló  sombra. 

Y  apenas  pruebo  un  impulso 
Cuando  el  amago  me  sobra  , 
Que  como  estaba  leyendo 
Este  bulto  que  me  asombra 
En  el  libro  de  mi  brazo 

Las  muertes  y  las  discordias, 
Expurgador  de  la  infamia 
Bompió  al  volumen  la  lioja 
(Quien  eres  (le  dije  entóneos). 
Oh  Vision  tan  poderosa, 
Que  mandas  en  mis  impulsos 

Y  de  mi  aliento  blasonas? 
Rugero,  el  Principe,  soy. 
Dijo,  cuando  desemboza 
Debajo  de  un  negro  velo 

R. 


NO  IJAY  SEU  PADRE  SIENDO  P.EY. 

Un  esqueleto  sin  forma. 

Caigo  al  suelo,  y  yo  no  sé 

Si  fué  valor  mi  congoja 

O  fué  miedo  mi  desmayo , 

Porque  como  entrambas  cosas 

Siendo  de  distantes  causas 

Con  un  propio  efeto  obran  , 

Pues  de  vencido  un  valor 

Él  mismo  su  imagen  postra , 

Y  un  temor  por  encubrirse 
O  le  desmiente  ó  se  borra; 
Ondoso  si  se  sujeta 

Kl  fuego  que  me  inficiona 
O  al  miedo  de  la  desdicha 
O  al  riesgo  de  la  vicloria; 
F.n  efeto,  yo  me  he  hallado 
Rn  vuestros  brazos  agora 
Sin  alma  para  el  aliento. 
Sin  fama  para  la  historia, 
Sin  ira  para  el  agravio. 
Sin  tiempo  para  mis  glori.is  ; 
Allí  dejo  al  Duque  muerto, 
Dejo  á  Casandra  llorosa, 
A  mi  no  me  bailo  en  mi  propio; 
De  aquel  bulto  soy  la  sombra, 
De  aquel  alma  soy  el  cuerpo, 
Desla  sangre  la  deshonra, 
Desta  espada  el  escarmiento, 
Desla  vida  la  vicloria, 
Desle  cora/on  venganza 

Y  de  todo  Dabilonia. 


Tan  atento  te  he  escuchado. 
Que  en  haberme  suspendido 
Presumo  que  me  has  debido 
Todo  lo  que  no  he  llorado. 

Y  no  culpes  el  interno 
Desla  nueva  suspensión. 
Que  la  anadia  la  intención 
Lo  que  falta  al  sentimiento; 
Pero  como  ha  amanecido. 
Tu  padre  se  ha  levantado, 
O  de  lus  voces  llamado 

O  del  cuidado  movido. 
Vete,  no  te  encuentre  asi. 
Hasta  que  te  hayas  cobrado. 

RDCERO.  (Ap.) 
;  Que  aquesto  me  haya  pasado ! 
Salir  quiero  por  aquí. 

Vcse  á  entrar,  y  sn!e  EL  liEV 
al  encuentro. 

nET. 
¿Hijo,  Rugero? 

nucBno. 
Señor... 
HF.Y. 
¿Dónde ahora  te  adelantas. 
La  turbación  en  las  plantas 

Y  el  defelo  en  la  color? 
¿Tú  levantado,  Rugero? 
¿Huir  de  mi  arnur  intentas? 
¿Todas  las  manos  sangrientas, 

Y  el  semblante  todo  liero? 
¿Dónde  vas? 

KücnRO.  (.Ip.) 
¿Qué  le  diré? 

REV. 

DIme  todo  tu  dolor. 

VKQzno.  (Turbado.) 
Digo  que  si...  yo...  señor. 
Iba...  estaba...  no  losé. 

REY. 

(Ap.  No  acierta  á  darme  disculpa, 
Cuando  su  amor  solicito; 
Donde  hay  temor,  hay  delito: 
Donde  hay  turbación!  hay  culpa; 
Onl  añádanse  estas  quimeras 


A  mi  recelo  mortal . 
Que  las  señales  del  mal 
Siempre  salen  verdaderas.) 
i  Hola!  traed  de  vestir 
A  mi  hijo. 

ROBERTO. 

Así  lo  haré.  (Vi 

RtCERO.  {Ap.) 
¿Si  mis  yerros  contare, 
O  si  los  sabré  fingir? 
Mucho  mis  males  resisto 
Entre  mi  pena  cruel. 

REV. 

¿Y  tu  hermano? 


REY. 

¿No  le  has  visto? 

RtICERO. 

No  le  he  visto. 

REY. 

¿Y  de  qué  es  la  novedad 
De  hallarte  ya  levantado? 

ROCERO. 

¿Pues  también  no  ha  madrugado 
Ahora  tu  majestad? 

REY. 

Hijo,  como  el  sueño  es  muerto 

Y  ya  se  acaba  mi  vida. 

No  quiero  que  el  sueño  impida 
Lo  que  me  queda  de  suerte; 

Y  asi  si  el  sueño  dejé 

En  mi  cuidado  otro  empeño. 
Pues  lo  que  faltare  al  sueño, 
A  la  vida  añadiré. 

Y  ya  como  el  liempo  quiero 
Apresurar  mi  partida. 

Se  ha  de  añadir  á  la  vida 
lodo  lo  que  se  pudiere. 
Pero  dime,  por  lus  ojos. 
Tu  cuidado  ó  tu  dolor. 
Pon  mi  pena  y  pon  mi  amor 
De  parte  de  lus  enojos; 
Dime,  ¿con  quién  has  reñido? 
¿Mas  que  ha  sido  con  tu  hermano? 

RUGERO. 

No,  Señor. 

REY. 

Yo  intento  en  vano 
Saber  lo  que  ha  sucedido; 
Pero  de  aqueste  criado 
Me  pienso  informar  mejor; 
Llegaos  acá  vos. 

COSCORRÓN. 

Señor... 
[Ap.  Esto  es  hecho,  ya  ha  llegado 
Mi  papel.)  ¿Decís  á  mi? 

REY. 

A  vos  digo,  Coscorrón. 

cosconnoN. 
{Ap.  Al  miedo  doy  su  oración.) 
■  mi  lodo  entero? 

REY. 

Si; 
Respondedme  la  verdad 
De  lo  que  deciros  quiero. 

COSCORRÓN. 

,,La  verdad?  {Ap.  Guarda,  fiugero.) 
Pregunte  tu  majestad. 

REY. 

¿Cómo  la  espada  sacó 
Quebrada? 

COSCORROW. 

¿Qué  duda  es  esa? 
Era  espada  ginovesa , 
Y  de  un  alcance  quebró. 


4Ü2 


r.r.T 


i  Y  cómo  le  he  hallado  asi 
Sangrienta  la  mano  y  mudo? 

COSCORtlON. 

Kslaba  haciendo  un  menui.'» 

V  lo  ha  dejado  por  U. 

REY. 

noy  has  de  perder  la  vida 
Si  no  me  dices  primero... 
{Saca  Robería  espada,  cupo  y  Si/V.hi- 
para  Rutero.) 

RODEIITO. 

Ln  espada ,  capa  y  sombrero 
Tienes  aqui  prevenida. 

REV. 

(i4p.  Dejar  quiero  aqueste  loco. 
¡Qué  de  cuidados  admirol 
Un  prodigio  es  cuanto  miro , 
Una  sombra  es  cuanto  loco.) 
Acabadle  de  vestir. 

COSCORRÓN. 

El  Bugero  se  ha  quedado 
Como  poeta  silbado. 

RUCERO. 

(Ap.  ¿Qué  aguardo?  quiero  decir 
Úue  al  Duque  airado  maté; 
l'orque  1)0  es  igual  aquí 
Que  me  den  la  muerte  á  mi 
Porque  la  muerte  le  dé ; 

V  si  el  Rey  lo  ha  de  saber, 
Yo  me  quiero  adelantar, 
Pues  aventuro  en  callar 
La  pena  del  cometer; 

V  quiero  en  esta  ocasión 
Que  su  piedad  solicito, 
Adelantar  el  delito 

Por  granjear  el  perdón.) 
Señor,  yo  quiero  contarte... 
(Ap.  No  sé  si  eu  decirlo  acierto.) 
Que  al  que  más  quieres  he  muerto. 

Sale  EL  DUQUE. 

DÜQOE. 

La  Duquesa  quiere  hablarte. 

nt'GERO.  (Ap.) 
¿Qué  es  esto?  ¡válgame  Dios! 

DDOUE.  (Ap.) 
¿Qué  es  eslo?  ¡válgame  el  ciclo ! 
¿Aqui  esta? 

ROCERO.  {Ap  ) 
Todo  soy  hielo. 

RET.(/4p.) 

¡Cielos,  confusos  los  dos! 
¡Federico  tan  turbado! 
¡Tan  mármol  vivo  Bugero! 
I  Nadie  en  cobrarse  primero ! 
Uno  del  otro  dechado! 

RCGERO.  {Ap.) 
El  alma  indeterminada, 
Va  no  puede  resistirme 

REY. 

¿tlijo,  qué  ibas  á  decirme? 

RUGERO. 

Yo  no  iba  á  decirte  nada. 

¿Y  tú  qué  quieres  contar? 
¿Cómo  así  tu  labio  cesa? 

DUQUE. 

Que  Casandra,  la  Duquesa, 
Te  quiere.  Señor,  hablar. 


Entre. 


REY. 


ROCERO.  (Ap.) 

Mi  paciencia  Irrito. 


lAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FnANClSCÜ 

DUQUE.  (.4;;.) 
;Que  el  Principe  venga  .nhora 
O  á  parecer  que  lo  ignora 
O  á  triunfar  de  su  delito! 
;,Si  él  propio  a^i  se  ha  dudado 
Este  impulso  riguroso? 
Mas  si  estuviera  dudoso 
No  estuviera  tan  turbado; 
Aunque  en  tales  dudas  digo 
Que  hay  culpas  de  tal  emperio 
Que  traen  i  su  propio  dueño 
A  que  se  venga  al  castigo. 
Yo  voy.  {Vase 

RCCERO.  {Ap.) 
¿Cómo  habla  templ.nuza 
Que  le  baste  á  un  dcsdichadci 
Para  un  mal  asegurado 

V  una  engañosa  venganza? 

;,A  quién,  cielos,  di  la  mueric? 
Que  en  mi  celosa  disculpa, 
A  él  le  bastó  para  culpa 
La  desdicha  de  la  suerte. 
¿Que  una  vil  resolución 
A  tantos  daños  obliga? 
i  Mal  baya  aquel  que  castiga 
Sin  mirar  la  ejecución! 

Sale  CASANDRA  (íí  luto,  v  EL  DUQU 
con  ella. 

CASANDRA. 

Invicto  Rey,  justiciero. 
Rey  á  quien  el  cielo  ha  dado 
Mucha  templanza  en  lo  airado 
Mucha  causa  en  lo  severo: 
Óigame  tu  majestad, 
O  airado  ó  enternecido. 
Que  bien  merece  el  oido 
Quieu  ofrece  la  piedad. 

REY.  {Ap.) 
El  corazón  en  el  pecho 
Tanto  al  alma  ha  provocado. 
Que,  ose  promete  injuriado 
i)  se  niega  satisfecho. 
Señales,  mucho  decís. 
Entre  pena  ó  dolor  tanto ; 
Templad  un  poco  de  llanto 

V  hablad  á  lo  que  venis. 

CASANDRA. 

¿Sabéis  que  soy  bien  nacida? 

REY. 

Vuestro  p.ndre,  el  duque  Ursino 
l'ué  tan  bueno  como  yo. 

CASANDRA. 

¿Fuera  de  tu  honor  delito 
Que  un  hijo  tuyo.  Señor, 
Se  desposara  conmigo? 

REY. 

No  hay  culpa  si  hay  igualdad 

CASANDRA. 

¿Te  acuerdas  que  anoche  vino 
Alejandro  de  mi  casa 
A  tu  palacio  contigo? 

REV. 

Va  me  acuerdo. 

CASANDRA. 

Pues  ahora 
Te  aseguro  por  principio. 
Que  es  el  Infante  mi  espo?o, 

V  que  en  secreto  vivimos 
Sin  que  la  noticia  alcanc2. 

REY. 

¿Pues  cómo  te  has  atrevido? 

CASANDRA. 

Eso  si,  ríñeme  ahora. 
Pues  esta  vez  te  conquisto 
Severamente  piadoso; 


V  ya  reñido  el  delilo, 
Llegará  lo  justiciero 
Si  se  deja  lo  ofendido. 
Rugero  también  me  adora, 

Y  es  del  Infante  enemigo; 
Anoche  estaban... 


Acaba. 

CASANDRA. 

Dentro  en  mi  cuarto  escondido?. 
Quisieron  reñir  al  tiempo 
Que  llegaste  ¡dividilos. 

REY. 

¿C(3mo  entraron? 

CASANDRA 

No  lo  só ; 
Fuese  el  Infante  contipo. 
Quedó  Rugero  en  mi  i  asa, 
Prevlneme  de  un  arbitrio, 
Salió  a  la  ci'lle,  en  efelo. 

REY. 

Truje  i  Alejandro  conmigo. 
Dejóme  en  casa  y  volvióse , 
V  puesto  que  es  tu  marido. 
Volverla... 

CASANDRA. 

Volvió  á  vermo. 


REY. 


Prosigue  el  i 


CASANDRA. 

Prosigo. 
Entró  Alejandro,  mi  esposo. 
Después  de  lo  sucedido. 
Anoche  otra  vez  i  verme 
Tan  amoroso  y  tan  lino. 
Que  aunque  pareció  celoso 
No  me  habló  como  marido. 
Acostado  está  mi  padre, 
Casandra  hermosa,  me  dijo, 

Y  yo  halagüeña  le  espero 

Y  cariciosa  le  admito. 
A¡  descanso  provocados. 
El  tálamo  dispusimos, 

Y  en  la  cuna  de  Himeneo 
Se  arrullaba  el  Amor  niño. 
Cuando  del  sueño  forzado 
Se  quedó  el  amor  dormido, 
Que  es  accidente  el  descanso 
Cuando  es  el  amor  olicio. 
Estábamos  con  la  noche 

Al  frágil  sueño  rendidos, 

Y  él  en  copa  de  claveles 
liebia  el  aliento  mió. 
Cuando  á  la  calma  de  amor. 
El  mar  que  estaba  tranquilo 
En  huracanes  de  sangre 
Levanta  penachos  rizos. 
Despierto  un  poco  asustada. 
La  mano  h  mi  esposo  aplico, 
Con  el  tacto  le  provoco, 

Y  sin  alma  le  distingo. 

Ni  se  mueve  ni  responde; 
Otra  vez  lesohcilo, 

Y  otra  vez  con  su  silencio 
Me  anego  en  sudores  frios. 
Doy  voces,  y  sacan  luces... 

i  Aquí  la  piedad  te  pido! 
¡Para  ahora  se  hizo  el  llauto! 
¡Para  aqui  son  los  suspiros! 
¡Ay,  padre!  ¡ay,  señor!  ¡ay,  P.cj! 
Escucha  el  más  peregrino 
Insulto  que  vio  la  tierra 
Ni  el  cielo  piadoso  ha  visto. 
Salpicado  decolores 
Su  cárdeno  rostro  miro, 
Azucenas  sus  dos  labios, 
Sus  dos  ojos  amarillos, 
corazón  más  caliente 


Me  liablaba  con  fuego  tibio. 

Qav  un  am:inte  corazón 

Ño  arüe  sólo  cuando  niño. 

Solire  él  un  breve  puüal 

Estaba,  6  conslanle  6  fijo, 

Que  el  dueño  dejó  la  insignia 

l'ara  triunfar  dtl  delito. 

¡Ah  Alejandro!  ¡ah  Infante!  ¡ab  esposo! 

l'iia  y  mil  veces  le  digo. 

Por  ver  si  le  presta  vida 

El  alma  de  mis  suspiros. 

I'ero  al  últiniu  remedio. 

Que  es  la  venj;:inxa,  me  indigno, 

A  ti  apelo  de  mis  quejas, 

A  ti  nii  venganza  aspiro. 

Tuya  es  mi  causa  también. 

Quien  yace  muerto  es  tu  hijo: 

Verlo  cadáver  fallece 

El  que  fué  tu  imagen  vivo ; 

El  espejo  de  tus  ojos 

Ya  se  niega  cristalino; 

Elárhol  de  tu  esperanza 

Va  se  consiente  marchito. 

Deja,  deja  el  llamo  ahora  , 

Porque  le  cuente  el  ministro 

Desla  ejecución  villana 

El  homicida  atrevido; 

Requiero  todas  las  piezas. 

Los  retretes  averiguo, 

Y  un  hombre  hallo  en  un  retrete 
Todo  en  si  propio  escondido, 
lin  ferreruelo  en  el  rostro 

I.e  guardó  el  color  perdido, 
Oue  quiso  entre  la  desdicha 
Echarla  capa  al  delito. 
Arrójeme  a  descubrirle; 
I'ero  apenas  le  hube  visto, 
t'.uaiidode  un  balcón  se  arroja. 
Si  no  cobarde,  corrido. 
La  cnpa  al  rostro  me  deja 

Y  el  corazón  vengativo  ; 

Por  dos  causas  ciego  embiste 
Con  el  instrumento  mismo. 
Pero  ¿quién  dirás.  Señor, 
Que  ha  sido  el  cobarde  indigno 
Que  tanta  púrpura  humana 
Tmdujo  en  cárdeno  lirio? 
iQuien  pensarás?  El  que  miras. 

(Señala  á  Rugero ) 
No  lo  cuenta  con  indicios. 
Él ,  retórico  el  semblante. 
Presumo  que  le  ¡O  ha  dicho. 
Atiéndele  a  los  temores, 

Y  le  verás  los  avisos. 
Vuelve  la  vista  á  su  pecho 

Y  verás  que  con  latidos 
Que  son  las  voces  del  alma. 
Te  habla  el  corazón  partido. 
Rugero,  el  Principe,  airado. 
Con  ser  su  hermano  y  tu  hijo. 
Contra  una  sangre  tan  tuya 
Indignó  el  airado  Glo. 
Ahora,  ahora  te  busco 

Lo  justiciero  en  lo  activo, 
Lo  severo  en  lo  piadoso 

Y  lo  reven  lo  advertido. 
No  porque  tu  hijo  sea 

El  ejecutor  impío 

De  tu  indignación,  suspendas 

Los  impulsos  bien  nacidos; 

Sé  rey,  aunque  padre  seas. 

Si  le  hallares  compasivo 

En  favor  de  la  justicia 

Te  ve  labrando  propicio. 

Si  es  hijo  el  ejecutor, 

El  inocente  es  tu  hijo, 

Da  su  cuerpo  y  su  garganta 

Al  cadalso  y  al  cuchillo. 

Sea  notorio  á  Polonia 

Que  tu  justicia  ha  podido 

Más  en  II  que  lu  piedad,  ' 

Y  mis  que  tu  amor,  tu  arbitrio.  I 


NO  H.W  SER  PADRE  SIENDO  REY 

iUira  que  si  le  perdonas 

liuscas  tu  muerte  tú  mismo, 

<Jue  quien  dio  muerte  á  su  hermano 

Hará  lo  propio  contigo. 

Acabe  ya  aquesta  fiera 

Irracional  que  ha  nacido 

Abono  de  esa  prudencia, 

O  por  monstruo  ó  por  prodigio. 

Y  á  ti, ejemplo  de  la  ira, 

(M  Príncipe.) 

¿Cuál  efeto  te  ha  movido 

A  hacer  de  un  amigo  hermano 

Un  enemigo  preciso? 

Di,  i  por  qué  le  aborrecías? 

¿Del  rigor  haces  oficio? 

¿Costumbre  haces  la  violencia  ? 

¿La  ira  llamas  castigo? 

¿Qué  te  hizo  aquella  inocencia? 

¿Aquel  amor  qué  le  hizo? 

¿Ui,  por  qué  le  diste  muerte? 

Mas  ya  la  causa  averiguo: 

Es  tu  hermano,  y  siempre  fué 

Ue  la  crueldad  ejercicio 

Herir  en  lo  más  extraño. 

Porque  le  parece  indigno 

Obrar  en  menor  objeto 

Siendo  tan  forzoso  el  vicio. 

;Ay  de  ti!  ¿por  qué  le  has  muerto? 

¡Ay  de  mi!  que  lo  sé  y  vivo. 

¡Ay  de  ti.  Rey  de  Polonia, 

Si  cuando  á  quejas  le  obligo. 

Si  cuando  á  voces  te  muevo 

Y  te  ablando  á  parasismos. 
No  castigas  sin  vengarte! 
Que  cuando  te  solicito 
Justiciero  y  rey  prudente. 
No  es  la  venganza  suplicio. 

Y  si  mis  ruegos  no  valen. 

Si  su  crueldad  no  ha  podido 
Ni  ellos  reducirle  cera 
Ni  ella  administrarte  risco, 
Abre  los  ojos  y  mira 

{Saca  una  daga  sangrienta.) 
El  instrumento  atrevido 
(^on  que  el  príncipe  liugero 
Violó  el  cora/.on  más  limpio 
Que  en  el  templo  del  amor 
Ofrenda  fué  ó  sacrificio. 
Mira  la  inocente  sangre 
Ue  Alejandro,  que  hilo  á  hilo. 
Vaina  de  cruel  se  teje 
Al  acero  cristalino. 
Caliente  púrpura  vive. 
Coral  yace  derretido 
El  humor  que  de  sus  venas 
Era  alimeo!o  nativo; 
Esti  es  lu  sangre,  es  tu  causa, 
Tuyo  es  el  dolor  que  es  mío, 
Sé  médico  de  tu  fama, 

Y  entre  dos  sangres  ,  le  aviso. 
Que  te  saques  la  dañosa. 

Pues  que  la  buena  has  perdido. 
Ea,  ya :  ea,  Señor, 
Si  te  alcanzo  reducido 
Üeberéle  la  justicia; 
Si  cerrares  los  oídos, 
Culparétela  piedad; 

Y  á  querellas  y  á  suspiros 
Enterneceré  los  montes 

Y  haré  ai.urando  los  riscos  , 

Y  haré  llorar  á  las  plautas 
En  humor  vegetativo. 
Haré  quejar  á  las  piedras 

En  lenguas  de  sus  bramidos, 
A  las  aves,  á  las  aguas, 
A  las  fuentes,  á  los  ri(is; 

Y  cuando  todos  me  fallen. 
El  cíelo,  (jue  fué  el  testigo, 
Para  castigar  la  culpa 
Será  juez  deste  delito. 


ntv. 
Hija,  Duquesa,  señora, 
Guardad  el  aljófar  Uno 
Quede  las  nubes  del  alma 
Sale  al  rostro  á  ser  granizo. 
Yo  sabré  mirar  por  vos. 
Supuesto  que  á  un  tiempo  mismo 
Solicito  mi  venganza 
Si  la  vuestra  solicito. 

COSCOIIROIV.  {Ap.) 

Yo  me  escurro  poco  á  poco. 
Pues  mi  amo  no  me  ha  visto. 

RET. 

Dadme  la  espada,  Rugero. 

ROCERO. 

Señor...  si...  jo...  si  he  querido... 

REY. 

No  os  turbéis,  dadme  la  espada. 

RUCEBO. 

Tomad. 

REY. 

Duque  Federico, 
A  aquesta  primera  puerta 
Llevad  á  Rugero. 

RUGERO.  (.4p.) 
Hoy  quiso 
La  fortuna  atar  la  rueda 
Al  curso  de  mis  delitos. 
No  me  quiero  disculpar. 
Que  quien  no  ha  de  ser  creido, 
Viene  hacer  con  la  disculp» 
Evidencias  los  indicios. 

REV. 

Duque. 

DUQDE. 

Señor.  (Ap.  ¡Qué  valor!) 

REY. 

{Ap.  Mucho  mis  penas  reprimo.) 
Guardad  al  Príncipe,  Duque, 

V  que  le  aviséis  os  digo 

Que  hoy  ha  de  ser  un  ejemplo 
De  mí  justicia  y  castigo. 

( \ase  el  Duque.) 
Roberto ,  id  á  acompañar 
A  Casaudra. 

CASANDRA. 

Rey  invicto. 
No  sea,  no,  lu  justicia 
Sólo  para  los  principios,' 
Para  el  castigo  la  aguardo, 
Venganza  pide  el  delito. 

BEY. 

No  pienso  tomar  venganza, 
Perodaréle  castigo; 
Esta  palabra  os  prometo. 

CASAKURA. 

Y  esta  palabra  te  pido. 

(\ase  con  Roberto.) 

REY. 

Dos  hijos  me  ha  dado  el  cielo : 

Ya  el  uno  tengo  perdido ; 

j  Y  para  vengar  aquel 

lie  de  perder  otro  hijo!  (\'ase) 

Sa/eRUGERO  en  latorreconprisiones. 

RLCEBO. 

Corrido,  avergonzado. 
Preso,  confuso,  triste, maltratado. 
De  mi  yerro  ofendido. 
De  mi  padre  prudente  convencido, 
A  lamentarme  á  estas  paredes  llego , 
Tarde,  con  vista  .  del  engaño  ciego  ; 
Quise  dar  muerte  al  Duque,  y  di  la 
[muerte 

A  Alejandro,  mi  hermano :  erró  la  suer- 
(te; 


401  COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCÜ  DE 

Mas  como  puede  ser  que  suorle  fueía    De  iiii  pena  en  mis  cuiílailcis , 
Cuando  al  Duque  ofeiiüiera  I  Vos  lazos  lan  ajuslados 

Con  razón  ,cou  amor  y  sin  mudanza.  |  En  vez  de  rigores  lieros  ? 


Pero,  ¿cuándo  se  acierla  la  xeiíganza? 
CeRóine  la  ocasión,  y  entre  el  di-spojo, 
Triunfó  de  lns  sentidos  el  enojo; 

Y  porque  del  inlenlono  desisla 
La  ilusión  fué  hi  nube  de  la  vista ; 
liusco  una  muerte,  y  otra  muerte  loco; 
Nunca  el  mal  se  contenta  con  ser  poco; 

Y  sin  mirar  mi  error  solté  la  ira , 
tíueliayyaquieu  baga  aquello  que  no 

[mira; 
Del  que  más  quise  estoy  arrepeiiijclo; 
De  mi  bermano  Alejandro  ;  estoy  corri- 
He  sido  el  homicida  y  el  tirano,      [do! 
¡  Ob  brazo  aleve  y  engañosa  mano! 
¡  Iras  villanas,  débiles  antojos! 
¡Impulso  ciego,  deslumhrados  ojos! 
i  Que  no  os  desen-jañase  lo  violento  ! 
¡Qué  tarde  llegasiempre  el  escarmien- 
Por  otra  parte ,  el  cielo  [lo! 

Mi  propia  forma  me  traduce  en  liii-lo, 

Y  con  la  misma  imagen  de  la  muerte 
Mis  sucesos  adviei  te,  [de; 
Paraqueapagueelfuegoquc  en  mi  ar- 
Pero  si  aviso  es,  ¿cómo  tan  tarde? 
Mas  si  el  cielo  lo  quiso 

Tiempo  debe  de  ser  para  el  aviso; 
Aunque  Alejandro  conw  á  mi  qneria. 
Yo  dije  siempre  que  le  aborrecía  ; 
A  los  que  aquesto  oyeron 
Vieron  la  ira  y  el  amor  no  vieron ; 
Luego  si  doy  disculpa 
Añado  más  quilates  á  la  culpa,   [preso 
¡Que  esté  arguyendo  el  verme  ahora 

Y  que  no  llore  el  yerro  del  suceso! 
En  vano  las  disculpas  solicilo, 
tiucbo  es  mejor  el  yerro  que  el  delito. 

Salen  EL  REY  t  EL  DUQUE. 

KEV.  [quiero 

Quedaos,  no  entréis  conmigo  ,  pur(|ue 
Enternecer  mis  ptnas  con  liugero, 

Y  no  entre  nadie. 

DUQUE. 

Voy  á  obedecerte. 
Hoy  ba  ¡legado  el  dia  de  su  muerte. 

(Vase.) 

HET. 

¡  Que  hijo  lan  malo,  tan  cruel  y  ajeno! 
¡Que  nadie  alcance  al  hijo  cuando  es 
[bueno! 
Como  á  la  palma  un  hijo  he  reparado, 
Qui'  nadie  coge  el  fruto  que  lia  seinbra- 
¿Hijo?  [do. 

BUGERO. 

{.\p.  Padreesteesquehovha  «enldo, 
A  perdonar  mi  vida  reducido. 
Es  mi  padre,  soy  solo  y  s<iy primero; 

Y  es  piadoso  mi  podre,  aniii|uesevcio.) 
Señor,  ¿vos  en  mi  prisión? 
¿Vos  á  verme  lan  piadoso, 
Negado  i  lo  riguroso? 
¿Vos ya  sin  indignación? 
¿Vos  para  darme  el  perdón 
Dejais  la  severidad , 
Exponéis  la  majestad 

Y  olvidáis  lo  justiciero  ? 

TEY. 

Dadme  los  brazos,  Rugcro. 

(Abrázale.) 

RUCERO. 

Señor,  ¿  pues  qué  novedad 
Ha  movido  vuestro  pecho, 

Y  aun  vuestros  rigores?  digo 
Que  hacéis  ahora  conmif;o 
Lo  que  jamas  habéis  hecho. 
¿Si  ya  no  estáis  salisfechu 


REY. 

Porque  han  de  ser  los  postreros. 
Os  los  doy  tan  apretados. 

HUGtRO. 

Señor,  ó  este  es  llngimirnto 
De  vuestra  sevcr'dad. 
Cautelosa  á  la  piedad 
O  engañoso  el  cumplimiento. 
¿Qué  decís? 

Que  sólo  inicnlo 
Hacer  mi  pena  valor. 
Hacer  piedad  mi  dolor, 
Y,  en  lin ,  que  estoy  intentando 
Daros  el  aviso  blando 
Va  que  es  oruel  el  rigor. 
¿Sois  mi  hijo? 

ROCERO. 

Soy  Uugero. 


, Sois  firme? 


¿Valiente? 


REY. 
RIGEBO. 

.Soy  animoso. 

REV. 
Rl'GEnO. 

Soy  valeroso. 


¿Osado  también? 

BLCERO. 

Soy  liero. 

REY. 

Pues  sólo  deciros  quiero... 

{Ap.  llorando.  Dos  hijos  he  de  perder, 

¿Qué  espero  si  esto  ha  de  ser? 

¿Cómo  suspendo  el  rigor...) 

Que  os  prevengáis  de  valor. 

Que  bien  lo  habréis  menester. 

RDGERO. 

Pues  ¿qué  me  queréis  decir. 
Cuando  esperando  os  estoy? 

REY. 

Quiero  deciros  que  hoy , 
Principe,  habéis  de  morir. 

RUGERO. 

Señor,  pues  sin  admitir 
La  disculpa,  ¿querei?  dar 
Todo  el  castigo  al  pesar? 

REY. 

Si ,  que  en  vos  no  pnede  ser 
Que  baya  yerro  al  cometer 

Y  acierto  en  el  disculpar. 

BUGERO. 

Si  un  delito  cometiera 

Por  yerro  un  hombre,  Señor, 

¿Qué  culpa  tiene  en  rigor? 

BEY. 

Ninguna  culpa  tuviera , 
Porque  la  justicia  espera 
A  saber  la  indignación 

Y  castiga  en  conclusión 
Por  cl.iusulas  de  lo  escrito. 
Más  que  el  cuerpo  del  delito. 
El  alma  de  la  intención. 

BUGERO. 

Pues  yo  i  Casandra  adoré : 
Pensé  que  al  Duque  ofendía, 
IHinlióine  la  intención  min  , 

Y  al  Duque  airado  busqué.  i 

Y  si  .i  mi  bermano  maté 
Un  yerro  ha  sido  violento 

Que  hoy  se  trueca  en  escarmiento 


ROJAS. 

Y  hoy  se  llora  por  dolor, 
Luego  no  hay  culpa  en  mi  error 
Supuesto  que  no  hubo  intento. 
Al  Duque  quise  matar, 

Y  erré  su  cobardepecho; 
Luego  por  loque  no  he  hecho 
No  me  debéis  castigar. 

Pues  por  mi  hermano  es  pensar 
Que  hay  delito  y  yo  apercibo 
La  disculpa,  al  mal  es(|uivo. 
Luego  aquesta  muerte  es  cierto 
Que  sí  no  la  debo  al  muerto 
Tampoco  la  debo  al  vivo. 

REY. 

Pues  que  me  habéis  confesado 
Una  muerte  en  que  incurrisltis, 
No  os  castigo  á  quien  la  dibleis. 
Castigóos  que  la  habéis  dado. 
El  delito  he  sustanciado 
Siendo  vos  mismo  el  testigo; 
Decis  que  fué  yerro,  y  digo, 
Que  en  esa  parte  os  abono, 

Y  por  el  muerto  os  perdono. 
Mas  por  la  muerte  os  castigo. 
Pena  es  i|ue  toca  á  los  dos 

Y  tiene  el  dolor  en  calma  ; 
Pero  mirad  por  el  alma, 

Y  quedaos,  Principe,  adiós. 

{Hace  que  se  : 

BUGERO. 

Esperad  ,  Señor,  ¿pues  vos 
Conmigo  tan  riguroso. 
Usáis  de  lo  poderoso, 

Y  quere¡sacii\o  y  fiero 
Más  el  nombre  de  severo 
Que  admitir  el  de  piadoso? 
¿Vos  á  mi  me  castigáis. 
Siendo  yo  á  quien  más  quisisteis? 
¿Vos,  que  la  vida  me  disteis 
Agora  me  la  quitáis? 
¿Vuestra  sangre  derramáis 

Vos,  Señor,  tan  indignado? 
Que  es  miserable  he  pensado 
Vuestra  justicia  en  malar. 
Pues  me  volvéis  á  quitar 
Lo  propio  que  me  habéis  dndo. 
¿Cuál  padre  á  su  hijo  díó  muerte 
Por  justicia  ó  por  mudanza? 
O  yerre  ya  la  venganza, 
O  ya  la  intención  acierte. 
Vuestra  piedad  se  pervierte 

Y  queda  mal  satisfecho 
Vuestro  amor  en  vuestro  pecho. 
Pues  por  justicia  y  poder. 

Vos  solo  queréis  hacer 

Lo  que  ningún  rey  ha  hecho. 

Trajano  tan  recto  era. 
Que  ,i  fuerza  de  sus  enojos 
Mandaba  sacar  los  ojos 
A  quien  un  delito  hiciera ; 
Llegó  la  ocasión  primera 

Y  su  hijo  le  cometió; 
Sintiólo,  penó  y  lloró. 
Mas  por  no  rom|)«r  la  ley. 
Se  sacó  el  un  ojo  el  Rey, 

Y  el  otro  á  su  bijo  sacó. 

Y  Dario  fué  tan  cruel. 
Que  porque  un  bijo  rompió 
Una  ley  que  promulgó, 

Le  dio  muerte,  y  de  la  piel 
Hizo  un  asiento,  y  en  él 
En  la  audiencia  se  sentaba ; 
Con  lo  cual  á  entender  daba 
Al  pueblo  que  el  rigor  vía 
Que  cuando  justicia  hacia 
Solamente  descansaba. 
Luego  si  es  justo  imitar 
Esto  que  he  llegado  á  ver, 
Irajano  be  de  parecer 


Y  Darío  he  do  cjíligw; 
I..1  vida  os  lie  de  quitar, 
l'eoed  esruer/o  en  sentirla  , 
Valoren  el admllirl.i... 

{Llora  Rugero  ) 
No  me  lloréis  desa  suerte  : 
Más  hago  yo  en  daros  muerto , 
t>ue  vus  hacéis  en  sufrirla. 
¡Mijo!  ¿Qué  es  esto,  Hulero? 
jlil  escarmiento  tan  tarde? 
j  Kn  la  muerte  tan  cobarde 
ti  que  en  la  vida  tan  liero? 

Rl'GERO. 

Llorar  mis  desdichas  quiere. 

{Lloran  los  dos. 

REY. 

Y  To  también ,  pues  por  vos 
Me  pierdo  y  pierdo  á  los  dos ; 
Mas  dadme  otra  vez  los  brazos. 

{Abrázale. 

ni'GERO. 

;  Haj  más  rigorosos  lazos ! 
idos,  pues. 

DEY. 

Quedad  con  Dios. 

{Uacf  que  se  ra 

RIGERO. 

(.Ip.  El  se  va  ,  ¡  viven  los  cielos ! 

Y  su  piedad ,  si  es  cruel , 
No  la  espero  reducida  , 
Aunque  tal  piedad  se  ve. 

b!:i  se  entra.)  Padre  y  Señor, 
Kscúcliame  ya  otra  vez , 
Porque  le  deba  el  oido 
Kl  que  te  ha  debido  el  ser. 
No  he  de  apartarme,  lloroso. 
l)e  tus  generosos  pies 
Sin  que  una  respuesta  sola 
A  mis  escarmientos  des : 
Sefior,  si  se  hizo  el  castigo 
l'ara  el  escarmiento,  es  bien 
Uue  muera  yo  delincuente 

Y  escarmentado  también. 

Y  si  es  de  Dios  semejanza 
Kl  que  es  en  el  suelo  rey , 

Y  él  por  lágrimas  perdona , 
Mirame  ahora  verter 
derretidos  los  pesares 

En  las  lágrimas  que  ves. 
¿De  qué  sirve  lu- piedad 
.•^i  cuando  la  he  menester 
Ñola  aprovechas  prudente? 
¿Ser  airado  es  ser  juez? 
Piedad  vive  en  la  justicia; 
Ka,  Señor,  mírame 
Tan  convencido  en  la  culpa, 
Que  más  necesaria  es 
l'ara  el  casli^o  la  vida 
Cue  la  muerte  puede  ser. 
Ksas  lágrimas.  Señor, 
Ya  me  están  diciendo  que 
Debo  de  tener  razón; 
Mira  ,  Señor ,  que  no  es  bien 
Oue  por  vengar  el  un  hijo 
Muera  otro  que  tuyo  es. 
Confieso  el  yerro, "la  culpa . 
La  ira ,  y  digo  que  es  bii'n 
Vue  en  venganza  del  delito 
l.a  muerte  airado  me  des. 
I>ale  excepción  á  tu  enojo, 

Y  no  pretendas  hacer 
Venganza  de  la  justicia 

Y  indignación  del  poder. 

{Vuelve  las  espaldas.) 
¡Asi  vuelves  las  espaldas! 
¡Tan  severo,  tan  cruel, 
A  la  lengua  echas  candado, 
Llave  al  oido  también  ! 
¡  Con  lágrimas  me  respondes ! 


NO  HAY  SliU  PADUK  SIENDO  lili  Y 

;  Que  no  te  llegue  4  deber 

lina  palabra  siquiera! 

Ka ,  Señor,  óyeme. 

Como  padre  me  responde. 

Aunque  tan  severo  estés 

¡Siendo  padre  me  castigas! 

REY. 

No  hay  ser  padre  siendo  Rey.    { Vase. 

RUGERO. 

Pues  vamos,  pena,á  morir; 
Pues  de  su  boca  escuché 
Que  él  me  perdonara  padre, 
Masuo  puede  siendo  rey. 

Sa/«  COSCORP,0.\. 

COSCORRÓN. 

Yo,  Jaime  de  Coscorrón  , 
Kl  descendiente  de  aquel 
Coscorrón  ([ue  diú  P.odrigo 
A  la  Cava  .  porque  fué 
Hermosa  ,  que  á  las  hermosas. 
No  hay  otra  cosa  que  hacer. 
Yo,  pues,  natural  de  Palos, 
Que  es  cierto  lufí.nr  de  bien 
Que  los  coscorrones  cria  , 
He  venido  ahora  á  que 
Toda  la  ciudad  entera 
Me  preste  su  parecer: 
Yo  he  vendido  á  mi  señora , 
Y?  Hugero  alcahueteé, 
A  él  porque  me  dio  dinero, 

Y  á  mi  ama,  ya  se  ve, 
Porque  si  no  es  un  criado, 
/.Quién  la  pudiera  vender? 
Despedíme  de  su  casa, 

La  de  Hugero  aceté, 

Y  P.ugero  es  ya  mi  amo. 
Vamos  al  consejo,  pues. 

Iluy  me  han  dicho  (|ue  á  Rugero 

Le  quieren  sacar  á  ver 

Kl  cuerpo  de  la  ciudad 

<.on  mucha  gente  de  á  pié 

Que  le  vaya  acompañando 

Hasta  un  tablado,  yene! 

Dicen  que  le  han  de  cortar 

El  camino  del  beber 

Porque  dio  muerte  á  su  hermane; 

El  justo  castigo  es; 

Yo  quiero  hacer  nna  cosa , 

Para  que  sepan  que  hay  quioa 

Por  su  dueño  dé  la  vida 

Cuando  necesaria  es; 

Al  Rey  le  quiero  decir 

Que  yo  á  Alejandro  mato , 

Libraráse  asi  Rugero, 

Y  sólo  á  mi  me  han  de  hacer 
(•rearme  cuando  mucho; 

—  Mas  replicaránme:  ¿qué 
Provecho  es  ser  ahorcado? 
Oigan  y  se  lo  diré: 
Heme  aquí  sobre  el  pollino; 
Pregunto:  ¿quién ha  de  haber 
Que  no  me  eche  liendiciones? 

Y  (liga  :  ¡  qué  hombre  de  bien  , 
Que  por  librar  á  su  amo 
Quísola  vida  perder! 

íro  dirá  en  Palacio, 
¿Hay  criado  más  fiel , 
Que  por  mi  pierde  la  vida? 

Y  la  vida  apostaré 

Que  aun  no  estoy  bien  ahorcada 
(;uaudo  me  perdonad  Rey; 

Y  cuando  esto  no  suceda 
¿Quién  ha  dejar  de  ver 
Kl  aplauso  de  la  gente 

Y  escuchar  aquello  de 
-Dios  te  perdone  y  te  lleve; 
Ah,  que  buen  ánimo!  A  fe 

Que  no  .sois  vos  mal  nacido;— 
Se  hace  un  botnbre  conocer. 


Sale  i  cabr(llo;á  ta  plaza 
En  diade(iesla,y  es 
Señalado  con  el  dedo; 
Y.  en  fin, señores,  seré 
De  los  doce  déla  fama, 
<>  á  lo  menos  de  los  seis; 
Vive  Dios,  que  he  de  probar, 

Y  he  de  saber  esta  vez 

A  qué  sabe  ser  ahorcado, 

Y  lio  ha  de  decirse  que 

No  he  sabido  en  este  mundo 
Cuanto  pudiera  saber. 

Sa/enELREV  yEL  DUQUE. 


Estas  porfías  dejad , 
Pues  aunque  más  me  rogueis, 
i;on  el  ruego  me  ofendéis, 
.Me  irritáis  con  la  lealtad. 

DL'QUE. 

¿Vos  castigáis  á  Rugero 
Con  rigores  tan  prolijos, 
Dejándoosá  vos  sin  hijos 
Al  reino  sin  heredero? 
Ni  parientes  ni  allegados. 
Si  con  más  piedad  lo  veis, 
Presumo  que  no  tenéis 
Que  hereden  vuestros  Estados. 

REY.    . 

Por  esto  á  mi  reino  infiero 
Que  le  eslá  mejor  aquí 
Que  él  propio  reine  |)nr  sí. 
Que  el  gobierno  de  Rugero. 

DUQUE. 

Que  no  sois  su  padre  infiero. 

REY. 

No  repliquéis,  ó  por  Dios, 
Que  haga  lo  mismo  con  vo.?. 
Que  veis  hacer  con  Rugero. 

DUIIUE.  (.i/).) 

A  Casandra  voy  á  hablar. 

Que  en  esa  antesala  vi. 

Para  ver  si  puedo  así 

A  ella  y  al  Rey  mitigar. 

Yo  soy  bien  nacido,  y  digo 

Quede  mi  lealtad  me  llevo, 

Tiintoá  mí  Príncipe  debo 

Como  he  debido  á  mi  amigo.    {Vcse.) 

COSCORRÓN. 

Ahora  entra  mi  papel. 
Ahora  mi  tema  empieza, 
Vo  le  quiero  libertar. 
Muy  buena  horca  me  cuesta. 
Mas  si  he  de  hablar  la  verdad , 
Las  cosas  desta  manera 
Son  buenas  para  pensadas. 
Mas  lio  lo  son  para  hechas. 

Sa/e  CASANDRA. 

CASANDRA. 

¿Está  aquí  el  Rey? 

COSCORRÓN. 

Aijuí  está. 
(.Ap.  Vive  Cristo  que  me  pesa 
(,»ue  haya  entrado,  porque  ya 
Lo  iba  á  decir,  no  dijera...) 

BEY. 

¿Duquesa? 

CASANDRA. 

Señor, \o  entraba 
.'oresa  cuadra  primera , 
A  pedir  segunda  vez 
l'.l  suplicio  á  la  sentencia 

V  vi  al  principe  Rugero 
Desde  esa  torre  soberbia 
l'ormar  los  últimos  pasos 

Y  las  úllimas querellas; 


Ya  le  llevan  al  suplicio, 

Y  jaalcasligolellevan; 
Vióme  entrar,  lialilóme afable; 
Piüióme  perdón ,  y  fuera 
Toca  pieilad  de  mi  amor , 

De  mi  sangre  mucha  mengua, 
Due  no  reine  una  piedad. 
Cuando  un  escarmiento  reina. 
ftli  esposo  es  muerto ,  Señor , 

Y  cuando  el  Principe  muera , 
Yo  no  recojo  esta  sangre 
Porque  se  derrame  aquella. 
Si  por  mi  le  dabas  muerte, 
Ya  le  pido  que  suspendas 

La  indignación  de  tu  espada: 
Una  piedad  lelo  ruega. 
Uira  que  según  le  indignas 
A  la  ejecución  sangrienta 
No  parece  que  castigas , 
Todos  dicen  que  (e  vengas. 

RET. 

Duquesa,  Infanta,  Señora, 
En  esta  ocasión  quisiera 
No  ser  rey  por  perdonarle ; 
Mas  será  ra7.on  que  adviertas 
Que  queda  a  su  indignación 
Tu  Lonra  y  mi  vida  sujetas. 
El  que  ahora  humilde  miras. 
Mañana  con  más  violencia 
Del  sagrado  de  tu  casa 
Violará  las  nobles  puertas. 
Y,  como  tú  me  dijiste. 
Es  evidente  sentencia 
Que  dará  muerte  á  su  padre 
Quien  de  su  hermano  se  venga. 
Tú  cumpliste  como  noble 
Cuando  perdonarle  intentas . 
Yo  ahora  miro  por  li; 

Y  asi ,  si  mañana  es  fuerza 
Que  ha  de  incurrir  arrojado 
En  otra  mayor  violencia, 

Y  he  de  castigarle  entonces. 
Me  ahorro  desta  manera 

La  pena  de  la  otra  culpa 
Dándole  ahora  otra  pena. 

CASANDRA. 

Señor,  ¿esa  es  tu  piedad? 
Vuestra  majestad  advierta... 

VOCES.  (Dentro.) 
,  Viva  el  principe  Rugero! 

REY. 

Pero  ¿qué  voces  son  estas? 
VOCES.  (Dentro.) 
]  Viva  el  priocipe  Rugero! 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FUASCISCO  DE  ROJAS. 

Y  también  su  voz  roe  enseña 
Que  no  quiere  que  yo  reine, 


RET. 


Duque,  ¿que  es  aquesto? 

DIQUE. 

Apenas 
El  Príncipe  en  un  caballo 
Midió  la  calle  primera 
Al  suplicio,  que  en  la  plaza 
Determinaba  su  alteza , 
Cuando  la  plebe  conjura 
Piadosamente  indiscreta 
Por  el  principe  Rugero 
La  natural  obediencia. 
Todos  dicen  que  no  puedes , 
.\unque  justiciero  seas , 
Dejarles  sin  heredero; 

V  como  hasoido,  alteran, 
Trayéndole  hasta  tu  cuarto 
Las  pasiones  y  las  lenguas , 

Y  yo... 

RET. 

Tente,  no  prosigas. 

DUQUE. 

El  Principe  en  esta  puerta , 
Oliedifiileá  tus  preceptos. 
Tu  resolución  espera. 

RET. 

Alli  hallaréis  una  fuente 
Con  un  tafetán  cubierta ; 
Traedle,  y  decidle  que  entre. 

{Dicelo  al  Duque 

Dl'QtJE. 

Bien  puede  entrar  vuestra  alteza. 

(Vase 

RET. 

Yo  sé  lo  que  pienso  hacer. 


Espera,  Rugero. 

Saca  EL  DUQUE  una  fuente  y  una 
corona  cubierta  con  tafetán. 

DUQUE. 

Yo  traigo  lo  que  me  ordenas. 

RET. 

Principe,  escúchame  ahora : 

Aquesta  corona  regia. 

Herencia  de  mis  abuelos 

Y  de  su  justicia  herencia  , 

Es  la  que  sustituida 

Siempre  ha  estado  en  mi  cabeza ; 

El  pueblo  que  vivas  dice, 


ues  deroga  mi  sentencia. 
Atiéndeme  ahora  á  un  medio. 
Escucha  una  conveniencia 
Para  no  ser  rey  en  cargos , 
Para  ser  padre  en  clemencias. 
{Púnele  la  corona.) 

RUCERO. 

Gran  Señor,  ¿qué  es  lo  que  haces? 

RET. 

Ponerte  esta  insignia  regia , 
Hacer  á  mi  amor  un  gusto, 
Un  agasajo  á  mi  pena ; 
Tú  seas  rey,  yo  seré  padre: 
Siendo  sólo  padre,  es  fuerza 
Como  padre  perdonarte, 

Y  siendo  rey,  no  pudiera ; 
Pues  siendo  tú  rey  ahora , 
Es  preciso  que  no  puedas 
Castigarle  tú  á  ti  mismo ; 

Y  ansí ,  de  aquesta  manera  i 
Siendo  yo  padre ,  tú  rey, 
Partimos  la  diferencia; 

Yo  no  te  castigaré; 

La  plebe  queda  contenta : 

Yo  quedaré  siendo  padre, 

Y  tú  siendo  rey  te  quedas. 

RUGERO. 

Pues  tú  me  dijiste  un  tiempo, 
Uieii  pienso  yo  que  te  acuerdas, 
^'o  hay  ser  padre  siendo  Rey  ; 
Diga  aliora  mi  obediencia  , 
No'  hay  ser  Rey  siendo  tu  hijo. 
Pues  más  quiero  en  esta  empresa 
Perder  el  cetro  y  la  vida. 
Que  no  que  tu  reino  pierdas. 

REY. 

Hijo,  yaest.ás  perdonado: 
Pero  no  me  lo  agradezcas , 
Que  á  ser  yo  rey,  le  quitara 
De  los  hombros  la  cabeza ; 
Pero  padre ,  te  perdono ; 
Por  mi  cuenta  la  Duquesa 
Quedará  de  aqui  adelante. 

RUGERO. 

Pues  Duque,  á  mis  brazos  llega; 

Y  a  la  duquesa  Casandra 
En  esta  ocasión  me  deja 
Que  los  perdones  le  pida. 
Piadosos  los  cielos  quieran 
Que  te  merezca  el  perdón; 

Y  del  Senado  merezca 
Piedad  para  la  censura 

Y  aplausos  á  la  comedia. 


EL  DESAFIO   DE   CARLOS   QUINTO. 


'EnSONAS. 


CARLOS  OriNTO. 

El-  REY  DE  HCNCRÍA. 

SOLIMÁN ,  gran  tuno. 


EL  DUQCE  DE  ALCA. 
EL  MARQUES  DEL  BAS- 
TO. 
JUAN  SEl'USIO. 


ABRAIMO. 
DON  LUIS  Df 

VA. 
DUSCAÜUIDO. 


DOr?A  LEONOR. 

LUNA. 

MARI  DERNARDO. 


JORNADA  PRIMERA 

Sale  DOSA  LEONOR,  con  máscara, 
y  tras  de  ella  DON  LUIS  DE  LA 
CUEVA. 

Do:«  Ll'lS. 

Copia  déla  luz  primera, 

Tu,  que  con  sejíuridad 

Del  cuerpo  de  la  ciudad 

Me  has  sjrado  i  esta  ribera; 

Y  con  el  tubici  lo  velo 
Oue  disfraza  tu  blancura. 
Eclipsas  tanta  hermosura 

Y  rebozas  tanto  cielo : 
Puesto  que  ya  te  he  seguido 

Y  de  Viena  me  has  sacado, 
bime,  pues  soy  til  llamado. 
Si  vengo  á  ser  tu  escogido. 
No  es  el  que  me  trae  tu  ardor. 
Que  aunque  te  sigo,  deidad  , 
Vengo  de  curiosidad, 

Y  no  he  venido  de  amor: 

Y  aunque  viniera  amoroso 
A  adorar  tu  rostro  puro. 
Ni  tan  fácil  te  aseguro. 

Ni  á  mi  me  hallo  tan  dichoso. 
Si  es  desafio,  me  di, 
l'ues  al  campo  hemos  llegado. 
Dime,  ¿por  qué  me  has  buscado, 

Y  á  que  me  has  traido  aqui? 
Ya  escuchar  tu  vox  intento 

Y  tu  belleza  adorar. 

DOSa   LF.O.NOR. 

A  un  tiempo  te  quiero  dar 
La  voz  y  el  coiiociiiiieiilo. 

(Desct'ibrese.) 
Do:t  LlIS. 
Divina  prenda,  Leonora. 
¿Como  á  buscarme  has  venido? 

DOÑA  LF.0:«0I1. 

Diré  lo  que  ha  sucedido, 
Si  me  estás  atento  ahora. 

D0>   LDIS. 

¿No  me  llegas  á  abrazar? 

DOÑA  LEONOn. 

Antes  referirte  intento, 
(tue  cae  mejor  el  contento 
Cuando  intervino  el  pesar. 

DO"»   LUIS. 

¿r.ómo  de  Liens  has  venido. 
Tu  iialria,  á  buscarme  aqui? 
¿No  estaba  sitiada? 

DOÑA  LE0\0n, 

üi: 
Ove  loque  ha  sucedido, 

Y  no  intentes  divertirte. 
Que  ahora  quiero  contarte 
Desilc  el  principio  de  amarte 
Hast.-i  el  lin  de  persuadirte, 
bra  una  hermosa  mañana, 


Cuando  las  sombras  lúgubres 
Muyendo  del  gran  planeta 
Al  Poniente  se  conducen, 

Y  el  alba  que  le  aposenta 
Rorda  de  perlas  las  cumbres 
O  ya  luciente  las  ria, 

O  fatigada  las  sude. 
Cuando  yo  sobre  un  caballo 
Oue  de  hipógrifo  presume, 
l'ues  sin  ajarlas,  las  piso 
De  flores  la  muchedumbre. 
Salí  á  ensayarme  en  la  guerra 
Con  la  caza,  imagen  útil 
Donde  el  corazón  se  anima, 

Y  donde  el  valor  se  infunde. 
Tras  el  cerdoso  animal 
Oue  precipitado  sube 

El  abrigo  espeso,  y  grave 
De  los  podos  y  acebnches 
Con  el  venablo  corría. 
Cuando  en  este  impulso  luce 
Que  como  siempre  cun  Venus 
Los  ensaye!  de  amor  tuve  , 
Al  diferenciar  los  pasos 
Me  reduce  a  la  costumbre. 
No  bien  vibraba  el  venablo. 
Para  que  el  brazo  le  pulse 
A  dar  diluvios  de  sangre 
Que  el  campo  sediento  ocupe. 
Cuando  un  clarin  por  el  aire 

0  me  para  ó  me  confunde. 
Que  lüs  lisonjas  de  Marte 
Son  de  Venus  pesadumbre. 
Vuelvo  á  examinar  la  causa, 

Y  advierto  que  se  descubren 
De  caballos  e.spañoles 

Dos  tropas  que  el  campo  pulen 
l'ara  que  galán  se  vista 
lie  cfulaiiros  andaluces. 
Tu  en  lodos,  de  más  gallardo. 
Con  haber  tantos,  presumes; 
Que  no  por  la  competencia 
El  mérito  se  desluce. 
Mirásteme  atentamente, 
Sollc  i  tus  ojos  mis  luces. 
Elevóse  mi  pasión 

1  Todo  el  valor  se  reduce). 
Eclipses  mi  honor  padece. 
Volcanes  mi  pecho  incluye; 

Y  aunque  el  confesarlo  es 
Gran  bajeza  de  mi  lustre. 

No  ande  hipócrita  el  cuidado 
Cuando  dos  almas  se  unen, 
l'or(]ue  faltara  al  amor 
Quien  6  la  materia  acude. 
.Subiste  con  tus  soldados 
A  Viena,  donde  puse 
i;n  tu  presencia  estos  linces 
liaciiinales,  que  confunden 
La  vida  y  la  muerte  á  un  tiempo; 
Pues  cuando  por  ello-;  triunfen , 
Rasiliscos  de  si  propios, 
A  £i  propios  se  deshiiven. 
Volviste,  pues,  de  Vieña, 

Y  con  afectos  comunes. 


Pues  siempre  es  vulgar  entrada 

La  que  el  amor  intioducc, 

Me  obligaste  curiñoso. 

Mi  lionor  a  tu  pecho  expuse, 

('omo  mujer  te  crei. 

Encendióse  aquella  lumbre 

Que  aun  después  de  hecha  ceniuas 

Constante  en  el  alma  luce, 

Y  escuché  tu  voluntad. 
Que  siempre  el  mérito  suple 
Las  circunstancias  del  trato, 

Y  con  nuevas  inquietudes 
Quedamos  los  dos  4  un  tiempo. 
Tu  puesto  á  las  servidumbns. 
Yo  al  premio  de  tus  cuidados; 
Fuiste  a  Viena,  y  yo  l'uime 

A  Liens,  mi  patria;  y  los  dos 
En  ese  monte ,  que  escupe 
Por  tantas  bocas  de  piedra 
Cristales  que  el  campo  usurpe 
Nos  hemos  visto  mil  veces; 

Y  porci'je  el  amor  le  ayude. 
De  los  más  linos  afectos 
Fingimos  ingratitudes. 

Seis  dias  há  que  no  te  he  visto , 
Seisdiashá  que  el  cielo cubie 
Degenizarosy  turcos 
Esos  campos  y  esas  cumbres; 

Y  aunque  le  he  venido  á  ver 

A  un  nesgo  grande  me  expuse, 

Y  por  la  senda  encubierta 
Que  aquella  montaña  cubre, 
■Sin  que  yo  misma  me  hallase, 
Hice  que  á  los  turcos  burle 
Ksie  Pegaso  de  nieve. 
Emulación  de  las  nubes. 
Liens,  mi  patria,  está  cercada ; 
Viento,  que  en  las  hojas  cruje; 
Rosa,  que  es  joya  del  prado; 
Ave,  que  el  viento  discurre ; 
Árbol,  garzota  en  la  selva; 
Clavel,  del  alba  presume; 
Clicie,  que  al  sol  enamora ; 
Cristal,  (|ue  las  peñas  bruñe  : 
Este  no  queda  en  el  campo 
Sin  que  enemigos  le  chupen; 
Árbol,  sin  que  le  dcslron<iuen; 
A^e,  sin  que  la  atribulen  ; 
Rosa,  sin  que  la  niarcliiten; 
Ni  Clieie,  spn  que  la  turben ; 
Clavel,  sin  que  le  deshojen ; 
Ni  viento,  sin  que  le  ocupen. 
Quinientos  mil  combatientes 
Trae  Solimán,  y  presume 
Asaltar,  si  Liens  le  falla. 
Esas  murallas  azules. 
Flechas  dispara  que  al  vicnt» 
Sus  corvos  arcos  sacuden; 

Al  caer  en  la  ciudad 
Tan  espesas  se  cotiducen. 
Que  parece  cuando  llegnn 
Que  las  arrojan  las  nubes; 
Tormentas  padece  Liens: 
No  hay  pecho  que  no  se  turbe. 
Animo  que  no  se  encoja, 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  ÜE  DON  FRANCISCO  DE  KOJAS. 


Necedad  que  no  caduque , 
Consejo  que  no  se  jeiie, 
Disconlia  (jue  no  se  junte, 
Suspiro  que  no  sea  pena, 
Pena  que  no  se  articule. 
Kl  infante  entre  los  hruzns, 
lüen  que  la  madre  le  arrulle, 
Sin  saber  por  lo  qné  llora. 
Llora  más  que  por  costumbre. 
i:i  soldado  duda  el  bien, 
Desmayos  el  llanto  induce, 
Kl  valor  apenas  se  halla, 
La  queja  á  los  cielos  sube; 
Y,  en  bu,  ánimo ,  consejo , 
Mocedad,  discordia  inútil. 
Suspiro,  pena,  cuidado. 
Llanto,  que  el  dolor  resume, 
M  unos  al  trabajo  aidiclaa 
Ni  otros  al  alivio  sufren. 
¿Pues cómo,  dime,  don  Luis, 
ts  bien  que  á  este  tiempo  uses 
lleta  esíiuivez  y  del  miedo'í 
¿Cómo,  soldado,  no  acudes 
Á  libertar  á  tu  dama? 
f,\  cómo ,  amante ,  se  sufre 
Oue  yo  esté  cerca,  en  Lieos, 

Y  til 'en  Vieoa  te  ocupes 
En  repetir  el  cuidado, 
Sin  que  tus  afectos  hurten 
Para  el  amor  una  pane 

De  la  que  el  ocio  introduce? 
<1ue  yo  te  venga  á  buscar 
Permíteme  que  te  culpe, 
(Jue  á  quien  babla  con  razón 
Cualquier  despego  se  sufre. 
:\o  es  justo,  no,  que  tu  amada 
Te  solicite  y  te  busque, 

Y  (|ue  tú,  siendo  mi  amante, 
O  me  olvides  ó  me  burles, 
ta,  don  Luis,  vueUe  en  tí. 
Tu  brazo  la  pica  empuñe, 
i;i  coselete  en  tu  pecho 

Al  otomano  deslumbre: 
Digiere  aquel  hierro  ardiente 
Que  el  tiro  de  bronce  escupe, 

Y  sean  para  sus  balas 
Tus  entrañas  avestruces. 
Kn  Liens  está  el  enemigo, 
Violetas,  y  almoradujes 
Oue  hermoseó  el  Abril. 
Vuelven  sus  plantas  á  Octubre. 
Ya  no  vuelvo  por  mi  parte; 

La  tuya  es  quien  más  me  induce, 
Pues  can  es  el  otomano. 
Herido  del  hierro  aulle; 
Sea  tu  brazo  el  instrumento 
^)ae  la  pica  al  pecho  pulse; 
Mueran  estos  enemigos. 
Mares  de  sangre  fluctúen, 
<,Uie  de  sus  cobardes  venas 
Tantos  coralts  inunden ; 
Para  sepultar  sus  cuerpos, 
Sean  las  ramas  ataúdes , 
Kl  sepulcro  sean  las  grutas 

Y  el  mauseolo  esas  cumbres. 
7  el  cielo  quiera  también 
ílue  mi  amor  del  tuyo  triunfe, 
(,)ue  pagues  desta  consiancia, 
Que  esas  asperezas  niuiles. 
Porque  te  adore  soldad», 
Porciue  valiente  te  ayude, 
Para  que  te  sirva  amante 

Y  mi  dueño  le  pronuncie. 

DO?i  LUIS. 

Dellisima  Leonor  mia. 

En  quien  mi  amor  se  recrea, 

Helio  objeto  de  mi  idea, 

llecreo  hermoso  del  dia; 

Confieso  (iu.í  apetecía 

Tu  amor,  escollo  y  diamante ; 

Pero  hoy  más  Ono  y  constante 


I  Me  haces  que  exceder  intente 
I  ais  tu  enojo  en  lo  valiente 
I  i,)ue  tu  iineza  en  lo  amante. 
i  Tu  esfuerzo  á  un  tiempo  y  tu  amor 
1  Tu  celo  y  tu  fe  asegura, 
I  .Mezclado  con  la  hermosura 
I  iQuébien  parece  el  valor! 
I  ICste  cobarde  temor 
'  Ks  un  honroso  cuidado 
I  Que  el  pecho  tuvo  parado, 
I  Pues  en  acción  semejante 
No  habrá  de  ser  buen  amante 
;  Quien  10  supo  ser  soldado. 


elo  ó  c 


ü  con  recelo  o  con  pena 
A  socorrer  á  Viena 
De  Ratisbona  me  envia; 
Mira  bien  si  no  seria. 
Aunque  tu  favor  me  llama. 
Acción  que  eclipse  mi  fama 
Contra  la  debida  ley 
Ser  cobarde  con  mi  rey 

Y  valiente  con  mi  dama. 

Si  á  Liens  voy  á  socorrerle , 

Y  dejo  á  Viena,  en  rigor, 
Por  dar  la  vida  á  mi  amor 

Le  doy  á  mi  honor  la  muerte; 

Y  aunque  llegue  á  merecerte 
Podrá  tanto  la  pasión, 

Que  diiás  entre  la  unión 
Que  el  fuego  á  dos  pechos  llama , 
¿Cómo  acudirá  á  su  dama 
Quien  falta  á  su  obligación? 
¿Cómo  tus  ojos  no  ven 
(Pues  en  el  riesgo  reparas) 
Que  tú  misma  condenaras 
Lo  que  á  ti  te  estaba  bien? 
Pues  estén  á  un  tiempo,  estén, 
Kntre  recelo  y  dolor. 
Para  unir  con  más  primor 
Dos  penas  con  una  gloria, 
liste  amor  en  tu  memoria , 

Y  esta  sangre  en  mi  valor. 

DOÑA   LEONOR. 

Hepara  don  Luis,  repara , 
Aunque  al  daño  me  apercibo. 
Que  te  agradezco  lo  esquivo 

Y  lo  amante  te  culpara; 
Necia  fuera  si  ignorara 
Que  tu  fama  es  honra  mia, 

Y  con  bizarra  osadia 
Quisiera,  ó  con  más  ardor. 
Lo  que  me  sobra  de  amor 
Dártelo  de  valentía. 

Pero  eres  tan  arrogante 
Que  entre  mí  propia  he  pensado 
Que  te  sobra  más  de  osado 
Que  á  mi  me  sobra  de  amanto. 
Aunque  es  mi  amor  tan  giganta. 

DON  Ll'lS. 

Deja  afectos  tan  ajenos, 
Que  aunque  te  parecen  buenos 
i'A  crédito  perderás, 
Pues  yo  le  tengo  por  mas, 

Y  puede  ser  que  sea  menos. 

DOÑA  LEOSOR. 

Pues  á  Liens  quiero  volverme. 

DON  LDIS. 

A  Viena  he  de  volver. 

Aunque  es  preciso  temer 

Que  he  de  perderte  y  perderme. 

DO.ÑA  LEONOR. 

Si  el  recelarme  es  quererme. 
Yo  no  quiero  esa  firmeza. 

DON   LUIS. 

¿No  la  llamarás  fineza? 

DOÑA  LEONOR. 

¿Que  temes,  pues? 


DON  LUIS. 

Un  rigor. 

DOÑA  LEONOR. 

¿De  qué  nace? 

DOn   LDIS. 

De  un  temor. 

DOÑA  LEO.NOR. 

,Qué  ignorancia! 

DON   LUIS. 

¡Qué  terneza! 

DOÑA  LEOKOR. 

Vence  ese  engaño  mortal , 
No  mueras  de  prevenido, 
Suelta  la  rienda  al  olvido. 
Deja  el  sentir  para  el  mal ; 
Sabe  moderarte  igual, 
Reprime  el  discurso  sabio. 
La  voz  prende  con  el  labio. 
Pues  si  das  en  tu  elección 
La  queja  á  la  presunción, 
¿Qué  dejas  para  el  agravio? 

DON   LUIS. 

Aunque  me  arguyas  de  error 
En  este  mal  que  me  apura , 
Lo  que  faltó  á  mi  cordura 
j  He  sobrado  á  aqueste  aaior; 
Unos  celos  ó  un  rigor 
Kl  alma  llorando  está, 

Y  más  constancia  será. 
Más  valor,  más  interés. 
Por  no  llorarle  después 
Tenerle  sentido  ya. 
Condene  su  infeliz  suerte 
Quien  con  alma  divertida 
No  se  muere  más  en  vida 
Que  se  vive  basta  la  muerte; 
Porque  la  muerte  divierte 
Tamo  el  mismo  pensamiento 
Dentro  del  entendimiento. 
Que  ya  de  puro  sentir 

El  empezar  á  morir 
Es  acabar  el  tormento. 

Y  asi  doy  á  mi  cuidado 
La  pena  antes  del  suceso, 
Pues  mitigaré  con  eso 
Un  daño  que  he  recelado 
Vivo,  pues  considerado. 
Porque  cuando  quiera  obrar 
Ese  mal  que  ha  de  llegar, 

O  este  amoroso  recelo, 
Pasa  plaza  de  consuelo 
Lo  que  ahora  de  pesar. 

DOÑA  LEONOR. 

Quédate,  invencible  Marte, 

DON  LUIS. 

Húngara  Palas,  adiós. 

DOÑA  LEONOR. 

Seamos  eternos  los  dos. 

DON  LUIS. 

Yo  en  servirte. 

DOÑA  LEONOR. 

Yo  en  amarte: 
{Suena  un  clarín.) 
Mas  ¿qué  clarín  á  esta  parta. 
Turba  las  aves  y  vientos 

Y  altera  los  elementos? 

DON  LUIS. 

Soldados  de  Solimán 

El  campo  corriendo  están 

U  de  airados  ü  de  hambrientos. 

Salen  RUSCARUIDO  Y  MARI  BER- 
NARDO, vestido  de  hombre  y  mu- 
jer. 

BUSCARUIDO. 

Yo  he  de  hablar,  aunque  no  quiera. 


MARI  DCRMAnOO. 

No,  sino  yo. 

SUSCARl'IDO. 

Yo  he  de  ser. 

DON   LUIS. 

Tened,  refrenad  las  lenguas; 
Habla,  üuscaruido,  tu. 

MAIII  BERNARDO. 

¡Qué  esto  mi  rabia  consicnlal 

DOÑA  LEONOR. 

Luego  hable  Mari  Bernardo. 

8LSCAHU1D0. 

Hablo  con  vuestra  licencia: 
l'reijuntábades,  Sefiora 
(Si  no  es  que  el  uido  niienla), 
fQuién  somos?  Y  ya  lo  digo, 
Kstadmeun  poquito  aienta. 
Vo,  Sefiora.  soy  soldado, 
IMuguiera  á  Uiós  no  lo  fuera, 
ICspañol,  por  mi  fortuna, 

Y  gallego,  con  licencia. 
Por  mandado  de  mi  suerte 
Vine  á  servir  á  Viena 
Para  dar  honor  á  todos 
Los  lacayos  de  mi  tierra. 
Pero  halié  aquesta  mujer 
ü  este  macho  de  la  le^ua, 
Hermafrodita,  compuesto 
De  las  dos  naturalezas. 
Para  mi  persecución, 

Pues  tengo.  Señora,  en  ella. 
Como  un  ángel  que  me  guarda, 
Un  demonio  que  me  tienta. 
Esta,  pues,  herniafrodila. 
De  tal  manera  me  inquieta. 
Que  todo  cuanto  hago,  quiere 
Hacer  lo  mismo  por  ruer¿a. 
Si  con  alguno  peleo. 
Ella  riñe  mi  pendencia; 
Si  callo,  no  habla  palabra: 

Y  si  empiezo  á  hablar,  empieza. 
Si  cuento  algún  cuento  i  algunc 
Ella  cuatrocientos  cuenta; 

Y  hace  cuanto  me  ve  hacer, 

O  que  quiera  ó  que  no  quiera. 
El  otro  dia  me  tul 
(Por  ver  si  acaso  me  deja) 
A  nadar  en  el  invierno; 

Y  por  porfia  ú  por  tema 
Ames  que  yo  me  arrojase 
Ya  estaba  nadando  ella. 
Si  rio,  se  está  riendo. 

Sin  saber  de  qué,  hora  y  media; 
Si  lloro,  es  u»  Jeremías, 

Y  si  canto,  una  sirena. 
Cayóse  un  dia  un  caldero 
En  un  pozo  de  Viena, 

Y  porque  bajé  á  sacarle 
Atado  á  una  soga  recia. 
Se  arrojo  al  pozo  tras  mi, 

Y  esto  con  tanta  violencia  , 
Que  á  no  estar  fuerte  la  soga 

Y  estar  de  arriba  muy  cerca. 
Como  otros  la  hacen  cerrada 
La  hubiéramos  hecho  abierta. 
Si  me  quiero  recoger 

A  mi  tienda,  no  me  deja. 
Que  la  lemo  por  lo  macho 
Con  tener  tanto  de  hembra. 
En  lin,  aqueste  demonio. 
Hecho  de  dos  diferencias. 
Es  la  mona  y  yo  la  maza , 

Y  es  mona  de  dos  manerar!, 
Porque  imita  cuanto  hago 

Y  porque  tras  si  me  lleva. 
Yo  me  llamo  liuscaruido  , 

Y  ella  los  ruidos  conserva  , 
Que  en  el  imitar,  no  quiere 
Dejar  mi  nombre  siquiera. 
Es  la  Clicie  que  me  sigue, 


EL  DESAFIO  DE  CARLOS  QUINTO, 
I  La  sombra  que  no  me  deja. 
Es  el  pintor  que  me  copia. 
Que  me  traslada  el  poeta, 
Traducidor  que  me  escribe. 
Autor  que  me  representa, 

Y  es  Mari  Bernardo,  en  lin , 
Nombre  de  varón  y  hembra , 
Muy  ninjer  en  poiiiar 

Y  n'iuy  hombre  en  la  experiencia. 
En  cuanto  á  lo  que  he  venido... 

UARI  BERNARDO. 

Vive  Dios,  no  lo  consienta: 
Basta,  que  bá  una  hora  que  habla. 

BUSCARtllDO. 

Señal  aquestas  trompetas, 
Los  militares  estruendos 
Que  en  estos  cóncavos  suenan. 
Es  que  llega  Carlos  Quinto. 

UARI  BERNARDO. 

Dice  bien,  que  Carlos  llega 
Con  muchos  soldados  nobles , 
I  l'ues  vienen  á  su  defensa 
El  duque  de  Alba,  Toledo... 

Bl'SCAUl'inO. 

Viene  también  el  de  üt^ar. 

UARI  BERNARDO. 

Es  verdad,  con  el  del  Uaslo, 

Y  el  grande  Antonio  de  Leyva, 
A  quien  llaman  el  Señor 
lauta  española  nobleza. 

BUSCARUIDO. 

El  conde  de  Monterey , 

UARI  BERNARDO. 

El  de  Fuentes,  y  el  de  Niebla; 

BUSCARUIDO. 

i  Que  nunca  me  contradiga, 

Y  que  siempre  aquello  aprueba 
Que  yo  digo  sin  saber 

Que  mentiía  ó  verdad  sea! 
El  marqués  de  Cogolludo, 

{  UARI  BERNARDO. 

Con  don  Diego  de  la  Cueva, 

Del  gran  duque  de  Alburquerque, 

Altiva  rama,  aunque  tieroa. 

DON   LDIS. 

Pues  va  don  Fernando,  rey 
De  lliingria,  abriendo  las  puertas 
De  esa  ciudad  que  á  los  cielos 
Eternidades  apresta, 
A  recibir  á  su  hermano 
Carlos  Quinto  el  paso  alienta. 
Ya  hace  salva  la  ciudad. 
Las  arrugadas  banderas 
Desplegadas  á  los  aires 
Impiden  la  luz  febea. 

DOÑA   LEONOR. 

Pues  adiós,  que  á  Licns  me  vuelvo. 

DON   LUIS. 

Mira  que  temo... 

DOÑA   LEONOR. 

No  temas: 
Vuélvate  el  cielo  á  mis  ojos.      (Vase. 

DON  LUIS. 

Mi  amor  á  tu  amor  me  vuelva. 

BUSCARUIDO. 

iOli,  qué  de  clarines  se  oyen! 

UARI  BERNARDO. 

Es  verdad,  clarines  suenan. 

BtíSCARUIDO. 

No  suenan. 

MARI   BERNARDO. 

Dice  muy  bien. 


•,0h  si  una  bala 


UARI  BEIlNAROa. 

;0b  si  viniera  una  hala! 

BUSCARUIDO. 

Porque  la  muerte  me  diera. 

MARI  BERNARDO. 

Porque  me  matara  á  mi. 


;Que  en  esto  también  aprueba! 
Monacillo  del  inlierno. 
Como  yo  sin  ti  me  vea 
Véngame  una  bala  á  nif, 

Y  un  tiro  de  bronce  venga. 

(Va»sf.) 

Sakn  EL  EMPEHADOn,  EL  REY,  EL 
DUQUE  V  EL  MARQUtS. 

CARLOS. 

Cracias  á  Dios,  duque  de  Alba, 
Que  ya  he  llegado  á  Viena. 

REV. 

Déme  vuestra  majestad 
Los  brazos. 

CARLOS. 

Enhorabuena 
Hermano  Fernando,  amigo. 
Venido  á  mis  brazos  seas: 
.Cómo  vuestra  alteza  se  halla 
Eu  Viena? 

REY. 

Señor,  las  guerras 
Me  traen  con  poco  sosiego : 
Solimán  tala  mis  tierras, 
A  Grili  tiene  ganada, 

Y  de  Liens  la  fortaleza 
Cercada  ya,  y  destruida. 
Su  ruina  cercana  espera. 

CARLOS. 

Antes  que  yo  le  responda 
Ueseo  que  vuestra  alteza 
Abrace  al  gran  duque  de  Alb? . 

REV. 

Alba,  que  la  luz  ostenta 

Del  sol  que  alumbra  dos  mundos 

Y  es  de  Alemania  planeta , 
Vengáis  á  Hungría  en  buen  hora, 

Y  vuestros  alientos  vengan 
Con  la  espada  y  el  consejo 

A  hacer  nuevas  experiencias. 

DUQUE. 

Picy  Fernando,  rey  de  Hungría , 
Hoy  que  mis  años  pudieran 
Itc'jogerse  á  los  consejos. 
Se  arrojan  á  la  violencia. 
A  esta  que  á  mi  lado  yace , 
O  bien  sepultada  ó  muerta. 
Como  es  leona,  la  ira 
La  resucita  ó  la  altera. 
No  hay  para  mi  espada  halago 
Como  el  son  de  la  trompeta , 
Que  en  el  hielo  de  mis  años 
Tocan  á  fuego  mis  venas. 
Vos  sois  hermano  de  Carlos: 
Carlos,  que  la  fe  conserva, 

Y  sobre  los  hombros  suyos 
Tiene  la  romana  Iglesia. 

Yo  también  soy  su  columna, 

Y  aunque  son  pocas  mis  fuerzas, 
No  se  arruina  el  edificio 

Por  ser  anciana  la  piedra. 
Que  los  puntales  antiguos 
Son  los  (jue  mejor  sustentan. 
Yo  os  prometo,  rey  Fernando, 
Hacer  en  vuestra  defensa 
Tantos  estragos  y  muertes 
ICn  las  escuadras  turquesas. 
Que  nade  en  coral  el  campo, 

Y  l:is  blancas  azucenas. 


i\0  COiW. 

Con  la  púrpura  bañada , 
floüas  desliojudas  sean; 
No  lia  lie  ((uedarnie  onemico. 
Yo  me  enojé,  vueslra  alteza 
Me  perdone,  que  en  llegando 
A  tratar  de  esta  materia 
AiuKiue  Intente  reprimirme 
No  esta  en  mi  genio  la  letgua. 

nF.T. 
Vos  sois  un  grande  soldado. 

CARLOS. 

Marques  del  Basto,  ya  es  fuer?.! 
Que  habléis  i  mi  hermano  el  lie; 

MARQUÉS. 

Déme  i  besar  vueslra  altezrs 
Su  mauo. 

REY. 

Mis  brazos  son 
De  mi  amor  la  mejor  prenda. 
Vuestra  majestad.  Señor , 
Ilalilc  á  don  Luis  di;  la  Cu'íva, 
Segundo  hijo  de  Albur(iueri|ue. 
Un  mes  há  que  está  en  Viena: 
Es  gran  soldado  y  valiente. 

DOM   LUIS. 

Siendo  tu  vasallo,  es  fner:a 
t)ue  con  el  nombre  de  tuyo 
Uaj'ores  alientos  tenga. 

CARLOS. 

Quiero  mucho  á  vuestro  padre 
Por  el  blasón  y  la  deuda 
Con  que  acude  á  mi  servicio. 

CON    LUIS. 

Ruego  6  los  cielos ,  que  veas 
De  la  gran  ciudad  de  Dios 
Restauradas  las  fronteras. 

CARLOS. 

Hola ,  llegadme  dos  sillas : 
tsta  gula  no  me  deja. 

DON    LUIS. 

Siéntess  tu  majestad. 

CARLOS. 

¿Y  mi  bcrmano  no  se  sienta? 

RET. 

Por  obedeceros  lo  hago, 

Aunque  vuestro  liennano  sea, 

Que  en  la  presencia  del  sol 

Kunca  lucen  las  estrellas.    {Siéntase.) 

CARLOS. 

Rey  Fernando,  hermano  mió: 
Duque  de  Alba ,  á  quien  conüesa 
Mucho  aplauso  mi  corona, 
Mi  cetro  mncha  grandeza; 
Marqués  del  Basto,  mi  amigo. 
Nombre  que  os  debe  mi  lengua, 
Pues  en  mi  servicio  disteis 
Muestras  de  tanta  Gneza, 
Haceüme  todos  un  gusto. 

REY. 

Dinos  ,  Señor,  lo  que  ordenas. 

CARLOS. 

Que  me  estéis  los  cuatro  atenlixi 

BUQUK. 

La  atención  es  la  obediencia. 

CARLOS. 

Por  muerte  del  rey  Luis, 
Ce  Hungría,  mayor  cabeza. 
Que  dejó  el  reino  por  ser 
Vasallo  en  mejor  esfera. 
Hubo  sobre  la  corona 
Sin  ra/.nn,  gran  competencia 
Entre  i'ernanilo,  mi  lierniano, 
Y  Juan  Sepusio,  que  intenta 
Alegar  que  el  reino  es  suyo ; 
Pei'o  informaros  desea 
t'n  las  hojas  el  acero 


ESCOGIDAS  DE  DON  FUA.NCISCO 

Con  tinta  de  sangre  nuestra. 

P.ra  el  reino  de  mi  hermano 

Por  derecho;  esta  materia 

Quiero  olvidar,  porque  ya 

No  es  tiempo  de  hablar  en  ella, 

Porque  si  no  le  locara, 

M  yo  se  lo  permitiera. 

Ni  á  él  aspirara  mi  hermano. 

Ni  hubiera  habido  estas  guerrns 

Ni  este  riesgo  en  que  nos  vemos ; 

Que  está  e)  mundo  de  manera 

Que  al  más  poderoso  rey , 

Aunque  más  soldados  tenga, 

Rasta  el  conservar  sus  reinos 

Sin  que  Ciros  reinos  pretenda. 

Hubo  grandes  en  Hungría, 

Pero  la  fortuna  adversa 

Le  retiró  á  Juan  Sepusio, 

Y  coronado  en  Viena 

Quedó  Fernando,  mi  hermano ; 
La  Divina  Providencia 
Miró  en  esto  lo  nujnr. 
Como  piadosa  y  peifecta. 
Juan  Sepusio,  retirado , 
Ampararse  errado  intenta 
Del  gran  turco  Solimán, 

Y  sin  razón  ni  prudencia, 
A  costa  de  tantas  vidas 
Comprar  tan  poca  defensa. 
Admillóla  Solimán, 

Es  bárbaro,  y  no  es  fineza , 
Sino  codicia  engañosa; 
Como  si  cierto  no  fuera 
Que  al  eiror  y  a  la  codicia 
Los  guia  una  propia  rienda. 
Con  quinientos  mil  soldados 
Viene  á  sitiará  Viena 

Y  á  Liens  tiene  ya  cercada; 
Si  sus  banderas  despliega 
Dicen  que  se  cubre  el  cielo 

Y  está  á  la  sombra  la  tierra; 

Y  en  parte ,  en  parle ,  presumo 
Que  es  merced  de  Dios  aquesta , 
Que  como  ahora  es  verano 

Y  la  sed  es  tan  inmensa 

Y  el  calor  lan  excesivo. 
Hacen  sombra  las  banderas, 
Con  que  viene  á  ser  alivio 
Lo  que  piensa  que  es  ofensa. 
Vo,  que  en  Ralisbona  supe 
Desta  no  pensada  guerra. 

He  escrito  á  España  y  á  Roma, 
A  Flándes  y  á  Ingalalerra, 
Para  que  lodos  me  ayuden; 
Dicen  que  Francia  desea; 
Pero  no  apuremos  esto, 
Porque  será  baja  empresa 
A  un  rey  cristiano  fallar 
A  su  heredada  nobleza; 

Y  no  puedo  yo  creer 

De  un  rey  de  tan  alias  prendas 
Que  se  pierda  á  si  un  blasón 
Por  hacerme  á  mi  una  ofensa. 
En  fin,  yo  he  venido  ya. 
Poco  importa  que  delicada 
Solimán  á  Juan  Sepusio, 

Y  que  ponerle  pretenda 

La  corona  de  mi  hermano, 
Por<5ne  hoy, soldados,  esfuerza 
Que  Dios ,  como  causa  suya. 
Piadoso  vuelva  por  ella. 
Pelearemos  Dios  y  yo. 
Que  como  él  conmigo  venga , 
No  habrá  mejores  soldados 
En  los  cielos  ni  en  la  tierra. 
El  marqi'és  del  Basto  trajo 
Doce  mil  rayos  que  engendra 
El  solar  de  ios  valientes , 
La  España,  que  de  las  letras 

Y  de  las  armas  á  un  tiempo 
Admite  dos  competencias; 

Y  con  ser  laníos  soldados, 


Como  el  valor  los  inquieta,, 
Vencen  más  de  valerosos 
Que  de  tener  experiencia. 
Tengo  treinta  mil  infantes;; 
Hoy  he  de  hacer  la  reseña. 
Porque  treinta  mil  caballos 
De  la  nobleza  tudesca 
Fl  Palatino  del  Kin 
Los  solicita  y  conserva. 
La  llor  de  la  Cristiandad 
A  mis  órdenes  espera. 
Amigos,  este  es  el  dia 
Que  más  importa  á  la  Iglesia: 
Sí  hoy  vencemos  al  contrario 
La  fe  cristiana  .<te  aumenta; 
Si  somos  vencidos,  hoy 
Tuvo  fin  nuestra  ley  cierta, 
Pues  de  poder  á  poder 
La  batalla  .se  présenla. 
El  turco  tendrá  la  Hungri:., 
El  holandés  á  Bruselas, 
Kl  rebelde  la  Alemania, 

Y  de  Lulero  la  secta. 
Como  el  Hércules,  la  falsa 
Hidra,  hollará  otras  cabez:s. 
Ka,  amigos,  la  concordia 
Arda  en  vuestras  nobles  venas 
El  valoren  vuestros  pechos. 
La  espada  en  vuestra  defensa. 
Muchos  son  los  enemigos, 

Y  aunque  en  número  os  excedan 
Ejército  es  la  razón , 

Y  si  se  desboca,  es  fiera 
Que  instigada  del  apremio 
ikirre  con  el  sol  parejas. 
El  celo  de  nuestra  fe 

En  vosotros  reverdezca: 
No  hagáis  nada  de  enojados. 
Macedlo  de  conveniencia ; 
No  haya  civiles  discordias 
En  vosotros,  porque  lenga 
líl  otomano  temores. 
El  luierano  advertencias. 
El  valor,  noble  acogida. 
La  piedad,  senda  perfecta. 
El  perdón, cierto  seguro. 
Premio,  el  celo  de  la  Iglesia. 
Que  yo  os  prometo,  soldados. 
Oponerme  á  la  dureza 
Del  plomo  grosero,  bruto. 
Que  vida  y  honra  atrepella. 
Yo,  como  el  menor  soldado 
De  cuantos  la  pican  juegan. 
Expuesto  al  riesgo  mayor 
Haré  del  pecho  trinchera. 
Si  sus  plantas  racionales 
A  esotras  plantas  apuestan. 
Segad  con  vuestras  espadas 
Frutos  de  mejor  cosecha. 
Con  todos  hablo,  soldados, 
Todo  mi  ejército  atienda; 

(Tocan.) 
Mas  de  repente  la  caja 

Y  el  clarín  el  viento  altera : 
¿Qué  es  esto,  soldados  mios? 

{Levdiitanse.) 

Sale  BUSCARITDO 

DUSCARCIDO. 

Por  esa  campaña  amena. 
Que  hoy  se  adornó  de  tapete. 

Y  ya  de  alfombras  turquesas, 
Solimán,  el  gran  señor. 
Desde  Liens  llega  á  Viena; 

Y  ron  bandera  de  paz 

1>I  y  Juan  Sepusio  llegan 
A  pedir  al  rey  Fernando 
Parlamento;  esta  es  la  nueva; 
Pide  bajen  Ires  personas, 
Lasqiieel'ja  \ui'Slra  alteza; 


Y  es  que  aun  no  sabe  el  pran  turco 
l,)ue  el  César  llegó  á  Vlcna. 

Kl  parlaiiienlo  ha  de  ser 
liiilre  los  dos  campos. 

CARLOS. 

Ea, 

Fernando,  yo  he  de  bajar; 
Don  Luis  de  la  Cueva  Tenga, 

Y  el  duque  de  Alba  se  quede 
A  la  vista. 

DUQUE. 

Vucslra  alteza 
Puede  bajar  sulanienle 

Y  (Jon  Luis. 

Civnuos. 
Nadie  pretenda 
Interrumpir  licencioso 
Lo  que  mi  valur  ordena, 
Que  me  enojaré,  por  Dios, 
Aunque  masamiiio  sea. 
Ka,  Fernando,  bajemos, 
Que  en  medio  de  las  trincheras 
Ue  los  dos  campos,  presumo 
üue  el  gran  Solimán  espera; 
Hermano,  lo  que  resuelvo 
Es  que  Solimán  se  vuelva. 

RET. 

¿Y  si  acaso... 


¿Y  no  habrá  otra  conveniencia? 

CARLOS. 

Si  habrá. 

BET. 

iQué? 

CARLOS. 

Dar  la  batalla.    {Vasf.) 

BEY. 

Tu  mandato  es  mi  obediencia. 

DUQUE. 

¡Qué  prudencia! 

Bt'SCABCIDO. 

¡  Qué  valor ! 

DÜQU2. 

Mudo  SU  valor  me  deja. 

DUSCARUIDO. 

Ea,  perros,  Duscaiuido 

Ituscar  vuestro  ruido  intenta, 

Que  hoy  mi  tizona  ha  de  ser 

Colada  en  la  sangre  vuestra.     ( Vase  ) 

Salen  JUAN,  LtJNA  t  SOLIMÁN. 

SOLIMÁN. 

Hagan  alto  mis  fuertes  batallones 

Para  arbolar  al  cielo  sus  pendones 

Del  monte  en  esa  espalda 

A  quien  corona  el  Mayo  de  guirnalda: 

Al  impulso  Tatal  del  plomo  ardiente 

Kl  cóncavo  metal  cruja  ó  reviente. 

Esta  es  Viena,  amigos. 

Todos  seréis  de  mi  valor  testigos 

Si  con  esfuerzo  ó  con  ardor  gigante 

Escalo  esas  murallas  de  diamante. 

Tan  altas,  que  cualquiera  dellas  sube 

A  embarazar  lo  denso  de  la  nube. 

Aqui  hemos  de  esperar  el  parlamento: 

Sólo  que  entreguen  á  Viena  intento 

Quinientos  mil  soldados 

Ocupan  esta  selva  y  estos  prados, 

Déla  sed  afligidos. 

Siempre  cansados,  pero  no  rendidos. 

baja  al  mar  un  arroyo  lisunjero, 

Y  aunque  corre  ligero. 

Hidrópico,  y  sediento  aquel  soldado, 

Le  sorbe  si¡  cristal  comunicado 

Con  fuego  tan  ardiente 


EL  DESAFÍO  DE  C.\RLOS  QUINTO. 
Que  le  quiere  parar  aquel  corriente, 
\  si  algo  se  le  huye  por  ligero 
Se  lo  üvuda  á  beber  su  Cünipañcro; 

Y  aquél  soldado,  que  rendido  yace. 
Sube  a  buscar  la  parte  donde  nace  , 

Y  halla  que  es  una  roca  que  ha  enfer- 

[niaío 
Que  por  ser  primavera  se  ha  sangrado; 
Pone  el  labio  á  su  sangre  cristalina, 

Y  al  nativo  licor  tanto  se  inclina , 
Tan  avaro  á  bebcrle  se  provoca, 
Que  sobre  los  fragmentos  de  la  roca, 

Y  el  otro  ahajo,  está  tan  divertido, 
Que  sin  echar  de  ver  lo  que  ha  be- 

[bido, 
Como  le  falta  el  curso  de  la  nieve , 
La  ruda  arena  por  cristales  bebe; 
Si ,  á  este  enojo  su  sed  les  abalanza, 
,.Qné  harán  si  les  incita  la  venganza? 
Cuando  el  ruidoso  parche 
Manda  que  al  campo  marche. 
Sale  tanto  soldado 
Que  parece  que  Marte  ha  granizado; 

Y  si  el  bélico  son  de  la  trompeta 
Sus  ánimos  inquieta, 

üe  ardor  o  de  coraje 
Consiente  que  su  acero  el  árbol  raje; 
í-iega  la  flor,  y  pisa  la  verbena, 
Ueslruncada  á  sus  manos  la  azucena, 
Uegnihida  la  rosa. 
De  su  fuego  es  fragante  mariposa; 
Muere  la  yerba ,  cuando  apenas  nace. 
Bruta  es  su  ira,  pues  las  llores  pace; 
Si  á  este  enojo  el  valor  los  abalanza, 
jQué  harán  si  les  incita  la  venganza? 
Juan  Sepusio,  mi  amigo,  hoy  es  el  dia 
Que  has  de  cobrar  el  cetro  de  la  llun- 

[gria 
Que  el  rey  Fernando  te  ha  tiranizado; 
Veamos  si  con  tu  espada,  y  con  mi 

[lado 
Hay  competencia  humana,  que  lo  es- 
[lorbe 
Aunque  ampararle  intente    todo    el 
JUA».  [o'lJe- 

En  tu  valor  fiado, 
A  esta  venganza  aspiro; 
Mi  ejército,  vencido  y  derrotado, 
No  permitió  la  queja  ni  el  suspiro 
En  ruina  tan  sangrienta, 
Porque  nunca  el  que  huye  se  lamenta. 
En  ti  mi  honor  estriba, 
Asi  tu  nombre  viva. 
Por  más  bla.son,  más  gloria. 
Vinculado  en  la  fama  y  la  memoria, 
Queá  mis  sienes  restaures  este  impe- 
Sácale  del  tirano  cautiverio  [rio; 

lie  l''ernando  tirano; 
Reino  es  mió,  monarca  soberano; 

Y  aunque  mió  (con  esto  me  concluyo) 
Keino  que  tú  me  das,  es  reino  tuyo. 

Señor,  si  á  Luna  aclamas  gran  mairo- 
Mnjer  que  de  virtudes  se  corona ;  [na, 
Si  merecen  mi  amor  y  mi  fineza 
Ser  águila  del  sol  de  tu  grandeza. 
Pido  que  á  Juan  Sepusio  (oh  gran  mo- 
fnarca 
De  cuanto  ciñe  el  mar,  la  tierra  aliar- 

Restituyas  el  reino  que  ha  perdido. 
Que  es  blasón  á  su  ruego  merecido; 

Y  porque  aqueste  ruego  satisfagas 
Hazlo  por  mi,  ya  que  por  él  no  lo  ha- 

SOLIBAN.  [g^s. 

Por  ti,  Luna,  por  ti,  señora  mia , 
Hermosa  luz  donde  se  esconde  el  dia. 
Con  más  rigor  y  con  mayor  desvelo 
El  muro  escalaré  del  cuarto  cielo, 

Y  su  luciente  máquina  sujeta. 

De  rey  he  de  pasar  á  ser  planeta  ; 


411 

El  campo  se  ha  de  ver  en  sangre  tinto. 
¡Oh,  si  viniera  á  Hungría  Carlos  Quinto! 

Sa/í«  ACRAIMO,  v  LEONOR,  couti'i/o. 


Daleá  besar,  gran  señor, 
A  Abraimo  tu  pié  invicto. 

SOLIMÁN. 

Gran  columna  de  mi  imperiOt 
Mis  dos  brazos  te  apercibo; 
,,Qué  mujer  es  la  que  traes? 

ABRAIUO. 

Sin  discursos  más  prolijos 
Te  diré  en  breves  palabras 
Mnclios  ardimientos  mios. 
Sali  de  Liens  á  Viena 
Con  dos  mil  turcos,  que  han  sido 
La  señal  de  la  victoria. 
Pues  dieron  sangre  á  este  rio. 
Kn  un  cuartel  de  espadóles 
Representé  el  valor  niio; 
Fué  teatro  la  campaña, 
Los  oyentes  esos  riscos. 
Del  descuido  me  aprovecho . 

Y  sin  cólera  y  con  brío, 
Lo  uno  para  el  valor. 
Lo  otro  para  el  castigo. 
Male  doscientos  soldados, 

Y  al  instante  me  retiro 
l'or  no  malograr  la  suerte 
En  esos  campos  vecinos. 
Cien  soldados  recogi 
Qucahi  á  tus  plantas  dedico: 
Ksta  hermosura  que  ves 

Iba  pisando  el  rocío 

De  esa  margen  de  azucena 

Que  ya  se  llora  de  lirio; 

Y  aunque  su  espada  y  sus  rayos 
Pudieran  á  un  tiempo  mismo 

O  embarazarme  el  valor 
O  elevarme  los  sentidos, 
Relleza,  soldados,  gloria. 
Valor  y  honra  sacrifico 
lliiinildi-  á  tus  reales  planta, 

Y  por  lauro  el  honor  niio., 

SOLIMÁN. 


LUNA. 

Si  del  gran  señor,  mi  dueúo, 
Son  lazos  bien  merecidos, 
A  mi  me  toca  de  hoy  más 
Dar  el  premio  á  tus  servicios. 


Dime,  general,  (.hay  nuevas 
Si  ha  venido  Carlos  Quinto? 

ABRAIMO. 

Presumo  que  no  ha  llegado. 

SOLIMÁN. 

¿Quién  eres  tú,  que  el  roció 
De  tus  ojos  das  al  campo, 
Adonde  el  Abril  florido 
Rordó  de  clavel  tus  labios 
Y  tu  boca  de  jacintos? 

D0.\A   LEONOR. 

Una  infelice  mujer. 

AliUAlMO. 

Aquesta  esclava  te  pido. 
Si  merezco  algún  favor. 

SOLIMÁN. 

Tuya  es  la  esclava,  Abraimo. 

(Tucán  cajas.) 
¿Qué  es  esto? 

LUNA. 

Si  no  me  engaño 
En  esc  campo  diviso 
Tres  hombres. 


il-1  COMEDIAS 

Serán  los  ircs 
Que  Tienen  i  hablar  conmigo; 
Uien  pueden  llegar;  j  lü 
Te  relira  al  campo  niio. 

Fiaré,  Seüor,  lo  que  mandas.     (Vase.) 

Jl'AIX. 

¡Oh,  quiera  el  cielo  lienipno 
(Jue  lleyue  ya  mi  venganza! 

SOLIÍIA?!. 

Aqui  te  queda,  Aiiraimo. 

ADRAISIO. 

Fn  medio  de  los  dos  campos 
Están  ya  los  enemigos. 

Sa/ín  CARLOS  QUINTO ,  EL  REY  t 
DO.N  LL'IS,  ij  el  Enipirador  se  que- 
da al  paño. 

CARLOS. 

Llegad  vos,  Fernando,  á  hablarle. 
Que  aqui  no  hay  ningún  peligro; 
^o  he  deoir  á  Solimán 
Desde  esta  parle  escondido. 

SOLIMÁN. 

Alá  te  guarde,  Fernando, 
Hermano  de  Carlos  Quinto. 

BEY. 

Guárdete  Dios,  Solimán. 

DON  LUIS.  (.4^.) 
Cielos,  á  Leonor  he  visto 
Presa  en  el  campo  contrario; 
A  mi  Fortuna  maldigo. 

SOLIMÁN. 

Don  Fernando,  yo  presumo 

Se  le  olvida  mi  apellido; 

Yo  me  nombro  el  gran  Señor, 

Y  Emperador  no  vencido. 
El  dueño  de  dos  esferas, 

Y  de  dos  mundos  prodigio. 

DEY. 

Y  yo  soy  Hey  de  romanos, 

Y  es  milierinano,  y  no  lo  Le  dicLo, 
Emperador  de  Alemania 

Y  aiole  del  enemigo. 


Yo  soy  sólo  emperador 

Por  derecho  sucesivo; 

^'o  hay  quien  merezca  ese  nombre 

Sinoyo,  que  le  he  tenido 

Por  herencia  y  patrimonio 

Oel  gallardo  Constantino 

Emperador;  ¡vive  Alá, 

Que  esto  sufra! 

cÁnLos.  {Ap.) 
¡Esto  he  sufrido! 

SOLIMÁN. 

¿Cómo  no  viene  á  Viena 
Ése  Carlos  vengati\o? 
¿Y  cómo,  Kernando,  os  deja 
lliiy  en  tan  grandes  peligros? 
Diea  hace  de  no  venir. 

CARLOS.  {Ap  ) 
Ya  no  he  de  poder  sufrirlo. 

SOLIMÁN 

Que  yo  lo  dijera  á  Carlos... 
Sale  C.4UL0S. 

CÁRI.OS. 

íQué  decis  de  Carlos  Quinto? 

SOLIMÁN. 

Señor,  vuestra  n^ijcstad... 

CARLOS. 

SI,  Solimán,  yo  he  venido 
A  defender ánii  hermano 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE 

Y  á  ensalzar  la  fe  de  Cristo; 
ICsiü  es  lo  que  debo  hacer. 

SOLIIAlt.  (Ap.) 
Melado  mirníol  me  animo: 
Nombrado  me  daba  asombroSt 

Y  ahora  desmayos  visto. 

CARLOS. 

Solimán,  emperador 
Generoso  y  siempre  invicto. 
Valiente,  siendo  galán; 
Sin  ser  soberbio,  atrevido ; 
Sin  codicia,  poderoso; 

Y  sin  avaricia,  rico;  , 
Señor  del  África  y  Asia. 

Horror  del  persa  y  del  indio 
I  Que  yo  hablo  como  quien  soy.  ' 

Aunque  hablo  con  mi  em'migo ) ; 
¿Queréis  dejar  en  su  reino  1 

A  Fernando,  hermano  mió.  | 

Pues  os  dejo  yo  en  los  vuestros? 

SOLIMÁN.  I 

Ya  no  puedo,  ya  he  cedido.  i 

CARLOS.  I 

Pues  adiós,  gran  Solimán.        {Yase.)  , 

SOLIMÁN.  i 

Pues  adiós,  gran  Carlos  Quinto. 

REY.  i 

Juan  Sepusio,  gran  Baiboda.  | 

Pues  por  nosotros  ha  sido  i 

Esta  guerra,  remitamos 

El  duelo  á  nosotros  mismos: 

Quede  este  reino  en  poder 

Del  que  al  otro  haya  vencido , 

No  por  nosotros  se  pierda ,  ' 

Que  es  crueldad,  sobre  delito. 

Que  padezcan  dos  monarcas 

1.0  que  nosotros  hicimos. 

Peleemos  en  campaña; 

l.osdos  reyes  sean  padrinos,  [ 

Y  quede  con  el  imperio 
Aquel  que  quedare  vivo. 

JUAN. 

Yo  he  traido  á  Solimán, 

Y  él  por  mi  causa  ha  venido. 
Ya  esta  causa  no  es  mi  causa. 
Esto  no  está  ya  en  mi  albedrio. 

REY. 

¿Luego  no  queréis  salir? 

JUAN. 

Fernando,  ya  he  respondido. 

BEY. 

Por  ley  de  herencia  y  valor 
Viene  á  ser  el  reino  mió. 

JOAN. 

l'.obrarále  Solimán. 

REY. 

Son  los  cielos  más  benignos. 

JUAN. 

Esto  es  valor. 

BEY. 

Es  venganza. 

JUAN. 

A  cobrar  mi  cetro  aspiro. 

REY. 

Por  ti  está  la  Cristiandad 
Hoy  eo  tan  grande  peligro. 

JUAN. 

Yo  deCendo  mi  derecho. 

REY, 

Yo  he  de  defender  el  mió. 

JUAN. 

Iiaráme  el  cielo  victoria. 

REY. 

Daráte  el  cielo  castigo. 


ROJAS. 

JORNADA  SEGUNDA. 


Descúbrese  CARLOS  en  su  tienda. 

CARLOS. 

Aquí  en  mi  tienda,  aquí  en  esta  ribera 
A  donde  todo  el  año  es  primavera, 

Y  adonde  aquella  fuente  bulliciosa 
llusca  el  mar  cristalina  mariposa; 
Ahora,  (|ue  la  antorcha  más  luciente 
Se  ha  apagado  en  las  aguas  de  Occi- 

[dente, 

Y  el  lucero  de  Venus,  diosa  bella, 

El  cielo  va  encendiendo  estrella  á  es- 
[trella; 
Ahora,  que  la  tierra  se  ha  enliuade. 
Que  el  sol ,  planeta  aruiente  ,  se  ha 
En  los  golfos  mayores,  [mareado 

Y  hasta  (|ue  vuelve  en  si  todo  es  hor- 
Aliora,  que  la  rosa  [rores; 
Está  acostada  en  su  capilla  hermosa, 

Y  sumiller  la  Aurora,  por  diviiia 
Le  corre  á  la  mañana  la  cortina  ; 
Ahora,  pues,  que  to<los  mis  soldados 
Al  sueño  se  han  rendid»  de  cansados, 
l'.on  devoción  y  con  piadoso  celo 
Quiero  dar  esté  rato  al  claro  cielo, 
liarlos  habla  con  vos.  Cordero  afable; 
Dadle  auxilios  á  Carlos ,  porque  os 

[hable: 

Hoy  prevengo  á  mi  brazo  aquesta  glo- 

[ria, 

Y  la  honra  vuestra  esli  en  esta  victo- 

tria; 

Y  aunque  la  fe  no  puede,  no,  vencerse. 
Puede  al  niéoos.  Señor,  oscurecerse. 
;Ay,  triste  de  mi!  ¡Ay,  triste. 

Que  en  mi  gobierno  vuestro  honor 
[consiste! 
Mi  ejército.  Señor,  está  sin  puga. 
Porque  se  satisfaga 
Socorrerle  primero. 
Pues  vos  sois  mi  seguro  tesorero. 
Si  en  el  cielo  divino  u  vuestro  lado 
Se  amotinó  vuesiro  mayor  soldado 
Siendo  espíritu  puro, 
¿Qué  hará,  pues,  el  soldado  mal  sepu- 
En  aquesta  aspereza ,  [ro 

Expuesto  á  la  desdicha  y  la  flaqueza? 
El  dinero  de  España  no  ha  venido. 
El  cerco  por  iiist;uites  ha  crecido, 

Y  mi  ejército  crece; 

Y  aunque  Carlos,  Señor,  no  lo  mere- 
Merézcalo  el  que  llega  satisfecho  [ce, 
A  poner  á  la  muerte  el  frágil  pecho 
Por  la  fe  solamente. 

Mucho  más  de  cristiano  que  valiente; 
Socorro  á  mis  soldados,  Cri.-to  mió. 
Vos  le  daréis.  Señor,  de  vos  lo  lio ; 
Muera  el  soldado  de  la  herida  liera 

Y  de  mal  socorrido  no  se  muera. 

Ya  hay  socorro ,  soldados ,  Dios  le  ha 
Va  ha  llegado  el  socorro.  [dado. 

Salen  EL  DUQUE ,  DUSCAUUIDO  y 
MARI  DERXARUO. 

UtÚUE. 

Va  ha  llegado. 

CARLOS. 

Duque  de  Alba,  ¿qué  decis? 

DUQUE. 

Generoso,  invicto  Carlos , 
Monarca  de  dos  imperios 

Y  de  dos  esferas  rayo. 
Vuestro  ejército  valiente 
Sobre  la  falda  albergado 
De  esa  ciudad,  cuyos  muros 
De  incontrastable  peñasco 
Tanto  suben,  ijue  embarazan 


I,a  reKion  del  aire  vago; 

Viéndose  sin  paya  ayer. 
Por  inslaiiles  esperando 
La  ruina  de  la  hanü>re 

Y  de  la  sed  el  estrago, 
A  voces  piden  socorro; 
Prro  no  se  amotinaron, 

One  os  deben  nnicha  obediencia 
Los  que  son  vuestros  soldjduS. 
El  socorro,  ó  la  batalla 
Pedían,  (|ue  puesto  caso 
Que  el  bastinienio  les  falle, 
Oe  bambrientosó  encarniz.idos 
Quieren  bacer  alinicnlo 
De  corazones  contrarios. 
Dar  la  batalla.  Señor. 
Era  arruinar  los  listados. 
Que  vos  no  buscáis  al  turco, 
Antes  bien  sois  el  buscado. 
Kn  Un,  aquel  sustituto 
De  Dios,  que  al  cetro  romano 
«¡ge,  preside  y  gobierna 
Con  auxilios  soberanos. 
Envió  á  Hipólito  de  Médicls, 
Su  sobrino ,  cuyos  años 
Parecen  los  del  consejo 
Sin  lleüar  á  veinte  y  cuatro ; 
Trae  el  dinero  del  Papa , 

Y  trae  ocho  mil  caliallos 
Que  á  su  costa  ha  de  ocupar; 

Y  por  estandarte  un  sacro 
Dibujo  de  Cristo  muerto. 
Por  cuyo  abierto  costado 
Viene  h  dar  en  sangre  suya 
Socorros  más  necesarios. 
Gallardo  es  el  cardenal, 
Kstas  cartas  me  ha  entregado 
Del  Ponlilice,  su  tio: 

El  sobrescrito  es  á  Carlos, 
I.a  piedad  es  como  suya. 
El  celo,  como  esperamos: 
De  nniy  valiente  el  ardor 

Y  el  brío  de  yran  soldado. 


(l.fe.)  «A  Carlos  Quinto,  por  la  gia- 
cia  de  Dios,  Emperador  de  Alemania, 
nii  obediente  liijo,  salud.» 
El  titulo  de  mis  reinos 
Juzgo  que  se  lo  ha  olvidado; 
Mas  si  me  llamo  obediente 
Y  su  hijo  me  lia  nombrado. 
Ser  obediente  es  más  cetro, 
Ser  su  hijo  blasón  más  alto. 

{Lee.)  cPara  ayudará  V.  M.  en  tan 
justa  guerra,  envió  á  mi  sobrino  Hi|)ó- 
litode  Mediéis,  con  ocho  mil  c:iballos 
que  á  su  costa  servirán.  Üe  limosna  he 
juntado  entre  mis  eclesiásticos  un  mi- 
llón que  lleva;  espero  en  Dios  que 
triunfará  V.  M.  de  sus  enemigos,  y  á 
mi  me  perdonará  no  poderle  ayudar 
con  más  gente.  Dios  guarde  á  V.  M.  pa- 
ra cimiento  de  nuestra  fe  católica. — 
Clemente. n 

¡(th.  cómo  se  echa  de  ver 
Que  ordena  Dios  este  caso. 
Pues  con  su  mayor  amigo 
Me  socorre  mis  trabajos! 
Si  con  Dios  Clemente  priva. 
Es  evidente  y  es  claro 
Que  lo  que  el  Bey  no  quisiera, 
Ro  ejecutara  el  privado. 
Duque  de  Alba,  ¿cómo  haremos 
Para  que  sepa  el  contrario 
Que  tengo  dineros  ya? 
duoi;e. 
Cl  dinero  es  grau  soldado. 


EL  DESAKiU  DE  CARLOS  QLINTO. 

CARLOS. 

Ahora  que  ya  le  tengo 
El  cielo  llueva  africanos, 

Y  de  genizaros  fuertes 

Se  cubran  montes  y  prados. 
A  mi  me  importara  ahora 
Saber  el  intento  exiraño 
De  Solimán  en  el  cerco; 
Si  ahora  hubiera  un  soldado 
Que  aqui  me  trajera  un  turco 
Me  hiciera  un  grande  agasajo. 

IIUSCARUIDO. 

Aqui  Buscaruido  está. 
El  (pie  sólo  anda  buscando 
El  ruido  de  bacer  un  hecho 
Masque  una  nariz  sonado. 
Yo  traeré  el  turco  y  los  turcos 
Que  se  hallaren  más  despacio 
Para  que  yo  les  obligue 
A  que  vengan  á  obligaros. 
Traeré  la  casa  de  Meca, 
Todo  el  linaje  otomano, 

Y  el  zancarrón  de  Mahoma 
Para  echársele  á  tus  galgos. 
Traeré... 

MARI  BERMAnDO. 

Tente  Buscaruido; 
Señor,  si  yo  no  le  traigo, 
Es  señal  que  no  habrá  turcos 
r,ii  todo  el  cimipo  contrario. 
^o  traeré  el  turco  primero 
Que  me  hallare  uias  á  mano, 
N  traeré,  si  no  lo  encuentro. 
Turco  que  aun  no  esté  engeudrado. 
'traeré  al  mismo  Solimán. 

liUSCAHLIDO. 

El  Solimán  he  pens:ido 
Que  para  tu  mabí  cara 
IVo  te  ha  de  hacer  mucho  daño. 

MAIU  l)ER^AI:l)0. 

Mientes,  infame  gallina. 

CÁI1I.0S. 

A  vos,  soldado,  os  enciirgo. 
Que  traigáis  aqueste  turco. 

BUSCARUIDO. 

El  demonio  me  ha  engañado; 
i;on  condición,  que  no  ha  de  ir 
Conmigo  Man  Bernardo. 

cÁni.os. 
No  vaya  nadie  con  vos. 

MAIU  DKKNAnDO. 

Iréme  por  otro  lado, 

Pues  aun(|uecoii  él  no  vaya. 

Lo  mismo  que  él  hace,  hago. 

EUSCARIIUO. 

Yo  obedezco. 

UARI  DERNARDO. 
Yo  me  voy; 
¿Pero  se  ha  de  ir  el  bellaco 
Siu  que  yo  vaya  con  él? 

nUSCARCIDO. 

¡Que  el  cielo  me  haya  librado 
L»e  aqueste  demonio  ii  luterc! 

MARI RCRNARDO. 

¡Que  lo  baya  mandado  Carlos! 

ni'scARUioo. 
Aquesta  vez  me  voy  solo. 

UARI  BERNARUK. 

Esta  vez  no  le  acompaño ; 
Mas  yo  le  acompañaré 
Todo  lo  que  ahora  falto. 

Salen  EL  REY  y  EL  MABQrÉ.Í. 


iEstá  aqui  su  majestad? 


DUQUE. 

Aqui  está. 

RET. 

Señor. 

CARLOS. 

Hermano, 
_Oué  queréis,  Fernando  amigo? 
¿Qué  es  esto ,  maniués  del  Basto? 

REY. 

Señor,  que  Abraimo,  lurco, 
üe  paz  al  campo  ha  llegado ; 
Dice  que  te  quiere  hablar. 

CARLOS. 

Decid  que  entre,  y  vos  sentaos. 

MAnguics. 
Llegad ,  valiente  Abraimo, 
A  hablar  con  el  Quinto  Carlos, 

Sale  ABRAIMO. 

ABRAIMO. 

Guárdele  Alá,  Carlos  Quinto, 
Monarca  de  cuyo  ;qil;iuso 
l.l  correo  de  los  lilnipos 
Lleva  la  nueva  á  los  años. 
( I  urbado  el  pecho  le  miro. 
¡Qué  severo!  ¡qué  gallardo!) 
Señor  (con  temor  estoy), 
Señor  (venia  este  caso 
Para  que  la  lengua  turbe, 
Y  e!  valor  sufra  embarazos), 
Perdonaréisiiie,  Señor, 
En  lance  tan  temerario 
La  licencia  de  afligido 
Por  la  obediencia  de  enviado. 
Del  gran  turco.  Solimán, 
Aqueste  papel  os  traigo. 

CARLOS. 

¡Para  un  papel,  lan  confuso! 
¡I'ara  un  papel,  tan  turbado! 
Dadme  el  papel. 


Y  la  vida 
A  vuestras  manos  consagro. 

CARLOS. 

(Áp.  Algún  secreto  misterio 
Este  papel  ha  encerrado; 
El  corazón  en  el  pecho 
De  colera  me  da  salios. 
¡Turbarse  el  lurco  al  traerlo! 
¡Avisarme  que  es  vasallo! 
¿.SI  algún  veneno  cruel 
Me  eiivia  en  él  disfrazado? 
¿Alirirele?  Pero  no, 
Por(|iie  (leslii  duda  salgO 
Con  liársele  á  que  le  lea 
El  inisiiuKiiie  niele  hadado. 
¿Ma.s  yoliedüleiierlemoi? 
Vo  me  resuelvo,  y  le  abro: 
Abrole  en  nombre  de  Dios 
A  quien  mis  hechos  consagro.) 

{Lee.)  «  Yo  he  venido  de  Constanli- 
nopla  á  Viena,  á  entregar  este  reino  á 
Juan  Sepusio;  y  hechas  las  reseñas,  le 
llevo  á  V.  M.  cuatrocientos  mil  hom- 
bres de  ventaja;  no  iiuiero  que  se 
cuente  el  exceso  con  la  victoria,  sino 
mi  valor  en  mi  atrevimiento;  esta  ba- 
talla se  remita  á  dos  emperadores:  el 
uno  será  Carlos  Quinto,  y  yo.  Solimán; 
espero  á  V.  M.  en  el  arroyo  que  divide 
los  dos  ejércitos,  mañana  á  las  diez, 
solo,  sin  mas  armas  ilefensivas  (|ue  una 
rodela  ,  ni  más  ofensivas  que  una  es- 
pada.—So/íman,  emperador  de  Cons- 
lautinopla. » 

¡Crande  es  su  valor,  por  Dios! 
Confieso  que  me  be  admirado. 


414 


COMEDIAS  ESCOCIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Fernando,  iqué  os  ba  turbado? 
jY  qué  os  La  turbado  á  vos? 
Esperad,  pues,  allá  fuera 
Que  ya  la  respuesta  escribo. 

ADIIAI»0. 

Yo  be  entrado  en  la  tienda  vivo  > 

Y  Diuerlo  salir  quisiera.  (Vasf 

CARLOS. 

Ya  sé  lo  qué  be  de  liacer  vo, 

Y  aunque  sé  lo  qué  he  de'baccr, 
Ce  vos  procuro  saber 

Si  debo  salir  ó  no; 
C)e  vuestro  consejo  fio 
La  experiencia  de  maestro. 
Tara  ver  si  con  el  vuestro 
Conviene  el  consejo  ruio. 

BEY. 

Mi  sentimiento  diré. 
Pues  cuando  yo  os  lo  declare 
Si  el  consejo  no  acertare 
Por  lo  menos  le  daré. 
'^0  me  ciega  la  pasión 
íi\  el  temor  me  reconviene, 

Y  digo  que  no  conviene 
Salir  por  esta  ra/on. 

En  esie  encuentro  he  pensado 
Que  por  cobrar  honra  y  fama 
Jua»  Sepusio  es  quien  me  llama , 

Y  yo  soy  el  provocado. 
\  sus  soldados  dirán. 
Pues  en  el  campo  se  baila, 
Que  para  dar  la  batalla 
he  apadrina  Solimán. 

Y  aun  por  su  respeto,  aquí. 
Sin  que  el  discurso  meengaTie, 
Porque  Irae  quien  le  acompañe 
Vos  me  acompañáis  á  mi. 
¿Pues  dónde  vieron  los  siglos 
Aun  en  batallas  mayores, 

Que  riñan  los  valedores, 

Y  no  riñan  los  validosf 
Por  declarado  enemigo 
Al  campo  le  desafié; 
Vero  cuando  le  llamé 
No  i|uiso  salir  conmigo. 

Si  él,  cobarde,  aunque  cruel , 
En  la  ira  se  ha  templado 
Aquel  que  viene  á  su  lado 
No  debe  reñir  por  él; 
Que  á  su  opinión  satisface 
En  no  quererlo  emprender. 
Que  el  padrino  debe  hacer 
Lo  mismo  que  el  duelista  hace. 
Luego  tengo  averiguado 
Que  el  padrino  en  su  lugar. 
Ni  puede  desafiar 
Ni  salir  desafiado. 

Y  no  es  discurso  importuno 
El  que  llego  á  distinguir. 
Que  los  cuatro  han  de  reñir 
O  no  ha  de  reñir  ninguno. 
y  asi  mi  razón  previno 

(O  será  mengua  su  fama) 
Que  pues  no  riñe  el  que  llama 
No  ba  de  reñir  el  padrino. 

CARLOS. 

Cuando  aquel  que  os  ha  llamado 
Es  cob:irde  ó  desigual. 
Viene  á  ser  el  principal 
El  mismo  que  ha  apadrinado ; 

Y  no  me  toca  atender 

.'ii  el  es  su  padrino  ó  no, 
Que  á  mi  me  desalió 
Es  lo  que  importa  saber. 

bUQL'E. 

¡Qué  valor! 

CÁBLOS. 

Vos  proseguid. 
Marqués,  esto  no  me  agrada; 
Colérica  con  mi  espada 
Está  mi  ra/.on. 


MARODIS. 

Oid: 
No  salga  tu  majestad. 
Que  este  es  el  consejo  min; 
Pues  para  haber  desalío 
Hade  haber  seguridad. 
De  un  rey  que  fuera  ciis'.iano 
.*^úlo  se  puede  tener; 
¿Pues  cómo  la  puede  haber 
De  un  rey  injusto  y  tir:ino? 

Y  de  un  tirano,  pensad. 
Que  será  en  toda  opinión 
Más  segura  la  traición 
(.lúe  segura  la  lealtad. 

CARLOS. 

Marqués,  no  me  persuade 
Vueslro  nuevo  pensamiento : 
La  fe  da  merecimiento, 
Pero  nobleza  no  añade. 
;.Qné  importa,  pues,  que  haya  sido 
Cruel,  alarbe  y  tirano? 
No  porque  no  sea  cristiano 
Deja  de  ser  bien  nacido. 

Y  esa  sentencia  no  allana, 
Que  el  salir  esjusia  ley, 
l'ucs  yo  riño  con  un  rey 
Que  es  de  la  casa  Otomana; 

Y  en  ley  de  duda,  en  razón, 
Que  debo  más,  reparad, 
Inclinarme  á  la  lealtad 

Que  advertirme  á  la  traición. 

DIQUE. 

,Qué  resuelvo!  Yo  prosigo. 

CARLOS. 

,,V  vos,  qué  determináis? 

liUQUE. 

Yo  digo  que  no  salgáis. 

CARLOS. 

¿I.a  causa? 

DEQUE. 

La  causa  digo. 
Si  porque  el  turco  muriera 
Cuerpo  a  cuerpo  y  cara  á  cara 
Esla  guerra  so  acabara, 
Yo  diria  que  saliera; 
Pero  el  intento  se  yerra, 
Carlos,  cuando  os  resolvéis. 
Que  apenas  le  mataréis 
Cuando  empezará  otra  guerra. 
j,Y  en  tan  extraña  mudimza. 
Quién  nueva  batalla  duda? 
Pues  lo  que  ahora  es  ayuda 
Entonces  será  vengauzii. 

Y  con  diferente  ley 
Peleará  cualquier  soldado : 

Si  lo  hace  de  un  rey  llamado, 
;,Qué  hará  por  su  propio  rev? 

Y  demos  que  él  os  dé  muerte. 
Que  esto  del  vencer.  Señor , 
No  está  en  manos  del  valor, 
Sino  en  manos  de  la  suerte; 
Muerto  vos,  imaginad 

Los  soldados  afligidos. 
Vuestros  reinos  destruidos, 
Perilida  la  Cristiandad. 
Con  quinientos  mil  soldados, 

Y  vencedor  Solimán, 
Sus  escuadras  ya  serán 
Iluina  de  vuestros  Estados. 
Ue  manera,  que  el  vencer 
Antes  sirve  de  irritar; 
Luego  no  hay  que  aventurar 
Cuando  es  seguro  el  poder. 

Y  el  Marques  no  dice  mal 
De  la  traición,  que  en  rigor 
Cuando  es  Solimán  traidor 
Es  con  su  sangre  leal. 
Porque  en  él  no  es  vituperio, 
Antes  añade  opinión. 
Aunque  sea  con  traición 


Querer  ganar  un  imperio. 
Heñir  con  hombre  tirano. 
Donde  hay  lanío  que  perder, 
Eso  viene  á  ser  romper 
Por  l;is  leyes  de  ciisliauo. 
I'sio  se  debe  mirar, 

Y  no  pensar  que  es  temer 
Que  a  vos  no  os  locó  el  vencer. 
Sino  sólo  el  conservar. 

Y  en  este  parecer  niio 

El  duelo  <lel  mundo  baila 
Que  en  dándoles  la  batalla 
Cumplís  con  el  desafio. 

CARLOS. 

Otro  mi  discurso  es, 

Y  cuanilo  al  vueslro  me  dejo, 
liareis  cerrado  el  consejo 

Y  es  todo  el  caso  al  revés. 
Si  con  aciertos  airados 
Doy  la  muerte  á  Solimán, 
En  muriendo  el  capitán 

Se  acobardan  los  soldadoSi 
Como  sin  cabeza  están. 
Mas  mis  soldados,  advierto. 
Que  antes  siendo  yo  el  muerto, 
Más  animosos  serán. 

Y  es  la  razón,  que  como  él 
No  es  en  los  casos  piauoso 

Y  aunque  es  siempre  valeroso. 
Es  siempre  airado  y  cruel; 
Matándole,  discurrir 

Uien,  que  de  arriba  lo  arguyo. 
Que  por  él  el  campo  suyo 
No  querrá  ser  coi.lra  mi. 
Mas  si  él  la  muerte  me  diera , 
Como  soy  jo  tan  amado 
Por  mi ,  cualquiera  soldado 
Por  su  ejercito  rompiera. 
Luego  con  razón  confio 
Desle  riesgo  que  se  espera 
Que  su  cjerciio  no  hiciera 
Lo  que  un  soldado  si  es  mió. 

REY. 

^Señor,  y  la  Cristiandad, 
Cómo  quedará  sin  vos? 

CARLOS. 

Volverá  por  ella  Dios. 

MARQUÉS. 

Seüor,  advertid... 

DUQUE. 

Mirad, 
Que  pudiera  ser  traidor 
Solimán,  y  este  desvelo... 

CARLOS. 

Quien  llega  á  tener  recelo, 
Va  llega  a  tener  temor. 


Mirar  lo  que  importa  aquí. 
Viene  á  ser  niajor  hazaña. 

CARLOS. 

Si  no  salgo  á  la  campaña , 
¿Qué  dirá  el  mundo  de  mi? 

DUQUE. 

Que  fuiste  considerado. 

CARLOS. 

Y  valiente  Solimán. 

V  si  salgo,  ¿qué  dirán? 

REY. 

Que  anduvisteis  arrojado. 

CARLOS. 

¿En  fin,  él  será  valiente, 

V  yo  prudente  conlrario? 
Pues  quiero  ser  temerario, 

Y  no  quiero  ser  prudente. 


REV. 


Nuevo  riesgo  le  prev 


DCOCE. 

Uajor  la  pérdida  es. 

CÁBtOS. 

En  fin,  ¿qué  decis  los  tres? 

LOS  TRES. 

Toiios  ires,  que  no  cunvienc. 

CÁIILOS. 


Señe 


UDQCB. 


CAIILOS. 

escuchad, 

Y  atended  á  lo  que  digo: 
Vos  sois  mi  niajor  amigo. 

Diga  vuestra  majestad. 

CÁIII.OS. 

A  un  consejo  más  sucinto. 
Desde  un  puieccr  os  paso : 
¿Qué  hicierais  en  este  caso, 
bi  vos  fuerais  Carlos  Quinto? 

Si  he  de  decir  lo  que  liiciera... 

CARLOS. 

Hablad,  ¿qué  os  hiela?  ¿qué  os  para? 

DUQUE. 

Si  C:irlos  Quinto  me  hallara 
Yo,  vive  Dios,  que  saliera. 

CARLOS. 

Todos  tres  me  aconsejáis 
Haciendo  á  mi  amor  la  salva: 
¿Mas  qué  dice  el  duque  de  Alba? 

diqi;e. 
n  Duque,  que  no  salgáis; 
Aijueste  es  mi  parecer. 

CARLOS. 

¡Oh,  cómo  es  prudente  el  viejo! 
Nadie  me  dé  mas  consejo, 
Que  yo  sé  lo  que  he  de  hacer. 
A  ese  turco  me  llamad; 
Ií:i  celo  á  lodos  estimo. 
Llamad  a!  turco. 

Sale  ABRAIMO. 

BABQIÉS. 

Abraimo, 
Llegad  á  su  majestad. 

CARLOS. 

Yole  respondo  al  papel, 

{Escribe  Cários. 
Abraimo;  el  rey  de  España 
No  ha  de  salir  6  Campaña 
Clin  un  enemigo  iniiel. 
Kn  Uh  renctou  solamente 
Vera  lo  qué  he  respondido, 
l'or  valiente  le  he  tenido. 
Mas  nunca  por  tan  valiente; 
Que  es  );allardo  le  decid, 

Y  que  le  estoy  admirando; 
Venid  conmigo,  Fernando; 
Vos,  duque  de  Alba,  venid, 
Llevaréis  este  papel 
(Hablando  esta  el  corazón); 
'l'oda  mi  resolución 

Verá  Solimán  en  él. 
Ahora  mi  labio  calla 
En  tan  contrarios  extremos; 
Decid  i\ac  allá  nos  veremos 
Cuando  me  dé  la  batalla. 
(Vause.) 

Sale  BUSCARL'IDO  de  turco. 

DUSCATtCIOO. 

Saltando  de  peña  en  peña. 
Como  olroi  de  rama  en  r.ima , 


EL  DESAFIO  DE  CARLOS  QUINTO. 
A  caía  vengo  de  turcos. 

Y  vengo  a  muy  linda  caza. 
Pero  soy  gallego  rancio 

Y  he  de  cumplir  mi  palabra , 

Y  en  materia  de  cumplir 
Nadie  me  lleva  ventaja. 


.lurar  falso  en  muchos  pleitos . 

Y  dejar  limpia  una  casa, 
No  ver  cosa  que  sea  buena 
Que  no  me  parezca  mala, 

^  frente  de  mi  Señor 
Murmurar  á  las  espaldas. 
No  hubiera  tal  [iuscaruido 
b)n  las  gallegas  montañas. 

Y  dejando  los  gallegos 

Y  volviendo  á  nuestra  traza. 
Yo  vengo  á  pescar  un  turco ; 
Pero  de  muy  buena  gana 
Tomara  que  fuera  un  pez, 

Y  con  el  anzuelo  ó  caña 

Me  estuviera  erre  que  erre. 
Una,  dos  ó  tres  semanas 
A  ver  si  pica  ó  no  pica 
Con  flema  de  hombre  que  paga 
Si  ejecutarle  no  j.ueden  ; 

Y  cuando  mucho  sacara. 
Pensando  que  saca  el  pez 
Una  rana  que  pescaba. 
Este  es  el  campo  contrario; 
Quien  no  me  ve  con  mi  daga 
Pensará  que  soy  gallina, 
Pero  por  Dios  que  acertara. 
Si  yo  fuera  tan  dichoso 

Que  un  turco  cortés  me  bailara 

Que  se  viniera  conmigo 

Pian,  pian,  á  las  plantas 

De  Carlos,  que  el  ser  cortés 

Ninguno  se  lo  culpara, 

Vaya ;  pero  venir  yo 

Con  mis  manos  muy  lavadas 

A  buscar  un  turco  abad  , 

Con  cerviguillo  de  á  vara, 

O  con  bigote  de  jeme 

O  una  hoja  corcovada , 

Vive  Dios  que  es  fuerte  caso; 

¿')ue  haya  en  el  mundo,  que  haya 

Quien  venga  á  pesca  de  turcos? 

Pero  veamos,  ¿qué  falta, 

Para  que  este  turco  lleve? 

Que  él  venga  de  buena  data, 

Tener  yo  mucho  valor, 

Y  el  turco  ser  una  mandria; 
Todo  aquesto  puede  ser. 

)   Si  no  me  engaño,  en  las  ramas 
I  Siento  ruido,  turco  pica. 
¡Ay  de  la  hora  menguada 
lúi  que  el  hombre  busca  cosa 
Que  no  quisiera  encontrarla ! 

Sale  MARI  CERNAnoO  de  turco. 

NARI  BERMARDO. 

En  traje  de  lurco  ahora 
Vengo  al  campo  disfrazada  : 
A  üuscaruido  mandaron 
Que  saliese  á  la  campaña 
A  buscar  un  turco,  y  yo 
De  envidia,  de  enojo  y  rabia. 
Por  otra  parte  he  venido 
A  ver  si  un  turquillo  hallara 
Moderado,  para  hacer 
Eicrno  mi  nombre  y  fama. 
Kl  se  fué  solo  á  buscarle, 

Y  ya  iiue  con  él  no  vaya. 
Pues  liagn  lo  mismo  que  él. 
No  viene  á  ser  de  importancia. 

BUSCARUIDO. 

Vive  Dios,  que  es  un  lurcazo, 

Y  aunque  es  la  noche  cerrada , 
Se  le  divisa  el  bigote. 


UARI  DERNARDO. 

Yo  ando  en  gentil  andanza; 
Un  turco  diviso  alli. 
Yo  quiero  sacarla  espada. 
Quieu  va? 

BUSCABÜIOO. 

¡Qué  voz  tancruclí 
Este  turco  tiene  traza 
De  hacerme  pastel  en  bote 

anudas  cuchilladas. 
Animo,  pues,  Uuscaruido, 
Yo  quiero  engordar  la  habla 
Asi  pudiera  la  bolsa 

Y  echarle  á  tiento  una  braga. 
Al  pumo  el  turco  ne  entregue 
Kl  almaizar, y  la  espada, 

O  le  arrojaré  tan  alto 
Que  cuando  en  la  tierra  caiga 
Las  monedas  con  que  baje 
No  han  de  pasar  eu  la  plaza. 

UARI  BERNARDO.  (Ap) 

Vive  Dios  que  es  Buscaruido; 
l5l  ha  caido  en  la  trampa. 
Una  burla  le  he  de  hacer 
Pues  que  la  noche  me  ampara. 

DUSCARCIDO.  (.4/1.) 

Parece  gallina  el  turco. 
Pues  que  no  me  habla  palabra; 
¿No  me  responde  el  podenco? 
¿Como  el  perro  no  me  habla? 

MARI  BERNARDO. 

Atar,  sonior.  {Ap.  Bueno  va. 
Uuscaruido,  que  te  clavas.) 

BUSCAROIDO. 

[Ap.  Vive  Dios,  que  dice  que  ato  1 
La  espada  ponga  á  mis  plantas. 

MAW  BERNARDO. 

Toma  el  cuchillar,  sonior. 

BUSCARUIDO. 

Écheme  también  la  daga. 

MARI  BERNARDO. 

No  tener;  atar,  sonior; 
(Ap.  Rabio  por  estar  atada.) 

BUSCABUIDO. 

Y  como  que  le  ataré: 
¿De  qué  se  cubre  la  cara? 
¿Hasta  un  turco  tiene  honra? 
Ponga  esas  manos  cruzadas; 
Vive  Dios  que  ya  las  pone. 

MABI  1 


Atar,  sonior. 

BUSCABUIDO. 

Ya  le  atan. 
(.4p.  Señor  cosas  me  suceden. 
Que  el  diablo  no  las  pensara. 
¿Que  haya  persona  en  el  mundo 
Que  sea  pescador  de  caña 

Y  no  ande  á  caza  de  turcos? 
Vive  Dios,  que  yo  pensaba 
Que  eran  los  turcos  de  carne, 
Pero  este  turco  es  de  masa.) 

MABI  BERNARDO.  (4;;.) 

Por  ir  con  él  donde  va. 
No  tengo  de  hablar  palabra, 

Y  en  ir  con  él  voy  contenta. 

BUSCARUIDO. 

¿El  perro,  de  qué  regaña? 
¿Quiere  que  le  mate  á  coces, 
O  le  muela  á  bofetadas? 
No  ladre,  ole...  vive  Cristo. 

UARI  BERNARDO.  (.4;;.) 

A  fe  que  \a  bien  armada. 

UUSCARUIDO. 

(.4p.  Ahora  he  echado  de  ver. 
Que  cuando  la  Marimacha 
A  tudas  las  cosas  iiuc  Iba 


■IIG  f,051i:ül.\S 

i'or  fuerza  me  acompaüiba , 

Toilo  mal  me  sucedía, 

Y  tengo  por  cosa  clara 

Que  tenia  mala  sombra; 

La  vida  y  honra  apostara 

Que  si  conmigo  viniera. 

No  hubiera  acertado  en  nada.) 

Venga  el  alano  conmigo. 

UARI  DERNARDO. 

Tener  las  piernas  quebradas. 

BUSCAHUIDO. 

Pnes  yo  le  llevaré  á  cueslas. 
Que  cuando  importa  4  mi  lama 
Soy  ganapán  de  mi  honra. 

MARI  BERKARDO.  (.4/).) 

Esto  está  mejor  que  estaba; 
Dejarme  llevar  á  cuestas 
Ha  de  ser  cosa  acertada, 
Que  está  una  legua  de  aqui 
La  tienda  de  la  campaña. 

BtlSCARUIDO. 

{Ap.  Á  mi  no  me  han  de  alabar 
Este  turco  y  esta  hazaña, 
Sino  que  le  llevo  horror 
De  Mari  Bernardo  á  casa. 
(-.Turco,  y  sin  Mari  Bernardo? 
Me  parece  que  se  carga 
Adrede  el  perro.) ;  Ah,  mastin! 

HARI BER^AnDO. 

¿Qué  manda? 

nCSCARtlDO. 

Que  no  se  haga 
Pesado. 

MARI  BEBUARDO. 

No  podré  más, 
Andar,  sonior. 

BUSCARCIDO. 

Calla. 

UARI  BER^'*R^O. 

Anda, 
Atar,  sonior. 

BUSCARKIDO. 

Ya  está  atado. 

MARI   BERNARDO. 

Mamola,  sonior. 

BLSCARUIDO. 

A  España. 
Que  está  la  mamola  lejos; 
Calle  su  pico. 

MARI  BERNARDO. 

Ya  calla. 


JORNADA  TERCERA. 


Sale  SOLIMÁN,  LUNA  t  JUAN. 

SOLIMÁN. 

Yo  le  desafié,  yo  le  he  llamado ; 
Veamos  este  caudillo,  que  ha  causado 
A  tanto  mundo  asombros. 
El  que  lleva  la  fe  sobre  los  hombros, 

Y  el  que  en  Jerusalen  cobrar  intenta. 
Si  como  ensaya,  en  mi  lo  representa. 
Pedazos  le  he  de  hacer  entre  nii.s  bra- 

Y  de  ellos  hacer  seguros  lazos      [züs, 
Para  apurar  su  corazón  brioso  ; 
Veremos  si  connii(;o  es  tan  dichoso; 
Ya  estoy  deseando  verme  en  la  cani- 

[  paíia 
Con  aqueste  león  que  cria  España; 
El  despojo  ha  de  ser  de  mis  blasones 
Que  el  Asia  es  el  solar  de  los  leones. 
¡No  viniera  Abraimo,  no  viniera 
Con  la  respuesta,  porque  yo  saliera 
Á  ver  este  arrueanle! 


tSCÜGIDAS  DE  DON  EBANCISCO 
Sale  ARRAIMO. 


SOLIMÁN. 

Sfais  bien  venido,  Abraimo. 
¿Traes  de  Cirios  la  respuLSla? 

ABRAIMO. 

Desde  esta  noche  la  tengo; 
Pero  no  quise  que  sepas. 
Por  no  estorbarte  el  descanso. 
El  suceso  que  deseas. 
Salí,  pues,  aquesta  noche 
Cuando  la  oscura  tiniebla 
A  los  dos  contrarios  campos 
Sirvió  de  muralla  negra; 

Y  con  bandera  de  paz 
Aunque  insigne  de  más  guerra, 
De  Carlos  Quinto,  señor. 
Llegué  3  la  grave  presencia. 
Estaba  su  majestad 
Acompañado  en  su  tienda 

Del  duíjue  de  Alba,  Toledo, 
Aquel  en  cuya  experiencia 
Padece  el  valor  eclipses 

Y  el  ingenio  sufre  nieblas. 

Su  hermano  Fernando,  el  rey, 
Estaba  á  mano  siniestra 
Sentado  en  un  taburete. 
Él  en  una  silla  regia. 

Y  Fernando,  ó  sea  lisonja , 
II  decoro  injusto  sea. 
Algo  más  atrás  que  Carlos; 
Que  aun  en  una  sangre  niesnia. 
Con  ser  de  un  cuerpo  la  sangre 
Tienen  sujeción  las  venas. 
Turbado  sali  á  sus  ojos. 

No  temeroso,  que  fuera 

No  tener  mucho  reposo 

No  tener  mucha  obediencia ; 

Que  cuando  Carlos  por  si 

No  fuera  el  que  el  mundo  cuenta. 

Soy  tan  obediente  yo. 

Que  cuando  por  mi  no  tema. 

Por  ser  tu  competidor 

Presumo  que  le  temiera. 

Llegué,  el  respeto  en  el  labio. 

El  decoro  en  la  decencia. 

Las  palabras  muy  sin  voz. 

Las  acciones  muy  sin  lengua , 

La  color  no  como  mia  , 

La  resolución  discreta, 

Porque  siempre  el  valeroso 

Se  ayuda  de  la  modestia; 

Y  dlle  el  papel  á  Carlos; 
Tomóle,  rompió  la  nema, 

Y  te  confieso  que  vi 
(Permilenie  esta  licencia) 
Entre  su  helada  color 

La  cólera  tan  resuelta, 
Que  hubo  menester  sus  ca:ia5 
Para  ayudar  su  prudencia. 
Levantóse  de  la  silla, 
Salime  yo  de  la  tienda 
A  esperar  de  sus  pa'abras 
La  resolución  discreta. 
Pidió  consejo  i  los  suyos. 
Que  el  rey  que  acertar  desea 
No  ha  de  fiar  del  enojo 
Las  materias  de  la  guerra. 
Peleaba  consigo  Carlos 
Dentro  de  su  propia  idea. 
Que  los  altos  pensamientos 
Son  de  si  propios  pendencia. 

Y  todos  le  aconsejaron 
(Presumo) que  no  saliera. 
Celosos  por  ser  vasallos: 

Y  entre  el  ruego  y  la  fineza 
Estuvo  con  su  consejo 
Hipócrita  la  soberbia: 

Que  es  Carlos  tan  bien  querido , 


Que  sus  vasallos  quisieran 
Con  estarle  á  Carlos  mal 
Que  dejase  aquesta  empresa. 
¡Bien  haya  rey  en  quien  vive 
La  justicia  y  larlemencia, 
A  quien  los  buenos  y  malos 
Le  estiman  de  una  manera: 
Los  malos,  porque  perdona: 

Y  los  buenos,  porque  premia! 
Volvi  a  entrar,  y  escribió  Carlos 
De  su  mano  la  respuesta; 
Cerróla,  y  dijo:  Abraimo, 

Di  á  Solimán,  que  quisiera 
Poder  hacer  lo  que  pide; 
Pero  aquel  que  es  re.v,  es  fuerza 
Que  no  sea  suyo  en  obrar. 
Aunque  en  mandar  suyo  sea  ; 
Que  yo,  aunque  soy  solo  un  homb: 
Soy  de  mi  reino  cabeza, 

Y  que  no  se  ha  de  arriesgar 
Sin  que  todos  lo  consientan. 
Que  soy  esclavo  en  mi  patria 
Que  me  paga  y  me  sustenta, 

Y  no  puedo  hacer  de  mi 

Lo  que  mi  dueño  no  quiera : 
Carlos  no  sale  á  campaña  ; 
Tú  con  el  blasón  te  quedas; 
En  el  papel  más  sucinto 
Verás,  Señor,  la  respuesta. 
Esto  Carlos  respondió, 

Y  entre  sus  heladas  venas. 
La  sangre,  de  valerosa. 
Salió  á  decir  su  modestia; 

Y  el  esmalte  de  su  rostro 
O  aquella  plateada  felpa 
Que  entre  el  telar  de  los  años 
Tejió  la  naturaleza. 
Cubrió  algunos  sentimientos 
Que  desatados  en  perlas 

Se  hicieron  canas  también 
En  hielo  y  nieve  resuellas  ; 
Que  aunque  al  salir  de  sus  ojos 
De  cólera  noble  eran 
En  mezclándose  en  el  rostro. 
Las  eleva  la  prudencia. 

SOLIMÁN. 

Por  Alá,  que  estoy  corrido. 
¡Que  tanto  la  fama  mienta! 
¿Pero  qué  sabe  la  fama 
De  las  humanas  flaquezas? 
¿Este  es  Carlos  el  osado , 
A  quien  la  Alemania  tiembla? 
¿A  quien  Flándes  obedece? 
¿El  que  á  dos  mundos  estrecha? 
Hasgo  ya  la  nenia  y  leo; 
Mas,  vive  Dios,  que  es  bajeza. 
Que  lea  el  gran  Solimán 
Con  sufrimiento  estas  letras; 

Y  asi  no  quiero  leerle 
Ni  tu  Abraimo  le  leas; 
Toma  este  papel  de  Carlos 

Y  al  ejército  le  lleva; 
Fíjale  de  un  árbol  verde 
En  la  rústica  corteza, 
Para  que  sepan  mis  gentes 

Y  para  que  el  mundo  sepa, 
Que  me  niega  el  desafío, 

Y  queden  á  mi  obediencia 
Su  honor,  su  valor,  su  fama 

Y  su  corona  sujeta. 

Vé  á  hacer  lo  que  yo  le  ordeno. 

Espera,  Abraimo,  espera , 
No  te  lleves  sin  leerle, 
Permíteme  que  le  vea. 
Que  puede  haber  circunstancias 
En  lo  mismo  que  te  niega. 

SOLIMÁN. 

Dices  bien,  lee  el  papel. 

ABRAIMO. 

Dice  de  aquesta  manera.    ■ 


(Ue.)  «Mis  vasallos  y  deudos  me 
•aconsejaron  que  no  salga  al  desalio 
•cuerpo  3  cuerpo  con  vuestra  ninjes- 
>tad;  yo  lo  be  mirado, ;  estoy  resuel- 
to...» 

soliua:*. 
Delente,  no  leas  más; 
¿Quieres  mayor  evidencia? 

LCXA. 

Oeja,  Señor,  que  prosiga , 

V  que  se  disculpe  deja. 

SOLIMÁN. 

Vuelve  á  empezar  otra  vez. 
¡Qué  cobarde  es  la  prudencia ! 
ABRAino.  (Lee.) 
€  Mis  vasallos  y  deudos  me  aconseja- 
>ron  que  no  salga  al  desafio  con  vues- 
•Ira  niüjestad:  yo  lo  he  mirado  hien,  y 
ii'stoy  resuelto,  contra  todo  su  pare- 
»cer,"á  salir  al  campo...» 

SOLIUAN. 

Detente. 

ABRAIUO. 

¡Cielo,  que  miro! 

SOLCMAS. 

¿Qué  cs  lo  que  dices?  espera. 

ABRAIUO. 

A  salir  al  campo,  dice. 
solida:». 
/•r.Omo  es  posible  que  leas 
1.0  mismo  que  contradices 
Si  es  lo  mismo  que  cohdeuas? 
Uirúlo  Jjicn. 

ABRAniO. 

Asi  dice. 

SOI.IM/.N. 

Eso  es  imposible;  suelia, 

Y  deja  el  papel,  villano. 

LUSA. 

Ruego  al  cielo  que  asi  sea. 
SOLIMÁN.  (Lee.) 
«Yo  lo  be  mirado  bien,  y  eslov  re- 
•snelto ,  contra  todo  su  parecer,  a  sa- 
»lir  al  campo  a  labora  que  señala  vues- 
•  tra  mnjeslad,  al  sitio  que  me  dice ,  y 
íc.in  las  armas  que  ordena. —  El  em- 
*¡¡erLdor  Carlos  Quinto.* 
Cobarde,  traidor,  villano, 
¿Cómo  de  aquesta  manera 
Has  tratado  mi  valor, 
Pues  para  decir  la  nueva 
Te  valiste  de  un  engañu? 
Darte  el  castigo  quisiera 
Que  merece  tu  cuidado, 
Solamente  porque  piensas 
Que  en  mi  puede  haber  temor, 
tiue  quií-n  lo  sabe  ó  lo  niega, 
O  d'  se  nfia  del  dueño 
Ó  de  cij!)arde  recela: 
Aunque  no  saliera  Carlos, 
Kn  buena  razón  debieras 
Decir  que  Cárlns  salia. 
Por  alentarme  siquiera; 
Porque  un  espíritu  noble 
Se  aviva  en  la  competencia. 
Por  Alá... 

ABRAIUO.  > 

Señor.  * 

SOLIDAN. 

Cobarde. 

ABRAIUO. 

Depara. 

LONA. 

El  enojo  deja; 
Porque  parece  temor 
Lo  ()ue  en  su  sangre  soberbia. 
ií4o  sale  Carlos? 
R. 


EL  UESAFlO  DE  CARLOS  QLI.MO 

SOLIUAN. 

Si  sale. 

LONA. 

Si  alcanzas  lo  que  deseas 
Dale  premio  y  no  castigo, 
Que  (lir.i  cuando  lo  sepa. 
Que  á  Abraimo  castigaste 
l'orque  te  trajo  esa  nueva. 

SOLIMÁN. 

Digo  que  tienes  razón. 

JUAN. 

Mi  reino  todo  se  pierda, 
No  alcance  yo  la  corona 
l'orque  Carlos  Quinto  venza. 
Yo  le  quiero  bien  á  Carlos, 

Y  aunque  prosigo  esta  guerra 
lie  empeñado  á  Solimán; 

Y  fuera  atención  muy  fea 
Dejarle  estando  empeñado. 
;Oli,  cuántas  cosas  mal  hechas 
lia  enmendado  el  desahogo 
Que  apresuró  la  paciencia! 

SOLIMÁN. 

Ea, osado  corazón, 

;. Ahora  cobarde  tiemblas, 

Y  ahora  pides  socorro 
Para  lu  vida  á  mis  venas? 
Prosigue  con  el  valor. 
¿Tú  con  tantas  diferencias, 
Para  intentar ,  valentía, 

Y  para  emprender,  flaqueza? 
Tiene  alas  el  corazón  , 

Y  cuando  las  miro  sueltas , 
Mariposa  del  sol  puro, 

Al  cielo  volar  intenta. 
Pero  el  r»celo  ó  temor 
Es  una  liga  bien  hecha 
Donde  se  enlaza  la  pluma, 
¡Oh  frágil  naluialeza ! 

Y  aquel  que  al  sol  se  atrevió 
A  un  engañóse  sujeta; 
Juan  Sepusio,  gran  Baiboda, 
Por  restaurarle  á  Viena 

Ves  el  riesgo  en  que  me  miro. 
No  quiero  que  lo  agradezcas. 
Cero  que  lo  consideres 
Es  lo  ((ue  mi  amor  desea. 
Oye,  Abraimo,  oye,  Luoa. 

ABRAIUO. 

,,Qué  es  lo  que  mandas? 

LO.NA. 

¿Qué  ordenas? 

SOLIMÁN. 

(lye,  Juan  Sepusio,  amigo. 
,,No  es  fuerza  salir? 

TODOS. 

Es  fuerza. 

SOLIMÁN. 

Advertid,  que  no  es  pregunta 
I.a  que  os  propone  mi  lengua. 

Sino  rs  que  en  \ne?iros  consejos 


lerlas. 


\u  ■ 


Tu  heroico  nombre  perdieras. 

LUNA. 

Tu  fama  perdiera  voz. 

JUAN. 

Tu  valor  sufriera  nieblas. 


lin  hn,  ¿cs  razón'.' 

TODOS. 

Que  salgas. 

SOLIMÁN. 

¡Qué  valor! 


TODOS. 

Es  obediencia. 

SOLIMÁN. 

¡Qué  leales! 

TODOS. 

Somos  tuyos. 

SOLIMÁN. 

¡Ay  de  aquel  que  á  si  se  fuerza 
Y  est.í  deseando  que  digan 
Lo  propio  que  no  desea! 
¿Es  muy  bravo  Carlos  Quinto? 

JUAN. 

La  fama  sus  hechos  cuenta. 

SOLIMÁN. 

¿Y  á  tí,  qué  le  pareció? 

ABRAIUO. 

Túrbeme  con  su  presencia. 

No  puede  haber  grande  hazaña 
Sin  haber  grau  competencia. 

SOLIMÁN. 

Pues,  amigo,  yo  le  busco. 

JDAN. 

Pues,  Señor,  Carlos  te  espera. 


Ahora  tu  nombre  ensalzas. 

LD.NA. 

Imposible  es  que  le  pierdas. 
Que  en  ser  vencido  ó  vencer 
Has  de  cobiar  fama  eterna. 

SOLIMÁN. 

Carlos  es  todo  ventura. 

JOAN. 

Grande  suceso  te  espera. 

SOLIMÁN. 

Esto  llevo  por  delanle; 

¿No  es  valor  lo  que  de  él  cuentan? 

Yo  voy  al  campo. 

LUNA. 

Los  cielos 
Triunfante  al  Asia  te  vuelvan. 

ABRAIMO. 

Venzas  al  mayor  prodigio. 
Al  Numa  de  España  venzas. 

SOLIMÁN. 

No  puede  haber  buen  suceso 
Adonde  el  recelo  reina.  (Vase.) 

Tocan  cajas ,  y  salen  delanle  DON 
LU13,  LEONOR,  EL  MAKQUÉS,  EL 
DUQUE,  EL  REY  v  CARLOS, síii¿«- 
tanse  Carlos  y  el  Rey. 

DON  LDIS. 

Déme  vuestra  majestad 
A  besar  sus  reales  pies. 
Pues  premio  debido  es 
A  mi  celo  y  mi  lealtad. 

CARLOS. 

Don  Luis,  seáis  bien  venido; 
Ahora  el  Duque  me  ha  contado 
Que  habéis  escaramuceado 
Esta  mañana. 

DON  LUIS. 

Y  vencido: 
Pasé  con  mi  comp;iñla. 
Por  orden  del  duque  de  Alba, 
Haciendo  á  tu  campo  salva. 
Después  que  !a  sombra  fria 
Sepultada  en  el  Poniente 
Fué  á  enlutar  01  ro  horizonte. 
En  la  cumbre  de  aquel  monte; 
O  temerario  ó  Tállente, 

57 


118 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FHANCISCO  DE  ROJAS. 


A  Licns  partí  a  socorrer, 

Villa  que  el  lurco  ha  coreado ; 

Mcoliza,  gran  soldado, 

Columna  de  lu  poder, 

En  el  presidio  asislla 

Como  fuerle  capitán; 

Sus  hazañas  le  dirán 

Su  celo  y  su  valenlia. 

Cuatro  veces  asaltó 

La  muralla  el  lurco  ardiente, 

Y  Mcollza  valiente 

t;on  bombas  se  deferdió. 
El  mismo  á  mí  me  ha  contado 
(Y  hombre  es  de  mucha  verdad) 
Oue  entre  la  disformidad 
Del  plomo  desenfrenado. 
Un  caballero  se  vio 
En  el  aire  pelear. 
Vencer,  herir  >•  matar. 
Que  la  villa  defendió. 
Del  obispo  Martin  son 
Prodigios  que  el  mundo  abona, 
Gran  obispo  de  Turona 

Y  desta  villa  patrón. 

Yo,  que  á  este  tiempo  llegué. 
De  una  emboscada  salí; 
Anímeme,  acometí, 
Espanté,  vencí,  maté; 
Huyeron,  no  me  esperaron; 
Seí;uilos,  no  me  quisieron: 
Fueron  cobardes,  huyeron; 
De  su  campo  se  ampararon  ; 
He  vuelto  ahora  á  avistarte; 
Todo  el  caso  te  he  contada. 

Y  mí  prenda  he  restaurado : 
La  fonun.i  es  de  mí  parte. 
Aqueste  el  suceso  es 

Y  ya  el  premio  he  conseguido, 
Porque  el  haberte  servido 

Es  mi  mayor  ínteres. 

CARLOS. 

Don  Luis,  sois  grande  soldado. 
Hijo  de  Alburquerque,  en  lin; 
De  nuestro  obispo  Martin 
El  brazo  nos  ha  ayudado. 
¿Y  quién  esta  dama  es? 

DO>A  LEoxon. 
Nicoliza,  hija  me  llama; 
Capitán,  á  cuya  fama 
Besa  la  envidia  los  pies. 

CARLOS. 

Hoy  es  razón  que  me  cuadre. 
Que  un  dueño  noble  os  elija. 
Que  he  de  premiar  en  la  hija 
Las  linezas  de  su  padre. 

Sale  niSCARülDO  con  MARI  BER- 
NARDO á  cuestas,  vestida  de  turco 
y  tapada  la  cara. 

BUSCÁRVIDO. 

Fuera,  digo,  de  esta  pieza. 

Nadie  me  detenga  el  |iaso; 

Déme  vuestra  majestad 

A  besar  los  dos  zapatos 

Mas  traídos,  y  más  viejos 

Que  el  guardaropa  ha  guardado ; 

Aquí  le  traigo  este  turco. 

CARLOS. 

Aunque  ya  no  es  necesario , 
Me  huelgo  que  procedáis 
Como  valiente  soldado , 
¿Cómo  hallasteis  este  turco? 

nOSCATlllOO. 

Va  de  cuento,  y  va  de  caso. 
Así  como  nic  mandasteis, 
Invicto  y  piadoso  Carlos, 
Que  fuese  it  raza  de  turcos  , 
Vengo,  ¿qué  hago.'  lomo  y  salgo; 
Salí  con  una  rodela. 


Con  un  acerado  casco. 
Mi  valor  por  compañero , 
Por  instrumento  mi  brazo : 

Y  al  campo  de  Solimán 
Entré  tan  determinado. 
Que  parecí  ejecutor 

Que  iba  á  cobrar  los  salarios. 
Echáronme  treinta  turcos 
Con  sus  capotes  en  capul , 
Que  para  ir  al  cielo,  dicen. 
Que  ninguno  ha  de  ser  calvo. 
Saco  la  hoja  de  la  cinta, 

Y  tiróle  al  uno  un  lajo  , 

Y  al  otro  un  Guadalquivir, 

Y  Jarania  á  no  sé  cuantos. 
Resistióseme  un  turcon. 
Que  es  este  turco  que  traigo, 
Que  en  lo  espeso  de  las  barbas 
Parece  recien  letrado. 

Los  demás  turcos  huyeron 
Sin  saber  cómo  ni  cuándo, 

Y  pasaron  á  ser  liebres 
Con  haber  nacido  galgos. 
Aqueste  turco  escogí 
Por  ser  el  más  alentado, 
Tüpéle  el  rostro  al  momento. 
Las  manos  al  cuerpo  ato. 
Córtele  un  bigote  solo. 

Esta  noche  le  he  guardado. 
Hele  tenido  encubierto 

Y  á  tu  presencia  le  traigo; 
Hasle  visto  en  este  suelo ; 
Que  como  Mari  Bernardo 

No  vaya,  al  gran  turco  pienso 
Traer  á  una  soga  atado, 
Aquel  Solimán  lamoso, 

Y  al  gran  Rejalgar  su  hermano. 
Descúbranle,  qué  el  dirá 

La  verdad  ,  y  como  alano 
Te  ladrará  cuanto  quieras; 
Lucido  sea  mi  trabajo; 
Pide  turcos  á  montones 

Y  pídeme  garamantos. 
Citas,  gelasy  tudescos, 
Los  obligados  del  palo. 
Obré,  vi,  llegué,  vencí, 
Porque  soy  un  Alejandro; 
Aquí  gracia,  y  después  lurco; 
Aqui  lurco,  y  después  lauro. 

CARLOS. 

Descubridle. 

ttJSCAROlDO. 

Que  me  place; 
Señor,  esto  se  ha  olvidado, 
Anles  que  descubra  el  turco, 
Te  pido  por  mi  trabajo... 

CARLOS. 

¿Qué  pedís? 

BL'SCARDIDO. 

Que  echéis  á  ud  remo, 
Señor,  á  Mari  Bernardo. 

CARLOS. 

Descubridle,  que  por  vos 
Le  haré  desterrar  del  campo. 

BUSCARUIDO. 

Vivas,  Carlos  Quinto  noble, 
Aun  más  que  brazos  quebrados. 
Ea,  señor  perro,  acabe , 

Y  ante  mi,  como  escribano , 
Confiese  cuanto  pregunto 

Y  hable  más  que  cíen  soldados 
Recien  venidos  de  Flándes. 
Descúbrase. 

MARI  BERNARDO. 

Ya  lo  hago.    (Descúbrese.) 

RlSCARl'IDO. 

¡Vive  Dios,  que  es  la  maldita 
El  turco  (pie  á  Carlos  traigo  ! 
Va  yo  me  espantaba  que 


No  andaba  la  Marimacho 
Conmigo.  ¡Cielos,  qué  es  esto! 
Señor,  yo  soy  un  borracho. 
Soy  un  bruto,  soy  un  indio  , 
Mal  soldado,  y  seré  cuanto 
Puede  ser  malo  uno  solo. 
Pues  nací  tan  desgraciado. 
Pur  Dios  que  lo  presumí, 
Vfui  tan  grande  menguado. 
Que  no  lo  quise  creer. 

MARI  DEBXARtO. 

Señor,  Buscaruido  estando 
Buscando  un  lurco,  por  fuerza 
Me  hizo  turco, y  á  porrazos; 
Él  es  el  quemé  buscó. 
Porque  yo  no  le  be  buscad». 

MARQUÉS. 

Vayanse  luego  allá  fuera. 

MARI  BERNARDO. 

Lindamente  le  he  burlado. 

CARLOS. 

Esto  es  lo  que  pienso  hacer. 
Porque  no  salga  mi  herniauo. 

MARQUÉS. 

No  ha  de  salir  Carlos  Quinto, 
Aunque  la  vida  perdamos. 

c.Vrlos. 
Ahora  que  lodosjuntos 
En  mí  tienda  están,  ¿qué  aguatdo'' 
Orador  de  mi  opinión. 
Pretendo  hablarles  muy  claro. 
Soldados  y  amigos  mios, 
Mis  parienles  y  vasallos; 
Que  ser  vasallos  y  amigos 
No  es  á  mí  piedad  contrario. 
Por  la  muerte  de  mi  padre 
Filipo,  yo  sus  Estados 
Heredé,  y  también  con  ellos 
Peligro,  envidia  y  trabajo 

Y  los  émulos  del  mundo. 
Estos  que  están  destinados 
A  envidiar  por  natural. 
Mayor  envidia  heredaron. 
Partí  de  Gante  á  Castilla, 
Besé  á  la  reina  la  mano. 
Retiré  algunos  ministros, 

Y  viéndome  coronado 
Hice  hazañas  memorables, 

Y  dentro  de  algunos  años. 
Por  la  muerte  de  mí  abuela , 
Los  electores  cristianos 

Me  eligieron  al  imperio; 

Y  desde  el  Palatinado 

Me  enviaron  con  su  elector 
La  obediencia,  el  cetro,  el  lauro. 
A  la  isla  de  los  Gelves, 
Abrigo  de  los  corsarios 
Dejé  aquel  año  sujeta; 

Y  el  rey  Francisco,  indignado 
Por  la  elección  de  mi  imperio. 
Se  arrojó  por  mis  Estados , 
Enviando  por  general 

Al  conde  Pedro  Navarro 
Que  á  Ñapóles  ganar  quiso 
Por  ventaja  ó  por  asalto. 
Pero  sucedióle  mal; 

Y  vencido  y  derrotado 
Sin  concierto  en  el  clarín 

Y  los  parches  destemplados. 
Segunda  vez  á  susreíuos 
Pasó  los  Alpes  nevados. 

¡Ay  de  aquel  que  sin  justicia 
Hace  textos  de  las  manos; 
Porque  son  jueces  las  armas, 

Y  da  la  razón  ol  fallo! 
Fui  aclamado  de  la  Italia, 
Em|ierador  de  romanos. 
Gané  reinos  y  ciudades, 
A  lalndia  be  sujetado. 


Soy  más  rey  que  olro  ninguno 
Por  lener  buenos  vasallos; 
Llámame  el  mundo  piadoso. 
Soy  vállenle,  aunque  soy  manso; 
Justiciero,  aunque  perdono; 
En  las  iras,  refrenado; 
liu  el  consejo,  prudente, 

Y  en  las  advertencias,  sabio. 

Y  lioy  SolimaB  en  campaña, 
Cuerpo  á  cuerpo,  y  brazo  á  brazo 
Me  provoca  inadvertido 

¥  llama  determinado. 
Con  no  salir  solamente 
liorro  estos  triunfos  y  lauros 
Con  tanta  sangre  ad(iuiridüS 

Y  tanto  blasón  ¡ganados. 
Mis  lieclios  sean  espejo 
Luciente,  vistoso  y  claro. 
Donde  se  vea  el  valor; 
Porque  galán  á  ese  campo 
Con  el  soberbio  enemigo 
Salga  mi  pecho  gallardo. 
¡Bueno  es  que  diga  la  fama, 
Ya  perdió  la  suya  Carlos; 
Este  que  mundos  venció, 
León  del  solar  hispano, 

A  la  cuartana  de  un  miedo 
Y'ace  sujeto  y  postrado! 
Ko,  duque  de  Alba,  Toledo, 
^o,  rey  de  Hungría,  Fernando, 
Ko,  marqués,  esto  ha  de  ser. 
Por  los  cielos  soberanos 
Que  al  vasallo  licencioso 
Oue  quiera  atajarme  el  paso, 
Al  que  contra  mi  aspirare. 
Aunque  le  ayude  mi  hermano. 
Que  le  quite  la  cabeza 
Por  leal,  que  en  estos  casos 
Los  que  fueren  más  leales 
Son  mis  mayores  contrarios. 
Yo  sé  muy  bien  lo  que  digo; 
Ya  sé  bien,  que  conjurados 
Los  mejores  de  mi  reino 
Forman  repetidos  bandos. 
Al  que  no  me  obedeciere. 
Si  la  espada  desenvaino... 
Ya  es  hora  de  ir  á  campaña, 

Y  ya  la  espada  be  sacado, 

(Saca  la  espada.] 

Y  un  rey  que  saca  el  acero 

No  ha  de  envainarle  hasta  tanto 

Que  de  su  enemigo  propio 

La  tina  en  coral  humano.  {Vase., 

DOÑA  l.Eo^o^. 
iQué  brio! 

DUQUE. 

¡Qué  valeroso! 

DO:l    LUIS. 

¡Qué  soberbio! 

MVRQOÉS. 

¡Qué  indignado! 

DUUUE. 

Salga  al  campo  nuestro  Rey. 

BEY. 

Seguro  el  campo  llevamos: 
Dios,  valor  y  Carlos  Quinto 
Son  muy  terribles  contrarios. 

DOÑA  LEONOR. 

1  celo  será  el  padrino. 

DOS   LUIS. 

La  fe  servirá  de  jaco. 

DUQUE. 

La  espada  será  justicia. 

RET. 

Y  la  ejecución  su  brazo. 

DUQUE. 

Kestaurcs,  Numa  de  España  , 
El  sepulcro  de  Dios  sacro. 


EL  desafío  DE  CÁBLOS  QUINTO. 

DON   LUIS. 

Y  á  tu  brazo  valeroso 
Postre  el  pecho  el  otomana 

LEO^OR  V  D0^  LUIS. 

Para  honor  de  üios. 

BUQUE  Y  REY. 

De  España. 

DON  LUIS. 

Ea,  amigos. 

BEY. 

Ea,  soldados. 
Hoy  se  ha  de  dar  la  batalla 
En'ciialquiera  de  estos  casos, 
O  ya  muera  Solimán  , 
O  vuelva  vencido  Carlos. 

Sale  C.\RLOS  QUINTO ,  con  espada  y 
rodela. 

CARLOS. 

Aqueste  el  sitio  ha  de  ser 
Que  Solimán  señaló; 
Aqui  me  desalió 

Y  aqui  le  pienso  vencer. 
El  corazón  se  alborota, 
Pero  es  mió  el  corazón... 
En  la  mejor  ocasión 

Me  está  apretando  la  gota 

¡Qué  cruel  achaque  es! 

¡A  qué  hora  hubo  de  venir, 

Pero  si  no  he  de  huir 

No  son  menester  los  pies. 

¡Oh,  cómo  se  echa  de  ver, 

Que  es  cobarde  el  mal;  en  fin. 

Que  á  la  parte  más  ruin 

Me  ha  venido  á  acometer! 

Yo  no  entiendo  los  cuidados 

De  Solimán;  mi  enemigo, 

A  sólo  reñir  conmigo 

Trae  quinientos  ínil  soldados; 

Pasos  parece  que  escucho 

Si  no  me  llego  á  engañar, 

Él  bien  me  puede  matar. 

Mas  por  Dios  que  ha  de  ser  mucho. 

Sale  EL  DUQUE. 

DUQUE. 

De  mi  lealtad  inducido, 
'Llevado  de  la  pasión. 
Por  si  hay  alguna  traición 
Tras  el  César  me  he  venido. 
Que  ha  sido  infamia  dirán, 

Y  esto  yo  también  lo  digo. 
Que  el  César  esté  conmigo 

Y  esté  solo  Solimán. 

Mas  al  que  teme  perderle, 
¿Cómo  han  de  poder  culparle? 
Que  yo  no  vengo  á  ayudarle. 
Aunque  vengo  á  defenderle. 
En  dejarles  reñir  fundo 
La  lealtad  de  mi  cuidado; 
Mas  si  viene  acompañado, 
Carlos  y  yo,  á  lodo  el  mundo... 

CARLOS. 

Ya  la  hora  señalada 
Se  pasa,  mas  no  ha  llegado; 
Siempre  anda  muy  ocupado 
Quien  hace  larga  jornada. 

(Tocan.) 
¿Pero  qué  es  esto?  á  rebato 
Toca  el  clarín  y  tambor; 
¿Si  Solimán  es  traidor? 
¿Si  ha  sido  doble  su  trato? 
Pero  esto  no  puede  ser, 

Y  el  ver  la  razón  ataja, 
Traición  con  tanta  ventaja , 
Infamia  con  tal  poder. 

í)e  Solimán  los  soldados 
Por  el  monte  bajar  veo. 
Ya  tuvo  lin  mi  deseo. 


Entráronse  mis  cuidados. 

Otra  vez  hacen  la  salva. 

,Qué  traición!  ¡qué  deslealtad! 

DUQUE. 

Curios,  vuestra  majestad 
Tiene  al  lado  al  du(|ue  de  Alba. 

CARLOS. 

¿Par»  qué  os  he  menester? 

DUQUE. 

Yo  vengo  á  morir  con  vos. 

CARLOS. 

Si  no  os  volvéis,  vive  Dios, 
Que  os  haga,  Duque,  volver. 

DUQUE. 

Señor. 

CARLOS. 

¿Queme  replicáis? 
Idos,  pues. 

DUQUE. 

Ya  yo  me  voy. 

CARLOS. 

¿No  sabéis  que  Carlos  soy? 

DUQUE. 

Mirad,  Carlos... 

CARLOS. 

¿Aun  no  os  vais? 

DUQUE. 

El  ejército  enemigo 
Baja  contra  vos,  Señor. 

CARLOS. 

Dios,  la  razón  y  el  valor. 
Quedan  á  un  tiempo  coomigo. 

DUQUE. 

Esa  campaña  florida 
Produce  turcos  infantes. 

CARLOS. 

La  reputación  es  antes, 

Y  después  será  la  vida. 
Idos. 

DUQUE. 

Con  vuestra  esperanza 
Es  mi  recelo  mayor; 
Voime,  porque  mi  valor 
Parece  desconlJanza. 

CARLOS. 

Si  la  vista  no  me  engaña, 

Y  están  los  ojos  turbados , 
De  Solimán  los  soldados 
Marchando  por  la  campaña. 
Vive  el  cielo,  que  se  van; 
Aqui  valores  ardientes, 
|Ah,  genizaroá  valientes!    . 
¡Ah,  cobarde  Solimán! 
Carlos,  soldado  de  España, 
A  ti  grande  Emperador, 

Y  de  los  mundos  señor. 

Te  espera  en  esta  campaña. 

¿Huyes,  y  señor  te  aclamas? 

Tu  heroico  nombre  destruyes. 

¿Si  me  llamas,  por  qué  huyes? 

¿Si  has  de  huir,  por  qué  me  llamas? 

¡Que  no  me  deje  el  dolor 

Conseguir  este  interés! 

Ahora  quisiera  mis  pies 

Más  que  todo  mi  valor. 

Pues  tan  valiente  te  pinto 

Kspérame  airado  ya. 

Que  á  darte  la  muerte  va 

La  espada  de  Carlos  Quinto. 

Sale  .lUAN  con  una  corona  de  oro. 
DON  Li;iS  con  otra  de  hiedra,  t  EL 
lUÍY ;  y  en  una  fuente,  DOÑA  LEO- 
NOU  ,  cetro  y  espada. 

Generoso  Carlos  Quinto,  * 

El  afable  y  el  prudente. 


4:!0  co 

Ejemplo  para  el  cristiano , 

Y  azote  para  el  rebelde: 
A  Juan  Sepusio  Baiboda 

A  tus  plantas  reales  tienes , 
Oue  desde  el  campo  contrario 
A  pedirte  perdón  viene. 
Solimán  levantó  el  campo 
Por  agüeros  imprudentes 
Que  dicen  que  son  valores. 
Aunque  temores  parecen. 
Yo  erré  como  hombre  mortal, 

Y  basta  que  lo  conGese, 
Perdón  pido  .i  tu  piedad; 

Y  pues  tan  piadoso  eres. 
Mucho  mSs  hago  en  pedirle 
Oue  til  haces  en  concederle. 
Esta  corona  dorada 

Que  en  mis  valerosas  sienes 

Estuvo  sustituida, 

Mi  amor  á  tus  pies  ofrece, 


ESCOGIDAS  DE  DON  FBANCISCO 

Que  corona  que  fué  mia 
No  es  á  tus  sienes  decente. 

DOn    LCIS. 

Ya  quedaste  vencedor, 
Y.1  el  gran  Solimán  se  vuelve, 
Ya  te  deja  la  campaña. 
Ya  sin  herirle  le  hieres. 

DOOOE. 

Vence,  Trajano,  en  la  paz. 

DON   LOIS. 

Numa  generoso  vence, 

CARLOS. 

Juan  Sepusio,  gran  Baiboda, 
Mis  brazos  mi  amor  le  ofrece, 
Que  no  hace  nada  en  errar 
El  que  luego  se  arrepiente. 
Duque  de  Alba,  estas  finezas 
Estos  abrazos  conserven 


;  ROJAS. 

Marqués,  yo  estoy  bien  servido ; 
remando,  mi  afecto  es  este; 
Don  Luis,  la  señal  del  premio 
Os  doy  en  tan  nobles  redes; 
Leonor,  don  Luis  será  vuestro; 

Y  aqui  dichoso  fin  tiene 
El  Desafio  imperial. 

BBSCABDIDO. 

Y  aviso  4  vuesas  mercedes, 
Que  me  caso  con  aquella 
Compuesta  de  dos  especies; 

Y  no  bago  mal  en  casarme. 
Porque  con  esto  me  deje. 
El  Senado  nos  perdone, 

Si  el  poeta  lo  merece; 

Hame  encargado  que  os  pida 

Un  vitor,  quien  le  tuviere, 

A  pagará  otra  ocasión; 

No  hará  mucho,  aunque  le  preste. 


LOS  ÁSPIDES  DE  CLEOPATRA. 


CI.EOPATRA. 

LEPIÜO. 
IRENE. 

PERSONAS. 

UNA  MLJI;R.                          CxmXli ,  gracioso. 
MARCO  AMONIO.                liN  SARGIiNlO. 
LELlü,  viejo.                        OCTAVIANO. 

OCTAVIO 

I.IÜIA,   6T 

Músicos. 

JORNADA  PRIMERA. 

Salen  IRENE  y  LÉPIDO. 
inE:«E. 
Cansado,  Lépi>Io,  eslás. 

I.ÉPIDO. 

Irene,  téngole  amor. 

IRE.\C. 

¿No  le  biela  mi  rigor? 

LÉPIDO. 

Desdenes  encienden  más. 

IRENE. 

¿Y  los  desaires? 

LÉPIDO. 

TainbicD. 

IRE.NE. 

CoDfiésote  (fue  es  verdad. 
Que  a  una  grande  voluntad 
La  da  sazón  un  desden; 
Si  cae  sobre  amor,  yo  siento 
(,)ue  es  el  desaire  donaire , 
Mas  no  si  cae  el  desaire 
Sobre  un  aborrecimiento. 

Y  asi ,  pues  tu  engaño  ignora 
Que  lii  amor  aborrecí. 

Lo  que  te  encendió  hasta  aqui 
Te  puede  belar  desde  aliora. 

LÉPIDO. 

Pues  ya  que  saber  merezco 
Que  no  me  quieres... 

IRENE. 

Deten; 
No  es  que  no  te  quiero  bien. 

LÉPIDO. 

Pues  di,  ¿qué  es? 

IRENE. 

Que  te  aborrezco. 

LÉPIDO. 

¿Ese  extremo  no  es  igual? 

IRENE. 

Diferente  viene  á  ser: 
Una  cosa  es  no  querer, 

Y  es  otra  querer  muy  mal. 

LÉPIDO. 

Y,  en  On ,  me  dices  aqui... 

IRENE. 

Ya  taoido  lo  escnciió. 

LÉPIIIO. 

Que  DO  me  bas  (¡uerido. 

IRENE. 

No. 

LÉPIDO. 

¿V  que  me  aborreces? 

IRENE. 

Si. 
LÉPIDO. 

Con  la  amorosa  pasión 
No  pensarán  mis  agravios 


Que  lo  que  hablaban  tus  labios 
Dictaba  tu  corazón. 
Mas  la  causa  he  de  sabor 
Por  qué  aborreces  mi  nombre. 

IRENE. 

No  puedo  querer  yo  á  un  hombre 
A  quien  venció  una  mujer. 

LÉPIDO. 

Aunque  Cleopatra  cruel 
Me  venció,  el  ser  vencedor 
No  está  en  manos  del  valor, 
La  fortuna  da  el  laurel. 
Vencióme,  y  aun  le  asegura 
Esta  verdad  inclinada 
Que  á  no  vencerme  su  espada 
Me  venciera  su  hermosura  ; 
Que  es  tan  bella... 

IRENE. 

Ten,  que  espero 
Pedirte ,  si  eres  constante , 
Que  te  vengues  como  amante  , 
l'ero  no  como  grosero ; 
Que  yo  no  he  dicho  veras 
En  este  desden  primero 
Con  decir  que  no  te  quiero 
Que  á  otro  amante  quiero  más. 

Y  tu  venganza  procura 
Tanto  encender  mi  tibieza. 
Que  alabas  otra  belleza 
Calanteando  mi  hermosura. 
Pues  refrena  tu  osadía 
Como  amante ;  que  no  es  bien 
Satisfacer  un  desden 

Con  toda  una  grosería. 

LÉPIDO. 

Que  á  ti  te  alabo  verás 
Si  lo  miras  ingeniosa , 
Que  es  hacerte  más  hermosa 
Estarte  queriendo  más. 
;.  De  alabarla  sin  amor 
Qué  ofensa  le  puedo  hacer, 
Si  eslo  es  darte  á  ti  á  entender 
Queme  pareces  mejor? 

IRENE. 

Yo  aborrezco  á  Cleopatra.  ya  lo  sabes; 

Y  ni  aun  poco  no  quiero  que  la  alabes. 

LÉPIDO. 

Tú  me  aborreces. 

IRENE. 

Tú  me  desobligas. 
LÉPIDO.  [(í''s: 

Pues  ni  aun  esto  no  quiero  que  me  di- 
De  Marco  Antonio  tengo  estos  recelos. 

IRENE. 

Tú  eres  el  que  le  das  á  ti  los  celos. 

LÉPIDO. 

Que  le  quieres  infiero. 

IRENE. 

Cortés  soy,  no  te  hedichoqne  le  quiero. 
Pero  tu  amor  su  amor  ha  preferido. 


IRENE. 

Es  galán  ,  es  valiente  y  entendido. 

LÉPIDO. 

Con  la  voz  de  la  fama  militante 

Tics  veces  Roma  me  aclamó  triunfante. 

IRENE. 

Y  Cleopatra  eclipsar  tu  luz  procura. 

LÉPIDO.  [ra. 

Es  hermosa,  y  venció  con  la  hermosu- 

IRENE. 

De  grosero  otra  vez  das  testimonio. 

LÉPIDO.  [nio? 

Y  tú,  ¿por  qué  alabaste á  Marco  Auto- 

IRENE. 

Dices  bien,  ya  lo  veo. 
Resbalóse  la  voz  por  el  deseo. 

LÉPIDO. 

Pues  no  le  cause  enojos 
Que  se  fuese  mi  lengua  hacia  mis  ojos. 
IRENE.  [sieres. 

No  me  quieras,  y  alaba  á  quien  qui- 

LÉPIDO. 

¡  Qué  prolijas  nacisteis  las  mujeres  I 
{Toquen.) 

IRENE. 

Jlas  ¿qué  clarín  esparce  |>oco  atento 

Las  raridades  que  concierta  el  viento? 

{Toquen  sordinas.) 

LÉPIDO. 

Mas  ¿qué  sordinas,  con  acentos  graves 
Divierten  la  capilla  de  las  avts? 

IRENE. 

Triunfanieatli  un  ejército  ha  ocurrido. 

LÉPIDO. 

Y  otro  ejército  allí  marcha  vencido. 

IRENE. 

I  Oh  si  el  cielo  quisiera  [fuera! 

Qu*  Hirco  Aiitoiiio-el  que  ha  vencido 
Que  aunque  es  mi  hermano  César  Oc- 
[laviaiio, 
Es  mi  amante  primero  que  mi  bernia- 

LÉpiDO.  [no- 

¿Si  el  cielo  ha  permitido  [cido? 

Que  Marco  Antonio  sea  el  que  ha  ven- 
Que  aunque  de  su  amistad  tanto  me 
[obligo. 
Es  mi  dama  primero  que  mi  amigo. 

IRENE.  Imano. 

Marco  Antonio  es  aquel,  aquel  miber- 

LÉPIDO. 

Este  que  llega  es  César  Oclaviano. 

inrNE. 
Pues  supla  á  mi  deseo  mi  recato; 
Llega  en  buen  hora,  honor  del  Triun- 

LÉPiDO.  [víralo. 

Llega  á  mis  brazos,  toma, 
Llega  en  buen  hora,  libertad  deRoma. 

IRENE. 

Mis  lazos  se  prevengan  á  tus  lazos. 


422 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FKANCISCÜ  DG  ROJAS. 


LEPIDO. 

El  corazón  traduciré  en  los  brazos, 

IRE^E. 

Esta  fineza  en  tu  valor  se  estrene. 

Salen  por  dos  puertas  diferentes, WXTí- 
CO  ANTONIO  por  el  lado  de  Irene, 
y  OCTAVIANO  por  el  de  Lépido. 

OCTAVIADO. 

i  Oh  Lcpido ! 

LÉPIDO. 

¡Oh  Octaviano! 

■  ARCO  ANTOMO. 

¡Oh  bella  Irene! 

IRENE. 

¡Oh  dulce  dueño  mió! 

Móvil  que  arrastra  todo  mialbedrio. 

¿Cómo  vienes? 

MARCO  AMOMO. 

Veiici. 

LÉPIDO. 

¿Cómo  te  ha  ido? 
¿No  me  responderás? 

OCTAVIANO. 

Vengo  vencido. 

IRENE. 

Marte  lo  ba  permitido  soberano. 

UARCO  ANTONIO. 

Déjame  ver  á  César  Octaviano. 

OCTAVIANO. 

A  Antonio  quiero  hablar. 

LÉPIDO. 


UARCO 

¿Lépido? 

IRENE. 

¿Hermano? 

OCTAVIANO. 

¿Irene?  ¿amigo? 

BARCO  ANTONIO. 

¿Amigo? 

OCTAVIANO. 

¿Qué  tristeza  á  tus  ojos  ha  ocurrido? 

MARCO  ANTONIO. 

De  hallarle  con  insignias  de  vencido, 
¿Qué  alegría  se  ofrece  á  tu  semblante? 

OCTAVIANO. 

De  mirarle  con  señas  de  triunfante. 

MARCO  ANTONIO. 

Como  hoy  á  tu  valor  tu  ruina  estrena, 
Se  equivocó  mi  gloria  coa  tu  pena. 

OCTAVIANO. 

Y  como  tú  has  logrado  una  vli'toria 
Se  moderó  mi  pena  con  tu  gloria. 

MARCO  ANTONIO. 

Agradezco  la  fe  de  tu  cuidado. 

OCTAVIANO.         [gozado. 
Cuéntame,  Antonio,  el  iriunfo  que  has 

MARCO  ANTONIO. 

Cuéntameaquesa  lid  sangrienta  y  Dera. 

OCTAVIANO. 

Fué  desta  suerte. 

MARCO  ANTONIO. 

Fué  desta  manera. 

OCTAVIANO. 

Ya  le  acuerdas.  Amonio,  de  aquel  dia, 
Oue  armados  de  amljicios:i  bizarría 
Fuimos  loslresáconquislarelmundo. 

■ARCO  ANTONIO. 

Y  que  locó  á  mi  acero  sin  segundo 
El  Asia. 


OCTAVIANO. 

A  mi  la  Europa  dilatada. 

LÉPIDO. 

El  .África  á  los  filos  de  mi  espada. 

OCTAVIANO. 

Y  que  los  tres  con  amigable  trato 
Hicimos  este  heroico  Triunvirato. 
Júpiter  quiera  que  felice  goce  [noce. 
La  tierra  austral  que  el  rumbo  desco- 

LÉPIOO. 

Va  sabes  que  por  suerte  ó  por  estrella 
Me  venció  por  el  mar  Cleopalia  bella. 

MARCO  ANTONIO. 

Y  que  sabiendo  tu  infelice  suerte 
Volvi  del  Asia  solo  á  socorrerte. 

OCTAVIANO. 

Que  echamos  los  dos  suertes. 

MARCO  ANTONIO. 

Va  lo  digo. 

OCTAVlASO. 

Que  le  tocó  á  mi  brazo  este  castigo. 

Que  por  la  mar  con  ira  y  osadia 

bul  a  rendirá  Cleopatra  á  Alejandría. 

MARCO  ANTONIO. 

Que  al  Asia  me  volvi. 

LÉPIDO. 

Que  yo  corrido 
En  Roma  entonces  me  quedé  vencido. 

MARCO  ANTONIO. 

¿Es  esto  ansí? 

LÉPIDO. 

Mi  indignación  lo  llora. 

MARCO  ANTONIO. 

Pues  oye  agora. 

OCTAVIANO. 

Pues  escucha  ngora : 
Cuando  el  alba  y  aurora,  entonces  be- 
Salen  á  reconocer  á  lasestrelbs;[llas, 
Cuando  el  tardo  lucero,  sin  decoro. 
Murmurando  está  el  sol  bostezos  de 
[oro, 

Y  el  pájaro  de  verdes  plumas  rico 
Afila  al  tronco  el  argentado  pico. 
Retoza  el  can,  y  la  que  ruge  fiera 
.Muestra  la  presa  con  que  al  tigre  es- 

[pera; 
Chupa  el  clavel  el  liquido  rocío. 
Azota  el  pez  las  márgenes  del  rio, 

Y  en  repetido  tálamo  dichoso 
La  tórtola  se  pica  con  su  esposo, 

Y  la  culebra  sola 

Hondeando  la  arena  con  su  cola,  [che, 

Y  al  asomar  del  sol  temprano  el  co- 
Muda  la  piel  con  que  esperóla  noche; 
Partí  cortando  al  mar  la  verde  bruma 
En  trecientos  centauros  de  la  espuma, 
Pues  volar  y  correr  cada  cuál  sabe. 
Medio  cuerpo  cristal  y  medio  nave. 

MARCO  ANTONIO. 

La  reina,  entre  las  flores  peregrinas, 
Encargó  su  custodia  á  las  espinas, 

Y  Clicie,  que  por  Febo  se  desvela, 
Era  del  campo  fija  centinela; 
Roció  el  viento  con  agua  destilada 

A  la  luna,  hasta  entonces  desmayada, 

Y  ella  con  animosa  cobardía 

Del  desmayo  volvió  que  la  dio  el  dia; 

Y  á  una  estrella  se  sale  desunido. 
Por  acecharle  al  sol  dónde  se  ha  ido, 

Y  porque  vuelen  graves 

Les  dio  la  sombra  luz  á  tardes  aves. 
Cuando  marché  con  treinta  milsolda- 
[dos, 
Seguros  todos,  porque  son  pagados. 

OCTAVIANO. 

Y  apéoas  con  descuido  diligente 


Encargamos  las  velas  al  Pon.enlo 
Cuando  vapores  del  cristal  sediento 
Tramaron  nubes quevislieseplviento; 
El  dia  oscureció,  bramó  el  Siroco, 
Tejióse  el  sol  de  nieblas  poco  á  poco 
Erizósele  al  mar  la  estéril  bruma. 
Que  es  el  verde  caballo  de  la  espuma. 
Variaron  descontentos  á  bramidos 
Todos  cuatro  elementos  desunidos ; 
Sólo  la  vista  á  solo  el  riesgo  vía  , 
De  mucho  armada  el  oído  no  oia ; 
Va  no  acierta  el  gobierno  el  timonero, 
Noencuentracon  laescoltael  niarine- 
[ro; 
Elmáshalladoeselquemásse  ofusca. 
Da  en  el  fogón  el  que  la  bomba  busca; 
El  padre  allí  del  hijo  es  enemigo. 
No  se  acuerda  el  amigo  del  amigo; 
Cuál  huboque  á  la  sombra  agradecía, 
Pornovertodoel  mal  que  se  entendía; 
Cuál  hubo  que  el  relámpago  deseaba. 
Por  ver  aquel  espacio  que  duraba ; 
Toda  mi  hueste  en  una  voz  se  qneja , 
Pero  á  ninguno  aprovechó  la  queja ; 
Vcuál  hubo,  que  al  ver  no  bien  inira- 
[dos, 
Cubierto  el  mar  de  árboles  troncados; 
Tan  ciego  acierta,  y  tan  despiertoyerra. 
Que  al  mar  saltó  pensando  que  era 
MARCO  ANTONIO.       [tierra. 
A  mi  me  ayudó  tanto  la  fortuna , 
Que  el  imán  de  las  aguas,  que  es  la 
[luna, 
Influyendo  por  todas  las  estrellas , 
Me  señaló  serenidades  bellas. 
A  la  sed  que  fatiga  á  mis  soldados 
Arroyos  se  desangran  por  los  prados; 
Ardiente  estío  me  ofreció  á  racimos 
Ociosa  fruta  en  árboles  opimos, 
.Árbol  allí  más  grato 
Ofreció  calambucos  al  olfato, 

Y  con  sonoro  y  ajustado  ruido 
Las  aves  consonancias  al  oido. 
Selva  y  prados  en  líquidos  despojos 
Dieron  amenidades  á  los  ojos; 

Y  como  estrella  nos  influye  amiga, 
El  ocio  fué  nuestra  mayor  fatiga; 
V,  en  fin,  como  suaves" 

Nos  saludaron  las  pintadas  aves; 
El  prado,  el  arroyuelo. 
La  selva,  el  monté,  luna,  sol  y  cielo. 
Sin  inconstancia  alguna, 
No  se  halló  quien  creyese  que  hayfor- 
ocTAviANo.  [tuna 

Salió  el  arco  de  paz,  serenó  el  dia, 

Y  en  la  playa  me  hallé  de  Alejandría: 
Salté  en  Egipto,  que  es  donde  idolatra 
El  sol  los  otros  soles  de  Cleopatra; 
Desembarcamos  en  la  playa  apenas; 
El  llanto  se  rió  con  las  arenas ; 

Y  aunque  en  la  playa  estaba. 

La  planta  aun  no  creyó  lo  que  pisaba; 
Cuando  con  ira  ardiente 
Me  acomete  Cleopatra  de  repente; 
Por  la  margen  de  un  rio,  clara  y  pura. 
¿Quién  ha  vistocon  maña  la  hermosura? 
Resistirla  procuran  mis  soldados, 

Y  moverse  no  pueden  de  cansados; 
Allí  con  ira  extraña 

Se  aprovechó  de  la  ocasión  la  saña  ; 
El  alarido  y  confusión  crecía  :      [fría. 
Lo  que  antes  lué  cristal,  ya  es  sangre 
Aquel .  herido  y  fiero. 
Lidiaba  con  su  mismo  compañero ; 
Desesperado  aquel,  cuando  embestia. 
No  por  matar,  que  por  morir  reñía ; 
Uno  allí  dpsangrado 
Sangre  bebe  que  acinel  ha  derramado: 
Pero  si  aquella  le  desmaya,  en  breve 
Vuelve  á  alentar  con  la  que  el  otro  be- 
[be; 


\quel  que  ni  se  anima  ni  acobarJa, 
Esperando  la  lid  la  muerte  aguarda ; 
Huye  UD  soldado  sin  que  el  i'ies¡;o 
[aguarde, 

Y  le  alcanza  la  muerte  de  cobarde; 
lino  acomete  allí  más  diligente, 

Y  se  busca  su  muerte  de  valiente, 
Que  no  se  libran  de  la  muerte  lieva 
^i  el  que  huye,  ni  el  queembiste.ni  el 

[que  espera. 

MARCO  AMOMO. 

Vo,  con  valor,  enojo  y  osadia 
Al  reino  de  los  Partos  llegué  un  dia; 
Salió  su  rey,  su  vestidura  era 
De  pielesremendadas  de  pantera; 
Sacó  eminentes,  pero  no  constantes. 
Castillos  sobre  espaldas  de  elefantes; 
Tal  ejército  el  joven  acaudilla 
Que  ocupa  más  espacio  de  una'milla; 
Son  sus  altas  trincheras  baluartes, 
Al  sol  encubren  rojos  estandartes ; 
Mas,dije,conioel  mundo  no  me  asom- 
[bra, 
«No  importa ,  pelearemos  á  la  som- 
[bra.. 
De  noble  ira,  de  ardimiento  armada. 
Mi  gente  la  embistió  desbaratada; 
Mis  tropas  se  dividen  una  á  una, 
i'ero  las  concertaba  la  fortuna ; 
Si  en  proporción  el  Parto  acometía. 
Su  mesma  ceguedad  le  dividía; 
De  emboscada  miré  salir  airados 
Sobre  veinte  elefantes,  mil  soldados, 

Y  aunque  iban  fijos  antes. 
Tienen  la!  propiedad  los  elefantes 
Que  si  tropiezan ,  sea  del  peso  ó  pena, 
No  pueden  levantarse  del  arena; 

Y  es  preciso,  si  quieren  ir  delante , 
Que  el  mismoquclosguia,  los  levante; 
Pues  cuando  me  buscaron 
En  un  reducto  que  hice,  tropezaron ; 

Y  como  el  que  primero  acomelia 
Levantarse  á  si  mismo  no  podia , 
Quedaba  entre  el  arena  se[iullado 
A  un  tiempo  el  elefante  y  el  soldado 

OCTAVUNO. 

Sobre  un  caballo,  pájaro  sin  pluma. 
Que  á  nado  pasó  el  golfode  su  espuma, 
Que  cuando  al  freno  su  altivez  sujeta, 
Irritado  á  la  voz  de  la  trompeta  , 
Alzó  tanto  al  pisarlas  peñas  duras 
Que  él  mismo  se  miró  las  herraduras, 
Salió  Cleopalra,  más  divina  aurora, 
Animando  su  hueste  vencedora; 
Retirarme  otra  vez  al  mar  procuro 

Y  menos  de  las  aguas  me  aseguro ; 
El  soldado,  que  auxiliosprocuraba. 
Por  saltar  en  el  barco  en  el  mar  daba; 

Y  cual  entre  uno  y  otro  grave  empeño, 
Se  arroja  al  mar  sobre  tronchado  leño; 
Recojo  algunos  que  morir  quisieron, 

Y  de  ser  desdichados  no  murieron. 

mnCO  ANTONIO. 

AlParlovenzo,y  viéndome  triunfante, 
Su  rey  me  llama  el  Asía  militante. 

OCTAVIANO. 

Surco  el  Mediterráneo,  á  Roma  llego 
Rendido  de  Cleopalra.  {Ap. ;  Ah  dulce 

MAnCO  ANTONIO.         [fu^go!) 

Las  aves  me  repiten  la  Vitoria  ,   , 
Los  bronces  la  dedican  a  la  historia. 
OCTAVIANO.  [ras 

Acuérdanme  entre  aquellas  peñas  lie- 
Mi  ruina  negras  aves  agoreras. 

MABCO  AKTONIO. 

Llego  á  verte, y  hallándote  vencido. 
Yo  me  parece  que  el  vencido  he  sido. 

OCTAVIANO. 

Hállele,  y  como  el  Asia  has  sujetado, 


LOS  ASnOES  DE  CLEOPATRA. 
Yo  presumo  que  soy  el  que  he  triunfa- 

MARCO  ANTONIO.  L''"- 

Tu  VOZ  por  todo  el  orbe  se  derrama. 

OCTAVIANO. 

Tú  eres  el  que  da  lenguas  á  la  fama. 

MARCO  ANTONIO. 

Para  que  las  edades  sean  testigos 
De  que  somos  los  dos  fieles  amigos. 

OCTAVIANO  Y  LÉPIDO. 

Y  al  rendir  sus  provincias  una  á  una. 
Préstanos,  Marco  Antonio,  tu  fortuna. 

MARCO  ANTONIO. 

Sí  haré ,  César  Octaviano, 

Y  vive  el  móvil  primero, 
A  cuyo  natural  curso 

Se  arrastran  estotros  cielos. 
Que  ha  de  estrenarse  Cleoi)alia 
Kn  las  iras  de  mi  acero, 
Aunque  embotados  de  herir 
Tenga  sus  filos  sangrientos. 
Marchad  otra  vez ,  soldados ; 
Ea  ,  á  vengar,  compañeros, 
La  sangre  de  los  romanos 
Que  ha  teñido  el  mar  Tirreno. 
Ea ,  á  Alejandría  ,  soldados , 

Y  pésame  que  es  empeño 
En  vencer  una  mujer. 
Cuando  á  tantos  reinos  venzo. 
Lépido,  si  tu  desdicha 

Te  ha  vencido,  y  no  tu  esfuerzo: 
Octaviano,  si  tu  estrella 
Te  ha  vencido,  y  no  tu  aliento ; 
Vo,  que  soy  vuestra  fortuna. 
Vengar  á  los  dos  prometo 
Antes  que  al  ocio  le  encargue 
Este  no  vencido  acero. 
Sólo  descanso  en  la  lid; 
Ea,  á  descansar  marchemos: 
Alto,  á embarcarnos,  amigos; 
Alen  al  mar  con  sus  remos 
Para  semblarle  de  sangre 
Esos  inconstantes  leños ; 
Ea ,  á  vencer  á  Cleopalra , 
Este  encanto  descifremos , 
Que  no  ha  podido  el  valor 
Ver,  siendo  mucho,  eslar  ciego. 
Adiós,  César  Octaviano. 

{Hace  que  se  va.) 

OCTAVIANO. 

Espérate,  que  primero 
Te  he  de  cumplir  la  palabra 
Que  te  he  prometido.  Al  tiempo 
Que  al  Asia  fuiste,  ya  sabes 
Que  fué  de  los  dos  concierto. 
Que  si  vienes  de  la  guerra 
Vencedor,  te  dé  por  dueño 
A  Irene,  mi  hermosa  hermana; 
Tú  has  vencido  ya,  y  supuesto 
Que  haces  tú  por  mi  lo  más  , 
Que  es  vengarme ,  yo  pretendo 
Darte,  pues  me  está  tan  bien, 
A  mi  hermana ,  que  es  lo  menos. 
Irene,  dale  la  mano. 

LÉriDO. 

Echas  á  perder  con  eso 
Nuestra  venganza,  Octaviano. 
¿Vesle  que  airado  y  sangriento 
Se  irrita  de  nuestro  agravio, 

Y  á  tu  ruina  desatento. 
Cuando  le  hallas  diligente 
Le  solicitas  suspenso? 
Déjale  vencer  ahora , 

Que  estorbar  es  desacierto 
Las  atenciones  de  Marte 
Con  las  delicias  de  Venus. 

MARCO  ANTONIO. 

Los  dos  decís  bien  ,  amigos  , 

Y  así ,  tomando  el  consejo 
De  Lépido  v  Octaviano, 


El  favor  agradeciendo. 
Doy  la  mano  y  no  la  doy. 
Bella  Irene ,  ya  soy  vuestro; 
Pero  antes  que  en  esos  lazos 
Se  suspenda  este  ardimiento, 

V  antes  que  pague  amoroso 
Deudas  de  consorte  al  lecho. 
He  de  vencerá  Cleopalra, 

Con  que  cumplo  á  un  mismo  tiempo. 
Quedando  por  dueño  suyo 

V  yendo  á  vengaros  luego 
Con  el  duelo  de  amistad 

Y  de  mi  amor  con  el  duelo; 
Tuyo  soy,  Lépido,  amigo. 

LÉPIDO. 

¿Qué  dices?  ;De  celos  muero! 

MARCO  ANTONIO. 

One  avises  i  mis  soldados 

Que  á  marchar  estén  dispuestos, 

Que  al  África  he  de  embarcarme. 

Tus  órdenes  obedezco  ; 

Vengúeme  el  cielo  de  ti.  {Vasf.) 

OCTAVIANO. 

¿Celia  Irene? 

IRENE. 

¿  César  nuevo? 

OCTAVIANO. 

Déjanos  solos ,  que  hablar 
A  Marco  Antonio  en  secreto 
Conviene  á  un  cuidado  mío. 

IRENE. 

Si  tanto  importa  ya  os  dejo ; 
Menos  valiente  quisiera 

Y  más  amante  á  mi  dueño.       (l'cic.) 

OCTAVIANO. 

Ya  estamos  solos. 

MARCO  ANTOHIO. 

SI,  amigo. 

OCTAVIANO. 

Ninguno  nos  oye. 

MARCO  ANTONIO. 

Es  cierto. 

OCTAVIANO. 

Pues  salga  al  oido  tuyo 
Todo  en  voces  mi  silencio. 

MARCO  ANTONIO. 

¿Qué  dices?  Dime  tu  mal. 

OCTAVIANO. 

;  Oh ,  pluguiera  á  mi  deseo 
Que  en  mi  lengua  y  en  su  voz 
Cupiera  mi  sentimiento! 

MARCO  ANTONIO. 

No  esté  cobarde  tu  pena. 

OCTAVIANO. 

¿Cómo  quieres  tú  que  á  un  tiempo 
De  una  grande  cobardía 
Se  informe  tu  atrevimiento? 

MARCO  ANTONIO. 

¿Cobardía?  ¿Qué?  ¿Has  huido? 
¿Volviste  la  espalda  al  riesgo? 

OCTAVIANO. 

.Major  mal. 

SARCO  ANTONIO. 

No  puede  ser. 

OCTAVIANO. 

Oye  y  sabrás  el  suceso. 
Amigo,  yo  vi  á  Cleopalra... 

MARCO  ANTONIO. 

Tente,  que  has  dicho  más  pres;o 
De  lo  que  explicarlos  quieres 
A  todos  tus  pensamientos. 
¿Te  alícionó  su  hermosura? 
Responde. 


COJltOIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FliA.NClSCO  !)!•  ROJAS. 


OCTAVIADO. 

¡  Pluguiera  al  cielo! 
Ouc  la  uGcioQ  DO  es  amor. 


MARCO  AJiTOSIO. 


;  es? 


OCTAVÍAXO. 

Un  tibio  deseo, 
Que  está  pintado  en  el  alma 
Al  temple  de  los  afectos, 
A  quien  cualquiera  accidente, 
Sea  de  tibieza  ocelos, 
Con  ser  los  que  le  hacen  más 
Le  templan  en  ser  lo  menos. 

MARCO  ANTOXIO. 

¿Pues  qué  tienes? 

OCTAVIANO. 

Tengo  amor, 
Que  está  al  olio  tan  impreso 
En  el  corazón,  adonde 
Fué  toda  alicion  bosquejo. 
Que  no  le  podrá  borrar 
Él  pintor  más  sabio  y  diestro, 
Ni  de  los  celos  las  sombras , 
Ki  de  la  ausencia  los  lejos ; 
Yo  vi  á  Cleopatra  divina 
(Como  te  dije  primero), 

Y  mis  ojos  navegaron 
Las  ondas  de  su  cabello; 
Anegúeme  en  su  hermosura, 

Y  dije  al  ver  sus  luceros: 
¿Cómo  causan  la  borrasca 
Los  que  influyen  tan  serenos  ? 
;  Ay  de  mi  I  que  ya  no  soy 

fíi  "puedo  ser  aquel  mesnio 
Que  burló  como  dormido 
Lo  que  lloró  como  ciego; 
Vencióme,  y  enamóreme, 
Pero  no  hizo  mucho  en  eso, 
Que  me  rindió  el  corazón 

Y  es  él  el  que  da  el  esfuerzo ; 
Til  eres  mi  amigo  y  mi  hermano, 
Til  partes  agora  al  reino 

De  Cleopatra  á  conquistar 

Los  imposibles  de  un  cielo ; 

Tú  eres  dichoso,  yo  soy 

El  más  infeliz  extremo 

De  la  fortuna  inconstante ; 

Tanto,  que  en  las  lides  hecho 

A  perder  con  mi  fortuna 

Cuanto  emprendo  con  mi  acero ; 

A  ti  todas  las  estrellas 

Te  favorecen;  yo  tengo 

Por  tres  enemigos  mios 

A  Júpiter,  Marte  y  Venus; 

Y,  en  lin,  soy  tan  infeliz 

Que  me  he  enamorado :  en  esto 

Conocerás  mi  fortuna; 

Y  asi,  noble  amigo,  puesto 
Que  eres  dichoso,  hazme  tú 
Feliz:  conquístame  el  cetro 
De  Cleopatra,  soldé  Egipto; 
Vé  á  conquistarme  el  imperio 
De  sus  ojos,  á  quien  paga 

El  dios  de  la  venda  feudo; 
Si  la  vences  con  tu  dicha; 
Quédate  tú  con  su  cetro, 

Y  parte  luego  conmigo 

Su  hermosura ;  yo  no  puedo 
Lograrme  por  mi  esta  dicha, 
Tenme  lástima,  que  llego 
A  hacer  las  lágrimas  voces, 

Y  hacer  ojos  sus  acentos ; 
Vence,  y  logre  yo  sus  rayos, 

Y  pues  ha  sido  concierto 
Partir  los  dos,  como  amigos, 
Del  mundo  todos  los  reinos, 
Tómate  tú  todo  el  mundo, 

Y  dame  á  Cleopatra  en  premio. 
Porque  vale  más  Cleopatra  [los. 
Que  el  mundo,  aunque  entren  los  cie- 


MABCO  ANTONIO. 

Con  sentir  verte  vencido. 
No  es  eso  lo  que  más  siento. 
Sino  que  pueda  en  tí  más 
Tu  amor  que  un  vencimiento; 
Tú  que  das  voz  á  la  fama, 
A  las  edades  ejemplo, 
;.llas  de  ser  de  un  ciego  dios 
Indigno  y  extraño  objeto? 
Templa,  templa  esas  pasiones. 

OCTAVIANO. 

Amigo  Antonio,  no  puedo. 

HAncO  ANTONIO. 

/Tú  con  ojos  en  las  lides? 
¿  Y  tú  en  las  delicias  ciego? 
¿Tú  enamorado? 

OCTAVIANO. 

¿Pues  tú 
No  tienes  amor? 

MARCO  ANTONIO. 

Conlieso 
Que  « Irene,  tu  hermana,  adoro, 
Ya  por  mi  e.<:posa  y  mi  duefio ; 
Pero  es  amor  tan  templado 
Que  á  vengarte  voy  resuelto 
Por  no  embarazar  mi  ira 
Con  mi  amor ;  luego  es"primcro 
Todo  este  valor  que  irrito. 
Que  todo  este  amor  que  templo. 

OCTAVIANO. 

Como  ya  es  Irene  tuya 
Estás  templado. 

BARCO  ANTONIO. 

No  es  eso. 
Sino  que  es  ofensa  mía 
La  que  es  de  los  dos ,  y  quiero. 
En  dos  extremos  tan  gVandes, 
Valor  y  amor,  que  sea  menos 
Amor,  que  es  extremo  y  vicio. 
Que  valor,  virtud  y  extremo. 
Convéncete. 

OCTAVIANO. 

No  es  posible. 

MARCO  ANTONIO. 

Indigna  el  valur. 

OCTAVIANO. 

No  acierto. 

MARCO  ANTONIO. 

¿  Y  la  adoras? 

OCTAVIANO. 

Ko  es  humana. 

MARCO  ANTONIO. 

¿No  hay  remedio? 

OCTAVIANO. 

Ko  hay  remedio. 

MARCO  ANTONIO. 

Pues  supuesto  que  te  miro 
Incapaz  de  mi  consejo, 
Y  pues  tú  no  puedes  más 
Contigo,  y  tampoco  puedo 
Fallar  á  lá  obligación 
Que  á  mi  fe  y  mi  sangre  debo , 
Yo  le  entregaré  vencido 
Ese  aparente  portento 
Que  le  han  ungido  imposible 
Los  entes  de  tus  deseos. 
Partid  al  puerto,  soldados; 
Ociaviano,  yo  prometo 
De  no  volver  á  la  Europa 
Sin  que  á  ti ,  rey  verdadero 
De  la  otra  mitad  del  mundo 
Que  con  mi  espada  granjeo, 
Traiga  para  eterna  fama 
La  gran  Cleopatra  por  feudo 

OCTAVIANO. 

¿Eres  mi  amigo? 


MARCO  ANTONIO. 

Y  tu  hermano. 

OCTAVIADO. 

Y,  en  fin .  ¿prometes  de  nuevo 
Que  será  iiiia  Cleopatra 


OCTAVIANO. 

Mis  brazos 
Son  de  tus  lealtades  premio. 

MARCO  ANTONIO. 

Quédale. 

OCTAVIANO. 

El  cielo  te  guardo. 
Mira, amigo,  que  recelo... 

MARCO  ANTONIO. 

Fortuna  tengo  y  valor. 

OCTAVIANO. 

Recelo... 

MARCO  ANTONIO. 

No  tengas  miedo, 

OCTAVIANO. 

QucCleop:tra... 

Salen  IHENE  y  LÉVIDQ por dus 

puertas. 

IRENE. 

Va  otra  vez 
Al  ruido  del  metal  hueco 
Se  conciertan  tus  soldados. 

LÉPIDO. 

Va  al  son  de  Marte  sangriento 
Templadas  las  cajas  tocan 
A  marchar. 

MARCO  ANTONIO. 

Ea,  marchemos, 
Hijos  mios.— Bella  Irene, 
Dame  los  brazos. 

IRENE. 

En  ellos 

Quisiera  dejarte  el  alma. 

{Abrázanse.) 

MARCO  ANTONIO. 

Yo  vendré  á  adorarte. 

IRENE. 

El  cielo 
Te  vuelva  á  Europa. 

MARCO  ANTONIO. 

Él  querrá 
Que  goce  tus  brazos  presto.— 
Lépido,  adiós. 

LÉPIDO. 

El  le  traiga 
Tan  presto  como  deseo. 

OCTAVIANO. 

Mira  queme  das  palabra... 

MARCO  ANTONIO.  (.4  la  piterlo.) 
^o  acuerdes  lo  que  te  ofrezco; 
La  lealtad  tiene  memoria. 

IRENE. 

Advierte,  esposo,  que  temo... 

MARCO  ANTONIO. 

No  temas. 

IRENE. 

Quiérote  bien. 

MARCO  ANTONIO. 

Pues  advenid  ,  que  si  dentro 
De  un  año  no  hayan  venido 
Soñas  de  mi  vencimiento. 
Es  que  el  valor  y  fortuna 


Se  ban  trocado  tan  adversos 
Que  él  la  ha  influido  desdichas 

Y  ella  amenaza  los  riesgos, 
j  Y  me  iréis  á  socorrer  1 

LÉPIDO. 

Yo  lo  jure. 

OCTAVIANO. 

Yo  lo  ofrezco. 

IRENE. 

Y  yo  he  de  ir  á  acompañarlos. 

MABCO  AMOMO. 

Eslo  admiro. 

OCTAVIANO. 

Esto  concierto. 
{.\p.  Dale  laureles,  Tormua.) 

IRENE. 

Vclvedleá  Europa,  deseos. 

UAKCO  ANTONIO. 

Tráigame  el  cielo  triunfante. 

LÉPIDO.  [Ap.) 

No  vuelvas  ruego  á  los  cielos. 
( Vanse.) 

Sale  CAIM.iN. 
caima:^. 
Yo  soy  un  pobre  romano, 
Que  vino  sin  cobardía 
Al  reino  de  Alejandría 
Con  el  César  Octaviano ; 

Y  en  la  batalla  después, 
Viendo  que  con  los  gitanos 
No  me  vallan  las  manos, 
Me  aproveché  de  los  pies; 
Pero  yo  estoy  satisfecho. 

Que  huir,  como  hombre  mortal 
l.ucgo,  luego,  hace  gran  mal , 
Después,  después,  gran  provecho; 
Que  queda  un  hombre  corrido 
Dice  el  vulgacho  malvado; 
Mas  al  huir  me  he  quedado 
Como  si  no  hubiera  ido; 
üijome  Oclaviano  fiero 
Uesu  ruina  en  el  afán: 
—DI, ;.  por  qué  huyes.  Caimán ; 

Y  yo  dije  :  —Porque  quiero; 
—Si  mueres,  dijo,  es  muy  cierto 
Que  tu  fama  el  urbe  aclama; 

— ¿  Y  qué  he  de  hacer  con  la  fama, 

Le  dije,  después  de  muerto?- 

Señores,  ¿no  es  necedad 

Que  haya  hombre  de  tal  suerte 

Que  se  deje  dar  la  muerte 

Por  tener  posteridad  ? 

iPor  dar  lineas  á  la  historia 

Haya  quien  llegue  á  lidiar? 

;.Que  se  entre  un  hombre  á  matar 

Pur  dejar  grande  memoria? 

Hombre,  á  tu  valor  incierto 

El  engañóte  apercibo; 

¿No  hay  quien  se  acuerde  de  un  vivo, 

Y  quiere  memoria  un  muerto? 
Ahora  volvamos  al  caso : 

En  la  lid  sangrienta  y  dura, 
Deste  monte  en  la  cs"pesuia 
Me  escapé  paso  entre  paso; 
Volviéronse  los  romanos, 
Pero  aunque  en  Alejandría 
Se  quedó  mi  cobardía. 
No  me  conocen  gitanos; 
Pues  estoy  pobre,  yo  quiero, 
Y'a  que  no  soy  buen  soldado, 
üuscar  un  oficio  honrado 
Que  me  valga  algún  dinero ; 
¿Seré  sastre?  es  devoción 
Ser  sastre  muy  abatida. 
Que  he  de  andar  toda  la  vida 
Acuestas  con  el  pendón. 
¿Aljebista?  voy  errado; 


LOS  ÁSPIDES  DE  CLEüPATP.A. 
Pesconcerlaré  costillas. 
Venderé  lindas  pastillas 
De  ámbar  siendo  pan  mascado; 
listo  no  se  disimula, 

Y  aun  no  se  fraguarlas  yo. 
¿Haréme  médico?  no. 

Se  mucho,  y  no  tengo  muía. 
Con  ropón  seré  letrado , 
Que  libros  no  es  menester; 
Boticario  quiero  ser. 
Que  es  oficio  redomado ; 
Pues  con  vender  cada  vez. 
Que  ocasión  precisa  halle 
Cuatro  piedras  de  la  calle 
Molidas  en  almirez, 
Con  cuatro  rótulos  sólo. 
Con  venderá  tontos  mil 
Kl  aceite  del  candil 
l'or  aceite  de  vitriolo: 
Con  que  venda  á  cuantos  ven 
Que  en  mi  tienda  se  trabaja 
El  agua  de  la  tinaja 
Por  el  agua  de  llantén; 

Y  por jarabe  después 
Vender  miel  de  letuario. 
Queda  un  hombre  boticario 

Y  queda  rico  en  un  mes; 
Ptro  no  quedarán  salvas 
Honra  y  fama  que  he  guardado: 
Que  dirán  que  un  hombre  hourado 
lia  nacido  entre  las  malvas. 
¿Seré  alcahuete?  No  inquiete 

Mi  codicia ,  que  es  mi  fama. 
iNo  le  dan  nada  á  una  dama  , 
¿  Qué  darán  á  un  alcaliuele? 
¿Pues  á  qué  oficio  idolatra 
Mi  codicioso  desvelo? 

Sa/e  LIDIA. 

LIRIA. 

.lusticia  venga  del  cielo 
Sobre  la  reina  Cleopatra. 
Apelaré  del  rigor 
Con  que  al  precepto  me  irrilo , 
¿Que  haya  mandado  en  Egipto. 
Que  no  haya  quien  tenga  amor' 
¿Que  con  su  casta  pureza 
I,a  cruel  Cleopatra  intente 
Derogar  por  accidente 
Lo  que  obra  naturaleza? 
Si  con  ser  irracionales 
En  la  tierra  y  mar  mejor. 
Se  tienen  también  amor 
Peces ,  plantas  y  animales. 
Desde  que  há  que  lodos  ven 
Este  precepto  importuno. 
No  encuentro  hombre  ninguno 
Que  no  me  parezca  bien. 
Con  dos  mil  faltas  escojo 
A  lodos,  tan  torpe  soy, 
Que  tras  un  tuerto  me  voy 
Porque  me  hace  del  ojo. 

Y  cuando  llegue  á  fallar 

Un  tuerto,  que  querré  advierto 
A  un  calvo,  con  ser  bien  cierto 
Que  no  le  puedo  pelar. 
A  un  lindo  mi  tema  rara 
I,(  pone  ducientos  nombres ; 
Si  es  feo,  digo :  los  hombres 
No  han  de  tener  buena  cara. 
Si  un  chiquito  hallo  en  la  calle , 
Digo:  aqueste  me  merece ; 
Si  un  largo:  ¡qué  bien  pari'ce 
V.n  los  hombres  un  buen  talle ! 

Y  de  tal  suerte.se  ven 

Mis  ansias,  porque  me  asombre, 
Oiie  me  vengo  tras  este  hombre 
l'or(|ue  me  parece  bien. 
;  Que  nuestra  reina  aperciba, 
Porque  su  virtud  se  crea. 
Que  la  que  adúltera  sea 


I.a  saquen  á  quemar  viva ! 

;  Y  que  otra  lej  nos  advierta, 

Porque  el  riesgo  se  repare. 

Que  la  que  se  descuidare 

l,a  saquen  á  quemar  muerta! 

Señores  mios,  protesto 

Que  me  endiablo  ó  enquillotro, 

¿Qué  les  queda  para  esotro 

Si  queman  aqui  por  esto? 

Esta  sujeción  cansnda 

Más  á  mi  deseo  aumenta; 

Viva  yo  agora  contenta 

Y  muera  después  quemada. 

Pero  tengo  tal  estrella 

Que  no  ha  de  quererme  creo 

CAIMÁN.  {Ap.) 
■Mujer  es  esta,  y  deseo 
Parecer  hombre  con  ella. 
LIDIA.  (.Ip.) 
Yo  me  llego. 

CAIMÁN.  {Ap.) 

¡Hay  tal  menguado! 
¿Qué  tardo?  Quiero  llegar. 

LIRIA.  {Ap.) 

.\unque  me  hayan  de  quemar. 

CAIMÁN. 

Sea  Júpiter  alabado. 

LIDIA. 

Por  siempre,  y  pase  adelante; 
Pues  ya  en  la  ocasión  me  veo. 

CAIMÁN. 

¿  Habrá  un  poquito  de  empico 
Para  un  amor  vergonzante? 

LIDIA. 

No  faltará. 

CAIMÁN. 

¡Que  piedad! 

LIBIA. 

Llegue  y  no  tenga  recelo; 
Acerqúese,  hermano. 

CAIMÁN. 

El  cielo 
Le  pagúela  candad. 

LIDIA. 

Tome. 

{Dale  la  mano.) 

CAIMÁN. 

Pagúeoslo  Cupido; 
De  hambre  sólo  la  tomo. 
Tres  meses  há  que  no  como 
Mocado  de  lo  que  pido; 
Va  que  en  amoroso  lazo 
l'aii  piadosa  os  alargáis 
Que  un  poco  de  mano  dais. 
Dadme  un  bocado  de  un  brazo. 

LIDIA. 

Tómele.  {Abrázale.) 

CAISIAN. 

¡Qué  alma  tan  pial 

LIBIA. 

Yo  soy  una  pecadora; 
Óyeme,  hermano. 

CAIMÁN. 

¿Señora? 

LIRIA. 

Véngaseme  acá  otro  dia. 

{Ap.  Más  á  quererle  me  incito.) 

CAIUAN. 

Digame,  ¿por  qué  razón? 

LIDIA. 

Hermano,  la  privación 
Es  causa  del  apetito. 

CAIMÁN. 

Su  fineza  be  de  estimar. 
Seré  su  amante  muy  fiel. 


426 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


LIDIA. 

Raef;o  al  cielo  que  por  él 
No  me  saquen  á  quemar. 

CAIMAM. 

¿Quemar? 

LIBIA. 

Es  ley  promulgada 
Contra  el  Lumanoapelilo. 

CAIHAX. 

Si  ello  es  después  del  delito. 
Quémenle  ,  no  importa  nada. 
i  Y  en  el  castigo  se  encierra 
ti  hombre  también? 

LIBIA. 

No. 
caiua:!. 

DI, 
¿Sólo  á  las  mujeres? 

LICIA. 

Si. 

CAIUAM. 

No  me  voy  yo  desta  tierra. 

LIBIA. 

Con  pasiones  tan  erradas, 
¿Cómo  á  amarme  te  acomodas? 
Respóndeme. 

CAIMÁN. 

Porque  á  todas 
Las  deseo  ver  quemadas. 
Y  el  quererle  ahora,  es 
Según  de  la  ley  conlio... 

LIBIA. 

Dime ,  ¿por  qué?  Caimán  mió  ! 

CAIMÁN. 

Porque  te  quemen  después. 
VOCES.  (Dentro.) 
i  Plaza ,  plaza ! 

CAIMÁN. 

Al  anfiteatro 
Que  est.i  del  mar  á  la  orilla , 
La  Reina  entra. 

LIBIA. 

Maravilla 
Del  mundo  es  este  teatro. 
Va  diyü  que  no  te  quiero. 

CAIMÁN. 

Yo  desde  hoy  te  he  de  querer. 
Que  espere  que  le  he  ver. 

LIDIA. 

¿Adonde? 

CAIMÁN. 

En  el  quemadero. 
Salen  CLEOPATR A,  LELIO,  de  larba^ 

SOLDADOS  y  ACoaPAÑAMIENTO  lie  hom- 

brei. 

LELIO. 

Reina  de  Egipto,  sol  de  Alejnndría, 
Luz  que  escribe  en  la  luz  que  paula  el 
[día. 
Comparación  tú  sola  á  tu  grandeza. 
Símbolo  sola  tú  de  tu  pureza  ; 
Uue  el  ser  tan  generosa 
Te  hace  que  parezcas  más  hermosa  ; 
Excepción  de  la  regla  ,  aun  no  creida, 
Pues  no  eres  fea  y  eres  entendida , 
Que  del  amor  burlaste  los  engaños, 
l'rudente  sin  la  costa  de  los  años. 
Hoy,  que  de  escamas  rústicas  plalea- 

[düS 

Los  peces  de  tus  luces  deslumbrados 
Salen  del  ni.ir,  que  tu  verdad  serena 
Hasta  quedarse  en  seco  en  el  arena. 
Hoy,  pues,  que  al  permitir  tus  rayos 

,      [rojos 

Las  águilas  peligran  en  '.us  ojos,  [yos 
Cuando  hidrópicos  llegau  sus  desma- 


A  beberse  el  concurso  de  tus  rayos; 
Hoy,  que  conoce  la  teñida  rosa... 

CLEOPATRA. 

Delente,  no  me  alabes  por  hermosa; 
En  vano,  Lelio,  á  mi  beldad  prelieres; 
Alaba  mi  valor,  si  alabar  quieres, 

Y  no  antepongas  cuando  yo  le  asombre 
Indicios  de  mujer  á  señas  de  hombre. 
¿Yo  no  he  vencido  áLépido  el  romano? 
¿Yo  no  teñí  de  espumas  el  mar  cano? 
).Vo  de  sus  popas,  árboles  y  quillas. 
No  he  fabricado  túmulos  de  astillas? 
¿Vo  no  vencí  áOctaviano  en  esa  playa. 
Que  aunque  se  enoje ,  el  mar  le  tiene 
¿Yo  no  dejo  grabada  [á  raya? 
En  la  tesia  de  hueso  flecha  alada 

Al  venado,  que  es,  sin  dar  engaños, 
Rústico  coronista  desús  años. 
Pues  para  que  los  lea  el  que  los  cuente 
Se  imprimen  los  instantes  en  la  frente? 
¿Yo  á  Marco  Antonio,  á  quien  el  Asia 
[aclama, 
Ese,  de  quien  es  voz  toda  la  fama , 
A  que  venga  no  espero 
A  estrenarse  en  los  lilos  de  mi  acero? 
¿Pues  este  vencimiento,  esta  grandeza, 
Débese  á  mi  valor  ó  á  mi  belleza? 
¿No  los  venció  mi  espada?  Si ,  ella  ha 
[sido; 
Pues  si  mi  espada  es  la  que  ha  vencido 

Y  mi  hermosura  no,  que  no  es  segura 
No  alabes  desde  hoy  más  á  mi  hermo- 

[sura 
¿  Quién  puede  haber  que  sea  tan  osado 
Quedigaqueá  mis  ojos  se  ha  inclinado? 
¡Que  si  alguno  me  diera  esos  enojos, 
Yo  misma  me  sacara  á  mí  mis  ojos ! 
Si  esta  alma  que  á  mi  me  anima  rara. 
Del  sol ,  con  ser  deidad ,  se  alicionárj 
Del  mismo  al  contemplarle 
Me  dejara  cegar  por  no  mirarle. 
;  Oh  ,  quién  trocara  el  sexo  recibido ! 
De  una  mujer  me  pesa  que  he  nacido, 
Por  ser  mujer,  que  á  ser  flaqueza  toca; 
¡Oh,  sí  hubiera  nacido  de  una  roca  1 

LELIO. 

Sentarte  agora  puedes,  [des. 

Que  pues  es  día  hoy  de  hncer  merce- 
Puesconaplauso,queserán  tus  glorias. 
Celebra  Alejandría  tus  Vitorias, 
Que  renueves  le  digo 
Al  perdón  los  preceptos  del  castigo. 

CLEOPATRA. 

Cualquier  delito  mis  piedades  crea. 
Como  el  romper  la  castidad  no  sea. 
{Siéntase.) 

LELIO. 

En  estos  dos  empecemos 
Que  has  de  sentenciar  agora. 

CLEOPATHA. 

¿Quién  son  esos  dos? 

LELIO. 

Señora, 
Dos  prodigios,  dos  exiremos; 
Uno  esiá  preso,  porque 
Es  tan  tierno  ó  es  lan  blando. 
Que  está  siempre  enamorando 
A  cuantas  mujeres  ve ; 

Y  olro  quiere  pretender 
Premios,  que  es  juslo  que  pida, 

Y  es  de  que  en  toda  su  vida 
Nunca  ha  hablado  con  mujer  ; 
Este  pide  que  te  obligues 
Desta  obediencia. 


Y  el  olro  pide  también..; 


CLEOPATIIA. 

¿Que  pide? 

LELIO. 

Que  le  castigues. 

CLEOPATRA. 

i  Extremo  notable  ha  sido ! 

LELIO. 

Que  esto  eslá  probado  inDere. 

CLEOPATRA. 

En  fin  ¿uno  á  todas  quiere, 

Y  olro  a  ninguna  ha  querido  ' 

LELIO. 

El  premio  y  castigo  libre 
Igual  de  justicia  el  peso. 

CLEOPATRA. 

Pues  rolladme  al  que  está  preso 

Y  preiidedme  al  que  está  libre ; 
Que  si  ese  quiere  una  á  una 

A  todas  juntas,  seinGere, 
Que ,  pues  á  todas  las  quiere. 
No  tiene  amor  á  ninguna ; 

Y  por  evidente  ten, 
Aunque  tu  engaño  lo  ignora. 
Que  ese  que  á  ninguna  adora, 
Es  que  á  alguna  quiere  nien ; 
Pues  perdone  mi  graudeza, 

Y  castigue  mi  porlia 
Del  uno  la  hipocresía 

Y  del  otro  la  flaqueza. 

LELIO. 

Prosigo  por  éste. 

CLEOPATRA. 

Di. 

LELIO. 

Un  hombre  de  baja  suerte 
Está  condenado  á  muerte , 
Porque  dice  mal  de  ti. 

CLEOPATRA. 

¿Qué  dice? 

LELIO. 

Ahora  lo  sabrás: 
Que  eres,  dice  el  maldiciento. 
Generosa  solamente 
Porque  se  diga  que  das; 

Y  después  desta  malicia. 
Con  nueva  temeridad. 
Que  sólo  es  en  tí  crueldad 
Lo  que  parece  justicia; 

Que  eres  soberbia,  impaciento," 
Que  eres  vana, codiciosa, 

Y  que  el  nacerían  dichosa 
Te  hace  parecer  valiente. 

CLEOPATRA. 

¿Hay  atrevimiento  igual? 

Y  dime,  Leliii,  también 
Si  dice  de  alguno  bien. 

LELIO. 

No  hay  de  quien  no  diga  mal. 

CLEOPATRA. 

Pues  yo  revoco  esa  pena 
Por  lo  que  á  todos  me  iguala , 
Que  era  señal  de  ser  mala 
Si  dijera  que  era  buena. 
Selladle ,  y  logre  esta  suerte , 
Pero  en  esto  se  repare. 
Que  al  punto  que  me  alabare , 
Mando  que  le  den  la  muerlc. 
Porque  en  un  extremo  tal 
No  me  estaba  bien  anuí 
Que  hable  sólo  bien  de  mi 
Quien  de  todos  habla  mal. 

CAIMÁN. 

Señora,  si  asi  libráis 
El  perdón  para  la  ofensa. 
Si  cuando  el  castigo  piensa 
Al  que  murmura  premiáis ; 
Por  Júpiter,  vuestro  dios, 


Os  suplica  mi  culilado. 
Que  me  admitáis  por  criado, 
Que  yo  diré  mal  de  vos: 
Que  me  recibáis  coiitio. 

CLEOPATRA. 

¿En  qué  oflclo? 

CAIUAX 

Si  es  razón , 
Pido  que  me  hagáis  bufón. 

CLEOPATRA. 

¿Por  qué? 

CAIMÁN. 

Porque  soy  muy  frió. 

CLEOPATRA. 

¿De  dónde  sois? 

caiua:<. 
Soy  romano, 

Y  ser  gitano  querría. 

CLEOPATRA. 

¿QuicD  os  trujo  á  Alejandría? 

CAIMÁN. 

¿Quién?  el  César  üclaviano. 

CLEOPATRA. 

Y  en  la  batalla  se  ve 
Que  os  perdisteis. 

CAIMÁN. 

Kelna,  si, 
Al  principio  me  perdí , 
Pero  á  la  postre  me  Lallc. 
Huí  de  ti,  y  en  Egiio 
Escondido  be  estado. 

CLEOPATRA. 

Pues 
¿Cómo  huíste? 

caima:*. 
Con  los  pies. 

CLEOPATRA. 

¿Seréis  gallina? 

CAIKAN. 

Un  poquito. 
Sale  UNA  MCJEH  lapada. 

LELIO. 

La  mujer  que  ves  está 
Sentenciada  á  quemar. 

CAIMÁN. 

¡Palo! 

LELIO. 

Con  un  hombre,  su  amor  ciego 
Tus  preceplos  ha  violado; 
El  delito  esta  prohado. 

CLEOPATRA. 

Pues  ejecútese  luego. 

UCJER. 

Si  estas  lágrimas  que  lloro 
Pueden  templar  tu  rigor. 
Sabe,  que  él  me  llene  amor 
Al  paso  que  yo  lo  adoro. 

Y  acúsele  tu  piedad 
Este  error  escandaloso. 
Que  con  palabra  de  esposo 
Le  eniregiié  mi  voluntad. 

A  que  me  la  cumpla  aguarde 
La  piedad  que  en  ti  se  espera. 

CLEOPATRA. 

¿No  aguardarais  que  os  la  diera? 

MUJER. 

Ya  me  la  ofrece. 


Que  la  perdonéis  os  digo. 
Que  ha  de  parecer  muy  nial 
Por  £er  mujer  principal , 
La  infamia  deste  castigo. 


LOS  ÁSPIDES  DE  CLEOPATliA. 


CLEOPATRA. 

De  esa  campaña  espaciosa 
De  flores  y  áspides  llena 
Dos  áspides  aplicad, 

Y  en  sus  alevosos  brazos 
Tengan  ponzoñosos  lazos 
Que  indicios  de  mi  crueldad 
La  aflijan  con  tal  dolor. 
Que  se  reduzga  mortal 
En  ponzoñan-racional 
La  ponzoña  del  amor. 
Esta  sangre  de  amor  ciego 
Este  tormento  desangre , 
Sea  mi  castigo  la  sangre, 
Pues  no  queréis  que  sea  á  fuego. 

MUJER. 

El  cielo,  puesto  que  muero, 
Con  justicia  soberana. 
Permita,  reina  tirana. 
Que  te  mate  un  áspid  fiero. 

Y  también  llego  á  pedir. 
Que  por  más  sangrienta  espada 
Mueras  tan  enamorada 
Como  yo  voy  a  morir. 

CLEOPATRA. 

Esa  desdicha  no  espero 
Pues  con  justa  causa  mueres. 

MUJER. 

Y  si  algún  hombre  quisieres. 
Se  dé  muerte  con  su  acero. 

CLEOPATRA. 

Vete. 

UDJER. 

El  ciclóte  maldiga. 
Vengúeme  el  cielo  de  ti. 

CLEOPATRA. 

Yo  vivo  segura  en  mi. 

MUJER. 

Y  otra  vez  pido,  enemiga. 
Que  pruebes  tanto  el  dolor, 
Que  antes  que  yo  en  esta  suerto 
Pruebe  efectos  de  la  muerte, 
Pruebes  efectos  de  amor ; 

De  ti  seas  escarmiento, 

Y  tengas  como  yo  el  liii.  (IV/sc) 

ÍTucni¡.) 

CLEOPATRA. 

¿Mas  qué  sonoro  clarin 
líompela  región  del  viento? 

LELIO. 

Vuelve  los  ojos  á  la  mar  serena, 
Veríis  su  playa  de  bajeles  llena, 
Ducienlas  y  más  naves. 
Peces  del  aire  y  de  la  espuma  aves, 
Clin  no  seguro  paso 
Vienen  cortando  al  mar  el  azul  raso ; 
Un  pájaro  de  pino  en  vez  de  pluma 
Hace  de  azul  cristal  nevada  espuma. 
Son  sus  flámulas  bellas  carmesíes. 
Sus  árboles  se  engastan  de  rubíes ; 
Del  ébano  que  al  sol  la  cara  empache, 
La  popa  trae  relieves  de  azabache; 
De  bronce  el  espolón  que  le  asegura, 
A  quien  supo  bordar  la  arquiteclura  ; 

Y  trae,  porque  la  tenga  el  sol  decoro. 
Palamenta  de  plata  y  timón  de  oro. 

CAIMÁN. 

Ya  en  el  mar  cristalino 
Las  abatió  de  enfermo  lino. 

LELIO. 

Ya  el  áncora  á  su  curso  alado  enfrena, 
I'iada  á  la  constancia  de  la  arena. 

CLEOPATRA.  [arrojado; 
Ya  un  hombre  en  nuestra  orilla  se  ha 
¡Llega  á  mis  iras,  infeliz  soldado! 


LELIO. 

De  paz  es  la  bandera  que  despliega; 
Llega,  infeliz  soldado. 

CLEOPATRA. 

Llega,  llega, 

Y  pues  de  tu  valor  das  testimonio. 
Di,  ¿quién  eres,  soldado? 

BARCO  ANTONIO.  {Deitíro.) 

Marco  Antonio. 

CLEOPATRA. 

Temor  de  oir  su  nombre  he  recibido. 

Y  esta  es  la  vez  primera  que  he  temido; 
Pero  es  valor  este  temor  primero; 
Echar  el  velo  ámi  hermosura  quiero; 
Que  pues  mi  espada  el  triunfo  me  ase- 
No  quiero  que  levenzami  hermosura. 

LELIO. 

Llega,  romano. 

CLEOPATRA. 

(Toda  soy  de  hielo! 
{Échase  el  velo  en  la  cara.) 

Sale  MARCO  ANTONIO. 

MARCO  ANTONIO. 

Guarde,  Cleopaira,  tu  hermosura  el 

CLEOPATRA.  [ciulü. 

Vete,  Calman. 


Obedecerte  intento. 

(IVíse.; 


Vete,  Lelio. 


SI  iré.  {Vuse.) 

CLEOPATRA. 

Tomad  asiento. 
{Siénianse  sin  mirarse.) 

MARCO  ANTONIO. 

Cleopatra  valerosa, 
Segiiii  dice  la  fama,  muy  hermosa. 
Que  eslo  que  agora  menos  te  asegura. 
Pues  yo  no  he  de  rendirme  á  tu  lier- 
[mosuia; 
Reina  de  Egipto,  no  como  solía , 
I'oniue  lioy  ha  de  ser  mía  Alejamlria. 
Yo  vengo,  asi  una  ofensa  restituyo, 
A  llevarte  á  mi  reino  por  el  tuyo." 


Marco  Antonio  imprudente. 

Para  con  los  cobardes  muy  valiente, 

Y  según  el  clarín  armonioso 

Para  con  infelices  venturoso; 

iNo  rey  del  Asia  ya  como  solia. 

Porque  el  Asia  también  ha  de  ser  mía; 

Vuélvete  al  mar  salado. 

Si  no  quieres,  quedando  aprisionado 

En  mi  reino,  que  llama  Europa  suyo, 

Que  vaya  luego  á  conquistar  el  tuyo; 

Que  á  Lépido  he  vencido,  ¿no  lo  sabes? 

MARCO  ANTONIO. 

Dióle  sepulcro  el  mar  a  ochenta  naves. 

i  CLEOPATRA. 

A  Octaviano  venció  mi  brazo  airado. 

I  MARCO  ANTONIO. 

\  Kl  se  dejó  vencer  de  enamorado  ; 
I  Tus  ojos ,  me  contó  que  le  rindieron. 

CLEOPATRA. 

I  Pese  á  mis  ojos  si  ellos  le  vencieron; 

(Lcvántanse.) 
¡Viven  ellos,  que  al  sol  causan  enojos. 
Que  DO  te  he  de  enseñar  á  ti  mis  ojos, 
Poraue  al  verte  vencido, 

I  No  digas  que  mis  ojos  te  han  rendido! 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FIIANCISCO  DE  ROJAS. 


«ASCO  *NTo:no.  [¡tq, 

Pues  yo  b!en  sé  cuando  á  tu  luz  me  lle- 
gue DO  puede  rendirme  elaniorciego. 

CLEOPAinA. 

Aunque  verme  deseas , 
Sov  niucbo  JO  para  que  lü  me  veas ; 
M  lie  Ue  verle,  por  no  darte  indignado 
Los  méritos  de  haberle  yo  mirado. 

MARCO  ANTONIO. 

Aunque  eso  dices,  responderle  puedo. 
Que  DO  me  ves,  por  no  tenerme  miedo. 

CLEOPATRA. 

Y  tu  valor  mirarme  no  procura. 
Porque  teme  rendirse  á  mi  hermosura. 

MARCO  A.NTOMO. 

Y  aunque  mirara  de  tu  luz  el  fuego... 

CLEOPATRA. 

¿Qué  hicieras -si  me  vieras? 

(Dscúbrese,  y  miraiise.) 

MARCO  ANTO.MO. 

Morir  luego. 

CLEOPATRA. 

Vete,  apártate,  joven,  porque  al  verle 
Estoy  viendo  la  imagen  de  mi  muerte. 

MARCO  ANTOMO. 

No  le  apartes,  dulcísima  homicida. 
Que  en  ti  miro  la  imagen  de  mi  vida. 

CLEOPATRA.  [le. 

No  sé  lo  que  contemplo  al  conlcmplar- 
Que  me  infunde  temor  para  miraile. 

MARCO  ANTONIO. 

No  sé  qué  estrella  á  mi  infelicc  suerte 
Le  ha  influido  valor  para  quererte. 

CLEOPATRA. 

;  Qué  haré  para  templarme?        [me. 
Quiero  inclinarme  y  no  puedo  incliuar- 

MARCO  ANTONIO. 

;,  Qué  contrario  es  al  tuyo  mi  destino? 
No  quisiera  inclinarme,  y  más  me  in- 

CLEOPATRA.  [clino. 

Di,  si  eres  tan  galán,  Antonio  airado, 
¿Porqué  hablabas  con  iras  de  soldado? 

MARCO  ANTONIO. 

Si  eras  divina,  porque  amor  te  crea, 
¿Porqué  hablablas  con  señas  de  ser 

CLEOPATRA.  [Tca' 

Hombre,  que  templas  cuantos  das  eno- 

[ios, 

No  turbes  las  quietudes  de  mis  ojos. 

MARCO  ANTONIO.  [doí, 

niena ,  que  asi  me  obligas  con  geuii- 
No  turbes  la  atención  á  mis  oidos. 

CLEOPATRA. 

Antonio,  vele,  tarde  me  resisto. 
Yo  me  voy  á  morir  de  haberte  vislo. 

«ARCO  ANTONIO. 

;  Oh  quién  de  si  se  huyera  ! 

{Hace  que  se  va.) 

CLEOPATRA. 

No  te  vayas,  Antonio,  aguarda,  espera, 
Mas¿cúmo  el  culto  á  mi  deidadprolano? 

MARCO  ANTONIO. 

¿Mas  yo  rendido  del  amorlirano? 

CLEOPATRA. 

I  Ah  soldados!  lograd  feliz  la  suerte, 
PrendedáMarcoAntonio,  dadlemuer- 

MARCO  ANTOMO.  ['O. 

f.n  la  ocasión  aprovechad  los  bríos, 
Dad  la  muerle  á  Cleopatra,  amigos 
[Tocan  cajas.)  [mÍos. 

CLLOl'ATBA. 

Mas  tened, no  me  deis  á  mi  esa  herida. 


MARCO  ANTONIO.  (da. 

Mas  no  la  deis  la  muerte,  que  es  mi  vi- 
;  Ay  Oclaviano  amigo. 
Qué  igual  es  tu  casligo  á  mi  castigo! 
No  he  de  tener  amor. 

CLEOPATRA. 

No  soy  amante; 
Vete,  Antonio. 

MARCO  ANTONIO. 

No  puedo. 
Que  me  infundiste  valeroso  miedo; 
Mas  ya  obedezco  ;voime  al  niarsalado 
Vencido,  por  estar  enamorado. 

CLEOPATRA. 

¿levas? 

MARCO  ANTONIO. 

A  r.onia  vuelvo. 

CLEOPATRA. 

¡Ohpenamia! 
No  te  vayas,  ya  es  tnya  Alcj;indria; 
Hazte  señor  de  su  elevado  muro. 

MARCO  ANTONIO. 

No  es  esa  la  ciudad  que  yo  procuro. 

CLEOPATRA. 

¿Qué  reino? 

MARCO  ANTOMO. 

El  de  tus  ojos  por  quien  veo. 

CLEOPATRA. 

Tuya  OS  el  alma,  patria  del  deseo; 
Mas,  ¡  oh ,  pese  á  mi  voz!  ¡  Pese  al  Dios 

MARCO  ANTONIO.  [ciegO! 

¿Mas,  yo  inclinado  .ni  amoroso  fuego? 

CLEOPATRA.  [go. 

Dadle  la  muerle  á  Antonio,  mi  eneaii- 

MARCO  ANTONIO. 

Estrenad  en  Clenpaira  mi  casligo; 
Mas  tened,  no  me  deis  á  mi  esa  herida. 

CLEOPATRA. 

Mas  noledeis  la  muerte,  que  es  mi  vida. 

MARCO  ANTONIO. 

Quédate. 

CLEOPATRA. 

Ya  me  voy, 

MARCO  ANTONIO. 

¡Infeliz  suerte! 

CLEOPATRA. 

¿No  has  de  volver  á  verme? 

MARCO  ANTONIO. 

No  be  de  verle. 

CLEOPATRA. 

¡Oh  cuanto  duda  amor  ! 

MARCO  ANTONIO. 

¡Cuánto  amoryerra! 

LOS  DOS. 

Guerra  contra  el  amor,  al  arma,  guerra. 


JORNADA  SEGUNDA. 


{Dentro  ruido  de  desembarcar.) 

OCTAVIANO. 


LAPIDO. 

Dejad  zafar  la  escolla  y  chafaldete. 

IRENE. 

Amainad  la  niesana  y  el  liinquele. 

LÉPIDO. 

Vaya  la  lancha  al  pié  de  a(]iiella  sierra. 


OCTAVIANO. 

Lépido,  Irene  y  yo,  lomemos  tierra. 

IRENE. 

Ancora  al  mar. 

LÉPIDO. 

Sobre  la  espuma  Cana 
Se  mece  la  ligera  capitana. 

OCTAVIANO. 

S"  las  demás ,  qué  iguales 

Azotan  con  los  remos  los  cristales. 

IRENE. 

Favorable  nos  fué  la  mar  y  viento. 

LÉPIDO. 

Avante  boga. 

OCTAVIANO. 

ha  á  barlovento. 
Salen  OCTAVIANO,  LÉPIDO  É IHENE. 

IHENE. 

Salta  sobre  el  peñasco  de  esa  sierra. 

OCTAVIANO. 

Ceso  mil  veces  la  florida  tierra. 

LÉPIDO. 

Deso  la  madre  de  los  hombres  pia. 

IRENE. 

Esia  la  playa  es  de  Alejandría, 

La  que  al Medileiráneo  tiene  á  raya. 

OCTAVIANO. 

Mas  parece  de  Chipre  aquesta  playa. 

IRENE. 

Salva  te  hacen  dulces  ruiseñores. 

LÉPIDO. 

Sin  duda  es  esta  patria  de  las  flores. 

OCTAVIANO. 

F.l  olfato  y  la  vista  á  un  tiempo  estrena 
Fragancia  y  candidez  de  la  azucena. 

IRENE. 

Alegre  está  la  visla  y  el  olfato. 

OCTAVIANO. 

¿No  ves,  Irene,  al  sol  arder  ingrato? 

IRE.^E. 

¿Ingrato? 

OCTAVIANO. 

¿No  le  ves  con  luz  hermosa 
Galanteando  la  purpúrea  rosa  , 
Que  preside  á  otras  flores  peregrinas, 
Y  al  ver  que  se  deliende  con  espinas. 
No  por  ser  tan  hermosa  la  pretende. 
Sino  porque  la  ve  que  se  deüende  ? 
¿Y  á  Clicie,  que  en  sus  rayos  habilita, 
Porque  ve  que  le  sigue  la  marchila? 

IRENE.  [pío 

\'  yo  al  ver  que  la  deja,  en  mi  contein- 
üe"  Clicie  y  sol  un  infelice  ejemplo; 
Que  si  Antonio  me  deja  desdeñoso. 
Yo  vengo  á  ser  la  Clicie  de  mi  esposo. 

OCTAVIANO. 

I.épido,  amigo  mío,  Irene  bella:   [lio, 
Tú,  sol  del  Asia:  tú,  de  Europa  esiie- 
Alcndedme  los  dos  lo  que  os  advierto: 
Ya  osacordais  los  dos  que  fué  concier- 
De  venir  á  buscar  á  nuestro  aniign,  [lo 
Siendo  nuestra  amistad  el  liel  testigo. 
Dado  caso  que  Amonio  no  llegase 
Denlro  de  un  año  á  Europa ,  o  que  no 
[enviase 
Nuevas  de  su  ruina  ó  vencimiento 
O  ya  la  fama  lo  contase  al  viento, 
O  "ya  liase  sus  Vitorias  solns 
Ncptuno  á  la  inconstancia  de  las  olas. 
LÉPIUO.  [do. 

Un  año  el  tiempo  luéquela  ha  aplaza- 

OCTAVIANO. 

Pues  ya  sabéis  que  el  año  se  hapasado, 


Sin  que  para  más  riesgo  ó  mayor  gloria 
Sepomos  su  ruina  ó  su  viloria ; 
Y lal  vez  he  pensado  [do, 

O  que  hidrópico  el  mar  se  le  ha  Iraga- 
Oquecruel,  Cleopalra.aunquedivina, 
Reliquias  no  dejó  de  su  ruina ; 
O  será,  pues  Iriunfanie  no  le  aclama. 
Que  su  clarin  se  le  quebró  á  la  lama: 

Y  como  nuestro  crédito  desmaja. 
Con  las  naves  que  surgen  en  la  playa 

Y  con  la  hueste  que  mi  espada  anima, 
A  discurrir  el  más  remolo  clima 

Me  conduzgo,  hasta  hallar  de  aquesta 
[suerte 
Indicios  de  su  vida  ó  de'su  muerte. 


Desta  montana,  agora 

Que  le  acecha  las  luces  al  aurora. 

La  cumbre  altiva  discurrir  podemos. 

LÉPIDO. 

La  selva,  monte  y  prado  registremos. 

OCTAVIANO. 

Mirar  pretendo  en  este  monte  cano 
Si  alguna  población  descubre  el  llano. 


üesierta  se  descubre  la  campaña. 

OCTAVUKO. 

Estampa  no  se  ve  de  plantas  vivas. 
Todas  las  plantas  son  vegetativas. 
Tocad  al  arma ,  veamos  si  se  altera 
Al  marcial  aparato  un  hombre  ó  llera 

L¿PID0. 

Toca  al  arma. 

{Toquen  y  párense  á  escuchar.) 

0CTAV1A^0. 

Va  suena  el  metal  hueco, 

V  sólo  del  clarin  es  susto  el  eco. 

IRESE.  [,1o. 

Aves  son  las  que  el  ruido  han  exlraña- 

LKPIDO. 

Un  hombre,  ó  el  deseóme  ha  engañado. 

iheise. 
Vuelto  en  sí  del  letargo,  hnir  procura: 
Antes  que  se  penetre  en  la  e>^'esura 
Del  prado,  le  llamemos. 

OCTAVIAXO. 

Hombre,  aguarda; 
Egipcio,  ¿qué  te  turba  y  acobarda.' 
iíeducirle  no  puedo. 

LÉPlDO. 

Mucho esque  no  tropiecesentuuiiedo 

IRENE. 

¿No  vias?  darle  voces  es  en  vano. 

OCTAV  lAXO. 

El  que  te  llama  es  César  Octaviano. 

IIIEKE. 

Parece  que  á  tu  nombre  reducido 
A  su  temor  aconsejó  su  oído. 

LÉPIDO. 

Va  parece  que  mueve  más  veloces 
Las  plantas  al  halago  de  tus  voces. 

OCTAVIAXO. 

Llega  al  favorque esperas  de  mi  mano. 
Sale  CAIMÁN. 

CAIMAX. 

Dame  tus  plantas,  César  Octaviano. 

OCTAVIAXO. 

¿Caimán? 

c,\ima:«. 
¿  Lépido,  Irene ,  qué  te  veo? 
Viendo  estoy  á  los  tres ,  y  no  lo  creo; 
¿Qué  se  llegó  de  mi  deseo  el  día? 


LOS  ÁSPIDES  DE  CLEOPATIIA. 


CAIMÁN. 

De  Alejandría. 

IRESK. 

¿Llegó  Antonio? 


OCTAVIAXO. 

¿Qué  ha  sucedido? 

CAIMAX.  [cidn. 

Lo  que  siempre,  Cleopatra  le  ha  vci;- 

OCTAVIAXO. 

¿Vive  Antonio? 

CAIMÁN. 

Si  Vive. 

OCTAVIAXO. 

Di  si  es  cierto. 

CAIMÁN.  [lo. 

No  te  estuviera  mal  que  hubiera  muer- 

OCTAVIANO. 

¿Qué  dices? 

CAIMÁN. 

Lo  que  digo. 

OCTAVIANO. 

Muera  mil  veces  yo,  viva  mi  amigo. 

IREXE. 

¿Murió  Cleopatra? 

CAIMÁN. 

Sí. 

OCTAVIAXO. 

i  Desdicha  fuerte; 

CAIMÁN. 

Pero  vive  Cleopatra  con  la  muerte. 

OCTAVIAXO. 

;  Qué  gloria,  qué  contento ! 

IREXE. 

;0h  pena  esquiva! 

CAIMÁN. 

No  te  estuviera  mal  que  fuera  viva. 

OCTAVIAXO. 

Descíframe  esia  enigma, si  eres  sabio. 

IREXE. 

No  se  hielen  tus  voces  en  tu  labio. 

LÉPIDO. 

Di,  ¿cómo  aquí  has  llegado? 
Sácanos  á  los  dos  deste  cuidado. 

OCTAVIANO. 

Como  leal  refiere. 

Cómo  vive  Cleopatra  y  cómo  mucre. 

IRENE. 

Refiérenos  si  es  cierto  [m 

Cómo  es  Antonio  vivoycómocsmiur- 

LÉPIDO. 

Ya  tu  voz  esperamos. 

CAIMÁN. 

Pues  escuchad  los  tres. 


CAIMÁN. 

Ya  te  acuerdas  que  contigo 
Vineá  Egipto,  y  ya  te  acuerda! 
Que  me  quedé  en  la  batalla 
Como  esjiada  ginovesa ; 
Ya  dije  que  Marco  Antonio 
Llegó  á  Egipto;  pero  apenas 
Empañó  con  nubes  de  humo 
El  sol  de  Cleopatra  bella, 
Apenas  vio  su  luz  pura 
Nunca  hasta  entonces  serena, 
Cuando  se  quedó  más  blando 
Que  corregidor  (iue  espera. 


Acaoado  su  trienio. 
Que  le  lomen  residencia; 
Quiso,  volviéndose  á  Doma, 
Fiar  al  viento  las  velas, 

Y  á  su  constancia  liar 
Aquel  apaj,'ado  Etna 

Que  va  forjando  en  el  alma 

Minas  que  tarde  revientan ; 

Pero  el  lijíado  velamen 

Aun  no  á  los  vientos  entrega. 

Cuando  á  detenerle  sale 

Cleopatra  en  una  galera. 

Arboles  de  plata  fina. 

Las  gavias  de  oro,  las  cuerdas  , 

Trizas,  escollas,  volinas. 

He  cordones  de  oro  y  seda. 

La  popa,  ébano  y  marfil, 

Y  en  igual  correspondencia 
Del  terso  cristal  de  roca 
Diáfanas  las  vidrieras. 

Iba  la  chusma  adornada 

l)e  mil  recamadas  telas, 

A  quien  ,  aunque  tarde,  supo 

Perfeccionar  la  tarea. 
I  Los  soldados  desta  nave 
I  Cincuenta  Cupidos  eran 

(jue  á  corazones  de  bronco 

Disparaban  mil  saetas. 

En  la  cámara  de  popa 

Suavísimas  sirenas 

Cantaban ,  amor,  amor. 

Que  esta  era  su  dulce  guerra. 

Cleopatra ,  en  un  trono  de  oro. 

Cuyos  diamantes  pudieran 

Exceder  cuantos  el  sol 

Purifica  y  alimenta. 

Esperaba  á  Marco  Antonio ; 

Pasó  Marco  Antonio  á  verla ; 

Hijo,  que  de  agradecido, 

Y  yo  le  dije:  no  creas 

Que  hay  quien  no  teniendo  amoí 
Sepa  agradecer  finezas. 
Trinaron  suaves  voces 
Mil  amorosas  endechas. 
Cuyo  compasen  las  aguas 
Llevaba  la  palamenta. 
Surgieron  de  allí  distantes 
Presumo  que  media  legua, 

Y  en  medio  del  mar  estaban 
Eijas  diferentes  mesas 

Sobre  una  red ,  que  en  las  aguas , 

Con  tal  artificio  era 

Tejido  metal  en  lazos, 

Ue  obra  tan  sutil,  que  al  verla 

Sufrió  el  peso  y  no  la  vista , 

Que  estaba  esta  red  dispuesta 

(^on  fortaleza  tan  graude 

Y  con  tanta  sutileza. 
Que  la  dudara  la  vista 
Sí  el  tacto  no  la  creyera. 
Espléndida  la  vianda 
Colmó  el  día  una  menestra: 
Trujo  deshecha  en  vinagre 
La  más  rica  y  grande  perla 
Que  el  exceso  encareció ; 
El  mar,  que  conchas  platea. 
Perlas  que  engendró  la  aurora 
Legítimamente  netas. 

No  produjo  perla  igual ; 
Tanto,  que  se  halló  quien  crea 
Que  valia  una  ciudad; 

Y  esta  fué  la  vez  primera 
Que  en  los  méritos  quedase 
La  comparación  modesta. 
Pez,  escondido  en  las  grutas; 
Ave,  que  el  cielo  penetra; 
Fiera ,  que  el  monte  discurre ; 
Fruta,  que  el  árbol  franquea; 
Raíz,  que  la  tierra  esconde; 
Manjar,  que  la  gula  inventa; 
Cristal,  que  el  sol  purifica; 
Licor,  que  en  los  años  medra; 


4:íü  comedias 

Ucsios  dos  dioses  del  mundo 

Fueron  ambrosia  y  néciar, 

Delicias  de  los  manjares. 

Viendo  festiva  á  su  reina, 

( Cómo  es  en  las  ocasiones 

El  que  más  se  desenfrena) 

Pareciéndoles  que  ja 

Tiene  amor  Cleopaira,  empiezan, 

Para  hacer  bien  de  las  suyas , 

A  hacer  mal  de  las  ajenas. 

La  casta  anciana,  que  estuvo 

En  su  atención  recoleta  , 

Sabiendo  lo  que  ha  perdido 

No  quisiera  ser  tan  vieja. 

La  viuda  también  buscaba 

Un  sustituto  que  lea 

En  su  cátedra  del  sexto 

Del  propietario  la  ausencia. 

En  disolución  tan  libre. 

Trocados  los  frenos  vieras 

Las  solteras  muy  casadas, 

Las  casadas  muy  solteras. 

Tan  iguales  voluntades 

Corrieron  en  esta  era. 

Que  á  más  de  cien  mil  Tarquinos 

Ño  se  encontró  una  Lucrecia  ; 

La  tórtola  enamorada. 

La  dulce  paloma  tierna, 

Por  ser  aves  que  amar  saben, 

Las  arrullan  y  gorjean; 

La  azucena  yel  jazmin. 

Símbolos  de  la  pureza, 

Les  daban  humo  á  narices; 

Que  sólo  del  gusto  eran 

La  hiedra,  por  ser  lasciva , 

Por  madre,  la  madre  selva ; 

Y  si  era  ley  en  Egipto 
Que  en  fuego  material  muera 
La  mujer  que  tenga  amor, 
t^leopatra,  menos  atenta. 
Otra  ley  ha  promulgado 
Para  derogar  aquella, 

Y  es  que  saquen  á  quemar 
A  la  mujer  que  no  quiera; 
Venus  y  liaco,  dos  dioses 
De  costumbres  no  muy  buenas , 
Venus  hi/.o  dar  traspiés, 
liaco  hi/.o  dar  tras  cabezas ; 
En  tin.  Antonio  y  Cleopatra 
En  Alejandría  entran 
Ya  del  pueblo  murmurados. 
Que  es  quien  antes  los  celebra ; 
Oh  plebe,  la  dije  entonces , 
;,  Quién  puede  ser  que  te  entienda 
Quejaste  si  el  Rey  es  bueno, 

Y  si  no  es  bueno  te  quejas ; 
Mañana  otra  vez  querrás 
Gozarle  en  delicias  nuevas. 
Pues  ni  la  virtud  te  agrada 
M  del  vicio  te  contentas; 
A  Marco  Amonio  Cleopatra 
Miraba  muy  lina  y  tierna, 

Y  no  con  buena  intención. 
Que  cuando  una  mujer  llega 
A  repasará  un  galán 
El  talle,  los  pies  y  piernas. 
De  tener  mucha  atención 
Anda  un  poco  desatenta; 
Mirábala  Antonio,  como 
El  que  conocer  desea 
A  alguna  persona  y  no 
Acaba  de  conocerla; 
Llegaron  á  su  palacio, 

Y  para  que  desla  guerra 
Durase  la  paz  deseada. 
Solos  los  (los,  sin  que  hubiera 
Quien  mediase  en  estas  paces. 
Entraron  á  asentar  treguas  ; 
Los  dos,  dicen,  que  allá  dentro 
Tuvieron  mil  diferencias 
Sobre  el  modo  de  la  paz. 
Porque  duró  esta  contienda 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

Más  de  un  mes,  en  que  los  dos 

No  salieron  de  una  pieza, 

Hasta  dejar  de  una  vez 

Hechas  las  paces  y  treguas ; 

Pues  mirad  si  Antonio  es  muerto, 

Pues  murió  á  la  conDdeucia 

De  tu  amistad,  y  mirad 

Si  también  Cleopatra  es  muerta 

Del  amor... 

OCTAVUi^O. 

Deten  el  labio. 
Miente  tu  atrevida  lengua : 
Antonio  es  mi  fiel  amigo; 
Yo  adoro  á  Cleopatra  bella; 
Para  mí  conquista  Antonio 
Esta  inexpugnable  fuerza , 
Que  con  lirmes  desengaños 
Se  fortalece  y  pertrecha. 

caima:^. 
Él  no  sabe  que  la  adoras. 

0KTAVIA>0. 

S.-ibe  el  cielo,  viento  y  tierra 
Que  respira  el  alma  mia 
Por  los  alientos  de  aquella. 

CAIMÁN. 

Pues  Antonio  fué  traidor. 
Es  mi  amigo. 

LÉPIDO. 

No  lo  creas, 
Porque  en  llegando  al  amor 
No  hay  amigo  que  lo  sea. 

CAIMAS. 

¿Quieres  ver  el  desengaño? 
A  tu  h.^imana  ,que  fue  prenda 
Y  premio  de  tu  amistad  , 
Repudiar  quiere  y  intenta 
Darle  la  mano  á  Cleopatra. 

IRENE. 

Cierra  el  labio,  infame,  cierra, 
Que  de  tu  boca  atrevida 
Sabré  arrancarte  la  lengua. 
¿  A  mi  despi  eciarme  Antonio  ? 
¿Cómo  puede  ser  que  sea 
Sacrificio  de  la  sombra 
Quien  fué  de  la  luz  ofrenda? 
Antonio  me  quiere  á  mi. 

Rien  puede  ser  que  te  quiera, 
Pero  más  quiere  á  Cleopatra. 

IRENE. 

Mientes. 

CAIMÁN. 

Y  porque  agradezcas 
Mi  lealtad... 

IREJiE. 

Habla,  ¿qué aguardas? 

CAIMÁN. 

Un  mes  há  que  en  esta  selva 
Estoy  escondido,  sólo 
Porque  dije  en  su  presencia 
Que  ¿por  qué  hacia  contigo 
Una  ingratitud  tan  fea... 

IRENE. 

¿Tequiso  darmuerte? 

CAIMÁN. 

Si. 

IRENE. 

Ydime,  ¿sábela  Reina 

Que  es  Marco  Antonio  mi  esposo? 

CAIMÁN. 

No  lo  sabe. 

IRENE. 

Pues  no  creas 
Que  ella  le  quiere. 

CAIMÁN. 

Señora, 


DE  ROJAS. 
Si  le  querrá ;  porque,  él  j  ella , 
El  está  por  ella  ciego, 

Y  ella  por  él  está  tuerta. 
Ya  estaba  para  decirle... 

OCTAVIANO. 

Calla ,  cobarde ,  la  lengua. 

CAIMÁN. 

Pues  yo  me  voy,  déjame 
Volver  i  buscarle. 

OCTAVIASO. 

Espera ; 
¿V  adonde  esta  Marco  Antonio? 

CAIMÁN. 

Estará  de  aquí  dos  leguas. 
En  una  quinta,  á  quien  bateo 
Del  mar  las  olas  soberbias. 

OCTWIANO. 

¿Sabrás  guiarnos? 

CAIMÁN. 

Sisé. 

OCTAVIANO. 

Pues  por  las  puras  estrellas 
Que  erranlemente  volando 
Son  celestiales  cornejas , 
Pues  siendo  del  sol  su  luz 
Dan  luz  con  la  luz  ajena... 

IBENE. 

Por  esa  antorcha  segunda. 
Que  ya  pálida  ó  serena, 
Oscurece  siempre  viva, 
Eslá  ardiendo  siempre  muerta. 
Que  he  de  dar  sangrienta  muerte.. 

OCTAVIANO. 

Que  he  de  dar  la  muerte  fiera 
Al  ingrato  amigo... 

IRENE. 

Al  falso 
Burlador  de  mi  belleza. 

OCTAVIANO. 

Fálteme  la  luz  del  día. 

IRENE. 

El  centro  no  me  consienta. 

OCTAVIANO. 

Los  cuchillos  de  hambre  y  sed 
No  me  maten  y  me  hieran. 

IRENE. 

Sol  y  luna  me  amenacen. 

OCTAVIANO. 

No  me  alumbren  las  estrellas 
Hasta  que  en  su  roja  sangre... 

IRENE. 

Hasta  que  hidrópica  beba... 

OCTAVIANO. 

Apaguen  su  sed  mis  iras. 

IRENE. 

El  rojo  humor  de  sus  venas. 

OCTAVIANO. 

Muera  Antonio. 

IRENE. 

Muera  Antonio. 

LÉPIDO. 

Supuesto  que  es  una  mesma 

Causa  la  que  de  los  dos. 

Tú  puedes  marchar  por  tierra 

Y  JO  por  el  mar  ahora 
Sitiaré  la  quinta. 

OCTAVIANO. 

Ea, 
Lépido,  mi  sólo  amigo, 
A  embarcar. 

LÉPIDO. 

Desde  hoy  empiezan 
A  vengarse  mis  desdenes. 


IRENE. 

Toca  á  marchar. 

LÉPIDO. 

Toca  á  leva ; 
Muerto  Antonio,  será  mía 
Ireue,  auuqueanior  no  quiera,  (rasí.) 

OCTAVUNO. 

Vé  delante. 

CAIMAM. 

Ya  JO  voy , 

SesuiJme.  "  (Vuse.) 

OCTAVUNO. 

Irene,  ¿qué  esperas? 

IRENE. 

Seguiré  tus  pasos. 

OCTAVIANO. 

Ven. 

IHESE. 

Tu  mismo  enojo  me  atienta. 

OCrAVIANO. 

Muera  esc  traidor  amigo 
Oue  á  los  dos  ofende. 

IRENE. 

Muera. 

OCTAVIANO. 

Celos  y  agravios  me  irritan. 

IBEXE. 

Venganza  y  celos  me  llevan. 

OCTAVIANO. 

Ninguno  Qe  en  amigo. 

IRENE. 

Ninguno  en  amantes  crea. 

Salen  por  una  puerta  LELIO  v  CLEO- 
PATHA;  por  otra  puerta  MAKCO 
ANTÜMO  V  OCTAVIO,  capitán. 

CLEOPATB.\. 

Dejadme,  Lclio. 

IEI.IO. 

Si.' ñora, 
Mire  vuestra  majestad... 

BARCO  AJiTO.NlO. 

Dejadme,  Octavio. 

OCTAVIO. 

Mirad... 

LELIO. 

No  OS  dejéis  llevar  ahora 
De  una  amorosa  pasión. 

CLEOPATRA. 

Ya  os  digo  que  me  dejéis. 

HARCO  AMTOMO. 

Idos. 

OCTAVIO. 

A  Octaviano  hacéis 
Una  ofeusa,  una  iraicioo. 

LELIO. 

Oue  han  de  quitaros ,  pensad , 
El  reino. 

CLEOPATRA. 

Eso  solicito; 
Nunca  reine  .vo  en  E^ito 
V  reine  en  mi  voluntad. 
Esta  es  mi  resolución. 

OCTAVIO. 

Tú ,  braio  de  Febo  y  Marte , 
4  Del  amor  dejas  llevarte? 

BARCO  ANTONIO. 

Dices  bien ,  tienes  razón. 

LELIO. 

Tü,  que  invesl.iste  el  desden  , 
¿Sujeta  al  amor  tirano? 


LOS  ÁSPDES  DE  CLEOPATRA. 

OCTAVIO. 

¿Tu  enemigo  de  Oclaviano? 

CLEOPATRA. 

Bien  me  dices. 

IIAKCO  AMONIO. 

Dices  bien. 

LEl.lO. 

El  reino  es  más  poderoso. 

OCTAVIO. 

.Mira  que  Irene  podría...  _ 

MAI\CO  ANTONIO. 

No  será  Clcopatra  mía. 

CLEOPATRA. 

No  será  Antonio  mi  esposo. 

OCTAVIO. 

Que  han  de  dar  la  muerte ,  advierte, 
A  Cleopalra  tus  soldados. 

LELIO. 

Tus  soldados  conjurados 

A  Antonio  quieren  dar  muerte. 


¿Como  á  tu  advertencia  lardo... 

MARCO    ANTONIO. 

Tomar  tu  consejo  quiero. 

CLEOPATRA. 

Vete ,  Lclio. 

LELIO. 

Aquí  te  espero.     {Vase. 

MARCO  ANTONIO. 

Vete,  Octavio. 

OCTAVIO. 

Aíjui  le  aguardo.  (Vase. 

MARCO  ANTONIO.  (Ap.) 

Temple  el  valor  este  fuego. 

CLEOPATRA.  (Ap.) 

Hoy  este  volcan  reprimo. 

MARCO  ANTONIO.  (Ap.) 

Esto  La  de  ser,  yo  me  animo. 

CLEOPATRA. 

(Ap.  Si  esto  ha  de  ser,  yo  me  llego.) 

M;irco  Aulüiiio,  honor  de  Europa  , 

Infelice  dueño  mió. 

Espejo  en  quien  se  aliñaron 

Mis  potencias  y  sentidos ; 

Ya  sabes  que  desde  el  dia 

yue  te  vi,  quedó  rendido 

Mi  valor  tanto  á  tu  fama , 

Tanto  á  tu  amor  mi  retiro, 

Mi  desden  lanío  á  tu  queja , 

Tanto  á  tu  fe  mi  albedrio. 

Que  en  quererte  y  no  quererte. 

Va  abrasados  ó  ya  tibios 

Los  hizo  estar  más  amantes 

El  mismo  estar  más  remisos. 

Y  en  un  jardín  una  noche 
Que  con  sueño  cristalino , 
Para  murmurarnos  luego 
Se  hizo  un  arroyo  dormido, 
üblinándome  con  ansias, 
Quejándote  con  cariños . 
Atreviéndote  con  miedos, 
Llegándote  con  desvíos; 

Al  verme  á  mi  con  desdenes 
Usados  y  no  sentidos. 
Anduviste  tan  cortés 
Que  no  pareciste  fino; 

Y  aunque  respeto  es  amor. 
Dije  acá  para  conmigo: 

El  amor  que  está  muy  ciego 
No  es  amor,  que  está  muy  vivo ; 
Desde  entonces,  desde  entonces. 
Mi  memoria  es  mi  enemigo. 
No  sé  qué  veneno  al  alma 
Se  me  entró  de  haberte  oído; 


Que  quejas  á  media  voz 
Son  los  mayores  hechizos, 
Pues  mis  ojos,  que  son  tuyos. 
Envidiosos  de  haber  visto 
Que  no  enliase  amor  por  ellos 

Y  entrase  por  los  oídos. 
Con  el  oído  trocaron 

Un  sentido  á  otro  sentido, 
Tanto,  que  oigo  por  los  ojos 

Y  miro  por  los  oidos. 

Tú  dijiste  que  me  amabas; 
Yo  te  adoro,  ya  lo  digo; 

Y  aunque  hago  mucho  en  quererte 
Vengo  á  hacer  más  en  decirlo. 

Ya,  pues,  cuando  nuestro  amor, 
Con  estar  muy  ciego,  <|uiso 
Que  enmiende  ciego  himeneo 
Lo  que  erró  sabio  Cupido; 
Contra  mí  el  reino  conspira , 
Que  es  ley  antigua  en  Egipto 
Que  no  puedan  los  romanos 
Casarse  con  los  egipcios. 

Y  como  violar  no  puedo 
Los  estatutos  antiguos , 

Y  á  tu  vida,  que  es  la  mia. 
Amenazan  dos  peligros , 

De  perderte  y  de  perderme, 
Una  muerte  y  dos  martirios; 
Vengo  á  rogarte.  Señor, 
Con  el  llanto  cristalino 
Que  á  mis  temores  congelo 

Y  á  tus  ardores  derrito. 
Que  te  vuelvas  á  tu  reino. 
Que  asi  por  mi  vida  miro. 
Pues  no  puedo  yo  morir 
Sabiendo  que  tú  estás  vivo. 
¡  Oh  ,  mal  haya  el  cazador 
Que  en  el  recatado  nido 
Las  tórtolas  espantó 

Que  amor  unió  pico  á  pico ! 
¡  Mal  haya  el  que  astuto  sabe 
Para  que  fallezca  limpio. 
Poner  en  la  verde  gruta 
Lazos  de  arena  al  armiño  ! 
Huye,  Señor,  huye  Antonio, 
Fia  á  los  vientos  el  lino. 
Que  site  fallaren  ellos. 
Yo  te  enviaré  mis  suspiros. 
Darte  la  muerte  pretenden 
Mis  vasallos  ofendidos; 
Vo  te  pierdo,  yo  te  adoro. 

MARCO  ANTONIO. 

Señora... 

CLEOPATRA. 

Ten  el  cuchillo 
De  tu  voz,  no  me  atraviesen 
l'us  pasiones  los  sentidos, 
Que  la  venda  de  los  ojos 
Me  la  pasaré  al  oído. 

HARCO  ANTONIO. 

¡Ay  rosa,  que  brotó  el  Mayo 
Entre  sangrientos  espinos. 
Que  ba  enfermado  de  la  noche 

Y  no  sanó  del  roció! 
¡Pluguiera  á  tus  dulces  ojos. 
Dioses  que  idolatro  míos, 

A  cuyas  aras  rendi 
Deseos  por  sacrificios , 
Que  ese  fuese  sólo  el  mal 
Que  yo  siento! 

CLEOPATRA. 

¿Más  activo 
Dolor  que  haber  de  perderme , 
Si  quererte  determino? 

MARCO  ANTONIO. 

Esc  mal  tiene  el  remedio 
Dentro  del  mismo  peligro. 
Si  tienes  para  vasallos 
A  mi  amor  y  á  mi  albedrio, 
Sustituve  la  corona 


452 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  lUANClSCO 


De  Alejandría  y  Egipto, 
A  la  de  Roma,  que  yo 
Pusiera  á  lus  pies  invictos. 
Si  3  no  haber  un  grande  riesgo, 
Huyendo  4  Roma  conmigo 
Pudieras... 

CLEOPAin*. 

¿Mayor  dolor, 
M.is  vivos  tiene  los  (ilos 
Esle  cuoliillo  (|ue  dices? 
Responde,  Antonio. 


CIEOPATBA. 

Acaba ,  refiere  el  riesgo, 
i  En  qué  te  suspendes? 

BARCO  ANTONIO. 

DiíO, 

QueOctaviano,  ¡quién  pudiera 
Di'cirtelosin  decirlo. 
Te  quiere,  y  que  yo  te  adoro. 
Que  es  mi  amigo  y  yo  su  amigo, 
Que  me  ha  Tiado  su  amor, 
Que  á  Alejandría  ha  venido 
A  conquistar  tu  belleza; 
\  yo  el  conquistado  he  sida ; 
Que  será  traición  quercrli'. 
Que  no  quererte  es  delito. 
Que  Irene,  su  hermana,  es 
Mi  esposa,  que  si  prosigo 
En  solicitar  tus  ojos. 
Por  cuyas  luces  respiro. 
Mis  propios  soldados  son 
Mis  mayores  enemigos; 
Si  llevarte  quiero  á  Roma 
Mi  ruina  solicito. 
Pues  veni;o  á  ser,  si  lo  miras. 
Con  los  dos  á  un  tiempo  mismo. 
Con  Irene,  falso  amante, 

Y  con  él,  traidor  amigo; 
Irme  á  los  brazos  de  Irene 
Es  morir  en  fuego  tibio ; 
Ir  de  Octaviano  á  la  queja 
Es  confesar  mi  delito; 

A  mi  tus  vasallos  quieren 
Darme  la  muerte  ofendidos. 
Irritados  solicitan 
Dártela  muerte  los  míos; 
Seguir  tu  amor  es  delito ; 
No  quererte  es  inconstancia. 
Irme  sin  ti  es  darme  muerte. 
Muerte  es  quedarme  contigo. 
Pues  qué  he  de  hacer  me  aconseja 
En  extremos  tan  precisos. 
Pues  quedándome  te  pierdo, 

Y  yéudome  te  he  perdido. 

CLEOPATRA. 

Traidor,  infame,  villano. 
Romano,  cruel,  indigno 
De  adorar  estos  dos  soles 
Que  á  tus  ojos  les  permito. 
De  quien  son  devotamente 
Tantos  corazones  indios; 
Dinie,  ¿si  desta  hermosura 
Eres  dueño  tan  preciso. 
Cómo  atreviste  lus  lazos 
Para  que  no  fuesen  míos' 
¿Cómo,  ingrato,  cómo  pagss 
Cuando  esia  pasión  te  lio, 
Con  unos  celos  villanos 
Un  amor  tan  bien  nacido? 
Vivo  yo,  deidad  humana. 
Diosa  de  losalbedrios. 
Que  pues  celos  me  ocasionas 
(•uando  mi  amor  signilico. 
Que  del  puñal  de  los  celos 
Has  de  estrenarte  en  los  filos. 
¿Tú  no  dices  que  no  puedes, 
tio  sé  cómo  lo  repito. 
Dejar  de  querer  á  Irene? 
Pues  hoj  de  Octaviano  admito 


El  amor  para  premiarle, 

Que  pues  tú  mismo  me  has  dicho 

Que  falso  adoras  á  Irene, 

Y  que  él  me  idolatra  lino. 

Con  dar  á  Octaviano  el  premio 
Te  he  de  dar  á  ti  el  castigo, 

MARCO  ASTOXIO, 

¿Decirte  que  la  aborrezco 
Es  para  tu  amor  delito? 

CLEOPATRA. 

Decirme  que  eres  su  esposo. 
Es  decir  que  la  has  querido. 

MARCO  ANTOMO. 

Y  decir  que  á  ti  te  adoro, 

¿No  es  decir  (|ue  á  Irene  olvido? 

CLEOPATRA. 

No  me  quieras ;  porque  soy 
Tan  vana  ,  que  no  permito 
Que  sea  mi  lino  amante 
El  que  no  puedo  ser  mió; 
Queauíujueyo  amante  le  adere 

Y  él  me  adore  más  activo. 
Si  do  mis  celos  me  abraso 
Do  mi  vanidad  me  entibio. 

MARCO  ANTONIO. 

Yo  quise  á  Irene ,  mas  fué 
Antes  que  le  hubiese  visto; 
Vi  tu  hermosura,  y  quedó 
A  tu  hermosura  rendido. 
No  se  estimara  á  la  luz 
A  no  haber  sombra ;  el  sol  mismo 
A  no  venir  tras  la  noche 
No  fuera  tan  peregrino. 
¿Cómo  estimará  la  rosa 
Quien  no  se  estrenó  en  ellirio? 
¿Cómo  ha  de  extrañar  el  mar 
Quien  no  vio  correr  al  rio? 
A  no  haber  Diciembre  helado, 
¿Qué  fuera  el  Abril  florido? 
lodos  los  opuestos  lucen 
Uo  los  opuestos  al  viso. 
La  virtud  virtud  no  fuera 
A  no  ser  contrario  el  vicio. 
Luego  á  ti  te  está  mejor, 

le  á  otra  sepa  habc 
l'ara  que  de  aquella  i 
Seas  el  sol,  seas  del  lirio 
Clavel  ,de  la  sombra  luz, 
Abril  del  Diciembre  frió. 
Mar  de  aquel  no,  y,  en  Bn, 
Seáis  las  dos  ,  cuando  os  miro, 
Klla  invierno,  lirio  y  sonibra  : 
Til  sul,  mar,  clavel  y  eslió. 

CLEOPATRA. 

Pues  si  has  hallado  la  luz, 
iicpudia  la  sombra. 

BARCO  ANTOMO. 

Digo, 
Que  repudio  la  que  llamas 
Mi  dueño,  y  á  ti  te  admito. 

CLEOPATRA. 

Pues  ya  aborrezco  i  Octaviar.o. 

MARCO  ANTOMO. 

Yo  no  tengo  más  amigo 

Queá  mi  dama.  Di, ¿qué haremos? 

CLEOPATRA. 

Que  huyendo  los  dos  de  Kgipto, 
l'or  las  provincias  del  Asia 
Apelemos  al  asilo 
De  los  montes,  y  á  que  en  ellos 
Nos  den  las  giutas  abrigo. 
¿Qué  reino  como  gozarle? 

MARCO  ANTOMO. 

Tu  vasallo  es  mi  albedrío ; 
Huyamos,  Cleupalra , 

CLEOPATRA. 

Huyamos, 
Pues  en  Icclio  crisialiuo 


DE  ROJAS. 
Descansa  el  sol  del  afau 
Con  que  visitó  á  los  signos; 

Y  pues  de  esa  hermosa  quinta 
A  este  prado  hemos  salido 

A  quien  le  dispara  el  mar 
Trabucos  de  plumas  rizos , 
Sobre  las  inquietas  olas 
De  los  vientos  al  arbitrio 
Visitemos  las  provincias 
Que  el  rumbo  ha  desconocido. 

MARCO  ANTOMO. 

Pues  para  que  mis  soldados 
No  te  den  muerte  ,  es  preciso 
Que  vaya  á  avisar  á  Octavio 
Un  capitán  fidedigno 
A  quien  fié  este  secreto  ; 
Aqui  has  de  esperarme. 

CLEOPATRA. 

Hoy  sigo 
Por  el  norte  de  lu  amor 
De  tu  verdad  el  camino. 
¿Serás  mi  esposo? 

MARCO  ANTONIO. 

Si  soy; 
¿Me  quieres? 

CLEOPATRA. 

Tanto,  bien  mió. 
Desde  ahora  que  en  cierta  parto 
Me  he  holgado  de  haber  tenido 
Celos  ,  que  con  solo  amor. 
Tanto  mi  amor  se  ha  encendido, 
Que  como  quererle  más 
Era  solo  mi  destino. 
Les  agradezco  á  mis  celos 
Todo  esto  que  más  te  eslimo 

MARCO  ANTONIO. 

Y  yo,  Cleopatra,  rae  huelgo 
De  haberte  también  oido 

Que  á  Octaviano  has  de  querer 
Si  le  ofendo,  que  si  pios 
Los  luceros  me  influyeren 
Que  te  olviden  mis  designios , 
i)e  miedo  de  que  le  quieras 
Te  querré  siempre  conmigo. 

CLEOPATRA. 

Pues  aqui  te  espero,  esposo. 
Vete;  y  de  paso  te  digo. 
Que  3  mujer  que  quieras  bien 
No  digas  inadvertido 
Que  hay  otro  que  la  pretende, 
Que  amor  es  todo  delirios, 

Y  no  hay  mujer  tan  constante 
(Vo  que  lo  soy  le  lo  aviso). 
Que  le  pese  que  la  quieran , 
Que  hay  unos  celos  creídos, 

Y  por  venganza  ó  por  tema 
Habrá  mujer  de  capricho 

Que  premiará  al  que  la  quiere 
Por  triunfar  del  que  ha  querido. 

MARCO  ANTONIO. 

¿No  hay  riesgos  en  lu  constancia? 

CLEOPATRA. 

Mi  fe  y  mi  amor  son  testigos. 

MARCO  ANTONIO. 

A  solo  tu  premio  anhelo. 

CLEOPATRA. 

Solo  á  tu  consejo  aspiro. 

MARCO  ANTONIO. 

Voy  al  mar. 

CLEOPATRA. 

Aqui  le  aguardo. 
Ve  sin  ruido. 

BARCO  ANTONIO. 

Ansí  te  sirvo. 

CLEOPATRA. 

Sin  lino  quiero  la  vida. 

MARCO  ANTONIO. 

Venga  la  muerte  contigo.        (  Vjsí.) 


CIEOPATBA. 

En  tanto  que  Marco  Antonio 
Vuelve,  en  el  frondoso  silio 
Que  encubren  aquellos  sSuces 
De  aquel  arroyo  narcisos. 
Quiero  ocultarme,  yo  llego, 
Pero  aquí  siento  ruido, 
A  estotra  parte  podré 
Ocultarme,  si  benipnos 
Me  permitieren  los  cielos 
Lograr  los  intentos  niios. 

Salen  OCTWIANO,  IRENE 
T  CAIMÁN. 

caijia:«. 
Llega  paso  y  pisa  quedo. 

OCTAVIAXO. 

Ya  piso  con  tal  primor 
Que  los  pasos  de  el  valor 
Parece  que  los  da  el  miedo. 

CAISIAN. 

La  quinta  es  esta  que  os  digo, 

Y  aquesta  donde  idolatra 
A  tu  enemiga  Cleopatra 
Marco  Antonio,  tu  enemigo; 
Esta  es  su  campaña  amena, 

Y  este  es  un  monte  eminente 
A  quien  el  mar  obediente 
Besa  las  plantas  de  arena. 

(Visando  quedo.) 
ire:«e. 
Dien  mi  industria  se  previene  ; 
Vengáronle  de  un  villano. 

CAIUAN. 

Llega,  César  Octaviano, 
Llega,  bellísima  Irene. 

CLEOPATRA. 

¡Hay  más  infeliz  estrella! 
¡  Más  sospechas  en  que  peno  ! 
Aquella  voz  dijo  Irene , 
Octaviano  dijo  aquella. 
;  Cómo  üi|ui,  divinos  ciólos , 
Mis  contrarios  han  venido? 
Luego  dejará  eloido 
De  encontrarse  con  los  celos. 

OCTAVIANO. 

Dime, Caimán, ¿no  fué  aquí 
Donde  osada  y  valorosa 
Medió  la  batalla? 

CAIMAS. 

Si. 

OCTAVIANO. 

¡Cielos ,  mis  celos  vengad  I 

IRENE. 

Paes  la  lana  se  escondió. 
Di,  ¿por  dónde  podré  yo 
Embestir  á  la  ciudad? 
Que  el  vencimiento  seguro 
Mis  crueldades  amenazan. 

OCTAVIANO. 

¿No  ves  que  el  aire  embarazan 
Las  presunciones  del  muro? 

CAIMÁN. 

Por  estas  sendas  mayores 
Guie  tu  enojo  á  tus  pies; 
Porque  en  el  prado  ¡jueves 
Hay  mas  áspides  que  llores. 
Por  donde  pisas  advierte, 
Lleva  atentos  los  recelos. 

IRENE. 

Más  áspides  son  mis  celos 
Y  no  me  han  dado  la  muerte. 

OCTAVIANO. 

Varias  voces  ha  escuchado 
Hl  cuidadosa  atención; 


LOS  ÁSPIDES  DE  CLEOPATRA. 
¿Qué  luces  distantes  son 
Las  (¡ue  se  ven  en  el  prado? 
(Luces  dentro.) 

CAIUAN. 

Rn  diatan  singular 

común  es  la  alegría , 
Que  anda  suelta  Alejandría 
Y  no  hay  quien  la  pueda  atar. 
A  cuanto  se  ve  de  aquí 
Todo  tu  cuidado  atienda; 
Allí  hay  míisica y  merienda. 
Baile  aili,  juegos  allí. 
No  hay  quietud  que  no  retoce , 
Aquel  de  ochenta,  se  pierde 
Por  salir  á  darse  un  verde 
Con  la  muchacha  de  doce. 
iMira  aquella  vieja  lince 
Que  00"  rostro  arrebolado 
Sale  á  darse  un  colorado 
Con  el  muchacho  de  quince. 
Ella  hacer  trampas  intenta. 
Que  ha  de  engañarle  recelo; 
jOiga,  el  diablo  del  mozuelo. 
Que  bien  juega  á  las  setenta! 
Aquella  dama  avestruz 
Tres  digiere  y  á  uno  ama; 
¡Oh  ,  cuál  será  aquella  dama. 
Pues  aquel  mala  la  luz! 
¡  Qué  pocos  galanes  nones 
Olvida  el  amor  cruel ! 
¡  Qué  mala  razón  da  aquel 
De  haber  hecho  mil  razones ! 


Parios  de  la  ruda  arena, 
Ina  voz  pienso  que  suena; 
Oigamos,  Irene. 

IRENE. 

Oigamos. 
CANTAN.  {Dentro.) 


Bebiéndose  están  amantes 
Las  dos  almas  por  los  ojos. 
De  Octaviano,  que  es  su  amigo. 
Faltó  á  la  fe  y  al  decoro. 
Que  en  estando  el  amor  ciego 
No  ve  al  amistad  tampoco. 

OCTAVIANO. 

Por  eso  indignado  y  fiero, 
Como  es  tanta  mi  pasión. 
Para  esa  ciega  traición 
Traigo  yo  lince  el  acero. 

CANTAN.  {Dentro.) 
ñepudió  á  Irene ,  su  esposa , 
En  sus  brazos  amorosos: 
Ya  es  Antonio  de  Cleopatra'. 
Y  ya  es  Cleopatra  de  .Antonio. 

IRENE. 

Pues  vengarme  del  espero; 
Antonio  aleve  y  tirano, 
yue  si  me  falló  tu  mano. 
No  me  fáltala  mi  acero. 

CLEOPATRA. 

;  Oh  voz ,  corrige  el  error . 
Con  que  irritas  mis  desvelos ! 
Si  no  sabes  de  mis  celos, 
¿  Por  qué  me  cantas  mi  amor? 

OCTAVIANO. 

Voz ,  no  penetres  veloz 
El  uno  y  uiro  sentido. 

IRENE. 

;Que  se  criase  el  oido 
Para  sufrir  esta  voz! 

OCTAVIANO 

Lépido  parece  ya 

Que  á  las  naves  embistió. 


IRENE. 

¿Iré  al  muro? 

OCTAVIANO. 

Irene,  no. 
{Fuego  dentro.) 

IRENE. 

Ardiendo  la  mar  está 
En  llamas  accidentales; 
Uu  volcan  la  playa  es. 

OCTAVIANO. 

Pues  embistamos  los  tres, 
:¡udad ,  quinta  y  mar  iguales. 

CAIMÁN. 

Ya  es  tiempo  de  huir. 

IRENE. 

Tirano, 
Cobrar  la  venganza  juro. 

OCTAVIANO. 

Irene ,  acomete  al  muro. 

IRENE. 

A  abrasar  la  quinta  ,  hermano. 

OCTAVIANO. 

Pues  con  tus  soldados  parte* 
Ea ,  Irene ,  ve  á  embestir. 

CAIMÁN. 

Ea,  gran  Caimán ,  á  huir. 

IRENE. 

Ea,  Octaviano,  á  vengarte; 
{Yanse  lastres.) 

CLEOPATRA. 

Kjército  numeroso 
Ocupa  la  tierra  y  mar, 
¿Adonde  podré  encontrar 
A  Marco  Antonio,  mi  espo.so? 
Arde  el  mar  en  humo  ciego  ; 

{Fuego  dentro.) 
¿Esposo?  ¿Antonio?  ¿Señor? 
Mariposa  es  el  amor 
Que  va  á  morir  en  el  fuego. 
Aquí  con  nueva  crueldad 
Mayor  incendio  le  aviva. 

OCTAVIANO.  {Dentro.) 
No  quede  persona  viva  , 
Toda  la  quinta  abrasad. 

CLEOPATRA. 

Alli  Octaviano  también 
Keliz vence  y  riguroso; 
No  fueras  tú  tan  dichoso' 
Si  yo  te  quisiera  bien. 

IRENE.  {Dentro.) 
Darla  venganza  á  los  ciclos 
De  mi  traición  aseguro. 

CLEOPATRA. 

Irene  abrasa  alli  el  muro. 
Fácil  es,  que  lleva  celos; 
Murió  Antonio,  que  la  herida 
Desla  mi  pasión  advierte 
Que  está  cercana  su  muerte 
Pues  que  se  acaba  mi  vida. 
Ruego  á  los  ciclos ,  pues  ya 
No  hay  más  riesgo  en  que  pene , 
Que  sea  quien  le  hallare  Irene , 
Que  ella  no  te  matará. 
Otra  vez  quiero  intentar 
Mover  al  viento  veloz; 
M:is  que  no  tengo  ya  voz 
Para  potlerle  llamar. 
¿Antonio?  el  hallarle  ha  sido  {Recio.) 
Én  vano,  no  me  oirá  , 
I  A  la  distancia  (lue  habrá 
Desde  mi  voz  á  .su  oido. 
Todo  en  torno  mió  calla. 
¿Antonio? ¿Esposo?  ¿Señor?  {Ueclo.) 
2fj 


iU  COMEDIAS 

Sale  MARCO  AMONIO  con  la  espada 

desmida. 

UAtlCO  ANTONIO. 

¡Que  pueda  tanto  mi  amor 
^lue  di'jase  la  batalla! 
¿Que  dejar  veucida aguarde 
Mi  gente  ,  y  que  amor  intente 
Hacer  cobarde  al  valiente 
Si  lilzo  al  valiente  cobarde? 
Su  vozoi ,  y  mi  doler 
Es  el  que  me  hace  volver: 
O  esta  voz  debe  de  ser 
Conjetura  del  temor. 
Mas  para  librar  su  vida 
Dejo,  allilabedelibiar, 
Kn  las  orillas  del  mar 
Una  nave  prevenida. 
¿Clcopatra? 

CLEOFATRA. 

i,  Antonio? 
i^,\  lav<"'  (^'•"S  flos  voces,  con  que  no 
se  oi/e  ninguno.) 

Yo  he  oido 
Mi  nombre  al  viento  veloz; 
¡Qué  infeliz  anda  mi  voz , 
Pues  la  embaraza  mi  oido! 

MARCO  ANTONIO. 

Adonde  mis  voces  van 

Otras  se  impiden  veloces. 

CLEOPATBA. 

Otra  vez  pruebo  las  voces. 
{A  la  par.) 

MAUCO  ANTONIO. 

¿Clcopatra? 

CLEOPATRA. 

¿Antonio? 

Salen  LELIO  t  OCTAVIO,  capitán, 

con  dos  hachas. 

LOS  nos. 

Aquí  están. 

CLEOPATRA. 

¿Esposo? 

MARCO  ANTONIO. 

Korte  á  quien  sigc... 

CLEOPATRA. 

¿Lclio? 

MARCO  ANTC\;0. 

¿Octavio? 

OCTAVIO. 

¿Cómo  aqui? 

CLF.OPAIRA. 

¿Vienes  á  buscarme? 

LELIO. 


ESCOC.IÜAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

MARCO  AKTO.MO. 

Ea,  valiente  deidad. 

CLEOPATRA. 


Ven  conmiíjo. 


LELIO. 

Ven  conmigo. 


¡Qué  riesgo! 

MARCO  ANTONIO. 

¡Qué  pena  igual! 

CLEOPATRA. 

Al  que  he  sentido... 

MARCO  ANTONIO. 

Al  que  lloro... 

CLEOPATRA. 

Al  (|ue  be  dudndo... 

MARCO  ANTONIO. 

Al  que  ignoro.. 

OCTAVIO. 

Mayor  daño... 


I.EI.IO. 

Mayor  mal... 

BARCO  ANTONIO. 

Si  espera  la  nave  alli. 
Seré  amante  el  más  dichoso 

CLEOPATRA. 

Si  puedo  huir  con  mi  esposo, 
N'u  bay  desdicha  para  mi. 

OCTAVIO. 

De  Lépido  á  la  crueldad 
La  nave  vino  á  abrasarse. 
(El  uno  habla  con  Cleopaira ,  y  el  otro 
con  Marco  Antonio.) 

LELIO. 

La  ciudad  quiere  entre;:  ?rsc 
Si  no  entras  en  la  ciud;d; 
Mira  que  están  conjurados. 

OCTAVIO. 

Haz  que  tu  valor  se  aliente. 

MARCO  ANTONIO. 

Vamos  á  ayudar  tu  gente. 

CLEOPATRA. 

Ven  á  ayudar  tus  soldados. 

LELIO. 

Advierte,  Señor... 

OCTAVIO. 

Advierte... 

LELIO. 

Que  si  tu  amor  la  idolatra... 

OCTAVIO. 

Que  han  de  dar  muerteá  Cleopatra. 

LELIO. 

Que  han  de  dar  á  Antonio  muerte. 

CLEOPATRA. 

Donde  tú  fueres ,  es  bien 
Que  yo  muera  valerosa. 

MARCO  ANTONIO. 

Adonde  fuere  mi  esposa 
Tengo  de  morir  también. 

LELIO. 

Sane  agora  tu  valor 
Esta  penetrante  Lérida. 

OCTAVIO. 

No  hacer  caso  de  la  vida 
Es  no  estimar  el  amor. 

LELIO. 

Diez  mil  hombres  tu  ira  tiene. 

OCTAVIO. 

Dos  mil  soldados  te  esperan. 

MARCO  ANTONIO. 

Lépido  y  Irene  mueran. 

CLEOPATRA. 

Muera  Octavianoy  Irene. 

MARCO  ANTONIO. 

No  quiero,  esposa ,  pues  arde 
En  mi  esta  ira  prudente, 
Si  me  bas  querido  valiente , 
Que  me  aborrezcas  cobarde. 

CLEOPATRA. 

Ni  yo  be  de  querer  ahora, 
Puesto  que  importa  mi  vida. 
Que  me  aborezcas  vencida 
Pues  me  amaste  vencedora. 

OCTAVIO. 

Pues  de  tu  triunfo  blasona. 

LELIO. 

Defiende  tn  muro  pues. 

MARCO  ANTONIO. 

Yo  pondré  el  mundo  i  Inspics. 

CLEOPATRA. 

Yo  en  tus  sienes  mi  corona. 


Pues  ea,  Antonio  valiente, 
Ve  á  socorrer  á  tu  gente. 

MARCO  ANTONIO. 

Ve  i  socorrer  tu  ciudad. 

CLEOPATRA. 

Puss  voime,  si  esto  ha  de  ser. 

MARCO  ANTONIO 

Digo,  que  voy  temeroso. 

CLEOPATRA. 

Habla,  ¿qué  temes,  esposo? 

MARCO  ANTONIO. 

Temo  que  no  te  he  de  ver, 
Que  somos  tan  desdichados... 

CLEOPATRA. 

Mi  constancia  te  asegure. 

LELIO. 

Mirad  que  se  rinde  el  muro. 

OCTAVIO. 

Mira  que  huyen  tus  soldados: 

MARCO  ANTONIO. 

Valor  este  acero  tiene. 

CLEOPATRA. 

Ya  sabe  vencer  mi  mano. 

MARCO  ANTONIO. 

Mira  no  te  halle  Octaviano. 

CLEOPATRA. 

Mira  no  encuentres  a  Irene. 

OCTAVIO. 

Octaviano  alli  se  advierte. 

LELIO. 

Irene  alli  va  á  embestir. 

MARCO  ANTONIO. 

Pues  i  matar  ó  morir. 

CLEOPATRA. 

A  malar  ó  i  darme  muerte. 

MARCO  ANTONIO. 

¡Amor,  hazme  venturoso! 

CLEOPATRA. 

¡Celos,  hacedme  dichosa! 

MARCO  ANTONIO. 

El  ciclóte  guarde,  esposa. 

CLEOPATRA. 

El  Cielo  te  guarde,  esposo; 


JORNADA  TERCERA. 


{.\h 


'ido  de  guerra  tocan  al  arma,  y 
dicen  dentro.) 


LIBIA. 

Muera  César  Octaviano. 

IRENE. 

La  reina  Cleopatra  muera. 

CLEOPATRA. 

Dad  la  muerte  á  Irene  fiera. 

MARCO  ANTONIO. 

Muera  Lépido,  el  romano. 

OCTAVIANO. 

Hoy  probará  mi  castigo. 

IRENE. 

Monte  y  prado  y  ciudad  arda. 

OCTAVIANO. 

No  huyas,  soldado,  aguarda. 


CAIMÁN 

?\"o  puedo  yo  más  conmigo. 

IRENE. 

Vuelve  á  la  batalla  pues. 

OCTAVUNO. 

Si  no  quieres  eiiibestir. 
Haz  fuerza  para  no  huir. 

CAISIAX. 

."'eñor,  se  me  van  los  pies. 

OCTAVIANO. 

Ltípidu  va  derrotado. 

Sale  CAIMÁN'. 

CAISIAN. 

A  socorrerle  me  arrojo; 

En  no  siendo  un  hombre  cojo. 

Muy  bien  puede  ser  soldado ; 

Kl  monte  mi  abrigo  es, 

L'n  ave  soy  por  mi  mal 

Que  nadie  la  La  visto  tal, 

Cue  soy  gallina  montes ; 

Callando  aqui  como  un  monje 

La  lid  sangrienta  veré, 

No  liay  mayor  contento  que 

Ver  una  batalla  á  loiige; 

Del  que  embiste  y  se  retira 

Aqui  daré  testimonio; 

Lindo  tahúr  es  Antonio, 

Con  todo  el  mundo  sd  lira ;     (Tocan.) 

Octaviano,  airado  y  ciego. 

Tira,  aunque  más  la  idolatra, 

A  la  gente  de  Cleopatra 

Cuchillada  de  manchego; 

Mas  Irene  el  suyo  atiza, 

Y  Cleopatra,  ¡mal  osados! 
Con  dos  mil  huevos  soldados 
Hade  dar  en  la  ceniza, 
Lépido  volcanes  fragua, 

Kii  el  mar,  Alcides  nuevo. 
También  es  soldado  huevo, 
Que  anda  pasado  por  agua ; 
Antonio  en  su  capitana. 
Porque  su  gente  se  aburra, 
Les  da  una  famosa  zurra 
Encima  de  la  badana; 
Yo  rabio,  yo  me  endemonio. 
Que  va  no  tengo  temor 
Por  ir.  pues  va  vencedor, 
A  ayudar  i  Marco  Amonio; 
Pero  Caimán,  ten  sosiego. 
Oye  agora,  mira  y  calla. 
Que  es  vinagre  una  batalla 

Y  suele  torcerse  luego; 
Pero  súplanme  este  error 
Por  esta  verdad  divina; 
Verdad  es  que  soy  gallina. 
Mas  para  eso  soy  traidor; 
Pui-s  ser  gallina  no  dudes. 
Caimán,  sigue  tu  ejercicio. 
Que  no  te  importa  este  vicio 
Teniendo  estotras  virtudes ; 
De  Irene  allí  la  crueldad 
Ninguna  crueldad  iguala, 

Y  sin  pagar  alcabala 

Se  va  entrando  en  la  ciudad  ; 

La  Vitoria  tiene  cierta; 

Antonio,  y  Cleopatra, airada,  (Tocan.) 

Pienso  (|ue  la  ha  hecho  cerrada, 

Y  Octaviano  la  ha  hecho  abierta; 
.Y  en  la  ciudad  con  tal  brio 

Eutra,  y  tal  resolución. 
Como  juez  de  comisión 
En  lugar  de  señorío; 
Ya  está  echado  el  primer  fallo; 
Famosa  ocasión  perdi ; 
La  reina  Cleopatra  allí 
Viene  huyendo  en  un  caballo 
Hacia  este  monte  :  recelo 


LOS  ÁSPIDES  DE  CLEÜPATIIA. 
Que  hnye  también  como  yo ; 
El  caballo  tropezó; 
Matóse. 

Sak  CLEOPATIiA,  tropezando  con 
arco  y  flechas. 

CLEOPATnA. 

i  Vilgameel  cielo! 

Levanta,  Heina,  si  quieres 
Librarte. 

CLEOPATIIA. 

¿Quién  eres,  di? 

l'n  hombre  que  estaba  aqui 
Esperando  á  que  cayeras. 

CLEOPATRA. 

Di  en  la  arena  :  más  dichosa 
No  ha  podido  ser  mi  suerte. 

CAIMAM. 

Por  poco  das  con  la  muerte. 

CLEOPATRA. 

No  soy  yo  tan  venturosa ; 
Dejadme,  cielos,  que  peno 
Con  sentimiento  inhumano. 
No  que  me  venza  Oclaviaiio, 
Sino  que  me  venza  Irene; 
Mas  si  Antonio  con  rigor 
Aborrece  tu  beldad. 
Triunfa  tú  de  mi  ciudad 

Y  triunfe  yo  de  su  amor. 
¿Hombre? 

CAIMÁN. 

Caimán  soy. 

CLEOPATtlA. 

¿Tú  eres? 
¿Dónde  está  Antonio? 

CAIMÁN. 

En  el  nía:-, 

Y  á  tu  lado  me  has  de  hallar 
Para  liuir  donde  quisieres. 

CLEOPATRA. 

DI  si  ha  vencido,  si  salios 
Dar  á  mi  mal  un  remedio. 

CAIMAS. 

A  Lépido  abrió  por  medio 
Ina  docena  de  naves. 


CAIMÁN. 

Mis  enemigos  mayores 

Hoy  se  han  vuelto  corredores, 

No'de  lonja,  de  campaña. 

CLEOPATRA. 

Va  parece  que  triunfante 

Le  está  el  [irado  obedeciendo 

CAIMÁN. 

Si  no  es  los  que  van  huyendo. 
Nadie  se  pone  delante. 

CLEOPATRA. 

Pues  irme  con  él  espero 
A  templar  esta  pasión. 
Pues  tan  dichosa  ocasión 
Me  lia  querido  dar  el  cielo; ' 
No  pudo  la  suerte  agora 
Trocar  su  curso  enemigo; 
Antonio,  ya  voy  contigo. 

CAIMÁN. 

Oye,  espérate.  Señora. 

CLEOPATRA. 

No  se  pase  mi  fortuna ; 
Tenerme  piensas  en  vano. 


CAIMÁN. 

Las  escuadras  de  Octaviano 
Le  acometen  una  á  una. 

CLEOPATRA. 

Pues  yo  le  voy  á  ayudar 
Que  asi  mi  vida  remedio. 

CAIMÁN. 

Irene  se  ha  puesto  en  medio 

V  ya  no  puedes  pasar. 

CLEOPATRA. 

Yo  voy. 

CAIMÁN. 

Delente,  Señora, 
Que  es  ya  tu  muerte  precisa, 

V  no  es  la  vida  camisa 
Que  se  muda  cada  hora. 

CLEOPATRA. 

i  Oh  fortuna,  cómo  irritas 
i:on  lo  que  obligado  estás! 
Si  has  de  quitar  lo  que  das, 
¿Para  qué  das  lo  que  quitas? 
Mi  deseo,  dulce  esposo. 
Esquíen  malogra  tu  suerte;, 
i  Quién  pudiera  aborrecerle' 
Para  hacerte  venturoso! 
La  fortun.i  se  ha  trocado, 
¡Oh  cielos,  siempre  enemigos! 
MARCO  ANTONIO.  (Dcntro.) 
No  huyáis,  soldados  amigos. 

CAIMÁN. 

Si  huyáis,  amigos  soldados 
Alguna  flecha  veloz 
Mira  no  te  encuentre  acaso. 
IRENE.  (Dentro.) 
Atajad  á  Amonio  el  paso. 

CLEOPATRA. 

¿Qué  flecha  como  esta  voz? 

CAIMÁN. 

Entrarme  en  la  lid  prevengo. 
Si  antes  corrí  como  galgo, 

V  ahora  que  ha  escampado  salgo, 
Que  yo  con  quien  vengo  vengo. 
¡Viva  Irene  y  Octaviano! 

CLEOPATRA. 

¡Quién  te  pudiera  matar! 
Irene  quiere  atajar 
En  la  orilla  del  inarcano 
A  Antonio ;  ¡  fuerte  pasión  ! 
¡  Oh  cielos,  quién  la  nialára  ! 
¡  Oh  si  esta  flecha  acertara 
Al  blanco  ilel  corazón! 

{bispara  una  flecha  al  vestuario.) 
Mas  la  indignación  erró 
L)e  mi  ira  mal  satisfecha, 
A  Irene  tiré  la  flecha, 

V  á  Marco  Antonio  acertó. 
¡  M:iyi)r  pena,  ni;is  dolor! 
,,QiH-  piTiiiilieM'ii  Icis  cielos 
i,Hic  la  ijrase  ;i  lus celos, 

V  (|ne  diese  en  v\  amor? 
lín  el  suelo  c;i>ó  herido,, 

V  heno  matarle (|uiere, 

V  no  lo  halla;  si  valiere 
Dosta  leona  el  bramido. 
Mas  amorosa,  más  Qera 
Le  voy  á  resucitar, 

O  he  de  arrojarme  en  el  mar 
Si  le  hadado  muerte. 

M  entrarse  sale  MARCO  ANTONIO, 
con  la  espada  quebrada  y  herido 
con  una  (lecha. 

MARCO  ANTONIO. 

Espera, 
El  llanto  y  la  pena  deja,  " 
Que  tu  dolor  aconseja. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  HOJAS. 


Dulce  y  airada  liomiciila, 
(Jue  si  enfermé  Je  lii  herida , 
Ya  he  sanado  de  tu  queja. 
¿Tú  eres  quien  me  heriste? 

CLEOPATBA. 

Si, 
Primero  muriera  aqui. 

MARCO  AMOMO. 

;,Pups  cuándo,  si  lo  repara?. 
Las  Hedías  que  tú  disparas 
No  me  han  penetrado  á  mi  ? 

CI.EOPATRA. 

Vencióme  Oclaviano  airado. 

HAnCO  AMOMO. 

Irene  de  mí  ba  triunfado. 

CLEOPATRA. 

;  Oh  fortuna  rigurosa ! 

Tu  me  has  hecho  más  hermosa, 

Y  JO  á  ti  más  desdichado. 

MARCO  ANTONIO. 

i  Airado  el  cielo  maldiga 
La  cruel  mano  enemiga 
Del  villano  labrador 

?ueno  perdonóla  llor 
endo  á  castigar  la  espiga' 

CLEOPATRA. 

Pues  mi  fortuna  no  medra. 
No  tenga  en  la  suya  medra 
El  que  degolló  arrogante 
Al  olmo  verde  gigante 
Por  las  culpas  de  la  hiedra. 

MARCO  ANTONIO. 

Mátele  otra  Cera  ardiente 
Al  que  cautelosamente 
Estorbó  fiero  animal 
La  fatiga  del  panal 
A  la  abeja  diligente. 

CLEOPATRA. 

En  fin,  ¿por  mi  causa  mueres? 

MARCO  ANTONIO. 

Tú  mi  suerte  y  mi  luz  eres; 
Esa  es,  Cleopalra,  mi  dicha. 

CLEOPATRA. 

En  que  tienes  mi  desdicha 
Echo  de  ver<iue  me  quieres. 
OCTAVIANO.  {Üeitlro.) 
Buscadla  en  el  monte. 

IRENE.  (Dentro.) 

Al  llUQO. 
MARCO  ANTONIO. 

Escaparnos  es  en  vano. 

OCTAVIANO.  (hentro.) 
Antonio  entró  en  la  espesura. 

CLtOPATRA. 

Allí  Irene  te  procura. 

MARCO  ANTONIO. 

Alli  te  busca  üclaviano. 

CLEOPATRA. 

Pues  desde  esta  roca  quiero 
Arrojarme  al  mar  primero, 
Poniue  Hii  valor  me  esfuerza 
A  no  rendirme  á  una  fuerza, 
Ya  (lue  me  rendí  á  un  acero. 

MARCO  ANTONIO. 

Pnespara  que  mi  enemigo, 
Cuando  lus  dos  soles  sigo, 
No  pruebe  en  su  amor  sus  lazos , 
Esposa,  d:iine  los  brazos, 
Que  voy  i  morir  contigo. 

CLEOPATRA. 

La  mar  nos  guarda  espumosa. 

MARCO  AMONIO. 

¡Suene  h;i\  más  rigurosa! 


CLEOPATRA. 

¡  Amor  el  más  inhumano  ! 
Ea,  ¿no  me  das  la  mano? 

MARCO  ANTONIO. 

Y  e!  alma  con  ella,  espesa. 

CLEOPATRA. 

Di,  ¡quién  puede  ser  aquel 
yue  estorbe  amor  tan  liel? 

MARCO  ANTONIO. 

¿Quién  impedirá  este  amor? 
(Vanse  á  abrazar.) 

Salen  por  dos  puertas  IRENE  t  OC- 
TAVIANO, V  t07iia  Irene  de  lo  mano 
áMarco.\nlonio,y  Octavianoá  Cleo- 
palra. 

IRENE. 

Yo  le  impediré,  traidor. 

OCTAVIANO. 

Yo  lo  estorbaré,  cruel. 

MARCO  ANTONIO. 

¿Hay  más  riesgos  en  que  pene? 

CLEOPATRA. 

Siempre  un  mal  tras  otro  viene. 

MARCO  ANTONIO. 

Quejaréme  á  amor  tirano. 

CLEOPATRA. 

Suéltame,  César,  la  mano. 

MARCO  ANTONIO. 

Suéltame  la  mano,  Irene. 

OCTAVIANO. 

Ingrata,  á  la  luz  que  bella. 

Si  en  tu  mano  está  mi  estrella, 

Con  ella  me  he  de  vengar. 

(Sacan  las  dagas  Irene  y  Oclaviano.) 

IRENE. 

Mi  mano  te  he  de  dejar 
Para  matarte  con  ella. 

OCTAVIANO. 

Muera  un  amigo  que  fué. 

IRENE. 

Muera  este  traidor  que  habecho... 

OCTAVIANO. 

Deten,  Irene,  el  puñal. 

IRENE. 

Suspende,  hermano,  el  acero. 

OCTAVIANO. 

Yo  he  de  dar  la  muerte  á  Antonio, 
Cobrar  la  venganza  debo 
De  una  traición  y  un  agravio 
De  mi  amor. 

IRENE. 

Yo  de  un  desprecio. 

MARCO  ANTONIO. 

Dadme  á  un  tiempo  los  dos  muerte, 
C'ue  aunque  os  indignéis,  sospecho 
Oue  no  me  podréis  matar 
Sólo  porque  lo  deseo. 

CI.EOPATRA. 

Pues  ya  que  darle  una  muerte 
Intentéis,  yo  os  aconsejo. 
Que  Irene  dé  muerte  á  Antonio, 

Y  á  mí  Oclaviano,  que  es  cierto. 
Que  quien  á  mí  me  dé  muerte, 
Da  muerte  á  Antonio,  supuesto 
Que  son  mí  vida  y  la  suya 

Una  vida  en  dos  sugctos; 
Pues  en  las  dos  vuestras  vidas 
Aprovechen  el  acero ; 
En  él,  porque  te  ha  ofendido, 

Y  en  mí  porque  te  aborrezco. 


OCTAVIAXO. 

Tú,  Cleopalra,  me  aborreces 
Por  estrella,  j  yo  no  puedo 
Hacer  que  me  quieras  bien ; 
Pero  puedo,  por  lo  menos, 
Dar  muerte  á  on  traidor  amigo 
Que  al  fiarle  mis  secretos 
Traidor  del  alma  usurpó 
Los  tesoros  de  mí  pecho; 
Sí  le  doy  la  muerte  airado, 
De  mí  es  de  quien  más  me  vengo. 
Pues  dándole  á  ti  la  muerte 
Me  doy  la  muerte  á  mí  mesmo: 
Pues  él  muera  y  vive  tú , 
Pues  desta  suerte  aprovecho 
A  mí  amor  esta  experiencia 

Y  á  su  traición  este  ejemplo: 
Muere,  infame. 

IRENE. 

Tente,  aguarda. 
Mi  esposo  es  este  y  mí  dueño, 

Y  pues  de  su  amor  te  acuerdas. 
Acuérdate  de  mis  celos; 
Cleopalra  muera  y  él  viva. 
Quítale  tú  este  contento 

De  ver  que  vive  quien  quiere, 

Y  déjame  este  consuelo. 
Que  con  quitarle  la  vida 
No  me  evitas  el  desprecio; 
Muera  de  mi  despreciado 
El  falso  Antonio  viviendo. 
Perdona  tú  su  traición. 
Que  no  estarás  satisfecho 
Tanto  en  matar  un  traidor 
Como  en  que  conozca  el  pueblo 
Que  hiciste,  como  quien  eres, 
Si  él  como  traidor  ha  hecho. 

MARCO  ANTONIO. 

Daréme  yo  á  mi  la  muerte. 

OCTAVIANO. 

Traidor,  falso  compañero. 
Ya  que  liícíste  la  traición 
No  contieses  que  la  has  hecbo. 

CLEOPATRA. 

¿Pues  qué  traición  hizo  Antonio 
En  qucrenne?  ¿puede  él  mesmo 
Hacer  violencia  á  su  estrella? 

OCTAVIANO. 

No ;  mas  puede  hacer  esfuerzos 
Para  no  amarte,  y  Antonio 
Te  adora  con  tanto  exceso 
Que  sacrifica  á  tu  oido 
Las  víctimas  del  silencio. 

IRENE. 

Y  di,  contra  mi  belleza, 
¿Cómo  atreviste  el  despreciv» 
De  procurar  estos  lazos. 
Que  tú  procuraste  estrechos? 

MARCO  ANTONIO. 

El  ejemplo  está  á  los  ojos. 
Sí  quieres  ver  el  ejemplo; 
Nace  Ciego  un  hombre,  y  oye 
Decir  que  hay  sol  en  el  cielo. 
Cobra  de  noche  la  vista, 

Y  al  cobrarla,  lo  primero 
Que  ve  en  el  cíelo  es  la  luna; 
Este  es  el  sol ,  dice  luego, 
Que  tan  hermoso  le  tuve 
Presumido  en  mí  concepto ; 
Sale  luego  el  sol  hermoso, 

Y  al  mirar  sus  rayos  bellos 
Todo  un  sentido  ie  deja 

De  admiraciones  suspenso; 
Olvídase  de  la  luna, 

Y  al  ver  sus  rayos  primeros 
Repudia  como  confu.sos 
Los  que  idolatró  serenos ; 
Ciego  fui,  cobré  la  vista. 


Luna  fuiste  de  mí  cielo. 
Juzgúete  sol  por  entonces. 
Salló  otro  sol  mas  perfecto ; 
Yo  te  admiré,  no  lo  dudo, 
Rajos  tienes,  no  lo  niego, 
Tiénelos  el  sol  más  claros; 

Y  asi,  Irene,  len  por  cierto 
Que  he  de  adorar  este  sol 

O  he  de  volverme  á  ser  ciego. 

IRESE. 

Yo  te  quitaré  los  ojos. 

OCTATIANO. 

Tente,  que  vengarme  espero 
Con  la  más  nueva  vei'gan/.a, 
Con  el  más  raro  tormento 
Que  puede  humana  pasión 
Aconsejar  al  desprecio; 
En  ese  hermoso  castillo, 
Antes  de  Egipto,  y  ya  nuestro, 
De  ti  el  más  cruel  alcaide 
Será  Antonio  el  prisionero; 
Yo  á  la  tienda  de  campaña 
Que  en  ese  monte  soberbio 
La  defienden  de  la  vista 
Las  murallas  de  esos  fresnos. 
Quiero  llevarme  á  Cleopaira , 
Conde  á  los  cielos  prometo 
Hacerla  posible  mia, 
A  la  violencia  ó  al  ruego; 
Tú  harás  que  segunda  vez 
Te  solicite  lu  dueño 
Dando  en  decentes  disculpas 
Amorosos  escarmientos ; 
Si  él.  negado  á  tus  pasiones. 
Si  ella,  esquiva  á  mis  afectos. 
M  él  reduce  su  inconstancia 
Ni  ella  templare  mi  incendio. 
Mueran  ausentes  los  dos 
Al  cuchillo  de  los  celos. 
Pues  ve  ella  que  tú  le  adoras 

Y  él  sabe  que  yo  la  quiero; 
No  hay  amante  que  no  sea 
Üesconliado,  y  asi  es  cieno 
Que  Cleopaira  ha  de  pensar, 
Si  tiene  el  amor  atento. 
Que  es  fácil  volver  á  amar 
Lo  que  se  adoró  primero ; 

Y  él  presumirá  también. 

Si  como  es  amante  es  cuerdo, 
Que  hará  tal  vez  la  porfía 
Lo  que  no  hiciera  el  deseo  : 
Su  desconfianza  los  hiera, 
No  el  puñal  los  mate  luego, 
Que  tiene  muy  embotados 
La  sospecha  los  aceros; 

Y  ya  que  esto  no  se  logre 
No  se  gocen  por  lo  menos , 
La  dolencia  de  no  verse 
Escarmiente  su  amor  ciego; 
Limite  tiene  el  amor, 
Término  tiene  su  imperio, 
Mudanza  hay  en  sol  y  luna. 
Variedad  en  los  luceros ; 
Mañana  aborrecerá 

Lo  que  agora  está  queriendo, 

Y  él  podrá  ser  que  se  acuerde 
l)e  la  que  le  quiso  un  tiempo ; 
Con  que  vendremos  los  cuatro 
Yo  á  vivir  con  el  consuelo 

De  procurar  dueño  mió 
Al  que  he  consultado  ajeno ; 
Tú  á  vengarte  de  una  ofensa, 
Él  á  adolecer  de  un  miedo , 
Yoá  sanar  de  una  esperan-a 

Y  ella  á  morir  de  unos  celos. 

IBESE. 

Bien  dices,  ven  al  castillo. 

CLEOPATRA. 

Echaste  á  perder  con  eso, 


LOS  ÁSPIDES  DE  CLEOPATr.A. 
Que  le  tengo  más  amor 
En  viendo  que  no  le  tengo. 

OCTAVIANO. 

Ven  á  mi  tienda. 

UARCo  Abromo. 
¿Qué  importa 
Querer  apartar  el  fuego. 
Si  el  quererle  hacer  menor 
Es  hacerle  más  inmenso? 

OCTAVIANO. 

Eres  traidor. 

UARCO  ANTOSIO. 

Soy  amanto. 

IRENE. 

Gres  mi  esclava. 

CLEOfATIlA. 

No  puedo. 
Que  Antonio,  que  es  dueño  mió. 
Me  ha  puesto  en  el  alma  hierros. 

OCTAVIANO. 

¿Qué  se  ha  hecho  lu  fortuna? 

inENE. 

¿Tu  honestidad  qué  se  ha  hecho? 

MARCO  AMONIO. 

¿  Pues  cómo  he  de  ser  dii  lioso 
Si  he  confesado  que  quiero? 

CLEOPATRA. 

¿  Cómo  ha  de  tener  templanza 
Quien  tiene  conocimiento? 

OCTAVIANO. 

Mia  serás. 

CLEOPATRA. 

Soy  c'e  Antonio. 

IRENE. 

Sigúeme. 

MARCO  AMONIO. 

Morir  deseo. 


OCTAVIANO. 

No  le  hables. 

MARCO  ANTOKIO. 

¿Clcopatra? 

IRENE. 

Quejaste  al  viento. 

OCTAVIANO. 

Vo  rendiré  su  valor. 

IRENE. 

Vo  sabré  templar  su  incendio. 

CLEOPATRA. 

No  dudes  de  mi  constancia. 

MARCO  ANTONIO. 

No  teagas  de  mi  recelos. 

IRENE. 

Cuchillo  hay  para  esa  injuria. 

OCTAVIANO. 

Puñal  hay  para  este  esfuerzo. 

CLEOPATRA. 

Tuya  soy,  esposo  mió. 

BARCO  ANTONIO. 

Tuyo  soy,  infeliz  dueño. 
( Vanse  Antonio  y  Irene  por  una  parte, 
y  los  ¿los por  olra.) 
SARGENTO.  (Deutro.) 
Vaya  el  gallina  á  la  playa, 
Üue  en  el  rancho  no  ha  de  estar; 
Vayase  el  galgo  á  Cüzar. 


Salen  SARGENTO  v  CAIMáEi. 

CAIMÁN. 

Vaya  norabuena. 

SARGENTO. 

Vaya, 
Vaya  el  que  huyó  en  la  presencia 
Üe  todos. 

CAIMÁN. 

Señores,  quedo; 
Tomé  por  purga  ruimiedo, 

Y  diúuie  luego  correncia. 

SARGENTO. 

la  liebre  se  vaya  al  prado. 
Que  allí  hay  bien  donde  correí'. 

CAIMÁN. 

Poroso  no  puede  ser 

Un  hombre  de  bien  soldado; 

Señores,  no  huí  de  vicio, 

Y  culparme  no  es  razón , 
Estaba  un  poco  holgachón 

Y  fuinie  á  hacer  ejercicio. 

SARGENTO. 

¿Ha  señor  soldado  biioma? 

CAIMÁN. 

Señores  soldados  nuevos. 

SARGENTO. 

Póngame  aquí  un  par  de  huevos. 
Si  baré,  como  se  los  coma. 

SARGENTO. 

Huya  usted. 

CAIMÁN. 

Ya  tengo  cuenta; 
Desta  playa  quiero  irme. 

SARGENTO. 

Señor  Calman,  ¿quieres  buirme 
Una  batalla  á  las  treinta? 
¿Saltamontes? 

CAIMÁN. 

¿Qué  me  quieres? 

SARGENTO. 

¿SaltamoDles?  (Vasc.) 

CAIMÁN. 

Bueno  está; 
Este  mi  nombre  será 
Para  mientras  yo  viviere; 
Con  muy  honrado  renombre 
Uesta  batalla  he  quedado. 
¡  Desdichado  del  soldado 
A  quien  le  ponen  un  nombre! 
Pan  un  soldado  pidió, 

Y  á  un  amigo  muy  seguro 
Le  dijo  :  ¿  tenéis  pan  duro? 

Y  pan  duro  se  quedó; 

Dio  con  un  chuzo  un  soldado 
A  otro  un  golpe,  y  otro  habló, 
¿Coa  la  punta?  y  dijo  él,  no, 
Con  la  porra  le  ha  pegado  : 

Y  fue  tan  grande  la  zorra 
Que  lodos  con  él  tomaron, 
Que  desde  alli  le  llamaron 
A  una  voz,  daca  la  porra. 
Kntro  por  aqui,  por  ver 

Si  aquí  no  soy  conocido; 
(Jeme  viene  y  hay  gran  ruido. 

{Escúnilfse.) 

Salen  Lli PIDO,  LELIO  y  OCTAVIO. 


Atentamente  escuchad. 

OCTAVIO. 

¿Lo  que  intentas  no  sabré? 


iZQ  comedí. 

LELIO. 

Habla. 

LÉPIDO. 

Yo  oslo  coiilaró, 
Pisad  quedo  y  escuchad  : 
Ya  sabéis  que  Marco  Anlonio 
Me  venció  en  el  mar  salado, 

Y  ja  sabéis  que  por  tierra 
Triunfó  de  Aiilouio  Oclavlano; 
Tía  sabéis  que  quise  a  Irene. 

LELlO. 

Fué  influencia  de  los  astros. 

LÉPIDO. 

Pues  viendo  que  ella  desprecia 
Un  amor  que  há  tantos  años 
Que  es  roca  á  su  residencia , 
A  su  constancia  pcfiasco; 
Vengo  á  hacer  el  niajor  hecho 
tíue  en  hojas  de  bronce  >•  mármol 
A  la  memoria  esculpieron 
Scipiones  y  Alejandros. 

OCTAVIO. 

¿Vienes  á  robar  á  Irene? 

LÉPIÜO. 

Ya  mi  amor  está  templado, 

Y  no  quiero  yo  mujer 
CJuí'  solicita  otros  brazos ; 
C)ue  cuando  llegue  a  los  míos. 
Si  se  acuerda  del  que  ba  amado. 
Será  forzoso  el  carino 

Y  violento  el  agasajo. 

LEUO. 

¿Qué  intentas? 

LÉPIDO. 

Vendarme  della, 

Y  vengarme  de  (Ictaviano ; 

l)él ,  porque  le  dio  a  su  hermana, 
Della  porciue  ba  despreciado 
Mis  liuezas. 

OCTANO. 

¿De  qné  suerte? 

LÉPIDO. 

Pisad  quedo,  y  venid. 

LELIO. 

Vamos. 

LÉPIDO. 

Yo  he  de  librar  á  Clcopalra 

Y  Marco  Amonio,  si  el  hado 
Me  permitiere  benigno 
Ver  mis  inleutos  logrados. 

OCTAVIO. 

¿De  qué  suerte? 

LÉPIDO. 

A  ese  castillo, 
Donile  Irene  esta  apostando 
l,n  ruego  á  una  resistencia, 

Y  una  confianza  á  un  agrado. 
Envié  un  soldado  esta  noche 
Que  atrevidamente  cauto 
Le  diese  á  Antonio  un  papel 
Donde  digo  que  le  aguardo 
ICn  el  mar  con  una  nave 

En  que  le  ofiezco  el  amparo 
De  un  amigo,  si  bay  amigos 
Para  un  hombre  desdichado; 
Joyas  le  envié  también, 
Por  si  con  ellas  acaso 
Pudiese  doblar  las  guardas, 

Y  otro  papel  he  enviado 

A  Cleopalra,  y  un  vestido 
De  hombre,  con  que  disfrazando 
I, a  voz  y  el  traje,  podrá 
Huir  desde  el  monte  al  prado. 

OCTAVIO. 

¿Qué  intentas  con  eso? 


\S  ESCOGID.\S  DE  DON  FRANCISCO  DE  HOJAS. 


Intento, 
Que  ni  Irene  ni  Octaviano, 
Ni  el  logre  aquel  Etna  ardiente. 
Ni  ella  aquel  volcan  helado; 
Para  que  todos  aun  tiempo 
Una  experiencia  tengamos. 
Del  fuego  ella  en  que  me  quemo. 
El  del  hielo  en  que  me  abraso, 
Yo  de  una  venganza  honro.sa, 

Y  porque  no  sean  entrambos, 
Cleopatra  tan  infeliz 

Ni  Antonio  tan  desdichado. 

LELIO. 

¿Sabe  Cleopatra  que  á  Antonio 
Avisaste? 

I.ÉPIDO. 

Ya  han  llegado 
Las  dos  espías,  y  dicen 
Que  ya  á  los  dos  avisaron. 

LELIO. 

¿  Saben  el  sitio  en  que  aguardas  ? 

LÉPIDO. 

Si  saben  ;  con  cien  soldados 
Tú  á  Anlonio  en  aquel  margen 
Que  ricia  ese  arroyo  manso, 

V  tú  puedes  a  Cleopatra 
Esperar  con  otros  tantos. 
Que  yo  parto  á  prevenir 
La  nave. 

OCTAVIO. 

¿Pues  qué  esperamos? 

LELIO. 

A  obedecerte  partimos. 

OCTAVIO. 

Ley  es  en  mi  tu  mandato. 

LELIO. 

Debate  Egipto  ese  triunfo. 

OCTAVIO. 

Débate  Doma  ese  aplauso. 

LÉPIDO. 

De  Irene  me  be  de  vengar. 

LELIO. 

Vengároste  de  Octaviano. 

( Vanse  Lelio,  Li'pido  y  Octavio.) 

r.AIMAN. 

¿Qué  he  debacer  deste  secreto, 

Que  le  tengo  atravesado 

En  el  corazón,  y  está 

Dando  en  el  pecho  mil  saltos 

Por  salirse?  ¿pero  yo 

llabia  de  ser  silbato? 

Ser  ladrón,  vaya,  que  en  fin 

Es  oficio  aprovechado ; 

Ser  gallina  no  es  peor. 

Que  como  un  hombre  sea  sano. 

Aunque  ande  con  mil  valientes 

Vivirá  duciejitos  años; 

Pero  soplón,  eso  no. 

Allá  se  lo  haya  Octaviano, 

Con  sus  celos  se  lo  coma. 

Huyan  los  amantes  caros, 

Que  todo  loque  es  huir 

Cuando  sea  necesario 

Me  parece  á  mí  de  perlas, 

Ue  diamantes  y  topacios; 

Ahora  bien,  en  este  suelo. 

Pues  que  la  noche  ha  cerrado. 

Presumo  dormir  agora 

Tan  rendido  como  largo ; 

Que  mi  sargento  rne  ha  dicho 

Que  he  de  hacer  la  posta  al  cuarto 

Postrero,  y  yo  quiero  agora 

Dormir  en  todo  este  ochavo; 

Aquí  en  la  playa  del  mar 

Tengo  de  asentar  mi  rancho, 


Que  corre  aqui  un  vientecillo 
lanío  como  yo,  y  es  harto ; 
Sueño  de  marido  pobre 
Tengo;  ahora  bien,  durmamos, 
Que  yo  he  cobrado  ya  fama 
Para  estar  durmiendo  un  año. 

Sale  CLEOPATRA,  con  un  vetlido  ríe 
hombre  debajo  del  brazo,  en  lo  alto 
de  un  peñasco, 

CLEOPATRA. 

Con  lo  oscuro  de  la  noche 

Desta  tienda  de  Octaviano 

Sin  que  su  oido  me  atienda 

He  salido  á  este  peñasco 

A  ponerme  este  vestido 

De  hombre,  que  Lépido  ha  enviado. 

;  Qué  callada  está  la  noche! 

¡Él  inquieto  mar  qué  manso! 

I  Esta  maleza  qué  oscura ! 

¡Todo  aquel  monte  qué  opaco! 

¿Cómo  me  podré  librar? 

Si  irme  en  este  traje  aüuardo, 

.No  podré,  que  está  cubierto 

De  centinelas  el  campo ; 

Si  aqui  me  estoy,  es  posible 

Que  si  despierta  Octaviano 

Se  malogre  mi  esperanza. 

¿Qué  haré,  cielos  soberanos, 

l'ues  tan  cerca  de  la  dicha. 

Tan  lejos  del  bien  me  hallo? 

Sale  EL  SARGENTO. 

SARGENTO. 

Aqui  pienso  que  bajó 
Cuinian,  y  aunque  le  he  avisado 
Que  ha  debacer  posta,  sospecho 
Que  se  habrá  ido;  roncando 
Esta  en  la  playa.  ¿Ha  Caiiuanf- 

CAIMÁN. 

¿Quién  me  llama? 

SARGENTO. 

Yo  le  llamo  r 
Venga  i  hacer  la  posta. 

CAIMÁN. 

Posta; 
Tan  bien  como  todos  la  bac 
Cuando  me  importa. 

SARGENTO. 

Asi  es; 
Pero  venga  á  hacer  el  cuarto 
De  la  modorra. 

CAIMAX. 

¿Qué  nombra 
Es  el  que  me  da? 

SARGENTO. 

Octaviano. 

CLEOPATRA. 

¿Octaviano  dio  por  nombre? 

CAIMÁN. 

Vamos,  seor  sargento. 

SARGENTO. 

Vamos. 

CAIMÁN. 

Si  á  hacer  la  modorra  voy. 
Yo  me  dormiré  en  llegando. 
{Vanse  el  Sargento  y  Caimán.) 

CLEOPATRA. 

Parece  que  más  propicio 
Quiere  socorrerme  el  hado, 
l'ues  sé  el  nombre ,  sin  mudarme 
En  el  traje  de  hombre  bajo, 
Y  probaré  esta  fortuna ; 
Sedme  favorables,  astros; 
El  sueño  á  Octaviano  ocupa. 


Pues  con  este  nombre,  en  tanto. 

He  de  lihertar  un  alma  ; 

Noche,  infundidle  letargos.      ( Vase.) 

Sale  MARCO  ANTONIO. 

MABc-O  ANTONIO. 

Venció  á  las  t:uanlas  el  oro : 
Salí  del  castillo  al  campo, 
Oue  el  oro  es  llave  que  ha  abierto 
Los  alcázares  más  altos; 
En  este  monte  ha  de  rslar 
Con  cien  soldados  Octavio 
Esperando  á  (lueyo  logre 
Este  ardid,  valor,  hujamos. 
¡Qné  oscura  yace  la  noche! 
Si  leer  procuro,  los  rayos 
De  la  luz  que  escribió  el  sol, 
Ko  se  ve  en  el  aire  un  rasgo; 
En  el  mar,  el  prado,  el  monte , 
Lo  sombra  se  ha  amontonado, 

Y  el  concurso  de  las  sombras 
Busca  su  primero  caos. 

¿  Por  dónde  podré  pasar 

A  aquel  monte,  que  he  pensado 

Oue  las  centinelas  mudas 

Han  de  corregir  el  paso? 

Buscar  por  aqui  procuro 

L'na  senda.  (Vcse.) 

Sale  CLEOPATHA  por  el  monte. 

CLEllPATP.A. 

Mar  salado. 
Acógeme  en  tus  espnmas, 
Halle  en  tus  aguas  ainpa:o 
l'na  infelice  mujer; 
Bajé  con  el  nombre  al  prado, 
Diéronmc  paso  dos  postas, 

Y  a  la  tercera  llegando 

Pidió  el  nombre;  yo,  que  apenas 
Voy  á  pronunciarle,  tardo, 

Y  respondo  Marco  Antonio, 
Yendo  á  decir  Oclaviano; 
Que  como  este  nond)re  estaba 
En  mi  memoria  grabado. 

Me  olvidé  del  que  aborrezco 

Y  repeti  el  que  idolatro; 
En  el  puerto  la  esperanza. 
Que  cuando  el  fuego  disfrazo 
La  calentura  de  amor 
Saliese  en  voces  al  labio. 

OCTAVIO.  {Dentro.) 
Cleopaira  ha  salido  al  monte, 
Seguilda  todos,  soldados. 

CLEOPATRA. 

Todo  el  campo  me  ha  sentido, 

Y  ya  despierto  Oclaviano 
Sale  de  la  selva  al  monte ; 
Este  el  hecho  más  extraño 
Ha  de  ser  que  hayan  oido 
Los  egipcios  j  romanos; 
Vaya  esta  parala  mar. 

(.Xrroja  la  ropa  y  una  basquina  ú  /,; 

Ya  arrastro  un  amor  profano; 
Vaya  á  la  mar  este  adorno 
Instrumento  de  mis  daños ; 
Sea  este  puñal  acpii, 

(Clava  el  puñal  en  el  arena.) 
De  mi  ruina  el  aparato, 

Y  oiga  el  mundo  mi  constancia; 
Desta  manera,  tirano. 

No  podrás  lograr  lu  amor, 
«ecibaine  el  mar  salado 
En  sus  salubres  entrañas 

Y  no  nie  goce  Oclaviano. 

{Hace  como  que  se  arroja,  y  éntrase) 

ocTAViANO.  {Dentro.) 
Cleopaira  al  mar  se  arrojó; 
Bajad  lodos. 


LOS  ÁSPIDES  DE  CLEOPATHA. 
íía/f  MARCO  ANTONIO. 


|Ay  demi! 
La  voz  de  Cleopaira  oi, 
O  el  oido  me  engañó. 
;.  Si  su  amor  consianle  ó  ciego 
Le  quiso  precipitar 
Porque  apague  todo  un  mar 
Lo  (|ue  encendió  todo  un  fuego? 
Ciertos  como  son  mis  males 
Mis  evidencias  serán, 
(.Hie  sin  que  haya  viento  están 
Moviéndose  los  cristales. 

ocTAViANO.  {Dentro.) 
En  el  mar  está,  sin  duda  ; 
De  la  tienda  se  ha  arrojado. 

BARCO  ANTONIO. 

¡Oh  quién  se  hubiera  (|uedado 
Solamente  con  la  duda! 

Salen  OGTAVIANO  t  OCTAVIO,  con 
un  hacha  encendida. 

OCTAVIANO. 

Venid  á  la  playa. 

OCTAVIO. 

Vamos. 

OCTAVIANO. 

Que  Sun  no  habrá  mucho  imagino. 

MARCO  ANTONIO. 

Segunda  vez  me  dcsiino 
Al  abrigo  destos  ramos ; 

{Escondes  f.) 
Desde  aqui  escuchar  podré 
O  mi  victoria  ó  mi  muerte. 

OCTAVIANO. 

;  Hay  más  infelice  suerte ! 

Sobre  la  espuma  si>  ve 

Su  vestido  y  el  cendal 

Que  fué  nube  á  su  hermosura. 

OCTAVIO. 

Sobre  esta  lancha  procura 
iMan¡tes(<T  el  cristal 
Del  abismo. 

OCTAVIANO. 

Pues  entremos; 
Déjate  esa  anlurclia  aqui; 
Muerta  es  Cleopaira  ¡ay  de  mi! 
I'oii  á  la  lancha  seis  remos, 
Uusquémosla  desta  suerte. 

OCTAVIO. 

Pues  entra  en  la  lancha. 
( lase,  y  dejan  una  hacha  de  tea  arri- 
mada á  un  peñasco.) 

OCTAVIANO. 

Ven. 

MARCO  ANTONIO. 

Tuve  un  bien,  y  fué  aquel  bien 
lina  señal  de  mi  muerte; 
Va  murió  (ileoi'atra  bella. 
Ya  el  mar  la  habrá  sepultado, 
Ya  no  soy  más  desdicliado, 
Que  ya  falleció  mi  estrella; 
Un  bulto  en  el  agua  miro, 

Y  agora  es  fuerza  templar. 
Porque  no  se  inquiete  el  mar, 
El  viento  con  que  suspiro ; 
Olas,  mi  amor  ayudad, 

llaga  mi  piedad  su  olicio, 

{Kntra  al  vestuario,  y  saca  una  ropa 

de  Cleopaira.) 
Iba  á  buscar  un  indicio, 

V  encontré  con  la  verdad  ; 


Sólo  me  dio  la  mar  pura 
Por  seña  de  que  murió 
Este  adorno  que  sobró 
A  su  infelice  hermosura. 

OCTAVIANO.  (Dentro.) 
No  parece  ya. 

UARCO  ANTONIO. 

i  Oh  dolor. 
Imposible  de  escuchar! 
Más  feliz  que  yo  es  el  mar 
Pues  la  ha  guardado  mejor; 
Busqué  en  el  mar  despojos 
De  una  desdicha  tan  cierta; 
Ya  sé  que  si  ella  está  muerta. 
Que  no  la  errarán  mis  ojos. 
{Mira  al  vestuario,  entra  y  saca  unos 

cat>ello.i.) 
¡  Ay  mi  Cleopaira,  ay  luz  mia! 
No  parece  en  el  abismo, 
Esláuia  soy  de  mí  mismo. 
¡Oh  ejemplo  de  Alejandría! 
¡Oh  prodigio  varonil 
Del  mas  portentoso  amor. 
Anegada  y  mustia  llor 
A  las  lluvias  del  Abril! 
Otro  ejemplo  soy  igual, 

Y  pues  vivir  es  morir, 
Contigo  voy  á  vivir 
En  el  salobre  cristal ; 
Pero  más  mi  pasión  yerra. 
Yo  propio  me  he  de  malar; 
Da  tú  un  ejemplo  á  la  mar, 

Y  yo  le  daré  á  la  tierra. 

1  Ay  esposa,  ay  firme  amor! 
Ea,  darme  la  muerte  quiero. 
No  traigo  conmigo  acero, 
Pero  ya  traigo  dolor; 
(In  sudor  me  cubre  helado 

Y  antes  que  muera,  |)ues  muero. 
Ir  á  que  me  nialen  quiero 

Los  áspides  deste  prado. 

( Va  á  entrar,  y  topo  la  daga  de  CU  o 

pntra.) 
r.l  prado  un  acero  fiero 
lia  producido  á  mi  pena. 
Lágrimas  sembré  en  la  arena, 

Y  ella  [irodujo  ua  acero. 

(Toma  claccr.i.) 
Esta  es  la  dicha  primera 
Qne  dio  mi  estrella  importuno, 
No  es  poco  que  la  forliina 
Me  haya  dado  con  que  uniera; 
Cleopaira,  luz  a  (inicn  sigo, 
Aunque  yo  soy  mi  homicida, 
Hoy  ha  de  empezar  mi  vida. 
Pues  voy  á  niorir  contigo. 

(Escribe  en  el  arena.) 
Dé  la  arena  testimonio 
De  mi  más  felice  suene. 
Mi  vida  escribió  en  mi  muerte; 
Aqui  vive  Marco  Amonio. 
Peñasco  azul,  parda  arena, 
Cielo,  aire,  mar  espumosa. 
Clavel,  galán  de  la  rosa, 
Jazmin ,  que  amas  la  azucena; 
Clicic,  (|He  al  sol  enamoras. 
Águila, que  al  sol  le  atreves, 
Carza  ,  ciue  los  vientos  bebes, 
Tórtola ,  que  tu  amor  Moras ; 
Poces,  que  el  mar  discurrís, 
fieras  ,(pie  el  monte  habitáis, 
Nubes,  (jue  el  aire  ocupáis. 
Peñas,  (¡ue  mi  mal  subís; 
Todos  daréis  testimonio 
Al  c|ue  este  amor  no  creyere, 

,  (Jilo  aí|ui  Marco  Antonio  muere 

I  V  aqui  vive  Marco  Antonio. 

i     (Dase  una  puñalada  y  cae  muerto.) 


440  COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  nO]AS 

SaU   CLEOPATRA    medio    desiisda 


CLEOPATRA. 

Fingí  que  al  mar  me  arrojaba, 

V  en  una  gruía  silvestre 
(Rostezo  que  dio  la  tierra 
De  perezosa  ó  estéril) 

He  estado  hasta  aliora  oculta ; 

Y  porque  lodos  creyesen 
Que  di  en  el  mar,  un  peñasco 
Para  (jue  las  aguas  sueneu 
Arroje  del  monte  al  mar ; 

Y  para  que  me  creyesen , 
Esta  seña  de  mi  vida 

Para  indicios  de  mi  muerte  ; 
Esta  defendida  playa 
De  tantos  árboles  verdes, 
A  mi  libertad  descada 
Seguridades  ofrece ; 
Porque  los  soldados  todos, 

V  Ociaviano,  que  los  mueve, 
Buscan  por  el  mar  indicios 
De  mi  ruina  aparente  ; 
«Aqui  Marco  Antonio  vive,» 
Dijo  el  aire,  ó  es  que  quieren 
Lisonjear  el  oido 

Los  vientos  que  al  alba  crecen. 

IRKXE.  (Dentro.) 
Antonio  huyó  del  castillo, 
Seguidle  todos,  no  quede 
Senda  por  todo  ese  monte 
Que  el  cuidado  no  penetre; 
Lépido  le  habrá  amparado. 

CLEOPATRA. 

La  voz  es  esta  de  Irene, 

Antonio  huyo  del  castillo, 

Pídanme  albricias  las  fuentes; 

Viva  mi  esposo  y  yo  muera. 

Veré  si  la  arena  tiene 

De  sus  plantas  estampada 

La  señal ;  aqui  parece 

Que  varias  plantas  pisaron 

Kse  nunca  hollado  albergue; 

El  huyó  con  los  soldados 

Que  le  esperaban ;  hoy  quiere 

Sli  ya  marchita  esperanza 

Volverse  á  vestir  de  verde ; 

Volverlas  quiero  á  mirar. 

Esta  playa  á  quien  rebelde 

En  la  brevedad  de  un  dia 

El  mar  castiga  dos  veces : 

Sobre  la  no  seca  arena 

Grabada  una  linea  tiene, 

Que  conserva  la  humedad 

Que  le  dejóla  creciente. 

(Lee.)  lAqui  Marco  Antonio  vive,  i 

Dice ,  seas  segundo  Fénix , 

Que  cuando  en  mi  llama  mueras. 

Tu  misma  vida  te  herede.» 

Albricias  me  pedís,  Ocres, 


Estos  funestos  cinreses , 
En  vez  de  estériles  frutos 
Produzgan  flores  alegres. 
Callad,  agoreras  aves, 

{Jopa  con  Marco  Antonio.) 
Pero  en  esta  margen  verde , 
A  quien  este  manso  arroyo 
De  tanto  aljófar  guarnece. 
Yerto  un  cadáver  distingo ; 
La  sangre  áuo  corre  caliente , 
Para  que  la  seca  arena 
De  rojo  coral  se  riegue. 
Ver  quiero  si  con  la  antorcha , 
O  bien  yace  6  bien  fallece. 

{Toma  la  antorcha  y  mlrtle.) 
\  Válgame  el  cielo!  ¿Qué  he  visto? 
¡Infelice  yo  mil  veces, 
i)ue  para  herir  con  los  males 
Me  han  amagado  los  bienes! 
¿Mi  bien?  ¿Mi  esposo?  ¿Señor? 
iMal  haya  el  acero  aleve 
Que  tu  pecho  dejazmines 
Le  matizó  de  claveles! 
Al  sol  que  hermoseó  la  tierra 
O  por  claro  ó  por  ardiente, 
Ue  la  luna  le  eclipsaron 
Las  turbias  amarilleces. 
Este  es  mi  acero,  ¡  ay  de  mi ! 
Tú  te  has  dado  á  ti  la  muerte; 
Mi  queja  al  monte  lastime; 
Mi  voz  en  sus  ecos  quiebres. 
Y  de  mi  fatal  estrella 
Fieras  y  hombres  se  lamenten. 

{Échese  en  la  arena.) 
Leona  soy,  que  á  bramidos 
Dar  otra  vida  pretende 
Al  hijuelo  que  en  la  gruta 
Toda  la  arena  enrojece ; 
Quebrado  espejo,  en  quien  ya 
Verse  mis  ojos  ro  pueden. 
Leona  soy,  oye  mi  voz, 
Si  tiene  oidos  la  muerte; 
Desde  mi  pecho  á  mi  labio 
Mi  queja  se  desconcierte. 
Porque  á  este  roto  instrumento 
Todas  mis  voces  disuenen ; 
Contigo  quiero  morir, 
Antonio,  que  es  muy  decente , 
Pues  nos  dio  un  aliento  vida. 
Que  un  sepulcro  nos  celebre; 
Hermosa  corte  del  Mayo 
Que  de  piadosa  ó  de  fértil 
Porque  entre  llores  descansen 
Áspides  sangrientos  meces. 
Permite  una  de  tus  flores ; 
{Toma  una  flor,  y  quita  della  un  ásp'id  ) 
Flor,  permite  que  despierte 
Un  áspid  sólo  de  cuantos 
A  su  encaulo  se  adormecen ; 


Áspid,  si  hambriento  te  nombrao, 
Kn  mis  rojas  venas  prende, 
Porque  hijo  de  mis  iras 
De  mi  sangre  te  alimentes. 
(Púnese  un  áspid  en  un  brazo  y  otro 

en  otro.) 
Cúmplase  la  maldición 
L)e  aquella  mujer,  y  lleguen 
A  apasionar  mis  lanieiUos 
Los  oidos  más  rebeldes. 
,, Lépido,  Irene,  üctaviauo? 

Salen  LÉPIDO,  IRENE,  OCTAVIANÜ; 
LELIO,  CAIMÁN  y  todos. 

OCTAVIAXO. 

¿Quién  me  llama? 

inENE. 

¿Qué  nos  quieres? 

CLEOPATRA; 

Ya  Marco  Antonio  murió, 

Y  ya  Cleopalra  fallece. 

En  el  jazmín  de  mis  brazos 

{Corre  sangre  de  ¡os  brazos.) 
Ya  el  áspid  rústico  muerde ; 
Antonio  fué  la  luzmia, 

Y  al  soplo  del  austro  leve 
Se  quedó  en  negra  pavesa 
La  que  era  reliquia  ardiente. 
Irene,  ya  te  has  vengado; 
Aves,  lleras,  montes,  peces. 
Ved  este  extremo  de  amor. 
La  edad  esperada  cuente 

El  ejemplo  más  constante 
Que  dio  el  bronce  á  los  pinceles, 
luya  soy,  Antonio  niio, 
Con  parasismos  anhele 
Esta  llama  á  quien  le  falla 
Materia  en  que  se  alimente; 
Vo  muero,  y  muero  de  amor, 
Volved  á  llorar,  cipreses, 
Háganme  exequias  los  mares  » 
Corran  lágrimas  las  fuentes, 

Y  todos  auna  voz  digan. 
Cuando  mi  ruina  cuenten, 
Que  aqui  murió  Marco  Antonio 

Y  que  aqui  Cleopatra  muere. 

[Cae  muerta  sobre  Marco  Antonio.) 
LÉPino. 
i  Oh  amante  el  más  infeliz! 

IRENE. 

En  él  mi  amor  escarmiente. 

0CTAV1A^0. 

Y  aqui  la  comedia  acaba; 
Si  acaso  perdón  merece 

El  ingenio  que  la  ha  escrito, 
Uacedle  el  favor  que  siempre. 


PRIMERO  ES  LA  HONRA  QUE  EL  GUSTO. 


PERSONAS. 


DOiS'A  ANA.  I   DO.N  1 ÉLIX. 


DON  JUAN. 

DON  RODRIGO, t/;f;ü. 


PEPINO. 

Música. 


JORNADA  PRIMERA. 


Salen  DON  JUAN  por  una  parte, 
t  FLORA  por  otra. 

DO.l  JDAS. 

El  suceso  del  papel 
Vengo  a  saber,  bella  Flora. 

FLORA. 

Y.1  se  le  di  á  mi  Seüora, 

Y  aunque  fulminó  cruel 
Un  drsirozo  riguroso 
En  sus  amorosas  penas 

(Mas  muriendo  enire  azucenas 
No  pudo  morir  quejoso), 
En  sus  ojos  advertía. 
Notando  su  indignación , 
Que  allá  dentro  el  corazón 
Oíros  afectos  senlia; 

Y  al  primer  lance ,  no  es 
El  desprecio  muy  severo, 
Que  al  fin  le  lejó  primero, 
Aunque  le  rompió  después. 

D0:<  JUAN. 

Pues,  Flora,  si  le  leyó. 
No  fué  el  romperle  desden; 

FLOnA. 

Y  el  modo  del  ser  también 
Mal  desmentido  mostró- 
Que  la  airada  tempestad 

De  aquel  desagrado  ingrato, 
Fué  más  ley  de  su  recato 
Que  enojo  de  su  crueldad. 

D0!1  JUAS. 

;.Qné  esa  cauta  fullería 
brujuleaste  en  su  semblante? 
Trueque  ya  en  frutos  de  amar.tc 
Su  tior  la  esperanza  mia. 
Tal  la  dicha  viene  á  ser 
Que  llego  indigno  á  lograr. 
Que  me  obligas  á  ignorar 
Los  modos  de  agradecer. 
Este  diamante  ja  veo, 
Flora,  que  es  inferior  paga: 
No  la  deuda  satisfaga. 
Acredite  mi  deseo. 

FLOBA. 

Mil  años,  sin  que  á  tu  amor 
Se  atreva  esquivo  desden , 
Amante  Matusalén 
(¡oces,  don  Juan,  de  Leonor. 
(Ap.  Buenos  mis  enredos  van ; 
La  trampa  ha  sido  cruel : 
Ni  á  Leonor  di  tal  papel 
Ni  conoce  á  tal  don  Juan ; 
Toda  alcahueta  se  ajuste 
A  imitar  mi  proceder. 
Que  á  un  galán  se  ha  de  vender 
A  diamante  cada  embuste.) 

nON  JUAN. 

;.Que  al  Dn  dices,  Flora  mia , 
l'erdóname  lo  cansado, 


Que  mostr,iba  algún  cuidado 
Cuaudo  mi  papel  leia'í 

FLOnA. 

Digo  que  atenta  la  vi 
Decir,  cuando  le  leyó, 
Con  un  gustillo,  que  no; 
Mas  con  los  ojos,  que  si. 

DON  JUAN. 

Ajr  Leonor:  hoy  de  tu  gracia 
Los  halagos  gozaré; 
Siempre  este  lance  juzgué 
Por  el  de  más  eücacia. 
(Áp.  Quien  las  criadas  granjea, 
Consigue  un  medio  importante.) 

FLORA.  (4/).) 

¡  Qué  f.icilmente  un  amante 
Cree  las  nuevas  que  desea  t 

DON  JUAN.       . 
De  tu  diligencia  Oo 
La  dicha  de  mi  esperanza. 

FLORA. 

Iluena  será  la  fianza. 
Remite  al  cuidado  inio. 
Pero  aguarda: mi  Señora 
Y  su  padre ,  don  Rodrigo, 
Viene  ,no  le  hallen  conmigo  j 
Vete,  don  Juan. 

DON  JUAN. 

Adiós ,  Flora. 

FLORA. 

Presto,  que  salen. 

DON  JUAN. 

No  olvides 
Mi  amor,  que  hoy  he  de  fundar...  ■ 

(Vase.) 

FLORA. 

Seguro  puedes  estar... 

[Ap.  De  que  no  haré  lo  que  pides.) 

Salen  LEONOR  y  DON  RODRIGO. 


LEONOR. 

No  la  culpes  hasta  oirme. 

RODRIGO. 

;.Qué  razón  puedes  decirme , 
Que  abone  esta  sinrazón? 
,. Todos,  di,  no  culparán 
Por  error  inadvertido. 
Que  no  admitas  un  marido' 
Que  es  noble,  rico  y  galán? 

LEONOR. 

No  es  replicar  proponer 
Aquello  á  que  no  me  ajusto; 
Sigue  tú  después  tu  gusto, 
Pero  oye  mi  parecer. 
Tan  obediente  á  lu  arbitrio 
Me  he  de  sujetar,  que  quiero 
Que  sea  tuya  la  elección 
Y  mió  el  consentimiento; 


Pero  permite,  negado 
A  apasionados  afectos, 
A  la  razón  el  oido, 

V  á  la  prudencia  el  acuerdo: 
Don  Juan  Osorioes  galán. 
.Noble  y  rico,  pero  es  necio; 
Mide,  pues,  esos  esmaltes 
Sólo  con  esle  defecto, 

V  yo  sé  que  en  mi  favor 
Sentenciará  tu  consejo; 
Pues  bien  puedo  asegurar 
Que  si  procedes  atento 

\  la  obligación  de  padre, 
.No  has  de  consentir  severo-, 
Por  hacerme  rica,  hacerme- 
Desdichada,  siendo  menos 
Grave  pensión  la  de  pobre: 
Aunque  yo,  Señor,  entiendo 
Que  es  rico  el  pobre  que  vive 
Con  su  fortuna  contento. 


Muy  bachillera  estás,  hija ; 
Templa  ese  estilo,  advirtiendo 
Que  en  el  verdor  de  tus  años 
Pierden  fuerza  los  consejos. 
Si  es  necio  don  Juan,  es  rico, 
Leonor,  y  en  aqueste  tiempo. 
Quien  puede  más,  vale  más , 
Porque  los  merecimientos 
Fallecen  desanimados 
Si  del  oro  á  los  reflejos 
No  se  esfuerzan;  el  que  es  pobi 
No  puede  ser  noble ,  puesto 
Que  no  lo  puede  ostentar.    . 
Que  es  lo  mismo  que  no  serlo. 
Pues  serlo  para  si  solo 
Es  rigor  mas  gue  consuelo. 
Porque  viene  a  ser  forzarse 
A  obrar  siempre  con  respetos 
De  quien  es,  y  no  poder 
Elegir  indignos  medios 
Para  vivir,  con  que  tiene 
De  noble  {; grave  tormento!  ) 
Sólo  las  obligaciones 
V  no,  Leonor,  los  provechos. 


Y  si  yo,  padre,  proba,sc 
Que  el  que  no  fuere  discreto 
INo  será  rico,  ¿sintieras 
Otra  opinión? 

RODRIGO. 

Eso  es  bueno ; 
Por  reirme  de  tu  error 
Permitiré  el  argumento; 

LEONOR. 

El  ser  rico  no  consiste 
En  tener  dicha  ó  acierto 
Para  adquirir;  sólo  estriba 
En  tener  buen  regimiento 
Para  saber  conservar 
Lo  adquirido ;  claro  es  esto. 
Porque  ¿qué  importa  que  abunde 
Yo  en  venturosos  aumentos 
Si  en  pródigos  desperdicies 
Los  consumo  y  desvanezco? 


412 

El  saber,  pnes,  conservar 
Ks  acto  feliz  de  un  pedio 
(Jue  á  la  luz  de  la  razón 
Regula  su  entendimiento, 
De  éste  se  halla  destituido 
El  que  es  ¡Rnorante;  luego 
Carecerá  de  cordura. 
Pues  si  le  falta  lo  cuerdo 
Vivirá  mal  ordenado, 
Siendo  consecuencia  de  esto 
Que  todo  lo  que  adquiriere 
Cisipará;  de  que  inlicro 
Que  nunca  podri  ser  rico 
El  qae  no  fuere  discreto. 

RODRIGO. 

{Ap.  iQué  entendida  está  Leonor! 

Üue  me  ha  vencido  conlieso. 

i  Qué  bien  la  crió  su  madre ! 

Fué  de  cordura  un  portento.) 

Mejor  sabré  jo  elegir 

Lo  que  te  importa ,  pues  debo 

Dos  veces  asegurarme 

Facilitando  el  acierto: 

La  primera  por  lo  padre. 

La  segunda,  por  lo  viejo. 

(Ap  Don  Félix  de  Acuña  es  grande 

Amigo  mío:  yo  quiero. 

Pues  lo  es  también  de  don  Juan , 

Que  me  ayude  en  este  intento.) 

Adiós,  mi  Leonor,  que  voy, 

A  procurarte  este  empleo.        (Vase.) 

LEONOR. 

Tuya  es  mi  voluntad:  airada  suerte; 
Mejor  dijeras  á  trazar  mi  muerte, 
A  eternizar  violencias  á  mi  irusto, 
A  sujetarme  al  cautiverio  injusto 
De  quien  por  necios  modos 
Guerra  ha  de  serde  mis  sentidos  todos. 
¡  Ay  amor!  aj;  don  Félix!  si  del  alma 
Has  conseguido  merecida  palma , 
Ysi  eres  lüel  que  ahora  más  me  anima, 
Higela  de  manera  que  redima 
Lo  liero  de  este  golpe  ejecutivo; 
No  he  de  vi\ir  sin  ti ,  pues  por  li  vivo. 

FLORA. 

Señora,  injustamente  formas  quejas 
De  tu  padre,  pues  tú  guiarle  dejas 
De  lo  que  á  su  interés  es  conveniencia; 
Y  en  estos  lances,  aunque  tu  obedien- 
Se  revele...  [cia 

LEONOR. 

Detente, 
No  pases  adelante  neciamente      [das, 
Y,  pues  lo  ignoras,  es  razón  que  entien- 
Que  las  mujeres,  Flora,  de  mis  prendas, 
Eli  este  caso  y  en  cualquier  intento. 
Nunca  se  han  de  oponer  al  sentimiento 
De  su  padre,  que  cuerdo  y  vigilante 
Sabrá  elegir  en  todo  lo  importante ; 
Sólo  por  reducirle  y  ablandarle 
Persuadirle  podré ,  no  replicarle  ;  [be 
Porque,óloapoyeelgusto,óloreprue- 
Obedecer  con  sujeción  se  debe. 


Ese  portarse,  yo  no  le  recuso; 
Pero  siento  que  no  es  vivir  al  uso,  [das 
l)ue  en  la  presente  edad  son  en  sus  bo- 
Fiscalcs,  jueces,  y  aun  agentes  todas. 

LEONOR. 

Ven,  Flora ;  y  si  me  deja  mi  fatiga 
Escribiré  un  papel  en  ([ue  le  diga 
A  don  Félix  la  pena  con  que  lucho. 

FLORA. 

El  llevar  malas  nuevas  siento  mucho; 
Was  distingo  el  por  qué,  de  virtud  lleno. 
Más  por  mi  mal ,  que  no  por  el  ajeno, 
Que  en  tales  ocasiones 
Los  amantes  están  muy  preguntones, 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Muy  hazañeros,  muy  desaforados, 

Y  sólo  en  dar  el  porte  reportados. 

{Yansc.) 

Sale  DON  FÉLIX,  solo,  con  una  caria. 

DON  FÉLIX. 

Esta  es  carta  de  Violante, 
A  quien  galán  festejé 
En  Sevilla ,  y  siempre  bailé 
En  lo  severa  constante. 
Si  mi  ausencia  ha  despertado 
Ardores  en  su  tibieza. 
Perdone,  que  otra  belleza 
Es  dueño  de  mi  cuidado. 

Y  aunque  en  ella  su  beldad 
Presuma  ser  maravilla 
Siendo  dama  de  Sevilla, 
Será  dama  de  ciudad. 

Y  el  garbo,  el  aire,  el  primor 
De  las  bellas  cortesanas 
Harán  titubear  las  c:inas 

Del  más  recto  senador. 
Si  para  pintallas  tomo 
La  pluma  ,  sólo  diré 
Que  tienen  un  no  sé  qué. 
Con  que  matan  uo  sé  cómo. 

(Abi-íla.) 
Quiero,  pues,  leerla,  aunque  no 
Consiga  linezamia: 
üien  poca  prisa  tenia , 
Pues  todo  el  pliego  escribió. 
¡  Qué  prolija  impertinencia! 
Mas  parece,  y  lo  sospecho. 
Información  en  derecho 
Que  caria.  ¡Lo  que  una  ausencia 
Descubre  en  una  mujer ! 
Vive  Dios,  que  he  de  romperla. 
Porque  ¿cómo  para  leerla 
Animo  podré  tener? 

Rómpela  en  dos  partes,  y  sale  FLORA 
con  un  papel  al  paño. 

FLORA. 

Solo  don  Félix  está 

Y  ahora  un  papel  rompió. 
Lo  poco  que  he  visto,  no 
Buenas  sospechas  me  da. 
Lo  que  aquime  loca  es, 
A  fuer  de  buena  criada. 
Suspender  esta  embajada, 
Oir,  y  parlar  después. 

DON  FÉLIX. 

Solo  á  tí  bella  deidad. 
Con  decente  adoración 
Se  humilla  mi  corazón. 
Se  postra  mi  libertad: 
Rlasone  con  vanidad 
Mi  amor,  de  que  ha  merecido 
La  Vitoria  de  rendido 
A  tanto  hermoso  primor, 
Que  siendo  tú  el  vencedor 
Puede  triunfar  el  vencido. 
FLORA.  (Ap.) 
No  determina  sujeto 
El  tal  don  Félix,  y  así 
La  curiosidad  en  mi 
No  conseguirá  su  efeto.. 
Si  coger  pudiese  ahora 
Aquel  papel  que  rompió, 
¡Qué  dichosa  luera  yo 
Si  le  viera  mi  Señora! 
Pardicz,  que  emprenderlo  puedo, 
Pues  él  está  divertido; 
Rajóme  sin  hacer  ruido, 

Y  alargo  la  mano ;  un  dedo 
Me  falta  para  llegar, 

Pues  extender  bien  el  brazo; 
Ya  está  en  casa  el  un  pedazo. 


El  olrose  ha  de  pescar 
Con  el  mismo  tiempo  pues. 

DON  FÉLIX. 

Quiero  sin  que  me  levante... 
¡  V.álgale  Dios  por  Violante ! 
(Tiirliase  Flora,  y  encoge  el  brazo.) 

FLORA.   (.-l/J.) 

Malo  es  esto:  cierto  es 

Mi  recelo;  pero  yo 

Prosigo,  bien  me  prevensc 

Ya  entrambas  mitades  tengo. 

Lindamente  sucedió. 

La  que  es  alcahueta  liel 

A  hacer  todo  esto  se  obliga ; 

Señores,  nadie  le  diga 

Que  yo  le  cogi  el  papel.  (l'ffse.) 

DON  FÉLIX. 

Razón  es  reconocer 

Que  fué  indecente  el  desmán. 

Poco  uso  de  lo  galán 

Siendo  el  papel  de  mujer. 

No  enmendar  la  groseria 

Pasará  de  necedad. 

Obre  la  curiosidad 

Si  no  la  galantería. 

En  mi  quiero  leerle ,  aunque 

Ofendido  el  gusto  puede. 

( Vale  á  buscar,  y  turbase.) 
¿Qué  es  esto  que  me  sucede? 
¿Pues  aquí  no  le  arrojé 
En  dos  partes  dividido? 
¿Cómo  lo  puedo  dudar? 
A  nadie  lie  sentido  entrar. 
Yo  he  de  perder  el  sentido. 

Itusca  el  papel  volviendo  á  una  parte  y 
á  otra;  y  sale  PEPINO,  gracioso. 

PEPINO. 

¿Qué  anda  buscando  mi  amo? 
Su  juicio  debe  de  ser ; 
Temo  que  den  en  Toledo 
Estos  amores  con  él. 
Señor. 

DON  FÉLIS. 

Pepino. 

PEPINO. 

¿Qué  tienes? 
¿Qué  es  esto?  sosiégate. 
¿Estás  pensando  en  arbitrios, 
O  versificas?  pues  bien ; 
¿No  me  respondes? 

DOM  FÉLIX. 

Si  es  tuya 
La  burla,  declararé 
Que  estás  cansado. 

PEPINO. 

No  estoy. 
Que  no  he  hecho  ejercicio. 

DON  FÉLIX. 

Ya  es 
Tu  desatino  insufrible. 
Dame  la  carta. 

PEPINO. 

¿La  qué... 

DON  FÉLIX. 

La  carta  que  ahora  rompí. 

PEPINO. 

La  caria,  ya  la  llevé 
A  la  estafeta. 

DON  FÉLIX. 

Villano, 
Vive  el  cielo,  que  he  de  hacer... 

PEPINO. 

Como  no  me  hagas  cartero. 
Haz  cuanto  quisieres  (él 


PniMERO  ES  LA  HONRA  QUE  EL  GUSTO. 


Kst.i  loco) ;  no  te  espantes 
De  que  no  te  entiendo,  pues 
De  suerte  te  vengo  á  hallar 
De  oscuro  y  cerrado,  que 
He  menester  comentarte 
Para  haberle  de  entender. 

D0>-  FÚLIÍC. 

Pepino,  no  en  lodos  tiempos 
Tan  desatinado  osles. 

l'tIMNO. 

Mil  corchetes  lleven  mi  alma, 
tjue  en  el  reino  de  Lu/.hel 
Son  sotadialilos,  si  tal 
Carta  he  vislo,  ni  veré. 

DON  FCL'.X. 

No  apures  más  mi  impaciencia. 

PEPINO. 

Yo  soy  muy  hombre  de  bien; 

Y  en  materia  de  lomar. 
Es  mi  conciencia  tan  Oel, 
Que  ni  vivo  en  la  provincia 
Ni  he  sido  sastre  montos. 

DON  FÉLIX. 

Tres  días  há ,  Leonor  bella, 
Que  no  he  visto  amanecer 
De  tu  beldad  soberana 
La  purpúrea  candidez. 
Hubiera  muerto  de  ausente 
A  no  animarme  la  le. 
Que  impresa  en  mi  pecho  vive 
Sin  remedios  del  pincel. 
Voy  i  ver  si  de  tus  ojos 
Luces  puedo  merecer, 

Y  si  no  de  tus  paredes 

Lo  exterior  adoraré.  {Vase.) 

PEPINO. 

Juro  á  Cristo,  hablando  en  veras, 
Que  aqueste  es  un  caso  en  que 
Todo  mí  juicio,  aunque  es  poco , 
Emplear  he  menester. 

Sale  DOÑA  \y,\,  alborotada,  con 
manto. 

DOÑA  ANA. 

Hidalgo,  por  vuestra  vida. 
Que  a  una  mujer  amparéis, 
Que  del  sagrado  se  vale 
Desta  casa  por  vencer 
Un  peligro  en  que  su  honor 
Tormenta  puede  correr. 
Siguiéndome  un  hombre  viene, 

Y  importa  ocultarme  del; 

Y  aun  si  aqui  me  ha  visto  entrar 
Segura  del  no  estaré. 

Para  pasar  á  esta  sala. 
Licencia  me  dad  cortés, 
Hasta  que  del  grave  empeño 
Deste  riesgo  libre  esté. 
{Entrase  por  una  de  las  dos  puertas 
que  ha  de  haber  á  los  dos  lados.) 

PEPINO. 

Tarabilla,  fondo  en  ceño, 
Si  vos  lo  dccis  y  hacéis 
Desta  manera,  excusado 
El  pedir  licencia  fué. 
¿Cosa  que  entrase  el  tal  hombre , 
Que  muy  contingente  es, 
A  reñir  conmigo  el  caso, 
Porqué  me  he  metido  á  ser 
Don  Pepino  de  Mquea, 
Pues  defiendo  á  esta  mujer? 
Por  asegurar  mi  miedo 
Acerrar  la  puerta  iré; 
Pero  con  Leonor,  mi  amo 
Vuelve  aqui  (¡lance  cruel!). 
Ella  vendría  hacia  casa 
Cuando  iba  á  buscarla  el. 
Con  esta  mujer  cerrada , 


¿Qué  haié?  sí  Leonor  la  ve. 
Habrá  cruel  carambola, 
Y  sobre  mf  ha  de  llover 
La  peor  parte ;  ellos  llegan , 
Terrible  el  aprieto  es  . 
Solo  esie  remedio  alcanzo, 
No  sé  si  le  lograré. 

( Llega  á  la  puerta. ) 
Oyes,  torbellino,  trueno, 
r.ayo,  demonio  ó  mujer, 
Que  lodo  es  uno,  uo  saigas 
Ueste  aposento  hasta  que 
Te  avise;  desta  manera 
Excusar  quizá  podré 
Que  Leonor  la  vea ,  y  luego 
Con  Üercebú  la  echaré. 

Salen  DON  F1ÍLIX,  LEONOR  v  FLOP.A, 

con  mantos. 

DON  FÉLIX. 

HermoSisima  Leonor, 
(Cómo  haces  cielo  esta  casa? 
Templa  empeños,  que  ya  pasa 
A  ser  exceso  el  favor; 
No  pródigo  el  resplandor 
Que  en  tu  beldad  se  atesora , 
Tanto  madrugue.  Señora, 
Nuncio  sea  un  arrebol , 
Que  para  que  nazca  el  sol 
Sale  primero  la  aurora. 
Este  franco  amanecer. 
De  hermosa  es  desconliar, 
Pues  no,  no  para  malar 
Toda  tú  te  has  menester; 
Eljazminó  el  rosicler 
Vence  en  tus  mejillas  bellas, 
Sin  que  fulmines  centellas 
De  esos  rayos  superiores , 
Que  si  matas  con  las  flores, 
¿  Para  qué  son  las  estrellas? 

LEOXOn. 

Quien  os  oyere  tan  tiernas 
liemostraciones  de  amante, 
Tan  cariciosos  afectos 
De  un  alma  que  humilde  yaco , 
Juzgará  que  vuestro  amor 
Sólo  aspira  á  elernizorse 
Constanlemenle  en  lo  lino, 
Finamente  en  lo  constante; 
Pues  yo  que  debo  noticias 
De  una  verdad  á  un  examen 
Curioso,  más  advertida 
En  la  fe,  sabré  portarme. 

PEPINO.  {Ap.) 
Mientras  se  dicen  los  dos 
Veinte  y  cuatro  disparates. 
Que  fueran  cuarenta  y  nueve 
Si  cupiera  el  asonante, 
.Nos  podemos  ir  nosotros 
Alli  dentro  á  hacer  aparte 
Nuestros  papeles,  Elorilla. 

FLORA.  (;lp.) 
¿No  vé  que  es  un  ignorante 
Ero?  vuesarced,  mi  Hey, 
O  mi  Hoque,  ¿pues  no  sabe 
Que  un  pepino  y  una  flor 
Nunca  traban  maridaje? 

PEPINO. 

Anda,  que  eres  una  necia ; 
No  en  flores  el  tiempo  gastes. 
Que  aunque  el  Papa  no  dispense , 
Podrán  en  a(|uestc  lance 
nllorccerse 

r  empepinarse. 

{Vanse  l'epino  y  Flora.) 

DON  FFLIX. 

;Oue  lo  (irme  de  mi  aféelo 
Con  falías  dudas  agravies. 


Cuando  á  premiarle  era  justo 
Que  franca  te  adelantases! 
Desvanece  esas  sospechas, 
No  tu  crédito  embaracen, 

Y  debate  la  razón 

El  estar  más  de  su  parte. 
Porque  tan  ciego  te  adoro. 
Que  idólatra  de  tu  imagen 
La  imprimo  en  el  corazón 
Con  tan  rebelde  carácter. 
Que  no  han  de  alcanzar  en  ella 
Jurisdicción  las  edades. 

LEONOn. 

Señor  don  Félix,  templad 
Hipérboles,  que  es  muy  tarde 
Para  prevenir  remedios 
A  tan  peligroso  achaque. 
Yo  he  sabido  ya  que  sois 
Tan  abonado  tratante 
En  empleos  amorosos. 
Que  porque  janiás  no  falle 
Correspondencia  tenéis 
(Kesguardo  imporlanti-  y  fácil) 
En  Madrid  una  Leonor, 

Y  en  Sevilla  una  Vioante. 

DON  FÉLIX. 

Si  á  tal  Viólame  conozco. 
Plegué  al  cielo  que  no  alcance 
De  tu  beldad,  Leonor  mia... 

LEONOR. 

No,  no  paséis  adelante. 
Mirad  bien  lo  que  dccis. 
Porque  han  llegado  á  informarme 
Del  empeño  que  tenéis 
Con  esta  dama,  tan  grande 
Indicios  ,  mejor  dijera , 
Tan  evidentes  verdades , 
Que  aun  no  concibo  una  duda 
Que  mi  crédito  desmaye. 

DON  FÉLIX. 

Que  esa  mujer  no  conozco, 
Leonor,  te  aseguro;  y  .ínles 
De  culpar  mi  amor,  debieras 
Con  más  acierto  informarte. 

LEONOn. 

¿Ni  esa  carta  conocéis? 

DON  FÉLIX.  (Ap.) 

Por  Dios  qi:e  es  la  de  Violante; 

¿Cómo  iia  podido  llegar 

A  sus  manos?  ¡  Fuerte  lance! 

LEONOR. 

¿Decid  ahora  que  crea 
Vuoslras  line/as,  que  pague 
Vuestro  amor,  y  que  en  el  pecho 
Impresa  adoráis  mi  imagen... 

DON  FÉLIX. 

Ahora,  pues,  más  rendido 
Puedo  á  tus  ojos  postrarme, 

Y  lú  más  benigna  ahora 
Debes  fran()uearnie  hospedaje; 

Y  en  tu  piedad,  porque  juzgo 
Que  es  más  razón  declararte 
Obligada  que  ofendida , 
Apura,  pues,  vigilante 

Este  delito;  ¿tú  fundas 
La  queja  en  que  averiguaste 
En  esa  carta  tus  celos? 
Justo  es  también  que  repare 
En  (]ue  á  tus  manos  llegó 
Quejosa  deaquese  ultraje 
Que  fulminó  mi  rigor; 

50  puedo  asegurarlo 
Que  pues  la  rompí  severo 
No  la  correspondo  amante. 

LEONOR. 

Qué  fácilmente,  don  Féli.\... 


411  COMEDIAS 

Sa/íH  PEPrNO  V  FLORA 

FLORA. 

¿Seüora? 

PEPIXO. 

¿Señor? 

FLOnA. 

Tu  padre. 

PEPINO. 

Sube  ya  por  la  escalera. 

LEONOR. 

¡  A;  de  mi!  si  acaso  sabe... 

DON  FÉLIX. 

No  te  detengas,  Leonor; 

En  esta  sala  al  instante 

Te  oculta ;  abre  aquí ,  Pepino. 

PEPINO. 

Se  me  ha  perdido  la  llave 
Desta  puerta  (esto  era  bueno); 
Por  Jesucristo,  más  fácil 
Será  entrar  en  esta  pieza. 

DON  FÉLIS. 

Abre  cualquiera. 

LEONOn. 

¡  Qué  grave 
Susto  padezco! 

DON  FÉLIX. 

Conmigo, 
Kingun  riesgo  te  acobarde. 
(Escóndese  Leonor.) 

Sale  DON  RODRIGO. 
¿Seüordon  Rodrigo? 

DON  RODRIGO. 

El  cielo, 
Señor  don  Félix ,  os  guarde. 

DON  FÉLIX. 

¿En  qué  os  sirvo?  ¿Qué  ocasión 
A  honrar  esta  casa  os  trae? 

DON  RODRIGO. 

Hablaros  quisiera  á  solas. 

DON  FÉLIX. 

Pon  aquf  sillas,  y  salte 
Allá  fuera. 

PEPINO.  (Áp.) 
Ya  obedezco; 
Cuidado  me  da  bien  grande 
Esta  tapaila,  yo  temo 
Algún  suceso  de  Marte.  {Vascj 

LF.ONOn. 

Aun  no  sosiego... 

DO.ÑA  ANA.  (Áp.) 

De  suerte 
Se  van  enlazando  lances. 
Que  pienso  que  aquí  esconriida 
Hasta  la  noche  be  de  estarme. 

DON  RODRIGO. 

Las  hijas,  don  Félix  ,  son 
En  la  obligación  de  un  pailrc , 
Que  debe  correspondencias 
ÍÑ'obles  á  su  heroica  sangre, 
F,I  cuidado  que  más  rinde. 
La  opresión  que  más  combate. 
Ciegas  en  su  juventud, 
^o  saben  aconsejarse 
Con  la  prudencia .  y  como  es 
Su  naturaleza  frágil , 
Kn  el  piélago  de  afectos , 
Y  ocasiones  naufragantes. 
Peligran  ;  ¡  oh  I  tema  cuerdo 
El  piloto  dcstas  naves : 
Desvélese  providente , 
Prevéngase  vigilante. 
Que  tiene  para  esperar 


ESCOGIDAS  DE  DO.N  FRANCISCO  ! 
Poco  feliz  su  pasaje. 
Mucho  que  las  aventure 

Y  nada  que  las  resguarde. 

DON  FÉLIX.  (/I;) ) 
No  me  contenta  el  proemio ; 
Pero  cuerdo  be  de  portarme. 

DON  RODRIGO. 

Señor  don  Félix  de  Acuña : 
La  amistad  que  vuestro  padre 

Y  yo  estrechamos  sirviendo 
En  los  Estados  de  Flandes, 
Os  ba  de  obligar  ahora 

A  no  ocultarme  verdades , 
Que  es  preciso  averiguar 
En  un  negocio  importante. 
Vos  sabéis  mucho  de  historias, 

Y  de  todos  los  linajes 
Ue  España. 

DON  FÉLIX. 

Confesar  puedo 
Que  he  negado  á  ociosidades 
El  tiempo,  y  que  á  aqueste  estudio 
Mi  inclinación  me  persuade, 
Que  ya ,  señor  don  Roilrigo, 
-Se  ha  hecho  más  venerable 
Con  profesarle,  advertido, 

,  el  más  grande 
del  mundo 

DON  RODRIGO. 

Decidme,  pues,  si  la  sangro 
De  don  Juan  Osorio  puede 
Sin  escrúpulo  mezclarse 
Con  quien  le  pretende  hacer 
Su  yerno. 

DON  FÉLIX.  (.4p.) 
i  Qué  pena !  ¡  al  fácil 
Impulso  de  aquesta  voz 
Muerta  mi  esperanza  yaco '. 
LEONOR.   {Ap.) 
¡Que  en  violentar  mi  albedrio 
Se  empeñe  tanto  mi  padre! 
DOÑA  ANA.  {Ap  ) 
i  Qué  escucho !  ¡  fuerte  rigor! 
^Don  .luán  de  Osorio  casarse 
Con  otra ,  cuando  en  mi  pecho 
Logra  amorosas  piedades? 

DON  FÉLIX. 

(Ap.  Aunque  me  cueste  la  vida. 
Ha  de  ser  fuerza  aprobarle.) 
Todas  las  prendas  que  pueden 
Hacer  envidiado  y  grande 
A  un  caballero,  concurren 
Con  bien  gloriosos  esmaltes 
\'.u  don  Juan ;  estad  seguro 
Que  en  lo  ilustre  de  la  sangre 
Ue  mal  ya  formadas  dudas 
Ni  aun  el  peligro  no  cabe. 

DON  RODRIGO. 

Ruenas  nuevas  me  habéis  dado; 
Decidme,  así  Dios  os  guarde, 
,,No  estará  Leonor  gustosa? 


DON  FÉLIX. 

Señor,  eso 
Las  historias  no  lo  saben ; 
Consultadlo  con  su  gusto. 
{Ap.  ¡Qué  este  pesar  nonio  mate!) 

DON  RODRIGO. 

Mi  gusto  es  el  suyo ;  voy 
A  concluirlo  al  instante. 
¿Qué  hacéis,  don  Félix? 

DON  FÉLIX. 

Salir 
A  acompañaros. 


DON  RODRIGO. 

En  balde 
Intentareis  tal  suceso; 
.Mirad  que... 

DON  FÉLIX. 

No  he  de  (lucdaniic. 
{Vanse.) 

Sa/eDOSA  ANA,  rapada 

DOÑA  ANA. 

Vo  me  resuelvo  á  salir. 

Que  esta  es  buena  ocasión ,  ántcs 

Que  otros  estorbos  lo  impidan , 

ijue  tiempo  ba  hahido  bastante 

Para  que  mi  hermano,  que  es 

A  quien  encontré  en  la  calle 

Y  de  quien  huyendo  entré 

En  esta  casa  á  ucullarme 

Porque  no  me  conociera, 

Haya  pasado  adelante; 

Es  lui  hermano  muy  marido. 

LEONOR. 

¿  Qué  paciencia  liabr.-»  que  baste 
A  sufrir  lo  que  estoy  viendo? 
Vive  el  cielo  ¡pena  gravo! 
Que  en  aquella  sala  oculta... 
Vo  puedo  hablar...  el  coraje, 
Lu  voz  me  ahoga  en  el  pecho. 

DOÑA  ANA. 

¡  Ay,  don  Juan !  no  has  de  casarle, 
Aunque  me  cueste  la  vida. 

l'a  á  salir  doña  Ana,  y  entra  DON  FÜ- 
U\  y  piensa  que  es  Leonor. 

DON  FÉLIX. 

(Ap.  Lógrela  suene  crueldades. 
En  quien...)  ¡  Señora ,  mi  bien! 

LF.ONOn. 

¡Qué  esto  escuche! 

DON  FÉLIX. 

Ko  recates 

Estas  estrellas  que  al  sol... 

Aguarda,  espera,  no  pasos. 

(Entrase  duna  Ana;  don  Ft'lix  quiere 
ir  siguiéndola  y  al  entrarse  le  de- 
tiene Leonor  muy  enojada.) 

LEONOR. 

¡Que  á  una  mujer  de  mis  prendas 
lOslo  le  suceda!  Antes 
Será  bien  que  os  agradezca 
Esta  fineza. 

DOS  FÉLIX. 

¡Notable 
Caso !  ¿Es  verdad  o  ilusión 
Lo  que  veo?  ¿Por  qué  parto 
l'udoser? 

LEONOR. 

Señor  don  Félix, 
No  es  hazaña ,  no  es  galante 
Trofeo  engañar  así 
A  mujeres  principales. 

DON  FÉLIX. 

¿  Cómo  engañar,  Leonor  mia? 
Vive  el  cielo,  que  constante... 

LEONOR. 

Vive  el  cielo,  que  es  acción 
Infame  el  no  embarazarse 
De  tan  vil  correspondencia  , 
Que  á  mis  ojos...  Pero  calle. 

DON  FÉLIX. 

Señora  Leonor,  advierto 
Que  íDjuslanienic... 

LEONOR. 

Dejadme, 
No  encendáis  más  este  fuego 


rUlMíínO  ES  L.\  HONRA  (\l¡£  EL  OlISTO. 


4!j 


Oiic  con  s.ina  penetrante 

Alinisa  mi  Cüíaiui: ; 

Pues  yo,  JO  sabré  vengarme ; 

Y  ya  (juc  excusar  no  pucüa 
De  mi  llaqueza  el  desaire. 
Sabré  enmendarle  de  suerte 

Que  os  asombren ,  que  os  espanten , 
De  una  mujer  ofendida 
Soberbias  temeridades. 

DON  FÉLIX. 

i  Que  esto  me  suceda ,  ciclos! 
¿Qué  mujer  pudo  ocultarse'; 
¿Cuándo?  ¿Cómo?  Estoy  sinjuicin. 

LEOSon. 
Pues  no  le  perdáis ,  cobradlo , 
yue  no  importa  que  esté  oculia 
El)  vuestra  casa  Violante , 
Que  no  es  mal  liucsped  don  l'ilix. 

DON  FÉLIX. 

¿Qué ,  la  verdad  no  me  vale 
En  esta  ocasión ,  Leonor? 
Plegué  al  cielo  que  me  abrasen 
üe  un  ravo  el  voraz,  incendio, 
Que  escandalizando  el  aire 
Del  pardo  borror  de  una  nube 
Pavoroso  aborto  baje... 

lEONOn. 

Vaya,  proseguid,  que  va 
l.ofingido  con  lindo  aire. 

DON  FÉLIX. 

Plegué  al  ciclo  que  una  Cera 
Sañuda  me  despedace, 
O  (|ue  sea  de  mi  vida 
Feroz  alimento  un  áspid. 

LEo>on. 
¿MnUlleiones?  otra  culpa; 
Vulgarísimo  desaire. 

DON  FÉLIX. 

Si  no  te  venero  liumilde. 

Si  no  te  adoro  constante. 

Si  conozco  i  esa  mujer, 

Pues  aunque  has  visto  que  sale 

Ahora  de  ese  aposento. 

Por  Dios ,  que  he  estado  ignorante 

De  que  se  ocultaba  en  él; 

Y  lo  que  pudo  obligarme 
A  segmrla  fué  pensar... 

¿Que  era  yo?  Disculpa  fácil, 
(^¡erlo  que  os  debo  inliuito, 
Don  Félix. 

DON  FÉLIX. 

Si  no  es  bastante 
Aquesta  salislacclon. 
Mi  bien  ,  para  ase¡.'iiiarte. 
Forma,  despide,  riiimiiia. 
Severa ,  airada  ,  implacable , 
Rigores  ,  iras  y  enojos ; 
Que  humilde,  rendido,  amante. 
Perseveraré  sufriendo. 
Que  tuyo  be  de  eternizarme. 
Sino  á  pesar  de  fatigas. 
Firme  á  pesar  de  pesares. 

LF.ONOB. 

¿Deque  ha  servido  cansaros 
En  ese  amoroso  alarde  , 
Si  nmclio  menos  ahora 
Os  be  creido  que  antes  ? 

DON  FÉLIX. 

Eso  es  matarme.  Leonor. 

LEONOR. 

Eso  es,  don  Félix ,  vengarme. 

DON  FÉLIX. 

¡Que  DO  creas  mis  finezas ! 

LEOXOR. 

¡  Que  no  pagues  mis  verdades ! 


DON  FLLIX. 

Yo  te  adoro. 

LEONOn. 

Tú  me  ofendes. 

DON  FÉLIX. 

Firme  soy. 

LEONOn. 

Eres  mudable. 

DON  FÉLIX. 

Miía  Ilion.  . 

LEONOR. 

Son  evidencias. 

DON  FÉLIX. 

Oye  disculpas. 

LEONOR. 

Es  larde. 

DON  FÉLIX. 

No  ton  airada  á  mis  ruegos... 

LEONOR. 

Ed  vano  me  persuades. 

DON  FÉLIX. 

Pues  en  rigor  lan  crecido... 

LEONOR. 

Pues  en  tormento  tan  grave.. 

DO.N  FÉLIX. 

;  Valcdme,  cielos,  valedme! 

lEONOn. 

i  Vengadnic  ,  cielos,  vengadme : 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  DON  JUAN,  v  DOSa  ANA 
con  maulo. 


Doña  Ana  hermosa,  dulce  prenda  mia, 
Que  has  madrugailo  á  duplicar  el  dia, 
Siendo  entre  más  lucidos  arreboles , 
Cada  Ii:cero  tuyo  muchos  solos  ; 
Siendo,  negada  á  frágiles  desmayos. 
Cada  mejilla  tuya  muchos  Mayos;  ' 
Pues  heredan  en  vida  ;i  tus  primores, 
Luz  las  estrellas  y  verdor  las  (lores; 
Débale  confianza  más  segura 
Un  alma,  queal  poder  de  tu  hermosura, 
Rinde  la  libertad  mas  presumida 
Que  de  poder  triunfar  de  ser  vencida; 
Tú  serás  sola,  ¡oh  adorado  dueño! 
Debida  recompensa  á  lanío  empeño, 
Demiamor,demife,demicuidado, 
El  empleo,  el  objeto  y  el  sagrado. 
(Ap.  Finjo,  por  loque  debo  á  su  decoro. 
Que  á  esta  aborrezcoyáLeonoradoro.) 

OO.ÑA  ANA. 

f  Asegurada  quedo,  aunque  celosa ; 
Vine ,  pues  miro  cu  él  tan  afectuosa , 

V  tan  firme  su  fe  con  mi  esperanza , 
No  será  bien  mostrar  desconfianza;) 
Justoesquese asegure  mi  advertencia 
Dequenohasdenegar  correspondon- 
A  un  afecto  tan  ciego,  [cia 
Que  fué  posible  á  tu  amoroso  fuego, 

V  que  fué  tan  profundo  mi  recalo 
Porserconligo  fiel, conmigo  ingrato; 
Tan  poderosa  obligación  no  creo. 
Que  la  ha  de  atropellar  otro  deseo. 
Que  ni  en  tu  sangre  presumir  se  debe 
De  vulgar  proceder,  acción  aleve , 

Ni  cuando  inadvertido  y  desatento 
Se  osara  revelar  tu  atrevimiento    [bio 
Contra...  Pero  enmudezca  el  necio  la- 
Que  ni  aun  temido  he  de  sufrir  mi  agra- 
Dos  JUAN.  [vio. 

Yo,  mi  bien,  le  venero  tan  constante, 


Tan  ciegamente  amante, 

Que  de  mi  activa  llama  á  la  porfía 

Pasa  de  amor  y  llega  á  la  idolatría ; 

Pues... 

DO.ÑA  ANA. 

Yaenunafequellega  á  extremos 
Retóricos  apoyos  afectemos. 
Que  la  que  lauto  en  ambos  se  acredita 
No  do  pondoracionesnccesita, 
Veiilii  muy  bachiller, asi  lo  siento, 
La  voluiilad  parece  cumplimiento, 
Kl  amor  lia  de  ser,  para  ser  lino. 
Portugués  envainado  en  vizcaíno. 

DONJUÁN. 


Muda, pues,  ámiafeclo  haré  mássabio: 
llableulos  ojos  y  enmudezca  el  labio. 

DON  JOAN.  (.4/).) 

liarlo  finjo,  Leonor,  por  obligarte. 

DOÑA  ANA.  [zarto.) 

{.Ip  liarlo  me  animo,  honor,  por  esfor- 

Pues  adiós,  mi  don  Juan,  que  mi  cspe- 

[ranza 

Va  navegando  en  próspera  bonanza. 

D(.N  JUAN. 

Más  vida  pertenece  á  mi  ventura :  [ra. 
Cliciehede  serdel  sol  demi  hermosu- 

DOÑA  ANA. 

No  has  de  ir  conmigo,  que  si  cuidadoso. 
Como  anda  celoso, 

De  mis  pasos  mi  hermano  fuere  cspia, 
Sola  es  mejor  que  me  halle. 

DON  JUAN. 

Ya  del  dia 
Lloro  el  ocaso,  pues  tu  ausencia  lloro. 

DOÑA  ANA. 

Tu  sangre,  mi  razón  y  mi  decoro. 
Dan  voces  en  tu  pecho  mudamente ; 
No  te  niegues, don  Juan  ,  alo  decente, 
Quemujeres  airadas,  no  te  asombre. 
No  son  mujeres,  sino  masque  hombres. 
O  ase.) 

DONJUÁN. 

Bien  defiende  SU  justicia; 
Pero  está  muy  perliiiaz 
El  juez ;  sobornóle  amor 
Con  otra  hermosa  deidad. 
Avasallóse  á  su  imperio; 

Y  asi ,  ciego  en  el  obrar. 
Arde  en  esta  llama  tibio 

V  en  la  otra  llama  inmortal. 

Sale  VLOn\  con  un  papeh 

FLORA. 

r)Ueiias  nuevas,  buenas  nuovss. 
¡Albricias,  sefior  don  Juaul 

DONJUÁN. 

Flora  mia,  flor  hormosa 
De  aquel  Mayo  celestial , 
Rayo  de  acjuel  sol  divino 
Dequien  puede  mendigar 
Luz  el  que  de  aqueste  globo 
Es  antorcha  universal, 
¿De  qué  dicha  me  aseguras 
Feliz  víioria?  No  ya 
Con  suspensiones  lu  voz 
Dilate  mis  glorias  más. 

FLORA. 

De  mi  ama ,  cuando  ménot. 
Os  tra¡í,'o  un  papel;  catad 
Si  vos  fara  buena  pro 
Bocado  que  es  dulce  asaz. 

DON  JUAN. 

¿Papel  de  Leonor?  Un  mundo 


lio 

l'nra premiarle,  será 
LotU  recompensa. 

FLORA. 

Sabe 
Su  Divina  Majestad, 
Don  Juan ,  que  fueron  mis  ruegas 
Tenazas,  y  en  su  crueldad 
Clavó  el  papel;  fürcejamos, 
Yo  tirar  y  ella  cejar. 
Kmperrénie,  ag;Tré  bien, 
Y  de  un  lirón,  á  pesar 
De  su  fuerza,  le  arranqué 
De  su  recalo.  Mirad 
Si  con  lal  perro  de  ayuda 
Podrá  vuesiro  amor  pelear. 

DON  JUAN. 

Toma  esta  cadena  .  sea , 

No  paga ,  sino  señal 

De  mi  afecto ;  y  dame ,  Flora ,, 

Ese  tesoro,  eiique  está 

Cifrada  de  mi  deseo 

La  mayor  felicidad. 

FLORA. 

Admito  el  trueque.  (Ap.  Si  medio 
Pliego  de  papel  no  más 
Paga  asi  un  amante ,  ¿á  cómo 
Cada  resma  le  saldrá?) 

DOX  JUA.N. 

i  Con  qué  alborozo  á  esta  diclia 
Todos  mis  sentidos  van ! 

(Lee.) « Para  remedio  de  cieno  dis- 
«gusto  en  que  corre  tormenta  mi  li- 
Kbertad ,  necesito  de  hablaros  esta  no- 
«che  en  mi  casa  ;  suplicóos  que  estéis 
»en  ella  á  tiempo  en  que  por  estar 
«fuera  ó  recn.sido  mi  padre,  pueda  te 
»ner  seguridad  de  que  no  os  vea.  El 
iicielo  os  guarde. — Leonor.» 
A  un  favor  tan  declarado, 
¿Quién  se  lialla  tan  incapaz 
De  merecerle?  ¿Qué  exiremos 
Desempeñarle  podrán? 

FLORA.  (Ap.) 
¡  Ay,  mi  don  Juan  de  buen  alma. 
Qué  fácil  sois  de  engañar! 
¡  Cómo  después  esa  miel 
Se  os  lia  de  volver  agraz! 

Salen  DON  FÉLIX  ?  PEPINO. 

DON  FÉLIX. 

¿Señor  don  Juan? 

DON  JL'AN. 

¡Oh  don  Félix, 
A  qué  buen  tiempo  llegáis! 

'       DON  FELEX.  (Ap.) 

¿Qué  miro?  ¡  Válgame  el  cielo ! 
¿  Flora  en  casa  de  don  Juan? 

FLORA-  (Ap.) 
De  verme  aqui  tendrá  celos 
Don  Félix:  pero  él  rabrá 
Presto  la  verdad  del  caso. 

DON  JUAN. 

Ayudadme  á  tel-sbrar 
F,i  triunfo  más  soberano 
De  la  más  bella  deidad 
A  quien  en  su  templo,  amor 
Construye  s;igrado  altar. 
Que  pues  á  los  dos  informa 
La  ley  de  una  voluntad. 
Lo  que  fuei  e  gusto  mío 
ínteres  vuestro  será. 
A'piella  dama,  de  quicD 
Os  hablé  tres  dias  há  . 
Aunque  en  su  rigor  entonces 
Se  mostró  tan  pertinaz. 
Sosegado  el  crespo  orgullo 
De  su  airada  tempestad  , 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FIIANCISCO 
En  el  puerto  de  su  pecho 
Se  abriga  mi  nave  ya. 
Aquesta  criada  ahora 
Un  papel  suyo  me  trae , 
Que  de  su  amorosa  llama 
Confirmadas  muestras  da. 
Mirad  si  debo  á  esta  dicha 
Festiva  solemnidad , 
Cuando  aunque  indigna  sus  aras 
La  adoración  llegara. 

PEPINO.  (.4p.) 
No  es  nada  lo  que  le  ha  dicho, 
Poco  turbio  es  el  don  Juan. 
DON  FÉLIX.  (.4p.) 
¿A  quién  le  habrá  sucedido 
Caso  como  este  jamás? 
;  Pues  no  he  muerto  á  la  violencia 
De  tan  sañudo  pesar, 
O  aprendo  para  insensible 
O  estudio  para  inmortal ' 

DON  JOAN. 

¿Qué  decís  de  mi  ventura? 


Digo,  que  es  justo  estimar 
Favor,  que  aun  vuestro  deseo 
No  pudo  crecerle  más. 
(Ap.  Sin  alma  estoy  y  estoy  viv 
;0h!  abráseme  este  volcan 
lie  mis  celos ,  como  celos 
De  mis  agravios ,  que  ya 
Aun  se  ha  negado  á  mi  pena 
El  alivio  de  dudar. 
;  Que  sufra  á  mis  ojos  esta 
lnf;imia!)  Señor  don  Juan, 
No  es  razón  que  malogréis 
lista  visita  ,  que  os  da 
Nuevas  de  tanto  favor 
Por  mí ;  yo  os  quiero  dejnr. 
Que  esta  tarde  os  buscaré 
Desocupado. 

Esperad. 

DO.X  FÉLIX. 

Esa  atención  es  primero. 

DüX  JUAN. 

Para  todo  habrá  lugar. 

DON  FÉLIX. 

No,  no  quiero  embarazaros. 

DON  JUAN. 

Vos  nunca  me  embarazáis. 

DON  FÉLIX. 

Hablando  voy  á  morir. 

FLORA.  (Ap.) 

Chispeando  de  celos  va. 

DON  JÜ.\N. 

Desazonado  advertí 
A  don  Félix ,  aunque  más 
Se  esforzaba ,  que  una  pena 
Siempre  se  desmiente  mal; 
Iré  siguiéndole,  Flora, 
De  aqueste  papel  será 
Mí  obediencia  la  respuesta ; 
Y  adiós,  adiós,  que  alcanzar 
A  don  Félix  es  forzoso. 

FLORA. 

El  cielo  os  guarde ,  don  Juan. 

PEPINO. 

Taimada,  protoalcabueta , 
Que  sin  duda  es  Satanás 
Tu  catedrático  en  esta 
Doctrina  de  alcahuetear; 
De  las  bolsas  el  ce  ce  , 
De  los  chismes  el  cis  zas , 
Cocinera  de  embelecos 
Que  con  su  pimienta  y  sal 
Los  guisas,  cual  digan  beatas, 
¿Cómo,  di ,  sin  más  ni  más 


(Yase.) 


DE  ROJAS. 
En  el  signo  Capricornio 
Ha  puesto  á  don  Félix  ya 
Esta  tu  ama?  Di,  ¿cómo 
Es  con  él  tan  liberal 
De  los  tallos  que  se  crian 
En  Medellín?  Ven  acá , 
Dame  al  punto  cuenta  deslo, 
Que  está  mi  curiosidad 
A  la  muerte  por  saber 
El  caso. 

FLORA. 

Pues  allá  va 
Porque  no  mal  para;  escuche. 
Señor  mió :  en  Madrid  no  hay 
Dama  ninguna  que  pueda 
Con  solo  un  galán  pasar, 
Porque  son  tan  redomados 
Aun  los  más  linos ,  que  ya 
Cualesquiera  delloses 
De  su  bolsa  más  galán 
Que  de  su  dama;  y  asi, 
Mi  ama  quiere  imltnr 
El  común  estilo,  haciendo 
Como  todas  las  demás; 
Que  galanes  y  camisas 
Siete  se  han  de  remudar 
Cada  semana. 

PEPINO. 

Setenta, 
y  falta  nos  pueden  dar 
Las  tales  hembras.  ¡  Mal  año! 
¡Fuego,  fuego  de  alquitrán 
En  sus  mañas  y  en  sus  mozos 
Que  un  amén  no  faltará! 
Pero  dejando  esto  aparte, 
¿Cuánto  te  ha  dado  don  Juau 
Por  el  papel  de  Leonor? 

FLORA. 

Esta  cadenilla;  mas 
Üella  vuesarced ,  mi  Hey, 
iNijMí/ha  degarrafar. 

PEPINO. 

¡  Oh  buen  Juan !  oh  Juan  divino! 
¡  Oh  Juan  de  Juanes .  y  tal , 
Qiie  conqiarado  contigo 
Es  Juanillo  el  preste  Juan! 
De  los  Juanes  he  de  ser 
Tan  abogado,  que  ya 
Me  muero  por  los  juanetes 
Porque  comienzan  con  Juan. 
¡Ay,  Flora,  loque  te  quiero! 

FLOr,,'.. 

¿Mucho? 

PEPINO. 

Mucho. 

FLORA. 

¿Tanto? 

PEPINO. 


Y  más. 


¿Y  siu  la  cadenaí 


,Ycon  ellaí 


PEPINO. 

¡Zape! 
FLORA. 

PEPIKO. 


Miz. 

FLOnA. 

¡  Oh  gran 

Tacaño! 

PEPINO. 

Tu  aprendiz  soy. 

FLORA. 

Pues  amigo,  no  hay  que  hablar. 
Ojos  que  la  vieron  ir. 
No  CD  Flora  la  verán  más. 


PEIMXO. 

Siguiéndole  iré ,  aunque  vayas 
Al  mismo  infierno  á  parar.       ( l'í 

Sale  LEONOU  sola. 

LEOXOn. 

No  lie  podido  conseguir 
Kste  triunfo,  y  asi  es  justo. 
Para  libertar  mi  íiusto 
Otros  medios  eloRir. 
Hablaré  claro  á  don  Juan  , 
Cortés  será  mi  desprecio; 
¡  Oh ,  plegué  á  Dios  que  lo  necio 
Mo  le  estrague  lo  galán! 
Mi  padre  en  esta  violencia 
Eslá  ciego,  y  no  es  casarme, 
Sino  antes  venderme,  daimc 
Marido  por  conveniencia. 


PniMEliO  ES  LA  IIONIU  QUIi  EL  GUSTO. 

La  disculpa  que  se  anima 


Sale  FLORA. 


¿Señora? 


LEONOn. 

¡Ali  mi  Flora! 

FLOnA. 

Ya 
El  papel  se  despachó. 

LEONOR. 

V  dime  ,  ¿qué  respondió? 

FLOnA. 

Que  su  obediencia  será 
La  respuesta. 

LEOXOn. 

Dien  lo  hiciste. 

FLORA. 

No  tan  bien  que  no  mev¡os(í 
Tu  don  l'élix  y  tuviese 
Celos. 

LEOXOP.. 

¿Pues  dónde  le  viste? 

FLORA. 

A  ver  á  don  iuan  entró 
Cu.Tiido  vo  estaba  con  él 
Ilablandi>;  al  lin,  que  el  papel 
Era  tujo  no  ignoro. 

LEONOB. 

Fácil  será  el  sosegar 
Lo  inquieto  de  sus  desvelos , 
l'ues  de  lo  que  tiene  celos 
Antes  le  debe  obligar. 

FLORA. 

Presto  la  satisfacción 
De  don  Félix  admitiste. 
De  cera  a  sus  ruegos  fuiste , 
j Qué  blanda  es  tu  condición ! 

LF.oxon. 
¡  Ay  Flora !  es  tan  vehemente 
Eúe  afecto  de  mi  amor. 
Que  ánn  estudiando  el  rigor 
No  sé  mostrarme  impaciente. 
En  la  mayor  tempestad 
De  mis  airados  enojos. 
Dejar  que  mientan  mis  ojos 
No  quiere  la  voluntad. 
En  mi  cualquiera  aspereza 
Fs  ley  de  mi  pundonor, 
porque  es  bien  mostrar  valor 
Aun  dentro  de  una  Oaqueza. 

FLORA. 

Notables  sois  los  que  amáis; 
txirüñaes  vuestra  locura. 
Nunca  estáis  con  más  ternura 
Que  cuando  sin  él  estáis. 
Pucheritos  son  de  niños 
Vuestras  iras  en  rigor. 
Que  en  diciendo  bajo  el  amor, 
Paran  en  tiernos  cariños. 


iVasc.) 


LEONOR. 

Tú  solo  de  mi  albedrio 
El  imperio  vencerás. 
Tú  solo  eternizarás 
Dominio  en  el  pecho  mió 
A  ti  solo  avasallada 
Triunfos  el  alma  previene. 

FLORA. 

lióle ,  hele  por  do  viene 
Uun  Félix  por  la  calzada. 

LEONOn. 

Pues  ten  tu  cuidado,  Flora, 
De  avisarme  si  don  Juan 
Viene  ó  mi  padre. 

FLORA. 

Serán 
Linces  mis  ojos.  Señora. 

Sa/«DON  FÉLIX. 


LEONOR. 

¿Cómo,  señor  don  Félix, desta  suerte 
En  mi  cuarto  os  entráis,  cuando  se 
liicsgo  tan  evidente  [advierte 

En  quien  mi  padre  venga,  y... 

UO.N  FÉLIX. 

No  consiente. 
Aleve,  ingrata,  en  el  pesar  que  siento 
Ley  la  razón  ni  freno  el  sufrimiento. 
Cocodrillo  engañoso. 
Caula  sirena  y  áspid  venenoso, 
Decuyoingrato  pecho  es  lo  halagüeño, 
Cauto  disliaz  de  tu  sañudo  ceño. 
;.Eres  tu  la  que  amante 
üslentó  inesunciones  de  constante, 
Aleganiio  linezas  repelidas  , 
Se^iiii  his  ponderabas  bien  sentidas? 
;,Krestul:ii|UL'eii  llama  siempre  ardieii- 
l)e  mi  amor  á  las  aras  obediente    [le, 
Sacrilicasle  el  alma, 
(Juedaudu  ufana  de  rendir  tu  palma? 
¿Lies  lu...  Mas  no  eres. 
Cada  ¡listante  sois  oirás  las  mujeres; 
Un  papel...  ¡quérigor!  ¡mortal mesien- 
[10 ! 
A  don  Juan...  ¡qué  pesar!  ¡  grave  lo  r- 
[menlü! 
Le  escribes?  Donde  bien  mi  fe  pagas- 
Cuanio  pullo  desear  le  aseguraste,  [te. 
En  tormenla  de  agravios  tan  severa. 
Ya  que  de  amante  no,  de  honrado  mue- 
LEONon.  [ra. 

Templa,  don  Félix,  desaires 
Contra  mi  decoro;  templa 
Ue  inadvertidos  discursos 
Mal  informadas  sospechas. 
Apura  esas  presunciones 
Antes  que  á  mi  honor  te  atrevas, 
Que  si  en  tu  crédito  caben 
No  caben  en  mi  decencia. 

DON  FÉLIX. 

Sólo  esto  me  falla  ahora 
Para  que  mi  juicio  pierda; 
Pues,  ingrata  ¡estoy  sin  mi! 
/,No  son  evidencias  ciertas 
Las  queá  mi  ser.tido  informan 
Desta  injusta  grave  ofensa? 

LEONOR. 

Mira  si  de  tus  indicios 
Es  la  información  siniestra  , 
Pues  antes  ine  debes  gracias 
De  lo  ¡|ue  concibes  quejas. 

DON  FÉLIX. 

(Ai¡.  Ya  se  enmienda.)  Leonor,  muda 
Üe  proceder;  no  pretendas 
Cuando  reprimo  furores 
Desenfrenar  impaciencias ; 
Para  iucertidumbres  guarda 
Satisfacciones,  que  es  necia 


idencia. 

LEONOR. 

Oye,  pues ,  los  desengaños 
De  tus  celos,  porque  adviertas 
Que  no  es  legitimo  el  juicio 
Que  de  apariencia  se  engendra. 

Sale  FLORA. 

FLOR*. 

Señora  ¡gran  mal!  lu  padre 
En  cuerpo  y  en  alma  llega 
Cerca  de  casa ;  ya  el  coche 
Se  siente. 

LEONOR. 

¡Terrible  pena! 

FLORA. 

Mira  que  también  don  Juan 
En  la  antecámara  espera. 
¿Qué  he  de  hacer? 

LEONOR. 

¡Fuerte  rigor! 
Flora,  ámicuario  le  lleva. 

{Vase  Flora.) 
Don  Félix ,  bien  ves  el  riesgo 
En  que  estamos. 

DON  FÉLIX. 

Pues  ¿qué  intentas? 

LEONOn. 

Que  antes  que  llegue  mi  padre 
Te  vayas;  esto  te  ruega 
Mi  amor. 

DON  FÉLIX. 

Pues  adiós,  ingrata. 
Para  siempre. 

LEONOR. 

Cuando  sepas 
Mi  designio,  estimarás 
La  verdad  de  mis  firmezas. 
{Vase  Leonor  por  la  una  puerta ,  ta  d 
salir  don  Félix  por  la  otra,  y  detié- 

DON  FÉLIX. 

Bueno  es  esto.  ¡Vive  Dios 
Que  sube  ya  la  escalera 
Don  Rodrigo!  No  es  posible 
Que  salga  sin  (|ue  me  vea. 
¿Qué  haré, ciclos?  ¡Oh  si  acasa 
En  alguna  sala  de  estas 
Puedo  esconderme!  ¡Qué  dicha 
Ha  sido  el  hallarla  abierta! 

[Escóndese  don  Félix.) 

Saií»  LEONOR,  DON  JUAN 
Y  FLORA. 

DON  JUAN. 

Dichoso  he  sido,  Leonor, 

En  que  esta  ocasión  se  ofrezca. 

LEONOR.  {Ap.) 
Mira  si  viene. 


(Quei 


Ya  miro, 
esto  nada  soy  lerda.) 

LEONOR. 

Forzoso  es ,  señor  don  Juan , 
Que  OS  entréis  en  esta  pieza , 
Hasta  que  yo  de  mi  padre 
Desembarazarme  pueda. 

DON  JUAN. 

Aqui ,  mi  Leonor,  le  aguardo. 

LEONOR. 

Entra,  pues. 

FLORA. 

Acaba ,  cierra 
Presto,  que  llega  tu  padre. 

{Escóndese  don  Juan.) 


448  COMEDIAS 

.Sí7/cnüN  noDiiic.o. 

D0>'  ROOniGO. 

(Ap.  Prcslo,  (|uc  lu  padre  llega , 
I)¡jo  riora.  ¿Cómo,  como, 
Leonor,  no  sé  lo  que  crea, 
Itecaia  ninguna  acción 
De  mi?  Cuerda  mi  adverlen^  ¡a 
Disimule.)  ¡Oh  Leonor  n)i;i! 

LEONOB. 

¿Pues  cómo,  Señor...  (.4/).  Olí  quiera 
El  cielo  que  no  me  lurliel) 

FLOBA.  (,Ap.) 
Animo,  apretar  la  cuerda. 

LEONOR. 

¡Te  recoges  esta  noche 
Tan  larde? 

DOS  RODRIGO. 

Una  diliseneia 
Tuve  que  hacer,  fue  preciso 
Queme  detuviese  en  ella. 

Sale  PEPINO  y  túrbase. 

PEPINO. 

¿Cómo,  Señor,  sin  decirme... 
{Ap.  ¡  Oh  cuerpo  de  Cristo,  buona 
La  habernos  hecho !) 

LEONOR.  {A¡>.) 

¡Que  entrase 
Desle  modo !  ¡  Suerte  adversa ! 

DON  RODRIGO. 

No  os  vais,  hidalgo,  esperad. 

PEPINO. 

Yo  esperaré  más  (¡ue  esperan 
Treinta  juilios.  (.4/).  Pensé 
Que  aquí  mi  amo  estuviera. 
Pensé  nuil;  por  tal  pensar 
Un  pienso  como  á  uua  bestia 
Me  pueden  dar.) 

DON  RODRIGO. 

{Ap.  ¡  Av  de  mi! 
Muchas  sospechas  son  estas.) 
;,A  quién  buscáis  en  mi  casa 
A  estas  horas? 

PEPINO. 

{Ap.  ¿Qué  respuesta 
Le  daré?)  Señor,  yo  busco 
A  quien  vos  quisiereis;  vea 
Vuestro  gustóla  persona 
Que  he  de  buscar,  buscaréla , 
Que  yo  sabré  ser  buscón ; 
En  nli  vida  armé  pendencia. 

FLORA. 

{Ap.  El  se  ha  turbado;  ahora  bien. 
Al  arma,  embustes.)  {A  Leonor.  No  te- 
Señora  ,  que  ya  yo  voy  [mas, 
Con  una  valiente  treta.) 
Camargo.  ;.cómo  se  ha  entrado 
Hasta  acá  dentro?  ¿Allá  fuera 
En  el  corredor  no  dije 
Queme  esperara?  ¡Qué  necia 
Licencia  de  escuderazo! 

PEPINO.  (Ap) 
Vive  Dios,  que  me  marea 
Esta  mujer.  ¡  En  mi  vida 
He  visto  tal  embustera  ! 

DON  RODRIGO. 

¿Luego  conoceisle  vos? 

FLORA. 

Y  tü  también ,  si  te  acuerdas , 
Le  conoces:  es  criado 
De  doña  Aldonza  Teresa 
Le  Girón .  grande  amiga 
De  mi  Señora. 

PEPINO. 

Es  la  mesma 
Verdad ,  si  be  de  andar  puntual , 


ESCOGIDAS  DE  DON  FUANCISCO  D 
La  que  dice  esa  doncella; 
Si  no  que  soy  vizcaíno, 
Y  asi  tengo  corta  estrella 
En  hablar,  luego  me  turbo. 
LEONOR.  {Ap.) 

Dicha  será  que  lo  crea. 

DON  RODRIGO. 

¿No  es  bueno,  que  siempre  os  quise 
lieconocer?  Cierto  era 
Que  en  otra  parle  os  habla 
Visto. 

PEPINO. 

Si,  Señor,  en  esta 
Casa ,  donde  há  un  mes  que  sirvo 
A  doña  Alcuza  Perea. 
{Ap.  ¡Vive  Cristo  que  erré  el  nombre! 
El  diablo  me  saque  de  esta, 
Por  quien  es...) 

DON  RODRIGO. 

¿Y  á  qué  venis 
Tan  tarde? 

FLORA. 

A  una  impertinencia; 

Viene  por  una  jaulilla 

Que  me  encargó  que  la  hiciera 

Su  ama,  que  tengo  yo 

Linda  maña  para  hacerlas , 

Porque  mañana  ha  de  ir 

A  dar  una  norabuena, 

Y  quiere  llevar  el  moño 

Bien  puesto. 

PEPINO.  {Ap.) 

La  quinta  esencia 

Del  enredo  es  la  Florilla. 

¡Mal  año,  como  las  pega ! 
LEONOR.  {Ap.) 

Lindamente  ha  sucedido. 

DON  RODRIGO. 

Pues  esperad  allá  fuera , 
Que  luego  os  despacharán. 

PEI'INO. 

¿Oye  usted.  Señora?  Sea 
Con  brevedad  ,  que  me  l'all.nn 
Treinta  recados,  y  es  fuerza 
Darlos  todos  esta  noche. 

FLORA. 

Ya  salgo,  tenga  paciencia. 
PEPINO.  {Ap.) 
Manióla  el  viejo;  el  demonio 
En  esta  trampa  lio  diera.  (Vasc.) 

FLORA.   {Ap.) 

Con  lindo  arte  hemos  salido 
De  este  aprieto. 

DON  RODRIGO. 

Leonor,  entra 
En  tu  cuarto,  que  es  ya  hora 
De  recogernos. 

LEONOR.  {Ap.) 
Atenta 
Esperaré  á  que  mi  padre 
Se  acueste ,  porque  no  pueda 
Estorbar  que  hable  á  don  Juan; 
Que  en  aquesta  diligencia 
Fundan  mi  amor  y  mi  gusto 
El  remedio  de  mi  pena. 

{Vanse  Leonor  y  Flora.) 

DON  RODRIGO. 

Ya  se  entró,  ¡válgame  Dios! 
¡  En  qué  confusa  tormenta 
De  recelos  mi  discurso 
Temiendo  naufragios  queda! 
¿A  qué  propósito  pudo 
Decir  Flora  ¡grave  pena! 
A  Leonor,  cuando  yo  enlraha... 
(iPresto,  que  tu  padre  llega?» 
¿Y  este  hombre,  que  tan  hallado 
Se  entró  en  mi  casa  i  oh  severa 


;  ROJAS. 

Fortuna!  en  su  turbación 
No  dio  disculpado  muestras? 
¿Pero  en  Leonor  han  perdido 
La  cordura  y  la  modestia 
Decente  albergue  jamás? 
¿No  han  vivido  siempre  en  ella 
La  atención  tan  sin  estrago 

Y  el  recato  tan  sin  queja , 
Que  desmintieron  su  edad 
Sus  ancianas  advertencias? 
Cierto  es,  si ;  pero  es  mujer 

Y  está  su  naturaleza 
Tan  cercada  de  peligros. 

Tan  pronta  á  las  contingencias 
De  un  licencioso  desaire , 
De  una  profana  flaqueza , 
Que  el  reprimirse  es  difícil ; 

Y  asi  es  justo  que  la  tema 
En  lo  dama  bien  hallada 

Y  en  lo  advertida  extranjera. 
Vive  Dios,  quj  hade  quietar 
O  averiguar  mis  sospechas ; 
llaga,  pues,  hoy  mi  cuidado 
La  diligencia  primera. 
Kegistrartoda  la  casa 

Será  bien  ,  pues  aunque  sea 

Vano  este  escrúpulo,  es  justo 

Que  mi  obligación  atienda 

Aun  al  menos  importante 

Examen;  pase  de  atenta 

M  extremo  de  prolija 

Mi  vigilante  cautela.  {Vcse.) 

Asómase  á  la  puerta  DON  FÉLIX. 

DON  FÉLIX. 

Parece  que  ya  rendidos 
A  la  quietud  halagi'ieña 
De  la  noche,  yacen  todos 
En  la  estación  más  funesta. 
Pero  si  no  fué  ilusión  , 
Pasos  he  sentido  cerca  ; 
Desde  aqui  podré  curioso 
Ver  quien  es  sin  que  me  vea. 

Sale  DON  RODRIGO  con  una  luz. 

DON  RODRIGO. 

Estas  dos  salas  me  fallan 
De  mirar;  esta  primera 
Está  cerrada. 

{Tienta  la  puerta,  y  en  el  ruido  que  ha 

de  hacer  un  pestillo ,  parezco  que 

eslú  cerrada  ;  va  á  pasar  á  la  vira, 

y  llame  dun  Juan  por  de  dentro.) 

DON  JUAN.  {Dentro.) 

¿Es  Leonor? 

DON  RODRIGO. 

¡ Ay  de  mi!  ¡  Terrible  pena! 

DON  FÉLIX. 

¿Qué  e?cncho?  ¡Ah  tirana,  cómo 
Fueron  mis  sospechas  ciertas! 

DON  JDAN. 

Abre,  mi  bien. 

DON  RODRIGO. 

¡Que  al  combate 
De  esta  desdicha  no  muera  '. 
No  osla  en  la  puerta  la  llave, 
Aliriié  con  la  maestra; 
Si,  ya  ahio. 

Sa/<;  DON  JUAN,  ytóriflSí. 

DON  JOAN. 

¡Oh  Leonor  mia! 
Mas,  ¿qué  miro?  ¡Suerte  üera! 

DON  FÉLIX. 

¡Mortal  estoy! 

DON  RODRIGO. 

Pues  don  Juan, 


i  Vos  con  tiraoa  grosera 
Osadía,  os  atrevéis 
A  oscurecer  lasoberl)ia 
Sagrada  luz  de  mi  honor? 
¿Vos  animáis  en  ofensa 
De  mi  opinión  tan  indignas 
Escandalosas  violencias? 
Pues  con  más  licilos  medios, 
Con  pretensiones  más  cuerdas, 
i  No  consiguierais  posible 
1.0  (|ue  atrevido  os  despeña? 
Vive  Dios ,  que  destemplara 
Lo  cuerdo  de  mi  paciencia 
Del  estrago  más  airado 
La  venganza  más  sangrienta, 
A  no  juzgar  que  estas  son 
Galanlerias  que  empiezan 
A  ser  en  fe  de  marido 
Anticipadas  finezas 
En  vos.  Bien  os  empeñáis , 
No,  no,  no  me  descontenta. 
Que  ya,  don  ,'uau,  lo  galán 
Costosos  riesgos  os  deba. 

DON  JUWi. 

Nunca,  señor  don  Rodrigo, 
Me  determiné  á  esta  empresa 
Con  intención  que  ofender 
Vuestro  respeto  pudiera ; 
Siempre  de  vuestro  decoro 
Veneré  la  conveniencia. 

DON  RODRIGO. 

¿Pareceos,  señor  don  Juan  , 
i)ue  á  no  creer  eso,  tuviera 
Tanta  paciencia?  Ya  sé 
Que  no  fué  intención  siniestra. 

DOM  JOAN. 

Licenciosas  travesuras, 

De  quien  alcanzar  desea 

De  liijo  vuestro  humilde  nombre, 

Templado  enojo  merezcan. 

D0:«  RODRIGO. 

(Ap.  Él  está  pronto  á  casarse  , 
No  es  bien  mostrarle  aspereza.) 
No  sino  agradecimientos , 
De  quien  es  bien  que  os  prevenga 
Desde  hoy  caricias  de  padre 

Y  olvidos  de  suegro.  Sea 
Confirmación  este  abrazo 
De  obligación  tan  estrecha. 

DON  JUAN. 

Siempre,  Señor,  me  hallaréis 
Sujeto  á  vuestra  obediencia. 

DON  FÉLIX. 

I  No  sé  como  me  reporto 
La  desdicha  tan  severa ! 

DON  RODRIGO. 

Desde  ahora  es  justo  que  corra 
El  serNiros  por  mi  cuenta, 
El  no  dilatar  la  boda 
Bien  veréis  que  será  fuerza. 

Y  asi ,  puesto  que  ha  de  ser 
Esta  casa  siempre  vuestra 
(Asi  mi  honor  aseguro). 
Desde  hoy  quiero  que  lo  sea; 
Lo  restante  de  la  norhe 
Habéis  de  pasar  en  ella. 

DON  JUAN. 

No  os  merece  este  favor 
Quien  lamo  en  él  interesa. 

DON  RODRIGO.  (Ap.) 

De  esta  suerte  los  estrngos 
De  esta  ruina  se  remedian. 

DON  JUAN.  (Ap.) 

¡Quién  crevera  que  este  caso 
De  mi  amor  el  logro  fuera  r 
Va  he  conseguido  esta  dicha. 
K. 


PRIMERO  ES  LA  HONRA  QUE  EL  GUSTO. 


DON  RODRIGO. 

{Ap.  Ya  he  redimido  esta  ofensa.) 
Entrad,  pues,  señor  don  Juan. 

DON  JOAN. 

En  mi  vuestro  gusto  reina. 
( Vanse.) 

Sale  DON  FÉLIX  de  donde  estaba 
escondido. 

DON  FÉLIX. 

I  Quedamos  buenos ,  amor  1 
¿ Restan  más  desdichas,  restan 
Más  iras  de  la  fortuna 
Contra  esta  vida,  que  queda 
Ya  déla  muerte  pisando 
La  horrible  pálida  senda? 
Todo  el  veneno  apuré 
Que  con  severa  violencia 
Incluye  en  si  el  desengaño; 
Perdite  ya ,  sin  que  pueda 
Animar  iina  esperanza 
En  tan  prolija  tormenta. 
¡Mal  haya  quien  en  lo  frágil 
De  una  mujer  lisonjera. 
De  su  gusto  y  de  su  honor 
Deposita  las  riquezas ! 
Vive  Dios ,  que  si  esta  ingrata 
No  ve  la  misma  evidencia 
Del  delito,  ha  de  negar 
La  culpa !  Pues  porque  tenga 
Imposibles  las  salidas 
En  los  cargos  de  esta  ofensa 
Se  me  ha  ofrecido  esta  traza. 
A  don  Juan  en  esta  pieza 
Por  secreta  recataba ; 
Luego  es  forzoso  que  vuelva 
A  querer  abrirle ;  pues 
Yo  me  he  de  ocultar  en  ella , 
Porque  cuando  al  agresor 
Busque  de  mi  agravio,  vea 
Al  ofendido,  que  airado, 
Su  aleve  pecho  condena. 
{Escándese  don  Félix  donde  estaba 
donjuán.) 

Sale  LEONOR  con  luz. 

LEONOR. 

Ya  parece  que  mi  padre 
En  mansa  quietud  sosiega  ; 
Segura , pues,  á  don  Juan 
Podré  hablar.  Llego  á  la  puerta. 
Don  Juan ,  bien  podéis  salir. 
Mas ,  ¿qué  veo  ? ;  Pena  inmensa  t 

Sale  DON  FÉLIX. 

DON  FÉLIX. 

Ya  salgo,  ingrata  alevosa , 
A  hacer  fúnebres  obsequias 
A  mi  esperanza ;  ya  salgo 
A  ver  la  correspondencia 
De  una  voluntad  ,  que  tuvo 
Desdichas  de  verdadera; 
Ya  salgo  de  mí,  Leonor, 
Mira  si  quedas  contenta. 

LEONOR. 

¡Mi  bien!  ¡Don  Félix!  ¡Mi  dueño! 
Injustamente  te  (|uejas 
De  mi  amor,  porque  a  mi  amor 
Debes  tan  grandes  finezas 
Que  el  mayor  extremo  en  ti 

era  corla  recompensa, 
Que  aunque  este  suceso  arguye 
Calpa  contra... 

DON  FÉLIX. 

Cesa ,  cesa 
j  De  multiplicar  agravios , 
1  Que  ya  en  mi  pecho  no  hay  fuerzas 


Para  poder  tolerar 
Su  sediciosa  contienda. 
De  suerte  en  estos  delitos 
Vas  procediendo,  que  llegan , 
Más  que  cuando  los  cometes 
A  irritar  cuando  los  niegas. 

LEONOR. 

Pues  ¿cómo  no  he  de  negarlos 
Si  estoy  de  ellos  tan  ajena 
Que  aun  imaginado  en  mi 
No  hay  desaire  que  se  atreva? 

DON  FÉLIX. 

Digo  que  tienes  razón; 

Digo,  Leonor,  que  son  ciertas 

De  tu  afecto  las  caricias , 

De  tu  pecho  las  firmezas. 

Digo  que  no  son  verdades 

Estos  sucesos,  que  alegan 

Evidencias ,  que  son  juzgo 

Ilusiones  de  la  idea. 

Tu  desmientes  en  Infirme 

Tu  ser ;  pero  tus  finezas 

SLTán  de  meditación , 

Que  sólo  cuando  te  elevas 

En  éxtasis  retirado 

Las  fias  á  las  potencias. 

No  te  espantes  que  las  dude  , 

Que  al  fin ,  como  por  las  puertas 

De  los  sentidos  jamás 

Han  salido,  es  cosa  cierta , 

Que  si  no  las  adivino 

No  es  posible  que  las  crea  ; 

Y  ya,  Leonor,  nada  importa 
Ser  falsas  ó  verdaderas. 
Tu  padre  halló  recatado 

A  donjuán  en  esa  pieza; 
Portóse  cuerdo,  obligóle 
¡Qué  rigor!  á  qne  viniera 
En  lu  casamiento.  Vino 
En  él ,  concertada  queda 
Para  mañana  tu  boda 

Y  mi  muerte...  Considera 
Si  esta  paga  satisface 

De  mis  afectos  la  deuda. 


¿Qué  es  lo  que  dices  1  ¿  Mi  padre 
Para  darme  muerte  ordena. 
Que  con  don  Juan...  y  que  tú... 
Aquí  enmudece  la  lengua;   _ 
Dueño  mió... 

DON  FÉLIX. 

Basilisco 
Mió... 

LEONOR. 

Oye,  porque  sepas... 

DON  FÉLIX. 

Calla,  iiorque  no  ocasiones... 

LEONOR. 

Que  el  corazón  te  venera... 

DON  FÉLIX. 

Alguna  teineridi.d 

De  mi  loca  inadvertencia. 

LEONOR. 

Piadosa ,  ya  que  no  amante , 
Tei>rocurau  mis  ternezas. 

DON  FÉLIX. 

Honrado,  si  no  advertido, 
Te  excusaré  lisonjera. 

LEONOR. 

Mira  que... 

DON  FÉLIX. 

No  hay  que  mirar. 

LEONOR. 

Advierte... 

DON  FÉLIX. 

Nada  me  adviertas. 
20 


4:w 


COMEDIAS  líSCÜGIDAS  DI5  DON  FKANCISCO 


LEONOn. 

yuesoy... 

DOR  FÉLIX. 

Frágil,  ya  lo  he  vislo. 

LEONOh. 

Conslanle... 

DON  FÉLIX. 

En  hacer  ofensas. 

LEONOR. 

¿Qué,  al  lio  levas? 

DOM  FÉLIX. 

A  olvidarle 

LEONOn. 

¿Qué,  al  On  me  dejas? 

DON  FÉLIX. 

Es  fuerza, 
Y  asi  en  tan  grave  rigor... 

LEO.NOR. 

Pues  en  lan  fiera  lornienis... 

DOM  FÉLIX. 

Venganza,  agravios,  venganza. 

LEONOn. 

Paciencia ,  penas,  paciencia. 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  LEONOR  v  DON  RODBIGO. 

DON  roduigo. 
i.  En  agravio  de  lu  honor 
Pronuncias  eso?  ¿  Estas  loca? 
Mira  que  lu  error  provoca 
Despeños  á  mi  rigor. 
Tienes  ocullo  a  don  Juan 
En  tucuarlo,  ¡qué  insolencia! 
¿Y  quieres  que  mi  adverlencia 
No  remedie  este  desmán? 
Mal  con  la  prudencia  mido 
Lo  que  debo  al  scnümiento. 
Que  es  portarme  desalentó 
Ser  tan  cuerdo  en  lo  sufrido. 

LEONOR. 

ÍAp.  Obre  la  sagacidad 
Primero  que  lo  impaciente , 
Que  hay  ilesaire  en  lo  aparente , 
gue  no  es  culpa  en  la  verdad  ) 
Que  oculté  en  esie  aposento 
A  don  Juan  confesaré  , 
Pero  siempre  afirmaré 
Que  fué  con  licito  interno. 

DON  RODRIGO. 

Este  lunar  que  atrevido 
De  mi  honor  lo  hermoso  afea , 
Aunque  delito  no  sea. 
Basta  haberlo  parecido. 
No  viene  á  ser  triunfo  honroso 
Ser  solo  conmigo  honrado, 
Que  si  quedo  asegurado 
Queda  el  vulgo  sospechoso. 
Si  á  todos  de  mi  opinión 
Notorio  el  desmán  avisa , 
Para  su  abono  es  precisa 
Pública  satisfacción. 
Remedien  decenles  modos 
Lo  que  tu  error  deslució , 
Pues  no  me  aseguro  yo 
Si  no  satisfago  á  todos. 
Y  asi,  elige,  que  no  espero 
Que  otros  medios  convendrán , 
Morir  mujer  de  don  Juau 
O  destrozo  de  un  aceto. 

LEONOR. 

Pues  miliberlad  rendida 
Ha  lie  avasallar  la  palma  , 


l'ur(|ue  no  peligre  el  alma 
Me  olvidaré  de  la  vida. 

de  un  necio  el  desvario 
Se  sufre  con  gravedad 
Aun  en  toda  una  ciudad , 
¿Qué  será  en  un  albedrio 
Donde  es  lan  fácil  conquista 
A  lu  antojo  la  obediencia 
Que  de  la  primer  sentencia 
No  haya  apelar  á  revista? 
En  una  mujer  no  creas 
Vu  opinión  mayor  rigor: 
Necio  y  marido.  Señor, 
Ni  aun  le  admitirá  una  fea. 

Y  yo  en  mi  cuerdo  advenir 
Que  es  más  grave  pena  entiendo 
Un  lento  morir  viviendo 

Que  un  arriesgado  morir. 

Y  así ,  entre  uno  y  oiro  afán 
Por  menos  tormento  escojo 
Ser  estrago  de  lu  enojo 
Que  ser  mártir  con  don  Juan. 

DON  RODRIGO. 

Leonor,  el  querer  vencer 
Lo  sofistico,  es  en  vano; 
Que  des  á  don  Juan  la  mano 
Es  mi  gusto,  esto  ha  de  ser. 
Esto  es  ya  necesidad , 
Porque  esto  en  esta  opinión 
Conviene  á  nuestra  opinión 

Y  á  nuestra  comodidad. 

Ten ,  pues  no  habrá  resistencia 
Si  te  aconseja  el  honor. 
Para  mañana ,  Leonor, 
Prevenida  la  obediencia.  (le 

LEONOR. 

Libre  me  dio  el  albedrio 
El  cielo,  y  hoy  sin  razón 
Quiere  para  esta  elección 
Mi  padre  que  no  sea  mió. 
Pues  á  tu  amor  he  de  ser, 
Don  Félix, agradecida. 
Porque  he  de  perder  la  vida 
O  te  he  de  satisfacer. 

Sale  FLORA. 

FLORA. 

Una  mujer,  para  hablarle , 
Pide  licencia ,  Señora. 

LEONOR. 

¿  Pues  quién  es  no  dice ,  Flora  ? 

FLORA. 

Paréceme  en  su  buen  arle. 
Viendo  en  paz  la  crespa  lid 
üc  su  hermosura  y  donaire , 
Que  es  galera  do  buen  aire 
De  las  calles  de  Madrid. 

LEONOR. 

Que  entre  la  di. 

FLORA. 

Pues  ya  voy. 

LEONOR. 

¿Oyes? 

FLORA. 

¿Quélcngo  deoir? 

LEONOR. 

Flora ,  mira  que  hemos  de  ir 
A  hablar  á  don  Félix  hoy. 

Sale  DOSa  ANA  con  manto. 

DOÑA  ANA. 

Al  puerto  de  vueslro  amparo, 
Del  golfo  de  sus  desgracias 
Una  mujer  ailigida 
Viene  á  procurar  bonanza. 

LEONOR. 

Dichosa  seré  si  puedo 


DE  ROJAS. 

Sosegar  esa  borrasca , 

Que  en  el  mar  de  vuestras  penas 

Algún  naufragio  amenaza. 

DO.ÑA  ANA. 

Hoy  podréis  de  mi  deseo 
Animar  las  esperanzas. 

LEONOR. 

Decid,  pues  ,  en  lo  que  os  sirvo. 

DOÑA  ANA. 

Oid  ,  que  no  seré  larga: 

Hermosísima  Leonor, 

Cuyas  soberanas  gracias 

Indignamente  se  estrechan 

En  los  limites  de  humanas; 

Yo  naci  noble ,  pues  debo 

Ilustre  sangre  á  la  casa 

De  más  blasón  y  mis  nombre 

Que  se  celebra  en  España. 

Pero  tan  pobre  nací , 

Que  de  quien  soy  olvidada, 

Por  ser  conmigó  piadosa 

Fui  conmigo  misma  ingrata. 

I  Oh  rigurosa  pensión, 

Groseramente  tirana, 

En  quien  debe  á  su  valor 

Obligaciones  honradas ! 

¿  Qué  le  importa  á  un  noble,  á  quien 

La  furluna  desampara. 

Que  nazca  para  ser  mucho 

Si  lia  de  vivir  siendo  nada? 

Festejóme  en  esta  corle 

Don  Juan  üsorio,  el  que  aguarda 

Para  ser  esposo  vuestro 

Sólo  el  plazo  de  mañana. 

Obligóme  con  finezas 

VeiiturosEs  como  falsas. 

Que  siempre  las  dichas  sobran 

Donde  los  méritos  faltan. 

Vióme ,  en  fin,  purpúrea  rosa 

En  la  más  florida  estancia 

De  mi  edad,  sin  mendigar 

Los  desperdicios  del  alba. 

Y  osadatpente  atrevida 
Su  aleve  mano  profana  , 
La  pompa  tiranizó 

De  que  en  mi  centro  triunfaba. 

Y  después  de  conseguir 
Crosera  indecente  palma 
De  mis  lucidos  verdores , 
Mal  contenía  y  bien  pagada. 
Que  aun  el  hallarse  muy  dueño 
De  una  dicha,  también  causa 
Desprecio  lo  que  debiera 
Eslimar,  porque  pagara 

A  la  dignidad  hermosa 
La  deuda  de  desdichada. 
Va  advierto qua  es  vanidad 
Pronunciar  yo  mi  alabanza ; 
Has ,  ¿cómo"  he  de  creerme  fea 
Viéndome  tan  desgraciada? 
Hoy,  pues ,  Leonor,  he  sabido 
Que  este  alevoso  se  casa 
Con  vos ,  aunque  vos  venis. 
Más  que  gustosa  ,  forzada 
En  la  boda ,  no  pudiendo 
Por  vuestro  padre  excusarla. 
Ved,  Señora,  si  el  rigor 
De  una  pena  tan  airada 
Que  bárbaramente  rompe 
De  mi  pecho  las  murallas. 
Es  justo  sentir ;  pues  cuando 
Creí  que  ya  navegaba 
Con  prosperidad  mi  honor 
En  el  mar  de  mi  esperanza , 
Se  levantan  sediciosas 
De  espuma  crespas  montañas, 
Que  si  no  cierto  peligro, 
Gran  tempestad  amenazan. 
No,  pues ,  permitáis ,  Señora , 
Que  en  el  piélago  anegada 
Bn  vano  mi  nave  gima 


PIUMEHO  ES  LA  HOM!A  QUK  EL  (;i  STO. 


Las  iras  desla  borrasca. 
Ocupe  feliz  el  puerto, 
Reslilúyase  ala  playa. 
No  me  combata  el  peligro 
Donde  espero  la  bonanza. 
No  os  caséis  con  quien  lan  mal 
Sus  obligacloues  paga , 
Que  aun  en  él  se  desconocen 
Correspondencias  bidalgas. 
Esto  os  ruego,  esto  os  suplico, 
Esto  os  pido  como  honrada , 
Como  mujer. como  noble; 
Atended  á  mis  desgracias 
Con  piadosas  advertencias, 
Porque  hoy  en  desdicha  tanta 
Quien  viene  á  vos  afligida 
Vuelva  de  vos  consolada. 

Suspended  esa  corriente 
I)e  perlas .  bernuisa  dama  , 
En  quien  belleza  j  desdicha . 
Aunque  compiten ,  se  hermanan. 
Y  esforzad  vuestro  valor 
Con  seguras  confianzas 
De  que  hoy  desvaneceré 
Esa  niebla,  que  profana 
Lo  claro  de  vuestro  honor ; 
Yo  haré  con  justa  venganza 
Que  si  hoy  lloráis  ofendida 
Hoy  triunféis  desagraviada. 

DO>A  ANA. 

Bien  de  vuestra  sangre  noble 
Hacéis .  Señora ,  bizarra 
Ostentación. 

LEONOR. 

Mi  fineza 
Poco  en  esto  se  adelanta. 
Pues  defiendo  yo  mi  gusto 
Defendiendo  vuestra  causa. 


Vuestra  seré  eternamente. 

LEO.\0R. 

Esperadme  en  esta  sala , 
Que  voy  á  hacer  que  don  Juan 
A  vuestra  presencia  salga. 
Porque  habéis  de  ser  testigo 
De  cuan  vuestra  apasionada 
Procedo  en  esta  ocasión.  (l'aíc.) 

DO.VA  AMA. 

No  sé  cómo  pueda  el  alma 
Tanto  favor  mereceros. 
I  Ay,  fortuna,  sí  cansada 
De  perseguirme  el  rigor 
De  tus  enojos  templaras ! 
Pero  aqui  viene  don  Juan  . 
Quiero  que  me  halle  tapada 
Por  ver  si  me  desconoce 
De  la  suerte  que  me  habla. 

Sale  DON  JUAN,  s/j/etiM  que  et 
Leonor  doña  Ana. 

DONJUÁN. 

Leonor  mía ,  pero  ¿cómo 
Con  manto  sales  de  casa? 
¿No  respondes?  ¿Qué  accidente 
Te  enmudece  y  acobarda? 
¿Adonde  vas? 

Antes  vengo. 

{Descúbrese.) 

DON  JOAN. 

¡  Ay  de  mi !  Fortuna  airada , 
¿Pues  cómo... 

DOÑA  ANA. 

Vive  el  cielo. 
Puesto  que  con  vos  no  bastan  | 

Ni  cautelas  prevenidas 
Ni  finezas  declaradas 


Para  que  reverenciéis 
De  mi  decoro  las  aras. 
Que  4  la  obstinada  violencia 
De  mis... 

DONJUÁN. 

Advierte,  doña  Ana... 
Sale  LEONOR. 

LKONOR. 

Advertid  ,  señor  don  Junn  , 
Que  es  conmigo  la  batalla 

Y  que  es  mia  la  razón  , 
Prevenid  valientes  armas. 

DON  JUAN. 

¡Fuerte  lance! 

LEONOR. 

Oidnie  atento. 

DOÑA  ANA. 

Hoy  mi  vida  se  restaura. 

LEONOR. 

Yo  arriesgo,  señor  don  Juan  , 
Gusto,  interés ,  vida  y  alma , 
Advenid  vos  si  estas  "son 
Prendas  para  aventuradas 
En  ser  vuestra  esposa...  No 
Parece  muy  cortesana 
La  propuesta,  pero  siendo 
Ahora  tan  de  importancia 
El  darme  á  entender,  es  justo 
Que  de  lo  vulgar  me  valga. 
Callen  retóricos,  que 
No  he  de  reparar  en  galas; 

Y  asi ,  perdonad  por  Dios  , 
Que  tengo  de  ser  muy  clara. 
c.s  verdad  que  os  llamé  aiiuche 
Por  un  papel  á  mi  casa. 

Que  vos  vinisteis  puntual , 
Que  os  oculté  en  esa  cuadra 
l'oniue  mi  padre  no  os  viese: 
Que  al  lin  os  vio,  fué  desgracia  ; 
En  estos  empeños ,  quien 
Oyere  estas  circunstancias 
Juzgará  que  fué  amor  todo. 
Pues  no  fué  fineza  nada. 
Vos  hasta  ahora  ignoráis  , 
Don  Juan  ,  la  razón  ,  la  causa 
Que  á  llamaros  me  obligó: 
Preciso  es  ya  declararla. 
Pero  primero  os  prevengo. 
Porque  vitoriosa  salga 
De  que  he  menester  en  vos 
Ostentaciones  bizarras. 
Llámeos ,  pues  ,  para  deciros , 
Que  aunque  con  rebelde  instancia 
Mi  padre  aspiraba  ¡i  que 
Nuestra  boda  se  efectuara; 

Y  aunque  yo  en  su  ejecución 
Convenia,  era  forzada 
De  sus  preceptos,  no  obrando 
Con  libertad  voluntaria; 
Porque  el  casarme  con  vos 
Era  imposible ,  obligada 
Mi  atención  de  cierto  empeño 
Que  ora  mi  decencia  os  calla ; 

Y  que  asi ,  de  aquesta  boda 
Con  mi  padre  os  excusarais 
Vos,  porque  no  pareciera 
Que  nacía  el  estorbarla 
De  mi  arbitrio ;  aquesto  entonces 
Rendidamente  os  rogaba. 
Pero  no  os  lo  ruego  ahora , 
Porque  ya  será  excusada 
Diligencia  que  yo  os  pida 
Lo  que  es  preciso  que  haga 
Vuestra  obligación ,  don  Juan ; 
No  con  violencia  tirana 
Ocupe  trono  un  afecto 

I  En  el  imperio  del  alma. 
Restituid  obediencias 
A  la  razón ,  no  postrada 


De  un  ciego  antojo  al  impulse 
Viva  quejosa;  á  esta  dama 
Debéis  su  honor;  atended. 
Señor,  á  tan  justa  causa. 
Redimid  tan  grave  empeño, 
No  olvidéis  tan  necesaria 
Correspondencia;  esforzaos; 
Todo  lo  puede  una  hidalga 
Resolución,  una  heroica 
Bizarría,  una  gallarda 
Nobleza ;  más  pueda  en  quien 
Consigue  prendas  tan  altas 
Las  razones  que  le  sobran 
Que  el  dinero  que  le  falta, 
i  Oh  bienes  de  la  fortuna  I 
¿Que  espera  quien  os  alcanza? 
¡Virtud,  nobleza,  hermosura, 

V  todas  las  demás  gracias 
En  una  mujer  que  es  pobre, 
Son  dote  en  moneda  falsa! 
Ríen  sé  que  conseguirá 
Esta  persuasión  la  palma 

En  vuestro  prudente  acuerdo. 

Y  advertid  bien ,  por  si  os  llama 
Este  afecto,  que  el  casaros 
Conmigo,  aunque  interesada 
Conveniencia  lo  juzgáis , 

Don  Juan  ,  hoy,  qui/.á  mañana. 

Le  costara  vuestro  honor 

Alguna  grave  desgracia. 

Consultad  vuestra  cordura. 

Que  una  mujer  arrestada 

Atropella  muchas  honras 

Por  lograr  una  venganza. 

Dichoso  puerto  procuran 

Estas  naves,  amparadlas; 

Una  piadosa  os  invoca  , 

Otra  advertido  os  aclama. 

Nuestra  razón  os  anime ; 

Vuestro  interés  os  persuada. 

Para  que  quietando  el  golfo 

Que  tormentos  amenaza , 

Ni  la  una  pierda  el  honor 

Ni  la  otra  cautive  el  alma.        (Vate.) 

DOÑA  ANA. 

Yo,  ingrato,  vil  caballero. 
Ni  con  iras  ni  con  ansias 
Afectuosas  será  bien 
Declararme  apasionada. 
Más  conveniente  remedio 
Para  su  dolencia  el  alma 
Prevendrá ;  yo  me  valdré 
De  la  acción  más  acertada  , 
Enfrenando  los  desaires 
Que  contra  mi  se  desmandan. 
Yo  tendré  en  tan  fuerte  empeño 
Animosa  y  temeraria , 
Hoy  para  el  agravio  aliento. 
Valor  para  la  venganza. 

Vase,  y  don  Juan  m  tras  ella  diciendo 
estos  versos,  y  encuentra  con  DON 
RODRIGO. 

DON  JUAN. 

Espera,  aguarda ,  no  pienses 
Que  he  de  casarme ,  doña  Ana, 
Con  Leonor.  {Ap.  ¡  Pero  qué  miro . 
Oyóme  el  viejo.  ¡Que  nada 
Me  suceda  bien !) 

DON  RODRIGO. 

¡Oh  ciclos! 
¿Que  esto  escuche?  ¡Pena  airada! 
ll»lilemos,  hablemos  claro. 
Señor  don  Juan ,  que  pues  pasa 
A  extremo  esta  inadvertencia, 
No  es  justo  disimularla. 
Vive  Dios,  que  aunque  en  mi  pecho 
Tibios  ardores  mis  canas 
Arguyen,  que  en  mi  valor 
Arden  juveniles  llamas. 


452 


comi:dias  escogidas  de  don 


A  lodo  el  orbe,  si  osara 
De  mi  lionor  oscurecer 
Las  antorchas  soberanas, 
Sin  costarnie  gran  faliga 
Mucbo  incendióme  sobrara. 
Si  acaso  ju7."asteis  leve 
Empeño  el  de  la  pasada 
Ocasión,  ó  fuese  culpa 
Ogalanleria,  es  falsa 
Presunción ;  dévaos  lo  cuerdo 
Noticias  más  acertadas , 
Que  en  él  perdió  mi  opinión 
Créditos  que  no  restaura , 
Si  no  es  dándole  la  mano 
A  Leonor;  bien  informada 
Queda  ya  Tuestra  advertencia  , 
Don  Juan,  délo  que  ignoraba; 

Y  mirad  no  ocasionéis 

En  mi  alguna  destemplanza. 

Todo  queda  prevenido 

Para  que  os  caséis  mañana ; 

Yo  me  lo  negociaré. 

Que  DO  he  de  deberos  nada.     [Vase.) 

DON  JDA!«. 

Buena  esperanza  me  da 

De  padre.  ¿Hay  quien  no  se  asombre? 

¿Aun  no  lo  ha  sido  en  el  nombre 

Y  es  suegro  en  las  obras  ya? 
i  Cuando  juzgué  que  á  Leonor 
Obligaba  mi  cuidado. 
Severa  ha  desengañado 
Las  finezas  de  mi  amor! 
Tanto,  que  me  dio  á  entender, 
¿Quién  creyera  caso  igual? 
Que  pudiera  estarme  mal 
Quererla  para  mujer. 
Yo  excusaré  el  sentimiento 
Desta  prevista  dolencia, 
Curándome  en  la  advertencia 
Antes  que  en  el  escarmiento. 
Que  quien  entra  á  ser  marido 
De  indicios  no  asegurado, 
O  quiere  ser  desdichado 
O  puede  ser  muy  sufrido. 
Niegúese ,  pues,  á  este  injusto 


Afecto  mi  ciego  error. 

Que  aunque  me  llama  el  amor. 

Primero  es  la  honra  que  el  gusto. 

{Vase.) 

Salen  DON  FÉLIX  y  PEPINO. 

DON  FÉLIX. 

Fortuna  ,  siempre  mudable , 
¿Quién  te  alcanza  permanente? 
Si  estable  eres  solamente 
En  no  ser  jamás  estable. 

Salen  por  una  puerta  DON  RODRIGO; 
DON  JUAN  Y  DOÑA  ANA  por  otra. 

DON  RODRIGO. 

Señor  don  Félix  ,  mirad 

Que  tiene  que  hablar  mi  acero 

Con  vos  aparte  ,  escuchad. 

DON  FÉLIX. 

No  sé  que  pueda  obligaros 
A  mostraros  descompuesto 
Conmigo. 

DON  RODRIGO. 

El  haber  sabido, 
Don  Juan ,  el  deslucimieiito 
De  Leonor  y  de  mi  honor. 

DON  FÉLIX. 

Cid,  señor  don  Rodrigo, 
Que  si  me  escucháis  atento, 
Quizá  podrán  mis  razones 
Excusar  esos  extremos. 

DON  RODRIGO. 

Primero  de  mi  venganza... 

DON  FÉLIX. 

Que  luego  reñir  podremos ; 
Lugar  habrá  para  todo ; 
Pero  escuchadme  primero. 
Siempre  Leonor  contradijo 
De  don  Juan  el  casamiento, 
Por  atender  cariñosa 
A  mis  amorosos  ruegos, 


RA>CISCO  DE  ROJAS. 

Porque  liá  seis  meses  que  yo 
Cortesmente  la  festejo ; 
V  aunque  ocultó  aquella  noche 
A  don  Juan  en  su  aposento. 
Le  llamó  para  decirle 
Que  á  los  tratados  couciertos 
De  su  boda  se  excusase. 
Aquesto  es  cierto,  y  es  cierto 
También  que  debe  don  Juan 
Pagar  con  justo  respeto 
La  mayor  obligación 
Hoy  á  aquesta  dama ,  siendo 
Su  esposo;  él,  Señor,  está 
Resuello  á  casarse  ;  luego 
Yo  también  lo  estoy  á  dar 
La  mano  á  Leonor,  si  en  esto 
Venis  ,  que  de  aqueste  daiio 
Ese  solo  es  el  remedio; 
Mirad  si  vos  lo  quedáis 
Que  yo  ya  estoy  satisfecho. 
Si  de  esta  suerte  os  parece 
Que  soy  bueno  para  yerno. 
Esta  es  mi  mano,  y  si  no 
Riñamos ,  que  este  es  mi  acero. 

DON  RODRIGO. 

Siendo  desta  suerte  todo. 
Yo  soy  quien  más  interefo 
En  granjearos  por  esposo 
De  Leonor,  que  aunque  m' 
Fué  casarla  con  don  Juan , 
Siendo  tan  grande  este  empeño. 
Primero  es  la  honra  que  el  gusto. 


I  intento 


Y  yo 
Cumpliendo 


Jl'AN. 

mano  te  entrego. 


obligación. 


DONA  ANA. 

Aunque  esié  en  duda,  la  aceto. 
Por  redimir  mi  flaqueza. 

PEPINO. 

Con  lo  cual  esto  está  hecho; 
Estos  señores  se  casan; 
Yo  también  hago  lo  mesmo 
Con  Flora  ,  con  que  se  da 
1  Dichoso  Un  á  este  cuento. 


LA  HERMOSURA  Y  LA  DESDICHA. 


DON  JUAN  DE  MONCADA. 
FABIO,  criado. 
DON  PEDRO  DE  CARDO- 
NA. 


PERSONAS. 


MONZÓN,  criado. 
LAUÜA,  dama. 
INÉS,  criada. 
LAIN  ,  escudero  ve 


I  LUCINDO ,  virjo. 

EL  REY  DE  ÑAPÓLES. 

LA  INFANTA,  iu/ít'r/««ns. 
lDANTEO,íít7/ano. 


SEUGASTO,  villano. 

C.AZAnORES   IlEl,    RtY. 
ACOUPAÍVAUIENTO. 


JORNADA  PRIMERA. 


Salen  DON  JUA.N  t  FABIO. 

DO»  JOAN. 

Dejadnos  solos. 

PABIO. 

Señor , 
¿Qué  suspensión  le  divierle, 
Cue  le  ha  robado  el  color? 

UüN  JCAM. 

Nosé.Fabiü. 

FABIO. 

No  es  de  niuerle 
Ninguna  herida  de  amor; 
Habla,  declara  lu  mal, 
Oue  no  hay  cirujano  lal 
Como  el  bien  acuchillado; 
También  soy  de  amor  soldado. 

DON  jua:». 
Fabio,  mi  nial  es  morlal: 
Vi  una  mujer  de  amor  ciego 
Que  el  sentido  me  robó ; 
Pero  más  alizo  el  fuego 
Si  3  piular  las  gracias  llego 
Con  que  el  alma  me  abrasó. 
Que  laníos  los  rayos  son 
De  sus  divinos  despojos , 
Que  lia  más  su  opinión 
El  amor  á  sus  dos  ojos 
Que  al  veneuo  de  su  arpón. 

FABIO. 

¿Hirióte  Laura  divina, 
Luz  del  sol,  lau  peregrina, 
Que  en  lodo  el  lemplo  no  habia 
Más  beldad? 

DON  JUAN. 

Ya  desconfia 
Mi  vida. 

¿Que  no  adivina 
La  curiosidad,  Señor, 
De  un  criado!  llega  á  hablarla, 

Y  empieza  á  enlabiar  lu  amor. 

Dü^  JUAN. 

Quiero  ,  pues,  Fabio  esperarla  , 
Aunque  muera  en  su  rigor. 
;Qué  beldad,  y  que  hermosura ! 
¿Hay  más  divina  criatura? 
ISo  pudo  naturaleza 
Recopilar  más  belleza; 
Merece  la  fe  más  pura. 

FARIO. 

Es  tan  perfecta.  Señor, 
Que  me  atreveré  á  decir, 

Y  perdóneme  tu  amor, 
Que  si  no  sabe  pedir 
Es  del  mundo  la  mejor. 
Pues  si  hablo  en  su  cairilad, 
No  la  hay  en  esta  ciudad 
Mayor  que  la  que  ella  tiene; 
De  lu  sangre  real  viene. 


DÜM  JUAN. 

Habíame,  Fabio,  verdad. 
Que  tan  rendido  á  sus  ojos 
Mi  corazón  se  mostró 
Rindiei  do  humildes  despojos, 
Que  el  alma  que  la  miró 
Ostentó  glorias  y  enojos, 
dorias,  en  verse  empleada, 
Si  incierta  de  ser  amada. 
En  tan  divino  sugelo: 
Enojos,  porque  en  efeto 
Duda  el  bien  de  ser  pagada. 

Y  tan  rendido  me  veo 

A  su  gracia  y  perfección, 
Que  me  dice  ya  el  deseo 
Que  hará  bien  dichoso  empleo 
Mi  abrasado  corazón. 

Sa/cn  LAURA,  LNÉSvLMN. 

LAURA. 

Gran  fiesta,  por  vida  mia, 
Hemos  tenido  este  dia; 
Inés,  ¡qué  aseo  y  grandeza, 
(,iué  lucida  gentileza 
Enloda  la  iglesia  babia! 

IN¿S. 

Gloriosa  puedes  estar, 
Aunque  tanta  gala  juntes, 

Y  esto  sin  lisonjear 

De  que  has  podido  matar... 

LAURA. 

¿A  quién? 

INÉS. 

No  me  lo  preguntes. 


Ya  yo  sé  por  quién  lo  dices; 
Pero  aunque  más  lo  autorices 
No  espere  don  Juan  favor. 
Porque  se  rindió  mi  amor 
A  favores  más  felices. 

LAIN. 

Y  tanto  lució  tu  talle. 
Con  haber  tantos  alli. 
Que  del  asiento  á  la  calle. 
Ninguno,  Señora,  vi 
Que  dejase  dealaballe. 

FADIO. 

Advierte,  Señor,  que  vienen 
Los  luceros  que  te  tienen 

I  Absorto  de  Laura  hermosa , 

!  A  quien  el  sol  y  la  rosa 
Rayos  y  beldad  previenen. 
Llega  tierno  y  temeroso , 
Enamorado  y  galán , 
Que  ya  te  miro  dichoso 
Si  en  sus  dos  ojos  están 
Los  rayos  de  Febo  hermoso. 

DON  JUAN. 

Tanto  rayo,  y  tanto  fuego, 
Icaro,  temo,  si  llego, 
¥  bien  lo  puedo  temer, 


Siendo  forzoso  caer 

En  el  mar  incauto  y  ciego. 

{Llega  á  hablarla.) 
Si  pudiese  mi  humildad 
Tener  licencia ,  Señora , 
De  hablaros,  hoy  se  la  dad  , 
A  un  rendido  que  os  adora. 

LAURA. 

Decid. 

DON  JUAN. 

Señora,  escuchad: 
Mi  libertad  segura 
Rlasonó  libertades,  ya  opresiones 
Rinde  á  tanta  hermosura,  [nes. 

Más  que  libre,  contenía  en  las  prisio- 
Gozosa  con  la  suerte  [le. 

I  Que  tan  dichosa  halló  llegando  á  ver- 
lln  jardin  oloroso  [orar  veniste. 

i  Fué  el  lemplo  en  que  á  matar,  si  á 
Donde  el  jazmin  lustroso 

Y  el  clavel,  que  de  Adonis  sangre  vls- 

Y  demás  llores  bellas,  [te 
Miré  en  mil  rostros  con  afrenta  dellas. 
Mas  el  tuyo,  en  quien  pone 

Tales  partes  amor,  en  partes  tales 

Tanto  esplendor  compone. 

Que  si  pretenden  competir  iguales , 

Excedes  tanto  sola 

Cuanto  excede  la  rosa  á  la  amapola. 

I'orque  liPimosura  tanta 

l.ds  sonlidos  lie  suerte  me  ha  robado. 

Que  la  viciui-ia  canta 

lli'jaiidunio  de  libre  aprisionado 

Con  esos  ojos  helios 

Que  trueca  amor  sus  Hechas  Iniy  por 

Mi  alma  enamorada  [ellos. 

Ofrece  por  despojos  una  vida 

Que  en  tu  esfera  abrasada 

Halló  descanso  en  ti,  bella  homicida, 

Y  halló  en  tus  cinros  ojos 

Del  aljaba  de  amor  ricos  despojos. 

Temple  lu  luz  serena 

El  furioso  rigor  de  mis  dolores. 

Pues  mi  gloriosa  pena 

Sacrillca  á  tu  honor  castos  amores, 

Y  sólo  mi  deseo 

Aspira  al  dulce  lin  de  honroso  empleo. 

LAURA. 

Digno  sucesor  os  njiro 
Desle  noble  y  rico  eslado, 

Y  estar  de  mi  enamorado 

Tan  presto,  mucho  me  admiro. 
Ya  con  lemor  me  retiro 
De  creer  lo  que  decis. 
Porque  es  cierto  que  fingís 
El  amor  que  me  mostráis, 

Y  entiendo  que  me  engañáis. 
Pues  que  lan  presto  os  morís. 
Vivid,  don  Juan,  muchos  años. 
Porque  en  tanta  gallardía  , 
Flaqueza  tanta  podía 

Dar  que  temer  otros  daños. 
No  digo  que  con  engaños 
Hurláis  hoy  mi  voluntad, 
Mas  me  dice  mi  humildad  , 


•*S4  COMEDIAS 

Aunque  nobleza  l3  anime , 

Que  |>ur  señor  os  estime 

Ea  (anta  desigualdad. 

Porque  el  amor  entre  iguales 

Se  logra,  se  anima  y  crece, 

Igualdades  apetece. 

Mis  partes  son  desiguales 

A  las  vuestras,  que  son  tales, 

(^ue  las  miro  sin  igual, 

Y  perder  os  está  mal. 
Por  mi,  sugeto  más  alto, 

Y  es  quereros  bien,  si  fallo 
A  correspondencia  tal; 
Que  si  el  amor  es  locura, 
Vuestro  amoroso  furor 

No  espere,  no,  mi  favor , 
Aunque  tanto  os  apresura. 
Si  fué  causa  mi  hermosura, 

Y  ella  faltare,  seré 
Aborrecida,  y  se  ve 
Pa'enle  y  claro  mi  daño; 
Porque  os  llamaréis  á  engaño. 
En  ofensa  de  mi  fe. 

Más  alio  y  más  rico  empleo 
Merece  vuestra  persona. 
Si  perdéis  una  corona 
Va  aborrecida  rae  veo ; 
Yo  soy  humilde  trofeo 
Para  tanto  merecer , 

Y  asi  vengo  á  responder, 

Y  estad  de  aquesto  advertido, 
Que  sois  muy  grande  marido, 

(Jue soy  pequeña  mujer.  (Vase.) 

DON  JUAN. 

(,Qu6,  se  fué? 

FABIO. 

Una  vez  no  más. 

B0>-  JUAN. 

;Hay  más  claro  desengaño! 
Ya  es,  Fabio,  cierto  mi  daño ; 
Detenía. 

FABIO. 

Ya  es  por  demás. 

DON  JOAN. 

iC6mo  tan  ¿e  espacio  estás 
Si  tan  apricsi  me  muero? 
Hoy  del  vivir  desespero, 
Hoy  mi  vida  5»^  a 'abó. 

FABIO. 

Pues  si  Lai'ra  te  malo. 
Hoy  resucitarte  espero. 

DON  JCAN. 

Consuela ,  Fabio ,  mi  vida. 

Yo,  Señor,  he  de  veucer 
Esta  valiente  mujer. 
Esta  gallarda  homicida: 
Hoy  tu  esperanza  perdida 
Keslituye  mi  lealtad: 
Hoy  verás  mi  voluntad. 

CON  JUAN. 

¿Cómo? 

FABIO. 

Ten,  Señor,  sosiego, 
Espera  y  veráslo  luego. 

DON  JUAN. 

Cielos,  mi  ma!  remediad. 
Tocó  mi  amor  el  claro  desengaño 
Al   tiempo  que  á  las  puertas  de  la 
[muerte 
Amaneció  mi  dicha  (;ay,  dura  suerte!) 
Anocheciendo  con  su  mismo  engaño. 
Declaróse  mi  amor  para  su  daño; 
Mejor  fuera  callar,  si  bien  se  advierte 
Qué  consuelo,  le  basta  á  mal  tan  fuerte 
Qué  de  consuelo,  sobra  á  un  mal  ex- 
[Iraño. 
No  quiero  vida ,  si  me  falta  Laura , 
La  muerte  quiero  por  el  gusto  della. 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS, 
Pues  que  fué  de  mi  fuego  ardiente  el 
[aura 
Hoy  un  desden  mis  glorias  atrepella, 
Con  esperar  mi  vida  se  restaura. 
Pues  por  industria  ó  fuerza  he  de 
[vencella.  {Vase.) 


Salen  FABIO  y  LAIN,  lejete. 

FABIO. 

Esto  se  ha  de  hacer  sin  falta , 

Y  esta  cadena  tomad, 

Y  estimad  mi  voluntad 
Que  la  enriquece  y  esmalta. 

LAIN. 

Por  vos  la  tomo ,  que  yo 
Soy  hidalgo  montañés, 

Y  sirvo  á  mi  dueño,  que  es 
Oro  que  mi  feesuialló. 
Vasallo  soy  de  don  Juan 

Que  aqueste  condado  hereda, 

Y  no  habrá  quien  decir  pueda 
De  los  que  oyéndome  están 
Que  en  darle  entrada  en  la  casa 
De  Laura,  á  quien  sirvo  hoy. 
Degenero  de  quien  soy, 
Poríjue  si  su  amor  lo  abrasa 

Y  como  vos  me  decis 
Se  dirige»  casamiento. 
Loable  y  bueno  es  mi  intento. 

FABIO. 

Muy  bien,  Lain.  argüís. 
Que  si  allá  pretende  entrar 
lis  por  hablar  en  su  amor 

Y  por  pagarla  mejor. 

LAIN. 

En  fin,  ¿él  se  ha  de  casar? 

FADIO. 

Digo  que  si;  y  esto  basta 
Que  siendo  tan  principal. 
Aunque  pobre,  no  está  mal, 
Siendo  hermosa,  noble  y  casta. 

LAIN. 

Pues  en  eso  mi  bien  fundo, 
Que  en  casamiento  tan  alto 
De  nada  pienso  estar  falto 
Mientras  viviere  en  el  mundo. 
Que,  en  üu,  por  mal  que  me  vaya, 
Habrá  banquete,  habrá  fiesta. 
Que  en  ocasión  como  esta 
Las  casas  salen  de  raya. 

Y  cuando  á  medrar  no  venga 
Más  que  á  renovar  mis  calzas. 
Porque  ya  de  puro  falsas 

No  hay  cosa  que  en  pié  se  tenga , 
Será  muy  grande  mi  suerte. 

FABIO. 

Tenga  esperanza  mayor. 
Porque  don  Juan,  mi  señor. 
Que  su  obligación  adviene  , 
Os  sacará  de  escudero 

Y  os  hará  mucha  merce<i. 
Esto  con  cuidado  haced 
Como  del  vuestro  lo  espero. 

Y  ahora  quedad  con  Dios, 
Que  despacio  nos  veremos 

Y  en  vuestro  bien  hablaremos. 

{Vase.) 

LAIN. 

Él  mismo  vaya  con  vos. 
Yo  ms  veo  con  cadena , 
No  es  mal  oficio  alcahuete 
Si  tanto  medra  un  pobrete: 
¿Si  será  falsa;  si  es  buena  ? 
¿Mas  si  me  hubiese  engañado? 
No,  que  es  moy  hombre  de  bien; 
Mas  hoy  engañan  también 
Los  (|ue  dello  se  han  preciado. 
Todo  es  engaño  y  malicia. 


Ya  perdido  el  mundo  está, 
Estetjue  de  aquí  se  va 
Fundo  su  engaño  en  justicia. 
El  mercader  nos  engaña, 

Y  más  si  vende  liado; 

El  tabernero  que  ha  dado 

Vino ,  que  con  agua  daña. 

Pues  el  que  juega?  mal  año! 

En  el  dinero,  en  la  cuenta. 

Si  gana  diez,  cuenta  ochenta: 
Muy  valido  está  el  engaño. 
Las  mujeres  nos  engañan 
lín  la  cara,  en  los  vestidos, 
Que  hasla  los  pobres  maridos 
En  la  calle  las  extrañan. 
La  otra,  que  es  como  un  tizno , 
Con  unturas,  con  enredos. 
Con  sólo  pasar  los  dedos 
Sale  blanca  como  un  cisne. 
La  otra,  como  un  pepino, 
Si  con  zapatos  la  ves. 
Puesta  en  dos  chapines,  es 
Como  el  más  gigante  pino. 

Y  la  otra  que  en  mi  camisa , 
Es  aguja  ó  alfiler. 
Caderas  se  viene  á  hacer 

A  puros  rollos  de  frisa. 
Yo  conozco  á  una  señora. 
Que  Lorenza  se  llamaba 
Ayer  que  fregando  estaba , 

Y  es  doña  Laurencia  ahora. 

Y  asi.  yo  voy  consolado, 
Pues  ver  la  verdad  espero 
De  que  no  seré  el  primero 

Que  perro  muerto  le  han  dado. 

{Vase.) 

I  Salen  DON  PEDRO  v  MONZÓN,  de 
I  noche. 

I  DON  PEDRO. 

Antes  que  vea  mi  casa, 
A  Laura  tengo  de  ver; 
;Ay,  Monzón ,  que  desde  ayer 
Toda  el  alma  se  me  abrasa ! 

Y  tan  llena  de  pesares 
Que  no  me  puedo  alegrar, 
En  mi  vida  fui  á  cazar 
Que  tuviese  más  azares. 
Ayer,  corriendo  el  caballo, 
El  frenóse  le  rompió, 

Y  tantos  corcovos  dio 
Que  fué  milagro  parallo. 
Si  duermo,  allí  no  reposo. 

Y  si  quiero  hablar,  no  puedo. 
De  pensarlo  tengo  miedo 

De  aljíun  gran  mal  receloso. 
Soñé  anoche  que  tenia 
Una  paloma  muy  blanca, 
A  quien  yo  con  mano  franca 
Dos  mil  amores  hacia. 

Y  que  un  gavilán  muy  fiero. 
Teniéndola  yo  en  mis  brazos, 
Entre  amorosos  abrazos , 

iDe  sólo  acordarme  muero ! 
A  ella  se  abalanzó 

Y  quizá  de  envidia  de  ella, 

Y  fué  en  vano  defendella. 
Porque  tan  cerca  pasó. 
Que  con  las  uñas  y  pico 
Me  la  dejó  casi  muerta; 

Y  aunque  el  sueño  es  cosa  incierta. 
Esto  4  mi  desdicha  aplico. 

MONZÓN. 

Pues  yo  no  lo  aplico  tal. 
Que  a  un  caballero  cristiano 
(;reer  en  un  sueño  vano 
Ni  en  agüeros  le  está  mal. 
¿Eres  tu,  Mendoza,  acaso. 
Que  si  la  sal  se  derrama. 
Se  está  aquel  día  en  la  cama 


Sin  salir  üe  casa  un  paso? 
De  un  señor  dcslos  oí , 
Que  i'Standu  un  dia  á  ki  mesa 
(Aun  de  decirlo  me  pesa, 
Oue  nunca  agüeros  crei), 

Y  un  paje  con  poco  líenlo 
El  salero  derramó, 
l'nadaga  le  liró. 
Pagando  su  poco  líenlo 

Con  la  vida,  ¡hay  tal  crueldad! 
Yo  al  paje  mas  bien  matara 
Si  el  vino  me  derramara, 
Que  es  de  mayor  calidad. 

DON  PEDRO. 

¡Siempre  has  de  estar  tú  de  liunior! 
Deja  esas  vanas  quimeras 

Y  habíame  una  vez  de  veras. 

MONZO:». 

¡Hay  más  notable  rigor! 
Mira,  Señor,  que  es  muy  tarde 
Porque  ya  darán  las  diez. 

DON  PEURO. 

(Ap.  Yo  muero  de  aquesta  vez; 
Animo, valor,  cobarde.) 
Bien  dices,  llama  á  esa  puerta; 
Aguarda,  que  viene  gente. 
No  llames.  Monzón,  delente; 
Ya  fué  mi  sospecha  cierta. 
Ketirale  a  aquesta  esquina , 
Que  no  quiero  que  me  vean; 
¿Sabes  tu  quien  estos  sean'.' 
¡Gran  mal  el  alma  adivina! 
{Escóndense.) 

Sa/ín  DON  JUAN  Y  FABIO. 

DON  JUAN. 

¿En  fin,  dijo  que  abriría 
La  puerta  al  punto,  Laio , 

Y  (|ue  mi  persona,  en  fin, 
En  su  aposento  pondría? 

FABIO. 

A  las  diez  dijo.  Señor, 
Que  viniésemos  aquí, 

Y  que  él  estaría  allí 
Para  que  fuese  mejor. 

Y  que  aquella  seña  hiciese. 
Porque  el  despierto  estaría 

Y  en  oyéndola  saldría 
Porqué  la  puerta  le  abriese. 

DON  JUAN. 

Haz  la  seña,  que  ya  es  tarde, 

Porque  el  alma  enamorada 

(Incierta  de  ser  amada) 

Haga  de  su  amor  alarde. 

(Hace  la  señal  I'abio  sacando  la  esjm- 
da  y  dando  por  la  puerta  del  ves- 
tuario; abre  Lain,  y  entran.) 

Salen   DON  PEDRO  i  MONZÓN  de 
donde  están  escondidos. 

DON  PEDRO. 

Uonzon,  ¿qué  es  esto  que  veo? 
Que  para  desdicha  lanía 
No  hay  valor  ni  sufrimiento  ; 
Cayó  muerta  mi  esperanza. 
¿Laura,  traidora?  ¿es  posible? 
¿No  era  ayer  un  ángel  Laura? 
Pues  en  seis  días  Je  ausencia 
¿Pudo  haber  tanta  mudanza? 
Ven  acá;  ¿abrieron  la  puerta 
Que  halló  seis  años  cerrada 
Mi  amor,  que  la  abrió  con  fe 
De  ser  su  esposo  y  palabra? 

MONZÓN. 

SI,  Señor,  yo  la  vi  abrir. 


LA  nERMüSLRA  Y  LA  DESÜICIIA 

DON   PEDRO. 

Calla  infame,  infame  calla  , 
Que  se  engañaron  tus  ojos. 

MONZÓN. 

Digo  que  durmiendo  estaba. 

DON    PEDRO. 

Si,  Monzón,  que  sueño  ha  sido. 
Porque  ya  me  dice  el  alma 
Que  míenles  tú,  y  miento  yo, 

Y  mienten  los  que  la  infaman ; 
¿No  vi  dos  hombres  entrar, 

Y  no  los  viste  tú?  acaba. 

MONZÓN. 

Mira,  Señor,  ¿qué  diré? 
Que  si  digo  si,  me  malas, 

Y  si  digo  no ,  también. 
Digo... 

DON  PEDRO. 

¿Qué? 

MONZÓN. 

No  digo  nada. 

DON   PEDRO. 

A  fuera  vanos  contentos. 
Engañadas  esperanzas , 
Locas  imaginaciones  , 
Mal  entendidas  palabras. 
Inconstante  le  de  un  griego  , 
Sinon.que  en  fuego  me  abrasa';, 
Mal  empleados  favores 

Y  glorias  mal  empleadas, 
Porque  si  os  tuve  por  ciertas 
Con  mentiras  me  engañaba. 

Y  pues  que  asi  os  llego  á  ver , 
Mejor  fuera  que  cegara; 
¿Es  posible  que  en  seis  días 
Se  mudase  aquella  ingrata, 
Siendo  aurora  de  mi  amor 

Y  de  mis  ojos  el  alba? 
¿Qué  tengo  ya  que  esperar 
Sí  su  heimoso  sol  me  falta 
Eclipsando  su  luz  pura? 
¡Quién  pensó  que  se  eclipsara! 
Contento,  imaginaciones. 
Fuego,  fe,  esperanzas,  ansias, 
Favores,  glorias,  mentiras, 
Seguridad,  sol  y  alba, 
Beldad,  amor,  niebla  oscura. 
Pensamientos  y  luz  clara , 
Dejadme  lodos,  pues  me  deja  Laura, 
Poco  puede  el  dolor,  pues  no  me  aca- 
Leon  Albano,  cruel,  [ba. 

Y  liera  tigre  de  Hircania , 
Basilisco  ponzoñoso 

Que  con  la  vista  me  matas; 
Engañoso  cocodrilo 
Que  con  tu  llanto  me  engañas; 
Sierpe  espantosa  de  Libia 
Que  me  encantas  con  la  cara ; 
Lobo  carnicero  y  fiero 
Que  mí  pecho  despedazas; 
León,  tigre,  basilisco. 
Áspid,  cocodrilo,  ingrata. 
Sierpe,  lobo  y  lodo  junto. 
Pues  que  tu  nobleza  infamas. 
Motadme  lodos,  pues  me  mala  Laura; 
Poco  puede  el  dolor,  pues  no  me  aca- 
MONZON.  [ba. 

Señor,  mira  que  le  oyen 
Estas  rejas  y  ventanas, 

Y  que  lu  infamia  publicas 

Y  que  puede  ser  sin  causa. 

DON  PEDRO. 

Ven  acá;  dime.  Monzón, 
Viste  por  dicha  mi  alma, 
Mas  no  la  conocerás , 
Porque  va  muy  disfrazada, 
Qu(^  ya  perdió  su  hermosura. 
Que  como  era  prestada 


Y  Laura  se  la  quitó, 

iN'cgra  $e  ha  vuello  de  blanca. 

MONZaN. 

Señor,  mira  lo  que  dices. 
Que  ya  locuras  no  agradan, 
Une  como  todos  son  locos 

Y  (juicren  cosas  no  usadas , 

Y  son  tanto  las  locuras. 

No  gustan  de  que  las  hagas. 
Vuelve  á  lu  ¡lapel  de  cuerdo, 
(Jne  estos  señores  lo  mandan, 

Y  oye,  para  lu  consuelo: 
Laura  es  espejo  sin  mancha; 
No  creas,  ni  aun  lo  que  vieres. 
Que  aquesto  en  el  mundo  pasa; 
Puede  ser  que  á  ver  entrasen 
Alguna  falsa  criada, 

Que  como  sueles  entrar 
l'or  aipiella  puerta  falsa 
üel  jardín,  ellas  no  quieren 
Que  esté  á  sus  gustos  cerrada. 

DON  PEDRO. 

Déjame,  Monzón,  que  busque 
Mí  muerte  esta  noche  airada. 

MONZÓN. 

Pues  también  entró  un  criado , 

Y  callo,  pesia  mi  alma, 

Y  puede  tener  mí  pecho 
Muerte,  fuego,  indicio  y  rabia, 

Y  puedo  decir  turbado 

Y  con  turbadas  palabras. 
Repitiendo  en  altas  voces , 

Leona,  loca,  gualdrapa,  (falta. 

Dejadme  y  matadine ,  pues  Inés  me 

Poco  puede  el  dolor,  pues  no  me  aca- 

[ba.  (VaJ«.) 

Salen  DON  JUAN  y  LAIN. 

LAIN. 

Este  es.  Señor,  su  aposento. 
Yo  voy,  por  si  Laura  llama; 
Pisad,  mi  Señor,  con  liento, 
Que  ya  en  mi  garganta  siento 
La  venganza  de  su  fama. 
Si  sabe  que  yo  he  sabido 
Que  queil.Tís  aquí  escondido. 
Ya  mi  desdicha  me  advierte 
Que  Icngo  cierta  la  muerte*. 
Mirad  si  es  mulo  el  parlido. 
Mas  cuando  vea  que  tiene 
Tal  dueño,  y  marido  tal , 

Y  que  a  ganar  lauto  viene  , 
El  premio  á  su  dicha  igual 
A  mi  lealtad  se  previene. 
Ahora  en  aquella  parte 
Que  aquella  cortina  ¡larte 
Podéis  estar  escondido. 
Porque  yo  á  Fabío  he  metido 
A  donde' aguarde. 

DOn  JUAN. 

Pues  parte. 
Mí  cielo  es  este  aposento, 
Lain,  aquí  esperaré. 
Que  tanta  alegría  siento , 
Quo  en  albricias  del  contento 
El  corazón  te  daré. 

Salen  LAURA,  desnudándose,  i  INÉS, 
con  una  luz ,  que  pondrá  sobre  un 
bufelillo. 

LAURA. 

Acuéstense  esas  criadas 
Que  ya  son  las  once  dadas; 
Aqucsos  vestidos  coge. 
Toda  esa  gente  recoge. 

INáS. 

Va  están,  Seliora,  anostadas. 


4a; 

LAURA. 

Di-jiime  esa  luz  alii 
Poripie  me  quiero  acostar; 
Que  no  eran  las  diez  creí. 
No  sé  qué  esta  noche  vi 
Que  no  puedo  sosegar. 
Quien  ama  está  sin  sosiego, 
Itien  pintan  el  amor  ciego; 
¡ky,  don  Pedro  de  mi  vida! 
A  ii  tengo  el  alma  asida, 
Ya  soy  fuego,  ya  soy  hielo. 
Seis  dias  ba  qiie  te  iuiste 
A  caza;  qué  mal  has  hecho; 
Porque  desde  que  saliste, 
Dejaste  mi  tierno  pecho 
Sin  alma,  aüigido  y  triste. 

voy  ¡OkV.  (Saliendo.) 
Caminad  pasos  sin  miedo. 
Pues  que  merecerla  puedo ; 
Ánimo,  vil  corazón , 
Que  mujer  en  la  ocasión 
No  está  de  rendirse  un  dedo. 

LAURA. 

¿Qué  es  aquesto?  ¡santo  cielo 
¡Tal  traición  y  tal  maldad! 
Para  tu  justicia  apelo; 
¡  Que  tan  gran  temeridad 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FnAN'CISCO 
Por  más  llanos  liemisrerios 
Busqué  liebre  fugitiva 
Y  el  limido  conejuelo. 
El  alta  región  del  ñire 
Con  entretenidos  vuelos 
Visité  con  mis  halcones 
Perturbando  su  sosiego. 
Donde  remontadas  garzas. 
Que  alarde  pomposo  hicieron 
De  sus  mal  guardadas  plumas 
Adorné  mis  camafeos. 
El  mar  en  hundosa  plata. 
Previniendo  mis  deseos. 
Me  tributó  plateados 
Sus  peces  en  mis  anzuelos. 
Que  por  más  osteutacion 
Ellos  de  platos  sirvieron. 
Con  que  á  mi  gusto  N'eptuno 
Fué  tributario  perpetuo. 
Los  altos  montes,  los  valles. 
El  aire  y  el  mar  ,  tuvieron 
En  mi  ofensas  de  sus  hijos 
(¡ran  número  en  largo  tiempo. 
Con  estas  cosas  pasaba 
Con  este  entretenimiento 
Contenta  vida.  ¡Ay  de  mi ! 
i  Qué  poco  dura  el  contento! 
Hasta  que  por  mi  ventura 
Miré  tus  ojos  serenos, 
Espejos  donde  miré 
El  alma  que  ya  te  ofrezco. 
Aun  no  sé  si  me  miraron. 
Que  á  mi  libertad  sirvieron 
De  venablos  y  de  arpones 
V  de  amorosos  anzuelos. 


Encubra  tu  negro  velo 

¿Quién  eres,  hombre,  qué  quieres? 

DON  JÜAK. 

Quedo,  Laura,  no  te  alteres , 

Que  el  amor  me  tiene  aquí , 

Y  pues  me  ha  encubierto  asi 

¿Porqué  mi  glorias  dilieres?  i  ,•  ,  ,  ,i  i    • 

,  n^.^™;,--™.,  \  ^fgo  pl  nion'Pi  el  laño,  el  aire 
(Desembocase  ) ;  ^  ,¿,„i,  g,  ^3^  en  mi  pecho 

Yo  soy  don  Juan  de  Moneada, 

Que  al  conde,  mi  padre,  heredo 


Estas  tierras  y  estos  mares  ; 
Bien  sabes,  Laura,  si  miento. 
Aquesta  noble  ciudad 
Fué  de  sus  condes  asiento, 
Con  justa  causa  elegida 
í>or  su  nobleza  y  aseo. 
El  mar  con  cerúleas  ondas 
El  pié  le  besa,  erigiendo 
Altares  de  verdes  ovas , 
De  espuma  y  plata  cubiertos. 
Tributo  le  paga  el  mar 
Desde  el  humilde  cangrejo 
A  la  disforme  ballena. 
De  aquestos  mares  portento. 
La  tierra  en  copia  abundante. 
Por  mostrar  su  rendimiento , 
Fértil  le  tributa  I  rutos 
En  señal  de  sus  deseos. 
En  Navarra  y  Aragón 
Desean  mi  casamiento 
Sus  dos  hermosas  infantas 
Que  son  de  hermosura  extremo. 
El  rey  de  Ñapóles  quiere. 
Con  pareceres  diversos. 
Que  elija  su  bella  hermana 
Por  aumento  de  su  reino. 
Amor,  que  es  ciega  deidad 
En  tan  distintos  extremos , 
No  inclinó  mi  libertad 
Ni  rindió  mi  libre  pecho. 
Y  yo,  que  libre  hasta  entonces 
Hice  de  sus  Dechas  juego. 
Mil  beldades  desprecié 
De  que  ya  el  castigo  siento. 
Las  fieras  por  estos  campos , 
Partos  destas  sierras,  fueron 
Perseguidas  de  mi  brazo, 
Pagándome  todas  feudo. 
Desde  el  jabalí  cerdoso 
Al  ciervo  y  gamo  ligeros 
Me  rindieron  por  despojos 
Sus  colmillos  y  sus  niie<los. 
Tal  vez  cansado  del  monte, 


pecho 
I  Con  sólo  tus  bellos  ojos 
I  Los  hijos  que  alli  perdieron. 

Y  Cupido  vengó  injurias 

(Jue  sus  soberbias  le  hicieron, 
I  Humillando  á  tu  deidad 

Mis  soberbios  pensamientos. 
I  Con  ellos  te  ofrezco  un  alma  , 

Y  de  ser  tu  esposo  ofrezco 
La  fe  y  palabra,  que  hoy 

:  Se  la  niego  á  tantos  reinos. 
'  Mira,  pues,  lo  que  me  debes, 

Y  mira  si  salir  puedo 

De  aquisin  el  sí  dichoso, 
I  Premio  á  amorosos  deseos. 

Tú  hermosa,  jo  enamorado, 
I  Y  solos  en  tu  aposento. 

Necio  seré  si  dejare 

La  ocasión  de  los  cabellos. 

LAURA. 

Don  Juan,  atenta  te  oí, 

Y  no  sé  de  qué  te  quejas; 
Mal  satisfecha  me  dejas 

Si  tan  desgraciada  fui. 

Si  dices  que  á  amar  mis  prendas 

Un  puro  amor  te  obligó, 

;.  Di  qué  causa  he  dado  yo 

Para  que  mi  honor  ofendas? 

^obleza  tu  pecho  anima, 

Y  no  es  posible  que  hagas 
Cosa  en  que  no  satisfagas 

A  lo  que  el  inundo  te  estima. 

Y  si  aqui  tu  amor  es  loco, 
Harélo  muy  cuerdo  yo. 
Porque  el  honor  me  enseñó 
A  tener  la  vida  en  poco. 
Con  medios  tan  desiguales 
Más  fácil  será  juntar 

La  tierra,  el  cielo  y  la  mar 
En  paralelos  iguales. 
Que  no  estimar  vo  locuras 
De  amor  con  ínfimos  medios^ 

Y  con  tan  torpes  remedios 
Aficiones  mal  seguras. 
Áspides,  brasas  y  espadas 


casto  pecho  me  ofrece , 
Que  más  el  amor  merece 
En  mi  que  no  en  las  pasadas; 
Cristiano  valor  me  obliga. 
No  bárbaro ,  como  á  ellas: 
Mi  valor  ha  de  vencellas 
En  tan  honrada  fatiga. 
Sí  algún  amor  me  tuviste. 
Muéstralo,  don  Juan,  en  ser 
Comedido  con  mujer 
A  quien  dices  que  quisiste. 
Que  vencimiento  mayor  1 

Será,  y  de  alabanza  abismo. 
Vencerle  honrado  á  ti  mismo 
Que  infame  perder  mi  honor. 
Yo  me  tengo  de  casar, 
Mas  honrada,  con  un  hombre 
Nada  inferior  á  tu  nombre, 
O  la  muerte  me  has  de  dar. 
Ya  que  con  vil  proceder 
Solicitaste  mi  muerte. 
Mi  resolución  advierte. 
He  de  morir  ó  vencer. 
Que  mujer  determinada 
En  tanto  desasosiego. 
Es  inlierno,  es  rabia,  es  fuego 
Para  .su  defensa  armada. 

Y  es  coger  el  viento  vano 

Y  poner  al  campo  puerta 

Creer  que  aun  después  de  muerta 
Puedas  tomarme  una  mano. 

DON JBAM. 

Mira  que  remedio  espero 

Y  que  en  tu  hielo  me  abraso. 

LACRA. 

Desvia,  deten  el  paso. 
Alevoso  caballero. 

nOX  JUAN. 

SI  ves,  Laura,  lo  que  ganas, 

Y  que  yo  la  vida  pierdo. 
Que  del  vivir  no  me  acuerdo 

Y  que  son  tus  fuerzas  vanas, 
¿Por  qué  niegas  á  mi  dicha 
Lo  que  por  ella  gané? 

Hoy  tu  marido  seré. 
Aunque  pese  á  la  desdicha. 

(Llega  á  abrazarla.) 

LACRA. 

¡Cielos,  que  aquesto  sufrís! 
¡Cielos,  que  aquesto  miráis! 
¡  Cielos,  y  no  me  matáis 

Y  vivir  me  consentís! 

DON  JUAN. 

Que  sirven  tantos  lamentos 
A  duras  orejas,  Laura  , 
Pues  tu  honnr  no  se  restaura 
Con  levantados  acentos. 
Que  dar  voces  tan  crecidas 
No  pueden  aprovechar. 
Sino  sólo  publicar 
Inf.imias  de  amor  nacidas. 
Calla,  pues. 

LAURA. 

Fiero,  tirano. 
Antes  que  adelante  pases. 
Para  que  vivo  le  abrases 
Tengo  un  rayo  en  cada  mano. 
Antes  muerta  me  verás 
Que  á  tu  infame  amor  rendida. 
Yo  seré  de  mi  homicida 

Y  asi  no  me  gozarás. 
Los  volcanes  sicilianos 
Llevo  en  el  alma  y  el  pecho, 
¡  Mira  si  en  tanto  despecho 
No  son  tus  intentos  vanos! 
Que  el  honor  que  me  provoca 
Contra  tu  apetito  ciego. 
Arroja  en  ardiente  fuego 

Un  incendio  por  la  boe». 


DOy  JUAX. 

Ya  es  por  demás  advenirme; 
Por  fuerza  te  he  de  gozar. 

LADRA. 

Primero  me  has  de  malar, 
Que  mi  honor  es  roc.i  firme. 
¡  Cielo  santo ,  socorredme ! 
Inés,  Lucrecia,  Leonor, 
Que  me  mata  este  traidor; 
¡Casto  honor,  favorecedme! 
¿No  me  oje  nadie?  ;ay  de  mi! 

tO-^  JIAN. 

Yo  te  oi?o,  que  te  adoro. 

(Énlranse  forcejeando.) 

Salen  INÉS,  medio  desnuda, i  LMN. 

IMiS. 

Alguna  desdicha  lloro. 

LAIM. 

SI  lo  saben,  muerto  fui. 

Dox  JUAN.  {Dentro.) 
¿Eres  infierno  o  mujer? 

LAIIRA. 

Cielo,  tu  remedio  espero, 
Si  tu  poder  considero 
No  me  dejaré  vencer. 

1\ÉS. 

Lain,  esa  puerta  rompe. 

LAIX. 

Qué  diablos  he  de  romper. 

Si  no  me  puedo  tener 

Del  miedo,  que  me  corrompe. 

LADRA.  [Dentro.), 
No  soy  mujer,  sino  furia 
A  quien  quisiste  quitar 
Kl  honor,  para  robar 
Prenda  que  basta  el  alma  injuria. 
(Suenan  dentro  golpes  en  las  tablas.) 

INÉS. 

En  uno  de  los  balcones 

Del  aposento  escondido 

De  Laura,  siento  ruido ; 

Recelo  nuevas  traiciones ; 

Vamos  á  verlo,  Lain.  {Vate.) 

LAIM. 

Hoy  me  pringan  como  á  negro 

\  a  los  muchachos  alegro, 

Hoy  mi  vida  tiene  fin. 

<Vo  me  veo  con  cadena , 

No  es  mal  oficio  alcahuete 

Si  tanto  medra  un  pobrete , 

Si  será  falsa?  si  es  buena?» 

Ahora  me  lo  dirán 

Que  me  sajan  puesto  en  cueros ; 

¿Pondré  que  los  mosqueteros 

Pidiendo  mi  muerte  están?       {Yase.) 

Salen  DON  JUAN  T  DON  PEDRO,  abra- 
zados, con  las  espadas  desnudas,  ro- 
dando por  el  tablado ;  desásese  don 
Pedro  y  levántase;  prueba  don  Juan 
y  no  puede,  que  estará  herido ;  hace 
fuerza  con  la  espada  para  levantar- 
se; qitiérelo  acabar  de  matar  don 
Pedro ,  y  dice  afirmando  la  espada 
en  el  suelo: 

DON  JLAN. 

Muerto  soy,  hombre ,  delente , 
Que  soy  don  Juan  de  Moneada, 
V  espada  que  es  tan  honrada 
No  es  justo  vileza  intente. 

Salen  INÉS  v  LAIN ,  como  ánits,  con 
uno  hacha. 


LA  IIERMOSLRA  Y  LA  DESDICHA. 

DON   PEDRO.   {.\p.) 

¡Cielos,  qué  podré  yo  hacer! 
Cuando  muerto  vengo  á  ver 
Por  mi  propia  mano  un  hombre 
Que  es  mi  natural  señor. 

Sale  MONZÓN  todo  alborotado  con  la 
espada  desnuda,'!  DON  PEDRO  lle- 
ga al  herido  y  lo  sustenta. 


MONZÓN. 

t  aguardó  aquel  gallina 


No 

Que  yo  le  hiciera  ( 

l'uése  con  alas  de  azor. 

DON  PEDRO. 

Calla,  Monzón. 

MONZÓN. 

¿Qué  es  que  calle 
Cuando  con  él  me  dejaste 
Por  la  pared  que  saltaste 
Se  echó  de  un  salto  á  la  calle. 

DON  JDAN. 

Ya,  don  Pedro  de  Cardona, 
Que  muero  tan  justamente. 
Será  razón  que  te  cuente 
Lo  que  tu  valor  abona: 
Mi  nobleza  te  perdona 
Las  heridas  que  me  has  dado, 
Porque  he  sido  yo  el  culpado 
En  querer  con  torpes  medios 
Buscar  al  amor  remedios 
Que  asi  me  tuvo  abrasado. 
No  supe  yo  que  tenia 
Su  alicion  Laura  fiada 
De  una  espada  lan  honrada, 
Más  dichosa  que  la  mia; 
Ser  su  esposo  la  ofrecía 

Y  ser  mi  esposa  no  quiso. 
Tan  grande  desden  me  hizo 
Hacer  tan  grande  locura; 
La  cansa  fué  su  hermosura 
Que  fué  de  mi  alma  hechizo. 
Si  Laura  á  mi  me  dijera 
Que  á  ti  te  tenia  amor. 

No  intentara  tal  furor 
Sabiendo  que  tuya  era; 
Nuestra  amistad  verdadera 
Abona  este  noble  intento. 
Perdona  mi  atrevimiento. 
Que  fui  necio  en  no  pensar 
Que  no  la  pudo  obligar 
Si  tu  noble  nacimiento. 
A  ella  pido  perdone 
Las  ofensas  del  amor 
Que  hizo  el  ciego  furor 
Puesto  que  el  amor  lo  abone, 
Que  no  es  justo  que  blasone 
De  haber  rendido  aun  rendido , 

Y  pues  que  muero  atrevido. 
Muera  también  consolado 
De  que  muriendo  be  ganailo 
Lo  que  viviendo  he  perdido. 
El  Conde,  mi  padre,  viejo. 
Con  el  amor  que  me  tiene, 
A  lu  garganta  previene 
(Fuerza  es  no  admita  coníejo 
Viendo  asi  roto  su  espejo) 

El  cuchillo  ó  el  cordel; 
Huye,  pues,  don  Pedro,  del , 
Que  el  dolor  del  corazón 
Sin  medirse  á  la  razón 
Siempre  se  mostró  cruel. 
(Uételo  Lain.) 
MOKzon. 
¿Señor,  qué  hacemos  aqui? 
Vive  Dios,  que  es  linda  flema , 
Que  estés  mirando  de  tema 
A  Laura,  que  no  está  en  si. 
¿Y  ella  qué  me  dice  á  mi  ? 
No  ha  sido  casi  Lucrecia? 


No,  que  tanto  el  vivir  precia, 
Que  sin  ver  puñal  ni  espada 
No  se  matara  gozada 
Ni  se  defendiera  necia. 

DON  PEDRO. 

¿Laura,  qué  es  esto  que  veo? 
¿Laura,  qué  es  esto  que  miro? 
Si  miro  á  don  Juan,  admiro 
En  él  tan  torpe  deseo; 
Si  veo  su  buen  empleo 
Envidio  resolución 
Que  pudo  hacerlo  Faelon 
Del  sol  con  un  mismo  fin , 
Pues  murió  como  él,  en  fin. 
Por  más  gloriosa  ocasión. 
Hoy  mi  vida  infausta  ve 
Dudar  de  su  cierta  muerte; 
El  temor  allí  me  advierte 

Y  el  amor  me  advierte  aqui, 

Y  no  sé  si  aqui  ó  allí 
Acuda,  Laura ,  primero; 

Si  me  estoy,  la  muerte  espero , 
Que  el  Conde  me  la  ha  de  dar. 
Si  me  voy,  me  he  de  matar. 
Que  vivir'sin  ti  no  quiero. 

Y  guerra  tan  desigual 

Y  tan  dudosa  batalla. 
Viene  el  amor  á  acaballa 
Eligiendo  el  menor  mal. 
No  liene  el  temor  igual 
Con  el  amor  si  se  advierte, 

Y  tengo  por  mejor  suerte , 
Aunque  pudiera  vivir, 
Verte,  mi  Laura,  y  morir. 
Que  no  vivir  y  no  verle. 

LABRA. 

Don  Pedro  del  alma, 
Que  sin  ti  no  vive. 
Combatir  me  veo 
De  Sella  y  Caribdis. 
Mi  muerta  esperanza 
Su  daño  publique, 

Y  llagan  sus  obsequias 
Mis  lágrimas  tristes. 
Si  le  ausentas  muero, 
Si  te  quedas,  triste 
Lloro  ya  lu  muerte. 
¡Qué  mal  tan  terrible! 
Muera  yo,  don  Pedro, 
Que  el  amor  me  dice 
Mi  vida  desprecie 

Y  la  tuya  estime. 
Huye;  mas  no  huyas. 
Que  veo  al  partirte 
Parí  Írseme  el  alma 
Que  en  verte  consiste. 
¿Mas  como  te  tengo 

Y  no  dejo  irte, 

Si  porque  te  quedas 
Tu  (in  apercibes? 
Pues  irte  y  quedarte 
Es  un  imposible, 

Y  también  lo  es 
Vivir  yo  y  partirte. 
Ni  vayas  ni  quedes, 
Vscrá  posible 

Si  miras  que  puedo 
Yo,  mi  bien,  seguirte. 
Contigo  me  lleva. 
Tengamos  felices 
Una  misma  suerte 
Si  nn  mal  nos  aflige. 
Si  fuere  contraria 
Será  menos  firme , 
Que  el  mal  repartido 
Es  menos  terrible. 
Si  fuere  propicia 
Será  más  sublime  i 
lüen  comunicado 
Itienes  apercibe. 
A  remotos  reinos 


408 

Puedo  yo  seguirte, 
Uue  el  amor  allana 
Montes  de  imposibles. 
Si  dejarme  quieres 
Mil  males  me  oprimen, 
Que  como  culpada 
Duerrán  perseguirme. 

Y  estando  lü  ausente 
Son  monos  sufribles 
Los  pequeños  males 
Las  penas  humildes. 
Al  rey  don  Alonso 
Oe  Aragón,  insigne, 
Pues  su  sangre  tengo, 
Iré  yo  á  pedirle 
Cartas  para  el  Conde , 
Que  si  el  Rey  le  escribe 
Libre  te  veré 

De  quien  te  persigue. 
Vamonos,  Señor, 
Pues  estamos  libres. 
Que  si  aqui  te  prenden 
Moriré  infelice. 
Más  vale  que  en  Francia 
Tu  valor  publiques, 
O  en  Ñapóles  bella 
Una  lanza  vibres. 
Que  no  en  Barcelona 
En  peligros  viles 
l)e  prisión  ó  muerte 
Quedes  tan  á  pique. 

DON  PEDRO. 

Tu  parecer,  Laura,  apruebo, 
Que  llevándote  conmigo 
Toda  mi  pena  mitigo. 
Pues  toda  mi  gloria  llevo. 
Que  si  amor  me  tiene  ciego, 
£l  peligro  de  perderte 
Ya  menosprecia  la  muerte, 

Y  por  verte  á  ti  vivir 
Quiero  más  infame  huir 
Que  no  valiente  no  verte. 

(Vanse.) 

sioMzo:^. 
¿Ha  de  haber  también  endechas? 
Que  las  aguarde  un  cartujo. 

INÉS. 

El  diablo  aqui  á  ti  te  trujo. 
Siempre  traes  palabras  hechas. 

JIONZOH. 

¡Que  tenga  ahora  deshechas 
Yo  las  galas  desoldado! 
Por  Dios,  que  soy  desgraciado. 
Que  merece  mi  persona 
No  tan  infausta  fregona. 

INÉS. 

Bien  dices,  un  obispado. 

MO.NZOM. 

¿He  sido  alcahuete  yo? 
Porque  yo  no  metí  én  casa 
A  quien  puede,  siendo  brasa, 
Quemar  la  estopa  que  vio. 
Aunque  muy  bien  lo  pagó. 

INÉS. 

¿Y  lo  metí  yo  por  dicha? 

MONZÓN. 

¿Pues  quién  lo  metió? 

INÉS. 

La  dicha 
Hermosura  que  has  mirado, 
Porque  siempre  se  han  juntado 
La  Hermosura  y  la  Desdicha. 


OOriEÜlAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS, 

.I01li\AD.\  SEGUNDA 


Salen  EL  REY,  LA  I.NFANTA,  su  her- 
mana, y  ACOHPAÑAUIENTO. 
REY. 

Esto  me  escribe  el  condi,  hermana 
[bella, 

Y  me  parece  empleo  conveniente 

A  tu  estado  y  tu  edad,  y  igual  á  ella 
Don  Juan,  su  hijo ,  que  en  los  años 

[veinte 
Muestras  ha  dado  con  que  aqui  atro- 
[pella 
De  no  hacerio ,  cualquiera  inconve- 
[nienle, 
Fia,  pues,  hoy  de  mi  tu  estado  y  gusto, 
Que  soy  tu  hermano  y  desearlo  es 

[justo. 
Don  Juan  es  mozo  y  único  heredero 
De  Barcelona ,  y  mozo  en  quien  se 

[miran 
Partes  de  quien  aumentos  mil  espero, 
De  quien  vicios  de  mozo  se  retiran ; 
De  principes  cristianos  el  primero. 
Es  que  á  tu  casamiento,  hermana,  as- 

[piran; 
Muy  discreto,  cortés,  grave,  brioso; 
Es  á  caballo  fuerte,  es  á  pié  airoso. 

Y  aunque  estas  dignas  prendas  y  otras 

[tiene. 

No  quiero  responder  al  viejo  conde 

Sin  ver  tu  voluntad,  que  ya  previene 

Lo  que  tanto  á  tu  aumento  correspon- 

[de; 

Que  en  tales  casos  bien  sé  que  con- 

[viene 

El  gusto  más  que  cuanto  el  mundo 

[esconde, 

Que  casarse  con  gusto  hasta  en  los 

[reyes 

Hace  de  amor  suave  el  yugo  y  leyes. 

INFANTA. 

Hermano,  rey.  Señor,  hónrame  tanto 
Tu  alteza,  á'quien  estoy  tan  obligada 
Por  lo  mucho  que  debo,  que  me  es- 

[panlo 
Que  acabe  yo  conmigo  esta  jornada; 
Mezclaré  la  alearía  con  el  llanto 
En  verme  de  esta  casa  enajenada. 
Porque  no  hay  para  mi  mayor  riqueza 
Que  en  Ñapóles  vivir  con  vuestra  al- 

[leza. 


Y  al  conde  responder  de  Barcelona, 
Pues  le  doy  en  un  si,  bello  trasunto 
De  Venus,  de  Minerva  y  de  Belona; 
Llore  Ñapóles  hoy  ,  pues  perdió  junto 
Lo  que  pudo  perder  en  tu  persona; 
Haga  tiestas  España,  pues  que  gana 
Hermosura  tan  noble  y  soberana. 

{Vase.) 

INFANTA. 

Si  no  se  vende  bien  por  todo  el  oro 
La  libertad  preciosa  que  poseo 
¿Cómo  á  su  estimación  consigo  empleo, 

Y  á  mi  valor  tan  mal  guardo  el  deco- 

[ro? 

¿No  es  gran  bajeza  que  tan  gran  tesoro 

Por  sólo  el  nombre  entregue  al  que 

[no  veo, 

Y  extraño  esposo  engañe  mi  deseo. 
Que  nunca  conocí  y  ausente  ignoro? 
¡Bárbaro  acuerdo,"  con  color  de  ho- 

[nesto. 
Pues  vida  y  honra  de  una  sombra  fio. 
Necia  resolución,  concierto  injusto! 
I  Mas  cielos ,  que  he  de  hacer ,  si  doy 
[con  esto 
Corona  á  mi  cabeza ,  hermano  al  mió, 
A  Italia  nuevo  rey,  al  reino  gusto! 

Sale  DON  PEDRO ,  medio  desnudo,  y 
mojada  la  cabeza  como  que  escapa 
de  alguna  tormenta. 

DON  PEDRO. 

i  Valedme,  cielos,  ay,  fortuna  airada! 
Después  de  tal  desdicha  y  tal  tormen- 

Y  ya  á  la  vista  de  la  tierra  amada  [ta, 
¡  Que  quedase  yo  vivo  en  tal  afrenta 

Y  que  pise  la  cumbre  cristalina 

El  alma  que  me  anima  y  me  sustenta! 
¿Dónde  estás,  Laura  hermosa  y  pere- 

■     ,  f^"""' 

Laura,  que  de  mi  alma  un  tiempo 

[fuiste 
Laurel  de  Apolo  y  Dafne  más  divina, 
Si  algún  amor  viviendo  me  tuviste. 
Muéstralo  en  destruir  la  ingrata  vid 
Que  digna  de  vivir  un  tiempo  viste; 
Ó  yo  seré  forzado  mi  homicida 
Ó  la  pena  lo  es  ya  de  verte  muerta; 
Pues  quedé  casi  muerto  en  tu  partida. 
El  bien  dudoso  y  la  esperanza  incier- 

Pues  esperar  no  puedo  bien  ninguno. 
Hoy  de  mi  amor  es  la  desdicha  cierta. 
Al  mar  quiero  volver,  porque  Neplu- 


Lo  mucho  que  mi  amor  hoy  debe,  pa-    Restituya  deidades  á  mi  alma,       [no 

[gO  '-   '  :--l:._    ., 

Con  el  amor,  hermano  que  en  mí  vive, 
Con  que  en  parte,  no  en  todo  ,  satis- 
[fago 
Del  caudal  pobre  que  mi  amor  recibe; 
De  querer  sólo  tengo  hoy  el  amago, 

Y  pues  que  aqueste  amor  no  lo  prohi- 

[he. 
Tu  alteza  al  conde  escriba ,  que  yo 

Que  soy  tu  hermana  y  que  tu  gusto 
REY.  [sigo. 

No  menos  de  tu  ingenio  soberano 

Y  de  nobles  virtudes  que  en  tí  veo 
Espere ,  bella  hermana ,  y  en  mi  mano 
Quisiera  el  mundo  ver  para  trofeo 
Que  rendir  á  tus  pies,  y  fuera  vano 
Don  á  lo  mucho,  hermana,  que  de- 

INFANT*.  [seo. 

Guarde  Dios  á  tu  alteza,  á  quien 


Que  sin  Laura  no  tiene  bien  alguno ; 
De  la  mayor  victoria  goce  palma , 
Que  entre  tantos  naufragios  no  me 
[queda 
Sino  la  vida  muerta,  el  bien  en  calma; 
Faltó  quien  consolar  mi  vida  pueda, 
Y  pues  faltó  la  luz,  sobren  tinieblas, 
Cubran  mi  muerta  vida  oscuras  nie- 
[blas. 

Vase  á  entrar ,  y  por  la  misma  par- 
le sale  LUCINDO ,  viejo,  que  lo  de- 
tiene. 


Deten,  joven,  el  paso,  que  te  lleva 
A  acabar  sin  valor  la  vida  amada. 
Que  no  hay  dolor  que  á  tal  rigor  te 
[mueva, 
Q  le  sí  tu  hermosa  luz  viste  eclipsada, 
^n  es  gusto  que  le  falte  á  tu  nobleza 
El  ser  vállenle,  de  que  fué  dotada; 


Rey  de  cuanto  el  sol  gira,  el  mar  ro 
RET.  [dea 


["ea  I  yue  morir  sin  valor  es  gran  bajeza', 


Y  dejarse  vencer  de  la  fortu 
Es  faltar  al  valor  la  furlaleza; 


I  Yo  voy  á  dcspacliar  á  España  al  punto,  '  El  cielo  te  dará  más  oportuna 


Ocasión  de  quejarte  de  mi  ahora,  [na; 
Si  en  lu  pesar  me  alcanza  parle  algii- 
¿(Jué  mal  tu  triste  suerte  infausta  llo- 

¿Qué  causa  i  tal  lugar  te  ha  conduci- 
[do? 
i  De  dónde  vienes?  que  mi  amor  lo  ig- 
[nora, 
Tiis  lastimosas  quejas  causa  han  sido 
De  que  mi  albergue  rústico  dejase 
De  tu  dolor  y  pena  enternecido, 
Y  pues  el  cielo  quiso  que  te  hallase 
Kn  este  monte,  habitación  de  fieras, 
Me  obligó  tu  desdicha  á  que  te  amase; 
Como  servirte  de  mi  albergue  quie- 

En  él  con  voluntad  serás  servido 
Con  poco  fausto,  mas  con  muchas  ve- 

DON  l'EDIiO.  [■'^S- 

Padre,  si  mis  desdichas  me  han  Iraido 
A  ver  tu  rostro,  ya  me  alegra  el  verte. 
Aunque  de  lo  pasado  esté  aüigido. 

LUCIRDO. 

Hijo,  sigue  mis  pasos,  que  á  la  muerte 
Caminan  presurosos,  que  en  mi  cueva 
itlás  consuelo  tendrá  tu  adversa  suer- 
te 
En  que  el  valor  del  ánimo  se  prueba. 

DOJI  PEDRO. 

Vamos,  padre ,  que  allí  sabrás  mi  his- 
[toria. 
Verdugo  de  mi  vida  en  mi  memoria. 

{Yarise.} 

Salen  DO.N  JUAN  t  FABIO,  criado. 


Bien  pareciera.  Señor, 
Que  en  esta  noble  ciudad 
Que  te  tiene  tanto  amor. 
De  aquel  traidor  la  maldad 
Castigaras  con  rigor , 
Si  como  infame  no  huyera 

Y  tan  apriesa  se  fuera. 

Yo  sé  que  no  derramara 
Don  Pedro  mi  sangre  clara 
Si  supiera  de  quien  era. 

Y  asi  de  traidor  el  nombre, 
Kabio,  en  rigor  no  merece , 

Que  me  hirió  con  valor  de  hombro  , 

Y  de  que  huyendo  se  fuese 
Tampoco,  Fabio,  te  asombre. 
Sin  conocerme  me  hirió , 
Conociéndome  huyó , 

Y  asi  se  deja  entender 
Que  en  su  noble  proceder 
Valor  y  lealtad  se  vio. 
Valor  en  poderme  herir 
Valiente  y  determinado, 

Y  la  lealtad  en  huir. 
Porque  á  mi  padre  enojado 
No  pudiera  resistir. 

Sólo  fué  traición  llevarme] 
A  Laura,  y  asi  dejarme 


Puede,  Fabio,  consolarme. 
¡Ay,  Laura,  qué  mal  has  hecho 
En  no  pagar  mi  vert'ad. 
Que  me  dejaste  en  el  pecho 
La  imagen  de  tu  beldad 

Y  en  tu  lirme  amor  deshecho '. 
¿Qué  haré,  Fabio,  que  me  muero? 
Si  por  estrella  la  quiero 

Y  con  tal  fuerza  de  estrella , 
Que  en  sólo  verme  sin  ella 
De  la  vida  desespero; 

i  De  qué  me  sirven  Estados, 
Valor,  gracia  y  gentileza , 


LA  IIEHMOSIKA  V  LA  DESDICHA. 
Si  mis  deseos  burlados 
Los  miro  de  una  belleza 
Sin  jamas  verlos  pagados? 
iQue  haré,  di,  en  desdicha  tal? 

FABIO. 

Divertir,  Señor,  tu  nial, 
Olvidar  un  imposible. 

DON  JUAN. 

¿Cómo  puede  ser  posible? 
Porque  es  mi  amor  inmortal. 

FABIO. 

Muy  bien:  pensando  defetos, 
Que  la  más  bella  mujer. 
Si  adviertes,  en  sus  efetos 
Hallarás  que  viene  á  ser, 
Como  dicen  los  discretos. 
Fácil,  mudable,  liviana, 
Antojadiza  y  tirana, 
Causa  de  inünitos  males, 
Mira  si  con  causas  tales 
No  fué  tu  esperanza  vana; 
Si  Laura,  tan  bien  nacida , 
Tan  hermosa  y  tan  discreta 
Te  pudo  costar  la  vida, 
Y  hermosura  tan  perfela 
Pudo  ser  bella  homicida, 
¿Qué  tienes  ya  que  esperar? 
Prueba,  Señor,  á  olvidar. 

DON  JUAN. 

Intentas,  Fabio,  mi  muerto , 
Que  contenta  con  su  suerte 
No  puede  á  Laura  dejur. 

FABIO. 

¿Quieres  olvidarla? 

DON  JUAN. 

No. 

FABIO. 

¿Pues  qué  quieres? 

DON  JUAN. 

Ver  á  Laura 

FABIO. 

¿Quién  puede  buscarla? 

DON  JUAN. 

Yo, 
,Qne  de  su  hermosura  el  aura 
A  su  luz  mi  amor  guió. 

FABIO. 

;  Dónde  has  de  hallarla? 


FABIO. 

Morirás  con  tal  despecho. 

DON  JUAN. 

Viviré  con  dicha  tal. 


DON  JUAN. 

Inmortal,  Laura  me  ha  hecho. 

FABIO. 

¿Cómo  puede  á  ti  (piererle 
Si  á  don  Pedro  quiere  bien? 

DON  JUAN. 

Repara,  Fabio,  y  advierte. 
Que  del  amor  y  el  desden 
Nació  mi  enemiga  sucrle; 
El  amor  crece  con  celos , 
Son  de  amor  sutiles  velos. 

Si,  pero  no  averiguados. 
Que  estando  tan  declarados 
Se  convierten  en  desvelos. 
I.'n  clavo  saca  otro  clavo. 
Saque  un  amor  otro  amor , 
Y  pues  que  tu  ingenio  alabo. 


No  quieras  con  tal  rigor 
Siendo  libre  hacerle  esclavo. 
Prueba  á  amar  otra  hermosura , 
Que  tu  valor  me  asegura 
Que  ha  de  ser  muy  bien  pagado , 
Que  más  de  dos  te  han  mirado 
Epílogos  de  hermosura. 

DONJUÁN. 

No  hay  beldad  que  me  contente , 
Kabio,  si  digo  verdad, 
Ni  mi  firme  amor  consiente 
Queme  incline á  otra  beldad. 

FABIO. 

¿No  ves  que  está  Laura  ausente? 

DON  JUAN. 

Dentro  de  mi  pecho  está. 


¥  si  duermo,  allí  suspiro , 
Ya  despierte  ó  duerma  ya. 

Divierte,  Señor,  tu  pena 
Haciendo  alguna  jornada, 
Pues  tiene  la  fama  llena 
A  Europa  de  la  extremada 
Hermosura  de  Sirena; 
Sirena  del  mar  ha  sido 
En  la  tierra  que  ha  vivido. 
Sirena ,  la  infanta  hermosa 
De  Ñapóles,  que  amorosa 
Muerte  en  todos  ha  esparcido. 
Disfrazado  y  encubierto 
Á  Ñapóles  puedes  ir, 

V  ten,  mi  Señor,  por  cierto, 
Que  en  la  gloria  del  partir 
Está  tu  bien  encubierto. 

De  secreto  puedes  verla, 

Pues  llegas  á  merecerla. 

Si  hace  que  á  Laura  olvides , 

Tu  valor  y  tu  amor  mides 

Sin  temores  de  perderla. 

Que  el  Rey,  su  hermano,  desea 

Que  este  casamiento  hagas, 

Y  antes.  Señor,  que  te  vea 
Es  bien  que  te  satisfagas ; 
Puede  ser  que  tu  bien  sea. 
Deja  á  Barcelona,  pues 
Que  acabar  tu  vida  ves  ; 

A  Italia  vamos.  Señor, 
Vea  el  mundo  tu  valor 
Que  gloria  del  mundo  es. 

DON  JOAN. 

No  puedo,  Fabio,  dejar 
De  ver  la  casa  y  la  calle 
De  Laura,  y  de  suspirar 
Por  aquel  airoso  talle, 
Por  demás  es  porfiar. 
Si  fuera  la  Infanta  hermosa 
Más  que  el  clavel  y  la  rosa. 
No  puedo,  Fabio ,  quererla ; 
Con  esto  para  perderla 
No  quiero  verla  quejosa. 

Por  ver  á  Italia,  Señor, 
Has  de  hacer  esta  jornada; 
Hazme  ámi  tanto  favor. 
Que  tener  tu  vida  en  nada 
Es  mostrar  tanto  rigor. 
Tu  vida  consiste  en  ella  , 
Porque  es  es  la  Infanta  tan  bella, 
Que  en  llegándola  á  mirar 
Luego  á  Laura  has  de  olvidar; 
Tu  vida  consiste  en  vella. 

DON  JUAN. 

¿Qué,  tan  hermosa  es  la  Infanta? 

FABIO. 

I  Tanto,  que  es  del  mundo  espanto : 
Desde  el  cabello  á  la  planta 


Es  un  milagroso  encanto , 
Que  no  hay  alma  que  nu  encama 
Es  de  los  nionles  Diana 
La  bella  napolitana , 
Atalanta  en  ligerexa , 
Es  Palas  en  la  braveza , 
Üe  Ceras  y  almas  tirana. 
Parece  que  se  extremó 
Naturaleza  en  hacella, 
Y  que  su  poder  mostró 
Porque  la  hizo  tan  bella 
Cue  de  verla  se  admiró. 

DON  JBAM. 

Tanto  me  la  lias  alabado 
Que  casi  deseo  verla, 
Mas  no  digo  enamorado. 
Que  no  puedo  amor  tenerla 
Sin  que  la  haya  mirado. 
La  fama  nunca  enamora. 
Miente  quien  ausente  llora 
SI  ya  adciona  la  fama , 
Que  la  fama  de  la  dama 
Es  la  que  el  discreto  adora. 
Por  tila  tengo  de  ver, 
Disfrazado  tengo  de  ir; 
¡Si  pudiese  esta  mujer 
Mi  injusto  amor  divertir! 

Todo,  Señor ,  puede  ser. 

DON  JUAN. 

Preven,  Fabio,  mi  partida; 
¡  Ay,  Laura,  tuja  es  mi  vida ! 

FABIO. 

Deja  ya,  Señor,  á  Laura , 
Que  fu  vida  se  restaura 
Si  aqui  la  he  visto  perdida. 

DON  JUAN. 

Por  tierra  tengo  de  ir. 

FABIO. 

¿Cuándo  te  quieres  partir? 

DON  JOAN. 

Esta  noche  y  con  secreto. 

fAUlO. 

Hasta  en  eso  eres  discreto : 
Voy,  Señor,  aprevenir. 

DOX   JUAN. 

Postas  tengo  de  tomar 
Y  he  de  ir  á  la  ligera, 
¿Mas  si  me  fuese  á  casar , 
Que  asi  mi  sosiego  altera 
La  que  no  puedo  obligar? 
I  Ay,  Laura!  tuyo  seré. 
Mucho  debes  á  mi  fe; 
Suspende,  Fabio,  la  ida. 

FABtO. 

Adviene  que  está  tu  vida 
En  la  ausencia. 

DON  JCAN. 

No  me  iré. 

FABTO. 

¿Cómo  no  miras.  Señor, 
Que  te  importa  esta  jornada 
Divertir  tanto  dolor? 
Si  fué  Laura  de  ti  amada 
La  Infanta  será  mejor; 
Que  si  alli  la  Infanta  tiene 
La  perfección  que  previene 
La  fama,  y  á  Laura  olvidas , 
Las  esperanzas  perdidas 
Ganas;  esto  le  conviene. 
A  tu  padre  escribirás 
Que  efectúe  el  casamiento, 

Y  en  Ñapóles  te  hallarás. 
Que  yo  de  su  gusto  siento 
Que  mil  sustos  le  darás. 
Porque  el  al  Key  escribió 

Y  yo  sé  que  respondió 

Muy  bien  el  Key;  esto  es  justo. 


ESCOGID.VS  DE  DüN  FRANCISCO  DE  ROJAS 

DON  ji;an. 
Quiero,  Fabio,  hacer  tu  guslo. 

FADIO. 

Tu  salud  se  recobró. 
Voy,  pues,  á  tomar  caballos , 
No  te  arrepientas.  Señor , 
ror  la  posta  he  de  ensillallos 
Al  fin  premiaste  mi  amor, 
Al  sol  quisiera  quitallos. 


\  ¡ene  á  darme  sepulcro  en  sus  enira- 

Salirle  quiero  al  paso  [ñas, 

Porque  mitigue  el  fuego  en  que  me 

[abraso. 


Vamos,  pues,  Fabio ,  á  buscar 
Quien  pueda  mi  mal  curar. 

FABIO. 

Vamos,  Señor,  que  yo  espero 
Verte  sano  á  ti  primero 
Que  ver  sosegado  el  mar. 
(Vanse.) 

Sale  DON  PEDRO,  vestido  de  pieles  de 
animales,  con  un  bastón. 

DON  PEDRO. 

Montes ,  que  con  piadosas. 

Aunque  duras  entrañas ,  me  acogistes 

Cuando  entre  las  furiosas 

Olas  del  mar  cruel  favor  me  distes 

De  verme  enternecido, 

Pues  albergue  me  dais,  prestadme  oi- 

Inclemencias  mayores  [dos. 

Que  en  el  soberbio  mar  para  matarme 

Hallo  en  vuestros  favores , 

Que  el  mar  sólo  una  vez  quiso  acabar- 

Y  con  muerte  más  fiera  [me, 
Queréis  que  con  vivir  mil  veces  mue- 

Y  asi  montes,  en  tanto  [ra. 
Que  ablando  vuestras  peñas  con  mis 
No  quiero  que  á  mi  llanto ,  [quejas. 
Pues  muerte  no  me  dais  prestéis  ore- 
Ni  vuestros  riscos  huecos  [jas, 
Respondan  á  mi  voz  con  tristes  ecos. 
Quejarme  quiero  al  viento, 

Mas  fué  de  mi  dolor  su  soplo  airado 
Knemigo  instrumento, 
Haciendo  con  su  furia  al  mar  hincha- 
Riguroso  homicida,  [do 
Va  oscura  tumba  de  mi  muerta  vida 
Pues  los  fieros  testigos 
De  la  pena  y  dolor  que  me  maltratan 
También  son  enemigos. 
Pues  huyen  de  mi  vida  y  no  me  ma- 
Dividiendo  inclementes                 [tan, 
Mis  tristes  miembros  con  voraces  dien- 
¡Esferas  celestiales,                      [tes. 
Que  con  ojos  de  luz,  argos  de  estre- 
Mirando  estáis  mis  males  ,           [lias. 
Si  ya  mi  Laura  hermosa  es  una  de 
Contadle  mis  enojos,                  [ellas. 
Que  lengua  y  voz  tendréis,  pues  tenéis 
Decidle  al  sol  hermoso               [ojos' 
Que  ilustra  con  su  luz  vuestros  zaQ- 
De  su  infelice  esposo                  [ios, 
La  pena,  el  ansia,  p1  llanto  y  los  suspi- 
Con  que  en  este  horizonte            [ros 
Lastimo  el  valle  y  enternezco  el  mon- 
Decidle,  que  sus  riscos  [te. 
Serán  de  mis  cenizas  con  mi  muerte 
Funestos  obeliscos. 
Donde  con  mi  dichosa  y  dulce  suerte 
Muestren  siempre  por  señas 
Mi  mal  logrado  amor  las  duras  peñas. 
Mas  ay,  dejadla,  cielo, 
No  le  contéis  mi  mal ,  que  el  dolor 
Faltando  este  consuelo               [grave 
Podrá  ser  que  mi  vida  en  breve  acabe, 

Y  vaya  Laura  á  veros 

Bortíar  cristales  y  dorar  luceros. 
Alli  suena  ruido. 

Si  es  algún  animal  de  estas  montañas. 
Que  de  piedad  movido, 


Va  don  Pedro  á  subir  por  un  monte  '• 
que  estará  hecho  en  el  teatro, 
mismo  tiempo  que  sube ,  viene  ¡a 
vuelta  de  abajo  rodando  MON'/O 
con  un  pan  ensangrentado  en  las  m 
nos,  y  la  cara  llena  de  sangre  ,  que 
vendrá  herido. 

DON  PEDRO. 

¡Válgame  el  cielo  divino! 
¡Va  está  muerto,  bay  tal  maldad! 
¿Quién  vio  mayor  crueldad? 
Algún  gran  mal  adivino. 
¿  Qué  hombre  es  este  que  veo? 
¿Qué  desdicha  ó  desventura 
Lo  ha  dejado  en  la  figura 
Que  yo  para  mí  deseo? 
Que  á  este  la  muerte  halle? 
Mas  con  esto  se  me  advierte 
Que  quiere  mi  adversa  suerte 
Que  muriendo  viva  y  calle. 
Remedio  quisiera  dar 
Al  que  mi  mal  acompaña, 

Y  no  sé  tan  justa  hazaña 
Cómo  pueda  ejecutar. 
Porque  si  á  la  cueva  voy 
A  llamar  el  viejo  santo  , 
Muriéndose  aquí  entre  tanto 
Menos  remedio  le  doy. 
Impedir  será  mejor 
La  sangre  que  salir  veo. 
Que  está  desmayado,  y  creo 
Me  dará  el  cielo  favor. 
{llega  á  apretarle  la  cabeza,  y  vuelve 

Monzón  en  sí  muy  despavorido.) 

MONZÓN. 

¡Jesús,  no  me  mates,  hombre, 
Si  eres  cristiano ,  detente , 
Que  no  es  justo  que  se  intente 
Hazaña  que  al  mundo  asombre! 
Va  estoy  muerto,  ¿qué  me  quieres? 
No  me  acabes  de  malar. 

DON  PEDRO. 

Ya  empieza  el  alma  á  dudar; 
Dime,  pues,  hombre,  jquién  eres? 

MONZÓN. 

Soy  un  hombre  desgraciado 

De  tierras  muy  apartadas. 

Que  aqui  me  han  muerto  á  pedradas 

Porque  el  sustento  he  buscado. 

¡  Mas  ay ,  Dios !  ¿  eres  visión? 

¡Válganme diez  leíanlas! 

Dime  pues  lo  que  querías 

Si  importa  á  tu  salvación. 

¿Eres  espíritu  acaso? 

DON    PEDRO. 

¿Qué  tienes,  hombre?  ¿qué  huyes? 
¿Por  qué  de  verme  rehuyes? 
Aguarda,  deten  el  paso. 

MONZÓN. 

Si  en  el  Purgatorio  estás 

Y  algunas  misas  querías , 
Hoy  todas  las  prendas  mias 
Son  seis  pedradas  no  más. 
Mira  si  es  mala  moneda. 

DON  PEDRO. 

¡Dios  me  valga!  ;.es  ilusión 
O  alguna  nueva  invención 
De  mi  amor?  para  tu  rueda , 
Fortuna  airada  conmigo; 
¿Eres  Monzón?  ¡hay  tal  caso! 
Las  desventuras  que  paso 
Hoy  contigo  las  mitigo. 


MOXZOM. 

Señor,  ¿que  vivo  le  he  visto 

Y  no  me  acaba  el  placer? 
Pues  vivo  te  llego  á  ver. 

Ya  estoy  bueno,  vive  Cristo. 
Ya  mis  heridas  son  nada  , 
Átamelas  fuertemente. 
Que  con  el  gusto  presente 
La  pena  olvido  pasada. 

DOM  l'F.DRO. 

Sólo  estabas  aturdido, 
¿Va  no  te  sientes  mejor? 

Ya  yo  estoy  bueno ,  Señor , 
Pues  que  verte  he  merecido. 
¿Escapo  Laura  del  mar? 

DON    PEDRO. 

¡Ay,  Monzón  ,  que  si  escapara 
Mi  vida  no  se  acabara! 

MOKZON. 

Ponte  de  espacio  á  llorar. 
¿Asi  tu  valor  afrentas? 
Divierte  tanto  dolor. 
Que  te  morirás,  Señor , 
Con  que  acabaremos  cuenl.T?. 
Diviértate  ,  pues,  mi  historia 

V  verás  lo  que  he  pasado , 
Que  porque  estés  consolado 

Te  la  quiero  hacer  notoria.  [mos 

Ya  te  acuerdas,  don  ["edro,  que  sali- 
La  oscura  noche  triste  y  desgraciada 
Que  mataste  á  don  Juan  ,  y  que  esln- 
[vinios 
Escondidos  tres  dias  ¡suerte  airadal ; 
Después  á  Barcelona  nos  volvimos 
Los  dos,  y  Laura  hermosa  y  dcsdicha- 

Y  en  un  navio  que  nos  dio  pasaje  [da; 
A  Ñápeles  hicimos  el  viaje. 
Asaltónos  con  furia  una  tormenta 
Resistiendo  valientes  con  los  brazos. 
Que  fueron  de  su  furia  noble  afrenta; 
Ruto  el  árbol,  la  entena  hecha  peda- 

[zos, 
La  popa  dejó  el  viento  casi  exenta 
Rompiendo  jarcias,  gúmenas  y  lazos. 
Cuando  rendidos  descubrimos  tierra 
II  iciéndonos  el  viento  mayor  guerra. 
Cuando  un  golpe  de  mar  terrible  y 
[(iero 
Embistiendo  el  navio  por  la  popa 
El  timón  rompe  con  siniestro  agüero, 
Habiéndolo  alijado  de  la  popa  ; 
Yo  dije  entonces,  en  el  agua  muero, 
(Más alegre  muriera  en  una  copa); 
Dos  barriles  cogi,  y  atadosjuntos 
Al  agua  me  arrojé  entre  mil  difuntos. 
Mil  veces  la  cabeza  me  cubría, 

Y  siempre  á  mis  barriles  agarrado, 

V  tal  vez  las  estrellas  descubría 

V  otras  el  centro  vi  del  mar  salado; 
Ya  la  muerte  los  ojos  me  cubría 

Y  habiendo  el  cielo  á  voces  invocado, 
k  tierra  el  mismo  mar  me  arroja  y  saca 
\  pesar  del  rigor  de  la  resaca. 

Nadé  en  la  arena  enjuta  largo  trecho 
Temiendo  triste  que  en  la  mar  nadaba, 

V  otro  golpe  de  mar  á  mi  despecho 
Vivo  en  la  rubia  arena  me  enterraba: 
Toqué  la  tierra  y  dije  ,  aquesto  es  he- 

[cho. 
Cuando  con  tardos  pies  me  levantaba. 
Turbado  el  monte  miro  absorto  yqtie- 

Que  el  mar  no  osé  mirar  de  puromie- 
[do. 
Mire  desierta  tierra ,  y  no  vi  alguna 
Donde  albergar  la  vida  mareada, 
Ni  veo  casa,  ni  señal  ninguna 
De  hallar  remedio  ni  de  hallar  morada; 
Penetro  el  monte  oculto  á  la  fortuna 


L\  HERMOSURA  Y  LA  DESDICHA. 
Dejando  mi  remedio  ( ¡oh  suerte  aira- 

tdal). 
Que  del  trabajo  y  hambre,  intento  en 

[  vano 
Subir  al  alto  monte,  y  vuelvo  al  llano. 
Cierra  la  noche  oscura,  horrible  y  (lera 
Cerrando  á  mi  ventura  su  remedio , 

Y  yo  como  si  bronce  ó  mármol  fuera. 
Puesto  de  mil  desdichas  en  el  medio, 
limióvil  me  quedé  y  inmóvil  era; 
Para  poder  vivir  no  hallaba  medio. 
Hasta  que  en  lo  más  llano  una  luz  veo 
Que  allí  parece  la  encendió  el  deseo. 
Alenté  con  la  luz  la  muerta  vida 
Fiando  mi  remedio  en  su  luz  poca  , 
Apresurando  entonces  mi  partida  [ca; 
Por  descansar  del  mal  quemeprovo- 
Con  gran  trabajo,  y  ya  casi  perdida 
La  vida  que  en  la  muerte  airada  loca, 
Llego  cerca  de  un  hato  de  pastores 
Que  era  donde  la  luz  mostró  esplendo- 

[rcs. 
Sienten  los  perros ,  á  mi  dicha  aien- 

[tos, 
Mis  tristes  pasos  y  á  ladrar  me  salen. 
Los  pastores  dejando  sus  asienlos 
De  las  piedras  y  palos  (jue  hay  se  va- 

Por  fiera  me  tuvieron  sus  intentos , 
No  es  mucho  que  por  fiera  me  señalen. 
Pues  si  la  noche  oscura  no  me  anipara 
La  vida  entre  sus  manos  peligrara. 
Ocultóme  un  ribazo  entre  unas  peñas 
Debilitado  y  muerto  aquella  noche , 
Hasta  que  el  alba  con  lucidas  señas 
Del  sol  medijoque  asomaba  el  coche; 
Acecho  los  pastores  de  unas  breñas 

Y  cuando  á  su  cortina  quita  el  broche 
Sacan  ellos  del  hato  su  ganado; 
Lnos  guian  al  monte,  otros  al  prado. 
Quitóme  los  vestidos,  y  en  un  punto 
En  carnes,  por  no  ser  de  alguno  visto, 
Á  cuatro  pies  camino  ya  difunto. 
Adonde  el  hato  habla  entonces  visto: 
Llegó  el  remedio  á  la  desdíchajunto, 

Y  con  la  misma  furia  el  pan  embisto 
Que  el  lobo  más  voraz  suele  al  corde- 
Que  de  sólo  comer  la  vida  espero,  [ro, 
Asi  la  vida  mísera  pasaba 

Hasta  hallar  ocasión  de  descubrirme 
Por  si  mi  mal  al^un  remedio  hallaba 
Con  que  poder  después  de  allí  partir- 
[me; 
^  a  cabritos ,  ya  cabras  les  robaba ; 
Mas  la  fortuna  instable  y  nunca  firme, 
Con  mil  villanos  en  confusa  turba 
Mi  sosiego  esta  tarde  altera  y  turba. 
Siguiéronme  con  palos  y  con  hondas 
Por  este  monte,  que  escapar  fué  dicha. 
Pasé  mil  riscos,  mil  cavernas  hondas 
Siguiéndome  enemiga  la  desdicha ; 
El  enemigo  mar  con  fieras  ondas. 
La  amiga  tierra  con  la  ofensa  dicha, 

Y  cuando  me  imagino  preso  ó  muerto 
Me  da  en  tus  manos  mi  naufragio  puer- 

D0:S  PEDRO.  ^^"' 

Tu  historia.  Monzón,  ol , 


Lo  mismo  que  he  visto  en  mi. 
Yo  por  el  mismo  ramino 
Á  la  tierra  al  fin  llegué. 
Donde  apenas  puse  el  pié 
Cuando  mi  muerte  imagino. 
Busco  á  Laura, y  no  la  veo, 

Y  quiero  volver  al  mar , 

Y  no  pudiéndola  hallar 
En  el  mar ,  morir  deseo. 
Cuando  á  ejecutarlo  voy. 
Un  viejo  con  rostro  amable 
Me  detiene  venerable; 


Con  él  lie  esudo  hasta  hoy. 

Mil  veces  por  la  ribera 

Me  halló  el  sol  llamando  á  Laura , 

Y  con  negarme  mi  aura 
Quiere  (|ue  viviendo  muera. 
(^011  este  desasosiego 

Viví  sin  ella  y  sin  mí, 

Y  este  traje  me  vestí 

Y  en  mis  lagrimas  me  anego. 
Propuse  de  no  salir 

Deslos  montes  en  mi  vida  , 
Que  Laura  lo  fué,  y  perdida  , 
La  mejor  vida  es  morir. 
Con  tan  extraño  rigor 
Aqni  viviré  muriendo. 
Corta  vida,  á  lo  que  entiendo, 
De  mi  amor  y  mi  dolor , 
Que  no  merece  tener 
Mejor  vida  un  desdichado. 
Vida  que  muerte  me  ha  dado 
Estos  montes  han  de  ver. 
Aquesta  cueva  he  vivido 
De  Lucindo  acompañado; 
En  ella  serás  curado 
Del  daño  que  has  recibido. 

HOMZON. 

Muy  bien  menester  lo  he. 
Señor,  porque  vengo  muerto, 
Que  de  un  pastor  el  acierto 
Causa  de  mi  muerte  fué. 
Con  honda  un  pastor  tirano , 
Como  con  una  escopeta, 
I  Asidos  guijarros  meta 
En  la  cholla  de  un  cristiano! 

DON  PEDRO. 

Monzón  ,  de  tu  mal  pasado 
Va  llegas  donde  descanses. 

MONZÓN. 

Por  Dios  que  á  muy  pocos  lances 
Quedará  Monzón  medrado. 
(Vanse.) 

Sale  LAURA ,  vestida  de  villana. 


Pues  tan  distante  estoy  de  los  pastores 
Que  escucharme  no  pueden  ni  yo  ve- 
[Uus; 
Quiero  contar  mis  penas  y  dolores 
Á  quien  hizo  fortuna  ocasión  dellos; 
Salga  mi  pena  oculta. 
Que  en  el  mudo  silencio  amor  sepulta, 
buba  mi  triste  acento  y  rompa  el  orbe. 
Llegue  mi  ronca  voz  á  sus  oidos ;  [be, 
Mas  temo  que  su  curso  el  viento  estor- 
Que  siempre  un  desdichado  á  sus  ge- 
Tiene  por  más  tormento  [midO! 
Los  cielos  de  metal,  de  bronce  el  vien- 
Pero  sale  mi  voz  contra  su  muro   [to. 
Con  tanto  fuego  de  mi  ardiente  pecho. 
Que  el  más  denso  metal,  y  bronce  duro 
Sus  vivos  rayos  dejarán  deshecho ; 
Que  bien  podrán  mis  males 
Si  ablandan  montes,  derretir  metales. 
¡Alma  gloriosa,  que  en  escaños  de  oro 
(Que  alegre  ocupas)  con  dichosas  plan- 
Pisando  el  claustro  del  eterno  coro 
En  dulces  himnos  al  inmenso  cantas. 
Ten  oreja  piadosa 
Al  triste  llanto  de  tu  amada  esposa! 
Si  un  mismo  amor  y  un  lazo  dulce  y 
[fuerte 
Dejó  las  almas  de  los  dos  unidas, 
¿Por  qué  con  dicha  igual  no  dio  la 
[muerte 
De  un  golpe  un  mismo  fin  á  entram- 
Mas  fue  cautela  suya,         [bas  vidas? 
Porque  la  pierda  yo,  robar  la  tuya. 
Hasta  la  misma  muerte  conjurada 


■tea  COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

Con  mifalaldesiiichaj' suerte esqu  iva,  j  Mas  ya  de  palacio  he  oido 

l>or  matarme  con  muerte  más  pesada,    Que  os  estáis  siempre  burlando. 

Quiso,  m uriendo  lú,  dejarme  viva ,         ¡Qué  cerca  el  alma  tenéis 

Que  más  muerte  recibe  En  las  mañoso  en  la  boca! 

Quien  sin  querer  vivir, muriendo  vive.    Casia  risa  me  provoca 

¡Pluguiera  al  cielo, que  mis  ansias  sa-  ¡  üe  que  tan  presto  la  deis. 

[he,    ■■  •  -       • 

Que  en  el  profundo  mar,  don  Pedro 

De  mi  cuerpo  también  la  misma  nave    i 

Fuera  sepu  Icro  como  fué  navio ,  | 

Que  alegre  en  él  muriera  [fuera! 

Si  i  entrambos  urna  como  albergue  ¡  ' 

Mas  ya  que  de  mi  estrella  adverso  in-  lalba. 

[flujo  !  ¿No  veis  que  es  idolatría 
Negó  á  mi  cuerpo  tan  dichosa  palma,    I  Adorar,  si  sólo  á  Dios? 
Cuando  una  tabla  á  tierra  lo  condujo,  ¡ 
Dejé  en  las  ondas  con  el  tuyo  el  alma, 
Crevendo  que  con  ella 


Pudiera  darte  vida  y  yo  perdella. 
Y  pues  el  hado  me  negó  el  consuelo 
De  verle  vivo  ó  de  morir  contigo , 
¡O  súbeme,  mi  bien,  á  verte  al  cielo 
Ó  desciende  á  la  tierra  á  estar  conmi- 
Que  estar  viva  y  sin  verte ,  [go; 

Estando  tú  sin  vida,  es  más  que  muer- 
[te! 
La  amiga  soledad  destas  montañas 
Será  mi  habitación,  por  ver  si  arroja 
Tu  cuerpo  i  tierra  el  mar  de  sus  en- 
[irañas 
Movida  de  piedad  de  mi  congoja. 
Para  que  en  esta  sierra,  [ra. 

Pues  nos  mata  un  amor,  cubra  una  tier- 

Sale  EL  REY,  e/t  cuerpo ,  con  un 
bastón. 


Apartado  de  mi  gente 
Sigo  un  gamo  fugitivo, 
Que  en  aquel  cristal  nativo 
Hañú  herido  su  frente. 
Imposible  es  alcanzallo, 
Mi  gente  quiero  esperar, 
Que  si  se  pudo  escapar 
Fué  por  rendirse  el  caballo. 
Aquí  una  pastora  va  ; 
Que  divino  rostro  tiene. 
Con  el  sosiego  que  viene 
{Ap.  Y  que  segura  que  está.) 
i  Dios  te  guarde !  ¡  qué  hermosa ! 


No  querrá  vuestra  alma  estar 
Enseñada  á  seda  y  oro 
Entre  el  sayal. 

REY. 

Si  te  adoro , 
¿  Por  qué  me  quieres  matar? 


Porque  en  adorarme  i 
Cometéis  una  herejía. 


Y¡¡^ 


LADRA. 

:  os  traiga  con  bien. 

REY. 

(Áp.  ¡  Qué  donaire  y  qué  desden  ! 
No  es  lan  hermosa  la  rosa.) 
Estoy  cerca  de  poblado  , 
Porque  un  caballero  soy 
Que  á  malar  las  lleras  voy 

Y  ya  mi  muerte  he  encontrado. 

LADRA. 

Si  fieras  buscáis,  el  monte 
Está  poblado  de  fieras 
Que  ya  discurren  ligeras 
Por  todo  nuestro  horizonte. 

Y  si  el  poblado  buscáis. 
En  el  llano  hay  caserías 
Donde  he  estado  algunos  días; 
Bien  cerca  dellas  estáis. 
¿Mandáis  otra  cosa? 

REV. 

No, 
Que  después  que  te  miré 
Toda  el  alma  te  entregué. 

LADRA. 

{Áp.  No  tengo  la  culpa  yo.) 

i.\  mi  el  alma?  ¿cómo  ó  cuándo? 

Porque  no  la  he  recibido. 


Basta,  que  te  burlas. 

LAURA. 

Yo 
No  hago  tal;  porque  bien  sé , 
Que  aunque  aquí  crédito  os  d 
No  he  de  mereceros ,  no. 

REY. 

El  amor  todo  lo  iguala. 
Ten  esperanza  mayor. 
Que  como  es  deidad  amor 
Hace  de  altiveces  gala; 
Fuera  de  que  yo  pudiera 
Agradecer  el  favor 
Que  me  hicieras  con  tu  amor. 

LADRA. 

¡  Mal  año  quién  lo  creyera ! 
I'ues  aunque  somos  villanas 

Y  entre  peñascos  nacidas. 
Somos  por  acá  queridas 
Con  amistades  más  sanas. 

Y  si  algún  pastor  se  alaba 
Que  alguna  su  mal  remedia  , 
Son  amores  de  comedia 
Que  en  matrimonio  se  acaba. 
El  que  pretende  ser  mió 


e  preK 
allí,  y 


algo  es  celoso; 
No  lo  quiero  ver  quejoso, 

V  de  vuestro  trato  fio 
Que  no  daréis  qué  decir ; 

V  asi  ved  si  mandáis  algo  , 
Que  si  yo  en  serviros  valgo, 
Os  pido  que  os  queráis  ir. 

¿Sin  el  alma  cómo  puedo? 
Volvédmela  y  jo  me  iré. 

LADRA. 

Volver  las  almas  no  sé; 
De  pensarlo  tengo  miedo. 

REY. 

Por  la  boca  y  por  los  ojos 
Salló  el  alma ,  y  en  tu  pecho 
Ella  y  mi  vida  se  han  hecho 
De  mi  amor  ricos  despojos ; 
La  restitución  te  toca. 

LADRA. 

Cómo,  te  suplico  apuntes. 

REY. 

Con  que  boca  y  ojos  juntes 
Con  mis  ojos  y  mi  boca, 

V  asi  se  me  volvería 

El  alma  y  vida  (|ue  entablo. 


;Qué  aguda  que  es  la  aldeana , 
No  la  he  podido  engañar! 
¡  Oh ,  qué  ingenio  singular ! 
¡Qué  hermosura  soberana ! 


Muerto  estoy  de  amores  della ; 
Sí  hermosa  el  alma  la  vio 

Y  la  libertad  rindió 
Con  sólo  llegar  á  vella. 
Yo  quiero  volverte  á  ver; 
Dime  tu  casa  y  tu  nombre 

Y  tanto  amor  no  le  asombre , 
( i  No  vi  más  bella  mujer! ) 

LAURA. 

Mi  casa  tengo  en  el  valle 
De  los  Olmos  de  la  Fuente, 
Su  recato  no  consiente 
Que  ningún  hombre  la  hallo. 
Mi  propio  nombre  es  Filena , 

Y  si  no  queréis  más  desto. 
Idos,  Señor,  y  sea  presto 
Porque  sea  en  hora  buena. 

REY. 

Yo  me  voy ,  quedad  con  Dios; 
Mía  quiere  amor  que  seas; 
(Alma,  imposibles  deseas.) 

LADRA. 

£l  mismo  vaya  con  vos. 
Sale  DANTEO ,  villano,  acechando 

DAICTEO. 

Ya  se  fué  el  que  hablando  vi 
Con  Filena;  ánimo,  amor. 
Que  si  es  mi  competidor. 
La  vida  y  alma  perdí. 
¿Filena,  quién  era  aquel 
Que  hablando  contigo  estaba? 

Un  cazador  que  buscaba 
Su  gente,  sin  mi  y  sin  él. 
Sin  mi,  porque  dijo  amores 
Que  yo  no  le  quise  oir ; 
Sin  él,  porque  va  á  morir 
Viéndose  sin  mis  favores. 

DANTEO. 

(Ap.  Toda  el  alma  se  me  abrasa; 
¡Que  de  ayer  aquí  venida 

Y  hallando  tal  acogida 
En  mi  alma  y  en  mi  casa , 
No  me  estime  esta  mujer 
Queriéndola  yo  hacer  mía! 
Va  mi  vida  desconfía 

De  poderla  merecer.) 

Filena,  cuya  hermosura 

Fué  asombro  de  nuestros  campos, 

Cuyos  bellos  ojos  fueron 

A  mi  pecho  airados  dardos; 

En  cuyo  cabello  hermoso 

Se  ve  corrido  el  topacio, 

Y  Febo  robó  sus  hebras 
Para  más  lucientes  rajos; 
Cuya  frente  blanca  y  lisa 
Es  de  la  azucena  espaulo , 
Cuyas  cejas  bien  formadas 
Son  del  cíelo  hermosos  arcos. 
Guarnición  de  dos  cristales. 
En  cuya  luz  se  miraron 

Las  gracias  que  sus  dos  niñas 
Enriquecieron  y  honraron; 
En  cuyas  blancas  mejillas 
Esparció  claveles  Mayo, 

Y  en  tu  hermosa  boca  quiso 
Competir  coral  en  vano. 
Con  dos  hileras  de  perlas 
Que  su  fragancia  guardaron , 

Y  son  negros  los  jazmines 
Con  tal  boca ,  cuello  y  manos; 
Tanta  beldad  y  hermosura 
Mis  ciegos  ojos  miraron 

Y  ahora  me  miro  á  mí 

Ya  compasión  destos  campos. 
El  monte  y  el  valle  ocupan 
Mis  vacas  por  largo  espacio , 

Y  mis  labores  encierran 


Pan  y  fruía  y  miel,  dejando 
Otras  cosas  que  no  digo 
Por  no  parecería  largo. 
Que  como  no  te  me  inclinas 
Pienso  que  le  estoy  matando ; 
Be  todo  serás  el  dueño 
Si  no  fuere  desgraciado, 
Que  las  verdades  de  amor 
Nunca  fiel  crédito  hallaron. 
Bien  sé  que  mereces  ser 
Heina  del  mundo,  y  que  hago 
Wal  en  querer  merecerte, 

V  que  amarte  yo,  fué  agravio ; 
Mas  el  amor  me  inclinó. 

Él  Rey  y  yo  su  vasallo: 

Este  me  dicta,  y  así 

Deste  amor  perdón  aguardo. 

LAURA. 

Danteo,  si  aqui  perdida 

Me  echaron  mis  cortos  hados , 

Hallé  acogida  en  tu  casa, 

Vestidos  tuve  y  regalos ; 

Belisa,  tu  hermana  bella , 

Amparó  mis  ciertos  daños , 

Que  tú  amparaste  también 

Con  ánimo  y  pecho  hidalgo; 

Yo  cuando  aqui  me  pcrdi 

y  tus  pastores  me  hallaron 

A  las  puertas  de  la  muerte , 

De  que  me  libró  tu  mano. 

Iba  á  Roma  de  mi  tierra 

Á  cumplir  un  voto  santo 

Que  á  üios  hice  estando  enferma , 

Y  llegar  allá  fué  en  vano. 
El  mar  fiero  me  quitó 
Que  lo  cumpliese,  librando 
Wi  vida  el  cielo  sin  duda 
Torque  lo  cumpliese  cuando 
Tuviese  buena  ocasión; 

Ya  de  cumplirlo  lo  hago. 
Que  hasta  que  lo  haja  hecho 
No  puedo  darte  la  mano. 
Deja,  pues,  que  cumpla  el  voto. 

DANTEO. 

¿Pues  cuándo  ha  de  ser? 

LAURA. 

El  cuando 
No  lo  sé;  mas  sólo  digo 
Que  tiene  muy  cerca  el  plazo. 

DANTEO. 

Pues  mientras  se  cumple  el  voto 
Dame  en  albricias  los  brazos. 

LABRA. 

No,  Danteo,  que  lo  hice 

De  hasta  cumplirlo  no  darlos. 

DANTEO. 

Voto  debiste  de  hacer 

De  matarme  á  mi  entre  tanto. 

Sale  SERGASTO,  tülaito. 

SERCASTO. 

¿Qué  hacéis  aqui,  los  pastores? 
¿Cómo  estáis  tan  descuidados, 
Si  el  Rey  de  Ñápeles  viene 
Á  vuestra  aldea  con  tantos 
Cazadores,  que  se  cubren 
Dellos  lodos  estos  prados? 
Si  lo  queréis  ver,  ya  llega 
Á  aquellos  álamos  blancos; 
Con  él  su  hermana  Sirena , 
En  cuyos  ojos  y  manos 
Vieron  los  hombres  su  muerte 

Y  la  primavera  el  campo. 

V  lleva  consigo  un  hombre 
Que  diz  que  halló  en  lo  más  alto 
Hel  monte,  junto  á  la  cueva 

De  Lucindo,  el  viejo  sabio. 
Que  acompañaba  alli  á  otro 
Que  imagmo  que  es  su  amo : 


LA  HERMOSURA  Y  LA  DESDICHA. 
Llévalo  á  Ñápeles  bella. 
Que  es  de  los  que  allá  en  Palacio 
Llaman  discretos;  ¡qué  yerro, 
Siendo  ignorantes  y  helados! 


SERGASTO. 

No,  Danteo,  que  es  temprano 

Y  a  Ñapóles  llegan  hoy. 

DAfiTEO. 

Pues  si  es  tan  de  paso,  vamos 
A  ver  los  Reyes. 

SERGASTO. 

Yo  quiero 
Ir  á  ver  si  los  alcanzo. 

LAURA.   (Ap.) 

El  Rey  era  aquel  sin  duda 
Que  esluvo  conmigo  hablando, 

Y  si  vuelve  á  verme,  temo 
Alguna  desdicha ,  en  vano 
disfrazo  mi  corla  dicha  , 
Ni  mi  persona  disfrazo. 

Que  La  Hermosura  y  Desdicha 
Siempre  vi  que  se  juntaron. 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  LA  INFANTA  i  MONZÓN. 

INFANTA. 

En  fln,  ¿don  Pedro  está  bueno? 

HONZON. 

Mercedes  que  de  tu  mano 


¿No  quiere  ver  la  ciudad? 

MONZÓN. 

No,  que  es  fino  enamorado , 
Pues,  su  Laura  muerta,  ha  dado 
En  amar  la  soledad. 

INFANTA. 

Finezas  son  de  su  amor; 
(Era  Laura  muy  hermosa, 
tra  discreta,  era  airosa , 
Era  muclio  su  valor? 

MONZÓN. 

Si  á  todo  he  de  responder 

Y  lanías  cosas  preguntas, 
¿Cómo  puedo  á  tantas  juntas 
De  una  vez  satisfacer? 
¿Qué dijiste  la  primera? 

INFANTA. 

Si  era  hermosa  pregunté; 
Di  la  verdad,  por  tu  fe. 

MONZÓN. 

Digo,  pues,  desta  manera : 
Tenia  negro  el  cabello  , 
Que  si  un  dia  se  pasaba. 
Señora,  y  no  lo  peinaba, 
Parecía  de  un  camello. 
La  frente  era  muy  pequeña 

Y  loque  della mostraba. 
Lo  cubría  y  ocultaba 

Su  tan  mal  peinada  greña. 

Eran  sus  ojos  ojetes 

Dentro  en  los  cascos  hundidos, 

Y  al  derredor  guarnecidos 
Con  dos  párpados  ribetes. 
Que  á  sus  tildes  niñas  eran 
Üos  márgenes  de  lagañas, 


Muy  rojos,  y  sin  pestañas. 
Como  si  verdades  fueran. 
¿Se  alegra  la  sora  Infanta? 

INFANTA. 

¿Qué  es  lo  qué  dices,  Monzón? 
i  Hay  más  notable  borrón ! 
Ya  su  fiereza  me  espanta. 

MONZÓN. 

Medrosa  debes  de  ser. 
Pues  aguarda  un  poco  mis. 

INFANTA. 

Pienso  que  mintiendo  estás, 
Yo  no  te  puedo  creer. 

MONZÓN. 

Bien  harás;  mas  oye  ahora : 
La  nariz  como  este  pomo , 
Muy  torcida  y  con  un  lomo; 
(Verdad  le  digo.  Señora) 
Las  mejillas,  donde  libra 
Amor  su  gloria,  dos  gruesas 

Y  mal  formadas  camuesas 

De  aquestas  de  á  Ires  en  libra. 
El  encaje  de  la  cara 
Como  un  sol  de  un  bodegón. 
Redondo  y  largo. 

INFANTA. 

Monzón, 
En  que  me  engañas  repara , 

Y  á  las  damas  y  á  los  reyes 
Grave  delito  es  mentir. 

MONZÓN. 

Si  no  me  quieres  oir 

Gran  caso  haré  de  esas  leyes. 

INFANTA. 

No  pases  más  adelante. 
Porque  presumas  de  hacer 
Una  lan  fea  mujer. 
Que  me  mate  ó  que  me  espante. 
No  tengo  á  don  Pedro  yo 
Por  hombre  de  lan  mal  gusto , 
Ni  aun  pensarlo  fuera  justo 
Que  lal  mujer  pretendió. 
¡Jesús,  vengada  quedara 
Si  yo  á  don  Pedro  quisiera, 
De  (|ue  lal  fineza  hiciera 
Por  deformidad  lan  rara ! 


¿Luego  á  don  Pedro,  Señora, 
No  es  de  quererlo  tu  intento? 
Perdona  mi  atrevimiento 
Que  imagino  que  te  adora. 

INFANTA. 

Yo,  Monzón,  compadecida 
De  ver  entre  aquellas  peñas 

Y  con  desdichadas  señas 
Tanta  nobleza  escondida, 
Por(|ue  en  el  talle  y  la  cara 
Mostraba  ser  principal , 

Y  viéndolo  en  tanto  mal 
Hoy  mi  nobleza  le  ampara. 
Mas  dinic,  ¿tiéneme  amor? 
¿Ilabhi  aljíuna  vez  de  mí? 
¿Comunicate  algo  á  ti 

De  su  gusto  ó  su  dolor? 

MONZÓN. 

Está  tan  agradecido 
De  la  merced  que  le  haces. 
Que  ayer  me  dijo  que  traces 
Su  remedio,  y  yo  lo  pido. 
Quisiera  hablarle. 

INFANTA. 

¿tílámi? 

MONZÓN. 

A  ti;  ¿pues  milagro  fuera 
Que  una  Infanta  le  quisiera? 


íC4 


INFAItTA. 

Muy  fuera  deso  le  vi; 

Kucra  de  que  jo  procuro , 

Por  inclinación  que  tengo, 

Su  remedio,  que  prevengo 

Mas  provechoso  y  seguro. 

Si  a  España  quiere  volver 

Daréle  dineros  yo, 

Pues  que  Laura  se  ahogó. 

Para  que  lo  pueda  hacer. 

Yo  pienso  que  esta  es  acción 

Ue  nobleza  á  mi  debida. 

Porque  el  amor  en  mi  vida 

No  tiene  jurisdicción. 

{Ap.  jAy,  don  Pedro,  muerla  estoy!) 

En  Gn,  ¿no  es  más  de  virtud 
El  mirar  por  su  salud? 

ll^FAMA.  (Ap.) 

Cuando  á  declarar  me  voy, 
Me  detienen  los  respetos' 
Que  debo  i  mi  calidad; 
Petardo  es  la  voluntad , 

Y  con  los  mismos  efectos 
Si  pega  fuego  el  amor 

Ó  batir  ó  reventar. 

MONZÓN. 

¿Qué  dices? 

I>rANTA. 

No  puedo  amar 
(Ap.  ¡  Hay  más  notable  rigor !) 
Á  don  Pedro  más  de  aquello 
Que  permite  el  ser  quien  soy. 

HOMZON. 

Pnes  yo  te  he  mirado  hoy 
Con  señales  de  querello. 

mPANTA. 

¿Cómo  señales? 

MOJiZON. 

Señales 
En  la  car.T ,  en  los  sentidos , 
En  esos  ojos  dormidos ; 
Mira  si  con  señas  tales 
Merezco  que  me  des  parte 
De  tu  alma  y  de  tu  pecho  , 
Que  á  mí  don  Pedro  me  ha  hecho 
Testigo  que  llega  á  amarle. 

INFAMA. 

jY  Laura? 

MONZÓN. 

Ya  se  ahogó. 
Con  decirle  algunas  misas, 
Obligaciones  precisas 
Entiendo  yo  que  cumplió. 

INFANTA. 

Poco  amor  fuera  olvidar 

Don  Pedro  á  Laura  tan  presto. 

MONZÓN. 

Eso  fuera  en  razón  puesto 
Pudiendo  resucitar; 
Mas  si  por  ella  mató 
Al  conde  de  Barcelona , 
De  quien,  como  una  Bclona , 
Con  valor  se  resistió; 

Y  defpues  de  haber  pasado 
Mil  trances  en  tierra  y  mar, 
Al  fin  se  vino  á  ahogar 
Dentro  en  su  cristal  salado. 
Bien  podrá  quererte  á  ti. 
Extremo  de  la  hermosura , 
Pues  que  fué  nuestra  ventura 
Verte  tan  hermosa  aqui. 
Pues  su  persona  lo  abona 
Por  tan  noble  y  principal , 
Que  hay  muy  pocos  del  igual 
De  don  Pedro  de  Cardona. 
Dejo  nobleza  heredada 

Si  ya  de  sus  partes  digo, 


CO.MEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

Vate  Monzón,  y  ella  mejorándose  en  el 
tablado,  empieza  á  decir  un  soneto, 
y  al  mismo  punto  tale  EL  UEY  di- 
ciendo otro ;  y  tin  verse  dicen  entre 
lot  dos  un  soneto. 


Toda  mi  vida  le  sigo 
Sin  haberme  dado  nada; 
Que  su  trato  y  condición. 
Su  virtud  y  su  nobleza. 
Su  valor  y  fortaleza 
Con  tantas  venl.ijas  son , 
Que  no  digo  yo,  que  he  sido 
Su  privanza  y  su  criado  , 
Mas  en  todo  lo  que  ha  andado 
Ha  sido  el  más  aplaudido. 

INFAMA. 

¿Y  está  don  Pedro  muy  pobre? 

MONZÓN. 

No  lo  sé;  por  Dios,  Señora , 
Nunca  el  dinero  atesora 
Aunque  mil  escudos  cobre. 
Con  que  está  tan  empeñado , 
Que  cun  mohatras  entiendo 
Le  van  siempre  consumiendo 
Muchos  que  lo  han  engañada. 
Y'  con  aquesta  desgracia. 
Si  bien  salvó  su  persona , 
Acabóse  Barcelona 
Si  no  le  vale  tu  gracia. 

INFANTA. 

¿Pues  yo  que  le  puedo  hacer? 

MONZÓN. 

No  sé.  Señora ,  á  fe  mia ; 
Sé  que  él  ayer  me  decia 
Que  te  deseaba  ver. 

INFANTA. 

(Yo  viviré  si  le  veo), 
Yo  daré  trsza.  Monzón, 
Que  me  vea  en  ocasión 
En  que  logre  su  deseo. 
Yo  trataré  con  mi  hermano. 
Que  una  carta  al  conde  escriba, 

Y  en  su  gracia  le  reciba 

Y  el  perdón  le  otorgue  humano. 

MONZÓN. 

Vivas  más  años,  Señora , 
Que  la  fama  de  Lucrecia, 

Y  más  que  una  mujer  necia  , 
Más  que  una  saludadora. 
Plegué  á  Dios  que  con  tu  gusto 
Te  cases,  para  reinar; 
Plegué  á  Dios,  que  con  faltar 
Celos  no  tengas  disgusto. 
Plegué  á  Dios,  que  el  primer  año 
Tengas  un  niño  tan  bello 

Que  de  la  planta  al  cabello 
No  tenga  falla  ni  engaño. 
Que  Rey  de  Italia  le  veas, 
Que  sea  medio  español , 
Que  gane  lo  que  anda  el  sol , 
Que  tengas  lo  que  deseas. 
Plegué  á  Dios... 

INFANTA. 

No  digas  más; 
Que  por  don  Pedro  y  por  ti 
Todo  cuanto  he  dicho  aqui 
Presto  cumplido  verás. 
Ahora  vete  con  Dios 

Y  vuélveme  luego  á  ver, 
Porque  pienso  mucho  hacer 
Por  don  Pedro,  y  por  los  dos. 

MONZÓN. 

Voy,  Señora,  confiado 

Del  remedio  que  hoy  espero. 

INFANTA.  (.\p.) 

Ingrato,  ausente,  yo  muero  ; 
¿Qué  he  de  hacer  en  tal  estado? 

MONZÓN. 

Don  Pedro,  grande  es  tu  dicha , 
Tus  glorias  resucitaron , 
Si  en  Laura  se  sepultaron 
La  Hermosura  y  la  Detdicha. 


Ausente  dueño,  que  mi  vida  acabas, 

INFANTA. 

¿Cómo,  di,  me  mataste  si  me  amabas? 

r.ET. 
¿Cómo  podrá  mi  amor  vivir  sin  verte? 

¡Qué  desdichado  Gn  mi  dicha  advierte! 

REY. 

¿De rendir  al  remedio  aqui  te  alabas? 

INFANTA. 

Si  acogida  en  mi  tierno  pecho  hallaras! 

REY. 

;Crave  dolor!  igran  daño!  ¡pena fuerte! 

I.NFANTA. 

Muero  si  callo. 

REÍ. 

En  verla,  vida  tengo; 

INFANTA. 

Si  hablo,  vivo. 

RET. 

Si  no  la  veo,  muero. 

INFANTA. 

Mi  vida  y  muerte  por  un  fin  prevengo. 
Vida  y  muerte  de  ti,  Filena,  espero. 

INFANTA. 

Pues  viva  y  hable. 

RET. 

Ya  remedio  tengo, 

INFANTA. 

Por({ue  es  ciego  mi  amor. 

RET. 

Y  desespero.— 
¿Hermana? 

INFANTA. 

¿Rev  y  Señor ,  aquí  tu  alteza? 

REY.  [pide? 

¿Aqui  estabas?  i  hermana ,  que  te  im- 

INfANTA. 

Melancólica  viene  tu  grandeza. 

RET. 

El  alma  de  mi  cuerpo  se  divide ; 
Llegó  el  dolor  á  la  mayor  alteza. 
Que  con  la  ausencia  ningún  mal  se 
INFANTA.  [mide- 

Muerte  fiera  la  llaman,  y  yo  digo 
Que  tan  buena  opinión  apruebo  y  sigo; 
No  haga  en  el  dolor  tu  alteza  empleo 
Que  se  apodere  de  la  ingrata  vida. 
Que  si  tan  triste  aqui  siempre  le  veo 
Será  de  su  salud  üero  homicida. 
Aliente  en  la  esperanza  su  deseo , 
No  tenga  la  esperanza  por  perdida  , 
Que  la  mujer  servida  y  regalada 
Á  amor  se  inclina  si  se  ve  obligada. 

REY. 

¡  Av.  Sirena,  que  amor  no  mira  leyes! 
¿Qué  haré  si  vi  á  Filena,  hermosa  y 
Iguala  los  arados  y  los  reyes,  [bella? 
¿Mas  qué  no  hará  con  tan  hermosa 
[estrella? 
Que  entre  los  riscos,  álamos  y  bueyes 
Se  cria  tal  beldad,  ya  se  querella. 
Amor  hará  la  cortea  aquella  aldea, 


QueU  beldad  del  mundo  allí  se  em- 
Alli  perdí,  Sirena,  los  sentidos,  [plea. 
Allí  dejé  la  lihenad  amada , 
^■o  entro  el  amor  en  mi  por  los  oidos, 
Que  apenas  fué  de  mi  su  luz  mirada 
Cuando  mis  pensamientos  vi  rendidos 
A  su  brio,  á  su  aseo,  á  su  extremada 
Gracia,  que  en  ella  es  tanta  la  que  veo. 
Que  no  puede  baber  más  ni  más  de- 
Filena  me  mató  ¡bella  serrana!    [seo. 
Jacob  quisiera  ser,  servir  quisiera 
Hermosura  tan  noble  y  soberana  , 
Si  por  servicios  merecer  pudiera 
La  más  bella  Itaquel.si  más  tirana; 
Mas  si  mi  dicha  quiere  que  asi  muera, 
Excusado  será  excusar  la  muerte, 
Que  sin  ella  será  dichosa  suene. 

Real  poder  y  soberano  tiene 
Tu  alteza  en  este  reino ,  bien  seguro 
Remedio  ya  mi  amor  boy  le  previene. 
Pues  no  li'ay  para  el  poder  tan  fuerte 
[muro. 
Que  estorbos  haga  si  á  las  manos  vie 

Y  toma  mi  consejo,  le  aseguro,  [iien. 
Que  si  de  nieve  y  hielo  tiene  el  pecho, 
Se  verá  como  cera  al  sol  deshecho  ; 
Tráigala  de  la  aldea  donde  vive, 
Perderá  la  aspereza  de  la  sierra , 

Si  en  Ñapóles  tu  Alteza  la  apercibe 
Regalos  y  agasajos,  de  su  tierra 
Presto  se  olvidará ,  porque  prohibe 
El  monte  de  Cupido  tierna  guerra, 

Y  obligada  mujer,  siempre  es  decera. 
Aunque  fuerte  diamante,  esquiva  y 

[liera'. 
Obligúela  tu  alteza,  hónrela  y  diga 
Quejas,  ternezas,  que  el  amor  es  niño, 
Que  si  con  celos  su  rigor  mitiga, 
Dándolos  receloso  su  cariño. 
Le  verá  reducido  á  que  le  siga, 
Que  yo  que  de  laurel  la  frente  ciño. 
Los  celos  me  obligaran  si  van  muer- 
[los 
A  querer  fieras  y  á  buscar  desiertos. 

REY.  [parto 

Bien  dices,  bella  hermana;  al  punto 
Al  monte,  que  Filena  ilustra  hermosa; 
A  su  padre  honraré,  pues  boy  la  aparto 
De  su  casa  y  sus  ojos ,  si  amorosa 
Me  mirare,  en  su  cuello  hermoso  en- 
joyas, perlas,  diamantes.  [sano 

INFANTA. 

Justa  cosa, 
Que  con  perlas  y  joyas,  mujer  fuerte, 
No  la  he  visto  jamás  en  baja  suerte  ¡ 
Yo  quiero  acompañar  esta  jornada, 
lireve  cuanto  gustosa;  hacerla  quiero, 
Porque  venga  Filena  más  honrada, 
{Ap.  Por  ver  el  monte  iujuslamenle 
HET.  [muero.) 

Eres,  hermana,  justamente  amada. 

INFANTA. 

Y  yo  servir  prometo 

A  tu  alteza,  que  eslimo  y  que  respeto. 

REY. 

Vamos  á  prevenir  esta  partida 
Que  juzgo  de  mi  dicha  la  primera; 


Y'a  la  veo  á  tu  llanto  enternecida 
Y  de  fuerte  diamante  vuelta  en  cera. 

REY. 

De  ti  espero  mi  bien. 

INFANTA.  (Ap.) 

Y  yo  la  palma 
Del  amor  que  fué  dueño  de  mi  alma. 
{Vanse.) 
R. 


LA  HERMOSURA  Y  LA  DESDICHA. 
Sale  DON  PEDRO,  solo,  como  de  antes. 

DON  PEDRO. 

Estas  las  peñas  son  que  me  acogieron 
En  su  aspereza,  de  la  mar  cegado; 
Alli  veo  las  ondas ,  que  ahogado 
Más  fieras  que  las  peñas  me  tuvieron. 
Aquí  veo  los  riscos,  que  me  dieron 
Cabida,  aunque  la  muertebe  deseado; 
Alli  veo  la  mar  que  me  ha  quitado 
El  bien  más  bello  que  mortales  vieron. 
Aqui  hallé  vida;  Laura,  alli  la  muerte, 
Alli  fuera  mejor  que  yo  la  hallara, 

V  que  ella  aqui  viviera,  si  se  advierte; 
Mas  si  yo  amor  tuviera,  acompañara 
Acabando  mi  vida  alli  su  suerte, 

Y  por  buscarla  aqui,  yo  me  matara. 

Sale  MONZÓN ,  de  camino ,  con  unas 
alforjas  al  hombro ,  vestido  gracio- 
samente. 

MONZÓN. 

.No  pensé  bailarte  en  mi  vida. 

DON  PEDRO.  [fant.-i' 

¿Qué  hay.  Monzón,  qué  hay  de  la  In 

MONZÓN. 

Entiendo  que  eslá  perdida ; 
Hoy  tu  fortuna  adelanta  , 
Va  previene  su  partida. 

DON  PEDRO. 

¡  Vendrá  á  acabar  «on  las  Coras! 

MONZÓN. 

No  pensé  que  tonto  eras , 
No  lo  quieres  entender 
Que  conmigo  hablaba  ayer 
En  amor  tuyo  de  veras; 
No  seas  necio  amador, 
Que  si  ya  tu  Laura  es  muerta , 
Aunque  mereció  tu  amor. 
Hoy  tu  ventura  concierta 
La  Infanta  con  su  favor. 
¿Por  qué  la  quieres  perder 
Siendo  imposible  volver 
Al  mundo  Laura,  aunque  bajes 
Al  infierno  y  agasajes 
.Su  reina? 

DON  PEDRO. 

¿Pues  qué  he  de  hacer? 

MONZÓN. 

Si  aquel  marido  de  Tracia , 
Si  ya  no  hay  tales  maridos , 
Ganó  al  inlierno  la  gracia, 

Y  sus  deseos  cumplidos 

No  los  vio  por  su  desgracia , 
¿Qué  tienes  tú  que  esperar? 
¿Entiendes  te  la  han  de  dar? 
Que  ya  Carón  so  murió 

V  su  barca  se  acabó. 


Nunca  con  juicio  has  de  hablar ; 
¿En  Un ,  que  la  Infanta  viene 
Al  monte?  vendrá  á  cazar. 

MONZÓN. 

Extremado  gusto  tiene; 
Yo  lo  tengo  por  azar. 
Pues  esta  caza  previene , 
Que  si  viene  á  cazar  ella 
Y  tú  llegas  á  cogella, 
Cazador  vienes  á  ser. 
Pues  que  cazas  tal  mujer ; 
Qué  linda  caza  y  qué  bella  ! 

DON  PEDRO. 

Calla,  necio,  ¿pues  á  mí 
La  Infanta  me  ha  de  estimar? 
Que  sabias  más  creí ; 
Cómo  la  puedo  obligar? 


MONZÓN. 

¿Pues  por  qué  no  puedes,  dií 

DON   PEDRO. 

Ella  Infanta ,  yo  escudero ; 
Casi  de  risa  nie  muero; 
Ella  estimada  en  su  Estado, 
Yo  de  España  desterrado. 

i  Oh,  qué  lindo  majadero  ! 
¿Pues  de  eso  milagros  haces? 
Mayores  cosas  se  han  visto. 

DON  PEDRO. 

Mas  adelante  no  pases. 

MONZÓN. 

Mira  que  en  Palacio  asisto. 

DON  PEDRO. 

;Ay,  Laura,  que  te  ahogases! 
¿En  fin,  dijo,  que  quería 
venir  al  monte  la  Infanta, 

Y  en  el  monte  me  hablaría? 

MONZÓN. 

Si,  que  tu  bien  se  adelanta, 

Y  hoy  se  acaba  tu  porfía. 

Ya  de  Laura  no  te  acuerdes. 
Que  si  a  Laura  muerta  pierdes 
De  laurel  ciñes  la  frente, 

Y  con  el  gusto  presente 
Olvidas  sus  rejas  verdes; 

Y  porque  crédito  des 

Á  lo  que  te  he  dicho  aquí. 

Aunque  tan  claro  lo  ves. 

Aqueste  papel  por  mi 

Será  testigo  y  juez. 

Este  la  Inlánta  te  escribe. 

Este  tu  bien  apercibe 

Leyéndolo ,  del  sabrás 

Lo  que  he  dicho  y  mucho  mis. 

DON  PEDBO. 

Mi  muerta  esperanza  vive ; 
Muestra,  Monzón,  lo  veré. 

MONZÓN. 

Y  verás  en  él  tu  dicha. 
Dos  liciones  te  daré 

Con  que  dé  fin  tu  desdicha; 
Léelo  y  te  las  diré. 

DON  PEDRO. 

No  sé  si  lea.  Monzón, 

El  papel,  porque  estas  son 

Señales  de  mi  ventura, 

Y  aunque  es  tanta  su  hermosura 
No  ha  prendado  el  corazón; 

Si  la  Infanta  á  mi  me  estima 
No  pudiéndola  igualar. 
Mi  humildad  me  desanima. 
Si  ya  el  venir  á  ganar 
Tanto  bien,  mucho  me  anima. 
Á  Laura  el  mar  ahogó 

Y  mi  amor  no  se  acabó; 
A  üarcelona  perdí, 

Y  á  la  hermosa  Infanta  vi 

Y  ella  me  favoreció. 

Ella  en  el  mónteme  escribe. 
Yo  temo  mi  corta  dicha. 

«ONZON. 

Valor,  Señor;  apercibe 
Que  no  vive  la  desdicha 
Donde  el  bien  se  aloja  y  vivo. 

DON  PEDRO. 

Abro,  iiues.  Monzón,  la  carta, 
Quilo  la  nema. 

MONZÓN. 

Descarta 
Una  sota  por  un  rey. 
Que  esto  es  del  amor  la  ley 

Y  esotro  simpleza  es  barta. 

30 


466 


COMF.niAS 


DO.f  PEDRO. 

(Lee.)  €  La  muerte  de  don  Juan  de 
tMoncadaeiilienJo  esciena,  j- mi  diclia 

•  con  ella  ,  pues  te  veo  imposiliililado 

•  de  volver  b  España  ,  y  eii  estado  que 

•  tienes  necesidad  de  mi  para  tu  remc- 
•dio,  que  ofrezco,  pues  quiere  el  cie- 
»lo  falten  Laura  y  don  Juan;  vaentien- 
>do  llegaré  tan  presto  como  Monzón.  \ 

•  trataremos  del  remedio  de  los  dos.» 
{Suena  dentro  ruido,  y  dice  Laura  ) 

LAURA.  {Dentro.) 


¿Monzón,  que  es  aquello 
Que  parece  que  se  (]ueja 
(Si  adviertes  mas  bien  en  ello) 
Una  mujer? 

M0XZ0>-. 

Ahora  deja 
La  carb,  vamos  á  vello. 

LADRA.  (Dentro.) 
¿Qué  es  esto  desdicha  fiera? 
Acábame  de  matar; 
Permite,  cielo,  que  muera. 
Pues  no  hallo  en  tal  lugar 
Quien  remedio  darme  quiera. 

DON  PEDRO. 

¿A  dónde  suena  el  ruido? 

MONZOiS. 

Hacia  aqui  pienso  que  ha  sido. 

DOX    PEDRO. 

Vamos,  Monzón,  porque  en  calma 
Tengo  la  vida  y  el  alma. 

MONzo.N.  (Dentro.) 
¿Qué  puede  haber  sucedido? 

LADRA.  (Dentro.) 
Hombre,  mátame,  y  asi 
Me  gozaras,  que  primero 
Que  fiero  goces  de  mi 
Acabar  la  vida  espero. 

RET.  (Dentro.) 
En  vano  huyes  de  mí. 

So/e  EL  RE'í  ,  forcejeando  con  LAi; 
KA,  descompuestos. 


Apartado  de  mi  gente 

Te  bu.squé,  bella  aldeana  , 

Perdido  por  tu  hermosura 

HaKéte  dentro  en  mi  alma; 

liusqué  el  riionte,  entre  sus  breñas 

Te  ocultaste,  que  aunque  estabas 

En  mi  pecho,  no  quenas 

Que  te  viese,  ni  aun  el  agua 

Que  hiciste  espejo  dichoso 

En  que  te  viste  la  cara. 

Ofrecite  enamorado 

Mi  Estado,  mi  reino  y  casa, 

Por(|ue  el  alma  há  muchos  dias 

Que  es  tuya,  si  mal  la  pagas. 

Despreciaste  mis  amores 

Desdeñando  mis  palabras , 

Negando  i  tu  propio  ser 

El  ser  que  de  mi  esperabas , 

Que  rogadas  las  mujeres 

Casi  todas  sois  villanas. 

Ofendiste  mi  poder, 

Y  con  ofensas  tan  claras , 

Ce^ó  la  razón  los  ojos 

Al  discurso  (pie  la  ampara. 

Junto  á  la  fuente  que  viste 

De  mi  caballo  á  las  ancas, 

Forzada  te  traje  aquí 

Donde  tu  soberbia  para. 

Si  quieres  verle  señora 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
De  Ñapóles  y  de  Italia , 
A  Ñápeles  hoy  te  llevo 
Con  (|ue  tu  humildad  levantas ; 
Como  mi  propia  mujer 
Alli  serás  regalada. 
Humillando  mi  poder 
A  la  tierra  de  tus  plantas. 
Acepta,  pues,  el  partido, 
Que  tu  esperanza  te  engaña  , 
Que  es  imposible  dejar 
De  gozarte,  aunque  forzada. 

LADRA. 

En  vano  ofreces  regalos , 
En  vano,  Rey,  me  amenazas , 
Porque  no  líay  cosa  que  trueque 
Al  esplendor  de  mi  fama ; 
Mujer  soy  .  y  sola  aqui , 
Dios  di'fenderá  mi  causa , 
(Jue  aquí  muerta  me  has  de  ver 
Antes  que  verme  gozada. 

REY. 

Pues  ahora  lo  verás. 

( Llégase  á  ella 

LAURA. 

Para  ya.  for'una,  para; 
;Kavor,  cielo  airado,  cielo, 
Mis  tristes  Toces  amparal 

REY. 

Por  fuerza  te  he  de  gozar. 

Antes  con  mi  vida  acaba. 

(Éntrame  forcejeando 

Sale  DON  JUAN  Y  ¥M¡\0 ,  de  caminí, 
con  botas  y  es¡juelas. 

DON  JUAN. 

Ata  esas  postas  á  un  chopo , 
Kabin;  aquestas  postas  ala. 
Porque  oigo  voces  muy  cerca 
Oel  monte ;  sin  duda  matan 
Alguna  mujer  alli 
Bandoleros  por  robarla; 
Preven  aquesta  escopeta 

Y  sigúeme,  que  mi  espada 
Sera  su  amparo  esta  vez. 

FABIO. 

Bien  dices,  SeLor ;  ampara 
Su  inocencia  castigando 
Quien  su  sagrado  quebranta. 
(Éntranse  sacando  las  espadas.) 

SaUn  DON  PEDRO  t  MONZÓN. 

MONZÓN. 

En  un  caballo  morcillo. 

Vi  que  una  mujer  llevaba 

['n  hombre,  forzada,  y  que  ella 

Mil  voces  y  gritos  daba; 

Eu  el  monte  se  han  metido. 

DON    PEDRO. 

¡Ay,  ángel  divino,  ay,  Laura! 
Por  socorrer  tu  inocencia 
Te  perdí. 

BONZON. 

¡Flema  gallarda! 
¿Ahora  de  Laura  quieres 
Repetir  historias  largas? 
Acude  presto,  Señor , 
Pues  obligaciones  tantas 
Te  corren  por  tu  nobleza, 

Y  por  ser  ya  cosa  usada 
En  ti  desfacer  los  tuertos 

Y  dar  socorro  á  las  damas. 

DON  PEDRO  (Dentro.) 
Pues  ahora  lo  verás. 

DON  JOAN. 

Dispara,  Fabio,  dispara. 


¡Mal  año!  bocas  de  fuego 
Bandoleros  son  sin  falu. 

DON    PEDRO. 

No  temas.  Monzón. 

■ONZON, 


Camina  y  verás  quien  soo 
Los  Monzones  en  España. 
(Vanse.) 

Sale  DON  JUAN  con  LAURA  en  los 
brazos ,  desmayada. 

DON  JOAN. 

Labradora,  ángel  divino; 

¡  Oh,  qué  hermosura  tan  rara 

Dentro  del  alma  la  tengo. 

¡Oh,  si  asi  fnera  la  Infanta! 

Agua  quisiera  tener 

Para  bañarla  la  cara; 

Fabio  no  viene,  ¿qué  haré? 

Que  temo  sola  dejarla; 

.Mas  alli  dejé  un  arroyo 

Que  de  aquella  sierra  baja; 

Ir  quiero  volando  á  él 

Para  remediar  con  agua 

El  fuego  que  tan  aprisa 

Hasta  el  corazón  me  abrasa.    (Vase.) 

Salen  DON  PEDRO  y  MONZÓN  con  la 
espada  desnuda. 

DON   PEDRO. 

¿Hacia  dónde  era  el  ruido? 

MONZÓN. 

Hacia  aquellas  altas  hayas 
Sentí  voces,  si  no  miente 
El  miedo  que  me  acompaña. 
¿  Qué  diablo  me  metió  á  mi 
En  aventuras  tan  raras. 
Que  socorriendo  doncellas 
Va  parezco  Sancho  Panza? 
Quijotadas  de  don  Pedro 
Han  de  acabar  con  mi  alma. 

DON   PEDRO. 

Alli  veo  una  mujer, 

Y  está  muerta,  ¡hay  tal  desgracia! 
Divina  presencia  tiene. 

aONZON. 

La  muerte  la  tiene  mala, 

V  el  temor  della  también 
Tiene  olorosas  mis  calzas. 

DON  PEDRO. 

Llega,  Monzón,  que  no  es  muerta; 
Pero  está  tan  desmayada , 
Que  lo  parece. 

MONZÓN. 

¡  Qué  presto 

Las  mujeres  se  desmayan! 

DON    PEDRO. 

¡  Válgame  el  cielo!  ¿qué  veo? 

MONZÓN. 

¿Pues  de  qué,  Señor,  te  espantas? 
¿Una  mujer  medio  muerta 
Asi  tu  valor  maltrata? 

DON  PEDRO. 

Un  sudor  helado  y  frió 
Desde  que  miré  su  cara 
Discurre  por  mis  sentidos 
Que  todos  mis  miembros  traba. 

MONZÓN. 

¿Pues  qué  puede  ser.  Señor? 
üime  sí  alcanzas  la  causa. 


DON  PEDRO. 

Que  aquesta  es  Laura,  Monzón , 
rt  aquí  mis  ojos  se  engañan. 

U0N70N. 

¡Laura,  ¿qué  dices,  Señor? 
Parécelo  en  las  desgracias. 

DON  PKORO. 

Y  aun  en  la  cara  también ; 

¡  Ay,  Monzón,  sin  duda  es  Laura , 
Que  aqueste  iraje  la  oculta 
Arrojada  d.e  las  aguas, 

Y  fué  fuerza  de  su  estrella 
Ser  hermosa  y  desdichada  ! 

{Vuelve  Laura  del  desmayo  ) 

LAIRA. 

Acábame  de  matar. 
Fiero  Rev,  íintcs  que  seas 
Tirano  dueño... 

DON  PEDnO. 

¿  Deseas 
Más  desengaño  buscar? 

{Abre  ¡ot  ojos  Laura.) 

LAUR.\. 

Ya  empieza  el  alma  i  dudar; 
¿Quién  eres,  hombre,  qué  quieres? 
Que  entre  todas  las  mujeres 
Yo  sola  soy  desgraciada ; 
Del  fiero  mar  escapada 
Pata  desdichas... 

DON    PEDRO. 

jQuién  eres? 
Que  si  el  alnw  no  me  engaña 
Dentro  de  mi  alma  estás; 
Llégate  á  mi  pedio  más. 

No  intentes  tan  vil  hazaña , 
Que  el  valor  que  me  acompaña 
Librándome  de  dos  rejes , 
Si  bien  son  injustas  leyes 
Esfuerza  mi  corazón. 

DON    PEDRO. 

Eres  Laura? 

I.AtlRA. 

llura  soy'; 
¿Eres  don  Pedro? 

DON  PEDRO. 

Si,  Laura. 

LAURA. 

Hoy  mi  vida  se  restaura. 

MONZÓN. 

Ya  yo  acercándome  voy. 

LACHA. 

¿Qué,  estás  vivo? 

DON  PEDRO. 

Vivu  estov; 
¿Qué,  estás  viva? 

LACRA. 

Si,  mi  bien. 

Y  yo  estoy  vivo  también. 

LAURA. 

¿Es  Monzón? 

MONZÓN. 

Si,  mi  señora. 

DON  PEDRO. 

¿Pues  quién  te  mataba  ahora  ? 

MONZÓN. 

No  era  don  Juan  de  Moneada, 
Porque  éste  de  una  estocada 
Alzo  el  cerco  de  Zamora. 

Mi  desdicha  me  mataba  , 
Que  lan  desdichada  he  si(!ii 

Y  tanto  me  ha  perseguido. 


LA  HERMOSURA  Y  LA  DESDICHA. 

Que  hoy  á  morir  me  llevaba; 
En  la  muerte  vida  hallaba , 
En  el  trabajo  consuelo  , 
Porque  no  ha  criado  el  cielo 
Mujer  con  lanías  desdichas, 
Que  se  acabaron  mis  dichas 
Con  perderte  á  ti  en  el  suelo. 
Cuando  del  mar  escapé 
Tomó  mi  fortuna  puerto. 
Teniéndole  á  ti  por  muerto 
En  la  aldea  que  se  ve, 
Alli  mi  acogida  fué 
La  casa  de  un  labrador, 

Y  amor  de  una  labradora, 
Oe  donde  salla  ahora 

A  divertir  tantos  males 
Entre  peñas  y  jarales. 
Que  esto  la  tristeza  adora. 
Mas  pues  que  vivo  le  veo , 
Es  bien  que  tan  gran  fortuna 
No  pierda  ocasión  alguna 
Que  embarace  nuestro  empleo; 
Va  de  hoy  más  sea  trofeo 
Contigo  de  incierta  muerte , 
Porque  mi  ventura  advierte 
Que  mi  desdicha  acabó. 
Pues  de  tantas  me  libró 
Para  que  llegase  á  verle. 
Padres,  parientes  y  hacienda  , 
Riquezas,  joyas,  regalos , 
Sin  lí  los  tengo  por  malos, 

Y  sea.  querida  prenda. 

Tu  vista  quien  me  defienda 

Del  mas  pesado  rigor 

Que  afligió  el  más  firme  amor ; 

^  goce  sólo  de  ti. 

Que  no  hay  más  bien  para  mi, 

Y  sin  ti  toüo  es  dolor. 
En  el  traje  y  en  la  cara 

Ya  conozco  el  sentimiento 
Que  fué  de  mi  amor  aumento; 
Si  aquí  mi  desdicha  para, 
¡P;Lra  ya,  fortuna  avara, 
l'ija  tu  rueda  importuna, 

Y  en  lül  desdicha  halle  alguna 
r*|iiranz3  de  remedio, 

M:is  si  está  el  amor  en  medio 
De  mas  vueltas  la  fortuna! 
El  truje  me  da  á  entender 
üue  campos  desiertos  moras; 
Yo  te  adoro,  si  me  adoras 
Aquí  mi  amor  has  de  ver; 
Compañía  te  he  de  hacer 
Eli  el  monte  y  en  poblado , 
Pues  por  mi  estás  desterrado 
De  tu  palria,yo  he  de  estar 
Desterrada  por  gozar 
De  tu  vista  en  tal  estado. 

DON  PEDRO. 

Tu  valor  y  tu  hermosura 
Adoro,  Laura,  de  modo 
Que  ya  á  vivir  me  acomodo 
f;ii  aquesta  tierra  dura, 

Y  pues  quiso  mi  ventura 
Que  te  hallase,  si  ya  muerta 
Te  juzgué ,  mi  amor  acierta 
En  correspondencia  tal, 
Pues  hoy  dudo  de  mi  mal 

Y  está  mi  ventura  cierta; 
Entre  peñas  y  lentiscos, 
Enlre  lieras  y  animales 
Serán  mis  dichas  iguales 
Al  número  destos  riscos. 
Los  más  fleros  basiliscos 
Serán  mis  gratos  amigos , 
Que  los  hombres  enemigos 
Han  sido  en  la  propia  tierra 

Y  desia  continua  guerra 
Serán  mis  penas  testigos. 
Monzón  en  Palacio  asiste  , 
Porque  Sirena,  la  Infanta 


MONZÓN. 

Mi  lealtad  y  mi  amor  viste 
En  mil  sucesos.  Señor. 


MONZÓN. 

¿Puédote  en  algo  servir? 

DON  PEDRO. 

Puedes. 

MONZÓN. 

¿En  qué? 

DON  PEDRO. 

En  acudir 
AI  remedio  de  mi  honor. 
Que  alguna  ocasión  habrá 
Kn  que  á  la  Infanta  la  digas 
Nuestras  penas  y  fatigas 
Con  que  remediado  está; 
Al  conde  le  escribirá 
El  Rey  la  disculpa  mia  , 
Que  mi  inocencia  confia 
Que  el  cielo  la  ha  de  amparar; 
Que  yo  no  quise  matar 
A  don  Juan,  ¡oh,  infausto  dia! 
Enlre  tanto,  Laura  y  yo 
Viviremos  retirados 
De  otro  peligro  apartados , 
Pnes  ella  en  tantos  se  vio , 
Que  no  quiero  verla,  no. 
Tan  á  pique  de  perder. 

Hoy  su  castigo  han  de  ver, 
Mueran  los  traidores,  mueran. 

LAURA. 

Si  eslos  los  criados  fueran 
Del  Rey,  mi  muerte  ha  de  ser. 

Salen  riñendo  los  más  CAZADORES 
que  puedan  con  UON  JUAN  y  FA- 
BIO. 

CAZADORES. 

Acudid. 

LADRA. 

¡Ay,  justo  cielo, 
Que  aquestos  dos  me  libraron 
De  las  mano.-  "ue  intentaron 
Romper  de  mi  honor  el  velo! 
Llega  don  Pedro  con  el  bastón ,  y  pú- 
nese al  lado  de  don  Juan  ,  y  Monzón 
con  la  espada. 

CAZADOR  {." 

\  No  vi  tal  fuerza  en  el  suelo! 

DON  PEDRO. 

Aguardad,  gente  inhumana. 

MONZÓN. 

jllay  desdicha  más  lirana 
Ni  mayores  aventuras! 
Siempre  topo  eslas  venturas, 

Y  siempre  de  mala  gana. 

Sale  EL  REY  con  la  espada  envaina- 
da, y  pénese  en  medio. 

RET. 

Apartad,  que  estoy  aquí. 

CAZADOR  1.° 

Sólo  tu  alteza  pudiera 
Quitar  que  la  muerle  diera 
A  un  traidor. 

MONZÓN. 

Miren  allf , 
Ahora  garla;  eso  sí, 

V  no  aguardó  dos  porradas 
Con  todas  sus  camaradas. 


iO» 


005  PEDRO. 

Y  sólo  tu  alteza  pudo 
Ser  su  amparo  y  ser  su  escudo. 

MOJCZON. 

Siempre  andamos  á  puñadas. 

DO»  JUAÜ. 

Á  las  voces  lastimosas 
De  una  mujer  afligida, 
Por  matar  un  bomiciüa 
D¿jé  el  camino,  animosas 
Las  manos  á  su  remedio , 
Teniendo  por  torpe  medio 
Kl  forzarla  voluntad, 
Indigno  á  la  calidad 
l)e  tanta  grandeza  en  media 
No  me  pude  prometer 
Que  vuestra  alteza  pudiera 
Intentar  lo  que  no  fuera 
Digna  acción  de  su  poder. 
(Hablan  uparle.) 

DON  PEDRO. 

¿Monzón,  qué  he  llegado  á  vfr? 
Éste  es  don  Juan  de  Moneada. 

iio:«zoM. 
No  sé ,  no  me  digas  nada. 
Porque  parezco  encantado . 
Si  don  Juan  muerto  ha  quedado 

Y  Laura  quedó  ahogada. 

(Hablan  aparte.) 

REY. 

;.Qu¡én  eres  que  en  ocasión 
Tan  injusta  para  mi 
Te  trajo  la  suerte  aqui 
Due  va  fué  mi  perdición? 
De  amor  la  jurisdicción 
Hoy  toqué  y  con  (uerza  tal , 
Que  juzgué  por  menor  mal 
Gozar  forzados  favores 
Que  del  amor  disfavores. 
(Hablan  aparte  ) 

MONZÓN. 

Es  traza  á  tu  amor  igual. 

Salen  LA  INFANTA  y  LLCINDO, 
tiejo. 

I.  ce  I  NT.  J. 

Aqui  perdido  lo  hallé 

De  una  borrasca  arrojado, 

Y  de  su  talle  obligado 
A  mi  cueva  lo  llevé. 
Muchas  veces  me  decia 

De  una  Laura,  que  en  España 
Fué  su  amor  (si  no  rae  engaña) 

Y  el  amor  que  la  tenia, 

Y  que  por  ella  mató 

A  un  cahallero  Moneada . 

Cuerpo  á  cuerpo , espada  á  espada  , 

Y  que  huyendo  se  salió ; 
Otras  mil'cosas  me  dijo 
I)e  su  estado  y  calidad. 

INFAÍtTA.  (Ap.) 

¡Oh,  amor!  ¡oh,  ciega  dcidsd  , 

Y  de  Véuus  ciego  hijo ! 

LUCINDO. 

F.l  Rey.  tu  hermano,  Señora , 
Está  a'qul,  y  también  esta 
El  español. 

INFANTA.  (.4p.) 

¿Qué  har.i 
El  alma  que  asi  lo  adora? 

[Habla  al  Rey.) 
A  la  entrada  desle  monte 
Aguardé á  tu  alteza  Linio, 
Que  ya  de  la  noche  el  manto 
Se  ve  por  nuestro  horizonte. 

Y  Tiéodolo  asi  tardar , 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FnANCISCO  DE  ROJAS. 

Rindiendo  almas  un  dia 
Con  dos  ravos  diez  saetas. 
Hablélaalsaiirdealli 
Y  mis  palabras  desprecia, 
Porque  estaba  enamorada 
De  no  niuv  menores  prendas 


Sali  á  buscarlo,  por  ver 
Quien  lo  pudo  detener. 
Pues  pudo  á  Filena  hallar. 
Este  viejo  me  guió 
Porque  le  vio  discurrir, 
Áesle  llano  dividir. 
Los  cazadores  que  vio 
Reñir  con  dos  forasteros , 
Que  entiendo  que  estos  dos  sen. 
(Hablan  aparte.) 


MONZÓN. 

¡Oh,  qué  ojuelos  lisonjeros 
Que  le  ha  echado!  y  Laura  alli 
La  mira,  si  no  celosa  , 
A  lo  menos  recelosa  , 
Que  lia  mucho  de  tí. 

DON  PEDRO. 

¿Qué  he  de  hacer.  Monzón',  si  veo 
Alli  á  la  Infanta  hermosa? 
;.Y  aquí  ya  Laura  amorosa 
Es  muerte  de  mi  deseo? 

(WaWa  con  Lucinda  don  Pedro.) 

LCCINDO. 

Don  Pedro,  la  Infanta  vino 
\  mi  albergue  á  preguntar 
Tu  estado  y  tu  nombre,  y  dar 
Lustre  á  las  peñas  divino. 

DOS  PEDRO. 

¡  Ay ,  Lucindol  Laura  es  esia  , 
Que  el  cielo  quiso  librarla 
Del  mar,  para  restaurarla 
Las  penas  que  amor  la  cuesta. 

DON  JOAS. 

¿Aquesta  es,  Fabio,  la  Infanta? 

FABIO. 

Y  tan  divino  sugeto. 
Que  dichoso  te  prometo 
Serás  si  besas  su  planta. 
Habla  al  Rey,  y  di  quien  eres. 
Que  ya  te  miro  dichoso. 

¿De  qué  estás.  Señor,  dudoso 

Y  tal  ventura  diGeres? 

DON  JOAN. 

Bien  dices;  yo  llego,  Fabio. 

FABIO. 

Llega  con  el  pié  derecho. 

DON  JOAN. 

Pues  yo  llego. 

FABIO. 

De  provecho 
Será  á  tu  ventura  el  labio. 

DON  ji;an. 
Rey  de  Ñápeles  invicto , 
Si  saber  quien  soy  deseas, 
Óyeme  a:ento  y  verás 
Mi  historia,  que  es  bien  que  sepas. 
Habiendo  de  ser  mi  hermano, 

(Todos  le  miran.) 
Aqui  lo  que  el  cielo  ordena. 
El  conde  de  Barcelona 
Es  mi  padre ,  que  ya  llega 
Á  la  caduca  vejez, 
Largos  años ,  cortas  fuerzas. 
Desde  mi  pequeña  edad 
Profesé  armas  y  letras, 
Que  en  los  nobles  la  virtud 
Con  la  discreción  empieza. 
Crióme  mi  padre ,  en  lin  , 
Como  (juien  su  Estado  hereda. 
Procurando  (|ue  creciese 
A  sombra  de  su  obediencia. 
Amé  en  Barcelona,  pues. 
Una  beldad,  que  vi  apenas , 


Solicité  su  cariño 
Con  el  poder  y  la  hacienda, 
Sin  que  pudiese  alcanzar 
Un  favor  llegando  á  verla. 
Un  criado  de  su  casa. 
Por  el  interés,  que  ciega 
La  razón  y  la  lealtad. 
Conquisté ,  y  éste  me  lleva 
A  su  felice  mansión 
Dándome  franca  la  puerta , 

Y  alli  usé  del  rigor 

Y  ella  á  defenderse  empieza , 
Que  el  amor  en  las  mujeres 
Tiene  crecidas  las  fuerzas; 
Cuando  ya  casi  rendida , 
Una  ventana ,  que  era 
Pasadizo  de  un  jardín , 
Siento  abrir,  y  entrar  por  ella 
Un  hombre,  que  era  el  dichoso 
Alcaide  de  aquella  fuerza. 
Animóse  Laura  entonces, 

Y  yo  a  sus  voces  de  piedra 
Tomé  mí  espada,  si  en  vano. 
Porque  don  Pedro,  que  hereda 
De  Cardona  noble  sangre. 

Mi  injusto  pecho  atraviesa. 
Dejóme  por  muerto  alli ; 
De  Barcelona  se  ausenta , 
Queriendo  el  cielo  que  yo 
De  la  herida  no  muera. 
Aunque  me  sacó  la  sanftre, 
Á  Laura  en  el  pecho  deja  , 
Teniéndome  á  mi  más  muerto 
Saber  que  á  Laura  se  lleva. 
Llamóme  mi  padre  un  dia , 

Y  dijome,  que  él  ordena 

El  casarme  con  tu  hermana. 
Del  mundo  hermosa  Sirena. 
Por  olvidar  las  memorias 
Del  amor  que  me  atormenta 
Quise  verla  disfrazado , 
Que  la  fama  novelera 
Suele  mentir,  y  en  retratos 
Los  pintores  lisonjean. 
Tomé  postas,  y  partime 
Con  este  criado  á  verla. 
Por  sí  podía  sjcar 
El  amor  que  asi  me  deja. 
Oí  las  voces  que  díó 
Una  mujer  casi  muerta, 

Y  dejando  allí  el  caniioo 
Aqui  llegé  á  socorrerla. 

Vi  la  Infanta  y  vi  dos  soles 
Del  amor  viva  saeta , 

Y  apenas  vi  su  hermosura 
Cuando  del  amor  las  flechas 
Hirieron  mi  corazón 

Y  rindieron  mis  potencias. 

REY. 

Dame,  pues,  don  Juan,  los  bra:os. 
Porque  tu  valor  es  muestra 
De  lu  noble  nacimiento. 

Y  demos  juntos  la  vuelta 
A  Ñapóles,  donde  dueño 
De  mi  casa  y  pecho  seas. 
Habla,  don  Juan,  á  mi  hermana. 

DON  JOAN. 

Va  me  doy  la  en  hora  buena. 

INFANTA. 

Yo  os  beso,  don  Juan,  las  manos. 

MONZÓN. 

Llega,  pues,  don  Pedro,  y  sepí 
Que  estás  aqni. 


DOM  PEDRO. 

¿Cómo  puedo 
Si  su  sangre  me  dcslierra? 

DOX  JCAN. 

A  don  Pedro  de  Cardona 
Hará  buscar  vueslra  alteza  , 
Porque  se  juzga  pariio 
En  un  navio  de  guerra 
Á  llalla,  y  deseo  mucho 
Que  á  Barcelona  se  vuelva. 

MONZOX. 

Ahora  es  liempo  que  llegues 
Y  tu  fortuua  serena. 


Hoy  don  Pedro  de  Cardona 
Pone  humilde  la  calie/.a 
Á  los  pies  de  tu  piedad. 

DON  JUAN. 

¿Eres  don  Pedro? 

MONZÓN. 

Era  fuerza 
Que  pareciese  don  Pedro. 


LA  HER.MOSLHA  V  LA  DESblClIA. 

DON  PEDnO. 

Don  Pedro  soy,  que  estas  peñas 
Me  acogieron' casi  muerto 
Después  de  una  gran  tormenta. 

DON  JUAN. 

¿Y  Laura? 

DON  PEDRO. 

Laura  está  aquí. 

Y  aunque  la  tuve  por  muerta  , 
En  este  traje  (|ue  ves 

Ha  vivido  eu  una  aldea, 

Y  es  la  misma  que  hoy  libraste. 

DON  JUAN. 

¡Desdichada  fué  su  estrella! 
Dala  en  albricias  las  manos, 
Oue  el  liey,  mi  señor,  me  esfuerza 
A  cumplir  la  obligación 
(Jue  la  tengo  á  Laura  bella. 

Yo  ofrezco  ser  el  padrino, 

Y  otros  brazos  la  posean 
Por  dichosos  y  yo  olvide. 

MONZÓN. 

No  hay  para  mi  cosa  buena ; 


Después  de  haber  naufragadí 
Por  la  mar,  y  por  la  tierra 
Pasar  tan  grandes  trabajos, 
Sin  casamiento  me  dejan. 

DON  JUAN. 

(ion  Inés  te  ofrezco  yo 
Dos  mil  ducados  de  renta. 

MONZÓN. 

¿Por  poder  me  he  de  casar? 
Aquí  ui]  escribano  venga. 


Abraza,  Laura,  á  mi  hermana 

INFANTA. 

Hoy  don  Pedro  suyo  sea. 
Pues  Dios  la  quiso  librar. 

DON  PEDRO. 

Y  su  fin  dichoso  vea 

La  Hermosura  y  la  Desdicha. 


Mil  perdones  á  mil  yerros. 
Digna  acción  de  su  nobleza. 


NUESTRA  SEÑORA   DE  ATOCHA. 


PERSONAS. 


DON  FERNANDO. 
GAKClA. 


MAHOMAT. 
r.RACIAN  RAMÍREZ. 
I.EONOK,  dama. 


I  ELVIRA ,  dama. 
II  OS  A,  mora. 
I  LIMONADA,  gracioso. 


I.AIN,  criado. 
CELIN,  moro. 


JORNADA  PRIMERA. 


Salen  ROSA,  mora,  vestida  de  negro, 
con  MAHOMAT;  DON  FERNANDO  v 
LIMONADA,  atadas  las  manos,  y  cu- 
biertos los  rostros. 

ROSA. 

Haced  alto  en  el  llano  desa  falda 

Que  Manzanares  pinta  de  esniera!d:i ; 

Ligad  esos  cristianos  á  esos  troncos, 

Cesen  los  parches  de  quejarse  roncos 

Al  eco  más  vecino 

De  los  azotes  del  porfiado  pino ; 

Aqueste  es  Manzanares,  aqiicl  rio 

Quédelas  sierras  de  Castilla  frió 

Baja  a  Madrid  tan  quedo, 

Que  se  conoce  que  me  tiene  miedo ; 

Branii^al,  un  arroyo  que  recrea 

A  Branigal  su  convecina  aldea,  [nares. 

Se  entra,  renglón  de  plata,  en  Manza- 

Y  Manzanares  en  Jarama  y  Nares, 

Y  todos  tres  por  uno  y  otro  atajo. 
Porque  es  nuestro ,  le  dan  tributo  al 

[Tajo. 
Aquella  puerta  que  de  aquí  se  advier- 
Cuya  muralla  fuerte  (te, 

A  la  media  región  del  aire  llega. 
Es  la  que  llaman  Puerta  de  la  Vega; 
Esta  playa,  que  hesa  el  cristal  frió. 
Es  una  tela  que  tramó  el  eslío 
Con  distintos  colores, 
De  un  verde  raso  que  es  raso  de  llores; 
Manzanares  humilde  pone  coto 
A  esa  tela  florida  y  á  ese  soto; 

Y  yo  desde  Toledo  desta  suerte. 
Para  vengar  de  Aben-Jucef  la  niucrle. 
Mi  ya  perdido  hermano. 
Contándole  su  muerte  al  aire  vano, 
Vengo  á  vengarle  con  valor  inipio 

En  los  troncos,  que  son  hijos  del  rio, 
En  las  aves  que  pueblan  todo  el  viento, 
En  los  peces  que  cria  eseelemiMito, 

Y  en  el  que  hallare  caminante  errado, 
Desierto  á  mi  piedad  por  el  poblado. 
En  esta  isla  (¡oh  pese  á  mi  tardanza!) 
Rompió  la  de  su  pecho  errada  lanza  , 
Que  no  le  hubiera  muerto 

Hasta  que  le  buscara  con  acierto ; 
Como  villanas,  esas  verdes  plantas 
De  su  coral  liñeron  las  gargantas ; 
Aquel  eco,  que  nunca  la  voz  deja. 
Repitió  las  razones  de  su  queja; 
Pues  aves,  prado,  monte  pasajero. 
Han  de  asustarse  al  golpe  de  mi  acero; 
Vegas,  flores  y  plantas,  eco  >  rio. 
La  ira  han  de  temer  de  mi  ailicdrio; 
i        Y  pues  que  Rosa  soy,  la  valerosa, 
I       Teman  de  las  espinas  de  la  liosa. 

I  MAROHAT. 

I       Rosa  valiente,  Rosa  celebrada , 
¡       Desde  el  África  á  España  trasplantada; 
]       Rosa,  que  al  desplegar  del  sol  los  rayos 
NolehaceMayoa  II,  tú  haces  los  Mayos; 


Perfección  del  coraje  y  del  denuedo, 
Hermana  de  Celin,  rey  de  Toledo, 
Si  por  valor  pretendes,  no  por  suerte. 
Del  grande  AbenJucef  vengar  Inmnor 
Yo,  que  la  ejecución  fui  de  su  ira,  [te, 
La  valerosa  sangre  en  que  respira 
Tan  acierto  cristiano, 
Derramará  el  acierto  de  mi  mano. 


Pues  parte,  Mahomal,  si  buscas  fama, 
A  correrle  la  margen  al  Jarama, 
Que  ya  mi  hermano,  el  rey  Celin,  porfia 
El  puerto  no  dejar  de  la  Fuenfria  , 
Donde  el  verano,  errando  su  gobierno. 
Sufre  las  influencias  del  invierno 

Y  como  el  gran  Celin  cuando  se  enoja 
Hace  su  blanca  nieve  helarse  roja, 

V  el  vapor  de  su  alíenlo  airado  sube 
A  condensar  la  una  y  la  otra  nube. 
Siendo  el  temor  tan  trio, decir  puedo. 
Que  en  lugar  de  llover,  nievan  de  mié- 

MAHOMAT.  [do 

Pues  parto  á  obedecerte  diligente. 

nosA.  [le. 

Vence  en  mi  nombre,  Mahomatvalien- 

MAUüMAT.  [suerte? 

¿Tú,  qué  intentas  hacer  de  aquesta 

ROSA. 

A  don  Fernando  quiero  dar  la  muerte. 

MAHOMAT. 

¿Deque  suerte,  bellísima  homicida? 

nosA. 
La  muerte  le  he  de  dar  dándole  vida. 

MAHOMAT. 

¿Cuál  hade  ser,  me  di,  el  acero  implo? 

nosA. 
Su  patria  ha  de  mirar  desde  aquel  rio. 

MAHOMAT. 

¿  Pues  qué  pena  le  buscan  tus  enojos? 

BOSA. 

Quiero  que  se  castigue  con  sus  ojos, 

MAHOMAT. 

Pues  yo  voy  ál  .larania. 

ROSA. 

Parle  luego. 

MAHOMAT. 

De  mi  valor  y  de  tus  iras  ciego, 
Traeráte  al  sol  cautivo  aquesta  mano. 
{Vase.) 

ROSA. 

Tr.'ieme  al  sol,  si  supieres  que  es  cris- 
Fernando  calla  y  suspira  [tiano; 
(^oü  niiinioso  lémur, 
Hipócrita  de  mi  amor 
Soy  en  la  fe  de  mi  iia; 
Amor  le  tengo,  mas  tal. 
Que  obra  tal  vez  el  desden ; 
iQue  queriéndole  tan  bien 
Le  eslé  tratando  tan  mal ! 
I  Que  sea  tal  mi  sentimiento 
Que  aun  no  lo  sepa  sentir ! 


I  Que  no  le  acierte  4  decir 
Aquello  mismo  que  siento  ! 
i  Que  siendo  correos  sabios 
La  esperanza  y  la  pasión 
Le  errasen  al  corazón 
El  camino  de  los  labios  ! 
Pues  tenga  alivio  quien  ama. 
Diga  su  pena  veloz, 
Sea  lo  menos  la  voz 
Si  es  lo  principal  la  llama; 
De  torpes  ayuntamientos 
Aun  no  la  montaña  sufre 
Pálido  embrión  de  azufra 
Cuando  le  aborta  á  los  vientos ; 
Disimulado  raudal , 
Hurón  de  plata  oprimida, 
Va  royendo  la  salida 
Hasta  verter  su  cristal ; 
Pues  mi  amor  ardiente  y  ciego 
Que  imitar  á  los  dos  traía, 
Se  vierta  volcan  de  plata 

Y  corra  raudal  de  fuego; 
Cristiano,  á  quiensólooi 
Tantos  suspiros  á  veces 
Que  á  las  nubes  enterneces, 
Pues  que  ya  llueven  por  tí , 
Desatarte  quiero  ahora. 
Que  ya  tu  piedad  me  prenda. 
Quita  á  tus  ojos  la  venda. 

{Descúbrele. 

DON  PERNANDO. 

¡Válgasme  nuestra  Señora! 
¿Dónde  finco? 

ROSA. 

No  te  pares 
Suspenso  cuando  me  ves, 
Que  aquesta  la  orilla  es 
Del  hermoso  Manzanares ; 
Aquí  se  trabó  la  lid 
En  que  fuiste  mi  cautivo. 

DON  FERNANDO. 

No  sé,  cielos,  cómo  vivo. 

ROSA. 

Mira  tu  patria,  Madrid, 
Porcjue  viertas  tu  dolor 
En  lágrimas  á  ese  rio. 

DON  FERNANDO. 

Oye,  si  puedes,  el  mío, 
¡  Áy  mi  polida  Leonor! 

ROSA. 

Si  de  verte  es  la  pasión , 
Mi  cautivo,  considera 
Que  hoy  tienes  por  prisionera 
A  (pilen  te  tienir  en  prisión  ; 
Habla,  si  es  que  te  provoco 
Al  premio  que  de  ti  espero. 
¿Hete  dicho  que  te  quiero, 

Y  no  respondes  tampoco? 
¿No  hablas?  ¿cómo  Un  cruel 
Me  añades  nuevos  enojos? 

LIXONADA. 

Desátenme  á  mí  los  ojos, 
Que  yo  hablaré  por  él. 


L 


41i 

ROSA. 

Pues  DO  mi  pasión  errada 
Los  medios  quiere  olvidar, 
Ya  le  voy  á  desalar; 
Habla  por  él,  Limonada. 
{Desdlanle.) 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

I  E  con  plañir  é  llorar 


Amor  nunca  te  trasnoche 
En  tus  celoi'os  trasuntos. 
Tengas  muchos  hombres  junios 
E  ninguno  le  reproche ; 
Madrid  es,  por  vida  mia; 
(Nuestra  Señora  me  valga), 
No  vi  tao  garrida  galga 
En  toda  la  perrería; 
Fecho  estabas  cuitas  todo 
E  desta  vez  me  desfago , 
¡Ay  mi  calle  de  Santiago, 
Donde  hay  lodo  el  año  lodo! 
¡Quién  vos  paseara  en  un  coche! 
Los  mis  ojos  allá  us  id  ; 
¡Cómo  me  huele  á  Madrid 
Sin  ser  las  diez  de  la  noche! 

Di,  cristiano  desdichado, 
Si  escuchar  quieres  mi  ira. 
Tu  señor,  ¿porqué  suspira? 

LIMONADA. 

Porque  está  abarraganado; 
Amor  tiene,  é  anda  en  pena 
l'or  una  fembra  polida. 
Que  es  mesurada,  entendida, 
É  de  más  á  más,  morena. 

ROSA. 

Cautivo  crisliano,  di. 
Ya  que  en  esa  pasión  das , 
Una  palabra  no  más, 
¿Tieues  otra  dama? 

DOM  FERNANDO. 

Si. 

ROSA. 

iRindióte  su  perfección? 
Que  esle  que  en  tus  ojos  leo 
Es  amoroso  desio. 
¿No  me  puedes  querer? 

DON  FERNANDO. 

Non. 

ROSA. 

¡Corrida,  vive  amor,  quedo, 
Ve  haber  tal  desden  oido! 
¿Me  querrás  de  agradecido 
En  algún  tiempo? 


DOS  I 


\ND0. 


Non  puedo; 
E  bien  me  puedes  malar, 
Cedo,  aunque  de  mí  te  asombres. 

ROSA. 

Usanse  tan  pocos  hombres 
Que  sepan  desengañar. 
Que  de  haber  llegado  á  oir 
Que  fino  y  constante  estás, 
Desde  hoy  le  he  de  querer  más 
Porque  no  sabes  fingir; 
Sólo  el  desden  sentir  quiero, 
No  que  la  adores  ansí. 

DON  FERNANDO, 

Yo  non  te  hago  mofa  á  ti , 
Si  la  be  amigado  primero. 

Dime,  Fernando,  por  Dios, 
Ya  c^ue  tan  constante  eres, 
¿Quién  es  la  dama  (jue  quieres? 

DON  FERNANDO. 

Non  es  una,  que  son  dos. 

ROSA. 

Si  amas  á  dos,  imagina 
Que  será  pasión  villana. 


ROSA. 

Dime  quién  es  la  divina, 
;.  La  morena  de  quien  sé 
Que  le  ha  enamorado  á  ti? 

DON  FERNANDO. 

¿La  morena  sola? 

ROSA. 

Si. 

DON  FERNANDO. 

Escocha,  é  te  lo  diré : 
Dempues  quel  señor  Jesús, 
Nueso  divino  hacedor. 
Para  se  sobir  al  cielo 
A  un  monte  se  encaramó; 
Quedóla  virgen  María, 
Nuesa  Señora,  é  quedó 
A  ser  sol  que  sostituya 
La  ausencia  del  mejor  sol. 
Que  á  suplirnos  la  su  falta 
Quiso  el  divinal  Criador 
Que  ya  que  Dios  non  fíncase, 
Finque  la  madre  de  Dios; 
Nicodemus,  el  hebreo. 
Que  á  Jesús  desclavijó 
E  con  la  toalla  santa 
Limpió  el  divinal  sudor, 
Dempues  que  ya  sepultado 
Creyendo  á  Diosle  adoró, 
Tallar  procuró  María 
La  su  madre,  é  trabajó 
Un  leño  con  el  cincel, 
E  diestro  asaz  tallador 
Con  una  é  otra  moldura 
Dio  ásu  imagen  perlicion; 
San  Lúeas  evangelista, 
Diestro  el  más  pinturador 
De  cuantos  Jerusalea 
Artiüces  coronó, 
Retratar  quiso  á  la  Virgen 
Sobre  la  escoltura,  é  dio 
A  los  sus  diestros  relieves 
Un  color  y  otro  color, 
E  al  pintar  su  hermosa  faz 
Con  homildania  é  amor. 
Mirando  estuvo  á  María; 
No  sé  como  non  cegó; 
El  pincel  lejos,  é  sombras 
Devotamente  honestó. 
¿Quién  ha  visto  á  la  luz  ser 
De  la  sombra  imitación? 
Acabó  la  sama  imagen 
El  divinal  escritor. 
Bien  que  de!  original 
Salió  la  copia  un  borrón ; 
Porque  si  Dios  de  la  Virgen 
Fué  sabio  lelocador, 
¿Cómo  ha  de  poder  un  lióme 
Copiar  lo  que  Dios  pintó? 
Casi  como  á  rosa  pura   . 
Non  hay  quien  la  semejó. 
Porque  no  habrá,  si  la  pintan, 
Color  para  su  color. 
Ni  espejo  puede  pintarse , 
Pues  el  que  el  cristal  cuidó. 
Podrá  mirarse  al  cristal , 
V  en  la  su  pintura  non, 
E  ansí  como  al  sol  y  nave 
Maguer  que  la  retrató. 
Diestra  la  mano  non  |)udo 
Retocarla  con  primor; 
Lúeas  ansi  á  mi  Señora 
Copiarla  bien  non  supió. 
Que  ya  se  ve  (|ue  es  Maria 
Rosa,  nave,  espejo  y  sol ; 
Pedro,  aquel  apóslol  sanio 
De  Cristo  acom|)añador 
Que  le  adoró  tamas  veces , 
Maguer  que  tres  le  negó. 


Consiguió  de  Dios  perdón ; 
(Que  sabia  muy  bien  Pedro, 
Como  quien  más  le  Iraló, 
Que  era  el  llanto  gran  tesoro 
•ara  cohechar  á  Dios). 
De  Jerusalen  á  Anlióquía 
Con  esta  imagen  partió. 
Llevando  por  compañeros 
De  Cristo  á  la  adoración 
Doce  Apóstoles,  que  fueron 
La  palabra  de  su  voz; 
Dempues  vino  Pedro  á  España, 
E  caduca  tradición 
Kabla  que  en  la  playa  antigua 
De  Motril  desembarcó, 
H  los  dicipulos  suyos 
Esta  imagen  con  fervor 
Sanio  dejaron  posada. 
Cabe  de  la  población 
De  nuesa  antigua  Madrid, 
Non  dentro  del  pueblo,  non , 
Que  non  es  vulgo  la  Virgen 
Para  entrarse  acá  con  nos; 
Esta  verdad  aseguran- 
Uno  é  otro  hisloiiador, 
E  que  siele  años  ánles 
Uue  nuestra  Virgen  linó, 
Estaba  la  nuesa  imágeu 
Colocada,  é  digo  yo, 
Que  si  el  año  de  cincuenta. 
Como  afirma  un  escritor. 
Nuestra  Señora  de  Antióquia 
En  Madrid  resplandeció, 
Sale  mi  conjeturanza 
Cierta,  escocha  mi  razón; 
De  quince  años  nuestra  Virgen , 
Virgen  á  Jesús  parió. 
Treinta  y  ires  y  algunos  dias 
Vivió  nuestro  Redentor, 
Veinte  y  cuatro  años  María 
Dempues  de  la  su  ascensión 
Vivió  en  el  mundo,  que  facen 
Por  lodos  setenta  y  dos; 
Pues  bájame  ahora  quince 
De  antes  que  Jesús  nació, 
E  vinoá  fincar  Maria 
En  el  año  del  Señor 
De  cincuenta  y  siele,  en  que 
Fué  su  divina  asunción. 
Pues  si  el  año  de  cincuenta 
A  Madrid  nos  trasladó 
Desde  Anlioquia  nuesa  imagen 
Nueso  Pedro  Vice-Dios, 
Luego  no  hay  duda  alguna 
Que  esta  imagen  se  talló 
En  la  vida  de  Maria, 
K  fué  la  su  colación 
Siele  años  ánles  que  fuese 
A  abracijarse  con  Dios ; 
Anciana  finó  la  Virgen, 
Pero  non  consumidor 
El  tiempo  mañoso  é  cano 
La  suya  faz  arrugó, 
Que  como  en  su  fermosura 
Su  honestidad  se  posó. 
Por  non  tocarla  al  recalo 
Non  llegó  á  la  perficion  ; 
Y  es  mucho  que  ansí  gozaso 
Taulos  años  quien  sufrió 
Luenga  edad  laníos  trabajos 
Viendo  la  muerte  é  baldón 
Del  fijocrocitícado. 
Que  fué  tamaño  el  dolor 
Que  llevó  nuesa  Señora 
De  Jesús  en  la  Pasión, 
Que  uno  y  otro  santo  afirma, 
Fabla  uno  y  otro  varón. 
Que  si  el  dolor  de  la  Virgen 
Le  repartiera  el  Señor 
Enlre  todas  las  criaturas. 
Con  ser  tantas  como  son , 


Bastaba  aunarlas  todas 

Solamente  aquel  dolor; 

Santa  ,  más  que  todos  santos 

Nuesa  Virgen  lloredo. 

Aunque  hubo  en  su  vida  muchos 

Oue  denipuessantiücü 

ti  vicario  de  Jesús 

Por  divinal  comisión; 

Lució  entre  todos  Mariaj 

Como  en  el  campo  se  vfo 

No  nurecer  clavellina 

A  la  faz  del  girasol. 

¿Non  viste  al  sol  que  en  su  altura 

íion  permite  resplandor, 

E  posado  en  el  su  globo 

A  la  su  luna  veloz. 

Siendo  él  el  que  la  ha  encendido 

Parece  que  la  apagó, 

Oue  los  loceros  se  fuyen, 

Y  al  alba  del  se  escorrió; 

La  llama  encoge  el  su  rayo. 

La  nube  á  su  exhalación , 

E  cuando  por  la  su  cuesta 

Va  faciendo  caracol, 

E  gusano  de  los  cielos 

Sus  proprios  rayos  Gló, 

Va  saliendo  el  un  lucero. 

La  luna  á  más  relumbró, 

E  hasta  una  antorcha  del  suelo 

Súpitamente  alumbró? 

Asi  cuando  sol  la  Virgen, 

Maguer  que  fnese  mejor, 

Mueso  horizonte  alumbraba 

Wngun  lucero  alumbró; 

Semeja,  pues,  los  luceros 

Santos,  pues  que  luces  son. 

Semeja  sol  á  la  Virgen 

En  la  mi  comparación. 

Ella  finó,  é  nos  salieron 

A  lucir  den  dos  en  dos. 

Que  non  pudieron  arder 

Cuando  estaba  vivo  el  sol; 

Perdióse  la  nuesa  España, 

üue  el  conde  Jolian,  traidor  ; 

(Pero  aquesta  remembranza 

Finque  para  otra  ocasión) 

Que  sólo  narrar  te  quiero 

Oue  la  Virgen  se  escondió 

Ñon  sé  dónde,  é  nos  plañimos 

Por  la  suya  aparición  , 

A  los  cielos  y  á  la  tierra 

Con  uno  y  otro  clamor. 

Non  parece  nuestra  Madre, 

Mas  pintorada  quedó 

En  láminas  por  relitpiia. 

Que  una  dellas  guardo  yo, 

£  aunque  nunca  yo  la  he  visto, 

tü  de  cuantos  viven  hoy 

Hay  liombre  que  la  alcanzase. 

Non  luenga  una  narración 

Facer  quiero  de  su  forma, 

Se^un  escrita  quedó 

Por  a(]uellos  (|ue  gozaron 

!    Su  divinal  resplandor: 
Tres  cuartas  tiene  de  altura, 

I    V  aunque  parece  mayor, 

I    Es  porque  posada  linca 

I   En  trono  é  silla,  á  quien  dio 

I   Más  relieves  é  molduras 

i    Arlilicioso  primor; 

I  Una  corona  de  un  dedo 
De  alto,  su  sien  coronó, 
E  sacada  de  la  misma 

i    Materia  está  alrededor. 
Porque  non  fuese  postiza 
Como  otras  coronas  son ; 
La  su  veste  colorada 

'    I  n  manto  de  oro  guarnió, 

'    E  con  una  forradura 
De  honesto  oscuro  color, 
E  todo  de  una  madera, 
E  los  sus  pies  cobijó 


NUESTRA  SEÑORA  DE  ATOCHA. 
Para  honestarla  más  bien, 
Acepillado  ropón ; 
Al  siniestro  lado  tiene 
Una T  con  una  O, 
Que  signilica  leoloea. 
Que  en  griego  es  Mndre  de  Dioc; 
Dentro  de  la  T  se  posa 
La  O,  pues  discurro  yo. 
Que  non  la  que  fabla  arriba 
Essusignilicacion; 
LaO,  del  Vi  rbo  divino 
Semeja  la  Encarnación, 
Que  es  un  circulo  perteto 
Que  aquellas  partes  unió; 
T,  en  griego,  á  Dios  signilica, 

Y  esta  T  la  O  abrazó  ; 
Jeremías  nos  enseña 
Que  ha  de  rodear  al  varón 
La  fembra,  pu^'s  saca  ahora 
Que  Maria  á  Dios  rodeó. 
Siendo  un  círculo  pequeño 
Desta  T.  que  dice  Dios; 
Pues  si  ella  es  O  y  él  es  T, 
Fable  la  mi  conclusión 
Que  su  Encarnación  íiguran 
Unidas  la  T  y  la  O, 
Mediante  Diosé  mediante 
La  su  hipostatica  unión; 
Morena  tiene  la  faz, 

Non  perceptible  el  color. 
Porque  el  luengo  curso  de  años 
La  su  tez  ennegreció; 
Honestos  ojos  y  pravas 
Catarás  con  atención, 
Mirar  afables  al  justo, 
Severos  al  pecador; 
A  su  infante  Jesús,  niño, 
Abracijado  guardó. 
Del  corazón  á  su  lado, 
O  él  era  su  corazón ; 
Una  poma  en  un  librito 
Le  da  al  Niño,  ¿  quién  creyó 
Que  enseñándole  María 
Una  manzana  al  Criador, 
Reciba  de  una  mujer 
Lo  que  otra  mujer  vedó? 
Pero  de  Maria  á  Eva 
Hay  tamaña  distinción, 
Que  Eva  escribió  la  su  culpa 
E  Maria  la  borró  ; 
Esta  es  mía  morena  dama, 
A  quien  mió  casto  amor. 
Sin  haberla  visto  nunca. 
Mil  ternuras  la  indilgó; 
Esta  del  alba  es  Señora, 
Esta  es  la  que  se  perdió. 
Si  de  la  nuesa  presencia, 
De  nuesa  memoria  non; 
Esta  á  quien  facen  la  salva 
Tanto  colorín  cantor 
En  praderías,  que  el  Mayo 
Con  flores  rojas  pulió; 
Esta  á  quien  estrella,  cielo, 
El  mar,  tierra,  aire  veloz. 
Aves,  peces,  lleras  y  hombres. 
Los  luceros,  luna  é  sol. 
Angeles  é  santos  claman 
A  un  alecto  é  á  una  voz. 
La  gran  Teotoca  de  Antió(pi¡a, 
Que  es  hija,  j  madre  de  Dios. 

BOSA. 

Tu  relación  he  escuchado, 
V,  vive  el  cielo,  que  estoy 
De  tu  amor  menos  corrida 
Que  indignada  de  tu  voz ; 
Esa  deidad  que  tú  llamas 
Luz  de  la  aurora  y  el  sol, 
Precursora  de  Madrid 

V  madre  de  vuestro  Dios, 
Ayer  era  un  basto  leño 

Eo  quien  el  tiempo  escribió 


La  nobleza  del  Abril , 
Vegetativo  padrón; 
Por  inútil  tronco  ayer 
Artilice  la  talló. 
;,Pnes  cómo  la  hará  deidatt 
Un  borrón  y  otro  borrón? 

DON  FERNANDO. 

Esta  imagen  non  es  madre 
De  Dios,  sandia  mora,  non ; 
Pero  basta  (|ue  semeje 
La  misma  madre  de  Dios; 
¿Non  te  da  color  el  árbol 
(lúe  ha  colorido  el  pintor, 
E  á  más  que  esté  pinturada. 
Cuidas  que  la  flor  es  flor? 
Pues  si  pintada  flor  y  árbol 
Flor  y  árbol  vivo  imitó. 
Mejor  podrá  pinturada 
Imitar  Maria  á  Dios. 

nos  A. 
Sí,  ;.pero  en  virtud  de  un  leño 
Ha  de  hacer  milagros'  no. 

rO>  FERNANDO. 

Pues  face  Dios  sin  materia 
Una  é  otra  admiración, 
¿E  con  materia  non  cuidas 
Que  puede  obrallas  mejor? 

ROSA. 

/.Un  leño  puede  imitar 
Una  imagen?  es  error. 

DON  FERNANDO. 

No  te  ha  de  valer  ahora 

Tu  sopitaña  razón. 

Aunque  hable  esta  vez  por  II 

Barrabás  calumniador. 

¿Tú  é  yo  non  somos  dos  leños? 

ROSA. 

Dos  leños  somos  tú  é  yo, 
Pero  somos  racionales. 

DON  FERNANDO. 

Pues  si  el  Señor  descendió 
Á  imitar  estos  dos  leños. 
Con  ser  Dios,  di,  ¿  por  qué  no 
Un  leño  podrá  imitar 
A  la  que  es  madre  de  Dios? 

ROSA. 

Rien  dices,  mas  no  lo  creo; 
najemos  el  escalón 
De  tu  voluntad,  y  dime, 
¿A  quién  amas? 

DON  FERNANDO. 

A  Leonor, 
De  Gradan  Ramírez  lija. 

ROSA. 

¿Es  hermosa? 

DON  FERNANDO. 

Como  el  sol. 


¿¡Quiérete? 

DON  FERNANDO. 

Cuido  (lue  si. 

Pues  sí  la  tienes  amor, 
V  ella  á  lí  te  quiere  tanto, 
¿Qué  temes? 

DON  FERNANDO. 

Que  ausente  estoy. 

ROSA. 

¿Puede  olvidarte? 

DON  FESNANDO. 

Kosé; 
Recuéstala  un  infanzón 
Asaz  valiente  é  galán , 
I'ídalgo  é  home  de  pro, 
E  que  él  se  la  mereciera 
A  uo  raerecella  yo. 


ili  co> 

ROSA. 

¿Qiiiin  es? 

DON  FERNANDO. 

Don  Gurcia  es, 
El  que  i  lu  hermano  motó, 
De  Gracian  Ramírez  deudo, 

ROSA. 

Yo  mataré  ese  traidor. 

¿  Mas  sabes  qué  be  presumido? 

yue  no  la  quieres  de  amor, 

Sino  de  tema  no  más 
j     Que  otro  calan  la  sirvió ; 
*     Porque  sois  tales  los  hombres 

Que  ponéis  vuestra  afición 

En  lo  que  hace  competencia, 

Pero  uo  en  lo  que  es  mejor. 

DON  FERNANDO. 

Es¡  la  vieras,  ¿qué  hicieras? 

ROSA. 

Disculpara  tu  pasión. 

DOS  FEIINAXDO. 

¿Pues  dasme  palabra,  mora. 
Si  palabra  en  ti  cupió, 
Gomo  mora  principal, 
Pero  como  mora  non , 
De  volver  á  la  mi  mano, 
Si  le  la  enseño  á  Leonor? 

ROSA. 

Por  Alá  te  do;  palabra. 

DON  FERNANDO. 

Non  jures  el  Zancarrón 
Del  vuestro  profeta  falso, 
Mahoma,  engañifador; 
Jura  como  noble. 


DON  FERNANDO. 

Pues  cala  su  rostro,  é  non 
Veras  que  su  fermosura 
Es  ménns  que  mi  pasión ; 
Toma,  Rosa. 

{Dale  un  retrato  de  nuestra  Señora  de 
Atocha,  por  darle  el  otro.) 

ROSA. 

Alá  me  valga. 
i  Qué  miro !  helado  sudor 
Desconcierta  de  los  poros 
La  proporcionada  unión. 
iEsta  no  es  vuestra  patrona 
María? 

DON  FERNANDO. 

¡  Válgasme  Dios! 
iQoé  es  lo  que  he  fecho? 

ROSA. 

Yo,  cielos, 
¿De  una  pintura  temor? 

DON  FERNANDO. 

¿Que  por  darle  la  fegura 
Ue  Leonor  le  diese  yo 
A  los  dos  semejaduras 
De  nuesa  Señora  é  Dios? 
I.  V  que  estando  enclavijada 
En  p.ir  de  mi  corazón, 
Tan  torpes  estén  mis  manos 
Que  ficiesen  tal  error? 

(Va  á  quitarla  el  retrato.) 
Soelta,  mora. 

ROSA. 

Deja,  infame. 

DON  FERNANDO. 

Non  presumas  con  rigor 
Fincar  con  la  mi  Señora, 
Que  antes  cuido  morir  jo. 

ROSA. 

jAb  soldados? 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

LIMONADA. 

Esto  es  fecho. 

ROSA. 

Dadles  la  muerte  á  estos  dos. 

DON  FERNANDO. 

jFacedlos  sordos,  mi  Virgen , 
O  ciegos,  si  sordos  non, 
E  sera  un  milagro  á  tiempo! 

ROSA. 

¿No  me  respondéis? 

DON  FERNANDO. 

Ya  obró. 

ROSA. 

Pero  tened,  no  vengáis, 
Que  entre  tanta  admiración 
Una  experiencia  procura 
Acreditar  mi  valor; 
Ver  quiero  si  este  cristiano 
Que  á  María  defendió. 
Tiene  tanta  fe  en  el  alma 
Como  fineza  en  la  voz; 
Fernando,  ¿no  dices  que  amas 
A  Leonor? 

DON  FERNANDO. 

Con  casto  amor. 

ROSA. 

¿Qué  Gneza  harás  por  mí 
Sí  aquí  libertad  te  doy? 

DON  FERNANDO. 

Será,  como  lo  es  el  cuerpo, 
Esclava  mi  alma  en  pos. 

ROSA. 

¿Dasme  la  palabra  y  fe 
De  volver  á  la  prisión 
Site  dejo  que  á  Madrid 
Vayas  á  ver  á  Leonor? 

DON  FERNANDO. 

Por  la  fe  de  caballero, 
A  fe  de  amante  español , 
De  volver  á  los  tus  pies 
Como  fidalgo  infanzón. 

ROSA. 

Jura. 

BON  FERNANDO. 

Por  los  Evangelios 
Que  san  Lúeas  escribió, 
O  por  la  cruz  de  la  manga 
Que  sale  en  la  procesión, 
E  por  el  santo  que  tiene 
Espatarrado  el  dragón 
E  afinojado  á  sus  píes 
Con  la  puma  del  lan/.on. 
De  volver  en  la  tu  busca 
Cedo  que  fable  á  Leonor. 

ROSA. 

Pues  yo  dejo  que  te  vayas, 

Pero  es  con  condición 

Que  has  de  dejarme  en  rehenes 

Esa  copia,  ese  primor. 

En  que  tienes  retratada 

La  hermosa  Madre  del  sol , 

Que  con  eso  volverás. 

DON  FERNANDO. 

Non  me  lo  permila  Dios; 
Si  aquí  sopitañamente 
Me  posaras  á  un  fogón. 
Me  cuiílara  asar  primero. 
Mas  darte  á  la  Virgen,  non. 

ROSA. 

¿Pues  no  puedo  yo  quitarte 
La  copia? 

DON  FERNANDO. 

Tienes  razón ; 
Mas  una  cosa  es  quitarla 
Y  es  otra  dártela  yo. 


ROSA. 

¿Pues  qué  rehenes  intentas 
Dejarme? 

DON  FERNANDO. 

Mi  obligación; 
¥  de  más  á  más  le  dejo 
Al  mí  escodero  español. 

LIMONADA. 

Mí  Señor,  si  bien  me  quieres, 
No  me  dejes,  porque  soy 
I  de  un  moro  de  Fez 
Que  cristiano  se  tornó, 
E  fijo  de  una  gallega 
Que  con  él  se  enmaridó, 
E  me  harán  muy  fácilmente 
Besucar  el  Zancarrón. 

ROSA. 

Pues  déjame  estas  rehenes , 
O  no  has  de  irte. 

DON  FERNANDO. 

¿E  cuáles  son? 

ROSA. 

Déjame  á  Leonor  pintada 
Por  prenda,  que  bien  sé  yo 
Que  por  ella  has  de  volver. 
Si  es  que  la  tienes  amor; 
Que  llego  tanto  á  quererte 
Por  oculta  inclinación , 
Que  con  estarme  tan  mal 
Que  á  ver  vayas  á  Leonor, 
Sólo  porque  no  la  goce 
"1  que  á  mi  hermano  mató. 
Aunque  me  cueste  unos  celos 
Te  doy  esa  permisión. 

DON  FERNANDO. 

¿A  Leonor  me  pides? 

ROSA. 

Si. 

DON  FERNANDO. 

¿Qué  le  importa  á  mi  afición 

■'  Jtivar  este  traslado. 

Si  al  original  me  voy? 

Cata  SU  fegura,  mora,  ( Vásele  á  dar.) 

E  también  cata  que  tloy 

En  rehenes  de  dar  vuelta 

La  mala  consolación ; 

Trátala  bien,  é  non  fagas 

Mofa,  ansí  te  guarde  Dios; 

Mas  non  lela  quiero  dar, 

Que  lo  plañirá  mi  amor. 

ROSA. 

Como  á  huéspeda  prometo 
Tratarla,  no  temas,  no. 

DON  FERNANDO. 

No  le  la  quisiera  dar. 

ROSA. 

Escoge  una  de  las  dos 
Que  te  he  pedido, 

DON  FERNANDO. 

Nenguna; 
Pero  puesto  que  me  voy. 
Quiero  llevarme  á  María 
Y  quiero  darle  á  Leonor. 
{Dale  el  de  Leonor  y  toma  el  de  la 
Virgen.) 

ROSA. 

Níi  ha  sido  tu  amor  muy  grande. 

DON  FERNANDO. 

Es  grande  mi  devoción. 

ROSA. 

¿Sabrás  cumplir  tu  palabra? 

DON  FERNANDO. 

¿Non  sabes,  mora,  (luíén  soy? 

LIMONADA. 

¿E  yo  be  de  irme? 


DO»  FERNANDO. 

TÚ  le  quedas. 

LIMONADA. 

¿E  cuando  volverás? 

UOM  FERNANDO. 

Hoy. 

ROSA. 

DqIc  muerte  á  lu  enemigo. 

DON  FERNANDO. 

Finará,  si  me  ofendió. 

ROSA. 

Pues  parte  á  Madrid,  Fern.indo 

LIMONADA. 

Vuelve  esta  noche.  Señor. 

DON  FERNANDO. 

Trata  bien  á  la  mi  fembra. 
Si  liaré,  aunque  celosa  estoy. 

DON  FERNANDO. 

Ciiitame  que  finque,  mora, 
Con  tal  perjeño  e  razón. 

ROSA. 

Alá  te  vuelva  con  bien. 

DON  FERNANDO. 

Non  sé  qué  es  Alá,  sea  Dios. 
(Vanse) 

Sa/ín  ELVIRA  t  LEONOR,  con  luz. 


El  tu  suspirar  me  admira 
Una  otra  en  otra  vegada ; 
Non  estés  tan  acuitada. 

LEONOR. 

Déjame  llorar,  Elvira.  {Llora.) 

ELVIRA. 

Dime  qué  plañes,  Leonor, 
E  non  lo  estés  honestando. 

LEONOR. 


Supido  lo  he;  pero  faz 
Con  que  el  gusto  restituyas. 
Pues  que  las  lágrimas  luyas 
No  te  dan  ningún  solaz; 
Que  yo  también  por  mi  daño 
Tengo  amor  otro  que  lal , 
E  maguer  que  siento  el  mal 
Dien  miras  tuque  non  plaño. 

LEONOR. 

Tu  amorio  al  mi  doler 
Non  compasa  los  enojos. 
Que  siempre  sale  á  los  ojos 
La  calentura  de  amor ; 
A  la  rosa  y  al  clavel 
Tortolilla  diligente 
Plañendo  el  su  esposo  ausente. 
Face  pescudas  por  él ; 
E  á  más  con  tiernos  amores 
Verás  por  el  tu  amorio 
(".on  lágrimas  del  roció 
Facer  mimos  á  las  flores; 
E  de  un  leño  en  el  fo^on 
Semejarás  los  despojos. 
Pues  si  non  plañen  sus  ojos 
Non  arde  su  corazón. 

ELVIRA. 

Cuido  ser  un  pedernal, 
Mía  Leonor,  porque  también 
Me  quiere  García  bien 
E  yo  no  le  quiero  mal ; 
Mas  mi  voluntad  tan  rara 
Se  ha  podido  reSistir, 
Uue  non  me  han  vido  reír 


NUESTRA  SEÑORA  DE  ATOCHA. 
Por  un  ojo  de  la  cara ; 
Que  el  home  que  está  más  ciego 
En  servir  y  en  sospirar, 
En  viéndome  lagrimar 
Se  fará  de  pencas  luego. 

LEONOR. 

¿A  ti  te  adora  García? 

ELVIRA. 

Al  me  ver,  mil  irampantojos 
Face  con  la  boca  é  ojos. 

LEONOR. 

¡Válgasme  santa  Maria! 

ELVIRA. 

¿E  de  qué  te  has  suspendido. 
Que  paras  mientes  turbada? 

LEONOR. 

llame  dicho  una  vegada. 
Que  finca  por  mi  atordido, 
E  quedo  rabiosa  aquí 
Que  fingiendo  que  se  muere 
Me  diga  á  mi  que  me  quiere 
E  que  te  engañife  á  ti. 

ELVIRA. 

E  yo  con  sópita  saña 
Contra  él  me  indigno  ahora, 
A  mi  es  á  quien  solo  adora, 

Y  á  ti  es  á  quien  sólo  engaña; 
A  mi  quiere  de  las  dos, 

A  mi  ama  de  mayor  gana. 

LEONOR. 

¡Previera  á  Dios! 

ELVIRA. 

La  mi  hermana, 
¿Para  qué  es  proviera  á  Dios? 

LEONOR. 

García,  de  mí  ¿qué  espera? 

ELVIRA. 

Fablemos  como  mujeres. 

Yo  sé  que  aunque  no  le  quieres , 

Non  te  pesa  que  le  quiera. 

LEONOR. 

Yo  sólo  á  Ferrando  quiero ; 
Pero  García  yo  sé 
Que  non  te  quiere. 

ELVIRA. 

¿Por  qué? 

LEONOR. 

Porque  me  amoró  primero ; 
A  mi  es  á  quien  tiene  amor, 

Y  á  ti  tiene  aborrecida. 

ELVIRA. 

¿Pues  non  soy  yo  tan  erguida 
Como  tú,  hermana  Leonor? 
¿Non  soy  laborosa?pues 
Di.  ¿qué  mengua  me  has  fallado  ? 
¿Non  lice  el  jubón  labrado 
Ue  nueso  padre  en  un  mes? 
Pues  non  me  baldones,  non. 
Ya  que  reprocharme  quieres. 

LEONOR. 

¿E  qué  importa,  si  non  eres 
Tan  fermosa  como  yo? 

ELVIRA. 

i  Tan  fermosa!  tus  engaños 
Te  han  fecho  presuntuosa  ; 
Hermana,  la  más  fermosa 
Es  quien  tiene  menos  años ; 
Mí  juventud  es  mejor. 
No  tu  rostro  pinlurado. 

LEONOR. 

En  Dn  ¿te  has  desmesurado 
Con  tu  hermana  la  mayor? 
Pues  yendo  en  busca  del  cielo, 
Cedo  que  muera  con  llanto. 
No  me  abra  la  puerta  el  santo 
Que  non  tiene  ni  este  pelo ; 

{Llorando.) 


E  la  mi  finada  madre 
Non  sal¡:a  de  la  aQicion 
De  su  dolencia,  si  non 
Se  lo  dijere  á  mi  padre. 

ELVIRA. 

¿Esoá  mi  qué  me  empeció? 

LEONOR. 

¿Han  vido  la  rapagona 
Cómo  se  face  persona? 
Mío  padre,  mas  él  llegó. 

Sale  GRACIAN, 

GRACIAN. 

La  mi  Leonor,  la  mi  Elvira, 
¿De  qué  fincas  arriscada? 

LEONOR. 

Mió  Señor,  plaño  airada. 

GRACIAN. 

¿  E  con  quién  mandas  la  ira? 
¿Non  fablas,  Leonor?  ¿hay  tal? 
¿Quién  tu  alegres  alborota? 

LEONOR. 

Esta  mi  hermana  chicóla, 
Que  me  ha  ferido  muy  mal. 

GRACIAN. 

¿Te  habló  destonado?  deja, 
Verás  lo  que  fago  yo. 

LEONOR. 

De  fea  me  caloñó, 

E  de  más  á  más,  de  vieja. 

GRACIAN. 

¿Qué  rae  parlas? 

LEONOR. 

Ansi  es. 

ELVIRA. 

Oye  á  mi  satisfacion. 

GRACIAN. 

Non  puede  tener  razón 
Quien  ha  nacido  después  ; 
Desucad  luego  á  Leonor 

(Empújala.) 
Los  pies,  llegad. 

ELVIRA. 

Non  me  empelles. 

GRACIAN. 

Ya  non  han  menester  fuelles 
Los  órganos  del  Señor. 

ELVIRA. 

Que  me  des  perdón  le  pido. 
La  mi  hermana  é  mi  señora. 

GRACIAN. 

¡  E  que  non  trújese  ahora 
Las  deciplinas  conmigo ! 

LEONOR. 

Perdonar  me  satisface. 
Mas  non  me  nombréis  errada 
Colondrona  otra  vegada. 
¿Fareislo  ansi? 

ELVIRA. 

¡  Qué  me  place ! 
Dadme  la  mano. 

LEONOR. 

CaUd. 
(Heselamano  Etuira  á  Leonor.) 

ELVIRA. 

Perdonad  mi  sopitez. 

GRACIAN. 

Hoy  remozan  mí  vejez 
Su'amislanza  é  su  homildad. 

LEONOR. 


470 


COMKÜIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


GRiCUrC.  I 

El  señor  rey  de  Casliella 

Me  ha  inviado  su  mandadero , 

E  la  su  escritura  ved, 

Si  un  solaz  vos  quiero  dar, 

Oue  para  vos  maridar 

He  ha  fecho  una  gran  merced. 

¿Escrelura  del  Rey? 
guacían. 
Si. 
De  su  firma  é  de  su  mano. 

LEOSOR. 

No  he  vldo  rey  lan  humano. 
iComofabla? 

GRACIAN. 

Fabla  así. 
(Lee.)  it  El  mió  alcalde  Gracian  Ra- 
«mirez  de  Vargas :  La  vuesa  escrelura 
»me  dio  asaz  conlenlamiento,  é  tinco 
»de  las  vuesasfecherias  alegrado.  Cui- 
»dá  de  la  mi  villa ,  é  por  el  vuestro 
«servicio  vos  fago  merced  para  mari- 
»dar  lasvuesas  dos  lijas,  de  veinte  ma- 
«ravediscada  un  años  de  renta.  Dios  (is 
«guarde.  En  Burgos.  —  Alfonso,  rey 
tde  Casliella.» 
¿Que  os  parece?  ¿qué  decis 
Las  dos  de  largura  tanta? 

LEONOR. 

Maridar  puede  á  sii  infanta 
Con  veinte  maravedís. 

GRACIAM. 

Dele  mucho  mundo  el  Dios 
Poderoso,  omnipotente. 

Sale  UN  CRIADO. 

CRIADO. 

r.arcia,  vueso  pariente, 
Fablar  procura  con  vos. 

GRACIAN. 

Entre  el  mi  deudo  Garda, 
E  idos  los  dos  allá  fuera. 

LEONOR. 

Escondijada  quisiera 
Escochar,  por  vida  mia. 

ELVIRA. 

E  JO  he  de  escochar  allí. 

[Escóndese.) 

Sale  GARCÍA. 

GARCÍA. 

Aquí  está  el  vueso  escodero. 

GRACIAS. 

Ocupad  el  posadero. 

GARCÍA. 

Farclo,  el  mió  alcalde,  así. 

GRACIAS. 

;  E  &  qué  venis?  ¿6  qué  fin 
Tan  tarde  me  habéis  buscado? 

GARCÍA. 

Non  escocUe  este  criado. 

GRACIAN. 

Erguid  vos  fuera,  Lain.       {Siéntase.) 

GARCÍA. 

El  mío  señor,  alcaide  Gracian, 
Fidalgo,  é  i  más  valiente  infanzón, 
i'ues  hoy  mistorado  en  los  ojos  se  han 
Suspiros  inviados  del  mi  corazón, 
Lasvuesasorejas.queoyéndomeestán, 
Escochen  tollida  de  amor  mi  razón  ; 
Yo  adoro  á  Leonor,  vueso  serafín, 
Facedla  mi  esposa,  pues  santo  es  mió 
Ilin; 


Pues  hoy  mi  cochilla  sangrienta  la  ven 
Del  moro  africano  el  rojo  celun, 
Con  darme  este  premio,  facedme  este 
[bien, 
Pues  non  la  merece  de  todos  nengun, 
MügueríiueFerrandolocuidelambien, 
Que  non  mi  amorío  semeja  al  común 
Oe  amantes ,  aquellos  que  fingen  pa- 

Faciii.do  fegurasconsu  corazón. 

GRACIAN. 

(-.Fincando  en  campaña  Celin  pertinaz, 
Con  una  é  con  otra  cochilla  de  Fez, 
Estáis  amistando  folgar  en  la  paz , 
Naciendo  infanzón  y  lldalgo  de  prez? 
Non  me  veréis  alegrosa  la  faz. 
Si  afinojado  á  mi  planta  esta  vez, 
Como  á  collado  é  cómplice  atroz, 
Non  le  tollis  á  la  lengua  la  voz. 

GARCÍA. 

Vuesa  palabra  me  ha  dado  á  entender 
Que  non  en  el  campo  he  tovido  valor; 
Asaz,  como  alcaide,  pedierais  saber 
Oue  Aben-el-Jucef  me  tuvo  pavor 
Cuando  le  tice  más  campo  correr 
yue  el  Mayo  verdoso  colora  de  flor, 
E  más,  al  querer  conmigo  lidiar. 
De  una  lanzada  ie  fice  finar. 

GRACIAN. 

Non  me  habléis  lan  entonado. 
La  vuesa  voz  abajad, 
IJue  yo  vos  daré  á  Leonor, 
i  Mas  non  lan  cedo  será ; 
Ferrándome  pidió  á  Elvira. 

LEONOR.  (Ap.)- 
La  mi  oreja,  ¿qué  escochaís? 

GRACIAN. 

E  fincado  cautivado, 

¡.Cómo  bien  parecerá 

Que  él  tenga  un  lazo  de  hierro, 

Evos  otro  conyugal? 

Sed  el  su  amigo  en  la  guerra 

Pues  lo  fuisteis  en  la  paz, 

E  cuando  fincare  libre, 

Por  vuestro  valor  llegad, 

E  pedidme  á  mi  Leonor 

Que  cedo  os  la  he  de  endonar. 

GARCÍA. 

Tan  luengos  años  te  halles 
Como  nueso  padre  Adán. 

GRACIAN. 

(Ap.  Con  Ferrando  é  con  García 
Las  presumo  maridar.) 
Venid,  que  cuido  ir  con  vos. 

GARCÍA. 

De  aquí  non  me  he  de  apartar. 
Si  sucortesanamiento 
No  se  queda  más  airas. 

GRACIAR. 

Pues  si  habéis  de  ser  mi  fijo, 
Obedeced  y  callad ; 
Ansí... 

GARCÍA. 

¿Qué  parláis? 

GRACIAN, 

García. 
Oíd,  que  os  quler  pescudar 
De  las  imágenes  santas 
Que  dentro  en  España  hay. 
¿  Cuál  de  todas,  me  decid, 
Es  vuestra  devola  más? 

GARCÍA. 

Nuestra  Señora  de  Atocha. 

GRACIAN. 

Pues  vuesa  es  Leonor;  llegad, 
E  dadme  los  brazos,  fijo, 
Que  mió  non  lo  .será 


Quien  non  llame  por  devoto 
A  esa  imagen  celestial. 

{Vanse  los  dos.) 

LEONOR. 

Fincamos  buenos,  Elvira. 

Colorada  el  alma  está 

De  que  el  sandio  de  García 

Fingiese  su  voluntad. 

LEONOR. 

¿Mame  engañifado  á  mi 
El  traidor  descomunal 
De  Ferrando,  é  á  ti  sola 
Es  á  quien  precara  asaz, 
E  le  acuitas  de  García? 

ELVIRA. 

E  García  desleal, 
¿Non  fina  por  ti? 

LEONOR. 

Bien  fablas. 
¿Pues  cómo  podré  vengar 
El  mí  mal  pagado  amor 
Que  se  ha  fincado  en  agraz? 

ELVIRA. 

¿Quieres  que  fagamos  mofa 
De  su  amor? 

LEONOR. 

¿Cómo  será? 

ELVIRA. 

Seamos  frailas  las  dos, 
E  ansí  cuido  castigar. 
Perdiendo  el  nueso  amorío, 
Una  éolra  voluntad. 

LEO.NOR. 

¡¿Yo  fraila»  esas  non,  Elvira. 
i  ¿Qué cuidas? 

I  ELVIRA. 

I  Ven  á  fablar 

I  .\1  mió  padre,  Leonor. 

1  LEONOR. 

;  Qué  faces? 

ELVIRA. 

I  Tü  lo  verás. 

Ven  en  pos  de  ini. 

Sale  DON  FERNÁN  DO  c«a«(<i>  ellas  sf 
quieren  ir. 

DON  FERNANDO. 

¿Leonor? 

LEONOR. 

La  santa  vela  pascual 
Que  está  con  las  tres  piñiías 
Fincada  somo  el  altar. 
Me  valga. 

DON  FERNANDO. 

¿  De  qué  le  aturdes 
La  mi  relumbrosa  faz? 
Ferrando  soy,  el  tu  esposo. 
Que  afinojado  é  leal 
Viene  á  besucarla  tierra 
Que  lú  pisoteando  estás ; 
Yo  soy  el  que  ayer  cautivo, 
Y  hov  libre,  viene  á  ayanlar 
El  manjar  de  los  tus  ojos 
Amorioso  gañan. 
¿Qué  paras  mientes ,  Seiiora .' 
¿Non  cuidas  abracijar 
Mil  vegadas  al  tu  esposo 
Que  descaulivado  está? 
¿Non  me  fablas?  ¿non  me  miras  ? 

LEONOR. 

E  cuánto  me  da  solaz 
La  su  voz,  la  su  mentira 
Me  ha  indignado  más  y  más; 
Fabla,  embestidor  mSlino, 
Ya  que  faces  desbocbar. 


^i  no  tocia  la  mi  ira, 

Toü;i  al  menos  mi  verdad. 

iPor  qué  engañoso é  cruel, 

Si  cuidaste  maridar 

Con  la  lu  querida  Elvira, 

Ferisle  con  tal  crueldad 

A  la  mi  alma,  que  era  luya? 

jPor  qué,  sandio,  desleal, 

Me  facias  arrumacos 

De  rosquilla  é  mazapán? 

¿Non  soy  jo  tamaña  feml}ra 

Que  el  sol  con  su  claridad 

Al  mió  honor  y  a  la  mia  cara 

No  ba  supido  emparejar? 

Al  nueso  padre  pediste 

A  Elvira,  é  con  deslealiad. 

Para  me  escopir  el  rostro, 

Me  cuidaste  pintorar; 

Cata  á  lu  aniijjota  Elvira, 

Gózate  con  ella  en  paz, 

Aquí  lino  el  nueso  trato. 

Yo  no  be  de  fablarte  más, 

Cue  no  fué  más  fementido 

El  nueso  conde  Julián  ; 

Fíncate.  (Va  á  irse 

D0;<  FERSAJiDO. 

Los  ojos  míos, 
No  airados  os  escorrais. 
1  Elvira  non  está  aqui, 
E  digo  de  paren  par. 
Delante  su  ferinosura 
A  toda  mi  voluntad? 
A  ti  es  á  quien  amorié ; 
Vuelve,  mi  vida,  á  escochar 
Mia  plañidura,  que  tabla 
Lagrimosamente  asaz. 

LEO.XOR. 

Pues  ¿é  cómo  al  padre  mió 
Pediste  i  Llvira? 

DON  FERNANDO. 

Non  tal; 
A  la  su  chicota  fija 
Le  pedí. 

LEONOB. 

Pues  si  es  verdad. 
La  más  cbicota  es  Elvira. 

noN  FERNAI^DO. 

Eslu  ferni(i>ura  tal, 
Que  aun  sieiidu  más  los  tus  años, 
Non  me  parecen  los  más ; 
Yo  iQ  erré. 

LEONOR. 

Cuídalo  bien. 

ELVIRA. 

Puc?si  él  fuera  mi  galán, 
E  á  ti  te  endilgara  ahora 
Los  requieliros  en  mia  faz, 
i,  Non  le  prefumára  jo 
Con  pólvora  é  alquitrán? 
Abracijale,  mia  hermana. 

LEONOR. 

Con  una  condición  tal 

Que  me  bas  de  volver  los  brazos 

Si  non  fablares  verdad.      {.Xbrázalí. 

DON  FERNANDO. 


Que  me  entorno  á  ser  cautivo. 

LEONOR. 

iQuémefablasy  tevas? 

DON  FERNANDO. 

Fícele  á  una  sandia  mora 
Pleitesía  de  tornar, 
E  la  tu  trasladadura 
Pinlorada  dejé  allá; 
E  áiitps  que  el  alba  florida 
Empriiicipie  i  cargear. 
Volver  cuido  á  la  prisión; 
La  mia  vida,  perdonad. 


NUESTRA  SEÑORA  DE  ATOCHA. 

LEONOR. 

¿Que  la  mi  semejadura. 
Cautiva,  Ferrando,  está, 
E  á  una  mora  se  la  diste? 
¿I'ues  cómo  feciste  tal? 
¿K  p!>r  verte  con  la  mora 
fe  vuelves  á  cautivar? 

DON  FERNANDO. 

Di  la  palabra. 

LEONOR. 

Edi,  ¿|)csa 
Esa  tu  palabra  más 
Que  mi  amor? 

DON  FERNANDO. 

Nací  UdaiKO. 


Ahora  llego  á  caloñar 
Que  estas  emperrado  el  alma, 
E  que  con  la  mora  está 
Aullándole  el  lu  amor 
Como  mal  ferido  can. 

DON  FERNANDO. 

Por  el  tu  retrato  vuelvo. 
Non  por  otra  cosa  asaz. 

Pues  si  mi  semejadura 
Es  la  causa  principal, 
Yo  perdono  la  Dneza, 
Fíncate  conmigo  en  paz. 
Que  non  empez  á  mi  amor. 
Ni  á  mi  honor  le  fará  mal 
Que  esté  preso  el  mi  retrato 
Por  la  tuja  libertad, 
Si  non  es  que  por  desprecio 
Te  le  hayas  dejado  allá. 

DON  FERNANDO. 

¿Eyo  he  de  quedar  sin  él? 

LEONOR. 

¿Qué  importa?  ¿no  me  dirás 
El  traslado,  si  te  quedas 
Con  todo  mi  original? 

DON  FERNANDO. 

El  mi  escodero  se  queda. 

LEONOR. 

Pues  ja  que  poniendo  estás 
A  las  soluciones  mías 
Cira  asaz  dificultad. 
El  García  me  ha  pedido 
A  mi  padre,  he  dicho  ya. 
Que  con  toda  la  mi  mano 
Se  coida  matrimoñar. 
En  que  verás  la  apretanza 
Con  que  lineo  si  te  vas. 

DON  FERNANDO. 

¿E  dijo  que  si  el  tu  padre? 

ELVIRA. 

Si  con  tanta  claridad 
Ella  hubiera  dicho  el  si 
Par  del  cura  é  sacristán. 
Non  la  podiera  el  obispo 
De  Burgos  desmaridar. 

DON  FERNANDO. 

Elvira,  ¿es  verdad? 

LEONOR. 

¡  Plovicra 
A  Dios  non  fuera  verdad! 

DON  FERNANDO. 

¿E  á  ti  ba  fablado  tu  padre? 

LEONOR. 

Non  me  ha  podido  fablar. 

DON  FER.NANDO. 

¿Cuándo  fué  el  seceso? 

I  LEONOR. 

I  Agora. 


DON  FERNANDO. 

E  tú,  di,  ¿qué  le  dirás? 

LEONOR. 

Si  le  fincas,  que  te  quiero. 

DON  FERNANDO. 

jE  habrá  duda? 

LEONOR. 

Si  te  vas. 

DON  FERNANDO. 

¿  Reprobarás  mi  afición 
Si  dejo  el  retrato  allá? 

LEONOR. 

Fablaré  bien  del  tu  amor. 

DON  FERNANDO, 

E  mi  palabra,  ¿qué hará? 

LEONOR. 

Palabra  dada  á  una  sandia, 
Non  se  debe  cabalar. 

DON  FERNANDO. 

En  fin,  ¿él  le  pide? 

LEONOR. 

Si. 

DON  FERNANDO. 

Pues  pintura,  perdonad. 
Mío  escodero,  Dios  vos  libre , 
Mia  palabra,  viento  vais. 
Que  en  tocando  al  amono 
Del  que  sabe  sospirar, 
El  punto  de  honor  es  menos, 
Ela  cólera  es  lo  más. 

LEONOR. 

Eres  fino. 

DON  FERNANDO. 

En  la  tu  piedra 
Me  pretendo  quilalar. 

GRACiAN.  {Dentro.) 
¿Leonor,  Elvira? 

LEONOR. 

Mío  padre 
Da  voces. 

ELVIRA. 

¿Qué  nos  querrá? 
El  sale. 

LEONOR. 

Ferrando  mió, 
Aqui  le  puedes  posar, 
Non  le  vea  de  súpito. 

DON  FERNANDO. 

¿E  yo  me  hede  escondijar? 

I.EONOIl. 

De  fallarte  aqui  tan  tarde 
Non  le  puede  dar  solaz. 

DON  FERNANDO. 

Yo  lo  hago.  (Escóndese.) 

Sale  GRACIAN. 

GRACIAN. 

Las  mías  fijas. 
Vuestra  tristura  alegrad. 
Abrid  cedo  esa  ventana, 
E  del  cielo  á  ese  Atochar 
Calaréis  divinas  luces 
Con  resplandor  divinal 
De  los  cielos  á  la  tierra 
Van  subirse,  yan  bajar; 
Nuesa  Señora,  sin  duda 
l'dsada  en  Atocha  está. 
¿Non  la  veis? 

(Asimanse  á  una  ventana.) 

LEONOR. 

Va  los  calamos. 


Para  mi  mandaderia 


478  COMEDIA 

Fincados  en  el  zaguán, 
Subid  á  ver  la  alegrura. 
( Va  pasando  por  áetras  cuando  mirar 
á  la  ventana.) 
Do:<  fer:<a:ído.  (Ap.) 
Mientras  sospendido  está, 
A  escorrir  vov  i  la  puerta, 
Pues  non  me"ve. 

ELVIRA.  {Ap.) 
Ya  se  va. 

BON  FER!<ANDO.    (.4p.) 

E  desde  ella  fingiré 
tfup  aliora  acabo  de  llegar; 
Pruebo  á  salir. 
(Alialir  encuéntrase  con  Garda.) 
garcía. 
¿Quién  da  voces? 

CRACIAN. 

El  bendito  san  Marcial 

Me  valga,  ¿qué  es  lo  que  miro? 

(Vuelve  la  cara  Gradan,  y  velos.) 
¿Ferrando? 

DOS  FERNANDO. 

¿Señor  Gracian? 

CRACIAN. 

¿García? 

GARClA. 

¿El  alcaide  mió? 

CRACIAU. 

¿Cómo  aquí  los  dos  fincáis? 

DON  FERNANDO. 

Van  salí  del  cautiverio; 
Endonóme  libertad 
Una  mora,  é  á  tu  voi 
Sobi  de  la  calle  acá. 

GARCÍA. 

Eyo  á  tu  voz  he  sobido; 
PeVo  al  tiempo  que  iba  á  entrar. 
Iba  á  salir  don  Ferrando 
Por  vuesa  puerta. 

DON  FERNANDO. 

Es  verdad. 
Que  al  sobir  vuesa  escalera, 
Senti  un  lionie  pisotear, 
E  volvi  la  faz  á  ver 
Quién  me  boscaba  detras. 

GARCÍA. 

¿E  cómo  os  habéis  turbado? 

PON  FFRNANDO. 

Hamc  fecho  novedad 

Que  entréis  vos  adonde  apenas 

Él  sol  no  ha  sopido  entrar. 

GRACIAN. 

Sola  esta  vez  he  sobido. 

DON  FERNANDO. 

Yo  esta  vez,  otro  que  tal, 
E  á  non  estar  el  alcaide 
Presente... 

GARCÍA. 

E  á  non  estar 
El  alcaide... 

DON  FERNANDO. 

Yo  ficiera 
Que  non  pescudárais  más. 

GARCÍA. 

Yo  (iciera... 

GRACIAN. 

El  don  García, 
Vuesa  palabra  cumpláis 
De  darme  la  vuesa  fija. 
Pues  desciuiivado  está 
Ferrando,  como  dijisteis. 

DON  FERNANDO. 

E  JO  si  me  has  de  endonar 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
La  fija  que  te  he  pedido 
Me  omildaré. 

CRACIAN. 

Ansí  será. 

GARCÍA. 

Leonor  es  la  que  os  pido. 

ELVIRA. 

i  Oh  sandio  descomunal ! 


CRACIAN. 

E  Ferrando,  ¿qué  fablais? 
¿Non  pidísteis  la  chicóla 
Fija? 

nON  FERNANDO. 

Non  lo  he  de  negar; 
Mas  no  entiende  el  amor  de  años, 
Mia  la  Leonor  será. 

GARCÍA. 

Non  será. 

DON  FERNANDO. 

La  mi  coclíiUa... 

GRACI.lN. 

Vuesa  enemiga  dejad, 

V  en  presencia  de  mis  fijas 

Non  demandéis  á  lidiar. 

GARCÍA. 

Non  es  de  aqui  esta  enemiga. 

DON  FERNANDO. 

Vuesas  manos  parejad. 

GRACIAN. 

Dadle  la  mano,  Ferrando. 

DON  FERNANDO. 

Yo  non  se  la  quiero  dar. 
Si  non  me  dais  á  Leonor. 

GARCÍA. 

E  yo  fablo,  otro  que  tal. 

GRACIAN. 

Yo  vos  la  daré,  García ; 

(biceselo  á  cada  uno  al  oido. 
Ferrando,  vuesa  será ; 
(.\p.  Esto  importa  por  ahora.) 

DON  FERNANDO. 

Pues  la  mi  mano  catad. 

(Dale  la  mano,  y  apriétasela. 

GARCÍA. 

V'upso  amigo  soy;  (.4/).  al  darme 
Su  mano,  ha  fecho  señal 
De  cuestión,  con  apretanza). 

DON  FERNANDO.   (Ap.) 

Cedo  le  coido  buscar. 

GRACIAN. 

¿Sois  amigos? 

DON  FERNANDO. 

Yan  lo  somos. 

GRACIAN. 

Por  esa  puerta  os  colad. 
García,  é  vos  por  aquella 
Que  está  enlrenle  del  zaguán; 
Leonor,  al  vueso  retrete ; 
Ea  mi  Elvira,  á  posar. 

DON  FERNANDO. 

Dios  vos  mantenga. 

GRACIAN. 

Si  vos  guarde. 

GARCÍA. 

Adiós,  mió  alcaide  Gracian. 

DON  FERNASUO.    (.4p.) 

Muriendo  de  celos  voy. 

GARCÍA.   (.4p.) 

Atordida  el  alma  está. 


DE  ROJAS. 

LEONOR. 

¿Si  será  Ferrando  mío? 

DON  FERNANDO. 

¿Simia  Leonor  sera? 

CRACIAN. 

Halle  yo  ala  sania  imagen 
De  Anlióquia  en  el  Atochar, 
Que  una  é  otra  palabra 
Mi  habilencia  complirá. 


JORNADA  SEGUNDA 


Salen  ROSA,  LIMONADA  y  moros. 

ROSA. 

Ese  cautivo  cristiano 
Conmigo  llegue  el  primero, 

Y  quedaos  todos,  que  quiero 
Recibir  sola  a  mí  hermano; 

Y  aquel  monte  á  trechos  hueco 
Del  Manzanares  confin, 

La  lición  de  su  clarín 
Haga  repetir  al  eco. 

LIMONADA. 

Ya  el  su  rey  Celin  ahora 
Por  uno  y  otro  sendero 
Llega  á  fliblar  el  primero. 

ROSA. 

¿Vesle  venir? 

LIMONADA. 

Sí,  Señora. 

ROSA. 

i  Ah  Celin,  ardiente  rayo 
Que  el  África  congeló! 

LIMONADA. 

Cuido  que  non  te  escochó. 

ROSA. 

Emulación  de  Pelayo. 

LIMONADA. 

Non  le  oyó. 

Llámale,  y  toma 
Las  señas  de  su  valor. 
¿Azote  de  Alá? 

LIMONADA. 

¿Ha  el  Señor 
Discípulo  de  Muhonia? 

ROSA. 

El  que  da  voz  á  la  fama. 

LIMONADA. 

Que  da  á  Castilla  pavor. 

ROSA. 

Primer  padre  del  valor. 
Hijo  del  sol. 

Sale  CELI.V. 

CEI.IN. 

¿Quién  me  llama? 

ROSA. 

Tu  hermana  es  quien  te  llamó. 

CELIN. 

Ya  tu  acento  he  conocido. 

ROSA. 

¿Vienes  bueno? 

CEllN. 

Sí. 

ROSA. 

¿lias  vencido? 

CELIN. 

¿Cuándo  no  he  vencido  yo? 


ROS*. 

Saber  el  triunfo  quisier». 

Y  mi  fortuna  verás. 

ROSA. 

Fabla,  no  te  tardes  m&s. 
iCómofué? 

CEIIN. 

Desia  manera  : 
Salí  con  negros  pendones... 

ROSA. 

Eso,  Celin,  ya  lo  sé. 

CELW. 

A  sangre  y  fuego  llevé 
Veinte  y  cuatro  poblaciones. 

ROSA. 

Es  tu  valor  inhumano. 

CELIM. 

No  reservo  vigilante, 
Ni  mi  piedad  al  infante , 
Ni  mi  templanza  al  anciano. 

ROSA. 

Tu  coraje  y  saña  impia 

Aun  masque  tu  acero  ha  obrado. 

CELIM. 

Veinte  templos  he  saqueado 
Üe  la  imagen  deMaria. 

ROSA. 

Gracias  me  doy,  pues  que  llego 
A  escuchar  tu  ira  ardiente. 

CELIM. 

Y  esa  que  es  tan  fria  fuente. 
Dejé  abrasada  de  fuego. 

ROSA. 

Alá  permite  que  fueses 
Rayo  de  su  mano  airada. 

CELI.-». 

Hice  hoz  sangrienta  mi  espada 
De  las  Oores  y  las  mieses. 

ROSA. 

Asi  á  mi  crueldad  enseñas. 

CELIÜ. 

No  reservó  mi  cuchillo 
Al  humilde  corderino 
Que  balaba  entre  las  peñas. 

ROSA. 

Halle  el  cristiano  escarmiento 
En  ti,  que  rendirle  sabes. 

CELin. 

Con  el  polvo  ahogué  las  aves 
yue  eran  población  del  viento. 

ROSA. 

Sea  indicio  lu  osadia 
Del  fuego  que  en  li  se  ve. 

CELIS. 

Con  el  humo  del  tizné 
La  rubia  lela  del  dia. 

ROSA. 

Deste  triunfo  hagan  memoria 
Mármoles  insensitivos. 
¿t!ué  traes? 

CF.LTN. 

Cuatro  mil  cautivos. 

ROSA. 

¿Qué  más? 

CELW. 

Aquesta  es  mi  historia. 

ROSA. 

Pues  ya,  valiente  Celin, 

Que  al  son  de  tus  parches  tiemblun 

Los  oidos  de  aquel  monte, 

ReOriendo  el  golpe  en  quejas 

Oye  la  más  infeliz 

Fortuna,  la  más  adversa 


NUESTRA  SESORA  DE  ATOCHA. 
Pasión  que  el  ánimo  mió 
Dispensar  pudo  á  la  lengua ; 
Ya  sabes  que  don  Garcia 
Ue  Vargas,  en  esa  tela 
De  quien  el  principe  Mayo 
Cortó  á  las  llores  libreas , 
D¡ó  la  muerte  á  Aben-Jucef, 
Nuestro  hermano  ;  ¡  el  cielo  quiera 
Que  acierte  á  justar  la  ira 
La  venganza  con  la  ofensa! 
Va  le  acuerdas  que  quedó 
De  mi  arbitrio  en  la  cadena 
Prisionero  don  Fernando 
De  Lujan ;  pues  porque  sepas 
Cuando  es  grande  l:i  desdicha 
Cuánto  la  desdicha  cuesta. 
Sabrás,  que  al  ver  su  valor, 
Al  admirar  su  presencia, 
O  por  astro,  si  es  verdad 
Que  inclinar  saben  estrellas , 
Quise  bien  á  don  Fernando, 
Permiieme  la  indecencia 
De  decir  mi  voluntad, 
Siempre  en  mi  dolor  secreta; 
Que  es  fuerza,  cuando  el  doliente 
De  achaques  de  amor  enferma. 
Para  sanar  del  remedio 
Quejarse  de  la  dolencia; 
Díle  señas  de  mi  amor 
Con  los  ojos,  de  quien  eran 
Desperdiciadas  palabras 
Lágrimas  que  el  fuego  seca ; 
Mas  como  el  odio  es  tan  rudo 
Que  nunca  entiende  por  señas, 
Me  aproveché  de  la  voz. 
Tan  larda  en  obrar  mi  lengua. 
Que  le  vendi  por  recalo 
Lo  que  era  solo  vergüenza; 
Oyóme,  y  dijo  que  amaba; 
Pregunté  á  su  amor  quien  era 
El  sugeto  de  sus  ojos; 
Enmudeció  á  la  respuesta, 

Y  viendo  en  su  voluntad 
Tan  seguras  resistencias. 
Me  obligué  de  que  el  silencio 
Su  llama  oculte  secreta, 

Que  una  voluntad  que  es  noble 
Más  del  secreto  se  prenda; 

Y  en  lin,  a  los  cortos  plazos 
De  un  ruego  me  dijo  que  era 
Leonor  el  feliz  dueño. 

Bien  que  el  mérito  no  tenga 
De  su  voluntad,  y  entonces 
A  mi  rostro,  que  antes  era 
Como  timido  de  nieve. 
Le  piuló  sin  diligencia 
Al  lem|)le  de  sus  palabras 
Mil  colores  la  modestia; 
Agradecí  el  desengaño 
Con  amorosa  cautela. 
Que  tal  vez  es  menester. 
Cuando  amor  no  se  remedia, 
Agradecer  los  desdenes 
Como  si  fueran  liiiezas ; 

Y  sabiendo  que  Garcia 

De  Fernando  en  el  ausencia 
Pudiera  lograr  favores 
De  Leonor,  sabiendo  que  era 
De  sus  luces  ó  sus  rayos 
Diligente  compelencla, 
Viendo  imposibles  de  alivio 
Los  dolores  de  mi  pena. 
Quise  masque  don  Fernando 
(Sabe  amor  lo  que  me  cuesta  ), 
Fuese  á  lograrse  en  sus  brazos. 
Que  permitir  que  merezca 
Fl  que  dio  muerte  i  mi  hermano 
Su  hermosura  y  su  belleza; 

Y  dejando  este  retrato 
En  rehenes  de  dar  vuelta 
A  la  prisión,  permití... 

{Dale  el  retrato.) 


CELIN. 

Detente. 

ResA. 
Que  fuese... 

CELIR. 

Espera. 

¿  Es  de  Leonor  esta  copia  ? 

ROSA. 

Esta  es  su  hermosura  mesma,' 
Dearliüce  temporal 
Lisonjeada  belleza. 

CELí:». 

¿  Y  no  ha  vuelto  don  Fernando? 

ROSA. 

No  ha  vuelto, 

CELin. 

¿Pues cómo  dej» 
De  anuel  libre  original 
Tan  divina  copia  presa? 

ROSA. 

Oye,  y  te  diré  por  qué. 

CELIJI. 

Prosigue,  y  dime  qué  Inlenias.' 

ROSA. 

La  mayor  industria... 

CELIN. 

Dna. 

BOSA. 

De  que  fué  capaz  la  idea. 


¿Para  hacer  que  venga 

ROSA. 


Si, 


Y  porque  á  mis  iras  muera. 

CELIN. 

¿Cómo  ha  de  ser? 

ROSA. 

Desta  suerte. 

CELIN. 

Ya  tengo  la  ira  atenía. 

ROSA. 

Fernando,  como  le  he  dicho, 
No  (luiso  volver,  ó  sea 
Pur(iue  cobrar  una  copia 
Es  ociosa  diligencia, 
O  sea  porque  Leonor 
No  le  permite  que  venga 
A  rescatar  la  pintada 
Pues  goza  la  verdadera ; 
O  sea  porque  no  debe 
Cumplir  su  palabra  mesma, 
Porque  no  es  bien  que  á  su  amor 
Una  olilig:icioii  prehera; 

Y  porque  á  Leonor  no  importa 
Que  yo  su  pintura  tenga. 
Pues  le  (|uicre  bien,  y  es  fácil 
Hacer  del  error  fineza : 

Pues  cuando  tuviera  celos 
De  muy  desconfiada  ó  tierna. 
Aun  no  le  enviara  á  cobrarle 
Porque  á  cobrarle  no  venga  ; 

Y  así,  para  dar  castigo 

A  su  traición,  hoy  intenta 
Mí  industria  hacer  que  Feroaiido 
O  por  ira  ó  por  violencia 
Venga  á  cobrar  esla  copia. 

CELIN. 

Di  la  industria,  Rosa. 

ROSA. 

Es  esta : 

Tú  has  de  fingir  que  en  los  rayos 
De  esa  hermosura  te  quemas, 
Pues  que  ya  le  habrá  enseñado 
Ese  camino  la  lengua; 
Haz  que  tu  voz  á  los  vientos 
U  los  asuste  ó  los  biera, 


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Prúnunciándole  á  aquel  moDte 
Mentiras  que  el  eco  vuelva; 
Llama  al  muro  de  Madrid, 

Y  porque  tus  iras  tema. 
Como  el  trueno  los  peñascos 
Tu  voz  sus  murallas  hienda  ; 
Obliga  á  campal  batalla 

A  Fernando, y  haz  que  vea 
Que  de  su  Leonor  amante 
La  copia  adorada  llevas. 
Que  él,  viendo  de  tus  pasiones 
Kl  imaginado  tema. 
Con  los  celos,  como  amante, 
Como  amante,  con  la  ofensa, 
Bajará  á  cobrar  la  copia ; 
CJue  una  cosa  es  que  en  mf  vea 
De  su  rostro  este  bosquejo. 
Pues  no  importa  que  le  tenga 
Ni  á  ella  si  le  mira  lino 
M  á  él  si  la  ve  satisfecha; 

Y  es  otra  ver  que  es  un  hombre 
El  que  con  ardiente  seña 

De  voluntad  apasiona 
Con  su  lamento  á  las  peñas; 
Baje  Fernando  á  cobrar 
Esla  reliquia  primera, 

Y  enciéndale  como  llama 
Lo  que  olvidó  por  pavesa ; 
Emboscados  de  ese  soto 
En  la  rústica  alameda 
Tus  soldados,  cuando  salga 
Contigo  á  hacer  campal  guerra, 
Le  traerin  á  mi  prisión 

Para  que  escarmiente  en  ella 
De  su  traición  y  su  engaño; 
>o  es  traición  la  que  se  emplea 
En  vengar  otra  traición; 
Si  él  fué  traidor,  no  consientas 
Darle  muerte  con  lealtad 
Si  él  me  da  muerte  sin  ella  ; 
Yo  no  le  pido  imposibles 
Grandes  á  tu  diligencia. 
Un  amor,  que  en  ti  no  habrá, 
Te  pido  que  fingir  sepas. 
Pues  no  les  cuesta  á  los  hombre: 
Mucho  trabajo  esla  ciencia; 
Cóbrame  este  fugitivo 
Esclavo,  que  haciendo  ausencia 
Me  llevó  robada  el  alma. 
Aunque  no  lo  hago  por  ella  ; 

Y  en  lin,  con  la  industria  mia, 
Con  tu  amorosa  cautela. 
Con  mi  enojo,  con  tu  ira, 
Daré  alivios  á  la  aueja, 
Venganzas  daré  ai  agravio, 
Satisfacción  á  la  ofensa ; 

Y  porque  los  dos  tengamos. 
Tú,  dt'Spojo  de  quien  venzas. 
Yo.  un  esclavo  de  quien  triunfe, 

Y  tú  un  blasón  que  te  deba. 

CELin. 

Tu  voz  halagó  mi  oido, 

Y  para  que  mejor  sepas 
Cuánto  vale  una  venganza 
Si  con  la  industria  se  pesa. 
Tres  sucesos,  de  un  ardid. 
Tres  pasiones  de  una  mesma, 
Conseguir  mañosamente 

Mi  ira  y  mi  enojo  intentan; 
El  primero  es  de  mi  amor. 
Pues  esla  sombra  que  apenas 
Es  rasgo  de  su  verdad 
Ni  de  su  lie.-mosura  seña, 
Se  pasó  desde  mis  ojos 
A  rni  deseo,  pues  fuera 
No  conocer  la  verdad 
Dejarla  pasión  perpleja; 
Conque  sin  fingir  podré 
Proseguir  con  Incaútela, 
Porque  con  odio  y  amor 
Sea  esla  la  vez  primera 


COMEDIAS  ESCOCIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

A  su  resistencia  unido, 


Que  la  ira  y  la  voluntad 
Caminen  por  ana  senda; 
El  otro  es,  que  pues  me  dices 
ue  Oarcia,  de  i|uien  cuentas 
De  Leonor  bella  a  los  rajos 
Águila  de  amor,  anhela. 
En  viendo  que  á  Leonor  quiero 
Como  fino  amante,  es  fuerza 
Que  aunque  no  le  perdió,  baje, 
Si  de  más  fino  se  precia, 
A  cobrar  aquel  retrato, 
liii-n  que  otro  mejor  me  queda, 
Que  este  es  bosquejado  en  sombras, 

Y  este  pintado  en  idea; 

Y  es  el  otro,  que  Fernando, 
Como  dices,  cobrar  quiera 
Una  perdida  reliquia 

Ue  cenizas  que,  aun  no  hoy  queman; 

Con  que  emboscada  mi  geiile 

Deste  solo  en  la  aspereza, 

A  Garcia,que  á  mi  hermano 

Pió  en  el  campo  muerte  fiera, 

(^on  las  ventajas  que  saben 

Los  cristianos  desta  tierra 

Pues  de  su  valiente  sangre 

Llevaron  al  Tajo  nuevas. 

Daré  el  sangriento  castigo; 

Los  dos  amantes  es  fuerza 

Que  á  un  tiempo  vengar  su  amor 

Airadamente  pretendan; 

Si  Fernando  fué  contigo 

Traidor,  la  industria  muera 

De  su  traición;  si  García 

Dio  á  Jucef  muerte  sangrienta, 

Cobre  discreta  venganza 

Mi  valor  y  tu  cautela; 

Consiga  yo  no  lener 

Hoy  que  este  volcan  revienta , 

Que  en  esta  imagen  que  adoro 

Compasiones  enlernezca; 

Tu  valor  y  mi  valor 

Hagan  de  la  industria  pruebas. 

Que  mal  de  amor  las  pasiones 

Con  la  ira  se  remedian. 

A  campal  lid  provocado 

Fernando  mi  enojo  lema. 

Celoso  can,  don  García, 

La  que  vibrare  saeta 

Disparada  á  sus  murallas, 

Latiendo  venganzas  muerda; 

Amor  y  celos  te  imiten, 

Amor  y  celos  me  fuerzan : 

De  un  achaque  adolescemos , 

Un  ardid  nos  convalezca, 

¿Qué  agravios  hay  como  celos? 

¿Quién  los  tiene  y  no  los  venga? 

Que  el  que  nnos  celos  consiente 

También  sufrirá  una  ofensa; 

Ansí  puede  ser  que  logre 

Esla  imposible  belleza. 

Que  me  hace  querer  más 

Saber  que  hay  más  que  la  quieran  ; 

Daré  muerte  á  don  García, 

Don  Fernando  en  la  cadena 

De  tus  brazos  logrará 

Las  prisiones  que  deseas ; 

Morirá  el  traidor  García, 

Lograré  sin  competencia 

Un  amor... 

BOSA. 

Y  cuando  no. 
La  que  ves  campaña  amena 
lispígar  en  rubios  granos. 
Arderá  en  negras  pavesas. 

CELIN. 

Venando  no,  minaré 

Desa  madre  de  las  ciencias , 

Que  ansi  Maredit  se  llama. 

Las  peñas  que  la  sustentan ; 

Porque  el  fuego  material 

Que  en  mi  corazón  se  engendra. 


Su  eminente  muro  hienda. 

ROSA. 

Pues  ese  esclavo  que  quiero 
Reconciliarse  en  la  seta 
Que  de  su  africano  padre 
Por  lineas  de  Agar  hereda, 
Guiará  nuestros  soldados. 

LIMOMADA. 

Cuidadosa  centinela 
Me  has  de  catar  en  el  soto. 
Que  nones  mucho  que  venda 
A  mi  patria  por  la  vida. 
Que  Judas  apóstol  era 
E  acompañador  de  Dios. 
E  a  solas  treinta  monedas 
Vendió  a  Dios,  ¿qué  non  fará 
Un  hombre  con  cabellera? 

CELIlt. 

Pues  ea,  guiad,  soldado. 

LIMOMADA. 

Ven  en  pos  de  mi. 

CKLIN. 

¿Qué  esperas? 

POSA. 

Que  me  aliente  tu  valor. 

CELIX. 

Va  mi  venganza  le  alienta. 

ROSA. 

Los  parches  el  monte  asusten. 

CELIN. 

El  clarín  los  vientos  hiera. 

ROSA. 

Guárdate,  Madrid,  que  va 
Rosa  sobre  tus  almenas. 

LIMONADA. 

Van  cumplo  con  vuesa  sangre. 
La  mia  madre  gallega. 
( Vanse.) 

Sale  GARCIa. 

garcía. 
El  Ferrando  de  Lujan 
Aquí  me  ha  fecho  venir. 
En  las  Atochas,  que  están 
En  par  de  la  sobídura 
De  aquese  lorromonlero. 

(Saca  un  papel,  y  lee.) 
Me  fabla  el  renglón  priineio 
De  Ferrando  en  la  escretura; 
Que  le  espere  con  valor, 
E  para  muesas  rencillas 
Que  traiga  mías  dos  cocbillas, 
La  chicóla  é  la  mayor ; 
Negra  la  nuche  ha  pisado 
Los  montes  con  lardo  pié, 
E  con  ser  grande,  no  ve 
Mia  vista  un  árbol  del  prado : 
Non  el  moro  hacer  entrada 
Puede  á  este  Atochar  cerrado. 
Que  está  en  rededor  cercado 
Con  una  é  oira  estacada; 
(Uianto  con  negros  bosquejos 
Pintura  la  mia  ilusión. 
Sombras,  cara  Oriente  son, 
Y  cara  Poniente,  lejos ; 
E  agora  escuchando  están 

(Párase  á  escuchar.) 
Mis  oídos  con  cuidado 
Señas  de  que  boma  ha  pisado 
La  Atocha,  que  late  un  can  ; 
Hacia  alli  están  pisoteando, 
O  es  fegiira  del  temor, 
O  el  viento  face  romnr, 
O  anda  en  mi  busca  Ferrando; 
Home  es,  por  vida  mia. 
Si  llega,  coido  escocbar. 


Sale  DON  FF.fiNANDO. 

DON  FERNANDO. 

Yan  di  con  el  Alocliar 
En  que  finca  don  García: 
Muclio  encontrarle  me  alegra. 
Non  mil  é  en  loda  mi  vida 
La  noche  tan  amarrida, 
E  tan  sin  sal ,  con  ser  negra ; 
E  a  más,  que  al  gusto  importuna, 
E  á  los  ojos  da  mas  pena  ; 
;Que  quien  nació  tan  morena 
Non  tenga  gracia  nenguna? 
Bumor  nenguno  se  espera, 
De  las  hojas  non  se  sabe. 
Non  grazna  agorera  el  a^e. 
Non  ruge  airada  la  fiera  ; 
Mas  la  escoridad  me  asombra. 

garcía. 
Roído  entre  las  ramas  creo. 

DOM  FERNANDO. 

Dome  escocho  é  non  le  veo. 
¿Es  García? 

garcía. 
¿Quién  me  nombra? 

DON  FER.XANDO. 

Es  Ferrando,  que  os  retó 
Para  la  muesa  contienda. 

GARCÍA. 

Fablad  quedo,  non  se  entienda. 

DON  FERNANDO. 

Nenguno  nos  escochó. 

GARCÍA. 

Pues  comenzad  la  cuestión. 

DON  FERNANDO. 

Antes  que  entinte  el  acero. 
Para  el  mío  desquite  quiero 
Entonar  la  mía  razoo. 

GARCÍA. 

Decid,  ¿cual  la  causa  es 
De  romper  nuesa  amistad? 

DON  FERNANDO. 

Parad  mientes. 

GARCÍA. 

Ea.falilad, 
E  lidiaremos  dcmpues. 

DON  FERNANDO. 

Mi  amor  por  Leonor  se  muere, 
E  mas  su  amor  me  quiso ; 
El  su  padre  os  la  endonó, 
E  sé  )o  que  á  vos  non  quiere : 
La  que  4  mí  lia  influido  estrella 
Me  face  amar  de  tal  suerte. 
Que  habéis  de  darme  la  muerte 
Si  vos  maridáis  con  ella  ; 
E  por  non  sofrir  mancilla. 
El  mío  amor  lino  quisiera 
Non  morir  de  esa  celera 
E  linar  de  esa  cochílla. 

GARCÍA. 

Es  la  obligación  tan  rara 
De  nuesa  vieja  amistad. 
Que  á  estar  en  mía  voluntad, 
Cuido  que  vos  la  endonara ; 
Mas  siendo  yo  caballero, 
Bien  non  ha  de  parecer 
Pedirla  ayer  por  mujer 
E  hoy  fablar  que  non  la  quiero ; 
Escrita  guardo  á  Leonor 
En  el  alma  con  mia  fe, 
E  aunque  quiera  non  podré 
Ueseropremir  el  mío  amor; 
Pues  repasad,  que  decoro 
Mías  penas  os  guardaran. 
Si  la  he  pedido  á  Gracian, 
Me  la  lia  endonado,  é  la  adoro. 
U. 


NUESTRA  SEÍsORA  ÜF.  ATOCHA. 

DON  FERNANDO. 

Ea,  vuesa  vana  opinión. 
Decid,  ¿  non  puede  empecer 
Matrimoniar  con  mujer 
Que  á  otro  heme  tiene  afición? 
¿Non  sabéis  que  esto  es  ansi? 
Pues  non  busque  vuesa  fama 
A  fi'iiibra  que  á  vos  non  ama, 
E  me  esta  quisiendo  a  mi. 

GARCÍA. 

Espantado  é  sospendido 
Vuesa  mengua  me  ha  turbado, 
Pues  vivís  tan  confiado 
Que  os  creéis  que  sois  querido; 
Las  engañifas  también 
De  femliras  podéis  coidar. 
Cuando  non  hay  qué  fablar 
Fabián  en  quien  quieren  bien ; 
Escopid  su  mala  casta. 

DON  FERNANDO. 

¿Pues  al  vueso  pundonor 
Non  basta  decir.  Señor, 
Que  ella  lo  diga? 

Non  basta; 
A  más,  que  non  puede  ser. 

DON  FERNANDO. 

Catad  bien  lo  que  decís. 

GARCÍA. 


DON  FERNANDO. 

Pues  fin(|ne  nuevo  valor, 
E  nuesa  lid  apagada; 
l'agamos  que  esta  vegada 
La  dé  á  cualquiera  Leonor. 

GARCÍA. 

Non  lo  ha  de  decir,  por  Dios, 
!Vi  he  de  haber  tamaño  susto. 
Que  puede  tener  mas  gusto, 
E  quereros  puede  á  vos. 

DON  FERNANDO. 

Pues  si  non  vos  satisface 
Mío  ruego,  que  á  vos  se  hornilla 
Desabrigad  la  cochilla. 
El  García. 

GARCÍA. 

Que  me  place , 
Mia  razón  está  fablando. 

{Sacan  las  espadas.) 

DON  FERNANDO. 

Erguida  está  la  mia  espada; 
Fuid  desla  cochillada. 
{¡Uñen.) 


Lidiad  é  callad.  Ferrando, 

Hallará  satisfacion 

La  razón  que  en  mí  se  está. 

DON  FERNANDO. 

jOh  cómo  me  coíiará 
Finarvos  sin  contrición ! 

GARCÍA. 

Non  le  aplazo  dar  más  largas 
A  la  mia  sopitez. 

DON  FERNANDO. 

Finarvos  pienso  esta  vez. 

LEONOR.  (Dentro.) 
¿García  Ramírez  de  Vargas? 

GARCÍA. 

,.Qué  parla  el  viento  veloz? 

DON  FERNANDO. 

Aquella  voz  me  ha  tollido 
El  alma  por  el  oído. 


carcIa, 
Escocliad. 

DON  FERNANDO. 

No  escucho,  voz. 
garcía. 
¿  Pues  turbados  como  están 
Los  nuesos  aceros  ?  Ca. 

DON  FERNANDO. 

Entornad  á  la  pelea. 

(Riñen.) 
LEONOR.  (Dentro.) 
¿El  mío  padre  Gracian? 

GARCÍA. 

¿Non  es  la  voz  de  Leonor? 

DON  FF.RNANDO. 

Sí,  que  al  su  padre  ha  llamado. 
¿Sí  acaso  la  ha  cautivado 
El  moro  engañífador? 

GARCÍA. 

Non  la  llevan  caotivada. 

DON  FERNANDO. 

Es  tamaño  su  quejido. 

GARCÍA. 

Está  el  Atochar  guarnido 
Cuii  una  alta  empalizada. 

DON  FERNANDO. 

Sola  su  voz  escoché. 
¡Quejicosa  é  lastimera! 

GARCÍA. 

¿Non  era  Leonor? 

DON  FERNANDO. 

Ella  era. 

GARCÍA. 

¿Dónde  estará? 

DON  FERNANDO. 

No  lo  Sé. 

GARCÍA. 

Pues  si  su  voz  escuchamos. 
Turbados  non  nos  paremos. 

DON  FERNANDO. 

Todo  el  monte  registremos. 

E  por  los  frondosos  ramos  ' 
Non  quede  una  rama  ahora 
Que  non  rebusque  el  dolor. 

DON  FERNANDO. 

Vamos. 

Sale  LEONOll,  con  una  hacha  y  un 
l'anal. 

LEONOR. 

í.Mio padreé  señor? 
jVálgasiiie  nuesa  Señora! 

GARCÍA. 

¿Leonor? 

LEONOR. 

Mío  pecho  se  hiela. 

DON  FERNANDO. 

¿  De  dónde  te  has  escurrido, 
ICl  tu  cabello  extendido, 
V  en  tu  brazo  una  candela? 

GARCÍA. 

¿Cómo  le  fallamos,  di, 
lan  tarde  en  este  Atochar? 

LEONOR. 

Mió  padre  vengo  á  buscar. 
Los  dos  ¿qué  lacéis  aquí? 

GARCÍA. 

Dempues,  Leonor,  lo  sabrás. 

DON  FKRNANDO. 

Dinos,  ¿qué  te  ha  socedidoT 


l.Eo^o(l. 
^  Presiareisme  el  vucso  oido? 

DON  FERNAMjO. 

Alcnlo  estoy  más  y  más. 

caucía. 
Yo  atordido.  ¿Cómo  aquí 
Sola  lincas  con  tal  mengua? 

LKONOR. 

Ya  lo  parlará  mia  lengua. 

CAncJA. 
Fabla,  pues. 

LEONOn. 

Escocha. 

DON  FERNANDO. 

Di 

LEONOn. 

F.I  señor  Rodrigo, 
Iley  nueso  genlil, 
t}ue  á  la  su  F'orinda 
Forcejó  á  rendir. 
Mandaba  en  España 
El  año  infeliz 
Que  el  conde  Jolian, 
Traidor  é  malsín. 
De  allende  el  mar  trajo 
Moros  mil  á  mil; 
Los  godos  cristianos 
Traíanse  escorrir 
Para  non  catar 
Lastimoso  el  lin ; 
En  luengos  dos  años 
De  rojo  malí?. 
Calaras  los  rios 
Al  mar  descendir 
Del  Ebro  y  del  Duero 
Al  Guadalquivir; 
Las  madres  é  fijos 
Se  vieron  plañir. 
Cada  cual  por  ella 
Aun  más  que  por  si; 
De  fuego  aburados 
Los  campos  oi 
Que  no  obedecieron 
A  su  rey  Abril; 
De  fame  se  vieron 
Las  rosas  morir, 
Y  de  sed  y  lame 
El  montes  espin; 
Arroyos  desangro 
Por  aquí  y  allí 
Facen  sobiduras 
Al  monle  cerril; 
De  nuesa  Vandalia 
El  limpio  Genil 
La  dio  á  su  (¡ranada 
Mas  finos  rubis; 
Abrasadas  chozas 
Arden  á  escopir 
La  faz  de  las  nubes 
Blanca  é  carmesí; 
Caotívanlas  villas 
Del  nueso  conlin, 
E  á  más  las  ciudades 
Cercan,  sin  oír 
Lamentos  que  face 
Sexo  femenil; 
Templos  que  el  Jesús 
Guardó  para  sí. 
Donde  á  la  su  madre 
Tanto  querubín 
Salmos  la  cant;iha 
Uue  entonó  David, 
Del  tlahoma  falso 

lezqiiila  vil; 

,  la  Virgen, 
Con  su  Niño  allí 
Se  dejó  en  el  fuego 
Toda  combnrir. 
Que  non  sólo  Dios 


Fué  mezquita ' 
María,  la  Virgen, 


ESCOGIDAS  DE  DON  rR.\.\CISCO 
Atendió  á  sofrir 
Muerte  por  el  borne. 
Mas  también  aquí 
Quiso  la  su  madre 
Del  sol  édesí. 
Por  culpa  del  homo, 
E  culpa  tan  ruin. 
Su  semejadura 
Dé  al  fuego  sotil ; 
Finó  el  rey  Rodrigo 
En  la  cruda  lid. 
Non  pagó  su  pena. 
La  su  culpa  si, 
E  todos  pagaron 
Los  godos  allí 
De  su  rey  los  yerros; 
.Reyes, que  vivís, 
Semejad  del  godo 
La  bistoria  infeliz, 
E  catad  que  Dios 
Somo  desiroir 
Por  sandeces  de  uno 
Vasallos  cien  mil! 
Barragan  Pelayo 
Trató  desobir 
De  erguida  montaña 
La  ruda  cerviz ; 
De  honies  infanzones 
Se  fizo  adalid, 
Eá  la  sucochilla 
Coidó  reteñir 
De  moras  gargantas 
S3nt;re  baliaií; 
Castiella  en  estotras 
Se  empieza  á  rendir, 
E  una  de  las  villas 
Fué  nuesa  Madrid  : 
La  virgen  de  Antióquia, 
Madre  del  Ofir, 
Sol,  que  estaba  en  medio 
De  nuestro  Zenit, 

Desapareció; 

Non  se  supo,  en  fin, 

Si  el  su  alcalde  godo. 

Piadoso  adalid, 

La  ocultó  en  las  grutas. 

Cuidando  que  allí 

Moros  trabajaban 

Su  faz  escopir; 

O  si  el  uno  é  otro 

Santo  querubín 

La  solicitaron 

Sitio  más  feliz; 

E  como  le  falla 

Su  madre  á  Madrid, 

Devoto  é  constante 

Mío  padre,  al  llocir 

El  sol,  que  es  topacio 

E  lino  rubí. 

Con  mi  é  con  Elvira 

Comienza  á  salir 

A  buscar  la  imagen, 

Fablando  en  latín 

Divínales  himnos 

Que  yo  non  sopi; 

Visita  en  su  busca 

Del  monte  cerril 

Al  rudo  Atochar, 

Cuanta  fior  gentil 

Face  en  praderías 

El  viento  se  hondír; 

Kscondijaduras 

Cuantas  hay  de  aquí, 

A  lo  erguido  en  somo 

De  aquella  cerviz 

Face  escodriñar, 

E  á  más  discorrir 

De  árboles  que  viste 

De  fojas  Abril 

La  espesura  dura, 

E  eoída  ascendir 

A  catar  el  nido 


DE  ROJAS. 
De  á^íla  é  neblí; 
Una  é  olra  antorcha 
Manda  requerir, 
Y  en  esa  llanura 
Repasar  le  vi 
Del  verde  pellico 
La  antorcha  civil ; 
Regañón  el  viento 
Non  deja  locir 
Las  maesas  candelas, 
E  á  non  ser  por  mí 
Que  pose  en  la  mia 
Diáfano  viril. 
Non  se  viera  senda, 
E  hoy  ficiera  aquí 
De  mollidas  Dores 
Verde  traspontín; 
Voces  á  la  Virgen 
Damos  mil  á  mil ,  _ 
Que  á  rebeldes  peñas 
Ficieran  plañir, 
E  por  nuesas  culpas, 
Según  entendí. 
Maguer  que  nos  oye, 
Non  la  place  oír; 
En  los  matorrales 
Mío  padre  perdí. 
Eá  la  mia  candela 
No  habido  llocir; 
La  mi  hermana  Elvira 
Non  parece  en  fin; 
Si  á  lidiar  agora 
Por  mi  amor  salís, 
E  con  las  cooliillas 
Os  catáis  Icrlr, 
Pnesíjue  de  consuno 
Mía  mano  pedís. 
E  con  vusco  quiere 
Mío  padre  complír, 
Fabladle  los  dos, 
Non  beban  por  mí 
Arroyos  de  plata 
Purpúreo  carmín: 
Noiifagades  comía 
De  amor  falso  é  vil, 

V  en  busca  de  nuesa 
Señora  venid, 
Rosa  colorada 

Y  azul  alelí, 
Alegraras  facen 
Con  quedo  bullir, 
Coidando  que  salga 
A  sostituir 

Del  sol  que  nos  falta 
La  luz  carmesí; 
El  que  mi  velado 
Coidáre  salir. 
Antesala  Virgen 
Fable.  que  no  á  mí; 
Divinal  Señora 
Os  obliga  allí, 
Mi  amor  es  un  viento 
Que  se  ha  de  escorrir; 
Catad  esta  Rosa, 
Que  agora  creí 
Que  de  nuesa  tierra 
Quiere  producir; 
Los  dos  en  su  busca 
Homildososid, 
K  si  i  esta  Señora 
Queréis  obedir, 
Vuestra  eneniistanza 
Finque  para  roin. 

DON  FERNATVDO. 

Aunque  el  amor  me  obligó 
Al  sandio  loco  ínteres, 
Mia  Leonor,  primero  es 
Nuesa  Señora  que  yo. 

GARCÍA. 

Pues  á  la  Virgen  busquemos 
Con  fe,  fineza  y  amor. 


Que  aquí  se  (nieiia  Leonor 
E  |ior  ella  lidiaremos. 

DON  FEIINANDO. 

María  es  la  que  me  aclama 
Coii  afecto  más  veloz. 
Que  aunque  parece  lu  voz. 
Es  su  voz  la  que  me  llama. 

C*RCÍA. 

Con  Ferrando,  mi  enemigo, 
Templar  trato  la  osadía. 
Que  quizás  quiere  Maria 
Que  non  maride  contigo, 
K  aunque  el  alma  por  ti  mucre, 
Ya  una  é  otra  veg:ida 
Non  has  de  ser  mi  velada. 
Si  la  Virgen  non  lo  quiere. 

K  yo  fablo  una  osadía, 

Qiie  non  escatimáis  vos, 

Que  aunque  quiero  mucho  á  Dios, 

Quiero  otro  tal  a  Maria; 

E  agora  taré  os  cuadre 

La  mi  devolanza,  pus 

Non  le  enojara  á  Jesús 

Que  quiera  bien  á  su  madre; 

E  otra  razón  para  nos 

Posar  en  bronce  querría. 

Que  quien  non  quiere  á  Maria, 

Non  le  tiene  amor  á  Dios. 


DON  FERNANDO. 

A  quien  quiere  Cristo  más 
¿Non  es  á  su  madre? 
garcía. 
Sí. 

LEONOR. 

¿Es  divinal  el  su  ardor? 

DON  FERNANDO. 

Luego  con  razón  se  infiere, 
Que  aquel  que  non  la  quijere. 
Non  le  tiene  á  Dios  jmor. 

CRACiAN.  {Dentro.) 
¿Leonor? 

LEONOR. 

Mío  padre  ha  llamado. 
ELVIRA.  (Dentro.) 
¿Mío  padre? 

(ÍARCÍA. 

Elvira  anda  allí. 

DON  FLRNA^DO. 

¿Vas  á  socorrerla? 

carcIa. 
Sí, 
Vele  tú  por  ese  lado. 

LEONOR. 

Busco  á  Gracian,  que  me  llama. 

DON  FERNAAUO. 

Yo  á  la  Virgen  celestial, 
A  Leonor  non  quiero  mal, 
Perú  María  es  mi  dama. 
( Vatise.) 

Sa/¿  LIMONAD.V. 


Facienlo  á  moros  el  buz, 
Farlándome  de  alcuzcuz, 
Me  fin;:.  MI. l:,h:,  P.nr.). 


NUliMKA  SENOUA  DE  ATOCHA. 
E  cuido  (lue  estoy  seguro; 
Kl  que  allí  se  ve  es  el  muro 
De  Madrid  ,  la  patria  niia. 
Fengí  que  venia  á  espiar 
Por  uno  é  otro  collado, 
E  fugiendü  me  lie  colado 
En  medio  di'l  Alocliar. 
Ilel,,  I,.;,.  N-:.  1..    .a. la, 
Qi;-  .-■  ü  :.  :        ■  .i^iiii  colé 


;Hla. 


De  Anlioquia  nuesa  Señora, 
Pues  non  be  encontrado  agora 
Nengun  infanzón  cristiano. 
¡  Ay  mía  patria  deseada  ! 
Dolide  hay  en  cada  rincón 
Para  hacer  la  sinrazón  , 
Tabernas  de  agua  envinada. 
Hay  uiro  é  otro  ligón. 
Donde  venden  sin  trabajo 
Tan  disimulado  un  grajo. 
Que  le  yantan  por  pichón, 
i  Ay  mis  ollas  extrañas, 
Donde  el  menudo  yanté 
Que  son  ollas  de  Noé, 
Donde  hay  todas  alimañas ! 
¡Ay  fembras!  mas  non  recibo 
Solaz  de  haberlas  nombrado. 
Por  no  estar  amancebado 
l'olgaba  de  eslar  cautivo. 
E  ahora  que  me  be  lineado 
Sin  quien  mía  pasión  impida. 
Quiero  discorrir  la  vida 
He  un  hombre  abarraganado. 
Entra  un  borne  donde  quiera 
A  facer  sandios  cariños, 
1<;  sin  pollos  é  sin  niños 
Le  piden  una  pollera. 
E  sí  un  boine  anda  tirano 
E  non  se  carga  de  todo, 
Fabián  luego : « Dése  modo 
1,0  facía  don  Fulano.» 
Si  non  da  ,  le  facen  ser 
De  Marcos  el  compañero, 
Si  un  borne  da  su  dinero 
Luego  no  le  pueden  ver. 
E  si  porüado  importuna 
Que  ver  amiga  no  iiilenle, 
Fabián:"  Por  el  .solamente 
Non  len^o  aiiiigj  ninguna.» 
.Non  (|uiere  .sino  ci'loso 
Fidibn  ti  dan  sus  razones, 
E  si  busca  los  rincones 
De  noche ,  que  es  malicioso. 
Si  amenaza  ,  que  es  valiente ; 
Tibio,  si  larda  de  noche; 
Si  non  deja  andar  en  coche . 
Fabián  que  es  impertinente. 
E  si  un  home  la  fabló 
Con  sopilez  denodado, 
Fabián:  «Él  no  está  enseñado 
A  mujeres  comoyo». 
E  como  si  el  llano  amor 
Se  prendara  del  linaje. 
Non  se  habla  fembra  que  baje 
De  paríeiita  de  un  sefior. 
Si  uno  amorra ,  es  desigual ; 
Si  casca  ,  esrulian  airado; 
Si  non  casca,  es  un  coítado; 
Si  .isiste ,  tii^ne  pañal. 
E  á  nada  se  satisfacen , 
Si  un  home  non  es  un  cesto, 
Mas  lo  que  dicen  es  esto, 
Ahora  falta  lo  que  facen. 
Si  una  anciana  entra  rezando, 
E  lino  la  acertase  á  ver, 
Fabián  que  es  una  mujer 
Que  viene  á  pedir  prestado. 
V  es  una  santa  é  quisiera 
Prestarlo,  y  el  majadero 
Saca  luego  su  dinero 


Y  le  paga  la  tercera ; 

Si  de  una  amiga  se  obliga 

Y  las  dus  juntas  están, 

Y  entra  uno  é  topa  un  galán 
Se  le  caloña  á  su  amiga ; 

Y  esta  cizaña  se  siembra 
Tan  bien,  que  á  rato  distanto 
La  olra  amigóla  á  su  amante 
Le  fablaqués  de  mi  fembra; 
Con  que  ninguno,  por  Dios, 
Sabrá  cómo  lo  patrañan , 
Pero  á  mi  nonca  me  engañan. 
Que  pienso  que  es  de  las  dos ; 
Si  bailo  home  posado  en  silla, 
El  casero  viene  á  ser. 

Si  uno  topa  un  mercader, 
Viene  por  una  rcslilla; 
Si  huyendo  un  galán  se  pasa 
Hacia  el  retrete  menor. 
Es  un  aposentador 
Que  quiere  tasar  la  casa; 
Para  irse  de  noche,  hacer 
Que  una  hermana  está  finad:, 
E  le  dicen  que  es  casada 
Por<|iic  no  hi  viiya  á  ver; 
Pues  liiinie,  vivid  cierta, 
E  á  la  que  i|uerüis  querer, 
Fablad  vueso  parecer, 

Y  escorrid  luego  la  puerta. 

GRACIAN.  (Dentro.) 
Leonor,  par  del  Atochar 
Me  catarás,  llega  cedo. 

LIMONADA. 

Voz  de  home  escocho,  é  non  zó 
Por  dónde  vaya  fugiendo. 

GARCÍA. 

Elvira,  somo  el  ribazo 
l'e  posa,  é  podrás  mas  presto 
Seguir  la  muesa  caudela; 
Asciende  agora. 

ELVIRA. 

.Non  puedo. 
Que  el  aire  me  ha  derrotado. 

LF.ONOR. 

Cata  la  luz. 


Non 


La  mía  lengua  de  Casliella 
Escocho  tablar  non  lejos. 

LEONOR. 

¿Elvira? 

ELVIRA. 

¿Leonor? 

GRACIAN. 

Al  llano. 

LIMONADA. 

.Aqueste no  es  nueso  abuela, 
C.racian  Ramírez  de  Vargas 
Malusalen  deslos  tiempos? 
I',  aquel  Ferrando,  mío  amo, 
El  que  me  ha  dejado  preso 
E  cautivo;  mas  los  amos 
Son  los  enemigos  nuesos. 
Pero  aun  bien  que  los  criados 
Non  suelen  quererlos  menos. 
Ah  el  mió  señor  Ferrando 
Por  la  llanura. 

Salen  todos  por  distintas  parles. 

GRACIAN. 


A(iul  fincD. 


Al  sendero. 

LF.ONOR. 


Aquí  has  de  hallarme. 

LIMONADA. 


iüi 


COMLÜIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FltASClSCO  DE  liÜJAS. 


tíRACIAN. 

¡Vá'.gasme  el  cie'.o. 
Ferrando! 

nos  FERNANDO. 

El  señor  Gracian... 

CBACIAM. 

García... 

GAIICÍA. 

líl  alcaide  mieso... 

CKACIAN. 

Elvira,  ¿le  lius  fcclo  mal? 

FLVIRA. 

Caí ,  mas  non  mal  me  be  fcolio. 

GRACIAN. 

Limonada,  ¿quién  aquí 
Te  hairaido? 

LIMONADA. 

El  mió  ingenio. 

CRACIAX. 

¿Cómo  engañaste  al  Celin? 

LIMONADA. 

¿Non  sabes  que  soy  gallego? 

GRACIAN. 

¿Adunde  los  moros  linean? 

LIMONADA. 

Están  de  aqui  espacio  luengo ; 
En  las  cañadas  que  üncan 
lín  par  del  camino  espeso 
De  Segovia. 

CRACIAN. 

¿E  qué  iuKiginan? 

LIMONADA. 

Cercar  á  Madrid  sospecho. 
Luego  que  trascuele  el  sol 
Los  cristalinos  espejos. 

GRACIAN. 

¿Cuántos  moros? 


Veinte  mil; 
Non  los  temas. 

GRACIAN. 

Non  los  temo; 
Que  si  parece  Mana  , 
María  é  jo  para  ellos. 

LEONOR. 

Pues  busquemos  á  la  Virgen 
De  Anlioquia. 

GRACIAN. 

Escodriñemos 
Antes  que  se  asome  el  alba. 
El  alba  del  mejor  cielo, 
Que  aunque  el  demoño  sotil 
Con  la  venlisquera  ba  fecho 
Matar  á  la  nuesa  luz 
Somo  ese  ribazo  luengo  , 
La  luz  de  la  fe  que  guardo 
Non  puede  apagarla  el  viento. 

DON  FERNANDO. 

A  e<o  he  venido  en  tu  busca. 

GARCÍA. 

A  eso  me  trujo  el  mió  intento. 


Fijos,  Garcia  é  Ferrando, 
Elvira,  niio contento 
Desde  el  dia  que  A  Madrid 
Ganaron  los  godos  nuesos 
E  yo  quedé  por  su  alcalde , 
Ma'guerque  non  lo  merezco. 
Non  dejé  de  escodriñar 
.Saiituiiri",  crniil.i  y  templo 
Por  Mr  si  riiiiiciiir.i  :i  la  Virgen 


E  habrá 
Kecogid 


indo 


Pinturando  mi  sentido 
Las  imaginaciones  del  sueño, 
Jacob  segundo  miré 
Bajar  é  sobir  del  cielo 
Angeles  á  este  Atochar, 
E  posada  en  medio  dellos 
La  Virgen  nuesa  Señora, 
Y  el  su  Chicote  pequeño 
Por  consolar  la  su  Madre 
La  daba  abracijos  tiernos. 
Cada  siempre  que  á  los  muros 
De  nuesa  villa  aparezco, 
Luces  desde  el  Atochar 
Sobir  álos  cielos  veo. 
Aquí  está  nuesa  Señora; 
besta  manera  sabremos 
Donde  está ;  ios  santos  himnos 
Con  el  su  divinal  rezo 
De  la  Virgen  repasad 
Con  tanto  devotamiento. 
Garcia,  entonad  la  salve 
En  tanie  que  la  bus(|uemos , 
E  non  consintáis  los  dos 
Humanales  pensamientos. 
Que  si  non  arrepenlidos 
Keprocliais  vuesos  deseos. 
Por  non  ver  vutso  pecado 
Non  querrá  la  Virgen  veros; 
Elvira,  el  vueso  rosario 
Sacad,  é  parladme  luego 
De  la  santa  Ave  María 
E!  cuotidiano  misterio; 
Leonor,  pues  que  vos  sabéis 
La  Magnificar,  vos  ruego 
Quelafableis;ea,  üja. 

LEONOR. 

Va,  Señor,  vos  obedezco. 

GRACIAN. 

E  vos  sacad  el  rosario. 
Limonada. 

LIMONADA. 

Non  le  tengo. 
Que  me  le  quitó  un  alarbe. 
Que  era  devoto  en  Cütremo 
De  rezar  por  nuesas  cuentas. 
Mas  rezaba  por  sus  cuentos. 

GARCÍA. 

Pues  rezad  por  la  memoria. 

LIMONADA. 

Háseme  olvidado  el  rezo. 

GRACIAN. 

Virgen,  á  vos  invocamos 
Los  vuesos  lijos  plañendo. 

DON  FERNANDO. 

¿Dónde  estáis,  Señora  mia? 

LEONOR. 

¿Qué,  ya  non  te  place  vernos? 

ELVIRA. 

Muéstranos  el  tu  Chicote 
Hoy  en  tamaño  destierro. 

GRACIAN. 

Faznos,  mi  Señora,  dignos 
Otí  los  tus  prometimientos. 

LEONOR. 

Aqui  están  vuesos  cautivos, 
¿Adonde  te  fallaremos? 

GARCÍA. 

Aqui  está  qnien  con  fe  pura 
Te  busca,  ardiente  lucero. 

DON  FERNANDO. 

Aqui  está... 

voz.  (Abajo.) 
Aquí  está. 

GRACIAN. 

¿Qiiéescocbo? 
¿Escochaslcs  en  el  viento 
I  na  voz? 


ELVIRA. 

El  eco  es,  padre; 
Non  fagas  caso  del  viento. 
Que  el  eco  es  niño  que  fabla 
Lo  que  le  dicen  prinieru. 

{Toma  un  azadón  y  cava.) 

GRACIAN. 

Muesa  el  azadón,  Elvira, 
Que  cavar  la  tierra  quiero; 
Aquí  eslá  nuesa  Señora, 
Ca  la  voz  creer  apruebo. 
Que  nunca  dice  palabra 
Que  non  sepa  bien  el  eco. 


GRACIAN. 

Si,  Elvin, 
E  que  me  ayudéis  vos  ruego 
A  desocupar  la  Atocha, 
Que  estoy  caduco  é  non  pnedo. 
(Judos  quitan  las  atochas.) 

¿Quién  ha  buscado  en  la  tierra 
La  que  se  ha  sobido  al  cielo? 

DON  FERNANDO. 

En  la  tierra  te  buscamos. 
Madre  de  Dios  verdadero. 

GRACIAN. 

Avísanos,  mi  Señora, 
Si  acaso  estáis  dentro. 

voz.  (.Majo.) 

Dentro. 

CRACIAN. 

Dentro  eslá,  míos  cuatro  lijos, 
(Uro  que  tal  traliajenios, 
E  non  quede  un  escondijo 
Que  non  se  mire. 

GARCÍA. 

Eso  intento. 
(Cáese  la  tabla,  y  salgan  par  debajo.) 

GRACIAN. 

i  Oh  válasme  Dios!  ¿qué  miro? 
Toda  la  tierra  se  ha  abierto. 
Divinales  luces  miro. 
Escuchad  los  instrumenlos. 
(Toquen  chirimías,  y  sube  la  Virgen  con 
dos  úngeles  á  los  lados,  con  luces.) 

DON  FERNANDO. 

¿Vos  escondida  en  la  tierra, 
Mia  Virgen?  mas  non  es  nuevo 
Que  la  que  se  llama  Rosa 
Haya  salido  del  suelo; 
Lluvia  é  riego  ba  menester 
La  rosa,  é  vos,  Rosa,  viendo 
Que  non  lloviéronlas  culpas 
Non  quisistes  salir  cedo ; 
Mas  luego  que  á  este  jardín 
Llovieron  los  ojos  nuesos, 
E  como  son  los  plañidos 
Lisonjas  á  el  Jesús  tierno, 
Salisleis  fragranté  é  pura 
Del  divinal  posadero. 
Que  para  vos.  Virgen  Rosa, 
El  llanto  sólo  es  el  riego. 

ELVIRA. 

¿  Pucheros  baceis ,  mió  Niño? 
En  la  llena  estáis,  é  creo 
Que  non  vos  faltara  barro 
l'ara  hacer  esos  pucheros. 

LEONOR. 

¿Aburada  estáis,  mia  Virgen, 
E  non  ba  obrado  el  incendio? 
Pero  sois  zarza  <|ue  arde 
E  non  la  consume  el  fuego. 

GARCÍA. 

¿Non  era  mejor,  Señora, 
Subiros  al  cielo  vuuso. 


E  bajar  loego  á  la  tierra 

Que  en  nuesa  lierra  escuderos? 

DOX  FEKN4NU0. 

Non,  porque  Dios  quiere  más 
A  la  lierra  que  i:o  ul  cielo. 

CRACIA>. 

¡Qué  fablas,  Ferrando? 

D0>  FERNANDO. 

VMo 
La  verdad. 

cahcía. 
Pabla  con  lienlo. 

DON  FERNANDO. 

Escochad  é  Iq  veréis. 

GBACIAX. 

Si  has  de  fablar,  labia  presto. 

DON  FERNANDO. 

Dios,  espíritu  divino. 
Dios ,  que  es  el  Dios  de  sí  misn; 
Con  el  fiat,  ¿non  crió 
Máquina  de  la  tierra  y  ciclo  ? 
¿Non  nació  en  el  cielo  Dios? 
¿listono  es  cierto? 

GRACIAN. 

Es  cierto. 

DON  FERNANDO. 

¿En  qué  consiste  la  gloria? 

GRACIAN. 

En  ver  á  Dios. 

DON  FERNANDO. 

Y  si  él  mesmo 
A  la  lierra  se  bajara , 
Como  se  posa  en  el  cielo, 
i  Non  fuera  gloria  la  tierra 
Coojo  el  cielo  ? 


Non  lo  niego. 

DON  FERNANDO. 

Lnego  bien  podré  decirte, 
Que  pues  el  divinal  Verbo 
Fara  rescatar  los  bornes 
Descendió  á  encarnar  al  suelo. 
Que  es  fuerza  la  quiera  más; 
Pues  quiso  tanto  á  los  nuesos, 
A  la  lierra  como  patria 
Que  á  los  cielos  como  asiento. 


DON  FERNANDO. 

E  barro  de  que  esta  fecho 
Cristo  é  la  Virgen  Maria , 
E  por  hacerle  perfecto 
En  el  principio  del  mundo 
Le  masó  su  padre  mesmo. 

garcía. 
Cien  fablas. 

{Tocan  un  tambor.) 

DON  FERNANDO. 

Al  arma  locan. 

LIMONADA. 

Diuiosenel  lazo. 

GRACIAN. 

Quedo ; 
Non  os  espantéis,  amigos. 
Non  cobréis  al  moro  miedo, 
Que  pues  pareció  Maria 
Después  de  siglos  tan  liiengon, 
Non  creo  que  ha  parecido 
Para  perderse  tan  presto. 

(Llévanla  entre  todox.) 
Venid  á  sitio  decente, 
Mia  Señora ,  que  os  prometo 
Que  ánies  que  amanezca  el  sol. 
Si  hay  más  sol  que  el  Fijo  vueso, 


NLl-STIiA  SE.NOÜA  Di:  ATOCHA 
De  faceros  una  ermita, 
E  serán  los  peoneros 
Los  que  en  ¡a  vuesa  presencia 
Cuidan  vueso  acatamiento. 
Ea,  venid,  la  mia  Virgen. 

DON  FERNANDO. 

Seguro  finca  este  puesto. 
Que  muesas  empalizadas 
Ños  le  aseguran. 


garcía. 
La  Virgen  va  con  nosotros. 

GBACIAN. 

Esposa ,  venid  al  templo. 
Palma,  á  señalar  el  fruto. 

GARCÍA. 

Venid  á  exaltaros,  cedro. 

DON  FERNANDO. 

Dejad  poner  la  mía  alma 
En  vueso  cristal,  espejo. 

ELVIRA. 

Ciprés ,  dad  verdor  al  campo. 

GRACIAN. 

Escala ,  subidme  al  cielo. 

LEONOR. 

Abridla  puerta  al  mió  llanto. 
Divinal  cerrado  huerto. 

GARCÍA. 

Floreced  ,  Lilio,  entre  espinas. 

DON  FERNANDO. 

Zarza ,  dadnos  vuestro  fuego. 

ELVIRA. 

A  defendernos ;  ciudad. 

LIMONADA. 

Vellocino,  á  enriquecernos. 
Torre,  fazme  tu  David. 

DON  FERNANDO. 

Nave ,  á  surgir  en  el  puerto ; 
V  si  entre  atochas  silvestres 
Pareciste  al  llanto  nueso. 
La  Virgen  del  Atochar 
De  boy  más  te  llame  tu  pueblo. 


JORN.\DA  TERCERA. 

Tocan  un  clarín,  y  snlganpor  tlospuer- 
tris  diferentes  ROSA,  CELIN  y  MA- 
IIOMAT. 

CELIN. 

Va  hasta  el  muro  hemos  llegado 
Con  resolución  valiente. 


¿Tiénesle  ; 


Va  está  emboscada  mi  gente. 

ROSA. 

V  ya  eslá  Madrid  cercado. 

MAIIOMAT. 

¿Qué  pretende  tu  rigor? 

ROSA. 

¿Qué  procuran  tus  desveles? 

CELIN. 

Dar  una  vista  a  mis  celos 
En  el  campo  de  mi  amor. 

ROSA. 

¿Es  este  el  retrato? 

CELIN. 

Sí. 


Amor  tengo. 

ROSA. 

¿Piensas  vengarte? 

CELIN. 

Hoy  me  vengo. 

ROSA. 

¿No  intentas  vengarme  á  mi? 

CELIN. 

Muera  Fernando  traidor. 

ROSA. 

Restaura  la  sangre  mia. 
Y  muera  también  García. 

ROSA. 

¿Y  Leonor? 

CELlN. 

Viva  Leonor. 

UAIIOMAT. 

Tu  sangre  se  restituya. 

ROSA. 

Tu  ira  se  irrite  ardiente. 

CELIN. 

Pues  tú  vé  á  avisar  lu  gente  ; 
Tú,  Rosa,  avisa  la  tuya. 

ROSA. 

Desta  manera  ba  de  ser. 

CELlN. 

¿Sabes  cuándo  has  de  venir? 

ROSA. 

Cuando  empieces  á  reñir. 

MAHOMAT. 

Yo  te  sabré  obedecer. 

ROSA. 

Tu  industria  empiece  y  la  lid. 

CELIN. 

Prenderte  á  Fernando  ofrezco. 
¿No  te  vas? 

BAHOMAT. 

Ya  te  obedezco. 

ROSA. 

Llama  al  muro  de  Madrid. 

CELIN. 

La  venganza  te  aseguro. 

ROSA. 

E\  ardid  conseguiremos. 

CELIN. 

¿Vendréis  á  tiempo? 

ROSA. 

Vendremos. 

MAnOMAT. 

Llama  al  muro. 

{Vanse  Rosa  y  Mahomat.) 

CELIN. 

Llamo  al  muro. 
;Ah  del  muro  de  Madrid  ! 
;  Ah  del  jiganle  de  canto 
Que  engendró  la  industria,  á  prueba 
De  las  iras  y  los  años! 
¡  Ah  los  que  siendo  españoles 
Sois  militares  serranos. 
Que  en  el  desierto  del  miedo 
Os  abrigáis  de  un  peñasco! 
¡  Ah  centilcna  del  muro! 

Sfl/c  LIMONADA  0/ muro. 
¿Quién  llama  al  muro? 


i80  COME 

LIHONADA. 

¿EsCelin? 

CELIM. 

¿No  me  couoces? 
El  que  Alá  fulmina  ravo. 
Porque  de  vuestra  Madrid 
Ouiebre  en  el  risco  poblado. 
¿Quiéu  eres? 

LIMONADA. 

Soy  Limonada, 
Fl  tu  amigóte  y  esclavo 
Y  el  (¡ue  de  ti  se  escorrió. 

CELIN. 

i  Pues  cómo  te  fuiste? 

LIUONADA. 

Andando. 

CELlN. 

1  No  eres  hijo  de  Mahoma 
En  su  ley  reconciliado? 
¿Pues  cómo  negarle  puedes  ? 

11M0?CADA. 

Mahoma  era  un  gran  borracho, 
Non  alzando  lo  presente; 
E  non  calé  estar  al  paso 
Llamándome  Limonada, 
Que  me  consumiera  á  tragos. 

CELIN. 

¿Pues  cuándo  mi  gran  Profeta 
Ha  bebido  vino? 

LIMONADA. 

Aguado. 

CELIN. 

¿Cuándo  él  bebió  ni  comió, 
Si  no  es  que  fuese... 

LIMONADA. 

Marrano. 

CELIN. 

Mientes. 

LIMONADA. 

Non  vollo  ese  mientes, 
Como  dice  el  italiano. 

CELIN. 

Eres  perro  por  Mahoma. 

LIMONADA. 

Por  san  Pedro,  que  eres  galgo. 
Que  es  santo  de  Letanía 
E  fué  santo  siendo  calvo. 

CELIN. 

Tú  me  engañaste. 

LIMONADA. 

También 
Nos  engaña  un  boticario, 
E  tira  á  las  nues.ns  bolsas 
Tj'no  éotro  redomazo 
De  cosas  peor  que  tinta  , 
E  siendo  afrenta,  callamos. 


Sale  DON  FERNANDO  al  muro. 

DON  FERNANDO. 

Va  está  en  el  muro  Ferrando. 
¿Qué  es  lo  que  fablas,  Celio? 

CELIN. 

Vengo  á  decirle ,  que  traigo 
De  Leonor,  tu  amante  hermosa , 
La  copia  divina  en  rasgos. 

nON  FERNANDO. 

¿Qué  copia' 

CELIN.  {Enséñale  un  retrato  de  Leo 

Lo  que  dejaste, 
A  palabra  y  amor  falso, 
Eii  rehenes  de  dar  vuelta 


ESCOGIDAS  DE  DON  FllANClSCO  DE 

De  Rosa  en  la  fe.  SI  acaso 

De  tan  amante  te  precias 

Como  precias  de  bizarro, 

Baja  á  cobrar  su  hermosura 

Cuerpo  á  cuerpo  y  brazo  á  brazo, 

Que  solamente  el  amor 

Nos  puede  igualar  á  entrambos. 

DON  FERNANDO. 

En  On ,  ¿  esa  es  su  pentura? 

CELIN. 

Este  es  su  mesmo  traslado. 

DON  FERNANDO. 

¿E  quién  te  la  ba  hecho? 

CELIN. 

Roso. 

DON  FERNANDO. 

Cátalo  bien. 

CELIN. 

Verdad  bablo. 

DON  FERNANDO. 

Van  te  tiro  mi  ira,  can; 
Piedra  es,  mordíscala  en  tanto. 

CELIN. 

Caja,  pues. 

DON  FERNANDO. 

Temo,  Celin, 
Que  has  de  fugir  mientras  bajo. 

CELIN. 

Soy  el  valor. 

DON  FERNANDO. 

Non  le  pierdas. 

CELIN. 

¿Cómo  puede  errar  el  brazo? 

DON  FERNANDO. 

En  fin,  ¿me  esperas? 

CELIN. 

Te  espero. 

DON  FERNANDO. 

Pues  jan  desciendo. 

(Quítase  del  muro.\ 

CELIN. 

Ya  aguardo. 

LIMONADA. 

Póngase  bien  con  Mahoma, 
Celin,  mas  non  faga  caso 
De  su  avelencia ,  que  fué 
Mahoma  tan  rudo  é  zafio. 
Que  en  años  cuarenta  é  ocho 
Aprender  quiso  á  ser  santo 
Y  se  quedó  zancarrón; 
Pero  aun  bien  que  tiene  al  lado 
Muchos  angele."; ,  mas  son 
Todos  de  escalera  abajo 
E  andan  en  la  chimenea. 

CELIN. 

¿Cómo  no  bajáis ,  cristianos? 

Salen  DON  FERNANDO  y  GARCÍA 
cada  uno  por  su  parte. 

DON  FERNANDO. 

Daráte  sangriento  ün 
La  mi  cochilla  veloz. 

garcía. 
Yan  deciendo  6  la  tu  voz, 
Rey  de  Toledo,  Celin. 

DON  FERNANDO. 

¿Qué miro?  ;  Válgasme  Dios! 

GARCÍA. 

Qué  faga  agora  non  sé. 

CELIN. 

¿Cómo  si  al  uno  llamé 
Bajáis  á  campaña  dos? 


HOJAS. 

DON  FERNANDO. 

Rolo  á  vos  viene  buscando 
La  inia  sopitanza  impía. 

GARCÍA. 

Yo  non  supie  que  salia 
En  vuesa  busca  Ferrando. 

CELIN. 

¿Mis  venganzas  no  sabrán 
Quic  !i  eres,  godo  valiente? 

GARCÍA. 

Yo  soy  García,  el  pariento 
Del  nueso  alcaide  Gradan. 

CELlN. 

También  á  tí  voy  buscando, 
Que.mi  sangre  he  de  vengar. 

GARCÍA. 

Bien  te  puedes  entonrar. 
Que  yo  he  de  lidiar.  Ferrando. 

DON  FERNANDO. 

Cobrar  la  venganza  trato 
De  un  retrato ([ue  perdí, 
A  eso  del  muro  ascendí; 
Yo  he  de  cobrar  mi  retrato. 

GARCÍA. 

Sí  el  cobrarle  es  mi  interés, 
Si  non  le  llevo  me  infamo, 
Que  yo  otro  que  tal  adamo 
Á  la  fenibra  do  quien  es. 
E  como  mi  amor  la  quiere. 
Lamí  cochilla  procura 
Cobrar  su  pinturadura 
Donde  quiera  que  la  viere. 

DON  FERNANDO. 

Non  estés  escatimando 
El  duelo  á  la  sangre  mia. 
Que  no  ha  de  cobrar  García 
Lo  que  ha  perdido  Ferrando. 
Dile  á  Rosa ,  al  me  escapar, 
Ella  á  Celín  se  le  dio, 
Pues  aquel  que  le  perdió 
Es  el  que  le  ha  de  cobrar. 

GARCÍA. 

Non  la  tu  razón  me  llama  , 
Que  si  tal  mengua  fecisle. 
Yo  non  sé  si  le  perdiste. 
Sólo  sé  que  es  de  mi  dama. 

{Sacan  ¡as  e/pc^as.) 

DON  FERNANDO. 

Cata  mi  espada,  Celin. 

GARCÍA. 

La  pintura  ha  de  sor  mía. 

DON  FERNANDO. 

Non  lidies  con  él,  García 
Si  non  quieres  ver  lu  ün. 

garcía. 
Fínaréte,  vive  Dios, 
Si  lu  sandez  me  provoca. 

CELIN. 

Esperad,  que  á  mi  me  toca 
Reñir  solo  con  los  dos. 
Tú  fallaste  á  la  lealtad 
Que  de  dar  vuelta  juraste ; 
Tú  á  lu  palabra  faltaste. 

DON  FERNANDO. 

Es  ansi.fablas  verdad. 

CELIN. 

Tú  en  la  campaña  también, 
Ya  valiente,  ya  inhumano. 
Diste  la  muerte  á  mi  hermano 
En  la  vega. 

garcía. 
Fablas  bien. 

DON  FERNANDO. 

Non  lo  dudo. 


NOD  lo  ignoro. 

CELIN. 

¿Esto  no  es  asi? 

D0:<  FERSANCO. 

Es  ansi. 

CELIS. 

¿TÚ  quieres  á  Leonor? 

DOS  FERNANDO. 

Si. 

CE1.IN. 

i  Tú  amasa  Leonor? 
garcía. 

La  adoro. 

CELIN- 

rúes  si  yo  quiero  a  Leonor, 
A  daros  l.i  muerte  apelo, 
A  cada  oual  por  un  duelo 
y  á  enlrambüS  por  un  amor. 

garcía. 
La  lu  razón  nos  ataja. 

CELIN. 

Ea,  ¿qué  os  habéis  parado? 

DON  FEllNANÜO. 

Que  non  el  desafiado 
lia  de  lidiar  con  ventaja. 

CELIN. 

Si  ya  os  estoy  provocando, 
¿Qué  espera  vuestra  osadía? 

DON  FERNANDO. 

Déjame  lidiar,  García. 

{Atájanse  el  uno  al  otro) 

GARCÍA. 

Déjame  lidiar.  Ferrando. 

CELIN. 

Yo  he  de  matar  á  los  dos. 

GARCÍA. 

¿Non  me  dejarás  lidiar? 

D0:(  FERNANDO. 

Non  le  habernos  de  finar 
Con  venlají,  vive  Dios. 

CELIN. 

Pláceme  que  seas  valiente. 

DON  FERNANDO. 

Yo  solo  le  finaré. 

(Üeniro  ruido  de  armas.) 

Salen  MAHOMAT  t  ROSA. 

GARCÍA. 

¿Qué  ruido  es  este? 

CELIN. 

No  sé. 

ROSA. 

Ya  está  á  tu  lado  tu  gente. 

DON  FEnNA^D0. 

¿Cómo,  gente  has  emboscado? 
¿E  cómo  fabla,  señor, 
ijuien  tovió  solo  valor 
Tiene  mengua  acompañado? 

CELIN. 

Yo  vine  de  aquesta  suerte 
No  en  el  campo  á  pelear, 
Queso  o  vine  á  vengar 
Cna  traición  y  una  muerte. 
Solo  á  prenderos  venia 
Colérico  é  indignado; 
Mas  sacar  quiero  un  traslado 
De  tan  noble  bizarría. 
Solo  uno  reüia  por  Dios , 
Cuando  á  los  dos  provoqué ; 
Pues  coa  veulaja ,  ¿por  <iuc 


NCESTllA  SESORA  DE  ATOl.llA. 
He  de  reñir  con  los  dos? 
Rosa,  las  iras  deten. 
Vuestro  campo  esté  seguro ; 
Volveos  los  dos  al  muro 
Que  yo  me  vuelvo  también; 
Pues'que  á  dos  debo  el  decoro 
Que  confieso  á  tal  valor. 
Que  no  me  ha  de  hacer  traidor 
El  haber  nacido  moro. 

ROSA. 

í  Cómo,  cnhanlc  Celin  , 
Tu  enojo  has  de  suspender? 

DON   FERNANDO. 

Cristiano  mereces  sor. 

GARCÍA. 

Aunque  moro,  Rey  en  fin. 

CELIN. 

No  es  tan  feliz  vuestra  suerte 
Como  pensáis  desta  lid; 
Cercada  tengo  á  Madrid, 
Tiempo  hay  para  darle  muerto. 

GARCÍA. 

En  el  campo  roe  hallarás. 

DON  FERNANDO. 

Ir  en  tu  busca  prevengo. 

CELIN. 

Veinte  mil  soldados  tengo, 
Y  vosotros  mil  no  más. 

BAIIOHAT. 

No  les  guardes  el  decoro. 

ROSA. 

Prueben  la  ira  de  tu  mano. 

CELIN. 

¿  Por  qué  lia  de  andar  un  cristiaiiu 
Más  bizarro  que  un  rey  moro? 

DON  FERNANDO. 

Que  cedo  comiences  ruego 
Lo  que  cuidas  emprender. 

CELIN. 

Veréis  á  Madrid  arder 

Cou  vuestra  sangre  y  mi  fuego. 

UAUOUAT. 

Agradeced  su  valor. 

Que  sólo  osvino  á  prender. 

DON  FERNANDO. 

Non  quiero  yo  agradecer 
Que  un  rey  non  tinque  traidor; 
Mas  tomar  venganza  trato. 

CELIN. 

Yo  en  la  lid  te  buscaré. 
garcIa. 
Yo  el  retrato  cobraré. 

DON  FERNANDO. 

Yo  he  de  cobrar  mi  retrato. 

ROSA. 

Rosa  á  la  lid  os  provoca. 

CEUN. 

Ya  os  llama  al  campo  Celin. 

GARCÍA. 

Pues  toca  al  arma,  obriu; 
Atambor,  al  arma  toca. 

CELIN. 

Dejar  puestos  mis  pendones 
En  vuestra  muralla  juro. 

ROSA. 

Ea,  soMados,  al  muro. 

DON  FERNANDO. 

A  defenderle,  infanzones. 
(Vanse.) 


487 
Salen  GRACIAN,  LEONOR  t  ELVIRA. 
de  los  muros,  y  Iras  ellos  LIMO- 
NADA. 

LEONOR. 

Sin  fablar  una  palabra , 
¿  Dónde  el  mío  padre  nos  llevas 
De  la  diestra  mano  á  una 
E  á  otra  de  la  siniestra? 

Enjuga  el  padre  y  señor. 
Esas  tus  lágrimas  tiernas  , 
Que  á  parar  vienen  en  canas 
E  van  escorriendo  en  perlas. 

LEONOR. 

Non  le  faga  de  rugar 
Tu  voz,  porque  es  indecencia 
Que  confiesen  unas  niñas 
Lo  que  todo  un  dolor  niega. 

GRACtAN. 

Estas  dos  corrientes  mias 
Que  dos  raudales  semejan. 
Que  crecen  con  la  treslura 
E  con  la  alegrura  menguan. 
Non  se  finarán  tan  cedo, 
Que  está  lloviznando  densa 
Una  nube  que  en  mis  ojos 
El  sentimiento  congela, 
E  mientras  mió  corazón 
Vapores  levanta,  esfuerza 
Que  ellos  lluevan  como  nubes 
Lo  que  él  causó  como  tierra. 

LEONOR. 

Trabajaste  aquesta  ermita 
Con  perjeño  é  avilencia, 
E  á  nuestra  Virgen  de  Antióquia 
Posada  tienes  en  ella. 
E  cuando  el  moro  te  llama 
A  campafia,  tú  te  quedas 
Con  nosotras,  ¿é  á  rezar 
Te  endilgas  desta  manera? 

ELVIRA. 

Tu  coehilla  es  bien  qne  ahora 
En  las  lides  resplandezca, 
E  non  tu  rosario  faga 
Una  cuenta  é  otra  cuenta. 

LEONOR. 

Están  Ferrando  é  García 
Juntando  la  gente  nuesa 
Para  salir  á  lidiar 
Con  la  vil  canalla  perra, 
¿  E  te  escorres  á  la  ermita? 

ELVIRA. 

Si  la  tu  espada  está  vieja 

E  non  la  tu  caduquez 

Puede  lidiar  en  la  guerra, 

¿Por  qué  está  para  tablar 

Tan  barragana  tu  lengua? 

Muesa  tu  espada,  el  mío  padre. 

Que  maguerque  enmi  no  ha j  fuerzas, 

La  tu  sangre  que  está  en  mí 

Cumplirá  por  vuesa  mengua. 

LEONOR. 

Préstanos  la  tu  coehilla. 

GRACIAN. 

¿Leonor,  Elvira? 

{Dentro  cajas.) 

ELVIRA. 

Yan  truenan 
Las  cajas  y  los  clarines, 
E  non  los  oyes,  ¿qué  esperas? 

LEONOR. 

Non  tu  cólera  amilanes. 

ELVIRA. 

Non  tu  valor  ensandezcas. 

GRACIAN. 

¡Oh  cómo,  fijas,  me  place 
Ver  la  vucsa  fortaleza 


4S8 

De  corazón,  é  calar 
yue  en  el  vueso  pecho  hierva 
La  muy  colorada  sangre 
De  los  Vargas  de  Castiella ! 
Fijas,  miembros  de  mi  alma, 
Oue  descoyunta  la  pena, 
E  maguer  que  es  algebista 
^unca  el  solaz  las  concierra, 
Van  oislis  que  Celiii 
Veinte  mil  moros  alienta 
Con  (|ue  la  nursa  Madrid 
K  nuesos  eonlines  cerca; 
K  aunque  las  nuesas  murallas 
Incontrastables  se  ostentan, 
Kame  y  sed  los  dos  cochillos 
Crueles,  é  non  sangrientas, 
Amenazan  nuesas  vidas; 
Cuanto  las  parvas  amenas 
A  nuesos  almudes  dieron 
En  custodia  ó  en  ofrenda 
Van  ha  consumido  el  año. 
Agua  hay  que  face  peña. 
Grano  que  el  alan  apure. 
Sorbo  que  la  angustia  beba, 
Van  no  hay,  todo  es  deseos, 
E  todo  esperanzas  muertas; 
Dar  la  villa  al  enemigo 
Será  infame  diligencia. 
Que  cautivará  las  honras 
(Jue  son  del  alma  facienda; 
-Non  quedar,i  joven  flor 
Cuya  púrpura  doncella 
Non  se  profane  del  tacto. 
Non  se  aje  de  la  violencia ; 
Nuesas  faces  escopidas 
De  la  misma  sangre  nuesa 
Darán  ternura  á  los  ojos. 
Pero  al  corazón  vergüenza  ; 
E  viendo  que  ser  podemos 
Ejemplo  de  la  miseria. 
Asuntos  de  la  su  mofa 
E  de  la  su  saña  afrenta. 
Hemos  consejado  todos 
Ues|ilegar  imesas  banderas, 
Y  erguidos  sus  tafetanes 
A  las  paganas  hileras 
Sópitamente  embestir; 
Epara  que  esto  soceda 
Sin  que  finque  una  reliquia 
De  quien  el  moro  escarnezca. 
Discorrimos  qne  á  campaña 
Salgan  á  lidiar  las  fembras, 
Qui-  la  sangre,  é  non  el  sexo. 
Da  el  valor,  é  non  ¡a  fuerza  ; 
El  uso  face  á  los  homes 
Mañosos,  que  si  licieran 
yue  las  mujeres  lidiaran 
¿Quién  lidiara  sino  ellas? 
Vosotras,  pues .  que  mis  hijas 
Nacisles,  para  esla  empresa 
Vos  procura  el  mió  consejo 
Fazañosas  experiencias ; 
¿Tendréis  ánimo  las  dos 
Para  lidiará  hacer  prueba 
De  vuesa  alcuña ,  que  al  sol 
Con  las  luces  empareja? 

LEONOR. 

Yo  que  de  tu  sanare  tengo 
Valor  seguro  en  las  venas  , 
A  la  lid  saldré  á  campear. 


f.  yo  amazona  mas  nueva 
Olra  que  tal  en  la  hueste, 
Faré  que  el  Celin  te  tema. 

GRACU:^. 

Catad  qne  habéis  de  morir. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FltANCISCO  UE  ROJAS. 


,  é  niia  f.ima  muera 


¿Qué  atañe 
Que  yo  en  esta  lid  fallezca. 
Si  he  de  vivir  con  mia  fama 
A  las  edades  eternas? 

CRACIAN. 

¿En  fin  moriréis  liis  dos 
Por  la  vuesa  honra? 


CRACUN. 

E  si  sopiérais  viviendo 
Perder  la  vuesa  pureza 
¿Non  supierais  morir  antes? 

ELVIRA. 

Sobra  la  pregunia  vuesa. 

LEONOR. 

Varaos  á  finar.  Señor. 

ELVIRA. 

A  la  batalla  nos  lleva. 

CRACIAN. 

Pues  fijas ,  hoy  es  forzoso 
Que  nuestra  villa  se  pierda , 
E  que  el  que  quedare  vivo, 
Si  hay  quien  quedar  vivo  quiera. 
Si  home,  quede  escarnecido, 
Sifenibra,  finque  manceba; 
Si  ánimo  para  lidiar 
E  para  morir  vos  queda , 
Sepa  morir  en  la  paz 
Quien  morir  quiere  en  la  guerra; 
si  allí  es  cierta  vuesa  muerte 
Más  vale  que  aquí  sea  cierta  , 
E  que  un  padre  que  os  dio  el  ser. 
Maguer  que  lo  plaña  é  sienta , 
Os  quite  vuesas  dos  vidas , 
Que  non  es  lid  tan  sangrienta 
Permitir  que  el  moro  sandio 
Cuando  vos  fallar  desea, 
O  que  vos  profane  vivas 
O  vos  escarnezca  muertas. 

(Lloran.) 
¿Qué  es  esto?  ¿Cómo  plañis? 
¿Cómo  ya  tan  cedo  menguan 
Vuesos  alientos ,  Leonor? 
,Mis  fijas  ya  tan  apriesa. 
Con  el  calor  de  la  mnerle 
Sudan  vuesas  niñas  bellas? 
(Ap.  Nos  vos  finaré,  callar 
E  finarlas  luego  es  fuei /a.) 

LEONOR. 

Non  vos  asuste ,  Señor, 
Que  la  mia  muerte  sienta. 
Porque  es  natural  pasión 
De  nuesa  humana  flaqueza. 
Que  si  Dios  temió  la  muerte. 
Con  ser  Dios,  ¿que  pareciera 
Que  tema  la  muerte  Dies 
E  que  el  hombre  non  la  lema? 
Pero  si  es  fuerza  morir, 
E  yo  á  las  razones  vuesas 
Aiin  más  que  por  paternales 
Las  obedezco  por  buenas. 
Dadme  la  muerte  ,  mió  padre  , 
Non  finque  yo  á  la  sospecha 
De  perder  el  honor  vueso 
Que  edad  conservo  tan  luenga. 
Vos  me  disteis  esla  vida  , 
Pagar  con  la  muerte  es  deuda , 
Pues  aunque  creyera  yo 
Que  el  moro  non  me  ofendiera, 
Con  ver  que  me  dais  la  muerte 
Mas  quiero  yo  que  me  sea 
Cruel  la  vuesa  cochilla 
Que  piadosa  la  extranjera. 

GRACIAN. 

Deuda  es  pagarme  esa  vida. 


Lioxon. 
Calad ,  Señor,  la  experiencia. 
Da  el  mar  cristales  salados 
Que  porilique  á  la  tierra  , 
E  ella  paga  luego  en  rius 
Lo  <iue  él  escatima  en  venas. 
Da  el  sol  luz  á  los  luceros 
Cuando  del  polo  se  ausenta , 
Y  en  dando  la  vuelta  al  otro 
Vuelve  á  cobrar  lo  que  presta. 
La  tierra  cede  á  la  (lor 
Fragancias,  é  della  mesma 
Cobra  non  á  luengo  plazo 
La  púrpura  en  hojas  secas. 
Mi  mar  sois,  cobrad  de  mi 
Kios  de  sangre  traviesa; 
Sol  sois,  padre  desta  luz. 
Dejad  sin  luces  la  estrella. 
Tierra  sois,  de  aquella  flor. 
Deshojad  la  flor  más  tierna. 
Porque  seamos  los  dos , 
Cuando  mi  fineza  llega , 
Vos  el  mar,  la  tierra  é  sol , 
Yo  el  rio,  la  floré  estrella. 

GRACIAS. 

¿E  túquéfablas,  Elvira? 

EVLIRA. 

Señor,  con  vuesa  licencia 
Non  quiero  morir  agora. 


Era 

Vendo  á  lidiar,  é  es  posible 
Que  la  mi  cochilla  venza 
E  aqui  es  mia  muerte  precisa : 
Catad  vos  la  diferencia 
Que  hay  de  finar,  esperando 
Vivir  en  la  lid  sangrienta, 
O  entrarme  de  aquella  guisa 
Con  animosa  obediencia, 
Que  allí  es  dudoso  el  morir, 
E  aqui  ts  preciso  que  muera. 

gracia:*. 
Pues  fija,  ¿eso  es  ser  mi  fija? 

ELVIRA. 

¿Y  eso  es  ser  mió  padre? 

GRACIAX. 

¿Bsa 
Es  la  homildanza  é  amor 
Con  que  afable  é  halagüeña 
Cada  siempre  que  os  reñia 
Desucabais  la  mia  diestra? 
Veinte  mil  moros  alarbes 
Nueso  campo  pisotean, 
E  apenas  mil  homes  son 
Los  que  hay  que  á  la  lid  se  atrevan. 
Caducos  más  de  dúdenlos 
Son  los  que  á  esta  quinta  llevan 
Por  báculos  sus  cocbillas 
E  por  cochinas  sus  menguas. 
¿Qué  esperas  de  aquesta  lid? 

ELVIRA. 

¿  E  de  mi  suerte  qué  esperas. 
Cuando  non  se  ha  visto  padre 
Que  á  sus  fijas  fine  mcsmas? 
Irracional  una  loba 
Que  astuto  cazador  cerca 
Sobre  los  sus  cachorrillos 
Mañosamente  se  acuesta , 
E  los  defiende  é  procura 
Que  non  el  plomo  los  hiera. 
Non  los  traspase  el  venablo. 
Que  es  tamaña  su  querencia 
Que  finar  quiere  primero 
Porque  sus  lijos  non  mueran; 
El  carnicero  le  ii 
Que  finca  rapante  fien. 


Lamiendo  los  sus  cbicoles 
Rug ■■  porque  oíros  los  teman  ; 
Pájaro  que  el  aire  eneja, 
Y  el  nido  á  sus  lijos  yerra, 
A  los  Tientos  y  á  los  montes 
Face  lamenturas  tiernas, 
K  luego  que  cala  el  nido 
Los  arrulla  é  los  gorjea ; 
E  a  la  lluvia  de  la  noclie, 
Edel  sol  á  la  modestia. 
Abriendo  pintadas  alas 
Las  face  sombra  é  defensa. 
Pelicano,  otro  que  tal: 
Se  rompe  su  misma  tela 
E  de  la  su  misma  sangre 
Los  sus  hijos  alimenta; 
Que  por  dar  la  vida  i  un  fijo 
Hay  padre  que  finar  quiera. 
E  sañudo  el  padre  mió 
Non  á  la  loba  semejas 
En  amparar  las  tus  lijas, 
Nin  león  de  otra  ralea 
Ruges  en  el  moro  campo 
Porque  esas  fieras  te  teman; 
Nin  ave  en  el  nueso  nido 
üe  esas  lluvias  de  saetas 
Abriendo  la  tu  cochilla 
Lns  tus  páj.iros  albergas; 
Kin  pelicano  tampoco 
Con  la  sangre  nos  sustentas , 
Cuando  para  tú  ser  padre 
Será  más  razón  que  seas 
León,  pelicano  y  ave  . 
Que  son  padres  siendo  fieras. 

GRACIAN. 

¡Oh  cómo  aquesta  vegada 
Verle  cobarde  me  pesa, 
Oue  siempre  es  la  cobardía 
Madre  de  esotras  flaquezas! 

LEONOR. 

Déjamela  responder, 
Mío  padre  é  Señor. 

CriACIAN. 

¿Qué  intentas? 

LEONOR. 

A  las  sus  semejaduras 
Que  fabla  de  aves  é  fieras , 
Con  olro  mejor  procuro 
Dar  perjcñosa  respuesta. 
Yan  sabes  la  calidad  , 
Que  non  hay  quien  non  la  sepa. 
Del  armiño,  que  en  saliendo 
A  yantar  de  la  su  cueva. 
Cuantos  manjares  el  campo 
.Sazona  á  su  f..nie  en  yerbas  ; 
Mañosos  los  cazadores 
A  la  su  covacha  llenan 
De  purquerosas  loduras 
Que  el  cielo  y  la  lluvia  mezclan. 
Da  voces  el  cazador, 
E  asustando  monte  é  selva  , 
Blanco  el  armiño  se  escorre 
Para  su  covacha  mesma , 
E  al  calar  la  mistoronza  , 
E  poríjuedad  de  su  cueva , 
Para  que  á  la  su  blancura 
La  inmondlcia  non  se  atreva, 
Quiere  más  que  el  cazador 
Le  dé  linanza  sangrienta 
Que  non  la  su  piel  manchar, 
Símbolo  de  la  pureza. 
Si  semejar  al  armiño 
Quieres ,  mi  hermana  pecpieña  , 
A  lu  cueva  ,  que  es  Madrid  , 
Non  le  amonesto  (|ue  vuelvas  ; 
Yan  saliste  della  ,  é  ya 
Si  da  el  cazador  con  ella  , 
Redes  de  sn  amor,  non  limpio, 
Farán  que  sandia  perezc.is. 
tlíra  cual  ti'  atañe  más , 
Si  es  que  el  armiño  semejas , 


NUESTRA  SE."<;üRA  DE  ATOCHA. 
O  aquí  perder  la  tu  vida 
O  alli  manchar  tu  pureza. 

ELVIRA. 

Bien  fablas ;  mas  si  contraria 
Nos  influyere  la  estrella, 
E  de  la  lid  la  fortuna 
Nos  amenazare  adversa. 
Yo  misma  me  daré  muerle 
Porque  el  moro  non  me  ofenda. 

GRACIAN. 

¿Non  quieres  que  yo  te  fino 
E  te  finarás  tú  mesma V 

ELVIRA. 

Sí ,  que  con  las  manos  mías , 
Con  las  iras,  con  la  queja... 

GRACIAS. 

Pondrán  lazos  á  tus  manos  , 
E  mordazas  i  tu  lengua. 

ELVIRA. 

¿Mi  fermosura? 

CRACIAN. 

Es  tamaña. 
Que  aquel  que  mejor  paio/.ca, 
Farás  crecer  los  deseos 
En  las  mismas  resistencias; 
E  de  amor  al  apetito 
Ks  tanta  la  diferencia. 
Que  amor  violencias  non  gusta. 
Sólo  a  ser  premiado  anhela  ; 
Pero  roin  el  apetito 
Sólo  procura  violencias. 
Que,  en  fin,  amor  esun  Dios, 
Y  el  apetito  una  llera. 

ELVIRA. 

;.F.  del  Atochar  la  Virgen 
Non  puede  facer  que  venzas? 

GRACIAS. 

Bien  pued" ;  pero  parece 
Que  non  quiere. 

ELVIRA. 

Pues  non  creas 
Que  ha  parecido  la  Virgen 
Para  que  Madrid  se  pierda. 

GRACIAS. 

Quizás  non  lo  merecemos, 
Elvira:  é  cuando  eso  sea. 
Non  a  tanta  duda  es  bien 
Que  quede  mía  fama  expuesta  ; 
Sed  mártires  de  la  Virgen, 
Que  mucho  cielo  os  espera. 
Que  tengo  tamaña  fe 
Que  en  esta  ocasión  quijera 
Ser  una  de  mis  dos  fijas 
E  que  otro  mió  padre  fuera. 

ELVIRA. 

Señor,  ya  que  mis  rezones 
La  lu  terquedad  non  mellan. 
Finar  (|uiero,  é  sólo  aqui 
La  mi  liomildanza  te  ruega 
Que  muera  yo  con  María , 
Nuesa  Señora,  é  que  sea 
De  su  di\inal  altar 
Sonio  la  peana  nicsma. 

ORACIAN. 

Yo  vos  lo  concedo,  Elvira. 
,.()tra  vez  plañes?  (.yan  truecas 

{Lloran.) 
El  lu  valor  en  desmayos? 

LEONOR. 

¿  Non  queréis.  Señor,  que  sienla 
Que  plañas  cuando  yo  viva, 
E  non  plañas  cuando  muera? 

GRACIAN. 

Plañendo  estoy,  mía  Leonor, 
Maguer  que  el  llanlo  non  veas, 
Congelóse  el  mío  dclor, 


Que  como  á  la  nfuerte  vuesa 
Tengo  el  corazón  de  mármol. 
Son  las  lágrimas  de  piedra. 

Encomienda  á  la  mi  madre. 
Mío  señor. 

GRACIAN. 

(Ap.  Si  sopieran 
Que  yan  á  su  madre  he  muerto ; 
Mas  non  quiero  (|ue  lo  sepan.) 
Ea,  las  (Jos  me  abracijad. 
(,Ábrá:anlc.) 

LEOKOR. 

Adiós,  padre. 

ELVIRA. 

Adiós,  Señor. 

GRACIAN. 

;  Quién  ha  visto  que  el  amor 
De  abrazos  á  la  crueldad! 
¿Uoyuüu  comulgasteis? 

ELVIRA. 

Si. 

LEONOR. 

¿Cuál  primero  finarás? 

GRACIAN. 

A  la  que  quijere     ás. 

LEONOR. 

Mátame  primero  á  mi. 

ELVIRA. 

Non  me  des  esos  recelos. 
Al  tu  acero  me  provoco. 

GRACIAH, 

¡  Que  non  se  escape  tampoco 
La  muerle  de  tener  celos  ! 
A  entrambas  desgargautar 
Cuido  á  un  golpe,  non  me  aflijas; 
¡A  ti  buscan  mis  dos  tijas, 
Señora  del  Atochar ! 

LEONOR. 

En  fin.  Señor,  ¿te  perdemos? 

ELVIRA.' 

Sólo  eso  debo  llorar. 
También  yo  voy  á  finar. 

I  GRACIAN. 

Fijas,  presto  nos  veremos; 
Ea,  yan  podéis  venir. 

LEONOR. 

;  Fuerte  dolor  1 

ELVIRA. 

¡Trance  fuerlol 

GRACIAN. 

Más  hago  yo  en  daros  muerte 
Que  vosotras  en  morir. 
{Vanse  Leonor,  Ehnray  Cracian.) 

LIMONADA. 

Entróse  é  cerró  la  puerta, 
¿Si  finarlas  quiere?  si. 
En  otra  capilla  alli 
Miré  a  su  velada  muerta. 
SiiMidii  casado,  non  fuera 
M^liin/.a  al  mió  paladar. 
Sí  non  supiera  matar 
A  su  mujer  la  primera; 
Degollar  quiere ,  y  me  espanta, 
A  sus  fijas  riguroso, 
Non  es  paso  muy  gustoso 
Con  ser  paso  de  garganta. 
Coloso  Alcaide,  ¿mereces 
Tal  nombre  á  mengua  tamaña. 


•«ÍIO  COMEDIA 

Las  mujeres  degolladas ! 

Dios  te  l'aga  ,  Alcaide,  bien; 

Van  sale  agora  á  lidiar; 

Las  barbas  coido  enseñar 

Non  me  degüelle  también. 

Sale  GRACIAN  limpiando  la  espada. 

GR4C1AN. 

La  sangre  limpiar  agora 
La  mi  advertencia  procure, 
Para  que  non  se  misture 
Lidiando  á  la  sangre  mora. 
Ya  arrepentidas  están 
Mis  ansias,  ya  las  Gné; 
Mis  fijas  sacriliqué. 
Segundo  soy  Abraban. 
Pero  la  que  hay  distinción 
Non  me  deja  satisfecho, 
Pues  ca  maté  con  el  fecho 

Y  Ahrahan  con  la  intención. 
E  mi  desconsuelo  es. 
Para  piañirle  é  llorarle, 
Que  él  nunca  Ileso  á  matarle 
Pues  Dios  lo  impidió  después. 
Mas  de  haber  muerto  á  las  dos 
Este  ejemplo  non  me  aflija ; 
Jephté  dio  muerte  á  sa  lija 

E  non  se  lo  mandó  Dios. 

Y  pues  al  consuelo  voy 

De  haber  iiiia  sangre  vertido. 
Ya  que  Abralion  non  he  sido 
El  Jephté  segundo  soy. 

(Toean  al  arma.) 
Yan  las  alarbes  adargas 
Miro. 

LIMONADA. 

La  lid  arde  ya. 

garcía.  (D.nlro.) 
¿El  Alcaide,  dónde  eslá? 

LIMONADA. 

Gracian  Ramírez  de  Vargas, 
El  tu  mandadero  soy. 
Cata ,  que  eslán  ya  lidiando, 
E  te  da  voces  Ferrando. 


(,Non  venís? 

limonada. 
Tras  vusco  voy. 

GRACIAS. 

Ea ,  soldado,  sigúeme. 
¿Finar  por  la  fe  sabrás? 

LIMO.-«ADA. 

Non  lo  he  probado  jamás 
E  non  sé  si  acertaré. 

CRA8IAN. 

Apurad,  Virgen  divina, 
A  toda  esta  enjambre  mora. 

LIMONADA. 

Solamente  por  agora 
Folgára  non  ser  gallina. 

GRACIAM. 

Huye,  Celin  enemigo. 

LIMONADA. 

Non  pases  moro  á  inquietalle 
Por  mi  plaza  é  por  mi  calle. 


¿Non  me  sigues? 

LIMONADA. 

Ya  te  sigo. 

CRACIAN. 

Cortar  cuido  alarbes  cuellos. 

LIMONADA. 

Facen  todos  luengo  estrago. 

GRACIAN. 

Hoy  non  ha  de  ser  Santiago. 


ESCOGIDAS  DE  D0.\  FRANCESCO  DI 

LIMONADA. 

¿Pues  quién? 

GRACIAN. 

¡La  Virgen  y  á  ellos! 

(Vase.) 
{Dase  la  batalla  dando  tres  vueltas,  y 
quede  iíahomut  herido  en  el  suelo.) 

MAHOMAT. 

Mortalmente  estoy  herido. 
¿Cómo,  cielos  soberanos, 
Estos  mágicos  cristianos 
Vencen  sin  haber  rendido? 

LIMONADA. 

¡Que  con  tantos  moros  ver 

Como  en  el  campo  han  lidiado, 

Non  topé  uno  acomodado 

Para  reñir  á  placer! 

Un  moro  de  mia  meznada 

Non  topé  en  esta  ocasión 

De  algo  menos  corazón 

Que  el  mió ;  aqueste  me  agrada. 

{Ve  al  moro.) 

MAHOMAT. 

Ac.íbame  de  malar. 

Pues  lo  quiere  el  cielo  impio. 

LIMONADA. 

¿Aquí  está  usted,  señor  mió? 

(Esio  eslá  como  ha  de  estar); 

Quitarle  quiero  la  espada, 

Que  soy  valiente  verán 

Los  que  saben  el  refrán  : 

Ahora  entra  la  gran  lanzada;    {Dale.) 

A  darle  muerte  me  obligo. 

Que  yan  mia  cólera  asoma ; 

Mahomat  es,  Wahomat,  toma. 

MAKOMAT. 

¿Quién  me  da  muerte? 

LIMONADA. 

Un  amigo. 

MAHOMAT. 

Pues  has  sido  valeroso. 

Que  me  acabes  ya  le  advierto, 

Ue  piedad. 

LIMONADA. 

Si  haré,  por  cierto, 
Porque  yo  soy  muy  piadoso.     {Dale.) 

MAHOMAT. 

Mátame  presto,  ea  ven. 
Que  ese  acero  no  me  hiere. 

LIJIONAUA. 

Yo  faré  cuanto  pudiere 

Por  facerte  aqueste  bien; 

Qué  bien  riñe  y  se  defiende, 

No  he  visto  valor  igual ; 

Toma  este  tajo  agonal.  {Dale.] 

MAHOMAT. 

No  te  entiendo. 

LIMO.NADA. 

¿  Non  me  entiende? 
¿Fablas  latín? 

MAHOMAT. 

Si,  señor. 

LIMONADA. 

Pues  ea,  recipe  digo 

MAHOMAT. 

¿Qué  recipe  es  este? 

LIMONADA. 

Amigo, 
Es  recipe  de  dolor. 

MAHOSIAT. 

Acaba. 

LIMONADA. 

Él  es  temerario; 
A  este  bote  le  preven. 

MAHOMAT. 

¿Qué  bote  es  ese  también'.' 


ROJAS. 

LIMONADA. 

Es  bote  de  boticario.  {Dale) 

MAHOMAT. 

Ya  muero. 

LIMONADA. 

¡Qué  desconsuelo! 


LIMONADA. 

Non  quiera  Dios  que  yo  dé 
Aun  hombre  que  eslá  en  el  suclu; 
Yo  ()UÍero  alargarle,  cito. 
Tus,  Mahomat;  ya  murió. 
Por  cierto  que  se  fincó 
Muerto  como  un  pajarito; 
Aliora  bien,  quiérole  alar 
Üeslos  que  traigo  pendientes ; 

{Átale  con  unos  cordeles.) 
¡  Qué  palabras  tan  prudentes 
Que  fablahaal  suspirar! 
Arrastrándole  al  collado 
Llevarle  quiero  á  plañer; 
¿K  que  sin  ser  yo  su  mujer 
Ande  este  por  mi  arrastrado'' 
Venid,  de  los  moros  palma, 
Y  aunque  después  de  mortal 
Os  trato  el  cuerpo  tan  mal , 
Peor  os  tratarán  el  alma.      {Llévele.') 

GARCÍA.  {Dentro.) 
Por  aquí  fuye  Celin. 

GRACiAN.  {Dentro.) 
Cátale  somo  el  ribazo 
De  aquella  emparejadura. 

GARCÍA.  {Dentro.) 
Seguid  á  Celin  ,  soldados. 
Corriendo  sobre  el  trotón  , 
De  esa  cuesta  baja  al  llano. 

Sale  CÍ.U:í  herido,  y  cae. 

CELIN. 


Y  ya  desbocado  el  bruto 
La  verde  margen  pisando 
Todo  el  golfo  de  su  espuma 
Pasar  solicita  á  nado. 

¿Qué  es  esto,  cielos, que  miro? 
i]  de  ciegos  ü  de  airados , 
Unos  á  otros  se  dan  muerte 
Sangrientos  mis  africanos. 
La  confianza  busca  el  riesgo 

Y  el  exceso  causó  el  daño ; 
Flacos ,  miseros ,  cobardes , 
Hoy  triunfarán  los  cristianos ; 

Y  al  valor,  por  novedad , 
Supo  vencer  el  desmayo. 
¿Pero  qué  mucho  si  en  nubes 
Tesorero  el  aire  vago 

Le  va  repartiendo  al  dia 
Luceros  amontonados? 
¿Qué  mujer  es  esta ,  cielos , 
Que  la  blanca  luna  hollando 
Oscurece  con  su  luz 
Las  luces  del  mejor  astro  1 
Navegante  soy,  que  surco 
De  la  venganza  el  mar  cano, 

Y  al  ir  á  buscar  el  viento 
A  todas  las  iras  calmo. 
Pero  de  su  frente  hermosa 
Ya  la  red  desenmaraño. 
Que  la  juzgué  de  cabellos 

Y  echo  de  ver  que  es  de  rayo;. 
Cristianos,  siesta  deidad 
Esta  Vitoria  os  ha  dado. 

No  os  agradezcáis  el  triunfo, 
Sino  triunfad  del  milagro. 

GARCÍA.  {Dentro) 
Seguid  á  r.osa  también. 
Que  á  Celio  anda  buscando. 


CELIN. 

Rosa  Luyendo  liácia  mi  vieuc. 
Sale  ROSA. 
nosA. 
Celin  Talienie,  si  acaso 
Tu  acero,  que  íioy  es  tu  pluma  , 
Repetir  puede  otfu  rasgo, 
Escrihe  en  los  corazones 
Destos  infames  cristianos 
l)e  tu  muerte  y  de  la  mia 
El  más  fúnebre  cpitalio. 
En  nuesir:i  husca  lian  venido 
Gracian  ,  García  y  Fernando, 
Agora .  más  que  oirás  veces 
Necesito  de  tu  amparo. 
Moriremos  dando  ejemplo 
A  nuestros  mesmos  soldados, 
Pero  no  como  cabardes 

V  fugitivos  muramos. 
Mira,  Celin. 

CEUN. 

Dices  bien, 
Al  enemigo  embistamos, 

V  de  cobarde  no  muera 
Quien  puede  morir  de  osado. 

nosA. 
Ea,  Celin,  á  morir. 

CELIM. 

Á  morir. 

Sale  DO.N  FEI'.NANDO. 
Dox  FEn^*^uo. 
Deten  el  paso. 

CELl.X. 

¿(idcn  eres? 

UÜX  FEnXAUDO. 

i.Von  rae  conoces? 


¿Vienes  á  reñir,  Fernando? 

voy  FERNANDO. 

Vengo  á  acabar  de  vencerle. 

CELiy. 

¿Pues  á  qué  esperas?  Piiñacios. 

DON  FEnSANDO. 

Non  es  este  vencimiento 
El  que  percuro. 

nosA. 

Habla  claro. 

DON  FER.NANDO. 

¿Yan  te  acuerdas  que  me  disto , 
Catándome  enamorado 
Permisión  de  que  á  Madrid 
Me  fuese ,  é  que  mi  retrato 
En  rehenes  de  entornar 
Dejé  cautivo  en  tus  manos? 

Esasi. 

DONFF.nNANDO. 

E  que  prometí 
Volver. 

ROSA. 

Y  traidor  y  falso 
Faltaste  á  palabra  y  fe. 

DOH  FERNAKDO. 

Pues  hoy  te  cumplo  y  le  pago. 
Van  que  estoy  en  tu  presencia , 
La  palabra  que  te  bédado. 
E  porque  la  vcnlajan/.a 
Non  me  exceda  ,  aqui  te  alargo 
La  tu  vida  .  é  le  permito 
Que  en  ese  trotón  manchado 
Üe  una  é  otra  mosca  negra 
Que  para  que  fuigas  traigo, 
(trueles  por  la  espesura  dura 
Del  MaD/.anares  al  Tajo. 


N'CESTRA  SE.'CORA  DE  ATOCHA. 
Tú  me  diste  la  mi  vida 
Pues  á  mi  Leonor  me  has  dado, 
Darte  quiero  yo  la  tuya. 
I'ues  desta  guisa  acabalo 
La  obligación  que  te  debo; 
Fuye,  porque  escodriñando 
Andan  toda  la  campafia, 
E  non  tomar  otro  plazo 
Tus  palabradas  procuren; 
Yo  te  busco  é  yo  le  amparo, 
Vo  be  complido  mia  palabra; 
Soy  noble,  é  memoria  calo 
Pues  érguete  en  somo  ol  bruto 
Üue  yo  la  espalda  le  guardo. 

nosA. 
Aunque  agradezco  tu  fe, 
Si  aquí  se  queda  mi  hermano. 
Yo  no  he  de  partir  sin  el, 

Y  asi  si  eres  tan  bizarro, 

O  á  entrambos  nos  da  la  muerte 
O  dadnos  la  vida  i  entrambos. 

DON  FERNANDO. 

Es  tanto  loque  tú  has  fecho 

En  haberme  á  mi  alargado 

Una  vida  que  non  era 

Mia  é  se  allegaba  el  plazo 

De  pagársela  á  Leonor, 

Que  aun  asi  non  satisfagD 

A  toda  la  tu  larguera, 

E  por  cabalarle  algo 

Fuya  contigo  Celm, 

Porque  aun  non  le  satisfago 
j  Con  esas  dos  vidas  moras 
!  Esta  vida  de  un  cristiano. 

I  CEUN. 

I  Pues  no  has  de  excederme ,  no, 

Que  yo,  valiente  Fernando, 
!  Puedo  ser  menos  dichoso, 

Pero  no  menos  bizarro. 

García  á  Leonor  pretende 

Y  tú  aspiras  á  i.us  rayos; 
Toma  este  retrato  sujo 

Y  él  no  goce  su  retrato; 

Y  si  Leonor  es  tu  vida  , 

Tú  la  suya;  hoy  has  logrado 
Dos  vidas  por  una  mia , 
Luego  a  ti  le  aventajo. 
Pues  que  yo  te  doy  dos  vidas 

Y  tú  una  sola  me  has  dado. 

DON  FERNANDO. 

¿  Non  sabes  qué  cuido  t 

CELIN. 

¿Qué? 

DON  FERNANDO. 

Que  debes  de  ser  cristiano 
li  nou  sabes  que  lo  eres. 

CELIN. 

Hoy  el  cielo  soberano 
Me  ha  dado  luces  al  alma; 
Yo  le  buscaré ,  Fernando, 

Y  sabrás... 

{Ruido  dentro.) 

DON  FERNANDO. 

Fuye ,  Celin  ; 
Fuye,Uosa. 

ROSA. 

En  el  caballo 
Podremos  los  dos  subir. 

CELIN. 

jTü  me  amparas? 

DON  FERNANDO. 

Yo  te  am[)aro, 
E  non  colará  tras  vos, 
M.igucr  que  más  sople,  el  austro. 
Adiós,  los  bizarros  moros. 

Adiós ,  valiente  cristiano. 


Sale  GARCÍA. 

GARCÍA. 

Por  aqui  fuycn. 

DON  FERNANDO. 

Detente. 

CAnCÍA. 

Cala  que  somo  el  ribazo 
En  un  iroton  el  Celin 
E  Rosa  se  están  posando. 

DON  FERNANDO. 

Yo  defiendo  que  se  fuyan. 

GARCÍA. 

Cata  que  lleva  el  retrato 
De  mi  Leonor. 

DON  FERNANDO. 

Esa  es  mia. 
Yan  el  retrato  he  cobrado. 

garcía. 
Pues  endónamele  luego, 
E  si  non  faz  que  riñamos. 

DON  FERNANDO. 

El  señor  García... 

garcía. 
Fabla. 

DON  FERNANDO. 

¿Non  te  acuerdas  que  en  el  cuarto 
Ue  Leonor  una  vegada 
Me  fallaste? 

garcía. 
Yan  lo  plaño. 

DON  FERNANDO. 

Pues  con  cólera  amorosa 
A  enclavijarme  en  sus  brazos 
Cuidaba  á  Leonor  entóneos. 
E  á  non  esperar  el  daño 
De  <iue  el  su  padre  se  enoje , 
Yan  estuviera  velado: 
Ella  me  quiere  y  la  adoro. 

GARCÍA. 

Para  mientes,  el  Fernando. 
¿  Escondijado  lineabas 
Con  ella? 

DON  FERNANDO. 

Yan  lo  declaro. 

GARCÍA. 

¿Non  fablasie  que  sobias 
Al  romor? 

DON  FERNANDO. 

Porque  el  su  anciano 
Padre  non  plañir  pudiera 
El  mió  desaguisado, 
Me  desculpé. 

GARCÍA. 

Pues  escocba 
Lo  que  fablo. 

DON  FERNANDO. 

Yan  te  calo. 

GARCÍA. 

Non  he  de  tener  por  home 
De  prez ,  si  infanzón  hidalgo, 
Aquel  home  ([ue  marida. 
Maguer  que  esté  lacerado 
El  sn  corazón  de  amor 
Con  fembra  de  amor  tamaño 
Que  se  haya  con  otro  home 
IJn  solo  instante  encerrado. 


En  maridándose  un  home 
Con  fembra  tal,  en  pisando 
De  la  noche  de  marido 
Los  principios,  los  halagos 
Le  face  escrúpulo  aquello 
üe  que  antes  non  fizo  caso, 
Y  está  díscorriendo  siempre 


■m-j  comedí 

Aburrido  é  sopilaño 
Si  se  colé  df  las  voces 
Aquel  amor  á  los  labios; 
Y  anslla  Leonor  es  vuesa. 
Elvira  me  ama.  Ferrando, 
Lograd  los  lazos  de  amor. 
Que  yo  lograré  esos  lazos , 
Que  máS(|u¡ero  en  la  mia  cuita, 
De  honor  fecho  este  reparo, 
Con  honra  á  la  que  me  quiere 
tjue  con  dudas  á  la  (|ue  amo. 

DON  FERNANDO. 

Pues  el  Gracian  viene  alli , 
Las  sus  dos  lijas  pidamos. 

Sale  GRXC\Mi  llorando. 

GARCÍA. 

Él  sale ;  plañendo  viene. 

DON  FERNANDO. 

Fáblaletú. 

GARCÍA. 

Van  le  labio. -^ 
¿  El  mío  señor  Gracian? 

DOS  FERNANDO. 

¡Mió  padre! 

GARCÍA. 

El  alcaide  anciano 
De  nuesa  villa  ,  ¿qué  es  eslo, 
I'or  viioria  á  triunfo  tanto 
Flanes? 


,\S  ESCOGIDAS  DE  l'ON  KHA.NC.ISCO 
j  Palabra  ijue  vos  he  dado 
Cunjplire. 

!  DON  FERNANDO. 

I  ¿Qué  mas  fortuna? 


¿Qué  más  ficiera  un  gentil 
De  lo  que  lizo  un  cristiano? 

GARCÍA. 

Señor,  por  las  tus  dos  Djas 
Venimos  ya  concertados, 
A  la  tu  chicota  Elvira 
Quiero  vo. 

DON  FERNANDO. 

E  yo  te  demando 
A  Leonor. 

GRACIAN. 

;  Hay  más  tormentos  1 
Non  sé,  fijas,  si  esta  mano 
El  dolor  de  haberos  muerto 
Como  el  que  tuve  al  linares, 
i  Que  non  creyese  yo  á  Elvira  ! 

GARCÍA. 

Ya  .i  la  ermita  hemos  llegado; 
Daaie  a  Elvira. 

DON  FERNANDO. 

A  mi  á  Leonor, 
>on  nosaluengues  los  plazos. 

GRACIAN. 

¿Venís  los  dos  convenidos? 

DON  FERNANDO. 

¿Non  lo  ves.' 

GRACIAN. 

Non,  mi  Ferrando, 
Que  non  hay  amor  tan  lince 
A  (|nien  non  le  ciet;ue  el  llanto. 

GARCÍA. 

¿Non  oyes? 

GRACIAS. 

Cuido  que  non; 
Que  en  mi  oido  se  han  lineado 
Deste  roido  de  mi  pena 
Atordidos  los  gusanos. 
En  Gn,  ¿til  quieres  á  Elvira' 
;,Tú  a  Leonor,  mi  fija?  á  dambos 
Vos  la  ijuieru  dar,  venid ; 


I  i  Qué  mas  dolor  que  el  que  paso? 

GARCÍA. 

j  ¿Dónde  están? 

GRACIAN. 

I  En  esta  ermita. 

DON  FERNANDO. 

¡Oh!  he  de  lograr  su  mano. 

GARCÍA. 

Abre  la  puerta. 

GRACIAN. 

Non  abras; 
Basta,  fijos  míos  caros. 
Haber  hecho  el  filicidio. 
Sin  recrearme  en  mirarlo: 
Fijos,  yo  he  muerto  á  mis  fijas. 

DON  FERNANDO. 

¿Qué  es  lo  que  labias? 

GRACIAS. 

Cuidando 
Que  ganase  nuesa  villa 
Celio,  el  moro  tirano, 
A  mi  velada  maté ; 
Junto  al  crucifijo  santo 
Que  finca  en  par  del  altar 
Del  divinal  santuario 
Fallarás  á  mi  velada, 
E  á  mis  lijas  he  finado 
En  somo  de  la  peaña 
De  los  Evangelios  santos. 

DOS  FERNANDO. 

¡,  Qué  padre ,  si  non  es  tú, 
A  las  fijas  que  ha  engendrado 
Dio  tan  cruelosa  muerte? 

GARCÍA. 

Di,  ¿cuál  animal  hircano 
A  las  lijas  que  dio  el  ser 
Sangriento  ha  desgargantado  ? 

GRACIAN. 

Non  me  aflijáis,  coiisoladme. 

GARCÍA. 

Toda  el  alma  me  ha  lisiado. 

DON  FERSASDO. 

¿  Cómo  ha  de  darte  consuelo 
Aquel  que  le  anda  buscando? 

GRACIAS. 

Llegad  ende,  yalligidmc. 

GARCÍA. 

Padre  injusto. 

DOS  FERNANDO. 

Home  tirano. 

GRACIAM. 

Eso  si,  dadme  Cnanza. 

DON  FERNANDO. 

Mia  Leonor,  dueño  á  quien  amo. 

GARCÍA. 

Elvira,  á  quien  mia  fe  busca. 

DON  FERNANDO. 

Muerta  escocha  de  Ferrando, 
Si  tiene  oídos  la  muerte. 
El  lamentoso  reclamo. 

GARCÍA. 

Yan  voy  á  buscarte  muerta; 
La  tu  yan  pálida  mano 
lie  de  po£arcouIa  mia. 


]  DON  FERNANDO. 

;  Yo  he  de  fincar  sepoltado 
j  Par  de  ti,  divinal  dueño. 

garcía. 
[  Abre  esa  puerta. 

!  GRACIAN. 

I  Yan  la  abro. 

I  Abre,  tj  hallan  de  rodillas  á  ELVIP..-. 
1     LEONOR,  con  dos  señales  en  la  gcr 
ganttt. 

GARCÍA. 

¿Pero  qué  es  esto  que  miro? 

DON  FERNANDO. 

¿Cómo  rodilladas  cato 
A  la  Elvira  y  á  Leonor, 
Si  á  las  dos  Ünanza  has  dado? 

GRACIAS. 

¿Ah  Leonor?  ah  Elvira  mia? 

LEOSOn. 

¿El  mió  padre? 

ELVIRA. 

¿El  mió  amparo? 

GARCÍA. 

¿Ilio  dueño? 

ELVIRA. 

¿El  señor  García? 

DOS  FERNANDO. 

¿Mía  señora? 

LEOSOR. 

¿El  mi  Ferrando? 

GRACIAS. 

¿  Vivas  fincáis,  las  mías  fijas? 

LEONOR. 

¿Non  conocéis  el  milagro? 

ELVIRA. 

La  Virgen  del  Atochar 
Las  dos  ha  resocitado. 

GRACIAS. 

Voy  á  ver  si  á  mi  velada 
Resocitó. 

Sale  LIMONADA. 

LIMONADA. 

Ten  el  paso. 
Que  ahora  saliendo  en  tu  busca 
La  posaron  tus  soldados 
Somo  las  cervices  suyas, 
E  de  todo  el  pueblo  en  brazos 
La  endilgan  hacia  la  villa, 
Que  por  inilajíro  tamaño 
Lleva  sobre  el  cuello  suyo 
El  tu  acero  señalado. 

DOS  FERNANDO. 

Mi  mano  es  esta,  Leonor. 

GARCÍA. 

Elvira,  cata  mi  mano. 

GRACIAS. 

Sin  duda  que  vosqnijistes 
Que  á  las  tres  haya  finado, 
María,  para  poder 
Obrar  dempues  el  milagro ; 
E  pues  quiere  vuestro  Fijo 
Que  fapais  milagros  tantos. 
Faced  que  aijuesla  comedia 
.Nos  dure  siquiera  un  año. 

DON  FERNANDO. 

Que  don  Francisco  de  Rojas 
A  vuesas  plantas  posado, 
lloinildosamente  pide 
ti  vueso  perdón  é  aplauso. 


LA   ESMERALDA   DEL   AMOR. 


EL     REY    CARLOS 

FRANCIA. 
EL  DL'QLE,  galán. 
EL  OÜNUE ,  galán. 


PERSONAS. 


EL  MARQUÉS,  barba 
LA  INFANTA,  dama. 
RLANCAFLOR,  dama. 
ISABELA,  doma. 


FELINA .  criada. 
UN  GRIEGO,  viejo. 
ALFEO ,  músico. 
FIERRES,  gracioso. 


nos  SOLDADOS. 

DOS  PRETENDIENTES. 

Miisic*. 

ACOUPAÑAUIENTO. 


JORNADA  TRÍMERA. 


Tocan  cajas  y  clarines,  y  salen  por  uu 
lado  el  REY  i/ACoaPAÑAsiiKNTii,)/ por 
el  o/roEL  DLQÜE,  ELCÜ.NDE  y  El. 
MARQUÉS,  barba. 

MARQiÉs.  [lienle. 

Rey  nuestro,  rey  Trances,  Carlos  va- 
Seüor  de  los  imperios  del  Orieule, 
Cuyo  renombre  aclama 
El  bronce  déla  fama. 
Sed  mil  veces  á  Francia  bien  venido ; 
Vuestras  plantas  me  dad. 

(Arrodiflase.) 

REY. 

At:rndei-iilo, 
Para  tan  nobles  lazos        l.\brá¡a¡os.) 
Apercibo  los  brazos. 

DCQIE.  [tos, 

;Qui(.'n  de  vuestro  valor,  vuestros  alien- 
Supiera  la  verdad ! 

REY. 

Estadme  atentos : 
Por  la  mal-gen  amena  del  liliin  marcha 
El  lombardo  escuadrón  con  tanto  briu. 
Que  del  Enero  no  temió  la  escarcha 
M  sintió  los  rigores  del  eslío  ; 
Aquél  vibra  la  pica  y  éste  lj  lincha. 
Provocando  a  I.;í,,, :.,i  '    ^  -  .i:  ., 
Asombras  de  >-;i   :    i:   i,     <         íl,,rte, 
Rayos  de  Jove>  -       ;       :■    '¡n  ■. 
Descubrió  nufsl i  ■>  •  j,  1 1  :¡.,  ^u  . cuic 
Guardo  dispierla  ia  rusaila  ainorri, 

Y  en  los  hermosos  campos  del  Oliente 
Rayos  bebe  de  luz,  que  en  perlas  llora; 
Al  mismo  tiempo  el  sol  saco  la  fíente, 
En  vano  los  laureles  enamora, 

V  volvióse  á  esconder,  que  no  qucria 
Ver  el  horror  de  aquel  tremendo  dia. 
Turba  el  cielo  su  Taz,  no  está  serena. 
La  ticrrase  estremece, el  cielo  brama. 
Condensase  el  vapor,  la  nube  truena. 
Relámpago  es  la  luz,  rayo  la  llama ; 
Las  nubes  dan  horror,  los  aires  pena. 
La  niebla  crece,  en  sombras  scderra- 

[ma. 
No  vuela  el  ave,  encierra  ya  la  fiera, 
La  lluvia  amaga,  tempestad  se  espera. 
Las  aguas  se  desatan  con  rocíos,  [tes, 
Párase  su  escuadrón,  marchan  misgen- 
Crecen  las  lluvias,  van  cobrando  bríos, 
Perlas  del  alba  fueron  ya  sus  fuentes; 
Pasan  á  ser  arrnv.-;,  vn  ri  -r-r  rioí, 
Aun  las  esfer;is  m  i  •nies; 

Todo  es  tlnieblí-.    i  I     "i. 

Va  es  enojo  delii-  .  ■ iiucvo. 

Temblaron  otra  \,:¿  lo,  i  ¡,,|.ii..i(l.is 
Montes  al  verse  en  a}.ias  .^umurgidoj, 
Temieron  otra  vez  verse  anegados 
Los  pájaros  celestes  en  sus  nidos ; 
Eu  las  cóncavas  grutas  encerrados 


Los  brutos  de  temor  dieron  bramidos: 
Las  nubes  el  Occéano  se  beben, 
llevienlaii  luego  y  lo  bebido  llueven. 
Su  ejército  gentil  sedesbarala, 
Al  terrestre  naufragio  animo  el  mío. 
Con  pecho  denodado  embiste  y  mata, 
Porque  los  cielos  le  llovieron  brío; 

Y  por  teñir  de  carmesí  su  plata. 
Rompió  las  verdes  márgenes  el  rio, 

Y  á  los  muertos,  que  en  hombros  se 

[llevaba, 
Vivos  sepulcros  en  sus  peces  daba. 
Inundar  mi  campaña  no  podían 
Los  cristales,  quizá  de  lisonjeros, 

Y  a(|uellos  que  sin  ánimo  temían 

El  gran  valor  de  mis  soldados  lloros 

Al  agua  se  arrojaban,  y  bebían 

La  sangre  de  sus  mismos  compañeros, 

Y  el  eco  de  mi  nombre  era  más  fuerte 
Que  el  parasismo  de  la  misma  muerte; 
Quedamos  yo  y  el  agua  vencedores. 
La  tempestad  funesta  se  retira. 

De  las  nubes  cesaron  los  rígnres. 
El  zalír  de  los  cielos  ya  se  mira  ; 
Sale  el  arco  de  paz  de  tres  colores. 
El  mundo  vuelve  en  sí,  todo  respira, 
Las  nubes  pinta  el  sol  con  listas  de  oro 

Y  un  rayo  se  asomaba  á  cada  poro. 
Vuelan  las  aves,  caracoles  hacen. 
Corren  las  fieras,  retozando  braman, 
Vensc  las  plantas,  Qoreclllas  nacen. 
Pájaros  cantan  y  en  su  voz  me  aclaman; 
Salen  rebaños,  la  campaña  pacen. 
Todo  es  aplausos,  vencedor  me  acla- 

[man. 
Mi  mano  espera,  si  esperó  mi  frente 
Laurelesde  Asia,  imperios  de  Occiden- 

DUQOE.  ^ 

Al  cielo  ruego  que  hasta  el  africano 
El  castigo  se  alargue  de  tu  mano. 

CONDE. 

Siendo  tu  brazo  ;oh  ('..irlossin  se?nndol 
Asombro  de  los  términos  del  mundo. 

REY.  [do. 

Conde,  sepa  mi  hermana  que  he  llega 

CONDE. 

Ya  voy  á  hacerlo  que  me  has  mandado. 
(Ap.  líoy un nuevocuidadome desvela; 
Al  Rey  quiere  Isabela, 

Y  aunque  él  no  lia  estimado. 
Puede  volver  trocado; 

Morirá  mi  esperanza,  [danza. 

Pues  que  vive  en  la  ausencia  la  mu- 
{Vase.) 
nUQBE.  (Ap.) 
El  Rey  á  Blanca  quiere, 

Y  ella  le  corresponde,  mi  amor  muere: 
Mas  puede  ser  que  él  se  ha\a  cunven- 

[c¡d<. 
O  que  la  guerra  le  causase  olvido ; 
Aliente  mí  esperanza,  [danza. 

Pues  que  vive  en  la  ausencia  la  mu- 


Sule  ISADELA,  dama. 

ISABELA. 

Carlos  viene,  y  el  rumor 
Del  aplauso  popular 
Dice  que  debe  triunfar 
Tan  dichoso  vencedor; 
Ea,  malogrado  amor, 
Aunque  nunca  os  ha  querido. 
No  os  acobarde  el  olvido , 
Siempre  le  habéis  de  querer, 

Y  dejémonos  vencer 

De  quien  rejes  ha  vencido. 

Sale  BLANCAFLOR. 

BLANCÍFLOK. 

Mi  hermosa  competidora. 
Como  yo,  al  Parque  desciende, 

Y  recibirle  pretende. 
Siendo  de  su  luz  aurora; 
Pero  si  Carlos  me  adora 

Y  si  Cíirlus  la  aborrece  , 
Más  mi  láslinia  merece 

Que  mi  envidia.  |Ah  desdichada ! 
Tú  quedarás  desairada 
Si  ves  que  me  favorece. 

REY. 

Por  el  Parque  quiero  entrar. 
Porque  pisando  claveles, 
Encontraré  con  laureles 
Que  me  puedan  coronar; 
Isabela  \  BlancaDor 
A  recibirme  han  bajado ; 
A  Isabela  he  desdeñado 
Cuando  á  Blanca  tuve  amor: 
Pero  si  con  pompa  y  gloria 
A  mis  conliarios  vencí , 
Hoy  me  he  de  vencer  á  mi. 
Que  es  más  difícil  victoria  j 
Ya  no  hay  pretender  ni  amar, 

Y  para  que  todos  vean 
Esta  mudanza  y  la  crean. 
Ni  la  he  de  hablar  ni  mirar. 

BLANCAFLOR. 

Vuestra  majestad.  Señor, 
Alcance  tantas  victorias 
Que  las  humanas  memorias 
Nunca  olviden  su  valor ; 
Queden  las  historias  llenas, 

Y  escríbanse  tantas  sumas 
Que  esté  la  fama  sin  plumas 
Para  escribir  las  ajenas; 
Tus  sienes  coronen  líeles 
Tan  varios  climas  y  zonas 
Que  para  tañías  coronas 
Fallen  al  mundo  laureles; 

Y  tu  imperio  sin  segundo. 
Con  los  reinos  que  le  da. 
Casi  llegue  más  allá 

De  los  términos  del  mundo; 
Porque  sin  tener  contraríos 
Vuestros  magnánimos  lirios. 
Serán  los  mares  y  ríos 
Del  Ródano  tributarios. 


^i 


HET. 


Cien  osla. 

ISABELA. 

Tus  ojos  vean 
Tantos  triunfos  soberanos, 
Que  los  antiguos  romanos 
Momos  y  sombras  sean ; 
Sea  Paris  una  escuela 
Donde  se  aprenda  á  vencer 
De  vuestro  inmenso  poder. 

REY. 

Está  bien  diclio ,  Isabela ; 
Vos  ¿  cómo  estáis?  porque  el  dia, 
Cuando  la  tarde  y  mañana 
Tifie  de  nieve  y  de  grana, 
No  causa  tanta  alegría ; 
Gusto  de  veros. 

ISABELA. 

Señor, 
Favor  es  ese  que  espanta. 

REY. 

¿Está  en  su  cuarto  la  Infanta? 

ISABELA. 

Ya  espera  en  el  corredor. 

REY. 

Es  mi  hermana  agradecida. 
¿Cómo  vos  no  la  avisáis? 
Porque  quiero  que  seáis 
Lucero  de  mi  venida; 
Id  deluiue,  ya  que  he  entrado 
Viéndoos  con  dicha  mayor. 

ISABELA. 

Gracias  te  he  de  dar,  amor. 

Pues  Carlos  viene  mudado.      ( Vase.) 

REY. 

Esto  es  saberse  vencer. 
Va  empiezo  á  vivir  en  mi ; 
Vine  ,  no  miré,  y  venci ; 
Rey  de  mi  mismo  he  de  ser. 
(Yanse  lodos,  menos  el  Duque  y  Blan- 
ca/lor.) 

DUQUE. 

Dlancaflor,  cuyas  divinas 
Partes  el  cielo  ha  copiado. 
Pues  es  su  luz  un  traslado, 
Flor  que  naces  entre  espinas 
l)e  desdenes  para  mi , 
Ya  con  esperanza  cierta. 
Como  vela  recien  muerta, 
En  viendo  tu  luz  viví ; 
Ya  si  que  vida  poseo. 
Va  el  alma  se  me  ha  infundido, 
Porque  hasta  ahora  he  vivido 
En  virtud  de  lo  que  veo. 

BLANCAFLOn.    {Ap.] 

Rasgó  una  nube  su  seno 
Por  dar  asombros  á  Mayo, 

V  abortó  en  giros  un  rayo 
Tras  los  gemidos  de  un"trueno ; 
bieron  las  :irdientes  llamas 

En  un  árbol  acopado, 

V  cüda  vez  le  han  dejado 
Sin  llores,  hojas  ni  ramas ; 
Al  pié  del  tronco  se  halló 

\  ill.Tiio  medio  dormido, 

V  dispierloal  estallido, 
Al  susto  no  dispertó  ; 
Tal  duda  y  temor  concibe 
Viendo  aquel  árbol  deshecho. 
Que  se  tienta  ojos  y  pecho 
Para  ver  si  duerme  ó  vive; 
Asi  yo  quedo  de  suerte, 

yue  en  término  tan  pequeño, 
Ki  sé  si  mi  mal  es  sueño, 
M  si  es  la  misma  muerte; 
Bajó  un  rayo  ardiente  y  crudo 
De  un  desden,  con  tal  pujanza. 
Que  el  árbol  de  mí  esperanza 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRA.NCISCO  ÜE  ROJAS. 

flaz,  Duque,  con  osa  dama 


Dejó  abrasado  y  desnudo ; 
Comparación  mala  fué. 
Si  soy  el  árbol  herido, 

Y  no  el  villano  dormido. 
Ni  vivo  ni  disperté. 

¡  Ay  de  mi ! 

DCQDE. 

Señora  mia. 
Mientras  divertida  estás. 
Aliento  y  vida  no  das 
Al  duque  de  Normandia; 
A  ti  misma  te  recoge. 
Cobra,  cobra  tus  sentidos, 
Pjra  mi  mal  divertidos, 

Y  la  cuerda  al  arco  afloje 
O  tu  rigor  ó  mi  amor. 

BLANCAFLOR.  (.'Ip.) 

Efectos  son  de  la  ausencia; 
¿A  Isabela  en  mi  presencia 
Un  favor  y  otro  favor, 

Y  á  mi  seco  un  «bien  está» 
Sin  hablarme  más  ni  verme? 
Era  que  mi  dicha  duerme. 
¡Ay  Dios!  ¿si  dispertará? 
¿A  qué  propósito  vino, 
«liien  está»,  con  voz  airada? 
Ni  informé  ni  pedí  nada  ; 

Vo  no  sé  COI!  qué  convino, 
«Bien  está»,  de  quien  fué  amante; 
O  fué  decir  obien  está» 
Enfado  tu  voz  me  da, 
IVo  pases  más  adelante». 

DDUCE. 

Iguales  pienso  que  estamos : 
Carlos  no  le  escucha  á  ti. 
Tú  no  me  escuchas  á  mi. 
Uno  de  otro  uos  vengamos. 

Sale  FIERRES,  gracioso. 

FIERRES. 

Ab,  Señor,  que  llama  el  Rey. 

BLANCAFLOR. 

Quiso,  olvidé.  quieri\  olvida. 
Ley  del  hombre  es  lev  ungida. 

DUQL'E. 

¿Y  tú,  ingrata,  tienes  ley? 

FIERRES. 

¿Cómo  no  quieres  oir? 
Carlos  te  llama.  Señor, 
El  quesera  emperador, 

Y  el  Magno  se  ha  de  decir. 
Según  pronostican  sabios; 
Pierres  es  el  que  le  avisa, 
El  ministro  de  lu  risa. 

BLANCAFLOR. 

Gasten,  basten  los  agravios 
De  mi  fortuna. 

OL'QÜE. 

Las  quejas 
Son  justas,  y  en  vano  lloras; 
Carlos  le  deja  y  le  adoras, 
Vo  te  adoro  y  l'ii  me  dejas ; 
Es  deidad  amor,  y  asi 
Da  con  justicia  y  razón 
La  pena  delTalion; 
Carlos  me  venga  de  tí. 

BLANCAFLOR. 

Duque,  ya  estoy  advertida 
Que  estáis  ahi.'y  más  me  agrada 
Ser  de  Carlos  despreciada, 
Que  amada  de  ti  y  servida ; 
No  tienes,  no,  en  qué  vengarle. 
No  recibas,  no,  consuelos, 
Qne  si  yo  muero  de  celos. 
Vuelvo  á  vivir  de  olvidarle. 


Deja  amores  importunos. 
Adviene  que  el  Rey  te  llama. 


Lo  que  hacer  suelen  algunos; 
Delante  la  dama  lloran, 
Favor  llaman  al  desden, 
A  ninguno  quieren  bien 

Y  en  diez  parles  enamoran; 
Que  te  espera  el  Rey. 

DBQOE. 

¿AlDn 
Te  han  enseñado  á  llorar 
Estas  fuentes,  y  no  á  amar 
Las  aves  de  este  jardín? 

BLANCAFLOR. 

Duque,  déjame,  que  estoy 
Tan  despechada,  que  siento 
De  escucharte  más  tormento. 

UÜQDE. 

Por  no  dártele  me  voy; 

Mira  si  tu  bien  me  agrada. 

Que  por  darte  más  consuelos 

Quisiera  morir  de  celos. 

Con  quefueses  adorada.  {Yate.) 

FIERRES. 

Gran  fineza,  no  lo  niego, 

Pero  grande  necedad ; 

No  entiendo  esa  voluntad. 

Parece  nieve  y  es  fuego.  (Vase.) 

BLANCAFLOR. 

Conmigo  misma  quedé 
Aunque  á  solas  he  quedado, 

Y  el  sentimiento  templado, 
De  mi  misma  tomaré 
Consejo  esta  vez ;  amor. 
Discurrid  ahora  un  poco, 

Y  sí  acaso  no  estáis  loco. 
Dadme  aquí  vuestro  favor ; 
Isabela  es  la  querida. 
Yode  Isabela  envidiosa. 
Yo  infeliz,  ella  dichosa. 
Ella  amada  y  yo  ofendida ; 
Pero  consuelo  me  da,     _ 
Que  quien  á  mi  me  quería 
Me  ha  olvidado,  y  otro  dia 
A  Isabela  olvidará. 

No  es  buen  consuelo,  porque  es 
Lo  que  á  la  postre  se  quiere 
La  dama  que  se  prefiere; 

Y  aunque  la  olvide  después, 
Al  fin  la  ha  estimado  más; 
Aunque  no,  el  primer  amor 
Dicen  que  ha  sido  mayor ; 
Mas  no  me  agradó  jamás 
Esto,  que  el  amor  postrero 
El  mayor  sin  duda  ha  sido 
Pues  los  otros  ha  vencido ; 
Según  esto,  ¿qué  hay?  que  muero. 

Sale  UN  GRIEGO,  viejo,  de  mago, 
huyendo. 

GRIEGO. 

Ampara,  señora  mia, 
A  un  hombre  que  injustamente 
La  muerte  cercana  siente. 
VOCES.  (Dentro.) 
¿Un  hechicero,  un  espia. 
Se  ha  de  escapar?  por  aqui 
Pienso  que  ha  entrado  siu  duda. 

BLANCAFLOR. 

Hombre,  mi  favor  le  ayuda; 
No  temas,  llégate  allí. 

(Escóndese  el  Griego.) 

Salen  DOS  SOLDADOS. 

SOLDADO   1.° 

;(lh  madama  Flor?  ¿entró 
Un  hombre  huyendo? 


BLANCAFLOn. 

Si  ha  entrado, 
Y  le  amparo. 

SOLDADO  1." 
Tu  sagrailo 
Es  templo  que  le  valió. 

BLAXCAKLOn. 

¿En  qué  delilo  lia  incurrido? 

SOLDADO  2." 
Dicen  que  á  hechizar  venia 
Por  el  rey  de  Lonibardia  • 
A  Carlos. 

BLANCAFLOn. 

Habrán  mentido ; 
Dejadlo,  porque  ha  de  ser 
Mi  inmunidad  su  favor. 

SOLDADO  2." 

Carlos,  el  emperador, 
Nos  le  ha  mandado  prender 
O  matar. 

BLAXCAFLOn. 

Culpadme  á  mf. 

SOLDADO  i." 

Diremos  que  no  le  hallamos; 

La  vida  le  diste ;  vamos. 

SOLDADO  2.° 

La  vida  goza  por  ti. 

(Vanse  ¡os soldados.) 

Sa/í  EL  r.niEGO. 

cniECO.  (Ap.) 
La  esmeralda  que  he  lahnido 
Para  el  rey  Carlos,  frasees. 
De  ningún  provecho  es; 
Lo  que  mi  liey  ha  ordenado 
Tampoco  he  de  efectuar, 
Poco  mi  pena  resisto, 
Cue  si  el  Key  me  hubiera  visto 
Con  él  llegara  á  privar; 
Wasya  sin  remedio  estoy, 
¿Qué  me  detengo?  ¿qué  aguardo? 
Pues  saben  que  soy  lombardo 
Y  mágico  también  soy ; 
Mas  ya  que  el  cielo  me  impida 
Lleg.-ircon  él  á  [irivar, 
La  esmeralda  la  he  de  dar 
A  la  que  me  dio  la  vida. 

nLA>CAPLOn. 

Vete  por  alli. 

GRIEGO. 

Primero 
La  merced  te  he  de  pagar; 
Esta  piedra  le  he  de  dar, 
Emulación  del  lucero; 

{Dale  un  anillo.) 
Un  griego  soy  de  nación 
Tan  sabio  en  la  Aslrología, 
yue  admiro  la  ciencia  mia, 
Aunque  en  aquesta  ocasión 
No  me  ha  aprovechado;  Iray 
Esta  esmeralda,  que  en  ella. 
Por  virtud  de  alguna  estrella 
Secretos  misterios  hay ; 
Con  Carlos  pensé  tener 
Gran  privanza,  y  quiso  el  hado 
Que  fuera  tan  desgraciado 
Que  nunca  me  pudo  ver ; 
Ya  me  tienen  por  espía  . 
Fuerza  es  morir  ó  ausentarme. 

BLANCAFLOR. 

Mucho  sabes  obligarme. 

GRIEGO. 

Eso  verás  algún  dia. 

{Ap.  Vea  (arlos,  de  si  ajeno, 

Si  hubo  sortijas  de  olvido, 


LA  ESMEHALDA  DEL  AMOfí 
üe  amor  también  las  ha  habido 
Porque  amor  es  su  veneno,      (l'ase.) 

BLANCAFLOR. 

En  un  alfiler  de  oro 

Es  la  esmeralda  cabeza. 

;Qué  resplandor,  qué  belleza ! 

Uejoya  pasa  á  tesoro. 

Ksta  ¿qué  virtud  tendrá? 

¿Quién  habrá  que  lo  pondere? 

Tenga,  pues,  la  que  tuviere , 

En  mi  cabeza  estará :         (Pónesela.) 

Nada  en  guardarla  se  pierde. 

Que  aunque  no  quiero  creer 

Que  virtud  puede  tener. 

Quiero  guardarla  por  verde. 

Helia  esmeralda,  mi  amor 

Puede  tener  esperanza. 

Pues  pronósticos  alcanza 

Mi  dicha  en  vuestro  color.        (Vase.) 

Salen  ISABELA  y  EL  CONDE. 

ISABELA. 

Digo,  Conde,  que  algún  dia 
Tus  favores  escuché ; 
Voluntad  mi  agravio  fué, 
Descuido  quizá  seria. 

CONDE. 

Amo,  Isabela,  y  no  espero. 
Ni  aun  dichas  mi  amor  aguarda  ; 
Supuesto  que  me  acobarda 
El  amor,  con  él  le  quiero. 

ISABELA. 

Pues  ama  sin  esjierar. 
Ama  sin  darlo  á  entender. 
Porque  callar  y  querer 
Es  ;iniar  por  sólo  amar; 
Tu  amor  linezas  no  alcanza. 
Si  de  tus  labios  salió  : 
Querer  que  lo  sepa  yo 
No  es  amar  sin  esperanza. 

CO>DE. 

Esta  amorosa  fatiga 
Mi  lengua  no  la  dirá. 
Porque  si  la  sabes  ya, 
¿De  qué  sirve  que  la  diga? 

ISABELA. 

Va  es  injusta  tu  afición ; 
Si  Carlos  me  quiere  bien 

Y  til  me  quieres  también, 
¿No  es  especie  de  traición? 

CO.NDE. 

¿Luego  tú  das  á  entender. 
Que  Carlos  te  galantea, 
Ama,  festeja  y  desea, 

Y  que  mi  reina  has  de  ser? 

ISABELA. 

Si  ama  el  Rey,  y  soy  quien  soy, 
No  entiendo'mal  si  lo  entiendo. 

CONDE. 

Isabela,  yo  pretendo 
Darte  deseiigaños  hoy; 
El  líey  no  te  tiene  amor, 

Y  pienso  que  linge  amar 
Por  dar  celos  ó  pesar 

A  la  hermosa  Itlancallor. 

ISABELA. 

Conde,  lente,  no  prosigas. 
Que  si  me  intentas  vencer. 
Menos  tanto  he  de  creer 
Cuanto  mas  de  Carlos  digas; 
Que  aunque  me  estés  obligado, 
Como  de  tu  amor  me  ofendo. 
Más  quiero  á  Carlos  fingiendo 
Que  á  ti,  aunque  estés  adorando; 
O  él  me  llene  amor  ó  no  ; 
Si  él  ipiiere,  le  be  de  pagar. 
Si  no,  me  he  de  contentar 


Con  quererle  sola  yo; 
Luego  si  no  puedo  asi 
Adorarle,  Conde,  infiere. 
Que  si  él  por  si  no  me  quiere, 
Le  quiero  querer  por  mf. 

CONDE. 

¿Hay  fuego  que  al  mió  iguale? 
El  note  quiere. 

ISABELA. 

Es  error. 

CONDE. 

El  finge. 

ISABELA. 

Yo  tengo  amor. 

CONDE. 

Pues  advierte...  Mas  él  sale. 

Salen  EL  DEY  t  EL  DUQUE. 


í.lp.  Porque  entienda  Blancaflor 
Que  olvidé  su  amor  injusto. 
Hablo  á  Isabela  con  gusto 
Y  á  ninguna  tengo  amar.) 
Oh  Isabela,  ¿cómo  estás? 
¿Cómo  vives  retirada? 
¿C.onio  no  me  pides  nada? 
¿Cómo  desdenes  me  das? 
CONDE.  (,4p.) 
El  desengaño  La  llegado. 
Por  mi  mal  oyendo  estoy. 

ISABELA. 

Cuando  vuestra  esclava  soy. 
Presumo  que  es  excusado 
Pediros  nuevo  favor. 
Pues  al  querer  obligaros. 
Solamente  el  escucharos 
Es  en  mi  el  mayor  honor. 

BEV. 

Sin  vos  no  acierto  á  vivir. 

ISABELA. 

\'o  sin  vos  no  tengo  vida. 

REY. 

El  al:na  tengo  perdida. 

ISABELA. 

¿Qué  he  de  amar? 

.Sale  BLANCAFLOK. 

REY. 

¿Qué  he  de  fingir? 

{Ap.  Blancaflor  está  en  campaña. 

No  la  lengo  de  mirar. 

Con  Isabela  he  de  hablar, 

Esta  es  mi  mayor  hnzaña; 

Pero  siguiéndome  vino, 

(;<iii  ansias  estoy  de  vella, 

O  es  fuerza  de  alguna  estrella 

O  violencia  del  destino ; 

Venzamos,  ojos,  venzamos; 

Mas  ¿porqué  tales  extremos? 

Miremos,  ojos,  miremos, 

Ann(|iie  vencidos  seamos.     {Mírala.) 

i  O!)  podiTOsa  deidad  ! 

Amor,  detente,  detente; 

Un  ciego  vio  de  repente 

En  medio  la  oscuridad; 

Vio  una  estrella,  y  alegróse. 

Diciendo  entre  si,  el  sol  es; 

)  la  luna  después, 

•ola  V  admiróse; 

i  cuando  el  sol  salió. 

Quedó  virndoie  p:ismado, 

liiiilo  le  li;i  coiileiiiplado 

üiiesr„,iMlas./,r,.gó. 

sn\.  sin  liii'l^i  :ilguna 


;yd. 


I  fui ; 


l-.'ii  COMEDIAS 

Isabela  fiU'  la  lnii:i ; 

El  sol  salió  y  me  pasme, 

Y  mirando  á  Blancanor 
Fué  lanío  su  resplandor 
Que  segunda  vez  cegué ; 
Paró  eu  tormenta  mi  calma; 

¿Qué  hasliecho,  mujer, qué  has  hecho? 
jLSbcasme  el  alma  del  pecho, 

Y  entras  tú  en  lugar  delaluia?) 
Rendido  viene  á  tus  pies 

Un  amor  disimulado 

Por  su  mal,  pues  ha  callado 

Para  dar  voces  después; 

No  reconozca  segundo 

Este  amor  que  le  he  propuesto. 

Que  en  lo  grande  y  en  lo  honesto 

Es  mayor  que  todo  el  mundo ; 

Sólo  en  grandeza  le  igualas: 

Si  Dios  de  amor  nii  amor  fuera 

Y  volara,  bien  pudiera 
Cubrir  al  sol  con  sus  alas. 

Bl.AXCAFLOR.  (Ap.) 

•  Bien  está»,  podré  decir ; 
Venganza,  Blanca,  venganza, 
Amaré  con  esperanza. 
Si  eso  también  es  ungir. 

REY. 

¿No me  hablas?  si  has  inferido 
Que  no  es  segura  mi  fe 
Porque  aquí  á  Isabela  hublé, 
Sabe  que  lodo  es  fingido. 
Todo,  Señora,  es  molesto. 

DLANCAFLOR.  (.1/).) 

¡Carlos  tan  presto  irocailo! 

CONDE.  (Ap.) 
El  cielo  ya  me  ha  vengado. 

ISABELA.  {Ap.) 

¡Mudado  Carlos  tan  presto! 

BET. 

Vasallos,  obedeced 
Esa  llor  de  aqui  adelante. 
Este  es  el  medio  imporl:inie 
Para  que  os  haga  merced  ; 
Amor  honesto  es  el  mió. 
Pero  es  amor  tan  viólenlo 
Que  la  libertad  no  siento 
Ni  el  uso  de  mí  albedriu; 
Mi  reino  sujeto  queda 
A  tu  arbitrio  soberano. 
Cuanto  conquista  mi  mano, 

Y  cuanto  mi  sangre  hereda ; 
El  que  de  negocios  traía 
Acuda  á  Flor,  que  es  luz  niia, 
Es  la  estrella  que  me  guia. 

La  deidad  que  me  arrebata.     ( Yase.) 

DLANCAFLOn. 

Yo  con  tan  allos  favores 

He  de  vivir  temerosa.  [Vase.] 

ISABELA. 

Y  yo  sentiré  envidiosa 
Desengaños  y  rigores.  (Vase.) 

CONDE. 

Yo  esperanzas  voy  sinliendo. 

DUQUE. 

Yo,  pues  vivo  oyendo  lal , 
Debo  de  ser  inmortal. 

CONDE. 

Voy  alegre. 

DUQUE. 

Voy  muriendo. 
{Vanse.) 

Salen  LA  INFANTA  t  EL  MAIiQUf: > 

INFANTA. 

Sed  bienvenido.  Marqués, 
uobernador  de  París , 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJA.S. 


A  ver  sin  duda  venís 
Vuestra  hija  Flor. 

«ARQUES. 

Después 
Que  á  vos  os  sirve.  Señora, 
Cuidado  de  ella  no  tengo  ; 
Con  una  consulta  vengo 
A  su  majestad  ahora, 
Que  están  todos  los  lombardos 
Con  aparatos  de  guerra, 

Y  pues  hay  encsla  tierra 
Dos  ejércitos  gallardos. 
Importa  no  deshacellos, 

Y  el  conservarlos  importa. 

INFANTA. 

Si  ve  esa  nación  que  corla 

La  espada  del  Bey  sus  cuellos, 

¡Cómo  intenta  novedades? 

MARQUÉS. 

Dice  que  las  armas  toma 
Para  acometer  á  Boma, 
Corona  de  otras  ciudades. 

INFANTA. 

Van<'>s  máquinas  intenta. 
;,  Pues  no  teme  la  grandeza 
Del  Bey? 

Sale  EL  CONDE. 

CONDE. 

Escuche  tu  alteza 
Un  exquisito  accidente: 
Divertido  y  olvidado 
Está  el  Bey,  nuestro  señor, 
Remitiendo  á  BlancaDor 
Como  si  fuera  privado; 
Los  negocios  á  ella  envia 
Que  mercedes  haga. 

INFANTA. 

Error 
Puede  ser  de  algún  amor 
Que  turba  su  fantasía; 
Benieilíad  esto,  Marqués, 
Sirvan  á  Carlos cJe  espejo 
Vuestra  prudencia  y  consejo. 

MARQUÉS. 

Cuando  postrado  á  sus  pies 
No  le  repone  mi  mego. 
Fuerza  es  que  á  Blanca  pida. 
Aun  que  la  quite  la  vida, 
Si  conviniere  al  sosiego 
De  mi  Rey. 

Salen  EL  REY,  PIERRES  t  DOS  IIOM- 
BUES  nm  memoriales. 
HOMBRE  1.° 
Gran  señor, 
Ilacedme.  como  piadoso. 
Justicia  de  uu  poderoso. 

REY. 

Hablad  al  Gobernador. 

HOMBRE  2.° 

Señor,  remediar  intento 
Con  uu  arbitrio  que  doy 
Mil  daños  que  pasan  hoy. 

REY. 

Acudid  al  Parlamento. 

{\ause los  Iwmbrcs.) 

PIERRES. 

(Ap.  El  que  no  es  entremeliilo 
Con  despejo  y  osadía. 
Que  llaman  bufonería. 
Nunca  medrar  ha  sabido.) 
Señor,  yo  soy  un  Síddadn, 
Del  Duque  grande  enemigo. 


Del  Duque,  ¿porqué? 


PIERRFS. 

Lo  digo. 
Porque  yo  soy  su  criado ; 
Soldado  he  sido.  Señor. 
Soldado  de  pelo.en  pecho, 
Y  merced  no  me  habéis  hecho. 


Eso  toca  á  Blancaflor. 

FIERRES. 

¿Blanca  qué?  eso  fué  querer 
Que  lodo  el  mundo  se  asombre; 
Si  yo  le  serví  muy  hombre, 
¿Me  remite  á  una  mujer? 

REY. 

Si ,  que  no  hay  otro  camino. 

PIERRES. 

No  harás  cosa  que  me  cuadro. 

¿Qué  ha  de  hacer  quien  tuvo  un  padio 

Que  se  llamaba  Pipino? 

REY. 

Eres  hombre  de  placer. 
No  me  desagrada  el  chisto. 


No  haré  por  cierto. 

REY. 

¿Porqué? 

Porque  ya  lo  estoy. 

(Cúbrese.) 
(.Ap.  Con  la  del  martes  le  doy. 
Va  que  le  hablo  cubierto.) 
A  Glancallor  acudí, 

Y  esta  sortija  me  dio 

Mala  y  de  vidrio.  {Dásela) 

REY. 

Pues  yo 
Doy  por  ella  este  rubí.       {Dale  olrn.) 

FIERRES. 

Cuanlo  quisiere  me  dé, 

Todo  Pierres  lo  merece. 

(Ap.  Indio  bárbaro  parece, 

Con  un  vidrio  le  engañé.)         {\'csc.) 

INFANTA. 

Si  para  darle  consejo 
Quieren  que  licencia  lome. 
El  ser  tan  niña  tu  hermana 
Vuestra  majestad  perdone. 
¿Cómo  un  rey  tan  poderoso, 

Y  tan  prudente,  aunque  joven , 
Incurre  en  tales  descuidos. 
Comete  tales  errores? 

Bey  de  quien  dicen  las  plumas 
De  astrólogos  escritores 
Que  ha  de  ser  por  sus  hazañas 
Cario  Magno  su  renombre ; 
¿En  la  griega  monarqiH;i 
Quién  ha  visto  emperadores, 
Ni  en  la  romana,  de  aipiellos 
Que  confundieron  la  noche 
Con  los  negocios  del  dia. 
Que  inventasen  tal  desorden. 
Como  es  remitir  negocios 
A  mujer?  que  aunque  corono 
Diadema  su  frente,  siendo 
Su  dulcísima  consorte. 
Fuera  notable  defecto ; 
Los  reyes  cuerdos  escogen 
Entre  sus  nobles  va.sallos. 
Para  sus  validos,  liombrcs 
De  experiencia,  y  (¡ue  estos  seaa 
Infaligahles,  de  bronce. 
Porque  puedan  aliviarles 


Elmajorpeso  del  orbe; 
Pi  ro  mujer  por  valida, 
¿Eii  qué  historia  se  couoce? 

MARQUÉS. 

Y  más.  Señor,  que  ese  amor 
Honesto,  bueno  y  conforme 
A  la  política  antigua 

De  los  palacios  mayores, 
Parecerá  al  vulgo  necio 
O  que  es  locura  ó  que  es  torpe. 
Poique  es  un  monstruo  que  consta 
De  diversas  opiniones. 

RET. 

Marco  Antonio  coa  Cleopaira 
Partió  el  imperio,  ¿qué  os  pone 
En  cuidado  la  acción  mia'í 

UARQl'ÉS. 

Militaban  más  razones 

{¡ae  era  de  Cleopatra  el  reino , 

K  fueron  locos  amores. 

Sale  DLANCAFLOR. 

REY. 

¿Y  Aurelio  con  su  Fanslina? 

UARQCÉS. 

^'o  citéis  imperfecciones. 

Hija,  á  buen  tiempo  veniste, 

Pide  al  Rey  que  se  reporte    {Al  oido. 

De  su  amor,  y  no  te  estime 

Con  vivas  demostraciones; 

Porque  esto  es  el  bien  del  reino 

Y  es  á  tu  sangre  conforme. 

BLASCAfLOn. 

Aunque  son  vuestras  mercedes 

Honras  y  heroicos  blasones, 

La  razón  de  Estado  pide 

(,iue  moderéis  los  favores. 

'lodo  no  ha  de  ser  amor; 

Huen  ejemplo  nos  propone 

La  historia  de  Midas :  era 

Amigo  de  oro ,  y  los  dioses 

(Juibieron  que  en  oro  vuelva 

í.uanlo  con  sus  manos  loque; 

Quiere  comer ,  y  le  aflige 

V'ue  los  manjares  se  tornen 

Oro  purísimo;  y  cuando 

Al  cristal  los  labios  pone. 

El  ajíuaes  oro,  y  la  sed 

Con  hidrópicas  pasiones 

Se  multiplica;  si  viste 

De  las  lelas  que  se  escogen 

De  los  tesoros  de  Oriente , 

O  los  vellones  del  Norte  , 

Ó  la  púrpura  del  Austro, 

Todo  es  oro,  que  rigores 

Fueron  en  él  las  riquezas, 

Por  ser  sin  número  y  orden. 

Así,  Señor,  el  amor 

Es  efecto  ilustre  y  noble 

Que  á  los  magnánimos  pecfaos 

Suele  apuntar  sus  arpones. 

Mas  sin  la  virtud  del  medio. 

Si  todas  nuestras  acciones 

Son  amor,  si  amor  han  sido 

Los  pensamientos  veloces. 

Si  son  amor  las  palabras. 

Si  amor  las  orejas  oyen  , 

Si  amor  cuanto  ven  los  ojos, 

Si  son  continuos  amores 

Las  tres  potencias  del  alma , 

Fuerza  es  que  no  quede  el  hombre 

Con  uso  déla  razón, 

Y  que  en  otro  se  trasforme, 
Cue  esté  con  hambre  la  fama, 
(jue  estén  con  sed  los  honores, 

Y  que  nuestras  esperanzas 
Estén  desnudas  y  pobres. 

BEV. 

Discreta  está  la  duquesa 
De  Orliens  .^condesa  de  Almonte. 
R. 


LA  ESMemALDA  DEL  AMOR. 

HARQUéS. 

Geso  por  los  dos  Estados 
Tu  invencible  mano,  esloque 
De  la  fama  y  de  la  muerte. 

IMFANTA. 

Y  los  destituios  logre 
Con  dicha;  eso  si.  Señor , 
Vuestra  majestad  la  honre 
Con  mercedes,  porque  case 
Como  hicieron  sus  mayores; 
Pero  lo  demás  excuse. 

REV. 

¿  Cómo  callas?  ¿  no  respondes 
A  mis  heroicos  deseos? 
jQué  te  entristece  y  encoge? 

BLANCAFLOR. 

Señor , grandes  honras  son ; 
Pero  ninguna  es  conforme 
.4  mi  voluntad;  y  asi 
Este  memorial  os  pone 

{Dale  un  papel.) 
En  vuestra  mano  la  mia , 
El  cual  en  breves  renglones 
Os  dirá  mi  pretensión; 

Y  si  la  lengua  no  rompe 
El  silencio,  la  modesiia 

Tiene  la  culpa,  perdone.  {Vase.) 

RET. 

{Lee.)  sRey,  nadie  me  está  queriendo 

•  Como  vos,  que  es  inCnilo'; 

•Advertid,  que  ya  va  escrito 

»E1  titulo  que  pretendo.» 

Aun  bien  no  me  satisface: 

Otra  vez  iré  leyendo. 

Rey ,  nadie  me  está  queriendo : 

(Lee.)  «Rey,  nadie,  si.  Reina  dice.t 

Ingenio  y  gracia  ha  tenido; 

Aun  por  escrito  no  osó 

Declararse  en  lo  que  yo 

Casi  estaba  prevenido. 

Marqués,  amigo,  mañana 

Me  he  de  desposar;  preven 

Lo  necesario. 

MAROCÉS. 

¿Conquián? 

RET. 

Con  Flor. 

MARQUÉS. 

Vuestra  soberana 
Voluntad,  Señor,  es  ley; 
Mas  mirad ,  que  no  es  razón 
Que  i  tan  liviana  pasión, 
Carlos,  se  sujete  un  rey. 

INFANTA. 

r.ran  Señor,  la  Ingalaterra 
Con  una  Infanta  os  convida. 

RET. 

¿  Por  qué  he  de  buscar  la  vida 
Teniéndola  yo  en  mi  tierra? 
Vivo  de  amor ,  y  así  muero 
Dejando  de  amar ,  de  suerte , 
Que  si  olvidar  fuera  muerte , 
A  mi  me  quiero ,  si  quiero. 
Propio  amor  se  ha  de  decir 

Y  casi  eterno  seré, 
Pues  al  morir  amaré, 

Y  amando  es  fuerza  vivir. 
Si  con  amor  vivo  y  paso 

Y  este  amor  es  inmortal, 
Amando,  no  dije  mal, 
One  con  la  vida  me  caso. 
Nadie  me  replique. 

INFAMA. 

Amor 
Es  afecto  poderoso.  (Vasí.) 

UAHQt'ÉS. 

Voy  confuso, aunque  dichoso.  {Vase.) 

RKV. 

Venció ,  venció  Blancaflor. 


407 
Salen   EL   DUQUE  por  un  lado,  y 
BLANCAFLOR  se  queda  al  paño  al 
otro. 

DIQUE. 

Gracias  á  Dios  que  le  he  hallado 
Sólo  una  vez;  yo  lo  intento : 
Amor  es  atrevimiento. 

BLANCAFLOR.  (MpañO.) 

Quiero  ver  que  ha  resultado. 

di:qoe. 
Señor,  el  reino  mormura 
Vuestro  amor,  y  culpa  el  modo; 
No  ha  de  rendirse  un  rey  iodo 
A  una  fácil  hermosura. 
Quien  de  Polonia  y  Hungría 
Los  reyes  supo  vencer. 
No  ha  de  amar  para  perder 
Toda  la  gloria  en  un  dia. 
Cualquier  grande  estará  honrado 
Con  sugetos  semejantes, 

Y  no  vos;  yo  si.  que  antes 
A  Flor  he  galanteado. 

RET. 

¿Y  recibisteis  favores? 

DUQCE. 

No,  Señor,  sino... 

Sale  BLANCAFLOR. 

BANCLAFLOB. 

Mentís, 

Si  al  no.  Otra  cosa  añadís. 

DljQCE. 

Sino  desden  y  rigores. 

BLANCAFLOR. 

Ahora  decis  verdad. 

DUQOE. 

La  púrpura  de  esos  labios 
No  pudo  haceros  agravios. 

BLANCAFLOR. 

Si  puede;  mas  perdonad: 
En  Palacio  no  entre  quien 
Tuvo  despecho  lan  grande. 

Dl'QllE. 

Rey  tengo  que  me  lo  mande. 

REY. 

Y  vuestra  Reina  también. 

No  entréis  en  Palacio  en  tanto 
Que  yo  no  ordeno  otra  cosa. 

BKQOE.  (4p.) 
Reina  dijo.  ¡Ah  Flor  dichosa! 
Tiénele  amor,  no  me  espanto. 
A  ese  nombre  no  hay  agravios , 
Esas  cinco  letras  fueron 
Cinco  sellos,  que  pusieron 
A  mis  ojos  y  á  mis  labios. 
Reina  dijo;  inclinación. 
Volved,  volved  hacia  dentro. 
No  salgáis  de  vuestro  centro. 
Morid  en  el  corazón.  {Vase.) 

BLANCAFLOR. 

Yo  soy  vuestra;  el  temor  pierdo. 
{Ap.  Ya  el  Rey  de  mi  se  acordó.) 

RET. 

Todo  es  falso,  porque  yo , 
Flor,  ni  os  amo  ni  me  acuerdo; 
Amor  es  afecto  cuerdo . 
Mi  amor  de  afecto  ha  pasado, 

Y  risi  lie  esencia  ha  mudado. 
Ni  inr  ,1(111  ido  Vi)  lie  amar; 
l'r.iiMii'  Miiií':,  ihrc  acordar 

Iiílli:i  s.,|.,     il:ir  111)  podía 
Ciiroiia  mas  soberana, 
Mia  habéis  de  ser  mañana; 
Mirad  cual  es  mi  alegría. 
Pues  que  puedo  llamar  mia 

32 


499 

A  la  misma  de  quien  sov : 
Un  alma  somos  desde  boy , 
l'nion  las  dos  han  de  hacer , 
Pues  si  vos  me  dais  el  ser 
Ese  mismo  ser  os  doy. 

DLANCAFLOn. 

Señor,  para  agradecerte 
Favores  lan  opulentos , 
Quisiera  agradecimientos 
Oue  no  ac;ibase  la  muerte; 
Para  adorarte  y  quererle 
Ser  quisiera  el  mismo  Amor 
Por  merecer  tu  favor; 
Quisiera  que  mi  hermosura 
Fuera  como  mi  ventura , 
Que  no  puede  ser  mayor. 
En  competencia  importuna, 
Fortuna  y  Naturaleza, 
Esta  no  me  dio  belleza 
Ni  me  dio  gracia  ninguna; 
Viendo  aquesto  la  Fortuna, 
Por  lema  me  dio  favor 
Con  tan  pródigo  valor 
Que  á  los  mortales  espanta , 
Y  con  ser  mi  dicha  tanta 
Es  iLi  amor  mucho  mayor. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Sale  BLANXAFLOr.. 

DLANCAFLOR. 

Este  es  el  hermoso  dia 
Que  en  mi  vida  he  señalado 
Por  más  feliz  y  sagrado ; 
Hoy  es  la  fortuna  mia 
Corona  de  mi  alegría; 
Hoy  sin  temor  de  vaivén 
En  su  rueda  lija,  ven 
Que  Reina  de  Francia  soy; 
Si  han  de  ser  las  hodas  hoy , 
Cielos,  dadme  el  parabién. 
C6rlos  ama,  aunque  ha  tenido 
El  amor  disimulado , 
Nj  hay  volcan  que  esté  nevado, 
Ni  hay  amor  que  Unja  olvido ; 
Amor  revienta  oprimido , 
Es  Etna  que  al  sol  se  atreve 
Como  en  humo  acerbo,  y  leve 
Exhala  abismo  de  lumbre. 
Ni  i  la  falda  ni  en  su  cumbre 
fia  permisión  á  la  nieve. 
Sólo  trata  de  adorarme 
Cirios;  si  reina  he  de  ser 
Esta  silla  he  de  volver. 
Bien  puedo  en  ella  sentarme. 

(Siéntase.) 
l  Qué  causa  puede  quitarme 
Esta  majestad  '  ninguna; 
Al  rosicler  de  la  luna 
Mi  dicha  ha  excedido  ya. 
La  esfera  del  mundo  está 
A  los  pies  de  mi  fortuna. 

ISABELA.  (M  paño.) 
Hoy  á  Blancatlor  ha  hecho 
Amor  reina  soberana ; 
Afuera,  envidia  villana. 
Salid,  salid  de  mi  pecho. 
En  la  silla  del  dosel 
Se  sentó,  como  es  el  dia 
De  sus  bodas  y  alegría. 
{Cuántas  veces  el  clavel 
Amaneciendo  de  grana 
De  nieve  se  ve  i  la  larde! 
¡Cuántas  veces  el  sol  arde 
Abrasando  la  mañana 
Y  el  tiempo  á  la  noche  llueve! 
Entre  la  copa  j  el  labio 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
Suele  caber  un  agravio; 
Clavel,  grana,  sol  y  nieve , 
Agua,  copa  y  labio,  dice. 
Que  es  imprudente  quien  C« 
Déla  distancia  de  un  dia 
Que  ha  de  anochecer  felice. 
Mas  esta  es  quimera  vana. 
Reina  sera, yo  liel; 
Llego,  pues,  que  este  clavel 
Siempre  conserva  su  grana. 


Sale  ISABELA. 

Cocéis,  Señora,  el  estado 
Que  esperando  estáis,  de  suerte. 
Que  ni  el  tiempo,  ni  la  muerte 
Ni  la  fortuna,  ni  el  hado 
Os  le  puedan  contrastar ; 

Y  jamás  lleguéis  á  ver 
Ni  la  espalda  del  placer 
Ni  la  cara  del  pesar. 

BLANCAFXOR. 

i  Oh,  Isabela !  si  á  mi  amor 
Agradecimiento  das, 
liien  claro  está  que  serás 
Mi  camarera  mayor. 
Esa  memoria  traslada 

{Dale  un  papel.) 
De  mercedes  que  he  de  hacer 
Luego  que  merezca  ver 
Esta  frente  coronada; 

Y  preven  lo  que  conviene 
Para  mis  bodas  forzoso. 

ISADEtA. 

Yo  beso  el  cristal  hermoso 

De  tu  mano.  {Vase.) 

DLANCAFLOR. 

A  espacio  viene 
La  noche;  pasad  volando, 
.'loras,  esa  media  esfera , 
Prolijas  á  quien  espera, 
lireves  al  que  está  gozando: 
De  plumas  para  el  placer; 
De  plomo  para  el  pesar; 
Ya  que  no  queréis  volar. 
Horas ,  bien  podéis  correr. 
Los  desvelos  que  han  tenido 
Mi  deseo  y  mi  cuidado. 
En  grave  sueño  han  parado ; 
Dicen  bien ,  ladrón  ha  sido 
De  la  mitad  de  la  vida 
El  sueño;  durmamos,  ojos. 
Porque  no  recele  enojos 
Ni  dispierta  oi  dormida.    {Dti/rmese  ) 


Sale  EL  DUQUE. 

DCQI'E. 

De  Palacio  desterrado. 
Tal  desasosiego  tengo 
Que  despeñándome  vengo 
A  morir  de  enamorado, 
r.lancaflor  se  casa,  y  quiero 
Que  reciba  su  desden 
Üe  mi  mano  el  parabién 
De  que  vivo  y  de  que  muero. 
¡  Oh  beldad  rara  y  extraña ! 
Quien  del  sueño  grave  advierte 
One  es  imagen  de  la  muerte. 
Mire  aqui  cómo  se  engaña. 
Que  imagen  es  de  la  vida 
Al^'unas  veces  advierta. 
Pues  no  puede  estar  dispierta 
Mas  hermosa  que  dormida. 
No  permitió  ser  copiada, 

Y  quiso  naturaleza 

Dar  sueño  á  tanta  belleza 
Porque  parezca  pintada. 
Dar  treguas  quiso  al  amor, 

Y  engañóse  á  lo  que  entiendo, 
Que  también  mata  durmiendo. 


Dispiertoesti  su  rigor. 
A  la  muerte  honra  dormida. 
Pues  nos  dice  de  esta  suerte : 
¿Veis  aqui  cómo  es  la  muerto 
Más  hermosa  que  la  vida? 
Algo  le  quiero  quitar. 
Un  lienzo  tiene  en  la  falda ; 
Pero  una  hermosa  esmeralda 
Da  resplandor  singular 
En  su  cabeza;  yo  intento 
Darme  á  entender  que  es  favor 
Dado  (le  su  mismo  amor 

Y  no  de  mi  atrevimiento. 

(Quilale  la  torlija.) 
Confieso  que  los  favores 
Más  asisten,  más  están 
En  las  manos  que  los  dan 
Que  en  ellos  mismos,  que  en  flores 
No  hay  calidad  que  concluya; 
Pero  al  ün  me  dará  gloria 
Las  veces  que  la  memoria 
Me  esté  diciendo  que  es  suya. 
En  la  rosa  del  sombrero     (Pénetela.) 
La  traeré  perpetuamente; 
Voime,  pues  que  no  me  siente ; 
Mas  ya  la  desgracia  espero 
Del  ítey;  vióme  y  me  perdí. 
Que  no  hay  dicha  sin  azar. 
Que  no  hay  gusto  sin  pesar. 

BEv.  {A¡  paüo.) 
¿Cómo  el  Duque  ha  entrado  aqnl? 
Por  no  dispertar  los  ojos 
De  mi  dueño  y  vuestro  dueño, 
A  quien  es  traidor  al  sueño 
No  dan  voces  mis  enojos. 

Sale  EL  REY. 
¿Duque? 

DUQUE. 
Señor. 

BEY. 

¿No  he  mandado... 
DEQUE.  (.4p.) 
No  ba  de  haber  quien  le  reporte. 

REY. 

¿Que  de  mi  Palacio  y  corte 
Luego  salgáis  desterrado? 

DOQDE. 

SI,  Señor;  mas  yo... 

REY. 

¿Qué  error 
Os  conduce? 

DCQCE. 

(Ap.  Estoy  perdido.) 
Que  me  escuchéis  sólo  os  pido. 

REY. 

Porque  pueda  mi  rigor 
Con  más  causa  castigaros, 

Y  viendo  que  os  convencéis. 
Vos  mismo  á  vos  os  culpéis. 
Decid,  que  quiero  escucharos; 

Y  hablad  quedo,  no  dispierte 
Una  Flor  que  está  dormida. 

DllUllE. 

(Ap.  Poco  le  debe  a  la  vida 
Quien  no  aventura  la  muerte.) 
Señor,  yo  fui  desterrado 
Por  BlañcaÜor. 

REY. 

Es  verdad. 

DDQIE. 

También  vuestra  majestad 
Sabe  soy  el  injuriado. 
Puesto  que  vio  y  escuchó 
Entre  el  dudar  y  el  temer 
Que  por  dar  mi  parecer 
Blancaflor  me  desmintió. 


RET. 

Todo,  Duque,  pasó  así. 

DUQUE. 

El  Marqués ,  padre  de  Flor, 
Con  ser  parle  á  vuestro  amor, 
¿No  culpó  el  casaros? 

REY. 

Si. 

DUQUE. 

¿Y  JO,  conforme  á  la  ley 
De  mi  sangre,  no  he  sahldo 
Decir  cuanto  haya  sentido 
A  mi  dueño  y  á  mi  Rey? 

REY. 

Y  iun  todos  era  razón. 

DUQUE. 

¿Pues  Cómo  yo  os  desobligo. 
Que  me  dais  á  mi  el  castigo 

Y  á  los  demás  el  perdón? 

IIKT. 

Dccis  bien. 

DDQUE. 

Y  si  os  incita 
Mi  intento.  Señor,  ya  cesa , 
t)ue  el  que  ser  noble  profesa. 
Amonesta,  mas  no  evita. 

Y  asi  yo,  ejemplo  de  amor , 
I'or  tan  vuestro  me  confieso, 
yue  cuando  os  digo  el  exceso 
Sabré  serviros  mejor. 

Duque,  aqui  sólo  he  sentido... 

DUQUE. 

(.I/).  En  vano  el  temor  aliento.) 
¿Qué  sentís? 

REY. 

Digo  que  siento 
Que  vos  me  hayáis  concluido; 
Pues  tanto  llego  á  eslimaros. 
Que  viendo  en  vos  la  disculpa , 
Quisiera  hallaros  la  culpa 
I'or  tener  que  perdonaros; 
Pues  que  mirando  mi  error , 
Que  veniío  á  ser  he  pensado 
En  esta  causa  el  culpado , 
Pero  vos,  Duqiie,  el  actor.— 
Hoy  á  mis  brazos  llegad. 
Que  no  es  premio  á  lal  valor 
bi  aqui  precediera  error. 
Esa  s]  que  era  piedad. 
Mas  sin  él  no  es  galardón; 
Ved,  pues,  lo  que  me  debéis. 
Que  estoy  deseando  que  erréis 
Para  daros  el  perdón. 

DUQUE. 

Vuestras  plantas  permitid 
A  quien  por  vos  colira  el  ser. 

BEY. 

Más  alto  me  habéis  de  ver : 
Duque  á  mis  brazos  subid. 

(Abrázale.) 

DUQUE.   (Ap.) 

Trocóse  la  suerte  mia. 

BÍ.AÍÍCAFLOn. 

Mucho  be  dormido .  que  así 
Pretendo  engañar  el  dia.    {Dispicrla  ) 
¿El  duque  de  iNormandia 
Kstá  con  Carlos  aqui? 
¿Qué  es  esto?  pero  testigo 
Le  mi  venluní  será  , 

Y  de  celos  moiirá 

Que  será  el  mayor  castigo,     {¡.lega.) 

licy  y  Señor ,  los  instantes 

Son  siglos  á  quien  espera  ; 

El  sol  en  su  misma  esfera 

Es  inmoble  á  los  amantes 

Que  las  tinieblas  desean: 


LA  ESMERALDA  DEL  AMOR. 
Dadme  el  favor  soberano 
De  vuestra  invencible  mano  , 

Y  los  rayos  del  sol  \  ean , 
Ya  que  s"e  ponen,  y  ya 
Que  la  noche  va  llegando  , 
Que  soy  quien  está  adorando 
A  vuestra  real  majestad. 

REY. 

Duque,  mirad:  gobernemos 
El  reino  á  medias,  si  han  hecho 
Union  y  vínculo  estrecho 
Las  dos  almas  que  tenemos; 
Ni  aun  imperio  habrá  partido ; 
No  han  visto  en  acción  ninguna 
La  amistad  de  la  fortuna 
Tan  poderoso  valido. 

BLANCAFLOR. 

(Ap.  ¡Trocado  otra  vez!  ¿que  es  esto? 
¿Más  qué  dudo,  si  está  aqui   . 
Un  traidor  que  aborrecí 

Y  mis  dichas  descompuesto? 
Quiero,  quiero  replicar:) 
Dad,  mi  Rey,  ejecución 

A  mi  justa  pretensión. 

REY. 

Por  ahora  no  ha  lugar; 
Duque,  yo  quiero  que  mandes 
Mis  ejércitos  por  mi. 

DUQUE. 

Sólo  á  Alejandro  y  i  tí 

Os  den  renombre  de  Grandes. 

DLANCAFLOR. 

Vuestra  m3jest.id  atienda. 
Vuestra  majestad  escuche, 
Poripie  es  digna  Blancaflor 
De  más  favores  que  el  Duque. 
Vuestra  majeslad  bien  sabe 
Que  tengo  padres  ilustres 

Y  que  abuelos  generosos 
De  su  misma  sangre  tuve. 
Mi  padre  ha  sido  su  ayo. 
En  su  presencia  se  ciibrc: 
Pues  como  Par,  en  su  corte 
Honras  no  goza  comunes. 
De  méritos  porsonales 

No  blasono,  si  bien  suplen 
La  hermosura  que  me  falla 
El  amor  y  las  virtudes. 
¿Amor  dije?  amor  ha  sido, 
Pero  honesto,  bueno  y  útil 
(Aj).  Ambición  fué  más  que  amor, 

Y  esto  no  habrá  quien  lo  dude); 
No  hay  rayos  del  sol  hermoso 
Que  á  la  mañana  dibujen 

Con  líneas  de  oro  y  de  nácar 
Los  exiremos  de  las  nubes 
Más  puros  ;  ni  habrá  diamanles- 
A  (|uien  labran  ,  á  ([uien  pulen 
liuril  y  ijaugre,  que  limpios 
Con  velos  de  estrellas  lucen 
Más  Cándidos:  ni  la  nieve 
Que  en  guirnaldas  de  las  cumbres, 
Cuyos  ampos,  cuyos  rizos 
La  humana  vista  confunden, 
Es  más  intacta;  de  modo. 
Que  aunque  la  razón  estudie 
Amor  perfecto,  bien  puede 
Aprender  de  mis  costumbres. 
Siendo  asi,  ¿quién  ocasiona 
Que  tan  grande  Rey  se  mude. 
Que  tan  grande  Rey  me  engañe, 
Que  tan  grande  Rey  me  burle? 
\iven  los  cielos  divinos. 
Que  son  campañas  azules 
Por  cuyos  trópicos  bellos 
El  sol  hermoso  discurre, 
Que  este  magnánimo  pecho 
Que  ahora  este  agravio  sufre. 
Ha  de  reventar  en  quejas 
Mientras  el  alma  le  dure. 


No  dije  venganzas,  no. 
Que  mi  pecTio  no  produce 
Sino  lágrimas  y  penas, 
De  soberbio  no  presume. 
Quejas  daré  al  cielo,  al  mundo, 
O  para  que  más  me  injurie 
Vuestro  rigor,  ó  conozca 
Mi  amorosa  mansedumbre. 
Mire  vuestra  m.ijestad. 
Que  (y  en  esto  no  me  culpe) 
De  tan  súbita  mudanza 
Facilidades  se  inducen. 
Aun  la  tior  que  nace  hermosa. 
Porque  el  alba  la  salude 
Vive  con  su  pompa  un  dia, 
A  ceniza  se  reduce 
(^on  la  noche;  pero  vos 
Sólo  en  un  hora  (¡que  pude 
Pronunciarlo!),  en  sólo  un  hora 
Amáis  y  olvidáis  ( ¡ab  luces 
Del  lirniamenlo,  piedad ! ) 
Mirad,  Señor,  que  se  arguye 
Que  fué  nuestro  amor  de  niño, 

0  que  olvidar  es  vislumbre 
De  algún  letargo  ó  locura 
Que  la  juventud  caduque. 

1  Que  el  Abril  de  vuestra  edad 
Asomos  tenga  de  Octubre! 
No  US  razón,  Carlos  famoso. 
Que  un  rey  es  monte  que  subo 
A  ser  columna  del  cielo. 

No  flor  que  pierde  su  lustre 

En  el  espacio  de  un  dia; 

Firmeza,  firmeza  use 

De  su  valor  inmudable , 

No  le  inquieten  ni  perturben 

Envidias  del  Duque  ingrato 

Ni  excusas  fáciles  busque. 

¿Qué  tirano,  qué  cruel 

Pagó  amor  con  pesadumbres? 

Si  piensa  que  una  victoria 

Le  basta,  no  se  descuide 

Hasta  que  con  gloria  y  fama 

De  sus  acciones  triunfe ; 

Si  imagina  que  servicios 

Fallan  á  mi  casa,  escuche: 

Cuando  el  reino  penetraron 

Los  jinetes  andaluces. 

Cuando  pechos  africanos 

En  quien  los  pechos  influyen 

Barbaridad  y  usadla 

Para  que  imperios  usurpen, 

Pasaron  los  Pirineos 

En  inmensa  muchedumbre 

Como  escuadrón  de  langostas 

Que  las  campañas  destruyen ; 

Vuestro  padre  se  empeñó, 

Y  tantos  moros  acuden , 

Que  su  celada  parece 

Aquella  bárbara  yunque 

De  las  fraguas  de  Vulcano; 

Centellas  vivas  escupe. 

Relámpagos  son  del  viento 

Si  rayos  no  son  de  lumbre. 

N(i  liay  li-allail  (¡iic  esté  dormida  , 

?\(,  ;  :i'  ;  ¡•■ti  \A   illd  (|ue  cuide 

l^•.  ;  ,         :  ■  .ll^inlule. 

\  iiiii'  u:;  1    ■:;  ■■.  v  m'  arroja, 
Por(|iio  (■-■■iiiiuu  le  infunde 
Vuestra  sangre,  y  de  los  dos 
Aquellos  bárbaros  huyen. 
I  Muerto  su  caballo,  el  Rey 
I  En  el  de  mi  padre  sube , 
I  Que  en  lo  veloz  y  manchado 
De  tigre  y  onza  presume 
Más  que  de  caballo;  al  fin. 
De  esto  hay  escríio  un  volumen; 
Paso  adelante,  y  refiero 
Acción  que  más  os  concluye. 
liLiyo  á  los  rayos  del  sol 
Daba  olores  y  perfumes 


soo 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 


Do  claveles  y  azucenas , 
De  acanlos  y  almoradujes; 
Cuando  vosde  tierna  edad 
Ir  quisisteis  6  la  cumbre 
Del  Pirene  á  montería 
(Heyes  en  esto  se  ocupen 
Oue  es  imágea  de  la  guerra , 
bien  hacen );  pero  descubren 
Un  jabalí  los  monteros  , 

Y  debajo  un  acebuche 

Os  dejaron,  cuando  un  bruto 

Robador  del  néctar  dulce 

Oue  han  hilado  las  abejas. 

Con  quien  no  hay  brazos  que  luchen 

Vencedores,  vino  á  vos , 

Y  mi  padre  os  restituye 
Del  sobresalto  al  placer. 
Pues  tantas  veces  sacude 
En  el  oso  el  lino  acero, 

Que  mueve,  gime,  y  aun  crugí» 
Los  enebros  que  muriendo 
Despedaza;  yo  lo  supe 
De  vos  mismo  el  primer  día 
Que  á  adoraros  me  dispuse. 
Ea,  Señor,  no  creáis 
Las  mentiras,  los  embustes 
De  ese  cristal  fementido; 
No  permitas  que  os  acusen 
Las  naciones  de  inconstante. 
Cuando  en  todas  se  divulguen 
Estas  fáciles  mudanzas. 
¿Hay  ave  que  el  viento  cruce. 
Hay  caña  que  al  aire  tiemble , 
Hay  arroyo  que  al  mar  busque. 
Hay  nor  que  al  céfiro  mueva. 
Hay  bajel  que  al  agua  surque  , 
Que  en  inconstancia  os  imite? 
^Quién  su  palabra  no  cumple 
hi  es  de  sangre  generosa? 
Haced,  haced  que  se  enjuguen 
Estas  lágrimas,  que  sacan 
Desdenes  é  ingratitudes 
Tan  destiladas  del  pecho. 
Que  por  vos  llamarlas  pude 
Esencia  <|uinta  de  un  alma 
Que  el  fuego  de  amor  consume. 
Ñu  seáis  en  la  mudanza 
Bajel,  ave,  caña  y  nube ; 
Pues  que  yo  siendo  mujer , 
Tanta  firmeza  propuse. 
Que  si  los  riscos  se  mueven, 
Si  las  montañas  se  hunden. 
Si  vuelven  atrás  los  rios. 
Aunque  los  cielos  se  oculten. 
Aunque  las  estrellas  caigan. 
Aunque  al  sol  los  rayos  hurlen. 
No  hayáis  recelo,  Señor, 
Que  mi  inmenso  amor  se  mude. 

REV. 

En  vano  me  persuades. 
¿Qué  te  causa  admiración , 
Si  campos  desiertos  son 
Muchos  que  fueron  ciudades? 
El  sol  tal  vez  se  ha  parado. 
Declinaron  señoríos, 
Atrás  volvieron  los  rios 

Y  los  montes  se  han  mudado. 
Si  todo  mudanza  alcanza. 

No  le  admire,  no  te  asombre, 
Si  la  \olunlad  del  hombre 
Padece  también  mudanza; 

Y  más,  que  prudentes  son 
Los  <|uc  mudan  parecer; 
La  conslancía  suele  ser 
Una  necia  obstinación. 
Confieso  que  te  adoré; 
Pero  ya  en  mi  voluntad 
Sólo  cabe  la  amistad 

Que  con  el  Duque  tendré. 
Sólo  tratamos  de  guerras 
Yo  y  el  Duque,  á  quien  eslimo 
Como  mi  amigo  y  mi  primo; 


Dilatar  quiero  mis  tierras: 
Entonces  me  casaré. 
Cuando  no  tenga  enemigos. 

liLAXCAFLOB. 

Carlos ,  ¿y  será  conmigo? 

KEV. 

Eso,  Blancallor.no  sé. 
{Vanse.) 

BLANCAFLOR. 

¡Cielos,  de  tienta  mudanza 
Es  causa  el  Duque  traidor. 
Él  me  ofendió  en  el  honor. 
Venganza,  cielos,  venganza! 
Mas  sí  Carlos  con  decoro 
Aun  no  se  atrevió  á  mi  mano 
Siendo  amante  soberano 
A  quien  estimo  y  adoro, 
¿Cómo  ha  podido  dudar 
De  mi  Wlud  generosa? 
No  hay  que  hacer  aquí  otra  cosa 
Sino  morir  y  callar. 

Sale  ISABELA. 

ISABELA. 

Todo  está  ya  prevenido 
Como  tu  alteza  ha  ordenado. 

BLANCAFLOn.  (Áp.) 

Este  dolor  me  ha  faltado; 
¿Si  Isabela  lo  ba  sabido 
Y  burla  de  mi?  si  sabe , 
(Bien  lo  dice  mi  tristeza) 
Que  lotidesdíchano  empieza 
Por  poco  mal. 

ISABELA. 

(Ap.  Triste  ó  grave 
Aun  no  ha  vuelto  á  mi  los  ojos. 
¿Si  hay  alguna  novedad? 
Suspensión  y  gravedad, 
Mas  me  parecen  enojos.) 
¿lias  escuchado.  Señora? 

BLANCAFIOR. 

Cielos,  piedad!  Si,  Isabel. 

ISAIIELA. 

Marchitóse  ya  el  clavel, 
¿No  llegó  asegunda  Aurora? 

I1LA^CAFL0R. 

Isabela,  si  tú  fueres 

La  dichosa,  por  quien  hoy 

Risa  de  los  hombres  soy. 

Considera  en  mí  quien  eres  , 

Quien  serás,  quien  soy,  quien  fui, 

Que  las  suertes  se  trocaron. 

Que  si  por  mi  te  olvidaron 

También  me  olvidan  por  ti. 

Nu  vivas  desconfiada 

Pues  muero  de  presumida: 

Quien  presto  amó,  presto  olvida; 

No  haj  ambición  bien  lograda. 

Nn  hay  bien  que  hasta  el  fin  espere, 

El  mal,  tarde  se  concluye , 

El  bien  que  tenemos,  huye. 

El  bíeu  que  esperamos,  muere. 

Toma  en  mi  mal  escarmiento  : 

¿  No  viste  alguno,  que  en  vano 

Quiere  coger  con  su  mano 

La  luz,  la  sombra  ó  el  viento? 

Asi  tú,  no  escarmentada, 

Si  crédito  al  Itcy  ledas, 

En  su  palabra  hallarás 

Rayos ,  sombras,  viento  y  nada. 

{Vase.) 

ISABELA. 

¿Sutilezas?  ¿quién  alcanza 
Los  altos  discursos  que  hace? 
Voy  á  informarme;  hoy  renace 
Como  Fénix  mi  esperanza. 
Dos  balanzas  nos  hacia 


ROJAS. 
La  competencia,  v  cuidado; 
Sí  es  que  la  suya  lia  bajado , 
Fortuna,  suba  ía  mía.  ( Vate.) 

Salen  EL  REY,  EL  DUQUE,  EL  MAR- 
QUÉS v  PIEIiRES. 


(Eso  es  muy  de  cardenales: 
Sin  mirarleestoy  turbado); 
Reverendísimo  Padre 
(Mas  no  sé  lo  que  me  digo. 
Que  el  rey  de  Francia  no  es  fraile); 
Serenísimo  (mas  esto 
Toca  sólo  á  los  infantes); 
Gran  Señor  (esto  es  el  Turco). 

REY. 

¿Qué  es  lo  que  quieres? 

FIERRES. 

Que  basten 
Los  enojos  con  el  Duque; 
Vuestra  majestad  le  ampare; 
El  Duque  es  un  buen  pobrete, 
No  hayan  miedo  que  el  errase 
De  malicia;  yo  confieso 
Que  es  un  poco  miserable , 
Pero  leal  como  un  can; 
Él  no  me  mandó  que  os  hable; 
Pero  yo  me  meto  en  esto 
Viendo  lo  poco  que  él  sabe. 

DOQl'E. 

Calla ,  loco,  que  pretendes 
Con  aqufslos  disparates 
Introducirte  en  palacio-         (Pójale.) 
Por  ministro  del  donaire. 

FIERRES. 

iAydeml! 

REY. 

Dejadle,  Duque, 
Que  me  da  gusto;  dejadle. 
Ya  le  conozco  muy  bien; 
A  los  criados  leales 
Es  bien  dar  mercedes  y  honras; 
Alguna  cosa  he  de  darte. 

Dl'QDE. 

Este  es  un  loco. 

PIERBES. 

¡  Que  tengsa 
Los  avarientos  pesares 
En  dar  y  en  que  den  los  otros ! 
Déjale  ser  Alejandre, 
Pues  eres  rico  avariento 
Con  su  mesa  y  con  sus  canes, 

Y  yo  un  Lázaro. 

BEY. 

Recibe 
Este  anillo,  que  un  diamanto 
No  vale  más ,  pues  me  cuesta 
Un  rubí  teñido  en  sangre  ; 

Y  á  poder  hallar  á  quien 
Me  le  dio,  que  le  ahorcasen 
Mandaría  por  su  engaño. 

FIERRES.  {Ap.) 

i  Ay  infelice  gaznate 

Si  me  conoce!  Por  esto 

Se  dijo  hacer  rifirafe; 

Mi  sortijilla  es,  de  vidrio; 

Por  Dios,  que  he  echado  buen  lance. 

Pero  yo  le  quitaré 

Una  q"ue  trae  de  diamantes. 

Aunque  aventure  por  ella 

Dar  cabriolas  en  el  aire.  (Vost.) 

MARQUÉS.  (.4/).) 

Puesto  que  he  sabido  ya 
Que  es  la  fortuna  mudable 


En  mi  más  que  en  ella  misma , 

Es  fuerza  (jue  sufra  y  calle 

Esta  ofensa  de  mi  hija  , 

Este  agravio  de  mi  sangre; 

Pues  quiza  dará  la  vuelta 

Su  rueda  sienipre  incor.stante.  ( Va 

REY. 

Ya ,  Duque ,  solos  esumos. 

DUQUE. 

SI ,  Señor. 


De  la  noche  me  convida 
{Siéntanse.) 
A  saber  vuestros  iotentos. 
Hablad  y  do  guardéis  cada 
De  temor  en  vuestro  pecho; 
Que  hay  miedo  de  tal  linaje, 
Que  por  recatado  ó  necio 
Hace  perder  él  por  si 
Lo  que  ha  granjeado  su  dueoo. 
No  séíjué  leneis  conmigo. 
Ni  sé  qué  impulso  del  cielo 
O  qué  astro  luminoso 
Me  esta  obligando  á  quereros. 
Antes  de  ahora  os  quena 
Como  á  vasallo  y  i  deudo; 
Pero  ahora  es  tal  la  fuerza 
Con  que  os  estimo  y  os  quiero, 
(jue  a  veces  volviendo  en  mi 
A  olvidaros  me  resuelvo, 
A  dejaros  me  apercibo, 
A  ofenderos  me  aconsejo. 

Y  ton  llevar  por  delante 
Mi  enojo  por  instrumento. 
Mis  crueldades  por  razones , 
Por  impulsos  mis  deseos. 
Llegando  á  arrojarme  ya 

Y  llegando  ya  resuello 
A  castigaros  mi  ira, 

Mi  enojo  y  mi  sentimiento, 
En  mirándoos  se  reduce  , 
Se  reprime  cuando  os  veo. 
Se  declina  cuando  os  hablo. 
Se  templa  cuando  os  advierto. 

Y  asi,  amigo,  y  asi.  Duque, 
Supuesto  que  yo  os  conheso 
Que  be  de  hacer  lo  que  pidáis , 
Kueraií  cobarde  ó  muy  necio 
Si  cuando  están  advertidas 
Las  causas  de  mis  afectos 

Os  suspendéis  tan  remiso 

Y  os  refrenáis  tan  suspenso. 
Pues  para  mayor  constancia 
Desta  fuerza ,  este  deseo, 
Este  hechizo,  aqueste  encanto, 
Esta  llama,  aqueste  incendio 
Con  que  arrojado  os  estimo 

Y  con  que  advertido  os  quiero, 
Antes  de  saberlo.  Duque , 

Sin  pedirlo  oslo  prometo. 

DUQUE. 

Pues,  Señor,  es  tal  la  causa 
De  este  volcan  en  que  peno. 
De  este  fuego  en  que  reprimo, 
yue  cuando  con  vos  merezco 
Honras,  mercedes,  favores, 
En  declarándoos  mi  pecho. 
Las  convertiréis  en  iras. 
En  venganzas  y  desprecios. 
Pero  pues  no  cumpliré 
Con  la  ley  de  amor  (|ue  os  debo 
Si  no  os  digo  mi  cuidado. 
Hoy  de  tan  noble  me  precio 
Que  me  adelanto  al  castigo 
Cuando  llego  á  obedeceros. 

Y  asi ,  pues  que  me  mandáis 
Que  os  allane  mis  tormentos, 

Y  fuera  traición  guardarlos, 
Deciros  mi  pena  quiero 


LA  ESMERALDA  DEL  AMOR. 
Aunque  castiguéis  la  ofensa, 
l'eniendo  asi  tres  contentos ; 
Obedeceros  el  uno. 
Otro  decir  mis  incendios. 
Siendo  leal,  que  es  lo  más, 

Y  vasallo  verdadero; 

Pues  fuera  traidor  callando 

Y  leal  obedeciendo. 

RET. 

Pues  proseguid. 

Sale  BLANCAFLOR. 

BLAKCAFLOB. 

Por  la  margen 
De  este  músico  arroyuelo, 
Que  con  solfas  de  cristal 
Tornaba  acordes  acentos , 
Bien  guiada  de  las  voces 
Del  Rey  y  del  Duque  vengo; 
Entre  estas  ramas  mo  encubro. 
La  nocbe  ampare  mis  celos. 

(Retirase.) 

DUQHB. 

Tened;  yo  adoro... 

REV. 

¿A  la  Infanta? 

DUQUE. 

Wo  es  tan  alto  mi  deseo ; 
Pero  el  temor  que  he  tenido 
Es ,  que  iguala  con  el  vuestro ; 

Y  asi,  JO... 

REY. 

Ya  OS  he  entendido, 
Duque,  perded  los  recelos; 
Ya  se  que  á  Blanca  queréis; 

Y  si  acaso  de  respeto 
Guardasteis  aquesa  llama. 

No  es  traición,  que  amor  perfecto 
Obliga  á  querer  por  fuerza ; 

Y  siendo  asi ,  no  me  ofendo 
Que  (luerais  lo  que  yo  quise ; 

Y  más ,  que  si  yo  aborrezco 
A  Ulanca ,  más  de  mi  parte 
Se  alienta  vuestro  deseo ; 
Pues  con  ella  he  de  casaros , 
Si  su  padre... 

BLA>CAFLOn. 

¡Esto  consiento! 

REY. 

Lo  permite ;  y  porque  ahora 
Conozcáis  que  ese  respeto 
Ha  sido  lealtad  en  vos , 
La  causa  deciros  quiero. 
Demos  caso  que  tengáis 
Un  amigo  grande,  y  demos 
Que  una  dama  os  corresponda , 

Y  que  vos  seáis  el  dueño 
De  su  hermosura :  pregunto, 
/,Si  este  amigo  tan  del  pecho 
Adorara  vuestradama, 

Os  ofendiérades  de  ello? 

DUQUE. 

Si ,  Señor,  que  era  traición. 

REY. 

No,  Duque ,  no  estáis  en  ello ; 
Amor  siempre  se  origina 
De  una  fuerza,  es  un  veneno 
Que  se  toma  por  los  ojos; 

Y  como  el  entendimiento 
No  basta  para  temphile. 
Aunque  vuestro  amigo  mesmo 
Quiera  lo  mismo  que  vos. 

No  será  ofensa  ,  supuesto 
Que  él  no  pudo  más  consigo. 
Si  él  ingrato,  al  mismo  tiempo 
Que  os  corresponde  la  dama , 
Con  ternezas,  con  requiebros 
La  obligara  ó  persuadiera , 


901 
Aquí  si  con  causa  debo 
Condenar  esa  amistad ; 
Pero  si  él  remiso  ó  cuerdo. 
Calla,  sufre,  pena  y  siente, 
Reprime  los  sentimientos 
Por  no  faltar  á  su  amigo , 
Esie  si  que  es  verdadero 
Kjemplo  de  confianza ; 
l'ues  por  no  fallar  á  serlo. 
Antes  que  vivir  gozando 
Quiere  más  penar  muriendo. 
Acomodemos  ahora 
Aqueste  aparente  ejemplo 
A  la  amistad  de  los  dos; 
Vos  amáis ,  con  el  extremo 
Que  me  aseguráis ,  á  Blanca ; 

Y  aunque  yo  la  quise  un  lieiupo. 
Reprimisteis  el  amor, 
Ocullasieis  el  incendio. 

Mirad  ,  Dui|ue;  mirad  ,  pues. 
Si  he  debido  agradeceros 
Que  hayáis  guardado  esa  llama. 
Siempre  amigo,  siempre  cuerdo. 
Pues  siendo  fuerza  de  amor 

V  que  no  pudisteis  menos , 
Aun  no  intentasteis  decirlo 
Hasta  ver  que  la  aborrezco. 

BLANCAFLOR. 

¡  Hslo  mi  enojo  consiente! 
Viven  los  hermosos  cielos 
Que  ha  de  ver... 

DUQUE. 

Pues  escuchadme. 
Sale  BLANCAFLOR. 

BLANCAFLOR. 

I  Duque,  Duque ,  deteneos , 
l^ine  por  vos  y  por  mi  honor. 
Responder  á  Carlos  quiero! 

REY. 

¿Quiénes? 

BLANCAFLOR. 

Blancallor. 

REY. 

¿Puesc6mo 
Con  la  noche  en  este  puesto? 

BLANCAFLOR. 

Eso,  Señor,  no  es  el  caso; 
Vamos  á  nuestro  argunienlo: 
Yo  he  de  probar  que  es  el  Duque 
Un  traidor,  y  también  pienso 
Decir  que  sois  un  ingrato ; 
Yo  firme ,  y  ha  de  ser  esto 
Sacado  de  las  razones 
Que  vos  mismo  habéis  propuesto. 
Decidme,  ¿el  Rey  no  es  señor 
En  quien  sustituye  el  cielo 
O  por  mérito  ó  por  dicha 
La  una  parte  de  su  imperio? 

REY. 

Es  así. 

BLANCAFLOR. 

¿Mas  hay  alguno 
Que  havasido  tan  soberbio 
Queá  la  dama  de  su  rey 
Rayo  á  rayo  se  haya  opuesto 
Sin  ser  traidor? 

REY. 

Es  verdad; 
Pero  eso  se  entiende  siendo 
Atrevido  con  la  dama. 

BLANCAFLOR. 

Con  eso  me  basta ;  luego 
Si  yo  probase  que  el  Duque, 
Atrevido,  descompuesto. 
Me  solicitó  su  dama 
Cuando  os  juzgaba  mi  ducSo, 
¿Es  culpado? 


BLANCAFLOr.. 

Átenlo 
Me  responded , acordándoos 
De  lo  que  vais  concediendo, 
Forque  después  no  volvamos 
Al  argumento  de  nuevo. 
El ,  estando  ausente  vos , 
Con  papeles ,  con  extremos 
yue  os  enseñaré  algún  dia 
Si  queréis  satisfaceros. 
Cercó  en  el  sitio  de  honor 
Las  murallas  de  mi  pecho ; 
Pero  no  se  dio  i  partido 
Mirando  á  vos  sol  perfecto, 
Oue  el  socorro  de  sus  rayos 
No  estaba  del  sitió  lejos'. 
Llegasteis  y  socorristeis, 
Y  con  ardientes  extremos 
Me  nombrasteis  vuestra  esposa 
¿Coufesaislo? 

BEY. 

Si  conOcso. 


BLANCAFLOR. 

Pues  también,  osado  el  Duque, 
Culpando  mi  honor  honesto, 
Culpó  que  hiciese  con  vos 
Tan  debido  casamiento, 

Y  me  persuadió  vasallo 
Siendo  Reina  en  vuestro  pedio. 

DUQDE.  (Túrbase.) 
Señor...  yo... 

DLAXCAFLOn. 

Eslo  es  verdad , 

Y  para  testigo  de  eslo. 
Vuestra  turbación  os  basto, 
Que  yo  para  convenceros 
Voy  alargándome  á  más. 

Que  esto.  Duque,  es  lo  de  menos. 
Fierres,  un  vuestro  criado, 

Y  leal  con  serlo  vuestro. 

Me  ha  contado  aquesta  noche 
(Jue  escondéis  en  vuestro  pecho 
Una  esmeralda ,  y  es  mia ; 
Pues  sé .  que  estando  durmiendo 
De  mi  frente  la  quitasteis; 

Y  quien  tal  atrevimiento 
Contra  su  Ücina  comete. 
O  á  la  que  pensaba  serlo, 
Al  mismo  Rey,  si  pudiera . 
Quitara  corona  y  cetro. 
Pienso  que  está  bien  probado 
Que  sois  traidor,  y  supuesto 
Que  bastan  los  silogismos. 
Aqueste  punto  dejemos; 
Pues  para  tan  fácil  prueba 
Me  hubiera  sobrado  menos. 
En  cuanto  á  ser  vos  ingrato, 
lis  principio  tan  perfecto 
Que  negarle  en  vos ,  seria 
Infalible  desacierto. 

y,  en  fin ,  decidme .  Señor, 
¿Posible es,  que  un  Rey  tan  cuerdo 
Tan  valiente,  tan  osado. 
Se  niegue  en  laníos  afectos, 

Y  que  intente  (¡qué  de  injurias! 
i  Aun  yo  mismo  me  avergüenzo  !) 
Dar  la  misnna  que  eligió 

Por  Ídolo  de  su  empleo 
A  un  vasallo,  á  un  traidor? 
Vive  el  cielo,  vive  el  cielo. 
Que  sobre  la  inadvertencia 
Sube  tan  grande  el  desprecio. 
Que  cuando  por  vos  no  fuera , 
Yo  por  mi  tanto  me  lemo. 
Que  fuera  poco  castigo 
La  inútil  vida  que  aliento 
A  la  recompensa  infame 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 
De  tan  graves  desaciertos. 
Pues  aunque  no  fuera  ofensa 
De  mi  honor,  vos  por  vos  mesmo 
Debíais  mirar  la  fama 
De  tanto  decoro  vuestro. 
¿Vos  me  ofrecéis  por  esposa... 
No  se  extiende  vuestro  iftipeiio, 
A  reinar  sobre  las  almas , 
Que  ellas  reinan  en  los  cuerpos. 
Ea,  Señor,  reducid 
Sabio  vuestros  pensamientos; 
No  la  pasión  os  suspenda ; 
No  pueda  en  tos  un  afecto 
Lo  que  una  razón  no  basta ; 
Sí  os  concluyo,  si  os  convenzo. 
Moderad  esas  pasiones. 
Que  por  les  doce  portentos 
Que  de  la  primera  causa 
Son  celestiales  espejos. 
Que  ni  mi  padre  ni  vos. 
Ni  el  mundo,  ni  el  sol .  ni  el  tiempo 
Me  han  de  reducir  su  esposa ; 
Pues  firme  mi  pensamiento 
Se  ha  de  introducir  escollo 
A  los  embates  del  Euro. 
Y  cuando  vos  intentéis 
Lo  contrario,  con  su  acero 
Yo  misma  al  Duque  traidor 
De  su  venenoso  pecho 
He  de  traducirla  sangre 
Intrépidamente  al  suelo. 


(Vcse.) 


nET. 
Oye,  BlancaOor,  escucha; 
DCQBE.  (Áp.) 
Alguna  desdicha  temo. 


DE  ROJAS. 

UOQDE. 

Pues  con  esto 
Viviré  contento  y  firme, 

RET. 

Vuestro  ha  de  ser  este  imperio. 

DUQUE. 

Y  yo  vuestro  esclavo  siempre. 

RET. 

Y  yo  he  de  ser  siempre  vuestro 
Viviendo  vos  en  mi  amor, 

Y  obre  lo  demás  el  cielo. 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  ISABELA  t  EL  DUQUE, 

ISABELA. 

Puesto  que  solos  estamos , 

V  entre  estos  cuadros  del  Parque, 

Bello  tálamo  del  sol, 

Dulce  lisonja  del  aire. 

Ninguno  escucharnos  puede; 

Comunica  tus  pesares. 

Puesto  que  á  contarme  vienes. 

DUQUE. 

Este  mal  que  me  combate , 
Aunque  es  mío,  es  mal  tan  tnyo 


¿Duqnc? 


HEV. 

DUQUE. 

¿Señor? 

REY. 


¿  Es  verdad 
Que  la  amasteis? 

DUQUE. 

No  lo  niego. 

RET. 

¿La  quitasteis  la  esmeralda? 

DUQUE. 

No,  Señor. 

REY. 

¿Es  cierto? 

DUQUE, 

Es  cierto. 

REY. 

¿Luego  Blanca  me  ha  mentido? 

DUQUE. 

Es  pasión. 

REY, 

La  iia... 

DDQOB. 

Es  celos. 

REY. 

¿Qué  he  podido  hacer  por  vos? 

DUQUE. 

Cuanto  podéis  habéis  hecho. 


REY. 


Ella  I 


quiere. 

DUQUE. 

Es  verdad. 

REY. 

¿Pues  qué  remedio? 

DUQUE. 

El  remedio 
Es  no  perder  vuestra  gracia. 

REY. 

Segura  está. 


Que  en  él  tienes  las  más  partes* 

Y  como  eres  dueño  de  él. 
He  venido  á  aconsejarme 
Contigo,  y  así  te  pido... 

ISABELA, 

Detente,  Duque,  no  pases 
Adelante  con  discursos 
Tan  prolijos  y  neutrales; 
Al  caso  podemos  ir. 
Pues  puede  ser  que  te  tardes 
Tanto  en  decirme  las  penas , 
Que  yo  sintiéndolas  antes 
Como  mayores  las  juzgue , 
Las  acredite  más  grandes , 

V  sea  más  lo  sentido 

Que  el  principal  de  los  males. 

DUQUE, 

Dices  bien,  óyeme  atenta. 

ISABELA, 

Prosigue,  Duque, 

DUQUE, 

Va  sabes 
QueáBIancaDor... 

ISABELA. 

Ya  le  entiendo: 
Quieres  decir  que  la  amaste. 
Que  te  ha  aborrecido  Blanca, 
Que  tú  la  adoras  constante. 
Que  el  rey  de  Francia  la  quiso. 
Con  ella  quiso  casarse, 

V  que  tú  lo  has  impedido ; 
Prosigue,  Duque,  adelante, 
Porque  repetir  lo  visto 

Es  cansarme  y  es  cansarle. 

DUQUE. 

Digo,  pues,  que  Blanca  estaba 
Durmiendo  (;  ay  Dios !)  una  tardo 
En  esta  pieza... 

ISABELA. 

Y  tú  cnlónccs 
Sé  que  atrevido  llegasle 
A  SU  cabeza  ,  y  también 
De  su  tejido  azabache 
Le  quitaste  una  esmeralda , 

Y  sé  que  es  esa  que  traes. 

DCQDE, 

¿Cómo  lo  sabes? 


ISABEUA. 

Porque 
Tú  mismo  me  lo  coiuasie. 

DIQUE. 

Ya  me  acucnlo,  dices  bien ; 
Pero  supuesto  que  sabes 
Este  suceso... 

ISABELA. 

Es  asi. 

DDQVE. 

Lo  demás  quiero  coiUarte. 
Como  con  el  Key  de  Francia 
lis  mi  privanza  tan  grande , 
Quede  los  mérilos  pasa , 
Pude  slrevido  arrojarme 
A  pedir  á  Blanca  hermosa, 
Al  tiempo  que  por  el  parque 
En  el  confuso  silencio 
De  la  noche ,  Blanca  sale , 

Y  al  Key  mis  cuidados  cuenta , 
Destila  perlas  á  mares , 
Niégase  a  su  gravedad, 

Y  de  mis  temeridades 
Justas,  por  ser  amorosas. 
Le  informa  alli ;  y  como  sabe 
De  Pierres ,  que  le  quilé 

La  esmeralda ,  le  dio  parte 
De  mis  deslealtades  todas 
Jumas ,  aunque  desleales. 
Vase  airada  y  ofendida ; 
Pero  Carlos  arrogante. 
Con  razón,  con  impaciencia, 
Defecluoso  el  semblante. 
El  aliento  atropellado. 
Me  fuerza  á  que  le  declare 
Si  la  quité  la  esmeralda; 
Cjue  el  que  ser  amante  sabe , 
Aun  después  de  las  memorias 
No  deja  de  ser  amante. 
Dijeque  no;  aseguróse; 
Quedé  en  su  gracia  constante; 
Viuete  á  buscar  ahora. 

ISABELA. 

Halláslcme  en  este  parque; 

Y  asi,  quisiera  saber, 

L-  Qué  tiene  que  ver  que  amante 
c  quitases  la  esmeralda , 
Que  ella  á  Carlos  le  contase. 
Que  él  se  enojase  contigo, 
Que  tú  le  desengañases. 
Con  que  á  mi  también  me  toque 
La  mitad  de  tus  pesares? 

Dl'QLE. 

;.  Parécete  á  ti  que  no? 

Pues  todos  han  de  locarte. 

Mira,  yo  le  persuadí 

A  Carlos  que  no  secase 

Con  Blanca ,  pues  siempre  intento 

Ya  animarley  ya  obligarle 

Que  contigo  se  despose. 

Sacando  de  intentos  tales 

Tú  reinar  y  yo  privar; 

Si  él  sabe  ahora ,  si  él  sabo 

Que  el  tener  á  Blanca  amor 

Y  que  el  querer  desposarse 
Con  ella,  yo  le  ofendí 

Con  desengaños  tan  grandes , 
Se  ha  de  acabar  mi  privanza. 
Tú  confusa  has  de  quedarte, 

Y  malogrado  tu  amor. 
Supuesto  que  ha  de  casarse 
Con  Blanca  ,  que  los  enojos 
De  los  que  fueron  amantes. 
Cuando  el  desengaño  llega 
Presto  sea,  ó  sea  tarde. 
Hace  que  se  quieran  más 
De  lo  que  quisieron  ánies. 

ISABEL». 

¿Pues  qué  dispones? 


LA  ESMERALDA  DEL  AUOn. 

DUQUE. 

Dispongo, 
Por  medio  más  importante 
Que  lomes  esta  esmeralda.    (Dásela.) 

ISABELA. 

¿  \  qué  efecto  ? 

DUQUE. 

No  me  atajes , 
Que  yo  te  diré  el  efecto; 
Advierte :  tú  has  de  llegarte, 

Y  decir  á  Blancallor 
Que  tú  propia  le  quitaste 
Del  tocado  la  esmeralda ; 

Y  también,  que  porque  sabes 
Que  á  mi  me  ha  echado  la  culpa , 
(.Hiieres  volver  á  entregarle 
Esta  esmeralda;  ella  entonces. 
Llegando  á  desengañarse. 

No  se  ha  de  quejar  al  Rey; 
.No  quejándose ,  es  muy  fácil 
Asegurar  mi  privanza; 
Privando  con  él ,  te  vales 
De  mi  ruego  en  sus  intentos; 
Bogando  yo,  he  de  alcanzarte 
Su  mano,  siendo  su  esposa; 
Blanca  ha  de  determinarse 
A  desposarse  conmigo. 
Viéndome  siempre  constante 

Y  al  Rey  inconstante  siempre; 
Oe  modo,  que  con  que  allanes 
Esta  esmeralda  con  Blanca , 
Se  ofrece  de  nuestra  parte 

La  fortuna;  mas  si  ahora 
Me  niegas  cosa  tan  fácil, 
liase  de  ipiejar  al  Rey, 
Mi  intento  ha  de  averiguarse, 
He  de  perder  la  privan/a , 
Con  ella  ha  de  desposarse, 
Vienes  á  (juedar  corrida 

Y  corrido  he  de  quedarme. 

ISABELA. 

Pues  porque  adviertas  que  quiero 
Hacerlo  que  me  ordenares, 
Blanca  viene,  vete ,  pues , 
Que  yo  prometo  allanarte 
Con  raí  industria  ese  cuidado. 

DUQUE. 

Pues  si  como  dices  sale , 
Mira ,  Isabela  ,  que  importa. 

ISABELA. 

Ya  sé  lo  que  es  importante ; 
Cumple  tu  con  lo  que  debes. 

DUQUE. 

Soy  noble  y  sabré  agradarle.   (Vase.) 
Sale  BLANCAFLOR. 

DLANCAFLOR. 

Sin  discurso,  sin  alma ,  sin  reposo. 
Por  lo  espeso  y  frondoso 
De  este  parque  fragante, cuyo  espacio 
Las  márgenes  circunda  de  Palacio, 
Triste  me  arrojo  á  divertir  el  dia  ; 
Toda  soy  de  un  cuidado,  nada  mía. 

ISABELA. 

Si  á  dar  vida  á  las  flores 

Con  Cándidos  amores  [ra 

Sales  al  parque, encuyo  espaciocncier- 

Sangrías  de  cristal  que  abre  la  tierra, 

No  le  cierres  los  ojos; 

Ni  el  Harto  te  suspenda  los  despojos 

De  ese  cielo  divino; 

Sólo  al  suelo,  por  ser  tan  peregrino, 

Oficio  es  de  la  aurora 

Verter  perlas  divinas  que  atesora  ; 

Pero  no  llorar  lan:o, 

Pues  no  esen  ella  tan  conlínuoelll.nnlo, 

Que  aunque  con  perlaslanta  flor  enfria, 

Al  paso  que  ha  llorado  no  se  ri.i 

¿Qué  tienes r 


S05 

BLANCAFLOR. 

Este  mal,  este  cuidado. 

Que  por  centro  en  mi  pechosehaenccr- 

[radu, 

Con  tu  consejo  mal  curar  se  puede. 

l'ues  de  tu  causa  pienso  que  procede. 


BLANCAFLOn. 

Mira ,  las  dos  que  apenas  aspiramos 
A  i:n3  pena ,  á  un  cuidado,  á  un  pensa- 

Y  si  yo  te  lo  cuento,  [miento. 
Aunque  mi  pecho  alientas. 

Más  forzoso  ha  de  ser  que  lú  lo  sientas: 
Perdona,  pues,  aunque  mi  mal  pregun- 

[tas, 
Quesihemosdesentirleentrambasjun- 

[tas. 
No  diciéndole ,  alcanzo  por  victoria 
Que  tenga  yo  el  tormento  y  tú  la  gloria. 

ISABELA. 

i  Es  porque  el  Duque  priva? 

BLAMCAFLOR. 

Al  Duque  olvida. 
No  le  nombres,  ó  haré  que  con  mi  vida 
Se  olvide  este  traidor. 

ISABELA.  (Ap.) 

En  vano  intento 
Alentar  con  la  industria  el  pensamien- 

BLANCAKLOK.  [W- 

Sólo  me  pesa  que  una  prenda  mia 

Le  haya  dado  aun  traidortanla  osadía; 

Pues  estando  durmiendo,  del  tocado, 

Imprudente  y  osado 

Me  la  quitó,  y  quisiera 

Que  en  mis  enojos  viera... 

ISABELA. 

Tente,  Dlanca, no  agravies  tu  decoro. 
¿Es  esta  la  que  buscas?  (enséñasela.) 

BLANCAFLOn. 

La  que  lloro. 
¿Pero  cómo  á  tus  manos  ha  llegado? 

ISABELA. 

Acaso  se  cayó  de  tu  tocado, 

Y  en  el  estrado  me  la  hallé  aquel  dia; 
No  le  hallé  para  dártela,  y  quería 
Que  la  lomes,  pues  yo  la  causa  be  sido. 
Que  ni  el  Duque  en  sus  manos  la  ha  to- 
Ni  yo  lo  permitiera  [nido, 
Aunque  luya  no  fuera. 

BLANCAFLOB. 

Eso,  Isabela,  de  tu  engaño  infiero . 
Yo  sé  queél  la  ha  traído  enel  sombrero, 

Y  que  el  criado  suyo  me  ha  contado 
Que  el  Duque  la  quitó  de  mi  tocado. 
¿  Qué  causa ,  pues ,  te  obliga 

A  quererte  mostrar  tan  mi  enemiga? 

ISABELA. 

¿Yo,  Blanca? 

DLANCAFLOR. 

O  es  verdad  que  la  ha  tenido, 

O  qnemisojospropiosme  han  mentido; 

Si  él  la  ba  tenido,  aunque  la  ofensa  do- 

[rea. 

Tomarla  fuera  hacerle  dos  favores. 

ISABELA. 

¿Deque  manera? 

BLAl^CAFLOn. 

Aquel  favor  hurtado 
No  viene  á  ser  favor. 

ISABELA. 

¿Quién  lo  ha  dudado. 
Si  él  la  hubiera  tenido? 

BLANCAFLOR. 

Supongo  ahora,  que  baya  sucedido. 


504 

ISABELA. 

Pues  si  supones  que  él  haya  tomado, 
FaTores  el  favor,  aunque  es  hurtado. 

BLANCAFl.OB. 

Luego  si  ahora  aquel  favor  tomara, 
Aunque  haya  sido  mia  ,  es  cosa  clara 
Que  doblado  favor  liubiera  sido  [nido 
Guardar  prendas  que  el  Duque  haja  te- 

ISABELA. 

Doblado  el  favor  fuera. 

BLA>CAFLOR. 

Pues  supuesto  que  es  cierto,  considera 
Que  no  la  he  de  tomar,  porque  se  ar¡;u- 
[ja 
Que  prenda  que  pasó  plaza  de  suya , 
O  por  acierto  va,  ó  por  osadía  ,    [mia: 
No  es  razón  que  otra  vez  vuelva  á  ser 
Pues  en  vez  de  desdenes  y  ripores. 
Si  uno  permito,  le  hago  dos  favores ; 
Pues  si  tomarla  intento. 
Que  haya  sido  dueño  le  consiento; 

Y  lo  más  del  favor  y  del  empeño. 
Ser  dueño  de  lo  que  él  ha  sido  dueño. 

ISABELA. 

Luego  no  te  ofendiera 

Si  otra  vez  la  esmeralda  le  volviera. 

BLANCAFLOB. 

Ofenderme  pretende  [de. 

Quien  le  vuelve  favor  con  que  me  ofen- 

ISABELA. 

Sólo  tu  intento  espero. 
¿Tú  no  quieres  la  prenda? 

BLANCAFLOR. 

No  la  quiero. 

ISABELA. 

¿Ni  al  Duque  quieres  que  la  vuelva  ? 

BLANCAFLOB. 

Piensa 

Que  á  mi  amistad  hicieras  grande  ofen' 

ISABELA.  [sa 

¿Pues  cómo  se  ha  de  hallaron  estome 

BLANCAFLOB.  [dÍO' 

Para  todo  hay  remedio. 

ISABELA. 

Di  el  remedio 

BLANCAFLOB. 

TÚ  guardar  esa  esmeralda  puedes, 
Ya  que  con  ella  quedes  , 
Triunfando  del  favor  y  del  despojo, 
Medraren  mi  cuidado  y  en  mi  enojo. 
Si  tú  la  guardas,  como  amor  confia. 
Él  no  es  señor  de  prenda  que  fué  mia 
Aunque  antes  lo  haya  sido; 

Y  juntamente  ahora  he  conseguido. 
Porque  .-i  mi  propio  ser  me  restituya, 
No  guardar  una  prenda  que  fué  su" 
De  manera,  que  aquel  favor  hurlado 
Viene  á  quedar  del  todo  casligado. 
Pues  se  queda  sin  él  y  yo  me'venyo 
Cuando  ni  goza  de  ella  ni  la  tengo. 

Si  él  con  ella  quedara , 

El  triunfo  de  su  amor  acreditara, 

Y  si  yola  tuviera, 

Que'era  suya  y  fué  mia  me  dijera ; 

Y  porque  no  la  goce  y  no  lo  diga,  [ga: 
Pues  que  siempre  te  precias  de  mi  aini- 
Vpues  ninguna  causa  te  acobarda. 
De  mi  la  oculta  y  de  su  amor  la  guarda. 

ISABELA. 

Pues  yo  digo.  Señora , 

Que  prometo  servirle  desde  ahora 

Y  guardarla  prometo. 

BLANCAFLOR. 

Y  sobre  todo,  encargo... 

ISABELA. 

¿Qué? 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


BLAIICAFLOR. 

El  secreto. 
El  Reval  parque  baja,  y  no  quisiera  [ra. 
Oue  me  hablara,  Isabela,  ni  aun  me  vie- 
Esla  noche  tenemos 
Un  festin  en  Palacio  y  nos  veremos. 
Queda,  adiós.  (Yase.) 

ISABELA. 

Él  te  guarde; 
Ya  no  hay  qué  me  acobarde. 
Pues  mi  intento  he  alcanzado; 
Pero  Carlos  presumo  qu«  ha  llegado. 

Sale  EL  REY. 
nET. 
Ni  sé  si  el  discurso  mió, 
Ni  sé  si  yo  mismo  soy, 

0  pienso,  según  estoy. 
Que  me  falta  el  albedrio. 
Yo  uo  sé  qué  nuede  ser 
Esto  en  que  llego  á  morir; 
Lo  que  intento  resistir 
Aquello  voy  á  emprender. 
Lo  que  olvido,  eso  apetezco ; 
Oblígame  lo  que  ignoro. 

Lo  que  aborrezco,  eso  adoro. 
Lo  que  adoro,  eso  aborrezco. 
Ayer  á  Blanca  queria , 
Moslréme  á  sus  quejas  firme , 

Y  hoy,  sin  poder  resistirme , 
Ni  aun  mi  voluntad  es  mia ; 
Porque  tanto  me  desvela 
Este  mal ,  aun  divertido, 
Que  por  verla  me  be  venido 
Tras  los  pasos  de  Isabela. 

1  Que  este  mal  tan  mi  enemigL' 
Me  venza  la  inclinación , 

Y  que  pueda  una  pasión 
Lo  que  no  pudo  conmigo ! 
Pues  no  la  he  de  hablar  ni  ver. 
Que  esta  pasión  singular 

No  ha  de  poderse  alabar 
Que  á  mi  me  pudo  vencer. 
ISABELA.  {Ap.) 
El  Rey  aun  no  me  ha  mirado, 
Siempre  conmigo  severo ; 
Irme  sin  hablarle  quiero 
Que  es  porfiar  contra  el  hado 
La  que  suspirando  muere. 
Puesto  que  do  puede  ser 
Quien  aborrece  querer 
Ni  dejar  de  amar  quien  quiere. 

{Hace  que  se  va.) 

REY. 

(Ap.  Ella  se  va ,  y  me  desvela 
Tanto  esta  fuerza ,  este  error, 
Que  me  lleva  mi  dolor 
A  que  la  llame.)  ¿Isabela? 

ISABELA. 

¿Señor? 

REY. 

Yo  no  os  he  llamado. 

ISABELA. 

¿Luego  vos  no  me  nombrasteis? 

REY. 

No,  Isabela  ,  os  engañasteis. 

ISABELA. 

Voime ,  pues  que  me  he  engañado. 

BEY. 

(Ap.  ¡Hay  tal  pasión  !)  Esperad, 
(.•tp.  ¿Cómo  me  reprimiré? 
¡Válgame  el  cielo!  ¿qué  haré?) 

ISABELA. 

¿Qué  manda  tu  majestad? 

BEY. 

Quiero  decir...  (Ap.  ¿Qué  diré?) 
Que  vos...  que  bien  podéis  iros. 
(¡Qué  congojas!  ¡qué  suspiros!) 
Digo,  en  Cn ,  que  no  os  llamé. 


ISABELA. 

Pues,  Señor,  ¿qué  os  enojáis. 
Puesto  que  os  he  obedecido? 

REY. 

Pues  tened,  que  ahora  os  pido... 

ISABELA. 

Qué  me  pedís? 

REY. 

Que  no  os  vais, 
Isabela;  sea  testigo 
Aquesta  pasión ,  que  al  veros 
Hago  fuerza  i  no  quereros 

Y  no  puedo  más  conmigo. 
No  tenéis  que  agradecer 
Este  amor  ó  esta  quimera; 
Pues  aunque  forzado  os  quiera, 
Os  deseo  no  querer. 

Y  asi,  pues  osado  animo 
Los  impulsos  de  mi  empleo. 
Castigad  lo  que  os  deseo 

Y  premiad  lo  que  os  estimo^ 

Hablan  los  dos  aparte,  y  sale  EL  DU- 
QLE  con  unos  memoriales. 
DUQUE.  (Ap.) 
Con  el  Rey  está  Isabela; 
Poco  en  llegar  aventuro. 
Hoy  esta  pena  aseguro 

Y  este  error  que  me  desvela. 
¿Qué  tardo?  ¿qué  os  siipendeis 
Sentidos?  ¿  En  qué  tardáis? 

O  pienso  que  adivináis...         (Llega.) 
Mas  yo  llego. 

REY. 

¿Qué  queréis? 

DBQDE. 

Por  si  de  Palacio  sales, 
Quisiera  antes  que  te  fueras... 

REY. 

¿  Qué  os  turbáis ?  Hablad. 

DUQUE. 

Que  vierais 
Estos  cuatro  memoriales 
Que  be  consultado. 

REY. 

Sin  mi, 
¿Cómo  vos  os  atrevéis  ? 
¿Cómo  consultas  hacéis? 

DUQUE. 

Si  vos  me  disteis  aquí 
Licencia  para  ello. 

REY. 

¿Cuándo 
Os  di  licencia? 

DUQDE. 

Señor, 
Por  mi  lealtad,  por  mi  amor 
Me  la  disteis. 

REY. 

Pues  ya  mando 
Que  las  consultas  dejéis; 
Dádmelos.     (Tómale  los  memoriales.) 

DUQUE. 

Si  os  he  ofendido. 
Con  mi  vida... 

REY. 

Yo  no  os  pido 
Consejos,  no  me  canséis; 
Idos  luego. 

DUQUE. 

(Ap.  Estoy  turbado.) 
Digo,  Señor,  que  me  iré; 
Mas  (¡uiero  saber  por  qué... 

Duque,  ya  me  habéis  cansado; 
Idos. 

DUQUE. 

Digo  que  me  voy. 
(Ap.  (Válgame  Dios!  ¿Qué  será? 


Con  él  Isabela  está , 
Cuando  en  su  gracia  no  estoy. 
Si  Blanca  aliora  estuviera 
llablando  con  él ,  pencara 
Que  su  crueldad  le  obligara 
Y  mi  error  le  convenciera. 


i  Puede  haberle  reducido 
A  que  no  me  eslime?  No. 
Cielos,  ¿(jué  puede  baber  sido 
Li  causa  de  esta  mudanza  ? 
Ya  se  acabó  mi  esperanza. 


CnOn,  i  qué, 


BEY. 


10  os  habéis  ido? 

DIQCE. 

No,  Señor ;  mas  ya  salla 

De  esta  pieza ,  y  porque  si  es... 

REY. 

Acabad. 

ODQDE. 

Si  yo... 

nET. 
Idos ,  pues. 

Dl'QUE. 

Llegó  á  su  término  el  d 

ISAHEU. 

iYquécrédiIohededar 

A  quien  á  Ülanca  adoró, 

A  quien  tanto  al  Du<iue  amó 

Y  i  los  dos  supo  olvidar? 

BEY. 

El  que  sin  hacer  errores 
Escribir  quiere  un  papel 
Ostentando  ingenio  en  él 
Hacer  suele  borradores. 
Pintor  diestro  y  verdadero 
Que  (luiere  mostrar  el  arte  , 
tn  una  ligura  aparte 
Hace  un  dibujo  primero 
l'oniue  defectos  no  haya. 
En  la  elección  y  el  semblante 
El  diestro  representante 
Antes  de  salir,  ensaya, 
liicn  claro  en  esto  se  dice 
Lo  que  por  si  el  alma  siente  ; 
Quise  amar  discretamente, 

Y  dos  borradores  hice. 
En  mi  pecho  imaginé 

Pintar,  como  en  mármol  tierno, 
ün  amor  que  luese  cierno, 

Y  aparte  le  dibujé. 
Quise  decir  lo  que  quiero 
Itepresenlándote  á  ti , 

Y  en  el  Duque  y  blanca  asi 
Hice  el  ensayo  primero. 
De  modo,  que  aquel  amor 
Que  viste  arder  como  rayo, 
No  fué  la  verdad ,  fué  ensayo, 
Fué  dibujo  y  borrador; 

Que  yo  para' ser  amante 
Eucra  del  modo  ordinario. 
Primero  fui  secretario 
Pintor  y  representante. 

ISADELA. 

Carlos,  en  fin  ,  ó  quered 
Pagar  esta  voluntad, 
O  ingrato  me  despreciad 
Como  á  las  demás ;  sabed , 
Que  r.i  firme  me  queréis , 
Como  juzgo,  como  espero. 
Firme,  amante  verdadero. 
Una  esclava  en  mi  tendréis; 
Que  pues  tan  mudable  estáis 

Y  tan  neutral,  es  razón 
Que  os  siga  la  condición 
La  dama  que  más  amáis. 
En  Gn  ,  cierro  el  silogismo 
Dándoos  ahor»  á  entender. 
Que  este  mi  amor  ha  de  .ser 
Como  lo  queráis  vos  mismo. 


(Vasc.) 


LA  ESMERALDA  DEL  AMOR. 


Pues  si  ha  de  ser,  como  espero. 
Serás  mia  elernamenle, 

Y  de  tan  nuevo  accidi'iite 
Mudar  las  causas  infiero. 

ISABELA. 

Yo  os  querré  si  me  estimáis. 

BEY. 

Vuestro,  Isabela ,  seré. 

ISABELA. 

Yo  vuestro  amor  pagaré , 

Como  el  que  decís  seáis.  {Vase.) 

BEY. 

Amor,  pues  me  haces  querer, 

Y  pues  me  quieres  premiar, 
O  no  me  hagas  obligar 

O  déjame  agradecer.  {Vase.) 

Salen  BLANCAFLOR  y  FELINA. 

DLARCAFLOB. 

Pues  ya  anochece,  Felina, 
En  mi  pecho  y  en  el  cielo. 
Sírvame  de  algún  consuelo 
La  música  peregrina. 

FELINA. 

Olvida  ya  ese  cuidado 

De  ese  amor  que  te  desvela. 

BLANCAFLOB. 

Huv  fino  con  Isabela 

El  liey  en  el  parque  ha  estado. 

MisiCA.  (Dentro.) 
Amor,  amor,  tu  rigor. 
Rey  Dios,  vence  y  quita  leyes; 
Más  puedes  tú  que  los  reyes , 
Sólo  es  monarca  el  amor. 

BLAKCAFLOB. 

Cielos,  ¿cómo  nos  penetra 
Vuestro  mal ,  y  os  llaman  celos , 
Si  para  llamaros  cielos 
Os  falta  sólo  una  letra? 
Fortuna ,  ¿quién  se  desvela 
Por  tf  si  á  todos  igualas? 
Tu  rueda  pintan  con  alas. 
Que  no  rueda ,  sino  vuela. 
Itazon ,  razón ,  ¿  hasta  cuándo 
El  amor  te  ha  de  vencer? 
Si  á  espacio  viene  el  placer, 
¿Cómo  se  nos  va  volando? 
(Vanse.) 
MÚSICA.  (Dentro.) 
Amor,  amor,  tu  rigor, 
Hey  Dios ,  vence  y  quita  leyes ; 
Más  puedes  tú  que  tos  reyes. 
Sólo  es  monarca  clamor. 

Mientras  canta  la  música  salen  todas 
¡as  DAMAS  ;/  GALA^Es  de  acompaña- 
miento, y  detras  EL  1!EY. 

ISABELA. 

Pues  que  ya  el  festín  se  empieza 

Y  todas  las  que  aquí  estamos 
A  vuestra  alteza  esperamos , 
Entre  al  feslin  vuestra  alteza. 

BEY. 

Bella  Isabela,  ya  voy. 

(Ap.  Amparad  mi  intento,  ciclos.) 

DUQUE.  (Ap.) 

Muriendo  vivo  de  celos. 


INFAMIA. 

Supuesto  que  vuesua  alteza 
En  esta  sala  ha  juntado 
De  lo  mejor  de  su  corle 
Los  principes  más  gallardos , 
Y  pues  á  todos  nos  loca 
Celebrar  todos  los  años 
El  día  de  san  Dionis, 


505 

El  Marqués  y  yo  trazamos 

El  decir  á  los  galanes 

Lo  (|ue  han  de  hacer,  y  al  contrario, 

1.0  (|ue  les  toca  á  las  damas ; 

En  sentándose  mi  hermano, 

En  el  estrado  se  sienten. 

BLANCAFLOB.  (Ap.) 

Infelice  noche  aguardo. 

HABQUÉS. 

Tu  alteza  tome  su  asiento, 

Y  los  nobles  por  sus  grados 
Se  sienten. 

TODOS. 

Ya  obedecemos. 

(Sióníanse  en  sus  asientos,  y  el  Rey  en 

su  silla.) 

MABQUÉS. 

Los  músicos  se  dispongan 
Todos  juntos  á  este  lado. 

MÚSICOS. 

Ya  estamos  á  un  lado  todos. 

INFANTA. 

Para  empezar  el  sarao. 
Esta  noche  vuestra  alteza 
No  ha  de  ser  suyo. 

BEY. 

Obligado 
A  que  me  ordenéis  espero. 

INFANTA. 

Que  dancéis  os  pido,  Carlos, 

Y  para  que  os  acompañe , 
Que  elijáis  de  las  que  estamos 
Una  dama. 

BEY. 

(Ap.  No  quisiera 
Ser  yo  tan  apasionado 
Que  elija  ahora  á  Isabela 
Ni  á  Blanca,  porque  es  agravio 
De  mi  amor;  más  fácil  es 
Salir  de  aqueste  embarazo.) 
Vuestra  alteza  habrá  de  ser. 
Supuesto  que  me  ha  empeñado, 
La  que  dance.  Toquen ,  ¡mes. 

ISABELA.  (.4;;.) 
Poco  le  he  debido  á  Carlos. 
(Tocan  y  danzan  la  Infanta  y  el  Rey, 
y  luego  sigue  el  sarao.) 

MABOUÉS. 

Versos  se  siguen  ahora. 

INFANTA. 

Empiece  Blanca. 

BLANCAFLOR. 

Aunque  falto 
A  tu  obediencia ,  Señora., 
Perdona,  que  no  he  cuidado 
De  entregar  á  la  memoria 
Versos  gustosos. 

INFANTA. 

¿Acaso 
No  sabréis  algún  soneto? 
¿Es  posible? 

BLANCAFLOB. 

Es  triste,  y  tanto. 
Que  me  enternece  el  saberle , 
Aunque  es  bueno ;  y  si  le  alabo. 
Es  porque  es  de  pluma  ajena. 

INFANTA. 

Dile,  pues. 

BLANCAFLOR. 

A  un  soberano 
Infante,  liberal ,  cuerdo. 
Que  falleció  en  breves  años,    [fuerte. 
Yace  aquí  Celso,  el  más  piadoso  y 
El  liberal  con  ansia  tan  crecida ,    ■ 
Que  gastó  sólo  el  tiempo  con  medida, 

Y  él  hizo  el  recibir  fuerza  y  no  suerte. 


506 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


El  nombre  le  beredó  lodala  vida; 
Algo  tuvo  de  fin,  nada  de  muerte. 

Diceeldolorque  feneció  temprano 
Celso,  que  como  abeja  el  dulce  fruto 
Dejó  acabado,  niega  el  presupuesto. 

Sobra  en  el  mundo  quienpasóde  hu- 
Acabó  su  valor,  dio  su  tributo,  |  mano, 
Presioacabó,  porqueespirólaopresio. 

I.NFA.NTA. 

Ahora  toca  i  tu  alteja 
Decir  otro. 

nEv. 
A  una  esmeralda 
Que  trae  Isabela  puesta 
En  el  tocado,  be  trazado 
Alabar  en  esta  décima: 
Dice  asi : 

ISADRLA. 

Tente ,  Señor, 
Que  fuera  grande  bajeza 
No  agradecer  los  favores 
Que  mi  voluntad  confiesa. 
Cuando  una  persona  alaba 
Algún  caballo,  una  prenda, 
Como  una  joya ,  una  espada 

Y  un  diamante ,  el  dueño  de  ella 
Debe  ofrecerla  cortés. 

Yo  soy  dueño  de  esta  prenda 
Que  vos  queréis  alabar, 

Y  puesto  que  ha  de  ser  fuerza 
Que  en  alabándola  os  haga 
Su  dueño,  muy  poco  hiciera 
En  darla  siendo  alabada ; 
Darla  antes ,  será  fineza 

Y  lo  demás  cortesia; 

Y  así,  porque  no  se  entienda 
Que  aguardo  á  que  la  alabéis , 
Us  quiero  hacer  dueño  de  ella ; 
I'ues  consigo  de  este  modo 
Que  vos  me  debáis  siquiera 
tn  deseo  adelantado 

Y  una  voluntad  discreta  ; 
Tomad,  Señor,  la  esmeralda. 

nEY. 
Decid ,  Señora ,  una  estrella 
Que  se  apartó  de  su  cielo 
Con  ser  el  cielo  su  esfera; 

Y  porque  huyó...  que  si  no... 
Ko  hay  amor  como  la  guerra... 

(Ap.  ¿Qué  he  dicho?  j  Turbado estov!) 
Prosiga  el  festin. 

CONDE.  (Ap.) 
Su  alteza 
Ha  mudado  la  color. 

DCQOE.  {Ap.) 
¿Qué  enigmas  pueden  ser  estas? 
(Tocan  y  danzan.) 

«EV. 

¿Marqués? 

MARQtÉS. 

¿Señor? 

REY. 

A  este  lado 


OLANCAFLOR.  (Ap.) 

i  Qué  pena! 

REY. 

Decidme,  Marqués,  si  un  rey. 
Que  ser  único  emprendiera, 
Olvidado  de  ser  suyo. 
Llevado  de  alguna  fuerza , 
Pretendiera  una  vasalla 
Por  esposa  y  por  su  reina. 


¿Qué  dijeran  de  este  rey 
Todos  los  suyos  1 

HARQCÉS. 

Dijeran , 
Que  no  era  rey  de  si  mismo, 
Que  el  vulgo  se  desenfrena 
A  los  juicios. 

REY. 

Y  si  luego, 
Dejando  esta  dama  mesnia, 
Criara  un  nuevo  privado, 

Y  sin  que  le  hiciese  ofensa 
Le  arroj-lra  de  su  gracia, 
¿Qué  dijeran? 

MARQCÉS. 

Que  era  afrenta 
Del  vasallo,  y  que  era  el  rey 
Inconstante. 

REY. 

¿Y  Si  con  nuevas 
Inquietudes  y  mudanzas 
A  otra  dama  pretendiera, 
Vasalla  suya  también? 

MARQUÉS. 

Que  era  encanto,  ó  que  era  fuerza 
De  rigor  y  de  inconstancia. 

REY. 

Luego  de  aquesta  manera. 
Yo  no  he  vivido  conmigo. 
Puesto  que  pasa  á  evidencia 
Que  ciego  y  confuso  siempre 
No  supe  de  mis  potencias, 

Y  que  fui  rey  á  ventura 

De  un  encanto  que  me  lleva. 
El  que  tuvo  un  accidente. 
Mientras  dura  la  inclemencia 
De  aquel  rigor  y  aquel  fuego, 
Tanto  al  fuego  se  sujeta. 
Que  él  mismo  se  duda  alli ; 
l'asa  el  fuego,  y  la  materia 
Se  consume  ó  el  sugeto. 
Aunque  mortiguado  queda . 
Queda,  en  efecto,  el  que  fué. 
Lo  mismo  en  mi  considera ; 
Tuve  accidente  de  amor. 
Extendióse  la  materia: 
Quise  á  un  privado,  déjele; 
He  conquistado  á  Isabela  ; 
Hase  apagado  el  volcan ; 
liase  apurado  este  Etna 

Y  he  vuelto  á  ser  el  que  ful. 

Y  asi ,  supuesto  que  era 
Rey  antes  de  mi  albedrio, 
Es  razón  que  Francia  sepa 
Que  fué  accidente,  y  que  ya 
Médico  naturaleza 

Me  ha  reducido  á  mi  ser. 
Puesto  que  no  pudo  ella 
Quitarme  el  ser  con  que  fui, 
Pues  puede ,  cuando  más  pueda. 
Suspenderme  el  ser  de  fcombre. 
Mas  no  quitarme  la  esencia. 
¿Vasallos... 

RLANCAFLOR. 

Tente,  Señor, 

Y  puesto  que  te  confiesas 
Rey  solo  de  tu  albedrio. 
Será  razón  que  me  atiendas : 
Breve  seré ,  no  me  niegues 
Los  oídos  á  la  lengua, 

Y  débate  yo  atenciones , 
Pues  nunca  debí  finezas. 
Esa  margen  cristalina 
Que  esos  arroyos  argentan 
Consultaba  yo  una  tarde 
Al  paso  de  mis  tristezas, 


Cuando  tus  criados  bajan 
Averiguando  esa  selva , 
Que  iban  buscando  á  un  lombardo 
Que  con  encantos  intenta 
Suspenderte  el  albedrio. 
Cuando  á  mis  pies  se  presenta 
Pidiendo  humildes  socorros , 
Donde  sus  canas  me  fuerzan 
A  perdonarle  la  vida; 

Y  obligado,  aquesa  piedra 
Me  dio,  sin  decir  las  causas 
Que  por  los  astros  observa  ; 
Mas  ser  su  afecto  el  de  amar 
No  permite  contingencias. 
Por  ella  á  mí  me  adoraste , 
Al  Duque  honraste  por  ella , 

Y  por  ella  últimamente 
Adorabas  á  Isabela. 
Ahora  lo  he  conocido 

De  los  efectos  que  encierra; 

Y  asi ,  supuesto  que  antes 

De  este  encanto,  de  esta  fuerza , 

A  mi  por  mí  me  querías , 

Es  bien  que  por  mi  me  quieras. 

Supuesto... 

REY. 

Blanca,  detente. 
Si  presumes  ó  si  piensas 
Que  no  he  de  saber  vencerme ; 
Mi  resoluciones  esta. 
Ilime,  ¿qué  hubiera  logrado 
O  de  qué  importancia  fuera 
Encontrar  con  este  encanto 
Que  el  alma  tuvo  suspensa  , 
Sí  contigo  me  casara? 
Ni  á  tu  amor,  ni  al  de  Isabela 
Pienso  dedicarme  amante 
Con  las  pasadas  finezas. 
Yo  he  de  ser  rey  de  mí  mismo. 
Porque  el  rey  Lombardo  vea 
Que  si  él  intentó  vencerme 
Con  encantos ,  con  quimeras , 
Yo  mismo  con  su  instrumento 
Le  he  de  hacer  á  él  mismo  ofensa. 

Y  para  que  mis  acciones 
Solamente  me  parezcan 

Y  no  las  que  en  otros  miro 
A  mi  solamente  buenas , 

Y  ser  el  rey  de  mi  propio, 
lie  de  guardar  esta  piedra 
Dándole  justo  castigo; 

O  despósese  Isabela 

Con  el  Conde  ó  no  despose , 

O  el  Duque  su  esposo  sea , 

O  no  lo  sea  tampoco. 

Yo  he  de  ser  el  queme  venza. 

Y  si  han  de  llamarme  el  Magno, 
Como  escritores  enseñan , 

Hoy  tendré  feliz  principio ; 
Consigo  desta  manera 
Tres  cosas  á  un  mismo  tiempo, 
Son  que  mí  enemigo  crea 
Que  su  encanto  no  ha  bastado; 
Que  ni  Blanca  ni  Isabela, 
Con  la  ambición  de  reinar, 
lista  corona  pretendan; 

Y  la  última,  en  efecto. 
Será ,  que  el  Senado  vea 
Una  comedia  sin  muerte 

Y  sin  bodas;  el  poeta, 
Por  ser  caso  verdadero. 
Aunque  imposible  os  parezca. 
Esta  comedia  os  escribe ; 

Si  os  ha  parecido  buena. 
La  honrad  ,  y  si  no  lo  fuere , 
Solo,  y  consuelo  le  queda  , 
Que  ha  de  decir  el  Senado, 
Que  son  los  hombres  quien  yerran. 


LA    MÁS    HIDALGA    HERMOSURA. 


PERSONAS. 


GARCÍA ,  rey  de  navarra. 
TERESA,  reina  de  León. 


ELCONDEFERNANGON- 

o/Rdf  FERNANDEZ,  «< !  t\í±''':!'''Fv 
sobrino. 


RAMIRO,  rey  de  León. 
M.ÑO ,  lacaijo. 


DOSA  SANCHA,  infanta. 
VIOLANTE,  dama. 
ORTCSO,  viejo. 
FLORA,  criada. 
OCTAVIO. 


ROLDADOS. 

Músicos. 

AC0MPAÑAatE^T0. 


JORNADA  PRIMERA. 

Tocan  cajas,  y  ¡alen  por  dos  puertas 
EL  REY,  LA  REINA  y  acompaña 

WIEMO. 

HET. 

Este  cavado  mclal 

Que  al  aire  auima  sonoro, 

REINA. 


Este  gusto.. 


nEiNA. 
Esta  ¡Dqnietad., 

REY. 


REV. 


Scüas 

REIXA. 

Pregones  dichosos, 

REY. 

Ds  que  á  León  ha  llegado 

REIXA. 

Entre  marciales  despojos. 
El  conde  Fernán  González. 

REl^A. 

De  Navarra  victorioso. 

RF.Y. 

Yo  os  doy  muchos  parabienes. 

REINA. 

Yo,  Ramiro,  os  doy  los  propios. 
(Tocan  una  sordina.) 
r.EY. 
Mas,  ¡válgame  Dios!  ¿Qué  escucho^ 

REINA. 

Mas ,  i  cielos !  ¿Qué  es  lo  que  oigo? 

BEY. 

¡Destemplado  el  alambor! 

REINA. 

lEl  ya  alegre  clariii  ronco! 

REY. 

Suenan  como  que  suspiran. 

REINA. 

Hablan  como  con  sollozos. 

REY. 

iQuién  de  tan  grande  mudanza... 

REINA. 

La  causa  dirá? 

Sa/e  VIOLANTE. 

VIÓLAME. 

Yo  solo 
Podré  decir,  que  al  llegar 


A  la'vlsta  de  este  heroico 
Palacio  Fernán  González, 


Como  con  un  alma  todos. 
Las  cuchillas  de  las  picas 
Que  arrimaban  á  sus  hombros 
Hacia  el  suelo  las  volvieron; 

V  las  banderas  que  al  soplo 
Del  céfiro  eran  tendidas 
Vagos  jardines  hermosos, 
Recogidas  á  sus  astas 

Desde  el  limpio  acero  al  plomo, 
Las  que  en.traban  como  galas 
Ocupaban  como  estorbo. 
Mas  ya  él  llega  y  explicaros 
Podrá  la  causa  que  ignoro. 
(Tocan  á  marchar.) 

Sa/<7¡  SOLDADOS.  GARCl  FERNANDEZ, 
ALEAR  RAMÍREZ,  NU.ÑO  Y  EL 
CO.NDE. 

CONDE. 

Déme  vuestra  majestad 
Su  real  mano. 

REY. 

Generoso 
Conde  de  Castilla ,  el  suelo 
No  os  merece  á  vos;  más  propio 
Descanso  serán  mis  brazos. 

CONDE. 

Va  la  mayor  dicha  logro  : 
Vuestra  majestad,  Señora, 
Por  el  más  felice  abono 
De  mis  servicios ,  permita 
Que  bese  el  suelo  dichoso 
Que  pisa. 

REINA. 

Atan  gran  soldado 
Ese  es  galardón  muy  poco; 
No  estéis  asi. 

CONDE. 

De  mis  (Üchas 
Esta  es  la  mayor  que  loco. 

REY. 

Sacadnos  ahora  de  una 
Duda  que  nos  tiene  absortos; 
¿Por  qué  cajas  y  clarines 
Habiendo  entrado  sonoros, 
Al  llegará  mi  palacio 
Hicieron  son  lastimoso? 

CONDE. 

El  principio  fué,  Señor, 
Cumplir  con  vos ,  y  lo  otro 
Con  la  Reina ,  mi  Señora , 
A  quien  tengo  por  forzoso 
Que  aflija. 

REINA. 

No  prosigáis. 
Que  aunque  venís  victorioso 
De  las  armas  de  mi  padre, 

V  aunque  de  Navarra  el  solio 
Fué  el  primer  sitio  que  tuvo 
La  cuna  de  mi  reposo, 


En  mi  pecho  eso  no  puedo 
Causar  el  menor  estorbo. 
Que  el  pariente  más  cercano 
De  las  reinas  es  su  esposo, 

V  sólo  son  naturales 

Del  suelo,  aunque  sea  remoto 
Donde  reinan  sus  maridos 

V  á  quien  dan  leyes  gloriosos. 
Esto  es  en  cuanlb  á  reina ; 

En  cuanto  á  esposa,  me  corro 
De  que  presumáis  que  estamos 
Tan  distintos ,  que  en  nosotros 
Quepa  el  número  de  dos , 
Que  es  entre  amantes  odioso. 
Uno  somos ,  porque  yo 
En  Ramiro  me  transformo: 
Él  se  ha  de  holgar  de  que  el  cielo 
Da  á  sus  dichas  estos  colmos  ; 
Pues  mirad  cómo  podré 
No  tener  el  mismo  gozo. 

CONDE. 

Supuesto,  pues,  que  mi  voz 
No  tiene  ya  aqueste  eslorbo. 
Este  fué  todo  el  suceso. 

REY. 

Referidlo. 

CONDE. 

Esdestemodo: 
Llegó  la  hora  fatal 
De  verse  los  numerosos 
Campos  de  León  y  Navarra 
Vertiendo  horrores  y  asombros. 
Dos  colinas  ocuparon 
El  uno  enfrente  del  otro. 
Que  con  la  luz  de  las  armas 
Eran  de  diamante  escollos. 
Estaba  la  infantería 
Del  cerro  en  lo  más  fragoso, 
Con  las  picas  arboladas. 
Cuyos  aceros  lustrosos 
Como  tan  altos  se  velan , 
Imaginaron  los  ojos 
Que  se  habían  encendido 
En  el  sol  de  llamas  golfo. 
Los  caballos  ocupaban 
El  sitio  más  espacioso, 
Llenos  de  arrogancia  el  pedio 

V  el  ademán  de  alborozo. 

Mas  ¿qué  mucho  que  los  hombros 

Mostrasen  valor  heroico. 

Cuando  los  mismos  caballos. 

Mal  hallados  en  el  ocio. 

Se  abrasaban  de  tal  suerte. 

Se  encendieron  de  tal  modo, 

Que  pedazos  parecían 

De  acpiellos  cuerpos  briosos? 

Empezaron  á  bajar 

Los  dos  campos  poco  á  poco 

De  los  sitios  eminentes, 

V  fué  haciéndose  más  corto 
Kl  espacio,  nue  entre  ellos 
Florido  estalla  y  lustroso. 
Pero  asi  como  el  valor, 
Generosamente  loco 

V  pródigo  de  la  vida, 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Se  miró  sin  los  estorbos 
üe  la  (lIstaDcia ,  se  mueve 
Colérico  y  presuroso ; 
Mas  quien  embislió  primero 
Con  los  navarros  fué  el  polvo. 
Ya  UQ  escuadrón  se  dispara 
Contra  el  batallón,  que  pronto 
Sale  á  recibir  valiente 
los  golpes  impetuosos. 
^ubes  de  embolado  hierro, 
■Y  el  hueco  del  aire  es  poco 
Para  las  astas  que  suben 
A  sus  regiones  en  trozos. 
Muchos  brazos  logran  muertes, 
Muchos  de  puro  ingeniosos 
Malbaratan  las  heridas 
No  topando  objeto  propio. 
Cadáveres  aun  no  frios 
Cubren  el  suelo,  ya  rojo 
Con  su  sangre,  de  tal  suerte. 
Que  los  arpones  que  el  corvo 
Arco  disparó  enemigo 
Con  estallido  espantoso, 
Mo  halla  tierra  en  qué  caer; 

Y  crueles  de  muchos  modos. 
Si  no  dan  la  muerte  á  un  vivo, 
Son  de  un  muerto  vivo  enojo. 
Los  cabos  alli  no  mandan, 

El  consejo  andaba  ocioso. 
Todo  lo  hace  el  acaso. 
Todo  a  mi  voz  está  sordo. 
La  fortuna  lo  guiaba 

Y  yo  lo  miraba  todo. 
Viendo,  pues,  mi  autoridad 
Baldía  ,  y  que  allí  supongo 
Por  un  soldado  no  más , 

El  noble  baslon  arrojo, 

Y  para  servir  de  algo 
Una  gruesa  lanza  tomo. 

llego  al  primero  que  encuentro 

Y  el  duro  peto  le  rompo, 

Y  |ior  la  herida  su  alma 
Halló  fácil  desahogo. 

A  muchos  les  di  la  muerte, 

Y  entrándome  por  un  soto. 
De  espaldas  vi  un  caballero 
Que  cerca  de  un  blanco  chopo 
Pareció  que  descansaba 

De  los  marciales  ahogos; 

Pero  apenas  escuchó 

El  pisar  fuerte  y  ruidoso 

De  mi  caballo  en  la  sangre 

De  que  en  el  campo  liabia  arrojos, 

Cuando  á  mi  volvió  erizado 

Como  león  generoso 

A  quien  la  luz  de  las  armas 

Dio  de  repenie  en  los  ojos. 

En  los  arzones  se  afirma , 

De  la  cuja  saca  el  corto 

Pié  de  la  lanza ,  y  la  rienda 

Dispone  al  choque  furioso. 

Apercíbese  al  encuentro, 

Y  como  fieros  abortos 
Que  dentro  de  sus  entrañas 
Cuarda  fuego  escandaloso, 
t'no  con  otro  embestimos 

Y  á  un  tiempo  vimos  en  trozos 
Divididas  nuestras  lanzas ; 
Was  de  lamia  espantoso 

Se  asomaba  el  primer  tercio 
Al  arnés  templado  roto 
De  mi  enemigo  á  la  espalda , 
Vertiendo  sobre  los  lomos 
Del  caballo  tanta  sangre. 
Que  el  que  pareció  en  los  tornos 
Hecho  de  plata  bruñida, 
l'ué  bermellón  espumoso; 
Jilas  no  por  eso  la  vida 

Y  el  valor  lo  dejan  solo, 

Íiue  vengativa  su  diestra 
lalló  de  la  espada  el  pomo. 
Sacamos  las  dos  cuchillas 


Y  al  certamen  riguroso 
Volvimos,  y  él  esperando 
Con  menos  tino  que  enojo. 
Daba  los  golpes  al  aire. 
Que  con  ayes  lastimosos 
Tiernamente  se  quejaba 


Eran  teatro  oloroso. 

Ambos  iban  ya  cayendo; 

Pero  el  caballo  olicioso 

Procuraba  atentamente 

El  no  caer  de  tal  modo 

Que  lastimase  á  su  dueño. 

Como  suele  galán  olmo 

A  quien  bella  vid  le  abraza, 

Que  desjarretado  el  tronco 

Cae  con  cortés  atención 

De  no  ofender  los  pimpollos 

De  aquella  planta,  á  quien  debe 

Cariños  afectuosos. 

Asi  el  bruto  agradecido 

Procuraba  cuidadoso 

El  no  ofeuder  á  su  dueño ; 

V,  en  fin, el  uno  y  el  otro 

En  el  lamentable  campo 

Quedaron  rostro  con  rostro. 

Llegó  á  este  tiempo  un  soldado 

Infante,  quecodicioso 

Del  rendido,  se  entregó 

Del  cadáver  al  despojo. 

Diligente  la  visera 

Le  quitó,  cuando  conozco 

Que  es  Sancho,  rey  de  Navarra, 

El  muerto. 

REINA. 

¡Cielos !  ¿Qué  oigo? 
;.Mi  padre  murió?  ¡Mal  haya 
La  victoria,  pues  la  compro 
Con  el  precio  de  una  vida 
Que  era  la  luz  de  mis  ojos! 
¡Mal  baya,  amén,  el  acero 
Que  soberbio  y  licencioso 
Se  atrevió  á  verter  la  sangre. 
Que  aun  ya  derramada  adoro! 
Nunca  el  Conde  de  Castilla 
El  bastón  impetuoso 
Empuñara :  mas  ¿qué  es  esto? 
¿Cómo  la  gloria  interrumpo 
Ue  mi  esposo  con  gemidos 

V  la  estrago  con  snllozos? 
Vuestra  majestad  perdone. 
Que  es  este  afecto  tan  propio 
Que  del  no  pude  librarme, 

Y  crea  que  no  hay  soborno 
Para  mi  como  sus  dichas. 

nEY. 
Yo,  Señora ,  ni  me  enojo 
Ni  me  admiro  de  ese  llanto. 
Que  por  un  padre  es  forzoso, 
Antes  por  su  muerte  yo 
Secretas  lágrimas  lloro. 

REINA. 

Yo  os  lo  estimo  como  debo. 
{Ap.  ¡  Ah  traidor  Conde  alevoso! 
¡Qué  bien  lograste  el  veneno 
Ue  tu  envejecido  odio! 
Mas  yo  tomaré  venganza 
Aunque  lo  impida  mi  esposo.) 
Decid ,  Conde ,  lo  que  resta ; 
Hablad. 

CONDE. 

Lo  que  resta  es  sólo 
Que  triunfaron  de  Navarra 
Las  armas  de  vuestro  esposo. 

RET. 

Yo  me  doy  por  bien  servido, 

Fernán  González,  y  pongo 

Por  primero  en  mis  cuidados 

El  que  no  quedéis  quejoso.       (Vasc.) 


REirtA. 

Conde ,  aunque  muestro  dolor 

Y  aunque  la  desdicha  lloro 
De  mi  padre,  sé  que  os  debe 
Esta  corona  que  gozo 
Mucho;  yo  os  lo  premiaré. 
(Ap.  Tú  verás  cómo  dispongo 
El  castigo  que  merecen 

De  mi  sangre  los  oprobios.)      ( Vase.) 

VIOLANTE. 

¿Conde? 

CONDE. 

¿Qué  mandas? 

VIOLANTE. 

Aquí, 
Aunque  mirándome  estén , 
Te  he  de  dar  un  parabién ; 
Dame  tu  un  pésame  á  mi. 

CONDE. 

¿De  qué ,  Violante  divina  ? 

VIOLANTE. 

De  que  de  la  Reina  dama 
Ya  no  soy,  porque  me  llama 
Mi  padre,  que  determina 
Que  á  Pamplona  vaya  luego 
A  servir  de  camarera 
A  la  Infanta,  y  ya  me  hubiera 
Partido,  si  aqueste  fuego. 
Si  aquestas  mis  penas  bravas 
Del  amor  que  te  he  tenido. 
No  me  hubieran  detenido 
Aguardando á  que  llegaras; 
Ya  te  he  visto,  y  ya  ha  llegado 
De  no  verte  más  el  dia. 

CONDE.  ,/ 

Esa  pena  ha  de  ser  mia 
Pues  yo  soy  el  desdichado. 
{Ap.  Yo  quiero  lingir  ahora 
Con  esta ,  pues  se  ha  de  ir ; 
Mas  á  la  que  va  á  servir 
Es  la  que  mi  pecho  adora.) 

Y  cree ,  que  en  pena  tanta 
Desde  hoy  tendré  con  razón 
En  Navarra  el  corazón 

(Ap.  Pero  ha  de  ser  en  la  Infanta); 

Y  pues  lo  quiere  mi  estrella, 
En  desapacible  calma 

En  Pamplona  tendré  el  alma. 
{Ap.  A  los  pies  de  Sancha  bella.) 

VIOLANTE. 

Fiada  en  eso,  5  tus  pies 
Te  he  de  pedir  un  favor, 

Y  es,  que  creas  que  es  mi  amor 
Lo  que  yo  creo  que  es; 

Y  ahora  que  en  vano  lloro 
Queda  adiós. 

CONDE. 

¡Qué  desconsuelo! 

VIOLANTE. 

Llévete  á  Pamplona  el  cielo.    {Vase.) 

CONDE. 

A  ver  los  ojos  que  adoro. 

Sale  LA  REINA. 

REINA. 

(Ap.  Así  mi  venganza  trazo.) 
Yo  estimo  tanto  el  aumento 
Deste  reino,  y  quiero  tanto 
A  mi  esposo,  que  sus  dichas 
Comprara  ,  á  ser  necesario. 
Con  mi  sangre  y  con  mi  vida, 

Y  agradecida  me  encardo 
De  premiar  á  quien  le  sirve, 

Y  asi  vos,  por  lo  bizarro. 
Lo  leal  y  lo  prudente 

Que  ahora  os  habéis  mostrado. 
Os  quiero  dar  esta  joya, 

Y  estimadla,  que  en  su  tanto 


V'sle  lanío  como  yo  ; 

Guárdeos  el  cielo  mil  afios.       ( Vaií 

CONDE. 

Besóos  los  pies  muchas  veces. 
Confuso,  ciego  y  lurbaclo 
Esloy,  ¿qué  podrá  tener 
Esta  caja,  que  lau  alto 
Precio  le  puso  la  Reina? 

.MjSo. 
Yo  no  he  sido  lapidario, 
Y  be  de  apreciar  esta  joya 
Antes  de  verla. 

COSDE. 

Veamos. 

^oSo. 
Parece,  Señor  mió, 
Que  valdrá  sus  cien  ducados , 
Seis  más  ó  menos. 

CONDE. 

¿En  qué, 
DimeNuño,  lo  has  hallado? 

KÜÑO. 

En  que  esto  valdrá  la  Reina 
Vendida  en  Argel. 

CONDE. 

¡Villano! 

GARCl  FEBNANDEZ. 

Abre  la  caja ,  Señor. 

KüSo. 

No  abras  tal  que  habrá  algún  diablo. 

CONDE. 

No  hay  sino  un  ángel ,  amigos , 
Porque  es  la  joya  un  retrato 
De  la  infanta  doña  Sancha  , 
Hermana  y  prodigio  raro 
De  la  Reina. 

GABCI  FERNANDEZ. 

Pues  en  eso. 
Tío  y  señor,  ¿qué  os  ha  dado? 

CONDE. 

Mucho  y  nada  ,  ¿  qué  se  yo? 
Pero  este  papel  debajo 
De  la  lámina  venia. 

NBÑO. 

Yo  imagino  que  soñamos. 

GARCI  FER.'ÍANDEZ. 

Lcedle. 

CONDE. 

Si  haré ,  porque 
Nada  de  vosotros  guardo, 
(/.eí.)  (I  Conde,  si  vais  á  Navarra, 
íüs  dará  Sancha  la  mano, 
«Que  la  Reina  de  León 
«Premia  asi  a  tan  gran  soldado. 
»  Y  advenid  que  vais  seguro 
»yue  don  García,  mí  hermano, 
sHará  aqueste  casamiento, 
>Que  vo  lo  lenia  tratado 
t  Antes,  y  él  gustaba  de  ello 
iSin  encontrar  embarazo ; 
«Y  ahora  por  cartas  que  escribo 
«Aplico  á  este  empeño  cuamo 
«Puedo  con  él,  que  no  es  poco; 
«Por  creencia  este  retrato 
«Llevaréis,  que  él  me  envió 
íPor  consuelo  y  por  regalo.— 
uLa  Reina. ü  ¡Bien  haya,  amén, 
La  estrella  que  entre  sus  rayos 
Influjo  de  tanta  dicha 
Tuvo  para  mi  guardado! 

CARCI  FERNANDEZ. 

¿Y  ahora  qué  piensas  hacer  ? 

CONDE. 

Partir,  sobrino,  volando 
A  Navarra. 

GARCI  FERNANDEZ. 

No  lo  apruebo. 


LA  MÁS  HIDALGA  HERMOSURA. 

ALBAB  RAMÍREZ. 

No  le  entregues  á  un  engaño. 

CONDE. 

iCuánilo  los  reyes  a  nadie 
Engañan? 

NO.ÑO. 

Este  agasajo 
Me  parece  navarrisco, 

Y  liene  un  poquito  de  agrio. 

CONDE. 

Vive  Dios  ,  que  aquesa  lengua 
Te  saque,  si  mal  mirado 
Hablas  de  la  Reina  mal. 

rl;.\o. 
Ya  como  sin  lengua  callo. 

ALBAR  RAMÍREZ. 

Yo,  Señor,  habré  cumplido 
Con  estar  siempre  á  tu  lado. 

ÑUÑO. 

Yo  con  quedarme  en  León 
Me  excuso  de  mil  trabajos. 

CONDE. 

Tú  has  de  ir  á  acompañarme 

Y  Albar  Ramírez. 

ÑUÑO. 

Andallo. 

GARCI  FERNANDEZ. 

Tan  poco  soy  de  provecho, 
t)ue  para  esto  no  valgo. 

CONDE. 

Vos  importa  que  os  quedéis, 
Sobrino. 

GARCI  FERNANDEZ. 

Pues  id  fiado 
Que  si  acaso  la  fortuna 
(No  lo  quiera  el  cielo  airado) 
Se  os  declarara  enemiga 
En  Navarra ,  que  este  brazo 
Conduciendo  valeroso 
Formidables  castellanos 
Os  saque  de  cualquier  riesgo, 
Aun  á  pesar  de  los  astros. 

CONDE. 

Pues  vamos  á  prevenirnos. 

ALBAR  RAMÍREZ. 

Pues  á  obedecerte  vamos. 
CONDE.  (4p.) 
Sancha  mia ,  dos  mil  vidas 
Aventurara  arrestado 
Sólo  por  mirar  tus  ojos. 

ALDAR  BAHIBEZ. 

Mucho  temo  algún  fracaso. 

GARCI FERNANDEZ. 

Mucho  temo  una  desdicha. 
CONDE.  {Ap.) 

Ya  sin  verte  no  rae  hallo. 

ÑOÑO. 

V  ya  voy  temiendo  yo 
Que  me  han  de  matar  á  palos. 
(Vanse.) 

Salen  ORTUÑO,  viejo,  v  DOSa  SAN- 
CHA; corren  una  cortina  y  aparece 
en  un  trono  DON  GARCÍA ,  rey  de 

Navarra. 

DOÑA  SANCHA. 

Navarros  valerosos, 

ORTtIÑO. 

Obedientes,  leales,  generosos, 

DOÑA  SANCHA. 

De  la  lealtad  admiración  primera, 

ORTÜÑO. 

Asombroá  quien  el  mundo  másvcncra. 


500 

DOÑA  SANCHA. 

Valientes  en  la  guerra  vencedores. 

ORTUÑO. 

Muy  justos  en  la  paz  gobernadores. 

DOÑA  SANCHA. 

Aquí  tenéis  en  trono  descubierto... 

ORTUÑO. 

A  don  García,  de  don  Sancho  el  muerto 
Legitimo  heredero,  que  aclamamos. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Juraisle  vuestro  Rey? 

TODOS. 

Si,  lo  juramos. 
Con  tal  que  él  jure  de  guardar  enteros 
De  nuestra  patria  los  antiguos  fueros. 
ORTUÑO.  [los, 

¿Juráis, Señor, juráis  sobre  estos  san- 
bivinos  Evangelios,  de  que  cuantos 
Fueros  tiene  este  reino,  fiel  seguro, 
Siempre  los  guardaréis? 

DON  GARCÍA. 

Así  lo  juro. 

ORTOÑO. 

Pues,  navarros,  decid  con  voz  altiva 
(tue  ¡viva  nuestro  Rey! 

TODOS. 

¡Don  García  viva. 
Nuestro  rey  y  señor,  de  glorias  lleno! 

ORTUÑO. 

Para  asombro  y  terror  del  agarono. 

DOÑA  SANCHA. 

Pues  ahora ,  Señor,  á  vuestra  hermana 
Le  dad  vuestra  real  niauo. 

DON  GARCÍA. 

Muy  ufana 
Ha  de  quedar  la  majestad  con  eso. 

ORTU.>0. 

Yo  la  mano.  Señor,  ahora  os  beso 
Por  mi  y  por  todos  los  navarros  godos. 

DON  garcía. 
Yo  OS  la  doy,  y  los  brazos  para  lodos, 

Y  ya  que  está  celebrada 
Mi  feliz  coronación, 

Y  que  me  he  puesto  debajo 
De  la  corona  el  dolor 
Délos  cuidados,  será 
Justo  empezar  desde  hoy 

Y  desde  luego,  á  tratar 
De  cumplir  mi  obligación  ; 

Y  así  quiero  retirarme. 

DOÑA  SANCHA. 

Antes  que  salgáis.  Señor, 
Deaqui,  tengo  quedecTos, 
Quedando  á  solas  con  vos 

Y  con  Ortuño. 

DON  carcIa. 
Despejen. 

OHTUÑO. 

Ya  ninguno  sino  yo 

En  esta  cuadra  ha  quedado. 

DOÑA  SANCHA. 

Pues  dadme  ahora  atención, 
Invicto  rey  don  García, 
Nuevo  en  Navarra  blasón. 
Cuyas  virtudes  sean  tantas 
Que  de  tu  reino  el  amor 
Se  queje,  de  que  tan  tardo 
La  corona  se  te  dio; 
Desaprisiona  del  gusto 
De  reinar  el  corazón, 

Y  la  presente  alegría 

No  sufra  que  aquel  rencor 
Que  ha  de  estar  allá  en  tu  pecho 
Contra  el  aleve  y  feroz 
Conde  de  Castilla,  que 


Con  cautela  j  con  traición 
Le  dio  en  el  campo  la  muerte 
A  lu  padre  y  mi  señor. 
El  reinar  un  poco  antes 
No  se  contrapese,  no, 
Con  el  dolor  de  haber  muerto 
Con  infamia  y  con  traición, 
Con  agravio  y  con  injuria 
A  aquel  insigue  varón 
Que  de  otro  rey  engendrado 
Para  reinar  te  engendró. 

Y  repara,  si  del  reino 
El  dulcísimo  sabor 
Te  embriaga ,  que  tu  padre , 
Valeroso  campeón. 

Murió  al  hierro  de  una  lanza 
Por  hacértele  mayor. 
El  conde  FernanGonzalez 
Por  odio  que  concibió 
Contra  él  cuando  en  Navarra 
Fué  atrevido  embajador. 
Pudiéndole  llevar  preso 
De  la  vida  le  privo. 
Mira ,  Rey  y  Señor  mió. 
Que  á  la  joya  de  tu  honor 
A  quien  pasadas  grandezas 
Dan  presunciones  de  sol , 
Sólo  le  falta  el  rubi 
De  la  sangre  de  un  traidor. 
Pues  á  verterla,  Garcia, 
Busca  modos  desde  hoy 
De  que  á  tus  rigores  muera 
Quien  tan  bien  lo  mereció. 

Y  si  estuviere  templado 
De  ese  tu  odio  el  rencor. 
Rómpeme  mi  pecho  luego 

Y  sácame  el  corazón. 
Que  tr3\ éndole  contigo. 
Yo  la  palabra  te  doy 

Que  te  ha  de  sobrar  crueldad , 
Ira ,  enojo,  indignación , 
Aun  para  el  mayor  estrago 
Que  jamás  el  cielo  vio. 
Eü,  hermano;  ea.  Rey  mió. 
Dale  principio  á  esta  acción , 
Empiece  desde  este  inslanle 
La  venganza  más  atroz. 
Asi  los  ejes  del  mundo 
Cierren  lu  jurisdicion. 
Muera  en  tus  mares  el  dia, 
Nazca  tu  vasallo  el  sol , 

Y  por  las  estrellas  cuentes 
Los  triunfos  de  tu  valor. 

DON  garcía. 
Doña  Sancha,  hermana  m¡a. 
La  viólenla,  la  veloz 
Muerte  de  mi  padre  (que 
En  su  reino  tenga  Dios) 
Está  tan  allá  en  mi  alma, 
Que  si  cierra  á  la  pasión 
La  fortuna  los  caminos 
De  vengar  mi  injuria,  yo 
Llamare  á  publico  duelo 
Al  cobarde  guerreador 
Que  dio  á  mi  padre  la  muerta, 
A  quien  dándosela  atroz. 
Aquel  cailáver  sangriento 
Tomará  satisfacción. 

DOÑA  SANCHA. 

¡Oh  cuánto  me  alegra  oiric! 

Y  ¡oh  cuánto... 


OCTAVrO. 

Ahora  llegó 


OBTD.VO. 

¡Qué  dulce  voz! 
Mi  bija  es,  que  ha  llegado; 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FR.\NC1SC0  DE  ROJAS. 

DON  CARCfi. 

(Ap.  Dilación 
No  admite  esto.)  Sancha ,  vareos; 
Don  Orduño,  venid  vos 
Conmigo,  que  encomendaros 
Quiero,  porque  sé  quien  sois , 
Cierta  cosa  que  me  importa. 

ORTU.W. 

¿Cuándo  no  os  obedeció 
Mi  humildad? 

DOÑA  SANCHA.  (Ap.) 

Qué  habrá  Iraido 


Con  vuestra  licencia  voy 
A  recibirla. 

DON  garcía. 
No  vais; 
Decid  que  la  llamo  yo. 

OCTAVIO. 

Ya  estáaqui. 

Sale  VIOLANTE. 


VI01.ANTE. 

Y  á  vuestros  pies. 

DON  garcía. 

Levantad. 

VIOLANTE. 

Sin  el  favor 
De  que  me  deis  á  besar 
Vuestra  mano,  no  es  razón. 

DON  GARCÍA. 

No  estéis  asi. 

VIOLASTE. 

Vuestra  alteza 
Me  dé  la  mano. 

DOÑA  SANCHA. 

Vos  sois 
Hija  de  un  padre  tan  bueno 
Que  os  debo  agrado  mayor; 
¿Cómo  veáis? 

VIOLANTE. 

Come  quien 
Viene  á  gozar  del  favor 
De  ser  vuestra  esclava. 

ORTUÑO. 

¡Ay  hijos! 
¡Cuánto  alegra  el  corazón" 
Vuestra  vista! 

DON  GARCÍA. 

¿Cómo  queda 
Mi  hermana? 

VIOLANTE. 

Queda,  Sefior, 
Llena  de  dolor  y  llamo, 

Y  aquesta  carta  medió 

Para  vuestra  majestad.  (Dásch.) 

DON  GARCÍA. 

Quien  tanto  á  su  padre  amó 
No  me  espanto  que  le  llore. 

ORTU.ÑO. 

¡Violante! 

VIOLANTE. 

Padre  y  Señor. 

ORTUÑO. 

Por  estar  el  Rey  aquí 
Mil  abrazos  no  le  doy; 
¿Vienes  buena? 

VIOLANTE. 

Con  tal  gusto 
Fuerza  es. 

DON  garcIa.  (Ap.) 

¡Qué  feliz  sov! 
¡Ah ,  hermana  mía !  ¡Qué  bien 
Has  mostrado  tu  afícion 

Y  lu  entendimiento!  El  vil 
Fernán  González,  traidor. 
Estará  presto  en  mis  manos. 

DOÑA    SANCHA. 

(Ap.  En  el  semblante  y  la  acción 
Muestra  el  Rey  gusto  leyendo.) 
¡Violante! 

VIOLANTE. 

A  tns  píes  estoy. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Sabes  lo  que  trae  la  carta? 

VIOLANTE. 

No,  Señora. 


Estacarla? 

DON  GARCÍA. 

Sancha,  adiós; 
Que  tengo  mucho  que  hacer. 

DOÑA  SANCHA. 

Id  en  buen  hora; mas  no 
Olvidéis  nuestra  venganza; 

DON  GARCÍA. 

No  haré,  Sancha,  y  el  rencor 
De  entrambos  logrará  presto 
Furias  en  el  que  ofendió 
A  nuestra  sangre. 

DOÑA  SANCHA. 

Con  eso 

Sosegará  mi  pasión. 

DON  GARCÍ.V. 

Yo  Viviré  consolado. 

DOÑA  SANCHA. 

Y  COD  menos  ansias  yo. 

DON  GARCÍA. 

Yo  con  penas  menos  graves. 

DOÑA  SANBBA. 

Yo  con  angustia  menor. 

DON  GARCÍA. 

Vamos,  Orluño. 

DOÑA  SANCHA. 

Violante, 
Vamos. 

DON  GARCÍA. 

¡Qué  gustoso  voy! 

DOÑA   SANCHA.  (Ap.) 

Esta  caria  me  ha  traído 
Apacible  confusión. 

(Vanse.) 

Dicen  dentro  ÑUÑO  i  EL  CONDE . 

NÜÑO. 

Señor,  no  pase  de  aquí 
Tu  resolución  bizarra, 
Que  la  raya  de  Navarra 
Es  la  que  miras  ahí. 
El  demonio  que  allá  vaya. 
Mira  que  adivino  soy. 

CONDE. 

Pues  ya  yo  en  Navarra  estoy. 

ÑUÑO 

Pues  ya  pasaste  la  raya. 

Salen  NÜÑO  y  EL  CONDE, 

CONDE. 

¿Albar  Ramírez  adonde 
Se  quedó? 

ÑOÑO. 

Con  los  caballos, 
Porque  ha  gustado  de  atallos 
En  la  selva  que  se  esconde. 

Sa/íALBAR  RAMÍREZ. 

ALDAR  RAMIRKZ. 

Aquí  estoy;  aunque  algo  lejos 


Queilé  en  la  selva  inlrincaüa , 
Que  Nuíio  uo  es  para  nada. 

NüSO. 

Sí  soy,  para  dar  consejos, 
Puesio  que  para  eslo  solo 
Sirven  mis  habilidades. 
Señor,  ¿es  posible  que 
No  consideres  que  haces 
En  entrarle  en  esta  tierra 
Un  horrendo  disparate? 
¿Qué  quieres  que  te  dé  un  Rey 
A  quien  huérfano  dejaste? 
Aunque  sea  rey  de  copas 
A  la  copa  ha  de  tirarle. 
El  sabio  muda  consejo. 
No  desprecies  lo  mudable, 
Que  más  linda  es  una  dama 

Y  se  muda  por  instantes. 

CONDE. 

Nuüo,  yo  he  de  ir  á  Pamplona. 

NDÑO. 

¿Qué,  nada  te  persuade? 

co:«DE. 
Mi  amante  resolución 
Es  más  lirme  que  un  diamante. 

NuSo. 
Pues  un  cuento.  Dios  le  libre, 
Sobre  ti  á  plomo  se  cae. 
En  cierta  p;irte  del  mundo. 
Que  aqui  no  importa  la  parte, 
Habia  una  grande  hechicera 
Que  Vülvia  en  animales 
Diferentes  á  los  hombres; 
A  unos  los  hacia  elefantes, 
A  otros  galos,  á  otros  perros, 
A  otros  tigres  muy  galanes , 

Y  á  otros  torpes  lechones; 
En  lin,  cuanto  la  nadante 
Arca,  encerró,  de  Noé, 
Tenia  ella  en  dos  corrales. 
Llegó  un  hombre  que  sabia 
El  conlrahrchizo  al  paraje 
En  que  estaba,  y  empezó 
Con  desenfado  galante 

A  ir  desencantando  hombres. 
Que  á  sus  formas  naturales 
Volvían  dando  mil  brincos 
Del  contenió  de  librarse. 
Llegó  a  uno,  á  quien  la  forma 
De  cochino  abominable 
Cubría ,  y  hacia  gran  fuerza 
Con  conjuros  y  ademanes  . 
Por  desencantarle;  mas 
Porque  no  le  desencanten , 
Lo  que  hacia  era  gruñir. 
Andar  hacia  atrás  y  darle. 
El  tal  desencaiitador 
Sematabii  por  librarle, 
Mas  el  maldito  lechon 
Le  dijo,  haciendo  visajes  : 
«  Yo  guslo  de  ser  cochino, 
Vuesa  merced  no  se  cansen. 
Llévale  esa  doclrinila 

Y  pasemos  adelante. 

CONDE. 

Por  el  miedo  en  que  te  pongo 
La  chanza  he  de  perdonarle : 

Y  ahora  á  esa  hermosa  fuente 
Mientras  los  caballos  pacen 
Nos  podemos  acercar. 

NUXO. 

Eso  es  cosa  de  azacanes. 

Que  eso  de  estar  junto  á  fuentes 

Los  aguadores  lo  hacen. 

COJiDE. 

¿Nada  te  contenta? 

NIJÑO. 

No, 
En  Navarra. 


LA  MAS  BIDALGA  HERMOSURA. 
Dcnli-o  OCTAVIO  t  ORTUSO. 

OCTAVIO. 

Al  monte. 

OIITUÑO. 


NlI.>iO. 

i,Ves  como  eres  jabalí 
Pues  que  vienen  á  ca/.arte? 

ORTUSO. 

Tomad  lodos  los  caminos  , 
De  suerte,  que  pasar  nadie 
Pueda  sin  saber  quién  es. 

ÑUÑO. 

F.n  peligro  semejante, 

Ser  mosca  fuera  gran  dicha. 

CO>OE. 

Vendrán  de  aquesos lugares 
liuscando  algunos  bandidos; 
Pero  vamos  al  paraje 
Donde  los  caballosquedan. 

ÑUÑO. 

Yo  hago  voto  de  ser  fraile. 

Salen  GUTUSO,   OCTAVIO 

¡/  ACOMPAÑAMIENTO. 
OCTAVIO. 

A  aquella  parte  hay  tres  hombres 
Que  parecen  caminantes. 

ORTUÑO. 

¿Si  será  el  Conde? 

OCTAVIO. 

No  sé. 
onTuÑo. 
¿Nadie  le  conoce? 

OCTAVIO. 

Nadie. 

ORTD.ÑO. 

Cuando  él  á  tratar  estuvo 
En  Navarra  de  las  paces 
Con  León,  estaba  yo 
En  Francia. 

OCTAVIO. 

Con  preguntarles 
Quién  son,  saldrás  fácilmente 
De  aquesas  difícultades. 

ORTUÑO. 

Dices  bien  ;  ¿quién  es  aquí 
El  conde  Fernán  González? 

ÑUÑO. 


CONDE. 

Yo  soy,  ¿qué  queréis? 

ORTUÑO. 

Que  seáis 
Preso. 

ÑUÑO. 

Requiescal  in  pace. 

CONDE. 

¿Pues  quién  me  manda  prender? 

ORTUÑO. 

Don  García  (que  Dios  guarde), 
Rey  de  Navarra. 

CONDE. 

Mirad 
Que  un  seguro  á  ella  me  trac 
De  la  Reina  de  León, 
Su  heriiiana. 

ORTUÑO. 

Pudiera  darle 
En  su  tierra,  pero  aquí 
Esos  seguros  no  valen. 


ÑUÑO. 

Voto  i  Cristo,  que  nos  dio 
La  Reina  con  la  del  martes. 

ALVAR  RAMÍREZ. 

(Ap.  El  Conde  está  en  gran  peligro, 
Ahora,  ahora  lealtades; 
Apartad,  Alvar  Ramírez, 
Porque  no  es  juslo  que  pase 
Adelante  ese  disfraz.) 
Yo  el  Conde  soy,  que  á  casarme 
Con  vuestra  Infanta  venia 
En  virtud  délas  reales 
Cédulas  y  ofrecimientos 
De  la  Reina,  siempre  grande. 
De  León;  pero  pues  dellas 
Tan  poco  casóse  hace, 
Prendedme  á  mí,  que  este  hombro 
Es  un  criado,  que  antes 
De  saber  vuestros  intentos, 
En  él  quise  disfrazarme. 
ÑUÑO.  {Ap.) 
¡  Ah  castellano  famoso. 
Qué  bien  cumples  con  tu  sangre  I 

CONDE. 

(.4p.  Vive  el  cielo,  que  me  ha  dado 
Envidia  acción  semejante; 
Mas  no  he  de  dejar  vencerme 
Vo  en  bizarrias  de  nadie; 
Fuera  desto,  yo  pretendo 
Que  sepa  Sancha,  que  sabe. 
Muy  fuera  de  ceremonias. 
Morir  por  ella  su  amante.) 
Caballeros,  el  afecto 
De  ese  hombre  no  os  engaño, 
Que  es  mi  criado,  y  yo  soy 
El  conde  Fernán  González. 

ALVAR  RAMÍREZ.  (Ap.) 

¡  Que  quiera  el  Conde  perderse 
De  bizarro  y  arrogante! 

ORTUÑO. 

¿Quién  llegó  á  ver  en  el  mundo 
Dos  tan  nobles  voluntades? 
i  Extraña  acción !  decid  vos, 
¿Quién  es  el  Conde? 
NuiSo. 

Ignorante, 
Con  llevártelos  á  entrambos, 
¿  De  aquesa  duda  no  sales? 

ORTUÑO. 

Sí,  mas  preso  no  ha  de  ir. 
Vive  Dios,  hombreen  quien  cabo 
Tal  amor,  y  por  su  dueño 
Quiera  á  la  muerte  entregarse. 

ALVAR  RAMÍREZ. 

Pues  dejad  ir  á  ese  hombre. 

CONDE. 

Pues  á  mi  habéis  de  llevarme, 
Que  soy  el  Conde. 

ALVAR  RAMÍREZ. 

Dejad, 
Ramírez,  los  disparales, 
Uasten  las  lealtades  necias; 
Yo  soy  quien  vertió  la  sangro 
De  don  Sancho,  vuestro  rey. 

CONDE. 

Aqueste  acero  que  yace 
A  mi  lado  le  dio  muerte. 

ORTUÑO. 

¡  Quién  vio  duda  más  notable! 

CONDE. 

Pues  porque  os  desengañéis... 

ORTUÑO. 

Decid. 

CONDE. 

¿No  será  constanto 


612 


COMEnUS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 


Que  es  el  Conde  el  qoc  trajere 
Consit^o  una  inestimable 
Prenda  del  retrato  hernioso 
DelalufanU? 

OCTAVIO. 

tio  es  dudable 
Pena  de  amante  grosero. 

COKDE. 

Pues  yo  le  traigo,  miradle. 

OBTOÑO. 

Es  verdad,  aquesie  es, 

{Guarda  el  retrato.) 
Pero  no  es  justo  que  ande 
Con  quien  cruel  y  soberbio 
Le  dio  la  muerte  á  su  padre. 

CONDE. 

Hombre  atrevido,  ¿qué  has  hecho 
Vuélveme  el  retrato ,  antes 
Que  te  saque  el  corazón 

Y  en  piezas  se  le  dé  al  aire. 
;.  Para  cuándo,  valor  mió. 
Guardo  las  temeridades  ? 
Ahora  veréis. 

ALVAR  RAUIREZ. 

Señor, 
Mira  que  esto  es  disparate, 

Y  que  es  desesperación 
Evidente  laque  haces. 

NONO. 

Que  vienen  dos  mil.  Señor, 
Allí  á  cascarnos  la  parte. 

ORTDÑO. 

De  que  vos  el  Conde  sois 
Es  argumento  bastante 
El  sentimiento  que  aquí 
Mostráis,  porque  á  no  albercar? e 
Grande  amor  en  vuestro  pecho. 
No  hicierais  extremos  tales ; 

Y  asi  llevadle,  soldados. 

CONDE. 

Dime,  ¿para  qué  es  mandarles 
Que  me  lleven,  cuando  tú 
Atado  á  la  bella  imagen 
De  ese  retrato  me  llevas 
Con  cadenas  agradables? 
Soldados,  no  me  llevéis. 
Mus  compasivos  guiadme, 
Porque  como  ciego  voy 
El  caer  será  muy  fácil. 

OltTDXO. 

Vos  bien  os  podéis  volver. 

XUÑO. 

Del  cielo  goce  la  madre 
Que  te  parió. 

ORTUXO. 

Yo  00  hablo 
Con  vos. 

NuSo. 
Pues  en  los  volcanes 
Del  infierno  pene  ella 
El  disgusto  que  me  haces. 

ORTOSo. 

A  vos  digo. 

ALVAR  RAUIREZ. 

Mislinezas 
No  sufren  esos  ultrajes. 

OCTAVIO. 

Pues  va  este  lacayo  preso, 
Lo  mejor  es  maniatarle. 

rfuxo. 
Paréceme  que  ya  he  visto 
A  ustedes. 

OCTAVIO. 

¿Dónde,  bergante? 


kdSo. 
Eo  un  paso  de  Pación 
Con  tocas  y  con  alfanjes. 

OBTÜXO. 

Ya  os  he  dicho  que  volváis. 

ALVAR  RAMÍREZ. 

Advertid,  que  si  dejarme 
Queréis,  lie  de  convocar 
Ejércitos  tan  puianles 

?ue  las  piedras  de  Navarra 
iemblen  al  son  de  los  parches. 

ORTOÍyO. 

No  importa,  quedad  con  Dios. 

ALVAR  RAMÍREZ. 

Advertid,  qne  á  mis  crueldades 
Toda  Planiplona  ha  de  verse 
liañada  en  ceniza  y  sangre. 

CONDE. 

Alvar  Ramírez,  amigo. 
Vele,  y  el  cielo  te  guarde. 

ALVAR  RAMÍREZ. 

A  tile  dé  larga  vida 

Y  te  ayude  en  este  trance. 

NBXO. 

A  mí  me  den  los  demonios 
Un  cordel  con  que  ahorcarme. 

ORTCÑO. 

Caminad. 

CONDE. 


ALVAR  RAMÍREZ. 

Cíelos,  no  me  deis  más  vida 
Que  hasta  llegar  á  librarle. 


JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  por  una  parle  DON  GARCÍA  t 
ORTUÑO,  y  por  otra  DO.^A  SAN- 
CHA Y  VIOLANTE. 

DON  GARCÍA. 

¿Llamaste  á  mi  hermana? 

ORTUÑO. 

Aqui 
La  fui  á  avisar  que  saliera. 

DOXA  SANCHA. 


VIOLANTE. 

Señora,  sí. 

ORTÜÑO. 

Va  sale. 

DON  GARCÍA. 

Templar  confio 
Su  pena. 

DOÑA  SANCHA. 

¡Grave  dolor! 

DON  GARCÍA. 

La  Infanta  llega. 

VIOLANTE.  (.4p.) 

¡Ayamor!        {\ase.) 

DON  GARCÍA. 

¿Bella  Infanta? 

DOÑA  SANCHA. 

¿Hermano  mió? 

DON  GARCÍA. 

Yo  te  he  enviado  á  llamar. 

DOÑA  SANCHA. 

Di. 


E  ROJAS. 

I  DON  CARCIa. 

Porque  sepas... 

DOÑA  SANCHA. 

¡Ob  hadoioüel! 

DON  garcía. 

Que  quiere  el  cielo... 

DOÑA  SANCHA. 

Es  cruel. 


DONA  SANCHA. 

¡Aydemil 

DON  GARCÍA. 

En  que  de  un  padre  la  muerto 
Venguemos  dos  ofendidos. 

DOÑA  SANCHA. 

Para  esa  voz  tengo  cides. 
¿De  qué  suerte? 

DON  garcIa. 
Desta  suene. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Murió  el  traidor? 

DOS  GARCÍA. 

Aun  no  fccra 
Para  él  castigo  bastante. 

DOÑA  SANCHA. 

Vete  allá  fuera,  Violante. 

DON  GARCÍA. 

Ortuño,  vete  allá  fuera. 

(\anse  Violante  y  Ortuño.) 

DOÑA  SANCHA. 

Pues  la  venganza  mitigue... 

DON  GARCÍA. 

¿Qué? 

DOftA  SANCHA. 

El  dolor. 

DON  GARCÍA. 

Pues  la  que  \ozíO 
Podrás  saber. 

DOÑA  SANCHA. 

Díme  cómo. 

DON  GARCÍA. 

Si  tú  me  escuchas. 

DOÑA  SANCHA. 

Prosigue. 

DON  GARCÍA. 

El  conde  Fernán  González, 
Como  tú  sabes... 

DOÑA  SANCHA. 

Delente, 
No  me  penetres  el  alma 
Con  que  á  mis  oídos  llegue 
El  nombre  del  que  ha  vertido 
Nuestra  sangre  lanías  veces , 
La  de  mi  padre  por  venas. 
La  de  mis  ojos  por  fuenics; 
Que  al  ir  á  usar  del  acero 
Con  que  me  vengue  y  te  vengue, 
Duscándole  por  donile  obra. 
Le  empuñe  por  donde  hiere. 

DON  GARCÍA. 

te  he  dado  por  los  filos 
El  puñal ,  no  es  porque  dejes 
La  ofensa  por  el  dolor; 
Düitele,  para  que  cebes 
Tu  ira  en  tu  propia  sangre, 

Y  porque  cuando  se  vierte. 
De  derramada  se  irrite 

Y  de  noble  se  avergücnce. 

nO.ÑA  SANCHA. 

¿Pues  .adonde  podré  hallar 
Al  Conde,  porque  alimente 
Toda  mí  ira  con  su  sangre? 
Responde. 


DOMGAnCÍA. 

Cerca  le  tienes. 

DOÑA  SA>C1U. 

En  la  raya  de  Navarra, 
Segunda  vez  con  sus  huestes 
Volverá  á  irritarlas  tuyas. 
Tan  cruel  como  valiente ; 
Pues  si  yo  el  caballo  ocupo, 
Si  sobre  él  puesta  saliese, 
Uno  y  Giro  arnés  por  uso 

Y  no  por  temor,  luciente 
Hasta  en  una  mano,  en  otra 
Rienda  fácil,  el  pié  débil 

M  ijar,  porque  ejecute 
Lo  que  la  mano  gobierne ; 
Doña  Sancha  de  Navarra 
Sabrá  que... 

DON  GARCÍA. 

Aguarda,  detente. 
Sabe,  que  dentro  en  l'amplona 
Tengo  al  Conde  preso. 

DOÑA  SANCHA. 

Advierte, 
Que  á  no  ser  tú  quien  lo  dice 
No  fuera  yo  quien  lo  cree. 
¿Quién  le  prendió? 

DON  garcía. 

Mis  soldados. 

dona  SANCHA. 

¿Pero  cómo  fué  el  prenderlo 
Los  tuyos? 

DO^  GARCÍA. 

Es  la  venganza 
Ingeniosa  algunas  veces. 

DOÑA  SANCHA. 

No  te  entiendo,  ¿no  sabré... 

DON  GARCÍA. 

Lo  que  aliora  es  conveniente 
Es  saber  que  viene  preso 

Y  no  saber  cómo  viene. 

DOÑA  SANCHA. 

Pues  muera  el  Conde. 

DON  GARCÍA. 

No  muera 
El  Conde. 

DO.^A  SANCHA. 

¿Cómo  se  atreve 
Tu  tengua  á  decir  que  viva 
Quien  dio  á  tu  padre  la  muerte? 

DON  GARCÍA. 

Yo  he  hallado... 

DO.ÑA  SANCni. 

Di,  ¿qué? 

DON  GAllciA. 

Un  camino 
En  que  esté  durando  siempre 
Nuestra  venganza. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Cuál  es? 

DON  G.-.UCÍA. 

En  esa  torre  eminente, 
Queá  subirá  la  segunda 
Región  del  aire  se  atreve , 
Que  está  enfrente  de  Palacio 

Y  de  tu  cuarto  está  enfrente, 
Retirada  estancia  tengo 
Tan  secreta  como  fuerte. 
Donde  tenerle  en  prisión; 
El  acero  le  ensangriente 

De  los  dias,  el  cuchillo 
Délos  años  le  penetre 
El  corazón,  tan  á  espacio 
Que  al  verle  embolado  siempre. 
Aun  más  de  lo  que  se  aflija 
Llore  lo  que  no  se  hiere. 
R. 


LA  MAS  HIDALGA  HERMOSURA. 

DOÑA  SANCHA. 

Pilen  dices,  nuestra  venganza 
Dure,  pues  dura  vehemente 
Nuestro  dolor;  muera  el  Conde 
De  una  vez,  y  muchas  veces, 
Que  oir  quiero  desde  mi  cuarto 
Suspiros  que  el  viento  lleve, 
Que  es  regalo  al  ofendido 
La  queja  del  que  le  ofende. 

DON  GARCÍA. 

La  hambre  le  aflija,  y  no  beba 

Cuando  la  sed  le  moleste 
a  del  llanto 
labio  encuentre. 

DOÑA  SANCHA. 

¡Oh  cómo  verte  cruel! 

DON   GARCÍA. 

j  Oh  cómo  indignada  verte ! 

DO.ÑA  SANCHA. 

Quiermi  pasión... 

DON  GARCÍA. 

Halaga 
Mi  dolor. 

DOÑA  SANCHA. 

Pero  no  dejes 
De  tener  tu  odio  cabal 
Por  saber  que  otro  le  tiene  ; 
Si  en  Palacio  está,  ¿á  qué  aguardas? 

DON  garcía. 
Que  á  besar  tus  plantas  llegue. 

DOÑA  SANCHA. 

¿V  ha  de  enlrar  á  hablarle' 

DON  GARCÍA. 

SI. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Cómo  le  trai-n? 

DON  GAnCÍA. 

Desta  suerte. 

DOÑA  SANCHA. 

Pero  espera. 

DON  GARCÍA. 

¿Qué  decías?       (Tocan.) 

DOÑA  SANCHA. 

Ni  hablarle  quiero  ni  verle, 
A  mi  cuarto  me  retiro. 

DON  GARCÍA. 

Di,  ¿por  qué? 

DOÑA  SANCHA. 

No  quiero  que  entre 
Donde  viéndole  mis  ojos 
Al  corazón  se  lo  cuenten , 
Y  él  de  irritado  se  asome 
En  lágrimas  á  estas  fuentes 
Del  alma,  y  viéndole  preso. 
No  quiero  yo  que  sospeche 
Que  ha  bro'lado  la  piedad 
Lo  que  la  venganza  vierte.       (Vase.) 

DON  GARCÍA. 


Sale  VIOLA.N TE. 

VIOLANTE. 

Rey  de  Nav.nrra, 
Para  cuya  heroica  frente 
La  fama  en  tantas  provincias 
Va  deshojando  laureles, 
Hoy  la  piedad... 

DON  GARCÍA. 

Mala  senda 
Tomaste  para  que  encuentren 
Tus  voces  con  mis  oídos; 
Llegue  el  Conde.  {Tocan.) 


ftalíii  EL  CONDE,  ÑUÑO,  con  OCTA- 
VIO, OUTU-'^ÍO  »  guardas. 


A  tus  pies  tienes, 
Oran  Rey  de  Navarra,  á  quien 
Tuvo  á  sus  pies  muchos  reyes. 

DON  GARCÍA. 

¿Tú  reyes?  di  ¿qué  reyes  has  vencido? 

CONDE. 

Si  por  verme  rendido 

Usas  mal  del  poder  contra  mi  suerto, 

Fernán  González  soy. 

DON  GARCÍA. 

Habla. 

CONDE. 

Y  advierte, 
Que  la  fortuna  que  te  da  blasones. 
Nunca  fué  dueño  de  los  corazones. 

DON  GARCÍA. 

¿  Tú  reyes,  siendo  tú  uu  pobrevasallo? 

CONDE. 

Caballo  de  Almanzor  era  el  caballo 
Que  ferié  al  de  León,  y  juntamenta 
Le  di  un  azor,  y  tan  ligeramente 
Uno  y  otro  en  el  curso  se  igualaba 
Que  el  caballo  pensaron  que  volaba, 
Que  pisaba  el  azor  el  monte  ó  valle ; 
Uno  corre,  otro  vuela,  y  al  miralle 
Ninguno  discurría 
Cuál  era  de  los  dos  el  que  corría. 

DON  GARCÍA.  [tP, 

Almanzor,  de  quien  tanto  triunfo  hlcis- 
Con  exceso  de  gente  le  venci.'.te. 

CONDE.  [nado; 

La  envidia,  y  no  la  fama,  le  ha  enga- 
Con  ejército  lanío  bajó  á  un  prado. 
Que  al  mirar  el  exceso  de  su  gente, 
llampo  era  de  batalla  impropíamenlo 
Su  campo,  en  las  adargas  tunecíes, 
Orleadas  de  claveles  carmesíes ; 
Campo,  en  ver  almaizares  y  labores, 
Pareceric  del  campo  á  las  colores; 
Campo,  en  temblar  por  hojas  sus  pen- 
[doncs, 
Al  remolinear  sus  escuadrones, 
Y  cuando  sus  jinetes  me  embestían. 
Campo  en  que  parecían 
Las  rosas  de  las  clines  amapolas. 
Las  lunas  agua  y  las  rocas  olas. 

DON  GARCÍA.  [sUCrlO   . 

Pues  di  que  en  campo  igual ,  cnigual 
A  mi  padre  don  Sancho  diste  muerte; 
Su  ejército  rompido  y  destrozado. 
Hallándole  en  la  margen  recostado 
De  una  fuente  sonora  y  cristalina, 
Que  murmurando  estaba  su  ruina 
l3e  mi  padre  don  Sancho ,  otro  Belli- 
CONDE.  [do .. 

La  lisonja  villana  le  ha  mentido; 
Castilla  sabe.  Rey,  y  tú  el  primero. 
Que  batallé  con  él  acero  á  acero. 

DON  GARCÍA.  [tado 

Quien  te  vio  darle  muerte  me  ha  con- 
Que  á  singular  batalla  provocado, 
A  seis  que  le  ayudaban  embestía. 

CONDE. 

¿Cómo  le  dejó  solo  quien  le  via  ? 
Pero  tú,  si  eres  rey  prudente  y  sabio, 
¿Cómo  á  tí  propio  te  haces  ese  agravio? 
DON  GARCÍA.  [reina? 

¿Quién  es  tu  rey,  y  quién  tu  heroica 

CONDE. 

Ramiro  de  León,  que  por  mi  reina, 
Teresa  de  Navarra,  hermana  luya. 
Es  mi  reina. 

53 


,\l 


COMEDIAS 


DOUGARCU. 

Pues  si  esa  causa  es  suj.i. 
Mal  tu  lealtad  de  mi  piedad  se  ofende, 
l'ues  no  leprendo  yo,  que  ella  lepren- 
co>DE.  [de. 

¿Tú  no  me  prendes  t  si  hoy  dcsta  ma- 
DOX  gaucía.  Inera... 

Tu  Reina  me  escribió  que  te  prendiera; 
Doña  Violante  de  Castilla  ha  sido 
La  que  para  prenderte  me  ha  traído 
Las  cartas. 

VIOUNTE.  {Ap.) 
;  Y  que  yo  la  causa  fuese 
Para  que  por  mi  causa  le  prendiese! 

CUXDC. 

¿Y  no  es  doblez  que  i  mi... 
DON  GAnciA. 

Pueden  los  reyes, 
Por  castigar  4  quien  rompió  sus  leyes 
Aprisionarlos  cautelosamente 

Y  á  hombres  como  lü  principalmente; 
Sigúeme,  Orluño,  porque  sepas  donde 
Quiero  que  quede  aprisionado  el  Con- 

Y  en  tamo  que  le  Bo  mi  cuidado  [de; 
No  se  quite  de  aquí  ningún  criado. 

ORTUÑO. 

Tus  órdenes  espero. 

DO.N  garcía. 

Ven  conmigo. 

CONDE. 

Esa  es  venganza. 

DON  CABCiA. 

Llámala  castigo. 

CONDE. 

No  eres  mi  rey. 

DON  GABCIA. 

Hoy  que  en  mi  reino  te  hallo, 
Te  pienso  castigar  como  á  vasallo. 
{Vanie  don  Garda  y  Orluño.) 

CONDE. 

TÚ,  hermosísima  Violante. 

VIOLANTE. 

i  Ay  de  mí ! 

CONDE. 

La  causa  has  sido 
De  que  el  Hey  me  haya  prendido, 
i  Es  est;>  la  fe  constante 
Con  que  escuché  tu  pasión. 
Que  de  mi  verdad  se  obliga? 

NU.ÑO. 

Mandadera  sois,  amiga. 
Non  tenedes  culpa,  non. 

CONDE. 

Mal  á  una  acción  tan  honrada 
Tu  obligación  corresponde. 

VIOLANTE. 

Bien  saben  los  cielos.  Conde, 
Que  yo  no  he  sido  culpada 
En  que  la  infelice  suerte 
Mate  á  los  dos  de  una  herida, 
Pues  para  librar  tu  vida 
Me  arriesgara  yo  á  la  muerte ; 
Pero  ya  que  por  mi  fué 
Tan  injusta  tu  prisión , 
Con  mi  queja  y  mi  razón 
A  la  Inl'anla  rogaré 
Que  te  haga  dar  libertad; 
liiré  que  á  los  dos  amparo , 

Y  si  fila  no  me  ayudare , 
Obligada  á  la  lealtad 
Que  le  debe  á  mi  afición, 
A  convocar  tus  soldados 
A  Ncncer  acostumbrados, 
[)aré  la  vuelta  á  León, 

Y  á  irritar  su  acero  airado. 
Si  no  es  que  por  verte  asi 


ESCOGIDAS  DE  DON  FKANCISCO  DE  ROJAS, 
Se  han  olvidado  de  II 
Desde  que  eres  desdichado; 
Justo  es  que  Gneza  tanta 
A  tu  libertad  acuda, 
Y  si  la  Infanu  me  ayuda... 

CONDE. 

No  te  fies  de  la  Infanta 
Ni  de  su  trato  infiel,  ' 

Si  es  en  acción  semejante , 
Que  es  como  vana  inconstante 
Y'  como  hermosa  cruel ; 
Pues  de  su  valor  no  aguarde 
El  socorro  tu  ternura, 
Que  es  la  primer  hermosura 
Que  ha  habido  jamás  cobarde. 
Que  á  la  Gneza  ha  faltado 
Que  debió  á  una  voluntad , 
Que  es  cruel,  que  yo  que... 


Sale  DOÑA  SAN'CIIA. 

DOÑA  SANCHA. 

Hablad, 
Proseqnid ,  ;.qué  os  ha  turbado? 
¿Vos  aquí,  Violante? 

VIOLANTE. 

Estaba 
Diciendo... 

CONDE. 

La  dije  que... 

DOÑA  SANCHA. 

De  la  Infanta,  ¿qué  es  lo  que 
Decís? 

CONDE. 

De  vos  me  quejaba. 

DOÑA  SANCHA. 

A  esa  prisión ,  ¿cómo  vos 
No  le  lleváis  ya? 

OCTAVIO. 

Primero 
La  orden  del  Rey  espero 
Que  traiga  Ortuño. 

DOÑA  SA^•CHA. 

A  los  dos. 
(¡Cuánto el  verle  me  ha  indignado!) 
A  esotra  pieza  llevad. 

VIOLANTE 

lAyar      ' 


ni;no. 


Zape. 


OCTAVIO. 

Venid,  Conde. 

CONDE. 

¡Infeliz  hado! 

DO.ÑA  SANCHA. 

Pero  esperad ;  ¿por  qué  aquí 
De  mí  rigor  se  ha  quejado 
Vuestro'error?  ¿vos  no  habéis  dado 
La  muerte  á  mi  padre? 
co:íde. 

Si, 
Que  le  di  muerte  confieso. 

DOÑA  SANCHA. 

Pues  á  vos,  ¿ qué  os  asegura? 

CONDE. 

De  que  por  una  hermosura, 
A  quion  adoro,  estoy  preso; 
Y  á  la  verdad  contradice 
Con  que  la  adoro  rendido. 
VIOLANTE.  {Ap.) 

Como  yo  la  causa  he  sido, 
Por  mi  sin  duda  lo  dice. 

CONDE. 

Por  ella  he  venido  aquí. 


CONDE. 

Mi  fe  y  mi  amor. 

VIOLANTE.  (Ap.) 

SI,  el  Conde  vino  por  mi. 

DOÑA  SANCHA. 

La  causa  saber  quisiera 

Que  os  hiela,  os  turba  y  os  [ara 

CONDE. 

Señora,  yo  me  explicara 
A  no  haber  quien  nos  oyera. 

DOÑA  SANCHA. 

Quedemos  solos  los  dos. 

CONDE. 

Mi  queja  alivie  mi  mal. 

DOÑA  SANCHA. 

Hacedme  el  cargo  cabal. 
¿Octavio? 

OCTAVIO. 

Señora. 

DOÑA  SANCHA. 

Vos 
Esperad  fuera;  Violante, 
¿A  qué  aguardáis?       (Vate  Octavio.) 

RUÑO. 

i  Y  yo  no  ? 

VIOLANTE. 

Bella  doña  Sancha,  yo 
No  iniporla  que  esté  delante, 
Pues  \o  decirle  pudiera 
Su  amor,  su  Gneza  y  fe. 

CONDE. 

S¡  no  se  va,  callaré. 

DOÑA  SANCHA. 

Sí  importa,  vele  allá  fuera. 

VIOLANTE. 

Ya  yo  te  obedezco. 

CONDE. 

Asi 
Podré  hablar. 

VIOLANTE. 

Irme  es  forzoso.  (Vcíí.) 

CONDE. 


DONA  SANCHA. 

Di. 

CONDE. 

Bella  Infama  de  Navarra, 

Doña  Suncha,  á  quien  imitan 

El  sol,  si  atiende  á  tus  ojos, 

La  aurora,  si  ve  tu  risa , 

Ya  sabrás  que  habrá  dos  años 

Que  vine  desde  Castilla 

A  Navarra  á  tratar  paces 

Con  tu  padre;  ya  sabrías 

Que  no  las  quiso  ajuslar, 

Que  cuando  una  monarquía 

Se  ve  más  feliz  en  armas, 

Finge  que  la  paz  estima, 

Y  con  tales  circunstancias 

La  propone,  que  al  oírlas. 

Con  lo  que  piensa  que  templa 

Es  con  lo  mismo  que  írrita; 

Pedí  licencia  á  tu  padre 

Para  irme,  y  concedida, 

¡  Que  no  haya  yo  visto  (dije). 

Ni  que  el  Rey  me  lu  permita, 

A  la  infanta  doña  Sancha! 

Allá  dicen,  encastilla. 

Que  aun  es  mayor  su  hermosura 

De  lo  que  la  fama  pinta ; 

Si  queréis  verla  (me  dijo 

Un  jardinero  que  habita 


Esos  Jardines),  podéis 
Recatado  en  las  floridas 
Ramas,  verá  doña  Sancha, 
Oueá  cultivar  cada  dia 
Sale  á  esas  llores,  que  sólo 
Producen  cuando  las  pisa ; 
Diúnie  una  llave  una  larde, 
Del  jardin,  y  tuvedicba 
Que  entrar  ninguno  me  viese ; 
De  un  verde  rosal  se  fia 
Mi  recato,  y  de  una  cuadra 
Te  vi  que  al  jardin  salías 
(Si  en  verte  puede  alcanzar 
Jurisdicciones  la  vista) ; 
Saliste  al  jardin,  dejando 
Todas  las  llores  marchitas ; 
Recogióse  de  vergüenza 
La  rosa  ;  aqui  se  pndia. 
Viéndola  mustia,  decir 
Que  se  quedaba  en  la  espina ; 
Las  azucenas  entonces 
A  tus  manos  se  venian 
Por  si  convertirlas  pueden 
En  ondas  de  nieve  riza ; 

Y  en  verdad  que  casi  casi 
Las  vi  igual,  cuando  las  via. 
Pues  se  pusieron  más  blancas 
De  miedo  de  competirlas ; 
Por  el  jardin  se  hizo  salva 
Hermosísima  zuiza 

De  llores,  que  dispararon 
Al  son  (le  la  artillería 
De  las  fuentes  su  fragancia 
Con  pólvora  cristalina; 
El  miliciano  jazmiD 
Dispuso  su  puntería 
En  tu  frenle,  y  el  clavel 
Asestaba  á  tus  mejillas; 
La  mosquetera  amapola 
Puso  en  tus  labios  la  mira, 

Y  de  emboscada  la  rosa 
Te  acometió  pica  á  pica ; 
Las  maravillas  en  tropas 
Hicieron  toda  la  riza 

En  tus  ojos,  porque  al  verte 
Todas  eran  maravillas ; 
De  mí  solo  no  te  cuento 
Lo  (|ue  el  corazón  sentía. 
Que  harto  pienso  que  te  ha  dicho 
Quien  le  ha  dicho  que  te  via; 
Libre  el  pecho  me  dejaste, 
No  el  alma,  que  fué  la  herida 
De  la  condición  del  rayo, 
Todo  el  acero  en  ceniza 
Convierte  y  deja  la  vaina 
Como  el  mismo  acero,  limpia  ; 
Volvime  á  Leoii,  Señora, 
Mandóme  el  Rey  que  prosiga 
La  guerra,  muere  tu  padre 
(Aqui,  aquí  te  necesita 
Mi  voz  atenta  y  piadosa ) ; 
Tu  hermana,  ¡ay  amor!  rae  cnvia 
A  Pamplona,  porque  dice 
Que  casarme  solicita 
Contigo,  y  que  ya  tu  hermano 
Para  estas  bodas  me  envia 
A  llamar;  creoá  la  Reina, 
Bien  que  en  balde  se  conOa 
De  la  fortuna  quien  cree 
Sus  mentiras  v  sus  dichas ; 
Préndeme  el  Rey  en  llegando. 
Inadvertidos  me  quitan 
Td  retrato  sus  soldados, 

Y  si  á  prenderme  venian. 

Lo  erraron,  pues  me  quitaron 
La  prisión  que  yo  traía; 

Y  ahora  hapo  á  tu  belleza 
Todo  el  cargo;  ;.tú  que  habias 
De  amparar  á  quien  te  adora 
Eres  la  que  le  castigas? 

Que  no  premiases  mi  amor. 
Ni  esta  esperanza  enemiga 


LA  MAS  HIDALGA  HERMOSURA. 
Que  imaginando  que  vuela 
No  vuela,  sino  imagina. 
Vaya ;  pero  que  tú  seas 
La  que  me  quites  la  vida 
Con  tus  ojos,  ¿y  que  pienses 
Que  te  hace  falta  la  ira? 
Este  si  es  cargo ;  aqui  si 
Que  todo  el  derecho  estriba 
üe  mi  amor;  sabe,  Señora 
(Perdona  esta  vez,  que  mia 
Te  he  de  llamar,  que  la  lengua, 
Si  es  fuerza  que  al  alma  asista, 
lia  de  decir  lo  que  el  alma 
Le  enviare  á  decir  que  diga), 
Que  eres  mi  castigo  y  eres 
Mi  perdón,  que  mi  ruina 
Kresy  eres  mi  edificio, 
Mi  ahogada  y  mí  enemiga , 
Mí  vida,  pero  mi  muerte , 
Descanso,  pero  fatiga, 
Osadía,  pero  miedo. 
Mi  ceguedad,  pero  vista, 
Serenidad,  mas  borrasca. 
Amante,  aunque  me  persigas; 
Libre  ó  preso,  aunque  me  olvides, 
He  de  arriesgar  esta  vida 
,\  tus  ojos,  y  he  de  darte 
Un  alma  de  quien  te  sirvas ; 
Y  aunque  se  conjure  el  hado 
Contra  mí,  y  aunque  lo  impida 
Mi  estrella,  que  en  adorarte 
Sólo  no  parece  mia. 
Yo  haré  que  este  amor  constante 
(jue  en  fe  tuya  se  eterniza. 
Cuando  á  tus  rigores  muera 
Que  para  los  siglos  viva. 

DOSa  SANCHA. 

En  fin,  ¿que  sólo  por  raí 
lia  sillo  vuestra  venida 
A  Navarra? 

CONDE. 

Si,  Señora, 
Esta  carta  te  lo  diga 
De  la  Reina. 

DoSa  SANCnA. 

¿Y  por  mi  causa 
Estáis  preso? 

CONDE.  (Ap.) 
Amor,  albricias. 

DOÑA  SANCHA. 

,-.  De  manera,  que  conmigo 
Se  hizo  la  traición? 

La  mibnia. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Y  yo  soy  la  causa? 

CONDS. 

Tú, 
De  que  esté  muriendo  y  viva. 

DOÑA  SANCHA. 

¿De  que  estéis  preso  ? 

ÑOÑO. 

Y  yo  y  todo. 

DOÑA  SANCHA. 

Pues  hoy  veréis... 

CONDE. 

¿Qué  imaginas? 

DOÑA  SANCHA. 

Que  indignada... 

CONDE. 

Tus  piedades 
Solicito. 

DOÑA  SANOIA. 

Y  vengativa. 
He  de  hacer  que  el  mundo  sepa 
Quién  soy. 


NIÑO.  {Ap.) 
Ahora  nos  libra. 

lOÑA  SANCHA. 


Sale  ORTUNO. 


ORTUNO. 

¿Señora? 

DO.ÑA  SANCHA. 

A  los  dos... 

CONDE. 

¿  Qué  determinas? 

DOÑA  SANCHA. 

Puedes  llevar. 

NOfiO. 

Ya  nos  vamos. 

DOÑA  SANCHA. 

Por  este  cuarto... 

CONDE. 

¡Gran  dicha! 

DOÑA  SANCHA. 

A  la  prisión  donde  el  Rey 
Os  dejó  mandado. 

NDÑO. 

¡Chispas! 

DOÑA  SANCHA. 

Pues  viven  los  cielos... 

ORTDÑO. 

Vamos, 
Ñuño. 

DOÑA  SANCHA. 

Que  hoy  la  voz  mia... 

ÑUÑO. 

¡  Oh  Infanta ! 

ORTUÑO. 

Ya  llevó  el  orden. 

ÑUÑO. 

Mal  tercio  de  infantería 
Te  entre  á  saco. 

CONDE. 

Amor,  paciencia. 
Que  sin  méritos  no  hay  dicha. 
( Vanse  Ñuño,  Orliiño  y  el  Conde.) 

DOÑA  SANCHA. 

Pues  hoy  ha  de  ver  Navarra 
Cuánto  doña  Sancha  estima 
Su  pundonor,  oiga  el  mundo 
Y  mí  hermano  don  Garda 
Oiga  de  mí... 

Saíe  DON  GARCÍA. 


¿Doña  Sancha? 

DOÑA  SANCHA. 

A  buen  tiempo 

DON  GARCÍA. 

¿Qué  hacías? 

DOÑA  SANCHA. 

Ha  llegado  vuestra  alteza;       (Uora.) 
(Pesia  el  llanto). 

DON  GARCÍA. 

Hermana  mia, 
;  Tú  lágrimas  y  tú  quejas? 
Que  escuchadas  y  vertidas 
No  las  creo,  como  nunca 
Tu  vanidad  las  destila; 
Hoy  que  tengo  preso  ai  Conde, 
Tu  ofensor... 

DOÑA  SANCHA. 

¡Suerte  enemiga! 


510  COMEDIAS 

noM  garcía. 
¿Tú  en  tristezas? 

DOÑA  SANCHA. 

Si  un  agravio 
Le  haces  al  alma,  ¿querías 
(,'ue  el  corazón  le  auradezca 
Lo  que  al  corazón  irrila? 
DON  García. 
¿Vo  agravio? 

DOÑA  SANCHA. 

En  prender  al  Condo. 

DON  GARCÍA. 

Dinio  cómo. 

DOÑA  SANCHA. 

¿No  venia 
Adesposarse  conmigo? 

DON  GARCÍA. 

.\  eso  tu  hermana  le  envia 
Desde  León,  y  en  la  raja 
Le  prendí. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Y  es  bien  que  diga 
El  mundo  que  es  lu  venganza 
Cautelosa  y  no  atrevida? 
A  mis  ojos  { ¡  oh,  cegaran 
Primero  á  rendir  envidias ! ) 
Al  Conde  y  á  la  cautela 
De  mi  belleza  le  lias? 
¿No  había  campaña... 

DCN  GARCÍA. 

Parece... 

DOÑA  SANCHA. 

¿Dónde  el  acero  podia 
Tomar  venganza? 

DON  GARCÍA. 

Que  estás... 

DOÑA  SANCHA. 

¿Que  dices? 

DON  GARCÍA. 


DONA  SANCHA. 

Detente, 
Que  si  en  mi  voz  imaginas 
(jue  hay  traición,  como  en  lu  tralo ; 
Si  amor  piensas  que  me  obliga 
A  esta  queja,  vive  yo; 
Mas  juro,  vive  mi  ira. 
Que  será  inmortal,  que  á  haber 
Dado  mis  ojos  noticia 
Al  corazón  que  hay  en  él 
Señas  de  que  en  él  cabía, 
Los  cegara  con  mi  llanto ; 

Y  si  este  huésped  que  habita 
El  oido,  este  Hugaso 

Se  alimentara  algún  día 
De  los  ecos  con  que  suele 
Regarle  la  carieria, 
Le  ahogara  en  dos  desengaños 
Que  tanta  experiencia  cria. 
Para  que  del  escarmiento 
Probara  el  amargo  acíbar; 
Aquí  solamente  habla... 

DON  GARCÍA. 

¿Quién? 

DONA  SANCHA. 

Mi  vanidad,  que  es  hija 
De  mis  altos  pensamientos  ; 
Diferente  monarquía 
Es  la  de  mi  vanidad 
Que  la  de  amor,  que  esta  cisma 
La  introduce  en  este  reino 
El  oido  y  no  la  vista, 

Y  en  un  Í!ey... 

DON  GARCÍA. 

Tu  hermana  fué 
La  que  le  prendió. 


ESCOCIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


DONA  SANCHA. 

Imagina 
Que  á  ti  te  han  de  hacer  el  cargo. 


tPues  qué  importará  que  digan 
Que  tengo  preso  á  quien  dio 
Muerte  á  mi  padre? 

DOÑA  SANCHA. 

Podrian 
Murmurar  que  hizo  lu  industria 
Lo  que  tu  valornoharia. 

DON  GARCÍA. 

Yo  soy  rey,  él  un  vasallo 
De  otro  rey,  y  aunque  podia 
Usar  del  valor,  hoy  uso 
Del  poder. 

DOÑA  SASCnA. 

Bien  te  acreditas; 
Para  engañarle  conmigo 
Le  has  hecho  lu  igual,  ¿  y  miras 
Que  no  es  lu  igual  si  ácampaüa 
Le  Síicas  y  desalías? 

DON  GARCÍA. 

Yo,  si  en  campaña  le  diese 
La  muerte,  mormurarían 
Que  fué  en  mi  reino. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Qué  importa? 
Haz  tú  lo  que  hacer  debías  : 
Como  obre  bien  lu  valor. 
Cuéntelo  mal  la  malicia. 

DON  GARCÍA. 

Yo  no  intento  aventurar 
Un  castigo. 

DOÑA  SANCHA. 

Poco  estimas 
Tu  fama. 

DON  GARCÍA. 

Yo  hallé  en  mi  reino 
Mí  ofensor. 

DOÑA  SANCHA. 

Y  yo  en  tu  misma 
Venganza  encuentro  mi  ofensa. 

DON  GARCÍA. 

Pues  si  piensas... 

DO.ÑA  SANCHA. 

Sí  imaginas... 

DON  GARCÍA. 

Que  he  de  libertar  al  Conde... 

DOÑA  SANCHA. 

Costear  conmigo  lu  ira... 

Salen  ORTUSO  v  VIOLANTE. 

ORTL'ÑO. 

¥a  el  Conde... 

VIOLANTE. 

Ya  en  la  prisión... 

DON  GARCÍA. 

¿A  qué  vienes? 

DOÑA  SANCHA. 

¿Qué  decías? 

ORTDÑO. 

Que  ya  el  Conde  queda  preso, 
Comí)  mandaste. 

VIOLANTE.  {Ap.  á  doña  Sancha.) 
Que  pidas 
Al  Rey  que  mi  amor  ampare 
Con  dar  al  Conde  la  vida. 

DON  GARCÍA. 

Muera  el  Conde  en  la  prisión. 
Que  esto  importa. 

DOÑA  SANCHA.  [Ap.  á  Violante.) 
Si  se  ña 
Tu  amor  de  mí,  yo  te  ofreico 
Su  libertad. 


SI  es  precisa 
Su  niuerle,  de  mi  lealtad 
Cien  tu  enojo  se  confia. 

DON  garcía.  (Ap.) 
Con  la  Infanta  disimulo. 

DOÑA  SANCHA.  (Ap.) 

Finjamos,  industria  mia. 

DON  GARCÍA. 

Doña  Sancha,  aunque  nii  enojo... 

DOÑA  SANCHA. 

Rey  y  Señor,  aunque  mi  ira... 

DON  garcía. 
De  parte  está  del  castigo... 

IIOÑA  SANCHA. 

Un  desagravio  pedia... 

DON  GARCÍA. 

Tu  pundonor  es  primero 
Que  mi  dolor. 

DOÑA  SANCHA. 

Mas  justicia 
Tiene  tu  pasión. 

DON  garcía: 

Yo  ofrezco 

Hacer  lo  que  tú  me  pidas. 

DOÑA  SA.NCBA. 

Y  yo  no  pedirte  más 

De  cuanto  el  dolor  permita. 

DON  GARClA. 

Ven,  Orluño. 

DOÑA  SANCHA. 

Ven,  Violante. 

ORTBÑO. 

En  fin, Señor,  ¿determinas 
Que  hoy  muera? 

DON  GARCÍA. 

Hoy  será  su  muerte. 

VIOLANTE. 

En  fin ,  ;.  darle  solicitas 
Líberlad? 

DOÑA  SANCHA.  (Ap.  ú  Violante.) 
Libre  has  de  verle. 
VIOLANTE.  (Ap.) 
Para  primera ,  gran  dicha. 

DON  GARCÍA.  (Ap.) 

Para  dolor  grave,  el  mío. 
ORTÜÑO.  (Ap.) 
Lealtad,  no  tan  compasiva. 

VIOLANTE.   (.4p.) 

No  tan  cobarde ,  esperanza. 

DOÑA  SANCHA.  (.4p.) 

Estrella ,  no  tan  impla. 

DRTOÑO.  (.4p.) 

Lealtad... 

DOÑA  SANCHA.  (Ap.) 

Ira... 


DON  GARCÍA.  (.4p.) 

Venganza 
¡Muera  el  Conde! 

DO.ÑA  SANCHA.  (.4p.) 

¡El  Conde  viva! 
(Vanse.) 

Tocan,  1/ salen  EL  REY,  LA  REINA. 
ALB.VR  RAMÍREZ.  GARCI  FER- 
NANDEZ ¡/soldados. 


REINA. 

jRey  Ramiro? 


Esposa  mía. 
Lux  de  la  luz,  conque  amanece  el  día, 
¿Dónde  vas  desla  suerte? 
nciNA. 

Hablar  nopuedo^ 

IlEV. 

Indicio  del  temor,  seña  del  miedo. 

BEIXA. 

¿Dónde  vas  arrojado 

Con  tu  ira  ,  tu  rostro  equivocado? 

nEY. 
¿No  escuchas  este  fúnebre  intrumenlo. 
Que  inquieta  el  aire  con  su  ronco  acen- 

REINA.  Uo- 

¿Noves  aquellos  negros  enlutados, 
linlrarse  disfrazados 
Por  el  palacio  luyo,  sóloá  hablarte 
De  las  iras,  discípulos  de  Mario  , 
Negras  las  bandas,  negros  los  pavescs? 

REY. 

¿Si castellanos  son? 

nEIXA. 

¿Siso.T  leoneses? 
nEv. 
¿Qué  novedad... 

nEi:iA. 
¿Qué  interno  nuevo  ha  sido... 

RET. 

El  que  os  ha  conducido 
A  entraros  desta  suerle? 

liElMA. 

A  ir  ensayando  mi  futura  muerte? 

REY.  [do. 

Responded,  vuestro  Rey  os  eslá  hablan 

REI.NA.  filo. 

VovuestraReina soy,  no  habléis  callan 

REY.  [na. 

V  cl  queeo  las  voluntades  vuestrasrei 

ALIIAR   RAIIIREZ. 

No  eres  mi  Rey. 

CARCI  FERNANDEZ. 

Ni  tú  eres  nuestra  Reina 

REY.  [ce' 

iQuién,  pues ,  i  mi  obediencia  contradi 

ALRAR  RAUIREZ. 

Albar  Ramírez  es  cl  que  lo  dice. 

REIMA. 

¿Quién  i  negarme  el  vasallaje  llega' 

CARCI  FERNASDEZ. 

Garci  Fernandez  e.s  el  que  le  niíga. 
íTú  en  León,  Albar  Ramírez? 

ALCAR  RAMÍREZ. 

Roj  Ramiro,  yo  en  León. 

REINA. 

¿Tú  te  sales  de  mi  corte ) 
Don  García? 

GARCl  ferkaxdez. 
También  yo. 

REY. 

¿Dejaste  al  conde  en  Navarra? 

ALBAR  RAUIREZ. 

Sr  lealtad,  si  le  dejó, 
Fué  para  poder  volver 
A  vengar  una  traición. 

REIMA. 

¿  Es  muerto  el  Conde?  Parece 
Que  ese  fúnebre  rumor 
Que  iguaia  con  las  sordinas 
El  destemplado  atambor, 
Indicios  da  de  su  muerte. 


LA  M.\3  HIDALGA  HERMOSURA. 

ALBAR  RAUIREZ. 

Este  llanto  que  vistió 
iNuestro  semblante ,  que  es  tela 
Que  usa  siempre  el  corazón  , 
lis  por  la  prisión  injusta 
Del  Conde. 

REINA.  (Ap.) 
Ya  se  logró 
Mi  venganza. 

CARCI  FERNANDEZ. 

Aqueste  luto 
Que  á  los  ojos  lisonjeó. 
Viene  i  ser  de  la  venganza 
Mas  seña  que  del  dolor. 
Pre.soesiáei  Conde,  mi  lio, 
Fernán  González. 


Los  dos 
Me  habéis  dicho  qne  esl:^  preso, 
Sin  decir  quién  le  prendió. 
¿Pasando  acaso  á  Navarra 
Los  soldados  de  Almanzor 
Que  corren  estas  campañas 
Le  prendieron? 

ALUAR  RAMÍREZ. 

Señor,  no: 
Prendióle  el  Rey  de  Navana. 

REY. 

Pues  el  Rey,  ¿cómo  faltó 
A  la  palabra; 

ALBAR  RAMÍREZ. 

Y  aun  eso... 


¿Qué  decís? 


ALBAR  RAUIREZ. 

No  es  lo  peor, 
Sino  que  en  Pamplona  dicen 
Que  le  hicisteis  prender  vos. 

REY. 

i  Yo  al  Conde ,  á  quien  debe  tanto 
Mi  reino? 

REINA. 

Tened, que  yo 
Soy  quien  prender  hizo  al  Conde. 

REY. 

Decid,  ¿por  qué? 

Porque  dio 
Muerte  á  mi  padre. 

CARCI  FERNANDEZ. 

¿Y  es  bien 
Que  pueda  decir  León 
Que  con  la  traición  se  venga 
Lo  que  se  hizo  sin  traición  ? 

¿Yo  li.abia  de  prender  al  Conde 
Porque  cuerpo  á  cuerpo  dio 
Muerte  á  mi  enemigo?  ¿lis  justo 
Que  á  quien  reinos  conquistó 
Y  á  quien  me  puso  en  la  mano 
El  cetro  le  prenda  yo? 

ALCAR  RAMÍREZ. 


De  ir  á  esta  justa  venganza 
Por  general  nuestro... 

REY. 

No 
He  de  romper  yo  una  paz 
Por  vengar  este  baldón. 

ALBAR  RAMÍREZ. 

Nuevo  general  tenemos. 

REINA. 

Faltando  el  Conde ,  es  error 
Pensar  quQ  habrá  otro  adalid. 


ALBAR  RAMir.EZ. 

Él  mismo,  sí,  vive  Dios, 
Se  ha  de  irá  vengar  i  sí; 
El  retrato  que  él  dejó 
Suyo,  por  ^'uarda  y  defensa 
De  vuestra  ciuilad  de  Lcon, 
A  quien  la  dicslra  porfía 
l^el  buril  pcriicidiió. 
Saldrá  á  la  lid  con  nosotros ; 
Queaunque  inanimado  hoy, 
Vencerá ,  si ,  por  ser  suyo, 
El  enemigo  escuadrón. 

REY. 

Pues  yo  lomaré  las  armas , 
Porque  arbitro  entre  los  dos , 
Le  he  de  animar  justamente 
Con  mi  acero  y  su  bastón. 


^o  irritaré  al  de  Navarra. 


ALBAR  I 

Y  porque  no  haya  infanzón 
Ni  ricohombre  de  Castilla 
Quf  falle  á  la  obligación 
De  su  sangre,  jurad  todos 
Sobre  la  cruz  del  pendón. 
En  nneslro  lenguaje  antigüe 


ipjü 


Pelayo 


Los  castellanos  lidalgos. 
No  sandios,  villanos  non  , 
>  de  Castiella  además 
Los  ricoslionies  de  pro, 
Fablanios  de  aquesta  guisa. 

ALBAR  RAMÍREZ. 

¿.lurais  seguir  el  trolou 
É  la  segura  é  retrato 
En  pos'de  nuestro  campeón 
El  conde  Fernán  González? 

TODOS. 

Todos  iremos  en  pos. 

GARCI  FERNANDEZ. 

¿  Facéis  somo  aquesta  cruz 
Pleitesía  al  señor  Dios 
De  non  volver  á  Castiella 
Sin  vuestro  Conde  é  Señor? 

TODOS. 

Otro  que  tal ,  lo  juramos. 

ALBAR  RAUIREZ. 

E  ahora  por  el  honor 
üelReye,vos,la  Teresa, 
¿Jurad'es  que  non  con  vos 
Vueso  velado  hizo  el  tuerto. 
La  falsía  é  la  traición  ? 

REINA. 

Yo  lo  juro. 

GARCl  FERNANDEZ. 

¿El  señor  Reye, 
Non  facles  jura,  que  non 
Contra  ñusco  lomaredes 
Armes? 

REY. 

Homildoso  estoy 
Cabe  la  cruz,  cabalando 
Vucsa  amistanza  y  mi  amor, 
Con  vusco  también  lo  juro. 

ALBAR  RAMÍREZ. 

Pues  por  el  cielo  y  el  sol... 

GABCI  FERNANDEZ. 

Por  las  estrellas,  la  tierra... 


518 

Y  por  ese 
Segundo  hermoso  farol... 

ALBAH  RAMÍREZ, 

De  non  volver  sin  el  Conde. 

CARCl  FERNANDEZ. 

Sin  vengar  su  sangre  jo. 
De  non  volver  de  Navarra. 

REV. 

Be  ser  el  que  entre  los  dos 
Vaya  á  niiligar  la  guerra. 

REIXA. 

De  ser  quien  le  irrite  yo. 

ALDAR  RAUIREZ. 

Pues  veo... 

CARCl  FERNANDEZ. 

Pues  oigo... 

REY. 

Que  todos 
Los  que  castellanos  son... 

TODOS. 

Juramento  lleváis  fecho 
Sonio  la  cruz  del  pendón , 
De  non  volver  á  Castiella 
Sin  el  Conde,  su  Señor. 
(Vanse.) 

Salen  EL  CONDE,  ÑUÑO  y  OCTAVIO. 

CO^DE. 

¿No  qnieres  dejarme,  Ñuño? 

ÑUÑO. 

Señor,  tú  te  quieres  mal, 
¿Sobre  preso  enamorado? 
¿  Los  condes  de  cuando  acá 
Se  enamoran  de  esa  suerte? 

OCTAVIO. 

¿No  son  hombres? 

ND.\0. 

Si  serán; 
Señora  guarda  de  vista, 
^Quiérenos  usted  dejar? 

CONDE. 

Dame  en  que  me  siente. 

RUÑO. 

Toma. 
Mire,  señor  guarda. 

OCTAVIO. 

Hablad. 

MJÑO. 

Mire,  Conde  enamorado 
A  todo  ruedo,  no  le  bay 
Kn  el  mundo,  sino  mi  amo; 
Buen  siglo  hayan,  que  si  habrán 
Los  dos  condes  de  Carrion , 
Oue  á  Elvira ,  la  hermosa ,  atrás , 
Con  cien  azotes  le  hicieron 
IJa  lindo  particular. 

CONDE. 

;  Ay  liermosa  doña  Sancha ! 

NCÑO. 

¿Señor  guarda? 

¿(Juc  mandáis? 

Nl'ÑO. 

¿Quiere  dejarnos  un  rato? 

OCTAVIO. 

Soy  mandado. 

NU.ÑO. 

¿Vqué  le  dan 
Por  guarda  de  vista? 

OCTAVIO. 

Danmc 
Doce  reales. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


NO.XO. 

Uno  más 
Le  dará  el  Conde,  mi  amo, 
Si  á  esotra  pieza  se  va, 

Y  si  á otra,  le  dará  dos, 

Y  si  á  otra,  tres  le  dará; 

Y,  en  fin,  le  iremos  pagando 
Por  piezas. 

OCTAVIO. 

Ñuño,  pensad 
Que  este  es  mi  oficio. 

NUXO. 

Señores , 
Aun  á  este  hombre  ya  le  dan 
Doce  reales  por  ser  guarda ; 
Mas  cuando  veo  levantar 
A  l;(s  seis  de  la  mañana 
A  un  juez ,  no  más  de  á'aborcar 
Aun  hombre ,  por  lo  que  á  el 
Ni  le  viene  ni  le  va; 

Y  cu.indo  veo  de  noche 
Rondando  por  el  lugar 
Con  lodos  á  media  pierna, 
A  otro  juez  á  preguntar : 

«¿Quién  va  á  la  Justicia?— Un  hombre. 
»— ¿Q"é  oficio?— Soy  ganapán. — 
í— ¿Adonde  carga?— En  el  vino.— 
x- ¿Donde  viene?— De  cargar.— 
»— A  recoger  noramala.» 
Señores,  ¿para  mandar 
Que  un  ganapán  no  se  moje 
Se  va  un  juez  á  remojar? 
Pero  si  es  el  bien  común , 
Vaya;  mas  lo  que  me  ha 
De  hacer  perder  el  juicio 
Es,  que  suba  un  sacristán 
A  un  pulpito  por  seis  cuartos , 

Y  aun  estos  no  se  los  dan  , 
A  excomulgar  un  linaje, 

Y  empieza  luego  á  ensartar 
La  maldición  de  Sodoma , 
Gomorra ,  Aviron  y  Atan 
Caiga  sobre  ellos;  no  hallen. 
Si  fueren  á  pedir  pan. 
Quien  se  lo  dé ;  vean  sus  hijos 

Y  hijas  sembradas  de  sal. 
Perro,  ¿por  seis  cuartos  solos 
Te  subes  á  excomulgar 

A  un  ladrón ,  que  porque  calles 
Te  dará  dos  cuartos  más? 


¡Hay  tal  hombre! 

CONDE. 

Cierto  que  he  preciado  más 
En  esta  prisión  tenerte 
Que  si  tú  fueras  mi  igual 
Con  ser  un  hombre  tan  bajo. 

NU.ÑO. 

Muy  buena  honra  me  das. 
Un  predicador  de  plazas 
Decia  á  todo  vocear : 

Hijos  mios,  no  soy  vano. 
Más  estimo  predicar 
A  docientos  picaritos 
Que  oyéndome  ahora  estáis 
Que  á  principes  y  señores.» 

V  á  esto  dijo  un  azacán  : 
Ni  nosotros  merecemos 

Que  vuestra  paternidad 
l'icJit|nc  un  sirnioii  l.m  largo, 
l'ndiendo  ser  la  mitad.» 

V  lodos  los  pií'iirilos 
Se  Ilición  [lian,  pian. 

¡Oiiiéii  pudiera  hacer  lo  mismo, 
l'orque  asi  me  .honres! 

CONDE. 

¿Qué  hará 
La  Infanta  ,  Ñuño,  :i  <  slas  horas.' 


tiU.NO. 

Si  hoy  has  de  morir,  rezar 
Porque  te  lleve  el  demonio. 

OtTAVIO. 

Mientes. 

NDÑO. 

¿Quiéresme  dejar? 

OCTAVIO. 

Estará  en  este  jardín 
Arrepentida  quizá 
De  tu  prisión,  ensayando 
En  las  llores  que  en  él  hay, 
Si  las  da  libertad,  cómo 
Ha  de  darte  libertad. 

COSDE. 

Mucho  me  has  lisonjeado; 
Tú,  Niiño,  le  puedes  dar 
La  cadena  que  te  di 
Que  me  guardases. 

NCÑO. 

Andar. 

OCTAVIO. 

I  Gran  tesoro  he  descubierto ! 

ÑUÑO. 

¿Dices  la  cadena?  ¿Ya 

No  se  la  diste  á  otra  guarda? 

CONDE. 

No  me  acordaba ,  es  verdad. 

NDÑO.  (.Ip.) 
Este  es  gran  señor,  que  no 
Se  acuerda  de  lo  que  da. 

OCTAVIO. 

¡Ay,  mi  tesoro  en  el  pozo! 

ÑUÑO. 

Como  el  gozo.  ¿Fallará 
Cadena  que  darle  puedas? 
No  hay  otra  cadena? 

CONDE. 

¿Cuál? 

ÑUÑO. 

Esa  que  traes  á  los  pies 
Se  puede  ahora  llevar. 
Que  vale  un  tesoro. 

OCTAVIO. 

Lindo. 

NCÑO. 

Mira  más,  ya  que  no  hay 
Cadena ,  á  esto  del  tesoro 
Tengo  un  cuento  que  le  dar. 

OCTAVIO. 

¿Es  largo? 

ÑUÑO. 

SI,  pero  es  puerco; 
Pero  en  el  Palacio  real 
Lo  puerco  es  lo  colorado 

Y  lo  amarillo  no  tal. 

Un  sacristán  de  Jadraquo 
Tenia  en  solo  un  altar 
Doce  apóstoles  pintados, 

Y  púsole  á  cada  cual 
Una  candelita  un  dia 
Que  los  quiso  cortejar; 
Pues  á  san  Bartolomé, 
Que  tenia  á  Satanás 

A  los  pies  ,  puso  también 
Otra  candelita  más. 

OCTAVIO. 

¿Al  diablo  candela? 

NUXO. 

Si; 

Y  en  esto  no  hizo  mal; 

A  uno  porque  le  haga  bien, 
Vá  otro  porque  no  haga  nial; 
Mas  no  es  este  el  caso. 

OCTAVIO. 

Si -a. 


NU^O. 

Fuese  i  la  noche  i  acostar 
El  sacristán  6  su  cama : 
Durmióse,  empezó  á  roncar, 

Y  soDo  que  le  decía 

El  diablo : « Porque  me  has 
Puesto  candela  .  un  tesoro 
Te  lie  de  descubrir  que  está 
Kn  un  arenal;  conmigo 
Ven  á  bailarle  al  arenal.» 
Soñó  (|ue  allá  llevaba, 

Y  le  dijo:  «Aquí  hallarás 
El  tesoro,  cava  aqui. 
—No  tengo  con  qué  cavar.» 
El  sacristán  respondió  : 

<i  Pues  pon  alguna  señal 
l'ara  que  mañana  vuelvas. 
—En  lodo  el  campo  no  habrá 
Una  piedra ,  replicó. 
—Pon  una  rama.— Ñola  hay.ii 
Dijo  el  sacristán.  Y  el  diablo. 
Como  no  hallaba  señal. 
Dijo:  «Desatácate 

Y  haz  ahí  tu  necesidad.» 
El  sacristán  ,  con  la  gana 
De  hallarle,  sin  más  ni  mis, 
Por  no  perder  el  tesoro, 
Empujó  con  gana ,  y  zas. 
Despertó  por  la  mañana  ; 
Pero  encontró  al  despertar 
Sembrado  por  los  colchones 
Todo  el  tesoro  cabal. 


Quedo. 

su.Ño. 
¿Qué  dices? 

CONDE. 

Que  han 
Abierto  ya  aquel  postigo 
Que  hacia  el  cuarto  principal 
De  la  Infanta,  según  dicen 
Las  guardas ,  pienso  que  va... 
¿Quién  será? 

NONO. 

Será  el  verdugo. 

OCTAVIO. 

¿Quién  anda  en  la  puerta? 

ÑUÑO. 

i  Hay  tal 
Guarda! 

co:«df:. 
Sin  duda  es  Ortuño. 

OCTAVIO. 

No  C3  Orluño. 

MJÑO. 

El  Rey  será. 

OCTAVIO. 

jQuIén  anda  en  la  puerta  ? 

Salen  DOSA  SANXIIA  t  VIOLANTE. 

DO.ÑA  SANCHA. 

Yo. 

NO.XO. 

Abrióse  de  par  en  par 
Todo  el  cielo. 

CONDE. 

Ojos,  albricias , 
Que  be  visto  el  arco  de  paz. 

OCTAVIO. 

¿  Vuestra  alteza  en  la  prisión  ? 

DOÑA  SANCHA. 

Bien  [indeissolo  dejar 

Al  Conde  ,  que  asi  lo  manda 

El  Rey. 


LA  MAS  HIDALGA  IIEltMOSÜIU. 

OCTAVIO. 

Si  vos  lo  mandáis. 
Vuestro  precepto  obedezco. 

ÑUÑO. 

Voy  contigo. 

DOÑA  SANCDA. 

Y  no  digáis 
Que  yo  quedo  en  la  prisión 
A  ninguno. 

OCTAVIO. 

Asi  será. 
(Vanse.) 

DOÑA  SANCHA. 

Tú,  Violante,  ten  cuidado 
No  éutre  el  Hey. 

VIOLANTE. 

Iré  á  mirar 
A  tu  cuarto  si  el  Rey  sale. 
Aunque  ya  sabes  que  está 
Recogido. 

DOÑA  SANCHA. 

Vete  presto. 

VIOLANTE. 

Pues  vuestra  alteza  podrá, 
Si  por  mí  hace  la  fineza 
De  darle  la  libertad 
Y  la  vida... 

DOÑA  SANCHA. 

¿Qué? 

VIOLANTE. 

Que  él  sepa 
Como  por  mí  se  la  das.  (Vase. 

DOÑA  SANCHA. 

Ilarélo  asi.  (Mal  conoces 
Mi  intento.) 

CONDE. 

Penas,  dejad 
Que  á  toda  el  alma  la  avise 
De  lo  que  en  mis  ojos  hay. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Conde? 

CONDE. 

¿Señora? ¿Pues  vos 
Por  qué  venis  á  doblar 
La  prisión,  dejándoos  ver? 

DOÑA  SANCHA. 

Antes  OS  vengo  á  librar 
De  la  prisión. 

CONDE. 

¿Quédecis? 
Felice  se  llamará 
Quien  goce  de  vuestro  amor. 

I  DOÑA  SANCHA. 

Tened  ,  no  le  agradezcáis 
A  mi  amor  lo  que  por  vos 
lia  de  hacer  mi  vanidad. 
Conde ,  vos  me  hicisteis  car^o 
De  que  por  mi  causa  estáis 
Preso  en  Pamplona. 

CONDE. 

Es  asi. 

I  DOÑA  SANCHA. 

Pnes  porque  nunca  digáis 
Que  ya  (|ue  en  esta  hermosura 
No  hubo  amor,  que  no  hay  piedad, 
Hidalga  ,  aunque  desdeñosa , 
Con  vos  se  ha  atrevido  á  usar 
De  una  hidalguía. 

CONDE. 

Señora.... 
iCómo  hidalga  no  será 
lina  hermosura  de  quien 
Desciende  la  luz  solar? 

DO.ÑA  SANCHA. 

V  es  que  esté  libre  por  mi 
El  que  preso  por  uil  está. 


Esta  puerta  de  mi  cuarto 
Está  abierta ,  y  no  podráo 
Las  guardas  veros  salir 
Cuando  por  ella  salgáis. 
El  Rey  está  recogido, 
A  ese  jardín  os  bajad 
Con  silencio,  donde  en  ¿I 
Tenéis  quien  esquitará 
Las  prisiones,  y  también 
Mis  criados  os  irán 
Convoyando  hasta  la  raya 
De  Navarra ;  mas  pensacl 
Que  envió  tras  vos  mi  ira , 

Y  que  en  dándoos  libertad 
Vuestra  enemiga  he  de  ser. 
Que  ahora  no  pretendo  más 
De  que  sí  os  prendió  mi  amor 
Que  os  libre  mi  vanidad. 

CONDK. 

La  hidiilguia  os  agradezco, 
Señora  ;  pero  pensad 
Que  yo  no  me  puedo  ir. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Porqué? 

CONDE. 

¿Por  qué?  ¿Qué  dirá 
Castilla  si  ve  que  yo 
Amante,  lino  y  leal 
Vine  por  vos ,  que  de  vos 
Vaya  huyendo?  Y  glosarán 
Que  ha  sido  mi  amor  colianle , 
Pues  de  vos  huye;  y  aun  más 
Podrán  decir,  que  os  dejé 
Kn  el  riosro.  sin  mirar 
Que  iKir  (i^uine  .-i  mi  la  vida 
L:i  vui'sira  |)eli;!rai-á. 

Y  aun  más  dirán  ,  <iue  vos  fuisteis 
La  amante ,  pues  me  libráis , 

Y  yo  el  desagradecido. 
Pues  huyendo  os  pago  mal. 
Pues  si  he  de  ser,  por  lo  menos, 
Falso  amante ,  si  no  hay 
Quien  no  diga ,  aunque  más  sea  , 
Que  me  quiera  disculpar. 

Que  doy  señ.Tl  de  cobarde 

Y  de  ingrato  doy  señal ; 
Aunque  os  debo  agradecer 
La  huialguía  ,  perdonad , 
Que  con  vos  tengo  de  ir 

O  con  vos  he  de  quedar. 

DOÑA  SANCHA. 

En  lo  que  toca  á  mi  riesgo, 
¿Qué  me  puede  á  mi  costar 
Daros  libertad  á  vos? 
Por  vuestra  vida,  mirad 
Que  el  Rey  quitárosla  quiero; 

Y  habiendo  cumplido  ya 
Mi  obligación  ,  no  podéis 
Quejaros ;  y  mal  podrá 
Cumplir  la  razón  mañana , 
La  que  hoy  la  ocasión  os  da. 

CONDE. 

Diz  que  estaba  un  arroyuelo 
Amando  á  la  aurora  fria , 

Y  la  aurora  le  tenia 
Preso  en  la  cárcel  del  hielo 
Darle  intentaba  consuelo 
Desatándola  de  sí, 

Y  el  arroyo  dijo  asi: 

« Aurora ,  déjame  helado, 
Pues  mientras  estoy  parado 
Estov  gozando  de  ti. 
La  libertad  no  me  des 
Aunque  me  hayas  de  malar, 
Dijo,  puesto  que  en  el  mar 
Tengo  de  morir  después.» 
Lo  mismo,  Señora,  es 
Lo  que  acontece  á  mi  suerte 
Si  está  mi  vida  ó  mi  muerte 
En  quedarme  ó  en  dejarte , 


S-:0  COMEDIAS 

Muera  de  siMo  mirarte 
Quieu  morirá  de  no  verCe. 

DOÑA  SANCHA. 

Y  la  aurora  dijo  asi: 
•  Vele,  arroyo,  quediris. 
Si  no  te  libro,  que  estas 
Aprisionado  por  mi; 
En  llegando  al  mar,  de  atli 
Otra  vez  podrás  volver, 
Que  ahora  no  he  de  agradecer 
Esa  forzada  pasión, 

Y  asi  te  doy  ocasión 
De  volver  á  merecer». 

CONDE. 

SI  eso  está  en  que  me  he  do  ir, 
ISo  he  de  irme. 

DOÑA  SANCHA. 

Si  eso  está 
En  que  agradezca  que  vos 
Os  quedéis ,  no  lo  creáis. 

CONDE. 


DOÑA  SANCHA. 

No,  no  es  más. 

CONDE. 

Pues  á  mi  para  no  irme 
Bastante  es  saber  amar. 

DOÑA  SANCHA. 

Pues  yo  haré  que  os  vais  por  fuerza. 

CONDE. 

iüe  qué  suerte? 

DOÑA  SANCHA. 

Así  será.— 
¿Violante? 

Sale  VIOLANTE. 

VIÓLAME. 

¿Qué  es  lo  que  mandas? 

DOÑA  SANCHA. 

A  Fabio  y  Alberto  haz , 

Pues  para  llevar  al  Conde 

Prevenidos  quedan  ya , 

Que  entren  por  fuerza  y  le  lleven. 

CONDE. 

También  otro  medio  hay 
Para  quedarme  por  fuerza. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Cuál  es? 

CONDE. 

Ahora  lo  verás.— 
Guardas,  que  la  Infanta  hermosa 
Me  quiere  dar  libertad 
Avisad  al  Key. 

DOÑA  SANCHA. 

Espera. 

CONDE. 

Mas  con  condición  será  , 

Que  á  Alberto  ni  á  Kahio  llame. 


Conde ,  ¿ por  qué  no  te  vas? 

CONDE. 

Porque  tengo  aquí  mi  vida. 

VIOLANTE. 

La  que  adorándote  está 

Sabrá  buscar  ocasiones 

De  buscarte. 

CONDE.  (.4p.) 
¡Aquesto  más, 

Cielos ! 

DOÑA  SANCHA. 

¿Conde? 

CONDE. 

¿Quédecisr 


ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

Se  avasalle  auna  tristeza; 


DONA  SANCHA. 

En  fin,  ¿os  determináis 
A  quedaros? 

CONDE. 

En  quedarme 
Mi  muerte  j  mi  vida  está. 

DOÑA  SANCHA. 

Pues  nunca  os  quejéis  de  mi. 

CONDE. 

Nunca  el  llanto  excusará 
La  queja. 

VIOLANTE. 

No  te  han  sentido 
Las  guardas,  á  tiempo  estás. 

CONDE. 

Hará  mucho  ruido  el  alma 
Al  irse. 

DOÑA  SANCHA. 

Iras,  pues  ya 
No  podéis  de  mi  dolor 
Ni  de  mi  venganza  usar... 

VIOLANTE. 

Amor,  si  por  no  dejarme, 
lie  In  prisión  no  se  va 
El  Conde... 

CONDE. 

Pues  que  la  Infanta 
Se  irrita  de  mi  verdad... 

DOÑA  SANCHA. 

Iras,  no  os  volváis  amor. 

VIOLANTE. 

Amor  mió,  no  os  volváis 
Desdichas. 

CONDE. 

No  os  volváis  ira, 
Constancia  mia. 

VIOLANTE. 

A  llorar. 
Quejas. 

CONDE. 

Penas,  á  sentir. 

DOÑA  SANCHA. 

Ojos ,  á  disimular. 

VIOLANTE. 

¡  Gran  fineza ! 

DOÑA  SANCHA. 

¡Grande  amor  I 

CONDE. 

¡  Cielos ,  no  tanta  crueldad ! 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  DON  GARCÍA  v  VIOLANTE. 

DON  GARCÍA. 

¿Qué  hace  mi  hermana? 

VIOLANTE. 

Señor, 
Las  graves  melancolías 
Que  ha  padecido  estos  días , 
Hoy  con  el  primer  albor 
La  han  traído  á  estos  jardines. 
Donde  nacen  más  hermosas 
Con  dos  auroras  las  rosas , 
Con  dos  soles  los  jazmines; 
Si  bien  tristes  sus  rigores 
Dan  en  callados  alientos 
Más  suspiros  á  los  vientos 
Que  matices  á  las  llores. 

tOX  GARCÍA. 

Mucho  me  pesa  de  que 
Tanto  su  rara  belleza 


Pero  supuesto  que  sé 

La  causa  de  que  ha  nacido. 

Procuraré  remedialla , 

Que  aunque  ella  padece  y  calla 

No  soy  tan  inadvertido 

Que  no  lo  colija  yo 

De  sus  afectos;  y  asi. 

Trataré  aliviarla.  Di, 

í  Qué  verde  estancia  ocultó 

El  luciente  sol  divino 

De  su  hermosura  ? 

VIOLANTE. 

No  sé 
Hacia  cual  mirador  fué ; 
Mas  que  es  fácil  imagino 
Seguirla,  porque  con  ella 
Va  Flora;  y  la  dulce  voz 
Con  que  suspende  veloz 
Los  vientos,  vocal  estrella 
Será  con  dulce  armonía 
De  su  luz. 

DON  GARCÍA. 

No  es  la  primera 
Vez,  que  dé  la  lisonjera 
Música ,  nuevas  de  el  día. 
Helirate ,  porque  quiero, 
Puesto  que  de  su  pasión 
Digo  que  sé  la  ocasión , 
Hablarla  en  ella,  y  espero, 
Si  no  vencerla ,  aliviarla. 

VIOLANTE. 

¡Ay  de  mí!  ¿Qué  es  loque  he  oido? 

El  Rey  dice  que  ha  sabido 

Por  niás  que  padece  y  calla 

La  ocasión  de  su  tristeza ; 

Duélase  el  cielo  de  mi. 

¡  Con  cuántos  temores  lucho !  ( Vase.) 

DON  GARCÍA. 

¿  Por  dónde?  Pero  ya  escucho 
La  música  desde  aquí. 

Salen  DOSa  SANCHA  y  FLOr..\. 
FLORA.  {Canta.) 
yo  lia  de  ser  en  el  rigor 
De  aquesta  prisión  oscura , 
Bello  prodigio  de  amor. 
Más  hidalga  tu  hermosura 
Que  constante  tu  valor. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Cuya  es  esa  letra,  Flora? 

FLORA. 

Quien  la  compuso  no  sé; 
A  una  guarda  la  escuché 
Del  Conde;  y  viendo.  Señora, 
Que  era  tan  ocasionada 
Para  li  música, yo 
l,a  puse  en  tono. 

DOÑA  SANCHA. 

Pues  no 
Sea  de  ti  pronunciada 
Otra  vez;  pero  mal  digo: 
Vuélvela,  Flora  ,  á  cantar. 
Que  mejor  es  apurar 
Cuanto  puedo  yo  conmigo. 
(Canta  Flora  y  doña  Sancha  lo  repite.) 

floua. 
No  lia  de  ser  en  el  rigor 

DOÑA  SANCHA. 

No  ha  de  ser  en  el  rigor 

FLORA. 

De  aquesta  prisión  oscura, 

DOÑA  SANCHA. 

De  aquesta  prisión  oscura, 

FLORA. 

Bello  prodigio  de  amor, 


DOSa SANCHA. 

Dello  prodigio  de  amor, 

FLORA. 

Más  hidalga  tu  hermosura 

DOÑA  SANCHA. 

ülás  hidalga  tu  hermosura 

FLORA. 

Que  constante  tu  valor. 

DOÑA  SANCHA. 

Que  constante  tu  valor. 

Si  ha  de  ser,  pues  yo...  Mas  ¿quién 

listaba  aqui? 

D0.>'  garcIa. 

Qien  oyendo 
Tan  dulcemente  acordados 
Letra,  tono  é instrumento, 
Interrumpirlos  no  quiso, 
Por  si  acaso  su  silencio 
Ser  pudiere  parte  á  que 
Diviertas  tus  sentimientos. 

DOÑA  SANCHA. 

Señor,  í  vuestra  majestad 
Tanto  á  mis  penas  atento? 
{■ijü.  ¡  Ay  de  mi ,  si  hizo  reparo 
Ln  el  que  yo  hiceá  los  versos.) 

DON  GARCÍA. 

¿Cuándo  no  lo  estu\e  yo 
A  tu  gusto? 

DOÑA  SANCHA. 

¿Y  es  lo  mesmo? 

DON  GARCÍA. 

Sí ,  que  una  razón  milita 
En  el  contrario  argumento; 
Pues  sentirá  tus  tristezas 
Quien  estima  tus  contentos. 

DOÑA  SASCHA. 

Guarde  á  vuestra  majestad 
Felices  años  el  cielo. 
Que  ya  sé  que  en  gusto  y  pena 
Siempre  es  su  amor  uno  raesmo. 

DON  garcía. 
Él  sabe  cuanto  estimara 
Poder,  Sancha  hermosa  ,  á  precio 
Uc  mi  alma ,  de  mi  vida. 
Pe  mi  honor  y  de  mi  reino, 
Aliviar  de  tus  tristezas 
I.a  causa  ;  pero  no  puedo 
Ayudar  más  que  á  sentirlas , 
mayormente  cuando  veo 
Cue  ellas  son  tales,  que  tienen 
Por  imposible  el  remedio. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Por  imposible? 

DON  garcía. 

Sí,  pues 
No  pueden  dejar  de  serlo 
Sabiendo  yo  de  que  nacen. 

DOÑA  SANCHA. 

{Ap.  i  Ay  de  mi ,  si  mis  afectos 
Me  han  vendido  pronunciando 
I.a  causa  con  que  los  siento  !) 
No  presumo,  yo.  Señor, 
Que  sea  imposible,  viendo 
Que  á  vos  nada  hay  im|iosible. 

DON  GARCÍA. 

Si  hay,  Sancha ,  que  conociendo 
De  qué  tus  penas  proceden , 
Poder  contra  ellos  no  tengo. 

BÜÑA  SANCHA. 

¿Pues  de  qué  presumes,  di 
(¡Corazón ,  salid  al  riesgo  I) 
Que  pueda  nacer  de  mí 
Ésta  liera  pasión 'í 

DON  GARCÍA. 

De  tan. 


LA  UÁS  HIDALGA  HERMOSURA. 


DONA  StNCHA. 

¡Cielos! 
¿Qué  escucho? 

DON  GARCÍA. 

Porque  quisieras 
Ver  logrados  tus  intentos. 

DOÑA  SANCHA.  (Ap.) 

¡  Ay  de  mi,  todo  lo  sabe! 

DON  GARCÍA. 

Dándole... 

DOÑA  SANCHA.  (Ap.) 

Hoy  sin  duda  muero. 

DON  GARCÍA. 

Tu  valor... 

DOÑA  SANCHA.  (.4;).) 

¡  Ay  iufelice! 

DON  GARCÍA. 

V  tu  bizarría... 

DOÑA  SANCHA. 

¿Qué  espero? 

La  muerte;  y  viendo  que  tarda 
La  venganza ,  tus  extremos 
Han  dado  en  esta  tristeza. 
Por  no  ver  ya  al  Conde  muerto. 

DOÑA  SANCHA. 

Es  así  f;  vivamos  alma  I) 
Que  todos  mis  sentimientos 

I  Son  ,  que  dure  en  la  prisión; 

I  Y  si  la  verdad  conlieso, 
El  no  verle  salir  della 
A  Un  de  lo  que  deseo. 
Que  es  ostentar  mi  valor. 
Es ,  Señor,  lo  que  más  siento. 

DON  GARCÍA. 

I'na  y  mil  veces  tan  noble 
liencor,  Sancha  ,  le  agradezco; 
Pero  los  inconvenientes 
Que  se  me  ponen  en  medio 
Di'l  todo  imposibilitan 
Mi  venganza  y  tu  deseo. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Cómo,  Señor,  otra  dicha? 

DON  GARCÍA. 

Como  ya  Castilla,  haciendo 

Alarde  de  sus  linczas. 

Toda  ya  en  armas  se  ha  puesto, 

Y  contra  Navarra  viene 

Con  tan  numeroso  estruendo 
Que  á  esta  facción  no  perdona 
Mujeres,  niños  y  viejos. 
Tan  extraña  es  la  lealtad 
De  sus  vasallos ,  que  han  hecho 
Pleitesía  y  homenage 
De  no  volver  á  su  centro 
Sin  llevar  su  Conde  vivo 
O  sin  fincar  lodos  muertos. 
A  cuya  crusa,  porque 
Nunca  les  arguya  el  tiempo 
Que  obedecieron  á  quien 
No  fuese  natural  dueño , 
Una  estatua  suya  traen 
Por  su  general ,  haciendo 
Leal  ceremonia  de  que 
Kl  los  gobierna ,  y  atentos 
Al  no  mudado  semblante 
Las  órdenes  que  el  Consejo 
Distribuye  ,  del  las  toman  , 
Engañándose  á  si  mesmos , 
Como  que  es  veneración 
Hablarles  con  el  silencio. 
Oarci  Fernandez ,  sobrino 


Suyo,  el  alma  es  desie  cuerpo, 
Pues  como  intérprete  fiel 
Lo  pronuncian  los  acentos ; 
De  quien  es  Albar  Rímirez 
Nobilísimo  escudero 
De  su  casa  y  de  su  sangre , 
El  principal  instrumento. 
Arbitro  de  aquestas  armas 
El  rey  de  León ,  haciendo 
Protestas  de  que  en  el  trato 
No  fué  cómplice ,  se  ha  puesto, 
Si  no  ya  de  parte  suya  , 
Sospechoso  por  lo  níénos 
Para  conmigo ;  y  así 
Marcha  siempre  á  vista  dellos 
Con  su  ejército,  y  aunque 
Dice  que  á  ponerse  en  medio, 
Aquesto  de  ser  Castilla 
Feudataria  suya,  temo 
Que  en  obligación  le  ponga 
Üe  mantenerla  en  su  feudo. 
De  suerte,  que  viendo  cuánto 
Está  apurado  y  deshecho 
De  tantas  pasadas  lides 
Todo  este  navarro  reino. 
Es  fuerza  que  en  atención 
Me  ponga  de  cómo  puedo 
Embarazar  á  Castilla 
El  paso  contra  su  esfuerzo. 
Ni  liará  León  razones 
Que  honesten  las  que  yo  tengo. 
Si  á  sangre  fría  le  doy 
Muerte  al  Conde  ,  será  cierto 
Que  he  de  irritar  contra  mi 
A  lodo  el  orbe ,  que  atento 
A  tan  gran  facción,  está 
Pendiente  de  mis  intentos. 
Si  le  pongo  en  libertad. 
Dirán  que  de  infame  miedo 
Aconsejado,  dejé 
De  vengarme ;  y  así ,  en  medio 
De  su  lealtad  y  mi  agravio 
No  sé  lo  que  me  resuelvo, 
Y  más  oyéndote  á  tí. 
Que  eres  por  quien  más  lo  siento 

DOÑA  SANCHA. 

Bien  te  acordarás ,  Señor, 
Que  el  felice  día  primero 
Que  de  Navarra  ceñiste 
El  sacro  laurel  y  cetro. 
Fui  la  primera  también 
Qui-  irritando  tus  alientos 
Te  dispuse  á  la  venganza 
Contra  Caslilla,  poniendo 
Delante  allí  de  tus  ojos 
Cuantas  razones  pudieron 
Pronunciadas  del  valor 
Ayudarse  del  ingenio. 
Pues  yo  la  misma  que  entonces 
Te  animé  más ,  conociendo 
Cuanto  es  preciso  vivir 
A  la  obediencia  del  tiempo, 
Ahora  contra  mí  misma 
Segundas  causas  alego 
Que  borren  de  tu  memoria 
Aquellas  primicias,  puesto 
Que  no  hay  política  como 
Saber  trocar  los  afectos. 
Si  habló  entonces  mi  dolor 
Llevado  del  sentimiento. 
Hable  la  razón  ahora. 
Sin  locar  en  dos  defectos 
De  mudable,  pues  no  hay 
En  bueno  ni  en  mal  suceso 
Consejo  tan  acertado 
Como  mudar  de  consejo. 
Tú  no  puedes  á  Castilla 
Embarazar  los  alientos; 
Tú  no  puedes  á  León 
Cómplice  hacer  á  tu  duelo. 
Ni  satisfacer  al  mundo. 
Fundando  en  justo  derecho 


522 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


La  venganza;  pues  llagamos 
Virtud  en  tan  grande  empeño 
Hoy  de  la  necesidad, 
Tomando  por  buen  acuerdo 
Dar  la  libertad  al  Conde 
Con  el  público  pretexto 
De  que  ya  (jueda  vengado 
Quien  no  se  venga  pudiendo, 
Que  si  esto  haces  antes  que 
Tanto  militar  estruendo 
De  cajas  y  de  trompetas 
Llegue  á  los  oídos  nuestros, 
Ninguno  podrá  decir 
Que  te  obligaron  a  hacerlo 
Ajenas  armas. 

DON  cabcía. 
Detente, 
No  prosigas,  que  aunque  vengo 
A  consultar  mis  desdichas, 
No  á  resolverlas  tan  presto. 
Dien  pensé  yo  en  tu  valor. 
En  tu  bizarría  ,  en  tu  aliento , 
Hallar  apoyo  á  una  acción 
Que  acá  reservada  tengo. 
Pero  viendo  cuan  de  parte 
Ya  de  la  piedad  te  has  puesto, 
Sin  que  lo  sepas,  sabré 
Ejecutarla,  poniendo 
Entre  el  rencor  y  la  duda 
Tan  proporcionados  medios, 
Que  disculpado  y  vengado 
Me  dejen  a  un  mismo  tiempo. 

DOÑA  SANCHA. 

No,  Señor,  porque  hayas  visto 
Templado  en  mi  aquel  incendio 
De  mi  cólera,  presumas 
Que  ha  sido  más  que  un  esfuerzo. 
Que  hipócrita  el  corazón 
Hizo,  pues  volcan  del  pecho, 
Aun(|ue  se  cubra  de  nieve , 
Guarda  el  volcan  acá  dentro: 
La  razón  de  Estado  fué 
Laque... 

DON  GARCÍA. 

Basta,  que  no  quiero 
Que  las  razones  de  Estado 
Te  prevari(|uen  tan  presto. 

Y  pues  yo,  como  te  dije, 
Tengo  modo  con  que  á  un  tiempo 
Para  todos  disculpado 

Y  para  mi  satisfecho 
Pueda  quedar,  le  sabré 
Conseguir,  á  cuyo  efecto 
Si  vieres  al  Conde  libre 

De  su  prisión ,  ó  á  lo  menos 

De  su  prisión  aliviado. 

No  presumas  que  lo  ha  hecho 

Tu  presunción,  pues  es  sólo 

Fingido  afectado  miedo 

De  dar  á  entender  que  he  dado 

Oido  á  los  muchos  ruegos 

De  los  principes  de  Europa; 

Y  congraciado  con  ellos. 
Conseguir  para  conmigo 
La  ejecución  de  un  veneno, 
Porque  no  pueda  Castilla 
Ahora,  ni  en  ningún  tiempo. 
Blasonar  deque  cobro 

A  su  Conde  sino  muerto.  (Vase.) 

DOXA  SANCHA. 

¡Válgame  Dios'  ¡Qué  de  cosas 

Pasan  por  mi !  ¿  Cómo,  cielos , 

En  tanto  número  puede 

Resistir  el  pensamiento? 

Ahora  bien  ,  solos  estamos. 

Corazón,  pues  apuremos; 

¿Cómo  puede  ser  posible 

Que  sea  capaz  la  esfera  de  un  pecho 

De  tres  tan  contrarios  distintos  afectos? 

El  primero  que  de  mi 


Se  apoderó  injusto  dueño 

De  mi  vida ,  fué  el  rencor. 

Monstruo  tan  sañudo  y  fiero 

Que  obstinadamente  altivo, 

Porfiadamente  violento, 

Sólo  pudo  aconsejarme 

tras  y  aborrecimientos.      [¿qué  lejos, 

;,Quó  señas  son  estas?  ¿qué  sombras? 

De  quien  en  un  punto  me  obligo  y  me 

¿Qué  pasión  es  esta?  [ofendo? 

Sa/e  VIOLANTE. 

VIOLANTE. 

Amor... 

DOÑA  SANCHA. 

Mientes;  ni  es ,  ni  puede  serlo. 
¿Qué  es  amor? 

VIOLANTE. 

¿De  qué.  Señora , 
Te  has  disgustado?  ¿Qué  es  esto? 

DOÑA  SANCHA. 

De  que  me  hayas  dicho  amor 
Pudiendo  decirme  celos. 


No  te  entiendo. 

DOÑA  SANCHA. 

No  te  espantes. 
Que  yo  tampoco  me  entiendo  ; 
Mas  di ,  ¿qué  ibas  á  decir? 

VIOLANTE. 

Amor  (perdone  el  respeto. 
Que  sabiendo  tú  que  es  mió 
También  sabrás  que  es  honesto) 
Me  trae  á  echarme  á  tus  plantas 
Agradecida  en  extremo 
A  la  Qneza  que  hoy 
Por  mi  con  el  Rey  has  hecho. 
Pues  claro  está  que  haber  él 
A  tus  razones  atento 
Mandado  aliviar  las  guardas 
Al  Conde,  y  que  á  aquestos  bellos 
Jardines  pueda  salir 
Es  de  tu  piedad  efecto. 

DOÑA  SANCHA. 

Si  tú  lo  supieras  más , 
Tú  me  lo  estimaras  menos. 

VIOLANTE. 

¿Porqué? 

DOÑA  SANCHA. 

Porque  no  es  piedad 
Ni  del  Rey  ni  mia. 

VIOLANTE. 

Supuesto 
Que  no  lo  sea ,  Señora , 
¿De  qué  es? 

DOÑA  SANCHA. 

O  no  sé,  ó  no  quiero, 
Qne  es  demasiado  apurar 
Mi  decoro  ó  mi  respeto 
Hablar  tan  á  todas  horas 
Conmigo  en  tu  amor,  y  puesto 
Que  yo  he  llegado  á  cansarme 
De  tan  licencioso  y  necio 
Eslilo,  no  me  hables  más 
En  toda  tu  vida  en  esto. 

VIOLANTE. 

¿De  qué ,  Señora,  te  ofendes? 

DOÑA  SANCHA. 

De  nada  y  de  mucho ;  pero, 
O  mucho  ó  nada.  Violante, 
Basla  saber  (jue  lo  siento.         ( Vnse.) 

VIOLANTE. 

¿Qué  novedad  (¡ay  de  mi!) 
Es  la  que  con  tal  pesar 


A  Sancha  pudo  obligar 
Para  que  me  hablase  así  ? 
Quién  á  su  prisión  por  mi 
A  darle  la  vida  entró; 
Quién  por  mí  triste  salió 
De  ver  que  él  no  la  aceptase ; 
Quién  por  mi...  pero  no  pase 
Con  este  discurso  yo 
Adelante ,  que  es  error 
Viendo  ya  el  Conde  el  recelo. 

Salen  EL  CONDE  y  NlIfsO. 

ÑUÑO. 

Vive  Dios ,  que  se  está  el  cielo 
De  aquella  misma  color 
Que  le  dejamos.  Señor. 

CONDE. 

¡Creerás  que  no  es  para  mi 
Degusto  ver  su  luzY 

NO.ÑO. 

Sí, 
Que  quien  la  puerta  tenia 
Franca  y  no  se  iba ,  debía 
De  hallarse  bien. 

CONDE. 

Esas!; 
No  tanto,  Ñuño,  por  mí. 
Porque  menester  no  habia 
Más  luz  quien  á  ver  llegó 
En  el  oscura  aspereza 
De  su  prisión  la  belleza 
De  Sancha. 

KUÑO. 

Y  yo  que  no  vcia 
Ni  esa  luz  ni  la  del  dia, 
¿Qué  baria  siu  ver  el  cielo? 

CONDE. 

Dar  tu  lealtad  al  consuelo 
De  que  conmigo  morias. 

ÑUÑO. 

Muy  lindo  consuelo  creo 
Que  es  el  que  me  üas  á  raí. 

VIOLANTE. 

Venturosa  yo  que  vi 
Logrado,  Conde,  el  deseo 
De  verte  donde  te  veo. 

CONDE. 

Más  venturoso,  Violante, 
Será  quien  ürme  y  constante 
Ha  logrado  la  ventura 
De  idolatrar  tu  hermosura. 

VIOLANTE. 

¡Cuanto  á  un  corazón  amant:. 
Conde,  tu  vida  debió! 

CONDE. 

¿De  qué  suerte? 

VIOLANTE. 

Escucha. 

CONDE. 


Sale  DOÑA  SANCHA. 

DOÑA  SANCHA. 

Violante,  vete  de  aquí 
Que  mejor  lo  diré  yo. 

VOLANTE. 

¿Pues  qué? 

DO.ÑA  SANCHA. 

No  prosigas ,  no. 
Donde  estoy,  no  haces  ahor.i 
Falta. 

VIOLANTE. 

•Quién  mi  muerte  ignora? 


Violante,  juego  mayor 
Dicen  que  quila  menor. 

DO^ASANCUA. 

¿Pues  no  te  vas? 

VIOLANTE. 

Sí,  Señora.     {Vase.) 

DOÑA  SANCHA. 

Aunque  debiera  estimar 

Aquesta  breva  ocasión 

Que  me  da  vuestra  prisión 

l'ara  poderos  hablar, 

No  os  tengo,  Conde,  de  dar 

Parabién ,  porque  no  es  bien 

Daros  á  vos  parabién , 

Sino  á  mi .  pues  llegné  á  baltarme 

Adonde  pueda  quejarme. 

CONDE. 

¿Vos  quejaros? 

DOÑA  SAKCnA. 

Sí. 

CONDE. 

¿Deque? 

DOÑA  SANCHA. 

Do  qultn  tan  desvanecido, 
Idólatra  de  su  bonor. 
Desprecio  hace  del  favor 
Y  de  latineza  olvido. 

COXDB. 

Si  aqnesa  mi  culpa  ha  sido, 
O  larde  ó  nunca  podré 
Hallar  disculpa. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Porqué? 

CONDE. 

Porque  hayíinajes  de  culpa 
Que  e»gala  el  no  hallar  disculpa. 

DOÑA  SANCHA. 

M  entiendo.  Conde ,  ni  só 
Quesea  gala  deslucir 
Finezas. 

CONDE. 

ÍTal  puede  ser 
Deslucir  y  agradecer. 

DOÑA  SANCIU. 


CONDE. 

SI,  Señora. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Cómo? 

CONDE. 

Repitiendo  ahora 
Loque  antes  dije. 

DOÑA  SANCHA. 

/.V'iué 
Lo  que  ¿intes  dijiste  lué? 

CONDE. 

Lo  que  OS  ha  cantado  Flora , 
oQue  no  porque  sea  en  favor 
De  mi  impensada  ventura 
Hidalga  vuestra  hermosura. 
Ingrato  ha  de  ser  mi  amor.» 
Y  aun  otra  causa  hav  mayor. 


¿Mayor? 


DO.NA  SANCHA. 

CONDE. 
DOÑA  SANCHA. 

¿Cuál  pudo  ser? 


LA  M.4S  HIDALGA  HERMOSURA. 

CONDE. 

Esta  dicha  devolver 
A  veros,  pues  si  me  hubiera 
Ido  entonces ,  no  pudiera 
Volveros  ahora  i  ver. 
A  dos  peligros  rendida 
Se  mira  mi  infeliz  suerte. 
Irme  y  quedarme  es  mi  muerte. 
Quedarme  ó  irme  es  mi  vida; 
Luego  si  la  veo  perdida 
A  un  tiempo  á  los  dos  aceros 
De  quedarme  y  de  no  veros , 
Pudiendo  muerte  elegir, 
iCuánto  mejor  es  morir 
De  veros  que  de  no  veros? 
Si  el  irme  me  ha  de  costar 
La  vida ,  ausente  de  un  bien , 

Y  si  el  quedarme  también, 
Porque  me  le  han  de  quitar, 
¿De  qué  me  sirve  estorbar 
Que  un  golpe  al  otro  dilate , 
Sino  que  matarme  trate 
.\jena  mano,  pues  no 

Es  justo  el  matarme  yo 
Porque  otro  no  me  mate? 

Y  fuera  de  esto,  no  en  vano 
Otra  razón  mi  amor  tiene. 

Sale  VIOLANTE. 

VIOLANTE. 

Señora,  tu  hermano  viene. 

DOÑA  SANCHA. 

Idos,  que  viene  mi  hermano. 

COKDE. 

Yo  no  le  veo. 

ÑOÑO. 

Y  es  llano 
Que  en  todo  el  jardin  entró. 

VIOLASTE. 

A  mi  me  lo  pareció. 

DOÑA  SANCHA. 

Vuélvete,  y  de  aqui  adelante 
No  te  parezca ,  Violante, 
Lo  que  no  mandare  yo. 

VIOLANTE. 

Celosa  de  tu  rigor 
Vine  á  avisar  presurosa. 

DOÑASANCBA. 

Y'a  veo  que  vienes  celosa. 

ÑUÑO. 

Violante,  juego  mayor... 

VIOLANTE. 

;IIay  tal  pena!  Hay  tal  rigor! 

¿Qué  es  lo  que  pasa  por  mi?    {Vase.) 

ÑUÑO. 

Pidió  un  morillo  babarí 
lina  esclava  singular, 

Y  dijo  el  Rey  :  «No  ha  logar. 
Que  quererla  para  mi». 

DOÑA  SANCHA. 

Sepa  yo  qué  otra  razón 
Es ,  Conde ,  la  que  tenéis 
Para  que  preso  os  quedéis 
Viendo  abierta  la  prisión. 

«ONDE. 

Resultar  la  presunción 
Contra  vos ,  y  fuera  impío 
Desaire  de  mi  albedrlo 
Que  en  el  noble  duelo  nuestro 
f^lo  viese  yo  el  riesgo  vuestro 

Y  viésedésvos  el  mió. 

DOÑA  SANCHA. 

Pues  para  que  no  quedéis 
Vano  de  quedar  mejor, 


Sabed  que  itliora  en  mayor 
Peligro  (jue  nunca  os  veis: 
La  licencia  que  tenéis 
Para  haber  llegado  aqnf 
No  es  por  mejor. 

CONDE. 

¿Como  así? 

DOÑA  SANCHA. 

¡Cómo!  ¿Mas  decirlo  yo. 
Conde,  no  basta? 

CONDE. 

Si  y  no. 

DOÑA  SANCHA. 

¿De  qué  manera  no  y  Si» 

CONDE. 

Sí,  porque  VOS  lo  decis; 
No,  porque  yo  no  lo  creo, 
Atento  al  noble  deseo 
Con  que  á  librarme  venís. 

DOÑA  SANCHA. 

Pues,  vive  Dios,  si  no  os  vais... 
Mas  baste  esto  entre  los  dos; 
Idos,  Conde,  idos  con  Dios 
Aquesta  noche. 

CONDE. 

Sí  haré. 
Con  una  condición. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Qué? 

CONDE. 

Que  os  vengáis  conmigo  vos. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Partidos  pedir  procura 
Quien  ve  su  vida  perdida? 

CONDE. 

Si ,  que  no  es  salvar  mi  vida 
Condenar  vuestra  hermosura. 

DOÑA  SANCHA. 

Ved  que  el  Rey  os  asegura 
Para...  pero  no  prosigo; 
Idos,  pues,  que  yo  os  lo  digo. 

CONDE. 

¿Mandaislo  vos?  Yo  me  iré, 
Con  otra  condición. 

DOÑA  SANCHA. 

¿Qaé? 

CONDE. 

Que  os  he  de  llevar  conmigo. 
Y,  enün,  para  que  los  dos 
Vanamente  no  gastemos 
El  tiempo  que  no  tenemos. 
Yo  vine ,  Sancha  ,  por  vos , 
Sin  vos  no  be  de  irme,  por  Dios, 
Que  esto  de  guardar  mi  vida 
De  tan  hermoso  homicida 
Es  poco  riesgo ;  porque, 
¿Cuándo  en  mi  vida  podré 
Perderla  más  bien  perdida? 
¿Sin  responderme  volvéis 
La  espalda?  ¿Aun  no  me  miráis? 
¿Suspiros  al  viento  dais? 
¿Llanto  á  la  tierra  ofrecéis? 

DO.ÑA  SANCHA. 

En  fin.  Conde,  ¿no  queréis 
Iros? 

CONDE. 

Si,  mas  no  sin  vos: 
¿No  respondéis? 

DO.ÑA  SANCHA. 

Mal  los  dos 
Nos  detenemos  hablando ; 
Yo  daré  respuesta. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


DO^A   SA^ICHA. 

A  la  noche ,  odios.  ( Yase.) 

CONDE. 

Adiós. 
Ñuño,  ique  es  esto? 

ÑUÑO. 

Seúor, 
Esto,  si  se  considera , 
Es  que  Sancha... 

Sa/í  VIOLANTE. 

VIOLANTE. 

Aguarda,  espera, 
Que  yo  lo  diré  mejor. 

NDXO. 

Si  hará ,  que  juego  mayor... 

VIOLANTE. 

Esto  es  ser  soberbio,  vano, 

Mal  caballero  y  villano, 

I'ues  á  quien  os  quiso  bien... 

Sale  DOSa  SANCHA. 

DO.ÑA  SANCHA. 

Violante,  conmigo  ven. 
Mira  que  viene  mi  hermauo. 

VIOLANTE. 

Yo  DO  lo  veo. 

DOÑA  SANCnA. 

Yo  si. 

Y  de  su  rigor  celosa. 
Vengo  á  avisar  presurosa; 
Verte,  Violante,  tras  mi: 

Y  vos ,  Conde ,  idos  de  aqui. 

VIOLANTE.  (.4^.) 

¡Quién  viü  más  Cero  rigor ! 

ÑUÑO. 

Vi.'lante,  juego  mayor... 

CONDE. 

¡0  si  ya  en  la  noche  oscura 
La  más  hidalga  hermosura 
Viese  el  más  constante  amor! 
{Yanse.) 

Sfl/en  ALEAR  RAMÍREZ,  GAUCI  FRR- 
NANDEZy  soldados  con  un  retrato 
del  Conde. 

ALBAR  RAMÍREZ. 

Suenen  en  esta  parte 

Destempladas  las  músicas  de  Marte 

Con  funesta  armonía. 

Haciendo  salva  al  trasponer  el  dia 

Al  Ebro,  en  cuya  playa 

Parle  jurisdiciónes  esa  raya 

De  Navarra  y  Castilla , 

Acuartelando  en  su  desierta  orilla 

El  ejército  todo. 

Castellanos ,  oid  ,  que  deste  modo 

Lo  manda  nuestro  Conde 

Por  la  voz  que  su  oráculo  responde. 

CARCI  FERNANDEZ. 

Haced  alto,  soMados, 

Y  en  la  margen  del  Ebro  acuartelados 
Velad  la  noche  y  esperad  el  dia. 

SOLDADOS. 

¿Quién  nos  lo  manda  ? 

CARCI  FERNANDEZ. 

¿Quien  mandar  podia, 
Ilustres  castellanos. 


Heroicos  pechos,  dignamente  vanos, 
Que  su  Conde  no  fuese? 


¿De  manera 
Que  til  dices  por  él  lo  que  él  dijera 
Si  se  hallara  presente? 

GABCI  FERNANDEZ. 

Claro  está,  que  yo  soy  tan  solamente 
Una  voz  que  susórderies  os  labra. 

SOLDADO   2." 

Pues  haced  alto,  y  pase  la  palabra. 
Este  es  el  sitio  donde 
El  cuartel  déla  corle  para  el  Conde 
Prevenido  tenemos. 

ALEAR  RAMÍREZ. 

Ya  que  ceremoniosos  los  extremos 

De  la  gran  lealtad  nuestra 

[lacen  con  su  retrato  noble  muestra 

IJe  nuestro  honor  altivo 

Lo  que  con  él  hiciera  estando  vivo. 

Antes  que  se  retire  en  esa  mansa 

Estancia  á  persuadirnos  que  descansa 

De  prolijos  cuidados. 

Llegad ,  tomad  sus  órdenes,  soldados. 

SOLDADO  i." 
Yo  por  el  nombre  vengo 
Ya  que  á  mi  cargo  distribuirle  tengo. 

CABCI  FERNANDEZ. 

San  Pedro,  y  sea  contraseña 
San  Pedro  de  Cárdena. 

SOLDADO  2." 
¿Qué  orden  das  á  las  guardas? 

CARCI   FERNANDEZ. 

Que  doblüilns 
Las  postas,  por  el  campo  derramada* 
Estén  tal ,  que  una  á  otra  se  respond.i; 
La  ronda  vele,  y  sea  sobreronda 
Albar  Ramírez  esta  noche  entera. 
Dando  una  vuelta  y  otra  á  la  ribera. 

SOLDADO  3.° 
Por  el  orden  tu  ejército  me  envia. 

CARCI  FERNANDEZ. 

El  orden  es  que  al  despuntar  el  dia 

Amanezcan  formados 

Todos  los  escuadrones,  y  que  osados 

Con  altivez  bizarra, 

Talando  entre  los  campos  de  Navarra; 

En  ella  desde  luego 

Publicando  la  guerra  á  sangro  y  fue^jo. 

TODOS. 

Viva  tu  fama  altiva. 

r.ARCl  FERNANDEZ. 

No,  soldados,  decid  que  el  Conde  viva. 
(Cúbrese  ¡atienda  y  Garci  Fernandez.) 

ALBAR  RAMÍREZ. 

Ya  que  á  mi  me  ha  tocado 
La  sobreronda  ,  vele  mi  cuidado 
Sin  que  un  breve,  un  pequeño 
Término  de  la  noche  rinda  el  sueño. 
;Qué  oscura!  Qué  medrosa! 
Qué  triste !  Qué  cruel !  Qué  pavorosa! 
Trémulamente  baja 
Envolviendo  en  la  lóbrega  mort.ija 
De  sus  sombras  las  señas  , 
De  campos ,  ondas,  árboles  y  peñas! 
Ya  en  profundo  silencio  sepultado 
El  ejército  yace  sin  cuidado. 
Sólo  porque  la  vela 
La  atención  de  una  y  otra  centinela. 
;0h  humana  confianza ! 
Poca  seguridad  tu  viila  alcanza  , 
Pues  tantos  duermen  con  descuido  in- 
[cierlo. 
En  fe  de  que  uno  solo  está  despierto. 
Mas,  ¿qné  es  aquello? 


SOLDADO  1." 

Muda  nos  pregona 
La  noche  que  al  camino  de  Pamplona 
Hay  gente  en  lo  intrincado  y  escondido. 

ALBAR  RAHIREZ. 

De  montados  caballos  es  el  ruido. 

Pues  tascan  repelidas 

Coscojas  y  alacranes  de  las  bridas. 

Venid  todos  conmigo. 

Quizá  genteserá  del  enemigo, 

Puesto  que  á  aqueste  lado 

Caballería  nuestra  no  ha  llegado. 

SOLDADO  2." 
Todos  te  seguiremos. 

ALOAR  RAMÍREZ. 

La  vuelta  por  detras  dellos  tomemos. 

Porque  viendo  ocupada 

La  avenida  no  tengan  retirada, 

Si  acaso,  como  digo. 

Tropa  avanzada  es  del  enemigo; 

Y  advertid  que  conviene 

Más  ahora  prenderlos  que  matallos. 
(Vanse.) 

Salen  EL  CONDE ,  DOÑA  SANCHA  i 
ÑUÑO. 

CONDE. 

Mientras  toman  aliento  los  caballos, 

Aqui ,  desempeño  noble 

De  cuantas  bellezas,  cuantas 

Hermosuras  padecieron 

El  sobrenombre  de  ingratas, 

Podrás  descansar  segura. 

Ya  que  aquí  troncos  y  ramas. 

Segunda  noche,  del  viento 

Con  dos  defensas  nos  guarda. 

DOÑA  SANCHA. 

Ya ,  Conde,  habemos  llegado, 
Sesun  decís,  á  la  raya 
De  Castilla. 

CONDE. 

Si,  Señora; 
Que  en  esa  linea  de  plata. 
Vasallo  el  Ebro  dos  veces 
Las  dos  coronas  aparta. 

DOÑA  SANCHA. 

¡Gracias  al  cielo  que  pongo 
En  vuestra  tierra  las  plantas ! 

CONDE. 

¡Que  fuera  de  todo  el  orbe 
Corona,  para  ilustrarla. 
Quisiera  jo! 

ÑUÑO.  (.4p.) 

¡Jesucristo! 
¡Qué  plática  tan  cansada! 
Luego  me  estuviera  yo 
Hecho  Conde  de  demandas. 
Hallándome  en  un  campito 
Con  una  señora  Infanta ! 

DOÑA  SANCHA. 

Quiero  darme  por  vencida 
En  cuestión  tan  cortesana. 
Por  lo  bien  que  á  mi  me  está 
Haber  sido  siempre  amada 
Sin  ser  nunca  aborrecida. 

CONDE. 

Testigos  son  estas  altas 
Peñas  del  gusto  con  ([ue 
A  ellas  llegué,  en  conlianza 
De  vuestro  amor,  cuando  Ortuño 
Dellas  salió  de  emboscada. 

ÑUÑO. 

Y  aun  ahora ,  vive  Dios  , 

SI  no  es  que  el  miedo  me  engaña , 
Me  parece  que  le  veo 
Cercado  de  gente  y  armas. 


Salen  ALBAR  RAMIUEZ  t  SOL- 
DADOS. 

ALB»n  ÜAMIdr?.. 

Miéniras  \u  los  ncoiiozco 
Tomad  lodos  las  espadas. 

DOÑA  SANCDA. 

Y  es  verdad  que  hacia  iiosolros 
Se  acercan. 

CONDE. 

¿Qué,  te  acobardas? 
Ponle  en  un  caballo  de  esos. 
Que  yo  mientras  tú  le  escapas 
Les  saldré  al  paso. 

DO.ÑA  SANCHA. 

¿Qué  importa 
Vivir  JO  si  tú  me  faltas? 

ALDAn  R.'.UIREJ. 

¿Quien  va? 

CONDt:. 

Amigas. 
^D^o. 

Y  harto  amigos. 

CONDE. 

Caminantes  son  que  pasan. 

ALnAn  RAMir.EZ. 

¿De  Navarra  ó  de  Castilla? 

SDÑo.  {M  Conde.) 
Si  castellano  te  llamas 
Es  dar  otra  seña  más 
De  quién  eres. 

ALEAR  RAMIRE7.. 

¿Pues  qué  aguardan? 
¿Son  navarros? 

CONDE. 

Sí  lo  somos. 

ALBAR  RASlir.EZ. 

Pues  las  vidas  6  las  armas 
llciidid. 

ÑUÑO. 

Por  ser  castellanos 
Otra  vez  en  esta  estancia 
Nos  prendieron. 

ALBAR    BAMlnEZ. 

Pues  ahora 
Por  ser  navarros. 

;  Mal  haya 
Quien  no  fuere  turco  otro 
bia  si  poraqui  pasa! 

ALDAR  RAMÍREZ. 

¿Qué  esperáis?  Armas  ó  vidas 
llendid. 

CONDE. 

No  están  enseñadas 
A  rendirse  las  que  yo 
Traiu'o  al  lado. 


¡Pesia  mi  alma! 
Las  que  yo  traigo  no  están  , 
Desde  que  á  la  escuela  andaba 
línsefiaüas  á  otra  cusa. 

ALBAR  RAHIREZ. 

En  vano  es  vuestra  arrogancia. 
Las  vidas  tenéis  seguras 
Si  os  dais  á  prisión. 

NONO. 

¿Qué  aguardas? 
Date,  Señor,  á  prisión  , 
Que  no  faltará  otra  Infanta. 

CONDE. 

¿Yo  i  prisión? 


LA  MAS  HIDALGA  IIERMOSL'IU. 


¿A  quién? 
ALBAR  RAMÍREZ. 

Al  Conde 
De  Castilla. 

NÜ.ÑO. 

¡Linda  chanza! 

CONDE. 

¿A  qué  Conde  de  Castilla? 
(Sin  vida  estoy.) 

ALB\R  RAMÍREZ. 

Yo  sin  alma. 
coxnE. 
Si  el  Conde  está  (ireso... 

ALBAR  RAMÍREZ. 

Al  Conde 
Que  hoy  nos  gobierna  y  nos  manda. 

CONDE. 

Pues  ¿cómo  Castilla  tiene 
Conde,  y  á  su  sangre  hidalga 
Pudo  en  ningún  tiempo... 

ALBAR  RAMÍREZ. 

Este 
No  lo  es  de  réplicas  tantas  ; 
Llegad,  prendedles. 

CONDE. 

Mirad 
Que  soy... 

ALBAR  RAMÍREZ. 

Tapadles  las  caras. 
(Uegan  por  delras  ¡I  véndanlos  ¡os  ojos.) 

DOÑA  SANCHA. 

Escuchad  antes. 

ALBAR  RAMÍREZ. 

Ponedles 
Sobre  los  rostros  las  bandas. 

ÑUÑO. 

Lacayo  soy  de  tejón, 
Nü  caballo  de  lanzada. 

ALBAR  RAMÍREZ. 

Porque  amaneciendo  va 
No  pueda  la  luz  del  aíba 
El  número  descubrirles 
De  todas  nuestras  escuadras , 
Conociendo  de  qué  modo 
Ose  acuartelan  ó  marchan, 
Venid  con  ellos  cubiertos 
Donde  el  Conde  nos  aguarda. 

SOLDADO  1." 
Ya  su  tienda  desde  aqni 
Nos  descubren  estas  ramas. 

ALBAR  RAHIREZ. 

¡Ah  de  la  tienda  real 
De  nuestro  Conde! 

CARCí  FERNANDEZ.  (Dentro.) 
¿Quién  llama? 

Sale  GARCl  FERNANDEZ. 

ALBAR  RAMÍREZ. 

Quien  á  tu  orden  obediente 
Descubriendo  la  campaña 
Toda  aquesta  noche,  trae 
Prisioneros  de  Navarra 
De  quien  puedas  tomar  voz 
En  cuanto  dispone  y  traza. 

GABCI  FERNANDEZ. 

Descubrid  algunos  dellos , 
Ya  que  el  dia  se  declara. 


Para  que  sepamos  del 
Donde  su  Rey  nos  aguarda. 

ALBAR    RAMÍREZ. 

Prisionero,  á  quien  trajerou 
Aqui  tus  fortunas  varias , 
Este  es  de  Castilla  el  Conde, 
Llega  y  échate  á  sus  plantas. 

CONDE. 

¿Quién  es  conde  de  Castilla? 
¿Quién  os  gobierna? 

CARCI  FERNANDEZ. 

Esta  estatua, 
Que  yo  no  soy  más  que  sólo 
Voz  suya  que  por  él  habla. 

CONDE. 

Puesyo  me  rendiré  á  ella , 
Ya  que  mis  fortunas  trazan 
Que  yo  con  alma  y  con  vida 
A  mi  sin  vida  y  sin  alma 
Me  rinda. 

GARCI  FERNANDEZ. 

¡Cielos!  ¿Qué  miro? 
Danos,  gran  Señor,  tus  plantas. 

CONDE. 

Esperad,  que  aunque  quisiera 

Daros  á  todos  las  gracias 

De  igual  fineza  ,  primero. 

Porque  hay  otra  circunstancia 

(V  porque  no  pierdan  tiempo 

Obligaciones  tan  altas) 

Que  á  mi  os  habéis  de  rendir 

A  mi  esposa  doña  Sancha  , 

Que  es  á  quien  debo  la  vida.   [Toccr..) 

Pero  ¿qué  trompas  y  cajas , 

En  dos  partes  divididas. 

Asustan  estas  campañas? 

CARCI    FERNANDEZ. 

El  Rey  de  León  es  este 

Que  siempre  á  la  vista  marcha 

De  nuestro  ejército. 

ALBAR  RAMÍREZ. 

Esotro 
Es  el  gran  Rey  de  Navarra  , 
Que  con  la  gente  (|iie  pudo 
Seguirle,  viene  en  demanda 
Tuy  1 ,  y  los  dos  igualmente 
Parece  que  se  adelantan. 

CABCI  FERNANDEZ. 

Pues  para  que  los  recibas 
Como  dueño  dcstas  armas. 
Toma  el  bastón ,  que  en  tu  nombro 
Regi ,  gobiérnalo  y  manda. 

Salen  por  una  puerta  EL  REY  y  sol- 
dados ,  y  por  otra  DON  GARClA  r 
VIOLANTE. 

DON  garcía. 

¡Ha  del  campo  de  (bastilla  ! 

REV. 

¡lia  de  su  nobleza  hidalga! 

conde. 
Rey  Ramiro  de  León  , 
García  ,  Rey  ile  Navarra , 
¿Qué  es  lo  que  á  Castilla  quieres  ? 
¿Qué  es  lo  que  á  su  Gonue  mandas? 

REV. 

Yo,  Conde,  viéndole  libre. 
Nada  ya ,  porque  mis  armas 
Sólo  a  componer  venian 
De  tu  peligro  la  causa. 
Dando  así  satisfacción 
Al  mundo  de  que  culpada 
No  fué  m  i  intención ,  pues  sólo 
Fué  la  Reina  quien  lo  traza. 


DON  GARCIa. 

Yo,  viéndote  libre,  vengo 
A  darte  muerte  en  venganza 
De  haber  con  traición  robado 
De  mi  palacio  mi  hermana, 
De  quien  aviso  me  dio 
Violante,  que  me  acompaña. 

COIVDE. 

A  ti,  Señor,  te  agradezco 
El  intento  con  que  marchas , 

Y  como  tu  feudatario 
Humilde  beso  tus  plantas. 

Y  á  ti  agradezco  también. 
No  que  este  pretexto  traigas 
bino  el  poder  disculparme 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

DON  garcIa. 

Con  eso  ja  ,  ¿qué  venganza 
Puedeu  tener  mis  ofensas  ? 

VIÓLAME. 

Nimi  amor  ja,  ¿qué  esperanza? 


En  la  acción  de  que  te  agravias. 
Si  tú  á  tu  hermana  me  ofreces 
Y  con  ese  íin  me  llamas, 
¿De  qué  le  puedes  quejar 
De  que  me  lleve  á  tu  hermana? 


DON  garcía. 
Deqne  ella  contra  mi  gusto... 

DOÑA  SANCHA. 

Eso  me  loca  á  mí,  aguarda: 
Si  tú,  conlra  el  gusto  mió. 
Con  él,  gran  Señor,  me  casas, 
¿No  es  más  lisonja  que  ofensa 
Cumplirle  yo  tu  palabra? 
Yo  soy  esposa  del  Conde. 


Ni  ya  mis  armas ,  ¿qu¿  acción? 

ALDAR  RAMÍREZ. 

Ni  Castilla ,  ¿qué  mas  fama? 

Para  que  enojos  y  quejas 
Acaben  adonde  acaba 
La  más  hidalga  hermosura. 
Perdonad  sus  lauchas  faltas. 


DON   PEDRO   MIAGO. 


DON  PEDRO  MIAGO. 
LA  INFANTA. 
TERESA  GIL. 


PERSONAS. 


DOMINGO. 

GIMEN. 

CRIADO  de  don  Pedro. 

MINGO ,  gracioso. 

D055á  TODA. 


DON  GARCÍA. 
FORTUN. 
ALMIRANTE. 
CONDESA. 
ABDEL,  moro. 


ZORAIDE,  moro. 
OTRO  MORO. 
CALVAN. 
Cn  uüsico. 


JORNADA  PRIMERA. 


Salen  EL  REY  r  DONA  TODA, 
de  caza. 


DOXATODA. 

Ko  paséis  más  adelante , 
Que,  Tire  Dios,  si  pasáis. 


¡No  Ti  mujer  semejante! 

DOÑA  TODA. 

No  imagino  que  dudáis 
De  mi  valor. 

nET. 
¡  Qué  arrogante  I 
En  tan  hermosa  mujer 
Parece  impropio  tener 
Tanta  arrogancia  lugar. 

DO.ÑA  TODA. 

No  es  arrogancia  juntar 

El  decir  con  el  hacer; 

Ouesoy  mujer  que  al  más  hombre, 

Ño  estando  muy  ajustado 

A  mi  valor  y  á  mi  nombre... 


Ese  ceño,  hermoso  agrado, 

No  habrá  valor  que  no  asombre. 

Que  de  esos  ojos  el  sol. 

Sin  valelle  su  arrebol 

Tiembla  si  airados  los  ve; 

Mas  yo  atrevido  seré 

De  los  vuestros  girasol , 

Que  hasta  vellos  puestos,  tengo 

De  seguillos  y  adorallos, 

Que  loco  tras  ellos  vengo. 

doSa  toda. 
Contra  quien  piensa  agradallos 
Rayos  de  furor  prevengo, 

Y  esta  escopeta  será 
Cometa  en  la  mano  mia, 
Que  andáis  muy  grosero  ya. 

nET. 
Si  amor  es  descortesía. 
Con  vos  bien  grosero  esté , 
Porque  os  tengo  mucho  amor. 

doña  toda. 
;  Qué  cansado  cortesano ! 

BET. 

Soy  ahora  cazador 

Que  una  liera  sigo  en  vano, 

Y  voy  con  este  rigor ; 
Pero  conoced  de  mi 
Que  soy  vuestro. 

UO.ÑA  TODA. 


Pero  mucho  tanlo  aquí: 
Quedaos  con  Dios. 


Una  mano 
Me  habéis  de  dar. 

DO.ÑA  TODA. 

Vive  Dios, 
Pues  que  no  andáis  cortesano, 
yue  os  tengo  de  dar  las  dos 
Con  el  veujblo. 


DO.XA  TODA. 

Mataréte  por  la  ley 
De  mi  honor. 

RET. 

Ten  más  paciencia, 

Y  advierte  que  soy  tu  rey. 

DOÑA  TODA. 

Si  tarda  más  la  advertencia 
No  era  muy  buena  ocasión  ; 
Vuestra  alteza  me  perdone, 

Y  me  dé  con  el  perdón 
Licencia. 

REY. 

Aguarda. 

DOÑA  TODA. 

Y  corone 
En  Castilla  y  en  León 
El  tiempo  largas  edades 
Ese  valor  no  vencido. 

REY. 

Si  á  dejar  te  persuades. 
Mujer,  un  rey  sin  sentido. 
Mal  juzgaré  por  verdades 
Tus  corteses  bendiciones. 

DOÑA  TODA. 

¿Qué  vasallo  á  su  rey  niega 
Tan  justas  obligaciones? 
Mi  padre  pienso  que  llega, 

Y  en  aquestas  ocasiones 

Que  me  encuentre  no  es  razón, 
Que  es  viejo,  y  nombre  le  dan 
De  mirar  por  su  opinión, 

Y  con  un  rey  tan  gHlan 

No  es  buena  conversación; 
Gozad  en  Vailadolid, 
Alfonso,  lo  que  esperáis. 
Como  es  razón,  y  advertid 
Que  la  mano  que  horadáis 
Temió  el  ballestón  del  Cid 
Más  que  el  plomo  que  en  Toledo 
El  moro  astuto  os  echó. 
Donde  acrisolando  el  miedo. 
El  corazón  que  os  rigió 
Tuvo  siempre  el  brazo  quedo; 
Sin  olvidaros  que  fué 
Un  venablo  la  ocasión. 
Huí  dellos,  que  aunque  hay  fe 
En  mí  noble  corazón , 
Es  espejo  en  que  se  ve 
Este  que  traigo  en  la  mano 
De  las  desdicnas  de  ayer 


En  don  Sancho,  vuestro  hermano, 

Y  es  gobernalle  mujer 
Como  mandalle  villano. 

REY. 

¿Eres  hija  de  Bellido? 

DOÑA  TODA. 

No,  sino  de  un  hombre  honrado. 
Tan  rico  y  tan  bien  nacido 
Que  este  corazón  me  ha  dado 

Y  este  valor  me  ha  vestido. 

REY. 

i  No  vi  tal  valor  jamás. 
Perdido  me  tiene  y  loco ! 

DOÑA  TODA. 

Yo  me  voy. 

BET. 

Luego  te  irás. 

DO.^A  TODA. 

No  estoy  bien. 

BEY. 

Aguarda  un  poco, 
Segura  conmigo  estás, 
Que  á  finezas  cortesanas 
El  seguro  honor  que  adoras. 
Ni  ofendes  ni  le  profanas. 

DOÑA  TODA. 

No  lo  están  con  vos  las  moras, 
Mal  lo  estarán  las  cristianas. 

REY. 

¿De  qué  suerte? 

DOÑA  TODA. 

¿No  casáis 
Con  la  Infanta  de  Sevilla? 
Luego  mal  aseguráis 
Las  cristianas,  si  en  Castilla 
De  las  moras  no  lo  estáis, 
O  ellas  no  lo  están  de  vos. 


RET. 


sabré... 


DOÑA  TODA. 

Quedaos  adiós. 

REY. 

¿Dónde  en  la  curte  vivís? 

DOÑA  TODA. 

No  sé.  Señor. 

REY. 

¿Qué  decís? 
Sale  DON  GARCÍA. 

DON  GARCÍA. 

Aquí  están  solos  los  dos... 

¡Notable  desdicha  mia ! 

Si  el  Rey  la  quiere,  ¿qué  haré? 

DOÑA  TODA. 

Ya  pasa  de  cortesía; 

Yo  me  voy.  {Vate.) 

BET. 

Y  loco  iré 
Tras  ti. 


558 


COMEDIAS  ESCOniDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


ooN  García. 

¿Señor? 

RET. 

¿Don  García? 
DON  García. 
iDóniic  Tuestra  alleza  va  ? 

BEY. 

Tras  un  imán  que  me  lleva ; 

V  don  Gimen  ¿  dónde  eslá? 

DON  GARCÍA. 

A  la  boca  de  esa  cueva 

Que  al  cnmpo  esmeraldas  da, 

Con  toda  la  momería 

Esperaba  si  salía 

Un  oso,  que  por  cocerlas 

Trocó  corales  á  perlas 

En  aquesa  fuente  fria. 

REY. 

¿Conoces  esa  mujer. 

Que  dejando  el  viento  atrás , 

Parejas  quiso  correr 

Con  el  sol ,  armada  más 

De  rajos  al  parecer? 

Que  si  no  es  su  hermosa  hermana 

La  cazadora  Diana, 

Según  esparce  arrebol , 

Es  signo  en  que  nace  el  sol 

Al  Cefir  estrella  humana; 

Que  tras  sus  libres  antojos 

Con  un  venablo  hace  al  suelo 

Dulces  mortales  enojos. 

Llevando  en  arcos  de  cielo 

Siempre  flechados  dos  ojos. 

DON  GARCÍA. 

¿Es  la  que  partió  de  aquí 
Cuando  vü  llegaba? 

RET. 

Si. 

DON  GARCÍA. 

¿Pues  esa  te  ha  parecido 
Tan  hermosa? 

BEY. 

An!;el  ha  sido; 
Mayor  belleza  no  vi 
l)es|iues  que  reino  en  Castilla ; 
Si  no  te  1(1  ha  parecido. 
De  mi  amor  fué  maravilla. 
Que  te  ha  trocado  el  seutido 
I'ara  no  amalla  y  ser\illa 

Y  matarme  á  mi  de  celos; 
Pero  pues  quieren  los  cielos 
Que  me  rinda  á  su  hermosura, 
Seguir  conmigo  procura 

Mis  amorosos  desvelos. 

t>0:i  GABCÍA. 

Señor,  advierte... 

RET. 

¿Qué  dices? 

DON  GARCÍA. 

Que  de  tu  real  grandeza. 
Con  esa  ocasión  desdices. 

REY. 

Pues  dime,  ¿es  amar  bajeza? 
DON  garcía. 


Tú  me  contradices 
Sio  ocasión,  don  García. 

DON  GARCÍA. 

Otra  no  puede  haber  sido 
Que  mi  amor  y  la  fe  mía. 


A  celoso  me  has  olido, 
Si  no  es  vana  fantasía 
De  mi  amoroso  accidente. 


DON  garcía. 
¿Celos  yo,  y  de  vuestra  altera? 
( Voces  dfiiíro.) 

Ataja  al  monte  la  gente. 

otra. 
.Notable  es  su  ligereza! 

OTRA. 

Al  rio. 

OTRA. 

AI  sauce. 

OTRA. 

A  la  fuente. 

BEY. 

Va  suena  la  montería. 

DON  garcía. 
n.^biii  de  dejar  el  oso 
La  cueva  oscura  y  sombría, 
Lie  los  perros  temeroso. 

REV. 

Sigámoslos,  don  García ; 
Quizá  podré  divertir 
Con  la  cázala  pasión. 
Si  es  que  se  pueden  huir 
Kstrelias  de  inclinación 
De  bien  amar  sin  morir; 
Mas  con  nosotros  está 
El  oso  y  la  montería. 

VOCES.  {Dentro.) 
Aqui  está  el  Rey. 

Sale  ORTUN. 

ORTCN. 

Por  acá. 

RET. 

¿Qué  es  aquesto,  don  García? 

DON  GARCÍA. 

Don  Gimen  pienso  que  va 
Del  oso  fiero  en  los  brazos, 

Y  en  esa  cueva  se  entró 
Donde  le  ha  de  hacer  pedazos. 

ORTDN. 

¡  Tal  Cereza  no  se  vio ! 

BEY. 

Romped  los  lascivos  lazos 
De  esa  hiedra  vividora 
Que  de  esa  vid  abrazada 
Defiende  la  entrada  ahora 
De  esa  gruta,  en  vano  armada 
Como  el  poder  de  la  aurora 
A  nuestras  armas,  y  muera 
Ese  animal,  y  sacad 
A  don  Gimen  libre  afuera, 

Y  por  castigo  clavad 
La  cabeza  de  la  fiera 

En  ese  hermoso  obelisco 
Que  hace  escala  para  el  cielo 
De  los  hombros  de  ese  risco. 
Verde  gigante,  que  al  suelo 
Colmó  de  hiedra  y  lentisco. 

Ya  se  arrojó  don  García. 

DON  GARCÍA. 

Esta  empresa  ha  de  ser  mia. 
Mas  ¿qué  es  esto? 

ORTCN. 

Absorto  y  ciego. 
Un  relámpago  de  fuego 
Le  retiró. 

REY. 

¿Quesería? 
¡Cobarde  imaginación! 
Yo  he  de  librar  á  Gimen, 
Si  puedo,  en  esta  ocasión. 


Mira,  Señor... 

BEY. 

Está  bien, 
Que  no  es  poca  obligación 
La  que  á  un  rey  corre  en  derecho 
De  un  vasallo,  y  más  tan  noble. 

DON  GARCÍA. 

Va  estará  pedazos  hecho. 

REY. 

Yo  he  de  entrar,  que  tengo  un  roble 
Por  corazón  en  el  pecho, 

Y  le  tengo  de  librar 

O  le  tengo  de  vengar. 

ORTON. 

Pues  todos  le  seguiremos. 

REY. 

Cerrad  los  ojos  y  entremos. 
Que  al  temer  vence  el  osar. 
{Vanse,  y  hay  grita  dentro  de  labra- 
dores,  de  baile,  música.) 

Salen  TERESA,  BERRUECO,  MINGO 

y  LOS  Mtisicos. 

Músicos.  {Cantan.) 
Qué  linda  es  Valladolid 
Las  mañanicas  de  Abril, 
Su  puerta  del  Campo 
Del  cielo  es  ¡urdin 
Que  sus  muros  quieren 
Con  él  competir ; 
Por  ella  entró  Alfonso, 
Dia  de  san  Gil , 
De  vencer  tos  moros 
Ue  .Mcalá  y  Madrid; 

Con  mora  gentil 

Que  es  hija  del  rey 

¡Je  Guadalquivir; 

Si  se  bautizare. 

Viva  siglos  mil, 

y  si  no,  se  muera 

.Antes  de  parir. 

Porque  no  tengamos 

(Cuando  nazca  ansí. 

Siendo  entreverado, 

Príncipe  pernil; 

Qué  linda  es  Valladolid,  etc. 

DERRUECO. 

Buena  ha  estado  la  canción. 
¿Quién  la  ha  hecho? 

UIKCO. 

Yo  la  he  hecho. 

DERRUECO. 

Hágaos,  Mingo,  buen  provecho, 

Y  caígaos  mi  bendición, 
Que  tenéis  liúdo  magín 
Para  poeta. 

MINGO. 

Es  negocio 
Que  con  desvergüenza  y  ocio 
Puede  hacerse  un  celemin 
De  copras ;  este  domingo 
Pienso  hacer  otras  á  Menga 

Y  á  Teresa. 

TERESA. 

Dios  os  tenga 
De  sus  consonantes,  Mingo, 
Que  es  negocio  peligroso. 

Ill^GO. 
Ansíyoselosoplico. 
misico. 

Y  más  si  da  en  sateríco. 
Por  ser  sonado  ó  mocoso. 


A  Vallaüoliü  nuestro  amo? 

lllíiGO. 

Con  los  conejos  y  el  gamo 
Que  doña  Toda  mató. 

BERRUECO. 

¡No  esperará  el  jabalí 
Que  estaba  en  la  armada  ya ! 
Maijino  que  huyendo  va 
Del  Rey. 

MINGO. 

¿Del  Rey? 

BERRUECO. 

Mingo,  si, 
Que  él  se  entiende. 

HINCO. 

iQue  eso  pasa? 

BERRDECO. 

No  os  dé  pena, 
Más  sabe  el  cuerdo  en  la  ajena. 
Que  el  majadero  en  su  casa ; 
Lo  mismo  me  hiciera  yo 
Ajuslándome  á  la  ley. 
Que  ese  es  rey  quien  no  ve  al  rey. 

TERESA. 

iSentarémonos? 

BERRUECO. 


BERRUECO. 

¡Ay  Teresa,  si  de  mi 
Te  dolieses ! 


BERRUECO. 

Siendo  para  lo  de  Dios, 
No  le  estuviera  muy  mal. 

TERESA. 

Ruéganme  Gil  y  Pascual 
Que  son  mejores  que  vos, 
i  Y  habia  de  enquillótranos 
Por  vos,  Berrueco  ? 

DERRUECO. 

Mentís, 
Teresa,  en  lo  que  deCIs, 
Que  no  podéis  ¡Kiialallos 
Con  mi  zapato,  Teresa. 

TERESA. 

¿Mentís  á  mi?  hoy  os  saco 
Las  narices  de  un  bellaco. 


Y  no  fuera  mala  presa. 
Aunque  las  tengo  algo  chatas. 

Músico. 
Ea,  Teresa,  tené. 

BERRUECO. 

En  medio,  Mingo,  os  pone. 

TERESA. 

Déjame  poner  las  patas 
Em  la  boca  y  en  los  dientes 
Desle  bellaco  ruin. 
¿Heiitisámi? 

MINGO. 

Tengan  Gn 
Pendencias  impertinentes, 

Y  vayase  uno  por  otro. 

TERESA. 

No  sabéis  bien  lo  que  soy  , 
SI  de  la  suerte  que  estoy 
Me  emberrincho  y  enquillotro. 
H. 


DON  PEDRO  MIAGO. 

I  BERRUECO. 

Vo  OS  pido  perdón ,  Teresa. 

HUSICO. 

Pcrdonaldo. 

Ml^co. 
Perdonaldo, 

Y  como  necio  dejaldo. 

BERRUECO. 

Y  de  serlo  no  me  pesa. 

Que  diz  que  son  más  dichosos. 

MINGO. 

Volvámonos  i  asentar. 

BERRUECO. 

La  mano  me  habéis  de  dar. 
Sale  GIMEN  por  la  boca  de  lo  cuita 

GIMEN. 

¡Luceros  del  cielo  hermoso! 
Gracias  á  Dios  que  os  diviso. 

Sale  DON  GARCÍA. 


Manto,  que  os  miro,  y  que  al  prado 
Los  verdes  recamos  piso ! 

Sale  ORTUN. 

ORTUN. 

¿Es  el  cielo  este  que  veo? 
¡  Gracias  á  Dios  que  salí ! 

MINGO. 

¡Hola!  gente  viene  alli. 
DON  carcIa. 
Fuera  estoy,  y  no  lo  creo. 
¿EsOrtun? 

ORTUN. 

¿Es  don  García? 

GIMEN. 

¿Es  don  Garcia? 

DO!»  GARCÍA. 

¿Es  Gimen? 

GIMEN. 

¿No  me  dais  el  parabién 
De  mi  dicha? 

ORTON. 

Y  de  la  mia 
También  le  puedo  pedir. 

GIMEN. 

Yo  lo  agradezco  á  mis  manos. 

MINGO. 

Sin  duda  son  cortesanos 
Que  tras  el  Rey  deben  de  ir. 

BERRUECO. 

Vayan  muy  en  hora  buena. 

«tísico. 
Yo  sentado  me  he  de  estar, 

Y  un  juego  puede  empezar 
Teresa. 

GIMEN. 

Fui  su  colmena, 

V  fuera  también  García 
Su  comida,  si  en  igual 
Ocasión  este  puñal 

De  la  noble  sangre  mia 
No  restaurara  el  atroz. 
Fin  con  la  suya,  de  suerte. 
Que  volviéndose  la  muerte 
Contra  el  animal  feroz. 
Quizá  de  miedo,  después 
Que  vio  ceñido  el  acero, 
lirazos  que  trocó  primero 
Al  cuello  trocó  á  los  pies ; 


Que  seguro  y  satisfecho 
Del  encubierto  puñal. 
Como  villano  animal 
Dio  al  acero  tocio  el  pecho; 

Y  todo  el  acero  yo 

Por  tres  veces  al  cerdoso 
Corazón,  y  vitorioso 
Salí  á  buscaros. 

DON  garcía. 
No  vio 
Mayor  valor  en  Milon 
Ni  en  Iro  la  antigüedad. 

GIMEN. 

Siempre  la  necesidad 
Dio  ardimiento  al  corazón. 

ORTUN. 

Ya  te  tuvimos  por  muerto. 

GIMEN. 

Fué  dicha  no  perecer. 

DON  garcía. 
El  Rey  te  quiso  valer, 

Y  sin  Orden  ni  concierto 
Entró  en  la  cueva  Iras  t!, 

Y  todos  tras  él  entramos, 

Y  más  prodigios  hallamos 
A  la  entrada,  que  si  alli 
La  griega  Circe  viviera; 
Pero  apenas  nos  pusimos 
Dentro,  cuando  nos  perdimos 
Unos  de  otros,  de  manera 
Que  por  milagro  hemos  vuelto 
Del  cielo  al  azul  zafir. 

GIMEN. 

¿Y  el  Rey? 

DON  GARCÍA. 

Debió  de  seguir 
El  fiero  bruto,  resuelto 
De  vengarte  ú  de  librarte , 

Y  se  ha  perdido  también 
Con  la  oscuridad,  Gimen, 
O  salió  por  lo  otra  parte, 
O  primero  que  nosotros 
Por  aquesta  que  salimos. 

BERRUECO. 

Si  al  soldado  le  vestimos 
De  tan  divinos  quillotros  , 
No  tien  que  pedille  al  Rey 
Merced  ninguna,  pardiobro. 

MINGO. 

Ya  que  viene,  no  ha  de  ir  pobro 
De  nuestras  manos. 

BERRUECO. 

El  bue; 
Bermejo  le  pienso  dar, 
Para  que  coma  también. 
DON  garcía. 
Pues  aquí  bay  gente.  Gimen, 
Bien  podemos  preguntar, 
Que  puede  ser  que  le  viesca 
Pasar  al  amanecer. 

TERESA. 

Este  el  soldado  ha  de  ser. 

DON  garcía. 
Cuando  razón  no  nos  diesen, 
Volveremos  á  buscalle 
A  la  cueva,  sin  dejar 
El  más  oculto  lugar. 

TERESA. 

{i;i  lleva  gallardo  talle, 
Vva  de  verde  vestido. 


Tan  galán 
I  De  la  guerra  no  ha  salido 


«30 

Ningún  soldado  jamás; 
I. a  daga  lleva  dorada 
\  la  espada. 

MINGO. 

nDaga,  espada.» 

BEIinCECO. 

Mingo,  como  grulla  oslas 
En  vela. 

TF.nESA. 

¡Qué  de  colores 
De  plumas  en  e!  sombrero 
Tremola  al  viento  ligero! 
DON  garcía. 
Buenas  noches,  labradores. 

MÚSICO. 

«¿Plumas?» 

GIMEN. 

Bien  han  respondido. 

ORTDN. 

Deben  de  llamarse  ansí 
Las  noches,  Gimen,  aquí. 

TERESA. 

En  el  gallardo  vestido 
Lleva  una  banda  terciada. 

MIJSICO. 

«¿Banda?» 

DON  GARCÍA. 

¿Habéis  visto  pasar 
Al  Rey? 

TERESA. 

Para  pelear 
Lleva  limpia  espada. 


GIMEN. 

¿Habéis  visto  por  aquí 
Pasar  al  Rey? 

TERESA. 

Con  botones 
De  oro  lleva  los  calzones. 

DON  GARCÍA. 

Es  verdad. 

nERRl'ECO. 

«¿Calzones?» 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

En  tiempo  pasado  el  conde 
Peranzures ,  que  fué  grima 
Del  moro,  á  ganar  entró 
A  Valladolid;  de  aqui. 
Dicen,  no  sé  si  es  ansí. 
Porque  no  lo  he  visto  yo, 
Que  las  noches  de  San  Juan 
Sale  á  bañarse  á  placer. 


TERESA. 


Sí; 


Aquí  esta 
Mi  caperuza. 

DON  GARCÍA. 

Arre  allá. 
Suele  responder  el  eco 
¿Y  no  respondéis  vosotros? 
¿Habéis  visto  al  Rey  pasar? 

BERRDECO. 

«¿Calzones?» 

GIMEN. 

No  hay  que  esperar; 
O  la  falta  está  en  nosotros , 
O  ignoramos  su  lenguaje. 
DON  carcIa. 
No  hay  para  bestias  ninguno 
Gomo  un  palo ;  y  si  hay  alguno 
Que  entienda  este  villanaje , 
Sin  duda  ese  debe  ser 
En  aquestas  ocasiones. 
¿Habéis  visto  al  licy? 

BERRUECO. 

«¿Calzones? 

GIMEN. 

Buen  modo  de  responder. 
Su  lenguaje  les  hablemos , 


TERESA. 

El  va  galán. 

ORTUN. 

Ansí .  villanos,  podremos 
Darnos  á  entender  mejor. 

TERESA. 

Ladrones,  Mingo,  ladrones. 

MINGO. 

«¿Espada?» 

MÚSICO. 

«¿Plumas?» 

DERhUECO. 

«¿Calzones?» 

DON  GARCÍA. 

Tente,  villano. 

BERRUECO. 

Señor, 
Mirad  qué  queréis  de  mí, 
Que  yo  á  nada  me  resisto. 

DON  GARCÍA. 

Que  nos  respondas  si  has  visto 
Pasar  al  Rey  por  aqui. 

BERRUECO. 

¿Y  he  de  responderos  luego? 

ORTUN. 

¿Hermosa  flema,  Gimen! 
Habla,  acaba. 

BERRUECO. 

Mira  bien. 
Si  ello  va  fuera  de  juego; 
Porque  en  estas  ocasiones , 
Si  es  burla  y  de  juego  va , 
Todo  hoy  no  me  sacará 
Otro  que  Dios  de  «calzones». 

DON  GARCÍA. 

¿Para  qué  hemos  de  jugar? 

DERRUECO. 

En  fin ,  Señor,  ¿no  os  burláis? 

GIMEN. 

¡No,  vive  Dios!  ¿qué  aguardáis? 

BERRUECO. 

Pues  no  le  he  visto  pasar. 

ORTUN. 

Despachónos  brevemente. 

DON  GARCÍA. 

¿No  has  visto  al  Rey,  que  animoso 
Esta  tarde  tras  de  un  oso 
En  esa  cueva  de  enfrente 
Entró  á  librar  á  un  vasallo 
Con  nosotros? 

BERRDECO. 

No  le  vi; 
Pero  si  él  ha  entrado  ahí. 
De  buena  se  habrá  escapado 
Si  ha  vuelto  á  salir  afuera. 
Porque  diz  que  está  encantada 
De  un  rey  moro,  y  no  hay  espada 
Ni  valor  que  vencer  pueda 
Tan  espantosa  aventura ; 
Ya  sé  que  al  cabo  del  año. 
Que  suele  hemos  de  daño 
Su  e.spantosa  boca  oscura 
A  más  de  cuarenta  crias. 
Que  es  albergue  de  los  lobos. 
De  los  osos,  de  los  tigres, 

Y  suceden  los  más  días 
Mil  desgracias  á  su  puerta, 

Y  aunque  habernos  procurado 
Ceg.irla,  ha  sido  excusado. 
Que  'ucgo  amanece  abierta ; 
Otra  diz  que  tiene  encima 

De  Pisucrga,  por  adonde 


BERRUECO. 

Una  vez  el  sacristán 
Be  Simancas  quiso  hacelle 
Con  el  hisopo  un  conjuro, 
y  ahora  no  está  seguro. 
¿Pero  quién  no  ha  de  temellc. 
Si  es  moro  y  está  encantado? 

DON  GARCÍA. 

Por  esotra  boca  el  Rey 
Salió  sin  duda. 

BERRUECO. 

De  un  buey 
Me  tiene  á  cargo  el  manchado 
Pellejo,  que  el  bellacon 
Encantado  y  bi  de  puta. 
Con  cascara  como  fruta 
Se  los  come. 

GIMEN. 

Dilación 
No  cabe  en  saber  adonde 
El  Rey,  señores,  está. 
Pues  se  ve  que  es  tarde  ya, 

Y  si  esta  cueva  le  esconde; 
Busquemos  hachas  y  eulremos 
A  pesar  de  sus  encantos 

Y  peligrosos  espantos 

Hasta  que  a  Alfonso  hallemos. 

DON  garcIa. 
Guíanos  á  esotra  boca 
De  la  cueva  tú. 


DON  GARCÍA. 

Que  entrar  en  Valladolid 
Sin  él,  es  cordura  poca. 
Poco  honor,  amor  y  ley ; 
Que  rey  que  de  amor  movido 
Por  vasallo  se  ha  perdido 
Cuando  necesario  fué. 
Razón  es  que  susvasallos 
Pierdan  la  vida  por  él. 

BERRUECO. 

Él  fué  consigo  cruel. 

GIMEN. 

Camina. 

BERRUECO. 

(Yo  he  de  dejallos 
En  podiéndome  escorrir.) 

DON  GARCÍA. 

Pasa  adelante. 

BERRUECO. 

Yo  iré 
En  cualquiera  parte,  áfe, 
Muy  bien. 

Adelante  hasde  ir. 

BERRUECO. 

¿Que  fuese  yo  el  desdichado 
Que  cogiesen?  ¡loco  estoy! 

DON  GARCÍA. 

Camina  aprisa. 

BERRUECO. 

Y'o  voy 
Oliendo  á  moro  encantado. 

(Vante.) 


Sale  ABDELMON,rívniofoní¡7ro,íOfi  I 
unahachaencendida,yEhRE\  tiL- 
FOSSO  con  la  espada  desnuda,  aflr- 
Oiándose  con  él. 

ABDELMON. 

¿Qué  me  quieres,  Alfonso?  ¿queme 
Déjame  en  mi  quieluü.  [quieres? 

REY. 

¿Quién  eres,  moro? 

ABDELUON. 

Un  desdichado  soy. 

BET. 

Dime,  ¿quién  eres? 

ABDELUON. 

Si  Alaquivir,  á  quien  postrado  adoro, 
En  aquesta  ocasión  me  permitiera 
üue  pudiera  perderte  el  real  decoro, 
No  pisaras  con  vida  la  ribera  [ra 

Del  gran  Pisuerga,  quepordueñoalio- 
Lospiés  parccequebesarteespera. 
Mas,  puesquieren  los  cielosque  la  mo- 
NaciOD  á  tus  pendones  castellanos    [ra 
Dé  lin,  como  mi  triste  suerte  llora, 
Yquecomience  España  por  tus  manos 
A  levantar  el  cuello  victorioso 
Dispuesto  por  los  hados  soberanos, 
Que  sepas  ya  quien  soy  será  forzoso, 
bi  el  cieloen  nuestra  ofensa  te  destina; 
Escucha  atento ,  Alfonso  generoso. 
El  nuevo  Abdelmon  soy,  reyde  Medina, 
Qne  vuestro  Cid  venció,  de  cuya  espada 
Llora  tragedias  hoy  la  Sarracina. 
Huyendo  de  su  furia  esta  olvidada 
De  los  rayos  del  sol,  cueva  sombrií, 
Escogi  po'r  amparo  y  por  morada. 
Aqui  sin  ver  jamás  la  luz  del  dia, 
En  la  mágica  negra  entretenido , 
Que  contra  el  hadono  hay  nigromancia. 
Salgo  á  observar  de  noche  el  sordo  ol- 
'     [vido, 
De  su  quietud  las  luces  celestiales, 

Y  cuantas  lineas  hay  con  paso  mido 

Y  hallo  por  retrógrados  fatales, 
Sin  aspecto  benévolo  ni  trino, 
Cierto  del  moro  los  futuros  males. 

Y  más  ahora,  Alfonso,  que  al  divino 
Poder  que  te  da  Alá  juntas  la  clara 
Sangre  del  más  famoso  Sarracino. 
Ahora  que  tu  hermosa  prenda  cara 
Ali  Maimón  te  da ,  rey  de  Sevilla , 
Zaida  en  la  dicha  y  en  belleza  rara; 
Aunque  ha  de  dar  un  Principe  á  Cas- 

[tilla 
Que  en  liernosaños  muera  cuando  em 
A  esgrimir  la  católica  cuchilla;  [picce 
Pero  de  otra  mujer  Alá  te  ofrece 
Divinos  descendientes  generosos 
Con  que  al  poder  alarbe  se  escurece ; 
Veinte  aüos  há  más  tristes  que  dicho 
[sos 
Que  soy  ciclope  sordo  desta  cueva. 
Luchando  con  los  hados  poderosos; 

Y  pues  es  vana  ja  cualquiera  prueba 

Y  no  hay  ciencia  que  venzaálaforluna, 
Lleva,  Alfonso,  de  mi  la  postrer  nueva; 
Que  desde  este  peñasco,  que  coluna 
Parece  de  las  nubes  y  atalaya 

De  los  escasos  rayos  de  la  luna , 
La  muerte  está  en  razón  que  á  buscar 
[vaya. 
Dando  al  mundo  Pisuerga  esta  vüoria, 
Aunque  me  vuelva  ásu  desierta  play 

nET. 
¡Arrojóse,  no  cuenta  humana  historia 
(Desjiéñase.) 
arbe  he 
ligno  de  mortal  memori 
Llamar  mi  gente  con  mi  seña  quiero, 


DON  PEDRO  MIAGO. 

Que  piensoque con  hachas  encendidas 
íle  busca,  y  de  Gimen  el  llu  espero. 
Que  hoy  ha"  sido  la  caza  de  perdidos. 
[Vase.) 

Sale  DON  PEDUO  MIAGO,  y  los  cru- 
dos, dándole  aguamanos,  y  los  mú- 
sicos cantando,  y  DOS'A  TODA,  su 
hija,  con  la  toalla. 

iiOsicos.  (Cantan.) 

¿Quién  vio  al  conde  Peranzures 

En  Valladolid  la  rica. 

En  un  caballo  alazán 

Cola  larga,  crespa  y  riza, 

Recebir'at  rey  Alfonso 

Quede  Toledo  venia 

De  tomar  la  posesión 

De  .istúrias  y  de  Castilla? 

D0>-  PEDRO. 

Toalla. 

DOÑA  TODA. 

Ya  yo  os  la  doy. 

D0:<  PEDRO. 

¿Tanto  favor,  hija  mia? 

DOÑA  TODA. 

Más  os  debo. 

DOMPEDRO. 

Alzad  del  suelo. 

DOÑA  TODA. 

Vuestra  mano,  de  rodillas. 
Señor,  espero  primero. 

DOJi  PEDRO. 

Y  los  brazos  tomad,  hija, 

Y  escuchad  la  mejor  letra 
Que  se  ha  trovado  en  Castilla; 
Imagino  que  quedaste. 

Que  lo  bueno  no  se  olvida, 
En  la  cuera  con  ribetes. 
Filigrana  y  sin  polilla. 

MÚSICOS.  {Cantan.) 
La  espada  de  Alfonso  el  Casto 
Con  los  tiros  trae  ceñida. 
Que  la  puente  y  guarnición 
Son  des  culebras  torcidas. 

D0>  PEDRO. 

¡  Buen  tiempo  aquel !  todo  pasa ; 
Entonces  la  llamarían 
Con  mayor  causa  que  ahora, 
A  Valladolid,  la  rica; 
Siempre  que  miro  el  sepulcro 
Donde  para  siempre  habita 
El  difunto  amado  Conde, 
Pongo  en  tierra  la  rodilla 

V  le  hago  reverencia. 
Porque  fué  honor  de  Castilla, 
Por  amparo  de  su  patria 

V  asombro  de  la  morisma. 
Por  amigo ,  y  final  mente , 
Porque  puesto  que  la  vida 

V  el  reino  le  debe  Alfonso , 
Oso  también  de  la  dicha, 
Que  es  uso  la  confusión 
De  Palacio,  y  sus  altivas 
Privanzas  menospreciando, 
Siempre  legítimas  bijas 

De  la  condición  del  tiempo, 

Y  desde  lejos  servia 

A  su  rey,  como  vasallo 
Leal ,  con  que  dejo  escritas 
Ansi  en  las  cosas  humanas 
Como  en  las  horas  divinas. 
En  Valladolid  memorias 
Que  á  pesar  del  tiempo  vivan. 
Por  vida  tuya.  Lujan, 
Que  á  mis  cenas  y  comidas 
Me  cantes  ese  romance 


DO^A  TODA. 

Justamente  le  acreditas. 

DON  PEDRO. 

Y  en  pago  dello  te  quiero 
Dar  ahora  esta  sortija , 
Que  las  dádivas  son  muestras 
Del  gusto. 

MÚSICO. 

Mil  años  vivas. 
(Yanse  hs músicos.) 

DON  PEDRO. 

Habréis  quedado  cansada 
De  la  caza.  Toda  mia. 

DOÑA  TODA. 

La  inclinación  nunca  cansa 
tjercilada. 

DON  PEDRO. 

Desdicha 
Fué  salir  el  Pvey  á  ojeo 
Con  toda  su  montería. 
Que  me  oMigó  á  dar  la  vuelta 
A  Valladolid. 

Sale  EL  MÚSICO. 


Vuelve  por  aqui  á  Palacio 
El  Rey  á  pié,  que  le  oW~~ 
Valladolid  este  honor; 


I  El  Rey  á  pié,  que  le  obliga 
I  Valladolid  este  honor; 
I  Demás,  de  que  es  romería 


Que  prometió,  por  un  caso 
Que  ayer  en  la  caza  misma 
Le  sucedió ,  según  dicen , 
V  lleva  en  su  compañia 
Toda  su  antigua  nobleza. 
Viendo  las  cosas  antiguas 
Que  hay  en  la  villa;  si  quieres 
(Pues  nobleza  te  acredita) 
Hacer  lo  mismo  que  todos. 
Saldrás  a  tiempo. 

DON  PEDRO. 

Su  vista , 
Lujan,  está  en  el  respeto; 
Mil  años  Alfonso  viva. 
Que  sin  velle  pasar  quiero. 

DOÑA  TODA. 

Señor,  ¿qué  causas  te  obligan 
A  huir  ía  cara  del  Rey, 
Siendo  la  nobleza  misma 
Hija  de  los  reyes? 

DON  PEDRO. 

Toda, 
Yo  he  vivido  hasta  este  dia 
Ochenta  años ,  y  me  he  hallado 
Bien  con  no  llegar  á  vista 
De  ningún  rey;  que  los  reyes 
Son  como  el  sol.  Toda  mia, 
A  cuyos  hermosos  rajos 
Las  cosas  reciben  vida. 
Que  la  dan  á  sus  vasallos 
Los  rayos  de  su  justicia  : 
Pero  llegársele  cerca 
Es  peligrosa  osadía, 
Porque  queman,  porque  abrasan 
Desvanecen  y  derriban ; 
Desde  lejos  gozar  quiero 
Sus  rayos,  que  los  que  lian 
Más  de  sí  mismos  se  alrevao, 
Que  yo  con  aquesta  vida 
Vivo  seguro  y  contento 
Sin  ambiciosa  codicia. 
Sin  esperanzas  ni  quejas. 
Sin  desdenes  ni  malicias; 
Vadlos,  Toda, que  me  voy 
A  San  Esteban  á  misa. 

DOÑA  TODA. 

El  mismo  peligro  pienso 
Que  tienen  las  que  se  fian 


(Vase.) 


K3I 


Oe  la  oc:is¡on,  üe  la  sangre, 

De  sus  ojos,  de  si  mismas; 

Líbreme  el  cíelo  de  amor, 

yue  si  de!  amor  me  libra. 

Yo  me  libraré  del  sol. 

Del  Rey  y  de  don  García.  (V 

Salen  EL  REY,  ORTliiN,  GIMEN. 

garcía  y  ACOIIPAÑAMIE.MO. 
BEV. 

No  hay  en  España  lugar 
Que  le  pueda  competir. 
Aunque  entren  los  que  del  mar 
Ricos  pueden  adquirir 
Grandeva  particular; 
Que  sus  bellos  edilicios 
tu  torres,  casas  y  templos. 
Calles,  plazas,  frontispicios. 
Son  de  su  grandeza  ejemplos 

V  de  su  hermosura  indicios, 

Y  de  haber  visto  he  gustado 
A  pié  sus  grandezas  todas. 

DON  GABCÍA. 

Por  tálamo  regalado 
Vuestra  alteza  de  sus  bodas 
iutlamenle  le  ha  nombrado. 

REY. 

¿Quó  casa  es  esta? 

ORTi:i». 

El  blasofl 
Que  sobre  la  puerta  está, 
Al  dueño  le  da  opinión 
üe  rico  y  noble. 

RET. 

Será 
De  rico  home  ó  de  infanzón. 

GIUEN. 

El  dueño  della  imagino 
Que  sale  de  casa  ahora. 


\'  es  un  hombre  peregrino. 

REY. 

Rico  es  sin  duda. 

ORTDN. 

y  no  ignora 
Al  parecer. 

RET. 

iQué  camino 
Ilabria  para  saber 
Quién  es?  que  desde  el  primer 
üiaque,  á  mi  parecer. 
Entré  aquí,  este  caballero. 
Sin  saber  quién  pueda  ser, 
Veo  á  caballo  pasar 
Más  que  otros  muchos  lucido 
Por  Palacio  y  el  lugar. 

Y  en  ningún  acto  que  ha  habido 
Me  ha  querido  acompañar 

Ni  me  ha  besado  la  mano 
Como  los  demás  lo  han  hecho, 

Y  no  he  reparado  en  vano 
Que  debe  de  ser  sospecho 
Filósofo  cortesano. 


SiTuestra  alteza  me  da 
Licencia,  del  mismo  quiero 


Gimen,  será 
Gusto  para  mi,  que  espero 
Que  es  gran  hombre. 

Sa/e  DON  PEDRO  MIAGO. 

DON  DEDRO. 

El  Rey  está 
Parado  ahora  en  la  calle. 


COMLÜIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

Más  libre  goza  del  bien. 
Yo  confieso  que  en  mi  vida 


GIMEN. 

Y  un  criado,  al  parecer. 
Viene  á  ti. 

DON  PEDRO. 

Quiero  esperalle. 
Que  no  sé  qué  pueda  ser. 

GIMEN. 

Respeto  pone  su  talle. 

RET. 

Ya  ha  esperado,  don  García, 
A  Gimen. 

DON  karcIa. 
¡Con  qué  valor! 

ORTUN. 

¡Y  con  qué  cortesanía! 

CIJIEN. 

Déseos  las  manos.  Señor. 

DON  PEDRO. 

Dios  os  guarde. 

GIMEN. 

El  Rev me  envía. 
Que  quiere  de  vos  saber 
Quién  sois,  yá  este  efeto  vengo. 

DON  PEDRO. 

Al  Rey  podéis  responder 
Que  soy  un  hombre  que  tengo 
En  mi  casa  de  comer; 

Y  no  le  respondáis  más. 

[Hace  que  se  va.) 

GIMEN. 

Con  esa  respuesta  voy; 
No  vi  tal  valor  j:imás. 

DON  PEDRO. 

Decilde  también  que  soy 
(Que  fslü  faltaba  no  má's) 
Muy  leal  a  su  poder, 

Y  muy  nolile  juntamente 
Qué  es  lo  qne  más  precio  ser. 

Y  un  hombre  que,  linalmenle, 
A  ninguno  ba  menester; 

Y  que  estos  cabellos  canos 
Que  me  nacieron  sirviendo 
A  su  padre  y  sus  hermanos, 

Y  no  sirvo  ni  pretendo. 

GIUEN. 

Guárdeos  Dios. 

DON  PEDRO. 

Deseos  las  manos.  ( Vasf. 

DON  CARClA. 

Ya  vuelve ,  Señor,  Gimen. 

RET. 

¿Quién  es,  Gimen? 

GIMEN. 

Un  Catón, 
Cn  Diógenes,  en  quien 
No  halló  lugar  la  ambición. 

RET. 

¿Deque  suerte? 

GIUEN. 

Yo  llegué 
A  preguntarle  quien  era. 
Como  vuestra  alteza  ve, 

Y  dijome  que  dijera 

(Y  como  aquesta  se  fué). 
Que  era  un  hombre  que  tenia 
En  su  casa  de  comer. 
Leal ,  noble ,  y  que  no  había 
A  ninguno  menester. 


Segura  niosofia ; 

Con  esas  partes,  Gimen, 

No  ha  menester  verme  á  mí , 

Y  puede  decir  también 

Que  es  más  rey  que  yo,  sí  ansí 


Tuve  envidia  si  no  es  hoy; 

ut.ija  reconocida 
Que  tiene  un  cuerdo  á  quien  soy 
Si  asegura  su  comida; 
Porque  en  el  humano  ser. 
Según  va  la  edad  y  viene. 
No  hay  más  dicha  que  poder 
Decir  un  homhre  que  tiene 
En  su  casa  de  comer. 
La  respuesta  fué  extremada. 

Y  el  homhre,  Gimen,  me  agrada, 
Que  en  ella  entender  me  dio 
Que  es  mucho  más  rey  que  yo , 
Pues  qne  no  ha  menes'ter  nada ; 
Su  nombre  pienso  saber 

Y  procurar  estimar 

Su  persona  y  pretender 
Sus  consejos  escuchar 

Y  su  cordura  aprender. 

DON  GARCÍA. 

Aquí  dicen  que  se  llama 
Don  Pedro  Miago,  y  que  es 
Hombre  de  notable  fama 
En  Valladolid. 

RET. 

Después 
Quédela  divina  rama 
De  los  luceros  de  Dios 
Acabe  la  romería. 
Nos  hemos  de  ver  los  dos. 
Yendo,  Gimen,  don  Garda, 
Para  este  efecto  con  vos , 
Porque  eche  de  ver  que  ansí 
Su  persona  estimo  yo. 

GIMEN. 

Creo  del,  según  le  vi 
Cuerdo  y  resuelto,  que  el  no 
Dará  primero  que  el  si. 
Que  es  hombre  desta  opinión, 

Y  rico,  y  llevar  querrá 
Por  delante  su  intención. 

BEY. 

Si  tiene  hacienda,  tendrA 
Par.T  mi,  Gimen,  razón. 
Que  Palacio  no  es  lugar 
Para  envídíalle,  pudíendo 
Sin  él  contentos  pasar. 
En  la  soledad  viviendo 
Ricos  y  sin  mormurar. 

DON  GARCÍA. 

SI,  que  una  y  otra  Cartago 
De  privanza,  á  fin  medroso 
Muestra  en  su  primer  estrago. 

REY. 

;Qué  picado  y  qué  envidioso 
Voy  de  düu  Pedro  Miago ! 


I       JORNADA  SEGUNDA. 


Salen  DON  PEDRO  MIAGO  r  CALVAN, 
moro  galán. 

CALVAN. 

Ali  Maimón,  de  Sevilla 
Rey,  deste  nombre  el  tercero. 
Que  guarde  Alá  largas  lunas 
Como  ha  menester  su  reino ; 
Por  conciertos  de  amistades 
Trató  con  Alfonso  el  Sexto, 
Rey  de  Castilla  y  de  León, 
Vuestro  rey  (que  guarde  el  ciclo) 
Casará  Zaida,  su  hija. 
Milagro  del  siglo  nuestro. 
Que  á  faltarle  Alá  Mahoma 
Esta  lo  fuera  en  el  suelo; 


Si  es  hermosa,  el  sol  lo  diga, 
Pues  gobernando  el  imperio 
lie  su  lielleza,  es  el  sol 
\  irey  desús  ojos  neíjros; 
A  los  Abriles  que  eslán 
Los  dos  nácares  vertiendo 
De  la  hermosa  Andalucía, 
Hurtó  á  la  Sciiia  el  invierno; 
Corlara  flechas  y  rayos 
Del  oro  de  sus  cabellos 
Amor,  si  perder  pudiera 
A  sus  ojos  el  respeto; 
De  su  boca  olur  y  risa 
Aprende  el  alba  y  el  viento. 
Que  en  vez  de  llorar  aljúlar 
lüe  estrellas  y  luceros; 
(^un  el  cristal  de  sus  manos 
Compiten  los  once  cielos, 
yue  3  su  belleza  cobardes 
Ño  se  atreven  cielo  á  dedo. 
Formando  dulce  armonía 
Kn  la  hermosura  del  cuerpo 


Con  su  alteza,  de  Sevilla, 
Para  este  efcclo,  en  efelo, 
En  su  servicio  salimos 
Los  más  nobles  caballeros ; 
Si  te  he  de  decir  verdad. 
Cristiano,  lodos  sintiendo 
üueZaidaIohayadeser, 
Y  es  natural  sentimiento ; 
Que  en  la  dispula,  cristiano, 
Üe  las  leyes  no  me  nielo. 
Pues  la  amistad  nos  estorba 
Usar  nuestros  argumentos; 
\a  sabéis  que  son  tan  conos 
(Jue  de  la  lengua  al  acero. 
Con  solo  un  antecedente 
La  consecuencia  ponemos ; 
Si  es  la  vueslra  más  verdad, 
^os  hace  fuerza  y  da  esfuerzo 
El  ser  la  nuestra  heredada 
Ue  nuestros  padres  y  abuelos ; 
Aunque  en  estas  diferencias 
Ala  sabe  lo  más  cierto, 
ti  nos  dé  luz,  y  haga  á  Z.aida 
yuc  con  él  reine  en  el  cielo ; 
Al  fin,  vistiendo  los  campos, 
Con  el  Abril  compitiendo, 
De  almalafas  y  de  plumas, 
Si  de  bengalas  el  viento; 
Engañamos  á  los  montes , 
Pareciendo  desde  lejos 
Arboles  que  caminaban 
O  prados  de  flores  llenos , 
lluy  fuéramos  á  sus  ojos. 
Ya  mirabeles,  ya  almendros, 
Si  á  las  yeguas  andaluzas 
No  descubrieran  los  ecos; 
Desta  suerte  caminamos 
Con  varios  recibimientos 
De  las  villas  y  lugares. 
Como  á  su  reina  en  efelo; 

Y  pasando  á  Guadarrama 
En  sus  pei'iascos  soberbios 
Nevando  plumas  y  locas 
Anticipamos  á  Enero, 
Adonde  con  la  nobleza 
Castellana,  Alfonso,  haciendo 
Iteal  lisonja  á  sus  ojos 

Hizo  mar  de  amor  el  puerto  ; 
Yá  Valladolid  llegando 
.   Mostró  la  corte  en  el  cielo 
Desde  su  puerta  del  Campo 
A  su  Palacio  soberbio ; 
Aqui  de  losalfaquies 
Más  sabios  y  más  discretos 
De  su  ley  para  el  bautismo 
Enseñada  fué  primero; 

Y  hoy  que  está  calequizadi, 
(^omo  decis,  en  el  templo 


D0.\  PEOUO  MIACO. 
Mayor  de  vueslra  mezqull,'). 
Donde  está  el  famoso  entierro 
De  aquel  Nalercso  Conde 
Que  con  invencible  pecho 
Kl  sexto  Alfonso  sacó 
üe  la  prisión  de  Toledo, 
La  bautizan  y  se  casan 
Juntamente  casi  á  un  tiempo. 
Que  el  grande  aifaqui  de  Burgos 
Vino  á  la  corte  al  efecto ; 
Vuestro  famoso  Almirante, 
Que  es  espejo  en  años  tiernos 
Ue  los  reyes  sus  pasados 
Que  fueron  del  mundo  espejos, 

Y  su  esposa,  tan  hermosa 
Que  por  encarecimiento 
Corre  parejas  con  Zaida, 
Que  es  aveiiiajalla  al  cielo, 
Ue  la  boda  y  del  bautismo 
Son  los  padrinos,  haciendo 
til  Rey  con  esta  amistad 
Segundo  deudo  con  ellos; 
Esto  es  lodo  lo  que  pasa, 
Dadme  licencia  con  esto. 
Que  como  estoy  obligado , 
Voy  al  acompañamienlo. 

DOS  PEDRO. 

Aguardad,  hidalgo  moro. 
Porque  quiero  conoceros, 

Y  serviros,  si  es  posible. 

La  merced  que  me  habéis  heclio. 
Que  á  términos  tan  hidalgos 
Como  habéis  tenido,  quiero, 
Para  serviros,  deciros 
Mi  nombre  en  sabiendo  el  vuestro. 

CALVAN. 

Calvan,  cristiano,  es  el  mió, 

Cuya  nobleza  trajeron 

Mis  abuelos  á  Sevilla 

De  los  Jeques  de  Marruecos ; 

Vivo  en  Ecija,  que  soy 

Su  alcaide  en  ella ,  aunque  muero. 

Por  Kelisalba  en  Osuna , 

A  manos  de  mis  deseos. 

DON   PEDRO. 

Yo  soy  don  Pedro  Miago, 
Un  honrado  caballero 
De  Valladolid  ,  tan  nuble 
Como  el  rey  Alfonso  el  sexto ; 
Vivo  junto  á  San  Esteban  , 

Y  no  tan  pobre,  que  puedo 
Cuando  la  hayáis  menester 
Alguna  hacienda  ofreceros. 
Lo  que  asistáis  en  la  corle 
Mis  caballos  serán  vuestros. 
Que  os  aseguro  que  encima 
No  echéis  los  de  ICrija  menos. 

Y  si  queréis  de  posada 
Mudar,  una  casa  tengo 
Que  puede  el  Rey  envidialla, 

Y  no  digo  mucho  en  esto. 

Y  advenid  que  estos  no  son 
Cortesanos  cumplimientos 
Ue  los  que  en  la  corle  usan 
Tornasoles  caballeros ; 
Que  soy  don  Pedro  Miage, 
Hombre  de  chapa,  y  que  tengo 
Mi  palabra  por  verdad , 

Mi  nobleza  por  espejo. 
Porque  es  de  Dios  apellido 

Y  ansí  le  tiene  en  el  cielo  ; 

Y  el  caballero  ,  Calvan  , 
Que  no  se  preciare  dello. 

Ni  es  honrado  ni  es  ciistiauo, 
Valifiite  ni  caballero. 

CALVAN. 

i  Qué  valeroso  cristiano  1 
iQué  palabras!  ¡Qué  gran  pecho! 
¡Qué  aspecto!  Su  Cid  no  pudo 
Ser  mis ,  ni  él  pudo  ser  menos. 


533 

Por  Alá  ,  quo  no  he  envidiado 

Ca.stellano  caballero. 

Ni  cristiano  si  no  es  esle. 

Que  me  ha  admirado  confieso. 

Llega  esa  yegua,  Celin, 

Aqni.  (Vasí.) 

Sale  EL  ALMIRANTE  DE  CASTILLA, 


ALUIRANTE. 

En  vuestra  busca  vengo. 

DON  PEDRO. 

Señor,  ¿  vuecelencia  i  mi 
Viene  á  buscarme,  podiendo 
Con  un  criado  mandarme 
Que  á  serville  fuese  ? 

ALMIRANTE. 

Debo 
A  la  sangre  que  tenéis 
Mucho  más,  señor  don  Pedro; 

Y  no  es  mucho  que  yo  os  busque, 
Si  el  Rey,  soberano  dueño, 

No  puede  acabar  con  vos 
Que  le  visitéis. 

DON  PEDRO. 

Promelo 
A  vuecelencia,  que  soy 
Desíiue  naci,  y  ya  soy  viejo. 
De  tan  contraria  opinión. 
De  tan  cortos  pensamientos 
En  las  cosas  de  Palacio 
Que  ni  gusto,  ni  me  atrevo 
A  entraren  ellos  jamás. 
Que  hay  laberintos  en  ellos 
Que  enredarán  al  más  sabio 

Y  perderán  al  más  cuerdo ; 
Yo  estoy  ya  viejo  y  cansado 
Quizá  de  servir  mancebo 
Contra  las  lunas  alarbes 

A  su  padre  y  á  su  abuelo ; 

Y  la  verdad  y  la  espada 
Desnudas  siempre  estuvieron 
Para  servir  á  mi  rey 

En  mi  mano  y  en  mi  pecho; 

Y  no  quiero  entrar  ahora 
A  escuchar  á  lisonjeros. 
Que  con  verdades  vestidas 

Y  espadas  están  sirviendo: 
Que  soy  hombre  mal  sufrido, 

Y  no  estoy  ahora  en  tiempo 
De  granjear  enemigos; 

Al  Un  condición  de  viejos. 

ALMIRANTE. 

Señor  don  Pedro  Miago, 

Si  por  Almirante  puedo 

De  Castilla  con  vos  algo. 

Me  habéis  de  honrar  con  los  dpudos 

De  mi  casa  en  el  bautismo, 

Velación  y  casamiento 

Délos  reyes. 

DON  PEDRO. 

Vuestro  soy, 

Y  por  orden  vueslra  iiuiero 
Besalle  á  Alfonso  la  mano. 

ALMIRANTE. 

Eslimo,  señor  don  Pedro, 
(;omoes  razón,  la  merced 
Que  me  hacéis. 

DON  PEDRO. 

Vuestros  abuelo.? 

Y  vuestros  padres  han  sido 
Como  vos  siempre  mis  dueños, 

Y  quiero  que  mi  señora  > 
La  Condesa,  en  nombre  vuestro, 

'  Dé  3  doña  Toda,  mi  hija, 
I  Por  dama  á  la  Reina. 


ii54 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Espero 
Del  Hey  niny  grandes  alliricias , 

Y  hará'la  Condesa  en  eso 
Muy  gran  lisonja  &  su  alteza. 

D0:«  PEDRO. 

Aunque  yo  caballa  puedo 
Muy  bien  en  Valladolid  , 
Conozco,  Señor,  que  pierdo, 
r<o  metiéndola  en  Palacio, 
Diferentes  casamientos 
Adelantando  mi  casa , 

Y  que  me  quito  con  esto 
El  cuidado  de  guardalla. 

ALMIRANTE. 

Ha  sido  prudente  acuerdo. 
Prevéngase  mi  señora 
Doña  Toda,  porque  luego 
Va  por  ella  la  Condesa. 

DON  PEDRO. 

Mil  veces  las  manos  beso 
A  vuecelencia.  Ya  voy. 

ALMIRANTE. 

Pues  en  Palacio  os  espero. 

DOS  PEDRO. 

El  caballo  al  Almirante. 

ALMIRANTE. 

Subid ,  don  Pedro,  en  el  vuestro. 

DON  PEDRO. 

Servir  de  caballerizo 
A  vuecelencia  pretendo. 

ALMIRANTE. 


DON  PEDRO. 

En  todo,  como  es  razón, 
A  vuecelencia  obedezco. 

ALMIRANTE. 

Haceisme  merced. 

DON  PEDRO. 

Yo  sirvo 
Poco  para  lo  que  debo. 

{Vanse  cada  uno  por  su  puerta.) 

Sale  EL  REY  v  DON  GARCÍA. 

REY. 

No  he  visto  mayor  belleza 
Después  que  reino ,  García. 

DON  garcía. 
Ya  vuestra  alteza  algún  dia, 
Sise  acuerda  vuestra  alteza, 
Dijo  por  Otra  mujer 
El  mismo  encarecimiento. 

REY. 

Son  accidentes  que  el  viento 
Suele  llevar  y  traer; 
Pero  en  las  propias  ,  García , 
Es  verdad,  y  no  accidente 
Que  se  dice  y  que  se  siente. 
Más  acuérdame  qué  dia , 
Que  no  me  puedo  acordar. 

DON  GARCÍA. 

Yo  (que  no  me  olvido)  sí , 
Aun(iue  entonces  lo  encubrí 
Y  hoy  no  lo  puedo  negar, 
(.lúe  hoy  manda  que  lo  pregone 
Mi  ingratitud  y  mi  queja. 
Va  que  otro  bien  no  nía  deja. 
Vuestra  alteza  me  perdone, 
Pues  le  Mogo  á  confesar 
Hoy  toda  la  culpa  niia. 

REY. 

Mentiras  de  amor.  García, 

Dignas  son  de  perdonar , 

Pues  no  hay  en  el  mundo  amante 


Que  no  las  diga  en  rigor 
Al  amigo  ó  al  señor. 
¿Quién  ha  entrado? 

DON  GARCÍA. 

El  Almirante. 

Salen  EL  ALMIRANTE  y  DON  PEDRO 
MIAGO. 

REY. 

Seáis,  primo,  bien  venido; 
Muy  galán  venís. 

ALMIRANTE. 

No  es  dia 
Roy  de  menos  alegría, 
Que  á  poder  venir  vestido 
De  planetas  y  de  estrellas 
Que  galas  del  cielo  son. 
Fueran  en  esta  ocasión. 
Señor,  pocas  todas  ellas, 
Ni  de  sol  la  maravilla 
Para  tan  dichoso  empleo. 

REY. 


ALMIRANTE. 

Mas  ya  que  imposible  sea 
Hoy  con  don  Pedro  Miago, 
A  vuestra  alteza  le  hago, 
Pues  su  persona  desea. 
Mayor  presente. 

REY. 

Almirante, 
Solo  vos  podéis  hacello ; 
Holgara  de  hablallo  y  vello. 

ALMIRANTE. 

Pasad,  don  Pedro,  adelante, 

V  besad  al  Rey  la  mano. 

DON  PEDRO. 

Déme  los  pies  vuestra  alteza. 

REY. 

Vuestro  valor  y  nobleza, 
Nuevo  Catón  castellano. 
Merece  mejor  lugar; 
Alzad. 

DON  PEDRO. 

Vuestra  mano  espero, 

V  seréis  el  rey  primero 

A  quien  la  llego  á  besar; 
Masía  que  beso,  Señor, 
Cuando  por  rey  no  lo  hiciera. 
Por  horadada  pudiera, 
Pues  tuvo  tanto  valor 
Oue  fuera  de  ser  nombradas 
Hazañas  por  justa  ley. 
Parecen  bien  en  un  rey 
.Manos,  Señor,  horadadas; 
yue  manos  que  no  lo  están 
Siempre  mercedes  haciendo. 
No  son  de  rey. 

REY. 

Yo  pretendo 
Que  del  nombre  que  me  dan 
En  Castilla,  eso  se  entiende. 

DON  PEDRO. 

En  eso  imitan  á  Dios 
Los  reyes. 

REY. 

No  hay  cosa  en  vos 
Que  no  me  admire  y  suspenda ; 
Viéndoos  e.sloy  espantado. 
Oyéndoos  hablar  me  admiro, 

V  en  vuestra  persona  miro 
'lodo  un  romano  senado ; 
Asi  debió  ser  Tiberio, 
Otón  y  Severiano, 
Nerva,  Antonino  y  Tr.njano, 
Dueños  justos  de  su  imperio; 


No  pudisles.  Almirante, 
Darme  más  gustoso  dia, 

ALMIRANTE. 

Pues  de  su  alteza  podia 
Contar  favor  semejante 
La  Condesa,  que  le  ha  dado 
A  su  hija  doña  Toda. 

REY. 


DON  PEDRO. 

Señor,  mire  vuestra  alteza 
Oue  tengo  la  condición 
De  diferente  opinión ; 
Tráteme  con  más  llaneza 
Que  eso  parece  aprendido. 
Bien  me  podéis  perdonar. 
De  los  que  os  suelen  estar 
Lisonjeando  al  oidn; 

Y  soy  un  hombre  tan  claro. 
Que  os  hablo  desta  manera. 
Con  humor  para  allá  fuera. 
Grosero  en  Gn. 

REY. 

¡Hombre  rarot 

DON  PEDRO. 

No  soy  hecho  al  uso  yo, 

Y  Palacio  ha  menester 
Hombres  de  otro  proceder, 
Queá  miel  cielo  me  crió 
Como  todos  son  testigos. 
Bronco,  y  más  en  esta  edad. 
Amigo  de  la  verdad. 

Que  tiene  pocos  amigos; 

Y  es  imposible  acertar 
Con  estas  faltas  aquí. 

REY. 

¡  Tan  notable  hombre  no  vi » 

DON  PEDRO. 

Mi  casa  es  mi  muladar; 
Cantoalll  porque  notengo 
Quien  me  contradiga  en  nada; 
Pero  en  casa  que  es  posada 
De  tantos,  ni  voy  ni  vengo. 
Que  todos  quieren  cantar  ; 
Canten  muy  en  hora  buena, 
Aunque  hay  gallo  que  es  sirena 

Y  no  se  debe  escuchar. 

ALMIRANTE. 

Pues  tan  bien  entretenido 

A  vuestra  alteza  le  dejo 

Con  quien  puede  ser  espejo 

De  Castilla,  si  es  servido. 

Voy  entre  tanto  á  saber 

Su  alteza  en  que  estado  está.    (1  ase.) 

Id  primero,  pues  sabéis  ya 

Lo  que  en  lodo  se  ha  de  hacer. 

DON  GARCÍA. 

Yo  voy  con  el  Almirante, 

Para  volver  con  la  nueva  ; 

Confieso  que  amor  me  lleva. 

Mas  no  voy  ciego,  aunque  amanto, 

Porque  donde  la  elección 

Votó  primero  que  el  caso. 

Como  no  ha  de  obrar  acaso 

Va  con  ojos  la  razón.  (\ase.) 

REV. 

A  solas  nos  han  dejado. 

DON  PEDRO. 

Parece,  Alfonso,  que  medro 
Ya  con  lances  de  privado. 
Que  es  lo  que  niénüs  procuro.' 

REY. 

No  es  sino  honrar  esas  canas , 
De  las  caronas  romanas 
Merecedoras. 


DON  PEDBO. 

Yo  OS  juro 
Por  la  fe  de  hijodealyo , 
Que  si  me  hacéis  merced  taota, 
No  vuelva  á  veros. 


Tama  esquive?.. 


Ya  espanta 


DOS  PEDRO. 

Yo  no  valgo 
Para  otra  cosa ,  Señor , 
Que  para  desengafuiros 
Con  verdades,  y  cansaros 
Con  vejeces. 

BEY. 

No  hay  valor 
Para  pagar  lo  primero. 

DON  PEDRO. 

Paeseso  es  lo  que  sé  hacer. 

REY. 

Y  lo  que  yo  he  menester. 
Acabad ,  sentaos,  que  quiero 
Saber  de  vos  más  despacio. 

DON  PEDRO. 

narclo,  porque  seria 
Incurrir  en  grosería. 
Como  dicen  en  Palacio. 

Y  pues  de  mi  es  vuestro  intento 
Saber,  y  nadie  de  mi 

Podrá  hablar  mejor  aquí 

Que  yo  mismo ,  estadme  atento. 

Yo  soy  de  Ñuño  Hasura 

Legitimo  descendiente , 

Que  fué  en  un  tiempo  en  Castilla 

Uno  de  sus  dos  jueces. 

Tuvo  mi  apellido  origen 

Desde  mi  abuelo,  á  i|uien  siempre 

Garci  Fernandez,  el  conde. 

Hizo  notables  mercedes, 

l'ues  teniéndolos  cercados 

Los  moros  de  Benaveute 

En  una  puente  de  un  rio 

Sin  ir  ni  poder  volverse, 

Con  otros  treinta  cristianos 

Uió  tan  valerosamente 

En  ellos ,  que  algunos  moros , 

Con  el  temor  de  la  muerte, 

Saltaban  á  su  pesar 

Al  rio  desde  la  puente, 

Y  ayudándole  su  Conde , 
Le  animaba  desta  suerte. 
—Animo,  Pedro  Hasura ; 

No  desmayes,  rompe,  hiere. 
Que  por  tu  ley  y  In  Conde 
Haces  lo  que  al  cielo  debes. 
<Por  mi  hago,  por  míliagot; 
Respondió  al  Conde  tres  veces ; 

Y  apretando  bien  la  espada 

Y  con  la  espada  los  dientes , 
Dio  de  manera  en  los  moros 
Que  puso  fuera  del  puente 
Al  conde  Garci  Fernandez, 
Dándoles  por  donde  huyesen 
Otro  de  plata  más  ancho, 

Si  asi  á  quien  huye  parece; 
Quedóísele  desde  entonces 
l.lamalle  en  Castilla  siempre 
Por  mi  hago,  y  corrompióse 
Después  en  los  descendientes. 
Quedando  perdido  el  por 
Con  Miago  solamente; 

Y  en  líúrgos.  la  casa  antigua 
Que  deste  tronco  desciende, 
Mi  padre.  Ñuño  Miago, 

Los  mismos  pasos  pretende 
Seguir  que  su  padre,  y  yo 
Los  (le  entrambos  juntamente; 
Porque  apenas  bien  mis  años 
Cumplido  lüs  diez  y  siete. 


DON  PEDRO  MIAGO. 
Cuando  vio  sangre  esta  espada 
De  los  moros  cordobeses; 
Maté  en  campal  desafio 
Al  alcaide  de  los  Velez 
Entre  Granada  y  Sevilla ; 
Di  libertad  á  dos  Jeques 
Melionenses  de  nación. 
Que  ellos  llaman  matasiete, 

Y  no  han  gobernado  alfanjes 
Tan  valientes  melioneses; 
Pagáronme  los  rescates 
Con  más  balajes  que  vierten 
Perlas  los  ojos  del  alba. 
Cuando  en  el  Sur  amanece ; 
En  la  vega  de  Jaén, 

A  pesar  de  sus  valientes 
Moros,  dejé  tremolando 
Una  banderola  verde. 
Cuatro  veces  aguardando 
Que  alguno  al  campo  saliese 
A  castigar  la  osadía 
De  sus  Tarfes  y  Cómeles ; 
Hizo  treguas  vuestro  padre 
Fernando,  el  rey,  que  Dios  tiene, 

Y  retíreme  á  la  corte, 

Que  era  Uúrgosal  presente; 

La  ociosidad  y  los  años. 

Ella  mucha  y  ellos  verdes. 

Padres  de  amor,  me  inclinaron 

A  que  una  dama  sirviese 

De  la  reina  vuestra  madre. 

Que  Dios  haya  para  .'Siempre, 

Oue  me  obligó  que  á  la  edad 

Lo  que  era  debido  diese; 

IJi  libreas  á  mis  p;ijes 

Oe  sus  colores,  y  alegres 

Ga'asá  mis  esperanzas, 

C.asaudo  lo  negro  y  verde ; 

Hice  cifras  de  su  nombre. 

Motes  escribí  y  papeles, 

Músicas  le  di  y  al  aire 

Suspiros  y  martinetes ; 

Desempedraba  á  carreras 

m  terrero,  solo  siempre. 

Loco,  á  caballo  y  amante. 

Que  el  que  ama  cuerdo,  no  quiere; 

Lloré,  adoré,  porfié, 

Venci  al  lin,  que  las  mujeres 

Más  hacen  por  la  porfía 

Que  por  amor  muchas  veces; 

Dióle  licencia  sus  padres, 

Fernando,  para  poderse 

Desposar  conmigo,  en  tiempo 

Que  él  en  persona  pretende 

Ganará  Valladolid, 

Y  yo  de  Burgos  ausente, 
.\|>ercibiendo  mis  bodas 
Volví  á  Burgos, y  cáseme, 
Porque  jamás  en  mi  vida 
Mano  á  rey  besar  pudiese; 
Contar,  Aifonso,  las  galas. 
Los  saraos,  los  banquetes 
Que  se  hicieron  en  mis  bodas, 
lis  cansar,  y  son  vejeces ; 
Tuvo  el  conde  Peranzures 
Con  el  Rey  tan  buena  suerte, 
Que  á  Valladolid  le  dio 
Ganada  á  sus  pies  en  breve ; 
Deste  lugar  la  hermosura 

Me  obliga  á  que  Burgos  deje, 

Y  que  por  Valladolid 

Kl  antiguo  solar  trueque; 
Compre  tierras,  labré  casas. 
Que  con  justa  causa  pueden 
Competir  con  el  palacio 
Que  en  ella  gozan  sus  reyes ; 
Enviudé  de  doña  Blanca, 
Quedando  de  nueve  meses 
Toda,  en  los  brazos  del  ama ; 
Sentí  en  el  alma  su  muerte, 

Y  aunque  no  era  viejo  entonces, 
!S'o  determiné  el  volverme 


A  casar,  porque  el  casar 
No  es  cosa  para  dos  veces. 
Traté  en  público  y  secreto 
Mi  persona  noblemente. 
No  siendo  esclavo  jamás 
De  dinero  que  tuviese. 
Adelanté  mis  criados. 
Siempre  haciéndoles  mercedes; 
Doy  limosna  cada  dia; 
Favorezco  á  mis  parientes. 
Hago  bien  á  mis  amigos. 
El  bien  que  hice  hallé  siempre. 
No  pretendo ,  hablo  verdad  ; 
No  mormuro ,  y  Onalmente , 
Voy  previniendo  la  vida 
Para  el  dia  de  la  muerte. 
Esta  es  la  causa ,  Señor, 
Que  me  aparta  de  los  reyes. 
Porque  busco  la  quietud, 
Ya  que  ninguno  la  tiene. 
Esto  he  sido  y  esto  soy, 
Y  esto  he  de  ser ,  si  viviere , 
Siendo  el  primero  en  el  mundo 
Que  con  su  estado  esté  alegre. 

REY. 


Sale  DON  GARCÍA. 

.     DON  GAncU. 

Ya  aguarda  su  alteza. 

«EY. 

Vamos. 

DOS  PEDRO. 

Bien  veis  que  no  son  extremos , 

Con  esto  que  habéis  oído 

Lo  que  he  dicho  y  lo  que  hago. 

REY. 

Sólo  don  Pedro  Miago 

A  la  fortuna  ha  entendido. 

DON  PEDRO. 

Es  ciencia,  que  á  la  verdad 
Sólo  mi  experiencia  enseño. 

BEY. 

;Ay,  hermosa  Zaida!  dueño 
De  toda  mi  voluntad. 
(l'oHíe.) 

Sale  BERRUECO,  vestido  de  moro, 
gracioso. 


Linda  invención  niaginé 

Para  entrar  en  el  bateo, 

l'orque  ver  cosa  deseo 

Que  pocas  veces  se  ve; 

llarémede  los  parientes 

Que  con  la  Reina  han  venido, 

Con  ellos  entremetido. 

Poco  hablando  y  entre  dientes. 

Que  parezca  algarabía ; 

Sí  alguno  me  conociese. 

Que  á  lo  que  al  rostro  se  ofrece. 

Parece  de  Berbería; 

Las  sábanas  de  la  cama 

Y  el  bonete  de  mi  lio 

Con  que  duerme  cuando  hay  frió, 

Y  aqueste  como  se  llama 
Ciega  yernos  ú  almaizar. 
Frazada .  6  que  es  quisicosa. 
Que  á  mi  figura  espantosa 

Le  sirve  de  capellar; 

Esta  adarga  y  esta  lanza 

Que  en  cas  de  mi  amo  he  cogido, 

Hoy  de  molde  me  ha  venido 

l'afa  lograr  mi  esperanza. 

;Si  ansí  me  viera  Teresa, 

Qué  de  melindres  baria! 


So6  COMEDIAS  ESCOGIDAS  UE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

No  es  malo  ser  moro  un  día 
Si  es  novicio  y  no  profesa ; 


No  me  conocerá  ansí 
1^1  padre  queme  parió, 
Y  estoy  por  decir  que  yo ; 
Otro  moro  vieueaqui. 

Sa/eUNMORO. 


MiZaleima. 

bebuueco. 
Y  ahora, 
iCómo  le  he  de  responder? 
Animo,  ¿qué  se  ha  de  hacer? 
Apenas,  moro,  habrá  uu  hora 
Que  soy  moro,  y  ansi  sé 
l'ocode  la  ali^arabia; 
Yp  habré  aprendido  otro  dia 
Coü  que  responder  podré. 

BORO. 

No  eres  moro,  eres  cristiano. 

BERRCECO. 

íloro  Azi ,  cristiano  soy, 
Oue  en  cristiano  engerto  estoy, 
\  soy  moro  regoldano  ; 
Perdóneme  Dios  si  peco. 

MORO. 

¿VcnisteconZaida? 

BERRUECO. 

Si. 

MORO. 

lYcómo  te  llamas,  di? 


UORO. 

Ese  no  es  nombre  de  mora 
Andaluz. 

BERRUECO. 

Soy  de  Sayago. 

HORO. 

¿Sirves? 

BERBDECO. 

Don  Pedro  Miago 
Es  amo  mió.  y  adoro 
A  la  hermosísima  mora 
Teresa  Gil. 

MORO. 

Tú  has  querido 
Burlarme. 

BERRCECO. 

Moro  he  nacido 
Como  lú. 

MORO. 

No  voy  ahora. 
Ni  estoy  de  esc  parecer. 
A  entretenerme  contigo. 
Que  á  Calvan  mi  dueño  sigo 
Cuya  yegua  lie  de  tener, 
Y  ya  empiezan  á  apearse, 
Ansi  lo  dice  el  rumor 
En  la  mezquita  mayor 
Adonde  ha  de  bautizarse 
Zaida,  y  desposarse  el  Rey. 

BERRCECO. 

Hasta  hoy  no  snpe  que  babia 
Lacayos  de  algarabía. 
¿Uay  Galicia  en  vuestra  ley? 

MORO. 

iQué  dices? 

eerri;eco. 
Que  vayas,  digo, 
Donde  aguardándote  esta 
Tu  amo. 

BOBO. 

Guárdele  Alá.  {Vase  , 


BERRUECO. 

Mahoma  vaya  contigo; 

De  la  primer  aventura 

Que  he  salido  bien  sospecho; 

Moro  soy  hombre  de  hecho. 

No  hay  ánimo  sin  ventura; 

La  música  suena  ya. 

Ir  á  entremeterme  quiero; 

Temiendo  voy  al  perrero. 

Del  quiera  librarme  Alá.  {Vase.) 

Salen  de  morot  y  cristianos  toda  la 
compañía;  LA  REINA,  de  mora,  lle- 
vándola de  la  mano  EL  ALMIRAN- 
TE, EL  REY  Á  LA  CONDESA,  todas 
LAS  DAMAS.  Éutronse  los  cristianos 
por  una  parle ,  que  es  la  iglesia,  y 
los  moros  se  quedan  á  la  puerta,  de 
rodillas. 

CALVAN. 

No  DOS  permite  pasar 
De  aquí  nuestra  ley. 

KEV. 

Campli'J 
Con  vuestros  ritos. 

CALVAN. 

;  Oh  Cid,. 
Alfonso,  en  tierra  y  en  mai? 
Inmortal  tu  fama  viva, 

Y  de  Zaida  te  dé  el  cielo 
Hijos  para  honrar  el  sueij 
Español,  de  cuya  altiva 
Fortuna  llegue  á  envidiar- 
Todo  cnanto  el  orbe  encierr:. 
Siendo  Martes  en  la  tierra, 

Y  Neptuuos  en  el  mar. 

REY. 

Guárdeos  el  cielo. 

ZORAIDE. 

A  ti  Leb, 
Celia  reina  de  Castilla, 

Y  del  mundo  maravilla. 

La  fama  que  siempre  vuela. 
Privilegie,  y  larga  edad 
Goces,  Alfonso. 

REY. 

Alá  os  guarde, 

Y  en  alumbraros  no  tarde 
Con  el  sol  de  la  verdad, 
tiue  hoy  me  nace  el  sol  á  mi 

Y  yo  comienzo  á  nacer.  (Vase.) 

7.0RAIDE. 

Y  á  ti,  divina  mujer, 
Hija  de  Alá,  que  de  tí 
Fornici  el  cielo  tu  hermosura, 
Como  á  mi  Mahoma  adoro. 

DO.ÑA  TODA. 

No  sé  lo  que  dices,  moro. 

ZORAIDE. 

Casta  el  verte  por  ventura. 

DOÑA  TODA. 

No  hay  cosa  en  el  mundo,  moro, 
Oue  pueda  dármela  á  mi, 
Úe  aquesto  te  satisfago, 

Y  no  es  mucha  m;iiavilla. 
Si  soy  bija  de  Castilla 

Y  de  "dou  Pedro  Miago.  (\'as;) 


ZORAIDE. 

ílncro  por  esta  inhumana. 
Porque  no  he  vislo  cristiana 
De  tantas  partes  jamás. 

CALVAN. 

¿A  quién?  ¿A  mi?  Aguarda,  espera, 
nue  a  nada  me  sé  excusar. 


ZORAIDE. 

Gazul,  ¿con  quién  está  hablando 
Calvan  ? 

CAZOL. 

Si  no  está  soñando. 
Sin  seso  debe  de  estar. 

ZORAIDE. 

¡Calvan,  Calvan! 

CALVAN. 

Ya  te  síeo. 

GAZL'L. 

Calvan ,  aguarda. 

CALVAl». 

Si  haré, 

Y  tus  pasos  seguiré, 

Y  iré  al  infierno  contigo. 
Aguarda ,  moro  arrogante, 
Que  tu  soberbia  me  abrasa 
El  pecho. 

ZORAIDE. 

Calvan. 

CAZCL. 

El  pasa 
Con  su  locura  adelante. 
¿Qué  le  ha  sucedido  ahora? 

CALVAN. 

Ya  que  me  llamaste ,  aguarda ; 
¿Qué  novedad  le  acobarda 
De  la  noble  sangre  mora? 
Si  la  tienes,  ¿no  te  dan 
Voces?  ¿porqué  te  detienen 
Las  obligaciones? 

ABDELuoR.  (Dentro.) 

Muchos  contigo ,  Calvan? 

CALVAN. 

Volveránse;  aguarda,  espera. 

ZORAIDE. 

¿Hablaron? 

CAZBL. 

Zoraide ,  si ; 
Mas  no  se  ve  quién  aquí. 

ZORAIDE. 

¿Qué  es  esto.  Calvan? 

CALVAN. 

Quisiera 
Que  no  me  hubieras  seguido , 
Que  un  moro  arrogante  y  fiero, 
La  mano  en  el  corvo  acero, 
De  pardas  pieles  vestido. 
De  color  de  los  que  nacen 
En  la  mayor  Etiopia, 

Y  que  de'.«u  sanyre  propia 
Inhumano  manjar  hacen. 
Como  á  campal  desafío 
Me  llamó;  todos  pudisles 
Verle;  decid,  ¿no  le  vistes? 

GAZDL. 

¡  Qué  gracioso  desvario! 

CALVAN. 

¿No  visteis  cuando  me  hablo, 

Y  cuando  yo  le  seguí? 

ZORAIDE. 

No  hemos  visto  más  que  á  ti . 
Sola  la  VOZ  se  escuchó. 

CALVAN. 

A  la  mezquita  volvamos. 

ZORAIDE. 

NoLible  suceso  ba  sido. 

Sale  BERRUECO  riñendo. 

BERRCECO. 

Y»  soy  moro  bien  nacido , 

Y  los  nobles  no  dejamos 


Atreverse  á  nuestro  honor 
Perrero  nisacrislan. 

GAZUI,. 

Este  es  el  moro,  Galvan. 

BKRRUeCO. 

Y  porque  de  mi  valor 
Hoy  se  conozca  el  valor, 
A  los  dos,  como  están  juntos 
Oon  bodigos  y  difuntos, 
A  campal  batalla  reto; 
Kétoles  el  pan  y  el  vino. 

GALVA>-. 

Pues  con  adarga  y  con  lanza 
lia  vuelto,  él  tiene  esperanza 
De  empresa. 

ZOnAIDE. 

¡Qué  desatino! 

CALVAN. 

Dejadme  llegar. 

BEr.HOECO. 

Yo  soy... 

CALVAN. 

¿Qué  bas  de  ser,  moro  arrogante? 
A  embrazar  la  adarga  de  ante, 

Y  a  empuñar  la  lanza  voy, 

Y  por  Alá  que  be  de  bacerte 
Hoy  de  mi  valor  capaz. 

BERRUECO. 

Moros,  moro  soy  de  paz. 
Tan  medroso  de  la  muerte, 
Que  me  purgaré  mil  veces 
Por  no  morirme  una  vez; 
Con  un  perrero  soez 
Que  me  dio  como  unas  nueces 
Pan  de  perro,  por  ser  moro, 

Y  á  un  sacristán  que  le  dio 
Ayuda,  las  tengo  yo. 

Que  yo  no  os  pierdo  el  decoro. 
Que  iodos  somos  p.irientes 

Y  aqui  estoy  arrodillado. 

CALVAN. 

Por  Alá  que  me  he  engañado. 
Sale  DON  PEDRO  MIAGO. 

DON  PEDRO. 

¿Qué  es  esto,  moros  valientes? 
¿Porqué  de  Galvan  el  eco 
tscucbé  aqui? 

BERRUECO. 

Si  me  quieres 
Bien,  dame  ayuda. 

BON  PEDRO. 

¿Quién  eres. 
Di? 

DERRUECO. 

El  moro  Pedro  Berrueco, 
Porque  me  intentan  pic::r 
Como  á  pollo  en  corral  nuevo, 
Estos  moros, 

DON  PEDRO. 

^o  me  atrevo. 
Ignorante,  á  asegurar 
Que  eres  til.  ¿Quién  desta  suerte 
Te  ba  puesto? 

BERRUECO. 

Pensé  poder 
De  moro  la  fiesta  ver, 
Pero  no  bay  rosa  en  que  acierte 
Un  desdichado,  que  sOlo 
Porque  estando  en  un  pilón 
I,a  Keinn,  desde  un  rincón 
Respondí  dos  veces  Ooln, 
El  .sacristán  y  el  perrero 
Con  el  liisn|io  y  azote 
Me  bicieroii  salir  al  trote; 
A  mi  ley  volverme  quiero 
Vconferarcloalcura  : 


DO.N  PEDRO  MIAGO. 
Bien  me  podéis  perdonar, 
Que  me  voy  á  desnudar 
Para  hacer  otra  figura.  ( Vase.) 

nON  PEDRO. 

¡  Notable  ignorancia  lia  sido '. 

CALVAN. 

Engañónos,  entendiendo 
üira  cosa. 

DON  PEDRO. 

Yo  pretendo 
Serviros,  y  ansi  be  venido 
A  entreteneros,  en  tanto 
Que  la  velación  se  acaba. 
Que  ya  con  agua  quedaba 
Zaida  de  Espíritu  Santo, 
Trocando  el  Zaida  en  María 

Y  como  era  justa  ley, 

A  sólo  este  efecto  el  liey 
Valientes  moros  rae  envía. 

CALVAN. 

Alfonso  nos  honra,  y  tanto 
Como  Alftinso  tu  persona, 
Que  con  esto  su  corona 
llasla  los  cielos  levanto. 

DON  PEDRO. 

Serviros,  Galvan,  pretendo. 
Como  vuestro  amigo  alcaide. 

ZORAIDE. 

Cristiano,  yo  soy  Zoraido. 

DON  PEDRO. 

El  valor  que  tenéis  veo, 

Y  holyaré  que  me  mandéis. 

ZORAIDE. 

Hoy  que  se  ofrece  ocasión. 
Quiero  que  en  obligación 
.Me  pongáis. 

DON  PEDRO. 

Mandar  podéis. 
Que  no  os  entiendo  basta  ahora. 

ZORAIDE. 

Una  hija  que  os  dio  el  cielo 

Para  milagro  del  suelo. 

Por  su  Alá  el  alma  la  adoro; 

Esta  mañana  la  vi 

En  Palacio,  y  me  dejó 

Con  el  alma  que  me  díó 

Sin  la  vistaque  le  di; 

Que  amor,  que  no  sufre  espacio 

Tan  presto  empezó  á  rendirme. 

DON  PEDRO. 

Ya  comienzan  á  venirme 
Pesadumbres  por  Palacio. 

ZORAIDE. 

Copiosa  es  la  hacienda  mia, 
Bien  saben  los  de  mi  ley 
Que  no  hay  moro,  sin  ser  rey. 
Tan  rico  en  Andalucía. 
De  oro  cubriré  su  estrado, 

Y  en  sus  albas  sin  verterlas. 
Verá  el  cristiano  más  perlas 

Que  el  Sur  y  el  Norte  han  llorado. 
Por  las  esteras  de  juncos 
Que  solemos  fabricar. 
Alfombras  ba  de  (lisar 
De  topacios  y  carbuncos. 
Alcaide  soy  deCarnioiia 

Y  de  los  reyes  pariente 
De  Sevilla  y  descendiente. 

DON  PEIinO. 

Vuestra  gallarda  persona. 
Moro,  os  acredita  tanto. 
Que  no  es  menester  decillo; 
Vuestro  valor  maravillo , 
Que  dar  puede  honor  y  espanto 
A  la  andaluza  nobleza  ; 
Mas  pésame  no  poder 
Serviros,  que  la  mujer 


Oue  me  pedis,  no  hay  empresa 
En  toda  Arabia  que  pueda 
Casalla  (aunque  fuera  el  Rey) 
Con  quien  no  tenga  su  ley  ; 

Y  ella  de  su  padre  espera 

lue  basta  á  despreciar 
Al  mismo  rey  de  Sevilla, 

Y  no  usamos  en  Castilla 
Los  caballeros  casar 
Nuestras  hijas  con  lo.^  moros. 
Que  aunque  los  reyes  lo  bagan. 
No  importa,  poniue  no  estracau 
A  sus  reales  decoros 

>  con  cosa  niíguiia; 
Que  á  la  alteza  de  los  reyes 
Aun  no  se  atreven  las  leyes 
Del  tiempo  ni  la  fortuna. 
iiira  Toda,  en  Castilla 
s  precio  un  noble  cristiano 
Que  de  Zaida  el  mismo  hermano, 
Que  es  pilncipe  de  Sevilla. 

ZORAIDE. 

Por  Alá,  que  esa  respuesta, 
Cristiano,  que  merecía... 

DON  PEDRO. 

Ninguno  tenga  osadía 
Con  la  lengua  descompuesta, 
Alarbes,  ni  con  la  espada. 
Que,  vive  Dios,  que  si  empuño 
La  espada  que  fué  de  Nuüo 
Miago,  en  sangre  bañada 
Quizá  de  vuestros  aí)ueIos, 
Que  no  me  quede,  advertid, 
On  moro  en  Valladolid. 

CAZUL. 


i  Cielos! 
¿  Un  cristiano  ha  de  tener, 

Y  viejo,  tanta  osadía? 

Tente.  Zoraide:  desvia. 
Cristiano. 

DON  PEDRO. 

El  Rey  viene  a  ser 
La  tregua  desia  pendencia, 

Y  el  freno  de  mi  valor. 

Sale  EL  UEY. 
nEY. 
¿Qué  es  esto? 

DON  PEDRO. 

I  Nada,  Señor. 

!  REY. 

¿A  mi  vista,  en  mi  presencia , 
Desnudos  tantos  aceros? 
¿  A  qué  efeto  se  sacaron? 

DON  PEDRO. 

Sus  espadas  me  enseñaron 
Estos  moros  caballei'OS, 

Y  son  notables. 

BET. 

Tomad 
De  la  manoá  la  Condesa. 


ACOMI'AfÍAUlENTO    qtiO 

entró. 


DON  PEDRO. 

Ser  su  escuderil  profesa 
Mi  sangre  y  mi  voluntad. 

CONDESA. 

Yo  estimo  en  inuclio  el  favor. 

REY. 

Venid,  hermosa  María, 
Luz  del  bol  y  luz  del  dia. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  1)E  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Soy  vuestra  esclava.  Señor. 

REY. 

Vos  sois  de  mi  pensamiento 
Señora,  y  el  dueño  mió. 

MAniA. 

Ansi,  Aironso,  lo  conGo. 

REY. 

Ande  el  acompañamiento. 
(Vanse  los  moros  por  un  palenque, 
¡os  crisliaiios  por  otro.) 


JORNADA  TERCERA. 


Salen  DO.N  PEDRO  MIAGO  v  CALVAN. 

DON  PEDRO. 

Calvan,  seáis  mil  veces  bien  venido. 

CALVAN. 

Esta  es  la  mano  de  Zoraide,  y  vengo 
A  pedirte  del  yerro  cometido 
Que  le  perdones. 

DOM  PEDRO. 

A  ventura  tengo,  [do, 
Aunque  estaba,  por  Dios,  muy  ol'eudi- 
Que  me  mandéis, quelosbidalgosmo- 
[dos 
De  vuestro  proceder,  mucho  merecen 
Entre  los  nobles  españoles  godos. 

CALVAN. 

Zoraide  y  yo  las  vidas  os  ofrecen.    . 

DON  PEDRO. 

No  habléis  roas,  yo  tengo  de  serviros, 
Sin  qnepenseisqucson  ofrecimieiilos. 
Aunque  no  era  razón  desto  advertiros, 
I'ues  que  sabéis  quién  soy ;  aqui  y  au- 

[seiite, 
Siempre  que  me  mandéis  he  de  seivi- 
[ros; 
Yo  st'  que  jugáis  cañas,  y  al  presente 
Que  de  caballos  falto  estáis,  y  quiero 
Para  serviros,  que  os  sirváis  de  veinte 
Tan  resuellos  y  airosos,  que  yo  espero 
yue  no  los  tiene  el  Rey,  Calvan,  nie- 

[jores, 
Ni  en  León  ni  en  Castilla  caballero; 
Y  otros  tantos  jaeces  de  colores 
Diversos  melionenses,  de  pinceles 
Estrellados  de  perlas  y  ruines. 
Que  sirven  de  jazmines  y  claveles 
Entre  turcos  baxges  y  alelíes. 
Ganados  por  mis  manos  de  inlieles. 

CALVAN. 

A  la  merced,  cristiano,  que  me  haces 
Me  prometo  salir  el  más  lucido; 
Si  entrasá  veral  Rey.no  teembaraces 
Conmigo  mas,  que  yo  buscarte  intento 
En  tu  casa. 

DON  PEDRO. 

Mi  pecho  satisfaces 
Con  mandarme,  Calvan,  sin  cumpli- 
GALVAN.         [miemos. 
Guárdete  Alá,  cristiano  valeroso. 

(Vízse.) 

DON  PEDRO. 

Él  prospere,  Calvan,  tu  pensamiento. 
Salen  EL  REY  y  DON  GARCÍA. 

D0«  garcía. 

De  verle  el  Rey  aguarda  deseoso. 

REY. 

Don  Pedro,  ¿era  ya  tiempo  conveniente 
De  verá  los  amigos? 


DON  PEDRO. 

Yo  soy  vuestro 
Esclavo,  y  lo  he  de  ser  eternamente; 
Algo  en  aquesto  de  lisonja  muestro, 
Palacio  se  me  pega  poco  á  poco. 
Yo  saldré  del  á  mi  pesar  maestro. 
¿Esclavo  dije?  digo  que  estoy  loco. 
La  verdad  es  que  soy  vuestro  criado , 
Aunque  no  lo  pensé'decir  tampoco , 
Que  no  ha  de  decir  mas  un  hombre  hon- 
[rado 
De  lo  que  es  la  verdad.  Bien  se  me  luce 
Las  pocas  veces  que  en  Palacio  he  en- 
[  irado. 
Aunque  á  notables  cosas  se  reducen 
Los  que  en  alguna  una  costumbre  han 
[hecho, 

Y  lisonjas  más  fácil  se  introducen. 

REY. 

Teneisde  noble  castellano  el  pecho, 

Y  la  verdad  desnuda  en  todo  estado 
Más  que  la  adulación  me  ha  satisfecho. 

DON  PEDRO. 

Plutarco  Quironense  le  ha  igualado 
Con  el  representante  al  lisonjero, 
Quesiempre  en  la  comediada  al  Senado 
A  entender  con  semblante  verdadero 
Lo  que  no  siente  con  ei  alma  él  mismo 
De  falsos  pensamientos  pregonero. 

Y  otro  sabio  también,  que  el  mar  abis- 

[mo 
De  Palacio  surcó,  sin  ser  su  centro, 
Llamaba  á  la  lisonja  gargarismo , 
Porque  no  pasa  de  la  boca  adentro; 

Y  yo  la  llamo  humana  hipocresía. 
Que  sale  á  recibir  siempre  al  encuen- 
Al  gusto,  á  la  vulgar  cortesanía,  [tro 
A  la  ambición ,  á  la  desconfianza,  . 

A  la  soberbia  y  vana  idolatría ; 
Pero  metamos  otra  cosa  en  danza. 
Que  cansa  hablar  en  una  misma  cosa. 

DON  GARCÍA.  (Ap.) 

Yo  voy  encaminando  mi  esperanza. 
¡Ay  noche  alegre,  noche  venturosa! 
Dame  favor  con  Toda ,  que  sospecho 
Que  eres  mi  luz  siendo  la  suya  her- 
[mosa; 
Bien  sé  que  su  belleza  no  merezco; 
Pero  bien  sabes  lo  que  amando  á  Toda 
Con  suspiros  y  lágrimas  padezco. 


Déjanos  solos.  García. 

DON  GARCÍA. 

Que  ha  adivinado  el  Rey  creo 

Lo  mismo  que  yo  deseo ; 

¡Pasa,  perezoso  dia, 

Y  llega,  noche  dichosa. 

Porque  salga  en  tí  rni  sol , 

Que  del  ocaso  español 

Harás  alba  más  hermosa! 

( Vase,  y  siéntanse  el  Rey  y  don  Pedro.) 

Hoy  quiero  tomar  de  tos, 
Don  Pedro,  un  consejo,  y  quiero 
Como  amigo  verdadero, 
Que  me  le  deis. 

DON  PEDRO. 

Vive  Dios, 
Que  lo  que  fuere  verdad 
No  más  os  he  de  decir. 


Eso  es  lo  que  quiero  oír. 


DON  PEDRO. 


Una  forzosa  ocasión  . 

De  guerra,  en  quien  siempre  son... 


Los  dineros  necesarios. 

Que  aunque  me  ha  dado  en  Castilla 

Mi  suegro,  rey  de  Sevilla, 

Villas  y  presentes  varios 

Para  dote  de  la  Reina, 

Cuya  virtud  es  tesoro 

Que  estimo  yo  más  que  el  oro 

Que  el  sol  en  Arabia  peina, 

Hallóme  tan  alcanzado 

De  la  guerra  el  casamiento. 

Que  no  es  nada,  y  ansi  intento 

Deste  arbitrio  que  me  han  dado 

Usando  en  esta  ocasión, 

Y  es  más  fácil  de  adquirir, 
A  cada  hidalgo  pedir 

De  Castilla  y  de  León 
Un  maravedí  no  más 
Cada  mes,  con  que  podro 
La  guerra  tener  en  pié 
Sin  necesidad  jamás; 
Qne  ya  veis  que  ha  menester 
Siempre  dinero  el  soldado. 

(Vase  levantando  don  Pedro.^ 

DOy  PEDRO. 

Quien  este  arbitrio  os  ha  dado 
Malos  debe  de  querer; 
Quien  esa  infamia  y  bajeza 
Os  aconseja,  Señor, 
El  enemigo  es  mayor 
Que  conoce  vuestra  alteza. 
No  debe  ser  caballero 
Ni  adulador  cortesano , 
Sino  cobarde  y  villano 
Que  pasa  de  lisonjero. 
Los  hidalgos  de  Castilla 

Y  de  León  no  han  pagado 
Pecho  jamás ,  aunque  han  dado 
Con  hidalga  maravdla , 

Y  eternamente  lo  han  hecho 
En  todas  las  ocasiones, 

A  sn  Rey  los  corazones 
Antes  qiie  á  ninguno  un  pecho ; 
Que  como  nobles  vasallos 
A  las  alarbes  saetas. 
Dardos,  lanzas  y  ginetas. 
Pechos  dan  por  no  pagallos. 

Y  yo  he  de  ser  el  primero 
Qiie  esto  defienda.  Señor; 
Perdonad ,  que  es  vuestro  honor, 

Y  por  él  morir  espero  ; 
Porque  conservar  procuro 
La  nobleza  que  heredaron 
Mispadres,  y  me  dejaron. 
Esto  digo,  y  esto  juro. 
Puesta  la  mano  en  la  espada ; 
Porque  no  hay  sangre.  Señor, 
Vieja,  en  llegando  al  honor. 
Que  esté  helada  siendo  honrada. 
Y,  vive  Dios,  que  es  y  ha  sido... 

Rasta,don  Pedro,  por  Dios, 
Que  no  os  pido  campo  .i  vos. 
Que  sólo  consejo  os  pido. 

DON  PEDRO. 

Esto  es ,  Señor,  solaiiienlo 
La  verdad  y  mi  consejo , 
Que  ya  yerro  como  viejo ; 
Uadme'licencia ,  y  aumente 
El  cielo  vuestro  poder. 
Que  en  mi  casa  estoy  mejor 
Para  serviros,  Señor, 
Donde  á  nadie  he  menester. 

BEY. 

Volved. 


DO:i  PEDRO. 

Vuelvo  á  obedeceros 
Como  tengo  obligación. 

BET. 

Dadme  esos  brazos,  Catón 
De  España ,  cuyos  aceros 
Que  el  moro  há  visto  teñir, 
Cuya  verdad  á  las  leyes, 
A  la  nobleza ,  á  los  reyes , 
De  espejo  pueden  servir. 

DON  PEDRO. 

Sólo  este  agradecimiento 
Que  á  mi  voluntad  se  haga , 
Quiero  por  premio  y  por  paga  ; 
^  porque  veáis  que  intento 
Serviros  no  solamente 
Con  los  consejos ,  yo  quiero 
Prestaros  (pues  el  dinero 
Os  hace  falta  al  presente) 
Treinta  mil  doblas  en  oro , 
Con  que  la  guerra  intentéis. 
Que  vos  me  los  pagaréis 
De  los  depojos  del  moro. 
Vayan  unos  contadores 
Mañana  á  casa  por  ellas, 
Que  no  contarán  en  ellas. 
Aunque  vayan  los  mejores  , 
Los  deseos  de  serviros. 

REY. 

No  sé  con  qué  agradeceros 
Servicio  igual. 

DON  PEDRO. 

Socorreros 
Es  grande,  pero  advertiros 
De  la  verdad,  es  mayor  : 
Que  hay  mi!  hombres  con  dineros, 

Y  muy  pocos  verdaderos; 

Y  este  es  natural  amor. 

REÍ. 

La  Reina  viene,  y  eidia 
Con  sus  ojos  juntamente 
De  quien  el  alma  es  Oriente. 


¡Oh,  Señora  mía! 

REINA. 

¿Cómo  ha  estado  vuestra  Alteza? 

RET. 

Como  quien  sin  vos  está , 
Porque  la  vida  me  da 
Presente  vuestra  belleza, 
Y  muero  ausente  de  vos. 

REINA. 

Bien  os  venga  mi  deseo, 
Alfonso,  cuando  no  os  veo. 

DON  PEDRO. 

Viváis  mil  años  los  dos 
En  esa  conformidad. 

REINA. 

¿Don  Pedro! 

DO:^  PEDRO. 

Dadme  esa  mano , 
Sol  de  España  soberano. 

REV. 

Conde  delúdela,  alz.id. 

DON  PEDRO. 

¿Quiénes  conde  de  Tudela, 
Que  no  hay  otro  que  yo  aquí  ? 

RET. 

Vos ,  don  Pedro. 

DON  PEDRO. 

Si  de  mi 
No  habéis  sido  con  cautela 


ÜON  PEDIlO  MIAGO. 
Ni  con  lisonjas  servido, 
¿Por  qué  me  pagáis  tan  mal? 

REY. 

i.  Pues  no  es  de  honraros  señal 
Esto? 

DON  PEDRO. 

Por  merced  os  pido 
Que  de  esa  suerte  excuséis 
Honrarme ;  yo  estoy  contento 
Con  ser  loque  soy," que  intento 
Con  la  merced  que  nie  hacéis 
Huir  siempre  la  ocasión 
De  empezar  á  desear. 
Que  es  ansia  que  suele  dar 
Sed  eterna  á  la  ambición; 

Y  no  hay  mayor  enemigo 
Que  nuestro  propio  deseo, 

Y  este  mal  que  venir  veo 
Quiero  con  vosy  conmigo 
Desta  manera  atajar. 
Alegre  y  desengañado , 
Que  el  más  venturoso  estado 
Es  vivir  sin  desear. 

Del  favor  rae  satisfago; 
Pero  no  puede.  Señor, 
Darme  nada  más  valor. 
Que  ser  don  Pedro  Miago. 

RET. 

Vos  sois  el  hombre  primero 
Que  se  ha  sabido  vencer. 

DON  PEDRO. 

Alfonso,  este  parecer 
Es  seguro,  aunque  grosero  : 
Vos  tenéis  nobles  criados 
En  quien  poder  emplear 
Títulos,  y  aventajar 
Sus  pensamientos  honrados ; 
Que  yo  mi  quietud  no  más 
Estimo ;  y  en  conclusión , 
Sienipre  pienso  ser  mirón ; 
Tomar  el  naipe,  jamás; 
Porque  esta  fué  la  primera 
Intención  con  que  entré  aquí; 
De  vos  mi  deseo  en  mi 
Sola  esta  merced  espera , 
Pidiéndoos  que  me  mandéis 
Cosas  de  vuestro  servicio. 


Dado  habéis  bástanle  indicio 
En  aquese  que  me  hacéis  , 
Más  otro  espero,  por  vida 
De  la  Reina ,  que  me  hagáis , 
Sin  que  excusaros  podáis. 

DON  PEDRO. 

Mande  vuestra  alteza,  y  pida  , 
Que  me  obliga  el  juramento. 

REY. 

Que  juguéis  quiero  las  cañas , 
Porque  con  vuestras  hazañas 
Y  vuestra  persona  intento 
Honrar  la  fiesta. 

DON  PEDRO. 

Aunque  estaba 
;  Disculpado  por  la  edad , 
í  Haré  vuestra  voluntad  ; 
I  Pero  no  se  me  acordaba. 

Que  á  Calvan  (de  Ecija  alcaide) 

Di  caballos  y  jaeces, 
!  Cosa  que  infinitas  veces 

Hago. 

REV. 

No  importa,  queZaide, 
El  rey  de  Alcalá,  me  envía 
Algunos  ,  con  que  no  harán 
Los  que  distes  á  Calvan 
¡  Falta. 


DON  PEDRO. 

La  voluntad  mia 
Segura  tenéis  con  eso , 

V  dadme  licencia  ahora. 

Que  pienso.  Señor,  que  es  hora. 

REV. 

Que  es  muy  de  noche  confieso, 

V  os  he  desasosegado 
Del  orden  con  que  vivis. 

DON  PEDRO. 

Yo  confieso  que  decis 
Lo  que  siento  en  sumo  grado, 
Puesto  que  para  serviros 
Algo  se  ha  de  aventurar. 

REINA. 

;  Qué  poco  sabe  adular! 

DON  PEDRO. 

Por  merced  quiero  pediros... 

REY. 

Pedid,  pedid,  que  por  Dios 
De  hacercuanto  me  pidáis. 
¿No  respondéis?  ¿qué  dudáis? 
somos  los  dos. 


DON  PEDRO. 

Que  me  llaméis  poi^asveces. 
Porque  es  desacomodarme 
De  mi  quietud,  y  sacarme 
A  cansaros  con  vejeces. 

REY. 

Don  Pedro,  no  os  puedo  dar 
Palabra  de  eso,  ya  es  tarde, 
Andad  con  Dios. 

DON  PEDRO. 

Él  os  guarde, 
Y  á  los  dos  deje  gozar 
Con  dichosos  herederos. 
Que,  á  Dios  gracias,  vuestra  alteza 
A  darnos  de  alguno  empieza 
Felices  nuevas  y  agüeros. 

REINA. 

Don  Pedro,  el  cielo  lo  quiera. 

DON  PEDRO. 

Para  entonces,  si  estoy  vivo,- 
A  mantener  me  apercibo  - 
Un  torneo. 

ItEINA. 


REY. 

Venid,  Señora. 

REINA. 

¡  El  mayor 
Hombre  es  aqueste  que  vi 
Entíe  moros  ni  cristianos! 

REY. 

Gloria  es  de  les  castellanos. 

REINA. 

De  lo  que  ha  pasado  aquí 
Mil  admiraciones  hago. 

REY. 

Prometo,  Señora  mia. 
Que  me  admiro  cada  dia 
Más  de  don  Pedro  Miago. 

( Yanse,  y  cantan  dentro.) 
Quemando  está  unas  memorias 
La  mudable  Calatea , 
Que  aborrece  los  testigos , 
La  que  quiso  ser  ftrmeia. 


COMKDIAS  ESCOGIDAS  DE  DOiN  FRANCISCO 


Sale  DON  GARCIa.t  DOSA  TODA 
al  balcón 

DOÑA  TODA. 

¡  Qué  prendas  pira  seguras ! 

Do:«  GAnciA. 
i  Es  Toda» 

DOÑA  TODA. 

Y  soy  toda  vuestra. 
DON  garcía. 
Eslitno  en  muclio  el  favor. 

DOÑA  TODA. 

Estimad  mucho  las  muestras 
De  haber  venido  á  escucharos 
Al  cielo  de  aquella  reja. 
Pues  que  conocéis  quien  soy 

Y  conocéis  mi  lirnieza. 

DON  garcía. 
Sabe  el  cielo  que  la  eslimo 
En  el  alma. 

DOÑA  toda. 
No  lo  hiciera 
Tampoco,  á  no  permilillo 
Palacio.  Por  vida  vuestra 
(>ue  prosigan. 

DON  GARCÍA. 

¿No  es  mejor 
Que  escuchando  estéis  mis  quejas? 

do.vatoda. 
Mejor  es  cantar  que  hablar. 

don  garcía. 
Pues  que  vuestro  gusto  sea  ; 
A  mandarles  voy  que  canten 

Y  luego  aquí  doy  la  vuelta. 

doña  toda. 
Quiero  ver  en  qué  pararon 
Memorias  que  el  tiempo  quema  , 
Pues  para  olvidar  no  bastan. 

DON  GARCÍA. 

Pase  adelante  la  letra. 

{Cantan  dentro.) 
Quiso  acaso ,  cuando  quiso. 
Dando  á  guien  muere  por  ella , 
Vor  accidentes  favores 
Celos  por  naturaleza. 

DON  GARCÍA. 

Este  es  don  Pedro  Miago. 

Sale  UERUUECO  vestido  como  don  Pe 
dro,-í  DON  PEDRO  MIAGO  detras, 
arrebozado,  y  un  criado  delante  con 
una  hacha. 

doña  toda. 
Mi  padre  es  éste,  no  fuerza 
Poco  sus  inclinaciones. 
Pues  hahl.nndo  con  su  Alteza 
Está  en  Palacio  á  esias  horas. 

DON  PEURO. 

Ko  cantan  mal. 

DOÑA  TODA. 

Con  la  reja 
Cs  verme  imposible  cosa. 

BERRUKCO. 

Canten  muy  en  hora  buena : 
¿Cnándo  han  de  cantar  los  gallos 
Campanas  de  las  estrellas , 
Se  levantan  á  cantar 
Los  hombres  en  esta  tierra? 
A  mi  me  engañó  el  diablo 
V  con  él  alguna  vieja. 
Para  obligarme  á  poner 
Estas  calzas  y  esta  cuera. 
Si  los  que  en  las  cortes  viven 
A  tales  horas  se  acuestan  , 
tio  h.iy  Uerrueco  para  un  año  , 


.Ni  aun  para  una  noche  destas. 
Estrella  soy  del  Rey  mago. 
Que  guio  con  pedorreras. 

DON  GARCÍA. 

Señor  don  Pedro  Miago. 

DON  PEDRO. 

Señor  don  Garda ,  espera. 

DERRUECO. 

¿No  basta  lo  que  he  esperado  ? 

; Espera  más  una  deuda 

üe  un  tramposo  un  hombre  honrado 

DON  PEDRO. 

Tuvieron  poca  paciencia, 

Y  dejáronme,  que  están 
Mal  acostumbrados ;  esta 
Música  debe  de  ser. 

Si  yo  no  me  engaño,  vuestra ; 
Serviréis  dama  en  Palacio. 

DON  GARCÍA. 

Nunca  amor  la  verdad  niega. 

DOn  PEDRO. 

Porfiad  y  venceréis. 

Que  yo  Ío  sé  de  experiencia; 

Y  por  la  fe  de  bijotlealgo 

Que  hay  parles  en  vos ,  que  es  fuerz 
Que  de  la  que  es  más  ingrata 
Muy  favorecidas  sean; 

Y  si  ella  me  está  escuchando, 
Hace  mal ,  cuando  no  quiera 
Haceros  muchos  f.ivores; 
Perdóneme  su  presencia. 
Que  sois,  señor  don  García, 
Bueno  por  las  parles  vuestras 
Para  guian  y  marido. 

DOÑA  TODA. 

Bien  mi  padre  me  aconseja. 

DON  GARCÍA. 

Eslimo  en  mucho  el  favor. 

DON  PEDRO. 

Verdades  son  todas  estas. 
Que  ya  sabéis  que  profeso 
Toda"  mi  vida  esta  ciencia ; 

Y  adiós. 

DON  GARCÍA. 

Tengo  de  ir  con  vos. 

DON  PEDRO. 

Buena  grosería  fuera, 
Cuando  en  el  terrero  estáis 
Idolatrando  una  reja; 
Con  vuestra  dama  os  quedad 
Obligándola  á  finezas. 
Que  yode  la  parte mia 
La  pido  que  os  favorezca  , 

Y  aquesto  dijera  á  Toda, 
Cuando  vuestra  dama  fuera. 

DOÑA  TODA. 

¿Qué  no  ha  de  alcanzar  un  padre? 
Él  me  anima  á  que  le  quiera. 

DON  GARCÍA. 

Yo  eslimo  en  mucho  el  favor, 

Y  he  de  aprovecharme  de  esa 
Merced,  Señor,  algún  día. 

DON  PEDRO. 

Don  García,  aquí  estoy  :  vuestra 
Es  mi  hacienda  y  mi  persona ; 
Camina,  Berrueco. 

BERRUECO. 

Ciega 
Llevo  una  lanterna  ya. 
¡  Dios  de  su  mano  me  tenga! 
Paje  lechuzo  nie  ha  hecho 
La  ingratitud  de  Teresa. 
Que  de  ser  moro  no  pudo 
Ser  otra  la  pcHÍlencia. 

(Yaiise  don  l'edro  y  Derrueco.) 


DE  ROJAS. 

DOÑA  TODA. 

liravamenle,  don  García, 
Ha  hecho  las  parles  vuestras 
.Mi  padre. 

DON  GARClA. 

¡Soy  tan  dichoso! 

DOÑA  TODA. 

Adiós,  que  viene  una  dueña.     {Vate. 

DON  GARCÍA. 

;  Dueña  hubo  de  ser  á  falla 
De  un  demonio!  ¡quién  pudiera 
No  dejar  dueña  en  el  mundo! 
Voime,  para  dar  la  vuelta.         {Vate) 

Sale  DON  PEDRO  MIAGO  T  BERRUE- 
CO por  la  otra  puerta. 

BERRUECO. 

i  Qué  largas  que  son  las  calles 
Ue  noche,  y  más  á  quien  lleva 
Sueño  y  miedo  juntamente  ! 

DON  PEDRO. 

Ya  descubro  á  San  Esteban. 

BERRUECO. 

¿No  me  pidieras  albricias? 

DON  PEDRO. 

Antes  yo  hacerte  pudiera 
Mercedes,  pues  esta  noche 
Me  has  esperado  á  la  puerta 
De  Palacio. 

BERRtSECO. 

Los  Berruecos 
Tenemos  fe  berroqueña. 

DON  PEDRO. 

¿Quieres  que  te  dé  una  casa, 
berrueco? 

BERRUECO. 

Merced  me  hicieras, 
Porque  con  eso  de  mi 
Hiciera  caso  Teresa. 

DON  PEDRO. 

Estas  casas  quiero  darte, 
A  cuyas  labradas  puertas 
Llegas,  Berrueco. 

BERRUECO. 

Ya  sé 

Oue  son  tuyas  todas  estas 

Hasta  salir  á  esa  calle 

Donde  muestra  la  frontera 
•  De  la  casa  donde  vives 

Que  un  alcázar  representa; 
I  Pero  pienso  que  te  burlas. 

DON  PEDRO. 

!  i  Cuándo  yo  no  hablé  de  veras? 
►«esde  esta  noche  son  tuyas. 

!  BERRUECO. 

Que  le  bese  los  pies  deja. 


DON  PEDRO. 

Alza  del  suelo ,  y  camina. 

BERRUECO. 

Mañana  en  góticas  letras, 
.De  Pedro  Berrueco  son 
Estas  casas»,  pongo  en  ellas , 
Y  ha  de  venir  üenipo  alguno 
En  que  desie  nombre  pueda 
Llamarse  lanibien  la  calle. 

DON  PEDRO. 

No  ser.T  cosa  muy  nueva. 

BERRUECO. 

(}uien  sirve  á  buenos  bien  hn 
l'ues  que  desta  .suerte  medra 

DON  PEDRO. 

Adelántate  á  llamar 

A  casa ,  porque  esté  abierta 

Cuando  llecue. 


DON  PEDRO  MIAGO. 


E^RRUECO. 

Voy ,  Señor ; 
Pero  ¿qué  mascara  es  esta? 

Salen  ccatro  nonos  con  máscaras. 

DON  PEDRO. 

Moros  son;  y  vive  Dins, 
Que  me  da  cuidado.  Espera. 

BERnCJECO. 

Y  á  mi  miedo,  que  es  lo  mismo. 

D0.\  PEDRO. 

Bien  mprcce  cualquier  pena 
Quien  siíue  á  Palacio ,  y  salo 
j\  estas  horas  del :  ya  es  fuerza 
Cumplir  con  mi  obligación. 
Moros,  mi  casa  es  aquella, 
\  pasar  be  menester. 

BERROECO. 

Llegarse  dan  por  respuesta. 

DON  PEDRO. 

Si  acaso  á  los  cuatro  obliga 
Necesidad  con  vergüenza , 
Que  se  atreve  al  más  honrado , 
Hombre  soy,  que  con  mi  bacientla 
Suelo  socorrer  á  muchos, 
Que  siempre  han  hallado  abieila 
Mi  casa  los  que  la  buscan 
Con  esta  ocasión.  Si  esperan 
Oue  llevo  al  presente  aquí 
Con  «lue  socórrenos  pueda , 
Engáoanse;  pues  dejallos 
La  rapa,  parece  ofensa, 
Llevando  esta  espada  al  lado. 
Que  en  la  paz  como  en  la  guerra 
Nunca  la  hallaron  cobarde 
Vuestra  nación  y  la  ajena. 
Que  soy  don  Pedro  Miago. 

DERRUECO. 

Ninguno  viene  con  lengua. 

DON  PEDRO. 

El  no  responder  me  obliga 

A  pasar  desta  manera. 

Pues  sabéis ,  moros ,  quien  soy. 

BERRUECO. 

¡  Que  no  hubiera  una  calleja 
Ahora  por  donde  echar! 

CALVAN. 

Engañado  me  has ,  Zoraidc , 
Que  nunca  entendí  que  fuera 
El  cristiano  que  venias 
A  matar  éste;  y  pues  dejas 
Ohidar  obligaciones 
De  tu  ley  y  de  tu  fuerza 
Con  tan  infames  acciones. 
Después  de  tener  yo  hechas 
Las  paces ;  á  ti ,  y  á  cuantos 
Fueren  de  taparte,  intenta 
Esta  espada  hacer  pedazos. 
N'oblp  cristiano,  pelea. 
Que  á  Calvan  tienes  al  lado  , 
Que  por  mi  santo  Profeía 
Que  no  ha  de  quedar  con  vida 
Ninguno  destos. 

DON  PEDRO, 

Espera, 
Que  no  es  razón  que  por  mi 
Quedes  con  tu  sangre  mesma 
Malquisto. 

CALVAN. 

Déjame  aparte. 

DON  PEDRO. 

Esto  es  razón  que  me  debas , 
Y  que  te  deba.  Calvan. 
¿Qué  aguardáis ,  moros? 


DERRUECO. 

i  Notable  obediencia! 
Religiosos  moros  son. 

CALVAN 

Corrido  estoy;  ¡que  pudier: 
Engañarme  este  cobarde! 


Y  hacednie  merced.  Calvan. 
Entre  las  que  tengo  á  cuenta. 
Que  no  habléis  más  á  Zoraidu 
En  esto;  basta  la  afrenta 
Con  que  salió  del  empeño. 

CALVAN. 

Tú  solo  alcanzar  pudieras 
Esa  palabra ,  cristiano : 
Tu  casa  pienso  que  es  esta  : 
Éntrate,  y  Alá  le  guarde. 

DON  PEDRO. 

Acompañaros  quisiera. 

BERROECO. 

Caras  me  salen  las  casas 
Si  damos  con  él  la  vuelta. 
Que  es  la  noche  muy  oscura. 

CALVAN. 

Seguro  voy,  que  me  esperan 
Con  mi  yegua  cuatro  n\oros. 

Y  esos  tres  perros  me  tiemblan. 

(Vasc.) 

DON  PEDRO. 

Dios  05  guarde;  bien  me  acuerdo, 

Que  en  ocasión  como  esta 

El  bien  que  hice  hallé.  (Yase.) 

BERRUECO. 

Yo,  porque  acordarme  pueda , 

Al  crucilijode  Burgos 

Prometo  un  moro  de  cera.        (Yase.) 

Salen  los  labradores,  cantando  y  bai- 
lando. 
LABRADORES.  {Cantan.) 
Si  está  ¡trenada  la  niña. 
Apostad  que  pare  un  sol. 
Hijo  de  sut  ojos  negros 

Y  de  las  flechas  de  amor ; 
Por  sus  bodas  juegan  cañas 
En  Castilla  y  en  León, 
Por  ser  Alfonso  el  velada 

¥  ser  su  rey  y  señor. 

Sale  BE1'iIU;EC0,  como  se  viste  don 
Pedro  Miago. 

DEREUncO. 

¿Dónde  va  la  buena  gente? 

TERESA. 

¿Derrueco? 

BERRUECO. 

Dimc,  Señor; 
Teresa,  que  estoy  muy  grave. 

TERESA. 

¿Que  es  grave? 

BERRUECO. 

Como  estoy  yo. 

TERESA. 

¿Luego  grave  es  estar  tieso? 
¿Hale  hecho  el  Hey  favor? 


DERRUECO. 

Teresa,  unas  rasas  solas 
Hubieras  dicho  mejor; 
Ya  be  puesto  mi  nombre  en  ellas, 
Y  á  la  calle  se  le  doy. 
Por  cuya  ocasión  la  llaman 
Todos  juntos  á  una  voz. 
Cuando  la  nombran,  la  calle 
De  Pedro  Derrueco. 

TERESA. 

Estoy 
Por  darte  la  norabuena. 

BERRUECO. 

Es  muyjusta  obligación; 
Llegaos  todos,  no  os  turbéis. 
¿Este  es  Mingo? 

IIINCO. 

Mingo  soy. 

BERRUECO. 

;0h  qué  apretados  amigos, 
Hemos  sido  Mingo  y  yo! 

UINCO. 

¿Por  qué  no  ahora? 

BERRUECO. 

Porque  hay 
Desigualdad  en  los  dos; 
Cubrios  todos. 

UNO. 

Dien  estamos. 
Que  hace  muy  grande  calor. 

TERESA. 

¡Bravo  cortesano  vienes! 

BERRUECO. 

Tanto,  Teresa,  lo  estoy, 
Que  no  me  conocerá 
I^a  madre  que  me  engendró; 
Ya  sé  no  cumplir  palabra, 
Va  sé  ser  adulador, 

Y  decir  mal  de  mi  amigo 
En  toda  conversación; 
Ya  sé  las  intercadencias 
Del  él,  tú,  merced  v  vos, 

Y  sé  con  agua  bendita 
Quitarme  y  ponerme  un  don ; 
Ya  sé  decir  «está  falso», 
«En  baja  fortuna  estoy» , 

( Desvalido  anda  don  Gazmio» , 
cValido  don  Golondron». 
Ya  digo  «mi  zapatero. 
Mi  sastre,  mi  tundidor», 

Y  hago  lo  que  todos  hacen 
Por  tema  y  no  por  amor. 
Ya  me  cansa  todo  el  mundo 

Y  en  melancólico  doy 
Porque  me  llamen  discreto , 

Y  salgo  á  misa  á  las  dos. 
Por  cumplimiento  en  Palacio 
Traigo  alguna  pretensión, 
Hablo  aspacio,  haciendo  gestos. 
Como  (¡nien  juega  al  rentoy. 

Y  al  lin,  para  dar  limosna 
Upara  tratar  de  amor. 
No  traigo  blanca  conmigo, 
Siendo  con  todos  doblón. 

TERESA. 

nien  sabes  las  letanías 
Déla  corle. 

HINCO. 

En  lin,  ¿son  hoy 
Las  cañas? 

BERRUECO. 

Mingo,  sí. 
Sin  duda  esta  tarde  son, 

Y  doce  loros  con  ellas. 
Que  don  Pedro,  mi  señor, 
Leí  hace  toda  esta  flesta, 


MIXGO. 

¿Juegan  moros  y  crislianos 
Con  un  mismo  traje? 

BEnnuECo. 

Yo, 

Mingo,  sospeclio  que  si, 

Y  que  las  parejas  son 
Un  moro  con  un  crisliano. 

HINCO. 

Es  amistad  y  es  amor. 

SERRUECO. 

Haced  por  llegar  temprano, 
Que  yo  en  ese  rocin  voy 
Por  cañas  para  don  Pedro , 
Que  están  para  esta  ocasión 
Corladas  de  muclios  años ; 
Alíame  veréis  dar  boy 
Una  merienda  á  los  reyes 
Con  más  grandeza  y  sazón 
Que  la  dióSardanapalo. 
Adiós,  Teresa. 

TERESA. 

Mi  amor 
Ble  puedes  pagar,  si  acaso 
Me  bas  querido. 

BERRUECO. 

Adiós. 

,  TERESA. 

Adiós. 
¿  No  me  respondes  ? 

DERRUECO, 

Teresa , 
Yo  me  acordaré  de  vos.  ( Vase.) 

l'N  PASTOR. 

Con  cuidado  caminemos, 

Y  cántele  otra  canción. 

LABRADORES.  (Caílíflll.) 

En  VaUttdolid,  damas. 
Juega  el  F,e>j  las  cañas, 
El  rey  don  Alfonso,  cuerpo  garrido. 
Hoy  las  cañas  juega. 
Calan  y  lindo,  galán  y  lindo. 
Damas, 

Juego  el  Rey  las  cañas. 
{Vame  lodos,  y  al  entrarse  coge  Ab- 
delmon  á  Teresa.) 


Aguarda,  mujer. 

TERESA. 

¿Quién  eres? 

ADDELMON. 

Un  hombre  que  ba  pretendido 
Morir,  y  nunca  ba  podido ; 
Sigúeme. 

TERESA. 

¿  Pues  qué  me  quieres? 

ADUELHON. 

Quiero  enseñarte  un  tesoro 
Entre  aquestas  yerbas. 

TERESA. 

Moro, 
Déjame  aquí,  que  daré 
Mil  voces. 

ABDELMO;^. 

No  detendré 
Con  mi  valor  el  decoro; 
Sigúeme,  pues. 

TERESA. 

No  te  sigo. 

ADDELMON. 

Yo  voy  con  entretenerte 
Solicitando  la  muerte 
De  mi  mayor  enemigo; 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

Porque  sé  por  mis  conjuros, 

Y  mágicas,  no  te  asombre. 
Que  hoy  has  de  dar  vida  á  un  hombre 
De  quien  no  viven  seguros 
Los  de  mi  sangre  y  mi  ley, 
Siendo  otro  segundo  Cid. 

TERESA. 

Yo  voy  á  Valladolid, 
Que  juega  cañas  el  Rey, 

Y  temo  larde  llegar 

Y  lo  que  dices  no  entiendo. 

ADDELMON. 

Vete  ya,  que  estoy  muriendo 
De  que  no  pueda  matar. 

TERESA. 

De  una  carrera  imagino 

A  Valladolid  llegar. 

Que  es  poco  lo  que  hay  que  andar, 

( y  ase.) 

ADDELMON. 

Plegué  á  Dios  que  en  el  camino, 

Mahonia  quiera,  mujer. 

Ser  de  tu  vida  homicida. 

Antes  que  tu  ingrata  vida 

De  alguno  lo  llegue  á  ser; 

Pues  el  agua  no  ha  querido 

Dármela,  ni  haya  fuego 

Que  abrase  la  tierra  luego, 

Que  al  viento  solo  le  pido 

Que  deje  para  mis  quejas, 

Pero  la  tierra  imagino 

Que  abra  á  mis  males  camino 

Si  Alá  cierra  las  orejas.      [Húndese.) 


Sale  TEUESA,  corriendo. 

TERESA. 

;  Gravamente  han  caminado! 

Y  vengo  tan  sin  sentido. 

Que  á  las  puertas  he  perdido, 
Por(|ue  en  nada  he  reparado; 
Si  á  la  puerta  me  buscaren. 
Aquesta  es  la  de  Segovia, 
Donde  la  que  fuere  novia 
Parirá  si  la  empreñaren, 
Que  habiendo  de  entrar  primero 
Por  la  del  Campo,  la  erré. 

VOCES.  {Dentro.) 
Atajad,  tené,  tené. 

TERESA. 

Dios  te  guie,  caballero; 
De  fiestas  viene  vestido. 
Las  riendas  se  le  han  quebrado, 
El  caballo  es  desbocado, 

Y  de  las  clines  asido 
Detenerle  intenta  en  vano, 

Y  un  mundo  viene  tras  él ; 
Pero  el  caballo  cruel. 

De  sangrienta  espuma  cano. 

Despeñarle  determina ; 

Yo  quiero  en  lugar  de  antojos. 

Puesta  en  la  puerta,  en  los  ojos 

Echalle  esta  mantellina. 

Pues  no  hay  ningún  hombre  aquí. 

DON  PEDRO.  (Dentro.) 
Ten,  ataja,  labradora. 
Que  es  el  Rey. 

TERESA. 

¡  Nuestra  Señora 
Le  valga  !  ¡triste  de  ti ! 

(Echa  la  mantellina,  y  éntrase.) 

Salen  LA  REINA  y  damas. 

DOÑA  TODA. 

Vuestra  alteza  se  aseguro 

De  la  furia  del  caballo, 
ue  ya  le  han  detenido 
le  habrán  hecho  pedazos. 


REINA. 

¿Que  tuviese  tanta  furia 
Cayendo  sobre  las  manos. 
Que  los  alacranes  mismos 
Rompiese '? ;  notable  caso ! 

CONDESA. 

Apenas  se  vio  sin  riendas 
El  bruto  espumoso,  cuando 
Partió  como  el  apetito 
Furioso  y  desenfrenado. 

REINA. 

¿Qué casa  es  esta? 

DOÑA  TODA. 

Señora. 
Es  de  don  Pedro  Miago, 
Mi  padre,  y  esclavo  vuestro. 

REINA. 

El  asombro,  el  sobresalto. 
De  manera,  doña  Toda, 
Me  tiene,  que  aseguraros 
Puedo  que  no  estoy  en  mi. 

DOÑA  TODA. 

Eso  es  justo,  y  no  me  espanto. 
Sale  TERESA,  labradora. 


TERESA. 

Albricias,  señora  mia. 

REINA. 

Labradora,  yo  os  las  mando. 

TERESA. 

Pues  no  tengáis  pena  alguna. 
Que  el  Rey  viene  bueno  y  sano. 
Que  yo  con  mi  mantellina 
He  detenido  el  caballo 
Kn  la  puerta  de  Segovia, 

Y  allá  queda  hecha  pedazos; 
Una  manlellina  quiero 

No  más. 

REINA. 

La  vida  me  has  dado, 

Y  un  heredero  á  Castilla. 

TERESA. 

Ya  imagino  que  me  llamo 
Moros  y  cristianos  juntos. 
Sale  toda  la  compañía  de  juego  de 
cañas. 

REINA. 

Mi  Señor,  dadme  esos  brazos- 

REY. 

Señora  del  alma  mia. 

REINA. 

¿Cómo  venis? 

REY. 

Gracias  dand^ 
Al  cielo  de  mi  suceso. 

TERESA. 

Va  que  estáis  desavahado, 
Ilacedme  merced. 

REV. 

Confieso 
Que  te  la  debo. 

TERESA. 

¡Qué  agravio! 

DERRUECO. 

Qué,  Teresa ,  ha  sido  al  Dn 
,a  que  detuvo  el  caballo? 

¿Quién  eres,  mujer  :  quién  eres? 

TERESA. 

Soy  de  don  Pedro  Miago 
Labradora. 


HE?. 

Cosa  suya 
Pudo  hacer  este  milagro. 
¿Cómo  te  llamas? 

TEBESA. 

Teresa 

Gil,  Señor. 

REY. 

Dueño  te  hago 
De  la  puerta  de  Segovia, 

Y  de  dos  leguas  de  campo 
Alrededor  juiíUimente , 

Y  el  nombre  desde  hoy  mudando 
La  puerta,  por  el  suceso 
Admirable  del  caballo, 

De  Teresa  Gil  se  llame. 

TERESA. 

Dios  le  dé  lieredcrns  tantos 
Que  les  vengan  á  fallar 
Nombres  en  el  calendario. 

BERnOECO. 

Teresa ,  pues  tienes  puerta 

Y  yo  casa ,  y  siempre  he  andado 
Como  gato  por  ICnero 

Sin  alma  por  tus  pedazos , 
Casémonos ;  ¿qué  respondes? 

TERESA. 

Berrueco,  en  habiendo  espacio, 
Yo  me  acordaré  de  vos. 

BERRUECO. 

¡  Lindamente  me  has  pagado .' 

DON  PEDRO. 

No  tengo  admirable  cosa 
En  mi  casa  que  enseñaros 
Si  no  es  esta. 

RET. 

Este  es  entierro. 

D0:<  PEDRO. 

Donde  he  de  ser  sepultado , 
Oue  para  que  de  la  muerte 
Me  acuerde,  siempre  le  traigo 
Puesto  delante  los  ojos 


¡Sabio  y  cuerdo  desengaño  I 

DON  PEDRO. 

¿Qué  miráis? 

REY. 

Estoy  leyendo 
Estas  lelras,  queeoel  mármol 


DON  PEDRO  MIAGO. 
De  negro  estin  escul|)idas , 
Y  es  notable  el  epitalio. 
(l.ee.)  «  Yo  soy  don  Pedro  Miago , 
«Que  con  lo  mió  me  yago; 
uLo  que  comí  y  bebi  gocé ; 
vGl  bieu  que  yo  hice  bailé, 
i>Loque  dejé  no  losé.» 
Ni  yo  qué  queréis  decir 
En  estas  letras. 

DON  PEDRO. 

Gustando 
Que  OS  las  declare,  escuchad. 

REY. 

Decid,  que  confuso  aguardo. 

DON  PEDRO. 

Digo  que  yago  en  lo  mió, 
Porque  he  de  ser  enterrado 
En  mi  casa,  y  que  ha  de  ser 
En  los  venideros  años ; 
Decir  que  gocé  no  mis 
Lo  que  comí  y  bebi,  es  claro, 
Pues  que  sustento  la  vida. 
Porque  los  demás  humanos 
Gustos  traen  otras  pensiones 

Y  nadie  los  goza  francos; 
Hallar  el  bien  que  se  hace 
Acontece  de  ordinario, 

Y  ya  es  la  sala  testigo 

De  alguna  vez  que  lo  ha  bailado; 
Que  lo  dicho  no  se  sepa; 
Alfonso;  no  os  cause  espanto. 
Que  por  un  maravedí 
Lo  tengo  lodo  prestado  ; 
Mirad  si  os  he  satisfecho. 

BEY. 

Siempre,  don  Pedro  Miago, 
De  vos  lo  quedé,  y  pretendo 
De  lo  que  os  debo  pagaros 
Alguna  cosa,  hoy  que  vengo 
A  vuestra  casa. 

DON  PEDRO. 

No  aguardo 
Sino  serviros  por  premio. 


Pues  sepulcro  y  epitafio 
Que  eslá  muerto  nos  enseña. 
Tomar  ejemplo  tan  claro 
Pueden  todos ;  sois  discreto. 


DON  PEDRO. 

Siempre,  Alfonso,  de  ordinario 
Me  hacéis  mercedes. 

DON  garcía. 

Ahora, 
Pues  es  ocasión,  le  hablo ; 
Alfonso,  rey  de  Castilla, 
Azote  de  los  paganos. 
Cuya  vida  guarde  el  cielo 
Largos  y  felices  años, 
Por  defensa  de  la  fe, 
Y  á  vos,  don  Pedro  Miago, 
.\  quien  siempre  obedecí 
Como  á  mi  padre,  y  amparo 
Os  pido,  noble  Señor, 
Que  á  doña  Toda,  el  sol  claro 
Que  alumbra  nuestro  hemisferio, 
He  servido  con  cuidado; 
Si  mi  obediencia  y  amor. 
Si  mi  humildad  y  recato 
Merecen  que  sea  su  esposo, 
Aquí  á  vuestros  pies  postrado 
Os  suplico  me  la  deis. 

REY. 

Hablad,  don  Pedro  Miago, 
Como  dueño  superior 
Ue  vuestra  hija. 

DON  PEDRO. 

Gusto  tanto. 
Que  há  días  que  lo  deseo. 

REY. 

Pues  entremos  en  Palacio. 
Que  quiero  ser  el  padrino 
Destas  bodas. 

REINA. 

Largos  años 
Viváis  los  dos;  yo  la  dolo. 
Señor,  en  seis  mil  ducados. 

DOÑA  toda. 
Para  serviros  serán. 

DON  PEDRO. 

Con  aquesto  da  fin  Lauro 
A  esta  verdadera  historia  í 
Pidiendo  perdón  y  aplauso 
Para  la  segunda  parle 
A  lan  ilustre  Senado. 


LOS  TRES   BLASONES  DE  ESPAÑA. 


ESTA    COMElilA    PASA    E>     TUES    EIHIIES  ,  QLK     CADk    JORNADA    ES     UNA; 
LA  PKIMERA  JOHN*DA  ES  DE  DON  ANTONIO  COELI.O  ,  T  LA  SEGUNDA 


llAV    FIGCKAS    DIFEKENTES    EN    TODAS    TRKS. 
TEElCERA  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


JORNADA   PRIMERA. 


l'ERSÜNAS. 

„,.„,-„„                               PANÜIRO.                             MILENA. 
«Ix  frVvr«!                       ^'^  CAPITÁN.                       FLORA. 
BETOGE.NlS.                  soldauds.                      pompevo. 

Salen  con  mútica  y  fiesta  algunos  SOL- 

VI en  tal  opresión  y  pena  , 

DADOS  españoto ,  MILENA,  dama. 

Entóneos  le  la  negué. 

FLORA.  PAN  DURO,  gracioso.  CU- 

Promi'tiéndole  que  el  dia 
Que  hiciese  lu  valentía. 
De  quien  siempre  lo  esperó , 

RIENO  í  niiTÓCENES,  ¡/  uusicos 

cantando. 

Que  el  romano  levantase 

canta:i. 

Kl  cerco,  le  la  daría, 

Vii'a  el  noble  Curieno, 

Y  Milena  ganaría 

Viva  la  hermosa  Milena: 

En  que  tal  varón  la  honrase. 

Aquél  afrenta  de  Marte, 

Yponiue  el  valor  se  arguya 

y  ésta  de  Venus  afrenta. 

Que  mi  le  y  palabra  encierra, 

RETÓCELES. 

naya  fiesta,  hava  alegría 
Rnaqui-sle  verde  prado. 
Pues  la  tregua  se  ha  jurado 

Hoy  se  acaba  ya  la  guerra, 
Hoy  es  ya  Milena  tuya.— 
Dale  la  mano  i  tu  esposo, 
Milena. 

Celebraudü  aqueste  dia. 

Ya  se  la  doy, ' 
Y  tan  prenda  suya  soy. 

SOLDADO  1.» 

Hoy  tenemos  libertad. 

Que  con  afecto  amoroso 

Hoy  Mario,  cónsul  romano, 

Cuanto  metal ,  que  se  encierra 

Levanta  el  cerco  tirano 

Por  huir  nuestra  avaricia. 

Enqueluvoi  esta  ciudad. 

Para  ser  del  mundo  guerra 

PASDOnO 

Supo  sacar  la  codicia 

Cuatro  meses  la  ha  tenido 
Cercada,  y  si  su  porfia 

Despedazando  la  tierra  ; 
Cuantas  perlas  por  el  viento 
El  alba  vierte  al  albor 

Durara  mas,  solo  un  dia, 
Ya  se  le  hubiera  rendido; 
Porque  tres  dias  de  suerlo 
La  hanibre  nos  afligió, 
Que  3  muchos  ella  mató 

Que  el  nácar  guardó  avariento 
0  en  la  copa  de  una  flor 
El  sul  se  bebió  sediento; 
Cnanto  diamante  por  fruto 
Produce  el  indiano  oriente. 

A  quien  no  pudo  la  muerto. 

Que  es ,  pagando  al  sol  tributo. 

SOLDADO  1." 

Sustituto  suyo  ardiente 
0  ya  pulido  ó  ya  bruto; 

La  fuerza  es  inaccesible; 

Sólo  pudiera  la  bambro 

i.uantos  imperios  profundos 

Rendirla. 

Circuye  el  mar,  y  ignoró 

PANDÜRO. 

El  Macedón,  sin  segundo, 

Un  ratón  fiambro 

Y  sólo  el  sol  registró 

¡Oh  necesidad  terrible! 

Para  hoy  guardé  en  almodrote; 

Por  los  ámbitos  del  mundo; 

Todos  juntos,  si  pudiera. 

r.omi  aver  de  un  alazán 

Hoy  mi  mano  los  juntara 

L'na  pierna  en  pepian, 

Y  cuando  yo  los  tuviera, 

Y  una  cadera  en  gigote; 

A  li  te  los  entregara 

Pero  ya  que  se  ha  librado 

Todos  ,  porque  lodo  fuera 

Deste  cerco  Calahorra, 

Tan  tuyo  como  Milena , 

Tengo  de  hacerme  una  zorra; 

Y  porque  esto  más  se  arguya. 

Mañana  he  de  estar  vengado 

Aunque  en  parte  fuera  pena , 

Del  hambre  y  su  tiranía. 

Para  volver  á  ser  luya 

Oue  es  muy  grande  majadero 

Quisiera  ya  ser  ajena. 

Quien  muere  de  hambre:  más  quiero 

CURIENO. 

Morirme  de  apoplejía. 

;,  Qué  imperio,  dueño  mío. 

RETÓCELES. 

Qué  perlas,  qué  riqueza, qué  tesoro. 

Hoy,  Curieno  lamoso. 

Qué  dianianles,quéoro. 

Que  la  guerra  se  acabó. 

Qué  cetro,  qué  laurel ,  qué  señorío, 

Para  darte  el  premio  yo, 

Qué  triunfos,  qué  despojos, 
(-orno  estar  al  arbitrio  de  tus  ojos  ? 

S.Tás  de  Hilena  esposo. 

'1  ú  me  pediste  ú  Itlilena 

Dame,  pues,  esa  mano. 

Para  ser  tu  esposa  amada ; 

Que  el  jazmín  avergüenza  más  honeíto. 

Yo,  que  mi  patria  cercada 

(Tocan  cajat.) 

LOS  nos  SANTOS. 
Músicos. 


CURIENO. 

¿Qué  es  esto? 

PANDUnO. 

Del  campo  del  romano 

Sobre  un  bruto  de  ti^re  pretendiente. 

Porque  su  piel  caballo  le  desmiente. 

Viene  un  galán  soldado  ; 

Pero  ya  se  apeó,  y  aquí  ha  llegado. 

Sale  POMPEVO,  cónsul  romano. 

POHPEYO. 

Españoles,  que  os  salís 

De  la  ciudad  licenciosos, 

En  fe  de  la  infame  tregua 

Que  os  concedió  Mario,  el  cónsul , 

Ya  sabéis,  que  mucho  tiempo 

Con  su  campo  numeroso 

Os  tuvo  cerrados  Mario, 

Y  que  ya  remiso  y  flojo 
Quiso  levantar  el  cerco 

Y  hizo  treguas  con  vosotros. 
Debajo  de  unos  conciertos 
Para  mi  patria  afrentosos. 

¿  Pensareis  que  ya  estáis  libres 

Del  daño  con  esto  sólo? 

Pues  estáis  muy  engañados. 

Porque  ya  en  vuestro  destrozo 

Nuevo  azote,  nuevo  rayo 

Vibró  el  cielo  poderoso. 

¡  Ay  desta  ciudad  humilde ! 

i  Ay  de  España  y  ay  de  lodo ! 

Que  el  fuerte  Pompeyo,  el  grande, 

Cónsul  ya  y  del  mundo  asombro, 

Hoy  ha  llegado  de  nuevo 

A  nuestro  campo  famoso 

A  gobernar  sus  legiones 

Y  á  enmendar  de  Mario  el  ocio; 

Y  viendo  que  los  conciertos 
Eran  á  Roma  dañosos. 

No  quiso  pasar  por  ellos. 
Corrido  que  un  punto  solo 
Esta  ciudad  le  resistan 
De  Roma  al  nombre  glorioso 
Cuatro  hambrientos  que  se  atreven 
De  barbaros  ó  de  locos; 
Yo,  pues,  de  su  parle  vengo, 
(Ají   lliiicríi  Hiiciiliiir  cauteloso 
(,ih.      i  r  lililí-,. ,,.  .-I  deciros 

l,ln.    '  ,  ■    !!!.■;       •  '•   iilrOS 

('i>  .1  li .     ir     I'..     "  .ni  punto 

OlJ-ll'  ■■  ■■.  .1  lliiMinsOS, 

O  SI  notan  grainlc  esirago 
Hará,  que  en  corrientes  rojos 
Se  inunde  el  muro  y  se  llene 
De  humana  púrpura  el  foso. 


>iO 


COMliDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  PnANCISCO 


cuntido. 
¿Has  dicho  ja?  pues  té  y  dlle 
A  ese  rayo,  que  no  sólo 
No  quiero  entregar  la  fuerza, 
Mas  que  le  mando... 

POUPEVO. 

i  Qué  oigo? 

CORIENO. 

Que  su  ejército  al  momento 

Salga  de  aquestos  contornos, 

Que  si  no,  vive  Milena, 

Que  es  el  cielo  que  jo  adoro. 

Que  vaya  allá,  y  que  me  traiga. 

Si  solicitan  mi  enojo, 

A  él  y  aun  á  todo  el  campo 

Preso  con  tiendas  y  todo, 

A  que  sean  de  Milena 

Vil  trofeo  y  triunfo  poco. 

POMPETO. 

¿Sabes  tú  quién  es  Pompeyo? 

CCRIENO. 

¿Quién  es  Pompeyo? 

POUPEVO. 

Un  asombro. 
Es  aquel,  que  á  sus  hazañas 
Desde  el  Océano  undoso, 
Salobre  tumba  del  dia. 
Hasta  el  gr;iQ  reino  de  Poro 
Que  fué  coto  de  Alejandro, 
No  quiso  tener  por  coto , 
Pues  ya  del  cristal  del  Ganges 
Celiió  su  ejército  á  sorbos. 
Es  aquel  que  con  armada 
Limpió  el  dilatado  Ponto 
De  corsarios ,  que  eran  tantos 
Que  sus  leños  numerosos 
Una  portilil  provincia 
Parecían  en  el  golfo. 
Es  aquel  que  ha  sujetado 
Los  egipcios  valerosos. 
Desde  el  Menfitico  sabio 
Hasta  el  Catadupa  sordo; 
Aquella  provincia,  donde 
Cuanto  humor  escupe  undoso 
Por  siete  bocas  el  Mío 
El  mar  se  bebe  de  un  sorbo. 
Esaquel  que  si  levanta 
El  acero  prodigioso. 
En  las  tres  partes  del  mundo 
Se  quedan  suspensos  todos 
Pendientes  de  su  semblante , 
Esperando  temerosos 
A  cual  dellos  amenaza 
La  ejecución  de  su  enojo; 
Es  rayo,  que  vibra  Pioma  , 
Es  de'Marte  único  oprobio. 
Es  el  sol  de  Italia ,  y  presto 
Será  de  España  destrozo. 

Y  porque  mejor  lo  sepas 

Y  yo  te  lo  diga  lodo. 

Yo  soy  Pompeyo,  yo  soy : 
Mira  si  Pompeyo  es  poco. 

cuniENo. 
¿V  lú  sabes  quién  soy  yo? 

POaPETO. 

No  lo  sé ,  no  te  conozco. 

coniENO. 
¿Sabes  que  soy  Curieno, 
Destas  montañas  aborto , 
Prodigio  de  aquestas  peñas, 
Tan  altivo  y  ambicioso, 
Que  cuando  á  los  hombres  miro 
Quisiera  entonces  ser  monstruo, 
Por  diferenciarme  en  algo 

Y  no  ser  como  los  otros? 

Yo  soy  aquel  que  en  el  monto 
Con  aquestos  brazos  solos 
Asiéudole  de  las  pautas 


Derribo  en  la  tierra  un  toro, 
Cuyos  bramidos  allí 
Son  irracionales  modos 
Con  que  me  pide  clemencia, 

Y  yo  entonces  le  perdono. 
Soy  aquel  que  asiendo  fuerte 
De  las  quijadas  á  un  oso. 

Le  hago  tan  grande  la  boca 
Que  le  llega  hasta  las  hombros. 
Soy  3  quien  el  rey  de  fieras 
Que  también  rendido  postro, 
Sacudiendo  la  melena 
Con  un  instinto  medroso 
Lame  los  pies,  y  esto  entonces. 
Parece  halago  y  es  odio. 

Y  escribiendo  alguna  vez 
En  los  árboles  curioso 

Esta  hazaña  con  mi  nombre, 
Vienen  á  ser  en  el  soto 
Padrones  vegetativos 
De  mis  hazañas  los  troncos. 
Yo  soy  quien  robles  descuaja 
Como  el  cierzo  ó  como  el  noto. 
Yo  al  impulso  de  mis  brazos. 
Si  él  á  fuerza  de  sus  soplos. 
Yo  soy  estrago  de  fieras. 
Soy  eiure  los  hombres  solo. 
Soy  cuartana  del  león  , 

Y  soy  del  romano  asombro, 

Y  yo  soy,  en  fin ,  yo  mismo  ; 
Mira  si  Curieno  es  poco. 

MILE»A. 

Y  cuando  no  fuera  tanto. 
Bastábale  ser  mi  esposo 
Para  ser  mas  que  ninguno 

Y  para  dar  muerte  á  todos. 

POMPETO. 

Aqueso  sólo  temiera 
En  él,  ya  estoy  temeroso. 
Que  si  lú  estás  de  su  parte... 
I  Oh  deidad !  ;  oh  sol  hermoso ! 
Prodigio  que  nos  dio  el  cielo 
En  su  ultraje  ó  su  decoro, 
Hermosa  afrenta  de  Palas, 
De  Venus  valiente  oprobio, 
Dulce  lisonja  ó  veneno 
Que  va  entrando  por  los  ojos, 
Bayo  del  amor... 

CCRIENO. 

Romano, 
Aguarda,  espera,  ¿estás  loco? 
Si  estás  muy  mal  con  tu  vida. 
Para  matarte  brioso, 
¿No bastaba,  di,  romano. 
Solo  mi  valor  heroico. 
Sin  que  lú  agora  le  añadas 
Las  ventajas  de  celoso? 
Pues ,  vive  Dios,  si  no  fuera 
Por  no  violar  los  notorios 
Fueros  del  embajador. 
Por  quien  aqui  me  reporto, 
Que  hiciera... 

POMPEVO. 

Calla,  español. 
Por  lo  mismo  no  respondo. 
¿En  fin,  no  rendís  la  fuerza? 

nETÓGENES. 

El  pedirla  ya  es  ocioso. 

POSIPEVO. 

Yo  me  voy. 

nETÓGENES. 

Pues  vete  en  paz. 
Que  morir  queremos  todos 
Por  defender  nuestra  patria ; 

Y  tú,  Curieno  famoso. 

Ya  sabes  aquel  concierto 
Que  hemos  hecho  entre  nosotros ; 
Yo  te  daba  hoy  á  Milena, 
Pensando  que  el  riguroso 


DE  ROJAS. 

Cerco  estaba  ya  acabado; 
Bien  ves  que  será  forzoso 
No  proseguir  este  intento 
Pues  que  no  cesó  el  estorbo  ; 
Procura  librar  tu  patria 
De  un  peligro  tan  notorio, 
Queentóncps  yo  cumpliré. 
Pues  mi  obligación  no  ignoro. 
I.a  palabra  que  te  di; 
Vamos,  Milena. 

MILENA. 

¡  Ay  esposo! 
Va  era  tuya  y  ya  le  pierdo. 

( Vanse  Milena  y  Relógenci.) 


Rayos  hecho  por  los  ojos. 

POUPEVO. 

Centellas  el  alma  vierte, 
i  Que  á  Pompeyo  valeroso 
Se  atrevan  á  defenderle 
La  ciudad  siendo  tan  pocos! 

CURIENO. 

¿Que  haya  estorbado  mis  dichas? 
Fulmine  rayos  mi  enojo. 

POMPEYO. 

No  he  de  pnnernie  jamás 

Kl  hábito  y  el  adorno 

Consular  hasta  rendirla; 

Que  no  es  bien  que  traiga  honroso 

Esas  insignias  sagradas 

Quienrecibe  tal  oprobio. 

CURIENO.  (Ap.) 
Saldré  esta  noche  secreto 
Con  mi  gente,  cuando  al  ocio 
Esté  entregado  el  romano ; 

Y  si  dormidos  los  cojo. 
Haré  tanto  estrago  en  ellos. 
Que  corran  de  sangre  arroyos. 

POMPEYO.  (Ap.) 

Esto  ha  de  ser,  vive  el  cielo. 

CURIENO.  (Ap.) 
Con  esto  mi  intento  logro. 

POMPETO.  (ítp.) 

Asi  mi  opinión  restauro. 

CURIENO.  (Ap.) 
Asi  mi  suerte  mejoro. 

POMPETO.  (.Kp.) 
Esto  ha  de  ser. 

CURIENO.  (Ap.) 
Esto  sea. 

POMPETO.   (Ap.) 

Esto  es  fuerza. 

CURIENO.   (Ap) 

Esto  es  forzoso. 

POMPEYO. 

Adiós,  Curieno  valiente. 

CURIENO. 

Adiós,  Pompeyo  famoso. 
(\'ase  cada  uno  por  su  parte  ,  y  qtieda 
l'anduro  soto.) 

PASDURO. 

Dien  lo  han  garlado  y  se  han  ido 

Y  aquí  me  han  dejado  solo; 
Pues  ya  que  solo  he  quedado 
Decir  quiero  un  soliloquio. 
Que  pensaba  yo,  señores. 
Sacar  mañana  ó  esotro 
Este  vientre  de  mal  año, 

Y  viene  luego  el  demonio 
Del  romano  y  lo  despinta. 

¿Qué  he  de  hacer,  cielos  piadosos? 
Que  estoy  de  hambre,  de  suerte 
Que  puede  pasarme  un  soplo. 
¿Para  qué  me  disteis  dientes 


Si  es  que  han  de  esur  tan  ociosos? 
¿Para  qué  los  qaiero  yo? 
;.Que  haya  hombre  tan  dichoso 
Que  se  muera  de  una  hartura 
O  de  indigesto  ,  y  yo  solo 
No  he  de  tener  que  cocer 
Kn  este  naturnl  horno? 
¿Quién  me  compra  mi  calor 
^alural  por  un  mondongo? 

Y  aun  se  la  daré  de  balde, 
Vive  Cristo,  si  me  enojo. 

;  Que  me  tenga  yo  mi  gula 
Con  cuatro  dedos  de  moho? 
j[  Adóude  vive  el  hartazgo. 
Señores,  que  no  le  topo? 
Que  por  ir  i  su  posada 
Ue  acomodara  goloso 
A  las  ancas  de  un  menudo. 
Aunque  fuera  de  retorno. 
¿Queme  llame  yo  Panduro, 

Y  que  no  tenga  ni  un  poco 

De  mi  nombre?  Que  á  este  tiempo 
Fuera  para  mi  bizcochos. 
Quiero  tomar  un  arbitrio ; 
Hoy  á  poela  me  pongo. 
Que ,  en  fin ,  se  comen  las  uñas , 

Y  es  comer,  aunque  á  si  propio; 
O  si  no,  á  murmurador : 
Esloes  mejor,  esto  escojo. 
Que  estos  roen  los  zancajos , 

Y  en  fin ,  será  provechoso. 
Yoime  á  buscar  un  abito 

Kn  la  despensu  de  un  Cónsul 

Por  debajo  de  la  cuerda , 

Aunque  me  costara  un  ojo.        {Vase. 

Sale  MlLESk  en  c¡  muro. 


Alba  clara,  aurora  hermosa. 
Primero  candor  del  dia  , 
De  quien  ya  la  noche  fria 
Huyendo  va  presurosa; 
En  oscuridad  medrosa 
Se  partió  de  aquí  mi  amante , 
Pues  que  ya  tu  luz  brillante 
Pisa  sombras  por  despojos. 
Hazle  que  vuelva  á  mis  ojos 
De  los  romanos  triunfante. 
Que  si  hermosura  y  color 
Cobra  una  rosa  por  ti, 
No  me  has  de  negar  á  mi 
1,0  que  le  das  á  una  flor. 
Ella  al  irse  el  resplandor 
Ya  con  achaques  de  humana 
Marchita  su  pompa  vana  . 
Mustias  ya  sus  luces  rojas , 
Amortajada  en  sus  hojas 
Muere  efímera  de  grana. 
Pero  aquella  que  yacia 
Dormida ,  muerta  ó  marchita  , 
Reverilecc  ó  resuella , 
O  despierta  con  el  dia ; 
Pues  rosa ,  la  beldad  mia , 
Falleció  sin  su  arrebol; 
Haz  que  aquel  sol  español 
Se  muestre  en  brillante  coche , 
Que  me  marchiió  la  noche 

Y  no  me  florece  el  sol. 
Ya  vence  á  la  oscuridad 
El  dia  poco  luciente . 

Y  esiá  el  mundo  indifercatc 
Con  dudosa  claridad ; 
Coronada  de  beldad 

Se  muestra  la  aurora  al  suelo. 
La  vista  .  aunque  con  recelo. 
Tender  quiero  hacia  el  romano 
Campo,  que  mi  sol  humano 
Peligra  allí.  Mas  ;ay  cielo  ! 
Huyendo  en  tropa  volante. 
Aunque  no  desordenados. 
Vienen  algunos  soldados 


LOS  TKES  DLASO.NES  DE  ESPAÍÍA. 
Y  un  joven  Tiene  delante  I 

De  quien  es  un  bruto  atlante ; 
¡  Ay !  ¿  si  es  mi  esposo  el  que  vi  ? 
El  alma  dice  que  si; 
¡Ciego  Dios,  que  al  viento  igualas, 
Préstale  al  bruto  tus  alas 
Porque  más  presto...  ;ay  de  mi! 
Que  el  bruto  ¡  válgame  el  cielo! 
Tropezando  allí  al  correr. 
Sin  poderse  contener. 
Ambos  han  medido  el  suelo; 
Que  habrán  muerto  recelo, 
Pero  ya  en  pié  se  levanta. 

Salen  CURIENO  T  SOLDADOS. 

CCRIESO. 

No  pudo  en  hazaña  tanta 
El  bruto,  y  justo  no  fuera 
Que  conmigo  compitiera 
De  quien  la  muerte  se  espanta 

SOLDADO  1.° 

¿Hízole  mal  la  caida? 

CBBIESO. 

No,  soldados,  no  fué  nada, 
Pero  en  el  muro  asomada 
Eslá  quien  me  diera  vida. 

MILENA. 

¿Esposo,  mi  bien? 

CUBIENO. 

¿Milena? 

KILENA. 

HuTóla  tiniebla  fria. 
Safio  mi  sol. 

CCRIENO. 

Va  eres  mia. 

MILESA. 

Afuera,  engañosa  pena. 
Yo  bajo,  ¿qué  me  acobarda? 
A  abrir  la  puerta,  y  mis  brazos 
Sean  los  primeros  lazos. 

CURIENO. 

Espera,  Milena,  aguarda ; 
Yo  le  prometía  tu  amor 

Y  dije  que  no  me  abrieses 
La  puerta  basta  que  supieses 
Que  volvia  vencedor; 

Y  aunque  fué  promesa  macha, 
Porque  veas  que  cunipli 

La  palabra  que  te  di. 
Antes  que  bajes  escueha  : 
Con  cincuenta  soldados  que  podia 
Sacar  de  la  ciud.id,que  reservados 
Del  hambre  y  de  la  guerra  sólo  habla, 
A  dar  en  los  romanos  descuidados 
Tan  sin  rumor  sali,  Milena  mia. 
Tan  mudo,  que  pisan(;)o  mis  soldados, 
Daba  los  posos  el  valor  tan  quedo 
Que  parecía  que  los  daba  el  miedo. 
Era  la  noche  ya,  y  la  luz  diurna , 
Que  huyendo  va  de  la  tiniebla  informe 
Buscaba  el  mar,  en  cuya  móvil  urna 
Reverberaba  el  esplendor  Iriforme; 
Volvía,  en  lin,  la  confusión  nocturna 
Lo  vario  de  las  cosas  uniforme. 
Sembrando  por  el  mundo  su  beleño 
Con  perezoso  paso  el  torpe  sueño; 
Llego  al  campo  romano,  y  tan  rendi- 
ü  tan  muertos  el  ocio  los  tenia,     [dos 
Que  cuando  yo  mataba  los  dormidos 
Ninguno  me  parece  que  moría ; 
Que  si  es  usar  de  acciones  y  sentidos 
Vivir,  no  estaba  vivo  el  que  dormia ; 

Y  asi  cuando  murió  de  golpe  cierto. 
Sólo  quedó  más  frió,  no  más  muerto : 

Y  como  el  hombre  que  durmiendo  cs- 

[lalia 

Y  el  muerto  en  nada,  en  On,  se  distin- 

[guian. 


an 

La  muerte  con  el  sueño  pleiteaba 

Y  entrambos  sus  vasallos  confundían; 
De  los  muertos  el  sueño  allí  triunfaba, 
■  a  muerte  allideaquellosque  dormían, 

con  el  mismo  error  lal  vez  mi  acero 
Volvió  a  matar  al  que  mató  primero. 
Crece  el  odio,  despiertan  al  ruido. 
Cual  empuña  la  espada,  cual  el  dardo, 
Muere  por  defemlerse  el  atrevido 

Y  por  no  defenderse  muere  el  lardo; 
Sorda  eslá  la  piedad,  ronco  el  gemido; 
Sigoal  que  huye,  alqueacometeaguar- 

[do, 
Crece  la  confusión  y  el  polvo  sube 
Con  ambición  de  introducirse  nube 
Yo,  que  miro  ya  el  campo  alborotado, 
Acabar  de  una  vez  la  hazaña  quise  : 
Matar  al  gran  Pompcyo  he  deseado 
Antes  que  el  alba  lastinieblas  pise; 
¿Cuál  es  el  Cónsul?  dije ,  y  un  soldado 
Suyo,  á  quien  no  matéporque  me  avise. 
Me  le  mostró  que  la  lealtad  rompida 
Ferió  su  honor  entonces  por  su  vida. 
Aciuél  es,  dijo,  que  á  caballo  armado 
Para  ordenar  las  huestes  ha  salido; 
Que  á  la  luz  de  unas  teas  que  han  saca- 
Pudo  ser  del  soldado  conocido:      [do 
Yo,  aunque  el  rostro  no  vi,  certificado 
Quedé  mirando  el  consular  vestido, 

Y  como  de  mis  celos  era  dueño 
Luego  le  fulminé  con  solo  el  ceño. 
Iba  á  matarle;  mas  quedé  dudoso 
Con  uno  y  otro  alecto  diferente. 
Que  cada  cual  queria  poderoso 
Ejecutar  el  golpe  solamente; 

Iba  á  matarle  ya  como  celoso. 
Iba  á  matarle  ya  como  valiente, 

Y  estando  absorto  en  suspensión  tan 
Vivir  gran  ralo  le  valió  la  duda;  [muda 
Mas  corrido  de  ver  que  así  vivia 

De  un  golpe  le  Bialé;  mas  fué  de  suerte, 

Que  ni  sé  si  tocó  la  valentía 

O  los  celos  del  alma  ;  pasión  fuerte  I 

Y  que  fuesen  entrambos  ser  podia, 
Pueslevino  tan  grande  aquella  muerte 
Que  allí  para  salir  sola  una  vida 

Le  cobro  mucha  parte  de  la  herida. 
Cae  del  caballo  al  suelo,  y  yo  brioso 
La  silla  ocupo  al  bruto  velozmente. 
Porque  como  el  huir  era  forzoso 
Para  salir  del  riesgo  yo  y  mi  gente , 

Y  aunque  sea  en  un  trance  peligroso 
Nunca  ha  sabido  huir  mi  pié  valiente 
Quise  tener  disculpa  por  lo  menos 

De  que  huyendo  salla  en  pies  ajenos. 
Salgo  corriendo  yo.  (amblen  los  mios; 
Pocos  quedaron:  sigúeme  el  romano, 
Paso  nadando  mil  sangrientos  rios: 
Va  no  me  siguen,  viendo  que  es  en  vano; 
Perdió  el  caballo  de  correr  los  bríos, 
.Medimos ambos  el  florido  llano. 
Llegué  A  mi  patria  honrado  y  viiorioso, 

Y  lo  que  es  más.  miré  tu  so'l  hermoso. 

MILENA. 

¿Qué  tengo  que  responder, 
Sino  que  tuya  nací? 
Tú  venciste" para  mi. 
Pues  tuya  tengo  de  ser. 
Señor,  con  esta  Vitoria. 

CDRIESO. 

Va  no  dudará  este  dia 
Tu  padre  que  tú  seas  mia. 
Volviendo  con  tanta  gloria. 

MILENA. 

Bajo  á  abrirte,  y  mil  abrazos 
Te  celebren  vencedor. 

{Quitase  del  muro.) 

CDRIENO. 

¡Oh!  permítame  clamor, 
Que  yo  me  vea  en  tus  brazos. 
Hoy,  soldados,  quedará 


S43 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Libre  nuestra  patria  amada, 

Que  si  les  falla  la  espada 

De  Ponipejo,  ¿quién  podrá 

Kesisiir  á  mi  valor? 

Del  hambre  os  habéis  de  ver 

Libres. 


Bienes  nienesler 
Que  hoy  se  acabe  su  rigor. 
Que  ya  tan  muertos  esum 
Los  que  perdonó  la  guerra, 
Que  mi  recelo  no  yerra 
Uicicndo  que  ya  serán 
Los  que  anoche  se  quedaron 
Con  tal  hambre  en  la  ciudad 
Muertos  sin  duda. 

{Suenan  cajas.) 

CCRIENO. 

Esperad; 
Caja  y  trómpelas  sonaron. 
SOLDADO  2." 

Y  detras  de  aquel  vecino 
Cerro,  marchando  á  concierto, 
Soldados  se  han  descubierto. 

CURIENO. 

Y  i  toda  priesa  imagino 
Que  nos  vienen  á  embestir; 
l'ocos  son. 

SOLDADO  1." 

¿Qué  hemos  de  hacer? 

CDRIENO. 

¿Qué?  acabarlos  de  vencer, 
ü  acabar  ya  de  morir. 
Querrán  lá  muerte  vengar 
De  su  capitán. 

SOLDADO  2.° 
Ya  llegan. 

Cl'RIEHO. 

Nunca  españoles  se  niegan 
A  trance  de  pelear. 

Sale  UN  CAPITÁN  romano  ¿/  solcados. 

CAPITÁN. 

Hoy  la  muerte  vengaremos 
De  Mario,  nobles  romanos; 
A  la  visia;  á  las  manos 
Los  enemigos  tenemos. 
Pero  estaréis  advertidos 
Que  os  retiréis  sin  desór.len 
En  embistiendo,  que  es  orden 
De  Pompeyo;que  vencidos 
Con  esta  traza,  romanos. 
Quedarán  aquestos  locos. 
Que  apenas  por  ser  tan  pocos 
Tienen  que  hacer  vuestras  manos. 
Que  Ponipeyo  y  sus  soldados 
Detras  de  aquel  bosque  ameno. 
Para  ser  rayo  sin  trueno 
Vienen  marchando  emboscados. 

Y  al  retirarnos  saldrán 

Y  cogiéndolos  en  medio. 
Estos  pocos,  sin  remedio. 
Todos  juntos  morirán. 
Tocad  al  arma  ,  lleguemos. 

CDRIENO. 

Ea  ,pues,  del  mundo  soles, 
Veinte  somos  y  españoles , 
Cada  cual  por  mil  valemos. 
{Embísteme  y  retlranse  los  romanos.) 

Sale  POUPEyO  por  la  olra  parte.  ,. 

POMPETO. 

Va  se  embisten;  los  romanos 
Diestramente  se  retiran ; 
i  Qué  fuertes  golpes  se  tiran! 
Ea ,  amigos ;  ea ,  hermanos  ¡ 


Ea,  soldados,  venid, 

Embestid  vosotros  luego. 

Que  muriendo  á  sangre  y  fuego... 

(.Atrí  Milena  la  puerta  de  la  ciudad.) 

Salen  MILENA,  PANDURO  r  FLORA. 

MILENA. 

Va  abrí  la  puerta,  salid. 

FLORA. 

¡  Que  haya  vencido  tan  presto ! 

PANDURO. 

I  Qué!  ¿en  Cn  viene  vllorioso? 

Mll.ENA. 

Va  tienes  querido  esposo... 
¡Válgame el  cielo! 

POMPETO. 

¿Qué  es  esto? 
Parad  ,  supended ,  soldados, 
Los  aceros  no  vencidos; 
Quédense  vuestros  sentidos 
A  deidad  tanta  elevados. 

MILENA. 

¡Turbada  estoy! 

FLORA. 

i  Ay  !  ¿qué  haremos? 

PANDURO. 

¿Románicos?  Guarda  Pablo, 
A  puerta  cerrada  el  diablo 
Diz  que  se  vuelve ;  cerremos. 
(Entrase  y  cierra  la  puerta.) 

MILENA. 

Hombre  ,  ¿quién  eres?  Esposo. 

POMPETO. 

Vo  soy  el  terror  de  España , 
El  rayo  desla  campaña: 
Soy  Pompeyo  el  victorioso. 
Soy,  quien  robando  de  aquí 
Tu  sol  claro  y  sin  segundo. 
Me  llevaré  todo  el  mundo 
Sólo  con  llevarte  á  li ; 
Que  llevándote  en  mis  brazos 
Volveré  al  campo  triunfante. 
Siendo  de  tu  cielo  Atlante. 

MILENA. 

Primero  me  haré 


Ven  ,  para  que  seas  trofeo 
Con  que  vuelva  vencedor. 

MILENA. 

Eso  es  crueldad. 

POMPETO. 

Es  amor. 

MILENA. 

Es  Urania. 

POMPETO. 

Es  deseo. 

UILENA. 

Es  rigor. 

POMPETO. 

Es  querer  verte. 


Es  ofenderme. 


Es  injuriarme. 


Es  amarte. 

MILENA. 
POMPETO. 

Es  adorarle. 

MILENA. 
POMPEYO. 

Es  quererte. 


Ven,  será  esfera  mi  tienda 
De  ese  sol  de  tu  hermosura. 

MILENA. 

¿Vo  contigo?  ¡  Qué  locura  ! 

POMPETO. 

¿Quién  habrá  que  te  defienda! 

UILENA. 

El  cielo. 

POMPETO. 

Eslá  sordo  al  ruego. 

MI'.ENA. 

Los  hombres. 

POMPETO. 

Nadie  me  injuria. 

UILENA. 

Las  Ceras. 

POMPETO. 

Temen  mi  furia. 

MILENA. 

Amor. 

POMPETO. 

Es  rapaz  y  ciego. 

UILENA. 

Júpiter. 

POMPETO. 

Está  ofendido. 

UILENA. 

El  sol. 

POMPETO. 

Tiéoesle  agraviado. 

MILENA. 

Marte. 

POMPETO. 

Marte  es  mi  soldado. 

UILENA. 

El  mundo. 

POMPETO. 

Yo  le  he  vencido. 
Ea,  soldados,  llevemos 
Esta  deidad,  esta  gloria. 
Que  esta  es  la  mayor  Vitoria 
Que  agora  alcanzar  podeinoí. 
No  sigáis  los  enemigos. 

UILENA, 

¿Esposo? 


¿Curieno? 

POMPETO. 

Llámasle  en  vano. 

UILENA. 

Yo  muero. 

POMPETO. 

Vamos,  amigos. 
Marchad  alegres. 

MILENA. 

¡Qué  asombros! 
Esposo,  yo  te  perdí. 

POMPETO. 

Guárdese  el  mundo  de  mi , 
Pues  llevo  al  cielo  en  mis  hombros 
{Llévasela.) 

FLORA. 

¡Gran  desdicha!  ¿Qué  haré? 
Abre,  Panduro;  abre  aquí. 

PANDURO.  {Dentro.y 
Fuéronse? 

FLORA. 

SI. 

PANDURO. 

¿Todos? 

FLORA. 

SI. 


pa:<doro. 
Pues  de  aqui  á  un  ralo  abriré. 

FLORA. 

Abre ,  ya  se  han  ausentado. 

PAUDURO. 

Deja  que  de  todo  punto 

Se  vayan,  que  luego  al  punto 

Abriré. 

fLORA. 

No  seas  pesado. 

PANDURO. 

¿Fuéronseya  totalmente? 

FLORA. 

SI. 

PA^DCBO. 

¿Totalmente? 

FLORA. 

Se  ban  ido. 

PANDDRO. 

Pues  si  totalmente  ba  sido 
Salgo  ugora. 

Ábrela  puerta  y  sale  PANDL'RO. 

FLORA. 

¡Qué  valiente! 
AMilcna  se  han  llevado. 

PANDUnO. 

¿Qué  dices? 

FLORA. 

Esto. 

PANDL'RO. 

¿A  Milena? 
Reviento  de  enojo  y  pena; 
¿No  me  hubieras  avisado? 
Por  Dios ,  si  lo  llego  á  ver... 

FLORA. 

¿Qué  hicieras? 

PANDL'RO. 

¿Qué?  pelear 
Y  ayudársela  á  llevar 
Cuando  fuera  menester. 
¿Fuéronseya? 

Ya  se  fueroH. 

PAUDURO. 

¡  Grao  desdicha !  ¡  fíran  vaivén 
De  fortuna  1  Mira  bien 
Si  de  vista  se  perdieron; 
Que  por  vida  de  los  dos 
Que  si  DO  se  hubieran  ido... 

FLORA. 

¿Qué? 


LOS  TRES  BLASONES  DE  ESPAÑA. 

CDRIEUO. 

Con  sólo  ver  i  Milena 
Podra  aliviarse  mi  pena 
En  un  estado  tan  triste. 
Entrare  averia. 

FLORA. 

Señor... 
(Yo  le  he  de  decir  aqui 
Como  cerraste.) 


Que  no  hubiera  salido 
De  la  ciudad ,  juro  á  Dios. 

Sale Cm\Et\0  herido. 
cuRlc^o. 
Grande  desventura  ha  ?ido ; 
Todos  mis  soldados  muertos 
Yacen  en  esos  desiertos , 
Y  jome  he  escapado  herido. 

PA>DCRO. 

¿Que  no  haya  habido  un  soldado 
A  quien  parecieses  bien? 

FLORA. 

¿Para  qué? 

PANDERO. 

Porque  también 
Te  hubieran  á  tí  robado. 

FLORA. 

CuricDo  viene. 

PANDORO. 

¿Le  viste? 


I Ay  de  mí! 

CORIERO. 

¿Qué  dices? 

FLORA. 

Este  traidor... 

PANUORO. 

Calla  ,  por  Dios.  Ella  fué  , 
Que  yo  uo  tengo  la  culpa. 

CLRIENO. 

¿  Pues  de  qué  es  esa  disculpa  ? 

PAMPERO. 

No  le  digas  que  cerré. 

FLORA. 

Si  quiero. 

ccniE>o. 
Apartad ,  villanos; 
Entraré  á  verá  Mdena 
Para  aliviar  tanta  pena. 

PANDERO. 

¿Hanla  vuelto  los  rumanos  7 

CERIENO. 

¿Qué  dices,  loco? 

PANDERO. 

Señor, 
Que  no  está  Milena  acá. 

CDRIENO. 

¿Pues  dónde  está? 

PANUBRO. 

¿Dónde?  allá. 

CURIEXO. 

¿Qué  dices,  hombre?  i  Ay  amor! 
¿  Dónde  está  Milena?  aprisa , 
Decidlo  presto,  villanos ; 
No  me  atormentéis ,  tiranos. 

Señor,  bajando  Milena... 

CCRIENO. 

Acabad. 

PANDERO. 

Bajando  á  verte... 

FLORA. 

Este  merece  la  muerte. 


Esta  merece  gran  pena. 

CDRIENO. 

Decid. 

FLORA. 

A  vene  salió 
Déla  ciudad. 

Cür.IENO. 

¡Ay  de  mi ! 

FLORA. 

Y  pensando  hall.irle  á  lí , 
A  los  romanos  halló. 

CURIENO. 

DI  presto. 

FLORA. 

V  un  capitán, 
I'n  Poinpeyo,  un  desalmado, 
De  su  rostro  enamorado... 

PANDERO. 

Deja,  que  aqui  lo  dirán  : 
Llevándosela  en  los  brazos... 


CBRIBKO. 

Calla,  villano,  atrevido. 

PANDERO. 

Muerto  soy. 

FLORA. 

¡Válgame  el  cielo! 

PA.NDt]RO. 

Huyamos  del. 

FLORA. 

Ya  te  sigo. 
( Vonse  Flora  y  Panduro.) 

CERIENO. 

Que  me  han  traspasado  el  alma 
Las  palabras  que  me  has  dicho  : 
.\o  pronuncies  el  veneno 
Que,  al  revés  del  basilisco. 
Como  él  mata  por  los  ojos 
Tú  malas  por  los  oidos. 
¡Milena,  mi  dulce  esposa, 
El  único  sol  que  miro. 
La  deidad  sola  que  adoro. 
El  dueño  hermoso  á  quien  sirvo, 
El  premio  que  amante  busco. 
La  gloria  por  quien  suspiro, 
El  centro  por  quien  anhelo. 
La  vida  por  quien  yo  vivo ; 
Y,  en  Un ,  el  ser  por  quien  soy, 
En  poder  de  mi  enemigo! 
Mientes, villano,  ¡ay  de  mi! 
iPara  qué  estas  dudas  finjo? 
Que  aunque  parezca  imposible, 
Pues  yo  no  estuviera  vivo 
Si  me  fallara  Milena, 
Sin  duda  habrá  sucedido. 
Pues  es  mal ,  sin  duda  es  cierto. 
Que  aunque  parezcan  prodigios 
■'.rédito  de  verdaderos 
Se  traen  los  males  consigo. 

Y  si  esto  fué  verdad ,  cielos , 
Que  os  medís  vosotros  mismos  , 
Moviéndoos  eternamente 

Con  impulso  repetido; 
Si  es  cierto  y  lo  visteis ,  ¿cómo 
De  esos  ejes  crislalinos 
Vibrando  no  bajó  un  rayo 
Taladrando  el  aire  en  rizos? 
i  Cuándo  son  vuestras  venganzas? 
¿Qué  ofensas  ó  qué  delitos 
Fulmináis?  ¿Aqué  ocasión 
Se  reservanlos  castigos? 
¿Para  qué  lance  os  guardáis, 
O  justos  ó  vengativos, 

o  gastáis  solo  un  rayo 
En  vengar  agravios  mios? 
¿Pero  yo  para  vengarme 
De  loscielos  necesito? 
Agora  estéis  á  mis  quejas 
O  sordos  ó  compasivos, 

)ie  importa,  pues  estoy 
De  parle  yo  de  mi  nn'smo. 
Salgan  ,  salgan  á  vengarme 
Envueltos  entre  suspiros 
Forjados  en  la  región 
Ardiente  del  pecho  niio. 
Rayos  de  mi  enojo,  siendo 
Mis  (|uejas  tenante  aviso 
Que  de  los  rayos  del  alma 
Son  el  trueno  los  gemidos. 
Romanos,  guardaos  de  mi; 

Y  tú ,  Pompeyo,  que  has  sido 
Quien  llevó  mi  dulce  dueño, 

Y  á  quien  yo  poco  advertido 
Pensé  que  habia  dado  muerl3 

Y  hoy  en  mi  daño  estás  vivo. 
Teme,  que  van  contra  tí, 
En  mi  valor  reducidos, 

Y  abreviados  solamenle 
En  este  rayo  que  esgrimo, 
Cuantas  iras ,  cuantas  muertos , 
Cuantas  venganzas  ba  visto 


SoO 


COMEDIAS  ESCÜGIDAS  DE  DON  FÜANCISCO 


ICI  tiempo,  queleiilsmente 

Se  T3  rojeiidü  i  si  oilsmo ; 

Porque  sea  mi  ven};anza , 

Porque  sea  tu  casliüo 

(!n  padroD ,  que  en  las  memorias 

t)e  los  hombres  sucesivos 

Se  lea  para  escarmiento 

De  los  venideros  siglos. 

Como  celoso  y  valiente 

Contra  ti  la  espada  vibro, 

¿Mira  tú  como  podrás. 

Aunque  fuera  en  el  abismo, 

Ksiar  seguro  de  mi? 

Que  si  solo  el  valor  mió 

Bastara  i  darte  mil  muertes. 

i.  Qué  harán  en  un  pecbo  altivo 

juntos  celos  y  valor. 

Cuando  para  hacer  prodigios 

Al  más  cobarde  le  basta 

Sólo  el  estar  ofendido?  (Vase.) 

Salen  POMPEYO,  EL  CAPITÁN 

y  SOLDADOS. 
I>0MPET0. 

Ya ,  romanos  generosos , 
Pereció  vuestro  enemigo; 
Aun  para  que  sea  testigo 
De  vuestros  hechos  famosos 
Ninguno  vivo  dejasteis , 
Pues  he  llegado  á  vencer. 
Desde  boy  me  puedo  poner, 
Pues  á  todos  los  matasteis , 
El  adorno  consular. 
En  la  ciudad  entraremos 
Esta  tarde,  y  triunfaremos , 
Pues  quien  lo  pueda  estorbar 
Apenas  habrá  quedado. 

CAPITÁN. 

Muy  bien  podrás ,  sin  violencia 
Entrar,  que  en  su  resistencia 
Apenas  habrá  un  soldado. 

POSIPEYO. 

Pero,  ¿qué."es  esle  rumor? 

CAPITÁN.' 

Allí  bácia  tu  tienda  suena 
Una  mujer,  y  es  Milena , 
Con  un  varonil  furor 
De  los  que  están  en  su  guarda  , 
Con  una  daga  en  la  mano 
Librarse  quiere ,  y  no  en  vano. 
Que  ninguno  la  acobarda. 

POSIPEYO. 

Di  que  la  traigan. 

CAPITÁN. 

Ya  llega , 
El  oro  al  viento  esparcido. 
Sangriento  el  rostro  y  herido, 
Y  de  sangre  y  polvo  ciega. 

Sale  MILENA  herida  el  rostro,  con  una 
daga  en  la  mano. 

POIÍPEVO. 

¿Qu6  es  aquesto? 

UILENA. 

Pena  mucha. 

POSIPEYO. 

¿Quién  te  ha  herido? 


¿Tú  misma? 


POUPEYO. 

iPor  qué?  di 


MILENA. 

Si  quieres  saberlo,  escucha  : 
Ya  sabes  que  tuviste 
Con  cercos  la  ciudad  muy  apretada. 
Que  entraste  en  ella  tú  con  embajada. 
Que  no  quiso  rendirse,  que  me  viste, 
Que  requiebros,  osado,  me  dijiste, 
Que  tuvo  celos  mi  querido  esposo. 
Que  asalto  vuestros  reales  vitorioso. 
Que  un  rato  le  siguieron,        [tieroii; 
Que  después  por  vengarse  le  embis- 
Que  engañada  salí ,  que  me  robaste. 
Que  á  tu  tienda  con  guardas  me  en- 
Con  un  tin  poco  honesto;  [viasle 

Pues  oye  lo  demás,  si  sabes  esto. 
Yo  que  á  mi  esposo  quiero. 
Perdona  ó  agradece  el  desengaño. 
Sabiendo  por  mi  daño 
Que  tú  ,  amante  grosero. 
Mi  honor  aquesta  noche  amenazabas, 
Y,  en  efecto,  á  tu  tienda  me  enviabas 
Con  fin  de  que  esta  noche, á  midespe- 
Siendo  teatro  el  lecho,  [cho, 

Apurando  mi  honor  en  mi  fatiga ; 
Pero  no  será  justo  que  lo  diga ; 
Que  si  un  hombre  que  entiende    [de. 
Que  le  ofenden,  él  mismo  á  si  se  ofen- 
Ño  quiero  que  publiquen  hoy  mis  la- 
[bios 
Intentos  que  forjaban  mis  agravios ; 
M  que  mi  lengua  contra  mi  despida 
Voces  que  me  publiquen  ofendida: 

Y  á  ti  te  está  mejor  también  que  calle: 
Que  si  para  alaballe 

A  un  tan  grande  varón,  tan  excelente. 
Estorbo  puede  ser  ó  inconveniente 
Un  tan  lascivo  y  torpe  pensamiento, 
Noquiero.publicandoaquesle  intento. 
Aunque  pudiera bacerlopor  venganza. 
Estorbar  tu  alabanza; 

Y  asi,  ya  por  entrambos  no  lo  digo. 
Pues  con  callarlo,  á  tiyá  mi  me  obligo. 
En  lin,  como  mi  honor  me  habla  avisado 
Esto  que  he  dichoó  esto  que  he  callado. 
Viendo  que  de  mi  mal  ó  tu  locura 
Era  sola  la  causa  mi  hermosura. 
Esta  apariencia  vana 

Que  nace  hoy  para  morir  mañana ; 
Éste  engaño  apacible  de  los  ojos. 
Siempre  ocasión  de  escándalos  y  eno- 
[jos; 
Esta  desdicha,  si,  nunca  entendida. 
Pues  que  de  todas  siendo  apetecida 
A  aíiuella  que  la  tiene  la  fué  dada 
Con  pensión  deserneciaódesdichada; 
Viendo,  pues,  que  ella  en  riesgo  me  po- 
[nia 
De  perder  el  honor,  |  grande  osadia  ¡ 
Con  este  mismo  acero 
Que  contra  mi  solicitaba  fiero. 
Determino,  borrando  mi  hermosura, 
Por  quitar  la  ocasión  de  tu  locura, 
Cosa  entre  las  mujeres  poco  usada. 
Trocar  al  ser  hermosa  al  ser  honrada. 
Que  fuera  en  las  demás  más  fácil  cosa 
Trocar  el  ser  honrada  al  ser  hermosa ; 

Y  no  parezca  á  nadie  mucha  hazaña. 
Que  si  aquel  que  en  la  selva  ó  la  mon- 
Aspid  oculto  muerde,  [laña 
Aquella  parte  pierde 

Entonces  inhumano 

Del  brazo  ó  de  la  mano. 

Dejándola  cortar  del  hierro  ardiente 

Por  conservar  las  otras  providente. 

Con  que  estando  consigo  riguroso 

Vine  á  ser  en  estarlo  más  piadoso ; 

Yo,  que  prudente  via 

Que  aquesta  parle  mia 

Puso  alas  otras  para  darme  muerte, 

En  peligro  tan  fuerte. 

Viendo  (jue  estaba  el  daño  tan  vecino. 

Despreciar  por  las  otras  determino 


S  HOJAS. 

Esta  parte  de  m!,  que  siempre  es  bue- 

Excusar  4  las  otras  del  veneno,       [no 

Queriendo  yo  con  lan  discreto  modo 

Perder  la  parte  y  conservar  el  todo. 

Esta  la  causa  ha  sido 

Que  tú  ignorabasy  que  ya  has  sabido; 

Uien  ves  lo  que  he  intentado    [chado. 

Por  conservar  mi  honor,  nunca  man- 

Si  acaso,  torpe  y  ciega. 

No  cesó  tu  pasión  con  esto,  llega 

Que  para  no  sufrir  tu  desvarío. 

Aun  tiene  más  caudal  el  honor  mió; 

Que  si  el  llanto  y  el  ruego 

^o  bastare  á  templar  tu  ardiente  fuego. 

Apelaré  á  este  acero 

Que  me  remedie  aqui  como  primero. 

POMPEYO. 

Corrido  y  confuso  estoy 
lOh  generosa  mujer ! 
Nadie  me  pudo  vencer. 
Sola  tú  me  vences  hoy. 
Marchad  apriesa,  soldados, 
{Vuelve  la  cabeza.) 
Que  ya  no  hay  quien  os  ofenda, 
M  la  ciudad  os  defienda 
En  sus  muros  levantados. 

UILENA. 

¿Vuelves  el  rostro  y  te  vas 
Sin  declarar  tu  inlenciou? 

POUPEYO. 

Si ,  que  con  aquesta  acción 

Mi  valor  se  muestra  más. 

Voime  aqui  sin  responder. 

Porque  es  ocioso  el  hablar. 

Pues  disculpa  no  he  de  hallar 

De  lo  que  he  venido  á  hacer. 

Voime  sin  verte,  porque 

No  se  avergüenoen  mis  ojos 

De  ver  esos  rasgos  rojos 

Que  en  tu  rostro  ocasioné. 

Que  será  de  más  provecho 

En  caso  tan  infelice 

Ni  abonar  lo  que  yo  hice 

Ni  mirar  lo  que  tú  has  hecho. 

( Vause  Pompeyo,  el  capitán  y  soldados.) 

MILENA. 

Ya  que  tengo  libertad  , 
Quiero  con  pié  presuroso 
buscar  el  centro  en  mi  esposo, 
Que  no  lejos  la  ciudad 
Levanta  su  noble  muro ; 
Desde  este  bosque  imagino 
Que  es  más  pequeño  el  camino : 
Acercarme  allá  procuro. 

Sale  CURIENO, 

CGRIENO. 

Paso  6  paso  voy  guiado 
Tan  mal  como  mi  fortuna , 
Sin  esperanza  ninguna 
De  mejorarme  de  estado. 
¿Dónde  me  lleváis?  ¿Qué  hacéis? 
Guiadme  hacia  mi  venganza , 
Que  esta  sola  es  la  esperanza 
Con  que  aliviarme  podéis. 
Quiero  caminar  osado 
Al  campo  de  mi  enemigo 
Para  que  con  su  castigo... 

MILENA. 

¿Es  mi  esposo? 

CURIENO. 

¿Qué  he  mirado? 

y  I  LENA. 

¿Curieno? 

CDRIENO. 

¿Qué  sirena 
Es  la  que  escuchando  estoy? 


¿Espoio? 

CURIEXO. 

j  Eres  tú? 

lilLEXA. 

Yo  soj. 

CURIEXO. 

¿Milena? 

Yo  soy  Mileua. 

CCRIKNO. 

¿Quién  la  hermosura  ha  ultrajado  ? 
;.  Qué  bárbaro,  qué  cruel , 
De  a(|uel  divino  pincel 
I'rofaiió  el  mejor  traslado? 
;. Quién  de  su  mano  ha  borrado 
Los  mas  perfectos  primores? 
¿Quién  á  los  rasgos  mejores 
Que  obró  la  ¡dea  mejor, 
En  ofensa  del  pintor 
Añadió  nuevos  colores? 
Üi ,  ¿qué  abeja  hirió  al  amor? 
¿Qué  mano  ultrajó  á  Milena? 
¿  Qué  planta  ajó  la  a/.ucena? 
¿Qué  estio  secóla  flor? 
jQué  nube  encubrió  el  candor? 
¿Qué  eclipse  la  luz  hermosa? 
¿  Qué  osado  violó  la  rosa? 
¿Qué  cierzo  agostó  eljardin? 
¿Qué  pié  profanó  eljazmin? 
¿Qué  arado  troncó  la  rosa? 

HILERA. 

Óyelo  en  breves  razones  : 
Yo  estaba  con  tu  enemigo, 
Descubrió  para  conmigo 
Sus  lascivas  intenciones; 
Como  mi  hermosura  vi 
Que  era  causa  de  su  amor, 
l'ara  templar  su  rigor 
Quise  dt-shacerla  asi, 

Y  estas  heridas  me  di 
Por  asegurar  mi  honor. 

curíelo. 
Con  pena  y  con  alegría 
Te  he  mirado  y  escuchado, 

Y  entrambas  han  procurado 
Llevarme  entero  á  porfia ; 
La  pena  sentir  quería 
Ver  tu  hermosura  ultrajada , 

Y  como  en  guerra  trabada 
Andan  disgusto  y  contento, 
Me  embaraza  el  sentimiento 
El  gusto  de  hallarte  honrada. 
Más  hermosa  asi  has  quedado, 
Esmaltes  son  de  tu  honor, 

Y  nunca  perdió  el  valor 
El  oro  por  esmaltado ; 
No  porque  en  el  verde  prado 
be  la  rosa  la  blancura 
Herido  el  pié  Venus  pura 
La  salpicó  de  carmín, 
Dejó  de  ser  rosa,  en  fin, 
Que  antes  creció  su  hermosura ; 
Pero  la  lástima  obró 
En  mi  también  tal  afeto, 
Que  vengarme  te  prometo 
De  quien  la  causa  le  dio. 

Salen  POMPEVO,  CAPITÁN  t  SOL- 

D.\DOS. 

c*PiT*:i. 
Ya  las  torres  conocidas 
De  Calahorra  estin  cerca. 

CORIEnO. 

Ya  el  romano  se  me  acerca. 
Vengaré  en  él  tus  heridas. 

POMPEVO. 

Haced  alto; la  ciudad 
Es  esta. 


LOS  VUKS  BLASONES  DE  ESPASa. 
j  c*i"ita:(. 

Ya  está  á  tus  plét. 

CUBIENO. 

jCuildevosolros.cuáles 
f'ompeyo? 

roavtio. 
Yo  soy. 
capita;». 
Llegad. 

POSllEVO. 

¡  Por  qué  lo  quieres  saber? 

CDRIENO. 

Porque  te  quiero  matar; 

Y  aunque  te  conozco,  errar 
Pueden  los  ojos  al  ver  ; 
Que  otra  vez  que  lu  intentó  , 
Euiste  tú  tan  venturoso 

O  yo  tan  poco  dichoso, 
Qiie  á  otro  por  ti  maté. 
^  agora  para  no  errar, 
A  ti  mismo  te  lo  digo. 
Que  eres  el  mejor  testigo 
Para  poderme  informar. 
Que  ya  no  fuera  fortuna 
En  mi, sino  poca  maña 
Para  hacer  tan  corla  hazai'ia 
Errarlo  de  dos  la  una. 

POMPEVO. 

¿Quéd!ces?¿Estásentí? 
¿Eres  loco?  Bien  se  ve; 
Por  dos  cosas  dejaré 
De  darte  la  muerte  aquí; 
Que  hombre  que  á  tal  se  atrevió 

Y  no  se  humilló  á  mis  pies 
Al  verme,  ó  es  loco  ó  es 
Tan  valiente  como  yo. 

Por  nada,  en  Cn  ,  me  provoco: 
Sí  es  loco,  ¿de  qué  me  agravio? 
Que,  ¿quién  es  tan  poco  sabio 
Que  quiere  matar  á  un  loco? 
Silo  hiciste  de  alentado. 
De  valiente, altivo  y  fuerte. 
No  es  bien  quede  con  su  muerte 
Tanto  valor  sepultado. 
Que  á  hombre  que  á  mf  se  atrevió 
Será  á  Pompeyo  segundo , 

Y  los  dos  ojos  del  mundo 
Somos  sin  duda  él  y  yo. 

Y  asi,  en  la  ocasión  presente 
Dichoso  te  has  escapado. 
Pues  que  quedas  perdonado 
O  por  loco  ó  por  valiente.— 
Ea,  soldados ,  entrad. 

CÜRIENO. 

¿Mi  patria  quieres  vencer? 

POMPEVO. 

¿Quién  lo  podrá  defender? 
¿Hay  quien  pueda  en  la  ciudad  ? 

CURIEXO. 

No  hay  nadie ,  desierta  está 
Mi  patria  ,  todos  murieron , 
O  lentamente  á  la  hambre 
O  velozmente  al  acero. 

Y  si  alguno  vive,  está 

De  modo  casi  tan  muerto. 
Que  viviendo  viene  á  ser 
Ijn  sepulcro  de  sí  mesmo. 
Desiertas  están  lascasas, 

Y  para  horror  ó  escarmiento, 
Sólo  las  calles  ocupan 
Cadáveres  y  esqueletos. 
Asolada  está  mi  patria; 

Y  yo,  que  estos  males  veo. 

No  puedo  impedir  tu  entrada. 
Porque  me  ha  guardado  el  cielo 
Sólo  para  ser  testigo 
De  tan  trágico  suceso. 


POÍPÍTO. 

Puea  si  está  como  tú  dices 
Y  DO  hay  quien  pueda  allá  dentro, 
Ni  til  puedes  impedirlo, 
¿Cómo  dudas,  loco  y  ciego 
Que  puedo  entrar  en  tu  patria? 
¿  Podránlo  estorbar  los  muertos? 
¿Podrás  tú  que  eres  el  vivo? 
Pues  si  no  pueden  hacerlo. 
Ni  muertos  ni  vivos ,  ¿quién 
Podrá  impedir  mis  trofeos? 
Sí  no  es  que  quieres  que  vengan 
A  defender  este  pueblo 
Aquellos  que  aun  no  han  nacido 
Con  milagroso  portento.— 
Ea  ,  entrad  ,  soldados  míos , 
Que  Milena  y  Curieno 
Irán  en  mi  triunfo.  Abrid 
Las  puertas. 

SOLDADO  1.° 
Yo  abrirlas  quiero. 
(Prueban  á  abrir  las  puertas  y  no 
pueden.) 
Pero  es  en  vano. 

POMPEtO. 

Apartad.— 
Llega  tú,  Curcío. 

SOLDADO  2." 
Ya  llego; 
Y  tampoco  puedo  abrirlas. 

CAPITÁN. 

Yo  quloro  probar  si  puedo. 

POMPEYO. 

¡Oh  qué  valientes  soldados! 

CAPITAJI. 

Vive  Dios,  que  en  vano  pruebo. 

POUPEVO. 

Apartad,  dejadme  áml , 
A  ver  si  del  gran  Pompeyo 
Se  resisten  cuatro  tablas. 

Da  coces  en  las  puertas  t/  derribalat: 
aparecen  detrás  los  DOS  SANTOS 
con  dos  espadas  de  Cuego. 

Mirad  ,  ;  ay  de  mi !  ¿qué  veo? 
6A.M0  1." 

¿Dónde  vas? 

SANTO  2." 
¿Qué  es  lo  qne  Intentas? 

POMPETO. 

A  tanta  luz  estoy  ciego. 
¿Quién  sois,  hermosos  prodigios? 
¿Quién  sois,  divinos  luceros? 
SANTO  1.° 

Aun  no  somos. 

POMPEVO. 

¿Cómo  no? 
¿Aun  no  sois?  ¡Prodigio  nuevo! 
¿  Cómo  sin  haber  nacido 
lile  vencéis ,  bellos  niancebosT 

SANTO  1.° 
Este  es  el  mayor  blasón 
De  España,  que  haya  en  su  reino 
Quien  antes  de  nacer  venza , 
Yes  anticipado  premio 
De  la  gran  fe  que  sus  hijos 
lian  de  tener,  porque  es  cierto 
Que  los  soldados  de  Cristo 
Antes  de  nacer  vencieron. 

POMPETO. 

¿Quién  es  Cristo? 


5J2 


COMEDIAS  ESCOCIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  KOJAS. 


SAXTO  2." 

Aun  no  merece 
El  inuDdo  aquestos  niislerios. 
Vuélvele  ya ,  y  deja  libre 
La  ciudad. 

POMPETO. 

Rendido  quedo; 
Basta,  sombras ,  b»sl3,  sules , 
Cjsta,  rayos ,  yo  cbedesco. — 


Ea ,  romanos ,  apriesa 
Dejemos  a  España  luego. 
¡Oh  i;iaiide  blasón  de  Ésnafia 
Que  ius  hijos  qoiso  ol  cielo 
tJue  venzan  aun  no  nacidos 
Y  que  venzan  i  Ponipeyo! 

ci'Rit:<o. 
Este  es  el  primer  blasón 
I  De  España ,  de  cuyos  versos 


JORNADA   SEGUNDA, 


DACIANO ,  cónsul. 
MITILENE,  su  hermana. 


PERSONAS. 


TOnnEZyO ,  gracioso. 
SAN  CELEDO.MO. 


Y  Tallas,  perdón  humilde 
Pide  don  Antonio  Coello. 

Y  escuchad  luego  el  segundo, 
Que  en  olro  siglo  diverso , 
Con  oirás  nuevas  personas 
Proseguirá  el  grande  ingenio 
De  don  Francisco  de  Hojas, 
Dareisle  aplauso  y  silencio. 


I  SAN  EMETERIO 
I  MARCELO ,  su  padre. 


(C,7  es'.a  jornada  segunda  vencen  los  santos  Celedonio  y  Emelerio  en  vida,  como  en  la  primera  vencieron 
antes  de  nacer.) 


Sale  DACIANO,  cónsul  de  Roma,  con 
una  hacha  encendida,  asombrado, 
mirando  al  cielo. 

DACIANO. 

,Vis¡on  divina,  que  á  los  cielos  subes 
Pisando  esferas,  penetrando  nubes, 
nombre  lu,  tan  di  vino,  siendo  humano, 
Que  rompes  la  región  del  viento  vano, 
Que  eres  deidad  recelo. 
Pues  apostando  3  luz  ganas  alélelo! 
¿Mientras  gozo  del  sueño  lisonjero 
Te  me  apareces  fijo  eu  un  madero? 
¿Hácesme  graves  cargos  á  mi  culpa, 

Y  al  despertar  te  vas  sin  la  disculpa? 
Si  en  haber  despertado  te  he  ofendido, 
¿Qué  dirán  las  disculpas  de  un  dormi- 
Si  á  dártela  no  acierto  [do? 
Con  desearle  decir  y  estar  desnierto, 
Pero  en  vano  articulo  mi  querella, 

Ya  tú  la  sabes,  pues  le  vas  sin  ella. 
Labrador,  que  en  el  campo  nacarado 
Coges  fruto  de  estrellas  que  hasseni 
[brado, 
No  parezca  que  me  haces  esle  agravio 
Atiende  á  los  impulsos  de  mi  labio ; 
Mas  pienso  que  es  frustadoloquepido 
¿No  has  de  atendersi  todo  eres  sentido: 
Agora  de  mi  tienda  me  levanto 
A  buscar  tu  deidad  con  tal  espanto 
Quecuanto  me  conduzgoá provocarte 
Tanto  recelo  más  en  encontrarte; 
Llegando  cuando  más  tus  plantas  sigo 
La  espada  sólo  por  cumplir  conmigo, 

Y  esla  Inz  prestó  vida  y  luego  muerte 
Por  deslumbraime  más  para  no  verte 
Wandas  que  no  pcr-iga  los  cristianos 
Marte  vive,  ¡oh  visión!  que  con  mis 

[manos 
Ue  de  apurar  sus  corazones  fuertes, 

Y  ejecutadas  ya  lodas  sus  muertes 
He  sus  viles  cadáveres  de  hielo 
lie  de  poner  puntales  á  tu  cielo. 
Trescientos  años  há  que  se  vio  Espaüa 
Hendida  á  los  rumanos,  cuya  hazaña 
lia  esculpido  la  historia 

En  las  lineas  del  bronce  la  memoria; 

Y  esla  ciudad  que  tengo  ya  cercaila 
De  encantos  y  ilusiones  perlruchada 
Ha  vivido  en  su  ley  restituida  [da; 
Siempre  cristiana  y  siempre  no  vcnci  • 
Trescientos  aros  ha  i|npa(|uel  romano. 
Aquel  Pompeyo,  n<|ucl  primer Traiano, 
Al  quererla  a'^allar  la  halló  murada 


De  dos  deidades,  que  en  la  propia  en- 
[trada 
Vencieron  al  valor  con  el  encanto; 

Y  agora  me  sucede  á  mi  otro  tanto. 
Vision,  si  eres  deidad,  pues  te  amenazo. 
Señala  tu  poder  en  este  brazo: 
Piinde,  si  puedes,  rinde  aquesta  e.*pada 
Por  ninguno  hasta  agora  sujetada; 
Porque  celebre  con  silencio  mudo 
Que  tu  pudiste  lo  que  nadie  pudo ; 
Veamos  tu  poder. 

[niélasele  elbrazo, y  cáesele  laespada.) 
¡Válgame  el  cielo! 
Todo  soy  mármol  frió,  todo  hielo; 
La  espada  de  la  mano  me  ha  faltado, 
Yeslaiuademi.nismomehequedado; 
tas  venas  mias,  en  su  cárcel  leve. 
Han  trocado  el  carmín  en  blanca  nieve; 
La  tierra  fértil,  madre  á  flores  tamas. 
De  arena  pone  grillos  á  mis  plañías ; 
Corazones  respiro. 
Un  suspiro  se  añade  á  otro  suspiro, 
Lago  de  fuego  soy  tan  vitorioso 
Que  basta  agora  duré  de  valeroso  ; 
Has  como  á  pronunciar  mi  temor  llego. 
Bomba  es  la  lengua  que  me  saca  el  fne- 

[go; 

El  alma  sin  potencia  se  ha  quedauo. 
El  impulso  se  alienta  embarazado; 
iMénos  activo  juzgo  el  sentlmienlo. 
Todo  yo  ae  mi  propio  me  desmiento; 
Falta  el  brazo,  la  lengua  se  entorpece, 
El  fuego  mengua  y  el  cabello  crece ; 
Mimediocuerpoáestolroesenibarazo, 
Tronco  es  aqueste  que  pnrece  brazo, 

Y  como  el  árbol  de  morir  de  incierto. 
Vivo  estoy  la  milad,  la  mitad  muerto; 
Dime,  ¿porqué  me  dejas  encendida 
Aquesta  breve  imagen  de  la  vida? 

Si  en  esle  bien,  que  me  parece  daño. 

Me  sobra  luz,  pues  sobra  desengaño. 

Mucha  es  laculpade  mi  impulso,  mu- 

[cha. 

Sa/e  MITILENE,  hermana  de  Dacin- 
no,  u  CELEDONIO  en  el  traje  que 
apareció  eu  la  primera  jornada,  y 
TORREZNO,  gracioso. 

MITILEXE. 

La  voz  aqui  se  escucha. 

CE1.E0OSI0. 

Aquí  escucho  á  Daciano, 
Encendida  una  antorcha  enunainano 


En  singular  batalla. 
Buscándose  con  ella  no  se  halla. 


Aqui  el  cónsul  Daciano,  valeroso. 
Todo  negado  al  lecho  y  al  reposo. 
Sobresaltado  más,  más"  vengativo. 
Especie  es  suya  ó  es  cadáver  vivo. 

UITtLEKE. 

¡  Ab  CÓDSal!  ah  Daciano! 

DACIANO. 

¿Quién  es? 

■iTii.ESE.      [canto  vano 
Tu  hermana  soy.  ¿Qué  en- 
Te  suspendió  el  osado  pensamiento, 
O  en  la  garganta  te  anegó  el  aliento? 

DACIANO. 

¿Es  mi  hermana? 

MITILEXE. 

Yo  soy,  mueve  las  plantas. 

CELEDONIO. 

¿A  estas  horas,  Daciano,  te  levantas? 
En  sueños  poco  há,  con  nueva  suerte, 
Estabas  ensayándole  á  la  muerte  ; 

Y  tan  presto  asondirado, 

¿Quieres  representarnos  lo  ensayado? 
TORBE/No.  [aquesto? 
¡  Ah  Daciano!  ah  mi  dueño!  ¿Qué  es 
¿Soñaste  que  eras  calvo?  Dilo  presio. 
Razón  tienes  ,  si  acaso  lo  lias  soñado. 
De  marido  celoso  te  has  quedado. 

DACIANO. 

¿Quién  es? 

TORREZNO. 

Torrezno  soy,  ¿  no  me  conoces? 
Que  he  venido  á  tus  voces. 

DACIANO. 

Y  tú,  dime,  ¿quién  eres? 

CELEDONIO. 

Celedonio,  Señor,  al  que  más  quieres. 

DACIAKO. 

Ya  le  conozco. 

CELEDONIO. 

Vuelve  en  tu  cordura, 

Y  no  pase  tu  asombro  á  ser  locura ; 
Cobra  á  la  mano  el  valeroso  acero. 

DACIANO. 

¡  Ay  Celedonio !  déjame  primero. 
Si  mi  daño  ó  mi  muerte  note  agra.la 
Cobrar  el  brazo,  que  cobrar  la  espada. 


¿No  miras  csle  brazo,  nuncD  incierto, 
Que  alumbra  á  eslolro  porque  yjce 
[muerto? 
¿No  miras,  si  á  piadoso  te  ailelanlas, 
Ser  el  imán,  la  tierra  de  mis  plantas, 
üue  me  empieza  á  gastar  este  edificio? 
Estoy  muerto,  y  es  tierra,  liacesuolicio. 

CELEDONIO. 

Muévelos  pasos,  los  impulsos  mueve. 
(Dale  la  espada  Celedonio,  y  lóenle  el 

brazo  y  queda  bueno.) 
Yel  Uanlodeja,  queel  semblante  bebe. 

DACUNO. 

Cuando  piadoso  llegas. 

Di,  Celedonio,  ¿mandas  ó  me  ruegas? 

CELEDONIO. 

¿Porque  lo  dices? 

DACIANO. 

Porque  ya  se  atreve 
A  cobrarse  la  sangre  entre  la  nieve; 
El  hielo,  ya  que  mi  valor  provoca , 
En  viento  se  derrama  por  la  boca. 
El  brazo  siento  ya  con  movimiento 

V  me  revisto  ya  de  otro  elemento; 
Va  parece  que  vuelvo  á  ser  más  inio, 
Desatado  consiento  al  albedrio, 

Y  no  sé  qué  deidad  en  ti  conlenijilo 
t)ue  haces  ejecución  tu  mandainieiilo; 

Y  si  á  los  dioses  más  deidad  prefieres. 
Manda  mucho,  pues  haces  lo  que  quie- 

CELEDOMO.  [res. 

Súlo,  Señor,  te  pido,  [do. 

Uue  cuentes  lo  que  aquí  te  ba  sucedi- 
DACiANO.  [pada, 

Toma  esa  antorcha,  y  dame  tú  esa  es- 
La  sangre  ya  averiguo  restaurada. 

MITILENE. 

Prosigue,  di,  Señor,  tus  sentimientos. 

CELEDONIO. 

Cuéntanos  lu  cuidado. 

DACIANO. 

Esladme  atentos: 
Esta  ciudad  de  roca. 
Que  en  las  murallas  de  loscielos  choca; 
Esta  ciudad  gigante 
Que  roza  esos  confines  de  diamante, 
A  quien  ni  el  tiempo  ni  la  envidia  borra, 
Es,  amigos,  la  antigua  Calahorra, 
A  quien  tengo  cercada, 
Que  de  tres  mil  cristianos  amparada, 
Se  apuesta  rayo  á  rayo  al  sol  ardiente, 

V  vengóla  acercar,  porque... 

CELEDONIO. 

Ocíente, 
Porque  ya  en  una  crónica  leiste 
Qne  <'StJ  ciudad  antigua  se  resiste 
hesde  l'imipeyo,  aquel  primerromano, 

Y  til,  indignado,  si,  mas  no  tirano, 
Después  que  se  han  pasado  siglos  de 

[años, 
Vienes  averiguando  los  engaños 
De  dos  deidailesque  se  aparecieron, 
Vsin  vencer  al  mismo  sol  vencieron. 

BITlLEnE. 

Deja  esto,  pues  lu  enojo  la  ha  cercado, 
y  cuéntanos.  Señor,  lo  que  ba  pasado. 

CELfOOMO. 

Muéveme  á  tu  cuidado,  di  este  exceso. 

TORREZNO. 

Este  suceso  cuenta. 

DACIANO. 

Va  el  suceso : 
Por  lamuerte  del  sol,  con  luces  bellas, 
Lloraba  aquel  ejército  ile  estrellas, 

V  la  confusa  noche 

llia  acechando  el  tachonado  coche. 


LOS  TRES  BLASONES  DE  ESPASA. 
Cuando  en  mi  tienda  al  lecho  blando 
[encargo 

Que  me  atienda  á  las  sombras  del  le- 

[targo; 

Dormíme, siendo  á  un  alma  aun  no  ren- 

[dida 

Paréntesis  el  sueño  de  la  vida ; 

Y  apenas  divididos 

Obraban  á  su  gusto  los  sentidos. 
Cuando  una  voz  me  llama  tan  sentida 
Que  por  la  lengua  habló  de  alguna  heri- 

[da, 
Pues  del  que  me  la  dio.  deciros  puedo 
Que  presumí  que  me  llamó  de  miedo. 
Vuelvo  á  buscará  aquel  que  me  llama- 

[ba, 

Y  en  una  blanca  nube  se  oculuba. 
Que  le  observaba  con  debido  culto, 
[iusquéle  sombra  y  admírele  bulto. 
Era  un  hombre  clavado  en  un  madero 
Tan  apacible  el  rostro  y  tan  severo, 
Quecuando  estos  extremos  distinguía 
Sada  de  las  dos  cosas  parecía. 

t'na  diadema  en  su  cabeza  hermosa 
Siendo  de  espinas  se  trocó  de  rosa. 
Cuyas  puntas  á  trechos  desiguales 
Sacaron  perlas  fondas  en  corales ; 

Y  lio  es  nuevo  trasunto 

Ser  perla  y  ser  córala  unliempojunto, 
Pues  la  sangre  animosa  (|ue  eshalaba 
En  sagrado  coral  se  derramaba, 
Y'  al  querer  ayudarla  ó  resolverla 
Loque  lánguido  sale,  aquello  esperla. 
Kstaba  su  cabello  dilatado 
Desigual  á  pedazos  de  erizado. 
Siendo  con  más  vistosos  arreboles 
Cada  pelo  un  celaje  de  sus  soles. 
Medias  lunas  sus  cejas  una  á  una 
Daban  trémula  luz  por  ser  de  luna. 
Que  en  su  divino  cielo,  azul  seinlilinte, 
Aun  mismo  tiempo  estaban  en  iiien- 
[guantc. 
Sus  ojos  dos ,  como  á  su  propio  centro, 
Duliaii  luz  a  su  espíritu  hacia  dentro; 

Y  por  una  lanzada  que  mostraba 

La  luz  que  estaba  dentro  se  exhalaba. 
En  su  mejilla  hermosa  , 
En  lirios  la  mitad,  la  mitad  rosa, 
(tilico  injurias  tenia  señaladas 
De  una  mano  y  aun  tiempo  ejecutadas: 
Sus  labios  de  lopacioáentramboslados 
De  granates  estaban  pespuntados ; 
Que  como  sangre  pura  resullal'a 
Que  de  sus  dos  jacintos  destilaba , 
Tropezando  en  la  boca  limpia  y  pura, 
Lo  (lue  lástima  fué,  quedó  hermosura, 
La  barba  sobre  el  pecho  declinada 
La  cabeza  dejó  descuadernada  , 
Moviendo  mucho  más  al  dolor  fuerlc 
La  humildad  del  morir,  que  ver  la 
[muerte 
Salpicada  su  sacra  piel  de  abrojos 
Para  enseñar  más  bellos  sus  despojos. 
Mostró  divinas  entretelas  puras. 
Por  lo  roto  de  humanas  picaduras. 
Por  el  espacio  de  sus  sienes  rojas 
Desatadas  á  trechos  sus  congojas , 
[iesumidos  en  agua  sus  dolons 
Tan  yertos  se  asomaban  á  sudores , 
Que  ál  ilcs.ilar.se  al  niardeaqueslecle- 
Knr]  ,  ui,ii,n   ,   MI  ,j.,ion  hielo;    [lo, 
Por  In    [i         I      !,  ,h'is  desangrado. 
En  |.  i:  ii,i  i    i;  1  lodo  el  prado. 

Dei^bM,  Ir  -;  I      ,       :  .1,  si  lo  eres. 
.Sangneiilovií.  ;■    m,     ,  i-    > 

Y  me  parece  :i  ri  i         :  i     ' 
Esta  (|ue  ves  ch  i    :    [   ,i  ,.  ,i  ,  ,     ; 
De  mi  pecho,  ipir  ,■    ;,|,    i,,,,  |,,    ;  i,,,:, 
Saleáapagar  laarilii-iit»' sed  liri  mnii 

Y  asegurando  mi  temor  prolijo      [do 
Habló  sin  voz  y  sin  discursos  dijo: 
No  me  persigas;  déjame ,  Daciano, 


3d5 
O  espérate  al  castigo  de  mi  mano ; 
Levanta  el  cerco,  y  mis  cristianos  deja, 
Con  el  precepto  mió  te  aconseja; 
Por  ti  el  coral  que  ves  he  derramado. 
No  desperdicies  loque  me  hascoslado; 
Llega  á  ser  Fénix  de  tan  viva  llama. 
Mi  amor  te  invoca  y  mi  piedad  te  llama ; 
Mi  muerte  te  convida. 
No  trueques  á  una  fama  tanta  vida 
Ni  de  tu  indignación  snas  vasallo. 
Despierto  á  responderle  y  no  le  hallo; 
Sin  luz  y  desliinibrado  agora  llego 
Por  dos  efectos  á  buscarle  ciego. 

Y  si  auti's  le  «•sciicliaba  más  posible , 
Agora  le  cll^Iill;,•o  iiiconiprensible. 

Qniérnlc  hallar,  v  iiole  comprehcnda; 
Sí  acaso  le  amenazo 
La  ejecución  me  inhabilita  el  brazo: 
Sí  hombre  le  juzgo, muy  deidad  lead- 
[vierto, 

Y  si  deidad,  también  le  extraño  muer- 

[to: 
Para  ser  hombre,  admiróle  invisible; 
Para  ser  Dios,  señalóle  pasible; 
Para  ser  sueño,  es  mucho  lo  (|ue  toco; 
Para  verdad,  loqueme  templo  es  poco. 
Si  el  es  Dios,  y  si  puede  suspenderme, 
¿Cómo  manda,  pud.endo  couvencer- 
[me? 

Y  si  quiere  triunfar  dcste  despojo, 
O  me  mate  ó  me  quite  de  mi  enojo: 

Y  si  él  Dios  solo,  solo  asi  se  excede, 
¿Cómo  puede  mandar  y  obrar  no  puede? 
Úe  suene,  que  vo  me  hallolan  confuso, 
Oue  esla  el  valor  sin  uso, 

La  rnzdii  muy  pruileiite, 
Neutral  la  vida,  el  alma  indiferente; 
Indeciso  el  dolur,  remiso  el  labio; 
Si  dejo  mi  intención,  mi  lama  agravio; 
Dudo  si  espero,  y  temo  si  lo  dejo ; 
Dadme  como  prudentes  el  consejo. 

CELEDONIO. 

Invictísimo  Daciano, 

Tú ,  que  apuestas  vengativo 

A  eternidad  en  el  bronce, 

Y  a  duración  en  los  siglos; 
Pues  siempre  me  has  estimado 

Y  los  dos  hemos  vivido. 
Yo  sin  lisonjas,  vasallo; 
Tú  señor,  sin  albedrio; 

Yo  dueño  de  tus  cuidados, 

Y  tú  Allante  délos  míos. 
Lo  que  te  debo  en  favores 
Te  desquitaré  en  avisos. 
Esa  celestial  visión 

Que  como  dices  has  visto, 
Que  de  la  octava  techumbre 
l'iompió  el  alcázar  de  vidrio; 
Ese  que  te  viene  en  sombras 
A  duplicar  los  sentidos. 
Pues  te  despierta  dos  veces 
Del  letargo  y  del  hechizo. 
Es  el  verdadero  Dios, 
Ouc  en  ese  madero  fijo 
Te  viene  á  enseñar  en  sombras 
Lo  que  no  intenta  en  prodigios; 
i:se,  que  cárdeno  viste. 
De  la  púrpura  teñido, 
HovtT  aqnel  duro  tronco 


K    :iiigrario; 
I     /  ■-0I1,  gran  Daciano, 

i  luí  que  le  sirvo, 

li  i  III  I  <ii'  a  mi  silencio 
i.ijqiii-  puiliera  al  suplicio; 
Ocaliii  Secretamente, 
I  V  crislianainente  vivo 
En  la  verdadera  ley 


554  COMEDIAS 

De  un  Dioi  solo  y  de  un  Dios  trino 

Yo  soy  cristiano,  Señor, 

yue  hasla  agora  no  he  ijiiCido 

Descubrirme;  pero  ya 

Due  me  provocas  tú  mismo 

A  que  le  preste  el  consejo. 

Fuera  no  cumplir  conmigo 

Oscurecerle  evidencias 

^ue  llegan  á  ser  avisos ; 

\yo  hien  puedo  callar 

La  ley  cristiana  que  sigo ; 

Mas  llegado  á  preguntarme, 

Que  me  declare  es  preciso ; 

Señor,  ni  busco  lus  reinos. 

Ni  (US  bonras  solicito, 

Ni  i  lus  favores  me  guardo, 

Ni  á  tus  graudezas  aspiro; 

Cristo  es  el  solo  Dios, 

Los  que  adoras  son  fingidos ; 

Yo  te  quiero  bien.  Señor, 

Y  buscóte  reducido, 
No  idólatra. 

DACIANO. 

Tente,  calla; 
Lucbando  vienen  conmigo 
Una  ra7.cn  que  me  avisa 

Y  un  espíritu  que  he  visto ; 
Pero  ¿yo  acredito  sombras, 
Yo  ilusiones  imagino, 

Y  ni  á  ijii  valor  me  dejo, 
^i  á  Celedonio  castigo? 
Cerrarme  quiere  los  ojos 
A  las  verdades  que  miro 
De  los  verdaderos  dioses 
Con  encantos  y  prodigios; 
¡Vive  Apolo!  á  cuyos  rayos 
Es  lodo  el  orbe  Nnrciso, 
Pues  que  mirándose  en  ellos 
Se  enamora  desi  mismo; 
Que  be  de  estrenar  mi  rigor 
En  el  que  más  be  querido, 

Y  que  ba  de  ser  el  ejemplo 
Délos  cristianos  allivos. 
¡Hola? 

cnuDO. 
¿Señor? 

DACIA^O. 

Lleva  preso 
A  este  cristiano  atrevido; 

Y  pues  los  ojos  me  ciega 
Con  encantos,  con  hecliizos, 
Sacadle  los  suyos  luego. 
Por  victima  y  sacrilicio 
Que  á  los  inmortales  dioses 
Consagra  el  afecto  mió; 
¿Pero  yo  be  de  mandar  esto? 
Mas  si  fama  solicito, 

Y  si  álos  dioses  agrado, 
;.Cómonome  determino? 
Los  ojos,  digo  otra  ve?.. 
Si  no  se  culpa  4  si  mismo, 

Y  á  nuestra  ley  verdadera 
No  se  reduce  advertido 

Le  sacad,  aunque  presumo 
Que  no  es  muy  grave  el  castigo. 
Pues  no  importaban  los  ojos 
A  quien  tan  ciego  ba  vivido; 
Ea,  llevadle. 

UITILEKE. 

Señor, 
Si  valen  algo  contigo 
De  una  llama  los  alectos, 
De  una  razón  los  avisos. 
Ya  que  airado  á  sus  razones 
Le  entregaste  el  un  oido, 
A  la  piedad  de  mis  quejas 
Présiame  el  otro  propicio. 
Este  joven  que  castigas 
De  tus  pasiones  movido. 
Mis  por  la  fuerza  de  estado 
Que  por  razón  de  albedrio , 


ESCOGIDAS  DE  D0?<  FRANCISCO 
Ayer  era  tu  privanza, 

Y  con  nombre  de  valido 
Te  iba  aliviando  la  carga 
De  tan  pesado  edificio. 
Conmigo  ayer  le  casabas , 

Y  hoy,  poco  estable  contigo, 
ILices  culpa  su  inocencia 

Y  el  consejo  haces  delito. 
No  porque  sea  cristiano 
Indignes  tu  acero  limpio. 
Dale  excepción  i  tu  enojo. 
Redúcele  más  benigno. 
Que  dar  la  ira  al  consejo 
Es  hacer  del  rigor  vicio. 
No  siempre  para  la  sangro 
Se  determinó  el  cuchillo, 
Para  el  amago  tal  vez 

Se  indigna  su  airado  GIo. 
Templa,  templa  lus  pasiones, 
Redúcele  más  benigno. 
No  señales  tu  despojo 
A  quien  nombras  dueño  mió. 
Esta  piedad  no  es  amor, 
Ese  rigor  si  es  delito; 
No  es  ser  recto  ser  airado. 
Ser  prudente  es  ser  activo. 
Demás,  que  bien  puede  ser 
Que  esta  visión  que  lü  has  visto 
No  sea  deidad;  mas  yo, 
O  lo  dudo  ó  lo  confirmo. 
Ese  brazo,  rama  humana. 
Que  seco,  pálido  y  frió 
Pasó  á  mármol  desde  tronco , 
Mira  como  él  ba  podido 
Tocándole  con  los  suyos 
Volverle  á  su  ser  nativo. 
Teme ,  hermano ;  teme ,  Cónsul , 
Que  ese  que  viste  ofendido 
De  sangre  ,  mares  de  fuego 
Aborte  desde  el  abismo. 
Teme  que  se  desencajen 
Las  coronas  de  los  riscos, 

Y  llueva  el  cielo  cometas 
En  vez  del  puro  granizo. 
Teme  que  la  sangre  humana 
De  tus  soldados  altivos 
Vaya  tributando  el  feudo 

Al  mnr,  imán  de  los  rios. 
La  indignación  deste  Dios 
Te  está  llamando  al  castigo, 
Si  no  quieres  ver  en  rosa 
Cuanto  ostenta  el  campo  lirio. 
Dale  al  tiempo  la  venganza, 
Noá  la  imprudencia  el  suplicio; 
Este  que  siempre  á  tu  lado. 
No  vasallo,  ba  sido  amigo. 
No  privado,  ba  sido  siempre 
De  tu  voluntad  ministro, 
Hoy  le  quieres  escarmiento ; 
Olvídese  lo  ofendido, 
Celedonio  es  ya  mi  dueño 
O  lo  ha  de  ser,  y  boy  publico 
Contra  ti  mi  indignación 
Si  cruel  y  inadvertido 
Quieres  ver  cadáver  yerto 
ti  que  fué  tu  imagen  vivo. 

DACIANO. 

Detente,  infame;  ¿lú  vuelves 
Por  Celedonio?  Imagino, 
O  que  su  ley  apeteces 
O  que  tu  cuidado  ba  sido 
Más  para  con  él  afecto 
Que  pasión  para  contigo; 
Mas  boy  de  los  dos  á  un  tiempo 
lie  de  tomar  el  castigo; 
Dél,  porquecristiano  es, 

Y  de  tí,  porque  has  querido 
Posponer  mi  voluntad 

A  un  villano  que  ayer  vino 
Desde  su  patria  León, 
Sin  que  alguno  haya  sabido 
Quién  es  su  padre,  ni  él  quiera 


DE  ROJAS. 

Publicallo  ni  decillo; 
¡Júpiter vive!  ¿VasallosT 

VASALLOS. 

¿Qué  mandas? 

daciauo. 

Lleva  al  suplicio 
A  ese  ingrato. 

CELEDONIO. 

¿Tú,  Daciano, 
Tan  cruel,  tan  vengativo, 
Tú  no  me  has  criado? 
DACuno. 
Si. 

CELEDONIO. 

¿No  sabes  que  te  he  servido? 

OACIATO. 

No  lo  niego. 

CELEDONIO. 

Pues  repara... 

DACIANO. 

Mi  veng.inza  solicito. 

CELEDO.XIC. 

Que  soy  á  quien  más  quisiste. 

DACIANO. 

Es  verdad. 

MITILENB. 

i  TÚ  tan  implo? 

DACIANO. 

Ya  me  enternece,  llevalde. 

CELEDONIO. 

¿Esta  es  venganza? 

DACIANO. 

Es  castigo. 

«ITILE.NE. 

Es  rigor. 

DACIANO. 

Yo  lo  consiento. 

CELEDONIO. 

Es  impiedad. 

IIACIANO. 

Yo  la  admiro. 

CELEDONIO. 

Pues  vengan  iras,  venganzas, 
Amenazas  y  martirios, 
Pues  boy  lii  privanza  dejo 
Por  ser  privado  de  Cristo. 
{Vanse.) 

Sale  MAP.CELO,  padre  de  CeUdonio, 
y  EMETEUIO,  niño,  hijo  suyo. 

EMETEBIO. 

¿Posible  es,  padre  y  señor. 
Que  entregarte  quieras  tanto, 
Desde  la  injuria  del  llanto 
Al  tormento  del  dolor? 
¿Tú,  que  el  lauro  de  prudente 
Único  te  has  conquistado, 
Te  sujetas  á  un  cuidado, 

Y  rindes  á  un  accidente? 
Válele  de  lu  valor. 
Cobra,  reduce  tu  ser. 
Que  dejarle  asi  vencer 
Es  linaje  de  temor; 

Y  puesto.  Señor,  que  llores 
Recelos  tan  bien  fundados, 
Consulta  los  declarados 

Y  los  sentirás  menores. 

MARCELO. 

Hijo,  si  no  he  respondido 
Es  porque  aqueste  cuidado 
No  puede  vivir  hablado, 

Y  asi  hade  morir  sentido; 

Y  puesto  que  yo  ni  vos 
Daremos  medio  oportuno, 


EHETERIO. 

¿  Y  tamliien  ser  no  pudiera 
Que  en  llamo  lan  desigual 
Le  halle  \o  la  cura  al  mal , 
Pues  le  miro  desde  fuera» 

MARCELO. 

Allá  voy  á  declararle, 
l'uesaun(iue  muero  en  sentirle, 
Lo  que  lardare  en  decirle 
He  de  alargar  en  llorarle  ; 
Para  males  lan  prolijos, 
El  cielo,  aunque  no  deseados. 
Me  toa  dado  doce  cuidados 
En  doce  varones  hijos; 
En  León  todcs  nacieron  , 

Y  habitando  entre  tiranos 
Vivieron  como  cristianos 

Y  como  hermanos  vivieron. 

Y  aunque  te  adoro,  sabrás. 
Que  un  hijo  deHos  perdi, 

A  quien  quise  más  que  á  mi , 
Mas  no  el  que  me  quiere  más. 
Celedonio  le  llamé , 

Y  ésteá  Roma  se  partió, 

Y  desde  que  me  dejó 
Tan  sentido  me  quedé, 

Y  subió  el  dolor  á  tanto 
En  mis  esperanzas  vanas , 
Que  vino  a  parar  en  canas 

Lo  que  fué  naciendo  en  llanto. 
Doce  años  bá  que  no  sé 
Si  este  hijo  quejuzgo  incierlo 
En  la  fe  cristiana  ha  muerto 
O  agora  vive  en  la  fe. 
llannie  dicho  que  Daciano, 
Este  idólatra  cruel. 
Aqueste  soberbio  infiel , 
Este  atrevido  villano. 
Un  privado  trae  consigo, 
Qu»  Celedonio  se  llama , 

Y  be  venido  por  la  fama 
A  este  ejército  contigo 
Por  ver  si  pudiera  hallarle 
Entre  todos  escondido ; 
El  amor  de  padre  ha  sido 
El  que  me  trae  á  buscarle. 

Y  asi,  te  traigo  también. 
Porque  en  pena  tan  mortal 
O  me  aconsejas  al  mal 

O  me  reportes  al  bien. 
Sólo  temo  que  Daciano, 
He  su  lealtad  satisfecho, 
Por  fuerza  no  le  baja  hecho 
Que  deje  el  nombre  cristiano. 

Y  si  con  lan  vil  intento 

Su  ley  cristiana  pervierte , 
Antes  me  alcance  la  muerte 
Que  deje  mi  seotimienlo. 
Pues  más  quiero  en  mi  cuidado. 
Si  ha  de  darme  más  enojos. 
Llorarle  muerto  á  mis  ojos 
Que  hallarle  tiranizado. 

VOCES.  (Dentro.) 
Seguidle  todos,  romanos, 
Muera  el  cristiano  soberbio  ; 
Atajad  al  monte,  al  monte. 

MARCELO. 

tin  hombre  el  rostro  sangriento. 
Perseguido  de  la  turba 
De  un  vulgo,  entre  aquellos  cedros, 
Más  que  en  las  ramas  que  encuetara 
Va  tropezando  en  si  mesnio. 
Aqui  imagino  que  llega. 
Ampare  tu  vida  el  cielo; 
Hacia  aqui  puedes  librarle , 
Llega,  bizarro  mancebo; 
Ampárate  de  las  ramas 
De  ese  frondoso  portento 


LOS  TRES  BLASONES  DE  ESPAíJa. 
Por  donde  el  sol  no  ha  podido 
Emboscar  sus  rajos  bellos. 
;  Qué  de  piedades  me  debes 
Antes  del  conocimiento  I 

Y  según  las  he  sentido 
Parece  que  se  las  debo. 

i■a/í•CELEDO^'IO  tropezando,  sacadcs 
los  ojos. 

CELEDONIO. 

Hacia  aqui  he  sentido  voces 

Y  liácia  aquí  pisadas  siento; 
Romanos ,  si  sois  piadosos , 

O  si  se  halla  en  vuestros  pechos 
Lúa  piedad  á  una  queja 

Y  un  amparo  para  un  riesgo, 
Muévaos  el  verme  sin  ojos. 
Tan  deslumhrado  ú  atenderos 
Que  le  be  añadido  al  oido 

Lo  que  en  la  vista  padezco. 
Guardadme  de  los  tiranos 
Que  por  ese  monte  espeso, 
llepartido  en  piedras  duras 
Me  tiran  un  elemento. 
No  porque  la  muerte  culpo, 
Sino  porque  en  este  tiempo 
Merezco  en  él  dilatarla 
Más  que  en  sufrirla  merezco. 
Ea,  romanos,  guardadme, 

Y  pues  os  debo  el  deseo, 
Puesto  que  me  habéis  llamado 
D.idme  el  amparo  que  es  menos ; 
Mirad  que  llegan. 

MARCELO. 

Delente, 
Dale  su  lugar  al  pecho. 
Reprime  la  sangre  pura 
Que  de  tus  dos  soles  muertos 
Epitafio  es  que  señala, 
No  lo  que  son.  lo  que  fueron; 
Sosiega  el  llanto  de  sangre. 
Suspende  el  villano  miedo, 
Haz  valor  de  la  desdicha, 

Y  puesto  que  vienes  ciego, 
O  llora  lo  sucedido 

O  espera  lo  venidero; 
Ya  lodos  los  que  le  siguen 
Por  la  falda  de  aquel  cerro 
No  dejan  señal  en  polvo 
Del  lugar  donde  estuvieron  ; 
Por  otra  parte  le  buscan. 
No  te  entregues  al  silencio, 
Sirva  la  voz  de  sentido 
Para  alimentar  el  pecho, 

Y  (le  lo  que  fué  visivo 
Goce  lo  hablado  los  fueros. 

CELEDOMO. 

Romanos,  yo  soy  crisli«no ; 
Daciano,  el  Cónsul,  resuelto. 
Dejándome  las  del  elma, 
usurpó  leyes  al  cuerpo ; 
Decláreme  por  cristiano; 
Los  romanos,  resuellos. 
Hechos  jueces  de  mi  causa. 
Hicieron  fuerza  al  precepto; 
llanme  arrancado  los  ojos 
Fiando,  poco  discretos, 
Al  arbitrio  de  mis  pasos. 
De  mi  ley  los  escarmientos; 
Todos  me  vienen  tirando. 
Siendo  el  miserable  objeto 
De  las  piedras  de  sus  monles 

Y  los  troncos  de  su  cerros ; 
No  siento  la  muerte,  no. 
Antes  sus  venganzas  quiero. 
Más  dilatado  el  castigo 

A  nade  el  merecimiento, 
y  porque  antes  de  morir 
Quisiera  ver  á  Marcelo, 
Mi  padre,  qne  en  las  monlafias 


Vive  retirado  y  viejo; 
Diez  años  háque  le  fallo. 
Diez  años,  y  en  lodos  ellos 
iNi  ha  sabido  de  mi  llanto, 
Ni  gozo  de  sus  consejos: 
Doce  éramos  hijos  suyos, 
lodos  varones,  y  temo... 

MARCELO. 

No  prosigas,  tente,  aguarda, 
Que  me  has  sacado  resuellos 
Los  dolores  en  ternezas, 
Y  en  gozos  los  desconsuelos. 
¿Eres  Celedonio? 

CELEDONIO. 


i.omunicarete  ( 

Ya  que  la  vida  no  puedo; 

Marcelo  tu  padre  soy, 

Que  con  tn  hermano  Emeterio 

Desde  León  á  buscarte 

A  aqueste  ejército  vengo; 

Hele  hallado,  y  ya  te  lloro. 

Aun  no  le  encuentro  y  le  pierdo, 

Vivo  imaginaba  hallarte 

Y  le  distingo  sangriento; 
Alegróme  con  tu  vista, 

Y  bailarte  sin  ella  siento, 
Pero  el  cielo  determina, 
Hien  sabe  lo  que  hace  el  cielo, 
Que  no  le  halle  vivo  agora, 
Pues  fuera  tal  el  conlenlo. 
Que  muriera  déla  dicha 
Mejor  quede  hallarle  muerto; 

Y  ansí  las  penas  y  glorias 
Tan  prudentemente  mezclo. 
Que  estando  unidas  entrambas 
Se  embarazan  los  efectos. 

CELEDOMO. 

Dame  los  brazos,  Señor, 
Llega  á  examinarme  tierno. 
Sírvame  el  laclo  siquiera 
Ya  que  la  vista  no  tengo. 

MARCELO. 

.Vprovécliate  del  alma, 

Y  haz  ojos  de  losdeseos. 

Que  aunque  es  amor  el  que  ticnc3. 
No  es  ese  el  que  llaman  ciego. 

EMETERIO. 

¿Y  no  abrazas  á  tu  hermano? 

CELEUOMO. 

Llega  á  abrazarme,  Emeterio. 

(.4¿>rá:(7iísí'.^ 

EMETERIO. 

Y  á  ser  posible  partir 
Contigo  la  vista,  creo 

Que  hiciera  estrella  mis  ojos 
Para  que  vieras  con  ellos. 

CELEDONIO. 

Llégate.  ¿No  es  el  menor 
De  mis  hermanos? 

MARCELO. 

Sospecho 
Que  ya  no  se  acuerda  del; 
Hijo  si ,  mas  le  prometo 
Que  ha  crecido  y  es  galán , 
Es  valiente  y  es  modesto; 
¡Ah!  si  le  vieras  agora. 
Mal  haya  el  ministro  fiero 
Que  hizo  fuentes  de  coral 
Mis  dos  [irimeros  espejos. 
VOCES  (Dentro.) 
Llegad  todos,  aqui  esl6. 

MARCELO. 

Voces  á  esta  parte  siento. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 
Sale  MITILENE.  Porcjup  atravesó  por  metilo !  í  De  qué  me  sirve  el  poder, 

Si  ha  de  mandar  la  razón?) 
¿Ah  Celedonio? 


CELEnOMO. 

¿Pues  qué  liaremos? 

MITILENE. 

No  OS  lorbeis 
Una  mujer  soy,  que  vengo 
De  injurias  y  de  piedades 
Convocada  i  un  mismo  tiempo.— 
¿Celedonio? 

CELEDONIO. 

¿Quién  me  llama? 

MITILENE. 

Mililene  soy,  que  intento 

Darte  libertad,  si  quieres 

Huir  el  cercano  riesgo. 

Mi  hermano,  el  cónsul  Daciano, 

Provocado  de  su  incendio. 

De  su  enojo  ocasionado, 

Obstinado  de  sus  yerros , 

Por  ese  frügoso  espacio 

A  darte  muerte  resuello, 

Los  polos  examinando 

Mide  el  monte  cedro  á  cedro ; 

l)e  los  suyos  instigado, 

Te  amenaza  tan  sangriento. 

Que  es  fuerza  dalle  a  la  buida 

Lo  que  antes  se  pudo  al  ruego. 

Todo  el  ejército  junto 

Es  tu  enemigo,  y  sospecho, 

Que  has  de  ser  despojo  aleve 

Ce  sus  villanos  aceros 

Si  no  me  sigues  ahora. 

Un  roble  esiá  en  aquel  cerro 

Cuyo  circuito  roldo 

Por  lo  espacio  y  lo  hueco 

Un  hombre  puede  ocultar; 

Guardarte  en  su  espacio  quiero 

En  tanto  que  Proserpina 

Enluta  los  campos  bellos, 

Y  el  sol ,  luminaria  hermosa, 
Dora  el  polo  contrapuesto. 
Sin  ojos  estás ;  mas  juzgo 
Que  este  despojo  sangriento 
Se  dio  en  señal  de  tu  vida 
Para  quitártela  luego. 
Sigúeme ,  ven  á  ocultarte , 
Pues  sólo  desle  secreto 
Tienen  noticia  mis  ojos. 

La  tierra,  el  árbol  y  el  ciclo. 

VOCES.  {Dentro.) 
Ataja  por  esta  parle 
Al  valle,  al  rio. 

MITILENE. 

Los  ecos 
Délas  voces  dan  aviso 
Del  suplicio  venidero; 
Sigúeme  ja,  Celedonio. 

CELEDONIO. 

Mililene,  ya  no  puedo. 

MITILENE. 

¿Porqué? 

CELEDONIO. 

Torqueeslecsmi  padre, 

Y  este  mi  hermano  limeterio, 

Y  si  ellos  pierden  la  vida 
Perderla  con  ellos  quiero. 

MARCELO. 

Hijo,  ve  con  Mililene. 

Sa/e  TORREZNO. 

TORREZNO. 

Huye,  Celedonio,  presto. 
Que  ciim  fustibus  el  armis 
En  tr.ijede  alabarderos 
Hajan  cuatro  mil  romanos 
Revpstiilos  en  tudescos. 
¡Oh  qué  palo  han  dado  á  uno 


Porque  atravesó  por  medio! 
ICii  el  llano  se  descubren. 

VOCES.  (Dentro.} 
Al  llano. 

CELEDOmO. 

¡Piadosos  cielos! 

EHETERIO. 

Hermano,  huye  este  peligro. 

CELEDONIO. 

Como  lis  ocultéis  primero 
En  esta  espesura. 

MARCELO. 

Vamos, 
Llega  conmigo, aunque  temo 
Que  no  he  de  volver  á  bailarte, 
l'ues  te  he  perdido  tan  presto. 
{Vaiise  ¡os  dos  á  esconder,  Marcelo  ij 
Emeterio.) 

CELEDONIO. 

Vamos,  Mililene. 

MITILENE. 

Vamos. 

TORREZNO. 

Por  hambre  no  tengas  miedo. 
Que  puesto  que  eres  cristiano, 
Va  va  contigo  el  Torrezno. 

.Al  irse  sale  al  encuentro  DACIANO. 

DACIANO. 

Quedaos  todos ;  aqui  están. 
¿Hermana? 

MITILENE. 

¿Señor? 

DACIANO. 

¿Qué  es  esto? 
¿Tú  amparas  á  Celedonio? 

MITILENE. 

¿  Vo,  Señor? 

TORREZNO. 

Aquesto  es  hecho; 
¡Mas  que  los  pringa  conmigo  I 
Pero  si  yo  los  lardeo, 
Habiendo  de  ser  asado. 
No  soy  el  que  lleva  menos. 

DACIANO. 

(Áp.  Para  darme  más  enojos. 
Causados  de  mi  piedad, 
El  alma  está  sin  mitad. 
Mis  ojos  están  sin  ojos; 
¿Quién  pensará  que  he  venido 
Hasta  eucontrarle  indignado. 
De  mis  vasallos  llamado. 
No  de  mi  rigor  movido? 
Vo  mandé  este  sacrificio; 
Mas  para  niajor  lornieuto 
Lo  dije  de  ciimplimienlo, 

Y  ellos  lo  hicieron  de  oficio. 

;  Quién  no  le  hubiera  encontrado 
Por  no  aumentar  el  dolor! 
¡Que  pueda  más  que  mi  amor 
i.a  obligación  de  mi  estado T 
¡  Ah  cielos,  quién  no  le  viera 
En  tanta  sangrellorar! 
¡Que  le  quiera  perdonar, 

Y  que  no  pueda,  aunque  quiera ! 
¡  Que  esto  haya  de  suceder ! 
¡Que  él  me  hubiese  de  encontrar! 
¡  Qué  ordinario  es  el  hallar 

Al  que  no  se  quiere  ver! 
¡Que  haya  de  ser  mi  trofeo 
Quien  descansó  mis  cuidados! 
¡  Que  me  obliguen  mis  soldados 
A  lo  que  yo  no  deseo! 
¡  Que  he  de  hacer,  en  conclusión. 
Lo  que  no  anisiera  hacer! 


CELEDONIO. 

¿Señor? 

DACIANO. 

Por  hallarle  reducido, 
A  un  tiempo  vengo  vestido 
Del  castigo  y  del  amor  ; 
Mas  de  mi  piedad  advierte. 
No  la  admires  reducida , 
Que  si  en  ella  está  tu  vida. 
En  tu  lengua  está  in  muerlc. 
¿Para  evitar  mis  enojos 
Quieres  negarte  á  tu  fe? 
Habla,  pues  no  te  quité 
La  lengua  como  los  ojos; 
Hoy  le  convida  mi  amor 
Otra  veza  mi  privanza, 
O  te  guarda  á  la  venganza 
De  mi  enojo  y  mi  rigor; 
Dos  letras  le  pido  aquí. 
Habíame  pues  te  hablo  jo. 
¿No  quieres  la  vida? 

CELEDONIO. 

No. 

DACIANO. 

¿Quieres  ser  cristiano? 

CELEDONIO. 

Si. 

DACIANO. 

Pues  aunque  á  mi  pena  excedo 
Con  mi  amor  y  mi  cuidado, 
Celedonio,  yo  he  deseado 
Darle  perdón,  y  no  puedo. 

TORREZNO. 

¿Ves este  porfiar  eterno 
Con  que  á  su  Dios  satisface? 
¿ Por  qué  piensas  que  lo  hace  ? 

DACIANO. 

¿Porqué? 

TORREZNO. 

Por  no  irse  al  infierno. 
Pero  si  tú  quieres  ver 
Cuan  fácil  es  de  alcanzar. 
Déjame  llegarle  á  hablar 

Y  le  verás  convencer. 
Ciego,  Celedonio,  estás. 
De  dos  maneras ,  advierte , 
Pues  le  entregas  á  la  muerte 
Por  un  infierno  no  más. 
Pues  vase  allá  un  boticario 
Por  una  cosa  lan  nada 

Que  vende  por  miel  rosada 
f;i  agua  del  letuario  ; 

Y  con  una  cierta  muda 
Les  vende  á  ignorantes  mil 
El  aceite  del  candil 

Por  el  aceite  de  ruda. 

Y  es  lan  cierto  eslo  que  ves 

Y  es  tan  cierta  su  partida ; 
¿  Y  tú  por  guardar  lu  vida 
No  te  podrás  ir  después? 
Vase  allá  el  médico  infiel 
Porque  mete  cada  dia 

La  muía  en  su  librería 
Para  que  estudie  por  él ; 

Y  porque  sus  letras  tome 

Y  salga  médica  buena. 
Ella  en  el  estudio  cena 

Y  él  en  el  pesebre  come. 

Y  en  el  pesebre  que  ves 
A  otros  médicos  convida  : 
¿  Y  tú  por  guardar  tu  vida 
No  te  podrás  ir  después? 

DACIANO. 

Quila,  necio. 


TORREZNO. 

No  me  quites, 
Torque  te  quiero  dar  cuenta 
De  que  por  (¡ué  nunca  yo 
He  de  encargar  mi  coucieucia. 

DACIANO. 

Acaba ,  dimelo  preslo. 

TORREZNO. 

Por  callar  cosa  que  sepa : 
En  fin ,  junto  á  aquestas  ramas 
Hay  dos  cristianos  ,  que  piensan 
Librarse  de  tus  rigores, 
Negarse  á  tus  inclemencias; 
Marcelo  se  llama  el  uno, 

Y  es  padre... 

DACUNO. 

Acaba,  no  temss. 

TORREZNO. 

De  Celedonio,  y  el  otro 
Es  su  hermano. 

ÜACIANO. 

Tente,  espiara : 
Yo  mismo  he  de  entrar  por  ellos; 

Y  si  la  ley  que  profesan 
No  olvidan  ,  con  este  aeern 
He  de  abrir  puertas  saiigiientas 
A  sus  corazones  viles 
(Jue  en  cenizas  se  resuelvan  , 
\  ausi... 

Ya  á  entrar  por  ellos  Daciar.o ,  y  salen 
EMETt  RIO  1  MAHCELO. 

MARCELO. 

Detente,  Uaciano; 
Eáta  edad ,  que  por  postrera. 
Crepúsculo  es  de  la  vida 
l'ues  á  la  muerte  se  acerca , 

Y  esta  infancia  peregrina 
Hoy  á  tus  iras  se  entregan 
A  dedicar  dos  gargantas 
A  tu  cuchilla  sangrienta. 

CELEDOMO.   {Ap.) 

Daciono  encontró  i  mi  padre. 

mitii.e:ne. 
;Que  esto  á  mi  hermano  dijeras! 

TORREZNO. 

Yo  no  lo  quise  decir, 
La  culpa  tuvo  la  lengua. 

OACIANO. 

¿Estos  dos  son  vuestros  hijos? 

MARCELO. 

Para  saberlo  quisiera 
Preguntar  á  Celedonio, 
üeñor,  con  vuestra  licencia 
Cuatro  cosas. 

DACIANO. 

Preguntadlas. 

MARCELO. 

Celedonio,  ¿til  confiesas 

Que  es  Cristo  el  Dios  verdadero? 

CELEDONIO. 

Si  confieso. 

MARCELO. 

¿No  quisieras 
Tener  mil  vidas  que  darlct 

CELEDONIO. 

Y  que  vivieran  eternas. 
Porque  Féni.t  al  suplicio 
Tantas  veces  renaciera. 

MARCELO. 

¿Tú  Emeterio  imitarás 
Aquestas  pisadas  mesmas? 


LOS  TRES  DLA?ONES  DE  ESPA?!A. 

EMETEIiin. 

Venga  el  martirio  á  mi  cuello. 

MARCELO. 

¿No  tienes  por  evidencia 
yue  son  falsos  esos  dioses? 

EMETERIO. 

Eso  publica  mi  lengua. 

MARCELO. 

Si,  Señor,  mis  hijos  son. 

DACIANO. 

¡Que  esto  los  dioses  consientan? 
Llevail ;  mas  no  los  llevéis, 
Que  á  quien  tanto  valor  muestra, 
O  ;dguiia  deidad  ampara 
O  algún  Dios  les  aconseja. 
VOCES.  {Dentro.) 
Mueran  los  viles  cristianos , 
Gran  Daciano,  y  no  consientas 
En  injuria  de  los  dioses 
Supersticiones  ad'ersas. 

OACIASO. 

Ya  no  puedo  remediarlo, 

Celedonio  ;  en  tiii,  es  fuerza 

Que  has  de  morir,  pues  no  (¡uicrcs. 

CELEDONIO. 

Los  vanos  consejos  deja. 

DACIANO. 

Mira  que  vas  á  morir. 

CELEDONIO. 

Esa  muerte  es  vida  eterna. 

DAClA^O. 

¿Y  tú  imitas  á  tu  hijo? 

MARCELO. 

Yo  sigo  su  sombra  mesma. 

DACIANO. 

¿Y  tú? 

EMETERIO. 

Sus  estampas  sigo. 

DACIANO. 

Pues  al  suplicio  los  lleva. 
Que  donde  el  ruego  no  vale. 
Sólo  obrará  la  violencia. 

{Llevan  á  los  tres.) 

MITII.ENE. 

Señor,  ¿al  que  fué  tu  hechura 
Castigas  desta  manera? 
¿Qué  dejas  al  que  aborreces 
Si  asi  al  (|ue  quisistes  premias? 
Mira  que  ya  tus  ministros 
Indignan  las  viles  diestras, 

Y  que  el  amago  se  afila 

A  la  ejecución  sangrienta. 
Mira  que  ya  los  tiranos 
Ponen  las  manos  siniestras 
En  las  cervices  altivas. 

Y  erizando  sus  cabezas 
Dan  á  la  garganta  el  filo 

Y  el  suplicio  á  la  sentencia. 

DACIANO. 

¿Pues  qué  he  de  hacer? 

MITILENE. 

Remediarlo. 

DACIASO. 

¿Cómo  puedo? 

IIITILENE. 

Acaba ,  llega. 

DACIANO. 

Ya  voy. 

{Suena  dentro  ruido  de  truenos  y  ter- 
remoto.) 
¡Válganmelos  cielos! 
La  máquina  de  la  tierra 


MITILENE. 

Mira  aquellas  dos  montañas 
Que  una  con  otra  se  encuentran, 

Y  tropezando  en  si  mismas 
Dan  al  centro  su  materia. 

DACIANO. 

;  Oh  cómo  los  truenos  crugcn ! 
;Cómo  la  luz  titubea! 

Y  el  caos  otra  vez  quiere 
Buscar  su  forma  primera ; 
Sin  duda  que  mueren  ya; 
Ya  con  la  muerte  pelean  ; 
Sin  duda  que  son  coral 
Sus  gargantas  de  azucenas. 

Sale  LA  NOCHE,  y  cúbrese  todo  el 
cielo. 

MITILENE. 

¿No  miras  venir  la  noche 
De  negras  sombras  cubiertas. 
Trémula  toda  la  luna. 
Tristes  todas  las  estrellas? 

DACIANO. 

¡Que  escuridades  arrastra ! 
;()h  cómo  enluta  las  sierras! 
( Va  cubriendo  el  cielo  la  noche,  y  sue- 
na esta  voz  cantando.) 
voz. 
Daciano,  cónsul  de  liorna. 
Levanta  el  cerco,  ¿qué  esperas? 
Estos  á  quien  diste  muerte 
Son  desta  ciudad  defensa. 

NOCHE. 

Y  los  que  en  el  otro  siglo 
La  defendieron  las  puertas 
En  el  tiempo  de  Pompeyo; 
Parte,  pues,  no  te  detenga 
Ni  tu  error  para  intento 

Ni  tu  valor  á  la  empresa. 
Este  es  el  mayor  blasón , 

Y  para  el  tercero  espera 
En  otro  distinto  siglo 

La  fama  que  ed;ulcs  cuenta. 
{Vase  la  Noclie  por  encima  del  lejadi 
y  quítase  el  velo.) 

MITILENE. 

i  Qué  de  sombras  I  qué  de  horror 
Visten  la  región  etérea! 
i  Qué  de  relámpagos  cruzan  ! 
¡Quede  nubes  secondensan! 

DACIANO. 

Aquella  visión  divina 
Que  vi  en  sueños,  boy  me  enseña 
Su  deidad  en  mis  engaños; 
Dejarme  luz  con  que  viera, 

Y  derribarme  la  espada  , 
¿Qué  más  precisa  evidencia 
De  su  deidad  y  mi  error? 
Pero  siempre  ¡ah  cielos!  llegan 
Sin  tiempo  los  desengaños, 

Y  presto  las  inclemencias. 

MITILENE. 

Ea ,  Daciano,  levanta 
El  cerco,  el  intento  deja. 


Démosle  la  espada  al  nesgo. 

MITILENE. 

Hasta  que  los  ciclos  quieran.. 

DACIANO. 

Que  llegue  el  tercer  blasoné 

MITILENE. 

Que  el  último  siglo  venga. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANflSCa  DE  ROJAS. 


JORNADA   TERCERA. 


REV  DE  CASTILLA. 
ftEY  ÜE  ARAGÓN. 
REY  DE  NAVARRA. 


PERSONAS. 

[ LA  INFANTA  DOSA  UR- 
RACA. 
GUARDAINFANTE. 


EL  CID. 

CELEDONIO; 

E.METER10. 


{En  esta  tercera  jornada  vencen  los  Sanios  después  de  muertos,  apareciindose  en  sombras.) 


Por  una  puerta  salga  EL  REY  DE 
CASTILLA,)/ por  erra  LA  INFANTA, 
EL  CID,  GUARDAINFANTE :/ACOSi- 

PAÑAMlEiSTO. 

INFANTA. 

Fernando,  rey  de  Castilla, 
Cuyo  católico  celo 
Para  esfuerzo  te  bastara 
A  no  sobrarle  el  esfuerzo. 
Seas  mil  veces  bien  bailado, 
Rama  deste  tronco  regio. 

REY  DE  CASTILLA. 

Doña  Urraca  de  Castilla, 
Infanta,  cuyos  luceros 
Fijos  soles  se  ban  mostrado 
En  el  Bruiamento  vuestro. 
Seáis  mil  veces  bien  venida  ; 
Héroe  Rrandeá  quien  el  tiempo 
Os  ha  tle  escribir  ufano 
Eu  caracteres  de  cielo. 

CID. 

Dadme  á  besar  vuestros  pies. 

IlET  DE  CASTILLA. 

Alzad,  Rodrigo,  del  suelo. 
Que  quien  en  tan  breves  años 
Con  tan  atrevido  esfuerzo 
Tres  reyes  tiene  vencidos 
En  el  andaluz  imperio. 
Los  brazos  <iue  le  apercibo 
Se  supo  ganjr  el  mesmo. 

GUARDAl.NKA^TE. 

Déme  á  besar  vuestra  Alteza 
De  uno  de  sus  veinte  dedos 
De  los  pies  ó  de  las  manos. 
El  que  le  esté  más  á  cuento. 

HEY  DE  CASTILLA. 

¿Quién  sois? 

CUARDAIXFAME. 

¡Lindo  preguntar! 
Soy  un  indigno  escudero 
De  Rodrigo  de  Vivar, 
El  que  más  moros  ha  muerto 
Que  un  sastre  dice  verdades. 

REY  DE  CASTILLA. 

Muy  pocos  .serán. 

GUARDAINFANTE. 

Concedo. 

RET  DE  CASTILLA. 

¿C6so  OS  llamáis? 

CÜARDAIXFAXTE. 

Guardainfantc. 

RET  DE  CASTILLA. 

¿Oué  es  Guardainfantc? 

GOARDAIXFANTE. 

Ln  enredo 
Para  ajuslar  á  l.ns  gordas , 
Un  molde  de  engordar  cuerpos; 


Es  una  plaza  redonda 
Adonde  pueden  los  diestros 
Entrar  a  jugar  las  armas 
Por  lo  grande  y  por  lo  extenso ; 
Es  an  encubre'  preñadas, 
Estorbo  de  los  aprietos. 
Arillo  de  las  barrigas, 
Disfraz  de  los  ornamentos : 

Y  es,  en  fin,  el  guardainfantc 
Un  enjugador  perpetuo 

Que  está  secando  la  ropa 
Sobre  el  natural  brasero. 

CID. 

Apártate,  necio,  á  un  lado. 

GUARDAINFANTE. 

Apártame  de  ser  necio 

Y  baré  lo  que  tú  me  mandas. 

REY  DE  CASTILLA. 

Rodrigo  y  Urraca,  hoy  quiero, 
Como  me  deis  atención. 
Declararos  mis  intentos; 
A  Córdoba  os  escribí 
Desde  esta  ciudad,  diciendo 
Que  trujestiis  á  la  Infanta. 

CID. 

Es  verdad,  y  yo  al  momento 
Con  la  Infanta,  mi  señor.i. 
Vine  á  servirte  dispuesto 
A  ayudarle  con  mi  espada 

Y  á  obligarte  con  mis  celos; 
Ya  estamos  en  Calahorra. 

INFANTA. 

Y  yo  á  obedecerle  vengo. 

CID. 

Prosigue ,  pues  ,  tu  intención. 

INFANTA. 

Dinos,  ¿qué  intentas? 

REY  DE  CASTILLA. 

Ya  empiezo: 
Esta  ciudad  generosa, 
Estorbo  grande  á  los  vientos. 
Competencia  á  reino  tanto 

Y  atalaya  á  tanto  cielo. 
Es  la  insigne  Calahorra, 
Cuyo  valeroso  esfuerzo 
Compitió  con  la  Sagunto, 

Y  boy  su  nombre  yace  impreso 
Con  buriles  de  la  fama 
Sobre  los  bronces  del  tiempo. 
Por  tradiciones  antiguas 
Dicen,  que  el  grande  Pompcyo 
Asaltó  desla  ciudad 

Los  torreones  excelsos ; 

Y  al  romper  sus  baluartes 
Dos  visiones  se  ofrecieron , 
Mucha  hermosa  resistencia 
Para  tan  pequeño  objeto. 
Cien  años  antes  de  Cristo, 
De  nacer  él  los  trescientos; 
Vohióse  Pompcyo  á  Roma, 


Y  de  corrido  ó  de  cuerdo 
Se  diligenció  la  muerte 
Por  castigo  de  si  mesmo, 

Y  pervivir  en  la  fama 

Se  murió  de  sentimiento. 
Después  de  trescientos  años , 
Daciano,  el  cónsul,  dispuesto 
A  romper  tanto  prodigio  ; 

Y  á  entrarse  en  tanto  portento. 
Leyendo  en  un  libro  antiguo 
Aquel  felice  suceso. 

Dicen  que  rompió  el  volumen 

Y  que  arrojado  y  soberbio 
A  los  engañosos  dioses 
En  el  sacrilego  templo 
Por  victima  á  sus  altares 
Prometió  sus  nobles  cuellos. 
Cercó,  pues ,  esta  ciudad , 

Y  para  tan  arduo  cerco 
No  dejó  reciente  flor 
Orearse  del  aire  tierno. 
Sin  que  á  los  vegetativos 
Diese  racionales  cuerpos , 
Para  la  sed  de  sus  huestes 
Por  ser  tan  grande  el  exceso, 
Fueron  sorbos  cristalinos 
Los  arroyos  lisonjeros; 

Que  agotados  de  la  sed 
Entre  el  despojo  sangriento, 
N'i  aun  para  llorar  su  ruina 
Lágrimas  de  agua  tuvieron. 
Los  árboles  y  las  fieras 
Se  vieron  á  un  mismo  tiempo, 
Las  fieras  allí  bramando. 
Las  ramas  aquí  crugiendo. 
Con  las  ansias  de  la  muerte 
La  fiera  alteró  el  estruendo, 

Y  se  quejó  con  más  fuerza 
El  árbol  de  hallarse  seco. 
Y,  en  fin,  el  cónsul  Daciano 
Cortó  los  valientes  cuellos 
De  dos  cristianos  altivos, 
Celídonioy  Emelerio; 

Y  ocultando  sus  gargantas 
En  el  tenebroso  centro. 

Bien  que  hoy  no  se  sabe  dondo 
Se  guarde  aqueste  misterio. 
Asi  como  sus  gargantas 
Cercenó  el  cobarde  acero, 
De  las  hojas  celestiales 
Se  desencajó  el  cuaderno. 
Titubeó  el  sol  en  su  esfera , 

Y  errando  los  paralelos. 
Por  sendas  de  lineas  nuevas 
Iba  atajando  los  cielos. 
Cubrióse  con  la  guedeja 

El  rostro  de  oro  avariento, 

Y  á  quererle  competir 
Se  asoma  con  Ins  luceros. 


En  la  cuna  de  las  aguas 
La  tierra  se  fué  meciendo, 

Y  á  bramidos  la  arrullaron 
El  Abrepo,  Noto  y  Cierzo. 
La  noche  tenia  emboscadas 
Kn  el  cóncavo  de  un  cerro 
Lo  principal  de  las  sombras 
Para  acometerá  Felio; 

Y  por  temblar  la  montaña 
Salieron  antes  de  tiempo 
Por  e:ílrañeza  en  los  aires , 
El  rayo  obró  sin  trueno, 

El  relámpago  sin  nube. 
La  lluvia  sin  vapor  denso. 
Camaleón  ja  la  tierra 
.'^e  sustentaba  del  Euro, 

Y  como  estaba  en  las  sombras 
Se  vistió  su  color  mesmo; 
Los  elementos  variaron, 
Átomo  fué  el  lirnaamento, 

Y  el  concurso  de  las  sombras 
Buscaba  el  caos  primero ; 

A  estos  prodigios  divinos 
Levantó  Oaciano  el  cerco, 

Y  después  de  muchos  años 
Los  africanos  tuvieron 

Kn  su  Imperio  esta  ciudad ; 

En  este  estado  dejemos 

A  Calahorra,?  volvamos 

Al  más  extraño  portento 

Que  ha  dilatado  la  fama 

Con  lenguas  del  bronce  hueco. 

¿No  veis  esos  tres  candados, 

(Hay  tres  candados  sobre  una  gruía. 

Que  en  esa  gruta  están  puestos? 

Un  prodigio  es  cada  cual. 

Todos  tres  son  un  misterio ; 

El  primer  alarbe  rey 

Que  llegó  á  extender  electro, 

Después  de  trescientos  años 

Deste  heroico  vencimiento, 

Vio  luces  en  esta  cueva, 

Y  por  las  sombras  rompiendo 
De  su  tenebroso  espacio. 
Mandó  que  á  inquirir  el  centro 
Entrasen  seis  alfaquies, 

Los  que  á  la  muerte  resueltos 
En  su  lóbrega  morada 
Se  olvidaron  esqueletos ; 
Este  mandó  que  cerrasen 
El  formidable  bostezo 
Que  á  ser  matriz  de  la  sierra 
Parió  el  terrestre  elemento, 

Y  este  candado  le  puso. 
Hasta  que  en  siglos  diversos, 
Mucauliu,  alarbe  rey. 

Quiso  atrepellar  él  mesmo 
Deste  mágico  prodigio 
El  laberinto  soberbio; 

Y  al  entrar  por  esta  cueva 
(;on  una  aniurcha,  se  oyeron 
De  lastimosas  querellas 

Mal  declarados  acentos; 
liajó  por  el  cuerpo  atado, 

Y  apenas  confuso  y  ciego 
Del  volumen  de  las  sombras 
Leyó  el  prólogo  primero. 
Cuando  dio  voces  arriba 
Que  le  sacasen ,  saliendo 
Cadáver  el  que  entró  alma. 
Mármol  el  que  entraba  incendio; 

Y  solo  habló  una  palabra 
A  sus  vasallos,  pidiendo 
Que  echasen  otro  candado 
A  esta  gruta,  cuando  luego 
El  que  era  volcan  de  llamas 
Quedó  helado  Mongibelo; 

Y  después  de  muchos  años, 
Mostafá,  rey  más  soberbio, 
Abriendo  mayores  bocas 

A  aquesta  tumba  del  centro, 
Dos  mil  africanos  manda 


LOS  TRES  BLASONES  DE  ESPASA. 
Que  con  antorchas  resueltos 
Examinen  desta  cueva 
Los  ángulos  más  diversos; 
Dos  mil  digo  que  entraron, 

Y  á  sus  obsequias  dispuestos 
Con  las  luces  ([ue  llevaban 
Se  alumbraron  ellos  mesmos ; 
Ni  en  suspiros  sacó  el  aire 
La  nueva  deste  suceso. 
Porque  se  atajó  la  queja 
Entre  la  lengua  y  el  pecho; 
Este,  pues,  de  los  candados 
Que  miráis  puso  el  tercero ; 
Mas  hoy  que  por  los  cristianos 
Quede  esta  ciudad ,  pretendo 
La  investidura  foizosa 

Que  por  rey  cristiano  tengo ; 
Tres  reyes  quieren  ser  Uey, 
Mas  yo  por  justicia  excedo 
Al  de  Aragón  y  Navarra ; 
Todos  tres  la  pretendemos. 
Porque  esta  ciudad  está 
En  la  raya  de  tres  reinos. 
Yo,  pues ,  agora  os  llamé 
Para  que  los  dos  á  un  tiempo. 
Tu  me  ayudes  con  tu  espada  , 
Tú,  Infanta,  con  tu  consejo. 
Ea,  valiente  Rodrigo, 
Agora,  agora  le  quiero 
Arrojado  en  el  peligro 

Y  en  lo  peligroso  cuerdo. 
Déla  cinta  desenvaina 
Esa  segur,  ese  acero, 

)  Y  estrénese  en  la  justicia 
Por  la  defensa  sangriento. 
Sepa  Aragón  y  Navarra 
Que  nos  toca  de  derecho. 
Si  el  valor  es  rey  del  alma 
El  alma  deste  misterio. 
La  defensa  es  natural, 

Y  defender  lo  que  es  nue.ílro. 
No  es  ir  contra  la  concordia 
Que  á  la  sacra  fe  debemos. 
Crezca  el  valor  con  las  armas 
En  tu  católico  pecho, 

Y  alargúese  tu  arrogancia 
Hasta  el  polo  contrapuesto ; 
Ea,  hermosísima  Infanta, 
Esos  hermosos  luceros 
Para  soles  desta  empresa 
Guarden  sus  claros  reflejos. 
Hasta  que  el  cielo  descubra 
De  aquesta  cueva  el  secreto. 
La  razón  de  mi  justicia. 

De  mi  valor  el  aliento; 
Porque  siendo  esta  ciudad 
Déla  Castilla,  tendremos 
Un  cielo  en  pequeño  espacio. 
Grande  honor  de  nuestro  imperio, 

Y  el  de  Aragón  y  Navarra 
En  el  propio  vencimiento 
Tendr.in  por  mayor  blasón. 
Siquiera  que  compitieron ; 
Asi  conseguimos  glorias. 
Se  efectúan  los  deseos, 

Se  alcanzan  las  esperanzas 

Y  se  logran  los  afectos. 

C]D. 

Fernando  valeroso, 

Cu;o  pecho,  valiente  y  generoso 

Para  voz  ha  nacido  de  la  fama , 

Y  por  Fénix  te  aclama 

Cuanto  circunda  el  mary  clsol  campea; 

Asi  el  África  vea 

De  tus  inditas  huellas 

Resucitar  las  flores  en  estrellas; 

Que  esta  lóbrega  gruta 

Que  de  sombras  enluta 

Tanto  cuerpo  de  trémulos  horrores. 

Se  descubra  á  tus  rasgos  resplandores. 

Rompe,  Señor, estos  candadosfucrtes, 

(--^pitaflos  que  dicen  lautas  muertes , 


Gao 
Labráraste  en  lo  eterno  un  mauseolo ; 
A  ti  te  espera  este  prodigio  solo ; 

Y  que  el  cielo  lo  quiere , 

De  tn  celo,  piedad,  valor  se  infiere. 
Ea,  Señor,  que  con  tu  lado  intento... 

{Suene  un  clarín.) 

Mas. ¿quéclarinporla  región  del  viento, 

^a  con  bélicas  voces,  ya  suaves. 

Turba  la  muchedumbre  de  las  avesT 

{Suene  otro  en  diferente  parle.) 

nEV  DEOASTILI.*. 

Y  otro  por  esta  parte, 
Insignia  ya  del  valeroso  Marte , 
Con  ardientes  acentos 

Alropella  la  escuadra  de  los  vientos. 

INFANTA. 

Del  de  Navarra  son  los  escuadrones. 
Si  no  miente  la  insiniaen  sus  pendones 

CID. 

Estotros  son  del  de  Aragón  valiente. 
Cuya  copia  de  gente 
Baja  á  tan  ardua  guerra 
Apostando  á  las  plantas  de  la  tierra ; 
Ea,  Señor,  aquestos  son  los  reyes 
Que  contra  todas  las  divinas  leyes 
Quieren  desta  ciudad  la  investidura; 
Pero  en  vano  procura 
Ni  el  de  Aragón  pisar  sus  torreones, 
Ni  el  de  Navarra  dar  nuevos  blasones 
A  sus  héroes  primeros , 
No  cortan  en  tu  oprobio  sus  aceros. 

RET  DE  CASTILLA. 

Pues  VOS,  Rodrigo  de  Vivar,  en  tanto 

Que  la  noche  descoge  el  negro  manto. 

Salid  á  recibir  al  de  Navarra ; 

Vos,  Infanta  bizarra, 

Os  retirad  á  aquesta  torre  agora. 

Atalaya  primera  del  aurora. 

Que  recibir  al  de  Aragón  pretendo 

Y  á  la  Castilla  este  blasón  defiendo. 

(l'así.) 

CID. 

Pues  yo  por  la  espesura  de  ese  llano. 
Nevado  á  trechos  del  enero  cano, 
Al  navarro  pretendo  hacer  la  salva , 

Y  antes  que  Febo  le  pregunte  al  alba 
Si  es  hora  de  salir,  viven  los  cielos 
Que  be  de  dar  el  valor  á  mis  desvelos; 
Yo  he  de  intentar  aquesta  noche,  digo; 
Pero  tú,  Guardainfante,ven  conmigo. 

GUAnoAiNFANTE.   [advierte, 
Que  no  hay  qnicn  guarde  á  mi  señora, 

Y  yo,  porVxiusanne  de  la  muerte, 
Presumoque  esrazon,enguerralanta, 
Que  un  Guardainfante  sea  Guardain- 

ciD.  [fanta. 

Ven  conmigo,  ó  por  Dios... 

GUABUAlNfANTE. 

Ya  te  acompaño. 

Hoy  verá  Calahorra  el  más  extraño 

Prodigio  de  valor  que  ha  visto  elmun- 

Adios,  señora.  [do. 

(Vame  el  Cid  y  Guardainfante.) 

INFANTA. 

Rajo  sin  segundo, 
A  la  esfera  del  suelo. 
Para  que  viva  yo,  líbrete  el  ciclo. 
¿Quién  podrá  apenas  creer, 
Que  por  ser  naturaleza. 
Me  trae  triste  la  grandeza. 
Me  trae  remisa  el  poder? 
Va  el  albcdrio  á  querer 

Y  detiénele  el  honor. 
Ríndese  el  alma  al  valor 

Y  culpo  mi  amor  en  calma, 
Que  no  puede  sin  un  alma 


%0 

Obrar  pérfido  un  amor. 
Voy  D  querer  á  Rodrigo 
Con  resuella  voluntad, 

Y  al  ver  la  desii;ualdad 
Mis  intenciones  castigo  ; 
Cuando  á  mi  propia  me  digo 
Eslaalicion  rigurosa, 

Soy  como  la  mariposa 
Que  apenas  nace  á  volar 
Cuando  se  llega  á  abrasar 
Sobre  la  llama  amorosa. 
¡Y  que  una  hiedra  fragante. 
Por  lo  amante  ó  por  lo  fiel. 
Con  ser  más  humilde  que  él 
Abrace  el  árbol  gigante; 
Que  ella  le  adore  constante 
Porque  amor  los  enlazó  1 
Y,  en  fin  ,  ¡  que  el  amor  guardó 
Kstas  leyes  primitivas 
En  almas  vegetativas 

Y  en  las  racionales  no! 

No  van  mis  discursos  buenos 
Si  el  honor  se  queda  atrás ; 
Yo  estoy  sintiendo  ser  más , 

Y  él  llorará  porque  es  menos; 
;0h  á  la  razón  cuan  ajenos 
Son  los  lances  del  ardor! 

¡Que  haya  en  las  fuerzas  temor! 
i  Y  que  haya  en  las  glorias  males ! 
¡Que  nazcamos  desiguales 
Naciendo  igual  el  amor! 
Pues  reprimamos  cuidados 
A  aqueste  altivo  ardimiento, 

Y  el  oculto  sentimiento 
Ponga  el  silencio  candados ; 
Los  impulsos  arrojados 
Entrego  al  templo  de  honor ; 
Válganse  de  mi  valor 

Mis  penas  y  ansias  mortales. 
¡  Que  nazcamos  desiguales 
Naciendo  igual  el  amor !  {Vase.) 

Salen  EL  CID  t  GÜ.ARDAINFANTE, 

con  linterna ,  escala,  un  hacha,  cla- 
vos ,  un  martillo  y  eslabón. 

GtlABDAlNFAME. 

;.  A  dónde,  Señor,  me  llevas 
De  treinta  alhajas  cargado? 
¿Con  tenazas  y  martillo, 
Luz,  linterna," un  hacha,  clavos. 
Una  escala ,  un  eslabón, 

Y  otros  cuatrocientos  trastos? 
¿Qué  casa  hemos  de  escalar? 

Si  no  es  que  á  estas  horas  vamos 
Al  prendimiento...  ¡  Ah,  Señor! 
¿De  qué  vienes  tan  turbado? 
¿Mándate,  Fernando,  el  rey 
Que  á  impedir  salgas  el  paso 
Al  rey  de  Navarra,  y  tú 
A  su  obediencia  has  fallado 

Y  me  traes  desta  manera? 

CID. 

Oye  el  caso  másextraüo 
Que  imaginó  el  pensamiento. 

GÜARDAINFAME. 

A  que  le  cuentes  te  aguardo. 

cin. 
Ya  sabes  que  aquesta  tarde 
Nos  reliriü  el  rey  Fernando 
Que  esta  gruta  está  cerrada 
Habrá  cuatrocientos  años; 
Desde  aquel  alarbe  rey. 
Que  en  su  tenebroso  espacio, 
ü  inspirado  ó  temeroso 
Fijó  el  primero  candado. 

Gl/ARDinFANTE. 

Y  bien,  ¿qué  quieres  agora? 

CID. 

De  la  valor  ayudado 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DO.N  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Intento  abrir  esta  cueva , 
Que  mi  corazón  bizarro 
.Me  está  diciendo  en  el  pecho 
Que  á  mi  solo  está  guardado 
Este  secreto  misterio. 

GUAnDAI\FA:(TE. 

f'túOT,  si  no  estás  borracho, 
A  lo  menos  lo  parece; 
¿Qué  demonio  te  ha  tentado 
A  morir  como  pocero? 
¿  I'iMisarán  todos  los  diablos 
Lo  í\ue  has  pensado  tú  solo? 

CID. 

Deja  las  gracias,  villano, 

Que  has  de  entrar,  viven  los  cielos. 

GDAROAI>FAME. 

Bien  me  puedes  hacer  cuartos , 
Ochavos ,  tarjas ,  dineros , 
Maravedises,  cornados; 
Pero  eso  de  entrar,  perdona, 
Que  nunca  fui  aficionado 
A  cuevas  y  esto  es  tan  cierto, 
Que  no  bebo  en  el  verano 
Aguafria,  solamente 
Por  no  bajar  á  enfriarlo. 

CID. 

Digo,  que  has  de  entrar  primero. 

GUABDAINFAKIE. 

¿Aun  no  tienes  alcanzado 
Conmigo  que  entre  el  segundo, 

Y  en  primero  estás  porfiando? 
¿Yo  grutas?  ¿encuevas  joí 
¿Yo  espeluncas?  si  has  pensado 
Que  me  aliciono  á  cisternas. 

Por  Dios  que  es  muy  grande  engaño. 

CID. 

Acaba  y  no  me  repliques. 
Arranca  luego  esos  clavos. 

GL'ARDAINFAME. 

Señor,  lo  que  ningún  moro 
En  lauto  tiempo  ha  intentado, 
¿  Quieres  intentar  tú  solo? 

CID. 

A  mi  espíritu  gallardo 
Nuncí  le  asaltan  temores. 
glaiidainfa:ste. 
Ahora  bien,  yo  los  arranco  ; 
Pero  pienso  que  es  mejor, 
Si  no  te  causa  embarazo. 
Que  yo  llame  un  cerrajero; 
Voy  por  él. 

CID. 

Ya  estás  cansado, 

Y  vive  Dios... 

GUARDAINFANTE. 

Soy  un  bruto, 

Y  hablé  por  boca  de  ganso, 
O  por  boca  de  gallina. 

Lo  postrero  es  lo  más  llano  ; 
Desenvaino  la  tenaza, 
Y,  en  fin... 

CID. 

¿No  acabas? 

CÜARDAI.NFANTE. 

Ya  acabo ; 
Este  clavo  va  primero. 
Que  es  pequeño;  salió  el  clavo  ; 

{Saca  las  tenazas  y  el  clauj.) 
A  fe  que  si  ello  importara. 
Que  se  hiciera  más  reacio; 
Pero  agora  en  los  demás 
Me  pienso  ocupar  gran  ralo 

Y  ha  de  amanecer,  por  Dios, 
Entre  tanto  que  los  saco; 
Otro  va,  salió,  por  Cristo. 
¿Qué  les  importa  a  estos  clavos 
Estarse  un  año  alli  dentro? 


No  dira.s  que  no  despacho 
Mejor  (|Ue  diezcerr.,joros; 
Este  clavo,  ó  yo  me  engaño. 
Está  un  poquillo  cluriúii; 
Él  salió,  ¡  lo  que  han  purliado 

(Saca  dro.) 
Estos  clavos  en  salir.' 


Rómpelos  presto,  villano, 
O  por  Dios... 

GOAUOAIXFANTE. 

Ya  se  han  abierto 
Ellos  mismos  sin  tocarlos. 
¿No sabes  qué  he  presumido? 
Que  el  que  los  puso  indignado. 
Más  miedo  al  clavarlos  tuvo 
Que  yo  tengo  en  arrancarlos. 

CID. 

Abre  de  presto  la  cueva. 

GCARDAINFAME. 

Como  tú  mandas  la  abro,      (Ábrela.) 

Allá  darás  miedo,  digo ; 

Pero  todo  el  miedo  ha  dado 

Sobre  mi .  y  es  imposible ; 

Ya  está  abierta.  (Sale  fuego.) 

¡San  Hilario' 
El  infierno  es,  juro  á  Dios. 

CID. 

El  pecho  distingo  helado; 
Pero  este  temor  que  tengo 
Es  un  temor  tan  osado 
Que  cuanto  dudo  temiendo. 
Tanto  gano  ejecutando: 
No  hay  estorbo  á  mi  valor. 
No  á  mi  fuego  hay  embarazo. 
Leve  es  la  llama  que  miro 
Para  el  incendio  q 
Demás,  que  aquell 
De  los  cielos  soberanos , 
Pues  que  me  avisa  con  luces 
Lo  que  en  sombras  he  dudado ; 
Levántate. 

CUARDAISFANTE. 

Al  cielo  gracias. 
Que  me  dices  que  nos  vamos. 

CID. 

Para  que  pongas  la  escala 
Te  lo  digo. 

cuabdainfamb; 

O  tú  eres  dialdo 
Capón,  que  ya  los  capones 
Son  demonios  desbarbados, 
O  lü  ei  es  saludador, 
O  has  nacido  en  jueves  sonto, 
O  estás  muy  mal  con  tu  vida, 
O  lo  esiáscon  tus  criados; 
Señor,  hagamos  las  cuentas 

Y  pág  ime  mi  salario. 
Que  uo  te  quiero  servir; 
(.Masvo  he  de  ser  alcanzado, 

Y  no  "me  está  bien  la  cuenta). 


Ea,  Guardainfante,  subamos. 

ccardainfante. 
Ahora  bien,  yole  obedezco; 
La  suso  escala  te  clavo. 
Enciéndote  el  hacha,  y  digo. 
Que  bajes  luego  allá  bajo, 
Y  haz  primero  testamento, 
Diine  si  tienes  á  cargo 
Alguna  doncella ,  si 
Se  usan  doncellas  ogaño; 
Yo  me  casaré  con  ella. 
Que  ya  no  es  nuevo  en  los  amos , 
Después  que  han  cogido  el  fruto 
Darle  el  árbol  al  criado. 


CID. 

Al  Ir  hoya  recibir 
(  on  orden  del  rey  Fernando, 
Al  de  Navarra,  en  el  pecho 
Me  dio  o!  corazón  mil  salios; 

Y  siendo  las  alas  lenguas , 

La  voz  del  valor  me  ba  hablado 
Para  que  de  aquesta  gruía 
Rompa  prodigios  y  encantos. 
No  sé  qué  lemores  siento ; 
;.Para  cuándo,  para  cuándo 
Nació  el  valor  en  el  pecho? 
Perder  la  vida  es  un  daño 

Y  tener  temor  son  muchos; 
("uanto  en  resolverme  tardo 
Tanto  me  tardo  en  vivir. 

A  aqiiesia  cisterna  bajo, 

Pori|ue  no  se  ha  de  decir. 

Siendo  yo  tan  temerario. 

Que  dejé  de  pavoroso 

Lo  que  de  fiero  Le  pensado. 

Dame  esa  luz.      {Hoja  por  la  escala.) 

GÜARUAlNfANTE. 

Queme  place; 
En  efetohas  porfiado 
Morirte  sin  ocasión. 
¿  Oyes  ?  Baja  más  á  espacio. 
Que  tiempo  hay  para  morirte , 
Vuelve  á  casa  pan  ganado, 

Y  mira... 

CID.  (Dentro.) 
i  Válgame  el  cielo! 

Gl'ARDAIXFANTE. 

Vive  el  cielo  que  ha  rodado, 

Y  que  se  (juehró  la  escala. 

¡  Ali  Señor!  aquesto  es  malo. 
No  responde.  |Ah  buen  Rodrigo, 
Kl  soberbio  castellano! 
Aquí  paz  y  después  gloria. 
El  pobre  Rodrigo  ha  dado 
Con  los  huevos  en  la  ce, 
O  en  el  suelo  con  los  cascos. 
¡Ah,  Señor!  qitibus  finilu» 
Nosira  sinietur  el  aclio. 
¿Qué  he  de  hacer? ;  Triste  de  mí ! 
Si  me  coge  el  rey  Fernando 
Abierta  la  gruta  ahora. 
Pensará  que  estoy  culpado. 
¿Pues  qué  remedio?  Cerremos, 

Y  pongamos  los  candados 
Como  estaban.  Guardainfanle 
Ha  cumplido  con  su  amo. 
Por  ser  amo  es  mi  encniigo, 

Y  pues  le  dejo  enterrado, 
liuscar  otro  amo  quiero 
Que  este  ya  está  despachado. 
Si  digo  que  él  esta  muerto. 
Yo  temlré  muy  mal  recado ; 
¡No  se  muriera  entre  todos! 
Me  dieran  luto  :  diez  años 
Habla  que  lo  deseaba 

Por  si  le  daban  de  paño; 

Y  agora  lo  he  de  callar; 
Recojamos  estos  trastos , 

Y  adiós.  Vivar  infclice. 
Adiós ,  Vivar  desdichado, 
Que  vo  voy  á  ver  si  puedo 
Despachar  otros  diez  amos.       {Vate.) 

Sale  EL  CID  con  el  hacha  en  la  mano 
turbado  y  ella  muerta. 


Por  este  primer  prodigio, 
Por  ese  segundo  caos. 
Bruto  albergue  de  las  somhras, 
Con  tanto  horror  voy  entrando. 
Que  pienso  que  vuelvo  atrás 
lodo  cuanto  me  adelanto; 
I.a  luz  se  murió  al  caec, 
E\  pelo  tiento  erizado. 


LOS  TRES  BLASONF.S  DE  ESPA.'^A. 
Aires  4  esta  parte  corren , 
Sombras  viven  á  este  lado, 

Y  alli  represados  yacen 
Lagos  de  coral  humano 
Kn  túmulos  de  esqueletos ; 
No  sé  dónde  he  tropezado. 
Cadáveres  ya  sin  forma 
Cuantos  yacen  sepultados; 
Mina  de  las  sombras  es 
Este  albergue  dilatado, 

Y  de  escándalos  y  horrores 
L's  un  confuso  palacio  ; 

{Dentro  ruido  de  cadenas.) 
Alli  cadenas  se  escuchan  ; 
Pero  yo  no  las  extraño. 
Que  de  los  riesgos  que  espero 
Kste  es  el  menor  de  tantos  ; 
Luces  á  esta  parte  nacen. 
Sin  duda  se  han  levantado 
Para  ser  exhalaciones 
Desde  el  centro  al  aire  vago. 

voz.  {Dentro.) 
¿Rodrigo? 

CID. 

Una  voz  se  escucha, 

Y  pienso  que  me  ha  nombrado. 
¿  Si  desde  afuera  me  llaman  ? 
Que  como  es  hueco  este  espacio, 
Hellecle  el  eco  en  la  gruta ; 

Mas  responder  es  en  vano. 
Que  lo  que  ayuda  al  entrar, 
íwl  salir  es  embarazo. 

voz,  {Dentro.) 
¿Don  Rodrigo  de  Vivar? 


Has  la  voz  se  va  acercando. 
¿Quién  me  llama? 

voz.  {Dentro.) 

Entra  acá  dentro. 

CID. 

Confieso  que  estoy  turbado; 
Pero  proseguir  intento 
Cuantos  prodigios  ó  encantos 
Se  empezaron  de  valor, 

Y  de  fuerza  se  acabaron, 
^l'or  dónde  iré? 

voz.  {Dentro.) 
De  esa  luz 
{Aparece  una  luz  en  el  tablado,  y  esté 
<       de  modo  que  vaya  andando.) 
Sigue  los  ardientes  pasos, 

Y  entra  donde  le  guiare. 


O  el  cielo  tiene  guardado 
Algún  secreto  prodigio, 
O  es  algún  mágico  encanto. 
¿  Pero  yo  qué  me  confundo  ? 
¿Pero  yo  qué  me  acobardo? 
¿En  las  sombras  valeroso, 

Y  en  las  luces  desmayado  ? 
Pero  hago  muy  bien,  agora 
Todos  los  temores  gasto. 
Para  quedarme  después 
Con  los  valores  sobrados; 
Ya  voy  á  entrar ;  mas  la  luz 
Sin  que  la  consienta  mano. 
Sin  quebrazo  la  corrija. 
Forma  por  el  aire  pasos ; 
Mas  si  me  ayuda  una  luz, 
Si  una  luz  me  va  guiando, 
Ni  me  confunda  el  recelo, 
M  me  atropelle  el  cuidado 
Fuego  va  para  el  valor, 
Luz  va  para  el  desengaño, 
Tiidos  los  he  menester. 

Y  á  mí  más,  pues  me  adelanto 
Desde  ser  tan  auiínuso 

A  par«eerietn*rario; 


Antorcha  ardiente,  prosigue 
Tus  pasos  de  ardientes  rayos, 
Que  ya  te  sigue  Rodrigo, 
El  soberbio  castellano. 

{Éntresela  luz,  y  él  tras  ella.) 

Salen  EL  REY  DE  CASTILLA,  EL 
REY  DE  AliAGON,  EL  REY  DE 
NAVARRA.  LA  INFANTA  y  GUAR. 
DAINFANTE  ,  y  haya  una  mesa  en 
un  bufeton  de  tres  esquinas. 

INFANTA. 

Reyes  cristianos,  cuyas  tres  coronas. 
Atemorizan  á  las  cinco  zonas , 
Cuyo  valor  gallardo,  sin  segundo. 
Presta  voz  al  clarin  que  toca  el  mundo; 
Va  ([ue  en  la  mesa  estáis  de  aquesta  ro- 
[ca. 
Que  en  la  maleza  de  ese  monte  toca ; 

Y  mesa  de  tan  rara  maravilla,       [Ita; 
One  es  de  Aragón  ,  Navarra  y  deCasti- 

Y  en  ella  á  un  tiempo  con  discreto  gra- 

[do, 
('ada  cual  en  su  reino  está  sentado; 
Si  en  lo  que  propongo  no  os  molesto. 
Escuchad  laconcordia(|ue  os  protesto. 
Iñigo  Arista,  de  Navarra  Atlante, 
Don  Jaime  de  Aragón,  cuyo  gigante 
Pechóle  escribe alsolconletrasdeoro, 
A  entrambos  sin  perderos  el  decoro 
Que  á  ser  reyes  os  debo. 
Con  la  licencia  do  mi  rey  me  atrevo. 
Estérenlo  le  tora  á  I.l  i;asi¡lla; 
(bastilla  tuvo  la  primera  silla 
Sobre  Arasori,  Navarrayloda  España; 
Desde  arriba  procede  aquesta  hazaña, 
Pues  antes  que  los  moros  africanos 
Ganasen  nuestia  España  á  los  cristia- 

[nos 
Era  todo  de  un  cuerpo  y  ha  de  .serlo. 
Si  el  mismo  cielo  quiere  defenderlo. 
El  rey  Fernando  viene  de  Pelayo 

Y  de  sus  iras  se  ha  forjado  rayo: 
Pelayo  ha  restaurado  á  nuestra  España, 
Asi  loca  á  Castilla  ;  y  esta  hazaña 

l.e  Compete  á  Fernando,  [do 

Volveosá  vuestros  reinos, porque  cuan- 
Eslorbc  al  vencimiento  la  malicia  . 
El  cielo  ha  de  volver  por  mi  justicia. 

REY  DE  ARAGÓN. 

Esta  ciudad  está  en  el  reino  mió, 

Y  de  mi  brazo  cu  vuestro  intento  fio 
One  ha  de  sacarme  siempre  vitorioso, 
Sobre  lo  justo  está  lo  valeroso; 
Uuña  Sancha,  la  reina,  la  ha  iraido 
Por  su  dote  á  Aragón. 

BEY  DE  NAVARRA. 

Yo  he  sucedido 
Con  Navarra  también  en  esta  herencia, 

Y  no  pueden  hacerme  competencia 
Ni  Aragón  ni  Castilla; 

A  Navarra  compite  aquesta  silla. 
Yo  en  mi  reinoymi  raya  tengo  asiento. 

RF.V  DE  ARAGÓN. 

Y  yo  en  mi  reino  estoy. 

REY  DC  CASTILLA. 

Y  yo  me  asiento 
Sobre  la  raya  (leste  reino  mió, 
A  mi  reino  compite  el  señorío. 

CUARDAINFANTE. 

Si  es  la  mesa  de  roca,  es  cosa  llana 
Que  echarla  no  podrán  por  la  ventana. 
INFANTA.  [do? 

¿  Dónde  el  Cid  estara,  que  no  ba  llega- 

REY  DF.  CASTILLA.  [tldo! 

;  Que  el  Cid  en  esta  ci*,)resa  haya  fal- 
Ya  yo  estoy  en  mi  reino. 

30 


W-J 


REY  DE  ARAGÓN. 

V  JO  CU  mi  tierra. 

REY  DE  NAVARRA. 

Y  JO  en  mi  reino  csloy. 

REY  DE  CASTILLA. 

Pues  guerra,  guerra. 

REY  DE  ARAGÓN. 

Talaré  las  campañas  ele  Castilla. 

REY  DE  NAVARRA. 

Seré  de  fuego  octava  maravilla. 

REY  DE  CASTILLA. 

Yo  talaré  del  aire  las  regiones. 

REY  DE  NAVARRA. 

Yo  arbolaré  en  Castilla  mis  pendones. 

REY  DE  CASTILLA. 

Hoy  mi  valor  verán  tres  clemenlos. 
Sale  liL  CID,  liirlado. 


Los  impulsos  dejad,  y  estadme  atentos: 
A  bañarse  en  Occidente 
La  Vision  del  cielo  hermosa 
Iba  al  apagarse  el  dia 
Eq  su  dorada  carroza, 

Y  al  entrar  por  los  cristales 
Parecía  ,  con  ser  roja, 
Minotauro  de  la  espuma , 
Medio  cristal ,  medio  antorcha; 
Cuando  tú,  rey  de  Navarra, 
Diste  á  los  vientos  la  tropa , 

A  la  selva  el  estandarte , 

Y  por  la  margen  frondosa 
De  esas  montañas  diamante , 
Columna  del  cielo  heroica, 
A  Calahorra  bajabas. 

Tú ,  don  Jaime,  por  la  roca 
De  aquel  escollo  de  nieves , 
Cue  el  linde  á  los  cielos  roza , 
Con  la  misma  pretensión 
Descendiste  á  Calahorra. 
Mandóme  Fernando  enlónces 
Que  á  vuestro  impulso  me  oponga; 
Salgo  á  recibiros  solo, 

Y  apenas  por  la  escabrosa 
Maleza  de  aquesos  montes 
Mi  ligera  planta  toca , 
Cuando  esa  lóbrega  gruta 
Que  es  de  Proserpina  alcoba 

Y  en  su  tenebroso  lecho 
Kecnesta  todas  las  sombras, 
A  que  osado  la  examine 

O  me  anima  ó  me  provoca ; 
Quiero  pasar  adelante , 

Y  apenas  el  valor  forma 
Pasos  para  deteneros. 
Cuando  otra  vez  se  revocan; 
Que  era  intluencia  del  cielo, 

Y  es  mi  resistencia  corta. 
Llego  al  horrible  bostezo 
De  la  esfera  cavernosa , 
Abro  la  puerta  á  la  gruta , 
Cuando  en  llamas  vigorosas 
Para  romper  este  encanto 
Miro  señales  medrosas ; 
Requiero  todo  el  valor 

Y  hallo  el  valor  que  me  inform.n , 

Y  á  las  llamas  me  consagro 
Atrevida  mariposa. 
Desciendo  la  primer  linea ; 
Pero  al  tropezar  en  otra 
De  las  sombras  de  la  tierra 
Medí  la  turba  copiosa. 

El  tacto  aplico  al  recelo, 

Y  sólo  es  que  leves  toca 
Insignias  para  el  temor, 

y  para  el  valor  discordias. 

tln  relámpago  confuso 

Salió  á  embestir  á  las  sombras , 


COMEDIAS  KSCOGIDAS  DE  DÜN  FlliNClSCÜ  DE  ROJ.VS. 

Celedonio  y  Emeterio 


Y  ellas  para  resistille 
Amigables  se  amontonan. 
I.os  relámpagos  crecían , 

Y  como  sin  nubes  ohrjn  , 
Imaginé  que  las  peñas 

Se  daban  unas  con  otras. 
Escándalos  eran  cuantos 
En  las  sombras  se  aprisionan, 
V:qiorps  se  condensaban , 
ruego  alli  la  tierra  aborta. 
Allí  cadenas  se  escuchan. 
Allí  alaridos  se  forman, 
líespiraciones  allí 
Se  quejan  tan  presurosas 
Que  un  suspiro  trae  consigo 
Forzadas  muchas  congojas. 
Quiérese  el  pelo  erizar 

Y  imán  el  valor  le  cobra 
Que  se  holgó  de  los  horrores 
Para  tener  más  Vitorias. 

lín  esle  abismo  de  dudas , 
Altiva  una  voz  me  nombra  , 
Que  fuera  consuelo  al  riesgo 
A  no  llamar  lasiimosa. 
Pruebo  la  voz  a  la  lengua, 

Y  al  responder  animosa 
Pareció  que  ella  llamaba 
Al  mismo  que  la  provoca. 
Pare  una  luz  el  abismo, 

Y  aunque  del  abismo  brota , 
Por  parecer  ser  estrella 

Se  fué  moviendo  ella  propia. 
A  parasismos  me  alumbra. 
Que  el  aire  á  veces  la  estorba  ; 
Pero  la  vuelve  á  encender 
Otra  vez  el  quo  la  sopla. 
Sigola,  y  ella  me  lleva 
Hasta  una  escura  mazmorra  , 
Donde  en  cadenas  atados 
Con  encendidas  antorchas 
Dos  bultos  eran  blandones 
D.;  dos  \isionps  hermosas. 
Una  lumba  de  zafir, 
liurdada  a  un  tiempo  de  aljófar 
lira  luctuoso  albergue 
De  tanto  electo  de  gloria. 
En  sus  gargantas  divinas 
Miré  dos  señales  rojas 
Que  sobre  fondos  jazmines 
Eran  pestañas  de  rosa. 
Salen  esas  dos  visiones. 
Que  con  estar  yertas,  postran 
De  modo,  que  parecían 
Animadas  y  corpóreas; 
De  sus  dorados  cabellos, 
Crespos  en  menudas  ondas. 
Se  anegó,  mal  gobernada. 
Toda  la  caduca  sombra ; 
Llegan,  y  una  peña  rompen, 
Que  era  mordaza  a  la  boca 
Desla  queja,  y  por  los  vienlos 
Me  trasladan  á  la  alfombra 
Üe  esta  cristalina  margen 
Que  es  regazo  del  aurora; 
Sobre  un  bufete  de  jaspe 
Ponen  unas  armas  solas 
Un  devoto  crucilijo 
Con  dos  luces,  y  me  exhortan 
Que  de  aquellas  armas  vele 
l.as  insignias  valerosas; 
Velé  las  armas  valiente, 

Y  luego  los  dos  me  adornan. 
Armándome  caballero 

De  las  glebas  alagóla; 
«Parle,  entonces  me  dijeron, 
A  la  delensa  forzosa. 
Que  para  ser  de  Castilla 
Te  ha  menester  Calahorra. 

Y  para  que  agora  sepas 
Quién  te  anima,  quien  le  honra, 
A  quién  debes  esta  fama, 

De  quien  esta  merced  gozas, 


Son  los  que  has  hallado  agora. 
Que  desde  el  cónsul  Daciano 
Se  ocultan  en  la  mazmorra 
De  esa  gruta.  Di  i  Fernando 
Que  ese  rudo  escollo  rompa, 

Y  que  en  culto  más  decente 
Nuestros  sacros  cuerpos  ponga, 

Y  á  los  dos  reyes  avisa 
Que  entreguen  á  la  corona 
De  Castilla  esta  ciudad, 

Y  que  ninguno  deponga 
La  crueldad  á  la  razón. 
Porque  si  el  cielo  se  enoja. 
Volverá  en  mares  de  sangre 
Ríos  y  fuentes  sonoras.» 
Ea,  valiente  Fernando, 
Agora  es  el  tiempo,  agora. 
Que  para  tan  grande  hazaña 
Todo  tu  valor  te  importa; 
Celedonio  y  Emeterio 

Son  dos  patronos  que  gozan 
En  la  impirea  hermosa  esfera 
De  mártires  la  corona, 

Y  que  ocultos  se  aperciben 

A  que  un  templo  les  dispongas 
Para  patronos  perpetuos 
De  la  ciudad  valerosa  ; 

Y  vosotros  reducid 

Las  espadas  vencedoras. 
Para  terror,  para  asombro 
De  las  africanas  costas; 
No  corre  en  cristianos  pechos 
Esas  cuchillas  heroicas; 

Y  tú  á  Navarra  da  vuelta. 
Tú  vuélvete  á  Zaragoza ; 

Por  ley,  por  valor  de  herencia 
Aquesta  ciudad  nos  loca, 
Por  providencia  del  cielo. 
Porque  el  mundo  lo  pregona, 
Porque  la  defenderemos 
De  tama  cuchilla  corva; 
Porque  es  defensa  segura 

Y  allá  aun  no  fuera  dudosa, 

Y  ganaremos  á  un  tiempo 
Aplausos,  honores,  glorias. 
Eternidad  para  el  tiempo. 
Para  el  inlenlo  victoria. 
Para  la  hisloria  cuadernos, 

Y  para  la  fama  trompas. 

REY  DE  ARAGÓN. 

Todo  lo  que  has  referido 
Tan  confuso  y  asombrado. 
Mejor  es  para  soñado 
Que  ha  de  ser  para  creído. 
Lo  que  llegaste  á  emprender 
Que  ha  sido,  llego  á  pensar, 
Más  ardid  para  espantar 
Que  valor  para  vencer. 

CID. 

;. Luego  dudáis  la  verdad 
Del  suceso  que  os  refiero? 

REY  DE  ARAGÓN. 

Que  ha  sido  ¡In.síon  ínüero, 

Y  fuera  temeridad. 

REY  DE  CASTILLA, 

¿Qué  intentáis  los  dos? 

REY  DE  ARAGÓN. 

Querer 
Ver  tu  campo  destruido, 

Y  en  habiéndote  vencido 
La  Vitoria  sortearemos. 

REY  DE  NAVARRA. 

Yo  esa  concordia  consiento. 

CID. 

Yo  á  tu  lado  he  de  vencer. 

REY  DE  ARAGÓN. 

Yo  te  sabré  defender. 


CID. 

En  efecto,  ¿no  queréis 
Vencer  tan  varios  extremos? 

RF.T  DE  ARAGÓN. 

Sola  esta  ciudad  queremos. 

RETDECASTII,L.\. 

¿Eso  solo  resolvéis? 

CID. 

Cruel  estás. 

REY  DE  ARAGO:». 

Tú  estás  ciego» 

GDAROAINFAME. 

Retirarme  aquí  es  liazaña. 

REY  DE  CASTILLA. 

Pues  dése  en  esa  campaña 
La  batalla  á  sangre  y  fuego. 

RET  DE  ARACO>-. 

Más  mi  enojo  me  provoca. 

RET  DE  CASTILLA. 

¿Eso resolvéis,  enlin? 

REY  DE  ARAGÓN. 

Si. 

REY  DE  CASTILLA. 

Toca  al  arma,  clarín. 

CID. 

Toca  al  arma. 

REY  DE  ARAGÓN. 

Al  arma  toca. 

(Vanse  el  rey  de  Castilla,  el  rey  de 

Aragón  y  el  rey  de  Navrrra.) 

GOARDAINFANTE. 

Suplico  á  vuesa  merced 
Que  me  oijía  dos  mil  palabras, 
Cuatro  ó  cinco  más  ó  menos. 
Pues  en  palabras  no  hay  tasa. 

CID. 

¿Qué  quieres? 

GCARDAINFANTE. 

¿Llámame  usted 
Para  que  á  la  cueva  vaya, 

Y  es  bueno  dejarme  fuera, 

Y  solo  abajóse  baja? 
¿Pues  esto  se  puede  hacer 
Con  criados  de  mi  casta? 
¿He  fallado  alguna  vez 
.Ni  á  lu  lado  Di  á  mi  espadat 


LOS  TltES  BLASONES  DE  ESP.^KA 
¿Y  hacerme  estar  esperando 
Con  todas  aquestas  barbas 
Hasta  ahora  junto  á  la  cueva? 
Vive  Cristo  que  me  holgara 
Que  no  fuera  usted  mi  amo. 
Que  á  puñadas,  á  estocadas. 
Le  diera  á  entender  quién  son 
Los  Guardainfanles  de  España. 

CID. 

Yo  pensé... 

CÜABDAINFANTE. 

Ko  se  disculpe, 

Y  otra  vez  que  á  cuevas  vaya, 
liajeme  vusted  consigo. 

{Tocan  cajat.) 

CID. 

Ya  se  empieza  la  batalla, 

Y  detenerme  no  puedo.  {Vase.} 

CUARDAINFANTE. 

Pues  Santiago  y  cierra  España; 
No  tiene  que  llevar  miedo. 
Supuesto  que  le  acompaña 
Quien  como  le  guardó  en  cuevas 
Le  acompañará  en  batallas. 

Sale  EL  REY  DE  ARAGÓN  v  EL  CID 

en  batalla,  después  de  haberse  acu- 
chillado todos  con  mucho  decoro. 

REY  DE  ARAGÓN. 

Rinde  las  armas,  Rodrigo, 
Al  brazo  de  aquesta  espada. 

CID. 

Son  oposiciones  leves 
Todo  Aragón  y  Navarra. 

CUARDAI^FA^TE. 

Riñe,  Cid,  como  quisieres. 
Que  guardarte  las  espaldas 

(Detras  del  Cid.) 
Nadie  como  yo  en  el  mundo... 

VOCES.  (Dentro.) 
Cierra,  Aragón  y  Navarra. 

VOCES.  (Dentro.) 
Vitoria  por  Aragón. 

REY  DE  ARAGÓN. 

i.  No  miras  que  á  voces  cantan 
La  Vitoria  por  mi  reino? 
;.Cómo,  dime,  no  te  amparan 
Esas  Visiones  que  has  visto? 


«63 


CID. 


Va  las  que  he  visto  me  amparan. 

(Desaibrense  en  lo  alto  en  dos  Im felo- 
nes Celedonio  y  Emeterio,  con  dos 
espadas,  y  las  gargantas  con  sangre.) 

REY  DE  ARAGÓN. 

¿Qué  es  esto?  ¡Válgame  el  cielo! 

CID. 

Dos  visiones  soberanas. 
Que  desde  el  lóbrego  centro 
Hasta  las  regiones  vagas 
A  defenderme  han  salido, 

Y  allí  han  dejado  unas  armas. 
(Queden  en  el  aire  unas  armas  de  Cas- 
tilla de  fuego.) 

INFANTA. 

Del  rey  de  Castilla  son. 

REY  DE  CASTILLA. 

Y  allí  unas  letras  doradas. 

GDARDAINFANTE. 

Enigmas  son  de  los  cielos. 

REY  DE  CASTILLA. 

¿  Cómo  dicen  ?  tente,  aguarda. 

REY  DE  NAVARRA. 

«Calahorra  por  Castilla.» 

REY  DE  ARAGÓN. 

Pues  si  los  cielos  te  amparan , 
Marcha  á  Aragón,  atainbor. 

REY  DE  NAVARRA. 

Marcha,  atambor,  á  Navarra. 

REY  DE  ARAGÓN. 

Y  la  fama  voladora... 

REY  DE  NAVARRA. 

Y  la  voladora  fama 

Con  lenguas  de  bronce  canta 
El  tercer  blasón  de  España. 

CID. 

Pues  que  después  de  su  muerte 
Vencen  las  efigies  santas 
De  Emeterio  y  Celedonio, 

Y  aquí  la  comedia  acaba. 

Cl'ARDAINFANTE. 

Y  don  Antonio  Coello 
De  su  prinierajornada 
Pide  perdón  al  Senado; 

Si  estotras  dos  no  os  agradani 
Hoy  don  Francisco  de  Rojas 
Pide  perdón  por  entrambas. 


EL  CATALÁN  SERRALLONGA,  Y  BAIOS  DE  BARCELONA, 

DE  DON  AMOMO  COELLO ,  Dü.N  FRANCISCO  DE  ROJAS  Y  DON  LUIS  VELEZ  DE  GUEVARA. 


PERSONAS. 


DON  JUAN  DE  SERRALLON- 
GA. 
DON  BERNARDO,  su  padre. 
FADRl  DE  SkV ,  bandolero. 


DON  CARLOS  TORRELLAS. 
DOÑA  JUANA  TORRELLAS. 
EL  DUQUE  DE  CARDONA. 
EL  VEGUER. 


SOLDADOS. 
ALCARAVÁN,  gracioso. 
FLORA,  criada. 
PRESOS.- BANDOLEROS. 


JORNADA  PRIMERA. 

(DB    DO.N     amonio     COELLO.) 


Salen  SERRALLONGA  t  ALCA- 
RAVÁN. 

EEHRALLOÜG*. 

¿Fuese  ja  mi  padre? 

alcabavar. 
SI, 
Va  se  fué ;  pierJe  el  cuidado. 

scruallonca. 
Mira  si  bay  algún  criado 
Dueños  oiga  poralii. 

alcarava:*. 
Ninguno  le  puede  oir. 
¿Qué  pretendes  ó  qué  quieres? 

SERRALL0:iGA. 

(Ap.  Hoy  moririn  los  Caderes.) 
Cierra  ,'y  vuélvete  á  salir. 

ALCABAVAH. 

¿Porqué? 

SERBALLOSCA. 

No  replique  aquí 
Tu  ignorancia. 

ALCARAVÁN. 

Dieneslá; 
Voime ,  y  cierro.  (Vat*  ) 

SERRALLONGA. 

Nadie  ya 
Nos  puede  estorbar.— Kadrl, 
Salir  puedes;  ¿dónde  estás? 

Abre  una  puerta,  y  tale  FADllt  DE 
SAU ,  bandolero. 

FADRl. 

Aqal  estoy,  y  salgo  ahora. 

SERRALLO.ICA. 

Va  de  declararme  es  hora. 

FAOni. 

Confuso  estoy. 

SERRALLONGA. 

Si  estarás, 
Ouc  mi  recato  ocasiona 
Cualquier  duda. 

FA6R1. 


De  ti ,  dentro  en  Barcelona , 
El  peligro  atrepellando 
Que  ya  pudiera  temer 
Si  a>|iii  me  llegase  á  ver 
La  Justicia,  de  quien  ando 
En  los  montes  escondido, 
Foragido  y  bandolero. 


SERRALLONGA. 

Ya  tu  rie.sRo  considero; 
Por  eso  el  recato  ha  sido 
Con  que  le  encerré  en  mi  casa 
Para  que  nadie  te  viese; 
Nadie  te  ha  visto. 

FADRÍ. 

No  cese 
Tu  empresa.  ¿Qué  es  lo  (|ue  pasa? 
¿Qué  tienes?  ¿Qué  lia  sucedido? 
^  Para  qué  aqui  me  has  llamado? 
¿Qué  novedad  te  ha  obligado? 
¿Cuál  ocasión  te  ha  movido  ? 

SERRALLONGA. 

A  un  empeño  vas  conmigo. 

fadrI. 
¿Es  de  honor  ó  amor? 

SERRALLONGA. 

De  todo. 

FADRi. 

¿Pues  qué  Intentas? 

SERRALLONGA. 

Buscar  modo. 

FABRi. 

¿Con  quién  le  hallarás? 

SERRALLONGA. 

Contigo. 

FAOBf. 

¿Es  grande  la  causa? 

SERRALLONGA. 

Es  mucha. 

FADRf. 

¿Puedes  declararte? 

SERRALLONGA. 

S(. 

FADRl. 

¿A  quién? 

SERRALLONGA. 

Aun  amigo. 

FADRÍ. 

Asi; 
Pues  habla  conmigo. 

SERRALLONGA. 

Escucha: 
Ya  sabes ,  y  sabe  el  mundo 
Los  bandos  y  enemistades 
Con  que  Narros  y  Caderes 
A  Barcelona  en  dos  partes 
Dividieron  algún  tiempo T 
De  cayo  fuego,  en  la  sangre 
Heredado,  entre  cenizas 
Algunas  centellas  arden. 
Desle  casi  muerto  ardor, 
Destosya  tibios  volcanes, 
Y  deste  ya  helado  inccmlio. 
Dura  en  mis  venas  constante 
Alguna  reliquia  en  odios 
Que  heredé  de  mi  linaje, 


Que  de  los  Narros  antiguos 
Siguió  las  parcialidades. 
Primero  esta  enemistad 
Con  los  afectos  neutrales , 
Como  suspensa ,  en  mi  pecho 
Vivió  sin  ejercitarse ; 
Que  estando  el  odio  sin  uso 

Y  el  rencor  sin  declararse , 
Sin  saber  yo  para  qué. 
Le  tuvo  el  alma  constante 
Como  guardado  en  mi  pecho 
Para  cuando  me  importase ; 
Bien  como  el  seco  antuvión 
Del  rayo,  que  después  sale 
En  fuego,  ponjue  violento 
Tantas  reglones  taladre , 
Que  está  dentro  de  la  nube 
Antes  que  se  aparte  y  cuaje 
La  sequedad ,  sin  ser  rayo 
Entonces,  sino  una  fácil 
Materia  ,  que  está  dispuesta 
Para  serlo  cuando  nace. 
Esto  fué  mientras  vivimos 
(Por  el  gusto  de  mi  padre, 
Bernardo  de  Serrallonga) 
En  esa  aldea  que  yace 

A  la  falda  de  ese  monte. 

Dos  leguas  de  aqui  distante. 

Mas  viniendo  á  Barcelona 

(Aqui  empiezan  mis  pesares) 

Sobre  ciertas  diferencias 

Que  quiere  mi  honor  que  calle, 

Que  aunque  está  sana  la  herida 

Se  ven  algunas  señales 

Que  hacen  fealdad  en  el  rostro. 

Aunque  á  su  salud  no  agravien. 

Mas,  ¿qué  importa  que  lo  diga? 

Digalo  yo  mismo,  y  pase 

la  vergüenza  de  ofenderme 

Por  soborno  de  vengarme. 

En  fin ,  don  Félix  Torrellas , 

Un  caballero  cobarde 

(Que  quien  se  atreve  á  un  honor 

No  sabe  bien  lo  que  vale) 

Sobre  detener  acaso 

Una  pelota  (los  lances, 

Aunque  no  los  busque  el  cuerdo 

Su  desdicha  se  los  trae) 

Tuvo  palabras  conmigo. 

Que  vinieron  á  enlazarse 

En  agravios,  pues  don  Félix 

Alzó  la  pala  arrogante. 

Yo...  no  más,  no  más  ahora , 

Que  liasia  que  á  vengarme  paso , 

Cada  vez  que  lo  refiero 

En  la  senda  de  mis  males 

lie  de  rodear  mi  ofensa 

Y  he  de  echar  por  otra  parte. 
En  fin  ,  yo,  furioso  y  ciego 
(Desde  »(iul  puede  contarse). 
Saco  el  acero  ofendido, 

Y  antes  de  desenvainarlii 

Ya  estaba  muerto  don  Félix  ; 


568 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 


Porque  tiene  calidades 
La  espada  del  ofendido 
De  rayo,  que  eii  un  insianlo 
Arde  relámpago,  trueno. 
Nace  ,  suena  ,  alumbra  >•  parte. 
No  tanto  cuando  el  Enero 
Tille  el  cabello  á  los  sauces. 
Bajan  lluvias  de  la  nube 
Que  es  bajo  seno  del  aire ; 
Ko  tan  presto  del  granizo 
Las  Cándidas  impiedades 
Tejiendo  blancura  en  copos 
Afectan  la  luz  al  valle. 
Como  en  un  instante  cubren 
Los  Oaderes  sus  parciales , 
En  venganza  de  don  Félix , 
Las  plazas,  campos  y  calles; 
Contra  mi  vida  se  irritan , 

Y  jü  arrestado  á  librarme 
O  morir,  permitió  el  cielo 
Que  de  muchos  se  embaracen. 
Para  esta  ocasión  ,  Fadri , 
Eran  los  tibios  volcanes , 

Que ,  aslrólop;o  de  mi  afrenta  , 
Quiso  mi  pecho  guardarme; 
Para  ahora  la  materia 
Del  rayo,  que  sin  formarse. 
Se  iba  disponiendo  á  fuego, 
Estuvo  oculto  en  mi  sangre. 
Ardió  Barcelona  en  iras. 
Volviendo  á  resucitarse 
Los  Narros  y  los  Caderes ; 

Y  del  fuego  que  ardió  ánies 
Sopló  otra  vez  la  venganza 
Las  cenizas,  y  al  Instante 
En  la  fragua  de  la  ira 
Volvieron  á  arder  con  sangre. 
Dejo  huyendo  á  Barcelona , 
Entro  en  Francia,  paso  á  Flándcs 
Discurro  á  Italia ,  entre  tanto 
Que  en  Barcelona  mi  padre 
Negociar  pudo  el  penlon, 

Ya  que  no  en  las  amistades  ; 
Porque  don  Carlos  Torrellas 
Que  insta  de  la  otra  parle 
Por  ser  primo  de  don  Félix  , 
Jurando  que  ha  de  malarme 
Por  su  mano,  á  la  Justicia 
No  ha  querido  querellarse. 
Vo,  después  de  seis  Abriles, 
Vuelvo  ciego  y  arrogante. 
Que  sabiendo  su  intención , 
Quise  cuerdo  anticiparme 
A  dar  la  muerte  á  don  Carlos  ; 
Paso  atrevido  los  Alpes, 
Mido  á  Francia .  llego  á  yista 
De  los  montes  catalanes  , 
Piso  escondido  sus  cumbres ; 

Y  al  pié  de  un  risco,  á  quien  bate 
La  munición  de  un  arrojo 
Pólvora  de  plata  errante. 
Voces  de  lejos  escucho  ; 

No  averiguo  hacia  qué  parte: 
Confuso  las  plantas  muevo, 
Jgnoro  hacia  dónde  pare. 
Otra  vez  oigo  las  quejas 
Que  fueron  nortes  voc;des , 

Y  á  la  salida  del  bosque 
Descubro  hacia  aquella  parte 
Una  quima  ó  casería 

De  donde  las  voces  salen. 
Breve  Troya  era  la  quinta. 
Todo  es  humo,  en  llamas  arde ; 
Sus  trechos, sediento  el  fuego, 
O  se  los  bebe  ó  los  lame. 
Entro  allá ,  mis  pasos  guia 
No  se  qué  oculto  dictamen  , 

Y  i  una  cuadra ,  á  cuya  puerta 
Cegó  el  humo  los  umbrales; 
Osadamente  me  arrojo. 

Piso  las  sombras  colKinlrs; 
Sulco  el  humo  (ifuerie  empeño!) 


Desprecio  el  fuego  (i  acción  grande !) 
Venzo  el  horror  (¡qué  osadia !) 

Y  en  la  cuadra  {\  qué  pesares!) 

Y  entre  la  llama  (¡  qué  penas !) 
Hallé  de  esta  suerte  un  ángel. 
Sin  púrpura  el  rostro  bello, 
El  aliento  en  si  embebido. 
Sin  orden  puesto  el  vestido. 
Sin  ley  vagando  el  cabello. 
Anegado  en  oro  el  cuello. 
Neutral  é  incierta  la  vida , 
Yerta  el  alma  y  encogida , 
Todo  alborotado  el  pecho, 
Fiada  al  brazo  y  al  lecho 

La  vi  al  desmayo  rendida. 
Muerta  el  temor  la  creia , 
Que  el  vivir  disimulado 

Y  el  pulsar  mal  declarado 
Muerta  el  tacto  la  Gugia; 
Sola  la  vista  decía 

Viendo  la  beldad  tan  cierta : 
Mujer,  mis  dudas  concierta  , 
Porque  en  pena  tan  esquiva 
Poco  sientes  para  viva , 
Mucho  matas  para  muerta. 
Embebido  en  su  hermosura, 
De  su  remedio  un  instante 
Se  olvidaron  mis  sentidos; 
Pero  volviendo  á  cobrarme 
Con  temeridad  piadosa 
(Que  hay  justas  temeridades) 
Me  atreví  á  encargar  de  mí 
A  la  luna  en  luz  menguante ; 
Que  como  á  sus  mismos  ojos 
Le  mendigó  los  celajes. 
Padeció  este  eclipse  el  tiempo 
Que  quisieron  ocultarles 
Uos  breves  orbes  de  nieve, 
Partido  el  sol  de  azabache. 
Cójola  en  brazos  resuello, 

Y  como  senti  abrasarme 
El  rostro  en  llamas,  temí 
(Jue  fuesen  las  materiales, 

Y  no  era  sino  el  cabello 
Que  en  dulces  actividades , 
Peinado  elemento,  ardia 
Con  incendios  más  suaves. 
Encargóles  á  mis  penas 
Que  con  muda  voz  la  hablen  ; 
Hablan  todos  mis  afectos , 
l'lla  esiá  sorda  á  mis  males, 

Y  yo  aquel  no  responderme 
Me  finjo  que  es  escucharme. 
En  esto  vi  que  su  rostro 
Del  mió  empezó  á  apartarse 
Con  unos  como  desdenes, 
Qne  sin  elección  se  hacen; 

Y  luego  dije  :  Sin  duda 

Que  vuelve  á  vivir,  pues  trac 
l'or  indicio  de  su  vida 
Empezar  á  hacer  crueldades ; 
Que  de  vivir  una  hermosa 
Son  las  mejores  señales  — 
Dio  un  suspiro,  y  yo  turbado 
La  dije :  No  hay  ley  que  mande 
Que,  siendo  yo  quien  los  sufre. 
Vos  me  suspiréis  los  males.— 
No  sé  qué  la  dije  más ; 
Que  locuras  de  un  amante , 
Al  decirlas  son  lisonja 

Y  al  repetirlas  desaire. 
hes|pondión)P.  agradeciendo 
Su  lilieriad  ,  ,t1  mirarme  , 

Eirir.-..i'fi:isv:i:ir'!ii;iii<.s', ' 
Coiil.'i,t;ii:ijc  ir;  niiii.lo 
LaiMllnidí  :il;  iiiijs  veril:idcs 
Que  me  las  calló  la  lengua 

Y  me  las  parló  el  semblante. 
Suspenso  estuve  en  mis  dichas , 
Cuando  en  voces  desiguales 
Confuso  estruendo  me  turba  , 


DE  ROJAS. 

Cercándome  en  un  instante 
Diez  hombres ,  que  de  las  charpas 
Esgrimen  los  pedernales. 
Saco  la  espada  brioso. 
Cuando  tú ,  Fadri ,  llegaste 
A  reprimir  con  tu  vista 
Mi  denuedo  y  su  coraje. 
Respetan  su  capitán, 

Y  como  amigo  el  más  grande. 
Tú  me  abrazas ,  yo  te  pido 
Que  á  tus  bandoleros  mandes 
Que  dejen  libre  á  mi  dama  ; 
Ella  llora,  tú  lo  haces; 

Y  por  venir  un  soldado 
De  los  tuyos  á  avisarte 

Que  gran  gente  mide  el  bosque , 
Fué  forzoso  el  emboscarle 
Con  tu  gente  en  la  espesura 

Y  yo  contigo  empefiarme. 
Despidome  de  mi  dueño, 
Que  pidió  que  la  dejase 

En  la  quinta;  y  al  partirme, 
Entre  amorosa  y  cobarde. 
Me  dijo  :  «Adiós,  caballero, 
Que  las  acciones  y  el  talle , 
Aunque  no  os  conozco,  dicen 
El  valor  de  vuestra  sangre. 
Idos  con  Dios,  y  creed 
Qne  vuestros  méritos  hallen 
En  Barcelona  algún  dia 
Paga  de  deudas  tan  grandies: 
Quizá  allá  sabréis  quien  soy ; 
No  es  tiempo  ahora ,  buscadmc , 
Id  ala  iglesia  Mayor, 
Que  allí  os  hablaré,  y  dejadme; 
Adiós ,  que  vendrá  ya  (juien 
No  es  bien  que  conmigo  os  halle.  5 
Déjela,  segui  tus  pasos, 
Vineme,  como  tú  sabes, 
A  Barcelona ,  y  después 
De  dos  meses  no  cabales , 
Tapada  la  hallé  en  la  iglesia; 
No  sé  quién  es,  ni  ella  sabe 
Quien  soy,  que  para  con  ella 
Soy  don  Alonso  de  Chaves, 
Forastero  y  castellano; 
Supe  que  iba  á  Monserrate ; 
Que  se  adelantó  un  su  hermano ; 

Y  entre  tamo,  por  robarles , 
Pusieron  fuego  á  la  quinta 

Y  fueron  luego  á  avisarle 
Tus  soldados',  y  á  este  punto 
Llegué  yo  y  también  llegaste, 

Y  sucedió  lo  (|ue  viste. 
Esto,  en  cuanto  á  esta  parte 
Es  el  suceso; oye  ahora 

El  empeño  que  no  sabes. 
Amor  y  venganza  viven 
En  mi  pecho  tan  iguales 
Que  por  un  nivel  dividen 
De  mi  afecto  las  mitades. 
Viva ,  pues ,  mi  amor,  y  ponga 
A  aquella  adorada  imagen 
En  el  templo  de  mi  fe 
Imaginarios  altares. 
Viva  mi  venganza  ,  y  mueran 
C.uanlos  Caderes  infames 
Sangre  tienen  de  don  Félix, 
(,Uie  fué  quien  pudo  agraviarme. 
Muera  don  Carlos,  que  quiere 
Darme  muerte,  y  de  su  sangre 
No  haya  gota  en  Cataluña 
Que  en  hidrópicas  crueldades 
No  se  sorba ,  no  se  beba 
Esla  sed  de  mi  coraje; 
Que  yo  hoy  intento,  Fadri, 
Si  me  ayudas,  si  me  vales. 
La  hazaña  más  invencible. 
La  resolución  más  grande. 
La  más  sangrienta  venganza 
Que  en  todo  el  espacio  cabe 
De  esa  singular  carrera 


De  siglos  V  eternidades. 
No  haya  piedra  en  Barcelona 
Que  no  se  liña  y  se  manche 
Con  sangre  de  los  C.aderes; 
Horror  han  de  ser  sus  calles, 
Lástimas  serán  sus  templos , 
Que  en  rabias ,  iras  y  males , 
Aunque  lo  estorbase  el  irundo, 

Y  aunque  el  cielo  lo  estorbase 
Han  de  morir  los  Cuderes 

Y  mi  deshonra.  Mi  padre. 

Sale  DON  DERNARDO,  tiV;í),  con  há- 
bito de  Moníesa. 

DOM  DERNAKDO. 

No  harán  ,  porque  podrá  ser 
yue  Dios  los  pasos  te  ataje. 

SERRALLONGA. 

Advierte,  Señor... 

DOS  BERNARDO. 

Prosigue, 
No  te  turbes  ni  embaraces: 
(jue  si  Dios  no  te  refrena , 
¿Cómo  te  detiene  un  padre? 
Acaba,  acaba  con  todo. 
Agote  tu  furia  infame 
Todas  las  vidas  del  mundo. 
Extingue  de  un  golpe  fácil 
Toda  la  naturaleza, 
Btibele  al  mundo  la  sangre ; 

Y  aun  no  sé  si  hay  harta  en  01 
Para  que  tu  sed  se  apague  ; 
Bárbaro.  ;.lú  eres  mi  hijo? 
;.Tú  eres  humano?  Algún  áspid 
Trocó  la  naturaleza , 

O  por  su  aborto,  los  Alpes 
En  la  escuela  de  sus  riscos 
Te  doctrinaron  crueldades. 
Siempre  en  odios ,  siempre  en  iras , 
Siempre  en  muertes,  siempre  en  nia- 
[les 
Siempre  en  venganzas,  ¿qué  es  eslc' 
¿Alguna  fiera  imlomable 
Te  abrigó  en  ardiente  cuna 
De  tibia  en  los  arenales? 
¿Qué  te  han  hecho  los  Caderes? 
Si  tú  á  don  Félix  mataste, 
¿Qué  pretendes  más? ¿qué  quieres? 
Mira  ([ue  es  valor  cobarde 
El  que  pasa  de  la  muerte 
Los  nunca  hollados  umbrales. 
Déjalos,  no  los  persigas; 
Si  de  piedad  no  lo  haces 
Perdónalos  de  valor; 
Que  á  veces  es  importante 
Al  persuadir  las  virtudes 
Sobornar  las  vanidades. 
Si  algún  escrúpulo  tienen 
Tus  locuras ,  por  quitarle  . 
Hoy  con  don  Carlos  Torrellas 
(Que  en  efecto  soy  tu  padre) 
He  de  tratar,  hijo  mió. 
De  hacer  estas  amistades. 
Y  el  mejor  medio  de  todos 
Para  hacer  aquestas  paces. 
Hade  strque  yo  proponga... 
Pero  yo  rae  llego  á  hablarle , 
Que  hasta  tener  la  respuesta 
Ño  quiero  dello  informarte. 

SERRALLOXCA. 

Detente,  Señor,  espera. 
No  te  empeñes ,  no  te  canses : 
¿Yo  de  medio  con  don  Carlos, 
y  que  al  haber  de  tratirle. 
Contra  mi  opinión,  se  vaya 
A  proponer  de  mi  parte 
Mientras  ciño  aqueste  acero? 
Primero  un  cuchillo  infame. 
Por  traidor,  liña  mi  cuello 
En  vergonzosos  esmaltes : 


EL  CATALÁN  SKRllALLOKGA 

Primero  tú  mismo,  tú 

Me  entregues  para  matarme , 

Y  aqueste  acero  que  empuño. 


BANDOS  DE  EARCELO.NA 
:E 


Bárbaro,  traidor,  cobarde; 
Que  no  sabe  ser  valiente 
El  que  ser  tan  cruel  sabe. 
¿Eso  respondes? 

SERRALLONGA. 

Señor... 

DOS  BERNARDO. 

Suelta  aqueste  acero,  infame  ; 

{Quilate  la  espada.) 
Aqueste  es  el  instrumento 
Con  que  tantos  males  haces ; 
Pues  yo  quitártele  quiero. 
No  es  bien  que  á  tu  lado  ande , 
Pues  no  es  templada  defensa 
En  ti,  contra  quien  te  agravie, 
Sino  instruniento  que  sirve 
Sulu  de  insultos  y  males. 

SERRALLOKCA. 

¿La  espada  me  quitas? 

DON  BERNARHO. 
SI, 

Que  los  hombres  que  no  saben 
I  sar  dclla  como  nobles. 
Jnslo  es  que  sin  ella  anden 
Como  locos  y  mujeres. 
Deslumhrados  y  cobardes. 
Yo  te  ceñi  aqueste  acero 
Que  fué  mió  y  de  mi  padre. 
Cuando  en  hazañas  honrosas 
Entendí  que  leemplea.scs; 
Mas  viendo  ahora  (|ue  sólo 
Te  sirve  para  maldades. 
Vuelva  á  mi  lado  otra  vez. 
Para  que  se  desagravien 
Los  filos,  que  la  razón 
Sólo  desnudó  en  las  paces. 
El  padre  y  el  hijo  son 
Uno  mismo  en  dos  mitades , 

Y  estando  inútil  la  una. 

Por  viejo,  en  mi,  á  la  otra  parte 
De  ral  mismo  la  encargué 
Que  este  acero  gobernase. 
Mas  viendo  aliora  (|ue  aquesa 
Hoy  tan  mal  regirla  sabe. 
Vuelva  estotra  mitad  mia 
Olra  veza  gobernarle. 
Esgrímale  la  cordura , 
No  el  rigor,  para  que  ande 
Espada,  que  honrada  ha  sido, 
Bien  regida  como  antes. 

Y  vos,  hidalgo,  advertid, 
Que  en  casas  tan  principales 
Ño  alentéis  la  juventud 

Ni  apoyéis  atrocidades. 

SERRAI.LONCA. 

Mira  ,  Señor,  que  no  es  justo 
Que  la  espada... 

tlO:i  BERNARDO. 

Aparta,  infan-.o. 
No  traiga  espada  quien  sólo 
Para  delitos  la  trae.  {Vase.) 

FADRÍ. 

Vive  Dios ,  que  ha  sido  mengua  , 
Aun(|ue  debes  respetarle , 
Sufrir  tanta  demasía. 

SERRALLONGA. 

Entre  todas  mis  nialdailes, 
Sólo  me  ha  quedado  bueno 
Este  respeto  á  mi  padre. 

Sale  ALCARAVÁN. 

ALCARAVÁN. 

Va  supe  la  cansa,  donde 
Te  quiere  hablar  esta  larde 


inio  enigma, 
El  cubertísimo  ángel. 
Que  su  criada  en  la  iglesia 
Me  esperó  para  informarme. 

SERRALLONGA. 

Pues  adiós,  Kadri ,  que  es  fuerza 
Acudir  al  punto;  dame 
Tu  espada  y  delante  guia. 

ALCARAVÁN. 

Dóítela  y  guio  delante. 

SERRALLONGA. 

Vuelve  i  cerrar  mientras  vuelvo. 

FADRf. 

Aquí  me  hallarás  constante. 

SERRALLONGA. 

Valiente  estoy  con  tu  ayuda. 

FADRÍ. 

Siempre  estaré  de  tu  parto. 

SERRALLONGA. 

Han  de  morir  los  Caderes. 

FADRÍ. 

Corran  de  su  sangre  mares. 

SERRALLONGA. 

Pues  callar  y  obrar,  Eadri. 

FADRf. 

Silencio,  y  las  obras  hablen. 
{Vanse.) 

Salen  DOÑA  JUANA  i  FLORA. 

FLORA. 

Va  le  di  al  criado  señas 
De  la  casa. 

DOÑA  JUANA. 

Ya  vendrán. 

FLORA. 

Confieso  que  es  muy  galán 

El  hombre  con  quien  te  empeñas ; 

Pero  á  mucho  le  resuelve 

Tu  amor.  ¿Tú  hablarle  en  tu  caso? 

DOÑA  JUANA. 

Amor,  que  rocas  abrasa , 
Mi  honor  en  cenizas  vuelve; 
Él  no  sabe  quien  yo  soy, 
¿Pues  qué  resultar  podría' 
Si  él  lio  sabe  que  es  la  mia 
Aquesta  casa  en  que  estoy? 

FLORA. 

Hoy  que  son  Carnestolendas , 

Que  se  suelen  celebrar 

Tanto  en  aqueste  lugar. 

En  cualquier  mujer  de  prendas , 

Hoy  la  costumbre  dispensa 

Loque  el  recato  prohibe; 

Mas  amándole,  recibe 

Tu  honor,  con  llamarle,  ofensa; 

Fuera  de  que  en  casa  tiene 

Otro  peligro  mayor. 

Si  tu  hermano  y  mi  señor 

Don  Carlos  Torrellas  viene 

DOÑA  JUANA. 

Flora,  no  me  persuadas. 
Mejor  será  que  me  alabes 
A  don  Alonso  de  Chaves, 
Pues  iii;ÍB  fon  esto  me  agradas. 

I';:,:-   Iíi       -:   .r   IM 'IcCÍda  , 

S   '  '.!  quiero; 

í-i  •  ;  •  ¡r  MI  acero 

il:,'  ^       .„MÍda, 

,1       ,  ,  I   v     :.  M'ic  obligado. 


5(18  COME 

FLOIA. 

Salgo,  pues ,  que  me  p.trec* 

Que  deben  ya  de  esperar 

En  la  calle.  {Vo 

DO.^A  IVk:tk. 

Ve  á  llamar 
A  quien  mi  afición  merece. 
Amor,  si  soy  lus  despojus. 
Ardo  en  disculpable  fueí-'o, 
Pues  lo  que  en  todos  es  ciego» 
Viene  i,  mi  abiertos  los  ojos. 
En  mi  obligación  empieza 
Mi  amor,  y  siendo  mujer. 
Amar  por  agradecer 
Fué  mudar  naturaleza ; 

Y  aunque  es  viciosa  inquietud  , 
Amor  torciendo  su  oficio, 
l'or  ser  oficio  tan  vicio 
Empezando  por  virtud , 
El  rostro  encubrir  me  tengo. 
Porque  no  sepa  que  estoy 
En  mi  casa ,  ni  quien  soy. 
Sino  que  á  esta  casa  vengo 
Con  el  disfraz  destos  dias , 
Donde  la  licencia  pasa 
A  entrarse  en  cualquiera  cas» 
Con  comunes  alegrías. 
Sin  que  aquesto  se  murmuro; 
Diréleque  es  de  una  amiga 
Esta  casa ;  esto  me  obliga 
P»ra  que  más  me  asegure. 

Salen  SERRALLONGA  t  FLORA. 

SEnR«Ll.o:iGA. 

iCotró  mi  criado? 

FLOB*. 

Si; 
Mas  dljele  que  se  fuera. 

Y  fué  á  la  calle  á  esperaros 
Para  dar  menos  sospecha. 
Allí  está ,  llegad  á  hablarla  , 
Pero  con  recato  sea , 
Que  esta  casa  es  de  una  amiga 

Y  en  ella  hablaros  intenta 
Mi  ama.  (Vase. 
(Pénese  doña  Juana  una  mascarilla. 

SERRALLOMGA. 

Seré  de  mármol 
Suspendido  en  su  bellcz.i. 
Descubrid  ,  hermoso  asombro, 
El  velo,  que  avaro  niega 
Esa  breve  sombra  al  día 
De  ambiciosa  ü  de  grosera. 
>unca  amaneció  tan  tarde; 
Mirad  que  el  mundo  se  queja 
Que  se  esté  en  medio  del  dia 
Reacia  la  noche  negra. 
Si  junto  del  sol  .eclipsan 
Al  sol  nubes  avarientas: 
i  Mas  cuándo  fueron  del  sol 
Pretendidas  las  tinieblas? 
Amaneced ,  luz  hermosa , 
Porque  jo,  como  me  tea 
Pidiendo  al  planeta  tardo 
Ya  ardores  y  ya  influencias. 
Estaré  mal  con  el  dia 
En  que  tuvo  el  sol  pereza. 

DOÑA  jua:<a. 
Señor  don  Alonso,  amor. 
Que  ejecata  como  deuda , 
Todo  el  mérito  le  quita 
A  la  elección  ó  i  la  estrella. 
Yo  no  os  debo  nada  á  vos ; 
Dejadme  olvidar  y  sea 
Conocimiento  el  amaros 

Y  no  el  pagaros  nobleza. 
Sólo  inclinada  os  admito; 
Que  es  de  misafeclos  mengua , 
Que  no  os  ame  porque  os  ame , 


AS  ESCOGIDAS  DK  DO.^  FRAtiasCO 

Sino  porque  os  agradezca. 

Muy  absoluta  en  el  alma 

Toda  el  alma  señorea 
!.)    La  parte  de  agradecida , 

Y  ningún  lugar  le  deja 

A  la  fe  de  enamorada; 

Pues  para  que  asi  no  sea  . 

Quiéraos  yo  como  inclinada. 

No  de  agradecida  os  quiera ; 

Prefiera  el  mérito  ahora. 

Pues  á  pesar  de  la  deuda , 

Lo  que  le  quito  á  la  paga 

Se  lo  añado  á  la  fineza. 

Viva  ,  pues ,  mi  fe  tan  pura... 

;Ma3  ay  de  mi!  gente sueua. 

Sale  FLORA  asustada. 

FLORA. 

i  Mi  Señor! 

DOÑA  JUAN». 

¡Válgame  el  cielo! 

SERRALLONGA. 

¿  Pues  qné  os  asusta  y  altera  ? 

DOXA  JBA!»A. 

Idos  presto,  idos  aprisa  , 
Que  soy  más  de  lo  que  piensan ; 
Turbada  estoy.  Y  mi  padre... 
Mi  hermano... 

FLORA. 

Mirad  que  llegan. 

DO^A  JOANA. 

Idos  aprisa ;  anda  Flora ; 
Kcliale  por  la  otra  puerta 
Del  jardin,  y  vuelve  luego 
Dando  á  la  calle  la  vuelta. 

SERRALLO:tGA. 

A  estos  desaires  se  pone 
Quien  no  sabe  donde  entra. 

{Yanse  Serrallongag  Flora) 

Sale  DON  C.\RLOS. 

DOM  CARLOS. 

¿Flstissola? 

DOÑA  ICk^k. 

Sola  estoy. 

DON  CARLOS. 

«No  ha  venido  doña  Elena 
Ni  las  damas  (jue  esta  nuche 
lian  de  ir  contigo  á  la  liestaf 

DOÑA  JUANA. 

No  han  venido. 

DON  CARLOS. 

¿Quién  estaba 
Contigo  aquí? 

DOÑA  JUANA. 

¿Hablas  de  veras? 
DON  cÁni.os. 
De  veras  lo  digo,  y  tanto... 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué  tienes ,  Carlos?  ¿qué  piensas? 

DON  CARLOS. 

Tengo  una  hermana ,  que  basta 
Para  tener  muchas  penas. 

DOÑA  JUANA. 

¿Pues  qué  dices? 

DON  CARLOS. 

Doña  Juana, 
Hay  cosas  de  tal  manera  , 
Que  no  hay  modo  de  decirlas, 
Aunque  decirlas  es  fuerza. 
Solo  digo  (Ap.  Sola  esta 
Parece  es  necia  sospecha.) 
Que  no  hay  vidas  que  á  mi  honor 
Harías,  Juana ,  se  parezcan 


Para  quitar  mi  venganza. 
Si  en  algún  tiempo  se  mezcl» 
Con  la  de  algún  Serrallong» 
La  sangre  de  los  Torrellas. 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué  dices?  ¿  Estás  en  ti  ? 
Juzgo,  don  Carlos,  que  sueñas. 
¿Esa  libertad  me  dices? 
Vive  Dios,  que  si  no  fueras 
Mi  hermano...  ¿  Qué  Serrallonga 
Es  el  que  dice  tu  lengua  1 
Vuelve  en  ti .  que  si  importara 
Que  satisfacción  te  diera. 
Por  todos  los  cielos  juro. 
No  sólo  que  tus  sospechas 
Son  falsas ,  mas  que  en  mi  vida 
Le  he  visto,  ni  se  me  acuerda  , 
Ni  conozco  á  Serrallonga. 
¿Quieres  más? 

DON  CARLOS. 

VoTi  á  la  puerta 
Desde  el  coche  del  Virey, 
Pasando  acaso  por  ella  , 
Entrarse  acá  dentro  un  hombre 
Que  en  el  talle  y  en  las  señas 
Me  pareció  á  Serrallonga  ; 

Y  el  respeto  y  la  presencia 
Del  Virev,  no  dejo  entonces 
Averiguar  mi  sospecha. 
Vine  en  pudiendo  á  mi  casa , 

Y  aunque  poco  indicio  sea , 
Como  es  tanto  el  odio  mió 
Sin  que  en  el  alma  cupiera. 
Salir  quiso  en  amenazas 

Y  brotó  luego  á  la  lengua. 

DOÑA  JUANA. 

Esto  es  verdad. 


Sale  FLORA. 

FLORA. 

Para  entrar  pide  licencia 
Dernardo  de  Serrallonga. 

DON  CARLOS. 

iQué  es  lo  que  escucho! 

DOÑA  JUANA. 

¡Hay  tal  nueva' 

DON  CARLOS. 

Y  si  acaso  esta  visita... 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué  me  miras?  ¿Hay  tal  tema? 
Digo  que  no  le  conozco. 
(Ap.  Dueño  es  esto:  si  supiera 
Que  es  mi  dueño  don  Alonso...) 

DON  GARLOS. 

;Que  á  mi  casa  se  me  venga 
El  padre  de  mi  enemigo! 
¡Vive  Dios... 

DOÑA  JUANA. 

Sabe  que  intenta... 

DON  CARLOS. 

De  cólera  estoy  temblando; 
Entre. 

FLORA. 

Va  tenéis  licencia. 
Sale  DON  BERNARDO. 

DON  BERNARDO. 

Extraña  se  os  habrá  hecho 
Esta  visita  tan  nueva. 

DON  CARLOS. 

Vo  OS  confieso  que  la  extraño. 
Hablad. 


EL  CATALÁN  SERRALLO>(GA ,  Y  DANDOS  DE  BAUCELONA. 


DOK  BEKHARDO. 

De  espacio  os  quisiera. 
Do:«  cÁiaos. 
Yo  nunca  i  mis  eneiiiií;os 
Los  hablo  con  tanla  flema  , 
Ni  dentro  en  mi  c;isa  misma; 
Y  asi ,  salgamos  afuera, 
O  al  portal,  para  que  tos 
Podáis  hablar  fuera  della 
r.on  más  libertad ,  y  yo 
Responder,  sin  que  parezca 
Que  el  estar  dentro  en  mi  casa 
Le  da  más  hrio  á  mi  lengua. 
(Entrante  por  una  puerta,  y  salen  por 
otra.) 

¡  Válaame  el  cielo !  ¿  Qué  interna 
)li  hermano?  Yo  s.ilt;o  i  oirlos. 
Aunque  parezca  indecencia. 

D0:«  CARLOS. 

Ta  estamos  en  el  portal ; 
Denme  los  cielos  paciencia 

D0.'«   BERXAKDO. 

¡Qué  lejos  estáis,  don  Carlos, 
De  mi  intención  jiisia  y  buena  1 
No  como  á  eneni¡;.'0  os  busco, 
No  es  rencor  el  que  me  lleva. 
No  es  odio  el  que  aquí  me  trac; 
Antes  es  celo,  que  intenta 
Reconciliar  estos  odios 
Que  nuestras  vidas  inquietan. 
No  duren  en  pechos  nobles 
Venganzas  que  lienen  hechas 
En  lo  más  hondo  del  alma 
La  raíz  que  las  sustenta. 
Con  harta  sangre  están  va 
Lavadas  estas  ofensas, ' 
No  hay  rastro  ya  que  las  siga, 
Borradas  están  las  señas; 

Y  si  alguna  hay,  es  porque 
La  venganza  las  acuerda. 
Ya  está  contento  el  honor, 
Que  tiene  limite  y  rienda 
En  las  vidas,  y  cl'furor 
Es  el  que  no  se  contenía. 
El  perdón  ó  la  venganza 
Hemos  de  elegir  ;  pues  ca  , 
L"no  de  los  dos  elija; 

Dios  en  el  perdón  se  emplea , 
El  hombre  en  venganza  trata  , 
Bien  se  ve  la  diferencia. 
Dios  se  vengará ,  si  acaso 
La  venganza  fuera  buena ; 
Luego  el  perdonar  es  honra 

Y  la  venganza  bajeza , 
Pues  que  solo  Dios  perdona 

Y  solo  el  hombre  se  venga. 
Háganse  estas  amistades, 
Narros  y  Caderes  sean 

L'nos  propios ,  y  escuchadme , 
Para  que  tenga  la  fuerza 
Ayudada  con  la  sangre 
Aquesta  amistad  estrecha , 
Yo,  don  Carlos,  tengo  un  hijo. 
Que  sobre  heredar  mi  hacienda, 
Que  no  hace  el  valor  melindre 
Hablando  dcstas  materias , 
En  tratar  del  interés, 
Que  es  la  mejor  conveniencia. 
En  fin,  ya  le  conocéis. 
Mi  hijo  "por  su  nobleza  , 
Por  su  valor,  por  sus  parles 
ÍAunque  con  alas  de  ceraj 
Pretende  subir  al  sol 
De  vuestra  hermana  en  belleza. 

Do>'  CAni.os. 
¿Mi  hermana  con  vuestro  liijo? 
¡Buena  igualdad!  ;, Qué  dijera 
Cataluña  y  ledo  el  mundo? 


DOMA  JUANA. 

Apártate,  hermano,  y  deja 
Que  á  tan  resuelta  osadía 
c;asligue  yo  con  la  lengua  , 
Que  es  la  más  cruel  espada , 
Pues  es  herida  la  afrenta. — 
¿Qué  airevimiento  ha  movido 
Tu  voz?  ¿Y  qué  violencia. 
Para  pronunciar  agravios 
Que  á  mi  vanidad  se  atrevan  ? 
¿Yo  con  tu  hijo?  ¿Qué  dices? 
í,Cuándo,  si  el  Bóreas  anhela 
Subir  al  Olimpo  altivo 
Que  más  que  las  nubes  trepa , 
En  la  mitad  del  camino 
Cansado  el  Bóreas  no  queda? 
¿  Cuándo  vapor  contra  el  sol 
Se  tejió  va  nubes  ó  en  nieblas, 
Que  á  sus  rayos  no  quedase 
El  roto  y  ellas  deshechas? 
Suban,  pues ,  al  sol  y  Olimpo, 
Ya  altivas  ó  ya  groseras, 
En  viento  esas  osadías 

Y  en  vapor  esas  ofensas ; 
Que  del  Olimpo  y  el  sol 
Al  ardor  y  á  la  eminencia 
Quedará  el  vapor  sin  forma. 
Quedará  el  viento  sin  fuerza. 

DON  BERNAIIDO. 

Sin  duda  alguna,  don  Carlos 
(Que  á  vos  por  d:ima  os  respeta 
Mi  nunca  olvidado  estilo). 
Que  según  vuestra  respuesta. 
Aun  no  me  habéis  conocido. 
Sabéis  que  en  la  paz  y  guerra 
Bernardo  de  Serrallonga, 
Por  su  espada  y  su  nobleza , 
Fué  espejo  de  Barcelona 
Como  aquesta  cruz  lo  muestra. 
¿Conoceisme? 

DON  CARLOS. 

Ya  os  conozco ; 
Quizá  si  no  os  conociera 
No  hubiera  sentido  tanto 
La  caduca  intención  vuestra ; 
Mas  porque  os  conozco  tanto. 
Me  ha  enojado  vuestra  lengua ; 
Pero  por  viejo  os  perdono. 

DON  BERNARDO. 

Vive  Dios,  que  mi  nobleza 

Es  timbre  de  Barcelona  , 

Es  mucho  más  que  la  vuestra; 

Y  aunque  caduco,  esta  espada... 

DON  CARLOS. 

Castigara  mi  soberbia 
Esa  desvergüenza  ahora, 
A  no  mirar  que  era  mengua 
Matar  á  un  muerto,  que  ya 
Alienta  y  respira  apenas. 

DON  BERNARDO. 

Ahora  verás,  cobarde. 

DON  CARLOS. 

¡Oh  qué  graciosas  quimeras! 
Idos  aprisa  ,  idus  luego  ; 

Y  para  que  no  parezca 
Que  por  viejo  me  adelante 
Con  vos  en  esta  respuesta. 
Un  hijo  tenéis  que  es  mozo. 
Andad ,  decid  que  os  defienda; 
Idos  aprisa. 

DON  BERNARDO, 

Ya  voy. 

DOÑA  JUANA. 

Vamos ,  por  loco  le  deja. 
i  ; Oh  que  unión  tan  acertada, 
,  .Serrallongas  y  Torrellas! 

(Vante  doña  Juana  y  ion  Curtos  , 


DON  I 

¡  Quedamos  buenos ,  honor ! 
Canas  ,  decid  ,  ¡  quedáis  buenas  I 
¿Qué  ocasión  busca  la  vida 
Si  no  acaba  en  esta  afrenta? 
¿  Yo  ultrajado  de  don  Carlos? 
¡Mal  haya  el  hombre  que  lleg) 
A  tiempo,  que  estando  vivo, 
Rsta  muerto  á  su  defensa ! 
Voy  á  buscar  á  mi  hijo; 
Adiós,  casa,  donde  quedan 
Tantos  lestifíos  que  parlen 
Mis  desprecios,  mis  ofensas^ 
l^tue  pues  las  paredes  oyen , 
También  hablarán  sin  Icnjiua. 
Ea,  pies  torpes,  andad 
A  buscar  quien  os  defienda  ; 
¿  Dónde  vais ,  pasos  cobardesl 
¿Donde  camináis?  ¿qué  senda 
Hacia  mi  venganza  os  guia? 
¡Qué  sin  tino,  qué  sin  rienda. 
Las  calles  piso  y  las  plazas 
Con  plantas  torpes  y  ciegas! 
Cielos,  ofensas  escucho 
Sin  poder  satisfacerlas. 
Ai|uel  que  no  tiene  manos, 
¡  Oh  nunca  tuviera  orejas ! 

Salen  SERRALLONGA  v  ALCA- 
RAVÁN. 

ALCARAVÁN. 

¿Que  volvieses  te  mandaron? 

SERRALLONCA. 

SI. 

ALCARAVÁN. 

Pues  la  calle  es  aquella. 
Pero  allí  viene  tu  pudre. 

SERRALLONCA. 

Apíñate ,  no  me  vea; 
1  orna  esta  espada ,  que  es  justo 
Que  aun  en  eslo  le  obedezca. 
Ya  me  ha  visto. 

DON  BERNARDO. 

Espera,  agiLirda, 
Hijo.  ¿Qué  escondes?  ¿qué  intentas? 

SERRAILO.NCA. 

Nada  ,  Señor. 

DON  BERNARDO. 

No  lo  ocultes. 

SERRALLONCA. 

Señor,  esta  espada  era. 
Que  cimio  enojado  hoy 
Me  privaste  que  Irajcra 
Espada  ,  yo  la  escoudia 
Por  no  quebrar  mi  obediencia 
El  orden. 

DON  BERNARDO. 

Ya  es  tiempo,  hijo. 
De  diferenciar  de  quejas ; 
Hoy,  evitando  venganzas 
Üc'rencores  y  de  ofensas. 
Cuerdo,  templado  y  piadoso. 
Te  quiíé  esta  espada  mesma; 
Y  hoy  mismo  (repara  cuánto 
l'n  ¡¡litante  diferencia) 
Te  vuelvo  ahora  la  espada 
Porque  vuelvas  á  usar  della. 
Va  puedes  traer  espada; 
Colige  tú  ahora ,  y  piensa 
Que  por  excusar  venganzas 
Te  quité  que  la  trajeras. 
Cuál  será  la  cansa  ahora 
Porque  otra  vez  te  la  vuelva. 

SERRALLORGA. 

Habladmc  claro.  Señor, 
i  Qué  decís?  Mirad  que  piensa 
Mi  temor  mil  desatinos, 
Mi'joresque  el  caso  sepa. 


E>TO 


COMKniAS  ESCOCIDAS  DK  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


DON  BERNARDO. 

Pues  para  hablarte  más  claro: 
Deseando  que  tuvieran 
Fin  aquestas  disensiones , 
Hablé  á  don  Carlos  Torrellas  , 

Y  pidiéndole  á  su  hermana 
(Las  lágrimas  no  me  dejan) 
Para  casarla  contigo, 

Me  respondió  de  manera 

Que  (mas  no  quiero  decirlo) 

Despreciando  mi  nobleza , 

Con  tantos  ultrajes  tuyos 

Que  no  es  bien  que  me  enternezca 

Cuando  mi  honor  pide  á  voces. 

Ardiendo  tibio  en  mis  venas  , 

Que  me  vengue  yo  en  tu  mano 

Pues  es  una  cosa  mesma. 

Hoy  te  dije ,  que  hijo  y  padre 

Un  todo  en  dos  partes  eran; 

Y  viendo  que  la  una  parte 
Se  portaba  sin  prudencia. 
Te  quité  la  espada  entonces, 
Creyendo  que  la  rigiera 
Mejor  esta  otra  mitad 

De  mi  mismo,  por  más  cuerda. 
Yo  la  traje ,  y  pues  tan  presto 
Di  della  tan  mala  cuenta , 
Razón  es  que  á  esotra  parte 
De  mi  mismo  se  la  vuelva ; 
Que  es  justo,  pues  le  la  quito 
Cuando  tan  mal  la  gobiernas , 
Que  tú  también  me  la  quites. 
Pues  no  he  sabido  usar  della. 

SSnRALLONGA. 

Pues  yo  vuelvo,  padre  amado, 
A  ceñirme  en  tu  defensa 
Esta  espada ;  ya  sé ,  padre , 
La  obligación  con <iue  llega; 
Fn  mucho  empeño  me  pones , 
En  mucho  hince  me  empeñas. 
Pues  de  mi  mejor  mitad 
X'ara  mi  esta  espada  apela. 
Pero  ya  que  me  la  ciño, 
llago  juramento,  puesta 
La  mano  sobre  la  cruz, 
Por  la  vida  que  me  alienta. 
Por  esas  luces  del  cielo 
Que  son  mariposas  bellas 
Que  en  el  luminar  segundo 
Trémulamente  se  queman, 
De  no  ver  al  sol  la  cara 
Hasta  dejarla  sangrienta 
En  su  sangre  fementida , 
Sin  dejar  de  los  Torrellas 
Una  gota  en  Barcelona, 
(Jue  mi  agravio  no  se  beba. 

DON  BERNARDO. 

Pues  esta  noche  concurren, 
(•onio  son  Carneslol'ndas , 
Todos  los  Caderes  j'...los 
Con  saraos  y  con  tiestas 
A  solemnizar  el  dia 
En  una  quinta ,  que  besa 
Los  muros  de  Barcelona. 

SERRALLONCA. 

Pues  buena  ocasión  es  esa; 
Vo  haré  i|iii'  Fadri ,  mi  amigo, 

Juntr  ró  ,     .■:■..  ,r    ,  .rna 

Su  is'  II    :    I  I  í  ¡.'n  hombres, 

Ycnl,      •;   I-,       ;   -  :,'     -11,1 
Qucilir  I  l:i    ¡■nuil  <'■,  siingre 
De  Caliere,  y  i  oiicll:is. 

DON  BERISARDO. 

Pues,  hijo,  á  vengar  mis  canas. 

SERRALLONCA. 

Pues,  padre ,  á  lavar  mi  ofensa. 


SERRALLONCA. 

¡  Vivan ! 

DON  IIERNARDO. 

¡Mueran  los  Caderes! 

SERRALLONCA. 

¡Mueran! 
{Vanse.) 

Salen  DON  CARLOS  y  EL  VEGUER, 
en  traje  de  máscara  los  dos. 

VEGOER. 

Calan  ,  don  Carlos ,  venís. 

DON  CARLOS. 

¿  No  vengo  bien  disfrazado? 

VEGUER. 

\o  hay  dama  ni  caballero 

De  nuestra  sangre,  entre  tantos  , 

Que  falte  á  la  fiesta. 

DON  CARLOS. 

Sólo, 

El  odio  antiguo  guardando, 

No  ha  venido  acá  ninguno 

De  la  facción  de  los  Narros. 

( Van  saliendo  uno  ú  uno  lodos  los  de  la 
máscara  bizarramente  .  y  entrán- 
dose, salen  con  mascarillas.) 

VEGUER. 

Y  Caderes,  ¿cuántos  vienen? 

DON  CARLOS. 

Esperad ,  que  van  pasando. 
¡  Bravos  disfraces! 

Famosos. 

DON  CARLOS. 

Pues  entremos,  ¿qué  aguardamos? 
Que  ya  la  música  quiere 
Empezar  el  festín. 

VEGUER. 

Vamos. 

( Vanse.) 


UUSICA. 

En  el  postrero  dia 

Que  le  permite  al  tiempo  la  alegría, 

Cuando  ufana  corona 

De  belleza  sus  calles  Barcelona, 

¥  en  vistosos  pensiles. 

Marzo  se  vuelve  ejércitos  de  Abriles, 

Entre  dulces  contiendas 

Haciendo  estaba  Amor  Carnestolendas: 

Arrímese  la  lengua  castellana. 

Que  alarde  quiere  hacer  la  catalana. 

Salen  DON  CARLOS  t  DOÑA  JUANA. 

UNA.  (Canta.) 
¿  Qué  ha  de  ser  de  una  dona 
Que  no  tiene  dinés? 

OTRA.  (Cunta.) 
Que  si  es  molí  fermosa , 
Ser  lo  peor  qui  es. 

UNA.  (Canta.) 
Aii.  ai/,  qué  dolor 
Que  tiene  al  cor. 

TODOS.  (Cantan.) 
¿  Y  de  qué  7 

UNA.  (Canta.) 
Esperen  y  lo  diré : 
De  ver  unaJuaneta, 
Que  es  bonita  y  discreta , 
y  sin  dinés 


P  ara  comprar  un  gibó. 
Con  buenpnssamán  de  or, 
EnBarselona. 

LAS  DOS.  (Cantan.) 
Dineros  y  más  dineros , 
En  cualquier  lengua  son  buenos. 

UNO.  (Cania.) 
Pues  de  los  mios  dirán 
Los  del  barrio  cortesano. 
Que  los  guardo  en  castellano 
y  los  niego  en  catalán. 

VOCES.  (Dentro.) 
¡Mueran  los  Caderes,  mueran! 

DON  CARLOS. 

¿Qué  es  aquesto? 

DO.ÑA  JUANA. 

¡Cielo  santo! 
FADRí.  (Dentro.) 
¡Romped las  puertas! 

SERRALLONCA.  (Dentro.) 
Mi  fuego 
Hará  ceniza  del  mármol. 

Sale  EL  VEGUER. 

VEGUER. 

;.  Qué  hacéis  en  Gestas ,  Caderes , 
Cuando  vienen  convocados 
De  ese  fiero  Serrallonga 
A  daros  muerte  los  Narros? 

DON   CARLOS. 

¿  Qué  haremos?  porque  los  más 
Casi  sin  armas  estamos. 

VEGUER. 

Procurad  haceros  fuertes. 
Mientras  yo  á  convocar  salgo 
La  gente  de  Barcelona 
Por  ese  postigo  falso 
De  la  quinta. 

SERRALLONGA.  (Dentro.) 
¡Mueran  todos! 

DOÑA  JUANA. 

Las  puertas  echan  abajo. 

DON  CARLOS. 

Pues  las  armas  que  pudieren 
Busquen  todos;  y  muramos. 

( Vanse.) 

Salen   SERRALLONGA,   DON   fíSR- 
NARUO,  FADRÍ  y  bandoleros. 

FADRÍ. 

Ninguno  quede  con  vida. 

SERRALLONGA. 

No  los  perdonéis,  soldados, 
Aunque  sin  armas  estén, 
Que  no  es  cortés  el  agravio. 

FADRÍ. 

¡Mueran  todos! 

SERRALLONGA. 

¡Todos  mueran! 

Riñen ,  ¿ntranse  acuchillando ,  y  sale 
DON  C.\RLOS  herido  y  sin  espada. 

DON  CARLOS. 

¡Amparadme,  cielos  santos! 

DON  RERNARDO. 

Este  es  don  Carlos  Torrellas. 

SERRALLONGA. 

Pues  muera  el  traidor  don  Carlos. 

DON  CARLOS. 

Sin  espada  estoy  y  herido; 
Mas  desta  sangre  me  valgo. 


lA  JUANA,  y  ¡e 


EL  CATALÁN  SERRALLONGA,  Y  BANDOS  DE  BARCELONA 

Huye  don  Cdrlot ,  y  a¡  ir  tras  él  Sur-  doña  juana. 

¿Noteühligo? 

DON  BERNARDO. 

QuOdatc  para  hijo  ingralo. 

DOÑA  JUANA. 

Quédate  para  bombre  infaine. 

SERRALLONGA. 

Amor,  Lonor,  esperaos. 

DON  DEBNARDO. 

¿Qué  resuelves? 

DÜÑA  JUANA. 

¿Qué  respondes? 

SERRALLONGA. 

Que  el  amor...  pero  es  agravio ; 
Que  el  honor. ..  pero  es  crueldad ; 
"■■"  ■    padre...  mas  soy  ingralo; 


raUonga,  sale 
detiene. 

SERRALLONGA. 

¡Muere,  traidor  I 

DOÑA  JUANA. 

Ten  la  espada. 

SERRALLONGA. 

¿Cómo  detienes  mis  pasos , 
Mujer? 

DON  BERNARDO. 

Mátale. 

SERRALLONGA. 

¿Quién  eres? 

DOÑA  JUANA. 

No  le  mates ,  que  es  mi  hermano. 
(Quitase  la  mascarilla.) 

SERRALLONGA. 

¡Válgame  el  cielo!  ¿Qué  miro? 

DON  BERNARDO. 

¿  Cómo  suspendes  el  braro? 

SERRALLONGA.  (.4p.) 

,  Hermana  de  mi  enemigo 
Es  mi  dama?  ¡  Extraño  caso! 

DON  BERNARDO. 

Dale  muerte. 

DOÑA  JUANA. 

No  le  males. 

DON  BERNARDO. 

Yo  te  incito. 

DOÑA  JDANA. 

Yo  le  amparo. 

DON  BERNARDO. 

Mira  que  ese  es  mi  enemigo. 

DOÑA  JUANA. 

Mira  que  aquese  es  mi  hermano. 

DON  BERNARDO. 

Tu  padre  soy. 

DOÑA  JUANA. 

Yo  tu  dama. 

DON  BERNARDO. 

En  mi  le  llama  tn  agravio. 

DOÑA  JUANA. 

En  mi  le  llama  tu  amor. 

SERRALLONGA.  (.4p.) 

¡  Fuerte  empeño !  ¡  Dulce  halago ! 

DON  BERNARDO. 

¿Qué  eliges? 

DOÑA  JUANA. 

¿Qué  escoges? 

SERRALLONGA. 

Digo... 


DON  r.ERNAROO. 

Mi  honor  llenes  en  tu  mano. 

DOÑA  JUANA. 

Mi  amor  está  en  lu  elección. 

DON  BERNARDO. 

Yo  te  irrilo. 

DOÑA  JUANA. 

Yo  le  aplaco. 

DON  IIKRNARDO. 

¿Esias  eran  las  promesas? 

DOÑA  JUANA. 

¿  Estos  eran  los  halagos  ? 

DON  BERNARDO. 

¿No  le  muevo? 


Que  I 

Que  una  dama...  mas  soy  vil. 
I  Oh ,  quién  pudiera  en  dos  casos , 
Haciendo  dos  de  si  mismo, 
Matarle  con  la  una  mano 

Y  ampararle  con  la  otra 
l'ara obedecerá  entrambos! 
¿Pereque  dudo?  ¿Qué  espero? 
Este  es  el  medio  más  sabio. 
Esto  elijo.  Esto  resuelvo. 

VOCES.  (Dentro.) 
¡Dentro  están  lodos,  matadlos! 
¡  Prendedlos,  los  Narros  mueran  I 

Sale  FADRÍ. 

FADRl. 

¿Qué  esperáis?  ¿á  que  aguardamos 

Cuando  toda  Barcelona 

A  prendernos  se  ha  juntado? 

VOCES.  (Dentro.) 
¡Mueran  los  Narros! 

FADRÍ. 

Ya  llegan. 

SERRALLONGA. 

Pues  recoge  tus  soldados , 

Y  al  monte  por  medio  dellos. 

FADRÍ. 

Dices  bien. 

SERRALLONGA. 

Pues  embistamos. 
Salen  EL  VEGUER  ,  DON  C.sr.LOS 

y  GENTE. 
VEGUER. 

¡Aquí  están,  maladlos,  mueran! 

SERRALLONGA. 

i  Oh  perros ,  yo  solo  baslo ! 

FADRÍ. 

Un  rayo  será  mi  acero. 

SERRALLONGA. 

Ved  que  esta  espada  es  un  r.-.yo. 

Vnlranse  acuchillando,  y  salín  SER- 
RALLONGA Y  DOÑA  JUANA /)orM«a 
puerta,  y  por  otra  FADRÍ  y  baüdo- 

I.EROS. 

SERRALLONGA. 

Ven  conmigo. 

DOÑA  JUANA. 

Ya  te  sigo, 
Aunque  sin  alma. 

SERRALLONGA. 

Pues  vamos. 

FADIli. 

¿Serrallonga? 

SERRALLONGA. 

Si,  yo  soy. 


FADRÍ. 

¿Y  tu  padre? 

SERRALLONGA. 

Ya  está  en  salvo, 
Que  nadie  le  ha  conocido. 

FADRÍ. 

¿Qué  esperas?  Sigue  mis  pasos. 

SERIIALLONGA. 

Al  monte. 

fadrI. 
Al  monte. 

SERRALLONGA. 

¿Qué  temo 
Si  llevo  al  sol  en  mi  amparo? 

DOÑA  JUANA. 

¡  Ay  amor,  en  queme  has  puesto ! 

FADRÍ. 

¡  Oh  amistad ,  cuánto  te  pago ! 

SF.RRALIONGA. 

Yo  haré  que  se  acuerde  el  mundo, 
A  pesar  de  mis  agravios. 
Del  Catalán  Serrallonga , 
Los  Caderes  y  los  Narros. 


JORNADA  SEGUNDA. 

;    DON    FRANCLSCO    DE    ROJAS.] 

Sale  DOÑA  JUANA ,  sola. 

DOÑA  JDANA. 

¡  Ah  de  las  grutas  del  monte ! 
¡Ah  de  ese  encendido  escollo 
Que  en  el  brasero  del  sol 
Se  esiá  acrisolando  rojo ! 
Bandidos  de  esas  montañas  , 
Ciudadanos  de  estos  polos. 
De  quien  es  madre  la  envidia , 

Y  de  quien  es  padre  el  ocio ; 
Los  que  habéis  prevaricado 
Por  vuestro  coraje  solo 

De  la  virtud  y  obediencia  . 
Los  cslaUítos  heroicos. 
Errados  jueces,  sí,  errados. 
Pues  cuando  falla  el  soborno 
A  las  culpas  de  pobreza 
Dais  la  sentencia  de  plomo; 
Bandidos,  pues,  que  heredasteis 
La  crueldad  por  patrimonio, 

Y  los  que  sobrando  el  mundo 
Aun  no  cabéis  en  vosotros; 
Candidos,  digo  olra  vez, 
Desleales,  codiciosos. 

A  la  voz  del  oro  atentos , 
A  la  de  mi  llanto  sordos, 
Juana  os  llama. 

Sa!cn  por  distintas   partes  CI.'ATRO 
BANDOLEROS  v  ALCARAVÁN. 


Ya  le  oigo. 

DOÑA  JU^NA. 

ayudéis... 

OTRO. 
PufS  ,. 
DOÑA  JUANA. 


OTRO. 

pena  ig 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


doSa  ;ua:^a. 
El  mijoT  mal... 

Ya  le  aguarJo. 
doSa  jua:xa. 
(¡ne  han  llorado  humanos  ojos. 

uno. 
Per  ll  le  vengo  á  sentir. 

Sale  FADRt. 

fadrI. 
Yo  también  poril  le  lloro. 

DOÑA  JUAISA. 

Pues  estadme  ahora  atentos. 

TODOS. 

Ya  estamos  atentos  todos. 

DOÑA  JUANA. 

Yo  soy  aquella  matrona 
Cuya  "fama  y  nombre  heroico 
Grabado  tienen  á  un  tiempo 
Las  cortezas  de  esos  troncos. 
La  que  de  mi  amor  llevada  , 
Wi  honor  antiguo  pospongo 
Por  seguir  de  una  pasión 
Los  impulsos  amorosos. 
Yo,  con  vuestro  capitán. 
Habrá  seis  años  que  corlo 
Contra  el  miedo  las  montañas 
\  contra  el  temor  los  sotos. 
La  que  adora  á  Serrallonga, 
La  que  por  su  gusto  solo 
Me  privo  de  mi  razón 

Y  á  la  suya  me  antepongo. 
Aquí  lisia  ala  malicia, 
Aquí  codiciosa  al  robo. 
Son  objetos  de  mis  iras 
Cuantos  arbitran  mis  ojos. 
La  crueldad  es  mi  ejercicio, 
La  muerte  mi  desenojo. 

La  impaciencia  es  mi  piedad 

Y  mi  perdón  los  oprobios. 
Si  dulce  para  halagarme 
Se  allana  el  manso  l'abonio. 
Con  mi  fuego  á  su  cariño 
Le  retrocedo  los  soplos. 

Si  el  cierzo  en  los  riscos  brama , 
A  este  si  que  le  perdono, 
Pues  lo  que  hiciere  deairado 
Sle  agasaja  por  furio.^o. 
Si  bajo  sedienta  al  prado. 
Sangre  represada  .sorbo, 
Que  en  las  lazas  de  las  Dores 
Brinda  la  crueldad  del  soto. 
Si  hambrienta  busco  alimento, 
Plantas  racionales  corlo, 

Y  con  salvas  de  sus  quejas 
Mal  disfrazadas ,  las  como. 
En  la  fragua  de  mi  pecho 
Bronce  más  nuevo  me  forjo ; 
Bronce  y  cera  de  un  compuesto 
Tan  contrario  lo  uno  de  otro. 
Que  sólo  a(|uesla  disculpa 

Le  estoy  consultando  al  odio; 
Para  mi  amante  es  la  cera, 
La  dureza  para  lodos. 
Esle  ,  pues,  á  quien  venero. 
Este ,  pues,  á  quien  adoro 
Por  galán  sin  artilicio. 
Pues  al  descender  airoso 
Se  cae  bien  sobre  si  mismo 
Gigante  de  esos  escollos. 
Esle  há  que  falla  dos  dias , 

Y  vagando  los  contornos 

De  esas  montañas,  que  asaltan 
Con  impulso  belicoso 
Por  escalas  de  peñascos 
Los  azules  promontorios; 
No  ha  habido  en  el  campo  aprisc 


Ni  gruta  en  el  monte  umbroso 
Que  no  examine  mi  afecto 
Antes  mucho  que  mis  ojos ; 
Resucitarle  i  bramidos, 
Cuando  perdido  le  lloro, 
Leona  demás  valor, 
Intento  con  mis  sollozos. 
Si  le  llamo,  con  mis  quejas 
El  eco  del  monte  propio. 
Como  no  encuentra  el  objeto 
Me  vuelve  su  nombre  solo. 
Él  falta,  y  prenderle  quieren  ; 

Y  si  vive,  yo  lo  ignoro; 

Si  preso,  i  qué  gran  desdicha  I 

Y  si  perdido,  j  qué  enojo ! 
Ea,  soldados  valientes. 
Hijos  que  ha  abortado  el  oro, 
Si  valientes  podéis  ser 
Cuando  vivís  codiciosos , 

Al  poblado,  al  monte,  al  llaoo, 
Averiguad  los  contornos; 
Al  soto,  al  valle,  ala  selva. 
Requerid  sauces  y  chopos; 
Al  riesgo,  al  daño,  á  la  herida , 
Posponed  lo  temeroso ; 

Y  si  la  gran  Barcelona 

Que  el  mar  sitia,  airado  monstruo 

A  quien  asaltando  él  mismo 

Él  mismo  sirve  de  foso. 

En  las  cárceles  le  oculta, 

i  Oh  cómo  os  espero !  ¡  oh  cómo 

A  la  venganza  resueltos, 

Si  antes  astutos  al  robo! 

¿En  dos  dias  descuidados , 

Sin  el  capitán  heroico 

Que  os  gobierne  los  despachos 

Y  que  os  corrija  los  odios , 
Estáis  y  no  le  buscáis? 
Vuestros  intentos  conozco. 
Que  como  por  libertad 

Sois  desla  montaña  asombros , 
Esa  poca  sujeción 
O  aquel  debido  decoro 
Que  le  guardáis  por  mayor 
Os  viene  á  servir  de  estorbox 
Pues  mirad  que  os  amenazo 
En  desenfrenados  soplos 
Con  el  fuego  de  mis  iras 
A  quien  mi  amor  pone  coto. 
Ea,gran  FadrideSau, 
Sostituye  el  cetro  tosco 
Deste  imperio,  donde  son 
Los  ciudadanos  los  troncos , 
Los  edificios  los  montes , 
Las  grutas  retiros  sordos , 
Esas  cisternas  sepulcros 

Y  los  riscos  mauseolos. 

Si  me  ayudáis,  ¡qué  leales! 

Si  no  venis,  ¡qué  ambiciosos! 

¡Qué  fieles  si  le  buscáis! 

¡ Qué  aleves  si  perezosos ! 

Ahora  os  he  menester: 

La  luz  que  alumbró  mis  ojos , 

Puesta  en  el  blandón  del  alma 

Apagó  violento  noto; 

La  llor  que  regó  mi  llanto 

En  dos  líquidos  arroyos. 

La  hoz,  segur  de  la.í  plantas, 

Segó  su  verde  cogollo. 

El  original  mejor 

Que  dibujó  el  pintor  docto. 

Sólo  se  ha  quedado  en  copia 

En  un  lienzo  de  mi  rostro. 

Vamos  buscándole ,  amigos , 

Haced  el  nombre  famoso 

Para  (|ue  el  mundo  os  celebre  , 

La  pluma  os  escriba  elogios. 

Soliciladle,  llamadle 

t'.on  cariños  amorosos , 

Para  que  la  fama  os  canle 

En  el  conlrapueslo  polo. 

Ayudadle ,  socorredle 


Con  el  acero  y  el  plomo. 
Porque  el  nombre  de  bandidoj 
Le  troquéis  en  generosos. 
Pagaréis  mi  ruego  á  un  tiempo. 
Deberos  la  vida  en  otro, 
Daréis  glorias  á  la  fama, 
Al  valor  blasón  heroico, 
Inmortalidad  al  pecho. 
Eternidad  á  mi  esposo; 
V,  en  lin ,  cumpliréis  á  un  tiempo 
Con  él ,  conmigo  y  vosotros. 

FADRl. 

Belona  desta  campaña, 
Venus  de  más  osadía, 
Pues  añades  cada  dia 
A  cada  rayo  nna  hazaña; 
Yo,  que  soy  su  fiel  amigo, 

Y  Acates  segundo  soy, 
A  correr  el  campo  voy, 

Y  que  he  de  buscarle,  digo. 
Aunque  le  guarde  y  oculte 
El  más  distinto  lugar, 

O  ya  le  hospede  la  mar 
O  ya  el  monte  le  sepulte; 

Y  pues  que  con  bizarría , 
Con  amistad  y  con  fe 

Yo  propio  me  reformé 
Por  darle  mi  compañía, 
Asostiluirla  vuelvo; 
V colérico  y  osado. 
En  desierto  y  en  poblado 
A  buscarle  me  resuelvo. 
Ea,  soldados  y  amigos, 
Buscad  vuestro  capiun. 

0X0. 

Hoy  estos  montes  serán 
De  nuestro  valor  testigos. 

FADRÍ. 

Si  preso  el  valor  le  halla, 
Asaltará  mi  pasión 
Del  Babel  de  la  prisión 
La  diamantina  muralla. 

OTRO. 

Si  perdido  le  esamino 
O  le  averiguo  ignorado, 
Será  para  mi  cursado 
El  más  remoto  camino. 

ALCARATAl». 

Y  yo  si  le  puedo  hallar. 
Pues  criado  vengo  á  ser, 
Donde  le  pueda  vender 
Me  pretendo  encriadar. 

FADRf. 

Pues  buscadle. 

TODOS. 

Ya  esperamos. 
fadrI. 
Seguidme. 

TODOS. 

Ya  te  seguimos. 

FADRÍ. 

Nuestro  capitán  perdimos. 

DOÑA  JUAXA. 

Vimos  á  buscarle. 

TOUOS. 

Vamos. 

FADRÍ. 

Y  nucsiro  afecto  disponga. 

DOÑA  JBAXA. 

Al  coraje  nuevos  bríos. 

TODOS. 

i  Al  monte! 

naja  SERRALLONGA,  herido,  por  i 
monte. 

SEBRALLOXCA. 

Soldados  mios, 
Ya  pareció  Serrallonga. 


EL  CATALÁN  SERRALLONGA,  Y  BANDOS  DK  BARCELONA. 


riDRl. 
¿Adonde ,  amigo,  lias  csudo? 

DOÑA  JBASA. 

¿Dónde  ,  dulce  dueño  mío. 
Se  ba  elevado  tu  albedrlo  ? 

FABRf. 

¿Quién  le  ha  herido  y  te  ha  injuriado? 

ALCARATAS. 

Dinos.  ¿dónde  te  perdiste? 

c^o. 
¿Quién  suspendió  tu  valor? 

OTRO. 

¿Tú  el  rostro  sin  su  color? 

DOSa  JUANA. 

Y  tú,  ¿á  quién  la  muerte  diste? 

FADRÍ. 

Esta  suspensión  no  sé... 

DO.^A  JUANA. 

sin  VOZ  nos  dices  tu  agravio. 

FADRi. 

El  suceso  diga  el  labio. 

SERRALLONGA. 

Escuchad  y  os  lo  diré: 

Iba  la  antorcha  de  ese  cielo  ardiente 

A  apagarse  en  las  aguas  de  Occidente, 

Y  la  noche  emboscada. 
Viendo  la  luz  del  dia  desmayada. 
Con  trémulos  ensayos 
Les  dio  asalto  de  asombros  á  los  rayos: 
Cuando  en  la  falda  de  ese  monte  fiero 
Que  siempre  está  cayendo  y  se  está  en- 

[tero, 
Sobre  la  yerba  que  un  arroyo  baña  , 
Hice  de  un  roble  tienda  de  campaña; 
Mullo  la  hoja  de  un  cortado  ramo, 
La  capa  tiendo  y  al  descanso  llamo; 
Apenas  desia  suerte  [le. 

En  el  sueño  empecé  A  ensayar  la  muer- 
Cuando  al  primero  paso  siento  ruido, 
Armóme  de  valor,  pongo  el  oido, 
Habiendo  sido  en  tan  felice  calma 
El  corazón  despertador  del  alma. 
Oigo  algunas  pisadas  en  el  suelo. 
Yo  con  mucho  valor,  mas  con  recelo, 
Moviéndome  por  ver  lo  que  pasaba. 
Como  si  no  estuviese  donde  estaba, 
Previniendo  la  mano  con  el  brazo 
(Que  hay  tiempo  en  que  la  mano  es  em- 
Me  finjo  más  dormido,  barazo) 

Y  el  un  sentido  acusa  i  otro  sentido. 


La  ira  muy  sangrienta, 
La  parte  del  recelo  muy  atenta. 
Cuidadoso  el  cuidado,  [airado; 

Cuerdo  el  valor,  que  es  más ,  estando 
Cuando  un  hombre  mcmira  tan  atento. 
Que  se  estorbabade  su  propio  aliento. 
Hacia  mi  se  acercaba 
No  queriendo  pisar  lo  que  pisaba ; 
Miróme,  y  conocióme, 
Volvióme  á  requerir,  pero  temióme; 
Hizo  una  seña,  llega  alguna  gente; 
Cércame  uno  cobarde,  otro  valiente ; 
Este  entiende  cogerme  descuidado; 
Aquel  teme  si  acaso  he  despertado; 
Uno  se  llega  más ,  otro  se  larda ; 
Aqueste  anima  á  aquel  que  seacobarda, 
Y  otro  á  todos  reparte  y  acaudilla ; 
Levantóme  y  asusto  la  cuadrilla. 
Era  el  Veguer  caudillo  desta  gente; 
Disparo  el  pedernal,  y  el  plomo  ardlen- 
Con  la  pólvora  y  balas  repetidas,  [te 
Me  quila  dos  estorbos  en  dos  vidas. 
Corro  venciendo  voy  atropellando  ; 
Estos  á  los  de  arriba  están  llamando ; 
Aquel  quiere  atajarme  y  no  se  atreve; 
l'no  me  va  i  embestir,  hallóle  nieve; 


Abrázaseme  un  hombre  por  un  lado, 
Pide  socorro,  llega  otro  soldado, 

Y  asidos  canes  á  la  presa  ardientes , 
Se  aprovechan  de  manos  y  de  dientes. 
Mas  yo  viéndome  asido  y  acosado, 

i  Me  dejo  descolgar  por  un  collado 
!  Que  es  mi  mejor  atajo, 

Y  asidos  fuimos  por  un  risco  abajo ; 
Pero  al  llegar  al  suelo, 
O  lo  pudo  el  valor  ó  quiso  el  cielo, 
Que  sacando  un  puñal  mal  satisfecho, 
Vaina  le  hice  de  su  propio  pecho. 
L'na  fuente,  al  coral  que  despedía 
Redujo  en  rosa  la  azucena  fria , 

Y  el  cristal  que  corria  por  el  prado. 
De  purpurase  hallaba  equivocado, 
Yhelada  su  corriente  al  campoufana, 
Siendo  de  [data  se  quedó  de  grana. 
El  otro ,  pues,  que  Via  airado  y  (¡ero 
La  muerte  de  su  propio  compañero. 
Para  no  me  irritar,  no  me  ofendía. 
Detenerme  intentaba  y  no  podia. 
Suelto  la  fuerza  toda  en  ira  tanta 

Y  esta  mano  le  arrojo  á  la  garganta, 

Y  en  lugar  de  ahogarle  más  sangriento, 
Cinco  respiraciones  di  á  su  aliento. 
Agonizando,  siempre  á  mi  abrazados. 
Yertos  ya,  pero  nunca  escarmentados. 
Puesto  esle  el  labio  entre  la  vena  fria 
La  sangre  que  este  arroja  se  bebia ; 
Yaunqueél  por  una  herida  la  exhalaba. 
De  la  sangre  de  estotro  se  ayudaba 
Cólera  desasiéndome  respiro; 
Despide  el  alma  el  otro  de  un  suspiro 
Dando  á  entender  con  ira  repetida 
Que  el  suspirarle  mata  y  no  la  herida 
Dejo  los  muertos  y  el  valor  avivo, 
Brujuleaba  la  luz  un  monte  altivo 
Cuya  falda  de  hiedra  nn  rio  baña. 
Los  brazos  levantaba  una  montaña , 

Y  al  competir  con  la  mayor  alteza. 
Presumen  que  es  soberbia  y  es  pereza; 
Cuando  ya  por  los  pobos  escondido. 
Le  «ncargué  los  sentidos  al  oido; 

Y  de  recelo,  al  tiempo  que  atendía, 
Muchas  veces  oyó  lo  que  no  oia. 
Temerosa  mi  píanta  al  llano  baja. 
Yo¡godecír:«¡AI  llano!  ¡ataja!  ¡ataja!i 
Sübome  en  el  copete  de  una  roca 

Y  con  industria  á  mi  valor  no  poca , 
Para  estar  más  seguro. 
Foso  hago  un  rio  y  la  montaña  muro 
Asáltame  el  Veguer  con  cien  soldados 
Los  pedernales  otra  vez  cargados 
Disparo  á  los  primeros  que  escondían; 
Otros  por  las  espaldas  me  ofendían: 
A  dos  hiero,  uno  mato,  otro  derribo, 

Y  por  desear  la  muerte  estaba  vivo; 
Quebróseme  la  espada , 
Pero  en  guerra  tan  fuertey  tan  trabada 
De  algunas  peñas  pardas 
Hice  trabucos,  tiros  y  bombardas,  [te 
Corrí  un  valle,  busquéla sendaal  mon 
No  la  hallé,  di  la  vuelta  áotrohorizonte. 
Conozco  por  las  señas  aqnel  risco,  [co; 
Deesas  grutas  encuentro  el  verde  aprís- 
Escuchóte  que  exhortas  mis  soldados, 
Salen  á  mi  venganza  destinados. 
Atajóles  el  paso,  llego  herido, 
Preguntaisme  el  suceso,  haheisle  oido; 

Y  pues  tengo  disculpa  á  mí  tardanza, 
Sólo  me  falta  ahora  la  venganza. 

DOÑA  JUANA. 

Vive  el  cielo  cristalino. 
Que  es  el  clarísimo  espejo 
Donde  el  estrellado  móvil 
Compone  los  dos  luceros, 
Que  hoy  á  la  venganza  tuys 
Disciplinando  mi  áltelo 
En  la  escuela  de  las  iras 
Ha  de  recitar  mi  incendio, 
i  Tú  herido  y  yo  no  vengada  ? 


¿  Tú  con  sangre ,  y  ese  centro 

No  se  anega  en  el  coral 

De  tantos  humanos  cuerpos? 

Yo  sola,  vive  mi  amor. 

Que  es  Dios  que  rígo  mi  pecho. 

He  de  salir  á  la  senda 

De  aquel  levantado  cerro. 

No  se  librará  esta  vez 

Ni  el  cobarde  pasajero, 

La  fiera  que  el  monte  cruza. 

Ave  que  discurra  el  viento, 

Árbol,  garzota  del  prado, 

Flor,  de  la  aurora  requiebro, 

Que  no  mueran  6  mí  enojo, 

En  mi  cólera  resuellos, 

Pa3.njero,  planta,  llor. 

Árbol ,  ave  y  fiera  á  un  tiempo. 

SERRALLONGA. 

Valiente  hermosura,  aguarda; 
Ese  enojo,  ese  despecho. 
Es  un  impulso  no  más; 
Yo  con  tus  ojos  me  templo; 
Ese  es  repentino  asalto, 
Este  es  sosegado  fuego; 
Ese  se  ataja  del  aire. 
Este  se  enciende  del  viooto. 
Poco  á  poco  la  venganza 
Tiene  seguro  el  acierto ; 
Apresurada  la  ira. 
Se  apaga  del  mismo  efecto ; 
Envejecido  el  dolor 
Cobra  fuerza  con  el  tiempo ; 
Atropellada  la  injuria 
Suele  producir  desprecios ; 

Y  asi ,  espera ,  sufre ,  aguarda , 
Pues  ves  que  aguardo  y  quo  ospcro; 
Que  considerar  la  ofensa , 

Hace  más  seguro  el  hecho. 

FADRl. 

¿Ahora  el  enojo  templas, 
Cuando  ese  monte  soberbio 
Produce  infames  soldados 
Todos  en  tu  seguimiento  ? 
¿Cuando  el  duque  de  Cardona , 
Que  preside  este  gobierno, 
Ofrece  dos  mil  ducados 
A  quien  te  dé  vivo  ó  muerto? 
Ea  ,  empieza  tu  venganza  , 
Solicilalc  sangriento. 
Obre  la  crueldad  ahora , 
Que  tiempo  hay  para  el  sosiego, 

Y  sirva  la  sangre  de  unos 
Para  ser  de  otros  ejemplo. 

SERRALLONGA. 

Pues  tú,  Fadri ,  como  amigo, 
Porque  cansado  me  siento. 
Puedes  por  esas  dos  sendas 
Vengarme  en  los  pasajeros;! 
Pero  no,  tráemelos  vivos . 
Ser  yo  quien  los  malo  quiero, 
No  es  venganza  la  venganza 
Hecha  por  impulso  ajeno. 

DOÑA  JUANA. 

Oyes ,  cúbreles  el  rostro, 
Que  enternecerme  no  quiero. 
Pues  cuando  lágrimas  miro. 
Muchas  veces  me  enternezco. 

fadhI. 
Pues  yo  voy. 

SEIlRALLONCA. 

Oyóme  ,  amigo ; 
(Ap.  Yo  estoy  con  mucho  recelf, 
Que  por  oro  y  libertad 
No  me  venda  algunos  desloa). 

FADRÍ. 

Argos  seré  de  lu  vida. 

SERRALLONGA. 

Yo  tu  amigo  verdadero. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  UE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


rADRl. 

Soldados,  seguidme  al  monte. 


FAfiRi. 

El  cielo  te  libre,  amén. 

{Yanse  Fadriij  los  bandoleros.) 

SERRALLONGA. 

Y  de  mi  me  libre  el  cielo. 

ALCARAVÁN. 

Yo  quiero  quedarme  acá 
Con  mi  amo,  que  supuesto 
()ue  ó  latere  soy  bandido, 
Mientras  no  ejerce  mi  dueño, 
Lo  estoy  yo  de  mis  aciones. 
(Ap.  Callar  y  escucharlos  quiero.) 

BO.ÑA  JUANA. 

¿Qué  sientes,  esposo  mió? 
hi  estás  fatigado,  haz  lecho 
De  la  grama  deste  prado, 
Yo  cou  músicos  requiebros 
Cantaré  mi  amor  constante. 

SERRALLONGA. 

No,  Juana,  no  lo  consiento; 
Esta  inquietud  que  me  oprime, 
Este  ahogo,  este  tormento, 
Es  cansancio  de  mi  vida  , 
No  llaqueza  de  mi  cuerpo. 

DO.ÑA  JUANA. 

iPues  qué  novedad  es  esta? 

SERRALLONGA. 

Este  es  un  advertimiento 
De  mis  yerros  y  polilla 
Que  me  está  gastando  el  pecho. 
Por  honra  vine  á  estos  montes 

Y  hallé  la  deshonra  en  ellos : 
Seis  años  liá  que  no  he  visto 
A  mi  padre ,  pobre  y  viejo ; 
En  Carroz,  aldea  mia, 

¿Qué  insultos,  dime,  do  he  hecho? 
¿  Qué  pasajeros  perdono  ? 
¿He  reservado  algún  templo? 
La  memoria  destos  daños 
Me  trae  confuso  y  suspenso; 

Y  aunque  me  falta  la  enmienda 
Me  sobra  el  conocimiento. 

ALCARAVÁN.  (Ap.) 

El  gran  Duque  de  Cardona 
Me  envió  con  un  pasajero 
Estos  doscientos  escudos. 
Porque  le  dijese  el  puesto 
Adonde  mi  amo  duerme. 
Yo  soy  criado  y  tómelos; 
Venderle  es  muy  gran  traición ; 
Volverle  el  dinero  es  yerro. 
Yo  tengo  bolsa,  y  con  él 
Almuerzo,  meriendo  y  ceno ; 

Y  pues  me  enseña  á  robar. 
Es  á  un  tiempo  mi  maestro. 
Será  mi  maestro,  bolsa; 
Soy  discípulo,  dineros; 
Para  ser  Judas  me  fallan 
Los  puerros  y  ser  bermejo. 

DOÑA  JUANA. 

Yo  tengo  más  que  sentir, 

Y  piensas  que  no  lo  siento : 
Don  Carlos  vive  por  mi 

Ya  sin  honra,  yo  me  veo 
Aqui  fingiendo  crueldades, 
Mintiendo  aborrecimientos. 
Si  á  alguno  le  doy  la  muerte , 
Es  de  piedad ,  porque  entiendo 
Que  el  dilatar  una  vida 
Que  espera  la  muerte  presto, 
Ks  injuria  y  no  clemencia; 

Y  así ,  cuando  a  alguno  ofendo, 
Piadosa  le  doy  la  muerte, 

y  deste  modo  aprovecho 


Que  me  imagine  cruel 
Cuando  ser  piadosa  intento. 

ALCARAVÁN.  (Ip.) 

Hé  rqui  que  sé  donde  duerme ; 
lié  aqui  también  que  le  vendo. 
¿Qué  dirán  de  mi  en  el  mundo? 
Ea ,  pues,  yo  hago  dos  pesos 
De  mis  dos  manos  ahora ; 
Kn  esta  pongo  el  dinero, 

V  en  estotra  el  qué  dirán ; 
Más  pesa  el  oro  por  cierto ; 
Carguemos  aqui  la  honra  ; 
Ks  chanza ,  la  voz  del  pueblo 
No  pesa  una  dracma  toda; 

La  opinión,  no  importa  un  bledo; 
El  puntillo,  es  un  punlillo; 
Vaya,  el  pundonor  es  cuento; 
La  fama ,  es  paja  la  fama ; 
No  hay  más  honra  que  el  provecho ; 

Y  sino,  vaya  ala  plaza 
Por  un  cuarto  de  carnero 
Con  toda  la  honra  del  mundo 
Cualquier  hidalgo  ab  eterno, 

Y  comerá  preeminencias; 
Vaya  yo  con  oro  viejo , 
Traidor,  ladrón  yjudio, 

V  hallaré,  si  bien  lo  advierto, 
Un  hidalgo  por  dos  reales 
Que  me  sirva  de  escudero. 

SERRALLONGA. 

¿Alcaraván? 

ALCARAVÁN. 

¿Qué  me  mandas? 
{Ap.  Yo  pongo  el  pliego  en  el  peche 

SERRALL0N«A. 

TÚ  has  de  hacer  por  mi  una  cosa. 

ALCARAVÁN. 


ALCARAVÁN. 

Si  tengo. 

ÍERRALLONGA. 

Para  ir... 

ALCARAVÁN. 

Doimepor  ido. 

SERRALLONGA. 

¡Qué  leal! 

ALCARAVÁN. 

Naci  gallego. 
.;  Adonde  quieres  que  vaya? 

SERRALLONGA. 

A  Barcelona. 

ALCARAVÁN. 

Esto  es  hecho. 

SERRALLONGA. 

A  inquirir  y  examinar 
Lo  que  hay  en  ella  de  nuevo, 
Qué  hay  de  don  Carlos  Torrellas , 
Saber  del  Duque  el  intento. 
Del  Veguer  saber  la  industria , 
De  mi  padre  los  sucesos; 
Y  como  vengas  de  allá 
Con  el  aviso,  te  ofrezco 
Darle  doscientos  escudos. 


(.4p.  Estos  son  otros  doscientos. 
Ahora  bien  :  yo  quiero  aqui 
Ser  traidor  con  dos  i  un  tiempo. 
Porque  serlo  con  el  uno 
Es  ya  muy  usado  y  viejo. 
Al  Virey  pienso  decirle 
De  Serrallonga  el  intento. 
Cogerle  lo  que  pudiere 
Y  volverme  al  campo  luego ; 


I  Allá  saber  lo  que  pasa 
Con  recato  y  con  silencio; 
Si  me  está  bien  el  Virey, 
Vender  á  mi  amo  pien?o; 
Si  me  está  bien  Serrallonga, 
Al  Virey  al  punto  dejo; 

Y  cogiendo  aqui  y  allí 
Doscientos  y  más  doscientos. 
Sin  vender  á  uno  ni  á  otro 

A  entrambos  á  un  tiempo  vendo.) 
Digo,  Señor,  que  me  place , 
Que  tu  precepto  obedezco, 
Que  iré  disfrazado  ahora. 
Que  inquiriré  los  sucesos. 
Que  por  ti  pongo  la  vida. 

SERRALLONGA. 

Pues  los  brazos  te  prevengo. 

ALCARAVÁN. 

(.1p.  Acabóse.)  Ya  le  abrazo ; 
Ahora  me  falta  el  beso. 

(Hace  que  le  besa.) 

SERRALLONGA. 

¿Qué  haces.  Alcaraván? 

ALCARAVÁN. 

Serrallonga,  yo  me  entiendo.  (Vase.) 

DOÑA  JUANA. 

En  la  margen  deste  rio 
Que  apacible  y  lisonjero 
Con  néctar  le  brinda  al  alba. 
Si  quieres,  descansaremos. 

SERRALLONGA. 

Pues  siéntate;  pero  escucha, 
¿Qué  es  aquesto? 

DOÑA  JOANA. 

Pasajeros , 
{Siéntase ,  y  suena  dentro  música 
y  grita.) 
Que  por  esta  primer  senda. 
Con  diversos  instrumentos. 
Desde  Carroz  á  Girona 
Van  caminando. 

SERRALLONGA. 

Estuchemos. 
UNO.  {Canta  dentro.'^ 
Cuatro  bandoleros 
Van  de  camarada , 
Uno  era  Serrallonga 
y  altra  su  amiga  Juana  ; 
Fararara , 

yaltre  Fadride  Sau; 
Pararon. 

TODOS.  {Cantan  dentro.} 

Y  altre  Fadrí  de  Sau; 
Pararon. 

ONO.  {Canta  dentro.) 
Ploran  las  miñonas , 
Ploran  de  tristor. 
Que  á  Juan  de  Serrallonga 
Portan  á  la  prisión; 
Fararara. 

TODOS.  {Cantan  dentro.) 
Portan  á  la  prisión; 
Farararon. 

SERRALLONGA. 

¿Antes  de  prenderme  escriben 
Canciones ,  coplas  y  versos  ? 
¿Y  ya  me  lloran  las  damas 
Antes  de  mirarme  preso? 
Presagios  me  vaticinan 
Este  infelice  suceso ; 
Pero  según  es  mi  vida. 
Sólo  de  mi  vida  temo, 
Que  aun  he  de  morir  peor 
En  mi  estado ;  y,  en  cfeto, 
Allí  escarmiento  seria 
A  cuantos  me  vieren  muerto; 
Y  aqui  escarmiento  á  mi  mismo; 


El.  CATALÁN  SERRALLONCA,  Y  liANDOS  DE  BARCELONA. 


Y  qiie  fuera  mejor,  creo. 
Ser  ejemplo  para  todos 
Que  ser  de  mi  solo  ejemplo. 

iso.  (Canta  dentro.) 
Juana,  ¡a  su  amiga, 
Al  su  herman  deshonró, 
y  donártela  muerte 
Al  cielo  prometió  ; 
Forarara,  ele. 

DOÑA  JOANA. 

¡Oh  fuerza  de  la  deshonra ! 
Que  aunque  yo  misma  en  mi  siento 
Que  á  Dios  ,  á  mi  patria  ,  al  mundo, 
A  mi  y  á  mi  hermano  ofendo, 
Como  no  hay  quien  me  lo  diga , 
No  parece  que  lo  veo ; 
Pero  escuchada  la  ofensa 
Hace  la  voz  tanto  esfuerzo 
A  la  sangre ,  cuando  es  noble , 
Que  se  alborota  en  el  pecho. 
Cuando  á  uno  falta  un  sentido. 
Los  demás  sentidos  vemos 
Que  participan  la  ofensa 
Del  oiro  que  está  suspenso. 
La  sangre  no  tiene  vibta. 
Tiene  oidos :  y  asi ,  es  cierto 
Que  como  le  falta  el  ver 
Tiene  el  oir  más  atento. 

o.\o.  {Canta  dentro.) 
Dernalde  Serrallonga , 
Per  soy  pi  ploró, 
y  para  que  le  prendan  , 
Ormaleix  le  entregó; 
Fararara,  etc. 

SEnRALlOSGA. 

iQué  mi  padre  me  ha  entregado? 
A  no  verme  libre,  creo 
Que  pudiera  esta  canción 
Hesucitarme  el  incendio; 
Pero  no  sé  lo  que  pasa, 

Y  vive  Dios  que  lo  temo. 
Pues  con  ver  que  no  es  verdad 
Estoy  creyendo  que  es  cierto. 

Y  si  á  mi  padre  enconirára , 
Vo  propio,  viven  los  cielos... 
Pero  aquesto  es  ilusión. 

UOÑA  JUANA. 


Mas  es  mi  hermano ;  ya  veo 
Que  tiene  razón  mi  hermano 
Y  que  yo  la  culpa  tengo. 
(Levántanse.) 

SERRALLONGA. 

Voz, ¿qué  intentas? 

DoSa  JUANA. 

Voz,  ¿qué  quieres 

SERRALLONGA. 

Profanar  con  graves  ecos... 

DO.ÑA  JUANA. 

filCDtir  con  dulces  lisonjas... 

SERRALLONGA. 

El  honor  de  un  padre  viejo. 

DOÑA  JUANA. 

ÍX¡  un  hermano  las  ofensas. 

SERRALLONGA. 

Darte  la  muerte  pretendo. 

DOÑA  JUANA. 

Aguaraame. ;  Ay  dolor  mió ! 

SERRALLONGA. 

Que  para  vengarme  llevo... 

DOÑA  JUANA. 

Que  llevo  para  injuriarte... 

SERRALLONGA. 

Mi  dolor  por  instrumento. 


DOÑA  JUANA. 

Por  ministro  mi  valor. 

SERRALLONGA. 

Por  ejecutor  mi  fuego. 

DOÑA  JUANA. 

¡Acábenme  mis  desdichas ! 


¡Oh  ,  máteme  mi  tormento! 
( Vanse.) 

Salen  FADRl  v  DOS  BANDOLEROS,  el 
uno  con  DON  BERNARDO,  y  el  otro 
con  DON  CARLOS,  aladas  las  manos 
y  cubiertos  los  rostros. 

FADRi. 

Aquestos  son  los  primeros  , 
Que  por  tan  justa  razón , 
Hoy  de  tanta  indignación 
Han  de  estrenar  los  aceros. 
Hoy,  por  su  infelice  suerte. 
Contra  el  humano  poder, 
En  este  monte  ha  üe  ser 
Sacrificio  de  la  muerte. 

UNO. 

Aqui  estaba  el  capitán. 

OTRO. 

Y  aquí  su  amada  con  él, 
La  divina  más  cruel 

Y  él  el  cruel  más  galán. 

fadrI. 
Pues  si  la  vista  no  miente 
Ella  tras  un  hombre  corre, 

Y  él  sus  enojos  socorre 
Desnudo  el  acero  ardiente. 

UNO. 

¡  Ah  instrumento  del  valor , 
Ministro  de  Marte  airado ! 

OTRO. 

i  Diosa  deste  despoblado. 
Madre  hermosa  del  amor ! 

FADRÍ. 

¡  Rey  destas  selvas  y  montes 
Por  naturaleza  amado  I 

C.NO. 

¡  De  la  belleza  dechado  !  , 

OTRO. 

i  Palas  deslos  horizontes ! 

FADRÍ. 

¡  La  que  da  voz  á  la  fama 
El  que  al  mismo  sol  asombra  ! 

Sa/M  SERRALLONGA  T  DOÑA  Jf  ANA 
con  los  puñales  desnudos. 

SERRALLONGA. 

Eso  soy  yo.  ¿Quién  me  nombra? 

DO.ÑA  JUANA. 

Esa  soy  yo.  ¿Quién  me  llama? 

FADRÍ. 

Esos  pasajeros  son 

Los  primeros  desdichados 

Que  encontraron  tus  soldados. 

SERRALLONGA. 

Vienen  á  buena  ocasión. 

FADRi. 

Cubiertos  los  he  traído, 

Y  aun  yo  no  los  he  mirado. 
Que  á  tu  ira  los  lie  guardado 

Y  á  tu  fuego  prevenido. 

SERRALLONÚA. 

Vuelve  al  camino,  Fadri. 

FADRÍ. 

Venid  vosotros  también. 

{Vanse  Fadrl  y  los  bandoleros.) 


SERRALLONGA. 

Hoy  todos  juntos  se  ven 

Los  enojos  que  hay  en  mt. 

¡Qué  desdichados  nacieron 

Estos  que  intento  matar. 

Pues  me  vienen  á  pagar 

Lo  que  esotros  me  ofendieron ! 

Cuando  busqué  quien  me  nombra, 

Cantando  mi  agravio  oculto, 

Al  solicitarle  bullo 

Aun  no  le  he  encontrado  sombra. 

DOÑA  JUANA. 

Cuando  buscaba  sangriento 

Mi  acero  quien  mi  honor  nombra, 

Al  examinarle  sombra. 

Aun  no  le  he  encontrado  viento. 

SERRALLONGA. 

Más  mi  enojo  se  divierte 
Con  este  humano  despojo. 

DOÑA  JUANA. 

Templarise  aqueste  enojo 
Con  esta  ínfelxe  muerte. 

SERRALLONGA. 

Pero  parece  impiedad 
Darle  la  muerte  sin  verle. 

DOÑA  JUANA. 

Matarle  sin  conocerle 
Hace  menor  la  crueldad. 

SERRALLONGA. 

Estatua  es  de  piirolilelo. 

DOÑA  JUANA. 

Aun  no  le  escucho  un  suspiro. 

SERALLONCA.  {Descubre  ásu  padre.) 
i  Válgame  el  cielol  ¿Qué  miro? 
DOÑA  JUANA.  {Descubre  á  su  hermano.) 
¿Qué  miro?  ¡Válgame  el  cielo! 

SERRALLONGA. 

¿Padre? 

DOÑA  JUANA. 

¿Hermano? 

DON  CARLOS. 

¿  Doña  Juana  ? 

SERRALLONGA. 

;,  Señor,  á  quien  debo  el  ser, 
Desia  suerte  os  llego  á  ver? 

DOÑA  JUANA. 

Carlos,  ¿cómo  aqui? 

DON  CARLOS. 

i  Ali  tirana! 

DOÑA  JUANA. 

Si  á  mi  hermano  llego  á  ver 
¿Le  he  de  dar  injusta  muerte? 

SERRALLONGA. 

¿Mi  padre  de  aquesta  suerte? 
IV'adie  le  ha  de  conocer. 
Pues  cubrirle  el  rostro  quiero. 

{Cúbrele.) 

DOÑA  JUANA. 

Otra  vez  le  he  de  guardar. 

SERRALLONGA. 

¿  No  le  acabas  de  matar? 

DOÑA  JUANA. 

Que  le  des  la  muerte  espero. 

SERRALLONGA. 

Primero  quiero  saber 
Lo  que  pasa  en  la  ciudad; 
Ejercita  tu  crueldad 
En  el  monte. 

DOÑA  JUANA. 

Esto  ha  de  ser ; 
(Ap.  Conmigo  le  he  de  llevar). 

SERRALLONGA.  (Ap.) 

Asi  le  pienso  encubrir. 


576 

DO^l JOARA. 

Cirios,  si  quieres  vivir. 
Sigúeme. 

DOS  CARLOS.  (/Ip.) 

Quiero  callar. 

DOÑA  JUANA. 

i  Fiero  dolor ! 

DOXC.iBLOS. 

¡Trance  fuerte! 

OOÑA  JUAKA. 

La  sangre  llevo  corrida. 

DON  CARLOS. 

Aunque  me  cuesle  la  vida 

La  tengo  de  dar  la  muerte. 
( Vanse  don  Carlos  y  doña  Juana.) 
(Deicubre  Serrallonga  á  su  padre.) 

SERRALLOXGA. 

Ahora,  padre  y  sefior, 
Porque  lodo  os  comprehenda, 
Démosle  al  amor  la  rienda 

Y  el  sentimiento  al  dolor; 
Los  lazos  quite  mi  amor 
y  el  velo  á  la  luz  severa; 
Aunque  más  decente  fuera , 
Por  ver  si  asi  el  riesgo  evito. 
Que  con  el  velo  que  os  quilo 
A  mi  mismo  me  encubriera. 
Pero  presumo,  por  Dios , 

Que  siendo  mi  error  tan  cierto. 
Porque  no  me  veis  cubierto 
Osbabeis  cubierto  vos; 
La  diferencia  en  los  dos 
Es  justo  que  me  convenza , 
Pues  porque  el  respeto  venzs 
Los  exce  os  i  mi  furia , 
Siendo  yo  el  que  hace  la  injuria 
Sois  quien  pone  la  vergüenza. 
Va  vuestros  Intentos  sé, 

Y  aunque  el  hallaros  me  cuadre... 
Padre... 

DOX  DERNARDO. 

No  me  llames  padre. 

SERRALLOXGA. 

;Por  qué? 

DO.N  DERXARDO. 

Yo  te  lo  diré. 
Cuando  padre  me  nombré 
Con  pasión  tan  repetida. 
Vida  tuve  á  la  honra  unida: 
La  honra  á  la  vida  da  ser. 
i  Pues  cómo  padre  ha  de  ser 
A  quien  falta  honor,  que  es  vida? 
Aquí  &  buscarle  he  venido 

Y  tus  soldados  me  hallaron. 

SERRALLOXGA. 

Dos  muertes  solicitaron 
A  la  vista  y  al  oído; 
Tú  te  vienes  convencido 
Negando  el  ser  á  mi  amor : 

Y  aunque  yo  tengo  el  dolor. 
Tu  consejo  me  disculpa; 

Si  no  hay  honor  por  mi  culpa , 
Por  tu  culpa  no  hay  honor. 

DOX  BERNARDO. 

¿Por  mi  es  la  deshonra? 

SERRAllOXCA. 

Si; 
En  mi  venganza  intentada 
Tú  me  quitaste  la  espada 
Vel  enojo  reprimí; 
Tú  mismo  después  a  mi 
Con  ira  y  dolor  prolijo 
Me  incitaste;  ya  colijo. 
Aunque  mi  culpa  le  cuadre, 
Que  lo  que  lú  mandas,  padre. 
Debo  obedecer  como  hijo. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


DON 

Todo  concederlo-quiero, 
Mis  iras  confesaré  ; 
Mas  yo  no  le  aconsejé 
Que  tú  fueses  bandolero. 

Y  dime ,  cuando  primero 
Templé  tu  enojo,  ¿no  miras 
Que  á  mayor  venganz^a  aspiras? 
;iPues  cómo  en  igual  balanza 
No  obedeces  la  templanza 

Y  me  obedeces  las  iras? 
Sólo  á  que  vengas  conmigo 
Hoy  he  venido  á  buscarte  , 
A  la  Francia  he  de  pasarte 
y  á  tu  defensa  me  obligo ; 
Que  he  de  librarle,  digo. 

Sin  que  el  Veguer  me  lo  impida ; 
Mi  piedad  es  preferida 
A  tu  amor  en  tu  deshonra , 
Si  aunque  me  quitas  la  boora 
Yo  vengo  á  darte  la  vida. 

SERRALLOXGA. 

Si  porque  me  ves  bandido 
Piensas  que  esloy  deshonrado. 
Tu  congoja  te  ha  engañado : 
Que  aunque  vivo  introducido 
De  tan  vil  gente  aplaudido. 
Esta  diferencia  doy. 
Que  cuando  yo  soyquien  soy. 
Aunque  á  su  gusto  me  ajuslo. 
Ellos  están  por  su  gusto 

Y  yo  contra  el  mió  estoy. 

DON  BERNARDO. 

TÚ .  si  lo  miras  mejor. 
Contra  la  natural  ley. 
No  obedeces  á  tu  liéy: 
Luego  al  Key  eres  traidor, 

Y  siempre  el  vulgo  en  rigor. 
Desbocado  monstruo  fiero. 
Juzga  el  delito  postrero; 

Y  aunque  gran  causa  tuviste, 
No  mira  por  qué  lo  hiciste. 
Sino  que  eres  bandolero. 
Seguirme  le  inipiirla  aquí ; 
Deja  aqueste  despoblado: 

Ya  que  á  tí  te  has  deshourado 
No  me  deshonres  á  mi. 

SERRALLOXGA. 

Si  una  traición  cometí. 

Ya  no  habrá  satisfaccioD 

Para  cobrar  mi  opinión; 

Si  paso  5  Francia,  me  arriesgo... 

¿Pues  para  que  quiero  el  riesgo 

Si  quedo  con  la  traición? 

DOX  DERNARDO. 

Sí,  mas  llevándole  yo. 
Contará  el  que  el  caso  cuente 
Que  al  Rey  fuiste  inobediente, 
Pero  que  á  tu  padre  no. 

SERRALLOXGA. 

;.Qué  importa ,  si  se  trocó 

El  derecho  natural 

I'or  esotro  accidental? 

Que  es  peor,  cuando  lo  intente. 

Ser  con  mi  padre  obediente 

Que  con  mi  Rey  desleal. 

DON  BERNARDO. 

Pobre,  triste,  errado  y  viejo. 
Cuando  á  la  muerte  aspiraba, 
Para  morir  esperaba 
Sólo  darte  este  consejo; 
Mas  supuesto  que  lo  dejo 
Armado  de  tu  imprudencia. 
Me  doy  mi  postrer  sentencia 

Y  á  morir  voy  de  dolor. 
Que  me  da  muerte  mi  amor 
Del  mal  de  tu  inobediencia. 
Mas  pues  á  mi  llanto  excedo 

Y  voy  á  morir,  advierte 


Que  he  de  hacerte  bien  en  muerte. 
Ya  que  en  la  vida  no  puedo. 

Y  quédate... 

SERRALLONGA. 

Ya  me  quedo; 
Pero  antes  de  tu  partida 
Mira  lú  cuan  mal  unida 
Está  á  tu  razón  mi  suerte , 
Pues  guardas  para  la  muerto 
Lo  que  no  hiciste  en  la  vida. 

DON  BERNARDO. 

Sólo  desdichas  encuentro; 
A  Carroz,  mi  patria  y  centro; 
Voy  á  sentir  tu  rigor. 

SERRALLOXGA. 

Las  lágrimas  del  amor 
Están  llorando  hacia  dentro. 

Sale  DON  CARLOS,  con  una  dajc,  Iras 
DOÑA  JUANA. 

DOÑA  JUANA. 

Deten  el  brazo,  don  Carlos; 
Agu4rdame ,  escucha ,  espera. 

DOX  CARLOS. 

Morirás.  ■> 

SERRALLOXGA. 

(,Qué  es  eso,  Juana? 
¿Cómo?  ;  don  Carlos  Torrellas! 

DOÑA  Jl;*XA. 

Aquel  bulto,  que  encubierlo, 
A  ser  desenojo  espera 
De  mis  iras  en  tu  agravio. 
De  tu  amor  en  mí  defensa  , 
Era  don  Carlos,  mi  hermano; 
Corté  á  sus  brazos  las  cuerdas  , 
Ablandarle  humana  quise 

Y  resucité  la  ofensa. 
Pues  apenas  se  vio  libre 
Cuando  con  mi  daga  mesma... 

DON  CARLOS. 

Vengar  quise  de  mi  agravio 
Tantas  injurias  y  ofensas; 
La  vida  la  vale  ahora 
Ue  tu  crueldad  la  presencia; 
A  darla  la  muerte  vine 
Por  esos  montes  y  peñas 

Y  ¿darte  la  muerte  á  tí; 
Pero  un  consuelo  me  queda ; 
Que  ya  que  no  he  conseguido 
La  venganza  á  mis  ofensas, 
He  de  morir  desta  vez, 

Y  conseguiré  siquiera 
Haber  muerto  por  mi  honor 
Cuaudo  por  mataros  muera. 

SERRALLOXGA. 

A  hombre  que  por  su  fama 
Tan  debida  muerte  intenta  , 
Faltara  yo  á  ser  quien  soy 
Si  aquí  ia  muerte  le  diera. 
Vos  sois  siempre  mi  enemigo: 
Bueno  fuera  ,  bueno  fuera , 
Que  se  dijese  en  el  mundo 
Que  con  ventaja  tan  cierla 
Os  di  muerle  en  la  campaña; 
Demás  de  eso,  que  es  bajeza 
No  lograros  una  acción 
De  tanto  valor;  pues  veau 
Los  que  me  vieron  airado. 
Tan  no  pensada  fineza. 

Y  aunque  seáis  nii  enemigo, 
Hago  á  mi  valor  promesa 

De  ser  vuestro  amigo  siempre ; 

Y  en  parle,  por  Dios,  quisiera 
Por  ser  quien  hace  esta  hazaña 
Ser  quien  sufre  vuestra  afrenU. 

DON  CARLOS. 

Vuestra  amistad,  Serrallonga, 
Ni  me  obliga  ni  granjea , 


Si  quedo  en  ella  seguro , 
Quedo  también  con  la  ofensa. 
Mi  hermana  mi  honor  profana; 
Vos  manchasteis  su  pureza ; 
To  he  de  (¡uedar  sin  la  vida 
Si  Juana  queda  con  ella  ; 

Y  pues  vos  y  ella  vivis  , 
Dadme  la  muerte  sangrienta  , 
Pues  con  quedar  muerto  jo 
Cumpliré  con  mi  defensa. 

SERI\ALL0>'GA. 

Quedaos  con  ser  mi  enemigo 

Y  buscad  vos  trazas  nuevas, 
Puesto  que  tanld  os  importa 
Para  la  venganza  vuestra : 
Porque  yo  de  hoy  más,  don  Carlos, 
Soy  vuestro  amigo  por  fuerza; 

Y  jiara  que  lo  veáis...— 
ifadri  de  Sau? 

Sale  FADP.f. 

FADnI. 

¿Qué  me  ordenas? 

SEBBALLOSGA. 

Para  que  nadie  le  injurie. 
Lleva  á  don  Carlos  Torrellas.— 
Tú,  Juana ,  á  un  tiempo  también 
Mi  padre  al  camino  lleva. 
Esto  ha  de  ser,  vive  Dios. 
DON  behxardo. 
En  fin  ,  hijo,  ¿que  granjeas 
Con  favores  tu  enemigo, 
Pero  tu  padre  con  penas? 

SERRALLOKGA. 

No  puedo  dejar  el  monte. 

DON  CARLOS. 

Eo  Gn,  ¿la  vida  me  dejas? 

SERRALLOSCA. 

To  amigo  soy  y  enemigo, 
Si  mejor  lo  consideras, 
Pnes  dejándote  la  vida 
t\o  te  he  quitado  la  afrenta. 
do;»  bernardo. 
Mira  que  en  esta  montaña 
Mi  noble  prosapia  afrentas. 

SERRALLOnOA. 

En  errando  los  principios. 
Tarde  los  Cues  aciertan. 

DONCÁBLOS. 

Pnes  tu  enemigo  he  de  ser. 

SERRALLONGA. 

Más  noble  blasón  me  dejas. 

DON  BERNARDO. 

¿A  quién  le  podré  decir. 
Deshonrado,  tu  inclemencia? 

SERRALLONGA. 

Compaüeros  son  los  males. 

DON  CARLOS. 

¿Que  á  buscar  la  muerte  venga 


Y  me  deje 


:  con  la  \ 

SERRALLONGA. 

Si  puedes,  de  mi  le  venga. 

DO.N  BERNARDO. 

;  Qué  cruel! 

SFr.RALLONCA. 

Vivo  en  los  montes. 

FAORi. 

j Qué  piedad! 

SERRALLONGA. 

Tengo  nobleza. 

DON  BERNARDO. 

Si  en  la  muerte  do  te  ayudo, 


AN  SERRALLONGA,  Y  BANDOS  DE  BARCELONA. 

FADRf. 

Cargas  de  moneda  son 
Del  Rey. 

SEBRALLONGA. 

Déjalas,  Kadri, 
Pasar,  que  al  nombre  del  Rey, 
Qne  el  sol  tocar  no  se  atreve , 
Kste  respeto  se  debe 
Por  natural  común  ley. 
Si  entre  los  irracionales 


SERRALLONGA. 

En  muerte  lo  quiera  Dios, 
Pues  en  la  vida  no  aciertas. 

DOÑA  JUANA. 

En  lin ,  ¿das  vida  á  mi  hermano? 

SERRALLONGA. 

Su  valor  me  lo  agradezca. 

DON  CARLOS. 

sírvame  el  dolor  de  acero. 

SEllRALLONGA. 

Pésame  mucho  que  creas 
Que  es  tu  vida  mi  venganza. 

DON  BERNARDO. 

El  cielo  tu  pecho  mueva. 

DOÑA  JUANA. 

Corrija  el  cielo  tus  iras. 

DON  CARLOS. 

Mitigue  el  ciclo  mi  pena. 

DON  BERNARDO. 

Vamos,  Juana. 

DON  CARLOS. 

Fadrl ,  vamos. 

SERRALLONGA. 

¡Oh  ,  quién  á  un  tiempo  pudiera 
Dar  el  honor  á  don  Carlos , 
Amansar  esta  soberbia 
Y  obedecer  á  mi  padre. 
Para  hacer  mi  fama  eterna! 


JORNADA  TERCERA. 

(de    LLIS    VELEZ    DK    GUEVAR.' 


Salen  SERRALLONGA,  DONA  JUANA, 
FADRl  y  OTROS. 

SERRALLONGA. 

Haced  lodos  alto  aqui. 
Que  este  es,  si  mal  no  me  advierte, 
Del  bosque  el  sitio  más  fuerte 
Y  más  oculto. 

FADRÍ. 

Es  asi. 

SERRALLONGA. 

Midamos  la  grama  ahora , 
Porque  por  ella  esparcidos 
Seremos  menos  sentidos 
(Siénlatise.) 
Aun  de  la  luz  de  la  aurora. 
Mientras  vuelve  Alcaraván 
Con  nuevas  de  Barcelona, 
Pues  del  Duijue  de  Cardona 
Tantos  asombros  nos  dan, 
Que  por  la  vida  de  Juana 
(Con  tan  justa  razón  mia) 
A  quien  pide  para  el  día 
Alimentos  la  mañana; 
Que  aunque  más  trazas  me  ponga , 
Es  inútil  diligencia. 
Que  este  gusto  á  su  excelencia 
Le  ha  de  excusar  Scrrallonga ; 
Que  aunque  por  tan  gran  señor 
Se  puede  sólo  temer. 
Le  ha  de  venir  el  poder 
.«iempre  corto  á  mi  valor. 
Caminantes  suenan. 

BOÑA  JBANA. 
SI. 
(Suenan  dentro  cencerros.) 

SERRALLONGA, 

Llegan  á  linda  ocasión. 


Al  águila  se  sujetan 

Las  aves ,  y  al  león  respetan 

Por  su  Rey  los  animales , 

¿Por  qué  ha  de  ser  en  el  hombre. 

Siendo  más  la  obligación. 

Menos  la  veneración 

A  la  sombra  deste  nombre  ? 

Mas  porque  desla  fineza 

Alguna  seña  le  demos, 

Al  alguacil  le  tiremos. 

Que  es  de  la  tropa  cabeza , 

Y  va  de  sueño  perdido. 
Que  hoy  he  de  ser  su  juez. 
Porque  no  guarde  otra  vez 

La  hacienda  del  Rey,  dormido, 
{Levántase, toma  el  arcabuzy  dispare.) 

DOÑA  JUANA. 

Nunca  has  dado  testimonio 
Del  valor  tuyo  más  cierto. 

SERRALLONGA. 

Lindo  gazapo  le  he  muerto 
Para  que  cene  el  demonio; 
A  cargar  el  pedernal 
Vuelvo,  y  á  tomar  tu  lado 
Sobre  la  grama  del  prado. 
¿Vienen  cantando? 

DO.ÑA  JUANA. 

V  no  mal. 

SERRALLONGA. 

Oigamos ;  jácara  es         (Uecuéstase.) 
Si  no  me  engaño. 

DOÑA  JUAKA. 

Hov  están 

Valid.is. 

SERRALLONGA. 

Pobres  serán. 

DOÑA  JUANA. 

Oigamos. 

SERRALLONGA. 

Oigamos,  pues. 

CANTAN.  (Dentro.'^ 
Grande  gente  Juntar  manda 
El  Virey  de  Barcelona 
¡'ara  salir  á  buscar 
A  esc  bravo  Serrallonga : 
Un  famoso  bandolero 
Que  por  los  caminos  roba, 
y  si  él  en  campo  saltea , 
Los  poblados  no  perdona. 

SERRALLONGA. 

i  Oh  lo  que  hacen  de  cansarme, 

V  andarme  quebrando  á  coplas 
La  cabeza  cada  dia! 

DOÑA  JUANA. 

Piensan  que  le  hacen  lisonja. 

CANTAN.  (Dentro.) 
Dos  mil  escudos  de  plata 
Dan  por  su  cabeza  sola: — 
Muchos  pretenden  la  empresa,, 
Pero  ninguno  la  logra. 
Si  no  fuera  un  camarada 
Que  trae  en  su  misma  tropa , 
Que  se  la  ofrece  entregar 
M  gran  Duque  de  Cardona ; 
Con  él  come .  con  él  bebe , 
Pero  todo  esto  no  importa. 
Que  en  todas  ¡lartes  hay  Júdat 
Porque  hay  traidores  en  todas. 
37 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRAN'CJSCÜ 


SERRALLONGA. 

Vive  Dios,  Si  no  se  alarga 
Quien  tan  vil  jácara  entena, 
Oue  en  los  inliernos  liabia 
De  cantar  la  postrer  copla 
Con  el  alguacil  dormido. 
Para  que  otra  vez  no  ponga 
La  vil  lengua  en  la  opinión 
De  ninjiuno  de  mi  tropa ; 
Que  está ,  por  vuestro  valor, 
\  por  tanta  hazaña  heroica 
Más  seguro  con  vosotros 
Que  consigo,  Serrallonga. 

FADRÍ. 

Guarde  el  que  tienes  el  cielo, 
Que  á  tus  camaradas  bomas 
Como  quien  eres  al  lin. 

SERRAI.I.ONGA. 

Cenar  al  vulgo  la  boca, 
FjdrideSau,  no  es  posible; 
Mas  JO  sé  de  las  personas 
Que  me  acompañan ,  quien  son , 

Y  lo  que  le  debo  á  toda 
Mi  compañía.  (Ap.  Con  esto 
A  otros  designios  se  toman 
Los  pasos ,  y  si  hay  alguna 
Imaginación  traidora. 
La  lisonjeo  y  obligo.) 

Sale  ALCARAVÁN. 

ALCARAVÁN. 

Gracias  á  toda  la  historia 

Del  Ftos  Sanctorum,  que  he  dado 

Contigo  y  con  mi  Señora. 

SERRALLONGA. 

Alcaraván ,  bien  veiiidu. 

Que  hemos  estado  por  horas 

Aguardando  tu  llegad;i. 

¿Qué  hay  de  nuevo  en  Barcelona? 

ALCARAVÁN. 

El  Veguer  de  Vique ,  dicen , 
Que  con  una  inmensa  tropa 
De  caballos  y  de  infantes 
Que  un  volante  escuadrón  forman 
De  dos  mil  hombres,  te  busca, 

Y  que  hasta  prenderte,  toma 
Resolución  de  quemar 
Cuanto  verde  Abril  coronan 
Los  montes  de  Cataluña. 

SERRALLOKGA. 

Mucho  al  Duque  de  Cardona 
Debo  de  importarle. 

BOÑA  JUAKA. 

Mas 
A  mi  tu  vida  me  importa. 

SERRALLONGA. 

Pues  Juana  ,  yo  te  aseguro 
Que  la  venda  Serrallonga 
A  precio  de  muchas  vidas. 
Más  por  tuya  que  por  propia. 
Mira,  ¿qué  hay  más? 

ALCARAVÁN. 

Que  don  Carlos 
Torrellas ,  que  en  la  memoria 
Inmortal  guarda  su  agravio. 
Con  otro  escuadrón  pregona 
Que  la  sangre  ha  de  heberte. 

SERRALLO.NGA. 

Sólo  con  la  menor  gota 
De  las  que  encierra  su  pecho. 
Creyera  de  su  persona 
Más  valientes  bi/arrias. 
Hazañas  mis  poderosas. 

FADIli. 

Asi  de  los  enemigos 

i^os  que  son  nobles  blasonan. 


SERRALLONGA. 

¿Hay  más  nuevas? 

ALCARAVÁN. 

Otras  traigo 
Que  darte ,  que  con  esotras 
Temo  mezclar. 

SERRALLONGA. 

¿Deque  sueno? 
Que  nada  el  pecho  alborota 
De  Serrallonga ,  que  tengo 
Por  corazón  una  roca. 

ALCARAVÁN. 

Pues  mi  señor  y  tu  padre, 
Rernardo  de  Serrallonga , 
Há  quince  días  que  es  muerto 
De  enfermedad  de  la  gola 

Y  de  sentimientos  tuyos; 
En  Carroz,  en  la  parroquia 
De  San  Juan  está  enterrado. 
Con  la  decencia  y  la  pompa 
A  su  nobleza  debida , 

Que  á  las  funerales  honras 
Asistieron  cuántos  deudos 
Tienes  dentro  en  Barcelona. 

SERRALLONGA. 

¡Ay  padre  del  alma  mia! 
Téngate  Dios  en  su  gloria , 
Que  con  mil  vidas  quisiera 
Comprar  la  tuya  aun  á  costa 
De  mi  sangre  y  de  mi  alma , 
Que  idolatran  tus  memorias, 
Pagarle  la  que  me  diste. 
No  os  espante  el  verme  ahora 
Lleno  de  terneza,  amigos. 
Que  no  es  mármol  Serrallonga ; 
Que  estasque  el  valor  dispensa 

Y  que  las  entrañas  lloran. 
No  son  lágrimas,  son  almas 
Hechas  de  su  sangre  todas. 

DOÑA  JOASA. 

Confieso  que  el  sentimiento 
Es  justo,  mas  de  tu  heroica 
Constancia  te  has  de  valer 
En  tal  caso,  Serrallonga. 

SERRALLONGA. 

Juana ,  no  me  consolara 
En  el  que  ves  otra  cosa. 
Que  esa  belleza ,  que  envidia 
-Tanta  cristalina  antorcha; 
Porque  he  perdido  en  mi  padre 
Un  gran  amigo,  una  sombra 
Que  me  amparaba  ,  un  espejo 
De  mis  mocedades  locas , 
L'n  asilo  de  mi  vida , 
Un  amparo  en  mis  congojas , 
De  mis  riesgos  un  escudo. 
De  mi  sangre  una  memoria. 
Pero  en  el  amor  confio, 
Que  me  mostró  sin  lisonja 
Siempre,  aunque  mis  desperdicios 
Hoy  la  muerte  le  ocasionan. 
Que  se  ha  de  acordar  de  mi 
Desde  donde  está ,  que  sola 
Puede  esta  seguridad 
Aleníarme  en  la  congoja 
Deste  b.ijel  de  mi  vida , 
Que  entre  las  airadas  olas 

Y  escollos  que  le  amenazan 
Se  arriesga  si  no  zozobra. 

PADRÍ. 

Todo  tu  valor  lo  vence , 

Nada  tu  pecho  alborota : 

Que  no  has  menester  más  padre 

Que  el  que  te  han  dado  tus  obras. 

ALCARAVÁN.  {Ap.) 

Ya  dejé  de  ser  traidor, 
Servir  á  mi  amo  importa; 
El  Duque  diz  qne  ha  trazado 


DE  ROJAS. 

Desposarme  con  la  horca. 
Que  es  mujer  de  mala  vida, 

Y  en  rl  dia  de  mi  boda  , 

Yo  y  mi  padrino,  el  verdugo, 
IKmos  de  hacer  cabriolas; 
¡Guarda  fuera !  mal  por  mal. 
Lo  mejor  es  Serrallonga. 

{Tocan  dentro  cajas  y  clarines) 

SERRALLONGA. 

Fadri  de  Sau .  ¿qué  clarín 
Es  este?  ¿  Y  qué  cajas  roncas 
Son  estas  que  suenan  lejos, 
Si  acaso  no  se  me  antoja? 

FADRÍ. 

De  la  gente  que  nos  busca 
Serán. 

ALCARAVÁN. 

¿Eso  quién  lo  ignora? 
Que  cajas  en  Cataluña 
No  pueden  ser  otra  cosa, 
Tocando  tan  de  repente 
Por  los  montes  á  estas  horas. 
(Tocan.) 

DOÑA  JUANA. 

A  tocar  han  vuelto;  esto 

Va  de  veras,  Serrallonga. 

{Disparan.) 

ALCARAVAI». 

Sino  díganlo  los  truenos 
De  los  árboles ,  que  ahora 
Luminarias  van  poniendo. 

DOÑA  JDANA. 

Volcanes  el  bosque  aborta. 

FADRÍ. 

Todo  lo  vienen  talando 

Y  abrasando. 

ALCARAVÁN 

Aquí  fué  Troya. 

SERRALLONGA. 

Amigos ,  si  el  valor  vuestro 
De  fus  llamas  licenciosas 

Y  de  tantos  enemigos 
No  nos  escapa  con  honra 

Y  con  vida ,  este  es  el  dia 
Que  (hablando  sin  ceremonia) 
Hemos  menester  las  manos 

Y  aun ,  si  tuviéramos ,  otras. 
No  hay  sino  apretar  los  puños. 
Pues  veis  que  no  nos  importa 
.Menos  que  las  vidas  y  almas 

si  salen  con  la  Vitoria 
Cada  uno  de  por  si 
llaga  por  huir  ahora; 

Y  si  podemos  tomar 
De  Perpiñan  á  Narbona 

De  Francia ,  no  hay  sino  salto 

De  mala  ,  que  es  linda  cosa ; 

O  si  no  morir  honrados, 

Que  es  mejor  que  no  en  las  horcas , 

Dando  opinión  y  venganza 

Al  Virey  de  Barcelona. 

FADRÍ. 

Contigo  hemos  de  morir. 
(Tocan.) 

DOÑA  JUANA. 

Olra  vez  al  arma  toca. 

SERRALLONGA. 

Y  cercando  el  monte,  vienen 
Embistiéndonos  sus  tropas. 
Ea,  á  quitar,  compañeros. 
De  las  charpas  las  pistolas , 

Y  os.ir  morir  ó  escapar. 
Dame  esa  mano,  Bclona 
De  Cataluña,  y  divida 
Su  lazo  la  muerte  sola. 


EL  CATALÁN  SEURALLON'CA.  Y  RAM)OS  DE  BARCELONA. 


DONA  JUANA. 

Niéunellaha  de  dividirle. 
Que  ba  de  ser  eterno,  conlra 
Ll  tiempo,  como  las  almas 
Del  cielo  competidoras. 

VEGUER.  {Dentro.) 
Ellos  son,  mueran  ii  dense 
A  prisión. 

SF.RRALLONGA. 

Con  esas  bocas, 
Que  traen  de  plomo  las  lenguas 
Vuestro  valor  les  responda. 

Éntranse  lodos  Iras  Serrallonga  dis 
parando,  y  dicedeniro  EL  VEGLER. 

VEGUER.  (Dentro.) 
A  ellos ,  y  entre  ellos  cuenta  , 
Soldados,  con  Serrallonsa; 
Que  los  demás,  muerto  ó  preso. 
Serán  de  importancia  poca. 

SERRALLOXGA.  (OeillrO.) 

Primero  os  lia  de  costar 
Mnclias  vidas  esta  sola. — 
FadrideSau,aqui,a(|nl. 

FADRf.  (Dentro.) 
A  todos  juntos  exhorta 
Tu  valor  á  tu  defensa 
Mas  que  no  á  la  suya  propia. 
VEGUER.  (Dentro.) 
Soldados ,  que  se  nos  huyen 

Y  se  nos  escapan. 

SERRALLONGA.  (DcnlrO.) 

Toma , 
Juana ,  esa  montaña  arriba 
De  Canoz  .  liácia  la  costa 
Del  mar,  hacia  Monscrratc. 
VEGUER.  (Dentro.) 
Seguid  solo  á  la  persona 
De  Serrallonga ,  soldados. 

SERRALLO.NGA.  (Dentro.) 
¿Juana?  ¿Juana? 

DOÑA  JUANA.  (Dentro.) 
¿Seirallonga? 
¿Serrallonga? 

Sale  ALCARAVÁN  con  ¡a  espada 
desnuda. 

ALCARAVÁN. 

Vive  Cristo, 
Que  no  hay  quien  no  lleve  mosca 
be  todos  los  camaradas 
En  el  alma  y  en  la  cholla. 
La  plaza  de  Alcaraván 
l"or  la  de  un  conejo  ó  zorra 
Trocara  ahora ,  por  verme 
Ku  mi  madriguera  á  solas 
Sin  que  el  Veguer  me  encontrara; 
Que  granizando  pelotas 
i)e  plomo,  viene  talando 
Los  átomos  y  las  sombras. 
Dios  le  libre ,  Alcaraván : 
San  Blas  defienda  tu  gola 
De  garrolillo  de  esparlo 

Y  lamparones  de  soga. 

SERRALLONGA.  (Dentro.) 
¿Juana? 

DOÑA  JUANA,  (flen/ro.) 
¿Serrallonga? 

ALCARAVÁN. 

Linda 
Flema  gastan  Serrallonga 

Y  Juana.  Por  el  ocaso 
La  cobarde  noche  asoma 
üe  medio  ojo  con  su  manto ; 


Pondré  pies  en  polvorosa; 

Que  no  ([uiero  andar,  si  puedo. 

Por  el  Duque  de  (tardona 

Como  enlie  el  agua  y  la  cruz. 

Entre  el  verdugo  y  la  horca.     (Vaíe.) 

VEGUER.  (Dentro.) 
Corred  en  su  seguimiento 
Cnanlas  plantas,  matas  y  hojas 
Son  Jesla  verde  provincia 
Vecinas  y  moradoras. 

SOLDADO  1.°  (Dentro.) 
¡Por  aquí! 

SOLDADO  2."  (Dentro.) 
¡Por  acá! 

SOLDADO  3.°  (Dentro.) 
¡  Al  monte ! 

SOLDADO  i."  (Dentro.) 
;  Al  valle! 

soí.rtMo  a."  (Dentro.) 
¡Al  pueblo! 

.Sale  SERRALLONGA  destrozado 
y  herido. 

SERRALLONGA. 

Medrosa 
Noche,  de  la  muerte  imagen, 
Cuya  capa ,  cuya  sombra 
Tantos  secretos  encubre, 
Tantos  delitos  emboza ; 
Tu  amparo  busco,  que  herido 

Y  sin  aliento,  tus  sordas 
Orejas  lisonjeando. 

No  sé  adonde  pongo  ahora 
Las  cansadas  plantas  mias , 
Cobardes  ya  y  temerosas ; 

Y  lo  que  más  entre  laníos 
Sobresanos  me  congoja, 
Es  haber  perdido  á  .luana, 
De  mis  sentidos  aurora, 
Estrella  de  mi  albedrio. 
Sin  haber  perdido  toda 

La  vida  que  me  ha  quedado 
Primero,  pues  ella  sola 
Es  hoy  alma  de  mi  vida. 
¡  Ah  fortuna  poderosa ! 
Conténtate  con  mi  muerte 

Y  no  me  niegues  la  gloria 
De  morir  entre  los  brazos 
Del  dueño  que  el  alma  adora. 
Este  es  poblado,  y  sino 

Me  engañan  las  señas  todas, 
Es  Carroz,  ó  estoy  soñando; 
Va  sus  vecinos  reposan 

Y  dan  al  sueño  y  silencio 
El  tributoque  las  horas 
Durmiendo  del  vivir  cuentan , 

Y  la  noche  temerosa 
El  latido  no  permite 

De  un  perro ;  esta  es  la  parroquia 
De  San  Juan ,  donde  mi  padre 
Eslá  sepultado.  Ahora 
Se  ha  abierto  un  postigo,  y  dentro 
Hay  luz  y  eslá  también  sola 
La  iglesia. 

(Entrapor  unapnerta  y  sale  par  otra.) 
VEGUER.  (Dentro.) 
En  Carroz  se  entró, 
Cercadla ,  y  tomad  las  bocas 
De  las  calles,  que  no  puede 
Escaparse  Serrallonga. 

SERRALLONGA. 

Todo  el  escuadrón  ha  entrado 
En  Carroz  tras  mi.  ¡Gloriosa 
Voz  de  Dios,  lucero  suyo; 
Juan,  que  con  miel  y  langostas 
Euisteis  del  Jordán  espanto, 
Válgame  vuestra  parroquia 
Por  casa  de  embajador, 


Pues  lo  fuisteis  de  Dios ,  y  oiga 
Quien  es  voz ,  mi  voz  también! 
(Entra  por  una  puerta  y  sale  por  otra.) 

VEGUER.  (Dentro.) 
Aunque  á  la  iglesia  se  acoja , 
Entrad  ,  que  por  el  postigo 
Que  eslá  abierto,  su  persona 
.Muerta  ó  viva  no  se  escape. 

SERRALLONGA. 

¡  Qué  inadvertencia  tan  loca ! 

Pues  pude ,  luego  que  entré , 

Cerrarle ;  pero  ya  es  cosa 

Imposible. 

VEGUER.  (Dentro.) 
Entrad ,  que  este  es. 

Sale  EL  VEGUER  y  su  gente. 

SERRALLONGA. 

Vereislo, canalla,  ahora. 

VEGUER. 

Maiadle. 

SERRALLONGA. 

¿Cómo  matadle? 
Señor  Veguer  ó  bigornia , 
i.  Le  parece  que  no  hay  más 
De  malar  á  Serrallonga? 
(Riñen.) 

VEGUER. 

¡  Muera ! 

TODOS. 

¡  Muera ! 

SERRALLONGA. 

i  O  cap  de  Deu ! 
Con  las  gallinas  astrosas. 

SOLDADO. 

No  hay  rayo  más  invencible. 
(Húndese  Serrallonga  por  un  escotillón 
á  modo  de  losa  de  sepulcro.) 

SERRALLONGA. 

¡Jesús!  ¡Jesús! 

SOLDADO. 

Con  la  losa 
Se  hundió  de  una  sepultura. 
Sobre  donde  estaba. 

VEGUER. 

¡Cosa 

Notable ! 

SOLDADO. 

La  tierra  misma 
De  sus  delitos  se  a.sombra 
V  suirirle  no  ha  podido. 

VEGUER. 

Echémosle  tierra  ahora 
Encima,  para  que  quede 
Sepultado  vivo. 

SOLDADO. 

Sobra 
Para  matarle  el  horror 
Üe  la  sepultura  propia. 

VEGUER. 

Escuchad,  que  si  no  es 
Ilusión,  juzgo  que  á  solas 
O  con  alguien  que  está  dentro, 
Está  hablando  Serrallonga. 

SERRALLONGA.  (AbajO.) 

¿  Tú ,  que  el  ser  me  diste ,  intentas 
Esta  crueldad  prodigiosa 
Con  la  vida  que  me  has  dado? 

DON  BERNARDO. 

Esto  importa. 

SERRALLONGA. 

¿Cómo  importa? 

DO.N  BERNARDO. 

Más  que  la  vida  es  el  alma. 


üflO 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


TECOER. 

¡Conversación  espantosa! 

D0:<  UERKARbO. 

Esiohadeser. 

VEGUER. 

i  Raro  caso ! 

SERnALLOXCA. 

Ya  te  obedezco. 

SOLDADO. 

Por  otra 
Puerta,  que  sin  duda  alguna 
Es  fuerza  que  corresponda 
A  esta  bóveda,  parece 
Que  suenan  pasos  ahora. 

VECCER. 

Los  cabellos  se  me  erizan 
De  horror.  Retiraos  á  esotra 
Parte ,  que  hoy  todo  es  prodigios. 

SOLDADO. 

¡Válgame  Dios,  qué  horrorosa 
Es  de  la  muerte  la  imagen! 

VEGUER. 

Bernardo  de  Serrallonga , 
Su  difunto  padre ,  es  quien 
Habla  dentro.  Por  esotra 
Parte  seguidme. 

SOLDADO. 

Tras  ti 
Varaos  todos. 

(Va/we.) 

Sale  SERRALLONGA  lleno  de  tierra 
V  DON  BERNARDO  con  manto  capi- 
tular de  ftonlesa  y  espada  dorada, 
y  una  luz  en  la  mano. 

DON  BERNARDO. 

Serrallonga, 
Tu  padre  soy,  y  viviendo 
Escuchaste  de  mi  boca 
Consejos  siempre  de  padre; 

Y  muerto,  me  manda  ahora 
El  cielo  para  bien  tuyo 

(Jue  á  prisión  te  des ,  que  eslorbas 
Tu  dicha  en  la  resistencia  ; 
Adiós ,  ni  á  mi  no  te  opongas 
Ni  á  tu  salvación  que  es  esta. 

Y  advierte ,  que  desla  forma 
La  palabra  que  te  di 

Ultima,  le  cumplo.  {Vase. 

SERRALLONGA. 

Sombra, 
Padre  y  Señor,  yo  obedezco 
Cuanto  en  mi  parte  disponga 
El  cielo. 

Salen  EL  VEGUER  y  soldados. 

VEGUER. 

Aqui  está ,  lleguemos. 

SERRALLO^GA. 

Sólo  soy  estatua  y  roca. 

VEGUER. 

Lleguemos. 

SERRALLONGA. 

Llegad,  llegad. 
Que  para  grillos  y  esposas 
De  manos  y  pies,  estoy 
Rendido,  que  Dios  me  otorga 
Para  libertad  del  alma 
Esla  prisión  venturosa; 

Y  pues  mi  padre  me  enlresa , 
Esto  es  lo  que  más  me  inipuita. 

VEGUER. 

Ponadle  esposas  y  grillos, 

Y  esa  cadena. 


SERRALLONGA. 

En  buen  hora , 
Que  ya,  amigos,  para  mi 
Son  las  prisiones  lisonjas ; 
Oh  con  qué  gusto  que  espero 
La  muerte! 

VEGUER. 

Rodeadle  ahora 
Con  esla  cadena  el  cuerpo. 

{hchanle  una  cadena  y  esposas.) 

SERRALLONGA. 

Para  mi  todas  son  joyas. 

SOLDADO. 

Ya  está  lo  que  mandas  hecho. 

VEGUER. 

Caminad  á  Barcelona 
Con  él  ahora,  soldados. 

SERRALLONGA. 

Vamos ,  amigos ,  que  toda 
La  prisa  que  me  dais  es 
Para  llegar  por  la  posta 
A  la  ventura  que  aguarda 
Con  su  muerte  á  Serrallonga ; 

Y  de  mis  culpas ,  cualquiera 
Será  recompensa  corla. 

(Vanse.) 

Sale  FADRÍ  con  grillos,  y  dice  dentro 
EL  ALCAIDE. 
ALCAIDE.  (Dentro.) 
Vaya  al  calabozo  fuerte 
Este  hidalgo,  que  es  un  Marte 
Bandolero. 

FADRÍ. 

En  cualquier  parte 
Podré  esperar  á  la  muerte ; 
No  me  espanta  el  calabozo 
Ni  el  inlierno  me  da  espanto; 

Y  aunque  rendido,  no  tanto 
Que  de  la  muerte  el  destrozo 
Ni  el  temor  de  la  fortuna 

Han  de  alabarse  que  han  hecho 
En  la  roca  de  mi  pecho 
Mudanza  jamás  alguna. 

Sale  XLCARWAV  con  esposas  y  grilliis. 

ALCAIDE.  (Dentro.) 
Allá  baja  olrocouél, 
Bandolero  baladi. 

ALCARAVÁN. 

Miente  el  Soldán,  y  el  Sofi 

Y  el  Tamorlan  después  del , 
Si  hablaran  en  mi  opinión 
Como  el  seor  Alcaide  ha  hablado ; 

Y  á  no  venir  desposado 
Con  esa  infame  invención. 
Yo  se  lo  diera  á  entender 
Como  alguna  vez  verá. 

FADRÍ. 

¿Es  Alcaraván? 

ALCARAVÁN. 

¿Quién  va? 
¿Es  galán ,  hombre  ó  mujer? 

FADRÍ. 

Soy  el  demonio. 

ALCARAVÁN. 

¿Es  Fadri? 

FADRÍ. 

Aunque  el  serlo  sea  delito... 

ALCARAVÁN. 

¿También  cayó  en  el  garlito 
Voacé? 

FADRÍ. 

Soy  hombre  y  caí. 


ALCARAVÁN. 

Bellaco  pleito  tenemos; 
Pienso  que  por  no  guardarnos , 
En  cuartos  lian  trocarnos 
Por  lo  que  á  vellón  olemos. 

FADRÍ. 

Más  que  me  truequen  despuc3 
De  muerto  en  maravedís 
O  en  moneda  del  pais. 
Que  en  cuartos,  es  interc3 
Que  sube  mucho. 

ALCARAVÁN. 

Fadri, 
Siempre  ostentaste  valor. 

FADRÍ. 

Nunca  conocí  al  temor. 
Ni  sé  á  qué  sabe. 

ALCARAVÁN. 

Yo  sí. 

FADRÍ. 

¿Y  has  sabido  qué  suceso 
Ha  tenido,  Alcaraván, 
Serrallonga,  el  capitán; 
Si  ha  quedado  muerto  ó  preso? 
Porque  á  sentirlo  vendré 
Mas  en  ocasión  tan  fuerte , 
Que  mi  prisión  ni  mi  muerte. 

Bien  de  tu  amistad  lo  sé; 
Aqui  saldrá  en  la  colada 
Todo,  si  no  es  que  en  Narbona 
Ha  dado  con  su  persona ; 
Aunque  es  carga  muy  pesada 
La  maza  de  mí  Señor. 

FADRÍ. 

Todo  lo  vence  el  amor 

Y  una  voluntad  prendada. 

(Ruido  dentro  de  cadenas  y  grillos) 

ALCARAVÁN. 

¿  Qué  prodigioso  ruido 

De  grillos  se  escucha  ahora? 

FADRÍ. 

Es  música ,  aunque  sonora , 
De  poco  gusto  al  oido; 
Habrá  anochecido  ya 

Y  por  los  usados  modos. 
En  los  calabozos  todos 
Los  presos  recogerá. 

ALCARAVÁN. 

Pues  til  y  yo  esta  noche  haremos 
Rancho  en  el  mió,  Fadri, 
Que  mullido  se  está  alli 
El  duro  suelo. 

FADRÍ. 

¿Podremos 
Echar  menos  el  regalo. 
Siendo  eu  tantas  ocasiones 
Peñascos  nuestros  colchones? 

ALCARAVÁN. 

Lo  que  aqui  suele  haber  malo 

Son  ciertos  animalejos 

Que  en  los  que  escuchan  dormidos 

Andan  muy  introducidos, 

llojéndoles  los  pellejos. 

Hay  unas  chinches  mollares 

Y  unos  caribes  ratones 
Que  se  comen  los  talones 

Y  vuelven  por  los  pulgares. 
Estas  plagas  hay  aquí. 
Porque  debió  Faraón 

De  hallar  la  nueva  invención 

Del  calabozo,  Fadri. 

( Van  saliendo  losque  nombra  el  Alcaide 

desde  adentro,  todos  con  griUot,y 

toman  rancho.) 

ALCAIDE.  (Dentro.) 
Ea,  vayan  por  su  lista 
Los  del  calabozo  fuerte. 


ALCARAVAS. 

Ya  encierran  los  camaradas; 
Debe  de  haber  mucha  gente. 
Aic\íOE.  {Dentro.) 
El  de  la  moneda  falsa. 

UÜSEPEKO. 

Señor  Alcalde,  uo  tiene 
Tanta  culpa ,  que  no  está 
Averiguado,  y  ser  puede 
Que  salga  lodo  mentira. 

ALCAIDE.  (Díníra.) 
El  Embuslero  alcahuete. 

EMDOSTERO. 

Mentirán  cuantos  lo  dicen. 

ALCABAVAN. 

Y  en  este  tiempo  parece 
üue  tiene  razón  ,  que  son 
Muy  fáciles  las  mujeres. 

ALCAIDE.  (Dentro.) 
El  liepresentante. 

ALCABAVArt. 

Cien ; 
¿Por  qué  está? 

«EPRESEXTANTE. 

Por  una  muerte, 
i  Y  qué  ie  parece,  hidalgo? 

ALCARAVÁN. 

Que  es  muy  venial  delincuente , 

Y  se  quitará  con  agua 
Bendita  de  dos  marqueses, 
L'n  entremés  y  dos  bailes. 

ALCAIDE.  (Deni.TO.) 
El  Estudiante  valiente, 
Por  la  sátira. 

ESTUDIANTE. 

Ya  bajo 
Como  un  lurco  matasiete. 

ALCARAVÁN. 

Poca  cosa  ,  poca  cosa ; 
Lüdron  de  versos  es  este. 

ESTUDÍAME. 

Mienten  cuantos  lo  pensaren. 
[Tropieza  en  Alcaraván.) 

ALCARAV.IN. 

Esos  son  mis  pies. 

ESTUDIANTE. 

Pues  deje 
Paso  al  rancho  á  cada  uno. 

ALCARAVÁN. 

Dijo  bien ,  encogeréme. 

ALCAIDE.  (Dentro.) 
El  ciego  que  vende  coplas. 
Por  casado  cuatro  veces. 

ALCARAVÁN. 

Nunca  debió  de  ir  á  vistas, 
l'orque  sólo  á  ciegas  puede 
Casarse  el  demonio  tantas. 

CIEGO. 

Señores,  quien  miente,  mieiile. 

ESTUDIANTE. 

Tente ,  ciego,  que  me  estrupas. 

CIEGO. 

Vistoso,  no  sé  querelle  , 
Si  se  pone  en  medio... 

ESTUDIANTE. 

Pase, 
Como  chanflón. 

ALCAIDE.  (Dentro.) 
El  Vejete, 
Por  el  incesto. 

ALCARAVÁN. 

I  Oh  bellaco! 
Puerro  por  de  dentro  ^erllo 
\  por  la  cabeza  cano. 


AN  SERRALLONGA,  V  BANDOS  DE  BARCELONA 

I 


VEJETK. 

Dios  lo  sabe  solamente , 
Si  es  testimonio. 


¿Querrasc 
Vendar  Susana? 

VEJETE. 

¿Quién  mete 
En  eso  6  vuesa'nierced? 

ALCARAVÁN. 

Yo,  que  soy  aqui  su  agente. 
ALCAIDE.  (Dentro.) 
Cierra  el  calabozo  ahora; 
Pero  aguarda,  no  le  cierres, 
Que  hay  preso  nuevo,  y  de  chapa , 
Que  cubierto  el  rostro  viene 
Vdel  Virey  encargado. 
Señores,  allá  va  un  huésped. 

ALCARAVÁN. 

Venga  en  buen  hora,  que  aquí 
Mullida  la  cama  tiene. 

ESTUDIANTE. 

Valiente  cadena  arrastra. 

VEJETE. 

Si  de  oro  se  volviese, 
UiM  dueño  fuera  el  rescate. 

FADRi. 

^Si  acaso,  cielos,  es  este 
Si-rrallonga? 

Sale  SERRALLONGA  con  cadena  y  es- 
posas en  las  manos. 

SERRALLONGA. 

Hacia  esta  parte 
A  tiento  quiero  ponerme, 
Ya  que  este  oscuro  teatro 
la  vida  y  de  la  muerte  , 
Hasta  que  llegue  ,  me  dan 
Mis  delitos  por  albergue. 
(Échase  á  un  lado  más  alto  que  todoí 
Aquí  he  enconlrado  un  arrimo 
■'.n  que  á  mi  cansancio  pueden 
Poner  treguas  mis  cuidados 
Si  un  triste  con  ellos  duerme. 
Lo  que  pasó  con  mi  padre, 
üue  ha  sido  sueño  parece; 
Sueño  fué,  y  dormido  pudo 
Kl  Veguer  preso  traerme ; 
Que  sin  duda ,  lo  que  tuve 
Por  verdad ,  fueron  especies 
Que  durmiendo  atrae  al  alma 
la  imaginativa  siempre; 
Pues  tan  prodigioso  caso 
.Ni)  ha  podido  sucederme 
Menos  que  dormido. 

ALCARAVÁN. 

¡Oh  chinche 
Del  mismo  demonio!  ¿Vienes 
Kn  traje  de  sabandija 

Y  sacabocados  eres? 

SERRALLONGA. 

Esta  es  voz  de  Alcaraván 

Y  lenguaje  juntamente; 
También  corrió  mi  fortuna 
Sin  duda. 

ESTUDIANTE. 

¿Qué  manda?  Fuese. 

UONEDERO. 

¿Qué  esesto,seor  Licenciado? 

ESTUDIANTE. 

Cierto  gazapo  de  ájeme. 
Que  á  conversación  conmigo 
Se  venia,  y  despéjele. 

VEJETE. 

Ya  comienzan  á  ser  largas 
Las  noches  notablemente. 


EUDUSTEItO. 

Fiestas  son  del  bacallao. 

VEJETE. 

¿No  dotaremos  de  aceite 
Una  lamparilla  aqui? 

ESTUDIANTE. 

SI ,  que  este  oscuro  retrete. 
Va  que  no  parezca  al  limbo, 
Es  solar  de  Miserere. 

CIEGO. 

Todo  es  uno  para  inl. 

EUBUSTERO. 

Mire  como  se  revuelvo. 
Señor  vecino,  que  están 
Mis  narices  aqui. 

ALCARAVÁN. 

Echéino 
De  esotro  lado,  que  son 
De  Chinchón  estas  paredes; 
No  se  dé  por  entendido. 

SERRALLONGA. 

Alcaraván  es  aqueste. 

CIEGO. 

¿Señor  Licenciado? 

ESTUDIANTE. 

¿Quién 
Mo  llama? 

El  ciego. 

ESTUDIANTE. 

¿Y  qué  quiere? 

CIEGO. 

Oue  pues  es  tan  gran  poeta, 
linas  cophis  me  escribiese 
l)('Serrallonga,  ese  bravo 
Kandolero.  ese  que  tiene 
l'»(l.i  Cataluña  en  arma; 
Que  yo  daré  un  dobloncete 
l'or  el  metro. 

REPRESENTANTE. 

¿  No  es  mejor. 
Pues  se  hace  más  fjcilmente. 
Una  comedia,  en  que  Prado, 
Arias  ó  Cintor,  hiciesen 
\  Serrallonga,  queson 
I, os  que  mayor  fama  lienen 
lii  España  ,  y  fuera  cosa , 
Que  inninrlal  pudiera  hacerle , 
\  con  que  escandalizara 
Las  cortes  de  muchos  reyes? 

Ni  comedias  ni  esas  cosas, 
Si  á  voacedes  les  parece. 
Ha  menester  Serrallonga. 

SERRALLONCA. 

¿Este  es  Fadrí? 

ESTUDIANTE. 

¿Quií'n  le  mote 
Al  del  rincón  en  dibujos? 

SERRALLONGA. 

¿Pues  quién  aquí  mejor  puede. 
Que  el  del  rincón  ,  en  las  cosas 
De  Serrallonga  meterse? 

FADRÍ. 

Vive  Dios  que  es  Serrallonga 
El  que  he  sospechado  siempre. 

ALCARAVÁN. 

o  no  soy  Alcaraván  , 

O  Serrallonga  es  aquesto. 

ESTUDIANTE. 

Deben  voacedes  de  ser 
De  Serrallonga  parientes. 

ALCARAVÁN. 

Cuéntenme,  si  son  servidos, 


S82 

También  con  los 

Que  somos  ires. 

estudíame. 
Puco  importa 
Ser  tres,  ni  cinco  ni  siete. 

ALCARAVÁN. 

Si,  importa. 

FADRi. 

Y  importará 
Mucho  más  de  lo  que  entienden. 

VEJETE. 

No  importa ;  y  más  adelante 
No  pasen  los  remoquetes , 
One  es  hacer  algo  de  nada ; 
Miren  sobre  qué  valiente 
Alcides,  Héctor  ó  Aquiles, 
liernardo  ó  Roldan ,  contienden , 
Sino  sobre  un  bandolero. 
Que  ha  cometido... 

ALCARAVÁN. 

Vejete , 
Draguero  del  conde  Claros 
Que  te  estás  haciendo  siempre 
Con  responsos  los  bigotes 

Y  gárgaras  con  el  réquiem; 
Que  tienes  manida  el  alma 

Y  de  manida  te  hiede; 
Que  por  los  sepulcros  ,  como 
l'or  una  viña,  te  metes 
Vendimiada ;  que  aprendiste 
A  leer  con  las  mujeres 
Del  archivo  de  Simancas, 

Y  te  nacieron  los  dientes 
Sirviendo  al  Rey  que  rabió ; 
Que  las  primeras  mercedes 
Fué  hacerte  paje  de  lanza 
De  Longinos ;  que  la  sierpe 
Del  terrenal  Paraíso 
Fué  hermana  tuya  de  leche; 
Que  fuiste  casamentero 
De  las  bodas  de  Olofernes; 
Oue  engendrastre  los  relrancs; 
Que  inventaste  los  picheles; 
Con  quien  el  préstame  un  cuarto 
Veinte  y  cinco  años  no  tiene, 

Y  las  tres  ánades  madre; 
Duerme  y  calla  ,  si  no  quieres 
Ser  ajo  de  la  otra  vida 
En  las  migas  de  la  muerte. 

VEJETE. 

Demonio,  ¿d  jnde  has  hallado 
Tanto  apodo  que  ponerme? 
¿Tanto  chiste  que  decirme? 

ALCARAVÁN. 

En  lus  pedorreras ,  que  eres 
Calepino  de  los  siglos 

Y  el  almanac  de  los  meses. 

CIEGO. 

Muy  introducidos  hallo 
Kn  el  calabozo  fuerte 
Los  huéspedes ,  sin  habernos 
Pagado  antes  la  patente. 

ESTUDIANTE. 

Que  la  paguen,  6 si  no. 
Como  acostumbrarse  suele, 
Haya  culebra  y  culebra 
Del  rey  don  Rodrigo. 

FADHÍ. 

Kslonse 
Quedos,  si  fueren  servidos; 

Y  repare  quien  pudiere 
Que  duerme  mi  eamarada ; 
Que,  vive  Dios,  que  les  pese 
Si  andamos  á  coces  todos. 

VEJETE. 

i  Notable  lenguaje  tiene  ! 

CIEGO. 

Germanía  es  lodo. 


COMEDIAS  liSGÜGlÜAS  DE  DON  FRANCISCO 

voacedes,  estudiante. 

Mucho 
Los  huéspedes  se  prometen , 
Sin  saber  qué  hay  |)or  acá. 

SERRALLONGA. 

Todo  el  mundo  se  sosiegue. 
Que,  vive  Dios,  que  me  canso, 
V  que  si  nte  causo  eche 
Kl  calabozo  por  una 
Ventana. 

vejete. 
El  demonio  puede 
Replicarle. 

represektante. 
I  Hombre  notable ! 
estudiante. 
Mas  si  Serrallonga  fuese.f. 
serrallonga. 
¿Callaron? 

EMDUSTEnO. 

¿No  lo  ve? 

ALCARAVÁN. 

Todos 
Mujeres  de  Lolh  parecen. 

ciego. 
Yo  soy  ciego,  y  todos  mudos. 

estudiante. 
¿Quién  será  este  matasiete 
Tan  dueño  del  calabozo? 

ALCARAVÁN. 

¿Amasan  aqui ,  que  ciernen 
Pulgas  por  harina? 

representante. 
Callen , 

V  durmamos. 
vejete. 

Desvéleme; 
.No  podré  entrar  en  camino 
En  toda  la  noche.  ¿Duerme 
El  Señor? 

representante. 
Ya  andaba 
En  eso.  ¿Qué  se  le  ofrece 
A  vesasted  ahora? 

vejete. 
¿Sabe 
El  juego  del  hombre? 

representante. 
Séle. 

VEJETE. 

Juzgúeme  esta  mano. 

REPRESENTANTE. 

Diga. 

lúONEDERO. 

Informe  bien,  señor  Lesmcs. 

VEJETE. 

Yo  estaba  con  la  tenaza... 
alcaravah. 
El  descendimiento  es  ese. 
Lacayo  de  Kicodemus. 

VEJETE. 

Con  tres  triunfos  y  dos  reyes , 

Y  del  un  palo  baldado. 

ALCARAVÁN. 

De  todos  lo  estás,  Vejete. 

REPRESENTANTE. 

Pase  vuesasted  adelante. 

VEJETE. 

Uiceme  hombre  (inalmente. 


Ya  no  podrán  en  tu  vida... 

VEJETE. 

Hijo  de  puta,  ¿no  quieres 
nejarme? 


De  dormirme  ú  de  tenderle 
A  roncar  al  otro  mundo. 

{Tañen  guitarra  dentro.) 

VEJETE. 

Aqui  parece  que  quiereo 
Cantar,  oigamos. 

MONEDERO. 

Será 
Del  cuarto  de  las  mujeres , 
Una  ninfa  que  á  estas  horas 
Las  más  noches  cantar  suele. 

CANTAN.  {Dentro.) 
Acabe  ya  de  llegar 
Esla  perezosa  muerte. 
Cuyos  presagios  y  anuncios 
Tantos  dias  liá  que  vienen. 
Descifremos  este  encanto 
Tan  difícil  de  entenderse. 
Que  todos  le  rehusamos 

Y  i  él  encaminamos  siempre. 

Y  este  reloj  de  la  vida 
Que  por  momentos  fallece , 
La  postrer  hora  señale 
Antes  que  se  desconcierte. 

SERRALLONGA. 

Conmigo  estos  versos  hablan. 

ESTUDIANTE. 

Arrullóse  este  valiente 
Con  la  música. 

SERRALLONGA. 

La  cuna 
Puede  ser  que  me  aproveche 
Para  romper  las  costillas 
A  algún  hablador,  que  quiero 
Que  yo  le  despache  el  alma 
Del  calabozo  á  las  veinte. 

EMBUSTERO. 

¡  Bravo  por  Dios ! 

MONEDERO. 

¡ Bravo ! 

ESTUDIANTE. 

¡DravD! 
{Iliense  lodos.) 

SERRALLONGA. 

No  quisiera  que  volviese 
La  risa  en  rabia. 

ESTUDIANTE. 

Sin  duda 
Está  loco. 

SERRALLONGA. 

Tantas  veces 
Me  pueden  hacer  el  són. 
Que  salte  de  a(iui  ó  reviente 
Con  alguna  cas<|uetada 
Que  á  más  de  uno  le  cueste 
Las  muelas  y  las  uarices. 

REPRESENTANTE. 

Pocos  hacen  lo  que  ofrecen. 

SERRALLONGA. 

¿Mas  que  me  he  de  levantar? 

ESTUDIANTE. 

¡Cuerpo  de  Dios!  ¿No  se  puede 
Mover  de  esposas  y  grillos 
Y  una  cadena ,  y  pretende 
Darnos  á  tragar  gazapos? 

SERRALLONGA. 

¿Pues  para  qué  tengo  dientes, 
l'ñns,  iii'jndiis,  V  un  alma 
liiTüirii,  iii:i  Km  Miulerhelies? 
\iv.'  1.  '.s ,  ,|n.'  Ii:iii  de  sallar 
De  Im,  r.ii.,  lai^  :i  púneles, 
llocadiKS  V  huU'tadas, 
Los  gallinas. 

(í.t't/ííníasí'.) 


EL  CATALÁN  SERRALLONOA ,  V  BANDOS  DE  UAUCELÜMA. 


faorI. 
Aquí  llenes 
Quien  se  ve  otra  vez  contigo. 
alcarava:<. 

Y  yo,  aunque  canto  falsete , 
No  haré  compañero  falso. 

Arrójasí  con  ellos  á  puñadas  con  las 
esposas ,  revuélvese  el  calabozo ,  y 
sale  EL  ALCAIDE  con  bastón  y  luz 
y  apártalos,  y  SerraUonga  se  retira 
aun  lado. 

RKl-nESEXTANTE. 

Homliro  del  demonio,  lente ; 
Un  rajóse  ha  desalacio. 

UOXEDEtlO. 

¡Ay  mi  nariz! 

EJlDtSTERO. 

i  Ay  mis  sienes! 

ESTCDIASTE. 

¡Ay  mi  brazo! 

CIEGO. 

i  Ay  mi  costilla! 
El  calabozo  se  viene 
Otra  vez  abajo. 

ALCAIDE. 

Fuera. 

SERRALLOMGA. 

El  señor  Alcalde  llepue. 
Que  yo  me  reportaré  ; 

Y  eslos  gallinas  le  deben 
Mas  de  lo  que  piensa. 

ALCAIDE. 

¿Quién 
Es  SerraUonga  ?  ¿  Es  el  huésped 
Que  vino  esta  noche? 

SERRALLONGA. 

¿Quién? 
Yo  soy.  ¿  Qué  es  lo  que  me  quiere . 

ALCAIDE. 

Es  menester  acá  fuera. 

VEJETE. 

iQué!  ¿SerraUonga  es  aqueste? 
Siempre  lo  temi  yo. 

SERRALLONGA. 

Vamos 
Do  el  señor  Alcaide  quiere , 
Que  de  mi  pecho  al  escollo 
No  le  espantan  los  vaivenes 
Del  tiempo,  ni  la  fortuna. 
Ni  todo  el  mar  de  la  muerte. 

ALCARAVAX. 

Fadri,  vamos  tras  él. 

FADRÍ. 

Vamos , 
Que  del  calabozo  fuerte 
Dan  libertad  con  el  dia. 

( Vanse  Fadri  ij  Alcaraván., 

ALCAIDE. 

Por  ma!  de  alguno  amanece. 

SERRALLONGA. 

Podrá  ser  que  sea  por  bien. 
( Vanse  SerraUonga  y  el  Alcaide.) 

REPRESEXTA.NTE. 

Esto  á  ponerle  me  huele 
En  la  capilla. 

MONEDERO. 

Querrá 
Despacharle  brevemente 
El  de  Cardona  ,  que  tuvo 
De  matarle  ú  de  prenderle 
Siempre  gana. 


EllBUSTERO. 

El  es  bizarro 
Catalán. 

estudia:(TE. 
Nadie  me  tiene 
Más  envidioso  en  el  mundo. 

VEJETE. 

Pues  yo  haré  con  él  que  trueque 
Con  el  señor  Licenciado 
Su  plaza. 

ESTUDIANTE. 

El  valor  no  puede 
Trocar cou  nadie. 

CIEGO. 

A  escuchar 
Vamos  la  sentencia. 

ESTUDIANTE. 

I  Fuerte 
Ocasión !  Vamos;  no  he  visto 
Jamás  hombre  más  valiente 

CIEGO. 

Yo  le  daré  para  guantes, 
Si  el  de  la  sátira  quiere 
La  relación  escribirme. 

ESTUDIANTE. 

Vamos ,  y  el  cuidado  deje 
A  mi  pluma ,  que  he  de  hacer 
Que  la  de  Virgilio  tiemble. 

CIEGO. 

¿Es  poeta? 

ESTUDIANTE. 

Y  de  los  cultos, 
Que  lo  que  escriben  no  entienden 
Ellos  ni  el  mismo  demonio. 

CIEGO. 

Será  la  obra  elocuente ; 
Vaya  un  villancico  al  cabo. 
¿  A  vuesarced  le  parece 
Conlra  los  moños? 

ESTUDIANTE. 

Pondráse 
De  veinte  y  cinco  allileres. 
{Vanse.) 

Sale  DOÑA  JUANA  hablando  desde 


Afuera ,  apartad ,  dejadme 
Entrar,  que  donde  muriere 
SerraUonga,  ha  de  morir 
Quien  sin  él  vivir  no  puede. 
Perdida  del ,  hasta  ahora 
Me  escondió  una  gruía  verde 
De  esa  montaña ,  que  al  sol 
En  plata  el  oro  le  bebe; 

Y  sabiendo  que  venia 
Preso,  amor  me  trae  á  verle , 

Y  á  pagarle  con  la  vida 
Lo  que  la  vida  le  debe. 

Mi  vida  busco ;  aunque  no, 
Mal  dije;  busco  mi  muerte. 
Que  no  es  amor  verdadero 
Amor  que  los  riesgos  temo. 

Salen  SERP.ALLONGA 
T  EL  ALCAIDE. 

SERRALLONGA. 

Obedezco  la  sentencia, 

Y  voy  á  morir  alegre. 

ALCAIDE. 

Ro  se  ha  visto  más  constante 
Corazón. 

SERRALLONGA. 

¿Dónde  pretende 
Llevarme  el  señor  Alcaide 
Ahora? 


ALCAIDE. 

Es  fuerza  que  os  dejo 
En  la  capilla. 

SKRRALLONG.V. 

Venid , 

Y  este  duro  amago  llegue 
Que  tanto  le  rehusamos 

Y  á  él  caminamos  siempre. 
Probemos  esta  hebifla 

Que  amar-;.!  :'i  tr,.:,.-^  inroro, 

Cuyos  pi'  ■   '    :i-  :iH;n.; 

Tantos  .:  ;::    1  .     "I, 

Y  esUMvi  .,,,.'  ,.i   .  .: 

Que  por  iiiiiiin-iiii..->  ;,,ll.  cu. 
La  postrer  hora  señale 
Antes  que  se  desconcierte. 
Juana  está  aqui. 

DOÑA  JUANA.  {Ap.) 

SerraUonga 
Es  el  que  miro  presente 
Si  el  deseo  no  me  engaña. 

I  SERRALLO.XCA.   (4p.) 

¡Oh,  si  pudiera  sin  verme 
Pasar ! 

DOÑA  JUANA. 

(Ap.  ¿A  qué  aguardo?)— Dame 
Esos  brazos. 

SERRALLONGA. 

Juana,  tente. 
Que  este  es  otro  tiempo  ya, 
Utro  nuevo  mundo  es  este;. 
No  porque  en  esta  ocasión 
Dejaré  de  agradecerle 
Amor  tan  nunca  vencido; 
Mas  porque  son  diferentes 
Las  finezas  de  la  vida 
De  las  veras  de  la  muerte ; 
Esto  pide  otro  lenguaje 
Del  que  se  acostumbra  siempre, 
Otro  ser  nuevo,  otro  estilo. 

DO.ÑA  JUANA. 

¿Cómo? 

SERRALLONGA. 

Escúchame  .itenlamci'tc: 
Juana, yo  voy  a  morir, 

Y  ahora  no  he  menester 
Más  que  enseñarme  á  vencer 
Los  peligros  del  vivir;  , 
Aprenderá  desmentir 

Lo  que  en  la  vida  enamora, 
i:s  lo  que  pretendo  ahora; 
Que  muriendo  desta  sueno 
Nunca  quedará  la  muerte 
■  De  alma  y  vida  vencedora. 
Kn  ocasión ,  que  llegada , 
Tan  fácil  la  considero, 
La  vida  del  alma  quiero. 
No  la  del  cuerpo,  que  es  nada ; 
Para  hacer  esta  jornada 
Tan  á  la  ligera  he  de  ir. 
Que  no  me  pueda  impedir 
Entre  humanos  emhurazos; 
Mira,  si  me  echas  los  brazos 
Como  tengo  de  partir. 
Bien  es  justo  que  prinioro 
Que  cumpla  el  cielo  me  aliaua 
Con  lo  que  te  debo,  Juana, 
Por  cristiano  y  caballero; 
Hacerte  mi  esposa  i|ii¡ero; 

Y  aniMpii  .1  "11-  '''■  irrro  estoy 
Rendi'l  .  V      I  ",     •     h  >v. 
Pues  I  .11       :  I      , '    .  ■  i  ina 

De  n;;iii.i    ;  i  .    ,j 1  ülina. 

Las  dos  ili-l  alma  le  doy. 
Con  esto,  adiós,  que  nie  espera 
El  Alcaide,  quien  me  avisa 
Que  me  está  llamando  aprisa 
La  ley  de  morir  severa ; 
Débate  yo  por  postrera 
Una  Gneza  española 


S81  COMEDIAS 

De  lanías  como  acrisola 
Tu  pecho,  que  es  lio  llorar, 
Ponjue  me  puedo  anegar 
£ii  uua  lágriaia  sola. 

DOÑA  JUANA. 

Aunque  pidiéndome  eslás 
Cosas  que  no  pueden  ser, 
lli>y  le  pienso  obedecer 
En  imposibles  no  más; 
Ilien  que  con  oslo  me  da3 
l'.jra  morir  ocasión , 
Oue  las  lagrimas  (jue  al  son 
Del  pesar  salen  del  centro, 
i^e  volverán  bácia  adentro 
A  anegarme  el  coraron. 
ÜUés  el  alma  que  le  he  dado 
Oue  seguir  la  luya  intenta , 
l>e  la  espantosa  tormenta 
Del  corazón  saldrá  á  nado; 
Oue  como  las  ha  juntado 
Amor  en  lazo  tan  fuerte, 
Asi  en  la  postrera  suerte 
No  liay  poder  que  las  divida , 
Que  son  fueros  que  á  la  vida 
Juró  guardarle  la  muerte. 

SERRALLO.NGA. 

No  me  enternezcas ,  mujer, 
Que  ya  conozco  tu  amor, 
(guando  be  de  ostentar  valor 
Lágrimas  no  be  menester ; 
Esto  badeser. 

BOÑA  lUANA. 

Si  badeser. 
Consuele  el  cielo  á  los  dos. 

SERRALLO.NGA. 

Ya  voy,  Alcaide ,  con  vos. 

ALCAIDE. 

¡Qué  valor! 

DOÑA  JOAXA. 

Yo  voy  sin  vida. 

SERtiALLONGA. 

Adiós,  esposa  querida. 

DOÑA  JUANA. 

Esposo  del  alma ,  adiós. 
( Vase  doña  Juana  por  un  lado  y  Serra- 
llongapoT  otro.) 

Sale  EL  DUQUE  y  acompañasiiexto. 

CRIADO. 

Sólo  al  Duque  de  Cardona 
Publica  á  voces  el  pueblo 
Que  deberá  CataluBa 
Ue  los  bandos  el  sosiego 
De  los  Caderes  y  Narros 
Tan  contrarios  y  sangrientos , 
Como  la  seguridad 
De  sus  caminos. 

DUQUE. 

Yo  espero 
Quecou  la  cabeza  sola 


ESCOCIDAS  DE  DON  KIUNCISCO 
Que  mando  quitar  del  cuello 
Hoy  á  Serrallonga,  todo 
Tenga  venturoso  efecto, 

Y  que  es  el  mayor  servicio 

Que  á  Dios  y  á  mi  Rey  he  hecho. 

CRIADO. 

Nunca  vuecelencia  falta 
A  la  Síingre  que  le  dieron 
Tan  altos  progenitores. 

DUQUE. 

Por  Barcelona  pretendo 
Salir  en  público  boy. 
Para  asegurar  con  esto 
De  la  justicia  que  bago 
La  ejecución  y  el  respeto. 

CRIADO. 

lia  sido  rnzon  de  estado 
De  la  prudencia  que  vemos 
Un  vuecelencia,  Señor. 

DUQUE. 

Todo  importa  al  buen  gobierno. 
A  doña  Juana  Torrellas 
He  puesto  en  un  monasterio. 
Después  que  con  Serrallonga 
Se  celebro  el  casamiento 
Para  morir. 

CRIADO. 

Eso  ha  sido 
De  todo  el  colmo  postrero, 

Y  lo  i,ue  más  importaba. 

DUQUE. 

A  los  demás  bandoleros. 
Que  son  muchos  en  prisión, 
licbar  en  galeras  pienso. 
Que  el  marqués  de  Villafranca 
Tiene  orden  para  esto  mesmo 
Para  todos  los  vireyes 
De  su  majestad  ,  decreto 
En  que  le  servimos  todos. 

Sale  DON  C.\RLOS ,  con  luto. 

DOX  CARLOS. 

A  besarla  mano  llego 
A  vuecelencia,  por  tantas 
Mercedes  como  me  ha  becho 
En  aquesta  ocasión. 

DUQUE. 

Si, 
Don  Carlos ,  todo  lo  debo 
A  vuestra  sangre ;  y  el  lulo 
Que  en  vos  nuevamente  veo. 
Me  ha  parecido  fineza 
De  tan  grande  caballero. 

DON  CARLOS, 

Serrallonga  lo  es  lan  grande. 
Que  habiéndome  satisfecho. 
Es  fuerza  mostrar  asi 
De  su  muerte  el  sentimiento. 

DUQUE. 

De  vuestras  obligaciones 
Siempre ,  don  Carlos,  lo  creo. 


DOX  CARLOS. 

Con  el  muerto  y  el  rendido 
■Ninguna  ley  guarda  el  duelo. 

DUQUE. 

i  Y  en  qué  eslado  habéis  dejado 
Al  de  Serrallonga? 

DOX  CARLOS. 

Entienda 
Que  ya  en  el  suplicio  hübrá 
También  satisfecho  al  cielo 
Lo  que  debe ;  y  yo  he  venido 
De  haberle  visto  lan  tierno, 
Después  de  haberme  pedid» 
Perdón  con  tantos  extremos 

Y  haberse  echado  á  besarme 

Los  pies,  que  esto  proiiio  ha  hecho 
Con  otros  muchos  ,  que  toda 
La  demostración  de  deudo 

Y  de  amigo,  be  de  afectar 
En  su  muerte ,  donde  puedo 
Decir,  que  mayor  valor 

De  cristiano  y  caballero 
No  se  ha  visto  eu  los  anales 
Déla  fortuna  y  el  tiempo; 
Porque  desde  que  salió 
De  la  cárcel  hasta  el  puesto 
Del  suplicio,  que  de  todos 
Sus  naufragios  llamó  puerto, 
No  se  vio  mayor  constancia 
Ni  semblante"  más  severo 
En  hombre  mortal ;  en  fin, 
Por  cosa  asentada  tengo. 
Según  la  fe  ,  que  pisando 
Está  inmortales  luceros. 

DUQUE. 

Su  fe ,  su  muerte  y  valor. 

Me  dan  de  verle  deseo. 

[Descúbrese  un  cadalso  con  luto,  ?/ 
dos  blandones  con  hachas  encendi- 
das, el  cuerpo  sin  cabeza,  corriendo 
sangre,  y  el  tronco  con  capuz,  y  la 
cabeza  de  por  sí.) 

DOX  CARLOS. 

Llegar  puede  vuecelencia. 
Que  aun  estando  sin  el  cuerpo 
La  cabeza,  está  mostrando 
Su  nunca  vencido  esfuerzo. 

DUQUE. 

Tan  vivo  está .  que  al  semblante , 
Según  se  muestra  severo. 
No  parece  que  han  llegado 
Las  nuevas  de  que  está  muerto. 

DOX  CARLOS. 

Desta  suerte  Serrallonga , 
El  catalán  bandolero. 
Fin  ha  tenido:  y  Luis  Velez 
Por  mí,  Senado  discreto. 
Os  pide  con  los  demás, 
Sacrificándoos  deseos. 
Como  perdón  de  las  fallas. 
Vítores  de  los  aciertos. 


TAMBIÉN   LA  AFRENTA  ES   VENENO, 

DE  LUIS  VELE7,  DE  GIT-VARA .  DE  DON  ANTONIO  COELLO  Y  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


PERSONAS. 


EL  REY   DE  PORTUGAL.  |  VASCO  DE  ALMEIDA. 
EL   MAESTRE    DE   AVlS,    DON  CLAUDIO. 

tu  hermano.  JIAN  LORENZO  DE  ACU- 

EL  PlilOli  ÜE  OCRATO.    I      .ÑA. 


LA  INFANTA. 

DONA   LEONOR    DE   ME- 

NESES. 
GUIOMAR,  criada. 


BARRETO,  gracioso. 
UN  PINTOR. 
Música. 


JORNADA  PRIMER.^. 

(l)E    LlIS    VELEZ    DE     CL'EVV 


Salen  los  MÚSICOS  cantando. 

MÚSICOS. 

A  lat  fiestas  que  hace  el  valle 
.4/  despedirse  el  invierno 
Con  la  venida  de  Abril 
Tan  deseada  en  el  suelo. 
Los  arroyos  desatados 
De  la  prisión  que  tuvieron , 
Bajan  d  ser  de  las  aves 
.Músicos,  del  tol espejos. 
Verdes  gigantes  lo^  montes , 
Ya  como  riscos  soberbios. 
Con  las  galas  del  verano 
Enamoran  los  luceros. 
A  la  risa  de  las  fuentes 
Val  aplauso  de  ¡os  ecos. 
Mienten  estrellas  los  prados , 
Cortesanos  lisonjeros. 

Salen  el  REV.  de  gala,  el  MAES- 
TRE, DON  CLAUDIO,  VASCO  T  EL 
PRIOR. 


No  ban  abierto  una  ventana. 

PRIOR. 

Habránla  en  el  alma  abierto. 
Que  por  mas  escandalosa. 
Señor,  condenará  el  dueño 
La  de  los  balcones. 


Prior  de  Ocrato,  que  temo 
Que  es  en  el  alma  lo  mismo, 
Que  llene  de  bronce  el  pecho! 

PRIOR. 

Nada  puede  resistirse 
A  un  Rey ,  y  Rey  en  efecto 
De  Portugal;  vuestra  alteza 
Desconlia  como  cuerdo 

Y  ama  como  portugués. 

Que  de  amor  es  sombra  el  miedo. 

REY. 

Don  Cbudio  de  Portugal, 
Yo  amo  á  una  roca  de  acoro, 
Un  escollo  de  diamante, 
idolatro  un  áspid;  luego 
Una  montaña  conquisto, 
Un  imposible  deseo, 

Y  un  basilisco  en  el  alma 
Es  mi  buésped  de  aposento; 
Por  amante  no  la  obli(;o. 
Por  rey  vencerla  nn  puedo, 
Por  vasalla  no  me  admite 


Con  humos  de  casamiento 
Piir  desigual  de  (luien  soy ; 
Aunque  es  tan  noble,  la  dejo, 

V  ambos  nos  desconcertamos. 
Yo  por  más  y  ella  por  menos. 
;0h  mal  hayan  pundonores 

Ue  vasallajes  y  reinos, 
Si  amor  igualó  las  almas 

V  es  más  soberano  imperio! 
Vive  Dios,  que  be  de  casarme 
Con  ella ,  aunque  ponga  á  riesijo 
La  amistad  del  rey  don  Jaime 
De  Aragón ,  tan  grande  deudo, 
Con  cuya  Infanta,  Prior, 

Por  mis  poderes  se  ban  hecho 
Va  las  capitulaciones, 

V  esperan  que  por  momentos 
Vaya  el  Maestre  de  Avis, 

Mi  hermano,  por  ella. 

PRIOR. 

En  tiempo 
Está ,  Señor,  vuestra  alteza 
Como  Rey,  y  como  dueño 
De  su  gusto,  de  poner 
Por  ejecución  deseos 
Tan  enamorados, que 
No  será  el  primer  ejemplo 
Entre  los  reyes  el  luyo. 
Pues  tantos,  como  sabemos. 
Con  vasallas  se  han  casado, 

V  no  está  el  ejemplo  lejos 
Ue  vuestro  padre  con  doña 
Inés  de  Castro,  que  hoy  vemos 
En  el  mármol  coronada 

De  su  insigne  mausoleo 
Por  Reina  de  Portugal, 

V  doña  Leonor  no  es  menos 
Por  Tellez  y  por  Meneses. 

REY. 

Prior,  que  como  discreto 
Vasallo,  que  como  noble 
Alientas  mis  pensamientos, 
No  sin  causa  eres  de  mi 
El  más  valido,  que  es  necio 
yuien  de  un  rey  se  opone  al  gusto 
Con  no  escuchados  consejos. 
IJoña  Leonor  de  Meneses, 
En  quien  tan  gran  sangre  veo 
Con  tan  divina  hermosura , 
lia  de  ser  Reina  ,  en  efecto. 
De  Portugal,  que  mi  amor 
l.a  ha  dado  merecimientos 
Para  serlo  de  dos  mundos ; 
Perdone  Aragón  y  el  reino 
Si  se  ofenden,  de  que  rompa 
l'e ,  amistad  y  parentesco 
Con  don  Jaime  y  con  Leonor, 
Su  Infanta  ,  que  la  que  quiero 
Es  la  de  Meneses  sola. 
Dueño  y  alma  de  mi  pecho  ; 
Esta  es  la  Leonor  que  adoro, 
Todas  de  esta  que  deseo 


Son  somnras ,  y  es  este  nombro 

Tan  repetido  en  los  ecos 

De  mi  amor,  que  no  he  tratado 

En  Castilla  casamiento, 

En  Francia ,  ni  en  Aragón , 

Después  que  por  esta  muero, 

üue  no  hayan  sido  Leonores 

Todas,  que  parece  extremo 

O  prodigio  de  la  estrella 

Que  me  inclina  á  este  portento 

De  hermosura. 

PRIOR. 

¿Vuestra  alteza 
No  podrá  con  otros  medios 
Rendir  su  altivez? 

BET. 

Prior, 
¿Quién  os  acompaña? 

PRIOR. 

Vuestro 
Hermano  don  Juan ,  maestre- 
De  Avis,  y  con  él  el  viejo 
Ayo  de  vuestras  altezas, 
Vasco  de  Almeida. 


Conlieso 
Que  respeto  su  valor 
Y  que  alabo  sus  alientos 
En  esta  edad. 

VASCO. 

Llevará 
Dien  guardadas  por  lo  menos 
Vuestra  alteza  las  espaldas 

REY. 

Muchos  días  há  que  creo 
Eso  de  vos,  Vasco. 

UAESTRE. 

Vyo 
A  vuestra  alteza  le  ofrezco 
Lo  misino  que  Almeida. 

REY. 

Herma., 
Ya  tengo  en  vos  de  eso  mcsiuu 
Muchas  experiencias,  todas 
Al  amor  grande  que  os  tengo 
Debidas;  ¡hola!  volved 
A  cantar,  que  ver  espero 
Antes  que  de  aquí  me  vaya. 
El  sol,  ú  los  soles  bellos' 
De  Leonor. 

VASCO. 

¡Fuerza  notable 
De  amor  y  obstinado  empeño! 
Miisicos.  (Cantando.) 
Al  parabién  que  dan  todos, 
fuentes,  montes  y  arrogúelos, 
l'rados.  valles,  ecos  y  aves. 
Las  estrellas  y  luceros. 


Íi80  COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS 

Salen  JUAN  LORENZO  DE  ACÜ.ÑA, 

de  noclie,  con  espada  y  Vroquel  y 


BARUtTO  de  la  misma  suerte. 

BABRETO. 

Digo  que  es  avenlurarte 
Mucho. 

JUAN. 

Si  un  mundo,  Bárrelo, 
Se  me  opusiese  delante, 

Y  mucbos.  fuera  lo  mesmo 
Cd  esta  ocasión. 

BARRETO. 

I'ues  dales , 
Que  me  has  metido  en  el  cuerpo 
Toda  la  mesa  redonda 

Y  estoy  espumando  acero. 

uúsicos.  (Cantando.) 
I.isarda  hermosa, milagro 
Tirano,  encanto  del  Tejo, 
Si  antes  sirena  de  plata 
Del  cristalino  Mondejo. 

JOAI». 

No  canten  más  y  despejen , 
Señores  músicos ,  luego 
La  calle,  si  no  procuran 
Ver  volar  los  instrumentos 
Desde  sus  sienes  al  aire, 
Hacieudo  á  los  que  son  dueños 
De  la  música  lo  mismo. 

MÚSICOS. 

¡nombre  notable  y  resuelto! 

JlIAX. 

Si  prosiguen  lo  verán. 
DAnnF.TO. 

Y  aunque  no  prosigan. 

MÚSICO  2." 

Dueño  ; 
Locos  deben  de  venir. 

BARRETO. 

Lo  borracho  nos  han  hecho 
l)e  merced. 

¿Qué  es  lo  que  aguardan? 

DARRETO. 

Deben  de  esperar  el  pliego 
Que  baja  de  la  consulta. 

JUAN. 

Yo  no  podré,  porque  vengo 
Con  menos  flema. 

Miisico  1." 

Hombre,  sombra, 
O  demonio,  que  te  has  puesto 
A  intentar  cosa  tan  grande, 
Mira  que  viene  por  dueño 
Di'sta  música  un  hidalgo, 
A  quien  le  guardan  respeto 
En  Portugal,  y  podrás 
Deste  desalumbramiento 
Salir  muy  escarmentado. 

JUAN. 

A  ninguno  se  lo  debo 
Del  líey  abajo,  ocupando 
Contra  mi  gusto  este  puesto, 
Y  vive  Dios... 

REY. 

Ved ,  Prior, 
Qué  hombre  es  ese  desatento 
Ifue  á  los  músicos  estorba 
Que  canten. 

PRIOR. 

Ir  pretendo 
A  despejarle. 

VASCO. 

V  si  quiere 
El  Prior  dejar  de  hacerlo 


V  quedarse  con  su  allez.a. 
Aun  se  me  acuerdan  en  estos 
Lances  los  pasados  bríos  , 

Pues  no  me  ha  llevado  el  tiempo 
Todo  el  vigor  de  los  brazos 
Ni  todo  el  valor  del  pecho. 

REY. 

Sois  siempre  Almeida. 

BONCLAOnlO. 

El  Maestre 
De  Avls,  á  todos  recelo 
Que  nos  gano  por  la  mano. 

MAtSTRE. 

Cantad ,  que  esle  caballero 
Que  estuvo  desalumbrado. 
Habrá  mudado  de  iuteulo, 
O  rogaréselo  yo 
A  cuchilladas. 

JUAN. 

Sospecho 
Que  habíais  porque  vienen  tantos 
Con  vos ,  y  en  todos  no  tengo 
Para  comenzar,  que  soy 
Muy  hidalgo  y  tengo  celos. 
{Saca  la  espada  ?/  broquel ,  Barreta  lo 

mismo,  y  todos  batallan  menos  el 

¡Uij.) 

BARRETO. 

Ea ,  que  todos  son  pocos , 

Y  no  hay  cosa  contra  el  miedo 
Como  estocada  de  puño. 

REY. 

Afuera,  apartad,  que  quiero 
Conocer  quién  ha  tenido 
lan  nunca  imitado  esfuerzo. 
Aunque  arriesgue  que  rae  vea 
En  esta  ocasión... 

VASCO. 

Teneos 
Al  Rey. 

JUAN. 

A  ese  nombre  sólo 
Rendirse  puede  este  acero. 


\  el  mío,  que  no  lo  hiciera 
Con  César  ni  con  Pompeyo. 

REY. 

¿Quién  sois? 

JUVN. 

Un  hidalgo  honrado 
En  Portugal. 

REY. 

¿Cómo  es  vuestro 
Nombre? 

JUAN. 

Juan  Lorenzo  Vázquez 
De  Acuña,  de  cuyos  hechos 
En  África  me  acreditan 
Tantos  gloriosos  trofeos. 
Tantos  triunfos  y  victorias, 
Como  vuestros  dos  consejos 
De  Estado  y  Guerra  están  bien 
Informados,  y  los  reinos 
De  Portugal  y  el  Algarbe. 

REY. 

Va  os  conozco,  Juan  Lorenzo; 
Pero  ¿qué  motivo  ha  sido 
Tan  desaliñado  y  ciego. 
El  que  os  ha  obligado  aquí 
A  tan  locos  desaciertos? 

JUAN. 

Señor,  es  esta  mi  casa  , 
Y  cuando  á  estas  horas  vengo 
De  hablar  vuestros  secretarios 
Que  remisos  y  molestos 
Ni  tratan  de  despacharme 
Ni  de  haceros  un  recuerdo 


En  mis  servicios ;  y  apenas 
Pisar  mis  umbrales  puedo. 
Hallando  ocupado  el  paso 

Y  escandalizado  el  pueblo 
Con  músicas  a  deshoras. 
El  terreno  traduciendo 
De  palacio  á  mis  balcones. 

Y  ya  veis ,  como  tan  cuerdo. 
En  los  que  somos  casados 
El  peligro  que  trae  esto, 
Pues  las  apariencias  suelen 
Despertar  cada  momento 

Al  descrédito,  á  la  infamia , 

Honras  que  estaban  durmiendo. 

Esta  ha  sido  la  ocasión 

De  mi  loco  arrojamiento, 

Ignorando  que  podia 

Estar  vuestra  alteza  hacieniio 

Este  escándalo  en  mi  calle, 

Y  agravio  tau  forastero 
De  quien  es,  á  las  paredes 
Desta  casa ,  que,  en  efecto, 
Es  la  casa  de  un  casado 
Tan  honrado  caballero. 

REY. 

¿Cómo  casado  y  en  esta 
Casa? 

JUAN. 

Estoilo  con  su  dueño, 
Doña  Leonor  de  Meneses. 

REY. 

¡Qué  es  esto  que  escucho,  cielos! 

JUAN. 

Hija  del  gran  Payo  Alfonso 
De  Meneses,  que  sirviendo 
A  vuestra  alteza  murió. 
Habrá  un  año,  en  el  Gobierno 
De  Ceuta. 

BEY.  (Ap.) 
¡Celos, qué  escucho! 
¡Si  no  es  sombra,  si  no  es  sueño, 
Cielos,  perderé  el  sentido 
A  las  manos  de  mis  celos! 

JUAN. 

Há  dias  que  con  las  almas 
Los  dos  nos  correspondemos, 

Y  para  unirlas  en  una 

Fué  bisagra  el  casamiento. 

REV. 

¿Cómo  sin  licencia  mia , 
Siendo  en  Portug:il  precepto 
Tan  inviolable  en  los  robles 
Pedirla  á  sn  Rey  primero 
Para  casarse,  tuvistes 
Tan  notable  atrevimiento, 
Tan  extraño  desacato 
Que  sin  ella  lo  habéis  hecho? 

JUAN. 

Por  yerro  de  amor  podrá. 
Pues  son  dorados  sus  yerros. 
Vuestra  alteza  perdonarlo; 
Que  este  lance ,  este  suceso, 
A  publicar  que  lo  estaba 
Me  obli.^ü  con  tanto  extremo 
A  vuestra  alteza  la  culpa 
Licenciosa,  no  advirtiendo 
De  no  habérosla  pedido. 

REY. 

Delitos,  que  en  el  respeto 
Tocan  de  la  majestad 
Ueal  con  tan  grande  exceso. 
Demostración  igual  piden 
En  el  castigo  :  tres  Pedros 
Hubo  en  Portugal,  Castilla 

Y  Aragón  á  un  mismo  tiempo, 
Todos  tres  primos  hermanos, 

Y  á  todos  tres  nombres  dieron 
De  Crueles;  yo  soy  hijo 
DeldePortugal,y  tengo 


De  mostrar  que  soy  retrato 
De  original  tan  perfecto 
En  esta  ocasión. 

VASCO. 

Señor, 
Merezcan  algiin  descuento 
En  esta  culpa  los  muchos 
Servicios  de  Juan  Lorenzo; 
Vuestra  alteza... 

RET. 

No  me  habléis 
Mas,  Vasco  de  Almeida,  en  eso, 
yue  es  cansaros  y  cansarme. 

MAESTRE. 

La  piedad  siempre  en  los  pechos 
Reales,  como  en  Dios,  luce 
Blas  que  el  rigor. 

REY. 

Yo  deseo, 
Maestre,  dar  U  entender 
A  mis  vasallos ,  que  heredo 
De  nuestro  padre  el  valor 
ÍJue  en  Portugal  será  eterno, 
Que  soy  su  propio  traslado, 
(Jue  soy  Fernando  el  primero, 
Que  soy  virey  de  Dios  mismo, 
Que  soy  teniente  del  cielo. 
{Ap.  Que  soy  de  Leonor  amante 

Y  que  de  celos  me  muero ; 
¡Posible  es  que  (¡loco  estoy!) 
Goza  á  Leonor  Juan  Lorenzo, 

Y  un  Rey  de  Portugal  no!) 

IV \y.  (.4p.) 
Mas  es  este  sentimiento 
De  amante,  honor,  que  de  Rey  : 
Nunca  mienten  los  efectos; 

Y  esta  música  le  daba 

Kl  Rey  á  Leonor.  ¡Ah  cielos! 
¡Y  ay  celos  de  mujer  propia 

Y  deunKey!  ¡Perderé  el  seso! 

VASCO.  (Ap.) 
A^  Juan  Lorenzo  de  Acuña 
Notable  inclinación  tengo, 

Y  me  pesa  deste  lance , 

Y  si  con  Fernando  puedo 

lie  de  hacer  por  él  prodigios. 
Que  la  amistad  sabe  hacerlos. 

(/Ip.  ¡Ay  Leonor!  ¡Ay  Leonor  mia! 
¡Ay  tiranizado  dueño!) 
Vamos ,  Maestre  y  Prior, 
Vamos;  sin  alma  en  el  pecho 
Voy  y  veneno  espumando; 
Mataréle,  vive  el  cielo, 

Y  aun  no  estaré  con  su  muerte 
De  mis  celos  salislecho. 

VASCO. 

Seguid,  Juan  Lorenzo,  al  Rey 
De  rodillas  por  el  suelo, 
Que  es  deidad  humana  y  quiere 
Ser  rogada. 


Señor,  Señor,  vuestra  alteza.. 

REV. 

Quedaos,  quedaos, Juan  Lorenzo, 
Que  me  habéis  dado  el  pesar 
Mayor,  el  susto  más  nuevo 
Que  vasallo  á  rey  dar  pudo. 

JOAN.  [Ap.) 
;.Qué  más  claro,  qué  más  cieno 
Puede  estar,  cielos,  mi  agravio? 

Los  que  son  vasallos  buenos 
Han  de  ser,  en  caso.-i  tules. 
Linces  de  los  pensamientos 
De  los  reyes,  y  los  que  obran 
En  lodo  el  contrario  de  esto. 


TAMBIÉN  LA  AFRENTA  ES  VENE.NO, 

Son  atrevidos,  son  falsos,  | 

Son  ingratos ,  son  soberbios , 
Son  aleves,  son  tiranos. 
Son  traidores  y  groseros , 
V  vos  lo  sois  todo  junto 
Pues  habéis  sido  uno  de  ellos. 
( Vase  el  Rey  y  ¡os  suyos ,  y  queda  Juan 
Lorenzo  y  ¡bárrelo.) 

BARRETO.  (.ip.) 

Con  duro  espigón  .  adonde 
Suelen  decir  los  plebeyos, 
A  Juan  Lorenzo  ha  dejado 
Kllíey,  no  puede  ser  menos, 
Sino  que  haya  aquí  un  gran  paso 
De  comedia  de  lo  acedo. 
De  loapreíado  que  llaman  , 
De  lo  de  echar  el  sombrero. 
De  lo  de  arrojar  la  capa. 

JUAN. 

¿Estoy  soñando?  ¿qué  es  esto? 

BARRETO. 

Entre  el  amor  y  el  honor 
Uravo  soliloquio  espero. 

,,Qué  esto  que  por  mi  pasa? 
¿Para  cuándo  es  mejor  tiempo 
De  morir  un  desdichado 
Que  cuando  llega  á  saberlo? 

BARRETO. 

Jamás  fué  bueno  morir. 
Porque  no  hay  cosa  en  el  suelo 
Más  infame  que  un  difunto. 
Mas  desairada  que  un  muerto ; 


Lo  que  deja  hacer  de  si , 
Lo  que  sufre,  lo  (¡ne  siendo 

Anir,  lu.;iil:i|i;;¡  ,r;;iyos. 

Se  .li  ir 1  •  -    rirln. 

I.ii.-'i  ■■■  r,  ' Ir  MI  casa 

Donde  lia  estado;  todos  tienen 
De  sólo  nombrarle  miedo. 
Que  me  espanto,  vive  Dios, 
Como  en  el  libro  del  duelo. 
Entre  las  cinco  palabras 
Por  la  mayor  no  la  han  puesto, 
Que  para  cargar  á  un  hombre 
Uue  hubiera  muerto  á  mi  abuelo. 
Mientes  como  difunlillo 
Fuera  el  oprobio  postrero. 

Juan. 
Ni  loque  dices  escucho, 
Ni  estoy  conmigo,  ni  enliendo 
Adonde  pongo  las  plantas, 
Ni  sé  si  vivo  ó  si  muero. 

BARRETO. 

Kl  zaguán  hemos  pasado 
De  casa,  y  sale  recelo 
A  recibirte  Guiomar 
Con  una  luz. 

JUAN. 

Otra  veo 
En  los  abismos  que  surco, 

Sa/d  GUIOMAR  con  una  luz,  y  detras 
ddW/a  DO.ÑA  LEONOR  DE  MENE- 
S:ES,y  pone  Guiomar  la  vela  sobre 
un  bufete. 

Que  más  me  alumbra ,  Barreto; 
Pluguiera  á  Dios  que  el  engaño 
Entre  los  oscuros  velos 
De  sus  aparentes  sombras 
Mi  honor  hubiera  encubierto. 

BARRETO. 


De  su  amor  haciendo  alarde. 

DOÑA  LEONOR. 

Pues ,  señor  mió,  tan  tarde... 
Bien  temprano  es  para  mi. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Cómo  temprano? 

JUAN. 

No  soy 
Quien  habla  en  mi,  lo  que  digo. 

DOÑA  LEONOR. 

Pues  ¿cómo  estando  conmigo? 

JUAN. 

Como  conmigo  no  estoy. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Con  vos  no  estáis? 

JUAN. 

Claro  esti. 
Si  estoy  en  vos,  Leonor  mia. 

DOÑA  LEONOR. 

Siempre  mi  amor  desconfía. 

JOAN. 

¿Y  el  mió,  Leonor,  qué  hará? 

DOÑA    LEONOR. 

Fiar  inmortalidades 

Del  mió,  que  ha  de  vencer 

Al  tiempo,  y  siempre  ha  de  ser 

Alma  de  estas  dos  mitades, 

Ciia  sola  que  es  la  vida 

Inmóvil;  un  corazón 

Que  amor  vinculó  esta  unión 

Desde  el  venturoso  dia 

Que  os  di  el  alma  ,  dueño  mió, 

V  el  corazón  con  la  mano, 
Despojo  que  intenta  en  vano 
Todo  el  humano  albedrio. 
Todo  el  imperio,  el  poder 
De  la  tierra,  contrastar 
Esta  roca  o|uiesla  al  mar 
Que  se  lia  mentido  mujer. 
Este  monte,  coronado 

De  robles,  que  toca  al  cielo, 
Que  algún  tirano  desvelo 
Humano  le  ha  imaginado. 
Nada  mi  pecho  importuna; 
Que  tan  heroica  mujer 
No  tiene  un  mundo  poder, 
El  tiempo  ni  la  fortuna; 
Que  soy,  venciendo  intereses 
De  reinos,  con  valor  godo. 
Roca ,  monte,  y  sobre  todo 
Doña  Leonor  de  Meneses. 

JOAN. 

Guárdete  el  cielo.  Leonor, 
Los  siglos  (le  mi  deseo. 
Que  de  tan  dichoso  empleo 
Puedo  estar  vano  mi  amor. 
Yo  satisfacción  ninguna 
Del  tuyo  no  he  menester, 
Que  sé  que  eres  mi  mujer, 

Y  en  Portugal  otra  alguna 
No  te  puede  aventajar 

En  sangre  ni  obligaciones; 
Mas  tráenme  mis  pretensiones 
Tan  cansado  de  cansar 
Ministros  y  consejeros, 
Que  no  sé  cómo  venia 
Cuando  regué,  Leonor  mia, 
A  adorar  tus  dos  luceros; 
Vcomo  fuera  de  mi 
No  supe  (perdone  amor) 
Como  me  hablaste,  Leonor, 
Ni  como  te  respondí; 
Que  de  tu  amor  verdadero 
Seguro  está  mi  cuidado: 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DOit  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Ouien  ama,  esdescon6ado, 

üuien  es  dicboso,  es  grosero. 
Dame  lus  manos,  pondré 
En  sus  cristales  la  boca, 
Monle  de  mi  honor  y  roca 
De  mi  amor  y  de  mi  fe. 

BARRETO.  {Ap.} 

Gracias  á  Dios  que  parece 
Que  se  ba  satisfecbo  ya. 

GUIOMAR.  (Ap.) 
En  obstinado  el  Rey  da , 
Pero  Leonor  le  aborrece. 

BARRETO. 

Hasta  ahora  do  sabia 
Oue  estaba  con  él  casada, 

Y  bubo  una  brava  ensalada 
Enlacalle.Guiomarmia. 

CDIOIAR. 

¿Mia?  Esa  es  llaneza  rara 
May  para  novios  y  primos ; 
¿Eo  qué  bodegón  comimos? 

BARRETO. 

En  el  de  tu  hermosa  cara. 

GOIOMAR. 

Ko  van  á  ese  bodegón 
Lacayos,  que  pico  más 
Alto. 

BARRETO. 

Guiomar.  estarás 
(Claro  está)  en  esta  ocasión 
Del  Rey  cascabeleada 
Con  bostezos  palaciegos; 
¿Mas  qué  traes  desasosiegos 
De  una  llave  pavonada? 
¿Mas  qué  te  sueñas ,  Señora , 
l)e  coche?  ¿Mas  qué  te  piolas 
Llena  de  rosas  y  cintas 
Camarera  de  la  Aurora? 
Tues  acuérdate.  Guiomar, 
Cue  eres  humilde  mujer, 

Y  en  Guiomar  te  has  de  volver 

Y  en  fregona  has  de  parar, 

Y  que  has  de  ser,  en  efelo. 
Pues  tal  vanidad  te  atiza, 
Como  los  hay  de  ceniza 

El  miércoles  de  Barreto. 

GUIOUAR. 

Picaro  de  bajas  prendas, 

¿Qué  no  ves  las  que  hay  en  rai  ? 

Vo  pienso  ser  para  ti 

Martes  de  Carnestolendas. 

(Tocan  guitarras,  !j  dice  dentro  el  Bey.) 

REY. 

Cantad,  cantad  basta  el  dia  , 
()ue  mi  amor  no  me  da  espacio 
Para  volverme  á  Palacio. 

GtJIOMAn.  (.4p  ) 
El  Rey  vuelve  á  su  porfia. 

MÚSICOS.  {Cantan.) 
Sale  Esleía  Dalva , 
Amáñese  obeim , 
Recordai  mi  ñaima, 
Kttom  durmáis  meu  beim. 

JUAN.  (Ap.) 
El  Rey  ba  vuelto  á  la  calle ; 
¡Ah  sospechas!  ;Rien  teméis 
Su  temeridad  tirana 
En  el  dominio  del  Rey!  . 
Esto  es  tomar  la  paciencia 
De  un  vasallo  de  mi  fe. 
Con  sangre  y  honor  de  Acuña 

Y  celos  de  portugués. 

msicos.  (Canífl.i.i 
Vida  de  mi  ñalma , 
fiaom  vot  posse  ver. 
Esta  naom  he  vida 
Vara  se  tufrer. 


M  esto  se  puede  tampoco 

Sufrir ;  estoy  por  hacer. 

Por  intentar,  aunque  arriesgue 

Mil  vidas,  y  el  interés 

De  tanto  blasón ,  ganado 

A  cosía  de  tama  fe. 

Sangre  noble,  un  desatino 

Que  fama  inmortal  me  dé. 

Castigarme  en  el  honor 

Una  omisión ,  por  no  haber 

Pedido  licencia  para 

Mi  casamiento,  es  cruel 

Recompensa ,  es  tiranía , 

Es  bárbaro  proceder. 

Que  el  Rey  es  rey  de  las  vidas , 

Y  no  puede  ser  juez 
De  las  almas,  pues  allí 
Es  solar  el  interés ; 

Aquí  del  Rey  contra  él  mismo, 
ü  aquí  de  Dios  contra  el  Rey. 

DOÑA  LEONOR. 

Gran  Juan  Lorenzo  de  Acuña, 
Señor,  esposo,  mi  bien , 
Adorado  dueño  mió. 
Reportaos ,  no  os  destempléis 
L)e  suerte  en  esta  ocasión 

Y  aunque  mayor  os  la  den  , 
Que  ofendáis  "la  confianza 
Que  de  mi  debéis  tener. 
Que  mi  valor  es  diamante 
Ue  tan  generosa  ley. 

Que  está  con  el  sol  al  tope, 

Y  el  dorado  rosicler 
Compitiéndole  en  el  fondo 
Corre  parejas  con  él , 
Que  estos  desaciertos  son 
Escándalos  del  poder. 

No  riesgos  de  vuestro  honor 
Ni  asaltos  de  mi  desden ; 
Que ,  vive  Dios,  que  á  pensar 
Que  os  pudieran  ofender 
A  mi  ni  á  vos  en  las  sombras. 
Que  hay  sangre  en  mi  que  heredé 
Ue  los  TellosdeMeneses, 

Y  en  ella  valor  también; 
Sin  aventuraros  vos 
Para  intentar,  por  mujer 
Vuestra  en  primero  lugar, 

Y  por  quien  yo  soy  después. 
La  satisfacción  bastante 

A  la  opinión ,  con  los  pies  , 
Con  las  manos ,  con  los  dientes , 
Con  los  ojos,  que  beber 
Sabrán,  hechos  basiliscos 
Llenos  de  hidrópica  sed , 
Sangre,  y  venenoso  aliento 
A  los  ásp"ides  por  él; 
Que  para  mujer  tan  grande 
Como  con  vos  llego  á  ser. 
Es  mucho  mundo  su  honor 

Y  flaco  enemigo  un  Rey. 
Esto  nielo  debo  áml," 

Y  por  vos  lo  debo  hacer 
Cuando  por  mi  no  lo  hiciera ; 
Y,  vive  Dios,  otra  vez. 

Si  en  este  particular 
Llego  de  vos  á  entender 
El  escrúpulo  menor 
En  ofensa  de  la  fe 
De  mi  amor  y  vuestra  sangre 
Que  me  mate,  que  me  dé 
Ponzoña ,  que  del  acero 
Invencible  que  traéis 
Me  pase  de  parte  a  parte 
El  pecho,  donde  se  ve 
Vuestro  retrato  por  alma 

Y  loda  mi  vida  en  él. 
Habiendo  hecho  primero 
En  la  vuestra,  que  adoré 
El  mismo  mortal  estrago, 


Resuelta,  honrada  ycrucl. 
Esto  lo  tened  por  dicho 

Y  por  hecho  lo  tened. 
Cuando  otra  vez  el  recelo 
Sea  con  vos  descortés. 
Canten  en  la  calle  ó  lloren  , 
Pongan  sitios  á  mi  fe 

Y  asaltos  al  imposible 
Alcázar  de  mi  amor  den , 
Porque  vos  sois  Juan  Lorenzo 
De  Acuña ,  y  soy  y  he  de  str 
Vo  siempre  doña  Leonor 
Tellez  de  Meneses,  prez 

De  Castilla  y  Portugal, 

Que,  antes  que  sus  reyes,  fue 

Mi  apellido  generoso 

Timbre  del  blasón  leonés. 

Esta  soy  yo  y  vos  sois  este, 

A  la  memoria  os  traed 

Quien  sois  vos,  y  quien  soy  yo. 

Y  no  tendréis  qué  temer. 

Si  estáis  con  vos  y  conmigo. 
Ningún  siniestro  vaivén 
De  la  fortuna,  rigores. 
Fuerzas,  tirano  poder. 
Amenazas ,  Reyes ,  rayos , 
.Mundos  y  esferas,  porque 
Vos  sois  "el  muro,  y  yo  soy 
Hiedra  de  vuestra  "pared. 

JUA>'. 

Mienten  con  vos ,  Leonor,  cuantas 
Celebra  el  tiempo,  después 
Que  hubo  griegos  y  romanos; 
Dame  los  brazos. 

BARRETO. 

El  Rey. 

JUA>". 

¿Cómo  el  Rey? 

BARRETO. 

De  Portugal. 

Sale  EL  REY,  EL  MAESTRE,  VASCO 
Y  EL  PRIOR. 

REV. 

No  todo  os  lo  habéis  de  haber. 
Señora  doña  Leonor, 
Con  vuestro  esposo. 

DOÑA  LEONOR. 

No  sé 
A  qué  efecto  vuestra  alteza 
Nos  hace  tanta  merced. 

RET. 

Vengo,  como  tan  parienta, 
A  daros  el  parabién 
De  vuestra  boda  ,  que  soy, 
Como  suele  acontecer, 
El  primero  que  lo  siente 

Y  el  postrero  que  losé; 
Que  me  tocaba  ser  vuestro 
Padrino  por  justa  ley 

Del  deudo  que  en  Portugal 
Los  dos  conmigo  tenéis. 

JOAN. 

Guarde  Dios  á  vuestra  alteza 
Los  años  que  ha  menester 
El  reino,  por  las  mercedes 

Y  por  las  honras  también 
Que  nos  hace. 

RET. 

Levantad, 
Que  muchas  os  pienso  hacer, 
Juan  Lorenzo,  que  he  mudado 
i:i  primero  parecer. 
Porque  á  los  servicios  vuestros 
Lo  mucbo  que  debo  sé; 
Vasco  de  Almeida  ha  mostrado 
Que  es  muy  vuestro  amigo,  á  quien 
tomo  el  Maestro, mi  hermano. 


Muchas  Dnezas  debfis, 

Y  no  menos  al  Pridr 

De  Ocralo,  que  os  quiere  bien 

JUAN. 

Esclavo  de  todos  soy. 

BEY.  (.4p.) 
¡Cielos,  que  he  venido  á  ver 
Con  otro  dueño  á  Leonor! 
Los  sentidos  perderé. 
Si  ya  no  vengo  sin  alma. 

DO.ÑA  LEONOR. 

Aquí  no  tengo  qué  hacer; 
Vuestra  alteza  me  perdone, 

Y  me  dé  licencia  que 
A  mi  cuarto  me  retire. 


DON*  LEONOR. 

El  cielo  os  guarde.  {Vase. 

REY. 

(Ap.  Del  imperio  del  Argel, 
Del  encanto  de  esos  ojos 
Que  estrellas  desprecian  ser. 
Muero  de  celos  y  amor.) 
Tarde  es,  y  querrá  también 
Juan  Lorenzo  recogerse. 

JUAN. 

Acompañando  o?  iré. 
Como  tengo  obligación. 
Primero. 

REY. 

No  hay  para  qué 
Ahora,  vedme  mañana 
En  Palacio. 

JUAN. 

Iré  aponer 
Mi  cabeza  en  vuestras  manos, 
Y  mi  vida  á  vuestros  pies. 

BARRETO. 

A  Madrid,  corle  en  Castilla, 

Se  quiere  el  Rey  parecer. 

Que  dicen  que  á  un  mismo  tiempo 

Llueve  y  hace  sol  también; 

Quien  le  vio  contra  mi  amo 

No  liá  una  hora  chuzos  llover 

De  amenazas  y  rigores, 

No  le  creerá,  si  le  ve 

Ahora  sin  una  nube 

Dispensar  rayos,  y  ser 

Lisonja  de  la  cabana 

Al  dorado  chapitel. 

¡  Qué  presto  que  se  mudó 

Del  rigor  á  la  merced, 

De  la  amenaza  al  favor! 

i  Oh  rey  Madrid !  ¡  oh  rey  mes 

De  Febrero,  ob  rey  movible. 

No  del  calendario  rey! 

Quien  no  te  entiende  te  compre. 

VASCO. 

Su  alteza  ha  de  conocer 
Vuestro  valor,  Juan  Lorenzo 
De  Acuña,  ó  yo  no  seré 
Vasco  de  Almeida,  de  vuestm 
Padre  amigo  tan  Gel. 

JCAN. 

Merezco  á  vueseñoría 
Esc  favor. 

MAESTRE. 

Yo,  después 
Do  Vasco  de  Almeida,  Acuña, 
Soy  vuestro  amigo  también. 

JUAN. 

Vuestra  alie-a  llegue  i  verse 
Rey  del  muado. 


TAMBIÉN  LA  AFRENTA  ES  VENENO. 

I'RIOR. 

Yo  sabré 
También  serviros,  señor 
Juan  Lorenzo,  porque  sé 


I  gran  caballero. 

JUAN. 


VASCO. 

I  Rey  se  va. 


REY. 

lAp.  Paredes,  que  de  mi  bien 
Sois  dichoso  albergue,  adiós, 

Y  él  quiera  que  os  vuelva  á  ver 
Sin  celos  y  con  más  dicha.) 
Quedaos, "Juan  Lorenzo,  y  ved 
l,iue  es  bueno  un  rey  para  amigo, 

Y  que  vuestro  lo  he  de  ser. 

JUAN. 

Levantará  vuestra  alteza 
Mi  humildad. 

REY.  (Ap.) 
Poco  podré, 
O  Leonor  ha  de  ser  mia. 
Triunfando  de  su  altivez.  (Vase.) 


Recelos,  sed  confiados, 
Que  tengo  heroica  mujer. 

BARRETO. 

Noche  toledana  ha  sido. 
Yo  me  voy  á  recoger 
Con  mucho  sueño  y  sin  cena. 
Mirad  con  quién  y  sin  quién. 

Sale  UN  PINTOR  con  un  retrato  de  do- 
ña Leonor,  de  medio  cuerpo  arriba, 
cubierto  con  un  tafetán. 

PINTOR. 

El  Rey  está  enamorado 

Y  será  mucho queduerma. 
Porque  quien  de  amor  enferma, 
Le  despierta  su  cuidado; 

Y  asía  Palacio  he  venido 
Tan  de  mañana  con  esta 
Pintura,  que  no  me  cuesta 
Del  pincel  y  del  sentido 
Haberla  acabado  poco 
Trabajo,  por  el  sugeto; 
Mas  venció  el  arte,  en  efeto. 
Cuando  pensé  quedar  loco 

Y  hoy  el  plazo  se  ha  cumplido 
De  la  apuesta  que  hemos  hecho, 

Y  he  de  quedar  satisfecho 
De  lo  que  me  ha  prometido, 

Y  libre  de  la  cruel 

Pena  que  me  impuso ;  aquí 
Un  hombre  sale. 

Sale  BARRETO. 

BARRETO. 

Sin  mí 
Ando  de  puerla  en  cancel 
En  este  del  Rey  retrete 
Que  llaman,  para  saber 
Si  se  levanta,  y  volver 
A  casa  como  un  cohete 
Adar  avi.so  á  mi  amo 
Que  á  Palacio  ha  devenir, 

Y  me  lo  podrá  decir 
Este  hidalgo,  que  le  l'amo 
Asi  ahora,  y  puede  ser 
Que  después  no  se  contente 
Con  vizconde  solamente. 
Que  aquí  suele  anochecer 
Uno  cerezo,  y  salir 

San  Roque  por  la  mañana , 
Porque  es  mano  soberana 


La  de  un  rey  para  esculpir, 
Como  Dios,  hombres  de  nada ; 
Pero  este  tiene  sin  duda 
Cara  de  oficial  ó  ayuda ; 
Llamoréle  camarada. 
Pues  en  la  cámara  está 
Por  no  errar  la  ocupación; 
Mejor  será  camarón. 
Pescado  que  estemar  da. 

PINTOR. 

Hidalgo,  ¿es  del  Rey  criado? 

BARRETO. 

Ciballero,  no,  que  soy 
Criado  de  Dios,  y  estoy 
A  su  imagen  fabricado. 

PINTOR. 

Parece  hombre  de  placer. 

BARRETO. 

¿Por  qué,  señor  don  Diablo? 

Porquejuega  del  vocablo, 

Y  esta  casa  suele  ser 
Cestas  sabandijas  jaula. 

BARllETO. 

Buenas  señas,  sin  lisonja. 
¿No  puedo  haber  sido  monja, 

Y  don  Amadis  de  Gaula, 
Que  son  los  que  más  han  sido 
De  este  lenguaje  fulleros? 

¡  Oh  qué  grandes  majaderos 
Siempre  á  Palacio  han  venido? 
Ya  sé  que  no  es  el  menor 
El  señor  cabo  de  escuadra  : 
Notablemente  le  cuadra 
Un  cuento,  oiga  por  mi  amor ; 
Mas  el  Rey  sale  imagino; 
llaga  cuenta  que  es  Inés; 
Yo  se  lo  diré  después. 

PI^T0R. 

;  Hombre  extraño  y  peregrind! 

Sale  EL  HEy,  leyendo  una  carta,  EL 
MAESTRE  Y  EL  PRIOR. 


Escríbeme  el  de  Aragón 
En  razón  del  casamiento 
Con  notable  sentimientu. 

MAESTRE. 

Y  tiene  mucha  razón; 
Perdóneme  vuestra  alteza 
Si  esta  parece  osadía. 

Ya  que  Portugal  porfía 

Que  se  case,  y  la  grandeza 

Üe  un  rey  de  Aragón  no  es  justo 

Ofender  con  omisiones, 

Pues  las  capitulaciones 

Se  han  hecho ;  bien  sé  que  al  gusto 

No  os  habló  en  esta  ocasión, 

Pero  sé  que  á  la  verdad 

Si,  queá  vuestra  autoridad 

Toca  y  á  mi  obligación 

Hablaros  desta  manera; 

Lo  demás  será.  Señor, 

Ser  lisonjero  y  traidor. 

No  sangre  tan  verdadera 

Vuestra  y  tan  cercana. 

BEY. 

Hermano, 
Vuestros  consejos  estimo, 

Y  al  rey  don  Jaime,  mi  primo, 
A  satisfacer  me  allano 

En  las  quejas  de  no  hacer 
El  tratado  casamiento. 
Cuyo  justo  pensamiento 
Por  obra  liabcis  de  poner. 
Yendo  á  Aragón  por  su  Infanta, 
Que  ya  al  mismo  sol  igual 


Vcrdri  A  ser  de  Portugal 
Keina  cod  grandeza  tanta; 
Siga  á  un  desden  un  despecho, 
Venza  á  un  desden  otro  amor, 

Y  saque  aquella  Leonor 
Estotra  Leonor  del  pecho ; 
Hoy  por  la  posta  á  Aragón, 
Porque  más  mi  fe  se  muestre, 
Habéis  de  partir.  Maestre. 

{Llega  á  hablar  el  Pintor  con  el  Prior 
de  Oirato.) 

PINTOR. 

Yo  vengo  á  buena  ocasión. 

PRIOR. 

A  buena  ocasión  Tenis, 
No  desconlieis. 

PINTOn. 

Señor, 
No  haré  con  vuestro  lavor. 

RET. 

Basta  un  Maestre  de  Avis 
Para  honrar  en  ocasiones 
De  casamientos  iguales. 
No  sólo  iníl  Portugalés, 
Sino  un  mundo  de  Aragonés. 

MAESTRE. 

Vuestra  alteza  favorece. 
Como  siempre,  mi  persona 
Por  rayo  de  su  corona. 

REY. 

Vuestro  valor  lo  merece, 

Y  aun  liay,  por  laaslrología, 
Ouien  diga  que  habéis  de  ser 
Rey  de  Portugal,  y  hacer 
Dilatar  su  monarquía , 

Y  que  el  Principe  Perfecto 
España  os  ha  de  llamar, 
Oue  os  ha  de  inmortalizar 
Por  valeroso  y  discreto. 

MAESTRE. 

La  edad  pase,  soberano 
Fernando,  al  so!  vuestra  alteza , 
Que  no  quiero  más  grandeza 
Que  llamarme  vuestro  hermano, 

Y  verán  como  lo  muestro 
En  la  ocasión  de  Aragón. 

BEY. 

No  ha  menester  ocasión 
De  lucir  el  valor  vuestro; 
Hoy  la  partida  ha  de  ser, 
No  la  habéis  de  diferir. 

MAESTRE. 

Yo  me  voyá  prevenir, 

Y  empezar  á  obedecer. 

PRIOR. 

Colgadlo,  para  que  pueda 
Verlo  aqui  mejor  el  Rey. 

PINTOR. 

Sabéis  del  arte  la  ley; 

Ya  como  mandáis  lo  quedi. 

{Cuélgalo  en  la  pared.) 

REY. 

¿Qué  es  eso.  Prior? 

PRIOR. 

Señor, 
Como  el  plazo  te  ha  cumplido 
De  aquella  apuesta,  ha  venido 
Con  el  retrato  el  Pintor; 

Y  aunque  ttata  vuestra  alteza 
De  casarse,  y  que  el  Maestre 
De  Avis  en  Aragón  muestre 
De  Portugal  la  grandeza, 

Y  con  tanta  brevedad 
De  parecer  ha  mudado, 
A  pagar  está  obligado 
Al  Pintor  la  cantidad 

Que  prometió  en  el  contrato. 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO 

Que  la  palabra  de  un  rey 


Es  inexcusable  ley. 

REY. 

¿Cómo  fué,  Prior  de  Ocrato? 

PRIOR. 

Que  si  dentro  de  dos  meses 
Que  desde  entonces  contaba, 
Un  retrato  no  le  daba 
De  la  Tellez  de  Meneses, 
Porque  con  dificultad 
Del  sol  se  dejaba  ver 

Y  era  intentarlo  emprender 
La  mayor  temeridad, 
Ahorcarlo  mandarla 

De  la  almena  más  civil; 

Y  sino,  darle  dos  mil 
Cruzados  el  mismo  dia 
Que  el  retrato  le  entregase 
Dentro  del  plazo. 

RET. 

Es  asi. 

FRIOR. 

Ya  él  está  con  él  aqui 
Antes  que  el  lirmiiio  pase; 
Cumpla  como  él  ha  cumplido 
Vuestra  alteza  su  concierto, 

Y  haga  luego  del  retrato 
Lo  que  más  fuere  servido. 

REY. 

Mando  al  contador  mayor 

Que  otros  dos  mil  le  a'crecientc, 

Y  llévese  juntamente 
El  retrato  de  Leonor; 

Basta  el  estrago  que  ha  hecho 
El  original  en  mi ; 
Vayase  el  retrato,  asi 
Pudiera  echarlo  del  pecho. 

PRIOR. 

Pues  el  desden  lo  merece 
De  teonor,  eso  asi  sea; 
Pero  vuestra  alteza  vea 
Primero  si  le  parece; 
Mire  si  á  la  semejanza 
Con  vida  el  pincel  le  anima. 
Que  el  grande  artífice  estima 
Más  que  el  oro  la  alabanza. 

REY. 

Decís  bien.  Prior,  veamos 
Retratado  este  prodigio. 
Este  monstruo  al  breve  espacio 
Deste  lienzo  reducido. 

{Quila  el  Pintor  el  tafetán.) 

PINTOR. 

Este  es. 

REY. 

Parece  que  está 
Con  alma,  si  no  es  el  mismo 
Original  el  que  veo; 
El  es,  ó  estoy  sin  sentido ; 
La  imaginación  ha  hecho 
Caso  hoy  tan  raro,  que  miro 
Delante  de  mí  la  causa 
De  mi  enamorado  hechizo; 
Desenojo  es  de  mis  celos, 
De  mi  amor  milagro  ha  sido ; 
Leonor,  señora,  mi  bien. 
Hermoso  dueño,  ángel  mió. 
Un  rey  tenéis  por  esclavo 
A  vuestras  plantas  rendido, 
Sin  alas  un  corazón 

Y  un  alma  sin  albedrio. 

¿Por  qué,  encanto  de  mis  ansias. 
Por  qué,  dichoso  peligro. 
Conmigo  tan  desdeñosa? 
¿Por  qué  tan  cruel  conmigo? 
Aguardad,  pero  ¿qué es  esto? 
Loco  estoy,  pues  imagino 
Ilusiones,  sueño  engaños, 
O  por  lo  menos,  dormido. 


Hasta  los  desdenes  son 
Sueños  en  mi  y  parasismos, 

Y  en  mi  son,  como  los  bienes, 
Hasta  los  males  Ungidos. 

PRIOR. 

Fuerza  ha  sido  del  pincel, 

Y  de  su  amor  excesivo. 
Suspenderse  con  el  cuadro. 

PINTOR. 

Que  al  Rey  satisfaga  estimo 
Tanto,  como  las  mercedes 
Que  de  su  mano  recibo. 

PRIOR. 

Venid,  os  despachará. 

Que  por  las  muestras  he  vis'O 

Que  (¡uiere  con  él  quedarse. 

Por  raro,  por  peregrino. 

Que  Amor,  como  es  niño,  siempre 

Anda  mudando  designios. 

( Vanse  el  Prior  y  el  Pintor.) 

REY. 

En  fin,  á  despecho  vuestro 
Os  tengo,  Leonor,  conmigo. 
Que  incurable  á  los  remedios. 
Sólo  con  engaños  vivo; 
Todos  buscan  en  pinturas. 
Engañando  á  los  sentidos. 
Lejos  para  la  esperanza. 
Sombras  para  los  alivios. 

.Sale  VASCO  DE  ALMEIDA. 
¿Qué  hay,  Vasco  de  Almeida? 

VASCO. 

Darfc 
A  vuestra  alteza  infinitos 
Parabienes  de  la  nueva 
Resolución, que  me  ha  dicho 
El  Maestre  que  ha  lomado. 
Desenojando  a  su  primo 
El  rey  de  Aragón,  y  haciendo 
Loque  tiene  tan  debido 

Y  todos  tan  deseado. 
Como  es  casarse. 

REY. 

Ayo  mió, 
De  vuestros  consejos  son 
Efectos,  que  los  admito. 
Como  de  mi  padre  propio. 

VASCO. 

Guárdeos  el  cielo  los  siglos 
Que  vuestros  reinos  desean ; 
Juan  Lorenzo... 

REY. 

¿Es  vuestro  amigo? 

VASCO. 

Fuilo  mucho  de  su  padre. 

REY. 

Pues  ¿qué  decís? 

VASCO. 

Ha  venido. 
Como  anoche  le  mandó 
Vuestra  alteza. 

BEY. 

Sus  servicios 
Merecen  que  del  me  acuerda. 
Poniendo  el  yerro  en  olvido 
De  no  pedirme  licencia 
Para  casarse. 

VASCO. 

Delitos 
Que  se  han  perdonado,  son 
Como  si  no  hubieran  sido. 


En  mis  celos  no,  que  siempro 
Son  eternos,  por  ser  míos ; 
Decidle  que  entre. 


VASCO. 

Ya  voy. 
Que  hoy  soy  con  vos  su  padrino. 

BEY. 

Eligió  el  mejor.  Alnieiiln. 
(Ap.  Así  le  buliiera  elegido 
Yo  con  Leonor,  que  nació 
Üe  las  entrañas  de  un  risco.) 

VASCO. 

Entrad,  señor  Juan  Lorenzo 
Ue  Acuña. 

Sale  JLAN  LORENZO. 


Al  blasón  altivo 
Deberán  de  los  Almeidas 
Los  Acunas. 

VASCO. 

Esteolicio 
,  De  nuestra  amistades  deuda, 

Y  en  mi.  Acuña,  muy  antiguo; 
Llegad,  que  os  aguarda  el  Rey. 

A  vuestra  alteza  suplico 
£le  dé  su  mano. 

HEV. 

Seáis, 
Juan  Lorenzo,  bien  venido. 
(Ap.  ¡Con  qué  rabia,  con  quó  envidia 

Y  con  qué  celos  le  miro ! ) 
Levantaos;  ¿como estáis? 

jua;^. 

Siempre 
Deseando  en  qué  serviros. 
Porque  nunca  he  estado  ocioso. 
Señor,  en  vuestro  servicio. 

REY. 

iCómo  está  doña  Leonor? 

jba:<. 
Como  vuestra...  icómo  digo? 
Como  vuestra  esclava.  {Ap.  Cielos, 
¿Qué  es  lo  que  á  los  ojos  mios 
Se  ha  puesto  delante?  ¿No  es 
( ¡  Estoy  perdiendo  el  sentido ! ) 
De  Leonor  este  retrato? 
¿Este  nuevo  basilisco? 
¡Cielos,  Leonor  retratada, 

Y  en  el  aposento  mismo 
Del  Rey  y  de  amante  suyo. 
Con  tan  notables  indicios! 

;  Perderé  el  seso  mil  veces, 

Y  no  sé  como  estoy  vivo! 

i  Oh  mal  baya  la  hermosura 
Que  da  el  cuidado  al  marido, 

Y  el  primero  que  el  honor 
Puso  en  tan  grande  enemigo! 
¡Mal  haya  quien...) 

BEY. 

Juan  Lorenzo, 
¿  Qué  es  lo  que  os  ha  suspendido? 

Una  rara  novedad 
Extranjera  de  mi  honor. 
Pues  es  contra  mi  traidor 
Con  (luien  he  hecho  amistad; 
Una  lingida  verdad 
Que  de  agravios  se  sustenta, 
Una  calma  con  tormenta 

Y  una  espfa,  al  fin  perdida. 
Que  corre  contra  mi  vida 
La  campana  de  mi  afrenta; 
Un  empañado  cristal. 
Donde  el  que  á  verse  llegó, 
De  la  muerte  el  rostro  vio 
Por  prodigiosa  señal; 

Una  atalaya  inmortal 


TAMBIÉN  LA  AFRENTA  ES  VENENO. 
Que  á  todos  mi  ofensa  avisa,  I 

Cu  ladrón  que  el  monte  pisa. 
Que  robando  al  alma,  ingrato. 
Dejó  sin  vida  al  recalo 

Y  á  la  vergüenza  en  camisa ; 
Un  reloj  de  horas  menguadas 
En  mi  fortuna  siniestra. 
Que  con  ser  sólo  de  muestra. 
Da  mayores  campanadas; 
Un  huésped  que  en  las  posadas 
Ajenas  se  anda  á  poner 
Mi  honor  al  riesgo,  al  poder, 

Y  un  vidro  de  agua  en  que  yo 
Vi  el  perro  que  me  mordjó. 
Que  rabiando  he  de  beber , 
Esto  en  tan  dura  ocasión , 
Es  lo  que  me  ha  suspendido. 
Que  parece  que  he  venido 
Para  esta  demostración. 
¿Estos  los  favores  son 
Que  de  vuestra  alteza  espero? 
¡Mal  haya  el  tirano  fuero 
Que  ató  en  sucesos  iguales 
Las  manos  de  los  leales. 
El  corazón  y  el  acero! 
Porque  sino  en  el  estado 
Que  miro  mi  deshonor, 
Hoy  se  vendiera  el  valor 
De  lo  vivoá  lo  pintado; 
Mas  vuestra  alteza ,  fiado 
En  la  dignidad  suprema 
De  Rey,  por  amor  ó  tema. 
Tanto  infama  mi  opinión. 
Que  es  auto  de  inquisición 
Que  en  estatua  mi-  la  quema. 

REY. 

Yo  quise  á  Leonor  primero 

Y  vos  con  ella  os  casasteis, 
Vo  la  perdiy  vos  la  hallasteis 
Has  dichoso  y  más  grosero; 
Vo  de  celos  desespero 

Y  vos  os  gozáis  el  bien ; 
Yo  muero  de  su  desden ; 
Paso  entre  mi  amor  hagamos 

Y  vuestro  honor,  y  parlamos 
Los  sentimientos  también. 

JUAN. 

Pues  sin  morir  he  escuchado 
Hablar  á  un  rey  desta  suerte. 


REY. 

Juan  Lorenzo,  estáis  casado 
Con  invencible  mujer; 
Nada  tenéis  que  temer. 
Aunque  en  trance  tan  terrible 
Mi  amor  es  mas  invencible. 
Pues  no  le  puedo  vencer ; 
Esta  locura,  que  amor 
Ya  no  se  puede  llamar. 
Dicen  que  se  ha  de  curar 
También  con  otra  Leonor; 

Y  acreditando  el  valor 
De  tan  grande  caballero. 
Honrando  al  Maestre,  quiero 
Que  vais  á  Aragón,  pariente. 
Porque  con  él  juntamente 
Seáis  mi  casamentero ; 

Y  este  retrato  que  os  dio. 
Conde,  en  mi  cámara  enojo. 
Le  llevareis  por  despojo 
Que  vuestro  valor  venció ; 
Bandera  es  que  os  intimó 
Guerra  al  honor  arrogante. 
Vaya  arrastrando  delante 

Y  del  fuego  triunfo  sea. 
Porque  la  beldad  no  vea 
Otra  á  Leonor  semejante ; 
Decidle  que  queda  aquí 

Eu  ausencia  vuestra  un  rey 


HOl 
Que  cumplirá  con  la  ley 
Del  que  soy,  no  del  que  ful. 
Por  vos,  por  ella  y  por  mi ; 

Y  decidle,  finalmente. 

Que  vais,  si  veis  que  lo  siente, 
be  mi  amor  por  un  olvido. 
Porque  con  este  partido 
Llevará  el  veros  ausente. 

Y  con  esto  á  Dios  que  os  dé 
Buen  viaje,  y  de  Aragón 

Os  vuelva  á  la  dulce  unión 
De  tan  invencible  fe. 

JUAN. 

Nial  Rey  entiendo,  ni  sé 
Qué  intenta,  ni  dónde  voy. 

(Mirando  el  Rey  el  retrato.) 

REY. 

Leonor,  de  otra  Leonor  soy. 
Rindióse  mi  sufrimiento. 
(Mirando  Juan  Lorenzo  de  Acuña  el 
retrato.) 

JUAN. 

Leonor,  pues  de  vos  me  ausento, 

Y  sois  mujer...  ¡  Loco  estoy! 


JORNADA  SEGUNDA. 

(de    don    ANTONIO    COELLO.) 


Aparece  EL  REY,  sentado  en  un  trono, 
y  á  un  lado  EL  PRIOR  ,  y  sale  DON 
CLAUDIO. 

IlEY. 

Cuando  he  mandado.  Prior, 
Que  se  junte  todo  el  reino, 
Cuando  convoco  este  día 
Fidalgos  y  caballeros. 
Cuando  á  Cortes  hoy  los  llamo 
Para  proponer,  resuelto. 
La  más  atrevida  hazaña 
Que  intentó  en  humano  pedio 
El  amor ;  y  en  fin,  don  Claudio, 
Cuando  en  el  real  asiento. 
Con  majestad  y  decoro 

Y  asentado  los  espero. 
Ningún  vasallo  ha  llegado, 
A  ningún  fidalgo  veo. 
Ningún  portugués  me  asiste : 
¿Qué  estilo  es  este  tan  nuevo? 
¿Cómo  tardan  todos?  ¿cuándo 
Mis  portugueses  tuvieron 
Perezosa  la  obediencia? 

FRIOR. 

Estrañeza  es  en  los  pechos 

De  portugueses  lidalgos 

Tardar  del  Rey  al  precepto; 

Mas,  Señor,  como  tu  amor 

Está  nivelando  el  tiempo 

Con  impaciencia  amorosa, 

De  cada  instante  habrá  hecho 

Una  eternidad  prolija 

La  cólera  del  deseo; 

No  es  mucho,  pues,  gran  Fernando, 

Que  tarden,  si  estás  midiendo 

Con  los  siglos  de  tu  amor 

De  su  omisión  los  momentos ; 

Y  así.  Señor,  no  les  culpes. 
Pues  su  tardanza  es  efecto 
Más  de  la  impaciencia  en  ti. 
Que  de  la  pereza  en  ellos. 

REY. 

No  los  disculpéis,  Prior, 
Que  aunque  amor  dilata  el  tiempo. 
Siempre  en  los  nobles  vasallos, 
Por  ley  y  justicia  es  bueno 


598 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Quels  obediencia  madrugue 
Aun  mucho  más  que  el  precepto ; 
Va,  Leonor,  ya  dueño  mió, 
Divino  error  que  apetezco, 
Primero  viviente  bechizo, 
Segundo  animado  cielo. 
Que  esiá  más  vecina  .ni  humo 
Oue  en  el  altar  de  mi  pecho. 
Víctima  invisible  el  alma 
Brota  en  callados  incendios. 
Ya  aquestas  idolatrías 
De  mi  amor  tienen  por  premio 
Interesado  su  vista  ; 
Hoy  pondré  quietud  al  miedo. 
Hoy  daré  el  postrer  indicio, 
Hoy  haré  el  ultimo  estremo 
De  mi  amor  :  hoy  será  mia 
Leonor,  sirena  del  Tejo. 
¿Pues  cómo  en  festivas  voces. 
Profetas  de  mi  contento, 
Ko  celebra  el  reino  todo 
Esta  dicha?  ¿cómo  el  viento 
No  suena  en  ruidoso  aplauso, 

Y  con  festivos  estruendos 
Por  las  calles  de  Lisboa 

{Tocan  atabales  roncos  y  sordinas 
Inundados...  ¡Mas  qué  es  esto! 
¿Qué  triste  clarin,  don  Claudio, 
Es  este,  que  con  los  ecos 
Del  parche  se  mezcla  ronco 
En  destemplados  acentos? 

PRIOR. 

La  causa  ignoro,  y  admiro 
La  novedad ;  mas  ya  veo 
El  origen  deste  enigma. 
Aunque  la  ocasión  no  entiendo. 
Que  al  son  de  los  ecos  roncos. 
Con  los  semblantes  severos. 
Todo  tristezas  el  traje, 
Vienen  los  nobles  del  reino 
Entrando  por  el  Palacio, 

Y  detras  de  todos  ellos 
Vasco  de  Almeida,  tu  ayo. 

REY. 

¿Pues  qué  proporción  tuvieron 
Esos  tristes  aparates 
Con  mis  dichosos  intentos. 
Cuando  yo  á  Cortes  los  llamo 
Fara  el  más  alegre  empeño? 
¿Cómo  en  dia  de  tal  dicha 
Viven  en  tristeza  envueltos? 

PRIOR. 

Algún  motivo  ocasiona 
Tal  demostración; mas  ellos 
Llegan  ya,  y  podrán  sacarte 
De  aquesta  duda  bien  presto. 

UNO.  {Dentro.) 
Ninguno  pase  adelante. 

OTRO.  {Dentro.) 
Sólo  ha  de  entrarallá  dentro 
Vasco  (¡e  Almeida. 

TODOS.  {Dentro.) 

HaUlealRey 
Vasco  de  Almeida. 

BET. 

¿(juéeseslo? 

PRIOR. 

Que  hable  i  vuestra  majestad 
Vasco  de  Almeida  primero. 
Pide  el  reino,  antes  de  entrar 
Eulas  Cortes. 

RET. 

Entre  luego; 
Dadle  licencia.  Prior; 
Algun;i  iníjiuetud  recelo. 
¿Mas  q'jé  importa,  si  me  hallo 
Para  cualquiera  suceso 
Como  Rey  con  bizarrías. 
Como  portugués  sin  miedo? 


Sale  VASCO  DE  ALMEIDA. 

VASCO. 

Fernando,  de  nuestros  reyes 
El  Noveno,  que  dilates 
Al  Oriente  los  confines 
De  Portugal  y  el  Algarbe ; 
Si  el  liey  tiene  dos  oidos 
Equívocamente  iguales 
Para  escuchar  los  servicios 
Que  al  premio  le  persuaden, 

Y  para  atender  las  quejas 
Que  por  la  justicia  clamen , 
Dame  el  uno  de  ellos,  Key, 
Permitenie  que  te  hable, 

Y  porque  no  se  equivoquen 
Tu  atención  y  mis  verdades. 
Disponte  para  la  queja. 
Porque  acaso  no  te  halle 
Premiador,  cuando  te  busco 
Justiciero,  que  es  desaire 
Hasta  el  dar,  si  son  los  reyes 
Ciegamente  liberales  ; 
Justicia  vengo  á  pedirte. 

BEY. 

Esperad  ;  antes  de  hablarme. 
Sabed  que  estas  dos  virtudes 
En  el  hombre,  aunque  le  hacen 
Liberal  ó  justiciero. 
Como  él  medirse  no  sabe 
En  el  medio  hacia  el  extremo. 
Suelen  siempre  destemplarse; 
Mas  como  son  atributos 
En  el  rey,  como  es  imagen 
De  Dios,  no  tienen  peligro 
Las  virtudes  de  estragarse; 

Y  asi  no  temáis  que  trueque 
El  uso  de  ellas,  habladme. 
Que  aunque  en  los  otros  aléelos 
Pueda  como  hombre  olvidarme. 
En  lo  que  con  Dios  convengo 
No  es  posible  que  se  halle 
Que  liberal  me  destemple 

Ni  justiciero  me  estrague. 

VASCO. 

Pues  con  esa  confianza. 
Justicia  os  pido. 


¿De  quién  1 

VASCO. 


I  Rey. 


¿Del  Rey? 

VASCO. 

Perdonadme. 

REY. 

¿De  mi? 

VASCO. 

De  vos  no,  del  Rey. 

RET. 

í  Pues  qué  diferencia  hallasteis 
Kntre  mi  y  el  Rey? 

VASCO. 

Señor, 
Como  VOS  en  este  lance 
Sois  el  juez  á  quien  me  quejo 
Y  de  quien  vengo  á  quejarme. 
Aunque  sois  uno  de  industria. 
No  (|uierodello  acordarme; 
Porque  en  mi,  al  pedir  castigo. 
Las  quejas  no  se  acobarden , 
Ni  en  vos,  al  hacer  justicia, 

pasión  propia  os  ablande, 
Paia  que  con  este  olvido 
Con  mayor  despechóos  hablen 
Mis  razones  de  ves  mismo. 
Pensando  que  no  lo  saben ; 
Y  vos,  cao  más  entereza, 


Hagáis  Justicia  tan  grave. 
Que  parezca  que  sois  otro. 
O  que  eutóuces  lo  pensasteis. 

REY. 

Pues  decid;  pero  primero 
Mirad  muy  bien,  escuchadme. 
Que  justifiquéis  las  quejas. 
Que  los  cargos  sean  verdades, 
Que  los  delitos  sean  ciertos, 
No  sea  que  el  juez  se  canse, 

Y  amparando  la  inocencia 
Del  que  acusaron  en  baldo, 
Los  hilos  de  la  justicia 

Se  vuelvan  hacia  otra  parlo. 

VASCO. 

Pluguiera  á  Dios  que  las  quejas. 

Que  á  ti  del  Rey  quiero  darte. 

Fueran  escrúpulos  sólo; 

Mas  quiere  el  Rey  que  se  pasen 

A  públicas  evidencias. 

En  quien  es  menor  ultraje, 

Ofender  como  delitos 

Que  animar  como  ejemplares; 

Y  uestra  majestad ,  Señor, 
Por  consejos  de  su  padre , 
Por  aciertos  de  su  gusto , 
Por  igualdad  de  su  s  lUgre, 
Por  conveniencias  del  reino, 
Determinó  de  casarse 

Con  la  infanta  de  Aragón , 
Doña  Leonor,  que  Dios  guarde; 
Divirtióse  deste  afecto 
Con  algunas  mocedades. 
Que  yo  le  culpaba  viejo 

Y  no  extrañaba  galante; 
Hasta  que  más  corregidos 
Aquellos  ciegos  desmanes, 
(Si  no  es  que  hipócrita  el  Etna 
Nieve  ostente  y  fuego  guarde) 
Determinó,  que  el  efecto 
Tan  pretendido  llegase 
Destas bodas,  que,  remisas. 
Daban  sospecha  á  don  Jaime. 
Para  este  lin  á  Aragón 

Fué  por  la  Reina  el  Infante, 

Y  Juan  Lorenzo  de  Acuña,, 
Porque  el  paso  asegurase-' 
De  Castilla  con  sus  gentes 
Tendiólas  quinas  al  aire; 

Y  entre  tanto  vos.  Señor, 
En  vez  de  esperar  constante 
Vuestra  esposa ,  en  vez  de  dar 
Premio  á  servicios  tan  grandes 
A  duna  Leonor  su  esposa 
Públicamente  robasteis 

De  su  casa,  y  la  tenéis, 
A  pesar  de  su  linaje, 
En  vuestro  mismo  Palacio, 
Siendo  escollo  que  se  sale 
Con  ser  burla  de  las  ondas 

Y  padrastro  de  los  aires. 
Nueve  reyes  ha  tenido 
Portugal .  y  todos  tales. 
Que  con  lo  amado  reglan. 
Sin  llegar  á  aprovecharse 
De  lo  temido  y  el  yugo 

De  su  imperio,  por  suave. 
Les  costó  á  los  portugueses 
Poco  trabajo  el  llevarle, 
i  Oh  dichoso  rey  mil  veces. 
Que  gobierna  con  talarte, 
Qne  no  les  cuesta  á  los  suyos 
Diligencia  el  ser  leales! 
No  deis  ocasión  ,  Señor, 
De  que  vuestro  imperio  extraño 
Los  vasallos ,  y  pues  sois 
Más  que  los  otros  en  parles. 
Sed  como  los  otros  reyes 
Vueslros  ascendientts  grandes 
lin  la  templanza  y  justicia: 
Y  mirad  que  hay  ejemplares, 


Porque  i  don  Sancho  Capella 
Que  amante,  remiso  y  fácil 
Con  doña  Mencia  de  Haro 
Se  casó  contra  el  dicláinen 
De  su  reino,  este  supo 
Por  conveniencia  quitarla 
A  su  mujer  con  ser  propia 

Y  no  su  dama  ni  amante. 
Vuestra  majestad  se  sirva 
De  medirse,  de  templarse 

O  de  enmendarse  :  bien  digo. 
Ayo  vuestro  soy ,  tomarme 
Esta  licencia  be  podido ; 
Mirad  que  afrentáis  un  noble , 

Y  en  nombre  suyo,  el  ultrajo 
Seni irnos  todos  los  nobles 
De  una  sinrazón  tan  grande. 
Todo  el  reino  está  quejóse, 

Y  en  demostraciones  graves 
Los  nobles  de  aquesta  injuria 
Dan  ind  cío  hasta  en  los  trajes  : 
Los  fidalgos  lo  murmuran  , 
Lns  extranjeros  lo  saben , 

Lo  i  plelieyos  lo  repiten; 

Y'  en  ün,  no  hay  lugar],  no  hay  parle  , 

Que  un  escándalo  no  sea , 

Una  fábula,  un  desaire 

De  \ucstro  crédito  aquesta 

Sinrazón.  Pues ,  Señor ,  dadle 

Menos  rienda  á  ese  deseo 

Porque  acaso  no  os  arrastre ; 

Dejad  aquesa  mujer, 

O  si  00 ,  si  00  bastaren... 

RET. 

iQué  si  no? 

TASCO. 

Señor... 

BEl. 

Decidlo. 

VASCO. 

Que  si  aquesto  no  es  bastante , 
Me  mandó  el  reino  que  os  diga... 

BET. 

Decidlo. 

VASCO. 

Que  os  acordase. 
Que  aun  está  reciente  ahora 
El  ejemplo  miserable 
Que  dio  doña  Inés  de  Castro, 
Por  quitar  á  vuestro  padre... 

BEV. 

Por  eso  lo  está  también 
La  venganza ,  que  á  su  sangre 
Dio  mi  padre,  y  sabré  yo. 
Aunque  á  mi  cruel  me  llamen , 
Como  en  el  amor  le  imito, 
En  la  venganza  imitarle  : 

Y  estoy  por  hacer... 

VASCO. 

Señor... 

HET. 

Resuelta  en  ciegos  volcanes 
Segunda  Troya  á  Lisboa ; 
Pero  JO  quiero  templarme, 
No  parezca  que  no  tiene , 
En  los  cargos  que  me  Lacen , 
Disculpas  que  responder 
Quien  responde  con  crueldades. 
Yo  admito  el  celo  del  reino , 

Y  á  vos,  mi  segundo  padre, 
El  consejo  os  agradezco , 
No  el  modo  de  aconsejarme; 
Que  aunque  obligados  estén 
A  hablar  verdad  los  leales 

A  su  rey,  tal  vez  el  modo 
Echa  á  perder  las  verdades. 
Pero  por  satisfacer 
Al  reino  y  á  vos,  que  hablasteis 
Con  lealtad  de  ayo  mío. 
En  el  cargo  que  me  bacen 
R. 


TAMBIÉN  LA  AFRENTA  ES  VENENO 
De  amar  ó  quien  es  mi  esposa , 
Digo  que  de  aquí  adelante 
Solo  he  de  amar  á  mi  esposa , 
Sólo  adoraré  á  su  imagen , 
Sólo  seguiré  su  nombre, 
Sólo  estimaré  sus  partes. 
Yo  estoy  casado ,  vasallos , 

Y  aunque  á  esle  intento  el  Infante 
Traeá  la  Infanta  de  Aragón, 

Va  la  Infanta  llega  tarde  : 
Para  daros  cuenta  desto 
Llamé  á  Curtes  á  mis  grandes. 
Hoy  me  casé  en  el  efecto 

Y  en  la  atención  mucho  antes. 
Por  haceros  este  gusto 

Sólo  estimaré  constante 
A  mi  «sposa ;  y  pues  debéis 
Por  derechos  naturales 
Dar  la  obediencia  á  quien  fuere 
Mi  esposa  en  unión  suave. 
Entrad  averia,  vasallos. 
Porque  en  debido  homenaje 
Beséis  la  mano  ala  Reina 
De  Portugal  y  el  Algarbe. 

TODOS.  ^Dentro.) 
I  Viva  el  rey  Fernando,  viva ! 

BET. 

Entren ,  pues,  todos  á  hablarme 
Para  moslr.irles  la  Reina, 
A  quien  deben  vasallaje. 

Tocan  chirimías,  y  sale  EL  CONDE,  EL 
MERINO  MAYOR,  y  e/AcoupAÑAMiEH- 
To  que  pudiere. 

Dadme  el  parabién,  vasallos ; 
Llegad,  pues,  conde  de  Abrantes ; 
Fidalgos,  llegad  ,  y  vo.% 
Vasco  de  Almeida,'  abrazadme. 

CONDE. 

Señor,  ya  que  asi  nos  honras... 

VASCO. 

Ya  que  tal  merced  nos  haces... 

PRIOR. 

Va  que  el  reino  favoreces... 

CONDE. 

Merezcámoste  leales... 

VASCO. 

Alcancemos  tal  favor... 
pnion. 
Lógrense  honores  tan  grandes... 

CONDE. 

Con  saber  quien  es  la  Reina. 

VASCO. 

Con  saber  con  quien  te  cases. 

MEflINO. 

Con  saber  esta  elección. 

VASCO. 

;.A  quién  rinde  vasallaje 
Portugal? 

UEBINO. 

¿Quién  te  merece? 

CONDE. 

¿Con  quien  la  corona  parles? 

VASCO. 

¿Fué  Castilla  quien  la  ofrece? 

CONDE. 

¿Fué  Francia  quien  te  la  trae? 

MERINO. 

¿Fué  Ingalaterra  6  Escocia? 

VASCO. 

¿Fué  Hungría  ,  Polonia  6  Flándes  1 

REY. 

No,  amigos;  más  á  mi  gusto 
Quiere  el  amor  que  me  case ; 


No  es  hija  de  rey  mi  esposa, 
Aunque  es  de  reyes  su  sangre. 
La  más  hermosa  mujer 
De  Europa,  y  la  de  más  partes 
Es  mi  esposa ,  portugueses , 
Tanto,  que  puede  llamarse 
La  reina  por  la  hermosura. 

Y  porque  las  dudas  basten  , 
Doña  Leonor  de  Mcneses 
Es  ya  mi  esposa  :  besadle 
La  mano,  que  ya  amanece 
A  ser  del  sol  nuevo  ultraje 

Al  son  de  chirimías  corren  una  cortina, 
y  se  descubre  sentada  en  un  sitial 
LEONOR,  y  detras  de  ella  GL'IO- 
MAR. 

VASCO. 

iQué  es  lo  que  miro! 

CONDE. 

¡Qué  es  esto' 

VASCO. 

I  Hay  intento  más  notable ! 

CONDE. 

¡  Hay  confusión  más  cruel! 

BEV. 

¿Na  llegáis ,  conde  de  Abrantes? 

CONDE. 

Señor... 

RET. 

¿No  llegáis,  Almeida? 

VASCO. 

Setior... 

RET. 

¿Cómo  estáis  cobardes? 
¿Cómo  dudáis?  Mas  si  acaso 
Os  da  escándalo  tan  grave 
Verme  casar  con  Leonor, 
Que  ya  engañados  juzgasteis 
Esposa  de  Juan  Lorenzo , 
Porque  noticia  no  os  falte 
De  la  verdad,  os  aviso. 
Porque  ninguno  se  espante. 
Doña  Leonor  de  Meneses , 
A  quien  han  hecho  inclinarme 
Tanto  aparato  de  influjos, 
Ayudados  de  sus  partes , 
Por  fe ,  por  amor,  por  gusto , 
Por  elección  ,  por  su  sangre. 
En  mi  concepto  primero, 

Y  luego  en  vivas  verdades, 
Pronunciadas  de  la  lengua , 
Cuando  la  intención  no  baste, 
Ilá  mucho  que  era  mi  esposa, 
Siendo  el  secreto  la  llave. 
Con  que  dentro  del  silencio 
Pudo  esle  empleo  guardarse. 
Su  padre  después  por  fuerza, 
Que  dcslo  estuvo  ignorante. 
Con  Juan  Lorenzo  de  Acuña 
La  casó,  sin  revelarle 
Leonor  las  finezas  mias; 

Y  Juan  Lorenzo,  de  amante 
O  de  ciego ,  aun  no  aguardó 
A  que  el  Papa  dispensase 
En  el  deudo  de  los  dos. 

Lo  cual  inválido  bace 
Este  matrimonio,  amigos. 
Por  dos  causas  tan  bastantes : 
La  primera,  í]ue  no  pudo 
Serlo  suya ,  siendo  antes 
Mi  esposa  doña  Leonor ; 

Y  la  que  más  fuerza  bace. 
Que  tan  deudos  no  pudieron 
Sin  dispensación  casarse. 
Yo  me  he  casado  con  ella , 
Con  acuerdo ,  con  dictamen 
De  los  doctos  de  mi  reino , 

53 


594  COMEDIAS  ESCOCIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE 

V  en  Colmbra  los  más  graves 


Dirimen  el  matrimonio, 
Por  dos  estorbos  tan  grandes. 
Esto  me  conviene,  amigos, 
Leonor  es  nol)le  en  linaje, 
Sus  virtudes  son  heroicas , 
Excelentes  son  sus  partes. 
Yo  la  adoro  ciego  5  loco , 
Ella  no  pudo  casarse, 
Yo  mi  quietud  busco  en  ella. 
Ella  es  ün  de  mis  pesares. 
Ya  estamos  los  dos  casados; 
Juradle,  pues,  homenaje. 
Besadle  la  mano  todos; 
Yo  soy  S'i  esposo  y  amante , 
Ella  es  mi  esposa  sin  duda. 
Pues  por  ley  de  Dios  se  sabe 
Que  sin  morir  yo  primero 
No  pudo  serlo  de  nadie. 

VASCO. 

En  fin,  ¿que  ya  estás  casado? 

CONDE. 

En  Cn,  ¿que  ya  te  casastes? 
Si ,  vasallos ,  ya  está  hecho. 

VASCO. 

Pues  si  tuviste  dictamen 
Que  aprobó  tu  acción... 

CONDE. 

Si ,  en  fin , 
Lo  aprueban  varones  graves... 

VASCO. 

Ya  que  en  eso  te  conformas... 

CONDE. 

ía  que  en  eso  te  ajustaste... 

VASCO. 

jQué  puede  hacer  ya  tu  reino... 

CONDE. 

¿Qué  han  de  hacer  los  más  leales. 

VASCO. 

Sino  obedecer  tu  gusto? 

CONDE. 

Sino  seguir  tu  dictamen? 

VASCO. 

Portugueses ,  nuevos  Cides : 
Portugueses ,  nuevos  Martes , 
Cesad  la  mano  á  la  Reina , 
Rendid  todos  vasallaje, 
Decid  que  viva  Fernando 
V  Leonor  largas  edades. 

TODOS. 

¡Vivan  Fernando  y  Leonor'. 

REY. 

Llegad  todos, y  besadle 
La  mano:  ya,  Leonor  mia, 
Portugal  le  ve  triunfante. 

LEONOU. 

¡  Qué  presto  llegan  las  dichas 
A  quien  las  tiene  por  males ! 

GÜIOMAR. 

Calla,  Señora,  el  reinar 
A  toda  ley... 

LEONOR. 

¡Qué  mal  sabes. 
Que  en  quien  violentada  vive , 
Aun  los  reinos  son  pesares! 

GCIOMAR. 

Ya  llegan  todos,  atiende. 
No  note  el  Rey  lu  semblante. 

PRIOR. 

Yo  quiero  ser  el  primero 
Que  obediente  me  adelante 
A  besar  á  vuestra  alteza 
La  mano. 


Prior ,  ya  sabe 
La  Reina...  Pero  ¿qué  cajas , 

(Tocan  clarin  y  caja.) 
Qué  instrumentos  militares 
Turban  la  quietud  del  dia 
En  que  el  amor  hizo  paces? 

VASCO. 

Debe  de  llegar  ya  cerca 

La  Reina,  (|ue  estas  marciales 

Trompas  es  que  Juan  Lorenro 

De  Acuña  ha  llegado  á  darte 

Sin  duda  esta  nueva,  como 

A  recibirla  lio  srden. 

Que  á  ello  se  habrá  adelantado 

Por  mandado  del  Infante 

0  de  la  Reina. 

REY. 

¿Qué  Reina? 

VASCO. 

La  hermana  del  rey  don  Jaime 

nEv. 
Pues  esa  no  es  Reina,  Almeida ; 
Llamadla  de  aqui  adelante 
La  infanta  :  Leonor  es  Reina. 

LEONOR.  (Ap.) 

Mucho  debo  al  Rey;  pesares. 
Haced  que  no  lo  conozca 
Si  he  de  morir  de  constante. 

VASCO. 

Y'o  seré  más  advertido. 

REY. 

Pues  sedlo  para  agradarme. 

VASCO. 

Ya  ha  llegado  Juan  Lorenzo. 

LEONOn. 

1  Ay  de  mí! 

REY. 

Ya  llega  tardo. 

VASCO. 

¿Qué  se  ha  de  hacer? 

REY. 

Que  cesen 
Los  aplausos  que  empezasteis. 

TODOS. 

I  Vivan  Fernando  y  Leonor! 

REY. 

Volved  á  darla  leales 

La  obediencia; portugueses, 

Proseguid  el  vasallaje. 

Vuelven  á  besarle  ¡a  mano,  tocando  ¡as 
chirimías ,  y  por  otra  parte  tocando 
clarin  y  cajas,  van  saliendo  poco  á 
poco  JUAN  LORENZO  y  BARRETO. 


¿Qué  festivo  aplauso  es  este? 
Juntos  asisten  los  grandes; 
Junto  está  el  reino ;  ¿á  quién  jurar 
Obediencia  y  homenaje? 
Quiero  informarme :  ah,fidalgo, 
Decidme,  así  Dios  os  guarde, 
¿A  (¡uién  obediente  el  reino 
Aquesos  aplausos  hace? 

UERINO. 

A  la  Reina. 


i  Qué  decís? 


JUAN. 

¡  Ay  más  notable 


Confusión !  i  quién  es  la  Reina , 


ROJAS. 

Si  aun  no  ba  llegado  el  Infante 

Coa  la  Reina? 

MERINO. 

Juan  Lorenzo. 
Y'o  no  sé  más ;  esto  baste. 

PRIOR. 

¿Ha  de  llegar  Juan  Lorenzo? 
nEY. 

Yo  voy  á  que  llegue  á  hablarnc. 

JOAN. 

Todo  yo  soy  confusiones. 

REY. 

¡  Fuerte  empeño ! 

LEONOR. 

¡Fuerte  lanco! 

JE.\N. 

Déme  vuestra  majestad 
A  besar  sus  pies  reales. 

REY. 

A  mal  tiempo  habéis  venido. 
Acuña. 

JOAN. 

¿Cómo  el  que  trae 
La  Infanta,  y  viene  de  haberos 
Servido  á  vos  y  al  Infante, 
Llegar  á  mal  tiempo  puede? 

REY. 

Porque  ya  ha  llegado  tarde 
La  Infanta,  y  aun  vos. 

JCAN. 

Señor, 
¿Qué  decís? 

BEY. 

Mucb»-  os  tardasteis; 
Pero  ya  que  habéis  llegado 
En  esta  ocasión,  besadle 
La  mano  á  la  Reina  ,  Acuña; 
Haced  lo  que  todos  hacen. 

JUAN. 

¿Casado  vos? 

REY. 

Juan  Lorenzo, 
Hoy  me  casé ;  ¿que  dudasteis? 
Besad  su  mano. 

JUAN. 

Señor, 
Ciegos  somos  los  leales : 
Yo  obedezco  vuestro  gusto 
Sin  disputar  el  desaire. 

BEY. 

Llegad ,  que  allí  está  la  Reina. 

JUAN. 

Yo  llego.  ¡  El  cielo  me  ampare ! 
¿  Estoy  soñando  ?  ¿  estoy  loco? 
Si  no  me  mata  el  dolor 
Mucho  le  debo  al  valor, 

Y  á  mis  sentimientos  poco. 
Pi  es  verdad  esto  que  toco, 
Honor,  no  te  pido  aliento ; 

Si  yo,  estatua  al  sentimiento. 
Me  quedé  inmoble,  por  dar 
Desagravios  al  pesar 

Y  vanidad  al  tormento; 
Honor...  Pero  él  no  lo  sabe. 
Que  es  fiscal  y  no  testigo. 
Es  verdad;  pero  ¿qué  digo? 
Esto  cn  la  verdad  no  cabe  ¡ 
Una  sinrazón  tan  grave 
Sólo  fué  sueño  ó  quimera ; 
Mas  ¡ojalá  que  lo  fuera, 
Porque  sí  ahora  soñárü. 
Alguna  vez  despertara 

De  una  deshonra  tan  fiera ! 
Mas  yo  llego;  ¡es  devaneo! 
Leonor  no  debió  de  ser 
Mi  mujer,  ó  esta  mujer 


No  fué  Leonor,  esto  creo; 
Vuestra  alteza  (¡qué  rodeo!) 
Leonor,  esposa ,  un  vasallo... 
Cierto  es  mi  mal,  no  hay  dudallo. 
Pues  por  uso,  aunque  merino, 
Hallo  el  nombro  del  cnriño 

Y  el  del  respeto  no  hallo. 

BEV. 

iQué  os  detiene?  ¿  i)ué  os  suspendo' 
Llegad;  ¿qué  os  lia  suspendido? 

JUAN. 

Un  mal  que  el  alma  ha  sabido 

Y  que  ¡¡inorarle  pretende : 
Una  duda  que  se  entiende 

Y  una  ilusión  que  comienza 
X  formarse  y  se  avergiien/.a : 

Y  una  verdad  muy  desnuda, 
Que  la  cubro  con  la  duda 
Porque  no  esté  á  la  vergüenza  ; 
Un  agravio  que  se  ve. 

BET. 

Cerrad ,  Juau  Lorenzo,  el  labio: 
Yo  no  os  ofendo  ni  agravio ; 
Leonor  vuestra  esposa  fué; 
Yo  primero  me  casé 
Con  ella,  el  cielo  es  testigo 
En  mi  intención,  y  asi  digo 
Que  en  el  amor  de  los  dos. 
Más  que  yo  ofensor  con  vos. 
Fuisteis  vos  traidor  conmigo. 
Vuestra  fué,  tenéis  razón: 
Más  ya  el  matrimonio  ha  sido 
Invalido  y  dirimido 
Por  faltar"  dispensación , 

Y  porque  para  esta  unión 
De  su  padre  fué  forzada; 
Ya  está  con  un  rey  casada , 

Y  asi  no  hay  más-í^ue  entender 
Que  para  vos  llegó  á  ser 
Sueño,  ilusión ,  sombra  ó  nada. 

JUA¡<. 

¡  Esta  ingratitud  escucho ! 
i  Tú  forzada ,  dueño  mió ! 

LEONOn. 

¡Con  qué  de  penas  porüo! 

JUAN. 

¡  Con  qué  de  pesares  lucho  1 

LEOXOB. 

Quién  dijera...  (i  dolor  mucho !) 
Mas  temo  al  Rey  su  fiereza. 

JUAN. 

¿Yo  violenté  tu  belleza? 

LEONOR. 

Señor  Juan  Lorenzo,  si. 

nEv. 
¿Qué  hacéis, .luán  Lorenzo,  así? 

JUAN. 

Desar  la  mano  á  su  alteza. 

BEr. 
Bien  hacéis;  yo  os  di  licencia 
Para  que  beséis  su  mano; 
Pero  al  cielo  más  profano 
Debe  guardar  reverencia. 
Ya  en  Leonor  hay  diferencia 
Del  ser  que  antes  ha  tenido, 

Y  asi,  borrad  advenido 
Cuanta  memoria  profana 
Dijere  que  hoy  es  humana 
En  fe  de  que  ayer  lo  ha  sido. 
Tiene  un  escultor  labrada 
La  imagen ,  y  antes  de  estar 
Colocada  en  el  altar. 

La  toca  con  mano  osada, 
Mas  si  ya  está  colocada 
Fuera  error  profano  y  feo. 
Kscullor  fuisteis  grosero, 
Mas  ya  colocada  esiá , 
Ved  que  es  sacrilegio  ya 


tamiíie:<  la  afrenta  es  veneno. 

tarla  como  primero.  | 

Volved ,  pues  deslo  avisado 
Y  pues  sabéis  mi  afición  , 
A  la  Infanta  de  Aragón... 

VASCO.' 

Señor,  la  Infanta  ba  llegado. 

BEV. 

Pues  decid... 

VASCO. 

¡Lance  apretado! 

JUAN. 

Deste  agravio  apelo  á  Dios ; 
¿Qué  responderé  á  los  dos? 

BEV. 

.luán  Lorenzo,  en  pena  tanta. 
Despedid  vos  a  la  Infanta, 
Pues  que  la  trujisteis  vos. 

Tocando  clarín  y  cajas ,  se  van  entran- 
do el  ¡ley  y  su  acompañamiento  por 
una  puerta ,  quedando  solo  Juan  Lo- 
renzo, y  por  la  otra  van  saliendo 
LA  INFANTA,  EL  MAESTRE  y  Acoa- 

PAÑASIIENTO. 

MAESTRE. 

Cesad,  no  se  queje  el  parche, 
No  giman  más  las  trompetas , 
Haced  que  enmudezca  el  bronco, 
Reprima  el  metal  sus  quejas, 
Pues  entrando  por  Lisboa, 

Y  llegando  con  la  Reina, 

Ni  en  la  ciudad ,  ni  en  Palacio 
Hay  un  indicio,  una  seña 
Desabra  recibirme. 

INFAMA. 

Hasta  las  cuadras  primeras 
Del  Palacio  hemos  llegado, 

V  confusas  y  suspensas 
Discurren  las  gentes  todas, 
Sin  que  la  ocasión  se  entienda. 
Buen  agasajo ,  Maestre : 

¿Asi  recibe á sus  reinas 
Portugal? 

MAESTRE. 

La  causa  ignoro , 
Aunque  esfuerza  que  la  tengan. 
Confuso  estoy,  y  aun  corrido : 
lodo  es  confusión  y  penas. 
Juan  Lorenzo,  honor  de  Acuña , 
Gloria  ilustre  portuguesa... 

INFANTA. 

Descubrid  vos  este  enigma. 

MAESTRE. 

\  vos  mis  dudas  apelan. 

INFANTA. 

¿Quién  causa  estas  novedades? 

MAESTRE. 

¿Porqué  los  nobles  me  dejan? 

INFANTA. 

¿Cómo  el  Rey  no  me  recibe? 

MAESTRE. 

,.Cómo  el  reino  no  hace  fiestas? 

INFANTA. 

¿Sabe  el  Rey  que  yo  lie  llegado? 

MAESTRE. 

¿Saben  que  está  aquí  la  Reina? 

INFANTA. 

¿No  respondéis? 

lIAESfriE. 

¿Estáis  mudo? 

INFANTA. 

¿Vos  suspiros? 

MAESTRE. 

¿Vos  ternezas? 


INFANTA. 

Grande  desdicha  adivino. 

MAESTRE. 

Gran  pesar  el  alma  espera. 

INFANTA. 

¿Es  vivo  el  Rey ,  mi  señor? 

MAESTRE. 

¿Es  muerto  mi  hermano?  Apriesa, 
Decid. 

JUAN. 

No  es  muerto,  el  Rey  vive. 
Que  menos  desdicha  fuera : 
Mi  honor  es  el  muerto.  Infante. 

MAESTRE. 

Juan  Lorenzo,  ¿habláis  de  veras 

JUAN. 

El  Rey  fué... 

MAESTRE. 

Que  ya  adivino 
La  ocasión  de  aquesas  quejas  : 
Ya  sé  su  intento:  mas  tú, 
l'rofeta  de  tus  ofensas. 
Te  anticipaste  sin  duda 
Tu  agravio  con  imprudencia. 
Tu  esposa  habrá  procedido 
Cor.io  noble  en  esta  ausencia; 
El  Rey  sólo  tendrá  culpa. 
Pero  ya  viene  su  alteza. 
Que  sabrá  quietar  al  Rey, 
Pues  es  Reina. 

JOAN. 

¿Quien  os  Reina? 

MAESTRE. 

¿Eso  preguntas? 

JUAN. 

Señor , 
Si  lo  dices  por  su  alteza 
La  Infanta ,  ya,  pues,  tu  hermano 
Me  ha  mandado  que  la  vuelva; 
Casado  está  el  Rey,  Infante. 

INFANTA. 

Juan  Lorenzo ,  ¿hablas  ó  sueñas? 


¿Casado?  di,  ¿estás  soñando? 

Pluguiera  á  Dios  lo  estuviera; 
El  Rey  se  ha  casado,  Infante, 
Con...  Digámoslo  de  priesa , 
Con  miespo...  Pero  ¿qué  digo? 
La  infame  voz  retroceda , 

Y  hacia  el  secreto  del  alma 
Den  los  ecos  de  mi  afrenta; 
No  digamos  más ,  honor , 
Estas  basten  para  señas: 
Mas  dije  que  vo  pensaba, 
Pero  menos  qüo pudiera. 
Esto  baste,  no  me  obligues 
A  que  desnudase  vea 

En  lo  escueto  de  las  voces 
Mi  deshonra  á  la  vergiieiiza. 
Llórelo  yo,  y  no  lo  diga. 
Pues  de  ocasión  como  aquesto 
Sacó  que  llorar  mi  honor 

Y  no  que  decir  mi  lengua. 

INFANTA. 

Juan  Lorenzo ,  espera ,  aguarda ; 
No  es  tiempo  ahora  de  quejas. 
Que  nunca  son  del  agravio, 
Medicina  las  ternezas. 
Yo,  (|ue  del  desaire  mió 
Miro  un  retrato  en  tu  ofensa, 
Recetaré  para  entrambos. 
Médico  de  mis  afrentas. 
Medicinas  de  venganzas 
Que  sólo  al  honor  remedian. 
Volved  á  Aragón ,  amigos. 


S90 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Mircba  J  otra  Tez  la  vuelta 
De  Castilla  :  bese  el  aire , 
En  sutiles  obsdiencias 
Las  barras  que  mi  venganza 
Ha  de  volver  más  sangrientas. 
Borrad  esos  ituevos  timbres, 
Desgarrad  de  mis  banderas 
Las  aragonesas  barras 

Y  las  quinas  portuguesas. 
Sepa  el  mundo... 

UAESTBE. 

Gran  seBora, 
No  es  menester  que  lü  seas 
Quien  dé  venganzas  divinas 
A  tan  humanas  oFensas; 
A  mi  ha  sido  este  desaire, 
üuc  á  la  faz  del  sol  no  llega 
Vil  impresión  peregrina 
Que  acá  en  el  aire  se  queda. 
Por  mi  corre  esta  venganza. 
Este  agravio  está  á  mi  cuenta , 

Y  sabrá  desempeñarle 

Mi  razou  cuando  convenga. 
No  anticipéis  el  desaire , 
Vamos  á  que  el  Rey  nos  vea , 
Podrá  ser  que  cara  á  cara 
Le  obligue  á  más  reverencia 
Lo  material  de  los  ojos 
Que  la  fe  de  las  orejas; 

Y  cuando  á  deidad  tan  alta 
Profano  ignore,  y  no  crea  , 
A  pesar  de  sus  antojos. 

De  su  amor  ó  de  sus  penas. 
Vencido  de  mis  razones,  _, 
De  mis  voces ,  de  mis  quejas , 
Vos  habéis  de  ser  su  esposa ; 
Vsi  no  bastaren  ellas. 
Sabré  yo,  contra  mi  mismo 

Y  contra  mi  sangre  mesnia. 
Inundar  la  Europa  en  sangre. 
Que  soy  en  cualquier  empresa 
Don  Juan  ,  maestre  de  Avis, 
De  quien  dicen  las  estrellas 

Que  ha  de  ser  rey  ;  teme,  hermano, 
Que  en  esta  ocasión  no  sea. 

IJiFANTA. 

Pues,  Maestre,  ¿qué  aguardamos? 

MAESTRE. 

Pues,  Juan  Lorenzo,  ¿qué  esperas? 
Brille  tu  espada  ofendida. 

MAESTRE. 

Sigúeme  a  mi  y  á  la  Reina. 

INFANTA. 

Que  si  tú  mi  ofensa  amparas... 

MAESTRE. 

Si  til  conmigo  te  empeñas... 

INFA^^TA. 

El  fuerte  escudo  en  el  brazo... 

MAESTRE. 

El  freno  herrado  en  la  diestra... 

INFAMIA. 

Yo  haré  á  Portugal  cenizas. 

MAESTRE. 

Yo  haré  (¡ue  Europa  me  tema. 

INFArlTA. 

¿Qué  resjiondes? 

MAESTRE. 

¿Qué  nos  dices? 

JUAN. 

Que  entre  la  duda  y  la  afrenta  , 
La  lealtad  y  la  venganza, 
solamente  me  consuela 


Que  antes  que  elija  en  mis  dichas 
Vengarlas  o  padecerlas , 
Sabré  morirme  de  honrado. 
Que  aunque  la  muerte  no  quiera. 
También  la  afrenta  es  veneno, 
Y  me  matará  mi  afrenta. 


JORNADA  TERCERA. 

(de  do.n  francisco  de  rojas.) 


Sale  EL  REY  alborotado ,  y  medio  des- 
nudo, con  una  luz  en  la  mano  y  la  es- 
pada desenvainada. 

REY. 

Fantasía  de  los  ojos. 

Bulto  aparente  á  los  mios. 

Ni  bien  sombra  de  lo  que  eres. 

Ni  cuerpo  de  lo  que  has  sido : 

Estatua  móvil  de  hielo. 

Ente  de  razón  preciso. 

Pues  al  fingirte  corpóreo. 

No  eres  aquel  que  te  Giijo ; 

Uon  Juan  Lorenzo  de  Acuña , 
I  Pregúntoteyoá  ti  mismo: 
I  Si  cuerpo,  ¿cómo  tan  muerto? 
I  Si  sombra,  ¿cómo  tan  vivo? 
i  Retóricamente  mudo 

Examinas  mis  delitos ; 

Pregúntame  con  palabras. 

No  me  hables  con  suspiros. 
'  Esta  noche  vivo  estabas 

Y  ya  cadáver  te  miro ; 
Ayer  eras  tú  tu  ejemplo, 

Y  hoy  eres  ejemplo  mió. 
¿La  mano  derecha  alargas. 
Cuando  yo  la  espada  vibro? 
Dígame  tu  voz  primero 

Si  es  lealtad  ó  es  sacrificio. 

¿  También  la  afrenta  es  veneno 

Decis,  airado  conmigo? 

Pues  no  lo  será  la  afrenta ; 

Mi  acero  será  el  castigo 

Hoy  á  su  impulso...  ¿qué  es  esto? 

(Tira  cuchilladas  al  aire,  y  quédase 

como  turbado.) 
Bronce  helado  me  corrijo, 
Apenas  puedo  moverme. 
Juan  Lorenzo  (;  estoy  perdido!) 
Vasallos...  (No  he  de  llamarlos.) 
Espera  (¡  Mortal  me  indigno !) , 
Aguarda. 

Al  irse  á  entrar  el  Rey,  sale  por  la  mis- 
ma parte  VASCO  DE  ALMEIDA,  ij  le 
detiene. 

VASCO. 

Señor,  ¿qué  es  esto? 
¿Vos,  Señor,  tan  vengativo? 
¿  Contra  quién  vuestra  pasión 
Indigna  el  acero  limpio? 
¿Contra  quién  estáis  airado 
Que  no  se  rinde  vencido? 
¿Y  cómo  ya  vuestro  acero 
No  cslá  en  rojo  coral  tinto? 
Porque  no  ha  de  verse  en  blanco 
Kl  acero  de  un  rey  vivo, 
O  la  vaina  ha  de  ocultarlo 
O  la  sangre  ha  de  teñirlo  : 
¿Vos  á  estas  horas  en  pié? 

REV. 

(.Habéis  visto... 


A  nadie  he  visto. 


RET. 

A  Juan  Lorenzo  de  Acuña, 
Que  muerto,  pálido  y  frió, 
Con  la  mano  por  espada, 

Y  con  la  razou  por  filo. 
Salió  por  esa  antesala? 

VASCO. 

Que  es  ilusión  averiguo. 
Porque  yo  en  su  propia  casa 
Lo  dejé  anoche. 

RET. 

Ha  podido 
Tanto  mi  injusticia  en  mi , 
Que  ella  propia  me  ha  vestido. 
Viendo  que  desnudo  estaba , 
Del  color  de  mi  delito. 

VASCO. 

Señor,  decidme  el  suceso. 
Que  me  hallo  tan  indeciso... 

RET. 

Que,  ¿no  es  verdad? 

VASCO. 

Que  soy  yo 
La  enigma  de  este  prodigio. 

REY. 

Estadme,  don  Vasco,  atento. 

VASCO. 

Decid ,  rey  Fernando. 

REY. 

Digo; 
Iba  á  descansar  el  sol 
En  el  lecho  cristalino  , 

Y  le  mulleron  sirenas 

Los  transportinesde  vidrio. 
Cuando  con  doña  Leonor 
El  tálamo  solicito,   • 

Y  á  sus  desdenes  constantes 
Llamé  con  blandos  cariños. 
Apenas  en  mi  retrete 

Con  mi  esposa  me  retiro 
(Si  de  quien  es  rey  cruel 
El  nombre  de  esposo  es  digno), 
Cuando  por  sus  bellos  ojos 
Desangrados  hilo  á  hilo, 
Dos  arroyos  desatados 
Salieron  tan  encendidos. 
Que  abrasaban  sus  mejillas  ; 
Pero  á  poco  espacio  miro 
Que  aunque  reventaron  fuego 
Se  quejaron  en  granizo. 
Vencí ,  sin  vencerla ,  en  C  j , 
El  alma  de  sualbedrio; 
Mas  no  busca  conveniencias 
Quien  quiere  por  apetito. 
Pero  prosiguiendo  el  llanto. 
Sin  saber  que  ella  lo  dijo. 
Dijo,  siendo  yo  su  esposo : 
«;Ay  donjuán  de  Acuña  mió!» 
Yo,  viendo  que  es  ya  mi  esposa. 
La  venganza  solicito, 
Al  repudio  me  propongo. 
La  excepción  del  Rey  publico. 
Descasarme  otra  vez  quiero. 
Volverla  á  su  dueño  admito; 
Sentílo  como  señor. 
Llórelo  como  ofendido. 
Vengóme  como  cruel , 

Y  como  noble  me  indigno. 
Conoció  Leonor  sus  yerros 

Y  que  habló  lo  que  no  quiso; 
Mas  como  escribió  el  dolor 
En  su  corazón  divino 

Su  amor  con  pluma  de  agravio 

Y  tinta  de  color  libio. 
Como  estaba  abierto  entonces 
El  papel  de  sus  delitos. 
Leyeron  la  lengua  y  ojos 

Lo  que  el  dolor  habia  escrito. 
Pensaba  vo  en  repudiarla , 


El  Wando  leclio  despido. 
Cuando  volvieodo  lus  ojos 
Hacia  esa  otra  pieza  ,  miro 
A  Juan  Lorenzo  de  Acuña, 
El  rostro  sin  color  vivo. 
Todo  sombra,  asombro  Wdo, 
Él  enigma  de  si  mismo. 
La  mano  siniestra  puso 
Sobre  el  acero  bruñido 
\  la  diestra  me  alargaba , 
O  de  obediente  ú  de  aliito ; 
Mas  neutral  mi  confusión , 
Como  miro  á  un  tiempo  mismo 
En  clausura  de  una  funda 
Tapiado  el  acero  limpio, 

Y  que  su  mano  derecha 
Era  su  mismo  castigo, 

1.0  mismo  que  me  indignaba 
Aquello  me  satislizo. 
Con  todo,  aunque  tan  leal. 
Como  sombra  le  distingo. 
Ni  espada  encargo  á  mi  brazo, 
Cólera  y  valor  irrito, 
Con  palabras  le  provoco, 
Con  el  aceróle  obligo; 
y  sólo  dio  á  mis  enojos 
La  respuesta  por  delito, 
También  la  afrenta  es  veneno. 
Wás  me  enoja,  más  le  sigo. 
El  se  aparta ,  yo  rae  templo, 

Y  á  este  tiempo  el  cielo  quiso 
Oue  !i  tu  espada  me  suspendo 
Ya  tu  razón  me  apaciguo. 
Leonor  no  ha  de  ser  mi  esposa. 
Aunque  es  mi  esposa ,  que  lie  visto. 
Que  el  amor  que  fué  primero, 
Arde  en  las  cenizas  tibio; 

Yo  no  be  de  vivir  celoso 
Aunque  viva  mal  querido: 
Los  celos  son  paía  amantes, 
Pero  no  para  maridos. 
Hoy  á  su  primer  esposo 
Reducirla  determino. 
Del  imperio  he  de  valerme. 
Puesto  que  ofensa  no  ha  sido 
Oue  la  goce  como  esposo 
Quien  la  dejó  como  indigno; 
Asi  admitiré  i  la  Infanta, 
Evitaré  los  peligros 
Qae  amenazan  a  mi  imperio 
Por  ser  con  razón  precisos; 
Corregirá  mi  recato 
Lo  que  supo  errar  el  vicio, 
Borraré  aquesta  ilusión 
C'uc  confunde  mis  sentidos: 
Deberé  á  su  celo  premios, 
A  su  efecto  beneficios. 
Esto  es  lo  que  me  ha  pasado, 
Esto  lo  que  determino ; 
Esto  ha  de  ser,  vive  Dios, 
Esto  en  mi  reino  publico. 
Vos  sois  quien  ha  de  ayudarlo, 
De  solo  vos  me  confio. 
Ya  habéis  sido  mi  maestro, 
Ahora  os  negocio  amigo. 

VASCO. 

Con  lágrimas  de  amor  siento 
(¡Oh  Key,  invicto  señor!) 
Que  vendáis  por  pundonor 
Lo  que  es  aborrecimiento. 
Con  nombre  de  esposo  veo 
Que  habéis  gozado  á  Leonor : 
Cansado  se  ha  vuestro  amor, 
Ko  era  amor,  era  deseo; 

Y  boy  conoce  mi  verdad , 
Que  con  fingidos  desvelo» 
Achacáis  á  vuestros  celos 

Lo  que  erró  vuestra  crueldad. 
Leonor  fué  esposa  también 
beJuan  Lorenzo,  Señor: 
si  era  discreta  Leonor, 
.No  habla  de  quererle  bien? 


TAMBIÉN  LA  AFRENTA  ES  VliNENO. 

Y  ja,  en  caso  semejante 
Conozco  vuestro  despego. 
Que  si  amor  estuvo  ciego 
No  pudo  estar  ignorante; 

Y  pues  visteis  la  pasión 
De  dos  almas  siempre  unidas, 
;Por  qué  han  de  pagar  dos  vidas 
Lo  que  erró  una  sinrazón? 

REY. 

repudiar 

Y  otra  \ 

VASCO. 

Si  le  queréis  castigar 
Mejor  es  con  vuestro  acero: 
Ved  que  ira  tan  sangrienta 
Dais  al  rigor  más  rigor: 
Basta  una  ofensa.  Señor, 
Siaque  la  hagáis  otra  afrenta. 

REY. 

Si  porque  mi  intento  os  muestro 
Tau  contra  mi  gusto  os  hallo... 

VASCO. 

Aunque  soy  vuestro  vasallo. 
He  sido  vuestro  maestro. 

REY. 

Ahora  no  se  ha  mostrado. 

VASCO. 

Decis  bien ,  que  entre  los  dos, 
Nadie  juzgará ,  por  Dios , 
Que  soy  quien  os  ha  enseiíado. 
Copia  el  discípulo  es  fiel 
Del  maestro  que  ha  tenido : 
;  Qué  distintos  hemos  sido". 
Yo  piadoso,  y  vos  cruel. 

BEY. 

Cruel  mi  padre  vivió. 
Su  fama  lo  contará 
Así :  ¿qué  mucho  será. 
Que  imite  sus  pasos  JO? 

VASCO. 

Aunque  cruel  vino  á  ser 
(Estose  hade  reparar), 
Fuelo  para  castigar. 
Mas  no  para  cometer. 

BEY. 

Padezca ,  ó  sufra  rigores , 
Que  be  de  volvérsela  digo. 

VASCO. 

Y  yo,  como  vuestro  amigo, 
Lloraré  vuestros  errores. 

BEY. 

¡Qué  cansado! 

VASCO. 

Soy  leal. 

REY. 

Vasco,  dejadme. 

VASCO. 

Ya  os  dejo. 

REY. 

;Qu6  de  consejos! 

VASCO. 

Soy  viejo. 

REY. 

Y  muy  viejo. 

VASCO. 

Estoy  mortal. 

REY. 

¡Hola! 

Sale  DON  CLAUDIO. 


VASCO. 

Dejadme,  penas,  sentir. 

RL-Y. 

No  estorbéis  mis  glorias,  penas. 

DON  CLAUDIO. 

¿Tan  presto  está  el  Bey  vestido? 
No  su  intención  comprehendo  : 
Obedecerle  pretendo.  'Vasc.) 

BEY. 

Ya  pienso  que  ha  amanecido; 
Oid,  Vasco.  Esta  ilusión. 
Esto  que  he  visto  aparento. 
Lo  estoy  juzgando  presente, 

Y  sola  aquella  razón 
Me  tiene  de  dudas  lleno. 
Que  aunque  muerto  le  he  dudado. 
Parece  que  le  he  escuchado 
También  la  afrenta  es  veneno. 

VASCO. 

Cuando  es  muy  grande  un  esceso 

Si  le  viste  la  malicia. 

Parece  que  la  injusticia 

Está  anunciando  el  suceso. 

Vos  con  la  afrenta  ,  Señor, 

Con  castigo  tan  ajeno. 

Le  haréis  que  beba  el  veneno 

De  su  propio  deshonor. 

Si  le  bebe,  morirá, 

Y  como  ha  de  obedecer 
Lo  que  en  la  muerte  ha  de  ser 
Lo  previene  envida  ya ; 

Y  asi ,  por  mayor  blasón  , 
Por  dejaros  satisfecho. 
Está  prevenido  en  hecho 
Lo  que  sólo  es  ilusión. 
Esto  si  vasallo  ha  sido. 
Bien  que  ahora  os  ha  asombrado. 
Pues  lo  que  no  habéis  pensado 
En  sombra  has  obedecido. 

Y  como  ha  de  morir  lleno 
De  afrenta  y  de  sinrazón. 
Hoy  os  dice  en  ilusión 
También  la  afrenta  es  veneno. 

BEY. 

La  interpretación,  don  Vasco, 
lia  salido  como  vuestra. 

Sale  DON  CLAUDIO  con  vestidos  en 
una  fuente  y  es¡iejo. 

DON  CLAUDIO. 

Ya ,  Señor,  puedes  vestirte. 
Que  ya  vestida  su  alteza 
Sale  á  esta  pieza  también. 

BEY. 

¿Quién  se  ha  vestido? 

DON  CLAUDIO. 

La  Uelna. 

IIEY. 

DoPia  Leonor  de  Mcncses 
Es  sólo. 

Sale  DOSA  LEONOR. 

DOÑA  LEONOR. 

Criada  vuestra. 


D0:«  CLAUDIO.  I 

Señor,  ¿qué  me  ordenas?         j 


Dadme  luego  de  vestir. 


Dadme  de  vestir,  don  Claudio 

(  Vuelve  el  Uey  el  rostro  hacia  otra 

parte ,  y  vístese  sin  mirar  á  duna 

Leonor.) 

DOSÍA  LEONOR. 

¿Qué  es.  Señor,  loque  me  ordenas? 
(i4p.  Finjamos,  penas,  finjamos: 
¡  Ay  amor  lo  que  me  cui'Stiis!) 
Leonor, tu  esposa,  á  tus  brazos 
Con  alas  de  blanda  cera, 


508 


CÜSIEOIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRAN'CISCO  DE  ROJAS. 


Mariposa  racional, 
A  tu  ardiente  amor  se  entrega. 
¿No  me  respondes.  Señor? 
iNo  te  merezco  respuesta? 
i  El  rostro  vuelves  airado? 
¿  La  luz  a  mis  ojos  niegas? 
No  haces  bien,  que  mi  razón 
Puesta  á  tu  luz  no  luciera ; 
Pero  volviéndola  el  rostro. 
Si  bo!r  á  la  sombra  la  dejas. 
Arderá  como  razón 
La  que  encendió  como  quc^a. 

nEV. 
La  valona. 

DOÑA   LEONOR. 

i  Que  esto  sufro ! 
;Qne  esto  los  cielos  consientau! 
¡No  basta  una  tiranía. 
Sino  también  una  ofensa ! 
i  Esie  es  amor,  ó  es  recelo? 
i  Es  despeco,  6  es  violencia? 
jEs  cuidado,  ó  es  temor? 
Si  celos,  ¿qué  le  recelas? 
Oye  este  ejemplo,  Peñor, 

Y  aviso  á  tus  ojos  sea 
Para  que  con  mi  lealtad 
Se  asegure  tu  erandeza. 
La  rosa ,  joya  del  prado, 
A  quien  el  alba  alimenta, 

Y  sumiller  de  si  misn^a 
Se  receje  y  se  desprecia , 
Cello  maridaje  liacia 
Coneijazmin  en  la  selva: 
Velos  de  plata  gozaba. 

Que  ella  en  púrpura  conserva. 
Lle{;ó  mano  poderosa, 

Y  sacó  laraizmesnia 

De  la  rosa,  y  en  el  prado 
Junto  al  clavel  la  conserva. 
Que  como  rey  de  las  llores 
Despreciaba  fas  violetas. 
Cuando  la  rosa  arrancaron  , 
Con  llanto  de  coral  vieras. 
Que  amante  sintió  rigores , 
Que  antes  adoraba  tierna. 
Pero  viendo  que  es  su  esposo 
El  clavel,  y  que,  en  fin,  reina, 
Segunda  vez  enrojece 
Su  púrpura  macilenta ; 
Olvida  al  jazmín  su  esposo, 
Al  clavel  su  rey  aprueba. 
Que  á  veces  vence  el  poder 
Lo  que  el  amor  no  pudiera ; 

Y  asi... 

TIEY. 

Ya  estás  entendida: 
El  ferreruelo. 

Pinese  el  ferreruelo,  y  salen  JUAN  v 
DARKETO. 

BARRETO. 

¿Asi  te  entras 
Sin  hablar  una  palabra 
Ilasta  el  cuarto  de  su  alteza? 
jQué  intentas  hacer? 

JUAX. 

Pedirle 
Para  partirme  licencia 
A  Castilla  ,  donde  intento 
Que  Portugal  todo  sepa  , 
Que  diga...  ¡Qué  torpe  estoy! 
Es  el  dolor  y  la  pena 
Escalón  desconcertado 
Donde  tropieza  la  lengua. 
Tú,  Üarreto,  vete  á  casa. 

DAHRETO. 

Tu  precepto  es  mi  obediencia.  ( l'aie.) 

nO.VA   LEOiíOR. 

En  fin,  Sefior,  ¿qué  á  mi  voz 
Atajas  desta  manera? 


¿Al  desprecio  te  consientes. 
Cuando  yo  soy  roca  opuesta 
A  un  amor,  que  ya  olvidado. 
Olas  de  llamas  le  inquietan? 
jVive  el  cielo  cristalino, 
Bello  espejo  de  la  tierra. 
Que  á  mi  venganza  mi  voz 
lia  de  ser  mi  espada  mesmal 
liey,  señor,  esposo, amante. 
Dueño,  luz... 

JUAN. 

¡Oh  pena  fiera! 
¡  No  me  bastaba  saberlo. 
Sino  que  á  escucharlo  venga! 
¡  Olí  pésele  á  mi  dolor! 
i  Oh  mi  cuidado  lo  sienta! 
El  uno  en  coral  lo  llore 

Y  otro  en  valor  lo  divierta. 

DOÑA  LEONOR. 

¿A  mi  voz  no  te  enterneces. 
Que  romo  á  mi  propia  lengua. 
Áspid  del  cuerpo  no  muerde 
El  abrigo  de  sus  venas; 
Cual  tronco  á  los  verdes  lazo» 
De  la  cariñosa  hiedra. 
Que  en  vez  de  blandos  halagos. 
Le  sacudió  la  corteza? 
¿ No  me  respondes ,  en  lin? 
Pues  óyeme  esta  indecencia. 
Por  mi  honor  solo  te  llamo. 
No  lo  hago  porque  me  quiera?, 
Cruel,  tirano  poderoso. 
Ingrato,  desleal. 

JOAN. 

¡Qué  ofensa! 

DOÑA  LEONOR. 

Monstruo  que  ha  abortado  el  odio, 
Padre  que  hizo  la  violencia. 

REY. 

Dame  el  espejo. 

(  Toma  el  espejo  Juan,  y  llévasele  al 
Rey;  túrbase  este  y  doña  Leonor.) 

JUAN. 

Aqui  tienes 
El  espejo,  donde  puedas 
Mirar  tu  propio  semblante; 
Mascón  esta  diferencia. 
Que  aunque  le  queda  el  acere. 
Perdió  su  virtud  secreta , 
Porque  se  empañó  el  cristal 
Con  el  borrón  de  la  afrenta. 

REY. 

¿Aqui  oslabais? 

JUAN. 

Si,  Señor: 
Vengo  á  pedirle  licencia 
Para  partirme  á  Castilla, 
Porque  no  quiero  que  tengas 
Siempre  delante  de  ti 
Qu;en  con  la  vista  le  ofenda. 

REY. 

¡Antes  me  he  holgado  de  veros. 
Que  esla  noche  os  vi  en  mi  idea 
Muerta  imagen  de  la  vida , 
Vivo  cuerpo  en  sombra  muerta! 
De  vuestra  vida  me  alegro, 
Debedme  aquesta  fineza. 

JCAN. 

No  os  engañasteis,  Señor, 
Ni  fue  fantasía  vuestra: 
Murió  mí  honor  á  las  manos 
De  vuestra  propia  violencia ; 
El  es  alma  de  la  vida 

Y  quedó  el  cuerpo  sin  ella. 
Pues  como  murió  el  honor 
Que  el  cuerpo  y  vida  alimenta , 
Lo  que  era  luz  de  la  viila 

Es  ya  sombra  de  la  idea. 


Basta  ya,  que,  vive  Dios, 

Que  al  que  intente... 

(Empuña  el  Rey  la  daga ,  y  va  tras  él.) 

DOÑA  LEONOR. 

Vuestra  alteza... 

REY. 

Hacer  misterios  de  honor 
Los  blasones  que  le  esperan , 
Que  con  mi  acero... 

DOÑA  LEONOR. 

Tened. 
(Detiene  Leonor  al  Rey,  y  Juan  se  re- 
tira poco  apoco.) 

REY. 

Su  propio  ministro  sea. 

Y  vos  quién  sois  para  que... 

JUAN. 

Yo,  Señor,  hechura  vuestra. 

REY. 

¡  Ay  del  tiempo  en  que  los  reyes 
A  lan  mal  estado  llegan 
Que  no  escuchan  lo  que  escuchan ! 
¡  Oh  cielos,  y  quien  pudiera 
No  ser  el  mismo  que  soy. 
Siendo  el  mismo  que  quisiera ! 

DO.ÑA  LEONOR. 

Yo  soy  doña  Leonor  Tellez... 

JUAN. 

Y  yo  soy  quien  en  la  guerra... 

REY. 

Venid,  venid.  (Vase.) 

VASCO. 

¡  Qué  impiedad ! 

DOÑA  LEONOR. 

Cuya  heredada  nobleza... 

JOAN. 

Os  ha  dado  más  victorias... 

DOÑA   LEONOR. 

Yo  á  Portugal  más  grandeza... 

JUAN. 

Pero  si  faltan  oídos, 
¿Adonde  aspiran  las  quejas? 

DOÑA  LEONOR. 

¡Que  esto  sufra  mi  dtlor! 

i  Que  el  cielo  no  se  enternezca ! 

DOÑA  LEO.  OK. 

Vasallo  (¡qué  mal  he  dicho!). 
Esposo  (¡qué  voz  lan  tierna!). 
Señor  ( ¡  qué  poco  cariño ! ), 
Mí  dueño  (¡detente,  ofensa!), 
No  acierto  á  hablarle  vasallo, 
Ni  sé  corregirme  reina; 
Pero  enire  afectos  tan  grandes 
Del  honor  y  la  terneza , 
Me  llevo  mas  del  amor, 

Y  divertida  la  lengua, 
Como  sabe  aquel  camino, 
El  otro  que  gusta  deja. 

JUAN. 

¡  Ay  de  mi ,  que  llego  á  líempo 
En  que  es  mi  blasón  ofensa! 
¡Que  esté  mirando  á  mi  esposa, 

Y  con  ser  mí  esposa  mesma , 
En  decirla  mis  cuidados 

Al  que  me  ha  ofendido  ofenda  ; 

Y  que  en  él  sea  pundonor 
Tiranizarme  mi  prenda , 

Y  en  mi ,  que  la  adoro  amante  , 
Sea  declararme  b:ijeza ! 

¡Oh  leyes  instituidas 
Contra  la  naturaleza! 
¡Que  reyes  humanos  poogan 


Leyes  á  las  almas  nuestras , 
Cuandü  aún  Dius  no  las  c:istiga 
Hasta  que  lüS  cuerpos  dejan  1 

CoSa  LEONOn. 

Salga  á  mi  labio  la  voz. 

JUAN. 

Reprimamos  esta  pena. 

DOÑA  LEONOR. 

Sean  mis  propios  impulsos 
Descargo  de  mi  inocencia, 

Y  del  proceso  del  alma 
Sea  el  relator  la  lengua. 

IVAÜ. 

\  Que  ya  no  tenga  remedio 
Esta  pérdida,  esta  fuerza. 
Pues  ya  en  las  leyes  de  honor 
Admitirla  es  más  afrenta, 

Y  en  los  de  mi  voluntad 
Será  mi  muerte  perderla! 

DOÑA  LEO.VOR. 

(Áp.  Con  él  he  de  hablar  ahora. 
Mi  disculpa  en  mi  se  advierta: 
Como  que  me  quejo  al  Rey, 
Le  he  de  declarar  mis  quejas.) 
(Habla  mirando  al  vestuario,  como  que 

se  lo  dice  al  Rey.) 
Rey,  si  mi  llanto  no  escuchas. 
No  me  niegues  las  orejas , 
Que  son  las  puertas  mejores 
Por  donde  se  entra  á  la  enmienda : 
Bien  sabes  que  resistí 
Como  amante  esta  violencia  , 
Porque  no  reina  en  los  cuerpos 
Quien  en  las  almas  no  reina. 
¿Qué  cetro con!\T el  contento? 
Si  es  el  amor  quien  gobierna 
El  arco  de  las  bonanzas. 
Tiró  al  corazón  su  flecha ; 
Yo  he  querido  á  Juan  Lorenzo, 
Tú  me  haces  que  no  le  quiera  , 
Por  ser  reina  me  reprimo, 
No  le  hablo,  porque  soy  reina. 
¡Juan  Lorenzo,  Juan  Lorenzo! 

JUAN. 

¿Qué  me  manda  vuestra  alteza? 

DOÑA   LEONOR. 

No  hablaba  con  vos  ahora. 

{Ap.  Tente,  amor,  que  me  despenas  ) 

JUAN. 

(4p.  Tente,  ofensa,  queme  matas: 
oatisfaccion ,  ;qué  aprovechas! 
¡  Que  be  de  callar  y  sentir!) 
El  Rey  se  salió  allá  fuera. 

DO.ÑA   LEONOR. 

Pues  si  él  se  fué ,  yo  me  voy. 
(Ap.  i  Oh  cielos,  y  quién  pudiera 
No  hablarle  como  quien  soy 

Y  amarle  como  quien  era !) 

JUAN. ÍAp  ) 

¡Quién  pudiera,  oh  pena  mia , 
Si  no  es  mas  de  una  mi  pena  , 
Qae  esta  ofensa ,  si  la  hablara , 
Hacer  que  no  fuera  ofensa ! 

DOÑi  LEONOR.  {Ap.) 

Pero  aqui  de  mi  valor. 

JUAN.  (Ap.) 
Ahora  de  mi  nobleza  : 
Aun(|ueel  Hey  la  repudiara. 
No  era  posible  quererla. 

DOÑA  Li;orron.  (Ap.) 
Ya,  aunque  nie  olvidara  el  Rey, 
No  era  bien  que  él  me  quisiera. 

JUAN.  (Ap.) 
Pues  á  llorar,  sentimientos.  I 


TAMBIÉN  LA  AFRENTA  ES  VENENO, 

DO.ÑA  LEONOR.  (.4/).)  | 

Lágrimas,  i  tierra,  á  tierra:  i 

Centro  hay  para  los  dolores.  I 

JUAN,  (.^p.)  ¡ 
Muerte  bay  para  las  violencias. 

DOÑA   LEONOR.    (.\p.)  I 

Que,  en  fin,  perdí...  No  lo  digo. 

JUAN.  (.\p.) 

En  fin,  JO  lloro...  es  bajeza. 

DOÑA  LEONOR.  (Ap.) 

\  Que  otro  esposo  tengo  en  vida ! 

JUAN.  (Ap.) 
¡  Que  sin  su  muerte  la  pierda! 

DOÑA  LEONOR.  (Ap.) 

¡Que,  en  lin,  le  be  perdido  ya! 

JUAN.    (.4p.) 

¡  Que,  en  fin,  es  fuerza  perderla! 

DOÑA    LEONOR. 

Quedaos  con  üios,  Juan  Lorenzo. 
(Vase  doña  Leonor.) 

JUAN. 

Guarde  el  cielo  6  vuestra  alteza. 

(Vase. 
Sale  BARRETO. 

DARRETO. 

Cierto,  que  soy  desdichado, 
Mas  soy  criado,  en  efelo : 
¡Que  siendo  yo  tan  discreto 
Sirva  á  un  amo  tan  menguado ! 
Señores,  no  puedo  ver. 
Aunque  la  estime  y  adore. 
Que  haya  marido  que  llore 
Porque  perdió  á  su  mujer; 

Y  no,  que  con  la  congoja, 
Ponugues  de  más  valor. 
Derretido  de  su  amor 
Lágrimas  de  sebo  arroja. 
Mas  si  conmigo  lo  hicieran, 
Llorara ,  aunque  me  agraviaran , 
No  que  á  mi  me  la  quiláran , 
Sino  que  á  mí  me  la  dieran. 
Yo  confieso  mi  pecado: 
Si  adoro  á  una  dama  bella. 
Quisiera  parlar  con  ella 
En  la  punta  de  un  tejado; 
Pues  en  vez  de  su  trabajo 
La  pagara  mi  interés 
Con  arrojarla  después 
Desde  el  caballete  ahajo. 
Señores,  hablemos  claro 
(Esto  quisiera  saber) 
¿  Hay  quien  quiera  á  su  mujer? 
Que  será  raro,  y  muy  raro. 
Señoras ,  respuesta  pido 
A  todos  los  pareceres, 
ton  haber  tantas  mujeres 
¿H  ly  quien  quiera  á  su  marido? 
El  marido  á  la  mujer, 
Bien  que  viven  disfrazados. 
Son  dos  bandos  encontrados , 
Ella  es  Narro,  y  él  Cader; 

Y  que  siempre  están,  ínlicro, 
Aunque  lo  fingido  obre. 
Siempre  peleando  sobre 
Cual  mata  al  otro  primero. 
Guiomará  palacio  fué 

Y  su  belleza  perdí ; 
Pero  ¿qué  se  me  da  á  mi. 
Pues  (|ue  nunca  la  estimé? 
M  la  pretendo  buscar 
Ni  en  Guiomar  pensar  quisiera ; 
Pero  si  ahora  la  viera... 

Sale  GlílOMAR. 

GUIOUAR. 

Aquí  está  doña  Guiomar. 


DARRETO. 

¿Guioniarilla? 

CUIOMAR. 

¿Mí  Bárrelo? 

BARRETO. 

¿Qué  es  esto  que  ha  sucedido? 

GUIOMAR. 

Vuelvo  á  casa  pan  perdido; 
Dejé  el  palacio,  en  efeto. 

BARRETO. 

Pues  di ,  ¿por  qué  le  has  dejado? 

GUIOMAR. 

Bárrelo,  porque  he  advertido 
Que  si  allá  fui  pan  perdido 
Aquí  he  ser  pan  ganado. 
Hermano,  vengo  cansada 
De  servir  y  trab.ijar, 

Y  más  lo  vengo  de  estar 
Toda  la  vida  encerrada. 
Libéranos  Dominé, 
¿Palacio?  guarda:  ¡Jesús!' 

BARRETO. 

Dime,  Guioniarilla,  pus, 
¿Cómo  le  has  salido,  eh? 

GUIOMAR. 

No  sé  como  te  proponga 
Esta  repentina  muda : 
Con  mondongas  era  ayuda, 

Y  con  ayudas  mondonga. 
Aquella  eterna  pensión 

Del  estar  siempre  esperando; 
Aquel  estarme  tasando 
Con  una  escasa  ración; 
Aquel  sisarla  mitad 
El  que  va  por  la  comida, 
La  reverencia  cumplida , 
La  fingida  gravedad; 
Servir  mucho  y  medrar  poco, 

Y  ver  que  en  aqueste  encanto. 
El  portero  era  mi  espanto. 

El  guarda-damas  mi  coco. 
Si  algún  corredor  conquista 
Amor  para  entretenerme. 
Era  menester  ponerme 
Antojo  de  larga  vista. 
La  celosía  inhumana 
En  la  ventana  mejor. 
Adonde  surcó  el  amor 
El  estrecho  cerbatana; 
Pensar  que  he  de  ser  añeja 

Y  que  á  salir  remediada 
Cuando  ya  salga  casada. 
Es  señal  que  seré  vieja. 

Y  si  desto  note  enfadas, 
Vengo,  y  libertad  me  llamo: 
Más  quiero  servir  á  un  amo 
Que  ser\ir  tantas  criadas. 

BARRETO. 

A  aquese  lado  te  arrima. 

GUIOMAR. 

Triste  llega  mi  Señor. 

BARRETO. 

En  las  pintas  del  amor 
Vino  la  del  Rey  encima. 

Sale  JUAN. 

JUAN. 

liarreto,¿tú  estás  aquí? 

BARRETO. 

Y  Guiomar  está  á  mi  lado. 
Poique  á  palacio  ha  dejado 
Sólo  por  servirte  4  ti. 

JUAN. 

Idos  los  dos  allá  fuera. 
¡  Ob  sentimiento  mortal! 


Este  cuerpo  de  mi  mal, 
¡Qué  prolija  muerte  espera  ! 

BARRETO. 

iQaé  tienes?  ¿qué  ha  sucedido T 

Estoj  enfermo,  Darreto. 
(.4p.  Pero  es  de  honor.) 

BARRETO. 

Eu  efeto, 
Voy  por  médico,  si  ha  sido 
El  accidente  mortal. 

JUA>-. 

No  estés,  Bárrelo,  importuno, 
Que  no  habrá  médico  alguno 
Que  pueda  curar  mi  mal. 

BARRETO. 

Dueño  es  por  Dios ,  que  eso  ignora: 
Cuando  yo  su  ciencia  sé : 
Responde,  Señor,  ¿pues qué, 
Curan  algo  los  doctores? 
Apeóse  un  médico  á  hablar 
A  otro  médico  estafermo 
A  la  puerta  de  un  enfermo 
Que  él  »en¡a  á  visitar 
Üe  una  poslema ,  ó  nemon 
Que  en  la  garganta  tenia  , 

Y  sobre  cómo  vivia 
Trabaron  conversación, 

Y  para  hablar  sin  trabajo 
La  muía  al  portal  envia: 
Es  á  saber,  que  vi\ia 

El  enfermo  en  cuarto  bajo. 
I.a  niula  con  desenfado, 
Con  gualdrapa  y  ornamento. 
Se  fué  entrando  al  aposento 
Adonde  estaba  acostado 
El  enfermo,  que  sintió 
Herraduras,  con  dolor 
Dijo:  «Aqueste  es  el  doctor» ; 
Sacó  el  pulso,  y  no  miró: 
La  muía ,  que  miró  el  brazo 
Sin  saber  sus  accidentes , 
Tomo  el  pulso  con  los  dientes 
Con  grande  desembarazo. 
El  volvió  el  rostro  con  tema 

Y  salió  á  echarla  en  camisa , 
Pero  dióle  tanta  risa 

Que  reventó  la  poslema. 
El  médico  que  la  vio. 
Para  que  el  mozo  la  agarre , 
Le  dijo  á  la  muía:  Arre:  — 

Y  él  dijo  al  médico,  t  Jo. 
Señor  doctor,  yo  he  quedado 
Absorto  del  caso,  y  mudo, 
La  poslema  ,  que  él  no  pudo, 
Su  muía  me  ha  reventado ; 

Y  si  esto  olra  vez  me  pasa , 
Aunque  el  caso  me  atribula. 
Envíeme  aci  su  muía 

Y  quédese  usled  en  casa.» 

JUA>-. 

Borricho. 

BARRETO. 

Lindo  despacho: 
¿Piensas  que  me  has  ofendido? 
¿No  es  peor  morir  marido? 
¿Es  muy  malo  ser  borracho? 
¿  Es  ser  borracho  b.ijeza  ? 
Üi ,  por  tu  vida  ,  Señor, 
La  sangre  que  es  la  mejor, 
í  No  es  la  sangre  de  nobleza? 
Luego  es  grande  desatino 
Decir  que  no  es  grande  honor. 
Pues  es  la  sangre  mejor 
La  sangre  (|ue  cria  el  vino. 
L'n  saludador  verás 
Queda  de  soplo  salud: 
iNo  es  del  soplo  la  virtud, 
Siuo  del  (ufo  no  más. 


CO.MEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 

Puesio  que  soy  su  criado, 
El  oticio  de  escuchar. 


¿No  me  dejas? 


Necio  estoy, 
Y  ya  de  limite  pasa. 


TASCO. 

¿Está  Juan  Lorenzo  en  casa? 
¿Quién  se  ha  entrado  aquí? 

TASCO. 

Yo  soy. 

JDAS. 

Pues  don  Vasco,  ¿qué  hay  de  nuevo? 

VASCO.  {Ap.) 
Torpe  la  voz,  mudo  el  labio, 
Le  Tengo  á  decir  su  agravio, 
Y'  3  decirle  no  me  atrevo. 
El  Rey,  mi  dueño  y  señor. 
Me  ha  mandado  que  le  diga 
( ;  Oh  cómo  el  precepto  obliga ! ) 
Que  acepte  á  doña  Leonor ; 

Y  como  es  de  su  honor  mengua , 
Quisiera  en  estos  enojos 
Decírselo  con  los  ojos 

Y  callarlo  coD  la  lengua. 

JL'AN. 

Vuestra  pena  y  vuestro  espanto 
Mueva  la  lengua  veloz: 
¿Tan  balbuciente  la  vez, 

Y  tan  retórico  el  llanto? 
Decid  el  suceso,  ea. 

No  me  tengáis  tan  neutral, 
No  puede  ser  tanlo  el  mal 
Como  yo  espero  que  sea. 

VASCO. 

¿Vos  DO  sois  siempre  mi  amigo? 
Si  soy. 

TASCO.  {Áp.} 

No  hay  que  recelar; 
Mas  DO  se  lo  be  de  contar. 

JOAN. 

Acabad,  doD  Vasco. 

TASCO. 

Digo, 
Que  echéis  fuera  esa  criada. 

Jl'AN. 

Vete  ,  Guiomar,  allá  fuera. 

GÜIOMAR. 

Obedecerte  quisiera : 

El  alma  tengo  turbada.  (Vase. 

VASCO. 

¡  Yo  propio  be  de  deshonrarlcl 

JBAN. 

;  Y  cómo  recelo  oirle! 

¿Si  es  gran  mal  para  decirle. 

Cuál  será  para  pasarle? 

TASCO. 

Digo  que  el  Rey  me  ba  mandado. 
Que  os  diga,  que  vuestra  esposa... 

jUAn. 
El  alma  tengo  dudosa 

TASCO. 

Asf,  echad  ese  criado. 

JVAV. 

Vet«. 

DARRETO. 

No  me  han  de  quitar, 
Aunque  mi  amo  lo  ba  mandado, 


JUAM. 

Decid. 

VASCO. 

El  Rey,  singular, 
Y  lodos  los  demás  reyes. 
Pueden  promulgar  las k yes, 
Vías  pueden  derogar; 
Yasi.elRey  (;  válgame  Dios!) 

JUAN. 

Ya  no  hay  quien  echéis,  y  puedo... 

VASCO. 

Para  contarlo  sin  miedo, 
Os  quisiera  echar  á  vos: 
¡Que  me  obligue  el  Rey  á  mí 
A  que  le  diga  su  inteniu! 

Jl'.'.N. 

Decid  vuestro  sentimiento. 

VASCO. 

¿Quedaréis  mi  amigo? 


TASCO. 

En  fin,  ¿no  me  culparéis? 

JUAÜ. 

Sois  mi  amigo  y  sois  mandado. 

TASCO. 

¿Pensáis  que  yo  estoy  culpado? 

JUAN. 

A  mi  amistad  ofendéis. 

TASCO. 

¿Tendréis  valor  para  oir... 

JUAf. 

¿Valor  deci?  ¿á  quién? 

VASCO. 

A  ver. 

JUAN. 

Soy  quien  soy. 

TASCO. 

Pues,Tivc  Dios, 
Que  no  os  lo  quiero  decir.        (Vase.) 

JOAN. 

Vasco,  no  me  satisfago. 
Estando  neutral  mi  vida , 
üe  que  ha  de  ser  más  la  herida 
De  lo  que  ba  sido  el  amago. 

Sale  DON  CLAUDIO. 

DON  CLACOIO. 

Vos  seáis  muy  bien  hallado. 

JUAN. 

tQuó  es  esto?  decid,  que  yo... 

DON  CLAUDIO. 

Acuña ,  el  Rey  me  envió 
Para  daros  un  recado. 

JOAN. 

Sentaos,  si  el  Rey  os  obliga. 

DON  CLAUDIO. 

No  vengo  con  tanto  espacio : 
Que  os  lleguéis  luego  á  Palacio 
Me  ha  mandado  el  Rey  que  os  diga. 

JUAN. 

Que  luego  iré  á  hablarle  digo. 
(Ap.  i  Ab  cielos,  y  quien  pudiera... 

DON  CLAUDIO. 

No  ha  de  ser  de  esa  manera , 
Que  habéis  de  venir  conmigo. 

^Mándalo  el  Rey?  ¿Es  prisión? 

DON  CLAUDIO. 

Juan  Lorenzo,  yo  me  holgara. 


¿Es  destierro? 

DON  CLAUDIO. 

Amor  me  |)ára. 

JUAN. 

¿Mi  muerte? 


¡Qué  confusionl 
¡vá:<. 
¿Qué,  murió  Leoncr  también? 

DON  CLAUDIO. 

En  desdicha  tan  mortal , 
Solamente  aqueste  mal 
Fuera  el  que  os  hiciera  bien. 

JUAN. 

Goce  ella  tan  feliz  suerte 
Kn  sus  brazos  repelida 

Y  con  ella  tenga  vida  , 

¿Qué  me  importa  á  mi  la  muerte  ? 

pon  CLAUDIO. 

Su  vida  os  ha  de  matar. 
¿Esto  cómo  puede  ser? 

DON  CLAUDIO. 

Sois  objeto  del  poder. 

¿Quién  se  ha  muerto  del  dudar? 
¿So  me  lo  podéis  decir? 

DON  CLAUDIO. 

No  puedo. 

JUAN. 

Solos  estamos. 

DON  CLAUDIO. 

Vamos,  Juan  Lorenzo. 

Vamos : 
Vida  es  llevarme  á  morir. 

DON  CLAUDIO. 

Y  será  el  blasón  mayor... 

JUAN. 

Que  no  me  habléis  más  os  pido. 

DON   CLAUDIO. 

Juan  Lorenzo, id  prevenido. 

Va  va  conmigo  el  valor. 
(Vanje.) 

SaUEL  REV,  LA  INFANTA,  DOSa 
LEONOR ,  VASCO  y  acompañamiento 

INFANTA. 

Católico  Rey  Fernando, 
A  cuyas  plantas  augustas 
Se  ofrecen  para  despojos 
Tantas  agareiias  lunas; 
Yo  soy  la  Infanta  Leonor 
Que  á  ser  vino  esposa  tuya , 

Y  la  que  lleva  á  su  reino 
Por  blasones  tus  injurias. 
El  cuello  de  tu  afición 
Sujetaste  á  la  coyunda, 

O  al  peso  más  amoroso 
üela  más  bella  hermosura, 
Al  tiempo  que  yo  en  mi  reino 
Le  presté  á  la  fama  plumas; 
Goza  á  doña  Leonor  Tellcz 

Y  mi  lugar  sustituya. 

Que  yo  me  vuelvo"á  mi  reino, 
Donde  haré  que  el  parche  influya 
En  mis  vasallos  leales 
Valor  á  venganzas  justas; 
Arderá  el  campo  en  venganzas 

Y  de  roja  sangre  pura... 

IlEY. 

Detened, Infanta  bella. 
Porque  boy  es  Justo  que  suplan 


TAMBIÉN  LA  AFRENTA  ES  VENENO 
Mi  recompensa  á  mi  error. 
Por  palabras  y  escrituras 
Casado  estaba  con  vos; 

Y  para  que  esto  se  cumpla. 
Puedo,  pues  importa  al  reino. 
Repudiar  por  causas  justas 
Mi  propia  esposa;  y  asi. 
Hoy  quiero  que  sustituya 
Una  Reina  natural 
Laque  no  es  Reina  absoluta , 

Y  pues  yo  os  di  mi  palabra... 

INFANTA. 

No  prosigas,  que  te  excusas 
Por  hacerme  una  lisonja 
De  achacarte  á  ti  una  injuria; 
Ya  no  pienso  ser  tu  esposa , 
Pues  tú  propio  á  ti  te  acusas; 
¿Qué  hará  á  (luien  no  tiene  amor 
Si  á  la  que  quiere  repudia? 

Sale  EL  MAESTRE. 

UAESTRE. 

Y  yo  también  he  alcanzado 
Parte  desta  ofensa  suya. 
Pues  siendo  yo  quien  la  traje 
A  mi  con  ella  me  injurias; 

Y  á  no  ser  Rey  y  mi  hermano. 
Vive  esa  campaña  pura 
Donde  son  flores  hermosas 
Los  luceros  que  la  ilustran, 
Que  hiciera... 

nET. 
Tened,  Infante. 

DOÑA  LEONOR. 

¿Qué  niebla  los  rayos  turba , 
Adonde  el  sol  del  amor 
Tantos  imperios  alumbra? 


Quien  á  la  tórtola  dulce 
Que  con  su  esposa  se  arrulla 
En  nido... 

RET. 

Callad,  don  Vasco; 
¿Vuestra  lengua  iun  articula 
Contra  los  decretos  niios 
Inadvertencias  caducas? 
¡Vive  el  cielo!...  Y  como  vos 
Decid.  (M  Maestre.) 

MAESTRE. 

Señor,  si  es  disculpa... 

RET. 

A  las  alas  de  mi  especie 
Sabré  yo  cortar  las  plumas. 

Sa/en  JUAN  LORENZO.  DON  CLAU- 
DIO T  RARRETO. 

DON  CLAUDIO. 

Juan  Lorenzo  está  en  la  sala. 

JUAN. 

I  Y  el  que  á  tus  plantas  consulla 
!  Con  el  labio,  que  es  el  voto 
I  De  una  obediencia  tan  justa. 

RET. 

Vos  seáis  muy  bien  venido : 
Alzad,  Acuña,  del  suelo. 

DOÑA  LEONOR.   (Ap.) 

,  Viva  estatua  soy  de  hielo! 

JOAN. 

Ya  el  mal  está  prevenido. 

VASCO. 

¡Ilay  acción  más  rigurosa! 

JUAN. 

A  que  me  mandéis  espero. 


RET. 

Pues  lo  que  mandaros  quiero 
Es  que  os  llevéis  vuestra  esposa. 
{Túrbase  Juan  Lorenzo.) 

JUAN. 

¿Pues  quién  es  mi  esposa  aquí 
Si  es  Reina  doña  Leonor? 
Porque  la  Infanta  ,  Señor, 
No  es  esposa  para  mi. 
En  tan  grandes  intereses 
Declarad  el  premio  ya  : 
¿Quién  la  mano  me  dará? 

BET. 

Doña  Leonor  de  Menescs. 

JOAN. 

¿  Esa  es  la  que  he  de  aceptar? 

REY. 

Asi  mi  poder  lo  advierte. 


Pues ,  SeDor,  dadme  la  muerto 
Que  no  la  pienso  llevar. 

Ea,  dad  la  mano  vos. 

DOÑA  LEONOR.  (Ap.) 

¡Que  esta  injuria  sufra  el  ciclo! 


RET. 

Juan  de  Acuña ,  esto  ha  de  ser; 

BARRETO. 

Ahora  la  espada  empuña. 

JUAN. 

¿Por  qué  me  llamáis  Acuña 
Si  os  tengo  de  obedecer? 


Dadla  la  mano,  y  callad. 

JUAN. 

Pues  advierta  vuestra  alteza. 
Que  turbando  mi  nobleza 
Eclipsa  su  majestad; 
Porque  en  mis  afectos  hallo 
Que  es  mal  consultada  ley 
Que  mano  que  fué  de  un  Rey 
Lo  baje  á  ser  de  un  vasallo, 

RET. 

Honor  vuestro  viene  á  ser 
Como  en  mi  poder  se  muestra. 
Que  venga  á  ser  mujer  vuestra 
La  que  ha  sido  mi  mujer ; 
Siendo  vuestra,  la  admití 
Por  Reina  que  el  mundo  vio  ; 
Pues  no  hacer  lo  que  hice  yo 
Es  hacerme  ofensa  á  mi. 
i  Vuestra  y  mia  fué  en  un  dia ; 
Luego,  aunque  más  me  culpaip, 
¿Qué  mucho  que  la  admitáis 
Desjiues  que  ya  ha  sido  mia? 


Aunque  es  eso  asi.  Señor, 
Vuestro  disguslo  os  engaña. 
Lo  (|ue  es  en  el  rey  hazaña, 
Es  en  el  vasallo  error. 
Vos  sois  absoluto  Rey 
De  vuestro  imperio,  y  as( 
La  ley  que  me  obliga  i  mi 
No  os  obliga  como  ley. 
Pues  reparad  ¡oh  Señor! 
Que  asi  eclipsáis  mi  nobleza: 
Lo  que  es  para  vos  grandeza. 
Es  para  n.l  deshonor. 

RET. 

Dejemos  las  digresiones 

Que  esto  ha  de  ser,  vive  el  cielo. 


C02 


COMEDIAS  ESCOGIDAS  DE  DON  FRANCISCO  DE  ROJAS. 


Muerte  liay  para  los  rebeldes : 
Una  vida  sola  os  deho. 
Mas  no  el  honor,  vive  Dios. 

REY. 

Fuera  castigo  pequeño 
A  inobediencia  tan  grande 
Vuestra  vida  ,  y  asi  quiero 
Que  le  deis  luego  la  mano 

Y  daros  la  muerte  luego. 

JOAN. 

Dejad  que  el  acero  arroje 
Que  á  vuestro  acero  dio  aceros , 
Porque  no  le  estará  bien 
Tener  tan  cobarde  dueño. 

{Arroja  la  espada.) 
nET. 
Llegad  TOS ,  doña  Leonor. 

D0>ÍA  LEONOB.   (Ap.) 

¡Qué  poco  á  mi  pena  debo 
Pues  no  me  mata  mi  pona! 
{Vase  llegando  doña  Leonor  poco  ó 
poco  á  darle  la  mano.) 

LEn  Cn,  Señor,  que  con  esto 
e  pagáis  tantas  victorias 
Como  debéis  á  mi  esfuerzo! 
Veneno  hay  que  beba  vo 
Por  los  ojos  ¡venga  luego, 
tteba  yo  en  él  la  ponzoña 

Y  no  de  mis  sentimientos. 
¡Oh  pese  á  mi  que  los  sufro, 
Ño  fueran  mi  puñal  mesmo! 

(Empuña  la  espada  contra  Leonor.) 
¿Qué  quieres ,  doña  Leonor? 
Leonor,  en  On ,  ¿esto  es  cierto? 
Enün,¿la  he  de  recibir? 
¿Cómo  lo  digo  y  no  muero? 
¡Oh!  La  espada  de  la  honra 
¿Qué  hace  en  la  vaina  del  pecho? 
¡Qaebe  de  recibirla! 

REY. 


Pues ,  Señor,  ya  os  obedezco  : 
■.Que  me  acometa  el  dolor 
V  que  no  ejecute  luego! 


Sepa  el  mundo,  España  sepa , 

Que  mi  natural  Rey  mesmo 

Me  ha  dado  muerte  á  la  honra 

Dejándome  vivo  el  cuerpo. 

Lulo  se  ponga  á  mi  fama 

Por  la  muerte  de  mis  hechos : 

ILice  bien  el  Rey,  es  Rey, 

Recibir  mi  esposa  debo. 

Ea,  dame  tú  la  mano. 

Dame  cun  ella  el  veneno 

De  la  confección  de  injurias 

Para  que  relaje  el  pecho. 

(Arrimase  á  Leonor  y  cógela  la  mano 

por  fuerza.) 
Dame  la  mano,  Leonor ; 
Pero  si  mi  sentimiento... 
Si  ahora...  si  yo...  siaqui... 
Si  mi  vida... 

(Cae  de  espaldas  en  una  silla  asido  á 
¡a  mano  de  Leonor.) 

REY. 

¿Qué  es  aquesto? 

BOri  CLAODIO. 

Barajada  la  color, 

La  voz  remisa  en  el  pecho... 

DOÑA  LEONOR. 

Suelta  la  mano.  Señor. 

(Tira  de  su  mano  Leonor.) 

DON  CLACDIO. 

Ya  la  ha  dejado,  y  ya  veo 
Que  para  decir  su  agravio 
Ño  tuvo  aliento  su  aliento. 

VASCO. 

Cadáver  ya  le  dislingo. 
(Aparta  el  Rey  á  un  lado  á  Vasco  y  ha- 
blan los  dos.) 

REY. 

Oidnie ,  don  Vasco,  ;oh  cielos ! 
¿Cómo  aquesta  muerte  ha  sido? 

VASCO. 

De  vuestra  ilusión  me  acuerdo, 
Cuando  le  visteis  en  sombra , 
Sin  conocer  vuestros  yerros, 
Mandastescomo  cruel 
V  él  como  obediente  ha  hecho; 
Tal  quedara  con  su  vida 
Que  de  su  muerte  me  alegro. 


¿Pues  qué  veneno  ha  bebido? 

VASCO. 

No  es  veneno  el  que  le  ha  muerto, 
Y  es  veneno  el  que  le  mata ; 
Todo  es  y  no  es  a  un  tiempo, 
Que  si  el  veneno  ha  faltado. 
También  ¡a  afrenta  es  '¡'¿neno. 


¿Pues  qué  1 


!  de  hacer? 

VASCO. 


Ya ,  Señor, 
Hoy  mis  consejos  os  niego. 
Que  aunque  vinieron  temprano, 
Llegan  larde  mis  consejos. 

REY. 

Pues  si  no  es  para  su  vida. 

Para  todo  hallo  remedio. 

Duna  Leonor  de  Meneses 

Ha  de  quedar  por  mi  dueño. 

Porque  quiero  honrarme  yo 

Con  lo  que  á  su  esposo  ha  muerto; 

Y  pues  que  la  Infanta  vino 
Por  mi  sangre,  y  yo  la  debo 
Darla  mi  propia  persona. 
Otro  como  yo  la  entrego  : 

Hoy  de  mi  hermano  en  los  brazos 
Goce  el  divino  himeneo. 

Y  á  tí,  honor  de  Portugal, 
Escríbale  en  bronce  el  tiempo, 

Y  para  eterna  memoria 
Queda  en  láminas  impreso. 
Con  el  buril  del  dolor 
También  la  afrenta  es  veneno. 

FRIOR. 

Y  aqui  tiene  lin  ,  Sen^Jo, 
Este  caso  verdadero 

Del  Rey  don  Fernando  el  Nono, 
Hijo  del  cruel  don  Pedro. 

VASCO. 

Perdonadle  como  nobles. 


Aplaudidle  como  cuerdos. 


riS  DEL  TOSIÓ  OE   COMEDIAS  ESCOGIDAS   DE  DON  rBJNCJSCO   DS   I 


índice. 


COMEDIAS. 

Del  Rey  abajo  ninguno,  y  Labrador  más  honrado,  (¡arria  del 

Castañar 1 

•  Entre  bobos  anda  el  juego,  don  Lúeas  del  Cigarral.    ...  17 

Progne  y  Filomena 39 

Obligados  y  ofendidos  y  Gorrón  de  Salamanca 61 

No  hay  amigo  para  amigo 83 

Casarse  por  rengarse 103 

Abre  el  ojo 1-2j 

Donde  hay  agravios  no  hay  celos,  y  amo  criado 14" 

El  más  impropio  verdugo  por  la  más  justa  venganza.  .    .    .  IfiO 

Loque  son  mujer e; 191 

Don  Diego  de  Noche 213 

La  traición  busca  el  castigo 233 


rágs. 

Santa  Isabel,  Reina  de  Portugal SoS 

El  Cain  de  Cataluña 271 

Sin  honra  no  hay  amistad 295 

Lo  que  queria  ver  el  marqués  de  Villena 319 

Peligrar  en  los  remedios ói9 

Los  bandos  de  Vorona 3G7 

No  hay  ser  padre  siendo  rey 389 

El  desafio  de  Carlos  quinto 407 

Los  áspides  de  Cleopatra 421 

Primero  es  la  honra  que  el  gusto 441 

La  hermosura  y  la  desdicha 4o3 

Nuestra  Señora  de  Atocha 471 

La  esmeralda  del  amor 493 

La  más  hidalga  hermosura 507 

Don  Pedro  Miago Sil 

Los  tres  blasones  de  España .ItS 

El  catalán  Scrrallonga,  y  bandos  de  Barcelona SüX 

También  la  afrenta  es  veneno 585 


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